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Reconstruyendo la historia de la comarca del Ulla-Deza (Galicia-España). Escenarios arqueológicos del pasado
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Reconstruyendo la historia de la comarca del Ulla-Deza (Galicia-España). Escenarios arqueológicos del pasado M.Pilar Prieto Martínez y F. Criado Boado (Coordinadores)
Instituto de Estudos Galegos Padre Sarmiento Consejo Superior de Investigaciones Científicas - Xunta de Galicia
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TAPA 41 Traballos de Arqueoloxía e Patrimonio (TAPA) Santiago de Compostela, 2010
Comité editorial Marco V. García Quintela, Universidad de Santiago de Compostela. Director. Xosé Lois Armada Pita (CSIC). Secretario. Felipe Criado Boado, Instituto de Estudios Gallegos Padre Sarmiento (CSIC). César Parcero Oubiña, Instituto de Estudios Gallegos Padre Sarmiento (CSIC). Mª Isabel Martínez Navarrete, Instituto de Historia (CSIC). Agustín Azkarate Garai-Olaun, Universidad del País Vasco. Arturo Ruiz Rodríguez, Universidad de Jaén. Almudena Hernando Gonzalo, Universidad Complutense de Madrid.
Consello asesor Antonio Martínez Cortizas, Universidad de Santiago de Compostela. Pilar López García, Instituto de Historia (CSIC). Paloma González Marcen, Universitat Autònoma de Barcelona. Teresa Chapa Brunet, Universidad Complutense de Madrid. José Mª López Mazz, Universidad de la República (Uruguay). Dario Seglie, Museo Civico di Archeologia e Antropologia (Pinerolo, Italia). Almudena Orejas Saco del Valle, Instituto de Historia (CSIC). Juan Vicent García, Instituto de Historia (CSIC). Pedro López Barja de Quiroga, Universidad de Santiago de Compostela.
Enderezo de contacto Secretaría de TAPA Laboratorio de Patrimonio Instituto de Estudos Galegos Padre Sarmiento CSIC [email protected] Rúa de San Roque, 2 15704 Santiago de Compostela Galicia, España Os volumes da serie TAPA pódense descargar gratuitamente da páxina web: hppt://www.dialnetedigital.csic
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Ficha Técnica Autores del volumen: Roberto Aboal Fernández, Instituto de Estudios Gallegos Padre Sarmiento, CSIC - XuGa Álvaro Arizaga Castro, Departamento de Historia I, Universidad de Santiago de Compostela Xurxo Ayán Vila, Instituto de Estudios Gallegos Padre Sarmiento, CSIC - XuGa Paula Ballesteros Arias, Instituto de Estudios Gallegos Padre Sarmiento, CSIC - XuGa Rebeca Blanco Rotea, Instituto de Estudios Gallegos Padre Sarmiento, CSIC - XuGa Sofía Baqueiro Vidal, Instituto de Estudios Gallegos Padre Sarmiento, CSIC - XuGa Virginia Castro Hierro, Instituto de Estudios Gallegos Padre Sarmiento, CSIC - XuGa Felipe Criado Boado, Instituto de Estudios Gallegos Padre Sarmiento, CSIC - XuGa Pastor Fábrega Álvarez, Instituto de Estudios Gallegos Padre Sarmiento, CSIC - XuGa Jordi Juan-Tresserras, Laboratorio del Museo Arqueológico de Cataluña Luis F. López González, arqueólogo de la Empresa Terra Arqueos, S.L. Óscar Lantes Suárez, Unidad de Arqueometría, RIAIDT - Edificio CACTUS, Universidad de Santiago de Compostela Antonio Martínez-Cortizas, Departamento de Edafología y Química Agrícola, Universidad de Santiago de Compostela Juan Carlos Matamala, Laboratorio del Museo Arqueológico de Cataluña Patricia Mañana Borrazás, Instituto de Estudios Gallegos Padre Sarmiento, CSIC - XuGa César Parcero Oubiña, Instituto de Estudios Gallegos Padre Sarmiento, CSIC - XuGa Alejandro Parga Castro, arqueólogo de la Empresa AKME S.C. M. Pilar Prieto Martínez, Programa Parga Pondal, Laboratorio de Patrimonio, Paleoambiente y Paisaje (IIT), Universidad de Santiago de Compostela Manuel Sántos Estévez, Instituto de Estudios Gallegos Padre Sarmiento, CSIC - XuGa Marta Tabarés Domínguez, Instituto de Estudios Gallegos Padre Sarmiento, CSIC - XuGa
Equipo de trabajo: Investigador Responsable del Proyecto: Felipe Criado Boado. Coordinadora del Proyecto/Directora de Seguimiento: Mª del Pilar Prieto Martínez. Compilador de los textos del volumen: Alberto Rodríguez-Costas. Equipo de trabajo de gabinete de apoyo para todo el Proyecto: Beatriz Íñiguez Pichel y Yolanda Porto Tenreiro (tratamiento de material), Anxo Rodríguez Paz (tratamiento gráfico), Sofía Quiroga Limia y Teresa Neo Pérez (secretaría), Matilde Millán Lence (tratamiento informático de la información). Ayudante de Dirección de Seguimiento: Rebeca Blanco Rotea. Equipo Técnico de Seguimiento: Oscar Alonso Tejedor. Equipo de trabajo de campo de Seguimiento: Elisa Crespo Vázquez, Lorena Vidal Caeiro, Paula Méndez Santiago. Directores/Responsable de actuaciones especiales: Roberto Aboal Fernández, Elena Lima Olivera, Xurxo Ayán Vila y César Parcero Oubiña. Equipo Técnico de actuaciones especiales: Virginia Castro Hierro, Andrés R. Troncoso Meléndez, Patricia Mañana Borrazás. Equipo de trabajo de actuaciones especiales: Celso Hugo Barbas Seara, Marta Tabarés Domínguez, Paula Méndez Santiago, Eloi Saavedra Vidal, David Pérez López, Alfonso Montejo Ráez, Miguel Angel Gónzalez, Ramona Martínez Penela. Directores/Responsables de excavaciones: Roberto Aboal Fernández, Xurxo Ayán Vila, Rebeca Blanco Rotea, Elena Lima Oliveira, Luis F. López González, Alejandro Parga Castro. Ayudantes de Dirección de excavaciones: Roberto Aboal Fernández, Xurxo Ayán Vila, Roberto Bartolomé Abraira, Rebeca Blanco Rotea, Mª del Mar López Cordeiro, Patricia Mañana Borrazás, Mª Pilar Prieto Martínez, Eloi Saavedra Vidal. Equipos Técnicos de excavaciones: David Blanco Lobato, Angel Carreira Díaz, Virginia Castro Hierro, Mario César Vila, Camila Gianotti García, Jorge R. García Méndez, Elena Lima Oliveira, Enriqueta López Rodríguez, María Méndez Martínez, Eloi Saavedra Vidal, Yolanda Seoane Veiga, Beatriz Teijeiro López, Andrés R. Troncoso Meléndez, Nieves Veiga López. Equipo de excavaciones: Óscar Alonso Tejedor, Miguel Alvarado López, Francisco Javier Álvarez, Juan A. Anca Calvo, Sofía Baqueiro Vidal, Celso Hugo Barba Seara, Elena Cabrejas Domínguez, Isabel Cabrera Tilve, Pedro Caeiro Barreiro, María Cacheda Pérez, Cristina Cancela Cereijo, Domingo J. Carballo Vázquez, Jhony Carvajal Valentín, Virginia Castro Hierro, Antón Corriente Basús, Elisa Crespo Vázquez, Teresa Espejo Guardiola, Jorge García Méndez, Ramón Gómez Mourelle, Susana Goyanes Hermo, Alberto Iglesias Salvande, José López Alonso, Juan F. López Calzada, Valle López de la Villa, Ramona Martínez Penela, Paula Méndez Santiago, Electra Menéndez Muñoz, Alfonso Montejo Ráez, Miguel A. Muíño Rincón, David Pérez López, Roberto Rodríguez Álvarez, Silvia Rodríguez Díaz, Eloi Saavedra Vidal, Yolanda Seoane Veiga, Javier Soler Segura, Marta Tabares Domínguez, Mª Elena Taboada Durán,Andrés Teira Brión, Inés de Torres Lozano, Andrés R. Troncoso Meléndez, Rocio Varela Pousa, Víctor F. Varona Suárez, Lorena Vidal Caeiro, Luis Zotes Flores.
Agradecimientos Agradecemos encarecidamente a todas las personas que participaron en el desarrollo de este proyecto,especialmente a Anxo Rodríguez Paz, que ha diseñado todos los dibujos de los materiales y ha participado en la elaboración de la mayor parte de las figuras de este libro. A Marco V. García Quintela que ha hecho la revisión del volumen en su versión quasi final y a los tres revisores anónimos, su evaluación y comentarios constructivos y extremadamente útiles han contribuido a mejorar este libro.
Financiación de la actuación Desarrollo del trabajo de corrección arqueológica: Corrección del Impacto Arqueológico de la Autopista Santiago-Alto de Santo Domingo: Dozón UTE (Sociedad mercantil ACS Proyectos, Obras y Construcciones S.A. – F.C.C. Construcción S.A – Ploder S.A. – Obrascón Huarte Lain S.A. – Sacyr S.A., Unión Temporal de Empresas Ley 18/1982): 2001-2003
Proyectos de investigación de convocatorias públicas: Autopista al pasado: investigación y protección del patrimonio arqueológico en un proyecto de obra pública. ACEGA (D+I): Dirección Xeral de Investigación e Desenvolvemento, Xunta de Galicia (Código::PGIDIT04CCP606003PR): 2004-2006. Aplicación de técnicas arqueométricas ó estudio da cerámica antiga da Galiza: Programa de Promoción Xeral de Investigación do Plan Galego de Investigación, Desenvolvemento e Innovación Tecnolóxica (INCITE de la Dirección Xeral de Investigación, Desenvolvimento e Innovación (I+C+I), Xunta de Galicia (Código: PGIDIT07PXIB236075PR): 2007-2009, para el capítulo 14.
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RECONSTRUYENDO LA HISTORIA DE LA COMARCA DEL ULLA-DEZA (GALICIA, ESPAÑA) ESCENARIOS ARQUEOLÓGICOS DEL PASADO
M. Pilar Prieto Martínez y F. Criado Boado (Coordinadores)
Consejo Superior de Investigaciones Científicas Laboratorio de Arqueoloxía do Instituto de Estudos Galegos Padre Sarmiento Xunta de Galicia
Santiago de Compostela, 2010
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Reservados todos los derechos por la legislación en materia de Propiedad Intelectual. Ni la totalidad ni parte de este libro, incluido el diseño de la cubierta, puede reproducirse, almacenarse o transmitirse en manera alguna por medio ya sea electrónico, químico, óptico, informático, de grabación o de fotocopia, sin permiso previo por escrito de la editorial. Las noticias, asertos y opiniones contenidos en esta obra son de la exclusiva responsabilidad del autor o autores. La editorial, por su parte, sólo se hace responsable del interés científico de sus publicaciones.
Catálogo general de publicaciones oficiales: http://publicaciones.060.es
© CSIC © María Pilar Prieto Martínez y Felipe Criado Boado (coords.), y de cada texto, su autor
NIPO: 472-10-128-7 ISBN: 978-84-00-09134-7 Depósito Legal: M. 31.278-2010 Impreso en Closas-Orcoyen, S. L. Impreso en España. Printed in Spain
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Índice PRESENTACIÓN
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CAPÍTULO 1. GEOGRAFÍA DEL TRAZADO
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CAPÍTULO 2. DESARROLLO DEL PROYECTO Y RESULTADOS GENERALES
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CAPÍTULO 3. LA NECRÓPOLIS DE MONTE DE OS ESCURROS
29
CAPÍTULO 4. ASENTAMIENTOS AL AIRE LIBRE DEL III MILENIO A. C.: ZARRA DE XOACÍN (LALÍN, PONTEVEDRA)
43
CAPÍTULO 5. LA COMPLEJIZACIÓN SOCIAL DEL ESPACIO FUNERARIO EN EL TÚMULO DE A ROMEA
51
CAPÍTULO 6. UN ESPACIO CULTUAL DE LA PREHISTORIA RECIENTE: EL YACIMIENTO DE DEVESA DO REI (VEDRA, A CORUÑA)
63
CAPÍTULO 7. CARBALLEIRA DO ESPÍRITU SANTO: UN ASENTAMIENTO ALDEANO DE CARÁCTER FAMILIAR DEL BRONCE FINAL
71
CAPÍTULO 8. LA DOCUMENTACIÓN DE ÁREAS DE ACTIVIDAD ECONÓMICA EN EL ENTORNO DE LOS POBLADOS CASTREÑOS: LA EXPLOTACIÓN MINERO-METALÚRGICA DE O PETO (VEDRA, A CORUÑA)
85
CAPÍTULO 9. ASENTAMIENTOS ABIERTOS EN FONDO DE VALLE DEL S. I D. C.: AGRO DE OUZANDE ( SILLEDA, PONTEVEDRA)
95
CAPÍTULO 10. LAS TERRAZAS DE SANTA LUCÍA Y LA FORMACIÓN DEL PAISAJE AGRARIO TRADICIONAL
103
CAPÍTULO 11. EL DESPOBLADO DE A POUSADA: LA FORMACIÓN DE UNA ALDEA RURAL EN LA ALTA EDAD MEDIA
111
CAPÍTULO 12. TRANSFORMACIONES EN LA ALFARERÍA ANTIGUA. DESDE EL NEOLÍTICO HASTA LA ALTA EDAD MEDIA
121
CAPÍTULO 13. ¿QUÉ SE COMÍA EN LA ANTIGÜEDAD EN GALICIA?
129
CAPÍTULO 14. ANÁLISIS ARQUEOMÉTRICO DE LA CERÁMICA DE CONTEXTOS CAMPANIFORMES DEL ÁREA ULLA-DEZA
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CAPÍTULO 15. UNA ARQUEOLOGÍA DEL MOVIMIENTO: MODELIZACIÓN DE LA EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL TRÁNSITO ENTRE EL DEZA Y SANTIAGO
145
CAPÍTULO 16. EL CASTRILLO DE CONXO Y LOS TERRITORIOS EN LA EDAD DEL BRONCE
159
CAPÍTULO 17. MITOLOGÍA Y PAISAJE EN LA COMARCA DE LA ACEGA: EL PICO SAGRO
167
SÍNTESIS Y VALORACIÓN DEL LIBRO: ‘RECONSTRUYENDO LA HISTORIA DE LA COMARCA DEL ULLA-DEZA’
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BIBLIOGRAFÍA
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PRESENTACIÓN
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La intervención humana en el territorio es cada vez mayor, y las obras de construcción relacionadas con infraestructuras viarias forman una parte de esta dinámica. Este tipo de intervenciones afectan con especial relevancia al Patrimonio Arqueólogico y Cultural en general, en unos casos deteriorándolo y en otros destruyéndolo directamente. Por ello es de vital importancia desarrollar un programa de control, seguimiento y estudio de las zonas que pueden ser afectadas por estas construcciones, para poder recuperar la mayor cantidad de información posible con una calidad óptima. Actualmente parece la estrategia menos mala para intervenir sin renunciar al progreso. Podemos encontrar ejemplos en todos los continentes, ya desde los años noventa del siglo pasado, en los que, conscientes ya de esa afección al Patrimonio, se empiezan a hacer sistemáticamente controles y seguimientos de obras. Galicia no es una excepción, ya hay una tradición de casi veinte años en los que se viene realizando sistemáticamente una labor arqueológica en contextos diversos de grandes construcciones (autopistas, vías rápidas, gasoductos, oleoductos, parques eólicos, concentraciones parcelarias, etc), la Autopista Santiago-Alto de Santo Domingo es un ejemplo de ello. A principios del 2001, y en el marco de esta dinámica de preservación del Patrimonio, la Universidad de Santiago de Compostela y la empresa constructora Dozón UTE (Sociedad mercantil ACS Proyectos, Obras y Construcciones S.A. – F.C.C. Construcción S.A – Ploder S.A. – Obrascón Huarte Lain S.A. – Sacyr S.A., Unión Temporal de Empresas Ley 18/1982), suscribieron un acuerdo para la realización del programa de Corrección del Impacto de la Autopista Santiago-Alto de Santo Domingo, obra de trazado lineal con una longitud de 56,600 km. El equipo responsable de la realización de este programa fue el Laboratorio de Arqueología y Formas Culturales1. El trabajo previo de Evaluación de Impacto para el proyecto de construcción fue realizado en el año 2000 por la empresa de arqueología Ambiotec y sus resultados dieron lugar a la consiguiente Declaración de Impacto Ambiental
1
siendo incorporados al Proyecto de Construcción para evitar o minimizar los impactos sobre el Patrimonio. El acuerdo entre la Universidad de Santiago de Compostela y la Empresa Dozón UTE previó la financiación a cargo de esta última de la totalidad de los trabajos de campo necesarios para corregir el Impacto sobre el Patrimonio Cultural de la construcción de las obras de la Autopista (según establecía la correspondiente Declaración de Impacto Ambiental), incluyendo el seguimiento y control patrimonial de las obras, la realización de todas las intervenciones que fueran necesarias para corregir el impacto y la sistematización preliminar de la información generada por dichos trabajos. Esto implicó la necesidad de abordar durante la construcción de la obra un control arqueológico de las mismas, así como trabajos de excavación y/o de otro tipo, en yacimientos que forzosamente tendrían que ser afectados por las obras. Estos trabajos de Corrección del Impacto sobre el Patrimonio Cultural se realizaron a lo largo de dos años consecutivos, 2001 y 2002. El objetivo genérico del Programa de Corrección del Impacto Arqueológico de la Autopista Santiago-Alto de Santo Domingo era proteger, gestionar e investigar el Patrimonio Cultural afectado por las obras. Esta es la línea de trabajo que se ha aplicado y se continúa aplicando habitualmente en este laboratorio, y que se ha explicitado en varios trabajos (p. ej., Barreiro, Criado y Villoch 1999, Criado 1995, Criado, Amado y Martínez 1998 y Criado Boado et al. 2000). Así, nuestro trabajo consistió en desarrollar los siguientes aspectos: • Proteger el Patrimonio Histórico afectado por el proyecto de construcción. • Aplicar las resoluciones dictadas por la Dirección Xeral do Patrimonio Cultural de la Xunta de Galicia (en adelante DXPC), dentro de la Declaración de Impacto Ambiental. • Aprovechar los datos generados para retroalimentar un programa de investigación básica en Arqueología del Paisaje.
Este laboratorio ha ido cambiando de nombre a lo largo del tiempo, debido a diferentes circunstancias institucionales. En la actualidad es el Laboratorio de Patrimonio, Paleoambiente y Paisaje, con doble sede en la Universidad de Santiago de Compostela (LaPa - USC) y en el Instituto de Estudios Gallegos Padre Sarmiento (LaPa – CSIC).
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Presentación
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• Utilizar la experiencia para innovar metodologías de trabajo y, concretamente, poner a punto criterios, procedimientos y herramientas para la corrección de impacto arqueológico. • Formar a personal especializado. Este trabajo en parte fue realizado por alumnado que completaría su formación en prácticas durante cinco meses como continuación del curso de Postgrado Gestión Arqueológica del Patrimonio Cultural (2001) que estaba integrado en el Programa de Formación del Laboratorio de Arqueología. El desarrollo del Programa de Corrección del Impacto Arqueológico de la Autopista Santiago-Alto de Santo Domingo ha generado muchísima información en todas las actividades realizadas durante su ejecución. Un total de 86 documentos de diferente índole han sido entregados en la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural. Tabla 1. Documentos generados durante el desarrollo del Programa de Corrección del Impacto Arqueológico de la Autopista Santiago-Alto de Santo Domingo
Informes generados
Total
Informes de Control y Seguimiento
35
Informes previos- excavación
8
Proyectos- actuaciones especiales
7
Proyectos- excavaciones
13
Informes valorativos- actuaciones especiales
11
Informes valorativos- excavaciones
6
Informes finales- actuaciones especiales
4
Informes finales- excavaciones
2
Finalmente, ciertos aspectos más concretos de la investigación pudieron desarrollarse con mayor profundidad gracias al Proyecto Autopista al pasado: investigación y protección del patrimonio arqueológico en un proyecto de obra pública. ACEGA (D+I) (Código:PGIDIT04CC P606003PR), desarrollado entre julio de 2004 y 2006, financiado por Dirección Xeral de Investigación e Desenvolvemento, Xunta de Galicia, y realizado por lo que, en aquel entonces, era el Laboratorio de Arqueoloxía da Paisaxe del Instituto de Estudios Gallegos Padre Sarmiento (CSIC-Xunta de Galicia). En la actualidad, de manera más especializada, una parte del material recuperado dentro de este programa
está integrado dentro del Proyecto Aplicación de técnicas arqueométricas ó estudio da cerámica antiga da Galiza (PGIDIT07PXIB236075PR), financiado por el Programa de Promoción Xeral de Investigación do Plan Galego de Investigación, Desenvolvemento e Innovación Tecnolóxica (INCITE de la Dirección Xeral de Investigación, Desenvolvimento e Innovación (I+C+I), Xunta de Galicia, para desarrollar por el Laboratorio de Patrimonio, Paleoambiente e Paisaxe (Instituto de Investigaciones Tecnológicas-USC), entre noviembre de 2007 y 2009. Los resultados de investigación de estos dos proyectos han permitido generar 20 publicaciones en revistas, actas de congresos y monografías, presentando resultados en 11 congresos de carácter nacional e internacional. Por lo tanto, el objetivo de este libro es presentar una síntesis de los resultados de la investigación arqueológica reunidos en un único volumen de 17 capítulos, con una orientación general, a la vez científica y divulgativa. El libro está concebido en tres partes principales. La primera se corresponde con los capítulos 1 y 2, se centrará en cómo se hicieron los trabajos arqueológicos en la fase de Seguimiento y Corrección del Impacto de las obras de la ACEGA (Autopista Central Galega), realizando un resumen general del Patrimonio Cultural catalogado, tanto arqueológico como construido. En la segunda parte se mostrará una síntesis de los resultados vinculados a las excavaciones realizadas dentro de este proyecto entre los capítulos 3 y 11, una historia desde el suelo. Se ha realizado una ordenación cronológica de los yacimientos, desde el más antiguo hasta el más moderno. Sin embargo, la ocupación humana en algunos de ellos es tan compleja que no hemos podido respetar de manera estricta este orden. Algunos de los capítulos de esta parte son muy sintéticos, ya que se han publicado los resultados en revistas especializadas, otros, en cambio, son novedosos y es la primera vez que se publica sobre ellos, por esta razón estarán explicados con más detalle. En la tercera parte, entre los capítulos 12 a 17, se ofrecerán distintas investigaciones relacionadas con las líneas de investigación del Laboratorio de Arqueología, la orientación es especializada, y estos capítulos tratarán de cerámica, territorio, arte rupestre o toponimia. La calidad de los datos recogidos en este programa ha permitido y está permitiendo desarrollar en Galicia líneas de investigación ya puestas en marcha, como Arqueología de la Arquitectura o Etnografía, o abrir otras novedosas, como la Arqueometría. Así que, este libro es el fruto de la combinación de todas estas circunstancias y del esfuerzo de todos.
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CAPÍTULO 1. GEOGRAFÍA DEL TRAZADO
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El trazado de la Autopista Central Gallega (ACEGA) entre Santiago de Compostela y el Alto de Santo Domingo consta de 56.6 km de longitud y ofrece un transepto muy significativo desde el punto de vista geográfico y arqueológico, en tanto que representa la variedad de paisajes de la Galicia meridional-interior.
El tramo sigue un transepto en dirección NW-SE que corta el interior gallego desde las tierras llanas prelitorales de la llanura de Ordes, en cuyo límite meridional se encuentra Santiago de Compostela, transita a través del valle del Ulla y de las tierras altas de la comarca de Trasdeza, hasta llegar a la divisoria de aguas y jalón montañoso inte-
Figura 1. Localización de la zona de estudio en la comunidad autónoma gallega
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Capítulo 1. Geografía del trazado
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Figura 2. Mapa del trazado de la ACEGA
Figura 3. Sección topográfica del trazado de la ACEGA
rior que genera la dorsal meridiana gallega. Cada una de estas zonas se corresponde con una variedad de espacio natural y humano diferente, bien individualizado por las características del paisaje rural existente. De este modo el transepto engloba una sucesión de tierras bajas (valles de la Galicia interior) y altas (interfluviales, penillanuras interiores y sierras) de gran interés geográfico, arqueológico e histórico. Con todo, se pueden diferenciar las siguientes unidades naturales de relieve (ver la sección topográfica de la fig 3) La Unidad 1 se adscribe al Valle de Santa Lucía, constituido por un relieve sinuoso y de suaves pendientes (con una pendiente media del 4’9 %), perpendicular al valle del Sar, afluente del río Ulla. En esta parte del trazado nos encontramos en la zona de menor altitud, rondando los 260 m.s.n.m. La Unidad 2 se circunscribe al área Interfluvial del Ulla, conformada por una superficie a media altura (sobre unos
175 metros de altitud media) en la que predomina una suave orografía interrumpida por numerosos outeiros. La Unidad 3 se limita al Valle del Ulla, que agrupa a un conjunto de terrenos de buenas aptitudes bioclimáticas que han favorecido un desarrollo rural y una dinámica social pujante, bien definida en época moderna y, posiblemente, con anterioridad. Del lado norte (provincia de A Coruña) el descenso hacia el Ulla se realiza a través de terrenos de suave relieve y escasa pendiente (sobre un 3’9 %), mientras que hacia el sur (provincia de Pontevedra) el terreno asciende vigorosamente constituyendo un escarpe pronunciado (con un 6% de pendiente media) que en escasa distancia alcanza las tierras altas de Trasdeza, y que sólo está interrumpido por un rellano de mediana altura que da lugar a un conjunto de terrenos favorables para la agricultura que constituye las tierras de Oca. La Unidad 4 concuerda con las Tierras altas de Trasdeza, en las que se encuentran las villas de Bandeira,
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Figura 4. Zona por donde discurre el trazado de la autopista resaltando las zonas destacadas de la topografía y el trazado hipotético del Camino de Santiago
Silleda y Lalín, con una orografía que se corresponde con una penillanura interior con predominio, en general, de formas planas interrumpidas por sierras y valles angostos formados por el encajonamiento de la red hidrográfica. En este ámbito predominan las condiciones de un paisaje y agricultura de semi-montaña, con unos indicadores climáticos medios más extremos e inhóspitos que los existentes en las tres zonas anteriores. Finalmente, la Unidad 5 está conformada por las Sierras interiores pertenecientes a la Dorsal Meridiana Gallega. En esta zona es donde se alcanzan las cotas máximas del trazado Santiago-Ourense sin casi solución de
continuidad, ya que desde el valle del Ulla el terreno no ha dejado de ascender de forma progresiva pero constante, alcanzando los 730 m.s.n.m. al final del trazado de la autopista. Se debe resaltar que el trazado proyectado se adapta a la línea y claves principales de tránsito natural entre ambas zonas de mejor modo que la actual carretera Santiago-Ourense, e incluso que e trazado del tradicional Camino se Santiago, como se puede ver en la fig. 4. En concreto merece mención específica el hecho de que atraviesa el río Ulla por uno de los puntos más favorables para ello en el valle medio del mismo.
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Las obras que se producen con la construcción de una autopista generan una serie de implicaciones que es necesario tener en cuenta a la hora de gestionar la problemática patrimonial: las características del espacio físico por donde transcurre la traza, las condiciones administrativas
y normativas, las propias características del proyecto o el grado de densidad y la riqueza del patrimonio cultural son factores que determinan este tipo de proyectos. En el proyecto de construcción de la Autopista Santiago de Compostela – Alto de Santo Domingo se adop-
Figura 1. Fases y principales agentes del Proyecto de la Acega (diseño de A. Rodríguez Costas)
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CAPÍTULO 2. DESARROLLO DEL PROYECTO Y RESULTADOS GENERALES
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Capítulo 2. Desarrollo del proyecto y resultados generales
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taron la estrategia y las cautelas oportunas para evitar posibles destrucciones del Patrimonio Cultural de Galicia. Esta estrategia se organizó a partir de la Declaración del Impacto Ambiental, y se definió, grosso modo, en dos fases de trabajo: la Evaluación de Impacto Arqueológico del proyecto y el Control y Seguimiento de las obras de construcción. Esta última es la que vamos a desarrollar con mayor detalle. En la Declaración de Impacto Ambiental del “Estudio Informativo de la Autopista Santiago - Ourense: Clave: AG/SG/94.1”, promovido por la Consellería de Política Territorial, Obras Públicas e Vivenda, de la Xunta de Galicia, con fecha de junio de 1996, se establecían las siguientes disposiciones: • Identificación de los elementos arquitectónicos y etnográficos, previsión de impactos y propuesta de medidas correctoras en una banda 500 metros. • Realización de una prospección arqueológica intensiva, evaluación de impactos y propuesta de medidas correctoras tal y como determinaba el informe emitido por la Dirección Xeral de Patrimonio Histórico e Documental en atención a la ley 8/95 de Protección del Patrimonio Cultural de Galicia. Posteriormente, en la Declaración de Impacto Ambiental del “Estudio Informativo de la Autopista Santiago - Ourense, tramo: Ribadulla – Lalín Oeste, variante de Oca y Silleda”, promovido mediante convenio por el Ministerio de Fomento y la Consellería de Política Territorial, Obras Públicas e Vivenda de la Xunta de Galicia, con fecha de noviembre de 1997, se contemplaba una nueva alternativa de trazado a la solución propuesta del estudio anterior en el tramo especificado para su comparación desde los puntos de vista técnico-económicos y medioambientales, según el acuerdo establecido entre el Ministerio de Fomento y la Xunta de Galicia, también se especificaba en su condición nº 6 que “de forma previa a la realización del Proyecto constructivo”: • Realizar, durante la elaboración del proyecto del trazado, una prospección arqueológica intensiva en una banda de 200 metros a cada lado del límite de la alternativa de trazado elegida, evaluación de los impactos y propuesta de medidas correctoras. • Realizar, durante la fase de construcción de la autopista, el seguimiento arqueológico de las obras en la totalidad del trazado, así como excavaciones arqueológicas y actuaciones puntuales en aquellos yacimientos afectados por la obra. • Identificación de los elementos arquitectónicos y etnográficos, previsión de impactos y diseño de medidas correctoras en una banda de 500 metros. Sobre la base de las consideraciones anteriores la empresa de arqueología Ambiotec S.L. realizó la Evaluación de Impacto sobre el Patrimonio Cultural entre diciembre de 1999 y febrero de 2000. Este trabajo consistió en la prospección superficial de los terrenos y la catalogación de los elementos patrimoniales detectados, con el fin de descubrir las incidencias y afecciones de la obra sobre ellos.
Este trabajo afectó a los elementos visibles del registro arqueológico, es decir, los que poseen una traducción superficial, y varias zonas susceptibles de albergar yacimientos no visibles en superficie. En el desarrollo de los trabajos de prospección arqueológica intensiva fueron identificados 23 elementos arqueológicos, atribuibles a diferentes momentos de la Prehistoria, sobre los que se diagnosticaron 9 impactos severos, 5 impactos moderados, 4 impactos compatibles y ningún impacto crítico, mientras que 5 de ellos no sufrían impacto. De estos yacimientos, 7 se encontraban ya inventariados en la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural (DXPC en adelante), mientras que fueron documentados 15 nuevos yacimientos, como pueden ser los casos del área de dispersión cerámica de A Pousada, el túmulo de Monte de Roque, O Peto, 3 túmulos en el Monte Escurros, Coto do Castrelo o el túmulo del Monte da Romea y un topónimo susceptible de reflejar la presencia de un yacimiento arqueológico (Coto do Castrelo) (figura 4). De las medidas correctoras propuestas en la Evaluación de Impacto, que fueron oportunamente revisadas por la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural, de forma previa a las obras, se derivaron una serie de medidas concretas, de las que se destacan las siguientes intervenciones arqueológicas. • Zanjas mecánicas en la terraza del “Castro de Santa Lucía” (GA15078042) • Zanjas mecánicas en la “Parcela de A Pousada” • Sondeos manuales en el área de dispersión de cerámica romana de “O Peto” • Zanjas valorativas manuales en el área del trazado más próxima al “Castro de Agronovo” (GA15089004) • Excavación arqueológica en el área del “Túmulo 1 de Escurros” • Zanjas valorativas manuales en el área del trazado más próxima a “Coto de Castro” (GA36052016) • Zanjas valorativas manuales en el sector afectado por el trazado en “As Xeitas Vellas” • Zanjas mecánicas en el área de “A Zanca dos Castros” • Sondeos valorativos manuales en “Penas de Gandarela” • Excavación arqueológica en área del “Túmulo del Monte da Romea” En lo que respecta al Patrimonio arquitectónico y etnográfico, se documentaron un total de 149 elementos en una banda de 500 metros a cada lado del trazado, sobre los que se diagnosticaron 8 impactos severos, 4 impactos moderados, 14 compatibles, ningún impacto crítico y 123 elementos no sufrían afección. El grupo más numeroso de entidades inventariadas se corresponde con molinos y con hórreos, de los que se inventariaron sólo aquellos que destacaban etnográficamente. De las medidas correctoras derivadas de los impactos sobre el patrimonio construido, se destacan las siguientes medidas:
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El diseño del Programa de Corrección de la Autopista Santiago - Alto de Santo Domingo se basó fundamentalmente en las líneas planteadas y aplicadas tanto en proyectos anteriores, como en los actualmente en curso por el Laboratorio de Arqueología, pero adaptándose a las características de la propia obra, en la que hay que destacar su gran envergadura en cuanto a su ancho y profundidad más que a su longitud. Así que, el control y corrección de impacto debe entenderse como un trabajo de corrección integral y, de manera genérica, los objetivos globales fueron proteger, gestionar e investigar el Patrimonio Cultural afectado por las obras. Se concretaron, básicamente, en los siguientes aspectos: • Revisar y controlar las cautelas definidas en el Estudio de Impacto y en la Declaración de impacto ambiental. • Controlar y solucionar la aparición de imprevistos durante el desarrollo del trabajo. • Evitar y corregir la afección sobre elementos conocidos y sobre nuevos elementos del Patrimonio Cultural. • Realizar funciones de asistencia técnica a las empresas contratantes. • Profundizar en el estudio y conocimiento de la Prehistoria e Historia de la zona. Hay que tener en cuenta que este trabajo pudo realizarse gracias a la colaboración y disposición de las instancias implicadas en el proceso de trabajo, ya que agiliza el flujo de información y garantiza la coordinación de las diferentes dimensiones y fases del proyecto arqueológico, asegurando una integración adecuada entre éste y el proyecto de obra. El equipo de trabajo se distribuyó en tres grupos coordinados por un responsable académico (Felipe Criado Boado) y una coordinación o dirección técnica (Mª Pilar Prieto Martínez), y que englobaban un equipo de seguimiento, uno de gabinete y otro de intervenciones pertenecientes al Laboratorio de Arqueología y Formas Culturales, además de otras dos empresas de arqueología (Terra Arqueos y AKME). El equipo arqueológico permanente ha estado constituido por 10 especialistas. La realización completa de estos trabajos ha supuesto movilizar a 73 personas en total en diferentes momentos (Prieto et al. 2001, Aboal et al. 2003) El grupo de seguimiento estuvo constituido por dos equipos independientes y coordinados. El trabajo que realizaron consistió en una prospección extensiva del entorno de la obra con la intención de revisar los elementos patrimoniales ya conocidos y descubrir otros nuevos, su inspección y vigilancia periódicas; la realización de una prospección de cobertura total, es decir, la limpieza e inspección detenida de perfiles y zonas de remoción de tierras con la intención de detectar nuevas incidencias que no se hubieran podido detectar en fases previas al trabajo, valorar los impactos y proponer medidas correctoras (de manera puntual se puede ejecutar alguna medida correctora de pequeña entidad en yacimientos arqueológicos) y ejecutar algunas
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• Documentación y traslado de la “Fuente de Pozo da Valiña” • Documentación y propuesta de traslado de las dos “Cruces de Negreiriños” • Balizado de ocho molinos, cuatro hórreos y de la “Palleira de Valcarcel” • Documentación y propuesta de traslado del “Hórreo V de Laxe” Los resultados de la Evaluación de Impacto implicaron la necesidad de abordar durante la construcción de la obra un control arqueológico, así como varias actuaciones especiales en yacimientos que iban a ser afectados por las obras. Este trabajo de Control y Corrección de Impacto, ocasionado por las obras sobre el Patrimonio Cultural se realizó desde enero de 2001 a enero de 2003. A diferencia de otros ámbitos (impacto ambiental, sociológico, económico...), el tratamiento y resolución del impacto cultural es en términos de trabajo y coste generalmente mucho más elevado en la segunda fase que en la primera. Existen impactos (por ejemplo el ruido) que se pueden solventar, a partir de un buen diagnóstico del mismo, en el proyecto y que, en cambio, implican una acción mínima (generalmente limitada a la vigilancia o al control de calidad) durante o después de la construcción. En el caso del impacto arqueológico y cultural, ocurre exactamente lo contrario. Este texto se concentra precisamente en el tratamiento de ese impacto durante la fase de construcción e intenta resaltar lo que es específico de esos trabajos en el caso de una obra tipo autopista. Así, ésta consistió en ‘resolver los problemas de naturaleza patrimonial que no se hayan podido resolver en la fase anterior y que surgen en una fase de desbroce de los terrenos’ (Criado et al. 2000). El Seguimiento arqueológico es la labor de acompañamiento de la maquinaria de obra para la localización de indicios y nuevos elementos arqueológicos. Las identificaciones se completan con las variaciones oportunas, principalmente del impacto producido y la propuesta de medidas correctoras. Al inicio de esta fase se revisaron en campo las cautelas y medidas correctoras establecidas por el estudio de impacto anterior. De ese modo se pretendía una completa definición de aquellas zonas que reunían especiales características dada su propia naturaleza, la gran vulnerabilidad y la difícil localización de evidencias en espacios de densa vegetación. Como consecuencia de esta revisión y de la reactualización del proyecto en fase construcción, se procedió, en algunos casos, a modificar y establecer cautelas de nuevos tipos y en nuevos casos no previstos con anterioridad. Esta acción, cuyo resultado práctico se reflejó en el “Informe de revisión de cautelas”, debe ser necesariamente la primera actividad práctica que debe abordar un proyecto de corrección de impacto. En este caso, se consideró pertinente diseñar nuevas metodologías de tratamiento de cautelas, tales como el desbroce mecánico controlado, la limpieza y la documentación gráfica, o incluso, la protección de elementos etnográficos.
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Capítulo 2. Desarrollo del proyecto y resultados generales
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Figura 2. Un ejemplo de proceso de trabajo. A pesar de haber una cautela previa al comienzo de las obras, y de haber ejecutado las medidas correctoras (realización de zanjas mecánicas), el yacimiento de Carballeira do Espíritu Santo no se descubrió hasta que comenzó el desbroce superficial con maquinaria
de las medidas correctoras relacionadas con el patrimonio construido (como el balizado de algunos de los elementos). Sobre estos dos equipos pesaba la responsabilidad cuantitativa del trabajo patrimonial, que implicó, además: • La realización de informe periódicos trimestrales, sobre el estado de las obras a la Direción Xeral de Patrimonio Cultural
• La realización de informes sobre el estado de las cautelas cuando fuese necesario. Posteriormente, el equipo de gabinete realizó los trabajos de tratamiento y gestión de la cultura material, la gestión de la información generada por los equipos de seguimiento e intervenciones, así como otras tareas de índole burocrático.
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LOS RESULTADOS DEL CONTROL Y CORRECCIÓN ARQUEOLÓGICOS
Tabla 2. Yacimientos nuevos documentados dentro de la traza
Zona arqueológica de Bornais Carballeira de Ramil Fontenla Devesa do Rei O Peto Entorno de Agronovo Túmulo 7 do Monte dos Escurros Eira de Rodríguez Carballeira do Espíritu Santo Zarra de Xoacín Túmulo de O Cotiño
Asimismo hay que tener en cuenta que la mayoría de los yacimientos son invisibles en el paisaje actual. Sólo los túmulos o los castros son perceptibles a simple vista. Esta circunstancia hace que exista una cierta desproporción entre los yacimientos de diferente adscripción crono-cultural con respecto a su grado de afección, ya que la mitad de los yacimientos afectados son asentamientos al aire libre (invisibles). Los túmulos (visibles), por ejemplo, siendo más abundantes, son menos afectados en proporción, ya que se pueden evitar en la mayor parte de los casos, a la hora de proyectar un trazado. Por lo tanto, el control y seguimiento de las obras es un trabajo obligado para poder recuperar este tipo de yacimientos.
Tabla 1. Niveles de intensidad en el trabajo arqueológico y yacimientos documentados
Yacimientos documentados
53
En plena traza
11
En la banda de los 200 metros
18
En la banda de los 200-1500 metros
24
Traballos de Arqueoloxía e Patrimonio, 41
Yacimientos nuevos (11)
A continuación se exponen, de forma sintética los resultados de los trabajos de Control y Seguimiento Arqueológicos. Para realizar las tareas arqueológicas se establecieron tres niveles de trabajo según la distancia de los yacimientos respecto al trazado. Estos tres niveles de distancia requirieron diferente intensidad en su desarrollo. Los esfuerzos se concentraron, primero, en la zona de obra llevando a cabo una prospección de cobertura total y prospección intensiva, donde los yacimientos podían correr verdadero peligro de destrucción si no eran detectados con antelación suficiente. En segundo lugar, se centró nuestra atención en la banda de los 200 metros a cada lado del trazado, centrándonos en una prospección extensiva y prospección intensiva selectiva de algunas áreas más problemáticas. Y en tercer lugar, trabajamos en la banda de los 1500 metros, pero ésta no fue revisada sistemáticamente, puntualmente se visitó algún yacimiento ya inventariado en la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural para contextualizar aquellos yacimientos más próximos al trazado.
Tabla 3. Síntesis cuantitativa de los yacimientos arqueológicos documentados en la ACEGA en relación con su adscripción cultural y su distancia a la obra 0 metros
Hasta 50 metros
Hasta 100 metros
Hasta 200 metros
Hasta 500 metros
Hasta 1500 metros
Prehistoria
5
0
0
1
0
0
Megalitismo
3
2
4
2
4
6
Prehistoria /Castreño
0
2
4
3
4
7
Castreño / Romano
2
0
0
0
1
0
Romana
0
0
0
0
1
0
Edad Media
0
0
0
0
0
1
Edad Media / Moderna
1
0
0
0
0
0
Adscripción cultural
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Capítulo 2. Desarrollo del proyecto y resultados generales
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La realización de actuaciones especiales en entornos arqueológicos dentro del programa de corrección surge ante la necesidad de corregir y mitigar el impacto que la construcción de la Autopista ocasiona en el entorno de diferentes yacimientos o áreas de potencial arqueológico localizados dentro del área de afección. Éstas fueron variadas: excavaciones, sondeos manuales valorativos, zanjas mecánicas con control arqueológico, etc. La mayor parte se realizaron por un equipo orientado a ejecutar dichas medidas correctoras, sin embargo algunas de estas actuaciones, las de pequeña envergadura y que no requerían mucho tiempo ni mucha gente, se solventaron dentro del equipo de control y seguimiento, procedimiento más operativo. El principal objetivo de estas intervenciones era la realización de una lectura exhaustiva del registro arqueológico del entorno de determinados yacimientos, que permitiese verificar la existencia de restos arqueológicos asociados a los mismos y definir mejor su propia morfología. En los casos en los que se constató la existencia de restos arqueológicos, se propusieron nuevas medidas correctoras acordes con el tipo de indicios recuperados y sus circunstancias. En algunos casos, consistentes en la realización de excavaciones arqueológicas de mayor envergadura, que consecuentemente, implicaron la elaboración de
nuevos proyectos arqueológicos, que permitieran realizar una recuperación total de la información de los yacimientos. En caso de no documentar evidencias, se procedía a la liberación de las cautelas.
Figura 3. Limpieza de perfiles en la actuación especial en Chao de Cartas
Tabla 4. Actuaciones realizadas y Medidas Correctoras (MC) ejecutadas. MC 1: Prospección intensiva de cobertura total, limpieza. MC 2: Zanjas mecánicas. MC 3: Sondeos manuales valorativos. MC 4: Excavación en área. PK: punto kilométrico. L: limpieza. PICT: prospección intensiva de cobertura total Topónimo
Código Yacimiento
Adscripción
PK
Distancia en m al trazado
Referencia
MC: 1
MC MC MC :2 :3 :4
Castro de Santa Lucía y terrazas
YA010403R02
E.H.
Enlace de Santiago
0
Evaluación
Baliz.
Zona arqueológica de Bornáis
ZO010328P01
E.Br./Med./Mod.
0+300
0
Corrección
PICT, L
A Pousada
YA010404B01
Med./Mod.
0+980
0
Evaluación
Baliz.
Carballeira de Ramil
YA010511P01
Prehª Rec.
7+890-8+520
0
Corrección
Baliz.
Fontenla/Carballo Grande
YA010521U01
Edad del Bronce
9+670-10+000
0
Corrección
Baliz.
Castro Marzán/Monte do Castro
YA010424P01
Edad del Hierro
10+110-10+350
130
Evaluación
Baliz.
+
Devesa do Rei
YA010404L01
Edad del Bronce
10+920-11+170
0
Corrección
Baliz.
+
Chao de Cartas
YA010606P01
Edad del Bronce
11+600-11+800
150
Evaluación
Baliz.
+
Parcela de O Castro
+
+
+
+
+
+ +
+
+
"
Romano
13+200-13+300
0
Evaluación
YA010531P01
E.H./Romano
13+342-13+465
0
Evaluación
Baliz.
+
+
"
E.H./Romano
13+118-13+395
0
Corrección
Baliz.
+
+
+
Castro de Agronovo/Coto do Castro
YA010531P02
Edad del Hierro
16+900
90
Evaluación
Baliz.
+
+
Entorno de Agronovo
ZO011122P01
Neolítico Final
17+020-17+160
0
Corrección
Baliz.
+
+
+
Túmulo 1 de Monte dos Escurros y entorno
YA010124Ñ04
Megal. y Neol.Final
23+900-24+020
0
Eval./ Correc.
Baliz.
+
+
+
Túmulo 2 de Monte dos Escurros
YA010124Ñ05
Megalitismo
23+960
10
Evaluación
Baliz.
+
+
+
+
O Peto/ O Castro Pequeño Parcela de O Peto
+
Túmulo 7 de Monte dos Escurros
YA010320P01
Megalitismo
23+920
5
Corrección
Baliz.
Eira de Rodríguez
YA010730U01
E.H./Romano
24+900-25+085
0
Corrección
Baliz.
Carballeira do Espíritu Santo
YA010914U01
Bronce Final
28+110-28+240
0
Corrección
Coto do Castro/ Castro de Chapa
YA010405P01
Edad del Hierro
28+250
80
Evaluación
Baliz.
Conjunto arqueológico de Vilanova
ZO011109P01
Contemporáneo
28+800-28+950
0
Corrección
L, Baliz.
As Xeitas Vellas
PU010717P01
Contempor.
31+600
0
Evaluación
PICT, L
Zanca dos Castros
PU010906U01
Prehistoria Reciente
35+800
0
Evaluación
PICT, L
Penas da Gandarela
PU010906U02
Indeterminado
37+100
0
Evaluación
Túmulo 1 Monte da Romea/entorno
YA010124Ñ01
Megalitismo
45+170-45+200
0
Evaluación
Baliz.
Zarra de Xoacín
YA021016P01
Neol. Final/ E. Br.
47+000
0
Corrección
Baliz.
Túmulo de O Cotiño y entorno
YA020401P01
Megalitismo
49+000-49+400
0
Corrección
Baliz.
+
+ + +
+ +
+
+
+
+
+
+
+
+
+
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Figura 4. Perfil topográfico del trazado de la ACEGA con los yacimientos documentados
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Capítulo 2. Desarrollo del proyecto y resultados generales
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Figura 5. Trazado de la ACEGA con los yacimientos en los que se realizaron intervenciones y su entorno arqueológico
Estas intervenciones de pequeña entidad fueron básicamente: balizados, limpiezas (perfiles o posibles indicios sobre el tronco consecuencia de la aparición de material o de manchas en la coloración de la tierra), prospecciones intensivas de cobertura total que implicaban la visita reiterada al mismo sitio las veces que fuesen necesarias. Además de los yacimientos registrados, se han documentado una serie de puntos arqueológicos (un total de 149 puntos) dentro de la traza de la Autopista donde se recuperaron un total de 221 conjuntos de materiales arqueológicos. Una parte de ellos no poseían la suficiente entidad como para proponer una cautela arqueológica, pero otra parte permitió la documentación de nuevos yacimientos que serían objeto, posteriormente, de excavaciones arqueológicas. La variedad cronológica de los vestigios arqueológicos recuperados, las zonas de cultivo y las áreas de tránsito de población desde antiguo (se atestigua la presencia de caminos tradicionales, caminos reales, calzadas romanas o el propio camino de Santiago en las cercanías de estas concentraciones de material) indican una recurrencia en el uso del territorio atravesado por el trazado a lo largo del tiempo.
Tabla 5. Síntesis cuantitativa de los conjuntos de materiales y su adscripción cultural
Adscripción cultural Prehistórica
Conjuntos de material
Nº de piezas
105
1124
Prehistórica /Castreña
6
Castreña / Romana
5
Romana
6
Romana / Medieval
3
Medieval
20
Moderna
6
129
Contemporánea
7
93
Indeterminada
63
390
290
342
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Tabla 6. Niveles de intensidad en el trabajo y elementos del patrimonio construido catalogados Elementos históricos y etnográficos (en la banda de los 500 metros)
319
En plena traza
21
En la banda de los 50 metros
49
Más allá de los 50 metros
249
Tabla 7. Síntesis cuantitativa de la variedad de elementos del Patrimonio construido en relación con las distancias a la autopista Tipo de elemento
Afecciones (0 m)
1-50 m
51-100 m
101-500 m
Más de 500 m
Alpendres
0
2
2
2
0
Aserradero
0
1
0
0
0
Capillas
0
1
2
3
0
Cruceiros
0
0
2
4
12
Cruces
2
0
0
7
0
Casas tradicionales
1
8
9
10
1
Hornos
0
1
0
0
0
Hórreos
1
21
21
81
1
Iglesias
0
0
2
7
18
Lagares
0
1
0
0
0
Molinos
3
8
7
11
0
Palleiras
0
4
7
0
0
Palomares
1
0
1
3
1
Pontellas
0
3
0
1
0
Puentes
0
1
1
1
1
Relojes de sol
0
1
0
0
1
Topónimos
4
0
1
3
1
Caminos Tradicionales
6
0
0
0
0
Caminos Reales
1
0
0
0
0
Vía de la Plata
1
0
0
0
0
Calzada Romana
0
1
0
0
0
Pozos/fuentes/lavaderos
1
2
0
3
0
Tumbas
0
0
0
0
2
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Además, el trabajo de Control y Corrección incluía, en nuestro caso, una banda de 500 m a cada lado de la traza. Esta superficie era demasiado amplia como para garantizar un trabajo da calidad; por tanto, el trabajo se intensificó en la banda de 50 metros más próximos a la obra, para garantizar la calidad en los trabajos de corrección. La cantidad de elementos catalogados fue muy grande, al igual que su variedad, si bien, los más numerosos son los hórreos y los molinos, elementos constructivos relacionados con el modo de subsistencia de la zona. Aplicamos una metodología arqueológica para su catalogación.
En relación con el Patrimonio Construido hay que destacar que, antes de plantearse un trabajo de estas características, se debe afrontar su problemática especial. • Son elementos habitualmente visibles y, generalmente, se encuentran en propiedades privadas que no suelen verse afectadas por la obra. • Son muy numerosos, pero no se incluyen en el presupuesto y, por lo tanto, el tiempo de dedicación es muy escaso. • Muchos de ellos se encuentran en un estado de abandono fuerte en el momento de ejecución de la obra. • Las catalogaciones más o menos sistemáticas son de época reciente y, por lo tanto, los criterios de catalogación no son claros, primando los datos cuantitativos a los cualitativos. • No hay una línea clara de acción desde la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural en cuanto a la gestión del patrimonio construido y tampoco existe personal preparado. • Existe cierta permisibilidad en la destrucción de algunos tipos de elementos, por lo que no hay control de lo que se destruye y, en ocasiones, se invierte dinero en ejecutar medidas correctoras de poco interés patrimonial.
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Capítulo 2. Desarrollo del proyecto y resultados generales
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Hay que señalar que los elementos más afectados están relacionados con el tránsito: los caminos, las cruces de caminos y los molinos, ubicados en zonas de paso menos complicadas de los ríos de menos caudal y a los que es más fácil acceder, convirtiéndose en los pasos más apropiados para la construcción de viaductos. Uno de los elementos que presentan mayores problemas de documentación son los caminos, pues no se han hallado restos asociados a ellos que permitiesen relacionarlos con alguna entidad arqueológica, ni restos relativos a sus fases de construcción ni otro tipo de elementos de cultura material que pudieran estar asociados a los mismos. Salvo el caso de los caminos tradicionales que han quedado en desuso recientemente, el resto de ca-
minos no se conservan, por lo que no fueron detectados durante los trabajos de seguimiento y solamente se tiene constancia de ellos a través de la bibliografía (Ferreira 1988), fuentes escritas o la memoria transmitida oralmente por los habitantes de la zona (este es el caso del Camiño Real que comunicaba los valles de Orazo y Ouzande ). De todas formas todos ellos se van visto afectados por el trazado puntualmente. Debido a la proximidad a la obra de algunos de elementos etnográficos se tuvieron que realizar una serie de actuaciones especiales, en el marco de control y seguimiento, para documentar varios elementos etnográficos antes de su traslado a una nueva ubicación al margen de la afección del trazado o de la destrucción misma del elemento.
Tabla 8. Actuaciones realizadas sobre el Patrimonio Construido y Medidas Correctoras ejecutadas
Topónimo
Código
PK
Dist. (m)
Referencia
Medidas Correctoras Ejecutadas
Molino de Romeiro
PU010504U14 PBA 7+207: 0+132
6
Corrección
Documentación, Balizado
Molino de Xesteira
PU010305P10
10+140
8
Evaluación/ Corrección
Documentación, Balizado
Molino 1 de Feal
PU010124U01
14+320
0
Corrección
Documentación, Limpieza, Balizado
Molino 2 de Cervaña
PU010124H02
25+930
0
Evaluación
Documentación, Limpieza, Balizado
Molino de Toxa
PU010705P01
29+690
5
Corrección
Documentación, Balizado
Pontella de Toxa
PU010710P06
29+700
10
Corrección
Documentación, Balizado
Cruz 2 de Negreiriños PU010124H05 PSA31+ 082:0+140
0
Evaluación
Documentación, Balizado (desaparecido en el transcurso de las obras)
Cruz 1 de Negreiriños PU010124U02 PSA31+ 082: 0+320
0
Evaluación
Documentación, Balizado, Trasladado
Casa de O Couto
PU011120P01
31+880
0
Corrección
Documentación
Hórreo V de Laxe
PU010124H03
41+700
0
Evaluación
Documentación, Trasladado
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Figura 6. Selección de algunos ejemplos de patrimonio construido catalogados durante el control y seguimiento de la Autopista Santiago-Alto de Santo Domingo
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Capítulo 2. Desarrollo del proyecto y resultados generales
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Figura 7. Selección de algunos ejemplos de patrimonio construido catalogados durante el control y seguimiento de la Autopista Santiago-Alto de Santo Domingo
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EQUIPO DE TRABAJO
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Y ACTUACIONES ES-
PECIALES EN ELEMENTOS ARQUITECTÓNICOS
Actuaciones especiales sobre el patrimonio arquitectónico: Molino de Romeiro, Molino de Xesteira, Molino 1 de Feal, Molino 2 de Cervaña, Molino de Toxa, Pontella de Toxa, Cruz 2 de Negreiriños, Cruz 1 de Negreiriños, Casa de O Couto, Hórreo V de Laxe. Clave de expediente: CJ 102A 2001/068-0 Periodo de realización: enero 2001 – enero de 2003 Equipo de Trabajo: Investigador Responsable: Felipe Criado Boado Coordinador/a: Mª del Pilar Prieto Martínez Director/Responsable de la actuación: Mª del Pilar Prieto Martínez Ayudante de Dirección: Rebeca Blanco Rotea Equipo Técnico: Oscar Alonso Tejedor Equipo de trabajo de campo: Elisa Crespo Vázquez, Lorena Vidal Caeiro, Paula Méndez Santiago Equipo de trabajo de gabinete: Beatriz Íñiguez Pichel y Yolanda Porto Tenreiro (tratamiento de material), Anxo Rodríguez Paz (tratamiento gráfico), Sofía Quiroga Limia y Teresa Neo Pérez (secretaría), Matilde Millán Lence (tratamiento informático de la información)
Nombre de la actuación: ACTUACIONES PUNTUALES EN ELEMENTOS ARQUEOLÓGICOS (ZANJAS MECÁNICAS Y SONDEOS MANUALES) Elementos arqueológicos: Santa Lucía (Santiago de Compostela), Castro Marzán (Vedra), Devesa do Rei (Vedra), Chao de Cartas (Vedra), O Peto (Vedra), Agronovo (Vedra), Os Escurros (Silleda), Carballeira de Ramil (Vedra), Fontenla (Vedra), Penas da Gandarela (Lalín). Clave de expediente: CJ 102A 2001/557-0 Periodo de realización: marzo de 2001 y marzo de 2002 Equipo de trabajo: Investigador Responsable: Felipe Criado Boado Coordinador/a: Mª del Pilar Prieto Martínez Directores/Responsable de la actuación: Roberto Aboal Fernández, Elena Lima Olivera, Xurxo Ayán Vila y César Parcero Oubiña. Equipo Técnico: Virginia Castro Hierro, Andrés R. Troncoso Meléndez, Patricia Mañana Borrazás. Equipo de trabajo: Celso Hugo Barbas Seara, Marta Tabarés Domínguez, Paula Méndez Santiago, Eloi Saavedra Vidal, David Pérez López, Alfonso Montejo Ráez, Miguel Angel Gónzalez, Ramona Martínez Penela.
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Nombre de la actuación: SEGUIMIENTO
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El túmulo 1 de Monte de Os Escurros fue detectado durante los estudios previos de Evaluación, llevados a cabo por Ambiotec y, ante la imposibilidad de realizar modificaciones en la traza de la autopista, se planteó su excavación como medida correctora. Por lo tanto, el objetivo patrimonial de este trabajo era registrar el yacimiento antes de que las obras lo destruyeran. Durante los trabajos de control y seguimiento de la Autopista Santiago-Alto de Santo Domingo se localizaron cuatro túmulos más, aparte de los cuatro conocidos y se llevaron a cabo zanjas mecánicas y sondeos manuales en el entorno de la necrópolis2 afectada por las obras permi-
tiendo detectar algunas estructuras excavadas en el xabre. Dichos resultados hicieron necesaria la ampliación de las medidas correctoras iniciales, planteándose, además de la excavación del propio túmulo afectado, la excavación de las estructuras localizadas en su entorno. La necrópolis de As Encrucilladas, constituida por ocho enterramientos se emplaza en la parte superior del collado que se localiza entre los montes de Corda do Outeiro (al N) y O Formigueiro (al S). La zona se constituye como un lugar de tránsito natural que une los valles de OuzandeCervaña (al E) del concello de Silleda y el valle de Orazo (al W) perteneciente al concello de A Estrada (figura 1).
Figura 1. Localización del yacimiento y su entorno
2
Realizado por el Laboratorio de Arqueología y Formas Culturales de la USC (Prieto et al. 2002).
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CAPÍTULO 3. LA NECRÓPOLIS DE MONTE DE OS ESCURROS
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Cabe destacar que el Túmulo 1 se emplaza en el área de estrechamiento del collado, desde donde posee un dominio visual del entorno y de los túmulos circundantes. El área seleccionada para la ubicación de los sondeos se localiza a unos 100 m del túmulo 1 hacia el SE, en un pequeño rellano situado en la ladera E del collado y mantiene también una conexión visual directa con varios túmulos de la necrópolis, pudiendo considerarse dentro de este mismo ámbito arqueológico.
LOS RESULTADOS DE LA EXCAVACIÓN Las labores de excavación del Túmulo 1 han permitido determinar la existencia de un enterramiento con unas dimensiones globales (incluyendo las estructuras externas) que exceden los 30 m de diámetro, alcanzando 1 m de altura en su zona central. La superficie total excavada ha sido de 389 m2, incluyendo la excavación del túmulo (figura 2), su área perimetral, así como cinco zanjas y un sondeo en las zonas adyacentes. Las 53 unidades estratigráficas documentadas se han dividido en 8 grupos estratigráficos que comprenden no sólo los niveles arqueológicos prehistóricos, sino que documentan además el abandono del yacimiento y la construcción de estructuras de parcelación muy posteriores. A continuación pasamos a describir someramente los grupos estratigráficos o estructuras que componen el yacimiento: (1) Valado: Se trata de una estructura de cierre tradicional con un trazado longitudinal y rectilíneo (NW-SE). Este se dispone sobre el yacimiento en su zona perimetral, sellando parte de la tumulación. La estructura aparece sellando varios niveles de suelo antiguos que han desaparecido en el resto de la superficie del túmulo. (2) Violación: Se trata de la principal alteración que se documenta en el yacimiento. El área de saqueo se localiza en posición central, mostrándose en superficie con una ligera depresión de forma ovalada, de 4 m de longitud por 3 m de anchura. El agujero realizado para saquear el enterramiento va ciñéndose paulatinamente hasta llegar al sustrato. (3) Estructuras externas: Distinguimos dos unidades estratigráficas que conforman las estructuras externas del enterramiento: Tumulación externa: Se trata de un depósito de tierra que cubre el enterramiento generando un volumen semiesférico de 19-20 m de diámetro. Esta tumulación constituye la última fase de construcción del enterramiento (figura 3.1). Empedrado perimetral: Se trata de un depósito de piedras de diversa naturaleza y tamaño que se disponen de manera intermitente en el entorno del yacimiento, excediendo la tumulación externa. La superficie excavada pone al descubierto parte de esta estructura que muestra una anchura de entre 3 y 6 m. Los depósitos de piedra aparecen alternándose con zonas donde aflora la roca y otras donde ésta ha sido alterada superficialmente.
(4) Coraza o anillo intermedio: Se trata de una estructura de lajas de piedra que se disponen de forma semicircular en torno a la tumulación interna (figura 3.2). Su diámetro externo es de 14,5 m y el interno de 10,5 m. Las piedras de mayor tamaño aparecen dispuestas con un ángulo de 45º, ciñendo esta tumulación en su perímetro. Las de menor tamaño aparecen dispuestas con mayor horizontalidad, proporcionando una anchura a la estructura que oscila entre los 2 y los 4 m. La estructura se dispone de forma continua, dejando una pequeña abertura hacia el SE, que marca el área de acceso al enterramiento, y se encuentra parcialmente destruida en su cuadrante E. (5) Estructuras de acceso: Podemos distinguir ciertos elementos que sugieren una estructura de acceso compleja (figura 3.3). En primer lugar, coincidiendo con el área de interrupción SE, se documentaron una serie de losas planas trabadas en forma de cuña y alineadas al SE. Este conjunto constituye un enlosado de 2 m de longitud que desciende desde la zona superior de la tumulación hasta la estructura central. Paralelo a éste se localizaron además dos losas alineadas e hincadas con un buzamiento similar. (6) Tumulación interna: Constituida por depósitos de tierra delimitados por la coraza y que aparecen cubriendo las estructuras internas. A pesar de que la textura y cualidades de los depósitos es muy similar, se distinguen dos áreas de coloración diferente: una más clara ocupando la mitad NE y otra más oscura, ocupando la mitad SW. (7) Estructuras internas: Se agrupan aquí las estructuras de piedra cubiertas por la tumulación interna, una estructura central y una losa: Estructura central: Se trata de un conjunto de bloques de piedra dispuestos sobre una “cama” de lajas planas en posición horizontal (figura 3.4). La estructura parece haber sido parcialmente destruida hacia el NW debido al saqueo realizado en la zona central. Los restos que se conservaban in situ muestran una planta de tendencia pseudorectangular, acentuada por la presencia de una pequeña losa que se apoya lateralmente sobre el conjunto formando casi un ángulo recto. En la zona inferior de la violación se ha localizado otra losa de tamaño similar y varios bloques de piedra procedentes del desmantelamiento parcial de la estructura. Aunque probablemente esta estructura acogiese el enterramiento propiamente dicho, no se documentó ningún depósito orgánico asociado a ésta. Losa: A poco más de 1 m al W de la estructura central se localizó una gran losa de forma aproximadamente rectangular, con uno de sus lados cortado al sesgo (figura 3.5). Esta aparece afinada toscamente en sus bordes, presentando una sección transversal abombada y una orientación de su eje mayor NW-SE. A pesar de que se ubicaba en el borde de la violación, la losa no fue movilizada durante el saqueo y se localizó aparentemente en su posición original, dispuesta horizontalmente sobre la tumulación inferior. (8) Niveles inferiores: En este grupo se integran las unidades estratigráficas que sirven de base a las estruc-
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Figura 2. Planta general de las estructuras principales del túmulo (cada cuadrícula es un m2)
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turas centrales, es decir, la tumulación inferior y el empedrado interior: Tumulación inferior: Se trata de un depósito de tierra muy limpia y seleccionada que se dispone horizontalmente y sirve de asiento tanto a las estructuras internas como a la coraza, cubriendo el empedrado interior y parte del exterior. Sobre este se localiza un nivel estrecho y discontinuo de tierra más orgánica que podría deberse al uso temporal de la superficie durante la construcción estas estructuras. Empedrado interior: Se define como un nivel de piedras dispuesto sobre el sustrato en toda la zona ceñida por la coraza (figura 3.6). Este posee una continuidad con el empedrado perimetral y su constitución es muy similar, destacando un ligero aumento de los clastos de cuarzo. No se ha localizado ninguna fosa de enterramiento a nivel inferior. Los tres sondeos se ubican en el entorno de la necrópolis (figura 4), a la altura del PK 24+020 y han permitido la documentación de las estructuras principales localizadas en los trabajos previos a la excavación. La superficie total excavada ha sido de 108 m2. Aunque se puede establecer una estratigrafía general para el área de excavación constituida por tres niveles (Horizontes A, B y C), se documentan diferencias significativas para cada superficie sondeada. El sondeo 1 es el que muestra una estratigrafía más compleja, presentando un nivel superficial asentado sobre un camino tradicional, seguido de un horizonte B en el que se ha localizado abundante material arqueológico cerámico y se interpreta como el abandono del yacimiento, un horizonte de uso, conformado por una capa de tierra endurecida que sella las estructuras inferiores que marca la transición al sustrato y finalmente, bajo este nivel se documentaron dos estructuras excavadas en el sustrato rellenas con diferentes depósitos. En primer lugar, destaca una fosa de considerables dimensiones, aproximadamente 2 m diámetro, forma circular en planta y 1 m profundidad. Se trata de una estructura compleja que contiene un depósito mixto de xabre y tierra, colocado de manera ordenada, evidenciando una deposición intencionada. Hacia el NW se localiza otra fosa semicircular colmatada con xabre arenoso y piedras. En los sondeos 2 y 3 se documentaron únicamente tres niveles, un nivel superficial y uno de abandono, semejantes a los del sondeo 1 y básicamente donde se documenta la mayor parte del material, y finalmente, un nivel de estructuras inferiores. En el sondeo 2 se documentaron cuatro estructuras: una estructura de unas dimensiones considerables (3-4 m diámetro) de forma ovalada en planta y 90 cm profundidad, dos fosas circulares de 90 cm de diámetro y una tercera de mayores dimensiones conservada parcialmente. En el sondeo 3, se registró una única estructura en la que se localizó una acumulación de piedras
Figura 3. Proceso de excavación del túmulo
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Figura 4. Ubicación de los sondeos y planta general de las estructuras (cada cuadrícula es un m2)
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sobre un nivel ceniciento, se define en planta como una fosa irregular de tendencia elíptica. Las características de los hallazgos indican que se trataría probablemente de un área de actividad prehistórica de carácter puntual.
LA CULTURA MATERIAL La cultura material documentada en la excavación del túmulo y los sondeos consta de quinientas veintiséis piezas3, albergando los sondeos un 55% del total registrado. Predomina la producción lítica en el túmulo frente al mayor número de fragmentos cerámicos en los sondeos (ver tabla 1).
Tabla 1. Relación de piezas recuperadas en ambas áreas de excavación Cerámica
Líticos
Ocre
Arcilla
Total
Túmulo 1
92
101
1
1
195
Sondeo 1
162
61
2
0
225
Sondeo 2
22
5
0
0
27
Sondeo 3
39
39
1
0
79
315
206
4
1
526
Total
En lo que se refiere a la producción cerámica, se documentaron un total de trescientos cincuenta y cuatro fragmentos cerámicos, documentándose el 63% en los sondeos (figura 5). Presenta unas características formales semejantes, que nos evidencian una posible contemporaneidad en ambas áreas de actividad. A pesar del fuerte grado de fragmentación y rodamiento de las piezas, se han podido reconstruir seis recipientes en el túmulo y quince en el área de los sondeos. Además, en el túmulo se documenta un fragmento liso con una perforación lateral que podría ser un colgante. Las morfologías son simples de perfil cerrado, en su mayoría. A pesar de haber un número mayor de recipientes en los sondeos, sólo uno presenta decoración frente tres decorados en el túmulo. Tabla 2. Relación de piezas cerámicas recuperadas en excavación Túmulo 1 Sondeo 1 Sondeo 2 Sondeo 3 Total Bordes
2
13
0
2
17
Fondos
0
1
5
0
6
Indeterminados
7
24
2
5
38
Panzas
83
124
15
32
254
3
En relación al tratamiento técnico, mientras que en el túmulo las texturas son compactas y porosas en igual proporción, en la cerámica de los sondeos destacan las compactas. Los desgrasantes son micáceos, predominan los tonos claros y un ambiente de cocción es oxidante, aunque en los sondeos hay algún recipiente de tonos oscuros. El tipo de acabado de la cerámica del túmulo, cuando se conserva, es alisado medio, siendo éste predominante en los sondeos, en donde se documenta además el bruñido medio que está asociado a los recipientes de tonos oscuros y una cocción reductora. En el túmulo la mitad de recipientes están decorados (la impresión de punzón y la incisión), mientras que en los sondeos sólo uno presenta decoración. Los elementos decorativos son de carácter geométrico y en general rectilíneo salvo en un recipiente del túmulo (CAOET01/002), destacando líneas rectas horizontales y oblicuas, triángulos incisos o acanalados, líneas onduladas horizontales o rellenos de puntos impresos dentro de triángulos. Las técnicas decorativas son la impresión de punzón dejando una impronta de tendencia circular con tamaños diversos en uno de los recipientes (CAOET01/001) y la incisión, utilizando dos instrumentos, uno de punta afilada y otro de punta roma. Destaca el CAOET01/002 y el CAOES/001 por la riqueza de instrumentos utilizados en la decoración. El diseño se ubica en la mitad superior del perfil de los recipientes. Dada la fragmentación de las piezas, no se puede reconstruir el diseño decorativo de los recipientes, sin embargo, parece que el patrón puede responder a la de la cerámica tipo Penha. Aunque toda la cerámica estudiada presenta un proceso técnico idéntico en las diferentes fases de manufacturación, se puede detectar una mayor variabilidad morfológica y una mejor calidad en las pastas de los sondeos frente a una mayor riqueza decorativa en el túmulo. Estos rasgos son coherentes con el patrón formal de la cerámica en el neolítico gallego (Prieto 2001, 2005). En relación con la producción lítica, se documentaron doscientas ocho piezas (ver tabla 3 y figura 6). En todas las áreas se han documentado lascas (16’7%) y restos de talla (64 %), y el soporte predominante es el cuarzo, frente a algunas piezas que están en granito, cuarcita, cristal de roca y turmalina. El porcentaje de útiles es mucho menor en general (en torno al 19%), aunque la mayor variedad y cantidad se localizó en el sondeo 1 y particularmente en el Túmulo 1, destacando los útiles tallados y pulimentados y un conjunto heterogéneo de prismas y piezas realizadas sobre un soporte tipo canto. En relación con la distribución espacial del túmulo (figura 7), cabe destacar que la mayor parte del material se distribuye en torno a un espacio relativamente reducido. La cerámica presenta una mayor concentración en el cuadrante SE, donde también se localiza el fragmento con per-
Además se recogieron diecisiete piezas durante el control y seguimiento y veintisiete en la intervención de zanjas mecánicas.
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Tabla 3. Relación de piezas líticas recuperadas en excavación
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Productos líticos
Túmulo 1
Sondeo 1
Sondeo 2
Sondeo 3
Total
Total %
Lasca o fragmento
16
12
4
4
36
18,2
Lámina/ laminita o fragmentos
1
2
0
0
3
1,4
Restos de Talla
62
40
1
33
134
64,1
Cuchillo dorso
0
1
0
0
1
0,48
Buril simple
1
1
0
0
2
0,96
Lámina-laminita con borde abatido
2
0
0
0
2
0,96
Microlitos segmento
2
0
0
0
2
0,96
Hacha
1
0
0
0
1
0,48
Pieza trilobulada
1
0
0
0
1
0,48
Moviente
1
0
0
0
1
0,48
Bola
2
0
0
0
2
0,96
Posible instrumento abrasivo
1
0
0
0
1
0,48
Canto rodado o fragmento
3
3
0
2
8
3,8
Prisma
7
1
0
0
8
3,8
Fragmento pulido
0
1
0
0
1
0,48
Ocre (posible)
1
2
0
0
3
1,4
48,80
30,14
2,39
18,66
Total %
foración lateral (colgante). La industria lítica parece mostrar una distribución espacial más selectiva dentro del monumento, de hecho algunas piezas parecen demarcadores que señalan hitos espaciales y/o temporales en la construcción o en las modificaciones realizadas sobre el monumento. Así, en el ESE, la doble azuela, el prisma de turmalina y en menor medida el buril y el hacha señalan la interrupción de la coraza; las esferas se localizan al W y sobre la coraza; los prismas marcan una ruptura al NE de la coraza; y parecen señalar el comienzo del empedrado perimetral los cantos al SSE y el ‘instrumento abrasivo’ al NNW Por su parte, en los sondeos, la mayor concentración de materiales se encuentra en el sondeo 1, en el que se documentan la mayor parte de los fragmentos vinculados a cacharro y la mayor variedad de piezas líticas, concentrándose la mayor cantidad de piezas en los depósitos relacionados con el nivel de abandono, fuera y entorno a las estructuras excavadas en el xabre.
VALORACIÓN La realización de esta intervención arqueológica ha permitido documentar un interesante enterramiento megalítico, así como un área de actividad antrópica emplazada en el entorno de la necrópolis.
El Túmulo se define como un enterramiento complejo de destacada monumentalidad. Su estudio nos lleva a plantear la hipótesis de una remodelación del enterramiento original, que afectaría tanto a las Estructuras Internas, como a la apariencia final del enterramiento. Las principales evidencias que nos permiten rastrear esta reestructuración del espacio funerario son: • La variabilidad en el diseño y ejecución de la Coraza. • La localización de dos depósitos bien diferenciados dentro de la Tumulación Interna: uno claro y otro más oscuro. • La duplicidad de las Estructuras Centrales (Losa Central y Estructura Central) que no presentan ningún tipo de conexión. • La variabilidad en el área de deposición de materiales. Se definen así dos espacios: ESPACIO 1 como el enterramiento primario, y el ESPACIO 2 como un área de ampliación del monumento que no se limitaría a la ejecución de una nueva estructura central, sino que, más bien, supondría una remodelación del enterramiento en su conjunto (figuras 7 y 8). La secuencia constructiva se resume de la siguiente manera: 1. Construcción del primer monumento funerario que tendría unas dimensiones de 13-14 m de diámetro
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y una planta de tendencia oval (con un ligero alargamiento del eje NE-SW). Estaría constituido por una Tumulación homogénea de color claro, delimitada perimetralmente por una coraza, y albergaría en su zona central una estructura de tipo cistoide4 a la que se accedía desde el SE a través de una pequeña rampa descendente constituida por varias losas. 2. En un momento posterior, se llevaría a cabo una destrucción intencionada de la parte W del Túmulo con el 4
fin de ubicar una nueva estructura y ampliar el volumen del túmulo. 3. Tras ello se realizaría una remodelación del monumento funerario, utilizando básicamente los materiales precedentes, dando lugar a una masa tumular más oscura (mezclada con materia orgánica durante la remoción) y a una coraza de menor espesor y más diseminada. Como consecuencia, la remodelación genera un desplazamiento de su centro hacia el W y un alargamiento del eje E-W, proporcionando al ente-
La reconstrucción hipotética realizada a partir de los restos localizados in situ y los localizados en el interior de la violación, nos aproximarían a una planta pseudorectangular que delimitaría un espacio reducido, de 0,8 m x 1 m, que constituiría probablemente el área de enterramiento principal.
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Figura 7. Análisis espacial de las piezas del túmulo estructuras (cada cuadrícula es un m2)
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Figura 8. Reconstrucción hipotética de: (1) las fases del túmulo (cada cuadrícula es un m2) y (2) de la estructura central
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rramiento una forma general oblonga y unas dimensiones totales de unos 16 m de diámetro. En su fase final, una última tumulación cubriría las estructuras. Respecto a la cronología del monumento, los resultados radiocarbónicos de las cuatro muestras analizadas se pueden ver en la tabla siguiente.
la estela (losa central). Esta reforma estaría asociada a la deposición de un nuevo grupo de ofrendas entre las que destaca el material pulimentado (doble azuela6 y bolas esferoides) con una cronología relativa que nos aproxima al Neolítico Final (mediados del III milenio). La ocultación de las estructuras como una última fase constructiva nos
Tabla 4. Relación de las dataciones de C14 obtenidas para el Túmulo 1 de Monte de Os Escurros (calibradas con el programa de Stuiver, Reimer y Reimer 2005)
Datación B.P.
Cal (2 _) BC
Área relativa de probabilidad de distribución
Ua-22222
5390±50
4341-4055
4341-4221 (0,65)
UE024. Zona superior de la tumulación interna. Carbón
Ua-22223
6855±55
5871-5638
5846-5638 (0,99)
UE032. En la tumulación inferior, bajo la coraza. Carbón
CSIC-1818
8715±48
7938-7599
7882-7599 (0,94)
UE032. En la tumulación inferior, sobre el empedrado interno (UE040). Carbón
Ua-22221
8805±65
8208-7660
8024-7674 (0,73)
UE010. Sobre el empedrado perimetral en la zona SW. Carbón
Laboratorio
Tres de las dataciones son extremadamente antiguas y la única que se encuadra dentro del fenómeno megalítico nos situaría en el Neolítico Medio. El origen de esta última que procede de la masa tumular, la hace poco fiable5. A ello se suma que los indicios arqueológicos, tanto las estructuras como los materiales, nos evidencian una cronología un poco más tardía, remitiéndonos más bien al Neolítico Final. Por esta razón, hemos desechado las dataciones absolutas del monumento, y basándonos en el estudio del propio monumento, distinguimos dos momentos, ambos incluidos en el Neolítico Final, en la primera mitad del III milenio, y quizás, no muy distanciados en el tiempo: Un primer momento fundacional, correspondiente a un monumento de tipo cistoide con un ajuar particular (hacha pulimentada, laminilla, y una buena parte del lítico, junto al colgante y fragmentos de vasijas, algunas de ellas con decoración que podría ser inciso-metopada). A este momento se vincula probablemente el área de actividad próxima, dadas las características homogéneas del material de ambas zonas. Un segundo momento en el que se reinterpreta el espacio funerario agregando un nuevo elemento simbólico,
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Localización
aproxima también a estrategias funerarias que se desarrollarán plenamente a principios del II milenio. En cualquier caso, los hallazgos nos permiten definir el monumento como el resultado de un proceso ritual acumulativo, engrosando el conjunto de túmulos en los que se documenta una reutilización y transformación paulatina de los espacios funerarios. Las estructuras localizadas durante los sondeos presentan evidencias de haber servido como áreas de ocupación esporádica para desarrollar una actividad coetánea a la primera fase de construcción del monumento funerario, existiendo la posibilidad de que se trate de un espacio ceremonial asociado a la necrópolis y relacionado directamente con la construcción de los monumentos.
EQUIPO DE TRABAJO Nombre de la actuación: EXCAVACIÓN EN EL TÚMULO 1 DE LA NECRÓPOLIS DE OS ESCURROS Y SONDEOS VALORATIVOS EN PK 24+020 Clave de expediente: CJ 102A 2001/264-0 Periodo de realización: junio 2001 – agosto 2001
Alonso y Bello (1995) destacan la escasa fiabilidad de las dataciones obtenidas a partir de estos depósitos, dado que es muy difícil demostrar su origen y relación cronológica con el tipo de depósitos que se pretenden datar. Este tipo de piezas tienen una cronología de 3000 y 2500 cal. BC y concretamente, en Galicia se documentan en túmulos no dolménicos y a veces en ubicaciones marginales en el montículo, relacionándolo con tumbas individuales (Blas y Corretgé 2001: 156).
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Equipo Técnico: Mario Cesar Vila, Angel Carreira Díaz, Beatriz Teijeiro López Equipo de excavación: Alberto Iglesias Salvande, Antón Corriente Basús, Miguel Alvarado López, Pedro Caeiro Barreiro, Susana Goyanes Hermo, Víctor Varona Suárez
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Equipo de Trabajo: Investigador Responsable: Felipe Criado Boado Coordinador/a: Mª del Pilar Prieto Martínez Director/Responsable de la actuación: Alejandro Parga Castro Ayudante de Dirección: Roberto Bartolomé Abraira
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El yacimiento de Zarra de Xoacín se sitúa en el término municipal de Lalín, en una dorsal de estribación de la Serra do Faro que cierra por el norte la cuenca del río Deza. En concreto, se emplaza en un pequeño rellano orientado hacia el río Asneiro, uno de sus afluentes. Esta comarca se sitúa en la parte más occidental de la provincia de Pontevedra y marca el tránsito de la Galicia litoral a la interior. Está delimitada por tres unidades morfológicas que configuran la cuenca del río Deza. Por un lado, la parte oriental con una alineación montañosa (Serra do Farelo, Serra do Faro) que limita con la provincia de Lugo. Por otro, la parte sur y oeste, con la alineación de las Serras do Candán y Zobra y los Montes do Testeiro, que forman parte de la Dorsal Gallega y por
último, por el norte, el Monte do Castelo y el río Ulla. En su interior, la orografía es ondulada, formada por amplios valles de los ríos Deza y Arnego. El yacimiento fue descubierto como consecuencia de los trabajos de control y seguimiento arqueológico realizados, durante los cuales fueron identificadas concentraciones de material adscribibles a la prehistoria reciente (destacando cerámica inciso-metopada y cerámica campaniforme) localizadas en una pista de unos 5 m de ancho desbrozada para paso de maquinaria. Ante el descubrimiento de estas concentraciones de material se propuso como primera medida correctora la limpieza manual de la pista de obra abierta, estos trabajos tuvieron como resultado el descubrimiento de nuevos con-
Figura 1. Emplazamiento del yacimiento con la localización del área de excavación y el trazado de la autopista
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CAPÍTULO 4. ASENTAMIENTOS AL AIRE LIBRE DEL III MILENIO A.C.: ZARRA DE XOACÍN (LALÍN, PONTEVEDRA)
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juntos de materiales, así como dieciséis estructuras de diferente tipología excavadas en el sustrato entre las que se encontraba una estructura pétrea. Una vez valoradas el conjunto de evidencias se planteó la realización de una excavación en área de una superficie de 450 m2 .
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DESCRIPCIÓN DEL YACIMIENTO
Figura 2. Cartografía de detalle del yacimiento y el área excavada sobre el trazado
Los trabajos de limpieza y excavación permitieron identificar un amplio conjunto de estructuras7 que podemos agrupar en cuatro tipologías diferentes: agujeros de poste, estructuras lineales, de combustión y fosas. • Fueron identificados ocho agujeros de poste, la mayoría se localizan de forma aislada, salvo una agrupación de cuatro en la parte NW del área de excavación, en las inmediaciones de dos de las estructuras de combustión. • Las estructuras lineales tipo zanja, presentan una mayor complejidad en su interpretación, ya que poseen una planta de forma semicircular (aunque bastante irregular). Hemos registrado dos, prácticamente idénticas en forma y tamaño, aunque con distinta orientación, que delimitan un pequeño espacio interior. Dadas sus características y dimensiones, cre-
Figura 3. Planta de la excavación, fotografías de algunas de las estructuras excavadas y los resultados de las dataciones radiocarbónicas
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Muchas de las estructuras excavadas resultaron ser intrusiones modernas y no las vamos a mencionar en el texto, centrándonos únicamente en las arqueológicas.
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Figura 4. Fotografía y dibujo de las estructuras pétreas
emos que podrían tratarse de zanjas de cimentación de alguna estructura de tipo habitacional. Igualmente se documentaron cuatro estructuras de combustión que podemos dividir en dos grupos, en función tanto de su morfología como de la complejidad estructural que suponen cada una de ellas. • Las estructuras de combustión pétreas: – La estructura GEZAX01001 está compuesta por un conjunto de lajas hincadas que forman la caja de la estructura de combustión presentando morfología pentagonal. En su interior se identificó un nivel de quemado que se apoya directamente sobre el sustrato y que aparece sellado por un depósito de piedras. Este depósito de tierra carbonizada fue datado a partir de la extracción de materia orgánica y proporcionó un resultado de 3925±45 BP [2497-2287 cal BC (95.4 %) (Ua -21692)]8. – La GEZAX01029, está construida mediante una serie de piedras hincadas que configuran, al igual que en el caso anterior, la caja de la estructura de combustión, que delimita una parrilla de piedras 8
(es la principal diferencia con la anterior). Sobre esta parrilla aparecía un nivel de quemado, que a su vez estaba sellado por un depósito de piedras que clausuraba el uso de la estructura. • Estructuras de combustión simples: – GEZAX01009 y GEZAX01030, responden a una construcción más sencilla, ya que se trata de elementos excavados en el horizonte B, con una forma en planta más o menos circular, sobre las que se identificó un nivel de quemado sellado por unas piedras. El nivel de quemado de la 030 fue datado radiocarbónicamente y el resultado es 4232±33 BP [2912-2696 cal BC (95.4 %) (CSIC-1857)]. Aunque estas cuatro estructuras son diferentes morfológicamente, parece evidente que cumplieron una función muy semejante, ya que se trata de estructuras tipo hogueras. • Finalmente fue identificada una fosa excavada en el horizonte B y en el sustrato mineral, de grandes dimensiones y forma globular que apareció colmatada por numerosos depósitos de piedras y tierra. Dado su tamaño (tiene una capacidad aproximada de 900
Las dataciones radiocarbónicas mencionadas en este trabajo han sido calibradas con el programa CALIB 4.3, desarrollado por M. Stuiver, P. J. Reimer y R. Reimer (http://calib.org/calib/).
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litros), podría tratarse de una fosa de almacenaje que es amortizada con un sellado intencional de grandes piedras, inutilizándola por completo.
CULTURA MATERIAL Se han registrado un total de mil doscientas veintinueve piezas, de las cuales novecientas ochenta y siete se corresponden con material cerámico y doscientas cuarenta y dos son piezas líticas. Seguidamente se sintetiza la producción cerámica y lítica. El resultado del estudio cerámico nos ha proporcionado un total de noventa y nueve recipientes. Hemos clasificado tres conjuntos: la cerámica decorada inciso-metopada, la cerámica lisa, y la cerámica campaniforme. La mayor parte de la cerámica lisa probablemente va acompañando a la cerámica inciso metopada, y se corresponde con la primera fase del yacimiento, mientras que la cerámica campaniforme se correspondería con el segundo momento de ocupación del asentamiento. En el primer momento de ocupación, el Neolítico Final, destacan las cerámicas decoradas inciso-metopadas (figura 5), con treinta y nueve recipientes de morfologías simples cerradas. Los acabados son alisados medios en la cara externa e interna, y el desgrasante en superficie es inapreciable, mientras que en fractura predominan los cuarzos de grano medio. Este grupo presenta una relativa tosquedad en el tratamiento de la pasta. Respecto a la decoración, observamos homogeneidad en la técnica decorativa, puesto que en todos los recipientes predomina la incisión realizada con punzón, pudiendo observarse únicamente variaciones en la forma del instrumento. Entre los elementos predomina la línea horizontal que se dispone como acotadora superior del esquema decorativo. Además están presentes, las líneas verticales y oblicuas, las espinas de pez y los reticulados. El segundo grupo, la cerámica lisa, es la más abundante del yacimiento con cuarenta y cinco recipientes. Presenta unas morfologías y pastas semejantes a las decoradas inciso-metopadas, y de hecho, aunque no se documentaron muchas piezas con restos de hollín, indicio de un uso de cocina para los recipientes, éstos fueron registrados en ambos grupos cerámicos. Esto puede estar indicando que tanto la cerámica lisa como la decorada podrían tener funciones semejantes, orientadas al uso de cocina. En un momento posterior, ya en la Edad del Bronce, se documentaron cerámicas decoradas de tradición campaniforme. Destacan quince recipientes de morfologías compuestas abiertas, de tamaño mediano y grande y con un porcentaje elevado de recipientes con perfiles carenados. La pasta presenta unos desgrasantes casi inapreciables en un nivel macroscópico, tanto en superficie como en fractura, y unos acabados de apariencia brillante, predominando los bruñidos finos en la cara externa y perdiendo un poco de calidad en la interna. En general el tratamiento de la pasta es de mejor
calidad que en la cerámica del momento anterior. La decoración es la típica del campaniforme, ya que las técnicas empleadas son la impresión, que es predominante y la incisión, registrándose para la incisión el uso exclusivo del punzón mientras que para la impresión se ha documentado el empleo de peine y concha (en menor medida). Destaca la gran riqueza técnica de los elementos decorativos lineales horizontales, y el desarrollo del zigzag (figura 5), asimismo la incrustación de pasta blanca en la decoración de uno de los recipientes del yacimiento. En estos recipientes no se documentan restos que se puedan asociar a funciones culinarias. Algunas de las cerámicas lisas podría estar asociado a este conjunto, pero, dada la homogeneidad morfotécnica de la cerámica lisa, es difícil saber esto, y la estratigrafía no nos ha permitido deducir esta información. En la producción lítica del yacimiento hay un total de doscientas cuarenta y dos piezas (figura 6). Destaca el empleo mayoritario de materias primas de origen local, cuarzo (80%), seguido del esquisto, granito o anfibolita. De manera excepcional, se han documentado varias piezas de sílex, que parecen corresponderse con diferentes variedades, y para las que podríamos plantear un origen alóctono. La producción lítica tallada supone algo más del 80% del total de la muestra. A este predominio de los productos tallados contribuye el alto porcentaje de desechos de talla documentados, un 62%, a los que sigue en representatividad numérica la categoría de los soportes simples, esto es, lascas y láminas (16,7%). Los soportes retocados solamente representan un 2% y núcleos apenas un 1,7%. En cuanto a la producción lítica pulida, que apenas supone un 9% del total, presenta un soporte litológico en el que predominan los granitos, esquistos y anfibolitas fundamentalmente. Entre los fragmentos de cantos de anfibolita, destaca un bloque espeso de morfología y sección rectangular que presenta en una de sus caras unas marcas de desgaste que regularizan y pulen una pequeña parte de su superficie central, así como un soporte rodado de morfología alargada y sección triangular, en cuyo ápice parece haberse configurado un filo mediante abrasión. Destacan también en número las piezas de granito, la mayoría cantos rodados de morfología oval con una cara plana que presentan algunas zonas con pulimento y que podrían relacionarse con las actividades de molienda. La mayoría están fracturadas y todas presentan marcas de alteración térmica. Podemos mencionar un canto rodado de morfología y sección rectangular con un somero pulimento y que presenta una pequeña oquedad en la parte central de una de las caras, que parece indicar un uso en otro tipo de actividades de procesado. Se ha documentado, además, un fragmento de canto de cuarcita carbonosa con una cara plana intensamente pulida. Y en otro orden de análisis, dentro de la producción pulida, se encuentran tres piezas, muy fragmentadas, que parecen corresponderse con las partes distales de instrumentos de corte. Se trataría de dos fragmentos de hacha y uno de una posible lámina de
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Figura 5. Cerámica significativa del yacimiento
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Figura 6. Industria lítica significativa del yacimiento
azada. Todos están realizados sobre materias primas de naturaleza esquistosa. Por último, completan el conjunto un grupo de piezas que no parecen responder a ninguna de las producciones anteriormente mencionadas. Se trata fundamentalmente de fragmentos de cantos rodados de diferentes litologías, cuarzo, anfibolita, granito y esquisto cuarcítico. Destacan los fragmentos de cuarzo, un total de once piezas, algunos
de los cuales presentan marcas de extracción, aunque resulta dudoso asignarles un origen antrópico e intencional, ya que la mayoría de estas piezas muestran huellas claras de alteración térmica en su superficie y estos lascados podrían haberse producido de manera fortuita. Asimismo, podemos mencionar un canto rodado de forma oval y caras planas con picoteados en la parte central de una de las caras, así como dos cantos rodados de cuarzo que pre-
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sentan melladuras en superficie y un picoteado característico de haber participado en un proceso de percusión.
VALORACIÓN Las evidencias arqueológicas, tanto la cultura material mueble (cerámica y lítica) como las estructuras arqueológicas (agujeros de poste, hogueras, fosas...) permiten plantear la hipótesis de que nos encontremos ante un yacimiento de tipo habitacional9 que fue ocupado a lo largo del III milenio B. C. Esta hipótesis viene contrastada por la identificación y características de alguna de estas estructuras (hogueras pétreas, fosa, zanjas de cimentación), que suponen una inversión de trabajo mayor y que parecen indicar una cierta permanencia del asentamiento, y por lo tanto una mayor estabilidad en el territorio, descartando de esta manera que se trate de un asentamiento de carácter puntual. De este modo, debemos valorar el emplazamiento del yacimiento (figura 1 y 2), situado en una zona con buenas condiciones para el desarrollo de una agricultura de rozas
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EQUIPO DE TRABAJO Nombre de la actuación: SONDEOS VALORATIVOS EN ZARRA DE XOACÍN Clave de expediente: CJ 102A 2002/409-0 Periodo de realización: septiembre y noviembre-diciembre de 2002 Equipo de Trabajo: Investigador Responsable: Felipe Criado Boado Coordinador/a: Mª del Pilar Prieto Martínez Director/Responsable de la actuación: Roberto Aboal Fernández Ayudante de Dirección: Xurxo M. Ayán Vila Equipo Técnico: Virginia Castro Hierro, Elena Lima Olivera Equipo de excavación: Oscar Alonso Tejedor, Paula Méndez Santiago, Valle López de la Villa, Ramón Gómez Mourelle, José López Alonso,Roberto Rodríguez Álvarez,Cristina Cancela Cereijo, Andrés Teira Brión, Isabel Cabrera Tilve, Teresa Espejo Guardiola, Mª Elena Taboada Durán, Juan A. Anca Calvo
Un estudio más detallado de la secuencia de los trabajos y de los resultados de la excavación se puede consultar Aboal et al. (2004-5).
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Figura 7. Vista del emplazamiento de Zarra de Xoacín desde el SE
y para el mantenimiento de una cabaña ganadera (monte con zonas de humedal), factores éstos decisivos a la hora de elegir el lugar de un asentamiento. Además la producción cerámica nos muestra que se pudo haber desarrollado una actividad doméstica vinculada a la elaboración y consumo de alimentos (tanto la cantidad de recipientes –noventa y nueve–, como las características formales y los restos conservados en superficie). La producción lítica, al menos desde una perspectiva de análisis únicamente tecnomorfológica, permite constatar la existencia en el yacimiento de diferentes actividades productivas tanto relacionadas con las actividades de talla propiamente dichas (percutores, núcleos, productos y desechos), como actividades de procesado (como la molienda, con material fragmentado y por tanto amortizado) u otro tipo de actividades relacionadas con el consumo (soportes retocados, instrumentos de corte).
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En los trabajos de Evaluación de Impacto Arqueológico de la obra de la Autopista Santiago-Alto de Santo Domingo, realizado por la empresa Ambiotec en junio de 2000, se documentó en plena traza el monumento megalítico de Monte da Romea. Las medidas correctoras propuestas para paliar su destrucción fueron las de excavar el yacimiento antes de que la obra le afectase Durante la fase de construcción de la autopista y dentro del Programa de Corrección del Impacto Arqueológico, se planteó la realización de una serie de actuaciones arqueológicas de distinto nivel e intensidad dentro de la totalidad de la traza de la autopista, entre los PK 45+050 y 45+300, área en la que se ubicaba el túmulo afectado por las obras (figuras 1 y 2). Los trabajos planteados para llevar a cabo la documentación exhaus-
tiva del sitio consistieron, por un lado, en la realización de una serie de zanjas valorativas en el entorno del túmulo con el fin de identificar estructuras relacionadas a éste o posibles “áreas de actividad” en sus inmediaciones. Se abrieron un total de 12 zanjas con un largo total de entorno 300 m. Tras el control de la apertura, se procedió a la limpieza manual de los perfiles, lo que permitió identificar y documentar algunas estructuras de escasa entidad, que por motivos de espacio, no trataremos aquí. Por otro lado, se ejecutó la excavación integral del yacimiento en un área total de 400 m2. Dados los hallazgos registrados, nos centraremos en la información aportada en la excavación, ya que nos ha permitido documentar un monumento con una larga vida y varias fases de construcción, modificación y uso del enterramiento.
Figura 1. Localización del yacimiento
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CAPÍTULO 5. LA COMPLEJIZACIÓN SOCIAL DEL ESPACIO FUNERARIO EN EL TÚMULO DE A ROMEA
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Gracias al estudio de su arquitectura, estratigrafía y cerámica, así como la disponibilidad de varias dataciones radiocarbónicas, podemos afirmar que este proceso que se prolonga aproximadamente durante dos milenios.
EL YACIMIENTO El Túmulo 1 de A Romea se ubica en el ayuntamiento de Lalín, provincia de Pontevedra (figura 1). Está situado en una zona de valles interiores en la tierra del Trasdeza, en concreto en un dorsal de estribación de los montes que se elevan hacia el E (Monte do Costado), un collado bastante llano, más amplio en sentido E-W, que presenta hacia el E una pendiente suave y hacia el W una pendiente más brusca que constituye la cabecera de un regato (figura 3). Se sitúa en el punto más elevado, donde rompe la pendiente hacia el SE. La visibilidad desde el túmulo es circular, dominando el rellano en el que se sitúa, con un amplio dominio de los valles al N y S del mismo. Su entorno se constata actualmente otra mámoa, el Túmulo 2 de Monte da Romea (de 16 m de diámetro por 0.80 m de altura, alterado) y más lejano, a unos 3’7 km hacia el SE, el túmulo de O Cotiño. Durante esta intervención, un informante local nos comunicó la presencia de otro túmulo en el mismo rellano, a poco más de 100 m al W, en la actualidad desaparecido. Si nos centramos en el yacimiento, antes de su excavación ya parecía bastante alterado: un antiguo camino lo afectaba por el sector S del túmulo, además del cono de violación en la parte central del yacimiento, aparentemente bastante colmatado y poco profundo. Las dimensiones del túmulo eran de unos 21-22 m de diámetro y 1 m de altura, con forma ovalada y una mayor pendiente en su parte SE, y estaba cubierto por una espesa vegetación y varios árboles en su superficie. Tras la excavación y la lectura estratigráfica del yacimiento, podemos identificar varias fases o momentos principales del yacimiento, vinculadas sobre todo al proceso constructivo del monumento, cuando se define su configuración formal. Posteriormente ha sufrido diversas alteraciones, destacando la intensa y repetida violación de la parte central, que prácticamente ha desmantelado la cámara que albergaba. Seguidamente pasamos a describir las diferentes fases constructivas del enterramiento en relación con su cronología (Mañana 2003). Preparación de la superficie de implantación del monumento (Fase I-a). La falta de evidencias de un Horizonte A bajo las estructuras tumulares, que se asientan directamente sobre el Horizonte B o C, nos permite plantear que antes de iniciar la construcción de la primera masa tumular o la cámara, se eliminó la capa vegetal superficial
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y en algunos puntos (sobre todo en el SW), se excavó el suelo hasta llegar al Horizonte C para sacar a la luz las vetas de piedra, quedando una superficie llana y ligeramente inclinada hacia el SE. Destacan la presencia de un filón de cuarzo que se encuentra al E del yacimiento y una superficie de esquisto que se encuentra el SE y que discurre perpendicular al filón de cuarzo. Por la situación de las estructuras arqueológicas respecto a estos elementos naturales, parece que estos se consideraron conscientemente a la hora de ordenar las estructuras. Construcción de la cámara y primera masa tumular, ¿primer uso? (Fase I-b). Tras esta preparación del suelo se levantaría la cámara, de la que, debido a la intensa violación del túmulo, únicamente se ha conservado una losa hincada y varias improntas que nos indican que se trataría de una cámara de planta poligonal de en torno a los 2 m de diámetro interior y abierta hacia el SE. También en esta fase se construiría la primera masa tumular que, por las evidencias que llegaron hasta nosotros, apenas cubre 0,5 m las losas de la cámara, extendiéndose en un radio de 7-8 m en torno a ella. Está compuesta por el acopio de tierra minerales (así parece indicarlo su color, grano, etc.) de características similares al Horizonte B de la zona, y probablemente haya sido procesada o seleccionada antes de ser incorporada como túmulo, ya que es bastante uniforme y no alberga piedras, destacando además por su alto grado de compactación. En la parte SE de esta estructura se forma una especie de pasillo o corredor intratumular, de base prácticamente plana y ancho de entre 0.80 –1.50 m. Ésta se configura como una estructura de acceso singular que parece haber funcionado como una rampa simple de tierra (o quizás de algún tipo de material perecedero, aunque no se conservan evidencias de ello), apenas sobreelevada sobre el substrato natural, y acotada lateralmente por la primera tumulación. Es el tipo de sistema de acceso más común en el megalitismo gallego (Fábregas y Vilaseco 2006). En la base de esta primera masa tumular, en el entorno inmediato del corredor, se escogió un carbón para realizar un análisis radiocarbónico. La datación obtenida (Ua 20005) es de 5055 ± 55 BP10, que a 2s y en el intervalo en el que esta datación ofrece mayor confianza (un 93,2 %) nos encontramos entre el 3962 – 3756 cal BC, lo que se corresponde a los inicios del Neolítico Medio. Aunque esta muestra ha sido recuperada en la masa tumular y debamos tomarla con cautela (ya puede que pudo haber sido incorporada junto con restos de actividades naturales o humanas anteriores a la construcción de la masa tumular), posee una gran coherencia no sólo con lo que se puede esperar de este tipo de estructuras en el megalitismo gallego, sino también con el resto de las dataciones obtenidas para el propio yacimiento, como veremos en las siguientes fases.
Las dataciones de C14 de este yacimiento se han llevado a cabo mediante AMS en The Ängström Laboratory. Uppsala Universitet, de Suecia, siendo calibradas mediante el programa CALIB 4.3, desarrollado por M. Stuiver, P.J. Reimer y R. Reimer (http://calib.org/calib/), utilizando la curva de calibración Stuiver et al. 1998a y Stuivern et al. 1998b.
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Figura 2. Emplazamiento del túmulo de A Romea. Situación dentro de la traza de la Autopista: zanjas valorativas y área de excavación
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Clausura del corredor (Fase II). Tras este primer momento de uso, en el que se realizaría el acceso a la cámara por el pasillo, éste es obstruido por unas capas de sedimentos y piedra, ocupando este espacio de entre 0.80 y 1.50 m de ancho y un largo de unos 7 m. Se ha datado el relleno final del corredor con una muestra puntual de carbón recuperada bajo una capa de grandes piedras que caracterizan este depósito. Esta datación (UA 20004) nos ha dado un resultado de 4520 ± 50 BP, que calibrada a 2s y en el intervalo en el que ofrece mayor confianza (un 96,4 %) nos encontramos entre 3366 – 3084 cal BC, lo que se corresponde a la transición del Neolítico Medio y Final y que marcaría, por lo tanto, el momento final de la clausura del corredor. Construcción de segunda masa tumular, ¿fin del monumento? (Fase III). Finalmente, la última actividad destacada identificada sobre este monumento en época prehistórica es la construcción de una segunda masa tumular (una retumulación), que cubre tanto la primera masa tumular como los depósitos de relleno del acceso, en un proceso en el que se cambia el aspecto exterior del túmulo, alcanzando sus dimensiones máximas (18 m de diámetro y 1 m de altura), su mayor monumentalidad. Su composición es igual que la primera, aunque menos compacta, sin constatarse la existencia de ningún tipo de suelo natural intermedio entre estos depósitos. Se obtuvo una datación de este depósito por medio de una muestra puntual de carbón procedente de la parte inferior de esta segunda masa (Ua 20003), concretamente de la parte S, cerca del acceso a la cámara del monumento. El resultado obtenido es una fecha de 4265 ± 50 BP que, calibrada a 2s y en el intervalo en el que esta datación ofrece mayor confianza (un 55,6 %) nos encontramos entre 2944 – 2855 cal BC, lo que nos lleva a momentos finales del Neolítico. Esta datación señala una gran coherencia cronoestratigráfica en relación con las anteriores conocidas para el yacimiento.
LA CULTURA MATERIAL Se han documentado un total de 3.183 piezas el yacimiento, siendo predominate la industria lítica (ver tabla si-
guiente), de la que, tras una primera revisión, se ha descartado un 15 %. Tabla 1. Relación de material recuperado en el yacimiento Túmulo
Cerámica
Total Piezas 395 (35 decorados)
Líticos
Hierro
Ocre
2743
1
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En relación con el contexto estratigráfico de aparición, sintéticamente podemos apuntar que la mayor parte del registro se recuperó en contextos alterados (la capa superficial y los depósitos relacionados con la violación del túmulo), siendo después las dos masas tumulares los dos contextos que agrupan el mayor porcentaje de aparición de material. Si distinguimos entre las piezas cerámicas y líticas, observamos que este alto porcentaje de piezas en la capa superficial se debe a la masiva presencia de líticos, presentando la cerámica una proporción más equilibrada entre los distintos grandes grupos estratigráficos del monumento. Destacan los depósitos de cierre del acceso que, aunque en volumen y extensión son, con diferencia, los menores de todos éstos, acumulan un porcentaje significativo de material. El material lítico recuperado en la excavación arqueológica del túmulo de Monte da Romea supera las 2.700 piezas, una cantidad de material poco habitual en los túmulos gallegos, debido seguramente a que se recogieron no sólo los elementos que se pueden identificar como útiles o artefactos, sino también restos de las materias primas en las que son elaborados estos útiles. Esta recogida exhaustiva permitirá en el futuro realizar un estudio completo de los procesos de manufacturación de los útiles allí fabricados, dado que disponemos de material que se corresponde con varias de las fases de producción. Preliminarmente, destacamos que la mayor parte de los efectivos se corresponden con restos de talla y los artefactos son escasos. La materia prima predominante es el cuarzo, de procedencia local, destacando grandes lascas, láminas, denticulados, muescas, buriles, raspadores,
Figura 3. Porcentaje de material documentado en diferentes zonas del yacimiento (se diferencian las piezas cerámicas y líticas)
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Figura 4. Arriba: restos de la cámara alterada por la violación vista desde el NW, selección de piezas. Abajo: monumento en su fase final -2ª masa tumular (UE037), vista desde el SE
lascas y láminas de borde abatido. Además, caben destacar otros útiles por su excepcionalidad: un fragmento mesial de alabarda; diversos útiles pulimentados, entre los que destaca un hacha fracturada; veintiuna puntas de flecha, en las que predomina el tipo triangular de base recta y el tipo lonsángico, fabricadas todas ellas en un sílex de color gris, grano fino y opaco, muy frágil. En relación con la producción cerámica, se han podido reconstruir cuarenta y seis recipientes, de los cuales
diecisiete presentan decoración (37%) (Prieto 2007). Los fragmentos cerámicos que se incorporan a este nivel de análisis se corresponden con un porcentaje elevado del conjunto, un 58% de las piezas, que equivalen a doscientas treinta y una piezas. La cerámica documentada en el yacimiento da cuenta al menos a seis momentos diferentes (tabla 2), que mostraremos seguidamente considerando los aspectos formales de la cerámica en función de la secuencia cronológica y de su distribución espacial.
Tabla 2. Relación de fragmentos de cerámica y recipientes por periodo Adscripción
Objeto
Nº Pieza
% Piezas
Nº recipientes
% recipientes
Neolítico
Fragmentos de recipientes hechos a mano
365
82%
22 (N. Medio) 2 (N. Medio-Final)
47,8% 4,3%
Edad del Bronce
Fragmentos de recipientes hechos a mano
29
9%
11 (Bronce Inicial) 9 (Bronce Final)
23,9% 19,6%
Ánfora
18
Pieza con perforación
1
7%
1
2,2%
Material Constructivo
8
Fragmentos de recipientes hechos a torno
10
2%
1
2,2%
Época Romana
Época Moderna
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Figura 5. Fase I: Neolítico Medio
Finalmente, mencionar que se han documentado dos vasijas extremadamente fragmentadas y rodadas, de época histórica, que en esta presentación no trataremos. Una es un ánfora de Época Romana, que podría corresponder a una Haltern 70, y la segunda vasija es una olla de Época Moderna, que probablemente se asocia a una violación del túmulo en el siglo XVII.
NEOLÍTICO (FASES I, II Y III) El 52,1 % de los cacharros de cerámica del yacimiento es neolítico, este porcentaje se corresponde con veinticuatro recipientes, únicamente tres de ellos presentan decoración (6,5%). El material es muy homogéneo, este rasgo es característico del estilo cerámico Neolítico en Galicia y nos plantea un problema de indefinición en la adscripción cultural a través del análisis formal (Prieto 2005). Los recipientes son de perfiles simples (cuencos, ollas y troncocónicos) y predominan los tamaños pequeños (entre 0,2 litros y 5 litros). Las pastas más frecuentes son compactas finas. Predominan los acabados alisados y los bruñidos de calidad media y tosca, los tonos superficiales son marrones y negros mates con un predominio de fracturas monocromas reductoras. A pesar de que la cerámica decorada posee una manufactura un poco más cuidada, la cerámica lisa en algunos casos presenta una mejor apariencia superficial final. Las técnicas decorativas registradas son la incisión (de punzón biselado y romo) y la impresión (de paja con orientación lateral) dibujando un número muy li-
mitado de elementos decorativos, líneas horizontales y oblicuas. Dentro de este grupo tan homogéneo sólo podemos ordenar cronológicamente los recipientes a partir del estudio cronológico y estratigráfico. En el Neolítico Medio (fase I) (figura 5): la cerámica de esta fase es mayoritaria respecto al resto de las fases de construcción o modificación del túmulo y se distribuye puntualmente en la escombrera de la violación del centro del túmulo (por lo que es probable que proceda del centro de la cámara) y, sobre todo, en la primera masa tumular en el E-SE, principalmente en la zona de acceso. Sobre un área de unos 25 m2 se depositaron cuatro recipientes con abundantes fragmentos asociados. Su distribución es semejante a la encontrada en el Túmulo de Escurros (capítulo 3 de este mismo volumen). En el Neolítico Medio-Final (fase II) (figura 6), el material se reduce a tres recipientes concentrados en la segunda masa tumular y dentro del corredor de acceso a la cámara, están sellados por grandes piedras y ocupan unos 6 m2 en el SE. Aunque disponemos de datación para el Neolítico Final (fase III) (figura 7), no se ha documentado cerámica asociada a este momento, bien por estar mezclada con el resto de la neolítica, de la que no se diferencia formalmente, o bien por su inexistencia. Por el contrario, una gran cantidad de puntas de flecha y útiles pulimentados se han documentado. Tenemos un ejemplo semejante en el yacimiento de Os Consellos, en el que se registraron treinta y tres puntas de flecha junto a hachas y, además, vasos ce-
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Figura 6. Fase II: Neolítico Medio-Final
Figura 7. Fase III: Neolítico Final
rámicos semejantes a los de A Romea, vinculados con la última fase constructiva del monumento (Cano et al. 2000)
EDAD DEL BRONCE (FASES IV Y V) El 24% de la cerámica del yacimiento es del Bronce Inicial (fase IV) (figura 8), este porcentaje se corresponde con once recipientes, tres de ellos son lisos (6,5%) y ocho presentan decoración (17,4%). En un nivel formal, se observan fuertes diferencias entre cerámica lisa y cerámica deco-
rada campaniforme, respondiendo no sólo al estilo cerámico de este momento en Galicia (Prieto 1999), sino a un modelo paneuropeo, generalizado en la Europa occidental. En un nivel morfológico, en la cerámica campaniforme destacan los perfiles abiertos, compuestos y simples como son vasos y cuencos, y en las lisas, los perfiles compuestos cerrados. Sólo pudimos reconstruir los cuencos campaniformes, que oscilan entre los 2,1 litros y los 5 litros de capacidad. En un nivel técnico, la cerámica decorada posee una mejor apariencia que la lisa, como en
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Figura 8. Fase IV: Bronce Inicial
los asentamientos al aire libre, aunque su calidad es mala. Se observa un cambio muy fuerte en la estructura organizativa de la decoración, ofreciendo un diseño cuidadoso y de gran complejidad. Predomina la impresión de peine como técnica decorativa seguida del punzón ovalado y posiblemente concha con ondulación suave (la concha es una técnica excepcional en los yacimientos funerarios gallegos, el único ejemplo conocido hasta el momento se conoce en la M2 de A Parxubeira -Rodríguez 1989). Los elementos decorativos son líneas rectas horizontales, espinas de pez o zig zags, formando un esquema horizontal que cubre toda la superficie exterior del recipiente El patrón de distribución de los recipientes cambia respecto a los momentos anteriores, ya que el material se dispersa de manera radial entorno a la arquitectura central del monumento como consecuencia de violaciones posteriores, aunque creemos que las deposiciones originales estaban más concentradas dada la ubicación de un par de recipientes localizados en el SSE. En otros túmulos se ha visto una tendencia hacia el SE, por ejemplo, en Forno dos Mouros del Bocelo (Criado y Vaquero 1991), San Cosme (Parcero 1998) o Cotogrande 5 (Abad 2000), sin estructuras practicadas claras, quizás respondiendo a un patrón de ocultación espacial, semejante al de cistas y fosas de la Edad del Bronce. El 19,6% de la cerámica del yacimiento es del Bronce Final (fase V) (figura 9), este porcentaje se corresponde con nueve recipientes, tres de ellos son lisos (6,5%) y seis presentan decoración (13%). Hay una vuelta a la homogeneidad morfotécnica entre la cerámica lisa y decorada. Se han documentado predominantemente recipientes com-
puestos (longobordos, ollas) y excepcionalmente simples (cuenco), oscilando entre los 0,6 litros y casi 2 litros de capacidad, la única excepción es la olla, que alcanza 10 litros. Éste es el enterramiento con el mayor número de longobordos conocido en Galicia. La pasta presenta una cierta variedad de texturas pero una fuerte homogeneidad en el desgrasante superficial, que es muy micáceo. Los acabados predominantes son el alisado o bruñido, medio y tosco, y destacan los tonos oscuros y fuertes (negro) cocidos en ambiente reductor. Los longobordos parecen responder a una cierta estandarización si se comparan con otros conocidos, por ejemplo, Marco de Camballón 5 (Sierra 1980), Coto da Laborada (López y Chamoso 1958) o Monte Buxel (Lima y Prieto 2002). La decoración se simplifica con uno o dos elementos decorativos. Las técnicas decorativas son la impresión y la incisión con una gran diversificación de instrumentos, punzón, peine, arrastre de dedos, y estampilla, éste último destaca como un aspecto excepcional en el registro gallego de este periodo, ya que el primer yacimiento en el que se conoce cerámica estampillada es A Madorra da Granxa, en Castro de Rei, Lugo (Chao y Álvarez 2000). Por lo tanto, no debemos pensar que esta técnica decorativa se comienza a utilizar en la II Edad del Hierro, sino que al menos en Galicia se remonta al Bronce Final. Este dato es acorde con lo que se conoce en otras zonas peninsulares en túmulos reutilizados en el Bronce Medio y Final de la Meseta con la cerámica tipo Cogotas (Abarquero 2005: 76-83). Los materiales siguen alejándose de la estructura central aunque manteniendo su relación hacia el SE, si bien se localizan algunas piezas en el Horizonte A, consecuencia
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Figura 9. Fase V: Bronce Final
del desmantelamiento de época histórica, la mayor parte se encuentra concentrado en un depósito sellado por un camino lateral al túmulo. Este patrón espacial en forma de intrusión en la periferia de monumentos funerarios es semejante al encontrado en otros túmulos gallegos como Marco de Camballón 5 y A Madorra da Granxa, anteriormente citados.
VALORACIÓN Este yacimiento es un buen ejemplo de uso de un espacio funerario entendido desde patrones de racionalidad diferentes. Estamos ante un yacimiento de larga vida que se inicia en el Neolítico Medio y continúa hasta el Bronce Final, siendo después consecutivamente utilizado y alterado hasta casi la actualidad. Arquitectónicamente, es un monumento sencillo, compuesto por una cámara pequeña y simple (de planta poligonal abierta hacia el SE), corredor intratumular y masa tumular, sin más restos de estructuras en piedra como podría ser una coraza o un anillo lítico, empedrados, etc. Pero esta aparente sencillez acabó por mostrarnos un yacimiento de gran complejidad y con una larga vida. Centrándonos en la fase prehistórica del monumento, la temporalidad de todo este proceso de preparación, construcción, uso, mantenimiento y clausura del yacimiento, lo
que sería su vida, biografía (Mañana 2003), parece estar concentrado en periodos de tiempo acotados, o sea, la larga vida del monumento se concreta en “eventos o momentos” de actividad seguidos por intervalos de siglos sin construcción o que no han dejado huella en el registro. Así que, el apoyo de las dataciones y el estudio del material localizado en cada uno de estos depósitos nos permiten establecer cierta temporalidad en esta secuencia. La cerámica, además de completar esta información alargando las fases del monumento hasta el Bronce Final, nos ha permitido definir sus transformaciones estilísticas en un contexto funerario, un caso excepcional en el registro gallego, y además nos ha proporcionado la posibilidad de constatar el cambio en el uso del espacio, su reinterpretación a lo largo del tiempo por las diferentes sociedades que utilizaron el monumento. Esta larga vida habitualmente se ha relacionado con los grandes megalitos, cuyas estructuras monumentales y la presencia de corredores en piedra hacen suponer su reutilización, como Dombate (Alonso y Bello 1995), el monumento gallego que acumula la mayor cantidad de dataciones y que es un ejemplo que permite certificar de esta larga vida de los monumentos megalíticos. Sin embargo, cada vez con más frecuencia se advierte la complejidad arqueológica de los monumentos “sencillos”, de los que a priori se suponía un uso puntual y cuya excavación permitió identificar distintos momentos de construc-
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ción y destrucción (en Galicia p.e., Abad 2000, Cano et al. 2000, Vaquero 1995a, 1995b y 1999). Así, las dataciones de C14 del monumento de A Romea marcan una serie muy coherente tanto en relación con la propia estratigrafía del yacimiento como con los materiales localizados en cada uno de ellos, a pesar de las dudas que puede ofrecer el hecho de obtener las dataciones dentro de depósitos tan amplios como son las masas tumulares y que muchos autores consideran problemáticas. Para confirmar la validez de estas dataciones, es necesario ahondar en el análisis de los contextos arqueológicos y de la cultura material, aumentar el número de dataciones (que servirán fundamentalmente para contrastar la validez o no de aquellas recuperadas en estos sedimentos, no creemos que la acumulación de dataciones sea un valor por sí mismo), así como llevar a cabo la analítica de los sedimentos para comprobar a nivel físico-químico su procedencia, el grado de manipulación, etc., Es un proceso de contrastación necesario también en muestras más “confiables” y que últimamente cada vez se ponen más en entredicho (sobre todo por las distorsiones originadas por el posible largo uso y reutilizaciones de ciertos materiales o el envejecimiento de fechas relacionable con el crecimiento lento de ciertas especies vegetales, etc.). En el caso de A Romea, la estratigrafía y dataciones se apoyan y permite advertir más en detalle los procesos de formación del yacimiento y su temporalidad. Encuadrando las fases de A Romea con las dataciones existentes para Galicia y N de Portugal (Cruz 1995; Alonso y Bello 1997; Fábregas y Vilaseco 2004 y 2006), en las fechas correspondientes a la FASE I de A Romea (el uso de la cámara y la primera fase de tumulación, inicios del IV milenio) actualmente existe una concentración de dataciones, registradas en túmulos con una gran diversidad formal y en sus dimensiones, desde túmulos con fosas a monumentos con cámara simple, con corredor, etc. Concuerda con los momentos más antiguos de otros túmulos gallegos como Chan da Cruz 1 (Patiño 1985), Cotogrande 1 (Abad 2000), Dombate (Alonso y Bello 1995) y A Medorra de A Granxa (Chao y Álvarez 2000). La datación relativa a la FASE II, el cierre del acceso a la cámara por el SE y por lo tanto, la cancelación de su uso como recinto accesible desde el exterior, nos sitúa a finales del IV milenio, en fases ya del megalitismo pleno, y aunque no hay muchas dataciones de este intervalo en Galicia, éstas son de monumentos de corredor, que parece que están en pleno uso, tal y como acreditan las dataciones de una de las fases de Cotogrande 5 (Abad 2000), algunos niveles de Dombate (Alonso y Bello 1995) y de Forno dos Mouros 5 (Mañana 2005). La datación de la FASE III, segunda tumulación, entra en los límites aceptados para los momentos finales del megalitismo propiamente dicho. En la primera mitad del III milenio (2800-2500 cal BC) se encuentran las últimas dataciones relacionadas con la construcción de túmulos y
con la clausura de los accesos a las grandes cámaras gallegas, como Dombate (Alonso y Bello 1995), la fase reciente de Cotogrande 5 (Abad 2000) o Illade 5 (Vaquero 1999). En el caso de A Romea, podríamos estar ante un fenómeno de clausura similar al que se dan en estas grandes cámaras, pues esta segunda tumulación supone también la cancelación definitiva del monumento, con la ocultación de todas las estructuras y la monumentalización final del enterramiento. Este momento es, además, contemporáneo con la fase más antigua de Zarra de Xoacín (Aboal et al. 2006), yacimiento habitacional localizado a 1 km de A Romea (capítulo 4 de en este volumen). No es descabellado pensar que los habitantes de Zarra de Xoacín pudieran haber usado, reformado o cerrado el túmulo de A Romea en este momento. Las FASES IV y V no están identificadas a nivel estratigráfico, sino que se infiere del análisis del material cerámico: hay presencia de material adscrito al Bronce Inicial y destaca el alto porcentaje de la del Bronce Final. Este material se ha recuperado fundamentalmente en la parte superior de la UE que define la segunda tumulación (FASE III). Quizás nos esté indicando que la construcción de la segunda masa tumular fue más tardía de lo que indica la datación, o la presencia de un nivel estratigráfico que, en todo caso, no se pudo distinguir, relacionado con una actividad que no implicara construcción sino un simple uso, quizás un modo de vincular este elemento monumental antiguo a la vida de las gentes de esta época, que siguen ocupando esta área como indica el segundo momento de ocupación del asentamiento de Zarra de Xoacín (3er cuarto del III milenio AC). Los túmulos con dataciones de este momento son escasos, aunque permiten evidenciar que durante la Edad de Bronce se están usando los monumentos antiguos: la mayor parte de dataciones se vinculan a estructuras y contextos “secundarios” o de alteración-modificación, como pozos de entrada (Dombate -Alonso y Bello 1995, Forno dos Mouros -Criado y Vaquero 1991, Forno dos Mouros 5 -Mañana 2005), fosas (Illade 1 y Ponte da Pedra -Vaquero 1999, A Madorra da Granxa -Chao y Álvarez 2000: 54), o vinculada a deposiciones de materiales propios de esta época, como ya hemos visto en el apartado anterior. Ha cambiado el patrón de racionalidad, tal y como indica el cambio de uso de los monumentos, como se puede inferir de la distribución de materiales, de los tipos de estructuras a los que se vinculan, etc, como en A Romea, predomina una voluntad de invisibilización aunque en contextos monumentales. Destaca del túmulo de A Romea que, a través del estudio de la distribución estratigráfica y espacial del material, podemos advertir que el patrón de ocupación del espacio del monumento varía substancialmente a lo largo del tiempo: aunque se mantiene la parte suroriental como significativa en las fases prehistóricas del monumento, hay un alejamiento progresivo desde el centro –en el Neolíticohacia la periferia– en el Bronce Final. Esto concuerda con los usos de los espacios que se puede inferir del análisis
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Cada vez se está tratando con más interés la cuestión de las remodelaciones y reutilizaciones de los monumentos megalíticos, vinculados fundamentalmente a la influencia de su presencia monumental en las acciones de sociedades post-megalíticas (Bradley y Williams 1998; Bradley 2002; Mañana 2003; García Sanjuán 2005, Fábregas y Vilaseco 2006). Además, el avance de las técnicas de registro y analíticas nos está ayudando a ahondar en la cuestión del uso de los túmulos en sus múltiples ámbitos: tanto como elemento arquitectónico activo de la vida social, con el que se interactúa, que se percibe y se cambia; o por su faceta propiamente funeraria o constructiva (con todos los esfuerzos e implicaciones sociales que implica la Cadena Tecnológica Operativa13 del monumento) y también cuando el enterramiento se convierte en hito monumental, pierde su uso inicial y es simplemente escenario.
EQUIPO DE TRABAJO Nombre de la actuación: EXCAVACIÓN DEL TÚMULO DE MONTE DA ROMEA Y SONDEOS VALORATIVOS EN EL PK 45+200 Clave de expediente: CJ 102A 2002/100-0 Periodo de realización: 25 marzo – 26 junio de 2002 Equipo de Trabajo: Investigador Responsable: Felipe Criado Boado Coordinador/a: Mª del Pilar Prieto Martínez Director/Responsable de la actuación: Elena Lima Oliveira Ayudante de Dirección: Patricia Mañana Borrazás Equipo Técnico: Camila Gianotti García, Andrés Troncoso Meléndez, Yolanda Seoane Veiga, Eloi Saavedra Vidal Equipo de excavación: Celso Barba Seara, Elena Cabrejas Domínguez, María Cacheda Pérez, Cristina Cancela Cereijo, Virginia Castro Hierro, Jorge García Méndez, José López Alonso, Roberto Rodríguez Álvarez, Marta Tabarés Domínguez, Rocio Varela Pousa
Aquí simplificamos el análisis espacial, cuyo fundamento y resultados ya han sido publicados en detalle para otros monumentos y espacios megalíticos: hemos ido identificando como este modelo de organización espacial se repite en distintos monumentos megalíticos y en distintos paisajes arqueológicos, proponiendo que responde a un modelo de organización espacial subyacente al propio fenómeno megalítico(Criado 1989, 1999, Mañana et al. 2003, Villoch 2001). Este tipo de acciones se ha identificado en otros monumentos. Por ejemplo, en Galicia se han identificado en Cotogrande 5 (Abad 1992/93) lo que parece la reforma de la cámara; la datación en detalle del arte parietal ha permitido reconocer que el fenómeno de reutilización y/o reforma también se encuentra en la decoración del interior de las cámaras, con distintas fases de pintado (Carrera y Fábregas 2002); la reutilización de elementos de un monumento en otro llega hasta el nivel del traslado de restos óseos de una tumba a otra (Philips 2002), pero sobre todo, se refleja en la incorporación de menhires en cámaras megalíticas (L’Helgouac’h 1983, Gomes 1994, Cardoso et al. 2000, Le Roux 2003), se ha interpretado recientemente así para una de las losas de Os Campiños (Fábregas y Vilaseco 2006). El “análisis del proceso de elaboración de un producto material en relación a la instancia y circunstancias que operan en tal proceso, englobando no sólo la secuencia gestual de fabricación del objeto sino también el contexto en el que éste fue construido, el objeto mediante su forma de producto final y uso social del mismo” (Cobas 2003:23), una herramienta de análisis que permite relacionar tanto los aspectos más técnicos de una construcción, la cadena técnica, como el proceso social que sostiene esa construcción, lo que llama la cadena conceptual, entendiendo el producto final como el resultado de ambos procesos.
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espacial del monumento11: el espacio central, la cámara, es, en la Fase I, el elemento principal de conjunto, el que organiza y prioriza el movimiento respecto al monumento, cuya entrada se restringe a la zona SE a través del corredor intratumular. Esta acción que implica el paso por distintos espacios del túmulo desde el exterior-abierto-público hacia el interior-cerrado-oculto. La presencia mayoritaria de material arqueológico depositado en estas zonas (cámara, corredor, “atrio”) apoya la idea de ahí se desarrollaría la acción social principal (Criado 1989, 1999). Así lo vemos con el análisis espacial de la cultura material de A Romea, y cómo el cambio en el uso de la estructura, con el sellado del corredor y el cierre de la entrada a la cámara, indica que éste no deja de funcionar, sino que se cambia su uso, deja de ser primordial el espacio central y pasa a serlo por su forma exterior, por su volumen monumental, que funcionaría como referente para las sociedades posteriores y que propiciaría acciones sociales relacionadas con él (fiestas, destrucciones, quemas, etc.) y deposiciones sobre el túmulo o en su entorno más inmediato. Este monumento también parece que nos está indicando la probabilidad de que ocurrieran acciones más sutiles entre los eventos constructivos más importantes, como remodelaciones o reformas de las estructuras: labores de mantenimiento, de destrucción o desmantelamiento de ciertas partes12, procesos que parecen estar apuntados en A Romea por la ausencia de evidencias de paleosuelos entre las grandes fases constructivas, que distan entre sí cientos de años. Aunque no podemos reconocer si esta ausencia se debe a una limpieza realizada de manera continua (mantenimiento de las estructuras) o si ésta se hizo en momentos previos a la siguiente fase constructiva, ni si en esto ha alterado la construcción original (eliminando, por ejemplo, una coraza -remodelación de las estructuras), creemos que es una ausencia significativa y que debe ser tomada en consideración, encuadrándola dentro de la vida o biografía del túmulo (Mañana 2003).
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El yacimiento de Devesa do Rei (Vedra, A Coruña) se emplaza en una dorsal lateral que, con una orientación SW, desciende desde la divisoria conformada por el Pico Sacro, célebre hito topográfico próximo a Santiago que podemos clasificar como monumento salvaje (ver capítulo 17 de este mismo volumen). Se sitúa en un pequeño collado que sirve de vía de tránsito natural en dirección SENW y que ha sido dedicado tradicionalmente a la explotación forestal, a diferencia de la utilización secular como espacio habitacional y de explotación agrícola intensiva de las zonas de valle inmediatas. El proyecto arqueológico en esta zona se desarrolló siguiendo una secuencia operativa que englobó las siguientes fases de trabajo: • Evaluación superficial (realizada en el año 2000 por la empresa Ambiotec). • Zanjas mecánicas valorativas que mostraron estructuras de naturaleza antrópica excavadas en el sus-
Figura 2. Situación del yacimiento de Devesa do Rei, con respecto al yacimiento de la Edad del Hierro de Castro Marzán y con el Pico Sacro
Figura 1. Localización del yacimiento
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CAPÍTULO 6. UN ESPACIO CULTURAL DE LA PREHISTORIA RECIENTE: EL YACIMIENTO DE DEVESA DO REI (VEDRA, A CORUÑA)
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Capítulo 6. Un espacio cultural de la prehistoria reciente: el yacimiento de Devesa do Rei (Vedra, A Coruña)
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Figura 3. Modelo digital de elevaciones del yacimiento de Devesa do Rei y su entorno
trato mineral con abundante material cerámico asociado y adscribible genéricamente a la Edad del Bronce. • Sondeos manuales de dos de ellas para definir correctamente la estratigrafía de la zona. • Limpieza superficial por medios mecánicos del área de cautela. • Limpieza manual de los restos de tierra vegetal para regularizar el área y localizar las estructuras arqueológicas. • Excavación en área de las zonas de mayor acumulación de material y con presencia de estructuras. • Finalmente un desbroce con medios mecánicos del horizonte B en las zonas que no habían sido excavadas manualmente (675 m2), con el fin de identificar y excavar nuevas estructuras. La distribución de restos y estructuras arqueológicas, la caracterización preliminar del material recuperado, el análisis estratigráfico, la reconstrucción de los procesos de formación del sitio y las dataciones de C14 suministran
datos para construir un modelo interpretativo en clave diacrónica de este yacimiento (Aboal et al. 2005). En este sentido, parece definirse un área de acumulación, es decir, una ocupación periódica y reiterada de un espacio a lo largo de un amplio abanico temporal desde el Neolítico hasta la Edad del Hierro.
DESCRIPCIÓN DEL YACIMIENTO Dentro del conjunto de estructuras destacamos un primer grupo formado por aquéllas excavadas directamente en el sustrato rocoso y otro grupo formado por construcciones en piedra apoyadas sobre el horizonte B. En el sector 07 de la intervención se documentaron los restos de una pequeña hoguera de forma ovalada, excavada en el horizonte B correspondiente a un nivel de tierra carbonizada que aparecía sellado por piedras de granito y de gneis con restos de quemado en su base. La datación radiocarbónica de este nivel de quemado aportó una cronología de 4220-3804 cal BC (Ua-
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Figura 4. Planta de la excavación, con la localización de los sectores, las principales evidencias documentadas y las dataciones de C-14 disponibles
20011)14. Esta estructura se ubica sobre una fosa con sección en U excavada en el sustrato mineral, identificada en el perfil de una de las zanjas practicadas en la fase de los trabajos previa a la excavación. Asimismo, se analizaron los residuos internos de un fragmento cerámico, resultando una datación de 20231749 cal BC (Ua-21686). Esta pieza pertenece a un recipiente compuesto por medio centenar de fragmentos sin 14
decorar (CADEV0126) que se localizan en dos áreas de concentración claras, una próxima al sector 09 y otra cerca del sector 01, de donde procede el fragmento datado. En el sector 05 se localizó una estructura lineal de 12,50 m de longitud, con una orientación en planta N-S y una profundidad de 15 cm, excavada en el horizonte B. El corte, colmatado por un depósito único de tierra marrón con pequeños cuarzos, presenta una sección en U con paredes
Las dataciones radiocarbónicas mencionadas en este trabajo han sido calibradas con el programa CALIB 4.3, desarrollado por M. Stuiver, P. J. Reimer y R. Reimer (http://calib.org/calib/).
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Capítulo 6. Un espacio cultural de la prehistoria reciente: el yacimiento de Devesa do Rei (Vedra, A Coruña)
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irregulares y numerosos agujeros de pequeño tamaño en la base. Este depósito fue datado por C-14 en el intervalo 404-207 cal BC (Ua-21684). Las características morfológicas de esta estructura, así como su disposición y el tamaño uniforme de los pequeños agujeros documentados permiten plantear la hipótesis de que se trata de una zanja de sustentación de una pequeña empalizada erigida con materiales perecederos. Al SE de esta zanja documentamos una estructura compleja formada por un círculo lítico muy desmantelado apoyado sobre el horizonte B, de 7 m de diámetro. La datación de su sedimento basal, correspondiente al suelo original sobre el que se levantó esta construcción, se realizó mediante extracción de materia orgánica dando como resultado una cronología 1380-1051 cal BC (Ua-20012). En el centro de este círculo lítico se localizó una fosa circular excavada en el sustrato mineral en cuyo interior se identificó una sucesión de niveles de tierra sellados por depósitos de piedra. Una losa granítica de 1,38 m de largo se apoya en la pared NW a modo de estela. Todo el perímetro de la fosa aparece remarcado por un anillo de piedras de gneis perfectamente encajadas, del que parte un pequeño apéndice lítico con una orientación S. El penúltimo depósito de colmatación del interior de la fosa, sellado intencionadamente por un nivel de piedras, fue datado por C-14 en el intervalo de 757-212 cal BC (Ua-21685). En el entorno inmediato de esta estructura se documentó una concentración significativa de material ergológico, tanto cerámico como lítico. En el sector 01 se excavó una estructura pétrea dispuesta en forma circular sobre el horizonte B con dos apéndices que se extienden al SW y al SE. Se trata de un estructura claramente antrópica, de carácter aislado, que presenta una morfología muy similar al tipo de hogares conocidos para época prehistórica en Galicia. No obstante, la ausencia de material ergológico asociado, así como de niveles de quemado, no han permitido su datación radiocarbónica ni la asignación de una funcionalidad concreta a esta estructura.
CULTURA MATERIAL En el yacimiento se han registrado un total de 2880 piezas: 1182 líticos y 1698 fragmentos cerámicos (Tabarés y Prieto 2003). Aunque nos centraremos más en la cerámica, merece la pena mencionar brevemente los principales rasgos de la producción lítica. Así se han documentado más de un millar de efectivos líticos, cuyo soporte litológico está representado fundamentalmente por materias primas del grupo del cuarzo, aunque resulta significativa la presencia de diferentes variedades silíceas. Existe un predominio absoluto de la producción lítica tallada frente a la producción pulida. Esta producción tallada está representada por todas las categorías de análisis del proceso productivo, con una presencia mayoritaria de desechos de talla frente al resto de categorías. Asimismo, destaca el porcentaje de núcleos seguido de los soportes simples, esto es, lascas y láminas, de los que podemos destacar un importante com-
ponente laminar. Completa el conjunto de la producción tallada un grupo heterogéneo de soportes retocados, compuesto fundamentalmente por lascas retocadas, raspadores, microlitos y buriles. Por último, debemos mencionar una serie de piezas en las que los rasgos de manufactura antrópica resultan dudosos, entre los que cabe destacar un conjunto de fragmentos de soportes rodados. En cuanto a la producción cerámica, hemos estudiado 133 recipientes en total que se distribuyen en tres momentos cronológicos diferentes, desde el Neolítico Medio hasta el Bronce Final. A partir del estudio formal y estratigráfico hemos podido agrupar los diferentes recipientes en sentido diacrónico, como veremos seguidamente. En el Neolítico Medio, documentamos abundantes fragmentos de panza sin decorar asociados a una estructura de combustión. Se pudo reconstruir únicamente un recipiente, que es un cuenco de gran tamaño de pastas muy toscas con un desgrasante abundante granítico. Probablemente el número de recipientes alcance 7. La cerámica del Bronce Inicial es la más abundante con 98 recipientes. Podemos hablar de tres conjuntos: la cerámica decorada campaniforme, la cerámica impresa y la cerámica lisa. Las cerámicas decoradas de tradición campaniforme (23 vasijas), son de morfologías compuestas y muy sinuosas, de tamaño mediano o pequeño, con un desgrasante de tamaño muy pequeño, poco abundante y acabados alisados y bruñidos finos, de apariencia brillante. Son los recipientes que presentan el tratamiento de la pasta más cuidadoso del yacimiento, como es habitual en los contextos campaniformes gallegos (Prieto 1999b). La decoración es la típica del campaniforme, con combinación de líneas rectilíneas horizontales y oblicuas, apareciendo algún zig-zag. Los instrumentos utilizados para decorar son el punzón, el peine y la concha y la técnica predominante es la impresión. En relación con el diseño global del cacharro, se constata una decoración integral que, en algunos casos, va desde el borde hasta el fondo; la orientación de los motivos y del esquema decorativo es horizontal. Presenta una decoración en bandas que puede ser continua o alternar bandas decoradas con espacios ausentes de decoración y que presentan una anchura semejante a la zona decorada. Formalmente podría relacionarse con la tendencia estilística 2 de Prieto (1999b). La cerámica impresa presenta dos variantes, la más destacada en número es la decorada ungulada, con 7 recipientes. Presenta morfologías semejantes a las del campaniforme, pero de mayor tamaño, en cambio las pastas son medias, ya que no alcanzan el nivel de acabado cuidado de las anteriores. La técnica de impresión de uña puede estar combinada con impresión de punzón circular o incisión en el labio. Los motivos forman líneas verticales u horizontales y son de difícil delimitación en el diseño global del cacharro; el límite superior del diseño está marcado en un caso por un labio grueso con decoración incisa (líneas oblicuas) o impresa. El segundo grupo está constituido por un único reci-
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Figura 5. Cerámica significativa del yacimiento de Devesa do Rei
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piente de morfologías simples cerradas y de tamaño medio con impresión de punzón, el instrumento decorativo, el punzón de cabeza ovalada, parece el mismo que el utilizado en los recipientes con impresión de uña, aunque su diseño global difiere completamente. Este tipo de recipientes con decoración impresa de uña o punzón circular, que aparecen por primera vez en contextos gallegos, acompañan a la cerámica de tradición campaniforme en otras partes de Europa: en las Islas Británicas, donde son denominados fingernailed decoration/ non-plastic rustication (Clarke 1970), en Francia, en la Cuenca de París, el Centro-Oeste Atlántico y Bretaña (Salanova 2000) o en el centro-interior de Portugal. El yacimiento portugués de Fraga da Pena (Valera 2000) es el primer ejemplo peninsular de este tipo publicado en detalle hasta el momento. La cerámica sin decorar es la más abundante en el yacimiento y de las 76 vasijas documentadas, 63 se asocian a la cerámica campaniforme. Los rasgos son semejantes a los de la cerámica de otros asentamientos gallegos, e igualmente presentan dos grandes variantes: Una de pastas toscas, que se corresponde con los recipientes de mayores dimensiones del conjunto, cuatro de los recipientes poseen un cordón horizontal en la proximidad del borde. Pero, al contrario de lo que pasa en los asentamientos, en Devesa do Rei esta variante es muy escasa en número. La segunda variante, mayoritaria, de pastas medias-finas se corresponde con recipientes de menor tamaño. Dentro de este grupo se encuentra el recipiente datado (Ua-21686). Es destacable que el número de recipientes de pastas finas es mucho más abundante que el de pastas toscas. Esta relación es inversa a lo habitual en los yacimientos campaniformes al aire libre en Galicia. En el Bronce Final el número de recipientes se reduce a 23 cacharros, siendo mayoritariamente decorados. Este porcentaje elevado de cerámica decorada en este período sólo puede entenderse en un contexto funerario en yacimientos gallegos. La cerámica decorada presenta una decoración incisa, y morfologías cerradas simples y se han podido diferenciar dos variantes: Un conjunto de 8 recipientes de tamaños medianos con decoración incisa profunda, cuyos motivos se constituyen por la sucesión horizontal de líneas oblicuas contrapuestas y zig-zag delimitadas por el labio en la parte superior del esquema decorativo y por una o varias
líneas horizontales en su parte inferior. Un segundo grupo de 9 recipientes de menor tamaño que el anterior, y con decoración incisa superficial hecha con un punzón fino, aplicado de forma muy superficial. Los motivos se constituyen por la sucesión de zig-zags horizontales sin delimitación o delimitados superiormente por dos líneas horizontales. Se han podido aislar seis recipientes lisos que podrían asociarse a esta fase del yacimiento, son de pastas medias bastante fragmentados, no se han podido reconstruir formas en este caso, únicamente destaca un recipiente con mamelón próximo al borde, dos cuencos y un fragmento de longobordo. Finalmente, cabe mencionar la documentación de media docena de piezas rodadas que se corresponden con material constructivo de época romana.
VALORACIÓN Las evidencias más antiguas se corresponden con una estructura de combustión, probablemente asociada a una ocupación temporal de escaso porte que, tal y como confirman los resultados de las analíticas de C14, nos trasladan al Neolítico con un resultado de 4220-3804 cal BC (Ua-20011). Hay indicios que señalan la presencia de material de este período, limitado a una pequeña concentración de cerámica extremadamente rodada próxima a los restos de la hoguera datada, cuya distribución es puntual y periférica en el yacimiento. Un problema distinto es el de definir el alcance de esta primera ocupación, así como el tipo de estructuras y materiales asociados a este momento. Sin embargo, el registro arqueológico del yacimiento aporta algunas evidencias de superposición de estructuras. Este es el caso de una de las fosas excavadas en el horizonte mineral; ésta, de forma completamente irregular, aparece en una posición estratigráfica inferior a los restos de la posible estructura de combustión documentada. El resto de las estructuras de idénticas características probablemente se correspondan a un mismo momento, adscribible al Neolítico Medio. Este tipo de fosas representarían el eco lejano de la arquitectura en tierra, que cada vez mejor y más profusamente se identifica en momentos meso-neolíticos o de inicios del Neolítico en la Península Ibérica.
Tabla 1. Dataciones radicarbónicas citadas en el texto Lab.
Datación B.P.
Cal BC (1 _)
Cal BC (2 _)
Tipo de muestra
Ua-20011
5190±55
4216-3948
4220-3804
depósito de tierra carbonizada
Ua-21686
3555±45
2005-1777
2023-1749
residuos en el interior de un cacharro (CADEV0126)
Ua-20012
2990±45
1366-1129
1380-1051
sedimento basal en el que apoya la estructura circular
Ua-21685
2340±45
503-261
757-212
depósito interior de la estructura perimetral
Ua-21684
2290±40
399-234
404-207
sedimento del interior de una fosa
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senta unos rasgos formales diferenciados (sobre todo es cerámica con decoración incisa). Si bien no es habitual documentar cerámica decorada en el Bronce Final, cuando ésta aparece responde al mismo patrón formal. En relación con este último aspecto cabe destacar la información aportada por las dataciones de los depósitos que colmatan la fosa central con estela y la posible zanja ubicada al N. Estas analíticas sitúan un momento de actividad en la Edad del Hierro. De este modo, la datación del penúltimo depósito de relleno del interior de la fosa (757-212 cal BC, Ua-21685), así como una zanjilla documentada en el entorno inmediato de la estructura (404-207 cal BC, Ua-21684) nos remiten a un nivel de uso durante la Edad del Hierro. Este dato nos devuelve directamente a uno de los problemas tradicionales de la Arqueología del NW hispánico, como es la ausencia de registro funerario adscribible a época castreña. Dentro de este contexto arqueográfico, creemos que hay que plantear la hipótesis de una funcionalidad funeraria para este monumento, que, a su vez, podría estar relacionado con un tipo de práctica funeraria inédita constatado en otras áreas europeas para la Edad del Hierro, y que responde a idénticas características: Monumentos de carácter funerario que obedecen a un patrón circular, con una sanción monumental del perímetro de la tumba (corazas pétreas, muros, zanjas, etc...). Ubicación de los mismos en zonas próximas a los espacios de habitación. Manejo de una estrategia de visibilización de las comunidades constructoras, basada en la erección de estelas centrales como señalización externa de las tumbas. En definitiva, el estudio de Devesa do Rei nos permite identificar una zona que ha sido reocupada de forma discontinua en diferentes momentos desde el Neolítico Medio hasta la Edad del Hierro, a mediados del primer milenio a. C. La excepcionalidad de las características reconocidas en el sitio (tipo de estructuras, tipo de materiales y asociaciones y distribución de los mismos) justifica la hipótesis de que estas ocupaciones (claramente las del Bronce y Hierro) fueron de naturaleza ritual. Esta lectura culmina con la identificación de lo que podría ser la primera estructura de carácter funerario de la Edad del Hierro de Galicia, hecho que, pese a la regularidad formal y paralelos que lo avalan, es tan excepcional que se debe tratar todavía como una hipótesis de trabajo para ser tenida en cuenta en ulteriores investigaciones. La aparición de esta estructura, al final de una larga serie de reocupaciones, nos hace sospechar que Devesa do Rei constituyó un espacio, que en algún momento, adquirió un carácter sagrado-ritual que retuvo a lo largo de la Prehistoria Reciente.
EQUIPO DE TRABAJO Nombre de la actuación: EXCAVACIÓN EN EL YACIMIENTO DE DEVESA DO REI Clave de expediente: CJ 102A 2001/248-0 Periodo de realización: junio-agosto de 2001
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Este conjunto de evidencias, asociadas a los momentos más antiguos de uso del yacimiento, así como la valoración de los paralelos existentes, nos permiten plantear la hipótesis de que Devesa do Rei en este momento habría sido utilizado como un asentamiento al aire libre de carácter episódico. El patrón de emplazamiento de todos estos yacimientos es coincidente, situándose siempre en las orlas ligeramente elevadas de zonas bajas y de valle. Otra cosa es definir la funcionalidad de estas fosas que aparecen recurrentemente en estos momentos. Hay que considerar la posibilidad de que fueran puntos de extracción de materia prima para la elaboración de artefactos cerámicos, pero también cabe la posibilidad de que se trate de estructuras para aislar o impermeabilizar el suelo sobre el que se asienten estructuras campamentales desaparecidas, ya que la apertura de la fosa rebaja el nivel de humedad del suelo y permite que ésta evacue con mayor facilitad. Por su parte, las evidencias cronológicas, 2023-1749 cal BC (Ua-21686), adscribibles al Bronce Inicial no proceden de una estructura sino de un recipiente. El análisis formal de la cerámica y el análisis de su distribución en horizontal cobra importancia para la interpretación del yacimiento en este momento. La mayor parte de la cerámica remite a contextos campaniformes del Bronce Inicial. Al mismo tiempo destaca la presencia de cerámica impresa mayoritariamente ungulada, por lo que Devesa do Rei constituye el primer ejemplo gallego de una tendencia bien conocida para otros contextos campaniformes de la Europa Atlántica. En contraste con ello, resalta la escasez de estructuras que nos permitan definir las características que podría poseer éste en el Bronce Inicial. Por otra parte, los rasgos de la cerámica no son los esperables en contextos campaniformes domésticos: alto porcentaje de decoradas, pocos cacharros lisos toscos, presencia de cerámica ungulada que, además, se corresponde con los tamaños más grandes del yacimiento. Esto nos lleva a pensar que la actividad desarrollada en el yacimiento no era estrictamente doméstica. En un momento posterior se produce una reocupación del área que deja una notable huella en el registro, incluyendo la construcción de estructuras consistentes erigidas en piedra, entre las que destaca un círculo lítico con fosaestela central y abundante material. Esta redefinición del yacimiento está datada entre el 1380 y el 1051 cal BC (Ua20012), lo que nos sitúa en el Bronce Final. Por un lado, su posible utilización como estructura habitacional levantada con materiales perecederos sobre un zócalo de piedra (como las cabañas conocidas para este momento) se puede descartar ya que no se han identificado evidencias que apunten en esa dirección, como agujeros de poste o zanjas de cimentación. Por otro lado, su morfología lítica y circular, la organización arquitectónica de su espacio interno, con la existencia de un posible acceso en el SE y la distribución del material, concentrado en el cuadrante E, podrían apuntar a una estructura funeraria no monumental. La cerámica que se asocia a la estructura del Bronce Final pre-
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Equipo de Trabajo: Investigador Responsable: Felipe Criado Boado Coordinador/a: Mª del Pilar Prieto Martínez Director/Responsable de la actuación: Roberto Aboal Fernández Ayudante de Dirección: Jorge M. Ayán Vila
Equipo Técnico: Virginia Castro Hierro, Andrés R. Troncoso Meléndez Equipo de excavación: Ramona Martínez Penela, Alfonso Montejo Ráez, David Pérez López, Eloi Saavedra Vidal, Inés de Torres Lozano
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El yacimiento de Carballeira do Espíritu Santo se localizaba en el lugar de Eirexe, perteneciente a la parroquia de San Cibrao de Chapa (Silleda, Ourense). Se situaba a unos 50 m al S-SE del castro Coto do Castro, en la parte final de la ladera de una pequeña dorsal de estribación que desciende desde el Monte Testerio de forma suave hacia del valle del Deza, en un pequeño monte a 389 m de altitud. El relieve en el que se emplazaba el yacimiento estaba formado por un rellano con ligeras pendientes, una de las cuales (la E) desciende hacia la vaguada de los ríos Escuadro y Toxa, y la otra (la W) lo hace de forma más acusada y encajada. La posición de este rellano tiene una orientación de W a E ocasionando una protección de los vientos de componente N y NE ya que el terreno tiende a
elevarse hacia esta dirección. Esta elevación hace que la visibilidad sea en abanico, en sentido E-W. Uno de los aspectos más interesantes del yacimiento está relacionado con la problemática arqueológica asociada a los yacimientos invisibles y a la metodología empleada para su localización. Pasaremos a describir el proceso de trabajo llevado a cabo. Durante los trabajos de Evaluación de la Autopista, realizados en el año 2000 por la empresa de arqueología Ambiotec, se establece una cautela arqueológica, a causa de su proximidad al yacimiento de Coto do Castro. Como medidas correctoras se propone el “balizado del sector coincidente con la zona de las obras” y además “sondeos manuales y mecánicos en el borde de la superficie afectada más próxima al yacimiento”15.
Figura 1. Situación del yacimiento y relación con Coto do Castro
15
Anejo 16: Documento Adicional al Estudio de Impacto Ambiental del año 2000 realizado por la empresa de arqueología Ambiotec.
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CAPÍTULO 7. CARBALLEIRA DO ESPÍRITU SANTO: UN ASENTAMIENTO ALDEANO DE CARÁCTER FAMILIAR DEL BRONCE FINAL
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Figura 2. Planimetría y fotografía de emplazamiento
Teniendo en cuenta estas medidas, en el marco del seguimiento arqueológico realizado por el LAFC, se llevó a cabo, en una primera fase, una actuación que consistió en la realización de una serie de zanjas mecánicas en este collado y la prospección intensiva del yacimiento de Coto do Castro, cuya finalidad era determinar si existían estructuras arqueológicas. Los resultados de ambas actuaciones no aportaron ningún resto material ni evidencia arqueológica,
por lo cual se liberó la cautela y únicamente se consideró el trabajo en el marco del seguimiento. Será en esta fase, una vez desbrozada superficialmente la traza, cuando se documenten indicios arqueológicos. Por ello, se comunicó la existencia de un nuevo yacimiento a la DXPC. Tras realizar la documentación superficial de las evidencias y sondear algunas de las estructuras, se consideró necesario intensificar estos trabajos
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Figura 3. Síntesis del proceso de trabajo: de la evaluación arqueológica a la liberación de la cautela
para poder valorar las medidas correctoras que debían proponerse a posteriori. Se propone entonces la realización de una excavación en área que permitiera documentar el registro arqueológico y caracterizar el yacimiento, de cuyos resultados da cuenta este artículo. El yacimiento, que ocupaba aproximadamente unos 106 m de longitud (E-W) x 50 m de ancho (N-S), se componía de una serie de estructuras excavadas en el xabre y de varios conjuntos de materiales (líticos y cerámicos) pertenecientes al Bronce Final, aunque, como se verá, se producirán alteraciones en épocas protohistórica e histórica.
ARQUITECTURA Y ESTRATIGRAFÍA TIPOS DE ESTRUCTURAS DOCUMENTADAS Inicialmente, se realizará una descripción de las estructuras en función de los tipos de planta documentados, en
algún caso su posible funcionalidad y su estratigrafía. Posteriormente, se observará cómo estas estructuras responden a una organización espacial compleja. Debe indicarse que, exceptuando la GE034 (figura 6), que se ha identificado como un suelo de ocupación vinculado a las actividades desarrolladas en el castro, por los materiales en ella documentados, las restantes estructuras se adscriben al Bronce Final, como así lo ratifican las dataciones realizadas en los rellenos de distintas estructuras (figuras 4, 5 y 7). Por otro lado, las estructuras conservaban únicamente la parte final de las mismas, de hecho, la cabaña GE007 parece ser la que se conservaría en mejor estado. Teniendo en cuenta los resultados de dos sondeos manuales realizados en el área de excavación, el análisis de la estratigrafía del suelo y la datación del depósito que sellaba la fosa GE039 (figura 5) que se remonta a los s. VII-VIII d.C., toda el área en la que se emplaza el yacimiento fue arrasada en esta época, posiblemente para aprovechar esta zona para la explotación de bosque y matorral.
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Figura 4. Algunas estructuras documentadas en la concentración 1, en lo que se ha denominado como espacio doméstico
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Fondo de cabaña
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menor profundidad y un perfil en V) como en la cultura material, siendo de mejor calidad la localizada en la mitad E.
Fosa circular lobulada de gran tamaño Este grupo estratigráfico (GE015) estaba delimitado por una zanja perimetral de planta semicircular cerrada, abierta hacia el S. Su longitud mayor en sentido E-W era de 2,80 m y en sentido N-S de 2,35 m. La anchura de la zanja era mayor en la mitad E, con 0,90 m que en la W, con 0,34 m. El contorno de la zanja presentaba una forma lobulada.
Figura 5. Algunas estructuras documentadas en la concentración 2, vinculada el espacio denominado de procesado y almacenamiento
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Se documentó una única estructura que respondía a esta tipología, el grupo estratigráfico GE007 formado por una zanja perimetral de planta circular, cortada en el xabre y la roca natural. Medía entre 4,20 y 4,30 m de diámetro por el exterior y unos 3 m por el interior. El ancho de la zanja oscila entre 0,60 y 0,25-0,35 m y su profundidad entre 0,56 y 0,34 m. Estaba colmatada por varios depósitos (14 UE en total). Su zona SW había sido desvirtuada por el tocón de un árbol que cortó la zanja. Se detectaron diferencias entre la mitad E y la W de la estructura, tanto en el corte de la zanja (más profundo y con un perfil en U en el lado W, mientras que en el E presentaba
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Estaba colmatada por 5 depósitos, en los que se alternaban tierras orgánicas con xabre.
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Fosas de planta circular Dentro de estas fosas, que se localizaban casi exclusivamente en las concentraciones 2 y 3 situadas en el cuadrante NE del área16 (ver figura 8), se distinguieron distintos tipos, en función del corte de la fosa y la estratigrafía que las colmataba. • Fosas de pequeño tamaño con las paredes cóncavas y un único depósito (GE002, 003, 004, 005, 009, 021, 022, 033, 030, 048 y 050). • Fosas con las paredes rectas y una estratigrafía más compleja (se documentan de 2 a 5 UE en el relleno) (GE013, 025 y 039).
Fosas de planta ovalada o alargada Se han determinado varios tipos en función de su orientación y tamaño • Fosas de pequeño tamaño orientadas en sentido NS (GE001, 016, 012, 023, 043) y E-W (GE049); contenían de 1 a 2 depósitos. • Fosa de tamaño medio orientadas en sentido N-S (GE006, 008), E-W (GE041) y NW-SE (GE037, 038), estas dos últimas tenían la planta con forma arriñonada; contenían de 2 a 3 depósitos. • Fosa de gran tamaño orientada en sentido NNE-SSW (GE020); contenía 3 depósitos.
Zanjas o fosos lineales Se diferenciaron dos tipos: • Zanjas orientadas N-S (GE011 con 3 depósitos) y NNE-SSW (GE018, con 1 depósito). • Zanja orientada E-W (GE026 con 7 depósitos).
Otras estructuras
Figura 6. Algunas estructuras documentadas en la concentración 3, vinculada el espacio denominado de procesado y almacenamiento
16
Dentro de este grupo, se han incluido otras estructuras que tenían una representación escasa dentro del área excavada. • Pequeños agujeros en el xabre de diferentes morfologías y estratigrafía simple (GE019, 028, 029, y 035). • Estructura circular compuesta por dos pequeñas zanjas (una semicircular y la otra en V) rellenas por dos depósito con abundantes carbones (GE027), identificada como posible hoguera y situada al S de la cabaña GE007. • Estructuras de diverso tamaño, morfología irregular, depósitos de poca potencia y sin impronta en el xabre (GE032 y 034). • Estructuras cuadrangulares de pequeño tamaño (GE017 y 045).
Fuera de estas concentraciones se localizó una fosa de planta circular irregular (GE002) en el cuadrante SW del área excavada.
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Figura 7. Se representan dos estructuras que inicialmente se habían incluido dentro del grupo de estructuras aisladas, y que finalmente se vinculan al espacio denominado “ritual”
• Manchas en el suelo descartadas por responder a procesos naturales (GE040, 42, 044, 046 y 047).
Organización de las estructuras Inicialmente, parecía existir una distribución en el yacimiento que respondía a una mayor o menor densidad en la concentración de las estructuras en determinadas zonas del mismo. Una vez excavadas, se observó que muchas de ellas presentaban una clara diferencia entre su mitad E y W, que se ponía de manifiesto sobre todo en estructuras
con una relevancia especial, como la cabaña o la gran fosa circular lobulada (identificada como un posible espacio de almacenamiento de aperos y útiles de trabajo semicerrado), pero también en la fosa GE041 (donde se recoge el recipiente más completo). Por otro lado, el tipo de estructura definida como zanjas o fosos lineales, de los cuales se documentan tres, parecían estar delimitando espacio concretos, funcionando como separadores entre determinadas zonas y, al mismo tiempo, tenían distintas orientaciones, E-W y N-S, marcando los ejes principales del yacimiento.
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Figura 8. Planta del yacimiento señalando los sectores de trabajo y la distribución por concentraciones de las estructuras
Como se verá en las valoraciones finales, estos ejes dividen el área excavada en cuatro partes que coinciden con los puntos cardinales. Se cree, que es en función a estos cuadrantes, a la distribución de las estructuras dentro de ellos, a su diferenciación por tipos, estratigrafía o cultura material contenida... cómo debe interpretarse su organización espacial e, incluso, su funcionalidad.
El conjunto es cronológicamente heterogéneo, dado que fueron documentadas piezas de diversos períodos, sin embargo, predomina el material adscrito al Bronce Final (ver tabla 2). Tabla 2. Adscripción cultural de las piezas cerámicas del yacimiento según las intervenciones
Adscripción
LA CULTURA MATERIAL DOCUMENTADA
Seguimiento
Zanjas
20
Cambio de Era Contemporáneo
Cultural Bronce Final
La cultura material recogida en las distintas intervenciones consta de trescientas veintitrés piezas, destacando en número los fragmentos de cerámica (ver tabla 1). El mayor número de piezas se documentó en la fase de excavación, un 61,3%, destaca la escasez de material en el yacimiento, a pesar de la amplia extensión de la excavación. Tabla 1. Número de piezas documentadas durante las diferentes fases de trabajo arqueológico Fases de trabajo Nº piezas
PZ Cerámica
PZ Líticos
código Tipo de intervención 01A01
Control y seguimiento
71
63
8
01A24
Zanjas mecánicas
12
12
0
01A01
Sondeos (ITCES01)
42
29
13
01A19
Excavación (ITCES02)
198
162
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Indeterminado
Sondeos Excavación
Total
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piezas
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El material es muy pobre a nivel formal y muy escaso, su fuerte grado de fragmentación y rodamiento ha permitido únicamente hacer un estudio en un nivel de fragmento, y sólo se han podido reconstruir de manera hipotética dos recipientes. Estos problemas afectan a las piezas de todos los momentos documentados, y no sólo a las más antiguas. Pero, a pesar del estado de conservación, el material aporta información interesante acerca de los procesos de abandono de Carballeira do Espíritu Santo. A continuación, se tratarán brevemente las características del material según su adscripción y su distribución espacial
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CERÁMICA DEL BRONCE FINAL
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El 61% de los fragmentos cerámicos pertenecen al Bronce Final (figura 9). Dado el mal estado de conservación, no se han podido reconstruir las formas de los recipientes y, como consecuencia, tampoco los procesos de fabricación básicos. En esencia, parece una cerámica bastante homogénea, de manufactura poco cuidada y de mala calidad. Se ha documentado un escaso número de piezas con una forma definida (14,4%). Únicamente uno de los bordes, aunque muy fragmentado, podría corresponderse con un ‘longobordo horizontal’, semejante a los registrados en Galicia en yacimientos del mismo periodo como el poblado de Monte Buxel (Prieto 2001) o enterramientos en fosa como Coto da Laborada (López y Chamoso 1958). En Portugal, el paralelo más próximo nos remite al yacimiento de Bouça do Frade (S. O. Jorge 1988). Los bordes presentan labios redondeados, planos o apuntados, los cuellos son de paredes poco estranguladas y los fondos son planos, dando cuenta de perfiles que pueden adscribirse a cualquier periodo de la prehistoria reciente, ya que los escasos perfiles disponibles apuntan a recipientes de morfologías simples cerradas. En relación con el tratamiento de las pastas, las texturas predominantes son porosas finas y compactas medias micáceas. Se registró un número muy alto de fragmentos que no conservaban el acabado y que mostraban el elevado grado de rodamiento que sufrieron las piezas. Entre los acabados superficiales que se conservaban, predomina el alisado medio frente al bruñido, de hecho, poseen acabado bruñido todas las piezas vinculadas a uno de los recipientes reconstruibles del yacimiento. Predominan los tonos claros con una cierta variedad en rojo, naranja y marrón y el ambiente de cocción oxidante, destacando las fracturas monocromas claras. Se aprecia una despreocupación por la apariencia de la pasta, presentando características semejantes a las halladas en otro yacimiento gallego, el poblado de Monte Buxel (Lima y Prieto 2002), por lo que se podría pensar que quizás sea ésta la característica más destacada de la cerámica de este momento de la Prehistoria Reciente. En lo que se refiere a la decoración, se documentaron únicamente tres piezas decoradas, que están especialmente rodadas, dos con decoración plástica o en relieve, que se reduce a un mamelón de pequeño tamaño, apenas perceptible, y otra que posee una línea incisa tenue. Decoración plástica de este tipo se documenta en Tapado da Caldeira en Portugal (S. O. Jorge 1980a y 1980b) y las incisiones tenues en el yacimiento de Mirás (A Coruña) (Prieto 2001) o Alto da Caldeira en Portugal (S. O. Jorge 1981). Por el momento, en Galicia sólo se documenta cerámica decorada en contextos funerarios de este período (ver capítulos 5 y 6 de este mismo volumen). Para toda la cerámica, tanto decorada como lisa, se documenta una única cadena técnica.
Figura 9. Material cerámico destacado del yacimiento
CERÁMICA DE ÉPOCA HISTÓRICA El 39% de las piezas son de época histórica. Dentro del conjunto destaca un fragmento de Terra Sigillata, muy rodada y decorada con una pequeña espina de pez vertical delimitada horizontal y verticalmente por líneas rectas. Este tipo de decoración es frecuente en la TSH de yacimientos gallegos, Drag. 37 y 29 (Naveiro 1991: 38). La mayor parte del material de este momento, que igualmente presenta un alto grado de rodamiento, fue recogido en superficie durante las labores de limpieza previas a la excavación de las estructuras, incluyendo las cuatro piezas de la Edad del Hierro. Únicamente siete de ellas se recogieron en estructuras ubicadas en la zona NE del yacimiento, área más alterada del mismo y más próxima al castro, entre las que se localiza la terra sigillata (PZCES02a0080) procedente de la GE034 a la que se hacía antes referencia y varios fragmentos de teja.
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una azuela, dos movientes de molino, ocho lascas y veintiún restos de talla. Prácticamente la totalidad de los líticos documentados se adscriben al Bronce Final, sin embargo algunos podrían remontarse a época protohistórica, sobre todo los recogidos en la GE034, ya que se localizaron en el mismo contexto que la terra sigillata.
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DISTRIBUCIÓN ESPACIAL DE LAS PIEZAS Y PROCESOS POSTDEPOSICIONALES En relación con la distribución espacial de las piezas, cabe destacar que casi el 30% de los líticos y el 40% de la cerámica se recogieron en superficie. Se registraron sólo cuatro estructuras con líticos exclusivamente, diez estructuras con cerámica, y cinco estructuras que albergaban ambos tipos de material, entre las que destaca la cabaña de planta circular (GE007) con el 34% de los líticos y el casi 24% de los fragmentos cerámicos (figura 12). El material sufrió una exposición directa o indirecta a fuego una vez fragmentado y, por lo tanto, en una fase en la que la pieza ha sido descartada, dado el mal estado de
Figura 10. Dibujos de algunos de los materiales líticos destacados del yacimiento
LÍTICOS Entre las piezas líticas documentadas17 (figuras 10 y 11) destaca el cuarzo como materia prima (57%), seguido de un material difícil de determinar (16,3%), siendo más escasos los líticos en cristal de roca (12,2%), cuarzo cristalizado (8%), granito (4%) y migmatita (2%). El tipo de material se reduce a cinco diversos entre los que destacan dos piezas con posible pulimento, cuatro cantos rodados, tres prismas, dos núcleos, uno de ellos se corresponde con un gran canto de cuarzo redondeado18, tres útiles, una lasca retocada, un buril atípico y una posible lámina de azada o 17 18
Figura 11. Fotografías de algunos de los materiales líticos destacados del yacimiento
Síntesis realizada a partir del estudio de Sofía Baqueiro. Éste se recogió próximo a la fosa GE041 en la que se documentó el recipiente más completo.
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Figura 12. Distribución de materiales según las estructuras
conservación y la aparición de abundantes fragmentos cerámicos con huellas de procesos postdeposicionales, tales como grietas en las superficies de la pasta o fracturas quemadas. Sin embargo, dentro del conjunto, hay una excepción, que se separa de estas características generales, y es el recipiente mejor conservado. Éste se documentó próximo a la bola de cuarzo y a la estructura GE041, en el SE del yacimiento, dentro de la cual se localizaron dos de sus fragmentos. Estas condiciones excepcionales de deposición, alteradas por la maquinaria de la obra, permite plantear que dicha estructura podría haber respondido a una funcionalidad diferente a las del resto del yacimiento.
VALORACIÓN DE LAS EVIDENCIAS Carballeira do Espíritu Santo es un asentamiento doméstico de pequeño tamaño del Bronce Final, ubicado en el último tercio del segundo milenio BC, que fue alterado en la Edad del Hierro y época medieval. La localización de una única estructura residencial, la forma y tamaño de las fosas (si lo comparamos con las documentadas en otros yacimientos como Monte Buxel) o los materiales documentados, apuntan a un asentamiento doméstico posible-
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Identificadas como zanjas lineales que separan distintos espacios.
mente semipermanente, con una recurrencia estacional o temporal. Como ya se ha comentado más arriba, se ha detectado una distribución dentro del mismo que responde a una organización compleja del espacio (figura 13), la cual se podría poner en relación con dos aspectos, uno funcional propio de un patrón de racionalidad característico de sociedades complejas y jerarquizadas, otro simbólico en base a la propia ordenación del mundo por parte de la sociedad constructora de este espacio. Posiblemente ambos aspectos se interrelacionen en Carballeira. Si superponemos dos ejes sobre el área excavada, que seguirían las orientaciones de las estructuras GE026 (E-W) y GE018 (N-S)19, resultan cuatro cuadrantes. Se ha asociado cada uno de esos cuadrantes a una funcionalidad determinada, en función del tipo de estructuras documentadas en ellos, su densidad, su estratigrafía, su cultura material o su ordenación interna. En el cuadrante NW hay una total ausencia del registro arqueológico. Es la zona más elevada y expuesta. Se ha podido interpretar como área salvaje. En el cuadrante SW se localizaría lo doméstico-residencial. Éste se divide a su vez en dos mitades: la W (con dos estructuras tipo fosa, una al N y otra al S) y la E (con seis estructuras). La mayor concentración se localiza en la parte NE del cuadrante, lo cual reproduce el esquema ge-
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Figura 13. Hipótesis sobre la organización espacial del yacimiento
neral del yacimiento. En ella se localiza la cabaña circular, vinculada a ella una zanja lineal que protegería la posible entrada a la cabaña20 y una posible hoguera. Al E de la cabaña se localiza una gran fosa alargada. Finalmente, se separaría este espacio del área ritual mediante una zanja lineal dispuesta en sentido NNE-SSW y situada en la zona SE del cuadrante. Se ha interpretado el cuadrante SE con lo ritual. En este espacio también existe una diferencia entre el W y el E, contando el primero con una única fosa y el segundo con seis estructuras, localizándose la concentración más elevada también al NE. Con la excepción de una fosa circular, las demás son alargadas y ovaladas con distintas orientaciones. Se ha vinculado este área con lo ritual ya que en ella aparece una fosa de distinto tipo, con rellenos intencionados de tierras producto de la descomposición de materias primas locales (granitos y migmatitas), en la que se recogió el recipiente más completo del yacimiento, el de mayores dimensiones, el único que presenta un acabado bruñido y que se ha depositado posiblemente entero, ya que sus fracturas eran recientes por acción de la pala mecánica. Además era la única fosa de estas características que tenía una orientación E-W; también se situaba en el SE del cuadrante. Finalmente, el cuadrante NE se ha vinculado a lo doméstico-almacenamiento y procesado. Al igual que en
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los casos anteriores, las estructuras se concentran en la mitad E y, en este caso, las de mayores dimensiones se localizan en el S, la zanja lineal que delimita el espacio al SE, al igual que sucedía en el cuadrante SW, sólo que aquí tiene una orientación distinta, y la posible estructura de almacenamiento y procesado de materias primas al SW, cada una de ellas marcando los extremos de la concentración de estructuras. Las demás estructuras son todas fundamentalmente de planta circular, pequeñas dimensiones, estratigrafía simple y escasez de materiales. En cuanto a la Cultura Material, el único asentamiento doméstico publicado en Galicia, y que coincide temporalmente con el de Carballeira, es el de Monte Buxel, con el que presenta grandes similitudes: fuerte homogeneidad formal del material cerámico dentro del yacimiento, mal estado de conservación y fragmentación, excepcionalidad de recipientes reconstruibles, escasez de industria lítica, destacando la presencia de piezas vinculadas al proceso de molienda básicamente, y escasez de material recuperado tanto en las propias estructuras como en superficie. La documentación de estas mismas características en relación con la mala conservación del material, junto con la evidencia de restos en las piezas en fases postdeposicionales, y la evidencia de depósitos excepcionalmente bien conservados en Monte Buxel, permite plantear la hipótesis
Únicamente se documentaron en el SE de la misma losas que podrían definir la entrada.
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Con respecto al abandono de Carballeira, éste se realiza de forma intencionada, posiblemente limpiando y amortizando las estructuras y depositando, de forma ritual, en la fosa situada en el punto más al SE del yacimiento un recipiente destacado dentro del conjunto. Será posteriormente reutilizada el área de forma puntual en época protohistórica y ya en la Baja Edad Media allanada y colmatada para darle un nuevo uso.
EQUIPO DE TRABAJO Nombre de la actuación: EXCAVACIÓN EN EL YACIMIENTO DE CARBALLEIRA DO ESPÍRITU SANTO Clave de expediente: CJ 102A 2001/425-0 Periodo de realización: octubre 2001 Equipo de Trabajo: Investigador Responsable: Felipe Criado Boado Coordinador/a: Mª del Pilar Prieto Martínez Director/Responsable de la actuación: Rebeca Blaco Rotea Ayudante de Dirección: Mª Pilar Prieto Martínez Equipo Técnico: Óscar Alonso Tejedor, Elisa Crespo Vázquez, Eloi Saavedra Vidal Equipo de excavación: Ramona Martínez Penela, Electra Menéndez Muñoz, Silvia Rodríguez Díaz, Yolanda Seoane Veiga, Lorena Vidal Caeiro
En el yacimiento de Monte Buxel se documentaron sólo dos recipientes casi completos, un ‘longobordo’ en una de las fosas, y la mitad inferior de un recipiente junto a un durmiente de molino en otra fosa. Los depósitos de ambas fosas eran diferentes a los de las restantes, en las que el material documentado aparecía muy mal conservado (Lima y Prieto 2002).
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de que en algunos yacimientos del Bronce Final21 se realiza una labor de limpieza antes de su abandono y, además, se ritualiza el abandono amortizando material completo o casi completo en algunas estructuras periféricas del yacimiento. El patrón de abandono en ambos yacimientos parece así semejante. Para concluir, podemos insistir en que la organización espacial de Carballeira se realiza entonces en base a un sistema cuatripartito, con un claro predominio de la parte E sobre la W. Esta división entre el E y el W se aprecia también en cada cuadrante y en las propias estructuras, prevaleciendo además la disposición al SE bien de estructuras relevantes, bien de aspectos de interés dentro de éstas. Todo ello está, como se decía al principio de las valoraciones, reproduciendo un esquema de concepción simbólica del mundo. En cuanto a la relación entre los cuadrantes, existe una clara oposición entre el NW y el SE, que se han considerado como opuestos, mientras que el NE y el SW se complementarían. Parece haber también una interrelación entre ellos. En el cuadrante SW se registraron dos fosas en la mitad W, la situada al N repite formalmente las fosas del cuadrante NE y la situada al S las del cuadrante SE. Del mismo modo, en el cuadrante NE, en la zona más próxima al SW se documenta una estructura que semeja formalmente la cabaña, y en el cuadrante SE se registran formas que recuerdan las de los cuadrantes domésticos NE y SW.
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La intervención global desarrollada en el área arqueológica de O Peto22 (Vedra, A Coruña) contempló la realización de dos actuaciones sucesivas llevadas a cabo en agosto y septiembre de 2001 y julio de 2002, en el marco de las obras de construcción de la autopista Santiago de Compostela-Alto de Santo Domingo.
A escala macroespacial el área arqueológica de O Peto (San Cristovo de Merín, Vedra, A Coruña) se integra en la unidad geográfica interfluvial del Ulla –una superficie de mediana altura en la que predomina la orografía suave interrumpida por oteros– que desciende hacia el valle del Ulla propiamente dicho a través de terrenos de suave re-
Figura 1. Localización de O Peto
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Denominamos área arqueológica de O Peto al conjunto constituido por dos entidades: un pequeño otero conocido como O Peto, inventariado como posible mota castreño/medieval y la parcela emplazada a sus pies registrada en fase de Evaluación de Impacto Arqueológico con el nombre de Parcela de O Peto. Este área se ubica en las proximidades del yacimiento castreño de Castro de Merín.
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CAPÍTULO 8. LA DOCUMENTACIÓN DE ÁREAS DE ACTIVIDAD ECONÓMICA EN EL ENTORNO DE LOS POBLADOS CASTREÑOS: LA EXPLOTACIÓN MINERO-METALÚRGICA DE O PETO (VEDRA, A CORUÑA)
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Figura 2. Trazado de la autopista a su paso por el área arqueológica de O Peto
lieve y escasa pendiente con buenas aptitudes bioclimáticas (figuras 1 y 2). Concretamente el yacimiento se ubica en una pequeña dorsal que sirve de límite oriental de una zona llana, situada entre otra dorsal que se extiende en dirección N-S (con Chao de Cartas, Cerradas do Monte y Monte Novo como altos más destacados) y el valle fluvial del Rego de San Cristovo, afluente del río Ulla. A nivel de detalle O Peto y Parcela do Peto se encuentran situados a unos 100 m hacia el S del Castro de Merín, en una pequeña dorsal que discurre paralela y con la misma orientación que la de este poblado fortificado protohistórico. Una pronunciada vaguada separa ambos elementos orográficos. O Peto presenta una forma casi circular y tumular, a unos 160 m sobre el nivel del mar; aparentemente parece tratarse de una estructura artificial de naturaleza arqueológica, aunque no presenta estructuras visibles en superficie
(figura 3). La parcela, ubicada al S se emplaza sobre una zona llana, volcada sobre O Rego Cristovo que discurre por la mitad E en dirección N-S. Desde el punto de vista de la Arqueología tradicional, O Peto había sido catalogado como una posible castronela medieval, tipología a modo de cajón de sastre en la que se metían todos aquellos recintos de pequeño tamaño que no respondían a los patrones de emplazamiento propios de los castros gallegos. El nulo desarrollo de la Arqueología de campo fuera de los recintos fortificados en Galicia consolidaba esta visión nunca contrastada con intervenciones arqueológicas de campo. Los únicos datos con que contábamos consistían en una serie de referencias folklóricas sobre mouros así como el hallazgo de metas de molino circulares conservadas en una casa cercana al yacimiento. La zona fue remodelada totalmente con la concentración parcelaria, habilitándose
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Figura 3. Modelo digital de elevaciones del área de O Peto
terrenos para prado y terrazas de cultivo con abundante material de relleno. Las primeras evidencias que indicaban la presencia de un conjunto arqueológico en el área de O Peto se remontan al año 2000, cuando durante la fase de Evaluación de Impacto se descubrió un conjunto cerámico que carecía de suficiente entidad para suponer la existencia de un probable yacimiento arqueológico en la citada parcela. Por otro lado, se mantenía la duda sobre la verdadera naturaleza de O Peto, considerado, como ya apuntamos, como un posible punto vigía o mota de época altomedieval.
DESCRIPCIÓN Como primera medida correctora, se planteó la realización de unas zanjas mecánicas, que proporcionó un total de 16 conjuntos de materiales y 8 estructuras de diferentes morfologías excavadas en la roca, cuyos resultados se resumen brevemente a continuación: • Las estructuras identificadas estaban directamente excavadas sobre la roca madre (sustrato granítico); la mayor parte de ellas se veían reflejadas en ambos perfiles de las zanjas abiertas, lo que permitía aventurar que realmente se trataba de una serie de fosos lineales. Las características morfológicas de estas estructuras eran diferentes, tratándose la mayor parte de ellas de fosos en forma de V, con la base muy estrecha y plana y cuyo tamaño y profundidad variaba (la potencia oscilaba entre 0.60 m y 2 m). Entre todas estas evidencias destacaba un pequeño foso de apenas 1 m de profun23
didad, en el que se identificó un nivel de quemado con material arqueológico asociado (básicamente fragmentos de ánfora). • En cuanto a los materiales documentados, se registraron un total de 193 piezas (5 líticos, 2 fragmentos metálicos y 186 fragmentos de cerámica – entre los que destacaban un fragmento de terra sigillata muy rodado y alguna tegula). Estos materiales se podían adscribir cronoculturalmente como de época romana y de características similares a las documentadas en las piezas recogidas en superficie durante las labores de control y seguimiento. Una vez realizada la apertura de las zanjas valorativas se pudo constatar la presencia de un conjunto de evidencias (estructuras arqueológicas excavadas en la roca y abundante material ergológico) que señalaban la existencia de un yacimiento adscrito a priori a época romana, pero del que todavía no se podían concretar ni la funcionalidad ni la tipología. Ante este conjunto de elementos se propuso mantener el área cautelada, con la intención de realizar una excavación en área antes de proponer una liberación de los terrenos de la autopista. Los resultados de la excavación arqueológica23 nos muestran un espacio claramente artificializado en el que se superponen estructuras excavadas en la roca, de naturaleza y finalidad diferentes. Como resultado de la intervención se registraron un total de 15 fosos de morfologías diferentes excavados en la roca, conformando una malla que cubre prácticamente todo el entorno inmediato a la elevación de O Peto (figura 4).
Para informarse de manera más detallada la secuencia de los trabajos y los resultados de los mismos se puede consultar Aboal, Ayán y Prieto (2002a).
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Figura 4. Trazado de los fosos en planta y ubicación de los sectores de excavación
En el sector 1 de excavación se identificó la secuencia estratigráfica más interesante del yacimiento. Se constató un proceso constructivo que sufrió sucesivos procesos de redefinición. En un primer momento se construyó un foso excavado en la roca que circundaba una elevación rocosa ubicada al W de O Peto. Con posterioridad se produce una reutilización de una parte de la base de este foso como un posible camino, con la preparación de un pavimento formado por un conglomerado de pequeñas cantos rodados y tierra, asentado directamente sobre la roca (en el interior de este depósito se documentaron fragmentos de cerámica de la Edad del Hierro). Le sigue la construcción de una explanada (que comparte las mismas características del pavimento anterior conectando con éste) en la zona situada al pie del roquedo y que se asienta directamente sobre una posible terraza, sellándola completamente. Esta terraza, por lo tanto, se define como un paleosuelo obviamente coetáneo o anterior a los dos momentos constructivos anteriores. Y finalmente se produce un proceso de sellado claramente intencional del foso y del camino. Estos depósitos que colmatan el foso son de distintas características, des-
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tacando un nivel de quemado24 (en el que se han documentado gran número de fragmentos de ánfora tipo Haltern 70) y sobre todo dos depósitos de piedras, el primero de ellos conformado por piedras de mayor tamaño, volcadas al interior del foso sin ninguna disposición y de manera totalmente aleatoria; entre estas piedras se identificaron tres que tenían restos de unos grabados de la Edad del Bronce (cazoletas y una combinación con un circulo concéntrico, aunque éste se encontraba bastante alterado) y que estaban entremezcladas con las demás; y el segundo depósito, de piedras, de pequeño tamaño, que parece sellar el citado foso con la intención de regularizar la superficie del terreno (parte de estas piedras aparecen incrustradas entre las grietas de la roca con una finalidad intencional). Los materiales documentados en el interior de estos depósitos se pueden adscribir al período romano, y más concretamente a época altoimperial, por lo que el sellado de estos fosos se produjo claramente en este momento. A este respecto se configura un espacio construido –aparentemente multifuncional– que experimentó sucesivos procesos de ampliación, redefinición, sellado intencionado y abandono entre la Edad del Hierro y época ro-
La datación radiocarbónica de este nivel de quemado nos remite a un intervalo 119 cal BC-24 cal AD (87.1 %) (CSIC-1860), con lo que se demuestra la adscripción prerromana de esta actividad extractiva. Las dataciones radiocarbónicas mencionadas en este trabajo han sido calibradas con el programa CALIB 4.3, desarrollado por M. Stuiver, P. J. Reimer y R. Reimer (http://calib.org/calib/).
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mana. Sin adentrarnos en la problemática de su funcionalidad el área arqueológica de O Peto se presenta como un ejemplo significativo de la existencia de estructuras anejas en el entorno inmediato del recinto habitacional de los castros de la Edad del Hierro así como una evidencia más del proceso de construcción y arquitecturización del paisaje que caracterizó el mundo de los castros del NW. En cuanto a la funcionalidad de este conjunto de estructuras se han barajado distintas hipótesis, algunas de ellas descartadas a medida que iban avanzando los trabajos ante el peso de las evidencias y los resultados de las analíticas efectuadas. La primera hipótesis interpretativa que se dio al inicio de la investigación sobre el yacimiento consideraba el conjunto de fosos como un complejo sistema defensivo relacionado con la fortificación del entorno inmediato del Castro de Merín, que habría utilizado la elevación de O Peto como baluarte natural, cerrando el acceso a este poblado por el arco NW-SE. Esta hipótesis se vio refutada por el hecho de que muchos de los fosos que tenían una orientación idónea para defender el recinto castreño iban repentinamente perdiendo altura, hasta llegar a ser pequeñas estructuras de apenas 50 cm de potencia. Asimismo la apertura de cortes para obtener la sección de algunos de estos fosos mostró una profundidad media de entre 20 y 30 cm (figura 5). Finalmente la interrupción brusca del trazado de algunas de estas estructuras inhabilitaría este sistema lineal ya que permitiría franquear sin problema estas defensas que no delimitan un espacio definido. Por otro lado, la toma de cotas en diferentes tramos de cada uno de estos fosos mostró claramente la imposibilidad práctica de su utilización como canalizaciones ya que presentan un trazado completamente irregular con notables diferencias de cota que impedirían un curso descendente del agua.
CULTURA MATERIAL Se ha constatado un total de 3518 piezas, el 87% de las mismas procede de la excavación de la Parcela de O Peto, y la mayor densidad se documenta en el sector 3 de la ITPET03. Asimismo, el 96% se corresponde con fragmentos de recipientes cerámicos, mientras que el material restante es un conjunto de elementos constructivos, líticos, metal, escoria o pasta vítrea (figura 7). Los fragmentos vinculables a recipientes definen dos grupos diferenciados en función de la tecnología que implica su fabricación, bien a
mano, bien a torno o molde, con una tradición indígena y romana, respectivamente (figura 6). La cerámica Indígena (83%), es mayoritaria y está hecha a mano. Presenta diversos tamaños entre los que predominan los perfiles compuestos. Destacan algo más de un centenar de fragmentos decorados correspondiéndose la mayor parte de ellos a dos recipientes que están casi completos. Uno de ellos presenta reticulados bruñidos y acabado cepillado y el otro presenta una combinación de decoración plástica con decoración estampillada muy compleja en un perfil compuesto. El resto de las decoraciones son variadas y se presentan en fragmentos de pequeño tamaño. La cerámica Romana (13.5%) presenta un número más reducido y, por el contrario, está hecha a torno o a molde, destacando los fragmentos de ánfora vinaria Haltern 70 (13%). Por otro lado la cerámica sigillata documentada (0.2%) parece corresponderse con la T.S.H. Drag.37. La cerámica doméstica dentro de este grupo es puramente testimonial (0.3%). En general posee pastas más decantadas, paredes más finas y de tonos más suaves en marrón, gris, pudiendo presentar engobe negro exterior o rojo interior, como es el caso de un recipiente decorado con una decoración estampillada bastante cuidada. Se han documentado otros elementos de cerámica (0.06%): una fusaiola con perforación central, dos fichas cerámicas con una pasta semejante a la de las ánforas, por lo que posiblemente hayan sido fragmentos reutilizados. Este tipo de elementos se documentan en algunos castros gallegos. También se recuperó algún fragmento de tegula (0.9%). Dentro del conjunto lítico exhumado (2.1%): destacan algunas piezas pulimentadas, molinos y cantos rodados con o sin extracciones, una fusaiola fragmentada, una ficha y un aro lítico fragmentado. Dentro de este conjunto incluimos varios fragmentos de un petroglifo reutilizado como cascote. Entre el material metálico (0.7%) hay una fíbula de bronce trasmontana, una posible trabilla de bronce para sujetar la punta de una correa, un cuchillo de hierro, varios clavos, algún fragmento informe de hierro y algunos restos de escorias. Se documentó una pieza excepcional, identificada como una ficha o latrunculus de pasta vítrea de color azul oscuro y opaco, pertenece a un juego similar a las damas y es bastante habitual en contextos militares romanos. Gran parte del material se encuentra en relativo buen grado de conservación, todo apunta a pensar que nos en-
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Figura 5. Sección de los fosos
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Figura 6. Dibujo de la cerámica más destacada del yacimiento
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Figura 7. Algunas piezas representativas del yacimiento
contramos con una fase de amortización de las estructuras como basurero. Por lo tanto, el estudio de los rasgos formales del material recuperado en todas las intervenciones apunta a la existencia de un yacimiento cuya fase de uso, ocupación y abandono se contextualiza en el cambio de era, siendo coherente con los resultados radiocarbónicos obtenidos para el yacimiento.
VALORACIÓN Finalmente se planteó la posibilidad de que este conjunto de estructuras pudiera estar relacionado con actividades extractivas de mineral de hierro llevadas a cabo en época prerromana sobre filones con mineralizaciones que por su escasa riqueza justificaría un ingente trabajo extractivo. Esta hipótesis explicaría el trazado aleatorio y completamente irregular de los fosos que probablemente responda a un seguimiento de las vetas o filones, que era el procedimiento característico de este tipo de explotaciones antiguas (figura 8). Este hecho se relacionaría también con la interrupción brusca de algunas de estas estructuras y con la variabilidad de cotas que presentan.
Esta interpretación se refuerza por la documentación de abundantes fragmentos de escoria de hierro localizados tanto en el interior de los fosos como en sus inmediaciones. Cabe destacar a su vez la presencia en el foso GE003 de dos niveles claros de costra ferruginosa compacta y uniforme, compuesta -según los resultados de las analíticas paleometalúrgicas- de arcillas, ceniza de carbón vegetal, escoria de crisol, escorias de reducción y fundente de cuarzo (figura 9). Este registro indica un complejo dedicado a actividades relacionadas con el tratamiento de minerales de sulfuros de hierro-cobre y de mineral de hierro tipo Gossen, correspondientes a un proceso minerometalúrgico caracterizado tecnológicamente por la utilización de hornos bajos prerromanos sin sangrado de escoria que procesarían el mineral extraído en el propio yacimiento. Esta actividad metalúrgica fue posteriormente arruinada y clausurada intencionadamente como muestra claramente el sellado con cascotes de piedra de los fosos GE005, GE006 y GE026. En su fase de abandono estas estructuras serían utilizadas como basurero con abundante material romano de época altoimperial procedente con
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Capítulo 8. La documentacion de áreas de actividad económica en el entorno de los poblados castreños: la explotación minero-metalúrgica...
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Figura 8. Vista general del área arqueológica de O Peto con la superposición del trazado de los fosos
Figura 9. Planta de los fosos con la localización de las escorias y la costra de hierro
casi total seguridad del Castro de Merín, del que sabemos que siguió siendo ocupado en época romana por los restos materiales hallados en el interior del yacimiento (tegulas, fragmentos de ánfora y cerámica romana). Dentro de este panorama, el área arqueológica de O Peto, con las estructuras exhumadas y los resultados de las analíticas de escorias y sedimentológicas efectuadas, parece situarnos ante un complejo minerometalúrgico prerromano, escasamente documentado en Galicia. La implicación de este descubrimiento es realmente importante ya
que nos llevaría a valorar aspectos hasta el momento apenas tratados como la existencia de sistemas de explotación minera de cierta entidad (previos a la romanización), la artificialización arquitectónica del entorno de los poblados, o la existencia de un sistema social mucho más complejo que el que defiende el modelo historiográfico vigente el cual concibe estas comunidades como grupos de campesinos con una economía de subsistencia y que actuarían como unidades aisladas con una escasa o nula jerarquización social.
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EQUIPO DE TRABAJO
Figura 10. Fotografía aérea del área arqueológica de O Peto, con la superposición de los fosos y el trazado de la autopista
Un complejo como el área de O Peto implica necesariamente una especialización económica importante, la capacidad de movilizar una relativamente numerosa mano de obra y de coordinar una tarea extractiva llevada a cabo, no lo olvidemos, con una tecnología relativamente sencilla, lo cual podría ponerse en relación con la existencia de lugares centrales dentro del modelo de poblamiento y ocupación del territorio. A este respecto el Castro de Merín, teniendo en cuenta la morfología de los castros de la zona, podría haber funcionado como uno de estos lugares centrales, con una entidad e importancia dentro del paisaje castreño de la Baixa Ulla, que vendría dada por su condición de poblado especializado vinculado a una explotación minerometalúrgica. En el cambio de era se produce el abandono y sellado de esta explotación, que probablemente no fue vista como
Nombre de la actuación: EXCAVACIÓN EN EL YACIMIENTO DE O PETO Clave de expediente: CJ 102A 2001/376-0 Periodo de realización: agosto-septiembre de 2001 Equipo de Trabajo: Investigador Responsable: Felipe Criado Boado Coordinador/a: Mª del Pilar Prieto Martínez Director/Responsable de la actuación: Roberto Aboal Fernández Ayudante de Dirección: Jorge M. Ayán Vila Equipo Técnico: Virginia Castro Hierro, Eloi Saavedra Vidal Equipo de excavación: Ramona Martínez Penela, Andrés R. Troncoso Meléndez, Alfonso Montejo Ráez, Celso Hugo Barba Seara, Sofía Baqueiro Vidal Nombre de la actuación: EXCAVACIÓN EN EL YACIMIENTO DE CASTRO PEQUENO Clave de expediente: CJ 102A 2001/557-0 Periodo de realización: julio de 2002 Equipo de Trabajo: Investigador Responsable: Felipe Criado Boado Coordinador/a: Mª del Pilar Prieto Martínez Director/Responsable de la actuación: Roberto Aboal Fernández Ayudante de Dirección: Jorge M. Ayán Vila Equipo Técnico: Virginia Castro Hierro, Andrés R. Troncoso Meléndez Equipo de excavación: Valle López de la Villa, Ramón Gómez Mourelle, Sofía Baqueiro Vidal
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rentable por el nuevo poder romano que apostaría por otras explotaciones mineras como las ubicadas en el entorno del vecino Pico Sacro. No obstante, la ubicación estratégica del Castro de Merín, su proximidad al río Ulla (vía de comunicación y de contactos comerciales hacia el interior de Galicia, y que sabemos era navegable en estos momentos) así como la potencialidad agrícola de esta zona, son factores que quizás expliquen la continuidad de la ocupación de este asentamiento durante el siglo I d. C.
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El yacimiento de Agro de Ouzande se sitúa en la Terra de Trasdeza, en la zona de unión de la pendiente que desciende en dirección NW-E desde la dorsal de Monte dos Escurros hacia el Valle de Cervaña, exactamente en una zona aterrazada dedicada a labores de cultivo y pasto. El paisaje se conforma por el tránsito del Arroio de Chousa do Miño, que discurre al E del yacimiento en dirección NS. Esta zona se integra en las estribaciones localizadas al W de la Serra do Faro. Es predominantemente una zona de valle (figuras 1 y 2). El yacimiento en cuestión fue descubierto en agosto de 2001 gracias a los trabajos de control arqueológico de la apertura de la pista de obra, siendo parcialmente afectado por la misma al haber extraído la capa vegetal que lo cubría. Las evidencias descubiertas aportaban abundante material cerámico y varias estructuras excavadas en el
sustrato mineral. El terreno en el que se documentaron estos restos materiales se integra en el conjunto de tierras denominado Agro de Ouzande, dedicado tradicionalmente a monte bajo y al cultivo de cereal. Concretamente formaba parte de una parcela cerrada con un muro de piedra conocida como O Xardín en la que antiguamente se ubicaba un lagar para el procesado de cera perteneciente a la vecina casa de O Cereiro. La concentración parcelaria llevada a cabo en la década de 1970 conllevó la conversión a prado del terreno, sin que se efectuasen movimientos de tierra, de acuerdo con los datos aportados por los informantes del lugar. Se trata por lo tanto de una zona sometida a una intensa explotación agraria que, como veremos, desmantelaría notablemente los posibles restos arqueológicos preexistentes.
Figura 1. Localización del yacimiento
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CAPÍTULO 9. ASENTAMIENTOS ABIERTOS EN FONDO DE VALLE DEL S. I D. C.: AGRO DE OUZANDE (SILLEDA, PONTEVEDRA)
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• Delimitación de las estructuras descubiertas en la actuación arqueológica precedente y comprobación de la existencia de más restos arqueológicos. • Excavación en área de la zona del yacimiento afectada directamente por las obras. • Aproximación a una caracterización más exhaustiva del yacimiento y del área en la que se emplaza. • Definición de su morfología especialmente de cara a su delimitación espacial y planteamiento de hipótesis acerca de su origen. • Lectura completa y detallada de la secuencia estratigráfica atendiendo tanto a aspectos formales como arqueológicos. La intervención debería determinar la relación entre los restos materiales característicos del yacimiento y los diferentes niveles estratigráficos, especialmente en relación con las estructuras excavadas. • Obtención de muestras de materia orgánica que permitieran un análisis que posibilitase una aproximación más exacta a la cronología del yacimiento.
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Figura 2. Cartografía de detalle ubicando el yacimiento
La intervención arqueológica planteada para identificar y documentar el yacimiento englobó la siguiente secuencia de actuaciones (figura 3):
DESCRIPCIÓN DEL YACIMIENTO Los trabajos de limpieza en la primera zona de estructuras del yacimiento mostró claramente el notable grado de alteración de este área25. El posterior desmonte con la pala y la excavación íntegra del sector 01 permitieron exhumar el siguiente conjunto de estructuras arqueológicas:
Figura 3. Ubicación de los sectores de excavación y del trazado de la autopista 25
Para informarse de manera más detallada de la secuencia de los trabajos y los resultados de los mismos, se puede consultar Aboal, Ayán y Prieto (2002).
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Figura 4. Planta del área de excavación del sector 1 y esquema del proceso constructivo del hogar
• Una estructura de combustión excavada en el xabre que parece corresponderse con un hogar (figura 4). La base está formada por una tierra anaranjada, encima de la cual se documenta un depósito de barro cocido, de notable compactación sobre el que a su vez se asentaron placas de arcilla, por debajo de dicha estructura se extiende una pequeña zanja con tres orificios. Al lado se conserva volcada una laja y un grupo de pequeñas piedras que posiblemente formó parte de la caja original que ceñía el mencionado hogar. • Un conjunto de pequeñas piedras ubicado al S y SW de la citada estructura de combustión sin llegar a definir ningún tipo de estructura clara. • Un conjunto de 7 agujeros excavados en el xabre al W y S del hogar y que parecen definir en planta una estructura levantada con materiales perecederos dispuesta radialmente en torno al posible hogar. • Se localizaron restos de un pavimento elaborado con xabre, muy alterado en algunas zonas. • Una fosa de planta ovoide excavada en el horizonte B y en el nivel C, ubicada al NE del hogar, colmatada por dos depósitos térreos y sellada por el pavimento citado. En el interior de uno de los depósitos de relleno se registraron algunas semillas carbonizadas (figura 5).
Figura 5. Detalle de la fosa en proceso de excavación
• Otra zanja que delimita por el S el espacio comprendido entre el límite oriental del pavimento y el posible hogar. • Dos pequeñas zanjas convergentes, también excavadas en el xabre, cuyo vértice cierra el límite oriental de la zona pavimentada. • La mayor parte de estas estructuras se encuentran selladas por un nivel de quemado.
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Figura 6. Algunos materiales representativos no cerámicos del yacimiento
CULTURA MATERIAL En la excavación realizada en el sector 01 se ha documentado abundante material ergológico siendo ésta la única concentración de materiales localizada en toda el área cautelada: Se recogieron unos 3360 fragmentos cerámicos, destacando algunos recipientes que son claramente de época romana, como es el caso de un cacharro prácticamente entero localizado al NW del hogar. En relación con el material lítico, destaca una moneda de bronce muy deteriorada (de adscripción contemporánea), un cuchillo, una pequeña placa, una argolla, un clavo y otros cinco fragmentos de naturaleza informe, todos ellos de hierro. Y finalmente entre el material lítico cabe mencionar la localización de una meta de molino emplazada in situ, un fragmento hincado de otro y la impronta de otro más - presumiblemente levantado por el arado -, de dos fusaiolas y algunas piezas pulimentadas entre las que destaca un alisador (figura 6). Aunque se documentan algunos materiales claramente modernos producto del laboreo agrícola, la mayoría pa-
rece formar parte del ajuar doméstico utilizado en un área habitacional, ya sea al aire libre o delimitada por una estructura levantada con materiales perecederos. La inmensa mayoría de los materiales aparecen sobre el nivel de quemado y el pavimento. Por su parte en el sector 02 no se localizó ningún material ni estructura arqueológica significativa. El rebaje hasta el xabre y la limpieza de toda la superficie puso al descubierto un entramado de marcas de arado que prueban el alto grado de explotación agrícola del terreno en época reciente. Se han podido clasificar un total de 72 recipientes, únicamente el 11% está realizada a torno. Las morfologías registradas son las siguientes (figura 7): • Morfologías compuestas cerradas: 28 recipientes. Se corresponden con ollas (sólo se documenta un vasito: CA071), conservándose el tercio superior del recipiente de forma íntegra en todos los cacharros exceptuando dos. Se documentan perfiles aristados en 8 cacharros (2 facetados y 6 esvasados) y perfiles flexionados esvasados en 18.
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Figura 7. Algunos recipientes significativos del yacimiento
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• Morfologías simples: 17 recipientes. Predominan los perfiles abiertos (15), que se corresponden mayoritariamente con ‘fuentes’ (los cuencos son excepcionales). Únicamente se contabilizaron 2 de perfil cerrado. Se observan los diámetros mayores en este grupo. • Morfologías indefinidas: 27 recipientes de los cuales 11 poseen decoración plástica en una panza de tendencia ovoide (a modo de ‘cubilete’). La primera diferencia que cabe destacar en relación con el tratamiento técnico es que el modelado a mano es la técnica más habitual, mientras que el torno se utiliza en 8 recipientes y el molde en uno (un fragmento de terra sigillata hispánica). El tratamiento de las pastas es extremadamente diferente según la técnica de modelado que se utiliza. Únicamente comparten una pasta micácea, que se aprecia principalmente en superficie, que en general se presenta muy rodada. La cerámica a torno es de paredes finas predominando los tonos negruzcos, con acabados engobados o bruñidos, son de tradición romana. La terra sigillata posee un engobe naranja y podría estar decorada si bien el engobe no se conserva en su totalidad. Y los recipientes hechos a mano, de tradición indígena, son mayoritariamente recipientes de texturas compactas medias (algunos son porosos) y su acabado predominante es el alisado medio, siendo esporádicos los cepillados, los bruñidos, alisados finos y toscos; los tonos oscuros predominan frente a los claros; hay una minoría de recipientes de este grupo con un tratamiento de la pasta cuidadoso, destacando entre los que presentan un aspecto más cuidado la cerámica estampillada. Finalmente, se documentaron 27 recipientes decorados (de morfología compuesta o indefinida) entre los que cabe destacar la gran simplicidad decorativa. Las técnicas son la incisión, el espatulado y bruñido, la impresión de matriz estampillada y la aplicación de cordones no demasiado pronunciados sobre la superficie cerámica. Los elementos decorativos son básicamente geométricos, predominando los rectilíneos frente a los curvilíneos, éstos últimos se realizan con estampilla (elementos sogueados o en ‘S’ y semicírculos concéntricos o ‘arcadas triples’ rematados con un círculo en la parte inferior). Hay una relativa riqueza en la combinación de técnicas y elementos decorativos. Cabe destacar que la decoración estampillada se utiliza sobre recipientes que poseen un perfil y un tratamiento de la pasta de tradición indígena, y en cambio, la decoración bruñida, se utiliza además en aquellos hechos a torno (introducciones ya romanas). En síntesis, en relación con las características de la cerámica podemos decir que nos encontramos posiblemente ante la vajilla de uso doméstico habitual en este momento, constituida por recipientes de cocina (parte de las ollas de medio y pequeño tamaño de pastas más compactas), de mesa (morfologías abiertas hechas a mano y todos los recipientes hechos a torno) y de almacenamiento (las ollas de 26
mayores dimensiones). La cerámica decorada de los recipientes hechos a mano, oscila probablemente entre las funciones de mesa y almacenamiento, ya que se encuentran entre los tamaños medios y grandes, pastas cuidadosas y toscas, respectivamente. El material proporciona indicios para una valoración cronológica encuadrada entre los siglos I y II d. C., coincidiendo perfectamente con los resultados radiocarbónicos disponibles para el yacimiento.
VALORACIÓN El registro exhumado aporta datos suficientes para plantear la hipótesis de que esta zona se utilizó como un área de actividad doméstica, no sabemos si inserta en un asentamiento o conformando una estructura habitacional aislada: • La notable concentración de materiales dentro de la zona definida por un nivel de quemado evidencia un uso intensivo de ese espacio, descartándose su utilización como simple basurero. • La localización de una estructura de combustión en torno a la cual se distribuyen radialmente el resto de estructuras y materiales arqueológicos. • La aparición de cerámica de mesa, de dos cacharros en el entorno del hogar, de fusayolas y molinos ubicados in situ, junto con la presencia del hogar, conforman un ajuar que caracteriza y define a un espacio doméstico o área habitacional. • La presencia de claros agujeros de poste al W y S del hogar indican la posible existencia de una cabaña o estructura levantada con materiales perecederos, ya que ciñen un espacio interior que se corresponde con el área de concentración de materiales. Por otro lado la localización de fragmentos de pallabarro, tégulas y de una pesa utilizada en los típicos tejados de colmo parecen corroborar la posible existencia de estructuras de carácter habitacional. En el sector 01 se documenta un proceso constructivo destinado a habilitar un suelo ocupacional. Se excava el xabre para asentar la estructura de combustión y se construye el pavimento. Este pavimento sella una fosa ovoide localizada al NE del hogar. A su vez los agujeros de poste parecen ser coetáneos y conformar la cimentación de una estructura que cierra todo ese espacio. Desconocemos si las zanjas documentadas son elementos constructivos relacionados con todo el conjunto o son alteraciones posteriores. Finalmente el nivel de quemado que cubre el área podría mostrar el momento de abandono y destrucción por un incendio de este área habitacional. La adscripción cronológica aportada por la cultura material registrada se ve confirmada por los resultados de la datación radiocarbónica del nivel de quemado, que retrotrae el momento de abandono de este espacio habitacional al intervalo 1-132 cal AD (94,3%) (CSIC-1930)26.
Las dataciones radiocarbónicas mencionadas en este trabajo han sido calibradas con el programa CALIB 4.3, desarrollado por M. Stuiver, P. J. Reimer y R. Reimer (http://calib.org/calib/).
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En cuanto a la naturaleza del yacimiento contamos con el inconveniente de la escasa representatividad, reducidas dimensiones y notable grado de alteración de la parcela excavada. Esta circunstancia impide definir con exactitud la tipología concreta de este asentamiento. No obstante, dentro del marco actual de conocimientos sobre el hábitat rural de época romana del NW podemos plantear las siguientes hipótesis sobre la funcionalidad y adscripción cronocultural de los restos exhumados en Agro de Ouzande. En primer lugar es poco probable que se trate de un asentamiento de gran entidad tipo villa dada la ausencia de restos arquitectónicos que nos remitan a una construcción de tipo residencial (materiales constructivos nobles, ladrillos, lienzos de muros, estructuras pétreas o elementos arquitectónicos ornamentales como basas, fustes o mosaicos). A este respecto, las escasas evidencias documentadas en Agro de Ouzande podrían corresponderse con una estructura habitacional que originariamente formaría parte de un complejo doméstico más amplio, encuadrable dentro del tipo de pequeña aldea abierta no fortificada. Por otro lado cabe la posibilidad de que exista un vacío arqueológico real en el entorno inmediato de la estructura habitacional localizada en el sector 01 de la excavación. En este sentido los datos conducen a una triple interpretación de este sitio arqueológico. En primer lugar, podría tratarse del tipo de hábitat rural definido para el ámbito luso como casal. Se trataría por lo
EQUIPO DE TRABAJO Nombre de la actuación: EXCAVACIÓN EN EL YACIMIENTO DE AGRO DE OUZANDE Clave de expediente: CJ 102A 2001/469-0 Periodo de realización: noviembre de 2001 Equipo de Trabajo: Investigador Responsable: Felipe Criado Boado Coordinador/a: Mª del Pilar Prieto Martínez Director/Responsable de la actuación: Xurxo M. Ayán Vila Ayudante de Dirección: Roberto Aboal Fernández Equipo Técnico: Virginia Castro Hierro, Eloi Saavedra Vidal Equipo de excavación: Yolanda Seoane Veiga, Ramona Martínez Penela, Marta Tabarés Domínguez, Silvia Rodríguez, Díaz
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Figura 8. Vista del entorno inmediato desde el límite del área de excavación
tanto de un establecimiento agropecuario de reducidas dimensiones y de escaso porte arquitectónico, destinado primordialmente al apoyo de las actividades productivas desarrolladas en el marco de un territorio económico más amplio, ya sea por una unidad campesina familiar autosuficiente o por una unidad doméstica dependiente de un núcleo cercano de mayor entidad tipo villa rustica. Siguiendo con esta línea de argumentación el caso de Agro de Ouzande podría encuadrarse también dentro del espacio económico controlado por villas y/o casales que se utilizaría temporalmente por personal implicado en el trabajo agropecuario, de ahí la precariedad constructiva y la provisionalidad de esta edificación levantada con materiales perecederos. Finalmente cabe la posibilidad de que se trate de un núcleo habitacional y establecimiento agropecuario aparentemente aislado, no dependiente de ningún tipo de asentamiento cercano de mayor entidad. Estas formas de asentamientos abiertos comenzarían a surgir en el s. I d. C. En definitiva, los datos aportados por la excavación nos lleva a considerar como más plausible la hipótesis de que Agro de Ouzande sea uno de estos pequeños establecimientos rurales que surgen como consecuencia del nuevo proceso de ocupación de las tierras bajas de mayor potencialidad agropecuaria, parejo al abandono de los poblados fortificados preexistentes.
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La necesidad de realizar una intervención arqueológica en las terrazas del Castro de Santa Lucía surge como consecuencia del impacto que las obras de la autopista causaron al yacimiento castreño y a las terrazas situadas en la ladera W del mismo. Las medidas correctoras propuestas consistieron en la realización de una prospección intensiva del entorno y en la apertura de dos zanjas mecánicas que cortasen transversalmente las terrazas de cultivo. Los objetivos de dicha intervención se concretaban en la realización de una lectura exhaustiva de las estratigrafía de los perfiles de las zanjas, ante la posibilidad de que pudieran localizarse estructuras asociadas al castro extramuralla, o incluso de época posterior a la ocupación propiamente castreña, que pudieran estar ocultas por la construcción de las terrazas de cultivo. En caso de que apareciesen restos arqueológicos se trataría de delimitarlos, definir su morfología y plantear hipótesis acerca de su origen.
En función de los resultados obtenidos se propondrían nuevas medidas correctoras. También se barajaba la posibilidad de que estos aterrazamientos no soterraran ninguna estructura anterior y fueran lo que en la actualidad vemos, terrazas de cultivo construidas en un momento posterior al abandono del yacimiento castreño, en este caso se trataría de averiguar el momento formativo de dichas terrazas. Finalmente y para concluir, tanto desde el punto de vista metodológico como de resultados, se puso en relación la información obtenida en la intervención arqueológica desarrollada en Santa Lucía con el proyecto realizado en Santiago de Compostela en el 2003 con motivo de la construcción de A Cidade da Cultura en la que se aplicó un programa de corrección de Impacto Cultural donde se consideró el paisaje agrario existente en Monte Gaiás como un espacio arqueológico y sobre cuyos elementos (terrazas y
Figura 1. Mapa con la situación del castro y la localización de las zanjas
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CAPÍTULO 10. LAS TERRAZAS DE SANTA LUCÍA Y LA FORMACIÓN DEL PAISAJE AGRARIO TRADICIONAL
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Capítulo 10. Las terrazas de Santa Lucía y la formación del paisaje agrario tradicional
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Figura 3. Vista de las terrazas y las zanjas desde el SW
Figura 2. Cartografía de detalle con la ubicación del castro y las zanjas
bancales de cultivo, cierres, etc.) y se aplicó una metodología arqueológica que permitió documentar los procesos de formación y transformación de un paisaje agrario complejo. En este sentido el proyecto realizado en Monte Gaiás no sólo nos sirve como antecedente teórico-metodológico para aplicar en el espacio agrario de Santa Lucía sino que la proximidad de ambos lugares, entre los que distan 1,5 km en línea recta, hace que en cierta medida podamos extrapolar los resultados obtenidos en Monte Gaiás donde se fija el origen de los procesos de formación de un paisaje agrícola en el umbral de la Edad Media.
EL CASTRO DE SANTA LUCÍA Y SU ENTORNO El Castro de Santa Lucía, también llamado de Angrois o “do Eixo”, se localiza próximo al núcleo de población de Angrois, parroquia de Santa María de Sar, ayuntamiento de Santiago de Compostela. Está situado en un valle entre los montes de O Viso (397 m) y Gaiás al NNE, por el monte da Curruxeira al SE y al S por el de Montouto, montes que no sobrepasan la altura de los 300 m. Por las proximidades pasa el arroyo de Angrois que vierte sus aguas en el de Santa Lucía, que a su vez es afluente del Ulla. El valle de Santa Lucía, de morfología muy abierta y con grandes extensiones de tierras agrícolas, se encuentra, junto con el valle del Sar, entre los que tienen la cota más baja del término municipal de Santiago (ligeramente inferiores a 100 m). Se trata pues de un paisaje de valle, dedicado a la agricultura intensiva de labradío y pasto, aunque los altos que lo rodean están repoblados de eucalipto. En concreto, el 27
castro se ubica en un cerro muy pronunciado y de acusado relieve sobre todo en su zona E, S y W, donde se sitúan las terrazas afectadas por la construcción de la autopista, hacia el N (zona atravesada por la A-9) la ladera se hace más suave (figuras 1 y 2). Desde el punto de vista descriptivo, el castro presenta unas dimensiones de 180 m en su eje N-S y unos 100 m en el eje E-W27. Es de planta ovalada y se puede dividir en dos zonas: el recinto central o croa, situada en la parte más alta del coto, aprovechando los afloramientos rocosos y una terraza aneja a su lado más septentrional, en la que se observa un terraplén pronunciado que aisla la croa de la terraza inferior. Las estructuras defensivas se hacen más patentes en el arco W-E en el sentido de las agujas del reloj, así como también se puede diferenciar un foso en el arco SW-NW, donde la pendiente es más suave, aunque la construcción de valos o las condiciones de vegetación en la actualidad invisibilizan, en parte, este elemento defensivo. La visibilidad desde el castro es circular, a larga distancia SE-SW y hacia la zona NE en la que se sitúa el monte Viso y hacia el NNW, el Cruceiro de Sar. En relación con el estado de conservación del castro y su entorno inmediato, se observa que está bastante transformado y deteriorado, tanto por la construcción de pistas y carreteras, como por la apertura de una cantera ubicada en el sector SW del yacimiento.
LAS TERRAZAS AGRARIAS DE SANTA LUCÍA. FASES DE TRABAJO Las fases de trabajo que se desarrollaron durante la intervención arqueológica fueron las siguientes (figura 3): • Prospección intensiva de cobertura total del área de cautela en los estudios previos. • Apertura de dos zanjas mecánicas cortando transversalmente las terrazas de cultivo. La situada más al N, con una extensión de 145 m, cortó las cinco terrazas documentadas, y la segunda zanja mide unos 74 m únicamente seccionó dos de las terrazas.
Si tenemos en cuenta las terrazas, las dimensiones se amplían a 350 por 300 m, respectivamente.
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Figura 4. Dibujo del tramo central del perfil de las terrazas de Santa Lucía
• Limpieza exhaustiva de los perfiles con la finalidad de documentar todos los niveles estratigráficos. • Dibujo y registro fotográfico de los perfiles de las zanjas abiertas. • Toma de muestras con la intención de realizar estudios edafológicos y dataciones radiocarbónicas. Finalizados los trabajos de limpieza de los perfiles28, se comprobó la inexistencia de estructuras arqueológicas relacionadas con el yacimiento ni de materiales arqueológicos relacionados con estos períodos. Los únicos materiales ergológicos identificados son de época contemporánea (loza, cristal...). La lectura estratigráfica, idéntica en las dos zanjas, ha permitido documentar el proceso constructivo de las terrazas. Se confirmó finalmente que se trataban de aterrazamientos agrarios construidos con la intención de poner en cultivo la ladera W del castro y de que los aportes de tierra no ocultaban otro tipo de estructuras anteriores a la formación de este espacio agrario. Por otro lado, y como suele ser normal en los espacios de terrazas, la estratigrafía más compleja se documenta en la zona en la que el perfil tiene más potencia, en otros tramos se trata de una estratigrafía simple, limitándose a un horizonte A y el xabre, como consecuencia de las labores de acondicionamiento del terreno. En términos generales se pudieron identificar distintos aportes de tierra de distinto espesor (dependiendo de las zonas) relacionados con el proceso de formación de estas terrazas (figura 4): • El último paquete de tierra, es un suelo muy orgánico, horizonte A añadido en el momento final de formación de la terraza en el que se documentan restos de materiales contemporáneos (loza, plástico, cristal, etc.). • Por debajo de éste aporte, se identificó un segundo nivel formado igualmente por un paquete de horizonte A aunque de características distintas, donde no se documentan materiales cerámicos ni de otro tipo.
28
• Por debajo de éstos, se documentó un depósito, identificado como paleosuelo, que no se conserva en todo el perfil y en donde tampoco aparecen restos de cultura material. • Y finalmente, y con un trazado discontinuo se registró un horizonte B de transición a la roca.
EL ESPACIO AGRARIO TRADICIONAL DE SANTA LUCÍA COMO OBJETO DE ESTUDIO A través del cotejo de documentación fotográfica y cartográfica, y a pesar de distar poco tiempo entre ellas, los cambios detectados son lo suficientemente claros para mostrarnos una tendencia hacia la urbanización del espacio rural (figura 5). Así por ejemplo, en la fotografía aérea de 1956 prevalece el labradío frente a los espacios de monte, con un parcelario en el que predominan las formas muy alargadas y cuadrangulares formando pequeñas unidades de explotación circundadas por caminos tradicionales y por diversos arroyos de diferente caudal. En este momento, las vías de comunicación principales se restringían a una carretera nacional y a vías de carácter secundario, además de la línea de ferrocarril que parece dividir en dos el espacio agrario de Angrois. A medida que avanzamos en el tiempo, se hace más patente el abandono del campo, así como los nuevos usos y valores que va adquiriendo el suelo. La imágenes nos muestran la importancia que va alcanzando la explotación forestal con especies alóctonas frente al labradío, el aumento de prados y de monte bajo y otros cambios de carácter irreversible como la cantera situada en el sector SSE del castro. Pero lo más llamativo es la creación de nuevas vías de comunicación en el entorno próximo al castro, y que acentúan la división del espacio marcada anterior-
Para mayor información consultar el Informe Final realizado por R. Aboal Fernández, Programa de Control y Corrección del Impacto Arqueológico de la autopista de Santiago–Alto de Santo Domingo. Sondeos manuales y zanjas mecánicas en las terrazas del castro de Santa Lucía, presentado en la Direcion Xeral de Patrimonio Cultural con fecha 19 de abril de 2002.
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Figura 5. Secuencia de imágenes de fotografía aérea de 4 vuelos distintos en las que se puede observar la evolución del medio en el entorno del Castro de Santa Lucía
mente por la línea de ferrocarril. Y es así como tanto el castro de Santa Lucía como las tierras de labradío circundantes físicamente parecen que han dejado de estar contextualizadas dentro del espacio agrario de Angrois. Por otro lado, la microtoponimia del lugar nos muestra las formas de organización agraria característica del paisaje rural gallego. El mismo topónimo de Angrois deriva de SCROBES>Engrobes>Angrobes>Angrois. Semánticamente puede equivaler a “surco”, “agujero en la tierra” y su uso en plural igualmente puede aludir a la serie de fosos defensivos de un castro. Para Fernández López es un dato en la continuidad pre-romana y post-romana del 29
poblamiento en torno a los castros (Fernández López 1981: 273-75). Otros ejemplos más evidentes son el de Cortiñas da Fonte, y Agro, localizados en el entorno próximo de la aldea, mientras que Agro Novo, hace referencia a la ampliación del espacio de cultivo. As Cabadas29, topográficamente se corresponde con una zona alta próxima al yacimiento castreño donde la profundidad del suelo es mucho más escasa que en el valle y que, por lo tanto, reúne las condiciones apropiadas para la producción de centeno. Es decir, en esta zona nos encontramos básicamente con topónimos que caracterizan la estructura
Topónimo usualmente utilizado para nominar a grandes parcelas de carácter comunal, situadas en zonas altas y dedicadas a centeno.
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Figura 6. Modelo digital de elevaciones del entorno de Santiago de Compostela
agraria y nos remiten a las formas de apropiarse y de producir sobre un territorio.
LA ARQUEOLOGÍA DEL ESPACIO AGRARIO EN EL ENTORNO DE SANTIAGO DE COMPOSTELA Para enmarcar los resultados obtenidos de las zanjas realizadas en las terrazas de Santa Lucía vamos a interrelacionarlos con los resultados procedentes del trabajo arqueológico realizado en Monte Gaiás, espacio agrario tradicional donde se sitúa A Cidade da Cultura de Galicia30 (figura 6). La relación entre la zona de Monte Gaiás, perteneciente a los lugares de O Viso, Ponte de Sar y Cruceiro de Sar, y la de Santa Lucía se justifica no sólo por la proximidad física existente entre estas áreas, sino porque históricamente se encuentran unidas por el camino medieval Santiago-Ourense, también llamado vía de la Plata, por Ponte Ulla y Taboada:
30
El camino de Santiago sale por la calzada y puente de la colegiata de Santa María de Sar pasa por Angrois y por entre las feligresías de S. Cristóbal do Eixo y San Simón de Cacheiras (Ferreira 1988: 121). Otro de los nexos es la unidad parroquial existente entre estos lugares. Carré Aldao, a principios del siglo XX, en la descripción del término municipal de Santiago de Compostela, en el apartado de “Parroquias de afuera”, lo menciona de esta manera: Santa María la Real de Sar, con los lugares de Angrois, Brañas de Sar, Casas do Vento, Castiñeiriño, Concheiros, Cotaredo, Cruceiro de Sar, Lamas do Abade, Outeiro, Ponte do Sar, Ponte Pedriña de Embaixo, Paredes, Picaños, Rivera y Pontes do Viso, San Lázaro, Santa Mariña de Vieiro y Viso y grupos menores. Está unida a la carretera de Orense: Se extiende por el valle del Viso que tiene al N el monte de San Marcos y al S el Viso, en el que se ve el antiguo castro de Angrois (Carré Aldao 192?-1936: 924).
Para consultar tanto la metodología utilizada como los resultados obtenidos ver la memoria técnica realizada por Ballesteros (2001). Sobre la interpretación de los resultados consultar Ballesteros, Criado y Andrade (2006).
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Figura 7. Dibujo del perfil de las terrazas de Monte Gaiás y las dataciones radicarbónicas de los diferentes depósitos
Finalmente, existe otro tipo de vínculo que hace especialmente significativa esta aproximación entre ambos lugares, y es el referido a la técnica constructiva de terrazas documentada en ambos espacios. Las analogías estratigráficas entre algunas de las terrazas de Monte Gaiás y las terrazas de Santa Lucía es bastante evidente, lo que nos conduce a pensar que estos espacios pudieron configurarse en el mismo momento cronológico.
LAS TERRAZAS DE MONTE GAIÁS Con motivo de las obras de construcción de la Ciudad de la Cultura de Galicia en Santiago de Compostela, se llevó a cabo un estudio arqueológico integral de los elementos que componían el paisaje rural tradicional que aún se conservaba en la zona y cuyos resultados nos ponen en el umbral de la Alta Edad Media para la formación de este paisaje agrario (figura 7). El trabajo se inició con una prospección superficial intensiva para intentar definir y delimitar el paisaje agrario. A continuación se llevó a cabo el seguimiento de obra que nos permitió identificar las estructuras arqueológicas del subsuelo. Esta inspección fue completada con la apertura de zanjas mecánicas regularizadas de forma manual. En la zona denominada Portiña-Barreiros se realizó una zanja que seccionó transversalmente tres terrazas de cultivo (figura 8). El estudio arqueológico llevado a cabo en este espacio aterrazado se distinguieron varios niveles estratigráficos que ponen de manifiesto la artificialidad del proceso de formación de este sistema de terrazas, cuyos datos cronológicos se exponen en la tabla 1. Después de la lectura estratigráfica de la totalidad del perfil de la ladera aterrazada se observa que el suelo original (horizonte B resultado de la alteración del material de partida, anfibolita y un paleosuelo), se desmonta conformando una superficie horizontal. El material producto de la excavación se aterraplana en una cota inferior, dando lugar al primer bancal,
ampliando la superficie nivelada. Al tiempo se aterrazó el nivel superior, repitiéndose el mismo sistema de excavación y terraplén. Y lo mismo con el tercer aterrazamiento. Como consecuencia tenemos un conjunto de terrazas con unos rasgos morfológicos muy similares, no solo ya en superficie sino también en dimensiones. En definitiva, ésta viene a ser la misma técnica documentada en Santa Lucía, en la que se conserva el suelo antiguo, habiéndose desmantelado sólo parte de la superficie original para nivelar un terreno en pendiente. En ambos casos tenemos que la acción antrópica varió sustancialmente las cualidades y calidades naturales del suelo, profundidad, grado de pendiente, etc., respondiendo, en principio, a una mejora de la rentabilidad económica. Posiblemente, nos encontremos ante un paralelismo en el sistema constructivo de estas parcelas en pendiente.
VALORACIÓN Con este trabajo hemos pretendido presentar los resultados de los trabajos realizados en las terrazas del Castro de Santa Lucía e interrelacionarlos tanto con el paisaje agrario del entorno más próximo como con el que se registró en el Monte Gaiás donde se documentó la formación de un paisaje rural de uso intensivo. En la apertura de las zanjas no se identificó ningún tipo de estructuras arqueológicas extramurallas asociadas al castro de Santa Lucía, ni se documentó ningún tipo de materiales relacionados con este período. Sin embargo, permitió documentar el proceso constructivo de las terrazas objeto de estudio. A falta de dataciones radiocarbónicas que confirmen el momento en que fueron construidas, contamos con el estudio precedente realizado en los terrenos ocupados por A Cidade da Cultura y cuyos resultados han permitido llegar a la conclusión de que en la Alta Edad Media, entre los siglos VI y IX d. C, se empieza a gestar y a
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Tabla 1. Relación y resultados de las muestras de materia orgánica concentrada fechadas por C-14. Se proporciona la fecha calibrada y la convencional y la situación estratigráfica en la que se encuentran Código Muestra*
Laboratorio
Edad C-14 Años Bp
Edad C-14 Años Cal. Ad (2s)
MU010511H03
Beta-157281
1650+60 BP
cal AD 250-540 (410 AD)
Paleosuelo
MU010511H04
Beta-157282
1650+60 BP
cal AD 250-540 (410 AD)
1º sedimento de acumulación
MU010511H01/14 Beta-157279
1660+60 BP
cal AD 710-1000 (890 AD) 1º sedimento de acumulación
MU010511H01/19 Beta-157280
1160+70 BP
cal AD 230-550 (400 AD)
Paleosuelo
MU010511H02/15 Beta-157283
1480+70 BP
cal AD 420-670 (600 AD)
Paleosuelo
MU011029E02/13
Ua-20000
2480+45 BP
cal BC 777-480
Paleosuelo
MU011029E02/8
Ua-19999
1480+45 BP
cal AD 529-657
1º sedimento de acumulación
MU011105A01/22
Ua-20002
1485+45 BP
cal AD 528-655
1º sedimento de acumulación
MU011105A01/16
Ua-20001
1455+45 BP
cal AD 531-666
2º sedimento de acumulación
MU011105A01/10
Ua-21690
1130+45 BP
cal AD 802-997
3º sedimento de acumulación
Beta-157284
1270+60 BP
cal AD 650-890 (740 AD)
Paleosuelo
Nivel Estratigráfico
Terraza de A Fidalga
Bancal de A Fidalga Bancal de Chousa da Agra Terraza de Portiña
Terraza de Barreiras
Bancal de Portiña
MU010515H01
* El código se corresponde con el dado para la columna de muestras que puede llegar a contener cuarenta muestras dependiendo del desarrollo en altura que alcance la estructura aterrazada.
Figura 8. Proceso constructivo documentado en las terrazas de Monte Gaiás y Santa Lucía
configurar el espacio agrario gallego, que todavía hoy encontramos en uso. Por otro lado, el análisis estratigráfico nos muestra la creación de suelos totalmente artificiales para un uso agrario diferente al establecido. Es indudable que en su proceso constructivo tuvo que darse un estudio previo del espacio que se iba a poner en cultivo y una planificación del 31
trabajo para proceder a la movilización y transporte de tierras. Por otra parte, se observa que los aportes de tierra de estas terrazas se caracterizan por estar limpios de piedras u otro tipo de materiales arqueológicos (a excepción de los depósitos superiores donde si aparecen materiales modernos tipo vidrio, loza, ladrillo, etc.). Es decir, toda la tierra extraída de una determinada zona, antes de ser basculada sobre la parcela que se está aterrazando, fue limpiada de piedras u otro tipo de materiales no perecederos31. Éstas tan sólo son algunas reseñas que nos indican que estamos ante nuevas técnicas constructivas que generan espacios totalmente artificiales destinados a la implantación de una economía agrícola de autoabastecimiento. Al hilo de estos resultados queremos señalar que, para poner en marcha la creación de un espacio agrario, necesariamente tuvo que haber una aldea en las proximidades donde residiera la comunidad responsable de la construcción y mantenimiento de esa superficie de cultivo. Entonces, ¿dónde vivía la gente que construía las terrazas de Santa Lucía o de Monte Gaiás? La postura más compartida es que muchos de los emplazamientos de las actuales aldeas han tenido un poblamiento continuado hasta la actualidad, ya sea el espacio propiamente habitacional como su entorno más próximo, y los niveles antiguos no han podido ser estudiados por el momento.
Esta circunstancia impide datar los diferentes sedimentos de las terrazas agrarias con base en los materiales arqueológicos que se incorporan. Esta característica se ha observado de forma regular en suelos de toda Galicia durante casi veinte años de estudio exhaustivo del subsuelo gallego y después de haber examinado cerca de 1500 km lineales de cortes de suelos gallegos a través del control arqueológico de obras públicas.
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Elemento Agrario
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En este sentido, consideramos imprescindible hacer mención al lugar conocido con el topónimo de A Pousada (ver capítulo 11 de este volumen), yacimiento excavado durante las obras de la autopista, que se encuentra a 300 m al SW de Santa Lucía (figura 6), donde se constató la existencia de un yacimiento adscrito a época medieval en el que se conservaban los restos de un despoblado o de un área residencial, tal vez secundaria, directamente relacionada con la explotación agrícola del entorno. Este uso se remontaría a la Alta Edad Media, como lo confirman las dataciones obtenidas y la cultura material recuperada, y cuya fundación posiblemente haya que ponerla en relación con un proceso de artificialización del paisaje, encaminado a su explotación agraria dentro de una economía de autoconsumo en esta zona de Santiago. No obstante, a estas alturas, con los datos de que disponemos, podríamos hacerla extensible al ámbito gallego.
EQUIPO DE TRABAJO Nombre de la actuación: SONDEOS MANUALES Y ZANJAS MECÁNICAS EN LAS TERRAZAS DEL CASTRO DE SANTA LUCÍA (SANTIAGO DE COMPOSTELA) Clave de expediente: CJ 102A 2002/005-0 Periodo de realización: enero-febrero de 2002 Equipo de Trabajo: Investigador Responsable: Felipe Criado Boado Coordinador/a: Mª del Pilar Prieto Martínez Director/Responsable de la actuación: Roberto Aboal Fernández Ayudante de Dirección: Xurxo Ayán Vila Equipo Técnico: Virginia Castro Hierro, Eloi Saavedra Vidal, Yolanda Seoane Veiga
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El yacimiento de A Pousada se localiza en el lugar de Bornais, en la parroquia de San Cristovo do Eixo, perteneciente al ayuntamiento de Santiago de Compostela. Se sitúa en una vaguada, entre dos pequeñas dorsales de estribación que descienden en dirección NW-SE desde los Montes de Pena de Poboa, concretamente en la parte final de una ladera volcada hacia el valle por el que discurre el rego de Pozo da Valiña32, que vierte sus aguas en el río de Santa Lucía (figura 1). Durante los trabajos de Evaluación de Impacto realizados por la empresa de arqueología Ambiotec, se documentó en este lugar un conjunto de materiales cerámicos
en superficie, que se adscribieron a época romana y medieval, y se cauteló una zona en la que posteriormente habría que intensificar las actuaciones en el marco de los trabajos de Seguimiento Arqueológico. En el contexto del seguimiento arqueológico se realiza una prospección intensiva de la zona localizándose nueve dispersiones de material (compuestas fundamentalmente por teja, cerámica y alguna escoria), por lo que se amplía la zona de cautela arqueológica y se plantea la realización de seis zanjas mecánicas valorativas en la parcela de A Pousada y su entorno inmediato. En dos de ellas se documentan estructuras arqueológicas. Se decide intensificar
Figura 1. Localización del yacimiento de A Pousada (Santiago de Compostela)
32
El topónimo de este regato nos lo han proporcionado los paisanos de la zona, sin embargo en los mapas se recoge como Rego de Bornais o Rego de Cova. Hemos preferido mantener la toponimia local.
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CAPÍTULO 11. EL DESPOBLADO DE A POUSADA: LA FORMACIÓN DE UNA ALDEA RURAL EN LA ALTA EDAD MEDIA
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Figura 2. Distintas actuaciones llevadas a cabo en el yacimiento de A Pousada, se representan las zanjas mecánicas valorativas y la planta general de la excavación
nuevamente los trabajos y se lleva a cabo un sondeo manual que amplía las dos zanjas, constatándose la existencia de un yacimiento adscrito a época medieval. Finalmente, se plantea la realización de una excavación en área con una extensión de 432 m 2 que tenía
como finalidad mitigar y corregir el impacto que la citada construcción produciría sobre el yacimiento arqueológico. Este proceso tiene lugar entre enero y julio del año 2001 (figura 2).
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Figura 3. Estructuras documentadas durante la excavación arqueológica pertenecientes a la fase I. Se observan dos tipos de fosa: una de planta circular y otra de planta alargada
DESCRIPCIÓN DEL YACIMIENTO ESTRATIGRAFÍA, ARQUITECTURA Y CONFIGURACIÓN ESPACIAL Durante la excavación se documentaron distintos tipos de estructuras que se describirán siguiendo la secuencia identificada dentro del yacimiento33.
Fase I: s. VI-VII A esta fase se vinculan cinco fosas abiertas en un suelo de tipo B en un terreno de suave pendiente volcado en el sentido N-S (figura 3). Cuatro de ellas eran de planta circular alargada, cuyas medidas oscilaban entre 2 x 1,45 m34 y 1,67 x 1,32 m. Estaban rellenas por un único depósito de tierra. Con excepción de una fosa localizada debajo de un muro perteneciente a la fase II, cuyo relleno35 contenía una escoria, un lítico y escasos fragmentos de teja, en las restantes se registró abundante cerámica y fragmentos de teja (aunque el número de fragmentos de teja es inferior). La quinta era de planta más alargada, medía 1,20 x 0,79 m, estaba rellena por un único depósito de tierra y cortada en su lado N por otra fosa de planta circular que medía 0,85 x 0,80 m, rellena a su vez por un depósito formado por cantos de anfibolita mezclados con argamasa. Ambas carecían de materiales.
33
34 35
36
Fase II: s. VII-VIII En este momento se construyó en las zonas central y S del área excavada una pequeña terraza sobre la que se van a asentar las estructuras pétreas, cuya potencia va aumentando en el sentido de la pendiente. La estructura recuperada se compone de una habitación orientada en sentido NNESSW, cuyas medidas son de 15,48 m x 3,71 m (figura 4). Se conservaba la cimentación de los muros, muy arrasada e intermitente, realizada con un aparejo de mampostería de gran tamaño, con los mampuestos, trabajados por sus caras exteriores, dispuestos formando hiladas prácticamente horizontales, colocados a hueso y con las juntas calzadas con ripios. Se componía de dos caras y un relleno de cantos. En algunas zonas los bloques estaban colocados a tizón. El muro oscilaba entre 0,58 y 0,60 m de ancho y entre 0,30 y 0,40 m de altura. A esta cimentación se ha asociado un agujero de poste36 delimitado por cuatro calzos de anfibolita, alineado y situado a la misma cota que uno de los muros que cerraban esta estructura. Posiblemente formara parte de un vano de acceso a la estancia. Creemos que a esta fase podría corresponder una construcción mixta, con un zócalo realizado en piedra y los alzados con materiales perecederos. El interior de la estancia se conservaba un suelo de arcilla pisada, un hogar, delimitado por lajas hincadas, y un nivel de quemado. Este hogar fue arrasado posteriormente
Ha de indicarse que únicamente contamos con dataciones para dos de las estructuras diferenciadas que se adscriben a las dos primeras fases de uso del mismo. Para las siguientes fases nos hemos apoyado tanto en el análisis de la estratigrafía documentada en el área excavada, como en el estudio de la cultura material o las fuentes documentales consultadas. La última medida está incompleta, ya que la fosa se introducía en el perfil del área de excavación. Se ha datado una muestra tomada en este relleno, obteniendo el siguiente resultado: ROCASOLANO (carbón); 1430 + 34 (años BP); 560 – 663 cal AD (95.4%). Para este agujero de poste contamos con la siguiente datación (carbón); CSIC-1861: 1349 + 26 (años BP); 642 – 716 cal AD (89.8%); 749 – 764 cal AD (5.6%).
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Figura 4. Estructuras pertenecientes a la fase II. Se observa la cimentación de un muro, un agujero de poste y los restos de un pavimento
Figura 5. Durante la fase III se divide internamente la estructura anterior y se construye una lareira
con motivo de la elaboración de un nuevo suelo de arcilla pisada mezclada con abundantes fragmentos de teja, que se sitúa en parte de la estancia W. Esta diferenciación espacial que se detecta a nivel del pavimento, podría responder a un segundo momento dentro de esta fase, en el cual la estancia se dividiría internamente con materiales perecederos. Posiblemente contasen ambos espacios con usos diferenciados. Se produce así una transformación del espacio anterior, que supone la arquitecturización del mismo37.
Fase III: s. XI a XIII A esta fase corresponde la reconfiguración del espacio interior mediante la construcción de un muro divisorio, del cual se conservaba la cimentación, de las mismas características constructivas que las de los muros de la fase an37
terior (figura 5). Su anchura oscilaba entre 0,48 y 0,52 m. La estancia original quedaba así dividida en dos espacios asimétricos, siendo mayor el situado al E. El muro cortaba el pavimento realizado con arcilla y fragmentos de teja pisados. Con este muro se construyó también un hogar de planta curva por el N y W, y recta por el S y E. Estaba delimitado al N por lajas hincadas de anfibolita y tenía una preparación de tierra pisada mezclada con fragmentos de teja, sobre la cual se documentó un nivel de quemado. Contorneando el muro por el lado W y la totalidad de las lajas del hogar, se conservaba una pequeña zanja. En los derrumbes se ha registrado abundante material constructivo (mampuestos y fragmentos de teja) que apuntaban a que la construcción en un momento determinado estaba realizada íntegramente en piedra y cubierta de teja. En esta tercera fase se produciría entonces la petrificación de la arquitectura anterior. No contamos con una
Ésta es una hipótesis de partida, ya que podría existir algún tipo de estructura arquitectónica vinculada a un uso residencial en el entorno, pero en el área excavada no se han identificado.
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Figura 6. De esta fase conservamos únicamente el espinal de una estructura de planta posiblemente rectangular
Figura 7. Como consecuencia del abandono del yacimiento, se produce un incendio y el derrumbe de los muros
datación absoluta para la misma pero, tendiendo en cuenta los procesos que se documentan para otras zonas de la península que identifican esta petrificación como posterior al s. XI, la hemos vinculado a estas fechas (Azkarate y Quirós 2003).
Fase IV: Bajomedieval Se construye una nueva estructura pétrea situada en el extremo W del área de excavación, de la cual únicamente se conservaba la cimentación de su esquinal NE (figura 6). Presentaba una orientación N-S y cortaba y reutilizaba parcialmente el alzado W y parte del S de la estancia W de la Fase III. El aparejo era de las mismas características que los de fases anteriores38. El ancho del muro oscilaba entre 0,55 y 0,60 m. El depósito identificado como suelo era de distintas características a los pavimentos de las fases anteriores: realizado con tierra pisada de color marrón claro.
38
Fase V: Bajomedieval-Temprana Edad Moderna En este momento como consecuencia del abandono se produciría un incendio, derrumbándose ambas estructuras arquitectónicas pertenecientes a las fases II, III y IV. La estratigrafía documentada fue la siguiente: sobre los restos de pavimento se acumulaba un depósito de tejas, que en algunas zonas presentaba niveles de quemado, y sobre éste un depósito de piedras. Ambos eran intermitentes (figura 7). Para su datación se ha optado por incluirlas en una fecha antequem a la fase VI, para la cual contamos con fragmentos de cerámica que se han identificado como pertenecientes a época moderna.
Fase VI: Temprana Edad Moderna Al S de las arquitecturas se localizaba una acumulación de piedras dispuesta linealmente en sentido E-W. Estaba for-
No se han observado diferencias a nivel constructivo entre los muros vinculados a las tres fases identificadas.
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Figura 8. En esta fase se selecciona el material cerámico y pétreo, como consecuencia de esta selección, se acumulan las piedras de menor tamaño en dos escombreras y la cerámica en una fosa
mada por cantos de anfibolita, de menor tamaño que los conservados en las cimentaciones de los muros (figura 8). Separada de ésta unos 0,22 m al S se disponía otra acumulación de planta ovalada (3,95 x 2,43 m), que parecía una segunda selección del material sobre la escombrera anterior (conteniendo material de menor tamaño). Se documentó también una fosa en el límite W del área de excavación, que se introducía en el perfil. Era de planta circular, con las paredes prácticamente rectas y el fondo plano. Estaba completamente rellena de fragmentos de teja dispuestos con el interior hacia abajo. Se produciría entonces en esta fase un expolio de material constructivo, realizándose una primera selección sobre el material de los derrumbes que se acumularía en una escombrera, una segunda selección sobre ésta, generando otra escombrera y, finalmente, el expolio de las cimentaciones de los muros, para lo cual se rompe parte del pavimento de la estancia E de la arquitectura de mayores dimensiones.
Fase VII: Edad Moderna – Edad Contemporánea Sobre los depósitos y estructuras documentados para las fases anteriores, se disponía un gran paquete de cultivo cuya potencia oscilaba entre los 0,40 m en el extremo N y los 0,80 y 1 m en el extremo S, siguiendo la pendiente del terreno. Este paquete contenía material heterogéneo, lo cual podía deberse a las remociones del terreno producidas por el arado, así como a los propios trabajos agrícolas de aporte de material. Su disposición sobre el yacimiento podría haberse llevado a cabo en época moderna, con posterioridad al expolio de material constructivo.
Fase VIII: Contemporáneo Finalmente, sellaba la totalidad del yacimiento un depósito con una coloración ligeramente más clara que el anterior,
con una potencia más uniforme y que también contenía material heterogéneo, vinculado ya a las labores agrícolas contemporáneas.
LA CULTURA MATERIAL DOCUMENTADA El conjunto recuperado en A Pousada está formado por novecientas ochenta y cinco piezas (ver tabla 1). Es la primera vez que se cuenta en Galicia con una cronología y un contexto bien definidos para caracterizar el material de un yacimiento altomedieval. Tabla 1. Relación de tipos de piezas recuperados en el yacimiento
Seguimiento
Sondeos ITPOU01
Excavación ITPOU02
57
10
414
Fusayola
0
0
2
Teja
45
8
382
Piedra
0
0
14
Vasija
11 hierros, 1 bronce, 1 indeterminado
Metal Escoria
4
2
6 indeterminados, 21 vidrio, 4 plástico
Otros Total
1
107
19
856
En primer lugar nos centraremos en los recipientes cerámicos, que son un total de setenta y tres. Consideraremos algunos de sus aspectos formales en relación con su contexto cronoestratigráfico (figura 9). En segundo lugar, haremos mención a otros elementos significativos del yacimiento.
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En las dos primeras fases los recipientes presentan unas características que hacen referencia a un uso habitacional del mismo, ya que las morfologías son variadas. Están hechos a mano predominando ollas y jarras, aunque también se documentan lebrillos y cuencos. Estos aspectos apuntan a una funcionalidad doméstica, orientada al servicio de mesa y cocina (seguimos la terminología de Turina 1994). Estas diferentes características morfológicas se combinan con un número más limitado de pastas, que en esencia son las siguientes: 1. tonos grises de texturas compactas harinosas y fracturas monocromas grises; 2. tonos negruzcos de texturas compactas rugosas o finas y fracturas monocromas negras; 3. tonos rojizos de texturas compactas rugosas o porosas finas y fracturas monocromas rojizas, relativamente semejantes a las anteriores. Las decoraciones se limitan a un diseño muy simple, ubicado en el tercio superior del cuerpo del recipiente: • una o varias líneas horizontales onduladas acanaladas (principalmente en la cara externa), documentadas en recipientes de pastas grises y negruzcas; • cordones horizontales a los que se superponen digitaciones, en recipientes de pastas grises. La decoración incisa y la plástica son características de la cerámica medieval desde sus momentos iniciales, como se puede encontrar en otros yacimientos gallegos como el de As Pereiras (Aboal y Cobas 1999: 25). Todos los recipientes, salvo los de pastas grises, muestran un mantenimiento de las tradiciones anteriores, combinando aspectos morfotécnicos de la alfarería indígena principalmente y ciertos aspectos morfológicos de la romana (particularmente en el caso de las jarras). Esto confirma las hipótesis de otros autores (Arias 1997, Aboal y Cobas 1999) quienes observaron que las comunidades germánicas apenas dejaron rastros en la cultura material y, en particular, en la cerámica. No parecen existir diferencias formales entre las dos primeras fases. Cabe destacar, no obstante, que los recipientes de pastas grises predominan en la fase I39, mientras que los de pastas negras y rojas se detectan tanto en la fase I como la II. Mediante el estudio estratigráfico se ha comprobado que en los depósitos vinculados a las fases III, IV y V se registran recipientes que presentan características idénticas a las anteriormente descritas para las fases más antiguas de uso del yacimiento. Este dato es coherente con los procesos deposicionales documentados dado que, de manera aislada y dispersa, se ha registrado material de las dos primeras fases de uso vinculado a la fase de derrumbe y expolio, muestra de que el material antiguo fue removido y mezclado con los depósitos de momentos posteriores
Figura 9. Algunos de los materiales cerámicos registrados en cada una de las fases
La cerámica procedente de los depósitos de las fases más modernas (desde época bajomedieval en adelante) es más heterogénea que la anterior, presenta un grado
Este tipo de pastas se documentan en el yacimiento de Gózquez de Arriba (Madrid) para el periodo Ib, segunda mitad del siglo VI (Vigil-Escalera 2000: 239).
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Figura 10. Otros materiales significativos del yacimiento
mayor de fragmentación y prácticamente no se han podido reconstruir recipientes. Se constata por primera vez en el yacimiento la manufactura a torno40, junto con unas pastas de mayor dureza. Se documentaron dos conjuntos, como veremos seguidamente: En primer lugar, existe un número escaso de recipientes que continúan la tradición anterior y presentan unas pastas análogas, grisáceas aunque compactas finas y mejor decantadas, preparadas para trabajar en el torno. A éstos se asocian otros recipientes de pastas muy diferentes, una cerámica esmaltada, con una decoración figurativa en relieve y otro grupo relativamente abundante de cerámica vidriada de pastas compactas arcillosas con una fractura de tonos rosáceos y cierta variedad de colores superficiales: amarillo, verde41 y blanco. Este conjunto heterogéneo se documenta principalmente en los depósitos de la fase VI y excepcionalmente en los de la fase VII. En segundo lugar, se documenta un grupo escaso de cerámica vidriada de pastas diferentes a las anteriores, con texturas compactas casi metálicas y fracturas muy finas con un vidriado de color verde-negruzco. En general,
40 41 42
presentan características tardías, probablemente de época moderna. Este grupo, al contrario que el anterior, se asocia principalmente en los depósitos de la fase VII y excepcionalmente en los de la fase VI. En este amplio período de tiempo únicamente se documentan fragmentos de pequeño tamaño vinculados a morfologías simples y principalmente abiertas, básicamente platos y excepcionalmente jarras; además de otros materiales como plástico, loza o vidrio de reciente fabricación. La mayor parte de los materiales que acabamos de describir se recogieron en los depósitos asociados a los paquetes de cultivo del área excavada. Finalmente, el número de fragmentos con fines constructivos es muy amplio y está asociado a los niveles antiguos de uso del yacimiento42 siendo removilizados en fases posteriores. A pesar de su mal estado de conservación, se han constatado más ímbrices que tejas. Se observa variabilidad formal tanto en su morfología (con el arco más o menos acentuado) como en las pastas (texturas arenosas o compactas) y algunos de ellos poseen marcas de artesano (figura 10).
La aplicación del torno a partir del siglo XI es lo más notorio a destacar como diferencia respecto al momento anterior (Suárez, Gimeno y Fariña 1989: 288). Suárez, Gimeno y Fariña (1989: 289) afirman que son importaciones andalusíes de finales del siglo XII y principios del XIII. Se ha de indicar que a todas las fases diferenciadas se asocia material cerámico, aunque fundamentalmente se vinculan a las fases II, III y IV.
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>> Rebeca Blanco, M. Pilar Prieto, Paula Ballesteros y Luis F. López González
Teniendo en cuenta el emplazamiento en el que se ubica el yacimiento y su relación con la dedicación del entorno inmediato, se cree necesario caracterizar el espacio agrario dada su relación con las últimas fases de uso del mismo (ver capítulo 10 de este volumen). El espacio agrario tradicional de Bornais se sitúa dentro de una unidad de relieve formada por dos montes que enmarcan un valle que se abre hacia el sureste, hacia las productivas tierras de la comarca del Deza. En este espacio, atravesado por el Rego do Pozo da Valiña, el núcleo de población43 se sitúa a media ladera, entre las tierras de monte y las de labradío caracterizadas éstas por una alta fragmentación del espacio de cultivo. Al lado de las casas se encuentran las parcelas de menor tamaño dedicadas a los cultivos de huerta. A un nivel inferior, abarcando la totalidad del valle, se encuentran las tierras de labradío agrupadas en diferentes agras y articuladas en torno a un camino principal que desembocan en el arroyo antes mencionado. Por encima del núcleo de población se sitúa el bosque y el monte, tierras que, al igual que las de labradío, forman parte del uso y explotación del espacio agrario. Al otro lado del arroyo hay una ladera de pendiente acentuada dedicada a monte y parcelada en tenzas44, en las que antiguamente se cultivaba cereal mediante el sistema de rozas y que en la actualidad estas parcelaciones se encuentran ocultas debido a la repoblación con especies foráneas. Complementariamente, el análisis de la forma y estructura del parcelario se ha hecho a través del cotejo de documentación cartográfica y fotográfica45, y a pesar de distar poco tiempo entre las diferentes imágenes, sí se aprecia una ordenación de este espacio que difiere de momentos más antiguos de este paisaje agrario. Mientras que en la fotografía aérea de 1983 nos encontramos con un parcelario en el que predominan las formas alargadas dispuestas en espinas de pez, o perpendiculares al camino más señero y a los caminos de servidumbre entre las parcelas, en el parcelario actual estas formas alargadas se disponen perpendicularmente a una red de caminos de nueva configuración que ordena este espacio y que permite tanto el acceso de maquinaria a las diferentes propiedades como la comunicación con otros núcleos de población. Por otra parte, también destaca la aparición de 43
44
45 46
formas cuadrangulares que pueden obedecer a una diferente orientación de la producción agraria.
VALORACIÓN DE LAS EVIDENCIAS Resulta bastante complejo realizar una interpretación del lugar de A Pousada que exceda los restos localizados durante la intervención. Los propios límites de la excavación, la falta de estudios de yacimientos de época altomedieval en Galicia, la escasez de dataciones radiocarbónicas o la ausencia de estudios cerámicos, plantean problemas cronológicos así como interpretativos en cuanto a la funcionalidad de este yacimiento en concreto y de otros similares. Parece evidente, que tanto el emplazamiento, el tipo de construcción o la cultura material recuperada, nos hablan de un asentamiento vinculado a un uso residencial, aunque directamente relacionado con las labores agrícolas. Sin embargo, no podemos afirmar ni descartar que la extensión del área de ocupación sea mucho mayor que los propios límites del área excavada, aunque todo apunta a que sí lo fuera, como las dispersiones de materiales localizadas en superficie o la continuidad de las estructuras. Las primeras evidencias del asentamiento se remontarían a la Alta Edad Media, que habría que poner en relación con un proceso de artificialización del paisaje, encaminado a su explotación agraria dentro de una economía de autoabastecimiento. Todo apunta a que se trata de un asentamiento permanente, el cual no creemos que haya durado mucho más allá de la Baja Edad Media o Temprana Edad Moderna. En este sentido, es significativo que los materiales documentados más tardíos se vinculen a los estratos identificados como parte del expolio del mismo o al posterior terraplenado de esta zona que, por un lado, sella las estructuras pétreas y, por otro, se empleará posteriormente como área de cultivo. De la primera fase conservamos únicamente algunas fosas para las cuales es difícil determinar su funcionalidad, tal vez se trate de silos, pero la diferencia de materiales que contenían sus depósitos, e incluso su forma en planta, podría hablar de dos tipos distintos, uno destinado al almacenamiento y otro al procesado de productos agrícolas. No creemos, por sus dimensiones, que se pueda vincular ninguno de ellos a una función residencial, pero tampoco podemos descartar que en este periodo hubiera estructuras de este tipo dado lo limitado del área de excavación. Sí se produce, sin embargo, en la segunda fase una arquitecturización del espacio con materiales pétreos de procedencia local, empleando una técnica mixta46, que poste-
Destacar que este núcleo habitacional se constituye básicamente por grandes casas de labranza lo que es un buen indicador de la riqueza agrícola de este valle. Anualmente, una parte del monte se distribuía de forma individual entre los vecinos. Estas fincas sometidas a una rotación sistemática y anual, estaban cerradas mediante un muro de tierra o de piedra, y en ellas se cultivaba mediante rozas, y una vez levantada la cosecha, volvía a uso común. Se ha utilizado fotografía aérea de 1983, de 1999 y del 2003, así como del parcelario actual (ver figura 5 del capítulo 10 de este volumen). No podemos descartar que en esta segunda fase se use ya la teja en el sistema de cubrición, ya que en uno de los pavimentos adscritos a este momento se emplean fragmentos de este material mezclados con arcilla.
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EL ESPACIO AGRARIO TRADICIONAL EN EL ENTORNO DE A POUSADA. APROVECHAMIENTO DEL SUELO Y MORFOLOGÍA PARCELARIA
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riormente se irá complejizando, con la división interna de las estancias, su petrificación e incluso la construcción de nuevas estructuras con distintas orientaciones durante las fases III y IV. Hasta aquí las fases de uso del yacimiento. Es evidente que a partir de este momento se produce un abandono del asentamiento, que tiene su consecuencia inmediata en el incendio y derrumbe de las estructuras, así como la posterior selección de material pétreo y cerámico para su reutilización antes de colmatar y preparar la zona para emplearla como área de cultivo. En relación con la cultura material, los recipientes señalan que estamos ante un conjunto de producción y uso doméstico, idea reforzada por la presencia de una pieza de bronce, formada por una placa y un botón, entre los cuales se conserva con un fragmento de tela adherida, realizada con fibras vegetales trenzadas, y de dos fusayolas (figura 10), cuyas características no difieren de las conocidas en épocas anteriores, que nos dan indicios de la existencia de actividad de hilado en el yacimiento, asociada generalmente al mundo femenino. En un nivel formal, se puede apreciar el mantenimiento de una misma tradición a lo largo de todas las fases documentadas. Los pequeños matices que se aprecian son la introducción del torno en época bajomedieval y la mejora en la calidad de las pastas a medida que avanzamos en el tiempo. Con respecto a las pastas, las mayores diferencias se observan en las piezas adscritas a época moderna y contemporánea. Una vez analizado el material constructivo, y comparándolo con otros materiales registrados en contextos fechados en época romana, parece mantenerse una misma tradición en
cuanto a la técnica de fabricación. Únicamente se aprecia respecto a las anteriores fases una mayor variabilidad en los tipos de pastas.
EQUIPO DE TRABAJO Nombre de la actuación: PROYECTO PARA LA REALIZACIÓN DE UNA EXCAVACIÓN EN EL LUGAR DE A POUSADA (SANTIAGO DE COMPOSTELA , A CORUÑA). PROYECTO PARA LA REALIZACIÓN DE UNA EXCAVACIÓN EN ÁREA EN EL LUGAR DE A POUSADA (SANTIAGO DE COMPOSTELA, A CORUÑA). Clave de expediente: CJ102a 2001/069-0 y CJ 102A 2001/250-0 Periodo de realización: febrero-marzo 2001 (01A15) y junio- julio 2001 (01A47) Equipo de Trabajo: Investigador Responsable: Felipe Criado Boado Coordinador/a: Mª del Pilar Prieto Martínez Director/Responsable de la actuación: Roberto Aboal Fernández (Sondeos) / Luis F. López González, Terra Arqueos S.L. (excavación en área) Ayudante de Dirección: Rebeca Blaco Rotea Equipo Técnico: Elena Lima Oliveira / David Blanco Lobato, Enriqueta López Rodríguez Equipo de excavación: Celso Hugo Barbas Seara, Luis Zotes Flores, Marta Tabares Domínguez, Paula Méndez Santiago, Jhony Carvajal, Francisco Javier Álvarez Valentín, Javier Soler Segura
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M. Pilar Prieto Martínez
El estudio de la cerámica de los yacimientos excavados durante los trabajos de corrección del impacto arqueológico de la Autopista Santiago - Alto de Santo Domingo puede aportar una información muy valiosa acerca de la alfarería antigua en la comarca del Ulla y del Deza. Es la primera vez en la investigación de Galicia que se estudia de manera integral y de forma sistemática este tema en nuestra disciplina. Ésta, no sólo aporta un conocimiento nuevo para la propia comarca que tratamos, sino también contribuye a reconstruir un modelo de las transformaciones alfareras a lo largo de un período de tiempo muy largo, desde el Neolítico Medio hasta época Altomedieval (en parte ya caracterizado, ver Prieto 2001), importante para contrastar en futuras investigaciones en la región. Esta síntesis se basa en quinientos sesenta y cinco recipientes, resultado del estudio de once mil quinientos fragmentos de cerámica recuperados en nueve yacimientos. Nuestra investigación implica el estudio de todo el proceso de producción y uso de los recipientes (ver detalles de la metodología en Cobas y Prieto 2001, y los capítulos 13 y 14 de este volumen), aunque en este trabajo sintetizaremos de manera general el proceso de transformación que experimentan los estilos cerámicos a lo largo del tiempo (para ciertos aspectos particulares ver los capítulos en los que se sintetiza cada yacimiento). Aunque algunos aspectos formales de la cerámica son indicativos de la adscripción cultural de los yacimientos,
debemos hacer significativo que la existencia de análisis radiocarbónicos en todos los yacimientos estudiados nos permite concretar un poco más la cronología de los materiales que, en muchos de los yacimientos, puede ser de diferentes momentos de ocupación. Es poco corriente encontrar un registro contextualmente tan rico en un área relativamente pequeña y bien definida y que, además, nos permite reconstruir con cierta precisión cronológica una secuencia de la alfarería antigua (ver la tabla siguiente y tabla 1 del capítulo de Síntesis). La cerámica, desde su origen y hasta época medieval se ha fabricado a mano, y aunque en época castreña ya se conoce el torno, éste no se empieza a utilizar de manera frecuente y sistemática hasta época romana. Destaca la simplicidad formal de los recipientes más antiguos y el desarrollo de la complejidad a medida que nos acercamos a época romana. Pero, el desarrollo de esta complejidad formal, no se plasma en la introducción de nuevas y más sofisticadas técnicas para mejorar los productos, sino que se refleja a través de la utilización diferente del conocimiento alfarero ya adquirido, a través de la combinación distinta de las técnicas ya conocidas y de su selección según el uso funcional y simbólico de los recipientes. Así, podríamos decir, que en la producción alfarera hay una planificación desde la fase de fabricación hasta la fase de su primer uso, en la que se tiene en cuenta la propia funcionalidad del reci-
Tabla 1. Relación de fragmentos y recipientes estudiados por yacimiento Tipo
Yacimiento
Nº Piezas
Nº Recipientes
Túmulo
Monte de Os Escurros
92
6
Área de actividad
Os Escurros
223
15
Túmulo
Monte de A Romea
400
46
Asentamiento al aire libre
Zarra de Xoacín
987
99
Lugar de agregación
Devesa do Rei
1681
135
Asentamiento al aire libre
Carballeira do Espíritu Santo
266
2
Área de explotación siderúrgica
O Peto
3233
107
Enclave rural romano
Agro de Ouzande
3700
82
Enclave rural altomedieval
A Pousada
918
73
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CAPÍTULO 12. TRANSFORMACIONES EN LA ALFARERÍA ANTIGUA. DESDE EL NEOLÍTICO HASTA LA ALTA EDAD MEDIA
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Figura 1. Recipientes significativos del Neolítico Medio
piente, pero también la persona que lo usa y el lugar y el momento en que lo usa y lo descarta. Por esto, y a pesar de que las técnicas que se utilizan para el tratamiento de las pastas es muy semejante a lo largo de cinco mil años, al igual que algunas formas y algunas técnicas y diseños decorativos, podemos diferenciarlas en un estudio visual, ya que sabemos cuáles son las preferencias de cada momento y conocemos cuáles son las diferencias a lo largo del tiempo desde que se conoce la alfarería hasta una época avanzada en la Historia. Por esta razón, asimismo, para evaluar en qué momento fue utilizada una vajilla necesitamos conocer un conjunto amplio de recipientes, dado que no podemos saber con certidumbre la cronología de uso si el número de piezas es muy pequeño y predominan los rasgos que señalan la continuidad y la tradición. Si nos acercamos a los diferentes momentos de nuestra prehistoria, nos encontramos con que en las épocas más antiguas de las que disponemos información, en el Neolítico Medio (4500-2900 BC), toda la cerámica es muy homogénea, ya que está fabricada de manera muy sencilla y parecida, tanto la cerámica lisa como la que presenta decoración, y tanto la que se deposita en enterramientos como la que se utiliza en áreas de actividad al aire libre. Las decoraciones asimismo son muy simples y suelen reducirse a la parte superior de las vasijas con un elemento decorativo que se reduce a una línea horizontal o excepcionalmente oblicuo o su reiteración. Las técnicas decorativas más frecuentes son la impresión y la incisión, aplicadas de manera muy superficial o poco destacada en las superficies de los recipientes. Podemos destacar recipientes de este momento en las fases antiguas de A Romea y Devesa do Rei, aunque destaca la escasez de cerámica decorada y en algún caso como Devesa do Rei, su total ausencia (figura 1). En la siguiente fase, el Neolítico Final (3000-2400 BC), se mantiene la tradición en cuanto a las formas y a las técnicas utilizadas para el tratamiento de las pastas, a veces
resulta muy difícil diferenciar los recipientes de este momento y del anterior. Por el contrario, la decoración cambia mucho, los diseños van ganando espacio en los cuerpos de los recipientes y se hacen muy llamativos y de gran tamaño, reticulados, zig-zags, líneas con diversas orientaciones, triángulos rellenos con diversos elementos, etc, con diversas orientaciones. Además, igual que en el Neolítico Medio, no hay diferencias en las morfologías ni las pastas de la cerámica lisa y decorada. Cabe destacar el yacimiento habitacional de Zarra de Xoacín como único ejemplo, ya que su cerámica cumple el patrón estilístico de un área que cubre la mitad occidental de la Península Ibérica, aunque, si bien este yacimiento no presenta recipientes tan profusamente decorados como otros yacimientos de Galicia o de la Península; hay técnicas decorativas frecuentes como la denominada peinada, que consiste en arrastrar las púas de un peine por la superficie de un recipiente, consiguiendo realizar varias líneas paralelas y a la vez con diseños tanto rectilíneos como curvilíneos, que en Zarra de Xoacín no se documentó. Asimismo, tampoco se registraron motivos figurativos como los denominados oculados que, en combinación con otros elementos parecen representar un rostro humano esquematizado, éstos son más frecuentes en la cerámica portuguesa o andaluza, o en contextos funerarios gallegos, de los que no disponemos información en esta zona para este momento. La cerámica decorada de este momento recibe el nombre de tipo Penha, dado que se conoce por primera vez en el yacimiento epónimo portugués. Encontramos las mismas características en los yacimientos de Escurros, tanto en el túmulo como en el área de actividad al aire libre se documenta cerámica con una decoración semejante a la descrita anteriormente, aunque las piezas están muy fragmentadas. Y en el túmulo de A Romea, hay probablemente tres recipientes con forma de cuenco sin decorar de este momento (figura 2). A mediados del tercer milenio AC, y ya en la Edad del Bronce Inicial (2600-1400 BC), se produce un fuerte
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Figura 2. Recipientes significativos del Neolítico Final
cambio en la forma de fabricar cerámica a pesar de que sigue siendo hecha a mano, ya que empieza a hacerse más compleja y a estandarizarse, reproduciendo los detalles del patrón decorativo de manera idéntica en muchos casos, dando la impresión de que los fabricó la misma persona. Los recipientes de los yacimientos de Zarra de Xoacín, A Romea y Devesa do Rei son un buen ejemplo, estos tres yacimientos responden a distinta funcionalidad, habitacional, funeraria y ceremonial, respectivamente, y aunque la cerámica presenta rasgos semejantes, podemos encontrar ligeras diferencias relacionadas con los propios contextos de procedencia. Presentan en común la existencia de dos categorías cerámicas que responden a un proceso de producción diferente, la lisa que es más tosca y la decorada, que es de factura fina y se denomina campaniforme, que presenta una decoración muy característica y con un patrón común en una buena parte de la Europa occidental (desde Polonia, el sur de Noruega e Irlanda, y hacia el sur de Europa llegando hasta Marruecos y Argelia). Esta cerámica se considera un objeto de prestigio vinculado al guerrero y presenta una forma de campana invertida, con unas pastas muy finas y una decoración que destaca por la cubrición de todo el recipiente principalmente con líneas horizontales, a veces combinada con líneas oblicuas o zigzags y puntilladas, es decir, líneas realizadas utilizando un peine con la técnica de impresión. Las diferencias encontradas entre los yacimientos radican principalmente en lo siguiente: • Predominio de una mejor calidad de las pastas y mayor variedad de tamaños en los contextos de carácter habitacional (Zarra de Xoacín) y ceremonial (Devesa do Rei). • Menor proporción de recipientes lisos y peor calidad de las pastas en el enterramiento de A Romea, único yacimiento en el que se encontraron cuencos con decoración campaniforme. • Existencia de una tercera categoría en el yacimiento ceremonial de Devesa do Rei, ausente en los res-
tantes yacimientos, no sólo del entorno inmediato sino del gallego. Esta categoría está ‘a medio camino’ formalmente hablando entre la cerámica lisa y la campaniforme y posee decoración ungulada, realizada a base de impresión de uña. Es la primera vez que se fabrican explícitamente los recipientes no sólo en relación con la función inmediata para los que son destinados, sino en función de quien los va a utilizar (quizás es una cuestión de estatus) y de dónde se van a usar (en un festejo, en una tumba determinada o en una cocina). La cerámica de estos tres yacimientos nos confirma esta hipótesis y nos proporciona material novedoso y desconocido hasta este momento en Galicia (figura 3). Hacia la segunda mitad del II milenio AC, en el Bronce Final (1500-800 BC), desaparece la decoración campaniforme, el número de recipientes decorados se limita muchísimo y los diseños se simplifican y se reducen a líneas rectas horizontales y oblicuas principalmente, predominando la incisión como técnica decorativa. Además, se observa una mayor diferencia entre los recipientes de los contextos funerarios y domésticos. En el caso del poblado de Carballeira do Espíritu Santo, sólo había cerámica lisa y de pastas medias o toscas, muy fragmentada e incluso con abundantes restos de quemado en las superficies, indicio de que fueron utilizados para uso doméstico. Esta cerámica también presenta frecuentemente las fracturas quemadas, ello indica que se quemaron después de haberse roto, esta información nos permite plantear la hipótesis de que sus pobladores pudieron haber limpiado el yacimiento antes de abandonarlo. Por el contrario, la cerámica decorada de este momento es encontrada únicamente en los enterramientos, en los túmulos de A Romea y Devesa do Rei. Estos enterramientos son excepcionales en Galicia, al igual que la cerámica que albergan, por un lado, en Devesa do Rei, se documentan por primera vez cerámicas del Bronce Final con incisiones de diferente tipo en motivos de zigzag o líneas oblicuas y prefieren las formas simples, y por otro lado, en A Romea, se registran principalmente las
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Figura 3. Recipientes significativos del Bronce Inicial
formas compuestas, se documentan recipientes con decoración peinada e impresa y además destaca un recipiente con decoración estampillada, que consiste en diseñar una matriz específica para utilizar en el diseño con la técnica de impresión, este caso es único en la zona y el segundo documentado en Galicia (consultar el otro ejemplo en Chao y Álvarez 2000). Hasta el momento, se pensaba que en Galicia la decoración estampillada se introducía por primera vez en la Edad del Hierro II, por lo tanto, la existencia de dos ejemplos en esta región nos aportan pruebas de que esta técnica es mucho más antigua (figura 4). En términos generales, la cerámica lisa, que es mayoritaria, mantiene la tradición alfarera del Bronce Inicial y su variedad de formas. En cuanto al tratamiento de las pastas, y a diferencia del momento anterior, se consigue una fuerte homogeneidad a través de pastas intermedias, evitando apariencias extremas, muy toscas o muy finas, tanto en la cerámica lisa como decorada. Ya en la Edad del Hierro (900 BC –100 AD), en el primer milenio AC, la cerámica progresivamente recobra la variabilidad que había perdido en los contextos domésticos del
Bronce Final, por un lado hay un gran desarrollo de las formas lisas de utilidad más cotidiana, pero se introducen los cambios bruscos y angulosos en la forma de los recipientes (en la parte superior de los perfiles), y por otro lado, ya avanzado el milenio, se consigue un gran desarrollo de la cerámica estampillada con una gran variedad de decoraciones, en las que sigue predominando los diseños geométricos sobre los figurativos y se alcanza un cierto auge de la decoración plástica tanto cordones como mamelones, que en épocas anteriores tenían un carácter más funcional que decorativo. La combinación de los distintos motivos y técnicas en un mismo recipiente puede llegar a ser muy complejo. En muchos casos la cerámica alcanza una brillantez casi metálica porque sobre las superficies de los recipientes se aplica abundante mica. Ejemplo de ello es el de la cerámica procedente de la explotación siderometalúrgica de O Peto, que posee unas características propias del castreño en el cambio de Era. Los recipientes de este yacimiento, que siguen siendo fabricados a mano, conviven con otros recipientes traídos por los romanos o como consecuencia del contacto con ellos (figura 5).
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Figura 4. Recipientes significativos del Bronce Final
Figura 5. Recipientes significativos de la Edad del Hierro
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Figura 6. Recipientes significativos de Época Romana
La llegada de los romanos al NW (hacia el 139 BC) provoca algunos cambios en la alfarería de la Edad del Hierro. Los primeros cambios que se introducen, se suman a la tradición indígena, como por ejemplo, la incorporación de recipientes foráneos, como son las ánforas, que son recipientes para transportar alimentos, o la terra sigillata, cerámica más refinada y de prestigio. Estas vasijas son traídas a Galicia, como contenedores de diversos tipos de alimentos desconocidos en el NW o como objetos de lujo, desde áreas bien diferentes del territorio bajo control romano, como es el caso comentado
anteriormente de O Peto. Hacia el cambio de Era, y una vez asumida la nueva tecnología romana, se observa una aceptación del uso del torno que se generaliza en las zonas más urbanizadas y permite el desarrollo de una producción en serie. Desde estas zonas se distribuye una parte de la producción en las zonas rurales, como es el caso del asentamiento de Agro de Ouzande, que probablemente reciba el abastecimiento alfarero de Lucus Augusti. En estas zonas rurales la tradición alfarera indígena castreña pervive reformulada y es la predominante (figura 6).
Figura 7. Recipientes significativos de la Alta Edad Media
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Durante la Alta Edad Media (409 -1000 AD) se observa un mantenimiento de la tradición indígena, y esto se puede ver en el mantenimiento de la manufacturación a mano,
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Figura 8. Fotografías seleccionadas de los yacimientos estudiados por orden cronológico. Destacan los cambios en la forma, en el tratamiento de las pastas y en las decoraciones a lo largo del tiempo
aunque a medida que avanza el milenio se constata con más frecuencia la manufactura a torno. Además de ello, las formas y las pastas de algunos recipientes presentan reminiscencias castreñas y romanas, dependiendo de la zona. En concreto, el yacimiento de A Pousada hay un mayor número de recipientes que mantienen una tradición indígena castreña. Sin embargo, se introducen cambios, como una vuelta a la fuerte simplificación de los diseños hasta tal punto que ocupan superficies muy puntualmente; estos diseños siguen siendo geométricos y predominan las líneas curvas horizontales hechas con la técnica de acanalado, o aparecen nuevos elementos como la utilización de pastas grises y algo harinosas y que, en algunos casos, se combinan con decoraciones anteriormente conocidas como son los cordones. En este sentido, el asentamiento rural de A Pousada ofrece un amplio elenco de materiales bien contextualizados para un periodo de la historia de Galicia poco conocido desde la disciplina arqueológica (figura 7). Este estudio es interesante no sólo por el material recuperado, sino porque se ha beneficiado del trabajo de equipo, que ha permitido poner en relación todos los estudios realizados en el programa de investigación. Si bien es cierto que faltan por cubrir algunos vacíos para disponer de una secuencia diacrónica integral, esos huecos pueden cubrirse de manera general con yacimientos bien contextualizados de otras zonas. Podemos poner algunos ejemplos para ilustrarlo, como es el caso del Neolítico Inicial, que es un momento poco conocido en el registro arqueológico gallego y que en particular no hemos documentado en la zona del Ulla-Deza, siendo el yacimiento pontevedrés de O Regueiriño (Lima 2005), localizado en la Península del Morrazo, el único excavado de Galicia. En esta zona, tampoco contamos con enterramientos del Neolítico Final que albergaran cerámica decorada, que por otro lado, aunque se conocen, no son abundantes en Galicia (como ejemplo excepcional cabe mencionar el túmulo lucense de Monte Pirleo 5- Fábregas y Fuente 1988). Al igual que en el resto de Galicia, desconocemos los enterramientos de la Edad del Hierro Finalmente, nos queda por completar la secuencia en época romana tardía y altomedieval inicial, momento bien documentado en el yacimiento de As Pereiras, en Amoeiro (Ourense) (Cobas y Aboal 1999). Los aspectos positivos del trabajo, que ya hemos ido comentando a lo largo del texto, se pueden resumir en la aportación no sólo cuantitativa sino también cualitativa del material, ya que gracias al trabajo hecho, actualmente podemos decir que esta zona es una de las mejor conocidas de Galicia.
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Se presentan los resultados de los análisis de materia orgánica realizados en algunas piezas procedentes de ocho yacimientos excavados en la zona del Deza - Ulla (figura 1). Estos yacimientos son de diferentes periodos cronológicos, desde el Neolítico Medio hasta época altomedieval. Es la primera vez en esta región que se realiza un proyecto de investigación de estas características y dimensiones, tratando de abarcar yacimientos de
diferentes períodos, un número abundante de piezas por período, y con una voluntad integradora desde el punto de vista teórico metodológico (la Arqueología del Paisaje y la Arqueología de los Alimentos). Los equipos implicados en esta investigación son el Laboratorio de Arqueología del Instituto de Estudios Gallegos Padre Sarmiento y la Universidad de Barcelona/Museo Arqueológico de Cataluña.
Figura 1. Localización de yacimientos gallegos en los que se han realizado análisis de residuos en piezas arqueológicas
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CAPÍTULO 13. ¿QUÉ SE COMÍA EN LA ANTIGÜEDAD EN GALICIA?
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Capítulo 13. ¿Qué se comía en la antigüedad en Galicia?
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Con este estudio pretendemos conocer el contenido de algunos recipientes, industria lítica y sedimentos procedentes de depósitos antiguos para saber lo que podían haber contenido y ponerlo en relación con la dieta y las posibles transformaciones en los hábitos de consumo de alimentos desde el neolítico hasta época medieval en la zona del interior de Galicia. Se realizaron análisis en setenta muestras (cuarenta y una proceden de restos documentados en cerámica, veintiuna en líticos y ocho en sedimentos). La selección de las muestras en cada yacimiento se ha hecho en función de la calidad y cantidad del material y el grado de conservación aparente de los restos. Por esta razón hay yacimientos que albergan un número mayor de muestras analizadas que otros, y por ello los yacimientos de la Edad del Bronce han sido los mayores beneficiados en cuanto a número de restos examinados. Cabe destacar que no todos los restos han proporcionado información acerca de los contenidos. En algunos casos, y principalmente en la industria tallada (dado que es un material de superficies lisas y poco porosas en las que los restos adheridos desaparecen con facilidad), el resultado de los análisis ha sido negativo ya que no se identificaron restos, por lo que, del número total de análisis, nos han aportado únicamente información en torno al 55%. Se puede ver el tipo de problemas al que nos podemos enfrentar en la fase de muestreo en otros trabajos (Craig et al. 2003). Las piezas analizadas proceden de yacimientos de diverso tipo y diferentes periodos cronológicos, cuatro de ellos son asentamientos al aire libre de diferente funcionalidad, uno es una explotación minera, dos son establecimientos rurales y otros dos son enterramientos. Los yacimientos se presentan en la tabla siguiente.
Los resultados de las muestras procedentes de recipientes cerámicos y sedimentos de éstos y otros yacimientos gallegos se han publicado recientemente (Prieto, Juan-Tresserras y Matamala 2005). En este trabajo incorporamos además los restos analizados en el material lítico, por lo que la información será más amplia y completa (figura 2). Hemos analizado once muestras en el Neolítico y se han documentado cuatro tipos de elementos, que se vinculan a los yacimientos más antiguos. En relación con la industria lítica, encontramos restos de madera de abedul en el filo de un hacha de esquisto y restos de cereal en una lámina de cuarcita en el yacimiento de Escurros. Es la primera vez que detectamos herramientas de piedra relacionadas directamente con estos dos elementos, el primero vinculado con la tala de un árbol y el segundo quizás con la siega de cereal. En la cerámica se encontraron restos de harina de bellota y grasa de animal, relacionados con la preparación y preservación de alimentos, nuevamente en el yacimiento de Escurros. Es el período más antiguo en Galicia del que disponemos indicadores relacionados con el procesado de harina de bellota y grasas animales para la preservación de alimentos. Las formas y las pastas de la cerámica analizada son muy semejantes, por lo que parece que la función de los recipientes no está relacionada directamente con la forma de los mismos. Las pocas piezas analizadas en el yacimiento del Neolítico Final de Agronovo, desafortunadamente, han ofrecido resultados negativos. En la Edad del Bronce analizamos un total de treinta y siete muestras (veintinueve del Bronce Inicial y ocho del Bronce Final), es el momento que tenemos mejor documentado actualmente y encontramos una variedad más amplia de indicadores. Los resultados obtenidos son los siguientes.
Tabla 1. Yacimientos en los que se ha realizado el estudio y número de muestras analizadas por yacimiento
Yacimiento
Monte de Os Escurros
Provincia
Tipo de yacimiento
Adscripción Cultural
Muestras Muest. Muestras Cerámica Lítico Sedimento
Túmulo megalítico
Neolítico Medio
2
4
0
Área de actividad
Neolítico Medio
2
1
0
Neolítico Final
1
1
0
16
10
3
Pontevedra
Agronovo
A Coruña
Área de actividad
Devesa do Rei
A Coruña
Asentamiento al aire libre y enterramiento Edad del Bronce
Carballeira do Espíritu Santo Pontevedra Aldea de fosas
Bronce Final
4
2
2
O Peto
A Coruña
Cambio de Era
7
0
0
Agro de Ouzande
Pontevedra Establecimiento rural
Galaico-romano
8
3
3
A Pousada
A Coruña
Alta Edad Media
1
0
0
Explotación minera aneja a un castro
Establecimiento rural
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Figura 2. Algunas piezas de yacimientos de la ACEGA en las que se obtuvieron resultados interesantes en los análisis de residuos
En relación con la industria lítica, se encontraron restos de harina de bellota en una mano de molino de granito y en una lasca de sílex óxido de hierro en el yacimiento de Devesa do Rei en el Bronce Inicial; mientras que, se encontraron restos de ácidos grasos y colesterol en una lámina de azada del yacimiento de Carballeira do Espíritu Santo del Bronce Final. Podemos confirmar que el procesado de harina de bellota se mantiene en la fase final de la Edad del Bronce dado que se ha documentado en otro ya-
cimiento gallego, en Arieiro (Pazos de Borbén), en concreto en una mano de molino y un durmiente. En relación con la cerámica documentamos una gran variedad de productos en los yacimientos de la Autopista, aunque conocemos una mayor variedad, gracias al estudio de otros yacimientos, como veremos seguidamente. Cabe destacar la existencia de lácteos o derivados en el yacimiento de Devesa do Rei, en el Bronce Inicial, procedentes de un vaso campaniforme con una decoración
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muy profusa y especial dentro del grupo por sus características más llamativas. Este tipo de producto no sólo se utiliza para consumo humano directo, sino que puede ser utilizado para otras finalidades como la de impermeabilizar grandes estructuras de almacenamiento tipo fosa, como es el caso del yacimiento del Bronce Final de Monte Buxel (Pazos de Borbén), en el que se ha constatado que este mismo producto se mezclaba con el xabre y se utilizaba para forrar el interior de fosas de almacenamiento de cereal. Se ha documentado asimismo, miel o hidromiel en dos vasijas lisas del Bronce Inicial en el yacimiento de Devesa do Rei. Al igual que en el neolítico, detectamos restos de harina de bellota en un vaso campaniforme liso del Bronce Inicial en el yacimiento de Devesa do Rei. Otro producto frecuente es el trigo desnudo, éste fue encontrado en tres recipientes en el yacimiento de Devesa do Rei; dos de ellos han sido recuperados en el momento de ocupación del Bronce Inicial, un vaso campaniforme decorado y un recipiente liso, y otro recipiente con una decoración incisa suave es más tardío, del Bronce Final, y procede del pequeño túmulo excavado en el mismo yacimiento. Estas vasijas presentan unas características muy heterogéneas, tanto en las formas, ya que son cuencos y cazuelas, como en sus acabados, finos y toscos, decorados y lisos. Por lo cual se confirma que las formas de los recipientes no necesariamente están vinculados de forma directa con su función. Finalmente, un cacharro liso del Bronce Final en el yacimiento de Carballeira do Espíritu Santo conservaba restos de grasa animal, que nos indica que las técnicas de conservación de alimentos utilizando este elemento siguen siendo eficaces, al menos desde el Neolítico. En otras zonas de Galicia se han documentado, además, otros dos productos ausentes en el registro analizado de los yacimientos de la Autopista: el guisado de nabiza o col con grasa o carne de animal y cerveza. El primero de ellos se ha detectado tanto en el Bronce Inicial como en el Bronce Final, en los yacimientos de A Lagoa y Mirás, respectivamente. Los restos de cerveza fueron encontrados en dos recipientes de un enterramiento tipo cista del Bronce Inicial (A Forxa), este hallazgo es muy interesante por su contexto funerario, por su antigüedad y por haberse encontrado en recipientes sin decorar, habitualmente la cerveza se documenta desde el Bronce Inicial en la Península Ibérica, y en concreto para este momento de la prehistoria es frecuente en vasos campaniformes profusamente decorados (Juan-Tresserras 1997, Guerra 2006), y en el Bronce Final se documentan incluso las diferentes fases de fabricación de este producto, como es el caso del yacimiento catalán de Genó (Maya, López y Juan-Tresserras 1999). En el Hierro Final, sólo disponemos de siete muestras analizadas, que proceden del yacimiento de O Peto. Los restos que hemos detectado se relacionan con el procesado o almacenamiento de cerveza o guisado de nabiza o col con carne o grasa de animal y proceden de recipientes hechos a mano porque, desafortunadamente, los vasos
hechos a torno muestreados no conservaban restos analizables. Asimismo, hemos confirmado el uso de lana en un resto procedente de una fusayola. Aunque estos resultados son pobres, la alimentación de las sociedades de la Edad del Hierro es bien conocida gracias al desarrollo de la investigación en otro tipo de restos encontrados en los yacimientos gallegos (polen, huesos, conchas, etc). Además de estos productos, sabemos que las ortigas son utilizadas en la dieta de este momento en Galicia, dado que conocemos el caso del yacimiento de Alto do Castro en el ayuntamiento de Cuntis (Cobas y Parcero 2006). En Época Romana disponemos de catorce muestras analizadas del yacimiento de Agro de Ouzande. Los restos de las piezas de este yacimiento presentaban el mejor grado de conservación de todos los excavados de esta zona, sin embargo, una buena parte de los recipientes que los contenían no han podido ser reconstruidos. Así, y al contrario del yacimiento de O Peto, los recipientes hechos a torno, o vajilla fina, son los que mejores condiciones de conservación mostraron, conservando restos de leche o derivados y guisado de nabiza o col con carne para consumo. La cerámica indígena hecha a mano analizada ofreció miel/hidromiel, harina de mijo/panizo, y un posible guisado de ortigas, y por las características de las pastas probablemente proceden de recipientes utilizados para preparar o servir alimentos. Los resultados obtenidos al analizar sedimentos e industria lítica complementan nuestro conocimiento de este tema, nos informan de una mayor variedad de productos y de ciertas fases dentro del procesado de los mismos. Así hemos encontrado restos de cubiertas de semillas de nabiza o col en los sedimentos del interior de una fosa de almacenamiento aneja a una vivienda, así como fibras de ortiga en un mortero de granito y una mezcla de escanda, trigo desnudo y bellotas en un molino del mismo material pétreo. Documentamos, de esta manera, la fase de almacenamiento, procesado, preparado y servicio final para el consumo. Aunque el uso de harina de mijo sólo ha sido documentada en yacimientos de este momento, sabemos que éste es consumido en la Península al menos desde la Edad del Hierro (Buxó 1997). Asimismo, el uso de la espelta y mijo/panizo se conoce para otros fines como es su mezcla con arcilla para confeccionar hornos en el yacimiento de As Pereiras (aunque por el momento se desconoce si este mezcla es intencionada o casual) (Aboal y Cobas 1999). En la Edad Alta Media disponemos de información anecdótica, dado que no se pudieron realizar un número mayor de análisis. Se detectó leche o productos derivados de ella en una pieza del yacimiento de A Pousada, confirmando el obvio uso de este tipo de productos en dicho asentamiento rural. Gracias a esta investigación hemos podido constatar la variedad de productos que se utilizan en la dieta de las sociedades antiguas de esta zona, en la que se ha realizado el estudio más intensivo de Galicia hasta la fecha (figura 3).
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Figura 3. Síntesis de los productos encontrados en piezas arqueológicas analizadas en Galicia
En esencia, hemos podido constatar que seguimos utilizando en nuestra base alimenticia una buena parte de los productos empleados en la dieta antigua, como son la cerveza, una gran variedad de cereales, verduras, productos lácteos y miel. Además, aunando el estudio tanto de los contenidos como de los continentes, hemos podido reconstruir la función aproximada de una buena parte de los recipientes y piezas líticas y el lugar que ocupan dentro del proceso de producción, es decir, dentro de la cadena de preparación de alimentos, como la fase de molienda, de cocinado o in-
cluso de consumo, y a lo largo de varios miles de años. De hecho este capítulo se complementa con el anterior, en el que se aborda un estudio diacrónico sobre la cerámica de estos mismos períodos, desde el Neolítico hasta la Alta Edad Media. Este estudio es de vital importancia en zonas como Galicia en la que el suelo es muy ácido y no permite la conservación de materiales perecederos como la madera o el hueso, problema que se agrava en los yacimientos más antiguos. Sin embargo, a partir de la Edad del Hierro este problema se minimiza ya que en algunos contextos ce-
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rrados se pueden conservar restos perecederos. Por esta razón, debemos aspirar a este tipo de investigación basada en el análisis de contenidos en objetos antiguos forme parte de una investigación más amplia, desde la cual, otros estudios complementarios (basados en la realización de otros análisis, estudio de la cultura material y documentación escrita) nos permitan completar nuestro conocimiento acerca de la dieta de las sociedades pasadas,
pero además, nos proporcionen información en otros ámbitos, como el de la economía, el comercio o las relaciones sociales en diferentes escalas. Estos estudios deben responder a un trabajo interdisciplinar, desde los cuales se aborden otros elementos del registro arqueológico, como son los huesos, las conchas, los peces, el polen, las plantas, los carbones, etc, que en muchos yacimientos pueden presentar un buen estado de conservación.
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El estudio del origen de la cerámica ha sido siempre una inquietud de la Arqueología, pero ésta es en especial una preocupación de la investigación de la cerámica campaniforme (Van der Waals y Glasbergen 1955; Harrison 1980; Salanova 2000; entre otros). Si bien, la alfarería es el tema mejor conocido actualmente para este periodo cultural en Galicia (Prieto 1999a, 1999b, 2002; Suárez 2005), la orientación arqueométrica es todavía una aportación anecdótica (Guitián y Vázquez 1981, Andrés et al. 1993, Prieto 1993, Taboada et al. 1994, Rey y Soto 2002, Prieto et al. 2005). Con el presente trabajo, nuestra intención es comenzar una línea de investigación más sistemática en esta dirección en el NW de la Península Ibérica, priorizando los momentos prehistóricos. Aquí abordamos el análisis de la cerámica de contextos campaniformes, pertenecientes al Bronce Inicial, partiendo de tres premisas esenciales. La primera es de carácter espacial: el contexto local es importante para comprender el fenómeno campaniforme en una escala geográfica mayor. La segunda es de carácter temporal: una correcta comprensión de este período requiere un estudio diacrónico. Y la tercera es de carácter contextual: es necesaria una selección representativa de los yacimientos (habitacionales, ceremoniales, enterramientos, etc...) y los períodos culturales. En estudios arqueológicos previos de cerámicas que cubren desde el Neolítico hasta el Bronce Final, hemos comprobado que se emplean las mismas técnicas en la alfarería, pero cambiando su combinación (Prieto 2004, 2005, capítulo 12 de este volumen). La selección de unas técnicas en vez de otras para producir un objeto dado depende de la tecnología de cada sociedad, y las transformaciones significantes en dicha tecnología están relacionadas con los cambios en otros aspectos culturales de las sociedades prehistóricas. El análisis de la composición mineralógica y elemental de la cerámica nos proporciona información clave sobre el mantenimiento o el cambio en algunas de las fases de fabricación de los recipientes, si los cambios están asociados al estilo, al grado de conocimiento de los recursos locales disponibles para los grupos humanos y si ha existido un progresivo control sobre los procesos de producción a lo largo del tiempo y en el espacio.
Consecuentemente, los principales objetivos de nuestro estudio son: 1) caracterizar mineralógica y geoquímicamente la cerámica prehistórica (del Neolítico al Bronce Final); 2) comprender las pautas de los procesos de obtención de la materia prima y producción de la cerámica; 3) comparar la cerámica analizada en un marco temporal y espacial.
MATERIAL Y MÉTODOS En la zona del Ulla-Deza hemos desarrollado el proyecto de corrección arqueológica de la Autopista Santiago Alto de Santo Domingo (Prieto et al. 2002), que nos proporcionó la posibilidad de excavar diez yacimientos de diversos contextos y cronologías -desde el Neolítico Medio hasta la Alta Edad Media. Este tramo, de 56,6 km de longitud, engloba una sucesión de tierras bajas (valles de la Galicia interior) y altas (interfluvios, áreas llanas interiores y sierras) de gran interés geográfico (figura 1). De entre los excavados, seleccionamos para este estudio tres yacimientos prehistóricos con un periodo largo de ocupación y abundantes dataciones radiocarbónicas. En los tres se documentó cerámica campaniforme y, además, responden a contextos diferentes: el yacimiento ceremonial de Devesa do Rei (Aboal et al. 2005, Prieto et al. 2005, Tabares y Prieto 2005), el túmulo de A Romea (Mañana 2003) y el asentamiento de Zarra de Xoacín (Aboal et al. 2004-5). Zarra de Xoacín y A Romea se encuentran a escasa distancia (a 2 km; figura 1), mientras que Devesa do Rei se halla a unos 30 km al NW de los otros dos. De manera puntual se aporta también una muestra del yacimiento de Carballeira do Espíritu Santo, asentamiento del Bronce Final, también documentado en el trazado de la autopista. Partimos de un estudio arqueológico de doscientos ochenta recipientes, ciento veintitrés de la Edad del Bronce Inicial y los restantes recipientes distribuidos esencialmente entre el Neolítico Medio y el Bronce Final (Tabla 1). En la figura 2 (A, B y C) se recoge el esquema cronoformal de los tres yacimientos estudiados en este trabajo: A Devesa do Rei (ver capítulo 6 de este volumen), Zarra de Xoacín (ver capítulo 4 de este volumen) y A Romea (ver capítulo 5 de este volumen)
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CAPÍTULO 14. ANÁLISIS ARQUEOMÉTRICO DE LA CERÁMICA DE CONTEXTOS CAMPANIFORMES DEL ÁREA ULLA-DEZA
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Capítulo 14. Análisis arqueométrico de la cerámica de contextos campaniformes del área Ulla-Deza
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Figura 1: Mapa de localización en el que se indican los yacimientos analizados y el trazado de la Autopista ACEGA
Antes de la selección de los recipientes se realizó un estudio que consistió en una descripción formal (incluyendo dibujo, fotografía y reconstrucción en AutoCad), un análisis formal para la reconstrucción las cadenas operativas (Cobas y Prieto 2003) y un análisis espacial de las piezas en relación con la información estratigráfica y cronológica disponible (figura 3). Seleccionamos una
muestra representativa de las diferentes categorías cerámicas basándonos principalmente en los aspectos formales (textura, color y decoración). En total analizamos cien muestras de recipientes, cuarenta y dos de los cuales son de contextos campaniformes. También se ha incluido una pieza de Época Romana y otra de Época Moderna.
Tabla 1: Descriptiva de los recipientes encontrados en Devesa do Rei, Zarra de Xoacín y A Romea ordenados por cronología y decoración. En gris se indican las piezas utilizadas para el estudio (L: lisa. D: decorada. I: incisa. I-M: inciso-metopada. U: ungulada. Cp: campaniforme. Mm: mamelón) Neolítico Medio
Total
Neolítico Medio-Final
Neolítico Final
Bronce Inicial
Bronce Final
Epoca Romana
Epoca Moderna
DEVESA DO REI 135
9L
0
0
64 L, 23 Cp, 8 D U, 4 Mm 16 D I, 5 L 1 Mm 0
0
52
3L
0
0
18 L, 15 Cp, 6 D U
99
0
0
46 L, 40 I-M
28
0
0
10 L, 11 I-M
10 D I
0
0
13 Cp
0
0
0
7 Cp
0
0
0
ZARRA DE XOACÍN
A ROMEA 46
3 D, 18 L
3L
0
8 Cp, 3 L
6 D, 3 L
1 ánfora
1 olla
20
3 D, 5 L
1L
0
3 Cp, 1 L
3 F, 2 L
1 ánfora
1 olla
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Figura 2A. Esquema cronoformal de las cerámicas del yacimiento de Devesa do Rei
Figura 2B. Esquema cronoformal de las cerámicas del yacimiento de Monte de A Romea
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Capítulo 14. Análisis arqueométrico de la cerámica de contextos campaniformes del área Ulla-Deza
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Figura 2C. Esquema cronoformal de las cerámicas del yacimiento de Zarra de Xoacín
De cada uno de los recipientes se seleccionó un fragmento de unos 3 cm de diámetro, que siguió el proceso detallado en la figura 3. Este proceso comenzó con una caracterización morfológica de cada fragmento. Posteriormente, los fragmentos se molieron finamente y se homogenizó el polvo resultante. Sobre éste último se llevaron a cabo las analíticas geoquímicas y mineralógicas. Las primeras comprendieron el empleo de métodos no destructivos (mediante dos equipos de fluorescencia de rayos X de energía dispersiva, FRX; y mediante difracción de Rayos X, DRX) y métodos destructivos de microanálisis (con un equipo autoanalizador LECO CHNS-932). Con la primera de las técnicas se determinó la concentración de elementos mayoritarios y traza por FRX (Mg, Al, Si, P, S, K, Ca, Ti, Cr, Mn, Fe, Ni, Cu, Zn, Ga, As, Br, Rb, Sr, Y, Zr, Nb y Pb) y la composición mineralógica por DRX (mediante un difractómetro de Polvo Cristalino Philips PW1710). Con la segunda de las técnicas se determinaron carbono y nitrógeno totales. Todos los análisis se llevaron a cabo en la Unidade de Arqueometría de la RIAIDT (Rede de Infraestructuras de
Apoio á Investigación e ó Desenvolvemento Tecnolóxico) de la Universidad de Santiago de Compostela.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN COMPOSICIÓN MINERALÓGICA Los resultados del estudio mineralógico indican que en las cerámicas de los tres yacimientos hay seis minerales mayoritarios –aquellos presentes en más de la cuarta parte de las piezas analizadas, es decir, con una frecuencia superior al 25%- y ocho minerales minoritarios –que no están presentes en más del 10% de las piezas estudiadas (Tabla 2). Entre los primeros se encuentran el cuarzo, las plagioclasas, las micas, los feldespatos potásicos, los anfíboles y la haloisita, y entre los segundos la caolinita, las cloritas, la anatasa, el talco, la hematita, las vermiculitas, los granates y los piroxenos. El cuarzo está presente en todas las cerámicas (frecuencia del 100%), con una abundancia
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Figura 3. Esquema metodológico y analítico seguido para la caracterización de las cerámicas de los yacimientos de Devesa do Rei, Monte de A Romea y Zarra de Xoacín
media de un 45% (la abundancia se refiere a la proporción del mineral cristalino en las cerámicas que lo contienen) (Tabla 2). La plagioclasa es el segundo mineral que aparece en una mayor proporción de piezas (frecuencia de un 92%) y con una abundancia media del 16%, pero con una amplia variabilidad en su abundancia –como se describe más adelante. Las micas están presentes en un 87% de las piezas y su abundancia media es inferior y más homogénea que la de las plagioclasas. Los feldespatos potá-
sicos y los anfíboles tienen una abundancia media igual a la de las micas (16-17%), pero los primeros son más frecuentes que los segundos (77% frente a un 49%). Feldespatos potásicos y anfíboles muestran un cierto grado de exclusión, pues en un 80% de las cerámicas que contienen anfíboles no hay feldespatos potásicos o su abundancia es baja (inferior al 10%). La haloisita está presente en una cuarta parte de las cerámicas analizadas (frecuencia de un 26%) con una abundancia media del 17%.
Tabla 2. Minerales presentes en las cerámicas analizadas: QZ: cuarzo. PG: plagioclasas. MC: micas. FK: feldepatos potásicos. AF: anfíboles. HL: haloisita. KL: caolinita. CL: cloritas. AN: anatasa. TC: talco. HM: hematita. VM: vermiculita e intergrados vermiculíticos. GT: granates. PY: piroxenos. Fr: frecuencia en porcentaje. Abund: abundancia media, en porcentaje
QZ PG MC FK AF HL KL CL AN TC HM VM GT PY
Todas las cerámicas Fr Abund 100 45 92 16 87 9 77 16 49 16 26 17 9 8 7 4 2 2 2 1
13 38 6 7 8 9 9 46
DEVESA Fr 100 90 87 77 33 23
Abund 48 16 10 20 12 12
Fr 100 85 80 50 65 35
12 8 13 4 4 2 0 0
13 52 7 7 8 7 0 0
10 20 5 10 0 0 0 5
A ROMEA Abund 36 19 7 11 25 19 21 39 3 7 0 0 0 46
ZARRA DE XOACIN Fr Abund 100 45 100 16 93 9 96 11 68 14 32 24 4 7 0 0 0 4 7 0
5 9 0 0 0 11 9 0
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Capítulo 14. Análisis arqueométrico de la cerámica de contextos campaniformes del área Ulla-Deza
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Entre los minerales minoritarios, la caolinita, la clorita y la anatasa, son los de aparición más frecuente (7-9%) seguidas del talco (4%), la hematita, la vermiculita y el granate (2%). Los piroxenos sólo se han detectado en una pieza (el ánfora de época romana encontrada en A Romea). A pesar de su baja frecuencia, algunos de estos minerales secundarios tienen una alta abundancia en las cerámicas en los que se detectaron e influyen de manera decisiva en la composición geoquímica (es el caso de las cloritas, la hematita y el piroxeno), tal como se detalla más adelante. Por lo que se refiere a los yacimientos (Tabla 2), cada uno muestra un cierto grado de peculiaridad mineralógica. Así, el cuarzo, aún siendo el mineral que se encuentra en todas las cerámicas, es ligeramente menos abundante en las cerámicas de A Romea. Las plagioclasas, las micas y los feldespatos potásicos son más frecuentes en las cerámicas de Zarra de Xoacín que en las de Devesa do Rei y A Romea. No obstante, la abundancia media de plagioclasa y mica es similar si bien la de feldespato potásico es superior en Devesa do Rei. Los anfíboles, por su parte, son más frecuentes en A Romea y Zarra de Xoacín que en Devesa do Rei; pero la abundancia media es similar en Devesa do Rei y Zarra de Xoacín, y menor que en A Romea. La haloisita tiene una distribución parecida a los anfíboles, aunque su abundancia es mayor en Zarra de Xoacín. De los minerales minoritarios tan sólo se pueden dar unos apuntes mínimos para la caolinita, la clorita y la anatasa –el resto se detectaron en muy pocas cerámicas. Así, la caolinita tiene una frecuencia mayor en Devesa do Rei y A Romea (más abundante en este yacimiento) que en Zarra de Xoacín; la clorita es más frecuente en A Romea, pero mucho mas abundante en las cerámicas de Devesa do Rei; y la anatasa es más frecuente y abundante en Devesa do Rei.
TIPOS MINERALÓGICOS Utilizando la abundancia de los distintos minerales presentes en las cerámicas hemos podido identificar diez tipos mineralógicos (Tabla 3): I, cerámicas anfibólicas con plagioclasa (micas y feldespatos potásicos excepcionales); II, cerámicas anfibólico-plagioclásico-micáceo-feldespáticas; III, cerámicas con plagioclasa dominante, con presencia de anfíboles y micas (feldespato potásico ocasional); IV, cerámicas con plagioclasa dominante, con feldespatos potásicos y micas, y muy bajas proporciones de anfíbol; V, cerámicas con plagioclasa dominante pero menos abundante, feldespatos potásicos y micas, sin anfíbol (o en cantidades traza); VI, cerámicas con plagioclasa dominante y bajas proporciones de mica y feldespato potásico, sin anfíbol; VII, cerámicas con feldespatos potásicos dominantes, con bajas cantidades de mica y plagioclasa, sin anfíbol; VIII, cerámicas cloríticas, con o sin anfíbol y plagioclasa; IX, cerámicas hematíticas, con clorita y anatasa; X, cerámicas piroxeníticas. El cuarzo no ha sido tenido en cuenta para determinar estos tipos mineraló-
gicos, y como puede verse en la Tabla 3 las cerámicas lo contienen en proporciones elevadas, salvo las de mayor contenido de anfíbol (tipo I) y las cloríticas (tipo VIII). La mayor parte de las cerámicas pertenecen a los tipos V, III, VI, VII y II, seguidos del I y IV. En todos ellos la plagioclasa es relativamente abundante (de un 14% a un 22%), sin embargo cuatro presentan anfíbol (I, II, III y IV) y en los otros tres este mineral está ausente o es muy excepcional (tipo V). Las cerámicas cloríticas y hematíticas son mucho menos frecuentes. Y tan sólo se ha encontrado una cerámica de composición piroxenítica –como ya se ha mencionado.
Tabla 3. Composición mineralógica media (abundancia) de las agrupaciones mineralógicas de las cerámicas analizadas (Nº: número de recipientes; los datos de abundancia de los minerales están en porcentaje) I
II
III
IV
V
VI
VII VIII
IX
X
Nº
9
14
16
7
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15
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1
QZ
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40
8
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PG
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5
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0
MC
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9
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7
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1
0
0
FK
2
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5
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0
AF
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(a cada punto del terreno se la asigna un valor de esfuerzo en función de su pendiente), en donde el movimiento no está debidamente representado. Atendiendo a su carácter dinámico, el desplazamiento tiene dos componentes: sentido y dirección. Su variación puede provocar que el esfuerzo varíe al atravesar una pendiente determinada. La influencia del sentido del movimiento en el esfuerzo sí ha sido varias veces considerada en análisis de este estilo. Es evidente, por ejemplo, que el esfuerzo no es el mismo al subir que al bajar una pendiente. Existen algunos algoritmos, llamados anisotrópicos, que incorporan este factor. Sin embargo, en este caso hemos optado por una consideración isotrópica del sentido, a partir del principio de que los caminos que pretendemos analizar no tienen una ida y vuelta determinadas. Esta consideración nos ha llevado a una utilización isotrópica del algoritmo de Tobler. Pero no sólo el sentido del movimiento condiciona el esfuerzo. Por ejemplo, el ángulo descrito al atravesar una pendiente condiciona el esfuerzo empleado (atravesar una pendiente frontalmente no supone el mismo esfuerzo que avanzar tangencialmente). Si observamos algunas materializaciones del desplazamiento, como carreteras que suben a un punto situado en altura, o el propio movimiento que describen los animales al ascender una pendiente acusada, podremos comprender mejor este fenómeno. En ambos casos la dirección del movimiento evita la línea de esfuerzo máximo, por lo que el tránsito describe un “zigzag” o una espiral concéntrica a una cota elevada. Este factor lo hemos denominado dirección, y lo hemos incorporado a nuestro análisis como una forma de afinarlo. ¿Cómo se han incorporado ambos factores? Tanto el sentido como la dirección pueden ser valorados a partir de lo que se denomina convencionalmente el aspecto u orientación del terreno, que se puede calcular directamente a partir de un MDE. Modelizar de forma matemática todas estas variables ha sido una tarea compleja, sobre todo considerando que aquí solamente se ofrece un resumen de una discusión más profunda (puede consultarse una elaboración más detenida en Parcero y Fábrega 2006, Fábrega 2006). El resultado es la obtención de diferentes algoritmos que se pueden combinar y que nos han permitido calcular rutas óptimas entre diferentes puntos, así como diseñar cálculos más complejos como el que hemos denominado Modelo de Acumulación de Desplazamiento Óptimo - MADO (Fábrega 2006). Este cálculo nos ha permitido determinar teóricamente las condiciones de desplazamiento desde un punto cualquiera sin un destino determinado (o sea, ver hacia dónde es naturalmente más fácil moverse desde un lugar, sin que existan puntos de llegada predefinidos), lo cual permite valorar la relación potencial en términos de esfuerzo en el desplazamiento de un punto con respecto a otros de forma independiente.
El procesado digital de estas hojas, la elaboración de los modelos y la combinación de los mismos fueron realizados por Paula Méndez Santiago, quien también se encargó del procesado digital básico de la mayor parte de los restantes datos empleados en este trabajo.
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elaboración propia a partir de las curvas de nivel digitalizadas de los mapas 1:25.000 del IGN49. El modelo topográfico digital nos ha permitido determinar los dos factores apuntados. En primer lugar, a partir de diferentes cálculos hemos obtenido de él una red hidrográfica acumulativa, esto es, una representación de la totalidad de los cursos de agua existentes a partir de un modelado de la red de drenaje del área. El resultado de este tipo de determinación tiene el valor añadido de proporcionar un modelo hidrográfico jerarquizado, que es ampliamente utilizado como una forma de valorar la mayor o menor dificultad que cada río ofrece al movimiento: podemos considerar de forma general que cuanto mayor sea una cuenca, mayor será el caudal acumulado y, por tanto, mayor será el esfuerzo empleado para cruzar ese curso de agua. Sin embargo, esto admite matices. El principal viene dado por las diferentes formas posibles de superar cauces de agua: vados, barcas, puentes, etc. Cada una admite variables naturales diferentes que facilitan o dificultan su empleo y que no son función únicamente del caudal. Por ello, y teniendo en cuenta además el planteamiento que hemos hecho en este caso, hemos considerado que el caudal acumulado no es representativo como única variable del esfuerzo empleado para atravesar los cauces, y hemos optado por emplear la red sólo con finalidad excluyente, esto es, para evitar que los caminos óptimos discurran por los cauces de los ríos que, por lo general, son áreas de pendientes suaves y que, por tanto, pueden ser entendidas en abstracto como de buenas condiciones teóricas para desplazarse. La forma de evitar este efecto ha sido asignar un único valor en todos los puntos, equivalente a atravesar una pendiente de diez grados. Además, este procedimiento nos permitirá calcular en qué medida los vados de los ríos coinciden con puntos de intersección de trazados óptimos calculados a partir de consideraciones topográficas. La segunda variable considerada en nuestro modelo de factores físicos es la pendiente. Se puede afirmar de forma general que cuanto mayor sea la pendiente, mayor será el esfuerzo en atravesarla, pero es necesario concretar un poco más este principio. Para ello existen diferentes propuestas, diferentes algoritmos de cálculo desarrollados para transformar los valores de la pendiente (grados o porcentaje de inclinación) en valores de coste para el desplazamiento. Nosotros hemos partido del empleo de dos algoritmos distintos, los implementados en Tobler 1993 y Bell y Lock 2000. El análisis comparativo de ambos, valorar su diferente adecuación sobre un caso concreto, es uno de los objetivos metodológicos que nos planteamos con este trabajo. Sin embargo, desde nuestro punto de vista estos algoritmos no aportan una solución completa al problema, pues no resuelven adecuadamente la representación física del movimiento, en tanto que son únicamente una relación estática
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De lo dicho se desprende la complejidad que entraña la simulación (representación) del desplazamiento humano por el territorio. Sin un modelo matemático informatizado habría sido imposible tener en cuenta todas estas variables y reglar su influencia. Aún así, y con todos los matices que admite nuestro modelo de factores físicos, hay que recordar que la movilidad es un fenómeno complejo que no puede ser explicado únicamente en términos de esfuerzo. El movimiento y su plasmación material, los caminos, no existen aleatoriamente en el espacio, sino en función de la necesidad de hacer permeable un territorio permitiendo la comunicación física entre determinados puntos del mismo. La cuestión que nos ocupará a continuación será explicar la forma de relacionar estos factores físicos generales con las formas concretas históricas de la movilidad, representadas por los elementos que hemos llamado culturales, tanto materiales (arqueológicos) como documentales. Estos elementos son de índole diversa: poblados, pasos de agua, toponimia viaria, caminería, marcadores (hemos denominado así a elementos materiales vinculados a los caminos, como miliarios o cruceiros). Algunos de estos elementos se pueden adscribir a un período o fecha determinados, ya sea a través de documentación escrita o por criterios formales o lingüísticos, pero otros no. Debemos precisar que esta relación temporal es muchas veces hipotética y en la mayor parte de los casos relaciona una forma material concreta con un período determinado. Por ejemplo, el momento de uso u origen de algunos puentes se puede reconocer a partir de documentación o epigrafía. Sin embargo, la localización de un punto de vadeo puede preceder a su materialización concreta (se citan algunos casos en Ferreira 1988), un fenómeno generalizado en otros elementos como sendas, caminos o carreteras que formalizan el uso previo de una ruta. Esta casuística está en relación con la consideración teórica que hacemos de movimiento como un fenómeno acumulativo, espacialmente allí donde la reutilización resulta frecuente. Lo que haremos, pues, será emplear elementos culturales concretos como puntos de referencia, nodos a partir de los cuales determinar los trazados óptimos (en función de factores físicos) y compararlos con caminos concretos, para poder analizar en qué medida cada nodo se hace más o menos pertinente. De esta forma, y bloqueando sucesivamente los nodos según proceda, podremos aproximarnos a la vinculación locacional de los diferentes elementos y las rutas. Siguiendo este procedimiento, y de forma regresiva, trataremos de esbozar una interpretación de la evolución del desplazamiento desde la actualidad hasta la prehistoria final.
HISTORIA REGRESIVA DE LA RED DE TRÁNSITO EN LA ZONA Teniendo en cuenta el planteamiento formal del problema que hemos realizado al inicio del apartado anterior, el primer paso de nuestro análisis ha sido examinar las con-
diciones teóricas de movilidad entre los hitos más destacados del poblamiento actual en la zona: Santiago, Lalín, Padrón, A Estrada y Forcarei. Se trata, como venimos diciendo, de empezar examinando en qué medida las condiciones físicas determinan, de forma general, el desplazamiento por esta zona y cuáles serían las rutas más sencillas y directas (en términos de esfuerzo) para conectar estos lugares. El resultado de este primer análisis (figuras 2a y 2b) nos permite constatar de partida el diferente resultado que arrojan los dos algoritmos empleados, especialmente acusado en algunos puntos, aunque menor en otros, lo cual sugiere que hay ciertos espacios que funcionan como fuertes puntos de paso “natural”. Esto se matiza y refuerza al comparar cualquiera de estos trazados teóricos con las vías más relevantes del tránsito actual (carreteras principales y autopistas). Evidentemente ninguna de ellas se adapta a los trazados de mínimo esfuerzo sugeridos por los análisis, lo cual es perfectamente esperable en la medida en la que una red viaria es resultado ante todo de procesos históricos. Esto podíamos suponerlo con facilidad. El mejor ejemplo de ello es la lógica del trazado de las dos autopistas, que son seguramente las vías más alejadas de las rutas óptimas por cuanto lo que buscan es sobre todo distanciarse de zonas fuertemente ocupadas, en la medida, además, en la que la tecnología manejada en su construcción hace que las condiciones que ofrezca el terreno sean mucho menos relevantes. Pero hay dos aspectos que resultan llamativos. En primer lugar, la mencionada coincidencia en algunas zonas de los dos trazados teóricos redunda en una mayor coincidencia de ambos con las vías actuales: así ocurre en el área cercana a Ponte Taboada y Lalín, o, en líneas más generales, con la primera parte del trazado que une A Estrada con Lalín o el de Santiago-Padrón. En segundo lugar resulta a un tiempo sorprendente y atractivo el hecho de que casi ninguno de los trazados óptimos crucen los principales ríos de la zona (sobre todo el Ulla y el Deza) por los puntos por los que lo hacen las carreteras actuales, que son a su vez casi siempre puntos en uso desde al menos época medieval. La únicas excepciones son Pontecesures (que, en todo caso, está tan próxima a uno de los nodos empleados para el análisis, Padrón, que sería imposible que estuviese lejos de los trazados obtenidos) y, en el ejemplo A, Ponte Vea. Es especialmente curioso el caso de Ponte Taboada, donde los dos trazados coinciden perfectamente entre sí y con la actual carretera, pero no con la ubicación del Ponte Taboada medieval, situado 1 kilómetro al sudoeste. De aquí podríamos derivar la hipótesis de que los puntos de paso de esos ríos principales son también nodos de primer orden (al mismo nivel de los núcleos urbanos) en la articulación de la red viaria actual y, en la medida en que casi todos ellos han sido documentados históricamente desde al menos la Edad Media, en la red viaria premoderna. Veamos, pues, cómo se modifican los trazados óptimos si hacemos que pasen necesariamente por esos puntos de vadeo. El resultado (figuras 3a y 3b)
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Figura 2. Trazado teórico de caminos óptimos entre los principales núcleos de población actuales, según los algoritmos de Tobler (A) y Bell-Lock (B)
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Figura 3. Trazado teórico de caminos óptimos entre los principales núcleos de población actuales y los principales pasos de agua, según los algoritmos de Tobler (A) y Bell-Lock (B)
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blación principales (Santiago y Padrón en la zona de trabajo) y los puntos de vadeo de los principales ríos, que refuerzan su papel como posiciones clave en la estructuración del tránsito. Una buena forma de precisar esta cuestión es examinando con más detalle el caso concreto de Lalín. Aunque en la actualidad es una villa importante para comprender la estructura del poblamiento en esta comarca interior del Deza, su espesor histórico no es comparable al de Santiago o Padrón, y de hecho no habría operado en época medieval como punto de paso de caminos importantes (Ferreira 1988: 12352). Al mantener a Lalín como nodo viario, en las figuras anteriores se genera una divergencia en los caminos óptimos a la altura de Ponte Taboada, que ya hemos señalado: algunos pasan por la Ponte Taboada medieval (los que parten de Ponte Noufe), mientras otros lo hacen aproximadamente a 1 km al norte (los que parten de Lalín). En ese punto exacto se localiza el Ponte Taboada moderno, el que sigue la carretera nacional 525. Si comprendemos Lalín como un nodo incorporado en época reciente, la duplicidad de trazados en este punto y el desplazamiento espacial de Ponte Taboada cobran sentido. De forma igualmente exploratroria podemos tratar de aproximarnos a la trama viaria de época romana. En este punto nos encontramos con un problema añadido: ahora son muchos menos los nodos posibles para establecer la red de caminos óptimos. Esta escasez deriva tanto de la menor documentación disponible para esta época como de las dificultades que en muchos casos plantea la existente. Esto hace que existan diferentes propuestas reconstructivas del trazado viario romano, articulado en esencia a partir de las vías XIX (Bracara - Lucus) y XX (per loca marítima), además de otras posibles vías secundarias. En la figura 6 hemos recogido las principales propuestas recientes: las de Rodríguez Colmenero et al 2004, Pérez Losada 2002 y Franco Maside 200053. Si abordamos el problema de forma similar a como lo hicimos al inicio, los hitos básicos del poblamiento en esta área y época son únicamente dos: Iria Flavia y Santiago de Compostela. Ambos han sido definidos como mansiones de la malla viaria romana de la zona al menos desde finales del siglo I d.C. (de mayor rango la primera, Pérez Losada 2002)54, y son los únicos asentamientos de cierta entidad que se conocen en la zona de trabajo. Además de ellos, hay otras evidencias útiles para nuestro análisis, como son
En esta fase del análisis hemos descartado Forcarei por ocupar una posición periférica a la zona analizada, siendo además una población de mucha menor entidad que las otras y cuyo ámbito de relación actual más inmediato es hacia la cuenca del Lérez, al sur (fuera) de la zona aquí analizada. Por ejemplo, en ocasiones las referencias a los pasos de caminos son espacialmente muy genéricas, a nivel parroquial, lo cual hace que las localizaciones de los puntos marcados no sean necesariamente exactas. “Pasando el puente de Taboada, la calzada, que conserva su empedrado en un buen tramo, se dirige, pasando al sur de Lalín, hacia Xesta, Donsión y Ponte Noufe”. Salvo en el caso de la de Rodríguez Colmenero et al, cartográficamente muy detallada, son propuestas bastante genéricas, por lo que el trazado recogido en la figura es una interpretación propia de los mapas y datos que las presentan. Iria conserva todavía el topónimo romano, y Santiago es en general identificado con Assegonia (Suárez y Caamaño 2003), aunque no con unanimidad (p.e. Franco Maside 2000).
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muestra una red de rutas óptimas significativamente cambiada y en muchos casos muy convergente con la red principal actual50. Algunas de las diferencias que se advertían entre los dos algoritmos empleados se mantienen ahora, e incluso se acentúan en algunos casos (Ponte Ledesma – Santiago, A Estrada – Padrón o Ponte Caaveiro - Ponte Noufe). Pero se observa con claridad cómo la mayor parte de los puntos de vadeo considerados (especialmente Ponte Vea y Ponte Ulla) son no sólo elementos críticos en la articulación de la red viaria actual, sino sobre todo nodos cruciales para articular el movimiento en términos más abstractos: tomándolos en cuenta, los caminos óptimos se encauzan de forma mucho más convergente y estructurada. El peso de estos nodos se pone en evidencia cuando relacionamos los trazados óptimos obtenidos a partir de ellos con los puntos de paso de caminos históricos atestiguados en la documentación de época medieval (figuras 4a y 4b). Evidentemente estas figuras sólo nos permiten hacer una aproximación grosera a la cuestión, ya que no se tienen en cuenta en ellas cuestiones como, por ejemplo, la diferente seguridad que las fuentes documentales ofrecen para cada uno de esos puntos, o las diferencias cronológicas con las que se documentan. Todos estos aspectos están ya recogidos en la fuente manejada (Ferreira 1988), y seguramente resultará interesante incorporalas a nuestro análisis, para poder comprobar a qué factores pueden responder las divergencias entre rutas óptimas y pasos documentados de caminos51. Pero se puede apreciar cómo la vinculación entre trazados y puntos es en general bastante elevada (sobre todo en el ejemplo A, el calculado a partir del algoritmo desarrollado por Tobler, que es el que también mostraba mayor convergencia con el viario actual). Lo interesante es que ahora no se da el proceso que hemos visto en el paso anterior: salvo en zonas muy concretas, como al sur de Ponte Ulla o en torno a Ponte Caaveiro, los lugares de paso de los caminos no parecen operar como nodos necesarios para el trazado de rutas óptimas, sino que más bien hay una coincidencia muy notable entre el trazado teórico de esas rutas óptimas y las posiciones ocupadas por esos núcleos de población viarios. En otras palabras, podríamos plantear que se trata, en la mayor parte de los casos, de un poblamiento que no estructura la malla viaria sino que ha surgido históricamente a partir de ella, de una malla que se sigue apoyando en los nodos esenciales de varios núcleos de po-
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Figura 4. Trazados determinados en la figura anterior y poblamiento medieval vinculado a caminos, según Ferreira 1988
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Figura 5. Detalle de los trazados anteriores en torno a Lalín y Ponte Taboada (caminos determinados según el algoritmo de Tobler (A)
Figura 6. Principales trazados propuestos para la red viaria romana en la zona de trabajo
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tres miliarios y dos aras dedicadas a los Lares Viales (Rodríguez Colmenero et al. 2004), aunque hay que considerarlos a otro nivel, pues no señalan necesariamente orígenes sino puntos de paso55. Lo primero que podemos intentar es, pues, determinar los caminos óptimos que unen los nodos principales y, seguidamente, hacer lo mismo con los nodos secundarios. El resultado (figuras 7a y 7b) es menos informativo que en los supuestos anteriores, debido a la apuntada escasez de nodos y al hecho de que queden apenas fuera de la zona de trabajo lugares que podrían incrementar la significación del análisis (como Caldas de Reis o Cuntis, al sudoeste, que también son asentamientos viarios de importancia). Aún así, es posible proponer algunas observaciones interesantes, sobre todo si comparamos el resultado obtenido con las propuestas antedichas. La única parte común a todas ellas es el trazado entre Iria y Santiago, que efectivamente es muy convergente con los caminos óptimos obtenidos con cualquiera de los dos algoritmos, así como con los trazados manejados para época medieval. Sin embargo, resulta más difícil refrendar (desde los planteamientos de este análisis) la propuesta del trazado parcial de la vía XIX en paralelo al cauce del Ulla, sea este trazado el único (Rodríguez Colmenero et al. 2004) o uno inicial posteriormente modificado (Pérez Losada 2002). Ninguno de los caminos óptimos sigue esta vía, bastante tortuosa y accidentada, y para la que tampoco existen evidencias de hitos arqueológicos o documentales (como tampoco en época medieval), sino que se mueven hacia el norte, acercándose bastante a Santiago, aunque hay que reseñar que tampoco éste ocupa una posición “natural” dentro de los caminos aquí analizados (es posible que sí la ocupe si se toman en consideración otros nodos hacia el norte o este, como el propio Lucus)56. Además de lo anterior, nos parece sugerente destacar el interés de los trazados obtenidos al incorporar un nodo en el lugar de Grava, Silleda (ara situada hacia el centro del mapa), sobre todo si seguimos los resultados del algoritmo A. Pese a que el lugar no es en la actualidad (ni tampoco en época medieval, según los mapas de Ferreira 1988) un punto de paso de vías importantes, al ponerlo en relación con los demás hitos genera una serie de trazados que sí son muy convergentes con los caminos obtenidos para época medieval (Santiago - Ourense o A Estrada – Pontecesures). Además, estos trazados teóricos convergen con lugares que más adelante se documentan como hitos relevantes para el tránsito, como el propio núcleo de A Estrada (exactamente sobre el trazado teórico que une Grava con Iria) o Ponte Ulla (muy próximo al trazado teórico que une Grava con Santiago, y que a su vez discurre casi exactamente por la ubicación del miliario de Gándara).
55
La alusión a Ponte Ulla nos sitúa de nuevo ante la valoración de la importancia crítica de los pasos de agua, que sin embargo no podemos explorar de forma satisfactoria para época romana debido a la escasez de puntos de referencia al sur del Ulla dentro de la zona de trabajo. Lo que es claro es que la zona de Pontecesures es ya en este momento un paso principal, y, según acabamos de ver, es posible que Ponte Ulla también lo sea. Es en torno a estos puntos de paso donde vamos a centrar nuestra última fase analítica: la del tránsito en la Edad del Hierro. Para este momento volvemos a contar con una amplia malla de puntos susceptibles de operar como nodos de la red de tránsito: el conjunto de alrededor de 100 castros documentados en la zona. Ahora bien, esta malla es compleja y engañosa, pues no es a priori una malla jerarquizada (como las que hemos empleado hasta ahora), ni siquiera discriminada cronológicamente dentro de la categoría general de Edad del Hierro. Abordar estas dos cuestiones sería una tarea previa necesaria para poder modelizar detalladamente el tránsito en este momento, y es algo todavía pendiente. Sin embargo, podemos tratar de explorar un aspecto: si existe algún tipo de indicio que permita remontar todavía la significación de esos pasos de agua al poblamiento castreño. Para ello lo que nos hemos propuesto es explorar la vinculación de los castros con el cauce del Ulla en general y con los pasos históricos en particular. Esta vinculación se puede entender, de la forma más sencilla, como una relación de distancia lineal, que arroja un primer valor ilustrativo (figura 8): de los 13 castros de la zona de trabajo situados a menos de 1 km lineal del Ulla, 6 están a menos de 1 km de alguno de los pasos de agua históricos a los que nos venimos refiriendo. La proporción es alta, pero para nada concluyente, aunque esta valoración basada en la distancia lineal resulta engañosa, pues hace que aparezcan como próximos al río poblados que, en realidad, están colgados sobre elevaciones muy prominentes y poco o nada accesibles al Ulla, como ocurre con la mayor parte de los castros situados hacia el este, a partir de Ponte Ulla. Por ello creemos que resulta ilustrativo tratar de valorar no sólo la distancia lineal, sino la proximidad real al curso del río. Para ello hemos transformado el intervalo de 1 km en un equivalente teórico en términos de accesibilidad (figura 9), que es la isocrona de 15 minutos. Este nuevo análisis modifica sustancialmente los resultados del anterior y proporciona una imagen más cercana a la proximidad real entre los asentamientos y el río. Así, de los 13 castros situados a menos de 1 km del río, sólo 7 están en realidad en una posición accesible al mismo, a menos de 15 minutos, y de ellos 6 resultan ocupar posiciones claramente asociadas a los pasos de agua históricos57. Esto no
Uno de los miliarios, el localizado en Gándara – Boqueixón, sí estaría vinculado a un asentamiento, aunque se ha propuesto que sea de menor entidad, tal vez una villa (Bouza Brey 1970). 56 De forma similar, la ausencia de esos nodos situados al sudoeste (sobre todo de Cuntis) impide contrastar la propuesta de trazado de Franco Maside para la vía XX. 57 Además el castro excluido (en torno a Ponte Vea) está muy próximo al límite de esos 15 minutos.
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Figura 7. Trazados teóricos de caminos óptimos entre nodos de época romana según los algoritmos de Tobler (A) y Bell-Lock (B)
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Figura 8. Relación de proximidad lineal entre castros, el cauce del Ulla y los pasos de agua históricos
Figura 9. Relación de accesibilidad entre castros, el cauce del Ulla y los pasos de agua históricos
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VALORACIÓN FINAL Como hemos venido insistiendo, este trabajo ha tenido una intención ante todo aproximativa y demostrativa. Nuestra prioridad ha sido desarrollar un procedimiento analítico que nos permita aproximarnos a la comprensión de la movilidad en el territorio desde una perspectiva arqueológica (o, mejor, arqueo-geográfica), y comprobar las posibilidades que su aplicación ofrece en un área para la que se cuenta con un interesante, aunque desigual, conjunto de evidencias vinculadas con el tránsito a lo largo de la historia. Desde esta propuesta exploratoria, y en términos metodológicos, creemos que una de las consecuencias más claras del trabajo realizado es que el modelo matemático desarrollado por Tobler parece ofrecer unos resultados bastante satisfactorios para determinar el trazado de caminos óptimos en términos de esfuerzo, en la medida en la que son muy convergentes con las evidencias disponibles para la malla viaria al menos desde época medieval: la lógica para la determinación del mínimo esfuerzo de este
modelo parece asemejarse a la lógica concreta seguida históricamente, en líneas generales, en esta zona. Desde una lectura histórica, creemos que uno de los indicios más relevantes que el trabajo permite extraer es la existencia de un reducido número de puntos que habrían actuado como nodos originarios de la red viaria general de esta zona, y que son no sólo las poblaciones principales y de mayor espesor histórico, sino sobre todo los puntos de paso de los ríos. Es a partir de la conexión de ambos grupos de nodos cómo la malla de tránsito de la zona parece haberse formado, siendo el conjunto del poblamiento restante un producto determinado por esa red viaria. Evidentemente el análisis que aquí hemos sintetizado es sólo una primera, y muy genérica, aproximación a esta cuestión, que no se basa en un rastreo documental o de campo exhaustivo sino en un conjunto de datos conocidos. Pero no creemos que sea ésta la vía de mejora más inmediata: antes de ello, y para dotar de mayor significación a los resultados, creemos que sería muy útil ampliar el espacio de análisis e incorporar otros posibles nodos firmes y de un primer nivel, equivalente por ejemplo a Santiago para época medieval y moderna, o a los pasos de Ponte Ulla, Pontecesures y Ponte Vea. Esta ampliación del análisis habrá de ser tanto más útil cuanto menos densa sea la cantidad de elementos (nodos) documentados, como se ha podido ver por ejemplo con el análisis del tránsito en época romana.
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permite concluir definitivamente el carácter prerromano de estos puntos de paso, pero al menos aporta un indicio ilustrativo sobre la importancia de estas posiciones en relación con el poblamiento castreño, al tiempo que una base sobre la cual tratar de determinar las redes de tránsito de la zona en la Edad del Hierro.
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ARTE RUPESTRE Y NAVEGACIÓN: LA BARCA DE PIEDRA A grandes rasgos, la gran mayoría de los petroglifos de Estilo Atlántico localizados hasta la fecha en Galicia se sitúan en el tercio occidental de Galicia. Podríamos utilizar como límites naturales la costa occidental al oeste, la dorsal meridiana al Este, el río Miño al sur, y el río Tambre al norte. Es cierto que se conocen petroglifos fuera de esta área, podríamos citar algunos descubrimientos recientes Barandela y Lorenzo (2004) en la provincia de Ourense, G. A. da Terra de Trasancos (G. A. T. Trasancos 2000) para la zona de Ferrol Terra, entre otros, pero el caso es que la densidad de petroglifos es sensiblemente menor una vez abandonada el área nuclear. De todos modos, las importantes aportaciones recientes parecen confirmar la posible vinculación del Estilo Atlántico a la navegación, ya que, los petroglifos descubiertos fuera del tercio occidental, se sitúan o bien a escasa distancia de la costa, concretamente a menos de 10 Km lineales, o muy cerca del curso de un río navegable con embarcaciones ligeras, como es el caso del río Miño y el río Ulla (figura 1). De los límites señalados para el área nuclear del Estilo Atlántico gallego, llaman especialmente la atención los ríos que, respectivamente, marcan el límite meridional y septentrional. El caso de la frontera con Portugal es particularmente problemática. Lo cierto es que conocemos la existencia de petroglifos de este estilo al sur del Miño (se puede consultar entre otras publicaciones: Baptista 1984, Cunha y Silva 1980, Rey y Soto 2001), pero lo evidente, por el momento, es que la densidad de grabados, es mucho menor, y sin duda la espectacularidad de los petroglifos situados al norte desaparece. No sabemos si este descenso en el número de petroglifos en Portugal es debido a una falta de tradición en la investigación, o efectivamente responde a una ausencia real de grabados rupestres, por el momento, debemos trabajar nuestras hipótesis basándonos en los datos existentes y debemos huir de la tentación de interpretar sobre la supuesta posibilidad de la existencia de evidencias todavía por venir. Lo cierto es que el Arte Rupestre Atlántico parece estar asociado a la comarca de la Rías Baixas y tierras circundantes, es decir, que la inmensa mayoría de los petroglifos se sitúan en la
Figura 1. Distribución del Arte Rupestre Atlántico en Galicia
costa occidental y en zonas situadas a menos de 30 km lineales de dicha costa (Seoane 2005, Santos y Seoane 2006). Es precisamente cuando cruzamos el Miño hacia el sur cuando las características bahías y estuarios de la costa gallega desaparecen en favor de una costa más rectilínea en el país vecino, es posible que este cambio en la geografía haya condicionado la presencia de un estilo de arte tan asociado a la costa, aunque debemos ser cautelosos ante hipotéticos descubrimiento futuros.
ARTE RUPESTRE Y TERRITORIALIDAD El arte rupestre, como entidad fija en el espacio puede aportarnos información valiosa sobre la construcción de la territorialidad. Este capítulo trata de responder a la cuestión de si existen indicios, en el registro arqueológico rupestre, acerca de la territorialidad en la prehistoria reciente. En publicaciones recientes hemos propuesto un nuevo marco cronológico para el arte rupestre Atlántico (Santos 2005a y 2005b), en dichos trabajos defendemos
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CAPÍTULO 16. EL CASTRILLO DE CONXO Y LOS TERRITORIOS EN LA EDAD DEL BRONCE
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Figura 2. Dos figuras “escutiformes” entre una alabarda y un puñal en la Pedra das Procesións (Gondomar-sur de la ría de Vigo), típico petroglifo con armas en posición activa
una pervivencia de este estilo desde al menos los momentos finales del Neolítico Final hasta la Primera Edad del Hierro, lo que en fechas calendáricas estaría comprendido entre la segunda mitad del III milenio hasta la primera mitad el I milenio a. C. (2500-500 a. C.). En todo caso dentro de este prolongado periodo parece haber cierta unanimidad en situar, al menos parte de los diseños del Estilo Atlántico, en los inicios de la Edad del Bronce (2500-1800 a. C.), nos referimos a la mayor parte de las representaciones de armas, concretamente estamos incluyendo los grabados de puñales triangulares y alabardas. Aunque es muy posible que estos petroglifos hubiesen sido frecuentados en épocas posteriores al Bronce Inicial58. Vázquez Rozas (1997) sostiene que la distribución geográfica de los petroglifos con armas se caracteriza por dos tendencias fundamentalmente: que en cada comarca se concentran en una sola estación o en dos muy cercanas y por que aquellos grupos más espectaculares se localizan en los límites de dispersión de los petroglifos. Algo muy similar sostiene Bradley (1998), el cual señala que los llamados “escutiformes”59, teniendo en cuenta que la decoración de los mismos es diferente en cada zona, pudieron haber sido utilizados como identificadores simbólicos de diferentes comunidades (Fig. 2). La observación de Vázquez Rozas sobre la distribución de los petroglifos de armas, ha posibilitado la apertura de análisis a una escala mayor de la que hasta el momento era la predominante. Pero también debemos señalar que, aunque en términos generales son correctos los apuntes de Vázquez, disentimos en algunos detalles de las mismas. Debemos puntualizar que los grupos más espectaculares parecen ubicarse en los límites del área de mayor concentración de petroglifos y no en el límite de dispersión, ya que,
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los grabados siguen apareciendo más allá de los grandes petroglifos de armas en lugares tan distantes como Ferrol, Monforte o Allariz y que, por otro lado, composiciones sencillas de armas se sitúan en posiciones más periféricas que otras más complejas, como ocurre en el caso de Monte da Laje (Valença) y en el de Primadorno (Silleda). Pero sin duda la característica más llamativa sea la peculiar distribución por comarcas apuntada por Vázquez Rozas. Para analizar la ordenación en el espacio de los petroglifos con armas podemos proceder a clasificarlos teniendo en cuenta su contenido temático y a su complejidad. Vázquez Varela (1990, 1997) advierte de la existencia de dos tipos de petroglifos, los llamados del tipo A de carácter más complejo, emplazados en sitios de amplia visibilidad y situados en lugares donde se puede concentrar una multitud humana, y el tipo B formados por pequeñas rocas que no destacan del conjunto natural en el que se encuentran. Quizás esta interesante propuesta deba ser en cierto modo matizada, debemos aclarar que los petroglifos del tipo A, entre los que se menciona el de Auga da Laxe, efectivamente poseen una mayor complejidad que otros como Primadorno o Poza da Lagoa, pero sin duda la visibilidad desde los mismos no cubre un campo más amplio, en todos los casos los petroglifos con armas, tanto los complejos como los sencillos, poseen un notorio dominio visual sobre el entorno, aunque no es mayor el de las composiciones más complejas que el de las sencillas. Nuestra clasificación de los petroglifos de armas coincide, grosso modo, con la propuesta por Vázquez Varela, pero consideramos que debe ser adaptada a nuestra interpretación siguiendo principios más sistematizados. Pero antes de entrar en el análisis de la distribución territorial de las armas grabadas debemos introducir unas breves notas aclaratorias con relación a este tipo de grabados y definir algunos conceptos y términos que vamos a manejar para el estudio de los distintos tipos de composiciones.
LOS PETROGLIFOS DE ARMAS O DE TEMÁTICA GUERRERA Los armas representadas en los petroglifos son espadas, puñales y alabardas. Pero las composiciones en el arte rupestre gallego suelen mostrar una serie de particularidades que merecen algunas observaciones más detalladas. Se distinguen dos temas fundamentales en función de la posición de las armas representadas, ésta puede ser pasiva o activa. Consideramos que un arma está en posición
De hecho como bien apunta Vázquez Varela (1997), en el petroglifo de Pedra das Procesións, también conocido como Auga da Laxe, la gran espada central parece una representación de un arma del Bronce Final, concretamente una lengua de carpa y por lo tanto posterior al resto de armas grabadas en el resto del panel. Llamadas así aunque se desconozca realmente qué representan. Son figuras formadas por un triángulo isósceles invertido, con el vértice redondeado o, incluso a veces plano, con un apéndice lineal en la parte inferior de forma y longitud variable, la decoración consiste en una secesión de líneas verticales en el tercio superior de la figura, en todo caso la decoración interna puede variar entre figuras, aunque lo más frecuente es que presente una línea vertical que divide el cuerpo central de la figura en dos mitades.
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Figura 3. Escutiforme en Castriño de Conxo
Figura 4. Distribución de los petroglifos de armas
activa, es decir, que parece sugerir que está siendo empuñada, cuando es grabada en una superficie vertical o inclinada y presenta la punta orientada hacia arriba. En este tipo de petroglifos es posible encontrar los denominados “escutiformes”, por el momento no se conocen referentes para esta extraña figura, aunque en todo caso parece estar estrechamente relacionado con el mundo de las armas del Bronce Inicial (figura 3). Por otro lado, denominamos petroglifos con armas en posición pasiva cuando aparecen en una superficie horizontal o cuando está en una vertical pero con la parte metálica hacia abajo, es decir, cuando su representación sugiere que el arma no está siendo usada.
A Laxe o Monte da Laje. Teniendo en cuenta estas diferencias vamos a observar la distribución de estaciones monumentales y/o en posición activa. Habíamos visto que los petroglifos de armas se distribuían de forma más o menos uniforme por toda el área que ocupa el arte rupestre de Estilo Atlántico, si reparamos en el mapa de situación de las estaciones complejas y/o en posición activa, observamos que siguen ocupando aproximadamente la misma área y que su distribución continua siendo uniforme manteniendo cierta equidistancia (figura 4) En principio, esta distribución tan uniforme de los petroglifos de armas en general y de los petroglifos complejos de armas y/o en posición activa en particular, nos va a servir para plantear la posibilidad de la existencia de cierta territorialidad a escala comarcal. Pero veamos de qué modo el estudio de las regularidades espaciales a gran escala nos pueden ayudar a definir organizaciones territoriales. La distancia lineal entre las estaciones de Pena Ancha (Dumbría) y Castriño de Conxo (Santiago) es de unos 45 km, por lo tanto a escasos kilómetros al NW del río Tambre tendríamos un área aproximadamente equidistante entre ambas estaciones, es decir a 22,50 km de ambos sitios rupestres. Si trazamos un área circular con su centro en Castriño de Conxo y con una longitud de radio equivalente a la mitad de distancia entre estas dos estaciones, vemos como los límites de dicha área se corresponde con una comarca natural definida por una depresión situada entre los ríos Tambre y Ulla y cuyos límites occidentales coinciden con las desembocaduras de dichos ríos y el inicio de otra comarca distinta: la de Barbanza. Si realizamos la misma operación entre Castriño de Conxo y Pedra das Ferraduras (Campo Lameiro) vemos
DISTRIBUCIÓN DE LAS ESTACIONES DE TEMÁTICA GUERRERA Separados los distintos tipos de petroglifos con armas, podemos definir dos clases de estaciones. Por un lado están los grupos monumentales, este carácter monumental puede venir dado por la presencia de un sólo petroglifo con un panel de superficie muy amplia y/o por poseer numerosos paneles asociados, en este tipo de estación las armas suelen aparecer en posición activa y normalmente presentan tres tipos de diseños: “escutiformes”, alabardas y puñales. Dentro de este grupo están los conjuntos de Pena Ancha, Castriño de Conxo, Pedra das Ferraduras, Auga da Laxe y A Chanciña. Por otro lado tenemos los petroglifos más sencillos, en rocas a ras del suelo, con armas en posición pasiva, y con uno o dos tipos de armas y en ningún caso los llamados “escutiformes”, dentro de esta clase están las restantes estaciones: Primadorno, Monte da Pena, Laxe da Chan, Poza da Lagoa,
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que la distancia entre ambos sitios es de 37 km lineales. Un punto equidistante entre ambas estaciones se sitúa en el entorno de A Estrada, es decir, en el límite entre el borde de la citada cuenca santiaguesa (Tambre-Ulla) y el inicio de la zona de Terra de Montes en cuyo centro se sitúa la estación de Caneda-Fentáns. Si describimos un área circular con un radio equivalente a la mitad de la distancia entre ambas estaciones, 18,5 km, dicha área abarca toda Terra de Montes y cubre una zona cuyos extremos coinciden con límites naturales, al Oeste con Monte Castrove y la Depresión Meridiana que la separa de la comarca de O Salnés y O Morrazo, al Este con la barrera montañosa de la Dorsal Meridiana y al sur coincide con el río Verdugo donde comienzan las cuencas tributarias del río Miño. A continuación el punto equidistante entre Auga da Laxe (Gondomar) y Pedra das Ferraduras sería el río Verdugo a 23 km lineales de ambas estaciones y que separa la Terra de Montes de la margen sur de la Ría de Vigo y el Baixo Miño, comarca que limita al sur con el río del mismo nombre. Finalmente, debemos incluir un petroglifo descubierto recientemente y que hemos denominado A Chanciña (A Cañiza-Pontevedra), situado cerca del límite con Ourense. Aún no contamos con una documentación adecuada del mismo, pero una primera lectura nos permitió apreciar al menos una alabarda y un puñal en una superficie bastante inclinada, es decir, que nos encontraríamos ante un petroglifo encuadrable dentro del conjunto denominado de posición activa. Dicho petroglifo se sitúa 29 km en línea recta desde Auga da Laxe y aproximadamente 47 km es la misma distancia que lo separa de Pedra das Ferraduras. En una posición aproximadamente equidistante entre Auga da Laxe y A Chanciña se sitúa en río Tea, uno de los dos principales tributarios del Miño en la provincia de Pontevedra. Parece claro que las principales estaciones de armas se distribuyen por el territorio a intervalos más o menos regulares, lo cual no deja de ser sorprendente dada la irregularidad del relieve gallego. Las distancias entre las estaciones complejas son de 45, 37, 46 y 47 km, respectivamente (figura 5). Curiosamente, en la región de Bohuslän (occidente de Suecia), se han definido posibles estructuraciones territoriales de tamaño similar, en torno a 40 km de diámetro (Bertilsson 1987), esta zona, conocida por los grabados de la Edad del Bronce y del Hierro ocupa una superficie de costa similar a la de los petroglifos gallegos, unos 150 km de norte a sur. Por otro lado, debemos destacar que estas distancias regulares se corresponden con las distancias aproximadas que se recorren en una jornada en el transporte preindustrial de mercancías, que suele ser entre 32 y 40 km (Ruiz-Galvez Priego 1998: 93). Pero son necesarios más argumentos para empezar a hablar todavía de organizaciones territoriales supralocales. Para seguir fundamentando nuestra hipótesis, debemos fijarnos en otro tipo de regularidades espaciales a escala regional, como es, por ejemplo, la distribución de los diferentes subestilos en los que se divide el arte rupestre atlántico.
Figura 5. Distribución de los petroglifos con armas en posición activa, en torno a éstos se han dibujado áreas circulares con un radio fijo de 40 km. Obsérvese como dichas áreas coinciden grosso modo con los cauces de los principales ríos
SUBESTILOS Y TERRITORIOS Hemos visto como los paneles con armas en posición activa se situaban a distancias más o menos regulares y que, aproximadamente a media distancia entre dichos petroglifos se situaban los ríos más importantes de la zona, a excepción del Lérez. Sabemos que estos ríos han representado históricamente referentes territoriales desde muy posiblemente la Edad del Hierro hasta la actualidad. Parece existir cierto acuerdo en que las corrientes fluviales pudieron haber servido como referentes territoriales entre los diferentes populi o tribus prerromanas del noroeste de la Península Ibérica. Descripciones de geógrafos e historiadores clásicos, concretamente Pomponio Mela (III, 9-13) y Plinio (NH, IV, 111), recogen cierta información sobre la territorialidad de estos pueblos, especialmente los situados más cerca de la costa atlántica gallega. En al-
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ciones de cérvidos se concentran fundamentalmente entre el río Verdugo y el río Ulla y en la zona costera entre la ría de Pontevedra y la margen norte de la ría de Muros-Noia. Al norte del río Ulla la presencia de cérvidos es muy puntual, podríamos citar el petroglifo de Río Anguieira en Teo o un caso aislado en Laxe (A Coruña), al sur del río Verdugo serían algo más frecuentes pero muy escasos, algunos paneles en la margen sur de la ría de Vigo y en el Baixo Miño, pero la gran mayoría son representaciones de uno o dos ciervos en paneles de complejidad muy modesta si los comparamos con las abundantes y grandes composiciones situadas entre el Verdugo y el Ulla: Tourón, Campo Lameiro, Poio, Cuntis, Porto do Son, Rianxo...
EL TERRITORIO EN TORNO AL CASTRIÑO DA ROCHA Ojeando el libro de Mac White (1951), se puede ver una fotografía del petroglifo de Castriño de Conxo o Castro da Rocha en un primer plano, y al fondo un fragmento del paisaje visible desde el mismo difícilmente reconocible en la actualidad. Se aprecia un estrecho camino que existió a mediados del siglo pasado, se trataba del camino a Noia. En la actualidad, cerca del petroglifo, existe una rotonda que regula el tráfico rodado en cuatro direcciones, hacia el norte y este nos dirigimos a Santiago, hacia el sur a Milladoiro y el camino Portugués y hacia el oeste a Noia. La roca con armas de Conxo se sitúa en una encrucijada de caminos, que como ya hemos visto anteriormente, se ubica prácticamente equidistante entre otros dos petroglifos con armas en posición activa: Pena Ancha y Pedra das Ferraduras (figura 6). Esta posición en una encrucijada, entre dos grandes líneas de tránsito, una que va del interior a la costa y otra de norte a sur pudo ser la responsable de que, a escasa distancia, nos encontremos con diversas construcciones que, de un modo u otro, están relacionadas con el tránsito a larga distancia. En la orilla opuesta del río Sar se sitúa el Castelo da Rocha, de origen medieval, sobre este mismo río se localiza un pequeño puente, también de origen medieval, en la localidad de Conxo se sitúa en antiguo monasterio y hospital de peregrinos de Nosa Sra. da Mercé y a pocos kilómetros hacia el sur la localidad de Milladoiro, cuyo topónimo hace alusión a la antigua existencia de una aglomeración de piedras que marcaba los límites administrativos de la Compostela medieval y donde los peregrinos arrojaban una piedra en señal del cumplimiento de la peregrinación. La vinculación de petroglifos monumentales de armas a caminos antiguos no es exclusivo de Castriño de Conxo, Pena Ancha de Dumbría se sitúa en pleno trazado del camino de Santiago a Fisterra, de hecho parte de los grabados del petroglifo son cruces cristianas muy posiblemente testimonio del paso de peregrinos. El Castriño de Conxo se sitúa en las inmediaciones del trazado de una línea de tránsito de primer orden, dicha línea fue utilizada en su momento por las vías XIX romanas en su
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gunos casos el nombre del populus precisa la ubicación del pueblo con respecto a un río concreto como es el Tambre: praestamarchi y supertamarici. Es decir, estos pueblos se diferencian entre los situados antes, o al sur, del Tambre y después, o al norte, del Tambre. Asimismo, el curso del Miño se señala como la frontera sur de los grovi, y Plinio (NH IV, 111) menciona con toda claridad como el Limia y el Duero sirven de frontera entre distintos pueblos del cuadrante noroeste peninsular. Con la documentación de la que disponemos actualmente no es posible afirmar que todos los populi, o al menos buena parte de ellos, hayan utilizado los ríos como límites fronterizos. En todo caso, estos ríos constituyen lo que podríamos denominar fronteras fisiográficas, es decir, interrupciones o rupturas del relieve, que si no han sido fronteras en la prehistoria sí al menos pudieron haber sido contempladas como discontinuidades territoriales. Dichas discontinuidades tienen un marcado carácter lineal y suponen una clara dificultad a la hora de desplazarse. Este tipo de lugares, normalmente se han perpetuado como fronteras políticas: los ríos citados han servido de límites entre parroquias, entre arciprestazgos en la Alta Edad Media, entre señoríos jurisdiccionales (Río y Magdalena 1990) y entre municipios a partir del siglo XIX. Así pues, con independencia del momento histórico al que nos refiramos, estos accidentes geográficos siempre se han contemplado como fronteras. Por ello no sería descabellado el pensar que los ríos hubiesen servido de fronteras entre territorios de la Edad del Bronce. En la temprana Edad Media, la leyenda del Apóstol Santiago, posible cristianización de una tradición anterior (García y Santos 2008), nos indica que los desplazamientos de dicho personaje por el reino de Lupa, van marcando hitos en el paisaje, que coinciden a grandes rasgos con los posibles límites del territorio propuesto para el entorno de Castriño de Conxo: Iria Flavia y Pico Sacro en las inmediaciones del Ulla, Ponte Nicraria (Negreira) sobre el río Tambre y Compostela en el centro de dicho territorio. Fuera del mismo, una vez cruzado el río Tambre, se encuentra otro reino legendario, el de Dugium. Un elemento que ayuda a apoyar esta propuesta, lo obtenemos del análisis de las variantes estilísticas presentes en el área de mayor dispersión del arte rupestre al aire libre. Habíamos comentado anteriormente lo problemático de situar el límite del área nuclear del Estilo Atlántico gallego en el río Miño a su paso entre Portugal y Galicia, pero lo que sí parece hasta cierto punto claro es que la densidad de petroglifos disminuye de forma sensible al sur de este río. También debemos hacer notar que el límite norte del área nuclear parece ser con toda claridad el río Tambre, puesto que, independientemente de que en un futuro pudieran aparecer estaciones con petroglifos al norte de este río, difícilmente la densidad de los mismos alcanzaría a la existente al sur del Tambre. Pero dentro del área nuclear, podemos identificar más discontinuidades que se corresponden con la presencia de los ríos más importantes. La presencia de representa-
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Figura 7. Representación de la traslación del cuerpo de Santiago. Grabado en cobre por Diego de Astor. Los ríos son utilizados como límites para el territorio en el que tiene lugar la leyenda, concretamente son el Tambre al norte, el Ulla al sur y el Sar al oeste los referentes territoriales
Figura 8. Detalle de una de las espadas grabadas en el petroglifo de castriño de Conxo
Figura 6. Petroglifo del Castriño de Conxo. (a partir de Acuña et al. 1987: 89)
camino a la que posiblemente fue la antigua Asseconia, la que en la actualidad podría ser Santiago (Pérez Losada 2002) y que posteriormente fue el trazado del camino portugués a la misma población. Pero al mismo tiempo esta roca, y el castro en el que se sitúa, marcan el punto de la vía más cercano a la ría de Muros-Noia, la misma distancia que lo separa de la ría de Arousa. Esta última circunstancia es también obervable en Pedra das Ferraduras, situada en las proximidades de uno de los ramales del camino Portugués
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como centro integrador del grupo socialmente dominante: los guerreros, lo cual podría implicar una notable transcendencia social y política a la hora de integrar las distintas comunidades circundantes. En definitiva los petroglifos, como puede ser el caso de Castriño de Conxo, pudieron haber funcionado como sancionadores de una tradición de carácter sacral petrificada en los grabados, de hecho, siglos más tarde, en el mismo lugar en el que se encuentra el petroglifo fue ubicado un castro de la Segunda Edad del Hierro, de tal modo que dicho grabado rupestre coincide con la más que probable ubicación de la muralla defensiva, sin embargo, el petroglifo no fue destruido ni para obtener material para la construcción, ni para asentar la muralla, a pesar de pertenecer la inscultura a una tradición muy anterior el petroglifo fue respetado e integrado al nuevo asentamiento y en una nueva tradición.
Del libro de Mauro Castellá Ferrer, Historia del Apóstol de Iesus-Christo Sanctiago Zebedeo Patrón y Capitán General de las Españas. Madrid, por Martín de Balboa (1610).
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y, asimismo, se sitúa en un punto equidistante a las rías de Arousa y Pontevedra (figura 760) La situación del petroglifo de Conxo en un punto clave del tránsito a larga distancia, refuerza la hipótesis de que los petroglifos con representaciones de armas pudieron haber funcionado como lugares de agregación de gentes relacionadas con la actividad bélica. Castriño de Conxo, debido a su posición geográfica, en el centro de un posible territorio de la Edad del Bronce comprendido entre los cauces de los ríos Tambre y Ulla, parece marcar el eje de un territorio ocupado por comunidades seminómadas que se asentarían en poblados de ocupación temporal y posiblemente cíclica (Méndez Fernández 1994), pero que dispondrían de una red de lugares fijos en el paisaje como son los grabados rupestres, en cuyo centro se situaría un gran petroglifo con armas que pudo haber funcionado
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No fondo da cova hai unha corredoira que disque vai dar ó pozo de Gundián, un lugar moi estreito e fondo, no río Ulla. Cóntase que a fixeron os mouros para levar os cabalos a beber. ¡Sempre os mouros! Tal se ven dicindo dende antiga data. Hai tempo baixaron a ela, atados con adivais, catro homes da vila. A pouco de andar bateron cun vello que estaba derriba dunha peneda. Colleron grimo. O vello dixo: “Non teñades medo. Eu non son o trasno; son un home coma vós, forasteiro, que dende hai moitos anos veño arreo por aquí. Busco a ferradura branca; tras dela hai un tesouro”. Fuxeu polo escuro e non volveron a velo (Cartas a Lelo, Xosé Neira Vilas).
Ningún trabajo que contemple el patrimonio arqueológico de la comarca atravesada por la ACEGA estaría completo sin incluir, al menos, unas breves notas sobre el gran referente en el paisaje de la región: el Pico Sagro. En primer lugar, por cuestiones estrictamente geográficas, porque la visibilidad que desde este monte se percibe cubre la mayor parte de dicha comarca, extendiendo sus últimos confines hasta el mar y el monte Pindo, por un lado, y el monte Faro, por el otro (figura 1). En segundo lugar, porque las peculiaridad físicas del Pico Sagro vienen acompañadas por un simbolismo mítico fundamental para entender la geografía humana regional desde todos los puntos de vista. Se trata, sin lugar, a dudas, de un caso excepcional y extraordinariamente significativo para cualquier análisis arqueológico del paisaje gallego. El Pico Sagro se halla, por su relación con la ciudad de Santiago, en el centro simbólico de Galicia. La leyenda del apóstol San Jacobo el Mayor, aún obviando sus posible reminiscencias paganas, tiene al menos desde la Edad Media una importancia fundamental en la configuración de Galicia tal y como hoy la conocemos. La ciudad de Santiago y el Pico Sagro mantienen una relación conocida y múltiples veces analizada, aunque sólo podamos intuír o sugerir, a partir de la leyenda, que no es casual la ubicación de la ciudad en las proximidades del Pico. La ciudad de Santiago se caracteriza históricamente por constituír una confluencia de caminos bastante especial en el extremo finisterre de nuestra esquina continental. El Pico Sagro juega, en este aspecto, un papel no siempre puesto de relieve. Llama poderosamente la atención la forma en la que este monte es percibido “desde” los ca-
Figura 1. Visibilidad calculada desde la plataforma superior del Pico Sacro (desde una superficie de 160 por 160 m, 4 píxel) con un modelo digital de elevaciones de 80 m de resolución (datos tomados con un sensor RADAR por la NASA), simulación de la altura del visor en 2 m. Imagen elaborada por Pastor Fábrega Álvarez
minos, por ejemplo para las diferentes vías del peregrinaje medieval: en el camino francés, a la altura de O Rosario (Palas de Rei), divisar el Pico Sagro en la distancia indica a los peregrinos la proximidad de su destino (Fraguas 1989: 78). Pero, por encima de todo, el Pico Sagro, con sus diversos perfiles, es el gran elemento protagonista en el camino jacobeo del sudeste, que nace en sus orígenes como “vía de la plata” y que, en su última versión, ha terminado por convertirse en la ACEGA (ver figura 4 del capítulo 1 de este volumen). Recorriendo la antigua carretera nacional Santiago-Ourense el camino ofrece perspectivas escénicas cambiantes, ocultando y revelando el Pico Sagro alternativamente y, en ocasiones, “apuntando” hacia él (figura 2). El Pico Sagro constituye, tanto como un promontorio rocoso, una prolongada sierra de cuarzo que se extiende en sentido sureste hasta el río Ulla en el paso de San Xoán
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CAPÍTULO 17. MITOLOGÍA Y PAISAJE EN LA COMARCA DE LA ACEGA: EL PICO SAGRO
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Capítulo 17. Mitología y paisaje en la comarca de La Acega: El Pico Sagro
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Figura 2. Santiago y el Pico Sagro desde el monte Pedroso. Arriba a la izquierda, el escudo del ayuntamiento de Boqueixón, reinterpretación moderna de la mitología asociada al Pico Sagro
da Cova, dividiendo dos territorios bastante diferentes por las características de su poblamiento: al norte, a grandes rasgos, el ayuntamiento de Boqueixón, relativamente poco habitado; al sur, el ayuntamiento de Vedra, donde la densidad del hábitat es mayor y se agolpa a ambos márgenes del importante camino histórico. La sierra del Pico Sagro constituye además una importante divisoria geológica (Vaqueiro 2004: 249-250), factor importante en la división ecológica y cultural que marca la comarca de Santiago, entre Tambre y Ulla, entre el noroeste y el suroeste de Galicia61. En el Pico Sagro y su entorno han sido reconocidos un buen número de restos arqueológicos, aunque no siempre fácilmente identificables62. Sí se hallan catalogados varios túmulos megalíticos, además de dos yacimientos supuestamente prehistóricos según su topónimo (O Castrelo y A Medorra do Castro), pero de incierta adscripción cronocultural. Conocemos también la extensión y límites del coto monástico medieval, documentado en diferentes manuscritos (García 1961). Pensamos sobre todo en los restos de las varias fortificaciones medievales que se situaron en la cumbre del monte. Pero, junto a estos restos materiales, el Pico Sagro disfruta de una poderosa tradición etnográfica inmaterial donde se entremezclan hasta confundirse las tradiciones orales con las leyendas puestas por escrito. Predominan en este campo, entre otras, las leyendas hagiográficas sobre el dragón y la reina Lupa63. A medio camino entre los indicios etnográficos y arqueológicos existen también otro tipo de indicios más inclasificables, en los que se difumina la frontera entre ciencia y leyenda, 61
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Figura 3. El Pico Sagro, objeto de atención preferente desde los caminos
Figura 4. Representación topográfica de la sierra del Pico Sagro. (1) Cumbre del pico y “calle de la reina Lupa”; (2) Yacimiento prehistórico de A Devesa do Rei; (3) A Pena do Corvo; (4) Paso de San Xoán da Cova; (5) Castro de San Miguel
ejemplos para los que la arqueología se halla todavía en una fase de análisis descriptivo, incapaz de ofrecer interpretaciones firmes. Es el caso, sobre todo, de las grandes obras rupestres situadas en la cumbre del pico, objeto de numerosas tradiciones aunque no podamos aclarar con seguridad su origen o significado. Estas obras son, por un lado, las dos cuevas y, sobre todo, la denominada “calle de la reina Lupa” (“rúa, calello ou paseo da raíña Lupa”), estrecha abertura rectangular indudablemente retocada por manos humanas (figura 5)64.
Véase Rodríguez (1982). Se trata de una diferencia advertida desde antiguo, reflejada en los apelativos étnicos de postmarcos y praestamarcos en época romana. Dadas las alteraciones modernas sufridas en el entorno del Pico Sagro, parece que algunos de los yacimientos citados desde el siglo XIX pueden haber sufrido graves alteraciones o hallarse destruídos. Para esos indicios, véase López (1960: 206-207). Que vinculan al Pico Sagro con leyendas y montes similares en otras regiones. Véase la recopilación de González (1993: 43-62). Destaca, por ejemplo, el caso del monte Croagh Patrick en Irlanda, asociado míticamente a San Patricio y a la desaparición de las serpientes en la isla (Hughes 1991). Para una revisión completa y actualizada de casi todas las tradiciones y restos arqueológicos citados en este texto, así como una extensa recopilación bibliográfica, véase Groba y Vaqueiro (2004).
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Figura 5. A la izquierda, la “rúa da raíña Lupa”, mirando hacia el suroeste y, al fondo, el Pico Xesteiras. A la derecha, la “rúa da raíña Lupa” alineada en paralelo desde el sur, tal y como se contemplaba desde el yacimiento de A Devesa do Rei
Cuando varios de los autores de este libro tuvieron la oportunidad de subirse a un elevador mecánico para obtener fotografías generales del yacimiento de A Devesa do Rei (ver capítulo 6 de este volumen) pudieron comprobar que, por encima de los eucaliptos y, por tanto, antes de la repoblación, desde el lugar de A Devesa do Rei se podía ver la “calle” de la reina Lupa perfectamente alineada, de modo que la luz del día atraviesa el corte en toda su longitud. La brecha es lo bastante estrecha para que la franja de territorio desde la cual se contempla este fenómeno sea relativamente pequeña. Se planteaba así la posibilidad de que A Devesa do Rei actuase como posible zona sagrada de larga tradición, como testimoniaban los restos arqueológicos exhumados, y que quizás podría llegar a estar estrechamente relacionada con el Pico Sagro. Como una de las grandes sorpresas del yacimiento de A Devesa do Rei, consideramos necesario plantear la hipótesis65, así como analizar con cuidado el calibre de nuestras dudas al respecto. Las cuestiones básicas son dos. En primer lugar, ¿cuáles podrían ser las connotaciones simbólicas del Pico Sagro en época prehistórica? Y, sobre todo, ¿podemos rastrear dichas connotaciones a través del registro arqueológico?
65
Evidentemente, no podemos decir sin más que la alineación visual de la “rúa da Raíña Lupa” tenga significados rituales para el yacimiento de A Devesa do Rei, dado que ello significaría remontar la cronología de dicha brecha hasta la Edad de Hierro como mínimo. La brecha, en realidad, está tan alineada con el yacimiento de A Devesa do Rei como con la iglesia parroquial de Vedra y, al suroeste en la distancia, con el Pico Xesteiras, el más alto de las cercanías, y su conspicua Pedra da Aguia (figura 5). Pero es innegable que las connotaciones geográficas del Pico Sagro tuvieron que desempeñar un papel cultural importante desde que el ser humano habita estas tierras: obviamente, a lo largo de la historia las interpretaciones se transforman, pero el Pico Sagro, en lo esencial, permanece casi inmutable. Intentaremos, por tanto, un análisis de la brecha, su origen físico y sus posibles significados. Algunas informaciones folklóricas bastante dudosas aluden a una leyenda sobre la espada de un titán que, luchando con otro gigante de A Coruña, supuestamente Hércules, abriría la brecha. Citamos esta tradición por ser la más explícita en cuanto su origen, aunque parece más o menos moderna y poco significativa. Académicamente, la cronología de la brecha siempre ha estado asociada a la
Sobre todo teniendo en cuenta que dicha observación ha dejado de ser posible en la práctica desde las obras de la autopista.
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Figura 6. Representación general de la fortaleza medieval, con su aljibe, las cuevas y la “rúa da raíña Lupa” en el Pico Sagro (elaborada por el Clube Espeleolóxico Maúxo y tomada de Vaqueiro 2004: 259)
idea de que las cuevas eran explotaciones de oro romanas, formando parte la “rúa da raíña Lupa” de esas explotaciones mineras66. Se puede descartar casi por completo esa posibilidad, aún esperando el veredicto de los expertos en minería de época romana. Las cuevas, si bien podrían tener un origen parcialmente natural, parecen estar asociadas a la búsqueda de agua en época medieval, para el asentamiento de una fortificación permanente. En cualquier caso, constituyen una empresa tan extraordinaria que su factura no deja de producir dudas y perplejidad. Lo mismo sucede con la brecha, que, continuando con esta teoría, podría asociarse a la erección de la primera fortificación medieval: de esa brecha podría extraerse la piedra para levantar la primera torre, al tiempo que se defendía el recinto con una técnica más o menos típica de los castillos roqueros o rupestres medievales. Teniendo en cuenta algún paralelo67, parece que la hipótesis más plausible es, efectivamente, que la roca fuese excavada como maniobra defensiva en época medieval, al igual que se tallaron las escaleras de acceso (recientemente enmascaradas por una escalinata en madera), se excavó un aljibe en la piedra y se preparó el basamento de la torre del homenaje. Pese a todo, permanece la duda, dado que dicha obra, de magnitud evidente, nunca es mencionada en los abundantes documentos que sobre el Pico poseemos. Por otro lado, los escasos análisis geoló66 67
gicos planteados afirman con cierta seguridad que tanto la “calle de la reina Lupa” como las distintas cuevas reaprovecharían fracturas y fisuras naturales de la roca. Los integrantes del Clube Espeleolóxico Maúxo, en sus recientes trabajos sobre las cuevas del pico y las formaciones geológicas del mismo, concluyen la existencia de fracturas naturales en la roca, posteriormente retocadas a lo largo de diversas épocas históricas para convertirse finalmente en los objetos arqueológicos y etnográficos que hoy conocemos (Vaqueiro 2004: 252). Podríamos hallarnos ante un caso similar al de las pías rupestres situadas en castros o en su entorno inmediato: se trata de formaciones geológicas de origen natural pero en muchas ocasiones, y casi con toda seguridad, retocadas por la mano del hombre, que les confieren así una función y significado simbólico que no conocemos en origen, pero cuyas consecuencias podemos rastrear en la interpretación que la antropología campesina ha elaborado. Es evidente que, en lo que a este tema respecta, y de momento, la hipótesis más plausible sigue remitiendo al origen medieval de los principales trabajos tal y como hoy los conocemos. Pero, al igual que sucede en el caso de la “rúa da raíña Lupa”, existen otras muchas sugerencias arqueológicas surgidas a raíz de las leyendas populares y que pueden ser analizadas a la luz difusa de la antropología del paisaje. Ya citábamos con anterioridad que en el
Un ejemplo anglosajón: “that it was used as a mine by the Romans is beyond doubt” (Howes 1925: 140). Para refutarlos, véase Groba y Vaqueiro (2003: 31-35). Entre los que destaca al entrada al castillo roquero de Mirabel (Cans, Porriño) (Abraira 2001: 17).
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Pico Xesteiras, entre A Estrada y Cuntis, existe una “Pedra da Aguia” desde la cual se puede divisar, con ojos de dicho animal o con cierta ayuda óptica, la brecha de la reina Lupa. El paisaje que rodea al Pico Sagro está lleno de topónimos y sugerencias similares a ésta, que ponen en relación diferentes lugares y configuran, a su manera, una interpretación simbólica supralocal. Existen, por ejemplo, tres montes dedicados a San Sebastián en el entorno (el Pico Sagro, el San Sebastián en el entorno de la “Lagoa Sacra” de Olives, en Silleda, y el San Sebastián de Loxo, en Touro) que definen un triángulo con la elevación de Santa Mariña de Castrovite en uno de sus lados. La leyenda dice que los tres hermanos (Sebastián) vigilaban a su hermana (Mariña). En otra versión de esta leyenda (VázquezMonxardín 1994: 325), los tres hermanos eran el Pico Sagro, San Sebastián y San Benito do Candán, tres montes que trazan sobre el mapa una línea casi perfecta: en éste como en otros casos, la antropología campesina explica las formas peculiares del paisaje mediante leyendas. Según alguna información recogida de lugareños, el Pico Sagro recibe el nombre de “O Corno do Boi” desde la zona de Chantada y, en concreto, desde el mítico monte de O Faro, quizás remitiendo al episodio de la doma de los “toros bravos” en el Códice Calixtino. También es impresionante la contemplación del Pico Sagro desde el monte do Pindo, otro de los escenarios mitológicamente asociados a la Reina Lupa. No hay duda de que la población campesina ha sido consciente de la función geográfica del Pico Sagro y este conocimiento ha sido transmitido sobre todo a través del folklore. Las leyendas ponen de manifiesto, por encima de todo, la importante relación del Pico Sagro con el río Ulla y el paso de San Xoán de Cova, con el castro de San Miguel en su otra orilla. A mayores, algunos relatos llegan a remitirse a la existencia mítica de una laguna al norte de San Xoán da Cova, como aludiendo a una antigüedad prehistórica casi inimaginable en la que el río Ulla aún no había atra-
Figura 7. Composición fotográfica del paso de San Xoán da Cova sobre el río Ulla. Arriba a la derecha, San Miguel do Castro
vesado la sierra de cuarzo del Pico Sagro. El propio nombre del ayuntamiento de Boqueixón, en que se ubica el Pico, podría aludir a una especie de “boquejón”, es decir, un “agujero” excavado en la roca68. En cierto modo, la “calle” de la reina Lupa no deja de recordar la brecha de San Xoán da Cova, como si el ser humano se empeñase en imitar, en un insignificante esfuerzo, la obra magna de la naturaleza. Sean cuales sean las implicaciones arqueológicas del Pico Sagro y las dudas que sus evidencias susciten, no hay duda de que nos hallamos ante un bien patrimonial del mayor interés, en el que se conjugan las evidencias culturales y el patrimonio natural, un yacimiento que es, en conjunto, digno de una atención y un respeto que las instituciones no siempre han sabido rentabilizar ni defender69.
“BOQUERÓN (Boquejón).- Estrechadura por la que escapa un río o arroyo. Ej. Las Portillas del Boquerón (entre Espinama y Aliva)” (Adrados 1998: 15). Pensamos en el olvido sufrido por la sierra como conjunto y, sobre todo, en la destrucción de la denominada “Pena do Corvo”, asociada a evidencias arqueológicas y etnográficas, por las obras de una agresiva cantera de cuarzo que se permite el lujo de desafiar advertencias míticas conocidas desde antiguo. Nos referimos al conocido epítome de Justino de la obra de Pompeyo Trogo, donde se cita un “mons sacer” en Galicia en el que se hallan vetados los trabajos mineros.
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La posibilidad de integrar en un proyecto coordinado todas las intervenciones arqueológicas realizadas en los primeros 56 km del trazado de la autopista Santiago-Alto de Santo Domingo facilitó enormemente la tarea de comunicación y desarrollo de los trabajos bajo un mismo paraguas metodológico. Ello ha permitido, no sólo agilizar los procesos de trabajo de campo y en el laboratorio, sino también plantear el desarrollo de investigaciones de mayor interés y rentabilidad para el conocimiento científico a medio plazo. Este volumen es el resumen del trabajo realizado por múltiples instituciones, Universidad de Santiago de Compostela, empresas privadas de arqueología, Dirección General de Patrimonio, y la propia empresa constructura, durante casi dos años. Nuestro objetivo aquí es dar a conocer los resultados de investigación obtenidos dejando los desarrollos técnicos y burocráticos que se han empleado durante consecución del proyecto en sí mismo. Es destacable que, a día de hoy, es el único en Galicia ejecutado a partir de unos planteamientos teóricos y metodológicos comunes y compartidos en todas las fases de ejecución de la Corrección Patrimonial por todos los integrantes del proyecto. Es resaltable que este proyecto ha propiciado la puesta en marcha de líneas de investigación nuevas y punteras en la arqueología gallega, como son la arqueometría, arqueometralurgia, arqueología de la arquitectura o etnografía. Asimismo, ha permitido resolver algunos problemas arqueológicos, como son procesos de formación de suelos en yacimientos arqueológicos, o ha ayudado a resolver algunos problemas históricos, que hasta el momento se manejaban en el terreno de la hipótesis. Finalmente se ha conseguido un enriquecimiento importante del conocimiento de esta amplia comarca en un nivel global, que también implica considerables novedades en términos científicos en una escala regional, ofreciendo lecturas horizontales originales de aspectos concretos del territorio estudiado y de las sociedades que lo habitaron, que aportan propuestas de más amplio alcance para el conocimiento de la Prehistoria e Historia de Galicia (evolución de la alfarería, alimentación, características del tránsito en el territorio, toponimia y mitología o arte rupestre). Señalaremos, seguidamente, algunos de los aspectos más importantes de este programa de investigación.
El primer aspecto a destacar es la enorme riqueza arqueológica descubierta a lo largo del trazado, que se traduce en 53 yacimientos documentados, de los cuales 26 exigieron una intervención arqueológica de diversa intensidad. A partir de estas intervenciones preventivas, finalmente, se hizo necesaria la excavación en área en 12 de yacimientos, permitiendo documentar una gran variedad y diversidad funcional de estos sitios arqueológicos. Por un lado, fueron excavados contextos ya familiares en esta región como son las tres sepulturas megalíticas, O Cotiño, que desgraciadamente no pudo incluirse en este libro, Montea da Romea que presenta una ocupación reiterada del monumento a lo largo de unos 5500 años y Monte de Os Escurros, de uso más corto y que, además, circunscribía un área de actividad asociada probablemente a su construcción. Los asentamientos domésticos han sido los más abundantes, como son los de Zarra de Xoacín, yacimiento ocupado de forma sucesiva en el Neolítico Final y Bronce Inicial; Agro de Ouzande, un pequeño asentamiento romano localizado en fondo de valle; y A Pousada, despoblado altomedieval próximo a Santiago de Compostela y primer yacimiento de este tipo en Galicia excavado en área. Por otro lado, fueron excavadas áreas funcionales originales en el registro arqueológico gallego. En primer lugar, destaca el yacimiento de O Peto, área de actividad minera de la Edad del Hierro aneja a un castro y amortizada con la llegada de los romanos a la zona. Este yacimiento es especialmente relevante porque la actividad minera bien conocida en Galicia es la desarrollada por los romanos. En segundo lugar, el yacimiento de Devesa do Rei nos muestra una tremenda complejidad a la hora de definir una interpretación, no sólo a causa de su ‘estratigrafía horizontal’ que ofrece el yacimiento sino también a causa de la diversidad funcional de sus ocupaciones sucesivas: de tipo esporádico y campamental en el Neolítico Medio, ceremonial en el Bronce Inicial, funerario en el Bronce Final, en el que se construye un pequeño túmulo con fosa central en la que se inserta una estela y, finalmente, con indicios de actividad en diferentes momentos de la Edad del Hierro. Y en tercer lugar, la excavación de las terrazas del castro de Santa Lucía arroja nueva luz acerca de la formación del paisaje agrario de esta zona, íntimamente relacionado con la
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SÍNTESIS Y VALORACIÓN DEL LIBRO: ‘RECONSTRUYENDO LA HISTORIA DE LA COMARCA DEL ULLA-DEZA’
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ciudad de Santiago de Compostela, aspecto poco estudiado en la disciplina arqueológica de nuestra región. El segundo aspecto destacable, es la excepcionalidad del registro arqueológico, que ha permitido definir y completar aspectos históricos hasta el momento poco conocidos en Galicia. Los 6 últimos capítulos son el ejemplo de ello. Se ha realizado un estudio diacrónico del tránsito en dicho territorio, comparando el registro arqueológico con la documentación histórica de la zona. Se ha definido una secuencia amplia y continua de la evolución alfarera en términos estilísticos y analíticos, incluyendo aspectos relacionados con el consumo de alimentos de aquellas sociedades. El estudio del arte rupestre y la toponimia de algunas áreas por las que discurre el trazado han venido a reforzar y completar nuestro conocimiento sobre la comarca, más allá de las propias actuaciones arqueológicas circunscritas a los límites impuestos por la obra pública. Es importante resaltar que el carácter invisible de la mayor parte de los yacimientos excavados imposibilitaría su descubrimiento si el trabajo arqueológico no se desarrollara en un marco como éste. Estos sitios han podido ser encontrados a partir del primer desbroce superficial llevado a cabo durante la fase de corrección arqueológica de la obra. El trazado impuesto para la realización de este tipo de obras es un elemento en gran medida limitante ya que impide actuar activamente fuera de sus límites físicos, pero también ha permitido potenciar el trabajo arqueológico en una zona que, probablemente, no hubiera sido seleccionada para realizar una investigación intensiva. El tercer aspecto importante, resultado de este programa de investigación, es la enorme riqueza arquitectónica encontrada en el patrimonio construido de la comarca, donde se ha realizado un catálogo exhaustivo. Se catalogaron una gran cantidad (319 en total) y variedad de elementos arquitectónicos, de gran valor histórico y etnográfico: construcciones de arquitectura religiosa (iglesias, capillas, cruceiros y cruces), industrial y artesanal (hornos, aserraderos, molinos, palomares, lagares) y civil (casas tradicionales, puentes, caminos). Fueron tratados con especial precaución los elementos próximos a la obra, pues alguno de ellos hubo que trasladarlo para que no fuera afectado por las obras. Finalmente, el cuarto aspecto importante de este proyecto fue la gran amplitud cronológica de los yacimientos, gracias a lo cual se pudo articular una estrategia de investigación con una perspectiva diacrónica e histórica en un área de Galicia con pocos datos de este tipo. Al comprobar que un número elevado de los yacimientos excavados habían sido ocupados reiteradamente a lo largo de miles de años, hemos podido abarcar un abanico cronológico de casi 6000 años para la comarca, habiendo registrado yacimientos de casi todos los períodos, pudiendo obtener resultados radiocarbónicos de una buena parte de las ocupaciones registradas en todos los yacimientos excavados. En la actualidad, ésta es la secuencia temporal más completa de Galicia (tabla 1).
Disponer de información temporal completa de esta comarca proporcionó la oportunidad de reconstruir la secuencia histórica de la comarca. Como la complejidad de la ocupación de la mayor parte de los yacimientos no ha permitido realizar una ordenación de capítulos en una secuencia temporal lineal, resumiremos ahora y para finalizar este libro, algunos aspectos importantes que caracterizan cada uno de los periodos en sentido diacrónico. El Neolítico Medio: Asentamientos efímeros y emergencia de sepulturas monumentales y duraderas En relación con los asentamientos comprobamos que, si bien quedan escasas trazas de actividad antrópica, éstas son coherentes con las encontradas en otros yacimientos gallegos, confirmando que las ocupaciones son efímeras. Los dos ejemplos disponibles son el área vinculada a la posible construcción de un túmulo (en la necrópolis de Monte de Os Escurros) o a cualquier otra actividad de carácter temporal (como el caso de Devesa do Rei). Por el contrario, en los contextos funerarios se verifica la emergencia de la construcción de cámaras megalíticas, para lo cual tenemos el ejemplo del Túmulo de Monte de A Romea, cuyas fases de construcción y modificación arquitectónica han sido bien datadas. También el Túmulo de Monte de Os Escurros es un buen ejemplo aunque no hayamos dispuesto de muestras bien contextualizadas para datar con precisión sus diferentes procesos constructivos. El Neolítico Final: Emergencia de asentamientos estables, remodelación y consolidación de la monumentalidad funeraria Los asentamientos están mejor estructurados en la primera mitad del tercer milenio BC, las actividades que se desarrollan en ellos parecen más estables, a juzgar por la abundante cultura material documentada en Zarra de Xoacín. En las sepulturas se detecta una nueva fase de reutilización de los monumentos megalíticos, en unos casos se realiza una retumulación, como en el túmulo de monte de A Romea, en otros, se depositan ajuares ‘individuales’ en algunos espacios significativos del túmulo, como por ejemplo la entrada, como se puede observar en el Túmulo de Monte de Os Escurros. Se lleva a cabo una estrategia de integración formal del ritual a través de una modificación arquitectónica en los monumentos. La Edad del Bronce Inicial: Consolidación de asentamientos estables, ocultación de la muerte y progresiva individualización de los ajuares, y emergencia de nuevas áreas de actividad social Con la introducción de la cerámica campaniforme se observan cambios sociales importantes. Por un lado, en las áreas de actividad doméstica se observa una mayor estabilidad de los asentamientos mostrada por la arquitectura pétrea de las hogueras como es el caso del yacimiento de Zarra de Xoacín. En los contextos funerarios se continuan usando los espacios megalíticos, pero sin
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Tabla 1. Relación de las dataciones de C14 obtenidas en los yacimientos de esta comarca (calibradas con el programa de Stuiver, Reimer y Reimer 2005)
Datación B.P.
Cal (2 _)
Área relativa de probabilidad de distribución
Bibliografía
Túmulo de Monte de Os Escurros Ua-22221
8805±65
BC 8208-7660
8024-7674 (0,73)
Ua-22222
5390±50
BC 4341-4055
4341-4221 (0,65)
Ua-22223
6855±55
BC 5871-5638
5846-5638 (0,99)
CSIC-1818
8715±48
BC 7938-7599
7882-7599 (0,94)
Parga 2001
Túmulo de Monte de A Romea Ua-20003
4265±50
BC 3020-2679
3020-2848 (0,72)
Ua-20004
4520±50
BC 3366-3033
3366-3088 (0,97)
Ua-20005
5055±55
BC 3963-3712
3963-3749 (0,93)
Mañana 2003
Asentamientos al aire libre de Zarra de Xoacín Ua-21692
3925±45
BC 2568-2286
2499-2286 (0,91)
CSIC-1857
4232±33
BC 2911-2697
2911-2854 (0,55)
Aboal et alii 2004-5
Yacimiento de Devesa do Rei (área de actividad neolítica, ceremonial en el Bronce Inicial, funeraria en el Bronce Final) Ua20011
5190±55
BC 4228-3806
4082-3932 (0,77)
Ua20012
2990±45
BC 1386-1057
1386-1111 (0,97)
Ua-21684
2290±40
BC 406-208
406-349 (0,55)
Ua-21685
2340±45
BC 728-232
542-355 (0,89)
Ua-21686
3555±45
BC 2023-1758
1984-1766 (0,92)
Aboal et alii 2005
Asentamiento al aire libre del Bronce Final de Carballeira do Espíritu Santo Ua-20006
2985±40
BC1379-1057
1322-1111 (0,90)
Ua-20007
2935±40
BC1268-1010
= (1,0)
Ua-20007
1340±40
AD 637-772
= (1,0)
Ua-21689
2845±45
BC 1191-898
1131-898 (0,97)
Blanco 2001
Área de explotación siderúrgica de O Peto CSIC-1860
2047±30
BC 165– AD22
BC121- AD22 (0,88)
Aboal et alii 2003
Enclave rural romano de Agro de Ouzande CSIC-1930
1936±32
BC 21-AD131
AD1-131 (0,98)
Aboal et alii 2002
Enclave rural altomedieval de A Pousada CSIC-1858
4669±34
BC 3622-3366
3522-3366 (0,96)
CSIC-1929
1430±33
AD 570- 658
= (1,0)
CSIC-1861
1349±26
AD 641-765
641-694 (0,94)
González 2001
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Laboratorio
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modificar estructuralmente la arquitectura de los monumentos, como se puede observar en el Túmulo de Monte de A Romea, esta forma nueva de reutilizar las sepulturas implica un cambio significativo en la manera de entender el espacio funerario, en el que se introduce una estrategia de ocultación, opuesta a la estrategia neolítica de monumentalización de lo funerario. Por el contrario, los ajuares son más conspicuos que en el momento precedente. Por otro lado, son documentadas nuevas áreas funcionales como la encontrada en el yacimiento de Devesa do Rei, que es un área ceremonial, en la que apenas quedan indicios de restos inmuebles pero, en cambio, los objetos allí recuperados, ejemplos de cultura material mueble atípicos, son muy abundantes, quizás mostrando la fuerte intensidad de una actividad que fue, en cambio, corta en el tiempo. Este yacimiento es un caso excepcional en el registro gallego. La Edad del Bronce Final: diversificación de los asentamientos y emergencia de un proceso de monumentalización y consolidación de la ocultación de las sepulturas en favor de su variabilidad estructural En la segunda mitad del segundo mileno BC se observa un nuevo cambio tanto en los espacios domésticos como en los funerarios. En el asentamiento de Carballeira do Espíritu Santo, encontramos por primera vez una pequeña aldea, en la que se pueden registrar cambios en las estrategias de abandono, ya que el yacimiento ha sido limpiado antes de su abandono definitivo, se entrevee una organización que preludia lo que serán los espacios domésticos castreños. La sepultura de Devesa do Rei es un ejemplo del mantenimiento de una tradición funeraria tumular, pero en este caso desmonumentalizada, este fenómeno de desmonumentalización de los espacios funerarios expresados a través de una estrategia de ocultación es constatado en el acobillo cerámico encontrado en la periferia del Túmulo de Monte de A Romea, que desgraciadamente no pudo datarse directamente, pero para el que disponemos de paralelos fechados en Galicia. La Edad del Hierro: desarrollo y consolidación de áreas de actividad monumentales en el asentamiento y la minería No hemos excavado un asentamiento fortificado, típico de la Edad del Hierro, sino que hemos encon-
trado un área de actividad aneja al espacio doméstico en el sitio de O Peto, utilizada como explotación siderometalúrgica, amortizada en el momento en el que llegan los romanos a la comarca. Nuevamente encontramos un yacimiento original en el registro gallego relacionado con un tipo de actividad desconocida para este período en la región. Época Romana: diversificación del asentamiento rural y desarrollo de las ciudades Si bien la existencia de pequeños asentamientos rurales es una de las tendencias que se desarrollan en época romana para una buena parte del territorio conquistado, este registro no es conocido en el caso particular de Galicia. El yacimiento de Agro de Ouzande nos ejemplifica esta tendencia y es el germen de una investigación prometedora en este campo de la arqueología, siendo una prueba de que en el NW peninsular se articuló un espacio rural estructurado por pequeñas aldeas localizadas en valle, en las que parte de las costumbres introducidas por el invasor fueron aceptadas relativamente rápido. La Baja Edad Media: consolidación de asentamientos rurales en torno a sistemas agrarios monumentales emergentes La ocupación en valle continuó en siglos posteriores, como se puede registrar en el yacimiento de A Pousada, que forma parte del inicio del proceso de formación en época medieval no sólo de aldeas en la periferia de un núcleo de población importante como el que será Santiago posteriormente sino también de la emergencia de un sistema agrario monumental y bien estructurado, mucho más antiguo y complejo de lo que se imaginaba. Consideramos sin duda, que la suma de todo lo que acabamos de señalar, convertirá esta zona en referencia obligada de consulta de futuras investigaciones en Galicia. Los resultados aquí expuestos dan cuenta de la rentabilidad en términos científicos y patrimoniales de un trabajo arqueológico intenso y prolongado en el tiempo.
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TÍTULOS PUBLICADOS
TAPA TAPA 1
Documentación de un Entorno Castreño: Trabajos Arqueológicos en el área de Cameixa Landscape, Archaeology, Heritage
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El Archivo Digital del Registro Arqueológico
TAPA 4
La Arqueología en la Gasificación de Galica 2: Evaluación de Impacto Arqueológico de la Red Vigo - Porriño
TAPA 5
La Arqueología en la Gasificación de Galicia 3: Excavación del Túmulo nº3 del Alto de San Cosme
TAPA 6
La Arqueología en la Gasificación de Galicia 4: Corrección de Impacto de la Red de Lugo
TAPA 7
La Arqueología en la Gasificación de Galicia 5: Corrección de Impacto del Ramal Pontevedra - Ourense
TAPA 8
La Arqueología en la Gasificación de Galicia 6: Estudios de Evaluación de Impacto
TAPA 9
La Arqueología en la Gasificación de Galicia 7: Hacia una Arqueología Agraria de la Cultura Castreña
TAPA 10 Memoria del Grupo de Investigación en Arqueología del Paisaje 1992-1997 TAPA 11
La Arqueología en la Gasificación de Galicia 8: Corrección de Impacto del Gasoducto de Transporte Vilalba - Valga
TAPA 12 La Arqueología en la Gasificación de Galicia 9: Corrección de Impacto del Gasoducto de Transporte Valga - Tui TAPA 13 La Arqueología en la Gasificación de Galicia 10: Sondeos en el Yacimiento Romano-Medieval de As Pereiras TAPA 14 La Arqueología en la Gasificación de Galicia 11: Corrección de Impacto del Gasoducto de Transporte Ribadeo Vilalba TAPA 15 El GPS en Arqueología: introdicción y ejemplos de uso TAPA 16 La Arqueología en la Gasificación de Galicia 12: Intervenciones en Yacimientos Prehistóricos TAPA 17 Introducción a la Cerámica Prehistórica y Protohistórica en Galicia TAPA 18 La Arqueología en la Gasificación de Galicia 13: Corrección de Impacto de las Redes de Pontevedra TAPA 19 Paisajes Culturales Sudamericanos: De las Prácticas Sociales a las Representaciones TAPA 20 La cultura material cerámica en la Prehistoria Reciente de Galicia 1: Yacimientos al Aire Libre TAPA 21 La Arqueología en la Gasificación de Galicia 14: Corrección de Impacto de las Redes de Coruña TAPA 22 La Arqueología en la Gasificación de Galicia 15: Corrección de Impacto de la Red de Ourense TAPA 23 Arqueotectura 2: La vivienda castreña. Propuesta de reconstrucción en el castro de Elviña TAPA 24 Estudio de depósitos con industrias líticas del Paleolítico Inferior y Medio en la cuenca media del Miño TAPA 25 Arqueotectura 1: Bases Teórico-Metodológicas para una Arqueología de la Arquitectura TAPA 26 Especificaciones para una gestión integral del Impacto desde la Arqueología del Paisaje TAPA 27 La Arqueología en la Gasificación de Galicia 16: Excavación del yacimiento de Monte Buxel TAPA 28 La Organización socio-política de los Populi del Noroeste de la Península Ibérica.
Un estudio de antropología política histórica comparada TAPA 29 Pasado e futuro de Castrolandín (Cuntis): unha proposta de recuperación e revalorización TAPA 30 Una ruta cultural en Ortegal: O Camiño dos Arrieiros TAPA 31 Plan director del Castro de Punta dos Prados (Ortigueira, A Coruña) TAPA 32 La Arqueología en la gasificación de Galicia 18: Escavación arqueológica en el yacimiento de As Pontes
(Abadín, Lugo) TAPA 33 Reflexiones sobre Arte Rupestre, paisaje, forma y contenido TAPA 34 La arqueología en la gasificación de Galicia 17: actuaciones en asentamientos prehistóricos en el entorno
de Santiago de Compostela TAPA 35 Obras públicas e patrimonio: estudo arqueolóxico do corredor do Morrazo. TAPA 36 Proyecto de cooperación cientítica: desarrollo metodológico y aplicación de nuevas tecnologías para la gestión
integral del patrimonio arqueológico en Uruguay TAPA 37 Alto do Castro (Cuntis, Pontevedra). Síntesis de resultados y estudio de materiales, campaña 1993 TAPA 38 Petroglifos y paisaje social en la prehistoria reciente del noroeste de la Península Ibérica TAPA 39 Arte rupestre en la cuenca del río Aconcagua: formas, sintaxis, estilo, espacio y poder TAPA 40 El castillo de La Palma (Mugardos, A Coruña)
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NORMAS DE PUBLICACIÓN
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TEMÁTICA TAPA Esta serie ofrece de forma sintética resultados de trabajos y proyectos arqueológicos. Su finalidad básica es divulgar de forma ágil y rápida una información que habitualmente no es accesible hasta estados avanzados de elaboración. La serie es un instrumento esencial de una filosofía de trabajo, basado en un modelo de gestión integral del Patrimonio Cultural dentro de la cual se comprende la práctica arqueológica como una unidad que se inicia en la identificación y recuperación del registro arqueológico, continúa con su valoración y estudio, ofrece soluciones a la gestión actual de los bienes que lo integran, y culmina en la rentabilización, divulgación y publicación de los resultados del trabajo.
ADMISIÓN DE ORIGINALES · Se admitirán para su publicación los trabajos que sean presentados y aprobados por el Comité Editorial siempre que se ajusten a la temática anterior y a las normas que aquí se establecen. · Los originales serán revisados por un grupo de evaluadores que informarán sobre la pertinencia de su publicación y recomendarán cuantas modificaciones crean convenientes para incluir el trabajo dentro de las series. En todo caso la correspondencia con los autores se realizará desde el Comité Editorial. · Los trabajos serán remitidos a la secretaría de Capa y Tapa, y tendrán como fechas límites para su entrega el 30 de Abril y 30 de Octubre de cada año. · A los autores se les enviará una prueba del documento para que sea revisado antes de su publicación, con la sugerencia de que realice las correcciones recomendadas. Una vez sean publicados se le remitirán dos ejemplares, independientemente del número de autores firmantes. · Los autores podrán solicitar ejemplares adicionales previo pago de los mismos.
NORMAS DE FORMATO · Los trabajos se podrán realizar en cualquier idioma, pero siempre tendrán que llevar un resumen/abstract (máximo 150 palabras) y palabras clave/keywords en inglés (máximo 20 palabras). En el caso de que el trabajo estuviese en inglés, estos irán en un segundo idioma. · Tendrán una extensión mínima de 25.000 palabras y una máxima de 40.000, o 50 páginas a una columna con tamaño de letra 10, interlineado sencillo, incluyendo el espacio para las figuras. · Irán precedidos de una hoja donde se indiquen: título, nombre del autor, dirección, teléfono, correo electrónico (si lo tiene), y fecha de envío del trabajo. · Se enviarán en soporte digital, aparte de dos copias en papel. · Se deben enviar preferentemente en Microsoft Word y si no fuese posible en un programa compatible. · Dado el carácter de ambas series, se recomienda emplear una parte gráfica lo más amplia posible. Se recuerda que toda la publicación será en B/N, por lo que las figuras deberán ser elaboradas en función de ello. · Los títulos se tendrán que diferenciar fácilmente del texto y entre ellos, pudiendo ir numerados. · Los diferentes apartados: anexos, apéndices, etc., deberán ir precedidos de un salto de página. · Los cuadros, mapas, gráficos... se presentarán preferentemente en soporte digital y, además y en cualquier caso, copia impresa en papel de calidad y numeradas al dorso. · Se señalará a lápiz en el margen del texto el lugar sugerido para su ubicación de cada una de las figuras. · Los pies de figura se colocarán en una hoja aparte indicando claramente a qué figura pertenece. · Las notas deberán ir al pie, y su numeración debe ser continua. · La bibliografía se colocará al final del documento, ordenándola alfabéticamente y adaptándose a los siguientes ejemplos: Arias Vilas, F.; Cavada Nieto, M. 1979. Galicia bajorromana. Gallaecia, 3-4: 91-108. Santiago de Compostela. Harris, E. C. 1991. Principios de estratigrafía Arqueológica. Barcelona: Crítica (Ed. Original inglesa de 1979). Renfrew, C. 1986. Introduction: peer polity interaction and socio-political change. En Renfrew, C.; Cherry, J. F. (ed.). Peer polity interaction and sociopolitical change: 1-18. Cambridge: Cambridge University Press.
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Reconstruyendo la historia de la comarca del Ulla-Deza (Galicia-España). Escenarios arqueológicos del pasado
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Reconstruyendo la historia de la comarca del Ulla-Deza (Galicia-España). Escenarios arqueológicos del pasado M.Pilar Prieto Martínez y F. Criado Boado (Coordinadores)
Instituto de Estudos Galegos Padre Sarmiento Consejo Superior de Investigaciones Científicas - Xunta de Galicia
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TRABALLOS de ARQUEOLOXÍA e PATRIMONIO