279 37 10MB
Spanish Pages [342]
Digitized by the Internet Archive in
2011 with funding from University of Toronto
http://www.archive.org/details/supersticionesdeOOmaur
SUPERSTICIONES DE LOS SIGLOS XVI Y XVII Y HECHIZOS DE
CARLOS
II
—
OBRAS DEL MISMO AUTOR
MARÍA LUISA DE ORLEANS, REINA DE ESPAÑA.
—Leyenda
e historia.
Un volumen.
—
Ed. S. CaUeja.
SUPERSTICIONES DE LOS SIGLOS XVI Y XVII Y HECHIZOS DE CARLOS II. Un vo-
—Ed. VIDA Y REINADO DE CARLOS — —Espasalumen.
—
S. Calleja.
II.
menes.
Tres volú-
Calpe.
RINCONES DE LA HISTORIA.
Un volumen.—
Espasa- Calpe.
PRÓXIMA A PUBLICARSE:
y REALIDADES DEL VIAJE A MADRID DE LA CONDESA D'AULNOY, cri-
fantasías
ticado históricamente por
zúa y
el
Agustín González- Ame-
Duque de Mai^a.
EN PREPARACIÓN: EL PRINCIPE QUE MURIÓ DE AMOR, DON JUAN, PRIMOGÉNITO DE LOS REYES CATÓLICOS.
DE M A U R A DUQUE LAS REALES ACADEMIAS ESPAÑOLA DE
Y
r
^ b-Awvé.^c '. ^ ,'
C¿-6.ot\
DE LA HISTORIA
SUPERSTICIONES DE LOS SIGLOS XVI Y XVII
Y HECHIZOS DE
CARLOS
II
484886 Z.
ED.
2. 4-3
-SATURNINO CALLEfA-,
MADRID ^
S.
A.
ES PROPIEDAD Derechos reservados.
ALOUS,
S.
A.
DE ARTES GRAfICAS.
-
CASTELLÓ. 112. - MADRID.
PROLOGO TREINTA
y cinco años ha consagrado el Duque de elaboración de la Vida y reinado de CarDice Cornelio Tácito, en la biografía que es-
Maura
a
los II.
la
de su suegro, Cayo Agrícola, que quince años ya son un espacio harto grande de la vida mortal. Más del duplo de
cribió
este espacio
grande que
el cielo
historiador a
una
tera adivinación
concede
al
hombre que pueda
ha consagrado nuestro sagaz
medir con su aliento breve
tarea tentadora
y desdeñada que con cer-
señaló a su inquisidora inquietud el maes-
En
mozo debió de desun signo de elección, el rastro augural de un beso de Clío, que es la más casta y la más severa de las Musas. Hasta que de esta manera quedó tro
Menéndez y
Pelayo.
frente del
la
cubrir el polígrafo clarividente
marcada
vocación del joven investigador y señalado
la
mengua de
camino, con harta
la
su
erudición patria, acostum-
bró dejarse este período ominoso, cargado de tedio y poblamiedos, a los historiadores extranjeros que acaso
do de
él con una curiosidad no sana y con intención Nuestro historiador, con la más feliz de las audaaventuró por el temeroso bosque dantesco
entraban en
no
recta.
cias, se
da nessun
che •
'
sendero
7
era
segnato.
PRÓLOGO Entró impávidamente en
selva
la
no tocada con
casi
la
resolución con que Julio César penetró en la selva
misma
druídica de Marsella, habitada de dioses crueles,
mondó
segur su mano;
donde
tinieblas
las
la
maraña
e
sálvale
tuvieron su manida.
Y
armada de
introdujo
luz
acaso ahora,
el
reinado del hechizado monarca, que puso tan deslucido fin a
la
sas,
Austríada comenzada con augurios tan ricos de promesea de los
más
soleados y aireados paisajes de nuestra
¡Lástima grande que
historia.
mero de
la obra,
el
no ha mucho
promotor
e inspirador
pri-
no pu-
salida de los tórculos,
diera leerla con aquellos sus ojos voraces, llenos de roja luz
de homo que yo dado contemplar
en
me
única ocasión en que
fué
le
vi
al
maestro de todos! ¡Qué noble orgullo
la
hubiera pulsado su pecho generoso ahora, en esa gran proliferación de estudios históricos, como, seguramente, desde el
de
alto asiento
bo a quien
él
la
inmortalidad gozóse de ver que
mostró
el
camino de
los astros
el
ocupaba
manceimpo-
el
Academia de la Historia! le ha dado al Duque de Maura un dominio tan completo, un señorío tal, que nente vacío que su muerte dejó en
la
Esta larga cohabitación con su tema
acredita
plenamente
aquel
aforismo
del
preceptor
de
los
Pisones:
Cui
lecta potenter erit res
nec facundia deseret hunc nec lucidus ordo.
Como
el
autor tomó una materia proporcionada a la
dez de sus hombros, en ningún
ampara
la
facundia ni
el
momento de
su obra
orden lúcido sufre ningún
le
soli-
des-
eclipse.
La narración corre ancha, suelta, caudalosa, próxima poétis como la quería el preceptista calagurritano, vivificada por poéticas adivinaciones, libre y veraz, salpicada con toques de picante y sabrosa contemporaneidad, aliviada por completo de aquella erudición prolija y de aquella parasitaria
8
PRÓLOGO vegetación de notas que disipa el recogimiento y mata la estética:
fruición
andamiaje molesto que oculta
la
fábrica;
hierba viciosa que invade las márgenes y ahoga al rio.
A bién
quien escribe de cosas antiguas, dice Tito Livio, tamel ánimo se le toma antiguo. El Duque de Maura se
ha hecho contemporáneo de los hechos que narra y de los hombres que retrata. Es un auténtico Duende del Palaáo entenebrecido por las monjiles tocas de Doña Mariana^ poblado de delirios calenturientos, visitado por febriles imagi-
como el Bosco no los creó en sus noPor un prodigio de sagacidad y de intuiha llegado a saber más de aquella Corte que los pro-
naciones, aegri somnia,
más
ches ción,
febriles.
pios confesores áulicos.
Y aun
con relieves del opíparo banquete, ha podido nutrir como la consagrada a María Luisa
suculentas monografías,
de Orleáns, y amén de otras que promete y que vendrán en sazón oportuna^ estas Supersticiones de los siglos xvi y xvu y Hechizos de Carlos II.
Tema
que linda con el enigmático Poder que insinúa el Evangelio y que no está exento de peligro. No quiere el señor Maura, en la oscuridad del camino que se propuso recorrer, topar a ciegas con la Iglesia, ni en lo que afecta a la ortodoxia apartar de ella en una tilde al lector ni desviarse él un punto de su sano magisterio, en su carencia, dice, de aquella sólida formación teológica y canónica que me atribuye a mí, en una demasía de su bondad. Ahuyente el Duque de Maura toda esta suerte de nobles temores. Si saliere el libro con aquella fórmula que acostumbraba ser el colofón de las obras contemporáneas de
del
es ese pavoroso
las tinieblas
proceso
correctione
mendar
la
histórico
Sanctae
Omnia sub rmda tendría que en-
aquí estudiado, a saber:
Matris Eclesiae,
censura más suspicaz, aun cuando estuviera do-
lada con los cien ojos que a Argos atribuye
la
Mitología.
.
PRÓLOGO Enhorabuena que
diligente y
el
documentadísimo autor de
Supersticiones de los siglos xvi y xvii y Hechizos de Carlos II
no
haya sentado en ninguna aula de Teología; pero,
se
con todo, de cualquier riesgo de desviación hacia la heterodoxia, le hubiera salvado su fina sensibilidad de creyente.
Dice Plutarco de Queronea, aquel tan grave y tan suave espiritual de las conciencias de su tiempo, en su
director
áureo librito
De
la
superstición;
€El desconocimiento y
ignorancia de los dioses ya des-
la
de su mismo comienzo se bifurca en dos tendencias, a guisa de ríos divergentes^ uno de los cuales en los ingenios re-
y duros, como en ingrato suelo, siembra la árida impiedad que niega existencia a los dioses; al par que la otra tendencia, como en terreno blando y pegajoso, engen-
fiactarios
dra
la
superstición en los espíritus apocados y muelles.
opinión errada, especialmente en
cuando a
perniciosa; pero
alma,
La
como en
caso de
el
se
ella la
tales
Toda
puntos como esos, es
añade
desequilibrio del
el
superstición^ es perniciosísima.
humano
superstición mete el terror en el espíritu
a quien
consterna y deprime, porque piensa que existen los dioses
en hecho de verdad, pero que son huraños, agrios
y,
dañinos.
No
hay miedo que más apañe de toda actividad y que más obligue a vacilaciones como el originado por la superstición.
No
teme
el
no profesa
mar quien no navega; no teme la
salteadores;
milicia;
no teme
vidia el plebeyo; el
no
rayo en Etiopía;
mente,
lo
teme todo:
silencio, el sueño.
Singularizando
.
guerra quien
la
quien no sale de casa no teme a el
pobre
es
temido
al sicofanta,
terremoto en
el
quien teme a la
tierra,
el
los
mar,
dioses el
los
ni teme a la en-
aire,
la
Galia, ni
supersticiosael
rumor,
el
»
la
divinidad cuya fe
este pasaje, subsiste toda su
profesa
verdad aplicada a
Piular co la
en
época des-
dichada de nuestra historia a que se ciñe específicamente esta I
O
:
.
PRÓLOGO curiosa y puntual monografía. El Duque de Maura nos introduce en una noche oscura, soliviantada de miedos velado-
Para entrar en esta región de sombras de muerte, y no como la noche mística de San Juan de la Cruz,
res.
ciertamente
hay que santiguarse previamente y rezar aquellos versos casi de exorcismo con que los obligados al rezo canónico cerramos el ciclo diario del Divino Oficio con el himno de icCompletas-»
Procul et
recedant
somnia
noctium phantasmata.
.
¡Qué espantoso aquelarre, qué alucinante sábado el que el doble lecho conyugal que Dios no bendijo! ¿Cuándo la honradez de la cese habrá violado con tanto impudor rradura de una alcoba regia? Las Cortes europeas, irreverentemente^ están atentas a todo cuanto acontece en aquel tálamo mustio ocupado por un monarca enteco, como tocado por ángel de las tinieblas que luchó con Jacob, en el nervio de su muslo, quedándose yerto y estéril; y por dos princesas cdienigenas cuyas entrañas sembró de sal una como malronda
dición del Deuteronomio! ¡Y encima de ese semivarón gra-
vitaban los destinos de
la
mayor de
las
monarquías del mun-
do, y especulando sobre su fría vaciedad, estaban al acecho
lóbrega imaginación de nuestro Luca-
todas las codicias!
La
no no puso en
potente hechizo con que
el
la
maga de Te-
alma y el habla fatídica al joven guerrero caído en los campos farsálicos, mixtión más tétrica que la que aconsejaba el diablo para soltar el ligamen que cegaba en el Rey, no la misteriosa voluntad de la carne que salia,
dice
Ericto,
restituía
San Juan, sino
Si Shakespeare, el
que en
el
como átomos
el
la centella
el
comunicativa de
animador de
torbellino
las
brujas
la vida.
de Macbeth,
de su potente soplo hizo voltejear
a tantos reyes, hubiera tomado a nuestro Car1 I
PRÓLOGO como a uno de
los II
tantos personajes históricos en quie-
imperecedera, creo yo que se
nes insufló una segunda vida detuviera con
un ahinco
especial,
cardenal Antonio de Córdoba
al
por su escalofriante fuerza
en aquel coloquio en que
trágica,
último austrida
el
que con
él
decía
mezclaba sus
lágrimas impotentes^ esas palabras de irreparable, de inson-
dable derrotismo:
€Me las
dicen estoy hechizado y yo
lo
voy creyendo,
tales
son
mi experimento y padezco.-» escalpelo hubo de descubrir de lo que
cosas que dentro de
El
Rey
gélido del
filo
el
adolecía y de lo que moría la dinastía:
iNo
tenía el cadáver ni
una gota de sangre;
corazón
el
apareció del tamaño de un grano de pimienta; los pulmones, corroídos; los intestinos, putrefactos
,
la
cabeza, llena
de agua.»
Como
si
en
las
monarquías
tuviese
civiles
también una
ciega vigencia, impuesta por el destino, aquel feroz prirKÍ-
pio biológico y político que
el
poeta de
las
Geórgicas preco-
niza para las repúblicas de las abejas, cuando en el pacifico
enjambre se enciende urm lucha de caudillos llamada una guerra de sucesión; Deterior qui visus,
eum ne
prodigus
dede ncci; melior vacua sine regnet in
Al que juzgues peor, porque, sobrante, entrégalo a muerte;
deja que reine
el
o':>sít
aula.
te sería
mejor en
un
estorbo,
el
X)aclo.
LORENZO RIBE1 de
la
Real Academia Española.
12
palacio
PRIMERA PARTE SUPERSTICIONES DE LOS SIGLOS XVI Y XVII
CONCRECIÓN DEL TEMA
ATRIBUYE
el
a
cada libro;
to
ha de tener
je histórico.
apotegma
todavía con
hado
un
clásico
mayor fundamen-
suyo peculiar cada persona-
el
Comparecen unos ante
la
posteridad nim-
bados, sin razón, de simpatía y aun de gloria; otros,
en
cambio,
injustamente
escarnecidos
o
execrados.
Pocos infortunios de esta índole se equiparan
al
de
Carlos n.
Desde suerte.
la
No
cuna hasta
el
sepulcro le fué adversa
bastó a desarmarla haber
sido
él
la
engen-
drado por progenitor valetudinario, en estirpe nobilísima, pero aquejada de antiguo por irremediables lacras hereditarias;
ni la consiguiente depauperación de
su envoltura camal, que no llegó a subsistir cuarenta años, con viabilidad inverosímil durante los cinco pri-
meros y senectud precoz durante Tocóle, además, reinar desde difíciles,
sólo
de honda
interior
crisis
española,
la
los
cinco últimos.
puericia en tiempos
ideológica y hasta ética, no
sino
15
general europea;
bajo
la
DUQUE DE MAURA regencia, primero, de
una madre abnegada en
y peor secundado después, por
lo
do-
mal rodeado
méstico, pero desmañada en lo público;
oligarcas ensoberbeci-
dos e impecuniosos, ineptos en política los más de
y por millones de
ellos,
desprovistos
leales,
te
vasallos,
en
irreprochablemen-
si
de
absoluto
educación
cívica.
Los historiadores del Imperio romano y del bizantino, así como los sabios egiptólogos, han hecho notar cuan frecuente es que
postrer
el
Monarca de
cual-
quiera dinastía peche con las odiosidades y culpas .de
toda
disimuladas
ella,
ces, puesto
que
se le
o
atenuadas
hasta
enton-
calumnia con miras partidistas,
sabiéndole desamparado por sucesores de sangre y apellido diferentes,
la
los
adeptos del nuevo régimen, en-
interesados o
tusiastas,
suya
y
aduladores, justifican a costa
subversión o, por lo menos,
la
reforma del
antiguo.
Todavía alcanza a Carlos
Recuerdo grafo
cierta
francés
11
(no
logro
desventura más.
otra
anécdota referida precisar
por un memorióquién,
ni
importa
para el caso), según la cual el párvulo recién nacido
de
la
víctima infeliz de
un famoso envenenamiento,
madurez, con
tropezó, llegado a
la
táculos para abrirse
camino en
muy
la vida,
su apelativo familiar evocaba todavía en
de
las
gentes el crimen repugnante, cuando
embrollador
del
serios
obs-
a causa de que la el
memoria transcurso
tiempo no permitía ya puntualizar
i6
PE RSTICI ON E S
S U si
ese
nombre
era el de la asesinada o el del asesino.
Algo análogo acontece en
No
Austria español.
han de contar
se
.
.
.
las
Lo
último
personas de calidad exorcizadas
dentro y fuera de España durante del siglo XVII.
del
historia
la
por centenares, sino por millares,
segunda mitad
la
ignoran hoy casi siempre hasta sus
porque no
descendientes directos;
solió
quedar más
constancia de ello que de los restantes actos normales
de su vida cotidiana. Para
la
mentalidad coetánea, so-
meterse a esas prácticas exorcísticas por consejo del director
y ajustándose a
espiritual
prescripciones
las
canónicas, era acto de piedad tan laudable
cuentar devotamente los Sacramentos. Pero
como freun cúmu-
de fortuitas circunstancias dio notoriedad excepcio-
lo
nal al caso del
Rey y ocasión
morador del suceso
a que el
se emparejara
mote cormie-
con su patronímico.
Las nuevas generaciones proscribieron cada vez más resueltamente esos métodos de sus mayores, piadosos
y terapéuticos narlos el
mismo tiempo,
al
como
hasta llegar a conde-
supersticiosamente
üz en
el
bienaventurado Siglo de
cómo y por qué fiel
de
los
Carlos II
que eran, a
ráneos, deberes
el
juicio
genuino encarnador de
la
las
Humanidad luces-
He
fe-
ahí
Hechizado, observante
suyo y de sus contempo-
elementales de
se convirtió, a la vuelta
con
incompatibles
progreso científico alcanzado por
la
Majestad CatóHca
de poco más de cien años, en la
estúpida
térita.
17
superstición
pre-
DUQUE DE MAURA Me
desde ahora
advertir
interesa
esta monografía a
que no escribo
de paladín quijotesco, desfa-
título
cedor de agravios perpetrados contra la memoria de
un Rey
español.
persona
como
La
vindicación postuma de cualquier
objeto exclusivo o principal de cuales-
quiera lucubraciones, no suele convencer a nadie, por-
que
lectores
u oyentes recelan que
abogado cuanto podría decir como
el
autor calla
y es
fiscal;
como
además
puerilmente pretenciosa, porque los pareceres de los
hombres, incluso unánimes, no alteran ya
conteni-
el
nido de
la
única sentencia trascendental para
dicado:
la
del
tible
Supremo
el
vin-
Juez, omnisciente, incorrup-
e infalible.
tema en Vida y Reinado de otro propósito que el de restablecer la
Abordé sucintamente Carlos
II,
sin
el
verdad histórica, y anuncié en aquellas páginas este es-
como anuncia
tudio complementario,
el
editor en re-
producción reducida de un cuadro de grandes dimensiones, la ampliación fotográfica
interesante detalle de
él,
de algún minúsculo e
que esa reducción no permite
apreciar adecuadamente.
Para hacer accesible
al lector
el
punto de
vista del
principal interesado y de sus contemporáneos, tan diferente
del
nuestro,
aduciré
más autorizadas de
aquella
comentario
Indocto
propio.
amable colaboración de mi
Mosén Lorenzo
textos
época,
en
de sin
las
personas
añadir apenas
Teología,
requerí la
colega
académico
ilustre
Riber, para que su bien cortada plu-
SUPERSTICIONES ma, puesta
al servicio
nica, dijese
en
el
de su notoria competencia canó-
Prólogo cuanto a
la
tica
importe dejar consignado sobre
que
ni
me
en una
ortodoxia dogmáel
asunto, puesto
al lector, ni desviar-
deseo apartar
tilde
...
yo, de esa magistral enseñanza.
Me
Va en
a mediar el siglo
sin
mundo
el
que
las
mi
considero a
no ha conseguido jo
por ser estrictamen-
limito, pues, a la tarea que,
te histórica,
alcance.
xx de
la Iglesia
Era de Cristo y aún exterminar de cua-
la
Romana
católico la superstición
de
Protestantes o Reformadas hayan tenido
mejor fortuna en
de
resto
el
Cristiandad. Se expli-
la
ca este fenómeno porque la religión de la
Césares
(que fué
mundo
civilizado)
tición
no
durante
siglos
única
Roma
de
los
oficial
en
el
tomó precisamente de
sólo su teogonia
Los dioses del
moral.
paganía,
la
y su
Oümpo
inmortales, inviolables e
la
supers-
liturgia, sino hasta su
grecorromano, aunque
inmunes a
miserias
las
físi-
cas de los hombres, compartían todas sus pasiones
aun flaquezas nerosas
espirituales.
Cupo
dádivas o costosos
y
sobornarlos con ge-
sacrificios,
a
fin
de que
amparasen a sus devotos predilectos en necesidades o caprichos; favoreciesen todas sus empresas, justas o injustas,
a
quien
y
les
vengasen con iniquidad
asistiera
la
razón,
de enemigo
permitiéndoles
consumar
crímenes a mansalva o reincidir impunemente en
La
religiosidad del
pagano
19
ellos.
se redujo a propiciar a los
DUQUE DE MAURA herme-
dioses y acatar luego sus mandatos, siendo la
néutica sagaz y
obediencia humilde las virtudes que
la
permitían diferenciar
de
los impíos.
como de
blica
En
al
varón o
la
ocasiones graves, así de
tes profesionales,
piadosos,
vida pú-
la
privada, fué posible y hasta obüga-
la
inquirir la voluntad divina por
do
hembra
desde
medio de intérpre-
sacerdote o el arúspice co-
el
legiados, hasta el sabio astrólogo o la inspirada pito-
pero en los actos menos trascendentales de
nisa;
existencia
cotidiana
de
lo alto
por
nevolencia
de
los
los
se
hubo de
colegir
numerosos indicios de seres
supraterrenos
ternal a los simples mortales,
designio
el
él
que
la
prodigaba
bepa-
aun cuando no aprove-
chasen en definitiva esas señas sino a quienes crutaban con inteligencia y
la
las
las
es-
obedecían con manse-
dumbre.
Cuanto más piadoso fuera
el
pagano, tanta mayor
atención había de poner, por ejemplo, en
hecho de
el
haber inconscientemente saüdo de su casa o entrado
uno u otro
pie; en el sexo o la calidad
en
la
de
la
primera persona que encontrara o
de
la
primera frase que oyera aquel día; en
ajena con
el
contenido la
espe-
número
cie del
animal que se cruzó en su camino o
de
aves que volaron a su derecha o a su izquier-
las
da, porque de estos la
u
el
otros signos análogos se valía
divinidad para trasmitir, favorables o adversos, los
augurios impetrados por sus devotos.
La
religión
de Cristo condenó
20
como
supersticiosas
SUPERSTICIONES prácticas;
tales
y esta
antítesis
...
fundamental de
su
amos
del
doctrina con las tradiciones seculares de los
mundo, estimuló no poco llos
la
persecución contra aque-
blasfemos, secuaces del Galileo, que no se conten-
taban con adorar a su
modo
a
Jehová o a Jesús, como
adoraban a sus dioses exóticos tantas otras gentes ven-
y sojuzgadas por Roma, cuyos templos y cultos toleraban en la capital y en las demás ciudades del
cidas se
Imperio,
que pretendían además innovar a su
sino
capricho
relaciones mantenidas desde remota anti-
las
güedad entre
humanas y
las criaturas
los seres sobre-
naturales.
Mientras
los
dogmas de rizados,
catecúmenos cristianos aprendieron
nueva
la
fe
de labios o en textos auto-
y sus neófitos escucharon en
exhortaciones
los
las
catacumbas
y consignas apostólicas o sacerdotales,
su conducta personal difirió de la de los paganos, y ni invocaron
vanamente
el
nombre de Dios,
ni presta-
ron crédito a oráculos, augurios, presagios y demás monsergas. Pero cuando se trocó religión oficial del Imperio
y
se
en masa por móviles poKticos, con preparación
catequística,
el
Cristianismo en
operaron conversiones
muy
somera o nula
inmensa mayoría de
la
los
subditos del César adaptó su antigua fe a los rótulos, ritos
y exterioridades de
mudar
nueva, sin cuidarse de re-
la
hábitos, sentimientos ni
individuales ni
siempre identificado con
aun creencias íntimas,
El Dios del Calvario (no
colectivas. el
2
I
del
Sinaí)
reemplazó por
DUQUE DE MAURA para efectos de adoración,, a todo
solo,
SÍ
el
elemento
masculino del derrocado Olimpo, y su Madre,
gen Santísima,
Los
escritos de los Santos
tes todas o las
la
Vir-
femenino.
al
más de
Padres revelan subsisten-
supersticiones del paganismo,
las
no tanto por pravedad como por ignorancia
;
los
cánones
Concilios ecuménicos o sinodales, las cartas de
de
los
los
Prelados y los sermonarios llegados hasta nosotros
acreditan de incesante y de titánico
Romana
Iglesia
al
forcejeo de la
para mantener o restablecer en su prís-
tina pureza la doctrina
de Jesucristo y patentizan también irreparable su fracaso durante toda la Edad Media,
no en su lucha contra
más o menos
raíz,
multáneo de raer también en cristianos la
Inventada
cochambre de imprenta;
la
(extirpada siempre de
la herejía
pronto), pero
la
las
sí
en
el
empeño
almas de
más difundida
actividad las cohortes militantes de las
robustecido
el
instituciones políticas;
versos
países,
los
instaurada
xvi
la
la
cul-
en plena
Ordenes
Poder público por
siglos
si-
fieles
superstición.
algo
tura entre evangelizadores y evangelizados;
giosas;
los
las
reli-
nuevas
Inquisición en di-
y xvii depararon gran
avance eliminador de creencias y sobre todo de prácticas
danza sos
supersticiosas, la
no en
gicas
cooperando no poco a esta mu-
publicación de Manuales catequísticos, impreinfolios ni
anteriores,
en
latín,
como
las
Sumas
teoló-
sino en lengua vulgar y estílo llano,
22
SUPERSTICIONES que
les
A
muy
hacían
del
partir
manejables y comprensibles para
más que medianas
gentes de no
siglo
...
letras.
desmantelada
xviii,
la
supersti-
ritual
muchos de sus reductos desde el frente de la fe, comenzó a ser combatida además
de
opuesto por
ción en
el
el
no respetó tampoco
espi-
des-
racionalismo materialista, el cual los
baluartes
de
la
ortodoxia e
impuso a sus prisioneros un agnosticismo negador o desdeñoso de
lo
absoluto y exclusivamente atento a lo
Para
fenoménico-
pensaban
cuantos
o
piensan
así,
cualquier creencia religiosa, por el solo hecho de admitir la existencia de lo sobrenatural, es ya superstición
desdeñable.
Nótese, de pasada, que no es infrecuente observar
en
emancipados
espíritus
supersticiones
muy
por
el
semejantes a
libre
pensamiento
las advertidas,
en varones paganos de ayer, sino en beatas
no ya
cristianas
de hoy. Se aferran unos, con intransigencia dogmática, a hipótesis científicas
probadas que
las
tesis
harto
más deleznables y peor
teológicas;
extreman otros
intolerancia con la opinión ajena todavía
inquisidores
cos;
más que
la
los
de antaño, a quienes tachan de fanáti-
abominan
estotros
de
reliquias,
crucifijos,
imá-
genes de santos, rosarios y escapularios, pero cuidan
de
llevar sobre
sí
algún amuleto; y
al
par que menos-
precian en los demás las prácticas piadosas, se abstienen ellos sentarse
a
de emprender en martes la
viaje
ninguno,
mesa con doce comensales más,
23
dejar
DUQUE DE MAURA sombrero sobre
el
la
cama o pasar debajo de una
es-
de mano; y ni aun excusan en trances apura-
calera
dos consultar o pedir consejo a los espíritus, a adivinadoras de cartel o simplemente
al
las
azar de cual-
quiera suerte echada ex profeso.
Pero
que
innegable
es
ese
criticismo
irreverente
y aun herético ha contribuido también a depurar ortodoxia cristiana; no, claro es, en sus
la
dogmas fun-
damentales, perennes e inconmovibles, sino en lo relativo
bables
opiniones tenidas hasta hace poco por pro-
a
y
aun
probabih'simas
de
doctores
entre
la
Iglesia.
Los
siglos XVI
y xvii constituyen, por consiguiente,
época de transición durante
la
buena parte
la
enquistadas
en Europa desde
aunque no todavía de
muy
los
la
métodos experimentales en
las
rios
me
Verá
el
se
redimió en
lector
en
las
tiempos
paganos,
crasos errores, desvaneci-
dos ulteriormente merced a
tíficas.
cual
Cristiandad de groseras supersticiones
generalización de los investigaciones
cien-
páginas que siguen, va-
ejemplos demostrativos de esta aseveración, pero anticipo a aducir uno, curioso y concluyente.
El maestro Pedro Ciruelo, natural de Daroca, ca-
nónigo teólogo de
la
Santa Iglesia de Salamanca, pu-
blicó, a principios del siglo xvi,
un
libro notabilísimo
y reeditadísimo, invocado como autoridad por tadistas posteriores nacionales
es
:
y
extranjeros,
Reprobación de supersticiones y hechicerías.
i4
los tra-
cuyo
título
RST ICI ON E S
S UP E
Se condena
en nuestro
según
país,
nublado en
costumbre
cierta
allí
.
.
.
muy
generalizada
que, apenas aparecía algún
la
horizonte de término rural o aledaño
el
de gran población,
cura párroco de
el
localidad,
la
de sobrepelliz y estola y bien provisto de agua bendita, debía subir a la torre de la iglesia o
revestido
salir
para exorcizar a los demonios, cabal-
atrio,
al
gadores sobre
—
«Advierto
estrago.
nigo
—que
bre su
apenas en uno vienen diablos;
tierra,
se
do remedios
u
aquéllos rosímil
ello,
comenzar emplean-
y no recurrir al hecuando la ineficacia de
también naturales,
otros
sino
síntomas
intervención
la
He
malo.
de
vista
exorcismo,
del
porque
engendran de causas naturales».
Recomienda, en
roico
sesudamente nuestro canó-
dice
de cien mil nublados que vean venir so-
demás
los
nube y apercibidos a causar temible
la
aquí el
indiciarlos,
circunstancial
modus operandi: «Que
acrediten
ve-
Enemigo
del
hagan
se
los
mayores estruendos y movimientos que se pudiere en conviene a saber, que hagan tañer en torno
aire;
el
y a soga
de el
las
las
mayores campanas que hay en
iglesias
aire y, junto
tiros
zar
de o
y
con
artillería
fortaleza
esto,
que de
las torres
que más recio sonido hagan en
las
la
se
hagan
soltar los
más
pudieran armar en
el
recios
Alcá-
ciudad y los tiren contra
la
mala nube». Transcurre más de un siglo; migio Noydens, de
la
el
padre Benito Re-
Sagrada Religión de Clérigos
25
DUQUE DE MAURA Regulares Menores, escribe su famosísima Práctica de Exorcistas y Ministros de la Iglesia, y tratando de ese
mismo punto, el
granizo
Iglesia
del
«Para
dice:
ordena
pedrisco,
y
conjurar
un exorcismo que
nublados,
los
Madre
nuestra
hallará
el
exorcista
la
fin
al
romano, que puede bastar para pedir
Breviario
Dios se sirva de templar su enojo y para que no nos castigue por medio de alguna tempestad como
a
instrumento de su divina
que ofenden cada
justicia,
y demasías. Por haber visto que engañan en entender que el Demonio en-
día nuestras culpas
muchos gendra
se el
nublado y que viene en aquellas nubes caula tempestad de truenos y relámpagos, es
sando toda
menester que entiendan todos que proceden de causas
en
naturales, los
rantes
que,
al
la
torre
ben en
Demonio y sus les
como largamente
Meteoros.
Y
así
levantarse
o
lo
lugar
una tempestad, luego sueminente para conjurar
al
echarle de sobre la ciudad o lugar y de
términos;
pues es cosa constante que
buenos o malos no son causa
pestad,
enseña Aristóteles
no hacen bien muchos igno-
porque no tienen potestad sobre engendrar o
naturales
para
mentar o
alterarlos:
los
corromperlos,
solamente
los
los
de
eficiente
ánge-
la
tem-
cuerpos
para
au-
pueden mover de
un lugar a
otro aplicando activa passius; y esto no permite Dios sino raras veces, porgue quiere que las criaturas
hagan sus movimientos comúnmente y por
regla ordinaria:».
26
SUPERSTICIONES... La
muy
con
siempre
Nuestro autor ofrece, entre
«En a
este
otros,
ex-
se
circunstancias.
insólitas
caso
típico:
de agosto del año 1642, día de San Roque,
16
cuatro de
las
Demonio,
excepcional del
intervención
terioriza
contomo de dra de
la
tarde, se
formó un nublado en
el
ciudad de Burgos, y cargó tanta pie-
la
granizo,
que destruyó
panes,
los
las
viñas,
y muchos ediñcios. Vino a Palenzuela, lugar Almirante, donde estaban corriendo toros, y la
árboles del
tempestad volcó
los
pero, en moverlos
carros sin hacer lesión a nadie;
y dar con
contra los edifi-
ellos
parecía que todo el infierno hacía alarde de su
cios,
furia,
pues volcó cuatro carros y puso uno encima de una rueda que andaba a vista
otro y encima de todos
de todos tan apriesa como en rodezno de molino. Estaban en ses,
y
muchos carros cargados de miemás de treinta de ellos, que hasta
eras
las
llevó el aire
ahora no ha aparecido ninguno, ni
mies».
la
«Estaba conjurando un clérigo y estaban con
él
dos
vecinos arrimados al palacio del Almirante, teniéndole asido,
porque no
ron una voz en go, porque él.
Soltáronle
tierra al
si
le
el aire
maltratase la tempestad, y oye-
que
Dejen ese
les decía:
de
aterrorizados
las
voces, cayeron en
maltratados y heridos, y vieron
clérigo
cieron
y dieron con
torta;
cléri-
no, habrán de perecer juntamente con
de
él
contra
manera
mente.»
27
que
el
cómo cogieron
edificio
murió
y
le
hi-
instantánea-
DUQUE DE MAURA Confieso, con absoluta sinceridad, que ni lo ocurri-
do con
carros de la era, ni la rueda
los
que giraba
como en rodezno de molino, me parecen para evidenciar
bastantes
mas no
así
voz en
la
modo
de algún
La norma que
no hecho
y
lo
empírico.
torta.
Iglesia
lo
supersticioso
como
exacta e infalible tífico
constase
si
Católica para distin-
la
fijó
ortodoxo de
lo
sobre todo
haberla escuchado, al par que los vi-
vos, el clérigo todavía
guir
aire,
el
indicios
intervención demoníaca;
la
la
Los
que
era
es
y hoy
diversifica
tan
lo cien-
no
circunstanciales
errores
procedían ni proceden de ser falsas esas normas, sino
de interpretaciones concretas mal deducidas. Ciencia dice cierto
de
las
el
Diccionario que es:
perstición, decían los teólogos
que constituía: sas
Conocimiento
cosas por sus principios y
de
los siglos
cualesquiera
Atribuir
causas.
Su-
xvi y xvii,
efectos
a cau-
que no pudiesen producirlos.
Desde que
bachilleres
los
XIX cursábamos
siglo
estudios
de
las
postrimerías del
segunda
de
enseñan-
aun muchos de
la
Física,
Química y sido han objeto de remu-
dadora revisión
científica,
prueba palmaria de que,
za,
los
principios
fundamentales
en época tan próxima a nuestros plinas sas,
no
se
de
la
días, esas
dos disci-
conocían aún, por sus principios y cau-
con certeza bastante. Es posible que perdure
incertidumbre,
porque nadie
28
ni
nada
nos
la
garantiza
S
que
UPE
susodicha
la
RSTICI ON E S
revisión,
...
operada a comienzos del
siglo XX, sea la definitiva.
También
los
teólogos
del
xvii
se
equivocaron
ai-
gima vez atribuyendo todavía determinados efectos
hemos descubierto o después, no pueden producirlos.
a causas que, según
cubrir
Mientras tanto,
do de saber y
el
la
incultura,
el
prurito
creído des-
inmodera-
afán desmedido de imponer
la
pro-
pia voluntad seguían fomentando, respectivamente,
superstición
popular,
zón por
cual
la
la
erudita
y
examinaré, uno
aspectos.
29
la
tras
h
demoníaca, raotro,
los
tres
SUPERSTICIÓN POPULAR La que merece raíces
en
ficado
el
este calificativo
hubo de hundir
remota paganía. Porque
la
miedo a
vida
la
gentes
entre
alemanas inclusive, en cuyos países era
más hosca y
una y
también en
la
comprobaron XVI y XVII
que
Naturaleza
la
el
arrastre
gaya, fértil y civil existentes
los
que
ins-
se espera-
explica
cómo
Europa romanizada,
moraHstas
mismos
aquellos
lo
milenario
co-
las
pudiendo temer a cada
mucho más de
otra
únicamente
se,
sus
justi-
Norte,
del
Humanidad más ruda que en
la
marcas mediterráneas, tante de
estuvo
si
de
los
supersticiosos
siglos
terrores
atribuyen en sus
textos
campesinos del Lacio, contemporáneos
suyos.
los
los
literatos
Rasgo
clásicos
característico
de
los
inmortales
a
mitológicos
había sido su uniforme picajosidad y el rencor impaciente e implacable con que vengaba cada cual de ellos
en
las criaturas
ramentos petuosos,
falsos,
humanas, ofensas
perjurios,
tacañerías
en
los
31
blasfemias, sacrificios,
tales
como
dichos veleidosas
ju-
irres-
pre-
DUQUE DE MAURA ferencias
por otro dios o se-
de algún devoto suyo
midiós rival;
desdenes,
o
desobediencias,
desacatos,
con malicia o indeliberados por inadver-
deliberados tencia.
La conspicua
posición jerárquica, la riqueza, el po-
derío en cualquiera de sus formas, prestaron acaso a
quien la
los
disfrutaba
cólera divina,
clemente
con
aplomo
desafiar
Eneida)
de debelar a los
gustase
siunisos,
los
para
lo versificó la
suficiente
aunque (como
soberbios.
Pero
el
desheredado de
acechando
perpetua
ja
ternos
permitiesen
la
fortuna vivió en congo-
medroso cuantos inminente
colegir
signos
ex-
fruncimiento
el
de algún entrecejo divino, y observando con escrupulosa y
meticulosidad
nefastos
para
la
iniciar,
rotación
de o
concluir
días
los
fastos
suspender faenas
importantes o quehaceres nimiosPareció
lógico
que una vez proscrita del Empí-
reo (por decreto de los Césares)
la estirpe
de Satur-
no, desposeído Júpiter de armas fulmíneas y reduci-
dos
también a impotencia
pirase
tranquilo
el
cristiano
los
dioses
bajo
la
menores, res-
férula
del
Dios
único y verdadero que, por redimir a los míseros hu-
manos, tomó carne mortal sufriendo pasión en Jerusalén y muerte en
el
Gólgota.
Pero no ocurrió la
así;
porque,
como tengo
dicho,
conciencia de esa redención alcanzó tan sólo a
exigua minoría instruida en los dogmas de
32
la
la
nueva
SUPERSTICIONES... mientras
fe,
muchedumbre ignorante y
la
conservaba íntegro
el
bres primigenias y lo
oralmente de gene-
transmitía
generacón, salvo que, para efectos de te-
ración en
mor, no reemplazaba, como para a
los
gregaria
acervo de creencias y costum-
dioses
vengativos con
los
de adoración,
Dios misericordioso,
el
sino con las potencias infernales.
El Ángel soberbio y envidioso expulsado del Gelo
y
las
legiones de espíritus malos
continúan su
rabia
obedeciéndole,
que
saciaban
impotente contra
Creador.
el
siguieron y
le
en
criaturas
las
y
sible al
Demonio adueñarse de alma ninguna
frailes
de continuo por
repetían,
siglo
la gracia del
no afectaba sino a
la
tras
que
Cierto
clérigos
siglo,
ser
impoasistida
Omnipotente. Pero
salvación eterna;
ello
porque nadie
ponía en duda que hombres y mujeres habían de vivir
perennemente expuestos a mil asechanzas diabó-
licas,
cotidianamente comprobables;
se contra ellas
y para precavery conjurar sus maleficios, se había de
recurrir a ardides precautelares o remedios de conoci-
da
eficacia,
que, apenas alcanzada la edad de la razón,
aprendían los hijos de los padres o escuchaban contritos
en noches de ábrego o de tempestad, cabe
lumbre hogareña, a ción de los ta,
la
nación donde, por mayor robustez
o fortaleza del ánimo, se advirtieron sas
la
temblona voz y sibilante dicdesdentados abuelos. España fué, sin dispula
y generales
las
de
supersticiones heredadas.
33
la
fe
menos numero-
DUQUE DE MAURA Cuantos conocen
la
saben bien hasta
actual,
Italia
qué extremo son todavía hoy perceptibles aUí
ma-
(a
yor abundamiento hubieron de serlo hace doscientos o
de
atavismos
años)
trescientos
muy
índole
esa
Era de Augusto.
anteriores, por su origen, a la
La Francia de Luis XIV fué el país más rico de Ni aun con proporción aproximada abun-
su tiempo.
daron tanto en ningún otro, oro y
sos estuvimos
no precisamente
si
siempre nosotros mejor abastados),
mantenimientos,
de
artículos
los
uso
demás productos manufacturados, para
facihdades
mica a todas
las
clases
de
los
los
y vestido,
los
medios y
las
elementos, en
fin,
los
relativa
holgura
econó-
sociedad, inclusas
la
las
escaseando también más que dondequiera
populares; las
el
transporte,
de proporcionar
susceptibles
el
(porque de entrambos metales precio-
plata
la
hambres esporádicas, provocadas por
reiteración
de malas cosechas, excesos tributarios, guerras y pestes. Pues bien, un Hbro de autoridad universal, el Traite des Superstitions, de Thiers, escrito por entonces,
hace patente que
más
tibia
el
campesino francés de
mucho más que
ca infringía
el
la
épo-
español (no sólo por
piedad, sino también por mayor miedo a
vida y apego a los goces terrenos)
los
la
cánones des-
entrañadores de los dos primeros mandamientos del
Decálogo. Fatigaría íntegra,
a
enfadosamente lo
largo
al
lector
la
transcripción
de docenas de páginas, de cuan-
34
S U P E supersticiosas
tas
de
a
ajustar
en
la
ON E S
í
rurales
justicia,
y
conde-
ni
ocasión
registra
agrícola
de
trivial
...
que no
la vida,
normas o acompañar de
estrambóticos, reveladores fianza
C
hay operación
solemne, o, siquiera, acto hubiera
I
prácticas
No
na ese autor.
RSf
todos ellos de escasa concaridad
la
se
ritos
y aun
la
sensatez
divinas.
como de costumbre, unos pocos ejemplos
Escogeré,
El viernes era día nefasto, durante
típicos.
nada
punto de que quien
al
uñas o
pelo
el
Casarse
jos.
el
cual casi
podía emprender ni ultimar con buen éxito,
se
mayo y
lo
aprovechase para cortar
criaría indefectiblemente
en miércoles o durante
agosto
constituía
gran
las
sarna o pio-
meses de
los
temeridad,
presagia-
dora de infortunios conyugales. Las personas piadosas deberían holgar,
grado
al
Señor,
los sábados,
los-
además del domingo, día consahonra de Jesucristo, y Virgen Nuestra Señora.
jueves, para
en obsequio a
la
Se recomendaba, en cambio, quebrantar en Jueves Santo
un
el
gallo,
precepto de abstinencia de carne, comiendo
rememorador del de
la
Pasión.
El santoral se enlazaba estrechamente con los cul-
y trabajos del campo,
tivos los
el
cuido pecuario y aun
cotidianos quehaceres domésticos.
tas cogidas
mayo
;
Hierbas y fru-
por San Felipe y Santiago,
por San Juan,
el
el
primero de
24 de junio, o por Navidad,
el
25 de diciembre, alcanzaban luego virtudes portentosas,
como
los injertos
practicados en
35
la
festividad de
DUQUE DE MAURA Anunciación,
la
dos
donde hubiere moza
casa
soltera,
no
debe-
se
lumbre del hogar, por-
rían retirar los tizones de la
que
los caballos herra-
de San Esteban.
el día
En
25 de marzo, o
el
se ahuyentarían novios a la doncella.
La embara-
zada que se descuidase dejando demasiado tiempo cacharro de
mal
dría
la
lejía
un
revestirse a
sobre
trípode calefactor, ten-
el
Si cometiese la imprudencia
parto.
el
sacerdote, contemplando
de ver
cómo
ce-
se
ñía el cíngulo al alba, nacería su criatura con el cor-
dón umbihcal enroscado xiada.
cinturón de
el
a la jo;
cuello
al
Lo más recomendable la
campana de porque
Con
asfi-
preñada en meses mayores, ceñirlo
la iglesia
así pariría
éstas
y perecería
era llevar a la parroquia
y dar
tres golpes
con
el
bada-
expeditamente.
y otras innumerables fórmulas preserva-
doras de males, dictadas por el miedo, alternaban granjeadoras
de bienes materiales, inspiradas por
codicia. El labrador deseoso
caro posible, no tenía los
las
nombres de
los
sino
de vender su señalar
trigo lo
la
más
doce granos con
meses del año, colocarlos en pala
algo cahente la noche de Navidad, y observar cuáles saltaban
más y
a
qué
altura
proporcionada;
porque
a ese índice se ajustarían las cotizaciones mensuales respectivas en los mercados próximos.
En España,
la
superstición popular, incluso
la
lu-
gareña, se entretejió rara vez con la vida diaria del
agro o de
la
casa,
porque no tuvo caracteres de
36
tra-
SUPERSTICIONES... dición
de psicología individual, adve-
sino
colectiva,
rando con una demostración más
cuando
historiadores
atribuyen
la tesis
a
de nuestros
cristianización
la
de nuestra Pem'nsula hondura y sinceridad
que no
alcanzó en las demás provincias del Imperio romano, ni
aun en
la
propia
Tenemos de
Un
Italia.
asimismo, testimonio irrefutable.
ello,
sacerdote aragonés, nacido en Aranda de
yo, luego de
parroquiales
rios
durante
reposada canonjía en
recles a escribir tición
ladina, la
un
dieciocho
y consagró
libro titulado
que vio
años,
obtuvo
santa iglesia de Jesús Naza-
la
reno de Montearagón;
obra
Monca-
desempeñar en diversas aldeas ministe-
la
luz en
ocios
los
de sus
Tribunal de supers1631.
Recopila esa
ya mentada de Ciruelo, extractando de
cuanto, al cabo de
un
siglo,
ella
conservaba todavía valor
de actualidad y añadiendo de propia minerva casos y noticias ulteriores.
Las únicas supersticiones rurales de bulto que denuncian
en
esas
nuestro país durante se
páginas la
como
generalizadas
primera mitad del
reducen a estas dos: excesiva
fe
en
los
siglo
se
en xvii
curanderos
empíricos y temor, excesivo también, a las fechorías personales del Demonio, gios
No
se rastrean apenas vesti-
de atávicas supersticiones paganas, ni esas dos
señaladas se pueden considerar tampoco privativas de la
época,
porque pervivieron incólumes hasta
37
muy
DUQUE DE MAURA entrado
y en alguna pequeña propor-
xviii,
siglo
el
ción colean todavía.
Comenzaré por tratar
—
dice
credulidad médica.
la
nombre de nuestro
el
«Hemos de
Gaspar Navarro, que
doctor
el
canónigo
—
contra
los
éste
es
ensal-
madores y ensalmos, que algunos vanos hombres y las llagas o heridas, apos-
mujeres hacen para sanar
temas y enfermedades». Niega, a seguida,
que atribuye
el
haber
mago y
sido
bienaventurado
al
el
meollo del asunto, prosi-
«Dios tiene contados por su mano
uno
vulgar,
trapisondista.
de vuestro cuerpo y ni
San Anselmo,
Anselmo
otro
inventor
su
Entrando después en gue:
versión
origen etimológico del vocablo a los
salmos litúrgicos o
por
la
solo será quitado sin
Decía uno de
huesos
Padres antiguos a su discípulo, que
los
estaba enfermo:
los
de vuestra cabeza y orden ni voluntad suya.
los cabellos
Hijo, no
te
entristezcas
con
fermedad; antes da muchas gracias a Dios por
porque y
si
si
eres
mos de
en-
la
ella,
eres hierro con el juego perderás el orín,
oro con
el
juego quedarás acrisolado. He-
acudir a Dios en las enfermedades y no atri-
buir toda
la
y medicinas,
causa de sanar o no sanar a los médicos
porque Dios unas veces quiere darnos
salud con esas medicinas y otras no».
Antepone, pues, todas
las
demás
el
doctor Navarro
diligencias,
pero
mente después, como segunda,
38
la
la
coloca
oración
a
inmediata-
de aplicar medici-
SUPER'STICIONES
que también vienen de Dios, porque con
ñas, «el
...
médico mitigará
haga
diversos
dolor,
mandando
medicamentos, pociones y
confecciones, das, son
el
ungüentos,
bebidas,
de provecho y remedian
al
emplastos,
cuales,
las
ellas
apoticario
al
enfermo.
aplica-
No
ha-
gan como mucha gente necia, que en estando enfermos
no quieren médicos ni medicinas, y animales con
mucho
así
mueren como
cargo de sus conciencias».
Se desprende, no obstante, de ese mismo
número de
el
texto,
que
supersticiosos abominadores de la ciencia
médica era tan escaso como
el
de quienes soportaban
cristianamente su dolencia absteniéndose de buscar re-
medios fuera del curso natural, sobre todo
si,
por
la
índole de su profesión o el lugar de su residencia, tro-
pezaban con dificultades para recurrir diligentemente a la sabiduría
Lo
de
los facultativos
diplomados.
acreditan dos anécdotas narradas por el canónigo
«No
aragonés. Dice la primera:
en silencio una cosa
muy
es razón se nos pase
platicada y usada entre sol-
dados, que curan heridas y llagas con solas palabras,
poniendo un poco de lienzo sobre
la
herida sin otra
y esta manera de curar es supersticiosa y diabólica, porque no va por curso de naturaleza». El autor refuerza su dictamen con la autoridad teolócosa alguna;
gica de
Martín del Río, transcribiendo
este pasaje
muy
capaz de infundir pavor aun a los milites legendaria-
mente impávidos de ras
que hacen
los
los
Tercios de Flandes:
«Las cu-
soldados tan repentinamente, tengo
39
;
DUQUE DE MAURA por cosa averiguada y sin género de duda que es por
Demonio y
tercera operación del
es
pecado
muy enorme
y grave. Y aunque los que hacen estas curas dicen que es por virtud de San Anselmo, es muy gran blasfemia y los que se han puesto en manos de semejantes ensalmadores,
permisión
es
Dios
de
aunque en
que,
aquella ocasión curen, padezcan después graves enfer-
medades, con
muy
y, finalmente,
haber tenido muerte desastrada y haber
hecho
muy mal
grandes y vehementísimos dolores
fin».
La segunda anécdota evoca un recuerdo personal comienza advirtiendel autor. «También el Demonio do
—
—
cura,
ponen
los
a instancia de algunas cosas que hacen y
ensalmadores
(las
cuales
no tienen virtud
como
alguna natural ni sobrenatural), porque,
tan sabio
médico y filósofo que es, conoce la naturaleza y propiedad de todas las plantas y hierbas, y de ellas saca
una quintaesencia y ca a la
él
mismo, invisiblemente,
las apli-
parte enferma. Por una cosa semejante que,
pasando yo por Loarre, hizo una persona, estando presentes
algunos
hombres fidedignos, tomé resolución
Y
de hacer este tratado. le
vino a uno
un
fué que, estando comiendo,
de sangre por
flujo
las narices
y con
unas cruces que hizo un hombre en
la
cabeza y un
Adam,
le
cesó luego
soplo que dio y dijo la palabra sangre.
Y
pareciéndome a mí que debajo de aquellas
ceremonias obraba
dos
los
la
Demonio,
el
que estaban en
la
le dije,
mesa, no
40
delante de to-
lo usase
de
allí
ade-
SUPERSTICIONES lante.
Y
él
no
dijo
era virtuoso y
lo
.
.
.
que en su
dijo
usaban con mucha frecuencia hasta
lo
hombre
usaría más, porque el
buen cnstiano; y
los
tierra
niños de
ocho o diez años». Explica
lúcidamente
el
tratadista
cuan supersticio-
so es atribuir virtud intrínseca a las palabras la
tengan sacramental, según acontece con
tismo,
confesión,
eucaristía,
como no
las del
bau-
y vitupera otra su-
etc.,
perstición frecuente entonces, análoga a la de los en-
salmos, que se llamó de las nóminas, describiéndola
«Este vocablo es latino, y quiere decir en nuestro español nombres, porque algunos vanos
así:
lenguaje
hombres y mujeres llevan escritos y colgados al cuello o en su pecho unos papeles o pergaminos escritos con algunos nombres, de ellos buenos y de ellos malos; y no solamente nombres, mas algunas oraciones para sanar de tercianas, cuartanas y de otras
fermedades; todo Sin embargo,
lo cual es hechicería
la
superstición de atribuir virtud in-
trínseca a palabras habladas o rable,
porque sigue desafiando
ticismo y
aun a
la
muchas en-
y vanidad».
impiedad.
escritas
al
parece perdu-
escepticismo, al agnos-
Tuvo
su siglo de oro en
el
del régimen parlamentario, y la Gaceta oficial de ciertos países funciona todavía a
manera de nómina para
uso y provecho de algunos dictadores.
Tampoco falseamiento lica,
fué
excepcional
el
de
la
supersticioso
caso
español
en
el
propia religión cató-
que alguna vez nos fué imputado como genuina-
41
DUQUE DE MAURA mente vernáculo. Es exacto que todos nuestros moantiguos y moderaos, coinciden en anatema-
ralistas,
tizar
generalizadísima aquí, de que ora-
creencia,
la
actos
ciones,
limosnas y aun penosos sacri-
devotos,
carecen de valor ante Dios
ficios personales,
si
no
se
ejecutan en deter;ninados días, horas o circunstancias
o
alteran
se
si
o
palabras
las
preestablecidos.
ritos
¿Cuál de mis lectores maduros no recibió alguna vez por correo y en carta anónima, intimación para eslabonarse en cadena de oraciones, y captar, eslabonán-
nuevos
sucesivamente,
dolos
muy
con
severas
sanciones
devotos,
espirituales
conminándole o temporales
desoía o desdeñaba el piadoso requerimiento?
si
Pero, según Thiers, el saboyano San Francisco de
hubo de prohibir que
Sales los
enfermos recitando
alba,
y
el
o
divino
costumbre de
versículos
La
manteca.
no
se
de
a
el
para
desnaturalización
curar
antes
a
del
nombres de sanhacer
supersticiosa
cuajar
la
del culto
produjo únicamente en esas dos regio-
como
la
nuestra;
porque tam-
centro de Francia se estiló llevar al cuello
modo de amuleto
gelio o la
farfullar
salmos
nes de fe tan robusta bién en
pretendiese
Obispo bretón de Saint Malo declaró su-
persticiosa la tos
se
Padrenuestros
tres
la
transcripción de algún Evan-
medida exacta de
Cristo, y se usó el
temente de pilas
la
abertura del costado de
agua bendita (tomándola preferenbautismales)
42
para
bebida de
per-
SUPERSTICIONES sonas
o
bestias
enfermas y para
...
regar
huertas,
las
atribuyéndola virtudes curativas o fertilizadoras.
Advierte
el
doctor Navarro
que usando indebida-
mente de palabras y cosas santas Creador que con las otras, porque vale el
Demonio para
mina con
esta observación
la
se
sagaz:
«Vemos que
Así, pues,
menos
ciertas
ter-
algu-
Padrenuestro o
el
razón que yo imagino es por
miento de nuestra santa
guno
al
que
pero nunca vemos que digan
Avemaria;
do; y
ofende más
adorado como Dios; y
ser
nos hechiceros y hechiceras dicen el
se
es arte de
el
Cre-
aborreci-
el
fe catóhca».
arraigadas aquí que en país nin-
supersticiones
dondequiera otras, que
generales
leyenda
la
y
advertidas
antiespañola
de-
nunció como privativas nuestras, constituímos excepción
sensata
genuinamente curanderismo:
De
en Europa, nacional, la
de
los
salvo
en una
relacionada
singularidad
también
con
el
saludadores o santiguadores.
origen popular, trascendió a todas las clases so-
ciales sin excluir la Realeza.
43
SALUDADORES hubo
Parece ser que durante los siglos xvi y xvii
que nacieron con don de videncia,
mortales
felices
virtud para curar enfermedades
irununidad
rabia),
contra
la
(muy en
acción
especial
abrasadora
la
del
fuego y aptitudes innatas de prestidigitador o transformista,
como diríamos con
léxico actual.
Pertenecieron por derecho propio a ese elenco privilegiado los séptimos hijos de cualquier matrimonio
que hubiese tenido bién,
los
seis
Este automatismo de table
feamdidad
anteriores,
varones tam-
de hembra ninguna.
sin interpolación
la
paterna
gracia vinculado a tan no-
y materna debió
de
ser
incuria
con
anticipada reparación providencial de
la
que
desatendían
los
Poderes
crecimiento
púbHcos
terrestres
el
demográfico
y la protección a familias numerosas, puesto que una vez instituidos por los Gobiernos premios a producir
esos
por ejemplo,
el
la
natahdad, se han dejado de
fenómenos
compensadores;
caso tristísimo de que,
45
y
no ya
se
da,
el sépti-
DUQUE DE mo, pero la
el
misma
A Ú
R A
octavo, noveno y hasta décimo varón de
hidrofobia y aun el ardor y
la
salvo
fiscales,
nazcan sin virtud ninguna
familiar,
serie
contra el incendio, rabia
M
exenciones
las
o
la
gratificaciones
reconocidas a sus padres. Ciruelo y Navarro (cuyas vidas distancia
coinciden en
reconocer
maravillosas
actuaciones
verídicas
la
un
siglo)
existencia
de esos hombres
y
no oculte ninguno de entrambos
nales, si bien
la
sima opinión que tienen formada respecto de Transcribo
desentraña mejor
tema:
el
«Porque
dicen que sanan con saliva de
con su
vista
y
tacto,
se
van
tras
saluden ciertas enfermedades o
ta
ellos
les
para que
les
preserven de caer
leal
en
referencia, reconoce
la
entusiasmo con que esos impostores son acogidos
dondequiera.
do
Saludadores
ellas».
El doctor aragonés, el
los
boca, con su aliento,
la
diciendo ciertas palabras, vemos
que muchas personas en
pé-
ellos.
como más moderno,
del último, quien,
la
las
excepcio-
—fingen
«Para ocultar
ser famihares
Quiteria y que estas
para sanar
la
la
falsedad
—sigue
dicien-
de Santa Catalina o de SanSantas
les
han dado virtud
rabia; y para hacerlo creer a la simple
gente, se
han hecho imprimir en alguna parte de su
cuerpo
receta de Santa Catalina o la señal de San-
la
ta
Quiteria, y así,
la
simple
saliva
y
con
esta
fingida
gente engañada tras
aliento,
no
sólo a los
46
santidad, traen a
y saludan con su enfermos, mas también sí
su P¡;,RST ICI ON E S y saludan
a los sanos;
pan y
el
.
.
.
mandan guardar
lo
por reliquia, con más devoción que el pan bendito
que
bendice los domingos en
se
iglesia;
lo cual es
pretendidos
milagros?
la
bellaquería y maldad.»
¿En qué Helo aquí
consistieron
esos
«Estos malditos
:
ces adivinan algunas cosas
Saludadores muchas ve-
secretas
de cosas ausentes
en otros lugares, y también de cosas pasadas y aun de cosas que han de suceder, ora sea porque el De-
monio
se
con
clara
él,
dice
las
to implícito les
que
las
a
los
que tienen pacto
y explícitamente, y a
mueve
la
los
explícito
que tienen pac-
imaginación y fantasía para
digan»,
toman hierro encen-
«Algunos de estos malditos dido en
mano y
la
tienen por
un
rato;
otros
se
manos en agua o aceite hirviendo; otros una barra de hierro ardiendo
lavan las
miden a
lo
pies descalzos
y andan sobre
otros entran
ella;
dido y fuerte, y hacen otros
en un horno encen-
muchos embaimientos
delante de las gentes para que les tengan por santos
y piensen que ellos tienen virtud espiritual para curar las enfermedades o para preservarles de ellas.» Pero
de
la
así
como en
el
ensalmo curador instantáneo
hemorragia nasal de Loarre descubrió nuestro
canónigo
la
esta otra,
denunciándola con un razonamiento que en-
hilaza
diabóHca,
penetra
ahora
también
traña férrea contextura escolástica.
«Es
cosa
averiguada
—arguye—que 47
los
demás
DUQUE DE M AP R A hombres no curan con que
el
saliva,
la
aliento, ni
no tienen virtud
tacto y el aliento
tacto;
y
natural, lo
cual se prueba con razón clara y evidente, y es ésta:
que toda cosa que obra por virtud natural ha menestiempo y lugar para hacer su efecto y no obra
ter
instantáneamente,
una persona
como dicen
que luego que
éstos,
está saludada, sana del todo.
Y
la
medi-
ima complexión no hace pro-
cina que cura a unos de
vecho a otros de contraria complexión; y estos saludadores curan con una versas
enfermedades.
mesma
Luego,
cosa a todos y a diestos
si
vanos hombres
curan, es por fuerza que sobrepuja a lo natural; ésta
y
no viene por milagro, luego viene por fuerza del
Demonio.:» El ceñudo morahsta
gumentos
silogísticos.
co;nplejas)
se
percata,
se
que prodigios obvios no
embargo, de
sin
con sólo
se neutralizan
Muchas
gentes
preguntarían de cierto:
(simples
ar-
o
¿Por qué esa
fuerza que sobrepuja a lo natural ha de provenir del
Demonio y no de Dios, siendo hechicera y no grosa?
A
semejanza
prestidigitadoras, la
avisado
admiración bobalicona
a sus vecinos el
del
espectador
mila-
habilidades
y escéptico, a quien irrita del púbhco, que descubre
más próximos
seudonigromante,
de
los
también
trucos utilizados por
don
Gaspar
Navarro
explica a cuantos le leen las supercherías de los Sa-
ludadores, recurriendo, con habihdad sofística, a convertir
en supuesto
la dificultad.
48
SUPERSTICIONES «Los secretos de
hombres
los
...
—afirma—no
se pue-
saber por arte o ciencia de filosofía, ni los Salu-
den
dadores son profetas que hablen por inspiración diSigúese que hablan por inspiración del espíri-
vina.
tu
y cuando dicen que conocen quiénes son
malo;
brujos y brujas, to,
les
porque
es
mueve
el
como en algunas ocasiones se ha visDemonio les habla interiormente y
la fantasía
«Para tomar
el
para que lo digan.»
hierro
encendido en
en algún horno de fuego ardiendo, ludadores)
manos o
las
en aceite hirviendo, o entrar
pies o lavarse en agua o
se
ayudan
(los Sa-
de unos zumos y hierbas, o de algunos
muy fríos que el Demonio les ha enseñado. mismo Demonio, como tan gran filósofo que
ungüentos
O
el
conoce todas
las
cosas naturales (ya que
no
tiene po-
der para que el fuego aplicado directamente
no queme, porque esto templa con
el
fuego, para que no
y
así
a
queme con
los
tales
sujeto
al
puede hacer Dios),
lo
con cosas naturales que
aire o
al
vemos que
sólo
no
él
les
daña
fuego.
el
Aclaremos esto con un ejemplo de naturaleza. Es to,
y
la
experiencia
lo
enseña,
sabe,
fuerza ni violencia
que
la
piedra
cier-
imán
tiene virtud natural para atraer al hierro; pero, tome uno una piedra diamante y póngala a él; lo impide de tal manera que no atrae el hierro a sí. De la misma 'manera el Demonio, como tan perito en la propiedad-
de
las
cuales
cosas naturales, aplica al fuego
de
tal
manera
lo
temple,
49
con
las
que no queme
ni
cosas
DUQUE DE MAURA untando con zumos
abrase, frío
y ligero, para que, con
ple el fuego;
gran
como
humo que
y hacer
aire,
y
y velocidad, tem-
su frior
acá acostumbramos cuando hay
así
apartamos
humo
el
de nosotros.»
magistral debió de
insuficiencia
teólogo, sugiriéndole la probabihdad de
al
un
pos daña los ojos, tomar un ventallo
Algún remusgo de quedar
o trayendo un aire
fríos
haber persuadido plenamente a sus lectores de tundencia de su
tesis,
aun
ilustrada
la
no
con-
con argumentos
tan luminosos, puesto que se creyó obligado a aducir
dos más, sin parar mientes en proca que entrañaban y en
la
contradicción recí-
la
que oponían
a los ante-
riores.
«Es mucho de advertir
—prosigue
cuando estos Saludadores entran en do no
se
introdujo
por
los
lleros les
se
asaban. Otro
como un
le
sí
el
fuego hasta que
una ocasión
¿Por qué este
mismo? ¿Por qué llamó
el
Demonio, que
era el
50
que
tal
no
se
cirujanos para que
curasen? Es evidente que en esta ocasión
paró
ha
arco la espada, poniendo la punta en
traspasó de parte a parte.
saludó a
se
Saludador acostumbraba
su pecho y la guarnición en la pared; y en le
como
quien algunos caba-
han hecho detenerse en
bramaban y a poner
ellos, a
mu-
medicamentos
fríos que se untaron) luego se abrasarían,
probado muchas veces en
si
que (expulsó aquel
se detuviesen, es cierto
grande que
—que
horno ardien-
detienen mucho, sino poco, porque
se
cho tiempo frío
razonando el
le
desam-
tenía la espada, secre-
SUPERSTICIONES La
ta e invisiblemente.
mi
causa, a
.
.
.
fué por ha-
juicio,
berse puesto a hacer esto en los claustros de San Francisco,
de
la
religiosos,
ciudad de Huesca, delante de altares y de
queriendo
hechicero con su
la
Majestad de Dios castigar
misma
hechicería.
aventurado fué tan atrevido que vino a superstición y obra diabóHca,
como
él
ella a ejecutar
propio lo confesó
después de herido, que preguntándole
— «Pues, hermano, ¿cómo ha — «¡Oh, Padre mío!, que yo
al
El bellacón mal-
un
sido esto?
me
reHgioso:
—respondió:
tengo
la
culpa;
porque todo esto que hago es obra diabólica.»
Ahora bien;
los
Maeserreparos (que jamás escasean)
podrían redargüir: desleal hasta
mal a quien
zumos y
pues,
si
con sus más le sirve, se
el
fieles
Demonio,
y
cansa alguna vez de manipular
ventallos para seguir protegiéndoles contra las
llamas del fuego, o de retener
ptmta de
la
de que no traspase su cuerpo,
fin
infidente
secuaces, porque paga
los
la
espada a
Saludadores que
reiteran frecuentemente maravillas y curaciones, prac-
ticando unas y otras incluso en lugares sagrados, no serán hechiceros diabóUcos, sino auténticos dilectos del
Señor. Saliendo al paso de esta objeción presunta, aduce Navarro el otro argumento:
«Quiero que
me
respondan
—exclama—
.
¿Para
te-
ner gracia de Saludador, o serlo, de qué sirve medir a
palmos una barra de hierro ardiendo? ¿De qué entrar en
un horno de fuego
qué
tomar una espada, poniendo
sirve
51
sin
haber necesidad? las
sirve
¿De
guarniciones
DUQUE DE MAURA en
pared y
la
la
punía en
propio pecho, doblándola
el
como un arco sin hacerse mal alguno?» La respuesta es fácil. Una de dos: o se
lucro
venal de sus fautores
damente sar al
aquellas impos-
enderezaban exclusivamente a vanagloria
turas
(como
Enemigo malo y menudearían
se utilizaban
con
insinúa
o
segui-
en ese caso no podrían intere-
teólogo), y
el
lo
los accidentes,
o
diabólico para captar admiracio-
fin
nes,
simpatías
y obediencias de espectadores incau-
tos;
y siendo
ello
desde su
acertaban
que
los
punto de
adláteres
sus
empleándolas,
vista
humana
y
harto
me-
dos sabios y virtuosos eclesiásticos;
su-
demostraban conocer jor
Demonio y
el
así,
la
psicología
perioridad de lo infernal sobre lo catedrahcio, al fin
y
cabo explicable.
al
La sirve
exhibición pública de cualquier rara habiHdad
y ha servido siempre para persuadir
de que, en
el
mismo o mayor grado que
técnica de la profesión
la
subir
re
y medrar. Plenamente
sacamuelas juegos de tes
se ejerce
merced a
se^vive, o la de la política,
callejeros
que
lo
atraen
manos y quienes
se
la
Saludadores bilidades
españoles
mágicas hizo
sin
creer
y de
la
que
clientes
así
los
haciendo
gradúan de gobernanbatallas.
duda ninguna, por
xvi y xvii
del
demás
cual se quie-
confirman
pronunciando discursos o ganando
El prestigio alcanzado,
a los
aún, se domina
a
sus
con
sus
los
ha-
contemporáneos
que poseían congénita virtud medicatriz para curar S
2
:
SUPERSTICIONES O
prevenir
la
se causa
ne
que
rabia;
de
hombres
porque
es
una
ponzoña que
infición o
y llega luego
y hace bascas de
rabia-
colérica
caliente,
emplean en
mordedura del perro rabioso, que
la
gre, la inficiona
es
se
bestias y ganados del
ponzoñosa, y luego que
la saliva
enfermeda-
principalmente
curar o preservar a los
mal de
otras
Navarro
a
Saludadores
«Estos
amén de
hidrofobia,
la
Oigamos
des.
...
corazón
al
Esta ponzoña de los perros
en
causa
y
ponzoña
la
tie-
ella llega a la san-
mucha
ellos
sed;
perro es animal colérico de su naturaleza
el
y con demasiada sed, enciéndese
la
cabeza en dema-
siado calor y sequedad, casi en tanto grado
porque
como
la
que andan con
de
las víboras,
los
ganados por montes y desiertos no hallan siempre
y
es
los perros
agua para beber y en
los días
cienden y rabian por
la
muerden
encendimiento los inficionan
El maestro rabia
que
de mucho calor
mucha a
sed,
y
o
pastores
los
se en-
con aquel
si
ganados,
y hacen rabiar.» Ciruelo
sobre
diserta
este
mal de
la
con desdeñosa displicencia, sorprendiéndose de el
vulgo necio atribuya
cia
mayor que a
les
efectos
Olvida
el
son
la
su toxicidad importan-
a
hierba de ballestero, cuyos morta-
mucho más
rápidos
arrobado filósofo que
tánico de ese vegetal,
no
el
se desplaza
transeúntes, y el perro hidrófobo,
Nuestro canónigo salmantino
53
e
indefectibles.
eléboro,
nombre bo-
mordiendo
a los
sí.
justifica
su impavidez
DUQUE DE MAURA enumerando hasta una existentes por lo
treintena de remedios naturales
común
al
alcance de todos. «El pri-
—comienza
mero
y
más
maten
al
perro rabioso que mordió
la
natural
diciendo al
—
que
es
hombre
y,
con
sangre, le unten la mordedura; y así le quitarán la
ponzoña. Si no pudieran haber
men a la
sangre del perro, to-
la
sus pelos y quémenlos y de aquellos polvos echen mordedura.»
Mas no se oculta al curandero, doctorado en Teoloque, muy frecuentemente, ni del perro ni del lobo
gía,
un pelo, y se aplica en con gran minuciosidad los de-
se conseguirá alcanzar siquiera
de
vista
ello a detallar
más remedios. Echa por delante
los
más
costosos, ac-
cesibles tan sólo a famihas
acomodadas: por ejemplo,
miel bebida caliente,
manteca comida luego en
la
la
presto, el queso recién hecho, el ave de corral (capón, gallina o pollo) recién muerta,
preciso sobre la herida; la
remudándola cuanto
asadura de carnero,
o buey, análogamente utihzada;
co o
el
mente.
lardo
la
sea
macho
manteca de puer-
de su tocino ingeridos crudos, bucal-
Hay además, según
él,
varias frutas, legumbres
o hierbas que tienen virmd medicatriz contra la pon-
zoña del perro, del alacrán las
venenosas,
infecciones
y servirse de
ellas
zumo en vino o
y,
en general, contra todas
siendo
facilísimo
mojadas en emplasto, disuelto su
vinagre, o extraído su aceite esencial
para beberlo en dosis adecuada, según nes que
allí
hallarlas
se recetan, caso
54
por caso.
las prescripcio-
Comprende
la
S U hojas,
lista
PE RSTICION ES
tallos,
puerros,
nueces, avellanas, cidra, col,
rábanos,
membrillo,
moral,
.
grama, simiente o jugo de
raíces,
ajos, cebollas, higos,
go,
.
.
habas,
ruda,
fresno,
enebro,
ciprés,
salvia,
tri-
laurel,
hierbabuena,
y hasta simple aceite de oliva. El transcurso de un siglo debió de desacreditar uno hinojo, poleo
perejil,
a
uno cada cual de
esos remedios naturales, que, en
verdad, de haber sido eficaces
(si
no todos,
habrían hecho imperdonable, por superfina,
rabia,
la
se
de copiar esas recetas terapéuticas
trascendental
yéndolas
con
no
interés
pudo
Dice
esto,
abstiene tan rurales,
ocultársele,
más
muchísimo
otras
también menos tranquihzadoras para familiares
pecami-
doctor Navarro, no obstante transcribir de
el
Ciruelo todo lo referente a sólo
la
Supongo
nosa intervención de los Saludadores.
porque
los más),
piadosas, el
cuyo
sustitu-
pero
mordido, sus
y cuantas personas le quisieran bien. «Pues esta enfermedad viene por causas
así:
naturales es cierto puede tener remedio por curso na-
de Medicina. Porque
tural
tan
presto
cristianos,
como
los
medicinas no sanan
estas
enfermos quieren,
juntamente con
las
los
buenos
medicinas, hacen
dili-
gencias con oraciones a Dios y a sus Santos, y en unas
enfermedades otras a otros,
se
encomiendan
a
unos
Santos
y en
según diversas gracias que Dios ha repar-
y ellos las han mostrado a los devotos encomiendan a ellos; así como San Sebastián,
tido a sus Santos
que en
se el
trabajo
de
la
pestilencia,
55
Santa Bárbara en
las
DUQUE DE MAURA tempestades de truenos y rayos y Santos y Santas.
En
así
de otros muchos
mal de rabia comúnmente
este
se
dice que tienen especial gracia Santa Catalina y Santa Quiteria, y en
encomendándose
a ellas
con misas,
sa-
ofrendas y limosnas, juntamente con oracio-
crificios,
muchas personas han sanado de su mal de
nes devotas,
rabia. Si los cristianos se quisiesen contentar
con
estas
dihgencias de medicinas y devociones a estas Santas,
no habría pecado alguno y Dios remediaría sus trabajos. contentos que por sanar
Mas hay muchos vanos y no más
presto buscan los hechiceros; y el
Demonio, acu-
diendo a sus vanos deseos, ha enseñndo a los hombres
muchas
ble esta de
supersticiones, y entre ellas es
anatemas y silogismos de
Sí;
probaron impotentes hasta an
los
siglo
morahstas
nota-
los estigmatizados
por
las
se
com-
después para me-
siquiera la confianza taumatúrgica
llar
muy
los Saludadores».
que inspiraban
Santas susodichas, o por los
deudos que hubiesen atendido a suphrlas durante
la
Se ha de reconocer en
la
del
infancia
predestinado.
tramposo ventajismo,
actuación
de estos
porque
virtud especial que se arrogaban
tía
la
cierto
tales
tanto en curar la hidrofobia
y tengo por evidente que tra la rabia hasta el fin
los
como en
no
consis-
prevenirla;
saludados inmunes con-
de sus días fueron mucho más
numerosos que aquellos en quienes resultó inoperante la
saludadora inmunización.
Para formar juicio cabal
habríamos menester de
56
es-
SUPERSTICIONES
...
muy
nacimiento de esta Ciencia fué
tadísticas; pero el
posterior a la extinción paulatina de los Santiguadores
Todavía hoy dista mucho de
privilegiados.
exac-
ser
puesto que sus columnas de números se revelan
ta,
asentadas con frecuencia deplorable,
mucho más que
sobre granitos o mármoles, en naipes superpuestos.
Queda constancia
histórica
de haber pervivido du-
rante todo el siglo XVII la robusta fe nacional en perstición
saludadora, a causa de
ceso narrado por
me
Al comenzar
que
un memorable
la
su-
él.
primavera del año 1696, se hizo pú-
Reina madre de Carlos
la
su-
otra obra, motivo por el cual
en ésta a brevísima recordación de
limitaré
blico
mí en
la
II,
Doña Mariana
de Austria, padecía un avanzadísimo zaratán, mogigatamente oculto desde varios meses nar
ella
atrás,
por repug-
de siempre exhibir ante nadie desnudez nin-
guna de su cuerpo. El Protomedicato español diagnosticó
unánime
rias
ese cáncer
como
incurable ya; y las va-
famihas Reales de Europa emparentadas con
la
nuestra pidieron dictamen sobre el caso a las eminencias facultativas
de sus respectivos países, movilizando
algimas de ellas hacia Madrid,
tiempo para rir la
llegar ni
aun
si
bien faltó a todas
a la Península
antes de
mo-
enferma.
Lo hubo, en de casa, a
la
cambio, holgado, para recurrir, dentro
prometedora actuación de un Saludador
manchego, séptimo
hijo
varón de sus padres, quien
57
DUQUE DE MAURA durante
nueve días consecutivos santiguó mañana y
tarde a la augusta paciente, signándola con
y repitiendo cada vez: «Yo
no
Dios
crucifijo te sane»,
y obtener que durante ese lapso queda-
sin exigir
ran en
te santiguo;
un
suspenso cualesquiera intromisiones
profesio-
nales de los médicos de cámara.
Ignoro hasta qué punto
(renombrado
Saludador
el fracaso
por
número de
costumbres y
el
extrañas a
especialidad
la
la clase
entera en el
que no
la
dañaría
la
de este conspicuo
de sus
ejemplaridad
sus anteriores curaciones
antihidrófoba) perjudicó a
ánimo de
más que
al
Sospecho
los españoles.
Protomedicato
la
sensata
confesión de su impotencia curativa.
¿Oscurantismo? ¡Bah! lectores para
en
ciertos toques
un
doctor
Muy
jóvenes han de ser mis
no recordar cómo hace bien pocos años, el
norteño,
nervio trigémino practicados por hicieron
creer
innumerables
a
beocios que se acababa de descubrir en nuestra Patria la
legendaria y mítica panacea universal.
El
Gobierno de entonces hizo venir a Madrid
al
jefe
del
famoso
taumaturgo, invitándole a tratar en su propia residencia oficial a varios
enfermos amigos suyos, de empin-
gorotada posición social o económica.
dudable que
si
Tengo por
in-
en aquellos días hubiese adolecido de
gravedad alguna persona Real,
la
presencia del vasco
cámara palatina habría sido tan indefectible y probablemente tan inútil como siglos antes la del man-
en
la
58
SUPERSTICIONES chego de marras junto
al
lecho de
...
Doña Mariana de
Austria.
Este Saludador de hogaño se esfumó sin dejar rastro, a semejanza de los
de antaño...; pero no
me
atrevo a
asegurar que haya sido el último, ni a predecir que vaya a serlo.
59
MIEDO AL DEMONIO Su origen miedo
a
la
y
sus formas externas le distinguen del
vida,
de
característico
supersticiones
las
enraizadas desde los tiempos paganos no sólo por la mitología grecorromana, sino también por la celta, ger-
mánica y escandinava. Leyendas y sagas presuponen poblado el mundo natural de seres incorpóreos e invisibles,
pero no inofensivos;
ellos
muestran con
se.
amor
el
físico,
los
por
otros,
porque
si
algunos de
humanos acogedores
el contrario, les
hasta
aborrecen y
persiguen con odio inextinguible.
Ni para bien
poético, ni para
mal
supersticioso,
partió esas creencias el pueblo español;
do escuchado nimca
la flauta
com-
y no habien-
de Pan, tampoco
se vio
invadido jamás por colectivo pánico dentro del propio terruño.
La
población rural ¿e
vidado ya a comienzos de
de ninfas y
sátiros,
la
la
Península había
Edad Media
la
ol-
existencia
centauros y silvanos, náyades y
tri-
tones, evocados de nuevo, siglos después, por los poetas
renacentistas.
No
sospechó
6i
siquiera
que
pulula-
DUQUE DE MAURA sen en
la
Europa septentrional druidas y
valquirias,
hadas y gnomos, elfos y silfos. En cambio, la interpretación vernácula cristiana
en
(salvo
importancia mayor cardinales
amor, y aun
Demonio y
al
normal
el
la
los
a
santo
se valió
el
Universo;
poco asequible
cía
novísimos que a
temor de Dios, por de
la
divina
pero
su
virtudes el
miedo
el
como sucedánea
atrición
culminaba
misma
sobre
señera
excelsitud
mientras que
el
Demo-
rastreramente servil con los poderosos de
rra, saciaba en los desvalidos su odio a
la
ha-
la
en ínfima
a las criaturas relegadas
posición social o económica; nio,
las
reemplazó con frecuencia
de la contrición.
La Omnipotencia todo
fe
la
exigua minoría docta) atribuyó
teologales;
o
de
tie-
la
especie hu-
mana, y no contento con apoderarse de sus almas siempre que podía, aspiraba a dominarlas en vida por terror,
el
nas e
multiplicando
intereses
y
las
amenazas contra perso-
castigándolas
cruel
cuando no
le
obedecían.
Ciruelo y Navarro comprobaron generalizada esta su-
en los campos, y se propusieron combatirla persuadiendo a sus lectores de cuan limiperstición, singularmente
tado es el poder del
Demonio
contra quienes están asis-
tidos por el de Dios, especificando los
ñeles
protección
para
cristianos
divina.
concienzudamente
obtener
Comenzaron la
psicología
62
qué medios valen expedita
por
y
estudiar
diabólica,
a
rápida
rasgo
ellos
ya
SUPERSTICIONES porque
benemérito,
...
prebendados
los
de
ulteriores
tiempos propendieron a prestar más atención
do que no a Así
salmantino
el
modo
tal
los otros
sus
como
que demuestran
observaciones críticas,
como sabe hoy
buenos mi eximio colega académico Eugenio
los
Desentrañan ambos, uno
d'Ors.
des
mun-
montearagonés afinan de
el
saber de los ángeles malos casi tanto
de
al
dos enemigos del alma.
evidencian
diabólicos;
su
tras
otxo,
falacia
ardi-
los
o inconsisten-
y permiten llegar a la conclusión tranquilizadora de que el Príncipe de las Tinieblas, émulo de Dios, cia
comporta en muchas
se
como un pobre
ocasiones
diablo.
paso
Seguiré,
—
Diablo
escribe
paso,
a
Ciruelo
entrambos
a
—
hace
se
«El
teólogos.
presente
a
veces
con estruendo incluso en casas de reHgiosos; da pes a puertas y ventanas;
gol-
mueve
cantos y piedras; quiebra ollas, platos y escudillas. Otras veces revuel-
ve todas
las
preseas y no deja cosa en su lugar. Otras
veces viene a la
y
les quita la
camientos les
cama donde duermen
ropa de encima y
deshonestos,
les
y de otras
personas
muchas maneras
causa miedos y no les deja dormir tranquilos.»
Navarro expHca
muy
de estas travesuras.
bien
la
«No hay
inocuidad de muchas
razón
— —para dice
ner temor cuando sentimos algún ruido: es
las
hace algunos to-
te-
o este ruido
de gatos, ratones o cosas semejantes, o de hombres
o de Demonios. Si es de gatos o ratones, no hay que
63
DUQUE DE MAURA Si es de hombres, como sucede algunas vemás razón hay que temer que de Demonios o almas. Pero adviertan, primero, que no pueden dañar
temer.
ces,
al
alma, sino sólo
dice:
No
y
al
cados.
hacienda y cuerpo, y San Mateo
temáis a los que no pueden matar al alma,
ni hacerla
ma
la
mal; temed a
cuerpo
Tampoco
almas o de
que pueden
los
llevar al al-
porque éstos son
al infierno;
tienen que temer al ruido
los pe-
si
es
de
Demonios, porque 4os demonios,
ni
al
cuerpo ni hacienda hacen daño sm licencia de Dios
Nuestro Señor, y de ordinario no se
la
da Dios. Las
almas, cuando vuelven, es para pedir socorro;
no hacen daño.
Si
acaso
fueren
que vuelven, dándoles Dios razón que con
así,
misma
corre la
licencia,
Demonios, y
los
y
almas del infierno
que
sólo vienen para
escarmentemos en cabeza ajena y no vivamos tan
bremente como vivimos. este ruido está trición,
invoque
cuando
Si
el
nombre de Jesús y de
mano agua
gase de ella; que haciendo esto, Dios le
ayudará de
Pero
las
tonces tan
siente
en pecado mortal, haga actos de con-
santigüese, tenga siempre a
y
hombre
el
li-
la
manera que
le
la
Virgen,
bendita y vál-
le
dará
la
mano
convenga.»
apariciones de almas en pena eran por enfrecuentes,
indispensable
que
puntuaUzar:
el
doctor
Cómo
aragonés
conoceremos
juzga si
la
aparición o ruido que se siente es de demonio o de
alma del Purgatorio.
«Cuando
se
sienta
ruido
64
—
aclara
—adviertan
si
lo
SUPERSTICIONES siente sólo
una persona o muchas de
...
cuando
la casa;
lo siente sólo una persona, miren bien
es
si
de virtud
y recogimiento, que acostumbre a decir verdades, o persona libre, que fácilmente dice mentiras. Cuando hay un
es persona recogida y veraz,
peligro, porque,
puede engañar, y para esto será es de buen juicio y discreta, si es me-
sin pensar mentir, se
bien advertir
si
lancólica y tiene flaqueza así, le
en
la
cabeza, porque, siendo
parecerá que siente ruido donde no lo hay.
bién es razón de advertir
si
es
Tam-
de vehemente imagina-
ción; porque a éstos se les representan los objetos ausentes
He
como
si
más puntual
muy
fueran presentes.»
de confesar que no es factible un aquilatamiento
útiles
Pues todavía añade
del caso.
Hay que
consejos.
preguntar
al
el
doctor
alma, en
y qué pide; porque si no pide nada y sólo hace ruido, no es alma, sino demonio.
nombre de Dios, quién Seguramente es esto
es
último
si
pide
cosa
a la fe o buenas costumbres. Hallábase
da en aquella época sitas
la superstición
muy
contraria
extendi-
de atribuir
de ultratumba a estar padeciendo
los
las vi-
di-
fieles
funtos penas de Purgatorio por no haberse enjugado todavía las deudas que dejaron pendientes en la tierra
y mandaron, por testamento, pagar a sus herederos. Refuta enérgicamente nuestro moralista ese error del vulgo. Las almas
tiempo que pias culpas,
el
no
se detienen
en
el
Purgatorio
más
señalado a cada cual para expiar sus pro-
aunque no paguen nunca sus deudas
los
65 5
DUQUE DE MAURA mundo: «¡Pa-
herederos. Oír decir, con voz del otro
gúese
deuda porque no puedo
tal
Murmurar
es mentira.
Ahora por
que encomendó»,
lo
el
Purgatorio porque no
bien, prodigar oraciones, sufragios y
que aprovecha a
la
«Fulano
es ignorancia.
muy
benditas ánimas, es devoción
las
dable,
del Purgatorio ! »,
del prójimo diciendo:
hace padecer a su padre en
cumple
salir
comunión de
Hmosnas recomen-
los
santos,
recibe siempre recompensa de Dios en la otra vida y
alguna vez también en esta mundanal.
Lo
advera
no sobre
así
un sucedido inserto en el hbro italiaAño Santo del 1.600, de que es
el jubileo del
autor el Padre Jerónimo Graciano, y que fué aproba-
do por
la
Santidad de Clemente VIII.
Don
Cristóbal de
Sandoval y Rojas, futuro Arzobispo de Sevilla, hijo del valido de Felipe III,
Marqués, luego Duque de Denia,
siendo en sus mocedades estudiante de Lovaina, se halló cierto
día tan sin blanca,
su almuerzo, cuanto
braba, a
la
que
más para
le faltó
hasta para pagar
contribuir,
como acostum-
pública colecta matutina en sufragio de las
almas del Purgatorio. Dice nuestro cronista que entró
en una
iglesia
con propósito de compensar rezando
la
imposible entrega aquel día del óbolo habitual. «Aca-
badas sus oraciones apareció
—
^narra el fraile carmelita
un gentilhombre de muy galán
hábito de pasajero, y cuando
y se
le
le vio, le
levantaron los cabellos,
—
,
se le
aspecto, con
vino
un temblor
como cuando
se suelen
ver visiones de otro siglo, el cual le dio nuevas de sus
66
SUPERSTICIONES padres, de sus parientes y amigos,
punto le a
llegase
una
de su
..*
como
si
en aquel
Convidóle a comer y llevó-
tierra.
y después de haber comido el dicho puso una buena cantidad de escudos de
hostería,
pasajero,
le
oro en la mano, y dijo que los tomase, que su padre se los pagaría
jamás
le
en España. Mas, después de despedidos,
pudo encontrar,
ni los dineros los pidieron a
su padre en España, ni tuvo de ellos noticias, ni su-
pieron jamás quién hubiese sido el mancebo. Así cre-
yeron que era alma de Purgatorio, o algún ángel en agradecimiento de cesidad; y fué de vinieron tan
de España
ellas,
Mucho más pehagudo el
en aquella ne-
era el
Demonio con
doctor Navarro, de
—afirma—
enemigo mortal
tema de
seres
un hecho
suele
las relaciones
humanos. Se
salaz
la
trata,
innegable. «Este
tomar un cuerpo de
hombre o mujer muerta, introducirse en acceso con mujer u hombre.» Pero
le
llegó
el socorro.»
sexuales del
para
le socorrió
que tuvo harto hasta que
justo
al
que
manera, que aquellos dineros
tal
él,
y tener
acometividad de íncubos y súcubos se
juzgaba ya antigualla no poco desacreditada, hasta en países de
todo en
Europa donde había llegado la
a alcanzar, sobre
Edad Media, mucha más frecuente
consta-
tación que en el nuestro.
muy
a
limitándose a dejar sentado que el acto de
la
El canónigo montearagonés trata la ligera,
generación excede
al
el
asunto
poder demoníaco. Lo único que
67
DUQUE DE MAURA en sus posibilidades «es tomar con gran
está
semen a
carnali actu decisum, y,
llevarlo caliente,
no
se disipen,
de
con
tal
la
sutileza
con mucha presteza,
manera que sus
espíritus vitales
cantidad y calidad necesaria y en
tiempo y sazón que conviniese para engendrarse un
hombre».
No del
renuncia, sin embargo, a transcribir de Martín
Río (empedernido coleccionador de
truculencias
teológicomorales) esta anécdota escalofriante:
«A una Enemigo
doncella
que
vivía
recogida,
acometió
el
transfigurado en Ángel de luz, y le vino a per-
suadir era igual a nuestra Señora; y que sólo le falta-
ba
el
concebir y parir quedando doncella. Un día, enque estaba preparándose para comulgar como
tre otros,
solía, pidió
a Dios le acabase de hacer aquella
prometida.
Estando
«Amada
oyó una voz que
así,
mía, ten buen ánimo;
ñada por obra de Dios». Tras reció Satanás, ella
como Ángel
y tuvo acceso. Vuelta
pezó a echar de ver que de esta suerte rico
la
confía que serás pre-
del Señor, y se ajuntó con la
miserable a su casa,
le crecía la barriga.
de su casa pudiese
dente ciudadano, aunque no creía
la historia
sirviese
que en
parir.
El pru-
la ficción ni tenía la
revelación por buena, con todo, porque
si
la
su casa no fuese difamada, y porque no cayese
68
em-
Estando
un ciudadano
cuitada, descubrióse a
y honrado de aquella ciudad y contóle secreto
dijo:
estas palabras, se le apa-
de su milagrosa preñez y suplicóle se
un rincón
merced
le
negaba el
caso
SUPERSTICIONES... en bocas de herejes y nuestra
gó
empezó
hora, y
la
no de
se burlasen
permitió aguardase
fe,
la
el
de
la
mujer y de
parto en su casa. Lle-
desventurada a
ir
con dolores,
parto, sino de muerte. Al fin, parió, en vez de
criatura
humana, un gran montón de gusanos
de tan horrible figura que pasmaban a quien ba y echaban de sufrir. la
De donde
engañó
En
si
tan terrible hedor que no lo podían
se colige que,
Padre de
el
vellosos, los mira-
por su gran soberbia,
Engaños, Satanás.»
los
opinión de nuestros teólogos, este Padre de los
Engaños debería
inspirar
fundadamente mucha más
que miedo, puesto que
desconfianza
cordia de Dios, es
muy
si,
por miseri-
escaso su poder dañino, por
dignación suya también ocurre lo contrario con
como
gestivo, siendo la explicación tan obvia
el su-
lo acre-
ditan los párrafos siguientes.
«Debajo del nombre de Diablo
se
monios, Trasgos, Duendes y todas
comprenden Demolas
demás
especies
de espíritus que nos dañan. Son espíritus puros, sin
mezcla de cuerpo alguno, ígneo, aéreo. Todos geles, así
están,
buenos como malos, son espíritus puros-
como
los
demás cuerpos, en lugar
vo, sino en lugar y espacio definitivo.
can en cuerpo, así se
los
pueden
densidad. Si
lo
ver,
toman
An-
No
circunscripti-
Aunque
aparez-
fantástico de aire o de agua,
y porque esos elementos tienen alguna
toman
figura
en forma de hombre, no es
porque sean de nuestra naturaleza, que está compuesta
de cuerpo y alma, mientras que sus cuerpos son sim-
69
DUQUE DE MAURA pies y sin excrementos;
para
a cualquiera parte
ir
transformar en
y no son graves, sino ágiles, que les parece; y se pueden
forma y figura que quieren,
la
si
lo
permite Dios.»
Los concurrentes con facilidad
el
a
espectáculos de cine colegirán
potencial casi ilimitado de embustes,
trapisondas, aventuras y perfidias que estuvo al alcance de seres tan sobrenaturalmente dotados y multifor-
memente
provistos
Podían sugerir a siones
los
de recursos para
revelaciones
y
el
embaimiento.
humanos inmensa variedad de orales
(sin
el
considerable
vi-
es-
fuerzo crematístico que es obligado en los estudios de las
Empresas cinematográficas), valiéndose de
mas de
visión distintas;
la
lograba «trocando las especies del aire, a pareciese lo que
no
era,
como
hacen parecer colorado todo
no siendo
así»
;
la
aire, luz, estrellas,
diferentes,
representándolas
fin, la intelectual,
proponer
para
Demonio
el
sugiriesen;
los
que con
lo
ellos
se ve,
Demonio
hombres, bultos y figuras a
la cual,
y en embargo, no podía
imaginación;
la
sin
sino objetos materiales
pero no levantar directamente
intelectuales,
ñn de que
anteojos colorados
imaginaria, «por ser fácil al
formar del
tres for-
corporal sensitiva, que se
que
la
las especies
porque eso excede a su potencia natural.
También Dios
se vale
de
esos,
mismos
tres
medios
para comunicar con los hombres y se abstiene igual-
mente de tencia,
la
como
sugestión intelectual directa, no por impoel
Diablo, sino por respeto
70
al
albedrío hu-
SUPERSTICIONES mano. ¿De qué manera distinguir
...
las visiones
y reve-
laciones celestiales de las infernales? El moralista
atreve a indicar
sino
estas
meramente empíricas. «La primera poderío y señorío que trae consigo inaccesible al Espíritu malo.
grande, que en el otro no.
La
memoria
la
el
se
señal el
— — dice
es el
habla de Dios»,
La segunda, una quietud
el alma y en no pasarse en mucho tiempo de
primer caso queda en
tercera,
señales
las
no
cinco normas, en verdad
que recibimos de
lo alto a di-
ferencia de las insulseces y vulgaridades propias de hombres y demonios, que se olvidan en seguida. La cuarta, la certidumbre que inspiran las palabras divinas
La
y no
las infernales.
ser la
de Dios una voz tan clara que no se pierde una
que
sílaba», mientras
sino
efectos,
la
quinta y última, consiste «en
del
Demonio «no
deja buenos
malos, porque, aparte la gran sequedad
que causa, causa también una inquietud que no
se sabe
entender de dónde viene, sino que parece resiste
alma y
se alborota
Quédame por
y
aflige sin saber
latino, y,
superstición de
otra
registrar
inequívocamente pagano,
si
el
por qué». origen
bien más germánico que
aunque popular también, practicada con
fre-
cuencia mayor en las ciudades que en las aldeas. Ciruelo la consigna bajo el rótulo de Salvas o desafíos,
y
la
un
explica así
:
«Las salvas comunes son
hierro ardiendo con la
agua o aceite hirviendo, o
campo, y algunos hallan
éstas
mano, o poner salir
:
tomar
mano en
sobre ello en desafío
la salva
71
la
de usar
el
al
Sacramento
DUQUE DE MAURA de
la
comunión
A
sin confesión.
los
que en
estas sal-
vas mueren, no permitan que se les entierre en sagra-
do; entre otras razones, porque es querer tentar a Dios
que haga milagros tenciosamente
el
sin necesidad.
en sus designios favorecer
cuando
Además
prebendado salmantino
es persona
al
—añade
—
,
culpable, y
que no acepta
la salva
sen-
puede Dios
mayormente
por su volun-
tad y hace confesión y se arrepiente de todos sus pe-
Hemos
cados.
jeres casadas a
visto
por experiencia en algunas
quien
los
maridos forzaban a hacer
musal-
vas sobre sospecha de adulterio, y ellas de esta manera
saheron
en
hbres,
aunque
en
verdad,
habían
pecado
ello».
Esta reminiscencia del juicio de Dios debía de haber caído
muy
varro no
en desuso durante
la
cataloga ya
Se inventó para desprovista
la
como
el siglo xvii,
porque Na-
superstición ladina.
gregaria
mentalidad
de imaginación estimuladora
teutónica,
de
iniciati-
vas individuales, y cuadra mal con nuestra idiosincrasia.
Cuando
el
español queda perdidoso en alguno de
esos juicios, de Dios o de los hombres, encuentra siem-
pre argumentos para demostrar que
72
la salva
no
vale-
SUPERSTICIÓN ERUDITA Los frutos del árbol de la Ciencia del bien y del mal, que permiten saber tanto como Dios, estuvieron vedados
al
hombre desde el inicio del mundo. Pero ya humana sucumbió, tentada por la
primera pareja
la
serpiente
infernal,
incidiendo en
la
desobediencia ie
gustarlos; y este descarrío deleitable para Satanás, ar-
quetipo e inductor perenne de rá verosímilmente hasta la
Durante rizó
el
xvi y
el
la
soberbia,
consumación de
Aspiraron
siglos.
xvii de nuestra Era se exterio-
en forma de diversos pecados, todos
ciosos.
menudealos
algunos
pecadores
al
ellos supersti-
dominio
del
Arte Notoria, «que promete sabiduría y ciencia en todas
las cosas
humanas y
divinas,
en breve tiempo,
sin
trabajo ni cuidado y sin enseñarlo maestro alguno;
a
semejanza de Salomón, que, en espacio de una noche, tuvo conocimiento y noticia de todas
Dícenos Thiers que
como
el
hijo
los
de David,
ciencia infusa con
se
las cosas».
no ungidos por
algún mayor esfuerzo y
73
el
Señor,
resignaban a obtener esa sacrificio',
DUQUE DE MAURA si
bien
la
esperanza de alcanzarla compensase amplia-
mente todos sus
Los
trabajos.
en
neófitos
No-
Arte
el
habían de comenzar su catequesis haciendo con-
toria
man-
fesión general de los pecados de su vida entera,
tenerse después en estado de gracia, comulgar a
nudo, ayunar a pan y agua todos
me-
los viernes, recitar
a diario los siete salmos penitenciales y otras oracio-
nes litúrgicas durante siete semanas,
y,
en
practi-
fin,
car determinados rezos y genuflexiones en presencia de ciertas
imágenes a
la
hora del alba, antes de
salir
por espacio de tres novilunios consecutivos.
sol,
esto,
el
Todo
dicho y hecho puntualmente, con devoción bas-
según
tante, les capacitaba,
Valíanse
u
oratorio, bien
otras
escuelas
menos heterodoxos para éxito.
Así, los
cabalistas
ejemplo) atribuían cia al
la ciencia
mediante ceremonia ad hoc, bien en
infusa, impartida iglesia, capilla
para recibir
ellos,
el
en pleno campo.
de métodos llegar
a
(Pico de
diferentes
no
ese
mismo sublime
la
Mirándola, por
misterioso quid de la omniscien-
conocimiento de esotéricos vocablos hebreos re-
velados a Moisés nada
Jehová en
el Sinaí;
menos que personalmente por
mientras los adeptos de
la
Ciencia
paulina esperaban recibirlos durante algún éxtasis, en el
curso del cual se lo comunicaría su respectivo Án-
gel Custodio,
de
las
como afirmaban
gentes durante
el
le
aconteció al Apóstol
rapto que refiere
la
Sagrada
Escritura.
Este puro saber semidivino placía no obstante a los
74
SUPERSTICIONES menos. Aquello que
.
.
.
más codiciaban
los
gún rasgo habitual entre no pocos
adquirir (se-
de
intelectuales
to-
dos los tiempos) era alguna suerte de Ciencia susceptible
de
aplicaciones
prácticas,
porque
entonces
la
profesión de sabio les granjearía de sus conciudadanos
preeminencias,
mercedes,
obsequios,
pensiones
pin-
gües y honorarios cuantiosos, devengados en especie o en monedas contantes y sonantes. Figuraba, conspicua y noble, en ciencias
aplicadas
común de de
la
Astrología
grupo de esas
el
judiciaria.
El parecer
aquella época presuponía escritos en signos
todos los acontecimientos
estrellas
terrestres,
aun
cuando proclamase su cabal desciframiento, mucho más difícil
que
de
el
jeroglíficos,
criptogramas, charadas y
demás engorrosos enigmas o documentos.
Unas veces astrólogo;
fallaban la competencia o la pericia del
confundía
otras,
el
cliente los datos
pensables, trastrocando, por ejemplo, el día o
la
indis-
hora
del suceso básico, a causa de lo cual la distribución de los planetas la
en
las
diversas casas celestes, distinta de
que hubiese correspondido a fecha y minuto au-
ténticos, falseaba el resultado tífica.
sultantes
estultos,
fesionales los
Mas,
a
durante
!a
llazgo
de
la
Además, proporcionadamente
de
número de con-
abundaban también entre
los
pro-
embaucadores desaprensivos.
tiempo en que
Edad Media, la
investigación cienal
la
alquimia,
tan
en boga
descaecía visiblemente y el ha-
piedra filosofal tropezaba con excepticis-
75
DUQUE DE MAURA mo
cada vez más coriáceo, gozaba de auge creciente para
la industria astrológica, así
o privada en blicábanse
el
todos
explotación colecti-
la
como para
va con productos editoriales,
la
individual
recato del gabinete de consulta. Pu-
años
los
calendarios
almanaques
o
repletos de predicciones meteorológicas y políticas, de-
ducidas, según sus autores, tras atento ciarlo aspecto
de
lación con las constelaciones
añadiéndose
res;
a
estos
examen
o de
las fases del sol
la
del indi-
luna en re-
planetarias y las estela-
opúsculos
periódicos
otros
esporádicos, de menos volumen pero más concreto terés,
y aun hojas
los ciegos, junto estiló
tica
sueltas,
con
voceadas y vendidas por impresas en que se
las relaciones
divulgar sucesos de importancia,
como
se prac-
hoy, más excepcionalmente, sacando a luz edicio-
nes especiales de
Muchos
la
prensa diaria.
coruscantes
de procurar para
sí,
coetáneos
personajes
cuidaron
sus familiares o amigos, horósco-
pos personales, producto de
moso
la
sapiencia de algún fa-
astrólogo, a quien recurrían para tener constan-
cia del destino
do
in-
para
de cada cual, como
perpetuar
su
pergeño
al
pintor renombra-
y
trazos
fisonómi-
cos, propios o ajenos. Tengo cómo una lucubración de esa
índole influyó decisiva-
mente en
la
las
convicciones y en
no bastardo de Carlos El
mismo maestro
II,
referido
conducta del herma-
Don Juan
Ciruelo,
en otra parte
José de Austria.
no obstante
hilar
tan
delgado en materia de superstición, declara que no lo
76
SUPERSTICIONES medio de
es inquirir por
los astros
...
niño recién
«si el
nacido será de bueno o de nido ingenio para las
o para
tras
muy
ra
como
las otras artes
serio
la
—
esa
Astrología
ocurrirá al
las
estrellas
juega juego de ventaja
del
lo
que
sale, ni al
que
Tampoco
ganará o perderá.
si
revelar al consultante los secretos" del corazón
hombre; por ejemplo,
mal;
Sentencia,
no pueden decir
que va de camino, entra o
le-
asegu-
verdadera,
ciencia
es
—
porque
Filosofía natural o la Medicina».
en cambio, que
pueden
y
ejercicios,
su mujer le será
si
si el
fiel
o
Rey
bien o
le recibirá
infiel;
si
sus amigos y
criados le tendrán buena o mala voluntad.
Además,
la
consulta frecuente,
transcendente a los ases de
impertinente o in-
adivinación estaba fuera
la
del alcance de casi todas las bolsas, porque se había
de pagar tan cara como las
eminencias de
la
que
las
se obtienen
hoy de
Medicina o del Foro. Aparte
potentados (alguno de los cuales se permitía sostener astrólogo propio,
como
el lujo
los
de
sostendría ahora capi-
tán de yate o piloto de avión particular), quienes en trance de apuro o de simple curiosidad se sentían acu-
ciados por afán irreprimible de esclarecer algún enig-
ma
presente o por venir, acostumbraban dirigirse a adi-
vinos
de menos campanillas
estuviese plo,
si
mucho más
a
cuya clave descifradora
mano; en
por ejem-
la tierra,
eran ellos geománticos; en las aguas,
mánticos; en pirománticos
;
el aire, si
en
aerománticos
las líneas
77
de
la
;
en
mano,
el si
si
hidro-
fuego,
si
quiromán-
DUQUE DE MAURA ticos;
en
espalda de los animales,
la
o en sus huesos, nsta,
si
si
armománticos;
espatulománticos. Excluyo de esta
por diabólicos, a
los nigrománticos, brujos
y he-
chiceros.
Ciruelo condena ticas adivinatorias,
como supersticiosas todas esas prácasí como la sorsticia, que se puede
hacer, dice, «con dados, cartas, naipes, cédulas escritas,
salmos del Salterio, cedazos o tijeras». Advierte, no obstante, el
que
el
pecado consiste en pretender forzar
secreto de Dios con milagros vanos, porque
(como
recuerda oportunamente^- cuando los Apóstoles resolvieron cubrir
la
riote, sortearon
vacante del traidor y apóstata Iscapara reemplazarle en
el
Sacro Colegio
las candidaturas de Matías y José, sahendo favorecida la primera; y esta decisión del azar fué tan legítima,
como lotes
lo es la
comúnmente
de un proindiviso que
utilizada para distribuir los se reparte entre los
derecho-
habientes.
Otro origen de supersticiones adivinatorias, tan antiguo
como
la
el siglo xviij
misma Humanidad, eran
los sueños.
En
su fijeza interpretativa estaba ya tan con-
solidada que equivalía casi a
una
codificación.
Quien,
durmiendo, viese caer un puente, sabíase amenazado de tes,
serio peligro;
si lo
que
caía era su pelo o sus dien-
de pérdida de persona querida;
cadenas, de cautiverio o prisión; oro. de
muerte por
fiera salvaje;
78
si
si si la
se le apareciesen
patas o
manos de
luna, de ceguera,
SUPERSTICIONES etcétera,
Navarro
etc.
punto con lucidez
este
trata
...
ejemplar.
—
«Los sueños
escribe
—vienen
a
hombres por
los
causa natural, intrínseca o extrínseca.
La causa
intrín-
seca es por alguna alteración del cuerpo del hombre,
por si
mueve
la
fuego o sangre;
agua;
la
si
sueña
cólera, si
se
mueve
el
la flema,
sueña cosas de
sueña cosas negras, oscuras,
melancolía,
y de muertos.
tristes
se mueven; que hombre en cosas de
humores que intrínsecamente
los
se
Y
por estas razones, cuando
los
médicos curan de algunas enfermedades, preguntan
enfermo de
ha dormido y qué es lo que ha soñado, y el humor que reina en él y así saben
coHgen
allí
cómo
si
al
le
han de
curar.»
«Puede venir también
mano por
alteración del cuerpo hu-
la
como
causa extrínseca,
medece, se seca, se caHenta o se
del aire enfría,
y
que el
se
aire,
huasí
altera nuestros cuerpos y muévense los humores y causan los sueños conforme a ellos; y así, si sueña que pasan ríos, es por humedad del aire que se
alterado,
va aparejando para llover; y aires,
es por la
vientos,
y
así las
si
sequedad que
demás
sueña que vuela por los se
Dice después que estos sueños ríamos hoy barométricos) malos, ni ilícitos», Dios. Pero el
de
la
apareja para hacer
cosas.» (a los cuales llama-
«no son supersticiosos, ni
como tampoco
los
que vienen de
Enemigo malo, perpetuamente envidioso
Divinidad, se afana
79
suplantándola o remedán-
DUQUE DE MAURA dola, enviándonos otros
So pena de
de cosas vanas y perniciosas. en pecado mortal, hemos de venerar
incidir
y obedecer cuantos sueños vengan de Dios, y no prestar, en cambio, crédito ninguno a los dimanantes del
La norma
Diablo-
el teólogo
más
diáfana ni
con que
profiláctica y discriminativa
concluye
el
más
examen
del asunto
no puede
ser
Todo sueño que no nos
tajante.
envíe Dios o no se origine de causas naturales, intrínsecas o extrínsecas, procede
indefectiblemente del
Demonio. Esas diversas formas de superstición erudita arrai-
garon también en España muciio menos que en to
de
la
Europa
No hubo
civilizada.
el res-
aquí astrólogos,
adivinos, echadores de suertes, ni intérpretes de sue-
ños de fama universal, y
la
Hteramra de almanaque
estuvo acaparada por gacetistas chapuceros, incluso en lo
meteorológico.
ron
los frailes,
y
don
El el
de
la
profético
lo
monopoliza-
revelación ultraterrena, las
monjas.
Muy indulgente y tolerante el Consejo de Castilla con esas expansiones de lo sobrenatural, más o menos excéntricas, tiva,
se
como no
pero siempre gratas a
la
novelería colec-
abstuvo de prohibirlas y aun de coartarlas, las viese derivar hacia
temas de oposición, se-
gún ocurrió invariablemente cuando tomaron lítico,
porque
la
nunca en España sino a
cariz po-
no
agrada
los incondicionales del
Gobier-
propaganda
no, sea el que sea, ni persuade
8o
ministerial
tampoco sino
a los pre-
SUPERSTICIONES... viamente convencidos o a
Cuando
sados.
partidistamente intere-
los
campaña
la
antimi-
profética
y llegó a producir peligrosos efectos popula-
nisterial
jurisdicción civil recabó el concurso de la in-
la
res,
persistió
quisitorial,
como
siglos
después recabaría, en apuros
análogos, el de la castrense, a causa de comprobarse
antaño
una y hogaño
la
mucho más
la otra,
expeditas,
enérgicas y eficaces que la ordinaria.
Alcanzó gran notoriedad con sus acertadas profecías durante los últimos tiempos del reinado de Fehpe IV
un
itaHano de la Reforma de San Nicolás, Fray
fraile
Francisco 1 64 1.
Monteroni,
España
en
establecido
desde
Detractor de don Luis de Haro, acumuló sobre
él
graves acusaciones y no tardó en ser encerrado en la
de
cárcel
sino
la
donde no saHó
Inquisición toledana, de
muerto ya
el
VaHdo, por intercesora mediación de
Sor María de Agreda. Monterón,
como
se llamaba el
itaHano españolizando su apellido, reanudó impertérrito
sus
ellos,
to
pronósticos,
notables,
en verdad, algunos de
puesto que en 1664 anunciaron, no sólo
advenimiento
al
trono de Carlos
II,
el
pron-
fácilmente pre-
sumible, sino la constitución de una Junta de Gobier-
no integrada por
siete
personas
mal avenidas entre
exaltación y rápido derrocamiento del P. Nitard;
sí;
la
las
inquietudes marciales que provocaría
Austria,
e
incluso
(con alusión
moraüzadores efectos de ¡Lástima que empañen
la el
más
Don Juan
velada)
los
de
des-
privanza de Valenzuela.
brillo
de estos inconcusos
81 6
DUQUE DE MAURA muy
aciertos vaticinadores, otros augurios simultáneos,
halagüeños para
el
amor propio nacional, que
la
reali-
dad dejó infortunadamente incumplidos! Antes de que fuese posible saber
confirmaba
si
el
tiempo o no estos y aquellos pronósticos, pretendió el
populan simo
fraile
fin
por
ser recibido
de comunicarle confidencialmente
Rey, con
el
datos
el
comple-
mentarios cuya publicidad podría ser perjudicial. Lle-
gó
t'elipe
IV
a señalar día
pero se interpuso sal,
el
y hora, para
Secretario del
la
audiencia;
Despacho Univer-
don Luis de Oyanguren, caUficando de
loco al vi-
dente y frustrando su designio. Monterón no consiguió pisar Palacio le
y
se revolvió iracundo contra los
menospreciaban y desoían, anunciando
ximo
el castigo
del Cielo.
Con
que
muy
así
pró-
general asombro, Oyan-
guren, pletórico de salud en apariencia, falleció, efectivamente, semanas antes que
mo. Pero
el
el
Monarca
achacosísi-
encorajinado augur no sacó a luz ninguna
nueva profecía poHtica durante
la
Regencia de Doña
Mariana de Austria, no obstante constar que
vivía
aún en 1678Servicio
más propio de su
instituto
prestó la
In-
quisición en lo atinente a las revelaciones monjiles, así
para pro del decoro nacional
como para
la
higiene
del espíritu y la tranquilidad de las almas devotas.
Pululaban a
monjas
la
sazón en monasterios y conventos
histéricas,
monomam'acas
y
las
aun esquizofré-
nicas que, de buena o de mala fe (pues de todo hubo).
:
SUPERSTICIONES
...
se decían depositarías de secretos celestiales, escucha-
dos a Angeles, Santas o Santos, cuando no
al
Redentor o a su Santísima Madre, en sueños,
propio éxtasis,
deliquios o tránsitos; y las supuestas elegidas se
traban
menudo
a
estigmatizadas
con
las
mos-
llagas
del
Calvario y pretendían poseer dones proféticos, sapientes o milagrosos. Todas ellas se hubieron de enfrentar
con jueces avisados e crupulosas
cuentas
inflexibles,
místicas,
que
les ajustaron es-
morales,
materiales
y
hasta monetarias, atajando así innúmeras supercherías,
necedades o candideces, nocivas siempre, cuando no heréticas.
Oigamos
a nuestro sesudo canónigo de
Montearagón
«Téngase cuenta del sexo del que tuviere ciones, a saber,
si
es
las revela-
mujer u hombre, porque, ccBteñs
más crédito se ha de dar a las revelaciones hombre que de la mujer. Porque el sexo femenino más flaco de cabeza y las cosas naturales o ilusio-
paribus, del es
Demonio
por del Gelo y de Dios; hombres y piensan que son verdades apuradas; también porque abunda la mujer de
nes del
sueñan más que
las tienen
los
pasiones vehementes, y lo que procede de
la
pasión
mujeres son de su naturaleza
También las muy húmedas y vaporo-
húmedo más
fácilmente recibe figuras
propia,
sas,
y
piensa que nace de
lo
que
es
la
verdad.
imprimen; y también más difícilmente deja de seguir el movimiento que una vez aprehende
varias,
que
le
y toma. Las mujeres son más imaginativas que
83
los
DUQUE DE MAURA hombres,
como tengan ellas menos de juicio y menos prudencia, más se inclina el De-
pues
y discurso
monio
a engañar a las mujeres
con aparentes y
falsas
A
esto,
imaginaciones, revelaciones y visiones. se
ha de mirar en
costumbres,
las
ñan a
son mujeres dis-
amigas de enseñar y predino solamente se enga-
traídas, habladoras, locas,
car a los demás;
si
más de
fueren,
si así
mismas, sino también a hombres
sí
y cuerdos
muy
doctos
a sus opiniones se entregan y a sus pala-
si
bras dan crédito.»
Recelando
el
doctor Navarro que se pudiese acha-
car este dictamen suyo a lo que llamaríamos
hoy
fo-
bia antifeminista, idiosincrásica o canonical, invoca este
sucedido, tomándolo del P. Ribadeneyra: «Espiritó
una monja, y
su Orden para que
po esto y la mujer comenzó boca voces diferentes: con delicada) fingía
era la del esta
que era
Demonio, y
voz hablaba
nables;
con
la
el
a hablar fingiendo la
otra,
que
formaba más abultada. Con
Demonio
otra, decía
con su
una (que hacía más
voz de Cristo;
la
ésta
un prelado de Duró mucho tiem-
lleváronla a
conjurase.
la
cosas impías y abomi-
Cristo cosas pías y santas,
por donde vinieron muchos a creer que unas veces
hablaba Cristo y otras
tremo
una
el
el
Demonio. Llegó
la
a tanto ex-
engaño, que se atrevió esta mujer a consagrar
hostia,
diciendo
las
palabras de la consagración;
y hombres píos, pero indoctos, e inconsiderados,
lle-
varon en procesión y con unas grandes luminarias y
84
SUPERSTICIONES mucha solemnidad
hostia así consagrada (o, mejor
la
como
no consagrada)
dicho,
Santísimo Sacramento, a reservaron en
...
la
verdadero
fuera
si
y
iglesia,
y
veneraron y
la
Sagrario.»
el
Este sacrilego episodio está pidiendo a voces la intervención instante
del
con
Santo
los
ritos
Oficio,
como
ocurrirá
demoníacos de
las
nes de que voy a tratar seguidamente.
raban
los efectos
de
ellas,
como
pueriles o inofensivos los más,
los
de
a
cada
supersticio-
No
se conju-
las
anteriores,
con golpes de pecho,
agua bendita, ni aun absolución sacerdotal en confesión
ordinaria.
Habían
menester
do
de
remedios
más
y aun heroicos; porque arraigaban más honen el intenso dramatismo de la vida española
drásticos
coetánea.
85
SUPERSTICIÓN DIABÓLICA Dice Thiers que
cuando leza,
la
magia es de
con
se practica
las
encauzadas y dirigidas por
humano
natural,
tres clases:
de
solas fuerzas el
hombre;
la
natura-
artificial,
de esos mismos
cuando
el
mentos
para obtener resultados distintos de los ordi-
ingenio
se vale
narios o excepcionalmente perfectos;
cuando
los
causados en
fenómenos
modo
en
fin,
pueden
ser
diabólica,
perceptibles
no
ele-
alguno por agentes naturales.
Si resucitara de improviso entre nosotros algún adus-
persuadido de conservar poderes lega-
to
inquisidor,
les
y obligaciones de conciencia para investigación y
castigo
de cualesquiera atentados contra
costumbres, ta
el
la fe y las descomunal exceso de materia presun-
o inequívocamente punible con que toparía a cada
paso
le
impondría actividad tan
habituada
como
él
de otros tiempos, que acarrearían
Pero
si
quizá
escapaba a
insólita
en persona
a la mesura, parsimonia y lentitud el
trajín
extenuador la
y
las
agotamiento
anemia cerebral y
87
cavilaciones
le
nervioso.
a la consecu-
DUQUE DE MAURA tíva neurastenia, se percataría
novedades más
prodigiosas
de brujería, tiblemente
Magia
se
muy
pronto de que
suscitadoras
las
sospecha
de
evidenciaban, una tras otra, indefec-
catalogables
bajo
el
inofensivo
de
rótulo
artificial.
Factores naturales, descubiertos después de su muerte
o mejor utilizados que en su
nuestro a los
hombres:
permiten en
siglo,
recibir sin gran
urgentes desde cualquier punto del globo;
sajes
con interlocutores lejanos;
logar
vivos y muertos, clases
la
dia-
voz de
ruidos de todas
algunos superfluos que semejan chis-
(incluso
porroteos,
escuchar
amén de músicas y
el
demora men-
frituras
y borborigmos);
presenciar,
pro-
yectadas en pantalla, escenas movidas y habladas por seres reales o por otros fantásticos
de creación
artísti-
ca; disponer de agua sin acarrearla; de luz, sin llama;
de
sin tintero;
tomáticamente; y,
de fogón, sin lumbre; de pluma
calor, sin brasa;
eficaz,
en
mar o
fin,
escribir
con teclado o calcular au-
captar el rayo haciéndole inofensivo;
trasladarse de
un
lugar a otro, por tierra,
con celeridad inverosímil, merced a di-
aire,
versos artilugios porteadores.
Aun cuando que
él
el
medio de locomoción más rápido
conocía fuese
un
caballo a galope o
viento en popa, recogido a toda vela, quistas de la
Humanidad sobre
una nave
máximas con-
su eterna enemiga la
distancia en el curso de milenios, acogiéndose, a fuer
de discreto,
el refrán
que recomienda: «donde fueres,
88
SUPERSTICIONES haz
que vieres», aprovecharía
lo
cadas
.
.
las actuales multipli-
de desplazamiento
facilidades
.
para
informarse
en breve lapso de otras muchas peregrinas invenciones,
no menos ortodoxas:
químicas,
mecánicas, electrotécnicas, quirúrgicas,
bacteriológicas,
farmacéuticas,
etcétera, etc.
¿No
existe,
pues
—
—
se preguntaría perplejo
,
la
Magia
diabólica?
Mas
si,
para saUr de dudas y refrescar antiguas ideas,
recurriese
de
cierto
al
por
manual del maestro Ciruelo, manejado
muchas veces en
él
anterior, hallaría
que cuanto
el
el
curso de su vida
teólogo del siglo xvi
como inaccesible al hombre sin auxilio del Demonio (salvo que fuese con el de Dios) seguía siéndolo del mismo modo casi mediado ya el siglo xx. Véase la muestra: «Mudar en un súbito un grande monte entero de un lugar a otro; ver algún animal bruto hablar como hombre en la lengua de los hom-
señalaba
bres
que
le
entienden;
o
si
algún hombre, ya días
muerto y enterrado, se apareciera visiblemente y hablase con los vivos; o si algún rústico labrador o pastor
que nunca aprendió
ra en latín
muy
muy
extraña a
letra,
la
suya,
liente,
muchas
en
ello,
cierta
fuerzas,
en pasando aquella hora,
y,
no pudiese tomar a decir de cosa de
hablase una hora ente-
perfecto, o en griego, o en otra lengua
lo
que habló ni acordarse
ítem, ver que una mujer flaca y do-
hora puede luchar con un varón de
con un toro o león, y vencerle y echar-
89
DUQUE DE MAURA !e
en tierra
muy
ligeramente, y, pasada aquella hora,
no poder hacer la menor cosa de ello». Parece innegable que el dinamismo
del
Demonio
ha decaído notablemente en estos últimos trescientos
porque
años;
ejemplos de Ciruelo pudieron ser
los
mas no un sucedido que
hipotéticos,
Hubo en Córdoba, según Sor Magdalena de
registra Navarro.
cierta
él,
monja, llamada
Cruz, que fué tenida durante
la
algún tiempo por santa, a causa de haber celebrado pacto secreto con cedía con
mucho
el
a
Diablo.
Su potencia mágica ex-
cuanto los hombres más hábiles,
no ya de entonces, sino de hoy, logran conseguir, vaHéndose de fuerzas naturales, aun refinadísimas con
Magia nónigo
artificial.
—
«Los vasos rompidos
los restituía
—narra
en buenos y sanos; en
el
ca-
el aprieto
del invierno, tenía rosas, y nieve en el gran calor del
verano.
Cuando llevaban
el
algún enfermo, se abrían
Santísimo
Sacramento
en dos partes para verlo y adorarlo; y luego vían a unir se
como
se vol-
antes estaban. Las cuales cosas
pueden hacer sino por
el
gran poder que tiene
Demonio, quien con su movimiento veloz
como mismo Demonio
a
puertas del monasterio
las
no el
traía
de
en
in-
otras partes templadas,
las
vierno, y el
abría las paredes, y en-
tretanto
que pasaba
el
Indias, rosas
Santísimo Sacramento
nía y sustentaba; y después, con
volvía a unir con el gran poder sas corporales.»
90
mucha
las
te-
velocidad, las
que tiene sobre
las co-
SUPERSTICIONES
.
.
.
El señaladísimo servicio que nuestros dos teólogos prestaron a sus contemporáneos (y de añadidura a
la
posteridad) por haber perfeccionado, según he dicho, sus conocimientos demonológicos, fué señalar con tra-
zo firme los linderos dentro de los cuales se ha de moinfaliblemente
ver
como
ángel que
actividad
la
aunque expulso del
es,
en potencial mágico
Mas como
sobrenaturales.
supera
ihmitadamente a
la
angélica,
la
línea divisoria infranqueable entre lo
Demonio
al
y
lo
potestad divina
también
existe
que
está permiti-
(por no placei a Dios destruirle ni
quiera modificar le)
Diablo,
Cielo, excede
hombre, porque dispone de
al
fuerzas
do
El
satánica.
la
si-
naturaleza que le atribuyó al crear-
exclusivamente reservado a
la
divina
Omnipo-
tencia.
Nuestro doctor aduce algunas precisiones que tran
el
con claridad meridiana:
caso
— —no dice
puede hacer animales
«El
ilus-
Demonio
perfectos,
que
se
hacen por generación, como caballos, bueyes, la
etc.; y razón es porque éstos no se pueden hacer aplicando
activa passius,
como
se
hacen
las
ranas y ratones, que
son animales imperfectos». Ni siquiera a estas sabandijas
do
de hechura suya puede lesucitar
se
le
mueren y ha de
el
Diablo cuan-
fabricar otras
supletorias,
efímeras. «Tampoco puede el Demonio un cuerpo de un lado a otro no pasando por el
igualmente llevar
medio, ni producir ninguna forma sustancial ni accidental,
porque como es incorpóreo, no puede
91
alterar
DUQUE DE MAURA materia corporal ni crear ninguna cosa de nada.»
la
Capítulo especial dedica nuestro autor a este asun-
suma
de
to,
importancia:
Es
la
conclusión terminantemente negativa.
transmutación
—
creación, y
la
Demonio
el
como hombre en
transformar una cosa en otra, tia.
puede
Si
escribe
como
la
—no
lequiere
bes-
«Esa
menos poder que
creación no puede ser sino por
potencia absoluta de Dios, así no puede haber trans-
formación
«Aunque
por
sino es
verdad que
Majestad
divina
la
el
de
Dios.»
Demonio pudo hacer de
las
varas serpientes y de la tierra y agua ranas (alude a
Magos de
los
sino
que de
mente sius
y
se así
las
la
Escritura),
varas y de
no fué conversión alguna,
la tierra
engendran serpientes, y se hicieron
corrompida, naturalél
aplicó activa pas-
serpientes y ranas;
y
él
no
las
engendró, sino que aplicó y juntó la materia de que se engendraron.» «Si algunos piensan estar transformados
en bestias y animales, puede ser por cierto humor que reina en ellos, lancoh'a,
que llaman
los
médicos
y como predomina en
veces perros, otras
bueyes, etc.
atrabilis
o me-
imaginan unas
ellos, se
También suelen
decir
que están muertos y no quieren comer.»
Con te,
ocasión de esta necesidad corporal, se advier-
asimismo, otra notable diferencia entre
el
Omnímo-
do poder divino y los limitados recursos diabólicos. «Cosa es muy llana y averiguada sigue diciendo nues-
—
tro autor sin
—que
la
Majestad de Dios sustenta sus Santos
mantenimiento ni comida, como
92
lo
hizo con Santa
SUPERSTICIONES
...
María Egipcíaca, Santa María de Sena y Santa Catalina. Elias y Enoch viven hoy a donde les tiene
También
Dios preservados y ninguno sabe dónde están ni cómo se sustentan. Pero el Demonio no puede hacer esto,
porque sobrepuja a su potencia; y si acaso algunos de sus amigos están sin comer, no es sino que el Demonio, secreta
que
y ocultamente,
se sustenten
y
les trae
mantenimiento para
tengan por santos, pareciendo
les
a la gente ignorante cosa milagrosa.»
En
resumidas cuentas,
Magia
la
diabólica se limi-
taba casi exclusivamente a practicar en grande
presente jerga usual en espectáculos de variedades
la
llama
el
ilusionismo.
puntualizando
«Puede
canónigo
el
el
Demonio
—engañar
a
con muchas mutaciones de objetos que instantáneamente a los ojos, a
que
lo
demás
los
sentidos,
como vemos que figuras
de
se refiere
él
hombres
puede
traer
al oído, al sabor, al olor
como
es
el
sentido
y
común; y
y escultores hacen varias que parecen naturales, según
los pintores
suerte,
tal
—prosigue
los
de aquellas uvas pintadas que, viéndolas
los
pájaros, las iban a picar.»
Antes de que
se inventara el citado
gramático, a fines del los
siglo
niños de entonces (y
las
aplaudíamos con frenética
generosidad ignorada siempre por to) las siete
neologismo pro-
último, admirábamos ya
el
espectador adul-
comedias de magia (¡Oh Pata de cabra de mis
años!) y
las
escotillones, baúles
maravillas que espejos, bambalinas,
de doble fondo y otras zarandajas
93
D V Q Ü F
DE M
R A
A V
permit.'an realizar en escenarios de circo
cualquier
a
Mefistófeles vestido de roio frac y hasta caracterizado
típicamente con cuernecillos y rabo rudimentario. Si-
mu-
glos atrás era, a lo visto, el propio Lucifer, quien,
cho menos atareado que hoy, bien por ser entonces
más exigua la especie humana (bien por gustar ella menos de su compañía y colaboración), ocupaba sus ocios montando, con decorado y accesorios de la misma Naturaleza,
como
espectáculos
éste
que
refiere
Navarro,
cuya variada y selecta composición honraría hoy a cualquier empresario y, divulgado en programa explicativo, atraería a su establecimiento gran golpe de pú-
agotador de las localidades.
blico
«El
maldito
hechiceros,
—
Satanás
suele,
explica
—
invocado
,
en tiempo de invierno, cuando
árboles están secos y
no hay cosa verde en
un
hacer que inmediatamente parezca
con muchos arrayanes, maravilloso linas
por sus
flores
y frutos,
vergel florido,
al fin,
un
jardín
con muchedumbre de ruiseñores, carde-
(jilgueros),
pajarales (pardillos), mierlos (mirlos),
Tam-
con otros géneros de aves, con exquisitos cantos. bién parece que a uno sela
a unir,
Mago
los
las huertas,
que
es
le
quitan
la
cabeza y vuélven-
todo ilusión y apariencia.
Simón
hacía que se moviesen y andasen (sic) las esta-
tuas de
madera o de cualquiera
otra cosa;
en medio de un fuego ardiendo, no ventaba en medio de
se
puesto
quemaba y
él
se le-
los aires; las piedras hacía parecer
panes y transformábase en una figura y en
94
otra.
Todo
SUPERSTICIONES
Demonio por movimiento
cual puede hacer el
lo
cal,
como
los
ojos
...
lo-
sucedió a Apolonio, que, estando delante de
Emperador Domiciano, repentinamente,
del
desapareció.»
Pues con
ser
menguado
tan
el
diabólico,
arbitrio
eran incontables las criaturas humanas que aspiraban a disponer
de
aun
tetñéridolo a su servicio,
él,
a true-
que de pactar implícita y hasta explícitamente con el Enemigo malo. No ignoraron los iniciados en coqueteos infernales
resonaban en
ritos
que
ademanes o
vocablos,
ciertos
como en
el infierno,
tierra cual-
la
quier convencional llamada de socorro; y que el ser-
de urgencia organizado por Satanás a
vicio
cana, según diríamos hoy, facilitaba sencia
y
eficaz
mayor o menor
hembra que se
explícito
alma
al
intervención cuantía,
le invocó.
de
ameri-
inmediata pre-
la
algún
Demonio de del varón
sirviente
dócil
la
o
Este era el pacto implícito;
el
de vender
el
resume en
la
frase vulgar
Diablo.
Todos
los
pecados capitales, consentidos una y otra
vez y exacerbados por
la
impenitencia, conducían a tan
pecaminosa o herética pravedad. La soberbia de descollar
sobre
de riquezas;
semejantes;
los la
lujuria,
la
avaricia,
suales; la ira, rencorosa y vengativa;
ble
y groseramente regalona;
mente malévola, y
la
codiciadora
estimuladora de apetitos sen-
la
pereza, rebelde a
95
la
gula, insacia-
envidia, la
implacable-
pena impues-
DUQUE DE MAURA ta
en
como
Paraíso
el
masculino del pecado
rescate
original.
«La nigromancia
—enseña
Navarro
—
es
aquella arte
maldita con que los malos hombres hacen concierto
de amistad con platicar
con
él
el
Demonio y procuran de
hablar y
para que les revele algunos secretos o les
dé favor y ayuda para alcanzar algunas cosas que desean. Para hacer estas invocaciones,
el
ellos
Demonio
les
enseñadas ciertas palabras que digan o ciertas
tiene
ceremonias que hagan de
sacrificios
de pan y vino,
de viandas, de sahumerios de diversas hierbas y otras El
Demonio
cosas
a
ellos,
por estos servicios que
este
talle.
le
concertado con
tiene
hacen, que se les apa-
recerá y hablará con ellos por palabras o por señas con
que
le
ras;
entenderán. Estas artes son en muchas mane-
porque
algunos
llaman
al
Demonio haciendo en una
en
tierra
con
redoma de
cierta
agua; otros, en un espejo o en pie-
círculo
ciertas
señales;
otros,
dras y anillos, y alguno de ellos, en la vislumbre de las
uñas de sus manos y de otras mil maneras; por
cuales, invocado
el
Demonio,
se les
aparece en
chas y diversas maneras. Unas veces se figura otras,
les
las
mu-
aparece en
de hombre, y le ve el nigromántico y le habla; en figura de alma ensabanada; otras, en figura
de perro;
otras,
en figura de cabrón, de gato, de lobo
u otros animales.» «También hay otra manera de nigromancia en que
mas oye
las
el
nigromántico no ve
al
esta
Demonio,
palabras o señas que le hace, y esto en di-
96
SUPERSTICIONES mal
versas maneras; unas veces este
en un animal bruto y habla en
...
espíritu se enviste
él; otras veces entra
cuerpo de un hombre muerto y habla por
el
viéndole
la
lengua; otras veces
do entre sueños y
dice algo;
le
truendo y ruido y oye señas;
tiende sus
o en que V
el río, el
o en
Demonio
atienden
nza y
fuego, y de otras
como
aire,
el
muchas maneras hombres malos,
tiene enseñadas a los los
vagabundos
cuando hablan delante de otros en su
los otros
no
les
Entre los adeptos a in
sus palabras y en-
haciendo señales en
entienden sus palabras,
así
durmien-
otras veces hace es-
hombre
el
otras, el
se le aparece
en
mo-
él,
se
jeri-
entienden.»
magia diabólica había tam-
la
de todo, desde los que afrontaban
el castigo
de
os en la otra vida y el de la Inquisición en ésta con ^•1
de adquirir pleno dominio de
la
Ciencia pura, a
lejanza de los practicantes del Arte Notoria, Cabai
ica
o Paulina, hasta los que pactaban con
no a trueque de vengar un único agravio o
el Infier-
saciar
una
sola concupiscencia
El Instituto Jerónimo Zurita (del Consejo Superior
de Investigaciones Científicas) acaba de pubHcar
muy
don Sebastián Cirac EstoLos procesos de hechicerías en la
interesante monografía de
pañán,
titulada:
Inquisición
de Castilla
la
Nueva. Examina
el
autor
todos los incoados y resueltos por los tribunales del
Santo Oficio de Toledo y Cuenca XVI, XVII y XVIII.
Aunque no
97
agote
durante los siglos el
tema de
la acti-
DUQUE DE MAURA vidad
en España, esta aportación con-
inquisitorial
cienzuda, sistemática y galanamente expuesta, permite
colegir
de
las
extensión e importancia que cada cual
la
maneras de hechicería alcanzó en
el
curso de ese
período entre nuestros mayores.
Se demuestra
que durante
allí
siglo xvi
el
funcio-
naron, aunque en proporción menor que en otros países,
laboratorios
para
y gabinetes de consulta
hechiceriles
práctica de hechicerías, adivinaciones, curacio-
la
Hubo también Licenciado Amador
nes mágicas, conjuros, maleficios,
algún
mago o
como
hechicero,
de Velasco, admirado por
el
etc.
el
vulgo, agasajado por los
magnates y respetado hasta por sabios seglares y tuosos eclesiásticos. lid,
de
17
el
Cuando
julio
de
se le prendió
1576,
no
sólo
en su bibHoteca Hbros prohibidos en
los
vir-
en Valladohallaron
se
dos índices
expurgatorios publicado's en 1559, el de la Inquisición
romana y
el
dés, sino
que
don Femando Val-
del Inquisidor español
se descubrió entre sus papeles
demito, escrito de su puño y
letra,
«un cua-
que contiene índi-
ce o tablas de los remedios y efectos cuyas fórmulas y soluciones,
expuestas en otros cuadernos aparte, ser-
vían para amores, ligar y desligar, no poder hacer ma-
concepción y
leficios,
proveer de virgo, evitar
parto;
contra fantasmas y brujas;
sión mala entre sueños o
sona lo
y bailen
la
que en
el
buen
para no tener viellos diga
ima per-
que hubiese hecho entre día; para que canten los
hombres en cualquier parte donde
98
estu-
SUPERSTICIONES
...
vieren ; las mujeres salten y bailen por la calle, o alzadas las
faldas, estando
muy
cosas
al
ridiculas
fuego, o se destoquen y pasen
y de maravilla;
para
ser
bien-
quisto de señores y Príncipes, vencer a los enemigos,
para que imo se
ni sufrir daños;
no morir de herida
vaya secando hasta que muera o padezca enfermedad o se muera pronto y con violencia; ganar
dónde hay
sieres;
que
quisieres,
para que no se
tesoros y desencantarlos;
un término o pueblo y
apedree
caiga la piedra
te
muerdan
ladren ni
haya ratones ni moscas; las
un punto
perros y no
los
para ahuyentar
serpientes, hacer
encantar
peces en
do qui-
de un término donde
se junten los lobos
no
ver
al juego,
que
langosta,
junten muchos
se
huyan
del río; que
la
palomas de
las
sus palomares, las abejas de sus colmenares, las vacas
y
las ovejas;
para cazar y pescar mucho; juntar
chos cuervos; entender lo que dicen están glojeando; que
se críen
mu-
aves cuando
gusanos en los árbo-
que un caballo u otro animal no pase por una
les;
calle
no
no
las
aunque
le
se críe fruta
ni uvas en rrilla
den muchos espolazos; en una huerta por
muy
verdes que estén los árboles,
una viña; dure mucho
de oro pese más de
lo
que
el vino,
tiene;
y ima ba-
embeodar a una
persona sin que lo sienta; tener segura
la
casa de
la-
drones y de fuego; que no duerma una persona en toda ima noche; hacerse invisible y caminar cien o
99
DUQUE DE MAURA trescientas
leguas
sangre de
la
en una noche;
restañar
fin,
heridas y sanar sin medicina de todas
las
enfermedades».
las
Todavía en
el
primer tercio del
en 1611 a su regreso, con jornada de Larache.
«Con
proceso de
el
de
estrella
tuvo este
siglo xvii
vm émulo de menor envergadura, encartado
hechicero
la
en
y,
Duque de Fernandina, de
el
He
aquí lo que escribe Cirac:
Amador de Velasco
palideció la
en España. Diego
los astrólogos judiciarios
Alfonso de Medrano, a pesar de sus conocimientos
Duque de Fernán-
astrológicos y químicos, fuera del
dina, sólo entre el vulgo ignorante y algunos profesio-
gozó de cierto crédito hasta que
nales
embustes,
sus
aunque
siempre
química que de
ciencia
la
se
se descubrieron
valió
judiciaria.
En
más de efecto,
la
re-
corría los lugares sacando dineros a la gente de poco saber,
con drogas, piedras, aguas y otras medicinas
sofísticas,
simples
ser
fingiendo
y
compuestos para
efectos prodigiosos de sanidad y preservación
de en-
fermedadesy>.
«Desde autor te
—
,
mitad
los libros
del
siglo
xvii
—concluye
nuestro
mágicos, desaparecidos en gran par-
del comercio público,
se
hacen inofensivos, pier-
costumbres y ya sólo queda una hechicería informe y un curanderismo sin pres-
den su influencia en
tigio,
amparado en
mayor en
el
siglo
las
la
xviii,
incultura
en
100
el
religiosa,
cual
la
cada vez
profesión he-
SUPERSTICIONES chiceril
mular
el
y
mágica apenas halla disfraz en que
fraude y
Fundada que,
...
es,
disi-
la estafa.»
por
cuando evoca
glos, se refiere casi
consiguiente,
la
hechiceras
artes
exclusivamente a
I
o
I
opinión
de
común
aquellos
las brujerías.
si-
BRUJOS Y BRUJAS No la
monumental
intenta esta monografía recoger el
contenido
de
superstición
período
literatura
la
impresa hasta hoy sobre
humana,
histórico;
con aportaciones
ni aun refiriéndolo a breve menos todavía ilustrar el asunto
únicamente a
Aspira
inéditas.
más com-
señar en forma sucinta (con el fin de hacer
un
prensible
episodio
y costumbres de
concreto)
supersticiosas
los subditos españoles
Austria,
análogas
neos del
resto,
siempre a
de
re-
ideas
Casa de
la
de sus contemporá-
las
de Europa, espigando testimonios
fide-
dignos. Así,
o
pues, para
iimecesarias,
minar ruelo,
el autor,
excusar
transcribiré
en
que abarquen
del caso;
la
Ubro de
Cirac la
sin
discri-
textos de Ci-
suficientes
para
mi
materia especulativa propia
y pondré entre comillas
mente en
ahora,
letra bastardilla, los
Navarro o Thiers (muy
objeto)
machaconas
repeticiones
desde
que historien
lo
España de entonces.
103
los
extractos
acaecido
del
positiva-
DUQUE DE MAURA Aquellos
mente tor
moralistas
teólogos
en
los párrafos
«Hay una
examinan agotadora-
como
tema,
los varios aspectos del
verá el lec-
que siguen.
cuestión
muy
te entre gente plebeya:
ventilada,
brujos y
si
particularmen-
en cuerpo y alma, o
dadera y realmente
Demonio y
estando durmiendo, los representa
los
dd a entender que van, poniéndoles en
muchas
hechiceras
van
y
ellos
hablan con
y, antes,
que, en figura de cabrón, ir;
imagi-
la
de cosas. Esos hechiceros y verdadera y realmente a sus juegos
especies
y entretenimientos, han de
el
solamen-
si
te,
nación
van ver-
brujas
les
aguarda a
suben a caballo de
él
el
Demonio, hora que
la
y asen de unas
cerdas o crines que tiene, para que no caigan y les lleva allí
a la parte que les tiene señalada y multitud se juntan de brujos y brujas y hacen
cosas
por
los aires
espantosas
y
horrendas. y>
«Brujos y brujas tienen pacto y se hablan con
Demonio y procuran de
la
endemoniada
cuantos pueden
traer
secta.
Cuando
al
el
gremio
llevan algún
novi-
Demonio; y de la maReligión cristiana, hace uno voto
cio o novicia, le presentan al
nera que acá, en
la
solemne a Dios en manos de su superior, hace
el
así
allí,
desventurado novicio voto en manos del De-
monio, que está sentado en un
solio
o trono, con
mu-
chos atavíos y riquezas, como los tronos que se hacen para Reyes y Príncipes, y
le
ciendo voto de no apartarse de I
04
da él
la
obediencia,
ha-
y ser su esclavo o
SUPERSTICIONES
.
.
esclava; reniega de la fe católica, del
todos
y de tos;
Santísima Cruz y de
la
y
se ofrece ocasión
si
Cruz o
ta
Sacramentos y de
santos
los
las reliquias, lo
Bautismo y de Virgen María de
las reliquias
los
de pisar y hollar
la
San-
bendi-
hace.»
«Acuden con puntualidad monio, yendo con
la
.
mandamiento del De-
al
a los juegos que hacen de noche
él
y salen a hacer mal, matando bre
críaturas y ganados de labor; y puestas las manos sogrande de unas escríturas y hojas ne-
animales
y otros
un
libro
gras y oscuras, juran de obedecer al
Demonio como
Príncipe y Señor suyo.»
«Hecho
esto,
Demonio
el
siempre y valerle; y que entretenimientos
gustos,
y
dará bienes y riquezas,
bienes
pués de esta vida, otras cosas res
en
También
la otra.
todia y guarda,
le
que jamás
promete de ayudarle
le
le
inmensos; y
muy mayores
da un Demonio para cusle
desampare,
le sirva
todo y en todos los deleites y contentos que re.
des-
y mejo-
para
él quisie-
Tero todas estas promesas son engañosas, porque
el
Demonio no puede hacer
al
miserable
escribe
en
dole en
el
bre y
le
le
el
Hecho todo
bien.
borra Dios del libro de libro
nombre
negro de
del
la
Demonio, y
la
esto,
Vida y se
Muerte, rebautizánle
ponen otro nom-
señalan con unos señales negros
(sic),
que son
unos caracteres como de pie de gallo o de liebre o de otro animal.»
«Hecho
esto, todos juntos
hacen una procesión llevan-
105
:
DUQUE DE MAURA nuevo novicio o novicia con una vestidura a modo
do
al
de
casulla,
bilos
y todos llevan unas luces encendidas de pa-
y pez, yendo el
Demonio con
como
ellos,
Presi-
dente, en figura de cabrón o de otro animal, y le dan
como
obediencia, culto y reverencia
Concuerdan gurar que
el
las
a Príncipe y Señor.y>
versiones dignas de crédito
camuflado, en hechicerías domésticas, fué públicas y solemnes, el
las
de
en ase-
bicho favorito de Satanás para intervenir,
cabrío. Tratándose
no
es verosímil atribuir
ser infernal tan anticaritativo,
esta predilección a justicia reparadora
tosas sinonimias
otros animales
y en
el sapo,
macho
de inicuas y afren-
humanas, puesto que no
se extendió a
análogamente vilipendiados por
los
hom-
bres sin culpa ninguna Suya, ni pretexto denigratorio, salvo, acaso, el cerdo, que,
en siendo negro, servía oca-
sionalmente, como el perro, el gato y el gallo de mismo sombrío color, para fortuita envoltura carnal
ese del
Ángel malo. Ocultan pudorosamente nuestros canónigos descriptibles escenas propias del aquelarre a
rriesen
las
in-
que concu-
promiscuamente brujos, brujas y diablos. Tamal lector, que no gusta-
bién yo los omitiré, por respeto
de verlas evocadas; pero no puedo
ría
jería
revistió alguna
callar
que
la
bru-
vez formas onanísticas. Véase
el
texto fehaciente ^í
Algunas brujas o jorguinas, hacen unas cosas tan
maravillosas que no se sas naturales.
Unas
puede dar razón de
se untan con I
06
ellas
por cau-
ungüento y dicen
cier-
SUPERSTICIONES tas
palabras y saltan por la chimenea del hogar o por
una ventana y van por tierras allí
...
muy
lejos
el aire,
y en breve tiempo van a
y toman presto, diciendo
las cosas
que
pasan. Otras, en acabándose de untar y decir aquellas
como muertas y frías, quemen o sierren, no lo
palabras, se caen en tierra tido alguno;
aunque
las
sin sen-
sienten,
y dende a dos o tres horas, se levantan muy ligeramente y dicen muchas cosas de otras tierras y lugares, a
donde dicen que han que pierden todos ta,
ido. Otras,
los sentidos,
de
que caen, aun-
éstas
quédales
lengua suel-
la
y hablan maravillosos secretos de ciencias que nun-
ca aprendieron y de las ^Santas Escrituras, y dan decla-
aun
raciones maravillosas de que se espantan
los
muy
grandes sabios, filósofos y teólogos; y preguntados los
de
sabios,
las
causas de estos maravillosos efectos, no
hallan para ello causas naturales, pues es necesario decir
que son
sobrenaturales.:!^
Efectivamente; no se adquirirían de supraterrenos con
la sola práctica
túrgicos, el principal
votamente
al
las
el
esos dones
agujero
la eficacia
li-
en besar de-
más hediondo
las virtudes intrínsecas del
hechiceras o
ciones que recibían del so incoado
los cuales consistió
cabrón presidente
de su cuerpo ; ni por
usaban
de
fijo
asidua de los ritos
unto que
pedagógica de
las lec-
Demonio, puesto que, un proce-
en 1527 por
la
Inquisición de Cuenca, nos
permite estimar unos y otras en su justo valor, merced a declaraciones o confesiones de varias brujas, vetera-
nas
y
expertas.
107
DUQUE DE MAURA «Quiteria de Morillas declaró que ella
Helas aquí;
y sus compañeras iban por altillas
y en
noche a matar niños algo
la
desgreñada, y su madre algo to-
el aire, ella
cada con un rodeo, hechas brujas, con unas malas falderas,
invocando a Belcebú, después de untarse
ingles, sobacos
las corvas,
y cojointuras de los codos, por dentro,
con un ungüento hecho de niño muerto.
En un
cera, pez, ajenjo, culebra y prado del campo de Barahona bai-
laban con ciento ocho diablos bajo yoral,
y aUí mismo tem'an lugar
dirección del
la
ma-
los reniegos, apostasías
y entrega de almas». «iLa Ansarona conñesa que fué bruja durante
treinta
años ; y se hizo, porque, hallándose una mañana sus carnes pellizcadas y negras llas
con ahogarla
si
como
no quería
che de invierno, entre
hombros, enmedio de
lirio, le
las siete
los
amenazó
ser bruja.
y
las
Por
la
eso,
Mori-
una no-
ocho, untóla en los
brazos y en sus cojrunturas,
con ungüento hecho de culebra, unto de caballo,
tela
de
niño muerto, corteza de noguera y cera para cuajarlo.
Luego, dando palmadas con ces al
la
mano, llamaron
tres ve-
Demonio, diciendo: Ven, ven Mucifer
(sic)
Ven, ven Bercebú.
«Se
les apareció
mediana
estatura,
en forma de hombre negro, mozo, de de ojos bermejos y encendidos como
fuego, con voz ronca, y les turas
mandaba
ir
a matar las cria-
que no estuvieran santiguadas ni tuvieran cruces o
io8
:
:
SUPERSTICIONES imágenes, porque sólo a éstas podían sus almas,
no
llegar.
Le
ofrecían
no santiguándose ni mentando a Jesucristo
a la Virgen; el Diablo las querría
muchas
...
mucho,
las daría
en su compañía y las haría señoras de todo. Pero cuando le ofrecían sus almas con la
riquezas, andaría
boca, en el corazón se lo daban a Dios y a Jesucristo.
(Esto liltimo lo dicen las jorguinas ante el Inquisidor, y la vista del potro de tormento.) Para ir a matar
quizá a
niños y a bailar en
el
campo de Barahona, decían
tres
veces el conjuro
De con
viga en viga,
la ira
de Dios
y de Santa María. «Salían por la ventana, yendo por el aire, dos palmos
sobre el suelo, de compás de
un ave volando; pero anda-
ban algo tontas y algo turbado el sentido. Sólo caminaban hasta media noche, y antes de cantar el gallo se volvía a casa.»
Las ra
faldetas
humana de
sistía
y
el
rodeo son tan insóhtos como
Satanás;
el
uniforme de
las
la figu-
brujas con-
precisamente en su total desnudez; y ello permitió
identificar a
una mujer que
lo era
en
las curiosas cir-
cunstancias que consigna esta narración
«Fué una bruja a
las
juntas que hacen con el
nio,
y habiéndolas acabado,
que
ellas tienen
yéndola por
la
Demo-
volvía a su casa el Diablo
señalado para llevarlas y traerlas, y, tra-
los aires,
oyó
la
campana
109
del lugar que acos-
DUQUE DE MAURA tumhraba tañer a dejó
el
Demonio
y abrojos, a
las
oraciones,
la orilla
de un
llamó; pero
como
mozo
el
Como
río.
un hombre mozo del lugar por le
en
y,
oyéndola,
la
entre unas arboledas llenas de espinas
la
allí,
vio desnuda en carnes y
por
los cabellos todos esparcidos
y
sucediese pasar
ella le conociese,
el
cuerpo, no se atre-
—¿No me conoces? Mira
vió a llegar. Entonces "ella dijo:
que soy fulana.
Como
el
mozo no
que cómo estaba
tó
conoció, llegó a ella y le pregun-
la
así
y quién
la
Comenzó y el mozo le
había traído.
a proponer algunas excusas fingidas,
ella
dijo:
—
¿cómo puede
^£50
me
vos
habéis de decir
ser? la
No
os creo, ni
verdad, porque
me
si
no
satisface;
me
iré
y
os dejaréElla,
dijo to.
viendo que
que
le diría la
Entonces
él
las
excusas que daba no las creía,
verdad
si
prometía de guardar secre-
prometió y juró de guardarlo; y luego,
dijo ella:
—
Has de saber que soy bruja y anoche me llevó el Demonio a la junta que acostumbramos, y me volvía a mi casa cuando aquí, en este puesto, oyó la campana del alba y
me
El mozo
dejó de la manera que ves.
la trajo vestidos
y
la volvió
a su casa; pero
palabra y promesa de guardar secreto, le manifestó a unos y otros y se divulgó el caso, y la pren-
olvidado de
la
dieron, y confesó la desventurada ser así decía.-» I
I
o
como
el
mozo
.
SUPERSTICIONES... Generalizada
convicción de haberse imprescindi-
la
untos lubrificantes de
muerto para
de niño
de entrañas
ble menester
miento súbito de criaturas o dolencia
da con síntomas extraños
no de les
«En
el
inquisitoria-
como podría
leví del delito
dres de
docenas.
último auto de Fe a que asistió Felipe
lebrado en Zocodover
ce-
II,
en 9 de junio de 1591, abjuró
de brujería CataHna Mateo. Los pa-
un niño muerto
hicieron la siguiente declara-
Catalina Mateo, íestejando el día anterior a
ción:
criatura, dijo
dió
complica-
contienen numerosas referencias de casos concretos.
Citaré tan sólo tres,
de
infantil
se atribuyó al maleficio asesi-
más próxima. Los procesos
bruja
la
los
hechicería, cualquier falleci-
la
que era un niño
un poco de
harina a
lo cual la riñó su
marido.
madre que dos personas cosa mala, se asomaron a
oyó ruido en cargarle
el tejado,
muy
madre, que
la
A
las
se la negó,
doce de
desfiguradas, la
la
como
si
cayóle tierra encima,
da. Pero quebrantada del sueño,
no
la
fueran
puerta. Luego, al acostarse,
un sueño muy pesado y quedóse
sí,
por
noche vio
con
la
empezó
al fin
halló a su hijo.
Llamó
a
dormi-
congoja en que
estaba por las brujas, despertó con sobresalto...
junto a
ia
bonito, y luego pi-
a su
Mas
madre y a su
marido, los cuales no despertaron, a pesar de los gritos
que dio, en
mo
tai
forma que llegaron a despertar a un
pri-
suyo que vivía en otra casa. Encendida lumbre, ha-
llaron al niño arrimado a la pared, quebrados los brazos
y por
los ríñones, torcidos los rostros I
I
I
y arrancadas sus
DUQUE DE MAURA vergüenzas y hechas otras muchas crueldades en son para quebrar
entendió que las brujas
guna persona humana,
le
como
que
dijo la
no esa bruja
si
él,
madre; y se habían matado, porque nin-
corazón,
el
le
podía parar de
aquella manera, estando la puerta del aposento cerrada».
«En Cuenca
Un
ñalver.
estaba difamada por jorguina Illana Pe-
día amanesció atada la
mano y rasguñados como
todos los rostros, llena de cardenales la cara y toda
muy
trastornada y espantada e
de
vanillas
los brazos atadas,
sucias las tocas e las go-
porque toda
la
noche
es-
chimenea y se clavó un asador; mas como aquel día apareció muerta una criatura, se sostuvo deshollinando
la
pechó que
había andado brujeando y
matado.
la Illana
De muchos
tora a Illana
:
jas,
verla; los labios
da e da,
el
la
corría la san-
boca y por las narices e orecuerpo lleno de cardenales, que era lástirrm
le salía la hiél
e todo el
había
una niña que estaba para bautizarse aquel
día fué hallada muerta, en forma que
gre y
la
infanticidios nocturnos hacían au-
por
la
rompidos e
la
garganta toda magulla-
costadero del corazón. Otra niña apareció ahoga-
muy
descoyuntada, acardenalada, con un bracico
encogido que parecía haber recibido un golpe; y
así otros
niños, despizcados, magullados del ombligo abajo y re-
ventando sangre. Todas eran señales de hacían
muertes que
las brujas.»
«En 1645
se procedió
en Madrid contra cuatro mu-
y de mala vida- Decía un testigo que noche de las más rigurosas de enero y febrero,
jeres hechiceras
cierta
las
112
SUPERSTICIONES... cuando había por ve,
grandísima cantidad de nie-
las calles
llamaron en una casa cinco mujeres, que con
un pandero y
ruido y algazara tañían
venían de un bautizo o de una boda. Pero
que indujo sospechas contra
acostarse. Cerradas ya las
madre revolotear cerca de su
puertas y ventanas, oyó la
ventana como un pájaro grande a
una gran volada de
por
aire
mañana, cuando
la
madrileñas que
las brujas
andaban siempre juntas antes de
ta;
causa de
muerte desgraciada de un niño
estos procesos fué la
sintió
la
mucho porque
casteñetas,
los
modo de
que
lechuza, y
enfrió la gargan-
le
padres despertaron su-
dando y acongojados, tras un sueño largo y profundo, se hallaron muerto su hijo con los muslos acardenalados, vacías y negras de sangre sus partes,
que parecía
chupado de brujas y apretado con la boca, como es notorio que las brujas matan y hieren, según el testi-
monio de dos Las
cirujanos.»
de
expansiones
eran, en verdad,
mucho más
del todo eutrapélicas.
Vea
tas serranas, entraditas
pulas de
Satanás,
otras
contemporáneas
inofensivas,
ya que no
el lector los solaces
de
cier-
en años, que no parecen
discí-
del Arcipreste de Hita.
«Los
sino
vecinos de Miraflores de el
brujas
acusaron de brujas,
la Sierra
año 1644, a María Manzanares, mujer anciana de
más de
sesenta años, y a su amiga
setenta y cuatro.
Se
decía
que
Ana de
Nieva, de
habían hallado a
la
Manzanares, en dos ocasiones, brujeando desnuda en cueros por
la
Sierra,
y que uno de
11^
los
que
la
vieron
DUQUE DE MAURA cayó malo y se fué secando; pero
una vez
se estaba
limpiando
en una caballeriza, y manteo. Otro
mas con
la
la
respondió que
ella
pulgas que había cogido
las
enjugando im
estaba
otra,
había visto desnuda de todo
pechos cubiertos, que andaba
los
el
cuerpo,
muy
a pri-
cogiendo entre galayos y peñas animaütos y cucara-
sa
hachas.'»
«Declaró
la
Nieva que una noche, hallándose en
portal de casa, al dar las doce, invocó la
a los demonios y, al instante, aparecieron jas,
El brujo iba sacando a bailar a
ellas.
brujas, y todos, danzaban muy a
al
son de unos panderos que traían,
De
un
cabrío en cabrio
la ira del
luego de haber bailado
instante
las
prisa, diciendo:
con
Y
muchas bru-
una en un cabrón negro, y un brujo
caballeras cada
en medio de
el
Manzanares
marchando
a
Diablo.
un
rato, desaparecieron
Tor de Laguna
en
a beberse tres
de vino en una bodega...»
tinajas
Esta hechicería campesina
La
difirió,
bruja rural (porque
en todo tiempo, brujo, cuando
de
la
no
llegó a ser astrólogo o nigromante, dio siempre sen-
urbana.
sación subalterna de sa)
es
una
teratura.
viendo
mero consorte o simple compar-
antigualla histórica
Nos
lejos
la
el
perpetuada por
la
ü-
describen novehstas y cuentistas vi-
de poblado, en casa, choza o chamizo de
siniestra catadura,
feamente
114
anciana,
asquerosamente
S U PE
RST ICION ES
desaseada y hosca o agresivamente bir la
nunca
que
otras visitas
las
mejante,
física, la codicia, el
allí
amor o
con tan clandestina
propias ausencias de
la
.
.
solitaria,
sin reci-
de vergonzante cliente-
de ambos sexos, impulsada
moral o
.
por el
tribulación
la
odio a algún se-
nocturnidad
como
las
consultada, cabalgando en cue-
ros sobre palos de escoba o cabrones hípicos.
Custodiadas
las jorguinas
cho más que por
la
por
en lazareto de pestilencia moral, donde
las
ron alguna vez no sus artes hechiceras, sino
de un malvado,
la irreflexiva hostilidad
cinos o la novelería lugareña;
medad, vejez o inanición, ellas
mu-
el terror colectivo
fuerza pública, vivieron recluidas
la
acorrala-
calimmia
de sus conve-
y murieron de enfer-
que
sin los auxilios divinos,
rechazaban, ni los humanos, que nadie quería u
osaba prestarlas. Pero
si
hemos de
creer a esos üteratos,
entre innumerables brujas satánicamente impías y cru-
damente
sanguinarias,
las
hubo
también
humanas,
compasivas, bienhechoras y hasta angelicales.
Las avecindadas en
villas
podríamos llamar
como
la
y ciudades populosas
ejer-
una verdadera profesión, que
cieron, por el contrario, liberal,
tan necesaria en la repúbHca
aludida por Cervantes,
la
cual
muchas de
ellas
acumularon o simultanearon con esa otra pecuHar suya. Cultivaban todas con esmero y lucrativo provecho supersticiones populares y las eruditas, salvo diversas
mandas, su
farmacopea no fueron
las
que sus
química, medicina y cabalísticas o seudocientíficas,
astrología,
115
DUQUE DE MAURA i.ino
hipócritamente empíricas, cuando no francamente
Habría sido vano buscar en esa grey
diabólicas.
menina almas poseídas de caridad correctas
pero
agnóstica;
filantropía
las
fe-
y aun de
cristiana
hubo profesionabnente
y burguésmente apañadas, que
se
enrique-
cieron, sin fraude suplementario, a expensas de la in-
agotable credulidad de sus esperanzados o agradecidos clientes.
Esas tales no asistieron jamás a conciliábulos,
aquelarres ni orgías satánicas, y murieron de senectud
haber visto nunca cuernos ni rabo de demonio
sin
ninguno; no faltando
quien confesó ante
siquiera
el
Santo Oficio haber sufrido desmayo casi mortal por
haber supuesto al
gato negro
identificado tico
noche
cierta
encarnación de Satanás
irrumpido de súbito en su alcoba, e
luego con
el
vulgarísimo minino domés-
de su vecina-
No
acertaría a rematar este
tema de
las hechicerías
abrujadas, con párrafos que, por concepto ninguno, su-
perasen ni aun igualasen a los finales de
la
mentada
obra de don Salvador Cirac, cuya erudición va pareja
con su sensatez. Aduciendo
tras
de cada aserto
el lu-
gar bibliográfico justificativo de la cita, escribe ese autor que,
en Lorena,
se
quemaron 900 personas en
curso de sólo quince años del siglo xv;
durante
el
el
en Ginebra
breve espacio de tres meses, más de 500;
en Francia, 300.000 hechiceros y brujas dentro de siglo y medio, calculándose que fueron 100.000 los hechiceros
alemanes de ambos sexos ajusticiados en I
16
el
SUPERSTICIONES XVII, y
siglo
idéntica
30.000
dor del Santo
condenados a dos
los
que por lapso igual y causa
fueron ejecutados en Inglaterra.
Grac concluye
la
los
...
la
siglos
así:
«Llórente,
el
abyecto
difama-
máxima de
los
hoguera en toda España, durante
to-
Oficio,
da como
cifra
de Inquisición, por todos
los
delitos,
de 31.912. Compárese este número con cualquiera
de
los asignados
un
siglo sólo
por
a Francia, Inglaterra y Alemania en el delito
España y su Inquisición tierra
de buen sentido;
de hechicería, y aparecerán
como el
lo
que fueron: España,
Santo Oficio, institución
bienhechora v Tribunal de misericordia».
117
MALEFICIOS Y CONJUROS Hechiceros y hechiceras intervenían malévola y supersticiosamente,
según
contingencias humanas:
los
teólogos,
en todas estas
amor de varón o de hembra;
venganza por odio o envidia; esterilidad; enfermedad; muerte; locura, y adquisición o posesión de riquezas y cosas materiales.
Gente vana, impaciente o incauta, impetró de tal
cual vez la consecución de
un bien
lícito
o
ellos el re-
medio contra un mal presumible o advenido ya por causa de los solos desabrimientos propios de tencia lo
en
el terrestre valle
uno y para
tercesión de los bienaventurados la
del
exis-
de lágrimas. Pero como para
lo otro la misericordia
más general que
la
de Dios y
la in-
inspiraban confianza
Demonio y
sus ministros,
no
soheron recurrir a éstos sino quienes, contraviniendo los
preceptos del Decálogo, codiciaban bienes ajenos
o deseaban
al
prójimo males que no querían para
Incluso los enamorados frecuentadores de se
sus
habían vaHdo con anterioridad, en vano,
119
sí.
antros
de
los
de
recursos
tradicionales
espontánea atracción in-
la
y no acudían
tersexual;
MAURA
DE
D U Q-U E
inquiriendo
allí
modo de
el
seducir al objeto de su pasión, sino el de forzarlo.
La
honrilla profesional
y
acoso de
el
tiva para el hallazgo te aplicables
los
concurren-
a" las
inven-
la
de fórmulas eficaces, idóneamen-
posibles
demandas de su
como
provocadoras de maleficios,
así
la
estimulaban en brujos y brujas
cia mercantil
clientela,
conjuradores de
que premeditaban o estaban ocasionando ya he-
chiceros rivales. Cientos y hasta miles de esas recetas
mágicas se pueden recopilar, tomándolas de
los
es-
sobre materia hechiceril, narrativos, procesales,
critos
moralizadores o anatematizadores.
No
vale la pena de
insulso
abrumar
al lector
como monótono, porque
mismo, aunque varíe sorpren-
del recipe es siempre el
dentemente
el
con fárrago tan
armazón técnico
el
contexto del recetario. Maleficios y con^
juros se atenían indefectiblemente a estas líneas esque-
máticas:
un
to táctil
que
comestible, bebestible, emplasto se
pudiera rozar con
sunta víctima, procurando que cualesquiera de ble
de
un
siempre
incongruentes
absurdos; y, por
fin,
en
entrase el
ellos
porquerías;
acto,
con
un
el
cuerpo de
el
la
u objela
pre-
composición de
mayor número
posi-
movimiento o ademián caso,
preferentemente
latinajo, oración, blasfemia
o
simple sandez, que cayera en verso, por rimar sus frases
asonantada o aconsonantadamente.
Los daños
a
personas o cosas (muebles, inmuebles
120
SUPERSTICIONES O semovientes)
desde
producían de
muy
diversos modos,
mal de'ochio)
sencillo aojamiento (el italiano
el
hasta el
filtro
bebedizo que, sin ser ponzoñoso, deter-
como
efectos tan instantáneamente mortíferos
minaba
más
del
los
se
...
veneno,
terrible
cunstancia complicativa de que
mánticos de ambos sexos
les
a
era
mediando
muy
cir-
la
pocos nigro-
dable deshacer sus
propios maleficios, una vez prácticamente iniciados o aplicados.
Constreñido por a examinar
uno
la
solo
vastedad del tema,
de
los siete epígrafes
el
tórico
único que guarda relación con
limitaré
enumerados
y sus aledaños, por
arriba: el de la esterilidad
bién
me
tam-
ser
episodio his-
el
mono-
a cuyo desentrañamiento consagro esta
grafía.
Hablen
los técnicos:
guada que
el maleficio
muy
«Es cosa de
y aveñ-
cierta
hace por
los ligados se
los
hechiceros y magos, o con palabras malas o^ con cosas contagiosas y venenosas que el
ne pactado con
el
mago y
Demonio. Por
el
hechicero
hombre o la mujer impotentes:». «iTambién hemos de presuponer como cosa
hacen
al
que puede haber sido impotencia natural, ne a
tie-
cual maleficio se
los
hombres naturalmente,
sin
que
la
cierta
cual vie-
se mezcle el
Demonio en ellas, como por alguna rotura o golpe, o por ser el hombre o la mujer muy fríos o muy secos, o por otros impedimentos naturales por estériles; la cual esterilidad o I
2
I
lo cual
impotencia
quedan
proviene de
DUQUE DE MAURA las
dos causas referidas, que los médicos llaman inter-
nas y extemas.»
«Pero como
Demonio
el
es
puede secretamente
filósofo,
hombre, por
el
grande médico y la mujer o al
tan
aplicar a
pacto que tiene con
ro, cosas naturales
mago
el
hechice-
que enfrian demasiadamente, de
la
cual aplicación se sigue la esterilidad en la mujer o la
impotencia en
el
hombre. y>
Especifica luego el canónigo tres causas de esta últi-
ma, que podríamos llamar mecánicas;
lo
hace en latín,
y guardando yo respetuosa distancia de abstendré de traducir y aun de transcribir texto;
me
limitaré a copiar lo
que
ta causa,
que
Cuando
es ésta:
la cita
no lleguen
el
un cuerpo
esterilidad,
conciben.
Pero
el
de
consignó la cuar-
uno a
otro,
en medio para que
al otro.
Este maleficio, que en
mente de
(sic)
en
Demonio impide y
el
detiene los cuerpos para que no se junten
o poniendo algún fantasmo
el arriscado
el autor
en román paladino, y empalmaré con
me
acólito,
mujeres se llama propia-
las tal
manera
Demonio y
sus
las
daña, que no
hechiceros
obran
más frecuentemente en los hombres, porque ordinariamente hay más hechiceras que hechiceros, y así, más quieren dañar a los hombres que a
«Diráme
el curioso:
¿Cómo
potencia es natural o del
mujeres».
Demonio? Digo, que
natural y proviene de frialdad tural, el
las
se conocerá si la tal
imes
u otro impedimento na-
varón no tiene apetito de tener acceso.»
122
si
SUPERSTICIONES «Todo
esto sucede ordinariamente
porque acudan a
brujas,
ellos
y
les
...
por
los brujos
y
paguen por desha-
cer semejantes ligamentos, o por odio, temor y mala
voluntad que tienen. También estos ligamentos suce-
den en to del
los contrayentes antes
de recibir
matrimonio, porque como
el
migo de Dios y de sus obras santas^ acudan y pidan favor a sus amigos
el
Sacramen-
Demonio los saca,
es ene-
para que
los hechiceros, y,
le den obediencia y reverencia que Majestad de Dios se debe. También lo hace
por este medio, a sólo
la
por quitar y
lo
que
el
primero y debido fruto del Sacramento
es lícito por
casados, y que el tes
que
él,
Demonio
es el
primer acceso de
los
se lo lleve, haciéndose an-
de contraer matrimonio muchos pecados mortales.
Para esto ha sembrado una cizaña perniciosísima en gente ignorante y plebeya, persuadiéndoles por hechiceros y brujas o moviéndoles la fantasía, para que
la
antes que reciban el Santo Sacramento tengan cópula
y se ayunten, dándoles a entender que,
si
no se jun-
taran antes, los ligarán.»
La
invención y divulgación de esa fábula
atribuir a
se
ha de
mera perversidad demoníaca, no (como po-
drían suponer espíritus demasiado bien pensantes), al propósito de emular a Dios en el fomento de familias
nimerosas.
Lo
acreditan
así
terminadores de criaturas te los siglos
estos otros maleficios ex-
usados por Satanás duran-
XVI y XVII, cuando no había perfeccionado
123
DUQUE DE MAURA como
aún,
ha hecho ulteriormente,
lo
los
métodos de
propaganda y práctica antigenésicas. «£/ Demonio, enemigo capital del género humano,
no sólo procura destruir también en
la
lo espiritual, sino
tienen
cuales
Naturaleza, impidiendo sus efectos.
nera causa
en
hombre en
e invisiblemente, las
creta
con
al
corporal, aplicando cosas naturales se-
lo
Demonio muchos
el
los partos, aplicando
que aprieten de
tal
medicamentos, yerbas o zumos
manera
partes naturales de
las
dicamentos con
parir,
tal
pade-
muchos dolores y tormentos. ciertas yerbas o me-
criatura
la
los
ma-
esta
abortos y dificultades
mujer que no pueda de ninguna manera ciendo ella y Acostumbran
contrariedad
De
médicos aplicar
los cuales
hacen
pues como
fácil el parto, saliendo
Demonio
sea el
más
peritísimo médico de cuantos han sido y serán, es
muy
bien
la
criatura;
el
averiguado que puede aplicar cosas contrarias que lo
impidan o hagan
dificultoso.-»
Otro maleficio antiprocreativo, entonces
el
estadísticas
Demonio (aunqve impida precisar
si
al
la
lo
cual recurrió por
consabida
falta
de
menudeó con mayor
o menor frecuencia que hoy), consistía en sembrar y cultivar rencillas y odios conyugales. No obstante el silencio
de
los teólogos
(poco detalhstas y puntualiza-
dores en esta materia, a causa quizá de su inexperta soltería canónica),
malo,
amén
brujas, se
se
ha de presumir que
del interesado
hubo de
el
Enemigo
concurso de hechiceros y
valer también del espontáneo
124
y gra-
U
S
PE RSTICI ON ES
mito que debieron de
facilitarle
...
abundantemente suegras
y cuñadas indiscretas, deudos y amigos oficiosos o infidentes,
y amigas o vecinas sonsacadoras, entremeti-
das, chismosas o cizañeras-
Los moralistas
célibes tratan esta cuestión desde al-
que no permite distinguir esos
tura
aYa que
Demonio no
el
inmediatamente
obrar
proponer en
la
en
detalles:
tiene potencia para el
entendimiento,
poder
procura
imaginación y fantasía varias imaginarepresentándola en
ciones de ira contra tal persona,
aborrecimiento y odio.
ellas
A
este propósito se cuenta
de un hombre, llamado Jacoboj que con naciones diabólicas
le
tales
imagi-
aborreció la mujer que no lo po-
día ver, ni oír.»
Esta anécdota, a todas luces verídica, dice mucho, sin les
embargo, sobre
la
desmaña o inactividad inferna-
bajo los Austrias en el punto concreto de
la triful-
ca conyugal hecha crónica, porque los Jacobos (con in-
mensa variedad de patronímicos) abundan hoy de que no son dignos de mención especial en
suerte
tal li-
bro didáctico ni casi en cotilleo de salón, gabinete, portería,
tinelo
o
café.
Prosiguen
los maleficios
antidemo-
gráficos.
«La
exicación (pérdida) de la leche, puede provenir
de muchas causas, para cuya inteligencia hemos de advertir,
con Hipócrates, que se engendra de
la
sangre
y buena, aunque Galeno va por otro camino y dice que la leche se engendra de sangre im-
purificada, limpia
125
DUQUE DE MAURA pura y menstruosa. Esta exicación y detención pueden provenir por diversidad de causas,
La
extrínsecas.
así intrínsecas
causa intrínseca es
como
en dos maneras:
una natural y otra la llaman adventicia. La natural es cuando la mujer tiene el vaso de los pechos muy pequeño y angosto y
muy
puede caminar desde
por donde pasa
vías
las
apretadas; y esta es
la
causa por que
la
la
leche
sangre no
útero a los pechos; y también
el
por debilidad y flaqueza de la virtud atractiva, la cual es necesaria para la generación de la leche. La causa adventicia que seca la leche naturaleza,
como son
dor enjuga
la
de va a ello se
los
es cosa sobreviniente a la
calenturas
ardientes, el cual ar-
leche y aprieta las venas y vías por don-
pechos,
engendra
corrompe
la leche, es
la
sangre, y
como de
fuerza que ella padezca y
participe de corrupción.»
«Causas externas son aquellas que proceden de cosas exteriores, te caliente
como
y seco o
el
mantenimiento demasiadamen-
el aire
inficionado y caliente, el cual
atenúa y disipa los humores y aparta propio y connatural lugar,
la
la
sangre de su
deseca e inficiona.y>
«El Demonio tiene sabiduría para aplicar cosas na-
y desequen de tal manera, no tenga leche o sea tan poca
turales, las cuales calienten
que
la
mujer que
que con
ella
cría
no pueda alimentar
Se comprende, sin esfuerzo
la criatura.»
ninguno conjetural,
el
tremendo estrago que produciría ese maleficio exicatorio mientras
no
se practicaron
126
debidamente
los
mo-
SUPERSTICIONES dos
artificiales
de lactancia
...
con biberones asépticos y
nurses antisépticas.
He
aquí
conjuro
el
de
terapéutico
aquella
«Para destruir estos maleficios es bueno llamar médico, para que aplique medicinas
pues
al
edad: al sabio
paciente;
que,
Demonio obra por medio de yerbas y medica-
el
mentos naturales para dañar y secreta e invisiblemente, podrá
maleficiar, aplicándolas el
médico aplicar me-
dicinas, las cuales tengan virtud y
obren contra aqué-
llas.
Pero primero se han de bendecir y mezclar con
agua
bendita.y>
Motivo de honda discrepancia y hasta enconadas disputas entre doctores en Teología, fué el aquilatamiento
de
la
Hcitud o ilicitud del axiomático similia, simi-
libus curantur.
nos)
que
Aun
quienes admitían (y eran los me-
nigromante fuese capaz de deshacer su
el
propia obra, sentían escrúpulo para aconsejar que se recurriese, ni
aun en legítima defensa, a su demoníaca
intervención,
repugnando
todos
unánimes
honestar
otro
demanda de buenos oficios reparadores a hechicero más sabio, perito o predilecto de Satán
que
el
cualquier
ocasionador del desaguisado. El tétrico y nada
tolerante
Martín del Río propone,
sin
embargo, este
e\emplo:
«Había muchos años que un hechicero maleficiaba en una casa, diendo
la
así
a los amos
como
a los animales, impi-
generación. El cuál se llamaba Estalín (hay
nombres predestinados), en
la
127
diócesis
lauzanensi (de
DUQUE DE MAURA Lausanne, Suiza),
al cual le
prendieron y confesó que
había muerto siete hijos y que todos los años hacía malparir a la mujer, a los ganados y animales de aquella
Pero como
casa.
le
dad diciendo que dos-
En
pusieron a cuestión, confesó
él lo
la
mal-
había causado hechizando a to-
donde
resolución, cavaron a
tenía soterrado el
hechizo y luego tuvieron fecundidad todos.^
La
maléfica radioactividad de algunas brujerías
tan potente que hasta sepultas
era
u ocultas transcendía
a
Véase
la
«Brujas o magos que tienen amistad y pacto con
el
superficie
la
terráquea su diabólica
virtud.
clase:
Demonio, ponen
y envoltorios de cabellos
ciertas cosas
y otras cosas vanas debajo de puerta o debajo de
la
la
rios
u
las
está lo
o
quizal de
el
esquinas de
otras cosas a este talle hallaren en la
agujeros
ello,
cama, o en
o en
la
de cera o caracteres o envolto-
casa. Si alguna figura
los
tierra
cama o en
en otras partes donde presumen que
hechizado, lo quemen, y quitado y
quemado
se librará el paciente.-¡>
Pero ni aun en este ápice minúsculo estaban confor-
mes todos nos
muy
medicinal
los autores,
prestigiosos
por haber experimentado algu-
que esa quemazón
determinó en ocasiones
la
profiláctica
o
súbita muerte del
maleficiado, a causa de correlativa explosión de iracundia diabólica. Sobre el otro fundamental extremo prevaleció,
como más
«Podemos
probable,
la
opinión siguiente:
lícitamente persuadir al hechicero y aun
128
PERSTICION E S
S U
forzarle y darle dineros para
ocultado
lo quite
de
allí.
que
el
...
hechizo que tiene
Esto no es malo ni tiene es-
pecie de malicia, sino obra buena y de virtud. quitar
lícito
un
que
maleficio con otro, y los
lo
No
es
hacen
pecan mortalmente, porque ninguno ha de hacer cosa
mala aunque por
ella se siga bien.-»
Es hora ya de descender de
teológicamente espe-
lo
culativo a lo histórico español. Así lo hago:
«En
procesos
los
del
xvii
siglo
hallamos
ejemplos de maleficios externos con aguas,
María Ocaña, temerosa de que
vos.
daba cuanto necesitaba en
el
y polgalán que le
con otra mujer, echó
una pócima compuesta de orines
puerta de ésta
la
se fuese
varios
tierra
de moro o negro no cristiano o agua de lavarse pies los negros
los
negras, limones, tierra de sepultura,
y zumaque, azogue y sal. Cuenta Fray Jerónimo de San Juan que en Madrid le echaron por una ventana, en el lugar
donde
y que, por por
él,
la
mientras
cacharro con la
solía dormir,
otra mixtura maloUente,
mañana, una mujer tapada que preguntó
un
le
llamaban, dejó en
muy
líquido de olor
habitación
puerta de su casa, una señora de Toledo
cidos por el suelo unos polvos olían;
los barrió
con
quedaron pegados a dose víctima de dida te
la
el
que
un
la
pardos,
un
Al cerrar
fuerte.
vio espar-
que a nada
escoba; pero, en gran parte,
la tierra,
y
la
pobre mujer, creyén-
maleficio, tuvo
habla y temblando todo
el
que acostarse, percuerpo, de
tal suer-
se fué secando poco a poco y quedóse el cuer-
129
DUQUE DE MAURA po con
sólo el pellejo
«En
el
Santo Oficio
el
y
proceso de el
huesos y
los
año 1524, contra
Puebla de Montalbán, se maleficio con
una
zo manco, con
la
la
lengua trabada.»
Justicia Real, suspendido por
la
le
Mangirona, de
la
acusaba de haber hecho
figura de plomo, la cual tenía el bra-
cabeza inclinada encima de los pe-
chos y agujereada de lezna, hallada debajo de ra de
la
higue-
una mujer, que estuvo enferma catorce meses,
toda descoyuntada, manca de za sobre los pechos.
un brazo y con
En 1629
cabe-
la
por Migueltu-
se decía
que Ana García y su hija habían hechizado a toda figuras de barro enterradas en el qui-
rra
una familia con
de una puerta, por
cio
lo cual el
corazón se pasaba del uno
md
de desmedro del
otro en la casa.
al
Según
Barrera, de Alcázar, cuando las hechiceras querían
la
que un hechizado tuviera leres
de
la figura
en
el
matar a su marido, María corral ras
un muñeco de
dolores,
apretaban los
alfi-
miembro correspondiente. Para
Muñoz
cera con
tenía enterrado
alfileres
en
las
en
el
coyimtu-
y en otras partes.»
«Leonor de Barzana, toledana, conversa de judía (1527), dijo a una mujer que el maleficio de su liga-
dura estaba en una trenza negra que a su marido había dado una amiga.
También en
del siglo XVI, Isabel de
la
reveló a
comer rios
un hombre cómo
ciertas suciedades
la
le
primera mitad
Higuera, vecina de Daimiel, le
habían ligado dándole a
en una naranja, con sahume-
y con una figura hecha en
130
la ceniza,
en cuyo om-
SUPERSTICIONES blígo habían vaciado
.
.
:
una escudilla con una agujeta de
sus calzas untada en vinagre-
Ya
a fines del siglo xvii,
un molinero de Talavera, hombre de mada vida y bebedor, acusó a una vecina de causarle muchas visiones y de haberle ligado con o
1 75 1, la
al
simple contacto de su brazo
el
tomar de su mano uñ puñadito de harina.
al
En
Alhardera, de Getafe, estaba en fama de ligar
contacto de sus vestidos o tocando a uno en la pre-
tina
de sus calzones.
En
en 1758, que
la tía
decía,
tinajita los
miembros de
1780, corría
el
la
Puebla de Montalbán
se
Fruncida guardaba en una
los ligados;
rumor de que
en una espetera de
No me
la
la
y en
Lillo, el
año
Gorrionera los colgaba
posada nueva.»
perdonarían los lectores que siguiese enu-
merando ejemplos, como podría a nor número de páginas que este concreto maleficio del
las
lo largo
de no me-
dedicadas a examinar
ligamen exterilizador y an-
tigenésico.
131
ENDEMONIADOS Tengo
escrito al
comienzo de esta monografía que
el
período histórico de los Austria fué, en nuestro país, de entre la obcecada credulidad medieval y la
transición
escéptica
o agnóstica incredulidad del octocentismo.
Gerto manido tropo, sista del siglo XIX, la
muy
compara
grato a la retórica progrelos efectos
ignorancia con los meteóricos de
exacto que
la
la
intelectuales
niebla; y es
de
muy
luz radiante de la verdad consigue disi-
par aquella tiniebla, a semejanza del sol cuando esclarece paisaje
Pero ni neidad; y se
y horizonte neblinosos.
el astro
como
desvanece
tición
atávica
glos XVI
ni la ciencia operan con instanta-
la niebla persiste
por
completo,
así
en jirones hasta que también
la
perduró desgarrada ya durante
y XVII, envolviendo aún
muy
altas
superslos
si-
cumbres, in-
cluso en la región excelsa de la Teología moral.
He
copiado más arriba textos demostrativos de que
sabios y píos canónigos la
rompieron lanzas en pro de
Astrología judiciaria, rival implacable de la Astrono^
133
DUQUE DE MAURA mía
pues mientras los hombres escrutaron
científica;
firmamento con
el
cretos del
mundo
de conocer mejor
el solo
propósito de penetrar los se-
terráqueo, se preocuparon
muy
poco
los del sideral.
Otros pasajes, transcritos asimismo en estas páginas,
nos muestran a entrambos teólogos opinando desatina-
damente sobre problemas de Medicina, o creyendo pies
juntillas
en
el
turismo nocturno y aéreo de
brujas cabalgadoras de
machos
cabríos,
a
las
que anticipa-
ban aventajadamente a los más veloces aviones modernos, y en la generación por activa passius de animales
imperfectos. Les
en
el
hemos
visto, sobre todo, encastillados
concepto arcaico del potencial maléfico y modos
beligerantes de Satanás, sin compartir en su integridad la
superstición popular,
de
raíz,
con eclecticismo
pero sin reprobarla tampoco
muy
propio de las épocas in-
termedias. Algo análogo ocurrió en lo atinente a la esclavitud,
condenada por Jesucristo como contraria a
igualdad nativa de los hombres y a su
común
la
condi-
ción fraterna de hijos de Dios, coherederos todos de su gloria.
Los gobiernos
cipio;
pero prolongaron su vigencia efectiva y hasta
cristianos la
abolieron en prin-
protegieron con sanciones punidoras las fórmulas transaccionales de
que
un acomodamiento no menos
Para cuantos somos creyentes es la
ecléctico
el antísupersticioso.
existencia del
no redimiíFas por
Demonio y el
dogma
irrebatible
su poder sobre las almas
bautismo del pecado original
134
ni,
SUPERSTICIONES por
santificante
gracia
la
contrición
perfecta,
de
...
de otros Sacramentos o
los
la
que hayan co-
mortales
metido después. Pero nuestra Religión condena por supersticiosa la lo sea
creencia de que ese enemigo espiritual
también
físico del ser
humano, y que, connatu-
ralmente dañino, martirice a sus haciendas
si
no
personas y destruya
las
se le propicia o conjura hechicera-
mente. Aquellos mayores maestros de los primeros siglos
de
la
Edad Moderna conocieron y acataron
trina, si
xia cabal, a causa res,
esa doc-
bien no llegaron a desentrañarla con ortodo-
de
la
tenaz supervivencia de erro-
sentimientos y hábitos milenarios. Pero sería in-
(como
grato e injusto olvidar o negar
lo pretendió el
enciclopedismo vanidoso y petulante) que fueron también ellos quienes, convertidos por la Historia en fuerzas de choque,
Fe, asistida por
comenzaron a la
reñir las batallas
Ciencia humana, contra
tición secular atrincherada tras
de
la
la
de
la
supers-
ignorancia plebe-
ya y aristocrática. Para conseguir los triunfos iniciales precursores
de otros más sonados, aunque tampoco
aplastantemente
definitivos,
que vencer de antemano
la
tuvo
la
CatóUca
Iglesia
mojigatería de
muy
vir-
tuosos seglares, clérigos y hasta Prelados, que repug-
naba intransigente cualesquiera laxitudes
de
pensa-
miento o innovaciones de conducta como peligrosa,
cuando no herética temeridad, y ticia
la
cuquería acomoda-
de los pusilánimes, propensa de continuo, según
135
DUQUE DE MAURA el
dicho vulgar, a encender una vela a Dios y otra
al
Diablo.
Probaré esta afirmación aduciendo, a guisa de ejempersonal de Navarro.
cierta experiencia
plo,
«Habrá más
de
años
veinte
—
escribe
—que
cierta diócesis hacer proceso contra la langosta.
manera que lante
esto se hace es,
que se pone un
de
De
en la
juez, y de-
de su audiencia comparecen dos procuradores.
El uno por parte del pueblo, que demanda otro
vi
pone
la
el
justicia; el
Vicario u Oficial del Obispo por parte
langosta o los otros animales (pulgón, ratones,
etcétera).
Después de muchas
satisfacciones y respues-
y dados sus términos de probanza de una parte y de la otra, hace se luego proceso, y, al fin, el juez da tas,
sentencia contra la langosta, en que dentro de tantos
de aquel
días se vaya de todo el término
de excomunión
Demonio para tener mucha con muchos hombres; porque para
«Este arte ordena plática oír las
de palabras
al
razones que dice
responde
el
los
ha de
éste se
Demonio,
y ésto desea mucho
el
nigromántico y cómo le
allégase
mucha gente
Demonio, tener gran
el
a oírlos; auditorio.
mucha
Así procura difamar algunas personas de
honra,
descubrir hurtos y pecados secretos. Este grande auditorio le traen estos malditos conjuradores,
y aunque parece que pidiéndole
secreto,
amigos suyos,
fuerzan a hablar y responder
le
mandándole
salir
hacer grande
y
proceso por demandas y respuestas y dura esto muchos días,
cuando viene
cuerpo
al fin
de que ha de
salir
de aquel
quedan ya sembrados muchos errores en
el
pueblo de Díos.t> «El bueno procede llana y sencillamente, sin ceremonias algunas extraordinarias, sino con los exorcis-
mos y remedios de
la Iglesia, los
cuales tienen virtud
contra los maleficios y demonios.»
«Lo segundo en que conjurador
luego
se diferencian
es
que
manda, en nombre, de
el
buen
Cristo,
al
Demonio que no hable, y por eso no le pregunta cosa alguna que el Demonio haya de responder. Pero el
M5
^
DUQUE DE MAURA mal conjurador y gasta
«Lo
muchas razones con
trata
mucho tiempo en preguntas y tercero es
que
buen
el
el
Demonio
respuestas.-»
exorcista,
de
la
primera
manda al Demonio que salga de aquel cuerpo y no vuelva más a él; y sí por por ventura, permitiéndolo Dios, volviese otra vez, no muda las palabras, sino hace lo mismo tantas cuantas veces se ofreciere; pero el mal conjurador tiene con el Demonio muchas plá-< vez, luego
ticas,
y cuando
guna
otra
sale,
mándale que haga estruendos y allo vean y oigan todos 'los que
que
señal
están.-»
allí
como
«Peca mortalmente, pregunta alguna cosa
más honesta
muy
estrecho
que hacer
ni
al
mundo; y
del
lo
dice
Ciruelo,
quien
endemoniadoj aunque sea la
la
razón es porque tenemos
mandamiento de Dios, que no tengamos bueno
ni
malo con
Demonio, que
el
es
nuestro enemigo.
Una
última recomendación hace
el
tearagonés, explícitamente reveladora carácter terapéutico atribuido
rio la
canónigo mondel suplementa-
en aquellos
siglos a
cura exorcístíca.
«Cuando
dijeron a los buenos y devotos cristianos
que hay algún endemoniado que
está espiritado,
hagan
luego llamar al cura de aquella parroquia o a su lugarteniente, y sí éstos
no estuvieren, llamen a cualquier o
que para esto todos
otro
sacerdote,
ellos
tienen igual poder de Nuestro Señor Jesucristo.
Y
el sacerdote,
clérigo
fraile,
ante todas cosas, procure saber
146
si
aquel
SUPERSTICIONES mal
es
de endemoniado o
si
es
.
.
.
enfermedad alguna de
corazón o de cerebro, porque algunas veces parece De-
monio y no
lo es;
y para esto tome información dsl
sabio médico y también por las cosas que viere en el paciente, podrá ver
si
palabras de otra lengua
es
demonio; porque
que antes no
monio--»
147
si
sabía,
habla es
de-
EXORCISMOS El manual de Noydens txae fórmulas pautadas para
muy
aplicaciones
diversas
juros contra maleficios tan concretos turas
como
y dolencias cardíacas himaanas o
pecuarias;
allí
las
concalen-
epizootias
las
para exorcizar a los espíritus y demonios
que infesten la
Hay
exorcístícas.
esterilidad
las
casas; contra el ligamen masculino o
remediadores de los estragos
femenina;
inminentes o empezados ya a producir por langosta, pulgón, vientos;
oruga, lobos, otros,
tempestades, rayos,
más bien
granizos
y
para bendecir
preservativos,
medicamentos, comidas y bebidas del energúmeno, el aposento y la cama donde duerme, la carta en que se
nómina que ha de
escriben los breves y la cuello; el incienso,
la
ruda y
adminículos de que usará
los
el exorcista
guridad en tiempo de lluvia y agua en
en
fin,
los
llevar al
demás ingredientes o para pedir seel
de sequía;
y,
generalmente aplicables a los energúmenos
poseídos del Demonio, con
el
su cuerpo.
149
fin
de lanzar a éste de
DUQUE DE MAURA Las
de todos esos conjuros pia-
líneas esquemáticas
dosos eran tan uniformes como
aunque
hechiceros,
se diversificase
mente su composición
peculiar.
en
nas, jaculatorias usuales
que no
son menos
lo
Credo y
la letam'a
trozos del Evangelio,
por último, conminaciones
dezca
las
órdenes que
le
antífo-
el
Avemaria,
el
salmos del Salterio,
que
se dicen
impetraciones especiales
cotidiana;
varia-
romano, oraciones
dominical,
los
muy
Las integraban
los Santos),
como
maleficios
los
también
el ritual
(la
de
de
las
al
en
misa
la
Omnipotente,
y,
Demonio para que obe-
al
da Dios, por boca de sacerdo-
te oficiante.
Todos
están
textos
estos
escritos
en
lengua
latín,
muerta que Satanás (políglota tan experto como filósofo
que
y médico)
las vivas,
domina
habladas en
no menos
a la perfección, el
mundo
lo es
entero. Engreído
por esta superioridad lingüística, se permitió alguna vez irom'as
sarcásticas.
A
cierto cura
de misa y
jadeaba, intentando lanzarle del cuerpo de feligresa suya,
rondo quier
las
y vociferaba en castellano
mismas amenazas
ladrón vagabundo,
casa, replicó el
proferibles
Mándeme
mondo y tontra
sorprendido dentro
li-
cual-
de una
agazapado espíritu infernal oponiendo
este reto insolente desde los labios
sa:
que
olla
una joven
en
latín
que
de
la
salga de esta
infeliz
pose-
moza y
luego
saldré.
El contexto y transacción,
la
práctica
del
exorcismo
no metafísica o dogmática,
150
implican
ni siquiera
mo-
SUPERSTICIONES
.
.
.
sino simplemente litúrgica, impuesta por las con-
ral,
era el sucedá-
vicciones generales de aquellos siglos;
neo ortodoxo del proscrito y nefando conjuro hechice-
Los
antimaléfico.
ril
aflictos
por obra satánica a quie-
nes no se aplicase otro remedio espiritual sino impetrar su curación directamente de Dios, o recurrir comple-
mentariamente a
desdeñando
la
la
Corte
Virgen celestial,
Demonio y absteniéndose de emplear
al
arma ninguna
piedad de
intercesora
la
Santos y Santas de
Santísima, los
terrestre
ni sobrenatural contra enemi-
go tan temible, habrían reprobado unánimes esa
dad
prematura aún para
litúrgica, harto
los tiempos, haciéndoles coro,
que
la
ticiosa
motejarían de no ser
smo
fijo,
el criterio
de
sesudos teólogos,
reminiscencia, supers-
también, del orgulloso estoicismo pagano.
Detallaré
mos,
de
leni-
el
también
como muestra única de todos
que el
se
empleaba contra
más hipotéticamente
el
esos exorcis-
ligamen, por ser
aplicable al caso ch'ni-
co histórico de Carlos ü. Comenzaré por lo general.
«Los exorcismos
—
dice
Noydens
nariamente se han de hacer en otro lugar sagrado, porque las
allí
la
los
—siempre iglesia
demonios temen más
palabras sagradas, por ser casa de Dios,
cuando hubiese grave o urgente necesidad se lo contrario, lícito es y permitido
fuera
de
algunas
que
si
que
bien dicta-
que se hagan en
casa particular, con tal que se aparten los
y mujeres,
y ordi-
o en algún
fueren
muchachos necesarias
para asistencia y ayuda de alguna mujer que se ha de
15Í
DUQUE DE MAURA Tampoco conviene que
conjurar. riosas,
asistan personas cu-
mundanas y vanas.»
«El exorcista procure tener buenos testigos de sus acciones, ora
se
haga
exorcismo en
el
iglesia,
la
ora
en casa particular, y que sean personas graves y virtuoprincipalmente
sas,
sacerdotes
clérigos,
y
religiosos.
Sobre todo, tenga cuidado de no quedarse solo con
energúmeno, principalmente
muy
anciana
vieja,
si
por evitar
es
el
mujer, aunque sea
todo
de
género
sos-
pecha.»
«Preguntarán algunos ser exorcizados
si
los
endemoniados han de
pública u ocultamente en
acerca de esto hay varias opiniones; recer,
la
algunas
iglesia,
veces
conforme
al
públicamente,
mi pa-
pero, a
no habiendo algún inconveniente, mejor
cizarlos
iglesia;
la
Respondo que
esto es, abiertas o cerradas las puertas.
es exor-
dejando abierta
ejemplo de Jesucristo Nuestro
Señor, que lanzó los demonios en público y a ta
la vis-
de todos. Dije algunas veces, porque, de ordinario,
importa lante
mucho
decir los exorcismos
a solas, de-
no más de uno o dos sacerdotes y una mujer
cuerda, que asista, teniendo atada a
que no fatigue
a
nadie
ni
desmayado
la
enferma para
haga deshonestidad.
experiencia ha enseñado que se corre
va
muy
el
Demonio y
cuando no hay concurso de
La se
ge^nte,
desesperado por ver que no saca mal ninguno, sino sólo
que padezcan
los
siervos de
Dios y ejerciten
la
prudencia y paciencia. Solía decir un discreto: «Cuan-
152
su PERS T IC I ON E S
.
.
.
do no hay concurso, luego (pronto) no hay endemoniadosy>.
«Aunque deba
este
ejercitarse
pueda y en cualquier tiempo, cuando lo pide tan
oficio
calidad
alta
más
diere la necesidad del prójimo, es
a propósito la
mañana, después de dicha misa, en cualquier día del año.
Enseñan graves autores que en
des,
como son
Resurrección, Ascensión,
más
más la
en
etc.,
gen Madre de Dios y de frecuentar
las
gran-
fiestas
Nacimiento de Nuestro Señor, su
el
Apóstoles,
los
los exorcismos,
de
las fiestas
se
Vir-
la
han de
porque cuanto son días
célebres y festivos, se ha de esperar
más
presto
victoria.»
«Son también para mí de mucha devoción todos porque este día corresponde
los lunes del año,
gundo de
la
mundo, en
creación del
opinión de los hebreos, ha sido
mañana y
según
la
caída de Lucifer.
la
En habiendo comenzado, han de cistas
el cual,
se-
al
conjurar
tarde, cada vez, por lo
exor-
los
menos, hora
y media, repitiendo los conjuros, letanías, salmos penitenciales,
en especial
Magníficat
y
cétera,
de
Benedictus
que es de
después efecto;
el
lo
los
Dominus Deus
que más atormenta a diez
Evangelios
y en acabando
ellos,
de Miserere mei, cánticos,
multiplicar
ponerles otro demonio extrínseca de otros
los
las
et-
demonios
que hay para
este
exorcismos
y en medio
por
inobediencia,
penas
superior,
demonios que
153
Israel,
los
y
la
quitarles les
la
ayudan a
ayuda la
to-
DUQUE DE MAURA lerancia y perseverancia, y saber a terios
más
tienen
oposición,
qué Santos y Mis-
para
repetírselos.»
Especificadas con lo que antecede las reglas genera-
procedo a puntualizar
exorcísticas,
les
pauta con-
la
creta para el ligamen.
«A ten
los casados que,
por permisión de Dios, se sien-
impedidos, aconsejará
el
después
que,
exorcista
de haber hecho una confesión entera y dolorosa,
re-
ciban muchas veces con devoción el Sacramento del Altar, se
y que, conforme
al
ejemplo de Tobías y Sara,
abstengan por algunos días del acto del matrimo-
nio y se preparen para alcanzar de Dios el remedio,
con ayunos, limosnas y otras obras de piedad, y que en el interior pidan al sacerdote que les exorcice y bendiga con Señalada
oraciones de
las la
fecha
para
la
la Iglesia.»
ceremonia, bien en
el
templo, bien en algún domicilio particular, revestido el
o
clérigo
de hinojos
con
exorcista
mientras
les
de sobrepelliz y
fraile
víctimas del
las
agua
bendita,
bendice:
estola,
maleficio,
les
diciendo
en
postradas rociará
voz
el
alta
Adjutorium nostrum in nomine
Domini; y contestando
el
acólito:
Qui
jecit
coelum
et terram.
Seguirán letanías y nuevas jaculatorias, dialogadas también. Después,
en la
la
primera
la
tres
breves
oraciones,
invocando
misericordia de Dios, pidiéndole en
segunda que sea propicio, y recordando en
ma que
creó al
hombre
a su
154
la
últi-
imagen y semejanza, do-
SUPERSTICIONES tándole de compañera, y que no
después del pecado parte
tan
con
ni
.
.
privó de ella ni
le
en que tuvo
original,
notoria,
.
ocasión
del
mujer
la
del
castigo
diluvio.
Levantándose
sacerdote
el
de
leyendo
echará
oración,
la
otra vez agua bendita sobre los casados
y proseguirá
lección del libro de Tobías, cap. 8 (expli-
la
con Sara),
cativa de su matrimonio
San Juan,
2
cap.
el
Evangelio según
milagro de
del
(el
las
bodas de
salmo 127 (que comienza Beati omnes qui
Cana),
el
timunt
Dominum, y
pañadas de
por
anteriores,
Amén
el
plegarias
otras tres
bendiciones,
triples
del
acólito
y
acom-
más,
rematadas,
como
los
las
circuns-
tantes.
Proclama tituido el
la
primera de esas Oraciones haberse ins-
matrimonio para propagación del género hu-
mano; invoca
la
segunda
todopoderoso
contra
de
el siguiente
y dirá la
Espíritu
—
les
tercera el auxilio
demom'aca.
«Aquí
echará otra vez agua ben-
exorcismo (que traduzco
humano y de
nombre de
la
al
pie
Exorcizóos, espíritus impuros, enemigos
letra):
del género
clemencia divina sobre
infección
la
sigue diciendo la mónita dita
la
N. y N.; e impetra
sus siervos
las divinas disposiciones,
singular Trinidad, Padre f. Hijo
la
Santo,
f
,
en
el
f y
por cuyo poder han sido creadas
todas las cosas, y por cuya providencia se conservan
todas ellas dentro de su orden, para que, impelidos por ese poder del
mismo Dios Nuestro I
55
Señor, apartéis de
DUQUE DE MAURA estos cónjoiges cuanto habéis
maquinado contra
a fin de impedirles la sucesión de hijos,
modo ordenado
por
el
ellos,
conforme
al
Creador.»
«Conjuróos por Aquél que, habiendo de nacer de
una Virgen, para honrar con su nacimiento matrimonial,
eligió
estado
el
principalmente por madre a
que
la
ya estaba desposada con varón, para que, disipadas las señales del maleficio, apartéis al punto de estos cónyu-
ges todo daño o impedimento que les hayáis inferido
y
los dejéis
Ubres de toda fascinación vuestra.»
«Conjuróos por
que vino
a este
y a borrar traria,
mismo
el
mundo
la escritura
fijándola
en
la
Jesucristo Nuestro Señor,
a deshacer las obras diabólicas
de
la
sentencia que nos era con-
Cruz, para que desliguéis y re-
mováis de estos cónyuges todo cuanto por encantamiento o ligadura o cualquier otro hechizo tes
maUgnas
les
impide abrazar
el
de vuestras
santo
ar-
estado del
matrimonio y practicar las cosas propias de ese estado, y no tengáis la presunción de inferirles después ningún daño o impedimento.»
«Invocamos contra vosotros Nuestro
Señor
Jesucristo
el
para
terrible
obligaros
nombre de a romper
y para que no se os permita guardar vuestras palabras en los hechizados, a quietodos vuestros pactos
nes engañáis con vuestra fidelidad aparente, ni podáis llevar a
cabo vuestros acuerdos, impeliéndoos
la
Cruz
de Cristo, con cuyo signo signamos a estos siervos de Cristo,
y viéndoos compelidos por
156
el
altísimo
poder
— SUPERSTICIONES del
mismo Señor
nuestro, que arrojaba los malos es-
con su palabra y dio a sus discípulos
píritus
la
po-
de pisar sobre serpientes y escorpiones y ho-
testad llar
...
todo poder del enemigo.»
mismo Dios Nuestro Se-
«Así, pues, en virtud del
mando que
ñor, os
por Dios para
tablecido
humano, y que tar a
Dios
eterna,
dejéis
la
sirva,
la
de perturbar la
el
orden
propagación del
es-
género
malicia con que os esforzáis en qui-
gloria
y
al
género
deshaciéndose
en
humano vano
salvación
la
esfuerzo,
sólo
y mediante la generación de los hombres por un matrimonio honorable e inmaculado,
para atormentaros;
se llene el
mismo
número de
los elegidos,
por inspiración del
Jesucristo Nuestro Señor, que ha de venir a
mundo
juzgar a los vivos y a los muertos y a todo el
por medio del fuego.»
Tras una última aspersión con agua bendita, despedirá el oficiante a los ligados, diciéndoles que va-
yan en paz. «Este se
advierte
el
autor
del
repetir
enfermo por hechizos. Si por ventura (por tos r.o
juicios se
Manual
muchas veces y añadir alguno de los que quedan consignados para curar al que está
puede
otros
—
exorcismo
de Dios), o alguna culpa de
los
los
sienten tan presto libres del hechizo,
secre-
casados,
no dejen
de perseverar en sus buenos propósitos, frecuentando los
Sacramentos; usen muchas veces de agua bendi-
ta;
adornen su cama con palmas y ramos benditos, y
157
DUQUE DE MAURA nunca
se acuesten sin haberse
primero encomendado a
Dios, a la Virgen y Ángel Custodio. Absténganse de
remedios
los
ilícitos,
tocamientos,
que pura
sino
etc.,
procuren usar del matrimonio con
y castamente
deseo de tener y criar hijos en
también
«Procurarán
consultar
valerse de remedios naturales,
el
temor de Dios.»
el
a
médicos
los
porque puede
y que
ser
una mala complexión de
su enfermedad proviene de
humores pecantes. Además, porque
remedios de
los
la
Medicina suelen conducir indirectamente, aunque
el
mal
se
haya originado por arte del Demonio y de
sus ministros.»
enfadosamente
Sería
monótono
exorcismos empleados para sos,
la
ahora
detallar
los
curación de los pose-
puesto que, mutatis mutandis, difieren poco del
transcrito.
virtiendo
Nuestro autor trae no menos de cinco, adla
finidamente.
posibilidad
de
licitud
y
repetirlos
El primero y más sencillo
se
inde-
dirá
du-
rante la misa rezada ad hoc; el segundo, estando ex-
puesto el
el
Santísimo Sacramento;
sacerdote
armado con
cruz,
el
tercero,
reliquias
que hará
de Santos,
agua y luz benditas, contiene orden expresa para que el Demonio no se ausente y se retire por algún tiempo,
como, por
lo
visto,
acostumbraba hacer con
los
dos primeros, a causa de su bondadosa lenidad;
el
invocar
el
cuarto
está
especialmente
consagrado
auxiho de los Santos Angeles; y contiene
hasta
tres
el
a
quinto y último
apremiantísimos conjuros, donde
158
SUPERSTICIONES se multiplican
nazas
las
y se eleva
...
bendiciones, se extreman las ame-
más
lo
posible el tono de la con-
minación.
Hay en tación
una aco-
curso de esta última fórmula
el
que dice textualmente: Aquí procure
nombre
cista saber el
Demonio y de
del
ces y compañeros; la causa por
exor-
el
sus cómpli-
qué entraron,
etc., obli-
gándoles con duras amenazas y oprobios.
El punto merece breve explicación complementaria,
mucho más lista,
en
los
«Cuando
accesible
si
quien
la
da es
propio mora-
el
párrafos que a continuación transcribo: el
Demonio, obligado por
los
conjuros,
diga su nombre, ha de procurar el exorcista saber su significación o, por mejor
decir, el vicio
para poder apHcar
traria.
Algunas veces se llama
el
y pecado
remedio con
asiste,
el
la
Demonio
que
a
virtud con-
que
Belial,
quiere decir sin yugo o sin señor y amo, porque todas sus ansias se encaminan a querer ser libre.» Algunas
veces se llama Belcebú, que significa vir muscarum, esto es, de las almas
que pecaron. Otras veces
se llama
Satanás, esto es, adversario. Otras se llama Beheinios,
que quiere decir
bestia,
porque hace a
los
hombres
se-
mejantes a bestias. Otras veces, Asmodeus, demonio
de fornicación; otras la
se llama Leviatán,
ricia.
El
demonio de
Maumon, que es demonio de nombre de Dcemon significa sanguinis
soberbia; otras,
la
ava-
sitiens,
porque tiene sed de sangre y procura con anhelo los El nombre de Diábolus se deriva de día y
pecados.
159
DUQUE DE ¿MAURA bolus, esto es, dos bocados, porque
come
se
los
dos
bocados del hombre, cuerpo y alma.»
«Pondré
puedan Dios.
un ejemplo
sólo
bien de
salir
para que los exorcistas
empeños con
sus
Supongamos que un Demonio
amigo de su
sin carga, holgazán,
de
nom-
dice que su
como queda apuntado,
bre es Belial, que quiere decir,
demonio
favor
el
libertad.
Po-
dría el exorcista, por todo el tiempo de los conjuros,
poner en
que
le sirva
tar hasta
hombros
los
endemoniado un
del
de yugo, y amenazarle que no
que dé palabra de
crucifijo para
Advierte Noydens que no se desanime si
por acaso
la
muy
oficiante
el
víctima se encogiese de hombros
giendo ignorar lo que se
puntuaüza
ha de qui-
lo
a buscar su libertad.»
ir
le
fin-
como
pregunta, porque
«No hay demonio que
juiciosamente:
no sepa su nombre». Recomienda también que en'
el
curso del exorcismo «se bendiga un poco de lumbre y azufre para escrito
quemar
El diálogo con
como queda pero
puede
que hace
ta
el
el espíritu del
especificado, llegar
a
ser
nombre
el
al
mal
del
Demonio
se
ha de reducir,
mínimo indispensable;
«A
polémico:
el exorcista suele
ha entrado en
que
y
la figura
en papel bendito».
responder
el
las
preguntas
Demonio, que
cuerpo del hombre y está en
es suyo, por los pecados
él
por-
que cometió. El exorcis-
ha de procurar saber responderle sacando de
la
Sa-
grada Escritura algunas sentencias para mayor confusión suya, dándole a entender que, I
6o
aunque
los
pecados
SUPERSTICIONES... mucho más mayor
del pecador sean muchos, es
dad el
de
misericordia
y
pecado, se
le
van
Dios,
aunque
y
los ojos txas el pecador,
no quiere que muera, sino que en forma inofensiva para
el
y dice que y viva.»
se arrepienta
Se recomendaba, asimismo, actuar sobre
la pie-
aborrece
Demonio
el
energúmeno que
infeliz
harto estaba ya siendo víctima suya. Se habían de plear recursos
describe
más bien
«Para obHgar
Noydens:
como
psicológicos, al
éste
emque
Demonio, podrá
juntar el exorcista unas pajas de centeno, bendecirlas,
y después
darle con ellas en las espaldas,
que
como me
castigo de tanto vilipendio para él
es
un
lo dijo el
Reverendísimo Padre Fray Leandro de Miircia, que, continuándolo muchas veces, ha sahdo, sin esperar más exorcismos».
Se permitió, no obstante, extremar algo más
Véase cómo: «En
vicia.
se lee
las vidas
de
los
qut unos, con dar una bofetada
lanzaron
al
Humberto;
Demonio, como otros,
con escupirle en
afrenta y desprecio del
Archimandrita se
lo hicieron
lee
Demonio. que,
la
Y
la
se-
Santos Padres
al
energúmeno,
San Benito y San cara, para mayor
de San Teodoreto
habiendo a una endemo-
niada dado con una disciplina en las espaldas,
la
por los cabellos y haciéndola en
señal de
la
cruz, auyentó al
frastes
«De cista
la frente la
Demonio, como
lo refiere
cogió
Meta-
en su vida». todas estas acciones puede también usar el exor-
con moderación, porque
i6i
si
procediese con impni-
DUQUE DE MAURA dencia, castígando gravemente al energúmeno, no sería
esto lícito, pues
sensiblemente
lo
que
no el
es justo
que
el afligido
Demonio no
siente,
y
pague sólo se
ordena para su desprecio y vilipendio.» Basta lo ya escrito para comprender qué cúmulo de
óptimas cualidades había de reunir
Pues como verá te (final
el
el
buen
exorcista.
curioso lector en el capítulo siguien-
de esta materia),
I
se requerían
62
no pocas más.
EXORCISTAS Quienes aspirasen a ticar
la
muy
virtud
estaban obligados a prac-
serlo,
estrictamente,
no
Dios poder
lo contrario les negaría
sólo
porque de
eficaz para
impo-
nerse al Demonio, sino porque, enfrentándose con las legiones infernales, se exponían a indefectibles represa-
Ni aun
lias.
los
estaban libres de
dens
—
se
circunstantes ellas.
«Por
ha conocido que
simplemente
—
la
experiencia
el
Demonio
curiosos
decía
Noy-
suele afrentar
manifestando pecados ocultos en unos y otros- Sabienpersona que quería en una ocasión
do
esto, cierta
tir
a los exorcismos, quiso confesarse antes de entrar
asis-
en presencia del Demonio, y reconciliándose sacramentalmente (aunque en lugar oculto y distante), dijo el
endemoniado
se confiesa allá
yo no
le
(o el
Demonio por boca de
él):
«Ya
uno que ha de venir por acá para que
afrente delante de todos^
se escapan de mí,
porque
es cierto
que por
ahí,
muchos
que de pecados con-
fesados, ocultados con el sello secreto de la confesión,
no puedo yo manifestar ni publicar cosa algunay>.
163
Duque de m a Eran ya
muy
u r a
de presumir para cualquier exorcista
energúmeno (sobre todo
posibles indiscreciones del
fuese energúmena),
de
reveladoras
noticias
si
propias,
chismes de comadres, malévolas versiones de enemigos personales y hasta quizá murmuradoras hablillas de hermanos de hábito. Todo ello podría salir a púbhca
modo
luz en el curso del interrogatorio exorcístico, a
de contraofensiva. Interviniendo, por añadidura, en el diálogo o en el parlamento zahori, tan perspicaz y
como Satanás (cuya
nisapiente
no ha sido superada todavía por ninguna quien no tuviese
muy
limpia
dente riesgo de terminar
la
om-
agencia de información
la
periodística),
conciencia corrió evi-
ceremonia Utúrgica mucho
más
corrido y vilipendiado que su contrincante, a cuya fama quedaba en puridad muy poco que perder.
Además de
virtuoso, había de
ser el exorcista
milde, y no dar en su corazón entrada a ni en su cerebro lugar a las alabanzas
hombres, so pena de que, como
le
la
hu-
vanagloria
y aplausos de ocurrió
los
a cierto
sacerdote (según lo refiere San Gregorio), se apoderase el Demonio que expulsaba de mismo la virtud del lanzamien-
de su cuerpo precisamente otro, to,
por atribuirse a
cuando
Amén buen
sólo
sí
en precario
la
había recibido de Dios.
de humildemente virtuoso, había de
exorcista
sabio.
Le
era
regla
canónica
oficial
exorcístico.
dimanaba de
164
un
imprescindible, por de
como queda
pronto, dominar el latín, declarado,
único idioma
ser
La
tres
dicho,
severidad de esta
razones potísimas:
SUPERSTICIONES
.
.
.
primera, porque escaseando tanto los seglares (espe-
la
cialmente femeninos)
versados en esa lengua, no podía
caber duda de ser
Diablo quien hablaba realmente,
siempre que
dez en
que
ella;
energúmenos
los
se expresasen
segunda, dimanante de
la
se excluían
sulsas
el
o impertinentes del poseso o posesa;
las
luci-
por-
coloquio las intervenciones in-
así del
y última, consecuencia de cusaban
con
la anterior,
las otras dos,
la
tercera
porque
se ex-
obscenidades propias de mujercillas y
las
blasfemias habituales en energúmenos, pues aun cuan-
do la
el
Demonio
las decía
moral ganaba en
alguna vez por boca de
latín, tanto,
por
lo
ha dicho después que gana cantada y en
La micas
ellos,
menos, como se italiano.
contingencia de habérselas quizá en tales polé-
sobre
ocasionalmente
(recaídas
muy
abstrusos
problemas teológicos o de erudición escrituraria y patrística) con latinista y filósofo tan consumado como Satanás, ponía en
un
brete a cuantos clérigos o frailes
hubiesen pasado tan poco más o del fero, fers,
ferri,
tuli,
del musa muses, como no pocos ba-
allá
latum,
chilleres ulteriores.
Había
de
nada vulgares
tener así
el
buen
exorcista
conocimientos
en Psicología, Lógica y Etica, como
en Medicina. Véanse
los
textos
acreditativos:
chas señales de los energúmenos y hechizados lizan las
vecha de cista
enfermedades naturales y ellas
el
Demonio
«Musimbo-
se apro-
para mejor encubrir su maldad. El exor-
no debe dar crédito
a lo
165
que
le
dicta su juicio,
DUQUE DE MAURA tampoco
ni
a lo
como gina
que dice
el
enfermo, sino tantear bien
y consultarle con los sabios, así médicos
este negocio
teólogos; y
hallase
si
que
de humores pecantes, que
de causa natural,
enfermedad
la
se ori-
proceden
solamente
remita a las reglas de
se
la
Me-
dicina.»
«Hay personas que creen
estar poseídas
cuando son
presa de gran desesperación que les produce
la
pérdi-
da de bienes materiales u otra causa no menos Procurará averiguar trodujo el
Demonio en
unas veces esto,
el
se aparece
exorcista de el
qué modo
fútil.
se in-
cuerpo del enfermo; porque
en forma horrible y espantosa, y
de noche o en lugares oscuros y lóbregos; otras,
con un horrible sueño, en forma de
aire,
de ratón u
otro animalejo. Finalmente, algunas veces parece que les
derraman por
les
muy
las
un vaso
espaldas (a los posesos)
y que desde la cabeza hasta anda un ejército de hormigas.»
de agua
Todo
ello
fría,
puede
gularmente en
las
ser
también simple melancolía,
otras,
se
Demonio son de
san solamente son casi
sospecha;
como
conoce que alguno está tres
otras,
maneras: unas caugrande conjetura, y
evidentes-»
«Las que causan tan sólo sospechas, son: za repentina de vida,
como haber
sido
mudan-
hombre agrada-
ble y ser ahora agreste y furioso. Segundo,
muy
sin-
mujeres.
«Las señales por donde poseído del
los pies
un sueño
pesado y desacostumbrado. Tercero, haberse uno
i66
SUPERSTICIONES ofrecido al
...
Demonio o haberle llamado en su
favor o
ayuda. Las que causan grande conjetura son:
voces
y aullidos desacostumbrados; horrible y fiero aspecto; un estupor de los miembros y una privación de casi
un
todas las operaciones vitales;
de manera que
dinario,
desasosiego extraor-
enfermo no puede
el
estar
quieto y busca lugares lóbregos y apartados. Resisten-
y fuerzas grandes que exceden la facultad humamuchas veces, atormentado o derribado, ya en el
cia
na. Si
mismo la instrumento que haya más
agua, ya en el fuego, se quiere quitar a vida,
o con lazo
u
otro
sí
a mano.>
«Las señales que son
casi
como
evidencia: saber re-
pentinamente hablar lenguas extrañas; cantar artificiosamente; bles
revelar secretos
que acontecieron en
están libres y en su juicio
ponder a si
las
cuando
les
si
no
se
y
cosas nota-
extrañas;
si
cuando
acuerdan ni saben res-
cosas que dijeron estando arrebatados;
mandan
Demonio, como gran toja;
tierras
escribir,
leer,
no obedecen, porque
callar
parlero, habla lo
en presencia de
las
que
el
se le an-
cosas sagradas blasfeman
o no pueden rezar ninguna oración devota
ni sufrir
que
la frente
les
la señal
echen agua bendita, o
de
la
se les
haga en
Cruz, o que se digan los exorcismos o
los Evangelios.»
El exorcista sagaz la
acierta a distinguir la mentira
de
verdad; he aquí ejemplos instructivos. «Refiere el maestro Pedro Sanche:?
167
que siendo cura
DUQUE DE MAURA en una parroquia de
la
ciudad de Toledo
llamaron
le
moza que decían estar endemoniada y no había sanado por más exorcismos que le había dicho un religioso. Mas como la para que dijese los Evangelios a una
luego
vio,
y dijo que
ficción y bellaquería,
que
rroquia, sacristía,
nestación; y aunque lo el
empezó
le
to m.al
miedo de que no
hacía la amo-
la
lo
ha-
castigasen por cier-
recaudo que había hecho con un mancebo.»
«Se vio en
que sacando
cierta ocasión
sabía, y él respondió
los espíritus
tal
manera meneaba
que parecía
el
hombre más
los
Demonio
al
que era músico;
una vihuela, de na,
la
hizo
a negar, luego confesó
una labradora, un sacerdote preguntó
qué
la
tormento que no tem'a demonio, sino que
bía fingido por
a
Metida en
en presencia de su padre y deudos,
dar dos docenas de azotes y a cada uno
en
a la pa-
la llevasen
sacaría los espíritus.
le
allí
que era
por ciertas conjeturas,
entendió,
y,
dedos
diestro del
trayendo la villa-
mundo; y
diciéndola que cantase, había poco que se había inven-
tado
uno de
cantares profanos que andaba enton-
los
ces
(como dicen
tar
esclavo
era:
muy
cortesanos)
los
soy,
válido;
pero cuyo, eso no
lo
el
can-
diré yo,
etcétera; y trocando la letra de aquel cantarcillo, dijo:
Esclavo soy, pero cuyo eso no lo niego yo;
que cuyo al
soy,
infierno,
porque
dije,
me
envió
donde estoy no era suyo.
i68
SUPERSTICIONES La
causa de trocar
profano, y
como
.
.
fué por ser
la letra
exorcismo
el
.
se
el
soneto algo
hacía en la iglesia,
se quiso cantarlo a lo divino, para dar a entender el
que
respeto y veneración
se
debe a
lugares
los
sa-
grados.»
Punto
cuyo esclarecimiento requería
capital,
cierta
experiencia clínica, era precisar cuáles pacientes esta-
ban solamente hechizados y cuáles otros propiamente endemoniados. El Sacerdotal romano daba estas nor-
mas: «Está hechizado cado
ne
el color
enfermo cuando
el
ha
se le
natural en pardo y color de cedro
los ojos apretados
los
y
humores secos
tro-
y
tie-
y, al parecer,
todos sus miembros ligados. Las señales ordinarias de
que uno está juntamente poseído un apretón del corazón y boca ciéndole que tiene sobre él
grande
del cuerpo.
A
el
mismo
otros
les
suele
sienten
otros
corazón, y suele
tormento que parece que se
el
a bocados, y lo
estómago, pare-
una bola;
unas picaduras como de aguja en ser tan
Demonio, son:
del del
le
comen
suceder en otras partes
parece que a
la
garganta se les
sube y baja una bola y algunas veces no pueden retener
nada en
el
estómago de
sustentar la vida. lo referido
es
lo
que beben o comen para
Finalmente,
cuando
los
la
señal
más
medicamentos de
cierta la
de
Medici-
na nada aprovechan^. Pues, además de virtuoso, humilde, sabio e inteligente, había de ser el es,, sencillo
buen
exorcista,
discreto;
y astuto, valeroso y prudente
169
a
esto
un mismo
DUQUE DE MAURA tiempo- Recurría el
Demonio
para despistar a quien
como
a tretas variadísimas, así
conminaba o amedrentarle,
le
para fingir que se salía del poseso agazapándose
Comen«Lo que más en
oculto o para saciar su rabia en el vencedor.
zaba por oponer resistencia pasiva:
cuidado pone
al exorcista
capa de enfermedad, de
que sea
cuando
es
tal
modo
Demonio, con
el
se retira
Primeramente
dificultoso conocerlo.
y esconde, se advier-
alguna vez, suele disimular que no está en
te que,
cuerpo del energúmeno, pues aunque
no responde
exorcice,
temblar
ni tiembla,
energúmeno puede
el
ser la
el
sacerdote le
el
siendo así que el
primera señal de
su presencia».
Acostumbra también, en ocasiones lanzarse de
propicias,
aba-
súbito sobre el oficiante y agredirle con
uñas, pies y dientes del poseso o la posesa. «Enseña la
experiencia que algunos son tan tercos que
modo de
arrancarlos,
mucho que
por
se
no hay
desvelen y
trabajen los ministros de la Iglesia.» Estilaban los exorcistas,
cuando por terquedad del Demonio habían de
interrumpir terin,
alguna
no
la
cura espiritual, mandarle que «en el ín-
inquietase al enfermo ni hiciera demostración
hasta que se le volviese a conjurar, señalándole
algún dedo de los pies para su morada». Se habitua-
ba
así el Espíritu
«Antes de ta
salir el
malo a
utilizar cualquier escondite.
Demonio
que vaya derechamente
le al
destinado para su infierno;
170
debe mandar
el exorcis-
lugar que Dios le tiene
porque por
falta
de esta
PER STIC I ON ES
5 U diligencia, suelen
.
.
.
muchas veces quedarse en
tidos o cabellos del
energúmeno. Así
Mangus que, habiendo cierto lanzado un Demonio de una doncella, para Jerónimo
se
de su
tomó con
salida,
doncella y mirándola a
manos
las
ves-
los
refiere el
padre
sacerdote asegurar-
los cabellos
de
la
Demonio, con gran
la cara, el
y viendo esto, amenazó con muy rudas y pesadas palabras; y respondió el Demonio: «Yo me estaba escondido en los sutileza la desvió del rostro del padre,
le
cabellos de esta mala mujer
maña,
me
Debía
y
el exorcista
eficacia
y
que desterraba o confinaba a un
Demonio escoger con
discreción el lugar del confina-
miento, para no exponerse a
de aquel
con tu
tú,
has hecho descubñr-».
de quien
fraile
un
habiéndosele rendido
cuerpo del poseso,
puntualizaba paradero,
dicó el de la cloaca; «y luego
porque queriendo
ir
Juan Nider que,
diablo y prometido salir del
le
si
tragicómica peripecia
la
refiere fray
salió,
de noche a
del convento, le atormentó
allí
muy
in-
le
para su daño,
los lugares
comunes
tan grandemente el
De-
monio, que harto tuvo que hacer para defenderse y
es-
capar con vida».
«Suele
el
Demonio
maneras, como
la
salir
de
los
cuerpos de varias
experiencia lo ha enseñado; porque
algunas veces sale por
la
boca en forma de llama de
fuego; otras veces, en forma de
aire,
de abejas u hor-
migas; algunas veces sale por los oídos, y los energú-
menos
le
sienten
salir
del
corazón, del estómago
171
y
DUQUE DE MAURA como excremento) en
Otras partes del cuerpo (incluso
forma de
pelota.
Algunas veces por
las narices,
en
for-
ma de gotas de sangre.» En una villa principal
del obispado de Cuenca hubo una posesa a quien se logró liberar repitiendo muchas veces el nombre de San José, cuando se hubo
advertido el singular furor que esa mención desperta-
ba en su Demonio, y
en forma de
expelió
lo
alfiler
grueso, de la largura del dedo pequeño de la mano.
Conviene practicar, después de cada lanzamiento,
muy que
minuciosa
muden
le
al
revisión
enfermo todas
cama y deshagan
la
pien
la
cama,
Demonio, tos
de
mirra,
etc.,
los
ropas que tiene en
las
colchones y almohadas, lim-
porque suelen en
etc.
hechizos:
Tome
sal, oliva,
el
agujas,
ellas,
fruta,
exorcista
por arte del
figuras
de
cera,
molido, incienso,
oro
cera bendita y ruda (pues por el amar-
gor que tiene esta hierba la
«Mándese
:
estar escondidos los maleficios e instrumen-
los
plomo,
consolidadora
representa
Pasión de Jesucristo con que
el
amargura de
la
Demonio
fué ven-
cido),
y habiéndolos mezclado, pondrá en cada esqui-
na de
la
cama, después de limpia, un poco, bendicién-
dolo tres veces con
la señal
de
la
Cruz».
El Reverendo Padre Dr. Diego Pérez sejos a los exorcistas:
sea de
manera que no
da estos con-
«Si han de curar endemoniados, lo sienta la tierra,
y hágase con
gran prudencia y recato y grandísima honestidad. No se hallen presentes, sino dos o tres personas de gran
172
SUPERSTICIONES santidad, ni
le
na y humildemente;
y
en
los
déjenle, y vuelvan
La norma canónica lícitas
aprovechar
al
.
.
pregunten nada, nada, nada; ni
pondan nada, nada, nada,
reputaban
.
sino
no acabase de
si
le res-
oficio cristia-
luego,
salir
tiempos convenientes».
era en verdad
sensatísima.
Se
cualesquiera preguntas que pudiesen
enfermo o
él,
bien de
al
inquiriendo, por ejemplo, el sacar partido de
hagan su
nombre
las
del
otras almas,
Demonio para
gracias a la férrea disciplina jerár-
quica observada en los infiernos.
«El año 1605, estándose exorcizando a una mujer
en
la iglesia
dedicada a los Santos Vincencio y Ata-
nasio, junto al Tíber, preguntaron al era,
Demonio quién
y respondiendo que era Lucifer, luego
le
dejaron
y buscaron cuantos endemoniados había en Roma, que no eran pocos, y puestos delante, le apretaron al que estaba dentro de la mujer, que era Lucifer, que mandase a
los
demás que
salieran
y
así lo
hizo y
salie-
ron todos.»
Se prohibían, en cambio, cualesquiera preguntas que
no pudiesen aprovechar sino a rés del interrogador.
y
otros,
la curiosidad
o
al inte-
«Enseñan Tomás Sánchez, Palao
que peca mortalmente
el exorcista
gunta alguna cosa por donde se teme que
el
cuando pre-
Demonio ha
de descubrir algún pecado de otro.» «Peca mortalmente
cuando pregunta algo rogándole y no mandándole.» «Peca mortalmente cuando le pregunta con fin de aprender algo de
él,
porque es honrarle y quererle
173
te-
DUQUE DE MAURA ner por maestro; y sería
algún beneficio.»
como
pedirle y esperar de él
«Peca mortalmente en darle firme
porque aunque
crédito y certeza a las respuestas;
puede dar crédito a por
se
que manifiesta, obligado
no
los conjuros
de
la Iglesia,
que
él
espontáneamente dice, por no hon-
de dar a rarle si
las cosas
lo
ser
y
muy
se
debe ni
se le pue-
peligroso creerle.» «Peca mortalmente
mucho tiempo o muchas
cosas varias e inútiles;
mucha aüanza y que en
las
veces le comunica y trata porque realmente es señal de
y aun gran pehgro de
familiaridad,
respuestas mezcle algunos errores. »
Veremos muy pronto cuan laxamente ron estas reglas
los
exorcistas políticos
interpreta-
de Carlos
II,
incurriendo, desaprensivos, en varios de esos pecados
No
mortales.
fueron tampoco estos traficantes de in-
fluencia exorcística rara excepción dentro
y fuera de
España.
Tener, eventualmente, a obediencia y servicio propero no más que por breves horas o días, aquel
pios,
Satanás que osó tentar a Jesucristo ofreciéndole compartir ciar
con
él la
dominación en
el
Universo
y renun-
por puro ascetismo a sonsacarle, no para ningún
criminal designio,
vendían
el
como
los
magos o hechiceros que
le
alma, sino simplemente para conocer tras-
cendentales noticias, de actualidad o pretéritas, ignoradas de los
demás hombres, fué soHcitación pecami-
nosa todavía más ciencia
a
quien
irresistible
se
que
la
del
depara oportunidad
174
hombre de de penetrar
SUPERSTICIONES llanamente
ponen
vigilias;
los secretos
vos en
las
blicos;
o
la
lar-
del bolsista, a cuyo alcance
de Estado que han de
ser decisi-
inmediatas cotizaciones de los valores pú-
la
de
la
hembra, temperamentalmente chis-
mosa, que, con sólo juntar nero, escuchará
podrá
muy
enigma, indescifrado aún txas
el
gas y penosas se
...
sorprender
oído
el
al
conversaciones de
las
sus
hasta
tabique mediasus vecinos
intimidades
y
de alcoba.
¡Que mucho que sucumbieran, humanamente
flacos,
algunos clérigos y frailes!
No puede lanzar contra ellos la primera piedra, ni aun ninguna subsiguiente, con propósito punitivo de lapidación, quien haya consultado alguna vez, en serio, veladores golpeantes, echadoras de cartas, adivinos
más
o menos acreditados, o espíritus del otro mundo, por-
que
los
informes sobre lo por venir allegables merced
a cualquiera de esos
en punto a buena
médiums
no 'admiten parangón
con
obtenidos conminato-
tinta
los
riamente de Satanás en persona o de alguno de sus
demonios
Hubo
predilectos.
entre los exorcistas de los siglos xvi
y xvii
varones piadosos y ejemplares, pero mentecatos o torpes; los hubo despiertos y destrísimos, pero dicantes,
si
no precisamente en
la
fe,
en
muy
las
bres, por ambiciosos, avaros o fornicarios. Para faltase nada,
los
clau-
costum-
que no
hubo también sabios, prudentes, ce-
y caritativos. La malhadada carencia de
losos
175
estadísticas
impide
cla-
DUQUE DE MAURA sificarlos si
por grupos homogéneos. Tengo para mí que
fuese factible sacar gráfico y cotejarle con otro ac-
tual,
los
niveles
del
indiciarios
número de
explota-
dores y del de explotados serían sensiblemente análogos en
el
antiguo y en
fermedades
remuneradoras
y afectan hogaño talares,
el
moderno, salvo que afectaban antaño
las al
en-
alma
cuerpo; y que los oscuros trajes crucifijos y agua bendita han sido sustituidos al
por luengos blusones blancos, guantes de goma y anestésicos.
Pero ni
de hoy hace
al
el
hábito de ayer hacía
médico.
176
al
monje, ni
el
SEGUNDA PARTE HECHIZOS DE CARLOS
II
hechicería política La primera ble
parte de esta monografía era indispensa-
para ambientar
la
segunda; dicho sea incorrecta,
pero expresivamente.
Los públicos
actuales
perciben pronto y rechazan
unánimes cualquier tosco anacronismo material. al contrario, los
Muy
anacronismos espirituales, por burdos
que sean, pasan inadvertidos o son
mente perdonados.
Si
muy
indulgente-
con ocasión de representarse
obra teatral o cinematográfica (que no se anuncie de an-
temano como humorada bufa), apareciesen, por ejemplo,
en
Luis
XrV
el
escenario o la pantalla, Julio César fumando,
subiendo a
zando una radio,
un automóvil o Napoleón de
las protestas
rrumpirían verosímilmente
representación. Circulan,
la
en cambio, profusamente, y hasta alcanzan boga biografías
más o menos noveladas y
seudohistóricas, en
que
(sigo
sintoni-
los espectadores inte-
editorial,
otras producciones
poniendo por ejemplo)
se
reprocha implícitamente a esos mismos tres personajes,
no haber adecuado
los actos
179
de su vida pública,
DUQUE DE MAURA a
preceptos
los
liberales
cristianos,
o
democrátícos,
respectivamente.
Tales partos del ingenio (cuando están bien escritos
desde
en
punto de
el
vista literario)
se
pueden catalogar
los índices bibliográficos bajo el epígrafe
de lectu-
para niños o adultos, a semejanza de
ras recreativas
fábulas poéticas, las antologías de leyendas o los
las
cuentos de hadas; ria, disciplina
a
la
pero no en
latinos,
sección de Histo-
que tampoco habría exaltado Cice-
rón como maestra de griegos y
la
vida
la
si
los
autores clásicos,
hubiesen cultivado con criterio
la
tan desorientador.
No
ya para críticos enjuiciamientos retrospectivos,
para simples narraciones de sucesos
madamente
exactas, se
sibilidades coetáneas, las
han de tener en cuenta
que
se supeditan
las
po-
de continuo a
ideas y costumbres generales de la época, por lo
menos hasta la
pasados aproxi-
La impetuosa corriente de de muchos grandes ríos,
cierto límite.
tradición
tiene,
como
la
cataratas infranqueables, ante las
más
a detenerse los pilotos
que
se
ven forzados
diestros en el arte
de na-
vegar remontando su curso.
Quienes
pueden
se
ser,
en
llaman a efecto,
sí
mismos precursores, y no
comprendidos, sino cien o niás
años después de su muerte, deberán contentarse con aguardar, si
cuando más,
el
homenaje postumo;
intentan extravasar el apostolado e influir en
pues, la
con-
ducta de sus contemporáneos, provocarán, de seguro, I
8o
S U perturbaciones entre
o
PE RSTICI ON E S
rabiosamente
abundan siempre
futuristas,
monomam'acos de
la
.
.
y aun nocivas;
estériles
inadaptados,
esos
.
que,
aparte
tradicionalistas
los
nada apostólicos
la
Casa de Austria
contradicción.
Ningún Monarca español de
se anticipó en juicios de Teología moral (menos
en
la
dogmática) a los doctores de su tiempo,
X
Alfonso
a los del suyo en otras sabidurías, con pé-
simos resultados políticos, por te portentosa habría sido la
cierto.
Inverosímilmen-
superioridad magistral de
respecto de los Martín del Río, Nider, Ci-
Carlos II
ruelo, Navarro, to
aún
como
Noydens,
etc., etc.
Tengo
escrito har-
sobre su desmedro físico, atraso mental e insufi-
ciencia volitiva, para insistir ahora sobre esos temas.
Me
limitaré
lacras
a recordar que
no padeció, en cambio,
frecuentísimas en degenerados, incluso cuando
tuvieron o tienen aspecto externo totípico
que
el
mucho menos
pro-
suyo; porque no fué cruel, ni vesáni-
co, ni vicioso, ni eunucoide, ni siquiera idiota.
De mediocre, casi normal muy ínfima cultura, demostró miento de sus deberes de ca, conciencia
mos
más
entendimiento, poseer en
el
cristiano, caballero
aunque cumpli-
y Monar-
cabal y aun exquisita que muchísi-
Jefes de Estado de todos los tiempos (con corona
o sin
ella)
pergeño religiosas
notablemente aventajados respecto de
físico
y
luces
cerebrales.
Sus
él
en
convicciones
superaron, desde luego, en raigambre, sin-
ceridad y devotas consecuencias prácticas
l8i
a las
de
la
DUQUE DE MAURA mayoría de sus subditos, aunque no ciertamente en depuración ni
de su
elevación
intrínsecas.
que
historia patentizan
fluyó en su
el
Episodios
miedo
ánimo bastante más que
a Dios sobre todas las cosas, y
el
aun que
sonal de alcanzar la gloria eterna. Pero
con muchísimas gentes
la
diversos
al infierno in-
místico el
amor
anhelo per-
no compartió
supersticiosa fe en agüeros,
horóscopos y demás vestigios de
la
paganía, ni padeció,
como, por ejemplo, su hermano bastardo, pánicos absurdos, inatribuibles en día abyecta, puesto
que
Don Juan
de Austria a cobartodo du-
los simultaneó, sobre
rante su juventud, con rasgos inequívocos de coraju-
do valor personal. Carlos en
la
la
casi
existencia
y
absoluta
eficacia
11 creyó,
sí,
a ojos cerrados,
de brujerías y hechizos, como
generahdad de
los
europeos de en-
tonces; y desde su primera infancia oyó ponderar los maleficios
y
las
que operaban
ellos
en incontables víctimas
esperanzas que muchos «vanos hombres y mujeres»
ponían en los conjuros diabóHcos, incluso para empeños políticos.
Diez años iba a cumplir nuestro Rey
mantuvo entre
el
de de Poetting, y
el
Emperador Leopoldo,
epistolar recogido por la maliciosa tia.
En
cuando
se
Embajador alemán en Madrid, Conel
diálogo
pluma de Villaurru-
Relaciones entre España y Austria
refiere así
este diplomático cierta información enviada a
Viena por
su colega de siglos atrás:
«Parece ser que
Piombino fué
una cortesana en momentos
a visitar a I
82
el
Príncipe
SUPERSTICIONES en que
...
se hallaba ella
en dulce coloquio con un caba-
No
queriendo o no pudiendo ya de-
llero
de su agrado.
jarlo
marchar,
precipitadamente en
lo ocultó
el
balcón,
para recibir con su acostumbrada benevolencia al de
Piombino, por
la
el cual,
amorosa
ces la
dama
después de un rato, acalorado quizá
plática, fué a abrir el balcón,
y enton-
convirtió en el acto al escondido
en una naranja, que
galán
Príncipe quiso llevarse, y que a ningún precio, cosa rara, quiso venderle la cortesa-
Cuando
na.
se fué
el
Piombino cesó
desencantado quedó
el caballero
na forma, que fué con ésta dio le
con
pareció al
que
la
el
hechicera
el al
encanto; pero tan recobrar su prísti-
cuento a
dama en un
la
Inquisición;
y
calabozo. El caso
Emperador peregñno, y la única reflexión fué la de que hay que pedir a Dios
se le ocurrió
le libre
a uno de tales mujeres , que pueden causar la
perdición del cuerpo y del alma.»
Antes, acaso, de alcanzar aquella edad, habría oído Carlos II
susurrados comentarios sobre el todavía no
olvidado proceso de Jerónimo de Liébana, que, en tiem-
pos de Felipe IV, trajo ces, alcaldes
íntegro,
con
al retortero a inquisidores, jue-
y alguaciles prolijos
y
de media España.
muy
tada obra de Cirac; pero
Lo
curiosos detalles, la
no extractaré de
refiere
men-
ella sino los
pasajes que, por trascender a la política, tienen algún in-
mi historia. «En 1642 contaba Jerónimo de Liébana cuarenta y un años. Nacido en La Ventosa, próxima a Cuenca,
terés para
183
DUQUE DE MAURA era de
mediana
o más bien gordo,
estatura, algo recio
de cabello cano, moreno y vinolento. Tenía mucha astucia
abuelo
y maravillosa fuerza persuasiva. Su padre y su habían sido escribanos; el abuelo materno,
médico, y toda viejos,
famiha bien nacida y de cristianos
la
algunos religiosos y sacerdotes.»
«Hacia el oficio
los veinticuatro
años
ayudó
de escribano de su pueblo
bien y sin error las oraciones, y tenía
pués en Madrid, y con una comisión
de Salazar recorrió algunas
a su padre
natal. fe.
Sabía
en
muy
Estuvo des-
falsa del
Conde
entendiendo en
la
expulsión de moros, hasta que, por este motivo,
le
tuvieron preso en
la
tierras
cárcel de Corte
más de dos años
y medio. Puesto en libertad, marchó a Zaragoza, aprendió la ciencia mágica y comenzó a practicarla. Acusado de año
ello
y de celebrar misa, estuvo poco más de un
preso en
en un auto de
la
Inquisición zaragozana. Al ñn, salió
fe,
celebrado en
cisco el año 1620, vela,
en cuerpo y
tencia, abjuró
de
la Iglesia
de San Fran-
en forma de penitente, con coroza, sin cinto,
donde
le
fué leída
la
sen-
vehementi, dándosele después cien
azotes por las calles y saliendo condenado a diez años
de galeras en Cataluña.»
«CumpHa Liébana
su condena en la Patrona, tenien-
do fama de astrólogo y hombre entendido en materia de sacar tesoros y otras curiosidades. Por medio de Beltrán Desvalls, caballero de Barcelona, procuró darse por su
amigo
el
Conde de
Z84
Zabellán, que le pidió le
SUPERSTICIONES
.
.
.
conjurase unos espíritus familiares, ofreciéndole
bertad y sacarlo de valls
puso fianza de cien escudos y
para sacar a Liébana de
y de
la
la galera a
se le dio licencia
todas horas del día
noche, mas siempre saKa acompañado de
la
soldado o de
un cabo de
un
escuadra.»
«Estando en casa de Desvalls, venía a buscarle a puerta
li-
galera o pasarle a Francia. Des-
la
un coche, que, por
la
defuera, estaba vestido de
encerado y por dentro de una bayeta, más vieja que nueva, sin frisa; y no puede dar señas del cochero,
porque nunca lenguaje
le
vido, sino
le
que
le oía
parecía que era gabacho.
Ya
hablar y en el
dentro del coche,
cerraban las cortinillas y Desvalls vendaba los ojos a
Liébana con un lienzo a
modo de media
chaban a casa del Conde de Zabellán,
nimo por dónde
le llevaban,
porque, para desatinarle,
un
iban dando vueltas, tardando muchas veces otras
to,
media hora, aunque por
los
gente y de los muchachos, creía que
en
el
campo, sino en
los arrabales.
la
que
tenía dos puertas,
mera vez
se vido estar
fetanes de azul
y
pared y algunas
donde
Llegados a
sillas.
y
la pri-
con un bufete arrimado a
Al
salir
tala
del aposento para mar-
char volvían a vendarle los ojos, le
la casa,
un aposen-
en un aposento colgado de
pajizo,
la
casa no estaba
desvendaba, y
le
cuar-
rumores de
Desvalls guiaba del brazo a Liébana hasta to
y mar-
toalla
sin saber Jeró-
le
metían en
el
coche
llevaban a casa de Desvalls.»
«En
la casa
de
los tafetanes vio
185
y saludó
al
Conde,
DUQUE DE MAURA a
Jorge Fluviá y Federico Meca,
los caballeros
hecho venir de Francia, uno de
los
ca-
al
Conde había cuales era hombre
nónigo Pujol y a dos franceses que
el
de buen sujeto, de más de mediana estatura, con bar-
ba larga, entrecana, de edad de hasta sesenta años y
le
llamaban Mosiur Guñibay.»
«La segunda vez
mostraron nueve figuras, unas
le
de oro, que eran dos; otras de plata, que son cinco; otra
de estaño y otra de acero^ que todas eran a
traza
poco menos, el Sr.
la
de figuras de planetas, del tamaño de un palmo estaban sin caracteres, y decía
las cuales
Guñibay y
pués de hgados
los
demás que
los
espíritus familiares, había
las
dichas figuras, des-
de dar
como
el
Conde
dispusiese a las personas de su compañía.
Y
eran,
puesto a uno en cada una y darle
para ganar
al
lo
una
juego, otra para ganar la voluntad de las
mujeres, otra para engrandecerse y descubrir tesoros y otra para matar a las personas que quisiere y para otras cosas semejantes.»
«Mirando por estatuita vaciada,
de
seis
aposento vio sobre un bufete una
el
parecer toda de oro, del tamaño
al
dedos, que representaba
ropa rozagante, teniendo en
y una llave y en
la
una basa, donde
se
Conde cubrió
la
el
Liébana quiso había
un
al Rey vestido de una mano derecha una bola
cabeza una corona, de pie sobre leía
Philippus 4us atatis i8.
Mas
con un henzo, y cuando Hbro Decem annulorum, donde
estatuilla
leer el
registro
la
de papel en
i86
el
lugar en que se leía
SUPERSTICIONES... Rey o
«El
del Rey»,
no
le
dejó leer, y cogiéndole las
manos, y apretándoselas, dijo: Podrá ser que algún día todos seamos
«Por
ella
M. venga
alguna cosa con que S.
cedes al
Conde y por
a hacer
ese camino causar al
mer-
Rey Nues-
alguna pasión de ánimo o enfermedad en
Señor
tro
Lerma.y>
y por las palabras que se les dejaba Liébana que tenían la imagen para hacer
caer, infirió
en
Duques de
lo dicho,
y que
su persona, de manera que viniese a padecer;
para obviar esta manera de inconvenientes, suplica
M.»
confesante se escriba y dé razón a S.
«Mas de
ras por la Inquisición
por
a
gale-
Cuatro años después
1623..
galeote; reanudaba sus azarosas andanzas
tierras mediterráneas,
cidía te
el
por de-
de Barcelona.»
Ocurría todo esto en
fugaba
se hizo caso,
y Liébana fué condenado
cisión del Consejo,
se
no
estas declaraciones
el
y andaluzas; rein-
italianas
en sus trapisondas habituales y caía nuevamen-
bajo
la
dura mano de
la Justicia.
«El día 2 ó 3 de diciembre de 1631, estando Jeró-
nimo preso en por
el
lación,
la
eclesiástico, del cual tenía
pidió
alcalde
al
le
oyese despacio, porque
que declarar cosas tocantes
Por cumplir con alcalde
la
hecha ape-
mayor de Cuenca, don Juan
Enríquez de Zúñiga, que tenía
y condenado a galeras
cárcel Real
Tribunal
al
servicio del Rey.
obligación de su oficio,
le
en parte secreta y a solas; mas viendo
vedad del caso y que tocaba
187
al
servicio
de
S.
oyó
el
la gra-
M., dio
DUQUE DE MAURA cuenta
Corregidor y, juntos,
al
le
examinaron. Así
lo-
gró de las autoridades civiles de Cuenca lo que no había podido alcanzar de los inquisidores de Barcelona.
De
acuerdo con
Zúñiga llevó
el
Corregidor,
escrita
Corte y dio cuenta
el
doctor Enríquez de
declaración de Liébana
la
Conde Duque, quien
al
le
a la
ordenó
dejase en su poder los papeles
guiente por la respuesta.
y volviese al día Mas como no se tomaba
solución, se volvió a Cuenca, donde, al cabo de días, recibió
llevase
a
si-
re-
unos
orden del Presidente de Castilla para que
Madrid y a buen recaudo a Jerónimo de
Liébana.»
«Al
mismo
en
Olivares
persona
contó
Jerónimo
cuanto había declarado en Cuenca, con otras circunstancias nuevas, de lo cual se debió de dar cuenta al
Rey Don
Felipe IV. El
que tuviese
al
y sin prisión alguna, de
la calle
de
Conde Duque mandó
al alcalde
declarante a su cargo y en custodia; le
hospedó en su propia posada
las Carretas, frente
He aqm cómo un
a los Majaderítos.»
galeote sacrilego, embustero fla-
grante, convicto de falsario, encorozado
y azotado pú-
blicamente, inquilino habitual (cuando no remedaba contra su gusto) Inquisición,
de
merced a
las
cárceles del
la llave
Rey o
las
muy
de
mágica de hechizos
la
aje-
nos y trapacerías propias, pudo abrir puertas que
le
permitieron, no sólo llegar cerca de las gradas del Trono, hasta el despacho del Valido, sino campar, además,
i88
SUPERSTICIONES por sus respetos en ta del
la capital
de
...
Monarquía, a cos-
la
Tesoro público.
Del género de vida que sus confidencias depararon a Liébana en la villa y corte, da idea cabal esto, que escribe a
de 1632:
un hermano
suyo, sacerdote, en 17 de enero
«Si no acertare bien esta carta, atribuyalo a que ahora venimos del
vuestra merced
muchos
señor don Juan (de Zúñiga) y
compañía y gente
muy
mido
en
ta
irnos cardos
campo,
caballeros
el
en su
bien entendida, y habiendo co-
las
de Alcalá vinimos a
huertas de fuera de la Puercalle
la
donde, casa del veneciano,
se
del
Duque de
bebieron
Alba,
seis diferencias
de vino, hipocrás, garnacha, hoja de guinda, calaspada, moscatel y verder. Luego, en Juan,
de caza de volatería
aunque nos cansa que
la
posada del señor don
hubo academia de ingenio hasta
el servicio
S.
M. y
el
el esperar,
señor
estoy
las
ocho.
Hoy
está
Conde Duque; y
muy
gustoso, por-
que hago es tan grande, que pondrá
freno y silencio a
la
«¿Cuáles fueron
mahcia de las
la
gente».
graves denuncias que hizo Je-
al Rey y al Conde Duque? Se referían a unos hechizos del Marqués de Va-
rónimo de Liébana, tocantes
lenzuela, de
don Marcos de Figueroa, Juan
Bautista
Quijada, Licenciado Gabriel García y Pedro Bautista,
vahéndose del doctor Guñibay, que habían traído de Francia, para conseguir la privanza y valimiento del
Rey, haciendo que
el
Se hicieron en Málaga
Conde Duque el I
perdiese la gracia.
año 1627 y su efecto comen-
89
DUQUE DE MAURA de agosto de 1632. Cada uno de
zaría el 6 ces,
durante sesenta y un días, hizo
tocaba a racteres
cómpli-
los
conjuro que
el
le
hora de un planeta, sobre un círculo y ca-
la
un
pintados en
papel, con una vela de cera
virgen encendida y sahumerios de diferentes perfumes,
ccn
preparaban para
lo cual se
genes y hacer en
un
«Llegado
noche
fundición de
las
imá-
jueves.»
jueves señalado para la fundición, pre-
el
vio ayuno del la
la
ligazón de los espíritus, que se habían de
la
mismo
día y del miércoles, a las doce de
se juntaron todos los operadores.
ciado García vació las imágenes ; primero
El Licen-
de oro, que
la
era la del Rey, y correspondía al Marqués, para quien se quería conseguir la privanza
vares.
Antes de
los conjuros
no tuviesen miedo, porque
les
Real que gozaba Oliprevino Guñibay
los espíritus
que
que
se ligaban
entrarían en el local en forma de aves nocturnas o toros o
como granos de
azogue. Y, en efecto (decía Lié-
bana), al cabo de hora y media, por encima de los cir-
muchos murciélagos grandes,
cunstantes, vieron volar los las
cuales
volvieron
ventanas y
«Acabada ñibay metió
madera de
un
la
las
a
desaparecer,
hgación a
las
estando cerradas
puertas del aposento y de las
cinco de
la
la
calle.»
mañana, Gu-
imágenes dentro de un cofrecillo de
olivo,
chapado de hierro y envuelto en mismo lo cerró con una llave y
tafetán verde, y él
cada uno de
los
demás hincó un clavo en
cofrecillo.»
190
la
tapa del
SUPERSTICIONES... Nada menos que una Comisión Real da para acompañar llazgo
soterrado
del
fué designa-
Liébana, comprometído
a
cuyo desen-
maléfico,
cofrecillo
ha-
al
terramiento inmediato frustraría los efectos del hechi-
zo antes del fatídico mes de agosto de aquel año de 1632.
Aunque
embaucador
el
sempiterno
consiguió
ganar algunas semanas con ingeniosos pretextos, fra-
una
casadas,
tras
otra,
todas
sus escavaciones,
se
reintegró a su domicüio natural entre barrotes;
públicamente en
el
auto de Madrid de 4 de
pocos días después fué enviado a la
le
salió
julio,
la cárcel secreta
y de
Inquisición cordobesa.
Pues tampoco fué
mucho menos,
la
única
corrió grave riesgo,
si
no de
ni
ésta,
IV
ocasión en que Felipe
padecer hechicerías demoníacas, de pasar a
con
el
la
Historia
propio mote que se había de aplicar a su hijo y
sucesor.
Advirtiendo que, en obsequio a lectores,
me
abstengo de agotar
caso, transcribiré las
que
la
paciencia de los
las citas pertinentes al
se hallan
en
los
Avisos de
Barrionuevo:
«10 de cubrir
abril
de 1658. El tiempo santo ha hecho des-
un hechizo puesto
siempre se miraba
al pasar.
al
Rey en un
espejo donde
Dícese lo entregaron
go y que se calla por razones de Estado.» 1661 ; sin más fecha. La verdad de lo que acá es que
el
al fue-
se corre
por
Alcalde de Bañuelos, habiendo tenido so-
plo de que se acuñaba
moneda en I
91
casa de una señora,
DUQUE DE MAURA hermana de un Oidor de Granada, tuvo medio de allá
con
cogella
y
que hacían
la
por
la casa,
si
a
muy
secreta,
a
con
dos láminas esculpi-
dos en cada una un corazón flechado y en letras
señora
la
los instrumentos
moneda, y escudriñando los rincones de había algo más que estuviese escondido,
en una parte
halló,
Trujo
delito.
el
de Corte y cogió todos
la cárcel
ir
la
una unas
grabadas que decían: Philippo IV, hijo de Phi-
lippo III y Margarita; en la otra, Luis de Haro, hijo de
Fulano y Fulana (los nombres de sus padres), y, más a más, tenían unos caracteres que, habiéndolos descifrado, eran todos palabras de la Sagrada Escritura;
y
cada corazón tenía un letrero que decía: tu eres mío y yo soy tuyo--»
«Llevaron estas láminas lo
que resultó fué que
cárcel de Corte,
porque
Inquisidor
al
señora no pareció
la
la
minas
que había descifrado les
había dicho en
y
más por
la
Inquisición la tenía presa.>
«El Marqués de Aytona nos ballero
General,
el
dijo
los
que
el
mismo
ca-
caracteres de las lá-
cuarto del
Rey que
está
admirado de haber visto semejante cosa y que cosa tan grave anduviera tan púbHcamente esparcida por la Corte. El
que
me
Rey no ha dado
dicen
las
a entender cosa alguna; sólo
Damas que
está tan otro
en
el trato
y agasajo, que parece han llevado imo y traído otro.» El regicidio por acción directa, frecuentemente perpetrado en posteriores tiempos, impHcó arrojo personal, correlativo
de
los graves riesgos
192
que hubo de afron-
SUPERSTICIONES tar
siempre
el
...
magnicida. El embrujamiento hechice-
pudo pretender consumar
ro de Reyes y Príncipes se
durante los siglos xvi y xvii^ casi a mansalva, en recato
nículos que
una
unos clavos o rar
el
de cualquier mansión privada, sin más admi-
que
las
estatuilla
alfileres
o
de cera, plomo, plata u oro;
un
tentativas del
cofrecillo.
crimen de
No
es
de admi-
lesa majestad,
o
de leso Jefe de Estado, menudeasen entonces mucho
más que hogaño.
193
SOSPECHAS DE EMBRUJAMIENTO Conocida bien
de
el
S.
la
mentalidad de Carlos
II,
se
comprende
ascendiente político vinculado en el Confesor
M., fuese quien
Pudo siempre
fuere.
el titular
del cargo declarar punto de conciencia cualquier solu-
ción de Gobierno, y contraponer su dictamen teológico
contenido político de
al
o después de escrita
la
ella al
ponencia de Decreto, antes
margen de
la
consulta que
votaron los Ministros de Consejos o Juntas y se so-
metió a
la firma,
o por lo menos a
la
rúbrica del Rey,
puesto que sin algunos de esos dos requisitos carecería
de validez
Cuando firieron a
los
y
eficacia ejecutiva.
poderes absolutos del Soberano se trans-
un Primer Ministro
discrepancia
ocupante
legal
del
regio
confesonario
próximo algún cambio en Valido ni la
el
(declarado o incógnito),
fundamental del estadista con
las
auguró
alturas;
el
la
fraile
infalible y-
porque ni
el
religioso descansaron ya hasta conseguir
remoción de su contradictor.
Cuando no hubo Privado,
195
a
causa de gobernar
el
DUQUE DE MAURA Rey (según do
decía) por
él
sí
solo, esto es, distribuyen-
parcelaria y alternamente su confianza entre este o
estotro Consejero
continuaron
Universal,
misma
índole,
antipatía,
la
surgiendo
de
conflictos
esa
aunque de envergadura menor; pero-
máxima cuando
alcanzaron atrajo
de Estado o Secretario del Despacho
Confesor de tanda
el
hostilidad
la
irreconciliable
la
se
o
el
rencor femenino de alguna Reina, viuda o consorte,
mucho más
siendo ellas inamovibles y
que
jables del Alcázar
difícilmente ale-
los altos funcionarios
o
pro-
el
pio teólogo.
Inauguró
la serie
de confesores de Carlos
11 fray
Pe-
dro Alvarez de Montenegro, usufructuario del cargo
desde que
augusto penitente alcanzó, con los
el
siete
años, la edad de la razón, hasta que, al cumplir los
proclamado
haber sido
debió
catorce,
poniéndose término a
Rey
reinante,
Regencia, según lo ordenó
la
el
testamento del Rey, su padre.
Durante ese lapso demostró bil
pedagogo como
que acertó
a formar
alumno; para
lo cual
quintaesenciado llo
de
en un setenio
mente más
el espíritu del
feliz
que
del
la
conciencia del
Decálogo, sintético meoéxito
éste
obteiúdo por
el
mente nombrado Maestro de
mos
domiiúco tan há-
fué inexcusable que le imbuyese
doctrina cristiana;
la
ser el
era de antiguo virtuoso varón, por-
S.
considerableel
simultánea-
M., don Francisco Ra-
Manzano, cuya congénita pedantería impidió
comunicar
al
discípulo ni I
aun 9 6
el
menor
ápice del
mo-
SUPERSTICIONES^... nuraental acopio de saber atropado por él en
de
incontable
en
salvo
libros,
el
número
nunca impreso de
la vida.
Al aproximarse
el
6 de noviembre de 1675, fecha
del decimocuarto cumpleaños del
Rey menor,
se enfren-
taron los pareceres de los Ministros y aun del público
en general, por estimar unos inexcusable miento
estricto
lipe rV,
no de
de
la
con tanta mayor razón cuanto que
la
Regencia
se venía
que
cumpli-
el
disposición testamentaria de Fe-
Gobier-
el
comprobando calamitoso,
y entender
otros
heredero
impediría reinar personalmente sin
le
tencia de su madre,
el
rezago físico e intelectual del
tancias contrariaba la intención, tra,
de
la
la asis-
y que emanciparlo en esas circunssi
bien respetase
la le-
última voluntad paterna.
Se incluyó fray Pedro entre aquéllos, y cooperó desde
confesonario a robustecer la natural inclinación
el
de su pupilo para sacudir, sintiéndose Rey, cualesquiera tutelas, sobre todo femeninas.
Pero, al cabo,
por dos años ellos,'
los
destituyó
pudo más
la
poderes de
la
Doña Mariana
Reina:
se prorrogaron
Regencia; y usando de al
Confesor, confinán-
dole en una celda del convento de Valverde, en el ca-
mino de Fuencarral, Conservó Alvarez de Montenegro arrestos suficientes
para estorbar desdé
allí
do que
la
más
austríaco
Jesuíta,
invocan-
el designio,
que español, de reemplazarle con un
Orden de Predicadores ocupaba desde hacía
197
DUQUE DE MAURA años
cuatrocientos
y no
Castilla;
el
logró de su ex penitente
no de hábito sucederle
:
Tomás
nombramiento del herma-
el
como más idóneo
confesores
mas no
muy
Marqués de
flamante
ocasionaron a
11
quebraderos de cabeza;
escasos
vicisitudes
las
así
para
Carbonel.
Los pecados personales de Carlos sus
Reyes de
los
en su demanda, sino que
a quien señalaba
fray
de
confesonario
sólo prevaleció
de su reinado. Cuando
Duende de
(aquel
Villasierra
el
Palacio, a quien se suponía alejado para siempre de la
volvió
Corte),
el del los, se
a Madrid,
subrepticiamente
íntegro el favor de la Reina y
comenzó
recuperó
a monopolizar
Rey; por propia convicción y por ajenos estímucreyó fray Tomás en el deber de amonestar pa-
ternalmente a su hijo de confesión.
Prodigó S.
M.
afirmó y reiteró
los asentimientos a sus el
propósito de
admoniciones
enmienda; pero,
la
mimos
guió acumulando sobre Valenzuela
si-
domésticos,
favores públicos y sustanciosas mercedes.
Receló entonces Carbonel que
el
Monarca
adoles-
cente estuviese siendo víctima de algún influjo maléfico,
y
le
Contestó así,
preguntó sin ambajes el
Rey que no
si
lo sabía;
estaba hechizado.
esto es,
ignoraba, en absoluto, cuándo ni
producir
el
embrujamiento,
de cosa
Fray Tomás, persistente en
cuita,
con
el
se
ser
pudo
por no haber advertido
hasta entonces síntoma ninguno
partirla
que de
cómo
la
tal.
resolvió
com-
Cardenal Arzobispo de Toledo, formu-
198
S U
PERSTICION ES
.
.
.
lándole, por interpósita persona, pregunta análoga a la
hecha a
S.
«Si el
M.
Rey
de Aragón
—
,
está
maleficiado
—
Confesor sabe, mejor que yo, que no
el
hay otro remedio más que, con brir el
ejecutar sin
No cia
los
exorcismos, descu-
daño; y esto bien se puede en alguna manera
que
el
que
está maleficiado, sino cia, es
don Pascual
contestó
padece
los
lo conozca.
Si
no
de pocos años y escasa experien-
que Dios quiera castigar a España.» tranquilizó este ex abrupto la atosigada concien-
de Carbonel, y decidió ponerse
fesor de la Reina, padre
al
habla con
Mateo Moya, de
la
el
Con-
Compa-
ñía de Jesús, para concertar acción conjunta sobre en-
trambas personas Reales. El ignaciano, conocido de antiguo
como
teológico de los
irreconciliable adversario
predicadores, discrepó una vez
más
del dominico;
y
desesperanzado ya Carbonel de obtener diplomática-
mente provecho ninguno, agosto de 1676,
al
recurrió,
en principios de
remedio heroico de
notificar a su
egregio penitente que, caso de persistir en no atenderle, se vería obligado a negarle la absolución.
días después averiguó, por el le
Pocos
rumor público,
estárse-
muy
pingües
preconizando para sede episcopal de
y codiciados rendimientosApresuróse a pedir a
S.
M.
audiencia privada, y ob-
tenida en 29 de agosto, apenas estuvo en presencia del
Rey, abrió su breviario por Evangelio de
la
la
página donde se
misa correspondiente a
199
la fecha,
leía el
y dijo
DUQUE DE MAURA «Día, Señor, de
así: tista;
degollación de San Juan Bau-
la
día en que Herodes, por dar gusto a
No
triunfó de la cabeza del Bautista.
como
gollado, sino pies de V.
M.
la
una mujer,
vengo como de-
glorioso y agradecido, a poner a los
me
mitra con que
ha honrado para
apartarme de su lado; pues quien no ha sabido gobernar
el
alma de un Rey, ángel como V. M., mal podrá
gobernar
de tantos como incumbe a
la
Y
de Prelado. predicaba al
si
Rey
Bautista
al
los
le
la
obligación
degollaron porque
le
excesos de su vida y los de su
me degüellan, me M. porque le he advertido
Gobierno, a mí. Señor, ya que no apartan
del
lado
de V.
de los que pasan en su Monarquía». Puesto que no quiso ocupar una diócesis, se
le rein-
tegró a su celda.
Cuando Valenzuela hubo conseguido de este modo Rey al director espiritual
colocar en el confesonario del
de su propia conciencia, ilimitadamente
elástica:,
fray
Gabriel Ramírez de Arellanos, creyó estar en posesión del reducto
más firme para hacer
efectivo el premedi-
tado cerco de influencias asediadoras de
comprender que dominico
le
la insólita
permitiría
la
la
sospechase perdida. Ocurrió
fray Gabriel
uno de
cieron presión sobre sentir el
Corona, sin
abandonar su causa
(mucho menos defendible que to
la
laxitud penitenciaria de ese
de Dios), en cuanasí,
en
efecto.
Fué
que
ejer-
los personajes calificados
Doña Mariana
destierro de
corte del
la
2
pob'tica,
para decidirla a con-
Marques de
Villa-
SUPERSTICIONES sierra, si
...
bien debió de simultanear esa gestión con otra
cerca del Soberano para que ordenase el asilamiento en
El Escorial del Valido, amenazado por
Don Juan
sedición de
la
de Austria, puesto que, apenas Carlos
escapó del Alcázar y de
tituyendo a Ramírez de Arellano con fray Pedro tes,
no
Mon-
sólo retiró su protección a Valenzuela, sino
muy
pareció compartir la creencia,
II
de su madre, sus-
la influencia
que
válida a la sazón,
de que aquella monstruosa fortuna del Duende dima-
nó de
artes diabólicas, por
a Primer Ministro,
como
ser
caballerizo
el
aupado
napolitano de nación, hechi-
cero peligrosísimo.
Refieren los cronistas Jerónimos que cuando, el 23 de
enero de 1677, horas no más después de preso Villasierra,
se personó
en
Buen Retiro
el
el
Prior de San
Lorenzo, fray Marcos de Herrera, para informar
Rey de rial,
sucesos ocurridos
sacrilegos
los
luego de oír atentamente
el
relato
al
en El Escopuntualísimo
del fraile, afirmó Carlos II:
—^Todo
esto
lo
pronosticado una sierva de
había
Dios.
—
—
—
Cosas han sido,. Señor replicó fray Marcos que más parecen del demonio que de Dios; y aseguro a V. M. que no defiendo al Marqués por lo que me haya dado, pues nunca recibí de
él
sino
esta
pastilla
benjuí.
Y
como
la
— ¡Aparta,
mostrase, exclamó el Rey: aparta!
i
No 2 o
la traigas T
,
contigo!
de
DUQUE DE MAURA Dos semanas después
se divulgaba
por
y corte
villa
otro sucedido, fomentador de sospechas, recelos y co-
mentarios
:
«Estando este día (12 de febrero) tasando alhajas del
Duende en
el
platero del
Rey
una
caja
el Retiro,
abrió
de venturina ricamente guarnecida de oro, y poniéndose muy despacio a mirarla, le dio un desmayo que le
duró más de dos horas, con que
diciendo traía veneno
Juan (de Austria)
se llevase al
examinasen. Pero, con abrirla,
le
mandaron
abrirla a
tenía
unos polvos preparados de benjuí con mucho
que
la caja le
Don la
nadie se atrevió a
reconociéndose
farmacia,
la
señor
el
Protomedicato para que
la tal noticia,
y sin decirle nada,
mozo de
se alborataron todos,
y mandó
la cajita;
un
dentro olor,
y
había tenido también. El platero padece
mucho de vahídos de
cabeza, y,
como
le
dio el golpe
del olor, fué causa de subírsele a la cabeza.»
Don Juan
Responsable del Gobierno
moró proveer definitivamente S.
M.
juró el
hasta el regreso de
Rey en
las
tonces repuso en él
la
el
de Austria, de-
cargo de Confesor de
jornada a Zaragoza, donde
Cortes los Fueros aragoneses, y enal
más digno de
ocuparlo, fray Pe-
dro Alvarez de Montenegro, no sin indemnizar a Carbonel por
la
pérdida del Obispado, que rechazó ejem-
plarmente austero años
atrás,
de Sigüenza. Se reprodujo Confesor de el
S.
concediéndole ahora
muy
luego
la
M., porque en mayo de 1679
achacoso fray Pedro, tan beatíficamente
202
el
vacante de falleció
como había
SUPERSTICIONES vivido.
de Austria, y
Irresoluto el
.
.
.
a su vez
enfermo
de gravedad, tardó tanto en designar sucesor, que impacientándose
Rey, escuchó
el
recomendación de
la
Alba en pro de Fray Francisco Reluz, de quien este
Duque y
sus familiares esperaban intercesora media-
ción para conseguir levantar a su yerno, Príncipe de
que por razones
Astillano, el destierro
impuso
so pretexto de trifulcas palatinas, le
apenas advenido
al
nuevo Confesor en
Lo que
Poder. albricias
por
políticas,
fin
al
aunque
Don
Juan
obtuvo
el
matrimonio regio,
el
fué amnistía general extensiva a cuantos estaban pa-
deciendo los castigos justos o injustos decretados por
el
dictatorial arbitrio o caciquil rencor del bastardo, des-
oyéndose liente
protesta
la
que lanzó desde su cama
de servir como señal inequívoca de estar
cayendo en
la
desgracia
bría resuelto
aun
muy
luego a
él,
el
a su vez,
y
fraile
el
Valido se ha-
verosímilmente en favor de Reluz,
sin la brusca interposición
muy La
do-
y malquerencia de su hermano.
Esta incompatibilidad del
nó
el
Primer Ministro, pues no tuvo otro valor sino
Don Juan
casi indefectible
de
la
muerte que elimi-
de Austria.
pugna entre
el
gobernante y
el
Confesor se reprodujo años después, a tiempo en que fray Francisco, entusiasta partidario de Medinaceli en los
comienzos de
la
gestión ministerial del
Duque,
culpó de soportar con excesiva complacencia
las
le
ve-
leidades caprichosas que las dos Reinas, la consorte y la
viuda, imponían
al
Rey frecuentísimamente. Se
203
le
DUQUE DE MAURA envió a regir
mos te),
la diócesis
de Oviedo (donde
a encontrar desengañado, pero
y
nombró
se
a fray Carlos Bayona, de quien escri-
be Portocarrero (en abajo)
volvere-
le
no más transigen-
el
documento que reseñaré más
este Juicio sintético:
«Si lo docto y resuelto no lo hubiese viciado con ser
contemplativo de los más poderosos, habría sido
muy
útil
para su empleo. Atajóle Dios
al ir
contra su
dictamen, por esta razón de Estado, dándole, con
enfermedad (de que murió),
el
la
conocimiento de su
yerro; y (como vieron en el Colegio de Santo
Tomás) ¡Oh,
de ese tono fueron sus continuas jaculatorias:
confesonario del Rey, quien no te hubiera conocido!
y con
el
desconsuelo de haber faltado a su obligación,
dio el último suspiro y el alma a su Creador»
La
solución que se estimó preferible fué hacer venir
de Sigüenza a Carbonel, no obstante reprobar estricta
más
la
severidad canónica de los tiempos esta acu-
mulación de deberes diocesanos y cortesanos, prácti-
camente incompatibles, libelos
muy
usual hasta entonces. Los
denostadores de Medinaceli
ber inutilizado a
mal Confesor.
le
culpan de ha-
un buen Obispo para
No
utilizar
parece verosímil que
el
con una mitra desposeyese a este prelado de evangélicas
plenamente
gestión penitenciaria,
poco habilitasen
al
acreditadas
en
a
un
solo
roce
las
dotes
su
primera
aunque pudo suceder que tam-
ex
fraile
204
para actuar
más
dúctil-
SUPERSTICIONES mente en
lo político.
Lo
...
positivo fué darse pronto Car-
bonel por fracasado.
«Halló ya con más raíces rrero del
Obispo de Sigüenza
—
daño
el
—
dice Portoca-
y considerando hacia remediaba lo que más
,
y que no se importaba y por lo que les había dejado, se volvió a su Obispado, con grande dolor de todos los que conocíafalta a sus ovejas,
mos
la
gran
que a V. M. había de hacer.»
falta
Ninguno de
esos Confesores, ni el sustituto del úl-
timo, padre Matilla (de quien hablaré pronto), conce-
dieron el
menor
da ya, sobre ra la voz
muy generalizaNo aludía aho-
crédito a la opinión,
hechizamiento del Rey.
el
púbüca a espejos
maléficos, estatuillas per-
foradas con clavos o alfileres, cofres soterrados,
embru-
jamientos de seducción personal, ni polvos de benjuí
perfumes o sahumerios, sino
otros insidiosos
desgracia
hgamen
frecuentísimo
sexual,
al
u
por
posibilidad
hechiceril por nadie puesta en duda.
Estaban transcurriendo años desde que se consumó el
matrimonio regio y constando a todos no
impotente,
según
Luisa de
Orleans,
de
confidencias ni
tampoco
ella
la
ser Carlos II
propia
María
defectuosamente
configurada, al decir de los médicos de Cámara, persistía
no
no obstante
atribuir
a
la
infecundidad de SS.
maleficio
tan
MM. ¿Cómo
inexplicable
fenómeno,
siendo tantos y tan poderosos los extranjeros interesa-
dos en privar
al
Rey CatóUco de heredero
205
directo y
DUQUE DE MAURA mantener hipotética
perspectiva sucesoria en el Tro-
la
no español?
Tan putaba
como
diversamente la
la
inducción remota se im-
culpabilidad ejecutora del crimen que se te-
Bien fué
nía por indiscutible.
la
Condesa de Soissons,
XIV y según otros Emperador Leopoldo, quien propinó solapadamen-
agente venal, según unos, de Luis del
te al
Rey un bebedizo
das francesas de
la
antigenésico; bien eran las cria-
Reina, aleccionadas por espías del
Cristianísimo, quienes facilitaban a su Señora pildoras
y nitros contrarios a
que
infalible,
ella
en opinión de
preñez, o abortivos de eficacia
la
ingería a sabiendas de sus efectos,
los francófobos,
o persuadida, con en-
como aseguraban
gaños, de favorecer así el embarazo,
desapasionados.
los
Llovían Luisa,
sobre los Reyes, en especial sobre María
recomendaciones
óptimamente
intencionadas
para corregir tan tremendo mal, padecido en primer
término por los augustos cónyuges, pero después, por todos sus
fieles vasallos
Se trataba unas veces
y aun por la Cristiandad entera. de remedios naturales, regíme-
nes alimentarios o profilácticos, aguas térmicas, medi-
camentos o potingues;
otras,
de
los
espirituales
que
Fulana o Zutana, Grande de España, Título del Reino o señora de calidad, habían comprobado fecundantes
por
experiencia
propia:
promesa cumplida de te
oraciones,
triduos,
novenas,
vestir éste o aquel hábito duran-
más o menos tiempo,
llevar ésta
206
o estotra medalla,
SUPERSTICIONES besar adorándola de algún
...
modo determinada imagen
o reliquia.
Abundaron, de la
o
especializados.
frailes
y sobre todo,
cierto,
dantes de
cura
No
recomen-
los
por clérigos
practicada
exorcística
encontré,
embargo,
sin
rastro documental ninguno de haberse resuelto intentar esa cura, ni
menos todavía procedido
a su ejecu-
matrimonio del Hechizado.
ción, durante el primer
El despacho dirigido a Luis
XIV
en 23 de diciembre
de 1688 por su Embajador en Madrid, Conde de Rébénac,
Rey
textualmente:
dice
pretende
conoce,
saber por ese conducto que
no tienen descendencia,
un
maleficio de
«Cierto
recibir si
ello se
dominico que
mensajes los
y Soberanos españoles
debe probablemente
la
la
la
brujería;
pero
Majestades habrán de
quiere
se
La ceremonia
Reina.
Rey ha
Reina. El
consentido con gran facihdad que se autorice
también a
al
hechizo, contra el cual resultan inefi-
caces las novenas multiplicadas por
para conjurar
el
celestiales
al fraile
persuadir
será horrible.
ponerse en cueros, y
el-
Sus do-
minico, revestido de ropas sacerdotales, les pronunciará los exorcismos de
presente el
el
un modo infame,
exorcista,
se
tras
de lo cual,
comprobará prácticamente
si
hgamen ha desaparecido o no por completo». Recuerda
sin duda, el lector, las prescripciones canó-
nicas y htúrgicas propias del caso
mente en
la
transcritas
Hteral-
primera parte de esta monografía, y sabe
207
DUQUE DE MAURA bien que cuanto antecede es parto o aborto de
fecun-
la
da imaginación de Rébénac, no ligada ni aun por sentido
común. Pero ese mismo
el
en pe-
texto, escrito
ríodo de grandes esperanzas genésicas y semanas tan antes
sólo
fallecimiento
súbito
del
demuestra que no
de María Luisa,
se llegó a aplicar a la
primera Reina
consorte ningún exorcismo terapéutico.
La
pertinaz
esterilidad
segundo
del
corroborador asimismo de no ser
el
matrimonio,
Rey impotente
presentar tampoco el síntoma característico de los
gados, puesto que
cuando no
gal
que
sí
la
cópula conyu-
estuvo vedada por los médicos, aun-
le
siempre
no repugnó nunca
ni li-
la
pecaminosa o adulterina, por razo-
nes morales, pero no
físicas,
generalizó y robusteció
sospecha consabida. Fueron las Princesas de Neo-
la
burgo, en
la
de hembras
Europa de entonces, parideras.
proporcionando, en
dechado
aristocrático
La Emperatriz Leonor
serie,
a la Augustísima
estaba
Casa ro-
bustos vastagos varoniles, aguardados en vano de sus predecesoras en
el
tálamo del Habsburgo imperante,
nuestra Infanta Margarita, primero, y la Archiduquesa Claudia Felicidad, después.
La Reina de
Portugal,
Sofía (casada con Pedro II
de Braganza, cuyas enfermedades venéreas
habían
le
hecho suponer incapaz de procrear sucesión
viable),
desmentía pronóstico y diagnóstico con preñeces anuales
y descendencia
casi
siempre robusta. Ni
208
la
nativa
SUPERSTICIONES complexión, ni
la
significación política
...
de Mariana de
Neoburgo, Reina de España, permitían imputarla como a la
de Orleans infecundidades deliberadas por egoís-
mo propio o interés ajeno. No quedaba, pues, en pie sino
la
otra hipótesis razonable,
del hechizo esterilizador.
209
DE CONFESOR
CRISIS Fué
fray Pedro
Maulla
fesores de Carlos II;
el
más
político
por eso retuvo
la
de
los
Con-
dignidad du-
rante doce años, lapso
mayor que
el
de sus colegas.
No
moralizaciones
extemporáneas,
se
entrometió
como poco
en
antes Carbonel, cuando denunciaba por es-
candalosos los galanteos palatinos de
Medina Sidonia
y Montalto, y conseguía, entre cuchufletas cortesanas, se suspendiese temporalmente a entrambos Du-
que
ques en
el ejercicio
de sus cargos de Gentileshombres
de Cámara, alejándoles
así
de Palacio y de sus damas
respectivas.
Tampoco menudeó
Matilla,
a
semejanza de otros
predecesores suyos, los vetos teológicos por puntos de conciencia, sino
que actuó como un hombre
político
más, emitiendo su parecer sobre los negocios de
la
go-
bernación, protestando contra resoluciones que le parecieron desacertadas o injustas;
reclamando
el relevo
de funcionarios ineptos; patrocinando, para cubrir vacantes de sangre o de cesantía, a quienes juzgaba
más
seguir atendiéndose a las medicinas o recurrir a los
211
DUQUE DE MAURA a, los
;
y, sobre todo, interviniendo
y frecuente en
con voz resolutiva
Juntas magnas que subvirtieron du-
las
rante aquel período los conceptos tradicionales de
Hacienda y aun de Llevó a
ellas
un
cogulla), según el
no un
robo,
menos,
un
Economía
riqueza individual,
la
pecado los
comunistas,
los
es, sí,
efectivamente
ya que
por
lo
siendo
perdonable,
difícilmente
ocasiona
la
españolas.
(nada raro entre gentes de
criterio
que
como piensan
que
cierto
la
con lastimosa
número como tampoco resul-
frecuencia, pero no mayores en calidad ni en
que
los
causados por
tan sus abusos
menos
la
pobreza,
que
tolerables
los advertidos
en
regímenes colectivizadores de patrimonios familiares-
Al igual que todos
y
hombres públicos de acusada
los
recia personalidad, tuvo Matilla partidarios entusias-
tas
y detractores acérrimos, los cuales lanzaron contra
él diatribas
en prosa y verso, llegadas hasta nosotros,
diferencia de
veces impresas. Ejerció desde
una semidictadura
política, al
el
extremo de que mientras
cialmente hechura, y pudo ocurrir
bien
al
la
intrigante
de Viena para que
no
que, en 1691, litares
lo la
así,
le
suponen
ini-
aunque no logré
Neoburgo, que jamás quiso
embozado Valido, y
sa austríaca,
Rey
confesonario del
sostuvo a Oropesa (de quien algunos
aquilatarlo),
a
alabanzas de sus panegiristas, pocas
las
a quien se
lo derribase
apremiaba des-
por desafecto a
pudo conseguir de Carlos
la
II,
cauhasta
nefasta acumulación de fracasos mi-
y económicos inspiró a Matilla
212
la
tesis,
comu-
SUPERSTICIONES
...
n'cada ipso jacto a su regio penitente, de ordenarle
Dios gobernar por
modos de
quiera Cielo
se
sí
mismo, prescindiendo de cuales-
valimiento, puesto que también en el
abominaba del régimen de privanza, recor-
dando cómo Luzbel, valido un día del Omnipotente, quiso emularle soberbio y provocó ángeles rebeldes.
los
tanto; pero
Oropesa no
alzamiento de
el
llegó,
tampoco fué desterrado a
en verdad, a
los infiernos si
no más modestamente a Puebla de Montalbán. Llevóse fray Pedro harto cordialmente con
la
Reina
alemana y su inverecunda camarilla para conservarse en
la
enemigo irrecon-
gracia del Cardenal Primado,
ciliable
de todos
los
simpatizantes con las sabandijas
de Palacio. El 28 de diciembre de 1696, conmemoración
de
Carlos II
Santos
los
un
teca Nacional, Manuscrito, catilinaria contra el
Comienza rito
propio
elevó
Inocentes,
escrito (cuya copia se
guarda en
la Biblio-
10.910), que es furibunda
Confesor de
S.
M.
«La púrpura, Señor, que
así:
me
Portocarrero a
honra, bermejea aún
mé-
sin
más que por
sí
sola,
por los colores que a mí salen, por lo que a mis oídos,
en quejas, y a mis el dolor, llegan,
en papeles en que prorrumpe
ojos,
culpándome de no
aplicar el
remedio
que en otros Arzobispos de Toledo han hallado cesos ambiciosos de los que
«Los principios de el
entrar lentamente
los ex-
han gobernado».
esta dolencia parecen leves; pero les
ha hecho apoderarse de
venas, arterias y nervios de todo el cuerpo de esta
213
las
Mo-
:
DUQUE DE MAURA narquía. Estos empezaron de la candidísima conciencia
de V. M., que, deseando bierno
que
al
la dirige
lo
mejor, ha entregado su go-
y encamina.»
Dedica Su Eminencia retrospectiva ojeada a los la que extracté más arriba la
timos Confesores (de
úl-
re-
Bayona y Carbonel), y continúa diciendo «Nombró V. M. a fray Pedro Matilla, conocido por sus letras, constituido en una cátedra de tanto crédiferente a
to y y en
que
sin parentela éste,
que pareció
yor ruina de V.
pudiese excitar
le
el
mayor
la
ambición;
ma-
acierto, consiste la
M.»
Portocarrero acusa al fraile de contrarrestar la autoridad de los principales Ministros, por tener a su de-
voción
al
Superintendente de Hacienda, a quien ha
vado, además, a
de
la
Montalto para
ella a
poniendo
así
de
las
lle-
Presidencia de Indias (desplazando recluirle
en
la
de Aragón), dis-
arcas del Tesoro, exclusivamente
nutridas con rentas Reales o ingresos ultramarinos. criatura ministerial del dominico
no
es siquiera
un
La
aris-
cuyo linaje justifique tamaña exaltación. Don Pedro Núñez de Prado, no obstante haber recibido, por intercesión del fraile, un baño de Corregidor de Satócrata-
lamanca, otro de Asistente de Sevilla y el título de Conde de Adanero, es hijo de un hombre humilde
y
tiene lid,
dado
un hermano actualmente escribano en Vallado«no tal
siendo
justo
—según
honra, ajando a
la
el
Cardenal
—
^haberle
Nobleza».
Este punto de vista oligárquico, orguliosamente no-
214
SUPERSTICIONES biliario,
...
tenía ya innumerables contradictores;
porque
Nobleza, supuestamente ajada con los rápidas ascen-
la
de un funcionario inteligente, laborioso, experto
sos
y expedito,
si
causa de
(a
la
bien de corto linaje, se revelaba incapaz
mala educación, incultura y haraganería
de sus nuevas generaciones) para nutrir, como antaño,
con personas salidas de su seno, de
la Política
y
los
nando un vacío que hubieron de ros,
cuadros directivos
Administración nacionales, determi-
la
llenar hidalgos oscu-
de puestos subalternos, desdeñados
procedentes
por los aristócratas rancios como indignos de jerarquía en
El recién efecto, la
que
les constituyó
titulado
la
alta
su nacimiento.
Superintendente
conservaba,
en
que llamaríamos hoy acrimonia mesocrática,
con puntas y ribetes de envidia; comulgaba con el en demagogia económicofinanciera ; cebaba su
fraile
saña
en
fiscal
los dilapidadores ociosos
de bienes ama-
yorazgados, los rentistas y pensionistas; y cosechaba, junto con las recriminaciones de todos ellos, nutridos aplausos de la galería plebeya, extensivos a su protector.
Para combatir
el
Cardenal esa popularidad (que co-
noce sobradamente y juzga de mala su escrito
la falsía
ley),
denuncia en
del sacadineros implacable, exprimi-
dor cruel de bolsas ajenas, verdugo de huérfanos y viudas de beneméritos servidores de la Patria, afir-
mando
tener él ocultos en
Adanero y
Avila,
tesoros
San Pablo de Valladolid,
incalculables
215
a disposición
:
DUQUE DE MAURA de SU propia codicia, intrigas del Almirante
de
fray Pedro a Caballerizo
Mayor
del
de circular papelones donde todo
Reina y
la
elevado por
Castilla,
do otra prueba de esos gravísimos
ne.
de
los caprichos
las
las
de
Rey; no aducien-
asertos, sino el ello se dice
hecho
y mantie-
Concluye Su Eminencia pidiendo que, comproba-
das esas denuncias, «se desagravie
al
Reino»
o,
des-
mentidas, se castigue a los calumniadores.
Pero transcurrió más de un año sin que este papelón cardenalicio surtiese efecto ninguno en el
tarro,
cama
frecuentar blarle
con
agravado
postra en
complicaciones
gástricas,
la
a Carlos II
a solas, insistir en
de Matilla y
sus argumentos,
logra, por fin, el
Cardenal
esta
mudanza, que había de tener
He
aquí
el
inicial,
ó 2 de marzo de 1698
i
M. con el Conde de Benavente (SumiMayordomo Mayor) y el Marqués de Quinta-
«Estando ller,
S.
na (Gentilhombre de Cámara), entró lla
ampliarlos destitución
pronto secuelas trágicas, merecen ser rela-
tados con textos contemporáneos. referido al
la
nombramiento de fray Froilán Díaz.
el
Los episodios de
muy
regio.
fuerte ca-
y permite a Portocarrero alcoba del Monarca convaleciente, ha-
y remacharlos,
desde
serias
ánimo
un
Sólo cuando, a fines de febrero de 1698,
a
las
diez
Su Majestad
de
los
se del otro lado.
la
el
padre Mati-
mañana, y habiéndole dado a
buenos
días, fué la respuesta volver-
Continuó, no obstante
216
el
desdén, en
:
sup^:RSTicioyEs cómo había pasado
preguntarle
...
noche, y
la
Rey
el
le
respondió
—Como
la
pasada; y dejadme.
Entonces hizo su reverencia
y luego que
lióse;
que antes estaba y prosiguió pezada con
Alarmó
el
padre Matilla y
se volvió el
se fué,
plática
la
Rey
que tenía em-
los dos.»
el
síntoma
Almirante y demás secuaces
al
que trataron de conservar
del partido de la Reina,
posición del confesonario regio, prescindiendo de tilla,
sa-
del lado
a quien
la
Ma-
daban por irremisiblemente perdido. Pero
procediendo con diligencia mayor los conjurados amigos
Cardenal, singularmente los hermanos Rondon Francisco y don Antonio, muy patrocina-
del
quillo,
dores de fray Froilán, fueron a buscarle a Alcalá, don-
de era catedrático, y del
trajeron a
le
Madrid en un coche
Conde de Benavente.
Sigue narrando
el
cronista:
«Llegó, en
fin,
corte el padre Froilán, por la tarde, a tiempo
Rey
a esta
que
el
estaba oyendo desde su cámara los dulces violi-
nes que en divertirle.
la
pieza inmediata tocaban los músicos para
Asistía
por
entonces,
pieza, el padre Matilla,
casualidad,
en
y habiendo entrado en
esta
ella
el
doctor Parra, médico de Cámara del Rey, se arrima-
ron
los
dos a una ventana y se pusieron a hablar re-
servadamente, porque eran ráneos
de
atravesó por la pieza
'
muy
cuando,
Salamanca, el
2
amigos y contempointempestivamente,
Conde de Benavente, I
7
llevan-
DUQUE DE MAURA do a SU lado los
dos en
al
padre Froilán,
y, sin detenerse,
entraron
cámara del Rey».
la
al ver al catedrático de Universidad de Alcalá en-
«Alteróse el padre Matilla
Prima de su en
trar
la
religión
Cámara
en
la
del Rey, conducido del Sumiller de
Corps, todo tan sin esperarlo; y
como
era
perspicaz y versado en las intrigas de
la
hombre tan
Corte, al ins-
tante le concibió sucesor suyo, y se consideró a
de
pro-
sí
Rey; con que,
pio caído y apartado de la gracia del
a breve instante, se volvió al doctor Parra y
allí
le dijo:
—Adiós,
amigo, que esto empieza por donde había
de acabar. Y, sin aguardar respuesta, se
Rey y de
Palacio
y
salió
se retiró a su
del cuarto
del
convento del Ro-
sario.»
«Al día siguiente, Secretario del
muy
temprano, tuvo papel del
Despacho en que
del Rey, tenía ya S.
M.
le
avisaba, de orden
elegido Confesor y que lo tu-
viese ya así entendido para abstenerse
de entrar en Pa-
lacio.»
Gozaba
fray
Pedro (como habitualmente
fesores de S. M.) plaza de
número en
el
los
Con-
Consejo de
Inquisición, y se creyó en el deber de asistir, según cos-
tumbre, a
He sejo
la
reunión del 5 de marzo.
aquí lo que ocurrió después:
y oído con
él,
«Fenecido
en Santo Domingo
món, porque era miércoles de Cuaresma, 2
I
8
el
Con-
el Real, el ser-
se volvió a
su P E RS donde
la celda,
halló
Despacho en que lado en le los
la
le
T
I
CI
ON ES
.
.
.
segundo papel del Secretario del avisaba que S.
M.
había jubi-
le
plaza de Consejero de Inquisición, dejándo-
honores y 2.000 ducados de sueldo para que los
gozase en
el
convento que
eligiese».
Se quedó en casa aquella tarde recibiendo
visitas,
y adoptó el propósito de retirarse al convento salmantino de San Esteban, yendo a la mañana siguiente a despedirse del Inquisidor General y de sus colegas
más
antiguos.
«Como
la tarde antes,
por
fuesen juntos a pasear. Ejecutólo
así
coche; iba con
nidad y alegría que desde
el día
él
y
se
Adanero, y de-
pusieron el padre Prior y otros religiosos que el
había
le
dejado citado para que esta tarde viniese por
pañaron a ponerse en
pudo
concurrencia, no
la
Conde de Adanero,
hablar despacio con el
la
le
acom-
misma
sere-
antes le habían expe-
rimentado. Bien conoció el padre Matilla que aquel
contratiempo se
le
habían fraguado en
la
Junta de casa
del Cardenal, pero estaba persuadido a que, del
modo que
a
había cogido de susto a
él,
Almirante; pero luego supo a dijo a éste
y
la
la
la
mismo
Reina y
hora que S.
M.
al
se lo
Junta que tuvo en su casa-»
«Aquí fué donde perdió
el
padre Matilla toda su
conformidad y prorrumpió en la expresión de que Reina y Almirante le habían sacrificado, quejándose muy
amargamente de no
le
los dos,
hubiesen avisado
y del propio Adanero, de que instante, porque estaba per-
al
219
— DUQUE DE MAURA suadido a que,
como
hubiese sabido antes que
lo
maestro Froilán entrase en Madrid,
lo
el
hubiera com-
puesto de forma que no fuese despojado del confesonario,
y aseguraba tenía
golpe.
Lo que
quintaesencia de que po-
tal
der valerse, que sin duda
hubiera preservado del
le
no explicó; pero, de muchos tiem-
era,
pos a aquella parte, se
le
había oído decir que,
como
su caída media hora antes, estaba seguro de
supiese
remediarla.»
«Estas noticias dadas por
Conde de Adanero
el
lle-
garon a alterarle de cahdad que volvió a su convento todo desfigurado e inmediatamente reconocieron todos
máxima novedad en
los rehgiosos
tóse luego;
explicósele
sumamente inquieta tor Parra,
de como
que le
se
y,
su semblante. Acos-
calentura,
la
a la
pasó una noche
mañana, llamaron
al
doc-
admiró de encontrarle tan diferente
había dejado
el
día antes por la mañana.
Procuró alentarle y confortarle, no solamente con cordiales
santos tor,
que
también con discretos y Señor doc-
recetó, sino es
documentos;
pero
respondió:
él
caro amigo mío; todo eso es
es inútil,
los
porque desde ayer tarde
muy bueno^ pero ya se me ha muerto el
corazón.
—Ese —
es el
que yo no puedo remediar, padre Mati-
lla
replicó el doctor Parra
aún
alienta, bien sabe
que
—
,
y pues Vuestra Señoría
está vivo el corazón. Procu-
re dilatarlo y ofrecerlo todo a Dios."»
«Por último,
se le fué
agravando bastante
2 2
la
fiebre
SUPERSTICIONES... y murió el séptimo día de que se sintió enfermo, de-
jándonos con su muerte
un ejemplar bien
notable;
pues aquel hombre que tuvo valor para conformarse
con
el
que
le
principal contratiempo, se rindió
abandonado
habían
Concluyó
este
cuando supo
amigos y hechuras.
sus
punto con exponer
el epitafio
que hizo
a su muerte algún curioso de esta corte, que es en
la
forma siguiente: Considera, pasajero,
en esta lápida
fría,
quien fué de esta Monarquía, el eje
y móvil primero.
Este dio
el ser
éste es fray
a Adanero;
Pedro Matilla,
y de España maravilla; y aunque no quiso obispar,
de dolor, vino a parar en morir hecho capilla.»
No estos
tengo certeza ninguna de detalles.
exactitud de todos
la
Su narrador (como puntualizaré en
capítulo que sigue)
había sido colega del
fraile
el
difunto
en
el"
Consejo de Inquisición; pero de cuanto ocurrió
en
el
convento del Rosario no pudo adquirir sino refe-
rencias sitivo
más o menos
que
la
muerte
auténticas. Es, casi repentina
en todo caso, pode fray Pedro,
re-
cién exonerado, acarreó a fray Froilán la hostilidad de
muchos
indiferentes,
amén de 2 2
1
la
ya
consolidada
en
DUQUE DE MAURA amigos y admiradores de su antecesor, y la de varios Prelados de su propia Orden, con quienes se enfrentaba de antiguo, entre ellos el Provincial fray Nicolás
de Torres Padmota, que había de sucederle y último de los confesores de Carlos
La actuación
del padre maestro Díaz se caracterizó
desde luego y sin ambages, partidista. Llegaba fesonario de S.
ser el
II.
M.
para secundar a
la
con-
al
facción política
de Portocarrero, capitaneador entonces de todos enemigos^ no tanto de
la
los
Reina como de su camarilla
alemana, francófilos y germanófilos, todavía más enardecidos éstos que aquéllos en el propósito de expulsar
de España a quienes calificaban de indeseables sabandijas.
Doña Mariana y lla
su adlátere el Almirante de Casti-
acababan de conseguir que
en Madrid un regimiento de
la
se organizase
y alojase Guardia del Rey (úni-
ca fuerza armada aquí existente), puesta a
órdenes
las
del Príncipe de Darmstadt, primo camal de
burgo, marchado a regir
pero no sin dejar en su confianza.
el
Virreinato
la corte teniente
Aunque
se hubiese
muchos
la
nove-
causa austríaca,
la
partidarios de ella la suponían destinada ex-
clusivamente a defender, ante todo,
persona de
la
Reina-
teológica declarando la
de Cataluña,
coronel de toda
cohonestado
dad con apariencias favorables a
Neo-
la
Fray Froilán
la
impopularísima
inició
su gestión
punto de conciencia para
disolución del regimiento.
2 2 2
el
Rey
SUPERSTICIONES
...
El cronista aludido merece, en cambio, entera
amando
relata lo
sición (del cual
que ocurrió en
formaba
fe,
Consejo de Inqui-
el
parte), a propósito del todavía
secretísimo negocio de los hechizos del Rey, con ocasión del
que
liagudo
caso
se planteaba al
nuevo Confesor
de responsabihdad moral.
Me
muy
pe-
atendré,
pues, a los textos originales, que dicen así:
«Padecía con frecuencia
que
blores vos,
los
cuales,
los
físicos
el
Rey Carlos
llaman
II
unos tem-
movimientos convulsi-
comprendiéndole todo
cuerpo,
el
le
dejaban sumamente fatigado, atormentándole regular-
mente al tercero o cuarto día, y siempre después de comer y algunas veces después de haber tomado el sueño.
A esto
fallecimiento,
otro
ron
se
agregaba
como
procuraron
si
sentir, a ratos,
se fuera a
preservarle
inútiles sus diligencias,
tido de
ir
y
interior des-
De uno
médicos;
pero
los
se
un
desmayar.
y
fue-
hubieron de dar a par-
alargando ambos males (ya que no podían
del todo desterrarlos), dejándolos habituales.»
«Con
estas continuas baterías
el estrago
y
que pre-
cisamente ocasionarían los remedios de cordiales, pó-
cimas confortantes y otros que
le
apUcaron, fueron
postrando insensiblemente aquella naturaleza de cah-
dad que, desfiguradas gor, parecía
las facciones
y extenuado
el vi-
en todo un anciano de setenta años.»
«Esta irregularidad y la de experimentar estaba adornado de un entendimiento claro para discernir lo
bueno de
lo
malo, de
un
santo temor de Dios y de
223
DUQUE DE MAURA una propensión
más piadoso y
a lo
embargo de poseer
justo,
admirables
estas
que
veía siempre obrar contrario a lo
y que, sin
prendas,
se
le
ellas le dictaban,
tenía confusos a todos.»
«De esto dimanó poco a poco se fuese esparciendo un rumor de que S. M. estaba maleficiado; y esto, con tiempo, llegó a extenderse por
el
España y aun fuera de
Ni
ella.
Corte, por toda
la
presunción era
esta
nuevamente inventada, pues algunos años
antes, siendo
Inquisidor General don Diego Sarmiento Valladares (lo fué desde 1669 hasta 1696),
señaladamente en
to
biéndose ejecutado
pueden
el
todas
aquellas
un Tribunal
discurrir de
como amante de
llegó a tratarse este
pun-
Consejo de Inquisición; y hadiligencias
que
tan celoso de
la
hubo de sobreseer en «Llegó a entender ta
de salud; y con
el el
llamó
ral),
Rey
a lo
que
se atribuía su fal-
de que pudiese
el recelo
mes de enero de 1698,
y,
uno de
case,
con si
el
mayor
sigilo,
los días
en audiencia secreta,
dio cuenta de este temor, encargándole
había;
ser cierto,
(que en todos es tan natu-
Inquisidor General por
al
mucho
era falso, para
le
se apli-
a averiguar lo que en esto
era cierto, para discurrir el remedio; salir
se
asunto.»
o con el deseo de mejorar
del
fe
Majestad, por defecto de prueba
ki
porque en realidad no hubiese qué averiguar,
o
se
y
si
del cuidado; de que se infiere que
Su Majestad entonces pudo gún modo creerlo.»
224
sospecharlo,
mas de
nin-
S U
«Dio cuenta lo
PERSTICION ES
el Inquisidor
que había pasado con medidas que
el
General en
.
el
Consejo de
podían tomar en un negocio de
las
tal
gravedad e importancia;
como
.
Rey, para que se discurrie-
sen
santo
.
se
pero aquel Senado, tan
sabio y político, le respondió era
muy
di-
ficultoso se pudiese entrar en semejante laberinto sin
de alguna noticia, indicio o sospecha, aunque
el hilo
fuese
que
más remota, en persona determinada sobre
la
se pudiese obrar;
gas,
¿qué
se
porque sin nada de esto y a
cie-
podía discurrir, ni qué se podía hacer
que no fuese escandalizar y
llenar la Corte
ción? Hiciéronle presente
que en tiempo de Valla-
dares había sucedido y
lo
cómo había
de turba-
salido infructuosa
aquella dihgencia, con que, a vista de este escarmiento, lo
que únicamente
vigilancia
se podía arbitrar
y precaución, siempre a
oyese y se viese, o
si el
Rey
era estar
la vista
de
con gran lo
que
se
confiase a S. E. algún he-
cho o sujeto en quien sospechase y
la
razón que para
ello tuviese.»
«Era Inquisidor General don Juan berti,
Tomás de Roca-
reügioso dominico, hijo legítimo de los excelsos
y antiquísimos Condes de Peralada, que habiendo ocu-
pado
los
gisterio
de
den (por le
primeros puestos en su religión con Justicia, llegó a ser
ello
encontró
el
General de toda
el la
maOr-
Grande de España y Excelencia), donde Arzobispado de Valencia; y a
la
muerte
de Valladares fué creado Inquisidor General.» «Este Prelado, mientras se conservó dentro de los
225
DUQUE DE MAURA claustros, fué regla,
muy
austero en
y después que
salió
la
de
profesión de
ellos
mantuvo
austeridad en todo cuanto pudo, y no ejercicio
ba.
y obligaciones de
Nunca
las
se
la
la
Santa propia
oponía
al
dignidades que ocupa-
vistió lienzo, ni seda, ni
comió otros manjares
que yerbas y pescados, siendo su cama más potro para el martirio que lecho para el descanso; y a esto se el ser bastantemente ingenuo y algo pagado de su propio dictamen, y con esto no extrañará le dejase algo desabrido la respuesta del Consejo (motivo por que
agregaba
no volvió a hablar jamás sobre a que faltase el él;
y,
el asunto),
aguardando
padre Matilla, porque no gustaba de
a la verdad, los
naturales eran conocidamente
opuestos.»
«Vino
al
estrechado
confesonario
mucho con
el
padre Froilán, habiéndose
el Sr.
Inquisidor General; por-
que ambos eran virtuosos y de unos gustos tan ajenos a la malicia
como
llenos de candor.»
Estimando, sin duda, tancias,
comenzó
el
muy
propicias estas circuns-
Diablo a hacer de
226
las suyas.
CONFIRMACIÓN DEL HECHIZO Contiene
los
que en adelante
párrafos
anteriores
se transcriben)
cuyo verdadero autor (oculto simular sus
bombos
muchos más
(y
una extensa Relación,
tras el
anónimo para
di-
don Lorenzo
autobiográficos) fué
Folch de Cardona, hermano cariñosísimo y ferviente admirador de un don Antonio de
los
mismos
apelli-
dos, caracterizado en esas páginas con esta semblanza,
en buena parte
extensiva
«Fué
hijo
al
que redacta:
del Almirante
de Aragón, Marqués de
Guadalete, don Francisco Folch de Cardona y de una
Señora nobilísima
valenciana. Nació en la ciudad de
Valencia y se crió en Ondara hasta años, con la
dos
los
bilidad
que no
Refiere
con
el
más primorosa educación,
primeros rudimentos de
se alistó
se le enseñase
luego
en
la
la
edad de quince pues, aprendi-
las letras,
cómo vino don Antonio Chamberga, trabó
Conde de Melgar, llamado
227
no hubo ha-
y que no aprendiese.»
allí
a
la
corte,
íntima amistad
a suceder a su pa-
DUQUE DE MAURA dre en el título conspicuo de Almirante de Castilla y a ser, andando el tiempo, favorito de Mariana de Neo-
burgo y cabeza Disuelta
la
visible
de sus parciales.
Chamberga por Don Juan de
Austria, pasó
nuestro don Antonio a servir con una compañía de infantes en el reino de Galicia; ligiosa,
y renunciando a
aguardaban en
carrera
la
comenzada, tomó
pero sintió vocación rerápidos ascensos que
los
en
el sayal seráfico
ciscano de Falencia, ascendió no
dentro de
la
Orden,
así
le
tan brillantemente
militar,
el
convento fran-
menos rápidamente
por sus dotes personales como
por su cuna, y alcanzó pronto
eminente posición de
la
Comisario General de San Francisco en España e Indias. Calla
don Lorenzo que
la
protección de tan pode-
roso hermano le vahó a él, simple clérigo, bastardo como el primogénito, plaza de número en el Consejo Supremo del Santo Oficio, donde le veremos desempe-
ñar relevante papel en ria.
el
curso ulterior de esta histo-
Tampoco nos descubre
fihación política,
do por
él
mismo
pero no es la
el
cronista
su verdadera
difícil colegirla
conocien-
pasión con que idolatraba a ese
hermano suyo, adepto incondicional de
la
Reina,
al
no obstante su hábito y su jerarquía rehgiosa, una de las contadas personas que, con punto de haber
ella
y
el
sido,
Almirante, se reunieron en secretísima junta
de defensa
apenas se sospechó inminente
ción del padre Matilla, la
si
bien no
noticia al interfecto.
228
le
la
destitu-
fuese comunicada
S UP F
Aunque ser veraz
.
.
.
Relación de don Lorenzo se esfuerce por
la
y
RST ICI ON E S
consiga casi siempre, aflora
lo
cual vez
tal
parcialidad afectiva del autor; y como,
a sus líneas la
además, está escrita años después de
los
primeros su-
cesos
que narra, contiene no pocas inexactitudes de de-
talle,
en fechas, episodios secundarios y demás por-
menores. Tal cual
circuló profusamente en copias
es,
manuscritas durante medio biblioteca pública
de
hoy en
nales todavía
libros
comercio anticuario. Durante
el
el
imprimió y reeditó con el de Proceso criminal fulminado contra el Reve-
título
rendísimo P. tórica
ticos
en
encuentren ejemplares, ve-
se
último tercio del xviii
A
puesto que no hay
ni particular especializada
donde no
época
la
siglo,
de
M° Fray
se
Froilán Díaz... con Relación his-
Monarquía y su Gobierno.
esta
este opúsculo siguió
de cerca otro, intitulado Crí-
documentos que sirven de segunda parte
ceso Criminal.
.
al
Pro-
etc.
.
Casi toda la información relativa a los hechizos de Carlos
n
que contienen
menzando por
la
bas obras; pero pasajes
los final
más
las
Historias
generales,
co-
de Lafuente, está sacada de entram-
no
se
han
solido transcribir de ellas
sensatos (por ejemplo, los insertos
al
del capítulo anterior), sino los pintorescos o los
escabrosos.
No me atendré
a esa única fuente sin perjuicio de apro-
vecharla con gran amplitud después de rectificar algu-
nos datos erróneos que contiene.
229
He
podido descubrir
-
MAURA
D U Q U E D E En primer
Otras más.
término, las cartas de personajes
coetáneos, testigos presenciales de los últimos años del
Rey, conservadas en
Archivos bávaros y austríacos,
los
sacadas a luz por el Príncipe Adalberto y publicadas
por
él
y por mí en a
referentes
las
el
tomo
V
de Documentos inéditos
postrimerías de la Casa de Austria.
Dispongo también de
notas que complementan el
las
manuscrito de Folch de Cardona, extractadas directa-
mente en el
proceso original seguido contra
los folios del
que adquiriese y expatriase ese
Qjnfesor (antes de
documento un comprador
Guzmán,
rez de
mia de
la
extranjero), por
don Juan Pé-
Secretario entonces de la Real Acade-
Historia, quien tuvo la ocurrencia feliz de
hacerlas imprimir a seguida de su discurso de contestación al el
mío de ingreso en
el
Me
13 de abril de 191 3.
referencias
verbales
la
docta Casa, leídos ambos valgo, por último, de las
que amablemente
me
ex Ministro don Manuel Arguelles sobre
de ciertos papeles de
la
facilitó el
el
contenido
época conservados en su casa
de Asturias, y que no me fué posible compulsar en persona, porque antes de lograr ocasión para ello los la
horda
roja.
Utilizaré
todos
esos
destruyó
sando en cada ocasión rraré de
y
me
para tes,
modo
elementos el
como no
claridad del relato, lo
ajenos o propios. .2 3 o
preci-
la referencia;
sucinto los episodios
abstendré de repetir, la
informativos
origen de
más
na-
divulgados,
sea indispensable
impreso en libros recien-
SUPERSTICIONES Dejamos
General
Inquisidor
al
morado y mohino, porque cia
le
negaba
placer al
Rey en
Consejo de su Presiden-
el
instada averiguación de
la
acorde con
malhu-
Rocaberti
concursos indispensables para com-
los
aceptar o desdeñar
muy
...
si
debería
de su embrujamiento, y flamante Confesor de S. M. fray
la hipótesis
el
para esclarecerlo entre ambos, a espal-
Froilán Díaz
das de los reparones canonistas del Santo Oficio. Vea-
mos en
la
Relación de Folch de Cardona- cuan
liso
y
llano fué ahora al Diablo infatigable urdir el premedi-
tado enredo.
«Sucedió, poco después, que entre los sujetos que vinieron a cumplimentar a fray Froilán de su eleva-
un
ción llegó a esta corte fray Juan Rodríguez,
en
los estudios;
y,
religioso
dominico llamado
que había sido contemporáneo
como
rren condiscípulos que ha
cuando concu-
suele suceder
muchos
días
que no
preguntarse recíprocamente y hablar de
se ven,
las cosas
pasa-
das, llegó fray Froilán a preguntar si vivía otro religioso
antiguo llamado fray Antonio Alvarez de Arguelles,
y en qué postura berle
proseguir
la
el resto
confesor nicas
y
de
carrera
cado solamente
sando
se hallaba.
Respondió fray Juan ha-
sobrevenido una enfermedad que
al
los
estudios,
le
retrajo
con que,
de
apli-
pulpito y al confesonario, iba pa-
de su vida, y que a la sazón se hallaba un convento de religiosas domi-.
vicario de
recoletas
que, con
nación, fundó en
la
villa
la
invocación de
de Cangas
231
la
Encar-
el Ilustrísimo
se-
.
DUQUE DE MAURA ñor don Juan Queipo de Llano, Obispo de Pamplona y luego de Jaén, varón de conocida virtud.» «Manifestó
padre Froilán era lástima que se hu-
el
porque manifestaba grande
desgraciado,
biese
dad, acompañada de
muy
haber continuado en
los
podido servir mucho a
habili-
claro entendimiento, que, a ejercicios
hterarios,
hubiera
ReUgión,
la
—Pues, embargo de extravío— pronosticado Demonio que guarJuan— da Dios para grandes casos y —¡Jesús mil veces!—exclamó padre Froilán— este
sin
le tiene
,
dijo
el
fray
le
cosas. el
¿Pues qué? ¿Habla con
—
padre
Sí,
nester;
el
Demonio?
—respondió
fray Juan
—
,
cuando
es
me-
porque ha de saber Vuestra Paternidad que en
el
convento de Cangas tenemos
o
tres religiosas se hallan espirituadas;
padece
mucho con
cuantas ocasiones
le
la
desgracia de que dos
y este religioso
conjurándolas; y en
ellas,
ha dicho
el
Demonio
lo
unas
que acabo
de decir a Vuestra Paternidad.» Intriga fué, sin duda, del Príncipe de las Tinieblas
mezcla detonante de
esta fraile
de Asturias,
la
megalomanía mística del
la
complacencia
cortesana de Ro-
caberti y la mentecatez vanidosa de fray Froilán. Pero
he de consignar, honrando
a la verdad,
aquellas postrimerías del siglo xvii el
no
buen sentido falto
los
tampoco
que durante
no monopolizaban
Consejeros de Inquisición, porque
lejos
de
la
corte quien demostrase
poseerlo y ejercitarlo. Pareció a los dominicos de
232
Ma-
SUPERSTICIONES
.
.
.
drid pintiparada la ocasión para sonsacar al
averiguando
lo
respetuosos de
que tanto la
les
Demonio
interesaba conocer; pero,
jerarquía, decidieron dirigirse a fray
Antonio Alvarez de Arguelles por conducto de su superior, el
Obispo de
la
La
respuesta de fray
—
M.
S.
Francisco Reluz, a
más
prelado ovetense, no pudo ser
he estado persuadido
hermano de hábito de
Diócesis,
entrambos y del Confesor de
escribió
—
a
que en
la
sazón
«Siempre
tajante: el
Rey no
hay más hechizo que su descaecimiento de corazón y una entrega excesiva a la voluntad de la Reina (como que
se
experimenta en otras personas), y en
el
Confesor no trabaje, no se hallará otro remedio.
el ínterin
Hay
gravísima necesidad de oraciones y que forme
Rey
juicio práctico
de
lo
el
mucho que va fundando en
mentiras; y que cuando recuerde, estarán los remedios en términos de imposibilidad por lo que se ha reti-
¡Quiera Su Majestad Divi-
rado en verdad de Dios.
na que este nuestro dolor
No
se
quede en presunción!»
cejaron por tan poco los madrileños, procurán-
dose otro medio indirecto para sugerir a Arguelles
que deseaban. Pero
el vicario
opuso a esta insinuación
las
de
las
lo
monjas de Cangas
prescripciones canónicas,
que vedaban preguntar espontáneamente nada
al
De-
monio. Si quienes requerían su concurso fuesen, en •efecto,
como
decía
el
intermediario,
perso'ias
consti-
mídas en autoridad, no tenían sino ordenárselo directamente en
la
forma que
les
233
pluguiere, permitiéndole
DUQUE DE MAURA a él actuar
vieron,
en obediencia debida. Rocaberti y Díaz
pues,
obligados
dar
a
pecho,
el
compromisos que hubieran preferido
Una
carta
Ilustrísimo
del
Madrid
fecha en
el
eludir.
Inquisidor
Sr.
se
arrostrando
i8 de junio de
humilde vicario del monjío asturiano
General,
manda al «poner los nom1698,
bres de Rey y Reina escritos en una cédula en el pecho y conjurar al Demonio preguntándole si alguna cíe las personas cuyos nombres tenía en el pecho padecía maleficio».
Las
ulteriores
cartas
irían
escritas
por
mano del Secretario de Cámara de Su Ilustrísima don Tomás Cambero de Figueroa, quien las suscribiría también como suyas; pero se había de entender que cuando nombrase
al
amo, designaba
y cuando aludiese Esa correspondencia
neral,
año, hasta abril de
amigo,
al
se
de
ella;
Inquisidor
Confesor de
S.
prolongó durante casi
La
1699.
luego impresa, no trae sino
al
al
Ge-
M. un
Relación, manuscrita y
muy
incompletos extractos
debió de hallarse íntegra en los destruidos
papeles de don
Manuel
Arguelles, a
juzgar por
sus
noticias.
Las revelaciones de Satanás
Rey
se
halla,
se reducían a esto:
El
en efecto, doblemente ligado por obra
maléfica, para engendrar y para gobernar.
Se
le
hechi-
un chocolate en el hombre muerto para* de un
zó cuando tem'a catorce años con
que
se disolvieron los sesos
quitarle la salud trará la candidez
y
los ríñones (el lector malicioso frus-
de este eufemismo), para corromper-
234
SUPERSTICIONES semen e impedirle
le el
.
generación.
la
.
.
Los
efectos del
bebedizo se renuevan por lunas y son mayores durante
La inductora
nuevas.
las
madre de
tria,
la
fué
Doña Mariana de Aus-
víctima, poseída de ambición por se-
guir gobernando. Valenzuela sirvió de correo.
que procuró
jer
el
hombre muerto
se
Pérez, siendo casada y con dos hijos;
cometió
el
La mu-
llamaba Casilda
cuando
pero
crimen había enviudado ya, y sus hijos .no
vivían con ella en la calle de los Herreros. Se advirtió
Demonio no
al
existir
a
referirse
la
en
la
coronada
nombre, y de Cuchilleros, en
urbana que llevase
tal
villa vía
rectificó la
ninguna
precisando
acmal apacible
Puerta Cerrada, tan inofensiva, que incluso está abierta.
Saüó después a
nombre
relucir
una segunda hechicera, cuyo
se dijo al principio ser
María a
go Ana Díaz o Diez, domiciliada en
la
secas, calle
y lueMayor.
28 de noviembre, escribió fray Antonio «He mucha y demasiada rebelión en los demonios, poniendo las manos sobre el ara consagrada, juró
Por
fin, el
:
hallado y.
Lucifer que todo lo que había dicho era mentira y que no tenía nada el Rey. Yo pasé adelante conjuran-
do desde
las
cuatro hasta las
seis,
que era fuerza de-
y entonces, después de tanta rebelión de los demonios, prorrumpieron en decir no me fatigase, que jarlo;
había ya decreto de gloria,
Lo
la
Madre para que yo
pero que había de ser señalado por
tiempo sino
el
el
lugar,
salga
con
en tiempo señalado».
capricho satánico no era sólo
puesto que
235
las
el
revelaciones in-
DUQUE DE MAURA females no se completarían,
decir de
al
posesas,
las
sino en la madrileña basílica de Atocha, lo cual im-
plicaba trasladarse a la capital el exorcista y las espirituadas,
como
cualquier comisión edilicia de nuestros
días para resolver asuntos
Unánimes afirman
de Cangas terminó con neral,
porque
que
le
Relación de don Lorenzo,
hace fallecer en abril de 1669,
cuando no fué sino en
junio.
despacho posterior del Conde
Viena
cuando
Demonio
el
a
la
verdad
a tiempo; es decir,
se resignaba a revelarla, siendo el
culpable Rocaberti, quien acuciado por llegar a ser la
de Harrach
trasmite las lamentaciones de fray Froilán por
no haberse descubierto
nó
este asunto
muerte del Inquisidor Ge-
la
lo dice así la
quien, por cierto,
Un
municipales.
los historiadores
la
impaciencia de
Cardenal y Consejero de Estado, abando-
pesquisa para no incurrir en
desgracia de
la
la
Reina. El hecho es, pues, innegable,
si
bien
cación no se tenga en pie. Sanando
el
Rey y procu-
rándole sucesión, habría obtenido de cierto
el
la
expli-
ambicioso
prelado lo imo y lo otro de cuanto apetecía. Pero
General de Valencia se
más
alto
Alcalá;
y más amplio que y aunque emulase
teológica, le superaba
la
al
dictamen
cátedra de Prima de
Confesor en candidez
en mundanidad práctica, sabién-
dose además amenazado desde
reprobador
el
Orden de Predicadores y Arzobispo de había asomado a la vida desde miradero
la
del
la
Consejo
236
por
el
Inquisición,
a
retaguardia
de
SUPERSTICIONES qu'en ocultó de punta a cabo
cuya insensatez advertía por extremar
.
.
episodio de Cangas,
el
fin
.
(a
tampoco
diferencia de fray
vivacidad
pers-
Esa misma inhibición prudente o calculadora
opu-
Froilán),
sin
él
la
picaz.
so el Inquisidor Rocaberti (pero esta vez desde el co-
mienzo)
a
demandas de intervención
las
teológico-
terapéutica de otro famoso curandero exorcístico, fray
Mauro Tenda, equívoco
de quien hablan
personaje
todas las historias, sin que haya sido estudiado todavía
cumplidamente por historiador ninguno.
La
versión que daba
afán de devolver
la
él
para
justificar,
con
(donde escaseaban ya muchas cosas, pero no
mente
los
clérigos
el
solo
salud al Rey, su venida a España,
y
frailes
especializados
cierta-
en lanza-
mientos demoníacos), era ésta:
Nacido en Niza, capuchino profeso, avecindado de antiguo,
no en Alemania, como
Cardona, sino en Turín, Corte de boya, consagrado
dice los
la
Relación de
Duques de Sa-
por entero a prácticas exorcísticas,
di jóle cierto día Satanás, hacia
mediados de 1696, por
boca de una endemoniada, «que se fuese a España,
donde tendría mucho que hacer para übrar del
Demonio de que
Recomienda
la
al
Rey
estaba poseído».
sabiduría popular oír el consejo del
enemigo, pero no seguirlo a ciegas, máxime cuando quien
lo
da es
el
Malo, con mayúscula. Fray Mauro
se
apresuró, no obstante, a requerir el bordón de pere-
237
DUQUE DE MAURA grino, y
si
no pudo
Madrid hasta
llegar a
el
verano de
1698, negligencia o deficiencia fué de los gestores
tampoco superio-
ciosos de su admisión en el reino;
(como
jerárquicos suyos
res
mente en ros:
de
traslados
acostumbraba normal-
religiosos),
Nuncio Arquinto y
el
se
el
ofi-
sino
dos extranje-
G)nfesor de
la
Reina,
fray Gabriel de la Chiusa, capuchino también, pero
de nación.
rolés
Amadeo
II,
joven que Carlos
II
Víctor
en alcanzar
el
Duque de
muy
Saboya,
lid,
de haber
Soberano más maquiavéüco de su tiempo; gra-
sido el
duación
difícil
nativamente
la
de conseguir incluso cuando se habla propia lengua del autor de El Príncipe.
Representaba, por su abuela
Doña
hermana menor de Felipe IV,
Catalina de Aus-
la
rama llamada
a
Trono español (si se extinguiese la vadespués de la de la hermana primogénita. Em-
suceder en ronil)
poco más
y primero de su gloriosa estirpe título de Majestad, ha pasado a la His-
con renombre, ganado en buena
torio
tria,
ti-
el
peratriz María.
La
esterihdad de Carlos
reciendo ya irremediable;
su
n
estaba pa-
hermana mayor, María
Teresa, había renunciado a todos sus derechos hereditarios al contraer
matrimonio con Luis XIV;
la
con Leopoldo, no dejó
al
nor, Margarita, ca'^ada rir
sino
una hembra,
la
memo-
Archiduquesa María Antonia,
asimismo renunciadora desde 1695, en
las capitulacio-
nes matrimoniales de su enlace con el
Duque
de Baviera. Cierto que
los españoles
238
Elector
no concedían va-
SUPERSTICIONES y
cuyo sobreparto
Electriz
muchos de principal
ellos
para
bávara, era
de esta candidatura,
sostén político
mundo semanas
el
.
heredero legítimo de su Rey. Pero
Doña Mariana de
abuela
la
.
único hijo varón,, en
lidez a esta última renuncia, falleció
.
antes
la
el
bis-
Austria, había desaparecido del
de
la
aludida por fray
fecha
Mauro. La sucesión de un Archiduque,
hijo del
Em-
perador y nieto de María de Austria, significaba para
Europa
el
inaceptable peligro de
en una sola cabeza de
las
por eso predominaba en
la
eventual reunión
coronas cesárea y católica; las
Cancillerías
el
designio
de hallar un Príncipe, tercero en discordia, o repartir
con equidad entre todos
los posibles
colosal herencia española.
la
derechohabientes
¿Cómo no
rresponder a Saboya, por lo menos,
el
había de cosuculento
Du-
cado de Milán?
Al igual que sus antepasados, mantuvo siempre Víctor
Amadeo
activa
representación
diplomática
Corte CatóHca; pero los Enviados de
no
se
en
la
un simple Duque
podían equiparar en prerrogativas ni en ascen-
diente con los Embajadores llamados de Coronas, ni
aun con
los
de
la
República de Venecia; y
cejearon de continuo reclamando posible con ellos,
en
casi
la
si
bien for-
máxima paridad
no habían prevalecido hasta entonces
ninguna de sus demandas.
Las circunstancias de 1696 eran singularmente impropias para suprimir o atenuar tan contrariadora desventaja.
Saboya
se había
adherido años atrás a
239
la alian-
DUQUE DE MAURA XIV
que formaron contra Luis
za
Alemania, España,
Holanda y Dinamarca; entró en liza junto guerreando con denuedo durante las primeras
Inglaterra,
a ellas
campañas; pero
se le
acumularon
amenazada de ruina total;
las
derrotas;
se vio
recibió del vencedor
muy
halagüeñas proposiciones; y acababa de concertar con
en Vigevano, una paz separada, pasándose
él,
al
cam-
po enemigo del en que seguían combatiendo sus antiguos aliados, entre ellos España.
Los soberanos de entonces, que por cualesquiera tropezaban en algún país con serios obstácu-
motivos los
para su diplomacia oñcial, se solían valer de agentes
oficiosos
más o menos
clérigos
o
vilegios
de clase unánimemente reconocidos a
frailes,
a
ocultos,
que eran, por
durante los siglos xvi
siásticos
vía la guerra
lo
común,
causa de las inmunidades y pri-
y xvii.
que tuvo término con
la
los ecle-
Trabada toda-
paz de Nimega,
cuando empezó a parecer conveniente para España
el
matrimonio de su Rey con María Luisa de Orleans, nuestros
Consejeros
Cristianísimo sunta,
desaprobasen
ceándole, a
un
o
S.
religioso,
M.
de Estado, recelosos de
hermano, padre de
su
el
enlace
Católica,
y
consultaron
ánimos
que
el
novia pre-
desairaran, el
calaba-
envío de
que fingiendo estar de paso hacia Flan-
des y enfermar en París, aprovechase valecencia,
la
sonsacando por
augustos.
Recién
la
intermedios
estallada
supuesta conclericales
después
esa
los
otra
conflagración pendiente todavía (destinada a ser la úl-
240
SUPERSTICIONES
...
tima del siglo y concluir en Rijswick), utilizó Luis XIV, para fines de diplomacia secreta, al merceda-
en
1 69 1,
rio
padre Blandinieres, como había de servirse análo-
gamente poco después, en 1697, del capuchino padre Duval.
Pude examinar
informes de ambos en
los
Archi-
el
me
vo del Quai d'Orsay; pero no fué hacedero, como lo
proponía, completar esta búsqueda con otra en los
Archivos de Turín o los fondos procedentes de
ellos.
Carezco en absoluto de pruebas para atribuir, ni aun
en hipótesis, a fray Mauro Tenda agente o espía clandestino del
Corte de España. Afirmo no más Víctor
vélico
bierno
máximo
el
por
y aun
ella
las
impedido
las
el
de
tan
la
maquiasazón de
a la
Go-
dificultosa
y entrambos
lograr
acostumbradas,
vías
como toda Europa de
si
ejercer sobre su
posible,
influjo
circunstancialmente propósitos
que
Amadeo, tan necesitado
mantener contacto con
condición de
la
Duque de Saboya en
sabedor
tan
zozobras con que
las sospe-
chas de embrujamiento atormentaban a Carlos
II
y a
sus fieles vasallos, buscó persona idónea para el entre-
metimiento sucesorio, difícilmente pudo hallar quien
aun igualase para esos
aventajase ni
fines a este fraile
cuadragenario, casi cincuentón, teólogo y exorcista de
reconocida fama, capuchino fesor
de
la
hablaba con fluidez diario
con
como
el
influentísimo
Reina, que, además de dominar
lo
el
castellano,
más granado de
la
el
Conlatín,
y habiéndoselas a
Corte infernal, podía
241 16
DUQUE DE MAURA hombro
mirar por encima del
humana, juguete
especie
Adán y Eva, Somos los a
este
a la casi totalidad
usual
Demonio,
del
de
la
como
sus claudicantes primeros padres.
españoles gente tan suspicaz, que ni aun
preclaro
varón,
dechado de virtudes, resultó
factible entre nosotros llegar y besar el Santo.
tiembre de 1699 escribe Harrach tenso despacho, que, según
al
le refiere
Por sep-
Emperador en exMauro, ape-
fray
nas arribado a Madrid, «se había puesto en comunicación con el Inquisidor General fallecido (Rocaberti) valiéndose de tercera persona, y, directamente, con
Confesor de
S.
del Diablo, había estado a punto de caer en la
Inquisición,
transcurriendo
un año; pero que junio de
así
manos de
aproximadamente
hacía unos tres meses (es decir, en
1699, cuando murió Rocaberti), alarmado
el
síntomas desconcertantes de
la
Confesor Díaz con
los
enfermedad del Rey, luces,
el
M., fray Froilán Díaz, que, por artes
notificándole
se había decidido a solicitar sus
Su Paternidad haber conseguido
de su regio penitente, gracias a Reina, que
le recibiese,
la
intercesión de la
en presencia de
ella
Estaban, pues, plenamente confirmadas del ligamen y
demás hechizos
242
maléficos.
y de él».
las
sospechas
CURA EXORCISTICA Desde enero de 1696 padecía Carlos
II,
con frecuen-
cia e intensidad crecientes, desarreglos gástricos testinales,
e in-
no siempre acompañados de calentura, pero
de desvanecimientos y pérdidas del sentido, que duraban una o varias horas. Sabemos por la Relación que
sí
todavía a principios de 1698 seguir
ateniéndose
exorcismos y pedía
a al
las
titubeaba perplejo entre
medicinas o recurrir a los
Inquisidor el dictamen que los
Consejeros del Santo Oficio se negaron a
facilitar.
Fray Antonio de Arguelles fué mucho más porque no hubo de discurrir por
to,
curativo; le bastó con preguntárselo al éste,
que necesita
la Iglesia tiene
el
Rey son
aprobados:
Demonio. Díjole aquellos
bendito en ayunas; lo segundo, ungirle
la
cabeza con
purga en
la
mismo
aceite;
forma que previenen
pararle de la Reina».
243
«Los
re-
mismos
lo primero, darle acei-
te
el
explíci-
ningún plan
en una de sus primeras confidencias:
iredios de
que
sí
lo
el
cuerpo y
tercero, darle
los
una
exorcismos y se-
DUQUE DE MAURA Los extractos de don Lorenzo añaden muy pocas no-
más sobre
ticias
demoníaca;
terapéutica
la
destruidos papeles de Asturias contenían
que
medicastro el
multipHcó
Satanás
uno de
Inspiró
cualquier
ellos
la
composición del
muy
precoces
habían de propinar
al
atis-
Rey, di-
en chocolate u otro cualquier líquido bebesti-
sueltos ble,
se
prueba de
económicamente con
bebedizo maléfico, utilizándola con bos opoterápicos ;
la
como
recipes
conchavado
iimioral
boticario.
sus
pero los
polvos procedentes de sesos y testículos de ajus-
ticiado.
Algo y aun algos debieron de objetar
Madrid por mediación do
Antonio
replicaba
así
que vuestras mercedes atan
las
fray
manos
al
Rey
le
la
saber el daño
que tienen
a
Demonio
ponen cada día más incapaz para
si
no
obedece?
se le
Y
que
con
la
los re-
Demonio el ¿Qué importa
el
que en cuanto a
pueden vuestras mercedes
causa), por recelo de
que
el
a Dios
han mandado, y
medios y para el gobierno, y que es que les estorba para las resoluciones.
curarle, bien
dominicos de
Cámara, cuan-
«Juró
:
detención de los remedios que se
que
los
del Secretario de
(sin decirle la
tiene la sangre melancólica,
Dios y a su Santísima Madre de su parte;
no hay que temer, y que Dios está pronto para obrar si de acá no se le atan las manos con no poner así,
los remedios.
Kasta aquí
el
Demonio; y no va en
ello
nada mío, que, por no desfigurarlo, iba sentando cuanto decía
en un papel, y
lo trasladé a éste».
244
SUPERSTICIONES que
Objetaron Rocaberti y Díaz
Cámara habrían de si
no sobre
mas; pero revolvieron
los
médicos de
por lo menos sobre
las póci-
de Cangas, o su infernal inspirador,
«Todos
airados:
—
los
médicos que
—
el Rey escribía Arguelles son tan como cuantos andan alrededor de su
ticarios entran
.
.
tener alguna voz en el capítulo,
los exorcismos, el
.
también en
co científico y múdense
y
falsos
persona, y los bo-
número. Elijan un médi-
el
Rey
al
desleales
se
tiene
colchones, tarima y
toda ropa».
Esta receta pareció día
(como
se
muy
practicable,
de Noydens. Lo de hallar un médico poco fué
porque coinci-
recordará) con los consejos exorcísticos
difícil a fray Froilán,
científico,
tam-
que contaba con uno en
Alcalá, grande amigóte suyo.
Dice don Lorenzo: efectos, sas al
que
«Estas
cartas
produjeron dos
que entonces no pudimos comprender los
movieron. El primero fué que se
Rey toda ropa y
con aquel
lugar,
viaje
que
las
mudase
le
S.
cau-
M.
hizo
a las ciudades de Alcalá de Henares y Toledo, donde se le
haber
tuvieron fiestas de toros. El segundo, que, sin falta
de médicos de Cámara,
briel Serrano, catedrático
se trajese a
don Ga-
de Prima de Alcalá, a
la pla-
za de doctor de Cámara, con retención de su cátedra
de Medicina; y aunque era sujeto facultad y de
buen
muy
docto en su
genio, siempre se tuvo por intem-
pestiva y sospechosa su venida. El asistió al
245
Rey
hasta
:
DUQUE DE MAURA que expiró; y luego por
rió
el
Tengo,
se retiró a su cátedra,
sin
embargo, como más probable, que entre
mucho padecido en
lo
donde mu-
año 1708».
por
tierra
la
venturado, no se han de incluir
las
el
Monarca
farmacopea diabóHca. Cumphdas, en parte,
la
de Asturias, púdose eludir
trucciones
des-
asquerosidades de
lo
las ins-
más arduo
con ambigüedades tranquihzadoras. El 10 de diciembre de 1698
desde Madrid a fray Antonio
se escribió
«Aquí vamos continuando
al
Rey
los
remedios que
vuestra merced ha prevenido, y esperamos que su di-
Hgencia nos ha de sacar a salvamento para que
decimiento corresponda a
la
Pero queda constancia fidedigna de que impartidos durante esas semanas, no sólo
también a
mos
la
los al
remedios Rey, sino
Reina, eran pura y simplemente exorcis-
litúrgicos.
Palatino,
el agra-
obligación».
El doctor Geleen, subdito del Elector
escogido
para
médico
de
cabecera
de
la
Reina de España, llegado en su séquito a nuestra Corte,
mantenía con su Soberano,
llermo de Neoburgo,
muy
el
Elector Juan Gui-
asidua correspondencia.
carta de la primera decena de diciembre
dice:
que
«Un se le
fraile
Jerónimo tenía
tal
ha permitido exorcizar a
de 1698
En le
fama de santidad, la
Reina, para ha-
cerla fecunda. Pero cierto día hallándose recitando las
oraciones junto fingió tener tar,
un
al
lecho donde estaba acostada S. M.,
éxtasis,
de modo que
la
y comenzó a gesticular y a salla cama, y aun del
Reina huyo de
246
SUPERSTICIONES... dando los mismos gritos que si la persiguiese mismo Luzbel- Este escándalo ha sido causa de que
cuarto, el
despida de Palacio
se le
por hipócrita o por tonto,
aunque nadie
se atreve a hablar
por miedo a
la
fraile
los exorcismos,
La misma
Inquisición.
probablemente un
mal de
suerte correrá
bernardo que está exorcizando
Rey».
al
Así debió de ocurrir efectivamente, puesto que, se-
gún
la
confidencia del padre
Mauro
a Harrach, los sín-
tomas del estado de salud de Carlos
más desconcertantes. Sobre acentuaba
atrabilis
la
II
fueron cada día
persistir la
esterilidad,
se
melancóhca; hicieron aparición
ataques de alferecía de tipo epiléptico, y se compro-
baron inoperantes grías,
los
remedios naturales, esto es: san-
enemas y potingues,
purgas,
longánimemente
prescritos por el Protomedicato nacional
y aun por
el
extranjero.
Pero no se habría recurrido
no
si el
al
especialista
saboya-
nuevo Inquisidor General no hubiese sido per-
sonaje de
muy
otra catadura
que Rocaberti. Folch de
Cardona, habiéndole tratado de cerca, nos dejó de esta
semblanza:
«Don Alonso de
Córdoba, era hijo legítimo de Antes de venirle Aguilar, sin
el
la
él
Cardenal
Marqueses de Priego.
capelo se llamaba y firmaba de
embargo de
Córdoba, por
los
Aguilar,
ser su varonía
Fernández de
costumbre que esta antiquísima Casa
observaba de que
el
hijo
segundo
llevase el apellido
de Aguilar, en memoria de aquel insigne y valeroso
247
DUQUE DE MAURA héroe que murió peleando contra los moros de
las
Al-
pujarras en tiempo de los Reyes Católicos».
«Fué destinado en
tró
Mayor de Cuenca, donde
Colegio
el
pequeño y en-
a los estudios desde
se portó
con mucha modestia y bastante apUcación. Fué' canónigo de la Santa Iglesia de Córdoba, Inquisidor de aquella ciudad, y su cisco, le
Casa para
don
tío, el
Duque de
Sessa,
don Fran-
dio la abadía de Rute, provisión de aquella los hijos
para
Félix
segundos, cuando
casarse. Hízole
dejó su hijo
la
merced Carlos
II
de
FiscaHa de Ordenes y pasó a plaza entera del mismo Consejo. Persuadiéronse todos a que este caballero,
la
por
excelso de su sangre emparentado con la pri-
lo
mera grandeza de España y de
estos
reinos,
por su
beca mayor, por su insigne modestia, por su ajustada
en toda
vida, pues ni
no
ella
se le notó defecto alguno,
aun aquellos esparcimientos que suelen
ser genera-
muy
presto Cardenal; pero el
Conde de Oropesa, Valido y
Presidente, echó por otro
les a los proceres, sería
lado»
«Que no de
debía»,
sentencia aquí lapidario el autor
Relación anónima, lanzando grito, inconsciente
la
quizá,
de egoísmo de
clase,
contra
la
propensión de Oropesa a buscar fuera de oligarquía
nobiharia
servidores
Pero Folch de Cardona, que llido
aun
y a sin
la
lo
útiles
justificadísima la
para
debe todo
encanijada la
nación.
a
su ape-
protección de su hermano, se solidariza,
deliberarlo,
con
el
248
Aguilar o Fernández de
SUPERSTICIONES
...
Córdoba, cuyos principales méritos consisten en cuna excelsa y aldabas sólidas.
don Antonio de Córdoba como prototipo de
Sirve
aquellos oligarcas favorecidos aún por la inercia de
un
régimen, que justificaron razones pretéritas, desvanecidas
casi
completo.
por
Estaban
ellos
destruyendo
con su ineptitud mediocre, cuando no ociosa y viciosa,
la
constitución interna de la gran
Segundón destinado a
pañola.
cimiento, linajudo por tos
otros eclesiásticos
a diferencia
de
es-
desde su na-
rama legítima y no, como tan(los Cardona
de aquella época
verbigracia), por la bastarda; les,
Monarquía
ser clérigo
criado en buenos paña-
la casi totalidad
de
los
tonsurados
coetáneos, cuya plebeyez de maneras encresparía po-
cos años del
más
tarde la orgullosa y refinada elegancia
memoriógrafo
dor francés cerca
•
Duque de Saint-Simon, Embajade Felipe V; modesto en el trato,
por sorprendente contraste con sus iguales en alcurnia
de estado seglar ; y tan virtuoso de costumbres como
ler-
do de entendederas, aunque no desprovisto de mundanidad y hasta de malicia para la vida social. Escribe Folch de Cardona que el contratiempo de no alcanzar la púrpura tan pronto
como
ía
aguardaba y de
«verse estancado en el Consejo de Ordenes, sin esperanza
de
salir
del barranco,
le
apesadumbró interiormente,
de calidad que llegó a acobardarse tanto que, en este teatro, lo
pasó por muchos años plaza,
menos de hombre de poco
249
si
espíritu».
no de tonto, a
DUQUE DE MAURA Pero
el
Ministro de Inquisición calla piadoso o cau-
que
la
nulidad de Su Señoría fué elevada a Emi-
to
Doña Mariana de Neobur-
nencia y Excelencia cuando
go quiso contar en
de
cipe
ba que
la Iglesia
el
Consejo de Estado con algún Prín-
adepto incondicional suyo (como espera-
lo fuese este
deudo entrañable del Conde de Agui-
y de Frigiliana, adscrito a su persona y su política tanto o acaso más que el propio Almirante de Castilar
para contrarrestrar en
lla),
el
Alto Cuerpo consultivo,
prácticamente gobernante desde que no hubo Valido, la influencia del
Cardenal
el
con
ella se
hostilidad
había trocado,
muy más
Ahora bien; tem'a
único purpurado asiduo a sus sesiones,
cuya
Portocarrero,
si
lo
de antes.
la
creer a
motivos para saberlo
go de Inquisidor General
reconciliación
primer nuevo choque, en
al
enconada que
hemos de
fugaz
don Loren2o (que
pertinentemente),
el
car-
obtuvo don Antonio de
Córdoba (ya Cardenal y Consejero de Estado) por voluntad exclusiva del Rey, contrariando
cuyo candidato fué, precisamente, del cronista rio
el
la
de
la
Reina,
hermano querido
don Antonio Folch de Cardona, Comisala Orden seráfica. A la apremiante reco-
General de
mendación de su cónyuge opuso
el
Monarca que un
simple religioso no estaba graduado para puesto tan conspicuo, alegando
ella
los
ejemplos de Torquemada,
simple dominico, y de Nitard, no menos simple jesuíta.
Respondió
el
Rey: «Torquemada fué
el
primer In-
quis'dor General que mis abuelos crearon en estos rei-
250
— SUPERSTICIONES nos y no pudieron extrañar visto a otros;
la
...
elección,
no habiendo
pero después, siempre se han buscado
para este empleo Obispos, Arzobispos o Cardenales; y si mi madre faltó a esta regularidad, nombrando a su
muchos
Confesor, fué a costa de
suraron mucho, y de ningún
me
murmuren «No se atrevió lo
fuerte,
que,
al
disgustos y se lo cen-
modo
quiero que a mí
ahora». la
Reina a
replicar,
viendo
decir estas últimas palabras,
enardecido bastante, y
Rey tan
al
había
se
pareció esperar, persuadi-
así le
da a que poco a poco vencería esta repugnancia.» «Pero
S-
al
M. no
se descuidó
porque
esfuerzos,
luego
Cardenal Córdoba y
en dar lugar a segundos
hizo
secretamente
llamar
le dijo le
tenía elegido Inqui-
sidor General y se había despachado a
Roma
Bula; pero que tuviese entendido que
haberlo
brado para este ministerio era con desempeñaría enteramente
se hallaba constituido, así
por
las
S.
la reflexión
las obligaciones
que
que debía a
el
por
de que
grandes en
por su nacimiento
M. en
la
nom-
como
haberle distinguido de
todos los eclesiásticos de estos reinos impetrándole del
Papa
la
púrpura que vestía.»
«Hincóse
el
Cardenal de
rodillas,
besó
la
mano
del
Rey y
le
con
expresión de que su vasallaje, fidelidad y grati-
tud
la
dio las gracias por esta merced, concluyendo
las sellaría el sepulcro.»
«Así lo creo de vos la
confianza que
me
—respondió
el
Rey
y mirad
merecéis, que pongo en vuestras
251
DUQUE DE MAURA manos mi salud y mi
Muchos me
vida.
dicen estoy
hechizado, y yo lo voy creyendo: tales son las cosas que dentro de mí experimento y padezco. Y pues seInquisidor General y haréis justicia a todos, hacédmela a mí también, descargando mi corazón de
réis presto
que tanto
esta opresión
me
atormenta.»
«Al acabar estas últimas palabras asomaron lágrimas a los ojos
ner
de
S.
M.
El Cardenal tampoco pudo conte-
Monarca tan
suyas viendo a su
las
viéndose a postrar a los pies de S. M., si
pudiese lograr
ta
de
alivio;
el librar a S.
sangre de sus venas,
la
y volque
aseguró
sus fatigas a cos-
derramaría toda por su
M. palabra y le juraba por no descansaría un instante hasta ave-
pero que daba a S.
su consagración
riguar la verdad de lo el
M. de
la
afligido, le
Rey que
que en esto hubiese. Prevínole
llamase a Froilán, quien tem'a ya orden de
informarle de cuanto había pasado, y que comunicase
con se
él
y con
los doctos
qué
les
parecía que en esto
podía ejecutar.»
A
don Antonio de Córdoba y a fray Froilán
reció,
sin
e intromisión de
char
las
ningún docto, que
luces de fray
no
se
pa-
imponía aprove-
Mauro Tenda, aunque
mando el disimulo y el sigiloTomadas para ello todas las bles,
les
haber de recurrir a superfina colaboración
extre-
precauciones imagina-
se consiguió despistar a los zahoríes cortesa-
nos, puesto
que
la
cura exorcística del capuchino ex-
tranjero se conoció en todo Madrid, de
252
donde había
SUPERSTICIONES
...
de trascender a toda Europa.
No
sino a la primera audiencia;
fray Froilán estuvo pre-
asistió la
Neoburgo,
sente a todas. Durante la explicación preliminar orde-
nó fray Mauro
Demonio que punzase
al
al
Rey en
di-
ferentes partes de su cuerpo, obedeciendo cada vez el
conjurado
La
con mansedumbre y rapidez evangélicas.
pericia clínica del saboyano le permitió diagnosti-
no
car desde las primeras semanas
ser S.
M. un
demoniado, sino un vulgar hechizado. La cura
en-
por
fué,
ende, anodina. Consistió en retirarle, por obra de
Reina, sin decirle previa palabra del caso,
un
la
saquito
bastante abultado que llevaba siempre sobre el pecho
y ponía, al acostarse, debajo de
la
almohada. Resultó
contener, según los dos frailes, únicos que lo vieron,
«todas las cosas que se suelen emplear en los hechizos: cascaras de huevo, uñas de los pies, cabellos y otras
por
El maleficiado
el estilo».
santas reliquias;
desde cuándo
las tem'a, ni
pudo operar
la
percatado de
ella.
comulgó Carlos a
Tenda, que
las
veneraba como
no acertó a recordar quién evidente
II le
mucho menos aún cómo sustitución
no' habiéndose
aplicó los exorcismos corrientes.
Mauro
declaró fray
Demonio y en
disposición de lanzar
Sabemos todo
se
Durante cuatro semanas confesó y en días alternos y recibió cada tres
cabo del mes
do conviniera, con
muy
se las dio,
sólo hacer el
tener el
dominado
Al al
maleficio cuan-
Rey confesión
general.
esto por confidencias del fraile al
Em-
bajador alemán, quien se apresuró a consignarlas en
253
DUQUE DE MAURA SUS c'espachos rastro
Emperador. Pero no aparece en
al
ninguno de
la
ellas
legítima indignación que, de
haber sido más que exorcista, debió haber causado
saboyano
burla satánica de que
la cruel
cho víctima su enemigo sempiterno,
Derecho Penal de todos
nombre de
para
provechos
cuando
máximos
un
lo
el
también
quizá
y
supremo
al
que hizo
de pingües materiales, la
halagado-
jerarca
suyo
o,
menos, a otro camarada eminentísimo, regia-
mente instalado en
Emprendió la
en
malsonante
la
granjeador
secuaz de Luzbel con
perspectiva de lanzar
ra
por
el
de
respetos,
embrujados,
espirituales
tentó
le
calificable
con
al
había he-
le
Hallábase años atrás en Turín, en
estafa.
celda rodeada de consultorio
países
los
no
el
cuerpo de
S.
M.
CatóHca.
fatigoso viaje hasta la remota capital de
gran Monarquía hispánica: atravesó cordilleras, sur-
có mares, arrostró, luego de llegar, suspicacias de
la
Inquisición, sospechas policíacas, celos de cogulla, des-
de
abrimientos rrencia;
triunfó,
extranjería
y
hostilidades
como de costumbre,
de concu-
sobre Lucifer,
esquivando peligros, riesgos, armadijos y celadas, haspenetrar en el Alcázar de
ta
sencia de fin,
Madrid y
llegar a pre-
Reyes; y cuando creyó encontrarse, por cara con el Soberano de los Infiernos, su
los
cara a
Canciller o principal Ministro, sin
más
sona que
II,
la insignificante
víctima misérrima de
de Carlos
un
trivial
de un hipotético ligamen.
254
interpósita per-
halló tan sólo a la
maleficio,
cuando no
SUPERSTICIONES La
ejexiiplar
de
resignación
.
.
.
Mauro
fray
procedió
acaso de que, para esas fechas, disponía ya de rehenes
que
garantizaban desahogadamente el logro de sus
le
duda posible (como
propósitos, los cuales fueron, sin lo
demostró
de intriga y maniobra
el suceso),
políticas,
por cuenta ajena o propia. Esta vez es
la
Relación de don Lorenzo
la
narradora
más exacta del episodio: «Por uno de los días del mes de septiembre de 99 dice (aun cuando debió
— —
de ser algo antes), entró una mujer en Palacio
vesando
y, atra-
cuerpo de guardia con furia peregrina,
el
dió audiencia; pero reparando los que
allí
que, junto con su mal porte, parecía frenética, pidieron
la
entrada que soHcitaba.
descompuestas voces, y habiéndolas
formó de
lo
que
era
y
la
mandó
Ella el
un alterado enojo, y que de mujer parecía de alguna infernal
enfureciéndose con
«Sacó
se
S.
M.
el
puso delante,
oído, se in-
y estando en tal,
que más
furia.»
Lignum
crucis que traía consigo y habiéndola sacado los señores que y
hallaron presentes, en hombros, hasta ponerla
los corredores, dio
orden
el
Rey
maestro de obras, para que
a
»De
la siguiese,
vivía
esta
(llamada
diligencia
Ana de
Silva)
resultó vivía
255
en
don José del Olmo, su supiese la casa lo
demás
referida
mujer
y qué gente la acompañaba, con que fuese digno de observarse.»
donde
im-
pronunció en cláusulas dislocadas,
su real presencia,
se lo
la
porfiaba con
Rey
entrar;
pi-
se hallaban
que
la
en compañía de otras dos
DUQUE DE MAURA que
endemoniadas, y una de
decía estaban
se
(agitada
del maligno
decía que tenía al
ellas
o por demencia suya)
espíritu
Rey Carlos
II
en su cuarto
dán-
dole de comer lo que ella quería y haciéndole vivie-
en todo con sujeción a su voluntad.»
se
«Habiendo Olmo dado cuenta de vió S. dia a
M.
pasaran a su casa,
(Olmo
esto al Rey, resol-
las tuviese
en toda custo-
era familiar del Santo Oficio), y que fuese
exorcismarlas
(sic)
fray
Mauro Tenda, que
lo
eje-
cutó repetidas veces, habiendo reconocido estar ener-
gúmenos.
En
dos o tres ocasiones se halló presente
el
padre Froilán de orden del Rey, y habiendo prevenido
Mauro las preguntas que debía hacer, el Demonio y a otras calló.» Antes de transcribir el diálogo tal como lo trae
Froilán a fray
a unas respondió
Folch de Cardona,
me
energúmenas eran, en
importa hacer notar que esas léxico de hoy, centralilla te-
el
lefónica para comunicaciones infraterrenas de
manejo
mucho más
augusta
expedito que
la
instalable
persona del Monarca. Se comprende
dad
estoica del saboyano, quien,
si
así
en la
la
impasibih-
se hubiese estilado
en luchas exorcísticas adoptar lemas heráldicos, habría podido elegir
Véanse
'éste:
el
Diablo y yo contra otros citn.
el interrogatorio
— ¿Quién —Una mujer — ¿Es Reina?
malefició al
y sus respuestas;
Rey?
bella.
la
—Sí.
256
PERSTICION E S
S U
.
.
— ¿Quién hizo maleficio? —Don Juan — ¿De qué nación es? —De allegados a Reina. — ¿En qué dio —En un polvo de — ¿Ha quedado más? — y guardado en un — ¿Qué Reina dio Rey? —La que murió. que aquel que — ¿Hay más el
le
Palia.
los
la
el maleficio?
se
tabaco.
escritorio.
está
Sí,
el maleficio al
•
maleficio
esta
dijiste
mañana?
—Sí.
— ¿Quién hizo? —Una mujer llamada María — ¿Dónde vive? —En cuarto de — ¿Quién mandó hacer — Doña Antonia de — ¿En qué cuarto de lo
la casa
alto
el
la
Presentación.
donde
me
el maleficio
le
la
ha que
se hizo,
conjuras.
a esta mujer?
Paz.
la
tos años
de
casa está el maleficio; cuán-
y cuándo
se le dio el polvo
de
tabaco?
A
esto respondió derechamente.
—Lo
que sacaste del umbral de
¿era maleficio?
—Sí.
— ¿De qué componía? —De un hueso de se
perro.
257
la
calle
de
Silva,
DUQUE DE MAURA
—
¿Qué motivo Ana de Silva?
No
doña
respondió.
— ¿Cuántos calle
tuviste para enviar a Palacio a
años ha que se puso
el maleficio
en
la
de Silva?
Tampoco
respondió.
— ¿Quién —Antonio — ¿Dónde —En
lo
puso?
Cabezas. está?
Berbería.»
Resume
ese texto la información obtenida en el cur-
so de varias semanas, pues, por ejemplo, lo referente a la calle de Silva
es posterior a la
hablaré en seguida; pero,
que daba
como ve
Demonio en Madrid no
el
to
más que
se
había anunciado en toda Europa
el
achacosísimo
las
novedad de que
el lector, las chispas
esclarecían el asun-
de Asturias. Aquel septiembre de 1699
como
fatídico para
Rey de España, cuyos padre, abuelo y mes del año. La ner-
bisabuelo fallecieron durante ese
vosidad de infernales,
y
las
que
Cancillerías
se
comunicó
a
los
antros
desataban entonces con frecuencia
se
se desatan todavía
hoy para atormentar
a los posibles
herederos de quien va a morir sin dejarlos directos,
cuando ignoran
si
otorgó u otorgará testamento, y en
favor de quién, aun tratándose de patrimonios infinita-
mente menos codiciables que
la
mayor Monarquía del
mundo.
A
mediados de septiembre de 1699 (y no en
258
julio
o
SUPERSTICIONES
...
recibió el agosto ceno escribe rolen ¿e Cardona) Conde de Harrach un voluminoso despacho expedido
personalmente por Leopoldo
causa de
(a
índole se-
la
cretísima de su materia) con fecha ii de agosto, razón
por
hubo de emplear aproximadamente
cual
la
treinta
días en venir desde la capital del Imperio a la de Es-
paña,
como cuantos
traía el correo ordinario.
cubre Harrach que Carlos su contenido, pues se
le
Nos
des-
tardó bastante en conocer
II
mayor tiempo que fué
ocultó el
posible.
Su Excelencia
no a
Reina y después a su Confesor, fray Gabriel,
y
al
la
lo
comunicó en primer térmi-
del Rey, fray Froilán, por orden expresa de
Doña
Mariana. Teníala, asimismo, de hacer otro tanto con el Inqui-
no debió de poder cumplirla, por
sidor General; pero
súbito fallecimiento
el
acaecido el 19 de ese cias
que
de don Antonio de Córdoba,
mismo mes, en
Fray Froilán no cupo en por ñn,
la
la
circunstan-
de
Lográbasele,
júbilo.
el
Consejo de Inqui-
de Rocaberti para incoar en condicio-
nes de seriedad
No
sí
prueba indiciarla que
sición reclamó
las
próximo.
referirá el capítulo
el
proceso por los hechizos del Rey.
había sido factible hallarla
tal,
que bastase
a vencer
sistemática increduHdad del Santo Oficio sobre lan-
ces de hechicería, ni en el convento de Cangas ni en la
posada de don José del Olmo, aunque
aquí hubiese bastado ya para iniciar ra
maniobra
política,
como
verá pronto
259
lo
muy el
averiguado
prometedolector.
Los
:
DUQUE DE MAURA documentos que enviaba nada menos que sárea
ablandarían de cierto
Sus Señorías. Fray Froilán
se
S.
M. Cede
mollera
testaruda
la
apresuró a exhibir
el
atestado de Viena ante sus colegas del Consejo de Inquisición.
Fué, sin embargo, contaba, porque
el éxito
muy
inferior al
que des-
Suprema continuó hilando delgado
la
y procediendo con máxima circimspección. Sabemos lo ocurrido por don Lorenzo Folch de Cardona, juez del asunto, en unión de los demás Consejeros.
Su Relación dice
así
«El Emperador Leopoldo remitió a su Embajador
en esta Corte una información auténtica hecha por
Obispo de Viena de
que había dicho
lo
Demonio
el
tando exorcizando a irnos energúmenos en Santa Sofía, reducida a que
el
la iglesia
de
Rey de España, Carlos
II,
estaba maleficiado; que el autor había sido
llamada Isabel, dando
que era en
de
la calle
las
una mujer
señas de la casa en que vivía,
Silva,
y que
los
instrumentos del
maleficio estaban en cierta pieza de Palacio y en el bral de la puerta
donde
la tabla
del Consejo,
se pasaron a hacer de su orden varias diligencias la
casa y los sitios,
podido encontrar nada hacia lo
demás. Con
la
duda de
monio había dicho, cio
y
el
um-
vivía dicha Isabel.»
«Puestos estos instrumentos en
descubrir el autor,
el
es-
si
el
autor
umbral de una puerta de
260
no habiéndose
ni cosa cierta de
eran o no los que
se reconocieron la
para
una
sala
el
De-
de Pala-
casa de dicha calle
de
Silva,
y,
SUPERSTICIONES
...
habiéndose profundizado
lo
ambos
hallaron en
bastante,
se
como son mu-
parajes algunas cosas,
ñecos y envoltorios, que a los peritos y teólogos que' los vieron les parecieron cosas extraordinarias y, por su
dictamen, se tomó
la
en lugar sagrado con
quemasen
resolución de que se
ceremonias que previene
las
el
misal romano.»
Una
hecha
confidencia
al
fray Froilán Díaz (a quien se
conde de Harrach por
encomendaron
los análisis
químico, policíaco y teológico del cuerpo del delito)
nos descubre que «el hechizo hallado en la
puerta por donde ha de pasar
para reunirse con
la
Rey en
el
Alcázar
Reina era ima masa compacta de
agujas, horquillas, huesos
pelo de S.
el
umbral de
el
de cereza y albaricoques y
M.»
Pero fué
el caso
que aquel espantable mes de sep-
tiembre, y aun el otoño entero de 1699, presenciaron
un maravilloso restablecimiento de Carlos busteció su salud por entero
sus mejores días. Fray Froilán y fray
buyeron, exultantes, a
la
eficacia
de
II.
Se ro-
humor de Mauro lo atri-
y recobró
el
los
exorcismos.
Harrach (y el Emperador cuando lo supo), a la quemazón de los maleficios ocultos o soterrados, que había permitido descubrir
La
alegría
el interrogatorio
duró poco, y
de Viena.
la cordialidad,
261
menos.
LA REINA, CONTRA FRAY FROILAN Fallecido en febrero de
bávaro, dejando írrito
heredero universal de
el la
1699
el
Príncipe Electoral
testamento que
Monarquía
le
instituyó
Católica, afrontá-
banse Austrias y Borbones, pretendiendo unos recoger la
herencia
mismo
íntegra
y
otros repartirla.
Carlos
II,
lo
doliente que restablecido, se negaba a otorgar
nuevo testamento, y
desoía,
vos
acuciadoras
berrinches,
las
aun
a costa
de
muy
imploraciones
noci-
de
la
Reina, carente de fortuna propia y también de ahorros (porque
bien saqueaba
si
el
Tesoro Real, era en
provecho exclusivo de deudos y paniaguados), advertida del creciente despego de su familia alerrana (a quien estaban hartando sus impertinencias) y amenazadísima para el odio,
de
lo
por venir por
la antipatía,
casi todos los españoles. Sólo
voluntad de su marido podía esperar
la
cuando no
de una última
Neoburgo
hol-
gada dotación vidual y únicamente de un sucesor austríaco
decorosa posición de Reina viuda, puesto que
Luis XIV,
tras
de acoger despectivo todas sus insinúa-
263
DUQUE DE MAURA dones de amistad y colaboración, estaba negociando
el
reparto de los reinos españoles.
A
nadie se ocultó que en esa dramática partida, ju-
gada con naipes diplomáticos, un testamento del Rey propietario (posible siempre mientras alentase el cau-
no podría menos de
sante)
de quien
lo
obtuviese.
de triunfo en manos
ser as
Mas como
(según opinión de
propios y extraños, errada pero generalizadísima)
n
Carlos
incapaz de resolución personal,
era
presencia
la
constante en o junto a su lecho de Mariana de Neo-
burgo decidiría infaliblemente
el pleito sucesorio.
Tam-
poco ignoraba nadie a quien conviniese saberlo que desde hacía largos meses
habían dejado de cohabitar
Sus Majestades por prescripción precisamente a causa de
de
ello,
Reina (disfrazada con
la
facultativa,
pero que,
vigilancia
espiadora
la
extremosos mimos y
los
cuidos propios de esposa amante y ejemplar)
dificul-
Genmismo Confesor
taba sobremanera a Ministros, Jefes de Palacio, tileshombres,
de
S.
M.
mizo e
Mayordomos y aun
al
cualquier tentativa de captación del enfer-
irresoluto Soberano,
necesitada, en todo caso,
de tiempo, paciencia, habilidad, machacona reiteración de ideas y absoluta reserva de actos, para producir efectos decisivos-
Todo
se obviaría,
sible pretexto
en cambio,
si
con cualquier plau-
se consiguiese alejar al
Rey de
la
Reina
durante meses o siquiera semanas y trasladarle, sin su
compañía,
lejos
de Madrid. Sabemos por Geleen que
264
SUPERSTICIONES... sobre los médicos de Cámara se ejercieron constantes presiones
enderezadas
ese
a
fin,
no lográndose de
separación en el tálamo, a
ellos sino la persistente
la
cual contribuyeron incluso los bien intencionados, te-
merosos de que una recaída o recidiva del Monarca, coincidente por azar con
reunión de los cónyuges
la
o sobrevenida, en verdad, por exceso fisiológico, encrespase contra ellos, y sobre todo contra
menudo
siempre latentes y a
la
Reina, las
patentes pasiones popu-
lares.
Habría sido prodigioso que
la
intriga política
sutil
respetase el sagrado carácter de la intervención exor-
renunciando a
cística,
cia
ni
cuando no
aun
el
filtrarse
por juntura tan propi-
hallaba en los remedios naturales,
la
de recomendar con ahinco
hidroterápicas
para corregir
en la
balnearios
esterilidad
Reina curas
a la
indicadísimos
remotos,
femenina según
lo
acredi-
taban incontables experiencias registradas.
Se exphca
menzar
como ora a
así
que
dondequiera
inductores la
por qué
o.
el
Demonio, no obstante cose
ejecutores
expansionaba del hechizo
acusando consabido,
Reina muerta, con quien no había careo posi-
ble, ora a
Marías, Anas, Isabeles Palias o Cabezas, des-
conocidos e inhallables, derivaba invariablemente hacia personajes de carne y hueso, cuya notoriedad, reciente
o palpitante,
permite
enemigos personales o
La
clasificarles
cada vez entre los
los adversarios
separación conyugal ordenada por
265
del exorcista. el
Demonio de
DUQUE DE MAURA Cangas en sus primeras
pláticas respondió tan sólo al
ejemplo bíblico de Tobías y Sara, encarecido en tual canónico,
si
por otras razones,
le,
el ri-
bien se habían anticipado a seguirvíctimas de este ligamen.
las
Pero no se puede atribuir a fórmula litúrgica otra alusión
a
matrimoniales de los Reyes,
relaciones
las
omisa por Folch de Cardona pre hacia
que
gratitud
Trono,
la
con hidalga
honra, puesto que escribe después de
le
1704, cuando el
y benévolo siem-
(parcial
protectora de su hermano)
la
la
viuda de Carlos
influencia
política
II
había perdido ya
y hasta
el
del
afecto
nuevo Rey.
Guzmán
Las notas de Pérez de
Uos originales del proceso
el
extractan de los fo-
una
texto de
fray Antonio Alvarez de Arguelles envió a la
un
propio, llegado a
bre de 1698.
al
Madrid
el
como
fiestas el
Demonio que
y cariño
último
pero por las señas se
blico
alusión a las
y
al
Apóstol
tuvo, viviendo. Juró
La
así: «Año de Rey otro hechizo, dio uno que tiene
se le dio al
se lo
gana y deseo venga a cierto Reino cosa (las Uses de Francia); el que,
muchas
mano de
domingo 20 de octu-
amanecer, y que dice
94, en 26 de septiembre,
y responde
el
que
carta
de España)
(el
al exterior, le
Rey y que
tal
hace
tiene el interior
que Cristo Nuestro
Señor
que no puede decir su nombre; le
puede conocer.» borbónicas trascendió
lises
al
quedó consignada en algunos papeles de
época. Historiadores que
la
encontraron
266
allí,
púla
mezclan,
5
UPERSTICIONES
.
.
.
despistados en este asunto de los hechizos, a
la infeliz
María Luisa de Orleans, desaparecida cinco años antes
de 1694.
El judas femenino a que se refiere
Cangas cierto,
es
en este punto, porque
la
Demonio de
el
Mariana de Neoburgo; con
injusticia,
por
segunda mujer del Rey
favoreció durante algún tiempo la causa bávara y aun
estuvo a punto de venderse a sólo la sirvió
ella,
estorbándolo tan
muerte del Príncipe José Fernando; pero no jamás
la
que tampoco ofreció
causa francesa,
nunca compensaciones adecuadas a su viudez eventual. El Inquisidor y el secreto
y
la
el
Confesor extremaron
al
principio
cautela en todo lo referente a los exor-
cismos de Asturias. Pero, muerto Rocaberti, debió de soltársele la lengua
que Doña
a fray Froilán, puesto
Mariana tuvo noticia más o menos exacta de
lo
que
el
Demonio había dicho de ella. Conocemos su reacción por una referencia de don Lorenzo Folch de Cardona, que ofrece
los
inconfundibles caracteres de lo vivido
y bastaría para descubrirle
anónima, porque, ocurrida
mano, únicamente uno de
como la
autor de
escena entre
los
dos
la
la
él
Relación
y su her-
habría podido
pintar con tan exactos colores.
Hela aquí
:
«Llegó a percibir
la
Reina algo de
lo
que pasaba, y habiéndose aplicado a averiguarlo todo, no es ponderable el enojo que concibió contra los que andaban en que
bramando de coraje por Demonio la quisiese incluir
esta dependencia,
se diese lugar a
que
el
2 ó 7
DUQUE DE MAURA en
y que se prestase asenso a que pudiera ser no discurría en otra cosa que en el móvil
ello
cierto; y así,
de vengarse de fray Froilán, ya que
señor Rocaberti
el
había escapado muriendo, revolviéndose también
se le
su ira contra los Inquisidores, a quienes tenía por cóm-
en estas
plices
diligencias.
se dirigiese este
negociado en
había salido por mayor los
de
Para saber
si
los
Conse-
habían sido todos de un propio dictamen en que
jeros
la
forma
que eran de contraria opinión, la
Reina
al
referida, o si
número de votos y averiguar se
echó por parte
Comisario General de San Francisco,
para que, estrechándose con su hermano don Lorenzo
Folch de Cardona, procurase sacarle cuanto hubiese pasado en
el
asunto.»
«El Comisario General, usando de su destreza, introdujo
la
frescura
conversación, valiéndose de la chanza, con la
de preguntarle a su hermano de qué fecha
era la última carta
que había recibido del Demonio y lo que pasaba en el Infierno.
qué noticias tenía de
Respondió su hermano no entendía cir;
y
el
lo
que quería de-
Comisario (suponiendo estar su hermano en-
terado de este negociado) prosiguió en decirle algunas cláusulas de las
que
el
Demonio había
dicho, para que
comprendiese se hallaba noticioso del caso y no escrupulizase el secreto. Pero
como don Lorenzo
en asegurar que nada entendía de cuanto
continuase
le decía,
que
todo era jerigonza, y que así se explicase claro, dejándose de rodeos, fray Antonio le dijo:
268
SUPERSTICIONES
—Pues
bueno que ya por
es
que he dicho, y
lo
muy
tú,
.
.
.
esquinas es público
las
preciado de Inquisidor, lo
disimulas.
Y
pasó a contarle
de todo
la serie
«Pasmóse don Lorenzo de
el caso.»
y le juró a su hermano, como sacerdote, haberlo ignorado todo, y que cuanto
que
que
se había ejecutado sin
le refería
de Inquisición tuviese de
jo
oírle,
la
menor
el
Conse-
noticia;
porque en
lo
y que no había
modo obhgaba
el
secreto.»
esto se lo podía decir,
ni pasaba, de ningún
ello
«Admiróse mucho fray Antonio y al mismo tiempo se alegró de tener en esta gravísima circunstancia im gran
contrarresto
padre
el
ñar más
la
y que faltase y pasando a desentra-
Froilán
esta contradicción a la Reina;
materia, preguntó a su
padre Froilán por reo de fe en
al
tado. Respondióle
tanta conversación ria
hermano lo
don Lorenzo que no con
el
si
tendría
que había ejecule
parecía bien
Demonio, porque era mate-
deUcada y pehgrosa, pero que tampoco se atreque era reo de fe, porque este asunto era
vería a decir
puramente teológico y tocaba su decisión a los Calificadores, que eran los que lo habían de declarar, mas que, desde luego, podía afirmar haber procedido incau-
tamente Froilán en no escudarse con Consejo de Inquisición. rencia,
que
Con
se llevó toda
Comenzaban, pues, Confesor de
S.
esto
una
el
dictamen del
se feneció la confe-
tarde.»
a acumularse sobre la cabeza del
M. nubes de
269
tormenta; pero se cer-
DUQUE DE MAURA nían también sobre
en
Neoburgo. El Demonio, oculto
la
posesa exorcizada por fray Mauro, dirigía
la
sus
amigos y servidores palatinos de la Reina alemana. Importa tener en cuenta que el huésped de tiros contra
las
energúmenas, don José del Olmo, era hombre cur-
tido
en luchas partidistas
órdenes de Valenzuela,
desde que, militando a
organizó
las
de forni-
cuadrillas
dos albañiles, dotándolas de armas, para actuaciones que, corriendo los siglos, se encomendarían a partidas
de
la
taba
Ni
porra y aun a brigadas del amanecer.
la
inventiva
ni le
en todo caso, persona bien con
el exorcista
sobraban
muy
los escrúpulos;
y
era,
entenderse
para
idónea
le fal-
saboyano.
Ensarto una tras otra, sin precisión de fechas, que
no hacen
al caso,
las referencias
pachos de Harrach
Rey me
al
espigadas en los des-
Emperador.
«El Confesor del
ha revelado, bajo juramento de guardar secre-
to,
que cuando comenzó su
de
los hechizos, a
inquisitoria sobre el asunto
tiempo en que
el
padre 7víauro exor-
cizaba a varias mujeres que se suponían endemoniadas, el
Demonio, oculto en una de
boca que también
la
ellas,
Reina padecía
declaró
que su marido, porque llevaba al que contenía pelo del Rey mezclado con to
que
S.
M- pone
debajo de
la
tanto él
como
fray
tierra, saqui-
ahnohada cuando
y porque tiene además una también maléfico. Siguió diciéndome
acuesta;
cajita el
se
de tabaco
Confesor que
Mauro han conjurado
270
por su
mismo maleficio cuello un saquito
el
al
Demonio
SUPERSTICIONES... para que revele los nombres de las personas autoras ce
aquel hechizo, contestando
BerHps (favorita de azafata, flamenca
última
por
la
muy
sugestión
(María Mancini, a la
Reina y con
el
él
que eran
la
Condesa de
Neoburgo) y doña Alejandra la adicta también a su Señora, esta de
la
Colonna.
Condestablesa
sazón en gran predicamento con
la
Almirante).
con sus propias manos
el
Ambas habíari amasado Rey y la tierra, mo-
pelo del
jando todo con saliva y dado a
la
Reina
el saquito
y
la
brujería del tabaco, la cual tiene ahora el padre Gabriel.»
«Preguntaron
ellos
entonces
al
Demonio
sor de la Reina era cómplice en el
si el
Confe-
embrujamiento
sodicho, y contestó que no; pero que
él,
s'j-
por su parte,
muy
había fabricado otro hechizo con cabellos,
bas-
tante para conseguir de la Reina cuanto se le antojara.»
«Sigue confirmándose cuanto dijo
el
Enemigo malo.
El Rey, por apremiante consejo del Confesor y de fray
Mauro,
decidió a apoderarse de la bolsita que
se
Reina llevaba siempre debajo de
cho
la
la
almohada. Cuando
Reina para que se
que contenía preciosas que
si
y ponía por
al cuello
era así
la
la
cogió,
la
la
noche
porfió
mu-
devolviera, asegurándole
reliquias.
se la devolvería,
Pero
el
Rey
contestó
siendo necesario cer-
ciorarse antes. Avínose a esto la Reina y la bolsita fué
entregada, sin abrir, al Confesor de S. Ai., quien halló
como
ha-
revelar a S.
M.
dentro tierra mezclada con cabellos del Rey, bía dicho la endemoniada.»
«En
vista
de
ello
decidieron
27
1
ambos
DUQUE DE MAURA segunda parte de
la
afirmación del Diablo, a saber:
la
que ese maleficio era obra de
la
Berlips y de doña Ale-
jandra, por consejo de la Condestablesa.
También
le
revelaron lo que la propia endemoniada había dicho del
padre
cho
S.
Gabriel,
examinar a todos castigar
bles;
agitándose
M. cuando los
cómplices de aquel hechizo, para
inexorablemente a cuantos
promesa que
mu-
indignándose
e
oyó, y prometiendo que haría
lo
resultasen
Confesor y fray
el
culpa-
Mauro
le
re-
cuerdan a diario.»
¿Qué órdenes
dio Carlos
Inquisidor General a las
la
II
sazón?
al
En
Cardenal Córdoba, las
descosidas char-
demom'acas habían salido a plaza, amén de
los
nom-
bres referidos, varios más, desde el del Almirante de Castilla el
hasta el
Rey, de barato,
Cardenal Portocarrero.
del
culpabihdad de todos
la
solvió descargar el golpe sobre el político
fico?
de
Me
los
¿Aceptó
ellos
y re-
más miHtantemente
supuestos inductores del hechizo malé-
incHno a creer que
la
resolución procedió,
exclusivamente, del Inquisidor General.
Aunque don Antonio de Córdoba
estimase cancela-
das sus deudas de gratitud con doña Mariana, por haberse opuesto ella a su última exaltación después de procurarle las anteriores, debía de sonreírle la
perspectiva de
criados de
la
inquisitorial.
muy
otro.
mandar detener
Reina
al
muy
poco
Confesor o a los
para recluirlos en algún calabozo
El caso del Almirante
Cierto que
Su Excelencia
272
le
pudo parecer
era todavía jefe
SUPERSTICIONES nominal de
los
...
Neoburgo, había pasa-
parciales de la
do por ser durante años brazo derecho suyo y desempeñado, merced a su
Pero todo
ello
funciones de semi Vahdo.
Habíasele desterrado de
sada.
mente después, pero de 1699,
tín
influjo,
constituía ya para
el
más
muchos
a consecuencia del
sí
historia pa-
no inmediata-
corte,
la
famoso mo-
sangriento de cuantos registraron
hasta entonces los anales madrileños, dirigido contra él
y contra Aguilar casi tanto como contra Oropesa (caído entonces en desgracia irreparable). No debía de inspirar el Almirante a su antigua
amparadora
los senti-
mientos de otros días cuando no gestionó su indulto,
como
se interpuso para conseguir
que no
se desterrase
El dilecto sobrino de este per-
al conde de Aguilar.
sonaje (a quien, por cierto, también acusaba de hechi-
cero
Demonio de
el
la
rencor famiüar contra
El
nombre de su
energúmena) tenía motivos de
el otro
tío se
denunciado.
emparejó de continuo con
el
del Almirante, así en los papeles satíricos hostiles a la
Reina,
como en
llejeras;
se
las vociferaciones
de
las algaradas ca-
a pesar de lo cual, los dos correligionarios
odiaban cordialmente, particularidad no insólita en-
tre los
de todos
los tiempos. Aguilar,
más
afecto a Oro-
pesa que a su émulo el Almirante, trabó con éste en cierta
ocasión, hallándose
ambos en
cámara
la
regia,
disputa tan violenta, que estuvieron a punto de desafiados
de Palacio. Requerido, pues,
para hacer buena
la
promesa jurada
273
al
el
Rey
salir
Cardenal entre
mu-
DUQUE DE MAURA tuas lágrimas, debió de pensar
que ningún otro escar-
miento alcanzaría ejemplaridad más universal, ni demostraría firmeza aplicado
al
mayor en quien
Almirante de
lo
Castilla,
ordenase
como
el
duque de Medina
de Ríoseco, Conde de Melgar, de Osona y de MódiCaballerizo
ca,
Mayor
Rey y de
del
su Consejo de
Estado.
No de
podía Córdoba tomar posesión de
la
presidencia
como Inquisidor General, Bula de Roma, siendo normal el
Consejo ni
su
actuar
hasta que llegase la
transcurso de dos meses, cuando menos, entre la ex-
pedición del despacho regio y
arribo de la resolu-
el
ción pontificia. Pero cabía tenerlo todo prevenido,
y de Su Eminencia. Oigamos
este fué el firme propósito el
testimonio:
«Citó
Cardenal ima tarde a su casa a don Lorenzo
el
Folch de Cardona, y en
discurso de la conferencia
el
expresó que, combinados los cabos sueltos de posiciones que el
de
las
Demonio había
energúmenas,
le parecía
complicado en esta maldad tal
magnitud como
el
proferido
las pro-
por medio
no podía dejar de Almirante.
el presente, ni
estar
En punto
de
se debía despreciar
nada, ni menos interponer tiempo en cuanto condujese a la
tos
su averiguación, cuando se aventuraba tanto en
dilación.
y
Conferida esta materia con hombres doc-
políticos,
diHgencia
(donde a
le
habían aconsejado que
debía ser la
que
la
Inquisición
la
principal
de Granada
sazón estaba desterrado) se echase sobre
274
el
SUPERSTICIONES poniéndole
Almirante, la
en cárcel decente
preso
muy
estimación de su persona), pero
sin otra
comunicación que
(por
y que,
fuerte,
del criado que eligiese,
la
Que
bien asegurado.
tuviese
le
...
mismo tiempo
al
se
prendiesen los criados que fuesen de su confianza y se pusiesen en cárceles secretas.
Que
apoderasen de
se
todos sus papeles, los que, encajonados y sellados, se remitiesen a esta corte para hacer de ellos escrutinio.
Que
si
éstos diesen alguna luz
cuando
de
de
se le obligaría a proporción
que
lo
lo
se solicitaba,
que
se hallase;
y
desgracia fuese tanta que nada se encontrase,
la
bastante material había en las deposiciones del
Demo-
nio para que el Almirante pudiese ser interrogado, y
que, siendo reo,
pues la
los
como
se creía,
no
de confesar;
dejaría
hombres que siempre han sido Usonjeados de
fortuna, regularmente les falta el
contratiempo;
ni
espíritu
el
del
ánimo
al
Almirante,
primer envile-
cido con la prosperidad, las delicias y las riquezas, se
magnánimo que
debía esperar fuese tan
resistiese
la
salud con el horror que le ocasionaría lo estrecho de
Que también
su prisión.
menos
a lo jase
metafísico,
de saberse por alguno
esta idea
no
se la
y
le
los
sejo
caso,
lo
si
no imposible
los criados, de-
que en esto hubiese. Que
comunicaba para pedirle sobre
dictamen, pues ya
que
sería
que estrechados
la
diese la dirección de
medios de que
resuelta,
tenía
cómo
la
sino
sólo
ella
para
había de gobernar
se podría valer para
que
el
Con-
de Inquisición, aprobando estas medidas, pasase
27
5
DUQUE DE MAURA a practicarlas con toda aquella prontitud, madurez y la importancia del asunto;
destreza correspondientes a
pues en aguardar a que viniese
la
Bula se pasaría más de
mucho
un mes, en que
se perdía
que para cuando
llegase, estuviese adelantado
más que
No
tiempo, y sería bien
todo y lo
se pudiese.»
vale
la
las sensatísimas
pena
de
ni
transcribir,
de
razones que, aim no habiéndosele pe-
dido dictamen, se creyó Folch de Cardona en
de oponer
al
designio de
la
muerte
el
caso
Su Eminencia, extensamen-
de varias páginas de su Relación
te insertas a lo largo
porque
reseñar,
se
encargó de frustrar todo
como nos lo refiere él mismo. «Le sobrevino al Cardenal
ello,
— — dice
^una ligera indis-
posición, y pareció a los médicos conveniente sangrarle,
como
Mas
se ejecutó.
sangría fué fatal, que ex-
la
piró al tercero día de habérsele hecho, sin dar otro
causal para su muerte que haberle sangrado, o porque se descuidasen
en que fuera
muy
hallándose con tan graves cuidados
que no
le
dejaban sosegar, se
a la cabeza, dejando
si la
como
los referidos,
había arrebatado
desamparado
esto el propio día en
Pero
le
copiosa, o porque,
que llegaba
el la
el calor
estómago.» Ocurrió
Bula de Roma.
Reina pudo conocer cuáles eran esos gra-
ves cuidados del Cardenal antes de quedársele desam-
parado lo
más
el
estómago y exánime
el
cuerpo (como parece
probable), debió de pasar horas
de reconcomio e incertidumbre.
276
muy
amargas
SUPERSTICIONES La
.
.
.
salud del Rey, tan asombrosamente recuperada,
permitió a los médicos hien intencionados
y forzó
leen),
el
ánimo de
los
(según Ge-
demás, a levantar
la in-
terdición consabida. Se estaba previniendo para ponerla
término una jomada de
la
Corte en El Escorial, con
y promesas (que en efecto ciunplió) de segunda lima de miel. En esas circunstancias el arresto caracteres
por
la
Inquisición del
más
significado de sus partida-
máxima
rios,
que había sido Ministro de su
en
época en que se supom'an perpetrados
la
hechiceros contra
impedir
de frutos de
como
políticos, la
para el Real
La
los
crímenes
sacrosanta persona del Rey, sobre
la realización
destrozaría
riana
la
confianza
del seductor
programa conyugal,
pedrisco diabólico
la
cosecha opima
cuya recolección esperaba Doña
Ma-
prometida
intimidad diurna y nocturna Sitio.
Providencia dejaba otra vez inocupado aquel for-
tín del
Santo Oficio, estratégico siempre, y decisivo qui-
zá para el asalto sucesorio al la táctica
ahora practicable.
Trono
Tan
español,
merced a
evidente era ello; que
murmuradores lenguaraces decían en papelones mano haber sido sino
nuscritos y hasta impresos
quien, con hechizo o veneno, eliminó torbaba. Era injusta la acusación; tenía el firme propósito de
y
sobresaltos
parejos
de
al
pero
la
recientes,
la
es-
a sofocos
padecidos por
obra de una hechura suya tan mal escogida difunto purpurado, con
Reina
calumniada
no exponerse más
los
la
que tanto
como
el
complicidad del intrigante
277
DUQUE DE MAURA fray Froilán. Esta vez tomaría mejor sus precauciones
y
pagaría todas juntas.
el fraile las
No
fué
difícil a la
ponía de Carlos
II,
Neoburgo
lograr lo
que
se pro-
(con ligera variante)
retrotraído
a situación de novio ardoroso. Cierto que se le hizo
imposible mientras duró cir hasta el
erótica luna
la
conversaciones de alcoba
más íntimamente
la
(es de-
tema del testamento, que
el
preocupaba, pero más frenética-
mente también ponía fuera de bio,
nueva
retomo de El Escorial) abordar ni aun en
agradeció
el
Rey
su
sí
a su marido.
En cam-
sobre el
vidrioso
silencio
y esperanzado con las nuevas posibiüdades genésicas, se mostró complacientísimo. Pudo así la asunto;
Reina escoger
el
sucesor
de Córdoba-
Su candidato
no fué ya Folch de Cardona, a quien había procurado la
mitra arzobispal de Valencia
al
morir Rocaberti, re-
servándole para Gobernador del Consejo de Castilla consiguiese expeler de
allí al titular
don Manuel
si
Arias,
criatura de Portocarrero.
La
explicación de esta crisis inquisitorial no es, por
consiguiente, así:
«Con
la
la
quedar vacante
empeño
entre
que da don Lorenzo, cuando escribe
muerte del Cardenal Córdoba la
volvió a
Inquisición General y se repitió el
Rey y Reina sobre hechura de cada uno
en este ministerio; pero encontró este relance suma-
mente descaecido
el espíritu del
Rey, más agitado que
nunca de sus extraordinarios accidentes; con que fué fácil a la
Reina conseguir este empleo para
278
el Ilustrísi-
SUPERSTICIONES mo
D. Baltasar de Mendoza, Obispo de Segovia, a
Sr.
motivo de su elección y nacimiento y obligaciones,
quien tenía ya prevenido todo
...
lo
que
fiaba
el
de su
que era no menos que
solicitar
una pública
satisfacción
de todos sus agravios. Jamás, desde enero de 1696, disfrutó Carlos tan cabal salud la elección
de
como durante
la
el
II
de
otoño de 1699. Sobre
persona agraciada, arroja viva luz ima
Darmstadt a su paisano y
carta del príncipe Jorge de
amigo Aloisio de Harrach, Debieron ambos, en sus años mozos, de aprender juntos el francés, porque el Virrey de Cataluña le es-
en ese idioma, y no como a su padre, Fernando de Harrach, en alemán, dándole tratamien-
cribe, tuteándole,
La
to.
avisan
carta,
de 3 de octubre de 1699, dice
así:
«Me
que Pastrana, luego de haberse juramentado
para lo que sabes
(la
expulsión de la condesa de Ber-
y demás alemanes palatinos), buscó la reconciliación con la Reina revelándola lo ocurrido; y si ha lips
sido capaz de esa villam'a, él
quien
me
puso a
bustes de su cosecha.
bre
el
caso,
porque
no
mal con
Te
allí
me la
ruego lo
extraña que haya sido
Reina, añadiendo
me
em-
des tu opinión so-
dan como seguro, y hasta le van a dar
añaden que, en prenda de reconciliación, el
puesto de Inquisidor General a su patrocinado
Obispo de Segovia, de
la
famiHa de
los
el
condes de
Orgaz.» Era, en efecto, el favorecido otro aristócrata, cuyos
279
DUQUE DE MAURA méritos preeminentes consistían en tida
de bautismo y
más
inteligente
Aun
No
no
sólo
madrileñas,
terco también y
se
advirtió
los
sino
hechiceros
que,
para
Mauro en
intimó a fray Froilán ínterin
El
que
se
flamante
Reina toridad,
se
le
sin reba-
mucho más
esta otra Bula
en
alturas.
las
Almirante de Castilla ni a
demonios que llevaban
cluyó a fray
Roma
virazón
la
se prendió al
ninguno de
los
más
antes de llegar de
confirmatoria,
de su par-
que don Antonio de Córdoba,
sar la mediocridad,
cacique.
el lustre
de su parentela, pero
los asideros
señalados
por
las
enmudecimiento en
ellas
el
brujas
total
de
cuerpo, se re-
su celda de capuchino y se
moderación de su
la
celo,
en
el
a
la
ordenaba algo más.
Inquisidor
venido
a
desagraviar
proponía, una vez investido con plena au-
conjurar
a
exorcistas
los
de tan mala gana como
ellos
280
al
y hacerles hablar
Demonio.
EL DIABLO EN EL SANTO OFICIO Las
comunicaciones
subterráneas
infernales
entre
Madrid y Viena debieron de funcionar tan demoradamente como las postales terrestres, puesto que, sobrevenida esa gran mudanza en proseguía el
ñola, los
Demonio
la
Inquisición espa-
austríaco,
charlando por
codos del energúmeno, sin enfilar siquiera sus de-
(como alguno español)
nuncias
contra
los
primates
del partido francés, entreteniéndose todavía en culti-
var
ya desprestigiado mito de
el
nita.
Decía caracterizarse
la
va por su boca disforme y una sa
en
había
el
hombro,
sido
concretando
procesada
por
la
hechicera incóg-
Isabel de la calle de Sil-
la
T
mayúscula impre-
además que su
Inquisición
como
hija
judía
notoria-
El
emperador Leopoldo, cuya ilimitada buena
fe
estimaba verosímil que una vendedora de caricias, expuesta
al
acoso de los compradores, convirtiese tran-
sitoriamente a alguno de ellos en naranja, pera o calabaza,
y
el
conde de Harrach, persuadido hasta su
28
I
DUQUE DE MAURA muerte de que maléfico,
pable o
de Carlos
II
se
debió a hechizo
reprochaban concordes
la
desidia
la
la
sospechosa
de celo de
falta
los
vos y expectantes exorcistas madrileños. Galantemente requerido por SS. MM.,
Harrach a El Escorial en compañía de
indiscul-
ahora inacti-
la
trasladó
se
condesa, su
mujer, con invitación y ánimo de residir en
jomada de
Sitio mientras durase la
de permitirse alguna que otra escapada a
juicio ¡pital,
cuando
Ya en de
la
Real
el
la Corte, sin perla ca-
requiriesen negocios de Cancillería.
su primera audiencia con doña Mariana cuidó
tema de
tocar el
de alu-
los hechizos, so pretexto
dir al reciente hallazgo del maleficio oculto en el pa-
sadizo
del
No
dispücente que
de
confirmatorio
Alcázar,
poseso vienes.
el
negó
lo
mejor
riesgos análogos
la
de
Reina;
modo de
los
dichos
preservar al
era prolongar lo
del
pero contestó
más
Rey
posible su
de Palacio, empalmando aquella jomada
alejamiento
en San Lorenzo
(a
que pondría término únicamente
la cradeza invernal)
con otra en región más clemen-
te,
manchega o andaluza, por ejemplo,
la
que
ofrecía
saludable y apacible el monasterio también Jerónimo
de Guadalupe.
En
tanto se mantem'a al
Rey en El
Escorial sepa-
rado de Grandes o pequeños que pudieran sugerirle cuanto no convenía a Confesor, aún), se
le
a
quien
la
no
Reina que oyese (excepto del había
sido
factible
eHminar
ajustaron las cuentas a fray Mauro. Refiere
282
SUPERSTICIONES Folch de Cardona:
«Luego que
tomó posesión de
via
có a desempeñar
con
Rey que
el
Obispo de Sego-
el
Inquisición General, se apli-
palabra que tenía dada a
para estimularle más,
quien, ría
la
la
...
le
le
que
ofreció
propusiese para
la
Reina,
solicita-
el capelo,
siem-
pre que viese cumplidos sus deseos. El primer rayo
que
fulminó
se
lo
experimentó
religioso
el
no fray Mauro Tenda, que, por uno de
capuchi-
los días del
mes de enero del año 1700, fué delatado al Santo Oficio de un hecho que, calificado, se dio por supersticioso, el cual
no
tenía dependencia
ni conexión con
y habiendo sido preso en el discurso de su causa, declaró todo lo que había sucedido en casa de
este caso;
Olmo en
presencia del maestro
expresando que aquella
conjuración de fray Gabriel de
de
Chiusa, Confesor
la
Concluida esa causa (aunque por
de Corte y
el
Ordinario se votó
Consejo se empataron primero se
te
le
Reina, y de otros personajes de grande eleva-
la
ción.
y concluyó formaba por la
Froilán,
causa se
le
Inquisidor
el
suspensión), en el
los votos
determinó con adjuración de
perpetuo de
No
la
y últimamen-
levi
y
destierro
saboyano
la
conforta-
estos reinos.»
faltó
en ese trance
al
dora asistencia del Embajador alemán, quien cumplía prestándola
órdenes de S.
dicen sobre
el
«He ner
M.
Cesárea. Véase lo que
asunto sus despachos sucesivos:
vuelto a visitar al Confesor del
Rey para
obte-
las últimas noticias del proceso del padre Mauro.
283
DUQUE DE MAURA Me
ha
dicho
cuando
que,
General
Inquisidor este
a
que
le
que
él lo supiese,
el
Consejo,
inclinándose la
Mauro
opinar que el padre
al
previamente
advirtiese
negocio se fuese a tratar en
se había tratado sin
mayoría
no obstante haber encargado
era
inocente.
Pero hubo dos Consejeros que, por hacerse gratos
al
Inquisidor, votaron que debe expulsársele de España, a
causa
del
escándalo que por culpa suya se había
promovido. Se propone sión,
si
el
Confesor evitar esta expul-
puede; porque cree que
dre en Madrid tentase de
podrá ser
nuevo
muy
la presencia del útil
al
Rey
con hechizos.»
maleficiarle
«El Cardenal Portocarrero y fray Froilán blado
al
Rey
pa-
se in-
si
han ha-
del caso y pedido que expulse al padre
Gabriel por haber divulgado un asunto tan escandaloso
y por
influir
nocivamente en
tad contestó dándoles
la
narlo por no chocar con sor replicó pasajera,
que
la
Gobierno. Su Majes-
el
razón, pero excusándose de ordela
Aunque
Reina.
contrariedad de
Reina
la
el
Confe-
sería
muy
no pudo conseguir del Rey que prometiese
expulsar al capuchino sino
más
adelante.
Les
dijo
Su
Majestad que de algún tiempo a aquella parte estaba la
muy triste y no cesaba de llorar, cosa que muy preocupado, por ignorar la causa.»
Reina
tenía
No
la
dalupe
ignoramos nosotros. Frustró la
oposición
irreductible
fué preciso volver a Madrid, no el 3
de noviembre, rezados
la
de
los
Gua-
Consejeros;
como de costumbre,
los oficios
284
jornada a
le
de Animas y en
SUPERSTICIONES... de
vísperas
la
San
de
festividad
onomástica del Rey, pero
el
sí
reanudaban sus maniobras
los
Borromeo,
Carlos
primero de diciembre;
enemigos de
con redoblado encono; seguía sin barruntarse
la
Reina
la
dispo-
comienzos de aquel año
sición testamentaria, y, desde
1700, rebrotaban amenazadores los achaques del Rey.
Suspenso, pues,
el
Demonio, por
en sus
cesantía,
funciones energuménicas, se entretuvo encizañando las
un
relaciones de los capuchinos, tan fraternales
Sigue escribiendo Harrach: espera que
S.
M. tome
tiempo.
«El Confesor del
Rey
resoluciones anunciadas,
las
según su promesa tantas veces diferida; pero dice que
no ha
sido posible hallar las brujerías a que aludió el
demonio,
la
cajita
de tabaco, entre
no obstante
otras,
pesquisas que se han hecho y que continúan.
las
añadió que
no
Rey
se le
había quejado de que
dejó en paz hasta que
le
una
el
carta
a
hubo
la
Me
Reina
de su puño
escrito
Su Santidad pidiéndole que ordenase
al
padre Gabriel que siguiera en Madrid como Confesor
de
ella.
Fácilmente colegirá V.
M.
Cesárea a qué obe-
dece todo esto».
«Después de varios intentos vanos he conseguido ver al padre
Mauro
confinado en su celda.
que
dijo el
Diablo exorcizado por
todo
lo
Reina conoció y aprobó
que
el
uso de
la bolsita
Me
repitió
él
que
:
ella le regaló;
el
tabaco de brujería en
que
la
un
ella
cofrecito
última indisposición del
285
la
hechizada;
padre Gabriel tuvo tratos deshonestos con
y conserva oculto que
el
"
Rey
DUQUE DE MAURA es obra de hechizo, y
que
hace ahora algún viaje
si
(verbigracia el de Guadalupe) perderá la vida y la
rona, porque su enemigo
tampoco
se lo había
(a
dicho
Co-
quien no nombró, porque
Demonio)
el
está ya preve-
Mauro que aunque se trahorribles, como alguna se ha com-
nido y armado. Agrega fray ta
de revelaciones
probado verdadera, deben de de
persecución de que
la
briel, a
le
Se lamenta
serlo todas.
hace objeto
muy
quien manda preguntar
a
el
padre Ga-
menudo cómo
sigue el augusto enfermo, y cuando le hizo saber qué
comprometía a curarle
él se
tener
diese
sucesión,
muy
contestó
pronto para que pu-
el
padre Gabriel que
desechase esa esperanza, porque España se habría de contentar con
sucesión del
la
descubrió
oficial
de
Don
mayor,
diablura
la
la
expulsión
privaba de su jocoso entretenimiento,
le
de Cojuelo, en
Francia.»
Satanás a causa de que
Irritado quizá
de fray Mauro
Rey de
y fué
filtrarse,
a
Inquisición, e infernar al Santo Oficio.
Baltasar
Mendoza
de
seguía
impertérrito
camino. Para juzgar a fray Mauro, fué lógico, prochable
y
fray Froilán,
tario
inexcusablemente
hasta
que
sus actuaciones. Se jero
modo
palacio de la calle del Corito, sede
el
le
procesal
su
irre-
oír
a
había acompañado en casi todas
encomendó
esa dihgencia al Conse-
don Juan Bautista Arceamendi,
asistido del Secre-
don Domingo de Cantolla, caballero
santiaguista,
y habiéndola ejecutado, dice don Lorenzo: «respondió el maestro Froilán no poder declarar lo que se le pre-
286
SUPERSTICIONES giintaba,
porque todo
quien también se
la
..
había hecho de orden del Rey,
se
dada para que no
tenía
por
festase a persona alguna;
jestad Real
.
permiso para
ello,
lo
lo
Ma-
desde luego estaba pron-
a decir con toda claridad cuanto hubiese
to
mani-
que, dándole Su
pasado,
pues no hallaba que en nada hubiese faltado a su conciencia cia
y obHgaciones de al Consejo
Y
religioso.
que
pareció
no
con
esta
diHgen-
que
había
hacer
otra cosa.»
Opinó de muy resuelto
a
otra
manera
el
Obispo de Segovia,
no detenerse ni menos a retroceder tan inextinguido rencor que
mu-
chos hermanos de hábito (antiguos enemigos de
fray~
aína.
Vínole de perlas
Froilán
al
algunos de ellos)
guardaban
al
verdugo de
más pia-
fray Pedro Matilla, cómplice
en
dosa de
Fray Nicolás de Torres
su
dramático
fin.
la
apreciación
Padmota, en uso y ejercicio de sus facultades de Provincial de la Rehgión de Santo Domingo, mandó a
uno de sus guase todas
frailes las
que, en forma de visitador, averi-
andanzas pretéritas de fray Froilán.
El comisionado estuvo en Valladolid, en Alcalá y en
Cangas y no volvió de vacío. Trajo constancia de difehechos que se suponían ejecutados en Alcalá
rentes
de Henares y argüían hipocresía; de
ciertas proposi-
ciones que se afirmaba había dicho el encartado en la
ciudad de ValladoUd y halló
la
correspondencia suya, que se
en Cangas.
Dice Folch de Cadona que en
287
lo
de
la
hipocresía
DUQUE DE MAURA «no hubo detención y solamente merecieron esas deel desprecio»; que de las proposiciones «no
nuncias
prueba alguna y habían sido ya desestima-
resultaba
das desde
el
año 1688, sin haber dado lugar
porque se conoció
gos,
de
la
ser malicia
ello se
sólo pendiente lo
Santo testi-
y notoria impostura
enemistad de los religiosos de
Quedaba
el
examen de
Oficio de ValladoHd ni el Consejo al
la
Orden».
de Asturias, y como de
deducía haberse mantenido otra corresponden-
cia entre el Secretario
Arguelles, se
mandó
de Cámara y Fray Antonio de
a aquél
que exhibiese
Con
recibidas del vicario de las monjas.
las
cartas
ellas a la vis-
el Consejero Arceamendi y el Secretario CantoUa tomaron nueva declaración a fray Froilán, sin embar-
ta,
go de sor
de
respuesta con que antes se excusó. El Confe-
la
M., a quien
S.
ya
olía
la
cabeza a pólvora,
optó esta vez por no excusarse más, sino defenderse. Narró, en efecto,
lo
sucedido; alegó haber actuado «de
orden del Ilustrísimo Señor Rocaberti, Inquisidor General», apoyándose
nas clásicas, entre
de Santo
«con ejemplar de Santos y doctriellas
la
más recomendada para
Tomás de Aquino».
El
él
atestado se comple-
tó con las declaraciones de don José del Olmo y su hermano don Manuel sobre lo ocurrido en su casa. Cedo ahora la palabra a Folch de Cardona: «Pen-
dientes estos procedimientos, dio orden el Señor Obispo,
Inquisidor General, a fray Froilán para que no
asistiese al
Consejo (en
la
plaza heredada de Matilla)
288
SUPERSTICIONES a
que
con
se siguió el tratar
la
...
modo de
la
persona que
le
Reina
exoneración del confesonario y de
la
el
había de suceder, que era preciso fuese capaz de sostener y apoyar los procedimientos que contra Froilán se
Y
maquinaban.
Señor In-
se discurrió pidiese el
así
quisidor General audiencia secreta al Rey, y le dijese
que Froilán en una
se hallaba
procesado por
el
Santo Oficio
grave contra nuestra Santa Fe Católica;
tesis
y que no pudiendo el Santo Tribunal proceder en su causa por hallarse Confesor de S. M., se lo representaba para que resolviese lo que fuera de su agrado».
«Ejecutólo se
Señor Inquisidor General, y
así el
mucho
sorprendió
oír la
al
proposición
y,
Rey_
el
después
de algún rato, prorrumpió en estas palabras:
—
¿Estáis cierto, padre, y lo está el Consejo de In-
quisición, de
que eso que
me
decís es verdad y
no un
falso testimonio?
—
Sí,
Señor
—respondió
Inquisidor General
el
bien se ha mirado.
—Pues pondió
el
Muestra
— y mirad por le
la
despediré luego.»
este episodio a Carlos II tan confiadamen-
crédulo en los últimos meses de su vida
cumpUdor de
tiano y de
res-
causa de Dios Nuestro
primaros años de su adolescencia; pero estricto
,
cuidad, padre, de que se haga justicia
Rey
Señor, que yo
te
— que —
los
Rey que de
Ministros de
muy
como en
que juzgaba deberes de
los
los
también más cris-
suyos peculiares nonsantos
Santos Tribunales.
289 19
DUQUE DE MAURA Hasta entonces, aun cuando no hubiese accedido despedir
padre de
al
habían probado
ba amparando la
las
Chiusa
la
de
la
a-
quien tampoco se
prácticas de hechicería), continua-
a su Confesor contra las acometidas de
Reina, cuando cosechó
ticos
(a
por
fin, los
frutos polí-
segunda luna de miel, logrando
el destierro
ella,
de familiares y amigos de Portocarrero, desde el enano Esteban, favorito de Su Eminencia, hasta su poderoso secundador en
Consejo de Estado,
Creyóse fray Froilán en
Monterrey. defender
el
al partido
la
el
Conde de
obligación de
a que debía su cargo.
En
nombramiento de Consejeros de Estado, que callejera
el
sátira
Emperador: «El Confesor del Rey hizo
al
presente a S.
la
de hornada del padre Gabriel, escri-
calificó
be Harrach
princi-
1699, recién hecho público
pios de diciembre de
M.
como no
que,
quería condenarse,
le
rogaba aceptase su dimisión y nombrara para sustituirle al
padre Gabriel, puesto que prefería seguir sus dic-
támenes. S. Secretario
M. no
le
contestó nada; pero le envió al
Despacho Universal, rogándole no
del
in-
sistiese en su dimisión». El 31 de marzo de 1700, después de celebrada la entrevista del Rey con el In-
quisidor
General, comunica
Luis XrV: rial
MM.
el
Embajador francés
Se ha despedido
dicen que se
le
dimitido
a
parten mañana para El Esco-
con séquito más reducido aún que
último.
había
«SS.
al
el
del otoño
Confesor del Rey; otros
ha dado Ucencia para marcharse, pues espontáneamente».
290
S UP
En
efecto, el
ERST ICION ES
primero de
.
.
.
abril, llegada días atxás la
primavera, según los almanaques, pero no ciertamente al
Real Sitio serrano (que jamás por esas calendas ha-
bía albergado
tampoco a
Mariana llevándose a Sus Majestades en nes propias de
la
insóüta,
Corte),
la
marchó
monumental basíhca
la
escribe
Doña
devocio-
las
el fraile
Jerónimo,
crónica perpetuadora de esta
refiriéndose
«Esa mañana se confesó
allá
a su marido. Practicaron
Semana Mayor y
encargado de redactar visita
la
la rastra
S.
Jueves
al
M. con
el
Santo:
Prior de esta
Santa Casa, fray Juan de Santisteban, que, por no haber traído Confesor en esta jornada, para este efecto».
de Harrach:
En
le
mandó
6 de mayo, informan
avisar
las cartas
Rey ha decidido no detenerse en
«El
Madrid, donde llegó anteayer, y sale hoy para Aranjuez. Nombró Confesor suyo a fray Nicolás de Torres
Padmota; mas, por le
ser
enemigo de su predecesor, no
haré confidencia ninguna referente
al
asunto de los
hechizos».
Tampoco debió de dominicos de
Castilla,
esperarla este Provincial de los a
quien una de
elevadas años después a Felipe ese reino
V
por
dice oriundo de Alemania.
por maragato, como nacido en
más española que
tierra
las el
consutlas
Consejo de
Túvele siempre de León, mucho
tudesca, pero dejo íntegro el escla-
recimiento del caso (de mínimo interés para esta
mo-
nografía) al sabio padre Getino u otro erudito biógrafo.
Percatado fray Froilán de que sus hermanos irrecon-
291
'
DUQUE DE MAURA residían casi todos en Madrid, esperó poder
ciliables
contar fuera de
de
la
corte con
adhesión y
la
de su hábito, horros de pasiones
los
petuosos con los jerarcas de
de caídos, como
él,
la
afecto
el
políticas
res-
y
Crden, incluso después
en desgracia de
los poderosos.
Por eso fué su primer impulso marchar
a Valladoüd.
apenas se vio exonerado en condiciones tan alarman-
Pero se
tes.
ba en
muy
con
ahució
el
Malilla),
hizo volver desde Villacastín y se
le
malos modos de
la
des-
celda que ocupa-
convento del Rosario (teatro de
como
le
agonía de
la
asignada a los Confesores de S. M., re-
lativamente suntuaria.
Habría sido congruente con Inquisidor
General en
revelado
audiencia
lica.
al
el
terreno inquisitorial y no osó de
guir adelante.
A
consecuencia de
ello,
la
el
proceder
lesa
Pero don Baltasar de Mendoza advertía
firme
Rey por
secreta,
demora contra un reo convicto de
sin
la
la
lo
cató-
fe
muy
poco
momento
se-
presencia en
Corte de fray Froilán se debió de hacer pronto tan
embarazosa para sus enemigos como depresiva para él,
puesto que se autorizó
a Valladolid llaba,
que era
desde el
la
el
antes impedido traslado
cárcel conventual
donde
se ha-
convento de Valverde, lugar también
de confinamiento de fray Pedro Alvarez de Monte-
negro cuando
en
la
el
primer Confesor de Carlos
II
cayó
desgracia de la Reina gobernadora. Deparáronse
aUí a fray Froilán complicidades bastantes para
maqui-
nar su fuga con ocasión del permitido desplazamiento 2 c 2
:
SUPERSTICIONES
...
y transcurrieron algunas semanas hasta que se pudo
Madrid su paradero, que fué
averiguar en
de Roma, donde llegó
Ocupaba cerca de
a la sazón la
Santa Sede
la
el
Embajada de
Sicilia.
deudo no
M.
S.
Católica
el
Virreinato
El destierro de su gran valedor y cariñoso le
privó de
posición diplomática, pero
la
de su más ñrme sostén en el celo
ciudad
duque de Uceda, cuñado de
Oropesa, ascendido a ese puesto desde
de
la
sin contratiempo ninguno-
la
que desplegó por complacer a Mendoza, a
vés de cuyas apremiantes
sí
Corte. Se explica, pues,
demandas entreveía
tra-
los arre-
batos de cólera de la Reina.
La
don Lorenzo da idea exacta de
versión de
embrollando
rrido, salvo que,
en uno solo
los
los
dos viajes iniciados por
hacia Valladolid. Dice de este
y
le
nerarían
Roma,
si
lo
Corte, ni
tivo,
ex Confesor
el
al
duque de
al instante le arrestase (a fray
Froilán)
enviase a España, pretextando que era reo de
procesado por
por
ocu-
modo
«El señor Inquisidor General escribió
Uceda para que
lo
recuerdos, confunde
ésta.
la
se le permitiese recurso a la Inquisición
que Jamás
nunca
se
consentido
Fuera de que, cuando
la
el
de
había intentado por aquella
había
se
había también
poHtica tolerar
fe,
Inquisición, cuyos privilegios se vul-
ni
consentiría
faltase este justo
mo-
especioso de que no era buena
estancia en otro reino a
un
tan princi-
pal Ministro de esta Monarquía, que tantos perjuicios
podría ocasionar
si
llegase a revelar nuestros secretos.»
293
;
DUQUE DE MAURA «Al mismo tiempo despachó, por su Secretario de
Cámara, ordenar a
Inquisiciones
de Barcelona y
Murcia para que luego que tuviesen
noticia de haber
las
desembarcado fray Froilán,
si
acaso arribase a sus terri-
pusieran preso en cárceles secretas y diesen
torios, le
cuenta.»
«Habiendo sido estrechísimas ron
órdenes que llega-
las
duque de Uceda, luego que supo
al
padre Froilán a aquella corte,
un
dolo a
prendió, y entregán-
le
criado de confianza,
el arribo del
remitió a España,
le
embarcándole en un barco bien endeble y poco seguro tal era la prisa que le daban; y habiendo padecido un temporal, se tuvo por gran fortuna y aun por
recio
milagro traían al
el
rumbo
punto
embargo de que
aportar a Cartagena, sin
a Barcelona. Entregáronse de su persona
los Ministros del
Murcia y encerraron en
Santo Oficio y
las cárceles
le
secretas
pasaron
a
de aquel
Tribunal, que despachó este aviso al señor Inquisidor
General.» El retorno a España de fray Froilán repercutió en
la
madrileña calle del Corito, o sea del Aguador, hoy de Torija,
ces
donde
(mudo por do.
se alza todavía el vetusto edificio, enton-
imponente habitáculo de
la
Inquisición,
testigo
desgracia) de las escenas que estoy narran-
Mendoza
se apresuró a
tos incoados por
someter
al
Consejo los au-
Arceamendi y Cantolla, pareciéndole
esta vez propicias las circunstancias;
294
pero los Minis-
SUPERSTICIONES
.
incompetentes mientras no puntuali-
tros se declararon
zasen los Calificadores
el
si
Confesor de
perpetrado o no algún delito contra
don
.
.
no
Baltasar que
la
M.
S.
había
Fe. Propuso
se recurriese a los Calificadores
habituales, porque habiendo frecuentado todos ellos el trato
desempeñó
del presunto reo mientras
fun-
allí
ciones de Consejero, «no se podría apurar la verdad
con aquella justeza que requería el
Y
la justicia»-
sugirió
nombramiento de otros ad hoc. Era práctica en este Consejo, a diferencia del de Es-
tado,
que votasen
comenzando por el
el
los
más antiguo; pues
que asumiesen
Ministros según su antigüedad,
más moderno y si
no,
así disertaciones inútiles,
conciencia
importaba que por
la
la
del novel
no
se sintiese
la palabra, sin
die se la diera, fué precisamente el decano,
tonio Zambrana, al cual biografía su colega
renzo en estos términos:
muy
por
en estos otros de
autoridad de los preopinantes.
quien esta vez tomó a seguida
ta años,
allá,
dirección los graduados y expertos,
la
abreviando
cohibida
como
convenía en negocios graves
Pero
que na-
don Andon Lo-
«Varón venerable, de ochen-
docto y envejecido en
práctica del Santo Oficio, decano
las experiencias
muy
y
antiguo de su
Consejo, a cuyo grado había llegado después de haber estado en varios Tribunales, donde siempre se
conocido un porte
muy modesto y una
que causaba respeto; a que
le
había
circunspección
se añadía estar tan des-
prendido de humanas ambiciones que, habiéndole pre-
295
:
:
DUQUE DE MAURA sentado
Rey Carlos
el
II
algunos años antes para
el
Obispado de Salamanca, no quiso aceptarle».
La edad de ba
ya,
no en
si
dor de
la luna,
en sus contornos,
desconoce-
o persuadido por acorchamiento senil
trivial,
de su invulnerabilidad indefectible,
«Que
y,
entraña palpitante de aquel asunto hipócri-
la
tamente
este irreprochable sacerdote le emplaza-
se permitió decir:
expediente no merecía tanta recomendación,
el
dejándose reconocer, poco más o menos,
que podía venir a parar, que prevenir
lo
maestro Froilán por algunos de
al
del Consejo
sumo en
cuando más, en
sería,
que en adelante procediese en
los
Señores
estas cosas
con mayor cautela».
A
medida que hablaba don Antonio
más apretadamente
el
acaeció, nos informa,
se iba
frunciendo
ceño de don Baltasar, y de
lo
que
con autenticidad insuperable,
testigo presencial, dirimidor,
según
él,
el
de tan enojoso
incidente
«No
le
gustó al señor Inquisidor General esta ex-
presión de Zambrana, y
que para otra vez
así, le dijo
guardase ceremonia, hablando en su lugar tan solamente.
Don
Antonio,
al
verse reprendido, se sobresaltó de-
masiado y fué a responder; pero
meras palabras: Señor,
si yo...,
al articular estas pri-
se le atravesó
renzo de Cardona, procurando atajar vio había
de
ser
Suplico a V. S.
I.
recio,
diciendo
se sosiegue;
:
que
el lance,
Señor Ilustrísimo el
señor don Anto-
nio creyó sin duda que esta proposición no
296
don Loque pre-
la
suje-
SUPERSTICIONES
.
.
.
taba Vuestra Ilustrísima con conformidad al voto del
Consejo, sino a su conferencia, y por eso no guardó la ceremonia que tan enseñada está a observar
ahora su
circunspección.
Pero
habiéndose
de tener este expediente siguiendo
Vuestra
servido
Ilustrísima de explicarnos los inconvenientes el
que pue-
curso regular,
quién duda es lo más acertado y que mejor
le está al
señor Froilán el que se elijan sujetos libres de toda
pues con esta apreciable circunstancia
sospecha,
sal-
drán más acrisolados sus procederes.»
Tampoco Folch de Cardona había hablado en su que no era el más moderno ni aun el segundo en antigüedad; pero como dijo lo que todos lugar, puesto
don Antonio Zambrana) querían oír, prevaleció más debate su dictamen; y, proponiendo unos el
(salvo sin
nom-
Inquisidor General y otros el Consejo, quedaron
brados Calificadores para este solo expediente:
de San Andrés, Reyes;
el
San Benito;
de Monserrate
no
bre,
Muñoz, sario
el
(el
el
la
Castejón, abad
monasterio madrileño de este nom-
religioso franciscano,
General de
la
tura, integridad
lector
jubilado y
Comi-
Tierra Santa de Jerusalén, habién-
conocidas prendas que
De otra
que había sido de
maestro
catalán) de la propia Religión, y el padre
dose tenido presente para las
cura
cura de San Pedro, Perre-
ras; el maestro Soriasti, General
Religión de
el
la les
elección de todos cinco asistían
de gran htera-
y virtud.»
práctica consuetudinaria se prescindió también
297
DUQUE DE MAURA en esta ocasión
:
la
que imponía celebrar esa junta de Ca-
lificadores bajo la presidencia del
Consejero decano en su
posada. So pretexto de haber sido Arceamendi (que seguía en antigüedad a Zambrana) quien incoó los autos, fué en su casa donde se reunieron con él las cinco lumbreras teológicas susodichas; y la conclusión fué esta:
«Habiendo
que
resul-
Froilán,
como
leído el Secretario Cantolla todo lo
taba del proceso, ocultando el
nombre de
es práctica inconcusa del Consejo, todos los cinco sujetos, tir
unánimes y conformes, votaron que eran de sen-
no había censura teológica
contra los hechos y dichos de
mencionada, ni
le
la
ni
cahdad de
oficio
persona en los autos
hallaban con nota alguna que poder
que pudiese
objetarle, ni consideraban
ser
por
lo refe-
rido reo de fe, y así se suscribió este auto».
Vióse
actuado
lo
mañana
así
por
el
Consejo en pleno durante
la
del 23 de junio de 1700, vigilia de San Juan
y escuchada la lectura, se procedió a la votación, opinando uno tras otro absolutamente todos los Bautista,
Consejeros, por orden de se diese
por terminado
el
menos antiguo
a más, que
un
«visto y ar-
asunto con
—
chívese». «Pero el señor Inquisidor General
—
Lorenzo
fué
único
y
singular,
votando
dice
que
don fray
Froilán fuese preso en cárceles secretas del Santo Ofi-
y que se siguiese su causa hasta la definitiva». Luego de consignar esto, comenta Folch de Cardona: cio
«Ninguno sólo
replicó,
porque aunque a todos pareció, no
despropósito, sino también injusticia, no se per-
298
SUPERSTICIONES
.
.
un voto único y
suadió el Consejo a que
diese producir ningún efecto;
mente que ya
.
singular pu-
antes bien, creyó justa-
se había fenecido esta dependencia».
equivocaban don Lorenzo y
que conocían mal
la
el
Se
Consejo en pleno, por-
tozudez de su nuevo Presidente.
Poco más de dos semanas después,
el 8
de
julio,
au-
sente el Inquisidor aquella mañana, entró Cantolla en la sala
donde estaban reunidos
prema para recoger
los Ministros
de
un auto
sus firmas al pie de
la
Su-
exten-
dido ya, cuyo encabezamiento decía proveída por to-
y el Inquisidor General la prisión del maestro Froilán en cárceles secretas. Se reexpidió a este Secredos
ellos
tario al entresuelo
sus habitaciones
(donde se hallaba Su Ilustrísima en
con encargo de pedir
particulares),
su venia «para que dos Consejeros bajasen a infor-
fundamentos y razones legales que tem'a el Consejo negándose a rubricar lo que no había resuelto».
le
de
los
«Volvió
que
el
Secretario Cantolla con la respuesta de
el
informe fuese por
escrito,
y estándole forman-
do un Consejero, entró un portero con
la
Hustrísima para que, al levantarse
Consejo, pasase
a su cuarto.
Y
habiéndolo ejecutado
dos los Consejeros en
la
el
orden de Su
y entrado
to-
se suelen tener
señor Inquisidor Ge-
una oración con gran pompa de- voces,
cuya sustancia se redujo a persuadir por aquella
así
donde
pieza
algunos Consejos extraordinarios, neral les hizo
el
vez
rubricase
el
para adelante, se examinarían
299
al
auto, las
Consejo que sólo
asegurando
que,
Bulas apostólicas y
:
:
DUQUE DE MAURA Cédulas Reales en que
Consejo apoyaba no poder
el
rubricar lo que no había determinado, y concluyó di-
que, brevemente, dijesen sin rodeo
ciendo
si
querían
rubricar o no.»
«Habiendo oído sus lugares, con
la
a
Su
Ilustrísima, votaron todos
formalidad de empezar
el
en
más mo-
derno, no poder rubricar.»
Cuenta Folch de Cardona (tercero en antigüedad)
cómo
al llegar
de que
su turno sugirió
fórmula transaccional
la
nombrase segunda junta de
se
trotrayendo
el
expediente
votar el Consejo sobre el informe de
nuevos elementos de
to que, sin
en conciencia
sible
Calificadores, re-
estado que tenía antes de
al
rectificar
la
juicio,
suyo.
el
primera, pues-
no
po-
le sería
Respondió
el
Inquisidor
—Ya
es tarde para eso.
Y como tando,
—
¡
don Lorenzo pretendiese
le atajó
Baste
secamente
Responded
!
seguir argumentan-
sí
o no ;
que como
está,
se
juzga.»
Tanto
como Arceamendi y Zambrana,
él
postreros
por decanos, votaron en igual sentido que todos los
demás, nemine discrepante.
«Luego, neral
muy
al
punto, levantándose
el
Ge-
señor Inquisidor
abochornado, prorumpió en
la
amenaza de
decir:
—Yo tomaré mis medidas—
.
Y
las
tomó con
tal
bre-
vedad, que habiendo acabado aquel funesto acto a
300
las
SUPERSTICIONES... mañana, a
diez y media de la
once y media, poco
las
más, ya estuvieron repartidos cuatro billetes: tres para los
Arceamendi
Zambrana,
Consejeros
mandándoles prender en sus Inquisidor de Corte, dándole
preso en Secretario
«No lo
casas,
y
el
Miguélez,
y
cuarto para
el
orden de que pusiese
la
cárcel de Familiares (del Santo Oficio) al
la
Can tolla.»
es ponderable
que ocasionó en
—concluye
el
esta Corte la
un
sos tres Consejeros y
autor
—
el
escánda-
novedad de ver pre-
Secretario de
la
Suprema.»
El Diablo había hecho evidentemente desde Canti-
Madrid
llana a
gas, a a
bordo de
parar a
la
el viaje
las
que no
se le logró
desde Can-
monjas posesas; pero no había ido
basílica
de Atocha, sino
Santo Oficio.
^
o
T
al
palacio del
LA'INQUISICION,
EN PELIGRO
El lector que, curioso y paciente, haya seguido paso a paso esta larga historia, próxima ahora a su fin, la
habrá advertido cada vez menos conexa con tición
de aquellos
siglos
la
supers-
y más, en cambio, con
los en-
redos políticos de todos los tiempos. Ello será patente hasta la evidencia
en esta última
durante
fase,
la
cual murió Carlos 11; sustituyó a la dinastía secular de los Austria la
talmente neas
la
de
Borbones; se alteraron fundamen-
los
situación de
directrices
nacionales, pero
del
no
España en
Gobierno
y
el
mundo y
se restituyeron la
las lí-
Administración
la
paz y
la
concor-
dia al seno de la Santa Inquisición-
El alma del Rey, tan martirizado en vida, aunque
mucho más por
culpas ajenas que propias, debió de
volar a puerto seguro,
donde no llegan
explotando aquellos hechizos que tierra
le
humaDemonio
cierzos
nos ni ábregos infernales; mas prosiguió
el
prodigara en
la
(no por pusilánime y supersticioso, sino por en-
clenque y concienzudo),
aunque excusase ya dar
303
la
DUQUE DE MAURA menos
cara, o por lo
la
como
voz,
antes, puesto
que
se
podía parapetar astutamente entre bastidores eclesiásticos tras
tañas,
bambalinas negras, blancas, cenicientas, cas-
moradas y hasta purpúreas.
Ni
siquiera
desde donde
le
del espectáculo, sencia de ella,
ocupando
siguió
puesto
presidencial,
fuese posible intervenir en los lances
Neoburgo; pero
vengativa
la
como
de
la
romanos o bizantinos en
las favoritas
el
de
los
au-
la
Césares
palco imperial de los jue-
gos circenses, tampoco impidió a
las
seguir ensañándose en sus víctimas,
fieras
salvo
desatadas
que en
la
arena de este circo español del siglo xviii no quedaba ya otra devorable sino fray Froilán Díaz. bía de haber con
muy
Se
las
ha-
peligroso enemigo. El caciquil
temperamento del Inquisidor General transpiraba en todas sus resoluciones. Pertenecía incontable en España, de los
para quienes
el
fin
de
lo
de
cualesquiera
y
las
medios,
demás
número, siempre
mandamás improvisados,
que
ellos
bien público, de buena o de mala
sales
al
porque
han decidido
empleo
garantías
proce-
las
limitaciones estatuidas en las leyes
son tiquis miquis abogadiles o argucias de leguleyo. infrecuente
es
clásico el
ser
fe, justiifica el
oírles
repetir
en
tono
sentencioso
No el
apotegma de nuestro Derecho público, según
que son
los
Reyes para
los
pueblos y no los pueblos
para los Reyes; pero, no acostumbran completarlo en teoría ni los
menos en
la práctica
funcionarios son para
la
^04
con
el correlativo
de que
función y no viceversa;
SUPERSTICIONES por
lo
...
han de
cual (sea cual fuere su jerarquía)
a sus conciudadanos y
no
servir
servirse de ellos para sus per-
sonales intereses, caprichos, pasiones o mangoneos, ac-
tuando de soberanülos más absolutistas aún que
los
propios Monarcas.
La
alcaldada
inquisitorial
del
Obispo de Segovia
arrestó en sus casas a los dos Ministros decanos del
Consejo y
cuarto en orden de antigüedad; pero no
al
un Folch de Cardona, emparentado con las más rancias familias aragonesas, como el Mendoza al tercero,
castellano con los
porque
ra etc.; solidario
con
Pastrana, Infantado,
el otro, hijo natural
honradez a su ministerio» penetra éste
el
por ejemplo, «caballero monta-
Cantolla,
ñés, modesto, juicioso, virtuoso y aplicado
No
más
reconocido, que con
de gotera o de ejecutoria,
los legítimos hidalgüelos
santiaguista
Orgaz, etcéte-
este aristocrático oligarca se sentía
al
decir de
con
la
mayor
don Lorenzo.
verdadera causa del trato privi-
la
legiado que se le aplica y la conjetura con varias hipótesis,
de
que nos descubren ideas y hábitos peculiares
época.
la
«Hiciéronse tivo
—
escribe
—
discursos sobre el
mo-
Unos creyeron que únicamente
prender a Cardona: le
^varios
que podía haber tenido Su Ilustrísima para no
había subrogado
la
amistad que antecedentemente
había habido entre los dos, confirmada con regalos de
una y
otra parte; pues, luego
sición
general en su
persona,
305
que le
se publicó la Inqui-
regaló
Cardona con
DUQUE DE MAURA un juego de tillo,
sobredorado,
oratorio,
cáliz,
patena, pla-
vinajeras y aguamaniles, todo burilado de labor
exquisita y uniforme; lo
cho y
la
que alabó Su Ilustrísima mu-
tuvo por dádiva rica y de primor; y
la corres-
pondió con un forlón (coche de cuatro asientos sin es-
con
tribos,
de
caja colgada sobre correones) vestido
ter-
ciopelo carmesí; y regularmente pasaban los criados de
enviándose
una a otra parte otras
Su
chucherías, a que agregaba decir
Ilustrísima
todos
frutas,
las
muy
que
dulces y
púbHcamente
Consejeros de Inquisición eran
los
buenos; pero que ninguno llegaba a
la dis-
con que Cardona sabía decir
las
Otros decían que siendo Cardona hermano
del
creción y claridad cosas.
los
Comisario
General de
San Francisco, Arzobispo ya
de Valencia y éste tan favorecido de estas oposiciones,
y que por eso
la
Reina, temió
se abstuvo
de pren-
derle.»
Los desfavorecidos, injustamente
castigados,
reac-
cionaron según su peculiar temperamento. El octogenario
Zambrana
se contentó
con repetir a menudo que,
aun teniéndole preso, no era quién para quitarle
un semblante no
la
honra.
el
«Y
Inquisidor
sólo sereno, sino risueño;
ocupaciones decir misa todos
los días
rezar y divertirse con su familia, pues
vido retirado tenía pocos que
Don Juan
le
General
esto lo expresaba con
siendo sus
en su oratorio,
como había
vi-
asistiesen».
Bautista Arceamendi, ex colegial
mayor
de Santa Cruz y Catedrático de Valladolid, graduado
306
S U
también
en
Consejo de
PERST ICI ON E S
varios la
Triounales
antes
.
.
.
de
ascender
al
Suprema, declinador asimismo de una
mitra, la de Zamora, tenía el genio melancólico, se la-
mentaba incesantemente de que sus setenta años alcanzasen a ver
al
Santo Oficio en descaecimiento jamás
conocido hasta entonces, y llegó
como
a
cegar
de tanto
lloró.
Don delito
Juan Miguélez Mendaña Osorio, culpable del
de
menos
ser
linajudo que su predecesor en an-
tigüedad, contaba tan sólo cuarenta y cuatro años; había
sido
colegial
mayor de Oviedo e Inquisidor de
Granada, y estaba destinado a presidir ese Tribunal
V y morir Obispo de Tortosa. momento, «quejábase con voces destempladas
granadino bajo FeUpe Pero, de
y prorrumpía en dicterios contra el Inquisidor General». Además, recibía asiduamente en su casa, aun después de habérsele dado
ella
por cárcel, a personajes
de tanta significación como don Manuel de Arce y Astete el
y don Antonio Ronquillo, condiscípulos suyos en
Colegio mayor de Oviedo, Ministros ambos del Con-
sejo
y Cámara de
medo por
sí
monio con
la
del trer
y el último, conde de Gray consorte de Francos, desde su matrihija y heredera de don Francismo Ramos Castilla,
Manzano, que fué maestro de Carlos
II,
cuyo pos-
testamento autorizaría don Antonio poco después,
a título de Pronotario
Mayor
del Reino.
El inquisitorial cacique máximo no toleró esa rebeldía.
Cierta
caliginosa
noche de agosto de
307
1700
se
DUQUE DE MAURA personó en yor de
la
de Santiago, todos,
que
domicilio de Miguélez el Alguacil
el
Ma-
Suprema, don Martín de Aguirre, caballero asistido
le
de ministros y familiares, armados
hicieron preso sin darle lugar a ningún
preparativo para jornada dilatadísima, doblemente fatigosa
en aquella estación canicular, cuyo término ha-
bía de ser, y fué, Santiago de Compostela,
dejaron recluso en
los tres tolla
convento de
el
la
Días más tarde se publicaba
Jesús.
Consejeros castigados y
el
la
donde
le
Compañía de jubilación
destierro de
de
Can-
por cuatro años.
Soliviantó este último atropello al Consejo de Castilla,
sulta
que, estimulado por Ronquillo y Arce, elevó cona
aplicadas
Carlos «a
II
reprobando sanciones tan severas,
Ministros
de
tantos
méritos,
servicios,
grados, literatura y virtudes sin que se les hubiese he-
cho cargo en sus procederes».
Doña Mariana, que regias plantas desde
sentía temblar el suelo bajo sus
que
los
agravados achaques de su
marido presagiaban próximo su
fin,
intentó frenar
la
peUgrosa e incontinente acometividad de su hechura poUtica. Pero
don Baltasar reafirmó obstinado «no poder
conseguir en otra forma lo
que deseaba, porque
totalmente adverso a S.
el
muy
consentido y era
M. con que
tenía por preciso
Consejo de Inquisición estaba
el aterrarle.»
Sobrevino
el
fallecimiento
del
Rey en primero de
noviembre, dejando testamentariamente constituida una
308
SUPERSTICIONES... la Reina viuda, y de la que formaba parte Mendoza como Inquisidor General.
Junta de Regencia, que presidió
La
inicua situación se dio por consolidada; puesto que
los
vejados no pudieron esperar justicia hipotética, sino
nuevo
del
cuando,
P.ey,
en
tos meses, se instalase
cabo de sabía Dios cuán-
al
la capital
mente heredada Monarquía, gua,
instituciones,
más
receres
solución
de
leyes,
de esta impensada-
llegase a conocer su len-
costumbres,
personas
y pa-
generalizados, y tuviese vagar para la re-
innumerables conflictos heredados y
los
el
estudio y fallo de los pleitos pendientes, entre ellos
el
suyo,
que podría parecer minúsculo en parangón
con tantísimos otros posteriores y aun anteriores. Sin embargo las cárceles
tanto
de
ello, la
secretas de
no
se
tiempo cuanto hubiese agradado
Segovia.
Cumpliendo órdenes
Tribunal a examinar el
prisión de fray Froilán en
Murcia
la
suyas,
pudo prolongar al
Obispo de
procedió
causa ab ovo, es decir,
aquel
como
si
proceso de Madrid no hubiese existido. Se nombra-
ron hasta nueve Calificadores, religiosos de gran crédito personal, representantes de las diversas Ordenes con-
ventuales
allí;
por unanimidad, formularon conclu-
y,
sión idéntica a la de marras. Se pronunció, por consiguiente, la absolución, y se puso en libertad al reo. Pero,
apenas
salió
de
cárcel,
la
unos ministros de por Su Ilustrísima,
la
le
lo
prendieron nuevamente
Suprema enviados desde trajeron a
Madrid y
le
la corte
recluye-
ron en una celda del colegio dominico de Santo To-
309
DUQUE DE MAURA más, intimando severísima
la
incomunicación del de-
lincuente.
(como de
Si se filtraron hasta él
más
cierto hasta los de-
públicas re-
noticias
marcha del flamante régimen, debió de ver
lativas a la brillar
Mendoza)
por
castigados
Díaz,
al igual
que Zambrana, Arceamendi, Mi-
guélez y CantoUa, tenue lucecilla anunciadora de pró-
ximas claridades. Fué notorio, antes aún de el
año y
regentes,
el siglo,
de
abstenía
se
asistir a las
que
se iban
de
adoptando, para no caer en
y
de
Frigiliana,
resoluciones
la
tentación de
que
conde
el
representante
Consejo de Estado, extremaba su adhesión
drid,
todavía
al
el
Almirante de Castilla
extremis Carlos
días
su regreso a
Neoburgo,
la
la
(a
Ma-
quien indultó
no habiendo demorado
II,
corte)
muy
tras recíprocos
él
sino
rompía relaciones con
la
acrimoniosos reproches
en que se achacaban mutuamente de
episto-
de Palacio, primero, y de
poco después, a su ex protectora, desterrándola a
Toledo; que
m
del
allí
no llegado Rey, aun después que, por órdenes lares suyas, se hacía salir
la
las
o discutirlas sin provecho;
Aguilar
de
sesiones
Junta y firmaba, sin leerlas siquiera,
rechazarlas
finalizar
que, enemistada la Reina con los co-
la
principal culpa
situación creada por el testamento en favor del
que
Príncipe
francés;
contra
Reina en una de
la
tidas cuestiones
de
la
el
Inquisidor
las
General votaba
primeras y más controver-
Junta de Regencia:
la
designa-
ción de persona idónea para ser enviada a París
31b
coto
SUPERSTICIONES Embajador extraordinario,
a fin
...
de concertar
allí
per-
petua alianza hispanofrancesa, debiéndose a ese voto
el
candidatura del Condestable de
prevalecimiento de
la
Castilla sobre la del
duque de Escalona, marqués de Vi-
llena, patrocinada
por S. M.; que ese mismo don Balta-
de Mendoza polarizaba en tomo suyo a
sar
los
despe-
chados germanófilos, y por esta razón se enfrentaba cotiel Cardenal Portocarrero, tan tenaz en
dianamente con
sus designios y casi tan cacique
de 1701, que
cia febrero
el
como
él; y,
recibido por correo autorización del rrar
de
sidir
la
en
fin,
ha-
Arzobispo Primado había
Rey para
deste-
corte al Inquisidor General, ordenándole re-
en su Diócesis segoviana.
No
estaba fray Froilán desprovisto en absoluto de
auxihos intercesores. Al Generalísimo de su Orden, padre maestro Elche, residente en
como
Roma, preocupábale,
era lógico, su triste situación, y anhelaba ponerla
término. Envió con ese objeto cerca del Gobierno es-
pañol ficia,
a
un
muy
fraile catalán, recriado
en
la
versado a causa de ello en
Curia ponti-
el
manejo de
asuntos políticos y diplomáticos, el padre maestro Baturell.
La
forzada ausencia de
Mendoza
confirió la re-
presentación inquisitorial en esas negociaciones al aho-
decano del Consejo don Lorenzo Folch de Cardona,
ra
Refiérenos
en
la
de
la
su
pluma,
cómo
alojado
hospedería de Santo Domingo,
sita
el
emisario
en
la
plaza
Cebada, hubo de recorrer diariamente y a pie
el
nada corto trayecto que separaba esa residencia de
la
31
I
DUQUE DE MAURA suya particular, en
de Panaderos (hoy Andrés
la calle
Borrego), y completa
así esta
«En
narración:
el dila-
tado espacio de dos años no dejó (Baturell) por tarde
mañana de
o por
nicaba
lo
ciaban
las
verse con Cardona, con quien
que había ejecutado. Entre medidas que
los
comu-
dos conferen-
habían de tomar para
se
el
día siguiente, discurrían los embarazos y les procura-
ban
o salidas que se
los reparos
les
habían de oponer.
Pero como viese este buen religioso que, años cumplidos, se estaba
forma que vado
al
cabo de dos
dependencia en
la
la
misma
había encontrado, y que habiéndose
la
los chascos
lle-
de consecuencia muchas veces en que
iba a salir al puerto, de repente, y sin saber cómo, se le
desvanecía esta esperanza y se hallaba de nuevo en
mar como
alta
antes, tenía apurados todos los
rumbos,
ignorando ya cuál poder elegir». «Sucedió, pues, que, o trabajado melancólicas
o
reflexiones
cansado
el espíritu
el
de estas
cuerpo de tan
continuado material afán, o todo junto, que sería
más al
en
cierto, fué
motivo de que
se rindiese
impulso de unas calenturas malignas, que el
en le
la
al
cama
pus'eron
último peligro de su vida. Pero terminó
fermedad en una fluxión
lo
la
en-
ojo derecho y, sin poderlo
remediar, lo perdió a buena cuenta, dando mil gracias a
Dios de verse sano, aunque tuerto. Luego que enteramente convalecido, suplicó a su General viese de esta comisión, que,
312
si
continuaba en
se halló le
absol-
ella,
te-
SUPERSTICIONES mía perder
la
no vio
cencia,
vida o volverse loco; la
...
y,
obtenida
la
li-
hora de escapar a Barcelona.»
«Sustituyó luego en su lugar el General
padre
al
maestro Heverat, también catalán. Era sujeto de más
muy
edad que su antecesor, pero doctísimo y dominico
religioso
porque
hasta
apariencia,
políticas
como
pero el
tan
más
señales
las
y no
traía el hábito algo corto
regularmente su rosario en la
en
muy
propio
exteriores,
limpio, y
mano; de gran flema en y consumado en las
la
diestro
hábil.»
«Prosiguió este religioso las mismas caravanas que su antecesor con una constancia maravillosa, pues ponía el
mismo buen semblante
de nada se atajaba;
próspero;
y hablaba a
partía
los
que
suceso adverso
al
al
por encima de todo
Ministros con grande entereza.
Pero, sin embargo de manifestar una buena salud en
robusta naturaleza, por
cumplido en
el
ser
corpulento, apenas
año que andaba en
cama enfermo y también
la
le
esta
cayó
acometió una recia
fluxión a los ojos, y solía decir con gran frescura
compañero perdió un ojo en
había
estas diligencias,
: