De Cortés valeroso, y Mexicana. Edición, introducción y notas de Nidia Pullés-Linares. 9783964563965

Edición anotada de estas dos poesías épicas del ciclo cortesiano de finales del siglo XVI. Precede el volumen un estudio

156 31 29MB

Spanish; Castilian Pages 368 [372] Year 2005

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD PDF FILE

Table of contents :
Índice
Agradecimientos
Introducción
Lista de las abreviaturas utilizadas en la introducción y en las notas de la edición del texto
Bibliografía
De Cortés valeroso, y Mexicana
Índice de palabras anotadas
Índice onomástico general
Recommend Papers

De Cortés valeroso, y Mexicana. Edición, introducción y notas de Nidia Pullés-Linares.
 9783964563965

  • 0 0 0
  • Like this paper and download? You can publish your own PDF file online for free in a few minutes! Sign Up
File loading please wait...
Citation preview

Gabriel Lobo Lasso de la Vega De Cortés valeroso, y Mexicana

teci Textos y estudios coloniales y de la Independencia Editores Karl Kohut (Universidad Católica de Eichstätt) Sonia V. Rose (Université de Paris-Sorbonne)

Vol. 10

Gabriel Lobo Lasso de la Vega

De Cortés valeroso, y Mexicana Edición, introducción y notas de Nidia Pullés-Linares

Vervuert - Frankfurt - Iberoamericana - Madrid 2005

Bibliographic information published by Die Deutsche Bibliothek Die Deutsche Bibliothek lists this publication in the Deutsche Nationalbibliografie; detailed bibliographic data are available on the Internet at http://dnb.ddb.de

© Iberoamericana, 2005 Amor de Dios, 1 - E-28014 Madrid Tel.: +34 91 429 35 22 Fax: +34 91 429 53 97 info@ iberoamericanalibros .com www.ibero-americana.net © Vervuert, 2005 Wielandstr. 40 - D-60318 Frankfurt am Main Tel.: +49 69 597 46 17 Fax: +49 69 597 87 43 info@ iberoamericanalibros .com www.ibero-americana.net

ISBN 84-8489-217-4 (Iberoamericana) ISBN 3-86527-159-6 (Vervuert) Reservados todos los derechos Diseño de la portada: Femando de la Jara Este libro está impreso íntegramente en papel ecológico blanqueado sin cloro Impreso en Alemania

A todos mis seres queridos, hijos, esposo, amigos y, en especial, a mi madre quien me inculcó el amor a la palabra

Indice

Agradecimientos

9

Introducción I. Gabriel (Lobo) Lasso de la Vega: biografía y obra 1. Primera parte del Romancero y Tragedias 2. El Manojuelo de romances 3. Tragedia de la honra de Dido restaurada 4. Tragedia de la destruyción de Constantinopla 5. Elogios en loor de los tres famosos varones

11 13 25 26 29 31 32

II. Análisis de De Cortés valeroso, y Mexicana (1588)

34

1. El protagonista: Hernán Cortés 2. Los episodios novelescos 3. El elogio al héroe: Canto XI 4. La Casa de la Envidia: Canto XII

54 58 64 66

III. Las dos versiones: De Cortés valeroso, y Mexicana (1588) y Mexicana (1594)

68

IV. Inserción de la obra en el contexto épico americano

75

1. Cotejo de La Araucana de Alonso de Ercilla y De Cortés valeroso, y Mexicana de Lobo Lasso de la Vega 2. El ciclo épico mexicano a. "Nuevo Mundo y Conquista" b. El peregrino indiano c. Canto intitulado Mercurio d. Las Cortesiadas

75 79 81 88 93 99

V. Criterios de esta edición

103

Abreviaturas

105

Bibliografía

107

8

De Cortés valeroso, y Mexicana Canto Canto Canto Canto Canto Canto Canto Canto Canto Canto Canto Canto

I II III IV V VI VII VIII IX X XI XII

índice de palabras anotadas índice onomástico general

119 137 155 173 189 207 225 239 255 269 289 309 327 351 365

Agradecimientos La edición de este libro no hubiera sido posible sin la valiosa guía e infinita paciencia de numerosas personas cuyo entusiasmo por el tema me motivó a seguir adelante y concluir la tarea. Quisiera agradecerle primeramente a mi directora de tesis, Raquel Chang-Rodríguez su infatigable estímulo, decidido apoyo y fe en mi capacidad de llevar el proyecto a una feliz conclusión. Hago extensivo este agradecimiento a los profesores Ottavio Di Camillo e Isaías Lerner, por su aliento y sus valiosos consejos a lo largo de mi carrera en el Gradúate Center de la City University of New York (CUNY); a Sonia Rose y Karl Kohut, directores de esta serie, por sus incisivos comentarios y su generosa guía en los varios aspectos de la preparación del manuscrito final y la producción del libro. Doy finalmente las gracias a la Hispanic Society of America y el Instituto Cervantes por facilitarme el estudio y la adquisición de manuscritos de fondos propios y de España, imprescindibles para llevar a cabo mi labor editorial. De todo corazón les dedico este libro a mi familia y a mi madre, quienes me han alentado a concluir la tarea emprendida.

Introducción La poesía narrativa o épica, según Frank Pierce, fue una de las formas literarias más prolíficas desde mediados del siglo xvi hasta entrado el siglo XVII. Ésta tiene sus raíces en la épica antigua y clásica, especialmente en los modelos latinos e italianos: Virgilio, Lucano, Ariosto y más tarde Torquato Tasso. El auge y la popularidad de la épica en este período no se puede atribuir solamente a la madurez de la lengua y al renacimiento de las poéticas y preceptivas clásicas de la época; también deben tomarse en cuenta factores extraliterarios como el descubrimiento y la conquista de América, la expansión del Imperio y un nuevo fervor religioso (cf. Pierce 1968,219-20). Esta popularidad se demuestra en la publicación de más de doscientos poemas épicos entre 1550 y 1650 (ibíd., 224). La gran popularidad de los poemas y la cuestión de quiénes eran sus lectores, ha sido estudiada por Máxime Chevalier, quien afirma que esta poesía le interesaba a un "público de hombres cultos y serios", a "los historiógrafos y cronistas" y "aficionados a la historia". El crítico francés indica que no es de extrañar el éxito de los poemas épicos ya que "halagaban la ideología guerrera de que participaban los hidalgos y caballeros del Siglo de Oro" (Chevalier 1976, 119-124). La épica peninsular produjo numerosos poemas pero muy pocos de gran valor literario. Según ha señalado Menéndez Pelayo, hay dos escuelas dominantes dentro de la poesía épica española de ese período, que también se trasluce en la épica colonial: la épica histórica o verista y la novelesca o fantástica (1948, 98-99). La épica histórica surge en la segunda mitad del siglo xvi e incluye obras como La Carolea de Jerónimo Sampere (1560), el Cario Famoso de Luis de Zapata (1565), la primera parte de La Araucana de Ercilla, y La Austriada de Rufo. Entre éstas, según Pierce, solamente las de Virués, Rufo, Mesa, Valdivieso y Lope de Vega, pueden salvarse hoy del escrutinio de la crítica1 (Pierce 1968, 266). Para

1 La Austriada (1584) de Juan Rufo, trata de la intervención de don Juan de Austria como pacificador de las Alpujarras y vencedor de Lepanto; el Monserrate ( 1 5 8 7 , 1 6 0 2 ) de Cristóbal de Virués, poema épico-religioso que incluye la tradición de la Virgen de Monserrat en la salvación de Juan Garín, ermitaño pecador; Las Navas de Tolosa (1594), Restauración de España (1607) y el Patrón de España (1612) de Cristóbal de Mesa recogen las leyendas relacionadas con Santiago, su viaje a España y el redescubrimiento de su tumba; Vida [...] del patriarca San Joseph (1604) de José de Valdivieso, relata en diversos episodios la historia de San José.

12

Menéndez Pelayo el comienzo de la escuela novelesca o fantástica se observa en la obra El Bernardo, o victoria de Roncesvalles de Bernardo de Balbuena. Estos poemas juntamente con Os Lusiadas (1572) de Luis Vaz de Camóes, La Araucana (1569, 1578, 1589) de Alonso de Ercilla y La Christiada (1611) de Diego de Hojeda, son considerados los mejores exponentes del género épico2. Los estudiosos parecen concordar con las palabras de Marcelino Menéndez Pelayo de que la épica alcanzó su momento más elevado con los poemas americanos. En efecto, este estudioso señala en su Historia de la poesía hispanoamericana: Singular privilegio del suelo americano el que en él hayan sido compuestas las tres principales epopeyas de nuestro siglo de oro: la histórica en Chile, la sagrada en el Perú, la novelística y fantástica en México, Jamaica y Puerto Rico (1948, 98-9). Por su parte, Pierce indica: "Hojeda y Balbuena amenazan cada vez más la antes solitaria superioridad de Ercilla" (1968, 266). La conquista de ignotos territorios y culturas y las campañas de evangelización dieron nuevo aliento a la épica escrita en español. Esta épica se distingue de la epopeya tradicional por la inmediatez de los hechos narrados y, en muchos casos, por la participación del poeta como testigo y protagonista de lo que cuenta. Los poemas también servían a los participantes de la conquista como vehículo para presentar sus reclamos ante la Corona por servicios prestados y no recompensados. Actualmente se conocen alrededor de veinte poemas épicos de tema americano. Entre los más conocidos deben señalarse La Araucana (1569, 1578, 1589), "Nuevo Mundo y Conquista" de Francisco de Terrazas; Elegías de varones ilustres de Indias (1589) de Juan de Castellanos; el Arauco domado (1596), de Pedro de Oña; El peregrino indiano (1599) de Antonio de Saavedra Guzmán; Argentina y conquista del río de la Plata (1602), de Martín del Barco y Centenera; Armas Antárticas, hechos de los famosos capitanes españoles que se hallaron en la conquista del Perú, de Juan de Miramontes y Zuázola, compuesta entre 1608 y 1615; Historia de la Nueva México (1610), de Gaspar Pérez de Villagrá y los poemas Primera Parte De Cortés

2 Os Lusiadas relata las peripecias de Vasco de Gama y los portugueses; La Araucana narra los sucesos bélicos de Arauco; La Christiada, poema épico-religioso, cuenta la Pasión de Cristo desde Getsemaní al Calvario; El Bernardo, es un largo poema épico que relata las aventuras del héroe español Bernardo del Carpió, vencedor de los Doce Pares de Francia en Roncesvalles.

13

valeroso, y Mexicana (1588) y Mexicana (1596), obra enmendada y añadida de Gabriel Lobo Lasso de la Vega. La historia de la épica americana comienza con la publicación de La Araucana, de Alonso de Ercilla en 1569. Esta obra inaugura el grupo de poemas de tema histórico de materia americana. El poema ercillano engendra imitadores que intentarán recrear su estilo al escribir sobre la conquista del territorio chileno. Entre las obras que conforman el ciclo chileno tenemos el Arauco domado (1596) de Pedro de Oña, que retoma el tema de la campaña araucana ya presentado por Ercilla y emprende la tarea de cantar la participación de García Hurtado de Mendoza en la conquista. Este poema ha sido alabado por su estilo refinado, imágenes llenas de colorido y lenguaje preciosista. La Quarta y Quinta Parte de La Araucana (1597) de Diego de Santistevan Osorio, poeta español que nunca estuvo en América, apareció al año siguiente del Arauco domado de Oña. La obra repite el asunto de La Araucana y su autor hace intervenir a Ercilla en la acción del poema. Las guerras de Chile, de Juan de Mendoza y Monteagudo, poema descubierto a mediados del siglo xix y dividido en once cantos, fue escrito por un sargento perteneciente a una familia hidalga que fue héroe en varias aventuras chilenas de la primera mitad del siglo xvn. El Compendio historial del descubrimiento, conquista y guerra del reino de Chile, con otros discursos (1630) de Melchor Xufré del Águila, poema en tres cantos escrito por un joven soldado bajo las órdenes del marqués de Cañete, trata de la conquista de Chile y los problemas que ésta presentó para los españoles. Asimismo, el poema narra los acontecimientos sucedidos desde la expedición de don Pedro de Almagro hasta el año 1628. Por último tenemos el Purén indómito, de fines del siglo xvn de Diego Arias de Saavedra3. Esta crónica en verso de veinticuatro cantos donde el poeta cuenta sus propias experiencias, quedó inédita hasta su publicación en 1862 por Diego Barros Arana y es, según Pierce, "sucesor indigno de La Araucana" (1968, 37).

I. Gabriel (Lobo) Lasso de la Vega: biografía y obra La fecha de nacimiento del autor se ha situado entre 1553 y 1559. La fecha de 1588 es, según Amor y Vázquez (1970, xiv), la más aceptable si se toma al pie de la letra la inscripción del retrato de Lasso en De Cortés valeroso,

3

Hasta hace muy poco se le atribuía esta obra a Hernando Álvarez de Toledo. Ver la nueva edición crítica de Mario Ferreccio Podestà 1984.

14

y Mexicana (1588): "Gabriel Lassus a Vega aetatis suae anno 29". Sin embargo, Alfredo Hermenegildo, editor de las dos obras dramáticas de Lasso, indica que si se sigue la fecha de publicación de la obra en 1588 y se restan veintinueve años a la fecha citada, el nacimiento habría tenido lugar en 1559 en vez de 1558. Las notas de Schevill y Bonilla a la edición del Viage del Parnaso (Madrid, 1922) cervantino también fijan el nacimiento de Lasso en 1559 (Hermenegildo 1983,9). La fecha de fallecimiento se sitúa en 1615. Esto se deduce de un "Inventario de los bienes de Gabriel Lasso de la Vega, hecho a petición de doña Jerónima Laso de la Vega, hija y heredera del mismo (muerto hará unos seis dias)", que fue encontrado en el Archivo de Protocolos de Madrid y publicado en el volumen III de la Bibliografía madrileña de Pérez Pastor (Amor y Vázquez 1970, xiv). Los pocos datos biográficos que se conocen del autor son los siguientes: Fue hijo de Jerónimo Lobo de Gamboa y de doña Leonor Lasso de la Vega, casados en Valladolid, y habitantes en la calle de Francos, trasladados muy pronto a Madrid; nieto paterno de Bartolomé Lobo y María de Gamboa; nieto materno de Alonso de Santa Cruz y de Beatriz Lasso de la Vega (González Palencia y Mele 1942, xi). Álvarez y Baena4 y Cayetano Alberto de La Barrera dicen que Lasso pertenecía a la noble familia de los vizcondes de Puertollano, pero González Palencia y Mele no creen que el parentesco fuera muy cercano (1942, xixii)5. El autor usa el apellido materno en sus obras, excepto en los Varones y hombres doctos, manuscrito donde usa el apellido completo; o sea, incluye Lobo Lasso de la Vega. Se le conocen tres hermanos: Jerónimo Lobo de Gamboa6 (quien usa el apellido paterno mientras que los otros dos hermanos recurren al materno, en todo o en parte), era beneficiado de San

4 Álvarez y Baena dice que Lasso: "Fue caballero muy ilustre, y deudo de la casa de los condes de Puerto Llano. Sirvió a los Reyes Felipe II y III de continuo de su Real Casa, y vivió dedicado a las letras, especialmente a la eloquencia y poesía, cuyas especies lírica, dramática y épica trató con bastante dignidad" (1789-91, 264-65). 5 Los datos siguientes sobre la familia de Lasso, provienen del Prólogo de la edición de Mexicana de Lobo Lasso de la Vega, de Amor y Vázquez (1970) y del Prólogo de González Palencia y Mele al Manojuelo de romances de Lasso (1942). 6 Jerónimo Lobo de Gamboa firma un poema laudatorio preliminar en De Cortés valeroso, y Mexicana como Jerónimo Lasso de la Vega.

15

Nicolás en 1579, y cura de la iglesia de San Andrés de Madrid en 1590; el hermano mayor, Alonso de la Vega, iba a Italia por el año de 15737, y en 1579 vendía censos junto con Gabriel, a su otro hermano, Jerónimo; Antonio Lasso de la Vega8, era capitán y estaba en las Indias en 1590; antes había sido fiel de la villa de Madrid (ibíd.). También se sabe que su padre debió de morir alrededor de 1579, porque Gabriel Lasso, todavía menor de edad, tuvo como procurador al capitán Pedro Lasso de Santa Cruz. Su hacienda era "un censo de 350 ducados de principal y 200 reales" (ibíd.). Se le conoce una hija y heredera, doña Jerónima Lasso de la Vega, a cuya petición se hizo el inventario de sus bienes en 1616, que fue hallado en el Archivo de Protocolos de Madrid por Pérez Pastor y luego publicado en el vol. III de la Bibliografía madrileña. González Palencia y Mele afirman que el poeta "había muerto ya en 1616" (1942, xx-xxi), mientras que Schevill y Bonilla dan como probable la fecha de 1615 en sus notas al Viage del Parnaso de Cervantes (1922, 183). Lasso parece haber sido miembro de la nobleza media. En su libro titulado Elogios en loor de los tres famosos varones (1601) se identifica después del título como "contino9 del Rey nuestro señor"10. En efecto, Lasso sirvió en la guardia interior de palacio en los reinados de Felipe II y Felipe III11. Asimismo, publica en sus obras una serie de alabanzas que lo identifican como descendiente del linaje de los famosos Lassos de la historia española12. El escudo familiar

7

Según Amor y Vázquez es nuestro autor quien va de viaje a Italia y Francia (1970,

xv). 8 Alvarez y Baena indica que fue: "Capitán de Infantería y Cabo de quince compañías que pasaron a Lisboa, año de 1594, según noticias del Maestro Gil González, y de Gerónimo Quintana" (1789-91, 264). 9 continuo Se le llamaba así a cada uno de los cien individuos que componían la guardia creada para seguridad personal del monarca. 10 El texto original de los Elogios se halla en la Biblioteca Nacional de Madrid (R 3247). También hay una copia en la New York Public Library (Rare Books Collection) (Reynolds 1978, 18). " Amor y Vázquez no ha hallado su nombre en las listas de Continuos del Archivo de Simancas (1970, xv, n. 13), mas el autor se titula así y las aprobaciones de los Elogios hacen suponer que sí lo fuera. 12 Los datos históricos señalan que el heredero Garcilaso de la Vega peleó durante el sitio de Gibraltar en 1334. Con su hermano Gonzalo Ruiz de la Vega, fue el primero en cruzar el Salado el 30 de octubre de 1340, cuando las fuerzas de Castilla y Portugal derrotaron a los moros. Supuestamente ya en el siglo xv, el padre del poeta, también llamado Garcilaso, peleó en la guerra de Granada, distinguiéndose en el sitio de Velez, Málaga (abril, 1487) ayudando a salvarle la vida al rey. La leyenda relata como una noche entró en Granada, Hernán

16

en De Cortés valeroso, con la inscripción del lema de la familia de los Lasso de la Vega "Ave María Gratia Plena Dominas T.C.", alude al Garcilaso que desafió al moro Tarfe por arrancar éste un letrero con esa inscripción de la puerta de una mezquita. Los poemas de Vargas Manrique, Francisco de Aldana y Gaspar de Morales en De Cortés valeroso parecen sustentar este parentesco. El poema de Aldana, "Al retrato de Gabriel Lasso de la Vega", se refiere a un hecho histórico ocurrido durante la guerra contra los moros en el cual Garcilaso de la Vega y su hermano Gonzalo Ruiz de la Vega, fueron los primeros en cruzar el río Salado (30 de octubre, 1340); también señala los orígenes de la familia, el incidente del letrero con el lema de la Virgen y los símbolos que aparecen en su escudo, la flor de lis y la torre del patrimonio familiar: Tú quel furor francés cantar pudieras, como de quien alcan§as parte tanta por ser felice rama de la planta de las flores de lises verdaderas Y del héroe francés que sus vanderas, (junto de Santillana) y torre planta: cómo callas aquesto, y tu garganta canta españoles hechos tan de veras. Tu propia causa dexas de prudente y no era de dexar la del Salado que dio a los Lassos dos perpetuo nombre. Ni el hecho entre los hechos excelente del letrero glorioso restaurado, por otro Lasso digno de renombre. (Fol. 7v°)

Pérez del Pulgar durante el cerco y escribió en un papel en la puerta de una mezquita su lema "Ave María Gratia Plena". El caballero moro Tarfe entonces lo amarró a la cola de un caballo y retó a los cristianos a que mandaran a un campeón a defender el honor de su dama. Garcilaso le pidió al rey permiso para satisfacer esta demanda, pero no le fue concedido por ser muy joven. A pesar de esto, se salió del campo, atacó y mató al moro arrogante y regresó con la cabeza de Tarfe sobre su lanza y el papel o pergamino sobre su pecho. Como premio le fue concedido el derecho de asumir las palabras escritas sobre el pergamino como su lema y también el título "de la Vega", "porque en la Vega hiciera campo con aquel Pagano" (Keniston 1911,9-11).

17

El poema de Vargas Manrique también se refiere a la anécdota atribuida al famoso capitán Lasso de la Vega y, además, declara a Gabriel su descendiente directo: "Quien cantara mejor que el decendiente, / del claro Garci Lasso, que en el llano / ensalmó humilde, y con valor Cristiano / el nombre de la Virgen ecelente" (fol. 195r°). El soneto de Gaspar de Morales, en De Cortés valeroso, también se hace eco de esta ascendencia famosa. En el poema se expresa la tristeza y oscuridad en que ha quedado la tierra después de la muerte de Garcilaso (el héroe), para aludir al fin de estos lamentos, "Pues hoy un nuevo Lasso goza el suelo, / nueva luz, nuevo norte, y nueva guía, / de tan lustrosa sangre y nacimiento" (fol. 196r°). Esta ascendencia ilustre se reitera en el soneto de Jerónimo Vélez de Guevara que aparece en la Primera parte del Romancero y Tragedias (1587), donde se lo identifica como biznieto de Lasso, el que "con belicoso brazo no domado / del orgulloso Moro ha derramado / la sangre con que el campo tiñe y riega". El propio autor también desarrolla el episodio en la Primera parte del Romancero y Tragedias (1587) y en las composiciones 89, 1, 93 y 95 del Manojuelo de romances. Asimismo, en De Cortés valeroso, y Mexicana se autoidentifica como descendiente de Garcilaso: De veinte y nueve años no cumplidos, sacará a luz sus versos Gabriel Laso, donde serán tus hechos referidos, de las nueve alentado del Parnaso; serán por el sujeto recebidos, no por la autoridad del verso escaso; lo cual hará en Madrid, antigua villa de limpio cielo, y de Felipe silla. Este será una rama dependiente del tronco antiguo y claro de la Vega, y del varón francés, bravo, excelente, que a Santillana sus cimientos llega; fundador de la casa preeminente, que hoy se llama la Torre de la Vega: fértil raíz de ramos gloriosos a quien la fama canta vitoriosos. (XI. 79-80) Lasso de la Vega describe su vida en el romance número 90 del Manojuelo de romances: "Estudiante fui en mi tiempo, / paje fui, soldado he sido /corrido me han varias suertes / todas de contrario signo" (1942, 190). Amor y Vázquez señala que viajó a Italia y a Francia sirviendo en las cortes de

18

Felipe II y Felipe III; probablemente fue procurador en Segovia (1970, xv). En la Bibliografía madrileña de Pérez Pastor aparece una aprobación de Gabriel Lasso de la Vega, del libro Invectiva contra el vulgo y su maledicencia, con otras octavas y versos de Cosme de Aldana fechada a 4 de enero de 1591, que también contiene dos sonetos dirigidos a Lasso (entrada 350), lo cual parece confirmar que nuestro autor también tuvo el cargo de censor de libros (Pérez Pastor 1970, 179). Se cree que conocía el italiano. Se ignoran datos de su vida personal; sin embargo, el Manojuelo incluye poemas amorosos de aliento desengañado dedicados a varias damas de la Corte. Entre ellas sobresale una a quien el autor da el nombre poético de Marintia. También el poeta les dedica versos a "Celia" y a "Cintia" y se queja de su estrechez económica y de su mala suerte. Conviene señalar que probablemente Lasso siguió los patrones poéticos de la corriente italianizante difundida en España desde principios del siglo xvi con su énfasis en la belleza y la crueldad femeninas y la indiferencia ante la desesperación del amado. En esta recopilación de romances se manifiesta que nuestro autor poseía una vena satírica y humorística bastante desarrollada. Esto se puede observar cuando arenga contra los escritores que insisten en usar un lenguaje anticuado, o al criticar en el romance número 12, a los poetas que mencionan a personajes famosos de la antigüedad clásica en vez de allegarse a los héroes nacionales porque "llegando a tratar / ahora de los Romanos / lo que dellos más se estima / son los melones y gatos" (Lasso de la Vega 1942,37-39). Gabriel Lobo Lasso de la Vega es autor de obras de varias modalidades poéticas, fue poeta lírico, dramático y narrativo. Practicó la prosa y fue, además, historiador. A pesar de no ser un autor famoso, parece haber sido conocido y admirado en la Corte por escritores coetáneos. Cervantes lo menciona como uno de los poetas que desciende al Parnaso de Apolo en el capítulo V del Viage del Parnaso (1983 [1614], 276 ): Pasan volando la empinada sierra, las nubes tocan, llegan casi al cielo, y alegres pisan la famosa tierra. Con este mismo honroso y grave celo, Bartolomé de Mola y Gabriel Laso llegaron a tocar del monte el suelo. (V., vs. 292-297) Lope de Vega lo menciona en el acto III de su drama Juan de Dios y Antón Martín, donde dice: "Pero en la segunda parte / de Juan pecador, veréis, /

19

senado, cosas notables, / y todas en un discurso / que en versos heroicos hace / Gabriel Lasso de la Vega, / Vega fértil y admirable, / porque a su autor le parece / que aquí la primera acabe" (1962, 453). El poema heroico acerca de San Juan de Dios, al cual alude Lope de Vega, se desconoce pero parece referirse a El caballero del Sayal de Lasso, obra inédita y hoy desaparecida que figura en el inventario de sus bienes. Se cree que era un poema referente a Juan de Dios y Antón Martín (González Palencia y Mele 1942, xxvi). Nuestro autor debe la fama literaria a sus dos poemas épicos sobre Cortés y la conquista de México: De Cortés valeroso, y Mexicana y Mexicana. Los títulos publicados del autor son los siguientes: a) Primera parte del Romancero y Tragedias, de G.L.L.V. Alcalá de Henares, Iuâ Graciâ, a costa de Iuâ Môtoya, 1587. b) Primera parte de Cortés valeroso, y Mexicana, de G.L.L.V. Madrid, Pedro Madrigal, 1588. c) Mexicana, de G.L.L.V., emendada y añadida por su propio autor. Madrid, Luis Sánchez, 1594. d) Primera parte del Manojuelo de romances nuevos y otras obras de G.L.L.V. Zaragoza, Miguel Fortuno Sánchez, 1601. (El ejemplar de la Biblioteca de Nápoles fue reeditado por A. González Palencia y E. Mele, 1942). e) Elogios en loor de los tres famosos varones, Don Iayme, rey de Aragón; Don Fernando Cortés, marqués del Valle, y Don Alvaro de Bazán, marqués de Santa Cruz, de G.L.L.V. Zaragoza, Alonso Rodríguez, 1601. f) Segunda parte del Manojuelo de romances nuevos y otras obras de G.L.L.V. Zaragoza, Juan Bonilla, 1603. (Este libro se ha perdido). g) Tragedia de la honra de Dido restaurada, en la Primera Parte del Romancero y Tragedias de G.L.L.V. Alcalá de Henares, Iuâ Graciâ, 158713. h) Tragedia de la destruyción de Constantinopla, en la Primera Parte del Romancero y Tragedias de G.L.L.V., Alcalá de Henares, Iuâ Graciâ, 1587.

13 Las dos tragedias fueron primeramente impresas en la Primera Parte del Romancero y Tragedias (Alcalá de Henares, 1587) de G.L.L.V. Estas obras se reimprimieron en una colección de obras teatrales bajo el título de Seis comedias de Lope de Vega y otros autores, Lisboa, 1603 (Amor y Vázquez 1970, 213).

20

Existe una lista de cincuenta obras inéditas de Lasso de la Vega, anotadas por Cayetano de La Barrera y catalogadas por Amor y Vázquez en su edición de Mexicana, que se conservan en la Biblioteca Nacional de Madrid (1970, 211)14. Los siguientes son algunos de los títulos anotados: a) "El caballero del Sayal" de G.L.L.V. (Hoy desaparecido, figura como manuscrito en el inventario de los bienes de Lasso). b) "Iglesias de España". Ms. 527 de la Biblioteca Central de Barcelona, 1609, fol. 5r°, mencionados por N. Antonio y La Barrera (Amor y Vázquez 1970, 212). c) "Curia española, que contiene relación de los arzobispados y obispados de todos los reinos de España y de las Indias, con sus sufragáneos, y de la renta de cada uno". Primera y segunda parte, 1611. Ms. 18261 de la Biblioteca Nacional de Madrid. d) "Etimología, origen y privilegios de varias dignidades de España. Advertencias y documentos para príncipes y señores de vasallos". Ms. 18261 de la Biblioteca Nacional de Madrid, 1611. e) "Jornada de los Duques de Pastrana y Humena", obra que trata sobre el matrimonio de Luis XIII de Francia con Ana de Austria, 1612. f) "Compendio de las cosas notables de España", 1614. g) "Condes de Flandes y Reyes de España"15. h) "Compendio de las cosas notables de España". i) "Plumajes de diamantes de diversas sentencias". j) "Origen de los Reyes de Portugal y Jerusalén". k) "Tratado de todos los Señores de Castilla", 1607 (?)16. 1) "Sitio y presa de Ostende, y plazas de Frisia", 1612. Ms. 2346 de la Biblioteca Nacional de Madrid.

14

Entre los autores que se han encargado de catalogar o describir la obra de Lobo Lasso de la Vega encontramos a Alvarez y Baena, Nicolás Antonio, Cayetano Alberto de La Barrera y Leirado, José Bartolomé Gallardo, A. González Palencia y Eugenio Mele, Cristóbal Pérez Pastor (Amor y Vázquez, 1970, 213, n. 1). 15 Según Amor y Vázquez estas obras no están fechadas y sólo quedan los títulos en las listas de Nicolás Antonio, Pérez Pastor y La Barrera (1970,214). 16 El signo de interrogación es de Amor y Vázquez.

21

m) "Advertencias del Emperador don Carlos a su hijo. Relación puntual de las rentas del Rey de España, Iglesias de España". Ms. 527 de la Biblioteca Central de Barcelona, n) "Recopilación de las grandezas de Madrid"17, ñ) "Relación puntual de todos los Consejos y Tribunales de la Corte y Chancillerías de España e Indias, y plazas que tiene cada uno". (La Barrera añade este manuscrito que él afirma existió en la biblioteca del conde-duque de Sanlúcar), 1607. Ms. 6494, Biblioteca Nacional de Madrid, o) "Discursos de las órdenes militares de España". Ms. 527. de la Biblioteca Central de Barcelona, 1615 (?)18. p) "Barones, y hombres doctos eminentes, y ynsignes en letras naturales de España, y el lugar de ella donde cada uno nació, que han dado sus obras a la estampa, assí teólogos como juristas, poetas, oradores, cronistas, historiadores, filósofos, matemáticos, astrólogos y médicos, y otros, assí antiguos como modernos recopilados por Gabriel Lobo Lasso de la Vega, historiador unibersal, continuo de su magestad". Biblioteca del Monasterio del Escorial, Ms. L. 111-27, de 145 fols., 1614-1615 (?), fechas conjeturadas por Artigas (1917, 162; según Amor y Vázquez 1970, 213-214). "Barones y hombres doctos19, es un manuscrito autógrafo inédito de la Biblioteca del Escorial que consta de 145 folios. Ha sido reseñado por Miguel Artigas y Ferrando en un breve artículo donde se aclaran datos sobre la vida y obra del autor (1917, 157-66). El autor firma como "Gabriel Lobo Lasso de la Vega, historiador universal, continuo de su magestad". En la primera página del manuscrito, después del número asignado L. 111-27, se puede observar a la mano izquierda escrito "De la Librería de S. Lorenzo".

17

Amor y Vázquez señala que La Barrera cree que puede ser la relación que aparece bajo el título: "La cantidad de personas de comunión y de todo género que hay en la villa de Madrid, corte del rey don Felipe 3 o , este año de 1613" en la Biblioteca Central de Barcelona, Ms. 527 (1970, 212). 18 El signo de interrogación es de Amor y Vázquez (1970, 212). 19 Debo agradecer aquí al Señor Ramón Abad y al Instituto Cervantes de Nueva York, ya que mediante su generosa ayuda e intervención pude conseguir una copia del manuscrito (L. 111-27, de la Biblioteca del Escorial, Librería de S. Lorenzo).

22

Dividida en secciones, según las materias de los personajes mencionados, esta obra sigue cierto orden cronológico pues el autor comienza con autores de la antigüedad hasta llegar a los coetáneos. Lasso registra los datos personales y las obras más conocidas e importantes de cada uno en entradas muy breves20. En varias ocasiones hay apenas un esbozo de entrada; otras están tachadas y rehechas. Todo ello muestra que la obra estaba aún en su etapa formativa. En algunos casos, la información no es correcta ya que le atribuye a Cieza de León una obra que no escribió y, también afirma erróneamente que Cervantes era de Córdoba. La familiaridad de Lasso con autores e historiadores relacionados con América es evidente en sus comentarios y selecciones. Por ejemplo, de Ercilla explica: "Don Alonso de Ercilla, y Zúñiga, cavallero del hábito de Santiago, escrivió en verso Heroyco La Araucana, y guerras de Chile descrita con dulce y elegante estilo" (entrada 242). De Camóes refiere que era "lusitano de nación, escrivió Os Lusiadas que llamó suyas, obra excelente y de grande yngenio y arte y otro libro de varias rimas" (entrada 236). En la siguiente entrada sobre el padre Bartolomé de las Casas señala "fue natural de Sevilla, y obispo de Chiapa en las Indias occidentales, doctísimo barón en leyes, cánones y teología como por sus obras se muestra, y en los libros que escrivió en favor de los Indios, fue hombre de gran doctrina, y limpio zelo, muy bersado en la lección de los Santos, y cossas de deboción" (entrada 27, fol. 20v°). Hay una breve entrada (322) sobre Francisco López de Gomara: "escrivió la Historia general de las Indias occidentales y Conquistas del famosso Cortés". De Agustín de Zárate solamente señala que "escrivió la Hystoria del Perú". De Cabeza de Vaca apenas indica: "Albaro Núñez Cavefa de Vaca, governador del Río de la Plata escrivió un libro que llamó Relación, y Comentarios, fue natural de Xerez de la Frontera". Otro escritor relacionado con América mencionado por Lasso es don Martín del Barco y Centenera de quien señala "escrivió un libro que se llamó La Argentina de cosas del Río de la Plata". Lasso menciona al Inca Garcilaso de la Vega, "natural del Cuzco, capitán. Escrivió un libro que llamó La Florida del Inca, historia del Adelantado Hernando de Soto, governador y capitán general del Reyno de la Florida" (entrada 388). De Pedro de Cieza de León apunta que "escrivió Hystoria de cossas de la Nueva España y Indias occidentales", cita errónea ya que Cieza escribió La crónica del Perú (1553) (entrada 324).

20

La ordenación del manuscrito está en folios, del I o al folio 52. A partir de éste, los demás no están incluidos en la lista. Para evitar confusión, señalaré la numeración de las entradas para cada autor.

23

El autor ofrece un largo encomio sobre Hernán Cortés, en el cual lo parangona con Julio César: primero Marqués del Valle, honra de nuestra nación española, descubridor y conquistador de anchos y poderossos reynos, ymitando el valor y ventura a Julio Cessar también le quiso ymitar en sus crónicas, coronista de sus propios hechos dando cuenta dellos en [...] cartas y misibas y relaciones de mucha modestia al ynvictisimo Emperador Carlos V de gloriosa memoria, sobre las quales, han fundado [...] historiadores lo que ha escrito deste magnánimo y ynbencible capitán, están traducidas en lengua toscana y es de creer que llegaron a manos de León Décimo pontífice Máximo, pues le escrivió una carta muy honrada dándole el paravién de sus conquistas y animándole, y exortándole a la prosecución de ellas, destas cartas del Marqués hace mención Abrahan [...] en su Teatro del mundo (entrada 341). Encontramos también apuntes sobre las figuras antiguas y coetáneas más importantes. Así hallamos comentarios sobre Cervantes, Lope de Vega, Diego Gracián Dantisco, Hernán Núñez de Toledo (el Pinciano), Cristóbal de Virués, Joan Rufo, Juan de Coloma, el capitán Francisco de Aldana y su hermano Cosme, Alonso Jerónimo de Salas Barbadillo, Ambrosio de Morales, Pedro Mexía, Bartolomé Leonardo de Argensola, Gonzalo Argote de Molina, Juan Ginés de Sepúlveda, doña Oliva Sabuco, Jerónimo Ramírez, Fernando de Herrera, Jorge de Montemayor, don Diego de Mendoza, Aussias March, Garcilaso de la Vega, Juan Boscán, Fernando de Rojas, Antonio de Nebrija, Domingo de Soto, Francisco de Vitoria, fray Luis de León y, su propia persona en las entradas. El poeta escribe de sí mismo: "Gabriel Lasso de la Vega, natural de Madrid, escrivió en berso la Mexicana y El caballero del sayal, y los Manojuelos de versos sueltos, y en prossa Los elogios en loor de los tres capitanes españoles de la fama y otro tomo de Las jornadas de los duques de Pastrana, y Humena, a los casamientos [...] de los Reyes de España y Francia" (entrada 265). Su admiración por Antonio de Nebrija se deja traslucir en la siguiente entrada: quando no hubiera hecho otra cossa que el Arte de la gramática, era precissa deuda ponerle entre los más famossos Barones españoles por letras, pues tan elegante, y provechossamente

24

abrió la puerta y camino de las sciencias, sin el qual fuera ymposible con medios humanos llegar a la difícil perfección, y cumbre de ellos de suerte que los doctos le tienen por su norte y le confiesan, por origen, antorcha y luz de sus gloriosos y claros nombres: quanto mas que demás desta ynestimable parte, fue elegante, y auténtico hystoriador, y escrivió La crónica del Rey Fernando el Católico y el Bocabulario que llaman suyo. Está su cuerpo sepultado en el Colegio Mayor de Alcalá de Henares (entrada 22, fol. 17v°). La entrada de Fernando de Rojas refiere: "El bachiller Rojas, natural de la puebla de Montalván, prosiguió la famossa, y exemplar Tragicomedia de Calisto, y Melibea, y enredos de Celestina, desde los primeros libros adelante, porque estos compusieron Cota, y Juan de Mena" (entrada 225). De Miguel de Cervantes, Lasso refiere que fue "natural de Córdova, escrivió en berso y prosa un libro que llamó La Galatea, y otro de don Quijote della Mancha en prossa, obra ingeniosa y apacible y unas nobelas muy buenas" (entrada 250). La entrada sobre Lope de Vega ocupa una página; en ella Lasso deja constancia de su admiración por el comediógrafo al llamarlo "el Terencio, y Plauto de nuestros tiempos. Hombre de gallardo, copioso, y facilísimo yngenio; y estimador del tiempo" (entrada 253). La única figura femenina que aparece en el catálogo es doña Oliva Sabuco de quien dice que "escrivió un libro que llamó Filosofía natural, para muger loable cosa" (entrada 337), juicio que deja traslucir las actitudes de la época acerca de la participación femenina en el ejercicio de la literatura21. Su tema se esboza en la Dedicatoria donde el autor dice que

21

La autoría de este libro cuyo título completo es Nueva filosofía de la naturaleza del hombre (1587), está puesta en tela de juicio. La crítica en general aceptó la autoría de Oliva, pero hay quienes aseveran que ella no es la autora sino que lo es su padre, el bachiller Miguel Sabuco (¿15297-1588) quien, según José Marco Hidalgo, la publicó bajo el nombre de su hija, Oliva Sabuco de Nantes. Hidalgo dio a luz el testamento del padre en el cual éste declara "yo compuse un libro yntitulado Nueva filosofía o norma y otro libro que se ymprimieron, en los quales todos puse e pongo por autora a la dicha Luisa de Oliva mi hija, solo por darle el nombre e la onrra". La Dedicatoria del libro, sin embargo, presenta a doña Oliva como la autora: "Pues así yo, con este atrevimiento y osadía, oso ofrecer y dedicar este mi libro a vuestra Católica Majestad, y pedir el favor del gran León, rey y señor de los hombres, y pedir el amparo y sombra de las aquilinas a las de vuestra Católica Majestad, debajo de las cuales pongo este mi hijo, que yo he engendrado, y reciba vuestra Majestad este servicio de una mujer, que pienso es el mayor en calidad que cuantos han hecho los hombres, vasallos o señores, que deseado servir a vuestra Majestad; y aunque la Cesárea y Católica Majestad

25

"Trata del conocimiento de sí mismo, y la doctrina para conocerse y entenderse el hombre así mismo y a su naturaleza y para saber las causas naturales por qué vive y por qué muere o enferma". Entre los doctores famosos de España hay una entrada (439) curiosa donde se menciona a Nicolás Bautista Monardes, médico de Sevilla quien "escrivió un libro de plantas, y yerbas medicinales, y drogas de Yndias". El título de la obra es, según Lasso, Dos libros: "El uno trata de todas las cosas que traen de nuestras Indias Occidentales que sirven al uso de la Medicina, y el otro que trata de la Piedra Bezaar y de la Yerba Escuer?onera", publicado en 1565. El libro de este doctor gozó de gran popularidad y estima, si nos hemos de guiar por las múltiples traducciones que hubo al inglés, francés e italiano en el siglo xvi22. Su obra sigue siendo objeto de estudio para los interesados en la historia de la medicina tropical. Este compendio de Lasso sirve para iluminar a los estudiosos sobre autores coetáneos y la opinión que sobre sus obras tenía Lasso de la Vega y denota que Lasso era un hombre de cultura y lecturas abundantes, "en contacto con múltiples libros de estudio y de entretenimiento" (Amor y Vázquez 1970, xvi). Este manuscrito es de valor para el estudio de la bibliografía española ya que para la fecha en que fue compuesta, todavía no se había redactado la Junta de libros de Tamayo de Vargas y aún faltaban dos tercios de siglo para que hiciera aparición la Bibliotheca de Nicolás Antonio (González Palencia y Mele 1942, xxvii). 1. Primera parte del Romancero y Tragedias Primera parte del Romancero y Tragedias, se publicó en Alcalá de Henares en casa de lúa Gracia, a costa de Iuá Mótoya, mercader de libros en 1587. En el prólogo Lasso afirma con modestia que el libro se imprimió por deseo de alguien que "me mandó sacar este pequeño trabajo a luz". La obra consta de setenta y seis composiciones; en su gran mayoría tratan de temas de la historia nacional y de la tradición greco-latina. A los romances les siguen una canción amorosa, unas estancias, diez sonetos y

tenga dedicados muchos libros de hombres, a lo menos de mujeres, pocos y raros, y ninguno de esta materia. Tan extraño y nuevo es el libro, cuanto es el autor" (Dedicatoria). La crítica feminista reciente tiende a aceptar la autoría de Oliva Sabuco y se la considera una de las primeras filósofas españolas (Waithe 1987-1995, II, 261-278). 22 En el catálogo de la New York Public Library (Rare Books Collection) se encuentran varios ejemplares de la obra del doctor Monardes y algunas de las traducciones.

26

los textos de las dos obras dramáticas publicadas después separadamente: la Tragedia de la destruyción de Constantinopla y la Tragedia llamada honra de Dido restaurada, que fueron reimpresas en Seis comedias de Lope de Vega y Carpió (Lisboa, Crasbeek, 1603) (Hermenegildo 1983, 13). La obra de Lasso ha merecido juicios variados, pero es claro que su poesía es hábil. La gran mayoría de los romances de esta obra primeriza reaparecerán en el Manojuelo de 1601. 2. El Manojuelo de romances La Primera parte del Manojuelo de romances nuevos y otras obras, dedicado a don Jerónimo Arias Dávila Virués, señor de Hermoso, consta de 137 romances y fue publicada por Miguel Fortuno Sánchez en Zaragoza23 y en Barcelona por Sebastián de Cormellas en 1601. La Segunda parte del Manojuelo de romances, dirigido a don Gabriel Blasco de Alagón, conde de Sastago, fue publicada en Zaragoza, por Juan Bonilla, en 1603. Aunque el libro se ha perdido, su falta se compensa pues el volumen pasó, casi íntegro, a formar la parte XIII del Romancero general de 1604. Hay una edición moderna de la obra con prólogo de González Palencia y Eugenio Mele (1942, xxvi). Los poemas del Manojuelo pueden dividirse en dos clases: los romances históricos de los diferentes ciclos (el rey Don Rodrigo y la pérdida de España, Bernardo del Carpió, el conde Fernán González, el Cid, el rey Don Pedro, romances fronterizos, romances históricos de tema no castellano) y las composiciones de temas festivos y satíricos sobre la vida madrileña de la época. Lasso descuella más en las composiciones de género satírico y en los romances festivos y burlescos, en las letrillas y en los juguetes (ibíd. 1942, xviii-xxxi). Contiene también cuatro romances en honor a Hernán Cortés, tres de Lasso de la Vega, y uno de Jerónimo Ramírez, el autor de la "Apología en defensa de los indios" de la Mexicana. Los cuatro poemas fueron publicados después, en el mismo año, en los Elogios en loor de los tres famosos varones Don Jayme, rey de Aragón, Don Fernando Cortés, marqués del Valle, y Don Alvaro de Bazán, marqués de Santa Cruz, de Lasso. El poeta inserta, además, breves referencias biográficas. En el Romance número 110, señala donde nació: "Nací en la calle de Atocha /

23

El único ejemplar conocido hoy de la primera edición de Zaragoza se conserva en la Biblioteca Nacional de Nápoles, ahora Vittorio Emmanuele III, con la signatura Banc. Rari. I.A.5. (González Palencia y Mele 1942, xxiv-xxv).

27

pero no me aprovechó" (Lasso de la Vega 1942, 300); explica su pobreza en el romance que empieza "Quiero descansar un poco" que aparece en el Romancero general. En el Romance 130, el poeta se refiere a sus obras y le pregunta a la "madrastra Fortuna" las causas porque lo persigue, suponiendo que es porque hace versos: "si es porque compuse / los años pasados / del fuerte Cortés / hechos soberanos, / en mi Mexicana, / y se celebraron, / digo la materia, / no mi estilo bajo" (ibíd., 362-363). Lasso indica cómo será su obra en el "Prólogo al lector" y añade que seguirá "sin atarme a los preceptos que enseña el divino Horacio; / y en mezclar veras y burlas / juntando gordo con magro, / para que no te empalague / que es deleitable lo vario"; tampoco desechará materiales cotidianos o humildes en su menester poético ya que su propósito es "darte gusto" (ibíd., 7-10). En el Romance 13 "Contra los malos poetas y los que los roban", Lasso desencadena burlonamente una letanía de quejas contra los plagiarios; también critica a los músicos, recopiladores, impresores y al censor, quien le da a los libros "un mordisco" sugiriendo que sus romances han sufrido esto (ibíd., 40-43). En la letra satírica 60 "Cual más cual menos", Lasso nos recuerda que ante el amor y la muerte, todos tenemos un destino común. La repetición del estribillo "Cada más cual menos / toda la lana es pelos", refuerza la idea de igualdad ante el sufrimiento amoroso y la muerte, no importa a qué clase social el individuo pertenezca (ibíd., 163-164). En el Romance 25 (ibíd., 68-70), el poeta critica, muchos años antes que Quevedo, los usos anticuados del idioma por los escritores y satiriza la "jerigonza" que se usa en la Corte (Lasso de la Vega 1942, xxxii). Este nacionalismo arraigado se expresa claramente en el romance duodécimo "Por Dios, Señores Poetas" en el que demuestra ser partidario de volver los ojos a las glorias nacionales en vez de a las extranjeras como tema, al exclamar: "¿Por qué en naciones extrañas / hemos de andar mendigando, / como si en ésta faltaran / hechos de varones claros?" (ibíd., 37-39). Lasso procura corregir este estado de cosas al enumerar, comenzando con Pelayo, todos los héroes medievales y los capitanes de la conquista de Granada hasta Carlos V, don Juan de Austria y, los grandes generales y exploradores del siglo xvi; deja además traslucir cierta actitud despectiva hacia los escritores que adoptan a los "moros" como personajes literarios en vez de volver los ojos a las glorias nacionales que, según el autor, están olvidadas. Para este fin, apela a la figura legendaria del Cid y le encarece "volved por vuestro derecho, / que es vergüenza que se cante / destos moros trajineros" (Rom. 8). En el Romance 131, Lasso caricaturiza la figura del personaje moro y la frecuencia con que éste aparece en los romances y novelas moriscas de la época. En este romance, el poeta no puede conseguir un disfraz moro por-

28

que "allá me los tienen todos / esos señores Poetas, / con que componen más moros / que la ardiente Libia lleva" (ibíd., 364-366); también apunta en el Romance 9: "...válgate el diablo por Moro, / que ansí has cansado los hombres, / con tu larga soledad / y melancólicas noches; / el potro rucio te dé en la barriga seis coces, / y quien 'amén' no dijere / en malas galeras bogue" (ibíd., 30-31). Esta postura nacionalista, según Hermenegildo "se manifiesta basada en una defensa del orden monárquico y centralizador reinante en España, en la promoción de un nacionalismo purista, excluyente de toda concesión a la extranjería, y en la edificación de un país articulado en torno a consideraciones salidas del discurso dominante" (1989,123-40). Opino que si se consideran los temas que nuestro autor escoge y desarrolla en sus obras, es innegable que en ellos tienen primacía los intereses de la capa social y política a la cual pertenece. En los poemas épicos se exalta el papel primordial de España en la conquista y evangelización del Nuevo Mundo; en las obras dramáticas se defiende a Dido y se pretende moralizar a través del ejemplo de la destrucción de Constantinopla; los romances tienen un marcado carácter historicista al recrear un pasado nacional glorioso. Sin embargo, Lasso no revela desprecio en la representación del sujeto colonial indígena. En De Cortés valeroso, el autor señala las virtudes del indio americano, elogia su cultura y civilización e incluso presenta la primera escena amorosa entre un español y una indígena en un poema épico, ya que en Ercilla los romances siempre son entre indígenas. Su Mexicana incluye la "Apología" del licenciado Jerónimo Ramírez para refutar a quienes los menosprecian. Lasso sigue las convenciones de la guerra épica que requería adversarios dignos en el campo de batalla en sus dos poemas sobre Cortés. Si bien el propósito esencial al exaltar a los indios es el de enaltecer las hazañas del héroe, las obras no traslucen una visión peyorativa de los habitantes autóctonos del Nuevo Mundo. Algunos de los rasgos distintivos de los romances lassianos son el empleo de cantarcillos populares, estribillos, la inserción de canciones de moda de la época y el uso del zéjel. Los romances, según González Palencia y Mele, pueden ser una aportación valiosa para el conocimiento de las costumbres cortesanas madrileñas de finales del siglo xvi y principios del xvn por sus descripciones pintorescas de la época (1942, xxxviixxxviii). Lasso es "un poeta fácil, espontáneo, de naturaleza festiva y pronta para la burla [...]. Sin poner demasiada atención a la materia, de toda impresión pasajera o situación común, saca tema para sus romances, y logra, aunque no sea siempre original, ser a veces gustosísimo, a veces grosero y chabacano" (ibíd., xxx-xl).

29

3. Tragedia de la honra de Dido restaurada La producción dramática de Lasso de la Vega consiste en dos obras. La primera es la Tragedia de la honra de Dido restaurada, cuyo título exacto, tal como aparece en la edición de 1587, es Tragedia llamada honra de Dido restaurada, trata los amores de Hyarbas Rey de los Mauritanos. El casto proceder de Dido y el verdadero suceso de su muerte. La obra apareció en 1587 en la Primera Parte del Romancero y Tragedias y fue reimpresa separadamente después. La producción dramática de Lasso aunque breve es considerada importante por los estudiosos; según Valbuena Prat, su teatro "sirve de puente entre la tragedia grecolatina del siglo xvi y la comedia nacional de Lope" (1969,470). Para Hermenegildo: "Ambas [...] representan un intento frustrado de adoptar el materal épico con incidentes líricos a la forma dramática" (1986, 391). En Tragedia de la honra de Dido restaurada el autor se impone, precisamente, la tarea de restaurar la honra de Dido, dramatizar los amores de Hyarbas, Rey de los Mauritanos, y poner de relieve las supuestas falsedades señaladas en La Eneida de Virgilio en torno a la reina de Cartago. El tema básico es la defensa de Dido, dramatizado anteriormente por Cristóbal de Virués (1550-1609) en Elisa Dido, tragedia conforme al arte antiguo. Sin embargo, Valbuena Prat (1969, 77) señala que la obra de Lasso "supera al soso decoro estructural de la Dido de Virués" y hace hincapié en el "interés escénico y humano" de la obra, opinión que comparte Lida de Malkiel, quien asevera que Lasso en su drama "expresa con mucho mayor brío la genuina actitud española que la tragedia de Virués, ya que más que obra de arte sobre la Dido no virgiliana es obra de polémica enderezada contra La Eneida" (1974, 118). El fin apologético de la obra se evidencia en el Argumento: Para deshazer la común y errada opinión en que están los que ignoran la verdadera historia de la casta Dido, a quien Virgilio, en su Eneyda, fabulosamente y con siniestra relación agravia, contra la opinión de tantos y tan graves autores (Argumento). El tema de la defensa de la mujer, que aparece en autores clásicos (Plutarco), patrísticos (San Jerónimo) y humanistas de la época, se renueva con el tratado De claris mulieribus, de Boccaccio, traducido en España como Libro de las ilustres mujeres (Zaragoza, 1494), y se manifiesta asiduamente en la literatura española desde el siglo xiv al xvn (Lida de Malkiel 1974, 106-138). El Renacimiento elimina la reivindicación de la castidad de Dido porque Justino, quien resumió el relato de la versión de

30

la casta Dido de las Historias filípicas de Trogo Pompeyo, pierde autoridad ante Virgilio. En España, en cambio, la defensa de Dido en la Edad Moderna estuvo aún vigente, ya que los escritores se negaron a aceptar la veracidad de La Eneida y prefirieron la versión de Dido difundida por Justino en su historia, por Ausonio en sus epigramas y por los Padres de la Iglesia. Por eso, Lida de Malkiel señaló que la defensa de Dido es "un tema privativo de la literatura española" (1974, 106), y alabó el drama de Lobo Lasso de la Vega al señarlo como "el drama más castizo de Lobo Lasso de la Vega, con sus tres actos abarrotados de acción y su despego del teatro antiguo" (ibíd., 118). El autor también se pone de parte de la versión de Dido ofrecida por los Padres de la Iglesia, Tertuliano, San Agustín y San Jerónimo, quienes la presentaron como una viuda ejemplar. Al final de la obra, Diana canta una loa en honor a Dido donde Lasso de la Vega señala las posibles fuentes de la obra: Aunque un Virgilio hará en su Eneyda artificiosa falsa relación odiosa con que Dido agraviara. Diziendo que Dido fue con un Eneas liviana que de la guerra troyana se escapó, y su amante fue contra lo qual un Justino y un Tito Livio hablara y Apiano Alexandrino Sabellico y un sagrado Doctor Sancto que reprueva del Marón la falsa prueba de su inventiva cansado. (Fol. 195r°) La obra comienza con un introito dirigido al público que recuerda las loas de Lope; abundan las figuras alegóricas y los seres mitológicos. El primer acto concluye con la introducción de Neptuno que le da órdenes a Proteo para que los tritones, las focas, Nereo y sus hijas, sirvan de acompañamiento y ayuda a Dido en su viaje. En el segundo acto, aparece Mercurio quien le ordena a Pigmalión que no persiga a Dido; Venus sale a escena con las doncellas de Chipre. El paisaje, la descripción de la flora y fauna con la mención de las fuentes, las diversas aves y la larga relación de árboles es de corte renacentista, tópico que Lasso retomará en De Cortés valeroso, y Mexicana (XI):

31

Marcio: Aquí la entrada a Febo se defiende por la sombría haya y alto pino, aquí el ñudoso box sus ramos tiende, cerrando de sus rayos el camino, el ñudoso castaño aquí se estiende, el alto frexno y el laurel divino, con el frágil taray y abete liso, la palma, el olivo, el sauz y el cipariso. (Fol. 152v°) La obra tiene "cierto tono mayestático y ampuloso, algo así como un intento de superar la poesía con adornos retóricos" (Hermenegildo 1986, 397). Estos elementos reaparecerán con sentido alegórico en De Cortés valeroso, especialmente en el Canto XI.

4. Tragedia de la destruyción de Constantinopla La Tragedia de la destruyción de Constantinopla, cabega del Imperio Griego, por Mahometo Solimán gran Turco, publicada por separado en 1603, ya había aparecido en la Primera parte del Romancero y Tragedias en 1587. La obra está dividida en tres actos y va precedida por un introito en verso que presenta al "vizcaíno" y al "castellano astuto". La obra, hecha de "sabrosos bocados", estará al alcance del público si éste se comporta astutamente como el castellano. Lleva también un argumento en prosa. La Tragedia dramatiza un hecho histórico: la caída de la capital griega en manos del conquistador turco Mahometo II, el 29 de mayo de 1453, y la muerte del último emperador bizantino, Constantino XI Paleólogo. La trama gira en torno a la inminente destrucción de la ciudad y las relaciones amorosas entre señores y criados. Los narradores de la tragedia son Casiano, cautivo cristiano huido de las galeras turcas, quien anuncia la aparición de la armada de Mahometo que avanza hacia Constantinopla; el general Justiniano, que combate a las órdenes de Constantino, y que narra los hechos en el mismo momento en que ocurren; y un Ciudadano, que cuenta la destrucción de la ciudad a los españoles; también aparece el personaje alegórico de la Fama. La causa de la ruina de la ciudad es moral, pues sus habitantes se han entregado al vicio, olvidando el ejercicio militar y la fe cristiana. El desenlace se realiza con la captura de Constantinopla por Mahometo II, y con el fin desastroso de la historia de amor de Darfa, dama noble de la corte turca, quien entrega la vida para salvar al amado, y Vezón, soldado de Mahometo. El problema del amor, dramatizado en forma de oposición entre señores y criados, se representa mediante las relaciones de Soltana

32

y Mahometo, la doncella Darfa y el soldado Vezón, y la criada Urila, amante de Abarzay, pertenecientes a tres estamentos diferentes. La obra dramática de Lasso ha suscitado comentarios varios. Su importancia radica, según Hermenegildo, en constituirse en grito de alerta frente a la amenaza del peligro turco exterior y la presencia de la minoría musulmana en el interior del país (1983, 66). En cuanto a su valor, sitúa a Lasso en "la línea de evolución que va de las tragedias clasicistas de Pérez de Oliva o Bermúdez y del drama del honor (Argensola, Virués, Cueva), al teatro lopesco" y afirma que su teatro está "al servicio del orden establecido" (ibíd., 18). Ruiz Ramón considera a Lasso: el dramaturgo de la liquidación de la tragedia. Escribió dos [...] en donde se han volatilizado ya casi todos los elementos que dieron cierto aire de familia a los trágicos anteriores. Están más cerca del drama histórico del siglo de oro que de la tragedia. Por el número y variedad de sus personajes —hombres, animales y seres mitológicos— y por el carácter decorativo de muchas de sus escenas, tiene más de espectáculo teatral que de pieza dramática. La ruptura con el concepto clásico de tragedia es total (1971, 118). 5. Elogios en loor de los tres famosos varones Elogios en loor de los tres famosos varones: Don Iayme, rey de Aragón; don Fernando Cortés, marqués del Valle, y don Alvaro de Bazdn, marqués de Santa Cruz, fue publicada en Zaragoza por Alonso Rodríguez en 160124. Alfredo Hermenegildo afirma en su estudio sobre La destruyción de Constantinopla de Lasso que el texto está perdido (1983, 10, n. 25), pero hay un ejemplar en la New York Public Library (Rare Books) y el original se halla en la Biblioteca Nacional de Madrid (R 3247) (Reynolds 1978, 18). Al rescatar del olvido hombres y hechos hazañosos, el autor hace hincapié en la función primordial de la historia según los dictámenes de Cicerón: Y para que de las cosas atrás dichas no se presuma encarecimiento mío ni se forme género de duda en ellas, quise compro-

24

El D. Juan Briz Martínez, quien firma la aprobación de esta obra, corrobora que G.L.L.V. es contino del Rey.

33

barias (no porque a su autoridad sea necesario) con historias, depósitos y archivos de semejantes cosas que nos enseñan, desengañan y dan noticia de lo que nos era oculto; las cuales, como dice Tulio, son fieles testigos de los tiempos, luces de la verdad, maestros de la vida, vidas de la memoria, mensajeras de la antigüedad, fundamentos de la verdad, y, finalmente, imágenes de la vida humana, con cuya lección el hombre se habilita, se deleita, se alienta a lo bueno y se guarda de lo malo, crece en virtudes y mengua en vicios hasta llegar a poseer la bienaventuranza, así de sabiduría como de gloria (Fol. 54r°). El relato de Hernán Cortés sigue las pautas de la historia de Gomara y, de sus poemas épicos De Cortés valeroso y Mexicana sobre el héroe español. Cortés aparece alabado junto a Jaime el Conquistador, famoso por su lucha contra los moros, y don Alvaro de Bazán, marino vencedor de franceses y turcos en la batalla de Lepanto. En esta obra, Lasso revela su concepto heroico de la historia al colocar al héroe de la conquista de México junto a otras luminarias universales e igualar sus hazañas con las llevadas a cabo por estos nobles. De este modo, iguala la conquista americana frente a las batallas y luchas que España desplegaba contra el peligro otomano, los enemigos ingleses y franceses y el protestantismo. Como se sabe, la lejanía de América dificultaba la transmisión de noticias sobre el Nuevo Mundo y sus habitantes; además, éstos eran considerados por algunos, seres sin cultura y pulimento y, por lo mismo, inferiores contrincantes en el campo de batalla; todo esto disminuía la importancia de la hazaña cortesiana. Dice Lasso sobre este punto: Sea lo que fuere, dele cada uno el sentido que le diere gusto, que él fue uno de los actos mayores de animosidad que se ha visto ni leydo; y no se me puede negar, sino concederme, que de todas las naciones del mundo son muy raras y sabidas las que han dexado de aceptar, o intentar medios convenientes, ignominiosos en semejantes aprietos, sino fueron los Mexicanos, merecedores de altos loores y de ocupar preheminente lugar en las historias y mención de las gentes (Fol. 46r°). El afán de recuperar el lugar apropiado para la figura de Cortés y sus hechos es la razón primordial de la composición de los Elogios (Martínez 1990, 71-5). Los Elogios contienen además de la historia, tres romances escritos por Lasso y uno por Jerónimo Ramírez que tratan de los hechos de Hernán Cortés. El primer romance dramatiza el echar al través las naves

34

de Cortés y consta de noventa y dos versos. El segundo, de noventa y ocho versos, presenta el encarcelamiento de Moctezuma y cómo Cortés logró convencerlo de que se entregase. El tercer romance dramatiza en un total de setenta y seis versos, la destrucción por Cortés de los ídolos paganos en el templo principal de Tenochtitlán. En cuarenta y cuatro versos, el romance de Jerónimo Ramírez resume las hazañas de Cortés en México, destacando sus cualidades. La obra contiene la mayor colección de escritos sobre Cortés hechos por otros autores25 y recopilados por Lasso de la Vega "sin añadir ni quitar cosa, como por sus originales se verá y aunque no ha dexado de serme de algún trabajo el juntarlo, no ha llegado, ni con gran parte al gusto que de averio hallado se me ha seguido" (Fol. 54r°-55v°).

II. Análisis de De Cortés valeroso, y Mexicana (1588) De Cortés valeroso, y Mexicana, fue aprobada el 8 de marzo de 1584 por Lucas Gracián Dantisco y publicada en Madrid en casa de Pedro Madrigal, en 158826. La obra va dirigida a don Fernando Cortés, nieto de don Hernán Cortés, tercer marqués del Valle. Al igual que La Eneida, De Cortés valeroso cuenta con doce cantos y un total de 1.115 octavas, de versos endecasílabos. La "ottava rima" importada de Italia por los poetas Juan Boscán y Garcilaso de la Vega, fue la forma métrica preferida por los poetas de la épica renacentista pues daba a la poesía la elocuencia y gravedad imposibles de lograr con el tradicional pie de romance (Pierce 1968, 222). Lasso de la Vega parece haber seguido la definición de la épica de Alonso López

25

Los Elogios contienen citas laudatorias de los siguientes: Paulo Jovio, Gonzalo de Illescas, Vicente Espinel, Luis de Zapata, Juan de Castellanos, Francisco de Guzmán, Jerónimo de Urrea, Alonso de Ercilla, Lope de Vega, Luis de Vargas Manrique, el doctor Lobo Lasso, el doctor Alonso López [Pinciano], Licenciado Luis Alonso Maldonado, capitán Jerónimo Cortés, otro soneto de Luis de Vargas Manrique, fray Jerónimo Román, Francisco López de Gomara, Jerónimo Ramírez, Bernardo de Vargas Machuca, Giovanni Botero, octavas de la Mexicana de Lobo Lasso de la Vega, don Juan, duque de Portugal, Jerónimo Ramírez (composición en octavas y un soneto), Cosme de Aldana, Jerónimo Ramírez (romance), del autor (3 romances del Manojuelo, y redondillas al retrato de Cortés), Juan Ochoa de Lasalde. 26 Los ejemplares conservados de De Cortés valeroso, y Mexicana se encuentran en el Museo Británico (Londres), Hispanic Society of America (Nueva York), Biblioteca del Congreso (Washington, D.C.), Biblioteca Pública (Nueva York), Biblioteca John Cárter Brown (Brown University) y cuatro ejemplares en la Biblioteca Nacional de Madrid. Yo he trabajado con una copia del ejemplar de los fondos de la Hispanic Society of America de Nueva York.

35

Pinciano en su Philosophia antigua poética (1596) para quien ésta "es imitación común de acción graue, hecha para quitar las passiones del alma por medio de compassión y miedo" y sugiere que en ella sea la fábula fundamentada en historia y que sea de algún príncipe digno secular; y no sea larga por vía alguna, que ni sea moderna ni antigua, y que sea admirable ansí que siendo la tela en la historia admirable, y, en la fábula, verosímil, se haga tal, que de todos sea codiciada, y a todos deleytosa y agradable (ibíd., III, 147). El poema sigue los preliminares de los poemas épicos con la dedicatoria, dos cartas (una carta del marqués del Valle al autor con fecha de 13 de julio de 1582, y otra carta de Lasso dirigida a don Fernando Cortés fechada a 15 de septiembre de 1586); el prólogo y poemas laudatorios, cinco al principio y seis al final. El primero es titulado "Al Retrato de Fernando Cortés", de don Luis Vargas Manrique, al cual le sigue el poema de Mateo Vázquez de Leca Colonna, del Consejo del Rey, y su secretario; un soneto de Jerónimo Cortés, hijo del marqués del Valle y un poema laudatorio escrito en latín. El poema del capitán Francisco de Aldana de título "Al retrato de Gabriel Lasso de la Vega" es el último. Al final de la obra hallamos poemas de don Luys de Vargas Manrique, el doctor Jerónimo Lobo Lasso de la Vega, don Gutierre de Sandoval, el licenciado Gaspar de Morales, el doctor Alonso López, "Médico de la Magestad de la Emperatriz" y del licenciado Luys Alonso Maldonado. Aunque estos preliminares eran comunes en la época, es evidente que Lasso se codeaba en la Corte con la nobleza y que tenía admiradores que lo alababan. Le sigue una página con el retrato y el escudo familiar del autor que lleva el lema de los Lassos, famosos por sus guerras contra los moros durante el reinado de los Reyes Católicos. Esta relación de parentesco, como ya se ha comentado, se establece de nuevo en los poemas de encomio de Luis de Vargas Manrique y del licenciado Gaspar de Morales, además de ser presentada en la Primera Parte del Romancero y Tragedias (1587) de nuestro autor. La "Aprobación" es de Lucas Gracián Dantisco. Este señala que la obra le parece "de mucho ingenio, y gustosa: La qual va arrimada a la verdad de la historia, honesta, y sin perjuyzio de nadie, y el metro mui casto y bien medido". El privilegio le fue otorgado en Madrid, el 8 de marzo de 1584. La obra está precedida por una carta de Martín Cortés, marqués del Valle, al autor. La misiva indica que la obra va amparada, primero, por el mecenazgo del hijo, y después, el nieto de Hernán Cortés, don Fernando Cortés, tercer marqués del Valle de Oaxaca. La fecha de la carta a 13 de

36

julio de 1582, nos indica que la composición de la obra ya había comenzado y avanzaba. En ésta, el marqués le hace sugerencias y recomendaciones específicas sobre la división de la obra y el desarrollo del poema: "y en la diuisión de las partes della me parece muy bien que la primera se quede en la prisión del Emperador Moctezuma, aunque el auer tanta narración para la segunda me ha hecho pensar si sería mejor que la historia se dividiese en tres partes". Tampoco titubea al hacerle recomendaciones específicas sobre la composición y contenido de la obra: "procure escusar todas poesías, pues la mezcla dellas suele causar menos opinión y autoridad a la historia, y la que es tan verdadera (como ésta) es justo que carezca (para siempre) de toda duda". Martín Cortés fija aquí su predilección por el carácter histórico de la obra, dándole voz al debate entre los que siguen la visión de la Poética de Aristóteles y lo que se conoce como el principio de verosimilitud, y las ideas del Arte poética de Horacio, que expresa que la poesía deberá ser "dulce y útil". Ambas teorías se aunaron y sentaron las bases de las reglas de la composición y los fines de la poesía, sirviendo de guía a los tratadistas de los siglos xvi y xvn (Pierce 1968,12-14). En la carta dedicatoria dirigida a don Fernando Cortés, nieto de Cortés, fechada el 15 de septiembre de 1586, Lasso se acoge a la bondad de su mecenas: "V.m. se le haga en recebirlas, amparando mis versos, que confusamente se arrojan (faltos de todo artificio) en el tempestuoso golfo de tanta diuersidad de gustos y opiniones". Aclara que se queda componiendo la segunda parte de la obra y demuestra la falsa modestia común en los autores de la época cuando sugiere que tal vez otra persona pueda concluirla mejor: "Yo quedo prosiguiendo en la segunda parte desta historia, como por la precedente del Marqués, padre de V.m. me es pedido, no obstante será posible alguno tome la pluma con más curiosidad" (Fol. 3r°). El Prólogo, de dos folios y medio de longitud, plantea tópicos recurrentes: el propósito o finalidad del poema; la relación entre la historia y la literatura; la visión del indígena y el aspecto religioso de la Conquista. En las primeras líneas, el autor señala que las razones principales para escribir el poema fueron "El ser tan aficionado (y con justa razón) a los hechos y cosas de Fernando Cortés", y "la carta de don Martín Cortés, marqués del Valle, su hijo, de emprender cosa que si destas calidades careciera, se me pudiera atribuyr sin disculpa a temeridad" (Prólogo, fols. 6r°-7r°). Lasso tiene en cuenta el modelo clásico de la concepción heroica de la historia al escribir. En el Prólogo, el autor justifica la noble labor del historiador al exponer su argumento sobre la importancia de los escritores que se proponen rescatar del olvido los hechos loables del pasado, y la suerte

37

de que gozaron aquéllos que tuvieron quien relatara sus historias ya que, sin ellos, se perdería el nombre de quién las realizó. Este interés de hacer constar la verdad de los hechos le hará también declarar en el Prólogo, "muchos nombres y hechos de españoles dignos de saberse, y de que se haga mención dellos, y de las cosas notables que en este descubrimiento y conquista obraron". De este modo la obra sirve de memorial de muchos que participaron junto con Cortés en la conquista de México. En cuanto a la historia, Lasso reitera cuán ajustado va a la verdad. Su obra, según el autor, está basada en hechos históricos verídicos ("que para prueua de su verdad y de quán arrimado voy a ella") que ha logrado obtener de varias fuentes con considerables esfuerzos. Sin embargo, no menciona a los autores de dichas relaciones y utiliza además un recurso literario muy común mediante el cual se alude a narraciones y manuscritos de procedencia misteriosa: "En este mi pequeño discurso remito a los Letores a sus milagrosas historias, cuyos puntos principales yo he seguido en él, inquiriendo muchos papeles curiosos con notoria verdad autorizados, y relaciones que no pequeño trabajo y costa me han tenido" (Prólogo). La verdad histórica esencial del poema no debe estar manchada por ningún indicio de ficción a no ser que se declare anteriormente, punto ya acentuado por Amor y Vázquez (1970, xvi). Por tanto el poeta nos informa que: "Sólo en la variedad del onzeno canto, y descripción de la casa de la embidia del dozeno, podrá el Letor recrear algún tanto el ánimo cansado de tantas veras y verdades, si gustare de poesía y ficiones". Así, no se debe poner en tela de juicio la veracidad histórica del poema, porque, según él "historia de tanta autoridad como ésta, ninguna mistura dellas consiente, sin yr muy declarada por tal"; sin embargo, no hace mención de los romances intercalados de Clandina (IV, VIII) o de Gualca (XII)27 ya que los considera parte de la narración. Esto apunta a la polémica existente en la literatura épica del siglo xvi entre los que seguían los preceptos aristotélicos que dictaban que la historia debía ocuparse de contar verdades particulares, en tanto que la poesía debía ser esencialmente verosimilista, y los que se adherían a la tradición literaria histórica de Lucano y didáctica de Horacio en cuanto a la creación poética.

27 Pierce tampoco anota la inclusión de estos episodios novelescos cuando dice: "Lasso de la Vega cumple como bueno su palabra, por cuanto los cantos XI y XII son terreno abonado para todo género de fantasías (particularmente la intervención de los dioses y el bosquecillo de las ninfas del canto XI) tras tantísimo material rígidamente histórico" (1968, 242).

38

Lasso continúa su prólogo haciendo un encomio de la figura del héroe y de su valor. Trata de rescatar a Cortés de los envidiosos que no le dan crédito por las contiendas de América, y menosprecian a sus adversarios indígenas como débiles y sin formación militar para disminuir su heroicidad. El autor sostiene la falsedad de estas aseveraciones, ensalzando la dignidad del indígena americano y su habilidad bélica: "El dezir que peleó y sujetó gente bárbara sin estudio y exercicio militar, es falso, por la notoriedad que se tiene de lo contrario, y las continuas y sangrientas batallas que entre los Indios siempre hubo, y la destreza en jugar diuersas armas" (Prólogo). La lectura de Gomara parece ser la fuente primordial del autor al escribir su obra. Aunque Lasso no lo declare abiertamente, un cotejo de textos demuestra que la obra se basa en la Historia de la conquista de México, segunda parte de la Historia general de las Indias (1552) de Francisco López de Gomara, para la relación de los hechos expresados en el poema. En el Prólogo sólo señaló que la había compuesto "inquiriendo muchos papeles curiosos con notoria verdad autorizados, y relaciones que no pequeño trabajo y costa me han tenido". Sin embargo, en el primer Canto, Lasso declara conocer la obra de Gomara cuando señala "Que ya Gomara, y otros, nos han dado entera relación de sus pisadas; y con estilo claro y leuantado dellos han sido, y son manifestadas a los quales remito los curiosos de saber más que aquestas cudiciosos" (I., fol. 6o). La cronología y el orden de muchos de los eventos históricos incluidos por Lasso concuerdan con la narración de Gomara. El relato que Jerónimo de Aguilar hace a Cortés de su desastrada expedición y la mención de la muerte de "Valdivia" y otros que fueron sacrificados y comidos por los indígenas, también se halla en la Historia de la conquista de México. Sin embargo, en Gomara no se menciona la escena de antropofagia donde los soldados españoles, después del hundimiento de la barca que llevaba a salvo a quince personas, se comen los cuerpos de sus compañeros para sobrevivir. Lasso incluye este dato en el relato que Aguilar da a Cortés. Sin embargo, como ya apunta Amor y Vázquez (1968, xxi-xxv) hay discrepancias tanto de detalle como en los apartes novelescos, amorosos o fantásticos, imbricados en la fábrica de la narración (IV, VIII, XI y XII). La historia de Gomara se convirtió en la fuente idónea para Lasso por haber aquél conocido íntimamente al conquistador de México 28 .

28

Gomara entró al servicio de Cortés como capellán y criado cuando el conquistador tenía cincuenta y seis años. Se supone que obtuvo los datos para su Conquista de México durante los seis años que pasó con el conquistador (Iglesia 1942, 152).

39

Ideológicamente Lasso y Gomara comparten la misma visión de la importancia de la historia para rescatar del olvido los hechos memorables de una persona, en este caso, Cortés. Ramón Iglesia explica que Gomara se halla dentro de la ideología del Renacimiento al tener "un concepto individualista, aristocrático y heroico de la historia" (1942, 159-160), y apunta: "para Gomara, en una palabra, la historia es esencialmente la biografía de los grandes hombres" (ibíd., 155). Gomara indica en la dedicatoria a don Martín Cortés, marqués del Valle, lo siguiente: A ninguno debo intitular, muy ilustre Señor, la Conquista de México, sino a vuestra señoría, que es hijo del que lo conquistó, para que, así como heredó el mayorazgo, herede también la historia. En lo uno consiste la riqueza, y en lo otro la fama; de manera que andarán juntos honra y provecho (1946, 3). Añade que la historia sirve para prevenir el olvido de hechos dignos de ser recordados: dura mucho más que la hacienda, porque nunca le faltan amigos que la renueven, ni le empecen guerras, y cuanto más se añeja, más se precia. Acabáronse los reinos y linajes de Niño, Darío y Ciro, que comenzaron los imperios de asirios, medos y persianos; mas duran sus nombres y fama en las historias. Los reyes godos de nuestra España, con Rodrigo fenecieron, mas sus gloriosos hechos en las crónicas viven (ibíd., 3). Por su parte, Lasso también recoge el tema de la fugacidad del tiempo y la importancia de los escritores en la preservación de hechos memorables: Y no tengo por menos venturosos a los varones célebres en tener quien haga esto, que en haber conseguido los triunfos gloriosos que dellos se cantan; pues las hazañas de muchos dignas de ser sabidas las ha consumido el tiempo (haciendo su antiguo oficio) por carecer de escritores (Prólogo, De Cortés valeroso, y Mexicana). Además de la Conquista de México de Gomara, Amor y Vázquez señala la posibilidad de que tal vez le sirviera de estímulo el borrador inédito del poema "Nuevo Mundo y Conquista", publicado entre 1601-1604 de Francisco de Terrazas que pudo circular durante la estadía del poeta mexicano en Madrid (1970, xvii). Por otra parte, Margarita Peña ha citado como posibles fuentes históricas del poema a Luis de Zapata, en algunos

40

cantos de su poema épico Carlos famoso (1569), La Araucana (1569, 1578, 1589) de Alonso de Ercilla, los Anales de la Corona de Aragón (1610) de Jerónimo de Zurita, la Silva de varia lección (1570) de Pedro Mexía y la Historia general y natural de las Indias (1549) de Gonzalo Fernández de Oviedo (1994, 290). En cuanto a la recepción de De Cortés valeroso, no he encontrado referencia alguna al conocimiento de su obra en la América colonial. Sin embargo, no se puede descartar que cruzara el Atlántico. Irving A. Leonard, menciona la obra lírica de Lobo Lasso de la Vega en una lista de libros que habían llegado a la Nueva España, en la nueva edición de su conocido libro Books ofthe Brave (1984 [1949])29. En el capítulo sobre el comercio de libros en la Nueva España, el estudioso señala que las obras líricas se hallaban bien representadas en ese grupo: "Poetic works, however, are fairly well represented by seven items — Aldana, Espinel, Lobo Lasso de la Vega, Lomas Cantoral, López Maldonado, Montemayor and Sayago—" (ibíd., 225). Las listas de algunos libros llegados al virreinato que el estudioso consultara están incluidas en esta nueva edición (ibíd., 241-257). En una de ellas aparece un legajo que Leonard halló en el Archivo General de Indias, Sevilla. El legajo 1135, fols. 153-169 v°, indica lo siguiente: "La Trinidad of the Flota departing for New Spain in 1600, under the command of General Pedro de Colón Melgarejo, Luis de Padilla, 'vecino de Sevilla', dispatched an undetermined number of cases of books to Martín Ibarra at San Juan de Ulúa to be sold for cash or on credit" (ibíd., 248). En esta lista aparece el Romancero de Gabriel Lobo Lasso de la Vega (ibíd., 381). Máxime Chevalier, quien rastrea inventarios de bibliotecas particulares para definir el público de la epopeya, también señala el hecho de que un tomo de De Cortés valeroso, y Mexicana apareciera en la biblioteca del Conde-Duque (1976, 120). Además, indica que en el inventario de la biblioteca de Lorenzo Ramírez del Prado se hallaba, entre otros libros que también trataban de épica, la Mexicana. Al parecer, Lobo Lasso era un autor conocido y muy apreciado en la época al cual, otros poetas, como Saavedra Guzmán, decidieron imitar. De la obra, dice Jerónimo Ramírez en su prólogo a la edición de la Mexicana, que "fue obra tan bien recibida de todos que ninguno pudiera poner falta en ella" (Prólogo).

29

La nueva edición tiene una introducción por Rolena Adorno e incluye los documentos de las listas de libros que hicieron la travesía a la Nueva España y al virreinato del Perú (Leonard 1984,241-257).

41

Al igual que otros poemas épicos, De Cortés valeroso sigue las pautas del género. La obra está dividida en doce Cantos al igual que La Eneida de Virgilio y la Christiada de Diego de Hojeda. Cada Canto va precedido por un exordio, reflexión de carácter ético o moralizador que refleja el material que se abordará en el canto (Goic 1988b, 71). El poema se desarrolla en forma cronológica y no comienza con la fórmula clásica de la poesía heroica de in medias res. Las primeras estrofas del exordio del Canto I presentan el tema esencial del poema. El poeta se propone enaltecer el valor de Cortés y los triunfos logrados por su esfuerzo, recalcando su intención de cantar estas hazañas para salvarlas del "torpe olvido". Siguen la fórmula del comienzo virgiliano "Arma virumque cano, Troiae qui primus ab oris / Italiam fato profugus Laviniaque venit / litora [...] / Musa, mihi causas memora ..." (La Eneida 2000,1) 30 : Canto el furor de Marte sanguinoso, del gran Cortés los triunfos, las Vitorias, la sujeción del Bárbaro famoso, ganada con fatigas tan notorias: rebelión de vn imperio poderoso, heroycos hechos, inmortales glorias; singulares hazañas, y proezas, que eternizan de España las grandezas. (1.1) El autor le dedica la obra a Fernando Cortés, nieto del conquistador de México, y se disculpa por la pobreza de su menester poético ante los modelos clásicos y latinos declarando que "la elegancia del verso, no es de Homero, / de Lucano, Virgilio, Ovidio, el Dante, / sólo es de voluntad rica mi vena, / y sóla esta defensa tiene buena" (I. 5-8). A través del poema habrá numerosas referencias a su destinatario y al ilustre antepasado de éste, Hernán Cortés. El poema continúa con la tradicional invocatio dirigida a las musas del Parnaso a quienes pide ayuda en su menester. Los exordios, la técnica de interrumpir el relato al final del canto y las transiciones del autor que llevan al lector a otra escena o momento de la batalla, son recursos ariostescos empleados por Ercilla que serán retomados por Lasso con el fin de mantener el suspenso y llamar la atención al lector. Así, por ejemplo, en el Canto IV. 23. 7-8, Lasso se incorpora como

30

"Canto las hazañas y al héroe que, huyendo por imposición del destino, fue el primero en llegar desde las costas de Troya a Italia y a las riberas de Lavinio" (1993, 39).

42

narrador al mismo campo de batalla para indicar el retorno al relato de una batalla que había abandonado en el canto anterior: "Mas quien el fin de aquesto ver desea / se aguarde, que Tabasco me vocea", para enlazar con la acción dejada en suspenso. En los siguientes versos, el autor interrumpe la obra para aclarar que continuará en una segunda parte la historia de Martín López "cuyos hechos, señor, dignos de gloria, / sabréis en la segunda de mi historia" (X. 31. 7-8). Los exordios, por su parte, introducen reflexiones éticas o morales en torno a los sucesos contados. Lasso sigue a Ariosto y su modelo más cercano, Ercilla, en los exordios de carácter moralizador. Como ya señaló Chevalier: "[Lasso] s'est souvenu du poème d'Ercilla dans son Cortés valeroso: il en retient des exordes moraux" (Chevalier 1966,161). El poema se inicia con la descripción de México y sus habitantes y de la geografía y topografía de la región, recurso de la epopeya medieval (Curtius 1953,1, 200). De Cortés valeroso describe el poderío mexicano, la destreza de los guerreros indígenas en combatir con varias armas, la organización de la sociedad y las costumbres de la corte de Moctezuma, siempre remitiéndonos para más detalles a la obra de Gomara. Ofrece datos sobre la crianza, la educación y las técnicas guerreras de los indígenas que ayudan a situar al lector en el contexto del mundo americano. La valoración del indio es ambigua, ya que si bien se le presenta como una figura "bárbara" por la falta de conocimiento de la doctrina cristiana y la práctica de la antropofagia (IV. 13; VIII. 8-15), los epítetos elogiosos que ensalzan su valor ("noble", "valeroso", "gallardo") abundan en el poema. El autor presenta a los guerreros indígenas como seres valientes, capaces de arriesgar la vida por defender patria, honra y libertad. Las jóvenes indias Clandina, Tádara y Gualca son un dechado de perfección, ideales damas cortesanas, de noble estirpe. El autor resalta las buenas cualidades de los indígenas. La siguiente descripción del general Xicotencátl con su acumulación de adjetivos, ejemplifica el tratamiento que Lasso otorga a los contrincantes de Cortés: Estaba a la sazón por tal nombrado Xicotencátl, mancebo valeroso, prudente, experto, grave y reportado, y en todo menester presto y mañoso, de noble y clara estirpe derivado, corpulento, alentado y belicoso, atrevido en los trances más dudosos, por tal electo entre hombres valerosos. (IX. 71)

43

Los indígenas luchan tan caballerosamente como los españoles en las contiendas, son astutos y usan de ardides (como por ejemplo cuando hunden estacas en un pantano para atrapar a los caballos y así lograr matarlos) para sobreponerse a la superioridad de los españoles en cuanto a las armas. Una de las primeras descripciones en el poema encarece la gallardía de los indígenas, "mancebos recios y membrudos / trenzados los cabellos y desnudos" y, el primor de sus armas, "matizadas de mil varios colores" (II. 5354). El discurso literario que Lasso adopta para las descripciones de los contrincantes y los encuentros bélicos refleja principalmente la influencia de la épica clásica de Homero, los poemas de Virgilio y Lucano, la épica renacentista de Ariosto y los libros de caballerías. Las características de la "guerra épica" se evidencian en los Cantos del De Cortés valeroso, y Mexicana. Lasso sigue el modelo ercillano en el relato bélico de las batallas, combates individuales y desafíos caballerescos donde la jerarquía indígena (Xicotencátl, Tabasco, Maxicacín, Pillarol) se contrapone a Cortés; en otras ocasiones participa todo el ejército. A través del poema es evidente que Lasso exalta las proezas de los mexicanos tanto como las de los españoles, siendo ambos bandos capaces de hechos valerosos. Lasso utiliza técnicas homéricas para describir las batallas con los indígenas. La desventaja numérica de los soldados españoles frente a los guerreros indígenas en las escenas de combate, y la disparidad de armas entre ambos, aspectos de temprana aparición en la épica, se hacen evidentes en la descripción de la batalla de Potonchán. Los indios combaten con armas primitivas —lanzas, flechas y rocas—, presentes en la épica desde Homero, contra un ejército de españoles que tiene una ventaja tecnológica y está equipado con caballos y armas de fuego (Murrin 1994, 161). Además, estos cuentan con soldados indígenas aliados que aumentan considerablemente el campo español, hecho que no siempre se menciona en los poemas americanos pero que Lasso reconoce en la obra cuando hace un elogio de "el indio amigo",refiriéndose a los tlaxcaltecas, quienes serán los aliados de Cortés en la ofensiva final contra los de Cholula y Moctezuma (X. 46). La importancia de la incorporación de estos grupos indígenas en las batallas decisivas es señalada por el historiador H. E. Bolton, quien asevera: "It might well be said that the Spaniards did not conquer America —the natives, led by the Spaniards, conquered each other—" (cf. Murrin 1994, 163). La figura del 'furioso' de la épica clásica y medieval, sobrevive mejor, según Murrin (ibíd., 167-69), entre los guerreros indígenas como Tucapel y Rengo de La Araucana, Zutacapán y Gicombo de la Historia de la

44

Nueva México de Pérez de Villagrá (168), así como en la figura de Tabasco en De Cortés valeroso, y Mexicana31. La admiración por el valor, la gallardía y destreza del indio americano es patente en la caracterización de los indígenas quienes "tal soberbia muestran que, arrojando / la espada de la mano se abrazaban / del cristiano, y la suya le quitaban" (X. 20). Se nota igualmente en los desafíos entre los jefes donde se resalta el combate caballeresco cuerpo a cuerpo entre Cortés y Tabasco, terrible rival indígena (III y VI) y, el teniente Maxixcacín (X. 20-30). Estos desafíos tienen su antecedente en Ercilla, donde vemos el combate individual de Rengo y Andrea (XIV-XV); sin embargo, en La Araucana no se halla una figura central como Cortés desafiando a un importante capitán indígena. El sumo General Xicotencátl (X. 60), el manco Pillarol (IX. 74-75) y el viejo sabio Cipayán (IX. 74), completan el cuadro que recrea los tipos consagrados por Ercilla, representados en La Araucana por Tucapel, Rengo, Lautaro, Galbarino y el sabio Colocolo. Los mexicanos son nobles, elocuentes y arriscados. Pelean por "la libertad" y por no perder "la opinión" o "fama" que poseen. En uno de los principales episodios narrados, Potonchán, la primera ciudad ganada por los españoles, es defendida tenazmente por el cacique Tabasco, heredero directo de la figura del furioso de la literatura clásica. Derrotado en el primer encuentro de Potonchán, Tabasco, caracterizado eficazmente como "fuerte, diestro, bravo, belicoso" (IV. 23) mediante el recurso de la acumulación adjetiva, reanuda la batalla contra los invasores después de reagrupar sus tropas. La fuerza e ira del cacique "fiero jayán" (IV. 27) es tal que atemoriza y a la vez admira a los españoles. En otra ocasión, su fuerza es tanta que el golpe de su maza produce un temblor de tierra (III. 65) y lleva tal ímpetu que se hunde. Lasso utiliza el recurso más empleado y preferido por la poesía heroica, el símil homérico doble (Dale 1922, 243), para describir la belicosidad de este líder, consecutivamente comparado a un "toro", "jabalí" y "prester" (IV. 38). Tabasco, como Lautaro en La Araucana, quien es muerto por una flecha anónima (1993, XIV. 16-17), sólo podrá ser derrotado por el destino cuando "llega rasgando / el aire una pelota rigurosa" (Lasso 1588, IV. 36). El autor recurre repetidamente al uso de metáforas e imágenes hermosas, ya sean de carácter bélico, cortesano o pastoril. Las descripciones sangrientas y escenas de crudo realismo de los encuentros entre españoles e

31

Cf. con las ideas de Quint sobre la feminización y otredad del sujeto colonial subyugado, basadas en una nueva lectura de La Eneida (1993, 21-31).

45

indígenas, evocadoras de La Farsalia de Lucano y La Araucana de Ercilla (III. 603), son numerosas32. Entre los rasgos descriptivos más característicos provenientes de estos autores podemos señalar la imagen de los proyectiles, flechas o piedras como lluvia o nube que oscurece el aire: "Lluvias de hierros vuelan por el viento / espesas nubes de veloces flechas, / ligeros dardos con rigor violento" (De Cortés valeroso, X. 73. 1-2; XII. 38. 1); y las descripciones crueles de la sangre derramada que fluye de los cuerpos profusamente y tiñe el río: "De los tiros la recia lluvia espesa / el aire claro y rojo mar cubría; / crece la rabia, el disparar no cesa" (La Araucana, XXIV. 64, 3-5), y la siguiente estrofa de Lasso: Murieron de los indios bien doscientos del ímpetu primeros y rociada, cuyos cuerpos deshechos y sangrientos vuelven en parte la agua colorada, esparcida con varios movimientos de tantos pies revuelta y ocupada, nuevo tributo al mar el río ofrece, y de rojos matices le guarnece33. (III. 71) Las descripciones truculentas de desmembraciones y el gusto por el detalle horrendo, que tienen antecedentes clásicos provenientes de la poesía homérica, se asemejan a algunas estrofas del poema ercillano. Un buen ejemplo de este tipo de descripción es el episodio del joven Millolano quien, de un violento cuchillazo dado por Aguilar, pierde la diestra que "vuela el puño al ástil aún aferrado, / ya de su antiguo tronco dividido", y la descripción truculenta de la mano, que desasida del cuerpo, bulle aún y queda "mil saltos a una parte y otra dando" (VIII. 29. 7-9). Encontramos otro eco lucaneo en la mención del "prester airado / nociva especie de áspid ponzoñoso" (IV. 38. 5-6) proveniente de la lista de las serpientes de Libia de la cueva de Erictho, la hechicera de la Farsalia (lib. IX). La admiración por el valor, la gallardía y destreza del indio americano es evidente en la caracterización de Tabasco (III. 23-33), Maxixcacín (X. 24-25) y Xicotencátl (X. 60), y la minuciosa descripción del ornato de sus armaduras. La descripción de éstas y, en particular, del escudo de Tabasco, grabado por ambos lados con los hechos de la primera batalla que librara

32

Cf. Lerner 1994, 683-691, para un estudio detallado del influjo de Lucano en el poema ercillano. 33 El énfasis es nuestro.

46

contra Francisco Fernández de Córdoba (III. 33), proviene de la antigua tradición épica y se basa en la descripción de la armadura de Aquiles, forjada por Vulcano a petición de su madre Tetis en la Ilíada (1997,18. 470615), y en la de Gualemo en La Araucana (XXI. 34. 5-8). La armadura, hecha de la verde piel de un lagarto, y coronada con la cabeza de la fiera como casco, completan el arreo y visión del imponente Tabasco (III. 2533). La derrota final de Tabasco en Cintla (VI. 90-92), según el anciano Cipayán, su tío y consejero, se atribuye no solamente a la habilidad de Cortés y sus hombres, sino tal vez a la decisión de los dioses: los españoles eran hijos del sol (Quetzalcoátl) y por lo tanto estaban protegidos por él. Siguiendo el modelo ercillano, en la obra aparecen, además de Tabasco, otros tres jefes indios que se distinguen en la gran batalla de Tlaxcallán: el cacique Pillarol, el teniente Maxixcacín y el gran general, Xicotencátl. En la obra, los tres son vencidos sin lograr matar a un solo español, prueba para ellos de que se encuentran ante seres sobrenaturales. Otro rasgo importante de la épica renacentista y en De Cortés valeroso son las arengas, provenientes de la épica clásica. Las arengas elocuentes de Cortés corresponden simétricamente a las de los capitanes indígenas Tabasco y Xicotencátl (V. 13-18 y X. 59-62) y resaltan las virtudes y cualidades de los héroes de ambos bandos sirviendo además para mantener el suspenso de la acción. La arenga de Xicotencátl en la cual aboga por la libertad ("Mirad que peleáis por la sabrosa / libertad, por la dulce patria amada, / y que si los vencemos, cualquier cosa / Se nos hará segura y regalada" (X. 62. 1-4), y la de Cortés sobre el valor de la exhortación de la palabra en los valientes (X. 66-69), son buenos ejemplos del uso de este recurso de la tradición clásica. La transformación del indígena en caballero en De Cortés valeroso, y Mexicana, sigue los patrones renacentistas de la época, pero acarrea otros problemas. Si los indios son tan acomedidos y valientes, la política española de guerra justa solamente se podrá sustentar por el propósito evangelizador (VIL 54). Los hechos de Cortés y sus soldados se justifican por el provecho que de esta empresa redundará para España y toda la cristiandad, y en especial para los indígenas, que ganarán el Cielo. La presentación de éstos como damas y caballeros revela un deseo por parte del narrador de dar cuenta de la heterogeneidad americana, aparte del propósito de que, al exaltar la heroicidad del enemigo se exalta la propia. Lasso incluye un episodio donde se intenta violar a una indígena, quien es rescatada por españoles (IV. 56). Esto transgrede el patrón poético fijado por Ercilla al incluir por primera vez en la épica americana, los amores entre la indígena Gualca y el español Pedro de Al varado (XII. 19-30). También incluye un episodio

47

de antropofagia española, que aparece justificada en el texto, por las circunstancias extremas de los supervivientes de un naufragio. Al poner en boca de Jerónimo de Aguilar la descripción de cómo los españoles también comieron carne humana, y su comentario: "y comer de sus carnes nos convino / a los doce, y tenello a gran ventura" (II. 3-4), parece igualar el comportamiento de españoles e indígenas34. Los catálogos o listas de armas y de nombres propios de jefes y soldados españoles que hubieran quedado en el anonimato si no se hiciera su mención, constituyen un rasgo típico de la épica con el cual se logra el reconocimiento de servicios a la Corona. La gran mayoría de los nombres mencionados son de soldados que aparecen en la lista de los que vinieron en la expedición de Cortés35. Este aspecto de De Cortés valeroso, y Mexicana (1588) y, Mexicana (1594), ha sido estudiado con detenimiento por Amor y Vázquez en su edición de Mexicana. Este estudioso indica que ciertos nombres no aparecen en las listas ("Torrella", "Maluenda", "Matamala", "Pantiga", "Jarava") y sugiere que tal vez sean ficticios, y su uso, un recurso para acomodar la rima. Otros nombres, como "Matienzo" o "Nicuesa" parecen ser anacronismos; si bien hay un Matienzo entre los conquistadores, éste arribó a la Audiencia en México en 1528; Nicuesa ya había muerto cuando tuvo lugar la expedición a México. Lasso de la Vega, sin embargo, solamente se digna a individualizar a Jerónimo de Aguilar, el protagonista central de dos episodios novelescos de los cantos IV y VIII; a Martín López ("honra del ancho asiento sevillano / con cuyo nombre el Betis caudaloso / al mar vecino da el tributo ufano") (X. 31. 1-3); a Pedro de Alvarado, protagonista del episodio de Gualca (XII); y a Cristóbal Fernández de Mosquera, a quien le dedica una estrofa de alabanza señalando: "de quien cuando, señor, largo escribiera, / según la obligación en que me pone, / su loable valor corto quedara / por mucho que la pluma adelgazara" (X. 40. 5-8). Lasso se disculpa aclarando que "fáltame el tiempo, que quien son no ignoro, / que sus nombres, y hechos sé de coro" (X. 41). Las referencias al mundo clásico, a la mitología, a la historia y a la literatura grecolatinas son numerosas en De Cortés valeroso, y Mexicana. Esta erudición provenía de las lecturas de Homero, de los poetas latinos

34

Este detalle parece ser ficticio, pues no aparece en López de Gomara, Díaz del Castillo ni en Cortés. 35 La lista "Conquistadores de México", recopilada por Orozco y Berra, aparece en la edición de Sahagún (1938).

48

(Virgilio y Lucano), de Las Metamorfosis de Ovidio y de polianteas y libros enciclopédicos como Ojficina poética de Ravisius Textor (ca. 14801520) o la Bibliotheca universalis de Gesner (1516-65); obras estas últimas que recogían la sabiduría clásica usada como adorno por los autores de los siglos xvi y xvn (Piñero Ramírez 1982, 178). Estas referencias clásicas a veces forman parte integral del poema; sin embargo, en ocasiones no han sido asimiladas al texto, como se comprueba en la lista de los nombres de las musas (XI. 56-57). La disputa de "antiguos y modernos" de larga tradición clásica, está presente en la frecuente comparación de las hazañas de los héroes de la antigüedad (Escipión el Africano, Aníbal, Pompeyo y César) con los hechos de Cortés y sus soldados, que los sobrepujarán. Lasso interroga: "¿Quién hazaña leyó tan excelente, / ni empresa tan difícil, ardua y brava? / ¿Ni quando capitán griego o romano / hecho emprendió tan alto y soberano?" (I. 63-65). Las alusiones a sucesos de la antigüedad tales como la derrota de Filipos, en Macedonia (42 a. de C.) (La Farsalía, III. 514-566), la comparación favorable de la muralla de Potonchán (IX. 61) con la fortaleza de Dirrachio (ibíd., VI. 11-14); y la decisión cortesiana de barrenar las naves (IX. 11), comparada a la tomada por César antes de cruzar el Rubicón (ibíd., I. 185 y ss.), sirven para prestigiar el texto. El motivo poético del amanecer y el anochecer mitológicos de procedencia clásica, mediante el cual el poeta aludía a los diferentes momentos del día o del anochecer con bellas descripciones36, es un recurso frecuente que sirve para marcar las divisiones del tiempo entre los combates: Viendo Titán que el mar bermejeaba, y que Hécate sus cuernos escondía, a las veloces Horas agravaba, mensajeras del nuevo y claro día; a que el luciente carro do él mostraba su potencia, deidad y monarquía, con los hartos caballos aprestasen, los sonantes frenos les echasen. (IX. 99) Subía ya en su rueda plateada, a la alta cumbre del luciente cielo, aun del pastor dormido no olvidada,

36 Para otros ejemplos de este motivo poético en De Cortés valeroso, III. 43; IV. 20; V. 29, 62; VIII. 3; IX. 52; X. 3; X. 48; XI. 36.

49

la que por él muriendo bajó al suelo: por sus Cándidos bueyes levantada, la noche muda hinchendo de consuelo, cuando el bárbaro campo destrozado ante el gran General fue presentado. (X. 48) El motivo de la magia y la hechicería proveniente de La Eneida (IV) y La Farsalia (VI), deja su huella en De Cortés valeroso con la figura de Calianera (XI), ninfa que, al igual que el mago Fitón (La Araucana, XXIII) predice los acontecimientos futuros y le habla al héroe de su descendencia. La presencia sobrenatural cristiana se registra con la aparición milagrosa de Santiago, Santo Patrón de España, en el campo de batalla. Este episodio, relatado por Gomara en la Conquista de México, y señalado con cierto escepticismo por Bernal Díaz del Castillo (1968, XXXIV, 78-9), es retomado por Lasso (VI. 55), quien sigue el antecedente de la aparición del apóstol Santiago en La Araucana (IX. 18-19). La representación del infierno de origen virgiliano (VI), generalizada por Garcilaso y Ercilla con la frase "el reino del espanto", empleada frecuentemente por Lasso en su poema, se observa en los siguientes ejemplos: "bajan al reino escuro entristecido" (IV. 12. 7) y "y al reino escuro el alma triste baja" (V. 79. 4). Lasso lo puebla de demonios y dioses de ascendencia clásica e indígena. Acamapich, antiguo emperador azteca y ahora figura infernal, regresa para reclamarle a Moctezuma su pusilanimidad ante los españoles (XII. 119-120), mientras que el demonio de origen indígena, Tezcatlipuca, contraparte de Eponamón en La Araucana, se enfrenta a la Envidia, figura de origen clásico descrita en Las Metamorfosis (lib. II, 70-1), para sembrar cizaña en el ánimo de Diego Velázquez, Adelantado de Cuba, archienemigo de Cortés. La presencia de Tesífone y Alecto (VIII. 19. 7-8) y Lucifer, completan la caterva infernal del poema. Lasso, al igual que otros autores de los siglos xvi y xvn, emplea una gran variedad de figuras retóricas para lograr el aliento poético. De este modo, el poeta utiliza los recursos estilísticos de la lengua poética de la época: símiles, metáforas, las repeticiones sinonímicas, la acumulación adjetiva, nominal o verbal, el uso frecuente de la anáfora, las imágenes, la alusión, la perífrasis, los paralelismos, la rima antitética, la hipérbole, las personificaciones, el uso de la alegoría, las inversiones y los juegos de palabras, entre otros, para intensificar y embellecer su relato. En cuanto al lenguaje, el poema sobresale por la utilización de cultismos léxicos y sintácticos provenientes de la tradición literaria que enriquecen el lenguaje poético; su interés lingüístico es significante por la inclusión de vocablos

50

de temprana aparición en la lengua tales como radioso, terrado, enaguarzado, y otros, como opado e irisión, cuya primera documentación es este texto. Hay pocos indigenismos registrados en el texto y casi todos son de temprana inserción en la lengua española, tales como cacique, canoa, centlí, maíz y tamemes, aparte de la mención de los topónimos y nombres propios de personas y dioses. En solamente una ocasión, el autor se referirá a un animal americano, la liviza (III. 23. 6), para referirse a un pez del Mar Caribe (Amer. W. 1947,345); en su mayor parte, los indigenismos intuidos, siempre son sustituidos por nombres castellanos, por ejemplo: cocodrilo por caimán", tigre por jaguar o puma. El recurso más utilizado en De Cortés valeroso, y Mexicana es el símil o la comparación de origen homérico, cuyo propósito es hacer más vivido el objeto comparado y a la vez servir como adorno en la narración (Dale 1922, 235). El símil venatorio de larga tradición clásica (Séneca y Lucano), que es retomado en el Renacimiento por Ariosto {Orlando furioso, XXIX. 10), Garcilaso (Égl. II. 1666-1670) y después Ercilla (La Araucana, III. 62), se presenta en la imagen de los lebreles atraillados e impacientes por perseguir la caza (III. 24; VI. 34; IX. 4-7): Cual bravo jabalí, fiero, cerdoso, si es de un solo lebrel acometido, suele esperar con diente riguroso, como no sienta de otros el ladrido; que aguarda, acometiéndole furioso si algún agravio dél ha recebido; así el gallardo bárbaro procede y aún no muestra a Cortés lo que es y puede. (VI. 34) Nuestro autor seguirá el modelo ercillano al utilizar el símil animalístico, clásico-mitológico o de referencia al mundo natural con frecuencia en el poema. El símil que compara la corriente o raudal de agua con el tumulto de los indios que, con su pujanza, arrancan de su sitio a los españoles37, y las comparaciones taurinas, preponderantes en las situaciones en que se describe la fortaleza física de los contrincantes en la pelea, y utilizada para describir al asediado Tabasco, "toro" acorralado por "los alanos"38, son so-

37

Así a nuestro escuadrón forzosamente / lo arrebató la bárbara corriente" (La Araucana, XVIII. 11), "así de aquesta turba, la corriente / arrancó de su sitio a nuestra gente" (De Cortés valeroso, y Mexicana, V. 57). 38 Para las comparaciones taurinas, véase IV. 26; VI. 34; VI. 58-59.

51

lamente dos de los muchos ejemplos provenientes de La Araucana. Lasso logra recrear, mediante las comparaciones clásicas o mitológicas y las de la naturaleza, escenas e imágenes visuales, auditivas y sensoriales que conmueven al lector (V. 41). El uso de la rima antitética —recurso frecuente— está ejemplificado en la siguiente octava: Vemos tras buena suerte, un azar duro, tras un alegre estado, un descontento, tras un vivir pacífico y seguro, un desastrado caso o fin violento, tras un triunfar del artillado muro, un abatido y triste acaecimiento, tras el ardiente Sol, las tempestades, y tras bonanza en mar, calamidades. (II. 2) La siguiente estrofa ejemplifica el uso de estructuras paralelas con las preguntas retóricas anafóricas que comienzan con "¿qué?" y la repetición de la última palabra del verso anterior en la primera del siguiente después de "qué". Ocurre asimismo un juego de palabras cuando el poeta emplea los sustantivos "culpa", "pena" y "disculpa" con connotaciones variadas. Esta estructura repetida intensifica y caracteriza el lamento de Maxixcacín ante su derrota: ¿Qué disculpa daré que no sea culpa? ¿Qué culpa mereció tan grave pena? ¿Qué pena bastará para disculpa? ¿Qué disculpa podrá escusar la pena? ¿Qué pena no es menor que mi gran culpa? ¿Qué culpa más condigna habrá de pena? ¿Qué pena que a tal culpa satisfaga, y que afrenta tan áspera deshaga? (X. 51) Las repeticiones y acumulaciones adjetivas, nominales o verbales son usadas con gran frecuencia por el autor para intensificar el relato. En la siguiente octava, la repetición anafórica de "cuál", frecuente en las descripciones bélicas, la acumulación de nueve verbos que describen la acción bélica y la compilación que el poeta hace de las diversas armas ("arco", "maza", "hacha", "espada", "pica" y "dardo") y las partes de la armadura ("arneses", "rodelas", "grebas"), le otorgan gran dinamismo a la escena: Cuál la vagante cuerda al arco aprieta, cuál con pesada maza el aire hiere,

52

cuál revuelve la hacha y la sujeta, cuál da filo a la espada y la requiere; cuál la vibrante pica más perfeta, y más ligero dardo busca, inquiere, polvorosos arneses aprestando, rodelas, cascos, grebas alimpiando. (VII. 50) La intertextualidad con textos de Virgilio, Lucano, Ariosto, Garcilaso y Ercilla se hace sentir en los versos que Lasso reelabora e imbrica en el poema. El verso garcilasiano del famoso Soneto X "y con ella en mi muerte conjuradas" (1969, 47) encontrará eco en los versos "de consuno en su daño conjuradas" {De Cortés valeroso, y Mexicana I. 39. 4) y "témense si en su daño conjurada" (ibid., III. 6.1), pero en un contexto bélico, no amoroso. El verso 380 de la Égloga I de Garcilaso (1969, 133): "¿íbate tanto en perseguir las fieras?" es repetido casi sin alterar para describir a la "casta hija de Latona" que "por el ameno prado entrar se vía, / de perseguir las fieras fatigada, / la diestra de arco y flechas ocupada" (XI. 54. 68), por citar solamente dos ejemplos. El tópico de las constantes referencias a la Fortuna y al hado inexorable inexorabile fatum de origen virgiliano utilizadas por Boscán, Garcilaso y Ercilla, son frecuentes en el poema ("Ya que el hado miserable / ejecutivamente me persiga, / y la envidiosa muerte inexorable / con rigor asperísimo me siga" (VIII. 47. 1-4). El motivo poético de las horas y la descripción clásica de la noche39, proveniente de La Eneida y de uso general en los textos áureos, embellecen y avalan el poema. La siguiente descripción de un atardecer bucólico es un buen ejemplo de la influencia virgiliana en el poema: Los febeos caballos ya gozaban la dulce ambrosía al declinar el día, las cumbres de las granjas ya humeaban, y de los altos montes ya caía la denegrida sombra, que anunciaban la noche que en los valles se estendía. (X. 57. 1-6)

39

Compárense los siguientes ejemplos: "Cuando con negras alas ocupaba / la escura noche el espacioso cielo..." (De Cortés valeroso, y Mexicana, III. 43; 1-2; XII. 110. 1-2), y "La escura noche en esto se subía / a más andar a la mitad del cielo, / con las alas lóbregas cubría / el orbe y redondez del ancho suelo" (La Araucana, III, 70, 1-4).

53

Las descripciones de la naturaleza americana y su flora o fauna, casi siempre tienen como referente a Europa y no reflejan la realidad americana. Lasso presenta un paisaje idealizado que sigue las reglas de las preceptivas clásicas y renacentistas en boga durante la época. En el siguiente símil, el poeta compara a Cortés con un "peñasco echado con violenta mano / que del alto Apenino descendía" (VI. 21. 1-4). En otra ocasión, si bien es cierto que menciona el Popocatepetl (XII. 88), no profundiza en su descripción, más allá de nombrarlo "sierra del humo", según las fuentes indígenas. La contraposición del paisaje idealizado y el ambiente guerrero, frecuente en la épica, logra así crear un espacio donde los personajes y lectores puedan descansar de las vicisitudes de la guerra (Perelmuter-Pérez 1986,133). El poema está narrado en su mayor parte en la tercera persona; sin embargo, es frecuente que los personajes hablen por sí mismos, hecho que realza el interés por los diversos casos e infunde variedad al poema. Las elocuentes arengas de Cortés, Tabasco y Xicotencátl y las quejas amorosas de las doncellas indias Clandina, Tádara y Gualca, son relatadas en la primera persona. Es frecuente que el narrador interrumpa la acción para aclarar hechos y para dirigirse al destinatario del poema, el nieto de Hernán Cortés. Lasso literaturiza pasajes relacionados con los desvíos amorosos de las jóvenes indígenas en las narraciones de las tormentas que azotan los navios y en el episodio del barrenamiento de las naves, donde la presencia de lo mitológico es más relevante. En este último caso, el poeta imagina que las tablas o maderos de las naves sucumbieron a las profundidades del mar y le sirven a Neptuno de trono; así evita que el tiempo y los elementos corrompan estas famosas naves: Quien duda deste bien que él no tomase como señor del húmido Tridente, la parte principal con que adornase su asiento de cristal resplandeciente; y que las torpes Focas olvidase Proteo en guardarlas siempre diligente y que Salacia y Tetis no llevasen, con que albergues dichosos fabricasen. (IX. 42) La auto-referencia es otro aspecto interesante de De Cortés valeroso. El poeta habla de sí mismo en la primera persona ("Yo que un tiempo canté de los pastores") y de su quehacer poético anterior en tres estrofas (IX, 7678) donde alude al manuscrito y su temor de no poder acabarlo. En la primera estrofa Lasso menciona el estilo "pastoril" de su poesía anterior; debe

54

de referirse al Romancero y a los poemas del Manojuelo; en la segunda habla de "la infausta Bizancio populosa" y "la casta Dido", temas de que tratan sus dramas, la Tragedia de la honra de Dido restaurada y la Tragedia de la destruyción de Constantinopla: Yo que un tiempo canté de los pastores en las frondosas selvas las marañas, como ya de los héroes vencedores, voy cantando las prósperas hazañas; y entre los presurosos atambores que siembran cruel furor por las entrañas, como resonarán mi canto ronco aún para helados riscos, torpe y bronco. (IX. 76) El autor vuelve a referirse a sí mismo en la profecía que Calianera le hace a Cortés. Declara su edad "De veinte y nueve años no cumplidos / sacará a luz sus versos Gabriel Lasso, / donde serán tus hechos referidos, / de las nueve alentado del Parnaso" (XI. 79. 1-4), el lugar donde ha compuesto la obra, y hace alarde de su ilustre ascendencia: Este será una rama dependiente, del tronco antiguo y claro de la Vega, y del varón francés bravo excelente que a S antillana sus cimientos llega; fundador de la casa preeminente, que se llama la torre de la Vega, fértil raíz de ramos gloriosos, a quien la fama canta vitoriosos. (XI. 80) 1. El protagonista: Hernán Cortés La primacía de Hernán Cortés, el héroe épico, en la conquista del imperio mexicano se establece desde el primer canto; todo el poema es un panegírico a sus hazañas y a su valor, idea ya expuesta en el título. El autor desea defender a Cortés y protegerlo de sus detractores. Conviene recordar que el poema está dedicado al nieto de Cortés y, por tanto, hay un vivo interés por parte del autor de desterrar cualquier duda en cuanto a la importancia de la empresa cortesiana. Lasso sigue a Gomara cuando señala la predestinación de Cortés, era él "a quien descubrir estas regiones / estaba por el cielo cometido" (I. 10). Solamente a él le estaba reservado por la providencia o por "los hados" la conquista de los nuevos territorios, para el aumento de la fe cristiana y de la gloria de los Reyes; prueba fehaciente de

55

esto era que las expediciones anteriores de Juan de Grijalva, Francisco de Montejo y Hernández de Córdoba, habían fracasado (I. 54-56). La disputa de "antiguos y modernos" se desarrolla en el poema cuando Lasso parangona a Cortés con los más grandes héroes de la antigüedad clásica; Aníbal, Pompeyo, Julio César, Escipión y Alejandro Magno, y los supedita a Cortés. En Mexicana (fol. 259), el poeta añade a la lista los nombres de Pirro, Emilio el Macedonio y Marco Antonio. Subrayando siempre la preeminencia de Cortés, el autor afirma que sus hechos ensombrecen la grandeza de los héroes clásicos pues éste había luchado en desventaja, lejos de cualquier esperanza de socorro inmediato, en territorio nunca antes explorado y sin apoyo económico (I. 12). Cortés aparece a través de toda la obra como un dechado de virtud, aun cuando mienta, engañe y explote desavenencias indígenas. Las doctrinas de El Príncipe de Niccolo Machiavelli (1469-1527) vigentes en el Renacimiento, se transparentan en el Canto VII (51-55). Según el escritor florentino, el "príncipe" o "jefe de estado" debía olvidarse de la ética a la hora de alcanzar el poder y postular la idea de que el fin justifica los medios. Imbuido por estas ideas, Lasso también justifica las acciones cortesianas y aunque sean deleznables, su "solercia, astucia y maña" (VII. 53. 1) porque "cuando es el contrario incontrastable, / es lícita la fraude y permitida" con tal que lleve al triunfo; indica, además, lo difícil que le hubiera resultado conservarse vivo ante el infinito número de indios que enfrentaba. El fin, la misión evangelizadora y ("el celo razonable/ con que fue por Cortés introducida la santa religión y justas leyes / bastaba"), el servicio al Rey mediante la conquista de nuevos territorios, justifica los medios y lo redime de cualquier acción vil y fraudulenta (VII. 49. 5-7). El propósito mesiánico de la conquista es evidente en el poema. En varias ocasiones el autor alude a la "gente baptizada" al referirse a los españoles. El grito de guerra medieval de "Cierra, España", usado contra los mahometanos, se escucha ahora en el campo de batalla contra los indígenas. El epíteto derogatorio "perros", utilizado en España contra los moros, se traslada al campo de la conquista americana, así, Moctezuma se apropia de este epíteto para referirse a uno de sus aliados indígenas (VIL 47. 7-9). El episodio de índole providencialista en que se relata la aparición de Santiago, el Santo Patrón de España, en su caballo blanco en el campo de batalla40, es reelaborado por

40

La fuente de este episodio es la historia de Gomara, y es a su vez relatado con cierto escepticismo por Bernal Díaz del Castillo en la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España (1968 [1568?], XXXIV).

56

Lasso para reforzar la idea de que los dioses cristianos están de parte de Cortés en la lucha contra el infiel: Estando pues los nuestros desta suerte, vieron el caballero y luz primera, que entraba en la batalla dando muerte a gran parte de aquella gente fiera. No hay quien se muestre en aguardarle fuerte que de su brazo tal el rigor era, que por afortunado se juzgaba, el indio que más lejos dél estaba. (VI. 9) Ante la apariencia "celestial" de Cortés, Tabasco, que relaciona su arribo con el mito de Quetzalcoátl, se rinde: De la casa del Sol acá enviado, que esta figura y hábito es celeste, y tal hombre la tierra no ha criado; bien es que contra mí se manifieste el áspero rigor del Cielo airado, y me muevan ya guerra, no mortales mas los inmensos Dioses inmortales. (VI. 8) Con su brazo Cortés logra lo que los dioses desean y esto justifica sus acciones. Él es quien ordena, manda y castiga sin piedad cuando lo requiere la ocasión. Sin embargo, Lasso muestra en sus versos a un héroe caritativo que logra controlar la codicia y la crueldad de sus soldados durante la toma y saqueo de los pueblos indígenas para ensalzar las virtudes del héroe y exonerarlo de la crítica, achacándoles a sus hombres los excesos de la conquista. Por otra parte, Cortés se hace ordenar justicia mayor y manda barrenar las naves para evitar que los hombres regresen a Cuba. Siguiendo la historia de Gomara, Lasso compara este hecho con el hundimiento de las naves por Barbarroja (IX. 17). La elocuencia cortesiana es otro rasgo que se resalta en el poema. Cortés posee el don de la palabra y en numerosas partes del poema, Lasso señala cómo utiliza este don para lograr sus objetivos: "De su elocuente plática se armaba, / que acero no era allí menesteroso, / junta su gente, do movió en sustancia / la lengua llena de arte y de elegancia" (X. 78. 4-8). Las arengas que Cortés les dirige a sus compañeros antes de entrar en batalla son ejemplos de esta oratoria (II. 34-35; IX. 26-25; X. 66-69 y X. 79-85). El poema sigue básicamente las pautas dadas por Gomara en cuanto a las relaciones de Cortés con su intérprete doña Marina, y aún más pues no

57

hay ni siquiera una referencia a la relación que hubo entre ésta y el conquistador. En el episodio amoroso del poema donde Alvarado es avisado por Gualca, su amante india, de la emboscada preparada por los cholultecas, la joven parece haber usurpado el papel real que Marina desempeñó al descubrirle a Cortés, no a Alvarado, la estratagema preparada en contra de las tropas españolas. El carácter moral de Cortés, pues, queda sin mácula en el poema. La valentía y osadía del conquistador de México demostrada con el episodio del barrenamiento de las naves, provoca la discordia entre algunos soldados. Estos protestan su decisión unilateral al declarar: "¿Adonde va este loco, que ordenando / va como nos llevar al matadero" (IX. 20. 6-8). Los hombres de Cortés declaran que la hueste siempre ha de llevar la peor parte en las guerras pues el triunfo es galardón del capitán, y no de sus anónimos soldados. En las siguientes estrofas encontramos ecos de la insatisfacción de éstos por las acciones del capitán, tópico tratado en la Historia verdadera de Bernal Díaz del Castillo y en el poema "Nuevo Mundo y Conquista" de Francisco de Terrazas: Debe tener en poco nuestras vidas, pues en aprieto tal quiere meternos, o que nos son, entiende, desabridas según los trances en que va a ponernos; si con ajena muerte, y con heridas quiere al mundo dejar triunfos eternos, tiente los hados con su diestra fuerte y adquiéralos si puede desta suerte. Colgados de esperanza nos detiene, con que pretende a México llevarnos, y sólo le parece que conviene ir con el fiero bárbaro a encontrarnos; a él no le está mal, que bien le viene vamos ciegos tras él a despeñarnos, pues es del Capitán la gloria, dándole sus soldados la vitoria. (IX. 21-22) La siguiente arenga de Cortés, en la cual los exhorta a seguir el camino emprendido con valor y esfuerzo, ocupa diez estrofas y logra levantar los ánimos de los soldados prometiéndoles fama y fortuna:

58

¿Do pensáis adquirir mayores glorias? si pretendéis riqueza, ¿dónde hay tanta? Si eterno nombre, triunfos y Vitorias cuyos hechos la fama al mundo canta, ¿dónde iréis a buscarlas más notorias? ¿o adonde el brío, el ánimo os levanta? Y si habéis profesado la milicia, ¿cómo de conseguilla no hay codicia? (IX. 30) No cabe duda de que la obra es un panegírico al valor de Cortés y a sus hechos; Lasso procura colocarlo en un pedestal donde los detractores no puedan hacerle ninguna mella. Esta preocupación, ya evidente en el Prólogo del poema y más tarde presente en la "Apología" de Jerónimo Ramírez en Mexicana, resurge en las primeras dos estrofas del Canto X. Bajo los visos de la reflexión ética y moral, Lasso se propone defender la gloria adquirida por Cortés y la importancia de su empresa ya que "El rudo proceder del vulgo vano / o la mísera envidia carcomida / del abatido pecho soez villano" de sus enemigos "quieren escurecer lo que la fama / justamente en el Orbe dél derrama". Éstos señalan, por ejemplo, que los indígenas eran "gente grosera, / bárbara y en las armas no cursada, / inhábil, sin defensa ni manera / para tomar en contra suya espada", intentando así disminuir su empresa. Por el contrario, Lasso recalcará la valentía y destreza de los enemigos "para que entendáis la gente que era" y restaurar la osadía e importancia de la empresa de Cortés (X. 1-2).

2. Los episodios novelescos En De Cortés valeroso Lasso rompe con su propósito histórico inicial señalado en el Prólogo y presenta a tres heroínas indígenas que protagonizarán episodios novelescos importantes. En la mayoría de los casos, al estudiar el poema, los críticos se han limitado a repetir el juicio de Frank Pierce en su estudio sobre la épica del Siglo de Oro, quien señaló: Lasso de la Vega cumple como bueno su palabra, por cuanto los cantos XI y XII son terreno abonado para todo género de fantasías (particularmente la intervención de los dioses y el bosquecillo de las ninfas del canto XI) tras tantísimo material rígidamente histórico" (1968, 242). Sin embargo, es evidente que aunque Lasso solamente señala como ficción el Canto XI y el episodio de la Casa de la Envidia del Canto XII, los relatos amorosos intercalados a través de la obra (IV, VIII y XII), de origen

59

ariostesco, no reflejan la realidad histórica y cumplen también la función de conferir mayor variedad al poema épico. El primer episodio transcurre en el Canto IV y relata la historia de Clandina, joven indígena, noble y rica por la cual compiten Tacaybí e Hirtano. Este último mata alevosamente a Tacaybí, y pretende seducir a Clandina en un bosque umbroso cuando es socorrida por Aguilar y Matienzo. La preocupación de Clandina por su honra y castidad y las artimañas a que recurre para dilatar el rapto, son parte esencial del episodio. La narración del rapto está enmarcada por el lugar ameno renacentista y contrapone a la violencia, la paz y calma del paraje. Lasso presenta en estos versos la temática española de la honra y la castidad en la mujer y la transfiere a la heroína indígena. Lasso ensalza a la joven y la parangona con las heroínas grecorromanas más famosas: Hippo, Tuscia, Virginia (V. 1-2). Este episodio recuerda el de Glaura de La Araucana, cuyo antecedente a su vez parece ser la historia de Isabella y Zerbino del Orlando furioso (XIII y XXIII). Al igual que Glaura, salvada gracias a la intervención de un escuadrón de españoles (XXVIII. 17), Clandina se libra de los avances inoportunos de Hirtano por la aparición de Aguilar. El segundo episodio ocupa todo el Canto VIII y es prácticamente una novela de aventuras. Este episodio transcurre en una cueva, adonde Aguilar llega después de despertar de un sueño premonitorio. Allí salva por segunda vez a Clandina y a Hipandro, su nuevo esposo, de una banda de malhechores indios que, después de robarles sus joyas, intentaba sacrificarla a sus dioses. Aguilar se enfrenta a los bandidos al ver "la intensa pasión enamorada" de los jóvenes y caballerosamente arriesga la vida "porque fuese la dama socorrida" (VIII. 28). Después de salvar a la joven y a su amante desfallecido, ocurre la anagnórisis de las novelas bizantinas: Aguilar reconoce a Clandina, a quien ya había socorrido en otra ocasión en el bosque (IV). Este episodio recuerda la escena del reconocimiento de Glaura y Cariolán de La Araucana (Schwartz 1972, 623). Paralelamente, el autor desarrolla la historia de Tádara y de uno de los jóvenes que peleaba en la cueva. Antes de expirar, éste le dio muerte a su amada antes de permitir que otro la violara. El tercer episodio aparece en el Canto XII y gira en torno a Gualca. La joven indígena reniega de su familia y traiciona a su pueblo por salvarle la vida a su amante Alvarado: le avisa de la emboscada que los cholultecas, en liga con los aztecas, les preparaban a los españoles. Al igual que Ercilla (XIX), el autor antepone a este episodio una disculpa a las mujeres por no haber ofrecido material a su gusto y haberse dedicado solamente a las descripciones bélicas. Esta disculpa sirve la función de aumentar el suspenso

60

de la acción, manteniendo a los lectores interesados en el episodio del asalto que los cholultecas preparaban a traición, a la vez que introduce el parlamento amoroso de Gualca. La culpa de este olvido ha sido, según Lasso, por "vuestro trato enmarañado y doble", topos literario clásico proveniente de La Eneida que trata de la inconstancia de las mujeres (IV. 569-70 varium et mutabile semper / femina), y que Ercilla retoma. Con todo, sabemos que esto no es cierto pues hubo dos episodios donde el autor trató de los avatares del amor: Damas, si con descuido he procedido y en mi corto discurso trabajoso no habéis ningún servicio recebido, siendo de os complacer el más ganoso, entended que la causa en parte ha sido este caso indeciso litigioso de vuestro trato doble y marañado, en que la pluma tantos han tomado. (XII. 16) El autor indica que si bien autores anteriores han denigrado a las mujeres y su "trato", él no lo hará. Al contrario, las colocará donde, a través de las vicisitudes del amor, hayan logrado fama y renombre: Yo no la moveré para ofenderos, aunque de queja alcanzo buena parte, ni es tampoco al propósito el meteros entre el duro rigor del fiero Marte; donde no ha de servir, sino de haceros pavorosas, huir de toda parte, del son del atambor a la trompeta, de la espada a la lanza, o la escopeta. Aunque en algunas partes me es forzoso, meteros en sucesos memorables, producidos de un celo piadoso, en vuestro natural partes loables; de amor acompañado fervoroso, en cuyas altas pruebas admirables, habéis nombres perpetuos adquirido, a quien dañar no puede el torpe olvido. (XII. 17-18) Las tres jóvenes, enmarcadas en un ambiente renacentista, actúan y se expresan de acuerdo a los modelos literarios de la época y no reflejan la realidad étnica del indígena americano sino un arquetipo ideal. Son seres fie-

61

ticios, enmarcados en un ambiente renacentista y no guardan ninguna relación con la realidad. Ninguna de las tres es caracterizada físicamente y sus perfiles son imprecisos ("doncella llorosa", "graciosa bárbara", "joven bella", "faz hermosa", "rara beldad"), quedando reducidas, como se dijo, a un arquetipo ideal. Al describir a las jóvenes Clandina y Gualca, Lasso recurre a las metáforas comunes de la poesía neoplatónica tan frecuentes en el lenguaje poético del siglo xvi: la imagen de los ojos como dos soles ("abre esos claros soles ya eclipsados, / de escura amarillez desfigurados" (VIII. 24. 7-8); el llanto como cristal ("De arroyos de cristal bañado el pecho" (XII. 23. 4); el cuello como "nevada columna" y el cabello como "dorada cumbre". Las acciones de estos personajes y el diálogo entre las jóvenes y los españoles siguen las fórmulas del "amor cortés", donde los sentimientos del pretendiente se ponen a prueba y se observa el servicio noble a la dama. Cuando Aguilar se dirige a Clandina, usa la retórica renacentista "diciendo: No el lugar aunque dispuesto, / no tu rara beldad, aunque incitaba; / serán parte señora a hacerte ofensa, / en quien vino cual vees a tu defensa" (IV. 62. 5-8). El amor cortesano está presente tanto en los episodios de amor entre los indígenas como entre los de Gualca y Alvarado. Los parlamentos de Clandina, Gualca, Tádara —al igual que los de Tacaybí, Hirtano, el joven guerrero y Alvarado— ejemplifican los extremos a los cuales los lleva el amor, pasión avasalladora. En la siguiente estrofa lírica, Gualca se queja de la suerte que la separa de Alvarado: Hoy tengo cara prenda de perderte, hoy con temprano golpe nos divide el proceder avaro de mi suerte, y su prestado bien fortuna pide. Hoy tiene fin mi vida, y no el quererte que éste por ningún término se mide, que al fin es poco amor, vario y mudable el que la muerte acaba, y no durable. (XII. 21) Ante un reproche de Alvarado, Gualca se queja diciendo: [...] tan mudable y engañosa Alvarado me veis, que satisfecho no estéis del entrañable amor sincero, con que más que a mí misma os amo y quiero. (XII. 23. 5-8)

62

El amor de Gualca es más inmenso que su devoción a la patria y a la familia pues está dispuesta a renunciar a ambos por la vida de su amado: Duda, señor, ponéis en si os siguiera, quien todo sino vos le es enojoso, en vida, muerte, en pena o buen suceso ha de ir tras vos de Gualca el grave peso. (XII. 24. 5-8) Y para que entendáis si esto es fingido, y que más que a mi patria y padre os quiero, sabed que un gran engaño os tiene urdido el falso Motezuma carnicero [...] (XII. 25. 1-4) Que el amor equivale a sufrimiento y muerte queda claro con la prematura desaparición de Tacaybí, el primer amante de Clandina. Éste se lamenta: Muero, y conmigo muere mi esperanza a cuya causa me es el morir duro. No de mi muerte lloro la venganza, Clandina, por el cielo inmenso juro; lloro de mi miseria la pujanza, y que bajo sin verte al reino oscuro, do el espíritu triste, enamorado para siempre estará de ti apartado. (IV. 90) Clandina, Tacaybí, Gualca y Tádara nos narran sus cuitas amorosas desde su perspectiva. Al igual que Glaura en La Araucana (XXVIII), Clandina les relata su historia en primera persona: "Aqueste es el discurso de mi vida" (IV. 110. 1) a Aguilar y a Matienzo. Como lo apuntó Lía Schwartz refiriéndose a las heroínas Guacolda, Tegualda y Glaura de La Araucana, éstas provienen de una larga tradición literaria: "Los personajes, se expresan en una lengua elaborada y retórica y se ven envueltos en aventuras de tono literario que no responden a la realidad histórica" (1972, 617). En su mayor parte la expresión poética de estos episodios novelescos sigue los modelos ariostesco y garcilasiano. En las repetidas referencias al hado y la suerte adversa, podemos hallar ecos de la Elegía I de Garcilaso: "¡Oh miserables hados! ¡Oh mesquina suerte [...] y dura" (1969,76-78) y de Ercilla (ibíd., 619). La idea del amor como martirio y muerte puede apreciarse también en el De Cortés valeroso. En la siguiente octava, Hirtano lamenta su suerte al ser rechazado por Clandina, quien no lo ama:

63

Oí sin que él me viese que decía: "Cansada vida, vida miserable; suerte infelice, adversa en esto mía, ajena en el contento, variable, ¿do escondes la ocasión de mi alegría y la severidad del rostro afable? Muestra el oculto bien do está mi daño, que dulce me es morir en tal engaño. Y si por ser alivio a mi cuidado me fuere o por remedio defendido, no el duro disponer del cielo airado, no el hado avaro, mísero, abatido; no el lastimoso estremo a que he llegado ni el verme de Fortuna perseguido será parte (Clandina) a que te deje, ni a que de tu dureza no me queje. (IV. 75-6) La competencia de los amantes, de tono cortesano, es otro motivo que la estudiosa señala como proveniente del Orlando furioso (Schwartz 1972, 620-21); el tema aparece en De Cortés valeroso en el primer episodio en la lucha de Tacaybí e Hirtano, pretendientes de la bella Clandina. El rapto de ésta por Hirtano, se impide gracias a la intervención de Aguilar y Matienzo. Esto refuerza la idea de la barbarie de los indígenas frente a la superioridad moral de los españoles, quienes están dispuestos a dar su vida por defender a la bella dama: Al pie de un liso abete un hombre vieron, al parecer forzando una doncella, a quien a rienda suelta arremetieron con gana de acorrer la joven bella; y a coyuntura tal los dos vinieron, que le faltó lugar para ofendella, sólo el tacto, y la vista satisfizo, y aquesto fue lo más que pudo e hizo. (IV. 56) Este episodio recuerda el de Glaura y Fresolano, donde la joven se libra de éste al aparecer la escuadra de españoles (XXVIII. 16-17). Así como el episodio ercillesco tiene sus antecedentes literarios en el poema de Ariosto (Isabella se salva por la llegada de un grupo de malhechores) (Schwartz 1972,624), también los episodios mencionados de De Cortés valeroso parecen proceder, directa o indirectamente, de la misma fuente.

64

La lucha por la honra y la castidad es otro tópico de raigambre española perpetuado en el personaje indígena de Clandina, la sucesora de Glaura en La Araucana. Clandina lamenta su suerte usando imágenes de la cetrería; su rostro fue "el señuelo" que atrajo tantas desventuras: Llegan a la doncella, que llorosa del deshonesto intento se mostraba, veen, que con vista baja y vergonzosa, la hierba con sus lágrimas regaba; de tierra el bello rostro alzar no osa, antes con cruda mano le agraviaba; "Lleva", dice, "pues fuiste tú el señuelo, de tanta desventura el menor duelo." (IV. 58) Las doncellas indias Clandina y Tádara no corresponden a ningún personaje real en el poema de Lasso. Gualca, sin embargo, parece representar el papel de doña Marina, quien logró avisar a Cortés, no a Alvarado, de la emboscada tramada contra los españoles por los de Cholula. Así, el episodio de Gualca y Alvarado literaturiza un evento real de la conquista de México, e introduce en el marco de los poemas de tema americano, el primer caso de amor entre un español y una indígena. 3. El elogio al héroe: Canto XI A pesar de haber advertido en el Prólogo a los lectores de la variedad del Canto XI y la sección sobre la Casa de la Envidia del Canto XII, el autor se siente obligado a justificar nuevamente estos "desvíos". Lasso se atiene al juicio de los "mayores" que usaron "partición" y "variación" para evitar el cansancio ocasionado por la materia bélica. Siguiendo el modelo ercillano, decide "apartar ya las trompas y atambores, / que con son presuroso y vehemente, / han señor, vuestro oído atormentado, / de que será posible estar cansado" (XI. 3. 5-8). La escena del Canto XI es anticipada en el final del Canto X donde, después de aceptar la derrota, los tlaxcaltecas les proponen una cacería a Cortés y a sus hombres. Persiguiendo un jabalí "cerdoso" (en Ercilla, será una corcilla), Cortés de repente se encuentra en el locus amoenus renacentista, "un prado ameno y apacible" (X. 104-105), conformado por los elementos tradicionales esenciales: árboles y plantas, un prado florido, una fuente o manantial cristalino, flores variadas, el canto y "las rústicas querellas" de las aves y, a veces, la brisa (Curtius 1953, 195).

65

Este paraje estilizado, reservado solamente para la vista de Cortés, está poblado de todas las deidades del bosque, de las fuentes y de los ríos, que se reúnen a petición de Marte y Minerva para rendirle pleitesía al héroe mediante una gran fiesta. Lasso aprovecha ésta para hacer un panegírico de Cortés y de su ilustre descendencia a través de las profecías de Calianera, quien le augura el triunfo a pesar de ciertas adversidades. Este motivo reaparece en Mexicana (XI) bajo la profecía del río Tabasco, junto con la mención de los descendientes, que tiene como antecedente la profecía que el Tíber hace a Eneas {La Eneida, VI), y el anuncio del río Ganges al rey don Manuel de las victorias portuguesas (OÍ Lusíadas V, 7174). El autor se deleita en la descripción del bosque y de las flores y los árboles "más célebres y hermosos" de la mitología clásica y los atributos de cada uno. Hay un total de doce referencias a árboles; cada uno personifica un mito clásico relatado a través de veladas referencias 41 . Los árboles, las fuentes, los ríos y las aves retornan a su primera forma a petición de los dioses. Lasso imbrica en la narración de este jardín ameno los mitos clásicos de los amores de Venus y Marte, Clicie y Apolo, Dafne y Apolo e lo y Júpiter. Además el poeta hace mención de una miríada de ninfas y fuentes con las cuales "con nueva materia y varias flores" formará "un ramillete mal compuesto" (XI. 5). El jardín se compara con los más famosos de la antigüedad: Ciro, Semíramis, Epicuro, Lucano y las Hespérides. Tal es la belleza de este jardín paradisíaco, según Lasso, que los pintores clásicos más célebres de la historia —Apeles, Parrasio, Nicómaco, Zeuxis, Arístides, Timantes —, no podrían igualar ni reproducir en sus lienzos la belleza de estos prados. El autor despliega el saber y la erudición de la tradición clásica al describir este jardín ameno; la fuente de estas listas de pintores y jardines de la antigüedad parece ser Officina poética de Ravisius Textor. El Canto XI ha merecido variados juicios. Frank Pierce opina que esta escena "recuerda la Isla del Amor de Camóes" (1968, 287); Amor y Vázquez comparte esta opinión. A pesar de los juicios pocos favora-

41

mirto: árbol predilecto de Venus y símbolo del amor; plátano: asociado con Europa ya que Júpiter se unió a ella en un bosque de plátanos; mirra: árbol en que fuera transformada Mirra quien se jactó de ser más bella que Afrodita; pino: Cibele metamorfoseó a Attis, joven pastor en su figura; laurel: Dafne fue transformada en laurel para evitar ser alcanzada por Apolo; moral: bajo este árbol, Píramo y Tisbe fueron sepultados. Lasso también indica la simbología de la palma, el roble, el cedro, el ciprés, la yedra y el fresno.

66

bles que le han sido otorgados, este Canto merece mayor estudio. Si bien es cierto que Lasso comparte con Camóes la mención del tópico renacentista del locus amoenus con la concomitante mención de ninfas, fuentes, aves, flores, árboles y frecuentes referencias mitológicas, el enfoque del homenaje cortesiano es lo suficientemente variado como para no calificarlo de "calcado". La gran sensualidad de la narración de la Isla del Amor42, refugio donde Venus manda a Tetis y a las nereidas a recrear los ánimos cansados de los marineros de Vasco de Gama, no se halla correspondida en los versos del Canto XI. Lasso recrea los mitos de la antigüedad clásica con el propósito explícito de elogiar al héroe, así, la participación de las ninfas y nereidas en este agasajo asegura el éxito de la reunión. El Canto concluye con la profecía de Calianera sobre la descendencia de Cortés en la cual Lasso pone en boca de la sibila, detalles sobre la biografía de la familia cortesiana como si los hechos aún no hubieran ocurrido. 4. La Casa de la Envidia: Canto XII Consciente del cansancio del lector hacia el final de la obra, en el último canto el autor se dirige una vez más al destinatario e implora su atención a una nueva historia: Si hasta aquí con atento y grato oído, Fernando, habéis mis versos escuchado y a mi ronca voz y débil atendido oyendo mi cantar desentonado, nueva atención, señor, agora os pido, aunque ya con acento fatigado saque de mi flaqueza fuerza nueva y con dificultad la pluma mueva. (XII. 61)

42 Pierce dice de este episodio: "The full-bloodied presentation of Venus and the nymphs of the Isle of Love as well as the emphatic autonomy granted to the several gods and goddesses have led people to misunderstand the poet's intention. Some have claimed that he was unashamedly pagan, others that he was expressing his fervent love for Antiquity and its values, while others yet again have seen his use of mythology as clashing with his claim to be a Christian poet" (1973, xxv).

67

Ésta recrea el mundo infernal épico proveniente de La Eneida con la presencia de Tezcatlipuca43, demonio indígena, Lucifer y su caterva de diablos habitantes en el Popocatéptl, volcán cercano a Cholula; la presencia de Alecto y Tesífone, mensajeras de la discordia; y la aparición de Acamapich, visión ultraterrena del primer rey mexicano que increpa a Moctezuma por su cobardía ante los españoles. Tezcatlipuca intenta revocar la ley cristiana impuesta por Cortés y para hacerlo baja a la Casa de la Envidia: A la ley que Cortés iba sembrando donde se resolvió para este intento fuese Tezcatlipuca, rutilando con la rica y luciente vestidura que en México tenía y la figura. (XII. 91. 5-8) La caracterización de la Envidia y su casa se basa en la que Ovidio ofrece en Las Metamorfosis (1983, Lib. II. 70-71). Lasso la describe como una anciana de rostro macilento y dientes afilados "con quebrada color, y agudos dientes" (XII. 101. 8). El ídolo Tezcatlipuca le pide a la Envidia que busque a Diego Velázquez y siembre la envidia en su corazón y en el de sus amigos para que éstos vayan contra Cortés en México. La culminación de estos esfuerzos de la Envidia aparece cuando Pánfilo de Narváez parte de Cuba para combatir a Cortés y recuperar las tierras conquistadas para el gobernador de la isla de Cuba, Diego Velázquez. La visita del ídolo a la casa de la Envidia trae consigo una serie de referencias clásicas donde se ejemplifican las consecuencias de ésta en casos desastrosos de personajes famosos de la antigüedad. La fuente de la lista de envidiosos es la Officina poética de Ravisius Textor. Lasso enumera casi todos los casos citados por Textor en su poema; algunos, como el de Ayax Telamón y la envidia de éste por las armas de Aquiles, provienen de la mitología; otros son casos histórico-literarios, como el del escritor Zoilo, que maltrata a Homero; el de Dídimo que escribe seis libros contra el "gran Cicerón"; la rivalidad existente entre Salustio y Cicerón, evidente en las epístolas que intercambian; y el de la envidia de Calígula por Torcuato, Eseo, Pompeyo y Cincinato. También se presenta el caso bíblico de Joseph y de sus hermanos.

43

Tezcatlipuca o Tezcatlipoca, 'espejo humeante', es la divinidad más importante de la religión nahua que representa el sol en su aspecto de dominio y poder en las tinieblas (.DHBGM; Durán 1984, iv, 37-45; B. de Sahagún 1938,1, iii).

68

III. Las dos versiones: De Cortés valeroso, y Mexicana (1588) y Mexicana (1594) Existe una versión posterior del primer poema, enmendada y con añadidos titulada Mexicana, que se publicó en Madrid por Luis Sánchez en 159444. Esta obra va dirigida a don Fernando Cortés, tercer marqués del Valle. La aprobación de Ercilla debió de ser la última, ya que éste murió en Madrid en 1594: Yo he visto este libro, intitulado Mexicana de Gabriel Lasso de la Vega, que se le ha dado otra vez licencia para imprimir; y assi yo he mismo leido lo añadido, y digo, que se le puede dar mejor agora, por averie mejorado con más cuydado, y curiosidad45. Las fechas de composición de los dos conocidos poemas de Lobo Lasso han de tenerse en consideración al analizar los cambios que el autor le ha hecho a su segunda versión. El cambio de las circunstancias históricas a partir del Concilio de Trento y la importancia del papel de España en la lucha contra el protestantismo han de tomarse en cuenta para analizar ambas obras. Las razones ideológicas y el cambio de mentalidad que se ha operado se refleja, como bien ha anotado Amor y Vázquez, en la composición de los dos poemas. Veremos que si bien el aspecto religioso y la misión evangelizadora apenas se había apuntado en la primera versión, las referencias a la religión y al papel de Cortés como "General de Cristo" se repiten a lo largo del poema. En cuanto a las fuentes, los poemas De Cortés valeroso, y Mexicana (1588) y Mexicana (1594) siguen básicamente la narración de Gomara al relatar los hechos cortesianos. El primero consta de doce cantos y describe los acontecimientos desde la llegada de Cortés a México hasta el encarcelamiento de Moctezuma. El segundo consta de veinticinco cantos, o sea, trece más que el primero, y un total de 1.682 octavas46. La obra comprende los mismos hechos históricos pero Mexicana va más allá en la narración de estos, describiendo la destrucción de los ídolos aztecas, la de-

44

Se conservan ediciones de Mexicana en la Hispanic Society of America (Nueva York), Biblioteca Pública (Boston), Biblioteca John Cárter Brown (Brown University), y cuatro en la Biblioteca Nacional de Madrid (Amor y Vázquez 1970, xvi). 45 Se halla entre la lista de aprobaciones (XVII) escritas por Ercilla según Medina (Tomo III, 1910-1916,237). 46 Hay una edición crítica de la misma por José Amor y Vázquez (1970).

69

rrota de Narváez, la muerte de Moctezuma, la Noche Triste, la batalla de Otumba y la recepción de los tlaxcaltecas hacia los españoles que huían de Tenochtitlán. Lasso de la Vega no concluyó la historia, pues deja en suspenso el retorno a México, después de la retirada de la Noche Triste. Mexicana, a diferencia de De Cortés valeroso sigue el precepto clásico de in medias res. En su estudio preliminar, Amor y Vázquez sugiere que el mayor número de versos de esta última versión no confirma que sea otra obra; señala además que el autor concluye De Cortés valeroso con esta promesa: "Diré, insigne marqués, en la otra parte, / que ya me falta en ésta ingenio y arte" (1970, xxx). Además, explica que el aumento en el número de cantos es producto de la nueva división de los mismos. Según este crítico, Mexicana es una versión enmendada y revisada De Cortés valeroso; y no una verdadera segunda parte, sino "una nueva primera parte, revisión y sustituidora de la anterior, a la que había de seguir una continuación adecuada" (ibíd., xvii). Tampoco es una versión acabada ya que, como se dijo, Lasso deja en suspenso la suerte de los españoles después de la batalla de Otumba. En realidad, solamente hay tres cantos que son completamente nuevos, donde se relatan las luchas en Tenochtitlán, la muerte de Moctezuma, la retirada de la ciudad, presentada como castigo por los pecados de los españoles, la llegada a Otumba, la penitencia de Cortés, y la próxima lucha en la cual éste se prepara para la recuperación de la ciudad perdida junto con los aliados tlaxcaltecas. Aún así, como anota este estudioso, ambas versiones nos presentan con un conjunto más completo que los otros poemas del siglo xvi sobre el mismo tema (ibíd., xvii). Para Amor y Vázquez, las diferencias entre ambas obras van más allá del cambio estructural ya que "existen radicales diferencias internas entre ambas versiones que conviene tener en cuenta" (ibíd., xxvi-xxvii). El estudioso coincide con el juicio de Jerónimo Rodríguez, prologuista de Mexicana y el primero en señalar algunas de las diferencias entre ambas versiones. Según este último, la primera versión, De Cortés valeroso, "fue obra tan bien recibida de todos que ninguno pudiera poner falta en ella, solo el que la compuso". Y explica que: la impresión de ahora es tan diferente de la pasada que puede pasar por nueva, así en la disposición, como en lo que lleva añadido. Van en convenientes lugares algunas ficciones ingeniosas, sin las cuales pierden el ser y gusto las obras de poesía. No quiso usar antes de ellas el autor por parecerle que de esta manera quedaría mejor el rigor que pide la historia: después acá, considerando de la importancia que es (mayormente a los

70

que escriben metro) juntar lo dulce con lo provechoso, quiso tomar la licencia que se concede al poeta para fingir (Prólogo, Mexicana). Amor y Vázquez afirma que en Mexicana, Lasso ha intentado "elevar estilísticamente el poema" y que "el autor pretende corregir algunos deslices o evitar ciertas expresiones desmañadas, sustituyéndolas con metáforas, alusiones mitológicas, circunloquios" (1970, xxx). Mexicana, según él, contiene más personajes y más episodios novelescos y ficticios aunque Lasso elimine el Canto XI y la apoteosis de Cortés en el bosque de las ninfas. Hay frecuentes apariciones milagrosas y mitológicas, tales como Neptuno quien continúa sus asechanzas contra Cortés, la figura del ángel Miguel, quien salva la flota en su viaje a México, la figura del príncipe de las tinieblas, Satán, que se le aparece en sueños al cacique Tabasco, el río Tabasco que se le presenta en sueños a Cortés y le da consejos para triunfar y quien profetiza sus futuros éxitos, y la furia infernal Megera, mensajera de Plutón, quien ayuda a los enemigos de los españoles. La profecía de Calianera sobre el futuro del héroe y su descendencia (XI), de De Cortés valeroso, se pone en boca de la figura del río Tabasco. Según este estudioso "ese interesante canto, en el que perduran tonos renacentistas, encuadra mal en el ambiente post-tridentino" (ibíd., xxxix). Lasso mantiene en su segunda versión los episodios amorosos donde aparecía Clandina, incluidos ahora en el Canto IX y XIV, el relato de la confesión amorosa de Gualca a su amante Alvarado, en el Canto XX. El autor no se cohibe de incluir más episodios y elementos ficticios, tales como el relato amoroso de claro tono renacentista, de Taxguaya, la amazona de Cholula, que ayuda a los tlaxcaltecas contra los españoles. La hermosa joven se debate entre los sentimientos amorosos por Sandoval y los votos de castidad que había hecho. Esta figura tiene su precedente en las figuras de Hipólita, reina amazona que es conquistada por Teseo; Pentesilea, vencida por Aquiles, y la guerrera Camila, de La Eneida. Las mujeres en estos casos, se destacan por su hermosura virginal a la vez que demuestran gran fortaleza y valentía en el campo de batalla. Casi siempre pelean en el bando contrario y aunque despliegan gran valor personal, son vencidas, no sin antes inspirarles amor apasionado a los héroes que se le oponen (Highet 1957, 155). La heroína de Lasso, también presenta estas características ya que se enamora apasionadamente de Sandoval y combate disfrazada de hombre hasta que resulta herida de muerte por Alvarado. Este interesante episodio concluye con el bautizo y la conversión a la cristiandad de Taxguaya quien muere en brazos de su amado Sandoval.

71

Estas ficciones, según han sido interpretadas por Amor y Vázquez, tienen un objetivo, el de "proyectar al héroe y sus hazañas en un plano de sumo y absorbente idealismo religioso, subordinado totalmente a la Divina Providencia: ésta le otorga continua inspiración y ayuda por ser instrumento de sus designios; sin su apoyo es imposible la victoria" (1970, xl). Según él, Mexicana trata de desarrollar este aspecto del poema y colocarlo "en un plano poético de cruzada" (ibíd., xxxvii). En cuanto a los indígenas, mientras que en De Cortés, la figura de Tabasco es de primordial importancia, en Mexicana el primer plano lo tiene Xicotencátl, quien se destaca y es descrito en términos más elogiosos. Los indígenas serán vilipendiados como "idólatras" o "siervos del ángel malo" mientras que los españoles frecuentemente serán descritos como "los ungidos" o "crismados", resaltando una vez más el aspecto religioso del poema. La influencia de Os Lusíadas de Luis de Camóes, cuyo poema había sido traducido al castellano en 1580 en dos versiones, la de Benito Caldera, publicada en Alcalá de Henares, y la de Luis Gómez de Tapia, impresa en Salamanca, era muy leído por los españoles, y, según Peña, se puede detectar en la composición de la segunda versión (1994, 291). El Canto XI, titulado "Sueño de Cortés sobre la batalla en el río Tabasco", parece recordar a Camóes, algunos pasajes de la Diana enamorada de Gaspar Gil Polo y de La Eneida de Virgilio (ibíd.). Esta crítica también pone de relieve las "fuertes dotes imaginativas del autor", ya que éste describe la retirada de los españoles en la Noche Triste (XXIV) como testigo presencial de la misma en Mexicana (ibíd., 292). Sin embargo, Os Lusíadas también parece haber influido en la primera versión en la descripción del bosque de las ninfas y en la profecía de Calianera (XI) donde estudiosos como Pierce, creen ver rasgos de la "Isla del Amor". Amor y Vázquez señala la intensificación de lo religioso en Mexicana. Según él, los héroes se convierten en adversarios más dignos y el epíteto de "bárbaros", frecuente en la primera versión, deja de ser preponderante. Esto lo explica por el cambio en las circunstancias históricas a partir del Concilio de Trento y la importancia del papel de España en la lucha contra el protestantismo. Si bien el aspecto religioso y la misión evangelizadora apenas se había apuntado en la primera versión, las referencias a la religión y al papel de Cortés como "General de Cristo" se repiten a lo largo del poema (1970, xxxviii). La figura de Cortés sufre un cambio en ambas versiones debido a las razones ideológicas y el cambio de mentalidad que se ha operado. El estudioso afirma que "en lo que a Cortés respecta, el tránsito de una versión a la otra podría resumirse como su elevación de heroico conquistador a singular cruzado" (ibíd., xxxvi). Máxime Chevalier

72

también comparte esta opinión: "[Lasso] présente Cortés sous les traits d'un Enée chrétien" (1966, 161); e indica también la influencia clásica al señalar que el episodio donde un ángel se le aparece a un joven cazador es copia fiel del fragmento donde Venus se muestra a Eneas (Virgilio 1994,1, 314 y ss.). Opino que, aunque es cierto que Mexicana ofrece una intensificación de la importancia del papel evangelizador de la conquista, la obra aún muestra y contiene suficientes pasajes de tono claramente renacentista, mitigados bajo la aureola del cristianismo. Mexicana también lleva al final del poema la "Apología en defensa del ingenio y fortaleza de los Indios de la Nueva España, conquistados por don Fernando Cortés", del licenciado Jerónimo Ramírez, amigo personal de Lasso y secretario del tercer marqués del Valle y de su familia (Reynolds 1978, 18). Esta obra cumple con lo anunciado en su título: es una defensa y alabanza de los indios, su gobierno y destreza militar con el propósito de enaltecer las hazañas de Hernán Cortés frente a sus detractores. El apologista debate punto por punto los rumores de la época en torno a Cortés y la conquista de México: Pero, porque hay algunos envidiosos de la gloria ajena que se atreven a decir en algunas conversaciones que los indios de la Nueva España no eran belicosos, sino cobardes, simples, ignorantes, sin ingenio ni habilidad ni modo de vivir, me pareció sería bien responder a éstos que, quitando el ánimo y fortaleza a los indios, y casi el ser humano, disminuyen el mérito que Cortés ganó en vencerlos, porque no se estima más el vencedor de lo que el vencido es estimado (Lasso, 1970, 201). La última frase repite casi exactamente los versos de La Araucana de Ercilla, "pues no es el vencedor más estimado / de aquello en que el vencido es reputado" (I. 7-8); al pedir que no se disminuya el valor de los indios, Ramírez pide que "Cesen ya de decir mal los detractores, vuelvan la honra a los indios, que tan injustamente les han quitado, acaben de persuadirse que es muy al revés de lo que platican por los corrillos" (Lasso 1970, 203). Jerónimo Ramírez comienza la "Apología" enumerando las muchas cualidades de los indios. Esta postura se enmarca dentro del pensamiento coetáneo que debate la naturaleza del indio americano y la idea cristiana de la igualdad de la creación de los hombres ante Dios. Ramírez indica que "Ingenios muy agudos y delicados nacen en tierras remotas y bárbaras" (ibíd., 202). Menciona que hubo sabios de la antigüedad que también na-

73

cieron en la barbarie o provienen de naciones incultas, tales como el filósofo Anacarsis o Avicena, Rafis y Averroes, quienes vivieron en medio de la superstición del Alcorán. El autor pasa revista a los conocimientos que los indios de México poseían, e indica que la forma de república "daba a entender que no eran bárbaros porque tenían sus gobernadores y viejos para decidir negocios civiles y criminales, reyes, caciques, capitanes y otros muchos oficios de buena policía, así de paz como de guerra" (ibíd., 203). También conocían las propiedades de los animales, usaban como los egipcios de jeroglíficos "para representar lo que querían y para conservar la memoria de cosas notables que sucedían" (ibíd., 202); sabían de astrología, mediante la cual medían los años por el curso del sol, y la cuenta de los meses; hacían pinturas, encareciendo principalmente las hechas de pluma de diferentes colores; eran aficionados a la música, bailes, juegos y caza; usaban el arco con destreza y nadaban como delfines (ibíd., 203). A propósito de la religión, Ramírez admite que eran "demasiado supersticiosos" y señala los sacrificios que hacían a sus dioses pero atribuyendo todo esto al desconocimiento que tenían de la verdad. A pesar de esta ignorancia, "aunque eran idólatras, creían que había alguna divinidad y causa superior que gobernaba todas las cosas criadas y no negaban, como algunos filósofos, la Providencia ni inmortalidad del alma lo cual procedía de buen discurso de razón" (ibíd., 203). El eco de las polémicas lascasianas resuena en el siguiente párrafo en el cual aboga por el indio y señala su racionalidad y calidad humana al haberle otorgado Dios un puesto en el mundo: Si con tan larga y abundante mano derramó Dios en las Indias tantos bienes, tanta fertilidad y abundancia, produciendo las criaturas insensibles, los animales silvestres, las aves del cielo, con tanta perfección y hermosura que en número, grandeza y generosidad exceden a las nuestras, ¿por qué se ha de decir que crió los indios, hechos a su imagen y semejanza, con menos entendimiento que a los otros hombres del mundo? (ibíd., 203) Ramírez combate a quienes dicen que los indios son simples al no estimar el oro, e ignorantes al creer que hombre y caballo era una misma cosa. Señala que la poca estimación del oro se debía a la abundancia de éste en el Nuevo Mundo; tampoco debe extrañar que temieran los caballos al no haberlos visto nunca (ibíd., 204). Según el autor, no fueron los primeros en pensar así; también los centauros fueron tenidos por hombres y caballos, según lo contaba Plinio. Exalta el arrojo y el valor de los indios cuando re-

74

lata cómo, una vez salidos del engaño, esperaban a los españoles armados sobre los caballos, cuyas cervices cortaban de cercén. De los guerreros indios dice: "llevan tragada la muerte y no pretenden más de vengarse del enemigo, sin hurtar cuerpo a ningún peligro" (ibíd., 204). Como prueba del ánimo y disposición guerrera de los indios, explica que los compañeros de Cortés quisieron dejar la conquista de México después de la batalla contra los indígenas y volverse a Cuba por temor de enfrentarse al ejército de Moctezuma. El autor individualiza el valor indígena haciendo mención del episodio de los quince tlaxcaltecas y los seis hombres a caballo de Cortés, quienes prefirieron morir antes que rendirse. En cuanto a la destreza bélica, Ramírez menciona la disciplina que guardaban los indígenas en la guerra, el ánimo con que peleaban por su libertad, el número de gente en el campo de batalla así como sus pertrechos. El último reclamo contra Cortés en los hechos de la conquista era cómo había podido vencer a 150.000 guerreros con solamente cuatrocientos hombres. Ramírez niega que se hubiera aumentado la cifra de los contrincantes o que los indios fueran flacos y cobardes como se decía. Justifica el triunfo de Cortés con la intervención divina: Y así se puede creer que las victorias y conquistas de Cortés fueron milagrosas, considerando cuán limitadas sean las fuerzas humanas y las cosas que hizo. Y no nos debemos maravillar que tan particularmente quisiese favorecer Dios en causa tan justa y tan enderezada a su santo servicio (ibíd., 205). Dios era el que inclinaba la balanza a favor de los españoles; con ello ganaría almas que se habrían de "reducir al gremio de la Santa Madre Iglesia" (ibíd., 206). La apología termina con el recuento de las visicitudes que Cortés y sus hombres pasaron durante la derrota de la Noche Triste y la descripción del posterior sitio de la ciudad de Tenochtitlán. La habilidad del conquistador en la construcción de seis mil barcas47, cifra hiperbólica, es mencionada para resaltar su mérito (ibíd., 206). Finalmente, Ramírez compara el valor de los habitantes de Tenochtitlán durante el cerco con el de los numantinos y troyanos en circunstancias similares, legitimando de esta manera sus acciones.

47

Según Bernal Díaz del Castillo, solamente fueron trece los bergantines que ayudaron a Cortés a tomar la laguna donde se asentaba la ciudad de Tenochtitlán. Esta labor estuvo bajo el mando de Martín López, carpintero (caps. CXL, CL-CLI).

75

IV. Inserción de la obra en el contexto épico americano 1. Cotejo de La Araucana de Alonso de Ercilla y De Cortés valeroso, y Mexicana de Lobo Lasso de la Vega La Araucana fue el modelo que siguieron los poetas de los siglos áureos al escribir sus composiciones épicas. Lobo Lasso de la Vega no es excepción y también escribe su obra bajo el influjo del poema de Ercilla, aunque solamente se hubieran publicado las dos primeras partes de La Araucana cuando sale a la luz De Cortés valeroso, y Mexicana. Su admiración se deja sentir en los numerosos paralelos entre La Araucana y De Cortés valeroso, ya sea en los propósitos iniciales, los temas abordados, los personajes o el estilo y composición de su poema. Como ya señalé anteriormente, es posible que ambos autores se conocieran personalmente ya que Alonso de Ercilla fue el que escribió la aprobación de Mexicana4*, poco antes de su muerte. El título de la segunda versión sugiere que Lasso pretendía emular la obra ercillana, La Araucana, al resaltar su tema más abarcador; en vez de referirse al héroe de la empresa, su obra se referiría a todo el imperio mexicano. El propósito de ambos poemas fue cantar las grandes hazañas históricas y la conquista de un reino desconocido, y desagraviar a los ya olvidados participantes de estos hechos. Así lo indica Ercilla en su dedicatoria: considerando ser la historia verdadera, y de cosas de guerra, a las quales hay tantos aficionados, me he resuelto en imprimirla, ayudando a ello las importunaciones de muchos testigos [...], y el agravio que algunos españoles recibirán, quedando sus hazañas en perpetuo silencio, faltando quien las escriba (Dedicatoria, La Araucana). Lobo Lasso intenta hacer otro tanto en territorio mexicano y nos recuerda en el Prólogo que su historia va "arrimada a la verdad" y que se propone declarar "muchos nombres y hechos de Españoles dignos de saberse, y de que se haga mención dellos, y de las cosas notables que en este descubrimiento y conquista obraron". Su obra servirá como memorial donde se honrará a los participantes en la conquista de México, y muy en particular, a Hernán Cortés. 48

La aprobación de Ercilla no está fechada, sin embargo, la Real cédula de licencia y privilegio es del 6 de diciembre de 1591, y la tasa del 29 de abril de 1594. Mexicana se publica en 1596. Su aprobación es la XVIII de la sección "Aprobaciones de Ercilla" del libro de Medina (1910-18, III, 237).

76

El punto de vista de Ercilla, testigo de los hechos y personaje de su obra es, sin embargo, una diferencia esencial entre ambos poemas. Como él mismo nos dice en el Prólogo de La Araucana: [el poema] se hizo en la misma Guerra y en los mismos pasos y sitios, escribiendo muchas veces en cuero por falta de papel, y en pedazos de cartas, algunos tan pequeños que apenas cabían seis versos. Es por ello que La Araucana ha pasado a ser considerada como fuente documental básica para el conocimiento de la conquista de Chile y de sus primitivos habitantes (Lerner 1991, 127). Hasta donde se sabe, Lobo Lasso de la Vega compone su épica sobre la conquista de México en Madrid, lejos de América y sin experiencia testimonial de los hechos, y por tanto tampoco figura como personaje en De Cortés valeroso. La auto-referencia en su poema aparecerá en la mención que hace a sus obras y a su esclarecido linaje (IX). A pesar de hacerse mención a un Lasso de la Vega en De Cortés valeroso, hasta donde se sabe, parece que el autor nunca pisó tierras americanas. Su obra se basa en los informes de origen incierto recopilados por el autor y en la historia de Gomara. El hijo del conquistador, Martín Cortés, marqués del Valle, y el nieto, Fernando Cortés, concominaron a Lasso a escribir sus dos poemas épicos en torno a la conquista de México, exaltando la primacía del héroe, Hernán Cortés. El interés patente en la importancia de la empresa cortesiana, y el salvar del olvido estos hechos, más el deseo de complacer a sus mecenas, parecen ser los motivos que impulsaron a Lobo Lasso de la Vega a componer sus poemas. La ausencia de un héroe central es otro aspecto que diferencia a ambas obras. La crítica le ha censurado a La Araucana el ser una obra acéfala, monstruo "sin cabeza" o poema donde se podría hablar más bien de un protagonista doble, donde los araucanos incluso llegan a opacar a los españoles. Lobo Lasso, en cambio, sigue estrictamente el dictamen aristotélico de que la obra épica debe girar en torno a un héroe central y hace de Hernán Cortés el protagonista de sus dos poemas sobre la conquista de México. El elogio del indio americano es un rasgo que comparten ambas obras. Su defensa es un tema muy debatido que ha causado numerosas polémicas interpretativas de la obra ercillana49. Su postura simpatizante y su admira-

49

Para las referencias críticas sobre el tratamiento de los araucanos, cf. íñigo Madrigal 1982, 193 quien cita los juicios de Pérez Bustamente 1952; Alegría 1954; Durand 1964; Concha 1969; Morínigo 1971 y Cueva 1978.

77

ción hacia el indígena ha sido resaltado a través de varios siglos por la crítica. El poema lassiano concurre en este aspecto, aunque en forma más matizada, al presentar una visión heroica de los indígenas con el propósito de enaltecer aún más la empresa de Cortés. Recordemos, además, que Lasso llega inclusive a publicar en Mexicana la "Apología", del licenciado Jerónimo Ramírez, amigo personal de Lasso y secretario del tercer marques del Valle y de su familia. Esta obra, insertada en la segunda versión, cumple con lo prometido, pues es una defensa de los indígenas de carácter lascasiano, donde el autor exalta el raciocinio, la religiosidad y el gobierno y policía de los aztecas; alabanza que sirve para realzar las virtudes de los contrincantes en la conquista de la Nueva España. El abandono del propósito inicial de cantarle sólo a las armas y la inserción de las ficciones poéticas de las cuales son protagonistas las heroínas indígenas, son otro aspecto en el cual se asemejan ambas obras. A pesar de las protestaciones de ambos autores sabemos que tanto La Araucana como De Cortés valeroso, se alejaron de sus propósitos iniciales, e incorporaron en sus obras episodios amorosos ficticios para animar a sus lectores y así aliviar un poco la monotonía de la narración estrictamente bélica. Ercilla no cumplió su promesa de no cantarle al Amor, e introdujo en las tres partes de su poema, episodios amorosos con heroínas indígenas, y una versión de la leyenda de Dido, reina de Cartago, que corrige la divulgada por Virgilio. Lasso también sigue el modelo ercillano y, haciendo comentarios contra quienes denuestan a las mujeres, ofrece un homenaje al amor y abandona su intención histórica inicial para insertar episodios ficticios que le otorgan gran variedad a su relato. Los episodios novelescos de las heroínas indígenas Clandina, Tádara y Gualca y las vicisitudes del amor que las aquejan, se asemejan en varios aspectos a los casos de las heroínas indígenas, Gualcolda y Lautaro (XIII. 43-57), Tegualda y Crepino (XX. 27-29), Glaura y Cariolán (XXVII. 61; XXVIII. 3), Lauca (XXXII. 32-42) y Fresia y Caupolicán (XXXII. 75-82) en La Araucana. Sin embargo, si bien en Ercilla las uniones amorosas ocurren solamente entre indígenas, en Lasso tenemos —como lo he mencionado— el primer caso en la épica americana de un episodio amoroso entre Glaura, una joven indígena, y Pedro de Alvarado, capitán español, que demuestra ya los primeros efectos de la transculturación (XII). Esta acción no transgrede el patrón épico establecido en la épica clásica ni degrada lo amoroso, y reaparecerá más tarde, con el caso de los amores de Cansino y la india Culhúa en El peregrino indiano de Saavedra Guzmán. Sin embargo, también hay que considerar con David Quint, la subversividad de estos romances, ya que establecen la posibi-

78

lidad de otras perspectivas50. Los problemas de la otredad y la visión del indígena como sujeto colonizado, son aspectos que están siendo destacados en la crítica reciente sobre los poemas épicos coloniales (Rabasa 1993). En varias partes de la obra el autor presenta las fallas morales de los soldados españoles; por ejemplo, señala su codicia, ambición y crueldad (II. 64; IV. 5; VII. 19). Sin embargo, casi siempre lo hace como punto de comparación entre éstos y el protagonista Cortés, presentado como un ser moralmente superior a sus compañeros. Los guerreros indígenas de De Cortés valeroso, al igual que los ercillanos, son nobles, elocuentes y arriscados. Pelean por "la libertad" y por no perder "la opinión" o "fama" que poseen. La figura del anciano sabio Cipayán, que le aconseja a Tabasco que se rinda después de la segunda derrota frente a Cortés (VI. 62-65), recuerda a la de Colocolo (II. 27; VIII. 33; XI. 15; XVI. 62), con sus intervenciones prudentes. La aparición de la maga Calianera en lo más profundo del bosque y sus profecías sobre las futuras hazañas y la descendencia ilustre de Cortés, tiene su contraparte en la figura del mago Fitón de Ercilla, de origen virgiliano. Guerreros indios como Tabasco, Pillarol51, Maxixcacín y el capitán Xicotencátl, tienen su equivalente en Tucapel, Rengo y Caupolicán de la obra ercillana. Lasso comparte con Ercilla el gusto por las descripciones realistas y sangrientas de las batallas y el pormenor truculento de algunas escenas (II. 68-70). La inserción del elemento cristiano maravilloso es otro rasgo que De Cortés valeroso comparte con la obra ercillana52. La visión del apóstol Santiago Matamoros, y su caballo blanco, en el campo de batalla, ahora se traslada a México en la lucha contra el indígena americano (VI, 55, 1-8). Este episodio de índole providencialista cuya fuente es Gomara, es a su vez relatado con cierto escepticismo por Bernal Díaz del Castillo en Historia verdadera de la conquista de la Nueva España (1968, XXXIV, 78-79). Ercilla y Lasso afirman la veracidad de estos milagros ya que el testimonio de los indios también los confirman.

50

David Quint señala: "Epic views all such romance alternatives as dead ends (quite literally in the case of Antony and Cleopatra), stories that, unlike epic's own narratives of missions accomplished, have no place to go. For its part, the romance narrative bears a subversive relationship to the epic plot line from which it diverges, for it indicates the possibility of other perspectives, however incoherent they may ultimately be, upon the epic victors' single-minded story of history" (1993, 34). 51 Pillarol, guerrero manco, recuerda la figura de Galbarino, aunque su manquez no haya sido causada por los españoles. 52 Cfr. en Ercilla la aparición de la dama en el campo de batalla, IX. 13-19.

79

La ideología imperial de la obra ercillana se manifiesta, aunque a menor escala, en De Cortés valeroso. Así vemos que en La Araucana, Ercilla incluye tres episodios donde se exalta y se canta la grandeza imperial de España y de Felipe II: la invasión de Portugal, el episodio donde se presencia la batalla de San Quintín y el triunfo de las armas españolas sobre las francesas, y la contemplación y descripción de la batalla naval de Lepanto, en la cual la escuadra aliada de España, Venecia y Malta, bajo las órdenes de don Juan de Austria, venció a la armada turca. La propositio de La Araucana nos indica que la obra está destinada a cantar y a enaltecer la grandeza imperial de España y los triunfos de sus armas y su monarca en defensa de la fe católica. En el poema lassiano, el poeta no hace mención de episodios de la historia española, sino más bien resalta las acciones del héroe, Cortés, y las ganancias de nuevas tierras y subditos para la Corona. En Mexicana, en cambio, en unos versos del canto XXIII, Cortés les refiere a sus soldados los triunfos de Carlos V. Esto nos recuerda, un poco, al episodio donde Fitón muestra los antiguos lugares y las batallas libradas por España en Europa en defensa de la fe y la lucha contra el poder turco (XXVII). 2. El ciclo épico mexicano Los hechos de la conquista de México por Hernán Cortés y su grupo incitaron a varios autores de los siglos áureos a plasmarlos en verso, siguiendo como modelo La Araucana. Se conoce hoy día el título de un total de diez poemas épicos sobre este tema; sin embargo, solamente se han conservado cuatro poemas completos: De Cortés valeroso, y Mexicana (1588) y Mexicana (1594) de Gabriel Lobo Lasso de la Vega; El peregrino indiano (1599) de Saavedra Guzmán; Canto titulado Mercurio (1623) de Arias de Villalobos, y Las Cortesiadas de Juan Cortés Ossorio, escrito alrededor de 1665. También quedan fragmentos de "Nuevo Mundo y Conquista", considerado el primer poema americano sobre este tema. El tema cortesiano no dejó de llamar la atención del siglo xvm. Hernandía. Triunfos de la fe, y gloria de las armas españolas. Poema heroico (1755) de Francisco Ruiz de León, dividido en doce cantos, sigue la pauta marcada por los anteriores poemas cortesianos en cuanto al tema. Este relata el conflicto entre Hernán Cortés y Diego Velázquez y el arribo del primero a Cozumel. La fuente documental de la Hernandía es la Historia de la conquista de México por Antonio de Solís, obra publicada en 1684. El estilo barroco y el gongorismo del poema han sido señalados por numerosos estudiosos; la obra se considera "anacrónica"

80

por su condición de poema heroico escrito a mediados del siglo xvm (Lazo 1965-67, 187). México conquistada, poema épico de veintiséis cantos, de Juan Escoíquiz, publicado en Madrid en 1798, es otro ejemplo de la pervivend a del interés por Cortés y sus hazañas. Según Margarita Peña, este poema es "un intento tardío e infructuoso de borrar la leyenda negra de España, propagada en gran medida por los escritos y polémicas de fray Bartolomé de las Casas" (Peña 1994, 296). Algunos de los personajes de la obra recuerdan a los del poema de Ercilla. La figura alegórica de la Envidia, que inflama el ánimo de Diego Velázquez, retoma el hilo de la Casa de la Envidia del canto XII de De Cortés valeroso de Gabriel Lobo Lasso de la Vega. Existen también otros poemas donde el tema de Cortés y la conquista de México aparecen subordinados al tema central. Entre otros se pueden señalar el Cario famoso (1566) de Luis de Zapata, noble cortesano que describe los triunfos del monarca Carlos V. Tiene el mérito de ser el primer poema impreso que celebra las hazañas de Cortés en nueve octavas en el Canto XI; noventa y ocho octavas en el XII; cuarenta y una en el XII; noventa en el XIV y dos en el Canto XV. Zapata relata el nacimiento, niñez y juventud de Cortés, los acontecimientos que lo llevaron a la isla de Cozumel, la entrada en el territorio mexicano y su encuentro con Aguilar. También describe las costumbres indígenas, las batallas de Potonchán y Cintla, el encuentro con Moctezuma y la riqueza de su palacio y ciudad, la muerte del monarca azteca, la Noche Triste y la reconquista. Su objetivo es ensalzar las conquistas del capitán Cortés, y, a la vez, exaltar la gloria del imperio español y su monarca, Carlos V (Reynolds 1978, 21-4). El Bernardo (1624) de Bernardo de Balbuena, epopeya fantástica donde el personaje legendario, Bernardo del Carpió, relata una serie de aventuras inverosímiles cuyo contexto recuerda las vicisitudes del protagonista, le dedica a la vez dos cantos (XVIII y XIX) al tema cortesiano. La primera mención de Cortés se halla en el segundo libro y consta apenas de una octava. En éste la hechicera Alcina le muestra al moro Ferragut un tapiz profético sobre el cual ha bordado los retratos de nueve famosos capitanes españoles: uno de ellos es Cortés, quien aparece rodeado de navios. En el Libro XVII, el mago Malgesí vuela sobre América, este viaje inicia una descripción de la América del Sur y de México que continúa en el libro siguiente (XIX) con la descripción de las hazañas de Cortés. Las Elegías de varones ilustres de Indias de Juan de Castellanos, el poeta español que vivió en América, incluye a Cortés en la parte I, publi-

81

cada en 159853. La Elegía VII, gira en torno a la vida y la muerte de Diego Velázquez, gobernador de Cuba y las disensiones entre éste y Cortés sobre la expedición a México; la Elegía VIII, dedicada a Francisco de Garay, desarrolla la pugna entre éste y Cortés sobre las exploraciones del río Pánuco y resalta la generosidad del conquistador hacia su contrincante derrotado. El poema épico de Gaspar Pérez de Villagrá, titulado Historia de la Conquista de la Nueva Méjico (Alcalá, 1610), es obra de singular importancia histórica ya que relata los orígenes y las primeras noticias que se tienen de Nuevo México en treinta y cuatro cantos y más de trece mil endecasílabos en versos libres. Como Ercilla y Díaz del Castillo, Pérez de Villagrá es testigo presencial de los hechos que narra asegurando de este modo la veracidad histórica de la obra. El poema relata la expedición de setenta hombres bajo el mando del capitán Juan de Oñate y el sargento mayor, Vicente de Zaldívar; el autor describe la salida del centro de México, el paso del Río Grande y la toma y masacre de la inexpugnable Acoma en 1599, hecho que dio lugar al establecimiento de Nuevo Méjico. La reacción del pueblo indígena, que intenta hacer las paces después de la batalla, y la masacre final de los indios que prefieren suicidarse antes que rendirse, es descrita por Villagrá, testigo presencial de los sucesos. Las referencias a Cortés están incluidas en los cantos III, IV y VI, y mencionan la ambición y valentía del héroe, el barrenamiento de las naves, sus últimos años y la hija que tuvo con una princesa india. a. "Nuevo Mundo y Conquista" Uno de los poemas épicos más conocidos del ciclo mexicano es, como ya he mencionado anteriormente, el de Francisco de Terrazas, titulado "Nuevo Mundo y Conquista" que aparece fragmentado e incompleto en la Sumaria relación de las cosas de la Nueva España, con noticia individual de los descendientes legítimos de los conquistadores y primeros pobladores españoles de la Nueva España, de Baltasar Dorantes de Carranza 54 , crónica publicada en México entre 1601 y 1604. Sin embargo, los frag-

51

Las partes segunda y tercera no fueron publicadas hasta 1847, y la parte IV del poema se imprimió en 1886-1887. La obra completa no fue impresa hasta 1930-1932. 54 Baltasar Dorantes de Carranza era hijo de Andrés Dorantes, quien sobrevivió el naufragio de la armada de Pánfilo de Narváez en la Florida con Alvar Núñez Cabeza de Vaca, Castillo Maldonado y el negro Estebanico. Dorantes fue tesorero en el puerto de la Veracruz y procurador en la Corte. En 1604, le dirigió al virrey marqués de Montesclaros una relación

82

mentos de este poema no se dieron a conocer hasta principios del siglo xx cuando la Sumaria llegó a manos del estudioso Joaquín García Icazbalceta. Las fechas exactas del nacimiento y muerte de Terrazas se ignoran y se han deducido de la Sumaria relación de Dorantes y de la fecha de publicación de La Galatea de Cervantes, ya que se nombra a Terrazas en el "Canto de Calíope" de 1583. Según estos datos, debió de nacer antes de 1549, y morir entre 1601 y 1604 (Amor y Vázquez 1962, 396). Terrazas es considerado el primer poeta en lengua española nacido en México. El virrey Arzobispo don Pedro Moya y Contreras lo señalaba como "hombre de calidad, señor de pueblos [...] gran poeta" (Castro Leal 1941, x). Su padre, conquistador del mismo nombre, como ya hemos dicho, participó en la conquista del imperio azteca; fue mayordomo de Cortés y más tarde alcalde ordinario de México. Se cree que era dueño de extensas tierras en Michoacán. La madre del poeta fue Ana Osorio, emparentada por el lado materno con Baltasar de Obregón, autor de la Historia de los descubrimientos antiguos y modernos de la Nueva España (ibíd., x). Según Castro Leal, el propio Dorantes declara que el autor "fue un exmo. poeta toscano, latino y castellano, aunque desdichado, pues no acabó su 'Nuevo Mundo y Conquista'" (ibíd., xiv). García Icazbalceta cita que un Francisco de Terrazas era en 1570 vicario del pueblo de Xicotepec en el obispado de Puebla (1968, II, 224). Su nombre ya figura en una compilación de poesías hechas en México en 1577 titulada Flores de baria poesía, libro publicado y editado modernamente por Renato Rosaldo (1940) y, más recientemente por Margarita Peña (1980), donde se incluyen cinco sonetos suyos. Existen además, una epístola y cuatro sonetos descubiertos por Pedro Henríquez Ureña en un cancionero manuscrito originalmente de la Biblioteca Provincial de Toledo, y ahora en los fondos de la Biblioteca Nacional de Madrid, diez décimas dirigidas a Fernán González de Eslava55, descubiertas por Edmundo O'Gorman en un expediente de la

sin título. Según García Icazbalceta, esta relación perteneció al Lic. D. José F. Ramírez y el amigo y colega, Sr. Lic. D. Alfredo Chavero, se la regaló (1968, II, 220). 55 Fernán González de Eslava nació en España en 1534. Llegó a México en 1558, con 24 años de edad. En 1572 un testigo dice que "pretende ser clérigo y anda en hábito dello". Se dedicó a sus menesteres clericales y al cultivo de las letras. En 1563 compuso unas décimas que planteaban la cuestión de la prioridad de la Ley Vieja o Mosaica y la Ley Nueva, o sea la Cristiana, por lo cual se le inició un juicio inquisitorial; sus opositores en el debate poético, Terrazas y Pedro de Ledesma, disentían. Escribió varias obras para la escena entre otras, Coloquio II, La batalla naval que el Serenísimo Príncipe don Juan de Austria tuvo con el turco (Rojas Garcidueñas 1972, 18-19).

83

Inquisición que se conserva ahora en el Archivo General de la Nación de México y los fragmentos incompletos del poema "Nuevo Mundo y Conquista" (Castro Leal 1941, xiii-xv). Pedro Henríquez Ureña también proporciona un dato importante sobre la biografía de Terrazas al señalar que en 1574 fue hecho prisionero, junto con Fernán González de Eslava, por orden del virrey Enríquez de Almanza, por una representación teatral que le disgustó y por la aparición de un pasquín contra el Virrey en la puerta de la catedral (1918, 49-56). Otro dato interesante proviene de G. Icazbalceta, quien señala que Diego Muñoz Camargo en su Historia de Tlaxcala, cita un Tratado del Aire y Tierra, "escrito por Francisco de Terrazas, en que se contaban los inauditos trabajos que Cortés y sus compañeros pasaron en la expedición de las Hibueras" (1968, 224). La poesía de Terrazas sigue la corriente italianizante que había predominado en España desde principios del siglo xvi56. Sus nueve sonetos y la epístola en verso dirigida a una dama, tratan el tema de la crueldad femenina y su indiferencia ante la pasión del amado. Según Castro Leal, Terrazas se mantiene "dentro de un erotismo a la moda del tiempo que, en variado juego, ensalza la belleza de la amada, se queja de su áspera crueldad y agoniza en la ausencia entre memorias tristes y deseos inextinguibles" (1941, xxii-xxiii). Los estudiosos han resaltado el valor lírico de dos poemas suyos titulados "Dejad las hebras de oro ensortijado..." y "A una dama que despabiló una vela con los dedos". Según Castro Leal, Francisco de Terrazas "imita y mejora" otro que sobre el mismo pensamiento había escrito el gran poeta portugués, Luis de Camóes, "Tornai essa brancura á alva assuana" (ibíd., xxiii). La obra poética de Terrazas debió de ser conocida en la Península pues Cervantes lo elogia en el "Canto de Calíope" de La Galatea (1584) y comenta: Francisco, el uno de Terrajas, tiene nombre acá y allá tan conoscido cuya vena caudal nueva Ipocrene ha dado al patrio venturoso nido. (1987, 750) Como he dicho, de "Nuevo Mundo y Conquista", sobreviven veinticinco fragmentos de diversa extensión con un total de 175 octavas reales. El

56

Menéndez Pelayo observó en Historia de la poesía hispanoamericana (1948, 39) que Gutierre de Cetina (1520-1557), quien residió en México en dos ocasiones entre 1546 y 1557, pudo haber contribuido a la adopción de este estilo (Castro Leal 1941, xxiii).

84

poema cubre la trayectoria de Cortés desde su salida de Cuba hasta el barrenamiento de las naves en Veracruz. Estos fragmentos han creado numerosos problemas de autoría e interpretación pues carecen de una secuencia predeterminada y no llevan título o numeración alguna; además, en la obra de Dorantes también hay fragmentos y octavas escritos por diversos autores sobre el mismo tema. Las reconstrucciones parciales de "Nuevo Mundo y Conquista" ofrecidas por los estudiosos García Icazbalceta (1896) y Castro Leal (1941), no siempre coinciden en cuanto a cuál debió de ser el orden lógico del poema de Terrazas. Además, hay octavas aún sin asignar a un autor particular. Sin embargo, se conjetura que la idea de escribir un poema épico sobre la conquista de México nació en Terrazas después de la publicación de la Primera parte de La Araucana (1569). Los pasajes siguen en general el material ofrecido por Francisco López de Gomara en la Historia General de las Indias (1552). El poema carece del exordio habitual de la épica pues el autor señala de forma escueta "sólo diré de paso lo forzoso". Dorantes selecciona los hechos más importantes para reconstruir el poema: las expediciones anteriores a Cortés57, las argucias de Velázquez, lo reducido del grupo de conquistadores, la exhortación a los indios, el encuentro con Jerónimo de Aguilar, la hazaña de Moría y el timón, la pesca del tiburón, la aparición de la lebrela. Entre los episodios más conocidos y estudiados tenemos el de los amores de "Huitzel y Quetzal" (IV. vs. 1-192); el "Discurso que hizo Cortés a los indios sobre su religión" (XIII. vs. 9-64), "Las armas que la naturaleza dio al hombre y a los animales" (XIV. vs. 1-32) y "El alegato en favor de los hijos de los conquistadores" (XX. vs. 1-192). El episodio de "Huitzel y Quetzal" narra los sucesos acaecidos a una pareja de amantes indígenas sorprendidos por los conquistadores españoles. Estos capturan a la joven Quetzal, hija y heredera del rey de Tabasco, cuando ella se aleja de Huitzel, heredero del rey de Campeche. Huitzel se entera de su captura y decide someterse voluntariamente a la esclavitud antes de verse separado de su amada. Al poco tiempo, hunden la nave que los llevaba y logran saltar a tierra llegando a Champotón donde Mochocoboc, cacique de la región, ignoraba el arribo de las fuerzas españolas. El relato trae reminiscencias del pasaje de Gualda o Tegualda (XX) de La Araucana y es, según algunos críticos, evidencia de la influencia ercillana en el poema. La

57 Es referencia a las expediciones de Francisco Hernández de Córdoba de 1517 y Juan de Grijalva de 1518 a las costas mexicanas.

85

descripción de los españoles que llevan cautivos a los amantes es otro aspecto novedoso del pasaje ya que incorpora el punto de vista del sujeto indígena, quien denuncia y hace hincapié en la inhumanidad de los conquistadores. Este pasaje muestra la censura que Terrazas hace a algunos conquistadores: Callo su preguntar y su malicia, su gran soberbia, su mandar airado su mucha crueldad, poca justicia, y aquel desprecio del haber robado; sus rigurosos modos, su codicia, y el deshonesto vicio libertado, que todo se pagó en muy pocos días con gran venganza, por diversas vías. (IV. 22) La misión evangelizadora de la conquista y la idea de la predestinación de Cortés como propagador de la religión católica, están representadas en el "Discurso que hizo Cortés a los indios sobre religión". En éste, de un total de diecisiete octavas, Cortés se dirige al Calachuní y a los suyos, instruyéndoles sobre la fe y conminándolos a abandonar sus ídolos de barro y los sacrificios humanos: No es Dios quien no da luz ni la destierra, mas quien hizo la luz y es luz de hecho; no es Dios quien dar no puede paz ni guerra, mas quien sembró la paz en nuestro pecho; no es Dios el que hombre hace de la tierra, mas el que de la tierra al hombre ha hecho, eterno Dios, Dios sabio, omnipotente y sobre todas cosas excelente. (XIII. 5) El pasaje de cuatro octavas, "Las armas que la naturaleza dio al hombre y a los animales", desarrolla la idea de la superioridad del hombre en cuanto a los recursos que posee para triunfar sobre la naturaleza. Entre estos señala el don de la palabra: "dióle por armas una gracia blanda / en el hablar suave y avisado" (XIV. 3. 19-20), que lo distingue de los animales y con la que "quebranta y doma el odio y mortal ira" de sus enemigos. Las hazañas de Cortés son declaradas con entusiasmo en varios pasajes; sin embargo, según Castro Leal, Terrazas "estableció distingos sutiles: atribuyó al destino mucho de lo que hizo Cortés, y al esfuerzo y al valor lo que hicieron sus capitanes y soldados" (1941, xix-xxi). Esto se evidencia en la primera octava del poema, calcada de Ercilla y pro-

86

veniente del Orlando furioso y en el "Alegato en favor de los hijos de los conquistadores": No de Cortés los milagrosos hechos, no las victorias inauditas canto de aquellos bravos e invencibles pechos cuyo valor al mundo pone espanto, ni aquellos pocos hombres ni pertrechos que ensalzaron su fama y gloria tanto, que del un polo al otro en todo el mundo renombre han alcanzado sin segundo. (I. 1) Esta valoración no es compartida por Amor y Vázquez quien sugiere que el autor intentaba elevar a los compañeros de Cortés a un plano superior en relación con los demás hombres, y presentar a Cortés en un plano aún más elevado respecto a sus compañeros (1970, 396). Lo cierto del caso es que los fragmentos del poema presentan ambos puntos de vista. Cortés aparece como el héroe central de la conquista y como tal es exaltado en diversas ocasiones; pero también es reprochado cruelmente por Terrazas en su "Alegato en favor de los hijos de los conquistadores": Dichoso el beneficio que merece ser del que le recibe agradecido, y desdichado aquel que le acaece ser por el bien que hizo aborrecido. Magnánimo Cortés, aquí se ofrece de ingratitud un caso conocido, que se atribuye a vos alguna culpa, culpa que ya jamás tendrá disculpa. (XX. 1) Pues con vidas y sangre os ayudaron, magnánimo Cortés, estos varones, y vuestro nombre y fama eternizaron que vuela de naciones en naciones, y estados permanentes os ganaron a costa de sus mismos corazones, y de marqués el ínclito renombre dellos tuvo principio y claro nombre Y pues los caros compañeros fueron vivo instrumento para el bien que os vino, regando con la sangre que vertieron

87

de vuestra suerte próspera el camino con ánimo del cielo que tuvieron para tan alta empresa cual convino, bien fuera que quedaran satisfechos tan milagrosos y tan altos hechos. (XX. 24-25) Terrazas arguye que no ha habido justa recompensa para los hijos de los conquistadores de la tierra, y señala las penurias y pobreza que éstos padecen. Al quejarse de España, la acusa de ser una "madrastra" para ellos y eleva su lamento al Rey para que remedie la situación: Madrastra nos has sido rigurosa, y dulce madre pía a los extraños, con ellos de tus bienes generosa, con nosotros repartes de tus daños. Ingrata Patria, adiós, vive dichosa con hijos adoptivos largos años, que con tu disfavor fiero, importuno, consumiendo nos vamos uno a uno. (XX. 13) Estos versos revelan las condiciones de la nueva sociedad y una situación económica y social precaria donde los que más medran son los colonos recién llegados; éstos obtienen los mejores puestos en la jerarquía colonial mientras que los criollos, destituidos de su patrimonio por los nuevos inmigrantes de la Península, no son considerados "españoles" sino americanos por la Corona. Este resentimiento, ya había sido expresado en la obra de Bernal Díaz del Castillo, en La Christiada de Diego de Hojeda y en el testimonio de Antonio de Saavedra Guzmán, en su Peregrino indiano, Canto XV. Esta situación desventajosa les impide a los criollos participar y aprovechar las múltiples oportunidades de la expansión económica y política de las colonias. El propio Dorantes de Carranza lanza en la Sumaria una invectiva general contra la misma situación social: ¡Oh Indias! Madre de extraños, abrigo de foragidos y delincuentes, patria común a los innaturales, dulce beso y de paz a los recién venidos, lisonjas de los que se precian, hartura de los hambrientos, paño con que cubrís y vestís a los desnudos. ¡Oh Indias! Madrastra de vuestros hijos y destierro de vuestros naturales, azote de los propios, cuchillo de los vuestros, rabia de los discretos y asno que llevan a cuestas (1968, 28385).

88

Según comenta el historiador David Brading, estos memoriales y peticiones son una prueba de la emergencia de una incipiente identidad criolla que fomentará en los siglos venideros la llama de la independencia de los pueblos americanos (Brading 1991, 293-95). b. El peregrino indiano La segunda obra importante de este ciclo es la de Antonio de Saavedra Guzmán, criollo mexicano cuyo El peregrino indiano, se publicó en 1599, o sea, cuatro años después de la aparición de Mexicana de Lobo Lasso de la Vega. La aprobación de la obra es de don Antonio de Herrera, cronista de Indias. Hoy día se conocen seis ejemplares. Existen además la edición de J. García Icazbalceta de 1880 y una edición moderna reciente de 1989 de José Rubén Romero Galván publicada en México por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. El peregrino indiano está compuesta de 20 cantos y consta de 2.036 octavas reales, es la única obra conocida de este autor. Su importancia estriba en que cubre el período comprendido desde la marcha de Cortés de Cuba hasta la caída de Tenochtitlán, abarcando un panorama más amplio que Mexicana de Lasso de la Vega, poema que concluye con la batalla de Otumba y la derrota de Cuauhtémoc. El peregrino indiano es, pues, el primer poema que trata este material en verso como una continuación de los hechos narrados en Mexicana. Amor y Vázquez subraya su importancia al declararlo "el más detallado de los poemas que sobre Cortés se escribieron en el siglo xvi, y también el de mayor número de octavas" (1965, xviii); García Icazbalceta asevera que "la obra no da idea muy ventajosa de las dotes poéticas de Saavedra" juzgando al poeta "Prosaico casi siempre, incorrecto, flojo, desmayado, pobre en las rimas, el poema de Saavedra apenas si merece tal nombre" (Saavedra Guzmán 1880, 8). Se conocen pocos datos biográficos de Saavedra Guzmán. Éstos han sido elucidados del poema y de la Sumaria relación de Baltasar Dorantes de Carranza, y recogidos por J. García Icazbalceta en su edición de la obra. El autor se autoidentifica como biznieto del conde de Castellar, don Juan Arias de Saavedra, y descendiente del barón Pedro Díaz de Sotomayor, uno de los conquistadores, por el abuelo paterno. Por la abuela, es nieto del gobernador don Alonso de Estrada; también señala que se casó con la nieta de Jorge de Alvarado, hermano del famoso conquistador, Pedro de Al varado. Los poemas laudatorios de diversos autores conocidos, entre otros, Vicente Espinel, don Jerónimo Cortés, caballero de la Orden de Alcántara, Lope de Vega Carpió y Jerónimo Ramírez, secretario del mar-

89

qués del Valle, sugieren que el autor estaba bien relacionado en la Corte. En el poema también indica que tuvo a cargo un corregimiento en Zacatecas: "allí está Zacatecas la famosa [...] / de allí, de la gran mano poderosa/ sacro señor, corregidor he sido" (XI. 19. 7-8) (ibíd., 300). En el Prólogo el autor nos declara el propósito esencial de la obra y su origen ("nacido en México"); además explica que la compuso durante una travesía de setenta días de México a España con los materiales que había recopilado en siete años: Pareciéndome tan justo que no quedassen sin memoria los valerosos hechos de Hernando Cortés, Marques del Valle, y los demás que ganaron la Nueva España y que siendo yo nacido en ella lo fuera también auenturarme, lo he hecho á escriuir esta historia, y aunque he gastado más de siete años en recopilarla, la escriuí y acabé en setenta días de nauegación con balanças de nao, y no poca fortuna (ibíd., 13). Saavedra Guzmán también recalca que su obra es verdadera y no ficción, ya que se propone contar los hechos de la conquista y ensalzar a los descendientes de los conquistadores españoles que participaron en estas campañas. Añade que se servirá de su conocimiento de la lengua náhuatl para aclarar los nombres, hecho importante porque enfatiza la autenticidad de la historia que narra y su familiaridad con una de las lenguas del Valle de México: sólo ofrezco vn manjar de verdad sazonado en mayor punto que puede imaginarse, tanto que me ha hecho tratar algunas cosas sin más jugo en la historia que hazerla verdadera, en las que no lo pareciera si se escusaran, pongo los nombres como quien también sabe la lengua, que ya me contentara saber assí la que vso, para auer acertado más, ó errado menos. Determiné dezir algunos como lugares de pueblos, y otros en el modo que aora están corrompidos, y ansí van con distinción los vnos de los otros, y declarados, vsando dellos en partes para mayor facilidad del lector (ibíd., 13). El autor declara en el Canto XI que es el primer historiador nacido en México: "Anímame, señor, a echar el resto, / no con poco temor y sentimiento, / el ver que soy en México nacido, / donde ningún historiador ha habido" (XI. 13. 4-8). Sin embargo, es probable que, como criollo, Saavedra Guzmán conociera la obra de Terrazas "Nuevo Mundo y Conquista", escrita con mucha anterioridad a la suya.

90

El título de la obra ya apunta a un asunto de mucha importancia en el poema: el criollo que viaja a la Corte a gestionar una recompensa. En el Canto XI, el autor se queja de que se le haya despojado del corregimiento de Zacatecas: "Que no es justo, señor, que lo padezca/ mi honor, mi calidad, y mi persona, / ni aya quien se anime, ni se ofrezca / a informar falso a vuestra Real corona" (ibíd., XI. 22. 300). Es por esta razón que el poeta hace mención de una serie de conquistadores que desea enaltecer. Estas menciones se citan aisladamente, seguidas de versos encomiásticos o con otros en largas tiradas, empleando el mismo procedimiento que Lasso de la Vega utiliza en De Cortés valeroso. La descripción de Cortés recoge muchos de los rasgos usados para describirlo en poemas anteriores. Este aparece como un general escogido, prudente, ecuánime y temerario que, sin embargo, sabe ser magnánimo con los vencidos (ibíd., 428). A pesar de estos elogios, Amor y Vázquez indica que Saavedra no exalta la figura cortesiana tanto como Terrazas y Lobo Lasso de la Vega y sugiere que esto tal vez se deba al "contacto con esa realidad americana, reincidente suscitadora y destructora de mitos" (1965, 40). Las octavas 1-17 del Canto XV son un memorial de agravios donde escuchamos la lamentación del poeta sobre el olvido a que están sometidos él y los descendientes de conquistadores. Esta situación social se agudiza a finales del siglo xvi y obedece en parte a que las encomiendas, de duración de tres vidas, iban caducando. Le pide al rey que remedie la situación: También han mis abuelos gouernado, amparando aquel Reyno en paz segura, fueron de los primeros que han poblado la tierra, que aun estaua en apretura: y el premio que de todo esto he sacado, mirad señor do llega mi ventura que estoy arrinconado, viendo el fruto que a otros da mi sangre por tributo. Hay como yo otros muchos oluidados, hijos, y nietos, todos decendientes de los conquistadores desdichados, y Capitanes, y Alférez valientes: los mas destos están arrinconados, en lugares humildes diferentes, sin tener en la tierra más que al cielo de quien solo esperando están consuelo. (XV. 8-9)

91

El poema del mexicano Saavedra Guzmán ha llamado la atención por las vividas descripciones de costumbres y ritos indígenas como el "mitote" o baile con la ceremonia de los "voladores" y el juego del palo del Canto XI. La postura del narrador ante estos detalles etnológicos es una de observador maravillado ("estraña cosa", "rara cosa", "harto mañoso", "tamboril marauilloso") por el espectáculo inusitado de la fiesta: Era fiesta graciosa, y estimada, aunque sin duda mucho peligrosa dando los que baylaban algarada, que era verlos venir estraña cosa: Estaua vna maroma bolteada y vn torno destorciendo, rara cosa y assí venían al suelo, y encaxados en cuatro cordelillos bien delgados. Hízose vn juego, que es allí estimado, que llaman el del palo, harto mañoso, pónese vno de espaldas recostado y a vn son de tamboril marauilloso; vn bastón de madera muy pesado de dos varas y media, con reposo le juega con las plantas, de manera, como si en diestras manos paja fuera. (XI. 28-29) El autor ofrece una breve descripción de las mujeres indígenas sobresaliente por sus detalles realistas, en contraste con las de otros poetas épicos: Son las indias muy diestras marineras, y el agua meten muchas en canoa, destas casi las más son las fruteras, que es el trato que entre ellas más se loa; son lenguazes, graciosas y parleras, reman con pala puestas en la proa, de allí van convocando compradores, con mil motes, donayres y dul?ores. (XI. 9) Al igual que otros autores épicos, Saavedra Guzmán intercala episodios amorosos para otorgarle variedad a la narración. Las heroínas de Saavedra Guzmán Raicharchel, Curaca, Culhúa, Xuchitl, recuerdan a las heroínas ercillanas. El suceso amoroso entre el español Juan Cansino y la india Culhúa, hija del poderoso Culhúa (XVIII), tiene ya su antecedente en el de Alvarado y Gualca (XII) en De Cortés valeroso y en Mexicana (XX) de Lobo Lasso

92

de la Vega, quien modifica el modelo ercillano para las uniones amorosas. Los jóvenes enamorados deciden vivir juntos, y ella renuncia a su patria y familia. Para lograr esta unión, sin embargo, Cansino debe herrarle la cara a Culhúa, para que así pueda pasar por su esclava y nadie sospeche la verdadera relación entre ambos. La historia culmina cuando el padre de Culhúa le pide a Cortés que castigue la osadía de Cansino, y ambos son hechos prisioneros. Cansino, sentenciado a ser degollado, se salva por haber ayudado a Cortés en un episodio anterior ocurrido en Cuba. En mi opinión, la joven indígena es descrita con tonos menos petrarquistas e idealizados que los que Lasso de la Vega emplea al describir a Clandina. Saavedra Guzmán se ciñe un poco más a la realidad étnica del americano al describir a la joven: Era Culhua muy 11109a y tan hermosa, que al cielo y las estrellas excedía, mansa, alegre, apazible y amorosa, mil donayres y gracias posseya; ojos rasgados, boca muy graciosa, las perlas un coral fino ceñía, cabellos negros, frente bien formada, nariz perfeta, linda y acabada. (XVII. 19) Esta descripción se repite al hablar de Curaca, otra joven india que es descrita como "moza cenceña, bien sacada / trigueñuelo el color, negros cabellos" (XV. 72. 1-2). El interés por lo "mejicano" se explícita en el índice que está incluido al final de la obra, compuesto de alrededor de setenta entradas con nombres de los pueblos indígenas y vocablos de lenguas amerindias de la meseta sobre la vida cotidiana. El autor sigue el ejemplo de la Declaración que Ercilla añade al final de La Araucana donde explica el significado de vocablos indígenas desconocidos al lector europeo. Resaltan los siguientes vocablos, curaca por cacique, cactles por zapatos, hicpale por silla, teponaztle por atabal, tecpa por palacio, centli por maíz, y otros que se refieren a plantas como cacate por cacahuate, y "tavaco". Otro episodio interesante que también nos ofrece un dato étnico es el de la agorera Tlantepuzylama (XI), quien le aconseja a Tlaxcala que pacte con los españoles después de haber previsto, mediante el uso del peyote, el fin funesto de la guerra. Tlantepuzylama es la heredera directa del mago Fitón, de La Araucana y de la profetisa Calianera (XI) de De Cortés valeroso de Lasso. Si bien Amor y Vázquez señala que "Los atisbos de esa realidad mexicana son bien tenues", pues el autor no ahonda en las descripciones del in-

93

dígena americano y su mundo (1965, 46), opino que como criollo, Saavedra Guzmán ofrece una representación más realista que la dada en De Cortés valeroso58. Vale recordar que las pocas descripciones de las costumbres indígenas en la obra de Lasso son de carácter general, y carecen de la inmediatez de las del poema de Saavedra Guzmán. Los estudiosos han observado numerosas coincidencias entre El peregrino indiano y otros poemas del siglo xvi. Wogan ya ha anotado el influjo de La Araucana al mencionar la descripción bondadosa de los indígenas de Cozumel, los diversos "senados" presentados, la intervención de los tres tipos (el sabio viejo, el caudillo y el joven belicoso), las ficciones poéticas y la figura de la hechichera (1941, 372-73). Por su parte, Amor y Vázquez (1965) indica que algunos episodios recrean otros que aparecen en los poemas de Lasso y Terrazas. Entre ellos están la descripción de la tempestad (II), el episodio de Gualca y Alvarado en De Cortés valeroso (XII) y en la Mexicana (XX), (aunque la joven indígena aparezca con otro nombre en la obra de Guzmán Saavedra), el discurso sobre la religión, las quejas por las injusticias a los descendientes de los conquistadores que aparecen ya en Terrazas, y la morada de la Envidia del De Cortés valeroso (XII) y Mexicana (XXI). La presencia del infierno moral se caracteriza mediante el uso de la intervención de la Envidia y las figuras alegóricas, rasgo que también comparte con De Cortés valeroso. Aunque se cree que Saavedra Guzmán conoció la obra de Terrazas, no existen pruebas de que conociera la de Lobo Lasso de la Vega. Sin embargo, Amor y Vázquez sugiere ese vínculo pues uno de los poemas introductorios de El peregrino indiano es de Jerónimo Ramírez, secretario del nieto del marqués del Valle, prologuista de la Mexicana y autor de la "Apología" (ibíd., 45). c. Canto intitulado Mercurio Un poema que también ha llamado la atención de los críticos es el Canto intitulado Mercurio (1623) del bachiller presbítero Arias de Villalobos, "el poeta más celebrado de la Nueva España, a fines del siglo xvi y principios del siglo xvn", según Genaro García (García 1907, ii). Los datos ofrecidos

58 Amor y Vázquez se basa en los juicios de A. Cometta Manzoni quien señala que "el indio mexicano, protagonista también del poema, no se nos presenta con ninguna característica diferente del que pinta Lasso de la Vega en su Mexicana, y eso que el poeta español sólo habla por referencias y pinta lo que su imaginación crea, ya que jamás estuvo en América" (1939, 104).

94

por Beristáin y Souza y citados por García indican que Villalobos fue natural de Jerez de los Caballeros en Extremadura y que era presbítero secular del Arzobispado de México, ciudad a la que llegó a fines del siglo xvi. También señala que el autor era "bien instruido en la historia antigua de los mexicanos", e indica que debió de gozar de fama y prestigio en el mundo literario mexicano por el retrato de 1604, dibujado por Alonso Franco, grabado por Samuel Estradano (ibíd., 6). Genaro García observa que hay noticias de este autor en México desde el mes de abril de 1589, cuando consta en las Actas de Cabildo Justicia y Regimiento de México de esa ciudad que Villalobos fue contratado para componer la comedia a representar en la fiesta del Corpus Christi. El autor no parece haberla entregado a tiempo por lo cual fue juzgado. En 1594 otra vez se le asignó la composición de las comedias que se debían representar en las fiestas dedicadas al Santísimo Sacramento y a San Hipólito. Esta vez tampoco las logró representar porque un tal Gonzalo de Riancho ofreció un precio más módico para la representación de las obras. Se ignoran la fecha y el lugar de fallecimiento del poeta, y los pocos datos biográficos que se conocen han sido elucidados del poema (ibíd., 4-6)59. Del Canto intitulado Mercurio sólo existe un ejemplar60 en los fondos de la Biblioteca "Lafragua", del Colegio del Estado de Puebla61. Lleva fecha de 1623. Genaro García, quien editó el poema en 1907, nos asegura que se trata de "una obra rarísima compuesta por el culto Bachiller Presbítero Arias de Villalobos, que, aunque impresa, puede reputarse inédita igualmente, porque de ella sólo existe un ejemplar en el mundo" (ibíd. 1907, vii). La obra se divide en dos partes. La primera más extensa y escrita en prosa por encargo de la ciudad lleva el título de Obediencia que México, cabeza de la Nueva España, dio a la Majestad Católica del

59

Los datos existentes sobre su vida son deducidos de la obra. He trabajado con una micropelícula de la reimpresión de la obra de Genaro García que se halla en la Biblioteca Pública de Nueva York. 61 El presidente de la Biblioteca "Lafragua" del Colegio del Estado de Puebla, el Sr. Licenciado don Rafael Isunza, permitió que Genaro García copiara y organizara en un solo libro titulado Documentos inéditos o muy raros para la historia de México, tomo XII (México, Librería de la viuda de Ch. Bouret, 1907) la obra que ya Beristáin había impreso "de modo indebido", según García, en tres libros separados (1907, 7). Este libro comprende dos partes, la primera una serie de Autógrafos inéditos de Morelos y Causa que se le instruyó, hecho de singular importancia para la historia de la independencia mexicana, y la segunda, según reza el título de la portada, México en 1623 por el bachiller Arias de Villalobos, que a su vez está dividida en dos partes. 60

95

rey D. Felipe de Austria n[uestro] s[eñor], alzando pendón de vasallaje en su real nombre, y la segunda parte es el poema Con un discurso en verso, del estado de la misma ciudad, desde su más antigua fundación, imperio y conquista, hasta el mayor del crecimiento y grandeza en que hoy está [...], con licencia, en México, en la imprenta de Diego Garrido, Año 1623. Esta segunda parte es el canto descriptivo del estado y la grandeza de la ciudad de México, desde su fundación hasta el año de 1623. Sobre el valor y la importancia de la segunda parte, Genaro García indica que: a pesar de que carece de método y buen estilo, constituye una fuente valiosísima, a que acudirán gustosos nuestros literatos, arqueólogos e historiógrafos, atraídos por un rico vocabulario y una información fresca y abundante, si bien adulterada a veces por licencias y ficciones poéticas (ibíd., viii). Es un poema épico menor que consta de 233 octavas de estilo gongorino y está compuesto en alabanza a la entrada de don Juan de Mendoza y Luna, marqués de Montesclaros, décimo virrey de la Nueva España, a la ciudad de México en el centenario de la conquista que se celebró el 13 de agosto de 1621, día de San Hipólito. Las estancias del poema hacen hincapié en el gran poder de la casa del nuevo virrey, de quien dice el poeta, "Que, por instinto natural del genio, / para imperar nació, entre emperadores" (ibíd., 195). Villalobos establece una relación entre el marqués de Montesclaros y el espíritu imperial de Roma ("Indias fundáis, y en las occidentales, /justicia, con Trajano, y paz, con Numa" (ibíd., 199), en versos laudatorios que intentan imitar el estilo de la poesía gongorina. El poema concluye con una invocación del poder del nuevo virrey, a quien el autor compara con el conquistador de México pidiéndole que entren ambos en la ciudad, sirviéndoles Mercurio de acompañante. El contenido central del poema lo sitúa dentro del ciclo cortesiano, pues en él se relatan, al igual que la Historia de Nuevo Méjico de Pérez de Villagrá las leyendas fundacionales de cómo los aztecas llegaron a asentarse en la laguna de Tenochtitlán, la expansión del imperio azteca a través de treinta reyes hasta llegar a la figura de Moctezuma, la expedición de los españoles y la conquista de la ciudad por Hernán Cortés; también intercala el nombre de los trece virreyes españoles que han gobernado hasta 1623. El poema, sin embargo, se desvía de la narrativa cortcsiana en la última parte, donde se describe detalladamente la opulencia de la capital novohispana. Mercurio, "intérprete divino", es quien relata la narración. El poema intenta hilar los hechos de la conquista, alabar la grandeza de la ciudad de México tanto como de sus insignes

96

habitantes y magníficas instituciones artísticas, jurídicas y eclesiásticas y, la llegada del virrey a la colonia. El aspecto más importante del poema es la narración de la conquista de México por Cortés. El sujeto narrador adopta una postura triunfalista al relatar los hechos cortesianos y los orígenes de la capital mexicana. Aborda los principales episodios históricos de la narrativa cortesiana relatando el hallazgo de Aguilar, la batalla de Potonchán, la fundación de la Villa Rica, el barrenamiento de las naves, la conquista de Tlaxcala y el ascenso y cruce de la Sierra Nevada para llegar a Tenochtitlán. Se narra el encuentro de los españoles con los indígenas y su asombro y el diálogo entre Cortés y Moctezuma (ibíd., 225). Se describe la llegada de la fuerzas de Narváez, la conversión de Moctezuma, su prisión y muerte de una pedrada, los acontecimientos de la Noche Triste y la huida de Cortés, los eventos de la batalla de Otumba y el cerco y el asedio final de Tenochtitlán, y la derrota de Cuauhtémoc (250). Villalobos sigue la historia de Gomara ya que relata el episodio de Almería y hace mención de la muerte de Pedro de Ircio y los seis soldados que lo acompañaban62. Ambos coinciden, sin embargo, al contar que Qualpopoca fue capturado y quemado por orden de Moctezuma. Villalobos nos muestra a un Moctezuma temeroso del poder de los españoles, y narra las visiones proféticas que muestran a los futuros virreyes de la Nueva España. El poema, sin embargo, se aleja de los otros del ciclo cortesiano en la descripción detallada del boato y lujo de la capital criolla de la Nueva España, "nueva emperatriz del Nuevo Mundo" (ibíd., 207). La figura de Cortés predomina durante el relato de la conquista mexicana. Arias de Villalobos desarrolla en el poema la clásica disputa de "antiguos y modernos" al parangonar a Cortés con los héroes más gloriosos de la antigüedad clásica (Alejandro, Alcides, Bacco, Aníbal, Scipion, Jerjes y Ciro, César, Pompeyo, Antonio, Darío, Graco y Pirro), y con héroes de la historia de España (Rodrigo). Le asigna las palabras de César, "vini, vidi, vici", al cruzar el Rubicón. Los nombres de sus compañeros de batalla, Olid, Sandoval, Alvarado y Olea, conquistadores claves en la derrota de la Noche Triste, son mencionados en el poema. El poeta no pasa por alto la valentía de Cortés y el hecho de que salva la vida por la intervención de Juan de Olea y poetiza la pérdida de la ciudad de Tenochtitlán, los eventos de la Noche Triste, el tesoro de Moctezuma y hace mención al

62 Bernal Díaz del Castillo desmintió esta versión diciendo que el muerto había sido Juan de Escalante.

97

famoso "salto de Alvarado" juntamente con la resolución de Cortés de recobrar el territorio perdido. El poema de Villalobos sigue la pauta ercillana e imita las realistas y crueles descripciones en La Araucana de los encuentros entre españoles e indígenas, donde se resaltan las desmembraciones (ibíd., 237). El tema del sacrificio humano hace su aparición en el episodio donde se narra la liberación de un esclavo tlaxcalteca, a punto de ser sacrificado por Moctezuma (ibíd., 210). Esto pone de relieve el tema del sacrificio humano que sirve como justificación de la conquista por los españoles. Al igual que otros poetas épicos, Lobo Lasso entremezcla las deidades cristianas e indígenas en la obra. La aparición del demonio o Quetzalcóatl que, en figura de puma, le reprocha a Moctezuma su conversión y le incita a pelear contra los españoles, se asemeja a la descripción de Tezcatlipuca y la aparición del demonio en la figura de Acamapich (XII. 119-124), en De Cortés valeroso, y a la de Eponamón de La Araucana que es representado "en forma de un dragón horrible y fiero" (IX. 4-21): Estaba dentro un tigre poderoso, con pies rampantes, puesto en salto feo, que [sin exagerarlo] el gran coloso comparado a su estatua, era pigmeo; horrible en cuerpo; en vista, temeroso, más que el furor del lóbrego Leteo; erizo el pelo, y dientes amarillos crugiendo, y con regaño, los colmillos. (XVIII. 66) Por otra parte, el episodio del "dios del Lago", quien le muestra a Moctezuma todas las naciones conquistadas por Carlos V y lo conmina a aceptar el bautismo y la derrota, nos recuerda a Fitón, mago de La Araucana, dato anotado previamente por Wogan (1941, 375). Ambos hechiceros muestran escenas de la historia imperial española y se refieren a la mitología clásica para exponer sus visiones. Fitón le muestra las "hazañas figuradas de los que han sobresalido en armas, letras y virtudes" en un cristal y le lleva a contemplar las batallas de San Quintín y de Lepanto. El carácter de cruzada o defensa de la fe y el tono mesiánico de la obra se evidencia en la intervención del lado opuesto de Nuestra Señora de los Remedios y Santiago Matamoros, ahora Mataindios, que auxilia a Cortés y rescata a los españoles. Esto sigue la pauta de los anteriores poemas épicos y la historia de Gomara. La intervención del santo le salva la vida a Cortés la segunda vez que es herido y aprisionado por los aztecas.

98

La descripción de la vida colonial de la ciudad se articula en la forma de una ekphrasis o representación poética de un objeto de arte (Davis 2002,140). La ninfa Galatea, a su vez, le presenta al conquistador un pliego o tapiz donde aparece dibujada la historia de la ciudad desde su fundación hasta el presente, en una alusión directa a la tradición indígena de los códices o "libros pintados"63. El dibujo de la tela presenta a la ciudad personificada como una joven de la mitología clásica que pasea en un carro, cercada de semidioses. Sin embargo, en este caso particular, las ninfas se americanizan y salen del lago de Tenochtitlán con regalos y gran fiesta a recibir al héroe en su entrada triunfal, con instrumentos antiguos y cantos indígenas ("con los dorados caracoles" y "con plectro antiguo y con canciones nuevas"). Este episodio recuerda la apoteosis de Cortés (XI) de De Cortés valeroso de Lasso de la Vega y sugiere tal vez un conocimiento del poema por Arias de Villalobos. Esta alabanza se inserta en la larga tradición de las laudes civitatis que tiene precedente en México en autores como Cervantes de Salazar, Juan de la Cueva y en especial en La grandeza mexicana (1604) de Bernardo de Balbuena. Villalobos poetiza la grandeza de la capital criolla de la Nueva España "nueva emperatriz del Nuevo Mundo" (207), enumerando en forma de catálogo muchas veces, las diversas instituciones de la ciudad, los miembros que componen el gobierno, las organizaciones eclesiásticas, los diversos monasterios y el ornato de sus iglesias, las festividades religiosas, los hospitales, las minas de plata y oro, los seminarios, las imprentas y planteles de enseñanza, la industria de los mercaderes, las fuentes fluviales, la abundancia de caza, el lujo del atavío de las mujeres, el boato de la corte y la alcurnia de los habitantes. El poeta ensalza las figuras más señeras en el ámbito de escultura y pintura del siglo XVII, y en particular los primeros pintores nacidos en México (Villalobos 1907,266-67). En suma, señala cómo, con sólo ciento dos años de fundación española, México puede competir con las más ricas y grandes ciudades europeas. Villalobos hace uso de alardes cultistas con las frecuentes comparaciones bombásticas sobre la riqueza, el lujo y artificio de los templos y los adornos de la Nueva España. El poeta se hace eco de los incipientes conflictos entre criollos y europeos expresados con el tópico recurrente de la Patria como "madre" cruel

63

Es una alusión a la tradición indígena de los códices o "libros pintados". Cortés recibió uno de estos libros al llegar a Tenochtitlán, y allí se representaba la llegada de Pánfilo de Narváez a las costas mexicanas (Díaz del Castillo 1968, xxxviii).

99

que deshereda y desampara a sus "hijos" verdaderos, queja que también alzarán otros poemas americanos reflejando ya, los choques y las oposiciones entre españoles y criollos y los atisbos de una nueva conciencia de la naciente patria americana que se deja entrever. Señala la grave situación social de los descendientes de los conquistadores que no supieron cuidar y guardar su hacienda durante la época próspera utilizando el ejemplo clásico de la abeja y la hormiga —al que también recurre Ercilla en su poema aunque en un contexto diferente— el autor señala la poca laboriosidad de los españoles de la Nueva España. El poema concluye cuando el narrador hace que el marqués de Montesclaros, a quien está dirigida la obra, entre al lado de la figura del marqués del Valle, sirviéndoles Mercurio de acompañante. Arias de Villalobos ensalza la ciudad en su aniversario y la declara la "prenda más leal, la más fiel pieza, que en la corona real sirve de joya". El Canto titulado Mercurio posee un vocabulario rico y variado, entre los recursos retóricos son frecuentes los símiles y las metáforas. Las descripciones bélicas y los diálogos entre Cortés y Moctezuma son animados, recreando el ánimo y las situaciones particulares de los interlocutores. Arias de Villalobos no titubea en emplear numerosos vocablos indígenas que entraron y se afianzaron en el castellano de la época a través del poema. Genaro García afirmó que Villalobos "a pesar de que carece de método y buen estilo, constituye una fuente valiosísima, a que acudirán gustosos nuestros literatos, arqueólogos, e historiógrafos, atraídos por un rico vocabulario y una información fresca y abundantes, si bien adulterada a veces por licencias y ficciones poéticas" (García 1907, viii). Sin embargo, críticos recientes difieren de esta opinión. Según Davis estipula, "los versos del Mercurio tienen mucho de ripio" y señala como una de sus faltas "las series de aliteraciones que fatigan y desagradan" (2002,140). Es indiscutible que el poema es un documento cultural merecedor de un estudio más profundo. d. Las

Cortesiadas

Las Cortesiadas de Juan Cortés Ossorio (1623-1688) es otro manuscrito inédito que poetiza el tema de Cortés y la conquista de México 64 . Nos enteramos de que el autor nació en Puebla de Sanabria (provincia de Zamora)

64 He consultado una fotocopia del manuscrito inédito que se encuentra en la Biblioteca Nacional de Madrid, Ms. 3. 887 y que ha sido estudiado por José López de Toro según nos

100

por una nota escrita en el margen de la primera página, su muerte fue en Madrid en 1688. La portada del manuscrito, sin fecha ni lugar, indica que el autor era miembro de la Compañía de Jesús. Este clérigo residió durante un largo período en el Colegio Imperial de Madrid y fue maestro en Alcalá, Murcia, Toledo y Madrid. Parece haber sido muy conocido al final de su vida por las sátiras políticas que escribió contra importantes figuras contemporáneas como don Juan de Austria (López de Toro 1948, 205206). Entre el folio con el título y el poema se halla otro con el siguiente epígrafe: "Diálogo de la prudencia en la elección. Personas que hablan Achilles, Héctor, París y Zoylo". Según López de Toro, quien cita al padre Backer en su Bibliothèque des Ecrivains de la Compagnie de Jésus, también escribió: 1. Memorial apologético al Excelentísimo Señor Conde de Valle-Umbrosa, Presidente del Consejo Supremo de Castilla. Madrid, 1676. 2. Arbitraje político-militar, sentencia definitiva del Señor de la Garena, ingeniero ingenioso. Al fin: 2a edición. Salamanca, Lucas Pérez, 1683. 3. Constancia de lafee y aliento de la nobleza española que escribe el P. M. de la Compañía de Jesús. Madrid, Antonio Román, 1684. 4. Respuesta monopántica, dirigida a F. Friseris de la Borra, nuevamente confirmado con el nombre de Fierabrás, Iudain. Salamanca, s.i., 1686. Las Cortesiadas fue escrito alrededor de 1665, y consta de 533 octavas en cinco libros o cantos sin ninguna enumeración; faltan los preliminares de la épica y el final no se señala como tal, hecho que sugiere que el manuscrito está incompleto y que "más bien parece un proyecto o embrión que una obra acabada" (López de Toro 1948, 207). Entre la portada y el principio del poema se encuentra un folio con una octava de dedicatoria, ahora borrada, a Felipe IV, hecho que señala, aproximadamente, la fecha de su composición. El primer canto describe las batallas de los españoles contra los tlaxcaltecas y su victoria; el Canto II, la recepción de los tlaxcaltecas a los vencedores españoles, la destrucción del templo y el temor de

informa Reynolds (1978, 41-2). Pierce señala que el nombre del poeta es Jerónimo Cortés Ossorio (1968, 361). La fotocopia del manuscrito que he consultado indica claramente una versión abreviada del nombre Juan.

101

Moctezuma; el Canto III, las maquinaciones de Moctezuma contra los españoles, la traición de los cholultecas y la victoria española; el Canto IV, la aproximación de los españoles a Tenochtitlán, los augurios funestos, la aparición de San Pedro a Cortés y, el Canto V, la reunión de Cortés con el rey Moctezuma, que termina con un discurso del primero sobre el cristianismo. Winston Reynolds señala que Ossorio utiliza un "detalle de origen autóctono" (1978, III, 26-33): el de la visión profética de la ciudad en llamas, que los brujos de Moctezuma tienen a medida que Cortés y sus hombres se aproximan a Tenochtitlán, dato que también es mencionado por Sahagún, Acosta, Francisco Hernández, Enrique Martínez y Torquemada (ibíd., 41). Los pronósticos de la ruina de Moctezuma y su imperio son varios y aumentan en intensidad a través del poema. En cuanto a su valor literario, López de Toro expresa que es fortuna que el poema haya permanecido en la oscuridad. Sin embargo, este crítico también indica que la obra es rica en contraposiciones, imágenes gongorinas, construcciones de carácter violento y en la sustantivación de adjetivos, y la califica de conceptista y cultista al mismo tiempo haciendo resaltar "la plasticidad" de la descripción del abrazo de Cortés y Moctezuma (IV. 94) (1948,208-210). La influencia virgiliana y la presencia de lo maravilloso cristiano, anotadas por Toro, aparecen en algunos de los episodios. Cortés Ossorio recurre al apóstol Santiago y a San Pedro como entidades maravillosas: Santiago aparecerá bajo el artificio de la nube (IV. 62-63), al igual que Venus hizo con Eneas en La Eneida (Libro I). Plutón, por su parte, se disfraza de Xicotencátl y se muestra vestido de mexicano ante los magos de Moctezuma. Igualmente, el símil virgiliano del áspid escondido en la hierba y el pastor al cual ataca, también será incorporado al texto para describir al temeroso Moctezuma (III. 30). La caracterización del héroe sigue los modelos de los otros poemas épicos estudiados. López de Toro, sin embargo, opina que "lo adjetivo y circunstancial, lo plástico y el colorido, son las preocupaciones de nuestro poeta, en la presentación del héroe" (1948, 222). La religiosidad de Ossorio se trasluce en la obra al presentarnos a Cortés como "Hércules cristiano" (III. 39. 8), héroe gallardo, prudente, piadoso y elocuente, rasgo evidente en las arengas a sus soldados. Se insiste en cómo el conquistador y su caballo infunden terror y asombro en los indígenas. La predestinación de Cortés es evidente a través del poema. El apóstol Santiago, disfrazado de pastor, aparece para desterrar el temor que la visión del poderío de México ha infundido en su alma, y le aclara que él ha sido elegido para

102

triunfar sobre el infiel, advirtiéndole y recordándole: "No temas, no receles / que tú eres español, ellos infieles" (IV. 8. 36). En otra ocasión, Santiago, el apóstol, vela el sueño de Cortés y le previene del peligro (III. 60). El autor hace hincapié en el propósito evangelizador de la conquista; recalca el altruismo del héroe y reitera que su misión es ganar almas para la cristiandad y servir a su Rey, sin ambicionar ganancias materiales (IV. 101); ensalzando en cambio, a través del poema, la piedad y la prudencia, dos cualidades cortesianas (III. 103-104); y logra recrear con tonos patéticos y la repetición anafórica, el dolor del emperador Moctezuma ante la pérdida de su imperio (IV. 53): ¡Ay! clama, que con ásperas cadenas injustos hados mis violencias atan ¡Ay! que con iras de razón, apenas los cielos mis intentos desbaratan; ¡Ay! que vino al aliento de mis penas ¡Ay! de mí, que mis males no me matan ¡Ay triste! que se frustra mi desvelo ¡Ay infeliz! que puede más el Cielo. (IV. 53) La descripción de la naturaleza americana es bastante acertada. Según López de Toro el autor de Las Cortesiadas, "por excepción, nos ofrece en su poema un specimen acertadísimo de autética naturaleza americana, interpretada sobre datos concretos —aunque sin olvidar del todo a griegos y romanos— cuando nos presenta el cuadro de la ciudad de Méjico muellemente recostada en las orillas de su verde laguna" (1948, 221). Creo que el poeta acierta aún más en la descripción de la subida al Popocatépetl y las sierras que circundan Tenochtitlán. El temor de los españoles ante la visión de la imponente naturaleza americana es evidente en las siguientes estrofas que contienen bellas imágenes que describen los altos picos coronados de nieve ("robusta espalda", "gigante de cristal", "mar de nube congelado") y el rugido que emana del volcán. Los motivos clásicos abundan en el poema, evidente en la mención del Etna, morada de Polifemo (IV. 5) y en el recurso frecuente del amanecer mitológico, utilizado con gran variedad y belleza (IV. 76). Por los ejemplos dados por López de Toro, es innegable que el poema de Cortés Ossorio merece una edición y un estudio más exhaustivo. Sugiere además, puntos de contacto entre Las Cortesiadas y La Hernandía (1755) de Francisco Ruiz de León llegando a esta conclusión: "Más que por un castellano adusto y de imaginación poco fogosa, Las Cortesiadas

103

parecen fruto de un temperamento meridional, enamorado de la forma y propenso a las imágenes deslumbradoras, aunque se viera en el trance de sacrificar para su empleo en inexcusables momentos, no ya la claridad, sino hasta la exactitud y la pureza del lenguaje" (ibíd., 209).

V. Criterios de esta edición Esta edición reproduce el texto del impreso que posee la Hispanic Society of America de Nueva York. Se han modernizado la acentuación y la puntuación del poema. En cuanto a la ortografía, se ha conservado la original de los nombres propios, así de españoles como de indígenas. Hemos resuelto las abreviaturas y separado las palabras que lo requerían, respetando las vacilaciones vocálicas como: mesmo, escuro, recebir, conceto, eleto; las vacilaciones en cuanto a las consonantes como baptismo / bautismo', perfeto / perfecto, Occidente / Ocidente; las contracciones de la preposición de con demostrativos o pronombres personales de tercera persona: dél, dellos, desta; los pronombres enclíticos en las formas verbales: fueme, hócese; la posposición del auxiliar haber en formas perifrásticas con infinitivo y sentido de futuro: serte ha; numerosas formas arcaizantes: vía por veía; licuor, liquor, agora, diciplina. El uso de h- inicial o su eliminación es arbitrario, en casos donde faltaba esta letra u otras, se han incluido. Hemos corregido las erratas que figuran en la lista de erratas en el original señalando cuándo aparecían. Las anotaciones de los cultismos léxicos y sintácticos son numerosas e intentan aclarar el sentido de palabras y formas poco empleadas hoy en día o utilizadas actualmente con diferente significado. Hemos procurado identificar los referentes históricos, mitológicos, geográficos y literarios aludidos ya que ayudan a situar la obra en el contexto del siglo xvi.

105

Lista de las abreviaturas utilizadas en la introducción y en las notas de la edición del texto Amer. W.

Friederici, Georg. 1947. Amerikanistisches Hamburg: Cram, De Gruyter & Co.

Wörterbuch.

Aut.

Real Academia Española. 1964 [1726-39], Diccionario Autoridades. Madrid: Gredos.

CAH

Edwards, Iorwerth Eiddon Stephen. 1970. The Cambridge Ancient History. Cambridge, Eng; New York: Cambridge University Press.

CHCL

Easterling, P.E. and B. M. W. Knox, eds. 1985. Greek Literature. The Cambridge History of Classical Literature; 1. Cambridge, Eng.; New York: Cambridge Univ. Press.

de

Kenney, E. J., ed. 1982. Latin Literature. The Cambridge History of Classical Literature; 2. Cambridge, Eng.; New York: Cambridge Univ. Press. Cov.

Covarrubias Orozco, Sebastián de. 1994 [1611]. Tesoro de la Lengua Castellana o Española. Edición de Felipe C. R. Maldonado, revisado por Manuel Camarero. Madrid: Castalia.

DCECH

Coraminas, Joan. 1954. Diccionario crítico-etimológico tellano e hispánico. Madrid: Gredos.

DCLA

Peck, Harry Thurston. 1962. Harper's Dictionary of Classical Literature and Antiquities. New York: Cooper Square Publishers.

DCM

Bell, Robert. E. 1982. Dictionary of Classical Mythology, Symbols, Attributes and Associations. Oxford, Eng.: ABCCLIO.

DCRLC

Cuervo, Rufino José. 1953. Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana. Bogotá: Instituto Caro y Cuervo.

DHBGM

Diccionario Porrúa de historia, biografía y geografía México. 1965 [1964]. México: Editorial Porrúa.

de

DMA

Morínigo, Marcos Augusto. 1966. Diccionario manual americanismos. Buenos Aires: Muchnik Editorial.

de

cas-

106

DMC

Falcón, Constantino; Emilio Fernández-Galiano; Raquel López Melero. 1980. Diccionario de mitología clásica. Vols. I-II. Madrid: Alianza.

DME

Domínguez Caparros, José. 1992. Diccionario de métrica española. Madrid: Paraninfo.

DRAE

Diccionario de la lengua española. 1984. Madrid: Real Academia Española.

DSM

Pérez-Rioja, José Antonio. 1971. Diccionario de símbolos y mitos. Madrid: Tecnos.

ERE

Hastings, James, ed. [1961?] Encyclopedia of Religion and Ethics. New York: Charles Scribner's Sons.

Esb.

Real Academia Española. 1985. Esbozo de una nueva gramática de la lengua española. Madrid: Espasa-Calpe.

OCCL

Harvey, Paul, Sir. 1986 [1937]. The Oxford Companion to Classical Literature. Oxford, New York: Oxford Univ. Press.

OCD

Hornblower, Simon and Anthony Spawforth. 1996. The Oxford Classical Dictionary. Oxford, New York: Oxford Univ. Press.

PNCM

Bell, Robert E. 1989. Place-Names in Classical Mythology: Greece. Santa Barbara, Calif.: ABC-CLIO.

TL

Gili Gaya, Samuel. 1960. Tesoro Lexicográfico Madrid: CSIC.

(1492-1726).

107

Bibliografía I. Obras de Gabriel Lobo Lasso de la Vega Lasso de la Vega, Gabriel Lobo. 1587. Primera parte del Romancero y Tragedias. Alcalá de Henares: Iuá Gracia. — .1983 [1587, 1603], Tragedia de la destruyción de Constantinopla. Introducción, edición y notas de Alfredo Hermenegildo. Series: Teatro del Siglo de Oro. Kassel: Reichenberger. —. 1986 [1587, 1603], Tragedia de la honra de Dido restaurada. Introducción, edición y notas de Alfredo Hermenegildo. Serie: Teatro del Siglo de Oro. Kassel: Reichenberger. —. 1588. De Cortés valeroso, y Mexicana. Parte I. Madrid: Pedro Madrigal. —. 1970 [1594], Mexicana. Edición con estudio preliminar de José Amor y Vázquez. Madrid: Atlas (BAE 232). — .1942 [1601]. Manojuelo de romances. Edición de A. González Palencia y Eugenio Mele. Madrid: SAETA. —. 1601. Elogio en loor de tres famosos varones: don Iayme, rey de Aragón, don F. Cortés, marqués del Valle, y don Alvaro de Bazán, marqués de Santa Cruz. Zaragoza: Alonso Rodríguez.

II. Fuentes primarias Acosta, José de. 2002 [1590]. Historia natural y moral de las Indias. Ed. de Jane E. Mangan con una introducción y comentarios por Walter Mignolo, traducción al inglés por Francés López-Morillas. Durham, N.C.: Duke University Press. Alciato, Andrea. 1985 [1551]. Emblemas. Edición y comentarios de Santiago Sebastián; prólogo de Aurora Egido; traducción actualizada de Pilar Pedraza. Madrid: Akal. Argote de Molina, Gonzalo. 1588. Nobleza de Andalucía. Imprenta de Fernando Díaz.

Sevilla:

Arias de Saavedra, Diego. 1984 [red. 1602-04]. Purén indómito. Prólogo y edición crítica de Mario Ferreccio Podestá; estudio preliminar de Mario Rodríguez Fernández. Santiago de Chile: Biblioteca Nacional; Concepción: Universidad de Concepción, Seminario de Filología Hispánica.

108

Ariosto, Lodovico. 1975 [1516]. Orlando furioso. Middlesex, Eng. / New York, N.Y.: Penguin.

Hammondsworth,

Balbuena, Bernardo de. 1971 [1604], La grandeza mexicana y Compendio apologético en alabanza de la poesía. Estudio preliminar de Adolfo Domínguez. México: Porrúa. Camóes, Luis de. 1980 [1572]. Os Lusíadas. Madrid: Editorial Nacional. Cervantes Saavedra, Miguel de. 1922 [1614], Viage del Parnaso. Edición y comentarios de Schevill y Bonilla. Madrid: Gráficas reunidas. —. 1983. Viaje del Parnaso. Miguel Herrero García. Madrid: CSIC. —. 1983 [1605]. El Quijote. Edición y notas de Celina Sabor de Cortazar e Isaías Lerner. Prólogo de Marcos A. Morínigo. Buenos Aires: Editorial Abril, S. A. —. 1987. La Galatea. Madrid: Espasa-Calpe. Cortés, Hernán. 1992 [1519-26]. Cartas de relación. Nota preliminar de Manuel Alcalá. México: Porrúa. Cortés Ossorio, Juan. [1665?]. Las Cortesiadas. Biblioteca Nacional de Madrid. MS. 3.887. Díaz del Castillo, Bernal. 1968 [1568?]. Historia verdadera de la conquista de la Nueva España. 2a edición. Prólogo de Carlos Pereyra. Madrid: Espasa-Calpe. Dorantes de Carranza, Baltasar. 1902 [1613]. Sumaria relación de las cosas de la Nueva España, con noticia individual de los descendientes legítimos de los conquistadores y primeros pobladores españoles de la Nueva España. La publica por primera vez el Museo Nacional de México, paleografiada del original por el Sr. D. José María de Agreda y Sánchez. México: Impresora del Museo Nacional. Durán, Diego. 1971. Libro de los dioses y ritos. Book ofthe gods and rites and the ancient calendar. Norman: University of Oklahoma Press. —. 1984 [1867-80]. Historia de las Indios de Nueva España y islas de la Tierra Firme. Preparada por Ángel María Garibay K. México: Porrúa. Ercilla, Alonso de. 1993 [1569, 1578, 1589]. La Araucana. Edición de Isaías Lerner. Madrid: Castalia. Fernández de Oviedo y Valdés, Gonzalo. 1963 [1526], Sumario de la Natural Historia de las Indias. Salamanca: Anaya.

109

González de Eslava, Fernán. 1958 [1610]. Coloquios espirituales sacramentales. Tomo I. Edición, prólogo y notas de José Rojas Garcidueñas. México: Porrúa. Homero. 1997. The Riad. Indianapolis: Hackett Publishers. Las Casas, Bartolomé de. 1987 [1552]. Brevísima relación de la destruición de las Indias. Edición de André Saint-Lu. Madrid: Castalia. López de Gomara, Francisco. 1946 [1552], Historia general de las Indias y Conquista de Méjico. En: Historiadores primitivos de Indias. Madrid: Atlas (BAE 22). Lucano, [s.a. 1978]. Farsalia. Edición preparada por Sebastián Mariner. Madrid: Editora Nacional. Mexía, Pedro. 1570. Silva de varia lección. Añadida y enmendada por el autor. Sevilla: Casa de Hernando Díaz. —. 1578. Historia Imperial y Cesárea. En la cual en suma se contienen las vidas y hechos de todos los Césares, Emperadores de Roma, desde Julio César hasta el Emperador Carlos Quinto. Anvers: Pedro Bellero. Motolinía, Toribio de. 1990 [1541], Historia de los indios de la Nueva España. México: Porrúa. Ovidio Nasón, Publio. 1983. Metamorphoses. Bloomington: Indiana Univ. Press. Pérez de Moya, Juan. 1928 [1585]. Philosophia secreta. Estudio preliminar por Eduardo Gómez de Baquero. Madrid: Nueva Biblioteca de autores españoles. Saavedra Guzmán, Antonio de. 1880 [1599]. El peregrino indiano. Edición de Joaquín García Icazbalceta. México: J. M. Sandoval. Sahagún, Bernardino de. 1938 [1585]. Historia general de las cosas de la Nueva España. México: Pedro Robredo. Terrazas, Francisco de. 1980 [1577 Ms.]. Flores de baria poesía. Prólogo, edición crítica e índices de Margarita Peña. México: UNAM. - . 1 9 4 1 [1601-1604?]. "Nuevo Mundo y Conquista". En: Edición de Antonio Castro Leal. México: Porrúa.

Poesías.

—. 1941. Poesías. Edición a cargo de Antonio Castro Leal. México: Porrúa. Textor, Ioannes Ravissius [Jean de Tixier], 1552. Officina Nicolaum Bryling.

poetica.

110

Torquemada, fray Juan de. 1975 [1615]. De los veinte y un libros rituales y monarquía indiana con el origen y guerras de los indios occidentales, de sus poblazones, descubrimiento, conquista, conversión y otras cosas maravillosas de la misma tierra. Coord. Miguel León-Portilla. UNAM: México. Valdés, Juan de. 1969 [1777], Diálogo de la lengua. Madrid: Castalia. Vega, Garcilaso de la. 1969. Poesías castellanas completas. Edición, introducción y notas de Elias Rivers. Madrid: Castalia. Vega Carpió, Félix Lope de. 1962. Juan de Dios y Antón Martín. En: Obras escogidas. Tomo III. Madrid: Aguilar. Villagrá, Gaspar Pérez de. 1992 [1610]. Historia de la Nueva Méjico. Edición crítica anotada en español e inglés, traducida por Miguel Encinias, Alfred Rodríguez y Joseph P. Sánchez. Albuquerque: Univ. of New México Press. Villalobos, Arias de. 1907 [1623]. Canto intitulado Mercurio. En: Documentos inéditos muy raros para la historia de México. Vol. XII. Edición de Genaro García. México: Librería de la viuda de Ch. Bouret, 183-281. Virgilio. 1994. Aeneid. New York: Dover Publications.

III. Estudios Alvar, Manuel; Bernard Pottier. 1983. Morfología histórica del español. Madrid: Gredos. Álvarez y Baena, Joseph Antonio. 1789-91. Hijos de Madrid ilustres en santidad, dignidades, armas, ciencias y artes. Diccionario histórico por el orden alfabético de sus nombres, que consagra el ilustrísimo y nobilísimo ayuntamiento de la imperial y coronada villa de Madrid. 4 vols. Madrid: Cano. Amor y Vázquez, José. 1958. Hernán Cortés en dos poemas del Siglo de Oro. NRFH 12, 3-4, 369-82. —. 1962. Terrazas y su "Nuevo Mundo y Conquista" en los albores de la mexicanidad. NRFH 16, 395-415. —. 1965. El peregrino indiano: hacia su fiel histórico y literario. NRFH 18,1-2,25-46. —. 1970. Véase Lasso de la Vega.

Ill Artigas, Miguel. 1917. Lobo Lasso de la Vega. Revista Crítica americana 3,157-66.

Hispano-

Aubrun, Charles V. 1956. Poesía, épica y novela: el episodio de Glaura en La Araucana. Revista Iberoamericana 21, 261-73. Barrett, Anthony. 1990. Caligula: The Corruption of Power. New Haven: Yale Univ. Press. Bello, Andrés; Cuervo, Rufino J. 1980. Gramática de la lengua castellana. Edición corregida y aumentada con un prólogo y notas de Niceto Alcalá-Zamora y Torres. México: Editorial Sopeña. Besnier, Maurice. 1914. Lexique de Géographie Ancienne. Paris: Librairie Klincksieck. Blecua, Alberto. 1983. Manual de crítica textual. Madrid: Castalia. Brading, David A. 1991. The First America: The Spanish Monarchy, Creole, Patriots and the Liberal State, 1492-1866. Cambridge, England: Cambridge Univ. Press. Brotherston, Gordon. 1995. Painted Books from Mexico: codices in UK collections and the world they represent. London: British Museum Press. Bullfinch, Thomas. 1993. Mythology. New York: Modern Library. Caillet-Bois, Julio. 1962. Hado y fortuna en La Araucana. Filología 8 , 3 , 403-420. — .1967. Análisis de La Araucana. Buenos Aires: Centro Editor de América Latina. Capes, William Wolfe. 1889. The Roman Empire of the second century, the age of the Antonines. London / N.Y.: Longmans, Green. Chang-Rodriguez, Raquel. 1974. Apuntes sobre sociedad y literatura hispanoamericanas en los siglos xvn. Cuadernos Americanos 4, 131-144. —. 1978. Prosa hispanoamericana

virreinal. Barcelona: Hispam.

—. 1982. Violencia y subversión en la prosa colonial Madrid: Porrúa.

hispanoamericana.

—.; De Beer, Gabriela, eds. 1989. La historia en la literatura Ibero-americana. Memorias del XXVI Congreso del Instituto Internacional de Literatura-Ibero-americana. Hanover, N. H.: Ediciones del Norte / New York: City College, CUNY.

112

Chevalier, Maxime. 1966. Ercilla et ses disciples. En: id., L'Arioste en Espagne (1530-1650). Bordeaux: Université de Bordeaux, 144-64. —. 1976. Lectura y lectores en la España de los siglos xvi y xvn. Madrid: Turner. Cornetta Manzoni, Aida. 1939. El indio en la poesía de America española. Buenos Aires: Joaquín Torres. Conrad, Geoffrey W.; Demarest, Arthur Andrew. 1984. Religion and Empire: The dynamics of Aztec and Inca expansionism. Cambridge, Eng. / New York: Cambridge Univ. Press. Cossío, José María. 1931. Los toros en la poesía castellana. Madrid: Compañía Ibero-americana de Publicaciones, S.A. Curtius, Ernst R. 1953. European Literature and the Latin Middle Ages. New York: Pantheon Books. Dale, George Irving. 1922. The Homeric Simile in the Araucana of Ercilla. Washington University Studies [Washington, St. Louis], 9 (April), 233-44. Dantin Cereceda, J. 1934. Exploradores y conquistadores de Indias. Madrid: Instituto Escuela. Davis, Elizabeth B. 2002. La épica novohispana y la ideología imperial. En: Raquel Chang-Rodriguez (coord.). Historia de la literatura mexicana. La cultura letrada en la Nueva España del siglo xvn. México: Siglo Veintiuno Editores. Franco, Jean. 1982. La cultura hispanoamericana en la época colonial. En: Luis Iñigo Madrigal (coord.). Historia de la literatura hispanoamericana. Tomo I: Epoca Colonial. Madrid: Cátedra, 35-53. García, Genaro. 1907. Véase Villalobos. García Icazbalceta, Joaquín. 1968 [1896]. Obras. Tomo 2. New York: B. Franklin. Goic, Cedomil. 1971. La tópica de la conclusión en Ercilla. Revista chilena de literatura 4 (otoño), 17-34. —. 1988a. Alonso de Ercilla y la poesía épica. En: id. (ed.). Historia y crítica de la literatura hispanoamericana. I.: Época colonial. Barcelona: Ed. Crítica / Grupo Ed. Grijalbo, 196-215.

113

—. 1988b. El exordio de La Araucana. En: id. (ed.). Historia y crítica de la literatura hispanoamericana. I.: Epoca colonial. Barcelona: Ed. Crítica / Grupo Ed. Grijalbo, 71-72. González Palencia, A. 1942. Véase Lasso de la Vega. Hanke, Lewis. 1970 [1959]. Aristotle and the American Indians: A Study in Race Prejudice in the Modern World. Bloomington: Indiana Univ. Press, 1-73. Henríquez Ureña, Pedro. 1918. Nuevas poesías atribuidas a Terrazas. Revista de filología española, V, 49-56. Hermenegildo, Alfredo. 1981. Teatro y consolidación de estructuras político-sociales: el caso de Gabriel Lobo Lasso de la Vega. Segismundo 15,51-93. —. 1983. Véase Lasso de la Vega. —. 1989. Gabriel Lobo Lasso de la Vega y el discurso poético centralizador en la España del siglo xvn. Letras de Deusto 19,44, 123-40. Hernández Sánchez-Barba, Mario. 1981. Historia de América. Tomo I.: América indígena. Madrid: Alhambra. Hidalgo, José Marco. 1903. Doña Oliva de Sabuco, no fue escritora. Revista de archivos, bibliotecas y museos 7, 9 (julio), 1-13. Highet, Gilbert. 1957. The Classical Tradition: Greek and Roman Influences on Western Literature. New York: Oxford Univ. Press. Hill Boone, Elizabeth (ed.). 1987. The provenience of the offerings. Tribute and Cosmovision. En: id. The Aztec Templo Mayor. A Symposium. cl983. Washington, D.C.: Dumbarton Oaks Research Library and Collection. Iglesia, Ramón. 1942. Cronistas e historiadores de la conquista de México. México: El Colegio de México. —. 1972. Cronistas y conquistadores de la Nueva España. México: Secretaría de Educación Pública. íñigo Madrigal, Luis. 1992. Alonso de Ercilla y Zúñiga. En: id. (coord.) Historia de la literatura hispanoamericana. Tomo I. Época colonial. Madrid: Cátedra. Jauralde Pou, Pablo. 1981. Manual de investigación literaria. Madrid: Gredos.

114

Keniston, Hay ward. 1911. Garcilaso de la Vega. A Critical Study of his Life and Works. New York: Hispanic Society of America. —. 1937. The Syntax of Castilian prose: the Sixteenth Century. Chicago: The Univ. of Chicago Press. Kenny, E. J. (ed.). 1982. Latin Literature. Cambridge, Eng. / New York: Cambridge Univ. Press. Lapesa, Rafael. 1968. Historia de la lengua española. T ed. Madrid: Escelicer, S.A. Lausberg, Heinrich. 1966-68. Manual de retórica literaria. Versión española de José Pérez Riesco. Madrid: Gredos. Lazo, Raimundo. 1965-1967. Historia de la literatura hispanoamericana. El período colonial (1492-1780). México: Porrúa. León-Portilla, Miguel et al. 1974. La religión del Pueblo del Sol. En: Historia documental de México. Tomo I. México: UNAM. Leonard, Irving A. 1984 [1949]. Books of the Brave. New York: Gordian. Lerner, Isaías. 1974a. Arcaísmos léxicos del español de América. Madrid: ínsula. —. 1974b. Dos notas al texto de La Araucana. Revista Iberoamericana 86, 119-124. —. 1976. El texto de La Araucana de Alonso de Ercilla: Observaciones a la edición de José Toribio Medina. Revista Iberoamericana 42, 51-60. —. 1989. Don Alonso de Ercilla y Zúñiga. En: Carlos A. Solé y María Isabel Abreu (eds.). Latin American Writers. Vol. I. New York: Scribner's, 23-31. —. 1991. América y la poesía épica áurea: la versión de Ercilla. Edad de Oro 10, 125-39. —. 1993. Véase Ercilla y Zúñiga, Alonso de. —. 1994. Ercilla y Lucano. En: Frances Cerdan (ed.). Hommage à Robert Jammes. Toulouse: Presses Universitaires du Mirail, 683-691. Lewis, Charlton T.; Charles Short. 1907. A New Latin Dictionary. New York: American Book Company. Lida de Malkiel, Maria Rosa. 1942. Dido en la literatura española. Su retrato y defensa. RFH 4, 328-80. —. 1974. Dido en la literatura española. London: Tamesis.

115

— .1975a. La tradición clásica en España. Esplugues de Llobregat: Editorial Ariel. —. 1975b. El amanecer mitológico en la poesía narrativa española. En: id. La tradición clásica en España. Barcelona: Ariel. —. 1984 [1950]. Juan de Mena, poeta del prerrenacimiento México: El Colegio de México.

español.

López de Toro, José. 1948. Un poema inédito sobre Hernán Cortés: "Las Cortesiadas". Estudios cortesianos 9, 31-2, 199-228. Martínez, José Luis. 1990. Hernán Cortés. México: FCE. Medina, José Toribio (ed.). 1910-16. La Araucana de D. Alonso de Ercilla y Zúñiga. Edición del centenario, ilustrada con grabados, documentos, notas históricas y bibliográficas y una biografía del autor, [vol. 1] Texto, [vol. 2] Documentos, [vol. 3] Vida de Ercilla. [vols. 4-5] Ilustraciones y documentos. Santiago de Chile: Imprenta Elzeviriana. Menéndez Pelayo, Marcelino. 1948. Historia de la poesía hispanoamericana. Tomo II. Madrid: Editora Nacional. Murrin, Michael. 1994. History and Warfare in Renaissance Chicago: Univ. of Chicago Press. Nelson, William. 1973. Fact or Fiction. The Dilemma ofthe Storyteller. Harvard: Harvard Univ. Press.

Epic.

Renaissance

Orozco y Berra, Manuel. 1938. Los conquistadores de México. En: Bernardino de Sahagún. Historia general de las cosas de la Nueva España. Tomo 4. México: Ed. Pedro Robredo, 339-435. Pastor, Beatriz. 1988. Discursos narrativos de la conquista: mitificación y emergencia. 2a edición corregida. Hanover, N. H.: Ediciones del Norte. Peña, Margarita. 1994. La poesía épica de la Nueva España (siglos xvi, xvn Y xvm). En: Julio Ortega; José Amor y Vázquez (eds.). Conquista y contraconquista. La escritura del Nuevo Mundo. México: FCE, 289-302. —. 1997. La poesía épica en la Nueva España (Siglo xvi). En: Raquel Chang-Rodríguez (coord.). Historia de la literatura mexicana. Vol. I. México: Siglo Veintiuno Editores, 450-60. Perelmuter-Pérez, Rosa. 1986. El paisaje idealizado en La Araucana. Hispanic Review 54, 2, 129-46. Pérez Pastor, Cristóbal. 1970-71 [1891-1907]. Bibliografía madrileña de los siglos xvi y xvn: descripción cronológica de las obras impresas en

116

Madrid desde el establecimiento de la imprenta en Madrid en el año 1566 al 1625 con anotaciones analíticas e históricas, con una introducción histórica y biográfica, documentos justificativos e índices de los autores, traductores y obras anónimas. Amsterdam: G. T. Van Heusden. Primera parte: Siglo xvi, Segunda parte: 1601-1620. Peterson, Frederick. 1962. Ancient Mexico: an introduction to the preHispanic cultures. New York: Capricorn Books, 125-247. Pierce, Frank. 1952. History and Poetry in the Heroic Poem of the Golden Age. Hispanic Review 20, 302-12. —. 1954. The Place of Mythology in the Lusiads. Comparative Literature 6,2,97-122. —. 1968. La poesía épica del Siglo de Oro. 2a edición rev. y aumentada. Madrid: Gredos. Piñero Ramírez, Pedro. 1982. La épica hispanoamericana colonial. En: Luis íñigo Madrigal (coord.). Historia de la literatura hispanoamericana. Madrid: Cátedra, 161-88. Prieto, Antonio. 1987. La poesía épica renacentista. En: id. La poesía española del siglo xvi. Madrid: Cátedra, 781-831. Quint, David. 1993. Epic and Empire: politics and generic form from Virgil to Milton. Princeton, N. J.: Princeton Univ. Press. Rabassa, José. 1993. Inventing America: Spanish historiography and the formation of Eurocentrism. Norman: Univ. of Oklahoma Press. Restori, A. 1903. II Manojuelo de romances. Revue Hispanique 10,117-148. Reynolds, Winston. 1959a. The burning ships of Hernán Cortés. Hispania 42,317-24. —. 1959b. Cinco siglos en torno a la figura de Hernán Cortés (historia, ensayo, literatura). Revista de Estudios Americanos 18, 25-42. —. 1978. Hernán Cortés en la literatura del Siglo de Oro. Madrid: Centro Iberoamericano de Cooperación / Editora Nacional. Robertson, Martin. 1975. A History of Greek Art. Cambridge, Eng. / New York: Cambridge Univ. Press. Rosaldo, Renato. 1940. Flores de baria poesía. Revista de filología hispánica II, 3, [Buenos Aires], 275-276. Ruiz Ramón, Francisco. 1971. Historia del teatro español. Tomo I. Madrid: Alianza.

117

Sabuco, Oliva de Nantes Barrera. 1873. Nueva filosofía de la naturaleza del hombre. Madrid: Atlas (BAE 65). Salas, Alberto. 1950. Las armas de la Conquista. Buenos Aires: Emecé. Schevill, Rodolfo y Adolfo Bonilla. 1968. Véase Cervantes. Schwartz Lerner, Lía. 1972. Tradición literaria y heroínas indias en La Araucana. Revista Iberoamericana 38, 615-25. Shepard, Sanford. 1970. El Pinciano y las teorías literarias del Siglo de Oro. 2a edición. Madrid: Gredos. Smith, Colin C. 1977. Estudios cidianos. Madrid: CUPS A. Todorov, Tzvetan. 1982. La conquête de l'Amerique. La question de l'autre. Paris: Editions du Seuil. Valbuena Prat, Ángel. 1957. Historia de la literatura Tomo I. Barcelona: Gustavo Gili.

hispanoamericana.

—. 1969. El teatro español en su Siglo de Oro. Barcelona: Planeta. Válgoma y Díaz-Varela, Dalmiro de la. 1951. Ascendientes y descendientes de Hernán Cortés. Madrid: Ediciones de Cultura Hispánica. Vilanova, Antonio. 1957. Las fuentes y los temas del 'Polifemo' de Góngora. 2 vols. Madrid: CSIC. Waithe, Mary Ellen (éd.). 1987-1995. A History of Women Philosophers. Tomo II: 500-1600. Dordrecht: Kluwer Academic Publishers, 261-278. Wogan, Daniel. 1941. Ercilla y la poesía mexicana. Revista Iberoamericana 3,371-79. Zamora, Margarita. 1987. Historicity and Literariness: Problems in the Literary Criticism of Spanish American Colonial Texts. Modern Language Notes 2, 334-46. Zavala, Silvio. 1967. El mundo americano en la época colonial. México: Porrúa.

PRIMERA PARTE DE CORTÉS VALEROSO, Y MEXICANA

D E GABRIEL LASSO DE LA V E G A , CRIADO DEL REY NUESTRO SEÑOR, NATURAL DE M A D R I D .

Dirigida a don Fernando Cortés, nieto de don Fernando Cortés, marqués del Valle, descubridor y conquistador del Nuevo Mundo.

Retrato de Hernán Cortés de De Cortés valeroso, y Mexicana (1588) (Hispanic Society of America)

Al retrato de Fernando Cortés, don Luis de Vargas Manrique, cuyas son las villas de la Torre y el Prado

E

ste es aquel que (aunque cortés) se puso en puntos con Alcides, y a las faldas del nuevo y Rico Mundo, en sus espaldas las dos colunas le pasó, y se opuso. Las sienes que veis que la razón y el uso con el duro metal (consideraldas) quitaron a coronas y guirnaldas, las diademas que intentó el abuso. Este es el cierto Eolo que a porfía los vientos sujetó, y con regocijo Nuevo Mundo pisó y desconocido. Este es el hijo de la cortesía, y del valor, y aunque de entrambos hijo escogió de la madre el apellido.

122

A Gabriel Lasso de la Vega, el Marqués del Valle

H

olgado he mucho de que con tan buen ánimo y deseo, prosiga la obra comenzada que espero le dará V.m. tan buen fin como le ha dado principio; y en la división de las partes della me parece muy bien que la primera se quede en la prisión del Emperador Moctezuma, aunque el haber tanta narración para la Segunda, me ha hecho pensar si sería mejor que la historia se dividiese en tres partes. Pero esto lo remito a quien también sabrá disponerlo y repartirlo, encargando a V.m. mucho que procure escusar todas poesías, pues la mezcla dellas suele causar menos opinión y autoridad a la historia, y la que es tan verdadera (como ésta) es justo que carezca (para siempre) de toda duda. A mí no me queda ninguna sino que saldrá de mano de V.m. muy bien acabada, de que yo estoy con mucha satisfación, y la podrá V.m. tener de m de que acudiré con el agradecimiento que se debe a ese trabajo, el cual deje nuestro Señor acabar a V.m. con bien. De Madrid, a trece de Julio, de M.D.LXXXII. El Marqués del Valle

123

A don Fernando Cortés, Gabriel Lasso de la Vega

L

uego que tomé la pluma (alentado de tan alto sujeto) conocí cuán debidas le eran a V.m. mis vigilias, y cuan propia la gloria de tan altos hechos; y así no ocupé el pensamiento en inquirir ajeno favor. V. m. se le haga en recebirlas, amparando mis versos que confusamente se arrojan, faltos de todo artificio, en el tempestuoso golfo de tanta diversidad de gustos y opiniones, confiado en que llegados al dulce y deseado puerto de la protección y abrigo de V.m., estarán seguros y defendidos. Yo quedo prosiguiendo en la Segunda parte desta historia, como por la precedente del Marqués, padre de V.m. me es pedido, no obstante será posible alguno tome la pluma con más curiosidad. Nuestro Señor guarde a V.m. por largos y prósperos daños, con el aumento que este su servidor desea. De Madrid, y de Setiembre a quince, de M.D.LXXXVI. Gabriel Lasso de la Vega

124

Mateo Vázquez de Leca Colonna, del consejo del Rey nuestro señor, y su secretario, y de la Santa y General Inquisición, capellán de su Magestad, arcediano de Carmona, y canónigo en la santa iglesia de Sevilla

L

os altos hechos de inmortal memoria, cuyo esplendor y exemplo inestimable mostrándoseles todo favorable despiertan, mueven, fuerzan y dan gloria. Cántense, que es razón, y en la vitoria ufano el universo todo hable, que al gran Cortés, caudillo suyo amable, dio el sumo bien con su misericordia. O gran Cortés, que en fin lo fuiste tanto, que por la religión y su decoro de fortaleza y humildad te armaste; poniendo en Ocidente tal espanto, que como Lasso cantara en su coro, a ídolos e idólatras prostraste.

Don Jerónimo Cortés, hijo del Marqués del Valle

C

on dulce son, de nuevo se derrama de mi invencible abuelo la grandeza los trabajos, peligros y braveza con que tiene ganada eterna fama. Al más tímido pecho y fuerza inflama, viendo de tal varón tal fortaleza, que no pudo del hado la aspereza domar ni escurecer su ardiente llama. Esto se debe a ti, divino Lasso, cuya Musa con plectro sublimado cantó el alto valor del fuerte pecho. Bien muestras que a beber te dio el Parnaso tanto licor que el verso delicado en majestad iguala en todo al hecho.

125

Ad Lassvm, et in poematis materiam, Petri Cortesu C a n d i d a decerpunt Parnasi lilia Nimphae, et virides sacro texunt in monte coronasi illustrig tibi duinum Lasse, fauorem inuicti, causa, concedunt bella canendi principis, aetereo semper qui numine flatus splendida, flammiferus qua fundit lumina Titam, qua mare, qua coelum, qua curuus demicat Orbis mercibus, argento, gemmis impleuit, auro, littora Christiadum, extendit quog regna Philippi, qui rigidis nunquam ponti perterritus vndis neque iter ignotum metuens ventosue feroces, intrepidos, suminis Juper auit cledibus Indos: templag deiecit, qua gens ornarut idolis, disiecitg acies instructas, Marte secundo, turrigeras vrbes, septem Regna subegit, hancg, tibi merito, referendi clara trophea concedunt veniam, modulantes Carmine Musa, nam veluti Heroes mundi supereminet omnes cortesius, flexum quos laudat fama, per Orbem Carmine, sic celebres, resonanti, Lasse Poetas, vincis:quos Musa, quibus est commissa potestas Versibus extollunt, summa laude decorant, clara tibi merito debetur Lasse corona, nam lepidum dulci, fecisti Carmine librum ferte viri palmas, date laudem, extollite Lassum, quem celebrant iuuenes, quem laudant iure periti dant meritis libri, referunt promunere grates.

Don Luys de Vargas Manrique

D

e aquel varón insigne y eminente, que de Cristo el nombre alto y soberano, con pío celo y poderosa mano, ensalzó entre la ignota y fiera gente. Quien cantara mejor que el decendiente del claro Garci Lasso, que en el llano ensalzó humilde, y con valor cristiano el nombre de la Virgen ecelente. Vos merecistes dar, o Lasso gloria, sólo a Cortés, y él solo con tal suma vuestra fama hacer pudo perfeta. A tan heroica y singular historia, tan singular y tan heroica pluma, y a tan gran Capitán, tan gran poeta.

Doctor Jerónimo Lobo Lasso De La Vega, hermano del autor

S

i el valeroso Julio afortunado Agatocles, Camilo, y los Scipiones, Lucio, que sujetó los macedones, por los fuertes Metelos celebrado. Tito Publio y Rutilo han alcanzado (sin otra ilustre copia de varones) por diferentes plumas y opiniones, la fama, de que el mundo está admirado. Con cuánta más razón los hechos raros cantaréis de Cortés, preclaro Lasso, con más admiración al bajo suelo. Vuestros versos se estiendan, tersos, claros, corra desde el Oriente, hasta el ocaso, la eterna fama con sonoro vuelo.

127

Don Gutierre de Sandoval

Icaro vola in ciel sendo

d'terra il amato fancul dil Re di Delo preme il paterno oficio nel suo cielo Atlante fa contra'l Olimpo guerra. Giuste punitu fu'l loro intento muore Phetonte a Gioue fulminato Icaro fu nel mar precipitato sostene Atlante il terso firmamento. Non voglio al cielo yo leuar le penne perche diluan Garcon temo le poene ni'l carro de Phaetonte yo dessio. Per no ser morto dil suppremo Iddio il arce Christalino non mi presta seruato ha il? lor testa la mia testa.

Licenciado Gaspar de Morales A

tu cantar preclaro Gabriel Lasso, su resonante lira Apolo mueve, guiándote a que el bien, que se te debe, con dulce consonancia, y grato paso. Púsote en el lugar, do hirió el Pegaso, morada sacra de las sacras nueve, do de el puro liquor que siempre llueve henchiste el claro y elocuente vaso. Y aunque el gran Garci Lasso celebrado, tu tío, deste don llevó tal parte, no faltó para ti copiosa vena. Pues con estilo, y verso levantado diste el debido nombre a un nuevo Marte, y ser a tu nación con mano llena.

Doctor Alonso López, Médico de la Majestad de la Emperatriz

E

ngólfase el varón, el héroe hispano en mar casi sin suelo y sin ribera, al Nuevo Mundo da nueva carrera, con prudencia y esfuerzo más que humano. Nuevos montes descubre, nuevo llano, nueva gente idólatra, inculta y fiera, con el ojo la mira, y considera, y luego la conquista con la mano.

Rinde señores, príncipes sujeta, prende al Emperador y gran monarca, planta la fe de Cristo, Dios y hombre. En pago hoy goza dél, y de un poeta, que a despecho y pesar de la cruel Parca, hará eterno a Cortés el claro nombre.

Licenciado Luys Alonso Maldonado

C

ante de un nuevo Marte Gabriel Lasso, que yo de un nuevo y rojo Apolo canto; yo quiero ver cual pone más espanto, su Marte al mundo, o mi Febo al Parnaso. Si abrió su nuevo Marte nuevo paso al nuevo mundo con su espada y manto, mi nuevo Apolo abrió con nuevo canto Indias de licor nuevo, y nuevo vaso. Siempre entendí que un Marte había en el mundo, y de Dafne un hermoso amante sólo, y agora veo dos soles, y dos Martes. Mas es en grande agravio de las partes, no hay más de un crudo Marte, un rojo Apolo Cortés es Marte, y Lasso un sol jocundo.

129

El Rey Por cuanto por parte de vos, Gabriel Lasso de la Vega nos fue hecha relación que vos habíades compuesto un libro en octava rima intitulado Cortés Valeroso de los hechos de Fernando Cortés, Marqués del Valle, y otros españoles, en el descubrimiento y conquista de la Nueva España, suplicándonos os concediésemos licencia para le poder imprimir y privilegio por el tiempo que fuésemos servido o como la nuestra merced fuese. Lo cual visto por los del nuestro consejo, y como por su mandado, se hicieron las diligencias que la premática por nos hecha sobre la impresión de los libros dispone. Fue acordado, que debíamos mandar dar esta nuestra cédula para vos en la dicha razón, y nos tuvímoslo por bien. Y por la presente por os hacer bien y merced, os damos licencia y facultad para que por tiempo de diez años primeros siguientes, que corran y se cuente desde el día de la fecha desta nuestra cédula, vos, o la persona que vuestro poder hubiere podáis hacer imprimir y vender el dicho libro que de suso se hace mención y por el presente damos licencia y facultad a cualquier impresor destos nuestros Reynos que vos nombráredes para que por esta vez lo pueda imprimir con que después de impreso, antes que se venda lo traigáis al nuestro consejo, juntamente con el original que en él se vio que va rubricado y firmado al cabo de Pedro Zapata del Mármol, escribano de cámara de los que en el nuestro consejo reside, para que se vea si la dicha impresión está conforme al original, o tráigase en pública forma, en como por corretor nombrado por nuestro mandado se vio y corrigió la dicha impresión por el original, y se imprimió conforme a él y que queda así mismo impresas las erratas por él apuntadas para cada un libro de los que así fueren impresos y se os tase el precio que por cada un volumen hubiéredes de haber. Y mandamos que durante el dicho tiempo, persona alguna sin vuestra licencia no lo pueda imprimir ni vender so pena que el que lo imprimiere haya perdido y pierda todos y cualesquier libros, moldes y aparejos que del dicho libro tuviere y más incurra en pena de cincuenta mil maravedís por cada vez que lo contrario hiciere. La cual dicha pena sea la tercia parte para el juez que lo sentenciare y la otra tercia parte para la persona que lo denunciare y la otra tercia para nuestra cámara. Y mandamos a los del nuestro consejo, Presidentes y Oidores de las nuestras audiencias, Alcaldes, alguaciles de la nuestra casa, corte, y chancillerías y a todos los Corregidores, Asistentes, Gobernadores, Alcaldes mayores y ordinarios, y otros jueces y justicias cualesquier de todas las ciudades, villas y lugares de los nuestros Reinos y señoríos, así a los que ahora son, como a los que

130

serán de aquí adelante, que vos guarden y cumplan esta nuestra cédula y merced que así os hacemos. Y contra el tenor y forma della, ni de lo en ella contenido, no vayan ni pasen ni consientan ir ni pasar por alguna manera, so pena de la nuestra merced y de diez mil maravedís para la nuestra cámara. Fecha en San Lorenzo, a dieciséis días del mes de Setiembre, de mil y quinientos y ochenta y siete años. YO, EL REY. Por mandado del Rey nuestro señor. Joan Vázquez.

Aprobación Por Mandado de los señores del Real Consejo he visto este libro, intitulado Cortés valeroso, por Gabriel Lasso de la Vega, criado de su Magestad; y paréceme obra de mucho ingenio y gustosa, la cual va arrimada a la verdad de la historia, honesta, y sin perjuicio de nadie, y el metro muy casto y bien medido. Y por estar compuesta con tanto artificio y trabajo de su Autor merece bien el privilegio y licencia que pide. Hecha en Madrid a ocho días de marzo, de mil y quinientos y ochenta y cuatro. Lucas Gracián Dantisco

131

Prólogo El ser tan aficionado (y con justa razón) a los hechos y cosas de Fernando Cortés, y el entender hay en el mundo tantos de mi opinión con quien defender mi causa, ha sido la principal, juntamente con la carta de don Martín Cortés, marqués del Valle, su hijo, de emprender cosa que si destas calidades careciera, me pudiera atribuir sin disculpa a temeridad. Alentándome también a acabar y sacar a luz esta historia el pedírmelo don Fernando Cortés, digno nieto de tal abuelo y sucesor en su casa y estado. Y ha sido de suerte la obligación en que me ha puesto, que sino discurriera por un camino tan ceñido a la verdad y tan lleno della, como a todos es notorio, pudiera dar que sospechar en si había salido de sus estrechos límites, dilatándolos con fabulosos artificios y sutil inventiva, cosas por algunos mejor recibidas que el puntual rigor de las historias, depósitos y pregoneros inmortales de los heroicos hechos por medio de las cuales se nos comunican los que sin ellas en el seno del olvido hicieran inútil y no debida habitación. Pues en tanto es el hecho tenido, cuanto es notorio, y por los que le escriben celebrado, con quien cierto se deben disimular algunos defetos, pues tan a costa de su descanso, y con tanto estudio y trabajo divulgan la gloria ajena. Y no tengo por menos venturosos a los varones célebres en tener quien haga esto, que en haber conseguido los triunfos gloriosos que dellos se cantan; pues las hazañas de muchos dignas de ser sabidas las ha consumido el tiempo (haciendo su antiguo oficio) por carecer de escritores. Los cuales eran tenidos de los antiguos en gran veneración, pareciéndoles ser tan necesario el tenerlos gratos para obligarlos a hacer esto, como el obrar cosas que a ellos les incitasen. Y así, si discurrimos por los historiadores y poetas de aquellos tiempos y especulamos sus claros y loables discursos, echaremos de ver cuan importante fue para las personas de quien escribieron el haberlo tomado ellos a su cargo y cuan delante de los ojos nos ponen las glorias de que dignamente triunfaron, haciéndonos testigos de lo que tantas edades ha que pasó. Volviendo pues al propósito desta historia de Fernando Cortés, digo, que para prueba de su verdad y de cuan arrimado voy a ella en este mi pequeño discurso, remito a los lectores a sus milagrosas historias cuyos puntos principales yo he seguido en él, inquiriendo muchos papeles curiosos con notoria verdad autorizados y relaciones que no pequeño trabajo y costa me han tenido; por los cuales he sabido muchas cosas de que lo escrito hasta aquí carece, declarando también muchos nombres y hechos de españoles dig-

132

nos de saberse y de que se haga mención dellos, y de las cosas notables que en este descubrimiento y conquista obraron, siéndoles tan debida la gloria de que fueron merecedores, y tan copiosos escuadrones contrarios ofendidos testigos, cuyas tierras y nombres he inquirido sirviendo a la nación española como uno della con este mohoso cornado65, en quien, aunque cubierto de herrumbe fea, resplandece una pura y viva imagen de la verdad. Sólo en la variedad del onceno canto y descripción de la casa de la envidia del dozeno, podrá el lector recrear algún tanto el ánimo cansado de tantas veras y verdades si gustare de poesía y ficiones, como en cosas que lo son, porque historia de tanta autoridad como ésta, ninguna mixtura della consiente, sin ir muy declarada por tal. Y así, a mi parecer y al de muchos que han dado el suyo en los altos hechos de nuestro Cortés, ninguno de los celebrados antiguos ni modernos le excede. Y al común error en que están los envidiosos de sus hazañas por verse inhabilitados de otras tales, satisfaré con breves y evidentes razones, mostrando cuan sin fuerza son las suyas y cuantas objeciones y tachas padecen y traen consigo los apasionados discursos de su dañado proceder. El decir que peleó y sujetó gente bárbara sin estudio y ejercicio militar es falso por la notoriedad que se tiene de lo contrario, y las continuas y sangrientas batallas que entre los indios siempre hubo, y la destreza en jugar diversas armas, principalmente la flecha, espada, lanza, y bastones. En lo cual eran tan prestos y alentados que el uso continuo en breve tiempo los sacaba perfectos maestros, por no se ocupar en otra cosa, los que para meritis libri referunt promunere grates. Para aquella estaban diputados en el imperio mexicano y en cada reino y señorío del Nuevo Mundo, que no eran pocos. Al decir que sin resistencia hizo Cortés la conquista, contradice la mucha gente y sangre española que costó, así a Francisco Fernández de Córdoba y a Juan de Grijalva, capitanes descubridores antes dél como al mismo Cortés, y los aprietos grandes en que los indios, diversas y varias veces le pusieron. De lo cuales, como es notorio, no escapara sin conocidos y visibles milagros, de adonde se presume tenerle el grato cielo cometido negocio tan arduo, con permisión de que con tan poca gente sujetase la que con gran dificultad se pudiera reducir a número cierto. Mayormente que no hizo la conquista con solos españoles, pues es notorio que sobre México llevó ciento y cincuenta mil indios amigos disciplinados en el español ejer-

65 cornado Se refiere aquí a la obra; 'cornado dinero' (Nebrija, 1492, en TL)\ 'moneda de cobre, de poco valor, que tenía grabada una corona' (Aut.).

133

cicio militar, y debajo de sus temidas banderas, por su loable industria y término, atraídos a su servicio y amistad. Dejo de dar otras muchas razones por no ser molesto, y pues el sujeto es imposible serlo en razón de sus excelencias, encarecidamente pido al discreto Letor pase por la escabrosidad del grosero adorno y rústica corteza que le viste, a quien humilmente66 se le67 encomiendo.

66 67

humilmente por humildemente. Para este uso del le en los autores del siglo xvi (Lapesa 1968, 260).

Al retrato de Gabriel Lasso de la Vega, el Capitán Aldana

T

ú quel furor francés cantar pudieras, como de quien alcanzas parte tanta, por ser felice rama de la planta de las flores de lises verdaderas. Y del héroe francés que sus banderas, (juntó de Santillana) y torre planta; cómo callas aquesto, y tu garganta canta españoles hechos tan de veras. Tu propia causa dejas de prudente y no era de dejar la del Salado, que dio a los Lasso dos, perpetuo nombre ni el hecho entre los hechos excelente del letrero glorioso restaurado, por otro Lasso digno de renombre.

135

Retrato de Gabriel Lobo Lasso de la Vega y lema de la familia en De Cortés valeroso, y Mexicana (Hispanic Society of America)

PRIMERO CANTO Que describe el sitio de la insigne1 ciudad de México, con verdadera relación de los ritos y costumbres de la gente. Declara la armada que llevó Fernando Cortés para el descubrimiento y conquista con lo sucedido, hasta que partió de la isla de Cuba y comenzó su navegación para la Nueva España.

C

anto el furor de Marte sanguinoso2, del gran Cortés3 los triunfos, las [vitorias, la sujeción4 del bárbaro famoso, ganada con fatigas tan notorias, rebelión de un imperio poderoso, heroicos hechos, inmortales glorias, singulares hazañas y proezas5, que eternizan de España las grandezas. Las cuales será justo que no oculte en su escura6 tiniebla el torpe olvido 7 , ni en su noturno seno las sepulte, 1 insigne es cultismo que aparece en Ambrosio de Morales (h. 1575) y en Aut. según el DCECH. 2 sanguinoso 'sangriento y cruel' (Aut). 3 La introducción con la presentación del héroe sigue el modelo del comienzo de La Eneida. 4 sujetar 'rendir o domeñar alguna cosa' (Cov.). 5 La repetición sinonímica es recurso retórico frecuente en el poema. Para expresar el valor cortesiano, 1. 7 ('hazañas y proezas'); también en este Canto en 32. 4 ("sin superior, igual y sin segundo"), 40. 3 ("evidente y clara"). 6 escuro por oscuro, fue la forma más común en el castellano medieval hasta el Siglo de Oro (DCECH). 7 Se presenta la imagen del olvido de larga tradición latina. En la mitología latina, el Leteo eral el río del Hades, que proporcionaba a las almas el olvido (Virgilio 1994, VI, 216); Lethe es también la personificación del olvido, ninfa, según Hesiodo, hija de Eris, diosa de la Discordia (PNCM). En la iconografía, se la representa con

pues tanto han en el mundo florecido; antes eterna gloria les resulte, de haber tanto sus nombres estendido, a lo cual soltaré la voz confusa 8 , si os es grata, señor, mi ronca Musa. De vuestro caro abuelo9 decir quiero, don Femando Cortés, que es justo cante (aunque con bajo término y grosero10) los raros hechos, con que al mundo [espante. La elegancia del verso, no es de Homero, de Lucano, Virgilio, Ovidio, el Dante", sólo es de voluntad rica mi vena 12 , y sóla esta defensa tiene buena.

la figura de una mujer vestida de negro, con una mata de mandràgora, que es un narcótico (DSM). 8 confuso 'el que está turbado y el que no se sabe dar a entender, mezclando una razón con otra, sin tener distinción' (Cov.). 9 de vuestro caro abuelo Es la primera de numerosas referencias al destinatario del poema y a su ilustre antepasado, Hernán Cortés; caro 'cosa amada' (Cov.); 'estimado' (Aut.). 10 bajo término y grosero 'término' significa 'forma o modo de portarse o hablar en el trato común' (Aut.); grosero 'rústico, poco cortesano' (Aut.). 11 El autor ofrece la lista de los autores épicos canónicos de la antigüedad, y a Dante como modelo de poeta. 12 vena 'inspiración', 'numen poético o facilidad de componer versos' (Aut.). El autor acude en la estrofa al recurso de la captatio benevole ntiae.

138

No 13 os ofrezco, señor, ajenos hechos, no incógnitas14 hazañas, no invenciones, no fingido valor de fuertes pechos, no varia poesía ni ficciones, ni salgo de los límites estrechos de la verdad15, do16 fundo mis razones, propios os son Fernando17, y como tales harán vuestras grandezas inmortales. 5

Tened en mucho la gloriosa suerte de que merecedor os hizo el cielo, pues tiempo18 largo, invidia, olvido, o [muerte, ni en lobreguez noturna escuro velo el roble19 ocultará hojoso 20 y fuerte que las sienes aprieta a vuestro abuelo21,

13 La repetición anafórica de 'no' en los versos 1 -4 sirve para enfatizar la verdad de los hechos que cantará en el poema. 14 incógnito es cultismo, aparece en La Celestina y en La Araucana (cf. Lerner 1993, 893, n. 107). 15 Este verso recuerda las siguientes líneas de la Dedicatoria al Duque de Béjar del Quijote: "suplico le reciba agradablemente en su protección, para que a su sombra, aunque desnudo de aquel precioso ornamento de elegancia y erudición de que suelen andar vestidas las obras que se componen en las casas de los hombres que saben, ose parecer seguramente en el juicio de algunos que, no continiéndose en los límites de su ignorancia, suelen condenar con más rigor y menos justicia los trabajos ajenos" (Cervantes 1983,7). 16 do por donde es adv. de lugar y voz antigua (Aut.). 17 Se refiere aquí a Hernán Cortés. 18 Entiéndase 'pues ni tiempo largo'. 19 roble 'por su solidez y duración, el roble suele simbolizar, además, la fuerza de la fe y de la virtud, así como la resistencia cristiana frente a la adversidad' ( D S M ) . 20 hojoso 'frondoso' (Aut.). 21 Aquí 'ocultará' concuerda con 'velo' que es, en verdad, el último elemento de la serie de sujetos.

cuyo pimpollo en vos se está mostrando, bien cual del tronco antiguo de Fernando. Fuéme mi suerte en esto favorable, metiéndome en sujeto tan subido22, por do será mi bajo verso afable, y con plácido aplauso recebido; en vos tendrá defensa inexpugnable23, no será de mordaces detrahido24, recebilde25, señor, benignamente, que es paga a mis vigilias suficiente26. Musas que el sacro monte del Parnaso medís con liso pie y nevada planta27, dad de la Caballina28 lleno el vaso, a quien otro valor y esfuerzo canta; en mi ayuda no déis tan solo un paso, que Cortés, de quien canto, me da tanta, que enriquece mi humilde y bajo verso29, sin mendigar ajeno estilo terso.

22

sujeto tan subido 'digno' (Aut.). inexpugnable es cultismo que aparece ya en Santillana y en Ercilla. Es poco frecuente en los autores áureos (Garcilaso, Góngora) aunque sí es usado por Cervantes (Lerner 1993,662, n. 25). 24 detraher por detraer 'detractar' (Aut.). 2t recebilde por recibidle pronunciación anticuada que revela la inseguridad fonética de la época (Lapesa 1968, 148-50). 26 En esta estrofa el poeta se acoge a la protección de su mecenas contra posibles detractores de su obra. 21 liso 'llano, claro' (Aut)\ es de origen incierto probablemente de creación expresiva, sugerida por el ruido del deslizamiento por una superficie lisa (DCECH)\ se refiere a las cualidades de los pies "blancos" de las ninfas. 28 Caballina Epíteto de la fuente que abrió Pegaso, el caballo de Belerophonte, con su casco en el monte Helicona; es latinización irónica del griego Hippocrene (literalmente 'fuente del caballo') que aparece en el Prólogo de las Sátiras de Persio. Era fuente consagrada a las musas y sus aguas dotaban de inspiración a los poetas. 29 bajo verso 'digno de poca estimación' (Aut.). 23

139

Nuestra proa sois vos, velas y remos, timón, áncoras, norte y viento cierto, con tal piloto en salvo saltaremos en el ancho seguro y firme puerto; ni a Carybdis, ni a Scyla30 temeremos, si por vos el camino fuere abierto, pues alcanzáis en todo tanta parte, y delante de vos, Marte31 no es Marte. También diré el asiento32, la grandeza del mexicano imperio, el ancho vuelo33, costumbres torpes, bárbara fiereza, indómito34 valor, sangriento celo de gente, cuya diestra con braveza amenazaba con rigor el cielo, casi de lo posible no curando35, y a lo imposible el ánimo inclinando. Es el antiguo pueblo mexicano quien tan gallarda gente producía, que vitorioso, próspero y ufano, en nobleza y esfuerzo florecía. Está la gran ciudad, laguna y llano36,

30 Carybdis y Scyla Caribdis y Escila eran los nombres de un torbellino y un escollo célebres del estrecho de Messina, muy temidos por los navegantes antiguos (DMC). 11 El poeta pone por encima del dios consagrado a la guerra, los hechos bélicos de su protagonista. 32 asiento 'situación, parte o sitio donde está fundada una ciudad, villa o pueblo' (Aul.). 33 ancho vuelo Entiéndase por 'ancha extensión'. 34 indómito es latinismo temprano que Lasso retoma de Ercilla quien lo utiliza como epíteto de los araucanos, cf. 1.47. 7; XXI. 15. 5. Aut. lo registra con texto de A. de Ovalle, Historia de Chile. 35 curar 'procurar con atención y solicitud el logro de alguna cosa' (Aut.). 36 Para la descripción de la ciudad de Tenochtitlán que comprendía los pueblos de la laguna y los alrededores, cf. Díaz del Castillo, Cortés, Gomara y otros cronistas.

por do de nuestro polo se desvía, de altura en su horizonte en veinte [grados37, con cuidado por muchos compasados 38 . Es ciudad agradable, populosa, tiene setenta mil y más vecinos, gente granada39, rica, belicosa 40 , cortesanos curiosos y ladinos41. Tiene su asiento la ciudad famosa en agua y della salen tres caminos de pedernal calzados, tan durable, que hacen la ciudad inexpugnable42. 37 Según Gomara: "Está Méjico en diecinueve grados de la línea Equinocial y ciento de Canarias, por do echó Ptolomeo la raya meridional, a la cuenta de muchos; y así, hay ocho horas de diferencia en el sol de Méjico a Toledo, según se prueba y conoce por los eclipses; lo cual es que sale antes el sol aquellas ocho horas en Toledo que en México. Pasa el sol a ocho de mayo por sobre Méjico hacia el norte y vuelve a quince de julio" (1946 [1552], 453). 38 compasar 'medir con el compás' (Cov.); para una descripción de la ciudad cf. Gomara 1946 [1552], LXXVIII; Díaz del Castillo 1968 [1568?], LXXXVIII, XCII. 39 granado 'de cuenta' (Cov.); 'grande, crecido y señalado' (Aut.). 40 belicoso es cultismo que ya se halla en Mena según C.C. Smith (Lerner 1993, 472, n. 46); reaparece en 70. 3. 41 ladino 'culto', 'fino' y 'sagaz' (Aut.). 42 La descripción de Lasso de la ciudad azteca es muy similar a la que se da en La Grandeza mexicana (1603) de la ciudad ya conquistada y poblada: "Mándasme que te escriba algún indicio / de que he llegado a esta ciudad famosa, / centro de perfección, del mundo el quicio; / su asiento, su grandeza populosa, /sus cosas raras, su riqueza y trato, / su gente ilustre, su labor pomposa" (63), y "Tiene esta gran ciudad sobre agua hechas / firmes calzadas, que a su mucha gente / por capaces que son vienen estrechas; / que ni el caballo griego hizo puente / tan llena de armas al troyano muro, / ni a tantos guió Ulises el prudente" (Balbuena 1971 [1604], 64).

140 Soplan la tierra, Norte y Mediodía, las costas y marinas 4 3 , Oeste y Leste, y las calzadas por derecha vía baten Á b r e g o , Zéfiro y Nordeste 4 4 . Hay una montuosa 4 5 serranía que está a vista de M é x i c o al Sudueste, de a do baja tanta agua a la campaña, que el m e x i c a n o asiento en torno baña.

Eran algunos 4 8 propios de señores que al audaz Motezuma obedecían, y c o m o sus vasallos e inferiores, con e x c e s i v o s pechos 4 9 le acudían; reyes, caciques 5 0 , pobres moradores, con persona o hacienda le servían, que a nadie reservaba del tributo, c o m o señor de todos, absoluto.

H á c e s e un lago ancho y espacioso que ocupa en redondez noventa millas, de la insigne ciudad 4 6 , seguro f o s o , guarda y amparo de otras muchas villas que en su distrito verde y e s p u m o s o se encierran, y en sus húmidas 4 7 orillas tiene cincuenta pueblos espaciosos de e d i f i c i o s gallardos y costosos.

Ignora el haber Dios y ley divina esta gente, señor, y así ejercita la torpe, errada y áspera 51 doctrina del astuto Satán, falsa y maldita; obsérvanla con dura diciplina 5 2 , que el d e m o n i o a hazello les incita, comunican con él todos sus hechos, de sus cautas 53 respuestas satisfechos.

45 marina 'costa', 'la parte de la tierra inmediata al mar' (Aut.). 44 Lasso describe los diversos vientos que azotan el territorio mexicano; Norte: "viento que nace al norte o septentrión [...] aunque algunos llamaron bóreas" (Mexía 1570, 22); Mediodía: "viento que que los latinos llamaron austro" (ibíd.); Oeste: 'el viento occidental' (Aut.); Leste por Este "por ventar del oriente" (ibíd.); Ábrego: 'viento sur que corre entre el Austro y el Céfiro; y por venir de la parte de Africa, con poca corrupción se llamó así, del lat. Africus' (Aut.); Zéfiro por Céfiro "viento derechamente contrario a este que nace del Poniente, llamaron los griegos Zéfiro, que en latín según algunos suena dador o traedor de vida: porque ayuda al florecer y criar de las plantas y por esto los latinos lo llaman Fabonio" (Mexía 1570, IV, 22 ). 45

montuoso 'cerrado o rodeado de montes y espesuras', es cultismo que aparece en Ercilla (1993, XXXI. 30. 2) y que Aut. documenta con un texto posterior (DCECH). 46 insigne ciudad El autor se refiere a la capital azteca, Tenochtitlán. 47 húmido por húmedo es cultismo frecuente en la poesía desde Garcilaso (Vilanova 1957, II, 68-70).

D e do nace, el tener por adivinos aquellos que a esta ciencia más se [aplican; tienen por f e los falsos desatinos que estos errados sátrapas 54 predican; a quien tienen por santos y por dinos 5 5

48

Se refiere a "pueblos" de la octava ante-

rior. 49

pecho 'tributo que se le da al rey' (Cov.). cacique indigenismo taino de Santo Domingo, difundido por los españoles por toda América y usado por Colón en 1492 para designar a los indios señores de vasallos o jefes guerreros (Amer. W.; DMA). 51 áspero 'riguroso', 'ley, mandato o precepto que tiene dificultad, y es arduo en su cumplimiento' (Aut.). 52 diciplina es ortografía antigua de disciplina. 53 cauto 'engañoso, traidor' es acepción frecuente en los siglos xv-xvn (DCECH). 54 sátrapa 'por alusión significa el ladino, y el que sabe gobernarse con astucia, e inteligencia en el comercio humano' (Aut.); también 'gobernador de alguna provincia' (Aut.). 55 diño ant. digno es pronunciación que se mantiene hasta el s. xvn; Cervantes rima 'diño' con 'peregrino' en La Galatea (DCECH). 50

141

desto, que con sus dioses comunican, inquieren lo futuro por agüeros usando el vano oficio de estrelleros56. Tienen, como lo son, por inmortales a las almas57 y entienden son premiadas58 según que acá vivieron los mortales velos59 en que anduvieron ocultadas; creen que hay penas y futuros males, a que son por sus culpas condenadas, y que alcanza del bien el bueno palma60, con que descansa eternamente el alma.

56

estrellero 'astrólogo' (Aut.). Para las creencias religiosas, cf. Sahagún, "De los que iban al cielo": "La otra parte a donde se iban las ánimas de los difuntos es el cielo, donde vive el sol [...]. Y en el cielo hay arboleda y bosque de diversos árboles; y las ofrendas que les daban en este mundo los vivos, iban a su presencia y allí las recibían; y después de cuatro años pasados las ánimas de estos difuntos se tomaban en diversos géneros de aves de pluma rica, y color, y andaban chupando todas las flores así en el cielo como en este mundo, como los zinzones (sic) lo hacen" (1938 [rev. 1585], III, iii, 288); también en este apartado titulado "De los que iban al paraíso terrenal": "La otra parte donde decían que se iban las ánimas de los difuntos es el paraíso terrenal, que se nombra Tlalocán, en el cual hay muchos regocijos y refrigerios, sin pena ninguna; nunca jamás faltan las mazorcas de maíz verdes, y calabazas y ramitas de bledos, y ají verde y jitomates, y frijoles verdes en vaina, y flores" (ibíd.). Gomara dice al respecto: "Bien pensaban estos mexicanos que las ánimas eran inmortales, y que penaban o gozaban según vivieron" (1946 [1552], CCXV, 331). 57

58

premiado

'remunerado o galardonado'

(Aut.). 59 mortales velos Es metáfora para expresar "los cuerpos" en que anduvieron "ocultadas" las almas. ™ alcanza del bien el bueno palma Entiéndase que alcanza 'victoria'; llevarse la palma 'que sobresalió o excedió en competencia de otros' (Aut.).

Guardan un rito duro y temerario, costumbre errónea de su secta61 vana y es que en el sacrificio de ordinario, ofrecen a sus dioses sangre humana. Riegan con ella el falso relicario y dioses sucios, de su ley profana, y de los cuerpos ya sacrificados comen, en borracheras congregados. Son hombres recios, ásperos, nervudos62, de rostros anchos, bazos 6 ' abultados; súpitos64, animosos y sañudos65, en cualquier menester prestos y osados; en el furor del fiero Marte, crudos66, y de remotas gentes respetados, tanto que el nuevo mundo los temía y al mexicano imperio obedecía67. Bañan en fuentes, los recién nacidos, en frígidos estanques represados68,

Según Cov. la palma era 'insignia de victoria y tómase por la victoria y por el premio'; cf. "[De] como la palma ha sido siempre señal de victoria" (Mexía 1570, XXXIII, 458-464). 61 El autor utiliza la grafía culta secta en vez de seta, que era la forma más común desde el siglo XIII y que Cervantes todavía usa en el siglo xvn. 62 nervudo 'de fuertes y robustos nervios' (Aut.). 63 bazo por bezo 'labio grueso y que sale mucho hacia fuera' (Aut.). 64 súpito ant. súbito, aquí tiene función adjetival; con doc. de Mena, El Amadís y La Celestina y el siguiente v. de Pérez de Hita "era súpito, valiente, determinado, enemigo de mentiras" (DCECH). En este verso tiene el significado de 'orgulloso, de genio pronto'. 65 Nótese la repetición sinonímica en este verso y en el siguiente. 66 crudo 'cruel, despiadado' (Percivale, 1599, en TL). 67 La descripción de los mexicanos es muy similar a la de los araucanos de Ercilla (I. 46) (1993,93). 68 represado 'detenido o estancado' (Aut.), aquí se refiere al agua estancada.

142

porque salgan más recios y curtidos, y de miembros más duros y alentados69. Son de medianos cuerpos y fornidos, de gruesos tercios70 y hombros apartados, de brazos cortos, tablas71 espaciosas, piernas ligeras, prestas y furiosas. Pénenles en naciendo a los varones, una dura rodela en la siniestra, y una flecha y dos puntas de lanzones, en la incapaz y tierna mano diestra72. Regocíjanse en bailes y canciones dando de su venida, alegre muestra, diciéndole: "Tu ley y patria cara, defiende con rigor de lanza o jara73." En hablando de México se entiende tratar de las costumbres de la tierra que la moderna España comprehende74; los ritos, ceremonias, que en sí encierra; la ley, que por sus límites se estiende, los mañosos75 ardides en la guerra,

los términos76 entre ellos más notables, algunos, aunque bárbaros, loables. Grandes provincias, reinos adquirieron con mano armada y duras opresiones, y al mexicano imperio las rindieron, ensanchando su término y mojones77; tanto sus tiranías se estendieron por las bélicas árticas regiones78, que en sabiendo que en México se [armaban, tributo y obediencia le enviaban. Usan el arco corvo79 y flecha dura, arma con que pelean comúnmente; válense della, por la más segura80 y por ser en tirarla diestra gente tanto, que el que por suerte o desventura, el blanco yerra con la vira81 ardiente, en la congregación do la ejercitan, de poder más tirar, le inhabilitan. 75

mañoso

'lo que tiene maña, astucia'

(Aut.). 69

alentado 'animado, vigoroso' ( A u t ) ' , 'animoso' (Palet, 1604; Oudin, 1607 en TL). 70 tercios 'miembros fuertes y robustos del hombre' (Aut.). 71 tablas 'la parte más ancha y carnosa de algunos miembros del cuerpo: como tabla del muslo, del pecho' (Aut.). 72 Este rito mexicano está documentado en la Hist. gen. de las cosas de la Nueva España: "Al tiempo de bautizar la criatura luego aparejaban las cosas necesarias para el bateo, que era que le hacían una rodelita y un arquito, y sus saetas pequeñitas, una de las cuales era del oriente, otra del occidente, otra del mediodía y otra del norte; y hacíanle también una rodelita de masa de bledos, y encima ponían un arco y saetas, y otras cosas hechas de la misma masa" (Sahagún 1938 [1585], XXXVII, 212). 73

jara 'especie de saeta que se tira con la ballesta' (Cov). 74 Es decir, tratar de las costumbres del territorio ("tierra") que ocupa la Nueva España ("moderna España").

76

término 'conducta' (Aut.)-, aparece en La Araucana con este significado (I. 2. 5) (Ercitla 1993,78). 77 término 'límite o confín de un lugar o provincia con otra'; mojón 'la señal que se pone en los linderos para dividir los términos' (Cov), aquí se refiere a la extensión del imperio azteca. 78 Históricamente los aztecas eran oriundos de Aztlán, país mítico del noroeste de México o la Alta California. Ocuparon el valle de México conquistando los pueblos vecinos. El territorio azteca comprendía desde la costa del mar Caribe a la del Pacífico y limitaba con los pueblos chichimecas al norte. El autor es hiperbólico al asegurar que el imperio se extendía hasta las regiones "árticas". 79

arco corvo 'arma antigua usada en la guerra y en la caza' (Aut.)', corvo por curvo (Nebrija, 1492, TL), es duplicado culto que aparece en el Quijote de 1615 (DCECH). 80 Entiéndase 'por ser la más segura'. 81 vira 'género de saeta que se tira con la ballesta' (Cov).

143

Gruesas picas82 con puntas enastadas de pedernal durísimo enconosas83, dardos para arrojar, hondas y espadas84, ejercitan por armas más dañosas; Hay entre ellos personas señaladas en jugar otras armas85 más furiosas, para poder de cerca señalarse, y con el enemigo aventajarse. Estos con hachas cortas y martillos, al menester en número arremeten, diestros soldados, práticos86 caudillos, que a sola su arrogancia se someten87, y en las sangrientas bregas88 y corrillos, son los primeros que las plantas meten, cuál con pesada maza repuntada89, cuál con dura rodela y ancha espada.

ni el golpe duro del contrario fiero, visten de palo93 fuerte y bien tostado, coseletes 94 cubiertos con un cuero curtido y con industria95 aderezado, el cual hacen quijotes, brazaletes, grebas, escudos, cascos, capacetes96. Esles por estatutos defendido97 el uso de las armas sino en guerra, por evitar escándalo y ruido98 y porque esté pacífica la tierra; en la costa o frontera es permitido, do entre ellos la discordia más se [encierra, quel odio envejecido en desafíos pueden allí mostrar con nuevos bríos.

Y para que el solícito90 flechero no les pueda ofender91 con brazo airado92,

No quiero en sus costumbres ser pesado, por ser muchas, prolijas y cansadas, que ya Gomara99 y otros nos han dado

82 pica 'lanza larga de hierro pequeño y agudo, de que usan los soldados' (Cov.). 83 enconoso 'que puede ocasionar daño y perjuicio a alguna parte del cuerpo, dando motivo a que se inflame y encone: como una espina, una punta de junco y otras cosas' (Aut.)' con doc. de D. Gracián, 1542 (DCECH). M espada Los indígenas americanos no conocieron las espadas hasta la llegada de los españoles; para la descripción del uso de la macana y otras armas ofensivas de los indios americanos, (Salas 1950, 78 y ss.). 85 jugar las armas 'manejarlas con destreza y habilidad' (Aut.). 86 pràtico por práctico aparecerá frecuentemente en el poema. 87 Entiéndase 'que se someten solamente a su propia arrogancia'. 88 brega 'disputa, alboroto' (Cov. y en C. de las Casas, 1570, TL). 89 maza repuntada 'alzada o levantada', de 'repuntar' (Aut.). 90 solícito 'diligente, cuidadoso', ya en Berceo (DCECH). 91 ofender 'herir', 'atacar' aparece en Mena (Lida de Malkiel 1984 [1950], 243).

92 airado 'poseído de la ira, enojado' (Aut.), es caso de enálage. 93 palo acepción generalizada en América por 'madera', es uso temprano que el DCECH documenta en Percivale, 1591. 94 coselete 'armadura del cuerpo' (Aut.). 95 industria 'maña, diligencia' (Cov.). 96 quijote 'en el arnés, piezas que cubren los muslos' (Cov.); brazalete 'armadura de hierro, que cubre y defiende el brazo' (Aut.); greba 'armadura de las piernas desde la rodilla hasta la garganta del pie' (Cov.)\ capacete 'casco de hierro hecho a la medida de la cabeza' (Aut.). 97 defender 'prohibir, vedar, impedir' (Aut.)\ aparece en textos literarios hasta el xvn (Cervantes, Lope) (DCECH). 98 ruido 'alboroto, discordia' (Aut.). 99 Gomara Se refiere a la Conquista de México, segunda parte de la Hist. general de las Indias (1552) de Francisco de Gomara (15111566), donde se relata la historia de la conquista de los territorios mexicanos. El estudioso Amor y Vázquez señala que tal vez pudo servirle el borrador inédito del "Nuevo Mundo y Conquista" de Terrazas (1970, XVII). Margarita Peña menciona como posibles fuentes históricas, entre

144 entera relación de sus pisadas, y con estilo claro y levantado dellos han sido y son manifestadas, a los cuales remito los curiosos, de saber más que aquestas cudiciosos 1 0 0 . N i diré por agora la manera con que los indios forman sus batallas, por dezilla a su tiempo más entera 101 , ni el ordinario término de dallas; que no se sufre 102 hacer a la ligera ni de sus ocasiones desmembrallas; con la m i s m a verdad irán mezcladas y en diferentes partes declaradas 1 0 3 . Diré del poderoso Motezuma 1 0 4 notables cosas y sucesos varios, el oro, perlas, algodón y pluma que le daban por año sus contrarios; contrarios reinos que con grande suma de lo ya dicho le eran tributarios, sujetos al imperio m e x i c a n o , puestos en duro y u g o por su mano.

otras, las obras de Luis de Zapata, en algunos cantos de su poema épico Cario famoso (1569); Alonso de Ercilla, Jerónimo de Zurita, Pedro Mexía, Gonzalo Fernández de Oviedo (1994, 291). 100 Entiéndase 'deseosos' ("cudiciosos") de saber más que estas relaciones'. 101 Para descripciones de la formación en batalla de los escuadrones indígenas, cf. V. 3440,64-70,78-79; VI. 38.41. 102 sufrir 'tolerar, llevar, padecer' (Aut.). 103 Para un estudio detallado de la forma en que el narrador se hace presente en e! poema, cf. Chevalier 1966, 154-155. 104 Motezuma Motecuhzoma Xocoyotzin' llamado comúnmente Moctezuma. Su primer nombre quiere decir "señor" y el último "el más joven", con la partícula reverencial tzin que lo distinguía del primer Motecuhzoma Ilhuicamina. Sucedía a Ahuítzotl y era hijo del señor Axayácatl y nieto de Nezahualcóyotl (Martínez 1990, 38-9).

Fue Motezuma rey de la más parte 105 del espacioso, rico y nuevo mundo, hombre animoso, astuto en cualquier [arte, sin superior, igual y sin segundo; inclinado al furor del fiero 106 Marte y diestro en su ejercicio furibundo 107 , amigo de emprender notables cosas, y triunfar de 108 las más dificultosas. Era por línea clara 109 , antigua y recta derivado de estirpe generosa 1 1 0 , y de la sangre ilustre y más perfeta de Aculhua 111 y su casa valerosa; de Aculli" 2 decendiente" 3 , a quien sujeta

105

Entiéndase 'de la mayor parte'. furor [...] fiero [...] furibundo (vs. 5-6) es ejemplo de la repetición etimologizadora, recurso frecuente en el poema de larga tradición clásica (Lausberg 1966-1968, par. 648-649, 123124). 107 furibundo cultismo que proviene de la traducción latina de la Yliada de Mena; aparece en Fr. L. de León (1580) y en El Quijote (1605) (.DCECH). 108 triunfar de por triunfar sobre. 109 claro 'ilustre' (Aut.), que reaparece con este significado en 50. 3 y 59. 3. 110 generoso 'linajudo', 'noble' (Aut.). 111 Aculhúa Señor de Azcaputzalco y cuñado del emperador Nopaltzin. Subió al trono en 1239. Algunos historiadores lo llaman Tetzotzomoc (Torquemada 1975 [1615], I, XXXIX, 91-92; II, 153). 112 Acullí Según Motolinía: "Los de Tetzcoco, que en antigüedad y señorío no son menos que los mexicanos, se llaman hoy día acuhuaque [acolhuas] y toda su provincia junta se llama Acuhuaca [Acolhuacán] y este nombre les quedó de un valiente capitán que tuvieron, natural de la misma provincia, que se llamó por nombre Aculí, que así se llama aquel hueso que va desde el codo hasta el hombro y del mismo hueso llaman al hombro aculi. Este capitán Aculí era como otro Saúl, valiente y alto de cuerpo, tanto que de los hombros arriba sobrepujaba a todo el pueblo, y 106

145

gran parte de la tierra belicosa estuvo su persona respetando, con que"4 se iba de todo apoderando.

y el del Norte121 con mansa y clara frente, con blanca espuma, el término rayando, el sitio grande y rico demarcando.

También por sucesor era tenido del valeroso y fuerte rey Auchizo"5; y también decendiente del temido Acamapich"6 que a México rehizo; hombre cruel, horrible y atrevido, animoso, esforzado en cuanto hizo, bárbaro, pero recto y justiciero, bravo conquistador y gran guerrero"7.

Y no paró el soberbio mexicano con áspero rigor y dura guerra, hasta que con violenta y diestra mano vio los últimos fines 122 a la tierra; haciendo lo difícil, fácil, llano, conquista lo poblado, monte y sierra, los antiguos señores deshereda, dichoso aquél que con la vida queda.

La tierra y gran distrito señalado que a Motezuma Cin"8 era obediente, la terminan de un lado y otro lado cada cual por su parte diferente, el proceloso"9 mar del Sur120 llamado,

Llega a las aguas con feroz destino, y de verlas, el bárbaro ofendido intenta abrir el húmido123 camino por ellas, si le fuera concedido; y de bajar al sitio cristalino del cerúleo124 Neptuno125 sumergido sólo a mover con él sangrienta guerra, porque le impide conquistar más tierra.

no había otro a él semejante. Este Aculí fue tan animoso y esforzado y nombrado en la guerra, que de él se llamó la provincia de Texcuco, Aculiuaca [Tezcoco, Acolhuacán]" (1990 [1541?], 7-8). 113 decendiente ant. 'descendiente', se repite en la siguiente estrofa. 114 Entiéndase 'por lo que se'. 115 Auchizo por Ahuízotl, palabra náhuatl que significa "perro de agua" y animal semifabuloso que se cree era de la familia de las nutrias, es el nombre del octavo emperador azteca en México; reinó de 1486 a 1502 (DHBGM\ Sahagún 1938 [rev. 1585], VIII, cap.1, 280). 116 Acamapich por Acamapixtli o Acamapichtli que significa "puñado de cañas". Según Sahagún, "fue el primer señor de México, de Tenochtitlán, el cual tuvo el señorío de México veintiún años en paz y quietud y no hubo guerras en su tiempo" (ibíd., VIII, cap. 1,279). 1,7 Nótese la acumulación de diez adjetivos en serie, recurso común a través del poema que sirve para enfatizar las características del sujeto. "" Cin por tzin, partícula reverencial (ver n. 104). 119 proceloso 'tormentoso' es cultismo frecuente entre los autores del xvi. La primera documentación de su uso poético parece ser Ercilla que

Del uno al otro mar le respetaban más de ochocientas leguas que tenía de tierra, que sus límites cerraban con fértil y agradable travesía126.

lo aplica al viento IV. 6 2 . 5 y XV. 7 5 . 2 (Vilanova 1957,1,479-480; según Lemer 1993, 186, n. 91). En este verso, Lasso lo retoma aplicándolo al mar. 120 Mar del Sur se refiere al Océano Pacífico, atisbado por primera vez por la expedición de Vasco Núñez de Balboa (Fernández de Oviedo 1963 [1526], 37). 121 Mar del Norte es el Caribe; la mar Oceánea se refiere al Atlántico (ibíd., 37). 122 fin por confín, 'se toma también por límite a que se estrecha algún espacio u término' (Aut.). 123 húmido por húmedo (I., n. 47). 124 cerúleo 'azul', es epíteto latino aplicado al océano y por metonimia al dios Neptuno. 125 Neptuno Dios romano del Mar, identificado con la deidad griega Poseidón. 126 travesía 'distancia o camino de un lugar a otro' (Aut.)\ también 'fortificación o defensa' (Aut.).

146

Cien ciudades fortísimas entraban en lo que el gran Imperio contenía, todas al fiero bárbaro obedientes, diversas lenguas y distintas gentes. Verdad es, que en el término que digo, hay algunas provincias señaladas, enemigas del bárbaro enemigo, de consuno127 en su daño conjuradas128; que so129 la protección del bando130 amigo vivían con cervices levantadas como tecoantepecos, tlaxcallanos, chalollos con panucos, mechuacanos131, no porque a Moctezuma, rey potente, pudieran resistirse si él quisiera132

127 de consuno ant. 'unida y juntamente, de común acuerdo' (Aut.). 128 Hay en el verso ecos garcilasianos (Soneto X) aunque la frase esté en un contexto bélico: "Oh dulces prendas por mí mal halladas, / dulces y alegres cuando Dios quería, / juntas estáis en la memoria mía / y con ella en mi muerte conjuradas!" (1969,47). 129 so ant. 'bajo, debajo de' (Aut.). 130 bando 'facción, partido' (DCECH). 131 tecoantepecos Habitantes del golfo de México, en el océano Pacífico; tlaxcallanos: habitantes de Tlaxcala, señorío independiente del imperio azteca; chalollos por cholollos: habitantes de Cholula, ciudad próspera y densamente poblada. Era un señorío independiente y estaba gobernado por varios señores, pero tenían buenas relaciones con el imperio de Moctezuma, en una alianza militar; panucos: habitantes de la región de Pánuco, en el golfo de México; mechuacanos: habitantes de Michoacán, estado de México, entre el Océano Pacífico y la meseta central. Era un señorío independiente que había logrado resistir el avance de los aztecas (Martínez 1990,22-26). 132 El imperfecto de subjuntivo en la prótasis y en la apódosis del periodo condicional con valor de pluscuamperfecto, expresa una hipótesis irreal referida al pasado ("hubieran podido [...] hubiera querido [...] habría destruido") (Lapesa 1968,258-9).

mostrarles con rigor su airada frente, que con facilidad los destruyera; dejábalos así porque su gente con ellos en refriegas anduviera, de do llevasen presos y captivos133 para immolarlos134 a sus dioses vivos. Entre reyes, caciques fueron treinta, cada cual de a cien mil y más vasallos, los que por evidente y clara cuenta, dejo por pesadumbre de con tallos; a Motezuma Cin personal renta daban, como a quien cupo el sujetallos135, reconociendo el duro y adversario suceso del opreso136 tributario. Con más137 tres mil señores poderosos que con el mismo pecho le acudían, señores de lugares populosos que por el ancho Imperio se estendían, los reyes y caciques más famosos en corte mexicana residían, que así era por el bárbaro pedido, jurado del vasallo y consentido. Usaba desta cauta diligencia a causa de que'38 no se rebelasen, y así cuando partían con licencia de su corte, mandaba que dejasen (por su seguridad y preeminencia139, 133

captivo por cautivo es cultismo frecuente en el período áureo (ibíd., 248-49). 134 immolar por inmolar es grafía latinizante de uso temprano en la literatura (DCECH). 135 Las asimilaciones ("contallo", "sujeta11o") estuvieron de moda en los siglos xvi y xvm (Lapesa 1968,250). 136 opreso es participio pasado irregular del verbo; nótese la rima interna del v. "suceso [...] opreso". 137 Con más por con más de. 138 Entiéndase 'a fin de que'. 139 preeminencia 'privilegio, exención' (Aut); era cultismo poco usual en el xvi (DCECH). Para el uso de preeminente, v. en este

147

45

para que al puesto término tornasen) hijos, mujer, hermanos o gran suma de oro luciente, perlas, plata y pluma.

cuatro caciques, práticos guerreros, que en repartir las guardas se ocupaban, a quien por capitanes respetaban.

Antigua imposición les obligaba a tener casa en México de asiento suya propia, y a aquesto les forzaba del bárbaro el temido mandamiento, respeto de lo cual140 continuo estaba el imperio pacífico y contento, y la corte copiosa de señores, hechos de estraños, propios moradores.

Tlacopán y Tezcuco 147 no debían a Motezuma, más del homenaje, ni sus antiguos reyes le rendían como otros, abatido vasallaje; voluntaria obediencia le ofrecían, por ser como eran todos de un linaje, con quien casan los reyes mexicanos deudas 148 , hijas, hermanas con hermanos.

Estos con sus personas solamente pagaban sus servicios asistiendo; era común pechar de noble gente, la ilustre de la baja distinguiendo; que el labrador con modo diferente iba con sus tributos acudiendo, con persona y hacienda al rey servía, que con hacienda sola no cumplía.

Levántese el estilo pobre y falto 149 , con la nueva ocasión que le enriquece, arrójese en confuso al duro asalto, en la prosperidad que se le ofrece, diga el valor de un pecho noble y alto, que aunque mendigo ingenio le [engrandece, no mirando al engaste de la pieza, verán de lo engastado la belleza.

Guardaban cada día por sus grados141 al gran señor, seiscientos caballeros, con más142 dos mil continuos 143 y [soldados, cursados 144 tiradores y piqueros 145 ; y para aquesto estaban diputados 146

canto 5 1 . 3 ; es cultismo nuevo usado por Ercilla I. 1 3 . 8 (Lemer 1993,45). 140 Nótese el uso causal de la frase 'respecto de lo cual'. 141

grado 'estimación y calidad de una cosa'

(Aut.). 142

con más por con más de. continuos Se refiere a los individuos que componían el cuerpo de los cien Continuos o Continos, que antiguamente servía en la casa del rey para la guardia de su persona y custodia del palacio. 141

144 cursado 'experimentado, práctico' (Percivale, 1599, en TL). 145 piquero 'soldado que servía en el ejército con la pica' (Aut.). 146 diputado 'señalado' (Aut.).

Como al salir del sol la tierna rosa de cándido matiz hermoseada, libre de la pungente 150 y espinosa cubierta, por natura 151 fabricada,

147 Tlacopán y Tezcuco El imperio Culhúa estaba formado por los señoríos de México, Tezcoco y Tlacopán o Tacuba. Su control comprendía aproximadamente treinta y ocho señoríos a fines del siglo xv, en una extensión aproximada de medio millón de kilómetros cuadrados, o sea la cuarta parte del México actual (Martínez 1990, 22-5). 148

deuda 'la parienta y deudo' ( C o v . ) . Levántese el estilo pobre y falto En esta estrofa y las dos siguientes el poeta acude al recurso de la captatio benevolentiae mediante el símil de una joya engastada, y la rosa y sus espinas para compararla a su oficio. 149

150 pungente 'punzante' de pungir 'punzar o herir' (Aut.). 151 natura 'naturaleza', es forma latinizante poco usada según Aut.

148

se muestra en la campaña, al ver [graciosa, del celeste rocío aljofarada152, que no por ser de adorno miserable pierde su ser hermoso y agradable.153 Así en humilde tono he de cantaros altos sucesos, graves154, valerosos, que a las grandezas de varones claros no escurecen concetos155 escabrosos156; ni la gloria debida a hechos raros, adquirida con términos dudosos, es justo que se estrague ni consuma por bajo verso, ni cansada pluma157. Era Fernán Cortés de ilustre gente, nacido en Medellín de Estremadura, de sangre antigua, clara y preeminente158, de prósperos sucesos y ventura; arriscado159, sagaz, diestro y valiente, de grande ingenio, ser, peso y cordura160, según de su valor la justa fama, que del un polo al otro161 se derrama.

La nobleza del pecho generoso162 y la necesidad le acometieron, facilitando el hecho más dudoso. Feliz y honroso fin le prometieron y por el ancho mar tempestuoso sus arduas pretensiones163 se estendieron, hasta alcanzar del todo la vitoria más alta que jamás se vio en historia. Fue quien domó las brutas hinchazones164 del mexicano bárbaro temido, y a quien el descubrir estas regiones estaba por el cielo cometido165, para que las idólatras naciones que sin conocimiento habían vivido, por una ley y Dios se gobernasen, y de su redención se aprovechasen166. Alguna parte estaba descubierta ya de la Nueva España, y costeada por Francisco Fernández167 que por cierta 161

152 aljofarado 'perlado' de aljofarar, derivado de aljófar 'conjunto de perlas' (DCECH). 153 El poeta usa el símil al comparar su obra primeramente a una 'pieza' y después a una 'tierna rosa'. 154 grave 'pesado' es vocablo noble favorecido por los clásicos (DCECH). 155 conceto por concepto 'opinión' (Cov.). 156 escabroso 'desigual, lleno de tropiezos y embarazos' con doc. posterior de A. de Morales

(1586) (AHÍ.). 157

El poeta aclara que los hechos heroicos de Cortés no podrán ser opacados por la tosquedad de su labor poética. 158 preeminente 'sublime, superior' (v. n. 139). 159 arriscado 'valiente, atrevido' (DCECH s.v. riesgo); Aut. con documentación de La Araucana. 160 Nótese la acumulación de adjetivos elogiosos con valor encarecedor, al héroe del poema unidos por 'y' en los versos 3-6.

Para la reminiscencia de Garcilaso, Égl. 2, v. 1759: "[...]del uno al otro polo; y porque 'spantes" (1969, 189). 162 generoso 'noble, linajudo', ya en Nebrija (DCECH); es cultismo que se halla en Mena (Lida de Malkiel 1984, 253), Garcilaso y en Ercilla, III. 36. 2; reaparece en 33. 2. 163 arduo 'cosa sumamente grave, laboriosa, y de difícil ejecución' (Aut.). 164 hinchazón 'vanidad, presunción, soberbia o engreimiento' (Aut.)\ también 'henchir un lugar, ocuparle justamente', deriv. de hincha fam. 'odio, encono, enemistad' (Cov.). 165 Nótese como el poeta insiste en la predestinación del héroe para acometer la conquista y la finalidad mesiánica de la misma. 166 Lasso expresa en esta octava el sentido providencialista de la conquista americana. A través de ésta, "las idólatras naciones" podrían llegar al conocimiento de "una ley y Dios" y alcanzar "su redención". 167 Francisco Fernández Se refiere a la expedición de 1517 de Francisco Hernández de Córdoba que descubrió a Yucatán y que se enfrentó a los indios de Potonchán con resultados

149

cantaba la Vitoria de su armada; cuando de Potonchán168, vencida y muerta gran parte de su gente y destrozada, volvió con relación de nueva tierra, y testimonio de la rota169 guerra. Fue a Yucatán Grijalva'70, y si supiera gozar lo que su suerte le ofrecía, y a ganar y poblar se dispusiera, y no a tratar en vil mercadería, gran parte de las costas poseyera, que en Tabasco171 y San Juan de Ulúa172 [había

desastrosos según Díaz del Castillo (1968 [1568?], IV-V). 168 Potonchán Ciudad indígena conocida también como Champotón; "donde tornó a saltar en tierra junto a otro pueblo que se llama Nachopobón, y el señor de él Champotón" (Cortés 1992 [1519-26], 43). 169 rota 'derrota, desbarate' (con doc. de Hurtado de Mendoza 1580, DCECH). 170 Juan de Grijalva Se refiere al pariente de Diego de Velázquez, enviado a explorar los nuevos territorios. Descubrió las embocaduras de los ríos Usumacinta y Tabasco. Cerca de San Juan de Ulúa, Grijalva recibió mensajeros de Moctezuma con ricos regalos. Sin embargo, Grijalva se limitó a mercadear con los indígenas y volvió a Cuba sin poblar, según las instrucciones del Gobernador de Cuba. Este luego le afrentó porque no había quebrantado sus instrucciones (Martínez 1990, 121-23), según la versión de Gomara. Díaz del Castillo en la Historia general, sin embargo, defiende a Grijalva diciendo que éste quería poblar "porque Grijalva muy gran voluntad tenía de poblar con aquellos pocos soldados que con él estábamos, y siempre mostró ánimo de muy valeroso y esforzado capitán, y no como lo escribe el coronista Gomara" (1968 [1568], 49). Según el cronista, Grijalva no pudo poblar por llevar heridos y porque Alfonso Dávila y Francisco de Montejo no estaban de acuerdo con esto (ibíd., 50). 171 Tabasco Estado de México, en la costa del golfo de México.

tomado posesión, tierra abundosa173, que de doradas venas174 es copiosa. También Montejo175 y otros pretendieron pasando al nuevo mundo aventajarse, mas nunca el mexicano suelo vieron por serles defendido el acercarse. Sólo a Cortés los hados176 concedieron la dudosa ocasión de señalarse, no con armada gruesa ni pujante paso, como pasó177 tan adelante. ¡Oh dichoso varón afortunado!, por quien puede llamarse venturosa, con el ser y valor que tú le has dado, la española nación y poderosa.

172 San Juan de Ulúa "puerto, al cual los naturales de allí llaman Chalchicoeca" (Gomara 1946 [1552], XXV, 44). 173 abundoso 'copioso y abundante' es voz anticuada en el siglo xvn (Ayala, 1693, en TL y Aut). 174 vena 'se dice de los metales, como oro y plata' (Cov.); es de uso temprano en el castellano (DCECH)\ aquí significa veta aurífera; cf. con la I., n. 11. 175 Francisco de Montejo Nació hacia 1479. En 1514 fue con Pedrarias Dávila a la conquista de Tierra Firme. Era estanciero rico en Cuba. También participó en las expediciones a tierras mexicanas con Grijalva y luego en la de Cortés. Fue designado junto con Hernández de Puertocarrero, alcalde ordinario del ayuntamiento de la Villa de la Vera Cruz. Cortés los envió a ambos como procuradores ante el rey para que le llevaran el primer tesoro y las cartas y memoriales que exponían su causa (Martínez 1990, 600-2). 176 Este verso sugiere que Cortés estaba predestinado a ser el que lograra la conquista del territorio mexicano. 177 'ni pujante paso, como pasó tan adelante' es ejemplo de repetición etimologizadora con oscilación semántica frecuente en Lasso y de tradición clásica (Lausberg 1966-1968, 123124).

150

De un rico y nuevo mundo la has dotado, ganado por tu diestra valerosa; lo que fuiste, Cortés, nadie lo sabe, que en ingenio mortal, tal bien no cabe. Siguió Cortés las letras, pero viendo quel cielo otro camino le mostraba, y que del crudo178 Marte el duro [estruendo a darle eterno nombre le llamaba; el ciego y torpe sueño sacudiendo la clara sangre que dormida estaba, entre los verdes años179 se remueve viendo lo mucho que a su tronco debe. A Italia parte, donde nombres caros han con tan justas causas adquirido por su mucho valor, varones claros opuestos al rigor del mudo olvido. No quiere nombre entre éstos, aunque [raros, sino que un mundo entero no sabido, haga de su valor bastante prueba, y dél el triunfo entero se le deba. Torció de aqueste intento la derrota180, y a la isla de Cuba al Ocidente181 se fue, hasta Colón, al mundo ignota estancia no a sus fines conveniente; mas con nuevas de tierra más remota juntó navios, munición y gente, con mil contradiciones que no digo, por no poder, señor, como testigo' 82 .

178 crudo 'cruel', v. I., n. 66; hay rima interna 'crudo [...] duro'. 179 verde 'inmaduro'; entiéndase "los años jóvenes y lozanos". 180 derrota 'camino' (TL)\ 'viaje que hacen los navios por el mar' (Cov.). 181 Ocidente por Occidente era común en la época (Cov.). 182 El autor se declara aquí incapaz de relatar los contratiempos en la isla de Cuba por no haber sido testigo presencial y de esta manera confirma

Quiso ver qué españoles llevaría Cortés a la jornada y, numerados, vio que quinientos y cincuenta había juntado, en militar arte cursados que con gallardo aspecto y bizarría dieron muestra en un llano concertados cinco escuadras lucidas de piqueros, y hasta once las demás de arcabuceros183. Con dieciséis caballos y esta gente y once navios medianos, determina probar ventura y arrojar la frente184 al hado próspero o total ruina; no la necesidad fue inconveniente, (que es do el ingenio humano más se [afina) para borrar la suerte venturosa, echada a la inconstante y varia diosa185. Este fue el aparato y pobre armada con que Cortés ganó lo que sabemos, cosa digna de ser siempre loada, y una de las mayores que leemos. ¿Cuál Aníbal186 con fe juramentada

el valor histórico de su poema. Estos 'contratiempos' tal vez se refieran a las disensiones entre Cortés y el gobernador de Cuba, Diego Velázquez. 183 arcabucero 'soldado que sirve en la milicia armado de arcabuz' (Aut.)\ piquero 'soldado que servía en el ejército con la pica', v. I., n. 133. 184 arrojar la frente En el texto aparece "frente", no 'suerte' que parece más plausible; debe entenderse por 'hacerle frente al hado'. 185 inconstante y varia diosa es referencia a la representación de la diosa Fortuna; vario 'inconstante' (Aut.); ya se halla en autores del xv (DCECH). 186 Lasso ofrece una lista de tradicionales héroes clásicos de la antigüedad: históricos (Aníbal, Pompeyo, Cayo Julio César, Escipión, Alejandro el Magno) y no históricos como Hyarbas, el personaje de ficción creado por Virgilio en La Eneida.

151

del paternal rigor, compararemos con el valor, los hechos, la grandeza de Cortés adquirida en tal pobreza? ¿Qué Pompeyo triunfando en edad tierna, del abatido Hyarbas hizo tanto? ¿Qué Julio? ¿Qué Escipión de fama [eterna? ¿Qué Alejandro que al mundo puso [espanto? ¿Quién oyó hazaña antigua ni moderna187 en cuanto corre el sol de canto a canto188, ni capitán que así se aventajase y su ley y nación tanto aumentase? Estos hicieron hechos valerosos, mas de gruesas armadas ayudados, de cercanos socorros poderosos, y de lo necesario confiados; no cual nuestro Cortés, menesterosos189 ganaron fama y nombres celebrados, que bienes de fortuna son gran parte para hacer resistencia al fiero Marte190. Que un hombre sin dineros y empeñado, con tan pequeña flota y compañía, se confiase del futuro hado,

y le siguiese por incierta vía, y un reino tan remoto y apartado hallase y conquistase do no había socorros, ni de habellos esperanza, más del valelle a cada cual su lanza191. Salieron capitanes por consejo' 92 nombrados Moría193, Ordaz194, [Puertocarrero195, 196 97 Escalante , Salceda' , Olid198, Montejo, 191

En el original hay signo de interrogación al final del último verso, pero el sentido no está completo. 192 El texto de Díaz del Castillo cita a los siguientes capitanes: "Cortés, llevaba la Capitana. Pedro de Al varado y sus hermanos, un buen navio que se decía San Sebastián. Alonso Hernández Puertocarrero, otro. Francisco de Montejo, otro buen navio. Cristóbal de Olí. Diego de Ordaz. Juan Velázquez de León, otro. Juan de Escalante, otro. Francisco de Moría, otro. Otro, Escobar el Paje. Y el más chico, como bergantín, Ginés Norte. En cada navio un piloto, y por piloto mayor Antón de Alaminos" (1968 [1568?], XXVIII, 68). Gomara concuerda con el nombre de los once capitanes (1946 [1552], 19). Para una comparación de listas o catálogos de soldados, cf. el Canto IV. 8 de La Araucana. 193

187

Lasso elabora la disputa de "antiguos y modernos" en esta estrofa y en la anterior al comparar favorablemente a Cortés frente a los grandes de la antigüedad. La polémica aparece en Ercilla en el Canto III, 43-44. Esta disputa es el foco central de la obra de Cristóbal de Villalón, Ingeniosa comparación entre lo antiguo y lo moderno que apareció en Valladolid, 1539 (Lerner 1993, 149, n. 59). 188

de canto a canto 'lado o parte opuesta' (Aut.\ Casas, 1570 en TL). 189 Se refiere a "estos" del v. 1 y a los héroes de la estrofa anterior. 11,0 En esta estrofa y la siguiente, el autor desarrolla la idea de que la hazaña de Cortés tiene más mérito que la de los grandes héroes de la antigüedad ya que no llevaba refuerzos ni dinero.

Francisco de Moría Capitán de una de las naves de la expedición de Cortés. Al caerse el timón de la nave, se arrojó al mar para rescatarlo. Murió en los puentes de la ciudad en la retirada de la Noche Triste (ibíd., VIII) y Díaz del Castillo 1968 [1568?], XXVIII, 68). 194 Diego de Ordaz (1480-1532?) Compañero de Cortés, capitaneó una de las doce naves. Exploró el volcán Popocatepetl, hecho por el cual el rey le dio por armas esta figura. Después de haberse ganado México fue comendador de Santiago (ibíd., CCV, 584). 195 Alonso Hernández de Puertocarrero Capitaneó uno de los navios y fue elegido junto con F. de Montejo, alcalde del ayuntamiento de la Villa Rica de la Vera Cruz por Cortés (ibíd., XLII, 193). 196 Joan de Escalante Compañero de Cortés, murió en 1519. Fue nombrado alguacil mayor en

152 Ávila 1 9 9 un buen soldado y marinero; Velázquez 2 0 0 , Escobar 201 , llamado el viejo por arriscado, plático 2 0 2 y severo, y c o m o General, Cortés había tomado una granada compañía 2 0 3

el primer ayuntamiento. Murió a manos de indios en Almería (ibíd., XLII, 193). 197 Francisco de Salceda Salceda o Herrera Salcedo según Gomara. Díaz del Castillo lo llama Saucedo, apodado "el Polido" porque "en demasía se preciaba de galán y polido". También cuenta que era natural de Medina Rioseco y que se decía de él que había sido maestresala del almirante de Castilla. Murió en "las puentes" durante la batalla de la Noche Triste (ibíd., LUI, 112). 198 Cristóbal de Olid Nació en Baeza (¿14887-1525) y capitaneó una de las naves de la expedición cortesiana. Elegido como maestre de campo en el primer ayuntamiento fue uno de los mejores ayudantes de Cortés en México pero más tarde se sublevó contra él y se declaró independiente en la expedición de Honduras. Cayó en manos de Francisco de las Casas y de Gil González Dávila y murió degollado (ibíd., XLII, 93; CLXXIII, 475 y CCV, 583); Montejo, cf. n. 175 de este canto. 199 Alonso de Avila Compañero de Cortés. Este le asignó el papel de alcalde junto con Alonso de Grado para sustituir a Alonso Hernández Puertocarrero y Francisco de Montejo que habían ido a España como procuradores. Después irá con Antonio Quiñones como procurador a España a cargo de los navios que salieron de Veracruz hacia julio de 1522 (Martínez 1990, 158-358.). Según Díaz del Castillo fue "el primer contador que hubo en la Nueva España". También señala que "fue algo amigo de ruidos" por lo que Cortés le envió como procurador a la Española (1968 [1568?], 583). 200 Juan Velázquez de León Natural de Castilla la Vieja, capitaneó una de las naves en la expedición. Había matado a un caballero principal que se llamaba "Ribas Altias o Altas Ribas" en la Española, y por eso se había marchado a Cuba y luego a México. Fue uno de los muertos

D e contrapuestos fuegos variada blancos y azules hizo su bandera, y en medio una cruz grande colorada, cuya letra en latín aquesta era (la cual por la bandera iba sembrada en t o m o de la cruz por dentro y fuera): "La cruz sigamos que si f e tenemos en esta seña, amigos, venceremos" 2 0 4 . Entre los dichos sus navios reparte con gente, munición y artillería; hallóse sin dineros, m o d o o arte 205 para pagar la gente que tenía;

en el puente durante la lucha de la Noche Triste junto con Francisco Salceda y Francisco de Moría (1520) (ibíd., 597). Sin embargo, Martínez relata que viajó a Castilla junto con Alonso de Grado y otros capitanes por razones particulares aunque el navio llevaba el envío de Cortés (1990, 364). 201 Escobar (el Viejo) Díaz del Castillo menciona a tres soldados de nombre Escobar. El primer soldado se llama Alonso Escobar el Paje "de quien se tuvo mucha cuenta de su persona; murió en poder de indios", y que capitaneó una de las naves de la expedición de Cortés; el segundo Escobar era "boticario e curaba"; el tercer Escobar es descrito como "bien esforzado; mal fue tal y tan bolliciosos e de mala manera, que murió ahorcado porque forzó a una mujer e por revoltoso" (1968 [1568?], CCV 594). 202 plático por práctico 'experimentado, diestro' (DCECH). 203 Para listas semejantes en Ercilla, v. IV. 8; XIX. 48-50; XXII. 25; XXV. 26-27; XXV. 5860. 204 En efecto, la descripción de la bandera concuerda con la de Gomara: "La bandera que puso y llevó Cortés a esta jornada era de fuegos blancos y azules con una cruz colorada en medio, y alrededor un letrero en latín, que romanzado dice: 'Amigos, sigamos la cruz; y nos, si fe tuviéremos en esta señal, venceremos' (1946 [1552], VIII, 19). 205 arte 'modo, manera' (Aut. con textos de Santa Teresa y Garcilaso, son. XVII).

153

pero alentado del furor de Marte, hizo en Guaniguanico206 junta un día de españoles, y en este ayuntamiento les hizo un general razonamiento. Díceles: "Compañeros valerosos207, pechos do nunca halló el temor entrada, ánimos nobles, brazos belicosos, gente del cielo Empíreo208 señalada para acabar los hechos más dudosos que jamás acabó209 sangrienta espada, tened en mucho la ocasión que os llama, bastante a hacer perpetua vuestra fama. "No os digo yo que está tan aparente, amigos, la vitoria y conocida, que la podáis gozar tan fácilmente sin gran peligro y riesgo de la vida; no que el varón preclaro210 y excelente, con descanso no adquiere la debida gloria, ni al vencedor el lauro honroso ceñirá bien la frente, estando ocioso.

206 Guaniguanico Puerto en el extremo oeste de la isla de Cuba. Según Gomara: "Hizo luego Cortés alarde en Guaniguanigo, y halló quinientos y cincuenta españoles [...] Repartiólos en once compañías, y diólas a los capitanes Alonso de Avila, Alonso Fernández Portocarrero, Diego de Ordaz, Francisco de Montejo, Francisco de Moría, Francisco de Salceda, Juan de Escalante, Juan Velázquez de León, Cristóbal de Olid y un Escobar"(1946 [1552], VIII, 19). 207 Es el primero de varios discursos que pronunciará Cortés a sus tropas, éstos alternan con las arengas de los jefes indígenas alentando a sus guerreros a luchar contra el enemigo. 208 Empíreo 'el cielo, supremo asiento y lugar de la Divinidad, y morada de los Santos, superior a los demás cielos, y el que abraza en sí, y dentro de su ámbito al primer móvil' (Aut.). 209 para acabar [...] que jamás acabó es ejemplo de la repetición etimologizadora tan frecuente en el poema. 210 preclaro 'esclarecido, ilustre' (Aut.).

"Gran ganancia promete la jornada, por habella intentado con buen celo, pero envuelta en fatigas y mezclada con cansancio, trabajos, hambre y duelo; ocupemos la tierra (que usurpada tiene la vil canalla 2 ") y fértil suelo, seamos para dar a nuestros reyes más tierra y a los della, justas leyes212. "Bien veo que sois pocos, pero tales en ánimo y valor, que no os excede humana fuerza, bárbaras señales, ni el mundo todo, que decirse puede; rompamos por los ásperos raudales del incógnito213 mar, pues nos concede señal tan clara y de bonanza214 llena, aura215 benigna, próspera y serena." Todos con voz concorde216 confirmando lo que propuesto vuestro abuelo había, las valerosas diestras levantando cada cual por su parte le ofrecía, el bélico furor manifestando que Marte en sus entrañas infundía, le dicen: "Capitán, nosotros solos te haremos señor de los dos polos". Tras esto un rumor grande se está oyendo por el pequeño ejército animoso, propio al ruido que Ossa217 se está [haciendo 211

Se refiere a los mexicanos. La justificación de la conquista es "la gran ganancia" económica y territorial que resultará para España y las "justas leyes" que recibirán los habitantes del nuevo mundo. 213 incógnito es cultismo, ver. I., n. 14. 214 bonanza 'calma'. Es uno de los muchos italianismos referentes a la navegación que entraron en la lengua española (Lapesa 1968,183). 215 aura 'aire leve, suave' (Aut.); es cultismo (DCECH). 216 concorde 'unánime', 'de un parecer' (Cov.). 217 Ossa Era la personificación del 'rumor', 212

154

en el pinar cerrado y monte hojoso, cuando las altas cimas abatiendo de los pinos el Tracio218 impetuoso, al suelo las humilla y las quebranta y dél con silvo219 recio las levanta.

ganoso de hollar la rica tierra por los descubridores tan loada; su visible fortuna dulce afierra221 temiendo del descuido sea enturbiada, parten de Cuba, dan velas al viento, dónde fueron diré con nuevo aliento.

Cuando por los soldados vio la guerra Cortés con tantas veras220 aceptada,

Fin del Canto Primero

equivalente a la Fama. Como se hace difícil seguir las huellas de un rumor a sus orígenes, se dice que viene de Zeus y por eso a Ossa se le conoce como la mensajera de Zeus (DCM). 218 Tracio 'viento que corre entre el Coro, viento noroeste y el Bóreas, viento norte' del latín Thrascias (Aut.). 219 silvo ant. 'silbido', 'ruido que hace el aire' (Cov.)

220 veras 'verdad o seriedad' (Aut.; Cov. s. v. verdad). 221 aferrar 'agarrar o coger con fuerza alguna cosa' (Cov); es verbo de conjugación vacilante en los ss. XVI-XVII (Bello; Cuervo 1970, n. 76. 1,463).

CANTO II Engolfada la flota entre Cuba y Yucatán, se levanta un repentino Norueste, el cual la desbarata y arroja a diferentes partes y al fin viene (no sin mucho trabajo) a juntarse en la isla de Acuzamil 1 donde estando, veen 2 tomar tierra una canoa 3 en que venía Jerónimo de Aguilar con algunos indios. Parte la armada de aquella isla tomando la derrota de Cotoche, primera punta de Yucatán.

C

erca asiste4 del bien la desventura, del estado apacible la mudanza; no hay cosa estable, firme, ni segura 5 en que poner la vana confianza; no hay contento en la tierra, que es [locura pensar que le ha de haber, ni que le [alcanza cumplidamente el más afortunado, en la engañosa cumbre levantado. Vemos tras buena suerte, un azar duro, tras un alegre estado, un descontento, tras un vivir pacífico y seguro,

1

Acuzamil Hoy conocida como la isla de Cozumel. Fue descubierta en 1518 por Juan de Grijalva quien la nombró Santa Cruz (Gomara 1946 [1552], XXV, 44). 2 veen por ven, este uso de vocal doble se repetirá frecuentemente en el poema. 3 canoa proviene del arahuaco y se refiere a la embarcación de los indios americanos (Amer. W.\ DMA). 4 asistir 'acompañar', 'socorrer', 'estar presente' (Aut.). 5 Para otros ejemplos de la repetición sinonímica, cf. 2. 6 ("abatido [...] triste"); 3. 1 ("tranquilo [...] sosegado); 3. 5 ("furioso, bravo, remontado"); 4. 6 ("lugar y asiento"); 6. 7 ("tenebroso, escuro y negro"); 9. 1 ("alarido, llanto y vocería"); 10. 5 ("confusos y turbados"); 10. 7 ("ordena y manda"); 59. 3 ("horrible, negra y espantosa"); 64. 3 ("cisma y bando"); 70. 7 ("cruel, brava y sangrienta"); 7 9 . 6 ("flacos, lasos y cansados").

un desastrado 6 caso o fin violento, tras un triunfar del artillado 7 muro, un abatido y triste acaecimiento, tras el ardiente sol, las tempestades, y tras bonanza 8 en mar, calamidades 9 . Quién vio tranquilo el mar y sosegado, que a la española armada prometía paso 10 seguro, quieto, acompañado del turquesado manto" y claro día volver furioso, bravo, remontado sobre la confiada compañía, que de la amiga tierra 12 se alejaba, y a la no conocida se acercaba. Iba siguiendo el próspero destino, engolfada con manso y fresco viento, haciendo sesgo 13 el áspero camino, sin señal de contrario movimiento; 6 desastrado 'desdichado, desgraciado, sin fortuna' (Aut.), aparece en Mena (C. C. Smith) y en Nebrija. 7 artillado 'armado de artillería' (Aut.). 8 bonanza 'calma' (I., n. 214). 9 La antítesis y la anáfora de 'tras' en los versos 2 - 3 , 5 , 7 - 8 refuerzan el concepto de la variabilidad de la fortuna. 10 paso 'navegación' (Nebrija). " turquesado manto Es metáfora que expresa el mar. 12 amiga tierra Entiéndase 'la tierra conocida, segura'. 13 sesgo 'sosegado, tranquilo, calmoso', viene de sesgar por sosegar 'hacer reposar' (DCECH).

156

mas el hado nocivo 14 que contino15 halla para ofender16 lugar y asiento17, quiso dar como en todo clara muestra, de que nadie se escapa de su diestra. 5

Comienza el claro cielo a marañarse18 y a turbarse la luz de las estrellas, y el fulminoso 19 Norte a recatarse en dar la claridad de sus centellas, veen las lucientes Ursas20 retirarse, cubiertas de terror sus frentes bellas, y de un color horrible y ceniciento ocupado el celeste movimiento. Con gran violencia horrísono21 bramando, al mar se arroja el Aquilón22 furioso, al favorable viento desterrando con son desacordado23 y temeroso; la lobreguez noturna acrecentando

el continuo ventar24 bravo, espantoso y un tenebroso, escuro y negro velo cierra la noche, tremen25 mar y cielo. Váse ensoberbeciendo26 el mar hinchado, gime desde su centro embravecido del turbulento Aquilo27 esforzado, y de su furia insana compelido; ya el duro proceder del cielo airado, y de espantosos truenos el ruido comienza, y de relámpagos la priesa28, junto con un turbión de pluvia29 espesa. Espárcense las naves una a una, confusas, temerosas, desmandadas30, de la borrasca áspera, importuna y viento fiero, indómito31 arrojadas; y al vario disponer de la fortuna, corren aquí y allí descarriadas32, que asaltadas del viento repentino, abrieron cada cual por su camino.

14

nocivo 'dañoso, perjudicial' es cultismo, con doc. posterior a este texto (Aut.). 15 contino por continuo es la forma antigua más frecuente en textos del xv y del xvi (.DCECH). 16 ofender 'herir' (I., n. 91). 17 asiento 'situación, parte' (I., n. 32). 18 marañarse por enmarañarse 'enredarse'; maraña con el sentido de 'enredo' es frecuente en todo el siglo xvi (DCECH). "fulminoso 'que arroja o despide rayos', es voz poética (Aut.)\ 'resplandeciente'; DCECH sin documentación. 20 Ursas Se refiere a la constelación de las Osas que consta de siete estrellas. Cuatro de ellas forman un cuadrilátero y las otras tres un arco de círculo que parte de uno de los vértices del cuadrilátero. Asemeja un carro sin ruedas y ha sido la guía de los navegantes porque una de las estrellas indica el Polo norte (DRAtí). 21 horrísono es latinismo utilizado por Ercilla (XXIV. 75. 2) y Herrera que proviene de La Eneida IX, 55 (Lerner 1993, XXIII, 650, n. 145). 22 Aquilón 'viento que viene de la parte septentrional, se llama Norte o cierzo' (Aut.). 23 desacordado 'no convenirse, concertarse' (Aut.).

El alarido, llanto y bocería, el fácil prometer con voz rompida33 y mísero lamento que se oía

24

ventar por ventear, 'soplar el viento' (Aut.). tremer por temblar aparece en textos castellanos antiguos pero su uso ya estaba anticuado en el siglo xv (DCECH s.v. temblar)-, aparece en La Araucana III. 49.5 (Lemer 1993,151, n. 73). 26 ensoberbecerse 'airarse, se dice del mar cuando está tempestuoso y agitado de los vientos' (Cov). 21 Aquilo por Aquilón. 28 priesa ant. de prisa 'aprieto, trance apurado', acepción activa hasta el XVII (DCECH). 29 pluvia por lluvia, es latinismo (DCECH s.v. lluvia). 30 desmandado 'desbandado' (DCECH)\ 'sin regla ni orden' (TL). 31 indómito 'indomable', es latinismo temprano usado por Ercilla (I., n. 34). 32 Nótese la prosopopeya de los vs. 7-8. 33 La falsa contrición en el peligro era tópico de la literatura moralizante de la época; v. en este 25

157

de la gente medrosa y afligida, con el bramar del viento, parecía que la celeste esfera desasida, con la inferior terrestre se juntaba34, según la confusión manifestaba. 10 Gritan los marineros alterados, cada cual en su nave diligente, y las cursadas35 armas los soldados sueltan por acudir al mal presente. Atónitos, confusos y turbados36 (que a nadie allí aprovecha el ser [valiente) corren donde el piloto ordena y manda, a la vela, largar la triza en banda37. No del sangriento Marte la violencia ni su duro ejercicio se platica38, del enemigo campo39 la asistencia, ni el medir al contrario bien la pica40; mas en hacer al viento resistencia, que por momentos más se multiplica, se muestra cada cual y se entremete en lo que nunca usó ni le compete. Andaban por el ancho mar vagando los ágiles navios sin consuelo, cuál sin vela o trinquete4' levantando

canto 16, 1-8; también aparece en La Araucana (Ercilla 1993, VI. 51. 230-31). 34 El significado que quiere dar el autor en los versos 6-7 es que el cielo y la tierra parecían juntarse. 35 cursado 'experimentado, práctico' (I., n. 144). 36 Este verso es otro ejemplo de adjetivación sinonímica tripartita en el poema frecuente también en Ercilla. 37 largar 'alargar, aflojar' (Aut.)\ triza 'cabo o cuerda' (DCECH); en banda 'todo lo posible'. 38 platicar por practicar, usado aún en autores del xvn (Aut.). 39 campo 'ejército en campaña' (Cov.). 40 pica 'lanza larga de hierro' (I., n. 82).

en las hinchadas olas42 alto vuelo; cuál con el fin postrero agonizando vee la herviente43 arena y bajo suelo, y cuál viendo del viento la pujanza, rinde al temor del todo la esperanza. La tablazón44 rechina amenazando con la vecina muerte, crece el viento45, y en las cóncavas46 rocas resonando, forma un desentonado y ronco acento con la abundancia de olas, que azotando los robustos peñascos, va en aumento, y en ellos quebrantada su frecuencia, aún no perdona al cielo su inclemencia. Corrieron47 los navios derramados, del violento Nordeste constreñidos, y aunque sin orden, rotos, maltratados fueron a dulce48 puerto conducidos; a Acuzamil llegaron destrozados, isla pequeña y fértil, do surgidos49 las reforzadas áncoras50 calaron, y en la agradable arena se fijaron.

41

trinquete 'el tercer árbol hacia la parte de proa en las naves mayores, y en las menores es el segundo' (Aut.). 42 ola Era acepción de uso frecuente en el s. xv aunque los escritores del xvi preferían 'onda' (DCECH). 43 herviente por hirviente, reaparece en 73. 1. 44 Se refiere a la madera de los navios. 45 Nótese como el autor logra el climax de la acción mediante el uso de "crece el viento", "la abundancia", "va en aumento" en los vs. 2, 5, 6

y 7.

46

cóncavo 'hueco, bóveda, cueva' (Cov.); es cultismo frecuente en el poema y aparece documentado en los diccionaristas del TL y en Santillana (DCECH). 47 correr 'navegar' (Aut.). 48 dulce 'apacible, grato' (DRAE). 49 surgir 'tomar puerto o echar áncoras en la playa' (Cov). 50 áncora 'ancla', es latinismo (DCECH).

158

Quedó la Capitana rezagada, y con ella otra nao que la seguía, que del furioso viento arrebatada por el hinchado golfo discurría51; a las furiosas olas entregada, un golpe de agua y viento la embestía en popa, y fue tan recio el movimiento, que arrancó el gobernalle52 de su asiento.

A gran priesa58 amainó59 la Capitana y con las duras olas porfiando estuvo hasta el romper de la mañana, con el airado viento peleando; mas cuando se mostró la aurora ufana, iba el turbado mar abonanzando60; miran por el timón atentamente, que por el agua andaba diligente61.

Cayó el timón al agua, el golpe [horrendo53 en la turbada gente acrecentando un clamor temeroso54 y nuevo estruendo, su lamentable fin considerando; la enmienda de la vida proponiendo, de conseguirla ya desconfiando; de reparo ninguno no se trata, a quien55 el viento cruel no desbarata.

Al mar el Capitán Moría62 se arroja, que de la rota63 nave tenía cargo, y a una soga atado gruesa y floja, tras el timón nadando se hizo alargo64; falto de aliento, no sin gran congoja65 aferró el gobernalle, sin embargo, del riguroso66 viento que aún no había aplacado del todo su porfía.

La nao hizo un farol desparramado56 para que su peligro se entendiese, y porque de las otras devisado 57 , alguna en tal aprieto la acorriese; conveniente remedio y acertado, que la nao Capitana como viese que era necesitada seña aquella, como pudo llegó a favorecella.

51 discurrir 'correr por diversas partes' (TL)\ también con este significado en 56. 7. 52 gobernalle 'el timón con que se gobierna el navio' (Aut., cita Mexicana (1594) de Lasso para documentar este vocablo, 56). 53 horrendo es cultismo literario de principios del siglo xvi (Smith, 252; Lerner 1993,n. 13,138). 54 temeroso 'pavoroso' (Cov.). 55 quien El uso de quien con antecedente inanimado no es usual en el castellano moderno. (Bello; Cuervo 1970, par. 330, 134-135). 56 farol 'el linterón grande que lleva en la popa el navio o la galera, y faroles los que se hacen de vidrio, para meter dentro las velas y defender no las mate el aire' (Cov.); desparramado con el significado 'esparcido, extendido por muchas partes'. 57 devisado por divisado.

58

priesa forma anticuada de prisa que se usó hasta el siglo XVIII (DCECH). 59 amainar 'aflojar las velas' (A. Chaves 1538 en TL); 'recoger las velas de una embarcación para que no camine tanto' (DRAE). 60 abonanzar 'calmarse la tormenta o serenarse el tiempo' (Aut.); cf. I., n. 8. 61 diligente 'presto, solícito' (Cov.), es aquí ejemplo de enálage. 62 el Capitán Moría Este hecho ha sido relatado por el propio Cortés. Gomara se refiere a él en la Historia gen. de las Indias (1946 [1552], X) y Díaz del Castillo lo refiere en la Historia verdadera (1968 [1568?], XXV, 64). 63 rota 'derrota, desbandada', figura en la expresión ir de rota batida que se aplica a una nave que va a dar en tierra, aparece en Fernández de Oviedo y en la Relación de Cabeza de Vaca (DCECH) (I., n. 169). 64 hacerse a lo largo 'separarse, ponerse a distancia considerable uno de otro' (Aut.); alargarse 'apartarse' (TL). 65 Debe leerse: "no sin gran congoja del riguroso viento que aún no había aplacado del todo su porfía, aferró el gobernalle." 66 riguroso 'áspero, cruel' (Cov. s.v. rigor); 'cruel y excesivo en el castigo o pena' (Aut.).

159

Recobrado, a la nave le subieron, y vuelto a su lugar, con gran contento las abatidas velas descogieron, alzándolas del todo al fresco viento. Dos días las dos naves anduvieron dudosas de llegar a salvamento, hasta que descubrió el día tercero, de la alta gavia 67 , tierra un marinero. "Tierra, tierra", gritaba en voz subida, palabra grata a todos los oyentes; al dulce pronunciar, embebecida 68 la gente, con preguntas diferentes, corre en tropel sin orden esparcida, buscando los lugares convenientes más altos del navio do pudiese descubrir con la vista su interese 69 . Unos miran la gavia, codiciando el lugar mal seguro del grumete, por el árbol inhiesto 70 gateando, la difícil subida se acomete; otros la corva71 proa van poblando, la levantada popa 72 y el trinquete cansando la dudosa vista en vano, al marinero imputan de liviano. Mas cuando ya del todo se enteraron 73 en descubrir la tierra deseada, y el Cabo de Mujeres 74 divisaron, 67

gavia 'vela del mastelero mayor' (Aut.). embebecido 'pasmado, mirando, considerando alguna cosa' (Cov.); 'distraído, absorto' (.DCRLQ. 69 interese El uso de la "e" paragógica asegura el endecasílabo. 70 árbol inhiesto Entiéndase 'mástil'; inhiesto por enhiesto. 71 corvo por curvo, es cultismo (DCECH); también en este Canto (29. 5 y 53. 5). 72 popa 'parte posterior de la nave' (Cov.). 73 enterarse en 'informarse enteramente de alguna cosa' (Cov.). 74 Cabo de Mujeres Se conoce hoy día como la Isla de Mujeres. Está situada en el mar Caribe 68

que es una punta estrecha y prolongada; los tiernos corazones levantaron a la humilde oración, do celebrada con dulces himnos fue la merced pía, que del eterno auxilio decendía 75 . Llegaron a esta punta do hallaron dos navichuelos surtos76 de la armada que en el pasado trance se ampararon de una peña fragosa 77 levantada; no paró allí Cortés, que luego 78 alzaron las velas, y a la isleta ya nombrada de Acuzamil llegaron, donde estaban (menos una) las naos que les79 faltaban. Los tristes españoles mareados 80 , deseosos de hollar la grata arena, dejan las naos ligeros y animados, con la dulce ocasión próspera y buena, tienden los lasos81 miembros fatigados por ella 82 , y del naufragio y mortal pena pasada (que aún los rostros denunciaban) ya olvidados, alegres se abrazaban. al noreste de la península de Yucatán, en el mar de las Antillas a una distancia de siete kilómetros del litoral. Fue la primera tierra descubierta en México por los españoles en 1517 (DHBGM)\ Díaz del Castillo dice: "Y estuvimos allí un día [...] y tenían cuatro cues, que son casas de ídolos, y en ellos muchas figuras, y todas las más de mujeres, y eran altas de cuerpo; y se puso nombre aquella tierra la Punta de las Mujeres" (1968 [1568?], XXX, 71). 75 Debe leerse 'do la merced pía que del eterno auxilio descendía, fue celebrada con dulces himnos'. 76 surto 'anclado', cf. n. 49. 11 fragoso 'sierra fragosa y quebrada con valles y montes', 'áspera de piedras' (Cov.). 78 luego 'al instante, sin dilación' (Aut.). 79 Entiéndase 'faltaban a los españoles'. 80 mareado 'acontece a los que entrando en la mar se les turba la cabeza y revuelve el estómago' (Cov.). 81 laso 'fatigado, debilitado' es voz cultista en autores clásicos (DCECH). 82 por ella Entiéndase 'la grata arena' del v. 2.

160

Encienden grandes fuegos con presteza, sacan de los navios bastimento83, rociado con la áspera fiereza de las olas compulsas84 por el viento; dan de seca y salada carne a pieza85 a todos, por igual repartimiento; pénenla en asadores mal labrados, de los vecinos árboles cortados.

Sólo Cortés no come, que el cuidado91 de la perdida nave le afligía, y de mil pensamientos rodeado, de su gente gran trecho se desvía; sobre un corvo peñasco levantado que su alta cima sobre el mar pendía se sube, y la turbada vista arroja por el agua con íntima congoja.

Esfuerzan a gran priesa el vivo fuego, y entregan a su furia las porciones, danles de añejo y dulce vino luego, y de bizcocho 86 espléndidas87 raciones, hácese a cada cual por sí su entrego88 por evitar escándalo y pasiones; eligen por el campo alojamiento, tendidos en la yerba a su contento.

Con ojo alerto92 solicita, inquiere, vuelve, revuelve93 con atento oído por ver si la fortuna y hado94 quiere que en alguna caleta esté metido; con levantada voz el aire hiere, retumba en las cavernas el sonido, sola la miserable Filomena95 participa llorosa de su pena.

Unos, por brevedad, la carne estienden suelta sin asadores por las brasas, las cuales con continuo soplo encienden, a su satisfación lentas y escasas; otros de hambre aflictos89 aún no atienden ni aguardan de sazón prolijas tasas90, que sangrienta en los dientes la deshacen, y mal asada al vientre satisfacen.

83

bastimento 'provisión necesaria para comer' (Cov.). 84 compulsar 'compeler' (Aut.). 85 pieza 'pedazo' (Cov.). 86 bizcocho 'el pan que se cuece de propósito, para la provisión y matalotaje de las armadas y de todo género de bajeles. Díjose así, cuasi biscocto, cocido dos veces, por la necesidad que tiene de ir enjuto, para que no se corrompa' (Cov.). 87 espléndido 'generoso', 'liberal, con grande abundancia' (Aut.). 88 entrego 'acción de poner algo en manos de alguien' (DCECH con doc. de G. de Alfarache). 89 aflicto 'atormentado, angustiado' (Aut.). 90 sazón 'tiempo, época' es corriente en la época medieval pero poco usada en el período clásico (DCECH)\ tasa 'medida que se impone a alguno en la comida' (Aut.).

91 cuidado 'inquietud de ánimo causada por la consideración de algún peligro que puede sobrevenir' (DCRLC). 92 alerto es adjetivo frecuente en los textos del xvi y del XVII que aparece en La Araucana con la misma frase "ojo alerto" (IX. 81. 6) (DCECH). 93 Los vs. 1-2 ('solicita', 'inquiere', 'vuelve', 'revuelve') son ejemplo del uso de la acumulación verbal con función enfatizadora que expresan la inquietud y preocupación de Cortés ante la pérdida de uno de los navios. 94 fortuna y hado Aquí con valor de 'suerte', a la que se vuelve a referir en la octava siguiente. 95 Filomena o Filomela 'ruiseñor'. Es hija de Pandión, rey de Atenas que es violada por su cuñado Tereo. Incapaz de contar lo sucedido porque éste le había cortado la lengua, consiguió informar a su hermana lo sucedido bordando en una tela los acontecimientos. Al enterarse, Procne se vengó de Tereo matando al hijo que había tenido de él, y haciéndoselo servir como comida. Tereo persiguió a ambas hermanas, quienes imploraron ayuda a los dioses. Apiadados, las transformaron. En la versión ática, Filomela es transformada en golondrina y Procne en ruiseñor. En los autores latinos, sin embargo, Filomela es transformada en ruiseñor, por considerar más acorde el canto de este pájaro con la idea de amor a la música presente en el

161

Mas visto que la suerte avara y dura, a su justo pedir no corresponde, y que su corta y mísera ventura, la nao perdida con rigor le esconde; deciende del peñasco a la verdura, y con ánimo triste, vuelve adonde dejó los compañeros mareados entre sombríos sauces alojados.

"Que por este escabroso97 y mal camino, 35 por las ignotas98 vías que abriremos, nos lleva nuestro próspero destino, do un rico y nuevo mundo ganaremos. Si en alguno hay temor, que no imagino, destiérrele, que en breve llegaremos por esta senda, al parecer siniestra, do aguarda la feliz fortuna nuestra."

Do halla algunos que, habiendo satisfecho la hambre grave y sed dura, importuna, dan al reposo el trabajado pecho, cosa más agradable que otra alguna; otros tratando el punto más estrecho en que les puso la áspera fortuna; otros confusas voces halla dando, que verse en la tormenta están soñando.

Estas y otras razones les decía, copiosas de esperanzas y consuelo, y aunque de alegre rostro se fingía, llena está el alma de ansia y desconsuelo. Con esto por la isleta adentro envía a Castañeda99, a Núñez100 y a Ciruelo101, a Nájera102 y Cifuentes103 que trujeron104 nueva de un gran lugar que descubrieron.

Estaba la comida aderezada cuando llegó Cortés, y en un momento come, con faz serena y sosegada, mostrando un moderado sentimiento. Apenas fue la mesa levantada, cuando con voz afable y nuevo aliento (pareciéndole cosa conveniente) a los suyos propone lo siguiente: "Caros amigos, cuyo esfuerzo al hado contrario hará bastante resistencia, cuyo valor mil veces se ha mostrado contra el hórrido96 Marte y su violencia; pues habéis tantas glorias alcanzado por la divina y alta Providencia, no el viento fiero ni la mar airada os turbe, pues su furia es ya pasada.

nombre de la heroína (DMC). El tópico de la simpatía de los elementos de la naturaleza ante hechos humanos trágicos se observa en esta octava, al ser el ruiseñor partícipe de la pena de Cortés (Curtius 1953,92 y ss.). 96 hórrido 'horrendo o espantoso' (Aut)\ es latinismo usado por Hernán Núñez, el comentarista y editor de Mena (1499) ( D C E C H ) .

97

escabroso 'desigual, lleno de tropiezos y embarazos' (I., n. 156). 98 ignoto 'cosa no sabida o no conocida' (Aut.), es cultismo usado por Mena ( D C E C H ) y que Ercilla utiliza (XV. 57. 3); ver 59. 6. 99 Rodrigo de Castañeda Vino con Cortés. Según Díaz del Castillo "fue nahuatato y buen soldado; murió en Castilla' (1968 [1568?], CCV, 586); sobre la palabra nahuatato dice: "dijo la doña Marina en la lengua de Méjico que sí había entre ellos nahuatatos que son intérpretes de la lengua mejicana" (ibíd., 92). También fue "intérpete y alférez real nombrado por la primera Audiencia" (Orozco y Berra 1938,409). 100 Juan Núñez de Mercado Bemal nombra a un soldado nombrado así "natural de Cuéllar, cegó y se avecindó en Puebla" (1968 [1568?], CCV, 590). 101 Ciruelo Este nombre no aparece en la lista de conquistadores de Orozco y Berra ni en Díaz del Castillo. 102 Juan de Nájera Vino con Cortés, era "buen soldado y ballestero; sirvió bien en la guerra" (ibíd., CCV, 590). También se menciona a un Juan Nájara, el Corcovado, "muy valiente; murió en Colima o en Zacatula" (Orozco y Berra 1938,380). 103 Francisco Cifuentes Soldado que vino con Cortés (ibíd., 370).

162

Los confusos isleños, temerosos de ver tantos navios, y espantados, tocando caracoles105 tortuosos y al son de roncas trompas ayuntados; rehusando los fines peligrosos, de común parecer determinados, desamparando van los patrios muros, hasta allí inexpugnables106 y seguros. Cual de palomas banda pavorosa de la abundosa haza107 se levanta, huyendo de la furia rigurosa y salitral estruendo108 que la espanta; que del fogoso trueno109, temerosa huye y de aquel peligro se adelanta, así la isleña gente alborotada corre, por varias partes derramada. Por los espesos montes se metieron dejando yermo todo lo poblado, con las viandas y oro que pudieron 104

trujeron por trajeron es forma antigua del pretérito que se conserva aún en en hablas rurales y dialectales de España y América. 105 caracol [...] trompa El indígena americano los usaba como aviso en las guerras, "con vocería y sonido de bocinas y atabales y de caracoles y otros instrumentos, les daban gran batería con las piedras y flechas arrojadizas que con hondas y otros artificios arrojaban" (Díaz del Castillo 1968 [1568?], 531). 106 inexpugnable es cultismo infrecuente (I., n. 23). 107 haza 'campo donde se ha segado el trigo' (Cov.). 108 salitral estruendo Se refiere al ruido de la pólvora de las escopetas. Los materiales de que se hace la pólvora son tres: salitre, azufre y carbón CAut.). 109 Para el uso de armas de fuego en América, y la impresión que causaron en los indígenas (Salas 1950, 205 y ss.). Según este autor, el olor de la pólvora les recordaba a los mexicanos los humos de sus volcanes. Para la reacción indígena ante estas armas, cf. XXXV, 80 y XXXVIII, 87.

huir bien, cada cual no muy cargado; muchos el rico peso sacudieron de los cansados hombros mal su grado"0, teniendo por menor daño el perderlo, que dejar de correr por socorrerlo. Las llorosas mujeres van siguiendo con paso corto el curso1" apresurado; aquí van tropezando, allí cayendo, el tierno hijuelo del pezón colgado; gritan, los dulces nombres repitiendo de padre, madre, hermano, esposo amado hieren con lamentable estruendo el Cielo, haciéndole testigo de su duelo. La anciana gente, inútil e impedida, los perezosos miembros fatigando, siguen también la mísera huida, de la necesidad fuerzas sacando. Ya la española gente mal sufrida entra las yermas casas saqueando, hallándolas recién desamparadas, de perros, gatos" 2 , aves habitadas. 110

mal su grado por mal de su grado; grado 'voluntad, gusto' (Cov.). '" curso 'camino', es cultismo (DCECH). 112 No existían gatos en el Nuevo Mundo a no ser las onzas montesas; Sahagún no nombra este animal en su libro undécimo titulado "De las propiedades de los animales, aves, peces, árboles, hierbas, flores, metales y piedras, y de los colores". Sobre los perros, sin embargo, Sahagún declara: "Los perros de esta tierra tienen cuatro nombre; llámanse chichi, itzcuintli, xochiocóyotl y tetlamin y también teuítzotl. Son de diversos colores, hay unos negros, otros blancos, otros cenicientos, otros huros, otros castaños oscuros, otros morenos, otros pardos y otros manchados. Hay algunos de ellos grandes, otros medianos; algunos hay de pelo lezne, otros de pelo largo; tienen largos hocicos, los dientes agudos y grandes, las orejas cóncavas y pelosas, cabeza grande, son corpulentos, tienen uñas agudas; son mansos y domésticos, acompañan y siguen a su amo o dueño; son regocijados, menean la cola en señal de paz, gruñen y ladran; bajan las orejas hacia el

163

El lugar sin defensa fue al momento dado, señor"3, al saco"4 atroz y duro; halló en él nuestra gente alojamiento agradable, pacífico y seguro, donde se refrescó con gran contento alentándose"5 al bien o mal futuro que después del naufragio peligroso, le era fácil el trance más dudoso. No se hace mención de las riquezas que los medrosos"6 bárbaros dejaron, por ser pequeñas de oro algunas piezas que por calles y casas derramaron; ni pienso con doradas sutilezas las cosas describir, que no pasaron; sólo prometo de decir verdades, desnudas de inventiva y variedades"7. Hizo Cortés traer a su presencia de aquella isleña gente derramada, que buscada con mucha diligencia en ocultos lugares fue hallada; pescuezo en señal de amor, comen pan y mazorcas de maíz verdes, y carne cruda y cocida, comen cuerpos muertos, comen carnes corruptas" (1938 [rev.1585], XI, 145-218); Gomara indica: "Hay unos perros, rostro de raposo, que castran y cean para comer; no ladran" (ibíd.); según Salas, el perro de los indios era de "talla más reducida y cuerpo menudo, casi pelado, y que estaban privados del profundo ladrido de los alanos" (1950,159-160). 113 El autor se dirige otra vez al destinatario del poema. 114 saco 'saqueo' viene del it. sacco (cf. el Saco de Roma en 1527) (Aut.). 115 alentarse 'infundir valor y esfuerzo, animar' (Aut.). 116 medroso 'que infunde y causa miedo' (Aut.), pero aquí usado en la acepción pasiva más corriente 'temeroso, pusilánime'. 117 En los versos 5-8 el autor reitera su intención, ya anotada en el Prólogo, de contar la realidad histórica sin echar mano a ficciones o a "inventiva o variedades"; inventiva 'arte o facultad de inventar' (Aut.).

finalmente aplacó sin resistencia y sosegó la isleta alborotada; manda volver la gente a sus moradas, y tornarles las joyas saqueadas"8. Dioles gran cantidad de bujerías119 de vidro120, espejos, cuentas y manillas121; a todos repartió quinquillerías122, cascabeles, sortijas y sartillas123, zarcillos y otras muchas niñerías que por prolijas dejo de decillas; con mansos y amorosos tratamientos los tuvo a todos gratos y contentos. Viéndolos ya Cortés asegurados, los simulados dioses derribando124 con sacrificio antiguo venerados, nuevo camino y luz les va mostrando; hallólos bien dispuestos e inclinados a seguir de Jesús el sacro bando125; comienza a dalles leyes e industriarlos126, y lo mejor que supo a predicarlos.

118

El héroe Cortés es más astuto que sus soldados, ya que logra ganarse la voluntad de los habitantes de esta isla mediante este gesto caritativo. 119 bujería 'chuchería, especialmente la que se da o se cede en trueque a los indios y salvajes' (DCECH con documentación de una carta expedicionaria de Legazpe de 1528). 120 vidro por vidrio. 121 manilla 'ajorcas que las mujeres traen en los brazos' (Cov.). 122 quinquillerías 'buhonería', 'chucherías y baratijas de poca monta' (Aut., no aparece en Cov.). 123 sartilla 'collar, cuenta' (DCECH). 124 La religión juega un papel preponderante en los primeros encuentros de Cortés con los indios americanos en este relato. Este derriba los ídolos de los indígenas e implanta el símbolo de la cruz en su lugar (Díaz del Castillo 1968 [1568?], 28). 125 bando 'facción, partido' (I., n. 130). 126 industriar 'enseñar y amaestrar' (Cov.).

164

Fueles tan agradable y tan sabrosa, de tanta utilidad, según mostraron, la Divina dotrina, frutuosa127, que sus nefandos128 ídolos dejaron; dejan la envejecida y perniciosa ley que de sus pasados heredaron; toman la verdadera por remedio con el santo baptismo129 de por medio. Cortés la posesión luego aprehende130 por Carlos Quinto de la nueva isleta, que treinta millas por dó más se estiende tiene de longitud por cuenta recta131; y por do más la ciñe el mar y ofende con los furiosos golpes de mareta132, diez millas tiene, digo, de angostura, veinte grados al Ártico en altura. Del fortunoso133 daño reparada nuestra flota, de allí partió guiando la proa a Yucatán con vela alzada, a quien el sesgo 134 viento está llamando; reconocida, vista y costeada la tierra por Cortés, no le agradando, de Cotoche mandó doblar la punta, que por más rica y fértil la barrunta. Mas tirando la nave de Alvarado135, manifiesta un peligro en que se vía136, respeto137 de lo cual les fue forzado 127

frutuoso 'provechoso, útil' (Aut.), es cultismo que aparece h. 1440 en A. Torre (,DCECH). 128 nefando 'indigno, torpe' (Aut). 129 baptismo por bautismo, es cultismo (DCECH). 130 aprehender 'tomar posesión de una cosa' (Cov.). 131 por cuenta recta 'cómputo, cálculo o razón' (Aut.). 132 mareta 'movimiento de las olas, que empieza a esforzarse poco a poco' (Aut.). 133 fortunoso 'afortunado'; reaparece en 72.5. 134 sesgo 'tranquilo, sosegado, calmoso' (II., n. 13).

volverse a Acuzamil el mismo día donde, estando Cortés bien descuidado del caso, dice un indio: "En travesía de Yucatán, señor, mira una vela que deja de sulcar138 el mar y vuela." Toda la armada atentamente mira el sutil bajelillo en qué paraba, que una cóncava roca en punta gira y a tierra diligente se allegaba, en una oculta cala se retira. Cortés, que ver lo que era deseaba, manda que Andrés de Tapia139 y tres

135

Pedro de Alvarado Nació en Badajoz (1485-1541). Fue uno de los capitanes de las doce naves que acompañaron a Cortés en la expedición. Era lugarteniente de Cortés en México. Ordenó la matanza de indios en Tenochtitlán que ocasionó la retirada de la Noche Triste (1520). Se le nombró capitán general de Guatemala, donde fundó Santiago de los Caballeros (1524), exploró el Salvador, organizó una expedición al Perú, intentó alcanzar las islas de las Especias y murió en el campo de batalla en Nueva Galicia (Dantin Cereceda 1934, 180). Díaz del Castillo señala: "sena de obra de treinta y cuatro años cuado acá pasó; fue de muy buen cuerpo y bien aproporcionado, y tenía el rostro y cara muy alegre, e en el mirar muy amoroso, y por ser tan agraciado le pusieron por nombre los indios mejicanos Tonatío, que quiere decir el sol; era muy suelto e buen jinete, y sobre todo ser franco y de buena conversación, y en vestirse era muy polido y con ropas costosas e ricas, traía al cuello una cadenita de oro con un joyel y un anillo con buen diamante" (1968 [1568?], CCVI, 596). 136 vía ant. veía El uso de la forma 'veía' alteraría el endecasílabo; para esta forma ant. de imperfecto y su evolución (Alvar; Pottier 1983, 120.1, n. 27, 164). 137 respeto de por respecto de 'a causa de lo cual', es antigua locución prepositiva; la distinción entre los dos duplicados respeto y respecto es muy tardía (DCECH). 138 sulcar por surcar es forma latinizante (Nebrija, DCECH)-

165

[soldados orilla el mar la sigan, bien armados. Los cuatro con silencio caminaban no con poco temor de ser sentidos, y por la estéril costa se acercaban al peñascoso seno, recogidos; cual diestros cazadores 140 que ojeaban 141 los tímidos venados no advertidos, con recatado 142 paso en la espesura hasta ver a su tiro143 coyuntura. Así van su camino continuando, cuál144 vez estando quedos, cuál [corriendo, cuál por blandos pantanos atollando 145 , cuál por duros peñascos ya subiendo; y con el corvo abrigo emparejando, veen que de la canoa van saliendo cuatro mancebos recios y membrudos, trenzados los cabellos y desnudos. En tierra saltan de arcos ocupadas las manos y de agudos pasadores 146 de palo y pedernal, anchas espadas 147

139 Andrés de Tapia Capitán de Cortés, según Díaz del Castillo: "esforzado soldado ansí a pie como a caballo" (1968 [1568?], CCV, 583). 140 Nótese el símil cinegético de los versos 5-8. 141 ojear 'modo de ahuyentar la caza para que se levante' (Aut.). 142 recatado 'prudente' (Aut.). 143 a su tiro 'estado conveniente para que se ejecute o lance' (Aut.). 144 Aquí la anáfora con "cual" en los versos 2-4 logra enfatizar la acción de la búsqueda. 145 atollar 'caer en lugar lodoso y cenagoso' (Cov.). 146 pasador 'cierto género de flecha o saeta muy aguda, que se disparaba con ballesta' (Aut.). 147 espada se refiere tal vez a la macana, arma americana (I., n. 84).

matizadas de mil varios colores; piernas, manos y caras esmaltadas, de cárdeno 148 color muchas labores, los bezos 149 de la boca agujerados, do sortijones de oro traen colgados. No con tanta presteza la encendida cometa 150 pasa con fogoso vuelo de rutilantes 151 rayos proveída rompiendo el aire y admirando el suelo, como a la deseada arremetida partieron (del silencio roto el velo) Tapia y sus compañeros, deseosos de salir de aquel trance vitoriosos. Con las espadas altas y desnudas salen con paso largo y diligente, haciendo retumbar las selvas mudas, con voz apresurada y grito ardiente; van siguiendo el alcance, con agudas puntas derechas, a la aflicta 152 gente que por la arena estéril discurría, y a la canoa huyendo se volvía. Mas uno de los cuatro solo atiende, a los amigos tímidos llamando: "Volved —les dice— que el huir ofende, en vano vais el paso apresurando;" espada, flechas, arco arroja y tiende por el suelo, con ansia preguntando

148

cárdeno 'azul o azulado' (DCECH). bezo 'labio grueso' (Cov.); bazo por bezo (I., n. 63). 150 En los versos 1-4 el símil compara la aparición veloz de un cometa y la arremetida de Tapia y los soldados. Era común el uso de 'cometa' como sustantivo de género gramatical femenino en la época (DCECH)', Ercilla usa "una cometa" (XVI. 24). 151 rutilante 'lo que resplandece', 'brillante' (Cov.), es latinismo que se encuentra ya en Juan de Padilla (1521) (Lida de Malkiel 1984, 450). También en Oudin, DCECH con doc. de Cervantes, Góngora y Lope. 152 afligir 'oprimir, desconsolar' (Cov.). 149

55

166

a los cuatro soldados castellanos: "¿Por ventura, señores, sois cristianos?"

sino soy en contároslo molesto, sabréis de mis trabajos todo el resto."

De tal pregunta todos admirados, confusos y suspensos respondieron: "Sí somos", temerosos y alterados, que por infernal sombra le tuvieron. Mirábanse y mirábanle turbados, que cuando la española lengua oyeron por hombre tan remoto pronunciarse, no pudieron dejar de alborotarse.

Que prosiga, le ruegan, en su cuento, deseando saberle por estenso; y así con débil voz y ronco acento, arrancando un sospiro de lo intenso dice: "Pues el oírme os da contento, dadme gratas orejas157, aunque pienso, que el cuerpo de agua y hierba [alimentado, se hallará de vigor necesitado.

Cual si en callada noche tenebrosa fantástica visión se les mostrara, y en sombra horrible, negra y espantosa algún futuro mal les denunciara, y con voz espantable y temerosa lo más ignoto dél les declarara, así estaban medrosos, suspendidos, al hablar de aquel monstruo dando oídos. 60 Que con voz baja, humilde y regalada les dice: "Valerosa compañía, si templáis el rigor de vuestra espada, y con clemencia oís la suerte mía, conoceréis que fuistes153 enviada del cielo, por aquesta oculta vía para sacar de bárbara costumbre un cristiano, y de dura servidumbre. "No os cause admiración el ver que hable mi natural lenguaje conocido, que aunque en hábito bruto, miserable, soy español, y en Erija154 nacido, de Vandalia155, ciudad inexpugnable, y es Aguilar156, señores, mi apellido,

153 fuistes por fuisteis es forma que responde a la desinencia latina -stis que duró hasta muy avanzado el siglo xvn (Lapesa 1968, 252). 154 Ecija Ciudad de Andalucía dicha antiguamente Astigi: et Augusta Firma, aparece en Nebrija (Cov.). 155 Vandalia es nombre poético de Andalucía, por alusión a los vándalos que la ocuparon.

"Pero si el flaco'58 aliento lo consiente, de mi mal os diré las ocasiones, sabed, que yo me hallé con mucha gente en guerra del Darién159, y disensiones

156

El episodio de Aguilar es relatado por H. Cortés en su Primera carta de relación, en la Hist. gen. de las Indias de Gomara y en la Historia verdadera de Díaz del Castillo (1968 [1568?], XXIX, 69). 157 dar oreja 'prestar atención' (Aut. con texto de Ercilla, I. 5. 7), es expresión de tradición clásica frecuente en la poesía italiana (attentam aurem) y española del xvi y xvn (Vilanova 1957, 1,266-268). 158 flaco 'débil y con poca fuerza' (Cov.), con esta acepción también en este Canto 79. 7. 159 Darién Región costera de lo que hoy conocemos por Panamá que fue explorada a principios del s. xvi. La gobernación de esta región fue motivo de violencia entre Enciso y Balboa. Según Gomara: "Enciso usaba de capitán y alcalde mayor, conforme a la cédula del rey que para serlo tenía; de lo cual murmuraban algunos, agraviados que los capitanease un letrado: y por eso, o por alguna otra pasioncilla, le contradijo Vasco Núñez de Balboa, negando la provisión real y alegando que ya ellos no eran de Hojeda. Sobornó muchos atrevidos como él, y vedóle la jurisdicción y capitanía. Así se dividieron aquellos pocos españoles de la Antigua del Darién en dos parcialidades: Balboa tanteaba la una y Enciso la otra, y anduvieron en esto un año" (1946 [1552], 86).

167

de Enciso'60 y Vasco Núñez161, que al [presente estaban en su punto sus pasiones; que agora callaré, por no ser cosa importante a mi historia lastimosa. "De allí partí, a Valdivia162 acompañando, que iba a Santo Domingo a dar noticia

160

Martín Fernández de Enciso Cosmógrafo y navegante español del s. xvi, que, junto con Balboa, exploró el Darién y fundó Santa María de la Antigua en 1509 (ibíd., 86). 161 Vasco Núñez de Balboa Nacido en Jerez de los Caballeros (Badajoz) (1475-1517), que acompañó a Rodrigo de Bastidas en su expedición al golfo de Urabá (1501). Se erigió en jefe de la colonia del Darién y, después de atravesar el istmo de Panamá, descubrió el Mar del Sur, luego llamado Océano Pacífico, el 25 de septiembre de 1513. A pesar de las acusaciones que Enciso formuló contra él, fue nombrado Adelantado del Mar del Sur y Panamá. Fue decapitado en Acia en 1517. 162 Valdivia No se refiere al conquistador español Pedro de Valdivia que murió a manos de los araucanos en Chile. Ver el folio 2 7 d o n d e Lasso escribe, siguiendo el relato de Gomara que otro Valdivia muere, comido por los indios en la península de Yucatán. Gomara pone en boca de Jerónimo de Aguilar, el cautivo rescatado el siguiente relato: "Que estando en la guerra del Darién, y en las pasiones y desventuras de Diego de Nicuesa y Vasco Núñez Balboa, acompañé a Valdivia, que vino en una pequeña carabela a Santo Domingo, a dar cuenta de lo que allí pasaba, al almirante y gobernador, y por gente y vitualla y a traer veinte mil ducados del rey, el año de 1511, y y a que llegamos a Jamaica se perdió la carabela en los bajos que llaman de las Víboras, y con dificultad entramos en el batel hasta veinte hombres [...] A Valdivia y otros cuatro sacrificó a sus ídolos un malvado cacique, a cuyo poder venimos, y después se los comió, haciendo fiesta y plato de ellos a otros indios" (1946 [1552], XII, 26). En la Hist. gen. de las Indias dice: "Tras este viaje despacharon a Valdivia, amigo de Balboa, y a Zamudio a Santo Domingo por gente, pan y

al Almirante163 de la cisma164 y bando165 que andaba con perpetua inimicicia166 entre los españoles, procurando ser cada cual, señor, rey y justicia, con tiránicas fuerzas y opresiones, movidos de codicias y ambiciones. "En una carabela nos metimos (que nunca a Dios pluguiera167) y [engolfados, a poco trecho andado conocimos nuestra adversa fortuna y duros hados; en el peligro y bajos168 luego dimos que llaman de las Bívoras169, forzados de un Ábrego170 cruel, bravo y furioso, que amenazando vino a fin lloroso. "Un repentino estruendo rompe el cielo del pueblo condenado a muerte dura, no le consuela ya ningún consuelo 171 , ningún remedio humano le asegura; saltaron al batel del navichuelo, armas y con proceso contra Martín Fernández de Enciso, que llevase uno de ellos a España. [...]. Y envió quince mil pesos al rey, de su quinto, con Valdivia [...]. Más no llegó a España, ni aun a la Española, más de la fama, ca se perdió la carabela en las Víboras, islas de Jamaica, o en Cuba, cerca de cabo de Cruz, con la gente y con el oro del rey y de otros muchos. Esta fue la primera gran pérdida de oro que hubo de TierraFirme" (ibíd., LXI, 90). 163

Almirante Se refiere a Cristóbal Colón. cisma 'discordia, disensión' (Cov.). 165 bando 'parcialidad, partido' (Aut.). 166 inimicicia ' e n e m i s t a d ' , es latinismo usado en La Araucana (XXVI. 241.6) y que Aut. cita con texto de Cervantes (Galatea, lib. 1, f. 19). 167 pluguiera es pretérito perfecto de subjuntivo del v. placer. 168 bajo 'banco de arena' (Aut.). 169 Bívoras por Víboras 170 Abrego 'viento sur' (I., n. 44). 171 Aquí "consuela [...] consuelo" es ejemplo de repetición etimologizadora (I., n. 106). 164

168

sin viandas, sin velas, sin ventura, (escogido por medio postrimero172) veinte hombres173, de los cuales fui el [postrero. "Quedó en la carabela alguna gente que tomara el seguirnos por partido; pero fueles, por cosa conveniente, con gran rigor y fuerza defendido174; que el frágil batelillo no consiente, ni fue en su estrecho seno permitido, que más de los que estábamos entrasen por más que su dolor manifestasen. "Muchos al levantado mar se echaron, de entrar en el batel determinados, pensando guarecerse, mas quedaron con temeroso ñn desengañados; y algunos que las manos arrojaron a los bordos, de amigos confiados, las dejaron en ellos aferradas, a hierro de sus troncos apartadas175. De sus puños al mar otros caían de los que a los lugares defendidos con los visajes176 últimos se asían,

los brazos al batel dejando asidos; cuyos cuerpos, cual troncos, se sumían sin poder ser del agua sostenidos, que para recebirlos se apartaba, y habiéndolos sorbido se juntaba. "No fue con tanta furia defendida la nao de Bruto177 de la griega gente; ni en la espantosa y dura arremetida en ofender se vio tan diligente; ni en apartar de sí la turba178 asida que procuraba entrarla179 abiertamente, se mostró tan cruel, brava y sangrienta como nuestra barquilla en tal afrenta. "Contra caros amigos levantamos las sangrientas espadas, sin respeto de la debida fe que profesamos, defendiendo la entrada con efeto; y no el socorro sólo les negamos con riguroso y áspero decreto, sino que a nuestras manos perecieron los que valerse de amistad quisieron180. "Vióse subir al cielo el mar furioso, vuelto en montañas de agua, y despeñarse muchos, y en el camino presuroso

172

postrimero 'último', es vocablo poético en el xvi (DCECH) frente a postrero de uso frecuente en los textos de los Siglos de Oro, que también utiliza Lasso en el siguiente verso. 173 En efecto, según la relación de Gomara, había veinte hombres en el batel. Por el camino se murieron siete u ocho de hambre ya que estuvieron trece o catorce días perdidos en el mar llevados por la comente hasta la provincia Maya. Valdivia y otros cuatro de los sobrevivientes luego fueron sacrificados por los indios, ver I., n. 146. 174

defender 'prohibir, impedir' (I., n. 97). Lasso sigue la pauta ercillana en las descripciones crueles y realistas; cf. con La Araucana, VI. 35-36 (1993, 226) entre otros ejemplos. Para su origen latino, cf. Lucano 1978, VI, 176-189,214-220. 176 visaje 'mudanza del rostro' (Cov.); 'gesto desproporcionado' (Aut.). 175

177 Bruto o Décimo Junio Bruto, almirante de César. Los versos se refieren a la derrota de Marco Junio Bruto y Casio por Marco Antonio y Octavio en Filipos, Macedonia (42 a. de J.C) (OCCL-, Lucano 1978, III. 514-566). 178 turba 'muchedumbre confusa, en desorden', es cultismo que aparece en Santillana, Mena y Ercilla (V. 19.8) (Vilanova 1957,1,400) que Lasso utiliza con frecuencia. 179 entrar 'invadir u ocupar por la fuerza un lugar' (Aut.). 180 Lasso reelabora los siguientes versos de la descripción de la batalla de Lepanto de La Araucana: "No hay parentesco, no hay amigo estrecho, / ni el mismo padre el caro hijo atiende, / que el miedo, de respetos enemigo, / jamás en el peligro tuvo amigo" (Ercilla 1993, XXIIII. 94. 5-8. 690).

169 con otros que subían encontrarse; a quien alzaba el golpe fortunoso de las turbadas olas y al toparse, las ocultas entrañas descubrían, que rojas por el agua se esparcían 181 .

con gruesos troncos y tablones fuertes, fue con tanto rigor despedazado del indignado Dios, ni tantas suertes de vientos en el mar jamás se vieron, como a anegar la nave concurrieron.

"Otros en el herviente mar metidos, con las violentas olas peleando, al hondo centro bajan sumergidos, el aliento vital apresurando; y algunos de la furia compelidos del agua y viento fiero, emparejando con el roto navio, se encontraban, y cual de blanda pasta se estrellaban.

"El lastimoso caso apenas vimos, cuando del mismo soplo arrebatados por el hinchado lago nos metimos, de poder escapar desconfiados. Trece días, señores, anduvimos por el turbado mar descarriados, hasta que al catorceno nuestra suerte a Mayá 188 nos echó, provincia fuerte.

"O ya cansado el mar de sustentarle, y182 de su fin y daño deseoso, le acometió con gana de anegarle con un collado de agua montuoso 183 ; ayudado del viento, que a arrojarle fue bastante en un bajo peligroso donde encalló, y las aguas le cubrieron, y los que en él estaban perecieron.

"Murieron de los veinte en el camino ocho, de hambre, sed y desventura, y comer de sus carnes 189 nos convino a los doce, y tenello a gran ventura; mas como tras un mal otro contino viene con suerte rigurosa y dura, para mayor miseria fui guardado, de la dudosa vida asegurado.

"No el barco en la isla Ogygia 184 [fabricado por el prudente hijo de Laertes 185 , de la bella Calypso' 86 compasado 187

"Un tirano cacique 190 , a cuyas manos las nuestras desarmadas se rindieron,

181

La influencia de Lucano y de Ercilla se hace sentir en esta escena de realismo cruel. 182 En el texto se lee una "v" en vez de "y". Parece ser una errata aunque no aparece anotada en la fe de erratas al final del poema. 183 collado de agua montuoso es metáfora que indica la ferocidad del mar; collado 'tien-a que se levanta como un monte'; montuoso 'cerrado o rodeado de montes' (I., n. 45). 184

Ogygia Isla situada en el Mediterráneo occidental, morada de Calipso. 185 el hijo de Laertes Apelativo de Ulises, hijo de Laertes, rey de Itaca. Se refiere al episodio en el cual la barca de Ulises es destruida por "el indignado Dios", Poseidón. 186 Calypso Según el mito, Calipso, hija de Helio y de Perseus que aparece en la Odisea

como una diosa o ninfa, reina de la isla de Ogigia, situada en el Mediterráneo occidental, junto a las columnas de Hércules. Se enamora de Ulises cuando éste llega allí después de un naufragio. Ésta consigue retenerlo durante siete años, ofreciéndole la inmortalidad si acepta permanecer siempre a su lado y renuncia al regreso a Itaca. Después de diez años en su morada, los dioses le mandan que deje partir al héroe. Entonces, ella le ayuda a construir una balsa ( D M C ) . 187 compasar 'arreglar, medir', pero también con el significado de 'estrechar, apretar y constreñir' , que es de poco uso (Aut.). 188 Maya Es decir la provincia maya. 189 En los versos 3-4, Aguilar describe la antropofagia incurrida por él y los demás sobrevivientes españoles, por la necesidad en que se encontraban. 190 cacique es indigenismo taino de Santo Domingo difundido por toda América para desig-

170

juntando otros caciques comarcanos191, cuatro hombres y a Valdivia192 se [comieron y a los demás, los bárbaros ufanos en un jaulón estrecho nos metieron, hecho de gruesos troncos de madera, diputados193 para otra borrachera. "El sangriento espectáculo reciente de los cinco españoles degollados, y la temida muerte que al presente se avecinaba ya por todos lados, los ánimos sembró de furia ardiente, hasta allí, flacos, lasos y cansados, que cuando ya el morir se representa, a nadie aunque le llama al fin contenta. 80

"Quebrantamos la red, della huyendo por incultos194 lugares no sabidos las usadas veredas desmintiendo, mas no sin gran temor de ser comidos; y de un espeso monte descendiendo, por do pensamos ir más escondidos, al entrar en un valle apresurados, descubrimos cien bárbaros armados. "Estos sin resistencia nos prendieron, y a Xamanzana195 atados nos llevaron, provincia, do en prisiones nos tuvieron hasta que a su señor nos presentaron; otro bravo cacique a quien pidieron y encarecidamente suplicaron, sabido nuestro duelo, que las vidas fuesen a servidumbre reducidas. nar a los indios señores de vasallos o jefes guerreros (DMA; Amer. VK). 191 comarcano 'vecino' (Aut.)\ de uso en el siglo xvi (DCECH). 192 Lasso sigue la historia de Gomara para este dato, ver n. 156. 193 diputado 'elegido, señalado' (I., n.146). 194 inculto 'silvestre' es cultismo literario (cf. Lerner 1993,98, n. 106). 195 Xamanzana Provincia bajo el mando del cacique Aquincuz (Gomara 1946 [1552], 26).

"Fue la gracia del bárbaro otorgada, y con benignidad nos acogieron, mas fue merced, señores, mal gozada, que de los siete, cinco se murieron de grave enfermedad no bien curada, que nunca sus achaques se entendieron; un marinero196 y yo quedamos vivos contentos con la vida, aunque captivos. "Aqueste en Chetemál está casado con una india rica y poderosa, y ya como cacique está labrado197, gallarda usanza entre ellos y vistosa. Pedíselo, y no quiso de afrentado, venir conmigo a libertad sabrosa, o porque la mujer es moza y bella, y no quiere apartarse un punto della. "Ocho años largos ha que estoy captivo entre esta bruta, torpe y fiera gente, haciendo mi tormento más esquivo el no esperar rescate humanamente, que no sé como estoy, señores, vivo

196 El marinero a que se refiere es Gonzalo Guerrero, uno de los dos náufragos que sobrevivió en la península de Yucatán. Gomara relata que Guerrero era capitán de Nachancán, y que había organizado y ayudado a los indios a combatir a los españoles (ibíd.). Díaz del Castillo relata que Guerrero "era hombre de la mar, natural de Palos" y el propio Guerrero le dice a Aguilar que lo tienen "por cacique y capitán cuando hay guerras" (1968 [1568?], XXVII, 66-70). 191 Díaz del Castillo refiere la respuesta que Gonzalo Guerrero le dio a Aguilar sobre su adopción de las costumbres indígenas: "Yo soy casado y tengo tres hijos, y tiénenme por cacique y capitán cuando hay guerras: ios vos con Dios, que yo tengo labrada la cara y horadadas las orejas. ¡Qué dirán de mí desque me vean esos españoles ir desta manera! E ya veis estos mis hijitos cuán bonicos son. Por vida vuestra que me deis destas cuentas verdes que tenéis para ellos, y diré que mis hermanos me las envían de mi tierra" (ibíd., 66-70).

171

ni como mi dolor os represente, sabe Dios los trabajos que he sufrido hasta que aquí mi suerte me ha traído." 85 Dio fin allí Aguilar al triste cuento dejando a los oyentes admirados, y acabado, al amigo alojamiento llegaron con los indios desarmados; cosa que dio a Cortés mucho contento, y puso gran esfuerzo a los soldados el verse con faraute198 y lengua199 cierta con parte de la tierra descubierta. Aguilar a Cortés contó afligido su largo captiverio miserable, a compasión, de oírle, comovido

le abrazó con caricia y rostro afable diciéndole: "Serás de mí tenido en lo que pide tu vivir loable, obras de caro hermano te prometo, y éstas conocerás por el efeto". Hizo Cortés que luego le trujesen dos pares de costosas vestiduras de su misma persona y le vistiesen, consuelo de sus largas desventuras; luego a las naos mandó se recogiesen y con velas hinchadas y seguras, de aquella isleta ufanos se partieron, no digo de cansado adonde fueron 200 .

Fin del Segundo Canto

1,8

faraute 'el que interpreta las razones que tienen entre sí dos de diferentes lenguas y también el que lleva y trae mensajes de una parte a otra entre personas que no se han visto ni careado, fiándose ambas las partes dél; y si son de más propósito le dan sobre éste otros nombres infames' (Cov.). 199

nas.

lengua Traductor de las lenguas indíge-

200 Es una transición narrativa de tipo ariostesco que Ercilla también utilizará en La Araucana con frecuencia, cf. I. 72. 8; XII. 9 8 . 7 8; XX. 79. 4-8. En esta transición, Lasso aduce al cansancio del poeta la interrupción de su canto (Goic 1971, 17-34).

CANTO III Llega Fernando Cortés a Campeche donde halla el navio que había perdido en la borrasca pasada. Prosigue su camino hasta llegar al río de Grijalva, por el cual entra con algunos soldados en diez barcas. Descubre la ciudad de Potonchán, y sobre el entrar en ella1 se traba una reñida y sangrienta batalla. Contiene el asalto que Cortés le dio por agua.

o desconfíe el más necesitado, el más menesteroso y afligido, ni el que con más rigor fuere del hado y de siniestra suerte perseguido, no se juzgue ni llame desdichado, que 2 nadie sin trabajos ha vivido: ¿Cuál de los puestos en la varia rueda 3 habrá que sin miserias 4 vivir pueda?

N

Por Aguilar lo digo 8 que, perdida tenía de remedio la esperanza, y por la rota 9 nave que escondida en Campeche se vio sin confianza de verse a puerto amigo conducida, y libre de la bárbara pujanza, de sed, hambre, cansancio y desventura, del daño, muerte y perdición 10 futura.

Que a nuestro parecer, luego 5 que vemos que algún suceso adverso nos aflige 6 , por perdición notoria le tenemos contra la ley divina que nos rige; mas si nuestra malicia 7 conocemos, antes nos purifica y nos corrige, que a veces, por do asoma el daño y [pena, viene la suerte próspera más llena.

Perdióse en la borrasca ya pasada la desmandada" nao que habéis oído 12 , y del rigor del viento fue arrojada a un puerto que hoy se llama el [Escondido 13 do estando sin viandas destrozada, oyeron los de dentro un gran ruido que por el agua a ellos se acercaba y con la escura noche se ocultaba.

1

entrar 'invadir u ocupar por la fuerza algún lugar' (II., n. 179). 2 Para el uso causal de que, cf. Lapesa 1968, 153. 3 la varia rueda El autor se refiere a la Fortuna, que en la mitología romana es la divinidad alegórica que personifica la circunstancia caprichosa y movible. Ha sido representada con los ojos vendados, con alas y con un pie sobre una rueda y el otro en el aire (DA/5); cf. en este Canto 33.7. 4 miseria 'estrecheza' (Cov.); 'desgracia, trabajo, trabajo' (Aut.). 5 luego 'al instante' (II., n. 78), véase también con este sentido 9. 2 en este Canto. 6 afligir 'oprimir, desconsolar' (II., n. 152). 7 malicia 'vicio' (Cov.); 'inclinación a lo malo, perverso y contrario a la virtud' (Aut.).

Del repentino caso alborotados, en medroso tropel van discurriendo 14 8 El poeta se refiere a la acción interrumpida del canto anterior. 9 rota 'derrota, desbandada' (I., n. 169). 10 Aquí es ejemplo del recurso retórico de la acumulación nominativa que sirve para enfatizar los hechos. 11 desmandado 'apartado, desviado' (II., n. 30). 12 Para la inserción de la voz del poeta en la narración, cf. Chevalier 1966, 154 y ss. 13 Puerto Escondido Conocido como Boca de Términos (Díaz del Castillo 1968 [1568?], X, 43; Gomara 1946 [1552], XVII, 31). 14 discurrir 'correr por diversas partes' (II., n. 51).

5

174

con atentos oídos levantados, al rumor que por puntos va creciendo: crece el confuso espanto que15, [turbados, su total perdición están temiendo; un general temor sus pechos viste a quien el más valiente no resiste. Témense si en su daño conjurada16 la bélica canalla se movía con cantidad de barcos en armada17, pues por tierra ofenderles18 no podía: y estando cual oís, necesitada nuestra gente, al romper del claro día, oye de amigas trompas varios sones, descubriendo de España los pendones. Era Fernán Cortés que con su flota en busca del navio caminaba19, tomando de una isleta la derrota20 que hacia Campeche más se avecinaba; pero torció la vía por ignota21 y por otra que más le aseguraba a una cala llegó, do vio surgido22 el mediano bajel que había perdido23.

15 Para el uso causal de que, cf. en este Canto 1.6. 16 Es reelaboración de los versos del Soneto X de Garcilaso de la Vega, cf. I., n. 128 (1969, 46). 17 armada 'número crecido de navios de guerra juntos' (Aut.); también 'las mangas de gente que se ponen en las cazas de las fieras para espantarlas, y que vayan a salir por la boca donde están los cazadores', es voz anticuada

(Aut.). 18 ofender 'herir' (I., n. 91), también en este Canto 25. 6; 37. 4 y 66. 8. 19 caminar 'hacer viaje por mar' (Aut.). 20 derrota 'camino' (I., n. 180) 21 ignoto aquí con el significado de 'desconocida', es cultismo (II., n. 98). 22 surgir 'tomar puerto' (II., n. 49), cf. 9. 3. 23 Este episodio se relata en la Historia general (Díaz del Castillo 1968 [1568?], XXX).

Nunca madre cobró el perdido hijo ni el hijo recobró su madre cara24 en quien25 hubiese tanto regocijo, con tiernos ojos y halagüeña cara, ni en el amante ausente el amor fijo vuelto a lo amado dio muestra tan clara, cual vuestro abuelo26 dio de haber [cobrado el navichuelo y el de verse hallado. No quiso detenerse allí la armada que al río de Tabasco luego parte, a la boca del cual surgió llegada por ser baja la barra27 y de mal arte: mas dejando la flota bien guardada, Cortés diez barcas grandes arma aparte28 de proveída29, astuta y diestra gente, y por el río se entra diligente. No media lengua andada en la ribera vieron un pueblo grande30 y bien [formado, de gruesas y anchas tozas31 de madera

24 Los vocablos 'madre' e 'hijo' de los versos 1-2 son ejemplo de concatenación. Nótese también el juego de sentido con el vocablo 'cara' en los veisos 2 y 4; además la repetición etimologizadora con "cobró" y "recobró" de los vs.

1-2. 25 quien adoptó en español el plural quienes, pero era raro todavía en el siglo xvi (Esb.). 26 Se refiere a Hernán Cortés, abuelo del destinatario del poema. 27 barra 'banco de arena o arrecife que a la entrada de algún puerto suele hacerla dificultosa' (Aut.). 28 En el texto se lee 'a parte', error no anotado en la fe de erratas. 29 proveer 'prevenir con tiempo' (Cov.). 30 La descripción del pueblo se halla en Díaz del Castillo (1968 [1568?], XXXI, 72-73) y en la Primera Carta de Hernán Cortés. 31 toza por tocón significa lo mismo y es voz de Aragón (Aut.)\ tocón 'lo que queda a la raíz del pino cuando le cortan por el pie' (Cov.).

10

175

de rollizos árboles cercado, al parecer fortísimo32 cual era, y de agradables puntas almenado, de barbacana33 y foso a todas partes ceñido y de empinados baluartes.34 Veinte mil y más casas bien trazadas de cal, ladrillo y canto35 el pueblo tiene distantes unas de otras y apartadas, que para no quemarse así conviene; porque de tabla y paja están techadas, que en la techumbre más no se contiene; pueblo en diversos barrios dividido, de levantadas torres proveído. Llámale Potonchán los naturales y es la ciudad que hoy nombran la [Vitoria36, donde Cortés las armas imperiales vitorioso fijó 37con tanta gloria, dando de su valor claras señales, a eternizar comienza su memoria; fue la primer ciudad que en esta tierra ganó con rigurosa38 y dura guerra.

Pues yendo por el río nuestra gente fue de los muros devisada39, a la cual en canoas40 diligente salió de la ciudad la más granada41; arrogante, feroz, brava, impaciente, que es diabólica, fuerte y arriscada,42 en formado escuadrón, grueso y vistoso43 de llegar a las manos deseoso. Ya la ronca señal de arremetida de un corvo caracol44 se despedía, que de la 45gente bárbara entendida a embestir presurosa se movía, cuando Cortés con seña y voz subida, por Aguilar les dijo que quería hablar de paz con ellos, que bajasen las armas y que atentos le escuchasen. Reportaron46 la furia acelerada, y aunque de mala gana al fin oyeron a Aguilar, por quien fue manifestada (con lengua47, a quien los indios [entendieron) la gran necesidad de aquella armada,

39

32

Joñísimo aquí se refiere a "pueblo" del v.

2. 33 barbacana 'fortificación que se coloca delante de las murallas' (Aul.). 34 baluarte 'obra hecha con vigas gruesas', se usa desde la segunda mitad del siglo xv y aparece en Nebrija. Los poetas clásicos al igual que Lasso aquí, lo cuentan como tetrasílabo (DCECH)\ de nuevo en XII. 40. 4; con este uso en La Araucana XIV. 36. 6 (Ercilla 1993,423). 35 canto 'piedra, especialmente la empleada en construcción' es de uso temprano en la lengua con doc. de Berceo ( D C E C H ) . 36 Le fue dado este nombre por haber logrado la victoria el día de Santa María de la Victoria en marzo (Díaz del Castillo 1968 [1568?], XXXIV, 78). 37 fijó En el texto aparece 'fijo' y está corregido en la fe de erratas. 38 riguroso 'áspero, cruel' (II., n. 66).

devisado por divisado (II., n. 57). canoa 'embarcación de los indios americanos', es voz arauaca (II., n. 3). 41 Entiéndase "la gente más granada", en este caso el zeugma es complejo porque "gente" del v. anterior se refiere a los españoles. 42 Nótese el efecto intensificador de la acumulación de los siete adjetivos en serie. 43 vistoso 'hermoso, llamativo', es de uso durante mediados del siglo xvi (DCECH, Aut). 44 Según Peterson, se utilizaban grandes conchas como trompetas para señalar el comienzo de las batallas o festivales y para amedrentar al rival en el campo de batalla (1962, 203-09). 40

45 de la gente con significado de 'por la gente'. 46 reportarse 'volver uno sobre sí y refrenar su cólera' (Cov.). 47 lengua 'información, noticia' (Aut. con texto de Ovalle).

15

176

dando satisfación que si surgieron en puerto suyo aquellos pasajeros, fue a buscar de comer por sus dineros.

a las usadas51 armas acudieron, dando aviso a los pueblos convecinos52 por secretas veredas53 y caminos.

Que en un aprieto tal les socorriesen encarecidamente les pedían y que en la paga o precio no estuviesen porque de sed y hambre perecían, respondieron los indios que atendiesen48 y que con su demanda acudirían a su pueblo y señor, la cual propuesta, volverían en breve con respuesta.

Recorren las murallas, fortifican las puertas, barbacana y torreones; forman anchos bestiones54, reedifican cubos55 con gruesas vigas y troncones56; ahondan fosos, saeteras57 pican, cuajan los altos muros de lanzones, de piedras, dardos, flechas, chuzos58, [varas, de largas picas y veloces jaras59.

Parten las prestas proas revolviendo49 y a la ciudad vecina caminaron, donde algunas barquillas proveyendo de vianda, a los nuestros se tornaron; a Cortés orgullosos requiriendo de parte del señor, le amonestaron diciendo que sus puertos les dejase, y que en su tierra y costas no saltase. respondióles Cortés que él no daría a nadie pesadumbre ni disgusto, pero que de sus puertos no saldría a perecer de hambre, ni era justo; que de su gran ciudad sólo quería con su consentimiento, mando y gusto, fuese su armada y gente proveída, o en la ciudad su entrada permitida. Para mejor los indios rehacerse un cauteloso50 término pidieron a Cortés señalado, para verse en ello, y a su pueblo se volvieron; resueltos en morir o defenderse

48 atender 'esperar' es acepción que aparece en textos medievales y que es infrecuente en textos áureos (Aut.) aunque ya en La Araucana en III. 23. 2 y 76. 5 (Lerner 1993, 142, n. 31). 49 revolver 'dar una cosa vuelta hasta llegar al punto de donde salió' (Aut.). 50 cauteloso 'astuto' (Nebrija), 'fingido, malicioso' (TL).

No con tanto cuidado y diligencia fue el Iotapato60 muro reparado de la Iudaica gente, la inclemencia

51

usado 'acostumbrado' (Aut.). convecino 'cercano, próximo, inmediato a otro' (Aut.); reaparece en III., 32. 3. 53 veredas 'camino angosto' (Cov.). 54 bestión 'género de fortaleza en los reales, cuasi bastión, por estar abastecido y cargado de piedra basta' (Cov.). 55 cubo 'obra redonda que se hacía en lo antiguo para defender desde allí las cortinas de la muralla' (Aut.). 56 troncón es aumentativo de tronco 'tronco de un árbol muy grueso, o algún pedazo grande de él' (Aut.). 57 saetera 'ventanilla angosta en las torres y murallas por donde secretamente se tiran las saetas' (Cov.); picar 'cortar en trozos, golpear'; también 'herir de punta' (Cov.). Debe entenderse que 'construyen las saeteras de la fortaleza rompiendo la tierra'. Este significado de 'cortar' se documenta en Murcia, Almería y se lee ya en Antonio de Guevara según Aut. (DCECH). 52

58 chuzo 'arma enastada con el hierro largo' (Cov.). 59 jara 'palo de punta aguzada' (I., n. 73). 60 Iotapato por Jotapato, uno de los muros de Jerusalén cuyo sitio es término de comparación paradigmático para la tradición judía y la cristiana; ciudad asediada que se defendió de Vespasiano y Tito (ERE, s.v. Josephus Flavius, 570-573).

20

177 temiendo y el rigor de Ñero 61 airado, y del gran Vespasiano 6 2 la potencia por la ofendida Roma allí enviado, c o m o la gran ciudad, que por mil partes brota murallas y altos baluartes. La bárbara canalla 63 belicosa a una y otra parte discurría, que con ira feroz, brava y fogosa, por verse con 6 4 los nuestros ya moría; de la ciudad pretende fervorosa salir con mano armada y cruel porfía, pensando de acabar aquella empresa, trayendo a la pequeña escuadra presa. Más Tabasco cacique valeroso, antiguo sucesor de aquel estado, por fuerte, diestro, bravo, belicoso 6 5 , de todas sus comarcas respetado; en su mano un bastón, grueso y ñudoso 6 6 de hueso del pez liviza 67 herrado,

61

Ñero por Nerón Su nombre completo era Lucius Domitius Ahenobarbus, emperador romano que reinó del 54 a 68 d. de C. (OCD). 62 Tito Flavio Vespasiano Emperador romano 69-79, gobernador de Judea en el año 66. Pacificó la insurrección judía que terminó con la conquista y destrucción de Jerusalén (ibíd.). 63 Es epíteto derogatorio usado con frecuencia para caracterizar a los indígenas; canalla con doc. de Torres Naharro y hacia 1550, Lope de Rueda (DCECH). 64 verse con 'frase que vale buscarle para cuestión, riña o pendencia' (Aut.). 65 belicoso es cultismo usado por Mena (I., n. 40); aquí es ejemplo de la acumulación adjetiva frecuente en el poema; también en 65. 5 ("furioso, horrendo y crudo"); 66. 3 ("bizarro, gallardo y diestro"). 66 ñudoso por nudoso, ya en Nebrija {DCECH). 67 liviza 'leviza', voz caribe, 'pez grande que se encuentra principalmente en las costas y en las bocas de los ríos de Cuba y Haití, y cuya piel muy áspera se aprovecha como lija para rallar yuca' (Amer. W. que cita a Las Casas 1535, V, 312 "la

con aspecto feroz su gente ordena y en noturno silencio la refrena. Tal se hubo el capitán con esta gente en reprimir su furia acelerada, cual cazador astuto y diligente en abstener 68 de perros la manada, cuando con repentino curso 6 9 ardiente se abalanza a la caza levantada, pretendiendo romper las ligaduras de las traillas 70 ásperas y duras. Espalda y pecho trae el indio armado 71 de una e s c a m o s a piel, gruesa y curtida, de cuero de un lagarto 72 variado, con finas esmeraldas guarnecida, que c o m o coselete relevado 7 3 nunca de aguda punta fue ofendida,

mejor harina de cazabi [...] cuando es rallada la yuca en unos cueros de pescado como cazón, que los indios llamaban libu?a, la media sílaba luenga, el cual cuero tenían pegado a una piedra, o cubierta la piedra con él, sobre que rallaban" (1552-1561). 68 abstener 'refrenar o privar' (Aut.). 69 curso 'carrera' (II., n. 111). 70 trailla 'cuerda con que va asido el perro' (iCov.). Este símil proviene de una larga tradición clásica (Lucano, Séneca), que es reelaborada por Ariosto (XXIX, 10) de donde la toma Garcilaso (1969, Égl. II, 1666-1670) y después Ercilla (III. 62). Lasso describe la impaciencia de los perros atraillados siguiendo el modelo de Ariosto (Lerner 1993, III, 155, n. 88). 71 La descripción de la armadura de Tabasco proviene de la antigua tradición épica y la observamos en la descripción de la armadura del héroe Aquiles, forjada por Hefesto a petición de su madre Thetis en la ¡liada (18. 470-615); y la de Gualemo de La Araucana (XXI. 34. 5-8), (Ercilla 1993,598). 72 Se refiere probablemente al 'caimán', el lagarto de Indias. 73 coselete revelado 'coraza ligera' (I., n. 94); relevado 'fabricar alguna cosa de relieve o de resalte' (Aut.).

178

en otra piel durísima aforrada con sutil inventiva74 fabricada. Los recios y anchos brazos le ceñía cabeza, rostro y hombros le ocultaba, a los rollizos muslos decendía, y en las nudosas corvas75 se enlazaba; con ligazón graciosa que la asía y las plegadas bocas ajustaba, doce piedras preciosas y lucidas por las anchas junturas esparcidas. Las grebas76 de oro puro y acendrado77 llevaba, que en el centro de la tierra para aquel menester se había buscadopor lo más claro y limpio que en sí [encierra; con diversos matices esmaltado y entretallados términos de guerra78, los calcaños79 fornidos y alentados80 sobre dobladas pieles asentados. Las manos de la fiera le servían de manoplas81 al bárbaro arrogante, do las agudas uñas parecían82

74

inventiva 'arte o facultad de inventar' (II., n. 117). 75 corva 'la parte de la pierna adonde se dobla la rodilla' (Cov.). 76 greba 'pieza de la armadura antigua, que cubría la pierna desde la rodilla hasta la garganta del pie' (DRAE). 77 acendrado 'limpio, purificado' (Cov.). 78 Es frase ambigua que parece referirse al labrado o tallado de 'los hechos o episodios guerreros' . 79 calcaño 'calcañar' (Aut.)\ 'talón' aparece ya en Libro de Alexandre y Cervantes lo usa en 1613 ( D C E C H ) . 80 alentado 'animoso, valiente' (I., n. 69). 81 manopla 'armadura de la mano y pieza del ames' (Cov.). 82 parecer por aparecer 'manifestarse' es acepción menos usual que la corriente (DCECH).

largas y de herida penetrante, que en encorvado trecho le salían por los nervosos83 dedos adelante, con que diversas veces peleaba cuando la espada84 o maza le faltaba. En la cabeza enhiesta por celada traía la del monstruo, por los lados a las cóncavas sienes enlazada, con los agudos dientes aferrados85 por do la fiera vista limitada de los ojos (feroces y rasgados) despide, amenazando las estrellas, y en fogoso rigor vivas centellas. Seis piedras en un Grifo86 por cimera87 llevaba de valor inestimable, y un cortador alfanje de madera, y pedernal de golpe irreparable, un pellejo por vaina de pantera88 de un rico tahalí89, ancho y durable pendiente, y la rodela barreada90 en campo azul de estrellas esmaltada. En el pecho espacioso se mostraba sobre la verde piel al diestro lado

83

nervoso 'fuerte, robusto', latinismo que aparece en Ercilla, cf. II. 51. 6; III. 87. 7. 84 espada era arma desconocida para los pueblos de América (I., n. 84). 85 Para una descripción de los cascos usados por los mexicanos imitando cabezas de animales y su simbolismo (Salas 1950, 98). 86 grifo 'animales fabulosos, con alas y pico de águila, pero cuerpo de león' ( D M C ) . 87 cimera 'remate del yelmo' (Nebrija); 'figura de un animal fantástico que remataba los yelmos' {DCECH). 88 Debe entenderse 'y un pellejo de pantera por vaina'. 89 tahalí 'cinto ancho que cuelga desde el hombro derecho hasta lo bajo del brazo izquierdo donde los turcos cuelgan sus alfanjes' (Cov.). 90 barreado 'reforzado con barras' (Percivale, 1623, en TL).

30

179

la batalla esculpida 91 , atroz y brava en que el soberbio bárbaro arriscado 92 a Francisco Fernández retiraba con rigor (de su tierra) y brazo airado, de cuerpos las marinas 93 ocupadas, y de española sangre rociadas. En el siniestro94 lado a Valtarino, con quien tuvo sangrientas disensiones traía, un gran cacique convecino suyo, con grueso campo 95 en [escuadrones; al cual en un recuentro 96 le convino volver al gran Tabasco los talones y en lamentable y triste retirada, conocer la ventaja de su espada. Por las vastas espaldas mil historias con gracioso artificio dibujadas, sus prósperas fortunas y Vitorias, traía por trofeos derramadas; sanguinosas 97 contiendas, triunfos, [glorias, por el valor del bárbaro alcanzadas; dentro dellas la inconstante rueda 98 , con un clavo oprimida estable y queda.

91

Esta estrofa y las dos siguientes tratan de la pintura que Tabasco lleva tallada en la piel del lagarto (cf. 25) en la que muestra la batalla con F. Fernández de Córdoba en la cual éste perdió más de 50 hombres (1.54), y otra con un cacique comarcano de nombre Valtarino (del cual no hay referencia histórica). Para una descripción de la ornamentación de las armas y escudos indígenas (Salas 1950,99). 92

arriscado 'valiente' (I., n. 159). marina 'costa' (I., n. 43), ver III., 82. 2. 94 siniestro con el sentido de 'izquierdo'; para el significado 'avieso, mal intencionado' (Aut.)\ cf. XII. 2. 3. 95 campo 'ejército en campaña' (II., n. 39). 96 recuentro ant. reencuentro 'choque o combate de dos cuerpos de tropas', es forma ya en desuso en el xvn (Aut.). 97 sanguinoso 'sangriento y cruel' (I., n. 2) 93

Fue la ciudad en breve proveída de vituallas, munición y gente, de gente bien armada y escogida, que a su defensa vino diligente, está por sus estancias repartida, al enemigo aguarda alegremente, su tardanza culpando ya importuna, y al duro proceder de su fortuna. Viejos, mujeres, niños echan fuera, la gente de labranza no importante al menester bisoña" y novelera 100 , y en el hábito bélico inorante 101 , y de la natural y forastera, se formó un escuadrón, grueso y [pujante, en el duro ejercicio ya cursada 102 y en peligrosos trances señalada. A la cual con voz grave y rigurosa el gran cacique exhorta y dice: "En [tanto que esta diestra rigiere la ñudosa maza ferrada de rollizo canto, gozaréis libertad dulce y sabrosa,

98 La rueda, símbolo de la Fortuna se está en un lugar fijo y estable. En esta ocasión, sin embargo, Fortuna no le será propicia; v. III., n. 3. 99 bisoño 'soldado o tropa nuevos' (DRAE)\ según Coraminas, el vocablo proviene del it. bisogno 'necesidad', nombre que le daban a los soldados españoles recién llegados a Italia en el siglo xvi por lo mal vestidos que iban, la doc.: 1517, Torres Naharro ( D C E C H ) . 100 novelero 'derramador de fama de cosas nuevas', (A. Pal. 424), 'contador de novelas' (Nebrija), es cultismo e italianismo poco probable (DCECH)\ 'el que es amigo de traer nuevas' (Cov.); 'amigo de novedades, ficciones y cuentos' (Aut. con doc. de Quevedo). 101 inorante por ignorante para la propensión a la pronunciación romance de los cultismos (Lapesa 1968, 249). 102 cursado 'experimentado, práctico' (I., n. 144).

35

180

veréis si en defendella me adelanto siendo en las ocasiones el primero, y en el mayor peligro el delantero. "No hay para qué —señores— [encargaros que contra aquestos pocos estranjeros procuréis con valor aventajaros, que no les es posible el ofenderos, vivos los cogeréis, amigos caros, y podréis de su carne manteneros103 y con reciente sangre hacer ofrenda al Dios que en vuestra ayuda más [atienda." Hecha esta prevención, bien reforzadas ocho barcas mandó que se aprestasen con poca vitualla y bien armadas, y que a los españoles se tornasen con respuesta y razones mal miradas, que a sangrienta contienda les forzasen, dándoles poco y mal mantenimiento para venir del todo en rompimiento. Del cristalino lago ya salía sus doradas cabellos esparciendo Febo104, dando su luz al nuevo día, las noturnas tinieblas despidiendo, al espejado105 cielo se subía al alto Olimpo por la altura hiriendo,

cuando a Cortés los bárbaros llegaron y con discorde106 voz le saludaron. Recibió las viandas que trujeron, conoció las sangrientas intenciones, que la áspera respuesta que le dieron mostraba sus dañadas pretensiones; quísolos aplacar pero volvieron la oreja107 a vuestro abuelo108 y sus [razones diciéndole: "Consejo no queremos, de quien no nos entiende ni [entendemos109. Toma tú, amigo, el nuestro110 y serte ha [sano111: desocupa la tierra y costa ajena antes que el gran poder del [potonchano112 te dé de tu locura justa pena: El remediarte agora está en tu mano y el dejar la ocasión que te condena; no te metas en parte do no pueda serte después Fortuna amiga y leda"3." Viendo ser ya razones escusadas Cortés, las que a los bárbaros decía,

105

espejado 'limpio y lúcido' (Cov., s.v. es

pe jar). 103

Sobre los orígenes de los sacrificios humanos y antropofagia en México, León-Portilla indica: "El punto central del pensamiento del azteca era la idea de preservar por medio de los sacrificios la vida del sol [...]. Por esto mismo, con sangre era menester alimentar al sol y a los dioses para evitar el posible cataclismo que pusiera fin a la quinta edad" (1964, 27). Véase también lo que dice el padre Acosta en "De los sacrificios horribles de hombres que usaron los mexicanos" (1590,20-21,249-254); y el estudio más contemporáneo de Johanna Broda (1983). 104

La estrofa 39 es un ejemplo del motivo del amanecer mitológico que abunda en el poema. Nótese la personificación del sol, Febo.

106 discorde 'no estar concorde en volunta des u opiniones' (Cov.); 'desconforme, desveni do' (Aut.). 107 volver la oreja Entiéndase 'no escucha ron'; también con el sentido de 'volver el ros tro', 'despreciar o desviarse' (Aut.). 108 Se refiere al destinatario del poema. 109 Este verso refleja la situación de los in dios y los españoles ante el problema de la in comunicación lingüística. 110 Debe sobreentenderse 'nuestro consejo' 111 serte ha sano por habrá de serte sano. 112 potonchano Entiéndase 'el pueblo poton chano', cf. III., 13. 1. 113 ledo 'alegre,contento', es vocablo caste llano antiguo (Cov.).

181

les responde: "Serán por mí ocupadas (antes que hoy se me esconda el claro [día) de la ciudad las casas más granadas, abriendo en vuestros muros ancha vía." Nada los indios a esto respondieron y a su ciudad risueños se volvieron. Cuando con negras alas ocupaba la escura noche el espacioso cielo114 y a ver a los Antípodas"5 tornaba con rutilante frente el rey de Délo116, trescientos españoles emboscaba por tierra bien armados vuestro abuelo, cuyos caudillos fueron Al varado, y Gil González de Avila117, el [nombrado. Llevaban seña cierta y acordada que en oyendo jugar" 8 la artillería, la gran ciudad por tierra descuidada asaltase la oculta compañía; rompiendo en la muralla franca entrada, 114

Es descripción clásica de la noche proveniente de La Eneida, V, 721-2; (cf. Vilanova 1957, I, 384-5). Compárese con los siguientes versos de La Araucana: "La escura noche en esto se subía / a más andar a la mitad del cielo, / y con las alas lóbregas cubría / el orbe y redondez del ancho suelo" (Ercilla 1993, III, 70, 1-4). 115 Antípodas Se refiere al lado opuesto del globo terrestre, Asia. 116 Rey de Délo Es Apolo o Febo que nació en Délos, isla del Egeo, según la mitología griega. 117 Gil González de Avila Conquistador español que acompañó a Cortés en la conquista de México y que fue más tarde gobernador de Yucatán. Su hermano, Gil González Dávila descubrió Nicaragua (1522). Ambos fueron decapitados en la Plaza Mayor de la ciudad de México por estar involucrados en la conjuración de 1565, el tres de agosto de 1566 (Martínez 1990, 525). 118 jugar 'disparar' (Aut.).

porque Cortés por agua les quería dar para entretenellos sobresalto, mientras daban por tierra el duro asalto. Doscientos españoles que restaban hizo con gran presteza que se armasen, y que en los bergantines que quedaban para batir el pueblo" 9 , se embarcasen. Ya del muro los indios los flechaban antes que a la ciudad más se acercasen; que el ancho río la muralla bate, por do Cortés les dio el primer combate Lucidos gallardetes y estandartes de diversos colores se mostraban, tejidos de algodón por todas partes que en torno las murallas ocupaban. Pendientes de los altos baluartes, aquí y allí los vientos los llevaban, que de unas y otras partes ocurrían y con soplo apacible los movían. Siéntase ya el rigor de Marte airado y el confuso rumor de las espadas; rompa120 el aire el batir desentonado de martillos y mazas barreadas121. Suene122 la flaca123 voz del fatigado, que con heridas hondas y rasgadas, ocupa con lamento el duro suelo, ajeno de esperar ningún consuelo.

119

batir el pueblo 'disparar la artillería' (Cov., s.v. batir los muros). 120 romper el aire 'rasgar, abrir, separar por breve tiempo la unión o continuidad de algún cuerpo fluido, como romper el aire, las aguas' (Aut.). 121 barreado 'reforzado con barra', v. III., n. 90. 122 Lasso utiliza los subjuntivos "siéntase", "rompa", "suene" con valor imperativo para intensificar y exhortar a la acción bélica. 123 flaco 'débil, con poca fuerza' (II., n. 158); de nuevo más abajo en 80. 5.

182

Ya Pírois, Eous y Aetón constreñidos y Flegón124 de la mano refulgente, y del125 bocado estrecho reprimidos126 en su veloz carrera y curso ardiente, con las lucientes riendas recogidos de la mitad del cielo al Occidente127, gimiendo bajan cuando al río salta Cortés y, el agua al muslo, el pueblo [asalta. Sonaban de los muros bulliciosos128 caracoles, tambores y trompetas, huesos de peces, corvos y nudosos formados a manera de cornetas129 que con discordes sones presurosos y roncas disonancias imperfetas en las vecinas rocas retiñían130, que por el aire claro discurrían. Con cien hombres Cortés dio por un [lado en el muro, y cien pasos dél distante por otro que halló mal reforzado dio con los que quedaban Escalante en un chico postigo131 y puente alzado

pensándole romper132, mas al instante a su defensa tanta gente vino que apartarse del puente le convino. Nubes de tiros con espesa carga bajan del ancho muro con ruido, cuál133 del rigor del bárbaro se adarga134, cuál cae de piedra o dardo mal herido, cuál el combate deja y dél se alarga, cuál rueda por la arena sin sentido la cerviz del soldado más enhiesta, quedando corva135, rota y descompuesta. Como en el campo de árboles esento136 se vee el grueso granizo acelerado tratar con tempestad y recio viento el cabizbajo y tímido ganado; derribando las reses ciento a ciento dejándolo contrecho y derrengado, así los españoles aturdidos caían de los tiros compelidos137. Fue forzoso a Escalante el retirarse un tiro de arcabuz del fuerte muro

131

124

El motivo del amanecer mitológico reaparece en esta estrofa. En la mitología clásica, Helio aparece representado como un auriga que lleva el disco solar en torno a su cabeza y recorre cada día el firmamento de Este a Oeste, montado en un carro que aiTastran cuatro caballos, cuyos nombres, Flegonte (Ardiente), Aetón (Resplandeciente), Pirois (Igneo) y Eón (Amanecer), aluden a los diversos aspectos del astro (DMC). 125

de la mano [...] del bocado por por la mano [...] por el bocado, para el empleo de las preposiciones durante el siglo xvi (Lapesa 1968, 254-55). 126 reprimir 'contener, refrenar' (Aut.). 127 Cf. I., n. 181 donde el autor escribe "Ocidente". 128 bullicioso 'sedicioso' (Oudin, 1607, TL). 129 Para el uso de caracoles y otros instrumentos indígenas en la guerra, v. II., n. 105. 130 retiñir 'sonar el metal o resonar' (Aut.).

postigo 'puerta pequeña que ordinariamente llamamos puerta falsa' (Cov.). 132 romper 'atacar', 'desbaratar o deshacer un cuerpo de gente unida' (Aut). 133 Nótese la anáfora con "cuál" de los versos 3-6, y el uso de verbos de acción bélica que sirven para intensificar el desastre de la lucha. 134 adargarse 'cubrirse con la adarga y prevenirse cada uno para recibir los golpes del enemigo' (Cov.). 135 corvo 'encorvado' es acepción para personas que Aut. no registra. 136 esento por exento Mugar sin árboles, liso' es cultismo presente ya en el Corbacho (C.C. Smith en TL). 137 Este símil de tradición clásica compara el estrago que el granizo le acarrea al ganado a los tiros que los indios dirigen a los españoles. Para un estudio del símil de origen homérico en La Araucana y en la poesía épica, cf. Dale 1922, 233-244.

183

llevando los heridos, y acercarse donde estaba Cortés por más seguro; que ya alargaba el paso138 por juntarse con él, viendo el estrago y caso duro, temiendo, en ocasión tan importante, algún daño del bárbaro pujante.

por la otra Leyva146, Limpias147, san [Vicente148, 149 Salceda y Martín López , mas sin [alas150 dellas volaron y en el agua dieron, con tiros que de arriba despidieron.

Revuelven todos juntos rociando con fogosas pelotas139 la muralla, la gruesa artillería retirando va, de sus puestos, la feroz canalla; su viejo esfuerzo el español cobrando vuelve al asalto y desigual batalla140, ofendido, y de verse avergonzado del muro tan en breve retirado.

Ordás, Salceda y Leyva, maltratados de tres pesadas piedras, sin sentido cayeron en el río atormentados, haciendo al dar del golpe un gran ruido; y a no ir de duro acero cobijados, con ellos era el pleito difinido' 51 , que las fuertes rodelas en cien piezas vuelan, bajando el golpe a las cabezas.

55 Sesenta arcabuceros escogidos Cortés dejó en un sitio rezagados, que con tiros continuos y esparcidos apartaban del muro los soldados; a los cuales mandó y dejó advertidos que, aunque en la arremetida [destrozados viesen los españoles, no aflojasen los tiros ni el lugar desamparasen. Dio Cortés con el resto de la gente en un lienzo141 y poniendo dos escalas, por la una con paso diligente suben Ordás142, León143, Mercado144 y [Salas145;

138

alargar el paso 'andar más aprisa, adelantar el paso para llegar a alguna parte más brevemente' (Aut.). 139 pelota 'bala de plomo o hierro, con que se cargan los arcabuces, mosquetes, cañones y otras armas de fuego' (Aut.). 140 Lasso sugiere que los españoles están en desventaja ante las fuerzas indígenas aún cuando poseen armas más eficaces. 141 lienzo 'espacio de muralla, que corre en línea recta de baluarte a baluarte' (Aut.). 142 Diego de Ordaz Capitán de Cortés (I., n. 194).

143 Juan Velázquez de León Capitaneó una de las naves de la expedición de Cortés (I., n. 200). 144 Juan Núñez de Mercado Soldado avecindado en Puebla (II., n. 100). 145 Salas No aparece en la lista. 146 Leiva Hay un Nájera o Nájara Leiva, Juan entre los soldados de Cortés (Orozco y Berra 1938,414). 147 Juan de Limpias Caravajal Fue soldado y capitán de bergantines, y "ensordeció estando en la guerra" (Díaz del Castillo 1968 [1568?], CCV 586). 148 San Vicente Su nombre no aparece en la lista de soldados. 149 Martín López Carpintero encargado de construir los primeros bergantines que quemaron los indios y los que fueron utilizados en el asedio de Tenochtitlán. Sobresalió como soldado (ibíd., CXL, 315 y CCV, 586). 150 mas sin alas della volaron Este es un ejemplo de elipsis que otorga al episodio un elemento de humor lúdico. El elemento elidido "como pájaros", que se refiere a los soldados que cayeron al agua, se sobreentiende. Compárese con La Araucana, XXV. 20. 1 (Chevalier 1966, 161). 151 difinir por definir 'decidir, determinar o resolver alguna cosa problemática o dudosa' (Aut. y Nebrija).

184 Tapia 152 y Olea 1 5 3 , por subir trabajan sin fruto, del afán en que se ocupan, que los e s p e s o s tiros se lo atajan; cualquiera diligencia les trabucan 154 , en nada de los otros se aventajan que las altas escalas desocupan, cayendo de vigor necesitados al agua, sin acuerdo y atronados 155 .

Crece el tesón, coraje y la porfía, la pertinacia 157 de una y otra parte, que en los f o g o s o s pechos infundía rigor, ira y venganza el fiero Marte; auméntase el furor y vocería, bate por bajo un fuerte baluarte nuestra gente, con picos y azadones arrancando de un lado dos tablones.

Iban por partes ya desamparando sus estancias los indios mal heridos, m u c h o s muertos del muro caen [rodando, del rigor de las balas impelidos; pero con gran cuidado reparando 156 , los vacíos lugares proveídos fueron con gran presteza de otra gente, en guardarlos no m e n o s diligente.

U n pequeño portillo quedó abierto, por dó cabía un hombre estrechamente, entra por él luán Iuste 158 , bien cubierto de una rodela, y sigúele el valiente Portocarrero, de Ecija, hombre experto en militar estudio y preeminente 1 5 9 ; tras él entran Cermeño 1 6 0 y Castañeda 1 6 1 , Tapia, Rodrigo Gómez 1 6 2 y Salceda. Estos entraron antes que se viese del alto muro el daño recebido,

152

Andrés de Tapia Capitán de Cortés (II., n.

139). 153 Cristóbal de Olea Soldado, natural de Medina del Campo. Díaz del Castillo cuenta que salvó la vida a Cortés en dos ocasiones: "este soldado fue en todo lo que le veíamos hacer tan esforzado y presto en las armas, que le teníamos muy buena voluntad e le honrábamos, y é fue el que escapó de muerte a Don Hernando Cortés en lo de Suchimilco cuando los escuadrones mejicanos le habían derribado del caballo el Romo e le tenían asido para le llevar a sacrificar, e ansí mismo le libró otra vez cuando en la calzadilla de Méjico le tenían engarrafado a Cortés muchos mejicanos para le llevar vivo a sacrificar, e le habían ya herido en una pierna al mismo Cortés; e este esforzado soldado hizo cosas e dio destocadas a todos los indios que llevaban a Cortés, que les hizo que lo dejasen, e ansí le salvó la vida, él Cristóbal de Olea quedó allí muerto por le salvar" (1968 [1568?], CCV, 585-

6). 154 155

trabucar 'confundir u ofuscar' (Cov.). atronado 'aturdido, sin acción vital'

(.Aut.). 156

reparar 'remediar alguna cosa' (Cov.).

157 pertinacia 'porfía' (Cov.), es cultismo (DCECH con doc. del xvii); pero ya en La Araucana XIX. 9. 3 (1993, 546). 158 Juan ¡usté Uno de los compañeros de Cortés, "hidalgo de los de caballo", que murió sacrificado junto con otros soldados en una celada de los indios de Tezcuco y México. Este dejó constancia de su encarcelamiento en un mármol de la casa que decía: "Aquí estuvo preso el sin ventura Juan Yuste, con otros muchos que traía en mi compañía" (Díaz del Castillo 1968 [1568?], CLX, 314). 159 preeminente cultismo que aparece en Ercilla (I. 13. 8), ver también (I., n. 139). 160 Cermeño Díaz del Castillo nombra a Juan Cermeño y a su hermano, afirmando que Cortés mandó a ahorcar a Juan Cermeño y a Pedro Escudero porque pensaban alzarse en un navio para ir a la isla de Cuba a avisarle a Diego Velázquez sobre la expedición (ibíd., LVII y CCV, 118-119). 161 Rodrigo de Castañeda Compañero de Cortés en la expedición a México (II., n. 99). 162 Rodrigo Gómez Este nombre aparece entre los soldados que vinieron con Narváez (Orozco y Berra 1938, 392).

185

ni que la turba163 bárbara ocurriese164 al reparo, con súbito alarido, mas como por los indios se estendiese la nueva voz del muro ya rompido, tantos a la defensa se opusieron que entrar más de los dichos no [pudieron. El soberbio Tabasco en ira ardiendo, con el herrado, grueso y basto165 leño, al abierto portillo va corriendo con rostro airado y arrogante ceño: "Aguardad", en su lengua va diciendo, y al postrero en salir, que fue Cermeño, hiere en un hombro con la dura maza, rompiéndole el escudo y la coraza. Fue al soslayo el rigor de la herida pero quedó del golpe atormentado con la derecha mano adormecida, y así a soltar la espada fue forzado; salta al río con mísera caída del golpe duro y grave, lastimado; el bárbaro le sigue y no se fuera si el angosto portillo mayor fuera. 65 Prueba a salir tras él pero no pudo, que el estrecho postigo lo impedía, alza el leño a dos manos tan sañudo que de un golpe en el muro abrió la vía. Del ímpetu furioso, horrendo y crudo166, la muralla tremió167, y con vocería abrazan las almenas los soldados, del grande terremoto amedrentados. 16:1

turba 'muchedumbre confusa', es cultismo frecuente en Lasso (II., n. 178). 164 ocurrir 'acudir en algún lugar a un tiempo' (Cov.). 165 basto 'grueso, tosco', 'no delgado' (Nebrija, DCECH). 166 Aquí es ejemplo de la repetición sinonímica, recurso retórico frecuente en el poema, cf. 66. 3 ("bizarro, gallardo y diestro"); 69. 6 ("escuchas y espiones"). 167 tremer 'temblar' (II., n. 25).

Arrójase el cacique al ancho río, a la española gente amenazando; con bizarro, gallardo y diestro brío el entero y gran fresno168 blandeando, a todos juntos grita: "¡Os desafío!" Iuan Núñez y Solís169 le van cercando, pero de suerte el indio el leño juega170, que a ofenderle ninguno se le allega. Salen doscientos mozos escogidos tras él, de la ciudad con paso presto, de picas, flechas, dardos proveídos, tirando al enemigo contrapuesto; que en ver su muro abierto están [corridos171, y teniendo el vencer por manifiesto se mezclan con la gente baptizada172, a las manos llegando y a la espada. Por las costas dos bandas de flecheros vienen, de tres mil indios encorvando pintados arcos y con pies ligeros entran, las claras aguas enturbiando; dan sobre los sesenta arcabuceros, el pequeño escuadrón desbaratando, por diferentes partes y caminos al son de destemplados tamborinos. Era gente sin orden, desmandada173, que de las convecinas poblaciones se juntó al menester sin ser llamada, 168 el gran fresno blandeando Aquí es sinécdoque por la macana. 169 Pedro de Solís Pasaron cuatro Solises, un anciano, uno que apodaban Solís Casquete que murió en Guatemala, otro al que llamaban Pedro de Solís Tras la Puerta, y otro al que le llamaban Solís el de la Huerta (Díaz del Castillo 1968 [1568?], CCV, 585). 170 jugar el leño por jugar las armas (I., n. 85). 171 corrido 'avergonzado' (Aut.). 172 la gente baptizada Se refiere a los españoles cristianos. 173 desmandado 'sin regla ni orden' (TL).

186

por su propio interese174 y pretensiones, que como les dijesen que era entrada la ciudad, sus escuchas y espiones 175 , a socorrella corren, nadie aguarda y el más ágil de pies piensa que tarda. Quedó de la furiosa arremetida nuestra gente rompida y trabajosa176, del tropel en cien partes dividida, metida entre la turba belicosa, trábase una contienda cruel, reñida, de entrambas partes dura y sanguinosa, tornan los españoles a juntarse, y del pasado daño a repararse. Murieron de los indios bien doscientos del ímpetu primero y rociada177, cuyos cuerpos deshechos y sangrientos vuelven en parte la agua colorada178, esparcida con varios movimientos de tantos pies revuelta y ocupada, nuevo tributo al mar el río ofrece, y de rojos matices le guarnece. Suenan, resuenan truenos espantosos179 de espeso y negro humo acompañados, entre rayos envueltos fulminosos 180 de ardiente y negra pólvora formados,

174

interese Aquí es ejemplo del uso de la "e" paragógica que le da al texto un sabor arcaizante. 175 escucha 'centinela o atalaya de noche' (Cov.); espión 'el que va secretamente siguiendo a uno sin perderle la vista' (Cov.). 176 trabajoso 'molesto o tormentoso' en Nebrija (DCECH). 177 rociada 'descarga de balas' (Aut. con textos del xvi). 178 La cruel descripción de los cuerpos en el agua y la sangre que da color al rio que Lasso recrea tiene su antecedente clásico en Lucano, y aparece en Ercilla XXIV, 64, 4-5 (Lemer 1993, 680, n. 127; cf. Lida de Malkiel 1984, 502n). 179 Se refiere al uso de la artillería y a los efectos que causa en los vs. 1-4. 180 fulminoso 'resplandeciente' (II., n. 19).

no por eso los bárbaros furiosos una mínima181 aflojan, que forzados a la venganza de la muerta gente, con ánimo pelean, bravo, ardiente. Con veloz murmurar, agudas flechas el aire van rompiendo en banda182 espesa y con ira sangrienta van derechas, do el español rigor les da más priesa183. Hácense alargo en mangas184 algo [estrechas (pensando ver buen fin de aquella [empresa) mil y quinientos bárbaros flecheros, y aparte un escuadrón de mil piqueros. A quien Olid y Moría arremetiendo Hircio185, Escobar, León, Nájera, Ayala, Ojeda186, luán de Limpias y Liendo187, luán Núñez de Mercado y Matamala188; 181 mínima es superlativo latinizante en la forma femenina (DCECH con texto de Cervantes, pero aparece ya en Ercilla XV. 7- 8 y XV. 28. 8). 182 banda 'escuadrón' (DCECH con documentación de 1540; cf. Percivale, 1599 en TL). 183 dar priesa 'acometer con ímpetu, brío y resolución, obligando a huir al contrario' (Aut.). 184 hacerse alargo en mangas 'en la milicia es un trozo de gente formada a lo largo, la qual regularmente era de arcabuceros'. Aut. ofrece este ejemplo de Solís de la Hist. de Nueva España lib. 2, cap. 17: "Alargó, algunas mangas, para que disputasen el paso". 185 Pedro de Hircio Compañero de Cortés que, según Bernal, era "ardid de corazón y era algo de mediana estatura, y hablaba mucho que haría y acontecería por su persona, y no era para nada, y llamábamosle que era otro Agrajes sin obras, por su mucho hablar, fue capitán en el real de Sandoval" (1968 [1568?], CCV, 583). 186 Ojeda Según Bernal, "pasó un Ojeda, vecino de los zipotecas, y quebráronle un ojo en lo de Méjico" (ibíd., CCV, 586). 187 Liendo No aparece en la lista de soldados.