Supersticiones de los siglos XVI y XVII y hechizos de Carlos II


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SUPERSTICIONES DE LOS SIGLOS XVI Y XVII Y HECHIZOS DE

CARLOS

II



OBRAS DEL MISMO AUTOR

MARÍA LUISA DE ORLEANS, REINA DE ESPAÑA.

—Leyenda

e historia.

Un volumen.



Ed. S. CaUeja.

SUPERSTICIONES DE LOS SIGLOS XVI Y XVII Y HECHIZOS DE CARLOS II. Un vo-

—Ed. VIDA Y REINADO DE CARLOS — —Espasalumen.



S. Calleja.

II.

menes.

Tres volú-

Calpe.

RINCONES DE LA HISTORIA.

Un volumen.—

Espasa- Calpe.

PRÓXIMA A PUBLICARSE:

y REALIDADES DEL VIAJE A MADRID DE LA CONDESA D'AULNOY, cri-

fantasías

ticado históricamente por

zúa y

el

Agustín González- Ame-

Duque de Mai^a.

EN PREPARACIÓN: EL PRINCIPE QUE MURIÓ DE AMOR, DON JUAN, PRIMOGÉNITO DE LOS REYES CATÓLICOS.

DE M A U R A DUQUE LAS REALES ACADEMIAS ESPAÑOLA DE

Y

r

^ b-Awvé.^c '. ^ ,'

C¿-6.ot\

DE LA HISTORIA

SUPERSTICIONES DE LOS SIGLOS XVI Y XVII

Y HECHIZOS DE

CARLOS

II

484886 Z.

ED.

2. 4-3

-SATURNINO CALLEfA-,

MADRID ^

S.

A.

ES PROPIEDAD Derechos reservados.

ALOUS,

S.

A.

DE ARTES GRAfICAS.

-

CASTELLÓ. 112. - MADRID.

PROLOGO TREINTA

y cinco años ha consagrado el Duque de elaboración de la Vida y reinado de CarDice Cornelio Tácito, en la biografía que es-

Maura

a

los II.

la

de su suegro, Cayo Agrícola, que quince años ya son un espacio harto grande de la vida mortal. Más del duplo de

cribió

este espacio

grande que

el cielo

historiador a

una

tera adivinación

concede

al

hombre que pueda

ha consagrado nuestro sagaz

medir con su aliento breve

tarea tentadora

y desdeñada que con cer-

señaló a su inquisidora inquietud el maes-

En

mozo debió de desun signo de elección, el rastro augural de un beso de Clío, que es la más casta y la más severa de las Musas. Hasta que de esta manera quedó tro

Menéndez y

Pelayo.

frente del

la

cubrir el polígrafo clarividente

marcada

vocación del joven investigador y señalado

la

mengua de

camino, con harta

la

su

erudición patria, acostum-

bró dejarse este período ominoso, cargado de tedio y poblamiedos, a los historiadores extranjeros que acaso

do de

él con una curiosidad no sana y con intención Nuestro historiador, con la más feliz de las audaaventuró por el temeroso bosque dantesco

entraban en

no

recta.

cias, se

da nessun

che •

'

sendero

7

era

segnato.

PRÓLOGO Entró impávidamente en

selva

la

no tocada con

casi

la

resolución con que Julio César penetró en la selva

misma

druídica de Marsella, habitada de dioses crueles,

mondó

segur su mano;

donde

tinieblas

las

la

maraña

e

sálvale

tuvieron su manida.

Y

armada de

introdujo

luz

acaso ahora,

el

reinado del hechizado monarca, que puso tan deslucido fin a

la

sas,

Austríada comenzada con augurios tan ricos de promesea de los

más

soleados y aireados paisajes de nuestra

¡Lástima grande que

historia.

mero de

la obra,

el

no ha mucho

promotor

e inspirador

pri-

no pu-

salida de los tórculos,

diera leerla con aquellos sus ojos voraces, llenos de roja luz

de homo que yo dado contemplar

en

me

única ocasión en que

fué

le

vi

al

maestro de todos! ¡Qué noble orgullo

la

hubiera pulsado su pecho generoso ahora, en esa gran proliferación de estudios históricos, como, seguramente, desde el

de

alto asiento

bo a quien

él

la

inmortalidad gozóse de ver que

mostró

el

camino de

los astros

el

ocupaba

manceimpo-

el

Academia de la Historia! le ha dado al Duque de Maura un dominio tan completo, un señorío tal, que nente vacío que su muerte dejó en

la

Esta larga cohabitación con su tema

acredita

plenamente

aquel

aforismo

del

preceptor

de

los

Pisones:

Cui

lecta potenter erit res

nec facundia deseret hunc nec lucidus ordo.

Como

el

autor tomó una materia proporcionada a la

dez de sus hombros, en ningún

ampara

la

facundia ni

el

momento de

su obra

orden lúcido sufre ningún

le

soli-

des-

eclipse.

La narración corre ancha, suelta, caudalosa, próxima poétis como la quería el preceptista calagurritano, vivificada por poéticas adivinaciones, libre y veraz, salpicada con toques de picante y sabrosa contemporaneidad, aliviada por completo de aquella erudición prolija y de aquella parasitaria

8

PRÓLOGO vegetación de notas que disipa el recogimiento y mata la estética:

fruición

andamiaje molesto que oculta

la

fábrica;

hierba viciosa que invade las márgenes y ahoga al rio.

A bién

quien escribe de cosas antiguas, dice Tito Livio, tamel ánimo se le toma antiguo. El Duque de Maura se

ha hecho contemporáneo de los hechos que narra y de los hombres que retrata. Es un auténtico Duende del Palaáo entenebrecido por las monjiles tocas de Doña Mariana^ poblado de delirios calenturientos, visitado por febriles imagi-

como el Bosco no los creó en sus noPor un prodigio de sagacidad y de intuiha llegado a saber más de aquella Corte que los pro-

naciones, aegri somnia,

más

ches ción,

febriles.

pios confesores áulicos.

Y aun

con relieves del opíparo banquete, ha podido nutrir como la consagrada a María Luisa

suculentas monografías,

de Orleáns, y amén de otras que promete y que vendrán en sazón oportuna^ estas Supersticiones de los siglos xvi y xvu y Hechizos de Carlos II.

Tema

que linda con el enigmático Poder que insinúa el Evangelio y que no está exento de peligro. No quiere el señor Maura, en la oscuridad del camino que se propuso recorrer, topar a ciegas con la Iglesia, ni en lo que afecta a la ortodoxia apartar de ella en una tilde al lector ni desviarse él un punto de su sano magisterio, en su carencia, dice, de aquella sólida formación teológica y canónica que me atribuye a mí, en una demasía de su bondad. Ahuyente el Duque de Maura toda esta suerte de nobles temores. Si saliere el libro con aquella fórmula que acostumbraba ser el colofón de las obras contemporáneas de

del

es ese pavoroso

las tinieblas

proceso

correctione

mendar

la

histórico

Sanctae

Omnia sub rmda tendría que en-

aquí estudiado, a saber:

Matris Eclesiae,

censura más suspicaz, aun cuando estuviera do-

lada con los cien ojos que a Argos atribuye

la

Mitología.

.

PRÓLOGO Enhorabuena que

diligente y

el

documentadísimo autor de

Supersticiones de los siglos xvi y xvii y Hechizos de Carlos II

no

haya sentado en ninguna aula de Teología; pero,

se

con todo, de cualquier riesgo de desviación hacia la heterodoxia, le hubiera salvado su fina sensibilidad de creyente.

Dice Plutarco de Queronea, aquel tan grave y tan suave espiritual de las conciencias de su tiempo, en su

director

áureo librito

De

la

superstición;

€El desconocimiento y

ignorancia de los dioses ya des-

la

de su mismo comienzo se bifurca en dos tendencias, a guisa de ríos divergentes^ uno de los cuales en los ingenios re-

y duros, como en ingrato suelo, siembra la árida impiedad que niega existencia a los dioses; al par que la otra tendencia, como en terreno blando y pegajoso, engen-

fiactarios

dra

la

superstición en los espíritus apocados y muelles.

opinión errada, especialmente en

cuando a

perniciosa; pero

alma,

La

como en

caso de

el

se

ella la

tales

Toda

puntos como esos, es

añade

desequilibrio del

el

superstición^ es perniciosísima.

humano

superstición mete el terror en el espíritu

a quien

consterna y deprime, porque piensa que existen los dioses

en hecho de verdad, pero que son huraños, agrios

y,

dañinos.

No

hay miedo que más apañe de toda actividad y que más obligue a vacilaciones como el originado por la superstición.

No

teme

el

no profesa

mar quien no navega; no teme la

salteadores;

milicia;

no teme

vidia el plebeyo; el

no

rayo en Etiopía;

mente,

lo

teme todo:

silencio, el sueño.

Singularizando

.

guerra quien

la

quien no sale de casa no teme a el

pobre

es

temido

al sicofanta,

terremoto en

el

quien teme a la

tierra,

el

los

mar,

dioses el

los

ni teme a la en-

aire,

la

Galia, ni

supersticiosael

rumor,

el

»

la

divinidad cuya fe

este pasaje, subsiste toda su

profesa

verdad aplicada a

Piular co la

en

época des-

dichada de nuestra historia a que se ciñe específicamente esta I

O

:

.

PRÓLOGO curiosa y puntual monografía. El Duque de Maura nos introduce en una noche oscura, soliviantada de miedos velado-

Para entrar en esta región de sombras de muerte, y no como la noche mística de San Juan de la Cruz,

res.

ciertamente

hay que santiguarse previamente y rezar aquellos versos casi de exorcismo con que los obligados al rezo canónico cerramos el ciclo diario del Divino Oficio con el himno de icCompletas-»

Procul et

recedant

somnia

noctium phantasmata.

.

¡Qué espantoso aquelarre, qué alucinante sábado el que el doble lecho conyugal que Dios no bendijo! ¿Cuándo la honradez de la cese habrá violado con tanto impudor rradura de una alcoba regia? Las Cortes europeas, irreverentemente^ están atentas a todo cuanto acontece en aquel tálamo mustio ocupado por un monarca enteco, como tocado por ángel de las tinieblas que luchó con Jacob, en el nervio de su muslo, quedándose yerto y estéril; y por dos princesas cdienigenas cuyas entrañas sembró de sal una como malronda

dición del Deuteronomio! ¡Y encima de ese semivarón gra-

vitaban los destinos de

la

mayor de

las

monarquías del mun-

do, y especulando sobre su fría vaciedad, estaban al acecho

lóbrega imaginación de nuestro Luca-

todas las codicias!

La

no no puso en

potente hechizo con que

el

la

maga de Te-

alma y el habla fatídica al joven guerrero caído en los campos farsálicos, mixtión más tétrica que la que aconsejaba el diablo para soltar el ligamen que cegaba en el Rey, no la misteriosa voluntad de la carne que salia,

dice

Ericto,

restituía

San Juan, sino

Si Shakespeare, el

que en

el

como átomos

el

la centella

el

comunicativa de

animador de

torbellino

las

brujas

la vida.

de Macbeth,

de su potente soplo hizo voltejear

a tantos reyes, hubiera tomado a nuestro Car1 I

PRÓLOGO como a uno de

los II

tantos personajes históricos en quie-

imperecedera, creo yo que se

nes insufló una segunda vida detuviera con

un ahinco

especial,

cardenal Antonio de Córdoba

al

por su escalofriante fuerza

en aquel coloquio en que

trágica,

último austrida

el

que con

él

decía

mezclaba sus

lágrimas impotentes^ esas palabras de irreparable, de inson-

dable derrotismo:

€Me las

dicen estoy hechizado y yo

lo

voy creyendo,

tales

son

mi experimento y padezco.-» escalpelo hubo de descubrir de lo que

cosas que dentro de

El

Rey

gélido del

filo

el

adolecía y de lo que moría la dinastía:

iNo

tenía el cadáver ni

una gota de sangre;

corazón

el

apareció del tamaño de un grano de pimienta; los pulmones, corroídos; los intestinos, putrefactos

,

la

cabeza, llena

de agua.»

Como

si

en

las

monarquías

tuviese

civiles

también una

ciega vigencia, impuesta por el destino, aquel feroz prirKÍ-

pio biológico y político que

el

poeta de

las

Geórgicas preco-

niza para las repúblicas de las abejas, cuando en el pacifico

enjambre se enciende urm lucha de caudillos llamada una guerra de sucesión; Deterior qui visus,

eum ne

prodigus

dede ncci; melior vacua sine regnet in

Al que juzgues peor, porque, sobrante, entrégalo a muerte;

deja que reine

el

o':>sít

aula.

te sería

mejor en

un

estorbo,

el

X)aclo.

LORENZO RIBE1 de

la

Real Academia Española.

12

palacio

PRIMERA PARTE SUPERSTICIONES DE LOS SIGLOS XVI Y XVII

CONCRECIÓN DEL TEMA

ATRIBUYE

el

a

cada libro;

to

ha de tener

je histórico.

apotegma

todavía con

hado

un

clásico

mayor fundamen-

suyo peculiar cada persona-

el

Comparecen unos ante

la

posteridad nim-

bados, sin razón, de simpatía y aun de gloria; otros,

en

cambio,

injustamente

escarnecidos

o

execrados.

Pocos infortunios de esta índole se equiparan

al

de

Carlos n.

Desde suerte.

la

No

cuna hasta

el

sepulcro le fué adversa

bastó a desarmarla haber

sido

él

la

engen-

drado por progenitor valetudinario, en estirpe nobilísima, pero aquejada de antiguo por irremediables lacras hereditarias;

ni la consiguiente depauperación de

su envoltura camal, que no llegó a subsistir cuarenta años, con viabilidad inverosímil durante los cinco pri-

meros y senectud precoz durante Tocóle, además, reinar desde difíciles,

sólo

de honda

interior

crisis

española,

la

los

cinco últimos.

puericia en tiempos

ideológica y hasta ética, no

sino

15

general europea;

bajo

la

DUQUE DE MAURA regencia, primero, de

una madre abnegada en

y peor secundado después, por

lo

do-

mal rodeado

méstico, pero desmañada en lo público;

oligarcas ensoberbeci-

dos e impecuniosos, ineptos en política los más de

y por millones de

ellos,

desprovistos

leales,

te

vasallos,

en

irreprochablemen-

si

de

absoluto

educación

cívica.

Los historiadores del Imperio romano y del bizantino, así como los sabios egiptólogos, han hecho notar cuan frecuente es que

postrer

el

Monarca de

cual-

quiera dinastía peche con las odiosidades y culpas .de

toda

disimuladas

ella,

ces, puesto

que

se le

o

atenuadas

hasta

enton-

calumnia con miras partidistas,

sabiéndole desamparado por sucesores de sangre y apellido diferentes,

la

los

adeptos del nuevo régimen, en-

interesados o

tusiastas,

suya

y

aduladores, justifican a costa

subversión o, por lo menos,

la

reforma del

antiguo.

Todavía alcanza a Carlos

Recuerdo grafo

cierta

francés

11

(no

logro

desventura más.

otra

anécdota referida precisar

por un memorióquién,

ni

importa

para el caso), según la cual el párvulo recién nacido

de

la

víctima infeliz de

un famoso envenenamiento,

madurez, con

tropezó, llegado a

la

táculos para abrirse

camino en

muy

la vida,

su apelativo familiar evocaba todavía en

de

las

gentes el crimen repugnante, cuando

embrollador

del

serios

obs-

a causa de que la el

memoria transcurso

tiempo no permitía ya puntualizar

i6

PE RSTICI ON E S

S U si

ese

nombre

era el de la asesinada o el del asesino.

Algo análogo acontece en

No

Austria español.

han de contar

se

.

.

.

las

Lo

último

personas de calidad exorcizadas

dentro y fuera de España durante del siglo XVII.

del

historia

la

por centenares, sino por millares,

segunda mitad

la

ignoran hoy casi siempre hasta sus

porque no

descendientes directos;

solió

quedar más

constancia de ello que de los restantes actos normales

de su vida cotidiana. Para

la

mentalidad coetánea, so-

meterse a esas prácticas exorcísticas por consejo del director

y ajustándose a

espiritual

prescripciones

las

canónicas, era acto de piedad tan laudable

cuentar devotamente los Sacramentos. Pero

como freun cúmu-

de fortuitas circunstancias dio notoriedad excepcio-

lo

nal al caso del

Rey y ocasión

morador del suceso

a que el

se emparejara

mote cormie-

con su patronímico.

Las nuevas generaciones proscribieron cada vez más resueltamente esos métodos de sus mayores, piadosos

y terapéuticos narlos el

mismo tiempo,

al

como

hasta llegar a conde-

supersticiosamente

üz en

el

bienaventurado Siglo de

cómo y por qué fiel

de

los

Carlos II

que eran, a

ráneos, deberes

el

juicio

genuino encarnador de

la

las

Humanidad luces-

He

fe-

ahí

Hechizado, observante

suyo y de sus contempo-

elementales de

se convirtió, a la vuelta

con

incompatibles

progreso científico alcanzado por

la

Majestad CatóHca

de poco más de cien años, en la

estúpida

térita.

17

superstición

pre-

DUQUE DE MAURA Me

desde ahora

advertir

interesa

esta monografía a

que no escribo

de paladín quijotesco, desfa-

título

cedor de agravios perpetrados contra la memoria de

un Rey

español.

persona

como

La

vindicación postuma de cualquier

objeto exclusivo o principal de cuales-

quiera lucubraciones, no suele convencer a nadie, por-

que

lectores

u oyentes recelan que

abogado cuanto podría decir como

el

autor calla

y es

fiscal;

como

además

puerilmente pretenciosa, porque los pareceres de los

hombres, incluso unánimes, no alteran ya

conteni-

el

nido de

la

única sentencia trascendental para

dicado:

la

del

tible

Supremo

el

vin-

Juez, omnisciente, incorrup-

e infalible.

tema en Vida y Reinado de otro propósito que el de restablecer la

Abordé sucintamente Carlos

II,

sin

el

verdad histórica, y anuncié en aquellas páginas este es-

como anuncia

tudio complementario,

el

editor en re-

producción reducida de un cuadro de grandes dimensiones, la ampliación fotográfica

interesante detalle de

él,

de algún minúsculo e

que esa reducción no permite

apreciar adecuadamente.

Para hacer accesible

al lector

el

punto de

vista del

principal interesado y de sus contemporáneos, tan diferente

del

nuestro,

aduciré

más autorizadas de

aquella

comentario

Indocto

propio.

amable colaboración de mi

Mosén Lorenzo

textos

época,

en

de sin

las

personas

añadir apenas

Teología,

requerí la

colega

académico

ilustre

Riber, para que su bien cortada plu-

SUPERSTICIONES ma, puesta

al servicio

nica, dijese

en

el

de su notoria competencia canó-

Prólogo cuanto a

la

tica

importe dejar consignado sobre

que

ni

me

en una

ortodoxia dogmáel

asunto, puesto

al lector, ni desviar-

deseo apartar

tilde

...

yo, de esa magistral enseñanza.

Me

Va en

a mediar el siglo

sin

mundo

el

que

las

mi

considero a

no ha conseguido jo

por ser estrictamen-

limito, pues, a la tarea que,

te histórica,

alcance.

xx de

la Iglesia

Era de Cristo y aún exterminar de cua-

la

Romana

católico la superstición

de

Protestantes o Reformadas hayan tenido

mejor fortuna en

de

resto

el

Cristiandad. Se expli-

la

ca este fenómeno porque la religión de la

Césares

(que fué

mundo

civilizado)

tición

no

durante

siglos

única

Roma

de

los

oficial

en

el

tomó precisamente de

sólo su teogonia

Los dioses del

moral.

paganía,

la

y su

Oümpo

inmortales, inviolables e

la

supers-

liturgia, sino hasta su

grecorromano, aunque

inmunes a

miserias

las

físi-

cas de los hombres, compartían todas sus pasiones

aun flaquezas nerosas

espirituales.

Cupo

dádivas o costosos

y

sobornarlos con ge-

sacrificios,

a

fin

de que

amparasen a sus devotos predilectos en necesidades o caprichos; favoreciesen todas sus empresas, justas o injustas,

a

quien

y

les

vengasen con iniquidad

asistiera

la

razón,

de enemigo

permitiéndoles

consumar

crímenes a mansalva o reincidir impunemente en

La

religiosidad del

pagano

19

ellos.

se redujo a propiciar a los

DUQUE DE MAURA herme-

dioses y acatar luego sus mandatos, siendo la

néutica sagaz y

obediencia humilde las virtudes que

la

permitían diferenciar

de

los impíos.

como de

blica

En

al

varón o

la

ocasiones graves, así de

tes profesionales,

piadosos,

vida pú-

la

privada, fué posible y hasta obüga-

la

inquirir la voluntad divina por

do

hembra

desde

medio de intérpre-

sacerdote o el arúspice co-

el

legiados, hasta el sabio astrólogo o la inspirada pito-

pero en los actos menos trascendentales de

nisa;

existencia

cotidiana

de

lo alto

por

nevolencia

de

los

los

se

hubo de

colegir

numerosos indicios de seres

supraterrenos

ternal a los simples mortales,

designio

el

él

que

la

prodigaba

bepa-

aun cuando no aprove-

chasen en definitiva esas señas sino a quienes crutaban con inteligencia y

la

las

las

es-

obedecían con manse-

dumbre.

Cuanto más piadoso fuera

el

pagano, tanta mayor

atención había de poner, por ejemplo, en

hecho de

el

haber inconscientemente saüdo de su casa o entrado

uno u otro

pie; en el sexo o la calidad

en

la

de

la

primera persona que encontrara o

de

la

primera frase que oyera aquel día; en

ajena con

el

contenido la

espe-

número

cie del

animal que se cruzó en su camino o

de

aves que volaron a su derecha o a su izquier-

las

da, porque de estos la

u

el

otros signos análogos se valía

divinidad para trasmitir, favorables o adversos, los

augurios impetrados por sus devotos.

La

religión

de Cristo condenó

20

como

supersticiosas

SUPERSTICIONES prácticas;

tales

y esta

antítesis

...

fundamental de

su

amos

del

doctrina con las tradiciones seculares de los

mundo, estimuló no poco llos

la

persecución contra aque-

blasfemos, secuaces del Galileo, que no se conten-

taban con adorar a su

modo

a

Jehová o a Jesús, como

adoraban a sus dioses exóticos tantas otras gentes ven-

y sojuzgadas por Roma, cuyos templos y cultos toleraban en la capital y en las demás ciudades del

cidas se

Imperio,

que pretendían además innovar a su

sino

capricho

relaciones mantenidas desde remota anti-

las

güedad entre

humanas y

las criaturas

los seres sobre-

naturales.

Mientras

los

dogmas de rizados,

catecúmenos cristianos aprendieron

nueva

la

fe

de labios o en textos auto-

y sus neófitos escucharon en

exhortaciones

los

las

catacumbas

y consignas apostólicas o sacerdotales,

su conducta personal difirió de la de los paganos, y ni invocaron

vanamente

el

nombre de Dios,

ni presta-

ron crédito a oráculos, augurios, presagios y demás monsergas. Pero cuando se trocó religión oficial del Imperio

y

se

en masa por móviles poKticos, con preparación

catequística,

el

Cristianismo en

operaron conversiones

muy

somera o nula

inmensa mayoría de

la

los

subditos del César adaptó su antigua fe a los rótulos, ritos

y exterioridades de

mudar

nueva, sin cuidarse de re-

la

hábitos, sentimientos ni

individuales ni

siempre identificado con

aun creencias íntimas,

El Dios del Calvario (no

colectivas. el

2

I

del

Sinaí)

reemplazó por

DUQUE DE MAURA para efectos de adoración,, a todo

solo,



el

elemento

masculino del derrocado Olimpo, y su Madre,

gen Santísima,

Los

escritos de los Santos

tes todas o las

la

Vir-

femenino.

al

más de

Padres revelan subsisten-

supersticiones del paganismo,

las

no tanto por pravedad como por ignorancia

;

los

cánones

Concilios ecuménicos o sinodales, las cartas de

de

los

los

Prelados y los sermonarios llegados hasta nosotros

acreditan de incesante y de titánico

Romana

Iglesia

al

forcejeo de la

para mantener o restablecer en su prís-

tina pureza la doctrina

de Jesucristo y patentizan también irreparable su fracaso durante toda la Edad Media,

no en su lucha contra

más o menos

raíz,

multáneo de raer también en cristianos la

Inventada

cochambre de imprenta;

la

(extirpada siempre de

la herejía

pronto), pero

la

las



en

el

empeño

almas de

más difundida

actividad las cohortes militantes de las

robustecido

el

instituciones políticas;

versos

países,

los

instaurada

xvi

la

la

cul-

en plena

Ordenes

Poder público por

siglos

si-

fieles

superstición.

algo

tura entre evangelizadores y evangelizados;

giosas;

los

las

reli-

nuevas

Inquisición en di-

y xvii depararon gran

avance eliminador de creencias y sobre todo de prácticas

danza sos

supersticiosas, la

no en

gicas

cooperando no poco a esta mu-

publicación de Manuales catequísticos, impreinfolios ni

anteriores,

en

latín,

como

las

Sumas

teoló-

sino en lengua vulgar y estílo llano,

22

SUPERSTICIONES que

les

A

muy

hacían

del

partir

manejables y comprensibles para

más que medianas

gentes de no

siglo

...

letras.

desmantelada

xviii,

la

supersti-

ritual

muchos de sus reductos desde el frente de la fe, comenzó a ser combatida además

de

opuesto por

ción en

el

el

no respetó tampoco

espi-

des-

racionalismo materialista, el cual los

baluartes

de

la

ortodoxia e

impuso a sus prisioneros un agnosticismo negador o desdeñoso de

lo

absoluto y exclusivamente atento a lo

Para

fenoménico-

pensaban

cuantos

o

piensan

así,

cualquier creencia religiosa, por el solo hecho de admitir la existencia de lo sobrenatural, es ya superstición

desdeñable.

Nótese, de pasada, que no es infrecuente observar

en

emancipados

espíritus

supersticiones

muy

por

el

semejantes a

libre

pensamiento

las advertidas,

en varones paganos de ayer, sino en beatas

no ya

cristianas

de hoy. Se aferran unos, con intransigencia dogmática, a hipótesis científicas

probadas que

las

tesis

harto

más deleznables y peor

teológicas;

extreman otros

intolerancia con la opinión ajena todavía

inquisidores

cos;

más que

la

los

de antaño, a quienes tachan de fanáti-

abominan

estotros

de

reliquias,

crucifijos,

imá-

genes de santos, rosarios y escapularios, pero cuidan

de

llevar sobre



algún amuleto; y

al

par que menos-

precian en los demás las prácticas piadosas, se abstienen ellos sentarse

a

de emprender en martes la

viaje

ninguno,

mesa con doce comensales más,

23

dejar

DUQUE DE MAURA sombrero sobre

el

la

cama o pasar debajo de una

es-

de mano; y ni aun excusan en trances apura-

calera

dos consultar o pedir consejo a los espíritus, a adivinadoras de cartel o simplemente

al

las

azar de cual-

quiera suerte echada ex profeso.

Pero

que

innegable

es

ese

criticismo

irreverente

y aun herético ha contribuido también a depurar ortodoxia cristiana; no, claro es, en sus

la

dogmas fun-

damentales, perennes e inconmovibles, sino en lo relativo

bables

opiniones tenidas hasta hace poco por pro-

a

y

aun

probabih'simas

de

doctores

entre

la

Iglesia.

Los

siglos XVI

y xvii constituyen, por consiguiente,

época de transición durante

la

buena parte

la

enquistadas

en Europa desde

aunque no todavía de

muy

los

la

métodos experimentales en

las

rios

me

Verá

el

se

redimió en

lector

en

las

tiempos

paganos,

crasos errores, desvaneci-

dos ulteriormente merced a

tíficas.

cual

Cristiandad de groseras supersticiones

generalización de los investigaciones

cien-

páginas que siguen, va-

ejemplos demostrativos de esta aseveración, pero anticipo a aducir uno, curioso y concluyente.

El maestro Pedro Ciruelo, natural de Daroca, ca-

nónigo teólogo de

la

Santa Iglesia de Salamanca, pu-

blicó, a principios del siglo xvi,

un

libro notabilísimo

y reeditadísimo, invocado como autoridad por tadistas posteriores nacionales

es

:

y

extranjeros,

Reprobación de supersticiones y hechicerías.

i4

los tra-

cuyo

título

RST ICI ON E S

S UP E

Se condena

en nuestro

según

país,

nublado en

costumbre

cierta

allí

.

.

.

muy

generalizada

que, apenas aparecía algún

la

horizonte de término rural o aledaño

el

de gran población,

cura párroco de

el

localidad,

la

de sobrepelliz y estola y bien provisto de agua bendita, debía subir a la torre de la iglesia o

revestido

salir

para exorcizar a los demonios, cabal-

atrio,

al

gadores sobre



«Advierto

estrago.

nigo

—que

bre su

apenas en uno vienen diablos;

tierra,

se

do remedios

u

aquéllos rosímil

ello,

comenzar emplean-

y no recurrir al hecuando la ineficacia de

también naturales,

otros

sino

síntomas

intervención

la

He

malo.

de

vista

exorcismo,

del

porque

engendran de causas naturales».

Recomienda, en

roico

sesudamente nuestro canó-

dice

de cien mil nublados que vean venir so-

demás

los

nube y apercibidos a causar temible

la

aquí el

indiciarlos,

circunstancial

modus operandi: «Que

acrediten

ve-

Enemigo

del

hagan

se

los

mayores estruendos y movimientos que se pudiere en conviene a saber, que hagan tañer en torno

aire;

el

y a soga

de el

las

las

mayores campanas que hay en

iglesias

aire y, junto

tiros

zar

de o

y

con

artillería

fortaleza

esto,

que de

las torres

que más recio sonido hagan en

las

la

se

hagan

soltar los

más

pudieran armar en

el

recios

Alcá-

ciudad y los tiren contra

la

mala nube». Transcurre más de un siglo; migio Noydens, de

la

el

padre Benito Re-

Sagrada Religión de Clérigos

25

DUQUE DE MAURA Regulares Menores, escribe su famosísima Práctica de Exorcistas y Ministros de la Iglesia, y tratando de ese

mismo punto, el

granizo

Iglesia

del

«Para

dice:

ordena

pedrisco,

y

conjurar

un exorcismo que

nublados,

los

Madre

nuestra

hallará

el

exorcista

la

fin

al

romano, que puede bastar para pedir

Breviario

Dios se sirva de templar su enojo y para que no nos castigue por medio de alguna tempestad como

a

instrumento de su divina

que ofenden cada

justicia,

y demasías. Por haber visto que engañan en entender que el Demonio en-

día nuestras culpas

muchos gendra

se el

nublado y que viene en aquellas nubes caula tempestad de truenos y relámpagos, es

sando toda

menester que entiendan todos que proceden de causas

en

naturales, los

rantes

que,

al

la

torre

ben en

Demonio y sus les

como largamente

Meteoros.

Y

así

levantarse

o

lo

lugar

una tempestad, luego sueminente para conjurar

al

echarle de sobre la ciudad o lugar y de

términos;

pues es cosa constante que

buenos o malos no son causa

pestad,

enseña Aristóteles

no hacen bien muchos igno-

porque no tienen potestad sobre engendrar o

naturales

para

mentar o

alterarlos:

los

corromperlos,

solamente

los

los

de

eficiente

ánge-

la

tem-

cuerpos

para

au-

pueden mover de

un lugar a

otro aplicando activa passius; y esto no permite Dios sino raras veces, porgue quiere que las criaturas

hagan sus movimientos comúnmente y por

regla ordinaria:».

26

SUPERSTICIONES... La

muy

con

siempre

Nuestro autor ofrece, entre

«En a

este

otros,

ex-

se

circunstancias.

insólitas

caso

típico:

de agosto del año 1642, día de San Roque,

16

cuatro de

las

Demonio,

excepcional del

intervención

terioriza

contomo de dra de

la

tarde, se

formó un nublado en

el

ciudad de Burgos, y cargó tanta pie-

la

granizo,

que destruyó

panes,

los

las

viñas,

y muchos ediñcios. Vino a Palenzuela, lugar Almirante, donde estaban corriendo toros, y la

árboles del

tempestad volcó

los

pero, en moverlos

carros sin hacer lesión a nadie;

y dar con

contra los edifi-

ellos

parecía que todo el infierno hacía alarde de su

cios,

furia,

pues volcó cuatro carros y puso uno encima de una rueda que andaba a vista

otro y encima de todos

de todos tan apriesa como en rodezno de molino. Estaban en ses,

y

muchos carros cargados de miemás de treinta de ellos, que hasta

eras

las

llevó el aire

ahora no ha aparecido ninguno, ni

mies».

la

«Estaba conjurando un clérigo y estaban con

él

dos

vecinos arrimados al palacio del Almirante, teniéndole asido,

porque no

ron una voz en go, porque él.

Soltáronle

tierra al

si

le

el aire

maltratase la tempestad, y oye-

que

Dejen ese

les decía:

de

aterrorizados

las

voces, cayeron en

maltratados y heridos, y vieron

clérigo

cieron

y dieron con

torta;

cléri-

no, habrán de perecer juntamente con

de

él

contra

manera

mente.»

27

que

el

cómo cogieron

edificio

murió

y

le

hi-

instantánea-

DUQUE DE MAURA Confieso, con absoluta sinceridad, que ni lo ocurri-

do con

carros de la era, ni la rueda

los

que giraba

como en rodezno de molino, me parecen para evidenciar

bastantes

mas no

así

voz en

la

modo

de algún

La norma que

no hecho

y

lo

empírico.

torta.

Iglesia

lo

supersticioso

como

exacta e infalible tífico

constase

si

Católica para distin-

la

fijó

ortodoxo de

lo

sobre todo

haberla escuchado, al par que los vi-

vos, el clérigo todavía

guir

aire,

el

indicios

intervención demoníaca;

la

la

Los

que

era

es

y hoy

diversifica

tan

lo cien-

no

circunstanciales

errores

procedían ni proceden de ser falsas esas normas, sino

de interpretaciones concretas mal deducidas. Ciencia dice cierto

de

las

el

Diccionario que es:

perstición, decían los teólogos

que constituía: sas

Conocimiento

cosas por sus principios y

de

los siglos

cualesquiera

Atribuir

causas.

Su-

xvi y xvii,

efectos

a cau-

que no pudiesen producirlos.

Desde que

bachilleres

los

XIX cursábamos

siglo

estudios

de

las

postrimerías del

segunda

de

enseñan-

aun muchos de

la

Física,

Química y sido han objeto de remu-

dadora revisión

científica,

prueba palmaria de que,

za,

los

principios

fundamentales

en época tan próxima a nuestros plinas sas,

no

se

de

la

días, esas

dos disci-

conocían aún, por sus principios y cau-

con certeza bastante. Es posible que perdure

incertidumbre,

porque nadie

28

ni

nada

nos

la

garantiza

S

que

UPE

susodicha

la

RSTICI ON E S

revisión,

...

operada a comienzos del

siglo XX, sea la definitiva.

También

los

teólogos

del

xvii

se

equivocaron

ai-

gima vez atribuyendo todavía determinados efectos

hemos descubierto o después, no pueden producirlos.

a causas que, según

cubrir

Mientras tanto,

do de saber y

el

la

incultura,

el

prurito

creído des-

inmodera-

afán desmedido de imponer

la

pro-

pia voluntad seguían fomentando, respectivamente,

superstición

popular,

zón por

cual

la

la

erudita

y

examinaré, uno

aspectos.

29

la

tras

h

demoníaca, raotro,

los

tres

SUPERSTICIÓN POPULAR La que merece raíces

en

ficado

el

este calificativo

hubo de hundir

remota paganía. Porque

la

miedo a

vida

la

gentes

entre

alemanas inclusive, en cuyos países era

más hosca y

una y

también en

la

comprobaron XVI y XVII

que

Naturaleza

la

el

arrastre

gaya, fértil y civil existentes

los

que

ins-

se espera-

explica

cómo

Europa romanizada,

moraHstas

mismos

aquellos

lo

milenario

co-

las

pudiendo temer a cada

mucho más de

otra

únicamente

se,

sus

justi-

Norte,

del

Humanidad más ruda que en

la

marcas mediterráneas, tante de

estuvo

si

de

los

supersticiosos

siglos

terrores

atribuyen en sus

textos

campesinos del Lacio, contemporáneos

suyos.

los

los

literatos

Rasgo

clásicos

característico

de

los

inmortales

a

mitológicos

había sido su uniforme picajosidad y el rencor impaciente e implacable con que vengaba cada cual de ellos

en

las criaturas

ramentos petuosos,

falsos,

humanas, ofensas

perjurios,

tacañerías

en

los

31

blasfemias, sacrificios,

tales

como

dichos veleidosas

ju-

irres-

pre-

DUQUE DE MAURA ferencias

por otro dios o se-

de algún devoto suyo

midiós rival;

desdenes,

o

desobediencias,

desacatos,

con malicia o indeliberados por inadver-

deliberados tencia.

La conspicua

posición jerárquica, la riqueza, el po-

derío en cualquiera de sus formas, prestaron acaso a

quien la

los

disfrutaba

cólera divina,

clemente

con

aplomo

desafiar

Eneida)

de debelar a los

gustase

siunisos,

los

para

lo versificó la

suficiente

aunque (como

soberbios.

Pero

el

desheredado de

acechando

perpetua

ja

ternos

permitiesen

la

fortuna vivió en congo-

medroso cuantos inminente

colegir

signos

ex-

fruncimiento

el

de algún entrecejo divino, y observando con escrupulosa y

meticulosidad

nefastos

para

la

iniciar,

rotación

de o

concluir

días

los

fastos

suspender faenas

importantes o quehaceres nimiosPareció

lógico

que una vez proscrita del Empí-

reo (por decreto de los Césares)

la estirpe

de Satur-

no, desposeído Júpiter de armas fulmíneas y reduci-

dos

también a impotencia

pirase

tranquilo

el

cristiano

los

dioses

bajo

la

menores, res-

férula

del

Dios

único y verdadero que, por redimir a los míseros hu-

manos, tomó carne mortal sufriendo pasión en Jerusalén y muerte en

el

Gólgota.

Pero no ocurrió la

así;

porque,

como tengo

dicho,

conciencia de esa redención alcanzó tan sólo a

exigua minoría instruida en los dogmas de

32

la

la

nueva

SUPERSTICIONES... mientras

fe,

muchedumbre ignorante y

la

conservaba íntegro

el

bres primigenias y lo

oralmente de gene-

transmitía

generacón, salvo que, para efectos de te-

ración en

mor, no reemplazaba, como para a

los

gregaria

acervo de creencias y costum-

dioses

vengativos con

los

de adoración,

Dios misericordioso,

el

sino con las potencias infernales.

El Ángel soberbio y envidioso expulsado del Gelo

y

las

legiones de espíritus malos

continúan su

rabia

obedeciéndole,

que

saciaban

impotente contra

Creador.

el

siguieron y

le

en

criaturas

las

y

sible al

Demonio adueñarse de alma ninguna

frailes

de continuo por

repetían,

siglo

la gracia del

no afectaba sino a

la

tras

que

Cierto

clérigos

siglo,

ser

impoasistida

Omnipotente. Pero

salvación eterna;

ello

porque nadie

ponía en duda que hombres y mujeres habían de vivir

perennemente expuestos a mil asechanzas diabó-

licas,

cotidianamente comprobables;

se contra ellas

y para precavery conjurar sus maleficios, se había de

recurrir a ardides precautelares o remedios de conoci-

da

eficacia,

que, apenas alcanzada la edad de la razón,

aprendían los hijos de los padres o escuchaban contritos

en noches de ábrego o de tempestad, cabe

lumbre hogareña, a ción de los ta,

la

nación donde, por mayor robustez

o fortaleza del ánimo, se advirtieron sas

la

temblona voz y sibilante dicdesdentados abuelos. España fué, sin dispula

y generales

las

de

supersticiones heredadas.

33

la

fe

menos numero-

DUQUE DE MAURA Cuantos conocen

la

saben bien hasta

actual,

Italia

qué extremo son todavía hoy perceptibles aUí

ma-

(a

yor abundamiento hubieron de serlo hace doscientos o

de

atavismos

años)

trescientos

muy

índole

esa

Era de Augusto.

anteriores, por su origen, a la

La Francia de Luis XIV fué el país más rico de Ni aun con proporción aproximada abun-

su tiempo.

daron tanto en ningún otro, oro y

sos estuvimos

no precisamente

si

siempre nosotros mejor abastados),

mantenimientos,

de

artículos

los

uso

demás productos manufacturados, para

facihdades

mica a todas

las

clases

de

los

los

y vestido,

los

medios y

las

elementos, en

fin,

los

relativa

holgura

econó-

sociedad, inclusas

la

las

escaseando también más que dondequiera

populares; las

el

transporte,

de proporcionar

susceptibles

el

(porque de entrambos metales precio-

plata

la

hambres esporádicas, provocadas por

reiteración

de malas cosechas, excesos tributarios, guerras y pestes. Pues bien, un Hbro de autoridad universal, el Traite des Superstitions, de Thiers, escrito por entonces,

hace patente que

más

tibia

el

campesino francés de

mucho más que

ca infringía

el

la

épo-

español (no sólo por

piedad, sino también por mayor miedo a

vida y apego a los goces terrenos)

los

la

cánones des-

entrañadores de los dos primeros mandamientos del

Decálogo. Fatigaría íntegra,

a

enfadosamente lo

largo

al

lector

la

transcripción

de docenas de páginas, de cuan-

34

S U P E supersticiosas

tas

de

a

ajustar

en

la

ON E S

í

rurales

justicia,

y

conde-

ni

ocasión

registra

agrícola

de

trivial

...

que no

la vida,

normas o acompañar de

estrambóticos, reveladores fianza

C

hay operación

solemne, o, siquiera, acto hubiera

I

prácticas

No

na ese autor.

RSf

todos ellos de escasa concaridad

la

se

ritos

y aun

la

sensatez

divinas.

como de costumbre, unos pocos ejemplos

Escogeré,

El viernes era día nefasto, durante

típicos.

nada

punto de que quien

al

uñas o

pelo

el

Casarse

jos.

el

cual casi

podía emprender ni ultimar con buen éxito,

se

mayo y

lo

aprovechase para cortar

criaría indefectiblemente

en miércoles o durante

agosto

constituía

gran

las

sarna o pio-

meses de

los

temeridad,

presagia-

dora de infortunios conyugales. Las personas piadosas deberían holgar,

grado

al

Señor,

los sábados,

los-

además del domingo, día consahonra de Jesucristo, y Virgen Nuestra Señora.

jueves, para

en obsequio a

la

Se recomendaba, en cambio, quebrantar en Jueves Santo

un

el

gallo,

precepto de abstinencia de carne, comiendo

rememorador del de

la

Pasión.

El santoral se enlazaba estrechamente con los cul-

y trabajos del campo,

tivos los

el

cuido pecuario y aun

cotidianos quehaceres domésticos.

tas cogidas

mayo

;

Hierbas y fru-

por San Felipe y Santiago,

por San Juan,

el

el

primero de

24 de junio, o por Navidad,

el

25 de diciembre, alcanzaban luego virtudes portentosas,

como

los injertos

practicados en

35

la

festividad de

DUQUE DE MAURA Anunciación,

la

dos

donde hubiere moza

casa

soltera,

no

debe-

se

lumbre del hogar, por-

rían retirar los tizones de la

que

los caballos herra-

de San Esteban.

el día

En

25 de marzo, o

el

se ahuyentarían novios a la doncella.

La embara-

zada que se descuidase dejando demasiado tiempo cacharro de

mal

dría

la

lejía

un

revestirse a

sobre

trípode calefactor, ten-

el

Si cometiese la imprudencia

parto.

el

sacerdote, contemplando

de ver

cómo

ce-

se

ñía el cíngulo al alba, nacería su criatura con el cor-

dón umbihcal enroscado xiada.

cinturón de

el

a la jo;

cuello

al

Lo más recomendable la

campana de porque

Con

asfi-

preñada en meses mayores, ceñirlo

la iglesia

así pariría

éstas

y perecería

era llevar a la parroquia

y dar

tres golpes

con

el

bada-

expeditamente.

y otras innumerables fórmulas preserva-

doras de males, dictadas por el miedo, alternaban granjeadoras

de bienes materiales, inspiradas por

codicia. El labrador deseoso

caro posible, no tenía los

las

nombres de

los

sino

de vender su señalar

trigo lo

la

más

doce granos con

meses del año, colocarlos en pala

algo cahente la noche de Navidad, y observar cuáles saltaban

más y

a

qué

altura

proporcionada;

porque

a ese índice se ajustarían las cotizaciones mensuales respectivas en los mercados próximos.

En España,

la

superstición popular, incluso

la

lu-

gareña, se entretejió rara vez con la vida diaria del

agro o de

la

casa,

porque no tuvo caracteres de

36

tra-

SUPERSTICIONES... dición

de psicología individual, adve-

sino

colectiva,

rando con una demostración más

cuando

historiadores

atribuyen

la tesis

a

de nuestros

cristianización

la

de nuestra Pem'nsula hondura y sinceridad

que no

alcanzó en las demás provincias del Imperio romano, ni

aun en

la

propia

Tenemos de

Un

Italia.

asimismo, testimonio irrefutable.

ello,

sacerdote aragonés, nacido en Aranda de

yo, luego de

parroquiales

rios

durante

reposada canonjía en

recles a escribir tición

ladina, la

un

dieciocho

y consagró

libro titulado

que vio

años,

obtuvo

santa iglesia de Jesús Naza-

la

reno de Montearagón;

obra

Monca-

desempeñar en diversas aldeas ministe-

la

luz en

ocios

los

de sus

Tribunal de supers1631.

Recopila esa

ya mentada de Ciruelo, extractando de

cuanto, al cabo de

un

siglo,

ella

conservaba todavía valor

de actualidad y añadiendo de propia minerva casos y noticias ulteriores.

Las únicas supersticiones rurales de bulto que denuncian

en

esas

nuestro país durante se

páginas la

como

generalizadas

primera mitad del

reducen a estas dos: excesiva

fe

en

los

siglo

se

en xvii

curanderos

empíricos y temor, excesivo también, a las fechorías personales del Demonio, gios

No

se rastrean apenas vesti-

de atávicas supersticiones paganas, ni esas dos

señaladas se pueden considerar tampoco privativas de la

época,

porque pervivieron incólumes hasta

37

muy

DUQUE DE MAURA entrado

y en alguna pequeña propor-

xviii,

siglo

el

ción colean todavía.

Comenzaré por tratar



dice

credulidad médica.

la

nombre de nuestro

el

«Hemos de

Gaspar Navarro, que

doctor

el

canónigo



contra

los

éste

es

ensal-

madores y ensalmos, que algunos vanos hombres y las llagas o heridas, apos-

mujeres hacen para sanar

temas y enfermedades». Niega, a seguida,

que atribuye

el

haber

mago y

sido

bienaventurado

al

el

meollo del asunto, prosi-

«Dios tiene contados por su mano

uno

vulgar,

trapisondista.

de vuestro cuerpo y ni

San Anselmo,

Anselmo

otro

inventor

su

Entrando después en gue:

versión

origen etimológico del vocablo a los

salmos litúrgicos o

por

la

solo será quitado sin

Decía uno de

huesos

Padres antiguos a su discípulo, que

los

estaba enfermo:

los

de vuestra cabeza y orden ni voluntad suya.

los cabellos

Hijo, no

te

entristezcas

con

fermedad; antes da muchas gracias a Dios por

porque y

si

si

eres

mos de

en-

la

ella,

eres hierro con el juego perderás el orín,

oro con

el

juego quedarás acrisolado. He-

acudir a Dios en las enfermedades y no atri-

buir toda

la

y medicinas,

causa de sanar o no sanar a los médicos

porque Dios unas veces quiere darnos

salud con esas medicinas y otras no».

Antepone, pues, todas

las

demás

el

doctor Navarro

diligencias,

pero

mente después, como segunda,

38

la

la

coloca

oración

a

inmediata-

de aplicar medici-

SUPER'STICIONES

que también vienen de Dios, porque con

ñas, «el

...

médico mitigará

haga

diversos

dolor,

mandando

medicamentos, pociones y

confecciones, das, son

el

ungüentos,

bebidas,

de provecho y remedian

al

emplastos,

cuales,

las

ellas

apoticario

al

enfermo.

aplica-

No

ha-

gan como mucha gente necia, que en estando enfermos

no quieren médicos ni medicinas, y animales con

mucho

así

mueren como

cargo de sus conciencias».

Se desprende, no obstante, de ese mismo

número de

el

texto,

que

supersticiosos abominadores de la ciencia

médica era tan escaso como

el

de quienes soportaban

cristianamente su dolencia absteniéndose de buscar re-

medios fuera del curso natural, sobre todo

si,

por

la

índole de su profesión o el lugar de su residencia, tro-

pezaban con dificultades para recurrir diligentemente a la sabiduría

Lo

de

los facultativos

diplomados.

acreditan dos anécdotas narradas por el canónigo

«No

aragonés. Dice la primera:

en silencio una cosa

muy

es razón se nos pase

platicada y usada entre sol-

dados, que curan heridas y llagas con solas palabras,

poniendo un poco de lienzo sobre

la

herida sin otra

y esta manera de curar es supersticiosa y diabólica, porque no va por curso de naturaleza». El autor refuerza su dictamen con la autoridad teolócosa alguna;

gica de

Martín del Río, transcribiendo

este pasaje

muy

capaz de infundir pavor aun a los milites legendaria-

mente impávidos de ras

que hacen

los

los

Tercios de Flandes:

«Las cu-

soldados tan repentinamente, tengo

39

;

DUQUE DE MAURA por cosa averiguada y sin género de duda que es por

Demonio y

tercera operación del

es

pecado

muy enorme

y grave. Y aunque los que hacen estas curas dicen que es por virtud de San Anselmo, es muy gran blasfemia y los que se han puesto en manos de semejantes ensalmadores,

permisión

es

Dios

de

aunque en

que,

aquella ocasión curen, padezcan después graves enfer-

medades, con

muy

y, finalmente,

haber tenido muerte desastrada y haber

hecho

muy mal

grandes y vehementísimos dolores

fin».

La segunda anécdota evoca un recuerdo personal comienza advirtiendel autor. «También el Demonio do





cura,

ponen

los

a instancia de algunas cosas que hacen y

ensalmadores

(las

cuales

no tienen virtud

como

alguna natural ni sobrenatural), porque,

tan sabio

médico y filósofo que es, conoce la naturaleza y propiedad de todas las plantas y hierbas, y de ellas saca

una quintaesencia y ca a la

él

mismo, invisiblemente,

las apli-

parte enferma. Por una cosa semejante que,

pasando yo por Loarre, hizo una persona, estando presentes

algunos

hombres fidedignos, tomé resolución

Y

de hacer este tratado. le

vino a uno

un

fué que, estando comiendo,

de sangre por

flujo

las narices

y con

unas cruces que hizo un hombre en

la

cabeza y un

Adam,

le

cesó luego

soplo que dio y dijo la palabra sangre.

Y

pareciéndome a mí que debajo de aquellas

ceremonias obraba

dos

los

la

Demonio,

el

que estaban en

la

le dije,

mesa, no

40

delante de to-

lo usase

de

allí

ade-

SUPERSTICIONES lante.

Y

él

no

dijo

era virtuoso y

lo

.

.

.

que en su

dijo

usaban con mucha frecuencia hasta

lo

hombre

usaría más, porque el

buen cnstiano; y

los

tierra

niños de

ocho o diez años». Explica

lúcidamente

el

tratadista

cuan supersticio-

so es atribuir virtud intrínseca a las palabras la

tengan sacramental, según acontece con

tismo,

confesión,

eucaristía,

como no

las del

bau-

y vitupera otra su-

etc.,

perstición frecuente entonces, análoga a la de los en-

salmos, que se llamó de las nóminas, describiéndola

«Este vocablo es latino, y quiere decir en nuestro español nombres, porque algunos vanos

así:

lenguaje

hombres y mujeres llevan escritos y colgados al cuello o en su pecho unos papeles o pergaminos escritos con algunos nombres, de ellos buenos y de ellos malos; y no solamente nombres, mas algunas oraciones para sanar de tercianas, cuartanas y de otras

fermedades; todo Sin embargo,

lo cual es hechicería

la

superstición de atribuir virtud in-

trínseca a palabras habladas o rable,

porque sigue desafiando

ticismo y

aun a

la

muchas en-

y vanidad».

impiedad.

escritas

al

parece perdu-

escepticismo, al agnos-

Tuvo

su siglo de oro en

el

del régimen parlamentario, y la Gaceta oficial de ciertos países funciona todavía a

manera de nómina para

uso y provecho de algunos dictadores.

Tampoco falseamiento lica,

fué

excepcional

el

de

la

supersticioso

caso

español

en

el

propia religión cató-

que alguna vez nos fué imputado como genuina-

41

DUQUE DE MAURA mente vernáculo. Es exacto que todos nuestros moantiguos y moderaos, coinciden en anatema-

ralistas,

tizar

generalizadísima aquí, de que ora-

creencia,

la

actos

ciones,

limosnas y aun penosos sacri-

devotos,

carecen de valor ante Dios

ficios personales,

si

no

se

ejecutan en deter;ninados días, horas o circunstancias

o

alteran

se

si

o

palabras

las

preestablecidos.

ritos

¿Cuál de mis lectores maduros no recibió alguna vez por correo y en carta anónima, intimación para eslabonarse en cadena de oraciones, y captar, eslabonán-

nuevos

sucesivamente,

dolos

muy

con

severas

sanciones

devotos,

espirituales

conminándole o temporales

desoía o desdeñaba el piadoso requerimiento?

si

Pero, según Thiers, el saboyano San Francisco de

hubo de prohibir que

Sales los

enfermos recitando

alba,

y

el

o

divino

costumbre de

versículos

La

manteca.

no

se

de

a

el

para

desnaturalización

curar

antes

a

del

nombres de sanhacer

supersticiosa

cuajar

la

del culto

produjo únicamente en esas dos regio-

como

la

nuestra;

porque tam-

centro de Francia se estiló llevar al cuello

modo de amuleto

gelio o la

farfullar

salmos

nes de fe tan robusta bién en

pretendiese

Obispo bretón de Saint Malo declaró su-

persticiosa la tos

se

Padrenuestros

tres

la

transcripción de algún Evan-

medida exacta de

Cristo, y se usó el

temente de pilas

la

abertura del costado de

agua bendita (tomándola preferenbautismales)

42

para

bebida de

per-

SUPERSTICIONES sonas

o

bestias

enfermas y para

...

regar

huertas,

las

atribuyéndola virtudes curativas o fertilizadoras.

Advierte

el

doctor Navarro

que usando indebida-

mente de palabras y cosas santas Creador que con las otras, porque vale el

Demonio para

mina con

esta observación

la

se

sagaz:

«Vemos que

Así, pues,

menos

ciertas

ter-

algu-

Padrenuestro o

el

razón que yo imagino es por

miento de nuestra santa

guno

al

que

pero nunca vemos que digan

Avemaria;

do; y

ofende más

adorado como Dios; y

ser

nos hechiceros y hechiceras dicen el

se

es arte de

el

Cre-

aborreci-

el

fe catóhca».

arraigadas aquí que en país nin-

supersticiones

dondequiera otras, que

generales

leyenda

la

y

advertidas

antiespañola

de-

nunció como privativas nuestras, constituímos excepción

sensata

genuinamente curanderismo:

De

en Europa, nacional, la

de

los

salvo

en una

relacionada

singularidad

también

con

el

saludadores o santiguadores.

origen popular, trascendió a todas las clases so-

ciales sin excluir la Realeza.

43

SALUDADORES hubo

Parece ser que durante los siglos xvi y xvii

que nacieron con don de videncia,

mortales

felices

virtud para curar enfermedades

irununidad

rabia),

contra

la

(muy en

acción

especial

abrasadora

la

del

fuego y aptitudes innatas de prestidigitador o transformista,

como diríamos con

léxico actual.

Pertenecieron por derecho propio a ese elenco privilegiado los séptimos hijos de cualquier matrimonio

que hubiese tenido bién,

los

seis

Este automatismo de table

feamdidad

anteriores,

varones tam-

de hembra ninguna.

sin interpolación

la

paterna

gracia vinculado a tan no-

y materna debió

de

ser

incuria

con

anticipada reparación providencial de

la

que

desatendían

los

Poderes

crecimiento

púbHcos

terrestres

el

demográfico

y la protección a familias numerosas, puesto que una vez instituidos por los Gobiernos premios a producir

esos

por ejemplo,

el

la

natahdad, se han dejado de

fenómenos

compensadores;

caso tristísimo de que,

45

y

no ya

se

da,

el sépti-

DUQUE DE mo, pero la

el

misma

A Ú

R A

octavo, noveno y hasta décimo varón de

hidrofobia y aun el ardor y

la

salvo

fiscales,

nazcan sin virtud ninguna

familiar,

serie

contra el incendio, rabia

M

exenciones

las

o

la

gratificaciones

reconocidas a sus padres. Ciruelo y Navarro (cuyas vidas distancia

coinciden en

reconocer

maravillosas

actuaciones

verídicas

la

un

siglo)

existencia

de esos hombres

y

no oculte ninguno de entrambos

nales, si bien

la

sima opinión que tienen formada respecto de Transcribo

desentraña mejor

tema:

el

«Porque

dicen que sanan con saliva de

con su

vista

y

tacto,

se

van

tras

saluden ciertas enfermedades o

ta

ellos

les

para que

les

preserven de caer

leal

en

referencia, reconoce

la

entusiasmo con que esos impostores son acogidos

dondequiera.

do

Saludadores

ellas».

El doctor aragonés, el

los

boca, con su aliento,

la

diciendo ciertas palabras, vemos

que muchas personas en

pé-

ellos.

como más moderno,

del último, quien,

la

las

excepcio-

—fingen

«Para ocultar

ser famihares

Quiteria y que estas

para sanar

la

la

falsedad

—sigue

dicien-

de Santa Catalina o de SanSantas

les

han dado virtud

rabia; y para hacerlo creer a la simple

gente, se

han hecho imprimir en alguna parte de su

cuerpo

receta de Santa Catalina o la señal de San-

la

ta

Quiteria, y así,

la

simple

saliva

y

con

esta

fingida

gente engañada tras

aliento,

no

sólo a los

46

santidad, traen a

y saludan con su enfermos, mas también sí

su P¡;,RST ICI ON E S y saludan

a los sanos;

pan y

el

.

.

.

mandan guardar

lo

por reliquia, con más devoción que el pan bendito

que

bendice los domingos en

se

iglesia;

lo cual es

pretendidos

milagros?

la

bellaquería y maldad.»

¿En qué Helo aquí

consistieron

esos

«Estos malditos

:

ces adivinan algunas cosas

Saludadores muchas ve-

secretas

de cosas ausentes

en otros lugares, y también de cosas pasadas y aun de cosas que han de suceder, ora sea porque el De-

monio

se

con

clara

él,

dice

las

to implícito les

que

las

a

los

que tienen pacto

y explícitamente, y a

mueve

la

los

explícito

que tienen pac-

imaginación y fantasía para

digan»,

toman hierro encen-

«Algunos de estos malditos dido en

mano y

la

tienen por

un

rato;

otros

se

manos en agua o aceite hirviendo; otros una barra de hierro ardiendo

lavan las

miden a

lo

pies descalzos

y andan sobre

otros entran

ella;

dido y fuerte, y hacen otros

en un horno encen-

muchos embaimientos

delante de las gentes para que les tengan por santos

y piensen que ellos tienen virtud espiritual para curar las enfermedades o para preservarles de ellas.» Pero

de

la

así

como en

el

ensalmo curador instantáneo

hemorragia nasal de Loarre descubrió nuestro

canónigo

la

esta otra,

denunciándola con un razonamiento que en-

hilaza

diabóHca,

penetra

ahora

también

traña férrea contextura escolástica.

«Es

cosa

averiguada

—arguye—que 47

los

demás

DUQUE DE M AP R A hombres no curan con que

el

saliva,

la

aliento, ni

no tienen virtud

tacto y el aliento

tacto;

y

natural, lo

cual se prueba con razón clara y evidente, y es ésta:

que toda cosa que obra por virtud natural ha menestiempo y lugar para hacer su efecto y no obra

ter

instantáneamente,

una persona

como dicen

que luego que

éstos,

está saludada, sana del todo.

Y

la

medi-

ima complexión no hace pro-

cina que cura a unos de

vecho a otros de contraria complexión; y estos saludadores curan con una versas

enfermedades.

mesma

Luego,

cosa a todos y a diestos

si

vanos hombres

curan, es por fuerza que sobrepuja a lo natural; ésta

y

no viene por milagro, luego viene por fuerza del

Demonio.:» El ceñudo morahsta

gumentos

silogísticos.

co;nplejas)

se

percata,

se

que prodigios obvios no

embargo, de

sin

con sólo

se neutralizan

Muchas

gentes

preguntarían de cierto:

(simples

ar-

o

¿Por qué esa

fuerza que sobrepuja a lo natural ha de provenir del

Demonio y no de Dios, siendo hechicera y no grosa?

A

semejanza

prestidigitadoras, la

avisado

admiración bobalicona

a sus vecinos el

del

espectador

mila-

habilidades

y escéptico, a quien irrita del púbhco, que descubre

más próximos

seudonigromante,

de

los

también

trucos utilizados por

don

Gaspar

Navarro

explica a cuantos le leen las supercherías de los Sa-

ludadores, recurriendo, con habihdad sofística, a convertir

en supuesto

la dificultad.

48

SUPERSTICIONES «Los secretos de

hombres

los

...

—afirma—no

se pue-

saber por arte o ciencia de filosofía, ni los Salu-

den

dadores son profetas que hablen por inspiración diSigúese que hablan por inspiración del espíri-

vina.

tu

y cuando dicen que conocen quiénes son

malo;

brujos y brujas, to,

les

porque

es

mueve

el

como en algunas ocasiones se ha visDemonio les habla interiormente y

la fantasía

«Para tomar

el

para que lo digan.»

hierro

encendido en

en algún horno de fuego ardiendo, ludadores)

manos o

las

en aceite hirviendo, o entrar

pies o lavarse en agua o

se

ayudan

(los Sa-

de unos zumos y hierbas, o de algunos

muy fríos que el Demonio les ha enseñado. mismo Demonio, como tan gran filósofo que

ungüentos

O

el

conoce todas

las

cosas naturales (ya que

no

tiene po-

der para que el fuego aplicado directamente

no queme, porque esto templa con

el

fuego, para que no

y

así

a

queme con

los

tales

sujeto

al

puede hacer Dios),

lo

con cosas naturales que

aire o

al

vemos que

sólo

no

él

les

daña

fuego.

el

Aclaremos esto con un ejemplo de naturaleza. Es to,

y

la

experiencia

lo

enseña,

sabe,

fuerza ni violencia

que

la

piedra

cier-

imán

tiene virtud natural para atraer al hierro; pero, tome uno una piedra diamante y póngala a él; lo impide de tal manera que no atrae el hierro a sí. De la misma 'manera el Demonio, como tan perito en la propiedad-

de

las

cuales

cosas naturales, aplica al fuego

de

tal

manera

lo

temple,

49

con

las

que no queme

ni

cosas

DUQUE DE MAURA untando con zumos

abrase, frío

y ligero, para que, con

ple el fuego;

gran

como

humo que

y hacer

aire,

y

y velocidad, tem-

su frior

acá acostumbramos cuando hay

así

apartamos

humo

el

de nosotros.»

magistral debió de

insuficiencia

teólogo, sugiriéndole la probabihdad de

al

un

pos daña los ojos, tomar un ventallo

Algún remusgo de quedar

o trayendo un aire

fríos

haber persuadido plenamente a sus lectores de tundencia de su

tesis,

aun

ilustrada

la

no

con-

con argumentos

tan luminosos, puesto que se creyó obligado a aducir

dos más, sin parar mientes en proca que entrañaban y en

la

contradicción recí-

la

que oponían

a los ante-

riores.

«Es mucho de advertir

—prosigue

cuando estos Saludadores entran en do no

se

introdujo

por

los

lleros les

se

asaban. Otro

como un

le



el

fuego hasta que

una ocasión

¿Por qué este

mismo? ¿Por qué llamó

el

Demonio, que

era el

50

que

tal

no

se

cirujanos para que

curasen? Es evidente que en esta ocasión

paró

ha

arco la espada, poniendo la punta en

traspasó de parte a parte.

saludó a

se

Saludador acostumbraba

su pecho y la guarnición en la pared; y en le

como

quien algunos caba-

han hecho detenerse en

bramaban y a poner

ellos, a

mu-

medicamentos

fríos que se untaron) luego se abrasarían,

probado muchas veces en

si

que (expulsó aquel

se detuviesen, es cierto

grande que

—que

horno ardien-

detienen mucho, sino poco, porque

se

cho tiempo frío

razonando el

le

desam-

tenía la espada, secre-

SUPERSTICIONES La

ta e invisiblemente.

mi

causa, a

.

.

.

fué por ha-

juicio,

berse puesto a hacer esto en los claustros de San Francisco,

de

la

religiosos,

ciudad de Huesca, delante de altares y de

queriendo

hechicero con su

la

Majestad de Dios castigar

misma

hechicería.

aventurado fué tan atrevido que vino a superstición y obra diabóHca,

como

él

ella a ejecutar

propio lo confesó

después de herido, que preguntándole

— «Pues, hermano, ¿cómo ha — «¡Oh, Padre mío!, que yo

al

El bellacón mal-

un

sido esto?

me

reHgioso:

—respondió:

tengo

la

culpa;

porque todo esto que hago es obra diabólica.»

Ahora bien;

los

Maeserreparos (que jamás escasean)

podrían redargüir: desleal hasta

mal a quien

zumos y

pues,

si

con sus más le sirve, se

el

fieles

Demonio,

y

cansa alguna vez de manipular

ventallos para seguir protegiéndoles contra las

llamas del fuego, o de retener

ptmta de

la

de que no traspase su cuerpo,

fin

infidente

secuaces, porque paga

los

la

espada a

Saludadores que

reiteran frecuentemente maravillas y curaciones, prac-

ticando unas y otras incluso en lugares sagrados, no serán hechiceros diabóUcos, sino auténticos dilectos del

Señor. Saliendo al paso de esta objeción presunta, aduce Navarro el otro argumento:

«Quiero que

me

respondan

—exclama—

.

¿Para

te-

ner gracia de Saludador, o serlo, de qué sirve medir a

palmos una barra de hierro ardiendo? ¿De qué entrar en

un horno de fuego

qué

tomar una espada, poniendo

sirve

51

sin

haber necesidad? las

sirve

¿De

guarniciones

DUQUE DE MAURA en

pared y

la

la

punía en

propio pecho, doblándola

el

como un arco sin hacerse mal alguno?» La respuesta es fácil. Una de dos: o se

lucro

venal de sus fautores

damente sar al

aquellas impos-

enderezaban exclusivamente a vanagloria

turas

(como

Enemigo malo y menudearían

se utilizaban

con

insinúa

o

segui-

en ese caso no podrían intere-

teólogo), y

el

lo

los accidentes,

o

diabólico para captar admiracio-

fin

nes,

simpatías

y obediencias de espectadores incau-

tos;

y siendo

ello

desde su

acertaban

que

los

punto de

adláteres

sus

empleándolas,

vista

humana

y

harto

me-

dos sabios y virtuosos eclesiásticos;

su-

demostraban conocer jor

Demonio y

el

así,

la

psicología

perioridad de lo infernal sobre lo catedrahcio, al fin

y

cabo explicable.

al

La sirve

exhibición pública de cualquier rara habiHdad

y ha servido siempre para persuadir

de que, en

el

mismo o mayor grado que

técnica de la profesión

la

subir

re

y medrar. Plenamente

sacamuelas juegos de tes

se ejerce

merced a

se^vive, o la de la política,

callejeros

que

lo

atraen

manos y quienes

se

la

Saludadores bilidades

españoles

mágicas hizo

sin

creer

y de

la

que

clientes

así

los

haciendo

gradúan de gobernanbatallas.

duda ninguna, por

xvi y xvii

del

demás

cual se quie-

confirman

pronunciando discursos o ganando

El prestigio alcanzado,

a los

aún, se domina

a

sus

con

sus

los

ha-

contemporáneos

que poseían congénita virtud medicatriz para curar S

2

:

SUPERSTICIONES O

prevenir

la

se causa

ne

que

rabia;

de

hombres

porque

es

una

ponzoña que

infición o

y llega luego

y hace bascas de

rabia-

colérica

caliente,

emplean en

mordedura del perro rabioso, que

la

gre, la inficiona

es

se

bestias y ganados del

ponzoñosa, y luego que

la saliva

enfermeda-

principalmente

curar o preservar a los

mal de

otras

Navarro

a

Saludadores

«Estos

amén de

hidrofobia,

la

Oigamos

des.

...

corazón

al

Esta ponzoña de los perros

en

causa

y

ponzoña

la

tie-

ella llega a la san-

mucha

ellos

sed;

perro es animal colérico de su naturaleza

el

y con demasiada sed, enciéndese

la

cabeza en dema-

siado calor y sequedad, casi en tanto grado

porque

como

la

que andan con

de

las víboras,

los

ganados por montes y desiertos no hallan siempre

y

es

los perros

agua para beber y en

los días

cienden y rabian por

la

muerden

encendimiento los inficionan

El maestro rabia

que

de mucho calor

mucha a

sed,

y

o

pastores

los

se en-

con aquel

si

ganados,

y hacen rabiar.» Ciruelo

sobre

diserta

este

mal de

la

con desdeñosa displicencia, sorprendiéndose de el

vulgo necio atribuya

cia

mayor que a

les

efectos

Olvida

el

son

la

su toxicidad importan-

a

hierba de ballestero, cuyos morta-

mucho más

rápidos

arrobado filósofo que

tánico de ese vegetal,

no

el

se desplaza

transeúntes, y el perro hidrófobo,

Nuestro canónigo salmantino

53

e

indefectibles.

eléboro,

nombre bo-

mordiendo

a los

sí.

justifica

su impavidez

DUQUE DE MAURA enumerando hasta una existentes por lo

treintena de remedios naturales

común

al

alcance de todos. «El pri-

—comienza

mero

y

más

maten

al

perro rabioso que mordió

la

natural

diciendo al



que

es

hombre

y,

con

sangre, le unten la mordedura; y así le quitarán la

ponzoña. Si no pudieran haber

men a la

sangre del perro, to-

la

sus pelos y quémenlos y de aquellos polvos echen mordedura.»

Mas no se oculta al curandero, doctorado en Teoloque, muy frecuentemente, ni del perro ni del lobo

gía,

un pelo, y se aplica en con gran minuciosidad los de-

se conseguirá alcanzar siquiera

de

vista

ello a detallar

más remedios. Echa por delante

los

más

costosos, ac-

cesibles tan sólo a famihas

acomodadas: por ejemplo,

miel bebida caliente,

manteca comida luego en

la

la

presto, el queso recién hecho, el ave de corral (capón, gallina o pollo) recién muerta,

preciso sobre la herida; la

remudándola cuanto

asadura de carnero,

o buey, análogamente utihzada;

co o

el

mente.

lardo

la

sea

macho

manteca de puer-

de su tocino ingeridos crudos, bucal-

Hay además, según

él,

varias frutas, legumbres

o hierbas que tienen virmd medicatriz contra la pon-

zoña del perro, del alacrán las

venenosas,

infecciones

y servirse de

ellas

zumo en vino o

y,

en general, contra todas

siendo

facilísimo

mojadas en emplasto, disuelto su

vinagre, o extraído su aceite esencial

para beberlo en dosis adecuada, según nes que

allí

hallarlas

se recetan, caso

54

por caso.

las prescripcio-

Comprende

la

S U hojas,

lista

PE RSTICION ES

tallos,

puerros,

nueces, avellanas, cidra, col,

rábanos,

membrillo,

moral,

.

grama, simiente o jugo de

raíces,

ajos, cebollas, higos,

go,

.

.

habas,

ruda,

fresno,

enebro,

ciprés,

salvia,

tri-

laurel,

hierbabuena,

y hasta simple aceite de oliva. El transcurso de un siglo debió de desacreditar uno hinojo, poleo

perejil,

a

uno cada cual de

esos remedios naturales, que, en

verdad, de haber sido eficaces

(si

no todos,

habrían hecho imperdonable, por superfina,

rabia,

la

se

de copiar esas recetas terapéuticas

trascendental

yéndolas

con

no

interés

pudo

Dice

esto,

abstiene tan rurales,

ocultársele,

más

muchísimo

otras

también menos tranquihzadoras para familiares

pecami-

doctor Navarro, no obstante transcribir de

el

Ciruelo todo lo referente a sólo

la

Supongo

nosa intervención de los Saludadores.

porque

los más),

piadosas, el

cuyo

sustitu-

pero

mordido, sus

y cuantas personas le quisieran bien. «Pues esta enfermedad viene por causas

así:

naturales es cierto puede tener remedio por curso na-

de Medicina. Porque

tural

tan

presto

cristianos,

como

los

medicinas no sanan

estas

enfermos quieren,

juntamente con

las

los

buenos

medicinas, hacen

dili-

gencias con oraciones a Dios y a sus Santos, y en unas

enfermedades otras a otros,

se

encomiendan

a

unos

Santos

y en

según diversas gracias que Dios ha repar-

y ellos las han mostrado a los devotos encomiendan a ellos; así como San Sebastián,

tido a sus Santos

que en

se el

trabajo

de

la

pestilencia,

55

Santa Bárbara en

las

DUQUE DE MAURA tempestades de truenos y rayos y Santos y Santas.

En

así

de otros muchos

mal de rabia comúnmente

este

se

dice que tienen especial gracia Santa Catalina y Santa Quiteria, y en

encomendándose

a ellas

con misas,

sa-

ofrendas y limosnas, juntamente con oracio-

crificios,

muchas personas han sanado de su mal de

nes devotas,

rabia. Si los cristianos se quisiesen contentar

con

estas

dihgencias de medicinas y devociones a estas Santas,

no habría pecado alguno y Dios remediaría sus trabajos. contentos que por sanar

Mas hay muchos vanos y no más

presto buscan los hechiceros; y el

Demonio, acu-

diendo a sus vanos deseos, ha enseñndo a los hombres

muchas

ble esta de

supersticiones, y entre ellas es

anatemas y silogismos de

Sí;

probaron impotentes hasta an

los

siglo

morahstas

nota-

los estigmatizados

por

las

se

com-

después para me-

siquiera la confianza taumatúrgica

llar

muy

los Saludadores».

que inspiraban

Santas susodichas, o por los

deudos que hubiesen atendido a suphrlas durante

la

Se ha de reconocer en

la

del

infancia

predestinado.

tramposo ventajismo,

actuación

de estos

porque

virtud especial que se arrogaban

tía

la

cierto

tales

tanto en curar la hidrofobia

y tengo por evidente que tra la rabia hasta el fin

los

como en

no

consis-

prevenirla;

saludados inmunes con-

de sus días fueron mucho más

numerosos que aquellos en quienes resultó inoperante la

saludadora inmunización.

Para formar juicio cabal

habríamos menester de

56

es-

SUPERSTICIONES

...

muy

nacimiento de esta Ciencia fué

tadísticas; pero el

posterior a la extinción paulatina de los Santiguadores

Todavía hoy dista mucho de

privilegiados.

exac-

ser

puesto que sus columnas de números se revelan

ta,

asentadas con frecuencia deplorable,

mucho más que

sobre granitos o mármoles, en naipes superpuestos.

Queda constancia

histórica

de haber pervivido du-

rante todo el siglo XVII la robusta fe nacional en perstición

saludadora, a causa de

ceso narrado por

me

Al comenzar

que

un memorable

la

su-

él.

primavera del año 1696, se hizo pú-

Reina madre de Carlos

la

su-

otra obra, motivo por el cual

en ésta a brevísima recordación de

limitaré

blico

mí en

la

II,

Doña Mariana

de Austria, padecía un avanzadísimo zaratán, mogigatamente oculto desde varios meses nar

ella

atrás,

por repug-

de siempre exhibir ante nadie desnudez nin-

guna de su cuerpo. El Protomedicato español diagnosticó

unánime

rias

ese cáncer

como

incurable ya; y las va-

famihas Reales de Europa emparentadas con

la

nuestra pidieron dictamen sobre el caso a las eminencias facultativas

de sus respectivos países, movilizando

algimas de ellas hacia Madrid,

tiempo para rir la

llegar ni

aun

si

bien faltó a todas

a la Península

antes de

mo-

enferma.

Lo hubo, en de casa, a

la

cambio, holgado, para recurrir, dentro

prometedora actuación de un Saludador

manchego, séptimo

hijo

varón de sus padres, quien

57

DUQUE DE MAURA durante

nueve días consecutivos santiguó mañana y

tarde a la augusta paciente, signándola con

y repitiendo cada vez: «Yo

no

Dios

crucifijo te sane»,

y obtener que durante ese lapso queda-

sin exigir

ran en

te santiguo;

un

suspenso cualesquiera intromisiones

profesio-

nales de los médicos de cámara.

Ignoro hasta qué punto

(renombrado

Saludador

el fracaso

por

número de

costumbres y

el

extrañas a

especialidad

la

la clase

entera en el

que no

la

dañaría

la

de este conspicuo

de sus

ejemplaridad

sus anteriores curaciones

antihidrófoba) perjudicó a

ánimo de

más que

al

Sospecho

los españoles.

Protomedicato

la

sensata

confesión de su impotencia curativa.

¿Oscurantismo? ¡Bah! lectores para

en

ciertos toques

un

doctor

Muy

jóvenes han de ser mis

no recordar cómo hace bien pocos años, el

norteño,

nervio trigémino practicados por hicieron

creer

innumerables

a

beocios que se acababa de descubrir en nuestra Patria la

legendaria y mítica panacea universal.

El

Gobierno de entonces hizo venir a Madrid

al

jefe

del

famoso

taumaturgo, invitándole a tratar en su propia residencia oficial a varios

enfermos amigos suyos, de empin-

gorotada posición social o económica.

dudable que

si

Tengo por

in-

en aquellos días hubiese adolecido de

gravedad alguna persona Real,

la

presencia del vasco

cámara palatina habría sido tan indefectible y probablemente tan inútil como siglos antes la del man-

en

la

58

SUPERSTICIONES chego de marras junto

al

lecho de

...

Doña Mariana de

Austria.

Este Saludador de hogaño se esfumó sin dejar rastro, a semejanza de los

de antaño...; pero no

me

atrevo a

asegurar que haya sido el último, ni a predecir que vaya a serlo.

59

MIEDO AL DEMONIO Su origen miedo

a

la

y

sus formas externas le distinguen del

vida,

de

característico

supersticiones

las

enraizadas desde los tiempos paganos no sólo por la mitología grecorromana, sino también por la celta, ger-

mánica y escandinava. Leyendas y sagas presuponen poblado el mundo natural de seres incorpóreos e invisibles,

pero no inofensivos;

ellos

muestran con

se.

amor

el

físico,

los

por

otros,

porque

si

algunos de

humanos acogedores

el contrario, les

hasta

aborrecen y

persiguen con odio inextinguible.

Ni para bien

poético, ni para

mal

supersticioso,

partió esas creencias el pueblo español;

do escuchado nimca

la flauta

com-

y no habien-

de Pan, tampoco

se vio

invadido jamás por colectivo pánico dentro del propio terruño.

La

población rural ¿e

vidado ya a comienzos de

de ninfas y

sátiros,

la

la

Península había

Edad Media

la

ol-

existencia

centauros y silvanos, náyades y

tri-

tones, evocados de nuevo, siglos después, por los poetas

renacentistas.

No

sospechó

6i

siquiera

que

pulula-

DUQUE DE MAURA sen en

la

Europa septentrional druidas y

valquirias,

hadas y gnomos, elfos y silfos. En cambio, la interpretación vernácula cristiana

en

(salvo

importancia mayor cardinales

amor, y aun

Demonio y

al

normal

el

la

los

a

santo

se valió

el

Universo;

poco asequible

cía

novísimos que a

temor de Dios, por de

la

divina

pero

su

virtudes el

miedo

el

como sucedánea

atrición

culminaba

misma

sobre

señera

excelsitud

mientras que

el

Demo-

rastreramente servil con los poderosos de

rra, saciaba en los desvalidos su odio a

la

ha-

la

en ínfima

a las criaturas relegadas

posición social o económica; nio,

las

reemplazó con frecuencia

de la contrición.

La Omnipotencia todo

fe

la

exigua minoría docta) atribuyó

teologales;

o

de

tie-

la

especie hu-

mana, y no contento con apoderarse de sus almas siempre que podía, aspiraba a dominarlas en vida por terror,

el

nas e

multiplicando

intereses

y

las

amenazas contra perso-

castigándolas

cruel

cuando no

le

obedecían.

Ciruelo y Navarro comprobaron generalizada esta su-

en los campos, y se propusieron combatirla persuadiendo a sus lectores de cuan limiperstición, singularmente

tado es el poder del

Demonio

contra quienes están asis-

tidos por el de Dios, especificando los

ñeles

protección

para

cristianos

divina.

concienzudamente

obtener

Comenzaron la

psicología

62

qué medios valen expedita

por

y

estudiar

diabólica,

a

rápida

rasgo

ellos

ya

SUPERSTICIONES porque

benemérito,

...

prebendados

los

de

ulteriores

tiempos propendieron a prestar más atención

do que no a Así

salmantino

el

modo

tal

los otros

sus

como

que demuestran

observaciones críticas,

como sabe hoy

buenos mi eximio colega académico Eugenio

los

Desentrañan ambos, uno

d'Ors.

des

mun-

montearagonés afinan de

el

saber de los ángeles malos casi tanto

de

al

dos enemigos del alma.

evidencian

diabólicos;

su

tras

otxo,

falacia

ardi-

los

o inconsisten-

y permiten llegar a la conclusión tranquilizadora de que el Príncipe de las Tinieblas, émulo de Dios, cia

comporta en muchas

se

como un pobre

ocasiones

diablo.

paso

Seguiré,



Diablo

escribe

paso,

a

Ciruelo

entrambos

a



hace

se

«El

teólogos.

presente

a

veces

con estruendo incluso en casas de reHgiosos; da pes a puertas y ventanas;

gol-

mueve

cantos y piedras; quiebra ollas, platos y escudillas. Otras veces revuel-

ve todas

las

preseas y no deja cosa en su lugar. Otras

veces viene a la

y

les quita la

camientos les

cama donde duermen

ropa de encima y

deshonestos,

les

y de otras

personas

muchas maneras

causa miedos y no les deja dormir tranquilos.»

Navarro expHca

muy

de estas travesuras.

bien

la

«No hay

inocuidad de muchas

razón

— —para dice

ner temor cuando sentimos algún ruido: es

las

hace algunos to-

te-

o este ruido

de gatos, ratones o cosas semejantes, o de hombres

o de Demonios. Si es de gatos o ratones, no hay que

63

DUQUE DE MAURA Si es de hombres, como sucede algunas vemás razón hay que temer que de Demonios o almas. Pero adviertan, primero, que no pueden dañar

temer.

ces,

al

alma, sino sólo

dice:

No

y

al

cados.

hacienda y cuerpo, y San Mateo

temáis a los que no pueden matar al alma,

ni hacerla

ma

la

mal; temed a

cuerpo

Tampoco

almas o de

que pueden

los

llevar al al-

porque éstos son

al infierno;

tienen que temer al ruido

los pe-

si

es

de

Demonios, porque 4os demonios,

ni

al

cuerpo ni hacienda hacen daño sm licencia de Dios

Nuestro Señor, y de ordinario no se

la

da Dios. Las

almas, cuando vuelven, es para pedir socorro;

no hacen daño.

Si

acaso

fueren

que vuelven, dándoles Dios razón que con

así,

misma

corre la

licencia,

Demonios, y

los

y

almas del infierno

que

sólo vienen para

escarmentemos en cabeza ajena y no vivamos tan

bremente como vivimos. este ruido está trición,

invoque

cuando

Si

el

nombre de Jesús y de

mano agua

gase de ella; que haciendo esto, Dios le

ayudará de

Pero

las

tonces tan

siente

en pecado mortal, haga actos de con-

santigüese, tenga siempre a

y

hombre

el

li-

la

manera que

le

la

Virgen,

bendita y vál-

le

dará

la

mano

convenga.»

apariciones de almas en pena eran por enfrecuentes,

indispensable

que

puntuaUzar:

el

doctor

Cómo

aragonés

conoceremos

juzga si

la

aparición o ruido que se siente es de demonio o de

alma del Purgatorio.

«Cuando

se

sienta

ruido

64



aclara

—adviertan

si

lo

SUPERSTICIONES siente sólo

una persona o muchas de

...

cuando

la casa;

lo siente sólo una persona, miren bien

es

si

de virtud

y recogimiento, que acostumbre a decir verdades, o persona libre, que fácilmente dice mentiras. Cuando hay un

es persona recogida y veraz,

peligro, porque,

puede engañar, y para esto será es de buen juicio y discreta, si es me-

sin pensar mentir, se

bien advertir

si

lancólica y tiene flaqueza así, le

en

la

cabeza, porque, siendo

parecerá que siente ruido donde no lo hay.

bién es razón de advertir

si

es

Tam-

de vehemente imagina-

ción; porque a éstos se les representan los objetos ausentes

He

como

si

más puntual

muy

fueran presentes.»

de confesar que no es factible un aquilatamiento

útiles

Pues todavía añade

del caso.

Hay que

consejos.

preguntar

al

el

doctor

alma, en

y qué pide; porque si no pide nada y sólo hace ruido, no es alma, sino demonio.

nombre de Dios, quién Seguramente es esto

es

último

si

pide

cosa

a la fe o buenas costumbres. Hallábase

da en aquella época sitas

la superstición

muy

contraria

extendi-

de atribuir

de ultratumba a estar padeciendo

los

las vi-

di-

fieles

funtos penas de Purgatorio por no haberse enjugado todavía las deudas que dejaron pendientes en la tierra

y mandaron, por testamento, pagar a sus herederos. Refuta enérgicamente nuestro moralista ese error del vulgo. Las almas

tiempo que pias culpas,

el

no

se detienen

en

el

Purgatorio

más

señalado a cada cual para expiar sus pro-

aunque no paguen nunca sus deudas

los

65 5

DUQUE DE MAURA mundo: «¡Pa-

herederos. Oír decir, con voz del otro

gúese

deuda porque no puedo

tal

Murmurar

es mentira.

Ahora por

que encomendó»,

lo

el

Purgatorio porque no

bien, prodigar oraciones, sufragios y

que aprovecha a

la

«Fulano

es ignorancia.

muy

benditas ánimas, es devoción

las

dable,

del Purgatorio ! »,

del prójimo diciendo:

hace padecer a su padre en

cumple

salir

comunión de

Hmosnas recomen-

los

santos,

recibe siempre recompensa de Dios en la otra vida y

alguna vez también en esta mundanal.

Lo

advera

no sobre

así

un sucedido inserto en el hbro italiaAño Santo del 1.600, de que es

el jubileo del

autor el Padre Jerónimo Graciano, y que fué aproba-

do por

la

Santidad de Clemente VIII.

Don

Cristóbal de

Sandoval y Rojas, futuro Arzobispo de Sevilla, hijo del valido de Felipe III,

Marqués, luego Duque de Denia,

siendo en sus mocedades estudiante de Lovaina, se halló cierto

día tan sin blanca,

su almuerzo, cuanto

braba, a

la

que

más para

le faltó

hasta para pagar

contribuir,

como acostum-

pública colecta matutina en sufragio de las

almas del Purgatorio. Dice nuestro cronista que entró

en una

iglesia

con propósito de compensar rezando

la

imposible entrega aquel día del óbolo habitual. «Aca-

badas sus oraciones apareció



^narra el fraile carmelita

un gentilhombre de muy galán

hábito de pasajero, y cuando

y se

le

le vio, le

levantaron los cabellos,



,

se le

aspecto, con

vino

un temblor

como cuando

se suelen

ver visiones de otro siglo, el cual le dio nuevas de sus

66

SUPERSTICIONES padres, de sus parientes y amigos,

punto le a

llegase

una

de su

..*

como

si

en aquel

Convidóle a comer y llevó-

tierra.

y después de haber comido el dicho puso una buena cantidad de escudos de

hostería,

pasajero,

le

oro en la mano, y dijo que los tomase, que su padre se los pagaría

jamás

le

en España. Mas, después de despedidos,

pudo encontrar,

ni los dineros los pidieron a

su padre en España, ni tuvo de ellos noticias, ni su-

pieron jamás quién hubiese sido el mancebo. Así cre-

yeron que era alma de Purgatorio, o algún ángel en agradecimiento de cesidad; y fué de vinieron tan

de España

ellas,

Mucho más pehagudo el

en aquella ne-

era el

Demonio con

doctor Navarro, de

—afirma—

enemigo mortal

tema de

seres

un hecho

suele

las relaciones

humanos. Se

salaz

la

trata,

innegable. «Este

tomar un cuerpo de

hombre o mujer muerta, introducirse en acceso con mujer u hombre.» Pero

le

llegó

el socorro.»

sexuales del

para

le socorrió

que tuvo harto hasta que

justo

al

que

manera, que aquellos dineros

tal

él,

y tener

acometividad de íncubos y súcubos se

juzgaba ya antigualla no poco desacreditada, hasta en países de

todo en

Europa donde había llegado la

a alcanzar, sobre

Edad Media, mucha más frecuente

consta-

tación que en el nuestro.

muy

a

limitándose a dejar sentado que el acto de

la

El canónigo montearagonés trata la ligera,

generación excede

al

el

asunto

poder demoníaco. Lo único que

67

DUQUE DE MAURA en sus posibilidades «es tomar con gran

está

semen a

carnali actu decisum, y,

llevarlo caliente,

no

se disipen,

de

con

tal

la

sutileza

con mucha presteza,

manera que sus

espíritus vitales

cantidad y calidad necesaria y en

tiempo y sazón que conviniese para engendrarse un

hombre».

No del

renuncia, sin embargo, a transcribir de Martín

Río (empedernido coleccionador de

truculencias

teológicomorales) esta anécdota escalofriante:

«A una Enemigo

doncella

que

vivía

recogida,

acometió

el

transfigurado en Ángel de luz, y le vino a per-

suadir era igual a nuestra Señora; y que sólo le falta-

ba

el

concebir y parir quedando doncella. Un día, enque estaba preparándose para comulgar como

tre otros,

solía, pidió

a Dios le acabase de hacer aquella

prometida.

Estando

«Amada

oyó una voz que

así,

mía, ten buen ánimo;

ñada por obra de Dios». Tras reció Satanás, ella

como Ángel

y tuvo acceso. Vuelta

pezó a echar de ver que de esta suerte rico

la

confía que serás pre-

del Señor, y se ajuntó con la

miserable a su casa,

le crecía la barriga.

de su casa pudiese

dente ciudadano, aunque no creía

la historia

sirviese

que en

parir.

El pru-

la ficción ni tenía la

revelación por buena, con todo, porque

si

la

su casa no fuese difamada, y porque no cayese

68

em-

Estando

un ciudadano

cuitada, descubrióse a

y honrado de aquella ciudad y contóle secreto

dijo:

estas palabras, se le apa-

de su milagrosa preñez y suplicóle se

un rincón

merced

le

negaba el

caso

SUPERSTICIONES... en bocas de herejes y nuestra



empezó

hora, y

la

no de

se burlasen

permitió aguardase

fe,

la

el

de

la

mujer y de

parto en su casa. Lle-

desventurada a

ir

con dolores,

parto, sino de muerte. Al fin, parió, en vez de

criatura

humana, un gran montón de gusanos

de tan horrible figura que pasmaban a quien ba y echaban de sufrir. la

De donde

engañó

En

si

tan terrible hedor que no lo podían

se colige que,

Padre de

el

vellosos, los mira-

por su gran soberbia,

Engaños, Satanás.»

los

opinión de nuestros teólogos, este Padre de los

Engaños debería

inspirar

fundadamente mucha más

que miedo, puesto que

desconfianza

cordia de Dios, es

muy

si,

por miseri-

escaso su poder dañino, por

dignación suya también ocurre lo contrario con

como

gestivo, siendo la explicación tan obvia

el su-

lo acre-

ditan los párrafos siguientes.

«Debajo del nombre de Diablo

se

monios, Trasgos, Duendes y todas

comprenden Demolas

demás

especies

de espíritus que nos dañan. Son espíritus puros, sin

mezcla de cuerpo alguno, ígneo, aéreo. Todos geles, así

están,

buenos como malos, son espíritus puros-

como

los

demás cuerpos, en lugar

vo, sino en lugar y espacio definitivo.

can en cuerpo, así se

los

pueden

densidad. Si

lo

ver,

toman

An-

No

circunscripti-

Aunque

aparez-

fantástico de aire o de agua,

y porque esos elementos tienen alguna

toman

figura

en forma de hombre, no es

porque sean de nuestra naturaleza, que está compuesta

de cuerpo y alma, mientras que sus cuerpos son sim-

69

DUQUE DE MAURA pies y sin excrementos;

para

a cualquiera parte

ir

transformar en

y no son graves, sino ágiles, que les parece; y se pueden

forma y figura que quieren,

la

si

lo

permite Dios.»

Los concurrentes con facilidad

el

a

espectáculos de cine colegirán

potencial casi ilimitado de embustes,

trapisondas, aventuras y perfidias que estuvo al alcance de seres tan sobrenaturalmente dotados y multifor-

memente

provistos

Podían sugerir a siones

los

de recursos para

revelaciones

y

el

embaimiento.

humanos inmensa variedad de orales

(sin

el

considerable

vi-

es-

fuerzo crematístico que es obligado en los estudios de las

Empresas cinematográficas), valiéndose de

mas de

visión distintas;

la

lograba «trocando las especies del aire, a pareciese lo que

no

era,

como

hacen parecer colorado todo

no siendo

así»

;

la

aire, luz, estrellas,

diferentes,

representándolas

fin, la intelectual,

proponer

para

Demonio

el

sugiriesen;

los

que con

lo

ellos

se ve,

Demonio

hombres, bultos y figuras a

la cual,

y en embargo, no podía

imaginación;

la

sin

sino objetos materiales

pero no levantar directamente

intelectuales,

ñn de que

anteojos colorados

imaginaria, «por ser fácil al

formar del

tres for-

corporal sensitiva, que se

que

la

las especies

porque eso excede a su potencia natural.

También Dios

se vale

de

esos,

mismos

tres

medios

para comunicar con los hombres y se abstiene igual-

mente de tencia,

la

como

sugestión intelectual directa, no por impoel

Diablo, sino por respeto

70

al

albedrío hu-

SUPERSTICIONES mano. ¿De qué manera distinguir

...

las visiones

y reve-

laciones celestiales de las infernales? El moralista

atreve a indicar

sino

estas

meramente empíricas. «La primera poderío y señorío que trae consigo inaccesible al Espíritu malo.

grande, que en el otro no.

La

memoria

la

el

se

señal el

— — dice

es el

habla de Dios»,

La segunda, una quietud

el alma y en no pasarse en mucho tiempo de

primer caso queda en

tercera,

señales

las

no

cinco normas, en verdad

que recibimos de

lo alto a di-

ferencia de las insulseces y vulgaridades propias de hombres y demonios, que se olvidan en seguida. La cuarta, la certidumbre que inspiran las palabras divinas

La

y no

las infernales.

ser la

de Dios una voz tan clara que no se pierde una

que

sílaba», mientras

sino

efectos,

la

quinta y última, consiste «en

del

Demonio «no

deja buenos

malos, porque, aparte la gran sequedad

que causa, causa también una inquietud que no

se sabe

entender de dónde viene, sino que parece resiste

alma y

se alborota

Quédame por

y

aflige sin saber

latino, y,

superstición de

otra

registrar

inequívocamente pagano,

si

el

por qué». origen

bien más germánico que

aunque popular también, practicada con

fre-

cuencia mayor en las ciudades que en las aldeas. Ciruelo la consigna bajo el rótulo de Salvas o desafíos,

y

la

un

explica así

:

«Las salvas comunes son

hierro ardiendo con la

agua o aceite hirviendo, o

campo, y algunos hallan

éstas

mano, o poner salir

:

tomar

mano en

sobre ello en desafío

la salva

71

la

de usar

el

al

Sacramento

DUQUE DE MAURA de

la

comunión

A

sin confesión.

los

que en

estas sal-

vas mueren, no permitan que se les entierre en sagra-

do; entre otras razones, porque es querer tentar a Dios

que haga milagros tenciosamente

el

sin necesidad.

en sus designios favorecer

cuando

Además

prebendado salmantino

es persona

al

—añade



,

culpable, y

que no acepta

la salva

sen-

puede Dios

mayormente

por su volun-

tad y hace confesión y se arrepiente de todos sus pe-

Hemos

cados.

jeres casadas a

visto

por experiencia en algunas

quien

los

maridos forzaban a hacer

musal-

vas sobre sospecha de adulterio, y ellas de esta manera

saheron

en

hbres,

aunque

en

verdad,

habían

pecado

ello».

Esta reminiscencia del juicio de Dios debía de haber caído

muy

varro no

en desuso durante

la

cataloga ya

Se inventó para desprovista

la

como

el siglo xvii,

porque Na-

superstición ladina.

gregaria

mentalidad

de imaginación estimuladora

teutónica,

de

iniciati-

vas individuales, y cuadra mal con nuestra idiosincrasia.

Cuando

el

español queda perdidoso en alguno de

esos juicios, de Dios o de los hombres, encuentra siem-

pre argumentos para demostrar que

72

la salva

no

vale-

SUPERSTICIÓN ERUDITA Los frutos del árbol de la Ciencia del bien y del mal, que permiten saber tanto como Dios, estuvieron vedados

al

hombre desde el inicio del mundo. Pero ya humana sucumbió, tentada por la

primera pareja

la

serpiente

infernal,

incidiendo en

la

desobediencia ie

gustarlos; y este descarrío deleitable para Satanás, ar-

quetipo e inductor perenne de rá verosímilmente hasta la

Durante rizó

el

xvi y

el

la

soberbia,

consumación de

Aspiraron

siglos.

xvii de nuestra Era se exterio-

en forma de diversos pecados, todos

ciosos.

menudealos

algunos

pecadores

al

ellos supersti-

dominio

del

Arte Notoria, «que promete sabiduría y ciencia en todas

las cosas

humanas y

divinas,

en breve tiempo,

sin

trabajo ni cuidado y sin enseñarlo maestro alguno;

a

semejanza de Salomón, que, en espacio de una noche, tuvo conocimiento y noticia de todas

Dícenos Thiers que

como

el

hijo

los

de David,

ciencia infusa con

se

las cosas».

no ungidos por

algún mayor esfuerzo y

73

el

Señor,

resignaban a obtener esa sacrificio',

DUQUE DE MAURA si

bien

la

esperanza de alcanzarla compensase amplia-

mente todos sus

Los

trabajos.

en

neófitos

No-

Arte

el

habían de comenzar su catequesis haciendo con-

toria

man-

fesión general de los pecados de su vida entera,

tenerse después en estado de gracia, comulgar a

nudo, ayunar a pan y agua todos

me-

los viernes, recitar

a diario los siete salmos penitenciales y otras oracio-

nes litúrgicas durante siete semanas,

y,

en

practi-

fin,

car determinados rezos y genuflexiones en presencia de ciertas

imágenes a

la

hora del alba, antes de

salir

por espacio de tres novilunios consecutivos.

sol,

esto,

el

Todo

dicho y hecho puntualmente, con devoción bas-

según

tante, les capacitaba,

Valíanse

u

oratorio, bien

otras

escuelas

menos heterodoxos para éxito.

Así, los

cabalistas

ejemplo) atribuían cia al

la ciencia

mediante ceremonia ad hoc, bien en

infusa, impartida iglesia, capilla

para recibir

ellos,

el

en pleno campo.

de métodos llegar

a

(Pico de

diferentes

no

ese

mismo sublime

la

Mirándola, por

misterioso quid de la omniscien-

conocimiento de esotéricos vocablos hebreos re-

velados a Moisés nada

Jehová en

el Sinaí;

menos que personalmente por

mientras los adeptos de

la

Ciencia

paulina esperaban recibirlos durante algún éxtasis, en el

curso del cual se lo comunicaría su respectivo Án-

gel Custodio,

de

las

como afirmaban

gentes durante

el

le

aconteció al Apóstol

rapto que refiere

la

Sagrada

Escritura.

Este puro saber semidivino placía no obstante a los

74

SUPERSTICIONES menos. Aquello que

.

.

.

más codiciaban

los

gún rasgo habitual entre no pocos

adquirir (se-

de

intelectuales

to-

dos los tiempos) era alguna suerte de Ciencia susceptible

de

aplicaciones

prácticas,

porque

entonces

la

profesión de sabio les granjearía de sus conciudadanos

preeminencias,

mercedes,

obsequios,

pensiones

pin-

gües y honorarios cuantiosos, devengados en especie o en monedas contantes y sonantes. Figuraba, conspicua y noble, en ciencias

aplicadas

común de de

la

Astrología

grupo de esas

el

judiciaria.

El parecer

aquella época presuponía escritos en signos

todos los acontecimientos

estrellas

terrestres,

aun

cuando proclamase su cabal desciframiento, mucho más difícil

que

de

el

jeroglíficos,

criptogramas, charadas y

demás engorrosos enigmas o documentos.

Unas veces astrólogo;

fallaban la competencia o la pericia del

confundía

otras,

el

cliente los datos

pensables, trastrocando, por ejemplo, el día o

la

indis-

hora

del suceso básico, a causa de lo cual la distribución de los planetas la

en

las

diversas casas celestes, distinta de

que hubiese correspondido a fecha y minuto au-

ténticos, falseaba el resultado tífica.

sultantes

estultos,

fesionales los

Mas,

a

durante

!a

llazgo

de

la

Además, proporcionadamente

de

número de con-

abundaban también entre

los

pro-

embaucadores desaprensivos.

tiempo en que

Edad Media, la

investigación cienal

la

alquimia,

tan

en boga

descaecía visiblemente y el ha-

piedra filosofal tropezaba con excepticis-

75

DUQUE DE MAURA mo

cada vez más coriáceo, gozaba de auge creciente para

la industria astrológica, así

o privada en blicábanse

el

todos

explotación colecti-

la

como para

va con productos editoriales,

la

individual

recato del gabinete de consulta. Pu-

años

los

calendarios

almanaques

o

repletos de predicciones meteorológicas y políticas, de-

ducidas, según sus autores, tras atento ciarlo aspecto

de

lación con las constelaciones

añadiéndose

res;

a

estos

examen

o de

las fases del sol

la

del indi-

luna en re-

planetarias y las estela-

opúsculos

periódicos

otros

esporádicos, de menos volumen pero más concreto terés,

y aun hojas

los ciegos, junto estiló

tica

sueltas,

con

voceadas y vendidas por impresas en que se

las relaciones

divulgar sucesos de importancia,

como

se prac-

hoy, más excepcionalmente, sacando a luz edicio-

nes especiales de

Muchos

la

prensa diaria.

coruscantes

de procurar para

sí,

coetáneos

personajes

cuidaron

sus familiares o amigos, horósco-

pos personales, producto de

moso

la

sapiencia de algún fa-

astrólogo, a quien recurrían para tener constan-

cia del destino

do

in-

para

de cada cual, como

perpetuar

su

pergeño

al

pintor renombra-

y

trazos

fisonómi-

cos, propios o ajenos. Tengo cómo una lucubración de esa

índole influyó decisiva-

mente en

la

las

convicciones y en

no bastardo de Carlos El

mismo maestro

II,

referido

conducta del herma-

Don Juan

Ciruelo,

en otra parte

José de Austria.

no obstante

hilar

tan

delgado en materia de superstición, declara que no lo

76

SUPERSTICIONES medio de

es inquirir por

los astros

...

niño recién

«si el

nacido será de bueno o de nido ingenio para las

o para

tras

muy

ra

como

las otras artes

serio

la



esa

Astrología

ocurrirá al

las

estrellas

juega juego de ventaja

del

lo

que

sale, ni al

que

Tampoco

ganará o perderá.

si

revelar al consultante los secretos" del corazón

hombre; por ejemplo,

mal;

Sentencia,

no pueden decir

que va de camino, entra o

le-

asegu-

verdadera,

ciencia

es



porque

Filosofía natural o la Medicina».

en cambio, que

pueden

y

ejercicios,

su mujer le será

si

si el

fiel

o

Rey

bien o

le recibirá

infiel;

si

sus amigos y

criados le tendrán buena o mala voluntad.

Además,

la

consulta frecuente,

transcendente a los ases de

impertinente o in-

adivinación estaba fuera

la

del alcance de casi todas las bolsas, porque se había

de pagar tan cara como las

eminencias de

la

que

las

se obtienen

hoy de

Medicina o del Foro. Aparte

potentados (alguno de los cuales se permitía sostener astrólogo propio,

como

el lujo

los

de

sostendría ahora capi-

tán de yate o piloto de avión particular), quienes en trance de apuro o de simple curiosidad se sentían acu-

ciados por afán irreprimible de esclarecer algún enig-

ma

presente o por venir, acostumbraban dirigirse a adi-

vinos

de menos campanillas

estuviese plo,

si

mucho más

a

cuya clave descifradora

mano; en

por ejem-

la tierra,

eran ellos geománticos; en las aguas,

mánticos; en pirománticos

;

el aire, si

en

aerománticos

las líneas

77

de

la

;

en

mano,

el si

si

hidro-

fuego,

si

quiromán-

DUQUE DE MAURA ticos;

en

espalda de los animales,

la

o en sus huesos, nsta,

si

si

armománticos;

espatulománticos. Excluyo de esta

por diabólicos, a

los nigrománticos, brujos

y he-

chiceros.

Ciruelo condena ticas adivinatorias,

como supersticiosas todas esas prácasí como la sorsticia, que se puede

hacer, dice, «con dados, cartas, naipes, cédulas escritas,

salmos del Salterio, cedazos o tijeras». Advierte, no obstante, el

que

el

pecado consiste en pretender forzar

secreto de Dios con milagros vanos, porque

(como

recuerda oportunamente^- cuando los Apóstoles resolvieron cubrir

la

riote, sortearon

vacante del traidor y apóstata Iscapara reemplazarle en

el

Sacro Colegio

las candidaturas de Matías y José, sahendo favorecida la primera; y esta decisión del azar fué tan legítima,

como lotes

lo es la

comúnmente

de un proindiviso que

utilizada para distribuir los se reparte entre los

derecho-

habientes.

Otro origen de supersticiones adivinatorias, tan antiguo

como

la

el siglo xviij

misma Humanidad, eran

los sueños.

En

su fijeza interpretativa estaba ya tan con-

solidada que equivalía casi a

una

codificación.

Quien,

durmiendo, viese caer un puente, sabíase amenazado de tes,

serio peligro;

si lo

que

caía era su pelo o sus dien-

de pérdida de persona querida;

cadenas, de cautiverio o prisión; oro. de

muerte por

fiera salvaje;

78

si

si si la

se le apareciesen

patas o

manos de

luna, de ceguera,

SUPERSTICIONES etcétera,

Navarro

etc.

punto con lucidez

este

trata

...

ejemplar.



«Los sueños

escribe

—vienen

a

hombres por

los

causa natural, intrínseca o extrínseca.

La causa

intrín-

seca es por alguna alteración del cuerpo del hombre,

por si

mueve

la

fuego o sangre;

agua;

la

si

sueña

cólera, si

se

mueve

el

la flema,

sueña cosas de

sueña cosas negras, oscuras,

melancolía,

y de muertos.

tristes

se mueven; que hombre en cosas de

humores que intrínsecamente

los

se

Y

por estas razones, cuando

los

médicos curan de algunas enfermedades, preguntan

enfermo de

ha dormido y qué es lo que ha soñado, y el humor que reina en él y así saben

coHgen

allí

cómo

si

al

le

han de

curar.»

«Puede venir también

mano por

alteración del cuerpo hu-

la

como

causa extrínseca,

medece, se seca, se caHenta o se

del aire enfría,

y

que el

se

aire,

huasí

altera nuestros cuerpos y muévense los humores y causan los sueños conforme a ellos; y así, si sueña que pasan ríos, es por humedad del aire que se

alterado,

va aparejando para llover; y aires,

es por la

vientos,

y

así las

si

sequedad que

demás

sueña que vuela por los se

Dice después que estos sueños ríamos hoy barométricos) malos, ni ilícitos», Dios. Pero el

de

la

apareja para hacer

cosas.» (a los cuales llama-

«no son supersticiosos, ni

como tampoco

los

que vienen de

Enemigo malo, perpetuamente envidioso

Divinidad, se afana

79

suplantándola o remedán-

DUQUE DE MAURA dola, enviándonos otros

So pena de

de cosas vanas y perniciosas. en pecado mortal, hemos de venerar

incidir

y obedecer cuantos sueños vengan de Dios, y no prestar, en cambio, crédito ninguno a los dimanantes del

La norma

Diablo-

el teólogo

más

diáfana ni

con que

profiláctica y discriminativa

concluye

el

más

examen

del asunto

no puede

ser

Todo sueño que no nos

tajante.

envíe Dios o no se origine de causas naturales, intrínsecas o extrínsecas, procede

indefectiblemente del

Demonio. Esas diversas formas de superstición erudita arrai-

garon también en España muciio menos que en to

de

la

Europa

No hubo

civilizada.

el res-

aquí astrólogos,

adivinos, echadores de suertes, ni intérpretes de sue-

ños de fama universal, y

la

Hteramra de almanaque

estuvo acaparada por gacetistas chapuceros, incluso en lo

meteorológico.

ron

los frailes,

y

don

El el

de

la

profético

lo

monopoliza-

revelación ultraterrena, las

monjas.

Muy indulgente y tolerante el Consejo de Castilla con esas expansiones de lo sobrenatural, más o menos excéntricas, tiva,

se

como no

pero siempre gratas a

la

novelería colec-

abstuvo de prohibirlas y aun de coartarlas, las viese derivar hacia

temas de oposición, se-

gún ocurrió invariablemente cuando tomaron lítico,

porque

la

nunca en España sino a

cariz po-

no

agrada

los incondicionales del

Gobier-

propaganda

no, sea el que sea, ni persuade

8o

ministerial

tampoco sino

a los pre-

SUPERSTICIONES... viamente convencidos o a

Cuando

sados.

partidistamente intere-

los

campaña

la

antimi-

profética

y llegó a producir peligrosos efectos popula-

nisterial

jurisdicción civil recabó el concurso de la in-

la

res,

persistió

quisitorial,

como

siglos

después recabaría, en apuros

análogos, el de la castrense, a causa de comprobarse

antaño

una y hogaño

la

mucho más

la otra,

expeditas,

enérgicas y eficaces que la ordinaria.

Alcanzó gran notoriedad con sus acertadas profecías durante los últimos tiempos del reinado de Fehpe IV

un

itaHano de la Reforma de San Nicolás, Fray

fraile

Francisco 1 64 1.

Monteroni,

España

en

establecido

desde

Detractor de don Luis de Haro, acumuló sobre

él

graves acusaciones y no tardó en ser encerrado en la

de

cárcel

sino

la

donde no saHó

Inquisición toledana, de

muerto ya

el

VaHdo, por intercesora mediación de

Sor María de Agreda. Monterón,

como

se llamaba el

itaHano españolizando su apellido, reanudó impertérrito

sus

ellos,

to

pronósticos,

notables,

en verdad, algunos de

puesto que en 1664 anunciaron, no sólo

advenimiento

al

trono de Carlos

II,

el

pron-

fácilmente pre-

sumible, sino la constitución de una Junta de Gobier-

no integrada por

siete

personas

mal avenidas entre

exaltación y rápido derrocamiento del P. Nitard;

sí;

la

las

inquietudes marciales que provocaría

Austria,

e

incluso

(con alusión

moraüzadores efectos de ¡Lástima que empañen

la el

más

Don Juan

velada)

los

de

des-

privanza de Valenzuela.

brillo

de estos inconcusos

81 6

DUQUE DE MAURA muy

aciertos vaticinadores, otros augurios simultáneos,

halagüeños para

el

amor propio nacional, que

la

reali-

dad dejó infortunadamente incumplidos! Antes de que fuese posible saber

confirmaba

si

el

tiempo o no estos y aquellos pronósticos, pretendió el

populan simo

fraile

fin

por

ser recibido

de comunicarle confidencialmente

Rey, con

el

datos

el

comple-

mentarios cuya publicidad podría ser perjudicial. Lle-



t'elipe

IV

a señalar día

pero se interpuso sal,

el

y hora, para

Secretario del

la

audiencia;

Despacho Univer-

don Luis de Oyanguren, caUficando de

loco al vi-

dente y frustrando su designio. Monterón no consiguió pisar Palacio le

y

se revolvió iracundo contra los

menospreciaban y desoían, anunciando

ximo

el castigo

del Cielo.

Con

que

muy

así

pró-

general asombro, Oyan-

guren, pletórico de salud en apariencia, falleció, efectivamente, semanas antes que

mo. Pero

el

el

Monarca

achacosísi-

encorajinado augur no sacó a luz ninguna

nueva profecía poHtica durante

la

Regencia de Doña

Mariana de Austria, no obstante constar que

vivía

aún en 1678Servicio

más propio de su

instituto

prestó la

In-

quisición en lo atinente a las revelaciones monjiles, así

para pro del decoro nacional

como para

la

higiene

del espíritu y la tranquilidad de las almas devotas.

Pululaban a

monjas

la

sazón en monasterios y conventos

histéricas,

monomam'acas

y

las

aun esquizofré-

nicas que, de buena o de mala fe (pues de todo hubo).

:

SUPERSTICIONES

...

se decían depositarías de secretos celestiales, escucha-

dos a Angeles, Santas o Santos, cuando no

al

Redentor o a su Santísima Madre, en sueños,

propio éxtasis,

deliquios o tránsitos; y las supuestas elegidas se

traban

menudo

a

estigmatizadas

con

las

mos-

llagas

del

Calvario y pretendían poseer dones proféticos, sapientes o milagrosos. Todas ellas se hubieron de enfrentar

con jueces avisados e crupulosas

cuentas

inflexibles,

místicas,

que

les ajustaron es-

morales,

materiales

y

hasta monetarias, atajando así innúmeras supercherías,

necedades o candideces, nocivas siempre, cuando no heréticas.

Oigamos

a nuestro sesudo canónigo de

Montearagón

«Téngase cuenta del sexo del que tuviere ciones, a saber,

si

es

las revela-

mujer u hombre, porque, ccBteñs

más crédito se ha de dar a las revelaciones hombre que de la mujer. Porque el sexo femenino más flaco de cabeza y las cosas naturales o ilusio-

paribus, del es

Demonio

por del Gelo y de Dios; hombres y piensan que son verdades apuradas; también porque abunda la mujer de

nes del

sueñan más que

las tienen

los

pasiones vehementes, y lo que procede de

la

pasión

mujeres son de su naturaleza

También las muy húmedas y vaporo-

húmedo más

fácilmente recibe figuras

propia,

sas,

y

piensa que nace de

lo

que

es

la

verdad.

imprimen; y también más difícilmente deja de seguir el movimiento que una vez aprehende

varias,

que

le

y toma. Las mujeres son más imaginativas que

83

los

DUQUE DE MAURA hombres,

como tengan ellas menos de juicio y menos prudencia, más se inclina el De-

pues

y discurso

monio

a engañar a las mujeres

con aparentes y

falsas

A

esto,

imaginaciones, revelaciones y visiones. se

ha de mirar en

costumbres,

las

ñan a

son mujeres dis-

amigas de enseñar y predino solamente se enga-

traídas, habladoras, locas,

car a los demás;

si

más de

fueren,

si así

mismas, sino también a hombres



y cuerdos

muy

doctos

a sus opiniones se entregan y a sus pala-

si

bras dan crédito.»

Recelando

el

doctor Navarro que se pudiese acha-

car este dictamen suyo a lo que llamaríamos

hoy

fo-

bia antifeminista, idiosincrásica o canonical, invoca este

sucedido, tomándolo del P. Ribadeneyra: «Espiritó

una monja, y

su Orden para que

po esto y la mujer comenzó boca voces diferentes: con delicada) fingía

era la del esta

que era

Demonio, y

voz hablaba

nables;

con

la

el

a hablar fingiendo la

otra,

que

formaba más abultada. Con

Demonio

otra, decía

con su

una (que hacía más

voz de Cristo;

la

ésta

un prelado de Duró mucho tiem-

lleváronla a

conjurase.

la

cosas impías y abomi-

Cristo cosas pías y santas,

por donde vinieron muchos a creer que unas veces

hablaba Cristo y otras

tremo

una

el

el

Demonio. Llegó

la

a tanto ex-

engaño, que se atrevió esta mujer a consagrar

hostia,

diciendo

las

palabras de la consagración;

y hombres píos, pero indoctos, e inconsiderados,

lle-

varon en procesión y con unas grandes luminarias y

84

SUPERSTICIONES mucha solemnidad

hostia así consagrada (o, mejor

la

como

no consagrada)

dicho,

Santísimo Sacramento, a reservaron en

...

la

verdadero

fuera

si

y

iglesia,

y

veneraron y

la

Sagrario.»

el

Este sacrilego episodio está pidiendo a voces la intervención instante

del

con

Santo

los

ritos

Oficio,

como

ocurrirá

demoníacos de

las

nes de que voy a tratar seguidamente.

raban

los efectos

de

ellas,

como

pueriles o inofensivos los más,

los

de

a

cada

supersticio-

No

se conju-

las

anteriores,

con golpes de pecho,

agua bendita, ni aun absolución sacerdotal en confesión

ordinaria.

Habían

menester

do

de

remedios

más

y aun heroicos; porque arraigaban más honen el intenso dramatismo de la vida española

drásticos

coetánea.

85

SUPERSTICIÓN DIABÓLICA Dice Thiers que

cuando leza,

la

magia es de

con

se practica

las

encauzadas y dirigidas por

humano

natural,

tres clases:

de

solas fuerzas el

hombre;

la

natura-

artificial,

de esos mismos

cuando

el

mentos

para obtener resultados distintos de los ordi-

ingenio

se vale

narios o excepcionalmente perfectos;

cuando

los

causados en

fenómenos

modo

en

fin,

pueden

ser

diabólica,

perceptibles

no

ele-

alguno por agentes naturales.

Si resucitara de improviso entre nosotros algún adus-

persuadido de conservar poderes lega-

to

inquisidor,

les

y obligaciones de conciencia para investigación y

castigo

de cualesquiera atentados contra

costumbres, ta

el

la fe y las descomunal exceso de materia presun-

o inequívocamente punible con que toparía a cada

paso

le

impondría actividad tan

habituada

como

él

de otros tiempos, que acarrearían

Pero

si

quizá

escapaba a

insólita

en persona

a la mesura, parsimonia y lentitud el

trajín

extenuador la

y

las

agotamiento

anemia cerebral y

87

cavilaciones

le

nervioso.

a la consecu-

DUQUE DE MAURA tíva neurastenia, se percataría

novedades más

prodigiosas

de brujería, tiblemente

Magia

se

muy

pronto de que

suscitadoras

las

sospecha

de

evidenciaban, una tras otra, indefec-

catalogables

bajo

el

inofensivo

de

rótulo

artificial.

Factores naturales, descubiertos después de su muerte

o mejor utilizados que en su

nuestro a los

hombres:

permiten en

siglo,

recibir sin gran

urgentes desde cualquier punto del globo;

sajes

con interlocutores lejanos;

logar

vivos y muertos, clases

la

dia-

voz de

ruidos de todas

algunos superfluos que semejan chis-

(incluso

porroteos,

escuchar

amén de músicas y

el

demora men-

frituras

y borborigmos);

presenciar,

pro-

yectadas en pantalla, escenas movidas y habladas por seres reales o por otros fantásticos

de creación

artísti-

ca; disponer de agua sin acarrearla; de luz, sin llama;

de

sin tintero;

tomáticamente; y,

de fogón, sin lumbre; de pluma

calor, sin brasa;

eficaz,

en

mar o

fin,

escribir

con teclado o calcular au-

captar el rayo haciéndole inofensivo;

trasladarse de

un

lugar a otro, por tierra,

con celeridad inverosímil, merced a di-

aire,

versos artilugios porteadores.

Aun cuando que

él

el

medio de locomoción más rápido

conocía fuese

un

caballo a galope o

viento en popa, recogido a toda vela, quistas de la

Humanidad sobre

una nave

máximas con-

su eterna enemiga la

distancia en el curso de milenios, acogiéndose, a fuer

de discreto,

el refrán

que recomienda: «donde fueres,

88

SUPERSTICIONES haz

que vieres», aprovecharía

lo

cadas

.

.

las actuales multipli-

de desplazamiento

facilidades

.

para

informarse

en breve lapso de otras muchas peregrinas invenciones,

no menos ortodoxas:

químicas,

mecánicas, electrotécnicas, quirúrgicas,

bacteriológicas,

farmacéuticas,

etcétera, etc.

¿No

existe,

pues





se preguntaría perplejo

,

la

Magia

diabólica?

Mas

si,

para saUr de dudas y refrescar antiguas ideas,

recurriese

de

cierto

al

por

manual del maestro Ciruelo, manejado

muchas veces en

él

anterior, hallaría

que cuanto

el

el

curso de su vida

teólogo del siglo xvi

como inaccesible al hombre sin auxilio del Demonio (salvo que fuese con el de Dios) seguía siéndolo del mismo modo casi mediado ya el siglo xx. Véase la muestra: «Mudar en un súbito un grande monte entero de un lugar a otro; ver algún animal bruto hablar como hombre en la lengua de los hom-

señalaba

bres

que

le

entienden;

o

si

algún hombre, ya días

muerto y enterrado, se apareciera visiblemente y hablase con los vivos; o si algún rústico labrador o pastor

que nunca aprendió

ra en latín

muy

muy

extraña a

letra,

la

suya,

liente,

muchas

en

ello,

cierta

fuerzas,

en pasando aquella hora,

y,

no pudiese tomar a decir de cosa de

hablase una hora ente-

perfecto, o en griego, o en otra lengua

lo

que habló ni acordarse

ítem, ver que una mujer flaca y do-

hora puede luchar con un varón de

con un toro o león, y vencerle y echar-

89

DUQUE DE MAURA !e

en tierra

muy

ligeramente, y, pasada aquella hora,

no poder hacer la menor cosa de ello». Parece innegable que el dinamismo

del

Demonio

ha decaído notablemente en estos últimos trescientos

porque

años;

ejemplos de Ciruelo pudieron ser

los

mas no un sucedido que

hipotéticos,

Hubo en Córdoba, según Sor Magdalena de

registra Navarro.

cierta

él,

monja, llamada

Cruz, que fué tenida durante

la

algún tiempo por santa, a causa de haber celebrado pacto secreto con cedía con

mucho

el

a

Diablo.

Su potencia mágica ex-

cuanto los hombres más hábiles,

no ya de entonces, sino de hoy, logran conseguir, vaHéndose de fuerzas naturales, aun refinadísimas con

Magia nónigo

artificial.



«Los vasos rompidos

los restituía

—narra

en buenos y sanos; en

el

ca-

el aprieto

del invierno, tenía rosas, y nieve en el gran calor del

verano.

Cuando llevaban

el

algún enfermo, se abrían

Santísimo

Sacramento

en dos partes para verlo y adorarlo; y luego vían a unir se

como

se vol-

antes estaban. Las cuales cosas

pueden hacer sino por

el

gran poder que tiene

Demonio, quien con su movimiento veloz

como mismo Demonio

a

puertas del monasterio

las

no el

traía

de

en

in-

otras partes templadas,

las

vierno, y el

abría las paredes, y en-

tretanto

que pasaba

el

Indias, rosas

Santísimo Sacramento

nía y sustentaba; y después, con

volvía a unir con el gran poder sas corporales.»

90

mucha

las

te-

velocidad, las

que tiene sobre

las co-

SUPERSTICIONES

.

.

.

El señaladísimo servicio que nuestros dos teólogos prestaron a sus contemporáneos (y de añadidura a

la

posteridad) por haber perfeccionado, según he dicho, sus conocimientos demonológicos, fué señalar con tra-

zo firme los linderos dentro de los cuales se ha de moinfaliblemente

ver

como

ángel que

actividad

la

aunque expulso del

es,

en potencial mágico

Mas como

sobrenaturales.

supera

ihmitadamente a

la

angélica,

la

línea divisoria infranqueable entre lo

Demonio

al

y

lo

potestad divina

también

existe

que

está permiti-

(por no placei a Dios destruirle ni

quiera modificar le)

Diablo,

Cielo, excede

hombre, porque dispone de

al

fuerzas

do

El

satánica.

la

si-

naturaleza que le atribuyó al crear-

exclusivamente reservado a

la

divina

Omnipo-

tencia.

Nuestro doctor aduce algunas precisiones que tran

el

con claridad meridiana:

caso

— —no dice

puede hacer animales

«El

ilus-

Demonio

perfectos,

que

se

hacen por generación, como caballos, bueyes, la

etc.; y razón es porque éstos no se pueden hacer aplicando

activa passius,

como

se

hacen

las

ranas y ratones, que

son animales imperfectos». Ni siquiera a estas sabandijas

do

de hechura suya puede lesucitar

se

le

mueren y ha de

el

Diablo cuan-

fabricar otras

supletorias,

efímeras. «Tampoco puede el Demonio un cuerpo de un lado a otro no pasando por el

igualmente llevar

medio, ni producir ninguna forma sustancial ni accidental,

porque como es incorpóreo, no puede

91

alterar

DUQUE DE MAURA materia corporal ni crear ninguna cosa de nada.»

la

Capítulo especial dedica nuestro autor a este asun-

suma

de

to,

importancia:

Es

la

conclusión terminantemente negativa.

transmutación



creación, y

la

Demonio

el

como hombre en

transformar una cosa en otra, tia.

puede

Si

escribe

como

la

—no

lequiere

bes-

«Esa

menos poder que

creación no puede ser sino por

potencia absoluta de Dios, así no puede haber trans-

formación

«Aunque

por

sino es

verdad que

Majestad

divina

la

el

de

Dios.»

Demonio pudo hacer de

las

varas serpientes y de la tierra y agua ranas (alude a

Magos de

los

sino

que de

mente sius

y

se así

las

la

Escritura),

varas y de

no fué conversión alguna,

la tierra

engendran serpientes, y se hicieron

corrompida, naturalél

aplicó activa pas-

serpientes y ranas;

y

él

no

las

engendró, sino que aplicó y juntó la materia de que se engendraron.» «Si algunos piensan estar transformados

en bestias y animales, puede ser por cierto humor que reina en ellos, lancoh'a,

que llaman

los

médicos

y como predomina en

veces perros, otras

bueyes, etc.

atrabilis

o me-

imaginan unas

ellos, se

También suelen

decir

que están muertos y no quieren comer.»

Con te,

ocasión de esta necesidad corporal, se advier-

asimismo, otra notable diferencia entre

el

Omnímo-

do poder divino y los limitados recursos diabólicos. «Cosa es muy llana y averiguada sigue diciendo nues-



tro autor sin

—que

la

Majestad de Dios sustenta sus Santos

mantenimiento ni comida, como

92

lo

hizo con Santa

SUPERSTICIONES

...

María Egipcíaca, Santa María de Sena y Santa Catalina. Elias y Enoch viven hoy a donde les tiene

También

Dios preservados y ninguno sabe dónde están ni cómo se sustentan. Pero el Demonio no puede hacer esto,

porque sobrepuja a su potencia; y si acaso algunos de sus amigos están sin comer, no es sino que el Demonio, secreta

que

y ocultamente,

se sustenten

y

les trae

mantenimiento para

tengan por santos, pareciendo

les

a la gente ignorante cosa milagrosa.»

En

resumidas cuentas,

Magia

la

diabólica se limi-

taba casi exclusivamente a practicar en grande

presente jerga usual en espectáculos de variedades

la

llama

el

ilusionismo.

puntualizando

«Puede

canónigo

el

el

Demonio

—engañar

a

con muchas mutaciones de objetos que instantáneamente a los ojos, a

que

lo

demás

los

sentidos,

como vemos que figuras

de

se refiere

él

hombres

puede

traer

al oído, al sabor, al olor

como

es

el

sentido

y

común; y

y escultores hacen varias que parecen naturales, según

los pintores

suerte,

tal

—prosigue

los

de aquellas uvas pintadas que, viéndolas

los

pájaros, las iban a picar.»

Antes de que

se inventara el citado

gramático, a fines del los

siglo

niños de entonces (y

las

aplaudíamos con frenética

generosidad ignorada siempre por to) las siete

neologismo pro-

último, admirábamos ya

el

espectador adul-

comedias de magia (¡Oh Pata de cabra de mis

años!) y

las

escotillones, baúles

maravillas que espejos, bambalinas,

de doble fondo y otras zarandajas

93

D V Q Ü F

DE M

R A

A V

permit.'an realizar en escenarios de circo

cualquier

a

Mefistófeles vestido de roio frac y hasta caracterizado

típicamente con cuernecillos y rabo rudimentario. Si-

mu-

glos atrás era, a lo visto, el propio Lucifer, quien,

cho menos atareado que hoy, bien por ser entonces

más exigua la especie humana (bien por gustar ella menos de su compañía y colaboración), ocupaba sus ocios montando, con decorado y accesorios de la misma Naturaleza,

como

espectáculos

éste

que

refiere

Navarro,

cuya variada y selecta composición honraría hoy a cualquier empresario y, divulgado en programa explicativo, atraería a su establecimiento gran golpe de pú-

agotador de las localidades.

blico

«El

maldito

hechiceros,



Satanás

suele,

explica



invocado

,

en tiempo de invierno, cuando

árboles están secos y

no hay cosa verde en

un

hacer que inmediatamente parezca

con muchos arrayanes, maravilloso linas

por sus

flores

y frutos,

vergel florido,

al fin,

un

jardín

con muchedumbre de ruiseñores, carde-

(jilgueros),

pajarales (pardillos), mierlos (mirlos),

Tam-

con otros géneros de aves, con exquisitos cantos. bién parece que a uno sela

a unir,

Mago

los

las huertas,

que

es

le

quitan

la

cabeza y vuélven-

todo ilusión y apariencia.

Simón

hacía que se moviesen y andasen (sic) las esta-

tuas de

madera o de cualquiera

otra cosa;

en medio de un fuego ardiendo, no ventaba en medio de

se

puesto

quemaba y

él

se le-

los aires; las piedras hacía parecer

panes y transformábase en una figura y en

94

otra.

Todo

SUPERSTICIONES

Demonio por movimiento

cual puede hacer el

lo

cal,

como

los

ojos

...

lo-

sucedió a Apolonio, que, estando delante de

Emperador Domiciano, repentinamente,

del

desapareció.»

Pues con

ser

menguado

tan

el

diabólico,

arbitrio

eran incontables las criaturas humanas que aspiraban a disponer

de

aun

tetñéridolo a su servicio,

él,

a true-

que de pactar implícita y hasta explícitamente con el Enemigo malo. No ignoraron los iniciados en coqueteos infernales

resonaban en

ritos

que

ademanes o

vocablos,

ciertos

como en

el infierno,

tierra cual-

la

quier convencional llamada de socorro; y que el ser-

de urgencia organizado por Satanás a

vicio

cana, según diríamos hoy, facilitaba sencia

y

eficaz

mayor o menor

hembra que se

explícito

alma

al

intervención cuantía,

le invocó.

de

ameri-

inmediata pre-

la

algún

Demonio de del varón

sirviente

dócil

la

o

Este era el pacto implícito;

el

de vender

el

resume en

la

frase vulgar

Diablo.

Todos

los

pecados capitales, consentidos una y otra

vez y exacerbados por

la

impenitencia, conducían a tan

pecaminosa o herética pravedad. La soberbia de descollar

sobre

de riquezas;

semejantes;

los la

lujuria,

la

avaricia,

suales; la ira, rencorosa y vengativa;

ble

y groseramente regalona;

mente malévola, y

la

codiciadora

estimuladora de apetitos sen-

la

pereza, rebelde a

95

la

gula, insacia-

envidia, la

implacable-

pena impues-

DUQUE DE MAURA ta

en

como

Paraíso

el

masculino del pecado

rescate

original.

«La nigromancia

—enseña

Navarro



es

aquella arte

maldita con que los malos hombres hacen concierto

de amistad con platicar

con

él

el

Demonio y procuran de

hablar y

para que les revele algunos secretos o les

dé favor y ayuda para alcanzar algunas cosas que desean. Para hacer estas invocaciones,

el

ellos

Demonio

les

enseñadas ciertas palabras que digan o ciertas

tiene

ceremonias que hagan de

sacrificios

de pan y vino,

de viandas, de sahumerios de diversas hierbas y otras El

Demonio

cosas

a

ellos,

por estos servicios que

este

talle.

le

concertado con

tiene

hacen, que se les apa-

recerá y hablará con ellos por palabras o por señas con

que

le

ras;

entenderán. Estas artes son en muchas mane-

porque

algunos

llaman

al

Demonio haciendo en una

en

tierra

con

redoma de

cierta

agua; otros, en un espejo o en pie-

círculo

ciertas

señales;

otros,

dras y anillos, y alguno de ellos, en la vislumbre de las

uñas de sus manos y de otras mil maneras; por

cuales, invocado

el

Demonio,

se les

aparece en

chas y diversas maneras. Unas veces se figura otras,

les

las

mu-

aparece en

de hombre, y le ve el nigromántico y le habla; en figura de alma ensabanada; otras, en figura

de perro;

otras,

en figura de cabrón, de gato, de lobo

u otros animales.» «También hay otra manera de nigromancia en que

mas oye

las

el

nigromántico no ve

al

esta

Demonio,

palabras o señas que le hace, y esto en di-

96

SUPERSTICIONES mal

versas maneras; unas veces este

en un animal bruto y habla en

...

espíritu se enviste

él; otras veces entra

cuerpo de un hombre muerto y habla por

el

viéndole

la

lengua; otras veces

do entre sueños y

dice algo;

le

truendo y ruido y oye señas;

tiende sus

o en que V

el río, el

o en

Demonio

atienden

nza y

fuego, y de otras

como

aire,

el

muchas maneras hombres malos,

tiene enseñadas a los los

vagabundos

cuando hablan delante de otros en su

los otros

no

les

Entre los adeptos a in

sus palabras y en-

haciendo señales en

entienden sus palabras,

así

durmien-

otras veces hace es-

hombre

el

otras, el

se le aparece

en

mo-

él,

se

jeri-

entienden.»

magia diabólica había tam-

la

de todo, desde los que afrontaban

el castigo

de

os en la otra vida y el de la Inquisición en ésta con ^•1

de adquirir pleno dominio de

la

Ciencia pura, a

lejanza de los practicantes del Arte Notoria, Cabai

ica

o Paulina, hasta los que pactaban con

no a trueque de vengar un único agravio o

el Infier-

saciar

una

sola concupiscencia

El Instituto Jerónimo Zurita (del Consejo Superior

de Investigaciones Científicas) acaba de pubHcar

muy

don Sebastián Cirac EstoLos procesos de hechicerías en la

interesante monografía de

pañán,

titulada:

Inquisición

de Castilla

la

Nueva. Examina

el

autor

todos los incoados y resueltos por los tribunales del

Santo Oficio de Toledo y Cuenca XVI, XVII y XVIII.

Aunque no

97

agote

durante los siglos el

tema de

la acti-

DUQUE DE MAURA vidad

en España, esta aportación con-

inquisitorial

cienzuda, sistemática y galanamente expuesta, permite

colegir

de

las

extensión e importancia que cada cual

la

maneras de hechicería alcanzó en

el

curso de ese

período entre nuestros mayores.

Se demuestra

que durante

allí

siglo xvi

el

funcio-

naron, aunque en proporción menor que en otros países,

laboratorios

para

y gabinetes de consulta

hechiceriles

práctica de hechicerías, adivinaciones, curacio-

la

Hubo también Licenciado Amador

nes mágicas, conjuros, maleficios,

algún

mago o

como

hechicero,

de Velasco, admirado por

el

etc.

el

vulgo, agasajado por los

magnates y respetado hasta por sabios seglares y tuosos eclesiásticos. lid,

de

17

el

Cuando

julio

de

se le prendió

1576,

no

sólo

en su bibHoteca Hbros prohibidos en

los

vir-

en Valladohallaron

se

dos índices

expurgatorios publicado's en 1559, el de la Inquisición

romana y

el

dés, sino

que

don Femando Val-

del Inquisidor español

se descubrió entre sus papeles

demito, escrito de su puño y

letra,

«un cua-

que contiene índi-

ce o tablas de los remedios y efectos cuyas fórmulas y soluciones,

expuestas en otros cuadernos aparte, ser-

vían para amores, ligar y desligar, no poder hacer ma-

concepción y

leficios,

proveer de virgo, evitar

parto;

contra fantasmas y brujas;

sión mala entre sueños o

sona lo

y bailen

la

que en

el

buen

para no tener viellos diga

ima per-

que hubiese hecho entre día; para que canten los

hombres en cualquier parte donde

98

estu-

SUPERSTICIONES

...

vieren ; las mujeres salten y bailen por la calle, o alzadas las

faldas, estando

muy

cosas

al

ridiculas

fuego, o se destoquen y pasen

y de maravilla;

para

ser

bien-

quisto de señores y Príncipes, vencer a los enemigos,

para que imo se

ni sufrir daños;

no morir de herida

vaya secando hasta que muera o padezca enfermedad o se muera pronto y con violencia; ganar

dónde hay

sieres;

que

quisieres,

para que no se

tesoros y desencantarlos;

un término o pueblo y

apedree

caiga la piedra

te

muerdan

ladren ni

haya ratones ni moscas; las

un punto

perros y no

los

para ahuyentar

serpientes, hacer

encantar

peces en

do qui-

de un término donde

se junten los lobos

no

ver

al juego,

que

langosta,

junten muchos

se

huyan

del río; que

la

palomas de

las

sus palomares, las abejas de sus colmenares, las vacas

y

las ovejas;

para cazar y pescar mucho; juntar

chos cuervos; entender lo que dicen están glojeando; que

se críen

mu-

aves cuando

gusanos en los árbo-

que un caballo u otro animal no pase por una

les;

calle

no

no

las

aunque

le

se críe fruta

ni uvas en rrilla

den muchos espolazos; en una huerta por

muy

verdes que estén los árboles,

una viña; dure mucho

de oro pese más de

lo

que

el vino,

tiene;

y ima ba-

embeodar a una

persona sin que lo sienta; tener segura

la

casa de

la-

drones y de fuego; que no duerma una persona en toda ima noche; hacerse invisible y caminar cien o

99

DUQUE DE MAURA trescientas

leguas

sangre de

la

en una noche;

restañar

fin,

heridas y sanar sin medicina de todas

las

enfermedades».

las

Todavía en

el

primer tercio del

en 1611 a su regreso, con jornada de Larache.

«Con

proceso de

el

de

estrella

tuvo este

siglo xvii

vm émulo de menor envergadura, encartado

hechicero

la

en

y,

Duque de Fernandina, de

el

He

aquí lo que escribe Cirac:

Amador de Velasco

palideció la

en España. Diego

los astrólogos judiciarios

Alfonso de Medrano, a pesar de sus conocimientos

Duque de Fernán-

astrológicos y químicos, fuera del

dina, sólo entre el vulgo ignorante y algunos profesio-

gozó de cierto crédito hasta que

nales

embustes,

sus

aunque

siempre

química que de

ciencia

la

se

se descubrieron

valió

judiciaria.

En

más de efecto,

la

re-

corría los lugares sacando dineros a la gente de poco saber,

con drogas, piedras, aguas y otras medicinas

sofísticas,

simples

ser

fingiendo

y

compuestos para

efectos prodigiosos de sanidad y preservación

de en-

fermedadesy>.

«Desde autor te



,

mitad

los libros

del

siglo

xvii

—concluye

nuestro

mágicos, desaparecidos en gran par-

del comercio público,

se

hacen inofensivos, pier-

costumbres y ya sólo queda una hechicería informe y un curanderismo sin pres-

den su influencia en

tigio,

amparado en

mayor en

el

siglo

las

la

xviii,

incultura

en

100

el

religiosa,

cual

la

cada vez

profesión he-

SUPERSTICIONES chiceril

mular

el

y

mágica apenas halla disfraz en que

fraude y

Fundada que,

...

es,

disi-

la estafa.»

por

cuando evoca

glos, se refiere casi

consiguiente,

la

hechiceras

artes

exclusivamente a

I

o

I

opinión

de

común

aquellos

las brujerías.

si-

BRUJOS Y BRUJAS No la

monumental

intenta esta monografía recoger el

contenido

de

superstición

período

literatura

la

impresa hasta hoy sobre

humana,

histórico;

con aportaciones

ni aun refiriéndolo a breve menos todavía ilustrar el asunto

únicamente a

Aspira

inéditas.

más com-

señar en forma sucinta (con el fin de hacer

un

prensible

episodio

y costumbres de

concreto)

supersticiosas

los subditos españoles

Austria,

análogas

neos del

resto,

siempre a

de

re-

ideas

Casa de

la

de sus contemporá-

las

de Europa, espigando testimonios

fide-

dignos. Así,

o

pues, para

iimecesarias,

minar ruelo,

el autor,

excusar

transcribiré

en

que abarquen

del caso;

la

Ubro de

Cirac la

sin

discri-

textos de Ci-

suficientes

para

mi

materia especulativa propia

y pondré entre comillas

mente en

ahora,

letra bastardilla, los

Navarro o Thiers (muy

objeto)

machaconas

repeticiones

desde

que historien

lo

España de entonces.

103

los

extractos

acaecido

del

positiva-

DUQUE DE MAURA Aquellos

mente tor

moralistas

teólogos

en

los párrafos

«Hay una

examinan agotadora-

como

tema,

los varios aspectos del

verá el lec-

que siguen.

cuestión

muy

te entre gente plebeya:

ventilada,

brujos y

si

particularmen-

en cuerpo y alma, o

dadera y realmente

Demonio y

estando durmiendo, los representa

los

dd a entender que van, poniéndoles en

muchas

hechiceras

van

y

ellos

hablan con

y, antes,

que, en figura de cabrón, ir;

imagi-

la

de cosas. Esos hechiceros y verdadera y realmente a sus juegos

especies

y entretenimientos, han de

el

solamen-

si

te,

nación

van ver-

brujas

les

aguarda a

suben a caballo de

él

el

Demonio, hora que

la

y asen de unas

cerdas o crines que tiene, para que no caigan y les lleva allí

a la parte que les tiene señalada y multitud se juntan de brujos y brujas y hacen

cosas

por

los aires

espantosas

y

horrendas. y>

«Brujos y brujas tienen pacto y se hablan con

Demonio y procuran de

la

endemoniada

cuantos pueden

traer

secta.

Cuando

al

el

gremio

llevan algún

novi-

Demonio; y de la maReligión cristiana, hace uno voto

cio o novicia, le presentan al

nera que acá, en

la

solemne a Dios en manos de su superior, hace

el

así

allí,

desventurado novicio voto en manos del De-

monio, que está sentado en un

solio

o trono, con

mu-

chos atavíos y riquezas, como los tronos que se hacen para Reyes y Príncipes, y

le

ciendo voto de no apartarse de I

04

da él

la

obediencia,

ha-

y ser su esclavo o

SUPERSTICIONES

.

.

esclava; reniega de la fe católica, del

todos

y de tos;

Santísima Cruz y de

la

y

se ofrece ocasión

si

Cruz o

ta

Sacramentos y de

santos

los

las reliquias, lo

Bautismo y de Virgen María de

las reliquias

los

de pisar y hollar

la

San-

bendi-

hace.»

«Acuden con puntualidad monio, yendo con

la

.

mandamiento del De-

al

a los juegos que hacen de noche

él

y salen a hacer mal, matando bre

críaturas y ganados de labor; y puestas las manos sogrande de unas escríturas y hojas ne-

animales

y otros

un

libro

gras y oscuras, juran de obedecer al

Demonio como

Príncipe y Señor suyo.»

«Hecho

esto,

Demonio

el

siempre y valerle; y que entretenimientos

gustos,

y

dará bienes y riquezas,

bienes

pués de esta vida, otras cosas res

en

También

la otra.

todia y guarda,

le

que jamás

promete de ayudarle

le

le

inmensos; y

muy mayores

da un Demonio para cusle

desampare,

le sirva

todo y en todos los deleites y contentos que re.

des-

y mejo-

para

él quisie-

Tero todas estas promesas son engañosas, porque

el

Demonio no puede hacer

al

miserable

escribe

en

dole en

el

bre y

le

le

el

Hecho todo

bien.

borra Dios del libro de libro

nombre

negro de

del

la

Demonio, y

la

esto,

Vida y se

Muerte, rebautizánle

ponen otro nom-

señalan con unos señales negros

(sic),

que son

unos caracteres como de pie de gallo o de liebre o de otro animal.»

«Hecho

esto, todos juntos

hacen una procesión llevan-

105

:

DUQUE DE MAURA nuevo novicio o novicia con una vestidura a modo

do

al

de

casulla,

bilos

y todos llevan unas luces encendidas de pa-

y pez, yendo el

Demonio con

como

ellos,

Presi-

dente, en figura de cabrón o de otro animal, y le dan

como

obediencia, culto y reverencia

Concuerdan gurar que

el

las

a Príncipe y Señor.y>

versiones dignas de crédito

camuflado, en hechicerías domésticas, fué públicas y solemnes, el

las

de

en ase-

bicho favorito de Satanás para intervenir,

cabrío. Tratándose

no

es verosímil atribuir

ser infernal tan anticaritativo,

esta predilección a justicia reparadora

tosas sinonimias

otros animales

y en

el sapo,

macho

de inicuas y afren-

humanas, puesto que no

se extendió a

análogamente vilipendiados por

los

hom-

bres sin culpa ninguna Suya, ni pretexto denigratorio, salvo, acaso, el cerdo, que,

en siendo negro, servía oca-

sionalmente, como el perro, el gato y el gallo de mismo sombrío color, para fortuita envoltura carnal

ese del

Ángel malo. Ocultan pudorosamente nuestros canónigos descriptibles escenas propias del aquelarre a

rriesen

las

in-

que concu-

promiscuamente brujos, brujas y diablos. Tamal lector, que no gusta-

bién yo los omitiré, por respeto

de verlas evocadas; pero no puedo

ría

jería

revistió alguna

callar

que

la

bru-

vez formas onanísticas. Véase

el

texto fehaciente ^í

Algunas brujas o jorguinas, hacen unas cosas tan

maravillosas que no se sas naturales.

Unas

puede dar razón de

se untan con I

06

ellas

por cau-

ungüento y dicen

cier-

SUPERSTICIONES tas

palabras y saltan por la chimenea del hogar o por

una ventana y van por tierras allí

...

muy

lejos

el aire,

y en breve tiempo van a

y toman presto, diciendo

las cosas

que

pasan. Otras, en acabándose de untar y decir aquellas

como muertas y frías, quemen o sierren, no lo

palabras, se caen en tierra tido alguno;

aunque

las

sin sen-

sienten,

y dende a dos o tres horas, se levantan muy ligeramente y dicen muchas cosas de otras tierras y lugares, a

donde dicen que han que pierden todos ta,

ido. Otras,

los sentidos,

de

que caen, aun-

éstas

quédales

lengua suel-

la

y hablan maravillosos secretos de ciencias que nun-

ca aprendieron y de las ^Santas Escrituras, y dan decla-

aun

raciones maravillosas de que se espantan

los

muy

grandes sabios, filósofos y teólogos; y preguntados los

de

sabios,

las

causas de estos maravillosos efectos, no

hallan para ello causas naturales, pues es necesario decir

que son

sobrenaturales.:!^

Efectivamente; no se adquirirían de supraterrenos con

la sola práctica

túrgicos, el principal

votamente

al

las

el

esos dones

agujero

la eficacia

li-

en besar de-

más hediondo

las virtudes intrínsecas del

hechiceras o

ciones que recibían del so incoado

los cuales consistió

cabrón presidente

de su cuerpo ; ni por

usaban

de

fijo

asidua de los ritos

unto que

pedagógica de

las lec-

Demonio, puesto que, un proce-

en 1527 por

la

Inquisición de Cuenca, nos

permite estimar unos y otras en su justo valor, merced a declaraciones o confesiones de varias brujas, vetera-

nas

y

expertas.

107

DUQUE DE MAURA «Quiteria de Morillas declaró que ella

Helas aquí;

y sus compañeras iban por altillas

y en

noche a matar niños algo

la

desgreñada, y su madre algo to-

el aire, ella

cada con un rodeo, hechas brujas, con unas malas falderas,

invocando a Belcebú, después de untarse

ingles, sobacos

las corvas,

y cojointuras de los codos, por dentro,

con un ungüento hecho de niño muerto.

En un

cera, pez, ajenjo, culebra y prado del campo de Barahona bai-

laban con ciento ocho diablos bajo yoral,

y aUí mismo tem'an lugar

dirección del

la

ma-

los reniegos, apostasías

y entrega de almas». «iLa Ansarona conñesa que fué bruja durante

treinta

años ; y se hizo, porque, hallándose una mañana sus carnes pellizcadas y negras llas

con ahogarla

si

como

no quería

che de invierno, entre

hombros, enmedio de

lirio, le

las siete

los

amenazó

ser bruja.

y

las

Por

la

eso,

Mori-

una no-

ocho, untóla en los

brazos y en sus cojrunturas,

con ungüento hecho de culebra, unto de caballo,

tela

de

niño muerto, corteza de noguera y cera para cuajarlo.

Luego, dando palmadas con ces al

la

mano, llamaron

tres ve-

Demonio, diciendo: Ven, ven Mucifer

(sic)

Ven, ven Bercebú.

«Se

les apareció

mediana

estatura,

en forma de hombre negro, mozo, de de ojos bermejos y encendidos como

fuego, con voz ronca, y les turas

mandaba

ir

a matar las cria-

que no estuvieran santiguadas ni tuvieran cruces o

io8

:

:

SUPERSTICIONES imágenes, porque sólo a éstas podían sus almas,

no

llegar.

Le

ofrecían

no santiguándose ni mentando a Jesucristo

a la Virgen; el Diablo las querría

muchas

...

mucho,

las daría

en su compañía y las haría señoras de todo. Pero cuando le ofrecían sus almas con la

riquezas, andaría

boca, en el corazón se lo daban a Dios y a Jesucristo.

(Esto liltimo lo dicen las jorguinas ante el Inquisidor, y la vista del potro de tormento.) Para ir a matar

quizá a

niños y a bailar en

el

campo de Barahona, decían

tres

veces el conjuro

De con

viga en viga,

la ira

de Dios

y de Santa María. «Salían por la ventana, yendo por el aire, dos palmos

sobre el suelo, de compás de

un ave volando; pero anda-

ban algo tontas y algo turbado el sentido. Sólo caminaban hasta media noche, y antes de cantar el gallo se volvía a casa.»

Las ra

faldetas

humana de

sistía

y

el

rodeo son tan insóhtos como

Satanás;

el

uniforme de

las

la figu-

brujas con-

precisamente en su total desnudez; y ello permitió

identificar a

una mujer que

lo era

en

las curiosas cir-

cunstancias que consigna esta narración

«Fué una bruja a

las

juntas que hacen con el

nio,

y habiéndolas acabado,

que

ellas tienen

yéndola por

la

Demo-

volvía a su casa el Diablo

señalado para llevarlas y traerlas, y, tra-

los aires,

oyó

la

campana

109

del lugar que acos-

DUQUE DE MAURA tumhraba tañer a dejó

el

Demonio

y abrojos, a

las

oraciones,

la orilla

de un

llamó; pero

como

mozo

el

Como

río.

un hombre mozo del lugar por le

en

y,

oyéndola,

la

entre unas arboledas llenas de espinas

la

allí,

vio desnuda en carnes y

por

los cabellos todos esparcidos

y

sucediese pasar

ella le conociese,

el

cuerpo, no se atre-

—¿No me conoces? Mira

vió a llegar. Entonces "ella dijo:

que soy fulana.

Como

el

mozo no

que cómo estaba



conoció, llegó a ella y le pregun-

la

así

y quién

la

Comenzó y el mozo le

había traído.

a proponer algunas excusas fingidas,

ella

dijo:



¿cómo puede

^£50

me

vos

habéis de decir

ser? la

No

os creo, ni

verdad, porque

me

si

no

satisface;

me

iré

y

os dejaréElla,

dijo to.

viendo que

que

le diría la

Entonces

él

las

excusas que daba no las creía,

verdad

si

prometía de guardar secre-

prometió y juró de guardarlo; y luego,

dijo ella:



Has de saber que soy bruja y anoche me llevó el Demonio a la junta que acostumbramos, y me volvía a mi casa cuando aquí, en este puesto, oyó la campana del alba y

me

El mozo

dejó de la manera que ves.

la trajo vestidos

y

la volvió

a su casa; pero

palabra y promesa de guardar secreto, le manifestó a unos y otros y se divulgó el caso, y la pren-

olvidado de

la

dieron, y confesó la desventurada ser así decía.-» I

I

o

como

el

mozo

.

SUPERSTICIONES... Generalizada

convicción de haberse imprescindi-

la

untos lubrificantes de

muerto para

de niño

de entrañas

ble menester

miento súbito de criaturas o dolencia

da con síntomas extraños

no de les

«En

el

inquisitoria-

como podría

leví del delito

dres de

docenas.

último auto de Fe a que asistió Felipe

lebrado en Zocodover

ce-

II,

en 9 de junio de 1591, abjuró

de brujería CataHna Mateo. Los pa-

un niño muerto

hicieron la siguiente declara-

Catalina Mateo, íestejando el día anterior a

ción:

criatura, dijo

dió

complica-

contienen numerosas referencias de casos concretos.

Citaré tan sólo tres,

de

infantil

se atribuyó al maleficio asesi-

más próxima. Los procesos

bruja

la

los

hechicería, cualquier falleci-

la

que era un niño

un poco de

harina a

lo cual la riñó su

marido.

madre que dos personas cosa mala, se asomaron a

oyó ruido en cargarle

el tejado,

muy

madre, que

la

A

las

se la negó,

doce de

desfiguradas, la

la

como

si

cayóle tierra encima,

da. Pero quebrantada del sueño,

no

la

fueran

puerta. Luego, al acostarse,

un sueño muy pesado y quedóse

sí,

por

noche vio

con

la

empezó

al fin

halló a su hijo.

Llamó

a

dormi-

congoja en que

estaba por las brujas, despertó con sobresalto...

junto a

ia

bonito, y luego pi-

a su

Mas

madre y a su

marido, los cuales no despertaron, a pesar de los gritos

que dio, en

mo

tai

forma que llegaron a despertar a un

pri-

suyo que vivía en otra casa. Encendida lumbre, ha-

llaron al niño arrimado a la pared, quebrados los brazos

y por

los ríñones, torcidos los rostros I

I

I

y arrancadas sus

DUQUE DE MAURA vergüenzas y hechas otras muchas crueldades en son para quebrar

entendió que las brujas

guna persona humana,

le

como

que

dijo la

no esa bruja

si

él,

madre; y se habían matado, porque nin-

corazón,

el

le

podía parar de

aquella manera, estando la puerta del aposento cerrada».

«En Cuenca

Un

ñalver.

estaba difamada por jorguina Illana Pe-

día amanesció atada la

mano y rasguñados como

todos los rostros, llena de cardenales la cara y toda

muy

trastornada y espantada e

de

vanillas

los brazos atadas,

sucias las tocas e las go-

porque toda

la

noche

es-

chimenea y se clavó un asador; mas como aquel día apareció muerta una criatura, se sostuvo deshollinando

la

pechó que

había andado brujeando y

matado.

la Illana

De muchos

tora a Illana

:

jas,

verla; los labios

da e da,

el

la

corría la san-

boca y por las narices e orecuerpo lleno de cardenales, que era lástirrm

le salía la hiél

e todo el

había

una niña que estaba para bautizarse aquel

día fué hallada muerta, en forma que

gre y

la

infanticidios nocturnos hacían au-

por

la

rompidos e

la

garganta toda magulla-

costadero del corazón. Otra niña apareció ahoga-

muy

descoyuntada, acardenalada, con un bracico

encogido que parecía haber recibido un golpe; y

así otros

niños, despizcados, magullados del ombligo abajo y re-

ventando sangre. Todas eran señales de hacían

muertes que

las brujas.»

«En 1645

se procedió

en Madrid contra cuatro mu-

y de mala vida- Decía un testigo que noche de las más rigurosas de enero y febrero,

jeres hechiceras

cierta

las

112

SUPERSTICIONES... cuando había por ve,

grandísima cantidad de nie-

las calles

llamaron en una casa cinco mujeres, que con

un pandero y

ruido y algazara tañían

venían de un bautizo o de una boda. Pero

que indujo sospechas contra

acostarse. Cerradas ya las

madre revolotear cerca de su

puertas y ventanas, oyó la

ventana como un pájaro grande a

una gran volada de

por

aire

mañana, cuando

la

madrileñas que

las brujas

andaban siempre juntas antes de

ta;

causa de

muerte desgraciada de un niño

estos procesos fué la

sintió

la

mucho porque

casteñetas,

los

modo de

que

lechuza, y

enfrió la gargan-

le

padres despertaron su-

dando y acongojados, tras un sueño largo y profundo, se hallaron muerto su hijo con los muslos acardenalados, vacías y negras de sangre sus partes,

que parecía

chupado de brujas y apretado con la boca, como es notorio que las brujas matan y hieren, según el testi-

monio de dos Las

cirujanos.»

de

expansiones

eran, en verdad,

mucho más

del todo eutrapélicas.

Vea

tas serranas, entraditas

pulas de

Satanás,

otras

contemporáneas

inofensivas,

ya que no

el lector los solaces

de

cier-

en años, que no parecen

discí-

del Arcipreste de Hita.

«Los

sino

vecinos de Miraflores de el

brujas

acusaron de brujas,

la Sierra

año 1644, a María Manzanares, mujer anciana de

más de

sesenta años, y a su amiga

setenta y cuatro.

Se

decía

que

Ana de

Nieva, de

habían hallado a

la

Manzanares, en dos ocasiones, brujeando desnuda en cueros por

la

Sierra,

y que uno de

11^

los

que

la

vieron

DUQUE DE MAURA cayó malo y se fué secando; pero

una vez

se estaba

limpiando

en una caballeriza, y manteo. Otro

mas con

la

la

respondió que

ella

pulgas que había cogido

las

enjugando im

estaba

otra,

había visto desnuda de todo

pechos cubiertos, que andaba

los

el

cuerpo,

muy

a pri-

cogiendo entre galayos y peñas animaütos y cucara-

sa

hachas.'»

«Declaró

la

Nieva que una noche, hallándose en

portal de casa, al dar las doce, invocó la

a los demonios y, al instante, aparecieron jas,

El brujo iba sacando a bailar a

ellas.

brujas, y todos, danzaban muy a

al

son de unos panderos que traían,

De

un

cabrío en cabrio

la ira del

luego de haber bailado

instante

las

prisa, diciendo:

con

Y

muchas bru-

una en un cabrón negro, y un brujo

caballeras cada

en medio de

el

Manzanares

marchando

a

Diablo.

un

rato, desaparecieron

Tor de Laguna

en

a beberse tres

de vino en una bodega...»

tinajas

Esta hechicería campesina

La

difirió,

bruja rural (porque

en todo tiempo, brujo, cuando

de

la

no

llegó a ser astrólogo o nigromante, dio siempre sen-

urbana.

sación subalterna de sa)

es

una

teratura.

viendo

mero consorte o simple compar-

antigualla histórica

Nos

lejos

la

el

perpetuada por

la

ü-

describen novehstas y cuentistas vi-

de poblado, en casa, choza o chamizo de

siniestra catadura,

feamente

114

anciana,

asquerosamente

S U PE

RST ICION ES

desaseada y hosca o agresivamente bir la

nunca

que

otras visitas

las

mejante,

física, la codicia, el

allí

amor o

con tan clandestina

propias ausencias de

la

.

.

solitaria,

sin reci-

de vergonzante cliente-

de ambos sexos, impulsada

moral o

.

por el

tribulación

la

odio a algún se-

nocturnidad

como

las

consultada, cabalgando en cue-

ros sobre palos de escoba o cabrones hípicos.

Custodiadas

las jorguinas

cho más que por

la

por

en lazareto de pestilencia moral, donde

las

ron alguna vez no sus artes hechiceras, sino

de un malvado,

la irreflexiva hostilidad

cinos o la novelería lugareña;

medad, vejez o inanición, ellas

mu-

el terror colectivo

fuerza pública, vivieron recluidas

la

acorrala-

calimmia

de sus conve-

y murieron de enfer-

que

sin los auxilios divinos,

rechazaban, ni los humanos, que nadie quería u

osaba prestarlas. Pero

si

hemos de

creer a esos üteratos,

entre innumerables brujas satánicamente impías y cru-

damente

sanguinarias,

las

hubo

también

humanas,

compasivas, bienhechoras y hasta angelicales.

Las avecindadas en

villas

podríamos llamar

como

la

y ciudades populosas

ejer-

una verdadera profesión, que

cieron, por el contrario, liberal,

tan necesaria en la repúbHca

aludida por Cervantes,

la

cual

muchas de

ellas

acumularon o simultanearon con esa otra pecuHar suya. Cultivaban todas con esmero y lucrativo provecho supersticiones populares y las eruditas, salvo diversas

mandas, su

farmacopea no fueron

las

que sus

química, medicina y cabalísticas o seudocientíficas,

astrología,

115

DUQUE DE MAURA i.ino

hipócritamente empíricas, cuando no francamente

Habría sido vano buscar en esa grey

diabólicas.

menina almas poseídas de caridad correctas

pero

agnóstica;

filantropía

las

fe-

y aun de

cristiana

hubo profesionabnente

y burguésmente apañadas, que

se

enrique-

cieron, sin fraude suplementario, a expensas de la in-

agotable credulidad de sus esperanzados o agradecidos clientes.

Esas tales no asistieron jamás a conciliábulos,

aquelarres ni orgías satánicas, y murieron de senectud

haber visto nunca cuernos ni rabo de demonio

sin

ninguno; no faltando

quien confesó ante

siquiera

el

Santo Oficio haber sufrido desmayo casi mortal por

haber supuesto al

gato negro

identificado tico

noche

cierta

encarnación de Satanás

irrumpido de súbito en su alcoba, e

luego con

el

vulgarísimo minino domés-

de su vecina-

No

acertaría a rematar este

tema de

las hechicerías

abrujadas, con párrafos que, por concepto ninguno, su-

perasen ni aun igualasen a los finales de

la

mentada

obra de don Salvador Cirac, cuya erudición va pareja

con su sensatez. Aduciendo

tras

de cada aserto

el lu-

gar bibliográfico justificativo de la cita, escribe ese autor que,

en Lorena,

se

quemaron 900 personas en

curso de sólo quince años del siglo xv;

durante

el

el

en Ginebra

breve espacio de tres meses, más de 500;

en Francia, 300.000 hechiceros y brujas dentro de siglo y medio, calculándose que fueron 100.000 los hechiceros

alemanes de ambos sexos ajusticiados en I

16

el

SUPERSTICIONES XVII, y

siglo

idéntica

30.000

dor del Santo

condenados a dos

los

que por lapso igual y causa

fueron ejecutados en Inglaterra.

Grac concluye

la

los

...

la

siglos

así:

«Llórente,

el

abyecto

difama-

máxima de

los

hoguera en toda España, durante

to-

Oficio,

da como

cifra

de Inquisición, por todos

los

delitos,

de 31.912. Compárese este número con cualquiera

de

los asignados

un

siglo sólo

por

a Francia, Inglaterra y Alemania en el delito

España y su Inquisición tierra

de buen sentido;

de hechicería, y aparecerán

como el

lo

que fueron: España,

Santo Oficio, institución

bienhechora v Tribunal de misericordia».

117

MALEFICIOS Y CONJUROS Hechiceros y hechiceras intervenían malévola y supersticiosamente,

según

contingencias humanas:

los

teólogos,

en todas estas

amor de varón o de hembra;

venganza por odio o envidia; esterilidad; enfermedad; muerte; locura, y adquisición o posesión de riquezas y cosas materiales.

Gente vana, impaciente o incauta, impetró de tal

cual vez la consecución de

un bien

lícito

o

ellos el re-

medio contra un mal presumible o advenido ya por causa de los solos desabrimientos propios de tencia lo

en

el terrestre valle

uno y para

tercesión de los bienaventurados la

del

exis-

de lágrimas. Pero como para

lo otro la misericordia

más general que

la

de Dios y

la in-

inspiraban confianza

Demonio y

sus ministros,

no

soheron recurrir a éstos sino quienes, contraviniendo los

preceptos del Decálogo, codiciaban bienes ajenos

o deseaban

al

prójimo males que no querían para

Incluso los enamorados frecuentadores de se

sus

habían vaHdo con anterioridad, en vano,

119

sí.

antros

de

los

de

recursos

tradicionales

espontánea atracción in-

la

y no acudían

tersexual;

MAURA

DE

D U Q-U E

inquiriendo

allí

modo de

el

seducir al objeto de su pasión, sino el de forzarlo.

La

honrilla profesional

y

acoso de

el

tiva para el hallazgo te aplicables

los

concurren-

a" las

inven-

la

de fórmulas eficaces, idóneamen-

posibles

demandas de su

como

provocadoras de maleficios,

así

la

estimulaban en brujos y brujas

cia mercantil

clientela,

conjuradores de

que premeditaban o estaban ocasionando ya he-

chiceros rivales. Cientos y hasta miles de esas recetas

mágicas se pueden recopilar, tomándolas de

los

es-

sobre materia hechiceril, narrativos, procesales,

critos

moralizadores o anatematizadores.

No

vale la pena de

insulso

abrumar

al lector

como monótono, porque

mismo, aunque varíe sorpren-

del recipe es siempre el

dentemente

el

con fárrago tan

armazón técnico

el

contexto del recetario. Maleficios y con^

juros se atenían indefectiblemente a estas líneas esque-

máticas:

un

to táctil

que

comestible, bebestible, emplasto se

pudiera rozar con

sunta víctima, procurando que cualesquiera de ble

de

un

siempre

incongruentes

absurdos; y, por

fin,

en

entrase el

ellos

porquerías;

acto,

con

un

el

cuerpo de

el

la

u objela

pre-

composición de

mayor número

posi-

movimiento o ademián caso,

preferentemente

latinajo, oración, blasfemia

o

simple sandez, que cayera en verso, por rimar sus frases

asonantada o aconsonantadamente.

Los daños

a

personas o cosas (muebles, inmuebles

120

SUPERSTICIONES O semovientes)

desde

producían de

muy

diversos modos,

mal de'ochio)

sencillo aojamiento (el italiano

el

hasta el

filtro

bebedizo que, sin ser ponzoñoso, deter-

como

efectos tan instantáneamente mortíferos

minaba

más

del

los

se

...

veneno,

terrible

cunstancia complicativa de que

mánticos de ambos sexos

les

a

era

mediando

muy

cir-

la

pocos nigro-

dable deshacer sus

propios maleficios, una vez prácticamente iniciados o aplicados.

Constreñido por a examinar

uno

la

solo

vastedad del tema,

de

los siete epígrafes

el

tórico

único que guarda relación con

limitaré

enumerados

y sus aledaños, por

arriba: el de la esterilidad

bién

me

tam-

ser

episodio his-

el

mono-

a cuyo desentrañamiento consagro esta

grafía.

Hablen

los técnicos:

guada que

el maleficio

muy

«Es cosa de

y aveñ-

cierta

hace por

los ligados se

los

hechiceros y magos, o con palabras malas o^ con cosas contagiosas y venenosas que el

ne pactado con

el

mago y

Demonio. Por

el

hechicero

hombre o la mujer impotentes:». «iTambién hemos de presuponer como cosa

hacen

al

que puede haber sido impotencia natural, ne a

tie-

cual maleficio se

los

hombres naturalmente,

sin

que

la

cierta

cual vie-

se mezcle el

Demonio en ellas, como por alguna rotura o golpe, o por ser el hombre o la mujer muy fríos o muy secos, o por otros impedimentos naturales por estériles; la cual esterilidad o I

2

I

lo cual

impotencia

quedan

proviene de

DUQUE DE MAURA las

dos causas referidas, que los médicos llaman inter-

nas y extemas.»

«Pero como

Demonio

el

es

puede secretamente

filósofo,

hombre, por

el

grande médico y la mujer o al

tan

aplicar a

pacto que tiene con

ro, cosas naturales

mago

el

hechice-

que enfrian demasiadamente, de

la

cual aplicación se sigue la esterilidad en la mujer o la

impotencia en

el

hombre. y>

Especifica luego el canónigo tres causas de esta últi-

ma, que podríamos llamar mecánicas;

lo

hace en latín,

y guardando yo respetuosa distancia de abstendré de traducir y aun de transcribir texto;

me

limitaré a copiar lo

que

ta causa,

que

Cuando

es ésta:

la cita

no lleguen

el

un cuerpo

esterilidad,

conciben.

Pero

el

de

consignó la cuar-

uno a

otro,

en medio para que

al otro.

Este maleficio, que en

mente de

(sic)

en

Demonio impide y

el

detiene los cuerpos para que no se junten

o poniendo algún fantasmo

el arriscado

el autor

en román paladino, y empalmaré con

me

acólito,

mujeres se llama propia-

las tal

manera

Demonio y

sus

las

daña, que no

hechiceros

obran

más frecuentemente en los hombres, porque ordinariamente hay más hechiceras que hechiceros, y así, más quieren dañar a los hombres que a

«Diráme

el curioso:

¿Cómo

potencia es natural o del

mujeres».

Demonio? Digo, que

natural y proviene de frialdad tural, el

las

se conocerá si la tal

imes

u otro impedimento na-

varón no tiene apetito de tener acceso.»

122

si

SUPERSTICIONES «Todo

esto sucede ordinariamente

porque acudan a

brujas,

ellos

y

les

...

por

los brujos

y

paguen por desha-

cer semejantes ligamentos, o por odio, temor y mala

voluntad que tienen. También estos ligamentos suce-

den en to del

los contrayentes antes

de recibir

matrimonio, porque como

el

migo de Dios y de sus obras santas^ acudan y pidan favor a sus amigos

el

Sacramen-

Demonio los saca,

es ene-

para que

los hechiceros, y,

le den obediencia y reverencia que Majestad de Dios se debe. También lo hace

por este medio, a sólo

la

por quitar y

lo

que

el

primero y debido fruto del Sacramento

es lícito por

casados, y que el tes

que

él,

Demonio

es el

primer acceso de

los

se lo lleve, haciéndose an-

de contraer matrimonio muchos pecados mortales.

Para esto ha sembrado una cizaña perniciosísima en gente ignorante y plebeya, persuadiéndoles por hechiceros y brujas o moviéndoles la fantasía, para que

la

antes que reciban el Santo Sacramento tengan cópula

y se ayunten, dándoles a entender que,

si

no se jun-

taran antes, los ligarán.»

La

invención y divulgación de esa fábula

atribuir a

se

ha de

mera perversidad demoníaca, no (como po-

drían suponer espíritus demasiado bien pensantes), al propósito de emular a Dios en el fomento de familias

nimerosas.

Lo

acreditan

así

terminadores de criaturas te los siglos

estos otros maleficios ex-

usados por Satanás duran-

XVI y XVII, cuando no había perfeccionado

123

DUQUE DE MAURA como

aún,

ha hecho ulteriormente,

lo

los

métodos de

propaganda y práctica antigenésicas. «£/ Demonio, enemigo capital del género humano,

no sólo procura destruir también en

la

lo espiritual, sino

tienen

cuales

Naturaleza, impidiendo sus efectos.

nera causa

en

hombre en

e invisiblemente, las

creta

con

al

corporal, aplicando cosas naturales se-

lo

Demonio muchos

el

los partos, aplicando

que aprieten de

tal

medicamentos, yerbas o zumos

manera

partes naturales de

las

dicamentos con

parir,

tal

pade-

muchos dolores y tormentos. ciertas yerbas o me-

criatura

la

los

ma-

esta

abortos y dificultades

mujer que no pueda de ninguna manera ciendo ella y Acostumbran

contrariedad

De

médicos aplicar

los cuales

hacen

pues como

fácil el parto, saliendo

Demonio

sea el

más

peritísimo médico de cuantos han sido y serán, es

muy

bien

la

criatura;

el

averiguado que puede aplicar cosas contrarias que lo

impidan o hagan

dificultoso.-»

Otro maleficio antiprocreativo, entonces

el

estadísticas

Demonio (aunqve impida precisar

si

al

la

lo

cual recurrió por

consabida

falta

de

menudeó con mayor

o menor frecuencia que hoy), consistía en sembrar y cultivar rencillas y odios conyugales. No obstante el silencio

de

los teólogos

(poco detalhstas y puntualiza-

dores en esta materia, a causa quizá de su inexperta soltería canónica),

malo,

amén

brujas, se

se

ha de presumir que

del interesado

hubo de

el

Enemigo

concurso de hechiceros y

valer también del espontáneo

124

y gra-

U

S

PE RSTICI ON ES

mito que debieron de

facilitarle

...

abundantemente suegras

y cuñadas indiscretas, deudos y amigos oficiosos o infidentes,

y amigas o vecinas sonsacadoras, entremeti-

das, chismosas o cizañeras-

Los moralistas

célibes tratan esta cuestión desde al-

que no permite distinguir esos

tura

aYa que

Demonio no

el

inmediatamente

obrar

proponer en

la

en

detalles:

tiene potencia para el

entendimiento,

poder

procura

imaginación y fantasía varias imaginarepresentándola en

ciones de ira contra tal persona,

aborrecimiento y odio.

ellas

A

este propósito se cuenta

de un hombre, llamado Jacoboj que con naciones diabólicas

le

tales

imagi-

aborreció la mujer que no lo po-

día ver, ni oír.»

Esta anécdota, a todas luces verídica, dice mucho, sin les

embargo, sobre

la

desmaña o inactividad inferna-

bajo los Austrias en el punto concreto de

la triful-

ca conyugal hecha crónica, porque los Jacobos (con in-

mensa variedad de patronímicos) abundan hoy de que no son dignos de mención especial en

suerte

tal li-

bro didáctico ni casi en cotilleo de salón, gabinete, portería,

tinelo

o

café.

Prosiguen

los maleficios

antidemo-

gráficos.

«La

exicación (pérdida) de la leche, puede provenir

de muchas causas, para cuya inteligencia hemos de advertir,

con Hipócrates, que se engendra de

la

sangre

y buena, aunque Galeno va por otro camino y dice que la leche se engendra de sangre im-

purificada, limpia

125

DUQUE DE MAURA pura y menstruosa. Esta exicación y detención pueden provenir por diversidad de causas,

La

extrínsecas.

así intrínsecas

causa intrínseca es

como

en dos maneras:

una natural y otra la llaman adventicia. La natural es cuando la mujer tiene el vaso de los pechos muy pequeño y angosto y

muy

puede caminar desde

por donde pasa

vías

las

apretadas; y esta es

la

causa por que

la

la

leche

sangre no

útero a los pechos; y también

el

por debilidad y flaqueza de la virtud atractiva, la cual es necesaria para la generación de la leche. La causa adventicia que seca la leche naturaleza,

como son

dor enjuga

la

de va a ello se

los

es cosa sobreviniente a la

calenturas

ardientes, el cual ar-

leche y aprieta las venas y vías por don-

pechos,

engendra

corrompe

la leche, es

la

sangre, y

como de

fuerza que ella padezca y

participe de corrupción.»

«Causas externas son aquellas que proceden de cosas exteriores, te caliente

como

y seco o

el

mantenimiento demasiadamen-

el aire

inficionado y caliente, el cual

atenúa y disipa los humores y aparta propio y connatural lugar,

la

la

sangre de su

deseca e inficiona.y>

«El Demonio tiene sabiduría para aplicar cosas na-

y desequen de tal manera, no tenga leche o sea tan poca

turales, las cuales calienten

que

la

mujer que

que con

ella

cría

no pueda alimentar

Se comprende, sin esfuerzo

la criatura.»

ninguno conjetural,

el

tremendo estrago que produciría ese maleficio exicatorio mientras

no

se practicaron

126

debidamente

los

mo-

SUPERSTICIONES dos

artificiales

de lactancia

...

con biberones asépticos y

nurses antisépticas.

He

aquí

conjuro

el

de

terapéutico

aquella

«Para destruir estos maleficios es bueno llamar médico, para que aplique medicinas

pues

al

edad: al sabio

paciente;

que,

Demonio obra por medio de yerbas y medica-

el

mentos naturales para dañar y secreta e invisiblemente, podrá

maleficiar, aplicándolas el

médico aplicar me-

dicinas, las cuales tengan virtud y

obren contra aqué-

llas.

Pero primero se han de bendecir y mezclar con

agua

bendita.y>

Motivo de honda discrepancia y hasta enconadas disputas entre doctores en Teología, fué el aquilatamiento

de

la

Hcitud o ilicitud del axiomático similia, simi-

libus curantur.

nos)

que

Aun

quienes admitían (y eran los me-

nigromante fuese capaz de deshacer su

el

propia obra, sentían escrúpulo para aconsejar que se recurriese, ni

aun en legítima defensa, a su demoníaca

intervención,

repugnando

todos

unánimes

honestar

otro

demanda de buenos oficios reparadores a hechicero más sabio, perito o predilecto de Satán

que

el

cualquier

ocasionador del desaguisado. El tétrico y nada

tolerante

Martín del Río propone,

sin

embargo, este

e\emplo:

«Había muchos años que un hechicero maleficiaba en una casa, diendo

la

así

a los amos

como

a los animales, impi-

generación. El cuál se llamaba Estalín (hay

nombres predestinados), en

la

127

diócesis

lauzanensi (de

DUQUE DE MAURA Lausanne, Suiza),

al cual le

prendieron y confesó que

había muerto siete hijos y que todos los años hacía malparir a la mujer, a los ganados y animales de aquella

Pero como

casa.

le

dad diciendo que dos-

En

pusieron a cuestión, confesó

él lo

la

mal-

había causado hechizando a to-

donde

resolución, cavaron a

tenía soterrado el

hechizo y luego tuvieron fecundidad todos.^

La

maléfica radioactividad de algunas brujerías

tan potente que hasta sepultas

era

u ocultas transcendía

a

Véase

la

«Brujas o magos que tienen amistad y pacto con

el

superficie

la

terráquea su diabólica

virtud.

clase:

Demonio, ponen

y envoltorios de cabellos

ciertas cosas

y otras cosas vanas debajo de puerta o debajo de

la

la

rios

u

las

está lo

o

quizal de

el

esquinas de

otras cosas a este talle hallaren en la

agujeros

ello,

cama, o en

o en

la

de cera o caracteres o envolto-

casa. Si alguna figura

los

tierra

cama o en

en otras partes donde presumen que

hechizado, lo quemen, y quitado y

quemado

se librará el paciente.-¡>

Pero ni aun en este ápice minúsculo estaban confor-

mes todos nos

muy

medicinal

los autores,

prestigiosos

por haber experimentado algu-

que esa quemazón

determinó en ocasiones

la

profiláctica

o

súbita muerte del

maleficiado, a causa de correlativa explosión de iracundia diabólica. Sobre el otro fundamental extremo prevaleció,

como más

«Podemos

probable,

la

opinión siguiente:

lícitamente persuadir al hechicero y aun

128

PERSTICION E S

S U

forzarle y darle dineros para

ocultado

lo quite

de

allí.

que

el

...

hechizo que tiene

Esto no es malo ni tiene es-

pecie de malicia, sino obra buena y de virtud. quitar

lícito

un

que

maleficio con otro, y los

lo

No

es

hacen

pecan mortalmente, porque ninguno ha de hacer cosa

mala aunque por

ella se siga bien.-»

Es hora ya de descender de

teológicamente espe-

lo

culativo a lo histórico español. Así lo hago:

«En

procesos

los

del

xvii

siglo

hallamos

ejemplos de maleficios externos con aguas,

María Ocaña, temerosa de que

vos.

daba cuanto necesitaba en

el

y polgalán que le

con otra mujer, echó

una pócima compuesta de orines

puerta de ésta

la

se fuese

varios

tierra

de moro o negro no cristiano o agua de lavarse pies los negros

los

negras, limones, tierra de sepultura,

y zumaque, azogue y sal. Cuenta Fray Jerónimo de San Juan que en Madrid le echaron por una ventana, en el lugar

donde

y que, por por

él,

la

mientras

cacharro con la

solía dormir,

otra mixtura maloUente,

mañana, una mujer tapada que preguntó

un

le

llamaban, dejó en

muy

líquido de olor

habitación

puerta de su casa, una señora de Toledo

cidos por el suelo unos polvos olían;

los barrió

con

quedaron pegados a dose víctima de dida te

la

el

que

un

la

pardos,

un

Al cerrar

fuerte.

vio espar-

que a nada

escoba; pero, en gran parte,

la tierra,

y

la

pobre mujer, creyén-

maleficio, tuvo

habla y temblando todo

el

que acostarse, percuerpo, de

tal suer-

se fué secando poco a poco y quedóse el cuer-

129

DUQUE DE MAURA po con

sólo el pellejo

«En

el

Santo Oficio

el

y

proceso de el

huesos y

los

año 1524, contra

Puebla de Montalbán, se maleficio con

una

zo manco, con

la

la

lengua trabada.»

Justicia Real, suspendido por

la

le

Mangirona, de

la

acusaba de haber hecho

figura de plomo, la cual tenía el bra-

cabeza inclinada encima de los pe-

chos y agujereada de lezna, hallada debajo de ra de

la

higue-

una mujer, que estuvo enferma catorce meses,

toda descoyuntada, manca de za sobre los pechos.

un brazo y con

En 1629

cabe-

la

por Migueltu-

se decía

que Ana García y su hija habían hechizado a toda figuras de barro enterradas en el qui-

rra

una familia con

de una puerta, por

cio

lo cual el

corazón se pasaba del uno

md

de desmedro del

otro en la casa.

al

Según

Barrera, de Alcázar, cuando las hechiceras querían

la

que un hechizado tuviera leres

de

la figura

en

el

matar a su marido, María corral ras

un muñeco de

dolores,

apretaban los

alfi-

miembro correspondiente. Para

Muñoz

cera con

tenía enterrado

alfileres

en

las

en

el

coyimtu-

y en otras partes.»

«Leonor de Barzana, toledana, conversa de judía (1527), dijo a una mujer que el maleficio de su liga-

dura estaba en una trenza negra que a su marido había dado una amiga.

También en

del siglo XVI, Isabel de

la

reveló a

comer rios

un hombre cómo

ciertas suciedades

la

le

primera mitad

Higuera, vecina de Daimiel, le

habían ligado dándole a

en una naranja, con sahume-

y con una figura hecha en

130

la ceniza,

en cuyo om-

SUPERSTICIONES blígo habían vaciado

.

.

:

una escudilla con una agujeta de

sus calzas untada en vinagre-

Ya

a fines del siglo xvii,

un molinero de Talavera, hombre de mada vida y bebedor, acusó a una vecina de causarle muchas visiones y de haberle ligado con o

1 75 1, la

al

simple contacto de su brazo

el

tomar de su mano uñ puñadito de harina.

al

En

Alhardera, de Getafe, estaba en fama de ligar

contacto de sus vestidos o tocando a uno en la pre-

tina

de sus calzones.

En

en 1758, que

la tía

decía,

tinajita los

miembros de

1780, corría

el

la

Puebla de Montalbán

se

Fruncida guardaba en una

los ligados;

rumor de que

en una espetera de

No me

la

la

y en

Lillo, el

año

Gorrionera los colgaba

posada nueva.»

perdonarían los lectores que siguiese enu-

merando ejemplos, como podría a nor número de páginas que este concreto maleficio del

las

lo largo

de no me-

dedicadas a examinar

ligamen exterilizador y an-

tigenésico.

131

ENDEMONIADOS Tengo

escrito al

comienzo de esta monografía que

el

período histórico de los Austria fué, en nuestro país, de entre la obcecada credulidad medieval y la

transición

escéptica

o agnóstica incredulidad del octocentismo.

Gerto manido tropo, sista del siglo XIX, la

muy

compara

grato a la retórica progrelos efectos

ignorancia con los meteóricos de

exacto que

la

la

intelectuales

niebla; y es

de

muy

luz radiante de la verdad consigue disi-

par aquella tiniebla, a semejanza del sol cuando esclarece paisaje

Pero ni neidad; y se

y horizonte neblinosos.

el astro

como

desvanece

tición

atávica

glos XVI

ni la ciencia operan con instanta-

la niebla persiste

por

completo,

así

en jirones hasta que también

la

perduró desgarrada ya durante

y XVII, envolviendo aún

muy

altas

superslos

si-

cumbres, in-

cluso en la región excelsa de la Teología moral.

He

copiado más arriba textos demostrativos de que

sabios y píos canónigos la

rompieron lanzas en pro de

Astrología judiciaria, rival implacable de la Astrono^

133

DUQUE DE MAURA mía

pues mientras los hombres escrutaron

científica;

firmamento con

el

cretos del

mundo

de conocer mejor

el solo

propósito de penetrar los se-

terráqueo, se preocuparon

muy

poco

los del sideral.

Otros pasajes, transcritos asimismo en estas páginas,

nos muestran a entrambos teólogos opinando desatina-

damente sobre problemas de Medicina, o creyendo pies

juntillas

en

el

turismo nocturno y aéreo de

brujas cabalgadoras de

machos

cabríos,

a

las

que anticipa-

ban aventajadamente a los más veloces aviones modernos, y en la generación por activa passius de animales

imperfectos. Les

en

el

hemos

visto, sobre todo, encastillados

concepto arcaico del potencial maléfico y modos

beligerantes de Satanás, sin compartir en su integridad la

superstición popular,

de

raíz,

con eclecticismo

pero sin reprobarla tampoco

muy

propio de las épocas in-

termedias. Algo análogo ocurrió en lo atinente a la esclavitud,

condenada por Jesucristo como contraria a

igualdad nativa de los hombres y a su

común

la

condi-

ción fraterna de hijos de Dios, coherederos todos de su gloria.

Los gobiernos

cipio;

pero prolongaron su vigencia efectiva y hasta

cristianos la

abolieron en prin-

protegieron con sanciones punidoras las fórmulas transaccionales de

que

un acomodamiento no menos

Para cuantos somos creyentes es la

ecléctico

el antísupersticioso.

existencia del

no redimiíFas por

Demonio y el

dogma

irrebatible

su poder sobre las almas

bautismo del pecado original

134

ni,

SUPERSTICIONES por

santificante

gracia

la

contrición

perfecta,

de

...

de otros Sacramentos o

los

la

que hayan co-

mortales

metido después. Pero nuestra Religión condena por supersticiosa la lo sea

creencia de que ese enemigo espiritual

también

físico del ser

humano, y que, connatu-

ralmente dañino, martirice a sus haciendas

si

no

personas y destruya

las

se le propicia o conjura hechicera-

mente. Aquellos mayores maestros de los primeros siglos

de

la

Edad Moderna conocieron y acataron

trina, si

xia cabal, a causa res,

esa doc-

bien no llegaron a desentrañarla con ortodo-

de

la

tenaz supervivencia de erro-

sentimientos y hábitos milenarios. Pero sería in-

(como

grato e injusto olvidar o negar

lo pretendió el

enciclopedismo vanidoso y petulante) que fueron también ellos quienes, convertidos por la Historia en fuerzas de choque,

Fe, asistida por

comenzaron a la

reñir las batallas

Ciencia humana, contra

tición secular atrincherada tras

de

la

la

de

la

supers-

ignorancia plebe-

ya y aristocrática. Para conseguir los triunfos iniciales precursores

de otros más sonados, aunque tampoco

aplastantemente

definitivos,

que vencer de antemano

la

tuvo

la

CatóUca

Iglesia

mojigatería de

muy

vir-

tuosos seglares, clérigos y hasta Prelados, que repug-

naba intransigente cualesquiera laxitudes

de

pensa-

miento o innovaciones de conducta como peligrosa,

cuando no herética temeridad, y ticia

la

cuquería acomoda-

de los pusilánimes, propensa de continuo, según

135

DUQUE DE MAURA el

dicho vulgar, a encender una vela a Dios y otra

al

Diablo.

Probaré esta afirmación aduciendo, a guisa de ejempersonal de Navarro.

cierta experiencia

plo,

«Habrá más

de

años

veinte



escribe

—que

cierta diócesis hacer proceso contra la langosta.

manera que lante

esto se hace es,

que se pone un

de

De

en la

juez, y de-

de su audiencia comparecen dos procuradores.

El uno por parte del pueblo, que demanda otro

vi

pone

la

el

justicia; el

Vicario u Oficial del Obispo por parte

langosta o los otros animales (pulgón, ratones,

etcétera).

Después de muchas

satisfacciones y respues-

y dados sus términos de probanza de una parte y de la otra, hace se luego proceso, y, al fin, el juez da tas,

sentencia contra la langosta, en que dentro de tantos

de aquel

días se vaya de todo el término

de excomunión

Demonio para tener mucha con muchos hombres; porque para

«Este arte ordena plática oír las

de palabras

al

razones que dice

responde

el

los

ha de

éste se

Demonio,

y ésto desea mucho

el

nigromántico y cómo le

allégase

mucha gente

Demonio, tener gran

el

a oírlos; auditorio.

mucha

Así procura difamar algunas personas de

honra,

descubrir hurtos y pecados secretos. Este grande auditorio le traen estos malditos conjuradores,

y aunque parece que pidiéndole

secreto,

amigos suyos,

fuerzan a hablar y responder

le

mandándole

salir

hacer grande

y

proceso por demandas y respuestas y dura esto muchos días,

cuando viene

cuerpo

al fin

de que ha de

salir

de aquel

quedan ya sembrados muchos errores en

el

pueblo de Díos.t> «El bueno procede llana y sencillamente, sin ceremonias algunas extraordinarias, sino con los exorcis-

mos y remedios de

la Iglesia, los

cuales tienen virtud

contra los maleficios y demonios.»

«Lo segundo en que conjurador

luego

se diferencian

es

que

manda, en nombre, de

el

buen

Cristo,

al

Demonio que no hable, y por eso no le pregunta cosa alguna que el Demonio haya de responder. Pero el

M5

^

DUQUE DE MAURA mal conjurador y gasta

«Lo

muchas razones con

trata

mucho tiempo en preguntas y tercero es

que

buen

el

el

Demonio

respuestas.-»

exorcista,

de

la

primera

manda al Demonio que salga de aquel cuerpo y no vuelva más a él; y sí por por ventura, permitiéndolo Dios, volviese otra vez, no muda las palabras, sino hace lo mismo tantas cuantas veces se ofreciere; pero el mal conjurador tiene con el Demonio muchas plá-< vez, luego

ticas,

y cuando

guna

otra

sale,

mándale que haga estruendos y allo vean y oigan todos 'los que

que

señal

están.-»

allí

como

«Peca mortalmente, pregunta alguna cosa

más honesta

muy

estrecho

que hacer

ni

al

mundo; y

del

lo

dice

Ciruelo,

quien

endemoniadoj aunque sea la

la

razón es porque tenemos

mandamiento de Dios, que no tengamos bueno

ni

malo con

Demonio, que

el

es

nuestro enemigo.

Una

última recomendación hace

el

tearagonés, explícitamente reveladora carácter terapéutico atribuido

rio la

canónigo mondel suplementa-

en aquellos

siglos a

cura exorcístíca.

«Cuando

dijeron a los buenos y devotos cristianos

que hay algún endemoniado que

está espiritado,

hagan

luego llamar al cura de aquella parroquia o a su lugarteniente, y sí éstos

no estuvieren, llamen a cualquier o

que para esto todos

otro

sacerdote,

ellos

tienen igual poder de Nuestro Señor Jesucristo.

Y

el sacerdote,

clérigo

fraile,

ante todas cosas, procure saber

146

si

aquel

SUPERSTICIONES mal

es

de endemoniado o

si

es

.

.

.

enfermedad alguna de

corazón o de cerebro, porque algunas veces parece De-

monio y no

lo es;

y para esto tome información dsl

sabio médico y también por las cosas que viere en el paciente, podrá ver

si

palabras de otra lengua

es

demonio; porque

que antes no

monio--»

147

si

sabía,

habla es

de-

EXORCISMOS El manual de Noydens txae fórmulas pautadas para

muy

aplicaciones

diversas

juros contra maleficios tan concretos turas

como

y dolencias cardíacas himaanas o

pecuarias;

allí

las

concalen-

epizootias

las

para exorcizar a los espíritus y demonios

que infesten la

Hay

exorcístícas.

esterilidad

las

casas; contra el ligamen masculino o

remediadores de los estragos

femenina;

inminentes o empezados ya a producir por langosta, pulgón, vientos;

oruga, lobos, otros,

tempestades, rayos,

más bien

granizos

y

para bendecir

preservativos,

medicamentos, comidas y bebidas del energúmeno, el aposento y la cama donde duerme, la carta en que se

nómina que ha de

escriben los breves y la cuello; el incienso,

la

ruda y

adminículos de que usará

los

el exorcista

guridad en tiempo de lluvia y agua en

en

fin,

los

llevar al

demás ingredientes o para pedir seel

de sequía;

y,

generalmente aplicables a los energúmenos

poseídos del Demonio, con

el

su cuerpo.

149

fin

de lanzar a éste de

DUQUE DE MAURA Las

de todos esos conjuros pia-

líneas esquemáticas

dosos eran tan uniformes como

aunque

hechiceros,

se diversificase

mente su composición

peculiar.

en

nas, jaculatorias usuales

que no

son menos

lo

Credo y

la letam'a

trozos del Evangelio,

por último, conminaciones

dezca

las

órdenes que

le

antífo-

el

Avemaria,

el

salmos del Salterio,

que

se dicen

impetraciones especiales

cotidiana;

varia-

romano, oraciones

dominical,

los

muy

Las integraban

los Santos),

como

maleficios

los

también

el ritual

(la

de

de

las

al

en

misa

la

Omnipotente,

y,

Demonio para que obe-

al

da Dios, por boca de sacerdo-

te oficiante.

Todos

están

textos

estos

escritos

en

lengua

latín,

muerta que Satanás (políglota tan experto como filósofo

que

y médico)

las vivas,

domina

habladas en

no menos

a la perfección, el

mundo

lo es

entero. Engreído

por esta superioridad lingüística, se permitió alguna vez irom'as

sarcásticas.

A

cierto cura

de misa y

jadeaba, intentando lanzarle del cuerpo de feligresa suya,

rondo quier

las

y vociferaba en castellano

mismas amenazas

ladrón vagabundo,

casa, replicó el

proferibles

Mándeme

mondo y tontra

sorprendido dentro

li-

cual-

de una

agazapado espíritu infernal oponiendo

este reto insolente desde los labios

sa:

que

olla

una joven

en

latín

que

de

la

salga de esta

infeliz

pose-

moza y

luego

saldré.

El contexto y transacción,

la

práctica

del

exorcismo

no metafísica o dogmática,

150

implican

ni siquiera

mo-

SUPERSTICIONES

.

.

.

sino simplemente litúrgica, impuesta por las con-

ral,

era el sucedá-

vicciones generales de aquellos siglos;

neo ortodoxo del proscrito y nefando conjuro hechice-

Los

antimaléfico.

ril

aflictos

por obra satánica a quie-

nes no se aplicase otro remedio espiritual sino impetrar su curación directamente de Dios, o recurrir comple-

mentariamente a

desdeñando

la

la

Corte

Virgen celestial,

Demonio y absteniéndose de emplear

al

arma ninguna

piedad de

intercesora

la

Santos y Santas de

Santísima, los

terrestre

ni sobrenatural contra enemi-

go tan temible, habrían reprobado unánimes esa

dad

prematura aún para

litúrgica, harto

los tiempos, haciéndoles coro,

que

la

ticiosa

motejarían de no ser

smo

fijo,

el criterio

de

sesudos teólogos,

reminiscencia, supers-

también, del orgulloso estoicismo pagano.

Detallaré

mos,

de

leni-

el

también

como muestra única de todos

que el

se

empleaba contra

más hipotéticamente

el

esos exorcis-

ligamen, por ser

aplicable al caso ch'ni-

co histórico de Carlos ü. Comenzaré por lo general.

«Los exorcismos



dice

Noydens

nariamente se han de hacer en otro lugar sagrado, porque las

allí

la

los

—siempre iglesia

demonios temen más

palabras sagradas, por ser casa de Dios,

cuando hubiese grave o urgente necesidad se lo contrario, lícito es y permitido

fuera

de

algunas

que

si

que

bien dicta-

que se hagan en

casa particular, con tal que se aparten los

y mujeres,

y ordi-

o en algún

fueren

muchachos necesarias

para asistencia y ayuda de alguna mujer que se ha de

15Í

DUQUE DE MAURA Tampoco conviene que

conjurar. riosas,

asistan personas cu-

mundanas y vanas.»

«El exorcista procure tener buenos testigos de sus acciones, ora

se

haga

exorcismo en

el

iglesia,

la

ora

en casa particular, y que sean personas graves y virtuoprincipalmente

sas,

sacerdotes

clérigos,

y

religiosos.

Sobre todo, tenga cuidado de no quedarse solo con

energúmeno, principalmente

muy

anciana

vieja,

si

por evitar

es

el

mujer, aunque sea

todo

de

género

sos-

pecha.»

«Preguntarán algunos ser exorcizados

si

los

endemoniados han de

pública u ocultamente en

acerca de esto hay varias opiniones; recer,

la

algunas

iglesia,

veces

conforme

al

públicamente,

mi pa-

pero, a

no habiendo algún inconveniente, mejor

cizarlos

iglesia;

la

Respondo que

esto es, abiertas o cerradas las puertas.

es exor-

dejando abierta

ejemplo de Jesucristo Nuestro

Señor, que lanzó los demonios en público y a ta

la vis-

de todos. Dije algunas veces, porque, de ordinario,

importa lante

mucho

decir los exorcismos

a solas, de-

no más de uno o dos sacerdotes y una mujer

cuerda, que asista, teniendo atada a

que no fatigue

a

nadie

ni

desmayado

la

enferma para

haga deshonestidad.

experiencia ha enseñado que se corre

va

muy

el

Demonio y

cuando no hay concurso de

La se

ge^nte,

desesperado por ver que no saca mal ninguno, sino sólo

que padezcan

los

siervos de

Dios y ejerciten

la

prudencia y paciencia. Solía decir un discreto: «Cuan-

152

su PERS T IC I ON E S

.

.

.

do no hay concurso, luego (pronto) no hay endemoniadosy>.

«Aunque deba

este

ejercitarse

pueda y en cualquier tiempo, cuando lo pide tan

oficio

calidad

alta

más

diere la necesidad del prójimo, es

a propósito la

mañana, después de dicha misa, en cualquier día del año.

Enseñan graves autores que en

des,

como son

Resurrección, Ascensión,

más

más la

en

etc.,

gen Madre de Dios y de frecuentar

las

gran-

fiestas

Nacimiento de Nuestro Señor, su

el

Apóstoles,

los

los exorcismos,

de

las fiestas

se

Vir-

la

han de

porque cuanto son días

célebres y festivos, se ha de esperar

más

presto

victoria.»

«Son también para mí de mucha devoción todos porque este día corresponde

los lunes del año,

gundo de

la

mundo, en

creación del

opinión de los hebreos, ha sido

mañana y

según

la

caída de Lucifer.

la

En habiendo comenzado, han de cistas

el cual,

se-

al

conjurar

tarde, cada vez, por lo

exor-

los

menos, hora

y media, repitiendo los conjuros, letanías, salmos penitenciales,

en especial

Magníficat

y

cétera,

de

Benedictus

que es de

después efecto;

el

lo

los

Dominus Deus

que más atormenta a diez

Evangelios

y en acabando

ellos,

de Miserere mei, cánticos,

multiplicar

ponerles otro demonio extrínseca de otros

los

las

et-

demonios

que hay para

este

exorcismos

y en medio

por

inobediencia,

penas

superior,

demonios que

153

Israel,

los

y

la

quitarles les

la

ayudan a

ayuda la

to-

DUQUE DE MAURA lerancia y perseverancia, y saber a terios

más

tienen

oposición,

qué Santos y Mis-

para

repetírselos.»

Especificadas con lo que antecede las reglas genera-

procedo a puntualizar

exorcísticas,

les

pauta con-

la

creta para el ligamen.

«A ten

los casados que,

por permisión de Dios, se sien-

impedidos, aconsejará

el

después

que,

exorcista

de haber hecho una confesión entera y dolorosa,

re-

ciban muchas veces con devoción el Sacramento del Altar, se

y que, conforme

al

ejemplo de Tobías y Sara,

abstengan por algunos días del acto del matrimo-

nio y se preparen para alcanzar de Dios el remedio,

con ayunos, limosnas y otras obras de piedad, y que en el interior pidan al sacerdote que les exorcice y bendiga con Señalada

oraciones de

las la

fecha

para

la

la Iglesia.»

ceremonia, bien en

el

templo, bien en algún domicilio particular, revestido el

o

clérigo

de hinojos

con

exorcista

mientras

les

de sobrepelliz y

fraile

víctimas del

las

agua

bendita,

bendice:

estola,

maleficio,

les

diciendo

en

postradas rociará

voz

el

alta

Adjutorium nostrum in nomine

Domini; y contestando

el

acólito:

Qui

jecit

coelum

et terram.

Seguirán letanías y nuevas jaculatorias, dialogadas también. Después,

en la

la

primera

la

tres

breves

oraciones,

invocando

misericordia de Dios, pidiéndole en

segunda que sea propicio, y recordando en

ma que

creó al

hombre

a su

154

la

últi-

imagen y semejanza, do-

SUPERSTICIONES tándole de compañera, y que no

después del pecado parte

tan

con

ni

.

.

privó de ella ni

le

en que tuvo

original,

notoria,

.

ocasión

del

mujer

la

del

castigo

diluvio.

Levantándose

sacerdote

el

de

leyendo

echará

oración,

la

otra vez agua bendita sobre los casados

y proseguirá

lección del libro de Tobías, cap. 8 (expli-

la

con Sara),

cativa de su matrimonio

San Juan,

2

cap.

el

Evangelio según

milagro de

del

(el

las

bodas de

salmo 127 (que comienza Beati omnes qui

Cana),

el

timunt

Dominum, y

pañadas de

por

anteriores,

Amén

el

plegarias

otras tres

bendiciones,

triples

del

acólito

y

acom-

más,

rematadas,

como

los

las

circuns-

tantes.

Proclama tituido el

la

primera de esas Oraciones haberse ins-

matrimonio para propagación del género hu-

mano; invoca

la

segunda

todopoderoso

contra

de

el siguiente

y dirá la

Espíritu



les

tercera el auxilio

demom'aca.

«Aquí

echará otra vez agua ben-

exorcismo (que traduzco

humano y de

nombre de

la

al

pie

Exorcizóos, espíritus impuros, enemigos

letra):

del género

clemencia divina sobre

infección

la

sigue diciendo la mónita dita

la

N. y N.; e impetra

sus siervos

las divinas disposiciones,

singular Trinidad, Padre f. Hijo

la

Santo,

f

,

en

el

f y

por cuyo poder han sido creadas

todas las cosas, y por cuya providencia se conservan

todas ellas dentro de su orden, para que, impelidos por ese poder del

mismo Dios Nuestro I

55

Señor, apartéis de

DUQUE DE MAURA estos cónjoiges cuanto habéis

maquinado contra

a fin de impedirles la sucesión de hijos,

modo ordenado

por

el

ellos,

conforme

al

Creador.»

«Conjuróos por Aquél que, habiendo de nacer de

una Virgen, para honrar con su nacimiento matrimonial,

eligió

estado

el

principalmente por madre a

que

la

ya estaba desposada con varón, para que, disipadas las señales del maleficio, apartéis al punto de estos cónyu-

ges todo daño o impedimento que les hayáis inferido

y

los dejéis

Ubres de toda fascinación vuestra.»

«Conjuróos por

que vino

a este

y a borrar traria,

mismo

el

mundo

la escritura

fijándola

en

la

Jesucristo Nuestro Señor,

a deshacer las obras diabólicas

de

la

sentencia que nos era con-

Cruz, para que desliguéis y re-

mováis de estos cónyuges todo cuanto por encantamiento o ligadura o cualquier otro hechizo tes

maUgnas

les

impide abrazar

el

de vuestras

santo

ar-

estado del

matrimonio y practicar las cosas propias de ese estado, y no tengáis la presunción de inferirles después ningún daño o impedimento.»

«Invocamos contra vosotros Nuestro

Señor

Jesucristo

el

para

terrible

obligaros

nombre de a romper

y para que no se os permita guardar vuestras palabras en los hechizados, a quietodos vuestros pactos

nes engañáis con vuestra fidelidad aparente, ni podáis llevar a

cabo vuestros acuerdos, impeliéndoos

la

Cruz

de Cristo, con cuyo signo signamos a estos siervos de Cristo,

y viéndoos compelidos por

156

el

altísimo

poder

— SUPERSTICIONES del

mismo Señor

nuestro, que arrojaba los malos es-

con su palabra y dio a sus discípulos

píritus

la

po-

de pisar sobre serpientes y escorpiones y ho-

testad llar

...

todo poder del enemigo.»

mismo Dios Nuestro Se-

«Así, pues, en virtud del

mando que

ñor, os

por Dios para

tablecido

humano, y que tar a

Dios

eterna,

dejéis

la

sirva,

la

de perturbar la

el

orden

propagación del

es-

género

malicia con que os esforzáis en qui-

gloria

y

al

género

deshaciéndose

en

humano vano

salvación

la

esfuerzo,

sólo

y mediante la generación de los hombres por un matrimonio honorable e inmaculado,

para atormentaros;

se llene el

mismo

número de

los elegidos,

por inspiración del

Jesucristo Nuestro Señor, que ha de venir a

mundo

juzgar a los vivos y a los muertos y a todo el

por medio del fuego.»

Tras una última aspersión con agua bendita, despedirá el oficiante a los ligados, diciéndoles que va-

yan en paz. «Este se

advierte

el

autor

del

repetir

enfermo por hechizos. Si por ventura (por tos r.o

juicios se

Manual

muchas veces y añadir alguno de los que quedan consignados para curar al que está

puede

otros



exorcismo

de Dios), o alguna culpa de

los

los

sienten tan presto libres del hechizo,

secre-

casados,

no dejen

de perseverar en sus buenos propósitos, frecuentando los

Sacramentos; usen muchas veces de agua bendi-

ta;

adornen su cama con palmas y ramos benditos, y

157

DUQUE DE MAURA nunca

se acuesten sin haberse

primero encomendado a

Dios, a la Virgen y Ángel Custodio. Absténganse de

remedios

los

ilícitos,

tocamientos,

que pura

sino

etc.,

procuren usar del matrimonio con

y castamente

deseo de tener y criar hijos en

también

«Procurarán

consultar

valerse de remedios naturales,

el

temor de Dios.»

el

a

médicos

los

porque puede

y que

ser

una mala complexión de

su enfermedad proviene de

humores pecantes. Además, porque

remedios de

los

la

Medicina suelen conducir indirectamente, aunque

el

mal

se

haya originado por arte del Demonio y de

sus ministros.»

enfadosamente

Sería

monótono

exorcismos empleados para sos,

la

ahora

detallar

los

curación de los pose-

puesto que, mutatis mutandis, difieren poco del

transcrito.

virtiendo

Nuestro autor trae no menos de cinco, adla

finidamente.

posibilidad

de

licitud

y

repetirlos

El primero y más sencillo

se

inde-

dirá

du-

rante la misa rezada ad hoc; el segundo, estando ex-

puesto el

el

Santísimo Sacramento;

sacerdote

armado con

cruz,

el

tercero,

reliquias

que hará

de Santos,

agua y luz benditas, contiene orden expresa para que el Demonio no se ausente y se retire por algún tiempo,

como, por

lo

visto,

acostumbraba hacer con

los

dos primeros, a causa de su bondadosa lenidad;

el

invocar

el

cuarto

está

especialmente

consagrado

auxiho de los Santos Angeles; y contiene

hasta

tres

el

a

quinto y último

apremiantísimos conjuros, donde

158

SUPERSTICIONES se multiplican

nazas

las

y se eleva

...

bendiciones, se extreman las ame-

más

lo

posible el tono de la con-

minación.

Hay en tación

una aco-

curso de esta última fórmula

el

que dice textualmente: Aquí procure

nombre

cista saber el

Demonio y de

del

ces y compañeros; la causa por

exor-

el

sus cómpli-

qué entraron,

etc., obli-

gándoles con duras amenazas y oprobios.

El punto merece breve explicación complementaria,

mucho más lista,

en

los

«Cuando

accesible

si

quien

la

da es

propio mora-

el

párrafos que a continuación transcribo: el

Demonio, obligado por

los

conjuros,

diga su nombre, ha de procurar el exorcista saber su significación o, por mejor

decir, el vicio

para poder apHcar

traria.

Algunas veces se llama

el

y pecado

remedio con

asiste,

el

la

Demonio

que

a

virtud con-

que

Belial,

quiere decir sin yugo o sin señor y amo, porque todas sus ansias se encaminan a querer ser libre.» Algunas

veces se llama Belcebú, que significa vir muscarum, esto es, de las almas

que pecaron. Otras veces

se llama

Satanás, esto es, adversario. Otras se llama Beheinios,

que quiere decir

bestia,

porque hace a

los

hombres

se-

mejantes a bestias. Otras veces, Asmodeus, demonio

de fornicación; otras la

se llama Leviatán,

ricia.

El

demonio de

Maumon, que es demonio de nombre de Dcemon significa sanguinis

soberbia; otras,

la

ava-

sitiens,

porque tiene sed de sangre y procura con anhelo los El nombre de Diábolus se deriva de día y

pecados.

159

DUQUE DE ¿MAURA bolus, esto es, dos bocados, porque

come

se

los

dos

bocados del hombre, cuerpo y alma.»

«Pondré

puedan Dios.

un ejemplo

sólo

bien de

salir

para que los exorcistas

empeños con

sus

Supongamos que un Demonio

amigo de su

sin carga, holgazán,

de

nom-

dice que su

como queda apuntado,

bre es Belial, que quiere decir,

demonio

favor

el

libertad.

Po-

dría el exorcista, por todo el tiempo de los conjuros,

poner en

que

le sirva

tar hasta

hombros

los

endemoniado un

del

de yugo, y amenazarle que no

que dé palabra de

crucifijo para

Advierte Noydens que no se desanime si

por acaso

la

muy

oficiante

el

víctima se encogiese de hombros

giendo ignorar lo que se

puntuaüza

ha de qui-

lo

a buscar su libertad.»

ir

le

fin-

como

pregunta, porque

«No hay demonio que

juiciosamente:

no sepa su nombre». Recomienda también que en'

el

curso del exorcismo «se bendiga un poco de lumbre y azufre para escrito

quemar

El diálogo con

como queda pero

puede

que hace

ta

el

el espíritu del

especificado, llegar

a

ser

nombre

el

al

mal

del

Demonio

se

ha de reducir,

mínimo indispensable;

«A

polémico:

el exorcista suele

ha entrado en

que

y

la figura

en papel bendito».

responder

el

las

preguntas

Demonio, que

cuerpo del hombre y está en

es suyo, por los pecados

él

por-

que cometió. El exorcis-

ha de procurar saber responderle sacando de

la

Sa-

grada Escritura algunas sentencias para mayor confusión suya, dándole a entender que, I

6o

aunque

los

pecados

SUPERSTICIONES... mucho más mayor

del pecador sean muchos, es

dad el

de

misericordia

y

pecado, se

le

van

Dios,

aunque

y

los ojos txas el pecador,

no quiere que muera, sino que en forma inofensiva para

el

y dice que y viva.»

se arrepienta

Se recomendaba, asimismo, actuar sobre

la pie-

aborrece

Demonio

el

energúmeno que

infeliz

harto estaba ya siendo víctima suya. Se habían de plear recursos

describe

más bien

«Para obHgar

Noydens:

como

psicológicos, al

éste

emque

Demonio, podrá

juntar el exorcista unas pajas de centeno, bendecirlas,

y después

darle con ellas en las espaldas,

que

como me

castigo de tanto vilipendio para él

es

un

lo dijo el

Reverendísimo Padre Fray Leandro de Miircia, que, continuándolo muchas veces, ha sahdo, sin esperar más exorcismos».

Se permitió, no obstante, extremar algo más

Véase cómo: «En

vicia.

se lee

las vidas

de

los

qut unos, con dar una bofetada

lanzaron

al

Humberto;

Demonio, como otros,

con escupirle en

afrenta y desprecio del

Archimandrita se

lo hicieron

lee

Demonio. que,

la

Y

la

se-

Santos Padres

al

energúmeno,

San Benito y San cara, para mayor

de San Teodoreto

habiendo a una endemo-

niada dado con una disciplina en las espaldas,

la

por los cabellos y haciéndola en

señal de

la

cruz, auyentó al

frastes

«De cista

la frente la

Demonio, como

lo refiere

cogió

Meta-

en su vida». todas estas acciones puede también usar el exor-

con moderación, porque

i6i

si

procediese con impni-

DUQUE DE MAURA dencia, castígando gravemente al energúmeno, no sería

esto lícito, pues

sensiblemente

lo

que

no el

es justo

que

el afligido

Demonio no

siente,

y

pague sólo se

ordena para su desprecio y vilipendio.» Basta lo ya escrito para comprender qué cúmulo de

óptimas cualidades había de reunir

Pues como verá te (final

el

el

buen

exorcista.

curioso lector en el capítulo siguien-

de esta materia),

I

se requerían

62

no pocas más.

EXORCISTAS Quienes aspirasen a ticar

la

muy

virtud

estaban obligados a prac-

serlo,

estrictamente,

no

Dios poder

lo contrario les negaría

sólo

porque de

eficaz para

impo-

nerse al Demonio, sino porque, enfrentándose con las legiones infernales, se exponían a indefectibles represa-

Ni aun

lias.

los

estaban libres de

dens



se

circunstantes ellas.

«Por

ha conocido que

simplemente



la

experiencia

el

Demonio

curiosos

decía

Noy-

suele afrentar

manifestando pecados ocultos en unos y otros- Sabienpersona que quería en una ocasión

do

esto, cierta

tir

a los exorcismos, quiso confesarse antes de entrar

asis-

en presencia del Demonio, y reconciliándose sacramentalmente (aunque en lugar oculto y distante), dijo el

endemoniado

se confiesa allá

yo no

le

(o el

Demonio por boca de

él):

«Ya

uno que ha de venir por acá para que

afrente delante de todos^

se escapan de mí,

porque

es cierto

que por

ahí,

muchos

que de pecados con-

fesados, ocultados con el sello secreto de la confesión,

no puedo yo manifestar ni publicar cosa algunay>.

163

Duque de m a Eran ya

muy

u r a

de presumir para cualquier exorcista

energúmeno (sobre todo

posibles indiscreciones del

fuese energúmena),

de

reveladoras

noticias

si

propias,

chismes de comadres, malévolas versiones de enemigos personales y hasta quizá murmuradoras hablillas de hermanos de hábito. Todo ello podría salir a púbhca

modo

luz en el curso del interrogatorio exorcístico, a

de contraofensiva. Interviniendo, por añadidura, en el diálogo o en el parlamento zahori, tan perspicaz y

como Satanás (cuya

nisapiente

no ha sido superada todavía por ninguna quien no tuviese

muy

limpia

dente riesgo de terminar

la

om-

agencia de información

la

periodística),

conciencia corrió evi-

ceremonia Utúrgica mucho

más

corrido y vilipendiado que su contrincante, a cuya fama quedaba en puridad muy poco que perder.

Además de

virtuoso, había de

ser el exorcista

milde, y no dar en su corazón entrada a ni en su cerebro lugar a las alabanzas

hombres, so pena de que, como

le

la

hu-

vanagloria

y aplausos de ocurrió

los

a cierto

sacerdote (según lo refiere San Gregorio), se apoderase el Demonio que expulsaba de mismo la virtud del lanzamien-

de su cuerpo precisamente otro, to,

por atribuirse a

cuando

Amén buen

sólo



en precario

la

había recibido de Dios.

de humildemente virtuoso, había de

exorcista

sabio.

Le

era

regla

canónica

oficial

exorcístico.

dimanaba de

164

un

imprescindible, por de

como queda

pronto, dominar el latín, declarado,

único idioma

ser

La

tres

dicho,

severidad de esta

razones potísimas:

SUPERSTICIONES

.

.

.

primera, porque escaseando tanto los seglares (espe-

la

cialmente femeninos)

versados en esa lengua, no podía

caber duda de ser

Diablo quien hablaba realmente,

siempre que

dez en

que

ella;

energúmenos

los

se expresasen

segunda, dimanante de

la

se excluían

sulsas

el

o impertinentes del poseso o posesa;

las

luci-

por-

coloquio las intervenciones in-

así del

y última, consecuencia de cusaban

con

la anterior,

las otras dos,

la

tercera

porque

se ex-

obscenidades propias de mujercillas y

las

blasfemias habituales en energúmenos, pues aun cuan-

do la

el

Demonio

las decía

moral ganaba en

alguna vez por boca de

latín, tanto,

por

lo

ha dicho después que gana cantada y en

La micas

ellos,

menos, como se italiano.

contingencia de habérselas quizá en tales polé-

sobre

ocasionalmente

(recaídas

muy

abstrusos

problemas teológicos o de erudición escrituraria y patrística) con latinista y filósofo tan consumado como Satanás, ponía en

un

brete a cuantos clérigos o frailes

hubiesen pasado tan poco más o del fero, fers,

ferri,

tuli,

del musa muses, como no pocos ba-

allá

latum,

chilleres ulteriores.

Había

de

nada vulgares

tener así

el

buen

exorcista

conocimientos

en Psicología, Lógica y Etica, como

en Medicina. Véanse

los

textos

acreditativos:

chas señales de los energúmenos y hechizados lizan las

vecha de cista

enfermedades naturales y ellas

el

Demonio

«Musimbo-

se apro-

para mejor encubrir su maldad. El exor-

no debe dar crédito

a lo

165

que

le

dicta su juicio,

DUQUE DE MAURA tampoco

ni

a lo

como gina

que dice

el

enfermo, sino tantear bien

y consultarle con los sabios, así médicos

este negocio

teólogos; y

hallase

si

que

de humores pecantes, que

de causa natural,

enfermedad

la

se ori-

proceden

solamente

remita a las reglas de

se

la

Me-

dicina.»

«Hay personas que creen

estar poseídas

cuando son

presa de gran desesperación que les produce

la

pérdi-

da de bienes materiales u otra causa no menos Procurará averiguar trodujo el

Demonio en

unas veces esto,

el

se aparece

exorcista de el

qué modo

fútil.

se in-

cuerpo del enfermo; porque

en forma horrible y espantosa, y

de noche o en lugares oscuros y lóbregos; otras,

con un horrible sueño, en forma de

aire,

de ratón u

otro animalejo. Finalmente, algunas veces parece que les

derraman por

les

muy

las

un vaso

espaldas (a los posesos)

y que desde la cabeza hasta anda un ejército de hormigas.»

de agua

Todo

ello

fría,

puede

gularmente en

las

ser

también simple melancolía,

otras,

se

Demonio son de

san solamente son casi

sospecha;

como

conoce que alguno está tres

otras,

maneras: unas caugrande conjetura, y

evidentes-»

«Las que causan tan sólo sospechas, son: za repentina de vida,

como haber

sido

mudan-

hombre agrada-

ble y ser ahora agreste y furioso. Segundo,

muy

sin-

mujeres.

«Las señales por donde poseído del

los pies

un sueño

pesado y desacostumbrado. Tercero, haberse uno

i66

SUPERSTICIONES ofrecido al

...

Demonio o haberle llamado en su

favor o

ayuda. Las que causan grande conjetura son:

voces

y aullidos desacostumbrados; horrible y fiero aspecto; un estupor de los miembros y una privación de casi

un

todas las operaciones vitales;

de manera que

dinario,

desasosiego extraor-

enfermo no puede

el

estar

quieto y busca lugares lóbregos y apartados. Resisten-

y fuerzas grandes que exceden la facultad humamuchas veces, atormentado o derribado, ya en el

cia

na. Si

mismo la instrumento que haya más

agua, ya en el fuego, se quiere quitar a vida,

o con lazo

u

otro



a mano.>

«Las señales que son

casi

como

evidencia: saber re-

pentinamente hablar lenguas extrañas; cantar artificiosamente; bles

revelar secretos

que acontecieron en

están libres y en su juicio

ponder a si

las

cuando

les

si

no

se

y

cosas nota-

extrañas;

si

cuando

acuerdan ni saben res-

cosas que dijeron estando arrebatados;

mandan

Demonio, como gran toja;

tierras

escribir,

leer,

no obedecen, porque

callar

parlero, habla lo

en presencia de

las

que

el

se le an-

cosas sagradas blasfeman

o no pueden rezar ninguna oración devota

ni sufrir

que

la frente

les

la señal

echen agua bendita, o

de

la

se les

haga en

Cruz, o que se digan los exorcismos o

los Evangelios.»

El exorcista sagaz la

acierta a distinguir la mentira

de

verdad; he aquí ejemplos instructivos. «Refiere el maestro Pedro Sanche:?

167

que siendo cura

DUQUE DE MAURA en una parroquia de

la

ciudad de Toledo

llamaron

le

moza que decían estar endemoniada y no había sanado por más exorcismos que le había dicho un religioso. Mas como la para que dijese los Evangelios a una

luego

vio,

y dijo que

ficción y bellaquería,

que

rroquia, sacristía,

nestación; y aunque lo el

empezó

le

to m.al

miedo de que no

hacía la amo-

la

lo

ha-

castigasen por cier-

recaudo que había hecho con un mancebo.»

«Se vio en

que sacando

cierta ocasión

sabía, y él respondió

los espíritus

tal

manera meneaba

que parecía

el

hombre más

los

Demonio

al

que era músico;

una vihuela, de na,

la

hizo

a negar, luego confesó

una labradora, un sacerdote preguntó

qué

la

tormento que no tem'a demonio, sino que

bía fingido por

a

Metida en

en presencia de su padre y deudos,

dar dos docenas de azotes y a cada uno

en

a la pa-

la llevasen

sacaría los espíritus.

le

allí

que era

por ciertas conjeturas,

entendió,

y,

dedos

diestro del

trayendo la villa-

mundo; y

diciéndola que cantase, había poco que se había inven-

tado

uno de

cantares profanos que andaba enton-

los

ces

(como dicen

tar

esclavo

era:

muy

cortesanos)

los

soy,

válido;

pero cuyo, eso no

lo

el

can-

diré yo,

etcétera; y trocando la letra de aquel cantarcillo, dijo:

Esclavo soy, pero cuyo eso no lo niego yo;

que cuyo al

soy,

infierno,

porque

dije,

me

envió

donde estoy no era suyo.

i68

SUPERSTICIONES La

causa de trocar

profano, y

como

.

.

fué por ser

la letra

exorcismo

el

.

se

el

soneto algo

hacía en la iglesia,

se quiso cantarlo a lo divino, para dar a entender el

que

respeto y veneración

se

debe a

lugares

los

sa-

grados.»

Punto

cuyo esclarecimiento requería

capital,

cierta

experiencia clínica, era precisar cuáles pacientes esta-

ban solamente hechizados y cuáles otros propiamente endemoniados. El Sacerdotal romano daba estas nor-

mas: «Está hechizado cado

ne

el color

enfermo cuando

el

ha

se le

natural en pardo y color de cedro

los ojos apretados

los

y

humores secos

tro-

y

tie-

y, al parecer,

todos sus miembros ligados. Las señales ordinarias de

que uno está juntamente poseído un apretón del corazón y boca ciéndole que tiene sobre él

grande

del cuerpo.

A

el

mismo

otros

les

suele

sienten

otros

corazón, y suele

tormento que parece que se

el

a bocados, y lo

estómago, pare-

una bola;

unas picaduras como de aguja en ser tan

Demonio, son:

del del

le

comen

suceder en otras partes

parece que a

la

garganta se les

sube y baja una bola y algunas veces no pueden retener

nada en

el

estómago de

sustentar la vida. lo referido

es

lo

que beben o comen para

Finalmente,

cuando

los

la

señal

más

medicamentos de

cierta la

de

Medici-

na nada aprovechan^. Pues, además de virtuoso, humilde, sabio e inteligente, había de ser el es,, sencillo

buen

exorcista,

discreto;

y astuto, valeroso y prudente

169

a

esto

un mismo

DUQUE DE MAURA tiempo- Recurría el

Demonio

para despistar a quien

como

a tretas variadísimas, así

conminaba o amedrentarle,

le

para fingir que se salía del poseso agazapándose

Comen«Lo que más en

oculto o para saciar su rabia en el vencedor.

zaba por oponer resistencia pasiva:

cuidado pone

al exorcista

capa de enfermedad, de

que sea

cuando

es

tal

modo

Demonio, con

el

se retira

Primeramente

dificultoso conocerlo.

y esconde, se advier-

alguna vez, suele disimular que no está en

te que,

cuerpo del energúmeno, pues aunque

no responde

exorcice,

temblar

ni tiembla,

energúmeno puede

el

ser la

el

sacerdote le

el

siendo así que el

primera señal de

su presencia».

Acostumbra también, en ocasiones lanzarse de

propicias,

aba-

súbito sobre el oficiante y agredirle con

uñas, pies y dientes del poseso o la posesa. «Enseña la

experiencia que algunos son tan tercos que

modo de

arrancarlos,

mucho que

por

se

no hay

desvelen y

trabajen los ministros de la Iglesia.» Estilaban los exorcistas,

cuando por terquedad del Demonio habían de

interrumpir terin,

alguna

no

la

cura espiritual, mandarle que «en el ín-

inquietase al enfermo ni hiciera demostración

hasta que se le volviese a conjurar, señalándole

algún dedo de los pies para su morada». Se habitua-

ba

así el Espíritu

«Antes de ta

salir el

malo a

utilizar cualquier escondite.

Demonio

que vaya derechamente

le al

destinado para su infierno;

170

debe mandar

el exorcis-

lugar que Dios le tiene

porque por

falta

de esta

PER STIC I ON ES

5 U diligencia, suelen

.

.

.

muchas veces quedarse en

tidos o cabellos del

energúmeno. Así

Mangus que, habiendo cierto lanzado un Demonio de una doncella, para Jerónimo

se

de su

tomó con

salida,

doncella y mirándola a

manos

las

ves-

los

refiere el

padre

sacerdote asegurar-

los cabellos

de

la

Demonio, con gran

la cara, el

y viendo esto, amenazó con muy rudas y pesadas palabras; y respondió el Demonio: «Yo me estaba escondido en los sutileza la desvió del rostro del padre,

le

cabellos de esta mala mujer

maña,

me

Debía

y

el exorcista

eficacia

y

que desterraba o confinaba a un

Demonio escoger con

discreción el lugar del confina-

miento, para no exponerse a

de aquel

con tu

tú,

has hecho descubñr-».

de quien

fraile

un

habiéndosele rendido

cuerpo del poseso,

puntualizaba paradero,

dicó el de la cloaca; «y luego

porque queriendo

ir

Juan Nider que,

diablo y prometido salir del

le

si

tragicómica peripecia

la

refiere fray

salió,

de noche a

del convento, le atormentó

allí

muy

in-

le

para su daño,

los lugares

comunes

tan grandemente el

De-

monio, que harto tuvo que hacer para defenderse y

es-

capar con vida».

«Suele

el

Demonio

maneras, como

la

salir

de

los

cuerpos de varias

experiencia lo ha enseñado; porque

algunas veces sale por

la

boca en forma de llama de

fuego; otras veces, en forma de

aire,

de abejas u hor-

migas; algunas veces sale por los oídos, y los energú-

menos

le

sienten

salir

del

corazón, del estómago

171

y

DUQUE DE MAURA como excremento) en

Otras partes del cuerpo (incluso

forma de

pelota.

Algunas veces por

las narices,

en

for-

ma de gotas de sangre.» En una villa principal

del obispado de Cuenca hubo una posesa a quien se logró liberar repitiendo muchas veces el nombre de San José, cuando se hubo

advertido el singular furor que esa mención desperta-

ba en su Demonio, y

en forma de

expelió

lo

alfiler

grueso, de la largura del dedo pequeño de la mano.

Conviene practicar, después de cada lanzamiento,

muy que

minuciosa

muden

le

al

revisión

enfermo todas

cama y deshagan

la

pien

la

cama,

Demonio, tos

de

mirra,

etc.,

los

ropas que tiene en

las

colchones y almohadas, lim-

porque suelen en

etc.

hechizos:

Tome

sal, oliva,

el

agujas,

ellas,

fruta,

exorcista

por arte del

figuras

de

cera,

molido, incienso,

oro

cera bendita y ruda (pues por el amar-

gor que tiene esta hierba la

«Mándese

:

estar escondidos los maleficios e instrumen-

los

plomo,

consolidadora

representa

Pasión de Jesucristo con que

el

amargura de

la

Demonio

fué ven-

cido),

y habiéndolos mezclado, pondrá en cada esqui-

na de

la

cama, después de limpia, un poco, bendicién-

dolo tres veces con

la señal

de

la

Cruz».

El Reverendo Padre Dr. Diego Pérez sejos a los exorcistas:

sea de

manera que no

da estos con-

«Si han de curar endemoniados, lo sienta la tierra,

y hágase con

gran prudencia y recato y grandísima honestidad. No se hallen presentes, sino dos o tres personas de gran

172

SUPERSTICIONES santidad, ni

le

na y humildemente;

y

en

los

déjenle, y vuelvan

La norma canónica lícitas

aprovechar

al

.

.

pregunten nada, nada, nada; ni

pondan nada, nada, nada,

reputaban

.

sino

no acabase de

si

le res-

oficio cristia-

luego,

salir

tiempos convenientes».

era en verdad

sensatísima.

Se

cualesquiera preguntas que pudiesen

enfermo o

él,

bien de

al

inquiriendo, por ejemplo, el sacar partido de

hagan su

nombre

las

del

otras almas,

Demonio para

gracias a la férrea disciplina jerár-

quica observada en los infiernos.

«El año 1605, estándose exorcizando a una mujer

en

la iglesia

dedicada a los Santos Vincencio y Ata-

nasio, junto al Tíber, preguntaron al era,

Demonio quién

y respondiendo que era Lucifer, luego

le

dejaron

y buscaron cuantos endemoniados había en Roma, que no eran pocos, y puestos delante, le apretaron al que estaba dentro de la mujer, que era Lucifer, que mandase a

los

demás que

salieran

y

así lo

hizo y

salie-

ron todos.»

Se prohibían, en cambio, cualesquiera preguntas que

no pudiesen aprovechar sino a rés del interrogador.

y

otros,

la curiosidad

o

al inte-

«Enseñan Tomás Sánchez, Palao

que peca mortalmente

el exorcista

gunta alguna cosa por donde se teme que

el

cuando pre-

Demonio ha

de descubrir algún pecado de otro.» «Peca mortalmente

cuando pregunta algo rogándole y no mandándole.» «Peca mortalmente cuando le pregunta con fin de aprender algo de

él,

porque es honrarle y quererle

173

te-

DUQUE DE MAURA ner por maestro; y sería

algún beneficio.»

como

pedirle y esperar de él

«Peca mortalmente en darle firme

porque aunque

crédito y certeza a las respuestas;

puede dar crédito a por

se

que manifiesta, obligado

no

los conjuros

de

la Iglesia,

que

él

espontáneamente dice, por no hon-

de dar a rarle si

las cosas

lo

ser

y

muy

se

debe ni

se le pue-

peligroso creerle.» «Peca mortalmente

mucho tiempo o muchas

cosas varias e inútiles;

mucha aüanza y que en

las

veces le comunica y trata porque realmente es señal de

y aun gran pehgro de

familiaridad,

respuestas mezcle algunos errores. »

Veremos muy pronto cuan laxamente ron estas reglas

los

exorcistas políticos

interpreta-

de Carlos

II,

incurriendo, desaprensivos, en varios de esos pecados

No

mortales.

fueron tampoco estos traficantes de in-

fluencia exorcística rara excepción dentro

y fuera de

España.

Tener, eventualmente, a obediencia y servicio propero no más que por breves horas o días, aquel

pios,

Satanás que osó tentar a Jesucristo ofreciéndole compartir ciar

con

él la

dominación en

el

Universo

y renun-

por puro ascetismo a sonsacarle, no para ningún

criminal designio,

vendían

el

como

los

magos o hechiceros que

le

alma, sino simplemente para conocer tras-

cendentales noticias, de actualidad o pretéritas, ignoradas de los

demás hombres, fué soHcitación pecami-

nosa todavía más ciencia

a

quien

irresistible

se

que

la

del

depara oportunidad

174

hombre de de penetrar

SUPERSTICIONES llanamente

ponen

vigilias;

los secretos

vos en

las

blicos;

o

la

lar-

del bolsista, a cuyo alcance

de Estado que han de

ser decisi-

inmediatas cotizaciones de los valores pú-

la

de

la

hembra, temperamentalmente chis-

mosa, que, con sólo juntar nero, escuchará

podrá

muy

enigma, indescifrado aún txas

el

gas y penosas se

...

sorprender

oído

el

al

conversaciones de

las

sus

hasta

tabique mediasus vecinos

intimidades

y

de alcoba.

¡Que mucho que sucumbieran, humanamente

flacos,

algunos clérigos y frailes!

No puede lanzar contra ellos la primera piedra, ni aun ninguna subsiguiente, con propósito punitivo de lapidación, quien haya consultado alguna vez, en serio, veladores golpeantes, echadoras de cartas, adivinos

más

o menos acreditados, o espíritus del otro mundo, por-

que

los

informes sobre lo por venir allegables merced

a cualquiera de esos

en punto a buena

médiums

no 'admiten parangón

con

obtenidos conminato-

tinta

los

riamente de Satanás en persona o de alguno de sus

demonios

Hubo

predilectos.

entre los exorcistas de los siglos xvi

y xvii

varones piadosos y ejemplares, pero mentecatos o torpes; los hubo despiertos y destrísimos, pero dicantes,

si

no precisamente en

la

fe,

en

muy

las

bres, por ambiciosos, avaros o fornicarios. Para faltase nada,

los

clau-

costum-

que no

hubo también sabios, prudentes, ce-

y caritativos. La malhadada carencia de

losos

175

estadísticas

impide

cla-

DUQUE DE MAURA sificarlos si

por grupos homogéneos. Tengo para mí que

fuese factible sacar gráfico y cotejarle con otro ac-

tual,

los

niveles

del

indiciarios

número de

explota-

dores y del de explotados serían sensiblemente análogos en

el

antiguo y en

fermedades

remuneradoras

y afectan hogaño talares,

el

moderno, salvo que afectaban antaño

las al

en-

alma

cuerpo; y que los oscuros trajes crucifijos y agua bendita han sido sustituidos al

por luengos blusones blancos, guantes de goma y anestésicos.

Pero ni

de hoy hace

al

el

hábito de ayer hacía

médico.

176

al

monje, ni

el

SEGUNDA PARTE HECHIZOS DE CARLOS

II

hechicería política La primera ble

parte de esta monografía era indispensa-

para ambientar

la

segunda; dicho sea incorrecta,

pero expresivamente.

Los públicos

actuales

perciben pronto y rechazan

unánimes cualquier tosco anacronismo material. al contrario, los

Muy

anacronismos espirituales, por burdos

que sean, pasan inadvertidos o son

mente perdonados.

Si

muy

indulgente-

con ocasión de representarse

obra teatral o cinematográfica (que no se anuncie de an-

temano como humorada bufa), apareciesen, por ejemplo,

en

Luis

XrV

el

escenario o la pantalla, Julio César fumando,

subiendo a

zando una radio,

un automóvil o Napoleón de

las protestas

rrumpirían verosímilmente

representación. Circulan,

la

en cambio, profusamente, y hasta alcanzan boga biografías

más o menos noveladas y

seudohistóricas, en

que

(sigo

sintoni-

los espectadores inte-

editorial,

otras producciones

poniendo por ejemplo)

se

reprocha implícitamente a esos mismos tres personajes,

no haber adecuado

los actos

179

de su vida pública,

DUQUE DE MAURA a

preceptos

los

liberales

cristianos,

o

democrátícos,

respectivamente.

Tales partos del ingenio (cuando están bien escritos

desde

en

punto de

el

vista literario)

se

pueden catalogar

los índices bibliográficos bajo el epígrafe

de lectu-

para niños o adultos, a semejanza de

ras recreativas

fábulas poéticas, las antologías de leyendas o los

las

cuentos de hadas; ria, disciplina

a

la

pero no en

latinos,

sección de Histo-

que tampoco habría exaltado Cice-

rón como maestra de griegos y

la

vida

la

si

los

autores clásicos,

hubiesen cultivado con criterio

la

tan desorientador.

No

ya para críticos enjuiciamientos retrospectivos,

para simples narraciones de sucesos

madamente

exactas, se

sibilidades coetáneas, las

han de tener en cuenta

que

se supeditan

las

po-

de continuo a

ideas y costumbres generales de la época, por lo

menos hasta la

pasados aproxi-

La impetuosa corriente de de muchos grandes ríos,

cierto límite.

tradición

tiene,

como

la

cataratas infranqueables, ante las

más

a detenerse los pilotos

que

se

ven forzados

diestros en el arte

de na-

vegar remontando su curso.

Quienes

pueden

se

ser,

en

llaman a efecto,



mismos precursores, y no

comprendidos, sino cien o niás

años después de su muerte, deberán contentarse con aguardar, si

cuando más,

el

homenaje postumo;

intentan extravasar el apostolado e influir en

pues, la

con-

ducta de sus contemporáneos, provocarán, de seguro, I

8o

S U perturbaciones entre

o

PE RSTICI ON E S

rabiosamente

abundan siempre

futuristas,

monomam'acos de

la

.

.

y aun nocivas;

estériles

inadaptados,

esos

.

que,

aparte

tradicionalistas

los

nada apostólicos

la

Casa de Austria

contradicción.

Ningún Monarca español de

se anticipó en juicios de Teología moral (menos

en

la

dogmática) a los doctores de su tiempo,

X

Alfonso

a los del suyo en otras sabidurías, con pé-

simos resultados políticos, por te portentosa habría sido la

cierto.

Inverosímilmen-

superioridad magistral de

respecto de los Martín del Río, Nider, Ci-

Carlos II

ruelo, Navarro, to

aún

como

Noydens,

etc., etc.

Tengo

escrito har-

sobre su desmedro físico, atraso mental e insufi-

ciencia volitiva, para insistir ahora sobre esos temas.

Me

limitaré

lacras

a recordar que

no padeció, en cambio,

frecuentísimas en degenerados, incluso cuando

tuvieron o tienen aspecto externo totípico

que

el

mucho menos

pro-

suyo; porque no fué cruel, ni vesáni-

co, ni vicioso, ni eunucoide, ni siquiera idiota.

De mediocre, casi normal muy ínfima cultura, demostró miento de sus deberes de ca, conciencia

mos

más

entendimiento, poseer en

el

cristiano, caballero

aunque cumpli-

y Monar-

cabal y aun exquisita que muchísi-

Jefes de Estado de todos los tiempos (con corona

o sin

ella)

pergeño religiosas

notablemente aventajados respecto de

físico

y

luces

cerebrales.

Sus

él

en

convicciones

superaron, desde luego, en raigambre, sin-

ceridad y devotas consecuencias prácticas

l8i

a las

de

la

DUQUE DE MAURA mayoría de sus subditos, aunque no ciertamente en depuración ni

de su

elevación

intrínsecas.

que

historia patentizan

fluyó en su

el

Episodios

miedo

ánimo bastante más que

a Dios sobre todas las cosas, y

el

aun que

sonal de alcanzar la gloria eterna. Pero

con muchísimas gentes

la

diversos

al infierno in-

místico el

amor

anhelo per-

no compartió

supersticiosa fe en agüeros,

horóscopos y demás vestigios de

la

paganía, ni padeció,

como, por ejemplo, su hermano bastardo, pánicos absurdos, inatribuibles en día abyecta, puesto

que

Don Juan

de Austria a cobartodo du-

los simultaneó, sobre

rante su juventud, con rasgos inequívocos de coraju-

do valor personal. Carlos en

la

la

casi

existencia

y

absoluta

eficacia

11 creyó,

sí,

a ojos cerrados,

de brujerías y hechizos, como

generahdad de

los

europeos de en-

tonces; y desde su primera infancia oyó ponderar los maleficios

y

las

que operaban

ellos

en incontables víctimas

esperanzas que muchos «vanos hombres y mujeres»

ponían en los conjuros diabóHcos, incluso para empeños políticos.

Diez años iba a cumplir nuestro Rey

mantuvo entre

el

de de Poetting, y

el

Emperador Leopoldo,

epistolar recogido por la maliciosa tia.

En

cuando

se

Embajador alemán en Madrid, Conel

diálogo

pluma de Villaurru-

Relaciones entre España y Austria

refiere así

este diplomático cierta información enviada a

Viena por

su colega de siglos atrás:

«Parece ser que

Piombino fué

una cortesana en momentos

a visitar a I

82

el

Príncipe

SUPERSTICIONES en que

...

se hallaba ella

en dulce coloquio con un caba-

No

queriendo o no pudiendo ya de-

llero

de su agrado.

jarlo

marchar,

precipitadamente en

lo ocultó

el

balcón,

para recibir con su acostumbrada benevolencia al de

Piombino, por

la

el cual,

amorosa

ces la

dama

después de un rato, acalorado quizá

plática, fué a abrir el balcón,

y enton-

convirtió en el acto al escondido

en una naranja, que

galán

Príncipe quiso llevarse, y que a ningún precio, cosa rara, quiso venderle la cortesa-

Cuando

na.

se fué

el

Piombino cesó

desencantado quedó

el caballero

na forma, que fué con ésta dio le

con

pareció al

que

la

el

hechicera

el al

encanto; pero tan recobrar su prísti-

cuento a

dama en un

la

Inquisición;

y

calabozo. El caso

Emperador peregñno, y la única reflexión fué la de que hay que pedir a Dios

se le ocurrió

le libre

a uno de tales mujeres , que pueden causar la

perdición del cuerpo y del alma.»

Antes, acaso, de alcanzar aquella edad, habría oído Carlos II

susurrados comentarios sobre el todavía no

olvidado proceso de Jerónimo de Liébana, que, en tiem-

pos de Felipe IV, trajo ces, alcaldes

íntegro,

con

al retortero a inquisidores, jue-

y alguaciles prolijos

y

de media España.

muy

tada obra de Cirac; pero

Lo

curiosos detalles, la

no extractaré de

refiere

men-

ella sino los

pasajes que, por trascender a la política, tienen algún in-

mi historia. «En 1642 contaba Jerónimo de Liébana cuarenta y un años. Nacido en La Ventosa, próxima a Cuenca,

terés para

183

DUQUE DE MAURA era de

mediana

o más bien gordo,

estatura, algo recio

de cabello cano, moreno y vinolento. Tenía mucha astucia

abuelo

y maravillosa fuerza persuasiva. Su padre y su habían sido escribanos; el abuelo materno,

médico, y toda viejos,

famiha bien nacida y de cristianos

la

algunos religiosos y sacerdotes.»

«Hacia el oficio

los veinticuatro

años

ayudó

de escribano de su pueblo

bien y sin error las oraciones, y tenía

pués en Madrid, y con una comisión

de Salazar recorrió algunas

a su padre

natal. fe.

Sabía

en

muy

Estuvo des-

falsa del

Conde

entendiendo en

la

expulsión de moros, hasta que, por este motivo,

le

tuvieron preso en

la

tierras

cárcel de Corte

más de dos años

y medio. Puesto en libertad, marchó a Zaragoza, aprendió la ciencia mágica y comenzó a practicarla. Acusado de año

ello

y de celebrar misa, estuvo poco más de un

preso en

en un auto de

la

Inquisición zaragozana. Al ñn, salió

fe,

celebrado en

cisco el año 1620, vela,

en cuerpo y

tencia, abjuró

de

la Iglesia

de San Fran-

en forma de penitente, con coroza, sin cinto,

donde

le

fué leída

la

sen-

vehementi, dándosele después cien

azotes por las calles y saliendo condenado a diez años

de galeras en Cataluña.»

«CumpHa Liébana

su condena en la Patrona, tenien-

do fama de astrólogo y hombre entendido en materia de sacar tesoros y otras curiosidades. Por medio de Beltrán Desvalls, caballero de Barcelona, procuró darse por su

amigo

el

Conde de

Z84

Zabellán, que le pidió le

SUPERSTICIONES

.

.

.

conjurase unos espíritus familiares, ofreciéndole

bertad y sacarlo de valls

puso fianza de cien escudos y

para sacar a Liébana de

y de

la

la galera a

se le dio licencia

todas horas del día

noche, mas siempre saKa acompañado de

la

soldado o de

un cabo de

un

escuadra.»

«Estando en casa de Desvalls, venía a buscarle a puerta

li-

galera o pasarle a Francia. Des-

la

un coche, que, por

la

defuera, estaba vestido de

encerado y por dentro de una bayeta, más vieja que nueva, sin frisa; y no puede dar señas del cochero,

porque nunca lenguaje

le

vido, sino

le

que

le oía

parecía que era gabacho.

Ya

hablar y en el

dentro del coche,

cerraban las cortinillas y Desvalls vendaba los ojos a

Liébana con un lienzo a

modo de media

chaban a casa del Conde de Zabellán,

nimo por dónde

le llevaban,

porque, para desatinarle,

un

iban dando vueltas, tardando muchas veces otras

to,

media hora, aunque por

los

gente y de los muchachos, creía que

en

el

campo, sino en

los arrabales.

la

que

tenía dos puertas,

mera vez

se vido estar

fetanes de azul

y

pared y algunas

donde

Llegados a

sillas.

y

la pri-

con un bufete arrimado a

Al

salir

tala

del aposento para mar-

char volvían a vendarle los ojos, le

la casa,

un aposen-

en un aposento colgado de

pajizo,

la

casa no estaba

desvendaba, y

le

cuar-

rumores de

Desvalls guiaba del brazo a Liébana hasta to

y mar-

toalla

sin saber Jeró-

le

metían en

el

coche

llevaban a casa de Desvalls.»

«En

la casa

de

los tafetanes vio

185

y saludó

al

Conde,

DUQUE DE MAURA a

Jorge Fluviá y Federico Meca,

los caballeros

hecho venir de Francia, uno de

los

ca-

al

Conde había cuales era hombre

nónigo Pujol y a dos franceses que

el

de buen sujeto, de más de mediana estatura, con bar-

ba larga, entrecana, de edad de hasta sesenta años y

le

llamaban Mosiur Guñibay.»

«La segunda vez

mostraron nueve figuras, unas

le

de oro, que eran dos; otras de plata, que son cinco; otra

de estaño y otra de acero^ que todas eran a

traza

poco menos, el Sr.

la

de figuras de planetas, del tamaño de un palmo estaban sin caracteres, y decía

las cuales

Guñibay y

pués de hgados

los

demás que

los

espíritus familiares, había

las

dichas figuras, des-

de dar

como

el

Conde

dispusiese a las personas de su compañía.

Y

eran,

puesto a uno en cada una y darle

para ganar

al

lo

una

juego, otra para ganar la voluntad de las

mujeres, otra para engrandecerse y descubrir tesoros y otra para matar a las personas que quisiere y para otras cosas semejantes.»

«Mirando por estatuita vaciada,

de

seis

aposento vio sobre un bufete una

el

parecer toda de oro, del tamaño

al

dedos, que representaba

ropa rozagante, teniendo en

y una llave y en

la

una basa, donde

se

Conde cubrió

la

el

Liébana quiso había

un

al Rey vestido de una mano derecha una bola

cabeza una corona, de pie sobre leía

Philippus 4us atatis i8.

Mas

con un henzo, y cuando Hbro Decem annulorum, donde

estatuilla

leer el

registro

la

de papel en

i86

el

lugar en que se leía

SUPERSTICIONES... Rey o

«El

del Rey»,

no

le

dejó leer, y cogiéndole las

manos, y apretándoselas, dijo: Podrá ser que algún día todos seamos

«Por

ella

M. venga

alguna cosa con que S.

cedes al

Conde y por

a hacer

ese camino causar al

mer-

Rey Nues-

alguna pasión de ánimo o enfermedad en

Señor

tro

Lerma.y>

y por las palabras que se les dejaba Liébana que tenían la imagen para hacer

caer, infirió

en

Duques de

lo dicho,

y que

su persona, de manera que viniese a padecer;

para obviar esta manera de inconvenientes, suplica

M.»

confesante se escriba y dé razón a S.

«Mas de

ras por la Inquisición

por

a

gale-

Cuatro años después

1623..

galeote; reanudaba sus azarosas andanzas

tierras mediterráneas,

cidía te

el

por de-

de Barcelona.»

Ocurría todo esto en

fugaba

se hizo caso,

y Liébana fué condenado

cisión del Consejo,

se

no

estas declaraciones

el

y andaluzas; rein-

italianas

en sus trapisondas habituales y caía nuevamen-

bajo

la

dura mano de

la Justicia.

«El día 2 ó 3 de diciembre de 1631, estando Jeró-

nimo preso en por

el

lación,

la

eclesiástico, del cual tenía

pidió

alcalde

al

le

oyese despacio, porque

que declarar cosas tocantes

Por cumplir con alcalde

la

hecha ape-

mayor de Cuenca, don Juan

Enríquez de Zúñiga, que tenía

y condenado a galeras

cárcel Real

Tribunal

al

servicio del Rey.

obligación de su oficio,

le

en parte secreta y a solas; mas viendo

vedad del caso y que tocaba

187

al

servicio

de

S.

oyó

el

la gra-

M., dio

DUQUE DE MAURA cuenta

Corregidor y, juntos,

al

le

examinaron. Así

lo-

gró de las autoridades civiles de Cuenca lo que no había podido alcanzar de los inquisidores de Barcelona.

De

acuerdo con

Zúñiga llevó

el

Corregidor,

escrita

Corte y dio cuenta

el

doctor Enríquez de

declaración de Liébana

la

Conde Duque, quien

al

le

a la

ordenó

dejase en su poder los papeles

guiente por la respuesta.

y volviese al día Mas como no se tomaba

solución, se volvió a Cuenca, donde, al cabo de días, recibió

llevase

a

si-

re-

unos

orden del Presidente de Castilla para que

Madrid y a buen recaudo a Jerónimo de

Liébana.»

«Al

mismo

en

Olivares

persona

contó

Jerónimo

cuanto había declarado en Cuenca, con otras circunstancias nuevas, de lo cual se debió de dar cuenta al

Rey Don

Felipe IV. El

que tuviese

al

y sin prisión alguna, de

la calle

de

Conde Duque mandó

al alcalde

declarante a su cargo y en custodia; le

hospedó en su propia posada

las Carretas, frente

He aqm cómo un

a los Majaderítos.»

galeote sacrilego, embustero fla-

grante, convicto de falsario, encorozado

y azotado pú-

blicamente, inquilino habitual (cuando no remedaba contra su gusto) Inquisición,

de

merced a

las

cárceles del

la llave

Rey o

las

muy

de

mágica de hechizos

la

aje-

nos y trapacerías propias, pudo abrir puertas que

le

permitieron, no sólo llegar cerca de las gradas del Trono, hasta el despacho del Valido, sino campar, además,

i88

SUPERSTICIONES por sus respetos en ta del

la capital

de

...

Monarquía, a cos-

la

Tesoro público.

Del género de vida que sus confidencias depararon a Liébana en la villa y corte, da idea cabal esto, que escribe a

de 1632:

un hermano

suyo, sacerdote, en 17 de enero

«Si no acertare bien esta carta, atribuyalo a que ahora venimos del

vuestra merced

muchos

señor don Juan (de Zúñiga) y

compañía y gente

muy

mido

en

ta

irnos cardos

campo,

caballeros

el

en su

bien entendida, y habiendo co-

las

de Alcalá vinimos a

huertas de fuera de la Puercalle

la

donde, casa del veneciano,

se

del

Duque de

bebieron

Alba,

seis diferencias

de vino, hipocrás, garnacha, hoja de guinda, calaspada, moscatel y verder. Luego, en Juan,

de caza de volatería

aunque nos cansa que

la

posada del señor don

hubo academia de ingenio hasta

el servicio

S.

M. y

el

el esperar,

señor

estoy

las

ocho.

Hoy

está

Conde Duque; y

muy

gustoso, por-

que hago es tan grande, que pondrá

freno y silencio a

la

«¿Cuáles fueron

mahcia de las

la

gente».

graves denuncias que hizo Je-

al Rey y al Conde Duque? Se referían a unos hechizos del Marqués de Va-

rónimo de Liébana, tocantes

lenzuela, de

don Marcos de Figueroa, Juan

Bautista

Quijada, Licenciado Gabriel García y Pedro Bautista,

vahéndose del doctor Guñibay, que habían traído de Francia, para conseguir la privanza y valimiento del

Rey, haciendo que

el

Se hicieron en Málaga

Conde Duque el I

perdiese la gracia.

año 1627 y su efecto comen-

89

DUQUE DE MAURA de agosto de 1632. Cada uno de

zaría el 6 ces,

durante sesenta y un días, hizo

tocaba a racteres

cómpli-

los

conjuro que

el

le

hora de un planeta, sobre un círculo y ca-

la

un

pintados en

papel, con una vela de cera

virgen encendida y sahumerios de diferentes perfumes,

ccn

preparaban para

lo cual se

genes y hacer en

un

«Llegado

noche

fundición de

las

imá-

jueves.»

jueves señalado para la fundición, pre-

el

vio ayuno del la

la

ligazón de los espíritus, que se habían de

la

mismo

día y del miércoles, a las doce de

se juntaron todos los operadores.

ciado García vació las imágenes ; primero

El Licen-

de oro, que

la

era la del Rey, y correspondía al Marqués, para quien se quería conseguir la privanza

vares.

Antes de

los conjuros

no tuviesen miedo, porque

les

Real que gozaba Oliprevino Guñibay

los espíritus

que

que

se ligaban

entrarían en el local en forma de aves nocturnas o toros o

como granos de

azogue. Y, en efecto (decía Lié-

bana), al cabo de hora y media, por encima de los cir-

muchos murciélagos grandes,

cunstantes, vieron volar los las

cuales

volvieron

ventanas y

«Acabada ñibay metió

madera de

un

la

las

a

desaparecer,

hgación a

las

estando cerradas

puertas del aposento y de las

cinco de

la

la

calle.»

mañana, Gu-

imágenes dentro de un cofrecillo de

olivo,

chapado de hierro y envuelto en mismo lo cerró con una llave y

tafetán verde, y él

cada uno de

los

demás hincó un clavo en

cofrecillo.»

190

la

tapa del

SUPERSTICIONES... Nada menos que una Comisión Real da para acompañar llazgo

soterrado

del

fué designa-

Liébana, comprometído

a

cuyo desen-

maléfico,

cofrecillo

ha-

al

terramiento inmediato frustraría los efectos del hechi-

zo antes del fatídico mes de agosto de aquel año de 1632.

Aunque

embaucador

el

sempiterno

consiguió

ganar algunas semanas con ingeniosos pretextos, fra-

una

casadas,

tras

otra,

todas

sus escavaciones,

se

reintegró a su domicüio natural entre barrotes;

públicamente en

el

auto de Madrid de 4 de

pocos días después fué enviado a la

le

salió

julio,

la cárcel secreta

y de

Inquisición cordobesa.

Pues tampoco fué

mucho menos,

la

única

corrió grave riesgo,

si

no de

ni

ésta,

IV

ocasión en que Felipe

padecer hechicerías demoníacas, de pasar a

con

el

la

Historia

propio mote que se había de aplicar a su hijo y

sucesor.

Advirtiendo que, en obsequio a lectores,

me

abstengo de agotar

caso, transcribiré las

que

la

paciencia de los

las citas pertinentes al

se hallan

en

los

Avisos de

Barrionuevo:

«10 de cubrir

abril

de 1658. El tiempo santo ha hecho des-

un hechizo puesto

siempre se miraba

al pasar.

al

Rey en un

espejo donde

Dícese lo entregaron

go y que se calla por razones de Estado.» 1661 ; sin más fecha. La verdad de lo que acá es que

el

al fue-

se corre

por

Alcalde de Bañuelos, habiendo tenido so-

plo de que se acuñaba

moneda en I

91

casa de una señora,

DUQUE DE MAURA hermana de un Oidor de Granada, tuvo medio de allá

con

cogella

y

que hacían

la

por

la casa,

si

a

muy

secreta,

a

con

dos láminas esculpi-

dos en cada una un corazón flechado y en letras

señora

la

los instrumentos

moneda, y escudriñando los rincones de había algo más que estuviese escondido,

en una parte

halló,

Trujo

delito.

el

de Corte y cogió todos

la cárcel

ir

la

una unas

grabadas que decían: Philippo IV, hijo de Phi-

lippo III y Margarita; en la otra, Luis de Haro, hijo de

Fulano y Fulana (los nombres de sus padres), y, más a más, tenían unos caracteres que, habiéndolos descifrado, eran todos palabras de la Sagrada Escritura;

y

cada corazón tenía un letrero que decía: tu eres mío y yo soy tuyo--»

«Llevaron estas láminas lo

que resultó fué que

cárcel de Corte,

porque

Inquisidor

al

señora no pareció

la

la

minas

que había descifrado les

había dicho en

y

más por

la

Inquisición la tenía presa.>

«El Marqués de Aytona nos ballero

General,

el

dijo

los

que

el

mismo

ca-

caracteres de las lá-

cuarto del

Rey que

está

admirado de haber visto semejante cosa y que cosa tan grave anduviera tan púbHcamente esparcida por la Corte. El

que

me

Rey no ha dado

dicen

las

a entender cosa alguna; sólo

Damas que

está tan otro

en

el trato

y agasajo, que parece han llevado imo y traído otro.» El regicidio por acción directa, frecuentemente perpetrado en posteriores tiempos, impHcó arrojo personal, correlativo

de

los graves riesgos

192

que hubo de afron-

SUPERSTICIONES tar

siempre

el

...

magnicida. El embrujamiento hechice-

pudo pretender consumar

ro de Reyes y Príncipes se

durante los siglos xvi y xvii^ casi a mansalva, en recato

nículos que

una

unos clavos o rar

el

de cualquier mansión privada, sin más admi-

que

las

estatuilla

alfileres

o

de cera, plomo, plata u oro;

un

tentativas del

cofrecillo.

crimen de

No

es

de admi-

lesa majestad,

o

de leso Jefe de Estado, menudeasen entonces mucho

más que hogaño.

193

SOSPECHAS DE EMBRUJAMIENTO Conocida bien

de

el

S.

la

mentalidad de Carlos

II,

se

comprende

ascendiente político vinculado en el Confesor

M., fuese quien

Pudo siempre

fuere.

el titular

del cargo declarar punto de conciencia cualquier solu-

ción de Gobierno, y contraponer su dictamen teológico

contenido político de

al

o después de escrita

la

ella al

ponencia de Decreto, antes

margen de

la

consulta que

votaron los Ministros de Consejos o Juntas y se so-

metió a

la firma,

o por lo menos a

la

rúbrica del Rey,

puesto que sin algunos de esos dos requisitos carecería

de validez

Cuando firieron a

los

y

eficacia ejecutiva.

poderes absolutos del Soberano se trans-

un Primer Ministro

discrepancia

ocupante

legal

del

regio

confesonario

próximo algún cambio en Valido ni la

el

(declarado o incógnito),

fundamental del estadista con

las

auguró

alturas;

el

la

fraile

infalible y-

porque ni

el

religioso descansaron ya hasta conseguir

remoción de su contradictor.

Cuando no hubo Privado,

195

a

causa de gobernar

el

DUQUE DE MAURA Rey (según do

decía) por

él



solo, esto es, distribuyen-

parcelaria y alternamente su confianza entre este o

estotro Consejero

continuaron

Universal,

misma

índole,

antipatía,

la

surgiendo

de

conflictos

esa

aunque de envergadura menor; pero-

máxima cuando

alcanzaron atrajo

de Estado o Secretario del Despacho

Confesor de tanda

el

hostilidad

la

irreconciliable

la

se

o

el

rencor femenino de alguna Reina, viuda o consorte,

mucho más

siendo ellas inamovibles y

que

jables del Alcázar

difícilmente ale-

los altos funcionarios

o

pro-

el

pio teólogo.

Inauguró

la serie

de confesores de Carlos

11 fray

Pe-

dro Alvarez de Montenegro, usufructuario del cargo

desde que

augusto penitente alcanzó, con los

el

siete

años, la edad de la razón, hasta que, al cumplir los

proclamado

haber sido

debió

catorce,

poniéndose término a

Rey

reinante,

Regencia, según lo ordenó

la

el

testamento del Rey, su padre.

Durante ese lapso demostró bil

pedagogo como

que acertó

a formar

alumno; para

lo cual

quintaesenciado llo

de

en un setenio

mente más

el espíritu del

feliz

que

del

la

conciencia del

Decálogo, sintético meoéxito

éste

obteiúdo por

el

mente nombrado Maestro de

mos

domiiúco tan há-

fué inexcusable que le imbuyese

doctrina cristiana;

la

ser el

era de antiguo virtuoso varón, por-

S.

considerableel

simultánea-

M., don Francisco Ra-

Manzano, cuya congénita pedantería impidió

comunicar

al

discípulo ni I

aun 9 6

el

menor

ápice del

mo-

SUPERSTICIONES^... nuraental acopio de saber atropado por él en

de

incontable

en

salvo

libros,

el

número

nunca impreso de

la vida.

Al aproximarse

el

6 de noviembre de 1675, fecha

del decimocuarto cumpleaños del

Rey menor,

se enfren-

taron los pareceres de los Ministros y aun del público

en general, por estimar unos inexcusable miento

estricto

lipe rV,

no de

de

la

con tanta mayor razón cuanto que

la

Regencia

se venía

que

cumpli-

el

disposición testamentaria de Fe-

Gobier-

el

comprobando calamitoso,

y entender

otros

heredero

impediría reinar personalmente sin

le

tencia de su madre,

el

rezago físico e intelectual del

tancias contrariaba la intención, tra,

de

la

la asis-

y que emanciparlo en esas circunssi

bien respetase

la le-

última voluntad paterna.

Se incluyó fray Pedro entre aquéllos, y cooperó desde

confesonario a robustecer la natural inclinación

el

de su pupilo para sacudir, sintiéndose Rey, cualesquiera tutelas, sobre todo femeninas.

Pero, al cabo,

por dos años ellos,'

los

destituyó

pudo más

la

poderes de

la

Doña Mariana

Reina:

se prorrogaron

Regencia; y usando de al

Confesor, confinán-

dole en una celda del convento de Valverde, en el ca-

mino de Fuencarral, Conservó Alvarez de Montenegro arrestos suficientes

para estorbar desdé

allí

do que

la

más

austríaco

Jesuíta,

invocan-

el designio,

que español, de reemplazarle con un

Orden de Predicadores ocupaba desde hacía

197

DUQUE DE MAURA años

cuatrocientos

y no

Castilla;

el

logró de su ex penitente

no de hábito sucederle

:

Tomás

nombramiento del herma-

el

como más idóneo

confesores

mas no

muy

Marqués de

flamante

ocasionaron a

11

quebraderos de cabeza;

escasos

vicisitudes

las

así

para

Carbonel.

Los pecados personales de Carlos sus

Reyes de

los

en su demanda, sino que

a quien señalaba

fray

de

confesonario

sólo prevaleció

de su reinado. Cuando

Duende de

(aquel

Villasierra

el

Palacio, a quien se suponía alejado para siempre de la

volvió

Corte),

el del los, se

a Madrid,

subrepticiamente

íntegro el favor de la Reina y

comenzó

recuperó

a monopolizar

Rey; por propia convicción y por ajenos estímucreyó fray Tomás en el deber de amonestar pa-

ternalmente a su hijo de confesión.

Prodigó S.

M.

afirmó y reiteró

los asentimientos a sus el

propósito de

admoniciones

enmienda; pero,

la

mimos

guió acumulando sobre Valenzuela

si-

domésticos,

favores públicos y sustanciosas mercedes.

Receló entonces Carbonel que

el

Monarca

adoles-

cente estuviese siendo víctima de algún influjo maléfico,

y

le

Contestó así,

preguntó sin ambajes el

Rey que no

si

lo sabía;

estaba hechizado.

esto es,

ignoraba, en absoluto, cuándo ni

producir

el

embrujamiento,

de cosa

Fray Tomás, persistente en

cuita,

con

el

se

ser

pudo

por no haber advertido

hasta entonces síntoma ninguno

partirla

que de

cómo

la

tal.

resolvió

com-

Cardenal Arzobispo de Toledo, formu-

198

S U

PERSTICION ES

.

.

.

lándole, por interpósita persona, pregunta análoga a la

hecha a

S.

«Si el

M.

Rey

de Aragón



,

está

maleficiado



Confesor sabe, mejor que yo, que no

el

hay otro remedio más que, con brir el

ejecutar sin

No cia

los

exorcismos, descu-

daño; y esto bien se puede en alguna manera

que

el

que

está maleficiado, sino cia, es

don Pascual

contestó

padece

los

lo conozca.

Si

no

de pocos años y escasa experien-

que Dios quiera castigar a España.» tranquilizó este ex abrupto la atosigada concien-

de Carbonel, y decidió ponerse

fesor de la Reina, padre

al

habla con

Mateo Moya, de

la

el

Con-

Compa-

ñía de Jesús, para concertar acción conjunta sobre en-

trambas personas Reales. El ignaciano, conocido de antiguo

como

teológico de los

irreconciliable adversario

predicadores, discrepó una vez

más

del dominico;

y

desesperanzado ya Carbonel de obtener diplomática-

mente provecho ninguno, agosto de 1676,

al

recurrió,

en principios de

remedio heroico de

notificar a su

egregio penitente que, caso de persistir en no atenderle, se vería obligado a negarle la absolución.

días después averiguó, por el le

Pocos

rumor público,

estárse-

muy

pingües

preconizando para sede episcopal de

y codiciados rendimientosApresuróse a pedir a

S.

M.

audiencia privada, y ob-

tenida en 29 de agosto, apenas estuvo en presencia del

Rey, abrió su breviario por Evangelio de

la

la

página donde se

misa correspondiente a

199

la fecha,

leía el

y dijo

DUQUE DE MAURA «Día, Señor, de

así: tista;

degollación de San Juan Bau-

la

día en que Herodes, por dar gusto a

No

triunfó de la cabeza del Bautista.

como

gollado, sino pies de V.

M.

la

una mujer,

vengo como de-

glorioso y agradecido, a poner a los

me

mitra con que

ha honrado para

apartarme de su lado; pues quien no ha sabido gobernar

el

alma de un Rey, ángel como V. M., mal podrá

gobernar

de tantos como incumbe a

la

Y

de Prelado. predicaba al

si

Rey

Bautista

al

los

le

la

obligación

degollaron porque

le

excesos de su vida y los de su

me degüellan, me M. porque le he advertido

Gobierno, a mí. Señor, ya que no apartan

del

lado

de V.

de los que pasan en su Monarquía». Puesto que no quiso ocupar una diócesis, se

le rein-

tegró a su celda.

Cuando Valenzuela hubo conseguido de este modo Rey al director espiritual

colocar en el confesonario del

de su propia conciencia, ilimitadamente

elástica:,

fray

Gabriel Ramírez de Arellanos, creyó estar en posesión del reducto

más firme para hacer

efectivo el premedi-

tado cerco de influencias asediadoras de

comprender que dominico

le

la insólita

permitiría

la

la

sospechase perdida. Ocurrió

fray Gabriel

uno de

cieron presión sobre sentir el

Corona, sin

abandonar su causa

(mucho menos defendible que to

la

laxitud penitenciaria de ese

de Dios), en cuanasí,

en

efecto.

Fué

que

ejer-

los personajes calificados

Doña Mariana

destierro de

corte del

la

2

pob'tica,

para decidirla a con-

Marques de

Villa-

SUPERSTICIONES sierra, si

...

bien debió de simultanear esa gestión con otra

cerca del Soberano para que ordenase el asilamiento en

El Escorial del Valido, amenazado por

Don Juan

sedición de

la

de Austria, puesto que, apenas Carlos

escapó del Alcázar y de

tituyendo a Ramírez de Arellano con fray Pedro tes,

no

Mon-

sólo retiró su protección a Valenzuela, sino

muy

pareció compartir la creencia,

II

de su madre, sus-

la influencia

que

válida a la sazón,

de que aquella monstruosa fortuna del Duende dima-

nó de

artes diabólicas, por

a Primer Ministro,

como

ser

caballerizo

el

aupado

napolitano de nación, hechi-

cero peligrosísimo.

Refieren los cronistas Jerónimos que cuando, el 23 de

enero de 1677, horas no más después de preso Villasierra,

se personó

en

Buen Retiro

el

el

Prior de San

Lorenzo, fray Marcos de Herrera, para informar

Rey de rial,

sucesos ocurridos

sacrilegos

los

luego de oír atentamente

el

relato

al

en El Escopuntualísimo

del fraile, afirmó Carlos II:

—^Todo

esto

lo

pronosticado una sierva de

había

Dios.







Cosas han sido,. Señor replicó fray Marcos que más parecen del demonio que de Dios; y aseguro a V. M. que no defiendo al Marqués por lo que me haya dado, pues nunca recibí de

él

sino

esta

pastilla

benjuí.

Y

como

la

— ¡Aparta,

mostrase, exclamó el Rey: aparta!

i

No 2 o

la traigas T

,

contigo!

de

DUQUE DE MAURA Dos semanas después

se divulgaba

por

y corte

villa

otro sucedido, fomentador de sospechas, recelos y co-

mentarios

:

«Estando este día (12 de febrero) tasando alhajas del

Duende en

el

platero del

Rey

una

caja

el Retiro,

abrió

de venturina ricamente guarnecida de oro, y poniéndose muy despacio a mirarla, le dio un desmayo que le

duró más de dos horas, con que

diciendo traía veneno

Juan (de Austria)

se llevase al

examinasen. Pero, con abrirla,

le

mandaron

abrirla a

tenía

unos polvos preparados de benjuí con mucho

que

la caja le

Don la

nadie se atrevió a

reconociéndose

farmacia,

la

señor

el

Protomedicato para que

la tal noticia,

y sin decirle nada,

mozo de

se alborataron todos,

y mandó

la cajita;

un

dentro olor,

y

había tenido también. El platero padece

mucho de vahídos de

cabeza, y,

como

le

dio el golpe

del olor, fué causa de subírsele a la cabeza.»

Don Juan

Responsable del Gobierno

moró proveer definitivamente S.

M.

juró el

hasta el regreso de

Rey en

las

tonces repuso en él

la

el

de Austria, de-

cargo de Confesor de

jornada a Zaragoza, donde

Cortes los Fueros aragoneses, y enal

más digno de

ocuparlo, fray Pe-

dro Alvarez de Montenegro, no sin indemnizar a Carbonel por

la

pérdida del Obispado, que rechazó ejem-

plarmente austero años

atrás,

de Sigüenza. Se reprodujo Confesor de el

S.

concediéndole ahora

muy

luego

la

M., porque en mayo de 1679

achacoso fray Pedro, tan beatíficamente

202

el

vacante de falleció

como había

SUPERSTICIONES vivido.

de Austria, y

Irresoluto el

.

.

.

a su vez

enfermo

de gravedad, tardó tanto en designar sucesor, que impacientándose

Rey, escuchó

el

recomendación de

la

Alba en pro de Fray Francisco Reluz, de quien este

Duque y

sus familiares esperaban intercesora media-

ción para conseguir levantar a su yerno, Príncipe de

que por razones

Astillano, el destierro

impuso

so pretexto de trifulcas palatinas, le

apenas advenido

al

nuevo Confesor en

Lo que

Poder. albricias

por

políticas,

fin

al

aunque

Don

Juan

obtuvo

el

matrimonio regio,

el

fué amnistía general extensiva a cuantos estaban pa-

deciendo los castigos justos o injustos decretados por

el

dictatorial arbitrio o caciquil rencor del bastardo, des-

oyéndose liente

protesta

la

que lanzó desde su cama

de servir como señal inequívoca de estar

cayendo en

la

desgracia

bría resuelto

aun

muy

luego a

él,

el

a su vez,

y

fraile

el

Valido se ha-

verosímilmente en favor de Reluz,

sin la brusca interposición

muy La

do-

y malquerencia de su hermano.

Esta incompatibilidad del



el

Primer Ministro, pues no tuvo otro valor sino

Don Juan

casi indefectible

de

la

muerte que elimi-

de Austria.

pugna entre

el

gobernante y

el

Confesor se reprodujo años después, a tiempo en que fray Francisco, entusiasta partidario de Medinaceli en los

comienzos de

la

gestión ministerial del

Duque,

culpó de soportar con excesiva complacencia

las

le

ve-

leidades caprichosas que las dos Reinas, la consorte y la

viuda, imponían

al

Rey frecuentísimamente. Se

203

le

DUQUE DE MAURA envió a regir

mos te),

la diócesis

de Oviedo (donde

a encontrar desengañado, pero

y

nombró

se

a fray Carlos Bayona, de quien escri-

be Portocarrero (en abajo)

volvere-

le

no más transigen-

el

documento que reseñaré más

este Juicio sintético:

«Si lo docto y resuelto no lo hubiese viciado con ser

contemplativo de los más poderosos, habría sido

muy

útil

para su empleo. Atajóle Dios

al ir

contra su

dictamen, por esta razón de Estado, dándole, con

enfermedad (de que murió),

el

la

conocimiento de su

yerro; y (como vieron en el Colegio de Santo

Tomás) ¡Oh,

de ese tono fueron sus continuas jaculatorias:

confesonario del Rey, quien no te hubiera conocido!

y con

el

desconsuelo de haber faltado a su obligación,

dio el último suspiro y el alma a su Creador»

La

solución que se estimó preferible fué hacer venir

de Sigüenza a Carbonel, no obstante reprobar estricta

más

la

severidad canónica de los tiempos esta acu-

mulación de deberes diocesanos y cortesanos, prácti-

camente incompatibles, libelos

muy

usual hasta entonces. Los

denostadores de Medinaceli

ber inutilizado a

mal Confesor.

le

culpan de ha-

un buen Obispo para

No

utilizar

parece verosímil que

el

con una mitra desposeyese a este prelado de evangélicas

plenamente

gestión penitenciaria,

poco habilitasen

al

acreditadas

en

a

un

solo

roce

las

dotes

su

primera

aunque pudo suceder que tam-

ex

fraile

204

para actuar

más

dúctil-

SUPERSTICIONES mente en

lo político.

Lo

...

positivo fué darse pronto Car-

bonel por fracasado.

«Halló ya con más raíces rrero del

Obispo de Sigüenza



daño

el



dice Portoca-

y considerando hacia remediaba lo que más

,

y que no se importaba y por lo que les había dejado, se volvió a su Obispado, con grande dolor de todos los que conocíafalta a sus ovejas,

mos

la

gran

que a V. M. había de hacer.»

falta

Ninguno de

esos Confesores, ni el sustituto del úl-

timo, padre Matilla (de quien hablaré pronto), conce-

dieron el

menor

da ya, sobre ra la voz

muy generalizaNo aludía aho-

crédito a la opinión,

hechizamiento del Rey.

el

púbüca a espejos

maléficos, estatuillas per-

foradas con clavos o alfileres, cofres soterrados,

embru-

jamientos de seducción personal, ni polvos de benjuí

perfumes o sahumerios, sino

otros insidiosos

desgracia

hgamen

frecuentísimo

sexual,

al

u

por

posibilidad

hechiceril por nadie puesta en duda.

Estaban transcurriendo años desde que se consumó el

matrimonio regio y constando a todos no

impotente,

según

Luisa de

Orleans,

de

confidencias ni

tampoco

ella

la

ser Carlos II

propia

María

defectuosamente

configurada, al decir de los médicos de Cámara, persistía

no

no obstante

atribuir

a

la

infecundidad de SS.

maleficio

tan

MM. ¿Cómo

inexplicable

fenómeno,

siendo tantos y tan poderosos los extranjeros interesa-

dos en privar

al

Rey CatóUco de heredero

205

directo y

DUQUE DE MAURA mantener hipotética

perspectiva sucesoria en el Tro-

la

no español?

Tan putaba

como

diversamente la

la

inducción remota se im-

culpabilidad ejecutora del crimen que se te-

Bien fué

nía por indiscutible.

la

Condesa de Soissons,

XIV y según otros Emperador Leopoldo, quien propinó solapadamen-

agente venal, según unos, de Luis del

te al

Rey un bebedizo

das francesas de

la

antigenésico; bien eran las cria-

Reina, aleccionadas por espías del

Cristianísimo, quienes facilitaban a su Señora pildoras

y nitros contrarios a

que

infalible,

ella

en opinión de

preñez, o abortivos de eficacia

la

ingería a sabiendas de sus efectos,

los francófobos,

o persuadida, con en-

como aseguraban

gaños, de favorecer así el embarazo,

desapasionados.

los

Llovían Luisa,

sobre los Reyes, en especial sobre María

recomendaciones

óptimamente

intencionadas

para corregir tan tremendo mal, padecido en primer

término por los augustos cónyuges, pero después, por todos sus

fieles vasallos

Se trataba unas veces

y aun por la Cristiandad entera. de remedios naturales, regíme-

nes alimentarios o profilácticos, aguas térmicas, medi-

camentos o potingues;

otras,

de

los

espirituales

que

Fulana o Zutana, Grande de España, Título del Reino o señora de calidad, habían comprobado fecundantes

por

experiencia

propia:

promesa cumplida de te

oraciones,

triduos,

novenas,

vestir éste o aquel hábito duran-

más o menos tiempo,

llevar ésta

206

o estotra medalla,

SUPERSTICIONES besar adorándola de algún

...

modo determinada imagen

o reliquia.

Abundaron, de la

o

especializados.

frailes

y sobre todo,

cierto,

dantes de

cura

No

recomen-

los

por clérigos

practicada

exorcística

encontré,

embargo,

sin

rastro documental ninguno de haberse resuelto intentar esa cura, ni

menos todavía procedido

a su ejecu-

matrimonio del Hechizado.

ción, durante el primer

El despacho dirigido a Luis

XIV

en 23 de diciembre

de 1688 por su Embajador en Madrid, Conde de Rébénac,

Rey

textualmente:

dice

pretende

conoce,

saber por ese conducto que

no tienen descendencia,

un

maleficio de

«Cierto

recibir si

ello se

dominico que

mensajes los

y Soberanos españoles

debe probablemente

la

la

la

brujería;

pero

Majestades habrán de

quiere

se

La ceremonia

Reina.

Rey ha

Reina. El

consentido con gran facihdad que se autorice

también a

al

hechizo, contra el cual resultan inefi-

caces las novenas multiplicadas por

para conjurar

el

celestiales

al fraile

persuadir

será horrible.

ponerse en cueros, y

el-

Sus do-

minico, revestido de ropas sacerdotales, les pronunciará los exorcismos de

presente el

el

un modo infame,

exorcista,

se

tras

de lo cual,

comprobará prácticamente

si

hgamen ha desaparecido o no por completo». Recuerda

sin duda, el lector, las prescripciones canó-

nicas y htúrgicas propias del caso

mente en

la

transcritas

Hteral-

primera parte de esta monografía, y sabe

207

DUQUE DE MAURA bien que cuanto antecede es parto o aborto de

fecun-

la

da imaginación de Rébénac, no ligada ni aun por sentido

común. Pero ese mismo

el

en pe-

texto, escrito

ríodo de grandes esperanzas genésicas y semanas tan antes

sólo

fallecimiento

súbito

del

demuestra que no

de María Luisa,

se llegó a aplicar a la

primera Reina

consorte ningún exorcismo terapéutico.

La

pertinaz

esterilidad

segundo

del

corroborador asimismo de no ser

el

matrimonio,

Rey impotente

presentar tampoco el síntoma característico de los

gados, puesto que

cuando no

gal

que



la

cópula conyu-

estuvo vedada por los médicos, aun-

le

siempre

no repugnó nunca

ni li-

la

pecaminosa o adulterina, por razo-

nes morales, pero no

físicas,

generalizó y robusteció

sospecha consabida. Fueron las Princesas de Neo-

la

burgo, en

la

de hembras

Europa de entonces, parideras.

proporcionando, en

dechado

aristocrático

La Emperatriz Leonor

serie,

a la Augustísima

estaba

Casa ro-

bustos vastagos varoniles, aguardados en vano de sus predecesoras en

el

tálamo del Habsburgo imperante,

nuestra Infanta Margarita, primero, y la Archiduquesa Claudia Felicidad, después.

La Reina de

Portugal,

Sofía (casada con Pedro II

de Braganza, cuyas enfermedades venéreas

habían

le

hecho suponer incapaz de procrear sucesión

viable),

desmentía pronóstico y diagnóstico con preñeces anuales

y descendencia

casi

siempre robusta. Ni

208

la

nativa

SUPERSTICIONES complexión, ni

la

significación política

...

de Mariana de

Neoburgo, Reina de España, permitían imputarla como a la

de Orleans infecundidades deliberadas por egoís-

mo propio o interés ajeno. No quedaba, pues, en pie sino

la

otra hipótesis razonable,

del hechizo esterilizador.

209

DE CONFESOR

CRISIS Fué

fray Pedro

Maulla

fesores de Carlos II;

el

más

político

por eso retuvo

la

de

los

Con-

dignidad du-

rante doce años, lapso

mayor que

el

de sus colegas.

No

moralizaciones

extemporáneas,

se

entrometió

como poco

en

antes Carbonel, cuando denunciaba por es-

candalosos los galanteos palatinos de

Medina Sidonia

y Montalto, y conseguía, entre cuchufletas cortesanas, se suspendiese temporalmente a entrambos Du-

que

ques en

el ejercicio

de sus cargos de Gentileshombres

de Cámara, alejándoles

así

de Palacio y de sus damas

respectivas.

Tampoco menudeó

Matilla,

a

semejanza de otros

predecesores suyos, los vetos teológicos por puntos de conciencia, sino

que actuó como un hombre

político

más, emitiendo su parecer sobre los negocios de

la

go-

bernación, protestando contra resoluciones que le parecieron desacertadas o injustas;

reclamando

el relevo

de funcionarios ineptos; patrocinando, para cubrir vacantes de sangre o de cesantía, a quienes juzgaba

más

seguir atendiéndose a las medicinas o recurrir a los

211

DUQUE DE MAURA a, los

;

y, sobre todo, interviniendo

y frecuente en

con voz resolutiva

Juntas magnas que subvirtieron du-

las

rante aquel período los conceptos tradicionales de

Hacienda y aun de Llevó a

ellas

un

cogulla), según el

no un

robo,

menos,

un

Economía

riqueza individual,

la

pecado los

comunistas,

los

es, sí,

efectivamente

ya que

por

lo

siendo

perdonable,

difícilmente

ocasiona

la

españolas.

(nada raro entre gentes de

criterio

que

como piensan

que

cierto

la

con lastimosa

número como tampoco resul-

frecuencia, pero no mayores en calidad ni en

que

los

causados por

tan sus abusos

menos

la

pobreza,

que

tolerables

los advertidos

en

regímenes colectivizadores de patrimonios familiares-

Al igual que todos

y

hombres públicos de acusada

los

recia personalidad, tuvo Matilla partidarios entusias-

tas

y detractores acérrimos, los cuales lanzaron contra

él diatribas

en prosa y verso, llegadas hasta nosotros,

diferencia de

veces impresas. Ejerció desde

una semidictadura

política, al

el

extremo de que mientras

cialmente hechura, y pudo ocurrir

bien

al

la

intrigante

de Viena para que

no

que, en 1691, litares

lo la

así,

le

suponen

ini-

aunque no logré

Neoburgo, que jamás quiso

embozado Valido, y

sa austríaca,

Rey

confesonario del

sostuvo a Oropesa (de quien algunos

aquilatarlo),

a

alabanzas de sus panegiristas, pocas

las

a quien se

lo derribase

apremiaba des-

por desafecto a

pudo conseguir de Carlos

la

II,

cauhasta

nefasta acumulación de fracasos mi-

y económicos inspiró a Matilla

212

la

tesis,

comu-

SUPERSTICIONES

...

n'cada ipso jacto a su regio penitente, de ordenarle

Dios gobernar por

modos de

quiera Cielo

se



mismo, prescindiendo de cuales-

valimiento, puesto que también en el

abominaba del régimen de privanza, recor-

dando cómo Luzbel, valido un día del Omnipotente, quiso emularle soberbio y provocó ángeles rebeldes.

los

tanto; pero

Oropesa no

alzamiento de

el

llegó,

tampoco fué desterrado a

en verdad, a

los infiernos si

no más modestamente a Puebla de Montalbán. Llevóse fray Pedro harto cordialmente con

la

Reina

alemana y su inverecunda camarilla para conservarse en

la

enemigo irrecon-

gracia del Cardenal Primado,

ciliable

de todos

los

simpatizantes con las sabandijas

de Palacio. El 28 de diciembre de 1696, conmemoración

de

Carlos II

Santos

los

un

teca Nacional, Manuscrito, catilinaria contra el

Comienza rito

propio

elevó

Inocentes,

escrito (cuya copia se

guarda en

la Biblio-

10.910), que es furibunda

Confesor de

S.

M.

«La púrpura, Señor, que

así:

me

Portocarrero a

honra, bermejea aún

mé-

sin

más que por



sola,

por los colores que a mí salen, por lo que a mis oídos,

en quejas, y a mis el dolor, llegan,

en papeles en que prorrumpe

ojos,

culpándome de no

aplicar el

remedio

que en otros Arzobispos de Toledo han hallado cesos ambiciosos de los que

«Los principios de el

entrar lentamente

los ex-

han gobernado».

esta dolencia parecen leves; pero les

ha hecho apoderarse de

venas, arterias y nervios de todo el cuerpo de esta

213

las

Mo-

:

DUQUE DE MAURA narquía. Estos empezaron de la candidísima conciencia

de V. M., que, deseando bierno

que

al

la dirige

lo

mejor, ha entregado su go-

y encamina.»

Dedica Su Eminencia retrospectiva ojeada a los la que extracté más arriba la

timos Confesores (de

úl-

re-

Bayona y Carbonel), y continúa diciendo «Nombró V. M. a fray Pedro Matilla, conocido por sus letras, constituido en una cátedra de tanto crédiferente a

to y y en

que

sin parentela éste,

que pareció

yor ruina de V.

pudiese excitar

le

el

mayor

la

ambición;

ma-

acierto, consiste la

M.»

Portocarrero acusa al fraile de contrarrestar la autoridad de los principales Ministros, por tener a su de-

voción

al

Superintendente de Hacienda, a quien ha

vado, además, a

de

la

Montalto para

ella a

poniendo

así

de

las

lle-

Presidencia de Indias (desplazando recluirle

en

la

de Aragón), dis-

arcas del Tesoro, exclusivamente

nutridas con rentas Reales o ingresos ultramarinos. criatura ministerial del dominico

no

es siquiera

un

La

aris-

cuyo linaje justifique tamaña exaltación. Don Pedro Núñez de Prado, no obstante haber recibido, por intercesión del fraile, un baño de Corregidor de Satócrata-

lamanca, otro de Asistente de Sevilla y el título de Conde de Adanero, es hijo de un hombre humilde

y

tiene lid,

dado

un hermano actualmente escribano en Vallado«no tal

siendo

justo

—según

honra, ajando a

la

el

Cardenal



^haberle

Nobleza».

Este punto de vista oligárquico, orguliosamente no-

214

SUPERSTICIONES biliario,

...

tenía ya innumerables contradictores;

porque

Nobleza, supuestamente ajada con los rápidas ascen-

la

de un funcionario inteligente, laborioso, experto

sos

y expedito,

si

causa de

(a

la

bien de corto linaje, se revelaba incapaz

mala educación, incultura y haraganería

de sus nuevas generaciones) para nutrir, como antaño,

con personas salidas de su seno, de

la Política

y

los

nando un vacío que hubieron de ros,

cuadros directivos

Administración nacionales, determi-

la

llenar hidalgos oscu-

de puestos subalternos, desdeñados

procedentes

por los aristócratas rancios como indignos de jerarquía en

El recién efecto, la

que

les constituyó

titulado

la

alta

su nacimiento.

Superintendente

conservaba,

en

que llamaríamos hoy acrimonia mesocrática,

con puntas y ribetes de envidia; comulgaba con el en demagogia económicofinanciera ; cebaba su

fraile

saña

en

fiscal

los dilapidadores ociosos

de bienes ama-

yorazgados, los rentistas y pensionistas; y cosechaba, junto con las recriminaciones de todos ellos, nutridos aplausos de la galería plebeya, extensivos a su protector.

Para combatir

el

Cardenal esa popularidad (que co-

noce sobradamente y juzga de mala su escrito

la falsía

ley),

denuncia en

del sacadineros implacable, exprimi-

dor cruel de bolsas ajenas, verdugo de huérfanos y viudas de beneméritos servidores de la Patria, afir-

mando

tener él ocultos en

Adanero y

Avila,

tesoros

San Pablo de Valladolid,

incalculables

215

a disposición

:

DUQUE DE MAURA de SU propia codicia, intrigas del Almirante

de

fray Pedro a Caballerizo

Mayor

del

de circular papelones donde todo

Reina y

la

elevado por

Castilla,

do otra prueba de esos gravísimos

ne.

de

los caprichos

las

las

de

Rey; no aducien-

asertos, sino el ello se dice

hecho

y mantie-

Concluye Su Eminencia pidiendo que, comproba-

das esas denuncias, «se desagravie

al

Reino»

o,

des-

mentidas, se castigue a los calumniadores.

Pero transcurrió más de un año sin que este papelón cardenalicio surtiese efecto ninguno en el

tarro,

cama

frecuentar blarle

con

agravado

postra en

complicaciones

gástricas,

la

a Carlos II

a solas, insistir en

de Matilla y

sus argumentos,

logra, por fin, el

Cardenal

esta

mudanza, que había de tener

He

aquí

el

inicial,

ó 2 de marzo de 1698

i

M. con el Conde de Benavente (SumiMayordomo Mayor) y el Marqués de Quinta-

«Estando ller,

S.

na (Gentilhombre de Cámara), entró lla

ampliarlos destitución

pronto secuelas trágicas, merecen ser rela-

tados con textos contemporáneos. referido al

la

nombramiento de fray Froilán Díaz.

el

Los episodios de

muy

regio.

fuerte ca-

y permite a Portocarrero alcoba del Monarca convaleciente, ha-

y remacharlos,

desde

serias

ánimo

un

Sólo cuando, a fines de febrero de 1698,

a

las

diez

Su Majestad

de

los

se del otro lado.

la

el

padre Mati-

mañana, y habiéndole dado a

buenos

días, fué la respuesta volver-

Continuó, no obstante

216

el

desdén, en

:

sup^:RSTicioyEs cómo había pasado

preguntarle

...

noche, y

la

Rey

el

le

respondió

—Como

la

pasada; y dejadme.

Entonces hizo su reverencia

y luego que

lióse;

que antes estaba y prosiguió pezada con

Alarmó

el

padre Matilla y

se volvió el

se fué,

plática

la

Rey

que tenía em-

los dos.»

el

síntoma

Almirante y demás secuaces

al

que trataron de conservar

del partido de la Reina,

posición del confesonario regio, prescindiendo de tilla,

sa-

del lado

a quien

la

Ma-

daban por irremisiblemente perdido. Pero

procediendo con diligencia mayor los conjurados amigos

Cardenal, singularmente los hermanos Rondon Francisco y don Antonio, muy patrocina-

del

quillo,

dores de fray Froilán, fueron a buscarle a Alcalá, don-

de era catedrático, y del

trajeron a

le

Madrid en un coche

Conde de Benavente.

Sigue narrando

el

cronista:

«Llegó, en

fin,

corte el padre Froilán, por la tarde, a tiempo

Rey

a esta

que

el

estaba oyendo desde su cámara los dulces violi-

nes que en divertirle.

la

pieza inmediata tocaban los músicos para

Asistía

por

entonces,

pieza, el padre Matilla,

casualidad,

en

y habiendo entrado en

esta

ella

el

doctor Parra, médico de Cámara del Rey, se arrima-

ron

los

dos a una ventana y se pusieron a hablar re-

servadamente, porque eran ráneos

de

atravesó por la pieza

'

muy

cuando,

Salamanca, el

2

amigos y contempointempestivamente,

Conde de Benavente, I

7

llevan-

DUQUE DE MAURA do a SU lado los

dos en

al

padre Froilán,

y, sin detenerse,

entraron

cámara del Rey».

la

al ver al catedrático de Universidad de Alcalá en-

«Alteróse el padre Matilla

Prima de su en

trar

la

religión

Cámara

en

la

del Rey, conducido del Sumiller de

Corps, todo tan sin esperarlo; y

como

era

perspicaz y versado en las intrigas de

la

hombre tan

Corte, al ins-

tante le concibió sucesor suyo, y se consideró a

de

pro-



Rey; con que,

pio caído y apartado de la gracia del

a breve instante, se volvió al doctor Parra y

allí

le dijo:

—Adiós,

amigo, que esto empieza por donde había

de acabar. Y, sin aguardar respuesta, se

Rey y de

Palacio

y

salió

se retiró a su

del cuarto

del

convento del Ro-

sario.»

«Al día siguiente, Secretario del

muy

temprano, tuvo papel del

Despacho en que

del Rey, tenía ya S.

M.

le

avisaba, de orden

elegido Confesor y que lo tu-

viese ya así entendido para abstenerse

de entrar en Pa-

lacio.»

Gozaba

fray

Pedro (como habitualmente

fesores de S. M.) plaza de

número en

el

los

Con-

Consejo de

Inquisición, y se creyó en el deber de asistir, según cos-

tumbre, a

He sejo

la

reunión del 5 de marzo.

aquí lo que ocurrió después:

y oído con

él,

«Fenecido

en Santo Domingo

món, porque era miércoles de Cuaresma, 2

I

8

el

Con-

el Real, el ser-

se volvió a

su P E RS donde

la celda,

halló

Despacho en que lado en le los

la

le

T

I

CI

ON ES

.

.

.

segundo papel del Secretario del avisaba que S.

M.

había jubi-

le

plaza de Consejero de Inquisición, dejándo-

honores y 2.000 ducados de sueldo para que los

gozase en

el

convento que

eligiese».

Se quedó en casa aquella tarde recibiendo

visitas,

y adoptó el propósito de retirarse al convento salmantino de San Esteban, yendo a la mañana siguiente a despedirse del Inquisidor General y de sus colegas

más

antiguos.

«Como

la tarde antes,

por

fuesen juntos a pasear. Ejecutólo

así

coche; iba con

nidad y alegría que desde

el día

él

y

se

Adanero, y de-

pusieron el padre Prior y otros religiosos que el

había

le

dejado citado para que esta tarde viniese por

pañaron a ponerse en

pudo

concurrencia, no

la

Conde de Adanero,

hablar despacio con el

la

le

acom-

misma

sere-

antes le habían expe-

rimentado. Bien conoció el padre Matilla que aquel

contratiempo se

le

habían fraguado en

la

Junta de casa

del Cardenal, pero estaba persuadido a que, del

modo que

a

había cogido de susto a

él,

Almirante; pero luego supo a dijo a éste

y

la

la

la

mismo

Reina y

hora que S.

M.

al

se lo

Junta que tuvo en su casa-»

«Aquí fué donde perdió

el

padre Matilla toda su

conformidad y prorrumpió en la expresión de que Reina y Almirante le habían sacrificado, quejándose muy

amargamente de no

le

los dos,

hubiesen avisado

y del propio Adanero, de que instante, porque estaba per-

al

219

— DUQUE DE MAURA suadido a que,

como

hubiese sabido antes que

lo

maestro Froilán entrase en Madrid,

lo

el

hubiera com-

puesto de forma que no fuese despojado del confesonario,

y aseguraba tenía

golpe.

Lo que

quintaesencia de que po-

tal

der valerse, que sin duda

hubiera preservado del

le

no explicó; pero, de muchos tiem-

era,

pos a aquella parte, se

le

había oído decir que,

como

su caída media hora antes, estaba seguro de

supiese

remediarla.»

«Estas noticias dadas por

Conde de Adanero

el

lle-

garon a alterarle de cahdad que volvió a su convento todo desfigurado e inmediatamente reconocieron todos

máxima novedad en

los rehgiosos

tóse luego;

explicósele

sumamente inquieta tor Parra,

de como

que le

se

y,

su semblante. Acos-

calentura,

la

a la

pasó una noche

mañana, llamaron

al

doc-

admiró de encontrarle tan diferente

había dejado

el

día antes por la mañana.

Procuró alentarle y confortarle, no solamente con cordiales

santos tor,

que

también con discretos y Señor doc-

recetó, sino es

documentos;

pero

respondió:

él

caro amigo mío; todo eso es

es inútil,

los

porque desde ayer tarde

muy bueno^ pero ya se me ha muerto el

corazón.

—Ese —

es el

que yo no puedo remediar, padre Mati-

lla

replicó el doctor Parra

aún

alienta, bien sabe

que



,

y pues Vuestra Señoría

está vivo el corazón. Procu-

re dilatarlo y ofrecerlo todo a Dios."»

«Por último,

se le fué

agravando bastante

2 2

la

fiebre

SUPERSTICIONES... y murió el séptimo día de que se sintió enfermo, de-

jándonos con su muerte

un ejemplar bien

notable;

pues aquel hombre que tuvo valor para conformarse

con

el

que

le

principal contratiempo, se rindió

abandonado

habían

Concluyó

este

cuando supo

amigos y hechuras.

sus

punto con exponer

el epitafio

que hizo

a su muerte algún curioso de esta corte, que es en

la

forma siguiente: Considera, pasajero,

en esta lápida

fría,

quien fué de esta Monarquía, el eje

y móvil primero.

Este dio

el ser

éste es fray

a Adanero;

Pedro Matilla,

y de España maravilla; y aunque no quiso obispar,

de dolor, vino a parar en morir hecho capilla.»

No estos

tengo certeza ninguna de detalles.

exactitud de todos

la

Su narrador (como puntualizaré en

capítulo que sigue)

había sido colega del

fraile

el

difunto

en

el"

Consejo de Inquisición; pero de cuanto ocurrió

en

el

convento del Rosario no pudo adquirir sino refe-

rencias sitivo

más o menos

que

la

muerte

auténticas. Es, casi repentina

en todo caso, pode fray Pedro,

re-

cién exonerado, acarreó a fray Froilán la hostilidad de

muchos

indiferentes,

amén de 2 2

1

la

ya

consolidada

en

DUQUE DE MAURA amigos y admiradores de su antecesor, y la de varios Prelados de su propia Orden, con quienes se enfrentaba de antiguo, entre ellos el Provincial fray Nicolás

de Torres Padmota, que había de sucederle y último de los confesores de Carlos

La actuación

del padre maestro Díaz se caracterizó

desde luego y sin ambages, partidista. Llegaba fesonario de S.

ser el

II.

M.

para secundar a

la

con-

al

facción política

de Portocarrero, capitaneador entonces de todos enemigos^ no tanto de

la

los

Reina como de su camarilla

alemana, francófilos y germanófilos, todavía más enardecidos éstos que aquéllos en el propósito de expulsar

de España a quienes calificaban de indeseables sabandijas.

Doña Mariana y lla

su adlátere el Almirante de Casti-

acababan de conseguir que

en Madrid un regimiento de

la

se organizase

y alojase Guardia del Rey (úni-

ca fuerza armada aquí existente), puesta a

órdenes

las

del Príncipe de Darmstadt, primo camal de

burgo, marchado a regir

pero no sin dejar en su confianza.

el

Virreinato

la corte teniente

Aunque

se hubiese

muchos

la

nove-

causa austríaca,

la

partidarios de ella la suponían destinada ex-

clusivamente a defender, ante todo,

persona de

la

Reina-

teológica declarando la

de Cataluña,

coronel de toda

cohonestado

dad con apariencias favorables a

Neo-

la

Fray Froilán

la

impopularísima

inició

su gestión

punto de conciencia para

disolución del regimiento.

2 2 2

el

Rey

SUPERSTICIONES

...

El cronista aludido merece, en cambio, entera

amando

relata lo

sición (del cual

que ocurrió en

formaba

fe,

Consejo de Inqui-

el

parte), a propósito del todavía

secretísimo negocio de los hechizos del Rey, con ocasión del

que

liagudo

caso

se planteaba al

nuevo Confesor

de responsabihdad moral.

Me

muy

pe-

atendré,

pues, a los textos originales, que dicen así:

«Padecía con frecuencia

que

blores vos,

los

cuales,

los

físicos

el

Rey Carlos

llaman

II

unos tem-

movimientos convulsi-

comprendiéndole todo

cuerpo,

el

le

dejaban sumamente fatigado, atormentándole regular-

mente al tercero o cuarto día, y siempre después de comer y algunas veces después de haber tomado el sueño.

A esto

fallecimiento,

otro

ron

se

agregaba

como

procuraron

si

sentir, a ratos,

se fuera a

preservarle

inútiles sus diligencias,

tido de

ir

y

interior des-

De uno

médicos;

pero

los

se

un

desmayar.

y

fue-

hubieron de dar a par-

alargando ambos males (ya que no podían

del todo desterrarlos), dejándolos habituales.»

«Con

estas continuas baterías

el estrago

y

que pre-

cisamente ocasionarían los remedios de cordiales, pó-

cimas confortantes y otros que

le

apUcaron, fueron

postrando insensiblemente aquella naturaleza de cah-

dad que, desfiguradas gor, parecía

las facciones

y extenuado

el vi-

en todo un anciano de setenta años.»

«Esta irregularidad y la de experimentar estaba adornado de un entendimiento claro para discernir lo

bueno de

lo

malo, de

un

santo temor de Dios y de

223

DUQUE DE MAURA una propensión

más piadoso y

a lo

embargo de poseer

justo,

admirables

estas

que

veía siempre obrar contrario a lo

y que, sin

prendas,

se

le

ellas le dictaban,

tenía confusos a todos.»

«De esto dimanó poco a poco se fuese esparciendo un rumor de que S. M. estaba maleficiado; y esto, con tiempo, llegó a extenderse por

el

España y aun fuera de

Ni

ella.

Corte, por toda

la

presunción era

esta

nuevamente inventada, pues algunos años

antes, siendo

Inquisidor General don Diego Sarmiento Valladares (lo fué desde 1669 hasta 1696),

señaladamente en

to

biéndose ejecutado

pueden

el

todas

aquellas

un Tribunal

discurrir de

como amante de

llegó a tratarse este

pun-

Consejo de Inquisición; y hadiligencias

que

tan celoso de

la

hubo de sobreseer en «Llegó a entender ta

de salud; y con

el el

llamó

ral),

Rey

a lo

que

se atribuía su fal-

de que pudiese

el recelo

mes de enero de 1698,

y,

uno de

case,

con si

el

mayor

sigilo,

los días

en audiencia secreta,

dio cuenta de este temor, encargándole

había;

ser cierto,

(que en todos es tan natu-

Inquisidor General por

al

mucho

era falso, para

le

se apli-

a averiguar lo que en esto

era cierto, para discurrir el remedio; salir

se

asunto.»

o con el deseo de mejorar

del

fe

Majestad, por defecto de prueba

ki

porque en realidad no hubiese qué averiguar,

o

se

y

si

del cuidado; de que se infiere que

Su Majestad entonces pudo gún modo creerlo.»

224

sospecharlo,

mas de

nin-

S U

«Dio cuenta lo

PERSTICION ES

el Inquisidor

que había pasado con medidas que

el

General en

.

el

Consejo de

podían tomar en un negocio de

las

tal

gravedad e importancia;

como

.

Rey, para que se discurrie-

sen

santo

.

se

pero aquel Senado, tan

sabio y político, le respondió era

muy

di-

ficultoso se pudiese entrar en semejante laberinto sin

de alguna noticia, indicio o sospecha, aunque

el hilo

fuese

que

más remota, en persona determinada sobre

la

se pudiese obrar;

gas,

¿qué

se

porque sin nada de esto y a

cie-

podía discurrir, ni qué se podía hacer

que no fuese escandalizar y

llenar la Corte

ción? Hiciéronle presente

que en tiempo de Valla-

dares había sucedido y

lo

cómo había

de turba-

salido infructuosa

aquella dihgencia, con que, a vista de este escarmiento, lo

que únicamente

vigilancia

se podía arbitrar

y precaución, siempre a

oyese y se viese, o

si el

Rey

era estar

la vista

de

con gran lo

que

se

confiase a S. E. algún he-

cho o sujeto en quien sospechase y

la

razón que para

ello tuviese.»

«Era Inquisidor General don Juan berti,

Tomás de Roca-

reügioso dominico, hijo legítimo de los excelsos

y antiquísimos Condes de Peralada, que habiendo ocu-

pado

los

gisterio

de

den (por le

primeros puestos en su religión con Justicia, llegó a ser

ello

encontró

el

General de toda

el la

maOr-

Grande de España y Excelencia), donde Arzobispado de Valencia; y a

la

muerte

de Valladares fué creado Inquisidor General.» «Este Prelado, mientras se conservó dentro de los

225

DUQUE DE MAURA claustros, fué regla,

muy

austero en

y después que

salió

la

de

profesión de

ellos

mantuvo

austeridad en todo cuanto pudo, y no ejercicio

ba.

y obligaciones de

Nunca

las

se

la

la

Santa propia

oponía

al

dignidades que ocupa-

vistió lienzo, ni seda, ni

comió otros manjares

que yerbas y pescados, siendo su cama más potro para el martirio que lecho para el descanso; y a esto se el ser bastantemente ingenuo y algo pagado de su propio dictamen, y con esto no extrañará le dejase algo desabrido la respuesta del Consejo (motivo por que

agregaba

no volvió a hablar jamás sobre a que faltase el él;

y,

el asunto),

aguardando

padre Matilla, porque no gustaba de

a la verdad, los

naturales eran conocidamente

opuestos.»

«Vino

al

estrechado

confesonario

mucho con

el

padre Froilán, habiéndose

el Sr.

Inquisidor General; por-

que ambos eran virtuosos y de unos gustos tan ajenos a la malicia

como

llenos de candor.»

Estimando, sin duda, tancias,

comenzó

el

muy

propicias estas circuns-

Diablo a hacer de

226

las suyas.

CONFIRMACIÓN DEL HECHIZO Contiene

los

que en adelante

párrafos

anteriores

se transcriben)

cuyo verdadero autor (oculto simular sus

bombos

muchos más

(y

una extensa Relación,

tras el

anónimo para

di-

don Lorenzo

autobiográficos) fué

Folch de Cardona, hermano cariñosísimo y ferviente admirador de un don Antonio de

los

mismos

apelli-

dos, caracterizado en esas páginas con esta semblanza,

en buena parte

extensiva

«Fué

hijo

al

que redacta:

del Almirante

de Aragón, Marqués de

Guadalete, don Francisco Folch de Cardona y de una

Señora nobilísima

valenciana. Nació en la ciudad de

Valencia y se crió en Ondara hasta años, con la

dos

los

bilidad

que no

Refiere

con

el

más primorosa educación,

primeros rudimentos de

se alistó

se le enseñase

luego

en

la

la

edad de quince pues, aprendi-

las letras,

cómo vino don Antonio Chamberga, trabó

Conde de Melgar, llamado

227

no hubo ha-

y que no aprendiese.»

allí

a

la

corte,

íntima amistad

a suceder a su pa-

DUQUE DE MAURA dre en el título conspicuo de Almirante de Castilla y a ser, andando el tiempo, favorito de Mariana de Neo-

burgo y cabeza Disuelta

la

visible

de sus parciales.

Chamberga por Don Juan de

Austria, pasó

nuestro don Antonio a servir con una compañía de infantes en el reino de Galicia; ligiosa,

y renunciando a

aguardaban en

carrera

la

comenzada, tomó

pero sintió vocación rerápidos ascensos que

los

en

el sayal seráfico

ciscano de Falencia, ascendió no

dentro de

la

Orden,

así

le

tan brillantemente

militar,

el

convento fran-

menos rápidamente

por sus dotes personales como

por su cuna, y alcanzó pronto

eminente posición de

la

Comisario General de San Francisco en España e Indias. Calla

don Lorenzo que

la

protección de tan pode-

roso hermano le vahó a él, simple clérigo, bastardo como el primogénito, plaza de número en el Consejo Supremo del Santo Oficio, donde le veremos desempe-

ñar relevante papel en ria.

el

curso ulterior de esta histo-

Tampoco nos descubre

fihación política,

do por

él

mismo

pero no es la

el

cronista

su verdadera

difícil colegirla

conocien-

pasión con que idolatraba a ese

hermano suyo, adepto incondicional de

la

Reina,

al

no obstante su hábito y su jerarquía rehgiosa, una de las contadas personas que, con punto de haber

ella

y

el

sido,

Almirante, se reunieron en secretísima junta

de defensa

apenas se sospechó inminente

ción del padre Matilla, la

si

bien no

noticia al interfecto.

228

le

la

destitu-

fuese comunicada

S UP F

Aunque ser veraz

.

.

.

Relación de don Lorenzo se esfuerce por

la

y

RST ICI ON E S

consiga casi siempre, aflora

lo

cual vez

tal

parcialidad afectiva del autor; y como,

a sus líneas la

además, está escrita años después de

los

primeros su-

cesos

que narra, contiene no pocas inexactitudes de de-

talle,

en fechas, episodios secundarios y demás por-

menores. Tal cual

circuló profusamente en copias

es,

manuscritas durante medio biblioteca pública

de

hoy en

nales todavía

libros

comercio anticuario. Durante

el

el

imprimió y reeditó con el de Proceso criminal fulminado contra el Reve-

título

rendísimo P. tórica

ticos

en

encuentren ejemplares, ve-

se

último tercio del xviii

A

puesto que no hay

ni particular especializada

donde no

época

la

siglo,

de

M° Fray

se

Froilán Díaz... con Relación his-

Monarquía y su Gobierno.

esta

este opúsculo siguió

de cerca otro, intitulado Crí-

documentos que sirven de segunda parte

ceso Criminal.

.

al

Pro-

etc.

.

Casi toda la información relativa a los hechizos de Carlos

n

que contienen

menzando por

la

bas obras; pero pasajes

los final

más

las

Historias

generales,

co-

de Lafuente, está sacada de entram-

no

se

han

solido transcribir de ellas

sensatos (por ejemplo, los insertos

al

del capítulo anterior), sino los pintorescos o los

escabrosos.

No me atendré

a esa única fuente sin perjuicio de apro-

vecharla con gran amplitud después de rectificar algu-

nos datos erróneos que contiene.

229

He

podido descubrir

-

MAURA

D U Q U E D E En primer

Otras más.

término, las cartas de personajes

coetáneos, testigos presenciales de los últimos años del

Rey, conservadas en

Archivos bávaros y austríacos,

los

sacadas a luz por el Príncipe Adalberto y publicadas

por

él

y por mí en a

referentes

las

el

tomo

V

de Documentos inéditos

postrimerías de la Casa de Austria.

Dispongo también de

notas que complementan el

las

manuscrito de Folch de Cardona, extractadas directa-

mente en el

proceso original seguido contra

los folios del

que adquiriese y expatriase ese

Qjnfesor (antes de

documento un comprador

Guzmán,

rez de

mia de

la

extranjero), por

don Juan Pé-

Secretario entonces de la Real Acade-

Historia, quien tuvo la ocurrencia feliz de

hacerlas imprimir a seguida de su discurso de contestación al el

mío de ingreso en

el

Me

13 de abril de 191 3.

referencias

verbales

la

docta Casa, leídos ambos valgo, por último, de las

que amablemente

me

ex Ministro don Manuel Arguelles sobre

de ciertos papeles de

la

facilitó el

el

contenido

época conservados en su casa

de Asturias, y que no me fué posible compulsar en persona, porque antes de lograr ocasión para ello los la

horda

roja.

Utilizaré

todos

esos

destruyó

sando en cada ocasión rraré de

y

me

para tes,

modo

elementos el

como no

claridad del relato, lo

ajenos o propios. .2 3 o

preci-

la referencia;

sucinto los episodios

abstendré de repetir, la

informativos

origen de

más

na-

divulgados,

sea indispensable

impreso en libros recien-

SUPERSTICIONES Dejamos

General

Inquisidor

al

morado y mohino, porque cia

le

negaba

placer al

Rey en

Consejo de su Presiden-

el

instada averiguación de

la

acorde con

malhu-

Rocaberti

concursos indispensables para com-

los

aceptar o desdeñar

muy

...

si

debería

de su embrujamiento, y flamante Confesor de S. M. fray

la hipótesis

el

para esclarecerlo entre ambos, a espal-

Froilán Díaz

das de los reparones canonistas del Santo Oficio. Vea-

mos en

la

Relación de Folch de Cardona- cuan

liso

y

llano fué ahora al Diablo infatigable urdir el premedi-

tado enredo.

«Sucedió, poco después, que entre los sujetos que vinieron a cumplimentar a fray Froilán de su eleva-

un

ción llegó a esta corte fray Juan Rodríguez,

en

los estudios;

y,

religioso

dominico llamado

que había sido contemporáneo

como

rren condiscípulos que ha

cuando concu-

suele suceder

muchos

días

que no

preguntarse recíprocamente y hablar de

se ven,

las cosas

pasa-

das, llegó fray Froilán a preguntar si vivía otro religioso

antiguo llamado fray Antonio Alvarez de Arguelles,

y en qué postura berle

proseguir

la

el resto

confesor nicas

y

de

carrera

cado solamente

sando

se hallaba.

Respondió fray Juan ha-

sobrevenido una enfermedad que

al

los

estudios,

le

retrajo

con que,

de

apli-

pulpito y al confesonario, iba pa-

de su vida, y que a la sazón se hallaba un convento de religiosas domi-.

vicario de

recoletas

que, con

nación, fundó en

la

villa

la

invocación de

de Cangas

231

la

Encar-

el Ilustrísimo

se-

.

DUQUE DE MAURA ñor don Juan Queipo de Llano, Obispo de Pamplona y luego de Jaén, varón de conocida virtud.» «Manifestó

padre Froilán era lástima que se hu-

el

porque manifestaba grande

desgraciado,

biese

dad, acompañada de

muy

haber continuado en

los

podido servir mucho a

habili-

claro entendimiento, que, a ejercicios

hterarios,

hubiera

ReUgión,

la

—Pues, embargo de extravío— pronosticado Demonio que guarJuan— da Dios para grandes casos y —¡Jesús mil veces!—exclamó padre Froilán— este

sin

le tiene

,

dijo

el

fray

le

cosas. el

¿Pues qué? ¿Habla con



padre

Sí,

nester;

el

Demonio?

—respondió

fray Juan



,

cuando

es

me-

porque ha de saber Vuestra Paternidad que en

el

convento de Cangas tenemos

o

tres religiosas se hallan espirituadas;

padece

mucho con

cuantas ocasiones

le

la

desgracia de que dos

y este religioso

conjurándolas; y en

ellas,

ha dicho

el

Demonio

lo

unas

que acabo

de decir a Vuestra Paternidad.» Intriga fué, sin duda, del Príncipe de las Tinieblas

mezcla detonante de

esta fraile

de Asturias,

la

megalomanía mística del

la

complacencia

cortesana de Ro-

caberti y la mentecatez vanidosa de fray Froilán. Pero

he de consignar, honrando

a la verdad,

aquellas postrimerías del siglo xvii el

no

buen sentido falto

los

tampoco

que durante

no monopolizaban

Consejeros de Inquisición, porque

lejos

de

la

corte quien demostrase

poseerlo y ejercitarlo. Pareció a los dominicos de

232

Ma-

SUPERSTICIONES

.

.

.

drid pintiparada la ocasión para sonsacar al

averiguando

lo

respetuosos de

que tanto la

les

Demonio

interesaba conocer; pero,

jerarquía, decidieron dirigirse a fray

Antonio Alvarez de Arguelles por conducto de su superior, el

Obispo de

la

La

respuesta de fray



M.

S.

Francisco Reluz, a

más

prelado ovetense, no pudo ser

he estado persuadido

hermano de hábito de

Diócesis,

entrambos y del Confesor de

escribió



a

que en

la

sazón

«Siempre

tajante: el

Rey no

hay más hechizo que su descaecimiento de corazón y una entrega excesiva a la voluntad de la Reina (como que

se

experimenta en otras personas), y en

el

Confesor no trabaje, no se hallará otro remedio.

el ínterin

Hay

gravísima necesidad de oraciones y que forme

Rey

juicio práctico

de

lo

el

mucho que va fundando en

mentiras; y que cuando recuerde, estarán los remedios en términos de imposibilidad por lo que se ha reti-

¡Quiera Su Majestad Divi-

rado en verdad de Dios.

na que este nuestro dolor

No

se

quede en presunción!»

cejaron por tan poco los madrileños, procurán-

dose otro medio indirecto para sugerir a Arguelles

que deseaban. Pero

el vicario

opuso a esta insinuación

las

de

las

lo

monjas de Cangas

prescripciones canónicas,

que vedaban preguntar espontáneamente nada

al

De-

monio. Si quienes requerían su concurso fuesen, en •efecto,

como

decía

el

intermediario,

perso'ias

consti-

mídas en autoridad, no tenían sino ordenárselo directamente en

la

forma que

les

233

pluguiere, permitiéndole

DUQUE DE MAURA a él actuar

vieron,

en obediencia debida. Rocaberti y Díaz

pues,

obligados

dar

a

pecho,

el

compromisos que hubieran preferido

Una

carta

Ilustrísimo

del

Madrid

fecha en

el

eludir.

Inquisidor

Sr.

se

arrostrando

i8 de junio de

humilde vicario del monjío asturiano

General,

manda al «poner los nom1698,

bres de Rey y Reina escritos en una cédula en el pecho y conjurar al Demonio preguntándole si alguna cíe las personas cuyos nombres tenía en el pecho padecía maleficio».

Las

ulteriores

cartas

irían

escritas

por

mano del Secretario de Cámara de Su Ilustrísima don Tomás Cambero de Figueroa, quien las suscribiría también como suyas; pero se había de entender que cuando nombrase

al

amo, designaba

y cuando aludiese Esa correspondencia

neral,

año, hasta abril de

amigo,

al

se

de

ella;

Inquisidor

Confesor de

S.

prolongó durante casi

La

1699.

luego impresa, no trae sino

al

al

Ge-

M. un

Relación, manuscrita y

muy

incompletos extractos

debió de hallarse íntegra en los destruidos

papeles de don

Manuel

Arguelles, a

juzgar por

sus

noticias.

Las revelaciones de Satanás

Rey

se

halla,

se reducían a esto:

El

en efecto, doblemente ligado por obra

maléfica, para engendrar y para gobernar.

Se

le

hechi-

un chocolate en el hombre muerto para* de un

zó cuando tem'a catorce años con

que

se disolvieron los sesos

quitarle la salud trará la candidez

y

los ríñones (el lector malicioso frus-

de este eufemismo), para corromper-

234

SUPERSTICIONES semen e impedirle

le el

.

generación.

la

.

.

Los

efectos del

bebedizo se renuevan por lunas y son mayores durante

La inductora

nuevas.

las

madre de

tria,

la

fué

Doña Mariana de Aus-

víctima, poseída de ambición por se-

guir gobernando. Valenzuela sirvió de correo.

que procuró

jer

el

hombre muerto

se

Pérez, siendo casada y con dos hijos;

cometió

el

La mu-

llamaba Casilda

cuando

pero

crimen había enviudado ya, y sus hijos .no

vivían con ella en la calle de los Herreros. Se advirtió

Demonio no

al

existir

a

referirse

la

en

la

coronada

nombre, y de Cuchilleros, en

urbana que llevase

tal

villa vía

rectificó la

ninguna

precisando

acmal apacible

Puerta Cerrada, tan inofensiva, que incluso está abierta.

Saüó después a

nombre

relucir

una segunda hechicera, cuyo

se dijo al principio ser

María a

go Ana Díaz o Diez, domiciliada en

la

secas, calle

y lueMayor.

28 de noviembre, escribió fray Antonio «He mucha y demasiada rebelión en los demonios, poniendo las manos sobre el ara consagrada, juró

Por

fin, el

:

hallado y.

Lucifer que todo lo que había dicho era mentira y que no tenía nada el Rey. Yo pasé adelante conjuran-

do desde

las

cuatro hasta las

seis,

que era fuerza de-

y entonces, después de tanta rebelión de los demonios, prorrumpieron en decir no me fatigase, que jarlo;

había ya decreto de gloria,

Lo

la

Madre para que yo

pero que había de ser señalado por

tiempo sino

el

el

lugar,

salga

con

en tiempo señalado».

capricho satánico no era sólo

puesto que

235

las

el

revelaciones in-

DUQUE DE MAURA females no se completarían,

decir de

al

posesas,

las

sino en la madrileña basílica de Atocha, lo cual im-

plicaba trasladarse a la capital el exorcista y las espirituadas,

como

cualquier comisión edilicia de nuestros

días para resolver asuntos

Unánimes afirman

de Cangas terminó con neral,

porque

que

le

Relación de don Lorenzo,

hace fallecer en abril de 1669,

cuando no fué sino en

junio.

despacho posterior del Conde

Viena

cuando

Demonio

el

a

la

verdad

a tiempo; es decir,

se resignaba a revelarla, siendo el

culpable Rocaberti, quien acuciado por llegar a ser la

de Harrach

trasmite las lamentaciones de fray Froilán por

no haberse descubierto



este asunto

muerte del Inquisidor Ge-

la

lo dice así la

quien, por cierto,

Un

municipales.

los historiadores

la

impaciencia de

Cardenal y Consejero de Estado, abando-

pesquisa para no incurrir en

desgracia de

la

la

Reina. El hecho es, pues, innegable,

si

bien

cación no se tenga en pie. Sanando

el

Rey y procu-

rándole sucesión, habría obtenido de cierto

el

la

expli-

ambicioso

prelado lo imo y lo otro de cuanto apetecía. Pero

General de Valencia se

más

alto

Alcalá;

y más amplio que y aunque emulase

teológica, le superaba

la

al

dictamen

cátedra de Prima de

Confesor en candidez

en mundanidad práctica, sabién-

dose además amenazado desde

reprobador

el

Orden de Predicadores y Arzobispo de había asomado a la vida desde miradero

la

del

la

Consejo

236

por

el

Inquisición,

a

retaguardia

de

SUPERSTICIONES qu'en ocultó de punta a cabo

cuya insensatez advertía por extremar

.

.

episodio de Cangas,

el

fin

.

(a

tampoco

diferencia de fray

vivacidad

pers-

Esa misma inhibición prudente o calculadora

opu-

Froilán),

sin

él

la

picaz.

so el Inquisidor Rocaberti (pero esta vez desde el co-

mienzo)

a

demandas de intervención

las

teológico-

terapéutica de otro famoso curandero exorcístico, fray

Mauro Tenda, equívoco

de quien hablan

personaje

todas las historias, sin que haya sido estudiado todavía

cumplidamente por historiador ninguno.

La

versión que daba

afán de devolver

la

él

para

justificar,

con

(donde escaseaban ya muchas cosas, pero no

mente

los

clérigos

el

solo

salud al Rey, su venida a España,

y

frailes

especializados

cierta-

en lanza-

mientos demoníacos), era ésta:

Nacido en Niza, capuchino profeso, avecindado de antiguo,

no en Alemania, como

Cardona, sino en Turín, Corte de boya, consagrado

dice los

la

Relación de

Duques de Sa-

por entero a prácticas exorcísticas,

di jóle cierto día Satanás, hacia

mediados de 1696, por

boca de una endemoniada, «que se fuese a España,

donde tendría mucho que hacer para übrar del

Demonio de que

Recomienda

la

al

Rey

estaba poseído».

sabiduría popular oír el consejo del

enemigo, pero no seguirlo a ciegas, máxime cuando quien

lo

da es

el

Malo, con mayúscula. Fray Mauro

se

apresuró, no obstante, a requerir el bordón de pere-

237

DUQUE DE MAURA grino, y

si

no pudo

Madrid hasta

llegar a

el

verano de

1698, negligencia o deficiencia fué de los gestores

tampoco superio-

ciosos de su admisión en el reino;

(como

jerárquicos suyos

res

mente en ros:

de

traslados

acostumbraba normal-

religiosos),

Nuncio Arquinto y

el

se

el

ofi-

sino

dos extranje-

G)nfesor de

la

Reina,

fray Gabriel de la Chiusa, capuchino también, pero

de nación.

rolés

Amadeo

II,

joven que Carlos

II

Víctor

en alcanzar

el

Duque de

muy

Saboya,

lid,

de haber

Soberano más maquiavéüco de su tiempo; gra-

sido el

duación

difícil

nativamente

la

de conseguir incluso cuando se habla propia lengua del autor de El Príncipe.

Representaba, por su abuela

Doña

hermana menor de Felipe IV,

Catalina de Aus-

la

rama llamada

a

Trono español (si se extinguiese la vadespués de la de la hermana primogénita. Em-

suceder en ronil)

poco más

y primero de su gloriosa estirpe título de Majestad, ha pasado a la His-

con renombre, ganado en buena

torio

tria,

ti-

el

peratriz María.

La

esterihdad de Carlos

reciendo ya irremediable;

su

n

estaba pa-

hermana mayor, María

Teresa, había renunciado a todos sus derechos hereditarios al contraer

matrimonio con Luis XIV;

la

con Leopoldo, no dejó

al

nor, Margarita, ca'^ada rir

sino

una hembra,

la

memo-

Archiduquesa María Antonia,

asimismo renunciadora desde 1695, en

las capitulacio-

nes matrimoniales de su enlace con el

Duque

de Baviera. Cierto que

los españoles

238

Elector

no concedían va-

SUPERSTICIONES y

cuyo sobreparto

Electriz

muchos de principal

ellos

para

bávara, era

de esta candidatura,

sostén político

mundo semanas

el

.

heredero legítimo de su Rey. Pero

Doña Mariana de

abuela

la

.

único hijo varón,, en

lidez a esta última renuncia, falleció

.

antes

la

el

bis-

Austria, había desaparecido del

de

la

aludida por fray

fecha

Mauro. La sucesión de un Archiduque,

hijo del

Em-

perador y nieto de María de Austria, significaba para

Europa

el

inaceptable peligro de

en una sola cabeza de

las

por eso predominaba en

la

eventual reunión

coronas cesárea y católica; las

Cancillerías

el

designio

de hallar un Príncipe, tercero en discordia, o repartir

con equidad entre todos

los posibles

colosal herencia española.

la

derechohabientes

¿Cómo no

rresponder a Saboya, por lo menos,

el

había de cosuculento

Du-

cado de Milán?

Al igual que sus antepasados, mantuvo siempre Víctor

Amadeo

activa

representación

diplomática

Corte CatóHca; pero los Enviados de

no

se

en

la

un simple Duque

podían equiparar en prerrogativas ni en ascen-

diente con los Embajadores llamados de Coronas, ni

aun con

los

de

la

República de Venecia; y

cejearon de continuo reclamando posible con ellos,

en

casi

la

si

bien for-

máxima paridad

no habían prevalecido hasta entonces

ninguna de sus demandas.

Las circunstancias de 1696 eran singularmente impropias para suprimir o atenuar tan contrariadora desventaja.

Saboya

se había

adherido años atrás a

239

la alian-

DUQUE DE MAURA XIV

que formaron contra Luis

za

Alemania, España,

Holanda y Dinamarca; entró en liza junto guerreando con denuedo durante las primeras

Inglaterra,

a ellas

campañas; pero

se le

acumularon

amenazada de ruina total;

las

derrotas;

se vio

recibió del vencedor

muy

halagüeñas proposiciones; y acababa de concertar con

en Vigevano, una paz separada, pasándose

él,

al

cam-

po enemigo del en que seguían combatiendo sus antiguos aliados, entre ellos España.

Los soberanos de entonces, que por cualesquiera tropezaban en algún país con serios obstácu-

motivos los

para su diplomacia oñcial, se solían valer de agentes

oficiosos

más o menos

clérigos

o

vilegios

de clase unánimemente reconocidos a

frailes,

a

ocultos,

que eran, por

durante los siglos xvi

siásticos

vía la guerra

lo

común,

causa de las inmunidades y pri-

y xvii.

que tuvo término con

la

los ecle-

Trabada toda-

paz de Nimega,

cuando empezó a parecer conveniente para España

el

matrimonio de su Rey con María Luisa de Orleans, nuestros

Consejeros

Cristianísimo sunta,

desaprobasen

ceándole, a

un

o

S.

religioso,

M.

de Estado, recelosos de

hermano, padre de

su

el

enlace

Católica,

y

consultaron

ánimos

que

el

novia pre-

desairaran, el

calaba-

envío de

que fingiendo estar de paso hacia Flan-

des y enfermar en París, aprovechase valecencia,

la

sonsacando por

augustos.

Recién

la

intermedios

estallada

supuesta conclericales

después

esa

los

otra

conflagración pendiente todavía (destinada a ser la úl-

240

SUPERSTICIONES

...

tima del siglo y concluir en Rijswick), utilizó Luis XIV, para fines de diplomacia secreta, al merceda-

en

1 69 1,

rio

padre Blandinieres, como había de servirse análo-

gamente poco después, en 1697, del capuchino padre Duval.

Pude examinar

informes de ambos en

los

Archi-

el

me

vo del Quai d'Orsay; pero no fué hacedero, como lo

proponía, completar esta búsqueda con otra en los

Archivos de Turín o los fondos procedentes de

ellos.

Carezco en absoluto de pruebas para atribuir, ni aun

en hipótesis, a fray Mauro Tenda agente o espía clandestino del

Corte de España. Afirmo no más Víctor

vélico

bierno

máximo

el

por

y aun

ella

las

impedido

las

el

de

tan

la

maquiasazón de

a la

Go-

dificultosa

y entrambos

lograr

acostumbradas,

vías

como toda Europa de

si

ejercer sobre su

posible,

influjo

circunstancialmente propósitos

que

Amadeo, tan necesitado

mantener contacto con

condición de

la

Duque de Saboya en

sabedor

tan

zozobras con que

las sospe-

chas de embrujamiento atormentaban a Carlos

II

y a

sus fieles vasallos, buscó persona idónea para el entre-

metimiento sucesorio, difícilmente pudo hallar quien

aun igualase para esos

aventajase ni

fines a este fraile

cuadragenario, casi cincuentón, teólogo y exorcista de

reconocida fama, capuchino fesor

de

la

hablaba con fluidez diario

con

como

el

influentísimo

Reina, que, además de dominar

lo

el

castellano,

más granado de

la

el

Conlatín,

y habiéndoselas a

Corte infernal, podía

241 16

DUQUE DE MAURA hombro

mirar por encima del

humana, juguete

especie

Adán y Eva, Somos los a

este

a la casi totalidad

usual

Demonio,

del

de

la

como

sus claudicantes primeros padres.

españoles gente tan suspicaz, que ni aun

preclaro

varón,

dechado de virtudes, resultó

factible entre nosotros llegar y besar el Santo.

tiembre de 1699 escribe Harrach tenso despacho, que, según

al

le refiere

Por sep-

Emperador en exMauro, ape-

fray

nas arribado a Madrid, «se había puesto en comunicación con el Inquisidor General fallecido (Rocaberti) valiéndose de tercera persona, y, directamente, con

Confesor de

S.

del Diablo, había estado a punto de caer en la

Inquisición,

transcurriendo

un año; pero que junio de

así

manos de

aproximadamente

hacía unos tres meses (es decir, en

1699, cuando murió Rocaberti), alarmado

el

síntomas desconcertantes de

la

Confesor Díaz con

los

enfermedad del Rey, luces,

el

M., fray Froilán Díaz, que, por artes

notificándole

se había decidido a solicitar sus

Su Paternidad haber conseguido

de su regio penitente, gracias a Reina, que

le recibiese,

la

intercesión de la

en presencia de

ella

Estaban, pues, plenamente confirmadas del ligamen y

demás hechizos

242

maléficos.

y de él».

las

sospechas

CURA EXORCISTICA Desde enero de 1696 padecía Carlos

II,

con frecuen-

cia e intensidad crecientes, desarreglos gástricos testinales,

e in-

no siempre acompañados de calentura, pero

de desvanecimientos y pérdidas del sentido, que duraban una o varias horas. Sabemos por la Relación que



todavía a principios de 1698 seguir

ateniéndose

exorcismos y pedía

a al

las

titubeaba perplejo entre

medicinas o recurrir a los

Inquisidor el dictamen que los

Consejeros del Santo Oficio se negaron a

facilitar.

Fray Antonio de Arguelles fué mucho más porque no hubo de discurrir por

to,

curativo; le bastó con preguntárselo al éste,

que necesita

la Iglesia tiene

el

Rey son

aprobados:

Demonio. Díjole aquellos

bendito en ayunas; lo segundo, ungirle

la

cabeza con

purga en

la

mismo

aceite;

forma que previenen

pararle de la Reina».

243

«Los

re-

mismos

lo primero, darle acei-

te

el

explíci-

ningún plan

en una de sus primeras confidencias:

iredios de

que



lo

el

cuerpo y

tercero, darle

los

una

exorcismos y se-

DUQUE DE MAURA Los extractos de don Lorenzo añaden muy pocas no-

más sobre

ticias

demoníaca;

terapéutica

la

destruidos papeles de Asturias contenían

que

medicastro el

multipHcó

Satanás

uno de

Inspiró

cualquier

ellos

la

composición del

muy

precoces

habían de propinar

al

atis-

Rey, di-

en chocolate u otro cualquier líquido bebesti-

sueltos ble,

se

prueba de

económicamente con

bebedizo maléfico, utilizándola con bos opoterápicos ;

la

como

recipes

conchavado

iimioral

boticario.

sus

pero los

polvos procedentes de sesos y testículos de ajus-

ticiado.

Algo y aun algos debieron de objetar

Madrid por mediación do

Antonio

replicaba

así

que vuestras mercedes atan

las

fray

manos

al

Rey

le

la

saber el daño

que tienen

a

Demonio

ponen cada día más incapaz para

si

no

obedece?

se le

Y

que

con

la

los re-

Demonio el ¿Qué importa

el

que en cuanto a

pueden vuestras mercedes

causa), por recelo de

que

el

a Dios

han mandado, y

medios y para el gobierno, y que es que les estorba para las resoluciones.

curarle, bien

dominicos de

Cámara, cuan-

«Juró

:

detención de los remedios que se

que

los

del Secretario de

(sin decirle la

tiene la sangre melancólica,

Dios y a su Santísima Madre de su parte;

no hay que temer, y que Dios está pronto para obrar si de acá no se le atan las manos con no poner así,

los remedios.

Kasta aquí

el

Demonio; y no va en

ello

nada mío, que, por no desfigurarlo, iba sentando cuanto decía

en un papel, y

lo trasladé a éste».

244

SUPERSTICIONES que

Objetaron Rocaberti y Díaz

Cámara habrían de si

no sobre

mas; pero revolvieron

los

médicos de

por lo menos sobre

las póci-

de Cangas, o su infernal inspirador,

«Todos

airados:



los

médicos que



el Rey escribía Arguelles son tan como cuantos andan alrededor de su

ticarios entran

.

.

tener alguna voz en el capítulo,

los exorcismos, el

.

también en

co científico y múdense

y

falsos

persona, y los bo-

número. Elijan un médi-

el

Rey

al

desleales

se

tiene

colchones, tarima y

toda ropa».

Esta receta pareció día

(como

se

muy

practicable,

de Noydens. Lo de hallar un médico poco fué

porque coinci-

recordará) con los consejos exorcísticos

difícil a fray Froilán,

científico,

tam-

que contaba con uno en

Alcalá, grande amigóte suyo.

Dice don Lorenzo: efectos, sas al

que

«Estas

cartas

produjeron dos

que entonces no pudimos comprender los

movieron. El primero fué que se

Rey toda ropa y

con aquel

lugar,

viaje

que

las

mudase

le

S.

cau-

M.

hizo

a las ciudades de Alcalá de Henares y Toledo, donde se le

haber

tuvieron fiestas de toros. El segundo, que, sin falta

de médicos de Cámara,

briel Serrano, catedrático

se trajese a

don Ga-

de Prima de Alcalá, a

la pla-

za de doctor de Cámara, con retención de su cátedra

de Medicina; y aunque era sujeto facultad y de

buen

muy

docto en su

genio, siempre se tuvo por intem-

pestiva y sospechosa su venida. El asistió al

245

Rey

hasta

:

DUQUE DE MAURA que expiró; y luego por

rió

el

Tengo,

se retiró a su cátedra,

sin

embargo, como más probable, que entre

mucho padecido en

lo

donde mu-

año 1708».

por

tierra

la

venturado, no se han de incluir

las

el

Monarca

farmacopea diabóHca. Cumphdas, en parte,

la

de Asturias, púdose eludir

trucciones

des-

asquerosidades de

lo

las ins-

más arduo

con ambigüedades tranquihzadoras. El 10 de diciembre de 1698

desde Madrid a fray Antonio

se escribió

«Aquí vamos continuando

al

Rey

los

remedios que

vuestra merced ha prevenido, y esperamos que su di-

Hgencia nos ha de sacar a salvamento para que

decimiento corresponda a

la

Pero queda constancia fidedigna de que impartidos durante esas semanas, no sólo

también a

mos

la

los al

remedios Rey, sino

Reina, eran pura y simplemente exorcis-

litúrgicos.

Palatino,

el agra-

obligación».

El doctor Geleen, subdito del Elector

escogido

para

médico

de

cabecera

de

la

Reina de España, llegado en su séquito a nuestra Corte,

mantenía con su Soberano,

llermo de Neoburgo,

muy

el

Elector Juan Gui-

asidua correspondencia.

carta de la primera decena de diciembre

dice:

que

«Un se le

fraile

Jerónimo tenía

tal

ha permitido exorcizar a

de 1698

En le

fama de santidad, la

Reina, para ha-

cerla fecunda. Pero cierto día hallándose recitando las

oraciones junto fingió tener tar,

un

al

lecho donde estaba acostada S. M.,

éxtasis,

de modo que

la

y comenzó a gesticular y a salla cama, y aun del

Reina huyo de

246

SUPERSTICIONES... dando los mismos gritos que si la persiguiese mismo Luzbel- Este escándalo ha sido causa de que

cuarto, el

despida de Palacio

se le

por hipócrita o por tonto,

aunque nadie

se atreve a hablar

por miedo a

la

fraile

los exorcismos,

La misma

Inquisición.

probablemente un

mal de

suerte correrá

bernardo que está exorcizando

Rey».

al

Así debió de ocurrir efectivamente, puesto que, se-

gún

la

confidencia del padre

Mauro

a Harrach, los sín-

tomas del estado de salud de Carlos

más desconcertantes. Sobre acentuaba

atrabilis

la

II

fueron cada día

persistir la

esterilidad,

se

melancóhca; hicieron aparición

ataques de alferecía de tipo epiléptico, y se compro-

baron inoperantes grías,

los

remedios naturales, esto es: san-

enemas y potingues,

purgas,

longánimemente

prescritos por el Protomedicato nacional

y aun por

el

extranjero.

Pero no se habría recurrido

no

si el

al

especialista

saboya-

nuevo Inquisidor General no hubiese sido per-

sonaje de

muy

otra catadura

que Rocaberti. Folch de

Cardona, habiéndole tratado de cerca, nos dejó de esta

semblanza:

«Don Alonso de

Córdoba, era hijo legítimo de Antes de venirle Aguilar, sin

el

la

él

Cardenal

Marqueses de Priego.

capelo se llamaba y firmaba de

embargo de

Córdoba, por

los

Aguilar,

ser su varonía

Fernández de

costumbre que esta antiquísima Casa

observaba de que

el

hijo

segundo

llevase el apellido

de Aguilar, en memoria de aquel insigne y valeroso

247

DUQUE DE MAURA héroe que murió peleando contra los moros de

las

Al-

pujarras en tiempo de los Reyes Católicos».

«Fué destinado en

tró

Mayor de Cuenca, donde

Colegio

el

pequeño y en-

a los estudios desde

se portó

con mucha modestia y bastante apUcación. Fué' canónigo de la Santa Iglesia de Córdoba, Inquisidor de aquella ciudad, y su cisco, le

Casa para

don

tío, el

Duque de

Sessa,

don Fran-

dio la abadía de Rute, provisión de aquella los hijos

para

Félix

segundos, cuando

casarse. Hízole

dejó su hijo

la

merced Carlos

II

de

FiscaHa de Ordenes y pasó a plaza entera del mismo Consejo. Persuadiéronse todos a que este caballero,

la

por

excelso de su sangre emparentado con la pri-

lo

mera grandeza de España y de

estos

reinos,

por su

beca mayor, por su insigne modestia, por su ajustada

en toda

vida, pues ni

no

ella

se le notó defecto alguno,

aun aquellos esparcimientos que suelen

ser genera-

muy

presto Cardenal; pero el

Conde de Oropesa, Valido y

Presidente, echó por otro

les a los proceres, sería

lado»

«Que no de

debía»,

sentencia aquí lapidario el autor

Relación anónima, lanzando grito, inconsciente

la

quizá,

de egoísmo de

clase,

contra

la

propensión de Oropesa a buscar fuera de oligarquía

nobiharia

servidores

Pero Folch de Cardona, que llido

aun

y a sin

la

lo

útiles

justificadísima la

para

debe todo

encanijada la

nación.

a

su ape-

protección de su hermano, se solidariza,

deliberarlo,

con

el

248

Aguilar o Fernández de

SUPERSTICIONES

...

Córdoba, cuyos principales méritos consisten en cuna excelsa y aldabas sólidas.

don Antonio de Córdoba como prototipo de

Sirve

aquellos oligarcas favorecidos aún por la inercia de

un

régimen, que justificaron razones pretéritas, desvanecidas

casi

completo.

por

Estaban

ellos

destruyendo

con su ineptitud mediocre, cuando no ociosa y viciosa,

la

constitución interna de la gran

Segundón destinado a

pañola.

cimiento, linajudo por tos

otros eclesiásticos

a diferencia

de

es-

desde su na-

rama legítima y no, como tan(los Cardona

de aquella época

verbigracia), por la bastarda; les,

Monarquía

ser clérigo

criado en buenos paña-

la casi totalidad

de

los

tonsurados

coetáneos, cuya plebeyez de maneras encresparía po-

cos años del

más

tarde la orgullosa y refinada elegancia

memoriógrafo

dor francés cerca



Duque de Saint-Simon, Embajade Felipe V; modesto en el trato,

por sorprendente contraste con sus iguales en alcurnia

de estado seglar ; y tan virtuoso de costumbres como

ler-

do de entendederas, aunque no desprovisto de mundanidad y hasta de malicia para la vida social. Escribe Folch de Cardona que el contratiempo de no alcanzar la púrpura tan pronto

como

ía

aguardaba y de

«verse estancado en el Consejo de Ordenes, sin esperanza

de

salir

del barranco,

le

apesadumbró interiormente,

de calidad que llegó a acobardarse tanto que, en este teatro, lo

pasó por muchos años plaza,

menos de hombre de poco

249

si

espíritu».

no de tonto, a

DUQUE DE MAURA Pero

el

Ministro de Inquisición calla piadoso o cau-

que

la

nulidad de Su Señoría fué elevada a Emi-

to

Doña Mariana de Neobur-

nencia y Excelencia cuando

go quiso contar en

de

cipe

ba que

la Iglesia

el

Consejo de Estado con algún Prín-

adepto incondicional suyo (como espera-

lo fuese este

deudo entrañable del Conde de Agui-

y de Frigiliana, adscrito a su persona y su política tanto o acaso más que el propio Almirante de Castilar

para contrarrestrar en

lla),

el

Alto Cuerpo consultivo,

prácticamente gobernante desde que no hubo Valido, la influencia del

Cardenal

el

con

ella se

hostilidad

había trocado,

muy más

Ahora bien; tem'a

único purpurado asiduo a sus sesiones,

cuya

Portocarrero,

si

lo

de antes.

la

creer a

motivos para saberlo

go de Inquisidor General

reconciliación

primer nuevo choque, en

al

enconada que

hemos de

fugaz

don Loren2o (que

pertinentemente),

el

car-

obtuvo don Antonio de

Córdoba (ya Cardenal y Consejero de Estado) por voluntad exclusiva del Rey, contrariando

cuyo candidato fué, precisamente, del cronista rio

el

la

de

la

Reina,

hermano querido

don Antonio Folch de Cardona, Comisala Orden seráfica. A la apremiante reco-

General de

mendación de su cónyuge opuso

el

Monarca que un

simple religioso no estaba graduado para puesto tan conspicuo, alegando

ella

los

ejemplos de Torquemada,

simple dominico, y de Nitard, no menos simple jesuíta.

Respondió

el

Rey: «Torquemada fué

el

primer In-

quis'dor General que mis abuelos crearon en estos rei-

250

— SUPERSTICIONES nos y no pudieron extrañar visto a otros;

la

...

elección,

no habiendo

pero después, siempre se han buscado

para este empleo Obispos, Arzobispos o Cardenales; y si mi madre faltó a esta regularidad, nombrando a su

muchos

Confesor, fué a costa de

suraron mucho, y de ningún

me

murmuren «No se atrevió lo

fuerte,

que,

al

disgustos y se lo cen-

modo

quiero que a mí

ahora». la

Reina a

replicar,

viendo

decir estas últimas palabras,

enardecido bastante, y

Rey tan

al

había

se

pareció esperar, persuadi-

así le

da a que poco a poco vencería esta repugnancia.» «Pero

S-

al

M. no

se descuidó

porque

esfuerzos,

luego

Cardenal Córdoba y

en dar lugar a segundos

hizo

secretamente

llamar

le dijo le

tenía elegido Inqui-

sidor General y se había despachado a

Roma

Bula; pero que tuviese entendido que

haberlo

brado para este ministerio era con desempeñaría enteramente

se hallaba constituido, así

por

las

S.

la reflexión

las obligaciones

que

que debía a

el

por

de que

grandes en

por su nacimiento

M. en

la

nom-

como

haberle distinguido de

todos los eclesiásticos de estos reinos impetrándole del

Papa

la

púrpura que vestía.»

«Hincóse

el

Cardenal de

rodillas,

besó

la

mano

del

Rey y

le

con

expresión de que su vasallaje, fidelidad y grati-

tud

la

dio las gracias por esta merced, concluyendo

las sellaría el sepulcro.»

«Así lo creo de vos la

confianza que

me

—respondió

el

Rey

y mirad

merecéis, que pongo en vuestras

251

DUQUE DE MAURA manos mi salud y mi

Muchos me

vida.

dicen estoy

hechizado, y yo lo voy creyendo: tales son las cosas que dentro de mí experimento y padezco. Y pues seInquisidor General y haréis justicia a todos, hacédmela a mí también, descargando mi corazón de

réis presto

que tanto

esta opresión

me

atormenta.»

«Al acabar estas últimas palabras asomaron lágrimas a los ojos

ner

de

S.

M.

El Cardenal tampoco pudo conte-

Monarca tan

suyas viendo a su

las

viéndose a postrar a los pies de S. M., si

pudiese lograr

ta

de

alivio;

el librar a S.

sangre de sus venas,

la

y volque

aseguró

sus fatigas a cos-

derramaría toda por su

M. palabra y le juraba por no descansaría un instante hasta ave-

pero que daba a S.

su consagración

riguar la verdad de lo el

M. de

la

afligido, le

Rey que

que en esto hubiese. Prevínole

llamase a Froilán, quien tem'a ya orden de

informarle de cuanto había pasado, y que comunicase

con se

él

y con

los doctos

qué

les

parecía que en esto

podía ejecutar.»

A

don Antonio de Córdoba y a fray Froilán

reció,

sin

e intromisión de

char

las

ningún docto, que

luces de fray

no

se

pa-

imponía aprove-

Mauro Tenda, aunque

mando el disimulo y el sigiloTomadas para ello todas las bles,

les

haber de recurrir a superfina colaboración

extre-

precauciones imagina-

se consiguió despistar a los zahoríes cortesa-

nos, puesto

que

la

cura exorcística del capuchino ex-

tranjero se conoció en todo Madrid, de

252

donde había

SUPERSTICIONES

...

de trascender a toda Europa.

No

sino a la primera audiencia;

fray Froilán estuvo pre-

asistió la

Neoburgo,

sente a todas. Durante la explicación preliminar orde-

nó fray Mauro

Demonio que punzase

al

al

Rey en

di-

ferentes partes de su cuerpo, obedeciendo cada vez el

conjurado

La

con mansedumbre y rapidez evangélicas.

pericia clínica del saboyano le permitió diagnosti-

no

car desde las primeras semanas

ser S.

M. un

demoniado, sino un vulgar hechizado. La cura

en-

por

fué,

ende, anodina. Consistió en retirarle, por obra de

Reina, sin decirle previa palabra del caso,

un

la

saquito

bastante abultado que llevaba siempre sobre el pecho

y ponía, al acostarse, debajo de

la

almohada. Resultó

contener, según los dos frailes, únicos que lo vieron,

«todas las cosas que se suelen emplear en los hechizos: cascaras de huevo, uñas de los pies, cabellos y otras

por

El maleficiado

el estilo».

santas reliquias;

desde cuándo

las tem'a, ni

pudo operar

la

percatado de

ella.

comulgó Carlos a

Tenda, que

las

veneraba como

no acertó a recordar quién evidente

II le

mucho menos aún cómo sustitución

no' habiéndose

aplicó los exorcismos corrientes.

Mauro

declaró fray

Demonio y en

disposición de lanzar

Sabemos todo

se

Durante cuatro semanas confesó y en días alternos y recibió cada tres

cabo del mes

do conviniera, con

muy

se las dio,

sólo hacer el

tener el

dominado

Al al

maleficio cuan-

Rey confesión

general.

esto por confidencias del fraile al

Em-

bajador alemán, quien se apresuró a consignarlas en

253

DUQUE DE MAURA SUS c'espachos rastro

Emperador. Pero no aparece en

al

ninguno de

la

ellas

legítima indignación que, de

haber sido más que exorcista, debió haber causado

saboyano

burla satánica de que

la cruel

cho víctima su enemigo sempiterno,

Derecho Penal de todos

nombre de

para

provechos

cuando

máximos

un

lo

el

también

quizá

y

supremo

al

que hizo

de pingües materiales, la

halagado-

jerarca

suyo

o,

menos, a otro camarada eminentísimo, regia-

mente instalado en

Emprendió la

en

malsonante

la

granjeador

secuaz de Luzbel con

perspectiva de lanzar

ra

por

el

de

respetos,

embrujados,

espirituales

tentó

le

calificable

con

al

había he-

le

Hallábase años atrás en Turín, en

estafa.

celda rodeada de consultorio

países

los

no

el

cuerpo de

S.

M.

CatóHca.

fatigoso viaje hasta la remota capital de

gran Monarquía hispánica: atravesó cordilleras, sur-

có mares, arrostró, luego de llegar, suspicacias de

la

Inquisición, sospechas policíacas, celos de cogulla, des-

de

abrimientos rrencia;

triunfó,

extranjería

y

hostilidades

como de costumbre,

de concu-

sobre Lucifer,

esquivando peligros, riesgos, armadijos y celadas, haspenetrar en el Alcázar de

ta

sencia de fin,

Madrid y

llegar a pre-

Reyes; y cuando creyó encontrarse, por cara con el Soberano de los Infiernos, su

los

cara a

Canciller o principal Ministro, sin

más

sona que

II,

la insignificante

víctima misérrima de

de Carlos

un

trivial

de un hipotético ligamen.

254

interpósita per-

halló tan sólo a la

maleficio,

cuando no

SUPERSTICIONES La

ejexiiplar

de

resignación

.

.

.

Mauro

fray

procedió

acaso de que, para esas fechas, disponía ya de rehenes

que

garantizaban desahogadamente el logro de sus

le

duda posible (como

propósitos, los cuales fueron, sin lo

demostró

de intriga y maniobra

el suceso),

políticas,

por cuenta ajena o propia. Esta vez es

la

Relación de don Lorenzo

la

narradora

más exacta del episodio: «Por uno de los días del mes de septiembre de 99 dice (aun cuando debió

— —

de ser algo antes), entró una mujer en Palacio

vesando

y, atra-

cuerpo de guardia con furia peregrina,

el

dió audiencia; pero reparando los que

allí

que, junto con su mal porte, parecía frenética, pidieron

la

entrada que soHcitaba.

descompuestas voces, y habiéndolas

formó de

lo

que

era

y

la

mandó

Ella el

un alterado enojo, y que de mujer parecía de alguna infernal

enfureciéndose con

«Sacó

se

S.

M.

el

puso delante,

oído, se in-

y estando en tal,

que más

furia.»

Lignum

crucis que traía consigo y habiéndola sacado los señores que y

hallaron presentes, en hombros, hasta ponerla

los corredores, dio

orden

el

Rey

maestro de obras, para que

a

»De

la siguiese,

vivía

esta

(llamada

diligencia

Ana de

Silva)

resultó vivía

255

en

don José del Olmo, su supiese la casa lo

demás

referida

mujer

y qué gente la acompañaba, con que fuese digno de observarse.»

donde

im-

pronunció en cláusulas dislocadas,

su real presencia,

se lo

la

porfiaba con

Rey

entrar;

pi-

se hallaban

que

la

en compañía de otras dos

DUQUE DE MAURA que

endemoniadas, y una de

decía estaban

se

(agitada

del maligno

decía que tenía al

ellas

o por demencia suya)

espíritu

Rey Carlos

II

en su cuarto

dán-

dole de comer lo que ella quería y haciéndole vivie-

en todo con sujeción a su voluntad.»

se

«Habiendo Olmo dado cuenta de vió S. dia a

M.

pasaran a su casa,

(Olmo

esto al Rey, resol-

las tuviese

en toda custo-

era familiar del Santo Oficio), y que fuese

exorcismarlas

(sic)

fray

Mauro Tenda, que

lo

eje-

cutó repetidas veces, habiendo reconocido estar ener-

gúmenos.

En

dos o tres ocasiones se halló presente

el

padre Froilán de orden del Rey, y habiendo prevenido

Mauro las preguntas que debía hacer, el Demonio y a otras calló.» Antes de transcribir el diálogo tal como lo trae

Froilán a fray

a unas respondió

Folch de Cardona,

me

energúmenas eran, en

importa hacer notar que esas léxico de hoy, centralilla te-

el

lefónica para comunicaciones infraterrenas de

manejo

mucho más

augusta

expedito que

la

instalable

persona del Monarca. Se comprende

dad

estoica del saboyano, quien,

si

así

en la

la

impasibih-

se hubiese estilado

en luchas exorcísticas adoptar lemas heráldicos, habría podido elegir

Véanse

'éste:

el

Diablo y yo contra otros citn.

el interrogatorio

— ¿Quién —Una mujer — ¿Es Reina?

malefició al

y sus respuestas;

Rey?

bella.

la

—Sí.

256

PERSTICION E S

S U

.

.

— ¿Quién hizo maleficio? —Don Juan — ¿De qué nación es? —De allegados a Reina. — ¿En qué dio —En un polvo de — ¿Ha quedado más? — y guardado en un — ¿Qué Reina dio Rey? —La que murió. que aquel que — ¿Hay más el

le

Palia.

los

la

el maleficio?

se

tabaco.

escritorio.

está

Sí,

el maleficio al



maleficio

esta

dijiste

mañana?

—Sí.

— ¿Quién hizo? —Una mujer llamada María — ¿Dónde vive? —En cuarto de — ¿Quién mandó hacer — Doña Antonia de — ¿En qué cuarto de lo

la casa

alto

el

la

Presentación.

donde

me

el maleficio

le

la

ha que

se hizo,

conjuras.

a esta mujer?

Paz.

la

tos años

de

casa está el maleficio; cuán-

y cuándo

se le dio el polvo

de

tabaco?

A

esto respondió derechamente.

—Lo

que sacaste del umbral de

¿era maleficio?

—Sí.

— ¿De qué componía? —De un hueso de se

perro.

257

la

calle

de

Silva,

DUQUE DE MAURA



¿Qué motivo Ana de Silva?

No

doña

respondió.

— ¿Cuántos calle

tuviste para enviar a Palacio a

años ha que se puso

el maleficio

en

la

de Silva?

Tampoco

respondió.

— ¿Quién —Antonio — ¿Dónde —En

lo

puso?

Cabezas. está?

Berbería.»

Resume

ese texto la información obtenida en el cur-

so de varias semanas, pues, por ejemplo, lo referente a la calle de Silva

es posterior a la

hablaré en seguida; pero,

que daba

como ve

Demonio en Madrid no

el

to

más que

se

había anunciado en toda Europa

el

achacosísimo

las

novedad de que

el lector, las chispas

esclarecían el asun-

de Asturias. Aquel septiembre de 1699

como

fatídico para

Rey de España, cuyos padre, abuelo y mes del año. La ner-

bisabuelo fallecieron durante ese

vosidad de infernales,

y

las

que

Cancillerías

se

comunicó

a

los

antros

desataban entonces con frecuencia

se

se desatan todavía

hoy para atormentar

a los posibles

herederos de quien va a morir sin dejarlos directos,

cuando ignoran

si

otorgó u otorgará testamento, y en

favor de quién, aun tratándose de patrimonios infinita-

mente menos codiciables que

la

mayor Monarquía del

mundo.

A

mediados de septiembre de 1699 (y no en

258

julio

o

SUPERSTICIONES

...

recibió el agosto ceno escribe rolen ¿e Cardona) Conde de Harrach un voluminoso despacho expedido

personalmente por Leopoldo

causa de

(a

índole se-

la

cretísima de su materia) con fecha ii de agosto, razón

por

hubo de emplear aproximadamente

cual

la

treinta

días en venir desde la capital del Imperio a la de Es-

paña,

como cuantos

traía el correo ordinario.

cubre Harrach que Carlos su contenido, pues se

le

Nos

des-

tardó bastante en conocer

II

mayor tiempo que fué

ocultó el

posible.

Su Excelencia

no a

Reina y después a su Confesor, fray Gabriel,

y

al

la

lo

comunicó en primer térmi-

del Rey, fray Froilán, por orden expresa de

Doña

Mariana. Teníala, asimismo, de hacer otro tanto con el Inqui-

no debió de poder cumplirla, por

sidor General; pero

súbito fallecimiento

el

acaecido el 19 de ese cias

que

de don Antonio de Córdoba,

mismo mes, en

Fray Froilán no cupo en por ñn,

la

la

circunstan-

de

Lográbasele,

júbilo.

el

Consejo de Inqui-

de Rocaberti para incoar en condicio-

nes de seriedad

No



prueba indiciarla que

sición reclamó

las

próximo.

referirá el capítulo

el

proceso por los hechizos del Rey.

había sido factible hallarla

tal,

que bastase

a vencer

sistemática increduHdad del Santo Oficio sobre lan-

ces de hechicería, ni en el convento de Cangas ni en la

posada de don José del Olmo, aunque

aquí hubiese bastado ya para iniciar ra

maniobra

política,

como

verá pronto

259

lo

muy el

averiguado

prometedolector.

Los

:

DUQUE DE MAURA documentos que enviaba nada menos que sárea

ablandarían de cierto

Sus Señorías. Fray Froilán

se

S.

M. Cede

mollera

testaruda

la

apresuró a exhibir

el

atestado de Viena ante sus colegas del Consejo de Inquisición.

Fué, sin embargo, contaba, porque

el éxito

muy

inferior al

que des-

Suprema continuó hilando delgado

la

y procediendo con máxima circimspección. Sabemos lo ocurrido por don Lorenzo Folch de Cardona, juez del asunto, en unión de los demás Consejeros.

Su Relación dice

así

«El Emperador Leopoldo remitió a su Embajador

en esta Corte una información auténtica hecha por

Obispo de Viena de

que había dicho

lo

Demonio

el

tando exorcizando a irnos energúmenos en Santa Sofía, reducida a que

el

la iglesia

de

Rey de España, Carlos

II,

estaba maleficiado; que el autor había sido

llamada Isabel, dando

que era en

de

la calle

las

una mujer

señas de la casa en que vivía,

Silva,

y que

los

instrumentos del

maleficio estaban en cierta pieza de Palacio y en el bral de la puerta

donde

la tabla

del Consejo,

se pasaron a hacer de su orden varias diligencias la

casa y los sitios,

podido encontrar nada hacia lo

demás. Con

la

duda de

monio había dicho, cio

y

el

um-

vivía dicha Isabel.»

«Puestos estos instrumentos en

descubrir el autor,

el

es-

si

el

autor

umbral de una puerta de

260

no habiéndose

ni cosa cierta de

eran o no los que

se reconocieron la

para

una

sala

el

De-

de Pala-

casa de dicha calle

de

Silva,

y,

SUPERSTICIONES

...

habiéndose profundizado

lo

ambos

hallaron en

bastante,

se

como son mu-

parajes algunas cosas,

ñecos y envoltorios, que a los peritos y teólogos que' los vieron les parecieron cosas extraordinarias y, por su

dictamen, se tomó

la

en lugar sagrado con

quemasen

resolución de que se

ceremonias que previene

las

el

misal romano.»

Una

hecha

confidencia

al

fray Froilán Díaz (a quien se

conde de Harrach por

encomendaron

los análisis

químico, policíaco y teológico del cuerpo del delito)

nos descubre que «el hechizo hallado en la

puerta por donde ha de pasar

para reunirse con

la

Rey en

el

Alcázar

Reina era ima masa compacta de

agujas, horquillas, huesos

pelo de S.

el

umbral de

el

de cereza y albaricoques y

M.»

Pero fué

el caso

que aquel espantable mes de sep-

tiembre, y aun el otoño entero de 1699, presenciaron

un maravilloso restablecimiento de Carlos busteció su salud por entero

sus mejores días. Fray Froilán y fray

buyeron, exultantes, a

la

eficacia

de

II.

Se ro-

humor de Mauro lo atri-

y recobró

el

los

exorcismos.

Harrach (y el Emperador cuando lo supo), a la quemazón de los maleficios ocultos o soterrados, que había permitido descubrir

La

alegría

el interrogatorio

duró poco, y

de Viena.

la cordialidad,

261

menos.

LA REINA, CONTRA FRAY FROILAN Fallecido en febrero de

bávaro, dejando írrito

heredero universal de

el la

1699

el

Príncipe Electoral

testamento que

Monarquía

le

instituyó

Católica, afrontá-

banse Austrias y Borbones, pretendiendo unos recoger la

herencia

mismo

íntegra

y

otros repartirla.

Carlos

II,

lo

doliente que restablecido, se negaba a otorgar

nuevo testamento, y

desoía,

vos

acuciadoras

berrinches,

las

aun

a costa

de

muy

imploraciones

noci-

de

la

Reina, carente de fortuna propia y también de ahorros (porque

bien saqueaba

si

el

Tesoro Real, era en

provecho exclusivo de deudos y paniaguados), advertida del creciente despego de su familia alerrana (a quien estaban hartando sus impertinencias) y amenazadísima para el odio,

de

lo

por venir por

la antipatía,

casi todos los españoles. Sólo

voluntad de su marido podía esperar

la

cuando no

de una última

Neoburgo

hol-

gada dotación vidual y únicamente de un sucesor austríaco

decorosa posición de Reina viuda, puesto que

Luis XIV,

tras

de acoger despectivo todas sus insinúa-

263

DUQUE DE MAURA dones de amistad y colaboración, estaba negociando

el

reparto de los reinos españoles.

A

nadie se ocultó que en esa dramática partida, ju-

gada con naipes diplomáticos, un testamento del Rey propietario (posible siempre mientras alentase el cau-

no podría menos de

sante)

de quien

lo

obtuviese.

de triunfo en manos

ser as

Mas como

(según opinión de

propios y extraños, errada pero generalizadísima)

n

Carlos

incapaz de resolución personal,

era

presencia

la

constante en o junto a su lecho de Mariana de Neo-

burgo decidiría infaliblemente

el pleito sucesorio.

Tam-

poco ignoraba nadie a quien conviniese saberlo que desde hacía largos meses

habían dejado de cohabitar

Sus Majestades por prescripción precisamente a causa de

de

ello,

Reina (disfrazada con

la

facultativa,

pero que,

vigilancia

espiadora

la

extremosos mimos y

los

cuidos propios de esposa amante y ejemplar)

dificul-

Genmismo Confesor

taba sobremanera a Ministros, Jefes de Palacio, tileshombres,

de

S.

M.

mizo e

Mayordomos y aun

al

cualquier tentativa de captación del enfer-

irresoluto Soberano,

necesitada, en todo caso,

de tiempo, paciencia, habilidad, machacona reiteración de ideas y absoluta reserva de actos, para producir efectos decisivos-

Todo

se obviaría,

sible pretexto

en cambio,

si

con cualquier plau-

se consiguiese alejar al

Rey de

la

Reina

durante meses o siquiera semanas y trasladarle, sin su

compañía,

lejos

de Madrid. Sabemos por Geleen que

264

SUPERSTICIONES... sobre los médicos de Cámara se ejercieron constantes presiones

enderezadas

ese

a

fin,

no lográndose de

separación en el tálamo, a

ellos sino la persistente

la

cual contribuyeron incluso los bien intencionados, te-

merosos de que una recaída o recidiva del Monarca, coincidente por azar con

reunión de los cónyuges

la

o sobrevenida, en verdad, por exceso fisiológico, encrespase contra ellos, y sobre todo contra

menudo

siempre latentes y a

la

Reina, las

patentes pasiones popu-

lares.

Habría sido prodigioso que

la

intriga política

sutil

respetase el sagrado carácter de la intervención exor-

renunciando a

cística,

cia

ni

cuando no

aun

el

filtrarse

por juntura tan propi-

hallaba en los remedios naturales,

la

de recomendar con ahinco

hidroterápicas

para corregir

en la

balnearios

esterilidad

Reina curas

a la

indicadísimos

remotos,

femenina según

lo

acredi-

taban incontables experiencias registradas.

Se exphca

menzar

como ora a

así

que

dondequiera

inductores la

por qué

o.

el

Demonio, no obstante cose

ejecutores

expansionaba del hechizo

acusando consabido,

Reina muerta, con quien no había careo posi-

ble, ora a

Marías, Anas, Isabeles Palias o Cabezas, des-

conocidos e inhallables, derivaba invariablemente hacia personajes de carne y hueso, cuya notoriedad, reciente

o palpitante,

permite

enemigos personales o

La

clasificarles

cada vez entre los

los adversarios

separación conyugal ordenada por

265

del exorcista. el

Demonio de

DUQUE DE MAURA Cangas en sus primeras

pláticas respondió tan sólo al

ejemplo bíblico de Tobías y Sara, encarecido en tual canónico,

si

por otras razones,

le,

el ri-

bien se habían anticipado a seguirvíctimas de este ligamen.

las

Pero no se puede atribuir a fórmula litúrgica otra alusión

a

matrimoniales de los Reyes,

relaciones

las

omisa por Folch de Cardona pre hacia

que

gratitud

Trono,

la

con hidalga

honra, puesto que escribe después de

le

1704, cuando el

y benévolo siem-

(parcial

protectora de su hermano)

la

la

viuda de Carlos

influencia

política

II

había perdido ya

y hasta

el

del

afecto

nuevo Rey.

Guzmán

Las notas de Pérez de

Uos originales del proceso

el

extractan de los fo-

una

texto de

fray Antonio Alvarez de Arguelles envió a la

un

propio, llegado a

bre de 1698.

al

Madrid

el

como

fiestas el

Demonio que

y cariño

último

pero por las señas se

blico

alusión a las

y

al

Apóstol

tuvo, viviendo. Juró

La

así: «Año de Rey otro hechizo, dio uno que tiene

se le dio al

se lo

gana y deseo venga a cierto Reino cosa (las Uses de Francia); el que,

muchas

mano de

domingo 20 de octu-

amanecer, y que dice

94, en 26 de septiembre,

y responde

el

que

carta

de España)

(el

al exterior, le

Rey y que

tal

hace

tiene el interior

que Cristo Nuestro

Señor

que no puede decir su nombre; le

puede conocer.» borbónicas trascendió

lises

al

quedó consignada en algunos papeles de

época. Historiadores que

la

encontraron

266

allí,

púla

mezclan,

5

UPERSTICIONES

.

.

.

despistados en este asunto de los hechizos, a

la infeliz

María Luisa de Orleans, desaparecida cinco años antes

de 1694.

El judas femenino a que se refiere

Cangas cierto,

es

en este punto, porque

la

Demonio de

el

Mariana de Neoburgo; con

injusticia,

por

segunda mujer del Rey

favoreció durante algún tiempo la causa bávara y aun

estuvo a punto de venderse a sólo la sirvió

ella,

estorbándolo tan

muerte del Príncipe José Fernando; pero no jamás

la

que tampoco ofreció

causa francesa,

nunca compensaciones adecuadas a su viudez eventual. El Inquisidor y el secreto

y

la

el

Confesor extremaron

al

principio

cautela en todo lo referente a los exor-

cismos de Asturias. Pero, muerto Rocaberti, debió de soltársele la lengua

que Doña

a fray Froilán, puesto

Mariana tuvo noticia más o menos exacta de

lo

que

el

Demonio había dicho de ella. Conocemos su reacción por una referencia de don Lorenzo Folch de Cardona, que ofrece

los

inconfundibles caracteres de lo vivido

y bastaría para descubrirle

anónima, porque, ocurrida

mano, únicamente uno de

como la

autor de

escena entre

los

dos

la

la

él

Relación

y su her-

habría podido

pintar con tan exactos colores.

Hela aquí

:

«Llegó a percibir

la

Reina algo de

lo

que pasaba, y habiéndose aplicado a averiguarlo todo, no es ponderable el enojo que concibió contra los que andaban en que

bramando de coraje por Demonio la quisiese incluir

esta dependencia,

se diese lugar a

que

el

2 ó 7

DUQUE DE MAURA en

y que se prestase asenso a que pudiera ser no discurría en otra cosa que en el móvil

ello

cierto; y así,

de vengarse de fray Froilán, ya que

señor Rocaberti

el

había escapado muriendo, revolviéndose también

se le

su ira contra los Inquisidores, a quienes tenía por cóm-

en estas

plices

diligencias.

se dirigiese este

negociado en

había salido por mayor los

de

Para saber

si

los

Conse-

habían sido todos de un propio dictamen en que

jeros

la

forma

que eran de contraria opinión, la

Reina

al

referida, o si

número de votos y averiguar se

echó por parte

Comisario General de San Francisco,

para que, estrechándose con su hermano don Lorenzo

Folch de Cardona, procurase sacarle cuanto hubiese pasado en

el

asunto.»

«El Comisario General, usando de su destreza, introdujo

la

frescura

conversación, valiéndose de la chanza, con la

de preguntarle a su hermano de qué fecha

era la última carta

que había recibido del Demonio y lo que pasaba en el Infierno.

qué noticias tenía de

Respondió su hermano no entendía cir;

y

el

lo

que quería de-

Comisario (suponiendo estar su hermano en-

terado de este negociado) prosiguió en decirle algunas cláusulas de las

que

el

Demonio había

dicho, para que

comprendiese se hallaba noticioso del caso y no escrupulizase el secreto. Pero

como don Lorenzo

en asegurar que nada entendía de cuanto

continuase

le decía,

que

todo era jerigonza, y que así se explicase claro, dejándose de rodeos, fray Antonio le dijo:

268

SUPERSTICIONES

—Pues

bueno que ya por

es

que he dicho, y

lo

muy

tú,

.

.

.

esquinas es público

las

preciado de Inquisidor, lo

disimulas.

Y

pasó a contarle

de todo

la serie

«Pasmóse don Lorenzo de

el caso.»

y le juró a su hermano, como sacerdote, haberlo ignorado todo, y que cuanto

que

que

se había ejecutado sin

le refería

de Inquisición tuviese de

jo

oírle,

la

menor

el

Conse-

noticia;

porque en

lo

y que no había

modo obhgaba

el

secreto.»

esto se lo podía decir,

ni pasaba, de ningún

ello

«Admiróse mucho fray Antonio y al mismo tiempo se alegró de tener en esta gravísima circunstancia im gran

contrarresto

padre

el

ñar más

la

y que faltase y pasando a desentra-

Froilán

esta contradicción a la Reina;

materia, preguntó a su

padre Froilán por reo de fe en

al

tado. Respondióle

tanta conversación ria

hermano lo

don Lorenzo que no con

el

si

tendría

que había ejecule

parecía bien

Demonio, porque era mate-

deUcada y pehgrosa, pero que tampoco se atreque era reo de fe, porque este asunto era

vería a decir

puramente teológico y tocaba su decisión a los Calificadores, que eran los que lo habían de declarar, mas que, desde luego, podía afirmar haber procedido incau-

tamente Froilán en no escudarse con Consejo de Inquisición. rencia,

que

Con

se llevó toda

Comenzaban, pues, Confesor de

S.

esto

una

el

dictamen del

se feneció la confe-

tarde.»

a acumularse sobre la cabeza del

M. nubes de

269

tormenta; pero se cer-

DUQUE DE MAURA nían también sobre

en

Neoburgo. El Demonio, oculto

la

posesa exorcizada por fray Mauro, dirigía

la

sus

amigos y servidores palatinos de la Reina alemana. Importa tener en cuenta que el huésped de tiros contra

las

energúmenas, don José del Olmo, era hombre cur-

tido

en luchas partidistas

órdenes de Valenzuela,

desde que, militando a

organizó

las

de forni-

cuadrillas

dos albañiles, dotándolas de armas, para actuaciones que, corriendo los siglos, se encomendarían a partidas

de

la

taba

Ni

porra y aun a brigadas del amanecer.

la

inventiva

ni le

en todo caso, persona bien con

el exorcista

sobraban

muy

los escrúpulos;

y

era,

entenderse

para

idónea

le fal-

saboyano.

Ensarto una tras otra, sin precisión de fechas, que

no hacen

al caso,

las referencias

pachos de Harrach

Rey me

al

espigadas en los des-

Emperador.

«El Confesor del

ha revelado, bajo juramento de guardar secre-

to,

que cuando comenzó su

de

los hechizos, a

inquisitoria sobre el asunto

tiempo en que

el

padre 7víauro exor-

cizaba a varias mujeres que se suponían endemoniadas, el

Demonio, oculto en una de

boca que también

la

ellas,

Reina padecía

declaró

que su marido, porque llevaba al que contenía pelo del Rey mezclado con to

que

S.

M- pone

debajo de

la

tanto él

como

fray

tierra, saqui-

ahnohada cuando

y porque tiene además una también maléfico. Siguió diciéndome

acuesta;

cajita el

se

de tabaco

Confesor que

Mauro han conjurado

270

por su

mismo maleficio cuello un saquito

el

al

Demonio

SUPERSTICIONES... para que revele los nombres de las personas autoras ce

aquel hechizo, contestando

BerHps (favorita de azafata, flamenca

última

por

la

muy

sugestión

(María Mancini, a la

Reina y con

el

él

que eran

la

Condesa de

Neoburgo) y doña Alejandra la adicta también a su Señora, esta de

la

Colonna.

Condestablesa

sazón en gran predicamento con

la

Almirante).

con sus propias manos

el

Ambas habíari amasado Rey y la tierra, mo-

pelo del

jando todo con saliva y dado a

la

Reina

el saquito

y

la

brujería del tabaco, la cual tiene ahora el padre Gabriel.»

«Preguntaron

ellos

entonces

al

Demonio

sor de la Reina era cómplice en el

si el

Confe-

embrujamiento

sodicho, y contestó que no; pero que

él,

s'j-

por su parte,

muy

había fabricado otro hechizo con cabellos,

bas-

tante para conseguir de la Reina cuanto se le antojara.»

«Sigue confirmándose cuanto dijo

el

Enemigo malo.

El Rey, por apremiante consejo del Confesor y de fray

Mauro,

decidió a apoderarse de la bolsita que

se

Reina llevaba siempre debajo de

cho

la

la

almohada. Cuando

Reina para que se

que contenía preciosas que

si

y ponía por

al cuello

era así

la

la

cogió,

la

la

noche

porfió

mu-

devolviera, asegurándole

reliquias.

se la devolvería,

Pero

el

Rey

contestó

siendo necesario cer-

ciorarse antes. Avínose a esto la Reina y la bolsita fué

entregada, sin abrir, al Confesor de S. Ai., quien halló

como

ha-

revelar a S.

M.

dentro tierra mezclada con cabellos del Rey, bía dicho la endemoniada.»

«En

vista

de

ello

decidieron

27

1

ambos

DUQUE DE MAURA segunda parte de

la

afirmación del Diablo, a saber:

la

que ese maleficio era obra de

la

Berlips y de doña Ale-

jandra, por consejo de la Condestablesa.

También

le

revelaron lo que la propia endemoniada había dicho del

padre

cho

S.

Gabriel,

examinar a todos castigar

bles;

agitándose

M. cuando los

cómplices de aquel hechizo, para

inexorablemente a cuantos

promesa que

mu-

indignándose

e

oyó, y prometiendo que haría

lo

resultasen

Confesor y fray

el

culpa-

Mauro

le

re-

cuerdan a diario.»

¿Qué órdenes

dio Carlos

Inquisidor General a las

la

II

sazón?

al

En

Cardenal Córdoba, las

descosidas char-

demom'acas habían salido a plaza, amén de

los

nom-

bres referidos, varios más, desde el del Almirante de Castilla el

hasta el

Rey, de barato,

Cardenal Portocarrero.

del

culpabihdad de todos

la

solvió descargar el golpe sobre el político

fico?

de

Me

los

¿Aceptó

ellos

y re-

más miHtantemente

supuestos inductores del hechizo malé-

incHno a creer que

la

resolución procedió,

exclusivamente, del Inquisidor General.

Aunque don Antonio de Córdoba

estimase cancela-

das sus deudas de gratitud con doña Mariana, por haberse opuesto ella a su última exaltación después de procurarle las anteriores, debía de sonreírle la

perspectiva de

criados de

la

inquisitorial.

muy

otro.

mandar detener

Reina

al

muy

poco

Confesor o a los

para recluirlos en algún calabozo

El caso del Almirante

Cierto que

Su Excelencia

272

le

pudo parecer

era todavía jefe

SUPERSTICIONES nominal de

los

...

Neoburgo, había pasa-

parciales de la

do por ser durante años brazo derecho suyo y desempeñado, merced a su

Pero todo

ello

funciones de semi Vahdo.

Habíasele desterrado de

sada.

mente después, pero de 1699,

tín

influjo,

constituía ya para

el

más

muchos

a consecuencia del



historia pa-

no inmediata-

corte,

la

famoso mo-

sangriento de cuantos registraron

hasta entonces los anales madrileños, dirigido contra él

y contra Aguilar casi tanto como contra Oropesa (caído entonces en desgracia irreparable). No debía de inspirar el Almirante a su antigua

amparadora

los senti-

mientos de otros días cuando no gestionó su indulto,

como

se interpuso para conseguir

que no

se desterrase

El dilecto sobrino de este per-

al conde de Aguilar.

sonaje (a quien, por cierto, también acusaba de hechi-

cero

Demonio de

el

la

rencor famiüar contra

El

nombre de su

energúmena) tenía motivos de

el otro

tío se

denunciado.

emparejó de continuo con

el

del Almirante, así en los papeles satíricos hostiles a la

Reina,

como en

llejeras;

se

las vociferaciones

de

las algaradas ca-

a pesar de lo cual, los dos correligionarios

odiaban cordialmente, particularidad no insólita en-

tre los

de todos

los tiempos. Aguilar,

más

afecto a Oro-

pesa que a su émulo el Almirante, trabó con éste en cierta

ocasión, hallándose

ambos en

cámara

la

regia,

disputa tan violenta, que estuvieron a punto de desafiados

de Palacio. Requerido, pues,

para hacer buena

la

promesa jurada

273

al

el

Rey

salir

Cardenal entre

mu-

DUQUE DE MAURA tuas lágrimas, debió de pensar

que ningún otro escar-

miento alcanzaría ejemplaridad más universal, ni demostraría firmeza aplicado

al

mayor en quien

Almirante de

lo

Castilla,

ordenase

como

el

duque de Medina

de Ríoseco, Conde de Melgar, de Osona y de MódiCaballerizo

ca,

Mayor

Rey y de

del

su Consejo de

Estado.

No de

podía Córdoba tomar posesión de

la

presidencia

como Inquisidor General, Bula de Roma, siendo normal el

Consejo ni

su

actuar

hasta que llegase la

transcurso de dos meses, cuando menos, entre la ex-

pedición del despacho regio y

arribo de la resolu-

el

ción pontificia. Pero cabía tenerlo todo prevenido,

y de Su Eminencia. Oigamos

este fué el firme propósito el

testimonio:

«Citó

Cardenal ima tarde a su casa a don Lorenzo

el

Folch de Cardona, y en

discurso de la conferencia

el

expresó que, combinados los cabos sueltos de posiciones que el

de

las

Demonio había

energúmenas,

le parecía

complicado en esta maldad tal

magnitud como

el

proferido

las pro-

por medio

no podía dejar de Almirante.

el presente, ni

estar

En punto

de

se debía despreciar

nada, ni menos interponer tiempo en cuanto condujese a la

tos

su averiguación, cuando se aventuraba tanto en

dilación.

y

Conferida esta materia con hombres doc-

políticos,

diHgencia

(donde a

le

habían aconsejado que

debía ser la

que

la

Inquisición

la

principal

de Granada

sazón estaba desterrado) se echase sobre

274

el

SUPERSTICIONES poniéndole

Almirante, la

en cárcel decente

preso

muy

estimación de su persona), pero

sin otra

comunicación que

(por

y que,

fuerte,

del criado que eligiese,

la

Que

bien asegurado.

tuviese

le

...

mismo tiempo

al

se

prendiesen los criados que fuesen de su confianza y se pusiesen en cárceles secretas.

Que

apoderasen de

se

todos sus papeles, los que, encajonados y sellados, se remitiesen a esta corte para hacer de ellos escrutinio.

Que

si

éstos diesen alguna luz

cuando

de

de

se le obligaría a proporción

que

lo

lo

se solicitaba,

que

se hallase;

y

desgracia fuese tanta que nada se encontrase,

la

bastante material había en las deposiciones del

Demo-

nio para que el Almirante pudiese ser interrogado, y

que, siendo reo,

pues la

los

como

se creía,

no

de confesar;

dejaría

hombres que siempre han sido Usonjeados de

fortuna, regularmente les falta el

contratiempo;

ni

espíritu

el

del

ánimo

al

Almirante,

primer envile-

cido con la prosperidad, las delicias y las riquezas, se

magnánimo que

debía esperar fuese tan

resistiese

la

salud con el horror que le ocasionaría lo estrecho de

Que también

su prisión.

menos

a lo jase

metafísico,

de saberse por alguno

esta idea

no

se la

y

le

los

sejo

caso,

lo

si

no imposible

los criados, de-

que en esto hubiese. Que

comunicaba para pedirle sobre

dictamen, pues ya

que

sería

que estrechados

la

diese la dirección de

medios de que

resuelta,

tenía

cómo

la

sino

sólo

ella

para

había de gobernar

se podría valer para

que

el

Con-

de Inquisición, aprobando estas medidas, pasase

27

5

DUQUE DE MAURA a practicarlas con toda aquella prontitud, madurez y la importancia del asunto;

destreza correspondientes a

pues en aguardar a que viniese

la

Bula se pasaría más de

mucho

un mes, en que

se perdía

que para cuando

llegase, estuviese adelantado

más que

No

tiempo, y sería bien

todo y lo

se pudiese.»

vale

la

las sensatísimas

pena

de

ni

transcribir,

de

razones que, aim no habiéndosele pe-

dido dictamen, se creyó Folch de Cardona en

de oponer

al

designio de

la

muerte

el

caso

Su Eminencia, extensamen-

de varias páginas de su Relación

te insertas a lo largo

porque

reseñar,

se

encargó de frustrar todo

como nos lo refiere él mismo. «Le sobrevino al Cardenal

ello,

— — dice

^una ligera indis-

posición, y pareció a los médicos conveniente sangrarle,

como

Mas

se ejecutó.

sangría fué fatal, que ex-

la

piró al tercero día de habérsele hecho, sin dar otro

causal para su muerte que haberle sangrado, o porque se descuidasen

en que fuera

muy

hallándose con tan graves cuidados

que no

le

dejaban sosegar, se

a la cabeza, dejando

si la

como

los referidos,

había arrebatado

desamparado

esto el propio día en

Pero

le

copiosa, o porque,

que llegaba

el la

el calor

estómago.» Ocurrió

Bula de Roma.

Reina pudo conocer cuáles eran esos gra-

ves cuidados del Cardenal antes de quedársele desam-

parado lo

más

el

estómago y exánime

el

cuerpo (como parece

probable), debió de pasar horas

de reconcomio e incertidumbre.

276

muy

amargas

SUPERSTICIONES La

.

.

.

salud del Rey, tan asombrosamente recuperada,

permitió a los médicos hien intencionados

y forzó

leen),

el

ánimo de

los

(según Ge-

demás, a levantar

la in-

terdición consabida. Se estaba previniendo para ponerla

término una jomada de

la

Corte en El Escorial, con

y promesas (que en efecto ciunplió) de segunda lima de miel. En esas circunstancias el arresto caracteres

por

la

Inquisición del

más

significado de sus partida-

máxima

rios,

que había sido Ministro de su

en

época en que se supom'an perpetrados

la

hechiceros contra

impedir

de frutos de

como

políticos, la

para el Real

La

los

crímenes

sacrosanta persona del Rey, sobre

la realización

destrozaría

riana

la

confianza

del seductor

programa conyugal,

pedrisco diabólico

la

cosecha opima

cuya recolección esperaba Doña

Ma-

prometida

intimidad diurna y nocturna Sitio.

Providencia dejaba otra vez inocupado aquel for-

tín del

Santo Oficio, estratégico siempre, y decisivo qui-

zá para el asalto sucesorio al la táctica

ahora practicable.

Trono

Tan

español,

merced a

evidente era ello; que

murmuradores lenguaraces decían en papelones mano haber sido sino

nuscritos y hasta impresos

quien, con hechizo o veneno, eliminó torbaba. Era injusta la acusación; tenía el firme propósito de

y

sobresaltos

parejos

de

al

pero

la

recientes,

la

es-

a sofocos

padecidos por

obra de una hechura suya tan mal escogida difunto purpurado, con

Reina

calumniada

no exponerse más

los

la

que tanto

como

el

complicidad del intrigante

277

DUQUE DE MAURA fray Froilán. Esta vez tomaría mejor sus precauciones

y

pagaría todas juntas.

el fraile las

No

fué

difícil a la

ponía de Carlos

II,

Neoburgo

lograr lo

que

se pro-

(con ligera variante)

retrotraído

a situación de novio ardoroso. Cierto que se le hizo

imposible mientras duró cir hasta el

erótica luna

la

conversaciones de alcoba

más íntimamente

la

(es de-

tema del testamento, que

el

preocupaba, pero más frenética-

mente también ponía fuera de bio,

nueva

retomo de El Escorial) abordar ni aun en

agradeció

el

Rey

su



a su marido.

En cam-

sobre el

vidrioso

silencio

y esperanzado con las nuevas posibiüdades genésicas, se mostró complacientísimo. Pudo así la asunto;

Reina escoger

el

sucesor

de Córdoba-

Su candidato

no fué ya Folch de Cardona, a quien había procurado la

mitra arzobispal de Valencia

al

morir Rocaberti, re-

servándole para Gobernador del Consejo de Castilla consiguiese expeler de

allí al titular

don Manuel

si

Arias,

criatura de Portocarrero.

La

explicación de esta crisis inquisitorial no es, por

consiguiente, así:

«Con

la

la

quedar vacante

empeño

entre

que da don Lorenzo, cuando escribe

muerte del Cardenal Córdoba la

volvió a

Inquisición General y se repitió el

Rey y Reina sobre hechura de cada uno

en este ministerio; pero encontró este relance suma-

mente descaecido

el espíritu del

Rey, más agitado que

nunca de sus extraordinarios accidentes; con que fué fácil a la

Reina conseguir este empleo para

278

el Ilustrísi-

SUPERSTICIONES mo

D. Baltasar de Mendoza, Obispo de Segovia, a

Sr.

motivo de su elección y nacimiento y obligaciones,

quien tenía ya prevenido todo

...

lo

que

fiaba

el

de su

que era no menos que

solicitar

una pública

satisfacción

de todos sus agravios. Jamás, desde enero de 1696, disfrutó Carlos tan cabal salud la elección

de

como durante

la

el

II

de

otoño de 1699. Sobre

persona agraciada, arroja viva luz ima

Darmstadt a su paisano y

carta del príncipe Jorge de

amigo Aloisio de Harrach, Debieron ambos, en sus años mozos, de aprender juntos el francés, porque el Virrey de Cataluña le es-

en ese idioma, y no como a su padre, Fernando de Harrach, en alemán, dándole tratamien-

cribe, tuteándole,

La

to.

avisan

carta,

de 3 de octubre de 1699, dice

así:

«Me

que Pastrana, luego de haberse juramentado

para lo que sabes

(la

expulsión de la condesa de Ber-

y demás alemanes palatinos), buscó la reconciliación con la Reina revelándola lo ocurrido; y si ha lips

sido capaz de esa villam'a, él

quien

me

puso a

bustes de su cosecha.

bre

el

caso,

porque

no

mal con

Te

allí

me la

ruego lo

extraña que haya sido

Reina, añadiendo

me

em-

des tu opinión so-

dan como seguro, y hasta le van a dar

añaden que, en prenda de reconciliación, el

puesto de Inquisidor General a su patrocinado

Obispo de Segovia, de

la

famiHa de

los

el

condes de

Orgaz.» Era, en efecto, el favorecido otro aristócrata, cuyos

279

DUQUE DE MAURA méritos preeminentes consistían en tida

de bautismo y

más

inteligente

Aun

No

no

sólo

madrileñas,

terco también y

se

advirtió

los

sino

hechiceros

que,

para

Mauro en

intimó a fray Froilán ínterin

El

que

se

flamante

Reina toridad,

se

le

sin reba-

mucho más

esta otra Bula

en

alturas.

las

Almirante de Castilla ni a

demonios que llevaban

cluyó a fray

Roma

virazón

la

se prendió al

ninguno de

los

más

antes de llegar de

confirmatoria,

de su par-

que don Antonio de Córdoba,

sar la mediocridad,

cacique.

el lustre

de su parentela, pero

los asideros

señalados

por

las

enmudecimiento en

ellas

el

brujas

total

de

cuerpo, se re-

su celda de capuchino y se

moderación de su

la

celo,

en

el

a

la

ordenaba algo más.

Inquisidor

venido

a

desagraviar

proponía, una vez investido con plena au-

conjurar

a

exorcistas

los

de tan mala gana como

ellos

280

al

y hacerles hablar

Demonio.

EL DIABLO EN EL SANTO OFICIO Las

comunicaciones

subterráneas

infernales

entre

Madrid y Viena debieron de funcionar tan demoradamente como las postales terrestres, puesto que, sobrevenida esa gran mudanza en proseguía el

ñola, los

Demonio

la

Inquisición espa-

austríaco,

charlando por

codos del energúmeno, sin enfilar siquiera sus de-

(como alguno español)

nuncias

contra

los

primates

del partido francés, entreteniéndose todavía en culti-

var

ya desprestigiado mito de

el

nita.

Decía caracterizarse

la

va por su boca disforme y una sa

en

había

el

hombro,

sido

concretando

procesada

por

la

hechicera incóg-

Isabel de la calle de Sil-

la

T

mayúscula impre-

además que su

Inquisición

como

hija

judía

notoria-

El

emperador Leopoldo, cuya ilimitada buena

fe

estimaba verosímil que una vendedora de caricias, expuesta

al

acoso de los compradores, convirtiese tran-

sitoriamente a alguno de ellos en naranja, pera o calabaza,

y

el

conde de Harrach, persuadido hasta su

28

I

DUQUE DE MAURA muerte de que maléfico,

pable o

de Carlos

II

se

debió a hechizo

reprochaban concordes

la

desidia

la

la

sospechosa

de celo de

falta

los

vos y expectantes exorcistas madrileños. Galantemente requerido por SS. MM.,

Harrach a El Escorial en compañía de

indiscul-

ahora inacti-

la

trasladó

se

condesa, su

mujer, con invitación y ánimo de residir en

jomada de

Sitio mientras durase la

de permitirse alguna que otra escapada a

juicio ¡pital,

cuando

Ya en de

la

Real

el

la Corte, sin perla ca-

requiriesen negocios de Cancillería.

su primera audiencia con doña Mariana cuidó

tema de

tocar el

de alu-

los hechizos, so pretexto

dir al reciente hallazgo del maleficio oculto en el pa-

sadizo

del

No

dispücente que

de

confirmatorio

Alcázar,

poseso vienes.

el

negó

lo

mejor

riesgos análogos

la

de

Reina;

modo de

los

dichos

preservar al

era prolongar lo

del

pero contestó

más

Rey

posible su

de Palacio, empalmando aquella jomada

alejamiento

en San Lorenzo

(a

que pondría término únicamente

la cradeza invernal)

con otra en región más clemen-

te,

manchega o andaluza, por ejemplo,

la

que

ofrecía

saludable y apacible el monasterio también Jerónimo

de Guadalupe.

En

tanto se mantem'a al

Rey en El

Escorial sepa-

rado de Grandes o pequeños que pudieran sugerirle cuanto no convenía a Confesor, aún), se

le

a

quien

la

no

Reina que oyese (excepto del había

sido

factible

eHminar

ajustaron las cuentas a fray Mauro. Refiere

282

SUPERSTICIONES Folch de Cardona:

«Luego que

tomó posesión de

via

có a desempeñar

con

Rey que

el

Obispo de Sego-

el

Inquisición General, se apli-

palabra que tenía dada a

para estimularle más,

quien, ría

la

la

...

le

le

que

ofreció

propusiese para

la

Reina,

solicita-

el capelo,

siem-

pre que viese cumplidos sus deseos. El primer rayo

que

fulminó

se

lo

experimentó

religioso

el

no fray Mauro Tenda, que, por uno de

capuchi-

los días del

mes de enero del año 1700, fué delatado al Santo Oficio de un hecho que, calificado, se dio por supersticioso, el cual

no

tenía dependencia

ni conexión con

y habiendo sido preso en el discurso de su causa, declaró todo lo que había sucedido en casa de

este caso;

Olmo en

presencia del maestro

expresando que aquella

conjuración de fray Gabriel de

de

Chiusa, Confesor

la

Concluida esa causa (aunque por

de Corte y

el

Ordinario se votó

Consejo se empataron primero se

te

le

Reina, y de otros personajes de grande eleva-

la

ción.

y concluyó formaba por la

Froilán,

causa se

le

Inquisidor

el

suspensión), en el

los votos

determinó con adjuración de

perpetuo de

No

la

y últimamen-

levi

y

destierro

saboyano

la

conforta-

estos reinos.»

faltó

en ese trance

al

dora asistencia del Embajador alemán, quien cumplía prestándola

órdenes de S.

dicen sobre

el

«He ner

M.

Cesárea. Véase lo que

asunto sus despachos sucesivos:

vuelto a visitar al Confesor del

Rey para

obte-

las últimas noticias del proceso del padre Mauro.

283

DUQUE DE MAURA Me

ha

dicho

cuando

que,

General

Inquisidor este

a

que

le

que

él lo supiese,

el

Consejo,

inclinándose la

Mauro

opinar que el padre

al

previamente

advirtiese

negocio se fuese a tratar en

se había tratado sin

mayoría

no obstante haber encargado

era

inocente.

Pero hubo dos Consejeros que, por hacerse gratos

al

Inquisidor, votaron que debe expulsársele de España, a

causa

del

escándalo que por culpa suya se había

promovido. Se propone sión,

si

el

Confesor evitar esta expul-

puede; porque cree que

dre en Madrid tentase de

podrá ser

nuevo

muy

la presencia del útil

al

Rey

con hechizos.»

maleficiarle

«El Cardenal Portocarrero y fray Froilán blado

al

Rey

pa-

se in-

si

han ha-

del caso y pedido que expulse al padre

Gabriel por haber divulgado un asunto tan escandaloso

y por

influir

nocivamente en

tad contestó dándoles

la

narlo por no chocar con sor replicó pasajera,

que

la

Gobierno. Su Majes-

el

razón, pero excusándose de ordela

Aunque

Reina.

contrariedad de

Reina

la

el

Confe-

sería

muy

no pudo conseguir del Rey que prometiese

expulsar al capuchino sino

más

adelante.

Les

dijo

Su

Majestad que de algún tiempo a aquella parte estaba la

muy triste y no cesaba de llorar, cosa que muy preocupado, por ignorar la causa.»

Reina

tenía

No

la

dalupe

ignoramos nosotros. Frustró la

oposición

irreductible

fué preciso volver a Madrid, no el 3

de noviembre, rezados

la

de

los

Gua-

Consejeros;

como de costumbre,

los oficios

284

jornada a

le

de Animas y en

SUPERSTICIONES... de

vísperas

la

San

de

festividad

onomástica del Rey, pero

el



reanudaban sus maniobras

los

Borromeo,

Carlos

primero de diciembre;

enemigos de

con redoblado encono; seguía sin barruntarse

la

Reina

la

dispo-

comienzos de aquel año

sición testamentaria, y, desde

1700, rebrotaban amenazadores los achaques del Rey.

Suspenso, pues,

el

Demonio, por

en sus

cesantía,

funciones energuménicas, se entretuvo encizañando las

un

relaciones de los capuchinos, tan fraternales

Sigue escribiendo Harrach: espera que

S.

M. tome

tiempo.

«El Confesor del

Rey

resoluciones anunciadas,

las

según su promesa tantas veces diferida; pero dice que

no ha

sido posible hallar las brujerías a que aludió el

demonio,

la

cajita

de tabaco, entre

no obstante

otras,

pesquisas que se han hecho y que continúan.

las

añadió que

no

Rey

se le

había quejado de que

dejó en paz hasta que

le

una

el

carta

a

hubo

la

Me

Reina

de su puño

escrito

Su Santidad pidiéndole que ordenase

al

padre Gabriel que siguiera en Madrid como Confesor

de

ella.

Fácilmente colegirá V.

M.

Cesárea a qué obe-

dece todo esto».

«Después de varios intentos vanos he conseguido ver al padre

Mauro

confinado en su celda.

que

dijo el

Diablo exorcizado por

todo

lo

Reina conoció y aprobó

que

el

uso de

la bolsita

Me

repitió

él

que

:

ella le regaló;

el

tabaco de brujería en

que

la

un

ella

cofrecito

última indisposición del

285

la

hechizada;

padre Gabriel tuvo tratos deshonestos con

y conserva oculto que

el

"

Rey

DUQUE DE MAURA es obra de hechizo, y

que

hace ahora algún viaje

si

(verbigracia el de Guadalupe) perderá la vida y la

rona, porque su enemigo

tampoco

se lo había

(a

dicho

Co-

quien no nombró, porque

Demonio)

el

está ya preve-

Mauro que aunque se trahorribles, como alguna se ha com-

nido y armado. Agrega fray ta

de revelaciones

probado verdadera, deben de de

persecución de que

la

briel, a

le

Se lamenta

serlo todas.

hace objeto

muy

quien manda preguntar

a

el

padre Ga-

menudo cómo

sigue el augusto enfermo, y cuando le hizo saber qué

comprometía a curarle

él se

tener

diese

sucesión,

muy

contestó

pronto para que pu-

el

padre Gabriel que

desechase esa esperanza, porque España se habría de contentar con

sucesión del

la

descubrió

oficial

de

Don

mayor,

diablura

la

la

expulsión

privaba de su jocoso entretenimiento,

le

de Cojuelo, en

Francia.»

Satanás a causa de que

Irritado quizá

de fray Mauro

Rey de

y fué

filtrarse,

a

Inquisición, e infernar al Santo Oficio.

Baltasar

Mendoza

de

seguía

impertérrito

camino. Para juzgar a fray Mauro, fué lógico, prochable

y

fray Froilán,

tario

inexcusablemente

hasta

que

sus actuaciones. Se jero

modo

palacio de la calle del Corito, sede

el

le

procesal

su

irre-

oír

a

había acompañado en casi todas

encomendó

esa dihgencia al Conse-

don Juan Bautista Arceamendi,

asistido del Secre-

don Domingo de Cantolla, caballero

santiaguista,

y habiéndola ejecutado, dice don Lorenzo: «respondió el maestro Froilán no poder declarar lo que se le pre-

286

SUPERSTICIONES giintaba,

porque todo

quien también se

la

..

había hecho de orden del Rey,

se

dada para que no

tenía

por

festase a persona alguna;

jestad Real

.

permiso para

ello,

lo

lo

Ma-

desde luego estaba pron-

a decir con toda claridad cuanto hubiese

to

mani-

que, dándole Su

pasado,

pues no hallaba que en nada hubiese faltado a su conciencia cia

y obHgaciones de al Consejo

Y

religioso.

que

pareció

no

con

esta

diHgen-

que

había

hacer

otra cosa.»

Opinó de muy resuelto

a

otra

manera

el

Obispo de Segovia,

no detenerse ni menos a retroceder tan inextinguido rencor que

mu-

chos hermanos de hábito (antiguos enemigos de

fray~

aína.

Vínole de perlas

Froilán

al

algunos de ellos)

guardaban

al

verdugo de

más pia-

fray Pedro Matilla, cómplice

en

dosa de

Fray Nicolás de Torres

su

dramático

fin.

la

apreciación

Padmota, en uso y ejercicio de sus facultades de Provincial de la Rehgión de Santo Domingo, mandó a

uno de sus guase todas

frailes las

que, en forma de visitador, averi-

andanzas pretéritas de fray Froilán.

El comisionado estuvo en Valladolid, en Alcalá y en

Cangas y no volvió de vacío. Trajo constancia de difehechos que se suponían ejecutados en Alcalá

rentes

de Henares y argüían hipocresía; de

ciertas proposi-

ciones que se afirmaba había dicho el encartado en la

ciudad de ValladoUd y halló

la

correspondencia suya, que se

en Cangas.

Dice Folch de Cadona que en

287

lo

de

la

hipocresía

DUQUE DE MAURA «no hubo detención y solamente merecieron esas deel desprecio»; que de las proposiciones «no

nuncias

prueba alguna y habían sido ya desestima-

resultaba

das desde

el

año 1688, sin haber dado lugar

porque se conoció

gos,

de

la

ser malicia

ello se

sólo pendiente lo

Santo testi-

y notoria impostura

enemistad de los religiosos de

Quedaba

el

examen de

Oficio de ValladoHd ni el Consejo al

la

Orden».

de Asturias, y como de

deducía haberse mantenido otra corresponden-

cia entre el Secretario

Arguelles, se

mandó

de Cámara y Fray Antonio de

a aquél

que exhibiese

Con

recibidas del vicario de las monjas.

las

cartas

ellas a la vis-

el Consejero Arceamendi y el Secretario CantoUa tomaron nueva declaración a fray Froilán, sin embar-

ta,

go de sor

de

respuesta con que antes se excusó. El Confe-

la

M., a quien

S.

ya

olía

la

cabeza a pólvora,

optó esta vez por no excusarse más, sino defenderse. Narró, en efecto,

lo

sucedido; alegó haber actuado «de

orden del Ilustrísimo Señor Rocaberti, Inquisidor General», apoyándose

nas clásicas, entre

de Santo

«con ejemplar de Santos y doctriellas

la

más recomendada para

Tomás de Aquino».

El

él

atestado se comple-

tó con las declaraciones de don José del Olmo y su hermano don Manuel sobre lo ocurrido en su casa. Cedo ahora la palabra a Folch de Cardona: «Pen-

dientes estos procedimientos, dio orden el Señor Obispo,

Inquisidor General, a fray Froilán para que no

asistiese al

Consejo (en

la

plaza heredada de Matilla)

288

SUPERSTICIONES a

que

con

se siguió el tratar

la

...

modo de

la

persona que

le

Reina

exoneración del confesonario y de

la

el

había de suceder, que era preciso fuese capaz de sostener y apoyar los procedimientos que contra Froilán se

Y

maquinaban.

Señor In-

se discurrió pidiese el

así

quisidor General audiencia secreta al Rey, y le dijese

que Froilán en una

se hallaba

procesado por

el

Santo Oficio

grave contra nuestra Santa Fe Católica;

tesis

y que no pudiendo el Santo Tribunal proceder en su causa por hallarse Confesor de S. M., se lo representaba para que resolviese lo que fuera de su agrado».

«Ejecutólo se

Señor Inquisidor General, y

así el

mucho

sorprendió

oír la

al

proposición

y,

Rey_

el

después

de algún rato, prorrumpió en estas palabras:



¿Estáis cierto, padre, y lo está el Consejo de In-

quisición, de

que eso que

me

decís es verdad y

no un

falso testimonio?



Sí,

Señor

—respondió

Inquisidor General

el

bien se ha mirado.

—Pues pondió

el

Muestra

— y mirad por le

la

despediré luego.»

este episodio a Carlos II tan confiadamen-

crédulo en los últimos meses de su vida

cumpUdor de

tiano y de

res-

causa de Dios Nuestro

primaros años de su adolescencia; pero estricto

,

cuidad, padre, de que se haga justicia

Rey

Señor, que yo

te

— que —

los

Rey que de

Ministros de

muy

como en

que juzgaba deberes de

los

los

también más cris-

suyos peculiares nonsantos

Santos Tribunales.

289 19

DUQUE DE MAURA Hasta entonces, aun cuando no hubiese accedido despedir

padre de

al

habían probado

ba amparando la

las

Chiusa

la

de

la

a-

quien tampoco se

prácticas de hechicería), continua-

a su Confesor contra las acometidas de

Reina, cuando cosechó

ticos

(a

por

fin, los

frutos polí-

segunda luna de miel, logrando

el destierro

ella,

de familiares y amigos de Portocarrero, desde el enano Esteban, favorito de Su Eminencia, hasta su poderoso secundador en

Consejo de Estado,

Creyóse fray Froilán en

Monterrey. defender

el

al partido

la

el

Conde de

obligación de

a que debía su cargo.

En

nombramiento de Consejeros de Estado, que callejera

el

sátira

Emperador: «El Confesor del Rey hizo

al

presente a S.

la

de hornada del padre Gabriel, escri-

calificó

be Harrach

princi-

1699, recién hecho público

pios de diciembre de

M.

como no

que,

quería condenarse,

le

rogaba aceptase su dimisión y nombrara para sustituirle al

padre Gabriel, puesto que prefería seguir sus dic-

támenes. S. Secretario

M. no

le

contestó nada; pero le envió al

Despacho Universal, rogándole no

del

in-

sistiese en su dimisión». El 31 de marzo de 1700, después de celebrada la entrevista del Rey con el In-

quisidor

General, comunica

Luis XrV: rial

MM.

el

Embajador francés

Se ha despedido

dicen que se

le

dimitido

a

parten mañana para El Esco-

con séquito más reducido aún que

último.

había

«SS.

al

el

del otoño

Confesor del Rey; otros

ha dado Ucencia para marcharse, pues espontáneamente».

290

S UP

En

efecto, el

ERST ICION ES

primero de

.

.

.

abril, llegada días atxás la

primavera, según los almanaques, pero no ciertamente al

Real Sitio serrano (que jamás por esas calendas ha-

bía albergado

tampoco a

Mariana llevándose a Sus Majestades en nes propias de

la

insóüta,

Corte),

la

marchó

monumental basíhca

la

escribe

Doña

devocio-

las

el fraile

Jerónimo,

crónica perpetuadora de esta

refiriéndose

«Esa mañana se confesó

allá

a su marido. Practicaron

Semana Mayor y

encargado de redactar visita

la

la rastra

S.

Jueves

al

M. con

el

Santo:

Prior de esta

Santa Casa, fray Juan de Santisteban, que, por no haber traído Confesor en esta jornada, para este efecto».

de Harrach:

En

le

mandó

6 de mayo, informan

avisar

las cartas

Rey ha decidido no detenerse en

«El

Madrid, donde llegó anteayer, y sale hoy para Aranjuez. Nombró Confesor suyo a fray Nicolás de Torres

Padmota; mas, por le

ser

enemigo de su predecesor, no

haré confidencia ninguna referente

al

asunto de los

hechizos».

Tampoco debió de dominicos de

Castilla,

esperarla este Provincial de los a

quien una de

elevadas años después a Felipe ese reino

V

por

dice oriundo de Alemania.

por maragato, como nacido en

más española que

tierra

las el

consutlas

Consejo de

Túvele siempre de León, mucho

tudesca, pero dejo íntegro el escla-

recimiento del caso (de mínimo interés para esta

mo-

nografía) al sabio padre Getino u otro erudito biógrafo.

Percatado fray Froilán de que sus hermanos irrecon-

291

'

DUQUE DE MAURA residían casi todos en Madrid, esperó poder

ciliables

contar fuera de

de

la

corte con

adhesión y

la

de su hábito, horros de pasiones

los

petuosos con los jerarcas de

de caídos, como

él,

la

afecto

el

políticas

res-

y

Crden, incluso después

en desgracia de

los poderosos.

Por eso fué su primer impulso marchar

a Valladoüd.

apenas se vio exonerado en condiciones tan alarman-

Pero se

tes.

ba en

muy

con

ahució

el

Malilla),

hizo volver desde Villacastín y se

le

malos modos de

la

des-

celda que ocupa-

convento del Rosario (teatro de

como

le

agonía de

la

asignada a los Confesores de S. M., re-

lativamente suntuaria.

Habría sido congruente con Inquisidor

General en

revelado

audiencia

lica.

al

el

terreno inquisitorial y no osó de

guir adelante.

A

consecuencia de

ello,

la

el

proceder

lesa

Pero don Baltasar de Mendoza advertía

firme

Rey por

secreta,

demora contra un reo convicto de

sin

la

la

lo

cató-

fe

muy

poco

momento

se-

presencia en

Corte de fray Froilán se debió de hacer pronto tan

embarazosa para sus enemigos como depresiva para él,

puesto que se autorizó

a Valladolid llaba,

que era

desde el

la

el

antes impedido traslado

cárcel conventual

donde

se ha-

convento de Valverde, lugar también

de confinamiento de fray Pedro Alvarez de Monte-

negro cuando

en

la

el

primer Confesor de Carlos

II

cayó

desgracia de la Reina gobernadora. Deparáronse

aUí a fray Froilán complicidades bastantes para

maqui-

nar su fuga con ocasión del permitido desplazamiento 2 c 2

:

SUPERSTICIONES

...

y transcurrieron algunas semanas hasta que se pudo

Madrid su paradero, que fué

averiguar en

de Roma, donde llegó

Ocupaba cerca de

a la sazón la

Santa Sede

la

el

Embajada de

Sicilia.

deudo no

M.

S.

Católica

el

Virreinato

El destierro de su gran valedor y cariñoso le

privó de

posición diplomática, pero

la

de su más ñrme sostén en el celo

ciudad

duque de Uceda, cuñado de

Oropesa, ascendido a ese puesto desde

de

la

sin contratiempo ninguno-

la

que desplegó por complacer a Mendoza, a

vés de cuyas apremiantes



Corte. Se explica, pues,

demandas entreveía

tra-

los arre-

batos de cólera de la Reina.

La

don Lorenzo da idea exacta de

versión de

embrollando

rrido, salvo que,

en uno solo

los

los

dos viajes iniciados por

hacia Valladolid. Dice de este

y

le

nerarían

Roma,

si

lo

Corte, ni

tivo,

ex Confesor

el

al

duque de

al instante le arrestase (a fray

Froilán)

enviase a España, pretextando que era reo de

procesado por

por

ocu-

modo

«El señor Inquisidor General escribió

Uceda para que

lo

recuerdos, confunde

ésta.

la

se le permitiese recurso a la Inquisición

que Jamás

nunca

se

consentido

Fuera de que, cuando

la

el

de

había intentado por aquella

había

se

había también

poHtica tolerar

fe,

Inquisición, cuyos privilegios se vul-

ni

consentiría

faltase este justo

mo-

especioso de que no era buena

estancia en otro reino a

un

tan princi-

pal Ministro de esta Monarquía, que tantos perjuicios

podría ocasionar

si

llegase a revelar nuestros secretos.»

293

;

DUQUE DE MAURA «Al mismo tiempo despachó, por su Secretario de

Cámara, ordenar a

Inquisiciones

de Barcelona y

Murcia para que luego que tuviesen

noticia de haber

las

desembarcado fray Froilán,

si

acaso arribase a sus terri-

pusieran preso en cárceles secretas y diesen

torios, le

cuenta.»

«Habiendo sido estrechísimas ron

órdenes que llega-

las

duque de Uceda, luego que supo

al

padre Froilán a aquella corte,

un

dolo a

prendió, y entregán-

le

criado de confianza,

el arribo del

remitió a España,

le

embarcándole en un barco bien endeble y poco seguro tal era la prisa que le daban; y habiendo padecido un temporal, se tuvo por gran fortuna y aun por

recio

milagro traían al

el

rumbo

punto

embargo de que

aportar a Cartagena, sin

a Barcelona. Entregáronse de su persona

los Ministros del

Murcia y encerraron en

Santo Oficio y

las cárceles

le

secretas

pasaron

a

de aquel

Tribunal, que despachó este aviso al señor Inquisidor

General.» El retorno a España de fray Froilán repercutió en

la

madrileña calle del Corito, o sea del Aguador, hoy de Torija,

ces

donde

(mudo por do.

se alza todavía el vetusto edificio, enton-

imponente habitáculo de

la

Inquisición,

testigo

desgracia) de las escenas que estoy narran-

Mendoza

se apresuró a

tos incoados por

someter

al

Consejo los au-

Arceamendi y Cantolla, pareciéndole

esta vez propicias las circunstancias;

294

pero los Minis-

SUPERSTICIONES

.

incompetentes mientras no puntuali-

tros se declararon

zasen los Calificadores

el

si

Confesor de

perpetrado o no algún delito contra

don

.

.

no

Baltasar que

la

M.

S.

había

Fe. Propuso

se recurriese a los Calificadores

habituales, porque habiendo frecuentado todos ellos el trato

desempeñó

del presunto reo mientras

fun-

allí

ciones de Consejero, «no se podría apurar la verdad

con aquella justeza que requería el

Y

la justicia»-

sugirió

nombramiento de otros ad hoc. Era práctica en este Consejo, a diferencia del de Es-

tado,

que votasen

comenzando por el

el

los

más antiguo; pues

que asumiesen

Ministros según su antigüedad,

más moderno y si

no,

así disertaciones inútiles,

conciencia

importaba que por

la

la

del novel

no

se sintiese

la palabra, sin

die se la diera, fué precisamente el decano,

tonio Zambrana, al cual biografía su colega

renzo en estos términos:

muy

por

en estos otros de

autoridad de los preopinantes.

quien esta vez tomó a seguida

ta años,

allá,

dirección los graduados y expertos,

la

abreviando

cohibida

como

convenía en negocios graves

Pero

que na-

don Andon Lo-

«Varón venerable, de ochen-

docto y envejecido en

práctica del Santo Oficio, decano

las experiencias

muy

y

antiguo de su

Consejo, a cuyo grado había llegado después de haber estado en varios Tribunales, donde siempre se

conocido un porte

muy modesto y una

que causaba respeto; a que

le

había

circunspección

se añadía estar tan des-

prendido de humanas ambiciones que, habiéndole pre-

295

:

:

DUQUE DE MAURA sentado

Rey Carlos

el

II

algunos años antes para

el

Obispado de Salamanca, no quiso aceptarle».

La edad de ba

ya,

no en

si

dor de

la luna,

en sus contornos,

desconoce-

o persuadido por acorchamiento senil

trivial,

de su invulnerabilidad indefectible,

«Que

y,

entraña palpitante de aquel asunto hipócri-

la

tamente

este irreprochable sacerdote le emplaza-

se permitió decir:

expediente no merecía tanta recomendación,

el

dejándose reconocer, poco más o menos,

que podía venir a parar, que prevenir

lo

maestro Froilán por algunos de

al

del Consejo

sumo en

cuando más, en

sería,

que en adelante procediese en

los

Señores

estas cosas

con mayor cautela».

A

medida que hablaba don Antonio

más apretadamente

el

acaeció, nos informa,

se iba

frunciendo

ceño de don Baltasar, y de

lo

que

con autenticidad insuperable,

testigo presencial, dirimidor,

según

él,

el

de tan enojoso

incidente

«No

le

gustó al señor Inquisidor General esta ex-

presión de Zambrana, y

que para otra vez

así, le dijo

guardase ceremonia, hablando en su lugar tan solamente.

Don

Antonio,

al

verse reprendido, se sobresaltó de-

masiado y fué a responder; pero

meras palabras: Señor,

si yo...,

al articular estas pri-

se le atravesó

renzo de Cardona, procurando atajar vio había

de

ser

Suplico a V. S.

I.

recio,

diciendo

se sosiegue;

:

que

el lance,

Señor Ilustrísimo el

señor don Anto-

nio creyó sin duda que esta proposición no

296

don Loque pre-

la

suje-

SUPERSTICIONES

.

.

.

taba Vuestra Ilustrísima con conformidad al voto del

Consejo, sino a su conferencia, y por eso no guardó la ceremonia que tan enseñada está a observar

ahora su

circunspección.

Pero

habiéndose

de tener este expediente siguiendo

Vuestra

servido

Ilustrísima de explicarnos los inconvenientes el

que pue-

curso regular,

quién duda es lo más acertado y que mejor

le está al

señor Froilán el que se elijan sujetos libres de toda

pues con esta apreciable circunstancia

sospecha,

sal-

drán más acrisolados sus procederes.»

Tampoco Folch de Cardona había hablado en su que no era el más moderno ni aun el segundo en antigüedad; pero como dijo lo que todos lugar, puesto

don Antonio Zambrana) querían oír, prevaleció más debate su dictamen; y, proponiendo unos el

(salvo sin

nom-

Inquisidor General y otros el Consejo, quedaron

brados Calificadores para este solo expediente:

de San Andrés, Reyes;

el

San Benito;

de Monserrate

no

bre,

Muñoz, sario

el

(el

el

la

Castejón, abad

monasterio madrileño de este nom-

religioso franciscano,

General de

la

tura, integridad

lector

jubilado y

Comi-

Tierra Santa de Jerusalén, habién-

conocidas prendas que

De otra

que había sido de

maestro

catalán) de la propia Religión, y el padre

dose tenido presente para las

cura

cura de San Pedro, Perre-

ras; el maestro Soriasti, General

Religión de

el

la les

elección de todos cinco asistían

de gran htera-

y virtud.»

práctica consuetudinaria se prescindió también

297

DUQUE DE MAURA en esta ocasión

:

la

que imponía celebrar esa junta de Ca-

lificadores bajo la presidencia del

Consejero decano en su

posada. So pretexto de haber sido Arceamendi (que seguía en antigüedad a Zambrana) quien incoó los autos, fué en su casa donde se reunieron con él las cinco lumbreras teológicas susodichas; y la conclusión fué esta:

«Habiendo

que

resul-

Froilán,

como

leído el Secretario Cantolla todo lo

taba del proceso, ocultando el

nombre de

es práctica inconcusa del Consejo, todos los cinco sujetos, tir

unánimes y conformes, votaron que eran de sen-

no había censura teológica

contra los hechos y dichos de

mencionada, ni

le

la

ni

cahdad de

oficio

persona en los autos

hallaban con nota alguna que poder

que pudiese

objetarle, ni consideraban

ser

por

lo refe-

rido reo de fe, y así se suscribió este auto».

Vióse

actuado

lo

mañana

así

por

el

Consejo en pleno durante

la

del 23 de junio de 1700, vigilia de San Juan

y escuchada la lectura, se procedió a la votación, opinando uno tras otro absolutamente todos los Bautista,

Consejeros, por orden de se diese

por terminado

el

menos antiguo

a más, que

un

«visto y ar-

asunto con



chívese». «Pero el señor Inquisidor General



Lorenzo

fué

único

y

singular,

votando

dice

que

don fray

Froilán fuese preso en cárceles secretas del Santo Ofi-

y que se siguiese su causa hasta la definitiva». Luego de consignar esto, comenta Folch de Cardona: cio

«Ninguno sólo

replicó,

porque aunque a todos pareció, no

despropósito, sino también injusticia, no se per-

298

SUPERSTICIONES

.

.

un voto único y

suadió el Consejo a que

diese producir ningún efecto;

mente que ya

.

singular pu-

antes bien, creyó justa-

se había fenecido esta dependencia».

equivocaban don Lorenzo y

que conocían mal

la

el

Se

Consejo en pleno, por-

tozudez de su nuevo Presidente.

Poco más de dos semanas después,

el 8

de

julio,

au-

sente el Inquisidor aquella mañana, entró Cantolla en la sala

donde estaban reunidos

prema para recoger

los Ministros

de

un auto

sus firmas al pie de

la

Su-

exten-

dido ya, cuyo encabezamiento decía proveída por to-

y el Inquisidor General la prisión del maestro Froilán en cárceles secretas. Se reexpidió a este Secredos

ellos

tario al entresuelo

sus habitaciones

(donde se hallaba Su Ilustrísima en

con encargo de pedir

particulares),

su venia «para que dos Consejeros bajasen a infor-

fundamentos y razones legales que tem'a el Consejo negándose a rubricar lo que no había resuelto».

le

de

los

«Volvió

que

el

Secretario Cantolla con la respuesta de

el

informe fuese por

escrito,

y estándole forman-

do un Consejero, entró un portero con

la

Hustrísima para que, al levantarse

Consejo, pasase

a su cuarto.

Y

habiéndolo ejecutado

dos los Consejeros en

la

el

orden de Su

y entrado

to-

se suelen tener

señor Inquisidor Ge-

una oración con gran pompa de- voces,

cuya sustancia se redujo a persuadir por aquella

así

donde

pieza

algunos Consejos extraordinarios, neral les hizo

el

vez

rubricase

el

para adelante, se examinarían

299

al

auto, las

Consejo que sólo

asegurando

que,

Bulas apostólicas y

:

:

DUQUE DE MAURA Cédulas Reales en que

Consejo apoyaba no poder

el

rubricar lo que no había determinado, y concluyó di-

que, brevemente, dijesen sin rodeo

ciendo

si

querían

rubricar o no.»

«Habiendo oído sus lugares, con

la

a

Su

Ilustrísima, votaron todos

formalidad de empezar

el

en

más mo-

derno, no poder rubricar.»

Cuenta Folch de Cardona (tercero en antigüedad)

cómo

al llegar

de que

su turno sugirió

fórmula transaccional

la

nombrase segunda junta de

se

trotrayendo

el

expediente

votar el Consejo sobre el informe de

nuevos elementos de

to que, sin

en conciencia

sible

Calificadores, re-

estado que tenía antes de

al

rectificar

la

juicio,

suyo.

el

primera, pues-

no

po-

le sería

Respondió

el

Inquisidor

—Ya

es tarde para eso.

Y como tando,



¡

don Lorenzo pretendiese

le atajó

Baste

secamente

Responded

!

seguir argumentan-



o no ;

que como

está,

se

juzga.»

Tanto

como Arceamendi y Zambrana,

él

postreros

por decanos, votaron en igual sentido que todos los

demás, nemine discrepante.

«Luego, neral

muy

al

punto, levantándose

el

Ge-

señor Inquisidor

abochornado, prorumpió en

la

amenaza de

decir:

—Yo tomaré mis medidas—

.

Y

las

tomó con

tal

bre-

vedad, que habiendo acabado aquel funesto acto a

300

las

SUPERSTICIONES... mañana, a

diez y media de la

once y media, poco

las

más, ya estuvieron repartidos cuatro billetes: tres para los

Arceamendi

Zambrana,

Consejeros

mandándoles prender en sus Inquisidor de Corte, dándole

preso en Secretario

«No lo

casas,

y

el

Miguélez,

y

cuarto para

el

orden de que pusiese

la

cárcel de Familiares (del Santo Oficio) al

la

Can tolla.»

es ponderable

que ocasionó en

—concluye

el

esta Corte la

un

sos tres Consejeros y

autor



el

escánda-

novedad de ver pre-

Secretario de

la

Suprema.»

El Diablo había hecho evidentemente desde Canti-

Madrid

llana a

gas, a a

bordo de

parar a

la

el viaje

las

que no

se le logró

desde Can-

monjas posesas; pero no había ido

basílica

de Atocha, sino

Santo Oficio.

^

o

T

al

palacio del

LA'INQUISICION,

EN PELIGRO

El lector que, curioso y paciente, haya seguido paso a paso esta larga historia, próxima ahora a su fin, la

habrá advertido cada vez menos conexa con tición

de aquellos

siglos

la

supers-

y más, en cambio, con

los en-

redos políticos de todos los tiempos. Ello será patente hasta la evidencia

en esta última

durante

fase,

la

cual murió Carlos 11; sustituyó a la dinastía secular de los Austria la

talmente neas

la

de

Borbones; se alteraron fundamen-

los

situación de

directrices

nacionales, pero

del

no

España en

Gobierno

y

el

mundo y

se restituyeron la

las lí-

Administración

la

paz y

la

concor-

dia al seno de la Santa Inquisición-

El alma del Rey, tan martirizado en vida, aunque

mucho más por

culpas ajenas que propias, debió de

volar a puerto seguro,

donde no llegan

explotando aquellos hechizos que tierra

le

humaDemonio

cierzos

nos ni ábregos infernales; mas prosiguió

el

prodigara en

la

(no por pusilánime y supersticioso, sino por en-

clenque y concienzudo),

aunque excusase ya dar

303

la

DUQUE DE MAURA menos

cara, o por lo

la

como

voz,

antes, puesto

que

se

podía parapetar astutamente entre bastidores eclesiásticos tras

tañas,

bambalinas negras, blancas, cenicientas, cas-

moradas y hasta purpúreas.

Ni

siquiera

desde donde

le

del espectáculo, sencia de ella,

ocupando

siguió

puesto

presidencial,

fuese posible intervenir en los lances

Neoburgo; pero

vengativa

la

como

de

la

romanos o bizantinos en

las favoritas

el

de

los

au-

la

Césares

palco imperial de los jue-

gos circenses, tampoco impidió a

las

seguir ensañándose en sus víctimas,

fieras

salvo

desatadas

que en

la

arena de este circo español del siglo xviii no quedaba ya otra devorable sino fray Froilán Díaz. bía de haber con

muy

Se

las

ha-

peligroso enemigo. El caciquil

temperamento del Inquisidor General transpiraba en todas sus resoluciones. Pertenecía incontable en España, de los

para quienes

el

fin

de

lo

de

cualesquiera

y

las

medios,

demás

número, siempre

mandamás improvisados,

que

ellos

bien público, de buena o de mala

sales

al

porque

han decidido

empleo

garantías

proce-

las

limitaciones estatuidas en las leyes

son tiquis miquis abogadiles o argucias de leguleyo. infrecuente

es

clásico el

ser

fe, justiifica el

oírles

repetir

en

tono

sentencioso

No el

apotegma de nuestro Derecho público, según

que son

los

Reyes para

los

pueblos y no los pueblos

para los Reyes; pero, no acostumbran completarlo en teoría ni los

menos en

la práctica

funcionarios son para

la

^04

con

el correlativo

de que

función y no viceversa;

SUPERSTICIONES por

lo

...

han de

cual (sea cual fuere su jerarquía)

a sus conciudadanos y

no

servir

servirse de ellos para sus per-

sonales intereses, caprichos, pasiones o mangoneos, ac-

tuando de soberanülos más absolutistas aún que

los

propios Monarcas.

La

alcaldada

inquisitorial

del

Obispo de Segovia

arrestó en sus casas a los dos Ministros decanos del

Consejo y

cuarto en orden de antigüedad; pero no

al

un Folch de Cardona, emparentado con las más rancias familias aragonesas, como el Mendoza al tercero,

castellano con los

porque

ra etc.; solidario

con

Pastrana, Infantado,

el otro, hijo natural

honradez a su ministerio» penetra éste

el

por ejemplo, «caballero monta-

Cantolla,

ñés, modesto, juicioso, virtuoso y aplicado

No

más

reconocido, que con

de gotera o de ejecutoria,

los legítimos hidalgüelos

santiaguista

Orgaz, etcéte-

este aristocrático oligarca se sentía

al

decir de

con

la

mayor

don Lorenzo.

verdadera causa del trato privi-

la

legiado que se le aplica y la conjetura con varias hipótesis,

de

que nos descubren ideas y hábitos peculiares

época.

la

«Hiciéronse tivo



escribe



discursos sobre el

mo-

Unos creyeron que únicamente

prender a Cardona: le

^varios

que podía haber tenido Su Ilustrísima para no

había subrogado

la

amistad que antecedentemente

había habido entre los dos, confirmada con regalos de

una y

otra parte; pues, luego

sición

general en su

persona,

305

que le

se publicó la Inqui-

regaló

Cardona con

DUQUE DE MAURA un juego de tillo,

sobredorado,

oratorio,

cáliz,

patena, pla-

vinajeras y aguamaniles, todo burilado de labor

exquisita y uniforme; lo

cho y

la

que alabó Su Ilustrísima mu-

tuvo por dádiva rica y de primor; y

la corres-

pondió con un forlón (coche de cuatro asientos sin es-

con

tribos,

de

caja colgada sobre correones) vestido

ter-

ciopelo carmesí; y regularmente pasaban los criados de

enviándose

una a otra parte otras

Su

chucherías, a que agregaba decir

Ilustrísima

todos

frutas,

las

muy

que

dulces y

púbHcamente

Consejeros de Inquisición eran

los

buenos; pero que ninguno llegaba a

la dis-

con que Cardona sabía decir

las

Otros decían que siendo Cardona hermano

del

creción y claridad cosas.

los

Comisario

General de

San Francisco, Arzobispo ya

de Valencia y éste tan favorecido de estas oposiciones,

y que por eso

la

Reina, temió

se abstuvo

de pren-

derle.»

Los desfavorecidos, injustamente

castigados,

reac-

cionaron según su peculiar temperamento. El octogenario

Zambrana

se contentó

con repetir a menudo que,

aun teniéndole preso, no era quién para quitarle

un semblante no

la

honra.

el

«Y

Inquisidor

sólo sereno, sino risueño;

ocupaciones decir misa todos

los días

rezar y divertirse con su familia, pues

vido retirado tenía pocos que

Don Juan

le

General

esto lo expresaba con

siendo sus

en su oratorio,

como había

vi-

asistiesen».

Bautista Arceamendi, ex colegial

mayor

de Santa Cruz y Catedrático de Valladolid, graduado

306

S U

también

en

Consejo de

PERST ICI ON E S

varios la

Triounales

antes

.

.

.

de

ascender

al

Suprema, declinador asimismo de una

mitra, la de Zamora, tenía el genio melancólico, se la-

mentaba incesantemente de que sus setenta años alcanzasen a ver

al

Santo Oficio en descaecimiento jamás

conocido hasta entonces, y llegó

como

a

cegar

de tanto

lloró.

Don delito

Juan Miguélez Mendaña Osorio, culpable del

de

menos

ser

linajudo que su predecesor en an-

tigüedad, contaba tan sólo cuarenta y cuatro años; había

sido

colegial

mayor de Oviedo e Inquisidor de

Granada, y estaba destinado a presidir ese Tribunal

V y morir Obispo de Tortosa. momento, «quejábase con voces destempladas

granadino bajo FeUpe Pero, de

y prorrumpía en dicterios contra el Inquisidor General». Además, recibía asiduamente en su casa, aun después de habérsele dado

ella

por cárcel, a personajes

de tanta significación como don Manuel de Arce y Astete el

y don Antonio Ronquillo, condiscípulos suyos en

Colegio mayor de Oviedo, Ministros ambos del Con-

sejo

y Cámara de

medo por



monio con

la

del trer

y el último, conde de Gray consorte de Francos, desde su matrihija y heredera de don Francismo Ramos Castilla,

Manzano, que fué maestro de Carlos

II,

cuyo pos-

testamento autorizaría don Antonio poco después,

a título de Pronotario

Mayor

del Reino.

El inquisitorial cacique máximo no toleró esa rebeldía.

Cierta

caliginosa

noche de agosto de

307

1700

se

DUQUE DE MAURA personó en yor de

la

de Santiago, todos,

que

domicilio de Miguélez el Alguacil

el

Ma-

Suprema, don Martín de Aguirre, caballero asistido

le

de ministros y familiares, armados

hicieron preso sin darle lugar a ningún

preparativo para jornada dilatadísima, doblemente fatigosa

en aquella estación canicular, cuyo término ha-

bía de ser, y fué, Santiago de Compostela,

dejaron recluso en

los tres tolla

convento de

el

la

Días más tarde se publicaba

Jesús.

Consejeros castigados y

el

la

donde

le

Compañía de jubilación

destierro de

de

Can-

por cuatro años.

Soliviantó este último atropello al Consejo de Castilla,

sulta

que, estimulado por Ronquillo y Arce, elevó cona

aplicadas

Carlos «a

II

reprobando sanciones tan severas,

Ministros

de

tantos

méritos,

servicios,

grados, literatura y virtudes sin que se les hubiese he-

cho cargo en sus procederes».

Doña Mariana, que regias plantas desde

sentía temblar el suelo bajo sus

que

los

agravados achaques de su

marido presagiaban próximo su

fin,

intentó frenar

la

peUgrosa e incontinente acometividad de su hechura poUtica. Pero

don Baltasar reafirmó obstinado «no poder

conseguir en otra forma lo

que deseaba, porque

totalmente adverso a S.

el

muy

consentido y era

M. con que

tenía por preciso

Consejo de Inquisición estaba

el aterrarle.»

Sobrevino

el

fallecimiento

del

Rey en primero de

noviembre, dejando testamentariamente constituida una

308

SUPERSTICIONES... la Reina viuda, y de la que formaba parte Mendoza como Inquisidor General.

Junta de Regencia, que presidió

La

inicua situación se dio por consolidada; puesto que

los

vejados no pudieron esperar justicia hipotética, sino

nuevo

del

cuando,

P.ey,

en

tos meses, se instalase

cabo de sabía Dios cuán-

al

la capital

mente heredada Monarquía, gua,

instituciones,

más

receres

solución

de

leyes,

de esta impensada-

llegase a conocer su len-

costumbres,

personas

y pa-

generalizados, y tuviese vagar para la re-

innumerables conflictos heredados y

los

el

estudio y fallo de los pleitos pendientes, entre ellos

el

suyo,

que podría parecer minúsculo en parangón

con tantísimos otros posteriores y aun anteriores. Sin embargo las cárceles

tanto

de

ello, la

secretas de

no

se

tiempo cuanto hubiese agradado

Segovia.

Cumpliendo órdenes

Tribunal a examinar el

prisión de fray Froilán en

Murcia

la

suyas,

pudo prolongar al

Obispo de

procedió

causa ab ovo, es decir,

aquel

como

si

proceso de Madrid no hubiese existido. Se nombra-

ron hasta nueve Calificadores, religiosos de gran crédito personal, representantes de las diversas Ordenes con-

ventuales

allí;

por unanimidad, formularon conclu-

y,

sión idéntica a la de marras. Se pronunció, por consiguiente, la absolución, y se puso en libertad al reo. Pero,

apenas

salió

de

cárcel,

la

unos ministros de por Su Ilustrísima,

la

le

lo

prendieron nuevamente

Suprema enviados desde trajeron a

Madrid y

le

la corte

recluye-

ron en una celda del colegio dominico de Santo To-

309

DUQUE DE MAURA más, intimando severísima

la

incomunicación del de-

lincuente.

(como de

Si se filtraron hasta él

más

cierto hasta los de-

públicas re-

noticias

marcha del flamante régimen, debió de ver

lativas a la brillar

Mendoza)

por

castigados

Díaz,

al igual

que Zambrana, Arceamendi, Mi-

guélez y CantoUa, tenue lucecilla anunciadora de pró-

ximas claridades. Fué notorio, antes aún de el

año y

regentes,

el siglo,

de

abstenía

se

asistir a las

que

se iban

de

adoptando, para no caer en

y

de

Frigiliana,

resoluciones

la

tentación de

que

conde

el

representante

Consejo de Estado, extremaba su adhesión

drid,

todavía

al

el

Almirante de Castilla

extremis Carlos

días

su regreso a

Neoburgo,

la

la

(a

Ma-

quien indultó

no habiendo demorado

II,

corte)

muy

tras recíprocos

él

sino

rompía relaciones con

la

acrimoniosos reproches

en que se achacaban mutuamente de

episto-

de Palacio, primero, y de

poco después, a su ex protectora, desterrándola a

Toledo; que

m

del

allí

no llegado Rey, aun después que, por órdenes lares suyas, se hacía salir

la

las

o discutirlas sin provecho;

Aguilar

de

sesiones

Junta y firmaba, sin leerlas siquiera,

rechazarlas

finalizar

que, enemistada la Reina con los co-

la

principal culpa

situación creada por el testamento en favor del

que

Príncipe

francés;

contra

Reina en una de

la

tidas cuestiones

de

la

el

Inquisidor

las

General votaba

primeras y más controver-

Junta de Regencia:

la

designa-

ción de persona idónea para ser enviada a París

31b

coto

SUPERSTICIONES Embajador extraordinario,

a fin

...

de concertar

allí

per-

petua alianza hispanofrancesa, debiéndose a ese voto

el

candidatura del Condestable de

prevalecimiento de

la

Castilla sobre la del

duque de Escalona, marqués de Vi-

llena, patrocinada

por S. M.; que ese mismo don Balta-

de Mendoza polarizaba en tomo suyo a

sar

los

despe-

chados germanófilos, y por esta razón se enfrentaba cotiel Cardenal Portocarrero, tan tenaz en

dianamente con

sus designios y casi tan cacique

de 1701, que

cia febrero

el

como

él; y,

recibido por correo autorización del rrar

de

sidir

la

en

fin,

ha-

Arzobispo Primado había

Rey para

deste-

corte al Inquisidor General, ordenándole re-

en su Diócesis segoviana.

No

estaba fray Froilán desprovisto en absoluto de

auxihos intercesores. Al Generalísimo de su Orden, padre maestro Elche, residente en

como

Roma, preocupábale,

era lógico, su triste situación, y anhelaba ponerla

término. Envió con ese objeto cerca del Gobierno es-

pañol ficia,

a

un

muy

fraile catalán, recriado

en

la

versado a causa de ello en

Curia ponti-

el

manejo de

asuntos políticos y diplomáticos, el padre maestro Baturell.

La

forzada ausencia de

Mendoza

confirió la re-

presentación inquisitorial en esas negociaciones al aho-

decano del Consejo don Lorenzo Folch de Cardona,

ra

Refiérenos

en

la

de

la

su

pluma,

cómo

alojado

hospedería de Santo Domingo,

sita

el

emisario

en

la

plaza

Cebada, hubo de recorrer diariamente y a pie

el

nada corto trayecto que separaba esa residencia de

la

31

I

DUQUE DE MAURA suya particular, en

de Panaderos (hoy Andrés

la calle

Borrego), y completa

así esta

«En

narración:

el dila-

tado espacio de dos años no dejó (Baturell) por tarde

mañana de

o por

nicaba

lo

ciaban

las

verse con Cardona, con quien

que había ejecutado. Entre medidas que

los

comu-

dos conferen-

habían de tomar para

se

el

día siguiente, discurrían los embarazos y les procura-

ban

o salidas que se

los reparos

les

habían de oponer.

Pero como viese este buen religioso que, años cumplidos, se estaba

forma que vado

al

cabo de dos

dependencia en

la

la

misma

había encontrado, y que habiéndose

la

los chascos

lle-

de consecuencia muchas veces en que

iba a salir al puerto, de repente, y sin saber cómo, se le

desvanecía esta esperanza y se hallaba de nuevo en

mar como

alta

antes, tenía apurados todos los

rumbos,

ignorando ya cuál poder elegir». «Sucedió, pues, que, o trabajado melancólicas

o

reflexiones

cansado

el espíritu

el

de estas

cuerpo de tan

continuado material afán, o todo junto, que sería

más al

en

cierto, fué

motivo de que

se rindiese

impulso de unas calenturas malignas, que el

en le

la

al

cama

pus'eron

último peligro de su vida. Pero terminó

fermedad en una fluxión

lo

la

en-

ojo derecho y, sin poderlo

remediar, lo perdió a buena cuenta, dando mil gracias a

Dios de verse sano, aunque tuerto. Luego que enteramente convalecido, suplicó a su General viese de esta comisión, que,

312

si

continuaba en

se halló le

absol-

ella,

te-

SUPERSTICIONES mía perder

la

no vio

cencia,

vida o volverse loco; la

...

y,

obtenida

la

li-

hora de escapar a Barcelona.»

«Sustituyó luego en su lugar el General

padre

al

maestro Heverat, también catalán. Era sujeto de más

muy

edad que su antecesor, pero doctísimo y dominico

religioso

porque

hasta

apariencia,

políticas

como

pero el

tan

más

señales

las

y no

traía el hábito algo corto

regularmente su rosario en la

en

muy

propio

exteriores,

limpio, y

mano; de gran flema en y consumado en las

la

diestro

hábil.»

«Prosiguió este religioso las mismas caravanas que su antecesor con una constancia maravillosa, pues ponía el

mismo buen semblante

de nada se atajaba;

próspero;

y hablaba a

partía

los

que

suceso adverso

al

al

por encima de todo

Ministros con grande entereza.

Pero, sin embargo de manifestar una buena salud en

robusta naturaleza, por

cumplido en

el

ser

corpulento, apenas

año que andaba en

cama enfermo y también

la

le

esta

cayó

acometió una recia

fluxión a los ojos, y solía decir con gran frescura

compañero perdió un ojo en

había

estas diligencias,

: