Crisis social y memorias en lucha: guerra civil en Costa Rica, 1940-1948 [1 ed.]
 9789968464482

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Crisis socia l y memorias en lucha: guerra

civil

en Costa Rica, 1940-1948

Davjd Dfaz Arias

EDITORlA.l

UCR 2 o 1

5

Mi profundo

agradecimiento a Carolina Valverde, mi esposa "y compañera de

vida: Por muchos afios, ella ha sido la fuente central de donde recibo las fuerzas

para llevar adelante mis do

trabajos con alegría. ¡Gradas mi amor, desde el fon­ .

de mi corazón, por todo! Mis hijos David y Darío han crecido junto �n mi

carrera.

En ese sentido, ellos han sido un oasis con esas hermos as sonrisas que

me iluminan día a día. Ellos aparecen como un regalo

muy mereci�o por todo el

tiempo dedicado a navegar entre archivos y libros.

"

CAPITULO l

La era de la transformación: ·caudiHismo, popu_lismo

y reforma social, 1940-1942

xxxvm



Crssss socíaJ y memorias en lucha

----·----,..-- ----·

.•..

Calc;fer6n Guardia... desde su níñez supo de las reivindicaciones qf!e una y otra vez negaba a la mayoría católica el grúpo liberal do­ minante. Y discípulo más tarde del Colegio Seminario y de la Uní­ v�dad Católica de Lovaina, conoció en sus grandes líneas Ja doc­ trina· soda! cristiana tal como Ja expusieron Su Santidad León XIII, el 'Obispo de Maguncia Monseñor Ke�telez; y el conde de Mun en el �iglo pasado, y en el presente el ilustre prelado Monseñor Mercíer. Todo permite esperar que Jos principios de la doctrina social cris­ tiana despl�zarán en breve a los principios contrarios del liberalismo individualista, dándole un golpe de timón a la nave del Estado. Luis De�etrio Tinoco, 1940

... por lo que respecta a Ja actitud de esta Arquidiócesis en relación con . Ja Ley y Ja Caja de Seguro Social,, debo decirles que nuestra coopera­ ción será amplia, sin restricciones ni reticencias, y que con todos los medios a nuestro alcance,. trabajaremos para que Ja ley y Ja institución se arraigue en nuestro suelo y logren formar el dima moral que nece­ sitan para obtener cabal desarrollo y su completo buen·éxito.

Arzobispo Víctor Sanabria Martínez, 1942

Esta ley abte al pueblo de Costa Rica una serie de posibilidades de lucha; urge iniciar una campaña en esca}� nacional alrededor de esta ley. Urge que las organizaciones obreras se apersonen en la realíza­ dón de esta ley. Si el pueblo de Costa Rica no logra moverse alrede­ dor de. esta le� esta ley cae, y si Ja ley fracasa, el movimiento obrero de Costa Rica se habrá retrasado por muchos años. lYlanuel Mora, 1942

. Introducción El 14 de setiembre de 1943, el periódico pro gob iernis ta LCJ Tribuna publicó un aviso titulado "Todo Costa Rica en las calles de San Jo sé '. . Con ese título, ese . diario se unía a un plan que consistía en tomar las calles de la capital el día de fiesta de }a independencia. A sí, en mayúscula, La Tribuna apuntó: "MAÑANAf 15 DE SEPTIEMBRE DE 1943, LOS COSTARRICENSES COMENZARÁN UNA NUEVA ERA". �n esencia, la propaganda se refería a una movilización social liderada or tra baja dores sindicalizados que i b an a marchar· por la cap ita l y a los lugares de los que se ap oderarían durante su marcha. La Tribuna también anunció que algunos líde res sociales se dirigi rían a los concurrentes a través de discursos públicos. Entre esos líderes estaban el sacerdote Benja m ín Núñez, quien hablaría en nombre de los sindicatos católicos; Rodo1fo Guzmán, quien se dirigiría a los trabajadores como secretario gen era l del Comité N aci onal Sindical de Enlace; Miguel Brenes, quien hablaría como secretario de Estado en el Des­ pacho de Trab ajo y Previsión Social; Manuel Mora, quien era en ese mo mento diputado al Congreso por e1 Partido Comu nista de Costa Rica; y Rafael Ángel Calderón Guardia, entonces presidente del país.1 ¿Cuál era el motivo detrás de esa reunión? De acuerdo con el semanario Trabajo, el periódico que publicaban los comunistas costarricenses, el 15 de setiembre de 1943, Costa Rica obtendría su »independencia económica a1 proclamar un Código de Trabajo.2 EI expresi­ dente Julio Acosta (1920·1924), entre cuyos méritos se encontraba' el habe� parti­ cipado en Jo s movimientos sociales que contribuyeron a tra�rse abajo en 1919 a la dictadu ra de los hermanos Tinoco, reforzó l� interpretación que la propagand a '

p

"

''Todo Costa Rica en las Calles de San José", 2

!-a Tribuna, M de septiembre de 1943, p. 2.

"Costa Rica a\•anza hacia su independencia económica",

TrJbajo, 15 de septieinbre de 1943, p. l.

¿J

. .

oficial esparcía acerca del Código de Trabajo. En una entrevista con La Tribuna, Acosta seña ló:

fuerzas políticas dominantes en la década de 1930. Por ese mismo camino, se

identi fit� cómo Calderón Guardia se convirtió en el líder de un grupo católico

cuya meta era eliminar el comunismo y, al m ismo tiempo,. debilitar a sus o tros oponentes políticos. Luego, se entra de lleno en el principal aporte 4el capítulo que consiste en mostrar la forma en que varias biografías y la propagand a polí­ tica oficial contribuyeron a crear la idea de que Calderón Guardia representaba un cai_nbio para Costa Rica. Al hacerlo, se explora la construcción de un discur­ so populista sobre Calderón Guardia, utilizando la teoría de Ernesto Laclau y una lectura de la biografía de Calde r ón Guardia desde la t(?oría del rito de paso como lo planteó Víctor Tumer. Para completar el cuadro, otra vez gracias a los avances h istori ográficos qu e se h a n desarrollado al respecto, el capítulo resume los orígenes de ese ímpetu por una reforma social y recupera la respuesta a por qué d ife rentes y heterogéneas fuerzas políticas se comprometieron a acuerpar y

iw usted,. el qu ince de setiembre de mil ochodentos veinti"!no nos

líbe rtamos del poder político de Esp añ a . -Romp imos entonces las amarras de una ..,,•ieja etapa histórica que J'ª había cumpli do su papel y no tenía otro que desempeñar que no fuera su desaparidón. la perman encia de las condiciones imperantes d e esa etapa histórica s up erada y vieja hubiernn pr oducid o necesariamente un retroceso de Costa. Rica en toda Ja línea y en todos los aspectos. Se hubiera re trasa do nuestro desenvolvimiento económico; se hubiera quedado atr asa da nuestra cultu� nuestra moral hubiese sido muy delezn a ble y en general hubiéramos que dado rele g a d os en el fondo de la his­ toria. Exactamente Jo mismo sucede ahora. Este maravilloso quince d e setiembre de mil novecientos cuarenta y tres nos estamos liber­ tando de las amarras de una vieja etapa histórica que, superada por el tiempo, impid e y en trab a el desarrollo económico de Costa Rica. L1 etapa histórica que he mos supe ra do y que ahora estamos liqui­ d a ndo es la etapa del individualismo, del egoísmo y de la tacañería. Esta- etapa histórica eBtá siendo suplantada en estos momen tos por otra en Ja mal Jos derechos de la. colectivida d ocupan Jugar de privi­ legio. Ahora lo que priirarJ sobre todas las c osas, serán los derechos delpueblo costarricense tal como Jo ordena el canon democrático.j

cir c u la r la interpretación calderonísta como el significado oficial de esa reforma.

El ob jet ivo del capítulo es determinar el proceso que llevó a una buena parte de

los costaI'1'.icenses a creer en Calderón Guardia como un líder cuyo cari sma y personalidad parecían ofrecer una solución para cada problem a spdal del país. Al comprender la creación de Calderón Guardia como un caudillo, se pod rá inspeccionar las representaciones sociales que se desarrollaron de su figura. ·

Católicos y comun istas: dos fuerzas en acción

La comparación que hizo Acosta entre,.1821y1943sirvió para vincu la r el Código de Trabajo con el acta de independenci a. En su argumento,. si 1821 tenía el signi­ ficado de la obtención de la libertad política, entonces 1943 pasada a significar la concreción de la libertad económica del país. Por lo tanto, la idea era ceJebrar el 15 de se �iembre de 1943 como si u na nueva era de independenci a fuese a comenzar. La propaganda oficial remarcó el hecho de que Calderón Guardia era la persona que lideraba esa nueva etapa del desarrollo histórico de Costa Rica.

El 15 de febrero de 1932, temprano en la mañana, un grupo de jóvenes.to y v iejos

políticos, militares, profesi onale s y trabaj ad ores de cuello blanco, se apoderaron del Cuartel Bellavista, uno de los dos grandes cu ar teles militares de San José. El plan de los rebeldes era simple: después de controlar el Cuartel Bellavista, se

¿De qué manera Calde rón Gua rdia y su ad mi n istración adquirieron esa fama?

Este capítulo i ntenta responder esa pregunta al explorar los me dios por los

cuales Calde rón Guardia

fue transformado en un caudillo populista, así como los i ntereses políticos ue catalizaron ese proceso. Primero, echando mano de la novedosa bibliografía que se ha escrito sobre ese periodo;& se describen las

q

"El 15 de setiembre de 1943 tiene la misma importancia que el 15 de setiembte de 1821", La Tribuna, 15 de septiembre d e 1943, pp. 1 y 7.

3

Como se verá, en est� pa rte y en las sig�ientes estoy en deuda .con la importante pr'?ducción de investigadores como lván Molina, Fabrice Lehoucq, Steven Palmer, Theodore Creedman, Gustavo Soto, James Baker y otros que se citan más adelante.

4

6



Crisis social y memorias en lucha

ganarían control sobre las fuerzas armadas y eso les permitiría dar un golpe de Estado,. lo cual constituía la verdadera meta del movimiento. El d ía anterior, los ahora rebeldes habían disputado las elecciones confiando en que triunfarían. Sin embargo, durante la noche del 14 de febrero, se percataron de que serían derrotados electoralmente, por lo que decidieron acceder al poder por medio de la fuerza. En esa empresa, los rebeldes contaban con la colaboración de Amadeo Vargas, el com andante en jefe del Cuartel BeUa\�ista. Desafortunadamente para su movimiento, el coman­ dante d el Cuartel de Artillería no apoyó el golpe de Estado y, más bien.. alertó al presidente de los planes de los alzados. En esas circunstancias, Ja "revolución" estaba liquidada, pero los rebeld e s todavía pensaron que pod ían alcanzar su sueño. Así, en lugar de echar para atrás) se refugiaron e.n el Cuartel Bellavis­ ta tomando d os políticos como rehenes. In medíatamente, el presid.e�te · Cleto González Víquez se dirigió al Cuartel de Artillería y ordenó a los soldados abrir dírígí ría n a tomar el Cuartel de ArtiUerra. Al hacerlo)

.

David Díaz Arias



7

los rebeldes se encontraban rodeados y bajo comida. Aún así, permanecieron dentro de las barracas durante cuatro días hasta que pudieron negociar su ren�ición. Alejand ro Agui­ lar Machado, re pre sentante de los alzados, se reunió con el presidente, quien accedió a term ina r el conflicto. El 18 de febrero, en el edificio de la represen­

políticas costarricense habían seguido constantemente para evitar divi.sjones

fuego contra el Cuartel Bellavi.sta.

ataque, sin agua y sin

profundas en su interior.9

tación diplomática de los Estados Unidos.. los líderes de los rebeldes, Manuel Castro Quesada y Jo rge Volio, se encontraron con el ministro de Seguridad Pública y otros representantes del gobie rno . Los alzados obtuvieron garantías para ponerle fin al conflicto y ase g u ra rse de que nadie iría a la cá rcel debido a su participación en este. Sin embargo, el in tento por derrocar al Gobierno produjo 15 muertes y 36 heridos. Nadie fue encontrado resp ons able por esas muertes, ya que, desde el 27 de febrero, el presidente González Víquez concedió amnis­ tía a los rebeldes.5 En realidad, esa decisión presidencial no era una novedad.

Desde mediados del si glo XIX, los costarricenses habían resuelto los intentos de golp e d e Estado y otros conflictos políticos utilizando medios pacíficos.6 Así, en la mayoría de eso s c aso s, nadie fue condenado a castigos severos por haber conspkado contra el Gobiemo.7 Incluso en 1919� después de que un amplio y heterogéneo grupo social derrocara la dictadura de los Tinoco, los tinoquistas

pudieron reintegrarse a la" vida pol ítica del país porque e1 líder de los antitino­ quistas, Julio Acosta, declaró la pa z y la inte gración nacional sin importar las identidades políticas.ª Así, el golpe de Estado de 1932, conocido con el nombre de El Bellatristazo.. rep�dujo una tradición de perdón y olvido que las clases

·

El Bellavistazo representó la última oportunidad de Castro Quesada para obteM ner la silla presidencial. Él había competido en las elecciones bajo la bandera del P�rtido Uni?n Republicana, enfrentando a Ricardo Jimé ez, del Partido Repu­ 1i1 bltcano Nac lOnal (PRN), y a Carlos María Jiménez., ·del Partido Republicano. La campaña política para las ele cciones de febrero de 1932 fue intensa. {,Jna reforma el�ctoral aprob ada en 192SM1927 había cambiado parte d� las reglas del juego para los partidos políticos. Básicamente, los cambios consistieron en la creación del Co�ejo Nacional Electoral (CNE), la constitución del Registro Cívico y la aprebactón deJ voto secreto. Además, algun as funciones de las juntas electora­ !li?S, c�mo la de ind�ir .votantes en el último minu to y determinar lo� luga res de votac�ón, fu�ron elur��nadas. Finalmente, cé�ul�s de ide ntida d con la firma )' otro tipo de mformac10n fue otorgada a los votantes con la intención de identifiM car mejor a los ciudadanos. Esos cambios, especialmente el voto secreto, compli­ caron l control que tenían los partidos políticos sobre los votantes. El objetivo � era evltar el fraude electoral. Como consecuencia de esos cambios, el po der Eje­ _ obtuvo más cutivo poder en la ·organización de {as luchas electorales.10 Bajo esta reforma, las elecciones de 1932 no podían ser negociadas como lo ha bían sido

· ·

otras en el pasado: As(, tan pronto como las radios diero� a conocer los prime­ ros resultados electorales y se advirtió que n i ng ún candidato había recibido los

votos necesarios para ser declarado ganador de la contieu.da,.u Castro Quesada y

su� s�guídores decidieron emprender el golpe de Estado. Al parecer, su obj e tivo

prmc1pal en esa empresa era evitar un nuevo periodo presidencia} de Ricar­ do Jiménez. Sin embargo� Jim.énez fue llamado por el Congreso Nacional para

Todos los datos sobre el golpe proceden de: Rafael Obregón Loda, Hechos militares >' po­ Cultura Juan Santamaría, 1981}, pp. 302-304 líticos {Heredia, Costa Rica: Museo y de Eduardo Oconitrillo, El Bel/a\•istazc; (San Jos� Costa Rica: Editori al Costa Rica, 1989),

5

Histórico

pp. 11-87.

6

James Mahoney, The Legacies o! Liberalism: Pdth Dependence and Political Regimes in Cen­

9

Mana Fallas Santana, Elite, negocios y palítiat en Costa Rica 1849·�859 (Alajuela: Museo Histórico Cultural Juan Santamaria,. 20W1 pp. 117·127; Obregón Loda, Hechos militares}'

10

trñl America (Baltimore: John Hopkfos Univers.ity P� 2001}, pp. 146-149 y 153-159; Ca r men

políticos, pp. 90-292.

La excepción a esta reg la fueron el presidente Juan Rafael Mora y el ge�eral José Maria Cañas haber intentado dar un golpe de Estado. EJ otro quienes fueron fusilados en 1860 caso oscuro es el de Félix A rcad io Montero, intelectual, po lítico y organizador de los traba· jade.res que, aparentemente, fue asesinado en 1897 por motivos p olíticos . Sobre la muerte de Atcadio Montero ver l a acusación publicada por su hijo Carlos Montero S., "Culpable", Sanáón. 24 e didembre de 1908, p. 1.

7

después de

d

Eduardo OC'onitdJJo. /ulio Acosta. El hombre de la providenáa

8

Rica, 199(}, pp. 161·166.

8



Crisis social y me morias en tucha

· l'San José: Editorial Costa

l1

Algo ya identificado por Víctor Hugo Acuña, Nla inve nción de la diferencia costanicense� ol5 {enero -junio del 2002), pp. 191-228. 1810-1870'� Revista de Historia,

N.�

. ';-os datos sobre la reforma vie�n de: lván Molina Jiménez y Fabrke Lehoucq, UmJs dt! Jo

m�sp�rado. Fraude electarRJ y Juma poJftka en Costa Rica (1901-1948) (San José, Costa Rica: &htortal de la Universidad de Costa Rica, 1999), pp. 77-80.

?

Ed�ar o Oconitrillo, qen años de palilkñ costarricense 1902-2002 (San Jos� Costa Rica: Ed1tonal de U iversidad Estatal a Dista� 2004), p. 77. Iván Molina explica muy bitm la problemá�1ca: C?mo era de esperarse, m g no de los cont�ndientes alcanzó la mayoría absoluta -Ricardo J1ménez logró el 4.6,7 % de los votos-, por lo que procedía una segunda vuelta entre los dos candidatos con más apoJl> {en 1926. el Congreso había modificado Ja Jey quienes decidieran en tales sino Jos para ue no f ueran los � . S1tuaaones,. qu1én ganaría la presidencia)", lván Molina Jiménez. Ricardo /iménez (San José · p. u Coota Rica: Editorial de la Universidad Estata a Distancia,

e�ecto�l

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ciudadanos,

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David. Díaz Arias



9

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12

ejercer la Presidencia y los rebeldes tuvieron que soport ar

un nue\ro

pe riodo

presidencial de ese viejo político liberal.

­

Entre los rebeldes seguidore s de Castro Quesada había var ios jó vene s que aspi

o port un idades polftícas, pero tuvieron que esperar más tiempo para poder concretar esas aspiraciones. Lo que señala la evidencia poste rior es que esos jóvenes consideraban a Ricardo Jiménez como un representante de una vieja generación política que no daría espacio electoral para el a scenso de nue­ vos aspirantes p ol ít icos. Ast la más rápida forma que encontr aron para derrotar a Jiménez fue a través de un golpe de Estado. Eso explica que algunas personas que luego se convirtieron en i�portantes miembros del PRN estuviera n entre los rebeldes que organ izar on El Bellavistazo, incluyendo al joven Rafael Ángel raban a tener

.

13



Calderón Guardia y a su hermano Francisco.

14

Rafael Ánge l e ra h ijo del famoso médico católico Rafael Calderón Muñoz, quien era a su vez un reconocido político conservador. Calderón Muñoz había . peleado por reincor porar la religión en la educación pública, algo que habí a sido prohibido al final del siglo XIX como parte de una radical reforma liberal.15 Una breve biografía pi1blícada en 1943,. identifica a Calderón Muñoz como el líder de un movimiento cónservador cuyas acciones se basaban siempre en las ense­ ñanzas de la Iglesia cató]ka.16 En 1971, el hi storiador Theodore Creedman vin­ C\.tló fuertemente la infancia de Calderón Guardia con el catolic ismo y, también, c on l a ca rrera política de Cal derón Muñoz. Cree dman a seg uró entonces que el apoyo católico que tenía Calderón Muñoz se podía consider ar co�o la base de

.

apoyo político en la que creció la carrera política de Calderón Guardia. Además,

12

.

l3

Clo t ild e Obregón Quesada, El proceso electoral y el poder ejecutivo en Costa Rica (San José, Costa Rica: Editorial de Ja Universidad de Costa Rica, 2000), pp. 29�-301.

f

í

en la Universidad de Lovaina (Bélgica) le die­ acceso-al joven Rafael Ángel a las ideas progresistas católicas (especialmente a las del cardena l Mercier), a lgo que Calderón Guardia integraría en su carrera

j

Al p�recer, el trabajo de Rafael Ángel como médico le dio una importante fama

¡

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los estudios de Calderón Guardia

rot\

como filántropo. De hecho, entre las clases subalternas, existen muchas historias que relatan cómo Calderón Guardia solía cµrar a los pobres sin cobrarles sus

honorarios como -médico e incluso dándoles dinero para. comprar medicinas. se enfa�zó, como se mostrará más adefante, en vari as biografías de

Esta fama

Calderón Guardia que contribuyeron a crear una especie de aura mítica sobre él que estaría resumida en la forma en que lo Uamab�n sus seguidores: el Doctor.

Tal imagen le dío popularidad a Rafael Ángel entre las clases populares y le agregó una cierta característica mágico-científica a su persona. Por ejemplo, y así se escuchan historias similares a lo largo del país, la h�toriadora costarricense . Mercedes Muñoz me contó que su.madre creía tan fuertemente en la habilidad

,

para curar de Calderón Guardia que fácilmente se comenzaba a recuperar de . al guna dolencia o enfermedad tan solo con saber que la llevarían al consultorio de él o al·de alguno de sus·colegas.18 Pero esta característica no era exclusiva de Ca lderón Guardia,19 sino que la compa tían otros méd icos siendo el más famoso el Dr. Ricardo Moreno Cañas quien, de spués de reali ar con éx ito complica das cb;ugias en la década de 1930, ganó fama como un méd i co que podía hacer

r

la bacter iología y

17

15

Los historiadores costarricenses han considerado la reforma· liberal del siglo XlX c omo an­ tieclesiástica debido a que.trató de limitar la influencia de la Iglesia católica en 1!>5 espacios públicos, en la educación y en la política Ver: Claudio Vargas Arias, El Liberalismo, Ja Iglesia y el Estado en Costa Rica (San José, Costa Rica: Editorial Guayacán, 1990), p. 145; Orlando Salazar Mora, El Apogeo de Ja República Liberal en Costa Rica 1870·1914 (San José, Costa Rica: Editorial de la Universidad de Costa Rica, 1998), p. 262; Patric ia Badilla, "Ideología y D erecho: el espíritu mesiánico de la reforma jurídica costarricense (1882-1888)", Re vista de Historia (Costa Rica), N:' 18 (1989), pp. 187·202.

19

16

Luis Cartín, "El Dr. don Rafael Calderón Muñoz. Líder del conservatismo costarricense", Re�·ista de los Archivos Nacionales{Costa Rica), N.aa 7-8 (julio agosto, 1943}, pp. 341-344.

e

Crisis sodaf y memotias en tuc.ha

..

Theodore Creedman, El gran cambio. De León Cortés a Calderón Guardia {San ]ose. Costa Rica: EditorJat Costa Rica, 1994), pp. 89-91 E.l .Jibro de Creedman se basa en su re�s docto.raJ en Hi storia defendida en la Universidad de Maryla nd en 1971: "The Political Development of

En��ista ron Men:edes Muñoz Cuilién, San Pedro de Monres de Oca, San José, Costa Rica, 4 de }WJO del 2008.. La mamá de Muñaznació � 1914 y trabajó ceJ'ca de CaJde.rán Guardia cuan­

do se desempeñó como empleada del Hospital San Juan de Dios durante la década de 1930.

el Doctor.

lO

la cirugía.� Como Calderón Guardia, Moreno Cañas tenía

Costa Rica, 1936-1944: Politics of an Emerging Welfare State in a Patriarc hal Soci ety" (Ph.D. Dissertation, Uni versity of MaryJand, 1971). 18

·

­

verdaderos milagros. En ese sentido, Steven Palmer ha apuntado que Moreno

lván MoJina Jímfnez., Demoperfect.ocracia. La demoa41da pre-reformada en Costa Rica (1885-19:/S)(SanJose, Ct>sta Rica: Editorial de Ja Universidad Nacional. 200S), p. :?98..

.

z

.

Cañas, fue un "ejemplar proponente" de la "nueva medicina" representada por

De aquí en a delant� emplearé cualquiera de Jos sigujentes nombres pata tef.etinne a Rafael Ángel Calderón Guardia: Rafael Ángel, Calderón Guardia y, el más popula r en su tiempo,

14

.

como médico.17

20

Una temprana identificación di! una persona que ganó popularidad como curador et>mbi­

.

nando una imagen mágico-dent.ffica fue el cubano Cados CarbaHo Romero, ronoddo romo el Profesor'Carbell. En 193H932, Carbell se co nv i rtió en la esperanza de solución de los problemas de salud pata cientos de costarricenses. Ver Ste\•en Palmer.. "El mago de Conev fsland Park� f ván MoHna Jiménez y Steven PaJmer (edito.res), ú Voltint8d Radiante. Cu/tu;a impresa,, magia y medicina (1897-193� (San José, Costa Rica: Editorial Porvenir, Plumsock Mesoa:°1edcan Studies, 1996), pp. 73-137; Steven PaJmer, From PopularMedicine ro Medk.a/ Duke Uni· Popu/1sm: Doctors, Hea/ers, and Public Power in Costa Rim, 1800-1.94'0(Durham: · versity'Press, 2003}, pp. 183-206.

,

Palmer From Popular Medicine to Medica/ Populism, p. 217.

David Díaz Arias



i1

ambiciones políticas; de hecho, Moreno Cañas se postulaba como candidato del PRN para las elecóones presidenciales de 1940. Después de ser asesinado

1938 por un diente alterado y disgustado -aparentemente sin conexiones políticas-21 algunas personas comenzaron un cu lto para exaltar l� imagen de Moreno Cañas, considerándolo como u n santo que podía curar a los enfermos

en

p

cuando era invocado su espfritu .12 Esta tradición.. de la cual todavía se ueden encontrar manifestaciones entre algu nos costarricenses� demuestra la creencia popular de que algunos médicos er an curadores inspirados por fuerzas divinas.

Es fácil, por eso, imaginar que tales médicos utilizaron e�s nociones populares

para avanzar én sus ca�reras, especialmente si dichas carreras estaban empa­ rentadas con ambiciones políticas. De ·hecho, la campaña electoral de Calderón Guardia empleó su fama como "do c tor de lo s pobres" para ganar el apoyo de los votantes.. especialmente el de Jos campesinos de pueblos rura1es.2l Pero, más allá de los intereses personales y políticos, es también imp ortan te reconocer un fenómeno cultural asociado con la popularidad de esos médicos. El con tac to

cotidiano entre los médicos y la gente humilde> con quienes compartían además un utillaje cultural;· podría haber impactado. a los médicos mismos también. En ese caso, esos médicos pueden haberse convencido de que ellos eran seres

·

humanos especial�s que tenían po der es para salvar vidas. En el caso de Moreno Cañas, su trágica muerte hizo posible el desa rrollo de una leyenda popular acer­

ca de su figura: Dicha leyenda da pruebas de la fue rte conexión entre médicos como Moreno Cañas y las clases populares. Por otro lado, otro elemento impor­ tante de tener en cuenta es que, unos días después de su muerte, los comultistas

{PCCR) continuó apoyanqo actos en honor de la memoria de Moreno Cañas al inicio de la década de 1940.25 Así, la reproducción que hicieron los comunistas d la i magen de Moreno Cañas puede ser utilizada como un ejemplo de cómo � diferentes grupos interpretaban a ciertos médicos como curadores con dones especiales, espec ialmente si esos médicos tenían algún acercamiento con las clases populares.26 , No hay duda de que cuando Calderón Guardia se lanzó a. las elecciones presiden·

dales de

nar la ruta del Doctor hacia la Presidencia al considerado como un representante

del ala conservadora y católica del PRN. Los miembros del PCCR pensaron que

Calderón Guardia era simplemente un integrante más de la aristocracia costarri· cense. En enero de 1940, el PCCR incluso consideró al calderonismo como un sub­ grupo integrado por nazis, fascistas y falangistas.21 Y los comunistas no estaban

so.los en sus suspicacias sobre Calderón Guardia. Otro grupo de políticos estaba alarmado por la candidatura del Doctor. En abril de 1939, eso� políticos conven­

cieron a Ricardo Jiménez para enfrentarse a Rafael Ángel bajo la bandera de un

partido con nombre integracionista: Alíanz.a Nacional Democrática. Luego de

que fracasara esa alianza, los líderes .del PCCR indicaron que ellos se habían

Eduardo Oronitrmo, Vid� muerte y mito del Dr. Moreno Cañ-.s (San José: Editorial Costa Rica, 1985), pp. l2.i·l32.. Al menos eso es lo que le confesó a Creedman, en 1%8, Carlos Fernández Mora, quien fue el jefe de la ca mpa ña de Calderón Gua.rdfa. Ver Creedman, El gran cambio, p. 100.

· 23

Trabajo, 3 de septiembre de 1938, p. l. Además, los romul'\istas cue stionaron la explicación oficial so�te la muerte de Moreno Cañas. Ver: "Reconstruyamos la ttag edia del 23 de a gosto", Trahaío. 10 de septjembre de. 1938, pp. 1 y 4. La líder romunjsta Carm.e.n Lyra escribió un

24

discuno a la memoria de Moreno Cañas. Entre otras cosas, Lyta sul:>tayó que la tumba de

12

Moreno Cañas estaba cerca de la de Jua n Rafael �ora Ponas, el presidente de Costa Rk" que habfaJuchado rontra los filibusteros de Will ian\ Walker en 1856-1857. Ver Carmen L\•ra "U11 d�utso que no se d �� ante 1� tum ba del Dr. Moreno Cañas'� Trabajo, 3 de 1938, p. 3. Desde el .micu> d el :nglo XX,, tos comunistas desarrollaron la imagen de Mora fu· · rras oomo 1a rmísta, p. 126, nota 25, en: " Depongamos todos ante el altar de la patria las exaltaciones del combate� la Tribuna, 11 de febrero de 1940, p. 111 Pa.rres de este discurso de Calderón Guardia habían sido publicadas al final de enero de 1940; ver: "Carta abierta para un ciu­ dadano neutral", La Tribuna, 30 de enero de 1940, p. 7. Después d� ahI, se ha reproducido

78

28



Crisis social 'f memorias. en lu�ha

·

. . . su propósito inquebrantable de implan tar el Seguro Social en sus más humanos y trascendentales avances, después de haber cum­ plido con su programa inaugural en año y ocho meses de Gobierno,. ·dicen ya, en los comienzos no más,, de su Administración ejempla1¡ y preludian iguales o mayores beneñdos para su pueblo, que ve en él al presidente de mejor corazó� de exquisito tacto político y de peculiares dotes de estadista.79

for :fin, e1 víncu lo estaba casi cÓmpleto. Calderón Guardia y sus cercanos colabo­ radores sabían que necesitaban legiti mar el nuevo orden que presentaban como "la nueva Cósta Rica". En su d iscurso inaug uta l como presidente el 8 de mayo �e 1940, el Doctor claramente reconoció �,! catolicismo socia l comi;> una parte fundamental de su doctrina polfüca.w Así, Rafael Ángeí mencionó las encíclicas papales de León XIII y Pío XI y el Esbozo de una Síntesis Social de] Cardenal Mercier como los t�xtos que resolverían Jos conflic�os sociales.81 Sin embargo,

muchas veces en textos como: Eugenio Rodrtguez. \1oces del 43 (San José, Costa Rica: Ei:Hto· ríaJ de Ja Universidad de Costa Rita,. 19951 p. 13 y en Celedonio Ramírez, Filoso/la y política de Daniel Oduber (San José, Costa Rka: EUNED, 2004� p.

79 80 81

45.

Esbozo biográfico del Dr. .don Rafael Ángel Calderón Guardia

pp.5-6.

(San José, Costa Rica: 19il21

Molina Jiménez, Anticomunismo reformista, p. 127. "'Mensaje inaugural del Dr. don RafaeJ ÁngeJ úlderon Guardia, presidente de la República,

al Congreso Constitucional", Carlos Melénd� (editor}, Mensajes Presidencia/es 1940-1958, T. .VII l'San José, Costa Rica: Imprenta Nacional.. 1990}. p. 12. Ver también: "Importantes proyec­ tos a�ncia en su mensaje al Congreso eJ Pdte. Calderón Guardia"'.. La Tribuna, 9 de mayo David OfaiArias



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esta b1fluenda constituye �olamente una pequeña parte de un discurso más

a mplío en el cua l l\O aparecen comentarios acerca de cómo Costa Rka cambiaría bajo la niteva adm in.ístración, ni tampoco se refiere, o discute, qué clase de papel desempeñaría el catolicismo social en tales reformas. Además, no había nece­ sariamente un vínculo entre la doctrina mencionada, las demandas sociales de la población costarricense y el caudillismo del nuevo presidente. De nuevo sur­ ge la pregunta: ¿por qué era el Doctor la persona indicada para transformar la sociedad costarricense? Eri términos freudianos,. esta carenóa de un lazo soda{ constituía un problema para que la gente se identificara con Rafael Ángel.

qu·e proc:juciría e�a transformación. Una nueva publicación resolvió este proble­

�a desde la perspectiva oficial, aunque eso no significaba que lo resolviera tam­

bién desde ta perspectiva de los oponentes al. calderonismo, como se mostrará

en el cap.ítulo 2. Así, en 1942 Calderón Guardia publicó su evangelio político a l que. tituló El gobernante y el hombre frente al problema social costarricense.&1 Este nuevo panfleto intentó crear el lazo faltante entre el caudillo, su promesa de regeneración po lítica y sus seguidores. Por si fuera poco, esta nueva publi­ cación le abrió la· posíbílidad a Calderón Guardí� de identificarse a sf mismo .

como e1

De acuerdo con Freud, ad�ás de la identificación con el pad re y la identifica­ ción con el objeto amado, exiSte la identificación del grupo con su lider.81 Freud sostiene que la tercera identificación crece

No hay quien pueda negar sus convicciones sin negarse a síl)lÍSmo. Por esa razón he procurad� en todos los momentos de mi existencia,,

ser fiel a mi religió� ta l y como la viví en el hogar paterno, sin fana­

tismos excluyentes o limitaciones sectarias, en un ambiente de tole­ rancia y caridad, en Ja constante inspiración de las ideas)' sentimien­ tos del v.erdadero cristianismo integral. Como hijo de médico sentí a hora muy temprana de mi vida, el dolor y Ja· miseria que nos rodean. Mipadre supo inspirarme el sen timiento apostólico de su profesión. De estu_diante sabía que al consagrarme a ella, no me era dable espe­ rar"ni Ja fortuna ni el renombre: no ignoraba cuan ardua y escasa en

. . .con cualquier nueva percepción de una cualidad común compar­ tida co11 algm1a otra persona que no es el objeto del instihto sexual. Entre más importante es esta cualidad común, más exitosa puede llegar a ser esta identificación parcial y puede entonces llegar a representar el inído de un nuevo lazo.83

lauros es la t.arrera. 4e quien tiene que luchar contra la muerte en un

Pero en el caso de Calderón Guardia, no existía un lazo fuerte entre su v3da -t al

país cuya población carece frecuentemente de Jo indispensable para subsistir. Desde que partí para Europa a estudiar en Bélgica, centro

y comp era descrita por sus biógrafos y propagandistas hacia 1940- y la espe­ ranza de

una transformación qi1e su imagen promovía entre

algunos grupos.

de dvilizad6n y emporio de cultura,. no podía apartar de mi mente

En 1940, Rafael Ángel aparecía como un caudillo en una etapa temprana, un

la idea de que el dolor y Ja miseria de mi pueblo necesitaban un re� medio, no extraído del odio de clases, ni de Ja violencia -pues ésta es producto de un estado.de injusticia que llega a engendrar mil injusti­ cias y no logra jamás instaurar Ja paz entre las distintas clases socia­ les- .sino de una armonía que surja como un fruto de un esfuerzo de

caudillo en proceso de construcción, pero la manera en que era descrito por sus seguidores deja ver que todavía no cumplía con el prerrequisito de representar una cualidad compartida que pudiera volverlo un líder con el cual identifica rse, aunque sí parece claro que eso también está en proceso de modelación gradas a su fam a de médico filántropo .

perfeccionamiento de nuev.:1s instituciones democraticas. . .

Esas inquietudes nacieron en mí cama un reflejo de las convicciones e ideas que oyera de contin uo en labios de mis padres. Sentía, como

A la alt u ta de 1941, el discurso sobre la v3da de Calderón Gua rd ia había avanzado ·

hasta recot\ocer su ca rrera política como alguien que era vinculado a una joven

ellos,

la necesidad de apelar a la? fuerzas espirituales que Ja religión despierta en el hombre. En mis estudios universitarios encontré una

generación que planea ba crear una nueva Costa Rica a través de u�a legislación

social. Pero no estaba claro por qué Calderón Guardia era de hecho el caudillo

84 de 1940,

p. 2.

El texto de Merder que se menciona es: Désiré Mercier, Code SociaJ:·Esquisse Editions Spes, 1936).

d'une SyntMse Sociale Catholique (Paris: .

·82 .

¡

Sigo aquí el resumen que hace Laclau de la teoría de Freud en Ernesto Ladau, On Populist Reason (London and New York: Verso, 2005), pp. 52-61. El ensayo de Freud que menciona Laclau es: Signlund Freud, Group Psychology and the Analysis of the Ego

(1921}.

Citado por Ladau, On Populíst ReRSM, p. 54.

83

lO



Ctis\s social y memorias en lucha

salvador de Costa Rica:

. Este también constituye un texto citado amplia mente por los estudiosos de Ja década de 1940 (para alg unos ejemplos ver infra, nota 89) para describir la vida de Calderón Guardia. Aquí lo utili2.o con fines analíticos muy diferentes de los desarrollados en el pasado por esos investigadores. Más cauto y analftico es fván MoUna, quien , aJ jnspecdona.r Jos d.iscursajadores,

incluyendo a los comunistas, durante esta etapa inidal de la reforma".1º6 Así, la

explicación de Mo ra acerca de las condiciones que determinaron y permitieron la alianza entre el PRN y el PCCR debe ser buscada en el proceso de construc­ ción de las memorias comunistas sobre Ja década de 1940.1111 Empero, la eviden· cia sí demuestra que e1 PCCR se percató muy ráp ida mente del significado de la reforma social y el PCCR trató de contactar a Calderón Guardia tan pronto como se d io cuenta de que la reforma social podía significar un peligro para su futu ra existencia política.108 Como le relató el líder co mu n ista y sindical ista Luis Carballo a Theodor� Creedman, ]os miembros del PCCR "'no nos i mag i nábamos qµe pudiera existir una legislación como esa en aquella época . . . La propuesta de Calderón nos encontró con la gu a rdia baja y nos vimos obligados a apoyarlo para conservar nuestra influencia11•109 De esa forma, el PCCR se convirtió en par­ te de los grupos que s� empeñaron e n di fundi r la p ropaganda oficial acerca del significa do de la reforma social. Tal cosa promovió la consolidación de la ima­ gen de Calderón Guardia como Ja del Jíder-(el caudillo) de la nueva Costa Rica.

- De ac uerdo con . .

La obra social del presidente Calderón Guardia, problemas sociales incontrolables fueron creciendo en Ja medid a en que el liberalismo tomó forma como la princip�l ideología del Estado costarricense desde él siglo XIX.

Esa publ icación también señalaba que la mis�ria entre las clases subaltern a s y !a acumufación de capital en manos de "terratení1:mtes" y banqueros eran pro ­

ceso.s estrechamente vinculados. Al m ismo tiempo, tres "aspectos comunes de núestro desarrollo económico" agravaron esos problemas.. Eso� aspectos eran:

a) Absolutismo bancario., con "control absofut� del crédito nadonal,. y ·dt17 los tipos y signos de cambios internacionales,, � por end� de toda

110 . .

104

Ana Maria Botey Sobrado, "Las Gatantias Sociales� Jorge Mario Salazar (editor), El signifi. cado de Ja Jegislaci6n social de Jos cuarenta �n Costa Rica, p. 202.

105

Yladimir de la �ruz de Lemos, "El Código de Ttabaja. despliegue y consolidación del Estado sociaJ de derecho'� Jorge Mario SaJazar ed.,. EJsignificado de Ja legislación soda! de los cua­ renta en Costa Rica (San José, Costa Rica� Ministerio de Ed ucación Pública, 1993), pp. 255-260.

106

Rosenberg, "Social Reform in Costa Rica; S