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René Laban
MUSICA ROCK Y SATANISMO
EDICIONES
ARCO IRIS
Av. 10 de Mayo No. 106-35 Norte. Apartado Postal 38894 México D.F. México. Printed in México. Impreso en México Primera Edición. 1989 I.S.B.N.
987 - 3678-1 2- 4- 8
Yo te adoro, Rey de! Mal por el cuerpo que has modelado a semejan za del Diablo. Aleister Crowley «Trabajamos siempre para dirigir el pensamiento y la voluntad de las per sonas, y la mayoría de otros grupos hacen lo mismo.» Mick Jagger
EN LA MISMA COLECCION LA CRISIS DEL MUNDO MODERNO René Guénon Lúcida crítica de la situación del mundo moderno desde la perspectiva de la tradición. Con su habitual rigor y clarividencia, Guénon nos revela cuáles son las verdaderas causas de la crisis, y nos plantea la úni ca solución viable para salir de ella. SOBRE EL ESOTERISMO ISLAMICO Y EL TAOISMO René Guénon En este libro, básico para comprender el Sufismo, Guénon agrupa una serie de estudios dedicados al esoterismo islámico. En el último capítulo, consagrado al Taoísmo y ai Confucianismo, el autor nos aclara magistralmente cuál es la diferencia entre esoterismo y exoterismo. A pesar de la diversidad de sus métodos, el esoteris mo es el mismo en todas partes. Guénon nos condu ce a fa comprensión de esta verdad a través de sus estudios sobre el Taoísmo y el Sufismo.
FORMAS TRADICIONALES Y CICLOS COS MICOS René Guénon En el presente volumen se reúnen toda una serie de artículos dedicados al mito de la Atlántica, la Cé bala, el Hermetismo, así como una magnífica expo sición guenoniana de la doctrina de los ciclos cósmi cos. Este libro bien pudiera haber sido titulado «Fragmentos de una historia desconocida», de una historia que engloba protohistoria y prehistoria, por cuanto empieza con la Tradición primordial contem poránea de los comienzos de la presente humanidad. LA GRAN TRIADA René Guénon La última obra que Guénon escribió, dedicada al apasionante simbolismo del ternario y de la trinidad. Un libro denso, profundo, apoyado sobre todo en la tradición extremoriental.
UN SINGULAR TESTIMONIO «Vive rápido y muere joven, así ten drás un cadáver bien parecido.» Alice Cooper «Necesito vivir cómodamente, por que cada noche voy a tener que sa car lo más infernal de mí.» Alice Cooper
He aquí la confesión realizada por Vincent Fournier, de profesión músico, hijo de un respetable pas tor protestante de Detroit y autor de dos famosos al buras millonarios en ventas: Alice Cooper goes to Hell (Alice Cooper va al infierno) y From Alice with matice (De parte de Alice, con maldad): «Hace algunos años, asistí a una sesión de espiri tismo en la cual Norman Buckley suplicó al «espíri tu» que se hiciera oír. Efectivamente, el «espíritu» se manifestó y me habló. Me prometió a mí y a mi grupo musical, la gloria, la dominación musical en la música Rock y la rique za en abundancia. Lo único que me pidió a cambio era mi cuerpo, para tomar posesión de mí. A cam bio de la posesión de mi cuerpo, he llegado a ser cé 7
lebre en el mundo entero. Para lograrlo, tomé el nombre bajo el cual se me identificó en aquella se sión. Así se me conoce mundialmente por Alice Cooper (*)». Vincent Fournier fundó su primer grupo. The Earwings en 1965, en Phoenix (Arizona). Junto con sus muchachos se trasladó en 1968 a los Angeles (Cali fornia) donde entraron en contacto con Frank Zappa, que intentó promocionar al grupo que tardaría poco en ser conocido como «la peor y más bizarra banda de la capital californiana». Tras pasar verda dera hambre y sufrir todo tipo de privaciones, Four nier y los suyos emigran a Detroit donde al parecer el Rock duro estaba en auge. Allí entran en contac to con Bob Ezrin que lanza a la fama a Alice Cooper, pues, como hemos visto así se llamará Fournier después de su posesión por parte de una bruja del mismo nombre muerta un siglo antes. En 1974, tras grabar Muscle of Love (el músculo del amor) aban dona a sus músicos para contratar a los que Lou Reed había utilizado en sus giras y montar una nue va formación. Entonces empieza realmente su carre ra de éxitos multitudinarios, festivales, discos, giras, etc... que finalizaría, al menos aparentemente, en 1978 con la decadencia física y psíquica del artista que debe ser internado aquejado por un alcoholis mo grave. Sin embargo, al cabo de un tiempo, Alice Cooper «resucita» y vuelve a saltar a la escena en 1980. No por nada uno de sus temas más famosos se (*) Jean-Paul Regimbal. Le Rock and Roll, pag. 24 y sig.
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llama Coid Ethyl. Como tantas otras figuras de Rock, Alice Cooper empezó emulando a los legendarios Beatles. En una entrevista declaraba: «Teníamos intención de formar un grupo desde que estábamos en el colegio, pero no nos decidimos hasta que vimos cómo se estaban haciendo famosos los Beatles; fue entonces cuando nos dimos cuenta de que sí se podía hacer algo. Nos reunimos para to car y cantar y ver qué éramos capaces de hacer». De su época californiana, rica en experiencias y anécdotas, Alice Cooper parece guardar un único recuerdo: «Lo único que había en Los Angeles era sexo; el sexo era el denominador común de todo... Aquella ciudad (Los Angeles) es “fabulosa por lo enferma que está...». No nos quepa la menor duda de que las co sas no han cambiado... Con alguien como Alice Cooper nos encontramos ante un verdadero prototipo de ser antitradicional. Por una parte, se trata del hijo de un pastor protes tante, con todo lo que ello suele comportar: moral rígida, dogmatismo, puritanismo, indigestión de Bi blia, visión profana y exotérica de la religión, etc... Resulta casi lógico que, dentro del orden de cosas en que nos movemos, por reacción, el joven Fournier nos saliera un alcohólico drogadicto, un perverso li bertino y bisexual, y no nos extraña en absoluto que frecuentara los círculos espiritistas y de magia negra. Si a todo ello le sumamos que en los inicios de su carrera musical sufrió hambre y penuria hasta el pun 9
to de disponerlo a cualquier cosa con el fin de triun far, veremos que el resultado no puede ser sino un ser capaz de pactar con lo que sea, llámese Diablo, llámese sistema, llámese como se quiera, para con seguir sus propósitos. Se trata, además, de ^alguien profundamente irritado con el «caparazón» (*) que le han proporcionado tanto su educación como el medio en que ha nacido y crecido, alguien que lucha desaforadamente por liberarse de él, lo cual resulta más que evidente en la agresividad que manifiesta en escena. A pesar de ello, ha llegado a declarar re firiéndose a su grupo y a él mismo: «Somos tan humanos como todo el mundo. No promovemos la violencia. Nos la estamos sacando del cuerpo...». Esta última frase merece que nos detengamos en ella. La idea de «sacarse algo del cuerpo» la reen contramos en numerosas sectas pseudoreligiosas que propugnan una «liberación» de tensiones empezan do, como no, por la sexual. Habiendo conocido de cerca a varias de ellas y teniendo alguna noción de estos temas, no podemos sino declarar, mal les pese a algunos, que, consciente o inconsciente, se trata en la mayoría de los casos de puro espiritismo y de au ténticos fenómenos de posesión más o menos disfra zados. Las «doctrinas» de muchas de estas sectas que, por otra parte, son de una simplicidad alarman (*) El autor utiliza el término «caparazón» en el sentido guenoniano de esta palabra, sentido que desarrollará en el capítulo Coagula et Soíve. (N. de T.)
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te, nos hablan a menudo de una «destrucción del Ego», informándonos que todos nuestros males y toda nuestra infelicidad proceden de él. Dado que aquí no es el lugar, no nos detendremos a discutir o rebatir esta gratuita afirmación, sólo haremos hinca pié en que las más de las veces esta «destrucción del Ego» acaba convirtiéndose en un desquiciamiento psicológico del sujeto en cuestión que, a medida que se imbeciliza, va creyéndose más elevado espiritual mente y más iluminado, al tiempo que se acentúa su dependencia de la secta. El resultado de un gran número de estas técnicas que, al parecer, estarían destinadas a romper el muro que nos separa del Espíritu, no es, a fin de cuentas, sino el abrir una grieta en nuestro psiquismo por la cual penetrarán las más temibles influencias del bajo astral. Algo parecido, por otra parte, puede ocurrir como veremos con ciertas drogas o con rituales de brujería tipo Vudú y Macumba. Alice Cooper, que no desconoce en absoluto es tos temas, es famoso por haber realizado prácticas de Magia Negra en escena, pero cuando se le ha cri ticado el que efectuara los rituales parecidos a los del Vudú en sus actuaciones, ha escabullido el bulto y se ha limitado a responder: «Es el público quien mata a los pollos, nosotros no nos hemos cargado ni uno solo, nos limitamos a ponérselos en sus manos y son ellos los que los eje cutan, es un verdadero ritual...». Cualquiera que esté mínimamente familiarizado con la magia sabrá que los magos casi nunca efec11
túan personalmente sus «trabajos», sino que hacen que sean quienes se los encargan los que los reali cen. La explicación de este comportamiento se en cuentra en lo que se conoce por «efecto boomerang» o «shock en retour» por el cual cada acción concreta en el campo de la magia provoca su lógica reacción. Pero no es necesario que acudamos a casos que podríamos tachar de «aberrantes», como es el de Ali ce Cooper, para darnos cuenta de lo íntimamente interrelacionados que están el mundo del Rock duro y el de la magia o el de la droga. El grupo que mayor influencia ha tenido sobre la música Rock y sobre la juventud actual fue sin duda alguna The Beatles. Todos conocemos sus difíciles comienzos, sus duros inicios, hasta que fueron lan zados por Brian Epstein. Los Beatles comenzaron en 1959 como The Quarrymen; luego se llamaron The Beat Brothers grabando su primer L.P. en 1961, como acompañan tes de un cantante de moda, Toni Sheridan. Sabemos que habían hecho varias pruebas en di versas compañías discográficas, pero todas ellas ha bían sido rechazadas. ¿Qué hacer ante tal situación? Según declaraciones del mismo Toni Sheridan, el que sería leader de los Beatles, John Lennon, se in-1 teresó en 1962 por temas relacionados con el ocul tismo y la magia y participó mientras estaba en Hamburgo en sesiones de espiritismo. Según Sheridan, John Lennon le confesó: «Sé que los Beatles tendrán un éxito como ningún grupo lo ha tenido. Lo sé exactamente porque para ello he 12
vendido mi alma al diablo». (*) En 1973, o sea unas diez años más tarde, los Beat les habían vendido casi cien millones de L.P.s de sus discos. Es de destacar, además, que el famoso satanista Charles Manson, de quien ya volveremos a hablar más adelante, célebre por el asesinato de Sharon Tate, esposa del director de cine Román Polansky, y seis personas más, declaró que lo había planeado inspirándose en música de The Beatles y buscando mensajes secretos en su famoso Disco Blanco. Según Manson, ios temas Helter Skelter y Blackbird le habrían «dictado su filosofía». En la casa de Sharon Tate se encontraron junto a los cadáveres la palabra «pigs» escrita con sangre en la pared, haciendo mención a «pigjgies», uno de los temas del Disco Blanco. (**) Cuando se separó de los Beatles, al parecer insti gado por su enigmática esposa, Yoko Ono, Lennon siguió componiendo y grabando en solitario. En uno de los temas (Bring on the Lucie) del L.P. Mind Games, Lennon invoca y adora al Anticristo, al que llama 666. Pero la presencia del diablo en la música no era nada nuevo... Ya hacia los años cincuenta, en el transcurso de un exorcismo realizado al Oeste del Canadá por un pastor de Longbeach (California), reputado especia (*) Pop Magazine n° 23, 1976 (**) Rolling Stone Magazine del 19-3-70
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lista en esta singular actividad, tuvo lugar una curio sa revelación: «Soy un Príncipe y vengo. Venimos todos a po seer a una raza, la juventud de América (*)». Es curioso constatar que el texto inglés, pues el es píritu habló en inglés, decía textualmente: «/ am a Prince and I am coming down. We are coming down ío posses a race, The youíh o f America». El término utilizado (coming down) indica claramente la idea de descenso, de caída. Por otra parte, la autopresentación del espíritu que poseía a la joven objeto del exorcismo, es sumamente evocadora: «Soy un Prín cipe». ¿No nos hallamos aquí ante aquel que los Evangelios llaman «El Príncipe de las Tinieblas? ¿No se hace llamar precisamente una de las más famosas estrellas del Rock «Prince»? ¿No se le llama a Satán en la Biblia (Juan XIÍ-31 y Efesios VI-12) el «Prín cipe de este mundo»? Ozzy Ousbourne, líder del grupo Black Sabbath, confesó en cierta ocasión. «No sé si soy el médium de una fuerza externa... espero que no sea ío que pienso: Satán»,
(*) Gary Greenwald: The God o f the Rock.
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LAS TRETAS DE SATAN «La gran astucia del diablo consiste en hacernos creer que no existe». Bandelaire «Desenmascarar al Diablo es ven cerle.» San Ignacio
Afirmar que la música Rock encubre o vehicula mensajes o influencias de tipo satánico, no es nada nuevo. Ni tampoco ningún secreto, pues los mismos «rockeros» se enorgullecen abiertamente de ello. Numerosos investigadores, sobre todo en los Es tados Unidos, se han ocupado ya del tema. Citare mos, entre otros, a Paul Crouch, a quien se ha lle gado a llamar «el buscador del diablo». Hijo de un famoso «televangelista», creador de la cadena reli giosa Trinity Broad Casting NetWork, Crouch es uno de los especialistas mundiales en la difícil ocupación de detectar mensajes subíiminales en las grabaciones de Rock. Paul Crouch está haciendo en los Estados Unidos demostraciones públicas invitando a oír ciertos temas de Rock al revés, desvelando así mensajes subliminales. Ha descubierto, entre otras cosas, que en el 15
tema Congratulations del famoso grupo Pink Floyd puede escucharse en excelente inglés «justo acabas de decubrir el mensaje secreto del diablo; comuní cate con el viejo...». Si el caso de Pink Floyd fuera un caso aislado, podríamos pensar que se trata de una rareza de este grupo, de un mero experimento, de una broma, de una locura, etc... Pero lo curioso, si seguimos el ca mino trazado por Crouch, es que nos encontramos con cosas parecidas en un buen número de grupo de grupos de Rock, AC/DC, Queen, Alice Cooper, los Rolling Stones, Styx, Led Zeppelin, la Electric Light Orchestra, Black Sabbath, los Eagles, los Sex Pistols, entre otros. Todos ellos son transmisores, cons cientes o inconscientes, de mensajes de tipo satánico. A parte de Crouch, otro importante investigador del tema que tendremos ocasión de citar en más de una ocasión en este libro es el padre Regimbal. Su libro El Rock and Roll, una violación de las concien cias se ha convertido en un clásico cuya lectura acon sejamos a quienes se interesan por el tema. Un breve pero documentado folleto firmado por W. Joseph Matt (Rock’n Roll, A Revolutionary Form of Cultural Subversión) ha sido editado por The Remnat Press, Minnesota, USA. En él el autor hace hincapié en que el Rock and Roll «pone en eviden cia el rápido ocaso de la cultura contemporánea en Occidente». Para Matt la música Rock es una «pa rodia vulgar e incluso diabólica del verdadero arte musical. Un invento que arruina, entre los jóvenes, su capacidad de relajación, de reflexión, en el estu 16
dio, la oración, la meditación...». De orientación marcadamente cristiana este folleto carece, a pesar de su documentación, de los elementos necesarios para demostrar la evidencia de una orientación satá nica del Rock and Rol!, por lo que puede resultar poco convincente. En un reciente congreso de histo ria religiosa celebrando en Fontevrault (Francia), el abad Chenesseau, presidente de la Sociedad France sa de Exorcisías volvió a sacar el tema a la luz seña lando a los presentes, entre los que se encontraba el padre Regimbal, que el Príncipe de las Tinieblas se oculta tras e! Rock. A modo de ejemplo, el famoso exorcista utilizó video-clips de Alice Cooper y AC/DC para demostrar empíricamente que el medio de expresión preferido de Satán en nuestro electró nico siglo XX es, esencialmente, el audiovisual. Una crítica dei mundo moderno, cuna del fenó meno Rock, especialmente de la desacrafización que está sufriendo Occidente, ya ha sido hecha por au tores como René Guénon y Julius Evola. Las pági nas de este libro, a pesar de que toquen un tema del cual estos dos autores no llegaron a ocuparse, están en deuda con ellos. Nadie, en efecto, como Guénon, ha sabido hacernos ver hasta qué punto lo que lla mamos «civilización» no es sino «una caricatura y, a menudo, en. muchos aspectos, hasta lo contrario de la civilización» (*) y cómo unas fuerzas reales pero * Ver sus Symboles Fondamentaux de la Science Sacrsé.Eá. Ga~ liimard. (Hay traducción española en Ed. Eudeba (Buenos Aires), así como La eme du monde modeme Ed, Galllmard). (Hay íradíícdón es pañola, Ed. Obelisco 1983) 17
ocultas, de orientación satánica, han irrumpido en nuestro mundo moderno dentro de un plan de sub versión a todos los niveles tan coherente, que no pue de ser sino obra de una inteligencia única que io ins pira y coordina. Los pasos que va siguiendo este plan son, en efecto, numerosos y abarcan todos los órde nes. Como en un lavado de cerebro vulgar, se trata, en primer lugar de desestabilizar, luego de hacer per der la credibilidad de las ideas, convicciones y bases en que se apoye la personalidad, para colocar en su lugar unas nuevas, un poco como se puede cambiar el programa de na ordenador por otro. Asistimos así a una desprogramación seguida de una reprogra mación. No nos quepa la menor duda de que el mundo mo derno reproduce este sistema a nivel religioso, social y cultural. Una de las características más inquietantes de nuestro tiempo es sin'duda la tendencia desmitificadora que en todos los órdenes y a todos los niveles estamos viviendo tras la irrupción desecadora del ra cionalismo, herencia de un catastrófico siglo XIX, en todas las capas de una sociedad que se cree civiliza da, desde las siás cultas hasta las menos cultivadas. Esta acción desmitificadora, impregnada de toda clase de doctrinas materialistas, que sólo contemplan lo tangible, lo fenoménico, en fin, lo cuantificable y lo comercializable, se ejerce, principalmente, por pa radójico que pudiera parecer, sobre el dominio del espíritu y, paralelamente a ella, deja también sentir sus efectos una acción que podríamos calificar de «re18
mitificadora», creadora de nuevos mitos, de nuevas escalas de valores, verdaderas parodias de los tradi cionales, destinados grosera y diabólicamente a sus tituirlos. Se trata, a fin de cuentas de la desprogra mación seguida de la reprogramación. Si la estudiamos con la perspectiva que exige y, so bre todo, libres de los prejuicios modernos que no son, en el fondo, sino sus más fieles aliados, vere mos que esta tendencia antitradicional queda englo bada, queda comprendida, en una especie de «plan» de dimensiones mucho mayores y, paradójicamente, mucho menos visible, mucho menos evidente, al me nos a primera vista. En este gigantesco plan, de ma nipulación a nivel planetario y quizás, cósmico, no se trata sólo de conducir al desorientado hombre mo derno, cual un borrego, hacia el matadero de un ma terialismo creciente, con todas sus consecuencias, sino de, poco a poco, sin que se dé cuenta de ello (¿se da cuenta de algo?) ir desconectándolo cada vez más del mundo del Espíritu. Esta acción más o me nos sutil y más o menos consciente, se ejerce princi palmente sobre esa parodia del Espíritu, en que se ha convertido el psiquísmo, mal les sepa, a los junguianos y, en especial, sobre las capas subconscientes, las más bajas y oscuras de éste. La publicidad, ios medios de comunicación y lo que se entiende por cultura o, mejor dicho, por «cul tura urbana», características de nuestra civilización, han contribuido grandemente a ello. Se trata, por una parte, de desconectar al hombre de lo Divino, de hacer que pierda el interés por lo 19
trascendente, que comprenda que todo lo sobrena tural y lo que antaño se tenía por «superior», puede tener una explicación científica, bien a ras de tierra, capaz de reconfortarle y de evitarle este tipo de preocupaciones. Esta parece ser, al menos en parte, el «área de trabajo» reservada a la Parapsicología, ciencia tan en boga no sólo en el occidente capitalis ta sino también en los países socialistas. Paralela mente a esta misión, diríamos general, demasiado evidente para que tengamos que detenernos dando otros ejemplos, encontramos también toda una serie de «misiones» particulares, una de las cuales sería la de conducir sutilmente a los más sensibles hacia el reino de lo infrahumano, la de ponerlos en contacto y a merced de las fuerzas más oscuras y, finalmente, del Príncipe de estas fuerzas. En esta edad sombría, las fuerzas oscuras intentan, antes que nada, que aquellos que podrían descubrir y conectar con la Tra dición no lo hagan, y parecen lograrlo desvirtuando todo lo que aún pudiera quedar de tradicional, y des viando a aquellos en quienes queda aún cierta nos talgia de lo divino, confundiéndolos, dándoles, como se suele decir, gato por liebre. He aquí la razón de ser de los miles de sectas que pululan actualmente en occidente y que, más o menos conscientemente, desempeñan su cometido. Esta confusión de lo «psíquico» con lo «espiritual» tienen lugar en todos los campos y a todos los nive les y si, repetimos, la enfocamos con la perspectiva que requiere, no podemos menos que quedar per plejos ante la, al menos aparente, «perfección» (si se 20
puede utilizar esta palabra) del «plan». Porque, efec tivamente, se trata de una acción cuidadosamente planificada, de una eficacia más que impresionante, que no puede sino revelar, repetimos, una fuente de inspiración única. Si estudiamos los campos en los que más se deja sentir, pronto descubriremos que sus influencias más sutiles se dirigen siempre hacia unas víctimas harto precisas: la gente joven, en particular los más sensibles y receptivos. La eficacia del plan parece, por economía, no tener en cuenta a los su jetos que dentro de unas pocas décadas dejarán de existir o los que están demasiados cerrados, y con centra sus acciones sobre los constructores del mun do del mañana. Podemos detectar un gran número de estas in fluencias en el arte, en la economía, en la política, en cualquier manifestación de la cultura, pero sobre todo en tres campos que guardan entre sí más de una conexión: las sectas pseudorreligiosas a las que nos referíamos, las drogas y la música rock. En todos ellos nos encontramos con «algo» que atrae mucho al joven, que a menudo no sabe muy bien ni lo que busca ni adonde se mete, con «algo» que viene, en cierto modo, a llenar el vacío espiritual en que se en cuentra. Ha sufrido, por una parte, de una educa ción desacralizada y desacralizante, cuando no for malista y dogmática en cuanto a religión se refiere, que le ha negado toda perspectiva de crecimiento es piritual y por otra, su alma experimenta un vacío en este campo que debe llenar con lo que encuentre. La mayoría de jóvenes andan en busca de «algo» que 21
les llene, que dé un sentido a sus vidas. En este «algo», verdadera parodia de lo divino, se encuentra el quid de la cuestión, y este libro no tie ne otra pretensión que la de exponer, de un modo forzosamente sucinto y limitado cómo y dónde se manifiesta. Nos ceñiremos a la música Rock, en es pecial al llamado Hard-Rock o Rock duro, pues es allí donde las influencias satánicas más se dejan ver y sentir. Todo ser humano, por bruto que sea, siente una necesidad de trascendencia, y cada cual la satisface a su nivel, según sus posibilidades, según su cultura, según su particular idiosincracia, utilizando lo que tiene más a mano. Pero hay quien sabe sacarle par tido..; Es como tener sed; si alguien quiere aprove charse de ello, no tiene más que hacer desaparecer el agua, envenenarla o, simplemente, monopolizarla y proponer un sucedáneo cualquiera, al precio que más le interese, y, no lo dudemos, así ocurre... Poco a poco, la verdadera espiritualidad, la autén tica y genuina, ha ido desapareciendo para dejar paso a una pseudoespiritualidad falseada y judaiza da que' logra infiltrar todo tipo de movimientos que, como el gnosticismo, pasan entonces a traba jar para cumplir los fines sionistas de perversión y dominación. Y tras todo esto, tomadas de la mano, marchan la droga y la música. Con todo, «el uso de las drogas, •—opina Julíus Evola * es menos la causa que el síntoma de una pro* En su libro Cabalgar el Tigre, pág. 208 de la edición francesa.
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funda alteración, de un estado de crisis». Drogas siempre han existido y siempre se han utilizado, pero nunca de un modo tan masivo y generalizado como ahora. Además, nunca como ahora hemos vivido una apología, una propaganda encubierta del uso de dro gas, por que, como veremos, el «mensaje» de mu chos temas de música rock parece limitarse a una descarada incitación al consumo de drogas. Citemos, a modo de ejemplo el álbum Killers, del grupo Queen. Si escuchamos al reves una de las canciones, podemos escuchar un incisivo «Start to smoke mari juana», «empieza a fumar marihuana». Y la mari huana sólo es un principio, un primer paso que si no forzosamente ha de conducir a las llamadas drogas duras, en un elevado número de casos es algo así como su aperitivo. La Sister Morphine de los Ro lling Stones, su Brown Sugar (Azúcar moreno ~ co caína) o su Silver Lady (Dama de Plata, término em pleado en el argot para referirse a las jeringuillas que utilizan los heroinómanos) constituyen a fin de cuen tas un comienzo, una «iniciación» en el sentido más tergiversado de esta palabra. Tampoco nunca ahora las drogas han jugado un papel tan importante en la política, la delincuencia o la economía internacional (recordemos que países como Cuba, Solivia o Tailandia viven prácticamen te de ellas). Pero, ¿cuál es, no a nivel individual sino a un nivel más amplio, a razón de ser de la droga, que Evola con sidera un síntoma del estado de crisis que nos aqueja? ¿Qué oscuras pero reales influencias vehicula? 23
COAGULA ET SOLVE «Una noción tradicional quiere que el final de nuestro ciclo de humani dad corresponda a la sucesión en el orden inverso de las dos operaciones alquímicas solve y coagula.» Jean Phaure
El antiguo mito de la «Caída» está presente en todas las tradiciones de la tierra, expresando de acuerdo a la idiosincracia particular de cada pueblo y de cada cultura. La «Caída» no es, al menos para los guenonianos, un acontecimiento súbito y personal que pudo tener lugar en algún momento de la histo ria, en algún paradisíaco jardín de naranjos y que concernía sólo al primer hombre y, a lo sumo, a su pareja, sino un alejamiento gradual del principio, un descenso, una pérdida de la conciencia original por parte del ser humano y, por extensión, de la huma nidad entera, un olvido paulatino de sus orígenes metafísicos con todas sus consecuencias, en todos los ór denes. La caída no es sino un alejamiento gradual del «hombre primordial», es decir una condición que era natural es la humanidad en sus orígenes y de la que se fue apartando poco a poco para llegar al es25
tacto en el que se encuentra el hombre corriente que, propiamente no es sino el hombre caído * Por otra parte asociada a la de la Caída encontra rnos la idea de la Redención, y no se trata sólo de la redención egoísta dei hombre, separado de cuanto le rodea, sino de la redención de toda la naturaleza, de toda la materia. Aparte del cristianismo, en una de las filosofías tradicionales donde mejor expresada aparece esta idea es, sin duda, en Sa filosofía hermé tica, y una de las máximas más célebres del herme tismo, solve et coagula, parece sintetizar en pocas palabras la obra de la redención , el camino de la obra aiquímica. La acción antitradicional, la actividad satánica, parece ejercerse de un modo sospechosamente parecido a la tradicional, pero, curiosamente, al revés. No sin razón durante la Edad Media el Diablo reci bía el nombre de Dem ínversus. Por ello, tanto a ni vel individual como social, la acción antitradicional podría recogerse en una fórmula sencilla que nos ayudará a comprender sus dos etapas principales, que llamaremos «materialización» o «solidificación» y «disolución» o «desintegración». La fórmula en cuestión no es sino la misma que utilizaban los al quimistas, pero al revés: Coagula et solve. Notemos, de pasada, que en algunas obras de autores moder nos, notablemente las del líder de cierta secta presiinlaiiiente «gnóstica» (presuntamente pues no acer; Ver a. este respecto el capítulo IX de La Grande Tríade de René G'üéiioa (Hay traducción española en Ed. Obelisco), 26
tamos a ver a que «gnosis» se refiere) aparece esta fórmula, también al revés, como indicándonos de qué pie calza el moderno «alquimista» que con un nombre explícitamente satánico firma sus libros y re cluta sus adeptos. En el proceso gradual de «caída» del que hablá bamos y que estamos viviendo no sólo en el occiden te materialista sino también a nivel planetario, en los países comunistas y en el tercer mundo, caída hacia lo que parece el fin de un ciclo de la humanidad, po demos, efectivamente, distinguir dos etapas esencia les que, lejos de oponerse, se complementan per fectamente. La primera etapa, simbolizada por el coagula, po dría circunscribirse al advenimiento del materialismo desecador y asfixiante que, introduciéndose en las ideas y la cultura, ha engendrado a un hombre del siglo XX completamente separado de cuanto pueda escapar a su lógica aristotélica y cartesiana. Al hom bre actual, a pesar a veces de su buena voluntad, to das las afirmaciones contenidas en este libro le pa recerían disparatadas. Parece como si el objetivo de este materialismo fuera el de encerrar al hombre en un duro «capara zón», limitando su inteligencia a lo puramente ma terial para que caiga, poco a poco, en lo que Gué non calificó de «un estado de falsas «unidades» nu méricas perdidas en la inferioridad y la indistinción de la «masa», o sea, en definitiva, en la pura multi plicidad». Así nos encontramos con que todos y cada uno de nosotros nos hemos convertido en un núme 27
ro, distinto de los demás, eso sí, pero un número al fin y al cabo entre millones de otros números corta dos bajo el mismo patrón, cebados con los mismos programas de televisión, con los mismos gustos, las mismas reacciones y, sobre todo, la misma igno rancia. En el capítulo XXIV de su admirable libro El rei no de la cantidad y los signos de los tiempos, * René Guénon escribe: «Sin embargo, al mismo tiempo que se realizaba este trabajo de «materialización» y de «cuantificación», que de hecho aún no ha sido aca bado y que incluso puede que nunca lo será, ya que la reducción total a la cantidad pura es irrealizable en la manifestación, otro trabajo, contrario aparen temente, ya había comenzado...» (...) «Debemos constatar, sin embargo, que actualmente la segunda de estas dos tendencias (o sea, el trabajo de «diso lución») parece empezar a predominar». El materialismo, que corresponde al coagula, como ya hemos visto, en su expresión más grosera, va perdiendo «prestigio» y terreno no sólo en el cam po de las ideas filosóficas y de la ciencia, sinó tam bién en el de la mentalidad común. No sería ningu na locura afirmar que en ambos ámbitos la idea mis ma de «materia» parece ir desvaneciéndose. Los úl timos avances de la Física cuántica, simplemente, nos dan la. razón. Tal estado de cosas se nos aparece como el caldo de cultivo idóneo para el advenimien to de un fenómeno como es el de la música rock que, * Ed, 10/18 (hay traducción española en Ed. Ayuso).
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como iremos viendo, no apunta hacia la «materiali zación» o la «solidificación», sino que edifica en ellas o en la que ellas han creado para desembocar en la más completa destrucción. La ilusión de seguridad reinante en las épocas en que el materialismo alcanzó su máxima influencia, en que el desarrollo económico e industrial en Occi dente era mayor, está siendo disipada por los acon tecimientos a una velocidad creciente. Si el materia lismo había encerrado al hombre en un duro «capa razón» que lo privaba y protegía de todo contacto con lo sobrenatural (y por lo tanto con lo sagrado) este «caparazón» le otorgaba la sensación, la ilusión de una falsa seguridad un poco a modo de compen sación por la pérdida de la verdadera y única segu ridad posible, aquella que viene del contacto real con la divinidad. Esta falsa seguridad, la de la ciencia mo derna, la de la seguridad social, el carnet de paro o la jubilación, es, finalmente, la triste seguridad de unos parches imperfectos y engañosos cuyo objetivo no es siempre el de proteger al individuo, concreto, de la sociedad, abstracta, sino el de proteger esta so ciedad del individuo. Pero este «cascarón» o «capa razón» tenía sin embargo una ventaja: aislándolo de toda influencia sobrenatural lo protegía de las in fluencias del psiquismo inferior, para cuyo contacto no estaba (ni está) preparado. La mejor manera de colocarle ante estas influencias era, pues, incitarle a romper el «caparazón»; tal parece ser uno de los «mensajes» más corrientes en la música Rock. No ol videmos, sin embargo, que antes de que pueda pro29
ducirse esta «ruptura», el individuo ha sido conve nientemente aislado de cualquier «ayuda» de tipo su perior, de tipo sagrado. Actualmente, no podemos decir que el común de los mortales haya restablecido el contacto con So sa grado, antes al contrario, pero lo que sí podemos, y debemos delatar, es que a raíz de este proceso de di solución del «caparazón» nos encontramos cada día más a merced de las fuerzas oscuras del psiquismo in ferior, simbolizado en la tradición islámica por las hordas de Gog y Magog y en la hindú por los demo nios Koka y Vikoka, cuyos nombres son, evidente mente, similares. Se trata de entidades que realizan esfuerzos ince santes para invadir nuestro mundo y que represen tan las influencias más inferiores. Antaño fueron des critas como seres que habitaban en el interior de la tierra, el mundo inferior, eran seres «infernales», ora gigantes ora enanos, fantasmas, elementales, etc... mientras que actualmente parecen darse a conocer corno extraterrestres. Sea como fuere, se trata siem pre de entidades infracorporales, de seres del más bajo astral, desencamados, que buscan la posesión de los humanos. Y si a nivel consciente el hombre ya no cree en ellos y su razón le demuestra que no existen, a nivel inconsciente siguen actuando, con mayor libertad, encubiertos y protegidos por la ig norancia humana. Con todo ello, vemos que, al menos si generaliza mos, no podemos hablar actualmente de «materiali zación» como ocurría con el siglo XIX e incluso con 30
los inicios del siglo XX, sino de «disolución» o «de sintegración», en el sentido más amplio y concreto de esta palabra. No se trata ahora de encerrar al hombre en un grueso «caparazón» de asfixiantes pre juicios, de ideas reaccionarias, de morales rígidas o de leyes estrictas, sino de venderle una presunta li beración (que ya la va necesitando) de todo ello. ¿No se les hacía pasar hambre a los leones antes de sa carlos al circo para que devoraran a los mártires? No sin razón la expresión free yourself (¡libérate!) apa rece en un gran número de temas de música Rock. Nos encontramos, pues, con lo que pudiéramos ca lificar del «reverso» del materialismo, de su conse cuencia lógica y previsible a la vez que su comple mento y consumación: la disolución, la exhortación al hombre prisionero de toda una serie de irrealida des a romper sus recién estrenadas cadenas, simbo lizadas, en última instancia, por su propio cuerpo, llevándole así al suicidio, hacia la desintegración que, a todos los niveles, desde 1945 estamos viviendo. «Hay, escribe Guénon, en la reducción gradual de todas las cosas a lo cuantitativo, un punto a partir del cual esta reducción ya no tiende a la solidifica ción, y este punto es, en suma, aquel al cual se llega cuando se quiere llevar la cantidad continua a la ca lidad discontinua; al no poder subsistir entonces los cuerpos como tales, se reabsorben en una especie de polvo «atómico» sin consistencia» (...) «podríamos, a propósito de ello, hablar de una verdadera «pulve rización» del mundo que es, evidentemente, una de 31
las formas de la disolución cíclica». * Sin embargo, como también ha señalado en diver sos lugares este autor, esta «pulverización» deja ne cesariamente unos «residuos», a menudo impalpa bles, de los que hablaremos más adelante. Es ahora cuando entran en juego las fuerzas in frahumanas de la disolución que, aparentemente, ve nían a compensar el materialismo creciente, ofre ciéndonos a través de una nueva física o unas mate máticas modernas una noción de «materia» menos «materialista», más evanescente, más abstracta, más irreal, en fin, que la de antes. Como la música Rock, esta tendencia de ía ciencia moderna a querer retor nar a las doctrinas orientales (ya sea el Taoísmo o el Vedanta) aislándolas de sus contextos y de su tradi ción y trasplantándolas a Occidente, asimilándolas y explicándonoslas a su manera y «barriendo hacia su casa», nos viene principalmente de Norteamérica. Nos varaos a intentar elucidar aquí las razones pro fundas que hacen que así sea; digamos solamente, de pasada, que el pueblo norteamericano, el más rico materialmente, el más desarrollado tecnológicamen te (sobre todo en el terreno militar) es, al mismo tiempo, el más ingenuo y desarraigado humanamen te hablando, el más ignorante de la Tradición y el más confuso en lo que a religión se refiere, de lo cual nos dan fe la multitud de sectas e iglesias que alberga. El mismo Ozzy Osbourne, líder del grupo Black * Op. Cit. pág. 223 y 224.
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Sabbath que, al fin y al cabo conoce por experiencia el tema mejor que nosotros, no vacila en afirmar que «América es el lugar más satánico del mundo. Por dólares, los yankees lo hacen todo. La gente con su ansia narcótica son casi como pesadillas vivientes. Me encantaría que la mitad de ellos viniera al con cierto en ataúd». Al menos simbólicamente, alguna razón deberían tener los antiguos para afirmar que allende el Finisterre sólo se encontraban mons truos... En lo que atañe al papel de la ciencia moderna, no podemos menos que citar de nuevo a Guénon que nos dice: «tradicionalistas mal informados se alegran considerablemente viendo la ciencia moderna, en sus diferentes ramas, salirse algo de los estrechos límites en que hasta aquí se encerraban sus concepciones, y adoptar una actitud menos groseramente materialis ta que la que adoptaba el pasado siglo; se imaginan incluso que, en cierto modo, la ciencia profana aca bará alcanzando así a la ciencia tradicional (que ape nas conocen y de la que tienen una idea singularmen te inexacta basada sobre todo en ciertas deformacio nes y «contrafacciones» modernas) lo cual por razo nes de principios sobre las cuales hemos insistido a menudo, es totalmente imposible». * Lo peor de todo, es que estos mismos «tradicio nalistas» de los que habla Guénon, que no hay que confundir con los seguidores de la Tradición, son los que más se alegran o los que potencian y capitanean * Op. Cit. pág. 227. 33
toda una suerte de movimientos «espiritualistas» mo dernos y los que más atención prestan a ciertas ma nifestaciones «paranormales» de influencias sutiles, sin preguntarse nunca profundamente cuál puede ser la procedencia y la calidad, de estas manifestaciones. Todo el retorno a Oriente, al Yoga, al esoteris mo, a la astrología, todo el aparente «renacimiento» espiritual que bajo las más variopintas formas esta mos experimentando, renacimiento en que los prin cipios y dogmas de nuestros antepasados, considera dos hasta ahora como inamovibles, se van desmoro nando, y que muchos interpretan como los primeros síntomas de una presunta era de Acuario, no son sino, como escribe Guénon: «una nueva etapa en el desarrollo, perfectamente lógica, pero de una lógica verdaderamente «diabólica», el del «plan» según el cual se realiza la desviación progresiva del mundo moderno».* «El materialismo, prosigue, ha jugado un papel incontestablemente importante, pero la ne gación pura y simple que representa es ahora insufi ciente; sirvió eficazmente para prohibirle al hombre el acceso a las posibilidades de orden superior, pero no sabría desencadenar las fuerzas inferiores, las úni cas capaces de llevar hasta sus últimas consecuencias la obra de desorden y de disolución». Si como opina Guénon la actitud materialista, por sus limitaciones mismas, no constituye más que un peligro forzosamente limitado, era, al menos aparen temente, una especie de protección contra las in-t *
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Op. C i t . p á g .
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fluencias sutiles. ¿Qué camino tomarán entonces las fuerzas infra humanas para penetrar en nuestro mundo? ¿De qué medio se servirán para «poseer» a los más incautos y «receptivos», a los menos preparados doctrinal y espiritualmente?
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LA CONTRAINICIACIÓN «Hay gente que cuando te saluda, su saludo exhala ei olor a humo. Otros, cuando te saludan, su saludo huele a perfume de muse; pero sólo se da cuenta aquel que posee el sentido del olfato». RUMI
En el capítulo XXXVI de El Reino de la Canti dad y los Signos de los Tiempos, René Guénon es cribe: «Cuando calificamos de «satánica» la acción antitradicional cuyos diversos aspectos estudiamos aquí, ha de quedar bien claro que ello es totalmente independiente de la idea más particular que cada cual podrá hacerse de los que se llama «Satán» conforme a ciertos puntos de vista teológicos u otros».* Lo que hay que tener en cuenta, nos viene a decir Guénon, es que Satán, cualquiera que sea la forma que pueda revestir, no es sino la resolución metafísica del espíritu de la negación y de la subversión, por una parte, y por otra, que encarna en el mundo terrestre lo que conocemos como «contra-iniciación». * Op. Cit. p. 322.
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«La «contra-iniciación», hay que decirlo, —escri be más adelante, no puede ser asimilada a un inven to humano»,* ya que lo que hace esencialmente es manifestar un elemento por naturaleza misma no-hu mano» que «llega hasta la «inversión» que constitu ye el satanismo propiamente dicho».** La acción contrainiciática, característica de la mú sica Rock, cuyo origen es también «no-humano», viene preparada por lo que Guénon llama la «pseudo-iniciación». Esta última no es, en realidad, «sino uno de los productos del estado de desorden y con fusión provocado, en la época moderna, por la ac ción «satánica» cuyo punto de partida consciente se halla en la «contrainiciación». Puede ser, también, un instrumento inconsciente de la «contra-iniciación» que, a su nivel, colabora en el plan mundial de la subversión, preparando a la gente para recibirla. Aplicando de nuevo el famoso axioma alquímico invertido, podríamos decir que existe un paralelismo entre el «solve» y la «pseudo-iniciación» y el «coa gula» y la «contra-iniciación». La primera constitu ye, por así decirlo, como un estadio preparatorio de la segunda. Hay tantas «pseudo-iniciaciones» como falsos maestros dispuestos a venderlas por unos dólares o un poco de devoción a su orgullo. Cualquier presun ta iniciación impartida por un presunto maestro no * Op. Cit. p. 322 ** Op. Cit. p. 351.
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cualificado ni religado a una cadena tradicional au téntica es una «pseudo-iniciación». Normalemente, como para disfrazar en la medida de lo posible su ine ficacia, viene acompañada de todo un cuerpo doctri nal más o menos incoherente y de un verdadero folk lore formal que no se aguantan por ningún lado, al menos para aquel que tiene alguna noción de estos temas. Pero aquel que los conoce y los vive un poco, ya no suele caer en semejantes trampas. Las diversas y numerosas organizaciones «pseudoiniciáticas», casi todas ellas barnizadas de un hinduísmo descafeinado, destinado a impresionar a sus mienbros, suelen fabricarse a medida y según sus ne cesidades su propia «tradición» haciendo un sincre tismo más o menos patoso de elementos y símbolos tradicionales tomados de diferentes religiones y ca minos. Como generalmente se trata de símbolos adoptados desde el exterior, habrá que hacerlos en cajar entre sí utilizando unos principios básicos que, las más de las veces, no tendrán nada de tradicional. Uno que se suele repetir fastidiosamente y resulta harto delatador es el de la «evolución». Se presenta el camino espiritual como una «vía de ida» hacia un hombre más puro y evolucionado, con unos poderes que todavía no posee, en otro plano,etc... Sin em bargo, se trata, en pocas palabras, de un «camino de ida», de desencarnación, luego de desintegración, opuesto a lo que podríamos llamar el «camino de vuelta» hacia aquello que, cada día más, estamos de jando de ser, camino en el cual los «adelantos» no dependen tanto de nosotros o de nuestro esfuerzo 39
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personal, sino de la Gracia divina, y de un acto al pa recer desconocido para estos «maestros modernos» que se conoce tradicionalmente por «conversión». El terreno de acción de la «pseudo-iniciación» es, por excelencia, el psiquisrao. Muchos grupos se de latan en seguida proponiéndonos «desarrollar nues tros poderes psíquicos», como si nos dijeran: «hin chad vuestro psiquismo, así ocultaréis todavía más el Espíritu» o, si preferimos el lenguaje bíblico «Y se réis como dioses». Ello es lógico por dos razones que conviene meditar. Por una parte, dado su origen «inferior», ni la «pseudo-iniciación» ai la «contra-iniciación» pueden actuar sobre el Espíritu, que pertenece al ámbito de lo metafísico; deben limitarse, pues, al psiquismo, al campo mental y emocional, y no nos quepa la me nor duda de que el hombre «civilizado» está ya emo cional. y mentalmente bastante enfermo, cuando no enfermo de muerte. Por otra parte, y ello nos parece de suma impor tancia en la música Rock, el psiquismo es el campo de influencia privilegiado de Satán, hasta el punto que en la tradición islámica se dice que es a través de él que Satán penetra en el hombre. Los efectos de la música Rock, por su parte, se dejan sentir prin cipalmente sobre el psiquismo, abriéndolo a las in fluencias satánicas, cuando no introduciéndolas pura y simplemente. Como hemos visto, la «pseudo-iniciación», con sus cualidades «disolventes», viene a preparar el terreno 40
de la «contra-iniciación», ya puramente satánica. No pudiendo conducir a estados «supra-humanos», por más que a veces lo pretenda, como sí ocurriría con la iniciación de la que es, en cierto modo, la antíte sis, ni circunscribirse tampoco, por su naturaleza mis ma, a lo puramente «humano», la «contra-iniciación» conduce forzosamente hacia lo «infra-humano», re sidiendo en ello su finalidad y su efectividad. Si en la iniciación tiene lugar la transmisión de una «influencia espiritual», de una «semilla de luz», en la «contra-iniciación» lo que se siembra es una «se milla de tinieblas.» Si la iniciación coloca al adepto en un plano superior poniéndole en contacto con el «egregore» de la organización iniciática, la «contrai niciación» lo hace descender de plano dejándolo en manos de las fuerzas del psiquismo inferior, aquellas que más fácilmente pueden ser manejadas por Satán. Si en la iniciación el adepto pasa por una ceremo nia en la que, entre otras cosas, recibe un nuevo nombre, simbólico, adaptado a su «renacimiento» en otro plano, en la «contra-iniciación» existe una pa rodia, mucho más efectiva desde el punto de vista mágico de lo que a primera vista pudiera parecer, de este cambio de nombre. «Suprimir o substituir el nombre de una persona, —escribe Tchalai Unger * es una de las bases de la magia; suprimir o substituir el nombre de una carta en el Tarot, equivale a anu lar, desviar o modificar una pieza importante de la maqueta».
* En su libro El Tarot ¿Por qué, para qué, hasta dónde? (Ed. Grimaud. Existe traducción española en Ed. Obelisco, Barcelona 1985).
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Otro síntoma importante de la «contra-iniciación» es la inversión. Antony La Vey, fundador en los Estados Unidos de la primera íglésia Satánica reconocida oficialmen te (sic.) declaraba en noviembre de 1968: «La Masa, adicta ai Maligno, invierte el Pater Noster, lo mezcla con obscenidades y pisotea la Crux Christi o la cuelga boca abajo». Los miembros del grupo Black Sabbath suelen aparecer en escena con cruces invertidas, al revés. Su mismo nombre aparece también al revés en los numeroso «graffiti» que reflejan el espíritu del Rock. ¡Todo un símbolo para aquel que comprende! Como ya hemos visto otra de las características de algunos temas de Rock es la presencia de mensaje subliminales grabados, precisamente, el revés. Una parodia más de la «influencia espiritual», que suele substituirla en un gran número de «pseudoini* ciaciones» la constituye el uso de drogas destinadas, dicen, a «elevar» el nivel de consciencia del recipien dario. Este es uno de los errores en el que caen con más frecuencia los occidentales , incluso algunos bie nintencionados, cuya inteligencia necesita entender o, mejor dicho, hallar una explicación de todo, y cae en la eterna trampa de querer explicar lo desconoci do a partir de lo conocido. Para más inri, al carecer del más mínimo conocimiento tradicional, a pesar muchas veces de la cultura y la erudición profanas que manifiestan, muchos autores mundialmente re conocidos confunden, como el hombre de la calle, psiquismo y espíritu, y cualquier droga que tenga 42
efectos más o menos interesantes o sorprendentes so bre el psiquismo, es interpretada y considerada como algo que actúa sobre el espíritu, desbloqueándolo, exaltándolo, etc... En el complejo mundo de la música Rock, las dro gas no brillan precisamente por su ausencia. Muchos grupos componen incluso sus temas bajo la influen cia de drogas, lo cual, desde nuestro punto de vista, los predispone aún más a actuar como «médium» o como transmisores de fuerzas que, a menudo, ig noran. Algunos grupos de Rock admiten incluso recibir una suerte de «inspiración» de un «Poder» que con trola la música y los músicos. Se trata de nuevo de una apertura del psiquismo a un «poder» muy real que, efectivamente, va a ser canalizado a través de la música. Por otra parte, se nos podría objetar que lo mismo le ocurría a Bach, pero se trataba de otro poder... Para que el plan de subversión, del cual la música Rock no es sino uno de los aspectos, funcione me jor, no sólo los músicos o los compositores se dro gan, también lo hacen los auditores o los espectado res, en los conciertos o en sus domicilios. En muchas ocasiones, los grandes conciertos de Rock, en los que suele haber elevado número de muertos, constituyen verdaderas ceremonias «contra-iniciáticas» colectivas en las que los auditores más abiertos, ya sea por las drogas, ya sea por la dinámica de grupo o la histeria colectiva, soh «fecundados» por las «semillas de tinieblas». 43
No eos quepa la menor duda de que el negocio de las drogas, que tantos miles de millones de dóla res mueve a diario, tiene numerosas relaciones con el de los conciertos multitudinarios. En ellos se ha llará la «carne de cañón» mejor predispuesta para convertirse en cliente asiduo del consumo de drogas. Cuál es el objetivo que persigue esta «vía infer nal», como la llama Guénon, oponiéndola a la «vía celeste», es una pregunta que casi no necesitarnos plantearnos pues la respuesta está ahí, demasiado evidente: la desintegración.
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LOS SÍNTOMAS DE LA POSESIÓN DIABÓLICA «Cada vez que respiras, cada movi miento que haces, cada vínculo que rompes, cada paso que das, te estaré observando... ¡Oh! no puedes ver que tú me perteneces». Sting. Every Breath you take
Nuestra época, que como hemos visto parece corresponder al final de un ciclo con todas sus pecu liaridades y consecuencias, ha de agotar, para alcan zarlo plenamente, toda una serie de posibilidades que podríamos llamar «de orden inferior». Para que ello tenga lugar, es menester que la vida se desarro lle en medio de ese caos y esa confusión, caracterís ticos de nuestra «civilización», a los que estamos tan sumamente acostumbrados que ya no nos llaman la atención. Es necesario, también, que los acontecimientos, las vivencias y las experiencias personales se «vivan» (aunque hay quien opina que «eso no es vida») de un modo cada vez más acelerado, en un clima de una tensión creciente. 45
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La inflación, la seguridad social y los impuestos, esos inventos modernos, han sido, entre otros, los causantes de que cada día el tiempo resulte más caro. Actualmente ya empieza a contar menos cuánto cuesta una cosa, como cuánto tiempo tenemos para pagarla. Se trata, a fin de cuentas, de un signo de los tiempos más que, dentro de un plan perfectamen te trazado, viene a sumarse a tantos otros. Parece como si hubiera una prisa enorme por llegar a ago tarlo todo, incluidos a nosotros mismos. El deterioro progresivo de la naturaleza que, a fin de cuentas, es quien nos da de comer, y el agota miento de los recursos naturales, minerales, vegeta les o animales, con el consiguiente desequilibrio eco lógico, puede interpretarse como uno de los sínto mas de la tendencia del hombre del fin del ciclo a agotarse a sí mismo, a agotar su substancia y a ex tinguir su esencia. El hombre, aunque no lo com prenda, no está separado de su medio. En tal estado de cosas no es casual encontrarnos con que los jóvenes manifiesten una extraña y febril avidez por vivir que, en su exageración, más bien pa rece una avidez por morir. No se trata de vivir en profundidad o con calidad, lo cual, por otra parte, tampoco ocurre entre los adultos, sino de vivir el máximo de cosas posibles, de vivir «en cantidad». In cluso esta última palabra se ha convertido en una de las más utilizadas en la jerga de los jóvenes, en este «Reino de la Cantidad». Se trata de probarlo todo, de experimentar el máximo de sensaciones, de vivir el máximo de rela46
dones, etc... de un modo frenético, como si sólo nos quedaran cuatro días de vida. La posibilidad de perder la vida en tal experimen tación («el caballo mata») ha dejado de ser un freno para muchos. ¿No será por qué, a fin de cuentas, todo este modo de vida no es sino un suicidio encu bierto, inconsciente, inconfesado? A medida que la sensibilidad se va desgastando merced a una vida totalmente antinatural y antitra dicional que no puede sino conducir al desquicia miento y al atontamiento, el cuerpo y lo poco que queda del espíritu van necesitando de nuevos impul sos, de nuevas sensaciones, cada vez más fuertes, más violentos. Esto lo podemos apreciar, por ejem plo, en el carácter cada vez más agresivo y estriden te que manifiestan la música y el arte, que no hacen sino reflejar el estado psicológico en que vivimos. Esta aceleración y esta agresividad, junto a la ago tadora necesidad de nuevas impresiones, no son sino síntomas o aspectos del complejo proceso de autodestrucción del cual, a nivel individual y colectivo, somos espectadores y protagonistas a la vez. Son también algo así como los catalizadores de toda una serie de reacciones, interacciones y procesos que tie nen lugar aquí y ahora en un nivel del cual, dado el embotamiento en el que vivimos, no somos de todo (o nada) conscientes. Nos referimos de nuevo ai pro ceso de posesión de las almas de un gran número de seres humanos, notablemente de jóvenes, por parte de las fuerzas más oscuras e inferiores. Quizá hablando tan claro nos expongamos a las 47
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burlas de los incrédulos o a las dudas de los que sí creen; lo sentimos, que el que tenga oídos para oír oiga y que el que no los tenga, se ponga unos auriculares o cascos y se autohipnotice con música Rock. Lo cierto es, repetimos, que caminamos desafora damente hacia el fina! de un ciclo y que, lo quera mos o no, van a tener que manifestarse toda una serie de potencialidades «de orden inferior»: e! «cas carón» se lia roto y las fuerzas oscuras están irrum piendo a. marchas forzadas en nuestro mundo. Sería inutii intentar luchar contra ellos o preten der «convertir» a quienes las más de las veces sin saberlo las vehiculan. Por otra parte, es lo quecos proponen numerosas «escuelas» o «fraternidades Blancas» controladas e inspiradas por esas mismas fuerzas. En muchos casos se trata de agrupaciones de gente que manifiestan ía mejor voluntad, y que de un modo totalmente inconsciente hacen de recep tores y luego de transmisores de las influencias de las fuerzas oscuras. Los agentes conscientes, al me nos en el campo del Rock, podrían contarse casi con los dedos de las manos. A menudo, lo único que ha cen es sembrar, crear modas, propagar ideas, etc... Los grupos de Rock conscientemente satánicos son muy pocos, pero su influencia sobre los demás es impresionante. Estamos tan ciegos y nuestra sensibilidad musical tan desgastada y atontada que nos llegan a gustar los alaridos inconexos y arrítmicos vociferados por seres tan horrendos que harían huir a cualquier salvaje. 48
Después de la formación del duro «caparazón» del que hablábamos, que nos ha negado la posibilidad de entender el mensaje divino de músicos inspirados como Bach o Mozart, nos encontramos ahora ante la descomposición de este mismo «caparazón» ope rada por las fuerzas oscuras que lo formaron (o con tribuyeron de un modo u otro a formarlo) y que aho ra penetran por las fisuras inferiores. Y con esta des composición nos hallamos también ante sus «pesti lencias que algunos huelen como perfumes», como diría nuestro admirado Jean Phaure. Y el resultado final siempre es el mismo, la desin tegración y la muerte. Tal estado de cosas es, ya lo hemos dicho, el cal do de cultivo idóneo para que tenga lugar lo que en justicia podríamos llamar, tomando la expresión del título de un libro discutible y discutido que también jugó su papel en el encadenamiento de los aconteci mientos a los que nos estamos refiriendo: «El Retor no de los Brujos». Pero no es sólo el retorno de la brujería represen tada por brujas y brujos, magos y hechiceros, cha manes y pitonisas, con todo lo pintoresco, folklórico y a veces ridículo que los pueda acompañar. Es un retorno a la animalidad, al primitivismo, al animis mo religioso más sospechoso. En un país como los Estados Unidos, que debería ser el estandarte del racionalismo y del materialis mo,pululan cientos de «Iglesias» a cada cual más de lirante. Entre ellas ya hemos mencionado la famosa «Iglesia de Satán» de Antony La Vey, pero existen 49
otras como la importante sociedad de brujos «Wicca» que comparten intereses con célebres figuras del Rock e incluso con casas discográficas. A parte de estas Iglesias, existe también un ele vado número de sociedades secretas que, bajo una apariencia presuntamente' “Rosa-Cruz” o “Gnostica” están jugando también su papel dentro del complejo plan judeo-satánico. Los primeros grados, las primeras iniciaciones, las primeras lecciones por correspondencia, son bien poca cosa, como también lo son los primeros sellos o los primeros dólares que piden a cambio. Se trata sólo de seleccionar al personal a través de elabora dísimos tests (para controlar su avance espiritual, di rán...) de manera a hacer perder el tiempo y la ilu sión a los que potencialmente podrían seguir una vía auténticamente tradicional o enfrentarse a las fuer zas oscuras, al mismo tiempo que van captando y adoctrinando a los que estas mismas fuerzas oscuras podrán utilizar más tarde para sus fines. Sabemos que muchos de los líderes de grupos de Rock han estado más o menos en contacto con miem bros de estas organizaciones e incluso que han per tenecido a algunas de ellas. A menudo no se trata de personas excesivamente preparadas, ni siquiera para el mal, sino de individuos o grupos que, dada su popularidad actúan, por así decirlo, de difusores y amplificadores de ciertas influencias. Autores como Ulrich Baümer han llegado a de clarar que antes de salir a la calle, ciertos LPs han pasado por ceremonias satánicas que les han «carga 50
do» negativamente, y que estas «cargas negativas» van a parar directamente al comprador de dichos LPs y a quienes los escuchan. A primera vista, y filtrada por nuestro sano sen tido común, esta afirmación nos parece un tanto exagerada. Si fuéramos así por la vida, pronto nos convertiríamos en verdaderos hipocondríacos espiri tuales. Pero, si reflexionamos un poco, podemos em pezar a alarmarnos. ^ La bisexualidad (léase homosexualidad y piénsese en Alice Cooper), el consumo de todo tipo de dro gas (piénsese en la Lady que proporciona una esca lera que lleva al cielo, o sea la heroína de la canción Stairway to Heaven), las modas y actitudes cada día más morbosas y destructivas, todo ello va en aumen to entre los jóvenes a medida que son más patentes entre los artistas y los músicos. Si no se puede ha blar de influencia pura y simple, al menos sí existe un claro fenómeno de feed-back. Por otra parte, si nuestros prejuicios nos impiden creer en influencias mágicas o influencias satánicas, hoy en día casi ni los cristianos creen en el diablo, aunque sea un artículo de fe, al menos debemos aceptar que sí hay una influencia psicológica y que los artistas y grupos, tomados individualmente, no son las más de las veces sino los focos de irradiación de esta influencia. La «mise en scéne», los alaridos, las expresiones grotescas que presentan en público muchos de los grupos de Rock, sean o no conscientemente satáni cos, concuerdan alarmantemente con los síntomas de 51
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la posesión diabólica. Los relatos de posesión que nos hayan podido lle gar, cualquiera que sea el lugar, la época o la civili zación en que se hayan dado, presentan todos cier tos rasgos comunes. Los posesos de que nos habla e! Evangelio no son muy distintos de los que aún po dernos ver en Africa Negra o en Brasil ni tampoco de los shows que nos brindan ciertos grupos de Rock. «El que las predisposiciones anteriores a la invasión de las fuerzas del mal sean comunes, explica a la vez algunas semejanzas de los posesos entre sí y el con tagio de la posesión»— escribe el Dr. Jean Vinchon,* especialista en el tema, y continúa: «Las disposicio nes internas que preparan a las posesiones se mani fiestan en señales físicas, intelectuales y afectivas cuya totalidad se completa cuando se produce aqué lla». De lo que acabamos de leer un pequeño detalle debería llamarnos la atención: «el contagio de la po sesión». ¿No hemos presenciado, en los grandes con ciertos de Rock lo que los psicológos llaman histeria colectiva? En numerosas ocasiones estos ataques irracionales de histeria han acabado con docenas de vidas humanas. Basta coe esto para que se les cali fique de «diabólicos». Las señales físicas que acompañan a la posesión consisten primero en cambios de mímica. Incluso las facciones de ía cara se desfiguran hasta el punto que * Dr. lean Vinchon Los aspectos del diablo a través de los diver sos estados de posesión, in SATAN (.Les Eíisdes Cormeliiaines. 1948.)
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en algunos relatos se nos dice que el proceso adqui ría la cara del diablo que lo poseía. Incluso en Loudun, cuyo caso es célebre y ha dado origen a un li bro y a una película famosos, «los grandes señores y los curiosos iban a contemplar la figura del diablo que había substituido la figura ordinaria de las reli giosas poseídas». Cuando la posesión ya se ha dado una vez y se va repitiendo, puede acompañarla un adelgazamiento o una hinchazón del vientre. Tenemos, pues, poseso extremamente delgados junto a otros terriblemente obesos. «Los rasgos expresan ira, burla, odio e insulto», —prosigue el Dr. Vinchon. «Las visceras contraídas y el espasmo alteran al mismo tiempo las funciones del organismo. El color cambia, las náuseas, los vó mitos, la aerofagia y la aerocolia aparecen junto a los borborigmos, la lengua sucia y la fetidez de aliento». Todos estos síntomas son hoy en día corrientes en los conciertos y no sólo entre los músicos que, al fin y al cabo podrían estar desempeñando un roí, po drían estar haciendo teatro para impresionar y cau sar asco al público. Podemos apreciarlos también en tre las grouppies y entre los fans, presas de un extra ño delirio que únicamente una cierta cultura demonológica nos permite interpretar como lo que es: po sesión pura y simple. Los conciertos de AC/DC o de Alice Cooper son un claro ejemplo de ello, pero el Dr. Vinchon nos apunta aún otros síntomas que pue den ayudarnos a diferenciar lo que es una actuación 53
más o menos «pimk» que parodie ai infierno o al dia blo de lo que es, hablando en plata, una posesión diabólica. «La voz también cambia. No tiene el mismo tim bre, se vuelve grave, amenazadora o sardónica, se burla de las personas más respetables y presenta in sólitos propósitos eróticos o escatológicos»... «la agresividad contra Dios y contra los hombres revela el tono de afectividad de la nueva personalidad». Todo ello no puede afectar a quien lo presencia o lo escucha, sea o no consciente de ello, y aunque no creamos en las influencias de tipo mágico, no pode mos negar que, al menos a nivel subliminal, la mera audición de una música grabada en estas condicio nes ha de provocar importantes impresiones en el psiquismo de su auditor. «En las historias demoníacas, así corno en los re latos de experiencias metapsíquicas, se presenta a menudo una extraña sensación. Los individuos o los asistentes sienten bruscamente impresiones de frío glacial que a veces parecen salir de las paredes. La llegada del diablo a un aquelarre se anuncia por eflu vios helados y por un contacto refrigerante»... «la posesión turba las funciones femeninas, crea emba razos ficticios con distensión exagerada del vientre y une esos efectos a los de la edad crítica. Siembra el desorden en toda la vida instintiva, suprime el ape tito o hace aparecer bulimias junto a necesidades im periosas de alimentos extraños o repugnantes». Esto último no resulta demasiado sorprendente si sabemos de las costumbres cropofágicas de ciertos 54
músicos o de las impresionantes exigencias que plan tean a la hora de realizar una gira: champán francés, hamburguesas americanas, caviar ruso, etc... Viendo cuáles son los síntomas que los estudiosos han observado en los casos de posesión diabólica no nos cabe la menor duda de que estos se repiten en el fenómeno Rock. Si estos se daban en la antigüe dad en casos aislados, hoy se producen a nivel ma sivo, como si hubiera prisa, como si fuera necesario «dejar fuera de combate» a un número mayor de per sonas o de almas. Parecería como si la cantidad de fuerzas oscuras fuera tan grande, que necesitara de muchas víctimas para encarnarse en la tierra.
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LOS MENSAJES SUBLIMINALES «El que frecuenta la basura acaba oliendo mal.» Louis Cattiaux
La presencia de ciertos mensajes subliminales lo calizados en temas de Rock fue delatada por prime ra vez por un pastor protestante californiano, Gary Greenwald, que en su juventud había sido también músico. Después de él, son muchos quienes se han dedicado a estudiar las grabaciones de música Rock en busca de invocaciones satánicas, órdenes hipnóti cas o símbolos diabólicos. Al parecer, la afición en ciertos medios protestantes ha alcanzado extremos tales que Joseph Viglione, alias The Count, artista de rock bostoniano y cristiano convencido y practi cante, ha llegado a declarar que sus correligionarios que pasan el tiempo buscando mensajes satánicos grabados al revés en los discos de rock hubieran me jor empleado su tiempo «de una manera más cris tiana». El grupo Led Zeppelin, entre muchos otros, ha sido objeto de una investigación oficial a causa de los mensajes subliminales localizados en su canción 57
Siairway ío Heaven, de la cual nos ocuparemos más adelante, Los mensajes subíiminales fueron integrados en la producción de música Rock a partir del célebre ál bum blanco de los Beatles, notablemente a raíz de una de sus canciones titulada Revolution Nuraber Nine. Es curioso que este disco se conociera en los medios discotequeros ingleses y americanos como el Devil’s White Album., ei «álbum blanco del diablo». Hemos de señalar que de blanco, lo único que tiene este disco es la tapa... En su presentación pública, John Lennon realizó unas históricas declaraciones que al parecer estarían estrechamente relacionadas con su misterioso y aún no esclarecido asesinato; «El cristianismo va a desaparecer,.., tengo razón y la historia me dará la razón. Actualmente, somos más populares que Jesucristo...» * En este disco, repetirnos, podemos localizar los primeros, los «históricos» mensajes subíiminales de la música rock. Sin embargo, nada nos perraite des cartar la posibilidad de que este tipo de mensajes es tuvieran presentes en discos anteriores. Un mensaje subliminal es, en pocas palabras, *011 impulso destinado a alcanzar a su auditor o visuali zado! directamente en su subconsciente. Escapa al oído, a la vista externos y penetra directamente sin que la conciencia pueda oponérsele. Es, a fin de cuentas, la forma más sutil y efectiva de agresión que * Newsweek, 21 de marzo de 1966 58
podamos pensar y, según su contenido, puede entrar en lo que tradicionalmente se conoce por Magia Negra. Un mensaje subliminal es una sugerencia o una or den efectuada conscientemente, dirigida hacia una persona o grupo de personas mediante una técnica concreta para que ésta o éstas personas lo reciban de un modo inconsciente. Aquel que ve u oye un men saje subliminal lo percibe, como la palabra indica, a nivel subliminal, ignorando completamente que, sin ser consciente en modo alguno de ello, está siendo hipnotizado. Al no estar en estado de alerta o a la defensiva su conciencia y su voluntad, el mensaje se dirige directamente al subconsciente, que efectuan do una serie de asociaciones simbólicas, lo decodifica e interpreta modificando en función de éste el comportamiento deí individuo.. A veces la percep ción de un único mensaje carece de fuerza, pero su audición o visión repetida puede conferírsela. En la música Rock nos encontramos con varios ti pos de mensajes subliminales. Estos van desde la simple sugerencia, la simple incitación a la violencia o a la destrucción (no olvidemos que se trata de una música contracultural), hasta las más sofisticadas for mas de excitación sexual o las más descaradas invo caciones satánicas. En algunos temas, de modo subliminal o no, te nemos una clara inducción a la violencia, a romper con el orden establecido («ya no os aceptamos, sois un coñazo», canta Alice Cooper), a la liberación de 59
prejuicios morales y sexuales, mientras que en otros nos encontramos efectivamente con verdaderas mi sas negras o con claras incitaciones al asesinato o al suicidio. Por otra parte, el grupo Black Sabbath canta en uno de sus temas: «Tómate la vida —Mata a alguien, nadie llorará— . La libertad es tuya, cumple sólo tu obligación. —Nosotros sólo queremos tu alma.» Según un reportaje realizado por la periodista Judy Argasony para la TV40 de California, en un solo fin de semana llegaron a morir en los Angeles 650 jóvenes en el transcurso de un «week-end rock». Al parecer, las cámaras refrigeradoras de la funera ria de esta ciudad estaban llenas a rebosar y muchos de estos jóvenes ni siquiera pudieron ser iden tificados. * No hemos podido comprobar la veracidad de este dato, que nos parece exagerado. Pero lo que sí de bemos señalar es que once muertos y multitud de he ridos fue el saldo final del concierto de los Who, en Cincinnati (USA) en 1978. En 1980 murieron en Lesotho (Africa) 17 jóvenes intentando huir de los ga ses lacrimógenos de la policía después de otro histó rico concierto. No es necesario que demos más ejem plos, en casi cada gira de los conjuntos de Rock duro se contabiliza una buena docena de muertos sino más. El índice de suicidios entre la juventud, por otra parte, ha aumentado estrepitosamente durante los * Según el libro citado del R. P. Regimbal
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veinte últimos años. En estudios realizados por criminólogos de todo el mundo referidos al tema del suicidio, se ha observado efectivamente que un gran número de suicidas tenían una relación con la músi ca Rock. Algunos de ellos eran músicos, mientras que otros la escuchaban varias horas al día. En die ciocho casos de suicidio de jóvenes entre los 15 y los 21 años estudiados en Montreal, se observó que la única constante entre todos ellos era, curiosamente, la música Rock. «¿Qué ganarás haciendo tu vida un poco más lar ga?», canta la canción Hidein your Shell del grupo Supertramp. El sistema menos detectable de transmitir un men saje subliminal, por el momento, consiste en grabar previamente frases, que pueden ser órdenes o invo caciones, y pasarlas al revés dentro de un tema de un disco. Si este disco se vuelve a pasar a cinta, rebobinando y volviendo a escuchar la cinta al revés, se puede detectar con relativa facilidad este tipo de mensajes, sobre todo si se conoce su localización exacta, localización que, como veremos, a veces vie ne señalada incluso por las palabras de la canción. Otra de las características «satánicas» de ciertos grupos de rock es, como veremos, la inversión de ciertos símbolos. Refiriéndose precisamente al tema de la inversión de los símbolos, René Guénon escri bía*: «Una tal inversión intencional se ejerce tam bién en las palabras y en las fórmulas, de modo a for* Ver El Reino de le Cantidad y los Signos de los Tiempos p. 272 de la edición francesa
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mar “ m antras” al revés, como podemos constatar en ciertas prácticas de brujería...». Es obvio que esto es lo que sucede con ciertos temas de música Rock. Si profundizamos un poco en la vida privada de los lí deres de los grupos en los que se detecta este tipo de manipulación, lo cual no siempre es posible, ve remos que éstos guardan casi siempre una relación directa con sectas satánicas y grupos de brujería. Pero la cuestión de la inversión de los símbolos es sumamente compleja y sutil, y en numerosas ocasio nes son menos peligrosas las inversiones menos apa rentes, más groseras, diríamos, las más evidentes que, al fin y al cabo, resultan grotescas y detectables, al menos por parte del que está un poco fami liarizado con la simbología tradicional. Por ello, Guénon escribe*: «La subversión más hábil y peli grosa es ciertam ente la que no se traiciona con sin gularidades demasiado manifiestas y que cualquiera puede detectar, sino que deforma el sentido de los símbolos o invierte su valor sin alterar en nada sus apariencias exteriores.» A parte de los mensajes auditivos, debemos tener en cuenta tam bién ciertos mensajes visuales: colo cando símbolos, mensajes o palabras al revés, la con ciencia no repara en ellos mientras que el subcons ciente los acepta sin ningún tipo de control, los decodifica y los integra en la m emoria y el com porta m iento. Según estudios realizados recientemente', el * Op. Cit. pág. 272
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subconsciente humano podría incluso interpretar (y reaccionar de acuerdo con ellos) mensajes grabados o escritos en un idioma que ei auditor o lector des conoce, Tal podría ser, por otra parte, la razón de la efectividad de ciertas fórmulas de tipo mágico pro nunciadas en una lengua que a menudo ni el mismo mago domina. Por oirá parte, especialistas en publicidad han ob servado que, al menos subliminalraeníe, llama más la atención una palabra o una frase donde aparece una «rareza», como, por ejem plo una palabra o una letra al revés u ortográficamente mal escrita. Encon tramos un ejemplo de ello en el anagrama del grupo A B 8A . El uso de mensajes subíiminales en la televisión, radío, cine y publicidad está más o menos prohibido y controlado, pero hasta la fecha no existe ningún tipo de legislación en lo que toca a los discos, cas settes y video-clips, Sólo en California el Comité para la Protección de los Consumidores llevó diver sas quejas denunciando la presencia de backward masking process, grabaciones camufladas invertidas, lo que indujo a un diputado, Philip Wiman a prepa rar un proyecto de ley que obligara a las casas discográficas a indicar en las tapas de los discos la pre sencia de mensajes subíiminales, caso de que los hubiera. Para ia impresión de mensajes subíiminales en las bandas de música se utilizan generalm ente varios sis temas. Algunos grupos usan frecuencias bajas (del orden de 14 a 20 ciclos/seg.) mientras que otros pre-
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fieren frecuencias altas (del orden de 17.000 a 20.000 ciclos/sg.). O tro método sumamente eficaz que el oído huma no no logra identificar conscientem ente, incluso rebobinando la cinta y pasándola al revés, consiste en grabar el mensaje a una velocidad distinta de la nor mal. El subconsciente, sin em bargo, sí llega a decodificarlo. Se ha observado que los ritmos sincopados pue den modificar el funcionamiento de diversos órganos del cuerpo hum ano, con sus ulteriores consecuencias psicológicas. Ciertos ritmos son capaces, además, de acelerar el ritmo cardíaco con el subsiguiente aumen to de adrenalina, mientras que otros pueden llegar a sobreexcitar sexualmente. Pensemos, por ejemplo, en el célebre tem a Sex Machine de James Brown. Existe además otro tipo de manipulación cada día más utilizado por los grupos e incluso por los can tantes, y no sólo de música Rock sino también por las estrellas de la «canción ligera». Se trata de la in clusión en sus grabaciones de un pitido, de una se ñal supersónica, sem ejante al pitido que a veces se utiliza para llam ar a los perros, que estimula ciertas zonas del cerebro. Con el tiem po, este pitido puede producir en el cerebro una reacción bioquímica muy curiosa: una sensación de relajación y bienestar y una neta m ejoría en los procesos mentales. El efecto es, a menor escala, com parable al de ciertas drogas. L as^ canciones en las que suena dicho «pitido», se con vierten pronto en «pegadizas» y después de oirías un par de veces en la radio o por la calle, aunque sólo
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sea a trozos, sentimos unas ganas irracionales de es cucharlas, las taraream os y nos vemos impelidos a com prar el disco. A parte de los discos y en los “ clips” , podem os detectar la presencia de mensajes subliminales en las transm isiones vía satélite de grandes eventos deportivos o no. La televisión, el cine y la radio, com o mecanis mos idóneos de afectar sublim inalm ente a gran p arte de las poblaciones, son los m edios más co m únm ente utilizados. Sobre este tem a es bueno recom endar la película de cine “THEY A L IV E ”, del p ro d u cto r Jo h n Carpenter, donde se denuncia to d o este tipo de m ani pulaciones de la conciencia colectiva para convertir a las gentes en robots, en zombies. Se dice que un verdadero satanista debe estar en condiciones de LEER A L R E V E S . Esta tesis fue discutida televisivamente en u n show de M. Griffin en enero de 1982. Si este fuera un principio válido para los satanistas «creyentes», la utilización de temas invertidos se convertiría en un camino oculto que podría, posible m ente, influir en el éxito de ventas de un disco. La fuerza conductora de T. Rex, un grupo britá nico de principios de los setenta, procedía, al pare cer, de su guitarrista, M arc Bolán, que habría pasa do, en su juventud dos años junto a un mago negro de París. Marc Bolán murió víctima de un accidente de trá fico. Como veremos este tipo de muertes es casi «ha bitual» entre los practicantes de las satánicas artes.
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UN NEGOCIO RENTABLE «¿Y si la cultura del Rock en su to talidad fuera sólo humo de paja, prendido por las compañías discográficas y por las mismas estrellas del Rock? A ü ce C ooper había m anifestado: “Tengo un instinto básico a mi favor que no podrán destruir: la codicia.”» J e rzy K o sin sk y
A lgunos mueren de hambre en este mundo porque no saben ni mentir ni robar, ni m atar m ientras que otros son colm ados de riquezas hasta el ab surdo porque sirven al dem onio des tructor y homicida. L o u is Cattiaux
Intim am ente conectada con los mensajes subliminales, una de las características más sobresalientes de la Música Rock es sin duda alguna su aspecto vio lento y agresivo. Este rasgo, presente sobre todo en el llamado «Rock D uro», contrasta sensiblemente no sólo con la música clásica, sino también con la mú
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sica m oderna anterior al Rock que era, en cierto m odo, más rom ántica, más suave. Como escribe Jerzy Kosinski en su novela El Millón, * «Había algo que le preocupaba enorm em ente y seguiría preocu pándole. Se trataba del aspecto oscuro, violento del Rock. Vio Gimmie Shelter, el film del concierto de los Rolling Stones en A ltm ont (California)..., los Angeles del Infierno, alquilados por los promotores como servicio de orden de un festival que se convir tió en una exhibición de brutalidad y terror que ter minó con la m uerte de un joven negro y muchos lesionados». Las agresiones, las cargas policiales y los ataques de histeria han acom pañado a la música Rock desde sus inicios. Junto a la violencia del Rock suele encontrarse casi siempre la droga. En numerosas ocasiones, cuando se trata de las llamadas «drogas duras», és tas pueden haber sido adem ás las causantes de la m uerte de artistas y fans. E n su novela, Kosinski lo refleja en los pensa mientos del protagonista, O sten, con las siguientes palabras: «Odiaba el hecho de que dos de sus ído los, Janis Joplin y Jimmy Hendrix m urieran por abu so de drogas cuando estaban en la cúspide de su po pularidad y su facultad creadora». D evon W ilson, m usa y am iguita habitual de Jimmy H endrix, para quien éste había escrito la ma * Hay traducción española en Ed. Argos Vergara, 1982
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yor parte de sus canciones, heroinómana empeder nida, pereció misteriosamente poco después, En me nos de un año morirían también varios de ios ami gos más allegados de Hendrix, como si sobre ellos hubiera caído una maldición. También han ido muriendo a consecuencia de las drogas figuras como Brian Jones, uno de los inte grantes iniciaíes de los Rolling Stones, Keitfa Moon, del grupo de Rock duro The Who, Mama Cass, de The Papas and The M amas, la cantante Janis Joplin, John Bonham del grupo de Rock duro Led Zeppelin, Tommy Bolín, de D eep Purple, Sid Vicious, e! bajo de los Sex Pistoís o el legendario Jim Morrison, cantante de Los D oors, entre los más conocidos. Pero, ¿cuántos músicos de segunda fila y, sobre todo, cuántos jóvenes fans han perecido de sobredosis? El negocio de los estupefacientes es, sin duda, el más rentable actualm ente para los grandes trafican tes, y mueve miles de millones de dólares. Ello es su ficiente para que haya quien esté interesado en que continúe e incluso, prospere, a pesar de los planes de algunos gobiernos encaminados a frenar el con sumo de drogas y a perseguir a los traficantes, a pe sar del infierno en que viven quienes caen en la adicción. Por otra parte, corno ya hemos visto, uno de los efectos que puede producir cierto tipo de drogas y que pasa desapercibido por el hombre de la calle y por el mismo consumidor, consiste en abrir el psiquismo a influencias de tipo inferior (léase infernal) entre las que se cuentan las satánicas.
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«La música actual, opina Hans Holzer, a menudo interpretada bajo la influencia de la droga, no está, de hecho, tan alejada de los cantos y de los bailes fre néticos de los Sabbats, y el ungüento con el cual las brujas de antaño se untaban el cuerpo para viajar al Blockberg es el antepasado directo del LSD.» * E n su libro Cabalgar el Tigre ** Julius Evola opi na que «casi podem os hablar de un demonio occi dental de la música». Tras pasar revista al carácter autodestructivo y al proceso de disolución y de de sintegración más o menos patente con que nos en contram os en casi todas las manifestaciones del arte actual (o de lo que actualm ente la gente entiende por a rte ), entre las que destaca la música Rock, Evola se ñala dos vías que va a seguir la música moderna. La prim era, que para nosotros, al menos dentro del estrecho marco del presente estudio carece prác ticam ente de interés, hace hincapié en la tecnicidad exagerada de ciertas manifestaciones de la música, caracterizada por construcciones rítmico-armónicas abstractas, casi siempre en detrim ento de la inspira ción y del sentimiento. No nos quepa la menor duda de que esta tendencia «deshumaniza» la música, con virtiéndola en algo artificial, en disonancia con los re gistros culturales heredados, en algo desnaturalizado y que no puede producir ningún tipo de resonancia en el alma hum ana. *
En la pág. 24 de la edición francesa de su obra Les jactes paien-
nes aujourd’hui
** Pág. 297 de la edición francesa
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La segunda corriente, que Evola califica de «físi ca», se relaciona en muchos de sus aspectos con la danza y con el baile al otorgar una importancia es pecial al ritmo. Esta corriente comenzaría con el Jazz o se apoyaría en él, pasando por el blues, y el Rock and Roll hasta alcanzar su cumbre con el Heavy o Rock duro. «Que la masa de jóvenes que bailan simplemente para “ distraerse” o para “divertirse”no tengan cons ciencia de qué ocurre, no tiene aquí ninguna impor tancia, — escribe Evola— , el cambio permanece y aunque no sea comprendido en su integridad y con todas sus consecuencias, ello no modifica en un ápi ce su realidad.» Efectivam ente, pueden producirse toda una serie de cambios y modificaciones en el psiquismo de aquellos que escuchan música, particularm ente mú sica Rock. Adam Knieste, que há estudiado el tem a desde el punto de vista médico, opina que «el pro blem a central causado por la música Rock en los pa cientes que he tratado se desprende claram ente de la intensidad del ruido, que produce hostilidad, ago tam iento, pánico, indigestión, hipertensión y una ex traña narcosis». «El Rock, concluye este autor, no es un pasatiempo inofensivo, es una droga más m or tal que la heroína». Todos sabemos hasta qué punto los sonidos pue den actuar sobre el ritm o circulatorio de la sangre, la respiración, las palpitaciones e incluso sobre nues tros centros nerviosos. D e un modo inconsciente, el sef hum ano siempre ha recibido las influencias de los
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ruidos de la naturaleza. Estos han actuado sobre su com portam iento y sobre sus estados de ánimo. De ello nos da fe Feré en su Patología de las emociones donde escribe que «las impresiones auditivas tienen efectos sobre la energía muscular, coincidiendo con modificaciones del volumen de los miembros, com probados con el pletismógrafo». Existen ciertam ente ritmos naturales o tradiciona les para los cuales el psiquismo humano está, de un m odo u otro, preparado, un poco como lo está para realizar ciertos trabajos, consumir ciertas comidas, etc... No nos quepa la m enor duda de que el tiempo y la cultura han desem peñado su papel tomando es tos ritmos y sonidos naturales, trabajándolos y enun ciando unas leyes armónicas, elaborando con los años lo que llamamos música. El caso de la música Rock, por sus características particulares que hemos visto e iremos viendo a lo largo de este libro, cons tituye sin em bargo un caso particular. Se presenta más como una degeneración que como una ela boración. Para la m ayoría de los especialistas, procede más o menos directam ente de la música ritual africana que ha ido degenerando a través de América Latina que ha desem peñado un papel de intermediario. Uno de los rasgos distintivos de la música ritual negra se halla en su estructura polimétrica, elabora da de maViera que los acentos estáticos que marcan el ritm o correspondan a acentos extáticos, y que las estructuras rítmicas provoquen una tensión destinada a aumentar un éxtasis ininterrumpido, como escribe
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Evola: «Podemos pensar en efectos específicos com parables a la auténtica música evocatoria africana». Es de todos conocido el carácter netam ente má gico de la música de los pueblos negros. Esta se de sarrolla en medio de complejos y precisos rituales di rigidos por el brujo, generalm ente alguien que cono ce y dom ina toda la fenomenología paranormal que puede producirse durante el ritual. Las relaciones entre música y religión no han sido excesivamente estudiadas ni mecho menos divulga das, y si desde antiguo el arte musical ha constituido un medio lícito y efectivo de elevación espiritual, por la naturaleza dual de este tipo de cosas, tam bién lo ha sido de aturdim iento y evasión cuando no, como es a m enudo el caso ee el Rock duro, de posesión pura y simple. «El hombre actual, ---escribe Evola—, busca sólo abandonarse y atontarse con contenidos extáticos in conscientes y difusos de ciertas experiencias, vividos esencialmente en forma de sensaciones» y más ade lante, «Podemos estimar que es el primitivismo ha cia el cual ha regresionado el hombre, especialmen te el Americano del Norte, lo que le ha hecho esco ger, asimilar y desarrollar por afinidad selectiva, una música con una huella tan primitiva como la música negra, pero que originariamente estaba, además, asociada a oscuras formas de éxtasis»... «La música africana de la que han nacido los principales ritmos de las danzas modernas fue una de las principales téc nicas utilizadas para producir formas de apertura ex tática y de posesión». 73
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En los ritos africanos la técnica de la música sin copada asociada a la danza era, efectivamente, uti lizada para favorecer la posesión de los que bailaban por ciertas entidades. En la música Rock queda, mal nos pese, algo de ello, aunque por lo general caren te de intención o control, control conscientes. «Subsiste algo, — escribe Evola— * el efecto de una suerte de posesión difusa e informe, de carácter colectivo que va más allá de la fachada inofensiva de la “distracción” o de la “diversión” .» El estado de aturdim iento que puede provocar, y de hecho provoca, es el ideal para que puedan ac tuar las fuerzas inferiores y vamos a ver cómo cier tos grupos más o menos manipulados por estas mis mas fuerzas actúan, por decirlo de algún modo, de «inseminadores» de influencias satánicas. Todo ello, veremos, no constituye un fenómeno aislado, sino que forma parte de un complejo proceso de autodestracción, de caída.
* Pág. 204 de la edición francesa
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QUIEN SE OCULTA TRAS EL ROCK?
Al form ular esta pregunta debem os estar cons cientes de que no estam os sim plem ente ante una secta fanática pero infantil sino ante una conspira ción a nivel m undial que lleva siglos trabajando en form a soterrada para aniquilar to d a resistencia hum ana a sus planes de dom inación y explotación. ¿De quién hablam os?, la respuesta es casi obvia, hablam os del SIONISMO MUNDIAL el cual es cudado tras la idea de ser “el pueblo elegido por Jehová”, se siente autorizado para destruir y escla vizar a to d o aquel que no sea ju d ío , que sea un “G oym ”, que en hebreo significa cerdo y que es la palabra aplicada a nosotros los no judíos. No hay que olvidar tam poco que Jehová no es más que otro nom bre para Satanás.
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Aleister Crowley E n el am biente cientifista y racionalista que carac teriza la prim era mitad del siglo XX aparece en el ho rizonte de las sociedades secretas una figura inquie tante y polémica: Aleister Crowley (1985-1947). Considerado el satanista más im portante del siglo XX, él mismo se autodefinió como «La Gran Bes tia» o «666», dos de los nom bres que el Libro del Apocalipsis da al diablo. M iem bro desde 1898 de la sociedad secreta The G olden Dawn (La A urora D orada) en la que influ yó profundam ente, Crowley se consideraba elegido para desem peñar la misión de «poner en marcha po deres ocultos que culminarán hacia finales de siglo». Por lo que sabemos, no se detuvo en detallar si se trataba de poderes «blancos» o «negros». Se veía a sí mismo como una especie de profeta que iniciaba una era de libertad que borraría de la faz de la tierra los restos de un cristianismo represor y caduco. Con Crowley nos encontram os sin duda con un personaje im portante, acaso el más im portante, en la perversión contrainiciática antitradicional. Si nos tomamos el tiem po y la molestia de estudiar las co nexiones detectables entre el Golden Dawn, sobre todo después de que Crowley ingresara en ella y ad quiriera un cierto prestigio y poder dentro de la or ganización, y otras sociedades secretas modernas, ve remos que estas conexiones son mucho más frecuen tes y estrechas de lo que a prim era vista pudiera parecer.
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Por otra parte, y para citar sólo dos ejemplos to talm ente evidentes, no deja de ser curioso que mú sicos como Jimmy Page, líder del grupo Led Zeppelin u Ozzy O usbourne, de Black Sabbath hayan per tenecido (o quizá pertenezcan aún) a esta sociedad. Todo el movimiento ocultista y brujeril anglosajón, que agrupa a infinidad de grupos y grupúsculos, está más o menos directam ente inspirado en las enseñan zas de Crowley y de la Golden Dawn. El mismo Kenneth A nger, famoso por sus espeluznantes films, per tenecería a la G olden Dawn y a él deberíamos los contactos entre los Rolling Stones y esta sociedad. La historia de Crowley y de su influencia en este mundillo es larga y compleja. No podemos aquí más que exponer algunos puntos, los que más nos inte resan dado el contexto en que nos movemos. Tras haber realizado un viaje a Egipto en compa ñía de su esposa, hacia 1904, Crowley escribió un cu rioso librito, El Libro de la Ley, al parecer inspira do por el mismísimo dios H oras. Este opúsculo ex pone las bases de una nueva religión que se exten derá como la pólvora entre los miembros de la Golden Dawn por todo el mundo anglosajón. A raíz de este libro (¿peleado con otros miembros de la Golden Dawn?) Crowley fundaría otra sociedad secre ta: Astrum Argentum. A l año siguiente, Crowley viajó a Asia e incorpo ró ciertas ceremonias, al parecer relacionadas con el yoga, a sus enseñanzas. Poco tiem po después, hacia 1911 en medio de una vida marcada por el escánda lo, Crowley ingresaría en otra sociedad secreta, el
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O .T .O (Ordo Templi Orientis), fundada por el m a són Karl Kellner que propugnaba curiosas enseñan zas de tipo mágico, basadas en la Magia Sexualis de P.B. Randolph. U na de las características de las enseñanzas de la O .T .O . fue sin duda la burda profanación de los sím bolos caballerescos cristianos tradicionales. Al pare cer, Crowley comprendió que «la cruz era el falo» y «la rosa la vagina». En el seno de O .T .O ., Crowley tomó como nombre simbólico el de Bafomet. E n 1920, huyendo de Inglaterra, Crowley funda en Cefalú (Sicilia) la Abadía de Théléne donde te nían lugar orgías sagradas en las que se consumían drogas. A partir de ahora Crowley se hace llamar «La Bestia» y en más de una ocasión declara ser la encarnación del Anticristo. Allí tuvo lugar la muerte de «Poupeé», hija de Leah Faesy y de Raoul Loveday, que hicieron que las autoridades italianas expul saran a Crowley del país. Crowley moriría, enfermo y arruinado, m iserablem ente en la ignominia y el descrédito en 1947. Su m uerte, sin embargo, traería mucha cola. Según algunos autores, Crowley habría perteneci do a la famosa secta de los Uluminati (ver el capítu lo «La O bra del Diablo»). Es curioso destacar que su cara es una de las que aparecen junto con las de otros personajes netam ente antitradicionales en la t^pa del famoso LP de los Beatles Sergeant Peppers. En un artículo del eminente teólogo Alois Mager, decano de la Facultad de Estrasburgo y publicado en la obra dedicada a Satán por los «Etudes Carméli-
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taines» anteriorm ente citada podemos leer: «La prensa inglesa del 2 de diciembre de 1947 ha anunciado la m uerte de Aleister Crowley, el perso naje más inmundo y más perverso de G ran Bretaña, como lo calificó M ister iustice... Antes de partir de este m undo, este septuagenario brujo maldijo a su médico, quien le negaba, con razón, la morfina que él había estado distribuyendo durante su vida a m e nores de edad. Ya que debo morir sin morfina por su culpa —exclamó— usted morirá inmediatamente detrás de mí. Lo cual ocurrió». Lo cierto es que en la actualidad, conscientes o no de ello, Crowley y sus enseñanzas diabólicas tienen muchos más Seguidores de los que nunca la Gran Bestia pudo soñar en vida, incluso Hitler llegó a co nocer la obra de Crowley, notablem ente El libro de la Ley e incluso, parece, a practicar sus enseñanzas mágicas. *
Antón La Vey D om ador de leones, fotógrafo de la policía, pin tor, organista, A ntón La Vey realizó todo tipo de tra bajos hasta que encontró su verdadera vocación: el sacerdocio de Satán. Todos conocemos la célebre película de Román * El lector interesado por el tema consultará el apasionante libro de Trevor Ravenscroft The Spear o f Destiny, ed. Weiser, New York.
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Polansky Rosemary’s Baby que, como por casuali dad, se rodó en la casa de Polansky que hab/a per tenecido a A leister Crowley, todos conocemos tam bién los aún no esclarecidos desagradables sucesos que siguieron al éxito fulgurante del film: el asesina to ritual de la esposa del director, la actriz Sharon Tate, por parte de otro satanista célebre: Charles M anson. No vamos a extendernos en ello ni tam po co en que el siguiente propietario de la embrujada casa moriría también asesinado el 8 de noviembre de 1980. Se trataba de una estrella del Rock: John Lennon. El asesino de John Lennon, M ark David Chapman pertenecía también a una secta, los Born Again Christians, harto conocida en los Estados Unidos por su lucha declarada a la música Rock. En uno de sus panfletos podemos leer que los Beatles «se han hecho tan populares que han llega do hasta el punto de convertir a nuestra juventud a las religiones orientales, abriendo las puertas de una m anera satánica de la que los E E .U U . no saldrán». Difícilmente conoceremos nunca el trasfondo de esta desagradable historia en la que se hace poco me nos que imposible separar a los protagonistas en «buenos y malos». U n gran núm ero de sectas neocristianas, especialmente norteam ericanas, resultan ser, a fin de cuentas, más satánicas que aquellos a quienes declaran la guerra o, al menos, suelen ha llarse en el mismo nivel de ignorancia o inconscien cia, superándolos, sin em bargo, en fanatismo e in transigencia.
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Lo único que quizá debiéramos plantearnos es que si John Lennon murió en manos del joven Champman, éste último salió ileso de tres intentos de ase sinato. ¿Protección divina o mala puntería de ios rockeros satanistas? Pero volvamos a A nión La Vey, polifacético per sonaje que tam bién probó su suerte en el séptimo arte. Porque La Vey tam bién hizo sus pinitos en el cine, interpretando al diablo en R osem ary’s Baby. Fue a raíz de esta película, en la que, al parecer, también contribuyó como «inspirador» o «ideólogo», que La Vey fundó su Iglesia Satánica de San Francisco, en la California Street de esta ciudad, pues al diablo no le falta sentido del humor: Caíi-fornia: hor nos calientes o si se prefiere, hornos de Kali (la dio sa diabólica y destructora del hinduismo). A utor de una Biblia satánica, parodia de la verdadera, La Vey parece haber realizado un estudio de marketing cuando declara que su «religión satánica respeta los deseos egoístas, egocéntricos y lúbricos de la mayo ría de los humanos». Los años han ido pasando y la Iglesia Satánica de La Vey, un próspero negocio, va viento en popa, lo cual no ha pasado desapercibido por otros aventure ros más o menos perversos. Es el caso de un joven de 22 años. James Guíhrie que junto con su esposa Lina fundó en Cincinnati la Iglesia Satánica de Cíncinnati en la que tienen lugar misas negras, se ado ran cruces invertidas y se recitan oraciones al revés. Las representaciones y fechorías de este par de dia bólicos jovenzuelos alcanzaron una tal resonancia
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que un buen día se vieron perseguidos por la justi cia: fueron denunciados por la Sociedad Protectora de Anim ales a causa de sus sacrificios sangrientos. ¡Fue la venganza de los pollos!
Wicca Según el evangelizador am ericano John Todd, acérrimo enemigo del Rock y del ocultismo, cuando un grupo desea obtener un éxito extraordinario con uno de sus discos, antes de que éste sea lanzado al m ercado, es sometido a una ceremonia de Magia Ne gra en el seno de un grupo de brujos. Para este co nocido predicador, en el transcurso de la ceremonia se asignan unos demonios al disco en cuestión que se van a encargar de acompañarle hasta el mismo ho gar de aquel que lo compre: «Si uno compra un tal producto — ha declarado, acompañado de un ritual de brujos, recibe en casa a estos demonios. ¡Si Ud. com pra un disco de Rock, hay una gran posibilidad de que con ello entre en su casa un demonio!» Lo mismo opina, por otra parte, Ulrich Baumer. Para la m entalidad m oderna, materialista y posi tivista, no nos cabe la menor duda de que afirmacio nes tan categóricas como las de James Todd pueden resultar poco menos que disparatadas. Con todo, de bem os adm itir que, como dice el refrán «cuando el río suena, es que agua lleva». Al parecer cierto núm ero de ceremonias de «pro tección» o de «hechizo» de discos de Rock han sido
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realizadas por miembros de Sa sociedad de brujos más famosa y numerosa: W íCCA. Según eí padre Regimbal, varios de Sos estudios más im portantes en los que se graba música Rock (The Zodiac Productions, Capitel Records Inc, Aristo Records, The A t lantic Productions, etc.,.) están controladas por la agencia W ICCA o, simplemente, le pertenecen. Según la revista Bonum Certamen (1) «Existe en los Estados Unidos una asociación llamada WICCA cuyos adeptos están consagrados al diablo. Edita los discos de Rock firmados por Alice Cooper, que tra ducen el estado anímico de los desviados de Lucifer. Antes de ser comercializados, estos discos son con sagrados a Satán en el transcurso de una misa negra».
(1) n" 67, mayo-junio de 1983
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ALGUNOS TEMAS CLARAMENTE SATANICOS «H ey, H ey, H ey, el Rock and Roll nunca podrá morir, hay en él mucho más de lo que puede abarcarse con los ojos.» N eil Y ou n g - ín to the b lack
Uno de los álbumes de Rock más marcadamente satánicos, y también uno de los primeros en hablar abiertam ente del diablo, es Their Satanic Majesties Request (El ruego de Sus Satánicas Majestades) de los Rolling Stones, al parecer inspirado por el mis mísimo A ntón La Vey, sacerdote de Satán. En su prim era canción, Citadel (Ciudadela) se ha bla de banderas que tienen izado el billete del dólar (algo más que un símbolo), de campesinos «numera dos» y de «Biblias que maldecimos». El billete del dólar, repleto de simbolismo masó nico, contiene según el padre Regimbal el símbolo de una sociedad secreta que dominaría el mundo, combatiría a la Iglesia y controlaría el negocio del Rock: Los Illuminati. Volveremos a hablar de ellos en el capítulo «La obra del diablo».
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Ya hem os tocado, al hablar del hombre m oderno encerrado en su «caparazón», el tema de la tenden cia, esencialm ente antitradicional, a convertir al hom bre en un m ero núm ero de carnet de identidad. Si existiera un plan elaborado de control y m ani pulación a nivel planetario, necesariamente debería pasar por la «numeración» de cada individuo. Los Stones parecen «profetizar» este tipo de ser en su tem a 2000 Man (El hom bre del año 2000) cuan do cantan: «Well, my ñame is a number, a piece o f plástic film .» «Sí, mi nom bre es un núm ero, un pedazo de pe lícula plástica.» Esta canción delata tam bién la influencia de la ciencia ficción, sin duda el género literario actual en el que más información podem os hallar sobre «la lu cha de los hijos de la Luz y los hijos de las Tinieblas». «Though my wife still respects me I really missue her. I am having an affair with a random Computer.» «Aunque mi esposa aún me respeta, yo la mal trato. Tengo un asunto (un rollo) con una compu tadora.» O tro de los temas de este mismo álbum, Sing this all together (See what happens) (Cantemos esto ju n tos (a ver qué pasa), nos recuerda ciertas prácticas de tipo mágico que se realizan en grupo en las que
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se traía de «abrirse» a los «efluvios de los ángeles». Ya hemos visto en qué suele consistir este «abrirse». «Why don’t we síng the song ali together Open our minds, let the pictures come A n d if we cióse all our eyes together Then we will see where we are Corning on.» «Por qué no cantamos la canción todos juntos A bram os nuestras mentes, dejemos afluir [las imágenes] Y si cerramos todos nuestros ojos juntos Verem os entonces de dónde venimos.» Esta canción nos recuerda a uno de los temas de un célebre álbum colectivo «Llena tu cabeza de Rock», llamado Come to the sabbath, o sea: Ven al Sabbath. O tro álbum del mismo grupo en el que son fre cuentes las alusiones al diablo es el célebre Beggars Banquet (Banquete de mendigos). En él aparece una de las canciones más ricas en simbolismo satánico: Sympathy fo r the devil (Simpa tía por el diablo). La letra dice así: «Pleased to meet you Hope you guess may ñame But what’s puzzling you Is the nature o f my game.» «Encantado de encontrarte Espero que conozcas mi nombre Pero io que te desconcierta Es la naturaleza de mi juego.»
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Esta canción, que sonó por prim era vez en 1968, un año maldito por más de una razón, constituye una verdadera presentación a nivel mundial del diablo, así como un com plem ento del célebre álbum blanco de los Beatles. Ya dijimos que Sympathy fo r íhe devil se había convertido en el himno de los satanistas. E n este tem a, el diablo se declara «hombre de ri quezas y buen gusto», que «anda rodeado desde hace muchos, muchos años», que «ha robado el alma y la fe» de muchos hom bres y es responsable de la m uer te del Z ar y de Kennedy, dos muertes de las que tam bién se ha responsabilizado a Sos Illuminati. «Como cara y cruz son lo mismo —-canta una de las estrofas— llámame simplemente Lucifer, pues es toy necesitado de algo que me contenga»... «O haré que se pierda tu alma.» O tro tem a bastante inquietante del mismo L.P. es Prodigai Son (El hijo pródigo), una burla de la cé lebre parábola evangélica. Un ejem plo famoso de manipulación satánica deí Rock lo constituye la canción Fire on High del gru po Electric Light Orchestra. Se trata, según la opi nión de Paul Regimbal, que ha preparado y comer cializado una cassette en que lo demuestra, «de una dem ostración práctica preparada especialmente para los estudios de radio y producción a fin de iniciar a los productores en una nueva dimensión musical: la música reversible y el mensaje subliminal. En el tema de Electric Light Orchestra podemos, una vez pasado a cinta, rebobinándola y pasándola al revés, a la misma velocidad:
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«La música es reversible, pero el tiempo no. Vuél vete, vuélvete, vuélvete.» (Music is reversible, btít time is not. Turn hack, turn back, turn back.) El ejem plo más alarm ante, sin embargo, nos lo proporciona uno de ios temas más conocidos del gru po Led Zeppelin: Stairway to Heaven. En él ya se nos avisa de que «cause you know sometime words have two meanings» (Pues ya sabes que a veces las palabras tienen dos sentidos). Ei tem a en cuestión nos había de una Lady, una «señora» o una «Madonna» que compra una escale ra para ir al cielo. Una de sus estrofas dice li teralm ente: «The's a feeling 1 gct when ! look the West.» (Que sensación tengo cuando miro a Occidente.) A pesar de la esforzada y bienintencionada inter pretación de Regimbal, desconocedor del simbolis mo esotérico tradicional, no nos cabe la menor duda de que en este tem a se alude tanto a la heroína (la Dama para la cual todo lo que brilla es oro) como a la M uerte y todo cuanto la rodea. ¡Qué sensación debe sentir Satán cuando mira ha cia Occidente y ve una juventud diezmada por la droga! Por otra parte, «la Dama para la cual todo lo que brilla es oro» podría ser la m ente del hombre, su in teligencia separada de Dios, que cae una y otra vez 89
en las tram pas de las apariencias. Con todo, esta es trofa no deja de recordarnos a «La Signora», «mu jer muy herm osa que solía manifestarse con su des lum brante vestido de oro», encarnación del Diablo que presidía el aquelarre en la novela La Strega (La Bruja) de Pico della Mirandola. La estrofa más subversiva de este tema es, sin em bargo, una que nos explica que hay dos caminos o dos campos por los que ir (There are two paths you can go by), pero en el largo caminar huí in the long run), todavía hay tiempo de cambiar de camino (the re is still time to change the road you are on). En el caso en que no entendiéram os de que nos habla, el flautista nos invita a ir con él (In the case you don ’t know, the piper’s calling you to join him ), a alcanzarle. M ientras oímos estas dos últimas frases si pasamos la cinta al revés, nos encontramos con una orden de tipo hipnótico que nos desvela quién es «el flautis ta»: «Vive para vivir para Satán» (Live got to Uve fo r Satan). Poco antes, cuando cantaban «there is still time to change the road you are on», escuchando el disco al revés, podíamos oír claramente: «My sweet Satan, no other made the path» (Mi dulce Satán, nin gún otro hizo el camino). La canción acaba con otras frases no menos enig máticas: «A nd as we wind or down the road our shadow ’s taller than our soul, there walks a lady we all know, who shines white light and wants to show how everyting still turns to gold». (Y a medida que des cendemos por el camino, nuestras sombras se hacen
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mayores que nuestras almas. Allí pasea una dama que todos conocemos que brilla con una luz blanca y que desea enseñarnos como todo puede transfor marse en oro.) Ya hablamos, al principio de este libro, dé! grupo Black Oak Arkansas. En su tem a «When Electricity Carne to Arkansas», que fue grabado en directo, apa recen en un m om ento dado unos ruidos ininteligi bles. Cuando se escucha este trozo al revés se puede apreciar un extraño mensaje: «Satan.., Salan,.. Satan... he is g o d ... he is god... he is god ...» (Satán... Satán... Satán... él es dios... él es dios... él es dios...). Acto seguido, se oyen unas risas. Las iniciales de este grupo, B.O.A. aluden tam bién a ese símbolo satánico por excelencia que es la serpiente.
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I
LA LENGUA DE LA PERVERSION «... Y de dolor se mordían las len guas y blasfemaban del D ios del cie lo a causa de sus penas y de sus úl ceras, pero de sus obras no se arre pentían.» A p o c a lip sis X V I-11
A más de un profano le habrá chocado el famoso símbolo de los Rolling Stones que nos presenta una boca que saca la lengua. Todos recordamos cómo de pequeños se nos prohibía sacar la lengua «porque hace feo», pero casi nadie se ha parado a reflexionar en el complejo simbolismo de la lengua. Como todo símbolo, el de la lengua es un símbo lo dual. Al poseer la forma y, en cierto modo, la m o vilidad de la llama, a menudo ha servido para sim bolizar el espíritu. Pero no hemos de olvidar que si hay espíritu del bien, tam bién lo hay del mal. Si exis te un espíritu de la luz, también existe un espíritu de las tinieblas. La llama del fuego puede ser o destruc tora o purificadora. Por otra parte, asociando la lengua a la palabra, se ha dicho que su poder mágico es ilimitado. Puede ser creadora, edificante o, al contrario, destructora,
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desintegrádora. Puede ser «justa» o «perversa» (Pro verbios, XV-4), o sea, en términos de magia, blanca o negra.
F k ■ I «El castigo in fern al de los siete p ecad o s capitales» del G rm u i Ctilendrier des Bergers (1 4 % ).
En el mismo Libro de los Proverbios leemos que «La m uerte y la vida están en el poder de la lengua» (XVIIÍ-21). 94
En el Nuevo Testam ento (Hechos de los A p ó sto les II-3) nos encontram os con «lenguas de fuego» que simbolizan al Espíritu Santo, Sin duda, las lenguas, con que eos encontramos ahora en un buen número de actuaciones de música de Rock no sean sino su más horrorosa parodia. Ya la Haggadah hebrea nos habla de «la mala len gua», «lachoneh ha Raa», una de las cuatro plagas que causan la perversión del m undo, noción que sim bólicamente está muy cerca de los cuatro jinetes del Apocalipsis. Para Ulrich Baüm er, la lengua sería «un símbolo pagano de adoración demoníaca». Si profundizamos en la iconografía harto extensa de! Príncipe de las ti nieblas, veremos cuál es la clave del simbolismo ne gativo de la lengua: la serpiente. «Y la serpiente era la más astuta de las bestias» —dice la Biblia (Génesis IIÍ-1). A la pregunta de Yahvé «¿Por qué has hecho esto?», Eva responde «la serpiente me sedujo (o me engañó) y comí». «Por haber hecho esto, maldita serás entre todas Jas bes tias» le dice Yahvé a la serpiente como trasponién dole la maldición que en otras tradiciones se refiere al ángel caído. Las relaciones entre la serpiente y la sexualidad han sido de sobras estudiadas para que nos detenga mos aquí en ellas. Si en el cuadro de la simbólica cris tiana la serpiente es el símbolo más típico de Satán (quizá más que el dragón que, en cierto m odo, es su sinónimo simbólico), la serpiente es el antagonista por antonom asia de la Virgen. Profetizada por el G é 95
nesis («Entre tu linaje y el suyo, éste te aplastará la cabeza» (Génesis III-15)), a menudo se ha representado a la Virgen María aplastando a la serpiente: virginidad-sexo.
Fig. 2 A rc a n o X V del T a ro t d e M arsella, «Le D iable».
D e hecho, el único animal que saca la lengua de un modo provocativo es la serpiente. A menudo, su
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lengua es bífida, como la del diablo en algunos gra bados medievales, A nivel simbólico, sacar la lengua es como una profanación, es como descubrirse el sexo provocando a quien io mira, invitándole desca radamente al coito bestia!, a la posesión diabólica y destructora. No por nada en la iconografía hindú se
Fig. 3 « A h o rcad a po seíd a p o r los d em onios» de la R epresenlalione delta passione (1520).
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representa a la diosa Rali, í& destructora, sacando la lengua. Otro ejem plo harto revelador a nivel simbólico lo constituyen los ahorcados. Recordemos que éstos morían sacando la lengua y en erección. No olvide mos tampoco que los nobles de sangre no podían ser ahorcados: debían ser decapitados. O tro símbolo asociado a la caída y a la serpiente que reencontram os en reelaboraciones mitológicas y folklóricas lo constituye la manzana. Fue el acto de «morder la manzana» lo que motivó la caída de nues tros primeros padres. Por otra parte, esta manzana mordida es el símbolo de Apple, una de las más im portantes compañías discográficas perteneciente, al menos en parte, a los Beatles. Con todo, a pesar de la ignorancia que a nivel sim bólico nos condena nuestra educación, aún regaña mos a los niños pequeños que sacan la lengua, y les explicamos que a Blancanieves la engañaron con una m anzana...
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LOS SANTOS DE SATAN «Los caminos son infinitos, el único que no es válido es la religión ca tólica.» N in a H agen
«El último grado de la jerarquía «contrainiciática» está ocupado por los llamados «santos de Satán» (awliya er Shaytan) que son, en cierto modo, lo con trario de los verdaderos santos (awliya er Rahman) y que manifiestan así la expresión más completa po sible de la «espiritualidad al revés»,* escribe Rene Guénon. Estos personajes gozan de algunos de los atribu tos característicos de los santos: los santos están en relación directa y constante con Dios (Romanos 1-7, Corintios 1-2, Colonenses 1-2, etc...), los «santos de Satán» están, a su modo, en contacto más o menos directo y constante con el Diablo. Los santos obser vaban una piedad ejem plar, los «santos de Satán» se caracterizan por los malos modos, la blasfemia y la impiedad. Los santos se distinguen por su carísima y * E l Reino de la Cantidad y los Signos de ios Tiempos, pág. 353 de la edición francesa.
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su bondad, siendo objeto de culto por parte de los fíeles y desem peñando un papel de intermediarios entre éstos y la divinidad. Los «santos de Satán», que gozan tam bién de un cierto carisma, harto distinto sin em bargo, se caracterizan por su tendencia a la violencia y al mal, y son también objeto de una ver dadera veneración por parte de sus «fans». E n tre los numerosísimos grupos dedicados al Rock, en especial al Rock duro, sólo podríamos ca lificar de «santos de Satán» a unos pocos. La mayo ría de ellos son lo que podríamos llamar «satanistas por inconsciencia», seguidores y propagadores in conscientes de una moda conscientemente prepara da por unos pocos. Si algunos de los grupos (o de sus miembros) que vamos a enum erar son realm ente «santos de Satán», no creamos que todos ellos alcanzan esta categoría. Muchos participan de un movimiento, de un plan que ignoran, hacen de m ediadores, de transmisores, sin enterarse.
Black Sabbath El nom bre de este grupo no puede ser más reve lador: «Sabbat negro». Este grupo se constituía en 1969 en Birmingham y al cabo de un año escasamente alcanzaba su pri m er gran éxito mundial con el tem a «Paranoid» com puesto, al parecer, en sólo diez minutos. Ozzy O usbourne, líder del grupo, ha declarado en
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más de una ocasión que nunca compuso música sin estar en estado de trance: «Un poder sobrenatural me utiliza para escribir Rock and Roll. Espero que no se trate del poder del Diablo, Satán, pero...». Bob Larson, considerado en los Estados Unidos como uno de ios cristianos más expertos en música Rock, ha manifestado en reiteradas ocasiones su preocupación por el elevado núm ero de seguidores del grupo Black Sabbath entre los jóvenes cristianos: «Me chocaba encontrarm e con un número cre ciente de jóvenes que se confesaban seguidores de Cristo comprando y escuchando los álbumes de Black Sabbath a pesar de conocer las tendencias sa tánicas de este grupo. Algunos han intentado inclu so defender a Black Sabbath...». En la revista Circus Magazin (dic. 1971) podemos leer que uno de los miembros del grupo, Bill Ward «tiene el sentim iento de que Satán podría ser Dios» y en Rolling Stone (28 de oct. de 1971) el bajista., Geezar declara ser «el séptimo hijo del séptimo hijo, ser Lucifer y poder ver al Diablo». «Este es un m un do satánico», opina, afirmando además que cree en la reencarnación. La música de Black Sabbath ha sido llamada «Rock esotérico negro». «En sus misas negras —es cribe John Rockwell*— rocían un cuerpo desnudo con sangre de gallina. También en su prim er L.P. está reproducida la cruz de Cristo, pero justo al re vés, es decir, con la cabeza hacia abajo.» * Trommel-Feuer Asslar, 1983, pág. 70
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E n su L.P. Heaven to Hell aparecen una serie de letras que tratan de demonios, brujas y ángeles. Ronnie James Dio insiste en que Black Sabbath «no es un grupo alegre, divertido». Según el com positor principal del grupo, Tommy lom m i, «la magia negra y la brujería son necesida des legítimas y no chorradas». Por otra parte, algunos de ios temas de Black Sab bath llevan títulos tan reveladores como «No temas ai segador» (D on’í fear the Reaper), «Funeral eléc trico» (Electric Funeral), «Nacimiento negro» (N ativity in B lack), etc... E n la cubierta del L.P. «Reflections» de este gru po podem os leer: «M ientras que por todas partes tiene lugar el bai le infernal de tonos y figuras el cantante Ozzy Ousbourne contem pla esta imagen no sin orgullo.» «Le recuerda el año 1969 cuando junto con sus amigos de juventud de Birmingham, G ran Bretaña, funda el grupo Black Sabbath —escribe Uirich Baumer. Y a en el prim er L.P. conjuraban a Satán, quien, en efecto, acudía realm ente. Les prom etía éxitos en el mundo entero a condición de que actua ran cada año en el día del gran Sabbath. Hasta la fe cha, ambos han mantenido su palabra»... «Y tú, hom bre loco, que tienes este L.P. en tus manos, has de saber que con ello has vendido tu alma, ya que p ronto serás atrapado por ese ritmo infernal y por la fuerza diabólica de esta música. Esta m ordedura mu sical de tarántula te dejará bailar sin fin, sin pausa.» A parte de este inquietante mensaje, Black Sab102
baíh es famoso por realizar su «apostolado» a través de «badges», pegatinas y camisetas. Las más curio sas son unas cuyo contenido no puede ser más reve lador: «Estoy poseído por Black Sabbath». El negocio «paralelo» de las chapas (badges) y ca misetas tam poco es moco de pavo. Recordemos, an tes de hablar de ellos, que los Rolling Stones obtu vieron durante una de sus últimas giras por N ortea mérica más beneficios en concepto de ventas de ca misetas y chapas que con las entradas vendidas. A pesar de ello, lograron un lleno total en todas sus actuaciones...
Los Rolling Stones Los Rolling Stones constituyen una de las forma ciones de Rock que m ejor han aguantado el paso del tiem po, m anteniéndose siempre en los primeros puestos de las listas de éxitos. Mick Jagger, líder del grupo, gana al año el equivalente a unos dos mil mi llones de pesetas sólo con los derechos de autor de sus canciones, unos tres mil millones por la venta de sus discos, y se reparte unos seis mil millones con sus compañeros de grupo en cada gira. Propietario de la mayoría de acciones de varias ca sas discográficas, Jagger posee asimismo fábricas de motores, automóviles, plásticos y acaba de adquirir una factoría de derivados pesqueros en Japón. Tie ne lujosas mansiones en todo el mundo y un fastuo so castillo en Francia.
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AS parecer Mick Jagger y Keith Richard fueron iniciados en la Magia Negra por Kenneth Anger, uno de los satanistas más reconocidos mundialmente, dis cípulo de A leister Crowley, a través de dos amigas, M arianne Faithfull y Ánita Pallemberg, dos conoci das brujas inglesas. Por otra parte, en el libro Up and Down with the Rolling Stone se mencionan a menudo las relaciones entre este grupo y A ntón La Vey, de quien ya he mos hablado, fundador de la Iglesia Satánica de los Angeles (California). En este libro se habla del film Lucifer rising (El nacimiento de Lucifer), explican do que Mick Jagger se interesó por el papel de Lu cifer, Keith Richard por el de Belzebú y Bobby Beausolei!, que perteneció al clan Manson y en este m om ento cumple una condena por asesinato, por el papel del protagonista..* Jagger compuso el tema lnvocation o f rny Demon Brother para Lucifer rising. Citarem os aquí unas declaraciones de Richard O ldham , el m ánager de los Rolling Stones: «Hay maestros de Magia Negra que opinan que somos sier vos de Lucifer casual e inconscientemente. Otros creen que nosotros mismos somos Lucifer».** H asta el Newsweek denominó a Mick Jagger, en su edición del 4 de enero de 1971, el «Lucifer del Rock», el «guía no-santo», hablando de su «fuerza demoníaca de manipular a las personas». ■ Keith Richard, por su parte, ha observado que con * Circus Magazine, 17 de marzo de 1977 ** Rolling Stone ¡Magazine, 19 de agosto de 1971
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frecuencia los tem as de los Stones «nacían espontá neam ente», como en una inspiración en «una sesión de espiritismo». A l parecer, las melodías salían de ellos, en muchas ocasiones, cuando eran «un médium abierto y dócil».* Basándose en un informe sobre Rock satánico de la United Press International, el periódico Detroit News (24 de diciembre de 1981) notificó que el títu lo Sympathie for the devil de los Rolling Stone se ha bía convertido en el himno no oficial de los satanistas y que Jagger es conocido por el «Lucifer del Rock».
KISS La idea de m ontar el grupo Kiss partió de dos ami gos del barrio de M anhattan, Gene Klein y Stanley Eisen. Ambos músicos comenzaron tocando Rock Heavy hacia los trece años. Conocieron al batería Peter George John Criscuola gracias a un anuncio en la revista Rolling Stone que decía, poco más o m e nos: «Batería que quiere conseguirlo haciendo lo que sea necesario». U na de las «rarezas» más curiosas de este grupo la constituye el cambio de nom bre de sus com ponen tes (ya vimos lo que esto significaba al hablar de la contrainiciación). G ene Klein pasó a llamarse Gene Simmons y a * Rolling Stone Magazine, 5 de mayo de 1977
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ser «el hom bre-vam piro». Stanley Eisen dejaría de serlo para convertirse en Paul Stanley, «el hombre estrella», Paul Frehley sería Ace Frehley, «el hom bre del espacio» y Peter George John Criscuola se ría Peter Criss, «el hombre-gato». La discografía de Kiss comienza precisamente por un L.P. llamado Kiss, siglas que algunos autores in terpretan como Kings in Satan Service, «Reyes al ser vicio de Satán». El segundo, Hotter than Hell, «Más caliente que el infierno», vendió nada más salir cien tos de miles de copias, pero el L.P. que marcó su consumación fue Dressed to Kill, «Vestidos para matar». Si seguimos esta secuencia obtenemos un curioso mensaje: «Reyes al servicio de Satán más calientes que el infierno vestidos para m atar.» Es difícil pen sar que se tra ta de una casualidad. Del próximo L .P ., Alive, se vendieron sólo en los Estados Unidos casi cinco millones de copias. En su portada aparecía una instantánea del grupo en direc to y en la contraportada la Kiss Army. Las fotos eran de un personaje inquietante, Fin Costello, famoso como mago negro y colaborador habitual de los gru pos Black Sabbath y D eep Purple. Cada m iem bro del grupo escribió en un pedazo de papel lo que deseaba a sus fans y los cuatro tro zos fueron publicados en Alive. Ace Frehley decla raba, entre otras cosas: «Cuando toco la guitarra en directo es como si hiciera el amor. Gracias por ayu darm e a despegar». Peter Criss decía algo aparentem ente absurdo
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como «debiérais m eter vuestras uñas en este álbum»; algo, sin em bargo, que aquellos que estén algo fami liarizados con la magia com prenderán enseguida. Simmons, por su. parte, decía: «sangro por ti y res piro las llamas por ti, y si te maravilla que me com porte corno un loco, ... io seré». Hacia las Navidades de 1975*1976, tras haber ven dido sólo en ios Estados Unidos más de veinte mi llones de sus discos, los Kiss estuvieron preparando D estróyer (D estructor) que fue producido por Bob Ezrin, conocido en ios medios satánicos, que fue asi mismo coautor de uno de los temas, Beth, la inicial de Belcebú, la letra maldita de la dualidad. Chuck Pallard, periodista y gran conocedor de la escena rockera describe uno de los fetiches de Gene Simmons, miembro del grupo Kiss. «En cuanto al guien nom bra las fotografías él enseña enseguida al gunos ejemplos de sus más recientes éxitos. Cada una de ellas m uestra a una de las «groupies» de as pecto fantástico que «trabajaban» para él y con las que compartía la habitación de hotel» (*). En otra ocasión Gene Simmons manifestó: «Kiss habrá tenido, seguram ente, más chicas que cualquier otro grupo, y tengo fotos para dem ostrarlo»... «Hoy en día todo el mundo está tan pervertido como yo. Y yo puedo salir y cantar y estar tan normal y tan enfermo como lo estoy normalmente» (**). Peter Criss ha declarado: «Me considero a mí mis * Hard Rock M agazin, junio de 1978 ** Circus Magazin, 7 de julio de 1977
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mo malvado. Creo tanto en el diablo como en Dios. Se puede utilizar a cualquiera de los dos para conse guir cosas.» Pero ¿no recordamos que éste mismo músico afirm aba que «quería conseguirlo haciendo todo lo que fuera necesario»? Sin duda, tanto él como sus compañeros hicieron «lo necesario» para ganar tantos millones de dólares.
AC/DC En una entrevista concedida en Tokio al periodis ta Philippe Chalumeaux para la revista Rock and Folk, Brian Johnson de AC/D C le confesaba que nunca ensayaban. Para este periodista, una de las canciones de AC/D C habla del infierno: «Cuando se invoca a Satán todas las noches que Dios hace, se vis te uno de ceremonia. Lucifer exige...». «En el Budokan, A C /D C estaba indeciso entre la misa negra cataciística y el simbolismo sexual gritón y la desnudez total, sin acabar de decidirme en nin gún m om ento.»
Crosby, Stills, Nash and Young H e aquí la opinión de John Todd a propósito de este grupo: «Es notorio que David Crosby (Crosby Film s), N athan Young, G raham Nash, en suma todos los grandes productores de Rock and Rol! son miembros
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de una «iglesia» satánica y que la gran mayorfa de los grupos de rock están inscritos como miembros en una u otras religiones luciferinas. Cuando producen un disco o han de com poner nuevas canciones, pi den a los sacerdotes y sacerdotisas de su templo que em brujen sus obras para que tengan mucho éxito. Cuando los ritos consagratorios han sido realizados, y que los discos están poseídos*, muchos demonios quedan encargados de ejecutar sus órdenes... No es, pues, de extrañar que una influencia demoníaca se deje notar en el auditor bajo las formas siguientes: irritabilidad, espíritu de revuelta, lenguaje obsceno, blasfemias, tendencia al suicidio.» Los Eagles A nadie se le hubiera ocurrido que los dulces E a gles podían tener algo que ver con el diablo si no fue ra por los trabajos de Paul Crouch. Para John Rock well** «Los Eagles son el m ejor ejem plo de un grupo en el que m andan ios esquemas satánicos. Su música consiste en un canto con mucho sentimiento y el feeling general transm ite un am biente profundo. Las canciones se convierten en éxitos. Y esos son los con tenidos: «Una de estas noches... H e buscado a la hija del diablo. H e buscado a una m ujer que tiene algo de los dos. Siento su proximidad, pero no puedo ha llarla por ningún lado... tú tienes tus demonios, tie * «Envoutés» en el original. Operación mágica de brujería para do minar. (N. de T.) ** Trommel-Feuer, op. cit., pág. 75
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nes tus deseos, pero yo tengo un poco de mí mis m o...». Para John Rockwell, las palabras del tem a Hotel California «están llenas de poder, sobre todo por la música, que entra tan bien. Las palabras se pueden entender e identificar acústicamente bien, sólo que la fuerza psicológica de la música reduce el signifi cado de las palabras que describen un ritual satáni co». Esta música «lleva a que nos excusemos a no sotros mismos cuando la escuchamos. Suprimimos el sentido real de Jas palabras, porque lo que nos atrae son el ritm o, el feeling del canto y de las guitarras. No comprendernos que nos acordamos de partes crí ticas del texto, aunque no hayamos escuchado las canciones desde hace años. A veces, tales recuerdos salen disparados a nuestra conciencia como si algo en nosotros no los hubiera acallado nunca y los hu biera m antenido despiertos». «Así ocurre, por ejem plo, con el tem a Hotel Ca lifornia que dice: «... estamos program ados para recibir órdenes, puedes salirte cuando quieras, pero nunca podrás soltarte.» ¿Cuál puede ser este polémico «hotel California»? ¿El infierno? ¿La Iglesia Satánica de A ntón La Vey, em plazada en la California Street de Los Angeles?
Led Zeppelm Jimmy Page, guitarrista líder del grupo Led Zeppelin, adquirió en 1973 la Boleskin House, una casa
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que perteneció a A leister Crowley y que, al parecer, está poseída diabólicam ente, cerca del Lago Ness, en Escocia. Page colaboró activamente con Kenneth A nger, creador de la película Lucifer Rising. Page es tam bién propietario de una librería eso térica. Cualquiera que esté relacionado con el nego cio de los libros sabrá qué pésimo negocio puede ser una librería esotérica si no es «algo más», si no cons tituye, por decirlo de algún m odo, la tapadera de «algo más». Page declaró que «no había en Londres una librería en la que se pudiera com prar literatura escogida (¿debem os leer satánica?) y buena sobre ocultismo, y estaba harto de tener que rastrear to das las librerías para conseguir los libros después de una larga búsqueda».* Junto con otros grupos, Led Zeppelin financiaron una película irreverente de la Monty Python: los caballeros de la Mesa Cuadrada, en la que se hace burla del Santo Grial. El grupo vería su final en 1977 tras una época de accidentes y desgracias. Al m orir John Bonham, el batería del grupo, se propagó el rum or «de que el cantante R obert Plant (su hijo murió de forma misteriosa) responsabiliza ba de la mala racha del grupo a la obsesión de Jimmy Page».** El LP en que las vinculaciones satánicas de Led Zeppelin salieron a la luz fue, ciertam ente «Led Z ep pelin IV», editado en 1971. En él aparecía una bolsa * H it Parader, julio de 1975 ** Rolling Stone Magazin, 25 de diciembre de 1980
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que contenía el texto de la polémica canción «Stairway to Heaven».* Letras cabalísticas, una pluma encerrada en un círculo mágico, ¿contribuyó todo ello a que el álbum fuera doble núm ero 1 en las lis tas de Inglaterra y Estados Unidos?
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Ver el capítulo «Algunos temas claramente satánicos»
OTROS GRUPOS DE INSPIRACION SATANICA Dark Star En la línea de Black Sabbath, la «Estrella Negra» es un grupo de segunda línea formado por Mick Staines y Dave Harrison. Bad Company Form ada por Paul Rogers, Simón Kinke, Mike Ralphs y Boz Burrell, la «Compañía del Mal» obtu vo un éxito resonante con su prim er L.P., aunque, al parecer, los siguientes constituyeron un verdade ro fracaso. Angel Witch El «Angel-Bruja» es otro de los grupos relaciona dos con Lucifer, el Angel Caído que nunca obtuvo el éxito que buscaba. Su discografía es mínima y the Angel Witch tiene, en los medios rockeros, una cierta fama de perdedores y fracasados.
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Queen O tro de los monstruos del H ard Rock que ha sido denunciado como «satánico» por más de un pastor protestante en los E E .U U . Su líder y cantante, Freddy M ercury declaraba a la revista Circus Magazine (abril 1974): «Querem os chocar a la gente y ser abom inables... Sobre el escenario soy un diablo... Creo que en algunos años estaré loco.»
Deep Purple y Ritchie Blackmore O tro veterano grupo de Rock duro en cuyos te mas han sido halladas connotaciones satánicas es Deep Purple. Su líder y guitarrista, Ritchie Blackmo re, es conocido por participar en sesiones espiritistas y por realizar prácticas ocultas. E n 1975, Blackmore constituyó su propio grupo: Raimbow (A rco Iris). El Arco Iris, símbolo bíblico de la Alianza, ha sido parodiado últim amente por muchos grupos antitradicionales. Señalemos, única m ente, a m odo de ejem plo, que es el signo distinti vo de los gay’s de San Francisco. Ritchie Blackm ore tiene instalado su propio estu dio de grabación en su castillo y afirma que en él ha bita un fantasm a, servidor del dios Baal, que cuenta con más de 4.000 años de edad. Im itadores del grupo Deep Purple son los Demon (D em onio). U no de sus L.P. se llama Night o f the Demon (Noche del Dem onio). Su cantante solista,
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Dave Hill suele salir a escena disfrazado de demonio. Saxon O tro grupo inglés de heavy que vende millones de copias de sus discos es Saxon. Famoso por sus esce nas de violencia, incendian las guitarras sobre el es cenario e incluso, a veces, hacen detonar sus ampli ficadores mediante explosiones de pequeños cartu chos de dinamita. Oriundos del Yorkshire, los miembros de esta for mación trabajaron por separado con diversos grupos antes de consolidar Saxon. E n su tem a Watching the Sky (Mirando al cielo) se adivinan influencias de la célebre película E.T. de Stephen Spielberg, ya que esta canción habla preci samente de Ovnis y extraterrestres. Entre sus temas más sospechosos se encuentran To Hell and back again, Princess o f the Night, Po wer and the Glory.
Ozzy Ousbourne Líder del grupo Black Sabbath, Ozzy Ousbourne m erece que le dediquemos unas líneas. Considerado «el cantante satánico por excelencia del Heavy M e tal», en su carrera en solitario «su imagen corría pa reja a la idea de un dios satánico llegado de lo más profundo del infierno. De nuevo las invocaciones, los 115
cuernos, la sangre y las cruces se pasearon a lo largo y ancho del mundo». E n varias ciudades norteam ericanas se ha llegado a considerar a Ozzy Ousbourne «el enemigo público n° 1», por su aluvión de ratas, murciélagos y gatos m uertos en el escenario. En San A ntonio, Texas, en una ocasión un chico de la audiencia se presentó con una cabeza de buey m uerto en su mano para que Ozzy lo exorcizara. E n algunas actuaciones, Ozzy Ousbourne ha pro vocado al público lanzándole tripas, ojos, pedazos de intestino y órganos putrefactos de animales. M edio en brom a medio en serio, en una conocida revista de música se decía: «¿Sabes cuál es la dieta favorita de Ozzy cuando está descansando en su mansión draculiana? Pues nada más fácil que por las mañanas un zumo de sangre natural, al mediodía murciélagos con patatas y para cenar cuello de galli na al horno con ketchup».
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LA OBRA DEL DIABLO «A l ser lo contrario de la verdadera iniciación, la «contrainiciación» va en el sentido de un aumento del de sequilibrio de los seres cuyo término es la disolución o la desintegra ción»... «El Anticristo debe estar, evidentem ente, lo más cerca posible de esta «desintegración». R en é G uénon
«El hom bre primitivo — escribe Germain Bazin, conservador del Museo del Louvre— vivía sojuzgado por el terror de las fuerzas cósmicas, siempre prepa radas para desencadenársele encima. El hom bre m oderno, al encadenar la naturaleza con la ciencia, se ha liberado del miedo. Ilusión bre ve, pues he ahí que entramos en un tiempo parecido a las épocas más sombrías de la humanidad: tem bla mos ansiosamente bajo la amenaza de catástrofes cuya fatalidad ya no proviene de las cosas, sino de nosotros mismos.» * A medida que el ser humano se va liberando (o * En el número de «Les Etudes Carmilitaines» dedicado a Satán, anteriormente mencionado
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se cree liberado) de «sus miedos» o «sus demonios» va cayendo cándidam ente en la gran Trampa. Lo po demos ver tanto a nivel individual, psicológico, como a nivel mundial. El hom bre no es capaz de convivir con sus miedos, y en vez de profundizar y com pren derlos, huye de ellos, los intenta destruir, vencer, pero lo único que logra, el método que utiliza no es el correcto, es sustituirlos. Pero veamos qué nos dice al respecto Germ ain Bazin: «¿Se ha instalado Luci fer, desposeído de su reino, en el interior de la inte ligencia hum ana, pronto a enfrentarse humana, pronto a enfrentarse incluso con Dios sirviéndose de las fuerzas prisioneras, sin tener la humildad de ad mitir que siempre se le escapará el total encadena m iento de las causas y de los efectos?» «Si nuestra ciencia es múltiple —prosigue, ingen te es el inventario de los conocimientos que ningún cerebro hum ano podrá nunca abarcar. Esta multipli cidad prodigiosa, ¿nos acerca más o nos aleja de la unidad, estado del ser absoluto, del que está exclui do Satán?» Pero nosotros seguimos creyendo en la ciencia. In cluso algunos llegan a pensar que ésta ha substituido a la religión, mientras que otros pretenden «fabricar nuevas religiones basadas en presupuestos cientí ficos». Se intenta un «compromiso» entre ciencia y reli gión que no hace sino delatar la naturaleza misma de dicha «ciencia» y de dicha «religión». No hay que olvidar que Einstein era ju d ío y por lo ta n to trabajaba para la Gran Conspiración Ju d ía
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Internaciona*. sus investigaciones atóm icas dieron al perverso ju d ío un arma poderosísim a, la bom ba atóm ica, con la cual m antener a buen recaudo a un rehén: LA HUMANIDAD. La astucia sionista no tiene lím ites com o tam p o co su perversidad!
Fig. 4. Portada de un famoso libro que denunciaba a los illiminati. El primer personaje es Albert Emstein, arriba, como por casualidad, el símbolo masónico para Jehová mismo que aparece en ei dólar de Estados Unidos, moneda cargada de símbolos esotéricos sionistas que vendrían a delatar el compromiso norteamericano de trabajar en pro de la causa judía y cuyo gobierno dio entusiasta albergue a Einstein y apoyo para desarrollar su terrible arma.
Ignoram os si Einstein fue o no un seguidor de los delirios de la Blavaísky, pero lo que sí nos parece evi dente es que el tan adm irado físico juega inconscien tem ente un papel im portante dentro del plan de la perversión, como de hecho lo han jugado y lo jue gan un gran núm ero de «sabios» modernos adm ira dos, respetados e incluso premiados con el Nobel (in ventor o reinventor de la pólvora, no lo olvidemos). Recordem os únicam ente que el inventor de la lobotom ía tam bién alcanzó tan alto galardón. D e todos es conocida la famosa instantánea en que Einstein aparece sacando la lengua, como desvelán donos cuál sería el alcance de obra: la desintegración diabólica. Si la obra de los Sabios, de los A deptos, era inte gración, la de los sabios de este mundo es desinte gración. Como Escribe Etienne Perrot * «Ya el efec to de la G ran O bra m oderna ha dado su fruto. El nuevo Señor de los Señores ha nacido. Su destello m ortal rasgó el cielo de Asia la mañana del 6 de agos to de 1945,** el día en que la Iglesia celebra la trans figuración de Cristo, llam ada por los griegos «Fiesta de la Metamorfosis». Tres semanas antes, el sabio responsable de la operación «Trinidad», había cele brado la aparición del hijo de los modernos filósofos en el desierto de Alam o G ordo retom ando unas pa * Atalante Fugitive, págs. 11 y 12, París 1970 ** Observamos que, como por casualidad, el valor numérico de este día es 33 (6 + 8 + 1 + 9 + 4 + 5), o sea otra subversión del sím bolo de Cristo como lo es la bomba atómica, o de la divina Trinidad, como lo es la «Operación Trinidad».
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labras milenarias que saludaban la manifestación de un dios: Divi surya shavasya.
Fig. 5 A lb e rt E in stein
en una polém ica
in sta n tá n e a .
«¿No confesó R obert Oppenheim er, movido por esa lucidez tardía que compartía con algunos de sus compañeros: «Hemos hecho la obra del diablo»?»
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ÍNDICE Un singular testimonio ..................................... Las tretas de Satán ............. .................... Coagula et Solve ........................ ......................... La contrainiciación .............................................. Los síntomas de la posesión diabólica ............. Los mensajes sublim inales................................. Un negocio rentable ........................................... ¿Quién se oculta tras el Rock? ......................... Algunos temas claram ente sa tá n ic o s.............. . La lengua de la perversión ............. ................. Los santos de Satán ............................................. (Black Sabbath 100 - Rolling Stones 103 - KISS 105 - AC/DC 108 - Eagles 109 - Led Zeppelin 110) Otros grupos de inspiración satánica ........... La obra del diablo ................... .................... ......
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¿Qué diabólicas maquinaciones se ocultan tras el movimiento Rock? ¿Qué extrañas relaciones unen los grupos de satanismo y magia negra con los líderes del heavy? ¿Qué efectos nefastos puede tener éste tipo de música sobre quienes la escuchan? ¿Qué influencias de bajo astral vehiculan y a qué siniestro plan cósmico obedecen? Desde la óptica guenoniana y tradicional, MUSICA ROCK Y SATANISMO nos desve la uno de los fenómenos contrainiciáticos mas peligrosos de nuestro tiempo, como es el mensaje subUminal que está destruyendo mortalmente nuestra juventud. EDICIONES ARCO IRIS México D.F.