Mundo S.A., Voces contra la globalización 8479489510

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Mundo, S.A.

Diseño de la coleccióf1: Salvador Huertas

©2002 by Ignacio Rar11onet, Susan George, Luke Stobart,

John Pilger, Jua n Ma rtfnez, Esther Vivas, Chusa Lamar ca, Miguel Sanz, Mark o·Brien, Eduardo Galeano, Ángeles Maestro, Carolyn Egan y Miche l l e Robidoux, Gemma Galdon, Arcadi Oliveras,

Mumia Abu-Jamal, Miren Etxezarreta, Christophe Aguiton, EZLN, Naomi Klein, walden Bello, Boris Kagarlitsky, Starhawk y Josep Maria AntentéJS Ediciones de la Tempestad, SL

©de esta edición: 200Z

Ediciones de la Tempestad, SL C/ Pujades, 6 - Local Z

08005 Barcelona Tel: 932 250 439 Fax: 932 212 641

E-mail: [email protected] www. edicionestempestad.com

ISBN: 84-7948-951-0 Depósito legal: B. 5 5 40-2002 .

Impreso en Liberdúpl el, Chiapas, 1993

DESARROLLAR EL SUBDESARROLLO Juan Martínez

Crecimiento, globalización, ¿progreso? Vivimos en la llamada globalización económica, un plato elaborado a partir de los resultados de la revolución informática, la expansión de las tecnologías de la información y la comunicación, la capaci­ dad de alteración de la realidad que incorporan las biotecnologías, y todo ello organizado en base a las políticas económicas deriva­ das del Consenso de Washington, reafirmación del liberalismo económico después de la caída del Este, capitalismo puro y duro. Es una etapa descrita como de "aceleración de la historia". La transformación d_e la realidad (para los que viven en la cresta de la ola) se produce a una gran velocidad, en ella se han rebasado o se están rebasando todos los límites planetarios. En ese sentido, el premio Nobel M. Nieremberg afirmaba que " ... el hombre podrá ser capaz de programar sus propias células con información sintética mucho antes de que sea capaz de estimar adecuadamente las con­ secuencias que tales alteraciones producirán a largo plazo". Esa aceleración se financia con la sobreexplotación de los recursos y con la concentración de la riqueza. En un artículo titulado La recta final del petróleo, expertos en la materia afirman que "nos encon­ tramos a las puertas del punto de inflexión Hubbert en la producción mundial, es decir, que el inicio del declive podría producirse a par­ tir de... 2005". Ese momento, difícil de predecir en un año concreto, significa que a partir de él, la producción no podrá seguir el ritmo de crecimiento de la demanda. Se afirma que "de aquí a unos diez años empezará una era más aleatoria y más costosa, de explora­ ción de lo que los especialistas 1 laman las. últimas reservas"'. Tal vez ese sea el escenario envenenado que estamos legando a las

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futuras generaciones: sabemos que los recursos se encuentran a l limite de s u explotación, las tierras cultivables están a l limite d e su disponibilidad y las fuentes de energía que sirven de base a la sociedad están en fase de agotamiento. La globalización capitalista es ante todo un proceso de concen­ tración de riqueza, de "desregulación", de eliminación de los ins­ trumentos que podrían propiciar l a redistribución de la riqueza y la protección de la producción local frente a la producción global, es un proceso de ruptura de las reglas de juego que permitieron a paí­ ses pequeños concebir la independencia y la soberanía nacional. Se trata de una reedición de los procesos de conquista que condu­ jeron a la época colonial, amparada en los mismos Intereses y en los mismos valores éticos. Como todo proceso de conquista presu­ pone la alteración y destrucción de las bases productivas que uti­ lizan las poblaciones conquistadas y no importa si también a las propias poblaciones; la economía tradicional pierde su valor y sólo a partir de la deseable intervención exterior será posible construir una nueva realidad productiva. La globalización capitalista es ante todo un proceso de empobrecimiento masivo de las poblaciones menos "competitivas", un proceso de exclusión en el que la mayo­ ría de la población pasa a convertirse en "nadie", no aparecen en ninguna estadística y si no existieran el mundo no se resentiría. É se es el mundo que reafirma y construye cada día la globalización, un mundo, como dice Galeano, que "no condena la injusticia, sino et fracaso".

Desarrollo, ¿de qué hablamos? En los albores de la Revolución Industrial, en el año 1776, Adam Smith publicó el libro la riqueza de las naciones, donde sentaba las ideas económicas base sobre las que habría de estructurarse la nueva sociedad. Haciendo bandera del crecimiento económico, caracterizaba la división del trabajo y el comercio como sus moto­ res principales, afirmaba que la producción debía de estar guiada por la "mano invisible" del mercado y que cualquier intervención

Mundo, S.A. 1 47 del estado que redujera su papel, debía ser socialmente repudiada. Consideraba a los gobiernos como ineficaces y generalmente corruptos, cuyas funciones debían de concluir en el ejercicio de la ley, el orden y la defensa2• Para Smith, el crecimiento económico era el resultado de la Inversión, y ésta sólo era promovida desde una clase social, los capitalistas; consideraba que toda la riqueza generada que no fuera a parar a ellos se traduciría en una pérdida de oportunidad, describía las estructuras feudales como parasita­ rias y consideraba que los salarios de los trabajadores debían man­ tenerse en el límite de la subsistencia, de forma que garantizaran sólo la reproducción de la fuerza de trabajo. Se trataba de liberar los máximos beneficios para que los capitalistas generaran inver­ sión: "la acumulación de beneficios en manos de los capitalistas es el motor de la sociedad". A principios de los años 90, más de doscientos años después de las teorías de Smith y a raíz de la caída del muro de Berlín, la triun­ fante economía capitalista -y en su nombre los círculos de poder económico y político- se propusieron formular un decálogo de medidas económicas que permitiera juzgar la actuación de los paí­ ses y facilitar la acción de los organismos económicos y financie­ ros internacionales. Un decálogo de buena conducta que se con­ cretaba en "disciplina presupuestaria, cambio de prioridades en el gasto públ ico, reforma fiscal hacia bases imponibles amplias, libe­ ralización financiera, tipos de cambio competitivos, liberalización comercial, apertura a las inversiones extranjeras, privatización de los sectores públicos, desregulación de la economía y garantías al derecho de propiedad"3• Se pretendía proclamar la "cultura de la estabilidad", el escenario más deseable para los pérfidos intereses económicos que en esos momentos veían el mundo a sus pies.Tres elementos clave para el desarrollo quedaban fuera del consenso: la equidad, la redistribución de la riqueza y el medio ambiente. Tres aspectos que se verían gravemente perjudicados por la aplicación del consenso. La receta diseñada se aplicó de forma sistemática en todos los países; en unos por voluntad propia, o de sus gobiernos, y en otros de forma obligada y en grandes dosis -de hecho, muchos de los ingredientes venían siendo apl icados de forma masiva a todos los

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países endeudados desde la crisis del 82. Sin embargo, la aplica­ ción de las políticas del Consenso de Washington no ha resuelto los problemas y necesidades de desarrollo, bien al contrario, los ha empeorado notablemente. En el último informe de Desarrollo Humano del PNUD (Programa de Naciones Unidas para el Desa­ rrollo) se da cuenta de las cifras que se repiten cada año: 4.600 millones de personas viven en países llamados eufemísticamente "países en desarrollo", 2.400 millones no tienen acceso a servicios sanitarios, 2.500 no lo tienen a la luz eléctrica, 1.000 millones care­ cen de acceso al agua potable. Once millones de niños menores de cinco años siguen muriendo cada año por causas evitables, 30.000 cada día. Si la situación es grave, más lo son las tendencias: 93 pai­ ses no avanzan hacia el objetivo de reducir la mortalidad infantil a dos tercios en el 2015 -en esos paises vive el 62% de la población mundial-, 83 países -con el 70% de la población mundial- no avanzan hacia el objetivo de reducir a la mitad la población sin acceso a agua potable en el 2015. Setenta países no avanzan en la dirección de reducir la pobreza a la mitad para esa fecha, 83 paises no avanzan hacia la reducción de la mortalidad materna. Objetivos planteados en la Cumbre del Milenio para el 2015. Y es peor en los 41 paises llamados Países Pobres Altamente Endeudados (PPAE). De ellos, 22 forman parte de programas de reducción de deuda, pero aún así, según estimaciones de Oxfam, alcanzar los objetivos de educación y sanidad costaría alrededor de 2.700 millones de dólares al año, mientras el servicio de la deuda que esos países pagarán está alrededor de los 2.000 mi llones. La perpetuación del pago de la deuda hace imposible que esos países avancen hacia mejoras mínimas. Según la FAO "en 32 de los 99 países afectados por el hambre, el número de desnutridos descendió en los años noventa. Pero en los 67 restantes no hubo mejora, e incluso en algunos el hambre se agravó. Entre los casos de mejora, China presenta un descenso de 76 millones de desnutridos, pero sigue siendo el segundo país, tras la India, en personas mal alimentadas. En el otro extremo, la Repú­ blica Democrática del Congo vio aumentar hasta 17 mil lones, en una población de 48 mil lones, el censo de hambrientos"'. A esa situación de desastre humanitario en muchos países, se

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llega después de años de batalla contra una deuda insostenible y de aplicación de las recomendaciones del Consenso de Washing­ ton, es decir, de planes sucesivos de ajuste estructural orientados y supervisados por los acreedores y en su nombre apl icados por el FMI y el BM. Si en los últimos 20 años la economía de los países lla­ mados en vías de desarrollo creció a un ritm9 de un 4,7% anual, la deuda lo hizo casi a un 8%; si la economía se multiplicó por dos veces y media en ese período, la deuda lo hizo por cuatro veces y media. Y como la deuda es un freno evidente al crecimiento de la economía, niveles mayores de endeudamiento provocan situacio­ nes de estancamiento mayor y como resultado imposibilidad de pago, lo que deriva en mayor necesidad de endeudamiento para hacer frente a pagos atrasados. Así la deuda se realimenta a si misma y crece de forma exponencial. La deuda es además uno de los instrumentos más importantes que propicia la concentración de la riqueza: en 1999, el 22,3% de todas las exportaciones de los países en desarrollo se destinaron a pagar los intereses de la deuda, lo que da idea del volumen econó­ mico que supone esa expoliación. A esto habría que sumar otras formas de extracción de recursos como la fuga de capitales, el pago de primas de riesgo, e l pago de derechos de propiedad, la repatriación de beneficios empresariales, etc. Ese porcentaje era del 18,7% en 1990, lo que pone de manifiesto el fracaso de las polí­ ticas y promesas de cancelación de deuda reiteradas durante toda la década. Pero la situación es más grave en unas regiones que en otras: América Latina destina el 41,6% de todas sus exportaciones al pago de la deuda, un porcentaje que en 1990 era del 23,6%. Este flujo económico sign ifica un volumen muy importante de beneficios para los acreedores de la deuda, inversores y propietarios de bonos, es decir, para las clases pudientes de los países desarrolla­ dos y de los propios paises deudores. Pero la deuda externa es también un instrumento de chantaje para la imposición de las políticas de ajuste -las medicinas sumi­ nistradas por el FMI y el BM. Los países que se ven intervenidos por estos organismos deben implantar medidas que reduzcan el gasto sobre todo de los sectores públicos -recortes en los gastos del estado, incremento de tipos de interés, despidos masivos en el sec-

50 1 Juan Martinez tor público, etc.- y aumentar el ahorro mediante el aumento de la presión fiscal -aumento de los impuestos, aumento de las tarifas en los servicios públicos, congelación salarial, etc. Pero, sobre todo, deben ponerse en marcha medidas para la privatización del sector público, la liberalización de la economía y la apertura de los mercados a los productos y capitales exteriores. El resultado inevitable es el desmantelamiento de la economía nacional, los sectores dedicados a la producción local y nacional no pueden competir con la inundación de productos exteriores a bajo precio, y sólo los sectores que se benefician de inversiones exte­ riores pueden modernizarse o sobrevivir a costa de la precarización salvaje del trabajo y de las condiciones de vida. La deuda pública es también un mecanismo para la socializa­ ción de pérdidas. Antes de ser privatizadas, las empresas son saneadas para que exista garantía de negocio -se privatizan los beneficios-; pero cuando lo que aparecen son pérdidas, éstas son socializadas convirtiéndolas en deuda pública. Este mecanismo se repite siempre que los gobiernos aparecen como avales de inver­ siones empresariales y transacciones comerciales, cuando no reconvierten directamente deudas privadas en públicas o contraen deudas millonarias para superar las crisis derivadas de las evasio­ nes de capitales privados. Como el derecho a la quiebra no existe, los gobiernos negocian de manera continuada nuevos préstamos para pagar intereses atrasados y evitar así que los acreedores dejen de cobrar. Es un círculo vicioso que sólo puede conducir a la ruina de los países. Pocos ejemplos reflejan el efecto de estas políticas como el caso de Argentina, sobre todo porque se trataba de un país prós­ pero con un índice de desarrollo alto, en el que procesos de endeu­ damiento salvaje ligados a la dictadura y a la corrupción hicieron crecer la deuda de forma exponencial. La situación se agravó con los procesos de privatización de la década de los noventa, cuando el gobierno asumió todas las deudas de las empresas públicas más de 17.000 millones de dólares- y éstas fueron vendidas a empresas extranjeras que cargaron a las propias empresas como saldo negativo los préstamos que adquirieron para comprarlas. Como balance de una década de privatizaciones, se llega a una

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deuda pública que ha pasado de los 62.000 millones de dólares a 150.000, las empresas públicas privatizadas han enviado al exterior más de 15.000 millones de dólares en beneficios, la deuda contraí­ da por el sector privado ha pasado de 4.000 millones de dólares a 42.000 y el país está arruinado, con las reservas agotadas, con la pequeña, mediana y gran industria destruida como resultado de la apertura sin restricciones del país al exterior, con una deuda impa­ gable, con un Parlamento habitado por los máximos responsables de este proceso y por una resistencia social en la calle desorgani­ zada y desarticulada. Mal panorama5, pero no peor que el que enca­ ran la mayoría de países latinoamericanos y africanos. La aplicación de las políticas neoliberales y los resultados de la revolución tecnológica han creado una sociedad dual, caracteriza­ da por una minoría de personas que concentran los recursos, el consumo, el ahorro, la inversión, los derechos de propiedad, el poder económico, político, militar y cultural, distanciada cada vez más de una inmensa mayoría de la población excluida del progreso, la esperanza y las oportunidades. La sociedad dual tiende a con­ centrar la riqueza en unos pocos países y, dentro de los países empobrecidos, tiende a concentrarla en sectores muy minoritarios de la población, mientras que en los países desarrollados cada vez son mayores los sectores y el volumen de personas excluidas. Se trata ya no sólo de la escisión de la sociedad entre centro y perife­ ria, sino de la aparición de abismos en un mundo de fronteras cada vez más difusas. Otra característica de este mundo dual es la dependencia cronificada de unos países respecto a otros, sin espa­ cios para la independencia y la soberanía nacional, en la que unos ejercen su hegemonía y la mayoría practican la sumisión, la divi­ sión internacional del trabajo entre países industrializados y sumi­ nistradores de materias primas y mano de obra barata hace que esa situación se perpetúe. En un momento en que la globalización y los instrumentos de poder actúan cada vez más a través de Internet, no podemos olvidar que el 75% de las conexiones se concentran en manos del 14% de la población, siendo colectivos propensos a la exclusión los residentes en zonas rurales, las personas con menos recursos económicos, con menos estudios, las personas adultas y una vez más las mujeresº.

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Esta sociedad dual coexiste también sobre un mismo territorio, donde conviven sectores de producción moderna y tradicional, eli­ tes ricas junto a grandes sectores de población pobre y analfabe­ ta viviendo en zonas absolutamente míseras. No es una coexisten­ cia transitoria sino crónica, no es coyuntural sino estructural; las desigualdades tienden a incrementarse de manera escandalosa e insultante, las relaciones de intercambio entre ricos y pobres siempre van en detrimento de los segundos y tienden a "desarro­ llar el subdesarrollo".

Algunas propuestas Ante el desolador panorama que ofrece el mundo actual, se nos interpela de manera cotidiana para que hagamos propuestas. Nor­ malmente se nos ofrecen breves instantes para que apuntemos las fórmulas que solucionarán tanta desgracia. Pero nunca en la histo­ ria hubo una única solución a los problemas, desde el origen de los tiempos, los pueblos, las organizaciones, la gente se ha dejado la piel y la vida proponiendo otras ideas, otras soluciones, propuestas que han sido acalladas a sangre y fuego. Esto es una realidad que no puede ser negada, y esa memoria histórica y el reconocimiento de nuestra diversidad, nuestro trabajo y nuestras propuestas, en multitud de frentes, es nuestra fuerza. Sobre el individuo y la revoluci6n. Sabemos que una sociedad 1 i­ bre sólo puede ser construida por seres libres, desde la participa­ ción y el esfuerzo colectivo, desde la cultura y la conciencia; sabemos que la libertad no es ni será el resultado de esta sociedad descerebrada y de vida en granja que llamamos sociedad de consu­ mo, y sabemos que la libertad colectiva no existe si no existe la li­ bertad individual. Por eso creemos en una sociedad formada por personas informadas, cultas y activas; creemos en la política desde la base, en que ésta existe más allá de las estructuras oficiales cre­ adas para su ejercicio, y en que debe ser rescatado su sentido ori­ ginal de gobierno desde el pueblo. Se equivocan los que creen que la legitimidad la dan las urnas: la sociedad de consumo es sólo una

Mundo, S.A. 1 53 caricatura de la democracia, que hace posible el distanciamiento cada vez mayor entre el ejercicio del "poder" y la sociedad a través del perfeccionamiento continuado de los mecanismos de manipu­ lación y control. Seguramente en nuestra sociedad el poder no pue­ de ser tomado porque no existe en ningún lugar localizado, es ésta una sociedad difusa y caótica, donde la política desprovista de ide­ ología se confunde con la gestión. Posiblemente por eso el objetivo de tomar el poder carece de sentido, posiblemente por eso el único contrapoder que existe, o sino habrá que construirlo, es el de la pro­ pia sociedad, por eso el trabajo en el mundo de la gestión sólo tie­ ne valor social y político si está profundamente conectado y unido a la sociedad, si cuenta con la base social que permita cumplir con la consigna de "mandar obedeciendo". Pero también sabemos que no es desde el "hago lo que quiero y no doy cuenta de nada" desde el que podremos avanzar en la cons­ trucción de la nueva realidad, sino desde el compromiso y la res­ ponsabilidad, a partir del establecimiento de objetivos comunes que permitan la cohesión y la complicidad de movimientos sociales amplísimos. Necesitamos definir estrategias y proyectos comunes que nos permitan avanzar hacia objetivos definidos, si "otro mundo es posible" su construcción debe iniciarse, hoy y ahora. Debemos iniciar un proceso colectivo de reflexión sobre el significado de esa afirmación e insisto, de los objetivos, las estrategias y proyectos que han de permitirnos su construcción, sin el trabajo suficiente en ese sentido la frase puede quedar en una consigna y no en una aportación valiosa a nuestro tiempo. Sobre el desarrollo humano. No existe desarrollo si el fin último de éste es la maximización de beneficios por las empresas y el cre­ cimiento económ ico, o lo que es lo mismo, la maximización de be­ neficios y la concentración de la riqueza en manos de los propietarios del capital. Sólo existe el desarrollo cuando el fin es mejorar las condiciones de vida de la población. Muchfsimas son las propuestas desde las organizaciones sociales en ese sentido, pero tal vez lo más importante son los principios y los valores en que han de inspirarse. La equidad y la redistribución de la riqueza, la justicia social y económica, el reconocimiento de los derechos de las generaciones futuras, el principio de preservación de los patri-

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monios culturales y naturales, de la diversidad y los recursos, el principio de precaución en el uso de las tecnologías y la anticipa­ ción en la solución de riesgos para la vida en el planeta, el respeto a las identidades, valores y culturas. La libertad Individual, la infor­ mación, la formación y el sentido de la solidaridad y la participa­ ción como valores sociales fundamentales serían una buena base sobre la que construir. La elevación de la Declaración U niversal de Derechos Humanos a la categoría de ley fundamental, así como el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, el Pacto Inter­ nacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, la con­ vención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación racial, la convención contra la discriminación de la mujer, la Con­ vención contra la tortura y la convención contra los derechos del ni­ ño, completarían un conjunto de principios que deberían inspirar la actuación en el mundo d e la política y l a economía. En cumpllmlento de esos principios, debería decretarse la aboli­ ción de la deuda externa pública de los países empobrecidos, impo­ nerse un impuesto sobre las transacciones financieras, debería decretarse la desaparición de los paraísos fiscales y establecer un impuesto proporcional a la tenencia de capital, especialmente eleva­ do en el caso de las grandes fortunas. Debería imponerse un impues­ to universal sobre los beneficios de las empresas multinacionales y construir medidas que permitan superar el deterioro continuado de los términos de intercambio entre países empobrecidos y enriqueci­ dos y avanzar hacia un modelo de equidad en el reconocimiento del valor del trabajo. Avanzar hacia un mundo desmilitarizado. Sobre la economía. La economía y los economistas surgidos en sus orígenes de las clases pudientes de la sociedad, que orientaron mayoritariamente su acción a preservar los intereses de estas cla­ ses, de los grupos y las sociedades a las que representaban, debe­ rían por fin elevar su mirada hacia la humanidad, abandonar su vasallaje respecto al poder y asumir sus responsabilidades y erro­ res. Hoy en día la economía ha de cambiar de base: el fin último del desarrollo no es el crecimiento económico sino la mejora de las condiciones de vida de la población, preservando los recursos, la biodiversidad y el planeta para las generaciones futuras. En ese sentido, ha de reconocerse, analizarse e integrarse en la economía

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la cultura sobre los límites planetarios en cuanto a la disponibilidad de recursos. El crecimiento sostenido es un engaño, un suicidio o una simple estupidez, sólo concebible cuando se ignoran la mayoría de los elementos que intervienen en la creación de mejores condi­ ciones de vida. La economía tendrá que contemplar la propiedad colectiva de todos los seres humanos sobre los recursos y los hábi­ tats que hacen posible la vida en la tierra, la utilización de esos re­ cursos o la degradación de esos hábitats por unos países o grupos deberá hacerse con el consentimiento del resto de la humanidad, el valor de los recursos utilizados y los daños ocasionados deberán ser evaluados e indemnizados a los países y grupos perjudicados en los términos de un acuerdo global; ello implica que los países desarrollados deberán afrontar el pago de l a deuda histórica y la deuda ecológica q ue los países enriquecidos tienen contraída con los países empobrecidos. Deberá establecerse que el valor de la vida y de las personas no es cuantificable y por tanto se prohibirá hablar de "capital natural" y de "capital humano", los economistas estarán obligados a incorpo­ rar el "análisis multicriterial" en los análisis de rentabilidad y en los procesos de toma de decisión, lo más rentable dejará de ser aquello que provoca una mayor tasa de beneficios y será aquello que supone un mayor beneficio social'. En la producción de bienes y servicios, deberá ser reformado todo el sistema actual: los sistemas lineales de producción (recursos-productos-residuos) deberán ser sustitui­ dos por sistemas que produzcan sobre bucles cerrados donde los residuos sean los recursos para los nuevos productos; los recursos y la energía serán minimizados y siempre procederán de fuentes renovables. El consumo ya no será la función básica de la gente sino una función accesoria, porque su finalidad no será el negocio sino el cubrir necesidades básicas. La economía deberá ser relocalizada, el movimiento de mercancías será penalizado y se incentivará la pro­ ducción de proximidad; los agricultores, los pequeños y medianos productores, volverán a tener trabajo. Como contrapartida será decretada la libre circulación de las personas por todo el planeta. Es tan solo una muestra de las muchísimas propuestas presen­ tadas. Por ellas nos han llamado utópicos, soñadores y románticos, pero ahora que el sistema parece haberse dado cuenta de nuestra

56 1 Juan Martínez existencia, nos llaman "terroristas". Pero más allá de esos extre­ mos, sabemos tener la razón y nuestros motivos son de peso, por lo que tal vez no debamos postergar la construcción del llamado "mundo mejor". En muy poco tiempo, las movilizaciones contra la globalización económica han hecho posible la convergencia de grupos y redes que trabajaban de manera dispersa. En los espacios de encuentro creados, ha sido posible tomar conciencia de la importancia y la complementariedad d e las luchas sociales, hemos visualizado cau­ sas y enemigos comunes y hemos descubierto la fragilidad del sis­ tema y su vulnerabilidad. Las luchas sociales han alcanzado un nivel que ha provocado el miedo entre los dueños del planeta. Acostumbrados a caminar con prepotencia, no alcanzan a entender que está pasando para que tengan que ser evacuados por túneles de metro o reunirse en búnkers de cristal, tras muros de acero e innumerables cordones policiales. Por eso los movimientos socia­ les que combaten el sistema capitalista y las políticas neoliberales han empezado a ser visual izados como enemigos y calificados como extraord inariamente peligrosos, dada la capacidad creciente de convocatoria y movilización. Las condiciones propicias para combatirlos ya han sido creadas -nuevos recursos económicos, impunidad policial, restricción de libertades, intimidación a la población y manipulación informativa. La operación para confron­ tar a estos movimientos y a todo el que se mueva en este planeta contra el poder establecido está lista. No es un momento de repliegue sino de cambios necesarios. Se hace necesario descentralizar la lucha, trabajar intensamente en los ámbitos locales y regionales, de forma coordinada y sobre obje­ tivos comunes. Para eso necesitamos dotarnos de proyectos estra­ tégicos y de largo plazo. No existe otro camino que avanzar desde la información y el debate social, desde la participación y la movili­ zación colectiva, desde la cohesión de los grupos y movimientos sociales. Si "otro mundo es posible", debemos empezar a cons­ truirlo hoy mismo.

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CONSTRUYENDO, EXIGIENDO, REIVINDICANDO Esther Vivas

Nuestro movimiento, que toma como referencia el alzamiento zapa­ tista de Chiapas del 1 de enero de 1994 contra la entrada en vigor del Acuerdo de Libre Comercio de América del norte, bebe de movimientos anteriores, de todos aquellos y aquéllas que en e l transcurso d e la historia, e n el Norte y en e l Sur, s e han mostrado en desacuerdo con el modelo social, político y económico estable­ cido por la fuerza, y que han propuesto alternativas al hacer y al pensar institucional. Después del alzamiento de 1994, las protestas existentes desde antes de los 90 han salido a la luz pública como un todo, amplio y contestatario: voces de obreros y de campesinos, voces de estu­ diantes e indígenas, voces de mujeres, niños y nií1as. Entre estos colectivos, cabe destacar el Movimiento de los sin Tierra en Brasil, que, desde principios de los 80 lucha por la tierra, la reforma agra­ ria y la justicia social, exigiendo la expropiación de los grandes lati­ fundios improductivos y de las áreas que están en manos de multi­ nacionales. En Ecuador, la Confederación de Nacionalidades Indí­ genas (CONAIE), fundada en 1986, defiende los derechos económi­ cos, socioculturales y políticos de las comunidades indigenas, y ha conseguido u n i mportante reconocimiento internacional después de las manifestaciones que acabaron con la salida del poder del expresidente Abdalá Bucaran (febrero 1997), la ocupación del con­ greso exigiendo igualdad y justicia que forzó la caída del presiden­ te Jamil Mahuad (enero de 2000) y el alzamiento popular contra la política económica del gobierno (enero-febrero de 2001). El movimiento por la abolición de la deuda externa es otro de los refe­ rentes internacionales de movilización. Desde mediados de los 90, colec­ tivos en el Norte y en el Sur exigen la cancelación de una deuda ile­ gítima e inmoral. La campaña de Jubileo 2000, precursora de las grandes manifestaciones de protesta con motivo de cumbres inter-

58 1 Esther Vivas nacionales, convocó movilizaciones multitudinarias con motivo de las cumbres del G8 en Birmingham, Colonia, Okinawa y Génova. En el Sur, colectivos de América Latina, África y Asia constituyeron el movimiento de Jubileo Sur, reivindicando la abolición total de la deuda y el pago por parte del Norte de una deuda ecológica, social e histórica contraída en el transcurso de los años con los países empobrecidos. Más recientemente, en Argentina, décadas de saqueo, de des­ trucción del aparato productivo, de especulación financiera, de aumento de la deuda externa y de privatizaciones han llevado al país a un caos político, económico y social. Cacerolazos y protestas en el transcurso de diciembre del 2001 y principios del 2002 han provo­ cado la caída de varios presidentes en tan sólo unas semanas. En el Estado español también ha habido importantes moviliza­ ciones en los últimos años. En 1994, acampadas populares en dece­ nas de ciudades del estado, promovidas por la Plataforma 0,7, pusieron en el punto de mira la exigencia de dedicar el 0,7% de los presupuestos estatales a la Ayuda Oficial al Desarrollo. El 12 de marzo de 2000, coincidiendo con las elecciones presidenciales, la Red Ciudadana por la Abolición de la Deuda Externa (RCADE) organizó una consulta social instando a la ciudadanía a posicionarse en relación a la problemática de la deuda. A pesar de la prohibición institucional, más de un millón de votos fueron recogidos exigiendo su cancelación, en un acto masivo de democracia participativa y desobediencia civil. En septiembre de 2000, a raíz de la organiza­ ción de las protestas en Praga contra el BM y el FMI, se constituyó el Movimiento de Resistencia Global (MRG). Movilizaciones, en el Sur y en el Norte, exigiendo, proponiendo, reivindicando, construyendo. Voces del presente y del pasado, voces en las calles, voces por un mundo mejor. Entre todos y todas será posible.

ECOLOGÍA

"Sí, el 8 de enero participé en la destrucción de maíz genética­ mente modificado almacenado en los graneros de No vartis en Nerac, y de lo único que me arre­ piento es de no haber podido des­ truir más. Soy consciente de que lo que hice es ilegal, pero era necesario y no teníamos otra opción: la forma en que los pro­ ductos agrícolas genéticamente modificados han sido impuestos en los países europeos no nos dejó alternativa. ¿ Cuándo ha habi­ do un debate sobre los organis­ mos genéticamente modificados? ¿ Cuándo se ha preguntado a los agricultores y a los consumidores cuál es su opinión ? Nunca. >>>

62 1 José Bové >>> Las decisiones las ha tomado la Organización Mundial de Comercio (OMC), y la maquinaria estatal ha acatado las leyes del mercado... El Panel de Resolución de Conflictos de la OMC, el verda­ dero policía del comercio mundial, decide qué es bueno para los paí­ ses y sus gentes sin consultar ni dar derecho de apelación contra sus resoluciones. Los paises que rechacen la importación de carne bovina sometida a un proceso hormonal o productos genéticamente modificados deben demostrar que éstos son perjudiciales para la salud, ¡y no al revés! El Codex Alimentarius, el conjunto de normas fijadas por las multinacionales, es quien dicta las normas deljuego. ¿Por qué rechazamos algo que se nos presenta como progreso? No es porque seamos anticuados o porque sintamos nostalgia de los

viejos tiempos. Es porque nos preocupa el porvenir y queremos poder opinar sobre el desarrollo futuro. Yo no me opongo a la investi­ gación de temas fundamentales, y creo que serla ilusorio y perjudicial pretender limitarla, pero no creo que todas las aplicaciones de la investigación sean necesariamente deseables a nivel humano, social y ecológico. El debate actual sobre la clonación es similar al de las modificaciones genéticas. ¿Es todo lo posible deseable y beneficioso, para las personas? Ninguna persona inteligente puede, hoy por hoy, afirmar que el maíz transgénico es un ejemplo de progreso, ni para la agricultura ni para la economfa... Esta cultura supone también una amenaza al futuro de los agricul­ tores. Durante décadas, el produccionismo ha esclavizado a los agri­ cultores, que han pasado de ser productores a ser explotados, sin capacidad de decidir como administrar la tierra ni qué técnicas utili­ zar... Tenemos dos opciones: o aceptamos la producción intensiva y la drástica reducción de agricultores para responder a los intereses del mercado mundial, o creamos una agricultura al servicio de todos. El maíz transgénico es el sfmbolo de un sistema agrfcola y un tipo de sociedad que me niego a aceptar; es el producto de una tecnología que convierte los medios en el fin y somete las decisiones pollticas al poder del dinero. La agricultura ejemplifica perfectamente esta lógica (que se extiende a todas las facetas de la producción alimentaria): la producción agrícola es ahora agrobusiness,· de los agricultores aso­ ciados en cooperativas hemos pasado a las grandes empresas con

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sistemas de producción racionalizados para maximizar los beneficios que obtienen de sus inversiones. Desde los años 20, el maíz nortea­ mericano ha sido hibridado para obligar a los agricultores a comprar las semillas a una única corporación... Novartis, el grupo farmacéuti­ co líder en el mundo, invierte billones para seguir siendo el número uno: vende semillas, herbicidas, pesticidas y medicinas, pero la com­ petencia es fuerte, y para contrarrestar los efectos de la fusión de dos empresas de Ja competencia y asegurar beneficios para los accionis­ tas, Novartis ya ha anunciado el despido de 2.000 trabajadores... Yo rechazo este progreso que establece que el objetivo de la eco­ nomía no es Ja satisfacción de las necesidades humanas, sino el pro­ ducir por producir... Con la destrucción de las semillas de maíz trans­ génico de la fábrica Novartis en Nerac, quisimos sacar a la luz esta lógica miope... Sí, fue una acción ilegal, pero la reivindico porque fue legítima. No pido clemencia, sino justicia." Parte del alegato de José Bové, miembro de la Conféderation Paysanne CVía Campesina) ante un tribunal francés acusado de destruir maíz transgénico de la multinacional Novartis, febrero de 2000.

GLOBALIZACIÓN Y MEDIO AMBIENTE: DE LA POLIFONÍA A LA MONODIA Fragmentos para leer en voz alta y acompasada

Chusa Lamarca

Si alguien nos hubiera contado hace más de 30 años una historia absurda arguyendo que era posible privatizar el aire y al agua, nos hubiéramos reído a mandíbula batiente con tamaño disparate, iY cómo no carcajearse imaginando que era posible la compraventa de conta­ minación a la atmósfera! Pero como afirma el dicho, la realidad siem­ pre supera a la ficción y hoy ni siquiera nos hubiéramos extrañado de que Gregorio Samsa, el viajante de comercio metamorfoseado en insecto por Kafk.a, no fuera un personaje de ficción, sino el resultado de una patente.

La naturaleza tiene horror al vacío, no para de crear, brotar, hacer surgir; pero la globalización capitalista no cesa de destruir, extor­ sionar, eliminar, hacer escaso lo fecundo. La naturaleza mezcla, hace de lo diverso lo profuso; pero el capi­ talismo homogeneiza, simplifica, despoja lo plural y lo hace uno: monocultura, monocultivo, monolingüismo, monopolio privado, pen­ samiento único, moneda ún ica, mercado único, único sistema. La naturaleza es el mundo de todo lo posible, el capitalismo el reino de lo único factible. Adivinen que hay detrás de todo, ACECHA EL BENEFICIO. Doscientos billones de estrellas tiene l aVía Láctea, en donde la Tierra es una anciana joven de 4.500 millones de años. Apenas 3.500 millones tiene la vida. El capitalismo, ese brevísimo suspiro geoló­ gico, ya arrastra tras de sí una estela de daño y destrucción.

66 1 Chusa Lamarca La globalización capitalista tiene por brújula una aguja imanta­ da que siempre marca la misma dirección: la rentabilidad magnéti­ ca, el Norte beneficio. La globalización capitalista quiere plegar el tapiz de la vida, para colocarlo en los estantes de un bazar y mercadearlo al mejor postor. Y a medida que destruye la casa de la vida, pone en su lugar una morada de paredes de plástico y suelos de acero y hormigón. INSERTE MONEDA. El planeta azul muestra profundas cicatrices de asfalto, padece asma, tiene sequedad de piel, las tuercas oxidadas, el pulso acele­ rado y la temperatura general alterada. No es un enfermo imagina­ rio, sino la imaginada criatura de un tal doctor Frankestein. El capi­ talísmo es un método de cirugía plástica que no sólo deforma las facciones de la vida, sino que con 4 ó 5 intervenciones rápidas se cree capaz de urdir su propia criatura a imagen, semejanza y per­ fección de la vida. Lo que llaman progreso, ese abandono de la sabiduría y ese camino ineluctable hacia la ciencia excelsa y la técnica perfecta, ha abortado una criatura que expectora humos negros, tose lluvia ácida, evacua océanos de aguas fecales, excreta gases incesante­ mente, saliva violencia y... come humanos. Aunque eso sí, monta zoológicos y parques temáticos, ofrece conciertos de solidaridad, recicla las botellas y pone filtros sobre miles de armatostes de tro­ pecientos caballos. La globalización capitalista es una gran amenaza para las per­ sonas y los ecosistemas. El capitalismo deberla encerrarse en u n frasco con u n a etiqueta q ue indicara: Veneno, NO TOCAR, porque se trata de un sistema tóxico para todas las formas de vida que habitan esta Tierra. M ientras las injusticias se envuelven en periódicos ensangren­ tados y las desigualdades se envasan al vacío, los televisores crean la realídad con sus imágenes edulcoradas y caramelos publicitarios.

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Las bolsas suben, las bolsas bajan. Los niños mueren de diarrea. Las mujeres siguen bregando con el trabajo sucio porque se esconde un talibán en cualquier casa. Miles de seres vagan hacia la nada, sin saber cómo, ni por qué, ni quiénes los desplazan. Un inmigrante se agacha y se doblega en un invernadero. Se hormonan pollos en una granja. Las transnacionales se dan el gran festín. Y un min istro de cualquier gobierno jura servir a la patria. La palabra globalización oculta y disimula otras muchas pala­ bras, otras muchas voces debajo de la voz única: explotación, apro­ piación, dominio. Que el capital campe a sus anchas. Igual que modernización enmascara el término eliminación, t ú ya no sirves, el ciclo natural es obsoleto. Que reine la eficacia. Mercado de trabajo es sinónimo de seres humanos renovables, individuos sin rostro para usar y tirar. Piezas intercambiables. Flexibilidad significa que no esperes futuro porque toda tu vida la mueven con un hilo. Desregulación viene a significar fuera las normas, que las reglas las impongan quienes tengan la sartén por el mango. Privatización significa una expropiación legal de lo comunitario. Inversión suele ser sinónimo de especulación. Y libre mercado -o mejor sería decir mercado privado-, es en realidad una sociedad anónima y secreta para que Ali Baba y sus 40 brokers, con un abracadabra electrónico, se hagan con todas las fichá's del casino.

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1 Chusa Lamarca

¿Qué se puede decir de una sistema que se ve obligado a poner un "stop codicia" en ciertas zonas y así crear unos cuantos reduc­ tos que llaman reservas de la biosfera? Así, como lo oyen, como si y a nos hubiéramos salido de ella. ¿Qué podemos esperar de un orden social en el cual algunas ONG de derechos humanos se han visto obligadas a comprar esclavos para librarlos de la esclavitud? Los refugiados viajan hacinados y hambrientos en un barco sin puerto. Estamos en el año 2001 , y a esto se referían con aquella Odi­ sea del espacio. No es l a insurrección de las máquinas, sino la pugna de humanos contra humanos. ¿Qué opinar de un sistema que arroja misiles y bombas de raci­ mo con la mano derecha y con la izquierda escupe crema de cacahuete humanitaria? Los que van a nacer no saben si los dados caerán del lado del hambre o del de la anorexia. ¿Qué importa si avivamos la sequía? Podemos cambiar el curso de los ríos y erigir presas como soberbios faraones hidráulicos. Sembrar donde no hay agua y urbanizar el último pedacito de playa. Urge un Plan Hidrológico que abra la veda al trapicheo de la cons­ trucción y a la especulación del agua. ¿Y qué pensar del protocolo de Kioto que establece que la única manera de no contaminar es dirigirse al mercado y comprar los derechos de emisión de aire sucio para retjrarlos de la circulación? Dicen que de esta forma los ecologistas podremos poner en prácti­ ca nuestras obsesiones y contribuir así a evitar el cambio climático. Y ¿por qué no organizar otra cumbre de laTierra mediática? Río, Río+S, Río+10, Río y otros 20 años perdidos. Celebremos solidaria­ mente juntos, gobiernos, empresas y ONG la destrucción sosteni-

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ble. Busquemos soluciones de mercado para resolver los proble­ mas que el propio mercado ha creado. Cosas "veredes", amigo Sancho. ¿Cómo hemos llegado a tal absurdo, a sacar las cosas tan de quicio? ¿No hemos superado todavía los límites del sentido común y de lo razonable? ¿No es bastante tanta barbarie y tanto escándalo, tanta sofisti­ cación para la ineptitud? ¿Aún no hemos alcanzado el límite de todo lo aberrante y lo risible? El esperpento de este orden social y económico rozaría lo hila­ rante y bufonesco si no fuera porque hay víctimas reales, seres de carne y hueso detrás de tanto absurdo y si no fuera porque muchos de los problemas ambientales no tienen retroceso. La febril y acelerada actividad humana nos impide oír el sonido de las respiraciones, de la vida que fluye y se desliza. El aire enrarecido del mercado no permite oler las estaciones, el barro que se moldea con la lluvia o el tiempo que se detiene en una fresa cuando se forma l a tormenta y estalla. El ojo humano ciego a la multiplicidad de formas de vida, las gamas y colores, el movimiento autónomo y armónico de los eco­ sistemas. El martilleo de la gran máquina ensordece la música de la vida y el rumor de la verdadera humanidad, los acordes de las distintas lenguas, los ecos de las voces diversas más allá del latín anglófono y los dictados del imperio de la guerra. Es imposible tocar la humanidad del otro. Y el tintineo de la timba planetaria, como la flauta de Hamelin, nos arrastra a ignorar el verdadero precio de las cosas.

70 1 Chusa Lamarca La razón instrumental que acecha el lucro, ahoga los sentidos negándolos a la comprensión de la fragilidad de nuestra atmósfe­ ra, a los límites de nuestra biosfera, al insólito milagro de la vida y a los goznes que nos fijan a la tierra, a todo aquello de lo que hoy quieren desprenderse la estupidez y la ambición humanas. El capitalismo ha convertido a la naturaleza y a los seres huma­ nos en máquinas expendedoras de monedas al servicio de unos cuantos propietarios. Para tener un techo, INSERTE MONEDA. Para comer, INSERTE MONEDA. En caso de enfermedad, INSERTE MONEDA. Cuando esté en el ataúd, INSERTE UNA Ú LTIMA MONEDA. Para gozar, INSERTE MONEDA. Para opinar, INSERTE MONEDA. Para poder vivir, INSERTE MONEDA. INSERTE MONEDA para amar. Las universidades de económicas, los gestores, los políticos y sus maestros gurús -los Chicago boys y los de Davos-, no cesan de repetirnos la prodigiosa historia del rey Midas. Pero han censu­ rado el final de la fábula dejándola sin moraleja y sin moral. La falacia global es que no hace falta insertar una moneda para hacer realidad los sueños, hay muchísimas mentes y muchísimas manos en el mundo para darles forma. Si como dijo el poeta, el ser humano es un mendigo cuando reflexiona y un Dios cuando sueña, soñemos lo necesario y lo posible. Soñemos la destrucción de un despropósito y la reconstrucción de un universo justo. Decía María Zambrano que: "La democracia es la sociedad en la cual no sólo es posible, sino exigido, ser persona". Por el contrario, nuestras democracias de mercado persiguen la destrucción de las personas. Son fábricas de autómatas acríticos, rebaños incons­ cientes, súbditos útiles para la maquinaria, productores y consumi­ dores pasivos. Individuos aislados, despojados de cualquier signo

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humano. Alimañas que luchan unas contra otras en la selva social de la competitividad. El mundo que defiende la globalización, un mundo que da más importancia al ciclo del dinero que al ciclo de la vida, es un mundo violento, injusto e inhumano. Llevamos demasiados años de historia impregnados de pólvora y con el color del dinero como enseña. Las revoluciones no se logran Gon la sangre y el terror o con un cheque en blanco, con eso sólo se consiguen las tiranías. Las verdaderas revoluciones se con­ quistan destruyendo viejos mitos, dejando de lado el miedo, la parálisis y levantando una nueva concepción del mundo. Para ello no hace falta el dinero, no es preciso que crezca el PIB o que se hunda Wall Street, no hace falta insertar una moneda para hacer realidad los sueños. Que toda la vida es sueño y todo es posible mientras respiremos. OTRO MUNDO ES POSIBLE

72 1 Miguel Sanz

TODO SE MANCHA DE GRIS, TODO SE MANCHA DE VERDE Miguel Sanz De la evolución del capitalismo se desprende que la crisis ambien­ tal es algo intrínseco a su funcionamiento. Bajo el paradigma eco­ nómico del capitalismo, los recursos naturales son ili mitados y se puede seguir produciendo sin fronteras mientras se generen bene­ ficios. Este benefido permitirá a las empresas superar el agota­ miento de ciertos recursos (como el petróleo) mediante la inver­ sión a tiempo en investigación y desarrollo de sustitutivos y formas de energía renovables. Según ellos todo cuadra, o cuadrará, cuan­ do toque preocuparse. Falsedades. No dudamos que el capitalismo este interesado en evitar el colapso ecológico final, aunque sólo sea por la importante razón de su propia supervivencia (véase El Informe Lugano, de Susan George). Lo preocupante es que para cuando sea más beneficioso empresarialmente producir de una manera realmente sostenible, ya los costes humanos se habrán hecho extremadamente altos y el grado de desigualdad social generado será insoportable. La degradación ambiental afecta de forma diferenciada a las clases sociales y perpetúa las diferencias entre ellas. No podemos esperar a que desaparezcan todos nues­ tros bosques y a que todo nuestro aire se haga irrespirable para que el sistema se dé cuenta de que el camino por el que nos ha llevado acaba en una agujero abismal y caótico. La necesidad de actuar se hace inminente. La población de Sudamérica y su riqueza natural han sido con­ tinuo objetivo de las ansias de acumulación capitalistas, pero los grandes planes del Acuerdo de Libre Comercio para América (ALCA) se vieron truncados por la resistencia feroz de sindicatos, campesinos y asociaciones comunales de Bolivia, que se enfren­ taron a la privatización del agua. Nigeria es un país saqueado por las petroleras, esas grandes culpables de la atadura de la socie­ dad a los combustibles fósiles. Comunidades y etnias diversas se movilizaron allí en 1995 contra la degradación causada por la com-

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pañía Shell, denunciando la cooperación entre la dictadura militar y la multinacional, que se apoyan mutuamente para esquilmar las riquezas del país y repartirse los beneficios generados por la extracción de petróleo. También los países del mundo occidental sufren la degradación ecológica, y tienen por tanto sus propios activistas verdes, ya con una historia sobre la que reflexionar y de la que se pueden obtener conclusiones. Las grandes movilizaciones contra la energía nuclear en los años ochenta dieron el empujón definitivo a los partidos ver­ des. Después de unos años de lucha en la calle y los campos, llegó la hora de penetrar en las instituciones, y algunos de ellos están actualmente integrados en gobiernos socialdemócratas, gestionan­ do el sistema con todos sus horrores. Parte del activismo ecologis­ ta se tornó, llegado el momento, medioambientalismo reformista, abandonando la estrategia de lucha mediante la movilización para adentrarse en un experimento de institucionalización que le costó la integración como una pieza más en el meollo parlamentario. La lucha ecologista converge inevitablemente con otras ideolo­ gías, y no sólo en el plano teórico: es un hecho la integración del ecologismo como elemento fundamental del movimiento "antiglo­ balización" que ha recorrido el mundo en los últimos años. Son sumamente importantes los pasos que este movimiento ha permi­ tido dar a las posturas ecologistas. En el seno de estas protestas se da el acercamiento entre los diferentes movimientos sociales, que constituyen la amplia diversidad de frentes en lucha contra las agresiones del capitalismo moderno, ecologistas y campesinos, junto con activistas de la deuda externa, impregnándose los unos a los otros ideológicamente, discutiendo y sopesando propuestas. El rechazo campesino a la producción agroquímica y a las semi­ llas transgén icas, el movimiento indígena que protege los recursos de Latinoamérica, la multitud de grupos ecologistas de todo el mundo, las organizaciones y plataformas ciudadanas contra los grandes proyectos destructores del entorno (como el AVE, la presa de ltoiz, el Plan Hidrológico Nacional, las líneas eléctricas, los cam­ pos de golf) y un sinfín de pequeños frentes organizados en el limi­ te entre lo ecológico y lo social son muestras constantes del gran número de personas que están dando voz a una misma problemáti-

74 1 Miguel Sanz ca ambiental. Que todas ellas participen en el proyecto de construir otro mundo, organizado más democrática y ecológicamente del que nos ofrece el capitalismo, dependerá de la capacidad que tengamos para debatir las propuestas en el seno de los movimientos de pro­ testa y aunar las luchas en una misma dirección. Nos han colocado en un momento decisivo en cuanto a la cuestión ambiental se refie­ re, que se resuelva a favor o en contra del capital depende de noso­ tros principalmente; no desaprovechemos esta oportunidad.

DERECHOS LABORALES

"Cerrando los puertos, el Sindi­ cato de Estibadores les está demostrando a los empresarios y sus cómplices aquí en Seattle que la economía global no va a fun­ cionar sin el consentimiento de los trabajadores. Y no hablamos sólo de los estibadores, sino de todos los trabajadores del mundo. Cuando el Sindicato boicoteó los barcos de El Salvador y de Sudáfrica bajo el apartheid, cuan­ do nos negamos a cargar las uvas recogidas por esquiroles en el Valle de California y a cruzar los piquetes en apoyo a los estibado­ res despedidos de Liverp ool, >>>

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estábamos expresando de forma concreta que nuestra forma de

entender los intereses de los trabajadores y trabajadoras traspasa las fronteras locales y nacionales, y que la solidaridad obrera significa que vamos a actuar siempre que sea necesario. Por eso está el sindicato hoy aquí, con todos vosotros, para decir­ les a /os agentes del capital global que nosotros, los trabajadores, todos a los que nos importa la justicia social, la protección de nues­ tros derechos y de nuestro planeta, no vamos a quedarnos de brazos cruzados mientras ellos se reúnen a puerta cerrada para repartirse el mundo. Sabemos que lo que nos tienen preparado es una carrera de pre­ carización, desmantelando las leyes que nos protegen cada vez que nos ven débiles, quieren poner a los trabajadores de un país en con­ tra de sus vecinos, eliminar nuestros estándares y protecciones como parte de un banquete empresarial internacional en el .gue los trabaja­ dores nos sólo estamos en el menú -somos el plato principal. ;No vamos a cooperar! Y vamos a ser muy claros. No vamos a dejar que los partidarios del mercado libre nos acusen de aislacionistas anticomercio. Somos partidarios del comercio. No olvidéis nunca que son /os trabajadores y trabajadoras los que producen toda la riqueza. Cuando decimos que exigimos políticas de comercio justo queremos decir que exigi­ mos un mundo en el que el comercio aporte dignidady un trato justo a lodos los trabajadores, y que sus beneficios se distribuyan de forma justa e igualitaria, un mundo donde las redes comerciales fomenten la paz y promuevan un desarrpl/o sano, sostenible y respetuoso con el medio ambiente, un mundo que fomente la justicia económica, la justícia social y la cordura ecológica. Los partidarios del libre comer­ cio promueven la injusticia económica, la injusticia social y la locura ecológica." Brian McWilliams, presidente del Sindicato de Estibadores CILWU>, Seattle, 1999

LOS TIEMPOS HAN CAMBIADO Mark O'Brien

La presencia de trabajadores organizados en Seattle abrió la posi­ bilidad a nuevas alianzas y coaliciones que antes hubieran sido ini­ maginables. Antes de Seattle, ya existía un reconoc imiento creciente de los vínculos existentes entre los trabajadores y todos aquellos que luchan por un mundo más seguro y más justo. Muchos de los temas que han sacado a la gente a la calle recientemente -privatizaciones, pobreza, salarios bajos, maquilas'- han sido preocupaciones de los sindicalistas durante años. Pero fue nece­ saria una experiencia como Seattle para lanzar el mensaje de soli­ daridad entre sindicalistas y otros activistas a todo el mundo. Los comentaristas que intentaron minimizar el papel de los sin­ dicatos en Seattle alegaron que los intereses de los sindicatos allí representados se li m itaban a una corta lista de temas relacionados básicamente con las condiciones de trabajo y comercio. Pero para la mayoría de los sindicalistas presentes, los temas iban mucho más allá. En las protestas de los trabajadores había mucho más que "proteccionismo". Iban codo con codo con ecologistas, estudian­ tes, femin istas y activistas por los derechos humanos porque el ataque neoliberal al que hemos estado sometidos todos y todás en todo el mundo ha afectado todas las áreas de nuestras vidas y exi­ ge una respuesta unida e internacionalista. Es cierto que algunos lideres sindicales se contentaron con de­ fender un nacionalismo económico basado en los efectos pernicio­ sos del libre comercio sobre el mercado laboral estadounidense, y que su crítica a la entrada de China en la OMC se basa en las con­ secuencias negativas que eso tendrá sobre los salarios y las condi­ ciones de trabajo de los trabajadores y trabajadoras americanas, y no sus devastadoras consecuencias sobre las vidas de mil lones de trabajadores chinos: la importación de alimentos norteamericanos,

80 1 Mark O'Brien

por ejemplo, destruirá unos 40 millones de puestos de trabajo en la agricultura china durante los próximos diez años, provocando una emigración masiva hacia las ciudades en busca de trabajo. En la in­ dustria manufacturera, los trabajos también están siendo destrui­ dos a un ritmo escalofriante a medida que se intensifica la competencia en los mercados mundiales. A finales de 1999, 6,5 mi­ llones de los trabajadores despedidos del sector público aún no habían encontrado otro trabajo. Y la entrada en la OMC provocará muchos más despidos. No reconocer que con la entrada de China en la OMC todos los trabajadores del mundo salen perdiendo y que es necesario responder con una estrategia conjunta, es aún una de­ bilidad en el enfoque de algunos sind icatos. Pero algunos de los que estuvieron e n Seattle tienen una visión mucho más amplia de lo que está en juego, como muestra la impre­ sionante cita del principio. McWilliams expresó rabia y preocupa­ ción por la pérdida de trabajos en Estados U nidos, pero su lenguaje es el del internacionalismo. La "carrera de precarización" es vista como una amenaza a los trabajadores de todo el mundo, una ame­ naza que debe ser resistida a través de la solidaridad internacional. Pero por encima de todo, lo que vemos en el texto es preocupación por el medio ambiente y la justicia económica y social. S u blanco es el comercio desregulado que favorece a las grandes empresas a costa de los derechos de los trabajadores, sean de Seattle, de Su­ dáfrica, El Salvador o Liverpool. Sus palabras complementaron las del minero representante de los sindicatos sudafricanos que se ga­ nó el aplauso de 25.000 personas cuando dijo "con las palabras de Karl Marx, ¡ Trabajadores del mundo, uniros!".

Las maquilas y el activismo estudiantil El trabajo en las maquilas representa uno de los extremos de la ex­ plotación capitalista. Condiciones laborales que hace más de 100 años que no se ven en Occidente, son el pan de cada día de millo­ nes de trabajadores y trabajadoras en las fábricas indonesias, chi­ nas y latinoamericanas.

Mundo, S.A. 1 81 El hecho de que personas como nosotros sean forzadas a vivir y trabajar en estas condiciones tan degradantes en el siglo XXI ha si­ do uno de los mayores motivos de politización de gran parte de la nueva generación de activistas de movim iento anticapital ista. Esta rabia se ha convertido en un poderoso movimiento de solidaridad y protesta que ha unido a trabajadores, estudiantes, jóvenes, defen­ sores de los derechos humanos y consumidores en coaliciones nuevas y dinámicas. En Estados Unidos, grupos de Estudiantes Contra las Maquilas (USAS) se establecieron en muchas universidades en. 1 998 para denunciar las condiciones de explotación impuestas a los trabaja­ dores subcontrados por las grandes marcas. Un ejemplo son las condiciones de trabajo en una fábrica de El Salvador que produce ropa para Nike y Adidas. Los trabajadores describen jornadas de 12 horas en espacios asfixiantes y si n ventilación, sentados en bancos sin respaldo, con la prohibición de usar almohadas y una supervisión brutal: abuso verbal constante para los que no traba­ jan a la rapidez exigida, violencia física y acoso sexual, obl igatorie­ dad de pedir permiso para beber agua -no purificada- o i r al lavabo-máximo una vez al día y sin papel de baño, con los super­ visores entrando en el baño de mujeres para hacerlas volver al tra­ bajo. Hablar está prohibido, al finalizar la jornada son cacheadas de forma humillante y la enfermedad no es excusa para no trabajar -la visita al médico supone la pérdida del salario de uno o dos dí­ as. Las mujeres son obligadas a hacerse tests de embarazo que deben pagar de sus bolsillos, y si están embarazadas son despedi­ das en el acto -en algunas fábricas, los supervisores dan inyec­ ciones anticonceptivas a las trabajadoras, diciéndoles que es la vacuna contra el tétanos. "Nos pagan 42 colones al día, que es el salario mínimo (dicen que equivale a 4,80 dólares). Cuando vi el precio de esta camiseta Nike, 75 dólares, que es más de 650 colones en El Salvador, no me lo podía creer. Es muy injusto, porque nos pagan muy barato para con­ feccionar un producto muy caro."2 Muchos de los trabajadores de las maquilas son niños y niñas. Solo en la India hay unos 44 millones de niños trabajadores. La Fe­ deración de Sindicatos del Texti l calcula que 250 mil lones de niños

82 1 Mark O'Brien trabajan en el mundo, la mitad de los cuales tiene menos de 14 años.Todos estos niños podrían ir a la escuela por seis mil millones de dólares, el 2% del gasto militar mundial3• Las multinacionales occidentales que han sido descubiertas empleando a niños están a la defensiva. Cuando la prensa occidental publicó la foto de un niño de Pakistán cosiendo un balón Nike, la multinacional tuvo que pro­ meter que investigaría las condiciones de todos sus fabricantes. Los Estudiantes Contra las Maquilas han hecho campaña para denunciar las condiciones de explotación que existen, sobre todo en la industria textil, tanto en los países en vías de desarrollo como en los Estados U nidos. Al elegir un tema que hasta entonces había sido exclusivo del movimiento obrero organizado, los estudiantes y otros grupos no vinculados al movimiento obrero dieron voz a la creciente o la de oposición al capitalismo empresarial. El éxito de esta campaña al mostrar los peores abusos de los derechos de los trabajadores llevados a cabo por empresas americanas ha sido destacable. Naomi Klein ha capturado lo novedoso de esta nueva relación, al afirmar: "Los tiempos han cambiado. Como dice Wi­ lliam Cahn en su historia de la huelga en la maquila Lawrence Mill de 1912: 'la universidad de Harvard, cerca de allí, daba puntos extra a los alumnos en sus exámenes parciales por sumarse a la milicia antihuelga'. 'Ch icos de Harvard, insolentes y bien alimentados', in­ formaba el New York Cal/, 'desfilan por l a ciudad con rifles cargados y relucientes bayonetas'. Ahora, los estudiantes están en el lado opuesto en las controversias sobre las condiciones laborales en las maquilas: al ser ellos el objetivo de productos de todas las marcas, desde tejanos Guess a balones Nike y gorras Duke, los jóvenes se han tomado la cuestión como algo personal"•. La ironía histórica a la que hace referencia Klein continúa con la reciente victoria estudiantil en la Universidad de Harvard: en abril de 2001, 40 estudiantes ocuparon una de las salas de actos de la universidad para protestar por los salarios de los bedeles y el per­ sonal de limpieza; durante las tres semanas que duró la protesta, los universitarios recibieron el apoyo de concentraciones obreras masivas, mientras otros estudiantes y miembros de la comunidad universitaria extendían un campamento por todo el campus para mostrar su apoyo... Finalmente, los estudiantes vencieron y la admi-

Mundo, S.A. J 83 nistración de la universidad tuvo que conceder subidas salariales, negociar con los sindicatos correspondientes y aceptar una repre­ sentación de estudiantes y trabajadores en el grupo creado para re­ visar las condiciones laborales en la universidad...

El medio ambiente La degradación medioambiental ha sido otro de los temas entorno al cual han surgido nuevas coaliciones entre el movimiento obrero y otras organizaciones. Históricamente, los intereses de los trabaja­ dores y los de los defensores del medio ambiente han sido tratados como temas opuestos. El desarrollo económico, la expansión de la producción y el aumento del empleo han sido percibidos como cau­ sas de la contaminación y del daño ecológico. En realidad, la mayor parte del daño ecológico, ya sean las fugas de radiación de las plantas nucleares, el envenenamiento por amianto o la contamina­ ción del agua, provoca un efecto desproporcionado sobre las per­ sonas que trabajan en estas industrias. E n consecuencia, razones para la unión las ha habido siempre. Lo que es significativo de las protestas y campañas actuales son los evidentes lazos que se cre­ an entre trabajadores y otros activistas alrededor de las conse­ cuencias ambientales de la expansión desenfrenada del mercado. La Alianza por el Empleo Estable y el Medio Ambiente estadou­ nidense es un buen ejemplo de este tipo de solidaridad. Formada sólo unos meses antes de las protestas anti OMC en Seattle, fue el fruto de una coalición entre grupos ecologistas y miembros del sin­ dicato de siderúrgicos creada en mayo de 1999 para oponerse a la compra de dos empresas del acero por parte de la empresa Maxa­ am, famosa por talar secoyas milenarias en el norte de California y despedir a trabajadores en huelga y que, sin darse cuenta, había creado una unión de intereses reconocida y valorada por las dos partes. En Seattle, los sindicalistas y los ecologistas no marcharon como extraños -muchos ya se habían conocido antes.

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Privatización En todo el mundo, la privatización, la liberalización y los recortes en el sector público se han convertido en puntos centrales de las luchas sindicales y sociales. la participación de empresas priva­ das en la sanidad, la educación, los transportes y otros servicios públ icos tiene un alto coste para los trabajadores y todos los que dependen de estos servicios. las compañías privadas que entran en el área pública lo hacen esperando sacar unos beneficios consi­ derables, y éstos sólo pueden conseguirse recortando la inversión (erosionando los derechos sindicales, reduciendo los salarios, re­ duciendo los niveles de seguridad, minimizando los períodos de formación, etc.) y/o reduciendo el servicio que prestan (subiendo el precio de los tratamientos médicos, reduciendo el número de pro­ fesores, incrementando el precio de los trenes, eliminando autobu­ ses, etc.). Como reacción a estos ataques, en todos los continentes ha habido olas huelguísticas contra la venta de las industrias esta­ tales y los servicios públicos. El ejemplo más dramático es el de Bolivia en 1999, donde fas ma­ nifestaciones y revueltas en contra de la privatización del agua co­ gieron a la empresa y al gobierno totalmente por sorpresa. la ciudad de Cochabamba se paró durante cuatro días por una huelga general que hizo temblar al establishment boliviano, obligado a dar marcha atrás y a nacionalizar el servicio de agua... [También en Europa) ha habido grandes campañas y protestas contra la privatización ... Estas luchas han estado inspiradas por fa amenaza directa que la privatización supone para las vidas de los trabajadores y sus familias y por la consciencia creciente de las consecuencias de poner los servicios públicos básicos en manos del sector privado. las campañas, huelgas y ocupaciones organiza­ das por sindicalistas y otros activistas deberían exigir la vuelta a la nacionalización de los servicios públ icos sin compensación. las empresas privadas que han comprado los servicios públicos ya nos han sacado bastante dinero en forma de ayudas públicas, mayores precios y peores servicios. Los que deberíamos ser compensados somos nosotros, no ellos. Cuando las burocracias sindicales no es-

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tén dispuestas a exigir la vuelta a la nacionalización, todos los acti­ vistas deben expresar de forma activa y clara su apoyo a los afilia­ dos de base que s í quieran exigirla. Un ejemplo de una organización que avanza en esta dirección es Jobs with Justice, la rama de acción social de la AFL-CI05 esta­ dounidense, cuyos activistas organizan seminarios, mítines y ac­ ciones directas con la colaboración de organizaciones obreras, estudiantiles y ecologistas. En solidaridad con la protesta de Pra­ ga, Jobs with Justice hizo un llamamiento a otras organizaciones para organizar acciones alrededor de conflictos laborales locales. Para cuando la movilización contra el ALCA llegó a Canadá, ya se había desarrollado una red nacional de activistas que organizaron más de 80 acciones locales en Estados Unidos. Este tipo de inter­ vención consciente y coordinada por parte de una coalíción amplia de activistas en las luchas contra la privatización de sindicalistas de base es una estrategia efectiva para frenar la creciente pobreza y inseguridad que la privatización provoca en todo el mundo.

Pobreza Los tiempos del optimismo y las esperanzas de que el Tercer Mun­ do alcanzara a Occidente y avanzara en términos de desarrollo nacional están ya olvidados. Según el Banco Mundial, 2,2 mil mi­ llones de personas son pobres; en el Tercer Mundo, entre un cuar­ to y un tercio de los niños y niñas muere antes de llegar a los cinco años -cifra que se eleva a la mitad en los países más pobres. Es­ tas cifras y otras parecidas contrastan cruelmente con las i ncreí­ bles cifras que ilustran la cantidad de dinero que circula en la economía mundial... Todos vemos que la pobreza es un problema, pero quizás parece una paradoja considerarla como un tema laboral. Al fin y al cabo, el empleo parece ser la forma de conseguir estabilidad financiera pa­ ra la mayoría. Pero en realidad, el tipo de pobreza que experimenta­ mos actualmente tanto a nivel global como dentro de nuestros países sólo puede entenderse como la consecuencia de la relación

86 1 Mark O'Brien entre el capital y el trabajo. La gente no nace pobre. En el mundo ac­ tual, la pobreza no es un fenómeno natural, sino un producto huma­ no. Cada persona hambrienta del mundo es una creación social -cada niño que muere, cada enfermedad que no se trata. Sabemos que nos sobran los recursos y la energía humana para vestir, ali­ mentar, educar, medicar y facilitar el desarrollo artístico de toda la población mundial. Si no lo hacemos no es por la naturaleza huma­ na o la misantropía de los intereses empresariales, sino por la for­ ma en que se organizan nuestras relaciones sociales -lo que se conoce como capitalismo. ¿Y cómo crea el capitalismo la pobreza? Pues de la misma for­ ma que crea los beneficios -a través del trabajo de las personas. La pobreza y los beneficios son dos caras de la misma moneda. Cuando los defensores del sistema dicen que el capitalismo crea riqueza en cantidades enormes, están admitiendo que extrae canti­ dades enormes de riqueza de la mayoría, en forma de energía huma­ na, pensamiento y acción, y distribuye la mayor parte entre una minoría en forma de beneficios. Eyidentemente, los trabajadores y trabajadoras son compensa­ dos económicamente por su trabajo físico y mental, pero si las em­ presas pagaran el valor real de las materias primas y del trabajo de los trabajadores, y vendieran el producto a su valor real (el valor de la fuente original más el valor total del trabajo, incluyendo la admi­ nistración), entonces no obtendrían ningún beneficio. Bajo el capi­ talismo, los empresarios tienen que dar a sus empleados menos del valor de su trabajo y/o encarecer el valor real del producto final pa­ ra así obtener un beneficio. De esta forma, los capital istas, una mi­ noría, se apropian inexorablemente de un valor que producimos todos y todas, y a través de los altos precios, restringen el acceso a los productos a los mismos que los han producido. Las grandes ayudas que los gobiernos dan a las multinacionales reciben frecuentemente el acertado nombre de "asistencia social para empresas". Pero lo que se hace evidente al ver la relación ca­ pital-trabajo, que hemos mencionado antes, es que el sistema capi­ talista en sí mismo es u n sistema de asistencia social para empresas. El capitalismo redistribuye la riqueza, pero no de unos pocos ricos a la mayoría trabajadora, o a los que trabajan duro o

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son más listos, ni lentamente¡ lo que hace el capitalismo es redis­ tribuir la riqueza natural de la productividad humana de los pobres d i rectamente a los ricos, en forma de beneficios. Estos beneficios son nuestro sudor y nuestra ingenuidad empaquetadas y entrega­ das a una minoría cuya riqueza no guarda ninguna relación con sus capacidades o necesidades. Esto es el capitalismo, y por eso la po­ breza es también un tema laboral.

Conclusión El proteccionismo reaccionarío, la degradación ambiental, el traba­ jo de menores, el trabajo en maquilas, los bajos salarios y la priva­ tización son todos consecuencia del capitalismo, pero, como ya he señalado, el trabajo asalariado es su base. No es ninguna coinci­ dencia que sean los trabajadores los que reconozcan la naturaleza de esta relación, y no los empresarios y sus gobiernos títeres -no­ sotros somos los primeros interesados en investigar las causas de nuestra situación. De la misma forma, esto sign ifica que también tenemos la res­ ponsabilidad de responder. No podemos esperar a que ningún mag­ nate de la comunicación le cuente al mundo que todos los productos y servicios deberían ser producidos de forma democrática y respon­ der a les necesidades humanas -eso no va a ocurrir. Tenemos que crear esta opinión nosotros mismos, denunciando sin cesar la natu­ raleza fundamental del problema y, sobre todo, tenemos que empe­ zar a usar nuestro poder en el mismo punto donde su poder se origina. Tenemos que resguardar nuestras habilidades físicas y mentales de los que se aprovechan de ellas y dirigirlas a aquellos que las necesitan. Ésta es la esperanza que las huelgas, las huelgas generales y las ocupaciones, pueden ofrecer. Podemos empezar uti­ lizando estas armas para exigir reformas, y después hacer el salto a administrar nuestras habilidades productivas nosotros mismos. En este momento, el dinamismo y la consciencia radical de los "antiglobalizadores", y la organización y el poder de los trabajado­ res de todo el mundo, se están uniendo. Ecologistas, estudiantes,

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sindicalistas, anarquistas, socialistas y activistas de orígenes muy diferentes están viendo cuánto nos jugamos y cuál es el potencial de lo que nos espera.

l. "Maquila", "maquiladora" o "sweatshop" son términos utilizados para describir las fábri­ cas instaladas en zonas fronterizas de todo el mundo, subcontratadas por las grandes multi­ nacionales occidentales, donde no existe ninguna legislación laboral {n. delatrad.].

2. Testimonio de Julia Esmeralda Pleites, en www.nicnet.org/nike/julia.htm

3. George, S.; El Informe Lugano, Barcelona, Icaria- lnterm6n Oxfam, 2001 4. Klein, N.; No Logo, Barcelona, Paidós, 2001 5. Sindicato mayoritario en Estados Unidos [n. de la trad.]

LOS DERECHOS DE LOS TRABAJADORES. ¿UN TEMA PARA ARQUEÓLOGOS? Eduardo Galeano Más de noventa millones de clientes acuden, cada semana, a las tiendas Wal-Mart. Sus más de novecientos mil empleados tienen prohibida la afiliación a cualquier sindicato. Cuando a alguno se le ocurre la idea, pasa a ser un desempleado más. La exitosa empresa niega sin disimulo uno de los derechos humanos proclamados por las Naciones Unidas: la l ibertad de asociación. El fundador deWal­ Mart, Sam Walton, recibió en 1992 la Medalla de la Libertad, una de las más altas condecoraciones de los Estados Unidos. Uno de cada cuatro adu ltos norteamericanos, y nueve de cada diez n iños, engullen en McDonald's la comida plástica que les en­ gorda. Los trabajadores de McDonald's son tan desechables como la comida que sirven: los pica la misma máquina. Tampoco ellos tie­ nen el derecho de sind icalizarse. En Malasia, donde los sindicatos obreros todavía existen y actú­ an, las empresas lntel, Motorola, Texas lnstruments y Hewlett Pac­ kard lograron evitar esa molestia. El gobierno de Malasia declaró union free, libre de sindicatos, el sector electrónico. Tampoco tenían ninguna posibilidad de agremiarse las ciento noventa obreras que murieron quemadas en Tailandia, en 1993, en el galpón trancado por fuera donde fabricaban los muñecos de Sesa­ me Street, Bart Simpson y los Muppets. Bush y Gore coincidieron, durante la campaña electoral del año pasado, en la necesidad de seguir imponiendo en e l mundo el mo­ delo norteamericano de relaciones laborales. "Nuestro estilo de trabajo", como ambos lo llamaron, es el que está marcando el paso de la globalización que avanza con botas de siete leguas y entra hasta en los más remotos rincones del planeta. La tecnología, que ha abolido las distancias, permite ahora que un obrero de Nike, en Indonesia, tenga que trabajar cien mil años para ganar lo que gana, en un año, un ejecutivo de Nike en los Esta­ dos U n idos, y que un obrero de la IBM en Filipinas fabrique compu-

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tadoras que él no puede comprar. Es la continuación de la época colonial, en una escala jamás co­ nocida. Los pobres del mundo siguen cumpliendo su función tradi­ cional: proporcionan brazos baratos y productos baratos, aunque ahora produzcan muñecos, zapatos deportivos, computadoras o instrumentos de alta tecnología además de producir, como antes, caucho, arroz, café, azúcar y otras cosas malditas por el mercado mundial. Desde 1919, se han firmado 183 convenios internacionales que regulan las relaciones de trabajo en el mundo. Según la Organiza­ ción I nternacional del Trabajo, de esos 183 acuerdos Francia ratificó 115, Noruega 106, Alemania 76 y los Estados Unidos... catorce. El país que encabeza el proceso de globalización sólo obedece sus propias órdenes. Así garantiza suficiente impunidad a sus grandes corporaciones, lanzadas a la cacería de mano de obra barata y a la conquista de territorios que las industrias sucias pueden contami­ nar a su antojo. Paradójicamente, este país, que no reconoce más ley que la ley del trabajo fuera de la ley, es el que ahora dice que no habrá más remedio que incluir "cláusulas sociales" y de "protec­ ción ambiental" en los acuerdos de libre comercio. ¿Qué sería de la realidad sin la publicidad que la enmascara? Esas cláusulas son meros impuestos que el vicio paga a la vir­ tud con cargo al rubro relaciones públicas, pero la sola mención de los derechos obreros pone los pelos de punta a los más fervorosos abogados del salario del hambre, el horario de goma y el despido li­ bre. Desde que Ernesto Zedillo dejó la presidencia de Méjico, pasó a integrar los directorios de la Un ion Pacific Corporation y del con­ sorcio Procter & Gamble, que opera en 140 países. Además, enca­ beza una comisión de las Naciones Unidas y difunde sus pensamientos en la revista Forbes: en idioma tecnocratés, se indig­ na contra "la imposición de estándares laborales homogéneos en los nuevos acuerdos comerciales". Traducido, eso significa: arroje­ mos de una vez por todas al cubo de la basura toda la legislación in­ ternacional que todavía protege a los trabajadores. El presidente jubilado cobra por predicar la esclavitud. Pero el principal director ejecutivo de General Electric lo dice más claro: "Para competir, hay que exprimir los limones". Los hechos son los hechos.

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Ante las denuncias y las protestas, las empresas se lavan las manos: yo no fui. En la industria postmoderna, el trabajo ya no está concentrado. Así es en todas partes, y no sólo en la actividad priva­ da. Los contratistas fabrican las tres cuartas partes de los autos de Toyota. De cada cinco obreros de Volkswagen en Brasil, sólo uno es empleado de la empresa. De los 81 obreros de Petrobrás muertos en accidentes de trabajo en los últimos tres años, 66 estaban al ser­ vicio de contratistas que no cumplen las normas de seguridad. A través de trescientas empresas contratistas, China produce la mi­ tad de todas las muñecas Barbie para las niñas del mundo. En Chi­ na s í hay sindicatos, pero obedecen a un estado que en nombre del socialismo se ocupa de la disciplina de la mano de obra: "Nosotros combatimos la agitación obrera y la inestabilidad social, para ase­ gurar u n clima favorable a los inversores", explicó recientemente Bo Xilai, secretario general del Partido Comunista en uno de los mayores puertos del país. El poder económico está más monopolizado que nunca, pero los países y las personas compiten en lo que pueden: a ver quién ofre­ ce más a cambio de menos, a ver quién trabaja el doble a cambio de la mitad. A la vera del camino están quedando los restos de las con­ quistas arrancadas por dos siglos de luchas obreras en el mundo. Las plantas maquiladoras de Méjico, Centroamérica y el Caribe, que por algo se llaman sweat shops, talleres del sudor, crecen a un ritmo mucho más acelerado que la industria en su conjunto. Ocho de cada diez nuevos empleos en la Argentina están "en negro", sin ninguna protección legal. Nueve de cada diez nuevos empleos en toda Latinoamérica corresponden al "sector informal", un eufemis­ mo para decir que los trabajadores están librados a la buena de Dios. ¿La estabilidad laboral y los demás derechos de los trabaja­ dores serán de aquí a poco un tema para arqueólogos? ¿No más que recuerdos de una especie extinguida? En el mundo al revés, la libertad oprime: la l ibertad del dinero exige trabajadores presos de la cárcel del miedo, que es la cárcel más cárcel de todas las cárceles. E l dios del mercado amenaza y castiga; y bien lo sabe cualquier trabajador, en cualquier lugar. El miedo al desempleo, que sirve a los empleadores para reducir sus costos de mano de obra y multiplicar la productividad, es, hoy por

92 J Eduardo Galeano hoy, la fuente. de angustia más universal. ¿Quién está a salvo del pánico de ser arrojado a las largas colas de los que buscan trabajo? ¿Quién no teme convertirse en un "obstáculo interno", para decirlo con las palabras del presidente de la Coca-Cola, que hace un año y medio explicó el despido de miles de trabajadores diciendo "hemos elim inado los obstáculos internos"? Y siguiendo con las preguntas, la última: ante la globalización del dinero, que divide al mundo en domadores y domados, ¿se po­ drá internacionalizar la lucha por la dignidad del trabajo? Menudo desafío.

GLOBALIZACIÓN ARMADA

"Para que la globalización a vance es imprescin dible que Es tados U n idos actúe con toda su omnip o tencia. La mano invisible del mer­ cado jamás funcionará sin el puño in visible. McDonald's no prosperará s in McDonnell Douglas, constructor del F 15. El p uño in visible que garantiza un mundo s eguro para Silicon Va/ley se llama ejército, a viación, marina y Cuerp o de Marines de los Estados Unidos. " Thomas Friedman, The Ne'w York Times, 28 de marzo de 1999

ESTADO DE GUERRA Ángeles Maestro

El comentarista de The New York Times y antiguo asesor de Madelei­ ne Albright nos recuerda que el capitalismo es en sí mismo expro­ piación de l a mayoría por la minoría y, en esa medida, inseparable de la violencia. En condiciones de crisis económica, la necesidad de intensificar el expolio implica la exacerbación de la misma. La brutal respuesta de Estados Unidos a los atentados sobre el World Trade Center en Nueva York y sobre el Pentágono en Washington, en forma de una guerra sobre un número indeterminado de países que se anuncia como "larga y sucia", tiene la dolorosa virtud de mostrar con innegable nitidez la naturaleza bárbara y sanguinaria de este imperialismo, más global que nunca. Hemos vivido una etapa en la que los acontecimientos económi­ cos, políticos, sociales e incluso los militares se han sucedido ante la pasividad estupefacta e impotente de la gran mayoría de las orga­ nizaciones de la izquierda europea, incapaces de explicar siquiera lo que sucedía y cada vez más debilitadas para responder a las agre­ siones crecientes sobre los intereses populares. Para cambiar la historia, es tan preciso comprender los procesos sociales como ar­ ticular la voluntad colectiva para alterar su curso. La ausencia de ambas facultades ha sido el ingrediente básico de una larga derrota. El hundimiento sucesivo de los tres sistemas socia_les comple­ mentarios que coexistieron con la Guerra Fría -la URSS, el Movi­ miento de los No A l i neados y el Es,tado del Bienestar-, coincidiendo con una profunda crisis económica, inaugura una nue­ va etapa de guerra. Si ésta sólo se ha materializado, hasta ahora, como intervención militar directa en la lucha por el control de re­ cursos naturales, en la periferia del sistema, es porque el brutal in­ cremento de la explotación de la fuerza de trabajo se ha producido

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mayoritariamente en condiciones de paz social garantizada me­ diante la cooptación de cúpulas dirigentes de la izquierda. La devastadora expansión del neoliberalismo ha puesto de ma­ nifiesto algo frente a lo que han debido luchar todos los movimien­ tos de emancipación de la historia de la humanidad: que el pilar básico sobre el que se asienta la dominación es la instalación de su inevitabilidad en la mente de los dominados. La condición funda­ mental que ha hecho posible la expansión de la globalización capi­ talista, más allá de los avances tecnológicos, e incluso de su poderío militar, ha sido el debil itamiento de las organizaciones de la izquierda social y política como resultado de la aceptación bási­ ca de los contenidos del nuevo orden, incluida la integración de sus máximos representantes en las estructuras de poder. Hoy, la gravedad y la extensión de la crisis económica, social y ecológica, el nivel creciente de rebelión popular y su voluntad de articularse a escala mundial, la liquidación de principios democrá­ ticos presuntamente intocables para imponer mecanismos represi­ vos y de control social más eficaces, y el recurso a la guerra imperial pulverizando los últimos vestigios del derecho internacio­ nal, muestran toda la coherencia con la que el sistema de domina­ ción se expresa. Se destruyen así máscaras de legitimidad que sirvieron, hasta hace poco, como coartadas de la renuncia a cues­ tionar el orden social dominante.

El puño detrás de la OTAN El modelo socioeconómico europeo del "Bienestar -respuesta ca­ pitalista a unas determinadas condiciones históricas entre las que no hay que menospreciar la influencia de la Revolución de Octubre y el importante desarrollo de las organizaciones de izquierda victorio­ sas en la lucha contra el fascismo-, estuvo desde el primer momen­ to sometido a los intereses estadounidenses. Tras la Segunda Guerra Mundial, el Plan Marshall y la OTAN aseguraron la hegemo­ nía de Estados Unidos ante cualquier veleidad de independencia por parte de los estados europeos. El análisis de los acontecimientos

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que se han producido en la década transcurrida desde el derrumbe del Bloque del Este permite cuestionar seriamente la justificación defensiva esgrimida para la creación de la OTAN -que en cualquier caso precedió al Pacto de Varsovia. Samir Amín lo expresa asl: "La OTAN fue creada en 1949 para asegurar -según decían- la defen­ sa de Europa occidental contra una eventual agresión de la Unión Soviética. Que esta amenaza fuera real o no (y yo digo que esta amenaza no existía, que la URSS no imaginó jamás avanzar más allá de las fronteras del Tratado deYalta) y, en consecuencia, que la existencia de la OTAN haya sido una exigencia incontrovertible, o sólo el pretexto mediante el cual Estados Unidos ha establecido su hegemonía política sobre el conjunto del mundo capitalista, com­ plementando la hegemonía económica de la que se benefició desde el final de la Segunda Guerra Mundial (y yo afirmo que la tutela de Europa era el único objetivo verdadero de la OTAN), constituyen cuestiones históricas que no examinaré aquí, aunque no sea más que porque habiendo desaparecido de escena la URSS, la amenaza que hubiera podido representar ya no existe"1• La imposición de las políticas neoliberales y la ruptura uni late­ ral por parte del capital del Pacto Social del Bienestar, pusieron fin a tres décadas de aplicación de las tesis del capitalismo keynesia­ no en Europa occidental. Para situar cronológicamente la implanta­ ción de las políticas neoliberales es frecuente aludir a los gobiernos de Ronald Reagan y de Margaret Thatcher, en Estados Unidos y en el Reino Unido respectivamente, a comienzos de la dé­ cada de los 80. Se suele olvidar que la cascada de golpes de Estado y dictaduras militares que se inicia en Latinoamérica con la aniqui­ lación de la Unidad Popular chilena en 1973, respondió directamen­ te al objetivo de yugular el potente movimiento popular existente en esos países e iniciar, en condiciones favorables, la experiencia de implantación de las recetas de la Escuela de Chicago. También vale la pena constatar que sucesos como el golpe de Estado militar pro­ ducido en Argelia hace una década, que desencadenó un baño de sangre e instauró brutales mecanismos de represión y control so­ cial que aún se mantienen, responde a razones semejantes. Más allá de la lucha contra el " i ntegrismo islámico" -que encuentra en la precariedaa y en la desprotección social condiciones idóneas

100 1 Ángeles Maestro para su desarrollo-, la exacerbación de la represión y el manteni­ miento de la situación de guerra civil más o menos larvada con ex­ plosiones como la de La Cabilia, están d irectamente relacionados con la imposición de programas de ajuste estructural que incluyen el desmantelamiento de los servicios sociales públicos, la privati­ zación del sector estatal energético y productivo y la correspon­ diente corrupción de las cúpulas del gobierno y del ejército. La subsiguiente penetración de capital europeo y estadounidense en sectores económicos estratégicos argelinos no es ajena a la com­ prensión solícita con que las grandes potencias acogieron la dicta­ dura militar, ni a la pasividad cómplice con la que se asiste a la depauperación y al desangramiento cotidiano de su pueblo.

El imperialismo en las condiciones del neoliberalismo global La primera muestra de los contenidos y el alcance de lo que G. Bush calificó como "nuevo orden mundial", tras la desaparición del bloque soviético, fue sin duda la Guerra del Golfo. La intensi­ dad y el salvajismo con que las grandes potencias, capitaneadas por Estados Unidos, se aprestaron a asolar u n país infinitamente menos poderoso, echaron pronto por tierra los ingenuos -o cóm­ plices- análisis que se hacían desde las "democracias occidenta­ les" acerca de un futuro en el que la realización de los derechos económicos y sociales de los pueblos se corresponderla con unas relaciones internacionales basadas en el equilibrio entre estados y en la paz y el diálogo como instrumentos para resolver los conflic­ tos. Estos planteamientos, que aunque hoy parezca increíble tuvie­ ron amplio eco en sectores de la izquierda europea, teorizaban acerca del final de la OTAN, una vez desaparecido el Pacto de Var­ sovia, de la disminución progresiva de los gastos mil itares y el in­ cremento correspondiente de la cobertura pública de necesidades sociales, del fortalecimiento de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como marco democrático para resolver los conflic-

Mundo, S.A. 1 101 tos entre estados, etc. El fin de la historia, concebido como el en­ tierro del imperialismo y, con él, de la lucha de clases a nivel inter­ nacional, era el tranquilizador futuro que se diseñaba para la era del final de las ideologías. Este idílico escenario duró apenas un año, pero jugó su papel. La guerra contra Iraq supuso el primer gran ensayo de guerra mediática previa a la ofensiva militar. Estados Unidos aprendió de su derrota en Vietnam que las guerras imperiales pueden perderse, a pesar de la superioridad militar, si la opinión pública rechaza sus presuntos objetivos de "interés nacional" y, por ello, no acepta la justificación patriótica de sus muertos. La Guerra del Golfo fue precedida de una monumental campaña informativa destinada a manipular a una opinión pública internacional -sobre todo euro­ pea- mayoritariamente homogeneizada por la derrota ideológica que representó la ausencia de pensamiento alternativo al imperia­ lismo. Se impus� así, sin apenas fisuras, la construcción propagan­ dística de la necesidad de intervenir mil itarmente en defensa de los "derechos humanos" trente a un enemigo públ ico que atentaba contra los fundamentos de la "civilización", un "eco-terrorista" ar­ mado hasta los dientes, y un sinfín de mentiras mediáticas que hoy conocemos bien2• El objetivo de l a intervención militar multinacional contra Iraq nada tenía que ver con la campaña diseñada desde los medios de comunicación y la misma ocupación de Kuwait fue un oportuno pre­ texto3. El efecto conjunto de la guerra y un embargo genocida que ha causado la muerte de cerca de un millón de niños menores de cinco años y que ha dejado a un país con ingentes recursos natura­ les en la más absoluta de las ruinas, con los efectos del uso de ura­ nio empobrecido prolongando indefinidamente la enfermedad y la muerte de su pueblo', es un precio que según la tristemente céle­ bre frase de Madeleine Albright "vale la pena pagar". ¿A cambio de qué? Dragan Plavsic pone palabras a lo que hoy es una evidencia: "se trata de la destrucción económica y militar de Iraq y con ello, de la idea misma de un poder árabe que osase amenazar el control occidental sobre el petróleo de Oriente Medio y los inmensos be­ neficios de las gigantescas multinacionales petroleras estadouni­ denses y británicas, como Chevron, Exxon y British Petroleum.

102 1 Ángeles Maestro troleum. Además es difícil encontrar mejor ejemplo contemporáneo de cómo la integración del poder económico del capital multinacio­ nal, con el poder político y militar de Estados Unidos y de los princi­ pales estados capitalistas, conforma el impulso hacia la guerra imperialista en nuestro tiempo">. La estrecha vinculación entre multinacionales del petróleo y la industria armamentista puesta de manifiesto en la operación militar contra Iraq, se concreta incluso en los más altos cargos de las administraciones de la familia Bush. Nombres como Richard Cheney, Colín Powell y Donald Rumsfield, protagonistás de la Guerra del Golfo, vuelven a ocupar el estrellato del Gabinete de Guerra de Bush junior tras un lapso de diez años en el que las petroleras recompensaron generosamente 'la guerra que organizaron para ellas. El complejo militar industrial norteamericano no sólo vio crecer de forma espectacular su cartera de pedidos tras los bombardeos masivos sobre lraq6, que por otra parte continuaron de forma inter­ mitente durante la administración Clinton, mostrando la dimensión estratégica de los intereses actuantes en la zona. Hasta la fecha permanecen 30.000 soldados norteamericanos en el Golfo Pérsico, sin que su presencia tienda a disminuir, sino todo lo contrario. Tam­ bién se inició una etapa de aumento insólito y sostenido de los gas­ tos militares de los aliados árabes, sobre todo las petromonarquías, Eg ipto y Jordania, quienes a pesar de haber visto llegar generosa­ mente la ayuda militar norteamericana, han ampliado exponencial­ mente su deuda exterior. Este incremento de la militarización de Oriente Medio responde a un doble objetivo: sostener la escalada militar en una zona altamente inestable y asegurar el control inter­ no en países con una situación social explosiva agudizada por las consecuencias de los planes de ajuste impuestos por el Fondo Mo­ netario I nternacional (FMI). El acercamiento turco-israelí, concretado en el trascendental Acuerdo de Cooperación y Educación Militar firmado por ambos países en 1996, introduce nuevos elementos de desestabilización regional. En él se regula la celebración de maniobras militares conjuntas con posible presencia estadounidense e inversiones im­ portantes en equipamiento m i l itar de fabricación estadounidense, vía Israel o directamente a partir de la industria militar israelí7. La

Mundo, S.A. 1 103 escalada militar particular de Israel, siempre financiada con lar­ gueza por Estados Unidos, es el telón de fondo de la guerra perma­ nente contra Iraq y de la masacre so.stenida desde hace 53 años sobre el pueblo palestino que conoce desde hace un año una feroz intensificación. La nueva escalada militar que marca la expansión internacional del imperialismo tras el hundimiento de la URSS no había hecho más que empezar en la Guerra del Golfo. La penetración del capital multinacional en los países que integraron el Pacto de Varsovia abrió una nueva zona de fricción entre la UE, hegemonizada por la potente Alemania unificada y Estados Unidos. Los intereses geoestratégicos que se jugaron en la guerra deYu­ goslavia, el último país aliado de Rusia en los Balcanes, fueron la neutralización y el aislamiento de esta última y el bloqueo de cual­ quier posibilidad de integración de la misma en una Unión Europea independiente y soberana, el control del acceso a los recursos pe­ trolíferos de las antiguas repúblicas soviéticas, y la imposición de la hegemonía militar de Estados Unidos sobre la Unión Europea a tra­ vés de la expansión de la OTAN hacia el este. El estallido político de la antigua Yugoslavia se inició en 1991 con el reconocimiento unila­ teral, al margen de la Unión Europea, por Alemania y el Vaticano, de Croacia y Eslovenia. El entrenamiento militar y el envío de armas desde la República Federal Alemana, comenzó más de diez años antes. El cerco económico fue decidido explícitamente por Estados Unidos desde noviembre de 1990ª y ejecutado a través del Fondo Mo­ netario Internacional y el Banco Mundial. La suspensión de crédi­ tos, la imposición de planes de ajuste y la exigencia del pago inmediato de la deuda, con el correspondiente bloqueo de las trans­ ferencias económicas desde Belgrado a las diferentes repúblicas y provincias, crearon las condiciones de facto para la secesión. La coincidencia de intereses estratégicos entre Alemania, como gran potencia dentro de la Unión E uropea, y Estados Unidos, no de­ be ocultar la existencia de contradicciones intercapitalistas que aportan explicaciones de gran trascendencia sobre la decisión de estos últimos de intervenir militarmente a través de la OTAN, así como sobre la forma y el momento elegido: en enero de 1999, se pu­ sieron en funcionamiento los mecanismos de control macroeconó-

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mico para la entrada en vigor de la moneda única en el seno de la Unión Europea. El comienzo brillante d e la andadura del euro, fuer­ te en su cotización frente al dólar, sustentó todo tipo de especula­ ciones acerca de las posibilidades de desarrollo de una Unión Europea que actuara como contrapeso de Estados Unidos. El viejo sueño de la multipolaridad, con una E uropa democrática y social frente al capitalismo salvaje del otro lado del Atlántico, se puso otra vez en marcha. La ilusión duró poco. Las mentiras mediáticas, la transmutación del ELK de fuerza terrorista en movimiento de li­ beración nacional al que se armaba e instruía militarmente de for­ ma cada vez más evidente, la condescendencia con que se permitía su financiación en conexión estrecha con las mafias del narcotráfi­ co de Sicilia y Turquía, etc., habían preparado el terreno para la "in­ jerencia humanitaria". Las conversaciones de Rambouillet fueron poco más que una escenificación destinada a crear la apariencia de postura dialogante por parte de la "comunidad internacional" que, subordinada a Estados Unidos, ya había decidido la intervención militar. Con objeto de responsabilizar al gobierno yugoslavo del fracaso del intento de solución pactada, se intentó ocultar que el precio de la paz era la invasión de todo el territorio yugoslavo por las fuerzas de la OTAN9. A lo largo de la guerra, e l espectáculo de la subordinación de los gobiernos y de la mayor parte de las fuerzas políticas europeas incluida de forma destacada la socialdemocracia- fue patético. Clinton anunciaba decisiones adoptadas en primera persona y le seguía el miserable espectáculo d e la corte d e presidentes europe­ os contorsionándose para hacer creer que habían sido tomadas co­ lectivamente. Como afirmó Samir Amín, el presidente de Estados Unidos cooperó gustosamente en esta farsa porque "el objetivo de dar luz verde a la intervención de la OTAN era, por encima de todo, anular toda veleidad de independencia de los estados europeos y de mostrar que la Unión Europea no existía. Lo logró"'º. Probablemente el hecho que simboliza y condensa en mayor medida los elementos fundamentales de este complejo proceso, es el nombramiento del norteamericano William G. Walker como jefe de la misión en Kosovo de la Organización para la Seguridad y la Cooperación Europea (OSCE). No solamente ejemplifica las di-

Mundo, S.A. J 105 mensiones de la "independencia" europea. No sólo fue acusado de connivencia con los escuadrones de la muerte mientras fue emba­ jador de Estados Unidos en El Salvador. También lo fue de ser uno de los principales responsables del Irán-Contra, entramado de la CIA para financiar a l a siniestra "contra" nicaragüense mediante el tráfico de drogas, organizado por el presidente Reagan y el coronel Oliver North, y en el que inició Osama Bin Laden su largo historial de servicios a Estados Unidos. Narcotráfico, petróleo y guerra, será el triplete manejado desde Washington que estará presente duran­ te el largo conflicto entre Afganistán y la URSS hasta el hundi­ miento de esta última"; se repetirá en Kosovo y en Chechenia, hasta terminar nuevamente-por ahora- en Afganistán. La cuenta de resultados de la guerra incluye miles de muertos albanokosovares, serbios, hú ngaros, gitanos, etc., la infraestructu­ ra del país destruida, los efectos de las bombas de fragmentación y de uranio empobrecido permaneciendo durante décadas, el desas­ tre medioambiental como consecuencia del bombardeo de indus­ trias químicas, el hermoso Danubio convertido en río de la muerte. La limpieza étnica, gran pretexto de la intervención militar "huma­ nitaria", es la consecuencia incrementada y permanente de la gue­ rra. Violencia e inestabilidad mantenidas que se extienden a países vecinos -Macedonia vendría inmed iatamente después- y que cumplen la preciada función de ofrecer ocasiones para nuevas in­ tervenciones y, en cualquier caso, de justificar la existencia de ba­ ses y la presencia militar directa de la OTAN de forma indefinida. La cumbre de Washington (25 y 26 de abríl, 1999), conmemorativa de los 50 años de su creación, fue oportunamente financiada por doce grandes empresas m ultinacionales con 250.000 dólares cada una. Las razones de su interés fueron claramente explicitadas: "La mayor parte de las firmas del comité de honor venden, justamente, el tipo de productos más demandado por los mercados emergentes de Europa oriental y central". Estos últimos años, las sociedades militares de Estados Unidos han ejercido una potente presión so­ bre el Congreso para conseguir la admisión de H ungría, Polonia y la República Checa. Gerald B. H. Solomon, antiguo diputado y hoy miembro de estos grupos de presión declaró: "Nosotros queremos que [estos paises] compren americano"12• En esta cumbre se con-

106 1 Angeles Maestro sagró el "nuevo concepto estratégico de la "nueva OTAN", supri­ miendo las dos restricciones a su capacidad de actuación conteni­ das en el Tratado Fundacional de 1949, artículos 5 y 6: "la defensa de sus estados miembros" y la "respuesta militar sólo tras una agre­ sión exterior y exclusivamente dentro de sus fronteras". Cualquier país del mundo puede ser escenario de intervención de la OTAN ­ salvo Latinoamérica, que desde la doctrina Monroe se considera ámbito de intervención exclusivo de Estados Un idos- sin autori­ zación previa, ni del Consejo de Seguridad de la ONU, n i de ningún otro organismo internacional, y por cualquier motivo "que pueda poner en peligro los intereses comunes y los valores de los miem­ bros de la Alianza". La nueva OTAN, nacida en pleno bombardeo sobre Yugoslavia, representa la legitimación de la intervención imperialista a escala mundial bajo la égida de Estados Unidos y garantiza su dominación mediante el recurso directo al uso de la fuerza contra aquellos es­ tados o pueblos que se resistan a los planes del poder en cualquier rincón del planeta. Se pulverizan así los principios básicos del de­ recho internacional y todo el sistema de relaciones creado en torno a las Naciones Unidas tras la Segunda Guerra Mundial.

Globalización, recesión y guerra permanente Los atentados del 1 1 de septiembre -independientemente de su origen, y además de expresar de forma sintética una situación de crisis global que incluye aspectos políticos, culturales, económi­ cos, sociales y mil itares- han servido como catalizador de un pro­ ceso de recesión y decadencia de larga andadura. Los mitos de consumo masivo en las dos décadas precedentes (globalización si­ nónimo de prosperidad ili mitada, derechos sociales, multipolari­ dad, paz, derechos humanos, democracia, etc.) se derrumbaban a pasos agigantados sin que nuevos elementos de legitimación pu­ dieran sustituirles eficazmente. Robert Rubín, secretario del Teso-

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ro de Estados Unidos declaraba en 1998: "Estoy profundamente in­ quieto por el debilitamiento del apoyo popular a la globalización en el momento en que los intereses económicos, de seguridad nacio­ -fial y geopolítica del país exigen lo contrario"'3• El capitalismo con­ vertido en el tren sin frenos, del que hablaba George Soros", daba muestras crecientes de ingobernabilidad. La crisis global no se inició el 1 1 de septiembre pasado, ni en ju­ lio de 1997 en el sudeste asiático, ni siquiera en diciembre de 1994 en Méjico. Los datos económicos apuntan a que desde comienzos de los años setenta se está desplegando una crisis de sobrepro­ ducción que ha hecho caer de forma sostenida la tasa de creci­ miento del PIB real de los países del G7 y ha empujado en la misma dirección a la economía mundial. Es muy difícil encontrar análisis con un mínimo rigor sobre los úl­ timos conflictos bélicos que no apunten hacia el control de produc­ tos energéticos como uno de los factores causales más importantes. Los datos del Departamento de Energía de Estados Unidos son con­ cluyentes: "el consumo de petróleo global aumentará de 77 millones de barriles diarios en el 2000, a 1 1 0 millones en el 2020 (un incremen­ to del 43%); si las cosas suceden así, en 20 años se habrán consumi­ do dos terceras partes de las reservas de petróleo conocidas"';. En cuanto a la última guerra, la de Afganistán, todos los cami­ nos llevaban al mar Caspio mucho antes del 11 de septiembre. A principios de -1998, Lester W. Grau escribía: "Los días de petróleo barato continúan ... aún. Ahora gran parte del petróleo usado en Es­ tados Unidos viene de Venezuela y del Golfo Pérsico, mientras Eu­ ropa compra petróleo en el Golfo Pérsico y en el mar del Norte. Hace ya años que los países europeos compran gas natural de la antigua URSS y Rusia, y también cantidades limitadas de petróleo de la región euroasiática. Esta situación puede cambiar, pues exis­ te una región euroasiática que posee mayores reservas de petróleo y gas natural que las de Irán e Iraq. El mar Caspio parece estar si­ tuado encima de otro mar: el de los hidrocarburos. Muchos de los grandes petroleros de Occidente están negociando allí contratos por valor de miles de millones de dólares. Las firmas petroleras de Estados Unidos están muy bien representadas en esas negociacio­ nes y allá donde se dirija el comercio estadounidense, allí están en

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Angeles Maestro

juego los intereses nacionales". Más adelante concreta: "Más de 40 proyectos están en desarrollo en Kazajstán y Azerbaiján, en los cuales están involucradas once compañías estadounidenses, vein­ ticuatro compañías de otros países y dos rusas. El valor total de di­ chos proyectos supera los cien m i l millones de dólares"'6• Durante años Texaco, Chevron, Exxonmobil, etc., las corporaciones petrolí­ feras más grandes del mundo, han invertido enormes cantidades en

¡NO A LA GUERRA! La oposición a la guerra contra Afganistán también fue am­ plia y global, a pesar de que la cobertura mediática fue escasa. En algunos países, como en Estados Unidos e Italia, los movi­ mientos contrarios a la globalización convirtieron sus protes­ tas en manifestaciones por la paz.

Algunas de las protestas en 2001 Perugia, Italia

14 oct.

Manifestación de 300.000 pers.

Kokalta, India

14 oct.

100.000 personas

Tailandia

20 oct.

30.000 personas

Barcelona

28 oct.

20.000 personas

Madrid

4 nov.

20.000 personas

Atenas

8 nov.

10.000 personas

Roma

10 nov.

130.000 personas

Berlín

10 nov.

50.000 personas

Londres

18 nov.

100.000 personas

Estados Unidos

27 oct.

Movilizaciones en 75 ciudades

Beirut

10 nov.

800 personas participan en un foro "antiglobalización" y antiguerra

un oleoducto y un gasoducto que va desde el mar Caspio al océano Indico. Es decir, a través de Afganistán. �I otro gran gigante económico de Estados Unidos, la industria bélica, se aprestaba a poner en marcha una de las mayores expan­ siones de su historia. El escenario lo levantó el presidente Bush ju-

Mundo, S.A. [ 109 nior inmediatamente después de reponerse del susto de los atenta­ dos. La propuesta de construir una alianza internacional antiterro­ rista no era una invitación: "Cada nación, cada región, tiene una decisión que tomar. O están con nosotros, o están con los terroris­ tas". La amenaza entrañaba el final de uno de los principios más respetados del derecho internacional: el derecho a la neutralidad. Se trata de una guerra contra un enemigo i ndeterminado'7, frente al cual se pueden usar "todas las armas", en ataques "preventivos", ante la simple sospecha de que un estado aloje "terroristas" y por tiempo "duradero"''. Frente a una dura recesión que ya había suprimido un millón cien mil empleos en Estados Unidos en los seis primeros meses de 2001, en la que los datos empeoran progresivamente y cuya salida no se vislumbra, la potencia imperial ve declinar los mecanismos económicos de control del mundo y apela a la "omnipotencia" de su aparato mil itar. La apuesta es doble: reforzar' los mecanismos de dominación y utilizar a la industria militar corno motor de la econo­ mía. Chossudovsky lo expresa así: "Se utilizan las palabras rece­ sión y guerra para imponer una reorientacrón de recursos (con la correspondiente reducción de los programas sociales) hacia el complejo militar industrial, proceso que financiará también la ex­ pansión del imperio norteamericano en todo el mundo"'9• Apenas dos meses después de los atentados, el Pentágono no defraudó las expectativas. Adjudicó el contrato militar más impor­ tante de la historia a la compañia Lockheed Martín para la cons­ trucción de 3.000 cazabombarderos Joint Strike Fighter, para las Fuerzas Armadas de Estados Unidos y Gran Bretaña. Por su parte, la empresa Raytheon, que ya había firmado un contrato de 414 mi­ llones para ampliar el arsenal de misilesTomahawk, casi vacío tras Kosovo, espera facturar una cantidad similar. Vueltas de tuerca del aparato represivo que desvelan el duro rostro de un sistema que intensifica la violencia mediante la que se sustenta, a medida que la crisis se hace más profunda y la resisten­ cia se organiza. En los últimos años, de Chiapas a Seattle, de Durban a Génova20 y Argentina, los pueblos se han levantado a tientas, aprendiendo a identificar la estructura de las relaciones de poder, sus brazos eje­ cutores y sus instrumentos de control social. Nuevas formas de lu-

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Ángeles Maestro

cha y organización han surgido sobre todo en la periferia, pero tam­ bién en el centro, entre los crujidos del sistema. Frente a un sistema hipotecado por una grave crisis de repre­ sentación y que muestra su cara más brutal porque tiene que recu­ rrir a mecanismos cada vez más agresivos para mantenerse, resurge con fuerza el movimiento popular sacudiéndose el desa­ liento, la confusión y el aislamiento. Repite el impresc indible y ori­ ginario: sí, se puede, como el único grito de esperanza posible frente a la barbarie de la globalización capitalista y de la guerra co­ mo su producto más salvaje. Si el movimiento "antiglobalización" -expresión del ascenso de la capacidad de articular movimientos populares diversos- tuvo la inteligencia de identificar la resisten­ cia global como método de trabajo imprescindible, será en su seno donde se fragüen los nuevos contenidos de la lucha por la paz.

l. Amln. S.; "Alto a la OTAN. El proyecto imperialista reoliberal de la hegemonía de Estados Unidos", en Dominaci ón económica y militar en el "Nuevo Orden Mundial", Madrid, Campaña por el Levantamiento de las Sanciones a Iraq, pág. 9, 2000.

2. Un e�haustivo análisis de la manipulación informativa y del control de los medios

de comunicación antes y durante la Guerra del Golfo se encuentra en Collon, M.; Attenlion Medias/ Bruselas, EPO, 1992.

3. De hecho, EE.UU. habla decidido intervenir militarmente antes de que el Consejo de Seguri­ dad de NN.UU. aprobara las primeras sanciones económicas el 6 de agosto de 1990 y acordó

Mundo, S.A. 1 111 el envío de tropas a Arabia Saudf antes de contar con su visto bueno. Sobre los aspectos económicos, diplomáticos y militares que precedieron a la guerra contra Iraq puede verse: Varea, C . ; "EE.UU. e Israel buscan un reajuste militar y demográfico en Oriente Medio" en Nación Arabe nº 14, págs. 12-14, Madrid, 1991.

4. Una importante colección de textos y documentos sobre los intereses estratégicos de

EE.UU. y sus aliados que explican la Guerra del Golfo y la prolongación del embargo a Iraq, asl corno sobre la grave conculcación del derecho internacional que entrañan, puede encontrarse enVarea C. y Maestro A. (eds.); Guerra y sanciones a Iraq. Naciones Unidas y el "nuevo orden mundial", Madrid, Libros de la Catarata, 1997.

5. Plavsic, D.; "Guerras sin fin" en Socia/ist Review, Londres, Abril 2001, pág. 20. 6. Según la Asociación Internacional de Médicos para la Prevención de la Guerra Nuclear: "En los 19 primeros días de guerra, el tonelaje de bombas arrojadas sobre 1.raq fue tres veces el utilizado durante toda la Segunda Guerra Mundial", The Medica/ Educationa/Trust "Conti­ nuing Health Costs of de GulfWar", Londres, 1992. Citado en el Informe de/aSegunda Delega­ ción a Iraq, Madrid, Comité de Solidaridad con la Causa Árabe y Ayuntamiento de Coslada, 1994

7. Mesa Delmonte, L. "Turqufa e Irán. La periferia estratégica de Israel", en Nación Árabe nº 35; Madrid, 1998 8. The New York Times, 28 de noviembre de 1990, publica un informe de la CIA que predice el estallido deYugoslavia en los próximos 18 meses y una probable guerra civil. Indica el artículo que la decisión de EE.UU. de suspender los créditos y sus consecuencias serán una de las causas de la futura guerra. Cítado en Collon, M.; Poker menteur, Bruselas, 1998. B del "Acverdo parala pazy el aulogobierno de Kosovo", intentó mantenerse en secreto pero alguien lo entregó a la prensa. En el párrafo 8 se establecía: "El personal de la OTAN gozará, junto con sus vehículos, naves, avíación y equipamiento, de libertad de acceso sin restricción ni impedimento alguno por toda la República Federal de Yugoslavia, incluyendo su espacio aéreo y aguas territoriales."

9. El apéndice

10. Amín, S.; op.cit. pág. 10. 11. Le Nouvel Observateur, 20 de enero de 1998. Zbigniev Brezinski, consejero del presidente Carter en materia de Seguridad, confirma en una entrevista lo que ya habla afirmado en sus memorias el exdirector de la CIA Robert Graves: seis meses antes de la entrada de las tropas soviéticas en Afganistán, Carter formó la primera directiva que autorizaba el apoyo militar a la oposición islarnista A la pregunta de si no se arrepentía de haber dado armas a futuros terroristas (¡en 19981). respondió: "¿Qué es mas importante desde la perspectiva de la historia del mundo? ¿Los talibanes o la caída del imperio so�iético? ¿Algunos excitados islarnistas o la liberación de Europa central y el fin de la Guerra Fría?..'' 12. Washington Post, 13 de abril de 1999. Citado por Col Ion, M.; Monopoly. L 'OTAN á

la conqué/e du monde, Anvers. EPO, 2000, pág. 92.

13. Rubin, R.; lnternational HeraldTribune, 7 de septiembre de 1998. 14. Soros, G.; La crisis del capitalismo mundial. La sociedad abierta en peligro, Madrid, 1999.

15. Datos recogidos de Klare, M.; "Un nuevo mapa de conflicios. La puja mundial por los recursos naturales" en Nuestra Propuesta, Buenos Aires, 2001.

16. Grau, L.W.; "La política del oleoducto y el surgimiento de una nueva región estratégica:

petróleo y gas natural del mar Caspio y Asia central". En Military Review, nº 72. Traducido al castellano en http://www.rebelion.org/internacional/grau270jl01.htrn.

17. El 29 de septiembre de 2001, los medios de comunicación publicaron una lista de "grupos terroristas" en la que se incluían organizaciones de los cinco continentes entre las que se encontraba el PKK (Kurdo), las FARC (Colombia}, diversas organizaciones palestinas laicas, etc. y países como Iraq o Cuba. 18. En el discurso pronunciado el dfa de Acción de Gracias de noviembre de 2001 , el presidente Bush calculó que la guerra durarla "unos diez años". 19. Chossudovsky, M.; "Los fabricantes de armas siguen a Bush", en Nuestra Propuesta, Buenos Aires, 2001.

20. Las expectatívas y las contradicciones implícitas en el nuevo movimiento "antiglobalización", a ralz de las movilizaciones contra el G-8, han sido analizadas recientemente en: Maestro, A. etal.;La batalla de Génova, El ViejoTopo, 2001, págs. 273-282.

MUJERES E INMIGRANTES EN LA ALDEA GLOBAL

«En los últimos 30 años, las mujeres hemos avanzado mu­ chísimo. Nuestras vidas son hoy más nobles y más ricas que antes, pero también son terriblemente más difíciles . . . Las contradicciones a las que nos enfr�ntamos las mujeres jamás han sido tan dolorosas como ahora. . . En todas par­ tes, m ujeres sin voz soportan privaciones, dolor y sufri­ miento infinitos en un sistema mundial que crea billones de perdedores por cada puñado de ganadores. Es hora de vol­ ver a enfadarnos. » Germaine Greer, escritora feminista

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¡DERECHOS PARA TOD@S! Carolyn Egan y Michelle Robidoux

Las mujeres se han lanzado de forma entusiasta al creciente movi­ miento anticapitalista. Teóricos y líderes como Vandana Shiva, Su­ san George, Naomi Klein, Medha Patkar y Maude Barlow han inspirado a gente en todo el mundo. Las mujeres han estado en las calles y organizando el movimiento desde Seattle a Praga, Porto Alegre, Quebec ... Las mujeres jóvenes se están radicalizando en masa, y las mayores también están aceptando el desafío. Los estragos del capitalismo global están empujando a más y más mujeres a actuar contra el sistema en temas de degradación medioambiental, explotación, derechos humanos y guerra, pero también dando respuesta a las formas específicas en que el capita1 ismo afecta a las mujeres del norte y del sur.

La vida cotidiana de las mujeres El capitalismo está concentrando cantidades cada vez mayores de dinero y poder en manos de cada vez menos personas, mientras la mayoría empobrece y sus condiciones de vida empeoran. Hay una relación clara entre los planes de ajuste estructural, los acuerdos comerciales y la vida cotidiana de las mujeres. En Latinoamérica, el 84% de los trabajos están en la economía sumergida, y la mayoría de los empleados en este sector son niños y mujeres (muchas madres solteras); venden comida en mercados, trabajan a destajo, produ­ cen artesanía o trabajan ocasionalmente en el campo. Sus trabajos están mal pagados y son inestables, pero no tienen otras opciones. En muchos países, y debido a las condiciones económicas, las

116 1 C. Egan y M. Robidoux mujeres se ven obligadas a emigrar a las ciudades para trabajar en hoteles y servicios, en maquilas o en el comercio sexual. Son traba­ jos no regulados en los que las mujeres deben soportar salarios ba­ jos y situaciones de riesgo, increíbles ni veles de explotación y acoso. La mayoría viven en condiciones deplorables, intentando sa­ car adelante a sus hijos sin asistencia médica ni servicios sociales.

LA MARCHA MUNDIAL DE MUJERES En el 2000, la Marcha Mundial de Mujeres movilizó centenares de miles de mujeres alrededor del mundo bajo el lema "por el fin de la pobreza y de la violencia". En octubre de ese año, se celebraron acciones en países como Mozambique, Chile, Méji­ co, Bélgica, Estados Unidos y Canadá. Representantes de 6.000 organizaciones de mujeres y sindicatos de 161 países trabaja­ ron juntos para sacar a la luz temas importantísimos en la vida de las mujeres, y la amenaza de la globalización y sus efectos fue integrada en las exigencias de la marcha. Las mujeres pedí­ an el fin de los programas de ajuste estructural, de los recortes sociales y de los servicios públicos, la derogación del Acuerdo Multilateral de Inversiones (AMI) y la cancelación de I� deuda de todos los países pobres... Un año antes de las protestas de Seattle contra la OMC, se celebró una reunión de organización de la Marcha Mundial de Mujeres en la que 145 mujeres de 65 países del norte, el sur, el este y el oeste, con idiomas y experiencias vitales diferentes, se encontraron en Montreal. Al hablar de las exigencias de la marcha, quedó claro que la globalización y los planes neolibe­ rales estaban condenando a más y más mujeres a la pobreza en todo el mundo, y las participantes concluyeron lo siguiente: "... la ratificación de acuerdos y convenios comerciales de­ bería subordinarse a los derechos humanos individuales y co­ lectivos fundamentales. El comercio debería subordinarse a los derechos humanos, y no al revés... (exigimos) la elimina­ ción de los para�sos fiscales, del secreto bancario y la redistri­ bución de la riqueza de los siete países más ricos"1• Las activistas entendieron el papel de la OMC, el BM y el

Mundo, S.A. 1 117 FMI en los tratados comerciales: estas instituciones y tratados están al servicio de las multinacionales, y sus acuerdos no tie­ nen que ver con el comercio, sino con el aumento de los benefi­ cios de los poderosos. Un folleto del comité canadiense de la marcha, publicado antes de la cumbre de las Américas en Que­ bec en abril de 2001 , decía: "el capitalismo neoliberal... mantie­ ne a la gran mayoría de las mujeres en situaciones de inferioridad cultural, menosprecio social y marginación eco­ nómica, invisibiliza nuestro trabajo y comercializa nuestros cuerpos". Casi cinco millones de personas firmaron en apoyo a las exi­ gencias de l a marcha; en octubre de 2000, las exigencias fueron entregadas a las Naciones Unidas, el BM y el FMI, uniendo a muchos más en un movimiento en ascendencia.

Las maquilas de Méjico son un buen ejemplo de esta situación. La primera área libre de comercio se creó en los 60 en una región fron­ teriza con el sur de Tejas, y desde entonces no ha cesado de crecer sin ningún control; en 1995, Méjico, Estados Unidos y Canadá firma­ ron el Á rea de Ubre Comercio de América del norte (NAFTA), con la excusa de que mejoraría la vida de los trabajadores. Sin embargo, de los 1,8 millones de desempleados mejicanos de 1995 se pasó a más de 3 millones en un año, y empresas de todo el mundo se esta­ blecieron allí porque los costes eran más bajos y las exigencias am­ bientales más laxas. Estas empresas ofrecieron trabajo a las jóvenes de la zona, que tuvieron que aceptarlos a falta de nada me­ jor, llegando a formar entre el 60 y el 90% de las plantillas ... En estas zonas, las mujeres viven en áreas sin agua, sin alcantarillado y sin electricidad; los desechos industriales contaminan el agua y la tie­ rra, y el hedor es insoportable. Los riesgos laborales a los que son expuestas las mujeres han provocado malformaciones en los nii1os. La violencia está presente tanto en el trabajo como fuera de él. Más de cien mujeres han sido asesinadas en Ciudad Juárez en u n ai1o y las autoridades no han hecho prácticamente nada; el acoso sexual es constante; las mujeres son despedidas a l que­ darse embarazadas, y al superar los 25 años se prescinde de ellas

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por ser "demasiado viejas". Las maquilas no son nada nuevo en el panorama económico, pe­ ro con una competencia creciente, los capitalistas buscan nuevos mercados y mayores beneficios, y la explotación se dispara. Todas las barreras para la consecución de beneficios deben ser derriba­ das, y ese es el objetivo de acuerdos como el Á rea de Libre Comer­ cio de las Américas (ALCA). Los zapatístas, entre los que se cuentan muchas mujeres, ini­ ciaron su levantamiento el día que el NAFTA -antecesor del AL­ CA- empezó a funcionar. La destrucción que experimentaban las comunidades indígenas de Chiapas tenía mucho que ver con este acuerdo comercial. Los gobiernos nos dicen que la globalización pondrá fin a la po­ breza y redistribuirá la riqueza mundial, pero lo que el mercado ha hecho hasta el momento es subir precios, polarizar la sociedad e incrementar el paro en los países del sur. A las multinacionales se les permite conseguir grandes beneficios sin respetar ninguna le­ gislación laboral ni ambiental; reciben exenciones fiscales que be­ nefician a una elite mientras l a mayoría vive en la pobreza. En Filipinas, más del 70% de la población vive por debajo del ni­ vel de pobreza, a pesar de los altos índices de inversión (y las con­ diciones son idénticas a las mejicanas) . . . Lo mismo ocurre en Sudáfrica, donde el nú mero de personas en la economía sumergida ha crecido de forma dramática; las condiciones laborales son muy peligrosas y muchas personas ni siquiera tienen una casa donde ir después del trabajo... Los altos índices de infectados por el VIH ha­ cen estragos entre mujeres y hombres... Las formas de vida tradicionales de las comunidades rurales es­ tán siendo atacadas por el agrobusiness de las multinacionales, que favorecen una agricultura dedicada a la exportación y desestabili­ zan así las granjas familiares; las vidas de las mujeres se rompen, y las estructuras tradicionales de apoyo desaparecen sin que existan servicios para reemplazarlas. A las mujeres se les hace muy difícil sacar adelante a sus familias y tienen que abandonar el campo...

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Las mujeres en los países industrializados La mayoría de las personas pobres en los paises industrializa­ dos también son mujeres, y, en los últimos años, el nú mero de mu­ jeres con trabajos mal pagados, temporales y de media jornada ha aumentado... U n estudio canadiense reciente afirmaba que: "Aún existe una importante diferencia entre los ingresos de las mujeres y los de los hombres... Esta diferencia se explica, por un l ado, por la sobrerepresentación de las mujeres en los trabajos precarios, y por otro, por la permanente desigualdad económica de las mujeres en guetos femeninos mal pagados y peor valorados"2• Según las Naciones Un idas, Canadá es el mejor país del mundo para vivir, pero una de cada cinco mujeres recibe salarios bajos. El estudio dice que las mujeres "son considerablemente más pobres de lo que generalmente se cree", y las mujeres de minorías indige­ nas y raciales están aún en una situación peor... La reestructuración de la economía para adaptarse a las necesi­ dades del capital ha provocado el agravamiento de las diferencias entre ricos y pobres, y la vida de la mayoría de mujeres es cada vez más dura. La globalización está dando más y más poder a las multi­ nacionales y eso provoca despidos, privatizaciones, debilitamiento de los derechos laborales y recortes en sanidad, servicios sociales y educación. Con los gobiernos lavándose las manos de temas co­ mo el cuidado de los mayores, los enfermos y los niños, esta carga recae en las mujeres... que cada vez lo tienen más difícil para reci­ bir ayudas... Muchas mujeres han visto como sus salarios se reducían mien­ tras su trabajo aumentaba. En Canadá, más de 5 m i llones de perso­ nas (de un total de 28 millones) son pobres; de éstos, el 70% son mujeres y niños, y el 57,2% de las madres solteras son pobres. Una de las conclusiones del estudio canadiense es que "las mujeres de­ ben luchar para cambiar el actual sistema económico que mantiene la desigualdad económica de las mujeres".

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- Las mujeres responden El ciclo de continuada pobreza y explotación que millones de muje­ res sufren en todo el mundo no avanza sin desafíos.Tal como afirma Carmen García, de la Federación Sindical de Ali mentación, Agroin­ dustrias y Similares de Guatemala (FESTRAS) en una publicación sindical: "Seamos de donde seamos, nosotras, como mujeres sindi­ calistas, entendemos que nos enfrentamos a los mismos retos. Lo único que nos separa es la lengua y las fronteras"3• Las mujeres están en todo el mundo en primera línea de la lucha contra las multinacionales. En la isla de Bougainville, en el Pacífico Sur, se descubrieron oro y cobre, y el gobierno de Papua, Nueva Guinea, permitió a Río Tinto, una de las mayores empresas mineras del mundo, ignorar los derechos de los indígenas en su carrera por los beneficios. Las mujeres lideraron la lucha contra la compañia, forzando el cierre de la mina y enfrentándose a la represión mil itar'. En Estados Unidos, empleadas de la limpieza consiguieron dere­ chos sindicales y mejores condiciones laborales. Las mujeres core­ anas están luchando contra las reestructuraciones y los despidos. Las empleadas doméstícas se están organizando en Europa. En Ni­ caragua existe un Movimiento de Trabajadoras y Desempleadas. E n Filipinas, Gabriela, una amplia coalición de grupos d e mujeres, está organizando a los vendedores de la calle. No todas las luchas se es­ tán ganando, pero hay victorias muy importantes: en Cochabamba, las mujeres bolivianas tomaron parte en la lucha contra la privati­ zación del agua y ganaron... Esta misma rabia hacia el sistema está uniendo a mujeres de to­ do el mundo en el creciente movimiento anticapitalista. Las muje­ res han participado de la acción directa en Seattle, en las manifestaciones sindicales en Ni za, en las reuniones de Porto Ale­ gre y en la extraordinaria unión de trabajadores y jóvenes activistas en las manifestaciones de Quebec. Las mujeres no sólo están activas en el movimiento anticapita­ lista, también lo lideran. El movimiento justo empieza a andar y ca­ da vez más mujeres se dan cuenta de que la única forma de acabar las terribles condicj_ones que muchas sufren es enfrentándose a l

Mundo, S.A. 1 121 capitalismo, un sistema que perpetúa el racismo, el sexismo y la homofobia, un sistema que tiene el beneficio económico como su único objetivo y que no respeta nada para enriquecer más a los ri­ cos mientras condena a la mayoría a la pobreza. La radicalización actual no la habíamos visto en décadas, y las mujeres somos una parte central.

l. Boletín especial de la Reunión Preparatoria Internacional de la Marcha Mundial de Mujeres. 2. Hadley, K.; "And We Still Ain't Satisfied": Gender lnequality in Canadá, A Status Report for 2001. 3. "Women of Steel go Global",Toronto. 4.

David, M.; Changing theWorld

Step by Step, Montreal, 2000.

"Los líderes e uropeos hablan de Europa como s i fuera una empresa. L o úni­ co que cuenta es e l dinero. Los gobiernos hablan de un m ercado único, de la libre circulación de m ercancías . . . Nosotros queremos más igualdad, más trabajo. . . Q ueremos la libre circula­ ción de las p ers onas. Tenemos que luchar contra e l racismo. La Europa que yo quiero es la Europa de los trabajadores unidos, sea c ua l sea s u color o s u idioma. " Vicenzo, trabajador social genovés en la movilización de Niza

LAS PERSONAS TAMBIÉ N PUDIERAN CIRCULAR LIBREMENTE? ¿V SI

Gemma Galdon

Una de las características de la globalización actual es la carrera de multinacionales y grandes empresas para abrir y copar nuevos mercados, convirtiendo el planeta en un ruedo mundial donde todos se disputan las mayores oportunidades de negocio. Para garantizar que este proceso se desarrolle sin problema, los gobiernos y las instituciones financieras internacionales se encargan de eliminar cualquier impedimento a l a inversión y el beneficio, decretando la absoluta libertad del capital y las mercancías para moverse por to­ do el globo. Paralelamente, esas mismas instancias políticas endu recen las condiciones para el movimiento de las personas a través de los con­ troles de inmigración; mientras la libertad de los beneficios es ele­ vada a la condición de mandamiento bíblico, la de las personas se hunde bajo el peso de las leyes de extranjería, los acuerdos de Schengen y la demonización del inmigrante. Ante la posibilidad de globalizar las oportunidades, los avances tecnológicos y la solidari­ dad, se impone la globalización del miedo, la exclusión y el racismo. Para esconder esta brutal contradicción, la de un mundo "libre" que se impone sobre los demás a base de eliminar libertades, se ha ido creando un discurso excluyente que juega con el desconoci­ miento y que es muy parecido en todos los países; un discurso ba­ sado en mitos, en mentiras repetidas m i l veces que acaban pareciendo verdades. Sin embargo, a veces basta una ojeada limpia a la realidad para descubrir las terribles falacias del argumento xe­ nófobo. Ahí van algunos de los mitos más cacareados, acompaña­ dos de pedacitos de realidad:

124 1 Gemma Galdon "Los inmigrantes nos están invadiendo"

Falso. Las cifras hablan por sí mismas: en mayo de 2000, las perso­ nas extranjeras residentes en el Estado español representaban so­ lo el 1 ,8% de la población; de esta cifra, casi la mitad (42%) corresponde a inmigrantes procedentes de la Unión Europea-una inmigración tolerada y tolerable de personas con el color de piel adecuado, el que no hace sonar las alarmas de los aeropuertos ni provoca el acoso policial permanente, el color que no implica pre­ sunción de culpabilidad. En el ámbito europeo, solo Finlandia tiene un porcentaje menor de extranjeros residentes que el Estado espa­ ñol, mientras que las cifras para otros paises se sitúan en el 1819%, llegando a un 33% en Luxemburgo. Añadiendo a estas cifras las estimaciones sobre residentes sin papeles no llegaríamos a un 3% de población inmigrante. Ante estos números, el mito de la "in­ vasión" pierde todo el sentido, y más si tenemos en cuenta que el Estado español sigue generando más emigrantes que inmigrantes'. Pero incluso si no fuera así, el mito persistiría, basado en la exis­ tencia de un supuesto equilibrio poblacional que se rompe con la llegada de inmigrantes. Muchas veces se asocia superpoblación con pobreza y agotamiento de recursos, y se alega que los estados sólo pueden abastecer a un número l i mitado de personas. Sin em­ bargo, países con densidades de población muy bajas, como Bolí­ via, siguen desangrándose en el subdesarrollo, mientras otros países mucho más poblados, como Holanda, siguen en el club de los ganadores. Al mundo le sobran recursos para todos, pero a sus di rigentes les falta vergüenza. "Los inmigrantes nos quitan el trabajo"

Falso. En todos los paises, los períodos de atracción de trabajado­ res extranjeros han coincidido con momentos de prosperidad eco­ nómica, y el Estado español no es una excepc ión. Antes de 1985 no teníamos ninguna Ley de Extranjería, y sin embargo jamás se habló de invasión de inmigrantes: ¿Quién hubiera querido emigrar a un país en vías de desarrollo, o a un país aún recuperándose de una larga dictadura? El verdadero "efecto llamada" es la existencia de trabajo, y esta oferta no se realiza a costa de los autóctonos. La fá­ cil disponibilidad de mano de obra barata (e incluso esclava) ha

Mundo, S.A. 1 125 permitido a muchos empresarios agrícolas comercializar productos que no hubieran sido rentables de otra forma. Campos que llevaban años sin ser trabajados por no ser rentables producen ahora pro­ ductos que compiten en el mercado europeo, generando unas tasas de beneficios inimaginables en otros sectores, fruto de la combina­ ción de bajos salarios y mínima inversión en infraestructura. El pro­ blema es que el crecimiento económico reciente sólo ha beneficiado a unos pocos (Cáritas ha denunciado reiteradamente el aumento de las desigualdades en el Estado español} y ha sido posible a costa del aumento de la presión sobre los trabajadores -autóctonos e inmigrantes. Del empeoramiento de las condiciones de trabajo, la flexibilidad laboral y los despidos masivos, los inmi­ grantes han sido las primeras víctimas, y nunca los causantes: has­ ta la fecha no hemos podido ver a los inmigrantes del Tercer Mundo decidiendo congelar el sueldo de los funcionarios públicos, redu­ ciendo plantillas o amenazando con llevarse su empresa a su país para explotar a sus conciudadanos. "Los inmigrantes reciben ayudas del Estado y los 'autóctonos' no"

Falso. Muchos inmigrantes, a pesar de estartrabajando legalmente y cotizar para la seguridad social, no pueden acceder a los servi­ cios sociales hasta que su situación no esté totalmente normaliza­ da (un proceso que puede durar años). Muchos jamás acuden a un hospital por miedo a que se les pida un papel que no tienen. La ma­ yoría no conoce las ayudas disponibles ni los trámites burocráticos para conseguirlas, porque nadie se ha preocupado por explicárse­ las. En estas condiciones, el hecho de que algunos inmigrantes sí consigan ayudas no es más que un reflejo de las terribles condicio­ nes en que viven. En el tema de las ayudas, los dirigentes políticos utilizan a los inmigrantes como cabezas de turco: en los últimos años, todas las estadísticas muestran un descenso del gasto so­ cial en el Estado español; consecuentemente, personas que reci­ bían becas para sus hijos u otro tipo de ayudas, han visto como éstas desaparecían como consecuencia de los recortes sociales. Sin embargo, los políticos, en lugar de aceptar su responsabilidad y dejar de subvencionar a las grandes empresas con regalos fiscales, nos hacen girar la cabeza hacia los inmigrantes, responsabilizán-

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Gemma Galdon

doles a ellos de la situación. La rentabilidad política del racismo y la xenofobia aparece en este caso con más claridad que nunca. "Los inmigrantes nos cuestan dinero"

Falso. Lo que de verdad nos cuesta dinero es el racismo. El gobier­ no ha invertido ya 25.000 millones de pesetas en blindar el estrecho de Gibraltar. En 1999, el d irector general de la Guardia Civil asegu­ ró que desde la llegada al poder del PP, "se han multiplicado por tres las inversiones". Los Inmigrantes pagan impuestos (directos e indi rectos) y tienen unos Indices bajísimos de utilización de las prestaciones sociales. Aunque la misma ONU ha afirmado que el Estado español deberla acoger unos 240.000 inmigrantes anuales para mantener la población actual y garantizar el sistema de pen­ siones2. La aportación de los inmigrantes al crecimiento de la eco­ nomía se minimiza o se niega, y sólo se les recuerda cuando hay que inventar cortinas de humo -entonces se les atribuyen poderes sobrenaturales para precarizar todo lo que tocan. La mercantiliza­ ción de la vida humana toma la forma de acuerdos para devolver a los inmigrantes a sus lugares de origen al finalizar sus contratos: quien no produce no tiene derecho a existir.

¿Por qué emigra tanta gente? Amartya Sen, premio Nobel

de

Economía, afirma que "la intensificación de la presión mi­

gratoria de las últimas décadas es más consecuencia del dina­ mismo del sistema económico internacional que del aumento de la población en los países del Tercer Mundo". No es que "sobre gente" en el Tercer Mundo, es que la intervención irres­ ponsable de las multinacionales en todos los países provoca situaciones insostenibles; la globalización económica nunca ha intervenido en el Tercer Mundo en base al altruismo: tal co­ mo ha denunciado la ONG lntermón-Oxfam, las instituciones financieras internacionales imponen al sur reformas políticas que serían rechazadas por los países del G-7; es decir, que el objetivo jamás ha sido ayudar al desarrollo de los países po­ bres, sino asegurarse de que éstos se desarrollan según las necesidades de los ricos.

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Por eso el discurso político actual que defiende la necesidad de invertir en los países de origen de la inmigración para frenar los flujos contiene una trampa de la que es imposible escapar: al . permitir y promover un modelo de desarrollo orientado a la pro­ ducción de beneficios para los inversores y no a la satisfacción de las necesidades de las economías nacionales, las inversiones exteriores desestructuran el tejido económico tradicional, con­ centrando los capitales disponibles en las áreas urbanas e in­ dustriales, inundando los mercados con productos más baratos con los que la producción autóctona no puede competir y aban­ donando las zonas rurales; este hecho, unido a los desastres na­ turales y a la sequía en muchas zonas, provoca desplazamientos masivos de población hacia los centros urbanos, que no dispo­ nen de industria suficiente para absorber toda la mano de obra. Los desplazados, pues, se instalan en las afueras de las urbes, malviviendo atrapados en la locura del desarrollo insostenible y esperando la posibilidad de cruzar los centímetros del mapa que les separan de una nueva oportunidad.

"Si no existieran los controles de inmigración vendría todo el mundo"

Falso. Nadie deja su casa, su familia y sus amigos y arriesga su vi­ da en una patera, los bajos de un camión o el motor de un avión si puede evitarlo. En la mayoría de los casos, la emigración responde a una estrategia familiar por la cual un grupo familiar extenso "in­ vierte" (el viaje puede costar más de un millón de pesetas) en la persona más capaz para abandonar su país de origen y probar for­ tuna en Europa o Estados Unidos. Normalmente se manda al hijo menor con estudios e idiomas, por eso muchos de los inmigrantes que llegan son universitarios y jamás cuentan a sus familias que trabajan recogiendo fruta o limpiando casas. En realidad los con­ troles de inmigración jamás han podido detener a alguien que no tiene otra opción que abandonar su país, sea por motivos políticos o para ali mentar a su familia. Los únicos que dejan de llegar a su destino son los que mueren por el camino -en 1997, 215 cuerpos fueron hallados sin vida en el estrecho de Gibraltar; se calcula que 1.000 más yacen en el fondo de las aguas.

128 1 Gemma Galdon

Juntos somos más Las migraciones han existido siempre, los seres humanos no he­ mos deíado nunca de movernos en busca de meíores oportunida­ des; sin embargo, no siempre nos hemos desplazado en las mismas condiciones. En la era actual, las migraciones se han convertido en un grifo que el capital abre a su antojo: cuando en los años 50 y 60 Europa necesitó mano de obra para afrontar el boom postbélico, se emprendieron campañas de reclutamiento de personas en otros pafses, pero cuando el boom remitió, las fronteras se cerraron y se empezaron a dictar leyes para expulsar a los ya residentes e impe­ dirles reunirse con sus familias. La globalización convierte así a las personas en piezas adicionales de la cadena de producción, en mercancías sin derechos. Pero el objetivo de los controles de inmigración nunca ha sido crear fronteras impermeables, sino asegurar que no existe ningún control sobre la explotación de los trabajadores. Los empresarios no quieren que no vengan inmigrantes, io que no quieren es que vengan y tengan los mismos derechos que el resto de trabajadores y trabajadoras; si fuera así, no ganarían nada. ¿Cómo se entiende si no que la nueva ley de extranjería exija una residencia mínima de cinco años en el Estado antes de poder legalizarse? Si se quisieran garantizar los derechos de las personas, los papeles serían inme­ diatos, y no se condenaría a todos los inmigrantes a un lustro de clandestinidad. Además, los controles, fruto del racismo de ciertos sectores de la clase dirigente, también lo promueven: la falta de de­ rechos de los que consiguen llegar les condena a una situación de marginalidad que facilita el discurso xenófobo. Los controles de inmigración son inhumanos e injustos, ya que privan a los inmigrantes de derechos fundamentales y se aplican sólo a los pobres de la periferia, y por eso debemos luchar contra ellos. Pero la lucha por los derechos de los inmigrantes no es sólo una lucha altruista: mientras existan personas explotadas y sin de­ rechos, los que abren y cierran el grifo siempre lo util izarán como arma de precarización de las condiciones de todos. Los trabajado­ res y trabajadoras del norte no nos beneficiamos de la existencia

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de chivos expiatorios a los que se responsabiliza de la inseguridad, de la precarización laboral, de los recortes sociales... Situaciones de las cuales somos todos víctimas. La eliminación de los derechos fundamentales de los inmigrantes es un ataque a todos y todas que nos recuerda cuanto ha costado conseguir lo que tenemos. Ante el "divide y vencerás" practicado de forma continua por el poder, no­ sotros debemos crear los puentes que nos permitan luchar juntos por un mundo mejor.

REFUGIADOS SIN REFUGIO Una de las problemáticas que mejor ilustra la profunda natura­ leza antihumanitaria de los controles de inmigración es la de los refugiados. Teóricamente, el derecho al asilo político está garantizado por todos los tratados internacionales; sin embra­ go, la increíble hipocresía de los países a la hora de aplicarlos provoca que muchos solicitantes de asilo tengan que acabar emigrando ilegalmente, sin recibir ninguna de las garantías que les corresponden. Los refugiados no son aceptados o rechaza­ dos en base a su situación personal o a razones de tipo humani­ tario, sino por intereses de política internacional -no hay más que ver el caso de los cubanos en Estados Unidos. A principios de 1999, por ejemplo, la normativa interna sobre refugiados en Alemania recomendaba no dar asilo a los kosovares por no ser una minoría en peligro. Cuando la OTAN necesitó argumentos para justificar el bombardeo de Serbia, los albanokosovares se convirtieron en víctimas de limpieza étnica y todos los líderes occidentales se apresuraron a tomarse fotos con niños refugia­ dos de la guerra. Hoy, cuando la guerra en Kosovo ya no está en los titulares, todos los países que en s u día recibieron refugia­ dos albanokosovares les han devuelto a su país. Por desgracia, la hipocresía aún va más lejos y nos toca más de cerca: en la propuesta de Reglamento de la nueva Ley de Ex­ tranjería, el PP institucionaliza una práctica ya habitual, la de convertir a las compañías de transporte de pasajeros en agen­ tes policiales de inmigración. Si se encuentra a un inmigrante sin papeles en cualquier avión regular, autobús o barco que lle-

130 1 Gemma Galdon gue al Estado español (o a cualquier país de Europa), se multa a la compañía de transporte y se la obliga a hacerse cargo de la repatriación del inmigrante/refugiado. Para evitarlo, las com­ pañías no dejan subir a sus aviones a aquéllos que no demues­ tren tener un visado en regla. Esto perjudica a los solicitantes de asilo, que no pueden solicitarlo hasta llegar al país de acogi­ da -y con esta política no llegan nunca. Con todo esto, y contradiciendo la imagen autocomplacien­ te de una Europa generosa que se da en los informativos de te­ levisión, los países con mayor n ú mero de refugiados (y con diferencia) se encuentran en África,y Oriente Medio. El Estado español sólo recibe un 2% de la peticiones de asilo de la Unión Europea.

Hemos visto en todo el mundo el estallido de luchas heroicas contra el racismo y la exclusión y exigiendo derechos: desde los aborígenes australianos pasando por los afroamericanos, los in9í­ genas de Latinoamérica, los sudafricanos, los "sans-papiers" fran­ ceses, los bereberes de La Cabilia argelina y un sinfín de resistencias locales. E n el Estado español, los inmigrantes han de­ mostrado que es posible luchar al límite -por los papeles y la dig­ nidad encerrados e n la iglesias, contra la reforma de la Ley de Extranjería, por la justicia social y el respeto en El Ejido y en todas partes-, y nos hemos encontrado en las calles exigiendo el fin de la guerra, luchando contra la reforma laboral, echando al Banco Mundial de Barcelona. A pesar de las diferencias que puedan existir -costumbres, lenguaje, referentes- nos une el destino que nos ha marcado la globalización. Y resistimos.

l. Cifras extraídas, al igual que la mayoría de las utilizadas, de los periódicos ElPafs y La Vanguardia {1998-2001 ). 2. Fuente: SOS Racismo.

¿ESTO ES DEMOCRACIA?

"¿Por qué queremos hablar de democracia en una contracon­ ferencia que se opone al Banco Mundial? Pues porque la globali­ zación neo/ibera/ vacía de conte­ nido, aún más, las instituciones que presumen de democráticas y las deja reducidas a pura forma.· las instancias económicas inter­ nacionales (BMI, FMO, las macro­ áreas de libre comercio (C.E., ALCA), sus instrumentos militares (OTAN) y todo aquello que se ha definido como el imperio de las multinacionales, toman cada día decisiones que afectan a millones de personas, deciden el futuro de la humanidad, sin consultar a nadie. >>>

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Las democracias representativas son vaciadas de su conte­

nido debido tanto a la falta del propio modelo representativo como a que las decisiones económicas y militares se toman en lugares dis­ tintos a los teóricamente asignados a la soberanía popular. Por otro lado, la urbanización creciente del planeta, las migraciones masivas, el paro y la precariedad crean áreas cada vez más extensas en que la economía neo/ibera! depreda y destruye las sociedades civiles, donde crecen la marginación y la anomia sociales. Todo esto origina resistencias y luchas que son reprimidas de forma cada vez más descarada: los instrumentos de control (utilizan­ do viejas y nuevas tecnologías) crecen hasta hacerse asfixiantes,· la criminalización de los sectores resistentes se transforma en práctica cotidiana de los medios de comunicación, que normalmente están en manos y al servicio del imperio multinacional,· finalmente, la repre­ sión hecha con evidentes finalidades intimidatorias, cae sobre los movimientos sociales y los individuos que resisten. Frente a todo esto, q lf.eremos vestir formas de democracia participativa, formas de convivencia y de reconstrucción de la sociedad civil. Algunos ven una reiteración en la expresión democracia participativa. Tienen razón: la democracia es participación o no es nada. Reclamando una democra­ cia participativa queremos denunciar precisamente la falta de partici­ pación de la gente (trabajadores, ciudadanos, vecinos) en las decisio­ nes que les afectan. Queremos avanzar hacia la plena democracia: la democracia directa."

Presentación del Eje "Democracia y Represión" de la Campaña contra el Banco Mundial - Barcelona 2001

LA MONARQUÍA UNIVERSAL Eduardo Galeano

Ya se desmoronó la cortina de hierro, como si fuera de puré, y las dictaduras mil itares son una pesadilla que muchos países han de­ jado atrás. ¿Vivimos, pues, en un mundo democrático? ¿Inaugura este si­ glo XXI la era de la democracia sin fronteras? ¿Un luminoso pano­ rama, con algunas pocas nubes negras que confirman la claridad del cielo? Los discursos prestan poca atención a los diccionarios. Según los diccionarios de todas las lenguas, la palabra democracia signi­ fica gobierno del pueblo. Y la realidad del mundo de nuestro tiempo se parece, más bien, a una "poderocracia": una "poderocracia glo­ balizada". Día tras día, en cada país se van recortando más y más los an­ gostos márgenes de maniobra de los políticos locales, que por re­ gla general prometen lo que no harán y que muy rara vez tienen la honestidad y el coraje de anunciar lo que harán. Se llama realismo al ejercicio del gobierno como deber de obediencia: el pueblo asis­ te a las decisiones que toman, en su nombre, los gobiernos gober­ nados por las instituciones que nos gobiernan a todos, en escala universal, sin necesidad de elecciones. La democracia es un error estadístico, solía decir don Jorge L4iS Borges, porque en la democracia decide la mayoría y la mayo­ r[a e�tá formada por imbéciles. Para evitar ese error, el mundo de hoy otorga el poder de decisión a los poquitos, muy poquitos, que lo han comprado.

136 I Eduardo Galeano

El FM 1 y el Banco Mundial En la época del esplendor democrático de Atenas, una persona de cada diez tenía derechos ciudadanos. Las otras nueve, nada. Veinti­ cinco siglos después, es evidente que a los griegos se les iba la ma­ no con la generosidad. Ciento ochenta y dos países integran el Fondo Monetario 1 nter­ nacional. De ellos, 177 ni pinchan ni cortan. El Fondo Monetario In­ ternacional, que dicta órdenes al mundo entero y en todas partes decide el destino humano y la frecuencia de vuelo de las moscas y la altura de las olas, está en manos de los cinco países que tienen el cuarenta por ciento de los votos: Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia y Gran Bretaña. Los votos dependen de los aportes de capi­ tal: el que más tiene, más puede. Veintitrés países africanos suman, entre todos, el uno por ciento; los Estados Un idos disponen del die­ cisiete por ciento. La igualdad de derechos, traducida a los hechos. El Banco Mundial, hermano gemelo del FMI, es más democráti­ co. No son cinco lo� que deciden, sino siete. Ciento ochenta países integran el Banco Mundial. De ellos, 173 aceptan lo que mandan los siete países dueños del 45% de las acciones del Banco: Estados Unidos, Alemania, Japón, Gran Bretaña, Francia, Italia y Canadá. Los Estados U n idos tienen, además, poder de veto.

Las Naciones Unidas El poder de veto significa, en buen romance, todo el poder. La Orga­ nización de las Naciones Unidas es algo así como la gran familia que nos reúne a todos. E n la ONU, los Estados Unidos comparten el poder de veto con Gran Bretaña, Francia, Rusia y China: los cinco mayores fabricantes de armas, que a Dios gracias velan por la paz mundial. Estas son las cinco potencias que toman las decisiones, cuando las "papas" queman, en la más alta institución internacio­ nal. Los demás países tienen la posibilidad de formular recomenda­ ciones, que eso no se le niega a nadie.

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La Organización Mundial del Comercio Hay derechos que se otorgan para no ser usados. En la Organiza­ ción Mundial del Comercio, todos los países pueden votar en igual­ dad de condiciones; pero jamás se vota. "El voto por mayoría es posible, pero no ha sido nunca utilizado en la OMC y era muy raro en el GATT, el organismo que la precedió", informa su página ofi­ cial en Internet. Las resoluciones de la Organización Mundial del Comercio se toman por consenso y a puertas cerradas, que si no recuerdo mal era el sistema utilizado por las cúpulas del poder es­ talin ista, para evitar el escándalo de la disidencia, antes de la victo­ ria de la democracia en el mundo. Así, la OMC ejecuta en secreto, impunemente, el sacrificio de centenares de millones de pequeños agricultores de todo el plane­ ta, en los altares de la l ibertad de comercio. No tan en secreto ni tan impunemente, sin embargo: hasta hace poco, nadie sabía muy bien qué era eso de la OMC, pero las cosas han cambiado desde que cincuenta mil desobedientes tomaron las calles de la ciudad de Seattle, a fines del año pasado, y desnudaron ante la opinión públi­ ca a uno de los reyes de la monarquía universal. Los manifestantes de Seattle fueron llamados forajidos, locos, despistados, prehistóricos y enemigos del progreso por los gran­ des medios de comunicación. Por algo será.

138 J Arcadi Oliveras

LA DEMOCRACIA AMENAZADA Arcadi Oliveras

l. La globalización exige gobernabilidad

El fenómeno de la globalización, desde sus ópticas económica, po­ lítica y social, presenta actualmente algunas características que responden a la ideologla neoliberal dominante y que se manifiestan en el libre comercio, en la deslocalización de las compañías trans­ nacionales, en los movimientos financieros especulativos y en la renuncia de los estados a parte de sus responsabilidades. Curiosamente, esta devoción por el !aissez faire desaparece cuando los intereses de los beneficiarios de la globalización se ha­ llan en peligro, y así por ejemplo, nos encontramos con políticas proteccionistas para los productos agrícolas y textiles, con subven­ ciones más o menos disimuladas a las grandes empresas, con in­ formaciones privilegiadas en las bolsas, con severas legislaciones de patentes, con durísimas leyes migratorias, con traslaciones de cargas medioambientales de un país a otro y con políticas militares cuyo eje es la seguridad económica. En casi todos los casos citados se ha abandonado el libre mer­ cado, cuya vigencia es prácticamente imposible, y se ha entrado en el mundo del monopolio y del oligopolio, causantes, por principio, de desequilibrios. En los últimos cincuenta años, los gobiernos de los estados industrializados habían intentado en mayor o en menor medida compensar los efectos desequilibradores del capitalismo y habían creado, entre otros, sistemas de redistribución territorial, de fiscalidades progresivas, de normativas industriales, de políti­ cas de rentas, de servicios sociales, de vigilancia monopolística y de control de capitales. Sin embargo, en la actualidad y en algunos casos, las administraciones públicas, invadidas por la ola del no in­ tervencionismo, han eliminado o disminuido gran parte de sus ac­ tuaciones mientras que, e n otros casos, se ven incapaces de establecer normas de comportamiento que afecten a industrias transnacionales, a inversores-especuladores internacionales y a

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las grandes multinacionales de la comunicación. Las nuevas dimensiones de la economía exigen por tanto, por un lado, la recuperación de las competencias de las administraciones públicas en los ámbitos de la producción, del consumo, del ahorro, de la invers[ón y de la renta, y por el otro, la generación de organis­ mos de carácter mundial con capacidad para regular a los grandes agentes económicos. 2. Los actuales organismos de gobernabilidad económica mundial no son democráticos

E n realidad, estos posibles organismos reguladores, a los que hacíamos referencia en el párrafo anterior, ya existen, y sus nom­ bres nos resultan bien conocidos: Grupo de los Siete (G-7), Organi­ zación para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Organización Mundial del Comercio (OMC), Fondo Monetario In­ ternacional (FMI), Banco Mundial (BM), etc. Lo que sucede es que tales organismos en sus actuales comportamientos resultan enor­ memente contraproducentes puesto que, más que compensar, más bien aceleran los desequilibrios mundiales. Una tal manera de actuar se debe a dos razones fundamentales. E n primer lugar, hay que recordar que se trata de organismos crea­ dos para responder a los intereses de un grupo determinado de pa­ íses. Y en segundo lugar su funcionamiento interno, y por ende sus políticas, no resultan en absoluto democráticos. En efecto, si exceptuamos al G-7, los demás organismos eco­ nómicos internacionales encuentran su origen en el periodo 19441949 que corresponde al de la finalización de la Segunda Guerra Mundial que tuvo en realidad un único vencedor, es decir, los Esta­ dos Unidos, que impusieron sin titubeo sus condiciones tanto a los vencidos como a los aliados. El proyecto que guió la creación de tales organizaciones, cuya estructura fue criticada en sus propios orlgenes por John Maynard Keynes, no era otro que el del estable­ cimiento de "un gran mercado" en el mundo occidental y desarro­ llado. Para ello haría falta en primer lugar la reconstrucción de los países afectados por la guerra, misión que se encomendó al Banco 1 nternacional para la Reconstrucción y el Fomento (BI RF) y a la Or­ ganización Europea para la Cooperación Económica (OECE). En

140 1 Arcadi Oliveras segundo lugar se procuraría la capacidad de pago de los países im­ plicados, mediante encargo al FMI que debería vigilar por la conver­ tibilidad y la estabilidad monetaria. Y en tercer lugar se rebajarían las trabas aduaneras que dificultan la circulación de mercancías, proyecto que inicialmente debía incumbir a la "non nata" Organiza­ ción Internacional del Comercio (OIC) y que finalmente acabaría recayendo en el General Agreement on Trade andTariffs (GATT). Con el transcurso de los años, la aparición de nuevas circuns­ tancias mundiales y la consecución de la reconstrucción postbélica transformaron a las citadas instituciones que se convirtieron en las actuales OCDE, encargada de la reflexión sobre las políticas eco­ nómicas mundiales; BM, responsable de programas de crecimiento en los países en vías de desarrollo; FMI, supervisor del endeuda­ miento externo de los mismos países y OMC, reguladora del co­ mercio de bienes y de servicios. A todas ellas se añadiría a partir de 1975 el G-7, nacido como respuesta de los países occidentales a las reivindicaciones de los países que hablan tomado desde 1973 a raíz del incremento de los precios del petróleo propiciados por la Orga­ nización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). En todos. los casos citados, la democracia brilla por su ausencia. En los casos del G-7 (7 u 8 países según los casos) y en el de la OC­ DE (28 países) no se puede pretender que sean unos pocos países los que regulen los intereses de más de 180 estados existentes en el mundo. En los casos del BM y del FMI la capacidad de voto en función de las cuotas aportadas habla por sí misma y en el caso de la OM,C tanto la concesión de un voto por país -absurdo sistema que equipara a Andorra con la India, por citar un ejemplo-como la toma de decisiones por consenso -que se presta fácilmente al chantaje-tampoco abonan sus convicciones democráticas. Por otra parte, es conveniente hacer notar como otras institu­ ciones de carácter internacional, aunque no mundial, como es el ca­ so de la Unión Europea, sufren igualmente de un déficit democrático frecuentemente denunciado. Un parlamento sin facul­ tades legislativas, un consejo de ministros que al crear normas y ejecutarlas rompe la tradicional división de poderes, un Banco Central Europeo sin control político claro, unos parlamentos esta­ tales poco propensos a discusiones europeas y una fuerte burocra-

Mundo, S.A. 1 141 cía alejada de la realidad pero con capacidad para generar innume­ rables reglamentos de obligado cumplimiento, no son los mejores ejemplos del teórico marchamo democrático del viejo continente. 3. Democracia, división de poderes y principio de subsidiariedad, como elementos básicos de la gobernabilidad mundial

Establecida la necesidad de una gobernabilidad mundial y vista la inconveniencia de los actuales organismos internacionales, se ha­ ce necesario defi nir las condiciones de una tal gobernabilidad. Pa­ ra ello parecen existir tres elementos básicos: • Democracia representativa y participativa. Con tres supuestos primordiales: proporcionalidad con el número de habitantes, res­ ponsabilidad política, civil y penal de los elegidos y participación popular a todos los niveles. • Clara división entre los tres poderes dotados de capacidad le­ gislativa, ejecutiva y judicial. Esto último nos lleva a la tan reclama­ da exigencia de un tribunal penal internacional competente frente a delitos políticos y económicos. • Aplicación estricta del principio de subsidiariedad según el cual, lo que puedan hacer las administraciones más cercanas a los ciudadanos no tienen porqué hacerlo aquellas que se sitúan más lejos de los mismos. Este principio es seguido, por ejemplo, en Sue­ cia, donde los municipios disponen de más de la mitad de los pre­ supuestos públicos. El caso español, pese a su confuso nombre de "estado de las autonomías" se sitúa en el extremo contrario al ab­ sorber el gobierno central casi las dos terceras partes del erario público. Al hablar por lo tanto de gobernabilidad mundial deberemos en­ tenderla como de reducidas dimensiones y dotada de los poderes clásicos del estado moderno. Congruentemente, ello nos obliga a desear que los niveles municipal, autonómico, estatal y continental (europeo en nuestro caso) reclamen a las respectivas escalas su­ periores las competencias administrables y las dotaciones finan­ cieras que les correspondan. De esta manera reservaremos para el nivel ejecutivo superior tan solo cuestiones difícilmente asumibles a otra escala como pueden ser el comportamiento de las compañí­ as transnacionales, el fraude fiscal y el blanqueo de dinero, algunas

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normas de comercio internacional y de transferencias de tecnolo­ gía, los déficits medioambientales, etc. 4. Algunos peligros para la democracia mundial

Una cuestión es la de la gobernabilidad mundial y otra muy disti nta, aunque notablemente relacionada con ella, es la de los actuales pe­ ligros para la democracia en todos sus niveles. E n este sentido y en el momento actual parecen observarse tres graves amenazas: • En primer lugar hay que señalar que los últimos meses han vis­ to el inicio de una peligrosa recesión de las libertades públicas en aras de una seguridad, lógicamente mal entendida. El ya famoso "quien no está con nosotros, está con los terroristas" pronunciado por Bush es algo ciertamente peligroso para las l ibertades mundia­ les no tanto por la poca credibilidad del personaje sino porqué en estos momentos detenta la presidencia de los Estados Unidos. La idea de hacer frente al terrorismo -siempre condenable­ mediante la invasión de la privacidad, la creación de tribunales mi­ litares o el castigo para los que usan de la libertad de expresión constituye una reacción interesada y corta de m iras. Interesada en hacernos ver la unilateralidad del terrorismo cuando es bien sabido que en el mundo existe el terrorismo que llevan a cabo determina­ dos grupos privados y el terrorismo público más conocido como te­ rrorismo de estado. Y corta de miras en la medida que sólo ·busca -evidentemente con muy pocos éxitos posibles- la erradicación de las acciones violentas sin dedicarse a investigar lo único que podría eliminarlas, es decir, sus raíces. • La segunda de las amenazas la encontramos en los medios de comunicación. Las grandes multinacionales han invadido simu ltá­ neamente los ámbitos de la prensa escrita, de la televisión, del ci­ ne, de la edición musical, de I nternet y, en algunos casos, de la radio y de la telefonía. Hoy en día siete grandes empresas -AOL Time Warner, Vivendi Universal, News Corporation, Walt Disney, Viacom, Comcast y Bertelsmann- dominan el mercado en aras de la creación del llamado "pensamiento único". La desvirtuación de prioridades, las informaciones parciales, la manipulación informa­ tiva o, simplemente, las mentiras están al orden del dfa y resulta di­ fícil pensar en una opinión pública bien informada y preparada para

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tomar decisiones de carácter democrático. Excepto en algunos ca­ sos memorables como el de la Gran Bretaña, parece que las televi­ siones públicas han renunciado a la norma de objetividad y al papel educativo para convertirse en desafortunadas rivales del show bu­ siness o en portavoces del partido en el gobierno. • El tercer peligro para la democracia lo encontramos en el po­ der de los grupos de presión frente a las administraciones públi­ cas. La creación de asociaciones de empresas industriales y de especuladores financieros para imponer sus intereses, las convo­ catorias de foros tipo Davos para que estas asociaciones puedan transmitir sus órdenes a los responsables gubernamentales y las descaradas actuaciones de algunos gobiernos como comanditarios de empresas en el extranjero -véase el reciente comportamiento del gobierno español en la crisis argentina- echan por tierra mu­ chos de los discursos que hablan de los gobernantes como repre­ sentantes del pueblo. Trasladada a nivel mundial, la situación se hace todavía más patética. Podemos concluir y resumir diciendo que la globalización es un fenómeno inexorable, y que su innegable cara amarga, que es la ac­ tual, podría ser cambiada mediante acciones de gobernabilidad mundial democrática. Sin embargo, resulta que los actuales orga­ nismos mundiales no son democráticos y que la democracia como tal se ve hoy en día sometida a notables peligros. Nos vemos con­ frontados por tanto a muchos retos a la vez. Evidentemente no son insoslayables, pero sus superación exige de una acción política a la que ya nos hemos referido, pero qu.e en cualquier caso deberá ir acompañada de actuaciones sectoriales, de movilizaciones socia­ les y de compromisos personales. Tan sólo cuando el ser humano recupere su papel en la economía mundial podremos empezar a cre­ er en la democracia de la globalización.

"Cuando vi en la tele visión el cuerpo sin vida de Cario, tirado en la calle como un animal, protegido p or hom­ bres que parecían de

La G u e­

rra de l as Galaxi as, lloré. . . Yo creía que la policía protegía a la gente (sé que soy ingenuo). A hora sé que no es verdad. En Génova tuve que escapar de ellos, a pesar de que iba to­ talmente de blanco. . . P. D. Decidme s i mañana se organizará algo más, porque allí estaré. Pero no como an­ tes. Esa persona ya no existe. Uno de los miles de mensajes de e-mail que circularon después de Génova

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EL LEGADO DE G É NOVA Mumia Abu-Jamal

Cuando se menciona el nombre de Génova estos días, el significa­ do histórico de las raíces colombinas se mezcla con su reciente po­ pularidad como anfitriona de la cumbre del G-8 y e l asesinato estatal del joven activista "antiglobalización" Cario Giulani. Su significado histórico actual marca un hito muy diferente -el de la brutalidad del Estado. Las imágenes de las calles de la antigua ciu­ dad italiana barridas por los gases lacrimógenos han marcado un antes y u n después en el creciente movimiento "antiglobalización", un nuevo hito en la historia de la salvaje violencia de la policía, ca­ paz de cualquier cosa para proteger a aquéllos a quienes ha jurado realmente proteger: los ricos, los acaudalados y el sistema. Mucho menos se ha informado sobre los ataques ensañados e injustificados que sufrieron los jóvenes que estaban trabajando al la­ do del Centro de Información Independiente de Génova. Escuadras de policías genoveses encapuchados atacaron, golpearon brutal­ mente y aterrorizaron injustamente a los periodistas independientes que estaban cubriendo las protestas masivas. Algunos de los que pasaban por la zona dijeron que los gritos se escucharon durante horas. Otros afirmaron que los activistas fueron llevados a una co­ misaría cercana, donde se les mostró una foto del dictador fascista italiano, Benito Mussolini, y fueron obligados a gritar "Viva il Duce". Esta escena refleja el oculto corazón fascista de Génova. ¿Dónde estaban las estrellas millonarias del periodismo, los que adoran alo­ jarse en hoteles de cinco estrellas para lamentarse de lo que les su­ cede a sus compañeros periodistas en el Tercer Mundo o en Bosnia? ¿Cuándo habéis oído sus crónicas acerca de los asaltos a los perio­ distas pobres, independ ientes o radicales que estaban en primera línea en Génova? Cuando los jóvenes activistas que estaban pacífi­ camente trabajando en asamblea para informar acerca de lo que ha­ ·bían presenciado durante la fiesta de los ricos (la cumbre del G-8), fueronI atacados, aterrorizados y sus l ibertades eliminadas por los cuerpos represivos del Estado, todo ello fue ignorado. Su tratamiento brutal a manos de los neofascistas y encapuchados policías del

146 1 Mumia Abu-Jamal encapuchados policías del capital sencillamente no era noticia. "Lo sentimos", gimoteó la prensa corporativa, "no vemos una historia ahí". Y no hay ninguna historia simplemente porque a los jefes no les interesa que la haya. Así pueden continuar entonando su inútil parlo­ teo acerca de la "libertad de prensa", o el "derecho a reunión" o in­ cluso sobre el "derecho a disentir" y demás. ¿Por qué no son el G-7 (más Rusia) "democracias industriales"? Ellos no pueden permitir­ se dar una información veraz de lo que pasó en Génova, porque dice demasiado sobre la verdadera realidad de las democracias -el te­ rror, la tortura, la brutalidad que yace en el corazón de todas las "de­ mocracias industriales". "¡Viva il Duce!". Y tanto. Las grandes dictaduras fueron siempre las mejores compañeras de cama del capital: el estado nazi trabajó con una eficiencia cruel, utilizando a judíos, g itanos y otros unter­ menschen (palabra alemana para designar a "subhumanos") como esclavos para el enriquecimiento de la poderosa clase industrial alemana. Génova, que vio nacer la avidez de Colón por la rapiña, la coloni­ zación y la esclavitud, desencadenó sus fuerzas represivas sobre aquéllos que actualmente se oponen a la neocolonización y la explo­ tación oculta en la rúbrica del Nuevo Orden (Económico) Mundial. El movimiento "antiglobalización", tan joven, tan precioso, que se engendró hace tan sólo un momento en Seattle, debe ahora lle­ gar a la mayoría de edad. Ese es el legado de Génova.

LA OTRA CARA

DEL EURO

"El m otor de la globalización neo/ibera/ no son sólo las empresas transnacionales, los mercados financieros e instituciones como el FM/, el BM, la O CDE y la OMC, sino también los gobiernos de los países industrializados y la Com isión Europea. És ta ha lle vado y lleva a cabo una ofensiva sis temática con tra los servicios públicos y, sobre todo, a fa vor de la privatización de la educación ,, y la sanidad. ATIAC,Francia

EUROPA, S.A. Miren Etxezarreta

En la dinámica económica actual se observa un doble movimiento simu ltáneo hacia la globalización de la economía mundial y hacia su regionalización. Frente a las dificultades que plantea la intensifi­ cación de la globalización y las contradicciones que genera, va apareciendo la tendencia a la regionalización de la economía mun­ dial en bloques diferenciados que tienen sus núcleos en los princi­ pales países centrales. Este fenómeno es aparentemente contradictorio con el de la globalización, ya que, de alguna forma, la regionalización supone establecer nuevas fronteras, tratos especiales y normas, cuando lo que la globalización pretende es destruir todo tipo de control y pre­ ferencias. ¿Cómo se puede entender el desarrollo simu ltáneo de ambos procesos? Sucede que, frente al aumento de competencia entre los gran­ des negoc.ios del mundo que supone la globalización y la creciente actividad exportadora de los paises del sudeste asiático, las gran­ des empresas de los países ricos van experimentando la necesidad de disponer de espacios económicos cada vez mayores en los que se aseguren que pueden invertir, con los que pueden comerciar en buenas condiciones y en los que tienen preferencia sobre los capi­ tales y los productos de las empresas de otros bloques E)conómicos y del resto del mundo. La regionalización asegura preferentemente el espacio regional para las empresas y capitales de la región, pro­ porcionándoles un ámbito privilegiado en el que fortalecerse para ser más competitivas y tener más fuerza frente a otros espacios. La regionalización refuerza la competencia de las empresas de cada bloque para ser más eficientes en la globalización; de modo que no son dinámicas contradictorias sino complementarias. Ambas bus-

152 1 Miren Etxezarreta can la expansión de los capitales en el mundo entero. Por esto la regionalización de esta época está potenciada prin­ cipal mente por los países más ricos del planeta. A finales de los 80 y por primera vez en la historia, Estados Unidos propuso a Canadá primero y a Méjico después, firmar un Tratado de Ubre Comercio por el cual facilitarían una integración l i m itada de sus economías. Fue también en los años 80 cuando la Comunidad Europea, estable­ cida en 1957, dio un salto cualitativo en su integración firmando pri­ mero el Acta Ú nica, según la cual desaparecerían las fronteras, y preparando después el Tratado de Maastricht, que llevaría a la Unión Económica y Monetaria. Los japoneses han establecido otros lazos entre los países de su área, pero la regionalización tam­ bién se ha reforzado. E incluso en Latinoamérica fue el gigante del sur, Brasil, el que se unió a Argentina y otros dos pequeños países para formar el Mercosur, con la esperanza de poder convertirse en el líder del sur y/o negociar más adelante con mayor fuerza para su integración con la gran potencia del norte (Estados Unidos). El mundo se conforma así en tres grandes regiones con un doble mo­ vim iento complementario: reestructuración en la región para forta­ lecerse y poder ser más competitivas en el globo. Toda esta dinámica aumenta la rivalidad entre los grandes ne­ gocios. Los capita·les de los tres grandes bloques compiten entre sí aunque por ahora tienen caro que es mejor para sus estrategias no enfrentarse agresivamente, aunque las instancias de luchas más o menos soterradas o abiertas son frecuentes. Por otra parte, son cada vez mayores las inversiones cruzadas entre esos grandes ne­ gocios, de modo que se va formando una densa red de relaciones económicas que incluye comercio, inversiones, contratos muy va­ riados (de tecnología, asistencia técnica, subcontratas... ), partici­ paciones conjuntas, etc., que envuelven el mundo y hace cada vez más difícil identificar cuáles son realmente los poderes que están tras las decisiones económicas cruciales. El poder real se concen­ tra, pero la apariencia de poder se d il uye en múltiples redes. Globalización y regionalización son los ejes de la dinámica del capitalismo de nuestra época, con una evolución rápida, muy va­ riada y compleja, que se plasma de forma distinta en cada cir-cuns­ tancia y cada parte del mundo. En nuestro continente se ha

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plasmado en lo que hoy llamamos la Unión Europea, que no es na­ da más que la concreción de toda esta dinámica en el territorio en el que nosotros vivimos.

La Unión Europea Al analizar la Unión Europea hay que analizar dos ámbitos distin­ tos: el poder de los capitales privados, principalmente económico, y el poder público, principalmente político. Con mucha frecuencia nos olvidamos del primero y nos enredamos en los vericuetos de la política (pública) comunitaria, ignorando la línea principal de poder que conforma la economía y la sociedad, la de los capitales priva­ dos, principalmente las grandes empresas transnacionales. La Unión Europea permite principalmente a los grandes capita­ les europeos, pero también a los del resto del mundo, penetrar con más facilidad y mucha más seguridad -ya que gradualmente se irá impidiendo que los países puedan tomar decisiones económicas o políticas que perjudiquen a los capitales- en los diversos países europeos. A los capitales productivos les permite reestructurar su organización empresarial a nivel de casi toda Europa sin ningún problema, y las empresas más poderosas pueden ocupar los merca­ dos europeos, lo que les permite beneficiarse fuertemente de las economías de dimensión y, al mismo tiempo, ir gradualmente elimi­ nando los pequeños negocios; m ientras, los capitales financieros disponen de todo el territorio de la Comunidad para operar sin tra­ bas. Todos estos grandes negocios se aprovecharán de la compe­ tencia de los gobiernos por atraerles a sus paises y regiones, y estimularán la competencia entre los trabajadores, a los que im­ pondrán sus condiciones de trabajo y salariales bajo la amenaza de irse a otro país. Además, se organizarán en poderosos grupos de presión que utilizarán para d iseñar sus propios planes e imponer­ los a las autoridades comunitarias y a las de los diversos estados. En cuanto a la organización política, las instituciones de la Unión Europea constituyen las instancias formales por las que se impone en todo el territorio comunitario una política económica dl-

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Miren Etxezarreta

rigida, desde IQs años 80, a potenciar y justificar el modelo neolibe­ ral. Aquí tenemos un ejemplo claro de por qué la organización polí­ tica -en este caso supranacional- es necesaria para hacer aquello que el capital no puede hacer en su propio interés: aunque lo intentan, para los capitales privados es prácticamente imposible dictar normas de política económjca, ya que sólo el ámbito público tiene poder para dar normas de obligado cumplimiento. Eso es lo que hacen las instancias de la Unión E uropea. Desde los últimos setenta, la Unión Europea adoptó con entu­ siasmo el modelo de política económica neoliberal, y desde enton­ ces toda su política económica y sus exigencias han ido en esta dirección: el Acta Ú nica firmada en 1986, por la que se "liberalizó" el comercio en todo el territorio comunitario; la normativa de 1989 por la que se dictó la libre movilidad de capitales (también la de tra­ bajadores europeos, que son desde luego libres de trasladarse den­ tro de los países comunitarios ... pero no hay empleos a donde ir); y el Tratado de Maastricht, con el que se establecieron las condicio­ nes para integrarse en la moneda única. Reforzados por un durísi­ mo Pacto de Estabilidad y Crecimiento y permanentemente revalidados en las cumbres semestrales -Amsterdam, Lisboa, Ni­ za...- que se celebran para que los jefes de Estado de todos los pa­ íses acepten las líneas principales de la política comunitaria. En conjunto, todas las normas conducen a una política económica dirigida a impulsar los beneficios empresariales y que consiste en: • Liberalizar la economía, para que las empresas puedan hacer sus compras, ventas, reestructuraciones y negocios sin ninguna li­ mitación, y favorecer a los grandes negocios transnacionales, que van absorbiendo más y más parcelas de la vida económica, frente a los negocios más pequeños que no pueden resistir su competencia. • Desregularizar las normas públicas: eliminar controles de mo­ vimientos de mercancías y capitales, desregularizar el mercado de trabajo -"flexibilizar" el empleo, facilitar el despido, el empleo temporal, los empleos autónomos-, eliminar controles en las con­ diciones de trabajo, en las condiciones sanitarias (¿verdad que les suena lo de las vacas locas?) ... A l mismo tiempo el sector privado va imponiendo sus propias normas (por ejemplo, la normativa para el correo electrónico, las patentes a la producción de bienes que

Mundo, S.A. 1 155 cualquiera podría producir o la imposibilidad de sindicarse en algu­ nas empresas). • Privatizar lo que es público: privatizar las empresas públicas bajo la excusa del aumento de la competencia, cuando realmente lo que se ha logrado es que se faciliten inmensos negocios para los que compran las empresas públicas y fusiones empresariales con las que disminuye la competencia (piénsese en Telefónica, Campsa, Repsol y tantas otras). • Implantar una política económica cuyo objetivo principal es controlar la inflación y que subordinará a este fin cualquier otro ob­ jetivo como el del empleo o el bienestar de la población, impulsan­ do una política de austeridad y equilibrio presupuestario y, al mismo tiempo, disminuyendo los impuestos -más a los ricos-; con lo que el gasto social, para generar empleo, disminuye, mien­ tras aumentan las ayudas al ámbito empresarial. • A lejar la política económica de las fuerzas sociales de cada país. No sólo el parlamento europeo -representación política de las poblaciones de la Unión Europea- no tiene prácticamente po­ der real (hasta los propios defensores de la Unión Europea aceptan su déficit democrático), sino que se intenta que las decisiones eco­ nómicas de las instituciones de la Unión Europea estén sometidas al mínimo control político: por ejemplo, se establece que el Banco Central Europeo, la institución que controla la moneda (el publici­ tado euro) y todo el sistema financiero, no tenga ningún control po­ lítico -ni del parlamento europeo, ni de los parlamentos nacionales, ni del consejo (máximo órgano político ejecutivo de la Unión Europea)-, sino que tenga sólo como misión hacer que los precios no suban. De esta manera, los controles democráticos y las presiones que la población puede ejercer no existen, y la lejanía fí­ sica de los centros de poder, la complejidad y los numerosos nive­ les en que se desenvuelven éstos hacen mucho más difícil la presión por parte de la población a sus correspondientes represen­ tantes políticos. • Debilitar el estado del bienestar. Todas las orientaciones d e la Unión Europea se dirigen a debilitar el estado del bienestar y a pri­ vatizar las prestaciones sociales. Quien tenga y pague obtendrá servicios, quien no, sólo recibirá ayudas míseras y en muchos ca-

156 1 Miren Etxezarreta sos a cambio de trabajos obligatorios. Sostienen que los subsidios de desempleo y las ayudas a la pobreza son demasiado generosos y desmotivan a la población para buscar trabajo. Por lo tanto, y co­ piando a Estados Unidos e Inglaterra, intentan establecer la obliga­ toriedad de aceptar cualquier tipo de trabajo a cambio de prestaciones de desempleo o ayudas de pobreza, y a eso le llaman "el estado del bienestar dinamizador". Todo ello hace que s� dete­ rioren las ayudas a las personas más pobres y débiles (trabajado­ res de poca cualificación, parados de larga duración, madres solteras... ) y obliga a muchas de ellas a rechazarlas. • Plantear normas que hacen que aumente la desigualdad. Por un lado, lo que acabamos de señalar para los servicios sociales; por otro, se recomienda que los salarios aumenten menos que la produc­ tividad (lo que significa que los beneficios aumenten más), es decir, que los ricos sean más ricos -dicen que para pode invertir y crear empleo-y los pobres sean cada vez más en número y más pobres. Todo ello, como ya se ha señalado, envuelto en una revolución conservadora en términos y valores. Usan palabras que suenan bien pero que son tramposas -liberal izar, flexibi lizar, dinami­ zar-; llaman empleado a quien trabaja una hora a la semana y di­ cen que disminuye el paro, flexibilizan a los trabajadores cuando los echan, dinamizan a los pobres cuando les eliminan el subsidio. Y como las poblaciones se resisten cada vez más a las prácticas de esta Europa, pensaron que sería interesante establecer una Carta de Derechos Sociales Europeos, donde muy tímidamente se­ ñalan algunos derechos sociales que los países de la Unión Euro­ pea� se deberían comprometer a cumplir; pero ni siquiera han aceptado esto y en la cumbre de Niza de 2000 la Carta de Derechos Sociales ha quedado relegada a un anexo porque no han querido aprobarla e incluirla en el Tratado. En conjunto, crecen las economías, aunque no mucho y a costa del esfuerzo creciente de los trabajadores y el agotamiento del me­ dio ambiente. Vivimos cada vez con más competencia y tensión, nuestras sociedades son agresivas. Nos angustia la inseguridad: no solo la inseguridad en la calle que también crece (el aumento de desigualdades lleva a la delincuencia), sino la de toda nuestra for­ ma de vida -las empresas en las que trabajamos pueden cerrar en

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cualquier momento sin que sepamos el motivo, no vale empeñarse en trabajar bien, quieren reestructurarse o se venden en bolsa y el nuevo propietario las cierra-, estamos inseguros acerca de lo que comemos o de nuestra salud, los empleos no responden a nuestra formación profesional, trabajamos con horarios con horarios ab­ surdos y a ritmos inhumanos. Las mujeres, los jóvenes, los trabaja­ dores maduros tienen enormes dificultades para encontrar un empleo y son discriminados e n múltiples aspectos. L a competencia entre los trabajadores aumenta y el individualismo se convierte en l a norma de las relaciones humanas. Los límites de las libertades públicas son cada día más estrechos y cada vez es mayor la sensa­ ción de vivir bajo libertad vigi lada, se criminaliza la disidencia... Además, en esta Europa rica hay mucha gente a la que ni siquiera le va "tan bien": hay un 10% de parados y un 20% de pobres. Y cada día se margina y excluye más a la pobreza, cuando no se la criminal iza. Sin mencionar a los inmigrantes que son tratados como si fuesen escoria humana. La Unión Europea y la globalización y regionalización que ella representa no nos han aportado una sociedad más equilibrada y justa. Una forma de vida más serena, más armónica con nosotros mismos, más justa, más solidaria con los demás, más satisfactoria. En el mejor de los casos nos está permitiendo consumir algo más y ello a costa de la irracionalidad en la utilización de los recursos y un enorme esfuerzo personal, cuando no la competencia y agresivi­ dad con los que nos rodean. La Unión Europea, la regionalización supraestatal que supone, no es más que un instrumento del neoli­ beralismo global para dominarnos. Oponerse a uno supone tam­ bién resistir la otra. Luchar contra el neoliberalismo global implica oponerse igualmente a uno de sus instrumentos principales.

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Christophe Aguiton

OTRA EUROPA PARA OTRO MUNDO Christophe Aguiton

Los 90 fueron, en Europa y en muchos otros países, los años del re­ nacimiento de los movimientos sociales. La reorganización del mundo llevada a cabo entre la caída del muro de Berlín y la Guerra del Golfo podía hacer pensar en una do­ minación absoluta del capitalismo liberal. Sin embargo, en Francia, la huelga general del sector público de noviembre y diciembre de 1995, el movimiento de los sin papeles y más adelante el de los de­ sempleados, mostraron el alcance de las resistencias a la Europa neoliberal, y la oleada de huelgas hizo emerger un nuevo paisaje asociativo y sindical. Francia no fue el único país que se rebeló contra el liberalismo triunfante, puesto que los sindicalistas corea­ nos, los campesinos sin tierra de Brasil y los indios zapatistas de Chiapas se erigieron como símbolo de la renovación de los movi­ mientos sociales del sur. Movimientos innovadores como "Reclaim the Streets" en Inglaterra o "Tutte Bianche" en Italia se convirtie­ ron en los precursores de una nueva radicalización de la juventud europea y mundial. En Europa, la red de "Marchas europeas contra el desempleo" marcó una etapa importante. Ésta, i niciativa de las asociaciones francesas de lucha contra el desempleo y la exclu­ sión, agrupaba a los sectores sociales -incluidos los sindicales­ más combativos del continente. Fue quien organizó las primeras manifestaciones europeas masivas -con más de 30.000 personas en Amsterdam, en la primavera del 1997, y en Colonia en 1999-y se convirtió en un estímulo para el movimiento sindical tradicional y para la Confederación Europea de Sindicatos (CES), que entonces. inició un ciclo de movilizaciones. Para quienes todavía dudaban del alcance de las luchas contra la globalización liberal, Génova fue una confirmación irrevocable. La reunión, a finales de julio, de cerca de 300.000 manifestantes du­ rante la celebración de la cumbre de los siete países más ricos del mundo, en una ciudad despojada de la mitad de sus habitantes y

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cercada por fuerzas del orden que llegaron a cerrar las estaciones, el puerto marítimo y el aeropuerto, representó un salto cualitat}vo importante. El crecimiento de las manifestaciones se dio juntamente con la aparición y el reforzamiento, sobre todo en Europa, de movimientos de dimensión global: "Genova Social Forum", en Italia; "Moviment de Resistencia Global", en Cataluña; "Globalize Resistance", en Inglaterra y ATTAC que, además de Francia, tiene presencia en nu­ merosos países. A pesar de todo, aparecen nuevos problemas. Después de Se­ attle, el movimiento se ha ampliado y extendido siguiendo un cre­ cimiento lineal, pero ha chocado con reacciones represivas y no ha podido contar con respuestas políticas de verdad. El atentado del 11 de septiembre, la guerra de Afganistán y la recesión econó­ mica, que afecta principalmente a Estados Unidos, van a compli­ car la situación. Para u n movimiento que aspira a cambiar el mundo por vías de­ mocráticas y por la implicación activa de los "ci udadanos del mun­ do", es incuestionable la condena sin reservas del atentado del 11 de septiembre. La guerra de Afganistán ha planteado problemas más complejos. Los militantes norteamericanos se dividieron entre los sindicalistas que no querían oponerse a la guerra, y el movi­ miento estudiantil, más radical en su rechazo a la política de Esta­ dos U n idos. En otras partes, el movimiento se ha unido a asociaciones pacifistas. En Europa, la manifestación del 17 de no­ viembre en Inglaterra fue la más importante de los últimos veinte años, y en Italia, la marcha entre Perugia y Asís congregó, de nuevo, cerca de 300.000 personas. Más allá de las reacciones relacionadas con la actualidad inme­ diata, es necesario reflexionar sobre el alcance de los cambios pro­ ducidos desde el 1 1 de septiembre. Hoy en día ya se han tomado medidas represivas en todos los países importantes, y el atentado sirve de pretexto para aumentar de forma general las restricciones: en Francia, los pobres y los jóvenes son los primeros objetivos de las nuevas leyes que condenan a penas de cárcel el no haber com­ prado billete en los trenes, o que prohiben pararse en las escaleras. Detrás de estas primeras leyes, se intuye fácilmente qué significa

160 1 Christophe Aguiton el "regreso de la política" que todos los responsables han anuncia­ do después del 11 de septiembre. Con la negativa de controlar de verdad los paraísos fiscales -salvo por las entidades que debida­ mente designen las autoridades norteamericanas-, los países im­ portantes expresan con gran claridad que la "regulación" de la globalización sólo será represiva y que no se hará nada para redu -J cir los márgenes de actuación de las empresas transnacionales. Sin embargo, la coincidencia entre los conflictos políticos, el au­ mento de los movimientos sociales y militantes, y la recesión eco­ nómica, debilitan considerablemente las bases de la globalización. Actualmente, las fuerzas del sistema, las empresas, las institu­ ciones internacionales y los gobiernos de los países importantes no desean una "guerra de civilizaciones" sino que, al contrario, as­ piran a garantizar la perpetuidad de la globalización. Así lo dieron a entender en noviembre en Doha, Qatar, al acordar un nuevo ciclo de liberalización del comercio en el marco de la OMC. En cuanto a los movimientos sociales y militantes, muy pocos desean encerrarse en los países. El movimiento multiplica sus intercambios y contac­ tos. Una nueva generación mil itante, el "pueblo de Seattle y Géno­ va", se siente parte activa de un movimiento internacional que lucha por "otra globalización". Puesto que los agentes actúan de forma distinta, los problemas políticos y sociales que se tienen que resolver necesitan buscar nuevas definiciones, caminos y respuestas. Por todo ello, el 2002 se convierte en un año clave. Los gobiernos y los responsables internacionales están obliga­ dos a tener en cuenta las exigencias de los man ifestantes y la opi­ nión pública, pero todavía están muy lejos de haber dado respuestas a sus reivindicaciones. Por su parte, los movimientos tienen sus propios plazos. La pri­ mera cita es el "Foro Social Mundial" de Porto Alegre, donde 80.000 mil itantes llegados de todo el mundo se reunirán a principios de fe­ brero para elaborar sus proposiciones y establecer un plan de ac­ tuación. El impacto de Porto Alegre es tal que las principales ONG y los sindicatos destacados de Europa (la CISL, la CES europea) estarán presentes, así como numerosos responsables políticos so­ cialdemócratas (los alcaldes de París y Roma, por ejemplo). Este

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crecimiento es positivo porque permitirá abrir el frente de quienes pueden oponerse al neoliberalismo. Pero existe el riesgo -clásico en todas las fases de crecimiento- de crear una alianza tan amplia que pierda la precisión de sus reivindicaciones y la capacidad de in iciativa militante. Por este motivo, y siguiendo la in iciativa de la CUT brasileña, de Vía Campesina, del Genova Social Forum italia­ no, de ATTAC Francia, de Focus on the Global South de Asia y de la Marcha Mundial de las Mujeres, los movimientos sociales y militan­ tes, que durante el FSM de 2001 ya se coordinaron para la elabora­ ción de la "llamada de movimientos sociales" y en el encuentro de Méjico en agosto, se encontrarán de nuevo en Porto Alegre para el segundo FSM. Se tratará de construir el ala militante del movi­ miento que dé impulso a las grandes movilizaciones masivas a la vez que profundice en las alternativas al capitalismo y a las políti­ cas neoliberales. Otro reto consiste en combinar las luchas europeas con las lu­ chas contra la globalización liberal. Después de Seattle, el movimiento se edificó sobre una base de alcance mundial, y en Praga, en septiembre de 2000, miles de jóve­ nes tuvieron ocasión de entrar en él. No obstante, más en Europa que en Estados U nidos, e l movimiento se construyó prescindiendo de muchos de los movimientos sociales nacidos en la época de los 90, y los sindicatos importantes no lo veían con buenos ojos. En Gé­ nova, por ejemplo, las tres grandes confederaciones (CGIL, CISL y UIL) habían llamado a no manifestarse. Existía entonces un doble riesgo: el de una división militante que habría podido combinarse con conflictos generacionales e incluso sociales (movimiento juve­ nil, movimiento de trabajadores), y el de una elusión de las institu­ ciones y el espacio europeo, que sin embargo juegan un papel cada vez más importante en nuestras sociedades. Niza en diciembre de 2000, y Gotemburgo y Bruselas en el 2001 , representan la movilización de los movimientos contraribs a la glo­ balización liberal durante la celebración de las cumbres de la Unión Europea. La división con los sindicatos importantes, no obstante, todavía no se ha resuelto: no estuvieron en Gotemburgo ni en Niza ni en Bruselas, las comitivas sindicales y las del movimiento se si­ guieron sin aparente compenetración. Pero su presencia conjunta

162 1 Christophe Aguiton en ocasión de las cumbres europeas supone un cambio simbólico y, por lo menos, las movilizaciones han permitido un acercamiento con las redes sociales más radica.les, como la de las "marchas euro­ peas contra el desempleo, la exclusión y la precariedad". Queda por construir un contenido alternativo a la Europa liberal. Poseemos elementos sacados de las reivind icaciones de los movi­ mientos sociales. Los desempleados y los trabajadores en situa­ ción de precariedad, reunidos en Bruselas, definieron un conjunto de reivindicaciones para garantizar un salario que permita vivir de­ centemente. Faltan, sin embargo, debates más profundos que im­ pliquen a sectores sociales más amplios para diseñar las líneas de otra Europa. Las movilizaciones de 2002, en el momento de la presi­ dencia española de la Unión Europea, pueden ayudar a completar ese proceso de maduración. Y la construcción de un " Foro Social Europeo" que reúna a las fuerzas que en Europa se identifican con el Foro Social Mundial de f'orto Alegre, podría establecer el marco adecuado para el inicio de ese camino reivindicativo.

¡

SEGUNDA DECLARACIÓN DE LA REALIDAD EZLN

Hermanos y hermanas de África, Asia, América, Europa y Oceanía. Considerando que nosotros y nosotras estamos: Contra la internacional de la muerte, contra la globalización de la guerra y el armamento. Contra la dictadura, contra el autoritarismo, contra la represión. Contra las políticas de liberación económica, contra el hambre, contra la pobreza, contra el robo, contra la corrupción. Contra el patriarcado, contra la xenofobia, contra la discriminación, contra el racismo contra el crimen, contra la destrucción del medio ambiente, contra el mil itarismo. Contra la estupidez, contra la mentira, contra la ignorancia. Contra la esclavitud, contra la intolerancia, contra la injusticia, contra la marginación, contra el olvido. Contra el neolíberalismo. Considerando que nosotros y nosotras estamos: Por la internacional de la esperanza, por la paz nueva, justa y digna. Por la nueva política, por la democracia, por las libertades políticas. Por la justicia, por la vida y el trabajo dignos. Por la sociedad civil, por los plenos derechos para las mujeres en todos los aspectos, por el respeto a los ancianos, jóvenes y niños, por la defensa y protección del medio ambiente. Por la inteligencia, por la cultura, por la educación, por la verdad. Por la libertad, por la tolerancia, por la inclusión, por la memoria. Por la humanidad. .•

J

Declaramos:

Que haremos una red colectiva de todas nuestras luchas y resistencias particulares. Una red intercontinental de resistencia

PRIMERO:

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EZLN

contra el neoliberalismo, una red intercontinental de resistencia por la humanidad. Esta red intercontinental de resistencia buscará, reconociendo diferencias y conociendo semejanzas, encontrarse con resistencias en todo el mundo. Esta red intercontinental de re­ sistencia será el medio en que las distintas resistencias se apoyen unas a otras. Esta red intercontinental de resistencia no es una es­ tructura organizativa, no tiene centro rector n i decisorio, no tiene mando central ni jerarquías. La red somos los todos que resistimos. SEGUNDO: Que haremos una red de comunicación entre todas nues­ tras luchas y resistencias. Una red intercontinental de comunica­ ción alternativa contra el neoliberalismo, una red intercontinental de comunicación alternativa por la humanidad. Esta red interconti­ nental de comunicación alternativa buscará tejer los canales para que la palabra camine todos los caminos que resisten. Esta red in­ tercontinental de comunicación alternativa será el medio para que se comuniquen entre sí las distintas resistencias. Esta red intercontinental de comunicación alternativa no es una estructura organizativa, no tiene centro rector ni decisorio, no tiene mando central ni jerarquías. La red somos todos los que nos habla­ mos y escuchamos. Esto declaramos:

Hablar y escuchar por la humanidad y contra el neoliberalismo. Re­ sistir y luchar por la humanidad y contra el neoliberalismo. Para el mundo entero: ¡ Democracia! ¡Libertad! ¡Justicia! Desde cualquier realidad de cualquier continente. Desde las montañas del Sudeste mejicano.

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COMO UNA NUBE DE MOSQUITOS Naomi Klein

"Este seminario no es como cualquier otro". Eso fue lo que nos di­ jeron a todos los conferenciantes del encuentro Re-imaginando la política y la sociedad, que durante tres días reunió a más de 1 .000 delegados en la Iglesia de Riverside de Nueva York el pasado mes de mayo. Teníamos que dar respuesta a un problema muy concreto: "la falta de visión general y estrategia común" del movimiento con­ tra la globalización empresarial. Se nos advirtió que se trataba de un problema muy serio. Los jó­ venes activistas que fueron a Seattle a bloquear la Organización Mundial de Comercio (OMC) y a Washington a protestar contra el FMI y el Banco Mundial, habían sido presentados por la prensa como un grupo de borregos descerebrados, amantes de los árboles y de darle al tambor. N uestra misión, de acuerdo con los organizadores del seminario, era darle una forma estructurada y mediática al caos de la calle. No era otra sesión de palabrería: íbamos a "crear un mo­ vimiento unificado por un cambio social, económico y político total". A medida que se desarrollaba el seminario, me fui dando cuen­ ta de lo inútil de semejante bienintencionado ejercicio. Incluso si conseguíamos ponernos d e acuerdo en un programa de diez puntos claro, coherente y común, ¿a quién se lo íbamos a hacer llegar? El movimiento de protesta "antiglobalización" que acaparó la aten­ ción mundial en noviembre de 1999 en Seattle no está unido a nin­ gún partido político, ni cuenta con una red nacional con sede central, elecciones y oficinas locales. Es un movimiento que toma la forma de las ideas de alg.unos activistas e intelectuales, pero que no reconoce a ninguno como líder. E n este contexto amorfo, las ide­ as y programas del seminario no es que fueran irrelevantes, es que no tenían la i mportancia que se les atribuía. Más que cambiar el mundo, los resultados del seminario estaban destinados a ser ba­ rridos por la oleada de información -en boletines electrónicos, manifiestos de ONG, investigaciones académicas, vídeos caseros,

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llamamientos a la acción- que la red antiglobalización produce y consume cada día. Ésta es la otra cara de la moneda de la crítica más habitual so­ bre la falta de un liderazgo claro del movimiento: tampoco sus se­ guidores están muy definidos. Para quienes buscan una repetición de los 60, estas ausencias hacen que el movimiento les parezca te­ rriblemente impasible: evidentemente, esta gente está tan desor­ ganizada que n i siquiera pueden unirse para responder a los esfuerzos perfectamente organizados para organizarles. Son el ho­ rror de la vieja guardia. Es fácil creer en estas críticas. Si en algo están de acuerdo la derecha y la izquierda es en la utilidad de un debate ideológico cla­ ro y bien estructurado. Pero quizás no sea tan simple. Quizás las protestas de Seattle y Washington parecieron caóticas porque no eran la expresión de un solo movim iento, sino la convergencia de muchos pequeños, cada uno con una multinacional específica (Ni­ ke), una industria determinada (el agrobusiness), o una nueva ini­ ciativa comercial (el Tratado de Libre Comercio Norteamericano) como objetivo. Todos estos movimientos pequeños y especializa­ dos forman claramente parte de una causa común: todos creen que los diversos problemas a los que se enfrentan son consecuencia de la liberalización global, un proceso que concentra el poder y la ri­ queza cada vez en menos manos. Y hay desacuerdos, por supuesto: sobre el papel del estado-nación, sobre si el capitalismo es refor­ mable, sobre la urgencia de los cambios... Pero entre la mayoría de estos micromovimientos está surgiendo el consenso de que es im­ prescindible crear poder democrático de base -ya sea a través de sindicatos, asociaciones de vecinos, granjas, pueblos, colectivos anarquistas o gobiernos indígenas- para contrarrestar el poder de las empresas multinacionales.

El "internetismo democrático" A pesar de este consenso, esta multitud de campañas no han cris­ talizado en un único movimiento, sino que han formado una red que

Mundo, S.A. 1 171 les une a todos, igual que los links que conectan sus páginas web en I nternet. Esta analogía es más que una coincidencia, es funda­ mental para comprender cómo ha cambiado la esencia misma de la organización política. Aunque muchos han señalado que las recien­ tes protestas masivas hubieran sido imposibles sin la existencia de Internet, les ha pasado por alto cómo esta tecnología de la comuni­ cación está forjando el movimiento a su imagen y semejanza. Gra­ cias a la red, es posible convocar las movilizaciones con un mínimo de burocracia y jerarquía; la época de los manifiestos discutidos mil veces y de los consensos forzados está dando paso a una cultura de intercambio frenético, algunas veces compulsivo, de información continua y poco estructurada. Lo que surgió en las calles de Seattle y en Washington fue un modelo de militancia que refleja las redes orgánicas, descentrali­ zadas y entrecruzadas de la red, es Internet vivo. El centro de investigaciones TeleGeography de Washington está intentando cartografiar la arquitectura de Internet como si se trata­ se del sistema solar. Hace poco, TeleGeography llegó a la conclu­ sión de que Internet no es una sola red gigante, sino la suma de muchas redes autónomas pero interconectadas. Parece una descripción perfecta de las protestas de Seattle y Washington. La convergencia masiva de centros de activistas, con cientos, sino miles de enlaces autónomos. Durante las manifesta­ ciones, los enlaces tomaron la forma de grupos de afinidad de entre cinco y veinte personas, cada uno con su representante elegido pa­ ra intervenir en la coordinadora de grupos. Aunque los grupos de afinidad se comprometieron a respetar los principios de la no vio­ lencia, eran autónomos a la hora de tomar sus propias decisiones estratégicas. En algunas protestas, los activistas llevan una red en forma de tela de araña dibujada en una pancarta para simbolizar su movimiento. Cuando tienen que reunirse, la tienden en el suelo y llaman a los representantes para que ocupen su sitio en una espe­ cie de sala de conferencias callejera. Durante los cuatro años anteriores a Seattle y Washington, hu­ bo protestas similares con motivo de las cumbres de la OMC, el G7 o la APEC en Auckland, Vancouver, Manila, Birmingham, Londres, Ginebra, Kuala Lumpur y Colonia. Cada una fue organizada si-

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guiendo los principios de coordinación descentralizada. En lugar de localizar la protesta en un sitio fijo, los pequeños grupos de ac­ tivistas rodeaban su objetivo desde todas las d i recciones. Y e n vez de crear grandes burocracias nacionales o internacionales, se pu­ sieron en pie estructuras temporales. Edificios vacíos se convirtie­ ron en "cent ros de convergencia" y las agencias independientes de información montaron "centros de prensa" improvisados. Las coa­ liciones ad hoc creadas para impulsar estas movilizaciones adopta­ ron como nombre la fecha de las manifestaciones: 18-J, 30-N, 16-A, 11-S o 26-S en Praga. Tras las manifestaciones, lo único que suele quedar es una página web con los documentos más importantes.

La "ad-hocracia" Como es lógico, todo este discurso sobre la descentralización radi­ cal esconde una verdadera jerarquía formada alrededor de los que poseen, comprenden y controlan las redes informáticas que enla­ zan entre sí a los activistas. Es lo que Jesse Hirsh, uno de los fun­ dadores de la red anarquista Tao Communications, llama una "ad-hocracia cretina". Este modelo de organización en red es algo más que una táctica utilizada en las protestas, que de hecho son el resultado de una "coalición de coaliciones", tal como dice Kevin Danaher, de Global Exchange. Cada campaña "antiglobalización" es el resultado de la unión de muchos grupos, la mayor parte ONG, sindicatos, estu­ diantes y anarquistas, que utilizan Internet, junto a otros medios de organización más tradicionales, para todo: desde catalogar la últi­ ma pifia del Banco Mundial hasta bombardear a Shell con faxes y correos e l ectró n icos y publicar en sus webs octavillas contra las maquilas para protestar contra Nike. Los grupos se mantienen au­ tónomos, pero su coordinación internacional es hábil y, para los de­ nunciados, devastadora. La acusación d e que el movimiento "antiglobalización" carece de "visión" se desmorona cuando se sitúa en el contexto de estas campañas. Es verdad que las protestas masivas de Seattle y Wa-

Mundo, S.A. 1 173 shington fueron u n popurrí de consignas y causas, y que a u n ob­ servador casual le podía resultar difícil comprender la relación en­ tre las tortugas marinas y Mumia Abu-Jamal. Pero al intentar buscar coherencia en estas grandes demostraciones de fuerza, los críticos confunden tas manifestaciones externas del movimiento con el propio movimiento -los activistas disfrazados de árboles no les dejan ver el bosque. El movimiento es sus enlaces, y en ellos no hay carencia de visión global. El movimiento universitario contra las maquilas, por ejemplo, ha evolucionado rápidamente de una simple crítica a las multinaciona­ les y los consejos universitarios que pactaban con ellas a la el abo­ ración de códigos de conducta alternativos y la creación de su propio sistema de control, e l Consorcio por los Derechos de los Tra­ bajadores. El movimiento contra los transgénicos ha logrado una victoria tras otra, obligando primero a retirar de los supermercados británicos los productos modificados genéticamente, impulsando después leyes para el etiquetado en toda E uropa, y poniendo en pie, finalmente, un inmenso lobby con ocasión del Acuerdo de Montreal sobre Bioseguridad. Mientras tanto, los críticos de los planes de desarrollo del Banco Mundial y el FMI han producido toneladas de documentos con recursos sobre modelos alternativos de desarrollo comunitario, cancelación de la deuda externa y principios de auto­ gobierne. Otro tanto puede decirse de quienes se enfrentan a las compañías mineras y petroleras, que rebosan ideas sobre energías renovables y extracción sostenible de recursos -aunque casi nun­ ca tengan l a oportunidad de llevarlas a la práctica. La descentralización de estas campañas no supone incoheren­ cia ni fragmentación, sino que es una adaptación razonable e inge­ niosa a la fragmentación preexistente en las redes de izqu ierdas y a los cambios culturales que han tenido lugar. Es un resultado indi­ recto de la explosión de ONG que, desde la cumbre de Río en

1992,

han ido ganando poder y peso político. Son tantas las ONG impli­ cadas en el movimiento "antiglobalización" que solamente u n mo­ delo de coordinación e n red puede acomodar tantos estilos, tácticas y objetivos diferentes. Como el propio 1 nternet, las ONG y las redes de grupos de afinidad son sistemas que pueden crecer in­ finitamente. Si alguien considera que por alguna razón no esta có-

174 1 Naomi Klein modo en alguna de las miles de ONG y grupos de afinidad ya exis­ tentes, siempre puede crear la suya y coordinarse con las otras. Una vez dentro, nadie tiene que ceder su propia individualidad a la estructura superior. Como sucede en Internet, uno es libre de acce­ der a las páginas que quiera y sacar de ellas lo que le interese, olvi­ dándose del resto. Es el punto de vista del navegante en la red llevado al activismo social, que refleja una cultura virtual paradóji­ ca capaz de combinar el narcisismo más extremo con una intensa necesidad de conexión con el exterior.

Las debilidades Una de las grandes ventajas de este modelo "libre" de organización es que ha demostrado ser muy difícil de controlar, en gran medida porque es muy distinto de los modelos organizativos de las empre­ sas e instituciones internacionales a las que se enfrenta. Responde . a la concentración empresarial con fragmentación, a la globaliza­ ción con su propia forma de localismo, a la concentración del poder con poder disperso. Joshua Karliner, del TRAC, llama a este siste­ ma "una in intencionada pero brillante respuesta a la globalización".

' Y como fue inintencionada, aún no tenemos ni el vocabulario para describirla -razón por la cual se ha desarr.o llado una Increíble in­ dustria de metáforas. Según Maude Barlow del Council ofthe Cana­ dians, "nos enfrentamos a un canto rodado; como no podemos moverlo, intentamos rodearlo por encima, por debajo y por los la­ dos", y John Jordan, uno de los fundadores de Reclaim the Streets, añade que las transnacionales "son como peceras gigantes, y noso­ tros somos como una escuela de peces. Nosotros podemos respon­ der rápido. Ellos no". Otra organización norteamericana habla de una "red de arañas, hilando una telaraña capaz de inmovilizar a las multinacionales más poderosas". Incluso los militares han aporta­ do su granito de arena, definiendo el alzamiento zapatista como una "guerra de pulgas" que gracias a Internet y a la red global de ONG se había convertido en una "guerra de mosquitos". Para el ejército, un enemigo "sin dirección central ni estructura de mando, con múl-

Mundo, S.A. 1 175 tiples cabezas, es imposible de decapitar". Evidentemente, este sistema multicéntrico también tiene sus debilidades, que se evidenciaron en las calles de Washington du­ rante las protestas contra el FMI y el Banco Mundial.

Al

mediodía

del 16 de abril, el día de la manifestación más grande, se convocó a la coordinadora de los grupos de afinidad que bloqueaban todas las calles alrededor de las sedes del Banco Mundial y el FMI. El blo­ queo había empezado a las seis de la mañana, pero los delegados oficiales habían cruzado el cordón policial a las cinco.

Al conocer la

noticia, la mayoría de los representantes de los grupos de afinidad consideraron que era mejor abandonar el bloqueo y unirse a la mar­ cha principal en la Elipse. Pero no todos estuvieron de acuerdo: al­ gunos grupos de afinidad querían mantener el bloqueo para Intentar impedir la salida de los delegados

la coordinadora fue significativo:

oficiales.

El acuerdo de

Kevin Danaher gritó por el megá­

fono: "Cada grupo es autónomo. Si quieren quedarse bloqueando, vale; si quieren ir a la Elipse, vale también. Que cada cual haga lo que quiera". Fue una decisión impecable desde el punto de vista democrático, pero había un pequeño problema: no tenía sentido. El bloqueo había sido una acción coordinada, y si ahora algunos de los grupos abandonaban sus posiciones, a los delegados les bastaba con tomar otra ruta para llegar a sus hoteles. Eso fue exactamente lo que pasó. Mientras observaba como unos se levantaban mientras otros seguían sentados "bloqueando", pensé que la situación era una metáfora de los puntos fuertes y débiles de la nueva red de activis­ tas. Sin duda, a la cultura de la comunicación dominante en I nternet se le da mucho mejor la velocidad y volumen que la síntesis. Y lo mismo ocurre con el movimiento, que es capaz de movilizar a dece­ nas de miles de personas en una esquina con sus pancartas, pero le cuesta mucho más ponerlas de acuerdo sobre las consignas o qué hacer antes y después de la acción. Ello explica una cierta ansiedad que se apodera de la gente des­ pués de cada movilización: ¿Ya está? ¿Eso es todo? ¿Cuándo es la próxima? ¿Será tan grande como ésta? Para mantener el ímpetu, se está desarrollando una cultura de protestas en serie, continuas. Tengo el correo electrónico lleno de convocatorias que prometen

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ser "el próximo Seattle". El

4 de junio, fue

en Windsor y Detroit pa­

ra "clausurar" la reunión de la Organización de Estados America­ nos (OEA); una semana más tarde en Calgary, para el Congreso Mundial de Petróleo; la Convención Republicana en Filadelfia, en julio; la Convención Demócrata en Los Angeles, en agosto; el Foro Económico Mundial en Melbourne el 1 1 de septiembre; seguido po­ co después por las protestas contra el FMI en Praga el 26 del mis­ mo mes y después en Quebec, para la cumbre de las Américas en abril de 2001 . Alguien dejó el sigu iente mensaje en una de las listas de correo electrónico organizando las protestas de Washington: "Allí donde vayan ¡les estaremos esperando! Después de ésta, nos vemos en Praga". Pero, ¿es esto lo que queremos?, ¿un movimien­ to de "acechacumbres" persiguiendo a la burocracia internacional como si fueran un grupo de rock famoso de gira por el planeta? Esta perspectiva es peligrosa por varías razones. Por una parte, se crean demasiadas expectativas alrededor de estas protestas: los organizadores de las protestas de Washington, por ejemplo, anunciaron que iban a "cerrar" dos instituciones internacionales de·

30.000 millones de dólares como el FMI y el Banco Mundial, al mis­ mo tiempo que intentaban transmitir un mensaje sofisticado sobre las falacias de l a economía neoliberal a un público satisfecho con la marcha de la bolsa. Simplemente, no pudieron. Ninguna manifes­ tación puede lograrlo por sí misma y además, cada vez va a ser más difícil. Las tácticas de acción directa de Seattle tuvieron éxito por­ que cogieron a la policía por sorpresa. Pero esto no volverá a pasar, entre otras cosas porque la policía se ha suscrito a todas las listas de correo electrónico. Para preparar la Convención Demócrata en Los Ángeles, la ciudad adquirió material antidisturbios por valor de

4 millones de dólares para protegerse de l a nube de manifestantes.

Proyectos de convergencia En un intento de levantar una estructura política estable que permi­ ta desarrollar el movimiento entre manifestaciones, Danaher ha empezado a recoger fondos para crear un "centro de convergencia"

Mundo, S.A. 1 177 permanente en Washington, y el Foro I nternacional sobre la Globa­ lización se ha estado reuniendo desde marzo para producir un do­ cumento sobre estrategia de unas 200 páginas, que publicará a finales de 2000. Según su di rector, Jerry Mander, no se tratará de u n manifiesto, s i n o d e un conjunto de principios y prioridades para una primera definición de lo que tendría que ser la "nueva arquitec­ tura" de la economía global. Igual que los organizadores del semi­ nario de la Iglesia de Riverside, todas estas iniciativas lo tienen crudo. La mayoría de los militantes están de acuerdo con que ha lle­ gado el momento de sentarse y discutir una agenda alternativa en positivo. Pero ¿sentarse dónde y con quién? Estas preguntas estuvieron más presentes que nunca cuando, a finales de mayo, el presidente de la República Checa, Vaclav Havel, se ofreció para "mediar" entre el presidente del Banco Mundial, Ja­ mes Wolfensohn, y los organizadores de las protestas previstas en Praga el 26 de septiembre. No hubo consenso entre los organizado­ res para participar en la reunión preparada en el Castillo de Praga, pero es que ni siquiera había un mecanismo para tomar la decisión: ni un mecanismo para formar una delegación consensuada (aun­ que alguien sugirió un referéndum por Internet) ni un objetivo co­ m ú n con el que valorar los pros y contras de participar. Si Havel se hubiera dirigido a los grupos que trabajan específicamente temas de deuda externa y ajuste estructural, como Jubileo 2000 o 50 Años Bastan, su propuesta hubiera sido estudiada y contestada. Pero co­ mo se dirigió al movimiento como si fuera una sola entidad, lo úni­ co que consiguió fue provocar un debate interno interminable. Una parte del problema es estructural. Para muchos anarquis­ tas, que llevan el peso de una buena parte del trabajo de base (y que se conectaron a Internet mucho antes que otros sectores de la iz­ quierda), la democracia directa, la autogestión y la transparencia no son objetivos políticos abstractos, sino conceptos que marcan el funcionamiento de sus propias organizaciones. En cambio, muchas ONG, aunque pueden compartir algunas de las ideas anarquistas sobre democracia, están de hecho organizadas según las jerarquías tradicionales, con líderes carismáticos y comités ejecutivos, mien­ tras los afiliados les mandan dinero y aplauden desde la barrera. ¿Cómo hacer coherente un movimiento en el que participan tan-

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tos anarquistas y cuya principal fortaleza táctica hasta la fecha es su capacidad de actuar como una nube de mosquitos? Quizás, co­ mo en el propio Internet, haya que hacerlo no imponiendo una es­ tructura preestablecida, sino navegando hábilmente entre las estructuras ya existentes. Quizás l o que se necesita no es un solo partido político, sino una mejor coordinación entre los grupos de afinidad. Quizás, e n vez de buscar una mayor centralización lo que hace falta es una descentralización radical.

Visiones Cuando los críticos dicen que el movimiento "carece de visión", en realidad se refieren a que no tiene una filosofía revolucionaria co­ mún, ya sea marxista, socialdemócrata, ecosocialista o anarquista. Esto es totalmente cierto y no podemos estar más agradecidos. Por el momento, los activistas de a pie son atosigados por autoprocla­ mados dirigentes que quieren afiliarlos como infantería para sus causas particulares. En un extremo está Michael Lerner, con su se­ minario de la Iglesia de Riverside, que quiere reclutar a todos los manifestantes de Seattle y Washington para su "política del signifi­ cado". En el otro, John Zerzan, desde Oregón, que no tiene el me­ nor interés en los llamamientos de Lerner y cree que los motines y la destrucción de propiedad son el primer paso hacia el colapso de la industrialización y la vuelta al "anarcoprimitivismo" -una utopía preneolítica. E n medio hay multitud de visionarios, desde los d i scí­ pulos del ecosocial ista Murray Bookchin pasando por algunos mar­ xistas sectarios convencidos de que la revolución está a la vuelta de la esquina y los devotos de Kalle Lasn de Adbusters, con su di­ luida versión de la revolución a través del pirateo cultural. Sin olvi­ dar el pragmatismo chato de algunos dirigentes sind icales que, antes de Seattle, estaban d i spuestos a conformarse con la inclu­ sión de alguna cláusula social en la OMC e irse a casa. Uno de los grandes méritos de este joven movimiento es que ha dejado de lado todas estas "visiones" y ha rechazado todos los ma­ nifiestos que tan generosamente le ofrecían unos y otros, concen-

Mundo, S.A. 1 179 trándose en construir una forma de organización aceptablemente democrática y representativa capaz de llevar la resistencia hacia adelante. Quizás el verdadero desafío no sea tanto encontrar una "visión" como resistirse a adoptar una de la noche a la mañana. Si se consigue mantener a raya a todos los visionarios, habrá sin duda algunos problemas de relaciones públicas: las manifestaciones en serie acabarán quemando a algunos; algunos piquetes se declara­ rán autónomos y el New York Times podrá ridiculizar a algunos jóve­ nes manifestantes como borregos, especialmente cuando se d i sfracen de ovejas, para regocijo de sus lectores dominicales. ¿Y qué? Este movimiento descentralizado, que se parece más a una nube de mosquitos que a cualquier otra cosa, ha conseguido ya educar y radicalizar a toda una generación de activistas en todo el mundo. An�es de bendecir cualquier programa de diez puntos que se le presente, tiene derecho a ver si puede salir algo nuevo y propio de este enjambre caótico de centros y enlaces que lo constituyen.

-¿Cuándo y cómo surgen los Monos Blancos? -Tenemos un sueño. En ese sueño nacimos el primero de enero de 1994, al lado de los zapatistas. El sueño es bueno, y no es to­ talmente fantasioso, pero la realidad es otra. La verdad es que los Monos Blancos surgieron en 1997 de un grupo de jóvenes en Roma que se llamaban el colectivo Los Invisibles. Ellos fueron los primeros en ponerse un mono blanco y salir a la calle vesti­ dos así para exigir derechos. Los invisibles son toda la gente que el sistema neoliberal oculta. Son los nuevos trabajadores que el posfordismo ha creado, los que desempeñan trabajos precarios, no tienen un lugar de trabajo fijo, están medio em­ pleados o desocupados, son estudiantes- trabajadores que no tienen derechos. Esta forma de empleo hace imposible su sindicalización, su contratación colectiva. Dependen de con­ tratos individuales. No llevan el mono azul que aquí, en Italia, usan los trabajadores industriales. Visten el mono blanco que es como un fantasma. Es que ellos son como un fantasma que se volvió visible gracias a su ropa. El mono blanco se volvió un símbolo de lo que no se podía representar de otra manera

•..

180 1 Naomi Klein -¿Son los Monos Blancos un partido político? ¿Qué son? -No, no somos un partido, somos una vía, un camino social. Somos un movimiento organizado que no es una organi­ zación, que cambia de forma organizativa frente a cada ene­ migo. Somos una comunidad, integrada por gentes diferentes, que camina preguntando, que busca aprender de los errores. Somos un ejército de soñadores.

Entrevista a Luca Casarini, portavoz de los Tute Bianche