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Spanish Pages [112] Year 2009
LS.C G6^335nian
González Martínez, Enrique (edy i4anuel Gutiérrez Najera.
i li ii
ENRIQUE GONZÁLEZ MARTÍNEZ
i
PARNASO DE MÉXICO MANUEL GUTIÉRREZ NAJERA
I
MÉXICO
EDICIONES "PORRUA 1920
Tomo
II.
Cuaderno 4
9
587927 QC4^'í>Sy»^
IISriDIOE CUADEI^NO Núm.
Págs,
Manuel Gutiérrez Nada es mío Para entonces
i\djera.
305 308 309
Del libro aízul La duquesa Job
312
¡Castigadas!.
318
Tobe
321
Páx animse
324 330 335 337
Después
Auna
niña de las flores Mis enlutadas De blanco Madre naturaleza
La misa
Desconocida
De mis «Versos
Viejos»
A la Corregidora la forma un triste A Dyonisos Non omnis moriar
Jamás
A
345 349 353 355
360 361 367 369 371
373
4.
Carta abierta. ¿Para qué?
?75 379
Rafael Cabrera. Sin palabras...
385
Manuel M. Gonsáles. 387
Barcarola
José dej. Núñesy Domingues. Sortilegio lunar
389
Manuel de la Parra. A mi madre
392
Manuel Puga y
Acal.
muerte
394
Alfonso Reyes. Canción bajo la luna
396
Luis G, Urbina. Así fué
398
Balada de
la
Antonio Zaragoza. Sin esperanza
400
MANUEL GUTIÉRREZ NAJERA
Manuel Gutiérrez Nájera nació en la ciudad de México el día 22 de diciembre de 3 859. Cuando en 1894 fundó la Revista Azul en unión de Carlos Díaz Dufóo.su nombre era ya muy conocido, y sus artículos de prosa y sus poemas le habían conquistado un lugar de primera fila en la lite ratura de Hispa noaniérica. Su seudónimo de El
Parnaso DE MÉXICO
gQ4.
Duque J oh
se
ha hecho famoso, pues amparó
be-
llísimas crónicas que aparecieron en las revistas mexicanas de su época. Cuando Gutiérrez Naje-
3 de febrero de 1895, su mérito era ya indiscutible, aunque todos esperaban de él ra murió,
el
obra más grande y bella. Su influencia fué decisiva en lo que se refiere a la preparación de la pues dejó el camino libre de obstáculos a las reformas que más tarde implantó Darío en la poesía de lengua española. Sus poemas se publicaron un año después de su muerte,
moderna
lírica,
con prólogo de don Justo Sierra.
NADA ES Mío Ale preguntas ¡oh, Rosa!
¿cómo
escribo;
¿De qué manera, con menudas hojas, cintas de seda y pétalos de flores,
voy construyendo estancia por estancia?
Yo mismo no es,
lo sé!
Como
la tU3^a
Rosa de los cielos, mi i.gnorancia!
Yo no
escriljo
mis versos, no los creo;
viven dentr(j de mí; vienen de fuera:
a
ése, travieso, lo
formó
el
deseo;
a aquél, lleno de luz, la Primavera!
A
veces en mis cantos colabora
una rubia magnífica:
Hago un
la
aurora!
verso y lo plagio sin sentirlo
de algún poeta inédito, del mirlo, del parlanchín íjue,
se
gorrión o de la abeja
silbando a las bellas mariposas,
embriaga en
la
taberna de las rosas. 11-19
Parnaso de México
;jO(i
Los versos que*iiás amo,
los
que expresan
mis ansias y mis íntimos cariños, esos versos que llm'an y que besan,
;sabcs
tví
lo fjue
son? Risas de niños.
Otras veces me ayudíin las estrellas y sus rayos de luz trazan en mi alma líneas celestes y figuras de oro.
Aquel soneto a Dios, es del Boyero: de Sirio deslmnbrante, esa cuarteta,
y ese canto a la rubia fué escrito
por
(jue
cauda
la
yo quiero
del
Yo escucho nada más, y
cometa.
dejo abiertas
de mi curioso espíritu las puertas.
Los versos entran
sin pedir
permiso;
mi espíritu es su casa; Dios los con cédula formal
para que aloje a
del
la
ma nda
Paraíso
traviesa banda.
AIjíunos a mis castas uusiones escaiídcdizan con su ale^rre charla:
esos s;m los soldados, los dragones, los (|ue trae, en su
clámide sombría,
«húmeda noche tras
caliente día.»
Otros de aquellos huéspedes pe(|ueños se detienen
muy
poco: Ins risueños.
M ANUKL
H07
GUTIÉKKEZ NÁJEKA
(.antaii.
mis penas con su voz c(>nsuelan,
sacuden las alitas y se vuelanl
Los
tristes... ¡esos sí
Alguno como
posada en mientras hace ya
que son constantes!
lúsrubre corneja
la cornisa de la torre,
la
noche silenciosa corre
mucho tiempo que
N(j so\' jKjeta:
yn
se queja!
lo ves! en
vano
halagas con tal título mi oído, que noes zenzontle o ruiseñor ni tentar
o barítono
el
piano!
el
nido
Parnaso de México
808
PAKA ENTONCES Quiero morir cuando decline el día, en alta mar y con la cara al cielo;
donde parezca sueño y
el
la agonía,
alma, un ave que remonta
No escuchar ya con
más
el
cielo
el
vuelo.
en los últimos instantes,
y con
el
mar a
solas,
voces ni plegarias sollozantes
(¡ue el
majestuoso tumbo de las
Morir cuando
olas.
la luz, triste ;ctira
sus redes áureas de la onda verde,
y ser algo
el
como ese sol ([ue k-nto expira: muy luminoso (|ue se pierde.
Morir, y joven: antes iiue destruya tiempo aleve la gentil corona;
cuando
la vida dice aún:
soy tuya,
aun(|ue sepamos bien ipie nos traiciona.
30j
Maxukl Gutiérrez Nájera
DEL
Si
L
1
B RO
AZUL
mi secreto queréis que os diga,
cerrad,
temo
si
cjue
os place, vuestro balcón:
un
silfo,
mi buena amiga,
en sus alitas llevar consiga
átomos de oro de mi pasión.
¿Queréis que os hable de mis amores?
Pues aguardemos a que quietas se
duerman en
odio las brisas por
y
las flores
jardín:
lo curiosas,
rae recato de aquellas rosas
que aquí perfuman
Ya si
el
veis,
señora,
el
si
avaricioso guardo
camarín.
soy discreto, el secreto,
de luz, de aroma, de brisa y
flor;
Parnaso de México
310
mi alma
donde
sagrario y urna cerrada,
es
lo llevo, perla
guardada
en concha nácar, nido de amor.
Nadie luz
o
lo sabe,
silencio,
este secreto
nadie ha podido,
sombra o
ruido,
nunca saber.
Entre sus hojas, cual la violeta,
va con mi alma, dormida y quieta, casta imagen de esa mujer.
la
Soy como avaro, que su tesoro sus ricas perlas, sus torres de oro,
guarda en
el
fondo de viejo arcón;
y cuando mi alma siente tristeza,
para ahuyentarla con su riqueza va de puntillas
Contempla
el
al
corazón.
oro de su
cal)ello,
sus ojos claros, su terso cuello,
sus brazos l)lancos de rosa-te;
y porque no entre la luz curiosa, mis ojos luego cierra medrosa, jiensando acaso que
el sol
nos
ve!
Manuel Gutiérrez Nájera
Si
mi secreto queréis que os diga,
cerrad entonces vuestro balcón: que un silfo, mi buena amiga,
temo
en sus alitas llevar consiga átomf)S de oro de mi pasión!
311
Parnaso de México
312
LA DUQUESA JOB A Manuel
En
dulce charla de sobremesa,
mientras devoro fresa tras fresa
y abajo ronca tu perro Bob, haré
te
retrato de la duquesa
el
que adora a veces
No
es la
el
duque Job.
condesa que Villasanar
caricatura, ni la poblana
de enagua roja, que Prieto amó;
no
es la criadita de píes
ni la
nudosos,
que sueña con los gomosos
Y con los gallos de Micoló.
Mi duquesita, no
tiene
humos
es la griseta de
No
Iviila
laljue
me adora,
de gran señora:
Paul de Kock.
Boston, v desconoce
Puiía V Acal
Manuel
(íutiérkkz Nájkka
las carreras el alto ^oce,
fie 3'
31 H
h)S placeres del five o' dock.
Pero ni los
ni el
sueño de algún poeta,
(|uernbes.quc vio Jacob,
•fueron tan bellos cual la coqueta
de ojitos verdes, rubia gjise1:a (jue
-
si
adora a veces
el
duque Job.
alfombras, no es en su casa,
Si pisa
por Plateros alegre pasa
y la saluda Madaní Marnat,
no sí
es, sin
disputa, porque la vista,
porque a casa de otra modista
.
desde tempVano rápida va.
No
tiene alhajas
mi duquesita,
perofs tan guapa y
es
tan bonita,
y tiene un cuerpo tan vían, tan pschutt, de tal
manera trasciende a Francia
que no
la
igualan en
ni las clientes
la
Desde las puertas de
hasta
la
elegancia
de Héleue Kossut.
La Sorpresa
esquina del Jockev Club.
Paknasc) de México
ai4-
no ni
liay española, yaiikee o francesa
más
qne
bonita, ni
duquesa
la
más
del
¡Cómo resuena
traviesa,
duque Job.
su taconeo
¡Con qué meneo
en las lja.ldosas!
luce su talle de tentación!
¡Con qué airecito de aristocracia mira a
los
hombres. Y con qué
frunce los labios
Si alguien la alcanza, ella, ligera
como una
camino
sigue
pero
ia\-
del
«gracia
— 'Mimí Pinsfuil
si
la requiebra,
cebra,
del almacén;
tund
si
alarga
Nadie
le
(\ue le
descarga sobre
el
abrazo!
salva del sombrillazo
¡No hay en
el
la sien!
mundo mujer más
Pie de andaluza, boca de guinda,
Esprit rociado de Veuve Clic(|uot; talle de avispa, cutis de éila,
ojos traviesos de colegiala
como
los ojos de Louise Thco!
linda!
315
MaNIEI. Gl'TlÉKKKZ XÁUiKA
Ao'il,
nerviosa, blanca, delgada,
media de seda bien restirada, de encaje, corsé de
ííola
;crac!
Nariz pequeña, garbosa, cuca, y palpitantes sobre rizos tan
riibif)s
Sus ojos verdes
nada
ha^-
más
la
romo
nuca coornac.
el
t^nnío;
h.-\ilan el
bello que
el
arremaniío
provocativo de su nariz!
Por
ser tan joven
y tan bonita,
cual mi sedosa, blanca fjatita, diera sus pajes la emperatriz.
¡Ah! tú
no
lias visto
cuando
se peina
sobre sus homl)ros de rosa reina caer los rizos en profusión'
Tú no has oído qué
ale