Los Orígenes de la Francia Contemporánea: La Revolución — El Gobierno Revolucionario [4]

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BIBLIOTECA DE JURISPRUDENCIA, FILOSOFÍA É HISTORIA a sa gSSgf

üi

Obras de H. Taine, que se hallan de venta en

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Administración de

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IiOS

la

LA ESPAÑA MODERNA

LOS ORIGENES DE LA

ORIGENES DE LA

FRANCIA CONTEMPORANEA

B B

por Tomo

I.

T-A.I3STE

TOMO IV POR

TAI 2sT El DE LA ACADEMIA FRANCESA

—El Antiguo régimen.

ssea

g g ¡

ssss



»

II.— La Revolución. III. — IV. —

»

2.°

La Anarquía. La Conquista jacobina.

»

3.°

El Gobierno revolucionario

1.®

V.— El Régimen moderno. »

VI.-

l.°

EL GOBIERNO EEV0LÜ0I0NABI0

2 .°

¡Ü TRADUCCIÓN POR

El Arte en Grecia, 3 ptas. El ideal en el Arte, 3 ptas. Filosofía del Arte, 3 ptas.

Venecia, 3 ptas. Historia de la literatura inglesa (5 tomos), 34 ptas.

Florencia, 3 ptas.

La

Milán, 3 ptas.

Inglaterra, 7 ptas. Notas sobre París, 6 ptas.

Nápoles, 3 ptas.

Los

Roma

(2

tomos), 6 ptas.

filósofos del siglo iix,

6 ptas.

Profesor en el Ateneo de Madrid.

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DE Jr

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y

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EL GOBIERNO

w

V

X



(¡!,

libro primero n ael gobierno B1 estaloleciBaiexxto reTolucionario.

ES PROPIEDAD

CAPITULO PRIMERO

sj

.

Debilidad de

Constitución de III.

Jumo de

liv

de loB ausen-

-

ó

La, asambleas

«.-Unanimidad

metí™, para

^

sobre lo, voaoeptar la Constitución. Llegan á Paris.Elección délos de Vj tos. „ clóll y seducción. Precauciones contra cll “' Su Jap el en la fiesjaeobina.^ de le de la Y. Hacen profesión Agosio.-Suex ta del 1(1 de „ en los jacobinos.



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A

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“^^’^^^ffilíóLwta'eonyeneldB.-LosJeedel 12.de Agos

— La sesión

rn

inicia legados toman la d popular

*



error .— Consagración Efecto de esta

—YII.

insurrección 7lLtñ:"»S.odede lagirondinos maniobra. -Exteusion y

departamemal.

los

Num

Es Tibieza de sus partidarios. racio atamu las de fugitivos y gen gobierno eenUal.^D 3 militar, r g la autoridad i

-

898S~Imp, dé Gabriel L. Horno, San Bernardo^^]9fe#eíéfoáb?l922, '

^

7*

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log

^

de los diputados rectas .-.No eride Ja Conve nción

de gQS concesiones. rano. —Palinodia —^departamentos se retractan eomprometidas.-B!ec» oe

de las autoridades tomo IV»

^

J

LOS ORÍGENES DE LA FRANCIA administrativos. — Desfallecimientos é ilusiones de los derados. —Carácter opuesto de los jacobinos.— VIII.

obra malsana de la teoría y del miedo, no ha hecho sino transformar la anarquía espontánea en. anarquía legal. Deliberadamente y por desconfianza

titución,

moLas



las últimas resistencias locales. Ortodoxia política de más ciudades insurrectas. - Para someterse no estipulan concederla. que una condición. — Razones de Estado para Castigo de IX. rechazarla.— para —Razones de partido

de la autoridad, han enervado el mando, reducido al rey al estado de maniquí decorativo, casi aniquilado





ciudades rebeldes. -Bárdeos. Marsella. -Lyon. girondino.— Tolón. —X. Aniquilamiento del partido Piisión de derecha. la de Proscripción de los diputados ó fuga de suicidio Suplicio, 21. los de los 73— Ejecución revolucionario. gobierno del Institución XI. los otros.—

las

gjj principio,

al

superior ha perdido su ascendiente sobre el ministro

su objeto, sus procedimientos, sus instru-

el

el imperio,

sobre los departamentos, el departamento

dos los servicios, el jefe, elegido por los subordinados,

pública.— mentos, su mecanismo.— El Comité de Salud Emministerio.— del Convención y Subordinación de la reTribunal del general Seguridad y pleo del Comité de

ha caído bajo la dependencia de éstos. De esta suerte, se ha formado una facción que ha concluido por convertirse en un partido; bajo sus clamores, bajo sus amenazas y bajo sus picas, en París y en provincias, en las elecciones y en el Parlamento, las mayorías se han callado, las minorías han votado, decretando y reinando, la Asamblea legislativa ha sido purgada, el rey destronado, la Convención mutilada. Ninguna de

Centralización administrativa. —Reprevolucionario. comités revosentantes en misión, agentes nacionales y



— Ley

de lesa majestad.— Restauración y monarquía. agravación de las instituciones de la antigua

lucionarios.

poder central: de alto á abajo de la jerarquía,

las guarniciones de la ciudadela central, realistas,

Hasta aquí la debilidad del gobierno legal era exfuese, le han traña. Durante cuatro años, fuera el que desobedecido en todas partes y constantemente. Du-

constitucionales, girondinos,

ha atrevirante cuatro años, fuera el que fuese, no se Reclutados en la do á hacerse obedecer -por la fuerza. cortés, los gobernantes aportaban al poculta

la

clase

hacer

y

los cíeseos

la masa, pacífica de costumbres

de

los

derechos

los

derechos

es

como, desde

1793,

el l.°

han legislado

de

Mayo de

civilizada de cora-

tante perversos por haber perdido todo respeto ai prójimo; he aquí la

nueva guarnición:

sectarios cegados

por su dogma, matadores endurecidos por su oficio, ambiciosos que se agarran á sus puestos. Estas gentes

1789 al

ó administrado, á tra-

vés de miles de motines, casi todos impunes,

y

zón, la Revolución ha sacado y puesto aparte á los hombres bastante fanáticos, ó bastante brutales, ó bas-

tenían hodel magistrado; además, por humanidad, se dejaban rror á la sangre, y no queriendo reprimir,

manejar. Así 2 de Junio de

re-

primera intimación, todos han rendido las armas, y ahora la ciudadela, con las otras fortalezas públicas, está ocupada por los jacobinos. Esta vez los ocupantes son de diferente especie. De

la sensibilidad del siglo: bajo el

imperio del dogma reinante, atendían á en la multitud, y, creyendo demasiado en poco del hombre, creían demasiado

ha sabido defenderse,

instrumento ejecutivo, sacar la espada, ser-

virse de ella en la calle; al primer ataque, á veces á

y

der los prejuicios

el

no tienen escrúpulos en

y su Cons-

¡

lo

concerniente á la vidá

y

á

n LOS ORÍGENES DE LA FRANCIA

4

POR H. TAINE

.

5

han la propiedad humanas; porque, como se ha visto, arreglado la teoría para su uso y han hecho que la soberanía del pueblo se convierta en su propia soberanía. Según el jacobino, la cosa pública es suya, y, cosas ojos, la cosa pública comprende todas las

á sus

conciencias; así

privadas, cuerpos y bienes, almas y por el mero hecho de ser es, que todo le pertenece: Poco jacobino, se considera legítimamente zar y papa.

importa la voluntad real de los franceses vivientes; más sumandato no p rocede de un v oto; desciende de Virla alto, se lo han conferido la Verdad, la Razón y le

Unico ilustrado y único patriota, es el único digno de mandar, y su imperioso orgullo juzga que toda resistencia es un crimen. Si la mayoría protesta, es por imbecilidad ó corrupción; en ambos casos merece tud.

ser castigada, y se la castigará. Y desde el principio no ha hecho otra cosa el jacoasesibino: insurrecciones y usurpaciones, robos y

contra los natos, atentados contra los particulares, magistrados, contra las Asambleas, contra la ley, con-

no hay violencia que no haya cometido; por instinto, se ha conducido siempre como soberano; ya lo era de simple particular y clubista; no ha de dele pertenejar de serlo, ahora que la autoridad legal tra el Estado,

ce; tanto

más cuanto que,

si

flaquea, se siente perdido,

no tiene otro refugio y que, para salvarse del cadalso, no se dejará echar así que la dictadura. Un hombre como sus predecesores; por el contrario, se hará obedecer, cueste lo que cueste; no vacilará, en restaurar ejecutivo; reconsel poder central y el instrumento rudatruirá la antigua máquina y la manejará más

mente, ios

más despóticamente, con mayor

desprecio de

derechos pri vados y.de las libert ades públicas que

Luis XIV y Napoleón.

II

Sin embargo, tiene que poner de acuerdo sus actos próximos con sus palabras recientes, y, á primera vis-

porque las palabras que ha pronunciado condenan de antemano los actos que medita. Ayer, exageraba los derechos de los gota, la

operación parece

difícil;

bernados, hasta suprimir todos los de los gobernantes; mañana, va á exagerar los derechos de los gober-

nantes hasta suprimir los de los gobernados. A oirle, el pueblo es el único soberano, y tratará al pueblo

como

esclavo.

A

oirle, el

gobierno no es

más que un

y dará al gobierno las prerrogativas de un sultán. Hace poco denunciaba el menor ejercicio de la autoridad pública como un crimen; ahora va á castigar como un crimen la menor resistencia á la autoridad pública. ¿Qué hacer para justificar semejante cambio, y de qué manera negar los principios sobre los que se ha fundado la propia usurpación? Se guarda bien de negarlos: esto seria exasperar á las provincias ya rebeladas; por el contrario, los proclama á más y mejor; gracias á esta maniobra, la muchedumlacayo,

bre ignorante, viendo que le presentan siempre el mismo frasco, creerá que le siguen sirviendo el mismo licor, y le harán beber la tiranía con la etiqueta de la li

b erta d.

E

t

iqueta s,

mue stras, p alab rer ías y mentiras

de charlatán, las prodigarán durante seis meses para desfigurar la nueva droga; peor para el público, si le parece amarga; antes ó después, la grado de tragará ó por fuerza, porque, en el interva8 & hftn prep a ra do loa in s ts a iaeat o a con que -s e-la -

más adelante

,

introducirán en el gaznate.

' .

,

H. TAIRE

POR LOS ORÍ GENES DE LA FRANCIA

6

7

colocado á la puerta de un nuevo alpromete á los clientes todo lo bueno y

Como un anuncio Para empezar, forjan aprisa la Constitución durante tanto tiempo esperada y tantas veces prometida: Declaración de los Derechos del hombre en treinta y cinco artículos, Acta constitucional en ciento veinti-

macén, aquélla imaginar. ¿Queréis derechos apetecible que se pueda todas.. Jamas se yliberíades? Aquí los tenéis todos y que el gobierno es la ha declarado más expresamente

cuatro artículos, principios políticos é instituciones de

criatura, el servidor

toda especie, electorales, legislativas, ejecutivas, administrativas, judiciales, financieras y militares; en bfls sBinanas n|iieda torio decretado Ajpasn de carga.

Por de contado,

los

nuevos constituyentes no se pro-

ponen fabricar un instrumento eficaz y que sirva; esto es lo que menos les importa. ¿No escribió Herault de Seehelles, el ponente, en 7 de Junio, pidiendo que «le procurasen enseguida las leyes de propios, de las que

%nía necesidad urgente», muy urgente, puesto que deentregar la Constitución dentro de la semana? Semejante dato basta para calificar á los obreros y á la

-bía

*

obra; es

una obra de muestra y de reclamo; en cuanto

á los obreros, los unos, políticos sagaces, no tienen otro objeto, y quieren suministrar al público palabras,

de abstracciones ó simples charlatanes, no saben distinguir las cosas de las palabras, y creen hacer leyes cuando alinean frases. no cosas; los

En

otros, oradores

esta tarea no

hay

dificultad alguna: las frases es-

tán hechas por adelantado. «Que los maquinadores de sistemas antipopulares, dice el ponente, combinen pe-

nosamente sus proyectos. A los franceses les basta con descender á sus corazones; en ellos leen la república.» Redactado con arreglo al Contrato Social con reminiscencias griegas y latinas, el proyecto resume, «en estilo lapidario», los aforismos en boga, los dog-

mas y prescripciones matemáticas de Rousseau, «los axiomas de la Razón y las primeras consecuencias de estos axiomas»; en una palabra, la Constitución rectilínea que todo estudiante perpetra al salir del colegio.

instrumento de los goberna«para garantizarles el disdos: no está instituido sino é imprescriptibles». frute de sus derechos naturales estrictamente su mandato: 3 c ha limitado más

y

el

j am á,a el pensamiento y las opi«El dereeho de manifestar prensa, ya por cualquier niones, ya por medio de la reunirse pacíficamente, el otro medio, el derecho de cultos, no pueden vedarse.» Ja-

libre ejercicio ele los

más

se

ha puesto á

ciudadanos más en guardia

los

autoridad pública. «La ley contra los excesos de la é individual contra debe proteger la libertad pública gobiernan... Los delitos de los la opresión de los que agentes, no deben mandatarios del pueblo y de sus individuo que usurnunca quedar impunes... Que todo ejecutado por los pe la soberanía sea al momento Todo acto ejercido contra un hom-

hombres

libres...

bre, fuera de los casos

termina, es arbitrario

formas que la ley detiránico; aquel contra el que

y sin

y

las

tiene el dereeho de rese quiera ejercer la violencia el gobierno viola los chazarla con la fuerza... Cuando es,, para el puederechos del pueblo, la insurrección pueblo, el más sagrado de blo y para cada porción del deberes.» el más indispensable de los los

derechos

y

.

A los derechos civiles, el generoso legislador

ha uni-

multiplicado las pregobernantes en la decauciones para mantener á los pendencia del pueblo. los nombra, y primer lugar, el pueblo es quien

do los derechos políticos,

y ha

En

én sus asambleas por elección directa ó casi directa;



8

LOS ORÍGENES DE LA FRANCIA

POR H. TAINE

primarias elige los diputados, los funcionarios municipales, los jueces de paz y los electores de segundo grado; á su vez éstos, en las asambleas secundarias, eligen los administradores de distrito

mento, los árbitros

civiles, los jueces

y

de departa-

de

lo criminal,

de casación y los ochenta y cuatro candidatos, entre los que el Cuerpo Legislador debe elegir el Consejo ejecutivo. los jueces

En segundo

lugar, los poderes, cualesquiera que sean, no se confieren nunca sino por una durac i ón

muy limitada: ¡el mandato

de un año para los diputados, para los electores de segundo grado, para los árbitros civiles, para los jueces de todo orden y de toda especie; en cuanto á los municipios y á las administraciones de departamento de distrito, se renuey es

9

clame la quinta parte de los ciudadanos que tienen voto. Una vez convocada, se vota sobre el proyecto del Cuerpo Legislativo. Si al cabo de cuarenta días, en la mitad de los departamentos más uno, ha dicho que no la décima parte de las asambleas primarias,

hay veto

suspensivo. Entonces se convoca á todas las

asambleas primarias de la República, y si la mayoría de aquéllas vota en contra, hay veto definitivo. El mismo procedimiento se observa para reformar la -Constitución establecida^

En de

todo esto, el plan de los montañeses aventaja al

jamás se ha concedido una parte tan gobernantes y tan amplía á los goberna-

los girondinos;

escasa á los dos; los

pezai á correr, y en sus asambleas primarias, espontáneamente formadas, el pueblo mantiene ó cambia á

un respeto que llega hasta el escrúpulo. Según ellos, es preciso que el pueblo sea soberano de hecho, en permanencia, sin interregno, que pueda intervenir en todos los asuntos graves, que conserve, no solamente el derecho, sino la facultad de imponer su voluntad á

su antojo su personal de empleados.

sus mandatarios.

van anualmente por mitad. De suerte, que cada año, en l.° de Mayo, la fuente de la autoridad vuelve á era-

En

tercer lugar, hasta cuando los empleados se encuentran en funciones, el pueblo puede, si le place, convertirse en colaborador -de aquéllos; le han proporcionado los medios de «deliberar* con sus diputa-

bobre las cuestiones de oportunidad y de mediana importanciaysobre ios TisuñtordélLañb7 los diputa^

dlos.

D

jacobinos profesan hacia la iniciativa popular

Con mayor razón

ha de atender en lo que resle dan en este momento. Por esto la Convención, para remate de su obra, convoca, el 24 de Junio, á las asambleas primarias, y somete á su ratificación el documento constitucional que se le

pecta á las instituciones que

.

ha preparado.

dos decretan; pero en cuanto á los objetos de interés general, importante y permanente, no hacen

más que

proponer,

y especialmente

se trata de declarar la guerra, la decisión se reserva al pueblo. Tiene su veto suspensivo, después definitivo, usa de él

conviene.

A este efecto,

y

por

iii

'

no hay duda alguna; de antemano se ha combinado todo para obte-

[H

si



como

le

mismo, se reúne extra-

ordinariamente en a sam bleas primarias, y para, que se constituya una de estas asambleas, basta que lo re-

De que

la ratificación se otorgue,

HnerlaT^-paPa-obÉenerla-4al-e0itto-se—la-quiere—espon^-

tánea en apariencia

y

——

-

I

1

casi unánime. 1

10

LOS ORÍGE NES PE LA FRANCIA

A la verdad,

las

pon H. TAINE

asambleas primarias no están nada

nutridas; no acude á la votación sino la tercera parte

engañan muchos, y, desde el principio, pueden ver una vez más de qué modo entienden los fia.

en las ciudades, y la cuarta, ó menos, en los campos: aleccionados por la experiencia de las asambleas precedentes, saben demasiado bien cómo se celebran tales asambleas, cómo reina en ellas la fac-

los

manera lleva la comedia electoral, con qué amenazas y violencias reduce á los disidentes al papelee comparsas^ dé alabarderos. Sin embargo, constitúyense la mayor parte de las

tos.

de

los electores

ción jacobina, de qué

asambleas, y se cuentan unas siete mil: es porque cada cantón contiene su grupito de jacobinos. Con ellos van las personas cándidas que todavía creen en las declaraciones oficiales: á sus ojos, debe aceptarse una Constitución que garantice los derechos privados é institu-

ye las libertades públicas, cualquiera que sea la mano que la presente, tanto más, cuanto que los usurpadores ofrecen dimitir. En efecto, la Convención acaba de declarar solemnemente que, una vez adoptada la Constitución, se convocará de nuevo al pueblo para que elija «una nueva Asamblea nacional, una nueva representación investida de una confianza más reciente y más inmediata», lo que permitirá á los electores, si

bien les parece, confirmar á los diputados honrados

y

excluir á los pillos reinantes.

departamentos

Con

esto,

aun en

los

sublevados, el grueso de la población

girondina se resigna á votar, después de muchas vacilaciones, tardíamente; en Lyon no lo hacen hasta el 80

de Julio.

Muchos

constitucionales ó neutros

han hecho

mismo, los unos por horror de la guerra civil y por espíritu de conciliación, los otros por temor de la persecución y para que no se les tache de realismo; una

lo

concesión más; á fuerza de docilidad, se conseguirá tal vez quitar todo pretexto á las violencias de la Monta-

11

En

esto se

jacobinos la libertad electoral. Por de pronto, á todos especialmente á los sospechosos, se les inscritos,

y

caso conintima para que voten, y voten que sí; «en 1a. justa metrario, dice un periódico jacobino, darán sentimiensus de dida de la opinión que se debe tener

v no podrán ya

quejarse de una sospecha que se

encontrará tan bien fundada». Acuden, pues, «muy humildes y muy sufridos»; sin embargo, se les trata mal, se les vuelve la espalda, se les relega á un rincón

de la sala ó cerca de las puertas, se les insulta abiertamente. Así acogidos, claro es que se mantendrán acoquinados y no aventurarán la menor objeción. En Macón, por ejemplo, «algunos aristócratas murmuraban en voz baja; pero no se atrevían á decir que efecto; la imprudencia sería extrema. En Montbrison, á «seis particulares que niegan su voto»,

no».

En

se les denuncia al juzgado del cantón,

y un represen-

tante pide contra ellos á la Convención «medidas severas». En Nogent-sur Seine, á tres administradores,

culpables del mismo delito, se les destituye; á los pocos meses el delito se convertirá en crimen capital; habrá gentes guillotinadas «por haber votado contra la Constitución de 1793».

Casi todos presintieron este peligro; por esto, en casi todas las asambleas primarias, la aceptación es uná-

nime ó poco menos. En Rouen no se encuentran más que veintiséis que se opongan; en Caen, centro de la protesta girondina, catorce; en Reims, dos; en Troyes, Besancon, Limoges y París, ni uno; en quince departamentos, el número de los oposicionistas varía de cinco á uno; no se encuentra ninguno en el Var; ¿puede darse un concierto

más

edificante? Solamente la co-

r

POR H. TAINE

muña

de Saint-Donan, en un apartado distrito de las

costas del Nortease atreve á pedir la restauración del clero

y

del hijo de Capeto.

Todas

las otras

votan unánimes; han comprendido

no es un sufragio sincero lo que se las pide: se las impone una manifestación jacobina. Efectivamente; la operación emprendida por el el secreto del plebiscito;

club local ha sido dirigida por el club local; ha llama-

do á la votación, nombra la mesa, presenta las mociones, redacta el acta, y los representantes en misión, los comisarios del gobierno

añaden, al peso de su auto-

ridad local, el peso de la autoridad central. En la Asamblea de Ma