Obras completas. Tomo XI [11]

  • 0 0 0
  • Like this paper and download? You can publish your own PDF file online for free in a few minutes! Sign Up
File loading please wait...
Citation preview

Obras completas de Platón

Platón Obras Completas Traducción, prólogo, notas y Clave hermenéutica de Juan David García Bacca e Tomo XI, Hipias Menor, Alcibíades I, Ión, Laques Mene­ xeno y Cartas Presidencia



de

la

Coedición de la República

de

Venezuela, la Facultad de Huma­

nidades y Educación y la Dirección de Bibliotecas, Información, Docu­ mentación

y

Publicaciones de la

Universidad Central de Venezuela •

Caracas, 1982.

Versión directa del texto griego de la Edición "Guillaume Budé", Société d'Edition "Les Belles Lettres", París

ADVERTENCIA Las siglas Cl. l, 2, 3; JI.

1, 2; Ill. 1, 2, etc., remiten a la Clave her

menéutica.

Depósito Legal Cf 80

-

1401

© Facultad de Humanidades

y Educación

Universidad Central de Venezuela J.

D. García Bacca

Derechos Reservados

RECONOCIMIENTO

El Traductor y Autor agradece al colega universitario, doctor Bias Bruni Celli, su colaboración filosófica y técnica en la revisión de los diálogos "Hipias Menor", "Alcibíades I", " Ión" , "Lat1ues" y "Car­ tas", que configuran este tomo. reconoce una deuda especial al licenciado Benjamín Sánchez M. como revisor general de las obras completas en sus aspectos filosó· fico y técnico.

Y

J. D. G. B.

RIPIAS MENOR

L11gar

y

tiempo del (fingido) diálogo hablado. Atenas. Hacia ¿405

a. C.? Personas: HIPIAS.

De Elis. Sofista famoso. Nacido hacia mitad de s. V.

SócMTES. Eúmco.

Ateniense. De 65 años. Filosofante dialéctico.

Del séquito de

Hipias.

L11gar )' tiempo del diálogo redcictado. Atenas. Academia. Por un miembro de la Academia. ¿Platón mismo hacia 380? Ensayo. ,

ARGUMENTO El diálogo se articula en tres partes. Parte Primera: lntrod11cción (363-373 a, b). Aprovechando una afirmación de Hipias acerca de la superioridad de Aquiles respecto de Ulises, en cuanto veraz aquél y falsario el otro, Sócrates plantea, paso a paso, el tema de las relaciones entre verdad-falsedad, veracidad­ falsía, sincero-falsario, voluntario-involuntario, bueno-malo, mejor­ peor, potente-impotente. Parte Seg1tnda (373 c, d, e-375 a, b, c, l�3LU't',PL8�c;. I:OKPATHI:. Kcxl pf¡v, � EG3LKE, IO'tlll YE al f¡3#:c.lc; &v nu8oli'f111 ºhmlou t>v vuvat¡ V.t:yEV Ttt:pl "Oi'f¡pou. Kcxl ydt.p -ro9 ººº TIClt't'poc; >A1tf1 p&11-cou �ICOUO\I 3n f¡ ·uLO.c; KcilALOV dr¡ � Ttolr¡pct -el¡ •Ql'fiP9 � f¡ >03-óoOELCl1 'tOOOÚ'tCj) 3c tc:illL oV 309 4.¡.11;lw.,v •AxLUt:úc; ·oauooi:c.:ic; t:tr¡· ltccStnpov yc!tp 'tl.>v noLr¡­ ¡i.c!l'tc.:>11 'tb l'Ev de; •oauoo#:et lef>YJ Tlf:Tt0Lf\a0cn, 'tO g• de; 'A�LAU:Cl. n1tpl lic:Elvou oftv f¡3#:c.lv 'tt: e !Uc.lll ICCll nt:pl •oi'ÍJpou, EY. 'AUc!t 3f\Aov 3•n o O c¡>0ovfiou ºITtnlcu;, Mv •n CIO"Cl>v lpm't�c;, &Tto1Cplvt:a0C1CL' � y&.p, t\ ··tTtTtlet, Mv 'tl lpc.l't. a& I:c.l1tpdt't1Jc; TlOLÍ)at:L� ; 38! 11 2

&O!¡> w :· �icpetuc;,

El &Uouc; 11E:v

C11ú-ca -raO-c• TtetlJttú(.,) 1eC11l &.E,...& ÓLa -cetO-ret XPfil1et'tet Aa�éivu11,

aihoc;

ót.

ó-no

aoO tp-r&l11Evoc; 11� avyyv&>11r¡\;

"C'

fxoLl1L 1eetl

np 4 c; &noicplvol1111v.

.

ic«A yóip '"Col: -.')vt1e·01. 11E:v &p L.v-rponoc;



..9 'O ¡.if¡ p

TtCTlO(l)"tCtL; 1 n' UH KLpov�CJEQ.avBá.vEw a1hov &>.al;ovEVÓpEvoc;, � hó}. p a Évav'tla HyELv tc:al Há.1180t11E11 'tOV 'OóvaaÉa• o(iótv yoOv c¡>otlVE'tOtl El11cl>v npbc; CIU'tO\I Q.tyQv i.ía'tEpov � Qc; npbc; 'to v 'Oóua­ afo lc¡>T) lip« 'tñ �ot &no11>.EvaElr¡alv &11011>.EvaEtaBal, illa aUct }.ÉyEL; In. noo óf¡; 'Ev otc;

HyEL. ' 9{¡ yap n ptv Tto>.Ép.lalac; Kotl vflac; ltc:Éa0cxL IC'tElVOll't' 'ApyElovc;, ICOC'tÓt 'tE c¡>>.ÉE,ocl n vpl 11flocc;. &p.c¡>l H p.lv 'tfi 'p.ft 1ehatn 1eocl 11r¡t p.�Ac:Llvn :r.n.

"E ic 't opet 1c:at

C

p.Ep.alha p.ocxr¡ c; ·axf¡a E a B a l 6.tG).

I:.u ói') o�v, � 'ITmla, 11Ó'tEpov o{h·G)c; t11�f¡ap.ovoc o'l'.lt\ dval 'tflc; 0É'tloó c; u 1c:al imo 'toO aoc¡>w'tchov XElpQvoc; TIETICXLocwp.Évo11, l.6crtE 6>.tyo11 Ttpóupo11 >.olO OpoO v 't a 'touc; &>.al;ó11ac; 'tñ foxoc'tn Aotóoplci- aó'tov TiapaXPfll1cx TTpoc; ¡.itv 'to11 '0óvaaÉcx c¡iivotl &11on>.cvaE:ta8ocL, 11poc; ót 'tov Atav'ta ¡tEVEtv , &A>.' 'tbv

O�IC bn8ov>.EÚOV'tcX 'tE ICotl �yoúp.EVO\I ªPX cxtov dvetl 'tOV 'OóvaaÉa 1c:al a1hoO etG't� 'tOÚ't9 'tf:\ 'tEXVcXl:ELV 'tE ICetl 'fEÚ­ ÓeaBotl TIEp L ÉaeaBaL. : 1 n. oaicovv lpolyE O O ICEL , � :r.¿,Kpocuc; &>.>.ói ICotl CIU'tdt -tcxO'tot ónb c(ir¡Bclac; & v anE1aBdc; npbc; -tbv Afcxv'ta &lla dTTEll � npbc; 'tOll 'OóvaaÉcx· li ót 'OóvaaEuc; lí. u &Ar¡Bfl >.tyEL, hn8ovAcúaac; &El >.ÉyEL, 1c:o.t !Saoc '4JEIÍÓE't('(L QOCICV'tG)c;. b 3 � w; FW: itw; T 11 8 ll. IX !i5o 11 e 3 ;.).i�«t T\V : o¡.r.ü�«t llomeri vulg. 11 4 Sl ¡.r.w TW: Si 'tOt libri homorici 11 e 1 lvljOt!«;

1'W: evvoloc, F.

l. -

4

4

e

HIPIAS MENOR

e

25

prepararse n i ponerse a arrastrar las naves para partirse a casa; smo, con gran desfachatez, tiene en bien poco el decir la verdad. Pues bien, Hipias; ya desde el principio, desconcertado, te pregunl:tba por a cuál de ambos varones hizo el poet:i. mejor; y tenía a ambos por óptimos y por difícil de

juzgar cuál fuera mejor, tanto respecto de falsedad como de verdad y de cualquier otra virtud, porque, aun en esto, ambos eran pariguales.

HIPIAS. Pues no lo consideras bellamente, Sócrates; porque cuando Aquiles falsea, no parece falsear de intento, sino involuntariamente, -forzado, por las calamidades del ejército, a permanecer y ayudar ; mas Ulises, voluntariamente y de intento .

SÓCRATES. :t.fo estás engañando, y estás tú mismo imitando a Ulises. 37la

HrPIAS.

En

m:rneca

dices y para qué?

queridísimo

Hipias,

alguna, Sócrates, ¿qué es lo que

SÓCRATES. Que afirmas no falsear de intento Aquiles er a tan tramposo y cons_¡>irador, aparte de su charla­ tanería -tal lo hizo Homero-, que aun parece más listo que Ulises; tanto que, charlando, le haga pasar fácilmente des1percibido el atrevimiento de contradecirse ante él mismo a sí mismo, -y sin que se aperciba Ulises. Porgue no parece d irigirse a él cual si Ulises notara que él le estaba falseando.

quien

b

HrPIJ\S.

Con esto, ¿ a

qué te refieres, Sócrates ?

SÓCRATES.

No sabes que, hablando más adelante, como si lo hiciera a Uliscs, afirmó que con Ja aurora se daría a la mar; ¿mas a Ayax no Je afirmó c¡ue partiría, sino le dijo otra cosa?

HIPIAS.

¿Dónde?

SócRAT!lS.

e

En Jos

versos que dicen:

Otte no me ocuparé del sangriento combate �tes de q11e el hijo del campeador Príamo -el divino [Héctor­ lleg11e a ltts tienda.J y naves de los mirmidones, maJando Ar�ivos, metiendo Juego a Las nm1cs. Pero ttl derredor de mi tiendtt y negra nave pienso se detendrá Héctor, mm ansioso de pelea.

HIPIAS MENOR

26

372

mmA� EAATTON

1ecxllf,cxT1CX't�ll'tE.v yáp 'tOL p.E'li:óv ti-E &ya0ov lpyáan &llaBlac; Ttaúaac; -r�11 373 l}4ux�11 � vóoou 'to ol'lti-oc . Mocicpov l'Ev oGv >.óyov El '0UEL yap &v &ico­ >.ou0f¡a«tti-L l.SOT1Ep ot &p-rt El '0ÉAEL1ÍyoL &11opbc; lpcl>'t'lC1Lll •H yáp, IS 'ITlnla ; ov 'totO't'et �V & nEyE c; ; 1 n . "'Eyc..>yE· &Hclt Lc..>1CpcX1''1c;. � ECOt lCE, &El 'totpÓ:'t't'EL Éll •

-rote; ).óyoLc; Kotl loLICEV l.SoTtEp ICIXKOVpyo0111'l. 2:0. •n BÉA-rLO't'E 'l;rmloc, olhL licC:,11 YE 'totO't'cx lyG.> Ttotl>, ao'l!bc; ycltp &11 � 1Ccxl OELvoc;· 1ecx-rclt "Co11 ·ao11 Aóyo11,.&na. hc..>11 , 11lC1't'E ti-ºL =yy11Ql''111 lxE· �ne; yir.p cx� 0Et11, s e; & 11 1ecx1eoupyft

!Kc..>V 1 C1VYYVQll'lll lXElll . EY. Kal

f¡l'é3V

l''lºetti-l>c;

yt:, t> 'ITtTttcx,

&}.).(o)c;

nc-lEL, &>.>.& 1e11l e

lf11EICCl Klll 'té3v npOEL.PlWÉll(o)\I 110011l 'tb vuvS� AEy6p.e:vov, n6upol nou &1;1Elvouc;,



lr.6vuc;

ol

ol &icovuc; áp.«p'tdivovuc;. Ot1;111l ovv tnl 't�v

aicÉlj.>LV 6p86-rai:' &v �Se: lA8e:tv· &H' &n61CplVotl. .ICClAE'1..cúua...¡uairr€v ovoÉ: T!po a.dnov . Toú't'OU OE 't'O ethlOV yÉyovEV OVK &vBpci.TTElOV , &nét 't'l oaLp.6VlOV tvav't'lG)p.CX, O� a\) i:i'¡v oúv ap.LV KOtl tíai:Epov 'TlEÚO'!l. v0v o' t'TlELOi'¡ OVKÉ't'l EVCXV't'LOU't'CXL, o{hc.:> npoaEA�).u8et• E(iEATnc; o' b Etp.l Kal 't'O Aomov p.i'¡ EVCXV't'LQOE0'8Ctl av-r6. LXEOOV o�v KCt't'()(­ VEVÓTJKOt EV 't'OÚ't'Cf i:{f> xp6v9. OKO'TlOÚ p.Ev o c; lle; npoc; i:ovc; f:paai:ac; EaXEc;' noH&v yap yEvol1Évcuv Kal ¡u;;yaf\ocpp6vQv ov­ odc; �e; OVX ÚTIEp6ATJ8Elc:; 't'E;> i¡>pov� p.et't'l ÚTIO ao0 nÉcp EuyEv . Tov U A6yov 9 {m;;;pnEp6v11 Kcxc; tBHc.:1 OLEABEl.v· oMEvoc; t04 nc:; &vBpC:mG)v f:voEi'¡c; Etv cxL Ele; ovoÉv· i:a yap .úmxpxovi:� crol p.EyétAet e1:vetL lSau p.TJoEvoc; oEl.aBcxL, &no i:oO ac:ip.ai:oc; &pE,&­ p.Eva, 't'EAEU't&vi:a Ele; i:i'¡v '{iuxi'¡v· o'\'.EL yap oi'¡ E'tvcxL npé.1l't'OV p.É:v icétAha't'Óc; 'LE Kal p.ÉyLa't'oc;· Kal i:oOi:o p.É:v oi'¡ navi:l Of\Aov loEl.v IS't'L ov ljJEúOn· lnE L't'OI VEOIVLKG)'t'Ót't'ou yi:vouc; t.v 't'ft aEau't'oO n6AEL, oOa¡¡ p.Eylai:ri i:l>v 'EU11v loc.:1v , Kal l:vi:a.OBcx npoc; 'TlCt't'p óc; 't'É O'OL lAcuc; Ketl ouyyEvEtc:; 'TlAElcri:ouc; EtVCll Kcxl 'b

l.

- o

ALCIBIADES I (0 SOBRE LA NATURALEZA DEL HOMBRE. OBSTETRICJO)

SÓCRATES, ALC!BÍADES 103a

b

104a

b

e

SóCRATES. Hijo de Clinias, creo que estás sorprendido de que habiendo sido yo el primer enamorado tuyo, sólo yo, partidos los otros, no me haya cambiado; y de que si ellos llegaron a fastidiarte con sus conversaciones, mas yo, en tantos años, ni una palabra te dirigiera. Pero no fue humana la causa de esto, sino algo así como oposición daimonlaca de cuya fuerza m6s adelante te enterarás. Mas puesto que en este momento aún no se me opone, me acerco a ti con la buena esperanza de que ya no se me oponga más. Pues bien: durante ese tiempo casi llegué a comprender, observándote, cómo te comportabas con los enamorados; porque habiendo sido mud1os y pretenciosos no hubo quien no haya huido ante J a superioridad y fuerza de tu altanería. Pero la razón de tal altanería quiero explicártela; afirmas que para nada necesitas de hombre alguno, pues tanta es tu magnificencia que de nada necesitas, comenzando por la del cuerpo, terminan­ do por la del alma. Que, primero, te tienes por superlativo en belleza y estatura; y esto, por cierto, está patente, a Ja vista de todos, de modo que no mientes; después que eres de la familia más en boga en tu propia Ciudad, -- g• 11:tno11 'tb l11

T�

noiAllluv Bii:A'tLOV yvl'11ca- e

O"CLIC611.

AA.. Etitcc; y6t.p . :i:n. 001eo011 1eca>..t.\c; ; A/\. "E+i-0Ly11: llo1t11:t.

J::Q . "J0L g� ICOll

CIÓ' - T!pmol yap 111 TtOV KOtl aol 'tb , npt.\'to11 'tlc; � -d:x11'1 �e; 'tb

xoiA.lllc; 3LIXAí:yco0oiL - 11:btt

1tL8aplZ:c11 1toil 'tb 43cw 1t11l "Cb l[!811l11uv 6p9t.\c:; ; avv•n•«r• 'Tlc; 1eca>..ct't11L ; oGnc.> 3ú11«acn dnct11 ¡ . A/\. O� 6�'t11. :en. 'AU' �ac -rmpG· ,-tvEc; ott 811:ott �v

� ,-í:xvr¡ ;

A/\. Tckc; Moúaetc;, � J:t>1tpet'tcc;, A.tyuc;·; I:O. "Eyc.>yE· t!pot 6f¡ · 1tl11et &n' aO'tlll11 mc.>11ul'letv lxu i

� 'tÍ:XVT\

AA.. MovoL1tf¡11 l'ºl lloKEtc; Uyuv. I:O. /\í:yc.> ydip . Tl º"11 'tb 1tca'tck 'taÚ'tT)V 6p81.\c; ylyv6l'cv6v

lai:L11 ; lfianEp lltct lyt> aol 'tb 1ta'tdl T/\v 'Tii:xvl'\v D.ayov toa d 4

XOLTGt touhr,v T : xi:r.t' ClUt�V B.

d

a

ALCIBIADilS ALCIBÍADES.

51

No comprendo.

SÓCRATES. Trata de imitarme, porque yo respondí con 'lo que se haya de manera totalmente correcta". Ma.s "corree· tamente" se ha lo que se hace según arte. ¿No es así?

,

. ALCIBÍADES.

Sí.

SÓCRATES.

Pero tal arte, ¿no era la gimnástica ?

ALCIBÍADES. c

SÓCRATES. ''gimnástico''.

¿Cómo no? Mas yo llamé "mejor" en lo de lucha a lo

ALcIBÍADES. SÓCRATES. ALCIBÍADES.

Lo llamaste, en efecto. Pero, ¿bellamente? Me lo parece.

SócRATES. Vamos, ahora tú támbién -porque aun a ti te convendría dialogar bellamente--, dime, primero, ¿cuál es la arte de la que son parte tocar cítara, cantar y danzar correctamente ? En conjunto, ¿cómo se llama? ¿Aún no puedes decirlo ? ALCHlÍADES. SóCRATES. tal arte ?

ALCIBÍADES. d

Realmente, no. Pero inténtalo así: ¿a qué dioses pertenece ¿Hablas,

Sócrates,

de

las

Musas ?

SÓCRATES. Yo, ciertamente. Mira: de ellas, ¿qué sobre· nombre tiene tal arte? ALCIBÍADES.

Me parece hablas de la "Música".

SÓCRATES. Pues de ella hablo. ¿Qué es lo correctamente hecho según ella? Así como yo te dije que lo correctamente hecho según tal arte en el caso anterior era la gimnastia, tam· bién tú en este caso, ¿qué dices?, ¿cómo se hace ? ALCIBÍADES.

"Musicalmente'', me parece.

SÓCRATES. Bien dicho. Adelante; y a conducir "mejor" en guerra y en paz, a eso de "mejor", ¿qué nombre das?; al modo que antes, en un caso, dijiste que era "mejor" "lo

ALCIBIADES

52 e

más Musical"; y en el otro, que "lo más gimnástico". Intenta, pues, también aquí decir qué es "mejor".

ALCIBÍADES.

109a

Pues, en modo alguno podría.

·

SóCRATES. Vergonzoso, por cierto, fuera el que si, al decir y aconsejar tú acerca de alimentos "esto es mejor que aquello, y ahora y tanto", alguien te preguntará inmediata­ " mente, ¿ a. qué llamas mejor"?, Alcibíades, no pudieras res­ ponder acerca de ello con lo que es "lo más saludable", aun que no te las des de médico; empero, acerca de lo que te las aas de entendido y te levantas a hablar, como entendido, pregun­ tado sobre ello si no tuvieras, cual parece, nada que decir, ¿no te avergonzarías ? ¿O no parece ser feo? ALCIDÍADES.

Absolutamente.

Considera, pues, y esfuérzate en decir, ¿a qué apunta eso de "mejor" en conducción de la paz y en lo de hacer la guerra a los que se les debe?

SócRATES.

ALCJBÍADES.

derlo.

b

Pues, aun considerándolo, no puedo enten­

SÓCRATES. Mas, ¿sabes qué es lo que, para hacernos la guerra, nos acusamos unos a otros de haber padecido, y por ello vamos a la guerra y vamos dándole un nombre ? ALCJBÍAOES. Por cierto que sí; el de "engañados" o el de "violentados" o el de "despojados". SÓCRATES. ¡Tente!; ¿"cómo" padecemos todo eso? In­ tenta decir en qué se diferencia el "como así" o el "corno asá". ALClBÍADES. Te refieres, Sócrates, con eso de "cómo" a "justamente" o a "injustamente". SÓCRATES. ALCIBÍADES.

de todo en todo.

A eso mismo. Pero, por cierto, que tal diferencia lo es

SÓCRATES. Pues bien: ¿contra quiénes aconsejarías a los atenienses hicieran la guerra: contra quienes los tratan injusta o contra los que justicierarnente? c

ALcIBÍADES. Dura cosa es lo que preguntas : porque aun en el caso de que uno pensara tener que hacer la guerra contra los que se la hacen justiciera.mente, no lo admitiera, por cierto.

ALCIBIADES SÓCRATES. AtcrnfADES.

53

Porque, al parecer, no fuera ello legal. No, por cierto, ni parece ser bello.

SÓCRATES. Luego, mirando a esto : "a lo justo", harás aun tú los discursos. ALCIB!ADES.

Necesariamente.

SóCRATES. Pues bien: lo que ahora te estaba pregun­ tando : eso de "mejor" respecto de h.acer o no Ja guerra, con quiénes hay o no que hacerla, y cuándo sí o no, ¿es lo en un caso, sea "más justo"?, ¿o no?

ALCIBÍADES. d

que,

Evidentemente.

SÓCRATES. ¿Cómo, pues, querido Alcibíades ? ¿Se te pasó por alto el que no sabes precisamente eso; o se me pasó a mí el que lo estabas aprendiendo al acudir a un maestro que te enseñaba a discernir entre lo más justo y lo más injusto ? Y, ¿quién es él ? Dímelo, para que, aun a roí, me presentes a él cual discípulo.

AtCIBÍADES. e

Bromeas, Sócrates.

SócRATES. No, ¡por el dios de la .Amistad !, tuyo y mío, por el que, jamás, juraría en vano. Pero si tal maestro tienes, dime quién es. ALCIBÍADES. Pero, ¿y qué si no lo tengo ? ¿Que no crees haya, para mí, otra manera de saber lo concerniente a justo e injusto ? SÓCRATES. ALCIBÍADES. SóCRATES. ALCIBÍADES. SÓCRATES. AtCIBÍADES.

tal creencia?

1 lOa

Sí; la Pero,

de que lo encontraras. ¿es

que

Seguro que sí,

no

ees lo encuentre?

cr

si lo buscaras.

Pues, ¿qué no crees lo busque ? Yo sí, si creyeras que no sabes. Pues, ¿no hubo un tiempo en que tuve

SÓCRATES. Bellamente dicho. ¿Puedes decirme cuál fue ese tiempo en que creías no saber lo justo y lo injusto ? ¡Bueno!; ¿lo buscabas el año pasado, y no creías saberlo aún ?

ALCIBIADES

¿O crefas . . . ? Y responde la verdad para que nuestro diá­ logo no resulte vano. Creía saberlo.

.ALCIBÍADES. SócRATES.

Hace tres, cuatro o cinco años, ¿no era así? Por mi palabra que sí.

.ALCIBÍADES. SÓCRATES.

Pero antes de eso eras

.AtClllÍADl!S. SóCRATES.

saberlo.

nifio, ¿es asi?

Sí.

Pues sé muy bien

.Atcrnf.Aons.

b

un

que,

entonces,

creías

¿Cómo es que lo sabes bien?

SóCRATllS. Frecuentemente, cuando eras niño, allá en la escuela y en otras partes, al jugar a las 'tabas o a otro de los juegos infantiles, no te oi estar tú desconcertado sobre lo justo e injusto, sino hablar bien fuerte y valientemente a cualquiera de los niños que, en algún caso, fuera malo o injusto procediera. ¿O no digo verdad? .ALCIBÍADES.

me perjudicaba?

Pero, Sócrates, ¿qué_ iba a hacer si alguien

SÓCRATES. MM si, por caso, ignorabas si te perjudicaba o no, ¿hablarías de lo que "ibas a hacer" ?

c

.AtcrBfADllS. ¡Por Júpiter!, no lo · ignoraba, sino claramente conocía que se me perjudicaba. SócRATES. Luego, ya de niño, creías, parece, saber de lo justo e in justo. .AtcmfADEs.

Por cierto que sí; yo mis¡µo lo sabía.

SóCR.ATES. Habiéndolo hallado, ¿cuándo ?; porque, de seguro, no precisamente cuando creías saberlo. Atcrnf.ADES.

No, seguramente.

SÓCRATES. Pues, ¿cuándo has creído ignorarlo? Míralo bien, porque no hallarás tal tiempo.

d

.ALCIBÍ.ADES.

decir.

¡Por Júpiter!, Sócrates, pues no tengo qué

ALCIBIADES

SÓCRATES. ALCIBÍADES.

55

Así que no lo sabes por haberlo hallado. Para mi está evidente que no.

SócRATES. Pero acabas d e afirmar no saberlo tampoco por haberlo aprendido. Si, pues, ni lo hallaste ni Jo apren­ diste, ¿cómo y de dónde lo sabes ? ALCIBÍADES. Pues tal vez no te respondí correctamente al afirmar que lo sabia por haberlo yo mismo hallado. SÓCRATES. ALCIBÍADES.

Pero, ¿cómo fue? Lo aprendí, creo, yo

como

los demás.

SÓCRATES. Una vez más revertimos al mismo razonamiento : ¿de quién? Dilo, y dímelo a mí. e

ALcrnfADES.

De la mayoría.

SócRATEs. Por cierto que no te refugias en maestros serios, al remitirte a la mayoría. ALCIBÍADES.

Pero,

¿qué?;

¿que ella no

es capaz de

enseñar?

SócRATES. Pues no lo es ni en juegos de chaquete ni en los otros, aun9.ue tengo a tales cosas por más insignificantes que las de justicia. Pero, ¿qué?, ¿que no lo crees así? ALCIBÍADES.

Sí.

SÓCRATES. Así que incapaces de enseñar lo más insig· nificante, ¿lo serían, no obstante, de lo serio ? ALcrnfADES. Pues así lo creo, porque son capaces de enseñar muchas cosas más serias que las de jugar al chaquete. SócRATES. 1 1 1a

ALCIBÍADES.

¿Cuáles son ellas? Cual hablar griego, que también esto lo

aprendí de ellos; y no sabría decir quién fue mi maestro, sino que me remito a quienes

tú afirmas ser maestros no serios.

SócRATES. Es que, generoso, Ja mayoría es buen maes· tro en esto, y justicic:ramente se la alabaría por tal enseñanza. ALCIBÍADES.

¿Por qué ?, precisamente.

ALCIBIADES

56 SócRATES.

Porque en tal cosa tienen lo que han de

tener los buenos maestros.

ALCIBfADES. SÓCRATES.

¿A qué precisamente te refieres? ¿No sabes que quienes van a enseñar algo,

sea lo que fuere, han de saberlo, primero, ellos ? ¿No es así? b

ALCIBÍADES.

Pues, ¿cómo no?

SóCRATES. ¿Y que los sabios en algo entre sí y no diferir en eso? ALCIBÍADES.

SÓCRATES. ALCIBiADES. SÓCRATES. ALcrnfADES. SóCRATES.

c

han de concordar

Sí. Mas en lo que difieren, ¿dirás que lo saben ? No, por cierto. Pues, ¿cómo podrían ser maestros? En modo alguno. Pues, ¿qué?; ¿te parece que la mayoría difiere

en eso de qué es piedra o madera?; y que a cualquiera que preguntes, ¿no coincidirán en ello, y que irán a lo mismo cuando quieran coger piedra o madera?, y parecidamente respecto de cosas tales. Pienso, pues, entender que a esto llamas "saber griego". ¿No es

ALCIBÍADES.

así?

Sí.

SÓCRATES. ¿Así que respecto de esto, tal decimos, con­ cuerdan entre sí y cada uno consigo en privado, y en público las Ciudades entre sí no discrepan, afirmando unas unas cosas y otras otea.

ALCIBÍADES. d

SócRATES.

Pues, no. Es, pues, nah1ral que en esto sean buenos

maestros.

ALaBfADES. SÓCRATES.

Sí.

Si,

pues,

qrus1eramos

hacer

que

alguien

llegara a saber eso, ¿correctamente lo enviaríamos a aprender lo de esos: los de la mayoría?

ALCIBIADES ALCIBÍADES.

57

Absolutamente.

SÓCRATES. Pero, ¿y qué si qms1eramos llegar a saber no solamente quiénes son hombres y quiénes caballos, sino además cuáles de ellos son corredores y cuáles no?, -·-¿aun esto serían capaces de enseñarlo? ALCIBÍADES. e

No, seguramente.

SócRATES. Pero, ¿no es suficiente pmeba de que ni saben ni son, en esto, aptos maestros el que no lleguen a concordar entre ellos en eso? ALCIBÍADES.

Para mí lo es.

SÓCRATES. Pero, ¿y qué si qulSleramos saber no sola­ mente quiénes son hombres sino cuáles están sanos o enfer­ mos?, ¿nos sería maestro capaz la mayoría? ALCIBÍADES. SÓCRATES.

No, por cierto. Pero

,

¿no te sería prueba de que es mala

maestra en esto el que los vieras diferir AtcIBÍADES.

en

eso?

Para mí, sí.



112a

SócRATES. Pero, ¿y qué ora resp�cto de estotro ? : Acerca de hombres y acciones, ¡ustos e rn1ustos, ¿te parece que la mayoría concuerda cada uno de ella consigo mismo y entre sí ellos? AtcmfADES. crates. SÓCRATES. mamente ? ALCIBÍADES. SÓCRATES.

Eso es lo que menos,

¡por Júpiter!, Só­

Pero, ¿qué?; sobre eso, ¿no difieren máxi­ Absolutamente. Pues, no creo que hayas alguna vez visto

u oído que los hombres difieran acerca de lo sano o malsano tanto tanto que por ello se peleen y entrematen. AtCIBÍADES.

No, por cierto.

SÓCRATES. Empero por lo justo e injusto, yo sé que, si no los has visto, has o ído eso referido s eguramente por ,

ALCIBIADES

58

U2 b

AAKIBIAAm::

AA. ncXV"CQKpCl"CEop&c; 3lKctl�v "CE KCll &SLKQV ; AA. Nal. I:n. Kttl atl lJcXX.oll YE Kotl o\ Bétvot'tOl Sllx. "CClÓ"Cr¡V -rl)v 3Lctc¡>opcltv "Cote; u 'Axatto'lc; ical "Cote; &X\olc; TpQalv lyévov"Co, KCll "Co'lc; ¡.tVl)O't�pat "C�L'tQ 11AClV� Kotl O�'tE ¡.totBC:,v c¡>otlvn 11otp• oMr;voc; otl'f' OIV'fOv ; AA. 'EK lJEV &v a\i AÉyELl'cn 'tl>

'v

Tt>.Elc.> fo'tlv, ��JElv 6.lpc.>"tl\v,

U3

� a\> /¡ 6.TtoKpl11Ól1EVO ¡.iiv al> 6' d11nc;1

lpc.>¡uu Ttotcx YP,l'l'Cl"t« I:c.>Kp,'touc;, ftóupoc; 6 Uyc.w ;

AA. 'Eyl.l. :En .

.. IBL

u1, bl >.óy� dnt·

ic:plalc; ylyvl)"Clll1

nóupoc; 6

IS'tllv lp&>'tl')alc; u K«l &.1166 lpc.>'tGv � 6 cinoicpw6-

Atyc.>v,

l'Evoc; ; AA.

'O

6oicct, ti I:6>icpcx'tt:c;. n11v-rbc; 'toO >.�you ly� �v � 6 b

cinotcplv6¡utvoc;, l¡.ioLyt:

I:n. OóicoOv !p'tl 3La lpc.>i:av ; AA. N11l. ::rn.

:tu j:

6 cinoicpLv611a:voc;;

A/\. ncltvu yt:. J:Q. Tl orlv ; 'tcli Acx9b't« n6'tt:poc;. �11av A/\. Cl>11l11011«L

l1Év, � l:(.)icp«uc;, tic

dpritca:v ;

'tG·v �110Aoyr¡11ht.>v

ly(.).

I:Q. OóicoOv ntxeri H3 a � ipw¡ui� i.&yl):; n : om. 1'.

ncpl

6ucci\Qy ICCl\''31.ct.>V

r.otcx Ol7mpi9dorus:

hl ºA>.icl-

ipw 1111Í· r.o!'� BT 11 b J

toli

ALCmIADES

SÓCRATES. AtcmfADES. SÓCRATES. ALCIBÍADES.

61

No, por cierto. Mas, ¿soy yo? Sí. ¿Cómo así?

SóCRATES. Sabrás cómo: st te pregunto cuál es mayor: el uno o el dos, ¿afirmarás que el dos ? ALCIBÍADES. SóCRArns. ALCIBÍADES.

yo, sí.

¿En cuánto ? En una unidad.

Pues bien: ¿quién de nosotros está diciendo que el dos es mayor que el uno en una unidad ? SóCRATES.

ALCIBÍADES. SÓCRATES.

pondías?

ALCIBÍADES. I t;a

Yo. Pues bien: yo preguntaba; pero, ¿tú res­ Sí.

SÓCRATES. ¿En esto, pues, yo, el preguntante, soy quien aparece hablando; o tú, el respondiente? ALCIBÍADES.

Yo.

SócRATES. Pero, ¿qué si yo pregunto cuáles son las letras de "Sócrates"?, y tú las dices, ¿quién está hablando ? ALCIBÍADES.

Yo.

¡Tente ya!, y di en una palabra: cuando hay pregunta y respuesta, quién habla: ¿el preguntante o el res­ pondiente? S6CRATES.

ALCIBÍADES.

b

El respondiente, me lo parece, Sócrates.

Pues bien: ¿hasta ahora mismo no era yo, durante el razonamiento entero, el preguntante? SÓCRATES.

ALCIBÍADES. SócRATES. ALCIBÍADES. SÓCRATES. ALCIBÍADES.

lo admitido, yo.

Sí.

¿Mas tú, el respondiente? Absolutamente.

Pues bien: ¿quién de nosotros dijo lo dicho? Parece, ciertamente, Sócrates,

que, según

ALCIBIADES

62

U3 b

AAI\IUIA�H� 6LÓtST)c; l> KetAoc; ó KlEwlov ovic tnla'tcll'to , otoL'to St, ical ¡¡Ulol de; l1etl11alcxv E>.8¿,v ov l'-6ovlEúaElV •A811 v!Jt lolc; TIEpl

t>v oMEv otaEv ; ov 't0l0't' �v ;

e

AA. cxlvE'totl. l:O. To 'toO Ei'.ipmlSou lipa av l'-60llvEL1 � 'AX1c:L6i&Sr r aoO 'tá:SE icwSvvEÚELc;, &).:>..' ovic t¡¡oO &1e111eoÉvcxL, oóS' Ey6i d¡i.l ó "COlO"COl AÉyQv, &AX& aú, l¡i.t SE OlhL� l'-á"Cl)v· KOll p.ÉV"COl ical EV HyElc;' l!-OlVLICOV yap EV v/'j> i:xElc; lmxElp11pOl b� lXElpE'lv,

Q BÉA'tla'tE1 SLSáalCELV & ovic o'taOa, &¡¡EA�aac; ¡¡avSávElV . AA. Ot¡¡aL ¡¡Év, Q LQICpcxnc;, ÓAl'(ÓtlCLc; • AB11valouc; Bou-

d

AEÚEa0al ical "Co-Uc; &Hove; "EXAT)vClc; n6-rEp Cl 8LKCll6upcx � &SLICQ'tE?Cl' 'ta p.Év ycltp 't'OLa{ha i')yoOv'tal Sf)Xa dvC1l' Maav­ "CEc; ouv nEpl au'twv aiconoOaw lm6"CEpa avvolaEl 'lip6tE,aolv. Ou yap "Cav"C&, o'tpaL, fo·rlv 'tcX 'tE Slicaux 1eal "Ca oupct>Épov'tet, &H&no>J.otc; S� ÉAUOl'tÉAY)aEv &SLK�oaal pEyá:Xa &OLK� pa'tet, KCll hÉpolc; yE, otpaL, SticaLet lpycxaapÉvoLc; ov ouv�VEYKEV.. I:O. Tl ouv; d lS "Cl páALa'ta hEpC1 ptv "Ca S[1ea(a "CuyxávEL e �v-ra, E"CEj>Ol SE "Ca avpq>Épov'ta, o� "Cl nqu av aµ o'l'.El "Ca0"C' dSÉvaL c2 aupq>ÉpE�

.AA.

"Co'lc;· &v0p6inoLc;

Tl yap ICc.>AÚEL, Q

ical Sl' lS "Cl ;

I'.6i 1epcí'tEc; ; d p� p' aÜ' Ép�on 110.p'

lS'tou EpC18ov f\ lSm"c; etu"Coc; 'lºPº" · I:O. O'tov 't"oO'to 'TtOlE'lc;· E'I'. 'tl ¡i.� 3p0é:ic; HyELc;, 't"VYXÓtVEl St Suva"Cov 811 &noSE'lE,al Sl' ovnEp· Kctl

·'tO

npÓ"CEpov A6yov,

otEL s� Kcuvc!t &na OElV Ó.KOÚELV lmoSElE,ELc; 't"E E't"Épac;, l:>c; 't"W\I npo'tÉj>Q\I o'tov CKEVaplQv ICa't"cx'tE'tplppÉvQv, 1eal OVKÉ't' &v au Olu'tck Ó.p.11laxoL01 d 11� 'tlc; COl "CEKp�plOV Kot8cxpov ICotl &xpav'tov otaEl ; Éyl> Ot XcxlpEw t&aac; 'tac; a&c; npoSpop&c; i !4 "CoO X6you�ovotv �i:-rov tP,�aopaL 1168Ev ¡i.«0¿,v av "Ca avpctiÉ­ pov-r' llta-raaaL i Kctl lSa'tl OLOáaicctloc; Kcxl náv't' hE'lvcx 't� np6upov lpQ"CC> pL� Épc.>'t�OEl. . . •AH& yap S�Xov

Qc; de; 'tau'tov �E,ELc; Kal oGx fE,ELÉpov'ta 0(18' Qc; ¡i.a86iv. 'E11ElO� St 113 e l Eurip.

Hipp. 3:°>'1 11 á

c11l ¡¡¡ ai't\# T : ¡u

'tpu�c; Kal

OICX!'t!� B.

l.

- 8

ALCIBIADES

63

SócRATES. Pues bien: acerca de lo justo e injusto; no se dijo que Akibíades el bello, hijo de Clinias, no era sabio, mas creía serlo, y que se aprestaba a ir a la Asamblea para aconsejar a los atenienses acerca de lo que nada sabía. ¿No fue así? ALCIBÍADES.

c

Tal parece.

SÓCRATES. Nos pasa, pues, Akibíades, lo de Eurípides : "de ti, pero no de mí" estás en peligro de haberlo oído; ni soy yo quien tal dice, sino tú; pero, en vano, me encausas por ello. Y por cierto que lo dices bien; porque loca empresa, óptimo, es la que en tu mente emprendes: la de enseñar lo que no sabes, tras descuidar el aprender.

d

.ALCIBÍADES. Por cierto, Sócrates, creo que pocas veces los atenienses y los demás griegos se aconsejan acerca de lo más justo e injusto, porque, seguramente, lo tienen por cosa evidente. Dejándolo, pues, de lado pónense a mirar cuál de los dos resultaría más beneficioso. Porque, creo, no son lo mismo lo justo y lo conveniente. Al revés : a muchos les ª rovechó haber sido injustos en grande; mas, a otros, creo, e haber obrado justamente no les benefició.

f

e

SÓCRATES. Pues, ¿qué?; si son grandemente diversos lo justo, por una parte y, por otra, lo beneficioso, ¿no crees saber de alguna manera qué es para los hombres Jo beneficioso y por qué lo es?

ALCIBÍ.ADES. Pues, ¿qué inconveniente hay ?, Sócrates; a no ser que me preguntes de quién lo aprendí o cómo yo mismo lo hallé.

114a

SóCRATES. Haces algo así como esto: si dices algo no correcto y sucede demostrártelo por un razonamiento, el mis­ mo que el anterior, eres haber de oír algo nuevo y otras demos­ traciones, cual si lo anterior fuera vestimenta raída y ya no de llevarla tú; es de que se te traiga pruebas limpias, no usadas. Pero yo, dejando pasar tus iniciales escapadas del razonamiento, te preguntaré, no menos, de dónde has apren­ dido, a tu vez, a saber lo beneficioso, y quién es el maestro, y que pregunte todo lo demás en una sola pregunta. Pero, evidentemente, llegarás a lo mismo y no podrás demostrar que ni por haberlo hallado sabes qué es lo beneficioso ni por haberlo aprendido. Empero ya que, por melindroso, oo gus-

ALCIBIADES

64

U5 ll

AAKIBIAl1HE

b AA. Noil. I:O. •Apa. AÉYEl.>.ol tv TtoAÍ:l1':> lkir¡6�c11x11uc; ha.l¡)9 � ot1ed9 'tpa.ú l1O'Cll oOc; l8El' 'tOO'to ª' fo'Tlv

oG ;

Ali.. Na.l. I:O. Ka.1e�v



ÓÉ YE IC(l('tOt 'Tovc; 8a.v chovc;

'tE

1eal 'tOt

l>.1er¡ ·

ydcp ; Ali.. Nctl.

I:O. •Ap' o�v oÚK lXA>.o l1EV

� &vópda, li>.>.o

ót �

96cvoc-

e

-toe; ; AA. n&vv

yE.

I:O. ºº" lipa.

'To'lc; c¡>lAolttlVE't()(l.

I:O. "Opcx 'Tolvuy El, ñ YE 1ecc>.óv, 1ecxl &ya.B6v, lSOTtEp 1ecxl iv'TccOBcx· 1ecxi:a 'T�v 1h opElocv yap C:,¡.io>.6yEl.ov dvcll 'T�v Bo�BElctv· 'tolh' ovv cc1hb aic:6nEl1 'Tt¡v &:vo¡¡Etav, &ya8bv � 1:a.ic:6v ; GiaE OE O'IC6TIEl' O'U Tt6otEp' av 8ÉE,ccL6 O'OL dvctl1 &:ycx8a � ICctdt; Af\. 'Aya.0ói.

I:O. Oú 1eoO v

'TO: l1ÉYlO"'Tcx l1.dcAlO"'ta. Nal.> I:O. Kal �KlO''TCX 'Tllv 'tOlOÚ'tQV ÓÉE,al' &v O''TÉp�a9al ; Ali.. n é3c; y&:p oG ; L0. na,c; OVV AÉ)"El B Jl 10 til B : om. T !l e 1 0�·1 T : omis. /¡ xn:l uv�,;, T : Y.ot't'ot��Ó·1 U 11 10 o� ;;Ó:E?' ¡¡., T : r.o:t?GIV d 2 AA. No:! aJd. Dobrée.

ll 1J B 11

d.

ALCfB!ADES

b

65

tarías ya con placer del mismo razonamiento, dejaré correr eso de que sabes o no l o beneficioso para los atenienses. Mas, lo justo y lo beneficioso, ¿son la misma cosa o diversa ? ¿Por qué no l o demuestras, si realmente lo quieres, preguntándome tú a mí como yo a t i ? ; pero, si no, procede a razonar tú a tu manera.

ALcmÍAnns. Mas, proceder así ante tí.

Sócrates,

no

sé si

sería capaz

de

S6CRATES. Mas, bueno de ti, tenme por la asamblea y el pueblo, porque allí habrás de convencer a cada uno. ¿Es así? A LCIBÍADES. c

Sí.

SóCRATES. Porque, sobre lo que se sabe, ¿es factible convencer a cada uno aparte y a muchos conjuntamente, a la manera como el gramático convence, acerca de letras, tanto a uno como a muchos ?

Ar,crnÍADES. SÓCRATES. ALCIBÍAn::s.

Sí.

Y ese tal será el sabedor: ¿ei aritmético ? Absolutamente.

SóCRATES. Luego tú también; ¿de lo que eres capaz de convencer a muchos, de eso mismo, también a uno? ALCIBÍADES. SÓCRATES. ALCIBÍADES.

d

Verosímil, por cierto. Esto es así, evidentemenle por que Jo sabes.

Sí.

SócRATES. ¿En qué está, pues, la diferencia entre quien habla ante el pueblo y el que en conversación como esta, sino solamente en que uno convence de lo mismo a muchos juntos; pero el otro, a uno por uno? ALCIBÍADES.

Bien pudiera ser.

SÓCRATES. Ahora bien: ya que parece ser cosa del mismo el convencer a muchos y aun a uno, aplícalo a mi caso e intenta demostrarme que lo justo no es, a veces, beneficioso. ALCLBiADES.

Exagerado eres, Sócrates.

A 1.CIBIA.DES

66

SÓCRATES. Pues ahora, exagerado, voy a convencerte de lo contrario a lo que tú no quieres convencerme. ALCIBÍADES. SóCRATES. ALcrnÍADES.

e

Dilo ya. Tan sólo, responde

las preguntas.

No; sino dilo tú mismo.

SÓCRATES. Pero, cuanto más mejor? ALCIBÍADES.

a

¿qué?,

De todo en

¿que

no quieres

convencerte

todo, por cierto.

SÓCRATES. ¿Quedarías, pues, totalmente convencido, si dijeras "esto es así" ? ALCIBÍADES.

Me lo parece.

SóCRATES. Responde, pues. Y si no te oyes a ti mismo decir que "lo justo es beneficioso", no creas a otro que te lo diga. ALCIOÍADES. No, por cierto; mas responderé, pues creo que en nada me perjudicará. l 1 5a

SÓCRATES. Pues, adivino eres. Y dime: ¿afirmas que entre las cosas justas hay unas beneficiosas, otras, no? ALCIBÍADES. no?

SÓCRATES. ALCIBÍADES.

Sí. Pero, ¿y qué de ellas; unas son bellas, otras ¿En qué sentido Jo preguntas?

SóCRATES. En el de si has vislo alguna ve� quien te pareció hacer cosas feas, mas justas. ALCIDÍADES. SóCRATES.

bellas?

ALCJBÍADES.

Yo, no, por cierto. ¿Así que todas las cosas juntas son también

Sí.

SÓCRATES. Pero, ¿qué, en cuanto a las bellas: ellas son buenas, o unas sí, otras, no ?

todas

ALC113ÍADES. Por cierto, Sócrates, yo creo que algunas de las bellas son malas.

ALCIBIADES

SÓCRATES. b

ALCIBÍADES.

67

¿Y también algunas feas son buenas ? Sí.

SÓCRATES. Estás hablando de casos como éstos : muchos, por socorrer en una batalla a un compañero o familiar, reci­ bieron heridas y · murieron, mientras que algunos por no socorrerlos, debiéndolo hacer, salieron sanos y salvos. ALCTHÍADES.

Pues sí.

SóCRATES. Así que llamas "bello" a tal socorro por emprender salvar a quienes se debía. Pero esto es valentía. ¿O no? ALCIIlÍADES. SÓCRATES. ¿Es así? ALCIBÍADES.

c

SócRATES. .ALCIBÍADES.

Sí. Pero

"feo", por lo de muertes y heridas.

Sí. ¿Mas una cosa es la valentía y otra, la muert e ? Absolutamente.

SóCRATES. ¿Luego socorrer a los amigos no es, según el mismo aspecto, bello y malo? ALCIBÍADES.

No lo parece.

SÓCRATES. Mira, pues, si en cuanto bello es también bueno, -como en el caso presente: admites que tal socorro, en cuanto valiente, es bello. Mira, pues, si precisamente la valentía misma es buena o mala. Míralo desde este aspecto : ¿qué preferirías tener: lo bueno o lo malo? ALCIBÍADES. d

SÓCRATES. ALCUlÍADES. SÓCRATES. de él? .Ar.cmíADES.

Lo bueno. Así que, máximamente, el mayor bien. Sí. ¿Y mínimamente aceptarías el estar privado Pues, ¿cómo no?

SÓCRATES. ¿Cómo, pues, hablarías respecto de valentía?; ¿por cuánto aceptarías estar privado de ella?

ALCIDIADES

68

Ni vivir aceptaría yo, por cobarde.

ALCIBÍADES.

mal.

SÓCRATES.

Luego la cobardía te parece ser el colmo del

ALCIBÍADES. SÓCRATES.

A

mí, cíertamente

sí.

A la par de morir, tal parece. Lo afirmo.

ALOBÍADES.

SÓCRATES. Pues bien: ¿a muerte y cobardía no son los más contrario vida y valentía? ALCIBÍADES.

e

Sí.

SÓCRATES. ¿Así que a esas las preferirías sobre todo; y a aquéllas menos que nada? ALCIBÍADES.

Sí.

SÓCRATES. ¿Porque aquéllas, por pésimas?

a éstas

tienes por óptimas ;

a

Absolutamente.

ALCIBÍADES.

SÓCRATES. Luego tienes a la valentía por una de las mejores cosas; y a la muerte, por una de las peores.

Yo, por cierto,

ALCIBÍADES.

sí.

SóCRJ\TES. Así que al socorrer en batalla a los amigos, en cuanto que es, ciertamente, bello por ser práctica de ese bien que es la valentía, ¿lo llamaste "bello"?

Me parece que sí, evidentemente.

ALOBÍ1\DES.

SócRATES. Mas muerte, ¿"malo" ? AtcrnÍADES.

116a

por ser práctica de ese mal que es la

Sí.

SÓCRATES. Según esto, pues, ¿hay que atribuir lo de "justo" a cada una de las acciones; si produce un mal ha de llamársela "mala"; si un bien, "buena"?

Me io parece.

ALCIBÍADES. SócRATES.

¿En cuanto

manto mala, fea?

buena,

pues,

es bella; pero en

ALC!Bl!\DES ALClBÍADES.

Si.

SÓCRATES. Luego al decir que socorrer en la batalla a los amigos es ciertamente bel!a acción, pero mala, no dices nada distinto de si le atribuyeras ser ciertamente buena, pero mala.

Me parece, Sócrates, que dices verdad.

ALClBÍADHS.

SÓCRATES. Luego nada de lo bello, en cuanto bello, es malo; ni nada de lo feo, en cuanto feo, es bueno.

b

Es evidente que no..

ALClBÍADES. SÓCRATES.

una bella acción,

Míralo además de esta manera: quien hace ¿no hace también una buena acción ? Sí.

ALCIBÍADES.

Pero los que obran bien, ¿no son bicnaven-

SÓCRATES.

turados?

Pues,

ALCIBÍ1\DES.

¿Son,

SÓCRATES. bien?

¿Pero lo adquieren por obrar bien y bella-

SÓCRATES.

mente?

Sí.

ALClBÍAD.f.S.

¿Luego obrar bien es bueno ?

SóCRATES.

Pero, ¿cómo no?

ALC!BÍADES.

¿Una

SóCRr\'fES. ALClBÍADTIS. SÓCRATES.

bello y bueno

pues, bienaventurados por poseer el

Sobre todo.

ALCIBÍADES.

c

¿cómo no?

buena acción, no es, pues, algo bello?

Sí.

Luego, una vez más, quedó patente el que lo mismo.

son

ALCIBÍADES.

Evidentemente.

SÓCRATES. Luego si encontramos que algo es bello, encontraremos, por este mismo razonamiento, que es bueno. ALCIBÍADES.

Necesariamente.

ALCIBtADES

70 SÓCRATES.

Pero, ¿qué?: el bien, ¿es o no provechoso?

Es

ALCIBÍADES.

provechoso.

SóCRATf.S. ¿Recuerdas, pues, cómo fue lo que admi­ timos acerca de lo justo? ALCIJ\ÍADES. Creo fue que quienes obran bien, necesa­ riamente obran bellamente. SÓCRATES. bien?

Pues, ¿y qué quienes obran bellamente obran

ALCIBÍADES. d

SÓCRATES. ALCIBÍADES. SócRAT.ES. ALCJBÍADES.

Sí. ¿Y que lo bueno

e

provcch0so?

Sí. Luego, Akibíades, lo justo es

provechoso.

Parece.

SÓCRATES . ¿Pues qué?, mas yo quien pregunta ? A.LCIGÍADI.lS.

es

¿no

eres tú quien

dice esto,

Evidentemente, parece que soy yo.

SÓCRATES. Si, pues, se levantara alguien para aconsejar a atenienses o a peparetios, creyéndose conocedor de Jo justo e injusto, mas afirmara que, a veces, lo justo resulta mal, ¿qué otra cosa harías sino burlarte de él, ya que se da el caso de que tú mismo estás diciendo que son lo mismo Jo justo y lo provechoso? ALCIBÍADES. ¡Por los dioses !, Sócrates, yo mismo no sé lo que digo ; paréceme estoy sencillamente, desconcertado, porque, mientras me preguntas, me parece a veces una cosa y otras otra. SÓCRATES. ¿Ignoras, querido, qué es precisamente lo que está pasando ? ALCJOÍADE�.

Enteramente.

SÓCRATES. ¿Crees, pues, que si alguien te preguntara si tienes dos o tres ojos, dos o cuatro manos, o algo a esto parecido, responderías unas veces una cosa, otras otra diversa, o siempre lo mismo?

At..CIBIAOES 1l7a

ALCIBÍADl!S. E stoy ya temiendo por mí mismo, realmente, que lo mismo. Sócurns. ALCIBÍADES.

71

reo,

-c

¿Es así, porque lo sabes ?; ¿tal es la causa ? Yo, sí lo creo.

SóCRA'rns. Luego respecto de l o que, involunlariamente, respondes cosas contrarias es evidente que no las sabes. A1.cmfADES.

Muy verosími l.

SÓCRATES. Pues bien: acerca de lo justo e injusto, de lo bello y feo de lo bueno y malo, de lo provechoso o no, ¿afirmas andar errátil en tus respuestas? Mas no es claro que, por no saber acerca de ello, ¿por eso precisamente erras ? ,

b

Ar.CIBÍADES.

Yo, sí, por cierto.

SócRATES. ¿Es así como pasa ? : que si uno no sabe algo, acerca de ello, ¿va necesariamente errátil el alma? At..CIBÍADES. SóCRATES.

Plles, ¿cómo no ? Pues bien: ¿sabes de qué manera se sube al

cielo?

A1.cmíA0Es. SÓCRATES. At..CIBÍADES. SÓCRATES. At..CIBÍAOES. SÓCRATES.

saberla. c

ALC1BÍADES.

¡Por Júpiter !, yo, no. ¿También sobre esto anda errátil tu opinión ? No, por cierto. ¿Pero sabes la causa, o te la diré? Dila. Porque, querido, no sabiéndolo no te crees

¿En

qué sentido lo dices ?

SóCRATES. Veámoslo, de consuno, tú y yo. ¿Acerca de lo que no sabes, mas conoces que no lo sabes, andas acerca de ello errante ? Cual respecto de preparación de alimentos, ¿sabes ciertamente que no sabes ? At..CIBÍADES.

Absolut..' Eu6ouAlcx ; AA. "Ep.otyE ÓOKE'l1 E'Cc; YE -ro a9Z:t:a0at nAfovi:ac;.

t26

::rn. KaAllc; Hym;. Tl S É ; f}v au A�y1nc; Eu6ouAlcxv, Etc; -rl foi:tv ; AJ\. Etc; -ro &p.i;;tvov -r1)v n6Atv

ototKE'Lv

tcal a9l;i;;a8cu.

I:O. "Ap.Elvov óll: ÓtotKEhcxt Kcxl al;t:-rat -rtvoc; mxpc:ytyvo­ [!hoou � &noytyvol1hou ; lt>anEp «'tv d CTÚ pt: Epoto· vov

OlOLKEli:cn

a/2ip.a

Kal a9l;E't'CXL

vov � &noytyvop.é:vov ; pcxytyvop.Évr¡c;,

V600V

E'lTtolp.' i'lv

»

o'

i:lvoc;

�•'rl

&noylyVO[.LÉVT}c; ;

AA. Nal. I:O. Kal El p' ao Epow vov 1Sl1Pª"ª ;

»

«

Tlvoc; ÓE napaytyvop.Évov líl1EL­

�aaú-rc.>c; E'l'.notp' &v lSi:t

!h¡iEc.>-rcx ót

Kc.>q>6-cr¡-roc; ¡AEV &noyLyvot-tÉvr¡c;, &Ko!'¡ c; 8€ tyylyvop.Évr¡c; �EA­ -rlc.>

'tE

yly VE"CCXl Ketl lXttEL\IOV

0EpetTlEÚE'rCXl.

A/\. 'OpSl>c;. :ro. Tl H oi') n6Atc;; -rlvoc; Tlct?CtYLYVOl1ÉVOV Ketl &noytyvo-

TeJtim. 1 26 L 8 Ti ¡¡¿ l•'l.:iril. XLlll, 1 4 6.

oT,

•.•

-

.i·102:; 1�¡1.1·1 (u7

ti 3)

=

Stoh.

;;�'>t��t-ccu ... z.it. º::):s;.:u �.: ��l)!zt':.,Ol.! >:x\ �':;:toGcu T il b 8 . �.2� ,n -::-;r1A'.; . .. ; Schanz : 7:?At; BT.

-:•. ,.,, or,

tl �� 11r, ;

b

ALCIBIADES A1.cmiADES. SóCRATI:s.

85

La del piloto. Pe ro,

sobre los copartícipes de canto, de

quienes acabamos de hablar, ¿qué ciencia p roporciona el man­ dar sobre ellos ? e

ALCIBÍADES. secoral.

La misma que acabas de decir: la del mae-

SÓCRATES. Pero a la que proporciona el mandar sobre los copartícipes de los asuntos ciudadanos, ¿cómo Ja llamas ? AI,CIBÍAD.ES.

Yo la llamo, Sócrates, la "bucnconsilíaria".

SócRATES. Pero, ¿qué ? : ¿la ciencia del piloto, te parece ser mala consiliaria ? ALCIBÍAD.ES. SÓCRATES. 126a

ALClfiÍADES. pasajeros.

No, por cierto. Sino, buena consiliaria.

Me lo parece así, para eso de salvar a los

SócRATES. Bellamente dicho. Pero a lo que l lamas "bue­ na consiliaria", ¿para qué es? AtCll3ÍADES. de la Ciudad.

Para la mejor administración y salvación

SÓCRATES. Pero, ¿con la presencia de qué o ausencia de qué se administra y salva mejor ? Cual si me preguntaras: ¿"con la presencia de qué o ausencia de qué se administra y salva mejor el cuerpo" ?, diría que con la presencia de l:i. salud y con la ausencia de la enfermedad. ¿No piensas tú también así? b

ALCIIlÍADES.

Sí.

SÓCRATES. Y si, de nuevo me preguntaras: º'¿con la presencia de qué est.ín mejor los ojos?", pareci.ouc;, 'to l'LOE'tv lit icul O'tuauil'.;cw cino­ ylyvl'}'tllll .

l:Q. •Ap'

ollv c¡>V.luv Atyuc; 6l'cSvoLuV i\ liLx.cSvoLuv ;

A/\. ·o l'cSvoLuv.

I:n.

lh& 'tlv' o\lv 'tÉX.VT}V 6l'ovoo0aLv ut ncSAuc; TIEpl cipl6-

l'ºúc; ;

AA.

Aul -rl¡v cipL6l'T}'tllC�v.

I:Q.

Tl lit ot llil6}'tul; oO liull -rl¡v 1110-d¡v ;

A/\. Nul.

l:n.

OOicoOv iccxl uó'toc; uó't� licaa'toc;;

A/\. Ncxl.

I:Q.

lnV.luv 'tE Mycw 1eal 6pcSvoLC1v, f\VTIEf> ncx't� J> 'tE óbv c¡>r.M�v 6¡.iovoc1 Kal p.�'t'T}p, 1oc; &litlQ ical yuv� &vlipl.

d 6 au0¡.¡.o1 T : cs�o:0;.1.o:í; B IJ 9 o;j¡�v i:lz.v71 Olympiod. : o.ui:f,v tf.¡yr,·, T av t�V �i1:1r:·1 B 11 �t:I,' 1tCÍAt< T : E\ r.r¡mtoi.lt B . JI 10 a�tl¡ ll : o:�-:f. T o:·:i-:71 vulg. zvt� conj. Belr.lr.er.

e

ALCIBIADES

c

87

ALCJBÍADES. Me parece, Sócrates, que cuando haya amis­ tad de unos para con otros, mas estén ausentes odios y disen­ siones. SóCRATES. a discordia?

ALCfBÍADES.

Pues bien: ¿llamas "amistad" a concordia o

A concordia.

SÓCRATES. Pues, ¿mediante qué arte pónense de acuerdo las Ciudades acerca de números? ALCIBÍADES. SÓCRATES. ALClBÍADES. SócRATES. ALCIBÍADES.

Mediante la aritmética. Pero, ¿y los particulares ? No, ¿por esa misma ?

Sí. Pues bien: ¿y cada uno consigo mismo?

Sí.

SÓCRATES. Pero, ¿mediante qué arte cada uno concuerda consigo mismo respecto de palmo y codo, cuál de los dos es mayor? ¿No es, mediante la métrica? ALCIBÍADES.

d sí ?

SÓCRATES. ALCIBiADES. SóCRATES.

mismo?

ALCIBÍADES.

Ciertamente. ¿También, pues, particulares y ciudades entre

SL Pero,

¿qué

acerca

de

peso ?;

¿no

es

lo

Lo afirmo.

SóCRATES. Pero aquella concordia de que hablas, ¿cuál es, acerca de qué y qué arte la proporciona ? ; ¿y es la misma para Ciudad que para un particular, para sí respecto de sí mismo y respecto de otro? ALCIBÍADES. e

Es bien verosímil.

SócRATES. ¿Cuál es, pues? No te canses de responder, sino anímate a hablar. ALCIBÍADES. Pienso, por cierto, en la amistad y con­ cordia por la que, al amar al hijo, concuerdan padre y madre y hermano con hermano y mujer con varón.

ALCIBIADES

88 SÓCRATES.

¿Piensas, pues, Alcibíades, que pueden con­

cordar varón con mujer acerca de filatura, -quien no sabe, con la que sabe?

ALCIDÍADES. SóCRATTJS.

No, ciertamente. Ni hace falta alguna, porque tal materia es

cosa de mujeres.

ALCIDiADES. 127a

SÓCRATES.

Sí. Pero, ¿qué?:

¿en materia de armas podría

concordar mujer -no es su materia- con varón ?

ALCIBÍADES. SÓCRATES. teria de varones.

ALCIBÍADES. SÓCRATES.

No, ciertamente. Porque, en este

caso,

afirmarías ser eUa ma­

Yo, sí. Luego, según tu razonamiento hay materias

propias de varones; otras, de mujeres.

ALcmiADES.

Pero, ¿cómo no?

SÓCRATES. Luego en tales cosas no hay concordia entre mujeres y varones. ALCJBÍADES. SÓCRATES. ALCIBfADES.

No. Luego ni amistad, si la amistad es concordia. No, evidentemente.

SóCRATilS. Luego mientras las mujeres hacen sus que­ haceres no son amadas por los varones. b

ALCJBÍADES. SócRATilS.

Parece que no. Ni por las mujeres, los hombres, mientras

hagan los suyos.

ALC!BiADns.

No.

SÓCRATES. ¿Luego las Ciudades no son bien adminis­ tradas cuando cada uno hace su quehacer? ALCIJ3ÍADES.

Yo creo que si, Sócrates.

ALCIBIADES

89

SÓCRATES. ¿Cómo dices que sí, no habiendo amistad, con cuya presencia afirmamos eran bien administradas las Ciudades; mas ele otra manera, no ? c

ALCIBÍAD1;s. Mas me parece que precisamente de esto se les engendra ami stad : ele hacer cada uno su propio quehacer. SÓCRATES. No te lo pa recía hace bien poco; mas ahora, ¿qué otra cosa dices ?; ¿que sin engendrarse concordia, se en­ gen dre amistad?, ¿o que es posible surja concordia, sabiendo unos algo, mas ignorando otros eso? ALCIBÍADES.

Imposible .

SÓCRATES. ¿Mas se obra justa o injustamente cuando cada uno hace su quehacer? ALCIBÍADES. la

justamente;

pues,

¿cómo

no?

SÓCRATES. Al obrar, pues, justamente los ciudadanos en ¿no se engendra entre dios amistad?

Ciudad,

ALCIBÍADES. sario. d

Cuando,

SÓCRATES.

De nuevo, me parece, Sócrates, ser nece­ Pues

bien :

¿de qué amistad

o

concordia

hablando, por la c¡ue hemos de ser sabios y bienaconse­ jados, a fin de que seamos varones buenos?, porque no puedo entender ni cuál es ni en quiénes está; que, un as veces, me parece hallarse en los mismos; pero, otras, no, -según tu estás

razonamiento.

ALCJBÍADES. Pero, ¡por los dioses!, Sócrates, que ni yo mismo sé Jo que digo, y temo que, desde hace tiempo, se me haya ocullado cuán malo y feo es mi estado.

e

SócRATES. No obstante haz por animarte, porque si te hubiese pasado esto a los cincuenta años, difícil te fuera cuidarte; mas ahora, con Ja edad que tienes, e$tás a tiempo de caer en cuenta de ello. ALCJBÍADES. Sócrates?

Pues, caído en cuenta, ¿qué he de bacer,

SÓCRATES. Responder a lo preguntado, Alcibíades; y si lo hicieres, ¡ quiéralo dios ! , y si en algo son . de confiar mis dotes de adivino, tú y yo nos hallaremos me1or.

ALCIBIADES

90 ALcrniADES.

128a

Así será, ya que yo responderé.

SÓCRATES. Sea, pues: ¿qué es eso de "cuidarse de sí mismo"?; ¿no sucede frecuentemente el que, creyendo cui­ damos, se nos oculte el que no lo hacemos? Y, ¿cuándo Jo hace un hombre? ¿Cuándo se cuida de lo suyo, se cuida de sí mismo? ALcmÍADES.

Pues me lo parece

SÓCRATES. Pero, ¿qué ?; ¿cuándo un hombre se cuida de los pies?, ¿cuándo se cuida de los pies en lo a ellos refe­ rente? ALCI.BÍADES.

No entiendo.

SÓCRATES. ¿Dices de algo que es de la mano ? Como un anillo; ¿de qué otra parte del hombre afirmarías serlo sino del dedo? ALCIBÍADES. SóCRATES.

calzado? ALCIBÍADES. SÓCRATES.

No por cierto. ¿También, pues, y parecidamente, del pie el Sí. Y

partes del cuerpo ? b

ALCIBÍADES.

semejante vestidos y cobijas, ¿de otras

Sí.

SÓCRATES. Pues bien: cuando nos cuidamos del calzado, nos cuidamos de los pies? ALaBÍADES.

No acabo de entenderlo, Sócrates.

SÓCRATES. Pero, ¿qué?, Alcibíades; respecto de cada cosa, ¿hay algo a que Jlamas "cuidarse de e!Ja correctamente" ? ALCIBÍADES. SÓCRATES.

¿llamarás a

eso

ALCJBÍADES. SÓCRATES. ALCIBÍADES.

Por mí, que sí lo hay. Pues, cuando alguien la mejora en algo, "cuidado correcto " ? Sí.

Pues, ¿cuál es la arte que mejora el calzado ? La zapateril.

ALCIBIADES SócRATES.

zapateri l ?

ALClSÍADES.

¿Luego nos cuidamos del calzado por la arte

Sí.

SÓCRATES. ¿Y también de Jos p ies ¿o por la que los mejore ? e

ALCIBÍADES.

91

,

por la zapateril ?,

Por ésta.

SÓCRATES. ¿Y no es ésta por J a que, además de mejorar los pies, se mejora el resto del cuerpo ? ALCIBÍADES. SócRATES. ALCIBÍADES.

Me lo parece.

Pero ésta, ¿no es la gimnástica ? Lo es, más que ninguna.

SócRATES. ¿Luego por la gimnástica nos cuidamos de los pies; mas por la arte zapateril, de los de los pies? ALCIBÍADES.

Enteramente.

SócRATES. Y por la gimnástica, de las manos; mas por la de grabar anillos, ¿de lo de las manos ? ALCIBÍADES.

Sí.

SÓCRATES. Y por la gimnástica, del cuerpo; mas por l a textil y demás artes, ¿ d e lo del cuerpo? d

ALCIBÍAOES.

Pues, enteramente así es.

SÓCRATES. Luego una es l a arte por la que nos cuidamos de cada cosa; y otra, por la que de lo de ella. ALCIBÍADES. SócRATES.

Parece.

Luego cuando uno se cuida de lo suyo, ¿se

cuida de sí mismo ?

ALCIBÍADES.

En modo alguno.

SÓCRATES. Por tanto, no es, parece, l a misma arte aquella por l a que uno se cuida de sí mismo y de lo suyo. ALClBÍADES.

Evidentemente, no.

SóCRATES. Ahora bien : ¿con cuál nos cuidaríamos de nosotros mismos ?

ALCIBIADES

92 ALCIBÍADES. e

No

hallo

qué

decir.

SÓCRATES. Empero, ¿no quedó esto convenido : que no es aquella por la que mejoraríamos cualquier cosa de bs nues­ tras; sino, por la que, a nosotros mismos ? ALc1BÍAOES.

Dices verdad.

¿Pues si no supiérn.mos

SócRATns.

do,

za

ALOBÍ1\DJ,S. SóCRATES. ramos qué es

conoceríamos qué arte qué es calzado?

el

cal­

Imposible. ¿Ni qué arte mejora los

anillo?

ALCIBÍADES.

mejora

aniJlos,

si igno­

Es ve rd ad.

Pero, ¿qué ?; ¿ni qué arte nos mejora, lo cono­ ignorando qué somos nosotros ?

S6CRATHS. ceríamos,

129a

ALCIBÍADTIS.

Imposible.

SóCRATTIS. Pues bien: ¿se da el caso de que sea fácil "conocerse a sí mismo", y que fuera un cualquiera quien ins­ cribió eso en el templo de Delfos ? ; ¿o es algo dificultoso y no para todos ? ALCIBÍADES. A mí, ciertamente, Sócrates, me pareció frecuentemente ser para todos; mas frecuentemente también, ser de todo lo más difícil. S6CRATF.S. Mas, Alcibíades, sea o no sea fácil, no obs. para nosotros, la cosa se ha así: conociéndonos, tal vez conoceríamos cómo cuidarnos nosotros mismos; mas, descono­ ciéndonos, no habría manera alguna.

tante,

ALCIBÍADES. b

Así es.

SÓCRATES. Pues bien:. ¿de qué manera haJfar eso de "mismo"?, porque tal vez entonces hallaríamos qué somos nosotros, lo que nos sería imposible mientras estemos en la ignorancia. ALcIBÍADES. estás

SÓCRATES. dialogando

Hablas correctamente.

¡Tente !, pues, ¡por ahora?, ¿no con otro,

Júpiter ! ; ¿con sino conmigo ?

quién

ALCIBIADES ALCIBÍADES. SÓCRATES. ALCIBÍADES. SÓCRATES. ALCIBÍADES. SÓCRATES. ALCIBÍADES. e

SÓCRATES. AJ.CIBÍADES.

93

Sí. Pues, ¿también yo, contigo ? Sí. ¿Luego es Sócrates quien habla? Absolutamente. ¿Mas Alcibíades es quien escucha? Sí. ¿Así que Sócrates dialoga mediante palabras ? Naturalmente.

SÓCRATES. Mas dialogar y servirse de la palabra son para ti dos nombres de l a misma cosa. ALCIBÍADES. SóCRATES. diversas ? ALcm{ADES.

Absolutamente. Mas e l usuario y lo usado, ¿no son cosas ¿En qué sentido lo dices ?

SÓCRATES. ¿Al modo que el zapatero corta con cuchilla, lezna y otros instrumentos ? ALOBÍADES.

Sí.

SÓCRATES. P1tes bien: ¿cortador y usuario no son algo diverso de aquello de que el cortador usa? ALCIBÍADES.

P11es, ¿cómo no?

SÓCRATES. Parecidamente, p11es: también aquello con que el citarista toca la cítara y el citarista mismo, ¿serían diversos ? ALcrniADES. d

SL

SóCRATES. Pttes bien: precisamente preguntaba si usuario y aquello de que usa no te parecen ser diversos. ALCIBÍADES.

el

Lo parecen.

SÓCRATES. ¿Qué, pttes, diremos del zapatero : que corta solamente con instrumentos o también con las mano s ? ALcIBÍADES.

También con las manos.

ALCIBJADES

94 SócRATES.

¿Luego también usa de ellas ?

ALCIBÍADES. SóCRAT.ES.

Sí. ¿Y también usa de los ojos al trabajar?

ALCIBÍADES. SÓCRATES. usuario

Sí. ¿Pero

y usado?

ALCIDÍADES. e

SóCRATES.

admitiremos

que son

algo

diverso

Sí.

,L11ego son algo diverso zapatero y citarista y ojos con los que trabajan?

respecto de manos

ALCIBÍADES. SócRATES. el cuerpo?

ALCIBÍADES. SÓCRATES. ALCIBÍADES. SÓCRATES. mismo cuerpo?

ALCIBÍADES. SÓCRATES. At.cIBÍADES.

Evidentemente. P11es bien: ¿el hombre usa también de todo

Y

mucho, por cierto.

Pero, ¿no eran diversos usario

y usado?

Sí. ¿L11ego es el hombre algo

diverso

de su

Parece. Pues

,

¿qué viene a ser el hombre ?

No puedo decirlo.

SÓCRATES. Pero puedes, por cierto, decir quién es el usuario del cuerpo. ALCIBÍADES. 130a

SÓCRATES. ALCIBÍADES. SÓCRATES. ALCIBÍADES.

Sí. Pues, ¿qué otra cosa sino el alma usa de él? No otra. Mandando, ¿no es así? Sí.

SÓCRATES. Aún más: pienso que sobre esto nadie pen­ sará de otra manera. . ALCIBÍADES.

¿Sobre qué?

ALCIBIADES SóCRATES. tres cosas. ALCIBÍADES.

95

Que no sea el hombre una cierta unidad de ¿De cuáles ?

SÓCRATES. Precisamente, ¿de ese todo de alma, cuerpo y el consuno de ambos ? ALCIBÍADES.

Así es.

SÓCRATES. Mas, por cierto, ¿no convinimos en que es el hombre el comandante del cuerpo ? b

ALCIBÍADES.

Convinimos.

SÓCRATES. Pues, ¿no es el cuerpo mismo quien sobre sí mismo manda? ALCfBÍADES. SÓCRATES. ALCIBÍADES. SóCRATES. ALCIBÍADES.

En modo alguno. ¿Porque decimos que es el mandado? Sí. Entonces no sería él lo que buscamos. Parece que no.

SÓCRATES. Pero, ¿manda sobre el cuerpo el consuno de ambos, y esto es el hombre? ALCrBÍADES.

Bien pudiera ser.

SÓCRATES. De todos, él es el que menos; porque si no manda uno de ambos, no hay traza de que mande el consuno de ambos. ALCIBÍADES. c

Correctamente.

SócRATES. Pero, puesto que ni el cuerpo ni el consuno de ambos es el hombre, no queda, pienso, sino o que el hombre es nada o que, si es algo, ninguna otra cosa puede ser sino el alma. A1.CIBÍADES.

Perfectamente, pues.

SÓCRATES. ¿Es, pues, preciso demostrarte aún más cla­ ramente que el alma es el hombre? ALCIBÍADES.

¡Por Júpiter !, me parece suficiente.

ALCIBIADES

96

SóCRATES. Pero si no es riguroso, sino suficiente, bás­ tenos; porque lo sabremos rigurosamente justo cuando hayamos encontrado Jo que se nos pasó ahora mismo por alto, por ser cosa de larga consideración.

d

ALCIBÍADES.

¿Qué es eso?

SÓCRATES. Lo que decíamos hace poco: que se habría de considerar, ante todo, eso de "lo mismo". Pero ahora, en vez de "lo mismo'', estamos considerando eso de mismo "res­ pecto de cada cosa" . Y tal vez esto nos bastará, porque afir­ maríamos no haber nada de lo nuestro más señorial que el alma. ALCIBÍADES. No, por cierto. SÓCRATES. Pues está bien que así lo pensemos; que, al conversar entre nosotros, usando, yo y tú, de razonamientos, dirígese alma a alma. ALCIBÍADES.

e

Pues así realmente es.

SÓCRATES. Luego esto es lo que bien poco antes decíamos: que Sócrates dialoga con Alcibíades usando de razones, no dirigidas a tu cara, al parecer; sino a Alcíbíades van los razonamientos. Pero ése, es el alma. ALCIBÍADES.

A

mí me lo parece.

SócRATES. L11ego nos manda conocer al alma quien nos ordena conocerse a sí mismo.

131a

ALCIBÍADES.

Parece.

SÓCRATES. Lztego quien conoce algo de lo del cuerpo, conoce algo de lo suyo, mas no por eso se conoció a si mismo. ALCIBÍADES.

Así es.

SóCRATES. Lrtego ningún médico se conoce a sí mismo en cuanto médico : ni ningún instructor en cuanto instructor de gimnástica. ALCIBÍADES.

Parece que no.

SócRATES. Luego mucho falta para que los labradores, y demás artesanos, se conozcan a sí mismos, porque ni cono­ cen, me parece, lo suyo; y aun están más lejos de conocer

ALOBIADES

b

97

lo suyo, por las artes propias, porque conocen aquellas cosas corporales con que se cultiva cuerpo. Atcmí.ADES.

Dices verdad.

SÓCRATES. Lttego si la sapiencia consiste en conocerse a sí mismo, ninguno de ellos es sapiente por virtud de su

arte.

ALCIBÍADES.

Me parece que no.

SÓCRATES. Por lo cual, ciertamente, tiénese a estas artes por viles y no por dignas de que varón bueno las aprenda. ALCIBÍADES.

Pues así es, ciertamente.

SÓCRATES. ¿Así que, una vez más cuerpo, cultiva lo suyo, no a sí mismo ?

,

ALCIBÍADES.

Casi

quien cultiva el

seguramente.

SÓCRATES. Pero quien cultive los dineros no se cultiva ni a sí mismo ni lo suyo, sino a algo más lejano aún de lo

suyo. c

ALCIBÍADES. SóCRATES. suyo ?

Alcibíades.

lo parece.

Lttego el ganaplata, ¿hace aún menos lo

ALCIBfADES. SÓCRATES. de Alcibíades,

A mí me

Correctamente.

Lttego si alguien está enamorado del cuerpo no ama a Alcibíades, sino a algo de lo de

ALCIBÍADES. SÓCRATES. ALCIBÍADES. necesario.

Dices verdad.

Pero sí, quien esté enamorado de tu alma. Según

este razonamiento es evidentemente

SÓCRATES. Así, pues, el enamorado de tu cuerpo, cuan­ do deje éste de estar en flor, ¿yéndose, te dejará? ALCIBÍADES.

d

Evidentemente.

SÓCRATES. ¿Mas el enamorado del alma no se irá mientras vaya ella hacia lo mejor?

ALCIB!ADES

98 ALCIDÍADES.

Es verosímil.

SóCRATES. Pues bien: yo soy justamente el que no se va, sino permanece, aunque decaiga el cuerpo, y los demás se alejen.

ALC!BÍADES.

Haces bien, por cierto, Sócrates, y no te

alejes.

SÓCRATES. posible.

ALCIBÍADES. e

SÓCRATES.

Anímate,

según esto,

a ser el

más bello

Pues me animaré a ello. Tu estado es, realmente éste: al parecer, ni

ha habido ni hay un enamorado de Alcibíades, hijo de Clinias; fuera de uno solo, y éste, querido: Sócrates, hijo de Sofronisco y Feoareta.

AtcrnfADES. SÓCRATES.

Verdad. Pues, ¿no afirmaste que me había prec1p1-

tado bien poco en acercarme a ti, ya que tú querías ser el

primero en ello para enterarte de por qué yo solo no me alejaba?

ALCIDÍADES.

Pues así fue.

SÓCRATES. Esta es precisamente la causa: porque yo solo estaba enamorado de ti; mas los otros, de lo tuyo. Pero lo t11yo se pasa con la estación; mas t1í, comienzas a florecer.

132a

Ahora bien: si no te dejas corromper por el pueblo ateniense y te vuelves feo, no te abandonaré. Pues esto es lo que más temo: que volviéndote enamorado del pueblo, te nos corrom­ pas; que ya a muchos buenos atenienses les ha pasado eso, porque de bello rostro es "el cordialísimo pueblo de Erecteo". Pero hay que desnudarlo para conocerlo; precávete, pues, con la precaución que te digo.

ALC!BÍADES. b

¿Cuál ?

SÓCRATES. Ejercítate, feliz de ti, en aprender primero lo que has de llevar bien aprendido al meterte en los asuntos de la Ciudad; mas no antes, -a fin de que te metas llevando contravenenos, y nada de terrible te pase.

ALCIBIADES

99

ALCIBÍ�ES. Me parece bien lo que dices, Sócrates; pero trata de explicarme la manera de cuidarnos solícitamente de nosotros mismos. SÓCRATES. Pues bien: llevamos, por cierto, mucho ade­ lantado, porque hemos, aceptablemente, convenido en "qué somos". Temíamos que, si en esto fallábamos, se nos pasaría por alto el que poníamos cuidado en otra cosa, pero no en nosotros. Esto es así.

ALcIBfADES. c

SÓCRATES. alma, y mirar

Y después de esto, que se ha de cuidar el ello.

en

ALCIBfADES.

Está claro.

SÓCRATES. Y que se ha de dejar a otros el cuidado de cuerpos y dinero. ALCIBÍADES.

Ciertamente.

SÓCRATES. Pues bien: ¿cuál sería la manera más evi­ dente de conocerlo?, ya que, conociéndolo, nos conoceremos, al parecer, aun a nosotros mismos. Mas, ¡por los dioses !,

¿no llegamos aún a comprender cuán bien did1a está la hace poco recordada nscripción i de Dclfos ?

ALCIBfADES. Sócrates ? d

Al

hablar así, ¿en qué estás

pensando,

SÓCRATES. Te declararé lo que sospecho nos dice y aconseja tal inscripción; porque no hay muchos casos ejem· places, -a no ser, caso único, en la vista. ALCIBÍADES.

¿En qué sentido lo dices ?

SóCRATES. Considéralo tú mismo; si tal consejo dijera a nuestros ojos, cual a hombres, "mírate a ti mismo'', ¿en qué sentido tomaríamos lo que nos avisa? ¿Pues no en el de mirar hacia lo que, mirándolo el ojo, pudiera verse a sí mismo ? ALCIBÍADES. e

Está claro.

SÓCRATES. Pensemos, ahora, en ¿mirando hacia qué cosa la veremos a ella y de consuno nos veremos también a nosotros mismos ?

ALCIBLADES

100 ALCIBÍADES.

y cosas tales.

Está ya claro, Sócrates, que hacia espejos

SÓCRATES. Correctamente dicho. Pues, ¿no hay también, en el ojo con que vemos, algo de esa clase ? ALCIDÍADES. l33a

Ciertamente.

SÓCRATES. ¿No has notado, pues, que el rostro de quien está mirando otro ojo se le aparece en la vista del que se l e enfrenta --cual si fuera un espejo, en eso que llamamos "pupila"- un cierto eidolillo del mirador? ALCIBÍADES.

Dices verdad.

SÓCRATES. Luego al darse a ver un ojo a otro ojo y a mirar en él lo que en él es lo mejor y con lo que ve, se vería entonces él a sí mismo. ALCIBÍADilS.

Evidentemente.

SÓCRATES. Mas si mirara hacia otra parte de las del hombre o de otro objeto cualquiera -a excepción de aquella en que se dé algo semejante al ojo- no se verá a sí mismo. b

ALCIBÍA.DllS.

Dices verdad.

SÓCRATES. Luego si el ojo ha de verse a sí mismo, habrá de mirar a otro ojo y, en él, hacia aquel lugar en que se engendra especialmente la virtud del ojo; pero, ¿no es esto l a vista ? AtcmfA.DES.

Así es.

SÓCRATES. Pues bien, Alcibíades querido, alma, si ha de llegar a conocerse a si misma, ha otra alma, y en ella, sobre todo, a aquel lugar de se engendra Ja virtud del alma, la sabiduría, y otra cosa que en esto sea semejante. AtcIBÍADES. c

también el de mirar a ella en que a cualquier

Me lo parece, Sócrates.

SÓCRATES. Pues bien: ¿podemos decir haya en el alma algo de más divino que aquello en que residen saber y pensar ? ALCIDÍADilS.

No podemos.

SÓCRATES. Luego esto de ella parécese a lo divino; y quien ponga en ello la mirada y conozca todo lo divino -a

ALCJBIADES

101

dios y pensamiento- Hegaría así aun a conocerse máxima­ mente a sí mismo.

ALCIBÍADES.

Evidentemente.

SÓCRATES. Pues bien: al modo que los espejos son más claros que el espejo del ojo, y más puros y esplendentes que él, parecidamente también dios es más puro y esplendente que lo mejor de nuestra alma. ALCIBÍADES.

Parece, Sócrates.

SÓCRATES. LtJego, mirando a dios, nos servimos del más belJo de los espejos, aun para lo humano concerniente a la virtud del alma; y así nos veríamos y conoceríamos máxi­ mamente a nosotros mismos. ALCJBÍADES.

Sí.

SÓCRATES.

¿Mas no convm1mos en que conocerse a sí mismo es sapiencia?

ALC18ÍADES.

Enteramente.

SÓCRATES. Pues bien: al no conocernos a nosotros mis­ mos, y no ser sapientes, ¿podríamos saber qué, de Jo nuestro, es bueno o malo? ALCIBÍADF.S. d

¿Cómo fuera posible, Sócrates ?

SÓCRATES. Porque tal vez te parece imposible que quien no conozca a Akibíades conozca que lo de Alcibíades es de Alcibíades. ALCIBÍADES.

Es,

ciertamente,

imposible,

¡por Júpiter !

SÓCRATES. Pues ni que lo nuestro sea nuestro, si no nos conocemos a nosotros mismos. ALCIBÍADES.

Pues, ¿cómo ?

SócRATES. L11ego, si ni lo nuestro, tampoco las propie­ dades de lo nuestro. ALCIBÍADES.

Evidentemente, no.

SÓCRATES. Luego no nos convinimos del todo correc­ tamente al convenirnos hace poco en que hay algunos que a sí mismos no se conocen; mas sí, lo suyo; mientras que hay

ALCIBIADES

102

otros que conocen las propiedades de lo suyo, porque, al parecer, comprender todo eso: a sí mismo, lo suyo y las propiedades de lo suyo compete a un hombre y a una arte.

e

Casi casi.

ALCIBÍADES.

SÓCRATES. Quien ignora, pues, lo suyo; también igno­ raría, según esto mismo, lo propio de los demás. Ciertamente.

ALCIBfADES.

SÓCRATES. Pues, y si lo de los demás, ¿también igno· rará lo de las Ciudades ? Necesariamente.

ALcIBÍADES. SócRATES.

L11ego tal varón no llegaría a ser político. No, por cierto.

ALcIBÍADES. SÓCRATES. l 34a

Ni, seguramente, a administrador. No! por cierto.

ALCIBfADES.

¿Ni sabrá cuál es su quehacer ?

SócRATES.

Pues no.

ALCJBÍADES. SócRATES.

Y quien no lo sabe, ¿no habrá de errar? Enteramente.

ALCIBÍADES.

SÓCRATES. Y, por errar, ¿no hará malamente su que­ hacer, en privado y en público? Pero, ¿cómo no?

ALCIBÍADES. SócR.ATE.S.

graciado?

Pero,

ALCtBÍADES. SÓCRATES. ALCIBÍADES.

por

hacerlo mal,

¿no será un des-

Y mucho. Pero, ¿y aquellos para los que el tal trabaja? Ellos lo serán también.

SÓCRATES. Luego si alguien no es sapiente y bueno no podrá ser bienaventurado. b

ALcrniADES. SóCRATES.

graciados.

No

lo podrá,

seguramente.

L11ego los hombres malos son unos des­

ALCIBIADES ALCIBÍADES.

103

Y mucho, por cierto.

SÓCRATES. Lnego ni aun enriqueciéndose escaparían de la desgracia; pero sí, el sapiente. ALcrnÍADES.

Evidentemente.

SÓCRATES. Luego las Ciudades, Alcibíades, no necesitan ni de murallas ni de trirremes ni de arsenales para llegar a ser bienaventuradas, ni de grandes población y extensión sin virtud. ALCIBÍADES. c

No, ciertamente.

SócRATES. Si, pues, te aprestas a hacer correcta y bella­ mente los quehaceres de Ciudad, la virtud es lo que has de dar a los ciudadanos. ALOBÍADES. SóCRATES. ALCIBÍADES.

Pues, ¿cómo n o ? Pero, ¿podría dar alguien lo que no tiene? Y, ¿cómo?

SóCRATES. Luego, primero, has de adquirir tú la virtud; y también cualquier otro que se apreste a mandar y a cuidarse solícitamente no tan sólo de sí y de lo suyo en privado, sino de la Ciudad y de lo de la Ciudad. ALCIBÍADES.

Dices verdad.

SÓCRATES. Luego tampoco te está permitido proporcio­ narte, ni en favor tuyo ni en el de la Ciudad, el poder de hacer lo que quieras, sino la justicia y la sapiencia. ALCIBÍADES. d

Evidentemente.

SÓCRATES. Porque obrando justiciera y sapientemente, tanto tú como la Ciudad obraréis de manera agradable a los dioses. ALCIBÍADES.

Es de creer.

SócRATES. Y, como anteriormente decíamos, con la mirada puesta en lo divino y esplendente. ALCIBÍADES.

obraréis

Evidentemente.

SÓCRATES. Mirándolo fijamente, os veréis y conoceréis a vosotros mismos y lo para vosotros bueno.

ALCIBADES I

104

ALCIBÍADES. SÓCRATES. ALCIBÍADES. e

Sí. ¿Así que obraréis correctamente y bien? Sí.

SÓCRATES. Pero, obrando vosotros así, yo me decido garantizaros el que seréis bienaventurados. ALCIJ3ÍADES.

a

Eres garante seguro.

SócRATES. Pero, al obrar injustamente por mirar hacia lo ateo y tenebroso, haréis, como es verosímil, obras parecidas a ello, desconociéndoos a vosotros mismos. ALOBÍADES.

135a

Tal parece.

SÓCRATES. Porque, Alcibíades querido, a quien -par­ ticular o Ciudad- le esté permitido hacer lo que quiera, mas no tenga entendimiento, ¿qué es verosímil le pase? Como a enfermo, con licencia de hacer lo que quiera, sin tener enten­ dimiento, ¿qué le pasará, -cual a tirano que en nada se reprime? ¿No es lo más verosímil el que arruine su cuerpo? ALCIBÍADES.

Dices verdad.

SÓCRATES. Pero, ¿qué, en una nave?; si cualquiera pudiere hacer lo que quisiera, sin tener la inteligencia y virtud del piloto, ¿ves lo que le sucedería, -a él y a los pasajeros? ALCIBÍADES. SÓCRATES. b

Yo, sí; perecerían todos. Pues bien: parecidamente, en Ciudad y en

toda clase de autoridad y poder, desprovistos de virtud, ¿no se seguirá el obrar mal?

ALCIBÍADES.

Necesariamente.

SócRATES. Luego, óptimo de Alcibíades, no hay que procurarse -ni paca sí ni paca la Ciudad, si intentáis ser bienaventurados- el poder tiránico, sino la virtud. ALCIBÍADES.

Dices verdad.

SócRATES. Antes, pues, de poseer la virtud, ser man­ dado por el más excelente es mejor que mandar, -y lo es paca varón y no sólo para niño. ALCIBÍADES.

Evidentemente.

ALCTBJADES SÓCRATES.

Y lo mejor, ¿no es también lo más bello?

ALCIBÍADES. SÓCRATES.

c

Sí.

Pero lo más bello, ¿es lo más conveniente?

ALCIBÍADES. . SÓCRATES.

mejor. ALC!BÍADES. SÓCRATES.

esclavitud. ALCIBÍADES. SÓCRATES. ALCIBÍADES.

105

Pero, ¿cómo no?

Luego al malo le conviene servir, pues le es Sí.

Así que la maldad se lleva bien con la Evidentemente. la virtud, con la libertad.

Mas Sí.

SÓCRATES. ¿Habrá, pues, compañero, que huir de lo que se lleva bien con la esclavitud ? ALCIBÍADES.

Eso sobre todo, Sócrates.

SÓCRATES. Notas ahora, pues, ¿cuál es tu estado.?; ¿te llevas bien con el de libre o no? ALCIBÍADES.

Creo que lo noto bien notado.

SócRATES. ¿Sabes, pues, cómo huir de tu estado pre­ sente?, -no le demos nombre aplicable a varón bello. ALcIBÍADES.

d

SÓCRATES. ALCIBÍADES. SÓCRATES. ALCIBÍADES. SÓCRATES.

Yo, sí. ¿Cómo? "Si

lo quieres tú", Sócrates.

No hablas bellamente, Alcibíades. Pero, ¿cómo he de hablar ? "Si

dios lo quiere".

ALCIBÍADES. Pues lo digo. Y además de esto digo que correremos el riesgo de cambiar de papeles, Sócrates, el tuyo para mí, el mío para ti, porque, a partir del día de hoy no habrá manera de que deje de vigilarte, y tú, de ser vigilado por mí.

ALCIB.IADES

106 e

SóCRATES. ¡Qué generoso ! Así que mi amor en nada se diferenciará del de la cigüeña, si habiendo hecho él en ti un nido para amor alado, éste, a su tumo, se cuidará de aquél. ALCIBÍADES. Pues así realmente es; menzaré a preocuparme de la justicia.

y desde ahora co­

SÓCRATES. Querría que lo llevases hasta su término; mas tengo mis temores, -no porque desconfíe de tu natural, sino porque, viendo el poderío de la Ciudad, temo nos domine a mí y a ti. '

ALCIBIADES

107

NOTAS A ALCIBIADES I

103 a. "oposición daimoníaca", 80.1µ.Ónov lva.vTÍwp.a· Para evitar el sentido, multisecular e irreformable, de "demonio", la traducción conserva el diptongo griego. Los daimonios eran seres intermedios entre dioses, diosas, -y mor­ tales, cual héroes . . . ; derivándose -de tal, respecto de los mortales, honrosa procedencia- su aplicación a mortales excelentes o fenómenos extraordinarios o super-naturales, cual la voz interior de Sócrates, a la que aqul Sócrates mismo alude. El vocativo Ba.iµ.óv�c equivale a ¡Excelente !, ¡Eminente! 104 d. "en realidad", Tw ÓVTt· Frase técnica (hecha, CI. II.3), ya corrientemente admitida en conversa�iones del tipo "diálogo", que da y, repetida oportuna­ mente, mantiene el tono ontológico del diálogo, frente a tono poético, ora­ torio, sofístico. La traducción reproduce siempre tal frase adverbial que el lector, concienzudo, debe pronunciar c:on énfasis vocal y mental. También la frase programa "qué es", ón 1l'OT' éunv. ha pasado ya a frase dialogable, aun en boca de jóvenes. ( CI. U . 1 ) . "dios", Tov Ocóv· En una concepción del mundo en que se admitan, real y oficialmente, dioses, la palabra "dios" no es nombre propio, sino tan común como "hombre, caballo" ; y la frase "el dios''. es cual la "el hombre, el caballo". A veces ó Oeói; es "este" dios, del que se viene hablando o por su nombre propio, cual Apolo, Júpiter, o por una descripción inequívoca, como el dios de Delfos", "el padre de dioses y hombres", "el dios de Ja Amistad". Por ser esta razón se pone siempre en la traducción la palabra "dios" con minúscula inicial, para evitar confusiones, respecto de culturas monoteístas. "

108 b, c. La gimnástica era un arte que abarcaba no sólo lo que la actual gim­

nasia, sino preparación y ejercicio de lucha en sus diversas clases. Además, exámenes y preceptos medicinales; y era lugar de reunión, y de conversación y diálogo, entre viejos, jóvenes, -vigilados los jóvenes por pedagogos (esclavos). El 11'0.t8oTpÍf37J'> era el maestro de los jóvenes.

ALCIBL\DES

108

Nótese que el adverbio de alta,

y clásica,

calificación:

"bellamente"

KaÁw�., está aquí aplicado a gimnasia, lucha, diálogo, y vinculado a bueno, mejor, según la frase normativa, típicamente griega: bello-y-bueno (Cl. II . 3). KaÁoc; Káya8óc;. Aquí, en el diálogo, van juntos op8wc; (correctamente, bueno) y KaAwc; (bellamente) de manera perfecta natural para un griego. 108 d. Cuando un adjetivo, sustantivo o verbo se refiera, en su estructura gra· matical misma, a un dios o diosa determinados, se los escribirá con mayúscula inicial, pues tal dios o diosa resonaba, perceptiblemente para el griego, a él o a ella. Así se escribirá Música, Suerte

( Tvm).

etc. ( Cl.

l . 6) .

1 1 1 b, c. Se puede aprender griego de Ja mayoría, cual maestro, porque concuerdan en llamar a lo mismo con el mismo nombre ("piedrá', "madera" ) ; si se les pregunta algo, responden todos concordemente lo mismo; y cuando quieren coger algo (piedra, madera) van a lo mismo, -la identidad en tales actos

de hablar, responder, ir a . . .

l1Tt ravrá. bµ.o·..\.oyovCTLV·

asegura la cualidad de maestro, -rti

Esto es "saber" enseñarlo unos y aprenderlo de ellos otros.

(l1T[CT-rau8at)

aura.

griego y poder

112 a. "¡Por Júpiter!". Acerca de la fuerza de tales juramentos, invocaciones, votos . . . , véase CI. l . 6.

113

a.

Cuando, como en un diálogo, hay preguntas y respuestas, quien, en

rigor, habla

(Af-yH)

es el que responde. "Hablar" tiene aquí la fuerza la

..\.ó-yos. Cl. l. l. La respuesta es á,,,.i>·Kp[uis; es lo que, el respon· diente, saca de sí (á,,,.ó) y lo dice con juicio y según su criterio (Kp[uic;,

palabra

Kplvnv). 113 c. Euripides, Hipó/ilo,

352.

114 d.

[

La palabra "conversación" no vierte la fuerza del griego ITlJV"oliu a.;

uvv·!tva.t es con-serse; algo más fuerte que convivencia, y más aún que

conversación. Dialogar era, para el griego, una manera de con-serse, de ser en colectividad: en "nosotros", -entre tú y yo, dice Sócrates.

ALCIBIADES

115 b,

109

c.

Según la frase normativa griega "bello-y-bueno" están más próximos lo provechoso y lo justo con lo bello que lo están con lo feo.

115

c,

d.

Se prefiere tener lo bueno a lo malo; así que se prefiere tener máxima­ mente (µ.á.\«TTa.) lo máximamente (µ.Éyurra.) bueno; y se aceptarla míni­ mamente estar privado de lo máximamente bueno. la preferencia (Pr), el aceptar tener HU�o.w E!va.t) procede, respecto de bien ( + b) y de su privación (-b), según la norma de positivo, comparativo, máximo (M) y de mínimo (m): Pr ( + b ) ; M(Pr.) ( +Mb); m(Pr.) (-mb). La escala es: bueno-mejor-óptimo (éíptuTov), malo-peor-pésimo (KáKLO'"

'TOV

) . La preferencia se rige por ella.

116 b. Otra esca.la, típicamente griega es la que une bueno-bello-provechoso-bea­

tificante; � 7rpánnv obrar bien-ser dichoso (droaÍ¡ww. Cf. Nota a 103 a ) ;

obrar mal-desgraciado (IJ.8.\w;, Ka.Ko8a.í¡ww)

·

117 b, c, d.

Unión entre saber -por ciencia o arte- y no ercar; no saber y errar

(?T'Mvª) .

Ignorancia (.O.yvota., máxima y máximamente reprensible) es l a del que no sabiendo se cree saber. De ésta provienen todos los yerros (áµa.pT�¡.i.aTa, marrar la meta) en Ja práctica ('trpágic;. en navegación política . . . ) . Con ella cohabita ( "IC.l11, Tf)c; i:tx1111c;· i:o ydtp &!'« !'€11 To a/3!'« KEKoa!'flaB«L

&El Tipmov ó!'ev d11cu Tf¡ i:tx11n ic:«l Qc; K«AACai:oLc; c¡>«l11Ea8«L, &!'« &t &v«yKotlOll d11C1L l11 '\'t. &UoL n F !1 8 ti �p.ív TW: n -/¡f-Ll'v F l l 2 vcx�aop.Ev T : -awf-LtY WF 11 7 xal.Aía�ov, corr. Paria. 181 :J. v.

l.

- 3

O

ION Personas del diálogo: SÓCRATES, IóN 530a

SÓCRATES.

Salud, Ión. ¿De cuándo acá por este nuestro

pueblo ? ¿Que vienes tal ve-¿ de tu casa de Efeso ?

lóN. No por cierto, Sócrates, que vengo de Epidauro, de las fiestas en honor de Esculapio. SÓCRATES. ¿Que por ventura los de Epidauro ofrecen a este dios hasta concursos de rapsodas ?

lóN.

De rapsodas, sí; y de toda clase de música.

SóCRATES.

Bueno, pues, ¿y nos ganaste algo en el con­

curso, y cómo nos lo ganaste? IóN. b

Nos llevamos los primeros premios, Sócrates.

SÓCRATES.

¡Bella palabr.t! Pero mira de que venzamos

también en las Panateneas. TóN.

Así será, Sócrates, si dios lo quiere.

SócRATES.

Y

a propósito, ¡qué de veces, por causa de

vuestra arte, me ha entrado envidia de vosotros, los rapsodas! Que por una parte es propio de vuestra arte traer siempre el cuerpo bellamente adornado y así salir a luz pública bellos

c

entre los bellos, y por otra os tenéis que tratar con muchos y buenos poetas, y entre otros y sobre todos ellos con Homero, el mejor y más divino de todos, y V 8et.>v, K«'tEXÓl!EllOI. X'l't'cn.

lE, 3'tou &v ficeta'toc; icct-rÉ­ TetO'tct lvOELICVÚ!'-EVOc; a 8Ebc; Éf,ETt('tl)ÓEc; oi:ck 't'OO

etuAo'tá.'t'ou TtOLl)'tOO aoL &>.r¡S� HyEw,

't'O KáAALO'tOV (.lÉAoc;

nO"Ell' i\

O� ooicl3

¿} "'lc.>v ;

535 a

1 o N. Netl l;lclr. 'tbll Alcx, ll;lOLyE· CX'l'l'tEI. yáp nt>c; l'º" 'to'lc;

Aóyo1.c; 't'flc; lfluxf1c;, z, I:�icpet'tEc;, KCI( (.lOL ooicoOaL 8ElCf (.lOC.P"

�(.llll Ttetpcl 'tl.>V

8Et;)'! 't'ctO't'ct ot &ya8ot TtOU)'t'ctl l;p(.lT)llEÚElV.

I:O. OuicoOv 'ii l'Etc; et� ot �°'IJl':'óot d: 't'&\v no1.11't&v !p(.ll)veúE'l'E ; ION. Kcil 'toO'to &Al)8Ec; ).tyE1.c;. :E:O. OuicoOv lpl;ll) vÉc.>v 1.Pl''lvflc; yCyvEa8E; ION. nctV'táTtota( yE. I:O. "'ExE óf¡ l'ºI. 'tÓOE dTtÉ, Q "'lc.>v, Kctl t!-� &Tto icpú'Jln ts n !v

aE lpCAlp.et1.'

b

3-retv E� dTtnc; lm1 icctl im>.f¡l;nc; p.&>.lp.Évouc;, f\ 't'bv •oouaaÉct 3'tav btt "COY ou&bv É!f>etA­ Aóp.Evov 4ónc;, ÉKetlffl y1.yvól!EVOV "COLV TtEpl ·Avópop.&.x11v lAEwt.)v 'ti.

f\

TIEpl 'Etc:á.61')V f\ TtEpl nplctp.ov, "CÓ'tE Ttónpov ll'pc.>V 1:t

f\ lf,c.> aetu'toO ylyvEL tc:cxl mcpclt 't'otc; npáyp.uaw okT0tl aou

e

E:tvcx1. � '4i"X� otc; U:yuc; Év8oua1.á�ouacx, f\ Év •1e&1en 0�01.11 f'¡ l:v TpoC� f\

tsnc.>c; &v icetl "Cdt lil11 lxn ;

ION. 'Oc; ÉvetpyÉc; p.01. 'toOi:o, Z> I:�icpunc;, -ro 't'E1C(.l�p1.ov

dm:c;· ou y&p ae &noicpv'41á.p.evoc; l.pt.>. •Ey� yap ts'l'uv Ue1.­ vóv 't'l U:yc.'l, ócxicpúc.'lv Ép.nlp.nAetV't'etl p.ou ol. 68aA-p.ol· 'ts't'Olv 'tE o6Epbv f\ 0E1.vóv, 6p8etl etl 't'plxEc; '!O't'ctV"C«1.

'iino ó8ou

Ketl � tc:cxpólcx m¡ó�. I:O. Tl o�v ; é31;lEll, Q "l(A)v, lp.povcx 1:tvu1. 'tÓ'tE 'toO-cov d . 'tbv

IXv8pCAl'ltOV' 8c; &v ICEICOGP.T)l'Évoc; la8fjn TtOlKl.An K«l

xpuao'La1. a't'Eávou; KAálJ 't• ÉV 8ualctL l:Qicp«'tEv , Éav llt ytlé3v'tocc;, aó'toc; 111 -r�v oúvotl:-ILll Aot¡i.SávELV ; ó llt ¡.ifooc; ou ó �aqi91loc; ICotl ÍlTIOICpl'tf¡c;, ó lle: npé3'toc; otih:oc; ó TIOLTJ'tÍ)c;" ó llE: 8Eoc; 01clr. ná11'tc.iv -roú'te.>v EAKEt 't�v qivx�v ISTiot &v BoúATJ'tott -r�v &v0p&mQv1 &.votKpE¡i.ot1111uc; ÉE, á.AAÍ)AQV 't�11 Oú11otl1111. Kotl (;SonEp ÉK -r�c; Al0ov É1v. Kotl ó ¡i.E:v 'té3v 1101r¡-ré'.1>v €:E, &Hr¡c;

OE EE, &U11c; EE,Í)p'tT)'totl - 311o¡i.ál;o¡i.Ev oE:

otÚ'to

536 a

Moúoric;, 6 ICot'tÉXl':'totL,

'tO oÉ ÉO'tl TiotpomAÍ)o1011· lxl':'t"OCL yóip - ÉK OE 'TOÚ'!Qll 'té3v b 11p�-rc.iv 1lot1c;, ot llt ÉK Mouoalo1.o· ol llt noUol ÉE, 'O¡i.f)pov K

8Ew· fn concepciones del mundo que admiten oficial

y privadamente m uchos dioses, "dios" no es nombre p ropi o, cual en concep·

ciones monoteístas. En aquéllas, "dios" es nombre común, cual lo son hombre, caballo, número. La frase ó BEÓ se refiere en ellas al dios que se haya nom­

brado, como aquí a Esculapio, y debe traducirse por "este dios''. A veces al

dios especialmente mencionado no se Je da su nombre propio -not6v "Cl 110l�C7E"CE. N 1 KIAI:. 'Eyc:.i ¡.tÉv, úp.l.lv -ri'¡v OlcXVOlotv

Z, J\uat¡.tClXE

KCll MtlT)OlCl, ETICllllQ '!E

Kotl KOlvc.:>vE'lv É-rotp.oc;, oT¡.tCll

SE: Kllll

J\&.xTJ"CCl -r6voE. J\AXHI:. 'A>..r¡B�

y&p o'ln, w NlKlCl. 'Qc; IS yE E:i..eyEv �

b

Aual¡¡axoc; llpn nEpl -roo na-rpoc; -roo aú-roO "CE 1::al -roo Me>..11olou, 11Ólvu ¡.tol ooKE'l EU dp�o8otl Kotl de; hEtvouc; Kotl Ele; � p.&c; Kotl etc; &nav-rac; ISaoL -ra -ré.:>v 116>..Ec.>v rtpÓtT.�oualv, IS"CL otÓ-rotc;" oxEo6v "[l -rotO"Clll 0Uf16a.tvn. & ou-roc; H :yEl, KCll TIEpl TICllOc; ounl8Eo8Cll. TotO-rCl ¡.i.E:v oi'!11 KCl>..l>� HyElv ETH¡.tÉAELav TIEnotr¡-raL : AA. n&vu ¡.tEV oi'!v, z, J\uot¡.iaxE. N l. ToO"Co ¡.tÉv aol icliv tycl>

11xoL¡.tl dnE'lv ol'.i

XE'1po11

J\&xr¡"Coc;· Kal y«p aG-rt;> ¡.tol f'.vayxoc; llvopCl npoóE,É11TJª' -rt;> ÚEt OlO&C7KClAOV ¡.tOUOlK�c;, 'AyCl8o.U.fouc; ¡.ia8r¡TI)11 dc!t¡.tc.>llCl, &11opl311

XClpLÉC7"Cot'tOll

OV

¡.t611011 -ri'¡11

¡tOUOLK�V, aU& KCll

i80 a � p.ipo; TW : yivo; B 11 a 3 zpf¡·1a.t TW : l.Pf.v. T, B 11 b ti ¿)..,ywpw; Schanz : ¿),1y1..,p!''10a.: BTW o:A1y�1;.O. �l.'Ell, ICClll TtJ>�'tEJ>OV bdvoc; lnAEÚ't'l)OE, Ttplv 'tl l1:1ol ISLEVEX8�\1Cll. nEplc¡>ÉJ>EL OÉ 'tlc; l.'E 1Ccxl 1:1vfJ1:111 &p'tl 'tt3VOE >.e:yóv'tc.>v· 'td ydtp l.'ElJ>ÓllCLCl 'tÓtOE npbc; &).).f¡).ouc; o'llCOL 3ux),eyó1.'CVOL 8Clll.'d mLl.'Él.'VT)V'tCllL l:(o}ICJ>Ót'tO\Jc; KCll ac¡>6opa !-notLVOOaLV· ºº ·..,.ÉV'tOL TTQTTO'tE :r¿, icpcx�e:c;, IS'tL 6p8otc; 'tOV .> Kcxl oT} Kotl lhl TtCll'tÉpcx, !pLa-cov &vopl3v ISV'tCll, ICClll llllEa6 yt: d�vop6c;· l'>c; lyl4Cll !p8o0v'tCll. l11 yc\p 'tft 4mb A11Alou b c¡iuyft ·1:4e't' ll'oO auvcxvt:XQJ>EL, 1e&y¿, aoL Aty IS'tl d < ot > l).).ol �8t:AOV 'tOL00'tOL e:tvC1LL, 6p8T} &v 1' TtÓAL�pot'tec;, o!l-roc; l'Év'toL 6 l-rtC1LL116c; lanv ic«Aóc;, 811 av v0v !-nZ::l)'Tll: icctl

�Ll;lOll EtllCltl m(O"'l"C1ta8ctl

e

noU«Xft· K11l y«ltp -rb 111) llio9L SLct-rpl6t:w, lv otc; Si) q>il.oOaw

ot 11foL -r«ltc; St11-rpL60tc; TtOLElo8CltL, lS't:Clt\I axoA1)11 &yQOLll, &AA' Év -roó-r9, E� lxEL, tsBEv ic«l -rb 0131;1« BU-rL011 toxEt11 dtv&.yic11 - oGSt:voc; y«ltp -ré311 yu¡i.v«o(Q11 q>auA6upo11 oóS' U&-r'TQ

11611011 lXEL - K«l &1'« npoaf¡KEL 1;1ilLa-r' UEu BÉp -roO-r6 -rE t82 a ·-ro yu1;111cScaLov 1eal 1' hmm' r o� yap &yl311oc; &8A11-r«l fol'E:v ic«l t11 otc; "µ'lv' � &ydoc;, lS'T«V Au913ow ct1 'T&E,E lV.6).oyoc; e:'tva.t .Kllll lllrl 4vllpoc;

m:pl

Kcxt yc:kp ª" a6�Clll't �HaÓAoyoc;. u0i:cxv J;IEV ylip dKoÚai

4pt:'tflc; lltCICAe:yolltvou fi m:pl

'ttvoc; aoc¡>lCtc; �e;

&l.r¡0�c; llll"toc; 4v3poc; K«l &�tou "('/3V A6yc.>v �V AÉyEl, xcxlpai e 7 Aóy'!J -ylvt1 eecl. Croo 11 e t0 i¡.r.r.iar. rece. : cp.r.fot1 BT 11 188 a 5 t'l't T : g,t 8 11 b l to 'º¡¡ Stobée : toií B •oi.� T 11 b 3 auto man. rec. in w : Cl�tc]l B'rll e 6 IXV p.!ao- 1' : o� ¡.r.u180A.óyo; B.

e

a

LAQUES

188a

b

c

d

e

1 89a

157

de los íntimos, y cual de la familia de Sócrates y se le acerca para dialogar, haya comenzado por dialogar sobre lo que sea, no lo soltará hasta que, conducido por él en el razonamiento, Jo lleve a dar cuenta-y-razón de sí mismo: de qué manera está viviendo, de cuál vivió el tiempo pasado; y, una vez llevado ahí, no lo soltará Sócrates hasta haberlo sometido a íntegro, buen y bello examen. Mas yo estoy habituado a él y a eso; y sé que hay que aguantarlo y sé muy bien que yo mismo tendré que sufrir.lo. Pero, Lisímaco, me es un placee la compañía de este varón y no llevo a mal el recordarme de qué no he hecho o estoy haciendo bellamente. Más bien, para el futuro de mi vida, no huir de tal examen tiene que ser grandemente prometedor; más aún para quien, según lo de Solón, quiera y juzgue deber aprender mientras viva, y no crea que la simple vejez trae entendimiento. Nada de esto me es desagradable, y menos aún me lo es ser exami­ nado por Sócrates, aunque ya desde tiempo atrás sabíamos que, presente Sócrates, no sólo se trataría de los jóvenes, sino también de nosotros mismos. Como digo, pues, no hay de mi parte impedimento alguno para que Sócrates trate del asunto como quiera. Pero hay que ver qué siente Laques. LAQUES. En cuanto a discursos, Nicias, mi caso es simple, o, si lo prefieres, doble, porque unas veces parecería yo ser amante de ellos; otras, odiarlos. Cuando oigo hablar sobre la virtud u otra sabiduría a alguien que es, en verdad, varón y digno de los discursos que hace, me alegro extra­ ordinariamente, viendo que quien habla y lo que dice encajan coarmonizan entre sí. Y me parece que el tal es, exactamente, Músico, armonizador de bellísima armonía, no de lira o de ínstmmento frívolo, sino armonizador en realidad, él mismo, · de una vida consonante de palabras con obras, no en el modo jonio ni en el frigio ni en el lidio, sino sencillamente en el dorio que, creo, es Ja única armonía helénica. El tal háceme gozar oyéndole, y hace que parezca, ante todos, ser yo amante­ de-discursos, i tan grande receptor soy de lo que dice! Mas quien hace lo contrario me fastidia, tanto más cuanto parezca hablar mejor; y además hace que parezca yo ser un odiadis­ cursos. No tengo experiencia de los discursos de Sócrates; creo tenerla primero de sus obras y, por ellas, lo hallo digno de bellos discursos y de libertad de palabra. Si tiene, pues, esto, me encomiendo a tal varón y con muchísimo gusto me

LAQUES

158

AAXHE

t88 •

óncpc¡iu�c;, 9cQ �voc; 11:'« -r6v n >.iyov"CCI icctl -rck lcy61:'CVCI

!-r� npmov-ret filt¡Aotc; ical Ap1:46'rtov"CÚ

d

lCM"t• ICClll icop."3fl l:'ºL

3ot::d l1ouaucbc; 6 "COlOO"CO l'&U.ov, ICClll 1lOtd et!! oot::dv Etvctt l:'ta6A.oyoli.

I'.c.:>KpÚ"'COUv, &AA.O: t::al �y� -i:� I'.6Ac.:1voc; lv ·l16vov npoaA.ct6Qv, avrxc.:>pt.\·

yt¡p&:alCc.:>V

ycip 11olltk. Olo&:at::Ea0ctL É8ÉA(.) ónb

XPTJa"tt.\v l16vov. ToO'to y6.p l'ºl avyxpEl't, &.ya8bv 1eal fl.lhbv etvctl

'tO\I OlOttalCctA.ov' 'Cvet

l1i') oua1:4et8i'¡c; v la"Cal � ¡.if¡n ÉV o6f.n �V fl "tl ID.Ao -i:l:\v 'tOlOÚ'tc.:>V fxc.:1v, oMÉv l10l f:lÉAEL. b I:ol ol!v, 2!, I:�1epct-rEc;, tyQ ttc«yyillo1:4«t K«l ÓLoáaic:etv 1eai ÉAÉYXELV

É l1E

lS -et &v BoúA.n, 1eetl 1:4«1186.vEtV ye lS •n.«11 Éy

ofOet• ots't' aU Ttetp' Él10l OUi.ICElO'!Xl &:11' ÉICElVT)tc:ac; aau-coO ndp«v &pE'tfji'} olÓÓV«L "toV l:'illov'l'Cll ÓtKetlc; o4laElV. 11.q• ol!v & -rl aot cplAov, l:'T)ÓEv 'l'i'¡v ftl:'E"CÉpetv f)AtKl«v ún6Aoyov 'f!O\O'Ól:'EVO, ni resultaría Valentía. NrcrAs.

e

Me parece que no.

SÓCRATES. Es evidente, Nicias, que ni siquiera admites que haya sido valiente la jabalina de Crommyon. Y no lo digo por broma; sino que creo que quien tales cosas dice es irn¡)osible admita valentía en ninguna fiera o que conceda que haya fiera tan sabi:i. que lo que pocos hombres conocen,

LAQUES

170

por ser difícil, afirme saberlo un león o una pantera o un jabalí. Mas es necesario que quien ponga la valentía en lo que tú la pones afirme que se han de igual manera respecto de ella león, ciervo, toro y mono. l97a

b

c

LAQUES. ¡Por Jos dioses !, Sócrates, que hablas bien. Respóndenos, Nicias, a esto según verdad: ¿afirmas que son más sabios que 11osotros esas fieras que todos conceden ser valientes o bien, oponiéndote a todos, te atreves a no llamarlas valientes ? NICIAS. Pues no, Laques; yo no llamo valientes ni a fieras ni a nada que, por ignorancia, no teman lo terrible; sino llamaríalos "temerarios" y "locos". ¿O crees que llamo valientes a todos los niños, pues, por ignorancia, a nada temen? Creo, por el contrario, que no es lo mismo ser temerario que ser valiente. Creo que son muy pocos los que participan de valentía y previsión; pero muchísimos, entre varones, mujeres, niños y fieras, que participan de temeridad, audacia, carencia de miedo, por imprevisión. A las acciones . que tú, Sócrates, en la mayoría, llamas "valerosas'', llamo yo "temerarias" ; mas valerosas y reflexivas, a las que digo. LAQUES. Nota, Sócrates, qué bien, así parece, se ha puesto Nicias a cubierto con este razonamiento. En cuanto a los que todos llamamos, de común acuerdo, "valientes", intenta despojarlos de tal honor. N1c1As. No, por mi palabra, Laques; anímate, porque afirmo que, caso de ser valientes tú y Lámaques, sois también sabios, y así otros muchos atenienses. LAQUES. No replicaré, aunque tengo algo que decir en contra de esto, para que no digas que verdaderamente soy de Aixonea.

d

SÓCRATES. No le respondas, Laques, porque me parece que no caen en cuenta de que esta sabiduría le viene de Damón, nuestro compañero; mas Damón anda asociado en muchas cosas con Pródico quien, por cierto, parece distinguir, más bellamente que ningún otro sofista, en eso de nombres. LAQUES. Pues le está muy bien, Sócrates, a un sofista gloriarse de eso, mejor que a un varón a qtúen la Ciudad juzgue digno de presidirla.

LAQUES e

171

SÓCRATES. No obstante, querido, conviene que e l gran presidente posea grandísima sapiencia; me parece valer la pena considerar a qué está mirando Nicias, al imponer ese nombre de Valentía. LAQUES.

Considéralo tú mismo, Sócrates.

SÓCRATES. Es lo que voy a hacer, óptimo; pero no creas que te soltaré de razonar en común; pára mientes y reconsi­

deremos

lo dicho.

LAQUES. 198a

Sea así, si te parece necesario.

SÓCRATES. Pues me lo parece. Mas tú, Nicias, retoma la cuestión desde el principio; ¿recuerdas que, al principio del razonamiento, consideramos a la valentía como una parte de la virtud? N1crAs.

Perfectamente.

SÓCRATES. ¿Así que respondiste cual si fuera una parte, entre muchas otras, al conjunto de las cuales se ha llamado Virtud? N1cIAs.

Pues, ¿cómo n o ?

SÓCRATES. ¿Hablamos, pues, tú y yo de las mismas partes?; además de valentía llamo partes de la Virtud a sa­ piencia, justicia y otras tales. ¿Tú también, n o ? b

NICIAS.

Enteramente.

SÓCRATES. ¡Tente! Convengamos en esto; mas pon­ gamos a consideración lo referente a lo temible y lo aven­ turado, de manera que tú no pienses una cosa, y nosotros otra. Te diremos lo que pensamos; si no convienes con nos­

otros, instrúyenos. Tenemos por temibles las cosas que ins­ piran miedo; por aventuradas, las que no. Empero, miedo no lo inspiran ni los males pasados ni los presentes, sino los presentidos, porque miedo es presentimiento de un mal futuro. ¿Es así también para ti, Laques ? LAQUES.

c

Enteramente, Sócrates.

SÓCRATES. Estás oyendo, Nicias, nuestra opinión: afirmamos que son temibles los males futuros; mas aventurado,

,

LAQUES

172

es lo futuro, sea no malo o bueno. ¿Hablarías tú de esta manera o ele otra? NICIAS.

De é�ta, por cierto.

SÓCRATES. NICIAS.

¿A la ciencia de todo ello llamas "valentía" ?

Absolutamente.

SÓCRATES.

a ver si

h1

Pongamos a consideración un tercer punto opinión es común con la nuestra.

NICIAS.

d

¿Cuál es?

SÓCRATES. Te lo diré; porque me parece a mí y a Laques, aquí presente, respecto de los objetos sobre que trata la ciencia, que no es una según que se refiera al pasado, para saber de qué modo pasó; y es otra, referida al presente, para saber cómo se es, y otra, para saber cómo se haría o hará mejor lo que aún no es; sino que es siempre la misma.

Al igual que la medicina, que, siendo una y la misma para todos los tiempos, no se hace diferente por supervisar e lo que está pasando, lo pasado y lo futuro, a ver cómo llegaría a ser; y, respecto de los productos de la tierra, la agricultura se comporta parecida.mente. Más aún: en asuntos de guerra sois testigos de que la estrategia prevé bellisimamente, entre otras cosas, a las futuras, y no cree deber someterse a Ja adi­ vinatoria, sino mandar en ella, por saber mejor gue ella lo 199a concerniente a guerra, en presente y en futuro. Y aun Ja ley asi lo prescribe: que no mande el adivino al estratega, sino el estratega al adivino. ¿Lo afirmaremos, Laques ? LAQUES. Lo afirmaremos. SÓCRATES. Pues bien: ¿Convienes con nosotros, Nicias, en que es la misma ciencia la que entiende de las mismas cosas, sean futuras, presentes o pasadas? NTCIAS.

b

Por mí que sí; tal me parece, Sócrates. SÓCRATES. Ahora bien, óptimo, ¿la valentía es, como dices, ciencia de lo temible y de lo aventurado? ¿Es así? NICIAS.

Sí.

SÓCRATES. Mas se convino en que, tanto lo temible como Jo aventurado, esto versa sobre bienes futuros : aquello, sobre males futuros.

LAQUES

Nrc1As.

173

Absolutamente.

SÓCRATES. ¿Así que será la misma y sobre las mismas cosas, estén por venir o en cualquier otro estado ? NICIAS.

c

Así es.

SÓCRATES. Luego la valentía no es tan sólo ciencia de lo temible y aventurado, porque entienda únicamente sobre bienes y males futuros, sino porque entiende también de Jos presentes, de los pasados y de los que se hallen en cualquier estado, -al igual que las demás ciencias.

NicrAs.

Parece.

SÓCRATES.

Luego, Nicias, no respondiste sino, cuando

más, a una tercera parte de lo que es valentía, a pesar de que

el

nosotros te preguntábamos por qué era la Valentía íntegra. Ahora, al parecer, y según tu propio razonamiento, la Valen­ tía no es sólo ciencia de lo temible y aventurado, sino casi casi la valentía versaría sobre todos los b ienes y males, y en todos los estados, y tal es tu definición presente. ¿La reformamos así, Nicias, o cómo dirías? NtCIAS.

e

Me parece así, Sócrates.

SÓCRATES. ¿Te parece, pues, daimoníaco, que le faltaría algo en punto a virtud a quien supiera, respec.to de todos los bienes y de todas las maneras, cómo están siendo, serán y han sido, y parecidamentc respecto de los males ? ¿Y crees que al tal le falle sapiencia o justicia y piedad, si es el único capaz de portarse bien y cuidadosamente con dioses y con hombres, tanto en Jo temible como en lo que no lo es, y aun de procurarse los bienes, y es el único sabio en cómo correctamente tratar con ellos y de todo eso?

NrCIAS.

Me pareces decir algo

importante,

Sócrates.

SÓCRATES. No estarías, pues, Nicias, hablando de una parte de l a virtud, sino de ella íntegra. N1c1As.

Así parece.

SóCRATES. Empero, afirmábamos que solamente una parte de las de la virtud. NrcJAS.

Lo afirmábamos.

la

valentía

es

LAQUES

174 SÓCRATES. NICIAS.

SÓCRATES. valentía. NICrAS. 200a

b

e

Mas no lo parece según lo dicho ahora.

No lo parece. luego, Nicias, no hemos encontrado qué es

Parece que no.

LAQUES. Por cierto y por mi palabra, amigo Nicias, que creíamos la encontrarías, ya que menospreciaste mis res­ puestas a Sócrates, aparte de que abrigaba gran esperanza de que la encontrarías, gracias a J a sabiduría de Damón. NICIAS. Bien está, Laques, el que creas no ser ya esto asunto tuyo, puesto tú mismo has manifestado no saber nada acerca de Valentía. Pero solamente miras a que yo quedaré en esto igual que tú; y a que, según parece, nada importará el que ni tú ni yo sepamos algo de lo que conviene sepa varón que en algo se aprecie. Por cierto, me parece que haces algo verdaderamente humano: no mirarte a ti mismo para nada, y sí, a los demás. En cuanto a mí, creo haber hablado convenientemente de lo que estamos tratando; y si algo no quedó suficientemente explicado, más adelante se lo rectificará aun con ayuda de Damón -de quien te burlas, sin ni siquiera conocerlo de vista- y con la de otros. Cuando esté seguro en esto, te instruiré en ello sin reservas; porque me parece necesitas grandemente de aprender. LAQUES. Eres todo un sabio, Nicias. No obstante, acon­ sejo a Lisímaco y a Melesias, aquí presentes, que, en eso de la educación de los jóvenes, nos licencies a ti y a mí; mas, como dije al principio, no sueltes a Sócrates; que si mis hijos estuvieran en edad, haría lo mismo.

d

En esto coincido yo mismo contigo : en que si NJCIAS. Sócrates quiere tomar a s u cuidado a los jóvenes, no hay por qué buscar a nadie más. Gustosísimamente le encargaría a Nicératos, si éste lo quiere. Pero cuando a Sócrates mismo le recuerdo este punto me remite si�mpre a otros, mas él no quiere. Ve, Lisímaco, si a ti Sócrates te escucharía más. LISÍMACO. Sería de justicia, Nicias, porque en su favor estaría yo mismo dispuesto a hacer muchas cosas que no querría hacer por muchos otros. ¿Cómo respondes, Sócrates ? ¿Accedes, y te empeñarás en hacer mejores a estos jóvenes ?

LAQUES

17 5

SóCRATES. Terrible caso fuera, Lisímaco, no querer ayu· a quien s e empeña en hacerse óptimo. Mas si en el presente diálogo me hubiera mostrado yo sabio, y vosotros ignorantes, fuera justo el que, sobre todo, me invitarais a mí para esta tarea. Mas todos estamos i gualmente desconcertados. ¿Quién elegiría, pues, a uno de nosotros? A mí me parece, que a nin20 la guno. Siendo esto así, considerad qué os aconsejaría, según mi op inió n. Afirmo, varones -ninguno delatará Jo que voy a decir- que todos nosotros hemos de buscar, ante tod o para nosotros mismos, un maestro, el mejor posible; pues lo nece­ sitamos; y buscarlo después para nuestros jóvenes, sin regatear ni dinero ni nada. Pero no aconsejo el que nos quedemos b como estamos. Si alguno se burla de que, a esta nuestra edad, juzguemos digno el ir a la escuela, me parece hay que enros­ trarle lo de Homero, quien dice: I:állc:pcxuc;, ic:cxl &nb -roO Bou>.Eu­

'tr¡plou. I:O. Tl ¡.ic!t>.La't'a aol npbc; BouAEU't'�ptov ; � Sf\>.ct al) lhl

TtCill8EúaEQV.ocroc¡>lac; ETtl -rÉAEl f¡yEt EtvaL, ic:cxl �e; ltc:ctvC>c; �Sr¡ f{Qv tnl lpxew

f¡p.�v,

-ra

p.Ell;Q ÉTILVOEtc; 't'pÉ11ECJ6cxL, accxl

t> Scxup.ácnE,

ÉTtLXEtpEtc; -ré;)v npEa8v't'ÉpQV

't''JAlic:oO't'oc; .l) ¡.tHAEl cttpEt­ oSctt !So't'LApxtvov � l1lQVCX cxtpE6�CJECJ6cxL. 234 a 2 i� T W : xcx1 I� F (sod x:d punctis dol. f) 11 Y.cxl secl. H. Ri­ cbards 11 4 aol F : ou TW 11 5 r.:11SEúa•w� TWf: o;,vlaEw�, ut uidot.,

11 b 1 tx).lr.n TF : -AEíirn W 11 7 irotEiv TW : -Y,am 6.XA>-ov•o T (sed alterum ). puncto del.). uol. F

F

11

9 civt-



MENEXENO SÓCRATFS, MENEX.ENO

234a

SÓCRATES. MENEXENO.

b

¿Del ágo ra,

o

de dónde?, Menexeno.

Del ágora, Sócrates, -del

Consejo.

SÓCRATES. ¿Qué, en especial, tienes que ver con el Consej o ? ¿O no está ya claro que, por creerte llegado al final de tu educación y filosofía, y teniendo ya lo suficiente de ellas piensas dedicarte a cosas mayores, y mandar sobre nosotros a fin de que vuestra casa no deje de proporcionarnos continuamente un solícito cuidador? MENEXENO. Si tú, Sócrates, me permites y aconsej as mandar, me animaré a ello; mas si no, no. Hoy, por cierto ,

me encaminaba al Consejo, enterado de que el Consejo está a punto de escoger quién dirá la oración fúnebre, porque sabes se disponen a hacer los funeral.es. SÓCRATES.

Bien lo sé; pero, ¿a quién escogieron?

MENEXENO. A nadie; lo apl azaron para mañana. Creo, no obstante, que escogerán a Arquino o a Dión. c

SÓCRATES. Y por cierto, Menexeno, que morir en l a guerra m e parece ser d e muchas maneras bello, porque se obtiene bella y magnificente sepulh1ra, aun si uno muere p obre; y aunque se sea un cualquiera, cáele la Suerte de que lo el ogien varones sabios y que no elogian como les salga sino después de preparar durante largo tiempo sus disalCSos. Y tan bellamente elogian que diciendo de cada uno lo que l e corresponde, o no, y adornándolo con bellísimos nombres encantan a nuestras almas, a l a vez que, encomiando de todas las maneras a la Ciudad y a los muertos en la guerra, a nuestros p rcgenito res, a todos Jos antepasados, y aun elogiándonos a ,

235a

MENEXENO

186

MENE:E:ENO� 1:0.



Kcxl l'-fiv,

234 0

Mt:11ÉE,E111:, noU.cxxft 1Cw3u11EÚEL iccxl.bv e

EtvotL "tb tv 1'tOAÉ1'9 &no8vftaicuv. Kttl ydlp "tttf\c; ICcxAf\c; "CE KCXl l!Eycxl.o'ltpETtoOc; "CUYXá.VEL, ICotl ldlv 1"1Évr¡c;, ·ne; �\/ 'tEAEU­ "tf¡an. iccxl me1lvou cdl l'tuxt:v, Kttl.Édlv c;>ttOAoc; n. ón' &v3pl>v aoc;>G.\11

U

KCll OÓIC dicft mttLVOÚV"C(o)V t &).).dl lK 1"10AA00 XPÓ­

VOU Aóyouc; 'ltttpEalCEUClal'-Évc.:iv, o'\'. o{hc.:ic; 1Ccxl.l>c; m1llLVOOaL11 l.SO'tE ICCXl 'tCX npoa6V'tCl ICOtl 'tlk l'-� TCEpl bdta'toU Atyov'tEc;, 235 a KillLa'tdt nc.:ic; 'to'lc; 6v6l!ClaL TCOLKlllov"tEBóyyoc; notpc!c -roO Atyov"toc; lvOúncxL !'ÓYL.«i tou; TW : om. F (supra.ser. f) 11 6 ir.a1voüvuc sccl. Cobct 11 wat' TF : w; w 11 7 xai TW: X4l r' F 11 b 1 Eot'l)XGt TW yp. f : ¡�fo- F 11 C>Íwpo,jp.Evo:; Valckenncr pro c1x�ow1Hvo, U 1 ¡.u1�wv TW : 1.cd �.uiCw� F 11 6 1101 om. W 11 e 1 r.AlÍw � codd. : r.l1íw Pritcianua r.ÁEio•1 Hirschig r.Áliv Cobct. .e 2

to:9f¡-; xaAij(

x.xi Stob.

·

MENEXENO

b

e

187

nosotros mismos, los aún vivientes, hasta yo mismo, Menexeno, me siento grandemente ennoblecido por sus elogios; y cada vez me quedo encantado oyéndolos, convencido de haberme hecho, en un instante, mejor, más noble, más bello. Y casi todas las veces, y aun siempre, vienen conmigo y conmigo escúchanlo a lgunos extranjeros, ante los cuales, en ese instante, resulto más respetable, porgne me parece que sienten lo mismo respecto de mí y de l a Ciudad: que la tienen por más admi­ rable que antes, persuadidos por el orador. Y a mí, me dura esta respectabilidad días, -más de tres. La palabra y voz del orador se adentra, tan resonante, por las orejas que, apenas en el cuarto o quinto día, me recuerdo de mí mismo y caigo en cuenta de en qué lugar de l a tierra estoy; que, hasta enton· ces creo, tan sólo hallarme en las islas de los bienaventurados. ¡Tan hábiles son nuestros oradores ! MENEXENO. Siempre estás, Sócrates, burlándote de lo5 oradores. Esta vez, por cierto, creo que el escogido no saldrá tan bien parado, porque la selección se hizo tan tan de sopetón v. wHicouae yap &nep a\> Myelc;, Bn p.ÉlloLEv A8r¡ve;:'Lol alpdo8otL "COV EpoOna· rnEl"Cot 'tU µE:v EIC "COÚ napaXJ>'flll& [lOL &LfJln, ota oÉol Aéyew, . 't'Ct oE: npcS'tepov fo1Ce::1:1�1Évr¡, tí'CE [lOL ooicE'L auvE't'lBEL 'tOV E'Tll't'ác¡>Lov Aóyov 8v. rlEpucA!ic; 1:1º" K(l('t'a.ytláaEL, lív aol M�c.> npEo6ú:t"fl fo11tv. •All' &icouE. M8.i;:yE y&p, �e; ly�¡ictl1 &pl;cx­ ¡iÉvr¡ AÉyslv &n' a�'tL>v 't'é3v n6vEQ't'QV oó't'é3v"Coc; 'toO 'Pat-tvcualou, l:lp.C.lc; ):!iv

>

4 ncuSe�flt(.; secl. Cobet 11 5 oÜTw; primit. W,pro oÜ't� 11 6 ye 'F·: 11 b 5 aoxti T : Hlóm WF 11 6 'ltEj)IAE(p.p.cit' tX't't 11ap' ó l:lLV xp6vov -roaolhov Kal OlOlKQV 309 a

'l:�V

Úl:lE-rÉpClv &:px�°!:' TIETUa-C:EVl:lÉvoc; TICXV-C:QV l:l6tAla-C:a 1 -c:ckc;

tiEAlac; Ó l:l&v Aal:l8avó v-c:c.> v, -rae; li la6o).c!tc; OV CYXEpE'Lc; o�aac; ÓTIÉl:lEVOV. filii::tv yclcp lS-c:L -ré.'>v Ql:lO-C:Épc.>v ovliE:v

E!:LOO aVVE­

OÉÁov-roc; Ófltv Ml;El TIE11pax8a v mltv-c:Ec; yclcp ot aullno­ Al"tEv61:lEvot 1:LE8' Ól:lé.>v ón&pxouc¡( llºl l:lÓ:p-rvpEc;, �v lycl> b TtoAAotc;

auvr¡yc:.:>vla&l:lr¡v,

áTtoAÚCJac; av-rovc; ov

l,r¡ l�lOlc;.

Av-c:o1p

TToAAÓ:Klc; -r�v

of'

ªl:llKp&c;

ó l:lE-rÉpav

TIÓAw

OtClpovot 'TtOLÍ)CEtEV . Tlc; a· �V 6 'tp6noc; 't�c; YEVÉaEc.>no 11ÉYOY't'ot avopot. TaÚ't'T)V o� �11 OLÓtYOL KEK-rr¡-

11tvoc;,

IS-taY

Tlc;

!!:>L

avl'60VAEÚT)'t'otL

nEpl

't'LYoc;

-rc; 1\ nepl o{.)l'a-roc; � Lj.ivxf\c; E:ml!EAElac;, &Y l'Év l'ºL -ro KaB'

�f:!Épav lív ·nvvrp6n9 001eft l;f\v � O'Ul'6ovAEÚov-roc; llv E8Ü.Ew nEl8eo8otL nepl QY &voctt:oLvoO't'on, npo8ú1:1c.:ic; O'Ul'6ovAEÚe.:> Koll OÚK &c¡>oOLC.:>OÓtl'EllOll h&:cn:c¡>, llL' Qll 'tl'¡ll mLa'tÍJl'T)ll &vc!ty1tT)

mxpcxylyvca8cxL, 'tplcx, "CÉ'tcxp'toll o' a.thf¡

'tL8É11cxL OEt

-

'TtÉl''l'l'tOll o'

S lll'¡ y11c.>cn:611 "CE ic:a.l &Al)Bllc; la-tLll

cxÓ"CO

311 - f11

l-IEll h

ISvol'cx, OEÚ'tcpov OE A6yoc;, 'tO Ot 'tpl't'ov dllQ).011, 'tÉ'tcxp'to\I llt lnLO"CÍJl'l'l · nEpl e11 ot!11 Acx6t BouA6l'EllO nt¡n VÓT)aov. KúltAoc; l "COO't' uó-c6 lCM:L\I ISvol'u 8 11011 lcpBtn1EBcx.

A6yoc; 11' cxó-coO -cb OEÚ'tEpov, ll;, 6110¡.i&:'t(o)\I 1e:a.l �T)l'ck't(o)\I

habet Orig. Contra Ceu. VI, 97 (K. 11,, Orig. 11 d 6 prrcci AOt : -dcr V Vind. 109 e& ox em. (i s. l.) O 11 'tOÚtou om. Orig. 11 d 8 'tOtC V Vind. 1ó9 Orig.• et e1 em. ('to'1� s. l.) AO : om. AtOI 11 o 2 J.ayop.lvT¡v·: )'EVQ- Bonitz 11 &ycrOóv V et (o ex w ut uid.) A (ó s. l.) o : -Owv AIOt 11 e 4 opflií� :' . --Ow� ser. Ven. 184 fl e 5 tp.�1/.i.ii� A01V : -1.oiíc (ou s. 1.) O 11 342 a 1 fo -b 3 ir.1o"t>ÍP.'l hahet Orig. Contra Ceu. VI, 15 (K. 11, 79) 11 a 2 rlrovtv V At et tv •• l. o : -yóvu AIQI 11 .;jy 11lp1 Orig. 11 a 3 'tt V Orig. et •· l O : om. A01 11 a 5'11póaOtv : r.pón¡;ov Orig. 11 pr¡Oil� : AlX,- Orig. 11 b 1 �Ei o i. m. (tv .m.ip) AO; 810 , AOV 11 &1.r¡Owc lotiv '8v i. m. A et (lv &)..).) O : -Oi.ii, lo"t1v· tiiv AOV Orig. 11 b 2 dtetp"tov : to tát- Orig. d 5 tl éii -d 8

75) 11 d 5 O ' :

npocry«y1rv

�E

•.

a

CARTAS

b

c

d

e

343a

b

249

Respecto de cada uno de los seres hay tres cosas me­ diante las cuales se engendra necesariamente ciencia de él; la ciencia misma, es la cuarta; mas como quinta hay que poner lo que sea, a la vez, cognoscible y verdaderamente ser. La primera es el nombre; la segunda, la definición; la ter­ cera; el eídolo; la cuarta, l a ciencia. Si quieres aprender lo recién dicho toma un caso, y comprende todo desde él. Una cosa hay llamada "círculo"; de él es ese mismo nombre que acabamos de pronunciar. Lo segundo es su definición, com­ puesta de nombres y verbos, porque eso de "lo distante res­ pecto del centro por igual y desde todos los extremos" sería l a definición de lo que tiene por nombre "redondo, circun­ ferencia, círculo". Lo tercero es lo dibujado, borrado, torneado, destruido; de todo esto el círculo, sobre el cual todo eso versa, nada padece, por ser algo diverso de todo ello. Lo cuarto: ciencia y entendimiento, y opinión verdadera sobre tales cosas. Todo esto hay que ponerlo, a su vez, como algo "uno'', inseyente no en voces ni en corporales figuras, sino en almas, en lo cual, evidentemente, tal "uno" está siendo diverso de la naturaleza del círculo mismo y de las tres cosas anteriormente mencionadas. De éstas, la más próxima, por congénere y semejante, con la quinta, es el entendimiento; las otras, distan más. Lo mismo vale acerca de figura recta y circular, de color, y aun de Bien, Bello, Justo y de todo cuerpo (fabricado o naturalmente engendrado) : de fuego, agua, y parecidos; y vale de todo viviente, de hábitos, ánimos y de toda clase de acciones y pasiones. Pero si de una manera u otra no se captaren las cuatro primeras cosas, jamás se llegará a poseer pecfectamente la ciencia de la quinta. Añá­ dase a esto, que, por la debilidad propia de las palabras, no pasará todo ello de un intento de declarar tanto la calidad de cada cosa como el ser de ella. Por lo cual nadie con enten­ dimiento se atreverá jamás a poner en palabras lo que haya entendido, y esto, en eso inmoble que Je sobreviene a letras grabadas. Apréndeselo una vez más en lo que se está diciendo: todo círculo -de los descritos en la práctica corriente o de los torneados- está relleno de lo contrario a lo quinto, pues es tangente en todas partes con lo recto. Empero, "el círculo mismo", afirmamos, nada tiene en sí mismo, ni poco ni mucho, de la naturaleza de la contraria. Afirmamos, además, que el nombre de cosa alguna tiene, en nada, nada firme; que nada impide llamar "rectas" las cosas ahora llamadas

250

CARTAS

"redondas"; y a las rectas, "redondas"; y nada de menos firme advendrá a las cosas porque se les cambió un nombre por el contrario. Y aun respecto de definición, vale igual , ya que se compone de nombres y verbos; que en razon; nada es ella suficientemente firmemente firme. Largo, lar­ guísimo fuera hablar de cuán oscuro es lo referente a esas cuatro cosas. Empero, lo máximamente importante es lo que hace bien poco dijimos: que de ese dúo de cosas : "lo de c ser" y "lo de cualitativo" no es lo cualitativo, sino lo que es, lo que el alma busca conocer. Por ofrecer cada una de las cuatro cosas a alma de palabra y obra. lo no buscado, lo presentado por cada una de ellas -dicho o exhibido- les resulta a las sensaciones siempre y fácilmente refutable, rellenado, por decirlo así, a todo varón de toda clase de despiste y oscuridad. Donde, pues, a causa de una mala crianza no estemos acostumbrados a buscar lo verdadero, nos basta con lo ofrecido por los eídolos para no hacer el ridículo mutuamente preguntados y preguntones, -poder como po­ d demos disyungir y argüir contra las cuatro. Mas cuando nos fuercen a responder y declarar lo referente a la quinta, domi­ nará uno cualquiera de los capaces a revolverlo todo; y hará gue quien o de palabra o por escrito o en respuestas lo explique, dé a los más la impresión de no conocer él nada de lo que se meta a escribir o a hablar, ignorantes ellos a veces de que no es el alma del escritor o hablante la refutada, sino la naturaleza de cada una de aquellas cuatro cosas, por e naturalmente deficiente. Empero un trato que, ascendiendo y descendiendo, pase por todas ellas, con aificultad produce ciencia de lo bien nacido, aun en el bien nacido. Que si de natural es malo cual es, habitualmente, el alma de la mayoría tanto para aprender como para las llamadas "costumbres", 344a por estar corrompidas, ni todo un Linceo haría que los tales vieran. En u.na palabra : en g.uien no sea congénere con algo, ni buena instrucción ni memoria harán jamás nada, porc1ue, para comenzar, no se engendrarán en disposiciones tan extrañas. De modo que cuantos ni hayan nacido para, ni sean congéneres con lo justo y con cuanto es bello -aun­ que algunos de ellos sean buenos para aprender y recordar otras cosas-, ni cuantos, congéneres, sean malos para apren­ der y recordar, ninguno de ellos aprenderá jamás, en lo que b es posible, la verdad acerca de virtud y vicio. Porque se ha de aprender a la vez tanto lo falso como lo verdadero de

CARTAS

251

la realidad íntegra, -con toda laboriosidad y mucho ti empo, que es lo que al comienzo dije. Pero, al confrontar, trabaj o­ samente cada una de ellas con las demás: nombres, defini ciones, vistas, sensaciones . . . , discutido ello con bien inten­ cionadas discusiones y sirviéndose, sin malicia, de preguntas

­

c

y respuestas, surgen cual relámpago s:ipiencia e inteligencia sobre cada cosa, poniendo en máxima tensión Ja potencia humana. Precisamente por esto todo varón serio, al tratar de cosas serías, estará bien lejos de, escribiéndolas, exponerlas a la envidia y despiste de los humanos. Hay, pues, que reco­ nocer, en una pc; 0M01¡.t(] 'llOLE'lc;

1101 Kal -couc; Alc.>voc; qilAouc; &El nEpl nAElovoc; av-coO no coúp.Evoc;. » TaO-c' lpp�BI) , Kal oÚKÉ"Cl ¡.tE"CE'ITÉ¡.tt¡Ja-c6 1-lE de; "C�V o'rKT]OlV TlcXAlV ' l>c; �ór¡ aallc; 0EOOÓ"COV ¡.tEV lSV"Col-lixL O� "ClVLtAouc; Etc; T&:p 01v-ra, q>p6tl,cvv E.v otc; /'},v ·ruyx&:vQ· ot óf:

npóq>01olv

"ClVCC npEoSElcxc; 'T'COf>LOcX[.lEll O l TIO!p« -r�c;

'T'CÓAEe.>c; nÉpnoUOLV -rpLO!KÓV"COf>ÓV 'tE KOll fl.a¡¡.loKOV cxÓ'tQV itvcx, Se; o .. Bcl>V E.óe:ho .lhovvolou ne:pl e¡¡.oO, My(.)V !S"Cl (3ou-

Aol¡¡.T)V &mÉVOIL, KV BEc.>poOv"CC(, �YYEAAOV "Ca y qovó-ca· 6 óE -rbv Ala E'!tlpa.p'tUpÓCpEVOc; e:v8uc; ncxp�yyEAAEV

ep.ol K 'Tlc; itOEpyci:l:\v

'tll'a'Tu

'tl:\V o).lyV ouxvtl.lc.>V, 116AEc.> ¡.itv yO.p ot!u Alc.>v oiJ'tE llioc; noi:t 0M1:lc; lnl Mvap.lv hc!:iv dcnv &Al'tl')plQOT] i.aui:9 'tE ica.l yÉvu de; i:bv &El XP6vov. lnl TIOAl'TElotv ot Kal v6p.c.>v ICCl'TOlOICEU,,V 'tl:\V OlKCXlO'tcX'Tc.>V TE Kal &pla't'c.>V, ot! 'tl Ol' cUlyloi:c.>v 8o:vá:'t'c.>V

IC11oc; &voalc.>v

T1tpl,

nae¿,v oóotv. d

OQpc.>v

"CE

1eal

l¡i.pc..w , -cb ¡i.tv l!Aov ovlC &v TIO't'E OlcxqiEua6El'1 -rljc; lJiux�c;

"CQV "COlOÚ'tc..>V llÉpl, ICU6Ep11�'t'OU ot dtya8o0 'TtcX6oc; liv foGo>v

,ot

l:E,aloLov

Kal &npoa061e11 'tov

p.ÉyEBoc; Aá:8ol -e' &v Kal Aa6ov ICOl't'¡

Kal

Alc.>vct fol'\AEv ol' l>Al'yla-cc..>v ·

KaKol

¡.itv ydtp tlvuc;

ctv-cbv a6opa OVIC �Aa8ov ot a�Aotvuc;, l!aov ot uqioc; 8la.c; Etxov

&¡.ia-

ic:al -c�c; &AAl'\c; ¡.ioxBTJplac; 'tE Kal Aalp.apylac;, lAa-

b !l lltoc