346 79 10MB
Spanish Pages [287]
Prólogo
E
ste libro se dirige a todos aquellos interesados en el análisis y la crítica de las relaciones entre la ciencia. la técnica y la diversidad de las formas de vida socioculturales -temática que con el paso de los años ha venido a denominarse estudios en Ciencia, Tecnología y Sociedad (CTS)-. Este trabajo posibilita el enlace de las cuestiones más clásicas y tradicionales con las últimas innovaciones en este terreno. A pesar de que esta obra ha sido redactada por diversos autores, a fin de que cada sección fuese abordada por especialistas competentes en su materia, todas las contribuciones se han hecho expresa y originalmente para un plan de investigación inédito y unitario. El resultado ofrece un texto especializado y riguroso. pero, a la vez, accesible para un amplio público que esté dispuesto a tomarse con seriedad tales propuestas. Asimismo, el libro plantea los campos más sobresalientes de los estudios CTS de una manera sencilla y clara, de manera que sea una herramienta útil tanto para la enseñanza secundaria como para la cultura universitaria o para personas con preocupaciones en este tipo de reflexiones.
He aquí los criterios detallados de la planificación y diferentes partes del libro, a modo de guía para su lectura:
Introducción. Carl Mitcham (Universidad de Pennsylvania). con una amplia experiencia en este campo, tanto en libros generales sobre la filosofía de la tecnología como en exhaustivos trabajos bibliográficos, expone un panorama teórico general de estos estudios, así como su característica más definitoria, la interdisciplinariedad, de la cual es buena muestra el presente libro. ParteI: La educación en los estudios CTS. Leonard J. Waks (Universidad de Temple, Philadelphia), gran especialista en la pedagogía de los estudios CTS, presenta sucinta y nítidamente los objetivos y actitudes educativas para los estudios CTS en la enseñanza secundaria. Su trabajo desarrolla toda una filosofía de la educación, como criterio fundamental para los educadores de secundaria: actitudes del profesorado, metodología, y actividades. Asimismo incide en la relación entre el aula y la comunidad. En el mismo capítulo se incluye la aportación de Stephen H. Cutcliffe (Universidad de Lehigh), una comparación entre el desarrollo de la sensibilidad de PARA COMPRENDER CIENCIA, TECNowclA y SOCIEDAD
5
los prognllnas CTS en Estados Unidos -ptonero rodtscurtb! .. de estos '-', en Michel Foucault: Tecnologías del yo y otros textos afines. Trad. Mercedes Allendesalazar. Barcelona: Paidós, 1990, pp. 45-94. Cita pp. 47-49). , -On rhe Genealogy of Ethics: An Overview ofWork in Progress>- Entrevista publicada originalmente en Hubert L. Dreyfus y Paul Rabinow (1983): Michel Foucault: Beyond Structuraíísm and Hermenutics, 2" ed., Chicago: Chícago Univer'sity Press, pp. 229-252 ( que añadir que mi apego a [os ideales fundamentales y a los valores de la Ilustración -paz, libertad, igualdad, fraternidad- no resultó debilitado por ello». in Myrdal Gunnar [1972] 1981, -Prefacío» a L'elemento politice nellu sviluppo della teona economice, Sansoni Editore, Firenze: IX.
"Para un preciso examen de esta línea, véase Caffe Fedet-ica 1981, «Calcolo individuale e calcolo sociale nelle scclte di politica económica» in Caffe Federico 1981, Lezioni de Política economíaa, Capirolo 3. Boringhicri. Torino: 39-65.
262
PARA COMPRENDER CIENCIA. TECNOLO(;IA y SOCIEDAD
Las consideraciones sobre el capitalismo de John Maynard Keynes Keynes observó y estudió las experiencias del período de la «gran crisis», afrontó explícitamente los problemas del «desarrollo» y anticipó muchas de las problemáticas más recientes: la creciente deformación del capitalismo causada por su simbiosis con el capital financiero (da regla autodestructiva del cálculo ñnanciero») 20; la devastación de la naturaleza y la escisión entre economía y ambiente (eLa propia regla autodestructiva del cálculo financiero gobierna todo aspecto de la vida. Probablemente seremos capaces de detener el sol y las estrellas porque no nos dan ningún dividendo»)"]; la imposibilidad para los mecanismos de mercado de garantizar una repartición equitativa de los réditos, del trabajo y de la riqueza (eLos defectos más evidentes de la sociedad económica en la que vivimos son la incapacidad de proporcionar un pleno empleo y la distribución arbitraria e inicua de las riquezas y de los réditos») 22; la necesidad de la socialización de las inversiones (e Creo por ello que una socialización de una cierta amplitud de la inversión será el único medio para permitir que nos acerquemos al pleno empleo») 23; la exigencia de una reforma institucional integrada con la nueva economía basada en el concepto de «democracia económica»; y, por último, la conciencia de la unidad del proceso de acumulación económica y social. Keynes subrayó repetidamente su idea de la necesidad de adecuar las características del sistema productivo a las necesidades del empleo y de la inserción de los ciudadanos en el propio sistema pro-
'0 Keynes John Maynard 1933, «Autosufficienza nazionalc», in Keynes 19R3, Come uscíre della crísi, P. Sabbatini (ed.}, Laterza, Rorna-Bart: 102. 2l Kcynes John Maynard 1933, «Autosufficienza nazionale», in Keyncs 1983, Come uscire della crisi, P. Sabbatini (ed.). Laterza, Roma-Bat-í: 102.
11 Keynes John Maynard [1936]1963, Occupazlone, interesse e moneta. Teoría genera/e, UTET, Roma, Capitolo XXIV: 331.
"Keynes John Maynard [1936]1963, Occupazione. interesse e moneta. Teoría generaie, UTET, Roma, Capitolo XXIV: 336.
ductivo, contra las ilusiones, cultivadas aún hoy, de la posibilidad de gestionar las diferentes áreas (productivas o no) según cánones diversos 14. En este punto central de su pensamiento se da la escisión entre el «keynesianismo bastardo» dedicado a reconducir la propuesta keynesiana en los tirantes del mercado capitalista, y el keynesianismo radical, dispuesto a salir de él.
Como conclusión se puede afirmar que todas las teorías evocadas de la investigación económica burguesa han fracasado: la «escuela escandinava» y la del «costo social" han fracasado a pesar del bajo nivel de ambición de sus reformas teóricas y políticas que han propuesto y perseguido, ya que éstas, inscritas en la lógica del mercado capitalista. no han podido producir modificaciones significativas del propio mercado; la keynesiana ha fracasado pese al alto nivel de sus ambiciones teóricas y políticas de reforma, ya que éstas estaban dirigidas a modificar demasiado significativamente las formas de funcionamiento del mercado capitalista y la propia estructura del poder. Estas estrategias, por ello, no pueden ser replanteadas sin una sustancial reelaboración que tenga en cuenta, entre otras cosas, la nueva manera de ser del capitalismo y de la desaparición de los sujetos que han sido las fuerzas sociales sobre las que Se basaban los «experimentos políticos y económicos" de la escuela económica «burguesa» .
Las consideraciones sobre el capitalismo de los economistas marxistas Acerca del problema del «desarrollo» también se ha confrontado la investigación marxista que ha percibido, no sin violentas sacudidas internas y di-
"En esta ilusión incurren también intentos generosos dirigidos a la valorización del «tercer sector» o del área del «voluntariado» (Archibugj Franco 1993, 111Sigh/s ínto Euorpean Cohesien, EC Commisston, DG XXII, Bruxellesl y las numerosas propuestas de solución del problema del paro' basadas en «trabajos socialmente útiles» (Lunghini Giorgio 1995. Ceta dello spreco. Disoccuposione e bisogní socíali, Bollati Bor-inghieri, Torinn).
visiones nunca completamente superadas, que la explicación de las aparentes paradojas y contradicciones tuviera que ser buscada con un análisis más atento de los procesos en curso y de las modificaciones que se han producido en el proceso de acumulación capitalista 2.1. Dos son los nudos del debate marxista, que aquí se ponen de manifiesto, si quiera brevemente:
1) La contribución teórica dirigida a la localización de las nuevas [ormas asumidas por el proceso de acumulación capitalista en la segunda postguerra, es decir, entre las exigencias de crecimiento del capitalismo y las de la sociedad. Las novedades que aquí se indican tienen que ver con la disminución de las condiciones fundamentales que hacían del capitalismo una forma, aunque sea particular, de desarrollo de las sociedades y del sistema productivo manteniéndolo, no obstante, todavía en su ámbito. Ya en la fase del «capitalismo monopolista» se proporcionaron numerosas pruebas de este cambio y se planteó la necesidad de una reelaboractón teórica del pensamiento marxista. Paul Baran y Paul M. Sweezy se hicieron cargo de ello en los años sesenta revalorizando la importancia de la distinción entre «plusvalía» capitalista y «surplus» social U" Más allá de las numerosas discusiones." alimentadas por esta propuesta teórica, ella anticipó el carácter nuevo de la forrna de ser de la acumulación capitalista y de la relación entre capitalismo y sociedad que ha adquirido gran actualidad en la fase del capitalismo triádico.
" Sofrí Giani 1979, JI modo di produzione asia/ieo - Storia di una controversia marxista, Einaudí. Torino. Melotti Umberto 1972, Marx e il Tazo Mondo. Per uno schcina multilineare del/a concezione marxiana dello sviluppo storico, Il Saggiatore. Milano. , J. Sanmartín, S. H. Cutcliffe, S. L. Goldman y M. Medina (eds.) (I992): Estudios sobre sociedad y la' tecnotogta. Barcelona: Universidad del País Vasco/Anthropos, pp. 106-130.
Barnes. Barry (1985): Abour Science, Oxford: Basil Blackwell (Sobre ciencia. Trad. J. Faci Lacasta. Barcelona: Labor. 1987.
Rermcberg, Monika y walker, Mark (1994): «Sciennsts, Engineers and National Socíalism», in Monika Renneberg y Mark Walker (eds.] (1994): Science, Technology ond National Socialismo Cambridge, Nueva York: Cambridge University Press, pp. 1-29.
Born, Max y Born. Hedwig (1971): Ciencia y conciencia m la era atómica. Selección de A. Herrnann. Trad. E. Paredes Larrucea. Madrid: Alianza.
Richardscn, Jacqucs G. (1993): «El contrato, pasado y futuro, enter el científico y el militan>. Revista Internacional de Ciencias Sociales, n. 135: 15-25.
Cockburn, Andrew y Cockburn, Alcxander (1981): «El mito de la precisión de los mísíles», Revista de Occidente. n. 367/68: 5-21.
Sánchcz Ron. José Manuel (1992): El poder de la ciencia. Historia socio-económica de la [ísica (siglo xx). Madrid: Alianza.
de Landa, Manuel (1991): War in the Age oíIntelligent Machines. Nueva York: Swerve Edítíons.
-
(1994): «La ciencia y el infierno de Dante», periódico El País.20-0ctubre-1994.
Din. AlIan M. (1987): «The Prospects for Artificial Intelligence in Weapon and Arms Control Applícations». in AlIan M. Din (ed.) (1987): Arms and Artificial Intelligence. Weapoll ami Arms Contrcl Applications 01' Advanced Computing. Oxford: SIPRIlOxford University Press.
-
(1995): «Ciencia, científicos y guerra en el siglo xx: algunas cuestiones ético-morales». en La filosofla de la ciencia como [ilosoíta: práctica, cd. de Javier Echeverrla, Isegor{a/12 (1995): 119-136.
Galileo Galílc¡ (1991): Antología. Trad. V. Navarro. Barcelona: Península. Leslie, Stuart W. (1993): The Cold Warand American Scíence. The Military-Industrial-Academic Complex at MIT and Stan{ord. Nueva York: Columbia University Press.
Lévy-Leblond. Jean Marc (974): L'ideologie de/dans la physique contemporaine. Les Temps Modernos. n'' 337338. París (La ideología de/en la física contemporánea y otros ensayos críticos. Trad. J. Jordá. Barcelona: Anagrama, 1975). MacKenzie, Donald (1993): lnventing Accuracy. A Historical Sociology 01' Nuclear Missile Guidance. CambridgelLondres, Mass.: The MIT Press.
Smit. Wim A. (1995): «Sclence, Teehnology, and the Militarv: Relations in Transítion», in Sheila Jasanoff Gerald E. Markle, James C. Peterscn y Trevor Pinch (eds.) (1995): Handbook 01' Science and Technology Studies. Londres: Sage Publications, pp. 598-626. VV. AA. (1984): En tomo a la electrónica militar. Madrid: Fundación Universidad-Empresa. VV. AA. (1986): Il jornadas de electrónica militar. Madrid: Fundación Universidad-Empresa. VV. AA. (1992): Electrónica y comunicaciones para la defensa. Madrid: Fundación Universidad-Empresa. VV. AA. (1994): Tecnotogias de doble uso. Madrid: Fundación Universidad-Empresa, pp. 126-127.
PARA COMPRENDER CtENCIA, TECNOLoclA y SOCIEDAD
285
28 Participación pública en política científica y tecnológica José A. Méndez Sanz y José A. López Cerezo
L
a tecnología, el complejo científico-tecnológico, es, quizá, el tema de nuestro tiempo: mezcla de reto intelectual, inversión económica y riesgo ambiental y social, todo lo que tiene que ver con ella ocupa un lugar destacado en la agenda de los políticos, los medios de comunicación y los comentarios de la opinión pública. A partir de una heterogeneidad de factores, asistimos en las últimas décadas a una creciente sensibilización y agitación respecto a los problemas relacionados con las políticas científico-tecnológicas. La participación pública en ellas constituye hoy día un importante reto para las sociedades democráticas. En lo que sigue analizaremos, desde una criteriologfa democrática, los motivos para dicha participación y revisaremos críticamente las principales respuestas institucionales y sociales que, en tal sentido, han sido ensayadas o propuestas en diversos países.
tas institucionales. Los podemos esquematizar en cuatro puntos: I
1. Nueva imagen de la ciencia y la tecnología
* La percepción popular de la ciencia y la tecnología actuales es ambivalente, alIado de lo que considera positivo no se le oculta lo negativo. Frente a la idea de una tecnociencia que podía traducir en sus justos térmínos los problemas humanos (y ello quería decir: resolverlos en un plazo razonable), se extiende en las últimas décadas la opinión de que la ciencia no sólo ha fracasado en resolver muchos problemas sociales sino que ha creado otros nuevos. * Las encuestas de opinión revelan un descenso del prestigio social de las instituciones en general y de los científicos en particular. Los medios de comunicación han contribuido además a transmitir la
La base de la participación Son varios los factores que subyacen al aumento en la sensibilidad social y a la exigencia de respues-
, El esquema que sigue en esta sección es una adaptación, corregida y ampliada, del diagnóstico que puede encontrarse en Nclkin (1984). PARA COMPRENDER CIENCIA, TECNOLOcfA y SOCIEDAD
287
imagen de la ciencia como cuerpo de conocimiento falible, plagado de controversias y, en ocasiones, fraudulento).
* Se desarrollan movimientos de resistencia social (locales, regionales, nacionales, internacionales) cada vez mejor organizados frente a diversas iniciativas en política tecnológica o ambiental (energía nuclear, control informático, experimentación con embriones humanos, etc.).
« Sin embargo, no está clara la naturaleza del papel político de los expertos:
- Para algunos, se trata de simple tecnocracia, de una nueva fuente de poder no democrático con influencia sobre los políticos y sobre el público en general.
« Aparecen nuevas preocupaciones sociales en torno a la ciencia-tecnología:
- Para otros, Jos expertos son mantenidos por el poder político y disfrutan de poco o ningún poder real; son simplemente utilizados como cortina de humo para legitimar decisiones tomadas por otros motivos.
- Riesgos (energía nuclear; gestión de residuos tóxicos, fertilizantes químicos, etc.}.
* En cualquier caso, se sospecha una mengua de Jos valores democráticos.
- Implicaciones éticas (experimentación con embriones humanos, uso comercial de los bancos de datos, madres de alquiler; etc.). - Uso inapropiado de descubrimientos científicos o innovaciones tecnológicas (técnicas de diagnóstico genético, investigación sobre diferencias sexuales, etc.). - Equitativídad en la distribución de recursos en I+D y en la distribución de costes sociales y ambientales.
2. Nueva imagen de los expertos * El incremento de la presencia de expertos en los diversos niveles de la administración y la institucionalización de su asesoramiento cualificado revela la creciente importancia política del conocimiento especializado junto con un cambio en la naturaleza del ejercicio del poder y los medios del control social J.
1 Los nuevos estudios sociales sobre ciencia y tecnología, que comienzan a difundirse en el ámbito educativo general y de periodismo ciemílico a principios de los 80, están contribuyendo a desmitificar la ciencia y problematizar la tecnología al mostrar estas actividades corno procesos sociales que dependen de valores e intereses contextualcs. Véase, por ejemplo, Jasanoff
el al. (1995).
) Véase la extensa discusión del tema en Stehr (1994: 166 ss).
288
PARA CON/PRENDER CIENCIA, TECNOI,OGlA y SOCIEDAD
3. Nuevo concepto de participación sociopolitica " Cada vez es mayor el interés Ciudadano en seguir más de cerca e influir en los procesos que desembocan en decisiones sobre cosas que le atañen vital o económicamente. Este interés corre parejas con la desconfianza en la metodología opaca que utilizan las elites gobernantes a la hora de decidir y ejecutar sus políticas científico-tecnológicas y con un mayor conocimiento de Jo científico-tecnológico por parte del público no experto". Cabe pensar que una mayor participación ciudadana dotarla de una mayor legitimidad a las decisiones sobre materias científico-tecnológicas (especialmente cuando dicen relación a puntos que entrañan riesgo), facilitaría su puesta en práctica y contribuiría a prestigiar a las instituciones democráticas. 1< No se trata, en todo caso, de impugnar el sistema democrático sino de profundizar en él: el ciudadano es cada vez más consciente de que si es soberano debe ejercer al máximo su soberanía y que ésta no se agota en la elección periódica de representantes políticos que gestionen en su nombre sus deseos y su dinero a cambio de rendir cuen-
4 Un panorama general sobre la diversidad actual de estudíos sobre la recepción de la ciencia por parte del público, los llamados estudios de «Publíc Understanding of Science», puede encontrarse en Wynne (1995).
tas cada determinado tiempo sin detallar los asientos. * La administración pública comienza a sensibilizarse acerca de las desventajas de una orientación tecnocrática de la toma de decisiones en política científico tecnológica. Por tres motivos: substantivo (los profanos no ignoran sus intereses; sus juicios pueden ser tan razonables y penetrantes, al menos, como los de los expertos), normativo (la tecnocracia no es democrática), instrumental (la participación efectiva de los ciudadanos incrementa los puntos de vista, aminora la resistencia social y prestigia a las instituciones) l.
4. Nueva imagen del ser humano como miembro del medio biosocial * Se extiende el sentimiento de que la biosfera es un ecosistema frágil y único, algo cuya continuidad amenazamos como especie al actuar sobre él de un modo abusivo valiéndonos de nuestros medios científico-técnicos.
* Paralelamente, tiende a reconocerse que depende de nosotros evitar que la obtención de recursos vitales acabe con su fuente. Se impone así una creciente certeza: el ser humano y sus sociedades no son sino un elemento inestable más del medio que habitan. * La imagen de un mundo único se ve reforzada continuamente por la tendencia político-económica de resolver los problemas actuales mediante la coordinación de proyectos a escala mundial (Cf-Cs y la capa de ozono, recursos pesqueros, selva tropical, etc.). * La continua difusión por los medios de comunicación de la imagen planetaria de la tierra. que al, Se trata de los tres argumento que desarrolla y populariza Daniel Fiorino. de la Environmental Prolection Agency norteamericana (1990: 227·228). Aunque Píorino presenta su argumentación pensando en situaciones de riesgo ambiental. es fazonable que pueda extenderse a la participación pública en política científico-tecnológica o, de forma más amplia, a la participación pública en política en general.
canza los más alejados rincones del globo, y la constante apelación a su carácter global y único hace que sea imposible reducir el alcance de cualquier acción ambiental a su impacto local: comienza a prender la imagen del mundo como un jardín o huerto en el que hay que trabajar y disfrutar según un plan muy meditado (frente a la imagen de una cantera o mina de la que se puede extraer material a discreción).
* Se produce una revalorización de los nichos singulares: las ideas globales, los grandes proyectos que emergen de los grandes centros de decisión deben de tener en cuenta lo particular y buscar adecuarse, cuando no someterse, a ello. En este sentido, la diversidad de los ambientes y de sus pobladores (incluidos los humanos) no puede ser sacrificada sin más en nombre de lo concebido abstractamente como deseable desde los centros de poder. Todos estos factores se encuentran en la base de la reciente sensibilización pública respecto a la ciencia y la tecnología: cada vez son más importantes en las vidas de todos y cada vez parece más difícil intervenir sobre ellas. Como resultado, las relaciones entre ciencia y sociedad se encuentran hoy en un proceso de renegocíacion política.
El horizonte de la participación Pero no se trata simplemente de imponer restricciones sobre la ciencia y la tecnología, de forzar un severo control social al estilo del control político de la Alemania nazi o la Unión Soviética estalinista, sino de renegociar quién debería decidir objetivos políticos en ciencia y tecnología y quién debería supervisar su cumplimiento. Los lemas de esta renegociación son bien conocidos: «participación popular», «r-esponsabilidad social de los expertos», «desacrallzacíón de la ciencia», «ciencia para el pueblo», etc. Superar los obstáculos que dificultan la participación pública en el diseño, implantación y evaluación de políticas tecnológicas y ambientales es algo PARA COMPRENDER CIENCiA, TECNOLOG1A y SOCIEDAD
289
reconocido, cada vez con más fuerza, como una condición sine qua non para una gestión social y ambientalmente adecuada del cambio tecnológico. La tradicional rendición de cuentas cada cuatro años por parte de gobiernos y parlamentos en sociedades democráticas, ha demostrado ser una forma indirecta de control social demasiado endeble ante un cambio científico-tecnológico cada vez más vertiginoso y que plantea problemas más y más apremiantes ". Evitar el actual expolio tecnocrétíco del medio natural y la enajenación del mundo social exige la participación pública directa, es decir, coordinar los intereses de los distintos actores implicados (fuerzas sociales. instituciones políticas, mundo académico) en proyectos viables y ampliamente respaldados. En este sentido, podemos comenzar señalando dos contextos en los que se han traducido iniciativas de participación: * Por un lado, diversos gobiernos han creado canales de participación tanto en el sistema representativo y las agencias y departamentos gubernamentales como mediante reformas administrativas. " Por otro, han proliferado los experimentos de participación independientes de las vías oficiales (sistemas legislativo y ejecutivo, vía judicial): por ejemplo a través de las organizaciones de consumidores, las asociaciones en defensa del ambiente y otras organizaciones no gubernamentales. Pero la coordinación de los intereses de los diferentes actores en la participación pública en política tecnológica o ambiental es una tarea que está lejos de ser sencilla debido a la disparidad de puntos de vista, grado de información, conciencia y poder de cada uno. Por ello, buscaremos desglosar Jos distintos aspectos del concepto de participación pública en una política tecnológica y ambiental democrática. Trataremos de analizar diversas propuestas, sus supuestos y los problemas que plantean.
• Véase Elliott y Elliott (1976). El pensamiento marxista actúa como una alerta temprana en los anos 60 y 70. anunciando un cambio general de sensibilidad.
290
PARA COMPRENDER CIENCIA, TECNOLOGfA y SOCIEDAD
Las posibilidades de la participación Ante la creciente sensibilización y exigencia de participación, conviene determinar, en sentido amplio, quién puede o debe participar en la gestión del cambio tecnológico y ambiental. qué ciudadanos o grupos sociales, qué «públicos» están involucrados o pueden involucrarse en la gestión pública que trata de encauzarse institucionalmente J.
1. Tipos de ciudadano * Personas directamente afectadas por la innovación científica-tecnológica o la intervención ambiental que no pueden evitar el riesgo o el impacto directo (económico, ambiental, ...), por ejemplo los vecinos de una central nuclear. Se trata del público más obvio y del que proceden la mayoría de reclamaciones de participación. Se pone en cuestión la justicia de la distribución prevista de costes y beneficios: ¿Puede justificarse la disminución del bienestar de algunos ciudadanos por el aumento del bienestar de otros? ¿Puede incorporarse razonablemente al análisis costeibeneficio el riesgo físico de los vecinos de una instalación contaminante? " Público involucrado. Se trata de receptores directos de servicios profesionales o instalaciones tecnológicas como los pacientes médicos de los sistemas de salud. Se ven potencialmente afectados de un modo directo (es decir, son en potencia personas directamente afectadas). * Consumidores de los productos de la ciencia-tecnologia. Se trata de un público más vagamente definido que suele protestar contra las regulaciones o diversos usos de la tecnología. Por ejemplo sobre el uso de fertilizantes en agricultura, hormonas en ganadería, aditivos químicos en alimentación, etc. " Público interesado. Se trata de personas concienciadas o sensibilizadas particularmente sobre 'Véase Nelkin (1984; 25). cuya clasificación general es también adaptada en la presente sección. El problema general de quién debe o puede participar en controversias relacionadas con la tecnología o el ambiente es obviamente una cuestión de la mayor importancia política.
los problemas tecnológicos o ambientales por sus principios morales o ideológicos. Suelen pertenecer o ser simpatizantes de grupos ecologistas o asociaciones no gubernamentales diversas.
alternativo para apoyar a los grupos de ciudadanos y las asociaciones no gubernamentales 10.
* Comunidad científica e ingenieril. La politización de estas comunidades durante los años 60 ha producido la protesta organizada de muchos cientificos e ingenieros contra la carrera armamentista o, más recientemente, contra la energía nuclear o la investigación biomédica~.
Las condiciones y criterios de la participación democrática
2. Tipos de organización * Grupos de ciudadanos. Son coaliciones temporales, a veces organizadas espontáneamente, que se forman para protestar contra decisiones, proyectos o políticas específicas. Pueden actuar a nivel local (p.e., asociaciones de vecinos coordinados en acciones comunitarias) o a nivel nacional (p.e., la protesta contra General Electric organizada por Infact en EE.UU.). No siempre se disuelven tras la resolución de la disputa, a Veces permanece un núcleo de activistas con poder para nuevas movilizaciones. * Asociaciones no gubernamentales, de carácter regional (Coordinadora Ecologista de Asturias), nacional (Aedenat en España) o internacional (Greenpeace). Tratan, en general, de promover la rendición de cuentas mediante el escrutinio público. Además de movimientos ecologistas, con frecuencia se ven involucrados en las disputas otros tipos de organización: asociaciones de consumidores, sindicatos, partidos políticos, etc.".
* Asociaciones de científicos. Por ejemplo «Science for the People». «Coalition for Responsible Genetic Research». «Center for Concerned Engineers». Suelen suministrar un conocimiento técnico
• véase una fuerte crítica a este compromiso de los científicos en Handler (1980: 95). donde se defiende, para el individuocientífico. una estricta separación entre los roles de científico y ciudadano y se califica como «anomfa» la participación de científicos en el movimiento ambiental y de consumidores.
, Sobre organizaciones obreras y de consumidores, puede consultarse Elliott y Elliott (1976: 215 ss.).
¿Qué condiciones ha de cumplir la gestión pública de lo científico-tecnológico para poder ser considerada satisfactoria desde un punto de vista democrático? De forma realista (es decir, no planteando un programa de máximos), podemos resumirlas en las siguientes: 11 * Carácter directo e igualitario: debe de permitir la participación directa e igualitaria de los ciudadanos no expertos (a título individual o agrupados) en pie de igualdad con los expertos y las autoridades gubernamentales. Ello implica, en principio, transmisión de toda la información, tiempo para el debate, no intimidación, igualdad de trato y transparencia en el proceso.
* Carácter representativo: debe producirse una amplia participación en el proceso de toma de decisiones. Cuanto mayor sea el número de grupos o el porcentaje de individuos involucrados, y más diversa sea la extracción de éstos, mejor será el mecanismo participatívo en cuestión. * Carácter efectivo: debe de traducirse en un influjo real sobre las decisiones adoptadas en todas las fases del proceso, desde la discusión básica hasta la realización efectiva de lo acordado. Debe producirse una delegación de la autoridad o un acceso efectivo a aquellos que la detentan. * Carácter activo-participativo: debe permitir al público participante involucrarse activamente en la definición de los problemas y debate de los parámetros que los definen, y no sólo considerar reactivamente su opinión en el terreno de las soluciones (con lo que se limitaría a optar entre un ramillete de posibilidades elegidas de antemano por expertos, ,. Véase Rose y Rose (1976).
"Véanse Fiorino (1980: 229-230), Laird (1993: 353-355), Krimski (1984:45), Rip (I986). PARA COMPRENDER CIENCIA, TECNOLOG/A y SOCIEDAD
291
autoridades o grupos sociales relevantes). El proceso de participación se convierte así en algo más que un mecanismo de toma de decisiones compartido: un proceso radical de aprendizaje del carácter social de los problemas científico-tecnológicos, de su planteamiento, de sus soluciones y del conocimiento y los sujetos que intervienen en ellos. Estas condiciones nos servirán como criterio para estimar el grado de democracia de las formas de participación que consideraremos a continuación 12.
Articulación institucional de la participación Los distintos públicos implicados pueden participar, y así lo hacen, en los procesos de toma de decisiones en política científico-tecnológica y ambiental. A continuación se expondrán las principales posibilidades de participación pública y se procederá
" Estos requisitos derivan, como es obvio, de una determinada teoría general de la demacrada. Aunque no es éste el lugar para entrar en la discusión de las distintas concepciones de la democracia, ni siquiera para delinear con precisión nuestra propia posición, .~í resulta relevante señalar que, en la literatura actual sobre participación pública, el debate gira en torno a dos grandes teorías: la de la participación directa (Fiorino, Amste¡n, Pateman, Barber) y la pluralista (o poliarquía, liberalismo de grupos de interés, etc.) (Dahl, Laird). La diferencia básica entre ambas estriba en que los pluralistas entienden por democracia la libre competencia entre distintos grupos de interés voluntariamente organizados y por participación la búsqueda de resultados negociados concretos en una sociedad ya democráticamente constituida, mientras que para los defensores de la participación directa, es el individuo en cuanto individuo quien debe de participar e incidir en la cosa pública, interesando no tanto el resultado como el proceso de participación que hace de él un ciudadano y ayuda a construir la democracia. De esta diferencia básica deriva una diferencia a la hora de evaluar el grado de cumplimiento de los requisitos que hacen democrática una participación pública, requisitos en los que, sin embargo, básicamente coinciden: amplia y significativa participación ciudadana (véase Laird (1993: 343-349). Nuestra posición no coincide exactamente con ninguna de las dos posturas y, en lo que aquí importa, incide sobre todo en la inclusión informada y operativa en el proceso de toma y ejecución de las decisiones relacionadas con la ciencia-tecnología de aquellos ciudadanos o grupos usualmente marginados de ellas.
292
PARA. COMPRENDER CIENCIA. TECNOLOG/A y SOCIEDAD
a su evaluación de acuerdo con los criterios antes enunciados. En España la participación pública en el ámbito legislativo-ejecutivo está casi limitada de hecho a la elección de representantes políticos y éstos actúan supeditados a las políticas generales de los partidos que los proponen; en el ámbito judicial, igualmente, la capacidad ciudadana de influir en las políticas ambientales mediante denuncias es también reducida, debido a la insuficiencia y/o poca operatividad de la legislación al respecto. Por estos motivos se impone la consideración de los modelos de otros países occidentales más dinámicos en este terreno. Por ejemplo, Estados Unidos y otros países industrializados como Australia, Alemania, Suecia o los Países Bajos 13, donde se han ensayado diversos mecanismos que posibilitan, en diferente medida, la participación ciudadana:
l., véanse Krimsky (1984: 45 ss.). Fiorino (I990: 230 ss.). Laird (1993: 350 ss.). Resulta fascinante la información que brinda Villasante (1995: 55-90) sobre participación pública en Latinoamérica, una zona que no se suele señalar como referente, pero a la que habrá que ir prestando cada vez mayor atención.
* las audiencias públicas: son foros abiertos y poco estructurados donde, a partir de un programa determinado por los representantes del gobierno, se invita al público a escuchar las propuestas gubernamentales y a comentarlas 14; * la gestión negociada: se ha empezado a introducir en Estados Unidos y otros países como complemento del procedimiento tradicional de información-comentario, Ante un asunto determinado (por ejemplo, la discusión sobre un reglamento especffica), se constituye un comité negociador (compuesto por representantes de la administración y ciudadanos afectados, pero del que quedan excluidos los representantes de intereses organizados) que goza de una significativa autonomía (sobre procedimientos a seguir; manejo de recursos, definición de problemas, determinación de plazos) en el que los representantes estatales participan como parte, por lo que se comprometen (en la medida que estén autorizados) a asumir públicamente como propio el consenso alcanzado por el conjunto de las partes 15.
* los paneles consultivos de ciudadanos: es un modelo basado en el modelo del jurado aplicado a temas científico- tecnológicos y medio-ambientales. Bajo este epígrafe pueden agruparse tanto modelos teóricos como ya realizados 16, Si bien hay diversos " La legislación española contempla la exposición pública de evaluaciones de impacto ambiental y otro tipo de informes relacionados con la política tecnológica y ambiental. Sin embargo, la información insuficiente y la falta de asesoramiento dificultan en gran medida el acceso de los ciudadanos a los informes técnicos. Véase, por ejemplo, el caso de la legislación forestal asturiana en López Cerezo y González García (1993 y 1996). Para las audiencias públicas realizadas por organismos como la Envíronmcntal Protection. Agency en Estados Unidos, véase Fiorino (I990), L5 véanse, por ejemplo, el programa de gestión participativa desarrollado al norte del Estado de Victoria (Australia) para resolver el problema de la salinidad de sucio yaguas, en Syme y Eaton (1989).
"Entre los modelos teóricos, destacan la propuesta de K. Shrader Frechette (1985a y 1985b) Yel modelo de T. Bums y R. Ueberhorst (1988: secc. 4.3), Para los modelos realizados, véase Crosby el al. (1986). Entre éstos destaca, en el ámbito evaluativo, el de la NOTA (Organización de Evaluación de Tecnologías Neerlandesa): véanse Boxsel (1994), Rip Yvan den Belt (1988), y Schot (1992),
tipos de paneles (algunos, incluso, tienen carácter decisorio y no meramente consultivo) 11, podemos decir que la idea que los inspira es que ciudadanos corrientes (elegidos por sorteo o por muestreo azaroso estratificado) puedan reunirse (por ejemplo, durante dos días) a considerar un asunto en el que previamente no son expertos y sean capaces, tras haber recibido información e interrogado a los peritos y autoridades que han de decidir, de emitir una serie de recomendaciones a los organismos oficiales I!.
* las encuestas de opinión sobre diversos asuntos relacionados con la innovación tecnológica o la intervención ambiental, de modo que la percepción pública al respecto pueda ser tenida en cuenta por el legislador o la administración pública, Son un mecanismo complementario que en Europa ha sido especialmente promovido por la NOTA (Organización de Evaluación de Tecnologías Neerlandesa). Por otra parte, ya en el ámbito estrictamente judicial, ;, la realización de referendums y la litigación se han convertido en Estados Unidos y otros países occidentales en el principal camino que tienen los ciudadanos para restringir y dirigir el cambio tecnológico y la intervención ambiental (Nelkin, 1984: 30).
Discusión Pero todos estos procedimientos norteamericanos y europeos presentan inconvenientes desde " Así, el Cambridge Experimental Review Board pudo regular la investigación sobre el DNA recombinante en la ciudad de Cambridge (Massachusetts): véase Laird (1993: 352). Como ejemplo de panel consultivo no decisorio, véase el caso australiano (la «estrategia regional de Kiwana», para combinar protección y desarrollo industrial al sur de Perth, Australia) en Syme y Baton (1989). " En Alemania, por otra parte, se está ensayando un mecanismo similar, las células de píaneamiento. Formadas por 25 ciudadanos comunes liberados de sus quehaceres por un tiempo determinado, han de elaborar una opinión sobre un proyecto determinado. Pueden informarse, discutir y hacer propuestas. Véase Villasante, 1995: 285. PARA. COMPRENDER CIENCIA, TECNOLOGfA y SOCIEDAD
293
nuestro punto de vista 19: el ciudadano participa sobre todo reactívamenre. es decir, no es él quien define el problema sino que se encuentra con él ya formulado en un sentido determinado por las autoridades y/o los expertos. En las audiencias públicas, la solemnidad del ambiente puede amilanarle y, en todo caso, es la autoridad quien decide y encauza las discusiones, en las que resulta difícil profundizar. Además, no es habitual compartir la autoridad y no suele partícíparse en pie de igualdad con expertos y representantes de la administración. En los diferentes paneles consultivos, el ciudadano común también está en desventaja frente a los expertos y lo que se suele discutir es el cómo y no el qué, que ya está decidido. No obstante, en los paneles consultivos se produce una mayor igualdad en la participación ciudadana (con respecto a expertos y políticos) debido a un mayor grado de delegación de la autoridad. Por otra parte, se admite que se trata de procedimientos caros y largos (debido a que los no expertos han de asimilar una gran cantidad de información). El litigio entraña también multitud de problemas de carácter jurídico, necesidad de acudir a expertos, cuestiones sobre la relación ley-ciencia, etc., aunque tiene la ventaja de permitir la participación de personas o grupos no directamente afectados por el asunto en cuestión. Los referenda presentan múltiples debilidades (respuesta reactiva a cuestiones cerradas. limitación de las alternativas, etc., aunque pueden propiciar la discusión pública sobre los asuntos a considerar), al igual que las encuestas. No obstante, los referenda, a diferencia de las encuestas, tienen un mayor carácter directo y efectivo puesto que los ciudadanos participan de un modo igualitario y con efecto habitualmente decisorio. Aunque la gestión negociada es, de momento, un procedimiento casi únicamente complementario y, debido a la forma de elegir sus miembros, su legitimidad en asuntos que conciernen a valores sociales o elecciones fundamentales es limitada (Fiorino, 1988; Laird, 1993), presenta rasgos democráticamente prometedores y susceptibles de desarrollo (posibilidad de participación activa, directa e igua" Para su evaluación detallada desde las dos grandes teorías actuales de la democracia a que antes hicimos referencia, véase Fiorino (1990: 236·238) y Lalrd (1993: 343-350).
294
PARA COMPRENDER CIENCJA. TECNOLOC1A y SOCIEDAD
litaria y de influir en la realización de las decisiones). Una importante debilidad de la gestión negociada, sin embargo, es que, al no dar entrada a la participación ciudadana directa, no favorece el aprendizaje social y la discusión pública del modo en que pueden hacerlo otros mecanismos. Todos estos mecanismos presentan puntos débiles y puntos fuertes, dependiendo del criterio de participación democrática considerado y, en última instancia, de la teoría de la democracia presupuesta 2~. En casos prácticos, es conveniente adecuar el mecanismo de participación a las características concretas que se presenten en cada situación. Por ejemplo, ante problemas fuertemente ideologizados no es conveniente un mecanismo de participación que involucre la interacción cara-aocara, puesto que tiende a radicalizar las posturas, mientras que ante decisiones concernientes a localización de recursos tal forma de interacción es viable y positiva (véase Syme y Eaton, 1989). Algunas cuestiones relativas a, por ejemplo, el riesgo o impacto social de nuevas tecnologías pueden requerir un mecanismo que favorezca una amplia discusión social (como un referéndum); otras cuestiones, donde esté en juego la distribución de recursos o riesgos, harían aconsejable un mecanismo que no descontextualice las opiniones e intereses de diferentes actores (excluyendo así, por ejemplo, las encuestas). En otras ocasiones, por ejemplo ante problemas ambientales de carácter local. puede ser conveniente favorecer el aprendizaje social a través de mecanismos de participación directa (como paneles consultivos), mientras que en casos donde el problema afecte a mucha gente distribuida en diversos segmentos sociales sería preferible la representación a través de grupos de interés (como en la gestión negociada).
Conclusión La conservación del medio natural y la promoción de sus habitantes, el equilibrio en el reparto de los frutos y trabajos del desarrollo económico, la es'" Aunque, desde luego, las principales teorías comparten lugares comunes (como, en cierto modo, el enunciado de los criterios comentados en el texto principal).
tabilidad y mejora democrática de los sistemas políticos, son algunas de las cosas que dependen de cómo resolvamos el reto de una gestión tecnológica y ambiental adecuada. Ahora bien, una gestión adecuada de la política tecnológica y ambiental sólo será posible si se desarrollan, consolidan y mejoran diversos cauces institucionales para una participación pública efectiva en el diseño e implantación de dicha política. Así, huyendo de la tentación tecnocrática y sin mitificar la participación como deseo universal (pues, está demostrado, hay mucha gente que prefiere que sean otros los que decidan) y a partir del desarrollo de una determinada concepción de la democracia y del saber, se podrán ir perfilando modelos realistas de participación activa, detallando sus criterios y buscando su traducción jurídica en los distintos derechos o prácticas nacionales o locales 11. La complejidad de los problemas abordados actualmente por la ciencia y la tecnología, y la presencia de valores e intereses «externos» en el conocimiento especializado, hacen de la pluralidad de pespectivas y la participación social un bien valioso tanto desde un punto de vista político como desde una consideración estríctamante práctica.
Agradecimientos Queremos expresar nuestro agradecimiento a Marta I. González García y José L. Luján por su discusión crítica y colaboración para mejorar diversas partes del texto. El apoyo material del Ministerio de Educación y Ciencia (DGICYT, PS92/0121) y el Vicerrectorado de Investigación de la Universidad de Ovíedo ha hecho posible la realización de este trabajo.
" Un punto que a menudo se suele dejar de lado en los estudios de participación pública es el de la diferencia de los distintos derechos nacionales. asunto de la mayor importancia a la hora de considerar la posible viabilidad de ciertas propuestas foráneas.
Bibliograffa Boxsel. J. van (1994), «Constructíve Technology Assessment: A New Approach for Technology Assessment Developed in the Netherlands and its Sígnífícance for Technology Policy». en: G. Aichholzer y G. Schíenstock (eds.), Teehnology Policy: Towards an Integration oisocial and Eeologieal Concerns, Berlín-Nueva York: De Gruytcr, 1994. Brown, n.A. (1987), «Ethics, Scíence, and Environmental Regulauon», Environmental Ethies 9: 331-349.
Burns, T.R. y R. Ueberhorst (1988), Creative Democracy:
Systematic Conílict Resolution and Policymaking in a World of High Science and Teehnology, Nueva York: Praeger.
Crosby, N., 1.M. KelIy y P. Schaefer (1986), «Cttízens Reviews Panels: A New Approach to Citizen Participatíon». Public Administration Review 46: 170-178.
Dahl, R. (1989), Democracy and its Crities, New Haven: Yale University Press. Elliot, D. y R. Elliott (1976), El control popular de la tecnologta, Barcelona: Gustavo Gili, 1980. Fiorino, D.l. (1988), «Regulatory Negotiation as a Policy Process». Publie Administration Review 48: 764-772. Fiorino, D.J. (1990), «Cíttzen Participation and Environmental Risk: A Survey of Institutional Mechanisms», Science, Technology and Human Values 15/2: 226-243. Handler, P. (1980), «Publícs Doubts About Science», en: R. Chalk, Science, Technolagy, and Society: Emerging Relationships, Washington D.C.: American Association for the Advancement of Science, 1988.
Jasanoff S. et al. (eds.) (1995), Handbook of Scienee and Technology Studies, Londres: Sage. Krímsky, S. (1984), «Bcyond Technocracy: New Routes for Citizen Involvement in Social Risk Assessment», en: Petersen (1984). Laird, F.N. (t 993), «Participatory Analysis, Democracy, and Technological Decision Making», Science, Technology and Human Values 18/3: 341-361. López Cerezo, J.A. y M.l González García (1993), «The Many Faces ofUncertainty: Forestry Research and Policy in Northern Spain». en: D. Procházková (ed.), Environmental Monitoring and Adjacmt Problems, Praga: Czech Ecological Institute and Ministry of Envirenment Press, 1993. PARA COMPRENDER CIENCIA, TECNOLOGIA y SOCIEDAD
295
López Cerezo, l.A. y MJ. Gonaálcz Garda (1996), «Lay Knowledge and Public Participalion in Technological and Environmental Polícy», Reaserch in Philosophy and Technology 16 (en prensa). Ne1kin, D. (1984), -Scíence and Technology Poliey and the Democratic Proccss», en: Pctcrscn (1984). Petersen, J.C. (ed.) (1984), Citizen Participa/ion in Science Palicy, Amherst: University of Massaehusetts Press. Rip, A. (1986), «Conrroversíes as Informal Technology Assessment», Knowledge: Creatíon, Diffusion, Utiliuuion 8/2: 349-371. Rip. A. Y H. van den Belt (1988), «Constructíve Technology Assessment: Toward a Theory», documento de trabajo, Universidad de Amsterdam.
logíes», Science, Technology and Human Values 17/1: 36-56. Shrader-Frechette, K. (1985a), Science Policy, Ethics, and Economic Methodology, Dordrecht: Reidel. Shrader-Frechette, K. (l985b), «Technology Assessmenr. Expert Disagreement, and Democratic Procedures». en: Research in Philosophy & Technology, Vol. 8, JA! Press, Nueva York 1985. Stehr, N. (1994), Knowledge Socíeties, Londres: Sage. Syme, G.l. y E. Eaton (1989), «Public Involvement as a Negotiation Process», Joumal ofSociallssues 4511: 87107. Villasante, T. (1995), Las democracias participatívas. De la
Rose, H. y S. Rose (1976), La radicalización de la ciencia, México: Nueva Imagen, 1980.
participación ciudadana a las alternativas de sociedad,
Schot, J.W. (1992), «Constructive Technolagy Assessment and Technology Dynamics: The Case of Clean Techno-
Wynne, B. (1995), «Publíc Understanding of Science», en: Jasanoff et al. (1995).
296
PARA COMPRENDER CIENC/A. TECNOLOGIA y SOCIEDAD
Madrid: HOAC.
29 La transferencia de la tecnología, una breve historia crítica I Paul T. Durbin
L
a transferencia de la tecnología: movimiento de la tecnología basada en la ciencia, que Pette de los países a la cabeza de la economía (en su mayoría situados en el hemisferio norte del globo) hacia las regiones del mundo (especialmente en el hemisferio sur) donde las herramientas técnicas tradicionales son la pauta habitual. Estos últimos. generalmente etiquetados como subdesarrollados o en vías de desarrollo, han tenido poco que aportar a los mercados económicos mundiales, excepto yacímientas de minerales y materias primas. Los representantes de los países desarrollados mantienen la promesa de una vida mejor para los trabajadores en los países en vías de desarrollo, si comienzan a producir para el mercado mundial (o al menos para el mercado regional). Tres aspectos han de destacarse en esta definición. Primero, dicha definición depende de un agudo contraste entre las técnicas tradicionales empleadas en los asentamientos de culturas tradicionales y los productos y los procesos asociados con la forma l
Traducción de Andoni Alonso.
moderna de producción, la cual está basada en lo que comúnmente se llama investigación y desarrollo producción. Abarca desde automóviles radios, televisión, y cinematografía hasta computadores y biotecnología; pero también hay que incluir en ella los procesos de tecnologización como el tipo de agricultura asociado a la así llamada revolución verde o la construcción de grandes presas para la producción de electricidad. Segundo, la cultura «moderna» que emerge con la transferencia de tecnología definida de esta manera, depende en gran medida de expertos: ingenieros, profesionales informáticos. expertos en ciencias agrónomas, etc.. pero también de economistas, de directivos formados científicamente, y de otros similares. Tercero, esto es lo que diferencia la transferencia de la tecnología de otros esfuerzos por el desarrollo comenzando con los créditos del famoso plan Marshall destinados a países europeos, a fin de reconstruir la destrucción provocada por la Segunda Guerra Mundial, pero que llegan hasta el momento actutal e incluyendo también a los créditos recientes para los países en vías de desarrollo provenientes del Banco Mundial y de instituciones similares. PARA COMPRENDER CIENCIA, TECNOLOG/A y SOCIEDAD
297
Tal como se presentan las cosas al final del siglo xx, sin embargo, algunos de los defensores más ardientes de la transferencia tecnológica son las agencias de desarrollo, tanto si están vinculadas a las Naciones Unidas, a instituciones gubernamentales del hemisferio norte, o las así llamadas organizaciones no gubernamentales (ONGs). Una última nota introductoria: el objetivo en este artículo. siempre que sea posible, se encuentra en la transferencia tecnológica y de desarrollo en Latinoamérica, incluyendo América Central y Sudamérica. En esta región, los principales defensores extranjeros del desarrollo suelen venir de Estados Unidos y, en menor grado, de Canadá. La transferencia de la tecnología a países subdesarrollados, aunque se vendía originariamente para su beneficio -s¡n duda, con frecuencia el único medio para salvarlos de la pobreza, la enfermedad, y otros males sociales- ha sido, como mucho, una bendición a medias para los países y regiones en el Sur, incluyendo a Sudamérica. Esto se puede ver fácilmente en los informes de los visitantes a los países latinoamericanos. México, por ejemplo, ha optado por trabajar con NAFTA -el tratado norteamericano de libre comercio entre Estados Unidos y Canadá-. y los visitantes de ciudad de Méjico se quedan impresionados con los edificios modernos; una estructura completamente moderna que incluye legiones de jóvenes trabajadores profesionales, y asimismo, impresionados con el estilo de vida que disfrutan. Esto ni parece que se haya obtenido a expensas de la cultura tradicional española, o a la cultura india, la auténticamente mejicana. Aun así, los visitantes perciben la aparentemente interminable miseria de los suburbios y pueblos más allá de las amplias ciudades, en los que literalmente, millones de personas, viejos y jóvenes. parecen no tener nada que ofrecer a la economía sino sus cuerpos. Y el mismo modelo se ve a lo largo de todo Latinoamérica, desde Río de Janeiro a Buenos Aires o Caracas. De acuerdo con ciertos críticos, los esfuerzos en pos del desarrollo han agudizado las desigualdades sociales en los países receptores. proporcionado una mayor riqueza para algunos pero una mayor miseria para la mayoría. Estos esfuerzos no han mejorado de forma significativa la salud y el bie-
298
PARA COMPRT:NnER CIENCIA, TECNOLocfA y SOCIEDAD
nestar de la mayoría y se ha asociado a estos intentos con la amplia destrucción medioambiental o ecológica en una de las regiones biológicas del mundo más productivas -por ejemplo, la desforestación del Amazonas- pero también de otros países desarrollados como Costa Rica. Primeramente, debemos mirar a la promesa que encierra la transferencia tecnológica. Una de las más tempranas y acérrimas defensas de la transferencia como incentivo para el desarrollo se puede encontrar en la lección de 1959 de C. P. Snow, The Rvo Cultures and the Scientific Revoíution. Este ensayo se recuerda más a menudo por su firme defensa de la legitimidad de la cultura científica. Al respecto Snow propone también cambios en el sistema educativo para favorecer la ruptura de las barreras que existen entre las dos culturas. Pero en el capítulo cuarto y último de ese pequeño pero influyente libro, Snow continúa sosteniendo la afirmación de que la cultura científica hace una contribución irreemplazable para ayudar a las zonas pobres del mundo para ponerse a la altura de las ricas. Afirma concretamente que son necesarios tres elementos: capital, «científicos entrenados e ingenieros con suficiente adaptación para dedicarse a la industrialización de un país extranjero», y «un programa educativo» para formar a Jos científicos e ingenieros nativos para que puedan volverse «casi independientes de los científicos e ingenieros del exterior». (The Ttvo Cultures, pp. 49-51). La misma actitud, y la misma confianza en la promesa ofrecida por los científicos e ingenieros respecto a Latínoméríca, muestra la famosa Alianza para el Progreso, del Presidente J. F. Kennedy, a principios de los sesenta, que fructificó en la Organización de Estados Americanos (OEA) y en el desarrollo de países como Costa Rica. Los primeros criticas del ideal tecnoeconómico del desarrollo fueron los pensadores marxistas. Casi tan pronto como se anunció dicho ideal, los críticos radicales recordaron el escrito de Lenin Imperialismo, el mds alto estado del capitalismo (1916). Lenin no encontraba en el colonialismo razones para afirmación alguna de generosidad por parte del capitalismo y sus aliados tecnocráticos; lo que encontraba, en cambio era un profundo cinismo per-
fectamente expresado por el colonialista británico Cecil Rhodes en 1895: «Mi idea más amada es una solución para los problemas sociales, esto es, a fin de salvar los 40 millones de habitantes del Reino Unido de una sangrienta guerra civil nuestra posesión colonial debe adquirir nuevas tierras para establecer la población excedente, proporcionar nuevos mercados para los bienes producidos en las factorías y minas» (citado en Communism: Baste Writings, 1970, p. 112). La concepción marxista del desarrollo tecnoeconómico como un neocoloniasmo para Lationamérica encontró, por supuesto, en Fidel Castro su principal representante, junto con Ernesto Ché Guevara, el misionero de la causa en otros países latinoamericanos. Los críticos de la parte contraria, durante la Guerra Fría, mantuvieron que los líderes de los países comunistas, a diferencia de los teóricos marxistas, eran en todo punto tan cínicos como los líderes de los países capitalistas al promover el desarrollo -incluyendo el envío de técnicos expertos a países menos desarrollados- por lo que había que incluirlos con sus propias razones políticas colonialistas. Sin embargo, contemplar la transferencia tecnológica para el desarrollo en términos exclusivamente de objetivos políticos de las dos superpotencias arroja poca luz sobre la realidad del desarrollo tecnoeconómico y sus problemas, tanto en Latinoamérica como en cualquier parte del mundo. De acuerdo con Gunnar Myrdla, uno de los más elocuentes defensores de los trabajos académicos en pos del desarrollo en los países avanzados, «una gran fuente de prejuicios en gran parte de la investigación económica sobre países pobres es ... el esfuerzo de tratar sus propios problemas internos desde el punto de vista de los intereses políticos y militares de Occidente para salvarlos del comunismo» (Asian Drama, 1968, vol. L p. 13). Entre los críticos más influyentes del desarrollo en Latinoamérica en la etapa siguiente, se encuentran los conocidos como teóricos de la «dependencia». Fernando Enrique Cardoso y Enza Faletto, en los setenta, centraron su atención en las coaliciones internas que permitieran a la mayoría de los países de Latinoamérica pasar de exportadores de recursos a mercados domésticos genuinos; pero también se concentraron en las estrategias utilizadas, en las
crecientes alianzas entre las élites locales y el capital extranjero -las cuales- mantienen estos autores, condujeron a esos países al estado de dependencia perpetua con respecto a los países capitalistas (Vid. Cardoso y Faletto, Dependency and Development in Latin America, 1979). Imanuel wallersteín -vid. por ejemplo, The Capitalist World Economy (1979)- observa el mismo proceso que se desarrolla en todo el globo, donde una «lógica de la acumulación del capital» dicta no sólo las relaciones entre las élites y las demás clases en países concretos, regiones geográficas bien definidas o zonas económicas, sino que también dicta las
reracacnes pTeuec'l.'n\e"- en \üuü e\ T'ffüllUÜ ell\ie ~\'d dos pertenecientes al «núcleo», que reciben la mayoría de los beneficios, y estados o regiones en la «periferia», que sufren proporcionalmente. Andre Gunder Frank (por ejemplo en su Capitalism and Underdevelopment in Latín America, 1969) había ya apuntado, con una decáda de anticipación, el fenómeno que él denomina «el desarrollo del subdesarrollo» -un incremento de las conexiones externas (con algo parecido al «núcleo» de Wallerstein}. que produce, de hecho. «retrogresíón en la periferia». Los estudios sobre este tipo de fenómenos en realición tanto a los aspectos políticos como de medio
ambiente han sido numerosos: vid. Mark Falcoff Modem Chile: 1970-1989 A Critical History (1989), también D. Collier and Collier Shaping the Political Arena: Critical Iunctures, The Labor Movement and Regime Dynamics in Latín America (1991). Respecto al medio ambiente, vid. Politics and Environment in Brazil (1991). Carolyn Merchant en Ecology (1994, el cuarto volumen de una serie, Conceptos clave en la Teoría critica) ha recogido perspectivas altamente críticas de la situación medioambiental, en el que autores como Ame Naess (con fama de «ecología profunda», vid su Ecology, Community and Lifestyle 1989) y Vandana Shiva están incluidos. La atención de esta última se dirige a la India, no a Latinoamérica. pero ha escrito trabajos pioneros de los impactos negativos del desarrollo en las familias, y particularmente en las mujeres: vid su Staying Alive: Women, Ecology and Development (1988) de merecida PARA COMPRENDER CIENCIA, TECNOLOGIA YSOCIEDAD
299
fama. Un acercamiento similar, pero más genesal y con detalles sobre lo que ha de hacerse es el de D. Eade y S. Williams (editores), The Oxfam Handbook of Developmente and Relief (1996). Respecto a las cuestiones medioambientales, se han hecho numerosos estudios, por ejemplo, en la destrucción de la selva amazónica -vid. Andrew Revkin, The Burning Season (1990), o Alex Shoumatoff The World is Burning {1990h Val Plumwood y Richard Routley (1982) amplían este tipo de análisis para tratar la destrucción -bajo la presión del desarrollo- de las selvas a lo largo y ancho de todo el mundo; vid. tambien Friends of the Earth, Life afta Logging? The Role of Tropical Timba Extraction in Species Exíinction (1991). Asuntos asociados con la deforestación de las selvas en Costa Rica se pueden encontrar en Daniel Jazen et. al. Corcovado National Park: A Perturbed Porest Ecosystem (1985). Los críticos del desarrollo y de la transferencia tecnológica han discutido hasta qué punto se concentraba en áreas específicas: impacto en los trabajadores y sus familias, o en especial en las mujeres, impactos sobre el medio ambiente, como en el caso de las selvas, y otros parecidos. Pero existe otra clase de críticos del desarrollo que ven la totalidad del proceso con consternación y que son especialmente críticos con las nuevas élites técnicas -en Latinoamérica y en cualquier parte del Sur- y respecto al estilo de vida modernizado y occidentalizado que se practica en ellas. Tales criticas ven el desarrollo como un desastre primordialmente en términos de la destrucción de culturas y estilos de vida tradicionales. El crítico más extremo entre ellos es Ivan Illich, que ha trabajado durante décadas en Cuernavaca, Méjico (Carl Mitcham opina que el libro de Illich Tools for Conviviality 1973, es su obra más importante). Pero un discípulo de Illich, Wolfgang Sachs, ha recogido contribuciones de diferentes escritores con una mentalidad semejante (incluyendo a Vandana Shiva y Gustavo Esteva, también a Illich) en su Dictionary of Development (1992). El libro podría ser llamado también un diccionario del antidesarrollo. Con todas estas críticas, a finales del siglo xx, ¿no queda nada positivo que decir sobre la transferencia de tecnología y maestría técnica hacia los
300
PARA COMPRENDER CIENCIA. TECNOLOG1A y SOCIEDAD
países subdesarrollados, incluyendo a los de Latinoamérica? Claramente, el capitalismo piensa que sí. Recientemente, el jefe de la compañía DuPont, que durante décadas ha invertido fuertemente en Latinoamérica, ha sido citado para apoyar NAFfAy empesas similares, afírmando que la compañía ha de incrementar sus exportaciones un diez por ciento anual para pennanecer competitiva. Añadió: «Debemos comportamos y parecer una compañía local en todo lugar en el que operemos». Y una gigantesca corporación, similar a ésta, Mobil, ofrece ejemplo de qué deben hacer tales entidades para proporcionar beneficios en los lugares donde operan: reparación y rehabilitación de una biblioteca pública en Africa Oriental; subvención de actividades culturales, como conciertos o exposiciones; construcción de una clínica cercana a su campo de operaciones en Indonesia; y cinco millones de dólares invertidos en la economía local de Nígeria (anuncio de servicio público en el New York Times, p. A25 28-Marzo-1996). Si estas defensas del desarrollo capitalista y de la transferencia de tecnología a los países en desarrollo parecen demasiado interesadas -quízá incluso más cínicas que las de Cecil Rhodes en 1890~ también existen movimientos positivos activos, muchos de ellos relacionados con Latinoamérica. Baste con citar dos ejemplos relacionados con Costa Rica: M. Wells y K. Brandon People and Parks: Llnking Protected Area Management with Local Communities (Washington, OC: Banco Mundial 1992) y la Fundación Neotropica Osa 2000: A Strategy [ot Bíological Conservasion and Community Development in the Osa Peninsula (San José, Costa Rica, 1991). Justamente, el Banco Mundial y la Fundación Neotrópíca son dos ejemplos de organizaciones no gubernamentales que trabajan para conseguir «desarrollo sostenido», no sólo en Costa Rica, sino por toda Latinoamérica, e incluso en por todas la áreas subdesarrolladas del mundo. El debate continúa, no sólo acerca del desarrollo del tipo del de NAFTA, sino en general. Los defensores apuntan a señales nuevas de prosperidad en toda Latinoamérica y en el Sur, respecto a todos los índices de modernización, incluyendo la rápida expansión de la élites técnicas y la aparición de una nueva clase media. Pero los críticos continúan ín-
sísttendo en la amplia pobreza y en la alienación social, pesadas cargas para los trabajadores y las familias (cuando finalmente pueden encontrar trabajo), así como de la enfermedad, incluso el hambrre y la amplia destrucción del ecosistema en su totalidad, el cual es fundamental para la salud del planeta. La transferencia tecnológica puede parecer una panacea para muchos, pero permanece como un ideal (si es que lo es, después de todo) que está cargado de peligros y desastres potenciales para las comunidades y el entorno.
Bibliografía Cardoso, F. H. Y Faletto E. Dependency and Development in Latín America. Berkeley: Univ. of California Press, 1979. Collier, David, y Collier, Ruth. Shaping the Political Arena: Critical Iunctures. the Labor Movement, and Regime Dynamics in Latín Amáica. Princeton, N. J.: Princeton Univ. Press, 1991.
Guirnaraes, R. P. Politics and Enviroment in Brazil: DIe Ecopolitics o(Development in the Third world. Boulder, Colo.: Lynnc Rienner Publíshers. 1995.
Illich, Ivan. Tools [or Convivíality. New York: Harper & Row, 1973, (Trad. esp. La Convivencialidad, Barran, Barcelona, 1973). Janze!, Daniel, el. al. Corcovado National Park: A Perturbed Forest Ecosystem. San José, Costa Rica, 1985. Mitcham, Carl. «Tools [or Conviviality», Argument, 1nsight, Influence. In P. Durbin (ed.) Europe, America and Technology. Philosophical Perspectives. Dordrecht: Kluger, 1991 (pp. 17-56). Se trata de parte de un simposio editado por Leonard Wacks sobre la filosofía de Ivan Illich.
Myrdal, Gunnar. Asian Drama: An Inquiry into the Povety o{ Nations. (2 vol.) New York: Twentieth Century Fund y Pantheon, 1968.
Naess, Ame. Ecology, Community and Lifestyle New York: Cambridge Univ. Press. 1989.
Eade, O. y Williams, S. (eds.) The Oxfam Handbook of Deveiopment and Relie]. Atlantic Highlands , N.J.: Humanities Press, 1996.
Plumwood, Val. y Routley, Richard. World Rainiorest Destruction -The Social and Economía Factcrs, en The Ecolagist. vol. 12, n" 1. 1982.
Falcoff, Mark. Modern Chile, 1970-1989: A Critical History. New Brunswick, N. J.: Transaction Books, 1989.
Revkin, Andrew. Die Burning Season: The Murder o{ Chico Mendes and the Fight (or the Amazon Rain Forest. Boston: Houghton Míffl¡n. 1990.
Frank, Andre Gunder. Capitalism and Underdevelopment
in Latín Americe: Hístorical Studies oiChiie and Brazil. New York: Month1y Review Press. 1969.
Sachs, Wolfgang (ed.) The Development Dictionary . London: Zed Books, 1992.
Freemantle. Anne, ed. Communism: Basic Writings. New
Shlva, Vandana. Staying Alive: Women, Bcology, and Develaprnent. London: Zed Books, 1988.
York: New American Library, 1970. Incluye textos selccclonados de Marx, Engels, y Stalin, no sólo de Bakunin, Kautski, y Trotsky, sino también de Mao Tsé Tung, Ho Chi Min, Castro, y Guevara, entre otros. Friends of the Earth. Life alter Logging? The Role og Tropical Timber Extraction in Species Extinction. San Francisco, Calif.: Friends of the Earth, 1991. Fundación Neotrópica. Osa 2000: A Strategy (or Biological
Conservaiíon and Community Development on the Osa Península, San José, Costa Rica: Fundación Neotrópica, 1991.
Shomatoff, Alex. The World ís Burning: Murder in the Rain Forest. Nueva York: Cambridge Univ. Press, 1959. C. P. Snow, The Two Cultures and the Scientiiic Revolution, Nueva York: Cambridge Univ. Presa, 1959. Wallerstein, Imrnanuel. The Capitalist World-Economy: Essays. Nueva York: Cambridge Univ. Press, 1979. Wells, M. y Brandon K. People and Parks: Linking Protected Area Management with local Communitíes. Washington, D.C.: World Bank, 1992.
PARA COMPRENDER CIENCIA, TECNOLOG/A y SOCIEDAD
3O1
Epílogo! Wiebe E. Biiker
Boceto para una historia de los estudios CTS
E
l estudio de la ciencia, tecnología y sociedad
(CrS) ha conocido desde siempre una tensión entre lo académico y lo práctico, entre la «iglesia superior» y la «iglesia inferior», entre la investi-
gación universitaria y la enseñanza en la escuela. Algunos aspectos de esta tensión se han documentado sobradamente en los capítulos de este libro. Comenzaré este epílogo dando mi propia versión de esta tensión, y discutiré posteriormente que resulta prometedor explotar esta tensión como un recurso positivo, en vez de contemplarla como un problema. Mi argumento se desarrollará así discutiendo sobre la particular contribución que los estudios españoles de CTS pueden realizar. En los años sesenta, los grupos activistas de estudiantes de ingeniería y ciencia, especialmente en Holanda y el Reino Unido, se volvieron reactivos en contra de cienos desarrollos de la ciencia y la tecnología, especialmente la energía nuclear, la carrel
Traducción de Andoni Alonso.
ra armamentística internacional, y los efectos de la tecnología en los lugares de trabajo. A finales de los setenta este movimiento había sido bastante existoso en cuanto a lo institucional, pero también se sabía ampliamente que había perdido penetración en los procesos del cambio científico, tecnológico o social. Esto favoreció «una desviación académica»; la investigación fundamental en CTS se inició para ganar conocimiento que podría ser de utilidad en el ámbito político. Despúes de una década, este trabajo había consolidado impresionantes resultados en cuanto a una mejor comprensión de los problemas CTS, y este volumen da cuenta de ello. La cuestión actual es: ¿nos salimos del desvío académico y nos dirigimos de nuevo hacia los problemas sociales que forman las raíces del movimiento CTS, o continuamos por el sendero académico de una disciplina recientemente establecida? He mantenido en otra parte que la metáfora del desvío puede ser útil para dibujar el problema, pero que oscurece la vista de una posible solución 2. Intentaré mostrar en este epílogo que no deberíamos , Vid. Bíjkcr. Wiebe E. O( Bicycles, Bakelites and Bulbs. Towards a Theory o( Sociotechnícol Change, MIT Presa, Cambridge, 1995. PARA COMPRENDER CIENCIA, TECNOLOG1A y SOCIEDAD
303
pensar en el futuro de los estudios CTS como una simple toma de la salida, como volver desde la academia e introducirse en política. En cambio, debemos encontrar un nuevo equilibrio entre el trabajo teórico y el compromiso social.
definitiva estos problemas pertenecen a nuestra cuítura tecnológica.
Del estudio de una cultura de CTS
al estudio de una cultura tecnológica Problemas de las sociedades modernas
Una de las cosas que hemos aprendido desde la década de los estudios de CTS (véase al respecto el capítulo de este libro dedicado a este tema) es que se tratarla de un error caracterizar estos problemas como intrínsecos a la tecnología y a la ciencia. Dicha equivocación sería similar a la interpretación errónea de la novela de Mary Sheltey, que la entiende simplemente como el desarrollo de una tecnología malvada. En vez de esta idea, lo que Frankenstein hizo fue construir una tecnología (eel monstruo») de la que no se ocupó adecuadamente; una tecnología que no supervisó o no amó lo suficiente. Si lo hubiera hecho, la tecnología obtenida hubiera sido asimismo menos dañina y problemática. Los problemas de nuestras sociedades modernas no son de la tecnología y la ciencia per se, ni tampoco exclusivamente sociales, económicos o pohticos'. En
Vivimos en una cultura tecnológica. A primera vista, la «cultura tecnológica» es una contradictío in terminis. Si algún par de términos son opuestos parecería que «tecnología» y «cultura» lo son. Neil Postman, por ejemplo, nos avisa de la «intrusión de la tecnología en la cultura» y contempla la tecnología como «las herramientas que no se encuentran integradas en la cultura pero atacan a la cultura»'. Pienso que ésta no es la forma adecuada de ver la relación entre la tecnología y la sociedad, y quiero proponer una forma radicalmente diferente de verla. Imagínese el siguiente experimento mental: alguien que viviera hace dos mil años se transalada hasta el 1800; encontraría un mundo diferente pero no tanto como para que se acomodara a él con cierta facilidad. Si viajara a 1950 o más tarde, sin arnbargo, se sentina completamente perdido, e incapaz de encontrar algún sentido al mundo en el que se encontraría. Esto es, sugiero, porque durante el último siglo ha surgido una cultura completamente nueva: una cultura tecnológica. Nuestra cultura se desarrolla en referencia directa a la tecnología, y sólo se puede comprender sabiendo qué papel juegan la ciencia y la técnica. En términos metodológicos, el punto anterior se sigue naturalmente de lo que obsevamos al final de este manual de Ciencia, Tecnología y Sociedad, Recientes estudios constructivistas de ciencia y tecnología (ver el capítulo V) se han concentrado sobre la cultura de la ciencia y la tecnología: las prácticas del laboratorio, el taller, el departamento de diseño y la oficina editorial fueron estudiados en sus detalles etnográficos. Ahora, nuevamente es el momento para ampliar nuestra perspectiva y dibujar las consecuencias radicales de los trabajos recientes de
'Vid. por ejemplo: Latour, Bruno, ARAMIS ou l'amour des techulques. Editiuns de la Découverte, París, 1992.
"Postman, Neil, Tecnopolis, Círculo de Lectores, Madrid, 1995.
La ciencia y tecnología modernas han aportado grandes beneficios al género humano. Desde luego, las sociedades modernas no existirían en el modo que las conocemos si la ciencia y la tecnología no las hubieran construido. Pero la otra cara de la moneda es que esas sociedades modernas -local, regional. nacional, y globalmente- tienen también numerosos problemas que sólo pueden entenderse como aportados por la ciencia y la tecnología. Yal respecto, no estoy pensando en accidentes de sobra conocidos como los de Hiroshima, Vietnam, Bhopal. Chernobyl, o el de Exxon Valdez. Éstos constituyen tan sólo síntomas de problemas estructurales que se encuentran en el núcleo de nuestra cultura moderna: medioambientales, de la distribución de la riqueza a nivel global (con sus consiguientes problemas sanitarios), y el de la paz y la seguridad.
304
PARA COMPRENDER CIENCIA. TECNOLOC1A y SOCIEDAD
CT5, los cuales han mostrado que la ciencia y la tecnología no tienen esa naturaleza especial que los estudios popperianos les asignaban. Del estudio de la cultura de la tecnología hay que pasar al estudio de la cultura tecnológica. Tomamos la «cultura tecnológica» como la nueva unidad de análisis -en lugar del artefacto técnico o el sistema técnico, o la institución societaria, o la firma económica. Al tomar ésta como unidad de análisis, seremos más capaces de evitar interpretaciones esencialistas de la tecnología, la sociedad, la política, o la economía. A cambio, las preguntas que ahora se lanzan son cómo los actores distinguen estratégicamente entre lo técnico ylo económico, entre lo social y lo científico, entre lo cultural y la política. La nueva investigación debería describir cómo los actores trazan ellos mismos tales distinciones, y las teorías han de proponerse para explicar estos procesos sin caer otra vez en reduccionismos -tanto el técnico, que asume que es la técnica la que determina todo, o el social, que asume que lo societario lo determina-o Tales teorías explícatorías nuevas necesitan construir nuevas distinciones. Este nuevo estudio de la cultura tecnológica amplía, por un lado y por otro armoniza más que lo que lograba el viejo enfoque de cultura de la tecnología. Por otro lado, este último es una condición necesaria para el primero; sin una perspectiva constructivista. no podemos analizar la sociedad, la tecnología y la ciencia de forma integrada. La tecnología permanecería así como un «Premdkorper». un proyectil errático, un volante sin dirección.
Traspasando nuevas fronteras Los análisis CTS de la cultura tecnológica piden nuevos enfoques, nuevas alianzas y prácticas de ínvestigación y enseñanza. Este manual puede ser útil para imaginar varias de estas nuevas posibilidades. Los estudios CTS han sido un campo interdisciplinar desde el principio, especialmente aproximando las ciencias sociales, la filosofía, la historia y las ciencias naturales. Pero recientemente, también las ciencias económicas y políticas se vuelven relevantes cada vez más para CT5, al mismo tiempo que dichas disciplinas descartan su generalmente inge-
nuas imágenes tecnológico-deterministas de la tecnología y la sociedad. Entoces, CTS se desarrollará por medio de aún más colaboraciones interdísciplínarias. Aunque entre estas fronteras entre disciplinas, han de cruzarse aún otras. Discutiré cuatro tipo de división a continuación. Las divisiones culturales, en el más estricto sentido de «cultura», han formado parte de los estudios CTS desde sus primeros días. Una fuerte tendencia anglosajona (también de CTS en Holanda y Escandinavia) apareció en las cuestiones de definición y en la terminología descriptiva y explicativa. Los trabajos eTS en Francia, y en menor grado en Alemania, difieren en gran medida, por ejemplo, respecto a las asunciones epistemológicas y filosóficas bésícaso Es por ello importante que gracias a este Manual, se ha atravesado la siguiente frontera cultural. entre el mundo anglosajón y el mundo híspanoparlante. Los problemas de CTS que son especíalmente relevantes en el sur de Europa y en Latinoamérica atraerán ahora más la atención y reflexiones como las de Ortega y Gasset podrán encontar ahora su camino en la comunidad internacional de eTS. Otra importante frontera ha aparecido entre la enseñanza universitaria y la educación general (de adultos y en secundaria). Si tomamos la cultura tecnológica como nuestra unidad de análisis, podemos esperar que las divisiones profesionales tradicionales no serán adecuadas para resolver los problemas democráticos de la sociedad modernas, ya que los problemas no se encuentran compartimentados a lo largo de esas líneas profesionales. La gestión de la tecnología en la sociedad no puede delegarse en políticos e ingenieros dentro de sus propios ámbitos; en cambio, un democratización de la cultura tecnológica deberla -de una forma o de otra-, implicar a grupos sociales más relevantes. Los estudios CTS son cruciales para preparar a los ciudadanos para este compromiso democrático. La enseñanza de CTS es entonces una piedra angular del edificio de las sociedades democráticas modernas, y su enseñanza debe alcanzar a todos los (futuros) ciudadanos, y no sólo a los estudiantes universitarios. La tercera división que necesita ser atravesada es la que rodea a la universidad. En este sentido, el desvío académico del que hablaba debe finalizar. Los estudios CTS han proporcionado ya muchas inPARA COMPRENDER CIENCIA, TECNOLoc1A y SOCIEDAD
305
tuiciones en el funcionamiento de la ciencia y la tecnología en la sociedad. Ahora se puede desarrollar una investigación posterior junto a organizaciones gubernamentales y de negocios. Los investígadores y profesores de CTS pueden trabajar activamente en firmas y organizaciones públicas, tanto para realizar trabajo de investigación como para participar y asesorar. Esto nos lleva a la cuarta y última división, la existente entre teoría y práctica. Hasta ahora, la
mayor parte de los estudiantes de CTS se han concentrado en investigación básica y sólo unos pocos han «vendido» su trabajo como trabajo de consultoría. Sugeriría una definición más amplia para poner en práctica nuestras teorías de CTS. Esta concepción más amplia podría etiquetarse como «política de la tecnología» a diferencia de la «política tecnológica». La primera se dirige así a cuestiones tales como la democratización de la cultura tecnológica, la toma de decisiones acerca de grandes proyectos tecnológicos, las inclusiones o exclusiones sociales provocadas por los cambios tecnológicos, y los efectos emancipadores de la tecnología. La segunda se dirige más a consultoría particular para los negocios privados y la organización gubernamental. en los que los problemas suficientemente concretos han de resolverse de forma instrumental. Los estudios CTS se encuentran maduros para trascender también la cuarta división entre la teoria y la práctica y se implica en debates políticos sobre el desarrollo de nuestra cultura tecnológica, especialmente si pensamos también en contribuir a la política de la tecnología y no sólo a la política tecnológica. Si se toma la cultura tecnológica como una unidad de análisis, los análisis políticos difícilmente caerán en el marco de los factores normales de la sociedad, tales como la economía contra lo social, lo político contra lo técnico, etc. Entonces podremos ser capaces de evitar las viejas situaciones de bloqueo inevitable, y podremos sugerir creativamente nuevas definiciones de los problemas sociales, así como nuevas estrategias para resolverlos 5. , Para el desarrollo de los estudios causfsticos en España, vid. Aibar, Eduardo y Bíjker. Wiebe E.. Construaíng a City: The Cerda Pían for the Bxtensioñ of Barcelona, en Scicnce, Technology and Human Valúes, en prensa.
306
PARA COMPRENDER CIENClA. TECNOLOC1A y SOCIEDAD
Conclusión En todos estos aspectos, este volumen español de artículos sobre CTS ofrece un prometedor punto de partida para nuevos trabajos de CTS de acuerdo a las líneas que he sugerido. La tensión central de todos los trabajos de CTS -entre la teona y la práctica, entre la investigación y la ensefianza, entre la academia y el mundo de los negocios, entre el estudio y la política- se pueden hacer aquí productivas. La nueva asignatura de CTS en la educación secundaria española proporciona una excelente oportunidad -no sólo para contribuir a hacer ciudadanos más responsables en la moderna cultura tecnológica, sino también para llevar más lejos la investigación en CTS-. Si la enseñanza CTS empleara pequeños proyectos desarrollados por los alumnos, estos podrian ser preparados y surpervisados por grupos de profesores de bachillerato e investigadores universitarios. Tal cooperación podría contribuir a garantizar la cualidad de la enseñanza, y al mismo tiempo a integrar la investigación CTS con su básica misión democrática. En el nivel universitario, los proyectos CTS ofrecen numerosas oportunidades para una colaboración estrecha entre las autoridades regionales y las pequeñas compañías a fin de conseguir objetivos de desarrollo económico, regulación de medio ambiente, e inclusión democrática. Para las sociedades de desarrollo rápido, parece un extraño desvío ir primero a través de laberintos disciplinarios que se produjeron en el siglo XIX y principios del xx por otros países. Más bien, la ruta interdisciplinar de CTS es una vía mucho más prometedora para satisfacer los propósi tos básicos de las sociedades modernas. Cuando tales formas de trabajo CTS se desarrollan, no necesitamos hablar de «volver desde el desvío académico», sino que tendríamos éxito en desarrollar un nuevo, integrado estilo de investigación y enseñanza de CTS, de teoría y práctica, en los que estos elementos se fertilizan entre sí los unos a los otros.
,
Indice general Prólogo "
.
5
1. Los estudios de ciencia, tecnología y socíe.. dad. Una introducción conceptual
9
13
Carl Mitcham, Universidad de Permsylvania. I LA EDUCACiÓN EN LOS ESTUDIOS CTS
3. Filosofía de la educación en CTS. Ciclo de responsabilidad y trabajo comunitario
19
teonard J. Waks, Universidad de Temple. l. Filosufía educativa de la responsabilidad; un diseño para crs ' Introducción, . Propósitos de la estructura del ciclo de la responsabilidad . 1. La dimensión ética y de valores . Responsabilidad . . . Responsabilidad por e! mayor bien 2. Fases de! ciclo de responsabilidad .. Fase 1: Comprensión de sí mismo Actividades para la comprensión de sí mismo. Fase 2: Estudio y reflexión acerca de patrones y . cuestiones CTS . . Actividades de estudio y reflexión . Fase 3: Toma de decisiones . Actividades de toma de decisiones Fase 4: Acción responsable . Actividades de la acción responsable Fase 5: Integración .. 3. Aplicando e! ciclo de responsabilidad 0
.
35
Leonard J. Waks, Universidad de Temple.
Carl Mitcham, Universidad de Pennsylvanía.
2. Un campo interdisciplinar: la historia, filosofía, economía y sociología de la ciencia y la tecnología , ..
4. Las relaciones escuela-comunidad y su influencia en la educación en valores en CTS
20 20 21 22
22 23
27 27 27
28 29 29 29 29
JO JO 30
Áreas potenciales de preocupación comunitaria Contenido controversial del currículo Alentando la acción social responsable La búsqueda de la certeza Tres principios El principio del control de la comunidad El principio del desarrollo integral de la persona. El principio de la razón en controversia Pautas Antes de comenzar. Introduciendo el programa CTS Respondiendo al ataque
5. Programas universitarios y no universitarios en los Estados Unidos y Europa: observaclones desde y sobre el terreno Stephen H. Cutc/iffe, Universidad de Lehigh. Introducción Aparición de este campo. Ciencia. Ingeniería y Programas de Política Pública. Programa de Estudios en Ciencia y Tecnología Ciencia, Tecnología y Sociedad. Conclusión
36 36 36 37 38 38 40 41 42 42 43 45
49 49 50 54 56 59 61
II HISTORIA DE LOS ESTUDIOS CTS
Desde la historia 6. Perspectiva histórica de la tecnología. Historia social del desarrollo científico y tecnológico
65
José María Cabo Airas, Universidad del País Vasco. 1. En la prehistoria 2. El legado greco-romano
,
PARA COMPRF