Manual de pronunciacin espaola

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TOMAS NAVARRO

MANUAL DE PRONUNCIACIÓN ESPAÑOLA SEXTA EDICIÓN CORREGIDA CON UN APÉNDICE DE NOTAS SUPLEMENTARIAS

a HAFNER PUBLISHING COMPANY New York and London

1967

Copyright,

1957

by Tomás Navarro

S e v e n th

P r in t in g

P r i n t e d a n d P u b l is h e d b y H AFNER

P U B L IS H IN G

31

COM PANY,

E a s t lO t h S t r e e t

N e w Y o rk , N . Y .

10003

All rights reserved

Printed in U.S.A. by

NOBLE OFFSET PRINTERS, INC. NEW YORK 3, N . Y.

INTRODUCCIÓN

— Las siguientes páginas tienen por objeto describir breve y sencillamente la pro­ nunciación española, tendiendo, sobre todo, a facilitar la enseñanza práctica de nuestra lengua en este aspecto poco conocido de su naturaleza. No pretenden apurar la materia ni resolver dificultades pendientes aún de lar­ gas y minuciosas investigaciones; no aspiran, en fin, a ser un estudio completo de fonética española, sino sim­ plemente un tratado práctico de pronunciación. En estos últimos años se han publicado diferentes trabajos fonéticos sobre el español culto o literario. La informa­ ción sobre el habla vulgar o dialectal, española e his­ panoamericana, en lo que se refiere especialmente a la pronunciación, es aún demasiado incompleta para in­ tentar un estudio de conjunto. 2. D i f e r e n c i a s d e p r o n u n c i a c i ó n . — Sabido es que la lengua española presenta importantes diferencias de pronunciación, no sólo entre los diversos países en que se habla, sino entre las regiones de un mismo país, y frecuentemente entre las comarcas y lugares de una misma región. Estas diferencias son entre las diversas regiones de España más hondas y abundantes que entre las naciones hispanoamericanas. En regiones bilingües, como Cataluña, Valencia, Galicia y Vasconia, la pro­ nunciación española aparece ordinariamente muy in­ 1.

O

bjeto

de

este

libr o .

fluida por la fonética propia del habla de cada región; en Aragón, Navarra, Asturias, León y Extremadura aparecen asimismo incorporados a la pronunciación normal muchos rasgos fonéticos de los dialectos que en otro tiempo dominaron en estas provincias; y en A n ­ dalucía, la permanencia de algunos sonidos perdidos en castellano, el desarrollo de ciertas transformaciones fo­ néticas que, aunque de carácter general, no han llegado a un punto de evolución tan avanzado en las demás provincias, y, en fin, ciertos elementos peculiares 3 e dicha región, dan a la pronunciación andaluza una fiso­ nomía propia y característica. En líneas generales, la pronunciación hispanoamericana se parece más a la an­ daluza que a la de las demás regiones españolas. La semejanza entre el andaluz y el hispanoamericano no se funda únicamente en la extensión con que en uno y otro se dan el seseo y el yeísmo, sino en la evolución de las consonantes finales, en la relajación de la j , en la tendencia de determinadas vocales a tomar un tim­ bre más abierto y en cualidades menos concretas y aún no bien definidas que afectan al mecanismo total de la articulación. No siendo uniforme la pronunciación entre todos los países americanos de lengua española, es claro que la semejanza indicada tampoco afecta a todos ellos en la misma medida. El estudio del español en Am érica va especificando el concepto y los límites de las im­ portantes diferencias fonéticas existentes dentro de lo que de un modo general se designa con el nombre de pronunciación hispanoamericana 1. Verclad es también

1 Un im p o rta n te trab ajo en q u e se estu d ia n varias d e estas c u e stio n e s es e l d e A . Problemas de dialectología his­

Alonso,

panoamericana, B u e n o s A ire s, 1930.

que tratándose de personas cultas, las diferencias foné­ ticas entre castellanos y andaluces o hispanoamericanos son mucho menores que entre las clases populares 1. 3. P r o n u n c i a c i ó n c a s t e l l a n a p o p u l a r . — Hay tam­ bién considerables diferencias de pronunciación entre el habla popular de Castilla y la lengua culta española. Unas mismas palabras no se pronuncian, por ejemplo, entre las personas de la alta sociedad madrileña de igual modo que entre las personas del pueblo bajo de Madrid. Puede hallarse, en general, más semejanza, en ciertos puntos, entre un labrador manchego y un campesino burgalés, que entre un abogado de Á vila y un pastor de la Paramera. El habla castellana en las aldeas y pueblos rurales y hasta en el fondo popular de las capitales de 1

S e c o m p r e n d e q u e en e l habla d e A m é ric a d e b e h a b e r

in flu en cias fo n é tica s d e to d a s las re g io n e s esp a ñ o las, p e ro no es co sa fácil e s ta b le c e r la é p o ca , los lu g a res y las circu stan cias re la tiv a s a la in flu en cia d e cada regió n . E l n ú m ero y la p ro ­ ced en c ia d e lo s c o lo n iza d o re s, aun sien d o d a to s d e p rin cip al in te ré s, p u ed en no a p a re c e r sie m p re en re la ció n con el a rra ig o y la a m p litu d d e d e te rm in a d o s fen ó m en o s. E l h ech o e s q u e el oíd o e sp a ñ o l p u e d e c o n fu n d ir a un m ejican o o an tillan o, y hasta a un a rg e n tin o o c h ile n o co n un e x tre m e ñ o o andaluz, p e r o no, p o r e je m p lo , con un a stu ria n o , c a ste lla n o o aragon és. H a y h e ­ chos, p o r su p u e s to , q u e en d e ta lle c o n tra d ic e n la in d icad a s e ­ m ejanza, c o m o lo s h a y ta m b ién q u e re p re s e n ta n d ife re n c ia s e n tre A n d a lu c ía , E x tr e m a d u r a y C an a ria s, y aun e n tre d is tin ­ tas c o m a rc a s an d alu zas, n o o b sta n te el p a re cid o fo n é tico d e co n ju n to e n tr e e sta s re gio n es. Ha sid o d e b a tid o e ste p u n to en in te re sa n te s a rtíc u lo s p o r P. H e n r í q u e z U r e ñ a , Observaciones sobre el español en América, en Revista de Filología Española, 1921, V III, 359; 1930, X V II , 277-284, y E l supuesto andalucismo

de América, en lo s Cuadernos d e l In stitu to d e F ilo lo g ía d e la

U n iv e rsid a d d e B u e n o s A ir e s , 1925, to m o I, núm . 2; y p o r M a x L. W a g n k r , E l supuesto andalucismo de América y la teoría cli­ matológica, en Revista de Filología Española, 1927, X I V , 20-32.

provincia, ha avanzado en su evolución fonética mucho más que la lengua literaria. Además, la pronunciación popular, fuera del dominio de ciertos rasgos generales, es mucho menos uniforme que la pronunciación culta, presentando en su gran extensión, desde el Cantábrico al Guadarrama, y más al Sur hasta los confines de la Mancha con Murcia y Andalucía, multitud de variantes y modificaciones l . 4. P r o n u nciació n correcta e s p a ñ o l a . — Señálase como norma general de buena pronunciación, la que se usa corrientemente en Castilla en la conversación de las personas ilustradas, por ser la que más se aproxima a la escritura; su uso, sin embargo, no se reduce a esta sola región, sino que, recomendada por las personas doctas, difundida por las escuelas y cultivada artística­ mente en la escena, en la tribuna y en la cátedra, se extiende más o menos por las demás regiones de len­ gua española. Siendo fundamentalmente castellana, la pronunciación correcta rechaza todo vulgarismo provin­ ciano y toda forma local madrileña, burgalesa, toleda­ na, etc.; y siendo culta, rechaza asimismo los escrúpulos de aquellas personas que, influidas por prejuicios etimo­ lógicos y ortográficos, se esfuerzan en depurar su dicción con rectificaciones más o menos pedantes. Esta pro­ nunciación, pues, castellana sin vulgarismo y culta sin afectación, estudiada especialmente en el ambiente uni­ versitario madrileño, es la que en el presente libro se pretende describir. Llamárnosla c o r r e c t a sin otro ob­ jeto que el de distinguirla de la pronunciación vulgar. La Academ ia Española, con cuyo criterio sobre esta 1 Para algunos rasgos de la pronunciación castellana popu­ lar véanse Hispania, California, 1921, IV, 156, y Revista de Filologia Española, 1923, X , 30-31.

materia viene a coincidir el que aquí queda expuesto, podría, con la eficacia de su autoridad, realizar una im­ portante labor señalando concretamente, siempre que fuese posible, en los frecuentes casos de vacilación que el uso presenta, la forma de pronunciación que se con­ sidera más conveniente. 5. U n i d a d d e l a p r o n u n c i a c i ó n c o r r e c t a . — Más o menos inconscientemente, la opinión general española distingue la pronunciación correcta de cualquier otro modo de pronunciación, como lo demuestran, entre otros casos, los frecuentes reparos que la Prensa señala respecto a algunos actores y oradores por su acento dia­ lectal; los elogios que otros reciben por la pureza de su dicción; la estimación que en los pueblos se siente por el habla cortesana, y, sobre todo, la unanimidad con que los diversos elementos que forman en Madrid la clase intelectual, siendo en su mayor parte de origen provin­ ciano, adoptan espontáneamente esta pronunciación, ocultando cada uno, como mejor puede, las huellas foné­ ticas de su tierra natal. Esto hace, en efecto, que sea fre­ cuente encontrar en Madrid asturianos, gallegos, arago­ neses, catalanes y hasta andaluces y americanos — que son los más pertinaces en la conservación de su acen­ to — tan diestros en pronunciación correcta como los más castizos castellanos *. 6. E n s e ñ a n z a d e l a p r o n u n c i a c i ó n . — Fuera de esta 1 T rá ta s e e s te p u n to con m ás d e te n im ie n to en Concepto de la pronunciación correcta, en Hispania, C aliforn ia, 1921, IV , 155-164. V é a se tam b ién R. M e n é n d e z P i d a l La lengua española, en Hispania, 1918, I, 1 - 1 4 . A m b o s trab ajo s, con el d e M a x L . W a g n e r , E l español de América y el latín vulgar, p u ed en v e r ­ se asim ism o en lo s Cuadernos del In stitu to d e F ilo lo g ía d e B u e ­ n os A ir e s , 1924, to m o I, núm . 1.

espontánea inclinación hacia un uso que en el ambiente general tiene actualmente la preferencia de las personas distinguidas, las ideas más corrientes en España sobre esta materia se reducen a una fórmula pueril, que con­ siste en creer que la lengua española se pronuncia como se escribe. A los maestros nacionales, no sólo a los que han de enseñar en Castilla, sino a los que en regiones dialectales han de encontrarse ante hábitos de pronun­ ciación distintos de los de la lengua nacional, ni se les prepara convenientemente para esta enseñanza, ni siquie­ ra se les pide la corrección de sus propios dialectalis­ mos 1. Las gramáticas españolas apenas dan sobre orto­ logía unas nociones rudimentarias, y los tratados espe­ ciales para extranjeros, aun dedicando a este punto algo más de atención, adolecen también generalmente de escasez, de imprecisión y, con frecuencia, de inexactitud en sus noticias. 7. T r a t a d o s d e f o n é t i c a e s p a ñ o l a . — Existen a este propósito algunos estudios que, aunque no todos fueron hechos con fines pedagógicos, pueden ayudar eficaz­ mente al conocimiento de nuestra pronunciación. El libro de F. de Araujo, Estudios de fonética castellana t Toledo, 1894, es un pequeño manual en el que abundan las observaciones exactas; el de F.-M. Josselyn, Études de phonétique espaguóle, Paris, 1907, de un carácter más especial y técnico, fundado en el análisis de materiales recogidos por el método experimental, sirve principal­ mente para informaciones minuciosas sobre variantes individuales, y el de M. A . Colton, L a phonétique castillane, Paris, 1909, aunque demasiado teórico y a veces 1 V é a s e so b re e sto A . C a s t r o , La enseñanza del español en España, M adrid, V . S u á re z, 1922, p ágs. 64-09.

oscuru, tiene para la enseñanza práctica capítulos como el de las consonantes en que se hallan observaciones de positiva utilidadl . El libro dej. Moreno-Lacalle, Elements o f spanish pronunciation, Nueva Y ork, 1918, necesita ser sometido a una completa revisión. A primer oj Spanish pronunciation, de.T. Navarro Tomás y Aurelio M . Espinosa, editado por Sanborn & Co., Boston, 1926, presenta en forma compendiada y más sencilla la doc­ trina contenida en este M a n u a l . Hay otros estudios menores en revistas y folletos, de entre los cuales conviene especialmente conocer los siguientes: R. Lenz, Apuntaciones para un texto de ortologia y ortografía de la lengua castellana, en Anales de la Universidad de Chile, 1894, lxx x v iii, 106-136. — Gongalves Vianna, Les langues litteraires de VEspagne et du Portugal, en Revue Hispanique, 1894, págs. 1-21.— T. Escriche, Prononciation espagnoley en Maitre Phonétique, 1894, págs. 30 - 33 , y 1897, págs. 77-82. — R. Menéndez Pidal hace una excelente descripción de las con­ sonantes españolas en su Manual de gramática histórica, Madrid, V . Suárez, 1925, págs. 77-96. 1

S o b r e e l libro' d e A r a u jo v é a n s e e sp e c ia lm e n te las r e s e ­

ñ as d e J. Saro'ihandy, en Romanía, 1895, X X I V , 298-303, y d e H. M orf, en Literaturblattfür germanische und romanische Philologie, 1896, X V I I , 15-18; so b re e l d e J o sse ly n , las d e J. G o n g a lv e s V ia n n a , en Revue Hispanique, 1906, X V , 849-856, y A . R a m b ea u en Die Neueren Sprachen, 1913, X X I , 401-407; so b r e el d e C o lto n , las d e T . N a v a rro T o m á s, en Revista de Filología Española, 1923,. X , 26-56, y A . A lo n s o , en Revue de Linguistique Romane, 192$,. I, 171-172.

NOCIONES DE FONÉTICA GENERAL

8. P r o d u c c i ó n d e l s o n i d o a r t i c u l a d o . — Cuando pronunciamos un sonido prodúcese en nuestro orga­ nismo una serie encadenada de movimientos, debidos principalmente a tres grupos de órganos distintos: los ór­ ganos de la r e s p ir a c ió n , los de la fo n a c ió n y los de la a r t ic u la c ió n . 9. R e s p i r a c i ó n . — De los dos tiempos de que consta este fenómeno — aspiración y espiración— , el que princi­ palmente conviene considerar en nuestro caso es el según. ^ . . 1, diafragma; 2, pulmón de­ do. Durante la e s p ir a c ió n recho; 3, pulmón izquier(fr. e i n g l . expiration, a l. A us d o ¡ 4 » b ron q u ios; 5, trá-

?

.

.

.

,

qu ea; 6, larin ge; 7,

ep i-

atmung), e l a i r e a s p ir a d o y glotis. contenido en los pulmones sale de éstos por los b r o n q u io s (fr. bronches, ingl. bronchial tubes, al. Bronchien) y por la tr á q u e a (fr. trachee, ingl. tra ch ea al. Luftrbhre), obligado por la presión del d ia fr a g m a (fr. diaphragme, ingl. diaphragm, al. Zwerchfe ll) y por la reducción total de la cavidad torácica. El aire espirado, materia prima de los sonidos articula­

dos, es la base y fundamento de la palabra. Respirando en silencio, la espiración sólo es un poco más larga que la a s p ir a c ió n (fr. e ingl. inspiration, al. Einatmung), el vo­ lumen de aire empleado es pequeño, y su salida ordina­ ria es por la nariz; por el contrario, mien­ tras hablamos, la espiración es muy larga, la aspiración muy corta, el volumen de aire empleado es relativamente grande, y su salida ordinaria es por la boca. 10. F o n a c i ó n . — La columna de espirado pasa desde la tráquea a la la ­ r in g e (fr. e ingl. larynx, al. Kehlkopf). El esqueleto de la laringe se compone de cuatro cartílagos: el t ir o id e s , el c rii, tráquea; 2, cri- c o i des y los dos a r ite n o id e s ; los dos roides ’ 4^ epi- Pr¡meros forman una especie de tubo glotis. corto y ancho, que es la parte de la gar­ ganta llamada vulgarmente n u ez o bo­ cado de Adán (fr. noeud de la gorge, pomme dyAdam; ingl. Adam's apple, al. Adamsapfel). En el centro de este tubo, en posición perpendicular a sus paredes, se hallan las c u e r d a s v o c a le s (fr. cordes vocales, ingl. vo­ cal cords, al. Stimmbcinder). Las cuerdas vocales son dos músculos gemelos, elásticos, a modo de pliegues o labios, formados por la capa muscular que reviste interiormente los cartílagos de la laringe. Por uno de sus extremos, dichas cuerdas se hallan sujetas al vértice o parte delan­ tera del tiroides; por el extremo opuesto acaba cada una de ellas en un aritenoides, pudiendo ambas, según los dis­ tintos movimientos de los aritenoides, tenderse o aflojar­ se, aproximarse entre sí hasta poner sus bordes en con­ tacto, o separarse más o menos, dejando entre ellas una abertura triangular, cuyo nombre es g lo t is (fr. glotte,

/ente vocale; ingl. glottis, al. Stimmritze). Cuando respi­ ramos de una manera normal, la glotis está ampliamente abierta; cuando hablamos, las cuerdas se juntan, la glotis se cierra, la presión del aire, empujado desde los pulmo­ nes, obliga a las cuerdas a entre­ abrirse; pero su propia elasticidad les hace v o lv e r instantáneament e R e sp ira c ió n : g lo tis a b ie rta .

a cerra rse , p ro d u ’ 1

F o n a ció n : g lo tis cerra d a,

ciándose de este modo una serie rapidísima de movimientos uniformes y regulares que, al poner en vibración la columna de aire que va escapándose al exterior, producen el sonido que llamamos voz 1. II. A r t i c u l a c i ó n . — El aire espirado sale desde la laringe, por la faringe, a la boca. El campo total de la articulación lo constituyen la cavidad bucal, la cavidad faríngea y Ja cavidad _nasal. Los movimientos de los la­ bios, de la mandíbula inferior, de las mejillas, de la len1 L o s m o vim ien to s d e las c u e rd a s v o c a le s se estu d ia n p o r m e d io d e l la rin g o s c o p io d é G a rc ía o el e n d o s co p io d e F latau ; las v ib ra cio n e s v o c á lic a s son d e m o stra b le s al o íd o m e d ia n te el in d ic a d o r la rín g e o d e Z ü n d -B u rg u e t, y al tacto, to ca n d o s u a v e ­ m e n te la gargan ta, a cad a lado d e l tiro id e s, con la s y e m a s d e lo s d e d o s. T a p á n d o s e lo s o íd o s co n las p alm as d e la s m anos se p e r ­ c ib e tam b ién el fen ó m en o d e la fon ación co m o un ru m o r c a ra c ­ te rís tic o , q u e cesa al te rm in a r las v ib ra c io n e s d e las c u e rd a s v o c a le s. Para el e stu d io m in u cio so d e las c u a lid a d e s físic a s d e e s t e fen ó m en o se u tiliza p rin c ip a lm e n te la in sc rip c ió n d e la p a ­ labra p o r m e d io d el fo n ó grafo , d el gram ó fo n o o d e l q u im ó gra fo . S o b r e el u so y m an ejo d e e sto s a p ara to s v é a s e G . P a n c o n c e l l i C a lzia ,

Einführung in die angewandte Phonetik, B erlin ,

1 914 *

gua y del velo del paladar modifican la forma y el espa­ cio de la c a v id a d b u c a l (fr. cavité buccale, ingl. buccal cavityy al. Mundhókle), haciendo que el aire produzca a su paso efectos acústicos más o menos diferentes. A la especial posición adoptada conjuntamente por dichos ór-

a, c a v id a d nasal; b, h u eso d e l p aladar; c, labios; d, d ien tes; e, a l­ v éo lo s ; f , p rep alad ar; g , m e d io p alad ar; h, postp alad ar; i, v e lo d e l p a la d a r;y , zona p re v e la r; k, zona p o stv elar; /, úvu la; m, le n ­ gua; nt áp ice; o, p re d o rso ; p t m ed io d o rso; qt p o std o rso ; r, fa­ rin ge; s, ep iglotis; t, larin ge; u, tiro id es; v, cu e rd as v o cale s; .r, cricoid es; z, esó fa go .

ganos en el momento de producir un sonido, se le llama a r t ic u la c ió n ; al movimiento de los órganos para pasar de una posición a otra, cuando se producen sucesiva­ mente dos sonidos inmediatos, también suele llamár­ sele articulación; pero en el presente libro esta palabra

va siempre empleada en la primera de ambas acepcion ^ La cavidad bucal está formada, de una parte, por una bóveda inmóvil, que comprende los d ie n t e s s u p e r io ­ r e s , la protuberancia alveolar, que llamaremos simple­ mente a lv é o lo s , correspondiente a la raíz de los dien­ tes, y el p a la d a r d u ro (fr. palais dur, ingl. hard palate, al. liarter Gaumen), órganos pasivos de la articula­ ción; y de otra parte, por unos órgajios movibles, que son principalmente los la b io s , la le n g u a y el v e lo d el p a la d a r (fr. voile du palais, ingl. soft palatey ale­ mán Gaumensegel), órganos activos de la articulación. Entre estos órganos, la lengua es el más importante; su complicada estructura muscular le permite hacer los movimientos más rápidos y flexibles, adquirir las for­ mas y posiciones más distintas y ponerse en contacto con todos los puntos de la cavidad bucal. 12. P u n t o d e a r t i c u l a c i ó n . — En toda articulación destácase principalm enteja acción de un órgano activo, el cual, aproximándose o apoyándose sobre otro órgano — activo o pasivo— , reduce más o menos el espacio de salida del aire en un punto determinado del canal vocal; el lugar — que más bien que punto es zona o región — en que dicha aproximación, estrechamiento o contacto de los órganos se verifica, se llama p u n to de a r t ic u la ­ c ió n (al. Artikulationsstelle). Para hacer posible una cierta precisión en la descripción de las articulaciones, se con­ sidera dividida la cavidad bucal en varios p u n to s , cada uno de los cuales lleva un nombre particular, que sirve asimismo para designar las articulaciones que en él se forman. Tiénese en cuenta al mismo tiempo, en los casos en que interviene la lengua, qué parte de ésta es la que forma principalmente la articulación, distinguiéndose en

ella la punta o á p ic e , el p r e d o r s o , el m e d io d o r s o , el p o s td o r s o y la ra íz . Las articulaciones españolas, por razón de su punto de articulación, forman los gru­ pos siguientes: B il a b i a le s : Actúa en este grupo un labio contra otro; el labio inferior es principalmente el órgano acti­ vo, y el superior el órgano pasivo: p, b, m, b. L a b io d e n t a le s : Organo activo, el labio inferior; pasivo, el borde de los incisivos superiores: f, m. I n t e r d e n t a le s : Organo activo, la punta de la len­ gua; pasivo, el borde de los incisivos superiores: 0, z, al. Seitenlaut): ¡, 1, 1, 1. A las articulaciones fricativas suele también llamárseles, con menos propiedad, espirantes, constrictivas y continuas. A r t i c u l a c i o n e s a fr ic a d a s : (fr. mi-occlusives} inglés semi-occlusives, al. Affrikaten): Prodúcese en el canal vocal un contacto que interrumpe momentáneamente, como en las oclusivas, la salida del aire; después este contacto se resuelve suavemente, sin transición brusca, en una estrechez; la oclusión y la estrechez se verifican en el mismo punto y entre los mismos órganos, y el tiempo que se emplea en ambos momentos viene a ser el mismo que se gasta en la producción de cualquier sonido meramente oclusivo. El paso gradual de la oclu­ sión a la estrechez es lo que constituye la naturaleza característica de estas articulaciones; llámanse también semioclusivas y oclusivofricativas: c, y. A r t ic u la c io n e s v ib r a n te s (al. Scknurrlaute): Un órgano activo, elástico, realiza sobre un punto determi­ nado del canal vocal un movimiento vibratorio rápido, interrumpiendo alternativamente la salida del aire: r, r. A r t ic u la c io n e s s e m ic o n s o n a n t e s : Como punto de partida los órganos forman una cierta estrechez. En el breve tiempo en que se produce el sonido, dicha estrechez se hace cada vez más amplia. La actividad de los órganos representa un movimiento de transición entre la articulación fricativa y la vocal: j, w. A r t ic u la c io n e s s e m iv o c a le s : Movimiento articu­ latorio inverso al de las semiconsonantes. Transición desde la abertura vocálica a la estrechez fricativa. La abertura inicial disminuye progresivamente dentro de la ordinaria brevedad del sonido: i, u.

A r t ic u la c io n e s a b ie r t a s o v o c a le s : La dispo­ sición de los órganos forma una abertura de amplitud distinta en cada caso; pero siempre suficientemente ancha para que el aire salga sin obstáculo; la cavidad bucal en estas articulaciones forma un resonador que imprime un timbre característico al sonido producido por las vibraciones de la g lo tis: i, i, e, $, a, a, 9, o, y, u. 14. T i e m p o s d e l a a r t i c u l a c i ó n . — Tres momentos pueden observarse en el desarrollo completo de una arti­ culación : intensión, tensión y distensión; durante el pri­ mero, in te n s ió n (fr. tensión, ingl. on-glide, al. Anglittj, los órganos, saliendo de su estado de reposo, realizan un cierto movimiento hasta alcanzar la posición reque­ rida por el sonido de que se trata; durante el segundo, te n s ió n (fr. tenue), los órganos se mantienen en esa misma posición por un tiempo más o menos largo, y du­ rante el tercero, d is t e n s ió n (fr. détente, ingl. off-glidey al. Abglitt), abandonando la posición adquirida, vuelven los órganos a su estado de reposo. La naturaleza de una articulación se caracteriza principalmente por su ten­ sión; la intensión y la distensión son momentos transi­ torios y fugaces que el oído no siempre alcanza a percibir; estos últimos son, sin embargo, los puntos de contacto por donde las articulaciones se enlazan entre sí dentro de la palabra o de la frase, y encierran frecuentemente la explicación de importantes cambios y transformacio­ nes fonéticas. 15. A r t i c u l a c i o n e s s o r d a s y s o n o r a s . — Toda arti­ culación, cualquiera que sea la posición de los órganos en la cavidad bucal, puede producirse sin que las cuer­ das vocales vibren, o con vibración de las cuerdas vo­ cales; en el primer caso la articulación no tiene otro efecto acústico que el producido por la explosión o fri-

cación del aire en algún punto del canal de la voz; llá­ masele a r t ic u la c ió n s o r d a (fr. sourde, ingl. voiceless, al. stimmlos); en el segundo caso óyense simultánea­ mente, de una parte, el efecto de dicha fricación o ex­ plosión, y de otra, el sonido resultante de la vibración de las cuerdas vocales; a esta articulación se le llama s o n o r a (fr. sonore, ingl. voiced, al. stimmhaft); las ar­ ticulaciones sonoras por excelencia son las vocales; en­ tre las consonantes españolas, son sonoras : b, b, m, m, ?> n, 1, d, d, z, n, 1, z, n, 1, r, r, j, y, j, y, 1, n, g, g, r), w, y son sordas : p, f, 0, t, t, s, s, c, k, x. Impropiamente suele llamarse, a las sordas, fuertes, duras o ásperas, y a las sonoras, débiles, dulces o suaves. 16. B u c a l e s y n a s a l e s . — El velo del paladar puede intervenir de dos maneras distintas en la producción de una articulación : puede estar elevado contra la pared de la faringe, cerrando la comunicación entre la boca y las f o s a s n a s a le s (fr .'cavité nasale, ingl. nasal cavity, al. Nasenhbhle), o bien puede estar caído y separado de la fa­ ringe, dejando abierta esta entrada de la cavidad nasal; en el primer caso la corriente de aire se ve obligada a salir únicamente por la boca, produciéndose las a r t ic u ­ la c io n e s b u c a le s (ingl. buccal sounds, al. Mundlaute); en el segundo caso la corriente de aire sale por la nariz: a r t ic u la c io n e s n a s a le s (ingl. nasal sounds, al. N asenlaute); la salida del aire en este segundo caso puede ser exclusivamente nasal, como en las consonantes mT m, n, 9, n, i) y n, o nasal y bucal simultáneamente, como en las vocales nasales á, 6, etc. 17. R e s u m e n . ^ P a r a darse cuenta exacta de la natu­ raleza y estructura propias de una articulación es, pues, necesario considerar en su conjunto la disposición que afecta cada uno de los órganos del canal vocal en el mo-

mentó en que dicha articulación se produce, debiendo, ante todo, ser tenidos en cuenta los siguientes elemen­ tos : a) punto de articulación, fundamento de la división de las articulaciones en labiales, dentales, alveolares, pa­ latales, etc.; b) modo de articulacióú, fundamento de las diferencias entre oclusivas, fricativas, etc.; o) función de las cuerdas vocales, base de la diferencia entre sonoras y sordas; y d) funciÓ 7i del velo del paladar, base de la diferencia entre bucales y nasales. 18. C u a l i d a d e s f í s i c a s d e l s o n i d o . — Las cualidades esenciales del sonido articulado, como las de todo so­ nido, son las siguientes : t o n o , tim b r e , c a n tid a d e in te n s id a d . 19. T o n o . — La altura musical de un sonido se llama to n o (fr. hauteur musicale, ingl. pitch^ al. Tonhóhe). El tono depende de la frecuencia de las vibraciones que pro­ ducen el sonido: a medida que esta frecuencia aumenta o disminuye, el tono del sonido se eleva o desciende, res­ pectivamente. Por razón de su altura relativa, los sonidos se llaman a g u d o s o g r a v e s . Las vibraciones de un so ­ nido agudo son, pues, dentro de la unidad de tiempo, más numerosas que las de un sonido grave. La distancia entre dos sonidos de tono diferente se llama in t e r v a lo . La línea de altura musical determinada por la serie de sonidos sucesivos que componen una palabra, una frase o un discurso, se llama e n t o n a c ió n (fr. e ingl. intonation) al. Tonfall); la entonación, según la dirección de la línea descrita por la voz, será a s c e n d e n t e , d e s c e n d e n te » a g u d a , g r a v e , u n ifo r m e , a se e n d e n te -d e s e e n d e n ­ te , etc. En cada individuo, la voz se eleva o desciende según aumenta o disminuye la tensión de sus cuerdas vocales; en un estado de equilibrio entre la tensión y la relajación, que es el estado más frecuente en el lenguaje

ordinario, las cuerdas vocales se mueven generalmente en torno de una misma nota, que es la que en cada su­ jeto caracteriza la e n t o n a c ió n n o r m a l. 20. T i m b r e . — El movimiento vibratorio generador del sonido es, en general, un fenómeno complejo en que intervienen simultáneamente, de una parte, un movi­ miento vibratorio principal (al. Grundton), y de otra, uno o más movimientos vibratorios secundarios (al. Obertóne). En el lenguaje, el tono fundamental de cada sonido es, como queda dicho, el que producen las vibraciones de las cuerdas vocales, y los tonos secundarios'resultan de las resonancias que aquél produce en la cavidad o cavidades formadas en el canal vocal por la especial dis­ posición de los órganos articuladores. A cada cavidad o resonador, según su forma y volumen, le corresponde una nota de una altura determinada (al. Eigenton). En este conjunto sonoro de tono fundamental y tonos se­ cundarios, el resonador predominante es precisamente el que determina el t im b r e o matiz característico de cada sonido (fr. e ingl. timbre, al. Klangfarbe). Los soni­ dos son por su timbre, así como por su tono, a g u d o s o g r a v e s , según la altura de la nota que corresponde a su resonador predominante. 21. C a n t i d a d . — La c a n tid a d (fr. durée, ingl. duration, al. Dauer) es la duración del sonido. Todo sonido, para ser perceptible, requiere un mínimum de duración; los sonidos se acercan a este mínimum o se alejan de él, según la mayor o menor rapidez con que se habla. C a n ­ tid a d a b s o lu ta es la que representa numéricamente la duración de un sonido a base de la unidad de tiempo; c a n tid a d r e la t iv a es la que expresa esa misma dura­ ción en relación con la de los demás sonidos; se habla de cantidad absoluta si se dice, por ejemplo, que la vocal

acentuada de señor, en un caso determinado, ha durado 20 centésimas de segundo; y se habla de cantidad rela­ tiva si se dice que esta vocal tiene ordinariamente una duración doble que la e precedente. Por razón de su cantidad relativa, los sonidos se llaman la r g o s , b r e ­ v e s , s e m ila r g o s , s e m ib r e v e s , etc. La cantidad abso­ luta varía en cada caso según el temperamento, la edad, la emoción, la costumbre, etc., de la-persona que habla; la cantidad relativa depende de ciertos principios foné­ ticos de carácter general y de determinadas circunstan­ cias históricas particulares de cada idioma. 22. I n t e n s i d a d . — L a in t e n s id a d (fr. intensité, inglés intensity, al. Stárke) es el mayor o menor grado de fuerza espiratoria con que se pronuncia un sonido, la cual, acús­ ticamente, se manifiesta en la mayor o menor amplitud ■de las vibraciones. Por la intensidad pueden distinguirse entre sí sonidos de un mismo timbre, tono y cantidad. En la intensidad absoluta influyen distintas circunstan­ cias emocionales y lógicas; la intensidad relativa obede­ ce, por su parte, a razones históricas íntimamente unidas a la estructura de cada idioma. Por razón de su intensi­ dad relativa, los sonidos, sílabas o palabras se denomi­ nan fu e r te s o d é b i le s l . Conviene distinguir la intensidad de la te n s ió n m u s c u la r , que sólo hace referencia a la mayor o me­ nor energía con que un órgano realiza un movimiento 1

E s m u y c o rr ie n te lla m a r tono al a ce n to d e in ten sid a d , y

s o n id o s tónicos o átonos a lo s so n id o s fu e rte s o d é b ile s . E sta n o m e n cla tu ra tie n e el in c o n v e n ie n te d e c o n fu n d ir el ton o con la in ten sid a d o fu e rza e sp ira to ria , e le m e n to s q u e, si bien es v e r ­ d a d q u e se c o rre s p o n d e n con fre cu en cia , o tra s v e c e s su elen no c o in c id ir. E n el le n g u a je, c o m o en la m ú sica, c u a lq u ie r so n ido ,

agudo o grave, p u e d e h a c e rse fu erte o débil, segú n c o n v e n g a .

o se mantiene en una posición. Los órganos pueden actuar con rigidez o blandura, con rapidez o lentitud. El sonido espiratoriamente fuerte puede ser te n s o o» r e la ja d o por lo que se refiere a la actitud de los órga­ nos que formen su articulación. Lo corriente es, sin embargo, que las modificaciones de la tensión muscular coincidan con las de la fuerza espiratoria. Por lo demás dichos elementos no se combinan en igual grado en to­ dos los idiomas. El dar a un factor u otro mayor o me­ nor proporción constituye un rasgo esencial dentro de los principios tradicionales que forman Ja base articula­ toria de cada lengua. 23. A c e n t o . — El conjunto de los diversos elemen­ tos del sonido — tono, timbre, cantidad e intensidad — , combinados de un modo especial en cada idioma, cons­ tituye el a c e n to (fr. e ingl. accent, al. Akzent). Existen, no sólo entre idiomas distintos, sino aun dentro del habla común de cada país, sutiles diferencias regionales y locales, cuya causa principal obedece al acento. El oído suele ser particularmente sensible a estas diferen­ cias; pero su determinación en forma clara y concreta es uno de los puntos más difíciles del estudio de la pro­ nunciación. El sonido sobre el cual recaen principal­ mente la intensidad, la cantidad y el tono, se llama s o n id o a c e n tu a d o . En el caso en que estos elemen­ tos se den separadamente sobre sonidos diferentes, conviene distinguirlos en particular, llamándoles, según el elemento de que se trate, a c e n to de in te n s id a d , a c e n to de c a n tid a d y a c e n to tó n ic o o de a lt u r a . 24. P e r c e p t i b i l i d a d . — Cuando se oye pronunciar una palabra o una frase, el oído no percibe por igual todos los sonidos que la forman, aun cuando la persona que hable se esfuerce en mantener un mismo tono y un

mismo grado de intensidad desde el principio hasta el fin del conjunto. Los sonidos, en relación con nuestro sentido auditivo, son, pues, según su naturaleza, más o menos perceptibles. Un sonido es más perceptible que otro cuando en igualdad de circunstancias de intensi­ dad, tono y cantidad puede ser oído desde una distancia mayor. A esta cualidad relativa de los sonidos se le lla­ ma p e r c e p t i b i l i d a d 1 (fr.perceptibilité, ingl. audibility, al. Schallfülle). Claro es que un mismo sonido de determi­ nada perceptibilidad relativa podrá-oírse a mayor o me­ nor distancia y presentar distintos grados de perceptibili­ dad absoluta según la intensidad con que se pronuncie. 25. E s c a l a d e p e r c e p t i b i l i d a d . — H ay una cierta re­ lación entre el grado de perceptibilidad de un sonido y el grado de abertura bucal correspondiente-a su articula­ ción; las vocales son más perceptibles que las conso­ nantes; las vocales abiertas, más que las cerradas; la vo­ cal más abierta a, es asimismo la más perceptible; i, u son las más cerradas y las menos perceptibles; la escala de perceptibilidad de las vocales, de mayor a menor, según experiencias físicas, parece ser: a, o, £, i, u 2. Las consonantes sonoras son más perceptibles que las sor­ das; las consonantes vibrantes, laterales y nasales se perciben mejor que las propiamente fricativas, y éstas a su vez, mejor que las oclusivas. 1

L o s g ra m á tic o s su e le n lla m a rla sonoridad; d e b e e v ita r s e

e sta d en o m in a ció n p a ra n o co n fu n d ir e l fen ó m en o d e q u e se trata co n el e fe c to p ro d u c id o p o r la v ib ra c ió n d e las c u e rd a s v o c a le s, q u e es la sonoridad p ro p ia m e n te dich a. 2

A las v o c a le s m ás p e r c e p tib le s (a, o, e) se le s su e le lla m a r

fuertes y llenas, y a las m e n o s p e r c e p tib le s (i, u), débiles; la na­ tu ra lez a d e la p e rc e p tib ilid a d no tie n e re la ció n n in gun a, sin e m b a rg o , con la id e a d e fu erza o in te n sid a d a rtic u la to ria q u e e sta s d e n o m in a cio n es su g ie re n .

26. G r u p o s f o n é t i c o s . La s í l a b a . — El grupo foné­ tico más elemental es la s íla b a , la cual puede constar de uno o varios sonidos. La sílaba, acústicamente con­ siderada, es un núcleo fónico limitado por dos depre­ siones sucesivas de la perceptibilidad de los sonidos. Considerada desde el punto de vista fisiológico, es un núcleo articulatorio comprendido entre dos depresiones sucesivas de la actividad muscular. Pronunciando, por ejemplo, una a prolongada, advertimos que el sonido se divide en sílabas distintas: a) si manteniendo en lo posi­ ble la misma intensidad espiratoria intercalamos de tiem­ po en tiempo un sonido menos perceptible: ayayaya, etc.; b) si manteniendo de una manera constante el sonido de la a aumentamos y disminuimos alternativamente la intensidad espiratoria: á-á-á-d. En la palabra Aragón las dos primeras sílabas van separadas por la momen­ tánea depresión de perceptibilidad correspondiente a la r\ en Aaron esas mismas sílabas van separadas por la momentánea disminución de intensidad que entre las dos aa producimos. El efecto que resulta de esta depre­ sión de la intensidad es asimismo una disminución en la perceptibilidad absoluta correspondiente a ambas aa. Se llama s íla b a lib r e la que termina en vocal:pa-ra; y síla b a t r a b a d a , la que no se halla en este caso, y sobre todo la que, además de terminar en consonante, va seguida de otra consonante inicial de la sílaba siguien­ te: par-te, pun-to, hom-bre, etc. l .

1

N o es a c e p ta b le la d efin ició n c o rr ie n te d e la síla b a : c L e tra

v o c a l o co n ju n to d e le tra s en cu y a p ro n u n cia ció n se e m p le a una so la em isión d e voz.» E m isió n d e v o z p a re c e q u e no p u ed e se r o tra cosa q u e la p ro d u cc ió n d el so n id o v o ca l. H ay p alab ras d e v a ria s sílab as, co m o mano, madera, barbaridad, e tc., q u e, en este se n tid o , se p ro n u n cia n en una sola em isión d e voz, es decir,

27. G r u p o d e i n t e n s i d a d . — E l g r u p o de in t e n s i­ dad es un conjunto de sonidos que se pronuncian subor­ dinados a un mismo acento espiratorio principal; estos sonidos pueden formar varias sílabas; el acento princi­ pal recae sobre una de ellas; las demás sólo llevan acento secundario, más o menos débil en relación con el lugar que cada una ocupa en el grupo. Las palabras inacen­ tuadas se llaman p r o c l í t ic a s si, a los efectos de dicha agrupación, se apoyan sobre la palabra que les sigue, y e n c l ít i c a s , si se agrupan con la que les precede. Cada frase se divide en tantos grupos de intensidad como acentos principales contiene 1. La frase siguiente, por ejemplo, consta de tres grupos distintos: Arrebataron | las hojas | a los árboles. E l grupo de intensidad es la unidad fonética en que principalmente deben ser consi­ deradas muchas modificaciones de los sonidos. 28 . G r u p o t ó n i c o . — E l g r u p o tó n ic o consta de un cierto número de sílabas, de entre las cuales se destaca una que por su altura musical domina sobre las demás; esta sílaba predominante se llama s íla b a t ó n ic a ; las demás, aun teniendo todas ellas un cierto grado de altu­ ra, que a ninguna puede faltar, se llaman, sin embargo, s íla b a s á to n a s ; entre las sílabas átonas se distinguen, de una parte, las p r o t ó n ic a s , que preceden a la tónica, y de otra, las p o s t ó n ic a s , que la siguen. La palabra

sin in te rru p c ió n d e so n o rid a d . H a y o tra s, p o r e l c o n tra rio , q u e co n sta n d o d e una so la sílab a, co m o tu,paz, tos, e tc., ni s iq u ie ra tie n e n e m isió n de v o z en to d o s su s e le m e n to s. T o m a n d o , en g e n era l, «em isión d e voz» p o r p ro d u cc ió n d e so n id o s a rtic u la ­ do s, so n o ro s o so rd o s, la d e fin ició n re s u lta ría ig u a lm e n te in a­ c e p ta b le . 1

E s re la tiv a m e n te fácil p e r c ib ir la sílab a c u lm in a n te d e cad a

gru p o d e in ten sid ad ; lo d ifíc il es d e te rm in a r, en c ie r to s caso s, e l p u n to d e d iv isió n e n tre d o s g ru p o s su c e s iv o s.

aislada constituye por sí misma un grupo tónico; pero el grupo tónico puede encerrar también varias palabras. Frecuentemente, en español el grupo tónico y el de in­ tensidad coinciden, siendo la sílaba más aguda la que lleva al mismo tiempo el principal acento de fuerza; pero esta coincidencia no es indispensable ni constante. 29. G r u p o f ó n i c o . — El g ru p o fó n ic o es la porción de discurso comprendida entre dos pausas o cesuras sucesivas de la articulación; consta, de ordinario, de va­ rios grupos de intensidad; puede, sin embargo, reducirse a una sola palabra. El grupo fónico es también una uni­ dad fonética importante; los distintos elementos meno­ res comprendidos dentro de él aparecen enlazados en estrecha subordinación; este grupo determina, además, dos circunstancias que influyen de un modo especial en las transformaciones de los sonidos: la p o s ic ió n in i­ c ia l a b s o lu t a , precedida de pausa, y la p o s ic ió n final a b s o lu t a , seguida de pausa.Tratándose especial­ mente de la pronunciación española, estas circunstancias tienen una importancia excepcional, pues son muchos los sonidos que, según sean iniciales, interiores o finales de grupo, modifican considerablemente su naturaleza 1. 30. L a o r a c i ó n c o m o u n i d a d f o n é t i c a . — A la uni­ dad de expresión en el lenguaje, correspondiente al pro­ ceso psíquico de que es reflejo, se le llama o r a c ió n . 1

C o n v ie n e no co n fu n d ir la p osición in icia l y final abso lu tas

co n la p o sic ió n in icia l y final d e palab ra; la b d e bien, p o r e je m ­ p lo , es in icia l a b so lu ta en «Bien p o d e m o s dorm ir», p e ro no lo e s en « P od em os d o rm ir bien»; en uno y o tro caso se p ro n u n cia, en e fe cto , d e m an era m u y d istin ta; otro tan to su c e d e con la n d e esa m ism a p alab ra, c u y a a rticu la ció n en el p rim er caso, in te rio r d e gru p o , es m u y d istin ta d e la del se gu n d o caso, final d e g ru ­ p o. S ó lo h ay, p u es, c o rre s p o n d e n cia e n tre el gru p o fón ico y la p a lab ra cu a n d o ésta se p ro n u n cia aislada, e n tre d o s pausas.

La oración, como verdadera unidad lingüística, consti­ tuye también una unidad fonética 1. El discurso se divide en oraciones separadas por pausas; estas oraciones, a su vez, también se dividen de ordinario en porciones meno­ re s — grupos fónicos — separadas por pausas. La p a u sa es siempre un momento de silencio; las pausas diviso­ rias de oraciones son, en general, más largas que las divisorias de grupos fónicos, las cuales, en determinados casos, pueden llegar a ser sumamente breves. Las pau­ sas obedecen a causas psicológicas y fisiológicas; sirven a la expresión y dan lugar a la reposición necesaria del aire espirado. La existencia de la oración como entidad fonética se manifiesta en el lenguaje mediante ciertas modificaciones que afectan juntamente a la articulación, a la intensidad, a la entonación y a la cantidad de los sonidos. 31. A l f a b e t o f o n é t i c o . — El a lfa b e to fo n é tic o tiene por objeto representarlo más exactamente posible, por medio de la escritura, los sonidos del lenguaje. En la escritura fonética, cada sonido debe ir siempre repre­ sentado por un mismo signo, y cada signo debe siempre representar un mismo sonido, no debiendo emplearse •signo alguno sin un valor fonético determinado y cons­ tante. El lingüista, el filólogo y el fonético necesitan este alfabeto para poder expresar breve y concretamente los rsonidos a que en cada caso se refieren; en la enseñanza de lenguas vivas el alfabeto fonético sirve para facilitar el conocimiento de los sonidos de cada idioma, y para representar prácticamente la pronunciación que a cada palabra corresponde 2. La ortografía oficial española, 1

L a o ración p u e d e e sta r c o m p u e sta p o r una o v a ria s fra se s

•o p o r una o v aria s o ra c io n e s su b o rd in a d a s. 2 L o s a lfa b e to s fo n é tic o s m ás u sa d o s son , en la enseñan za

aunque más fonética que la de otros idiomas, dista mu­ cho de reflejar convenientemente la pronunciación. El alfabeto fonético empleado en este libro, en la transcrip­ ción de los ejemplos y ejercicios que se incluyen, es el de la Revista de Filología Española, tomo II, 1915, pá­ ginas 374-376. Los siguientes ejemplos indican el valor fonético que corresponde a cada signo: a a E b b b c 0 d d d d e ?

3 f g t i i i

a en p^dre a en mal a en orador b en turnea b en ha¿>a b en dial, e^ elto ch en muc/zo z en m0£0 d en con de d en rue¿/a d en abogado d en virtud e en cant¿ e en p^rro e en amenaza f en /ácil g en man^a en rog’ar i en pz'de i en gentzl i en pezne

1 j k 1 | 1> 1 m m ui n

n n n n n 0

9

0 P r j

i en rápzdo i en nzeto c en casa / en /una / en a/zar l en fa/da 11 en casti//o m en a;;zar n en confuso n en conmover n en ma/zo n en o^za n en mo;zte n en ci;zco ñ en a/zo 0 en canto 0 en amor 0 en adorar p en /adre r en hora r en color

d e idiom as, el d e la Association P'nonétique Internationale, i886t y e n tre filó lo g o s y lin gü ista s, lo s d e B 5 hm er, A s c o li y R o u sselo tG illiero n , c o n tin u a d o re s, en ge n eral, del siste m a traza d o p o r L e p s iu s en su Standard Alphabet, 1855.

r

s § t t u V u

u

rr en carro j- en pa«yo s en ha^ta t en /ornar t en haz¿e acá u en p?¿ro u en cz¿lpa u en caz¿sa 11 en título

w

hu en hueso j en ya más y y en mayo y y en cónyuge z s en rajgar z z en juagar á vocal nasal á vocal acentuada a: vocal larga X

32. B i b l i o g r a f í a . — Para ampl iar las noticias contenidas en este capítulo pueden verse los libros de II. Sweet, A primer o f Phonetics, 3.a edic., Oxford, 1906. — E. Sievers, Grundzüge der Phonetik, 5.a edic., Leipzig, 1901. — W . W iétor, Elemente der Phonetik des Deutschen, Englischen und Franzosischen, 6.a edic., Leipzig, 1914. — O. Jerpersen, Lehrbuch der Phonetik, 3.a edic., Leipzig, 19 2 0 .— P. Passy, Petite phonétique comparée des principales langues européennes, 6.a edic., Leipzig, 1906. — L. Roudet, Éléments de phonétique généraly 2.a edic., Paris, 1 9 2 5 .— G. Panconcelli-Calzia, Die experime?itelle Phonetik in ihrer Anwendung a u f die Sprachwissenschaft, Berlín, 1924. — A . Millet, Préás cPexpérimentation phonétique. L a physiologie des articulations, Paris, 1926. — Obras principales de consulta para trabajos de investigación: P. J. Rousselot, P rin­ cipes de phonétique expérimentale, Paris, 1897-1908.— E. W . Scripture, Elements o f experimental Phonetics, New Y ork, 1902.— J. Poirot, Die Phonetikt en Handbuch der physiologischen Methodik, de R . Tigerstedt, Leipzig, 1 9 1 1, tomo III. — Revistas: L e Maítre Phonétique, di­ rector, P. Passy, Paris, 1886-1914. — Phonetische Studien, director, W . Viétor, Marburg, 1888-1893.— Die Neueren

Sprachen, Marburg, continuación de la anterior, desde 1894. — L& Parole, director, P. J. Rousselot, Paris, 1899-1904. — Revue de Phonétique, director, P. J. Rous­ selot, Paris, 1 9 1 1-1914. — Mediziniscli-pddagogische Monatschrift fü r die gesamte Sprachheilkunde, directores, A . y H. Gutzmann, Berlín, 1890-1914. — Vox, directo­ res, H. Gutzmann y G. Panconcelli-Calzia, continuación de la anterior desde 1914, Berlín.— Archives Néerlandaises de Phonétique expérimentale, La Haya, desde 1927.— Obras especiales para información bibliográfica: J.Storm, Englische Philologie, 2.a edic., Leipzig, 1892; reseña los principales estudios fonéticos publicados entre 1840 y 1890.— H. Breymann, Die phonetische Literatur voii i 8 j 6 - i 8 q5 >Leipzig, 1897. — G. Panconcelli-Calzia, B¿~ bliographia phonetica y Aunotationes phoneticae, publi­ cadas desde 1906 en las revistas Medizinisch-páda%ogische Monatschrift y Vox, Berlín.

PRONUNCIACIÓN DE LAS VOCALES

33. A n á l i s i s f i s i o l ó g i c o d e l t i m b r e . — La cualidad que importa principalmente considerar en las vocales es el tim b r e . El timbre permite distinguir entre sí voca­ les de un mismo tono, intensidad y cantidad. Desde el punto de vista fisiológico, el timbre de las vocales re­ sulta, como queda dicho en el § 20, de la especial dis­ posición que durante la producción del sonido adoptan los órganos articuladores, formando en cada caso, en la cavidad bucal, un resonador de forma y dimensiones determinadas. Del análisis acústico del timbre de las vocales españolas no tenemos aún datos definitivos. 34. A c c i ó n d e l a l e n g u a e n l a a r t i c u l a c i ó n d e l a s v o c a l e s . — En la articulación de cada vocal, la forma y capacidad del resonador que determina su timbre de­ pende de la disposición de conjunto de los órganos ar­ ticuladores y principalmente de la posición de la lengua. La posición más semejante a la que la lengua afecta cuando se respira en silencio con la boca entreabierta, es la que corresponde a la vocal a A l pronunciar cual­ quier otra vocal, la lengua pierde esta posición media o neutra, para inclinarse más o menos en un sentido ante­ 1 E l so n id o q u e c o rr e s p o n d e m ás e x a c ta m e n te a d ich a p o s i­ ción d e la boca es, en re a lid a d , una oc n asal y relajada; la a r e ­ q u ie r e q u e la le n g u a se ap lan e un p o c o h o rizo n ta lm e n te y q u e e l v e lo d e l p alad ar se h a lle e le v a d o , c e rra n d o la salid a n asal

rior o posterior. Las vocales que se articulan en la prime­ ra mitad de la cavidad bucal forman la serie 3, e, í, i; se les llama v o c a le s p a la ta le s , y en ellas la lengua avan­ za gradualmente hacia fuera, elevándose al mismo tiempo contra el paladar anterior. Las vocales cuya articulación se forma hacia la segunda mitad de la boca, constituyen la serie a, 9, o, y, u; se les llama v o c a le s v e la r e s , y en ellas la lengua se recoge gradualmente hacia dentro, elevándose al mismo tiempo contra el velo del paladar. Las vocales que resultan de una mayor o menor eleva­ ción del dorso de la lengua hacia la parte alta y media del paladar, entre las dos zonas citadas, anterior y poste­ rior, se llaman v o c a le s m ix ta s . Estas vocales mixtas, abundantes en inglés y portugués, no existen en español como sonidos normales. En otros idiomas, en cambio, las vocales anteriores y posteriores carecen del carácter claro y definido que presentan en español. En inglés, por ejemplo, las vocales posteriores no tienen el timbre propiamente velar que les da el marcado retroceso y elevación de la lengua en la pronunciación española. Dentro de cada serie, las vocales se dividen en a b i e r ­ tas y c e r r a d a s , según la mayor o menor distancia que cada una de ellas requiere entre la lengua y el paladar: la vocal más abierta es, pues, la a; a partir de ésta, y a medida que la lengua se eleva hacia adelante o hacia atrás, la vocal que se pronuncia resulta más cerrada que la a; ?, 9 son más abiertas que e, o, y sobre éstas, a su vez, pueden darse otras variantes e, o, con menor dis­ tancia entre la lengua y el paladar que en e, o. La vocal palatal más cerrada es i, y la más cerrada velar, u l. 1 u

y

L a len g u a p u e d e to m a r una p o sició n in te rm e d ia e n tre la la o, re su lta n d o una o m u y cerra d a o una y abierta; d el

m ism o m o do p u ed en su p o n e rse v o c a le s in te rm e d ia s e n tre 9 y

35. E s c a l a d e a c u i d a d . — Hay una relación cons­ tante entre la elevación de la lengua y el timbre de la vocal. En la serie palatal, cuanto más cerrada es la vocal, menor es su resonador y más agudo su timbre; en la serie velar, cuanto más cerrada es la vocal, mayor es su resonador y su timbre es más grave. La e s c a la d e a ltu r a o a c u id a d que forman las vocales según la nota que corresponde al resonador de cada una de ellas, es, de más aguda a más grave, la siguiente: i, e, a, o, u 1. 36. T r i á n g u l o v o c á l i c o . — La articulación de las vocales con arreglo a la posición de la lengua puede representarse por medio del triángulo ideado por el ale­ mán Hellwag, 1781 2. En dicho triángulo, dispuesto de manera invertida, los vértices superiores van ocupados por la i (vértice palatal) y por la u (vértice velar), co­ rrespondiendo el vértice inferior a la vocal a. Entre la a y la i se colocan la e y las demás vocales intermedias o , e n tre 9 y a, e n tre a y ? , e tc., las cu a les, d e hech o , se hallan en la p ro n u n cia ció n d e m u ch os idio m as. 1

E s ta

chean do

escala

es

fá c ilm e n te

p e rc e p tib le

al oíd o

c u c h i­

las v o c a le s, e s d e c ir, p ro n u n ciá n d olas so rd as, sin

voz, con lo cual se d e s c a rta el so n id o d e la g lo tis y q u e d a ú n ic a m e n te la nota q u e c o rr e s p o n d e al re s o n a d o r p ro p io d e cad a v o c a l. 2

C . F.

Iíe llw a g ,

Dissertaiio inauguralisphysiologico-medica de

formatione loquela, T u b in g a , 1781. S o b re e l trián gu lo d e H e ilw a g y

o tro s siste m a s d e clasificación vocálica, v é a s e W .

V iéto r,

Ele­

mente der Phonetikt L e ip z ig , 1914, págs. 4 6 -7 7 . O . G. R u s s e l l , The Vowel, C o lu m b u s (O hio), 1928, ha c o m b atid o el fu n d a m en to d e d ich o trián gu lo v a lié n d o s e p rin c ip a lm e n te d el te stim o n io d e ra d io g ra fía s o b te n id a s so b r e las v o c a le s n o rte am e rica n a s. N o d e d ic a b a sta n te a ten ció n a las le n g u a s en q u e e x is te n con c a ­ r a c te r e s m ás d e fin id o s y p re c iso s las v o c a le s v e la re s. D e to d o s m o d o s, su s g ra b a d o s

y

m e d id as, le jo s d e d e s tru irlo s, confirm an,

a mi ju ic io , lo s p rin c ip io s e se n cia le s d e l e x p r e s a d o trián gu lo.

palatales, y entre la a y la u, las velares. En el campo de dicho triángulo cabe asimismo situar el lugar de ar­ ticulación de las vocales mixtas considerándolas por encima del punto de la a, entre la i y la u. Claro es que el punto de articulación de cada vocal se deduce considerando en conjunto la inclinación del cuerpo de la lengua en un sentido o en otro, pudiendo ser­ vir de guía en todo caso la mayor elevación que sea posible advertir en la curva del dorso de la lengua 1. 37. A c c i ó n d e l o s l a b i o s . — L o s labios, en la articulación de las vocales velares turnan una posición redondeada, abocinándose más o menos, y reduciendo gradualmente su abertura a medida que la vocal es más cerrada. En las palatales los labios forman una abertura oblonga, cada vez más alargada y estrecha a medida que la vocal es, asimismo, más cerrada. En la pronunciación normal española no hay vocales palatales con redondea­ miento labial, como son en alemán y en francés las vo­ cales ü, o, etc. La acción de los labios en las vocales 1

E n E s p a ñ a e s c o n o c id o g e n e r a lm e n te e l tr iá n g u lo v o c á lic o

d e O r c h e l l (1 8 0 7 ), e n e l c u a l la a o c u p a e l v é r t i c e d e la g a r g a n ­ ta , la i e l d e l p a l a d a r y l a u e l d e l o s l a b i o s . d e e s ta d is p o s ic ió n

L a in c o n s e c u e n c ia

r e s u lt a e v id e n te si s e c o n s id e r a q u e p a r a

la a y p a r a la i s e h a t e n i d o e n c u e n t a la p o s i c i ó n d e la l e n g u a , m i e n t r a s q u e p a r a la u , c a m b i a n d o la b a s e d e c l a s i f i c a c i ó n , s ó l o s e h a a t e n d i d o a la p o s i c i ó n d e l o s l a b i o s . L a s i d e a s d e O r c h e l l so b re

e s te

B

,

lanco

p u n to

fu e ro n

r e c o g id a s

y

p u b lic a d a s

por

G

a r c ía

Análisis filosófico déla escritura y lengua hebrea, M a d r id ,

18 4 6 , I, 33.

españolas, principalmente en la pronunciación familiar, es más relajada que en las vocales francesas, tanto por lo que se refiere al redondeamiento de su abertura en las velares como al alargamiento horizontal de esa mis­ ma abertura en las palatales. 38. N a s a l i z a c i ó n . — La nasalización de las vocales no tiene en español la importancia que en francés y en portugués. Sobre el mecanismo de la articulación nasal, véase el § 16. La nasalización completa de la vocal, con pérdida de la consonante nasal, en formas como tato por tanto, dóde por donde, etc., es uno de los defectos más corrientes que los franceses cometen hablando español. A veces la consonante nasal final de sílaba influye so­ bre la vocal precedente, nasalizándola en más o menos parte; pero dicha consonante, aunque en muchos casos resulte relajada, pocas veces llega a perder, como en francés, su propia articulación. Una vocal entre dos consonantes nasales resulta, en general, completamen­ te nasalizada: nunca-nnr^e, monte-monta, manco marjko, mano-mino, mina-míns, niño-nfno, eminencia-zmmér&ye. En posición inicial absoluta, seguida de m o n, también es frecuente la nasalización de la vocal : enfermo-zmiycmo, infeliz-Imfal|0, ánfora-i.mfora 1. 39. A c c i ó n d e l a s m a n d í b u l a s . — La mandíbula infe­ rior colabora con los demás órganos de la articulación separándose de la mandíbula superior y formando con ella un ángulo más o menos abierto en la pronunciación de cada vocal. La mayor abertura de las mandíbulas corresponde en español, como en otros idiomas, a la 1

E n la p r o n u n c ia c ió n d e a lg u n o s d ia le c t o s e s p a ñ o le s la n a ­

s a l i z a c i ó n d e la s v o c a l e s s e h a l la m á s d e s a r r o l l a d a q u e e n l e n g u a c u lt a ; v é a s e F . K r ü g e r ,

spanischer Mundarten,

la

Studien zur Lautgeschichte west-

H a m b u r g o , 1 9 1 4 , p á g s . 1 3 4 -1 4 2 .

vocal a, disminuyendo progresivamente en las demás vocales, desde la más abierta a la más cerrada, tanto en la serie palatal como en la velar. 40. A c c i ó n d e l a g l o t i s . — Las cuerdas laríngeas, en la articulación de las vocales, pueden obrar de dos maneras distintas, según se pongan en vibración con a ta q u e d u ro o con a ta q u e s u a v e . En el ataque duro (fr. aitaque dure, al. fester Einsatz) las cuerdas vocales empiezan juntándose entre sí, sin ponerse a vibrar hasta que el aire acumulado detrás de ellas las separa de pron­ to, produciendo una cierta exploxión. En el ataque suave (fr. attaque douce, al. leiser Einsatz) las cuerdas voca­ les, por el contrario, toman desde el principio la posi­ ción necesaria para producir sus vibraciones, sin llegar a formar oclusión ni explosión ninguna. El ataque suave puede ser claro o gradual, según la mayor o menor ra­ pidez con que las cuerdas alcanzan la tensión y el tono que en cada caso corresponden. En español, del mismo modo que en francés, las vocales se pronuncian normal­ mente con ataque suave, unas veces claro y otras gra­ dual, según los casos; el ataque duro se oye en varios idiomas y principalmente en alemán 1. Pronunciando con ataque duro la vocal inicial de aspas, orbe, etc., so­ bre todo en casos en que precede consonante, como en ¿as aspas, el orbe, etc., los alemanes alteran nota­ blemente la pronunciación española. 41. D i f e r e n c i a s d e t i m b r e . — La ortografía española sólo distingue cinco sonidos vocales: a, e, i, o, u, pues lajy, cuando es propiamente vocal, tiene el mismo sonido que la i. A estas vocales se les atribuye, generalmente, 1 G . P a n c o n c e l l i - C a l z i a , Die experimentelle Phonetik in ihrer Anwendung auf die Sprachwissenschaft, B e r lin , 1924, p á g i­ nas

4 5 *56 .

un timbre medio entre las diversas variantes abiertas y ■cerradas que en otros idiomas se conocen. Existen, sin embargo, en nuestra pronunciación, de una manera re­ gular y constante, y sobre todo por lo que se refiere a las vocales et o, matices diferentes de cada sonido, los cuales, sin llegar a ser, sin duda, tan señalados como en otros idiomas, lo son, no obstante, lo suficiente para que su empleo inadecuado o su omisión no dejen de influir de una manera sensible en la propiedad fonética del idioma. No se puede decir que el oído español no per­ ciba estos matices; basta cambiarlos o equivocarlos para que cualquiera, aunque no sepa en qué consiste pro­ piamente, pueda advertir la alteración. Lo que ocurre en este caso, así como en otros muchos fenómenos de la articulación, de la entonación, de la cantidad y del acento, es que tales variantes y matices, por no afectar de un modo directo a la significación de las palabras, se practican inconscientemente, en virtud de normas tradicionales que tienen su apoyo, como en todos los idiomas, en la sensibilidad del oído y en la imitación espontánea, sin que las personas no expertas en estos estudios lleguen a tener clara idea de dichas diferencias mientras no les son convenientemente explicadas 1. 42.

C a u sa s qu e d e te r m in a n

las

d ife r e n c ia s d e tim ­

b r e .—

Las diferencias de timbre que hoy se advierten en la pronunciación de cada una de las vocales españo­ las, no tienen valor significativo ni obedecen a motivos de carácter histórico o etimológico, sino simplemente a circunstancias fonéticas, entre las cuales figuran como 1

Un e stu d io e x p e rim e n ta l d e la a rticu la ció n d e las v o c a le s

esp a ñ o la s, h echo a b a se d e ra d io g ra fía s y palato gram as, es e l titu la d o Siete vocales españolas, en Revista de Filología Espa­ ñola, 1 9 1 6 , I I I .

más importantes la diferente estructura que puede pre­ sentar la sílaba en que la vocal se halle, la naturaleza de los sonidos que acompañan a las vocales en cada caso y la influencia del acento de intensidad. En virtud de dichas circunstancias, vocales etimológicamente ce­ rradas como, por ejemplo, las que figuran en las primeras sílabas de cerca ( c ir c a ) , el ( ille ) , torpe ( tu r p e ), sol (so lé ), se pronuncian abiertas, 0|rka, ?1, t^rpe, sqI, mientras que vocales de origen abierto como las de leche (la c t e ), pecho (p e e tu ), ocho ( ó c t o ) , poyo (pod iu ),. se pronuncian cerradas, léco, péco, óco, poyo l. Las mo­ dificaciones que suelen producirse por metafonía o armonía de timbre entre la vocal final inacentuada y la vocal acentuada de la misma palabra se reducen de or­ dinario, en la pronunciación correcta, a leves y sutiles matices, cuyo análisis puede, sin perjuicio, omitirse en la enseñanza práctica del idioma. Examinando minuciosamente la pronunciación nor­ mal en formas como ese, esa, eso, cose, cosa, coso, etc., llega a advertirse, aunque no sin dificultad, que en las palabras terminadas en o, el timbre de las acentua­ das e} o, resulta algunas veces un poco más cerrado que en las palabras terminadas en a, e. Este fenómeno, que en español no es más que una ligera tendencia a la me­ tafonía vocálica, aparece en grado mucho más desarro­ llado en asturiano y en portugués, donde la o final, por su parte, tiene más bien sonido de u que de o: ast. cor¿&r0-k$rdíru, cordera-kqrdérE, gato-gétu, gata-%ate; port. pofo-pósu, pofa-pQsv, cebo-sébu, ceba-s^ bu, etc. 2. 1 S o b re la re la ció n e tim o ló g ica e n tre las v o c a le s esp añ o las y la s latinas, v é a se R . M e n é n d e z P i d a l , M anual de gramática his­ tórica española, q u in ta e d ició n , M adrid, 1925, § § 7 y sigs.

2

A c e r c a d e la m eta fo n ía v o c á lic a en astu rian o, v é a se R. Me-

La influencia de la semiconsonante j sobre la vocal precedente, y en especial sobre las inacentuadas e, oy que ha producido formas como m e tia m u s midamosr d o r m ia m u s durmamos, y otras como s e m é n t e simien­ te, etc., continúa actuando de manera perceptible en la pronunciación popular: tiniente, quiriendo, etc. En la lengua culta, dicha influencia es tan leve que aun el oído más experimentado apenas podría hallar diferen­ cias de timbre, en este sentido, entre las vocales de las primeras sílabas de sediento y sedoso, teniente y tenaza, comienzo y cometa, poniente y ponemos, etc. l. 43. U n ifo r m id a d d e m a t iz d e n t r o d e c a d a c a s o . — El timbre de las vocales españolas es ordinariamente invariable desde el principio al fin de cada sonido. Las vocales cerradas francesas suelen citarse en este sentido como ejemplo de fijeza y uniformidad. Las vocales es­ pañolas, cerradas o abiertas, se hallan muy cerca de ese mismo carácter. Sólo cuando una vocal, en el lenguaje lento, en la pronunciación fuerte del habla a distancia, y sobre todo en los pregones callejeros, se alarga más de lo ordinario, suele advertirse que, durante su articunhndez

P id a l,

EL dialecto leonés, en Revista de Archivos, X . i go6r

§ 5; p ara el p o rtu g u é s, v é a se A . R.

G o n ^ a lv e s V ia n n a ,

fdo da pronuncia normal portuguesa, L isb o a , Portugais, L e ip zig , 1903, p ág, 42. M. A .

Exposi-

1892, p ág. 5 7 , y

C o lto n ,

L a phonétique

castillane , P aris, 1909, c re y ó h a lla r en c a ste lla n o un sistem a m e-

ta fó n ico en q u e la v o c a l final q u e m ás in flu y e p a ra c e rra r el tim b re d e la acen tu a d a , no e s la o, sin o la a: S o b r e lo in fu n ­ d a d o d e esta op in ió n , v é a s e L a metafonia vocálica y otras teo­ rías del Sr. Colton, en Revista de Filología Española, 1923, X r 45*55-

1 R e s p e c to a la s m a n ife sta cio n e s d e e s te fen ó m en o en la e v o lu c ió n histó rica d e la le n g u a esp a ñ o la, v é a s e M. K r e p i n s k v , Inflexión de las vocales en español, tra d u c ció n d e V . G arcía d e D ie g o , M adrid, H ern an d o , 1923

lación, los órganos evolucionan desde el punto corres­ pondiente al sonido normal hacia una posición un poco más cerrada o abierta, según los casos, dando origen este movimiento a una leve diptongación: ¿tfTzto'-kantó?, peña-pééna, ¡Heraldol-zráldoc?, ¡La Fo37-lebÓQ0. Una delicada investigación experimental podría acaso señalar hasta qué punto este hecho, no difícil de advertir en los casos citados, alcanza también en la pronuncia­ ción correcta a toda vocal acentuada cualquiera que sea su duración. Por lo que al oído se reñere, la ordinaria brevedad de las vocales acentuadas españolas hace que tal fenómeno, en la conversación corriente, resulte prác­ ticamente imperceptible. Una diptongación perceptible, por ligera que sea, resulta extraña y chocante. Los ex­ tranjeros de lengua inglesa se distinguen en particular, hablando español, por pronunciar las vocales con tim­ bre menos fijo y homogéneo de lo que el carácter fonético*de esta lengua requiere. 44. T e n d e n c ia d e la s v o c a l e s in a c e n t u a d a s a la r e l a j a c i ó n . — El timbre de las vocales inacentuadas depende, especialmente, del esmero o descuido con que se habla y del grado relativo de intensidad que por su posición les corresponde. En pronunciación lenta o en­ fática se mantienen claras y distintas. En lenguaje rápi­ do y familiar relajan su articulación y toman un timbre menos definido y preciso. La tensión muscular es par­ ticularmente sensible en estas vocales a las más leves modificaciones del acento espiratorio. La vocal inacen­ tuada no es siempre igualmente débil. La posición de los órganos que la forman es asimismo más o menos fija según el grado relativo de fuerza espiratoria con que en cada caso se produce el sonido. Influye también en la relajación de dichas vocales la mayor o menor

altura de la voz. El tono grave, por debajo de la altura normal, favorece la relajación. Las codificacion es de la cantidad influyen menos que las del acento y del tono. 'Dado el carácter de este fenómeno se comprenderá la dificultad de señalar concretamente las circunstancias en que las vocales españolas se relajan y el grado de relajación a que cada una de ellas llega. La vocal débil y grave, final de grupo, ante pausa, es generalmente rela­ jada: espuma-z.spúme, nueve-nwéba, lunes-lúnas, hermanos$rmános; no lo es si, por razones de expresión, dicha vocal se pronuncia en tono agudo, sobre la altura media de la frase. Es también de ordinario relajada la vocal penúltima de las palabras esdrújulas: rápido-rápido, sdbana-sábena, ¿#//¿&/d-kapítulo. En las palabras esdrújulas la vocal final es menos relajada que la penúltima de esas mismas palabras y que la final de las llanas. Suele relajarse asimismo, aunque con menos regularidad que en los casos anteriores, la vocal anteacentuada, interior de palabra: temeroso-temaróso, repetir-r$pz\\i¡ cordobéskprdobés. En el grupo sintáctico, del mismo modo que en la palabra aislada, la relajación depende principal­ mente, aparte del descuido o esmero con que se hable, de la estructura rítmica del conjunto. Dentro de su relativa imprecisión, las vocales relaja­ das, con mayor sensibilidad aún que las no relajadas, se inclinan también hacia el tipo abierto o cerrado, in­ fluidas principalmente, como estas últimas, por la es­ tructura de la sílaba y por el carácter de las consonan­ tes inmediatas. El timbre de las vocales vecinas influye asimismo por asimilación sobre el de las vocales relaja­ das. La inclinación del sonido relajado en una dirección abierta o cerrada depende, por consiguiente, en cada caso, de diversas y delicadas circunstancias que no

s i e m p r e es p o s i b l e

r e d u c i r a r e g l a s fijas. O b s é r v a s e d e

u n m o d o g e n e r a l q u e las v a r i a n t e s n o r m a l m e n t e c e r r a ­

e, o,

d a s d e las v o c a l e s

d i c h a s c o n r e l a ja c ió n m u s c u la r ,

t i e n d e n a h a c e r s e m á s c e r r a d a s , m i e n t r a s q u e las d e

i, u,

p o r su p a r t e , en e s a s m i s m a s c i r c u n s t a n c i a s , t i e n d e n d e o r d i n a r i o h a c i a u n a f o r m a m á s a b ie r t a . C o n v i e n e , f i n a l m e n t e , a d v e r t i r q u e las v o c a l e s e s p a ­ ñolas

no

llegan

en

n ingún

caso

en

la

pronunciación

n o r m a l al g r a d o d e i m p r e c i s i ó n y v a g u e d a d q u e se m a ­ n ifi es ta , p o r e j e m p l o , en las v o c a l e s r e l a ja d a s in g le s a s , la e m u d a Farbe, e t c . L a

en

francesa o

en

e

la

final

del

al.

Zunge,

d i s t a n c i a e n t r e la v o c a l r e l a j a d a y el t ip o

tenso y n orm al a q u e cada vocal c o rr es p o n d e no pasa n u n c a d e l í m i t e s r e l a t i v a m e n t e r e d u c i d o s . L a r e l a ja c ió n d e las v o c a l e s a la m a n e r a i n g l e s a es u n o d e l o s p r i n ­ cipales

e sco llo s

que

los e stu d ian tes

in gle se s y

an glo ­

a m e r i c a n o s n e c e s i t a n e v it a r al a p r e n d e r e s p a ñ o l . E n l o s p r i m e r o s g r a d o s d e la e n s e ñ a n z a d e e s t a l e n g u a p u e d e p r e s c i n d i r s e d e la r e l a j a c i ó n v o c á l i c a e s p a ñ o l a , a t e n d i e n ­ do

s o l a m e n t e al v a l o r o r d in a r io , a b i e r t o o c e r r a d o , d e

cada

son ido. El

estudio

de

dicha

relajación

in te re sa

e s p e cia lm e n te para co n o cim ien tos m ás avanzados d e n ­ tro

d e la p r á c tic a

del

idiom a

y

para

poder

fo r m a r s e

i d e a m á s e x a c t a d e las t e n d e n c i a s q u e a c t u a l m e n t e se m a n i f i e s t a n en la e v o l u c i ó n f o n é t i c a d e l m i s m o .

VOCALES

45. se a p o y a

/ c e r r a d a : ort. contra

los

PALATALES

i,

fon. i. — L a p u n t a d e la l e n g u a

i n c is iv o s

in fe rio res;

el

dorso

se

e l e v a c o n t r a el p a l a d a r d u r o , t o c á n d o l o a m p l i a m e n t e a a m b o s l a d o s y d e j a n d o en el c e n t r o u n a a b e r t u r a reía-

tivamente estrecha; este contacto alcanza generalmente por delante hasta los dientes caninos; abertura de las mandíbulas, unos 4 mm. entre los incisivos; abertura labial alargada, con las comisuras de los labios un poco retiradas hacia atrás; tensión muscular, media. Es una i

i

cerrada.

i

cerrada.

generalmente menos cerrada y menos tensa que la i del fr. viet al. sieben, ingl. see, pero bastante próxima a estas, sobre todo en pronunciación fuerte. Hállase en sílaba libre acentuada, y también en sílaba libre sin acento, en pronunciación esmerada o lenta: silla-sibs, castillokastílo, bicho-hito, viña-bine, chico-tiko, alli-ali, miramine, dice-dife, suspiros-suspiro, conciso-kqndiso, vida-bife, cautivo-kautibo, pisada-pisádi?, millón-milpn. 46. / a b i e r t a : ort. i} fon. j. — Vocal semejante a la anterior, pero con articulación menos avanzada hacia los alvéolos superiores y con abertura algo más amplia entre la lengua y el paladar. No llega a ser tan abierta como la i en ingl. think, al. nicht. Hállase en sílaba tra­ bada y sobre todo en aquellos casos en que la sílaba, además de ser trabada, lleva el acento fuerte de inten­ sidad. Hállase también en contacto con una r anterior o siguiente y ante el sonido x, correspondiente a / y g

(Sei £ 1)' Ejemplos: mirra-mira, rico-Y\ko, hijo-\xo, virgenbírxan, silba-silbe, obispo-ob(spo, ¿rz2tf¿z-br|zne, edictoedjkto, sentir-sentía, gentil-xznt#, virtud-bjrti¿$, dictardjktái, ¿•zV&zr-sjlbáj, «jz^^r-asignái, ¿#a:/6fa-djg0jQn. 47. / r e l a j a d a : ort. z, fon. i . — En posición espe­ cialmente débil, entre un acento principal y otro secun­ dario, y, sobre todo, no en la dicción lenta y cuidada, sino en la conversación rápida y familiar, se pronuncia una i breve y relajada, cuyo timbre, más o menos abier­ to, varía fácilmente según la rapidez y el descuido con que se habla, § 44. Ejemplos: tímido-tímido, púlpitopylpito, retórica-r^tórikn, az/07/a?-katóliko, repicar-r^pikár, avisar- abisáj, edijicio-zdifíQjo, admirable-admirable. 48. / s e m i v o c a l : ort. i, y, fon. i. — En los dipton­ gos ai, ei, oi, que a veces se escriben ay, ey, oy, la i o y se forma un poco más atrás que la j. Horizontalmente, la abertura palatal de i viene a ser la de i, pero verti­ calmente la i es más cerrada que la j. La forma de dicha abertura es más redondeada en ésta que en aquella. Aparte de esto, la i no es un sonido prolongable y uni­ forme como las vocales i, j, sino que, como verdadera semivocal, § 13, se produce con articulación momentá­ nea, con tendencia a cerrar progresivamente su abertu­ ra palatal. Por su timbre resulta semejante a la i del al. Zeit, bei; no es tan abierta como la i inglesa en el diptongo que aparece en formas como Jire, by. Cuando los ingleses y los angloamericanos pronuncian a su manera palabras españolas como aire, vaina, etc., el oído castellano cree oír, en vez de la i, casi una varian­ te de la vocal e. Ejemplos : baile-baile, Cairo-Váyro, caimán-Ya\maw, paisaje-paiskxz, reina-xQnv, ley-\%\, bueybw^i, veinte-b^inta, aceite-aO^jte, peinado-p^inádo, estoicoe§t9iko, heroico-er§iko, soy-sqi.

49. / s e m i c o n s o n a n t e : ort. z, fon. j. — Los lados de la lengua se adhieren a ambos lados del paladar con tanta amplitud por lo menos como en la i cerrada; en el centro, la distancia vertical entre la lengua y el pala­ dar es menor que en la i cerrada; la disposición general de los órganos es intermedia entre la articulación de la vocal i y la de la consonante y; la fricación palatal es, de ordinario, muy poco perceptible; la duración del sonido es brevísima. Resulta, aunque menos tensa, muy semejante a la i en fr. p ie d , bien, action. Se diferencia de la semivocal i en ser más cerrada, y sobre todo en responder a un movimiento de los órganos completa­ mente distinto, pues mientras éstos en la i pasan de una posición relativamente abierta a otra más cerrada, en la j, por el contrario, pasan de una posición relati­ vamente cerrada a otra más abierta, § 13 1. Un fenó­ meno frecuente entre los extranjeros, que suele encon­ trarse también en pronunciación dialectal española, es el ensordecimiento de esta articulación después de las consonantes p, t, k. En la pronunciación correcta este ensordecimiento sólo ocurre de una manera perceptible en casos excepcionales de énfasis y afectación. Pronúnciase como semiconsonante toda i inicial de diptongo o triptongo: labio-\áb)G, p ie d ra - pjédre, ra b ia - rábji?, tierno- tj^rno, acierto- aBj^rto, co nciencia- kQnOjénSji?, c iu d a d Bjudád, vio le n cia - bjolénQje, comercio-Yqvcí%t§\q, d e sg ra cia dezgrá0jB, cam b iáis- kambjáis, despreciéis- despreSj^is. En principio de sílaba la i inicial de diptongo se pro­ nuncia generalmente como consonante, no haciéndose, por consiguiente, diferencia ninguna, en cuanto al soni1 Sobre los sonidos i, j, estudiados con palatogram as y com parados, bajo diversos aspectos, entre sí, véase 1923, X , 41-42.

Filología Española,

Revista de

do inicial, entre hierba y yegua, hierro y yeso, hiena y yema, etc., §§ 119 y 120. Bajo la influencia de la escri­ tura suele hacerse distinción, en pronunciación esme­ rada, entre dichas formas, diciendo hierba, hierro, hiena, con semiconsonante j, y yeso, yegua, yema, con conso­ nante, y; pero lo corriente es, como se dice en los pá­ rrafos citados, pronunciar una verdadera consonante palatal en unos y otros casos. 50. P r o n u n c i a c i ó n d e l a c o n j u n c i ó n y. — La con­ junción^ presenta diversos valores fonéticos: a) Entre dos consonantes se pronuncia normalmen­ te como una i vocal más o menos relajada : árboles y pájaros-áxhóits 1 páxurós, pan y vino~péxi 1 bino. b) Entre consonante y vocal se convierte en la se­ miconsonante j : hablan y escriben-^lan jeskríbsn, fá cil y agradable-ié&'ú jagradább. Sólo cuando la consonante final de la palabra que precede es una s} z o d, la con­ junción se pronuncia como elemento inicial de sílaba, con sonido análogo al de la consonante y, y con sono­ rización de la s o z precedente: almendras y almibaralméndraz yalmibar, callas y esperas-Vá\az yespérus; eljuez y el escribano- ?1 xwez yel eskribano, césped y arena6ésped yaréna. c) Entre vocal y consonante la y se convierte en la semivocal i: padre y madre-pádr$\ mádra, blanco y negro ~ blárjkQÍ négro. En el § 48 se ha visto que la y griega ortográfica, en formas como ley, rey, doy, soy, etc., se pronuncia asimismo como semivocal i. d) Entre vocales toma aproximadamente el sonido de la palatal fricativa y: éste y aquel-é^te yak£l. 51. E c e r r a d a : ort. e, fon. e . — La articulación de esta vocal se forma sobre el paladar duro, correspon­ diendo a un punto algo más interior que el de la \; la

punta de la lengua se apoya contra los incisivos infe­ riores; el dorso se eleva contra el paladar, tocándolo a ambos lados hasta la mitad aproximadamente de los segundos molares, y dejando en el centro, entre el paladar y la lengua, una abertura mayor que la de la i;

la abertura de los labios es asimismo algo mayor que la de la \; abertura de las mandíbulas, entre los incisi­ vos, 6 mm. aproximadamente; tensión muscular, media. El sonido que consideramos bajo el nombre de e cerrada, para distinguirlo del tipo abierto de que se habla más abajo, no suele llegar al grado de tensión y estrechez que tiene la e cerrada en otros idiomas, como, por ejemplo, en fr. chanté, al. fehlen. Los alemanes, es­ pecialmente, necesitan tener presente este hecho para no emplear, como suelen, en español, una e que por ser demasiado cerrada resulta impropia en este idioma. Sólo delante de las palatales ch, //, ñ, y, la e española llega a alcanzar, sobre todo en sílaba fuerte, un timbre propiamente cerrado. Los estudiantes de lengua ingle­ sa deben, por su parte, evitar la tendencia a pronunciar la e española como un diptongo, diciendo algo semejan­ te a peisoy ceina, ceipo, por peso, cena, cepo.

Dentro de los límites indicados, la e española es ce­ rrada en los siguientes casos: a) En sílaba libre, con acento principal o secun­ dario: pecho-pécc, sello-sé\o, peña-pénv, compré-V^mpTéy saqué-szSné, queso-késo, cabeza kabé0B, pesar-pesáj. b) En sílaba trabada por las consonantes m, n} dt z y seguida de x ante otra consonante: pesca péske, desdén-dezdén, atento-aténto, vengo-beqgo, césped-Sésped, huésped-wésped, extenso-pienso^ explicar-esphVéii, compadezco-Vqmpvdétiko, anochezca-anocéQke, pez-pé0. 52. E a b i e r t a : ort. e, fon. ?. — Su articulación pre­ senta mayor distancia entre la lengua y el paladar, y

e abierta.

e abierta.

mayor abertura de los labios que la de la e cerrada; abertura de las mandíbulas, unos 8 mm.; el contacto de la punta de la lengua con los incisivos inferiores es más suave que en esta última; el punto de articulación, algo más interior que el de la e cerrada, corresponde a la segunda mitad del paladar duro. Suena aproximada­ mente como la e en fr. perte, ingl. let, zX.fett. Aparece en las posiciones siguientes: a) En contacto con una í , tanto si ésta sigue a la vocal como si la precede:perro-p^roy guerra-g^re, regla-régle,

remo-r^mo, guerrero-%%x^to. Exceptúanse los casos en que esta e va en sílaba trabada por las consonantes d, m, n, s, x o z, en los cuales la influencia de la F va neu­ tralizada por la de la consonante siguiente, resultando una e cerrada: ré§to, íézme, kQrespQndí, réntu, reqlc^j, témplo, sed, te§to. b) Delante de j , y de g con sonido de j , fon. x: teja-t|xB, lejos-l^xos, oveja-ob^xB, oreja-or^xB, privilegiopríbil^xjo, colegioA*lo\$x]q , dejar-á^xái. c) En el diptongo ei: peine-p$in9 > seis-s£is, veinteb^inta, ley-\%\, aceite-&%\\z, d e l e i t a r *. d) En sílaba trabada por cualquier consonante que no sea m, n, s, d} x , z, y ante x equivalente a gs: verdeb^rda, cerner-b$xn$i, belga, b£lge,/¿z/i/-pap€l, afecto-aflic­ to, concepto-kQn0$pto, sección~s4 gQj$n, técnica-t^gnika, ¿ 07Z££/¿;/0«-kQn0$b0j 9 n, eximio-%%símjo, exhalar- ^gsaláj. En algunas zonas del Sur de España la e se pronuncia con timbre abierto en grado más o menos marcado, aun cuando se halle-en sílaba libre o en sílaba trabada por n, s, etc.: p?lo, kant$, t^ijga, tr^s. Esta pronuncia­ ción podrá oírse también en Madrid o en cualquier otra parte del país en personas procedentes de las zonas indi­ cadas. El énfasis de la elocución en conferencias o dis­ cursos favorece esa misma tendencia a la variante abierta; pero en el habla corriente de Castilla, la e que se pro­ nuncia en dichos casos no puede ser considerada como ^ ni varía o vacila indistintamente entre % y e. 1 La pronunciación vulgar en algunos lugares de Castilla y A ndalucía, llega en estos casos a articular la tan abierta que se oye como una más o menos p alatal: p^ina s§is, b?igta, af$itáj, etc. P or otra parte es también frecuente oír con carácter popular bjijtjúno, bjgtidgs, etc., p or b^ijjtjúno, b^intidgs, etc.

e

a

veintiuno-

veintidós-

53 -

E

rela ja d a :

c o r r i e n t e la v o c a l r e l a ja d a

ort. fon. a. —

e

E n la c o n v e r s a c i ó n

r e s u lt a e n m u c h o s c a s o s un p o c o

e im precisa,

sobre

todo

h a llá n d ose entre

un

a c e n t o fu e r t e y o t r o s e c u n d a r i o , o b i e n final, g r a v e , a n t e pausa,

§

4 4 . L a r e l a j a c i ó n d e la

e var ía

fá cilm e n te s egú n

las c i r c u n s t a n c i a s in d i c a d a s , p e r o sin d e j a r d e s e r s i e m ­ p r e c o m o q u e d a d i c h o , u n s o n i d o m á s clar o, p o r e j e m ­ plo, q u e

el d e la

e

alem ana

en

dankey bitte>

etc.;

los

fr a n c e s e s , p o r s u p a r t e , n e c e s i t a n t e n e r e n c u e n t a q u e la

e

re l a ja d a e s p a ñ o l a , n o s ó l o n o l l e g a al g r a d o d e i m ­

p r e c i s i ó n d e la

e

m u d a d e l fr.

ad em á s se diferencia d e

cheval, petit,

e t c . , s ino q u e

é s t a e n q u e n o s e lab ia liz a ni

p i e r d e . E j e m p l o s : húmedo-úm ad o, lóbrego-\6 brz%o7 hipótesis- ipótss is , pidenos-pidsnós, tómela-tómala, mece¿for-meBadQj, repetir-Typ3\\i, conceder-kQnfed$i> llave-\áh9 r siete-sjéta, noche-n oc a, jueves-* wébas, parten-pártan, carmen-kárman, López-lópa0, catorce-kaXórfe. S o b r e l a p r o n u n c i a c i ó n d e la v o c a l e en g r u p o s s ilá ­ se

b i c o s , c o n s in é r e s is o si na le fa , v é a n s e § § 6 8 y 69.

LA VO CAL A 54.

A

m e d i a

:

ort .

a,

fon. a. — L a

a

q u e se p r o n u n ­

cia n o r m a l m e n t e es e s p a ñ o l en s í l a b a a c e n t u a d a r e q u i e ­ re u n a a b e r t u r a d e l o s l a b i o s m a y o r q u e la q u e r e p r e s e n ­ tan las d e m á s v o c a l e s ; a b e r t u r a d e las m a n d í b u l a s , u n o s 1 0 m m . e n t r e l o s i n c i s i v o s ; la l e n g u a , s u a v e m e n t e e x t e n ­ d i d a e n el h u e c o d e la m a n d í b u l a i n fe r io r , t o c a c o n su s b o r d e s , a a m b o s l a d o s , la l í n e a d e l o s m o l a r e s in f e r io ­ res , e l e v a n d o su d o r s o un p o c o h a c ia la p a r t e m e d i a d e la b o c a ;

la p u n t a

d e l a l e n g u a , a l g o m á s b a j a q u e el

b o r d e d e l o s i n c i s i v o s in fe r io r es , r o z a la c a r a i n t e r i o r d e é s t o s h a c i a l a s e n cía s ; el p u n t o d e a r t i c u l a c i ó n d e t e r -

minado por la pequeña elevación del dorso de la lengua corresponde, aproximadamente, al límite entre el pala­ dar duro y el velo del paladar, a igual distancia de los puntos correspondientes a las vocales i, u; su timbre es muy semejante al de la a en fr. part, al. was. Ejemplos: caro-káro, despacio-despáOjo, rescate- reskáta, escaso-esVáso, recado-r^kádo, pedazo-ptdáüo, serrano-s^ráno, g i­ tano-xitáno, compás-kQmpás, pazpá0, ejemplar-$xzmp\ái% cortara media. kQrtáj, sultán-sultán, casto-ká§to, reparto-r^párto, f/z^ /zfo -eqk án to, contacto-k9 n tá k to , Velázquez-belá0ka0, gasto-gá§to, práctico-p rá k tik o , rápidorá p id o , partido-partido, 55 - ^ p a l a t a l . — A nte las consonantes ch, 11, ñ}y y en el diptongo ai, la articulación de la vocal a, sobre todo en sílaba fuerte, se hace un poco palatal, aproxi­ mándose su timbre al de la a del fr. patte, ingl. ask; pero su diferencia respecto a la a media española no es bastante perceptible para que prácticamente sea nece­ sario considerarla como sonido distinto de esta última. Por esta misma razón se puede representar esta varian­ te con el signo a, sin necesidad de asignarle transcrip­ ción especial. Ejemplos: macho-máco, despacho-despáto, pachón-patqn, cachete-Vatéte, calle-VaSp, valle-bála, galli72¿z-galínB, calleja-ka\(*xB} caña-kánB, rebaño-f^b ano t añejoan^xo, cañón-kanon, rayo-ráyo, mayo-máyo¡ sayón-say9n, baile-báila, aire-á\rz,paisano-paisano. 56. A v e l a r : ort. a, fon. a. — Otras veces, por el contrario, se articula una a sensiblemente posterior o velar; la lengua se recoge un poco hacia el fondo de la

boca; el predorso toma una forma ligeramente cóncava, y el resonador que se forma en la cavidad bucal es mayor que en los casos anteriores; tensión muscular, menor que la de la a media; timbre, más grave; se ase­ meja a la a del fr. páte, ingl. father, pero es más breve y algo menos velar que éstas. Aparece regularmente en los siguientes casos: a) En el diptongo au, fuerte o débil, y ante una u acentuada : causa-káuse, pauta-pkutv, laurel-\am^\ baúlbayl, laúd-layd, aún-a\^n. b) A nte la vocal o, ya formen las dos vocales una sola sílaba o ya se pronuncien en sílabas distintas: Bil¿¿z¿?-b[lbáo, sarao-sarao, nao-nao, vaho-háo, caos-Vkos, ahora-a