Linguistica Griega

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W. BRANDENSTEIN

LINGÜISTICA

GRIEGA

DITORIAL GREDOS MADRID

W . B r a n d e n st e in

LIN G Ü ÍSTICA GRIEGA

La versión española de la L in gü ís tica g ñ e g a del Prof. Dr. W . Brandenstein será, indudable­ mente, bien recibida por los estudiosos de esta lengua, cuyo número ha crecido notablemente en España durante los últimos lustros. Esta obra es el fruto bien maduro de la soli­ dísima preparación lingüística de su autor. Cons­ ta de dos partes. La primera contiene una In­ troducción, un estudio del sistema fónico y una explicación de los principales fenómenos etimo­ lógicos. En la Introducción expone el autor los orígenes de la lengua griega, la unidad de las estirpes que la hablaban, los estratos lingüísti­ cos de su territorio, los sucesivos alfabetos uti­ lizados por ella y el valor de los signos respec­ tivos, y, finalm ente, las relaciones entre los dis­ tintos dialectos en que se dividía. El estudio del sistema fónico, que constituye el núcleo de esta primera parte, establece un inventario detallado de los fonemas griegos, sirviéndose ampliamente de los modernos métodos fonológicos. Por últi­ mo, en la exposición etimológica ofrece abun­ dantísimos m ateriales comparativos d’e las prin­ cipales lenguas indoeuropeas. La parte segunda es un estudio denso y, al mismo tiempo, claro de las estructuras morfoló­ gicas. T ras una rápida consideración de los prin­ cipios generales que rigen la formación de las palabras griegas, entra de lleno en el estudio morfológico, cuyas cuatro secciones versan, res­ pectivam ente, sobre el nombre, los pronombres, los numerales y el verbo. Tam bién aquí son constantes las referencias a otras lenguas in­ doeuropeas. Una quinta y últim a sección está integrada por una amplia lista de verbos de uso frecuente, con el enunciado de sus formas principales.

W. BRANDENSTEIN C a t e d r á t ic o y

del

y

D ir e c t o r

I n s t it u t o

de

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del

F il o l o g ía Graz

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I n d o -Ir a n ia

VALENTÍN

de

la

C o m parada

U n iv e r s id a d

de

(A u s t r ia )

lin g ü ís tic a TR A D U C C IÓ N

L in g ü ís t ic a

g r ie g a

DEL A L E M Á N

GARCÍA

C A T E D R A T IC O

de

POR

YEBRA

g r ieg o

f i l EDITORIAL GREDOS MADRI D

Títuio de la obra en el original alemán: GRUECHISCHE SPRACHWISSENSCHAFT Waltér de Gruyter & Co. — Berlín: «Sammlung Goschen».

© Editorial Gredos, Madrid, 1964.

N." de Registro: 3984-64. —Depósito Legal: M. 5262-1964 Gráficas Cóndor, S. A.—Aviador Lindbergh, 5.—Madríd-2. 215964

NOTA PRELIM INAR A LA TRADUCCIÓN ESPAÑOLA

Los estudiosos de la lengua griega, cuyo número ha creci­ do notablemente en España durante los últim os lustros, aco­ gerán con satisfacción la versión española de la Griechische Sprach'wissenschaft del Prof. W ühelm Brandenstein. Hasta ■el presente, si se quería profundizar en el conocimiento del griego rompiendo los estrechos límites de las gramáticas es­ colares, apenas había, en castellano, manuales a que acudir. La Lingüística griega del Prof. Brandenstein, traducida al -español, proporcionará a nuestros estudiantes de filología ■clásica, a los futuros opositores a cátedras de lengua griega y, en general, a quienes no se contenten con un conocimiento som ero de esta lengua, un precioso instrum ento, eficaz y fácilm ente manejable, para ampliar su estudio. En poco espa­ cio, el autor ha sabido acopiar ordenadamente datos lingüís­ ticos abundantísimos, cuyo conjunto ofrece una completa visión panorámica de la estructura del griego. El Prof. W. Brandenstein, nacido en Salzburgo el año 1898, es actualmente una de las autoridades más destacadas en lingüística indoeuropea. Desde sus tiempos de estudiante en la Universidad de lnnsbruck, viene consagrando a este campo

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Nota preliminar a la traducción española.

. de trabajo sus mejores esfuerzos. Si bien inicialmente se orientó hacia la filología clásica, guiado por el latinista E. Kalinka y, sobre todo, por el helenista J. Jüthner, no tardó en comprender que su verdadera vocación era la lin­ güística indoeuropea, en lo cual influyó no poco A. WaldeΛ que entonces (1919) enseñaba en Innsbruck, y cuyas lecciones abarcaban desde el eslavo eclesiástico hasta el indio antiguo, Por aquel tiempo estudió también avéstíco con H. Reichelt. Siguió asim ism o los cursos de orientalística y de historia antigua de C. F. Lehmann-Haupt, bajo cuyos auspicios pu­ blicó, a los veintitrés años, su prim er trabajo: «Zur altesten attischen Inschrift» («Sobre la inscripción ática más anti­ gua»), Klio, 17, 1921, 262 ss. Pasó luego a la Universidad de Viena, donde recibió m uy hondo influjo de los famosos lin­ güistas P. Kretschm er y N. S, Trubetzkoy, y siguió también los cursos de filosofía de K. Bühler y M. Schlick, doctorán­ dose el año 1925 ante estos cuatro Profesores. Fruto de sus estudios lingüísticos y filosóficos fueron diversos trabajos sobre filosofía del lenguaje. A partir de entonces m antuvo estrecho contacto con A. .Debrunner. Dedicó luego su atención a las lenguas de Asia Menor, y de su intenso estudio del Irán nació su trabajo «Ote neüen Achámenideninschriften» («Las nuevas inscripciones aqueméntdas»), WZKM, 39, 1932, 7-97, seguido de otros escritos sobre temas afines, entre los cuales su Antiguo Persa, en colabora­ ción con M. M ayrhofer ( traducido al español por Antonio Tovar, Madrid, 1958). Por estar las inscripciones de los reyes persas generalmente redactadas en varias lenguas, estudió también el elamita, segunda lengua oficial'de la antigua Persia, ayudado por su amigo F. W. Konig, que es probablem ente el m ejor conocedor actual de la historia y de la lengua de Elam.

Nota preliminar a la traducción española

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E n 1936, y previa presentación de más de treinta trabajos sobre lingüística indoeuropea, fue recibido en el cuerpo do­ cente de la Universidad de Graz para explicar esta asignatura; desde 1939 dirige, en la m ism a Universidad, los Institutos de Lingüística Comparada y de Filología Indo-irania, interina­ mente al principio, y luego, a partir de 1941, definitivamente, como Catedrático numerario. Movilizado dudante la guerra, en la que sirvió como capitán, supo aprovechar una estancia un tanto prolongada en Bretaña para aprender el bretón, cuyo conocimiento aplicaría más tarde en sus estudios sobre toponimia céltica, por ejemplo en «Le role et Vimportance du Vieux Celtique en Autriche», Ogam, 12, 1960, 463-474. No encajaría en este lugar la enumeración completa de sus es­ critos. Baste decir que, según datos de 1961, por entonces había publicado diez obras independientes, más de cien ar­ tículos en revistas, veintiún artículos en la Enciclopedia de Pauly-Wissowa y alrededor de cien recensiones. Desde 1948 edita los Arbeiten aus dem Instituí für vergleichende Sprachwissenschaft ( «Trabajos del Instituto de lingüística compa­ rada») de la Universidad de Graz, de los cuales han aparecida hasta ahora seis volúmenes. Actualmente trabaja en la sin­ taxis de esta Lingüística griega, cuya edición original apare­ cerá, como la de la parte que ahora se publica en español, en la célebre colección Goschen, de la editorial Walter de Gruyter and Co. Esperamos poder ofrecerla también a nues­ tros lectores, no tardando mucho, en la correspondiente edi­ ción española. De esta obra puede afirmarse que es el fruto bien maduro de la solidísima preparación lingüística de su autor. Consta de dos partes, cada una de las cuales constituye un tomito de la colección Goschen; en la edición española, para que su

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Nota preliminar a la traducción española

m anejo resulte más cómodo, se han unido ambos en un solo volumen. La Parte I contiene una Introducción, un estudio del sis­ tema fónico y una explicación de los principales fenómenos, etimológicos. E n la Introducción expone el autor los orígenes de la lengua griega, la unidad de las estirpes que la hablaban, los estratos lingüísticos de su territorio, los sucesivos alfabe­ tos utilizados por ella y el valor de los signos respectivos, y , finalm ente, las relaciones entre los distintos dialectos en que se dividía. El estudio del sistem a fónico, que constituye el núcleo de esta primera parte, establece un inventario deta­ llado de los fonem as griegos, sirviéndose ampliamente de los modernos métodos fonológicos. El autor, que, como he­ mos dicho, recibió en su juventud profundo influjo de los Profs. Kretschm er y Trubetzkoy, y que ya por los años cuarenta utilizaba la fonología para la explicación histórica de los sonidos lingüísticos ( como puede verse en su trabajo Zur historischen Phonologie an Hand von altgriechísclien Beispiele («Contribución a la Fonología histórica a base de ejem ­ plos del griego antiguo»), está persuadido del extraordinario valor del método fonológico, que, a su juicio, no ha podido ser invalidado, a pesar de los muchos ataques que le han sido dirigidos. Por último, en ¡a exposición etimológica ofrece ■abundantísimos materiales comparativos de las principales lenguas indoeuropeas. La Parte II es un estudio denso y, al mismo tiempo, claro de las estructuras morfológicas. Tras una rápida considera­ ción de los principios generales que rigen la formación de las palabras griegas, entra de lleno en el estudio morfológico, cuyas cuatro secciones versan, respectivamente, sobre el nom­ bre, los pronombres, los numerales y el verbo. También aquí son constantes las referencias a otras lenguas indoeuropeas. Una quinta y últim a sección está integrada por una 'amplia

N ota preliminar a la traducción española

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lista de verbos de uso frecuente, con el enunciado de sus formas principales, entre las que se incluyen, no sólo los tradicionalmente llamados «tiempos fundam entales»: presen­ te, futuro, aoristo y perfecto, sino, además, el perfecto medio, el aoristo pasivo y el adjetivo verbal en -τός. Hemos de agradecer al Prof. Brandenstein el interés extra­ ordinario que ha puesto en la revisión del original, a fin de que pudieran ser incorporados a la edición española de su Lingüística griega los adelantos realizados en la materia des­ de la publicación de la edición alemana. Además de numero­ sos retoques de menor monta, ha introducido, en la primera parte, modificaciones importantes en los §§ 5, 6, 1, 11, 24 y 65, siendo nuevos en esta parte los §§ 10 a, 23 a, 26 a y 41 a. En la segunda parte ha hecho también m uy abundantes reto­ ques; los cambios más importantes afectan a los §§ 22, 23, 25 a (parcialmente nuevo), 53, 54 y 55, siendo totalmente nuevo el 23 a. En la traducción española se ha procurado, como es natural en un trabajo de esta índole, una fidelidad absoluta. Por respeto al original se ha conservado incluso la grafía utilizada por él en la transcripción de palabras de las dis­ tintas lenguas indoeuropeas. El sistema de transcripción ha­ bitualmente m ,ido por los lingüistas germánicos difiere en algunos puntos del que suelen emplear otras escuelas. No obstante, se ha conservado el del original, por estimar que no causará desorientación a quienes manejen este libro; con sólo tener en cuenta que el signo j es utilizado normal­ mente para representar la yod, los inconvenientes quedan reducidos prácticamente a cero.

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Nota preliminar a la traducción española

El género de las letras, que en alemán es neutro y enfrancés masculino, es fem enino en español. Por eso aquí deci­ m os siempre «la digamma», lo mismo que «la yod» o «la sigm a». V. G.a Y e b r a

LISTA DE LAS PRINCIPALES ABREVIATURAS

etr.

~ etrusco

fen. fr.

= fenicio = francés

germ. git.

— - germánico = gitano

gr. gr. prim.

— griego = griego primitivo

hebr. - hebreo hel. = helenístico ~ hetita het. hom. = homérico i. a. = indio antiguo II. = ílíada ilír. = ilírico indeur. —indoeuropeo ingl. = inglés ingl. a. = inglés antiguo inscr. = inscripcional, inscripciones isl. a. = islandés arítiguo lac. = laconio lat. = latín lat. a. = latín antiguo lit. = lituano mac. = macedonio micén. = micénico neogr. = neogriego panf. p. a. tes. tirr. toe.

—panfílico = persa antiguo = tesalio —tirreno = tocario

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Lista de las principales abreviaturas SIGNOS

* ante una palabra índica que es una forma deducida. [] significa, en casos como τά[σ]ων, que el sonido encerrado entrecorchetes tiene que haber existido en otro tiempo. □ con un sonido o grupo de sonidos aislados, p. ej,, ζ = [z], indica la pronunciación fonética. / /, P- ej., /S /, significa que el archifonema es s (§ 41). Las transcripciones de las distintas lenguas se explican en los §§ 73-80.

PARTE 1

INTRODUCCIÓN, SISTEMA FÓNICO, ETIMOLOGÍA

INTRODUCCIÓN

LOS ORÍGENES DE LA LENGUA GRIEGA

§ 1. El griego es un miembro de la gran familia lingüís­ tica cuyas ram as se hallan extendidas por la India, Asia Anterior y casi toda Europa. En la época m oderna llegaron incluso a América, Australia y África del Sur. A las lenguas que integran esta familia se las llama en los países de lengua alemana, atendiendo al más m eridional y al más septentrio­ nal de los pueblos que las representan, lenguas «indogermá­ nicas» (idg.). En otros países se les da el nom bre de lenguas «indoeuropeas» *. Enclavadas en el territorio de estas len­ guas hay algunas que no tienen parentesco con ellas; así, en Europa, las lenguas turcas, casi todas las caucásicas, el finougro, el vasco y las lenguas esquimales; el m altés es una lengua m ixta de italiano y árabe. Para obtener una visión panorámica, es necesario enume­ ra r brevem ente las distintas lenguas (grupos lingüísticos) índeur., siguiendo preferentem ente un orden geográfico: el * Fuera de los países de lengua alemana, esta designación se hizo usual a partir de, Bopp. Es la que emplearemos aquí, generalmente en la forma abreviada «indeur.», equivalente al adjetivo «indoeuropeo» en cualquier género y número. (N. del T.)

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Introducción. — § 1

indoiranio, que consta del indio (con las num erosas lenguas m odernas que de él se han derivado), de las lenguas cafir, en el noroeste de la India, y del iranio (con el avéstico, es decir,, la lengua de Zaratustra, el persa, el osético, en el Cáucaso, num erosos dialectos paleo- y neoiránios, en Pam ir y en Afganistán, y, finalmente, el curdo); el hetita, en Asia Menor,, que sin duda form ó con el vecino lávico, el hetita de los jeroglíficos y el palaico un grupo especialmente unido (ex­ tinguido); el armenio; el frigio (Asia Menor, extinguido); el tracio, em parentado con el anterior (extinguido); el macedonio (lengua mixta, extinguida); el griego; por lo menos una lengua pregriega; el albanés; el ilírico (principalm ente en los Balcanes y en Italia, extinguido), junto con el véneto (extin­ guido); el itálico con sus dos grupos, el latino-falisco y el osco-umbro (las lenguas románicas son continuación del latín vulgar); el celta con sus ram as continental (p. ej. el galo, extinguido) e insular —ésta últim a se subdivide en dos gru­ pos, el goidélico o gaélico (p. ej. el irlandés) y el britónico (p. ej. el cámbrico y el bretón; los bretones emigraron, a principios de la Edad Media, de Inglaterra a Bretaña). Viene luego el germánico (germánico occidental, p. ej. el alem án; germ. septentrional, p. ej. el islandés; el extinguido germá­ nico oriental, p. ej., el gótico). El balto-eslavo form aba prim i­ tivamente una unidad, pero se escindió pronto en báltico (lituano, letón y prusiano antiguo, el último de los cuales se extinguió hace 200 años) y eslavo (esl. oriental, por ej. el ruso; esl. occidental, p. ej. el checo; esl. meridional, p. ej. eí búlgaro). En Asia central. (Turquestán oriental) hubo ade-, m ás el tocarlo (extinguido hacia fines del s. x), gubdividido en dos dialectos, el toe. A y el toe. B. Otras lenguas de la antigüedad, muy deficientemente atestiguadas, parecen haber sido lenguas mixtas, con elementos indeur. de diverso orí-

Los orígenes de la lengua griega. — § 2

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gen: p. ej., en Asia Menor, el Ucio y el lidio; en Italia, el etrusco y el lígur; en España, el celtíbero. La tradición escrita de las lenguas indeur. es de antigüe­ dad y am plitud diversa. Los monumentos lingüísticos más antiguos corresponden al hetita; proceden, en su mayoría, de mediados del segundo milenio a. de C., con transcripciones; de documentos aún más antiguos, que pueden retrotraerse: aproxim adam ente hasta el año 1700. El micénico utilizó la escritura llamada «lineal B» (§ 23 a), y, por cierto, antes de la catástrofe egea. El monumento escrito gr. más antiguo, en la escritura gr. corriente, fue hallado en Atenas y consta de hexámetro y medio, inscritos en el llamado vaso del Dxpilon a principios del s. v i i i a. de C. El m onumento literario más antiguo es la Ilíada, cuyo autor, Homero, vivió aproxi­ m adam ente a mediados del s. v i i i . Una de las lenguas de tra­ dición más tardía es el báltico, cuyos m onumentos escritos no se rem ontan más allá de la época moderna, y lo mismo el albanés. § 2. Las lenguas indeur. m uestran una m ultitud de coin­ cidencias regulares en su gramática, en la form ación de pala­ bras, en el vocabulario y en la sintaxis, de suerte que nos vemos obligados a suponer una lengua básica de la cual tienen que haber salido estas lenguas. A esta lengua madre se la suele llam ar «indoeuropeo (primitivo)». Puede ser re­ construida en muchos de sus rasgos esenciales. Pero en esta reconstrucción no se llega siempre a resultados unívocos, porque los estadios más antiguos de las distintas lenguas han sido transm itidos m uchas veces demasiado deficientemente y porque ya en la lengua básica tuvo que haber diferencias dialectales, que no se han conservado directam ente en las distintas lenguas; además, hay que contar, ya en el comienzo de la evolución de estas lenguas, con mezclas de dialectos.

Introducción. — § 2 Durante mucho, tiempo se creyó poder adm itir una división de la lengua básica en dos idiomas. Y es que una m itad de las lenguas indeur. m uestra la particularidad de que los so­ nidos de k pronunciados en la parte delantera de la cavidad bucal, es decir, las llamadas palatales, han conservado el valor de k, p. ej. lat. centum (pron. k e n tu m ) «cien», m ientras que en la otra m itad estas palatales se cam biaron en frica­ tivas, p. ej. en s, como se ve en el avéstico satgm «cien». De acuerdo con esta particularidad, se suele llam ar a éstas «len­ guas satem», y a aquéllas, «lenguas centum». En conexión con este rasgo evolutivo se encuentra otro. Las lenguas «centum» o bien han conservado totalm ente las labiovelares prim itivas, que eran sonidos velares monovalentes que se pronunciaban redondeando al mismo tiempo los labios, por ejem plo qw, o bien han salvado al menos la m arca labial: Μττεται. (h < is ) «él sigue» = lat. sequitur «id», aunque con perturbaciones en algunas lenguas, entre ellas el gr. (§ 79); en cambio, las lenguas «satem» han perdido precisamente, la m arca labial: i. a. sacate «él sigue» (§ 93; con palatali­ zación secundaria). E sta división perm ite una caracterización sencilla y rápida de una parte considerable del sistem a consonántico, es decir, de las llamadas guturales, aunque la «satemización» se produjo, al parecer, ya en la época de las distintas lenguas, pero limitándose casi totalm ente a la m itad oriental de su territorio. En cuanto al griego, del citado ejemplo επεται. (conser­ vación de la m arca labial) se deduce que pertenece a las lenguas «centum». El micén. (§ 26 a) conserva todavía las labiovelares (*qwe > qe — τε «y»)· En la palabra caracterís­ tica que significa «cien», εκατόν, se conserva la palatal, fren­ te al L a. éatám «cien».

Los orígenes de la lengua griega. — §§ 3, 4

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§ 3. El gr. no m uestra, en general, una relación particu­ larm ente estrecha con ninguna otra lengua indoeuropea, tínicam ente con el macedonio pudiera tener especial paren*' tesco. Esta lengua sólo nos es conocida por glosas, voca­ bularios y nom bres propios; además, era una lengua mixta, y la clase señorial de este pueblo hablaba sin duda gr. en la época histórica (por lo cual se le perm itió tam bién —des­ pués de una resistencia inicial— la participación en los Juegos Olímpicos). He aquí algunos ejs. p ara la caracteriza­ ción de esta lengua: la glosa mac. άδή . ούρανός «cielo» m uestra, frente al gr. αιθήρ «luz del cielo», el cambio de ai en a, el de dh en d (frente al gr. dh > Θ!) y el de -er (final) en -e. El nom bre propio macedónico Βίλιτπτος, en vez de Φίλιππος, m uestra b h 'y b , etc. Estas característica^, que faltan en gr., asocian al mac. con el ilír. balcánico.

H

o m o g e n e id a d de l a s e s t i r p e s g r ie g a s

§ 4. Dónde y cómo se separó el gr. de la lengua prim i­ tiva indeur., no podemos indicarlo aún con certeza. Es se­ guro que los griegos vinieron de un país situado más al norte, en el interior del continente; pues las palabras que· designan el m ar o lo relacionado con él son casi en su totalidad pregriegas: θάλασσα «mar», κυβερνάν (cfr. fran­ cés gouverner «gobernar, pilotar») «pilotar», etc. Es tam­ bién seguro que las tribus griegas no llegaron a la Hélade simultáneamente, sino en varias oleadas, con intervalos de: siglos. Los últimos en llegar, ya a la luz de la pro to h isto ri^ fueron los dorios. Sin embargo, los distintos pueblos conservaron siem pre la conciencia de que todos ellos eran griegos. Esto se debe indudablem ente al hecho de que, a pesar de las diferencias

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introducción. — § 4

dialectales, podían entenderse m utuam ente, y sus dialectos se asem ejaban unos a otros mucho más que a las lenguas vecinas. El parentesco entre el latín y el gr. sólo lo cono­ cieron los gram áticos posteriores, y más bien por razones externas. El comienzo de la Odisea lo comprendía cualquier griego: άνδρα μοι εννεπε, Μούσα, πολύτροπον, aunque -dijese άνέρα «al varón», en vez de άνδρα, y Μοΐσα, Mcohct o Μωσα en vez de Μούσα. Pero ¡cuánto se aleja de este «conjunto fonético la fiel traducción de Livio Andrónico: virum mihi, Camena, insece versütum ! Es cierto que hay casos aislados en que aum entan las dife­ rencias dialectales, como en el num eral «cuatro»: ' át. τέτταρ ες, jón. τέσσερες, hom. πίσυρες, lésb. πέσσυρες, beoc. -πέτταρες, dór. τέτορες; pero la diferencia frente a las demás lenguas es mucho m ayor: cfr., p. ej., pregr. διθύρ-(αμβος) ~ i. a. datur-(añga-) «de cuatro (miembros)», lat. quattuor, al. vier, etc. Las características gramaticales que distinguen al griego frente a las demás lenguas indeur. (prescindiendo de su per­ tenencia al grupo «centum», v. § 2 y § 79, 2) son las si­ guientes : 1. Las líquidas silábicas r, l están representadas por ocp, O.X y, en determ inadas circunstancias,, por ρα, λ α : άρκτος «oso» < *fkpos ,(§ 93). 2. La «semivocal» *i se convirtió en *j; esta */ causó ya en pregr. alteraciones considerables, diferentes según fuesen los sonidos vecinos. Frente a otras lenguas indeur., es ca­ racterístico del gr. solo: a) j inicial se convirtió en espíritu áspero (δς «el que»: frig. ιος, i. a. yah «el que») o bien en ζ (ζυγόν «yugo»< Hugóm, § 93); b) gutural y dental sorda (aspirada) + j se convirtieron, después de cumplirse el proceso del punto 3, en ττ/σ σ

Homogeneidad, de las estirpes griegas. ■ —§ 4

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(parcialmente tam bién en σσ > σ ): Φυλάττω «guardo», de ~*-kjo; rnedhios pasando por ^μέθ^ος > beoc. μέττος, át. μέ­ σος «medio» (i. a. mádhyah, lat. medius «id.»); § 82, 4; c) las articulaciones gj y d j se identificaron y dieron ζ ( = zd!): μέζων «mayor», de -gjon (compar. de μέγ-ας •«grande»); Ζεύς de (i. a. dyduh «cielo»); § 82, 4;> d) labial -f / se convirtió en labial -f dental (έρειιτομοα «desplumo, pelo»: lat. rapid «arrebato»); § 82, 4; 3. Oclusiva sonora aspirada se convirtió en oclusiva sor­ da aspirada: φέρω «llevo» (φ = p ‘) < *bhérd; § 93. 4. De las consonantes, sólo se conservaron en posición final n (con frecuencia procedente de m ), r y s. 5. El tratam iento gr. del sonido s tiene, frecuentemente, paralelos en otras lenguas indeur.; pero, en conjunto, se dife­ rencia del de cualquiera de ellas. Así, la 5 inicial ante vocal dio en gr. h (como, p, ej., en irán.); ante nasal o líquida produjo la aspiración de estos sonidos (en la lengua clásica sólo conservada en s r > p ; cfr. arm. sr^>f); s intervocálica se convirtió en h (como en irán.), para desaparecer más tarde {*euso > εΰω «ardo», cfr. lat. Uro, i. a. dsdm i «id.»); también entre consonantes desapareció en gr. la s (§ 61; 85, 3). 6. De los tem as masculinos en -a sólo quedan restos en beocio y en algunos dialectos gr. noroccidentales, p. ej., Ό λυμπιονίκα «vencedor olímpico»; los demás dialectos ad­ m itieron un nominativo en -5 ; JΑ τρείδας, frente al lat. agrí­ cola; el gen. en -as coincidiría entonces con el nom., y por eso fue sustituido por otras form as de genitivo (p. ej. νεα­ νίας, νεανίου «muchacho»). 7. Una nueva form ación de superlativo en -τατος. 8. Neologismos pronominales (nueva combinación de ele­ mentos antiguos): ουτος «éste», αύτός «mismo», έκεϊνος «aquél» (jónr κείνος, lésb. κήνος, pero sin parentesco con éstos, dór. τήνος).

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Introducción. — § 4

9. Terminaciones medias con -σθ-, p. ej. επεσθε «seguís» (¿o como en i. a. -dhv-?). 10. Un perfecto en -κα : λέλυκα «he soltado» (pero quizá tam bién en el sustrato indeur. del e tr .: lupu-ce «ha muerto»), 11. Un aoristo pasivo en -θην: έδόθη «fue dado». 12. El acento musical se conservaba todavía en la época clásica (conio en i. a. en los Vedas y, parcialm ente, en balt.~ esl.), pero localizado, por una regla rítm ica peculiar, en u n a de las tres últim as sílabas (la distancia entre él y la últim a m ora no puede ser de m ás de una sílaba; § 88). 13. Las demás particularidades pueden encontrarse tam ­ bién en otras lenguas indeur., pero cada una en una lengua distinta, de suerte que resulta para el gr. un conjunto total­ m ente característico: al gr. έ-κατόγ «cien» « . *kTntóm) co­ rresponde el i, a. satám, gót. hund, lat. centum. La ampliación con s- se encuentra únicam ente en indoiran., pero sólo en la palabra que significa «mil»: i. a. sa-hásram, neopersa ha-zar; la conservación de la k es una peculiaridad de las lenguas· «centum» (por eso no se da en indoiran., etc.); la evolución de m ante consonante convirtiéndose en a (ante vocal en am ) sólo la tiene, además del gr., el indoiranio; La locali­ zación del acento en una de las tres últimas sílabas aparece tam bién en i. a. y en gót. (aquí *-tóm > *-ct). La o de la¡ sílaba final se ha conservado tam bién, p. ej., en lat. are. y en galo. El cambio de -m final en -n se produce igualmente,, p. ej., en celta, het. y frigio. Así, pues, en este ejemplo, el gr. tiene tres características comunes con el galo y o tras tres con el i. a., dos con el lat. y otras dos con el iranio. Pero el conjunto de todas ellas sólo es posible en griego,

Los estratos lingüísticos de Grecia. — § 5

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LOS ESTRATOS LINGÜÍSTICOS DE GRECIA

§ 5. En los últimos años se han descubierto unas cuan-' tas estaciones paleolíticas. El pequeño núm ero de sus pobla­ dores no ejerció seguram ente ningún influjo lingüístico en la época posterior, ni siquiera en la toponimia. En el neolítico hallamos, al principio, sólo poblados rús­ ticos sin fortificar. El yacimiento más im portante es Sesldo, en Tesalia. Sus habitantes procedían del borde occidental de las prim itivas culturas mesopotámicas, especialmente del espacio situado entre Malatia y Tarsos. Es característico el1 ídolo de la m adre con el niño; por lo demás, el culto de la Magna M ater está extendido por todo el Egeo (en Asia Menor todavía en época histórica). Creta form a desde el principio una unidad aparte. En Tesalia inm igraron hacia mediados del tercer milenio, al parecer de m anera pacífica, fabricantes de cerámica de bandas, que procedían de la región del Danubio situada entre el río Theiss y la región de Transilvania. Su zona de' asentam iento quedó lim itada a un espacio reducido (cultura de Dímini); se caracteriza por sus fortificaciones y por la casa de gran antecám ara (mégaron). Una oleada posterior alcanzó el Peloponeso. Ciertas peculiaridades artísticas, como' el dibujo en espiral, llegaron a través de las Cicladas hasta Creta. Mediante el comercio de metales con Asia Menor, y quizá tam bién por la inmigración, se produce además un influjo oriental. Asimismo, se adoptó luego la to rre vivienda m editerránea. Para esta época, llam ada edad de cobre o' época protoheládica, algunos hallazgos indican una vincu­ lación con la cerámica de cuerda. Pero, a causa de su escasez,· apenas pueden ser considerados como signos de una prim era1 infiltración de indoeuropeos, y menos aún de griegos,

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Introducción. — § 5

Aproximadamente hacia el año 2100 a. de C. comenzó en las llanuras eurasiáticas un período de sequía que llegó a constituir una gran catástrofe climática y obligó a em igrar especialmente a los criadores de ganado que habitaban en ellas (el agricultor se inclina en cambio a la colonización interior). Las repercusiones de estos movimientos de pue­ blos llegaron hasta Grecia, La edad de bronce, es decir, la época de pleno desarrollo de la m etalurgia, comenzó con la aniquilación de la cultura protoheládica. Por entonces irrum pió en Grecia un pueblo conquistador; esta irrupción tuvo lugar a principios del segundo milenio y caracteriza el comienzo de la edad de bronce premicénica, llamada tam ­ bién período heládico medio. El mégaron, casa rectangular de gran antecám ara, con rem ate triangular de la fachada, se construyó cada vez con más frecuencia. Las arm as carac­ terísticas de esta época eran el puñal y la espada. También se utilizaba el hacha de combate, que se atribuye general­ m ente a los pueblos indoeuropeos m ás antiguos. Los m uertos eran enterrados en tum bas de pozo. Teniendo en cuenta el hacha de combate y las circunstancias históricas generales, se ha pensado que esta ola de inmigración estaba form ada por pueblos indeur., sobre todo porque los indeur. aparecen siem pre como guerreros y conquistadores y proceden del norte. Pero los hechos no son suficientes para garantizar tan amplias conclusiones. Por la m ism a época tiene lugar la penetración conquis­ tadora de los hetitas en la parte central de Asia Menor, hacia el año 2000 a. de C. (en varias poblaciones, estratos •con fuertes señales de incendios, etc.). E n cambio, la des­ trucción de Troya II se rem onta a unos 200 años antes. La transición a la edad del bronce micénica (s. xvn a. de C.) se produce sin solución de continuidad, y el influjo cul­ tu ra l de la Creta minoica es cada vez más fuerte; no obs-

Los estratos lingüísticos de Grecia. — § 5

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tante, ciertas innovaciones m uestran que ha llegado al país una nueva capa de población dom inadora de origen indo­ europeo. En las tum bas hallamos arm as de riqueza y calidad extraordinarias. Pero es decisiva la aparición del carro de combate, que era un vehículo ligero y veloz, de dos ruedas, tirado por dos caballos (aproximadamente por la misma época fue introducido en la Mesopotamia superior por indios procedentes de la costa occidental del m ar Caspio). Esta cultura ecuestre, que se manifiesta principalm ente en Micenas, se refleja en la litada; apoyándose en ella, se suele de­ signar a las clases dominantes micénicas con el nom bre de aqueos. Hacia el año 1250, un nuevo período de sequía, que afectó sobre todo a la Alemania central (especialmente a los re­ presentantes de la cultura de los campos de urnas) y a la Rusia meridional, ocasionó nuevas migraciones de pueblos. También esta vez llegaron hasta Grecia las repercusiones de estos acontecimientos. La suntuosa cultura micénica fue pri­ m ero sacudida por el movimiento de los «Pueblos del Mar» (aproximadamente desde el año 1230 a. de C.), y luego, poco después del 1200, totalm ente aniquilada por el ím petu de la llamada «migración egea». El imperio de los hetitas en el Asia Menor central fue completamente destruido por los «Pueblos del Mar», y Egipto se vio amenazado por estos mism os pueblos. Puede suponerse que ambos acontecimien­ tos guardan entre sí cierta relación. En Grecia se perciben dos horizontes de destrucción, no muy alejados en el tiem­ po. La prim era devastación podría corresponder a una in­ cursión depredadora de gran amplitud, siendo en la segunda invasión cuando sé llevó a cabo la ocupación del país. Ésta, sin embargo, no ocasionó de momento ningún cambio esen­ cial en el cultivo del arte, pues los conquistadores no tra­ jeron consigo ninguna tendencia artística propia; en la me­

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Introducción. — § 6

dida en que sentían necesidades artísticas, dejaron que los pocos artesanos que habían sobrevivido a su llegada siguie­ ran cultivando una tradición micénica residual, que p*or eso suele llam arse submicénica. Poco después, entre los siglos x i/x , se produjeron nuevas convulsiones, que dieron lugar al período geométrico. Recibe este nom bre de los dibujos geométricos que aparecen en la cerámica. Para explicar m ejor estas alteraciones, hay que apoyarse ante todo en la lingüística. Y aquí es fundam ental el princi­ pio de que, en circunstancias iguales, la atribución de u n resto lingüístico a un estrato más reciente es m ás probable· a priori, porque los restos lingüísticos de un pueblo más joven se conservan más fácilmente que los de un pueblo m ás antiguo, los cuales tienen que pasar, por decirlo así, a través del m últiple tamiz de los siglos, y, por consiguiente, se van haciendo cada vez más escasos. De la propagación de los topónimos se puede deducir con cierta probabilidad la. zona ocupada por sus autores (prescindiendo de los casos en que se han recibido sufijos toponímicos de otras comu­ nidades lingüísticas). § 6. En apoyo de la inmigración m editerráneo-oriental (§ 5) pueden deducirse indicios lingüísticos de las siguientes consideraciones: la domesticación de la cabra tuvo lugar en la zona m ontañosa de aquella región (Malatia, en el alto Eufrates), que fue uno de los puntos de partida de la men­ cionada corriente de cultura. Por tanto, habrá que atrib u ir sin duda a esta región el extranjerism o αιξ «cabra», así como la procedencia de este animal. Además, la comarca de Tarsos era un foco de cultivo del olivo. Las palabras griegas relacionadas con este cultivo son de origen extranjero, y sin duda fueron im portadas con la planta: έλα ιά (de donde lat. oliva «olivo, aceituna») «olivo», Μλαιον «aceite» (de don­

Los estratos lingüísticos de Grecia. — § 7

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de lat. a. oltvom — oleum, tomado de un dialecto gr. que conservaba la: digamma), etc. Estas palabras no son prés­ tamos semíticos. Por lo demás, en toda la cuenca del Medí' terráneo, a cualquier palabra cuyo origen se desconoce se le aplica la designación colectiva de «mediterránea», por ejemplo κάπηλος «tabernero, tendero» (cfr. lat. caupo «ta­ bernero»), que evidentemente pertenece a un grado de civi­ lización mucho más reciente y, por tanto, no puede ser in­ cluida aquí. Las fuentes egipcias designan ya hacia el año 2600 a. de C. al m undo insular del Egeo (las «Islas del Mar») con el tér­ mino hlw nw b.t, que suele leerse Haunebut. Este nombre, que en la piedra de Rosetta se traduce por «griegos», no es egipcio, y, por tanto, pudiera ser autóctono. Los fabricantes de cerámica de bandas procedentes de la región del Danubio se asentaron en reducidos territorios de Tesalia y del Peloponeso; en consecuencia, apenas se po­ drá contar con huellas lingüísticas, aunque tal vez lo sean los topónimos cuya expansión se lim ita a esta comarca. § 7. Los continuos influjos minorasiáticos, que en los prim eros tiempos de la edad del bronce se im pusieron por la fuerza, pero más tarde se basaron en el intercambio, representan un difícil problem a lingüístico. En Asia Menor central se hablaba, antes de los hetitas (es decir, antes del año 2000 a. de C.), el llamado proto-hático, que fue luego empleado por los hetitas como lengua del culto. Arqueoló­ gicamente, la cultura prehetita está relacionada con la cul­ tu ra del Kubán, en el Cáucaso septentrional. Estas seme­ janzas arqueológicas se dan la mano con peculiaridades lin­ güísticas como, p. ej., una flexión nominal a base de prefijos. Sin em bargo' hasta ahora no se ha logrado descubrir en Grecia vestigios seguros de sem ejante lengua. Es cierto que

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Introducción. — $ 7

el nom bre de los Λ έλ εγ ες lleva un prefijo pluralizador Λε (cf. proto-hát. li-e- — le- como signo de plural), pues el sin­ gular era Λ έξ (: ant. caucásico *lag «hombre»). Los léleges se difundieron ampliam ente por el Egeo; pero el rey de los léleges en el noroeste de Asia Menor por los tiempos de la guerra de Troya tenía ya un nom bre indeur., "Α λτης «Alto» (: lat. altus, esp. A lteza) o «Viejo» (: lat. adultus). Muy difí­ cil tam bién es el problem a de los topónimos en -σσ- Estos sufijos aparecen con m ucha frecuencia en la toponim ia de ambos lados del Egeo, por lo cual su conexión es innegable. En gr., por influjo de leyes fonéticas dialectales, tenemos form as diversas; pero alguna vez encontram os nom bres con la misma palabra básica que en Asia Menor, p. ej. Λάρισα ocho veces en Grecia, dos en Asia Menor; además Παρνασός, Παρνασσός, Παρνησός, Παρνησσός: ttipónimos hetitas Parnassa-; o bien Πήδασος (en la Tróade), ΓΊήδασα (en Caria), Πήδασος (en Mesenia). El valor lingüístico del sufijo -άσσος puede reconocerse bien en he tita; expresa la pertenencia (el dios Dattas : la ciudad Dattassas). En proto-hát. hallamos un sufijo toponímico -s; p. ej. hattu «plata» : tyattus «ciudad de la plata» : h e t. Hattusas (capital del Im perio hetita pos­ terior). El sufijo se difundió, pues, en la form a hetita y no en la proto-hática. Además, hay algunos nom bres que apa­ recen en Asia Menor y en Grecia, p. ej. el orónimo "Ολυμπος; pero el nom bre ilírico de ciudad Όλύμτεη indica que este nom bre debe ser atribuido a una ola de migración poste­ rior; se relaciona semasiológicamente con el i. a. lumpati «rompe», como el lat. rumpo «rompo»: rüpes «(trozo de) roca». El cret. Μ ΐλάτος puede encontrarse tam bién en Caria (Μ ίλητος, lésb. Μ ίλλατος £ a p «sangre», latín. aser, i. a. asrk); άτόζομαι «aterro»: het. tyaiugas «terrible»; οπαδός «compañero», het. fyapatis «servidor». En cambio,, los topónimos de Asia Menor en -ανδα (¡τα!) deben relacio­ narse con el plural n. luv. y het. en -anda; no tienen nada, que ver con el topónimo gr. en -ινθος y en -υν[θ]ς. Los nombres de persona en -εύς debemos atribuirlos a la edad del bronce premicénica. Pues los «antepasados» de los griegos micénicos llevan casi siempre tales nombres, como Ά τ ρ ε υ ς, el padre de Agamenón. Este tipo de nombres no· es griego; en prim er lugar, los griegos más antiguos usan como nom bres propios, igual que la mayoría de los pueblos indeur., compuestos bitem áticos ('Η ρόδοτος «dado por Hera»); por o tra parte, el sufijo -εύς o, más exactamente, -eu-, se incorporó al gr. como préstam o lingüístico. Además, las antiguas voces en -ευς son palabras de contenido cultural ajenas al gr. (βασιλεύς «rey»); tampoco los tem as de Ios. antiguos antropónim os en -εύς pueden explicarse partiendo· del griego. El significado de este sufijo advenedizo puede deducirse de su empleo: [ππεύς es uno que tiene algo que ver con el ίππος «caballo»; expresa, pues, vinculación o per­ tenencia; exactamente igual en p re g r.: ΑΙγεύς es uno que tiene relación con las α ΐγες «olas (del mar)», «Señor de las Olas». El het. no posee este sufijo. § 9. La transición cultural desde la edad del bronce premicénica a la micénica no tiene límites precisos (§ 5). Estoparece indicar que la antigua clase dom inadora fue penetra­ da y absorbida pacíficamente por otra. Los nuevos amos eran

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Introducción. — § 9

m ilitarm ente superiores (¡carro de combate!) y, p o r consi­ guiente, impusieron su religión y su lengua; pero los ante­ riores tenían una cultura m ás elevada. Concuerda con esto ,«1 hecho de que los griegos micénicos llevaran ya en muchos casos nom bres griegos, aunque se sintieran orgullosos de pertenecer a estirpes de la nobleza pregriega. Por eso el an­ tepasado de Agamenón era Atreo (Ά τρ ε ύ ς, de Micenas), Este proceso de helenización se desarrolló en el centro, Mi.cenas, m ás rápidam ente que en la periferia. En Tesalia fue Neoptólemo, el hijo de Aquiles (Ά χ ιλ λ ε ύ ς ), el prim ero en 'tener un nom bre griego, y en Itaca fue Teíémaco, el hijo de TJlises (Όδυσσεύς)· En Atenas, en cambio, la genealogía es, ’p. ej., Egeo-Piteo-Teseo (Αίγεός-Πιτθεύς-θησεύς). Aquí no parece que haya habido griegos micénicos (a no ser, quizá, m odestas residencias de príncipes); por eso Atenas tam poco figura en la leyenda heroica de Homero. Que los señores de Micenas hablaban griego ha queda­ do dem ostrado al ser descifradas las tablillas en escritura .«lineal B» descubiertas especialmente en Pilos (corte de Néstor) y en Cnosos (Creta). Lo mismo da a entender tam bién la tradición de la gue­ r r a de Troya como em presa griega. Con ella term ina la edad 'heroica micénica, y el recuerdo de esta época de esplendor perduró en Asia Menor después de la torm enta egea. Final­ m ente, los textos het. del s. xiv parecen m encionar griegos -(como aqueos), p. ej. At(ajrissijas, sin duda «Atrida», Tawagaíawas = Έ τερο-κλέρης, etc. En esta época hubo tre s grandes hechos. La cultura micénica se propagó victoriosa­ m ente hacia el Este en distintos lugares, sobre todo en Miíeto, en Rodas y en su hinterland de Asia Menor. La colonia ,de Rodas, cuya legendaria riqueza y extraordinaria fuerza naval son celebradas por Homero, es probablem ente la de­ signada por los hetitas con el nom bre «(colonia) aquea»

Los estratos lingüísticos de Grecia. — § 9

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( Ahfyijawa). Su im portancia era tan grande que su rey tenía la m ism a categoría que el gran rey de los hetitas y el faraón de Egipto, del mismo modo que, más tarde, las colonias griegas del sur de Italia llegaron a ser la «Magna Grecia». Junto con otros pueblos m arítim os, los micénicos reali­ zaron una expedición contra Egipto; las fuentes egipcias m encionan expresamente a los ’ikws, es decir, sin duda, loí Ά χαιΡοί (la vocalización egipcia de los nom bres extranjeros no indica nada sobre la calidad o tim bre, y -5 es una term i­ nación egipcia); los expedicionarios fueron vencidos hacia el año 1225 a. de C. Como tercero y últim o gran acontecimiento debe mencio­ narse la expedición contra Troya. Hay que contar con el hecho de que las diversas hazañas de los aqueos fueron uni­ das por la leyenda, o al menos fueron reelaboradas por Ho­ mero, en parte por razones artísticas, p ara su inclusión en la Iliada. Este sincretismo se deduce incluso del hecho de que Troía se llame tam bién Ilios y que la persona más im­ portante de esta ciudad lleve, además del nom bre de Parts, •el de Alexandros. Sem ejante duplicidad sólo puede compren­ derse como fusión de dos leyendas, Hallamos cierta confir­ m ación de esto en las fuentes hetitas, según las cuales el rey Alaksandus de Wilusa, en Asia Menor meridional, con­ cluyó un pacto defensivo con el rey de los hetitas Muwatallis, junto al cual se había refugiado (s. xiv). La leyenda .griega dice que Alexandros de Wilios, mucho antes de la gu erra de Troya, había sido «huésped» del rey Μ ότυλος. Según esto, Alexandros (Asia Menor m eridional) no había tenido nada que ver, al principio, con París (Noroeste de Asia Menor), y conviene notar, además, que París es una palabra iracia, que significa aproxim adam ente «hijo».

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Introducción.— § 10

§ 10. Sobre los pueblos de la migración egea podemos aprender algo en las fuentes egipcias. Éstas relatan que los «Pueblos del Mar (procedentes) del Norte» o bien «los Pue­ blos del N orte (que están) en medio del Mar» amenazaron a Egipto (§ 5) y en todo caso fundaron colonias tam bién en el Sur (Siria, Palestina). Además de los ya citados aqueos, son m encionados: 1. Los dnw n (tam bién dnn), que eran, en el s. x i i , alia­ dos de los pueblos que causaron la catástrofe egea. Si los relacionamos con los dáñaos ( = Ά ρ γ ε ΐο ι del Peloponeso), tendrem os que suponer que éstos habían fundado una colo­ nia en Siriá. Pues las fuentes babilónicas, desde el s. xiv al ix, indican que los Danuna estaban establecidos en Siria. Además, junto a Adán a (Sudeste de Asia Menor) se hallaron inscripciones, en fen. y en het. jeroglífico, de un rey de la ciudad de los Danuna (s. v i i i ). 2. Los drdn eran ya en la prim era m itad del s. x i i i alia­ dos de los hetitas. Cuando Ramsés II habla de una victoria en el país de los drdn, es imposible que se tra te de la Dardania del Helesponto. Pero una parte de los dárdanos podía haber fundado, con lós otros pueblos del m ar, una colonia en el sur (¿Siria?). 3. Los trs, cuyo nombre, a causa de la grafía tw-rw-si, se lee tam bién Turuscha, habitaban en medio del m ar, al nor­ te, es decir, en el Egeo. Junto con los aqueos, atacaron a Egipto hacia el año 1225, pero fueron rechazados. Más tarde se aliaron con los filisteos y, junto con ellos, fueron nueva­ m ente vencidos por Egipto en la prim era m itad del s. x i i . Suelen ser identificados con los tirsenos o tirrenos, que toda­ vía en tiempos históricos desarrollaban su actividad en el Egeo, principalm ente como piratas. En la isla de Lemnos, que conquistaron en el s. vil, se halló una estela funeraria con dos inscripciones en lengua tirrena. Una parte de lo&

Los estratos lingüísticos de Grecia. — § 10

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tirrenos emigraron, hacia el año 800 a. C., al país de los um bros, en Italia, donde su nom bre fue italizado: Tuse i (< turs-c-j y Etrusci. De la lengua de los etruscos, que sólo se diferenciaba dialectalm ente del t ir reno, comprendemos poco. Sin embargo, apoyándonos en ella, podemos señalar en Grecia varias huellas del tirreno: una ciudad im portante de la citada isla de Lemnos se llamó Myrina; se creía que había sido fundada por la gens Myrina. Esta igualdad de los topó­ nimos y los gentilicios era tam bién característica del etrusco. Además, había en E truria una gens del mismo nom bre: ¡Marina! La antigua indicación de que la Τετράπολις («Cua­ tro Ciudades») ática se había llamado antes 'Υ ττηνία per­ m ite relacionar este nom bre con el num eral etr. huth, que probablem ente significa «cuatro». Esta ecuación puede apo­ yarse en la noticia de que los tirrenos, efectivamente, habíari ocupado en otro tiempo un territorio en Ática. Otras huellas en el vocabulario griego pueden verse en óttuCco «llevo a casa como esposa» : etr. puia «esposa»; πρότανις «alto funciona­ rio» : etr. puruthn, purthne «id.», etc. 4. Los prst «en medio del mar» fueron llamados pelisñm por los hebreos, y amenazaron a Egipto en tiempos de Ramsés II (s. x i i i ) . De ellos recibió su nom bre Palestina. De aquí resulta indudablem ente una conexión con el lugar Παλαίστ'α en el país de los cáones pelásgicos (Epiro) y una relación con los ilirios balcánicos; el arm am ento de los filisteos era semejante al de los hoplitas espartanos (los dorios conservan fuertes rasgos ilíricos; § 14), y la corona de juncos usada por los filisteos se encuentra tam bién en las costum bres po­ pulares del Peloponeso dórico. Las pocas palabras filisteas que han sido conservadas por el hebreo son de acuñación indeur. (padí- «dueño» = *potis, gr. ιχόσις «id.»).

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Introducción. — §§ 10 a, 11

§ 10 α. Los dorios (Δωριείς) en el sentido amplio de la palabra habitaban la región de los dialectos dóricos en sen­ tido estricto y del gr. noroccidental. Fueron los últim os en llegar al país y, por consiguiente, dom inaron a griegos que hablaban otros dialectos. Se les atribuye la aniquilación de §a cultura micénica, siendo considerada la prim era etapa de destrucción como el resultado de una incursión depreda­ dora, m ientras que en la segunda invasión se llevó a cabo la ocupación de gran parte de Grecia. Este doble proceso parece reflejarse en la leyenda del retorno de los Heráclidas al Peloponeso; pues la clase dom inante entre los dorios se consideraba descendiente de Heracles. Este estrato de po­ blación llegó probablem ente acompañado de algunos frigios y armenios; cfr., p. ej., los topónimos Μί&ει,α: (Beocia), Μιδέα (Argos), con Μιδάειον en Frigia; además, 3Αρμένιον en Te­ salia. La m ujer de Cadmo de Tebas se llamaba Harmonía, deformación, por etimología popular, del gentilicio «arme­ nia». § 11. En el vocabulario gr. hay un amplio estrato de préstam os procedentes de una lengua indeur. desconocida, que se diferencian claram ente del griego por determ inadas leyes fonéticas. A este estrato pertenecen tam bién los topó­ nimos en - ι ν θ ο ς , -υν[θ]ς. Como tales palabras y topónimos aparecen ya en las inscripciones micénicas, p. ej. Κόρινθος, la lengud8 originante tiene que pertenecer a una época ante­ rior a la catástrofe egea. E sta lengua m uestra una m utación consonántica, es decir, una alteración de todo el sistem a de las oclusivas, tal como se manifiesta, p. ej., en armenio, o en ger­ mánico, o en la lengua qμe influyó en el extra-indeur. etrusco. Hallamos en esta lengua pregr. los cambios siguientes: oclusiva sonora aspirada > oclusiva sonora; oclusiva sonora > oclusiva sorda; oclusiva sorda > aspirada. El pregr. mues­ tra, por otra parte, una disimilación de aspiradas como el

Los estratos lingüísticos de Grecia. — § 1 2

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gr. (§ 62, 2), sólo que en pregr. se produce antes de la m u ta­ ción consonántica, y en gr. después de la transform ación de oclusiva sonora aspirada en oclusiva sorda aspirada. La evo­ lución de las líquidas sonantes r, l > ur, ul se encuentra igualmente en germ., m ientras que el arm . desarrolla > ar, al, y el gr. > cxp, αλ o bien pee, λα (dialectalm ente tam bién op, ο λ , o bien po, λο). En cuanto a esto. cfr. ^bhrghos^> *brghos > Ήυργος (§ 3); pero gr. ψαρκτός «encerrado», φραγ­ μός «cierre» (: al. Burg). E ste estrato de población dio nuevos nom bres a los bie­ nes heredados de la cultura micénica, o transform ó los anti­ guos nom bres de acuerdo con su lengua. Por eso encontra­ mos térm inos como ή πλίνθος «ladrillo», ή άσάμινθος «ba­ ñera», ό ερέβινθος «guisante» (cfr. οροβος «guisante»: nasalizado ^έμβομαι «doy vueltas, me enredo»). El térm ino con que suele ser designada esta lengua es el de «pelasgo». Pero como lo poco que sabemos de la lengua de los pelasgos no concuerda en absoluto con ésta, es m ejor llam arla «pseudopelasgo». § 12. Los atenienses conservaban una tradición según la cual, antes de su inmigración en Ática, vivían allí los pelas­ gos, que habían tenido que aprender el griego. Todavía en tiempos de H eródoto (s. v a. de C.) vivían en una ciudad de Tracia y en dos ciudades costeras del Helesponto algunas de estos pelasgos, cuya lengua no era entendida por nadie. Sin embargo, tenían que ser indeur., puesto que, según la Ilíada, su dios principal era Zeus: ΖεΟ ανα, Δωδωναΐε, Πελασγικέ «¡Oh Zeus soberano, Dios de Dodona, Pelásgico!»» El nom bre Δωδώνα es de tipo ilírico, y el lugar está situado a orillas del río Δώδων (cfr. ilír. Salond, a orillas del río Salón, en Dalmacia). Por esta coincidencia tipológica y sufijal, los pelasgos deben ser considerados probablem ente

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Introducción. — §§ 13, 14

como ilirios. Que los pelasgos no pudieron llegar antes de la m igración egea, se deduce de Homero, que los nom bra después de los aqueos y en último lugar junto con los dorios. ,Estos «divinos» (δΐοι) pelasgos no tienen nada que ver con los «rapaces» (λησταϋ tirrenos. § 13. Probablem ente ya en las fuentes egipcias relativas a los Pueblos del M ar se menciona a los jonios (escribien­ do ’irw ní, en vez de los llamados en otras ocasiones, mucho m ás tarde, ’iwn «jonios»). Pero sin duda se tra ta aquí de habitantes de Asia Menor. Lo mismo hay que decir de la mención, aproxim adam ente contem poránea de los Y m 'n en las tablas de Ras éam ra (Fenicia septentrional); indudable­ mente, a este pueblo se le llama así por el grito ritual ίή, ίή τιοαών, y por cierto con el sufijo gentilicio -αρονες, au­ ténticam ente m inorasiático meridional (especialmente en el het. jerogl.). A la Grecia continental no llegaron los jonios gr., de una m anera general, hasta la época protohistórica: 1. Los habitantes dóricos de Cinuria (Argólida) habían conservado el recuerdo de que antes habían sido jonios; en cambio, no sabían nada de su fondo «micénico» m ás antiguo. 2. Los atenienses, cuya lengua .form a grupo común con el jón., sabían aún que habían inmigrado y que, antes de ellos, dom inaban en Ática los divinos pelasgos. Sem ejante recuerdo sólo podía conservarse durante pocos siglos en una época que carecía de escritura. § 14. Las poblaciones gr. noroccid. y dór. conservaban todavía en tiempos históricos la conciencia de su homoge­ neidad y el recuerdo de su origen septentrional. Esto era posible porque su imnigración había tenido lugar sólo dos o tres siglos antes de la época histórica ( = antes de la introducción de la escritura). Estos pueblos se encontraron,

Los estratos lingüísticos de Grecia. ~~§ 14

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al inmigrar, casi exclusivamente con griegos. Del m apa de los dialectos (p. 66) puede deducirse que en el Peloponeso sometieron principalm ente a gr. del centro; en todo caso, en Acaya, p. ej., sólo se hablaba en época histórica griego noroccidental. También los eolios de Grecia central se vieron fuerte­ m ente estrechados y se fusionaron sobre todo con griegos del noroeste, como lo indican el tes. y más aún el beoc., p. ej. tes. ΐκατι y beoc. ρίκατι «veinte» = dór. ρίκατι, en vez del gr. central (y jón.-át.) εϊκοοι. E ntre los pueblos de la clase dom inante de Grecia noroccidental sobresalieron los Φοίνικες «fenices» (que no deben confundirse con los feni­ cios). El feniz Cadmo fundó Tebas, y otro feniz llegó a ser rey de los dólopes de Tesalia. El nom bre de los Φοίνικες es transparente; está relacionado con ψοινός «rojo oscuro», como el. nom bre de los ΑΪΘΓκες : αίθός «de color tostado» (llamados así, evidentemente, por el color del pelo). Genti­ licios con esta form a de derivación sólo se presentan, por lo demás, en Grecia septentrional. Según la leyenda, el rey de los dorios Egimio (Áigimios) tuvo dos hijos, Dimas y Pánfilo (Dymas y Pamphylos), pero adoptó, además, uno ajeno, Hilo (Hyllos); es decir, los do­ rios aceptaron en su comunidad al pueblo de los hileos (Ύ λ λ εΐς), cuyo origen ilírico es manifiesto. Esto tuvo tam ­ bién repercusiones lingüísticas. En Esparta, donde la casta dór. dominó del modo más exclusivo, había conceptos muy im portantes relativos al Estado cuya terminología no era gr., sino ilír., p. ej. «subdivisión de una tribu (phyle) espartana» = a. al. ant. eiba «distrito». E sta palabra tendría que tener en gr. una ψ en vez de una β. El estudio de los topónimos m uestra igualmente, que, en los dominios del dór. común, sie encuentran no pocos restos ilír., p. ej., en Laconia, el cabo Μ άλεια, cuya raíz es típicam ente ilír. (mal-

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Introducción. — § 15

«promontorio») e incluso ha penetrado en el a lb .: mal «monte». § 15. También la denominación de los griegos proyecta cierta luz sobre la protohistoria de la lengua griega. Por el hecho de haber tenido lugar la inmigración doria siglos, después de la de los aqueos, quedó ro ta 1? conexión en tre estos pueblos. En la época predórica hallamos varios nom­ bres de am plitud general. En prim er lugar, el más antiguo gentilicio, Ά χαιΓοί (lat. Achivt). Para expresar que todas las tribus están sometidas al m ando de los aqueos, se dice luego Παναχοαοί. En Homero aparece tam bién Ά ρ γ ε ΐο ι, propiam ente los habitantes del reino de Argos (lat. ArgíviP form ado analógicamente sobre Achivi); éstos fueron llamados, tam bién Δαναοί (lat. Danai). Pero el nom bre m ás im por­ tante es Π ανέλληνες, formado sobre un gentilicio que es­ preciso suponer, * Έ λ λ α ν ε ς, que, por su tipo, pertenece ai dór. común (cfr. Δυμανες), pero tam bién al trac, (cfr. Ά γ ρ ια ' νες) y al ilír. (cfr. Έ γ γ ε λ α ν ε ς). En cuanto al desplaza­ m iento acentual, cfr. δήμος «pueblo» : πάνδημος «que abarca a todo el pueblo». En la época posthom érica se consideró· superfluo τιαν-, y quedó el nom bre 'Έ λ λ η ν ες, con la retrac­ ción del acento propia del compuesto (jón.-át. a. > η). Los rom anos llam aron a los helenos Graeci f — graild], nom bre derivado de la pequeña estirpe de los Γραες ( = Grai-), que finalmente se estableció en el Epiro; a este nom bre se añadió el sufijo gentilicio itálico -k o cfr. Tu(r)s-ci: Τυρσ-ηνοί. La denominación latina triunfó en todo el Occidente. En la épo­ ca bizantina, el griego se llam aba a sí mismo 'Ρω μαίος «ciu­ dadano del Im perio rom ano de Oriente», que sin duda se pronunciaba, como hoy, romjós; entonces 'Έ λ λ η ν equivalía a ¡«pagano»! En el siglo xix se volvió a poner en circulación el antiguo nom bre "Ελλην (pron. élin), y 'Ε λ λ ά ς (pron. elás)„

El carácter de la herencia lingüística. — § 16 El

c a r á c t e r d e la

h e r e n c ia

l in g ü ís t ic a

§ 16. Al considerar el griego, hay que tener en cuenta, que nuestras fuentes son preponderantem ente de naturaleza, literaria. La lengua de la literatura se distingue considera­ blem ente de la lengua coloquial; la prim era es una lengua, artificial, cuyo nacimiento está condicionado por diversos factores. La im portancia política o social de una región dia­ lectal, la situación especial de una comarca en que pueden aparecer rapsodas, la necesidad que tienen estos rapsodas, de hacerse entender en diferentes regiones dialectales, son factores que ocasionan mezclas y cierta nivelación. Pero, una. vez que se ha impuesto un lenguaje determinado, la litera­ tu ra ya no puede prescindir de esta convención, o sólo puedeprescindir de ella en escasa medida, aun cuando esta conven' ción sea ya una supervivencia y se la considere una carga.. Finalmente, hay épocas en que, por diversos motivos, los escritores se apartan del lenguaje real y se orientan cons­ cientem ente hacia el pasado: en la época del llamado ati­ cismo (desde el s. π a. de C., en cierto sentido hasta hoy)fj ciertos escritores se gloriaban d e 'n o haber usado una sola palabra ni úna sola form a que no hubieran aprendido en la. literatura ática. Es cierto que las inscripciones gr. contienen gran riqueza de datos hablísticos; pero no son suficientes para hacer en cada caso una descripción totalm ente irreprochable de la. lengua coloquial. Pues los tem as de las inscripciones se lim itan a un campo reducido; además, se ajustan, las más-, de las veces, a tradiciones adm inistrativas locales, especial­ m ente las inscripciones de carácter jurídico. Cómo hablaban realm ente las personas, sólo se nos manifiesta en pocas oca­ siones, por ejemplo, a veces, en la comedia. El lenguaje de-

-42

Introducción. — § 17

los artesanos se manifiesta ocasionalmente en inscripciones de alfareros. Al m argen del demos, es decir, de la comunidad de los ciudadanos en sentido pleno, Advían los metecos, cuyo número, por ejemplo en la época de esplendor de Atenas, alcanzaba aproxim adam ente la m itad del de los ciudadanos; y el de los esclavos era doble que el de los ciudadanos y metecos juntos. De los esclavos sabemos que eran del más diverso origen (tam bién de origen bárbaro). A causa de su crecido núm ero, debieron de ejercer paulatinam ente cierto influjo lingüístico, aunque este influjo no fuese necesaria­ m ente grande en el campo fonético. Baste recordar a este propósito que la inmigración eslava a principios de la Edad Media llegó a im poner a una cima del Olimpo el nom bre eslavo de Skala «roca», pero apenas influyó sobre la pro­ nunciación griega.

LOS ALFABETOS Y LOS VALORES DE LOS SIGNOS

§ 17. Que el alfabeto gr. procede del fenicio, se deduce de las siguientes realidades, que pueden com probarse en la tabla de la página 47: 1. Grandísima semejanza de los signos. Aquí hay que tener en cuenta que ciertas letras gr. tienen mayor parecido con los signos de un alfabeto fen. m ás antiguo, es decir, el .del rey Eliba'al (hacia 900 a. de C.), por ej. la zeta y la eta, m ientras que algunas tienen mayor afinidad con otro más moderno, el del rey Mesa£ de Moab (hacia 842 a. de C.), -p. ej. la kappa y la my. Pero estas form as aparecen tam bién en el alfabeto local de Sam aría (hacia 865 a. de C.). Éste m uestra ya en la sade, frente al alfabeto de Mesa‘ (más mo­ derno), un adelanto que tam bién recogieron los griegos; lo rmismo hay que decir de la pocu (digamma). Así, pues, la base

..Los alfabetos y los valores de los signos.— § 17

43

fue un alfabeto local, m ás próximo al de Sam aría que a cualquier otro. Según esto, la época del préstam o debe si­ tuarse, más o menos, hacia el año 875 a. de C. El lugar en que se realizó sería alguna com arca en que griegos y fenicios desarrollaban relaciones comerciales especialmente intensas, es decir, una de las islas m ás .meridionales; la mayor pro­ babilidad parece estar a favor de Rodas, puesto que Chipre tiene su propio alfabeto (v. § 23) y, por tanto, no entra en consideración. 2. Igual ordenación de los signos en el alfabeto; no cono­ cemos la del fenicio, pero sí la del hebreo, lengua vecina y em parentada con él. 3. El valor fonético de los signos ha perm anecido apro­ ximadamente igual. Pero los griegos introdujeron una me­ jo ra im portante, al crear signos vocálicos (totalm ente desco­ nocidos por el alfabeto fenicio), aprovechando algunos que quedaban sin empleo, como los de ’alef y cain para repre­ sentar la a y la o; o bien al convertir un signo en dos, mo­ dificándolo : así tom aron la p como digamma y, además, sacaron de ella, m ediante una pequeña modificación, la Y, a lo cual les movió sin duda tam bién el parentesco fonético entre w y u. E sta im portantísim a innovación de los signos vocálicos venía im puesta por cierta necesidad Pues con una escritura puram ente consonántica es imposible reproducir palabras como εάω, o diferenciar otras como άνά, έν, όνω, •ίχινέω. 4. Amplia coincidencia de los nom bres de las letras. Estos nom bres son, evidentemente, palabras indicadoras, que no nos han sido transm itidas por el fenicio, pero sí por el hebreo, em parentado con él, y por el etíope, de suerte que podemos reconstruir parcialm ente las form as fenicias. En los casos en que conocemos la form a fenicia, como sucede con la rho y con la my, resulta claro que esta form a ha sido

44

Introducción. — § 18

la base del nom bre gr. de la letra (v. la tabla y las notas correspondientes). Estos nom bres son palabras que, en parte, pueden reconocerse claram ente, y por eso causan en griego una im presión totalm ente extraña. § 18. En la Grecia arcaica se usaban varios alfabetos,, que han sido divididos por Kirchhoff en cuatro grupos fun­ damentales. No se corresponden con las regiones dialectales griegas. Así, en el territorio de habla jónica, se usaron, según, las comarcas, tres alfabetos distintos. Kirchhoff caracterizó los tipos con colores y los registró así en su m apa. Desde entonces se suelen denominar estos alfabetos según los colo­ res de Kirchhoff. Los distintos tipos se distinguen por la elección de un signo dife­ rente para 5 y por la adición posterior de las letras Φ, X , Ψ . En el alfabeto verde faltan aún por completo las letras adicionales; por consiguiente, representa la fase más antigua. Su dominio territo­ rial reconocible ( —¿dominio residual?) era Creta, Melos y Tera; para Corinto hay que admitirlo por razones teóricas (comercio con el sud­ este, etc.). En la segunda fase se crearon algunos signos para las aspiradas que aún faltaban [pc] y [k‘]; para [te] (theta) había ya un sustitutivo en cierto modo utilizable, el té p fen, «enfático». La pht recibió una forma única; en cambio, para la ji se inventaron dos for­ mas, por analogía con los dos signos de k (kappa y qoppa) entonces aún usados; pero el alfabeto azul (principalmente en el territorio jón.'át.) sólo usaba la forma X o + , y el rojo, únicamente ψ. En la tercera fase se añadieron signos para las africadas, porque no eran una simple suma de dos sonidos. Esta innovación se desarrolló de tal modo que en el territorio azul oscuro (costa occidental de Asia Menor) la ψ sobrante fue utilizada como Ψ, y la same})., que hasta entonces· permanecía sin empleo, se usó como El alfabeto rojo empleó el segundo signo de la ji (X), que, por lo demás, no se utilizaba en su territorio, para la xi (ξ), y no creó ningún signo de psi.

En gr. era relevante la diferencia entre vocales largas y breves. E sta distinción tenía especial im portancia en los

-Los alfabetos y los valores de los signos. — § 18

45

sonidos e y o, incluso por razones gramaticales, p. ej. έκών m . : έκόν n. «gustoso». Por eso el alfabeto tuvo que ser completado en esta dirección. Los diversos territorios llega­ ron a soluciones distintas. De entre éstas, las form as milesias alcanzaron más tarde una difusión general. Aquí, el signo para é nació, por decirlo así, espontáneamente, pues la héta ( — H) se había convertido en eta por la psilosis jónica. El caso de la o se resolvió con una notable modificación de la O, creando así la Q. Finalmente, se inventó en Asia Menor, como últim o signo, la T; representa la africada ps, que sólo existía aquí y que en otras partes se había convertido en ss o bien en tt. Este signo se empleó tam bién como num ero y se mantuvo en la serie (valor 900). La distinción entre kappa y qoppa, es decir, entre el soni­ do de k anterior y posterior, no tenía interés para el griego (§ 39), y por eso fue abandonada muy pronto, omitiéndose la qoppa. Al ser introducido en Atenas el alfabeto milesio mediante u.na reform a de la escritura el año adm inistrativo 403/2, sur­ gieron algunas dificultades, sobre todo porque el nuevo alfa­ beto no tenía h (¡psilosis jónica!). Por eso se inventó, par­ tiendo por la m itad la antigua H; un nuevo signo, que con •el tiempo se simplificó hasta form ar el espíritu áspero ('). Es preciso distinguir claram ente entre este espíritu y el espí­ ritu suave. El espíritu suave es, por su origen, la otra m itad de la H; pero no constituye ningún signo fonético, sino que ■servía únicam ente p ara separar las palabras escritas, en los casos en que podía haber confusiones. Este espíritu no se •escribió sistem áticam ente hasta la época bizantina; anterior­ m ente se usaban, según los casos, otros medios; en los textos d e las inscripciones altoarcaicas encontramos como separa­ dor de palabras un signo compuesto por dos o tres puntos superpuestos. E ntre los demás signos de puntuación, que

Introducción. — § 19

46

fueron desarrollados sobre todo por los bizantinos, hay dos que se distinguen de los usados por nosotros: el signo de interrogación (;), que es el resto de una ζ, prim era letra de la palabra ζήτησίς «pregunta», y el punto alto (·), usado in­ distintam ente como dos puntos y como punto y coma, y llamado colon (κώλον) «miembro», p. ej. de un período). La κόμμα ( = incísum ) es propiam ente un trozo cortado (de κόπτω «yo corto») e indica que term ina una parte de la frase, m ás pequeña que cuando se pone colon.

N o ta s

al

§ 19

1 Rey Eliba'al, hacia el año 900 a.de C. 2 Samaría, 865 a. de C. 3 Rey Mésac, 842 a. de C. 4 Primero de derecha a izquierda (¡como aquí!); más tarde, boustrophedón («volviendo como los bueyes al arar»); en Atenas, de izquierda1 a derecha desde el 550 a. de C.; en Creta, desde el 400, 5 Colores: v. = verde, ac. = azul claro, ao. = azul oscuro, r. = rojo. 6 Reforma miles, de la escritura: M. = letra mayúscula, capital, un­ cial o cuadrada; m. = letra cursiva, minúscula. 7 En jónico, γεμ μ α , 8 Casualmente sólo atestiguada en la épocamás antigua. 9 En la época clásica se llamaba el signo sl = e; E ψιλόν es un nombre bizantino, creado para marcar la diferencia frente a a i, que entonces sonaba igual. Cfr. B ψιλόν. 10 Sólo documentado como signo numeral. En la época bizantina se le llamó στίγμα, porque la forma cursiva de este signo se parecía, mucho a la ligadura cursiva de στ. Puesto que la digamma ya no seescribía en jón, oriental, y sin embargo el signo se mantuvo en la seriede los números, el empleo de letras como signos numerales parece ser anterior a las inscripciones más antiguas. Los milesios fueron los pri­ meros en atribuir valor numérico a las letras. 11 Recurso de época moderna. 12 En eól. δίγαμμα «doble gamma», por el aspecto de la letra ma­ yúscula.

§ 19, TABLA COMPARATIVA DE LOS ALFABETOS

Miletoó

Colores5

£' < 5 Λ Δ

M3

V.

ac.


ναϋς (§ 81c); τάυτό es contracción de τό αύτό «lo mismo»; en cambio, hacia el año 100 a. de C., grafía délf. τατόν o bien (gram.) dór. (νάς (< *ναΰς) con a u > a ; pero el proceso, siguiendo la analogía de ai > a, tiene que ser muchomás antiguo (¡anterior al isocronismo!); el mismo proceso habría que suponer para ηυ y ωυ (aumenta + εύ ρ -> ηυρον «hallé»; hom. έοΐ αύτω > át. έάυτω, jón. έωυτω «para sí mismo». Sin embargo, en estos pocos casos se produjeron, generalmente por falsa analogía, diptongos breves, de suerte que es imposible seguir el desarrolle de eu, du: efe neogr. ηδρα [íwra] «hallé» procede de una grafía copservadora. 6 Primero en Creta: αύτός > άρτός «mismo»; igualmente ευ > e\v\ Pero p podría estar aquí por u; en Egipto encontramos desde el s. II a. de C. ραυδους = ράβδους, lo cual indica que la pronunciación era [aw]. 7 Asimilación a las consonantes siguientes, primero en Egipto. Aquí Ü representa el sonido sonoro, y í el sonido oclusivo sordo. 8 Cfr. αυτή «grito» :αύτή «la misma». 9 Al principio, sólo en jón.-át. 10 Ahora también en la coiné. 11 Fuera del territorio jón. antes de la reforma de la escritura dcE 403/2, porque H era todavía h. En el territorio jón. E representa tam­ bién a e y a la η antigua: ENAI = εϊναι; ΕΘΕΚΕΝ ~ εθηκεν. 12 En la Grecia continental después de la reforma de la escritura;, porque ahora Η = η (y ya no h); análogamente la O, que descargó· parte de sus funciones en la Ü. 13 Primero en Corinto; en Atenas, más de 100 años después; ή 6-ποτείνουσα adoptada por el lat. como hypotenüsa. 14 En la Argólida y en Beocia (I —εΐ «donde») unos 100 años antes. En át. no se produce este cambio ante vocales; por eso la transcrip­ ción latina nos da Phtdias, pero Aeneds (Φειδίας : Αίνε [ας). 15 Después de la reforma de la escritura eu podía escribirse ηυ, igualmente du —ωυ. 16 El sonido sólo existía en jón.-át. (procedente de a), y la (H)éta, que quedaba libre por la psilosis jón., era, a causa de su nombre, la. más indicada para representarlo. No así en Atenas. 17 En jón.-át., no antes de fines del s. iv.

54

Introducción. — § 21

18 En la Élide sumamente abierta, y por eso se escribía también α: μά = μή «no». En las antiguas inscripciones áticas se emplea H por *, έ, ή, p. ej. ΗΡΑ — "Ηρα; HEMEPA = ήμερα; ΗΡΜΑΙΟΣ— Έ ρ μ α ΐο ς. 19 Primero en tes. y beoc., y por eso escrita también por ει ( — e). El iotacismo (η = [i]) comienza en Beocia y Panfilia. Se extiende luego por las clases bajas de otros territorios. Pero la pronunciación ejemplar distinguió aún durante mucho tiempo entre η y t. En át. la confusion no comienza hasta aproximadamente el año 150 d. de C. 20 Al principio sólo ante vocales, especialmente en el dat. del ar­ ticulo: τή Αφροδίτη (cfr. n. 2). Primero en argivo (aquí ει = e), luego en jónico. En ático, confusión de η y ει a partir del s. iv a. de C. Pérdida de la -i desde el 200 a. de C. 21 Bisílabo como άυ, por ser de formación secundaria. 22 Antes de la introducción de la Ω milesia. La O servía también para representar la contracción de o + o, p. ej. ΤΟ = τοΰ (s. vi antes de C.). 23 Sustitución de la digamma ante sonantes por o y u, sobre todo después de la uniñcación del alfabeto, en los dialectos que conservaban la p: Οαλέριος «Valerius»; υέργον «obra» (Creta); cret. Ο ράτριος— ρρα-, sobrenombre de Zeus. 24 Signo inventado en Mileto hacia el 600 a. de C. Introducido en át. por la reforma de la escritura (403/2). 25 Primero en el eól. de Asia Menor, en el artículo τώι > τώ. En át., unos 100 años más tarde; cfr. n. 20. 26 Primero en beoc.: ρυκ(α —(F)onda «casa». 27 Primero en Corinto; en Atenas, mas de 100 años después. En Halicarnaso todavía hacia el año 454 a. de C. ου = [ou ]; en Chipre, o-vo ου; en Creta, -op- = -o-. 28 Al principio, sólo en jón.-át. En los demás dialectos, siglos más tarde. 29 Primero en Egipto. La pronunciación ejemplar siguió distinguien­ do largo tiempo entre υ y i. 30 Primero en jón.-át.: όός en vez de υέός. 31 Restauración arcaizante. 32 En gr. moderno jos = ύ(ι)ός «hijo».

Signos consonanticos. Valor en los distintos ss. — § 22

55

§ 22. Signos consonánticos. Valores fonéticos en los dis­ tintos siglos: V III

S ig n o s B Γ TT ΓΚ ΓΜ m rx Δ Z H

V

IV

III

II

I I d. C. v a i - x d . c

bi g3

b g i]g 5 i]k rjm

V2

b .i4 ηs I]g 6 m7

ηδ, g26



1]Π

T)k‘ d z d 11 , hi3 / ' w 16 t‘»

F Θ K KT Λ -Λ M MB ΜΠ N ΗΔ NT g

m , m 1-24 mb mp n nd nt hs27

n

p 19

ΠΤ P Σ ΣΒ

Pt r e, r 28

ΣΜ ΣΣ

VI

n-W dio Z 12 /

(é) /

(ϊ) hi4 (w)W f)20

(i)

X 15 ( f ) 18

kw

kt 1 μμ), pero no a la inversa (μνήμα «mo­ numento»). La oposición μ : v no es aprovechada por completo. En prim er lugar, se ha suprimido la diferencia en posición final,, donde el archifonema está representado por n: en *dom «casa» la nasal final aparece como v, según puede verse en ένδον «dentro, en casa». Además, la oposición μ : v desapa­ rece ante todas las oclusivas, al adoptar la nasal en cada caso el modo de articulación propio de la oclusiva siguienteEn sinopsis, tenem os: nasal -f gutural μ V

Yy

VK YX

-f- dental

-f labial

ντ νδ

μπ vQ

μβ

μψ

j

-f m

+ n

μμ

μν· vv

Como en las líquidas, también hay una μ' inicial aspirada (§ 22, nota 24), pero muy rara; por eso desapareció pronto (como la X'); con todo, tenemos en Homero las geminadas originales: φ ιλο-μ μ ειδ ή ς «que ama la son risa»: i. a. smáyate «sonríe» (sólo p or razones m étricas —y, por tanto, sin ju s­ tificación— δόρυ μ μ έγα «gran lanza»); ε -νν ε ο ν, de νέω «h ilar»: i. a. sním «hilado».

G ru p o s

de

c o n s o n a n te s

§ 51. La unión (homogénea o heterogénea) de nasales y líquidas no se da en gr. en posición final; en posición inicial sólo aparece μν (μνήμα «monumento»). En in terior de pala­ bra son posibles casi todas las combinaciones, introducién­ dose entre nasal -j- líquida sonidos de transición (consonantes

106

E l sistema fónico griego. — § 5 1

deslizantes), que se producen mecánicamente y, por tanto, fonológicamente carecen de im portancia: no son más que la realización de un grupo bimembre.

Tabla

m n r

1

ι

-f m

-1- η

+ r

+

μμ

μν νν ρν λν

μβρ νδρ

μ βλ νδλ ?

μμ ρμ λμ

ΡΡ

λλ

Si surge uno de estos grupos en posición inicial, tiene que modificarse de acuerdo con las leyes correspondientes a los sonidos iniciales (no se admite sonante ante consonante); [μ ίβ ρ ο τό ς «mortal» : ct-μβροτος «inm ortal» (< *mrtos : μορτό ς «hombre»); [μ ίβ λ ώ σ κ ω «voy» : μ έ-μ βλω κα perf. (aoristo :μ ο λ-εΐν); Εν]δρώψ «varón» : όνήρ, άνδρ ός «varón». Ejemplos para las demás combinaciones: n + ! sólo en eí punto de unión de los compuestos (v. infra); κέρμα «trocíto»; κόθορνος «cotur­ no»; άλμα «salto»; -πίλναμαι «me muevo con rapidez») (prehistórica­ mente /+ η > λλ; § 86); Μαλλός lugar en Cilicia, en monedas (gen. plu­ ral) Μαρλοταν «de los ciudadanos de M.» (grupo extranjero rl > λλ).

En el punto de unión de los compuestos, los grupos tra­ tados evolucionan de otra manera. Aquí no se producen so­ nidos de transición, sino únicamente asimilaciones. Tenemos n + r en π αρρησία «franqueza» (-καν-), η + l en ε λ λ ε ίπ ω «dejo aparte» (escrito también έν-λ- con tendencia arcaizan­ te), n + m en εμ μ ένω «permanezco en» (έν-); lo mismo oca­ sionalm ente en la cadena oral (§ 64).

.Inventario de los fonem as gr. 2: Consonantes.— § 52

Í07

§ 52. La diferencia relevante entre oclusiva sorda y oclu­ siva sorda aspirada está en la aspiración de esta última; por eso la aspirada es el miembro marcado en las correla­ ciones de las oclusivas sordas ψ : π ( = p la γ se realiza como f¡; por otra parte, las nasales ante gutural también se pronuncian como η (§ 50). Sin embargo, estas dos agmas son fonológicamente distintas, puesto que constituyen 3a realización fonética de distintos fonemas y son reconocibles como tales. Pues la g no aparece nunca ante gutural, y las nasales no pueden ante nasales convertirse en agma. Así, pues, el;

Inventario de los fonemas gr. 2: Consonantes.— §'55

109

tipo fcmemático de cada agma puede reconocerse inmediatamente atendiendo a la consonante siguiente. En εγγονος «miembro de una familia», ij no puede ser reducida a un archifonema gutural, sino tan sólo a uno nasal (εν + γόνος); en πραγμα «hecho», el archifonema η no puede ser nasal, sino exclusivamente gutural (como se ve también por -πραξις «acción»).

§ 55. Las oclusivas también pueden form ar grupos con sonantes. Consideremos prim ero aquellos grupos en que la sonante ocupa el segundo lugar. Entre éstos hay grupos que sólo se dan en posición interior; los demás pueden encon­ trarse también en posición inicial. De Ja consideración del cuadro formado por estos grupos deduciremos lo siguiente. Sólo falta el grupo δ λ , lo cual puede explicarse histórica­ mente (§ 86, 2); gort. γ ίν ν ο μ α ι; > jón. γ ίν ο μ α ι «llego a ser»), ά γμ ό ς [arjmós] «grieta»; la δ ante μ se realiza frecuentem ente cómo v; pero, como νμ no es admisible, se metatiza en μ ν : Α γ α ­ μέμνων» de *-μεδμων; la [3 ante v se convierte en μ : α εμ νό ς «venerable» (σέβομαι «venero»); todas las oclusivas labiales ante μ se pronuncian como μ .(§ 52, 2). Ejemplos de grupos que sólo se dan en posición in terior: ρυθμός «ritm o»; δ γμ ο ς «surco»; δράχμη «dracma» (moneda); ε τν ο ς «puré de. guisantes».

110

El sistema fónico griego. — £ 56 Tabla itp βρ

τρ 4>Ρ

■πλ βλ

ψλ

(■κμ) (βμ) (ψμ) todos > μμ τιν (β ν) > μν

δρ

κρ θρ

τλ (δ λ )> λλ

ΥΡ

θλ

γλ

τμ δμ

-θμ-

δν

χλ κμ „ -χμ-

-νμ-

-τνψν

ΧΡ κλ

κν θν

χν

Υν

§ 56. Los grupos de sonante + oclusiva sólo se dan em posición interior, porque el gr. sólo tolera un único grupo con sonante inicial, a saber, μν (§ 51), y porque los grupos de sonante 4- oclusiva son heterosilábicos (es decir, reparten sus elementos entre dos sílabas). La tabla de estos grupos se simplifica por el hecho de que la oposición nasal desaparece ante las oclusivas (§ 50). He aquí un ejemplo para cada grupo: βάρβαρος «extranjero»; καρδ(α «corazón»; άρχή «principio»; δελψίς «delfín»; άμαλδύνω «debilito»; δλγος «dolor»; βόμβος «zumbido»;; άνθος «flor»; δγχι «cerca».

Tabla ρτ

ρ τι

ρβ

ρφ

ρδ

λψ

λδ

μψ

νδ

μπ μβ

ΡΥ

λτ

λτι λβ

ρκ ρθ

PX λκ

λθ

λΥ

νθ

• ΥΥ

ντ

λχ YK

ΥΧ

Inventario de los fonem as gr. 2: Consonantes. — § 57

111

§ 57. Al considerar los grupos trim em bres (sin s), hay que tener en cuenta lo siguiente. Ño había grupos trim em bres de oclusivas (a no ser en compuestos: εύέκτιτω το ς «predis­ puesto a la caída»), y tampoco grupos trim em bres de sonan­ tes. Por eso los grupos trim em bres sólo pueden form arse ampliando con una sonante grupos bim embres que tengan al menos una oclusiva. La sonante am pliadora no puede ir junto a la o tra sonante del grupo bimembre. Con esto disminuye mucho el número de posibilidades; pues si, p. ej., se amplía con r el grupo p r o el grupo rp de acuerdo con esta regla, el resultado es siempre el mismo, es/decir, rpr. En esta clase de grupos trim em bres se da siempre posición central y, por con­ siguiente, heterosilabism o de la oclusiva. Si establecemos un cuadro de los grupos trim em bres de este tipo que se dan efec­ tivamente, el conjunto se simplifica por tres circunstancias. En p rim er lugar, la diferencia entre las nasales se suprime cuando van seguidas de oclusiva (§ 50); en segundo término, toda labial ante μ es realizada como μ; por eso son impo­ sibles los grupos de sonante + labial + μ , porque el resul­ tado sería sonante + μμ; ahora bien, las geminadas sólo son posibles entre vocales (§ 63). Por eso el perf. pas. de πέμπω «envío» es π έπ εμ μ α ι (de μπμ > μμμ > μμ). Finalmente, el grupo γ 4- nasal es realizado como ηηι, r¡n. Por eso es impo­ sible el grupo nasal -)- γ Η- nasal, pues el resultado sería η η η ι o Ύ)r¡n. De aquí resulta una nueva simplificación del grupo: σ υ ρ ιγ ξ , -ίγ γ ο ς «caramillo» : σ ϋρ ιγ μ ό ς «sonido del caramillo»(de -γγμ-).

112

El sistem a fónico griego. — § 57

Tabla (ρβρ) pup Λ ρφρ) (ρ β λ ) ρπλ (ρ φ λ ) ρπν ρψν — ρδμ ρδν

ρτρ — —

ρθρ ρθμ —

λτιν



λτρ

—-

— ργν

ρνμ

ρκν ρκμ

ΡΧν

ρχμ

.—λγ μ

___ —

μβρ μπρ (μ φρ) μ βλ μπλ (μ φ λ ) -—- μπν — ν·'δρ ντρ νθρ — ν τλ (νθλ) _ __ (ν θ ν ) γ γ ρ γκρ γ γ λ γκλ — γκ ν

γχρ νχλ γχν



Algunos grupos sólo se dan en el punto de unión de los compuestos, es decir, cuando, p. ej., participan en la compo­ sición las preposiciones έ ν , σ ύ ν , ύπέρ. A estos casos no hay que atribuirles demasiada importancia, porque el lugar de la preposición no es muy fijo (en hom. todavía podía ir se­ parada del verbo). Estos casos figuran en la tabla entre paréntesis. La tabla indica que los grupos trim em bres más numerosos son aquellos en que interviene una p, m ientras •que los grupos con λ son especialmente escasos. No pueden ser incluidos aquí los casos en que el sonido oclusivo actúa como mero sonido de transición (dcv-δ-ρός, § 51) y, p or con­ siguiente, no funciona como fonema. Ejemplos (grupos en el punto de- unión de compuestos pueden haliarse fácilmente en los diccionarios, consultando las preposiciones; por eso los omitimos aquí): τερπνός «agradable»; μόρψνος «águila de los pantanos», ψέρτρον «féretro»; έφθρον «articulación»; άρδμός «agua para abre­ var ganado»; -πορθμός «transporte»; σμερδνός «terrible». Εργμα «vallado»; ορκμον «seto»; φάρχμα «vallado»; εϊργνυμι «en­ cierro»; ΰβαρκνα «hambre»; κέρχνος «seco».

Inventario de los fonemas gr. 2: Consonantes. — § 58

113

στιλπνός «brillante»; φίλτροv «filtro» (bebida para infundir amor); θέλγμα «encantamiento». δμβρος « llu v ia » λαμπρός «brillante»; πεμφρηδών «avispa»; άμβλύς «romo»; πίμπλημι «yo lleno»; όμπνή «alimento». κύλινδρος «cilindro»; cívipov «caverna; άνθρωπος «hombre»; #vτλος «agua introducida en la sentina», γ ίγ γ ρ ο ς «flauta»; ίγκρος «cerebro»; κέγχρος «mijo»; γ ά γγ λιο ν «tumor»; λάγκλα «llave» (¿lat.?); σπλάγχνα «entrañas».

§ 58. Los grupos de dos oclusivas pueden ser ampliados por sonantes. Éstas pueden ir al principio o al fin del grupo; en algunos casos, pueden ocupar simultáneamente ambas posiciones, de suerte que entonces se producen grupos cuadrimembres. Los grupos trim em bres con la sonante en cabeza no pue­ den ir en posición inicial, porque esto ya resulta imposible para los grupos bimembres (§ 56). Tampoco se admiten en posición inicial los grupos trim em bres terminados en so­ nante, porque tales grupos tienen que estar divididos en dos, sílabas (heterosilabismo). De la tabla podemos deducir, ade­ más, que los grupos con sonante final son raros; en estos casos sólo puede intervenir la r (v. la parte derecha de la ta­ bla). De los grupos con sonante en cabeza, los más frecuentes son los que empiezan por p. Son raros los grupos con oclu­ sivas sonoras; sólo se da ργδ. No hemos tenido en cuenta los grupos que se producen en el punto de unión de los compuestos, porque este punto de unión actúa como lím ite de las palabras: sólo se dan, efectivamente, casos en que el prim er miembro del compues­ to es una preposición. En εκ π λέω «salgo navegando» ya sería imposible el grupo κίι; mucho más lo sería κ π λ . La tabla no contiene los' fonemas básicos, sino únicam ente las reali­ zaciones, lo cual produce una simplificación.

114

El sistema fónico griego. — £ 58

E jem plos:

μάρ-πτω «agarro»; έτέρφθην «me alegré»; σπέργδην «con prisa»; άρκτος «oso»; έστέρχθην «fui amado (-ada) tiernamente»; ήλεκτροv «ámbar»; έχθρός «odiado». οκηπτρον «bastón»; θαλτιτήριος «que calienta»; θαλψθείς «calen­ tado»; άνελκτος «levantado»; θέλκτρον «encantamiento»; πέμπτος «quinto»; ένέμφθην «fui enviado»; πλαγκτός «errante»; έπλάγχθην «me extravié»; κάμτττρον «cesta».

Tabla ρπτ

ρκτ ρψθ

ργδ

λπ τ

κτρ ρχθ



τΐτρ χθρ

λκ τρ

λκ τ



λφ θ μπτ

γκτ μφθ



μτιτρ νχθ

§ 59. En gr. sólo existe una ir en posición inicial, interior y se realiza como sonora (§ 41). Es su facultad de form ar parte de siderarem os prim ero los grupos en cabeza: OTt

σβ (σμ)



sibilante; es sorda, y puede final. Ante oclusiva sonora especialmente característica grupos consonanticos. Con­ bimembres en que la σ va

στ

σψ

σδί^ζ) σθ

σκ

-σγ-

Acerca de esta tabla conviene observar lo siguiente. El grupo σδ, escrito ζ , pronunciado [zd], puede dem ostrarse por indicaciones de gramáticos, por grafías léso. como Σ δ ευς — Ζ εύς, por la form a Ά θ ή ν α ζ ε «hacia Atenas», de Ά θ ή ν α ν ς + δε (cf. Μ εγαρά-δε «hacia M.) y, finalmente, por la sen­ cilla disposición del inventario de fonemas (v. tabla). El valo r

Inventario de los fonemas gr. 2: Consonantes. — § 59

115

fónico dz, que ha sido supuesto teóricamente a causa de laevolución *diéus ~ Ζ ευς, es imposible, porque en gr. no ha habido ningún fonema ¡z ¡ (que tendría que ser la base para dz), y porque ζ se comporta como σβ, pero no como ξ , ψ (§ 61). El grupo σθ en posición inicial sólo aparece en eE tem a σ θ έν ο ς «fuerza»; σ γ sólo se da en posición in terior: μίσγω «mezclo». Los grupos de 5 + sonante faltan en gene­ ral; sin embargo, no existe regularidad. Mientras que ya en tiempos prehistóricos σρ, σ λ , σν se convirtieron respectiva­ mente en (p)p, ( λ ) λ \ (v)v' (§ 85, 2), encontramos σμ. Esta excepción sólo puede explicarse recurriendo a la historia de-, la lengua. En prim er lugar ha 3' que tener en cuenta que no pocas veces existen también las form as previsibles: μ ικρός, frente a σμ ικρός «pequeño» (al. schmachtig «flaco, débil»). Como no puede adm itirse que un cambio fonético altere una palabra dejando que subsista al mismo tiempo ,1a forma" antigua, tiene que tratarse de una mezcla de lenguas (una mezcla de dialectos no es suficiente, porque ningún dialecto gr. ha conservado sm-, etc). Que tiene que tratarse de una lengua indeur. lo prueban casos como σμ υχ ειν «arder lenta­ mente» (ingl. smoke, al. schmauchen), que, además, no tienen ninguna form a paralela sin s-, ni, por tanto, griega. Quizá· pudiera tratarse del pseudopelasgo (§ 11); σ μ ίνθ ο ς «ratón ca­ sero» remite, por el sufijo, a la lengua indeur. (con mutación consonántica) de la migración egea (§ 11), si es correcta la derivación de *sméi- «labrar con un utensilio cortante» (ale­ mán Schmíed «herrero», σμ ινύη «azada»). — En εζωσμοα la ofue restablecida por analogía con εζω σ τα ι (de ζώ ννυμ α ι «me ciño»). En σχίσμα «escisión» tenemos, como se ve por σχίδη «astilla», δ + σμ, e. d., desarrollo secundario de σσμ > ομ/' § 60. En los grupos bimembres con s en segundo lugar/ hay que distinguir varios casos. Las oclusivas gr. sólo con­

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El sistema fónico griego. — § 6 0

servan, ante sigma, el punto de articulación, perdiendo, en cambio, la correlación de tensión, al ser realizadas como fri­ cativas. Estas fricativas son sordas, porque se rigen por la sigm a siguiente, que es también sorda. Esta pronunciación sólo estuvo vigente hasta el s. v m a. de C. (§ 22). Y) K /+ σ > hs X)

P)

Ίδ )

)

|θ )

ξ ) Tt > + σ > / 5 ( = ψ ) ί τ > + σ > ps ( = Φ)

Es preciso explicar el últim o caso. Según la analogía de fs y hs, esperaríam os en las dentales ps (porque p es el sonido africado correspondiente a la serie de las dentales); a esta africada se refiere el signo T, que aparece reiteradam ente, sobre todo en Asia Menor. Pero en la m ayoría de los dialectos la distancia entre p y s no es bastante grande, de suerte que no puede mantenerse la diferencia entre ambos sonidos; por eso se produce una asim ilación: hom., eól., etc., σσ (> jó n -át. o); en beoc., cret. se generaliza ττ (de kj > ττ) (§ 82, 4); en posición final, que no tolera las geminadas, sólo aparece -s: ψ η φ ίς (de -d + 5, como se ve por el gen. ψηφΐδ-ος; cfr, aoristo sigmático lésb. έψ α φ ίσσα το > jón. έψ η φ ίσα το «votó»); κόρυς «yelmo» (de -Θ -f σ, como se ve p or el gen. κόρυθ-ος, pero aor. sigmát. κορ υσσά μ ενο ς «cubierto con el casco»). Los grupos bim embres de sonante + s no pueden ir en ¡posición inicial, porque en comienzo de palabra no puede ■füna sonante ir antepuesta a una consonante; tampoco apa­ rece nunca -μσ-, porque en esta posición la 5 tendría que convertirse en h. Para im pedir la pérdida de una m ora que «esto podría ocasionar, se produce una geminación (de la so­ nante o del soporte silábico), p. ej. en el aor. sigmático de los temas en m: lésb. £ νεμμα, át. Μνείμα (de νέμω «apa­ ciento»); lo mismo hay que decir de -νσ-, p. ej. en el aoristo sigmático de los temas en n: tes. ί?μεννα, át. έ μ ε ιν α (de

Inventario de los fonemas gr. 2: Consonantes.— § 60

117

μ ένω «permanezco»). En cambio, hallamos -νσ- en el arcadio φ έρ ο νσ ί, manifiestamente secundario, como se deduce del dór. común φ έρ ο ντι «llevan»; la ley fonética que impedía -ns- no tenía vigencia en la época en que ti se convertía en si. Análoga a ésta es la explicación del cret. έ σ π ενσ α (< *-νσσα) (σπένδω «hago libaciones»), π ά νσ α «toda» (de *pantja). En posición final, -ns se conserva prim itivam ente, porque también la -s es de suyo persistente y porque ~s como signo funcional no puede desaparecer tan fácilm ente. Por eso po­ demos encontrar todavía en algunos dialectos -νς prim aria (< -ns, -m s): cret. ενς m. (: át. gv n., lat. sem-el) «uno». Tampoco más tarde corrió peligro la -ς, pero sí la nasal, que generalmente desapareció con alargamiento com pensatorio: jón., át., dór. ΗΕΣ (que debe leerse en jón.-át. ε ϊς , en dórico ης); ac. pl. arg. (gr. prim it.) τό ν ς , τ ά ν ς > lésb. τ ο ίς , τ α ίς , pero jón-át. τ ά ς , τ ο ύ ς , beoc. τώ ς (cret. τό ς y τό νς; § 61). Lo mismo sucedió con nasal 4- σ secundaria: part. aoristD cret. ν ικ ά σ α ν ς (jón.-át. vi κά σα ς < *-αντς)· En formaciones analógicas se mantiene -ν ς : π ε ίρ ιν ς , -ινθο ς «cesto del carro» (según el ac. π είρ ινθ α ); cfr. también § 81, 2. Líquida 4- σ· ρσ perm anece en la m ayoría de los dialectos (también en la coiné). En el gr. noroccidental, y, partiendo de aquí, también en el át. del s. v il, ρσ se. convierte en ¡5^ (§ 29, h ): hom . ¿φ σ η ν , lésb. ερσην, pero át., eub., neogriego αρρην «masculino, macho»; se exceptúan los casos en que la claridad flexiva o de otra clase exige la conservación: dat. pl. ρήτορσι «para los oradores»; α:ρσις «elevación». En cambio, en los aor. sigm. se produce una amplia analogía con los temas en n asal: hom. κέρσαι (de κείρω «esquilo»); pero ya en lésb. £φθερρα (< *-ρσα) y en át., con alargamien­ to compensatorio, έ φ θ ειρ α (de φ θείρ ω «destruyo»). Del mis­ mo modo habría que considerar los nombres en que se ha

,118

El sistema fónico griego. — § 6 1

producido alargamiento compensatorio (át. χ ειρ , dór. χήρ, pero gen. eól. χέρρος). El mismo comportamiento observamos en el grupo λ σ . Homero tiene τέ λ σ ο ν «límite (de una tierra de labranza)»; .‘la geminación se da en π έ λ λ α «piedra» (al. Fels); alarga­ miento compensatorio, en el aor. sigm. τιηλαι (< * 7ΐα λ σ α 0 «blandir»; aor. sigm .: hom. κ ε λ σ α ι «arribar»; lésb. ε σ τ ε λ λ α {< *-ελσα) y át. (con alargamiento compensatorio) έ σ τ ε ιλ α , de σ τ έ λ λ ω «envío», se han form ado por analogía con los temas en nasal. En posición final, líquida + eran ya inadmisibles en épo­ ca indeur.; sólo en tiempos posteriores fueron posibles nuevüs form aciones: α λ ς «sal» (lat. sal), μ άκσρς «dichoso», frente al hom. μάκάρ «id.», derivación de μάκαρ n. «dicha»; (rod.) χ έρ ς «mano». § 61. Grupos trim em bres con s. La sigma tiene que estar siempre en gr. en posición polar, es decir, al principio o al fin del grupo consonántico (v. la razón histórica en eí § 80, 4 e). Por eso un grupo de consonantes con s- en cabeza sólo puede estar en posición inicial o interior, mientras que un grupo que term ine por 5 sólo puede darse en posición inte­ rio r o final. Si en la formación de palabras se produce una agrupación diversa, tiene que su frir un cambio; en una acu­ mulación de consonantes (que en gr. es poco frecuente) suele suprim irse una consonante perturbadora. De #κέντω (aoristo κένσαι) «yo pincho» tendría que form arse el part. perf. pa­ sivo #κ ε ντ + το ς; como tt se hace sí, tenía que haber re­ bultado * κ ενσ το ς; sin embargo, aparece κεστό ς «pinchado», con supresión de la nasal. «Hacia Atenas» tendría que de­ cirse * Ά θ η ν α ν ς + δε; pero en el grupo -νσδ- la v es el ele­ mento funcionalmente más débil, y por eso se suprim e: • Ά θ ή ν α ζ ε (ζ — zd). El aor. puede ser έ σ ά λ π ιγ ξ ε , y el p re­

Inventario de los fonemas gr. 2: Consonantes. — § 61

119

sente, en cambio, tiene que ser σ α λ π ίζω «toco la trompeta», porque νζ (= nzd) con posición interm edia de la sibilante es imposible. Esta Jey se aplicó incluso a la unión de los compuestos; es cierto que se admite ύπερσπεύδω «me apre­ suro demasiado». Pero si un compuesto como -παρ-στάς «ves­ tíbulo» penetra en un dialecto que no conoce la síncopa de preposiciones y en el que, por consiguiente, el compuesto resulta oscurecido, p. ej. el át., entonces la posición inter­ media de la σ se hace, por decirlo así, molesta, y es supri­ m ida: π α σ τά ς o τιαρτάς. Pero también en casos claros puede ser suprim ida principalm ente una n d éb il: σύ-ζυγο ς (< συν-) «compañero». En la lengua coloquial, esta ley ha actuado incluso sobre la cadena oral. Por eso encontramos en Creta: τ ό ν ς έ λ ε υ θ έ ρ ο ν ς ac. pl- «a los libres», pero τό ς μ α ίτυρ α νς ac. pl. «a los testigos». Sobre έψθό ς «cocido», de έψ ,+ το ς, cfr. § 85, 3. La tabla de los grupos trimembres a base de sonante -f africada m uestra lo siguiente: los grupos con ψ sólo se dan en posición interior; el único ej. de posición ñnal es χρέμψ, un nombre de pez, que sin duda es de origen exótico. Gru­ pos con ξ los hallamos también en posición final; pero los ejem plos o son sospechosos de exotismo o pertenecen a época posterior. No han sido transm itidos grupos con #νΦ, *ρψ , porque tendría que haber resultado νσσ, ρσσ, y las geminadas sólo son posibles entre vocales. Resulta llamativo, pero explicable, que los dialectos, como el beoc. y el cret., que aquí sustituyen φ por τ τ , en los grupos *νΦ, *ρΦ sólo muestren να, ρσ. Sobre las σσ/ττ de otro origen, que detrás de v y de p aparecen igualmente en parte de los casos sólo como σ, cfr. § 84. La tabla se simplifica por el hecho de que las nasales ante consonante pierden la oposición.

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El sistema fónico griego. — § 6 1 Tabla -μψ-λψ~ -ρψ-

*νΤ > νσ > ? > ρσ

Υξ λξ ρξ

Ejemplos: κάμψα «cesta»; στίλψ ις «brillo»; ετερψα «alegré»; οάλταγξ «trom­ peta»; θελξί-νοος «que encanta el ánimo»; αλξ «fuerza» (sólo dativo άλκΟ; σάρξ «carne»; cret. £σιτενσα aor. sigm. de στιένδω «hago liba­ ciones»; επερσα aor. sigm. de τιέρθω «arraso».

En los grupos trim em bres iniciales, la s tiene que ir en cabeza. En segundo lugar sólo es posible una oclusiva, porque ya el grupo s + sonante es rechazado en griego (§ 59). De lá tabla se deduce que no se da s + grupos bim embres fo r­ mados por oclusivas; además, que no se admiten oclusivas sonoras en tales grupos trim em bres. Como tercer miembro se prefieren las líquidas, m ientras que las nasales son m uy ra ra s : de σκν- hay un ejemplo; sólo en posición interior se dan -σχν-, -σθμ-. Los grupos con oclusiva sorda pueden estar en posición inicial e interior; en cambio, con aspirada, sólo en posición interior. El único contraejem plo, σ ψ ρ ά γ ίς «sello» y su fam ilia, es de etimología oscura y, por su mismo sig­ nificado, sospechoso de exotismo, l o ' cual concuerda con el análisis fonológico. Tabla σπ λ σττρ — —

σκλ σκρ σκν —

στ λ στρ — > —

-σφλ-σφρ— —

-σχλ-σχρ-σχν-

-σ0λ-σθρ—

-σθμ-

Inventario de los fonemas gr. 2: Consonantes. — § 62

121

Ejemplos (selección): σκριβλίτης «pastel de queso»; σκνίψ «insecto»; σ τλεγ γ ίς «raspa­ dor»; μύυ//,ης «molino»; έσθλός «bueno»; οσφρ αις «olfato»; αίσχρός «vergonzoso»; ισχνός «magro»; ασθμα «ahogo».

§ 62. El gr. tenía un sonido aspirado, pero desapareció ya en ía antigüedad; esta h sólo podía darse en posición inicial (la h que surgió en el lac. del s. v a. de C., ¿ποίησε > έπ ο ίείιε «hizo», no guarda relación e n esto); a veces se hallaba también en el punto de unión de los compuestos: át. (s. v a. de C.) εϋ-/ίορκος «hombre de palabra». Si por la form ación de palabras el sonido aspirado quedaba en posi­ ción interior, se desplazaba hacia el principio de la palabra en la medida de lo posible: impf. εί-πόμην (εί. = he), en vez de s-he-, de έπομαι «sigo»; προ + οδός > φρούδος (ου — 9) «que está ds camino»; llegado el caso, una oclusiva sorda situada e n a e el lugar propio de la aspiración y el comienzo de la palabra podía a raer sobre sí la aspiración: τέθριππος. (< τ έ τ ρ 1 4- Ιππος) «de cuatro caballos». Si el desplazamiento de la aspiración hubiera de ocasionar un oscurecimiento del significado, la m arca de la aspiración desaparecía sin dejar huella: ά-υτινος «insomne» por *ά-υ-, de ύπνος «sueño». El sonido aspirado no era considerado como consonante,, y por eso no podía constituir «posición». La aspiración sólo aparece como p r o p i e d a d relevante en vocales iniciales, y está en oposición con los comienzos vocálicos no aspirados, P* ej., ω ς «así» : δ δ cfr. § 82. En algunos dialectos aparecen ocasionalmente todavía otras geminaciones de consonantes; es bastante frecuente, p. ej., ¿φ ισ σ το ς «el más noble»; además, arg. δικάσζω (σζ = zzd) «juzgo»; locr. ψ ό φ ιξ ξ ις (ξ ξ = Itss) «votación»; argivo γυ μ μ ν ικ ό ς «gímnico»; beoc. θ ά λ λ α τ τ α «mar». De manera completamente distinta hay que juzgar el jón. oriental όκττώ (por όκτώ «ocho»), que se ajusta a una regla de ortografía y pronunciación epicórica (licia). Las geminadas fueron simplificadas sin excepción a p a rtir del s. m a. de C. (§ 22, nota 33). Esta tendencia se manifiesta también en el punto de unión de los com puestos: ε κ κ λη σ ία «iglesia» se pronunció en la antigüedad tardía e-klisía, como indica la form a del préstam o en fr. (église).

3.

Grupos

mayores

§ 64. La cadena oral, a) En la cadena oral se producen cambios de realización por el hecho de que palabras estre­ chamente vinculadas entre sí son frecuentem ente considera­ das como unidad, siendo entonces tratadas como compuestos (supresión del lím ite de las palabras). Las geminadas poten* cíales se actualizan entonces (hom. κ α τά ppóov «co rrien te, abajo»); aparecen geminadas arbitrarias cuando por razones m étricas se necesita una larga (hom. ένί μ μ εγά ρ ο ισ ιν «en el palacio»; las preposiciones apocopadas se asimilan frecuente­ mente en la epopeya a la inicial de la palabra siguiente (κάκ κ ε φ α λ ή ς por κ α τά κ. «por la cabeza abajo»); la consonante final se asimila a la inicial siguiente, p. ej. la v de έ ν : en las inscripciones έμ μάχαι «en la batalla», έ λ Λ έ σ β φ , έρ

Inventario de los fonemas gr. 2: Consonantes. — § 64

125

'Ρ ό δ φ , ές Σάμω, y también en el artículo (ac. pl. τ ο ύ λ λ ίθ ο υ ς «las piedras»). En el caso de έ ξ «de, desde», su uso ante consonante daría lugar a una posición medial de la s, que no es perm itida; por eso (de acuerdo con el § 61) se elimina esta s: έκ το υ , y, con más amplia acomodación, έ γ β ο υλή ς, έχ θ ε τ τ α λ ία ς , έ Σ κύρου. Si en la cadena oral chocan vocales entre sí, su encuentro es considerado como «hiato» y se evita (§ 46). Mediante la elisión (lat. élidd «expulso») se elimina la prim era vocal (π α ρ’ α ύτω en vez de τιαρά α ύ τ φ «junto a él»), y se indica la eliminación con un apóstrofo (ή ά πόστροφ ος «separación, caída»); en la aféresis (ά φ α ίρ εσ ις «sustracción») es la se­ gunda vocal la que se pierde (lésb. σ τ ά λ λ α «la colum­ na para...»). No pocas veces el hiato se evita mediante la crasis (κρ α σίς «m ezcla»): θ ο ίμ ά τιο ν = τό ΐμ ά τιο ν «el man­ to», τ α λ λ α = τ ά ά λ λ α . Como signo de la crasis se usa la coronis (κο ρω νίς «signo curvado»), que señala el lím ite de las palabras. Si al u n ir las palabras no se indica la contrac­ ción, nos encontramos ante una sinicésis (σ υνίζη σ ις «con­ tracción»): en Od. 1, 1 ¿χνδρα μοί ε νν επ ε «nómbrame al va­ rón», se evita el hiato mediante la lectura mojen-, pues en circunstancias ordinarias μοι no puede ser valorado como breve; en μή η μ είς «¡nosotros no!», hay que hacer sin duda la contracción (¡m id ien d o ------ !), y lo mismo en Safo 1, 11 ώ ράνω α ΐθ ε ρ ο ς (que debe leerse oranóitheros) «del éter ce­ leste». Pero en estos procesos no siempre se aplican las reglas usuales de la contracción (§ 46); dejan de aplicarse sobre todo cuando surge uii esquema flexivo, como sucede, en ático, en la «contracción gramatical» con el artículo, άνήρ, ¿α/δρες, frente al dór. ώ νήρ, τω ν δ ρ ες «el varón, los varones». En ático permanece aquí, contra las reglas de la contrac­

126

El sistema fónico griego. — § 64

ción, la vocal más im portante desde el punto de vista fun­ cional. b) Como se ve claramente por lo que antecede, el grie­ go no tiene una necesidad especialmente aprem iante de se­ ñ alar con precisión los lím ites de las palabras. Por eso hubo que inventar para la escritura eí espíritu suave, a fin de evitar errores al leer. Sin embargo, hay algunos indicadores de límites, tanto para el final como p ara el comienzo de las palabras. El espíritu áspero sólo puede ir al comienzo de palabra (§ 62). Ciertos grupos de consonantes actúan como señal negativa de lím ite: al comienzo de palabra no puede haber una sonante + consonante (§ 60); las geminadas oclu­ sivas -f sonante son siempre imposibles, y, por consiguiente, en εκ κ λη σ ία «asamblea» tiene que estar entre las dos kk. el punto de unión del compuesto; tampoco es admisible el grupo kp; por tanto, en έκτχλέω «salgo navegando», el punto de unión del compuesto tiene que estar entre la κ y la π. En posición final son imposibles la m ayoría de las consonantes (excepto n, r, s.t y έκ, ούκ). Teniendo en cuenta todo esto, se puede indicar claramente dónde tiene que estar —en el conjunto de la frase— el limíte de la palabra en el caso de ά λ γ ο ς «dolor»: no puede estar después de la a , porque la palabra siguiente no puede comenzar p or el grupo λ γ ; tam­ poco después de ά λ -, porque esta terminación es imposible; por la misma razón, tampoco después de α λ γ -; en cambio, sí podría haber lím ite después de ά λ γ ο -, si la cadena oral adm itiera la unión de la ς con la palabra siguiente. Pero si esta palabra comienza, por ej., con ζ, necesariamente habrá lím ite de palabras entre la ς y la ζ, porque el grupo szd es imposible. También el acento puede actuar a veces como delim itador negativo. En una misma palabra, después del circunflejo pue­ de haber a lo sumo una sílaba breve. El agudo puede ir

Inventario de los fonemas gr. 2: Consonantes.— § 65

.127

seguido a lo sumo de dos sílabas, la últim a de las cuales, tiene que ser breve. En II. 1: μ ηνιν ά ε ιδ ε , θεά «canta, oh diosa, la cólera»,, el análisis dem uestra los puntos en que no podrían fijarse lím ites de p alab ras: por razón del acento no podría consi­ derarse como una sola palabra la serie μηνινά-; por consi­ guiente, el límite tiene que situarse antes. La δ y la Θ son señales negativas de límite, porque no pueden estar al fin de palabra. 4.

Marcas

prosódicas

§ 65. La sílaba constituye para la Fonética un problema, difícil. Trátase, ante todo, de una magnitud potencial; es decir, se puede hablar silábicamente, si se quiere hacer así. La unidad silábica sólo se manifiesta en los movimientos de la fonación (es decir, mecánicamente), caracterizándose el comienzo de sílaba por una explosión, y el término, por una implosión. Lo que interesa en la sílaba para el ritm o de la cadena oral puede ser puesto de relieve especialmente con ayuda de la métrica. Las sílabas son, en efecto, la m ateria para la métrica, pero de muy diversa manera. En francés todas las sílabas son equivalentes, y la m étrica se basa en su cómputo i. En alemán se cuentan asimismo las sílabas; pero aquí desempeña un papel decisivo la diferencia entre tiempos marcados y tiempos no marcados, es decir, entre las sílabas fuertes (acentuadas) y las débiles (no acentuadas). Lo que en la m étrica se pone especialmente de relieve vale tam bién para la prosa. El griego, en cambio, era una lengua i También la métrica española concede igual valor a todas las sílabas,, excepto al fin de, verso (y, en ocasiones, al fin de hemistiquio), donde la ultima sílaba de una palabra aguda vale por dos, mientras que la penúltima de una palabra esdrújula no es tenida en cuenta. (N. del T.)'

128

El sistema fónico griego. — § 65

que contaba las «moras», pues en en él era decisiva la dura­ ción silábica. La unidad mínima de tiempo fue llam ada p o r los gramáticos χρ όνο ς «tiempo, duración», lo cual fue tra ­ ducido por los gramáticos de la época m oderna con el tér­ mino lat. m ora «detención». La m ora puede ser llam ada tam bién «tempo». En gr. una sílaba es larga: 1. Cuando el soporte silábico es largo, lo cual puede de­ berse a una vocal larga (~ geminada) o a un diptongo. 2. Cuando la sílaba term ina en consonante, es decir, cuan­ do es «trabada» o «cerrada». En este caso se llama «larga por posición». En λ έ γ ω «recojo», la sílaba λ ε es breve, pero en el adjetivo verbal λ εκ τό ς la prim era sílaba es larga, porque la división de ambas sílabas es λ ε κ -τό ς . Esto vale, en la lengua antigua, también para «muta cum liquida». Pues, a pesar de πα-τηρ, Homero separa πατ-ρός «del padre», y mide la prim era sílaba como larga (igualmente Safo, etc.). En la época clásica se separa ya πα-τρός, y se mide la prim era sílaba como breve. Esta tendencia a ab rir la sílaba siguió desarrollándose, y en el actual neogr. se silabea le-kti-kón «lenguaje». Con este proceso se produce tam oién una esta­ bilización de las fronteras silábicas. Esta mecanización llega tan lejos, que acaba por afectar tam bién al punto de unión de los compuestos (sobre todo teniendo en cuenta que los límites de los m orfem as nunca tuvieron vigencia en el inte­ rio r de las palabras: los m orfem as son λέγ -ω , pero las sílabas son λέ-γ ω ); ε κ β ά λ λ ω se pronunciaba ya en la anti­ güedad έ γ β ά λ λ ω . Luego se separó *e-gba-lo; la vocal inicial desaparece (como sucede frecuentem ente en neogr,), y el grupo gb, inadm isible en posición inicial, es sustituido por bg, que es el más afín; hoy la palabra es bga-lo «extraigo». En gr., por consiguiente, la unidad prosódica más peque­ ña no es la sílaba, sino la mora. Por eso, en una vocal de dos

Inventario de los fonemas gr. 2: Consonantes. — § 66

129

moras o en un diptongo, el acento (proceso tónico) puede afectar a las m oras diversam ente: τ ρ ε ις (ει = e) no es más que la confluencia de τρ έ έ ς . En cambio, las silabas con dip­ tongo largo no constituyen una categoría prosódica propia, porque el gr., p. ej. en la m étrica, no mide separadamente la cantidad de tres moras. Según esto, en las sílabas con diptongo largo es determ inante la vocal larga, por lo cual la tercera m ora puede perderse fácilm ente (§ 45). § 66. Observaciones generales sobre la a c e n t u a c i ó n . Como sabemos por los gramáticos pntiguos, el gr. tenía un acento musical (crom ático): la sílaba que llevaba el acento principal se distinguía de las sílabas «átonas» por una tona­ lidad más alta. La diferencia apenas excedía de una quinta dentro del registro individual. Como ilustración, obsérvese que también las cuerdas del violín están añnadas por quintas. Ya en el siglo m a. de C. la altura tonal comenzó a trans­ form arse en intensidad; esto pudo realizarse fácilm ente p or­ que una tonalidad más alta requiere generalmente m ayor intensidad de voz. Pero, como en la lengua culta ({teatro!) se conservaba artificialmente el acento antiguo, es decir, tenía que ser aprendido en cada caso, surgió la necesidad de in­ dicar la, naturaleza del acento y fijarla en la escritura. Los signos destinados a esto los inventó entonces Aristófanes de Bizancio. Finalmente triunfó la lengua coloquial, y el acento musical fue sustituido por el acento expiratorio, llamado también acento de intensidad, dinámico o fueitem ente centralizador. A la naturaleza musical del acento gr. alude tam bién su antiguo nombre προσω δία (cfr. φδή «canto»), que los rom a­ nos tradujeron por accentus (cfr. cantus). Los nombres de las tres clases de acento proceden de la gram ática alejan­ drina. El acento agudo o προσω δία ο ξ ε ία recibe este nombre

130

El sistema fónico griego. — § 6 6

del adj. ο ξ ύ ς , que en el dominio acústico significa «pene-· trante, chillón»; el significado corriente de la palabra era «agudo», y así lo tradujeron los romanos inadecuadamente p o r acütus. Desde entonces este acento se llam a agudo y se indica con el signo El acento, grave se llamaba π ρ ο σ ω δ ία β α ρ ε ία , es decir, acento «sordo» (cfr. βαρύκ,ομπος «que muge sordamente»). También aquí se tomó el significado m ás corriente, «pesado», y se trad ujo con poca exactitud por el lat. gravis. El signo para representarlo es \ Ambos m ovi­ mientos de la entonación se unen en la π ρ ο σ ω δ ία ό ξ υ β α ρ ε ΐα , que por la form a del signo de este acento (Λ, '"', ~) se llam a también π ε ρ ισ π ω μ έ νη (de περισπάω «tiro de... alrededor»), térm ino traducido al lat. por circumflexus «doblado alrede­ dor». El circunflejo, en virtud de su doble naturaleza, sólo puede ponerse sobre vocales de dos moras (= vocales largas) o sobre diptongos; la prim era m ora (χ ρ ό νο ς) tiene entonces ό ξ ύ τ η ς («altura»), y la segunda, β α ρ ύ τη ς («profundidad»). Si en un diptongo agudo se retrotrae el acento en una mora, surge necesariamente un circunflejo, p, ej. Ζ ευς : voc. Ζεο (= éü). Las palabras pueden clasificarse por la posición de su acento. Las oxítonas (de ο ξ ύ τ ο ν ο ς ) llevan el acento agudo en la últim a sílaba, p. ej. θ ε ά . Las paroxítonas (de π α ρ ο ­ ξ ύ τ ο ν ο ς ) lo llevan en la penúltima, p. ej. χ ρ ό ν ο ς ; las propar­ oxítonas, en la antepenúltima, p. ej. π ό λ ε μ ο ς . Las perispómenas llevan el circunflejo en la últim a sílaba, p. ej. Έ ρ μ η ς ; las properispómenas, en la penúltima, p. ej. δ ήμ ο ς. § 67. El acento gr. se rige por ciertas reglas. El acento sólo puede ir sobre una de las tres últim as sílabas de una palabra (ley de las tres sílabas). Pero la fórm ula se complica por el hecho de contarse.en gr, las m oras: la distancia entré la m ora acentuada y la m ora final de la palabra no debe ser de

Invent. de los fonemas gr. 2: Consonantes. — §§ 67, 68

13 U

más de una sílaba. Por eso son posibles combinaciones como ^ - (π ό λεμ ο ς) y ^ - - (δέδωκα), pero no la combinación; ^^ porque, en este caso, entre la m ora acentuada y la m ora final habría una distancia de una sílaba + una mora. Esta limitación del acento se aplica también al circun­ flejo. Por la naturaleza de este acento, δήμος es igual a déémds y, p or consiguiente, debe ser considerado este caso como el de π ό λεμ ο ς (pólémbs). De aquí se derivan algunas consecuencias. Así como el gen. de π ό λ εμ ο ς tiene que ser π ο λ έμ ο υ , así también el de δήμος tiene que ser δήμου (eó); pues la distancia entre la m ora acentuada y la m ora final en ~ „ abarcaría dos moras, repartidas entre dos sílabas d i s t i n t a s (a diferencia, p. ej., de δέδωκα). Por el mismo motivo es preciso correr hacia delante el acento en π ρ ά γμ α ­ το ς (aá) (frente a πραγμα)· Requiere consideración especial la terminación absoluta en α ί y ot. Esta term inación —-con dos excepciones— es con­ siderada como breve. Por eso se dice οίκο ι, ά νθρ ω π ο ι, frente a ο ικ σ ις, άνθρ ώ π ο ις, y γ λ ω τ τ α ι, frente a γ λ ώ τ τ α ις . Esta terminación se considera larga, sin embargo, en el optativo (άπο-θνήσκοι, λ ύ σ α ι (de -ο-ίτ, -α-ϊτ) y en los locativos ’ ϊσ θ μ ο ϊ «en el Istmo» y οικο ι «en casa». § 68. Dentro de estas condiciones rítm icas, el jónicoático establece algunas reglas especiales. 1. El acento permanece en su sitio incluso en el caso de una contracción. Mediante la supresión de la frontera silábica mantenemos δ ο υλό ο μ εν > δ ο υ λ ο υ μ ε ν (ου = ο ο j. Por eso un circunflejo no exigido por razones rítm icas es señal! de una contracción: Π ερικλής, de -κ λ έ η ς, θεώ ν, f. de θεάω ν (gen. pl.). Constituyen excepción numerosos monosílabos(neutros como κρ ΐ, nombres de letras como μΟ, formas ver­ bales monosilábicas como hom. βή; los monosílabos séxua-

132

El sistema fónico griego. — § 68

d o s 1 tienen generalmente acento agudo (con excepciones, p. ej. οάξ, tomado del acus. α ίγ α , junto a α ΐξ). El llamado alargamiento compensatorio (= geminación de la vocal, § 81, 2) no es, naturalm ente, una contracción; por eso tenemos, p. ej., ίσ τά ν (τ)ς > ίσ τ β ς, con acento agudo. 2. La posición del acento se había fijado ya antes de la 'llamada m etátesis de cantidad. Por eso tenemos Μ ενέλα ο ς > Μ ενέλη ος > Μ ενέλεω ς, aunque esta últim a form a va contra Ja regla principal del ritm o. 3. La «ley σω τήρα» se extiende a todas las palabras de terminación trocaica (_ *_) y es incluso más fuerte que la regla de la contracción, p. ej. έ σ τα ό τε ς > έ σ τώ τε ς ( α ό > όό), frente a έ σ τα ώ ς > έσ τώ ς. Por eso el acento conserva la mis­ ma posición en π ο λ ίτη ς : π ο λ ϊτ α ι. Esta regla tiene evidente­ mente como punto de partida las muchas form as contractas -αΐος. ; 4. Ley de W heeler: _ ~ ^ prim itivo se convierte en _ ^ w. Por eso se dice π ο ικ ίλ ο ς, frente al i. a. pésaláh «abigarrado». De aquí que el acento agudo permanezca en ψυχοπομπός ίςοοηάηοΐΟΓ de las almas»; pero el mismo tipo, si se trata de term inación dactilica, se convierte, p. ej., en βο υκ ό λο ς «va­ quero». 5. Ley de Vendryes o «ley εγωγε>>. Este tipo se form ó prim ero en las adiciones enclíticas. Homero tiene aún έγώ γ ε ; €sto tenía que haber dado al juntarse * έ γ ώ γ ε , pero en jón.át. se dice ε γ ω γ ε . Así, pues, ^ se convierte en ^ Esta ley rítm ica se extendió también a palabras simples. Según los gramáticos, en át. ant. se decía aún τρ ο π α ΐο ν; en cambio, ya en el s. iv a. de C., τρ ό π α ιο ν «trofeo». Asimismo, de έπ* el τ α resultó έ π ειτα «enseguida». Esta ley ejerció también su influjo en la flexión. Los nombres en -ης tenían acentuado 1 Es decir, masculinos o femeninos. (N. del T.)

Inventario de los fonemas gr, 2 : Consonantes. — § 68

133

el sufijo, p. ej. γ υμ νή ς; pero en el acus. de los ejs. apropia­ dos tenía que aplicarse la «ley εγ ω γ ε» ί por eso se dijo luego ττένητα, έρω τα . Esta acentuación se extendió después (por asimilación morfológica) al nominativo, y resultó τιέ νη ςν £ρως. 6. «Ley χέρνιψ». Los compuestos del tipo β ο υπ λή ξ «agui­ jada» llevan desde antiguo el acento en la últim a sílaba,, como dem uestra también el i. a. (cfr. go-hán- «que m ata ga­ nado vacuno»). En gr. se retrotraía el acento cuando la últi­ ma vocal era breve. Por eso se dice χέρ-νιψ «agua para la v a r­ se las manos». Este tratam iento se extendió también a-, palabras simples en -ξ,··-ψ, como λ α ΐλ α ψ «tempestad», ψόρμ ιγ ξ «lira». 7. El acento de las palabras compuestas no puede retro ­ traerse más allá de la última sílaba del prim er componente; cfr. π ο ικ ίλ η θ ρ ίξ > π ο ικ ιλ ό θ ρ ιξ «de abigarrado cabello»,, ύπ όδρα «con torva mirada». Si en el punto de unión de los· compuestos se producen contracciones (o incluso sólo la im ­ presión de contracciones), el acento permanece en este punto· de unión; cfr. κληρό-οχος > κ λη ρ ο ύχ ο ς «colono». Según· έννήμ αρ (^έννέα-ήμαρ «durante nueve días»), se acentuó· también παν-ημαρ. 1 § 69. El acento dentro de la cadena oral se ajusta enát. a las siguientes reglas: i 1. Las proclíticas (π ρ ο κ λ ίν ειν «inclinarse hacia delante»)· no tienen ningún acento, sino que se apoyan en la palabra, siguiente, p. ej. el artículo ó, ή, τό , preposiciones como έκ 5 έ ν, conjunciones como ώ ς, si, negaciones como ού. Algunas de estas partículas llevan, sin más razón que una costum bre gráfica de nuestros manuscritos, un acento grave, como· έ π εί, τό. Pero en ciertos conjuntos de palabras no se escribe" este acento, p. ej. έπ ει δή. 1

134

El sistema fónico griego. — § 6 9

2. Las enclíticas se apoyan en la palabra anterior, por /ejemplo el indefinido τις ; el pronom bre personal átono y no reflexivo με, σ ε, έ , etc.; el presente de βίμι. «soy» y φ ημι -«digo»; las partículas ν υ ν , τε , etc. En la enclisis permanece en su sitio el acento de la palabra que sirve de apoyo, por ejem plo φω ς έ σ τι, τροχός έ σ τι, πατήρ γ ε (sin circunflejo), pero λ ό γ ο ς τ ιν ό ς . En determinados casos se añade un nuevo acento de apoyo, p. ej. ά νθω π ό ς τ ις y σώμά τι (sóomá ti). Algunas enclíticas se usan tam bién como proelíticas, por ejem plo τ ιν έ ς μέν··· τ ιν έ ς δέ. A veces la palabra que sirve de apoyo y la enclítica se funden en un solo bloque, por ..ejemplo το ίγ α ρ «así pues». 3. Las enclíticas bisílabas (έ σ τίν) llevan a veces un acen­ to gráfico en la últim a sílaba, para indicar que en determ i­ nadas circunstancias pueden recibir tam bién el acento tóni­ c o : así κ α λ ό ν δέ έστιν se convierte p or elisión en κ α λ ό ν δ ’ έ σ τίν «pero es hermoso». 4. Se produce anástrofe (άναστροφή «inversión») cuando ciertas proclíticas se posponen, recibiendo entonces el acen­ to : θεώ ν ceno, en vez de άπό θεώ ν «de los dioses». 5. Las elisiones (§ 64) pueden originar cambios de acen­ tuación. Al caso del punto 3, añádase: φοβερά ε ίπ ε ς > φ ο β έ ρ ’ •είπες «dijiste cosas terribles», δ ε ινά ά λ γ η > δ ε ίν 3 ά λ γ η «dolores tremendos». Pero las proclíticas no pueden recibir p o r este camino un acento agudo; por eso παρά α ύτώ > π α ρ’ α υ τ φ . 6. El encuentro de dos acentos principales: a ) En la composición sólo se conserva un acento, gene­ ralm ente el del prim er miembro, pero con sujeción a las reglas del ritm o (§ 67): ά κ ρ α π ό λ ις > ά κ ρ ό π ο λις «ciudadela». b) En un grupo de palabras, todas las oxítonas toman el -acento grave. El agudo sobre la últim a sílaba sólo se con­ serva ante pausa (también ante pausa de carácter sintáctico):

Invent. de los fonemas gr. 2: Consonantes. — §§ 70, 71

135

κ α λ ό ς κάγαΟός «hombre cabal». Sólo τ ίς «¿quién?» conserva siempre el acento agudo (acento interrogativo). § 70. Los otros dialectos lim itaron todavía más la liber­ tad acentual mediante otras reglas rítm icas. Sobre esto nos inform an, de una parte, los gramáticos, y, de otra, los papiros acentuados. Sin embargo, nuestros conocimientos en esta m ateria son imperfectos. La acentuación dórica avanza gene­ ralm ente una m ora hacia el fin de la palab ra: α ίγ ε ς (frente al át. α ίγ ε ς ); cfr. § 37, 3; los lesbios eran β α ρ υντιχ ο ί, es decir, retrotraían el acento lo más posible: β α σ ιλ ε ύ ς , ΖεΟς (§ 32, 1 f). § 71. Así, pues, las reglas rítmico-mecánicas del acento produjeron limitaciones en cuanto al sitio que debía ocupar (el agudo no más atrás de la antepenúltim a sílaba, el cir­ cunflejo no m is atrás de la penúltima, y en ambos casos sólo en determinadas condiciones externas), y también en cuanto a la oposición entre el agudo y el grave (agudo sobre la últim a sílaba sólo en determinadas condiciones externas) y en cuanto a la oposición entre el agudo y el circunflejo (regulados mecánicamente sobre la penúltim a sílaba). No obstante, se conservó todavía bastante la libertad de movi­ mientos heredada del indoeuropeo. Libertad quiere decir aquí que el acento tiene valor distintivo, que es fonológicamente relevante. Cfr., p. ej., la oposición θ ε α ς «de la diosa» (geni­ tivo sing.): θ ε ά ς «a las diosas» (acus. pl.). Pero, en la mayo­ ría de los casos, el acento sólo es un segundo medio expre­ sivo, junto a las desinencias de la flexión, p. ej. -πόδα «el pie» (acu s.): ττοδός «del pie»; cfr. i. a. padam : padáh «id.». De aquí se deduce que el acento es un medio funcional pro­ cedente de la época preflexiva.

136

E l sistema fónico griego. — § 7 1

En la formación de palabras el acento es con frecuencia il medio principal p ara expresar diferencias de significación; Así tenemos φ ορός ~ i. a. bharáh «portador» : φόρος «apor­ tación, tributo» — i. a. bhárah «obtención de botín». En los sufijos form antes, el acento es de por sí una marca. Para expresar la función de adjetivo verbal, tienen que ir unidos el acento y el sufijo: θνητό ς «mortal»; pero, en función sus­ tantiva, θ ά ν α το ς «muerte». Esta posición habitual del acento es alterada en ciertas form as por las reglas rítmico-mecánicas; por eso únicamente puede fijarse con seguridad si bus­ camos form as que no estén sometidas a la desfiguradora presión del ritm o. En el comparativo en -ίων (ήδίω ν «másdulce») nos aclara la situación el neutro (ήδιον); en el adje­ tivo en -εις (υ λ ή ε ις «boscoso»), el neutro ό λ η εν indica que también en el masculino conserva el acento su lugar categorial. Según la posición propia del acento, podemos d ivid ir las palabras en tres g ru p os: 1. Anaclisis ( ά ν α κ λ ίν ε ιν «retrotraer»). Se da en las pa­ labras que, cuando es posible, retrotraen el acento a la ante­ penúltima sílaba; así, άνθρώττου es anaclítico, como se ve en ά νθ ρ ω π ο ς. 2. Mesotonía (μ έσος 3 «medio»). Se da cuando el acento permanece fonológicamente vinculado a la penúltim a sílaba; así, ΰ λ ή ε ν τ ο ς es mesotónico, como se ve en ό λη εν. 3. Acrotonía (άκρός 3 «extremo»). Se da cuando la acen­ tuación habitual recae sobre la últim a sílaba; así en βοτηρα* como puede verse en βοτήρ «pastor».

ETIMOLOGÍA

§ 72. P r i n c i p i o s f u n d a m e n t a l e s . L o s antiguos gram áti­ c o s intentaron hallar la significación «verdadera», original, de las palabras, su £τυμον. La lingüística moderna hace algo semejante cuando investiga la prehistoria de las palabras. Si podemos vincular la palabra νεώ ς (lac. vofóq), mediante la conjetura de una form a más antigua *naswós, con να ίω (< *nás-¡5) «habito» y suponer como significado más anti­ guo el de «habitación (del dios)», con ello proporcionamos también a la historia de la religión un conocimiento impor­ tante. Pero la indagación de la prehistoria de esta palabra sólo es posible por comparación, en parte con otras form as o dialectos, en parte con otras lenguas. En nuestro caso, el radical *nas- está asegurado por el inf. de aor. νάσ-σαι. El fundamento de la investigación etimológica es trip le: 1. Se requiere un parentesco semasiológico. La comparación de ήμ ερ α «día» con el al. Som m er «verano» es improce­ dente, entre otras razones, por la excesiva diferencia de signi­ ficados. En otros casos es necesario un exacto conocimiento de las cosas; δ ε λ φ ίς «delfín» tiene que ser relacionado con δ ε λ φ υ ς «matriz», porque la hembra de este cetáceo, aunque parezca extraño, tiene matriz.

138

Etimología. — § 7 2

2. En gr. casi todas las palabras constan de varias partes. P o r consiguiente, la interpretación de la raíz sólo será posi­ ble después de aislarla convenientemente. Por eso es im pres­ cindible la explicación de la form ación de las palabras de acuerdo con las realidades morfológicas usuales en griego. Las voces patrim oniales en -μος que pasaron al gr. expresan siempre algo concreto. Por eso τό ρ μ ο ς «agujero» puede re­ lacionarse, de una parte, con το ρ ό ς «perforador», y, de otra, con el al. Darm «intestino». También ά ν ε μ ο ς «viento» es una form a concreta (a pesar del lat. anim as), cfr. i. a. ani-ti «sopla» (< *an9-). Por eso también puede relacionarse θδμός «ánimo impetuoso» con θ υ ε ιν «lanzarse impetuosamente» y, al mismo tiempo, con el lat. füm us «humo» (< golpe de vien­ to sobre el fuego abierto), del mismo modo que el indio antiguo dhümáh «humo» está emparentado con dhü- «lanzar­ se impetuosamente». Al explicar δ εσ π ό τη ς como «de la casa i*dem s) señor» (cfr. π ό σ ις), se procede de acuerdo con las leyes de la form ación de compuestos en gr.; pero es im po­ sible in terp retar Π οσειδάων como «esposo (señor) de la ma­ dre Tierra» (Δ α = Γη), porque el miembro determinante en tales composiciones es siempre el prim ero; esperaríam os, pues, Δ δ ς -f πόσι,ς (π ό τη ς), exactamente igual que en alemán, donde también habría que decir Erdmann. En cambio, sería lícito p a rtir de un compuesto arcaico, pero no documentado, basado en un vocativo, πότι. *Δ ας «oh señor (esposo) de la T ierra»; cfr. II. 7, 411 Ζ ε ό ς — π ό σ ις “Η ρης. 3. Teniendo en cuenta que las lenguas indeur. se dis­ tanciaron entre sí no sólo semasiológica y morfológicamen­ te, sino también, y sobre todo, fonéticamente, cualquier comparación etimológica tiene que basarse en la fonética histórica. Las palabras o raíces comparadas sólo pueden ser consideradas como originariam ente emparentadas cuando es posible entroncarlas con una m isma form a inducida de

Principios fundamentales. — § 7 2

139

la lengua indeur. prim itiva. Por consiguiente, no basta una semejanza ocasional de los sonidos, sino que la correspon­ dencia ha de ajustarse a las l e y e s f o n é t i c a s . Llama­ mos «leyes fonéticas» a los procesos fónicos que, en cir­ cunstancias normales, se realizan sin excepción (aunque no siempre podamos indicar sus causas). Por eso hay que rechazar la equivalencia θεό ς = lat. deus, basada en mera semejanza, porque a la Θ- gr. nunca le corresponde en lat. (en las equivalencias seguras) una d-. Por otra parte, las leyes fonéticas nos perm iten relacionar palabras que apenas tie­ nen ya semejanza. El préstam o lingüístico ρόδον (eól. ppóδον) «rosa» se corresponde ¡con el neopersa gul (< *wrda-) «rosa»! Asimismo, el resultado de leyes fonéticas específicas perm ite con frecuencia la atribución de voces a una lengua determinada; -κύνδαξ «fondo de un vaso» está relacionado con el lat. fundus «id.» y con el i. a. budhnáh «fondo», pero no presenta una estructura fónica gr., que aparece más bien ■en τϊυθμήν (< *bhudh-) «fondo, suelo». Según esto, π ύνδ α ξ pertenece a la lengua pregr. que tenía mutación consonántica (§ 11). Finalmente, tampoco se debe olvidar la posición del acento: la desviación de -ποικίλος frente al i. a. pésaláh «abi­ garrado» es regular (§ 68, 4). Las leyes fonéticas están limitadas espacial y tem poral­ mente; es decir, valen siempre únicamente p ara una época y una comunidad lingüistica determinadas. Así, en gr., sólo el jón.-át. realizó el cambio de α > η, y esto, únicamente en una determ inada época prehistórica: por eso dicho cambio afectó aún a *seland > σ ελή νη «luna», pero ya no a π α νσ α > Ήασςχ «toda» (§ 29, b). ¡ Como los sonidos de una palabra no existen aisladamente, sino; que siempre se dan en el conjunto de la palabra (pres­ cindiendo de las pocas palabras monofonemáticas como ), se producen entre ellos influjos mutuos, que se rigen por

140

Etimología. — §§ 73, 74

las leyes fonéticas combinatorias. Estos influjos pueden de­ berse a la proximidad inm ediata (influjos de contacto), pero tam bién pueden actuar a distancia. Hay todavía otros que se producen facultativam ente, y, por último, algunos que tienen su origen fuera de la m ateria fónica dada, p. ej. los influjos de un modelo (esquema) «preexistente» (es decir, pensado). Los

DISTINTOS FONEMAS

§ 73. Los cuadros que damos a continuación abarcan las correspondencias fonéticas en las más im portantes lenguas indoeuropeas; las lenguas centum están a la izquierda; las satem, a la derecha (§ 2). A los distintos dialectos griegos sólo podemos prestarles atención en casos especiales. La prueba de la recta form ulación de una ley fonética tiene que basarse siempre en la totalidad de los ejemplos. Aquí sólo damos, como muestra, ejem plos aislados (cfr. tam bién § 93). §74. * Gr. i I e é 3 a a o ó u β

1 ϊ ε η α α cc o ω υ ΰ

Las Lat. Irl.a

i i e(o,i) é α a a o, (u) o u ü

vocales

simples.

Gót.

Het.

Toe.

i, (e) ai, i ei í e, (i) ai, i c í a a a a á δ o,(u) a ó á u u. (aúy ü ú

i i e, (a) e, (a) a · a a a, u a u u

i i c, a, a a e, a, a a, a a>a,o o, a, u a, a Ll, 0, (w) U, 0, (Wj

I.a. Arm. Alb. Bulg. a. Lit. i I a á i a a a á u ü

1 i b i i i e e,(i) je o i 6, (a) a a, (e) o, (e) a a,(e) o,(e) o a a o,(u) a,(e) o, (e) u e a u u s u y, W y

i y e é a α δ a δ, uo α α

Los. distintos fonem as. — § 75

141

Observaciones 1. Explicación de los signos. Van entre paréntesis los resultados fonéticos que sólo se dan ocasionalmente en condiciones determinadas; *= lengua primitiva indeur.; alb. e = a = ε; el acento irl. a. expresa la cantidad larga; gót. aí —e; ei = l ; aú = o; búlg. a. é = é, lit. é —e,

y-l. 2. Evoluciones diversas: la ce sólo en jón.-át. dio η (§ 27). 3. Abreviamientos en determinadas circunstancias § 81, 1; alarga­ mientos (geminaciones), llamados también «alargamientos compensato­ rios», § 81, 2; contracciones § 46.

§75.

Los

Gr.

Lat.

diptongos. Irl. a. Gót. Het Toe.

ei El

le,

:ι, I e

■eí

¥ ai ai ai ai

|ia

=ϊ) ai

lai,

e

ai,

ai

c

oí oí

t31,

5i ωι

ioe

U'

iae

ai

é,

ai, ie

ai ->y

ι>ι

eu ευ 6u ηυ

au

au συ

Lit.

■ay

e

u

_

Arm, Alb. Búlg. a.

,au

au át. ρησις «sentencia»); ante vocal,, sólo a veces (έσπ ερος «atardecer» = lat. vesper); con mucha, más frecuencia desaparece (ίός m. «veneno» = lat. virus n.);.

144

Etimología. — § 77

c) u después de consonante se convirtió en p; ele aquí resultaron nuevas alteraciones de grupos (§ 83); d) la F desapareció prim ero en posición intervocálica (cfr. i), puesto que en esta posición es donde menos docu­ mentada se encuentra (cfr. todavía chipr. Ν ικοκλέρης, pero beoc., hacia el 200 a. de C., Ρ ισο-κλέης); e ) la ψ como sonido de transición o deslizante: chipriota κ α τεσκεύρ α σε «preparó»; f ) fh procedente de su-, cfr. § 83, 3. §77. *

Γ

1

Gr.

Nasales

)or, ur K

jo p .p o

( ar

) α λ,λα , ) ol.ul, jal

) α ,α μ ,

em

Φ )ο μ Ι α ,α ν

en,in

$ (ο ν

ra n

líquidas.

Lat. Irl. a. 1 Gót Ilet.

Jeep, pee,

(λο

y

(ar Γ 1'

]er> ar,

aúr

Γ

ul

I

jal )

( sm

(ar

Γ

|el>al,

ir, /ur

jal um

a

un

an

a

ar

ri, ir

al

?

a,am am

i en, an,

jin, (an

La. Arm. Alb. Búlg. a. Lit.

Toe.

ja, an

μ , "V

m

m

m

m

m ,-m

n

Γ

ir

Ϊ

il

?

im

m

· a, an

an

e?

m

m

m

m

m

V

n

n

n

n,-rp

n

n

n

n

n

r

Ρ

r

r

r

r

Γ

r, (1)

r, r

r

r

r

1

λ

1

1

1

1

i,iy

(1)

1,1

1

1

1

Observ. 1. Explicación de los signos. Gót. aúr. — ó r; en het. la líquida silábica se escribe generalmente ar, al; el búlg. a. escribe las líquidas silábicas rb, rz, br, gr, Ib, ls, bl; las nasales después de vocal, con signo nasal, p. ej. on > p; igualmente en polaco.

Los distintos fonemas. ~ § 77

145

2. Las diversas evoluciones. Las sonantes silábicas des­ aparecieron en gr. (= ya no pudieron ser soportes silábicos); su comportamiento fue diverso según su posición y la vecindad en que se encontrasen. Tenem os: X> l > ocp, α λ en posición inicial y final, y ante vocal (in­ cluso ante sem ivocal): ά ρ κ το ς (*(kpos; § 93) «oso»; ηπαρ n. (Héqwrt; cfr. i. a. yákxt n., lat. iecur n.) «hígado»; σπαίρω «desprecio» (*sprio; cfr. lit. spiriü «golpeo con el pie»); ¿έλκη «anta» {Hk~; cfr. i. a. rsyah «antílope macho»; cfr. lat. alces «alce»); σ κ ά λ λ ω «escardo» {*sklio; cfr. lit. skiliü «saco chis­ pas con el eslabón»). r, l > pee, λ α en posición interior ante consonante: -πατράσι = i. a. p itfsu , dat. pl. de -πατήρ «padre»; π ίμ -π λα 'μ εν i. a. pi-pr-máh «llenamos». No es raro que junto a ρα, λ α aparezcan tam bién form as con ocp, «λ'· hom. κραδίη, pero en general κα ρδ ία (* k r d lat. cord-, lit. sirdis «corazón»); [μ ]β λα δ α ρ ό ς «blando», pero ά -μ α λδ ύνω «ablando» (indio antiguo m rdúh «blando»); en cambio eól., homér. βροτός ( : ά-μβροτος «inmortal»), chipr. π λ ό τε ι (cfr. π λ α τ ύ ς «ancho», i. a. prthú- «id.»). V- > oc ante consonante y en posición final, por lo de­ más « μ , α ν : a:-ιταξ «una sola vez» (*sm-, lat. sem el) y δέκα «diez» (*dekm, § 93), pero άμ-α «juntam ente» (< *si¡t-); ο-νομα «nombre» (< lat. ndm en); a privativa (< n) en cc-γ νω το ς, pero αν-υδρος (§ 93); en cambio are. δέκο ( — δέκα , lat. decem). 3. En la apofonía se han conjeturado líquidas silábicas largas (§ 90), p. ej. θ ά ν α το ς «m uerte»: dór. θ να τό ς «m ortal» (nd : n ); pero tenemos la alternancia ή ζ -x : ná-%. 4. En posición final -m aparece como -v (-m ya no se ad­ m itía): ζυγόν. — lat. iugum .(§ 93). — Sobre μ -f ; > vj, con­ fróntese § 82, 2, χ λ α ίν α *·χ λ α μ ύ ς «clámide».

Etimología. — § 7 $

146

5. Desaparición de n ante s con «alargamiento compensa­ torio», v. § 60; supresión de la n en grupos trim em bres, v. § 61. §78.

Las o c l u s i v a s la b i a le s y d e n ta le s

* Gr. Lat, Irl. a. Gót. Het. Toe, P ph bh b t th dh d

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Observaciones 1. La ordenación de los sonidos atiende a su afinidad, de suerte que en general están en la misma línea los sonidos que se correspon­ den en las distintas lenguas. Irl. a. th = p ; gót. b, d generalmente fricativas [b, ct]; toe. c = t', diferente de ts; i. a. t, d son «cerebrales» (cacuminales). El het. escribe las oclusivas sonoras y las sordas pro-, miscuamente; sin embargó, las grafías dobles parecen remitir etimo­ lógicamente a las sordas.

2. El gr. no tolera en posición final ninguna oclusiva; cuando la lengua indeur. prim itiva las tenía en dicha posi­ ción, han desaparecido: εφ ερ ε = i. a. ábharat «él llevaba»; τ ι, lat. quid; γ ά λ α , γ ά λ α κ τ ο ς ^ lat. lac, lactis «leche»; homé­ rico κρϊ «cebada», de #κριθ, como se ve en κρΐθή «id».; sobre έκ cfr. § 64. 3. Probablemente, ya en indeur. faltaban las oclusivas labiales en posición final; la b- inicial parece haberse dado en la lengua prim itiva indeur. sólo en palabras onomatopéyicas.

147

Lit.

Los distintos fonem as. — § 7 9 >V)

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§79.

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2. Las labiovelares aparecen diversamente en los distin­ tos dialectos griegos. En eól., siempre como labiales: π έμπε, lat. quinqué (< *penqwe); en los demás dialectos sólo son labiales ante consonante y ante vocales oscuras, apareciendo como dentales ante vocales claras: τ ίς «¿quién?», pero π ό θ εν «¿de dónde?» (*qwo-, cfr. gót. ha-s «¿quién?», i. a. ka-h «¿quién?»); πετΐτός = i. a. paktáh «cocido» (< mpeqwtós); en el caso de gw, también en otros dialectos parece ser la labial, contra la regla anterior, el resultado reg u la r: *gwiuos > β ίο ς m. «vida», gót. q'Hus «vivo», irl. a. bin «vivo», búlg. a. ziv«id.»; sin embargo, heracl. διο-. Cuando, en virtud de esta ley, tendría que producirse en la flexión una alternancia entre labial y dental, se impone generalmente la la b ia l: Heiqwo > λε ίπ ω (lat. -linquo) «dejo» debería tener ante las terminaciones con -ε- una dental; sin embargo, se dice λ ε ίπ ε ι, etc. En jón.-át., y quizá en dór., aparece regularm ente γ , κ, χ antes o después del sonido u: υ-γιής «que vive bien, sano»

Los distintos fonemas. — § 8 0

149“.

(frente a βίος y δ lo-, v. supra). En jón. esta gutural se ex­ tendió en el in terrog ativo: de ου κω ς a κω ς «de algún modo». En tes. incluso κ ίς junto a τ(ς «¿quién?». Ante jj la labiovelar pierde en gr. el redondeamiento de los labios (§ 82, 4) y se convierte en gutural: *peqwid «yo cuezo» (cfr. lat. coqud, i. a. paGyaté) > át. π έττω (como kj > ττ/σσ). 3. Si la articulación lo exige, gw, qw puede convertirse por segmentación en γ υ , κ υ ’· *gwná > γυ ν ή «m ujer» (§ 89, 3); qwéqwlos m. «rueda», pero pl. qwqwld n. > κ ύ κ λ ο ς , κ ύ κ λ α (asimilación partiendo del plural), i. a. cakráh, cakra «id.», toe. kukal «carro», ingl. wheel «rueda».

*

§80.

La

sibilante.

Gr.

1 Lat. Irl. a. Gót. Het. Toe. I. a. j Arm.

s α, *, x s,-r- s, x

s, ~z~

s

Alb.

s, s s, s jh, s, x gj, sh, h

Búlg. a. Lit s, ch s, s

Observaciones 1. Sobre la transcripción de las distintas lenguas: 5 es cerebral; alb. sh es s palatal, gj ~ g'; búlg. a. ch = ¡i= [x].

2. 5 se realizaba ya en. indeur. como sonora ante sonidos sonoros i^ozdos > δ ζος, gót. asts «rama», arm. ost; cfr. *o + sed- «estar sentado junto a»). 3. En gr., s sólo se conservó en unión con una oclusiva, y, en posición final, siem pre: *ststis > σ τά σ ις (i. a. sthítih «acción de estar o poner derecho»); *ozdos > δζος (v. supra); ac. gr. prim., cret. τ ό ν ς > át, τ ο ύ ς , dór. τώ ς; además, en la m ayoría de los dialectos, después de p, λ (§ 84, 5); finalmente, en unión con s, sin distinguir entre el origen gram atical (§ 63) .o histórico (§ 82 s.) de ésta.

150

E tim ología.— § 80

4. En todos los demás casos, la s se aspiró, con diversos resultados (la aspiración como soplo sólo era admisible en posición inicial como m arca del ataque vocálico; en. los de­ más casos, la aspiración equivalía a la pérdida de una con­ sonante, lo cual frecuentem ente habría implicado la pérdida de una m o ra ): a) en posición inicial, ante vocales, la aspiración aparece como ': *septm > έ π τά (lat, septem, al. sieben); b) en posición inicial ante sonante, la aspiración afectó a la sonante, que, cuando el número de m oras se veía ame­ nazado, se duplicaba potencialm ente: κ α τά ppóov «corriente abajo» (< *sro-uos, i. a. sravah «derrame», § 85, 3); c) en posición interior, la $ intervocálica se hizo aspi­ rada y luego desapareció, desplazándose la aspiración, según § 62, al comienzo de la palabra: *isarós > dór. Εαρός «pode­ roso» (i. a. isiráh «fuerte»). Cuando este desplazamiento no era posible, la h desapareció sin dejar huella (porque no se producía pérdida de m ora): gen. *génesos > γ έ ν ε σ ς , latín generis, de γ έ ν ο ς «género»; d) en posición interior, la s desapareció ante sonante, y, p ara evitar la pérdida de m ora (larga por posición), se dupli­ có o bien la sonante o bien el soporte silábico (alargamiento com pensatorio): *esm/ «soy» (i. a. asm i) > lésb. εμ μ ι, ático ε ίμ ί, dór. ήμ(; después de sonante, se aplican las leyes del § 85, 2; e) entre consonantes también se aspiró la s: έψ θό ς «coci­ do», de έψ-τός (εψω «yo cuezo»); aquí [-pst-] la aspiración pasó a la oclusiva siguiente, de m anera parecida a sr > h r > cfr. además §§ 84, 1; 85, 3). 5. s > h desaparece por la disimilación de aspiradas (εχω en vez de *έχω , cfr. εκτό ς), según § 62, 2. 6. La 5 de origen secundario, p. ej. át. σσ > σ (§ 27, 5) *ti > σι (§ 26, 1-2) no se atiene a la ley de la aspiración, cuya

Cambio fonético combinatorio. — § 81

151

vigencia había desaparecido antes de producirse esta s. Pero esta ley tenía que ser aún efectiva cuando los griegos cono­ cieron a los Liguses (> lat. Ligares) y reprodujeron su nom­ b re por Λ ίγ υ ε ς . En el s. v a. de C. volvió a producirse una aspiración intervocálica en chipr. ( §34, chipr. A) y en laconio (§ 38, 1). 7, Sobré p indeur. como variante fonética de una t, cfr. § 87, 4. C a m b io

f o n é t ic o

c o m b in a t o r io

§ 81. Vocales (diptongos) con vocales o con sonantes. 1. Abreviamientos. a ) Las vocales largas se abrevian frecuentem ente ante vocal; así regularm ente la ω ’ hom. ηρ ω ο ς j- - - «del héroe»; ζο ή se escribe en jón. junto a ζω ή «vida»; át. σ τ ο ιά junto al eól. σ τ ώ ϊα «pórtico con columnata», pero siempre Σ τω ϊκ ό ς; en dór. común ηρω , ηΡο, ηρα se convierten en εω , εο , ε α , p. ej. en la flexión del tema β α σ ιλ η υ - «rey»: β α σ ιλ έ ω ν (geni­ tivo pL), β α σ ιλ έ ο ς (gen. sing.), β α σ ιλ έ α (acus. sing.); en jón.át. este abreviamiento sólo se produce cuando la segunda vocal es larga: ε ω ς (hom. ή ω ς) «aurora»; θ έ α (sirac. θ ά ά ) «espectáculo» y θ έ ά τ ρ ο ν ; a veces se produce el abreviamiento incluso en posición final: II. 1, 578 δφ ρα μή α ΰ τε -j. w - ^ ~ «para que no... de nuevo» (fenómenos iguales en i. a.); cfr. sinicesis, § 64 a. b ) Vocal larga ante sonante + otra consonante se abre­ via : γ ν ό ν τ ε ς (p a rt), pero £ γνω ν «Conocí»; el abrevia­ miento se produjo antes de que, cuando tal era el caso, desapareciera una de las consonantes: * εγνω ντ > ε γ νο ν, «conocieron»; *mens (cfr. lat. mensis) > *μ ένς > jón. μ είς, dór. μής (pérdida de la v con alargamiento compensatorio, pero después del abreviamiento); sin embargo, en posición

152

Etimología. — § 81

interior se aplica p ara sonante -f 5 el § 84, 2 (lésb. μ η ννσ ς; pero át. μηνός con desaparición sin dejar huella); *χηρς > *χερσ (át. gen. χερός) > *χερρ (eól. gen. χέρρσς) > át. χ ειρ ; rod. χερς es neologismo posterior; cfr. § 60. c) Abreviamiento gr. de diptongos largos ante σ : *dieus (= i. a. dyaüh) > Ζεός; gwous i. a. gauh) > βους «buey, vaca»); *náus i. a. naüh) > ν α υ ς (hom. νηυς restablecido a p a rtir del gen. νηός; jón. νεό ς abreviam iento posterior según l a ) «nave»; dat. pl. p. ej. luqwdis (i. a. instr. vfkaih , lit. vilkais) > λ ύ κ ο ις ; *éqweism ( = i. a. ácaísam ) > ε τ ε ίσ α «pagué». Pero este abreviam iento no se produjo cuando se había perdido la s in tervocálica: . *ausds «aurora» (> latín a u ro ra) > dór. ά [ρ ]ώ ς, hom. ήώ ς, eól. α ΰω ς. Resulta extra­ ño *snéu- en νευρ ο ν «tendón» frente al avést. snau-ya- «hecho de un tendón». d ) Los diptongos largos pierden ante sonante la 3.a m ora ya en in d eu r.: no (ac.) **dieurn, **g'v5um , sino *diétn, *gwdm > Ζην, βών ( — i. a. dyüm, g a ir), evidentemente para im pedir que se p rodujera bisilabismo, como sucedió en *naum > *na-um > hom. vfjEfIcx ~ i. a. ná-vam; de m anera sem ejante *pdi- en eól. πώ νω «bebo» (i. a, pciy-áyati «deja beber». 2. Alargamientos. Cuando la desaparición de una conso­ nante amenazaba con la pérdida de la cantidad larga de una sílaba (larga por posición), el dór. y el jón.-át. recurrían ge­ neralm ente a la geminación del soporte silábico (m ientras que el gr. central geminaba una consonante sin otra altera­ ción; § 82 ss.; *esmi > át. εΐμ ί (ει = &), dór. ήμ£ «soy», pero eól. εμμι); tal sucede con át. Α χ α ϊκ ό ς por ^ Ά χ α ι-Ρ ικ ο ς, (chipr. Ά χ α -ιρ ό ς), porque era preciso salvar la doble m ora de la sílaba afectada (-at-Ft- > -ou-i > -caí cfr. tam bién § 76, 2 d); este procedimiento se llam a alargamiento compensato­ rio. Otro «alargamiento compensatorio» totalm ente diferente es el que se produce en *όδοντς > οδούς «diente» o bien en

Cambio fonético combinatorio. — § 8 1

153

τό νς > τ ο υ ς : la v actuaba como segunda mora, porque aquí la vocal + nasal se convertía prim ero en vocal nasal, la cual contenía dos moras, es decir, la suya y la de la nasal. Al perderse la nasalización, que no es en realidad más que una marca, quedó una vocal alargada. De m anera sem ejante ha de explicarse la evolución lésb. de -ονς > -οις. 3. Sinicesis: el hom. Α ίγυτιτίη debe leerse como trisílabo, es decir, -/η. 4. M etátesis: a) de cantidad: át. (en parte también jón.) β α σ ιλ έω ς, frente al hom. β α σ ιλ η ο ς «del rey»; b) de líquida y vocal: especialm. cret. Α φ ο ρ δ ίτα , fren te al Α φ ρ ο δ ίτ η general; κ σ ρ δ ία : κραδίη (§ 77, 2). 5. Contracciones (pérdida de la frontera silábica). Las hubo ya en gr. prim itivo y en la época indoeuropea. El aumen­ to e- se fundió con el comienzo vocálico del verb o: ήσθανόμην, de ε + οα- «yo percibía»; Numerid.. En gr. prim itivo y en época posterior se produjeron, por caída de consonantes y «semivocales» intervocálicas, nuevoshiatos que, en el transcurso del tiempo, fueron igualmente eliminados mediante contracciones; en el dat. *menesi > hom. μ έν εϊ > μ έν ει (μ ένο ς n. «cólera»), por supresión de lai

154

Etimología. — § 8 2

fro n tera silábica (sin pérdida de m oras); en otros casos fue precisa todavía una asimilación p re v ia : γ έ ν ο υ ς pasando p or γ έ ν ε ο ς > * γενο ο ς «del género», con ου = o. Sobre las reglas ■de estas contracciones y asimilaciones v. § 46. § 82. Grupos con i. Cuando la semivocal i o j resultó in­ admisible en gr. (§ 4, 2), había producido ya efectos muy im portantes. De una parte, podía la / cambiar el matiz de sonidos precedentes; de otra, la simple desaparición de la lio era ya posible cuando de tal desaparición se seguiría una alteración de la fro n tera lingüística y, al mismo tiempo, del número de m oras (larga por posición). Para salvar el número de m oras se recurrió a diversos procedim ientos: 1. u + i > Lf. Por trasposición (metátesis), la i podía evitar la desaparición, puesto que la u > p se conservó mu­ cho más tiem po: *a-uis (lat. avis) «ave», que, ampliado con -ετο ς, dio au-ietos, se convierte en α ϊβ ε το ς (glosa, con ¡3 por p) y en α ΐ-ετο ς «águila» (át. αι-ετος, según § 81, 2). #ε ύ ρ ε υ -ία > #εύρει-Ρ «> ε ύρ ε ια f. (de ε ύρ ύ ς «ancho»); *βου/ος (βους «buey, vaca»; cfr. i. a. gavyah «bovinus») > *βοι? ο ς > (τεσσαρ ά-)βοιος «que vale cuatro bueyes»; *οιρ-^ος (i. a. dívyáh) > *διι-ρος > δΐος «divino» ( ll tautosilábica = í). 2. Las sonantes + i fueron tratadas diversamente. a) En el caso de μ, v, p 4- i sólo se produjo m etátesis •cuando en la sílaba anterior había a , o (es decir, cuando era posible un diptongo): *χλαμ-/α > χ λ α ϊν α ( - χ λ α μ ύ ς «clámi­ de, túnica»; anteriorm ente m j > nj con asimilación parcial); ~*§av-ja > φαί-νω «resplandezco» (*bhsnio > alb. benj «hago aparecer»); * ά γκο v-/oc > ά γ κ ο ι-ν α «objeto curvado» (&γκων «codo»); *έτοίρ-/α > ε τ α ίρ α (ετα ρ ο ς m.) «compañera»; #μορja > μοΐ-ροί «sino» (μόρος «suerte»), b) Geminación de la sonante o de la vocal precedentes •cuando en la sílaba anterior hay ε, ι, υ :

•Cambio fonético combinatorio. — § 8 2

155

*κτέν-/ω > lésb. κτέννω, át. κτείνω «mato»; *κρ[ν-/ω > lésb. κρίννω, át. κρίνω «decido»; ό-τρύν-/ω > át. ότρόνω «empujo»; *φθερ-/ω > lésb. φθέρρω, át. φθείρω, dór. φθήρω «corrompo»; *οίκτ(ρ-;ω > lésb. οίκτίρρω, át, οικτίρω «compadezco»; *όλοφύρ-/ω > lésb. όλοφύρpco, át. ολοφύρομαι «lloro».

c) En el caso de li sólo se produce geminación: *alios (lat. aliu s) > ά λ λ ο ς «otro». El chipr. cambió posteriorm ente por influjo del sustrato 11 > il: α ίλ ο - — ά λ λ ο ς . 3. Sibilante + i. Cuando dejó de ser admisible, se produ­ jo en prim er lugar metátesis; posteriorm ente, la aspiración de la s (o su desaparición entre vocales): *tos-io (i. a. tasya) > *toi-so > hom. το ϊο «de éste»; *nas~io (aor. νάσ-σοα) > * nai-sd > vedo) «habito»; :ΐά λ ά θ ε σ -;α (: ά λ η θ ή ς «verdadero») > *άλά:θει-[σ]α: > ά λ ή θ ε ια «verdad»; *uidus-id (i. a. vidusl) > *uidui-sa > hom. Ιδυΐα «sabedora». En posición inicial tenemos *siumn n. (= i. a. syümann.) > 6μήν «membrana»; en el optat. *siem (i. a. syam, latín siem ) se habrían volatilizado el radical y la característica de optativo casi por completo; por eso esta palabra tomó del indic. una de apoyo (*es-mi > lésb. εμμι «so y»): *es-iem > *ei-sem > εϊη ν. 4. Las oclusivas -f- i sufrieron grandes transform aciones. De una parte, la oclusiva tuvo que acomodarse a la i > j si'guiente (como variante fonética); de otra parte, la / no podía desaparecer sin d ejar huella, porque habría resultado la pér­ dida de una m ora (pérdida de la cantidad larga de la sílaba); p o r eso se produjo o bien geminación de la oclusiva o bien :adición de una dental (vid. la tabla). Los dialectos han se­ guido en esto caminos diferentes. En p rim er lugar se produjo el cambio de dental 4- i. La asimilación dio por resultado en el caso de las sordas (τ, θ) un t’j, etc. La desaparición de la j exigía (para salvar el núm ero de moras) una geminación en t't', grupo que no exis­

156

Etimología. — § 82

tía y que, por consiguiente, fue sustituido en todos los dia­ lectos por σσ, que era el más próximo; el grupo 55 existía’ en γ έ νε σ -σ ιν, etc., § 63. En jón.-át. se simplificó entonces· toda ss > s. En cambio, en beoc. y cret. esta ss primitiva· sólo puede dem ostrarse indirectamente, es decir, en aquellos casos en que surgieron grupos inadmisibles de sonante + ssr en los cuales la 5 interm edia tenía que desaparecer: ^παντ/’α > cret. π ά νσ α ( = τγασα), *Moνθ/α > beoc. Μ ωσσ, ^καρτ/cov > #καρσω ν > dór. κάρρων «más fuerte»; en todos los demás casos la ss fue sustituida por aquella τ τ que nació de kj algo más tarde y se extendió partiendo de aquí: dór. μέττος; (= át. μ έσος «medio» < *medhios > i. a. madhyah). En el caso de la sonora, al desaparecer la j, d'j tenía que haber dado d'd', o bien (en analogía con f f > σσ) [zz]r grupo que no era posible y que, por consiguiente, fue sus­ tituido p or zd (= ζ), que era el más próximo (en beoc. etc., también 6 5 : el derivado verbal con -id de γ υ μ ν ά ς , -άδος es. γ υ μ νά ζω «ejercito desnudo», beoc., Iac., cret., etc., -δδω; *diéus (i. a. dyaiíh) > át. Ζ εύς, lésb. Σ δευς, beoc. Δ εύς (en vez de una dd- potencial). Para el cambio fonético cfr. ingléseducation — [-sn] o bien *sédjo > búlg. a. sézdo (: sédeti) = εζομ α ι «estoy sentado». Después del cambio de tj > σσ, comenzó el de kj. Este grupo fue realizado prim ero como k’j, y luego, una vez des­ aparecida la j, tendría que haberse presentado como k'k' para conservar el número de moras. Como en gr. no había este grupo, fue sustituido; en beoc. y cret., por ττ , que tenía un sonido parecido; en los demás dialectos, por σσ, afín al anterior y ya existente. Esta τ τ beoc. desplazó luego a todaslas ss de origen secundario y penetró incluso en á t .: ψ υ λ ά ττω «guardo», fren te al jón. φ υλ ά σ σ ω (φ υλα κ- «guardia»); θρ ά ττω «perturbo» (τρ α χ ύς «rudo»), frente al jón. θρήσσω. En posi­ ción inicial, la geminada sólo está potencialm ente: κι +

Cambio fonético combinatorio. — § 8 2

157

ήμερον > át. τή μ ερ ο ν, jón. σήμερον «este día, hoy»; *qieu- > ■σεύω «empujo», ¿m -σσυτος «que se precipita sobre» (indio antiguo cyutáh «impulsado»). En los grupos trim em bres, e s t a ss es más resistente que tj > σσ > σ (§ 84, 4). En oca­ siones se produce p ara k'k' una sustitución p or el grupo κτ {análogamente χθ): *kieinos (i. a. éyenáh) ~ ί-κ τΐνο ς «águila»; ghies «ayer» (i. a, hyah) > χ θ ες. En el caso de la sonora, habría que esperar la evolución gj > g'g' > zz o dd; como no figuraba en el inventario de los fonemas, el grupo fue susti­ tuido por zd (= ζ ) : compar. en -ion- de μ έγ α ς «grande» > jón. μ έζω ν; *gwíia (i. a. jiy a ) > β(α «fuerza», pero *gwia -h id > ζά -ει «infiere violencia» (i. a. Jyd «fuerza»). Dialectal­ mente también 5 6 : beoc. σφάδδω (jón. σφ ά ζω , át. σφ ά ττω ) -«degüello»; cret. πράδδω (át. π ρά ττω «hago»). Los casos de labial + i son más ra r o s : *w rbios (cfr. litua­ no virbas «rama») > ράβδος f. «cayado»; los verbos en labial -j- jo adoptaron generalmente el tipo -pjd (> -πτω), que era •el predom inante: *βλαβ-/ω (βλάβη «daño») > β λά π τω ; *τυπ]ω (τύπ ος «golpe», búlg. a. tspati «él golpea») > τύπ τω ; *θαφϊω (τά φ ο ς «sepulcro») > θάπτω «sepulto». En el proceso p j > p j > PP no era posible otra sustitución que no fuera -πτ, etc. Observ. En Asia Menor, la ss nacida de kj, tj, etc., se confundió Ocasionalmente con ps > φ (§ 22, nota 39); pero a veces fue reproducida también mediante la ξ, p. ej. διξός «doble» = át. διττός ( ζ (~ zd), 55 ti > σ σ (> σ ), ττ thi > σσ (> σ), ττ

bi > βδ pi > πτ phi > φθ (?)

Gutural + i

gwb SÍ > ζ, δδ, γδ (?) q"% Μ > σσ, ττ, κτ qa’hi, khi > σσ, ττ, χθ

Etimología. — § 8 3

158

§ 83. Grupos con u. El cambio de u > p, igual que el. de i > j, produjo en gr. alteraciones, pero mucho menos im ­ portantes, porque u. > p todavía subsistía en muchos dialec­ tos durante la época histórica: 1. Sonante + u se conservó en eól., gr. noroccid. y en. dia­ lectos dór.; en jón. y en algunos dialectos dór. se produjo· alargamiento compensatorio, mientras que en át. la p de este grupo desapareció sin dejar huella, y lo mismo en lésbico.. El eól. ξ έ ν ν ο ς , etc., tardíam ente transmitido, es un hiperlesbismo. Grupo

m Ιμ ru

Conservación Alargamiento compens. jón. dór. ξενρος1 καλρός3 KopF«4

ξεΐνος καλός κούρη

-ξηνος2 κώρά2

1 Cor., Core, (dór.), El. (noroccid.).

2 Cret.

Pérdida

Significado

ξένος καλός κόρη

extranjero hermoso muchacha

3 Beoc.

4 Arcad..

2. u + líquida se conservaron en algunos dialectos; peroeste grupo sólo podía darse en posición inicial y en compo­ sición (por la llam ada apofonía, § 90). Conviene observar depaso las diferentes grafías de la p (§ 21, nota 23) y, además, que u, en circunstancias propicias, se convirtió en u (d). La. grafía pp, ρλ. no se encuentra nunca en auténtica posición. Grupo

Conservación

ur ul

Fp-, -upΓλ-, -oX-

Geminación -pp-λλ-

En posición inicial' m (λ)λ-

Ejemplos: Gram. εύράγη, át. έρράγην, aor. pas. de ρήγνυμι «rom­ po»; lésb. ρρηξις, át. ρήξις «ruptura»; *e-ula > εύλή «gusano» (pero> U\a > ύάλη «gusano»; uel- «enroscar», lat. volvó); el. ά-ρλανέως «com­ pletamente», ά-λλανής ‘ άσψαλής (literalmente: «no enroscadó»):; dó­ rico. λανος n. (lat. lana, al. Wotle «lana») de ρλ-.

Cambio fonético com binatorio.— § 83

159

interior. En otp~s dialectos la líquida sufre geminación com­ pensatoria; las geminadas, como siempre en posición inicial,, se realizan como simples, pero subsisten potencialmente,, de suerte que en la composición vuelven a m anifestarse: (v. tabla). 3. s + u no se conservó en ningún dialecto, porque la s inicial se aspiró ante semivocal lo mismo que ante vocal y ante sonante. Así resultó una digamma aspirada, que toda­ vía se escribió esporádicamente (panf. p/is «se, a sí» < *sue,. cfr. lat. suí «de sí»), y con ello una oposición de p : p‘, que en beoc. evolucionó diversamente (p > p, pero p‘ > h : ρικαστη κή εκτη «en el vigésimo sexto», cfr. galo svexos «sextus»).. Como la desaparición de la 5 ocasionaría, llegado el caso, pér­ dida de la cantidad larga por posición y, por tanto, del nú­ mero de moras, se produjo, para salvar la cantidad larga de la sílaba, geminación de la p, como todavía puede demos­ trarse m étricam ente: hom. π α τέ ρ ι (FF)

^vaF-ρος > lésb. να ϋο ς) o bien del soporte silá­ bico (*nas-uos > dór. να-ός, jón. νη-ός, át. νε-ώ ς con metá­ tesis de cantidad). Frente a esto no constituye el cret. píoFoq «igual» (> át. ισος, jón. ίσος) ninguna objeción, porque aquí tenemos oF (< Tp) secundarias: *ριδσ-ρος, como puede verse por εΕδος n. «aspecto» e ιδ έ α «figura» (cfr. lat. video «veo»).. A veces su inicial se convirtió en (σ)σ; en tales casos se trata probablemente de préstamos, p. ej. σ έ λ α ς n. «b rillo»: i. a. svar n. «resplandor del cielo»; pero es auténticam ente gr. Ε λ έ ν η = i. a. svárana «la resplandeciente». 4. Oclusiva + u. El destino de u > p después de labial no puede explicarse por completo a causa de la escasez de ejem­ plos. En algunos casos se evitó el peligro que amenazaba a la cantidad larga por posición (al desaparecer la p) mediante

160

Etim ología.— § 83

la geminación de la oclusiva, a veces también mediante la del soporte silábico ( = alargamiento compensatorio). En posición inicial, las geminadas sólo existían potencialmente. A veces la p desapareció sin d ejar huella (como después de sonante, § 83, 1). La geminación de sonoras sólo es posible ocasional­ mente; por eso encontramos también &p, y γρ dio, en parte, γ υ . Las guturales se asim ilaron a la p y se hicieron labiales: ,βρ: έκατόμ-βη, de *-βρη (cfr. (5ους «buey, vaca») «sacrificio de (¿por?) 100 bueyes o vacas»; itp : νή-πιος, de *-7iF-Loq (cfr. νη-πύ-τιος) «inexperto»; •φρ: ύττερ-φία:λος, de #-φρι- (cfr. lat. super-bus) «soberbio»; Sp: cor. Δ ρ εινία ς (cfr. δ εινό ς «temible»); dór. δοάν (o = F) = át. δήν «largo tiempo»; hom. εδ δ εισα ν (δδ grafía por δρ); en el perf., alargamiento compensatorio *δέ-δρια: > δ είδ ια (en át. desaparición: δέδιμ εν), de δεί&ω «temo»; xp: cret. χΡε, dór. χε, jón. o í (acus.) «a ti»; Huakos (i. a. tvaóah n. «piel») > ép. σά κο ς n., φ ερε-σσακής «portador de escudo»; *qwetur- (lat. quattuor) > át. τ έ τ τ α ρ ε ς , hom éri­ co τέ σ σ α ρ ε ς «cuatro». 6p: *dhuesos (a. al. m. ge-twas «fantasma», lit. dvasiá «fan­ tasma») > θ ε ό ς «dios»; yF > γο : γ ό α λ ο ν lat. vola (convexidad»); o bien, según los distintos dialectos y posiciones, (β)β, ( δ ) δ : τρίβω «fro­ to» ~ lat. intertrlgd «sitio desgastado»; kF según los distintos dialectos y posiciones (11)71, (τ)τ : *kuci- > beoc. τ ά ττπάματσ: «posesiones» (1. a. ¿va-yatí «se hincha»); *kuitnos «blanquecino» (i. a. svítnah «id.») > τ ίτ α ν ο ς «cal», pero como topónimo ΠιτάνηΙ χρ según los distintos dialectos y posiciones (-κ)φ, (τ )θ : *ghwér- (lit. zveris) > θήρ, lésb. φήρ «fiera».

Cambio fonético combinatorio, — § 8 4

161

Observ. κρ dio en época más reciente κκ: ττελεκκάω «golpeo con el πέλεκυς (hacha)»; tar., epid. ϊκκος «caballo» es, por tanto, más recien­ te que ίππος (< *ékuos > i. a. aávah, med. aspa, lat. equus, saj. a. ehn-, gal. epo-).

§ 84. Consonante + s. 1. En los grupos de oclusiva + s el gr. suprimió la opo­ sición entre los modos de articulación de las oclusivas (por ejem plo γ , κ, χ, ·+ σ = ξ; § 60). Al mismo tiempo, las den­ tales + s dieron la africada ps, cuyos elementos no presentan el mínimo de contraste necesario, por lo cual se produjo una asim ilación: lésb., hom. σσ (jón.-át. > σ), beoc. χτ (§ 82, 4), cret. tam bién θθ; en posición final, que no toleraba las ge­ minadas, en todas partes resultó únicamente -ς (§ 61): cret. Ά ρ κ ά θ θ ι (< -αδ + σι) «para los arcádios», pero nomi­ nativo 1Α ρ κ ά ς (< -αδ + ς); beoc. έ ψ ά φ ίττα το = έψ ηψ ίσα το «votó» (δ + σ). La 5 interconsonántica desapareció con aspiración: έ ξ + τρ ό ς > εχθρός «enemigo» (§§ 80, 4 e y 85, 3). 2. Las nasales + s tuvieron en gr. el destino siguiente. Los grupos antiguos no se conservaron nunca en posición interior, porque en este caso la s desaparecía después de aspirarse. El peligro, que de aquí podía resultar para la cantidad larga por posición se evitaba mediante la gemina­ ción (de la nasal o del soporte silábico). Además de. los ejem plos de aoristo sigmático (§ 61), tenem os: *omsos (i. a. ám sah) > ώ μος «hombro», con alargamiento compen­ satorio dór. (eól. δμμος); gen. #mensos (lat. mensis) > ático μηνός,' aquí no podía aplicarse ningún alargamiento compen­ satorio; hiperlésb. μ η ν ν σ ς; en posición final se conservó el grupo -ns (§ 81, 2): cret. acus. τό νς έ λ ε υ θ έ ρ ο ν ς «a los li­ bres»; la n de esta term inación desapareció en la m ayoría de los dialectos con alargamiento com pensatorio: át. το ύς ε λ ε υ θ έ ρ ο υ ς , dór. τώ ς.

162

Etimología. — § 8 4

En grupos trim em bres la n desapareció sin d ejar huella: χεστός «pinchado», de *κεντ + το ς (§ 61), dialectalmente también en el conjunto de la fr a s e : cret. τό ς θ ε ό ν ς «a los dioses» (acus.), frente al τό νς general. 3. Nasal -f s secundaria. Al desarrollarse en los dialectos predór. una s secundaria, podían surgir nuevos grupos de nasal + s. Por entonces había desaparecido ya la debilidad de la s, de suerte que las alteraciones se producían ahora a costa de la n : gr. primit., dór. εχοντι «tienen» resultó en los dialectos predór. (§ 26, 1) εχονσι (así todavía en arcad.) y luego nuevamente en lésb. £χοισι. (con ή > i), o bien jó n át. έ'χοοσιν con desaparición de la n y alargamiento compensatorio (ου = o). Después de vocal larga, la n desapareció en todas partes sin d ejar huella: subj. έ’ χωσι (< -ων + σι), pues aquí no era posible ni necesario el alargamiento compensa­ torio. Análogam. át. *μησί < *μησ-σί (cret. μην-σί). 4. Nasal -I- σσ/ττ secundarias da resultados diversos se­ gún la procedencia de la geminada (¡de diversas épocas!): a ) Nasal + dental -I- s: en vez de -nss- aparece prim era­ mente -νσ-> incluso en los dialectos de t: -ιιαντς > π α ς «todo»; aor. ^εσττενδ-σα, cret. εσττενσα (át. εσττεισα m uestra desapa­ rición posterior de la v con alargamiento compensatorio) «hice una libación»; ^ ό δ ο ντς, át. οδούς, «diente» (lat. dens, dentis) con ου = o; se opone a esto el part. φ έρ ω ν, -ο ντο ς «que lleva», influido por el neutro (φέρον). b ) Nasal + τ 4- j, o bien + θ + j dio en todas partes, in­ cluso en los dialectos de t, νσ (por νσσ): #7iavx/a>cret. π ά νσ α «toda», lésb. τταΐσα (n > i)> jón.-át. τιασα pierde tam bién la v con alargamiento compensatorio. c) Nasal 4- κ + j, o bien -f χ + j > v + ττ/σσ; aquí era de rigor la ττ/σσ (§ 82, 4); luego el grupo trim em bre inadmisi­ ble nss/ntt se simplificó a costa del elemento más débil (la n), con alargamiento com pensatorio: jón. άσσο ν (< * ayyjo v,

Cambio fonético combinatorio. — § 8 4

163

cfr. ά γ χ ι «cerca») «más cerca»; en el compar. át. έ λ ά ττω ν (jón. έλά σσω ν), frente a έ λ α χ ύ ς «pequeño», el alargamiento compensatorio rem ite a una n desaparecida (*ε-λεγ-χ;ων\ lit. lengvüs «ligero»). d } Nasal + gj, o + d j producían el grupo nzd, con la in­ admisible posición intermedia de la sibilante; se suprimió la η: σ α λ π ίζ ω , de *ιγγ-/'ω (cfr. σ ά λ ια γ ξ «trompeta»); v. § 61. 5. Líquida + 5: a ) ρσ se conservaron generalmente; sólo en gr. noroccidental y en át. del s. v il se convirtieron en pp; λ σ presentan diversos grados de conservación (§ 61). En posición final, ya en indeur. eran inadmisibles -rs, -rt, y sólo posteriorm ente y de m anera secundaria volvieron a aparecer en gr. (α:λς frente al lat. sal; § 60). b) Líquida con 55 de origen secundario (no hay ejs. con tt): como el eól. κρ έτο ς «fuerza» y compar. jón. κρέσσων {-tjon-), así también el jón. κά ρτα «mucho» y compar. dórico κάρρω ν (de -rtj~ > 4-ρσσ- > *-ρσ-)· El cret. κάρτω ν recibió su x del superlativo κ ά ρ τισ το ς. c) Líquida + gj, o + dj daría líquida + zd (ζ), es decir, posición intermedia, inadmisible, de la sibilante, que es su­ p rim ida: ερδω «hago» (perf. εοργα) de *ρε ργ-ΐω > *?ερζω; cfr. al. w irken «obrar». § 85. Sibilante + consonante: 1. Sibilante -i- oclusiva se conservó (§ 59). 2. Sibilante + sonante no se conservó. Las excepciones se deben o a influjo ajeno (σμιχρός junto a μ ικ ρός, § 59) o a£ la presión ejercida por el sistem a: perf. εζω σ μ α ι (según εζωσταΟ «estoy ceñido». Si por el cambio de s > h surge e l peligro de qüe se pierda una m ora (larga p or posición), es. evitado mediante la geminación de la sonante (potencial era-

164

Etimología. — § 85

comienzo de palabra, y en posición in terior sólo en eól.) o del soporte silábico (§ 81): sm > μμ' : μ ειδ α ν «reír», φ ιλο -μ μ ειδ ή ς «amigo de reír» (indio antiguo sm ayaté «reís», ingl. smile «sonreír»); s n > vv' : ν ίφ α acus. f. (gót. snaiws «nieve»), ά γ ά -ννιφ ο ς «cu­ bierto de nieve»; * σ ελα σ -νά > lésb. σελάννςχ, dór. σ ε λ ά vcc, át. σ ελή νη «luna»; si > λλ * : (egin.) λ/κχβών, hom. g-λ λ α β ε (§ 49); eól. χ έ λ λ ιο ι, jón. χ ε ίλ ιο ι, lac. χ ή λ ιο ι «mil» (* g h e s l o i. a. sa-hásram

«mil»);

sr > p p : corc. p h o fá «marea» (i. a. srava «corriente»), ho­ mérico κ α τ ά ppóov «siguiendo la corriente»; *trsro- > hom. τ ρ ή ρ ω ν «temeroso» (aor. τ ρ έ σ - σ α ι «temblar», avéstico t9rdsaiti < *trs-sketi «él teme», con *tres- : trs-). Después de vocal larga o diptongo se produce la desapa­ rición de la sibilante sin geminación de la sonora (cfr. § 84, 3 ): ϊ^μεν — i. a. eól. £μμι «soy»; θ ρ α υ λ ό ς «frágil» { < -si-), junto a θ ρ α υ σ - τ ό ς «id.». 3. En los grupos trim em bres con 5 medial desaparece la $, pero dejando una aspiración: Huqsnos > λ ύ χ ν ο ς «lámpa­ ra» (i. a. ruksáh «claro», prus. a. lauxnos pl. «estrellas»); cfr.

§ 84/ L 4. s -f 5 ya en indeur. era inadmisible; pero en los temas en -s se reprodujo constantemente mediante sufijos o desi­ nencias con 5-.* aor. sigmático hom. έ τ έ λ ε σ - σ α ( τ έ λ ο ς n . «fin») > jón.-át. έ τ έ λ ε σ α ; en el tema *mens (lat. mensis «mes») resultaría el dat. pl. #μ η ν σ - σ ι ! un grupo trim em bre con s medial era inadmisible; por eso .arcad. μ η ν σ ί , que en jón.át. resultó μ η σ [ (después de vocal larga, desaparición de la s sin alargamiento compensatorio); evolución diferente en ®μηνς > μ είς (§ 81, 16). La σσ de origen gram atical pasó en

Cambio fonético combinatorio. — §§ 86, 87

165

át. a σ (§ 63). La σσ de origen fonético puede proceder de t + u (§ 83, 4), de oclusiva dental + s (§ 60), de oclusiva + / (§ 82). Esta s geminada se simplificó en todas partes en posi­ ción inicial y final, lo mismo antes que después de consonante (p. ej. σχ ίσμ α, de -σσμ-, § 59; cret. FíoFoq, de -oaF-, § 83, 3); en át., en parte, también entre vocales (§ 27, 5). Sobre la sustitución át. de σσ (procedente de gutural 4- o de t + u) por τ τ , cfr. § 29, a. § 86. Los demás grupos con sonante: 1. En el encuentro de sonante -|- sonante hay que tener en cuenta las peculiaridades de la realización (§ 51; άν-ρός > ά νδ ρ ό ς, etc.). El grupo / -f- n se conservó en algunos ejem­ plos (π ίλ να μ α ι «me acerco»), pero en general evolucionó ya en tiempos prehistóricos dando por resultado 11 o perdiendo la n con alargamiento com pensatorio: *stlna (a. al. a. stollo «poste», con In > 11) > lésb. σ τ ά λ λ ά , dór. σ τ ά λ α , jón.-át. στή­ λη «columna». 2. Oclusiva + sonante (y viceversa) están sujetas a las peculiaridades de realización señaladas en el § 55. La falta de δ λ (a pesar de τ λ , θλ) puede explicarse por la fonética his­ tórica: *sedla (lat. sella, al. Sessel «silla») > lac. ε λ λ ά «asien­ to». Además, μφ aparece raram ente, porque mbh, en los casos en que la nasal era movible (infijo nasal), se convirtió gene­ ralm ente en mb: τά φ ο ς n. «asombro» (con disimilación de aspiradas) y θάμβος «estupor»; λα μ β ά νω «yo cojo» y άμφιλα φ ή ς «abarcador», pero *gómbhos > γό μ φ ος «diente» (§ 88), De manera sem ejante hay que considerar θι,γγάνω «toco»: τε ίχ ο ς «muro» (al. Teig «masa, pasta»), frente a ά γχ ω «es­ trangulo» (lat. ango «yo estrecho»). § 87. Oclusiva + oclusiva están sujetas a las reglas de realización del § 53. Éstas se rem ontan, en parte, a los tiem­ pos de la lengua prim itiva indoeuropea:

166

E timo logia. — § 87

1. Acomodación a la consonante siguiente : a) Sonora + so rd a : el adjetivo verbal en -tós de *ieugf iug- «unir» era iuktós «uncido» > ζε υκ τό ς (i. a. yuktáh, la­ tín iunctus, lit. jünktcis). b) Sorda + sonora: *pedf pod- «pie», en grado cero *pd > bd: έπίβδοα «tornafiesta» (propiamente «lo que adviene») ~ i. a. upa-bdáh m. «pisada». 2. Dental -h dental dio en gr. σ + dental. Ya en indoeuro­ peo se intercaló en este grupo una sibilante como sonido de transición (porque no se toleraban las gem inadas): '*uoida «yo sé» ( — οίδα), 2.a pers. *uoid 4- tha > uoitstha > ο ίσθα (avést. vdista; en el i. a. vettha se restableció la dental por influjo de las demás form as); *uid -I- tós > *uitnós > (ά )ισ τό ς «(des)-conocido» (i. a. vit-táh «conocido»; lat. vlsus «visto»; al. gewiss «cierto»; con ts > ss: irl. a. fiss «sabiduría»). 3. El caso de sonora aspirada -f oclusiva no está total­ mente claro. Pues en indoiranio resultó sonora + sonora as­ pirada (por consiguiente, el ultim o sonido del grupo no era aquí decisivo); huellas inciertas en germ. y esl.; los ejemplos gr. son inseguros: κεύΟω «yo oculto» y *κυθ + το ς > κ ύσθο ς «cavidad» (cfr. lat. cusios, gót. huzd «refugio»), donde tam­ bién es posible el sufijo -dho-. Los casos en contra pueden ser innovaciones analógicas (asimilación form al): *bheudhj bhudh- «comprendido»; es cierto que *bhudh + tós da en i. a. buddháh «iluminado», pero a través de *bhut!ilós>nOGxóc, «conocido»; en *stebh- «fortifico» y *stebh -f tós > στέφ ω y σ τεπ τό ς (frente al i. a. stabhati «apoya» y stabdháh) la ac­ tuación del mecanismo válido para el gr. es todavía más clara. 4. Cuando, en indeur., el grupo formado por gutural + oclusiva dental pertenecía a la misma sílaba, la dental se realizaba como espirante. Esta espirante, que suele trans­ cribirse con p, se presenta en algunas lenguas como sibi­

Cambio fonético combinatorio. — § 8 7

167

lante; en gr. (y en celta), como oclusiva dental: *f-kpos > ά ρ κ το ς (§ 93); tratándose de labiodentales, aparece en griego regularmente (por ir seguida de consonante) una labial: ψ θ ιτό ς «consumido», i. a. ksitáh «agotado»; cfr. lat. situs, -üs «debilidad» (*qwhpi-). Esta ley actuaba también cuando tales grupos se form a­ ban (tautosilábicam ente) de m anera secundaria: *dheghóm «tierra» da en toe. tkam, en het. tekan. El grado cero de la raíz dio *dhgh-; como ya en indeur. era imposible este grupo inicial (§ 53), se m etatizó: χθω ν (con v en vez de μ, pero todavía χ θ α μ α λ ό ς, lat. hum ilis), y de aquí en i. a. la reali­ zación especial ksah, trac, μόρο-ξος «color de tierra blanco». En otras lenguas se aligeró el insólito grupo inicial dhghmediante la supresión de dh; en gr. sólo en el grupo dhghm-: χ αμ αζε «a tierra» (cfr. avést. z&, instr. zaina, lat. humus f., alb. dhe ( g > d = dh), esl. zem lja «tierra»). Observación: Citando el grupo de gutural + dental estaba repartido entre dos sílabas (hetcrosilábico), no se producía ninguna alteración de la dental: *ok-tdu > όκτώ, lat. octó, i. a. asta(u), gót. ahtau «ocho».

5. Las siguientes particularidades no se rem ontan hasta el indoeuropeo: a) La realización de los grupos β, -rr -í- θ > ψθ, γ , κ -f θ > χθ (§ 53). A diferencia de esta particularidad, el gr. no toleraba ninguna geminación de aspiradas; por eso se dice Ά τ θ ί ς , οαΐφά («térm ino hipocorístico»), βάκχος. b) La disimilación de aspiradas a distancia: según § 62, 2, del tem a * θ ρ ι χ - resulta un nom. θ ρ ί ξ y un gen. τ ρ ι χ ό ς «cabello». Esta disimilación de aspiradas se producía tam­ bién en i. a., sin que existiera ninguna conexión histórica: ι τ ε ύ θ ε τ α ι «se inform a» — i. a. bodhati «observa», pero *bheudh- en el jgót. ana-biudan «notificar». En el át. histórico se manifiesta ocasionalmente una tendencia o p u esta: ático θ έ θ ι ς = θ έ τ ι ς . Para el pregr., cfr. § 11.

168

Etimología. — § 8&

El

ac e n t o

§ 88. El acento indeur. no estaba determinado mecáni­ camente, como en muchas lenguas europeas, sino q u e . era libre, es decir, funcionaba como medio semántico. Era, ade­ más, musical, es decir, se diferenciaba por la altura del tono. Finalmente, en algunas lenguas indeur. se pueden com probar también diferencias en la cadena tónica. Todo esto puede dem ostrarse mediante el gr., el i. a., el germ., el lit. y algunas lenguas eslavas. Para el gr. resulta lo siguiente: 1. La posición del acento quedó lim itada en gr. a deter­ minados .puntos de las palabras por diversas reglas rítm icas (p. ej. φ ερ ό μ ε νο ς: i. a. bháram anah; § 68), y lo mismo, naturalm ente, en las demás lenguas; sin embargo, hay bas­ tantes correspondencias c la ra s: *algwhá > ά λψ ή «ganancia», lit. alga «recompensa» (el lit. abrevia la term inación larga acentuada, lo cual se indica mediante el ac. grave), i. a. argháh m. «obsequio honorífico»; gen. *alg'vhás (a + es/os) > ά λ φ ή ς , lit. algos; *gómbhos «diente» > γό μ φ ο ς, mac. κόμβος, indio antiguo jám bhah (lit., con cambio de significación, zambas «extremo de una viga»), serv. züb «diente» (en b.-esl. la entonación «ligada» se convierte en regla para los diptongos breves tónicos; -oifi- tiene valor de tal). Son especialmente expresivos los cambios de acentuación dentro de un mismo sistem a: '*náus, gen. #na-uós > ν α υ ς , νηός, i. a. náuh, naváh. 2. La oposición gr. entre tónico y átono es relevante (§ 71), y se basa en una diferencia de la altura tonal; en i. a. la acentuación se expresa también por la altura del tono; pero en el i. a. de los Vedas no hay aún movimientos tonales (cadenas tónicas), pues la peculiaridad de alcanzar el tono grave después de un tono agudo por descenso no es más que una peculiaridad de realización.

El acento. — § 8 8

169

3. El acento circunflejo de la penúltima sílaba larga surge en gr. mecánicamente (cuando el último soporte silábico es breve); por eso la coincidencia entre el gr. α υο ς y el lituano saüsas, serv. süh «seco» (< *sausos) es tardía, puesto que en lit. el «tono ligado» aparece automáticamente sobre el diptongo' breve acentuado. Además, «tono ligado» significa aquí cosas diferentes. En lit. es ascendente y se dirige a un término fijo, m ientras que el λ serv. expresa un tono descen­ dente con mantenimiento de las dos moras. Sólo el circunflejo· gr. es auténticamente ascendente-descendente. Si concebimos estas diferencias como procesos propios de las distintas len­ guas, podemos adm itir para los indeur.·, exceptuando a los indoiranios, además de la oposición acento agudo: acento grave, otra caracterizada por movimientos tonales, prim itivam ente sólo en contracciones realizadas en la sílaba final, p. ej. ge­ nitivo pl. θεώ ν, «de los dioses» : lit. dievü (< -ofh) «id.», búlg. a. viles (< din) «de los lobos»; en gr. también en nom­ bres abreviados: Ά λ κ α ς , por Ά λ κ α -μ έ ν η ς . El circunflejo puede haber nacido de una particularidad métrica, en virtud de la cual el i. a. y el avést. dividen ocasionalmente en dos sílabas, m etri causa, un soporte silábico largo, p. ej. acusa­ tivo i. a. dyá2m, galm , avést. ga2m, form as a las que en gr. corresponde un circunflejo: Ζην, βών «buey, vaca» (acus.); ío mismo se aplica al gen. pl. en -ων (= i. a. a2m, avést. alm ). No se puede negar cierta semejanza de este fenómeno con la «diéctasis épica». La oposición relevante de las entonaciones sólo se pro­ duce, en gr., en la últim a sílaba, precisamente cuando ésta contiene una vocal larga o un diptongo; θ ε α ς : θ ε ά ς, (geni­ tivo sin g .: ac. pl.); ’ Ισθμοί : ισθμοί (loe. sing. : nom. pl.). 4. En indeur. hay palabras que nunca tienen, y otras que no tienen en determinados casos, ninguna sílaba tónica­ mente destacada, sino que se encuentran en el grado tónico

170

Etim ología.— § 89

más bajo; son «enclíticas». También en esto el gr. se m ostró conservador: ciertas form as pronominales *moi, *toi > μοι., t o l , i . a. me, te, búlg. a. mi, ti; ciertas p artículas: *qwe «y» > τ ε , i. a. ca (en otras lenguas sólo existe esta palabra como apéndice de o tra : lat. -que, irl. a. -ch, gót. -h, ch. -ce, lid. -k, toe. s-kam con anteposición); el verbo finito, al menos en p arte: *esti > (εξ-)εσ τι «es (permitido)»; *é-bheret «él lleva­ ba» > ε-φερε, i- a. ά-bharat (arm. e-ber). Sobre la proclisis (papiro: έτιί νηα ς) cfr. § 69, 1.

C a m b io s

f o n é t ic o s

f a c u l t a t iv o s

§ 89. Hay factores que en ocasiones (facultativam ente) se tornan activos y perturban el cuadro que podía esperarse como resultado de las leyes fonéticas: 1. Asimilaciones. Junto a las asimilaciones regulares, por ejemplo las supresiones fonológicas de la oposición de las oclusivas labiales ante m (γρά φω , γ έ γ ρ α μ μ α ι, γρ α π τό ς), o el proceso ki > k'j como grado previo de σσ, o la asimila­ ción de vocales vecinas como grado previo de la «contrac­ ción», hay otras asimilaciones que sólo se producen circuns­ tancialm ente : a) en posición de contacto: cret. γ ίν νο μ α ι (por γ ίγ ν ο μ α ι «llego a ser»); la «γ» = [η ] adopta anticipadamente la posi­ ción articulatoria del sonido siguiente, m ientras que para el ojo del lector la asimilación es regresiva; b) a distancia: β υβ λίο ν (de βό βλο ς «planta de papiro») > β ιβ λ ίο ν (préstamo en el al. B ibel) «librito» («anticipadora» en la articulación, «regresiva» p ara el lector); c) parcial (en vez de total): gr. prim it. (y dór. común) 1«ρ ός > ιερ ός «poderoso» (persistente en la articulación, p ro­ gresiva para el lector).

Cambios fonéticos facultativos. — § 8 9

171

2. Disimilaciones. Junto a las supresiones regulares de igualdades o semejanzas perturbadoras, p. ej. en el contacto de las geminadas aspiradas de origen afectivo *αφφα > άτιφα (término hipocorístico), o a distancia en la disimilación de aspiradas (*θριχ- > τρ ιχ ός «del cabello»), hay tam bién otras disimilaciones que sólo se producen ocasionalm ente: a) parciales (diferenciaciones): *kukü > κόκκϋ «canto del ■cuco»; ^ Δ ευκα λίω ν > Δ ευκ α λ ίω ν (λ ε υ κ ό ς «claro»); b) totales (con desaparición): etol. βοά-θοέω , dór. βοάθέω (at. βοηθώ «ayudo»); eól. Ψάτιφω > Σαττψώ de los demás dialectos; c) haplología (elipsis haplológica de una sílaba): por disimilación pueden también desaparecer sílabas iguales o sem ejantes: #ά μ φ ιφ ο ρ εύς > ά μ φ ο ρ εύς, «recipiente de dos asas», y no sólo en una misma palabra, sino también en el conjunto de la fra se: II. 6, 396 #Ή ετίω νο ς δς > Ή ετ(ω ν’ δς «de Eetión, que (habitaba)». 3. Segmentación. En caso de necesidad articulatoria, las m arcas de un sonido se independizan (se individualizan): r*gwna (i. a. gnti «m ujer») > γυνή en vez de *βνά (como en μνάομαι «pretendo en matrimonio»). 4. Anticipación de un sonido: a) con repetición: neogr. γ ρ ά σ τρ α , en vez de γάστρα. «balde»; b) sin repetición. Junto a los casos conformes con las leyes fonéticas como *φα:ν/ω > φ α ίνω , que también pueden ser considerados como metátesis («trasposición»), hay tam­ bién casos especiales: heracl. τρ άφ ο ς = τά φ ρ ο ς «sepulcro». 5. Hay,' además, asimilaciones que no se producen en sonidos concretamente presentes, sino en partes imaginadas (especialm ente' corrientes) del sistema fónico o de la gra­ mática.

172

Etimología. — § 89

a ) Metátesis. Los elementos de grupos fonéticos insólitos se trasponen de suerte que resulten grupos usuales. Según las leyes fonéticas, la reduplicación de presente de τ ε κ ε ΐν «parir» era ^τί-τκω, pero aparece τίκ τω (§ 53). En cambio, se produjo la metátesis de la líquida en el dialectal κ α ρ διά en vez de κραδίη, como Ά φ ο ρ δ ίτ ά en lugar de Α φ ρ ο δ ίτη (cfr. al. B ornjB runnen «pozo»), especialmente en cretense. La metátesis puede realizarse también a distancia: σκέπ το μαι «miro», de *spekjó (cfr. lat. speció «id.»). Puede afectar tam­ bién a la cantidad vocálica: át. τά γ η νο ν frente al jón.-át. τήγ α ν ο ν «sartén» (llamada también trasposición recíproca a distancia). b) Palabras asociadas que se influyen mutuamente. Por influjo de ε σ π έ ρ α (lat. vesper) «atardecer» recibió también ή μ ε ρ α «día» un espíritu áspero. Hay también cruzam ientos; de ψ ά μ μ ο ς «piedrecilla» y ά μ α θ ο ς «arena» resultó la form a contaminada ψ ά μ α θ ο ς «arena». c) Las palabras unidas en una serie gram atical pueden influirse mutuamente, produciéndose una asimilación de las form as ( έ π ο μ α ι , lat. sequor «sigo», tiene una % norm al, pero la de ε π ε τ α ι se debe a influjo de la 1.a persona, pues ante s se esperaría una τ; § 79, 2 . Las leyes fonéticas que desfi­ guran excesivamente las form as, alterando los sonidos de m ayor im portancia funcional, acaban siempre perdiendo su vigencia (át. ρσ > pp, pero ρήτορσι «para los oradores», con oí por influjo de los demás dativos pl.); la alternancia gra­ matical *esti «es» : *smes «somos» tendría que haber dado en gr. para έστι : **(μ)μες, lo cual era inadmisible, y por eso se tomó del sing. la ε'· hom. είμ έν y dór. ε ίμ έ ς (en el át. έσμ έν la σ se debe al influjo de έ σ τέ «sois»). d) También actúa eficazmente la proporción de las fo r­ mas. Siguiendo el esquema ζώ μα, ζω σ τό ς, εζω σ τα ι (ζώ ννυμ ι «ceñir») se form ó γ νώ μ α , γ ν ω σ τό ς, ε γ ν ω σ τ α ι (de γ ιγ νώ -

Cambios fonéticos facultativos. — § 8 9

173

σκω «conozco», con una σ etimológicamente injustificada; igualmente εψ ευσμ α ι (por -δμ-), de acuerdo con εψευσται. (de ψεύδω «miento»). En los temas guturales se suprimió ante las desinencias -σαι y -ται la oposición del grado de intensión; por eso resultó siempre aquí -ξαι y -κτάι;. esta uniform idad de la 2.a y 3.a pers. produjo también la de la 1.a, donde se impuso -γ-μαι (según λέλεγμ α Ο * δέδεγμσι. de δέχομαι «re­ cibo». e) Es frecuente la injustificada generalización de form as especiales: sm > á- «juntam ente» todavía en ¿(-πας «todo», se hace ά-, por disimilación de aspiradas (§ 80, 5), en ά -λο χ ο ς «esposa» (λ έχ ο ς «lecho») y de aquí pasa injustificadamente sin aspiración a ά-πεδος «llano», etc. f) Formación de palabras con rima. Por influjo del ho­ mérico ψ ά ρ υ γ ξ «garganta» se form ó más tarde la palabra λ ά ρ υ γ ξ «garganta», derivada de λα φ ύσ σ ω «devoro» (v. tam­ bién b ), 6. La falsa interpretación de los límites de los morfemas produce palabras y form as n u evas: el f. de τ έ κ τ ω ν «maestro de obras», formado con -ja, es τ έ κ τ α ι ν α ; por separación erró­ nea de -αι.va surgió un nuevo sufijo p ara la form ación de fe­ meninos, p. ej. λ ύ κ α ι ν α «loba»; en el dat. pl. γ έ ν ε σ - σ ι , - ε σ pertenece al tema (*génos, génesos); al dejar de comprenderlo así, pudo im plantarse - ε σ σ ι - como desinencia de dat. pl., espe­ cialmente en los casos en que la desinencia - σ ι causaba per­ turbaciones: π ά ν τ ε σ σ ι en vez de tcccol «para tpdos», - κ ό δ ε σ σ ι en vez de τ ιο σ ί «para los pies». En neogr. «ojo» se dice μ ά τ ι , que procede del antiguo τ ό δ μ μ α , - α τ ο ς , con separa­ ción errónea de la o como perteneciente al artículo; así, pues, μ ά τ ι está form ado exclusivamente por el antiguo sufijo. 7. Falsa interpretación de una form a que en virtud de las leyes fonéticas ha llegado a ser irreconocible: el imper. en

174

Etim ología,— § 89

~θι de έδ- «comer» tenía que ser εσθι «come» (§ 87, 2); de aquí se form ó regresivam ente un nuevo presente: έσθίω . 8. Abreviamiento de palabras muy usadas, especialmente en fórm ulas de saludo y en exclamaciones: νδρ, § 51; ιο ς > ι/ος 76, 2 e); vocales protéticas, que en la cadena oral pueden ser comparadas a sonidos de transición, p. ej. gr. tardío (jón.) ίστή λη «columna», sin duda también ίχ θυς «pez» (: lit. zuvís «pez», de *züs); cfr. lat. vulg. ispiritus, fr. esprit, esp. espíritu ; sobre la preposición έ-/ό-, falsam ente interpretada como prótesis, cfr. § 49; vocales anaptícticas, p. ej. έβδομος > *sebdmos, cfr. esl. ecl. a. sedmz; βδ sólo podía producirse aquí inm ediatamente antes de la μ partiendo de pt (: έχτά). 15. Cuando se producen grupos consonánticos insólitos, si es necesario se suprim e una de las consonantes, p. ej. la v en σ υ ρ ι ζ ω ( < -nzd-), frente a σ υ ρ ι γ ξ (§§ 57; 61); o bien se prescinde de un sonido, p. ej. de Q en *dkgkm- > χαμ-cd. «a tierra» (frente a la m etátesis en χ θ ω ν «tierra», según, el punto 5 y § 53).

176

Etim ología.— §§ 90, 91

A p o f o n ía

f u n c io n a l

§ 90. La lengua prim itiva indeur. empleó en una época preflexiva el acento y la apofonía como medios funcionales. P or apofonía se entienden ciertos cambios vocálicos grama­ ticales, como, p. ej., en el verbo el cambio del sufijo temá­ tico e/o (φ έρ ομεν «llevamos» : φέρε «¡ea!»), en el nombre el de o/e (nom. φόρος «tributo», voc. φόρε), y en ia form ación de palabras el del tem a (tema verbal φ έ ρ ε - : tema nominal φόρο-). Un segundo tipo de apofonía se manifiesta en una alter­ nancia de la cantidad (número de m oras): δ[-ψρος «caja del carro», es decir, «portador de dos» (grado cero), frente a -φώρ «ladrón» (grado alargado). Una parte considerable de este cambio fónico perm ane­ ció viva en gr., y también se hallan abundantes restos fosi­ lizados. Se caracteriza, en el aspecto semántico, p or una actuación firmemente regulada, es decir, obligatoria, y se distingue, por tanto, de las oposiciones simples (relevantes) de los fonemas vocálicos de los §§ 40, 42. Estos fenómenos pertenecen a la form ación de palabras y a la flexión, y por eso serán tratados con más detalle en la morfología.

C a m b io

se m á n t ic o

§ 91. Consideraciones metodológicas. Toda etimología im­ plica una correspondencia de significados. Pero, como los significados pueden cambiar, es necesario buscar, llegado el caso, el sentido prim itivo de una palabra, averiguando su

Cambio semántico. — § 91

177

evolución semasiológica. Esta deducción retrospectiva tiene que cum plir las siguientes condiciones: 1. El supuesto cambio semántico tiene que ser probable, es decir, ha de poder dem ostrarse su existencia en otros c a so s: la relación de γ ρ ά ψ ε tv «escribir» con el al. kerben «entallar» (fonéticamente irreprochable) supone el cambio de kerben «entallar» > schreiben «escribir». Este supuesto cam­ bio tiene paralelos: ingl. to w rite «escribir», prim itivam ente «hender (cfr. al. reissen «hender», Reissbrett «tablero de di­ bujo»); lat. scribere «escribir» ~ ingl. a. sceorban «arañar». 2. El supuesto cambio semántico tiene que estar de acuerdo con los factores psicológicos e históricos que en la época de tal cambio influían sobre la comunidad lingüística correspondiente: νέμ ω «distribuyo los pastos» > «domino»; el «dueño de los pastos» es también el «pastor de pueblos» (tíolμήν λα ώ ν), naturalm ente sólo en una cultura de pastores, cuya vigencia en la época gr. prim itiva ha sido demostrada (incluso por la historia de la religión); φηγός «encina de bellotas comestibles» tiene que haber significado «haya» p ri­ mitivamente, como indica el lat. fagus, al. Buche «haya». Este cambio semántico resulta plausible por el hecho his­ tórico de que los gr. habitaban una región nórdica abun­ dante en hayas antes de llegar a la península mediterránea, donde no se daban estos árboles. El tertium comparaiionis lo ofrecen los frutos comestibles. § 92. Especies de cambio semántico. A. De una m anera puram ente descriptiva, se pueden se­ ñalar numerosos tipos de cambio semántico. Los más im­ portantes son: 1. Ampliación de sentido: τροπή «vuelta» > «huida». 2. Traslación m etafórica: 6νος «asno» > «necio».

178

Etimología. — § 9 2

3. Ampliación del campo de vigencia: ν α υ σ ία «mal de m ar» > «náusea, gana de vomitar». 4. R estricción: ψήφος «guija» > «piedrecilla para votar». 5. Pars pro toto: λ α γ ώ ς «oreja flexible» > «liebre» ( λ α ­ γ α ρ ό ς «blando» + οδς «oreja»); al mismo tiempo, se trata de una palabra sustitutiva (cfr. B, 5; § 89, 10). 6. Influjo significativo de palabras afines: eól., hom. ϊα originariamente «ésta» (lat. a. im ac. «éste», gót. is nomi­ nativo «éste»), luego > «una sola» por influjo de μ ία «una». 7. Abstracto > concreto: δόσις «acción de dar» > «don, lo que se da». 8. Concreto > a b stracto : φόβος «fuga» > «miedo». 9. Elipsis : δ ό λιχ ο ς «la larga (pista)» > «pista». 10. Desplazamiento dentro de una correlación: un men­ sajero no puede ser lógicamente imaginado sin mensaje; de aquí ά γ γ ε λ ο ς «m ensajero» > «mensaje». B. Otra consideración es la que se refiere a las condi­ ciones y a los im pulsos: 1. Alteración del medio am biente: φηγός «*haya» > «en­ cina de bellotas comestibles»; τείχ ο ς «tapia» (lat. fingere «dar form a», al. Teig «masa») > «terraplén, m uro de piedra» (en la pedregosa Grecia). 2. Modificación de la form a de vida: νομός todavía en Homero «pastizal», pero más tarde «lugar de residencia» (pastoreo > vida sedentaria»); νόμος fue prim itivam ente la «distribución de los pastos» (: νέμω ), más tarde exclusiva­ m ente la «ley» (urbanización de la vida). 3. Cambio de la m anera de entender la vida: π ειρ α τή ς «el que ha emprendido algo» (π είρ α «intento», «empresa», lat. experior) > «pirata» (la piratería no era considerada p ri­ m itivam ente como inm oral). 4. Impulsos psicológicos : τ ε λ ε υ τ ά ω «termino» > «muero» (eufemismo encubridor).

Ejemplos. — § 93

179

5. Lenguaje especial de los cazadores y pescadores (por diversos motivos, especialmente p or el tabú): ά τρ ιχ ο ς «pe­ lona» > «loba»; cxv-ό στεος «sin huesos» > «pulpo»; λ α γ ώ ς , v. A 5. § 93.

E je m p l o s :

a- ante consonante, αν- ante vocal < «in-»; lat. in-, gal. an-, irl. in- ante oclusiva sonora, é- ante oclusiva sorda, ger­ mánico un-, toe. en-, an-, i. a., irán, ante consonante a-, ante vocal an-: ά γ ν ω τ ο ς «ignorado», lat. igndtus (< ingn-), irl. a. ingnad, gót. unkunps, toe. a-kna-tse, i. a. ájnatah; έ νυ δ ρ ο ς «sin agua» — i. a. an-udráh. - πατήρ, lat. pater, etc. (v. X, § 93); el part. ψέρ-οντ- == i. a. bhár-ant-; tenemos tres consonantes en -ρεντ- (= i. a. -vant-, het. -w ant-), p. ej. en χαρί-ρ,εντ- (nomi­ nativo χ α ρ ίεις «gracioso»). — Los sufijos de dos sílabas son

188

Consideraciones generales. — § 3

(parcialm ente ya en indeur.) combinaciones de sufijos, p o r ejemplo el superl. en -ισ-τος — i- a. isthah; ά δ ε λ φ ίδ ιο ν «her~ manito» : α δ ελ φ ό ς (partiendo de los temas en -ιδ-)· Los sufijos pueden establecer entre sí una fuerte relación semasiológica. Así, p. ej., sobre los topónimos en -ία se fo r­ man gentilicios en -ιος, p. ej. Β οιω τός : -τία · ώ τιο ι. De este modo se produjo ya en la época indeur. una vinculación (antes inexistente) entre los temas en -o y en -a, que luego se robusteció en los tiempos de las distintas lenguas, p o r ejemplo γ ό νο ς m. : γονή f. «descendiente» (Hom.). Tal vincu­ lación se hizo regla fija en los adjetivos relacionados con esto, añadiéndose todavía el sufijo colectivo como signo del neutro, p. ej. ν έ ο ς , -ά, -ον «nuevo» — i. a. návah, -a, -am,. lat. novus 3 (< *neuos), etc. El origen de los sufijos sólo es reconocible en casos ais­ lados, p. ej. en -ειδής (: είδ ο ς n. «forma»), cfr. al. -h e it: gótico haidus m. «manera». Los distintos grupos de sufijos form an­ tes de palabras constituyen la base de las clases de decli­ nación. Además de los sufijos, existen los p r e f i j o s . Los prefijos eran sentidos en gr. en parte como elementos de la flexión (aumento ¿-), en parte como prim eros miembros de la com­ posición, p. ej. oc- privativa, δυς- «mal...», a pesar de que estos preverbios nunca aparecen solos. Debemos incluir aquí todavía el i n f i j o -n- (en el verbo), p. ej. λα-μ-βάνω «yo tomo», aor. ε λ α β ο ν (lat. tungo : iugum). Este infijo ya no era en gr. productivo para la form ación de palabras. § 3. La c o m p o s i c i ó n . Palabras que en el conjunto del habla tenían una relación especialmente estrecha y aparecían con frecuencia en el mismo complejo, pudieron fundirse en la lengua indeur. prim itiva constituyendo una unidad, es decir, form ando un compuesto. En tal caso sólo conservaban

La composición. — £ 3

189

generalmente un acento, p. ej. Δ ιός κούρος > Δ ιόσκουρος «hijo de Zeus». Gracias a la composición, pudieron conser­ varse form as que fuera de ella han perecido: οδοιπόρος «caminante», con el loe. *όδοΐ «en el camino». Los compues­ tos suelen constar de dos miembros; es muy raro que con­ tengan más, p. ej. δυς-α ρ ιστο -τό κεια «la desgraciada madre del m ejor». Los compuestos temáticos m uestran el prim er miembro en la form a tem ática pura, la cual, según esto, tiene que haber sido en otro tiempo (época preílexiva) una palabra. La frecuente aparición de temas en -o como prim er miembro ha hecho que se propague -o- en el punto de unión de los compuestos, convirtiéndose en una especie de marca de composición, que aparece incluso en casos injusti­ ficados desde el punto de vista de la historia de la lengua, p. ej. ψυχο-πομπός «conductor de las almas» (: ψυχή), φυσι-ολ ό γ ο ς «investigador de la naturaleza» ( : φ ύσι-ς); cfr., en. al., el genitivo analógico en -s-: Fabriksarbeiter, Liebesbrief. Pero a veces también aparece -a- en vez de -o-, p. ej. στεφ ανηφόρος «portador de corona» (: σ τέφ α νο ς). Los antropónimos eran en la época indeur., entre la clase señorial, generalmente bitemáticos; igualmente en griego: Ά π ο λ λ ό -δ ω ρ ο ς «don de Apolo»; cfr. al. Sieg-fried, galo Duníno-rix «rey del mundo». De estos nombres pueden pro­ ducirse form as abreviadas (ύποκοριστικά), como Νίκων, Νι­ κ ία ς para nombres bimembres cuya prim era parte era Νικο-; cfr. al. Fritz por Fried-rich; en este proceso suele produ­ cirse una geminación de consonantes de carácter expresivo: Κ λέο μ μ ις = Κ λεο-μ ένης. De m anera sem ejante pueden abre­ viarse también nombres monotemáticos: Ψαπφώ de ψ αφαρός «frágil». Cuando el prim er miembro ocupa el puesto de un caso oblicuo o de un adjetivo, desempeña también la función de esta parte de la oración; por consiguiente, actúa como deter-

190

Consideraciones generales. — § 1

minante o modificante, o establece una determinación corre' lativa: ά κ ρ ό π ο λ ις = ά κ ρ α π ό λ ις «parte alta de la ciudad»r π α τρ ό κ το νο ς «matado por el padre» : π α τρ ο κ τό νο ς «m atador del padre». De este modo se fija también la posición de ambos miembros. Sólo en época posterior se producen trans­ posiciones (casi exclusivamente) en los nombres propios; junto a θ εό -δ ω ρ ο ς «don de Dios» existe tam bién Δωρό-θεοςΓ· cfr. frente a esto la oposición entre al. Stationsvorstand e ital. capo-stazione. Hay también numerosos compuestos que' expresan la idea de «ser» o «tener»: ά-παις no significa «el que no es niño», sino «el que no tiene niños (hijos)». — En los compuestos verbales rectivos, el miembro posterior ejerce la función de complemento: έλ κ ε -χ ιτω ν y έ λ κ ε σ ί-π ε ιτλ ο ς «que arrastra el quitón* o bien el peplo (prenda femenina)» — Hay además un pequeño grupo de compuestos copulativos r δώ -δεκα «dos y diez, doce». En algunos casos, los compuestos ya no eran sentidos como tales por los hablantes (cfr. alem án elf, pero a. al. a. todavía ein-lif): ν ε α ν ία ς < *veFav- «joven resollante» (cfr. ά νε μ ο ς «soplo, aliento»); el miembro posterio r puede degenerar en un sufijo, p. ej. -ειδής (v. s. § 2 ) . ~ Como prim er miembro aparecen no sólo preposiciones, sino* también preverbios, es decir, partículas que nunca aparecen sueltas, p. ej. άν-υδρος = i. a. an-udráh «sin agua». Las pre­ posiciones son especialmente frecuentes como prim er miem­ bro en los compuestos verbales; sin embargo, en este caso' no existe aún en Hom. una soldadura auténtica: π ερί-ειμ ι «aventajo», pero περί δ ’ έσ τέ μ άχ εσθα ι «aventajáis en la lucha». Este |enómeno se llam a tmesis («corte») y se dife­ rencia de la anástrofe («inversión»), φ υγώ ν Í5tuo : υπ ο-ψυγώ ν «escapado»; cfr. en al. abschneiden : schneide ab.

LA APOFONÍA

§ 4. C o n s id e r a c io n e s g e n e r a l e s . Dentro de un paradig­ ma puede producirse un cambio regular del vocalismo. El mismo cambio puede com probarse también en la compara­ ción de palabras vinculadas etimológicamente, es decir, per­ tenecientes a una m isma familia. Este cambio se llam a apo­ fonía y sirve (en muchos casos sólo adicionalmente) como medio para la form ación de palabras y para la flexión. Como se tra ta de medios lingüísticos procedentes de la época in­ doeuropea, sus restos se hallan frecuentem ente diseminados· por varias lenguas. El mecanismo de la apofonía puede afec­ ta r lo mismo a la vocal de la raíz que al sufijo form ante del tema, e incluso a veces al sufijo desinencial. Hay dos· tipos de apofonía fundam entalm ente diversos. § 5. L a a p o f o n ía c u a l i t a t iv a afecta al tim bre de las vo­ cales y consiste en la alternancia entre e¡o (é /δ), más rara·, vez entre a/o ( a jó ) : lat. p é s ¡dór, πώς «pie»; gen. ped-is (< -es)/ ‘]τοδός (-ος —lat. a. -us en el gen. V enerus); άδελφ-ό-ς. «hermano»/voc. α δ ε λ φ ε ; φέρ-ο-μεν «llevamos»/2.a pl. φέρ-ετ ε ; d ó r.-1.a pl. φ έρο -μ ες/lat. ferim us ( < -os); ά γ ω «conduzοο/δγμος «surco»; dór. φά-μί «hablo» (= át. φη-μΟ/φω-νή· «voz». Esta apofonía puede presentarse también cuando e y 6 form an parte de un diptongo: λείπ ω «dejo»/perf. λ έ λ ο ιπ α ;

192

La apofonía. — §§ 4-7

•σπεύδω «me apresuro»/στι:oυδή «prisa, diligencia»; con a ijo i: lat. aemidus (< aidm-) «hinchado»: οιδμα «hinchazón». En los diptongos largos hay muy pocos ejemplos (también con a ), como *dhau-¡dhou- «adm irar» en *GocFcc > dór. θ ά ά (> ático θ ε ά «espectáculo»; I, § 29, 4): jón. θώ (υ)μα «admiración». § 6. En la a p o f o n ía c u a n t it a t iv a , el grado prim itivo, que se llam a grado norm al o grado pleno, puede, p. ej., alargarse. Este grado alargado aparece regularmente en palabras raíces monosílabas (por razones rítm icas): *ped-¡pód~ «pie» > latín p e s jdór. τχώς; en los temas masculinos o femeninos term ina­ dos en nasal o en líquida o en -s, el grado alargado suple la -s que era de esperar en el nom inativo: ποιμήν/τΐοιμένος «pastor»; -rca^p/acus. π α τέρ α «padre»; εό γενή ς m. f./ εύγ εν ές n. «bien nacido»; se desconoce la razón de δυσώ δης «mal­ oliente» frente a όδ-μή «olor» (: lat. odor). Uno de los me­ dios de la form ación de palabras es el grado alargado en τιω τάομαι «revoloteo» frente a -κοτάομαι ( : τΐέτομαΟ «vuelo»; en la form ación de los tiempos, lo encontramos en el aoristo *e-ieuqsm, i. a. áyauksam, pero gr. ε ζ ε υ ξ α «uncí», con aban­ dono del grado alargado por influjo del pres. ζεύγνυμι.; en el perf. se encuentra en gr. aisladam ente: hom. γ έ γ ω ν 8 «es perceptible» ( : *gen- «conocer»); en lat. y germ. (aquí sólo dual y plural), fuertem ente difundido, p. ej. lat. sedi, perf. de sedeo, gót. setun «estaban sentados», de sitan «estar sen­ tado». § 7. El g r a d o c e r o pertenece igualmente a la apofonía. Se p ro d u ce: a ) Por desaparición de una e ¡o (a veces también de una a) en todas las combinaciones, junto con un desplazamiento del acento: τιέτεσ θα ι «volar»/aor. τττέσθαι; λ ε ίπ ε ιν «dejar»/ «aor. λ ιπ ε ιν ; φ ε ύ γ ε ιν «huir»/aor. φ υ γ ε ϊν ; α ιθω «enciendo»./

El grado cero. — § 7

193

ϊθ α ρ ό ς «brillante»; acus. πα-τέρ-α/gen. πα-τρ-ός. De este modo pueden llegar a estar en posición interconsonántica nasales y líquidas que automáticamente se hacen silábicas (χ > ocp, ρα, l > α λ , λ α , ψ-, η > α , según I, § 77): π α τρ ά σ ιν = i. a. loe. p itrsu ; τρέπει.v «hacer dar la vuelta»/aor. τρ α π ε ίv {< *ΐχρ~); σ τ έ λ λ ω «envío»/perf. ε σ τα λ κ α (< *stl~); μ έγα ς « grande»/αγα v «demasiado» (< *?ng-); *ten~/tn- «tender» en τ ε ίν ω (< #τεν]ω )/ τα τός «tenso». En ciertos casos, la nasal sonante y la líquida sonante se producen incluso ante vocales; tenemos entonces el grado reducido: *sem-/sm-/stn- en ε ις m. (< #έμ-ς, lat. semel) χειμώ ν «in­ vierno»); en el grado cero de la 1.% ghiem- (< lat. hiems, con apofonía cualitativa χιώ ν < -m «nieve»; en el grado cero de ambas sílabas, *ghim- (en δύς-χιμ ος «de inviernos duros», i. a. himáh «invierno», lat. *bi~himus > bimus «de dos in­ viernos»), b) En las vocales largas a, e, δ; aquí desaparece la p ri­ m era mora, y en todos los casos queda a (> α): ψά-μί (ático φη-μΟ «digo»/l.a pl. ψα-μέν; ^ ήγνϋμι «rompo»/inf. aoristo pas. ραγή ναι.; jón. γ λ ώ σ σ α «lengua »/acus. (jón.) γ λ ά σ σ α ν . La analogía puede producir perturbaciones; según el mo­ delo ϊσ τά μ ι (át. ΐστημι) «pongo» : σ τα τό ς «puesto», se formó proporcionalm ente τιθ η μ ι «coloco» : θετό ς y δίδω μι «doy» : δ ο τό ς (pero lat. regular ddtus); de m anera semejante, el modelo -νά-/-νa- (= *-na-/-n9-) en δάμ-νη-μι «domo»; δαμνα -μ εν (1.a pl.) produjo en gr. una apofonía «falsa» (o m ejor: «analógica») dél sufijo verbal *-neu/nu- en -νΰ-/-νυ-, por ejem plo δ είκ νΰμ ι «muestro»/1.a pl. δείκ νυμ εν.

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La apofonía. — § 7

En los diptongos largos, la conexión de los grados pleno y cero es, con frecuencia, difícilmente reconocible, porquer en los diptongos, el segundo elemento puede perderse en ciertas condiciones (I, § 75, 2) o porque la 9, grado cero del elemento largo, no tenía en esta conexión, en indeur., ninguna consistencia: las form as teóricam ente conjeturables. di y su se transform aron en indeur. (las condiciones no son aún bien conocidas) de dos m an eras: de una parte, en Ϊ o en ü (por metátesis, pues iz era igual a i, y Ü9 igual a ü ), y, de otra parte (siempre ante vocal), en ai o en au. Así tene­ mos, p. ej., *dhau-¡dhóu-fdhdu-> dhau en *8aFa (v. § 5 ): jón. θώ (υ)μα: át. θα ύμ α «admiración»; *qeu-fq9u- > qü-¡qdu> qáu- «quemar», en κηύά «sahumerios», hom. κηώδης «aro­ m ático»: lit. kü-le «añublo, tizón»: jón. καίω (< *καΡ)ω, se­ gún I, § 82, 1) «quemo»; *bhréu- «ceja» en a. al. a. braw a (de *-ew)/ótypoc,, i· a· bhrüh, con su > ü; *poi- «beber», en el perf. Ίΐέ-πω-κα/ίυί. τχί-ομαί con 9 i > i (cfr. lat. poculum : i. a. pitáh «borracho»). Conviene observar todavía que ciertos grupos del tipo ié, ué, etc., se comportan como diptongos. El grado cero del signo de optativo ie es id — I Este cambio de grado caracte­ riza la oposición entre sing. y pl.; por eso del tema *es-/s«ser» tenemos 1.a sing. opt. ε ΐη ν : 1.a pl- εΐμ εν. Más claras todavía son en lat. a. las correspondencias siem : símus. El grado cero de ρέτος n. «año» (: lat. vetus) es ut-, como in­ dica el locativo π έρυσι (dór. π έρ υτι) «en el año pasado»(cfr. i. a. parút «id».). En las raíces polisílabas con uná vocal larga («bases pe­ sadas») hay varias posibilidades para el grado cero. Junto a *gen-/gon- fgn- (γ έ ν ο ς n. «género», γ ό νο ς m. «nacimiento», ν εο -γνό ς «recién nacido») existe una ampliación * gene-¡geno«producir, nacer» en el fut. γενή σ ο μ α ι. El grado cero de la prim era sílaba da *gne-¡gno- en γ νή σ ιο ς «de nacimiento le­

Series apofónicas.



§ 8

195

gítimo», γ ν ω τό ς «hermano» (: i. a. jnatíh «pariente»); et grado cero de. la segunda sílaba, *geng en γ ε νε τή ρ «progeni­ tor» = i. a. Janitár-, lat. genitor; el grado cero en ambas sílabas produce *gnd, pero ante consonante g%i9 (p& es una interpretación peor que la de nasal sonante larga: ñ; y ana­ lógicamente iñ, i, f, v. I, § 77): *gxi9tós en i. a. jatah, latín (g)ndtus, gr. -ανα (p. ej. θ ά ν α το ς «muerte» : dór. θ νά τό ς, át. θνητό ς «m ortal»); de igual m anera *peld-/p¡3- «extender» en τταλάμη «palma de la m an o»: irl. a. ídm «mano» (celt. p > h > cero); π έ λ α ν ο ς m. «torta de los sacrificios (de form a aplastada)» procede de *peíd- (grado pleno + gr. cero). § 8. Mediante combinaciones de todas clases se producen series apofónicas, pero casi nunca com pletas: bher-/bher-¡ bhor-/bhdr-/bhr-/bhr- en φέρω «llevo»/gót. berusjos «padres» /φόρος «carga»/φώρ «ladΓÓn»/δí-poς «que lleva a dos» =■ cesta del carro de guerra»/lat. fors ( < * fo rtis, r > or) «lo que trae el destino», «suerte», al. Geburt (r > ur) «nacimiento»/ φ α ρ έτρ α «aljaba»; *ag-/ag7og-/og-/g- en α γω «conduzco»/ lat. ambages «rodeos»/δγμος «surco»/αγωγή «conducción»/ i. a. pári-J-man- «que corre alrededor» (g > )).

MORFOLOGIA

I.

El

n om bre

§ 9. G é n e r o , n ú m e r o , c a s o . L o s tres géneros de la len­ gua indeur. prim itiva, a saber, el masculino, femenino y neutro, se conservaron en gr., y asimismo los tres núm eros: singular, plu ral y dual; este últim o servía para expresar lo que aparece form ando parejas; el lat., p. ej., sólo conservó de él muy escasos restos ( dúo, am bo). De los ocho casos de la lengua indeur. p rim itiva: nominativo, acusativo, geni­ tivo, ablativo, dativo, locativo, instrum ental y, fuera del con­ junto de la frase, vocativo, sólo se conservaron cinco en el sistema vivo de los casos g r.: nom., gen., dat., acus. y voc., m ientras que el lat. salvó además el antiguo ablativo. El abl. podía perderse fácilm ente (v. sin embargo § 10), por­ que, en la lengua prim itiva, sólo en los temas en -o tenía en sing. una form a diferente del genitivo, coincidiendo con este caso en el sing. de todos los demás temas, y en pl. se confundía siempre con el dativo. Del loe. y del instr. sólo quedan en gr. algunos restos, generalmente de naturaleza adverbial. § 10. Los s u f i j o s be l o s c a s o s se fundían ya en indeur., en circunstancias apropiadas, con la terminación del tema,

Los sufijos de los casos. — § 10

19.7

originándose así diversas clases de declinaciones. En los productos de esta fusión, los elementos históricos eran con frecuencia irreconocibles para el sentido lingüístico, para,.el cual lo decisivo estaba en las «terminaciones». Además, al­ gunos casos presentan el grado cero del tema, y entonces se llam an «débiles». He aquí los sufijos del indeur. para los casos e n s i n g u l a r : Nom. Gen. Dat. Acus. Voc. Abl. Loe. Instr.

-s, no siempre; tema puro (neutros). -esf-osf-s, con apofonía; -si o (sólo en los temas en -o). -ei (v. I, § 93: -ai, y -ωι). ~m, después de consonante -ni. sin desinencia; frecuentemente con apofonía y retracción del acento. -ed¡-od, sólo en los temas en -o; en los demás, ~ Gen. sin desinencia; generalmente, con grado cero; -i, -en. ~bhi; alargamiento en los temas en -o.

Observaciones. El sufijo de nom. (que sólo aparece en palabras mase, o fem.) se funde, en los temas en consonante, con la terminación del tema, p. ej, α ΐξ — α ίγ + ς «cabra»; el signo de caso falta en la declinación en -a (-a era origi­ nariam ente un sufijo colectivo); en gr. se añadió posterior­ mente el sufijo p ara los mase, de esta declinación (νεα νίά -ς «muchacho»). En los neutros en *-om tenemos un sufijo co­ lectivo sin desinencia (indeclinable), pero es seguro que -m (> -v) fríe ya sentida como desinencia en la lengua prim itiva, por el hecho de que esta clase fue incluida en la declinación en -o. ; El sufijo de gen. m uestra apofonía, p. ej. lat. Jov-is (< *-es, cfr. en lat. a. gen. Salu tes): lat. a. Diov-os (posterior­ mente -us, p. ej. regus «del rey»); en gr., sólo restos dialec­ tales: Δ ιες-κουρΙδης (: Δ ιός, gen. de Ζεός); fuera de esto, en gr. únicamente -ος; del grado cero de este sufijo sólo, se

198

Morfología. El nombre. — § 1 0

ha conservado en gr. un ejem plo: δε[μ]-σ-πότης «señor de la casa» (δω, δομός «casa») = av. d§ng patois «del señor», más frecuente en otras lenguas indeur., i. a. áve~h «de la oveja» (pero oCFlt-óq «id.»), ose. aetei-s «de la parte», gótico anstai-s «del favor», lit. naktie-s «de la noche»; *sünus «hijo», gen. *süneu-s, gót. sunau-s, i. a. sünó-h; cfr. ose. castrou-s «fundi». En los temas en -o, tenía que desaparecer la -s- de -sio en posición intervocálica (Ϊ, § 80, 4 c); por eso tenemos ya en micén. te-o-jo — (homér.) θεοιο «del dios» > át. θεο υ. El sufijo de dat. se funde con la terminación de ciertos temas vocálicos, p. ej. σ τρ α τια (-a + ei), λό γ ω (-o 4- ei), pero no con la de los temas en -i o -u, porque aquí la terminación del tema se convierte en -i- o -u- ante la vocal del sufijo; p. ej. *sünus «hijo», dat. *süneuei > i. a. sünáv-é ^ búlgaro antiguo synov-i «para el hijo»; *potis, dat. *p otiei> i. a. pátye «para el esposo». En los temas consonánticos gr.,. la antigua desinencia -ei sólo se ha conservado en restos: chipr. AlFslψ ιλ ο ς «querido para Zeus», át. δόρει «para la lanza», cfr. la­ tín a. virtut-ei. La desinencia de dat. -ei se conservó bien en micén. en los temas consonánticos, y se escribía -e: pó-de «para el pie», frente al posterior -ηοδί (originariamente loca­ tivo). La hipótesis según la cual hubo además otro dativo en -ai es muy dudosa y sólo se apoya en form as de infin. como δόμ εναι «para dar» y en adverbios como χαμ αί «al suelo». El sufijo de acus. -m (> -v) tenía que transform arse me­ cánicamente, después de consonante, en -τη (> a); de aquí, en gr., la oposición λ ό γ ο ν : α ΐγ α (λ ό γ ο ς «p alab ra»: α ϊξ «cabra»). El voc. carece de desinencia; presenta frecuentem ente re­ tracción del acento, p. ej. Ζευ (= Ζέύ) «oh Zeus»: Ζ εύς, y apofonía del sufijo form ante del tema (¿χοελψε : α δ ε λ φ ό ς «hermano»), que aquí, a causa de su falta de colorido, es considerado como «vocal temática».

El dual. — § 1 1

199

El sufijo de abl. se funde con la terminación del tema y recibe entonces un acento circunflejo. En lat. tenemos tam­ bién ejemplos de apofonía cualitativa, así lat. a. facilum ed: Gnaívód; en gr. sólo quedan restos del grado -o-: délf. ροί,κω «domo», dór. πω «de dónde», τη νώ (θε) «desde allí» (Teócrito; desaparición de la ~d, según I, § 78, 2). Del loe. sin desinencia sólo quedan restos en las distintas lenguas indeur.; en gr. εν-δον ■(= het. andan) «en casa, den­ tro» (: δω, δομός), dór. αίες- (cfr, lat. penes «junto a» = jón. α ιέ ν «siempre» (: α ίώ ν «eternidad»); el loe. en -i apa­ rece en gr. como dativo de los temas consonánticos, y, fuera -de éstos, sólo ocasionalmente: οίκοι «en casa», πέδοι «en el suelo», también con apofonía (-el): dór. τεϊ-δε «aquí», cfr. ose. terei «en la región»; tem a en -ά; θη βα ι-γενής «nacido en Tebas», cfr. lat. a. Romai «en Roma». Del instr. (con dos form as en indeur.) sólo se conservan restos en g r.: 1) *-bhi > -φι(ν) puede designar en gr. también el pl. (y algunos otros casos): ναυ-φι «a las naves» ( ~ i. a. ins­ trum ental. pl. náu-bhíh), ¿k θεό φ ιν «mediante los dioses», p ero t-φι «con violencia»; en micén., el instr. pl., escrito -pi, -es aún parte integrante de la flexión: po-pi — ποδ + φι «con los pies»; 2) en los temas en -o se produce alargamiento, y lleva (cuando se acentúa) el acento agudo (sin duda por esto no hay contracción): ου-τιω «aún no», lat. quo «¿a dónde?», cfr. gót. he «¿con qüé?, ¿cómo?»; hom. άμαρτή «simultánea­ mente» (con apofonía). § 11. El d u a l se había reducido ya mucho en la lengua indeur. prim itiva; sus restos ni siquiera se pueden recons­ tru ir siempre con seguridad. Los sufijos se funden, en cir­ cunstancias. apropiadas, con la terminación del tema.

200

Morfología. El nombre. — § 1 1

N. A. V. | -o(u) (temas en -o); -c (temas consonánticos mase, y fem.). 4 (sólo neutro). ■ G. L. -ous, cfr. i. a. avyóh «de ambas ovejas». D. A. I. -bhyam, cfr. i. a. sünúbhyám «para ambos hijos».

Observaciones, En el nom., acus. y voc. surgió, por fusión con la terminación -o- del tema, el diptongo largo -5u, sor­ prendentemente con acento agudo (cuando llevaba acento); por eso, quizá, sólo en grado alargado. Como el diptongo largo en posición final podía perder, ya en la época indeur., su segundo elemento (I, § 45), encontramos también -δ como desinencia de caso, la cual únicamente en gr. llegó a dom inar (en lat. sólo quedan restos: ambo, dúo); Χευκώ ΐΐώ λ ω «los dos potros blancos» (= los Dioscuros), οκτώ = i. a. a s ta ) (junto a astá u ), lat. octd. — La desinencia -e en ττατέρε «los· dos padres», micén. ti-ri-po-de «dos trípodes», se propagó en gr. a otros temas, p. ej. a los temas en -i: π όλεΠ Ιε «las dos ciudades», m ientras que otras lenguas indeur., evidentemente por analogía con la desinencia -Ó de la declinación en -or tienen la desinencia -Ϊ o -ü (con acento agudo si va acentua­ da), cfr. i. a. ά ν ϊ — ote «las dos ovejas»; i. a. sünü ~ υ ίέε «los dos hijos» (de. υιός; i· a. akst ~ hom. οσσε n. «los dos ojos». — En el neutro encontramos, por lo demás, *iugo-t «los dos yugos» > i. a. yuge, búlg. a. izé, en gr. sólo h u ellas; *ui + l· en el dór. ρΐ-κατι (át. ε -ΐκ ο σ ί, v. § 53), cfr. lat. vlginfí «las dos decenas», i. a. naman-t «los dos nombres». En gr., aparte de esto, se impuso la -ε del mase, y fe m .: γ έ ν ε ε (: γ έ ν ο ς η. = lat. genus n.). P ara los demás casos el gr. usó desinencias de nuevo cuño, a saber, -oiv (hom. -ouv) y -cav (v. § 16).

Su fijos de los casos en p lu ra l — § 1 2 § 12. En e l p l u r a l se desarrollaron varias clases de de­ clinaciones, a consecuencia de los diversos resultados de la fusión de la terminación del tem a con el sufijo de caso. Los· sufijos indeur. p ara el p lural eran: N. V. Gen. Dat. Acus. Abl. Loe. Instr.

-es m. y f.; -á/s n. -om, en véd. frecuentem. bisílabo. -bhios, -bhos; totalm. perdido en gr. -ns, -p.s m. y f.; -ajd n. = dat.; totalm. perdido en gr. -su, gr. -bhis; en gr. el sing. -φι(ν) vale también para el plural· (V. sing. § 10). -ois (pronominal) en los temas en -0 .

Observaciones. La desinencia indeur. -es se conservó bien’ en gr, en los temas consonánticos (v. § 29), El nom. de la declinación en -o nació de la fusión de la terminación -ocon -es (> -os); pero fue suplantado en gr. (y en algunas otras lenguas indoeuropeas) por la desinencia pronominal· -oí (cfr. el artículo): oí (dór. το ΐ) λ ύ κ ο ι «los lobos», frente al i. a. te vfk a h «estos lobos» = gót. pai wulfos. Siguiendo el modelo de - o í se transform ó también pronominalm ente el nom. pl. de los temas en -a, χώ ραι «las regiones»; lo mismo· en lat. (pero en ose. scriftas = scriptae); las desinencias -oí y -oci se consideran breves (a diferencia, p. ej., del locativo en - o í) ; en el neutro, el sufijo colectivo plural -ü sustituye a la «desinencia» sing. -om: *iuga > i. a, yuga, lat. tuga (con abreviamiento conforme a las leyes fonéticas), m ientras que el gr. ζυγοί ha tomado la cantidad breve de los temas con­ sonánticos; en éstos tenemos -a (> a; grado cero de -a)í i. a. námáni (< -s) — lat. nómina; cfr. ο νό μ α τα «los n om ­ bres». En el acus. m. y f., ya en indeur. se convirtió -ns, des­ pués de vocal larga, en -5: i. a. asvah «yeguas», gót. gibos

.202

Morfología. E l n o m b re .— § 13

-«dones»; después de vocal breve, se conservó, p. ej. creten­ se λόκονς > át. λύκους (dór. λύκως) = lat. hipos (de *-ons), .gót. wtilfans; después de consonante, -ns > -ας, p. ej. δυσμεν ε[ς]-α ς — i· a. durmanas-ah ■·(= *dus-menes-ns). El loe. en -su aparece, p. ej., en el i. a. ásva-su «en las yeguas», lit. a. rañko-su = búlg. a. roka-chr> «en las manos». En los temas en -o hallamos la terminación -oísu con -oípronominal, p. ej. i. a. vrk-esu (oí > e) — búlg. a. vlsc-échz «en los lobos». Este caso aparece en gr. como dativo (aná­ logo al dat. sing.), pero transformado en -σι (probablemente por influjo del dat. sing. gr. en -l), p. ej. λύκοίσι(ν) «para los lobos»; sobre la reducción del gr. -σι > σ ’ > ς en el conjunto de la frase, cfr. § 16. La σ intervocálica tendría que haber desaparecido (v. I, § 80, 4 c), pero fue restablecida por ana­ logía con los temas consonánticos. — Del instr. sólo se .con­ servan restos en gr. (excepto en micén.); por lo demás, el pl. *-bhis (balto-esl. y germ. -mis) fue suplantado en gr. por el sing. -ψι(ν)> El sufijo -oís sólo aparece en indeur. en los tem as en -o, y se contrajo con la terminación del tema dando -oís, p. ej. i. a. vfkaih (junto a v fk éb h ih ) = lit. vilkais «con los lobos»; el gr. λύκοις podría ser un resto de este instru­ mental (con abreviamiento del diptongo según X, § 81 c). § 13. Los tem a s f e m e n in o s e n -a. Tratarem os en prim er lugar un grupo que en gr. primitivo, y todavía en dór., hacía el nom. en -a y el acus. en -ocv. Como la a del gr. primitivo se hizo -η en jón.-át., y como esta η, que en jón. se conservó, ■en át. se convirtió nuevamente en ά después de e , i, p (I, § 29 b), resultaron para el át. dos subdivisiones: 1.a, -á, acus. -αν; 2.a, -η, acus. -ην. Paradigm as: οίκΐα «casa», χώρα «región», στρατιό: «ejército»; μάχη «batalla», νίκη «victoria», ιΤμή «honor».

203

Los temas fem eninos en -a.— § 13 Sing. -N. V. G. D. A.

οικία οικίας οικία οίκίάν

χώρα χώρας χώρα χωράν

στρατιοί στρατιάς στρατιά στρατιάν

Plur. Ν. V. G. D. Α.

οίκίαι οίκιών οίκίαις οικίας

χώραι χωρών χώραις χώρας

Dual Ν. A. V. G. D.

οίκ(ά οΐκίαΐν

χώρα χώραιν

μάχη μάχης μ«ΧΪ1 μάχην

νίκη νίκης νίκη νίκην

τιμή τιμής τιμή τιμήν

στρατιαί στρατιών στρατιαΐς στρα τιά ς

μάχαι μαχών μάχαι ς μάχας

νϊκαι νικών νίκαις νικάς

τιμ α ί τιμών τιμ α ΐς τιμάς

στρατιά στρατιαΐν

μάχά μάχαιν

νίκα νίκαιν

τιμ ά τιμαιν

Un segundo grupo, a saber, el tipo en -ια (-ja), tiene en el nom. sing. -a, en el acus. -av. En los demás casos no aparece la α a causa de su contracción con el sufijo indicador de caso; pues tanto α como a , al contraerse, p. ej., con el sufijo de gen. -es o con el de dat. -ei, dan ας y α respecti­ vamente. También aquí aparecen en át. dos subdivisiones: 1.a, después de ε, i , p aparece -a; en lo demás, - η . Como paradigmas elegimos σφαίρα «esfera, pelota», γ έ φ υ ρ α «puen­ te», δόξα «opinión, fama», μούσα «musa», τράπεζα «mesa». Sing. Ν. V. G. D. Α.

σφαιρά σφαίρας σφαίρα σφαίραν

γέ Γΰρά γεφόράς γεφόρα γέφυραν

δόξα δόξης δόξη δόξαν

μούσα μούσης μούση μούσαν

τράπεζα τραπέζης τραπέζη τράπεζαν

Plur. Ν. V. G. D. Α.

σψαΐραι σφα ιρών σφώιραις σφαίρας

γέφϋραι γεφυρών γεφόραις γεφόράς

δόξαι δοξών ■

μοϋσαι μουσών μούσα ις μούσας

τράπ εζα l τραπεζών τραπέζαις τραπέζάς

δόξα ις δόξάς

204 Dual Ν. A. V. G. D.

Morfología. E l nom bre.

σφαίρα σφαίραιν

γεφόρδ γεφόροαν

δόξα δόξαιν

μούσα μούσαιν



§ 13

τραπέζα τραπέζαιν

El prim er grupo, terminado en -a y en -η en el nom.,. corresponde a los temas en -a indeur., como *ekuá «yegua», i. a. ásva, lat. (con abreviamiento de la -a.) equa, i. a. sena «ejército», búlg. a. zena «mujer». E n el segundo grupo, cuyo nom. termina en -6c, figuran antiguos temas en -ia, que mues­ tran en el nom. y acus. el grado cero *-i? del sufijo temático, el cual en gr. primit. era -ja (ν. I, § 76): γέφυρα procede de *γεψΰρ-]α, σφαίρα de #σφαρ-)α, τράπεζα de *τρατιεδ-)ά (pro­ piamente «de cuatro píes», cfr. lat. ped- «pie», I, § 76, 2 a),, δόξα, de #δοκτ-jcc (ν. I, § 82, 4), μοϋσα (dór. μώσα, lésbico μοισα), de ^ ovG ja, a través de *μόνσα· Hay que incluir también aquí los femeninos de los participios activos: φέρουσα (dór. φέρωσα, lésb. φέροισα, de ^φεροντ-ja, a través del cret. φέρονσα), δείξάσα, de ^δειξαντ-ja, δειξανσα; γ εγονυϊα, de ^γε-γον-υσ-ja; τιθεΐσα, de ^τιθεντ-ja , τιθένσα. E l acus. terminaba en *w-m — gr. primit. -ja-'v. Una variante es *-id > *-i; y en i termina el nom. de estos temas en -id en varias lenguas. Así i. a. devi «diosa», de deiut, acus. devt-m, de *deiut-m; gót., donde la i se ha conservado en la termi­ nación como Ϊ, bandi «atadura» ( < *bhondhi). Correspon­ dientemente también en el participio fem .: i. a. bharanñ «la que lleva», de *bhero n ñ, lit. vezantl «la que conduce», de *uegh o n ñ . Después de grupos de sonidos insólitos, ja pasa con frecuencia en gr. a ια, p. ej. τΐότνια «señora» (pero δέσ-ποινα «ama de casa» < ^δεσ-TCOTVja). En el gen. tenem os: indio antiguo devycih «de la diosa», de * dem ias; igualmente bharantyah (com o gr, φερούσης, a través de φερόνσάς, del indeur. *bheron tia s); gót. bandjds (o procedente de á ) «de la atadura»; en todos estos casos, la contracción de α con el_

Los temas fem eninos en -a. — § 13

205

sufijo de gen. -es vuelve a producir una larga (v. s.)· En gr. la flexión ha coincidido así totalmente, prescindiendo del nom. (voc.) y acus. sing., con la de los temas simples en -a; pero la posición del acento puede indicar aún a veces la antigua breve: γέφϋραι se acentúa como γέφυρα, mientras que, siguiendo a καμάρα, se acentúa también καμάραι «bó-‘ yedas». Sobre el nominativo, v . supra. Carece de desinencia, no lleva s, y, cuando va acentuado en la última sílaba, el acento es agudo; así θεά , etc.; cfr. lit. m erga «muchacha». E l g en itiv o term inab a en indeur. en -as; *ekuas «de la yegua», y, si se acen tuab a en la últim a sílaba, llevaba acento circunflejo; hay co n tracció n con el sufijo -es; p or eso Οεας; cfr. lit. m ergos «de la m u chach a»; p or lo dem ás, todavía en lat. ( p a ter ) familias, gót. gibos (nom . giba, al. Gabe «don»).

E l dativo era ya en indeur. el producto de la contracción ■de a + la desinencia de dat. -ei > -ai (v. supra, § 10); de aquí * ekuai; cfr. lat. a, Fortunai, gót. gibai (ai de ai). A cusativo *ekua-m : i. a. ásvam, lat. equam ( -am de -am). Gr. στρατιάν, con v procedente dé -m. En los temas •en -á, la terminación es -áv; v. supra.

E l vocativo usual es la antigua form a de nom., que se usó en función de vocativo. Originariamente, el voc. tenía ά breve. Un resto de este tipo de vocativo es el hom. νύμφά, p ara el nom. νύμφη «novia». Análogamente búlg. a. zeno «oh mujer» (o de ά; v. I, § 74). Aquí tenemos sin duda un grado cero 3 > a ; el i. a. amba «oh madre» está completamente aislado y no demuestra nada en contra (3 tendría que apa­ recer en i. a. como i). E l n o m . p l u r a l era en indeur. *ekuñs (-as de -a + e s ): i. a. ásvds «las yeguas», gót. gibós «los dones», lit. m ergos «las muchachas». En gr., analogía con la flexión pronominal,

206

Morfología. El nom bre.



§ 13

como en los temas en -o; por eso οίκίαι como ταί (cd) «las» (v. § 12). Para el genitivo , formas homéricas como θεάω ν demues­ tran que también aquí tenemos una formación de tipo pro­ nominal: θεάων de ^θεάσω ν, como τάων de *τασω ν, indo­ europeo *tasdm. Con este mismo asom , lat. equarum (como istarum ); -άων dio en dór. -αν: δραχμαν «de las dracmas»; en jón. se convirtió en ήων, que, a su vez, según I, § 29, 7 c, dio -έων (inscr. jón. π υλέω ν, del nom. ai πύλαι); en át. -άων se contrajo en -ών (π υλώ ν). Como ya en jón. todas las pa­ labras, cualquiera que fuese su acento en el nóm., recibían el agudo sobre la ε en -εω ν, en át. todas las palabras, al. contraerse -έων { — -έώ ν), tienen que term inar en ών, con acento perispómeno (I, § 66). El gen. indeur. *ekudm f. (cuya terminación -om, acentuada ~óm, es contracción de -a + o m ) pervive en el gót. gibo «de los dones», Iit. m ergüt «de las muchachas». E l d ativo antiguo en -oí procede de un loe. indeur. en -su (§ 12). La desinencia de la flexión fue luego -ασι; se con­ serva en loe. como 5Αθήνησι «en Atenas» (en inscr. át. del s. ν a. de C.), además en θόράσι «fuera, a la puerta», de θύρα «puerta». Pero en general se introdujo una i según el modelo de - o io ( l); así -ησι, P- ej. hom. θεησι. e inscr. át. a. δραχμησι. En át. se produjo todavía después un neologismo; guardando la proporción de -oí con οισ(ι), se creó para -ca un -caa(t). El acusativo era en indeur. prim itivo *ekuas; así todavía i., a. ásvas, gót. gibos; es decir, igual que el nom inativo. En gr. prim itivo se form ó, según -ο ν ς,

un -ανς;

así τιμάνς

(cre t.), y análogam ente jón., át., dór. θόρά ς, lésb. θύοαιςΓ a ce rca de la ά, ν. I, § 84, 2.

Las formas de dual en -á, -αιν son neologismos gr. en analogía con -ω, otv (v. § 16).

207

Los temas en -a masculinos. — § 14

§ 14. Los temas en -a m asculinos. Paradigmas: νεανίας «muchacho», πολίτης «ciudadano», δικαστής «juez», Ά τρ είδης «Atrida». Sing. N. G. D. A, V.

νεανίας νεανίου νεανία νεανίαν νεανία

πολίτης •πολίτου ■πολίτη πολίτην πολΐτα

δικαστής δικαστοΟ δικαστή δικαστήν δικαστοί

’ Ατρείδης ’ Ατρείδου ’ Ατρείδτ] ’ Ατρείδην Ά τρ είδ η

Plur. N. V. G. D. A.

νεανΐαι νεανίων νεανίαις νεανίας

πολΐται πολιτών ττολίταις πολΐτα ς

δικασταί δικαστών δικασταΐς δικαστάς

Ά τ ρ ε ΐδ α ι Α τρ ειδ ώ ν ’ Ατρείδαις ’ Α τρε(δ6ς

Du. N. A. V. G.D.

νεανία νεανίαιν

πολΐτά πολΐταιν

δικαστά δίκασταΐν

Α τ ρ ε ίδ α Ά τ ρ ε ίδ α ιν

Temas mase, en -a. los hay también en lat. (p. ej. collega} y en bált.-esl. En gr. (a diferencia del lat. y del bált.-esl.) estos masculinos se caracterizaron como tales con más cla­ ridad al tom ar la -ς de los temas mase, en -o. Se incluyen aquí especialmente nomina agentis formados con el sufijo jón.-át. -τη. — Prescindiendo del nom., gen. y, en parte, del voc. sing., los temas en -a mase, se declinan como los feme­ ninos. En el gen., que a causa de la transformación del nom. se había hecho igual a éste (-as), se produjeron for­ mas nuevas, p. ej. hom, Ά τρ εΐδ ά -ο, jón. Ά τρ είδ εω (con metátesis de cantidad), át. -ου, todas con la desinencia de la declinación en -o (como λύκο-ο, λύκου «del lobo»). En el voc. tienen a breve (como νύμφα:, citado supra, § 13) las palabras en -της y los gentilicios en ~ης (ό Πέρσης «el p ersa»: Πέρσα)· E l voc. δέσποτα, de δεσπότης «señor», tiene la (antigua) acentuación en prim era sílaba; cfr. α δελφ ε, de αδελφός «hermano».

;208

Morfología. E l n o m b re.— §§ 15, 16

Fenómenos dialectales: nominativos sin ς , beoc. Ό λυμταονίκα, tam ­ bién en gr. noroccid.; gen, ^άς (v. § 4, 6). En el hom. ίππότα Νέστωρ «N éstor dom ador de caballos» tenemos un arcaísm o, y lo mismo en •εύρύοτιδ Ζεύς «Zeus que ve a Jo lejos». 15. C o n t r a c t o s d e l a d e c l i n a c ió n e n -a. Paradigm as: ’ Α θ η ν α «Ate­ nea», γη «tierra», Έ ρ μ η ς «Hermes» (en pl. «estatuas de Hermes»). Todos los casos llevan, de acuerdo con las leyes fonéticas, acento peirispómeno.

N. G. D. A. V.

’Αθηνα . ’ Α θηνας Αθηνδί ’ Α θηνδν ’ Αθηνα

γη γης

'Ε ρ μ η ς Έρμου

ΥΓί γην

'ΕρμΐΊ Έρμην Έρμη

γη

"Α θηνα de Α θ η ν α ία .donde el nombre de la En jón. el sing. es como -γ έα ς , En Hom. aparece

Έρμαΐ ' Ερμων ‘ Ερμαΐς Έρμας ' Ερμαϊ

(«la Ateniense»; originariamente Ά θ ή ν η , de ciudad Ά θ ή ν α ι ) ; γ η , junto al hom. γ α ΐα . en el paradigm a; el p l.: γ έ α ι, y έων (γ έ α ις ), junto a Έ ρ μ η ς también Έ ρ μ ε ί α ς .

§ 16. Los temas en -o mascülinos Y neutros . La lengua primitiva tenía, en los temas en -o, masculinos y neutros '(v. § 10), que ha conservado el gr., como también el lat,, celt. (irl. a.), germ, y eslavo. Paradigm a: λόγος «palabra, .discurso», δήμος «distrito, pueblo», άνθρωπος «hombre», ποταμός «río», δωρον «regalo». Son femeninos los nombres de ciertas categorías signifi­ cativas,· como los de árboles, p. ej. ή φηγός «encina de be­ llotas comestibles» ( = lat. fagus f. «haya»), o designaciones fde territorios, como ή νήσος «isla», cfr. lat. hum us f. Singular m ase. Ν. G, D. Α. ΛΛ

λόγος λό γο υ λόγω λόγον λόγε

δήμος δήμου δήμφ δήμον δήμε

δνθρωπος ανθρώπου άνθρώπω δνθρωπον άνθρωπε

\ N eutro π οταμός ποταμού ποταμω ποταμόν ποταμέ

δωρον δώρου δώρω δωρον δωρον

Los temas en -o masculinos y neutros.



§16

Plural mase. N. G. D. A. V.

λό γο i λόγων λ ό γ ο ις λόγους λόγοι

δήμοι δήμων δήμοις δήμους δήμοι

!

άνθρωποι άνθρώπων άνθρωπο ις άνθρώπους άνθρωποι

Neutro ποταμοί ■ποταμών ποταμοί ς ποταμούς ποταμοί

λόγω λόγοίν

! δήμω δήμοιν

άνθρώπω άνθρωπο ιν

δώρα δώρων δώροίς δώρα δώρα

1 N eutro

Dual mase. Ν. A. V. G.D,

209

ποταμώ ποταμοΐν

δώρω δώρο ιν

El nom. masc. tenía en indeur. eí sufijo -s, que se añadió al tema en -o; así, p. ej., *ekuo-s «caballo», £ππο-ς; lat. anti­ guo Novios, lat. clásico todavía -os después de u (y v), como equos «caballo», i. a. (donde o se convierte en a ) ásva-h «caballo», lit. vilkas «lobo». En el genitivo se añadió al tema en -o el elemento -sio, indeur. *ekuo-sio: i. a. ásva-sya, Γπποιο, falisco Kaisi-osio «de Cesio»; de aquí, a través de * 1717100, át. ίππου (dór. ΐππω). La form a no contracta en -00 tiene que haber sido empleada por Homero en algunos pasajes metri causa, en vez de la forma en -ου, p. ej. Αίόλοο «de Eolo» κ 60. La desinencia de dativo -ei (§ 10) se contrajo, ya en indeur., con la terminación o del tema, dando -di, de suerte que en gr., cuando va acentuada esta terminación, lleva cir­ cunflejo. El indeur. *ekuoi «para el caballo» dio ϊππω, latín antiguo Numasioi ( > N um erio), lit. vilkui «para el lobo» ( ui de o i). En el acus. se añadió m al tema en -o; indeur. *ekuo-m: ίππον, lat. equo-m (v. supra), lat, a. Luciom, i. a. ásva-m. El vocativo carecía en indeur. de desinencia, pero m os­ traba la vocal (apofónica) e; así *ek ue «oh caballo»: (ω) IVjie,

210

Morfología. E l nom bre.



§ 16

i. a. ásva, lat. eque, lit. vilke «oh lobo», búlg. a. rabe (nomi­ nativo ra b s) «oh criado». El neutro tiene aparen tem ente en el nom . y acus. la de­ sinencia -rn (v. § 10): indeur. *iugom «yugo» > ζυ γ ό ν , indio antiguo yugám, etc. (v. I, § 93), lat. a. donom «regalo». El voc. es en gr. y lat. igual al nom . E n el l o c a t iv o se añadió i al tem a en -o o en -e. Indeur. *ekuoi *ekiiei) «en, sobre el caballo»: i. a. á¿vé, búlg. a. rabé «en el criado», gr. οίκοι y οΐκει (de οίκος) «en casa», Ι σ θ μ ο ί «en el Istmo». E l a b l a t iv o era en indeur. *eku.ód «desde el caballo»: í. a. áávat ( < -d), lat. a. GnaivÓd «(procedente) de Cneo»; en lat. clás. desapareció la d después de vocal la rg a : eqtió. Un resto lo conserva el gr. en el délfico ροίκω «desde casa». (o

El signo del nom. p lu ra l era en indeur. -es (ψύλακ-ες «guardianes»); en los temas en o se produjo la contracción -os. Indeur. *ekuos: i. a. áévas, gót. wulfos «los lobos», de *ulqw-os. En gr. los temas en -o siguieron la declinación pro­ nominal. Según (dór.) το[ «los» se formó Ιπποι. Correspon­ dientemente, lat. equí, como isti. Genitivo : indeur. *ekudm . Cuando se acentuaba en la última sílaba, circunflejo. Así, ίππων, θεών, lat. inscr. Rdmanom (ó proced. de δ ) — Romanorum. El dativo en -σι(ν) (sobre la v efelcística cfr. I, § 27, 6) se basa en un antiguo locativo (hom. y át. inscr. hasta c. 445 a. de C. ϊπποισι), transform ado en la terminación desde el indeur. *ekuoisu ~ i. a. dsvesu (con 5 proced. de s después de diptongo en -i); la terminación -οις puede ser -oto’ o un antiguo instrum ental: indeur. *ekudis = i. a. ásvaih (v. supra, § 12). Ambas formas indeur. se habían formado como en la declinación pronominal. E l acus., con la desinencia -ns, era en indeur. *ekuo-ns. Todavía en cret. νόμονς «leyes», de donde jón-át. νόμους,

Temas en -o contractos.— § 17 dór. νόμως; correspondientemente lat. equds de *equotis, gót. todavía wulfahs de *ulqwo-ns. El nom. y acus. del neutro tenían en indeur. -á: i. a. yugti, búlg. a. iga. La -a breve gr. procede de la decli­ nación consonantica (σώματ-α, v. § 12). L a form a indeur. del nom. mase, de d u a l aplicable al gr. era *ekiio (§ 11): ΐ-ππω, véd. ásva. Su uso se extendió al neutro. En el gen. y dat. ΐ-πποιν (hom. ίπποιiv) -ot- procede del p ro n o m b re;1 el are. -οιυν pudiera haber sido la form a más original (Δ ιδύμοιον); cfr. i. a. áívay-óh ( < --ous), es decir, -o/- combinado con el sufijo he­ reditario -ous (§ 1 1 ). E n Homero y en sus imitadores se hallan los restos del i n s t r u ­ mental indeur. en *-bhi ( > -φι) mencionados en el § 12, con extensión de su uso (también como loe., abl., rara vez como gen. y d at.); en gr. se emplea también como plural (en i. a. sin embargo sólo pl. -bhih [§ 12] y presenta una v efelcística (v. supra «dat.» en -σ ιν); p. ej. θεόφι «por Dios». En micén. tenemos -pi, sólo p ara el plural. Es antiguo el acento circunflejo de las palabras oxítonas e n -e l dat. sing. (θεω), gen. pl. y, cuando es igual que el instr. (lit. vilkais), en el dat. pl. (θεώ ν, θ ε ο ΐς); el gen. sing. (θεοϋ) lo lleva de acuerdo' con I, § 46, 6. § 17. T e m a s e n - o c o n t r a c t o s . Paradigm as: νοΟς m. «mente, enten­ dimiento», περί πλους m. «periplo»; όστουν n. «hueso» (el voc. no se usa). ·■ Sing. N. G. D. A. V.

νόος νόου νόφ νόον νόε

Plur. N .V . G. D. A.

νώοι νόων νόοις νόους

'. νους : νοϋ : νφ : νουν : νου

: νοΐ : γων : ’νοΐς : νους

περίιτλοος περι-πλόου περπιλόω περίτιλοον περί-πλοε

ΐΐερ(ΐΐλοοΐ ■κεριτιλόων περιττλόοίς περιτχλόους

: περίπλους : περίπλου : ιτερίπλω : περίττλουν : περίπλου

'. τιερί/πλοι ’· τιερίπλων : ττερίπλοίς : περίπλους

όστέον όστέου όστέω όοτέον όστέον

: : : : :

όστουν. όστοΰ , . όστφ όότοΟν όστουν

όστέα όστέων όστέοις όστέά

: : ; :

:¡ όστα όστων ' όστοϊς' όστα ' Γ

212

Morfología. E l nom bre.



§§ 18, 19

No está de acuerdo con las leyes fonéticas la contracción de όστέα en ό σ τα ; cfr. I, § 29, 7 y § 46 B 4. E l acento del nom. y acus. sing. se extendió al gen. y dat., p ara evitar un cambio de acento desusado en la 2.a declinación (περίιτλους, ^περιτιλοΰ). Correspondientemente, el acento de los casos oblicuos del pl. se rige p or el nominativo, § 18. La 2.a d e c l i n a c ió n á t ic a . No es una peculiaridad del ático, sino que se encuentra también en jónico. Los gram áticos posteriores la llamaron declinación ática porque la conocían especialmente p or el ático clásico, mientras que en la lengua helenística viva en su tiempo (κοινή) este tipo había desaparecido, νεώς «templo» se declina así: Singular: nom. y voc. νεώς, gen. νεώ, dat. νεφ, acus. νεών. Plural: nom. y voc. νεφ, gen. νεών, dat. νεώς, acus. νεώς. La term inación -εώ -ς procede de -ηό-ς por metátesis de cantidad: ναός (dór.) pasó a νηός, y de aquí νεώς (ν. I, § 29, 7 c). Así λεώς «pueblo» partiendo de λη ό ς, hom. λ α ό ς. El gen. νεώ procede de *νηόο, *νεώο (ω + o = ω ); pero era de esperar el acento circunflejo. Según Herodiano, el agudo se generaliza en el paradigma. Como los gram áticos no podían observar esta declinación en la lengua viva, no es posible determinar si se tra ta de analogía conforme a νεώς, νεών (regular partiendo de νηόν) o de una mera teoría de gram áticos. También estamos ante una generali­ zación del acento del nom. (y del acus.) en el caso del nombre propio compuesto Μενέλεως «Menelao», gen. Μενέλεω, dat. Μενέλεω, acusa­ tivo ΛΊενέλεων. Algunas otras palabras se adhirieron a este tipo de declinación; así λαγώ ς (gen. -ώ, ώ) «liebre», propiamente «oreja flác­ cida», hom. todavía λαγω ός de "λα γω ρ ό ς; form a primitiva * (s )l2 góusos (cfr. λα γ α ρ ός «fláccido», dór. ώ [ρ ]ς «oreja»), acus. λα γω όν. En la época helenística se dice ναός (inscr. át. desde 250 a. de C.), λ α ό ς, λαγός.

§ 19.

Los ADJETIVOS DE LA «PRIMERA» Y «SEGUNDA» DECLI­ Paradigm as: άγαθός, άγαθή, άγαθόν «bueno», δί­ καιος, δίκαια, δίκαιον «justo».

NACIÓN.

Sing. Ν. G. D. A. V.

ά γ α θό ς ά γα θου ά γ α θφ ά γ α θό ν άγα0έ

αγαθή ά γ α θή ς ά γ α θη ά γαθήν α γα θή

ά γα θόν ά γαθου άγαθω ά γ α θό ν ά γα θόν

δίκαιος δικαίου δικαί,φ δίκαιον δίκαιε

δίκαιά δικαίας δίκαια δικαίαν δικαίά

δίκαιον δικαίου δικαίω δίκαιον δίκαιον

Los adjetivos de la « p rim era » y « segunda» d e c l Plur. N. G. D. A.



§ 19

213

ά γ α θο ί άγαθώ ν ά γ α θο ΐς άγαθοΰς

ά γ α θα ί άγαθώ ν ά γ α θα ΐς ά γ α θα ς

άγαθά αγαθώ ν ά γ α θο ΐς ά γ α θά

δίκαιοι δικαίων δικαίοις δικαίους

δίκαιαΐ δικαίων δικαίαις δικαίάς

δίκαια δικαίων δικαίοις δίκαια

Dual N .A .V . ά γα θώ G.D. άγα θοΐν

αγαθά ά γ α θα ιν

ά γα θώ ά γα θοΐν

δικαίω δικαίοιν

δικαίά δικαίαιν

δικαίω δικαίοιν

Α.

άργυροϋς άργυρου άργυρώ άργυροϋν

άργυρα άργυράς άργυρα άργυραν

άργυροϋν άργυροΰ άργυρφ άργυροϋν

χρυσους χρυσοΰ χρυσώ χρυσοΰν

χρηση χρυσής χρυσή χρυσήν

χρυσοΰν χρυσοΟ χρυσώ χρυσοΰν

Plur. Ν. G. D. Α.

άργυροι άργυρών άργυροΐς άργυροΟς

άργυραΐ αργυρών άργυραΐς άργυρας

άργυρα άργυρών άργυροΐς άργυρα

χρυσοί χρυσών χρυσοίς χρυσούς

χρυσαΐ χρυσών χρυσαΐς χρυσας

χρυοα χρυσών . χρυσοΐς χρυσά

Dual Ν. A. V. άργυρώ άργυρα άργυρώ G.D. άργυροί ν άργυραΐν άργυροΐν

χρυσώ χρυσό ΐν

χρυσά χρυσαΐ ν

χρυσώ χρυσοΐν

Sing. Ν. G. D.



El adjetivo mase, en -os tenía ya en la lengua primitiva un neutro en -om y un femenino en -a. Indeur. primit, *neuo-s, *newci, *neuo-m «nuevo, joven» es en gr. νέος, νέα, νέον, lat. novos, nova, novom (con -eu > -ou-)} i. a. náva-h, náva-T náva-m, búlg. a. nova r, nova, novo. En el nom. pl . mase, y fem., -oí y -ai se consideran, en lo relativo al acento, como breves (supra, § 12). En el GENI' tivo p l ., la form a femenina ha sido sustituida por la mascu­ lina en δικαίων (la femenina, partiendo de *δικαιάων, tendría que haber dado ^δίκαιων)· En las palabras oxítonas, las for­

214

Morfología. E l nom bre.



§

20

mas evolucionaron de acuerdo con las leyes fonéticas hasta resultar iguales. Es form a regular de gen. pl. fem., por ejem­ plo, dór. ά λλαν «de otras». Hay en gr. un número de adjetivos «de dos terminacio­ nes», que sólo tienen una form a (la masculina) para el mas­ culino y fem.; p. ej. ήμερος, -ον «manso», φρόνιμος, -ον «prudente», y especialmente los adjetivos compuestos, como έντιμος «honrado» (pero έν-σντίος, -α, -ov «opuesto»). Al­ gunos adjetivos eran unas veces de dos y otras de tres ter­ minaciones : así βέβαιος «firme»; también entre los compues­ tos, p. ej. ανάξιος «indigno». § 20.

Adjetivos

contractos de la primera y segunda de­

1. De tres terminaciones. Paradigm as: άργυροΟς, αργυρά, άργυρουν «de plata», χρυσούς, χρυσή, χρυσοΰν «de oro». clinación .

Como άργυροΰς y χρυσους se declinan adjetivos que significan la m ateria o el color de algo (σίδηρους «de hierro», χαλκούς «de bronce»). Las form as sin contraer άργύρεος, άργυρέδ (jón. άργυρέη), άργόρεον; χρύσεος, χρυσέα (jón. χρυσέη), χρύσεον aparecen en Homero y en los trágicos. Sobre la contracción en άργυρα y χρυσή, ν. I, § 29, 7. E n el nom. y acus. pl. neutro, la contracción no se ajusta a las leyes fonéticas, puesto que ε -f δ da η. Aquí han determ inado el timbre de la vocal los adjetivos no contractos (α γ α θ ά , ισχυρά). Conviene observar ciertas analogías en la acentuación: según άργυροΰ, άργυρω , de άργυρέου, άργυρέω, se acentuó también άργυροΰς, άργυρουν, y, según άργυρων, άργυροΐς, άργυροΰς, de άργυρέων, άργυρέοις, άργυρέους, también ά ργυροι. Los multiplicativos άπλοΰς «simple», διπλούς; «do­ ble» etc. se declinan igual que χρυσους. Las form as sin contraer eran άΐΐλόος, άπλόη, άττλόον; άΐΐλή no puede resultar, según las leyes foné­ ticas, de άττλόη, ni el neutro pl. ά-ιτλδ de άπλόα; ν. I, § 46 B 5; nue­ vamente analogía según ά γ α θή , α γ α θ ά . 2. Adjetivos contractos de dos term inaciones, de la prim era y se­ gunda declinación. Entran en este grupo εΰνους, εϋνουν «benévolo» (de εΰνοος, εβνοον).

Adjetivos contr. de la 1.a y 2.a declinación.

Sing. N, G. D. A. Plur. N. G. D. A. Dual N .A .V . G.D.

εΰνους

§§ 21, 22



.

215

εϋνουν εϋνου εΰνω

ευνουν

εΰνουν

ευνοι

είίνοα εβνων εδνοίς

ευνοος

ευνοα ευνω ευνοιν

La posición del acento del nom. sing'f se generaliza; cfr. Ίτερίιτλους {§ 17). El circunflejo de e3 vol, teniendo en cuenta que -ot es resultado de la contracción de -ooi, no puede ser regular. Se debe a la analogía con form as como θείοι «divinos». El nom. y acus. pl. neutros no se contraen. § 21. La s e g u n d a d e c l i n a c ió n « á t ic a » d e l o s a d j e t i v o s . Paradigm a: ?λεως, ϊλεων «propicio, amistoso» (de dos terminaciones). Sing.

Ν. G. D. Α.

ϊλεως

ϊλεων ιλεω ϊλεω

ϊλεων

ϊλεων

Plur.

Ν. G. D. Α.

ϊλεω

ϊλεα ϊλεων ϊλεως

ϊλεως

ϊλεα

E l dual es ϊλεω , ϊλεω ν. El origen de ϊλεως está en *σισληρος (lat. solor «yo consuelo»); en lacónico está documentado ϊληρος (homé­ rico ϊλαος). En cuanto al acento, cfr. Μενέλεως (v. § 18). Igualmente πλέως «lleno», de "pleios, en hom. también π λεΐος, jón. ττλέος (cfr. πίμπλημι «yo lleno»), § 22. La « t e r c e r a » d e c l i n a c i ó n . O b s e r v a c i o n e s p r e v i a s . La tercera declinación de 3a gram ática escolar latina abarca antiguos temas en -i, como hosti-s «enemigo», gen. pl. host'i-um, y antiguos temas consonán­ doos, como hom o «hombre», gen. pl.. homin-um. Todavía es más abiga­ rrado el cuadro que ofrece la tercera declinación de la gram ática escolar

216

Morfología. E l nom bre .



£

23

griega. Tenemos que distinguir las siguientes clases de tem as: 1.°, temas en -Γ: πόλι-ς «ciudad», 2.°, temas en -Γ: (ό) κΐς- «gorgojo», 3.°, temas en -t> (tem as indeur. en -ü ): πήχυ-ς «codo» y ήδύ-ς «agradable», 4.°, te­ m as en -ΰ (tem as indeur. en -ü): δ-ς, σϋ-ς «cerdo», 5.°, temas en dip­ tongo: a) en -εύς (I, § 8), b) palabras raíces como βου-ς «buey, vaca», Ζεύ-ς, c) temas en -di y -Óu, 6.°, temas consonanticos, que, a su vez, se dividen ulteriormente. Según su form a, pueden dividirse los casos en fuertes y débiles, En algunos tipos de flexión de la 3.a declinación, el nom,, acus. y voc. del sing. son considerados como casos fuertes porque presentan el grado pleno de la raíz y del sufijo tem ático. Así, vemos el grado pleno πατερ en ei nom. sing. πατήρ (con alargamiento como signo de caso), en el acus. πατέρα y en el voc. πάτερ; en cambio, hallamos el grado cero del sufijo (como característica de los casos débiles) en eí gen. πατρός, en el dat. πατρί y en el. dat. pl. πατράσι (r > pa). También eí loc. es considerado como caso débil, porque presenta a veces el grado cero de la raíz; cfr. p. ej. ρέτος «añ o»: πέρυσι «el año pasado» (§ 7).

§ 23. Los tem as en -l Paradigm as; π ό λ ι - ς f* « c iu d a d » , αίσθησι-ς f· «sensación, percepción». Sing. N. G. D. A. V.

πόλις πόλε6)ς πόλει * πόλιν πόλι

Plur. αίσθησις αίσθήσεως αισθήσει αΓσθησιν αΐσθησι

πόλεις πόλεων πόλεσι πόλεις πόλε ι ς

αισθήσεις αισθήσεων αίσθήσεσι αισθήσεις αισθήσεις

El dual es πόλει, αισθήσει, τιολέοίν, αίσθησέοιν. Los adj. de tema en -L.son en gr. muy p ocos: τρόφις, -i, gen. -εως «bien alimentado»; abundan más en i. a.: harih, -i, gen. -eh ( < eis) «amarillo dorado», y en lat. alcanzaron gran difusión: ruáis, -e ( < -0 , gen. -is por analogía con los temas consonánticos. Para TtóXt-ς, cfr. lat. hosti-s «enemigo», i. a. matí-h «pen­ samiento» (del indeur. * m ntís), lit, asl-s ~ búlg. a. osb (-& de

Los temas en -i. — § 2 3

217

-is) — lat. axi-s «eje». En indeur. primit. los temas en -i mos­ traban en el paradigma apofonía en el sufijo tem ático: -ei-¡-i-, ante vocal -el·. E l grado alargado -ei procede del loca­ tivo, donde la terminación del tema -ei se contrajo con el signo de locat. i, dando por resultado *-éi. Por eso tenemos πόληϊ (Hom.) como «dativo», y partiendo de aquí tenemos también η en el gen. πόληος (Hom.), en át. πόλεω ς, con me­ tátesis de cantidad. E l grado -ei se halla en el dativo del i. a. matáy-é, del indeur. *miT.tei-ei; en gr., según § 10, hay que esperar, en vez de ei, la terminación de locat. -i, es decir, una forma primitiva *πολεί-ι, de donde el hom. πόλεϊ, ático πόλει. Para πόλιν, de *πολι-μ *πολε^-οιν. Sobre los dialectos: El grado -ei- se propagó en jón. (y hom.) tam ­ bién al gen. sing.: -πόλε-ος de *·η;ολε]-ος, dat. hom. ιτυόλεϊ. En lo· demás, en jón. y en los dialectos no át. domina en la terminación del tem a - y , que se propagó desde los temas en -Ϊ (§ 24), (en los cuales t ante vocal se descomponía en ii), así jón. πράξιος «de la acción», dat. -Ϊ partiendo de - l J - l : χύσϋ «para la fusión». PL: π όλιες, geniti­

218

Morfología. E l nom bre.

■—

§ 23 a

vo στασίων «de las sublevaciones», dat. ·π(στισι «para las pruebas», ■ac. ιτρήξιας «las acciones», -ας como en los temas consonánticos. Un tem a en -i monosílabo es *tri- «tres»; v. § 53. En gr. la mayoría de los temas en -/ son fem. Abundan especialmente los abstractos verbales form ados con el sufijo -τι- (jón.-át. -σ ι-): dó­ rico. (já -τις , át. φά-σις «manifestación, plática», ν. I, § 26, 1. Es ■mase., p. ej., ΐΐόσις «esposo» ( = i. a. patih, lat. potis). La lengua primitiva tenía también algunos temas en -i neutros. Así, p. ej.,. lat. m are «mar», de *mciri, pl. mari-a, a. al. a. m eri «mar», .gal. morí «m ar»; i. a. vtiri «agua». De estos neutros no hallamos restos en gr., excepto el neutro de unos pocos adjetivos en -ις , -ι (τρόψις, -i «bien alimentado»). En cambio, adoptaron esta form a algunos extran­ jerismos, p. ej. τό σίναπι, -εως «m ostaza»; los neutros del tipo de ■μέλι «miel» no corresponden a esta clase, a causa del gen. -ι,τος (het. milit «miel»).

23 a. En los temas en l llama la atención la particula­ ridad de que, en lo relativo al sufijo temático eiji, aparece el grado cero en los casos que de ordinario son considerados fuertes (§ 23), a saber, en el nom. y acus. sing., y, por el contrario, el grado pleno en los débiles, p. ej, en el gen. y dat. sing. En tre los temas en -i había, en cuanto a la apo­ fonía cuantitativa, dos tipos, que pueden reconocerse en védico con especial claridad. Tenemos, por una parte, el i. a. agnih m. «fuego», con el gen. agneh ( < -eis), donde apa­ rece en el gen. el grado pleno -ei- («proterodinámico») ante el sufijo indicador de caso, el cual, frente al -esj-os normal, presenta aquí el grado cero -s. Es diferente (es decir, «histerodinámica») la flexión del hom. ΰις, át. οΕς «oveja» < ®ouis, cfr. lat. ovi-s, lit.. ávis, i. a. ávih. Es¿e tema presenta en · el gen. el grado cero del sufijo temático (-i), m ientras que en el sufijo indicador de caso tiene el grado pleno; de *ouios procede el véd. avy-ah = οί-ός «de la oveja». E l acus. pl. οις viene de *oui-ns = argól. fíFivq, hom. δΓς. El gr. πόλις, τχόλεως se basa en una mezcla' de ambos tipos (para el grado

219

XjOS temas indeur. en -ü.-— §§ 24, 25

.alargado v. supra). Los adjetivos gr. en -ις, -t siguen la flexión histerodinámica; τρόφι,ς, h, gen. τρόφιος, «bien ali­ mentado», mientras que los adjetivos indios en -ih, -i tienen formas pr otero dinámicas, p. ej. harih, -i «amarillo dorado», gen. hareh. § 24. Los temas en -ϊ. Paradigm a: κΐς (κίς sólo gram át.) «gorgojo» < :i . a. kJtah id.). Sing. nom. κΐς, gen. κ ϊ-ό ς , dat. kc-í, ac. κ ϊ-ν. Ρϊ.: nom. κ ΐ-ες, gen. κϋ-ών, dat. κΐ-σ(, ac. κ ΐ-ς, Dual: nom., ac., voc. κΐ-ε, gen., dat. κ ΐ-ο ΐν . Corresponden en i. a. dhi-h f. «piedad», lat. νϊ'5 = ΐς «fuerza» (pero gen. ίνός, nom. pl. ΐν ε ς, de ις «tendón, nervio»). E n el gen. y dat. sing. y en el nom. y gen. pl. (y en el dual) habría que esperar *κ ί-ός, de *Kij-óq etc., cfr. i. a. gen. dhiy-áh (con .íi procedente de i, ante vocal). Pero se propagó analógicamente la l -κΐς, κι-σ[ (cfr. i. a. loe. pl. dhi-su).

§ 25.

Los

temas indeur.

en -ü

(g r.

-u).

Paradigmas:

■(ó) τιήχυς- «codo, ana» y (τό) αοτυ «ciudad». Del adjetivo po­ nemos, por razones prácticas, los tres géneros: ήδύς, ήδεΐα, ήδύ

«suave, agradable».

Sing.

N. G. D. A. V.

τιήχυς πήχεως τιήχει τιήχυν τιηχυ

αστυ αστεως άστε ι άστυ αστυ

ήδύς ήδέος ήδεΐ ήδόν ήδύ

ήδεΐα ήδείας ήδεία ήδεΐαν ήδεΐα

ήδύ ήδέος ήδεΐ ήδυ ήδύ

Plur. N .V . G. D. ' A.

•πήχεις πήχεων πήχεσ ι •πήχεις

οίστη αστεων δίστη αστη

ήδεΐς ήδέων ήδέσι ήδεΐς

ήδεΐαι ήδειων ήδείαις ήδείας

ήδέα ήδέων ήδέσι ήδέα

D u . Ν. A. V. G.D.

•πήχει 'ϊίηχέο ι ν

αστει άστέοιν

ήδεΐ ήδέοιν

ήδείά ήδείαιν

ήδεΐ ήδέοιν

220

Morfología. El nom bre,



§

25

πηχυ-ς se remonta al indeur, *bhaghu-s ( > i. a. bahú-h; cfr. al. B ug «codillo, curvatura»). La misma formación se da en lat. manu-s «mano», gót. sunu-s, lit. sünüs, búlg. a. syns, i. a. sünú-h «hijo», indeur. *sünu-s. ήδύ-ς, dór. άδύ-ς se re­ monta, como el i. a. svadú-h, al indeur. *suadú-s ( — lat. suav is); el neutro ήδύ muestra, como el i. a. svadú, el tema puro en grado cero (indeur. *suñdú). Igualmente άστυ. Igual que los temas en -i, los temas en -u muestran apofonía en la terminación del tema (grado pleno -en, ante vocal -eu, fuera del gr. también apofonía cualitativa -ou, grado alargado -eu). E l grado -eu era antiguo sin duda en el nom. p l.: i. a. svadávah, hom. ήδέ-ες, de donde át. ήδεΐς, deben retrotraerse a *suadeu~es; πήχεες, ττήχεις y el i. a. baháv-ah, a *bhagheu-es. E n gr. se encuentra este -sF- también en otros ca so s: ήδέ(ρ)~ ος, ήδέ-ϊ, át. ήδεΐ, πήχει, ήδέ-α, ήδέ-ων. Ac. ήδεΐς, de *σράδε-νς. La ε se propagó luego también al dat. p l.: ήδέ-m, πήχε-σι, cfr. πόλε-σι (i. a. sünú-su, loe. de sünú-h «hijo»); acerca de σι en vez de -su, cfr. § 12. Como la p desapareció relativamente tarde, la contracción no se produjo en muchos casos, de acuerdo con I, § 46 B 6. En Homero se dice todavía άστε-α. El át. αστη se debe sin duda a influjo de γένη, contracción de γένεα (§ 34). E l gen. que podía esperarse, ττήχε-ος, se halla en Heródoto. En át. πήχεως, ¿(στεως son sin duda formas analógicas de πόλεω ς, ocasionadas por el hecho de que varios casos tenían igual terminación (πόλειπήχει., ττόλεις-πήχεις, πόλεσι-πήχεσι). E l gen. pl. πήχεων, άστεων se ha regido en cuanto al acento por el gen. sing., frente al más primitivo ήδέων. ήδεΐα se remonta a #oFcc68F-joc y en su formación entra el sufijo -ja de que· hemos tratado en el § 13. En ind. co­ rresponde nuevamente -Ϊ: svadvt «la suave». Como aquí se trata de una formación femenina especial (id > i), no podía el mase., en el gen. pl., ejercer ningún influjo en la acentúa-

Los temas en -u.

■—

221

§§ 25 a, 26

así tenemos el resultado normal de ήδειάων (ώκειάων de ώκός, ώκεΐα «rápido», hom.), ήδειών (cfr. I, § 46, 5).

c ió n ;

Encontram os temas adjetivales en -u, p. ej., todavía en el gót. hardus (al. hart) «duro», lit. scddüs «dulce». En gr. son muy numerosos. Dialectos: Los acus. hom. como πήχεας, εύρέας de εύρός «ancho, amplio», eran neologismos, en los cuales -ε ρ - había pasado del nomi­ nativo pl. al acus. Según el acus. pl. se produjo una nueva formación analógica en el acus. sing. εύρέα en vez de εύρύν. § 25 a. La flexión p r o t e r o d in á m ic a y la h i s t e r o d i n á m i c a , tal como apa­ recen en los temas en -l (§ 23 a), se repiten analógicamente en los temas en -ü. Los ejemplos pro tero dinámicos son mayoría y han sido descritos antes; en ellos se produce, en cuanto al sufijo de genitivo, igual que en los temas en -Ί, una analogía con los genitivos histerodinámicos. Son pocos los ejemplos de flexión histerodinámica. E n ind. primitivo pasúh «ganado» tenía un gen. pasv-áh, hom. γουνός partiendo de *yóvF-oq, de γόνα n. «rodilla». E n gr. tenemos -uu- (-u[F]~) (según los tem as en -ü , § 26) en πίτυς, π ίτυ(ρ)-ος «pino», δάκρυ n. «lágrima», que se declina así: δάκρυ, δάκρυ-ος, δάκρυ-ι, δάκρυ, δάκρυ-α, δοικρύ-ων, δάκρυ-σί, δάκρυ-α, δάκρυ-ε, δακρύ-οιν (con υ en todos los casos). Constituye un caso particular la flexión de υίύς «hijo», nombre ba­ sado en *suiús (frente al generalizado sünus, v. supra). En Homero, la flexión vacila. Junto a las form as de υιός, según la declinación de los temas en -o, las que aparecen con más frecuencia son las siguientes: con declinación histerodinámica, el gen. *sui-tios > υΙος y el locativo (> d a t.) sidyLÍ> o u . El acus. es υΐα, y el dual υΐε. En pl., el nom. es υ !ες, y el acus. υΐας. § 26. Los «Erinia».

tbm as

en

-tü.

Paradigm as: σΰς (ó, ή) «cerdo», (ή) ’ Ερινός

Plural

Singular N. G. D. A. V.

σΟς συ-ός σ υ -t συ-V συ

Έ ρ ι ν ό -ς Έ ρ ιν υ -ο ς ’ Ερινύ-ι ’ Epivd-v Έ ρ ιν ό

σύ-ες συ-ών συ-σί σΟς σύ-ες

Έ ρ ιν ύ -ε ς ’ Ερινύ-ων Έ ρ ιν ύ -σ ι ’ Ερινΰς Έ ρ ιν ύ -ε ς

222

Morfología. E l nom bre.



§27

E l dual es σύ-ε, ’ Ερινύ-ε, . σ υ-οΐν, ’ Ε ρινό-οιν. Así se declinan tam ­ bién, p, ej., ή όφρΰς = i. a. bhrií-h «ceja», ó ίχθΟς «pez» (estas dospalabras, según Herodiano, con circunflejo en el nom,, ac. y voc.), homér. ή πληθός «multitud», entre otras. Para σϋ-ς, cfr. lat. sü-s. De -ü- resulta ante vocal uu (gr. -u(p)-). Así i. a. bhruv-áh, gen. bhrü-h,. lat. sü-is.. E l dat. pl. debería tener ii (ü) ante las desinencias que co­ mienzan p or consonante, como i. a. bhrü-sú en el loe.; pero se propagó la 0 desde el nom. y gen.; cfr. lat. sübus, en vez de sübus, segúm *sü-es etc. La terminación -ΰς en el acus. pl. procede de -υ -ν ς .

§ 27. T emas en diptongo : a) λεύ ς «rey» (I, § 8). Sing. N. G. D. A. V.

βασιλεύς βασιλέως βασιλεΐ βασιλέα βασιλεϋ

en

-εό-ς. Paradigm a: βασι­

Plur. βασιλης, βα σιλείς βασιλέων βασιλεΰσι βασιλέας βασιλείς

Dual N .A .V . G.D.

βασιλή βασιλέοιν

En este tipo de declinación interviene en la formación del tem a un sufijo éu, que se ha conservado como ηρ ante vocal,, pero ante -ς (según I, § 81, 1 c) se ha abreviado en ευ (en el voc. a imitación del nom.). E n Homero hallamos βασιληος, βασιλη-ί, βασιλη-α, βασιλή-ες, βασιλή-ων, βασιλη-ας. El ac. sing., después de la terminación consonántica ηρ}. tomaba la desinencia -tn (§ 10), que se convertía en a; en pl. -%is (en vez de -ns detrás de vocal), de donde tenía que resultar ~ας. Por metátesis de cantidad se produjo en ático βασιλέως, βασιλέα, βασιλέας. En βασιλήων la η se abrevió en ε ante ω (I, § 81/1). E l dat. βασιλεΐ (en vez de *βασι.λη} tomó la ε probablemente de βασιλέως. E l nom. pl. βασιλήες tenía que dar en át. (a través del inscr. βασιλέης) βασιλης, form a que domina en el s. v; en las inscripciones, hasta la prim era mitad del s. IV, es la única que se encuentra. L a

223

Palabras raíces . ·— § 2 8

forma βασιλείς, más reciente, se formó según ήδεΐς, porque los genitivos (ήδέων, βασιλέων) terminaban igual. Poco antes· del a. 300 aparece — según el modelo de ήδεΐς, π όλεις— tam­ bién un ac. βασιλείς. E n la lengua m ás antigua se contraían εω, εά después de vocal r ά λια de άλιεύς «pescador», Πειραιώς de Πειραιεύς «Pireo». Más tarde volvieron a surgir, p or analogía, form as no contractas.

§ 28. b ) P alabras raíces . Paradigmas: βους «buey, vaca», ναυς «nave». Sing. N. G. D. A. V.

Ζεύς Διός Διί ΔΕα ΖεΟ

βοΰς βορς βοΐ βοΰν βοΰ

Ζεύς «Zeus»,

Plur. ναυς νεώς νη[ ναΰν ναυ

βόες βοών βουσ£ βοΰς βόες

Dual νηες νεών vccuol ναυς νήες

Ν. A. V. G.D.

βόε . βοοΐν

Ν. A. V. G.D.

νεοΐν

Estas palabras m uestran ya en indeur., en las formas mo­ nosilábicas, el grado alargado (v. § 6). Los diptongos largos· se abreviaban en gr. según I, § 81, 1 c, especialmente ante - ς . Así se formó Ζευς (beoc. Δεύς, lésb. Σδευς), de *diéus; cfr. i. a. dyauh «cielo». Del mismo modo ou se hizo ο υ en βους, y üu pasó a αυ en ναυς. El voc. muestra el grado normal *dieu, que también en latín se conservó. Como eu daba ou en itálico, el primer re­ sultado sería diou-, peró ou se contraía en ü, y di en /; asíi se formó Jü-piter (i procedente de a en sílaba abierta no· acentuada), que originariamente era un voc., como el homé­ rico Ζευ ττάτερ, procedentes ambos de *dieu *pster (el an­ tiguo nom. era en lat. Diespiter; Dis pater es de origen umbro). El gen. se' formó partiendo del apofónico *diu~; *diu-ós· dio en i. a. div-áh, argól. ΔιΡ'ός, át. Διός.

.224

Morfología. El nom bre.



§ 28

El loc . era *diu-í: 1. a. div-í, gr. (dat), argól. Διρ-í, át. Δά. E ste tema podía usarse también en a c u s . : i. a. dív-am, át. Δία pueden reducirse a una forma primitiva *díu-in ( -m dio en la decl. ind. siempre -am, lo cual propiamente sólo estaba justificado ante palabras que comenzasen por vocal, aunque se generalizó). Pero también había un acus. *dié-m (ν. I, § 81/c, en vez de -eu-), que se conservó en i. a. como dyñm., y en lat. como diem (con abreviamiento de la e ante m ); en Hom. Ζην. Al añadirse todavía la a de los temas consonánticos (φόλακ-α:)» resultó en jón. Ζηνα (cfr. -tívoc, § 49). Sobre Ζηνα se form ó Ζην-ός, -{. En el voc. Ζευ el acento se ha retrotraído una m ora frente al nom. Ζευς; Ζευς ~ Ζευ = β ους, de *gwou-s, corresponde al i. a. gaú-h (ν. I, § 93). E l βοΐ se corresponde —prescindiendo del acento— con el loc. i. a. gáv-i; la forma primitiva era *gwoii-i. Por eso también el gen. βοός tiene que explicarse partiendo de *gwou-os (latín bovis, bovi). El acus. βουν es de formación posterior, sobre el nom. βους; más primitivo es el dór., hom. βών = i. a. gám, de *gw5-m (con pérdida del segundo elemento del diptongo largo, ν. I, § 81, 1). El pl. βό ες, βοών, de *gwou-es, *gwou-om; a esta última forma corresponde el i. a. gáv-ám. βουσί y βου (voc.) m uestran el tema *gwou; en i. a. el loc. pl. es gó-su, de *gwou-su. El acus. p l . βους se formó posteriormente sobre el sing. E l hom. βόας puede reducirse, junto con el i. a. gáv-as, lat. bov-es ( -es, de *-ens), a una form a primitiva *gwÓu-ns. El indeur. *nau-s «nave» da en i. a. naú-h, gr. ναυς. La η del jón. νηυς fue introducida tardíamente partiendo de los casos oblicuos (ν. I, § 81, 1 c). E l tema ñau- no tenía ninguna apofonía; únicamente, ante vocal, tenía que convertirse en ñau-. Del gen. indeur. *nüu-ós «de la nave» resultó el indio antiguo nav-áh, hom. νη-ός, át. νεώς con metátesis de can­ tidad. E l loc. *nau-í dio en i. a. nav-í (loe.), gr. νηί (dat.). dat.

Tem as en diptongo.



§ 29

225

De una form a de acus. *nciu-m proceden el i. a. nüv-am, ho­ mérico vrj-α, lat. nav-em (-em, de n i ), jón. νέα con metá­ tesis de cantidad. E l át. vaO-v es de formación posterior, si­ guiendo al nom. ναΟ-ς. Nom. p l . *no.u-es: i. a. nav-ah, griego νη-ες; gen. nau-om: i. a. nidv-üm, hom. νη-ών, hom., jón., át. νεών con abreviamiento de η en ε ante ω (cfr. βασιλέω ν). E l dat. ναυ-σί muestra, frente al i. a. nau-sú, el abreviamiento del diptongo largo ante -5-, E l hom. νηυ-σ( es un neologismo basado en νηες, etc. E l acus. ναΰς se formó según vaOv; cfr. βοϋς. Puede relacionarse con ^náu-ns el hom. νη-ας, jón. ν έα ς, lat. nav-és, i. a. n&v-ali. Un tem a con diptongo, peculiar del gr., lo vemos todavía en γραο-ς «anciana» (relacionado con γέρων «anciano», * g era n ); hom. γρηΰς y γρηΰς, que se declina así: γ ρ α -ΰ ς, γρ α -ός (de *γρα ρ-ό ς), γ ρ α -f (hom. γ ρ η -ι), γραΰ-ν, γραΰ; γ ρ α -ες , γρά-ώ ν, γραυ-σί, γ ρ α ΰ -ς; γ ρ α -ε, γ ρ ά -ο ΐν . § 29. c ) Son también antiguos temas con diptongo los terminados en -ώ (para designar familiarmente seres femeninos y nombres de acció n ): Λητώ, ΛητοΟς, Α ητοί, Λητώ, Λ ητοί. El nominativo se forma asigm áticam ente, y tiene en cambio el grado alargado -di. Algunos gra­ m áticos e inscripciones conocen todavía nominativos com o Λητώ, en que se ha conservado el diptongo largo. En el voc. domina el grado -6i, que, ante desinencia que comience p or vocal, se convierte en o i; -oí-os, -oj-i dio (pasando por -ό ο ς, -όι) -οΰς, -o í. El acus. tendría que llevar circunflejo, puesto que -ω procede de -o j-α . Pero tomó el agudo del nominativo. Tenemos antiguos temas en ~ótt en πάτρω-ς «hermano del padre», % ω -ς «héroe» etc. E l nom. ( = v o c .) se ha form ado con -ς , perdiendo la u. Gen. ήρω -ος, dat. ήρωϊ, (át. ήρω), ac. ήρωα (át. ή'ρω). Plux’al nom. ήρωες, gen. ηρώων, dat. ήρωσι, ac. ήρωας (át. ηρως). Dual ηρωε, ήρώοιν (sin apofonía). Ante vocal aparece δ ΐ ί ~ ω ( ρ }. ηρως está relacionado con "Hpcc; probablemente emparentado con al. Ja h r «año», es decir, originariamente, divinidad de la vegetación.

226

Morfología. E l nom bre . ~~§ 29 a

LOS TEMAS CONSONANTICOS

§ 29 a. T emas en oclusiva. Paradigmas de los temas gu­ turales : φύλαξ «guardián», αΐξ (ή) «cabra». Ejemplo de los temas labiales: γΰψ m. «buitre». Paradigmas de los temas en, dental: (ó) γυμνής «soldado armado a la ligera», (ή) ελπ ίς «esperanza», (τό) σώμα «cuerpo». Sing. Ν. V. G. D. A. .

ψύλαζ φύλακ-ος φύλακ-ι φύλακ-α

α ϊξ α ίγ -ό ς α ίγ -ί α ΐγ -α

γόψ γϋ-π-ός γϋπ-ί. γΟτι-α

Plur. Ν. V. G. D. A.

φόλακ-ες φυλάκ-ων φύλαξι φυλακ-ας

αΓγ-ες αίγ-ω ν α ΐξ ί α ΐγ -α ς

γΟτ~ες γυτι-ών γϋψί γΰ·π-ας-

Dual Ν. A. V.* G. D.

φόλακ-ε φυλάκ-οιν

αΓγ-ε α ίγ-ο ΐν

γΰπ-ε γϋΐΐ-οΐν

Sing. Ν. V. G. D. Α.

γυμνής γυμνητ-ος γυμνήτ-ι γυμνητ-α

έλιας έλτιΧδ-ος έλπίδ-ι έλπίδ-α

αώμα σώ μαχ-ος σώ ματ-ι σώμα

Plur. Ν. V. G. D. Α.

γυμ νήτ-ες γυμνήτ-ων γυμνησι γυμνητ-ας

έλ·π(δ-ες έλτε(δ-ων έλιιίσΐ έλτιίδ-ας

σώ ματ-α σωμάτ-ων σώμασι σώ ματ-α

Dual Ν. A. V. G. D.

γυμνητ-ε γυμ νήτ-otv

έλ-πίδ-ε έλπίδ-οιν

σώ ματ-ε σω μάτ-οιν

El nom. de los mase, y fem. tiene siempre la desinencia -s. En cuanto a la ξ y la ψ hay que tener presente la ley

Temas en oclusiva.— § 29 a

227

fonética de I, § 60. De igual modo las formas lat, como dux,. duc-is «guía, jefe», rex, rég-is «rey», daps, dap-is «banquete». Un tem a en ~χ es, p. ej., (ó) ονυξ, δνυχ-ος «uña»; un tema en rjg, (ή) σάλπιγξ, σάλπιγγ-ος «trompeta». Es un tema em -β ’Άραψ , 3Ά ραβ-ος «árabe». Acerca de ελπίς < *έλπιδ-ς> γυμνής < *γυμνητ-ς, ν. § 60. Cfr. lat. sacerdos, sacerddt-is «sacerdote», lapis, lapid-is «piedra». Citemos como tema en. -Θ a δρνις, δρνι.θ-ος «ave». La desinencia de gen. -os se conservaba en lat. a . : Diov-os= Iovis (v. § 10). El dativo ποδ-C «para el pie» corresponde al locativo i. a. pad-í. E l abl. lat. ped-e puede explicarse partiendo de *ped-i (cfr. m are «mar», de *mari, § 23) y en tal caso es tam­ bién un loe. desde el punto de vista de la historia de la lengua. La desinencia -ce del acus. era en indeur. -m ; por tanto, πόδ-α se remonta a *pod-rn, como lat. ped-em a *ped-rn. Los tem as en dental cuyo nominativo termina en -ις o en -ος y se acentúa en la penúltima sílaba forman el acus. en -tv, -υν; (ή) ερις, ερι.δ-ος «disputa»: εριν," (ή) χάρις, χάριτ-ος «gracia»: χάριν; (ή) κόρυς, κόρυθ-ος «yelmo»: κόρυν. Éstas, son formaciones analógicas según la declinación de los temas en -i y en -ü (πόλιν, πηχυν), ocasionadas por el hecho de­ que, en cuanto a su posición, el acento del nom. coincidía con el de πόλις, πηχυς, m ientras que se apartaba del de ελπίς (Homero conoce todavía £ριδα, κόρυθα). Igualmente ’Ά ρ τεμ ις (gen. Ά ρ τέμ ιδ -ο ς), ’Ά ρ τεμ ιν , por analogía con·, palabras proparoxítonas como ανυσις «acabamiento». En los paradigmas citados arriba, el voc. ha sido susti­ tuido siempre por el nom.; esto sucede, en lo que se refiere; a los sustantivos, en los oxítonos y, en general, en los temas; guturales y labiales. Son excepciones (v. inf.} § 32) πατήρ, άνήρ, δ α η ρ ‘«cuñado», σωτήρ «salvador». Tenemos el tema puro en ’Ά ρ τεμ ι (de #Ά ρ τεμ ιδ , según I, § 4, 4), como tam-

228

Morfología. E l nom bre.



§ 29 a

bién en $> -kccl, de παϊς «niño», gen. -καιδ-ός, en Homero toda­ vía bisílabo ττάι (tióílq), por proceder de ( : lat. p u e r ). Contribuyó a su conservación el influjo de los temas en -i (ώ ττόλι). En el nom. pl. el gr. ha conservado con la m ayor fidelidad la desinencia indeur. -es, de donde i. a. -ah, p. ej. de un tem a vaó- f. «habla» vac-ah (indeur. * u o q w-es), en búlg. a. desapa­ rición de la -s, p. ej. dbn-e «días» (-es en lat. ped -és se ha propagado desde los temas en -i [ h o s le s ]). En el gen., el indeur. -om se ha conservado en gr. como -g>v (acentuado en la sílaba final, τΐοδ-ών «de los pies»), en i. a. como -dm (V'dc-am), en umbro como -om (fra tr-o m «de los hermanos»), en lat. como -um (p ed -u m ). El d a t. se formó a base de u n loe., p. ej„ *pot-sú (t pro­ cedente de d ante 5 ), de *pod- «pie»: i. a. pat-sú, gr. par­ tiendo de *τιοτ-σ( hom. ποσσί, de donde át. -κοσ[ (I, § 27, 5). Acerca de -ol en vez de -su v. § 12. Para el acus. πόδ-ας, de *pod-ns, cfr. lat. ped-es, de *ped-yis, *ped-ens, y también gót. fot-uns (de *p o d-n s) «los pies».

; El voc.

pl.

coincidía en todas p artes y de^de antiguo con

el nom inativo.

: El

dual

ττόδ-ε rep resen ta la fo rm a h ereditaria (v. § 11).

Ήοδοΐν (hom . ποδοΐιν) es analogía de los tem as en -o (v. § 16). Adémás de la desinencia -5 , se da alargamiento de la vocal de la últim a sílaba (cfr. § 31 f) en άλώπηξ (ή), αλώτχεκ-ος «zorra»; igualmente en el nom. de palabras monosilábicas (v. § 6), p. ej. pes, de *ped-s, *pét-s, gen. pSd-is, i. a. nom. pat, de *pát-s, loc. pad-í ( — tto&Q, geni­ tivo pád-áh. E stá documentado en dór. πώς, de *pód-s, "pot-s. E l ático πούς contiene un «falso» ου ( = p ) y es un compromiso basado en ιτοδός.

La regla según la cual los monosílabos acentúan la última sílaba en el gen. y dat. sing. y pl. (cfr. también Διός, βοός,

Tem as en -nt.



§30

229

νεώς, etc.) se remonta a una ley de acentuación de la lengua primitiva; cfr. p. ej. en i. a. el ac. sing. vác-am «habla» con el gen. abl. vac-áh, loe. vac-í, dat. vac-e, de tivo pl. vac-cim, loe. vak-sú.

ud q w-eí, geni­

El gen, pl. presenta un buen número de excepciones: πάντ-ων «de todos» de -πας, -ιταντ-ός; ώτ-ων de τό οΰς,

ώ τ-ός «oreja»; Τρώ.-ων

de Τρώς, Τρω-ός «troyano»; πα[δ-ων de -παΐς, τταιδός «niño»; δάδ-ων de δά ς, δαδ-άς «antorcha»; φώτ-ων de τό φως, φωτ-ός «luz». En el dat. es πδσι la única excepción, que probablemente se debe a la analogía de πάντων. Para las demás form as, la explicación es todavía dudosa. De todos modos, obsérvese que παίδων, δάδων han salido de τταίδων, δαιδων, de suerte que, desde el punto de vista histórico, son τταιδ'ός, π α ιδ -ί, ·παισί etc. los que aparecen como «irregulares», φως es contracción de φάος, y ώτο: «orejas», del hom. ο ΰ α τα . Sobre el cambio de 0 y

t

en θρ ίξ (ή) «cabello», gen. τριχ-ό ς, pero

dat. pl. nuevamente Ο ριξί(ν), ν. I, § 62, 2. Los neutros del tipo, de σώμα contienen en la terminación -μα el sufijo indeur, -;np. P or consiguiente, desde el punto de vista de la historia lingüística, no son temas en oclusiva, sino en nasal. Los hemos incluido aquí p or razones prácticas. Del indeur. *nórn%i «nombre» pro­ cede el i. a. ñama, lat. n o m en ; όνομα m uestra la cantidad breve de la vocal radical que vemos también en el gót. ñamo «nombre» (con δ > a), frente al a. al. med. benuom en «nom brar, denominar» (con ó > uo) y lat, nom en. Muestran también claram ente el antiguo tema en -n los verbos derivados de esta clase de nombres, como όνομαίνω «nombro» de ^όνομαν^ω, * ό ν ο μ ^ ω . La ampliación -τ- en el para­ digma se debe probablemente a influjo de ΰδωρ,

-ατος

( < "-μ/os)

«agua» (sobre esto v. § 35). Acerca de -a procedente de a en σώ ματ-α, cfr. § 30.

§ 30.

T emas

en

-nt.

Paradigmas de los temas en -nt: (ó)

γίγάς «gigante», (ó) όδοός «diente», (ó) γέρων «anciano», λυων m., λΟον n. .«que desata».

230

Morfología. E l nom bre.



§30

Sing. N. G. D. A. V.

γ (γ α ς γ ίγ α ν τ-ο ς γ (γ α ν τ-ι γ (γ α ν τ -α γ (γ α ν

οδούς όδόντ-ος όδόντ-t όδόντ-α όδούς

γέρων γέροντ-ος γέροντ-ι γέροντ-α γέρον

λόων λυον λόοντ-ος λό οντ-ι λό ον τ-α λυον λόων λυον

Plur. N .V . G. T>. A.

γ ίγ α ν τ -ε ς γιγ ά ντ-ω ν γ [γ α σ ι y ίγα ν τ-α ς

όδόντ-ες όδόντ-ων όδοΰσί όδόντ-ας

γέροντ-ες γερόντ-ων γέρου-σι γέροντ-ας

λό ο ν τ-ες λ ό ο ν τ-α λΰόντ-ων λόουσι λ ό ο ν τ-σ ς λό ον τ-α

Dual J.A .V . G .D .

γ ίγ α ν τ -ε γ ιγ ά ν τ-ο ιν

όδόντ-ε όδόντ-οιν

γέροντ-ε γερόντ-οιν

λό ον τ-ε λϋόντ-οιν

El nom. sing. m uestra en γίγάς, οδούς, de *γιγαντ-ς, #όδοντ-ς, la desinencia -s. Para lo fonético, en estas formas y en las del dat. pl., ν. I, § 84, 4; λυον se'ha formado regular­ mente, según I, § 4, 4, partiendo de *λυοντ, puesto que el •neutro m uestra en el nom. (ac.) el tema puro, γέρω ν, λύων, se han formado sin desinencia de nominativo, y tienen en su lugar vocal alargada (ω en vez de o). Vemos aquí un influjo del neutro λυον (I, § 84, 4 a), reforzado por el modelo de ευδαίμων/ευδαιμον (§ 37, 5). Por eso difiere φέρων del i. a. bháran, ambos del indeur. *bheront-s «que lleva»; al acus, del i. a. bhárant-am corresponde φέροντ-α, ambos de *b heron t-m . Igualmente nom. pl. en i. a. b h á ra n t-a h = φέροντ­ ας, de *b h ero n t-es; neutro i. a. bháranti = φέροντα, de *bheront-d. Los adjetivos έκών «gustoso», άκων «obligado, forzado» son propiamente participios (v. § 37). Igualmente γέρων «anciano»: indeur. *g e ro n ts «que envejece», de donde se formó, según las leyes fonéticas ind., )áran, también con significación adjetiva «viejo, achacoso»; cfr. i. a. Jarati «él

Temas en -n. — § 31 envejece». Los temas con vocal distinta de o ante nt no si­ guieron este proceso; por eso tenemos γίγας y también el participio de aor. λΰσάς, de *λϋσαντ-ς. — En el participio mase, el voc. es igual al nom,; así se evitó la coincidencia con el voc. del neutro. E l fem. λόου σα , de *λϋονσα (*Aüovx-ja), se declina regularmente como tem a en - ja ; p or tanto, λϋούσης, λΰούση, λόουσαν; pl. λόουσαι λϋουσων, λΟ ούσαις; dual λϋούσα, λΰούσαιν (ν. § 13).

§ 31. Los temas ΕΝ -η. Paradigm as: (ό ) "Ε λ λ η ν «grie­ go», (ó) ποιμήν «pastor», (ó , ή) δαίμων «divinidad», (ó) λ ει­ μών «pradera». ■Sing.

N. G. D, A. V.

"Ελλην " Ε λλην-o ς ■ "Ε λ λ η ν - 1 " Ελλην-α "Ελλην

•ποιμήν ποιμέν-ος ποιμέν-ι ποιμέν-α ποιμην

δαίμων δαίμον-ος δαίμον-ι δ α ίμ ο ν α δαΐμον

λειμών λειμώ ν-ος λειμώ ν-ι λειμώ ν-α λειμών

Plur. N .V . G. ' D. A.

Έ λ λ η ν -ε ς Έ λλή ν -ω ν 'Έ λ λ η -σι "Ε λλη ν-α ς

ποιμέν-ες ποιμέν-ων •ποιμέ-σι π οιμεν-ας

δα(μ ον-ες δαιμόν-ων δαίμο-σι δαίμον-ας

λειμ ώ ν-ες λειμών-ων λειμώ -σι λειμώ ν-ας

Dual N .A .V . G.D.

" Ελλην-ε Έ λ λ ή ν -ο ιν

ποίμέν-ε ποιμέν-οιν

δαίμον-ε δαιμόν-οιν

λειμώ ν-ε λειμώ ν-οιν

El nom. sing. de los temas en -n se formaba en indeur. sin s, pero tenía en cambio el grado alargado del sufijo. Coexis­ tían las desinencias -en, -ón con acento agudo, y -e, -δ con pérdida de la n, es decir, del segundo elemento del diptongo largo. El prim er tipo de desinencias se ha conservado en τϊοιμήν «pastor», ήγεμών «guía»; tenemos -o en lat. homd, hom o, lit. akm uó «piedra», frente a ακμών «yunque»; cfr. también i. a. raja «rey», de *regd (en vez de -δη). En

232

Morfología. E l n o m b re.— § 31

los demás casos, el griego m uestra generalmente el grado pleno -εν- (-ποιμέν-ος), o bien con apofonía -ον- (ήγεμόνος); pero la norm a según la cual en un paradigma aparece -ovo -εν- es sin duda una innovación griega. Es fenómeno pecu­ liar la aplicación del grado largo en "Ε λ λ η ν , λειμών y otros casos, de lo cual ofrece paralelos el lat. en natío, natión-is, etcétera, así como en lat. a. acus. hem ónem y hom onem , y en oseo hum uns ( < -dnes), frente a homin-is, con -in- proce­ dente de -ón- o -en-. E l dat. pl., que se rem onta al antigua loe., debería tener grado cero en el sufijo, es decir, p en vez de n, por estar ante consonante; así, el i. a. raja hace el loe. pl. rajá-su (de una form a primitiva * reg risu ). E ste tipo de formación se ha conservado en el dat. u édd r «agua», gen. ud-n-és > ΰδωρ, ΰδατο ς, donde el '( < u ) se ha propagado del nom. a los demás casos, y el grado cero u, de los casos débiles a los fuertes. Las form as se han conservado m ejor en h e t.: watar, geni­ tivo w et(e)nas, y de modo parecido en um bro: ti tur «agua», abl. une, mientras que en germ. los temas se reparten en ' diversos dialectos: a. al. Wasser, gót. watins. En gr. llama, la atención, en los casos oblicuos, la ampliación *con -τ-. Pudiera tener su punto de partida en algunos casos heredi­ tario s: *u esr «primavera» > εαρ, dór. pfjp ( — lat. v er), búl­ garo a. vesna, aparece en i. a. no sólo como vasar- «de m a-

Palabras heteróclitas. — § 35

239

drugada», sino también ampliado, vasantáh «primavera»; trá­ tase aquí de un sufijo -nt de efecto reforzador (cfr. het. parn«casa»: parnant- «edificio»). En gr. ha desaparecido el sufijo -n sin duda por asimilación; el gen. es en hom. εαρος, át. ήρος. Los heteróclitos formaban una clase de declinación incó­ moda, y, en consecuencia, muchas veces fueron simplificados o transformados. En τό πυρ «fuego» ya no puede recono­ cerse en gr. el estado original, que sin duda se refleja en el germ. (a. al. F e u e r: gen. gót. fonins) y en el het. pahhur,. dat. -uni (con -h\i- difícil de explicar); πυρ sigue en pl. la 2.a declinación (signif. «fuego de campamento»); πυρός, τιυρί, πυρ; πυρά, -πυρών, πυροις, πυρά. E n δναρ «sueño (lo que se sueña)», la -p- se ha propagado a los casos oblicuos: gen. όνείρατος (en vez de *όνατος); igualmente lat. iecur, iecinoris (en vez de iecinis); desde aquí se produjo también el paso a la declinación de los temas en -o: δνείρος, ~ov. E l hom. ήμαρ, ήματος «día» pasó en otros dialectos a la declinación d.e los temas en ~a: ήμερα (con ' procedente de εσπέρα «atardecer»), dór. αμέρα. El tema en -l/~n *sáuel n. «sol» (cfr. gót. satiil n. : a. al. S o nn e) sólo aparece en gr. como tema en -o: hafeXioq, ήλιος ( ~ i- a. süryah m.,. donde, sin embargo, también existe aún svar n. «sol»); véase §33.

La terminación de los casos oblicuos κχτος amplió su dominio en gr.; se generalizó en los temas neutros en -mn ( > μα) (§ 29); aparece también en temas en -u: τό γόνυ «ro­ dilla» (lat. genu ), γόνατος (frente al hom. γουνός, de *yovρος; cfr. § 25) y τό δόρυ «lanza», δόρατος (frente al homé­ rico δουρός», de *δορΓος). En el caso de ους, dór. ως, ώτός «oreja, oído», se ha producido un oscurecimiento por con­ tracción; el estado más primitivo se presenta en el gen. ho­

.240

Morfología. E l nombre.



§36

m érico ουατος; esta palabra está em parentada con el latín ■aaris, gót. aviso, gen. ausins «oreja». § 36. P e c u l i a r i d a d e s d e l a t e r c e r a d e c l i n a c ió n , ή γυνή «la mujer» .se declina así: γυνα ικ -ός, γυνα ικ -ί, γυνα ΐκ -α , ώ γ ό ν α ι; γυνα ικ -ες, γυναικ-ω ν, γ υ ν α ιξ ί, γ υν α ίκ α ς. Fuera del nom. sing., tenemos un .tema γυναι,κ. El voc. procede de *γυναικ; en cuanto a -a i-, cír. el pl. arm . kanay-ke {-kc es desinencia de plural), de kin «mujer». La acen­ tuación final en gen. y dat. sing. y pl. se debe a influjo del oppositum •άνδρ-ός, -í, -ων; según γυναικών se acentuó luego también γ υ ν α ιξ ί. (ή) εως «aurora», gen. εω, dat. ε ω , ac. εω, Originariamente, esta palabra, nacida de *ausds (cfr. lat, auror-a y αΰριον «mañana» < *αύσρ-), lésb. αυως, con pérdida de la se declinaba como αιδώς .(§ 34); así dat. hom. ήοΐ, y todavía en át. el ac. εω, de ήά>, ήόα, •con abreviamiento de la η en ε ante ω. Nom, hom. ήώς, lésb. αΰως. (τό) φως, del hom. φάος, panf. φάβος (β = p)» «luz», ha asumido la flexión en -τό ς ; así φωτ-ός, -(. Pero todavía en át. se ha conservado •φάους en el gen., de *φαρεσ-ος, dat. φάει; cfr. i. a, vi-bhavah «res­ plandeciente». (ό) μότρτυς «testigo»: μάρτυρ-ος, μάρτυρ-ι, μάρτυρ-ες, μαρτύρ-ων, μά ρτυ-σι, μάρτυρ-ας. En el nom. sing. y dat. pl. la disimilación ha hecho desaparecer la segunda p (en vez de ρσ), mientras que ésta se conservó en los casos en que iba al comienzo de sílaba. (ή) χείρ «mano»: χ ειρ -ό ς, χ ειρ -ί, χ εΐρ -α ; χ ε ΐρ -ε ς, χειρ-ώ ν, χερσί, χ ε ΐρ -α ς ; χεϊρε, χερ-οΐν y χ ειρ-οϊν. E l nom. era *£ h esf (cfr. hetita ksssara- «m ano»; en el arm . jar-, *ghesr- se propagó a todos los casos desde los oblicuos; la r rodada o vibrante procede en arm . de * s r ), que tendría que dar en gr. *χεάρ; tenemos una derivación de esta form a en el sobrenombre de Artemisa ΐοχέαιρα «la que lleva el dardo en la mano», cuyo segundo elemento procede de *-χεα ρία . En el gen. tenemos *ghesrós > χειρός, dat. kghesri > χειρί = het. kisri. Aquí interviene un falso ει (alargamiento compensatorio de la ε ; cfr. I, § 60 y § 80, 4 d, donde pueden verse también form as dialectales). E ste .εi se propagó desde los casos oblicuos al nom. χ ειρ . En el dat. plural tenemos p o r disimilación *ghesr-si > "gher-si > χερσ í . (ó) πρεσβευτής «embajador» se declina en singular regularm ente: πρεσβευτου, πρεσβευτή, πρεσβευτήν, πεσβευτσ:. E l pl. se form a p ar­ tiendo de πρέσβυς «viejo» (cfr. πρεσβύ-τερος «más viejo»): πρέσβεις, ■πρέσβεων, πρέσβεσι, π ρέσ β εις.

Adjetivos de la tercera declinación. § 37.

Adjetivos



241

§ 37

de la tercera declinación.

1. Los temas

participiales en -nt y los temas en -s han sido tratados ya en § 30 y § 34; para los adj. en ~n, v. punto 5. 2,

También en la tercera declinación habla adj. de dos termina­

ciones, p. ej. εϋ ελιάς m . f., ευελτα n. «esperanzado», gen. εύέλπιδ-ος, ac. εΰελταν, εΰελτη. Adjetivos de una sola terminación, como ττένης, gen, ττένητ-ος «pobre», sólo se usan en m ase.; otros, como φυγάς, gen. φυγώδ-ος «desterrado», en mase, y fem .; sólo en fem. los term i­ nados en -ίς -,

3.

-ίδ ο ς: σ υμμαχίς,

-ίδ ο ς,

«aliada», mase, σύμμαχος.

De los temas adjetivales en -nt, declinaremos aún por

completo πας, πασα, παν «todo» y ακων, ακόυσα, ακον «forzado, de mala gana», y, en el punto 4, χαρίεις, χαρίεσσα, χαρίεν «gracioso».

Sing. N .V .

πας τταντ-ός παντ-ί πάντ-α

-πασα τιασης πάση πασαν

•καν ■παντ-ός παντ-ί ■καν

Plur. N V. G. D. A.

τεάντ-ες πάντ-ων πασι πάντ-ας

ττασαι τιασων -ττάσαις πάσας

■πάντ-α τταντ-ων

Sing. N .V . G. D A.

¿χκων οίκοντ-ος ακοντ-ι άκοντ-α

& KO Ü O O L

άκούσης άκούση ακόυσαν

5κον οίκοντ-ος αχοντ-ι ακον

Plur. N. V. G. D.

άκοντ-ες άκόντ-ων ακουσι ακοντ-ας

δκουσαι άκουσών άκούσαις άκοόσάς

άκοντ-ο; άκ όντω ν ακουσι ακοντ-α

G* D. A.

A-

Ίΐασι ιιάντ-α

242

Morfología. E l nom bre.



§ 37

El circunflejo de -πας es una innovación para el nom. mo­ nosilábico. E l fem. (cret. πάνσα) tiene en el gen. pl. regular­ mente πασών, de πάσάων, etc., igual que άκουσων (v. § 25). παν no puede haber salido de *πα:ντ de acuerdo con las leyes fonéticas. La cantidad larga de la a se propagó, junta con el acento, desde πας. Son compuestos suyos ¿αιάς, απασα, έσιαν y σόμπας «todo», αχών procede de άίέκων (hom .)r

que se formó a base de ρεκών (inscr.) = át. έκών, έκουσα, έκόν «voluntario, gustoso, de buena gana» con a privativa ( — al. un-, v. I, § 77, 2). ρεκών es un participio de un antiguo verbo *uek-mi «quiero», que se ha conservado en el india antiguo vás-mi. 4. N. G. D. A, V.

χαρίεις χαρίεντος χαρίεντι χαρίεντα χαρίεν

. V. G. D. A.

χαρίεντες χαριέντων χαρίεσι χαρίεντας

χαρίεσσα χαριέσσης χαριέσστ) χαρίεσσαν χαρίεσσα

χαρίεν χαρίεντος: χαρίεντι χαρίεν. χαρίεν

χαρίεσσα ι χαρίεσσδν χαριέσσαις χαριέσσας

χαρίεντα χαριέντο^ν χαρίεσι χαρίεντα

χαρ(εις procede de *χαρι-ρεντ-ς, y el neutro, de *χαρι-Ρεντ. En i. a. corresponde un adjetivo como bhágavan m. (distin­ ta formación del nom.) «sublime», ac. bhága-vant-am (-vantam, de *-uent-m — -(ρ)εντ-α). El fem. es en i. a. bhága-val·\ con -vat- procedente del grado ~unt-, y -t9 > i. En gr. habría que esperar -(ρ)ασσα, -ρατ-ja: (con -w > -ja). Pero la a fue sustituida por la ε del masculino, σσ en vez de ττ át., porque estas formaciones eran propias del jónico. También en el dat. pl. m. y n. habría que esperar *χαρί(ρ)ασι, a juzgar

Adjetivos de la tercera declinación .



243

§37

por el locativo i. a. bhágavat-su (de -unt-su); pero se pro­ pagó la ε desde otros casos; cfr. ποιμέσι,, etc., § 31. 5. Temas adjetivales en -n. Paradigm as: ευδαίμων m. f., ευδαιμον n. «feliz, acomodado», y μ έλάς, μέλαινα, μέλαν «negro». Sing. N. G. D. A. V.

εύδαίμων ευδαιμον εύδσίμον-ος εύδαίμον-ι εύδαίμον-α εΰδαιμον ευδαιμον

Plur. N .V . G. D. A.

εύδαίμον-ες εΰδαίμον-α εύδαιμόν-ων εύδαίμοσι εύδαίμον-ας εύδαίμον-α

μέλάς μέλαν-ος μ έλα ν- l μέλαν-α μέλαν

μέλαινα μελαίνης μελαίνη μέλαιναν μέλαινα

μέλαν μέλαν-ος μελάνι μέλαν μέλαν

μέλαν-ες μελάν-ων μέλασι μέλαν-ας

μέλαιναι μελαινων μ ελα ίνα ις μελαίνάς

μέλαν-α μελάν-ων μέλασι μέλαν-α

'

Acerca de la acentuación de εύδαίμων hay que notar que es anaclítico (I, § 71, 1); por lo demás, cfr. § 31 sobre δαίμων, μ έλα ς, de #μελανς (v. I, § 84, 2); μέλαινα, de ^μελαν-jcx. A veces el nom. en -ς es secundario; así en neolac. α:ρσης por άρσην «macho», át. έφρην, gen. δρρεν-ος; cfr. p. a. arsán«hombre». 6. Un tem a adjetival en -r es μάκαρ, μάκαρος «feliz», de una sola term inación; en lac., nom. μάκαρς, con -ς secundaria. Alternan­ cia entre los sufijos -n y -r (cfr. los heteróclitos, supra, § 35) se da en el hom. τιΐων, -ταειρα, iñov «gordo, pingüe»; era éste un fenó­ meno antiguo, pues en i. a. el mase, es pívá, tema plvan-, fem. p ív a fi; así, pues, πίειρα procede de *pluer~id; cfr. -ιπαρ «grasa» ~ i. a. plvasn. «id.».

7. . Deben ser tratados aparte μέγας, «grande» y πολύς, π ολλή, πολύ «mucho».

μεγάλη,

μέγα

244 Sing N. G, D. A. Plur. N. G. P. A.

Morfología. E l nom bre.

μ έγ α ς μεγάλου μεγάλω



§ 38

μέγαν

μεγάλη . μεγά λη ς μεγάλη μεγάλην

μέγα μεγάλου μεγάλω μέγα

•πολύς ττολλοΰ πολλω ττολύν

πολλή πολλής πολλή πολλήν

πολύ πολλοί; πολλω πολύ

μ εγά λοι μεγάλω ν μ εγά λο ις μεγάλους

μ εγ ά λα ι μεγάλω ν μ εγ ά λα ις μ εγ ά λά ς

μ εγά λα μεγάλων μ εγ ά λο ις μ εγά λα

πολλοί πολλών πολλοί ς πολλούς

π ολλά ί πολλών πολλάις

πολλά πολλών πολλοίς πολλά

πολλάς

μέγας procede de *rneg-; arm. m ee, instr. m ecaw «grande». La ampliación con un sufijo -lo, como en μεγάλου, etc., puede com probarse también en el gót. m ikils «grande». — En Homero encontramos también otras formas de π ο λύ ς: gen. π ολέος (como ήδέος, § 25); p l.: nom. -πολέες, geni­ tivo πολέων, dat. πολέσι(ν) y πολέεσσι(ν), ac. π ολέα ς, y, por otra parte, también π ο λ λ ό ς, π ολλόν en el nom. y acu­ sativo sing.; πολύς, πολύ se corresponde con el i. a. purú-h m. «mucho»; de un apofónico *p elu procede el gót. fü u n. «mucho». El tema πολλά - se rem onta, en definitiva, a πολρα ( < - p j ; cfr. i. a. pürvl f. (con id > i ) ; el tema π ο λλο (jón. π ο λλ ό ς) se formó posteriormente por analogía con el femenino. En el jón. del s. vi a. de C. πολύ- fue desalojado del paradigma por π ολλό-. § 38. La comparación. 1. La formación más usual con­ siste en añadir al tema del positivo -τερος para el com para­ tivo, -τατος para el superlativo. Ejem plos: δίκαιος σεμνός ευρύς πρέσβυς σαφής εύκλέής μέλάς

«justo» «venerable» «ancho» «viejo» «claro» «famoso» «negro»

tem a tem a tem a tema tema tem a tema

6u -tara-). Al gr. ώμό-τερος, de ώμό-ς «cru­ do», corresponde el i. a. ámá-tara-h, de amá-h. El sufijo de superlativo era en la lengua primitiva -ίψ.-; se ha conser­ vado en i. a. como -tama-, p. ej. amá-tama-h «crudísimo, el más crudo». En lat. quedan todavía restos como - timo (a través de -tem o-): extim us «el más externo», intim us — i. a. άη-tama-h (indeur. *en-tm o-s) «el más interno». En gr. *-ταμο-ς se transform ó en -τατο-ς por influjo de la for­ mación de superlativos en -ισ-τος ( v. infra j y de los ordinales formados con el sufijo -to-, como δέκατος «décimo» (§ 53), que por su forma y significado tienen estrecho parentesco con los superlativos. Estas formas son en gr. adjetivos nor­ males de tres terminaciones (δικαιότερος, δικαιότερα, δικαιότερον; δικαιότατος, δικαιότατη, δικαιότατον). Particularidades: La regla según la cual los temas en -o- alargan su o en ω cuando la sílaba anterior es breve, se basa en un principio rítm ico. P or eso σοφός «sabio»: σοφότερος, σοφώτατος, etc., pero át. στενότερος, procedente de -v F -: στενός «estrecho»; jón. σ τεϊνος, eól. σ τέν νο ς. — Desde las form as comparativas de los temas adjeti­ vales en- -ε ς- (σαφέστερος, σαφέστατος) se propagaron -εσ-τερος y, -εσ-τατος a otros adjetivos: 1.°, a los adjetivos en -ων-, -ο ν : ευδαίμων «dichoso»: εύδοαμονέστερος, εύδα ιμ ονέστα τος; 2.°, a los contractos en -οος (-ο υ ς): άπλους «simple»: άιτλούστερος, άΐϊλούστατος (de ά π λο-έσ τερος; así todavía en H eródoto); 3.°, έρρωμένος «fuerte» (partic. perf. pas. de ρώννυμι «fortalezco»): έρρωμενέστερος, έρρωμενέστα-τος, p or influjo del opuesto ασθενής «débil», Α σθενέστερος, etc. Pero χαριέστερος, comp. de χα ρίεις, es fonéticamente correcto, de *χαρι:ρενττερος, *χαριρενστερος, con desaparición de la v, según I, § 84, 2 ; igualmente πενέστερος «más pobre», de *-πενετ-τερος (I, § 87, 2), comp. de τιένης, gen. '-κένητ-ος «pobre». — τιαλαί-τερος «m ás antiguo», παλαίτα το ς, se han form ado sobre el adverbio πάλαι «hace tiempo, anti­ guamente» (cfr. πρότερος «anterior», de προ «antes»); pero fueron reía-

246

Morfología. E l nom bre.



§ 38

cionados con π α λα ιός, y entonces se form ó también, de γ ερα ιός «viejo», γ ερα ίτερος, γ ερ α ίτα το ς ; φίλος «querido» form a φ ίλ-τερος, ■φίλ-τατος (junto al hom. φιλίων); igualmente ψέρτερος «mejor», junto •a φ έριστος.

2. Comparativos en fcov m. f., -ϊον η·, y “ίων m. f., -jov n., con superlativos en -ιστός; aquí la j causó transformaciones ( ! ,'§ .82, 4 ): -yj_ > ζ; -xj- > -ττ-, etc. « vergonzoso» «enemigo» «suave» «hermoso» «fácil» «rápido» « grande»

αισχρός εχθρός ήδύς καλός ράδιος ταχύς μ έγ α ς

αίσχίων έχθίων ήδίων καλλιών ράων θάττων μείζων

αΐσχιον εχθιον ηδιον κάλλιον ραον θαττον μεΐζον

αΐσχιστος έχθισ τός ηδιστός κάλλιστος ρδστος τάχιστος μ έγ ισ το ς ,

Declinaremos totalmente ήδίων, ηδιον y μείζων, μεΐζον: Sing.

Phir.

Ν. G. D. Α. V. N .V . G. D. Α.

ήδίων

ήδίονα y ήδίω

Ν. G. D. Α. V.

ηδιον ηδιον

ήδίονες y ήδίους

ήδίονα y ή£>ίω ήδιόνων ήδίοσι

ήδίονας y ήδίους

Dual N .A .V . G.D.

S in g.

ήδιον ήδίονος ήδίονι

ήδίονα y ήδίω ήδίονε ήδιόνοιν

μεΐζον

μείζων μείζονος μείζονι

μεΐζον

μείζονα y μείζω μειζον

La comparación. Plur.

N .V . G.



μείζονες y μείζους

Dual Ν.Α. V. G.D.

μεΕζονα y μείζω μειζόνων μείζοσι

D. A.

247

§38

μ είζονας y μείζους

μείζονο: y μείζω μείζονε μειζόνοιν

3. Otro sufijo (alternante) para form ar comparativos, i o s - f - i s se adhiere a la raíz de la palabra (!), y aparece p. ej. en lat. mel-ius n., maius n. ( < *m ag-ios: mag-num), con el grado -e- en ma[g]-ies-tas, con el grado cero en mag-is «más». Se da en el jón. μέζω ( — μείζω ), de *μ εγ-)οσ-α , acu­ sativo sing. m. y nom. ac. pl. n.; análogamente jón. μ έζο υ ς, de #μεγ-3οσ-ες. Junto a -ios existía un -lios-, como se ve por el ario; ήδιω, ήδϊους proceden de *oFa6-ifjoa-a, *σράδ-ϊ|οσ-ες (I, § 80, 4 c); en i. a. el gen. m. y n. es svád-iyas-ah. Formas como ήδίους, μ είζους se emplearon secundariamente tam­ bién como acusativos (¡de -οας no podía salir -ους!), porque ήδεις y σαψεΐς tenían la doble función. En las demás formas tenemos otra estructuración. Al grado cero -is se añadió un sufijo -n; el neutro ήδιον, el gen. ήδΐονος etc. se basan en ^σράδ-ισ-ον. La m isma ampliación se da en germánico. -ison- se convirtió aquí en -izan-; en gót. tenemos sutizan acus. «más dulce» (la antigua desinencia de acus. ha des­ aparecido). En el paradigma alternan además la í y la ϊ. Pero ήδίων m uestra frente a ηδιον el mismo alargamiento en la sílaba final del nominativo asigmático que vemos en σώφρωυ frente a σώφρον «prudente». Análogamente, la decli­ nación con -n se propagó al tipo μέζω , μείζω , θά ττω ; se dijo también μ έζο ν α , μ είζονα , etc., según ήδίονα. En ático hay, además, un alargamiento de la vocal de la sílaba radical en las formaciones con j : μείζων (frente al jón. μέζω ν), con falso E I , como se ve por las inscripciones, θαττω ν (acusa­

248

Morfología, E l nom bre.



§38

tivo θάττω , en vez de *θάττω ) frente a ταχύς, de *θα χυ ς, έλάττων «menor», de έλαχύς, y también κρείττων «mejor», frente al jón., dór. κρέσσων, de #κρετ-ίον-. Quizá se trate de propagación analógica desde casos en que una nasal ante σ desaparecía con alargamiento compensatorio, como en el hom. άσσον, de *ccyXjov (formado sobre αγχι «cerca»), *άνσσον. 4. Al superlativo en -¡.στος corresponde en i. a. -isthah; cfr. i. a. svddisthah ~ ήδιστος, gót. sutists «dulcísimo, el más dulce». E ste formante consta, del sufijo comparativo* -is + -to- (cfr. ordinales); se adhiere a la raíz de la palabra (!) y se declina regularmente como los temas en -o, por ejem­ plo αΐσχιστος, αίσχίστη, αισχιστον, de αισχρός «vergonzoso». 5. Comparación supletiva. Hubo desde antiguo casos en que Iosgrados de comparación se form aban sobre distintas raíces, com o latín bonus, inelior, optimus, al. gut, besser, der beste. Casos semejantes, son :

άγαθός «bueno»

κακός mínalo»

μικρός μικρός ο λ ίγ ο ς ■πολύς

^άμείνων ιβελτίων Ικρείττων |λωων

άμεινον βέλτιον κρεΐττον λωον

άριστος (m ás valiente) βέλτιστος (m oralm . m ejor) κράτιστος (m ás fuerte) λωστος (m ás provechoso), ο> λφ στε «oh tú, el m ejor (de los hom bres)», (generalm. irónico)

Ικακίων Ιχείρων \ [ήττων

κάκιον χείρον

κάκιστος (peor, lat. peior) χείριστος (de menos valor, ior) adv. ήκιστα (inferior)

ήττον

«pequeño» «menguado» «poco» «mucho»

μικρότερος 3 termin. έλάττων ελαττον με[ων μεΐον ιτλεΐων -πλέον Gen. -πλείονος Υ-πλέονος

lat.

deter­

μικροτατος ελάχιστος ό λ ίγ ιστός, πλεΐστος..

Adverbios .



§ 39

249

άμείνων contiene, como enseñan las inscripciones át., el antiguo y auténtico diptongo E l , y sin duda debe ser considerado como ά-μείνων (cfr. *μεινων > μείων «menor») «no menor» (v. in fr a ); αριστος se relaciona con αρετή «valor»; βελτίω ν, probablemente, con i. a. báUyan «m ás fuerte», búlg. a. boljbjb «mayor», lat. dé-bilis; la -τ - procede sin duda de (hom .) βέλ-τερος (analógico de φ έρ-τερος); κρείττων (v. sttp ra ), κράτιστος, tienen relación con κράτος n. «fuerza»; λωΐων, ático· λφων, se h a form ado sin duda sobre el aislado o tardíam ente atesti­ guado λωος «bueno, provechoso», al ser interpretado el neutro λώϊον —que, prescindiendo de λω ΐτερον, sólo aparece en Hom ero— comocom parativo y a rra stra r en pos de sí un λωΐων y un superlativo λώ ίστος, át. λω σ το ς; λώ ϊος tiene relación con el dór. λην «querer» (igual que ζώϊος con ζην). De χείρων tomó κρείττων su ε ί; ήττων, jón. -ησσων, procede de *ήκίων, como enseña ήκιστα, y tiene relación con ήκα «suavemente»; cfr. lat. segnis ( < * s e c n is ) «lento»; μείων es una transform ación de *μεινων, p or influjo de πλείων «más», y tiene relación con μινύθω «aminoro» ( '- l a t . m inuo, m inus). ττλεΐστος puede· derivarse de *-ϊΐλη-ιστος (cfr. πλή-θος n. «multitud», lat. plé-nus «lleno); ■πλείων debe su -ει- a πλεΐστος y a μείων; dór. -πλήων; cfr. i. a. prayahadv. «las más veces». 6. También de adverbios (preposiciones) podían form arse compara­ tivos y superlativos (com o ya vimos arriba de α γχι «cerca»). Así indeur. de *pro «ante» "'proteros = gr. τιρότερος «anterior», av. frataró· «anterior» (el superlativo correspondiente -πρώτος, lat. prim us «el pri­ mero», procede de *ΐΓρο-ατος, según δέκατος etc.). De ύπέρ «sobre»: ύπερτερος, lat. superior, ύιτέρ-τατος, lat. suprem us. Del indeur. *ud' «hacia arriba» proceden el i. a. úttara-h «más alto, posterior, siguiente»,, gr. ύστερος «posterior», con ' irregular (superl. ύστατος «supremus»,. en vez de ‘•''όσταμος = i. a. uttamáh «altísimo, el más alto»). De έξ se form ó έσ χ α το ς, partiendo de *έκσχατος «extremus». Cfr. también, τκχλαίτερος, § 38, 1.

39. Adverbios . La mayoría de los adverbios tienen, parai el grado positivo, la desinencia -ω ς . Interesa notar que, en la práctica, coinciden en forma y acento con el gen. pl. mas­ culino del adjetivo, sólo que la v es sustituida por una ς. Así δ ίκ α ιο ς ' «justo»: gen. pl. δ ικ α ίω ν , adv. δ ικ α ίω ς ; κ α λ ό ς «herm oso»: κ α λ ώ ν , κ α λ ώ ς ; ά τιλοΟ ς « s i m p l e » : α π λ ώ ν ,.

250

Morfología. El nom bre .



§ 39

απλώς; πας «todo»: πάντων, πάντως «totalmente»; σαφής «claro»: σαφών, σαφώς; συνήθης «habitual, fam iliar»: συνή­ θων, συνήθως; ήδύς «agradable»; ήδέων, ήδέως. El punto de partida de estas formaciones son los adver­ bios pronominales; éstos muestran form as con y sin -s, por ejemplo οΰτως junto a οΰτω «así», mientras que, en los ad­ verbios adjetivales, esta -ς se ha consolidado. La forma en -o contiene el abl. indeur. de los temas en -o, terminado en -ód (cfr. lat. a. m eritd d «merecidamente»; § 10), como puede demostrarse semasiológicamente: etol. ώς «desde allí», ar­ cadlo ώς «en tanto que» ( : i. a. véd. yát «en tanto que»); la -ς ablatívica puede encontrarse también en otros tipos de ad­ verbios: άμφί-ς «por ambos lados» (: άμφί «alrededor», cfr, i. a. abhí-tah «por ambos lados»). A veces se emplea el neutro del adjetivo como adverbio: ταχύ (junto a ταχέως) «rápidamente», μικρόν «un poco», πολύ «mucho»; cfr. lat. multum «mucho, muchas veces». Así, el adverbio correspondiente a άγαθός «bueno» es ευ, neutro del hom. έύς «bueno, valiente» (cfr. het. assus «bue­ no»), que en hom., además de ευ, tiene también la forma έύ. En el comparativo se usa como adverbio el acus. singular neutro, cfr. lat. melius «mejor»; len el superlativo, el acusa­ tivo pl. neutro; p, ej. δικαίως «justamente, de manera ju sta»: δικαιότερον, δικαιότατα; σαφώς «claram ente»: σαφέστερον, σαφέστατα; ήδέως «agradablemente»; ήδιον, ήδιστα. Son raras en át. formas como πλουσιωτέρως en vez de πλουσιώτερο.ν, de πλούσιος «rico», o μειζόνως «maius», en vez de μεΐζον. ε5 «bien» tiene el comp. y superl. αμεινον, άριστα . Al al. seh r, m ehr, am m eisten «muy, m ás, lo más...» corresponden μ ά λα , μ ά λλον, μά λιστα (lat. m agnopere, nía gis, m áxim e), μάλα procede de *mZ~ «mucho» (v. I, § 9 3 ) vemos el apofónico mel- en lat. m elio r; μάλλον en vez de *μελλον p or influjo de θασσον; μικρόν «poco» form a el

Adverbios. ■ — § 39

251

comp. ηττον «menos» (lat. «minus»), superl. ήκιστα «lo menos...» (lat. «minime»). P ara ττρότερον «antes» cfr. i. a. pratcirám «más allá, más lejos». Los adverbios de lugar en -ω, que representan antiguos instrumen­ tales (§ 10), forman, análogamente al positivo, el comparativo en -τέρω y el superlativo en -τάτω . Así ¿χνω «arriba»; άνωτέρω, όνω τάτω ; igualmente de ε γ γ ύ ς «cerca»: έγγυτέρω , έγγυτά τω (junto a έγγ ΰ τε,ρον, εγγ ύ τα τα ).

II.

P ronombres § 40.

P ronombres

PRONOMBRES

sin género y otros afines

personales .

1.a persona Sing.

2.a persona

N G. D. A.

εγώ έμοΰ, μου έμ ο ί, μοι εμ έ, με

σύ σου, σου σοί, σοι σέ, οε

Plur.

"N. G. D. A.

ημείς ημών ήμιν ημας

ύμεΐς υμών υμΐν ύμας

Dual

N. A. G. D.

νώ νών

σφώ σφφν

3.a persona

___ ου OL Ά σφεΐς σφών σφίσι σφδς

__ —

1. Los pronombres personales indeur. carecen de género. El nom. de la 1 .a persona era primitivamente *e g ; en esta, form a se basa probablemente el gót. ik, a. al. mod. ich y búl­ garo a. azs; en el dominio ario fue reforzada con *óm, por ejemplo i. a. ahám (con gh secundaria > h ); fuera del do­ minio ario, generalmente con -o: εγώ, lat. ego (con abrevia­ miento yámbico). Estas formas podían ser aún nuevamente· reforzadas: έγώ-ν (hom., dór.), εγω-γε (cfr. lat. ego-met). En los casos oblicuos se presenta aquí otra raíz, a saber : *m e/m o, cfr. lat. ego/m ei, a. al. ich}m einer. En gr. el g e n i -

P ronom bres personales. — § 4 0 tivo

tónico

era

(prim itivam ente

253 sin

signo

flexivo)

*έ μ έ

'(cfr. i. a. m am a), co n u na ¿ inicial p roced en te del nom . εγώ ; l a fo rm a en clítica e ra *μ ε; (έ )μ ε se am plió de diversos mo•dos, originando fo rm as flexivas:

hom .

έμ εΐο ,

jón. έ μ έ ο ,

;έμ ευ , etc.; cfr. urito-io, -ο-σ > -ου.

E l dat. έμο[ tiene la έ inicial del nom. y es una amplia­ ción del enclítico μοι ( < *m o i), que desde los tiempos indoeu­ ropeos funcionaba como gen. y dat.; cfr. i. a. enclít. me '(gen., dat.) = persa a. -maiy, lit. a. ~mi; presentan la forma Tuerte el lat. mihi y el i. a. máhyam (con la partícula *-om) procedente de *m eghi. El acus, enclít. με m u estra el tem a puro, m ien tras que •el gót. mik ha tom ado su -k del nom . ik; análogam ente se fo rm ó el vén. βχο/τηβχο; έμέ ha tom ado su del nom . y a p a re ce reforzado en la fo rm a έ μ έ γ ε . También en plural el tem a del nominativo era distinto jón., etc., τέσσερες (cfr. el colectivo lit. ketveri); el grado cero *q wetures > hom. ΐΐίσ(σ)υρες, pregr. διθύρ-αμβος «de cuatro miembros»; de *q wetures procede el át. τέττα ρες; * q wtr- sirve de base a τρά-τιεζα f. «(mesa) de cuatro pies ( *ped-)»; *qwtru~ se da en τρυφάλεια «(yelmo) de cuatro cim eras» (cfr. hom. τετράψαλος «de cuatro cimeras»; latín quadru-pes ). De *penqwe procede π έντε, eól. πέμπε, lat. quinqué, indio antiguo pañóa. El numeral 6 comienza en las lenguas indeur. de distintas maneras. Pueden reducirse a unidad partiendo de la form a primitiva *ueks, en la que podrían basarse el dór. ρέξ y el át. ¿ξ (su relación con *ueks «crecer, aumentar» (al. w achsen) resulta probable, porque, al contar con los dedos, después del número cinco se producía un «aumento» pasando a la otra mano). Por influjo del numeral siguiente, septm «siete», tomó *ueks una -5 inicial; por eso tenemos la form a msueles, p. ej., en gal. svexos, címbr. chwech. También los menciona­ dos 'έξ y ρέξ podrían basarse en esta form a ( su > ph). Pero el influjo del numeral siete en el comienzo de *ueks pudo realizarse también mediante la sustitución de u por s, dando ía forma *seks (lat. sex, al. sech s). έπτά = lat. septem , i. a. saptá, de * septm ; paralelamente * septm- > *sebdm - ante vocales, p. ej. έβδομάς «período de

Cardinales. — § 5 3

.277

siete años»: έβδομήκοντα «siete decenas», todos con la vocal’ anaptíctica -o. οκτώ — lat. octd, de *oktd, i. a. véd. asía (el doblete *oktou conserva el diptongo largo: i. a. astctu). El indeur. *neup. da έν -ν έ Μ α y micén. e-ne-vo (con ενantepuesto, designando el número entero), i. a. náva {la­ tín novem, con m —frente a non-us — , por influjo de decem «10»); paralelamente *βηιψ en el gr. #évFa ( = arm. inn), conservado en ένατος, jón. εΐνατος «noveno», ένα-κόσιοι «900», hom. έννήμαρ < *évF’ ημαρ días». δέκα = lat. decem , i. a. dasa < *dék?n. La forma *dekijit significa «década», como m uestran el i. a. dasat «década» y el dual dór. ρίκατι, vjginñ «dos décadas» (§ 11). Com­ párese la t final con formas como i. a. yakr-t = ήπαρ, -ατος «hígado». Para ενδεκα, cfr. lat. undecim ; para δώδεκα, jón. δυώδεκα, cfr. lat. duodecim . El hom. τρΐσκαίδεκα «13» contiene el antiguo acus. de «tres» (v. supra). Sobre έκκαίδεκα «16» v. I, § 61 (eliminación de la -σ-). «20» es en dór. y beoc. ρικατι, que debe ser reducido, junto con el av. visa(í)ti, a *ui-krnt-i; ui- «ambos, (partido) en dos», cfr. i. a. vi «separadamente»; -krnt- «década» está sin duda relacionado con *de-km «diez»; -i es terminación del dual en los temas consonánticos neutros; el significado es, pues, «ambas décadas», εϊκοοι sin duda de *8-Flkooi; έ- es una vocal pro té tica, que aparece con frecuencia antes de la supresión de una p inicial; -τι se convirtió en -σι de acuerdo con I, § 26, 1 (cfr. i. a. virtisatíh, lat. v igin ñ ); la -oprocede de las decenas siguientes. E n éstas aparece el grado pleno *-komt-9 significando «década»; -3 es la desinencia indeur. del plural en los temas consonánticos neutros. De aquí resulta en gr. -κοντά; como se trata de un neutro, se le antepone τρία, τέτταρα. τριάκοντα, con ά en vez de a

278

Morfología. Numerales. — § 5 3

{jón. τριήκοντα) por influjo de la vocal larga de πεντήκοντά -«50». En «50» sin duda se había alargado ya en la lengua primitiva la e final de *penqwe- «5»; pues a πεντήκοντα co­ rresponde en i. a. parica-sát «conjunto de cinco décadas» (fem. sing.), con -sat de La η se propagó desde πεντήκοντά a las decenas siguientes; así έξήκοντα; cfr. latín quadra-ginta, etc. — «70» y «80» se form aron partiendo de los ordinales. — La η analógica aparece también en ένενήκοντα; aquí, de ένήκοντα (Délos), que se formó con #evpa < (v. s.), resultó en át. ένενήκοντα, en vez de *έναν'■.(< *e n u n ); cfr. también lat. nonaginta ( < *neun-). «100» era en indeur. *km tóm (v. I, § 93); frente a estó, έ-κατόν tiene una έ- inexplicada; habría que suponer como form a original #κατον, que es la base para el dór. τετρακάτιοι, etc. Las centenas se formaron con el sufijo adjetival -io- (cf. πατήρ, pater: πάτρ-ιο-ς, patrias «paterno»). E n jón.-át. -κατιοι, que normalmente se habría convertido en *-Kocmoi,. se transformó, por influjo de -κοντά, en -koolol; así έτυτα-κόσιοι. La -a-, que aquí y en τετρα-κόσιοι. estaba justificada, se propagó a πεντα-κόσιοι, έξα-κόσιοι, οκτα­ κόσιοι (lésb. todavía όκτω-κόσιοι); τριακόσιοι (jón. τριηκόσιοι) se debe a influjo d e -τριάκοντα, y por influjo de τρια­ κόσιοι se dijo también διακόσιοι, jón. διηκόσιοι, en vez de *δι-κόσιοι (v. δίς); para έβδομήκοντα, v. s. acerca de «siete». «1.000» se dice en i. a. sa-hásra-m n., que procede de *smgheslo-m, y significa por consiguiente «Un millar»; pero hay también en i. a. una form a adj. (con iio-) sahasríyah 3 «for­ mado por 1.000». E sta ampliación se da también en griego (sin de suerte que hay que partir de *ghesliio-. De aquí lésb. χ έλ λ ιο ι, lac. χήλιοι, jón. χείλιοι, con los alarga­ mientos compensatorios, dialectalmente distintos, que hacía necesarios la desaparición de la -s- (I, § 80, 4 d). En el ático

Ordinales. — § 5 3

279

χίλιοι, con en vez del falso -ει-, tenemos una anticipa­ ción del itacismo. Ordinales

πρώτος «el delantero, el primero» tiene parentesco con ■πρό-τερος «prior»; para sü formación, cfr. § 38, 6. δεύτερος «el que sigue a distancia» (cfr. lat. secundas : sequ or) contiene el sufijo -τερος (v. § 38, 1); el tema aparece en el hom. δεύομαι, át. δέομαι «necesito, pido»; el significado primitivo es «estar lejos de», cfr. i. a. dáviyan «más alejado» ( < *deu-). A partir de aquí tenemos un sufijo -ίο-: τρ(-τος, frente al lat. tertius, gót. ¡pridja «el 3.u»; τέτα ρ τος, del hom. τέτρατ:ος (* g wettir-> χετΓρσ.-); *p en qw-tos dio πέμπτος, sin la -e de π έντε, como lat. quintas, a. al. a. fimfto, búlg. a. petb («cinco»), a diferencia del i. a. pañCatháh; έκτος, según I, § 61, de *έκσ-τος. «El 7.°» era, por una parte, *septm-o-s ( = lat. séptimas, con -im- procedente de -em~, i. a. saptamá-h); por otra parte, *septm-os, que ya en. la lengua primitiva se convirtió en *sebdm os, de donde búlg. a. sedm s; el gr. έβδομ ος viene de ^ έβδμος con vocal anaptíctica para facilitar la pronuncia­ ción. ογδοος (cor. a. [όγίδόρα) sustituyó a *όγδορος,- que está más en consonancia con el lat. octavus. *όγδορος, sin duda en lugar de όκτορος, con las sonoras γ& por influjo de έβ­ δομος (como i. a. astamá-h «el 8.°», por influjo de saptamá-h). ένα τος .se remonta, como indican el jón. εΐνατος y el cret. η να τος, a *ένΡα τος! aquí la terminación -το ς se debe al influjo de δέκ ατος (cfr. en cambio lat. nonas). El tema fun­ damental es *enun ( > armen, inn), form a que sirve también de base al hom. εινά-νυχες «durante nueve noches».

280

Morfología. Num erales. — § 5 3

δέκατος procede del colectivo *d ek m t ( + os) (en cambio el lat. decim us y el i. a. dasamáh, de *d ek m + os), que tam­ bién sirve de base al lit. desímtas. De *-κοντ-τός, a través de *-κονσ-τός (v, I, § 61), tenía que resultar -κοστός; por eso τριακοστός, etc. *|ηκατ-τος dio regularmente beoc. ρικαστός, át. είκοστός como είκοσι. Por influjo de τριακοστός, etc., también έκατοστός, διακοσιοστός, etc., e incluso χιλιοστός. E sta acentuación es antigua, m ientras que desde τρίτος hasta δέκατος m uestran baritonesis por analogía con los cardinales (δέκα).

A dverbios

numerales y palabras sim ilares

έαιαξ «una (sola) vez»: a-, de *sm , corresponde a la prime­ ra sílaba del i. a. sa-kft «una vez»; -ιταξ tiene relación con τιήγνυμι (dór. ττάγνυμι) «yo fijo clavando»; apofonía: pdg-t p9g- (en cuanto a la formación, cfr. adv. όδάξ «con los dien­ tes, a mordiscos» : δάκνω). La form a es un nom. m. (f.) fosi­ lizado. Indeur. *duis «dos veces» : δίς = lat. a. duis, clás. bis, a. al. a. zwi-, i. a. dvíh. τρις «tres veces» = i. a. trih, lat. a. terr ( < H ers, *tris). Otros adverbios terminan en -άκι-ς, Ρ· ej. τετράκις. L a -ς es la s «adverbial» estabilizada (§ 39). Obsérvese también el hom. πολλάκι «frecuentemente, muchas veces», frente al át. Ίΐολλάκίς. El sufijo derivativo es -ακί-ς, como indica el cret. άμ-ακις «una vez». E sta form a corresponde exactamen­ te al het. I-anki «una vez», por lo cual hay que suponer comoforma primitiva -pkL Los m ultiplicativos: ά-ιτλους, -ή, -ουν «simple», δ ιπ λ ο ύ ς «doble», τρι-πλους «triple», etc., son en su segunda parte.

Adverbios num erales y palabras similares. — § 5 3

281

-Ίΐλο-Fo, la ampliación de un -π λ o- ( ~ arm . haí «vez»), cornoindica la form a απλός; esta palabra es idéntica a la latina simplus «simple». Al hom. δι-τιλός corresponde lat. duplus; el segundo miembro aparece también en el gót. tweifl (acus.),. al. Zweifel «duda». Hay ampliación mediante un sufijo -t en διπλάσιος (de ^-τιλατιος) «de doble tamaño»; cfr. a. al. anti­ guo einfalt «simple», διττός (jón. δισσός) «doble», χριττός «triple», proceden sin duda de *διχ]ος, #τριχ]ος, y deben, relacionarse con los adverbios δίχα, τρίχα «en dos, en tres (partes)»; en cuanto a la terminación, cfr. i. a. viévá-ha «todas las veces, siempre». Los distributivos se expresan mediante preposiciones, άνά, κατά con acus. : κατά o bien άνά δύο «bini, de dos en dos»;: no así lat. btnl, trini (colectivos). En la formación de los colectivos, la form a que sirve de punto de partida es δεκάς, -άδος, «década» (la correspon­ dencia en i. a. dasat- m uestra la dental de *d ek m t; v. s.). Por analogía- se derivaron también de otros numerales formacio­ nes semejantes, p. ej. πεμπάς, que (ante vocal) m uestra la form a abreviada *p enq w ( v. s.). τετράς en cambio tiene dos. significados; de una parte, significa «cuaternidad», es decir,, conjunto de cuatro unidades; de otra, «mi cuarto, la cuarta parte», y esto ya en época muy antigua. La palabra -πεντηκοστύς «sección de 50 hombres» contiene el sufijo -τυ- o -συ-, frecuente en los adverbios numerales; cfr. también τριττύς «tem o, número de tres» y *ημιτυς > át, ημισυς «medio». Cifras, ς' — εξ se remonta a la antigua f , que en el alfabeto se­ guía a la ε; en la época bizantina es idéntica a la llamada στίγμα, ligadura de στ. q = ένενήκοντα procede de la antigua κό-π-πα ()> Que en las inscripciones más antiguas se escribía ante los sonidos o y u. para representar 900 es el signo del sonido s, san, llamado más tarde­ cer v-til (σαμ-πΐ), porque parecía compuesto' de σάν y til (en cuanto a. su forma, cfr. además X, § 19).

IV.

E L VERBO

§ 54. V o c e s , m o d o s , t i e m p o s , p e r s o n a s . E l «verbum finitum» griego heredó de la lengua primitiva dos « g e n e r a verbi» (diátesis) o voces, activa y media. E l verbo indeur. n o'con oce la distinción entre verbos .de sensación y verbos de acción; es decir, oigo es concebido como una acción que sale del sujeto, exactamente igual que voy, m ientras que en algunas lenguas no indeur. se suele decir m e ha sonado" en vez de oigo. P or o tra parte, la voz activa indeur. no sólo sirve para expresar una actividad, sino también una cualidad, un estado o una actitud del sujeto, como si fuesen acciones suyas. La voz media significa que la acción se refiere total o predominantemente al sujeto o a la esfera del sujeto. Y a en ]a lengua primitiva había verbos «activa tantum» y «media tantum», es decir, usados sólo en la voz activa o sólo en la voz media (deponentes). Las form as especiales de la voz pasiva se desarrollaron ya dentro 'del griego. En la lengua primitiva, la pasiva se expresaba generalmente mediante las form as de la voz media, pudiendo com pararse con este empleo giros como el francés le mot ne s ’em ploie plus o el italiano si lodano i dü igan til, cuyos significados respectivos equivalen a «la palabra ya no es empleada», «son alabados los diligentes», al. niem and fand sich, der... — «nadie se halló que...»; en ruso se expresa así gene­ ralm ente la pasiva, mediante la form a reflexiva, p, ej. gazéta óitájet-sja «el periódico se lee (es leído)» {-sja emparentado con eí lat. sé). Menos frecuentem ente se expresaba la pasiva mediante la activa. La lengua primitiva tenía cinco m o d o s : el indicativo, que expresa u n estado de cosas como objetivamente dado y, p or tanto, manifiesta 1 Igualmente en español: «esta palabra ya no se usa», «se venden .terrenos». (N. del T.)

V oces, modos, tiempos, personas. —- § 5 4

283

-una indiferencia, que hace que falten los signos m odales; el subjunti­ vo, que tenía especialmente significación voluntativa y deliberativa (lat. eam us «vayamos», quid faciam ? «¿qué debo hacer?»); el optativo, modo del deseo o de la posibilidad; el imperativo, que expresaba una petición con los más diversos m atices, desde la orden m ás ruda hasta el ruego suplicante, y el injuntivo (voluntativo o futúrico). Éste era, por su form a, un pretérito sin - aumento (imperfecto o aoristo), por ejemplo έ-φέρε-τε impf. «llevabais», φέρε-τε! «¡llevad!» ( = i . a. bhárata), lat, legi-te! «ileed!». Las form as injuntivas del aor. sólo se em­ pleaban originariamente en unión con la negación *m é ( > μή), y el injuntivo era entonces un prohibitivo. Pero en las distintas lenguas indeur, se usaron también p ara el mandato y fueron incluidas en el sistema imperativo. Mientras que la gram ática latina ha unido en el .sistema subjuntivo el optativo y el subjuntivo, el griego ha conservado fielmente estos modos. E n cuanto a t i e m p o s , el indeur. poseía seis: presente, imper­ fecto, futuro, aoristo (al cual pertenecen históricam ente los perfectos lat. en -sí, como dixl «dije»; cfr, aor. εδειξα «m ostré»; también sin­ tácticam ente corresponde el aor. en ciertos usos al perf. lat.) y perfec­ to. Si la lengua prim itiva poseía ya o no un pluscuam perfecto es cosa dudosa. E l pluscuampf, lat. es con seguridad una innovación propia de esta lengua, y los pluscuampfs. del i. a. son pocos en número y, además, no concuerdan exactam ente con los griegos. Observemos aquí brevemente acerca del sistem a temporal que los llamados categoría

t i e m p o s no servían originariamente p ara expresar la temporal (presente, pasado, futuro), sino que más bien

designaban un aspecto verbal, es decir, ponían de relieve la manera de realizarse la acción, Así βάλλω significa «yo arrojo», en cuanto que la acción es expresada en su transcurso («aspecto durativo» o «cursivo»), m ientras que él aoristo εβαλον «disparé» o «hice blanco (en)» expresa el punto de partida o el punto final de la acción («as­ pecto puntual», que en alemán se expresa mediante preverbios, por ejemplo schiessen «hacer d isp aros»: erschiessen «abatir de un tiro»). El impf. expresa el mismo aspecto que el presente, y p or eso se form a del tem a de presente. Para la significación puramente temporal servía el aumento έ -, indeur. *é-, que al principio era un adverbio indepen­ diente y significaba «entonces». E l aumento era propio del indicativo de los tiempos históricos (impf., aor. y pluscpf.).

Morfología. E l verbo. — §§ 54, 55

284

En la lengua primitiva, como puede verse claram ente en el i. a.,, había nueve p e r s o n a s , puesto que cada uno de los tres núm eros, que también se daban en el nombre, es decir, singular, dual y plural,, comprendía tres personas. La 1.a del dual se perdió en griego; también, la 2.a y 3.1 persona sufrieron aquí notable menoscabo, que, p o r lademás, se compensó con neologismos analógicos. — Los signos del as­ pecto verbal y de los modos se encuentran, cuando existen, entre el tem a verbal (v. i.) y las características personales. Por eso, el hecho de que en los modos no indicativos del aor, falte: el aumento significa que no se pone de relieve la categoría tem poral, sino tan sólo el aspecto verbal. E l perf. expresa un estado conseguido· p o r el p roceso: τέθνηκε «ha m uerto (y, p or consiguiente, está muer­ to )»; άμφιβέβηκας «tú ( = Apolo) has rodeado (la ciudad, y, p or tanto,, eres su protector)».

§ 55.

D ivisión

de las conjugaciones y de las desinencias -

Se distinguen dos grandes clases de conjugacio­ nes, la conjugación de los verbos en -ó, llamada también conjugación «temática», cuya 1.a pers. sing. del ind. pres. ter­ mina en -o, y la de los verbos en -mi o conjugación «atemática», que en dicha persona termina en ~μι. Al prim er grupopertenece, p. ej., *b herd «llevo», gr. φέρω, lat. feró, etc., (v. I, § 93); al segundo, * es-mi «soy», gr. είμΐ, etc. (v. I f § 80, 4 y § 85, 2). perso nales .

La designación de «conjugación temática», es decir, conjugación con «vocal tem ática o de unión», y «conjugación atem ática», o sea, conju­ gación sin «vocal tem ática o de unión», se debe a la creencia de queen el tipo *bherd interviene una vocal de unión (unas veces e y otras. o) que «une» la raíz bher- con la desinencia (indeur. *bher-e-si, «llevas», *bher-o-mes «llevamos»), mientras que en es- «ser» las desinencias se añaden directam ente a la raíz, sin tales vocales (* es-mi «soy», 1.a plural *s-mes). Podemos conservar, por razones prácticas, estas designacio­ nes; pero es necesario saber que -o-, -e- en el prim er grupo pertenecen al tem a, que aparece p or apofonía con las dos form as *bhero- *bhere(cfr. φ(λο-ς «amigo», voc. φίλε). E l griego ha conservado la antigua distinción entre las conjugaciones en -o y en -mi, m ientras que, p o r una parte, el latm (con la excepción de sum , que ha nacido por

.División de conjug. y desin. personales. — § 55

285

■transformación) ha sustituido la conjugación en -mi p or la conjuga•ción en δ (εί-μ ι = lat. e-δ, de *e¿-ó «voy»), y, p or o tra parte, el indio antiguo ha puesto la desinencia -mi a verbos que en indeur. per­ tenecían a la conjugación en o ( = i . a. d) (bhárá-m i «llevo»; φέρω).

El griego ha conservado, además de las dos clases de ■conjugación, la diferencia entre las desinencias primarias y secundarias de la lengua primitiva. Pero aquí se han produ­ cido alteraciones, al ser sustituidas antiguas desinencias pri.marias por otras secundarias, y a la inversa. Como es natural, las desinencias activas se diferenciaban desde siempre de las desinencias medias. Tenía desinencias primarias el indicativo de presente y de futuro; secundarias, el indicativo de los tiempos de pasado (impf., aor. y pluscpf.) y el optativo. En el subjuntivo eran posibles en la lengua primitiva ambas clases de desinencias. E l perfecto tenía desinencias espe­ ciales, e igualmente el imperativo (secundarias en parte). Las primarias eran en la activa: 1.a sing. -mi (-5), 2.a -si, 3.a -ti; las secundarías, -m, -s, -t; en la voz media, las desinen­ cias primarias eran : 2.a sing. -soi, 3.a -toi, y las secundarias, -so, -to; en la 3.a pl., correspondientemente, la primaria -ntoi y la secundaria -nto; así todavía en micén. y en arcad.-chipr., m ientras que en los demás dialectos gr. se produjo una asi­ milación formal, de acuerdo con la 1.a pers. -μσα, en las ■desinencias prim arias: -σοα, -ται, -ντοα. La desinencia de la 1.a pers. de la voz media era originariamente -ai, como indi­ can, p. ej., lat. vldi < -ai, y el i. a. bhare < -ai «llevo para mí». La desinencia gr. -μοα (en vez de -ai) se debe al influjo de la 1.a pers. de la voz activa en -μι. Se incluye también en el sistema verbal el «verbum infinitum», es decir, los nombres verbales, los infinitivos (que son de origen sustantivo), los participios y los adjetivos ver­ bales; estas formas no tienen característica personal.

V oz.

§ 56.

P aradigma

de los verbos

en

-co.

Indicativo de los tiempos prim arios Sing. 1.a

2.» to

O

K Ir

* s.

3.a Plur. I." 2.a 3.a Dual. 2.a 3.a Sing. 1." 2.a 3.a

λύ-ω λύ-εις λύ-ει λύ-ο-μεν λύ-ε-τε λύ-ουσι(ν) λό-ε-τον λό-ε-τον

O

o

O i. ' t? ύ α £ 3H δ

ε-λυ-ε(ν) έ-λύ-ο-μεν έ-λό-ε-τε

ί-λυ-ο-ν έ-λύ-ε-τον έ-λυ-έ-την

£-λυ-σα 2-λυ-σας ε-λυ-σε(ν) έ-λύ-σαμεν έ-λύ-σατε

2.a 1.a Plur. I a 2.a 3.a Dual. 2,a 3.ft Sing 1.a 2.a 3." Plur. 1.a 2.a 3.a Dual 2.a i 3.a ¡

ε-λυ-ο-ν £-λυ-ε-ς

Subjuntivo

λύ-ω λύ-ΐ|ς λύ-τ| λύ-ω-μεν λύ-η-τε λύ-ω σι(ν) λύ-η-τον λύ-η-τον

λύ-σω λύ-σεις λύ-σει etc., como en el presente

Sing. 1.a

Io

de los tiempos secundarios

έ-λυ-σαν έ-λύ-σατον έ-λο-σάτην λέ-λο-κα λέ-λυ-κας λέ-λυ-κε(ν) λε-λύ-καμεν λε-λύ-κατε λε-λύ-κάσ ι(ν) λε-λό-κατον λε-λύ-κατον

έ-λε-λύ-κη (-κειν) έ-λε-λό-κης (-κ είς) έ-λε-λύ-κ ει(ν) έ-λε-λύ-κεμεν έ-λε-λύ-κετε έ -λε-λύ -κεσ α ν έ-λε-λύ-κετον ε-λε-λο-κέτην

λύ-σω λύ-σης λύ-στ] λό-σωμεν λύ-σητε λύ-σω σι(ν) λό-σητον λύ-σητον λε-λύ-κω λε-λύ-κης etc., con Jas mis­ m a s desinencias que en el presen­ te. Más frecuente λελυκώς 3 ώ etc.

Optativo

50 52

o V. 3

O ■Í3 'ft o

O y ω t? εϊης |είη ) εΓμεν >είτε εΐεν είτον ε(την

λέ-λυ-σο λε-λύ-σθω λέ-λυ-σθε λε-λυ-σθω ν λέ-λυσ-θον λε-λύ-σθω ν

Inf. λύ -σα-οθαι Part. m . λυ-σά-μ ενος f. λυ-σα-μένη n. λυ-σά-μενον

Inf. Part. m. f. n.

λε-λυ -σθα ι λε-λυ-μένος λε-λυ-μένη λε-λυ-μένον

Morfología, E l verbo. — § 55

290

VOZ PASIVA

Indicativo S.la 2.a 3.a P. 1. 2.a 3.a £>, 2.a 3.a

έ-λύ-θη-ν έ-λύ-θη-ς έ-λύ-θη έ-λύ-θη-μεν έ-λύ-θη-τε έ-λύ-θη-σαν έ-λύ-θη-τον έ -λ ο θ ή -τ η ν

Optativo

Subjuntivo λυ-θώ λυ-θης λυ-θΐ) λυ-θώ -μεν λυ -θη -τε λυΌ ώ σι(ν) λυ-θη-τον λυ-θη-τον

Infinitivo λυ-θη-ναι

Indicativo

S. 1.a λυ-θή-σο-μοα 2.a λυ-θή-στ) 3.a λο-θή-σε-τοα

Im perativo

λυ-θείην λυ -θη-τΐ λ υ -θ ε ίη -ς . λυ-θή-τω λυ-θεΐη λυ -θεΐ-μ εν , -θεΐη-μεν λο -θεΐτε, -θείη -τε λύ -θη-τε λυ-θέ-ντω ν λ υ -θεΐ-εν , -θε[η-σαν λύ-θη-τον λυ -θεΐ-τον λυ-θεί-την λυ-θή-των P artic. λ υ -θ ε ίς , λυ-9εΐσοί, λυ -θέν Gen. λυ -θέν τ-ο ς, λυ~θεΙση-ς, λ ο θ έ ν τ -ο ς

Optativo

λυ-θη-σοί-μην λυ-θή-σοι-ο λυ-θή-σοι-το

lo demás como en el futuro medio

Infinitivo y participio

P a rt.m . λο-θη-σό-μ ενος f. λυ-θη-σο-μένη Inf.

n. λυ-θη'-σό-μενον λ ο θ ή -σ ε -σ θ α ι

Por razones prácticas damos en primer lugar un cuadro de conjunto sobre la flexión del verbo λύω «yo suelto» (en át. con cantidad larga de origen secundario en la -ü~; cfr. lat* luo «pago»; esta indicación de la cantidad larga falta en el paradigma para mayor sencillez), cuyo tema λυ- tiene ter­ minación vocálica. Al presente, futuro y p'erfecto se les llama tiempos primarios; al imperfecto, aoristo y pluscuamper­ fecto, 'tiempos secundarios (tiempos históricos). En general, la pasiva es igual a la media, λύομαι significa «desato para mí (en interés mío)» o bien «me desato (a mí

V erbos en -co’ aclaraciones y observaciones.— § 56 a

291.

mismo)», pero también «soy desatado». Obsérvese cuidado­ samente lo siguiente: las formas dél aoristo medio (έλυσα- : μην) son exclusivamente medias, no pasivas. Para el aoristo pasivo, el griego creó un nuevo sistema (§ 56 a). E l futuro, λυσομαι con las formas correspondientes es casi siempre exclusivamente medio; sólo el de unos cuantos verbos (v. § 68). se usa como futuro pasivo. E l futuro auténticamente pasivo se form a partiendo del aoristo pasivo. Ténganse además en cuenta los adjetivos verbales λυ-τός„. -τή, -τόν «soltado» (cuasiparticipial) y «soltable» (posibilidad pasiva), λ υ -τ έ ο ς , -τέ ά , -τέον «que debe ser soltado», etc. § 56

a. A c la ra c io n e s y o b s e rv a c io n e s . 1. Sobre la voz Tema de presente. In d . p r e s . .(con desinencias prim a­ rias). 1.a sing., terminación en -o, indeur. mbhérd «llevo», i φέρω, lat. fero , gót. barra (a, de o ), v. I, § 93. En la 2.a y 3Λ sing. y 2.a pl., la «vocal de unión» es -e-; en la 1.a y 3.a pl., -o% 2.a sing., indeur. *bhére-si «llevas», i. a. bhára-si, gót. baíri-s (¿, de e ), búlg. a. beresi, lat. agi-s, de *age-si. En gr. era de esperar *φερεσι > :* φερει; pero se añadió la desinencia se­ cundaria -ς; v. impf. έφερες. — 3.a sing., indeur. *bhére-.ti. i. a. bhára-ti, gót. baíri-p, lat. agi-t (-it, de -e-ti). En gr. habría que esperar *φερε-τι, jón.-át. *φερεσι; pero, siguiendo el modelq del impf. έφερες : εφερε, en el presente se formó para φέρεις un φέρει; así ya en micén. pe-re = φέρει. — 1* pl., indeur. *bhór-o~mes y *bhér-o-mos, con apofonía en la desinencia. E n dór. y otros dialectos φέρο-μες, jón.-át. φέραμεν (v. el impf.), lat. agi-mus, de *ago-mos, i. a. bhárd-mah con la a peculiar de los arios. — 2.a pl., indeur. *bhér-e-the = i. a. bhára-tha (¡con th !); con desviación de aquí φέρε-τε> con la desinencia secundaria por influjo del impf. ¿φέρετε? gót. baíri-p, búig. a. bere-te «reunís (p gót., t búlg. a., de t o. th). — 3.a pl., indeur. * bhér-o-nti, dór., etc., φέρο-ντι, jón»a c tiv a .

292

Morfología. E l verbo. — § 56 a

át. φέροοσι(ν), de *φερο-νσι, micén. e-ko-si = *εχον-σι «tie­ nen, poseen», i. a. bhára-nti, gót. baíra-nd, lat. agu-nt, de *agΌ-nti. — 2.a y 3.a dual φέρε-τον tienen las desinencias secun­ darias de la 2.a , dual; v. infra. Im p f. (desin. secundarias). 1 .a sing. indeur. *é-bher-o-m, ε-φερο-ν, i· a. á-bhar-am. Tenemos la desinencia secunda­ ria -m (v. § 55) también en el impf. lat. ageba-m. — 2.a sing., indeur. é-bher-e-s, ε-φερε-ς, i. a. á-bhara-h. — 3.a sing., in­ deur. é-bhere-t, ε-φερε, i· a. ά-bhara-t. — 1.a pl. indeur. *é-bher-o-me (o -mo) se ha conservado en el i. a. á-bhard-ma; έ-φέρο-μεν es una innovación inexplicada, que en predórico penetró también en el presente (φέρομεν). — 2.a plural indeur. *é-bher-e-te, έ-φέρε-τε, i. a. á-bhara-ta. — 3.a plüral, indeur. * é-bher-o-nt, gr. ε-φερο-ν,' i. a. á-bhara-n. — 2.a dual, indeur. * é-bher-e-tom, gr. έ-φέρε-τον, i. a. á-bhara-tam. — 3.a dual, indeur. *é-bhere-tam, έ-φερέ-την, i. a. á-bhara-tam; dór. generalmente -τάν. En cuanto a la έ-, v. § 54. El signo de s u b j u n t i v o es é / o , como indican los verbos atemáticos. E ste signo, en los verbos tem áticos, se contrajo con la vocal de unión, de igual sonido, de suerte que sólo externamente puede decirse que en la conjugación tem ática se alarga la «vocal de unión»: φέρομεν: φέρωμεν, φ έ ρ ε τ ε ’ -φέρητε, 3.a pl. φέρωσι, de φέρωντί (dór.) pasando por φέρων i. a. bhára-té, φέρε-ται por analogía con -μαι.; -toi aún en chipr. κει,τυι «yace», arcad, (fut.) καθιξετοί «se sentará», micén. e-u-ke-to = *εΰχετοι > -ται «él desea, hace votos». La 1.a pl. tiene en 1 Posible también en español. (N. del T.)

Verbos en -ω : aclaraciones y observaciones. — § 56 a

297

φερό-μεθα la desinencia -μεθα, que originariamente era de­ sinencia secundaria y que, junto con i. a. -mahi, o bien tocario -mat (en vez de *-maáhi), en el impf. del i. a. á-bharamahi, se remonta al indeur. *m edh3. En poesía aparece -με&α: como -μεσθα (cfr. het. -wasta, p. ej. hom. έδινεόμεσθα «andá­ bamos errantes». E n la 2.a pl. del i. a. bhára-dhve, la desinencia es -dhve, procedente del ar. *-dhvai. Según esto, la Θ será igual a la dh de estas desinencias. E n cambio la σ de -σθε es de ori­ gen oscuro. La 3.a pl. era en indeur. *bhero-ntoi, atestiguada en arcad, άμφιλέγοντοι (subj.) «discutan» y micén. e-so-to = *έσ(σ)οντοι. > εσσονται. «serán»; en los demás dialectos, ana­ logía con -μαι, - τα ι : φέρο-ντοα, i· a. bhára-nté (con -oi o -ai > e ). La desinencia de dual -σθον es una innovación grie­ ga según el -τον de la activa, así como la 2.a pl. -σθε: act. -τε. Es rara la innovación por la cual, según el modelo -σθον, se creó para la I a de dual un -μεθον, partiendo de -μεθα (τιερι-δώ-μεθον «apostemos ambos», subj. aor. en Homero). I m perfecto . 1.a sing. La desinencia -μην (dór. -μάν) en. έφερό-μην no tiene ningún paralelo en otras lenguas. 2.a: indeur. *é-bhere-so > hom. έ-φ έρε-ο , át. έ-φ έρου, av. barawha ( < -sa; sin aumento, como el ép. φέρεο)* 3.a: indoeuro­ peo *é-bhere-to > έ-φ έρ ε-το , i. a. á-bhara-ta. 1.a p l.: é-bheromedhv > έ-φ ερό-μ εθα, i. a. á-bhara-mahi (con -a aria); 2.a : έ-φ έρε-σθε se formó siguiendo el modelo del presente; la desinencia secundaria era en ar. -dhvam ( : prim aria -dhve, v. $.), en el impf. i. a. á-bhara-dhvam. 3.a : indeur. *é-bhero~ nto > έ-φ έρο-ντο, i. a. á-bhara-nta. La 2.a dual έφ έρε-σθον tiene la misma desinencia que φ έρεσθον. La 3.a, -σθην, dó­ rico -σθάν, en έφ ερέ-σθην, es una innovación calcada sobre la activa -την. En el subj., el mismo «alargamiento» de la vocal de unión que en la activa. La 2.a sing. *bhére-sai = hom. φέρηαι, de donde át. φέρη. E l hecho de que, a partir del s. iv, en vez de φέρτ] en el

Morfología. E l verbo. — § 56 a

-298

indic. se use φέρει en las inscripciones, y en át. también βουλει (de βούλομαι) «quieres», οϊει «crees», δψει «verás», deberá atribuirse a la coincidencia fonética de η y ει en e. • El optativo tiene desinencias secundarias, y, como carac­ terística, el mismo -oi- que en la activa; por eso ψερ-οί-μην, etcétera. La 2.a era en indeur. *bhér-oi-so, de donde φέρ-οι-ο, pero i. a. bhár-e-thah. 3.a: indeur. *bhér-oi-to, φέρ-οι-το, indio antiguo bháre-ta. I mperativo . 2.a sing.: indeur. *bhére-so} hom. φ έρε-ο, áti­ co ψέρου; cfr. lat. seque-re «sigue», sin duda de *seqwe~so. 3.a: en ψ ερέ-σθω, -σθω se ha formado sobre el -τω de la activa, guardando la proporción de la 2.a pl. φ έρεσθε con la activa φ έρ ετε. La 2.a pl. φ έρεσθε es un injuntivo (con desinencia secundaria, según § 54). E n la 3.a φερέσθω ν se ha añadido a la 3.“· sing. la desinencia secundaria activa -v como signo de plural; posteriormente ψερέσθωσαν. La 3.a dual φερέσθω ν ha tomado -σθων por analogía con el -των de la activa; cfr. 2.a pl. -σ θ ε : -τε (act.). I n fin itivo . La desinencia -σθαι (φ έρ-ε-σθαι) tienen cierta -semejanza con el -dhycii ar., p. ej. i. a. bhára-dhyal P a r tic ipio . Indeur. *bhéro-meno-s, φερό-μενος. El sufijo participial -meno-, fem. -mena, se ha conservado en lat. fémina «hembra, mujer», que propiamente significa «que am a­ m anta» y procede de *dhe-m ena \*dhé{i)- también en τι-θή-νη «nodriza», θή-λυς «femenino»]; además, en participios me­ dios del i. a., como bhára~manah, con ü secundaria. Sobre el -acento cfr. I, § 88, 1. El f u t u r o . Para s u formación vale lo que se ha dicho del futuro activo. El aoristo . E l conjunto -σα-, que p ara los griegos era ■como una ca ra cte rís tic a de los ao risto s sigm áticos, se propagó tam b ién a las form as m edias de ao r. έ-δειξά-μην (R . δεικ-), δειξα ίμ η ν ,

δ ειξά μ εν ο ς,

δ είξα σ θα ι,

δειξάσθω .

2.a singular

Y e rb o s en -co: aclaraciones y observaciones.— § 56 a

299

;έ-δείξω, de *|-δειξα-σο, hom. έλυσαο, de λύω «desato». El subjuntivo m uestra las desinencias medias regulares. La 2.a singular del imper., δεϊξοα, es igual que el inf. del aor. activo, ■δεΐξαι, y debe relacionarse con el imper. véd. sát-si «sién­ tate». E l mencionado conjunto aorístico -aa- experimentó ulteriores cruzamientos. Tenemos un subjuntivo de aor. «con vocal breve» ( — atem ático), τρ, ej. en el hom. ευξε-αι — át. εΰξη, de εύχομαι «suplico, prometo».

El sistema de p e r f e c t o . Las desinencias y sufijos se aña­ den directamente al tema de perfecto. La 2.a sing. del perf. y pluscpf. de los temas en vocal ha conservado la o por influjo de los temas consonánticos: según πέ-πεμψαι (de ^-τΐε-πεμπoca) y έ-πέτιεμψο, de ττέμπ-ω «yo envío», se dijo también λέ-λυ-σαί, έ-λέ-λυ-σο. E l part. perf. tiene siempre la acentuación -μένος. En la lengua primitiva la acentuación era sin duda -menos. En indio antiguo es una form a rara sa-sr-mdná-h, part. perf. medio de sr- «correr». En las formas de terminación dactilica como λελειμμένος ( : λείπω «dejo») el acento tenía que retrotraerse en virtud de la Ley de Wheeler (v. I, § 68); posteriormente se generalizó este tipo de acentuación. El a o r i s t o p a s i v o 1.° y el f u t u r o p a s i v o 1.°. El sistema del aoristo pasivo débil en -θην tuvo su punto de partida en la 2.a sing. Un έ -δ ό -θ η ς «fuiste dado», de *do-!dd- «dar», puede ser equiparado con la 2.a sing. del aor. medio a-di-thah del i. a.; la form a primitiva de ambos era *e-dd-thes, en la cual -thes era una antigua desinencia secundaria de la 2.a pers. de la voz media (frente al impf. medio έψέρεο, v. s .). Este sistema de aor. se construyó según el modelo del aor. 2.a pa­ sivo (fuerte) terminado en -ην (έ-τράφ-ην «fui alimentado», 'de τρέφω), del que hablaremos en el § 62. E l imper. λύ-θη-τι. { < *λύ-θη-θι) m uestra la disimilación de aspiradas (I, § 87,

300

Morfología. E l verbo. ~ § 56 a

5 b) en sentido inverso (I, § 89, 13), porque tenía que con­ servarse el elemento -θη, más fuerte desde el punto de vista funcional; además, tenemos aquí el sufijo de imper. -θι, pro­ pio de los verbos atem áticos (v. § 62). — Cuando este aoristo se form a sobre raíces terminadas en oclusiva, debe tenerse en cuenta I, § 53: &γω «conduzco»: ήχθην (inf. άχθηναι), φυλάττω «guardo» (de ^φυλακ^'ω) : έφυλάχθην, -πέμπω «en­ vío» : έπέμφθην; pero de πείθω «persuado» : έπείσθην, según I, § 87, 2. -— E l futuro pasivo en -θήσομαι es una innovación gr., en la que se añadió a la base del aor. pas. λυ-θη- laterminación del futuro medio. ' S obre los adjetivos verbales . El sufijo -to- de λυ-τός: se encuentra en los participios de perfecto de otras lenguas: lat. laudd-tus «alabado», gót. salbops, del germ. primitivo *safád'da-z «ungido», búlg. a. vi-to «trenzado» (inf. vi-ti), in­ dio a. hi-tá-h «puesto», de *dhd-tós. La significación se hizo muchas veces adjetival, como en el indeur. *klu-tós «oído»,, luego «famoso», κλυ-τός, i. a. srutáh, lat. in-clutus, germá­ nico *hlupa- en el a. al. a. HlotharL Se produce sustantivación en γνωτός «pariente» ( : γίγνομοα «nazco»), ποτόν «be­ bida» ( : πίνω «bebo».). La significación de la posibilidad (λυτός «desatable, que puede ser desatado») se desarrolló en la composición negativa con ά «privativa» ( — indeur. χι); cc-λυ-τος (cfr. λΰω «desato») «indesatado» pudo entenderse como «indesatable», igual que lat. invictus «invencido», como «invencible». De acuerdo con esto pudo también concebirse un λυτός positivo con el sentido de «desatable». — El sufijo· -τέο-ς de λυτέος «que debe ser soltado» procede de -τερος y sirve para expresar la obligación pasiva. E l punto de par­ tida está en la forma neutra -τέον o -τέα (έστίν), que sólo aparece eh Homero. Es una transform ación partiendo de un. infinitivo en *-τέροα (o ;>:-τέρε(.), que se ha conservado en. i. a. át-tavé «(que es) para comer». En apofonía con esta

Clases de presentes de los verbos en -ω. — § 57

301

forma se encuentra -tuo- en i. a. váktva-h «dicendus» (vac-, indeur. *u eq w- «hablar»). E l acento del verbo . Téngase en cuenta la regla práctica según la cual el acento en el «verbo finito» (por consiguiente, no en el infinitivo ni en el participio) se retrotrae lo más po­ sible, lo cual se aplica especialmente al imperativo; pero, en ios verbos compuestos, nunca puede retrotraerse más allá del aumento (άπ-ηγον «yo conducía desde...»). Sobre la 3.a sin­ gular opt. pres. λόοι, aor. λόσαι, ν. I, § 67 (Las desinencias se consideran largas).

§ 57. C lases de presentes de los verbos en -ω. 1. A la raíz verbal se añade como medio de formación únicamente la vocal tem ática («vocal de unión») o/e. En este grupo de los verbos temáticos hay varias subdivisiones, según la ter­ minación de la raíz verbal. a) V erba vocaíia non contracta (de raíz terminada en vocal y no con tractos): con frecuencia se trata de verbos cuya raíz terminaba anteriormente en una consonante, gene­ ralmente o o p, que ha desaparecido: εΰ-ω «quemo», de ~*eus-o — lat. uro (con #ew > ü ), i. a.- ds-a-ti «quema», λού-ω «lavo» en vez del ép. λό-ω, de *Xóf~cú, según λού-σω, Ι-λουσα, de Hou- (cfr. lat. lavare «lavar» y al. Lau~ge «lejía, cola­ da»). En los temas monosilábicos en -ε-, por ejemplo τιλέ-ω . (< % λ ε ρ -ω , cfr. fut. πλεύ-σομαι) «navego», τρέ-ω ( i. a. cch). Hom. βάσκω «ando», de *gwm-skó, i. a. gácéhati «va», de *gwm-skhe-ti. También ττάσχό) «sufro» debe ser incluido aquí. La form a prim itiva es #7τάθ-σκω; la aspiración de la θ ( = th) pasó a la κ; cfr. -πάθος n. «sufri­ miento», con *qwpth~; grado pleno *qwenth- en πένθος n. «aflicción», con % en vez de χ (v. Ϊ, § 79, 2) por influjo de •πάθος, lit. kenciü «sufro», de *qwenth-io. Constituyen una categoría especial dentro de esta clase los llamados iterativos jónicos en -σκον, que se han formado sobre imperfectos y aoristos y tienen sentido iterativo o intensivo. Pertenecen especial­ mente a la lengua de Homero y se asocian a formaciones como βά-σκω y άρέ-σκω «doy satisfacción, agrado» (cfr. inf. aor. άρέ-σαι y άρε-τή «virtud»): ψεύγεσκον «yo huía», del impf. εφευγον, φύγεσκον, del aor. 2,° Μφυγον (v. § 61) «huí». Tenemos formaciones con -ι-σκω en εόρ[-σκω «encuentro» etc. Pro­ bablemente la i es larga y representa el grado cero de éi, que aparece

306

Morfología. El verbo. — § 5 8

en el perf. εΰρηκα; en lat. hay formaciones análogas, como concupísca «codicio».

7. Presentes radicales en -o, reduplicados. La vocal de la sílaba reduplicante era la i. γΐ-γν-ο-μαι «llego a ser», como en lat. gi-gn-δ (perf. gen-ui) «engendro»; gu- grado cero de *gen-; cfr. γέν ο ς, v. § 7. τίκτω «doy a luz», de *τι-τκ-ω con m etátesis (según I, § 87, 4) de Tk-, que constituye el grado cero de χ εκ- en el aor. ε-τεκ-ον. Cfr. tam bién lat. si-st-o «pongo, coloco» : sto «estoy en pie». La reduplicación con -i y el sufijo -σκω pueden darse en el mismo verbo: γι-γνώ-σκω «conozco», frente al lat. gno-sco, clás. ao-sco. 8. Formaciones con Θ. Esta Θ no ·puede considerarse como un auténtico sufijo de presente, pues se encuentra también en formas que no pertenecen al presente, p. ej. hom, βρίθω «soy pesado, estoy cargado» (perf. radical βέβριθα), cfr. βριαρός «fuerte». Junto a Θ existía también δ como sufijo; p. ej. τέν-δω «roo (royo o roigo), soy goloso» (cfr. lat. tondeo «esquilo»), frente a *tem- en τέμνω «corto».

58. E l a u m e n t o (lat. augmehtum, trad. del gr. α υ ξ η σ ι ς ) se llam aría m ejor prefijo de pretérito. No sólo existe en gr., sino que está docum entado tam bién en indoiran. (i. a. abharam = εφερον), en arm . ( eber, aor. —£φερε) y, finalmente, en frig. (ε-δαες — statuit). Originariamente, el acento lo llevaba esta *e-, es decir, el verbo se unía a ella enclíticamente. El aum ento no era obligatorio prim itivam ente, como se ve, p. ej., en Ho­ mero. En micén. falta el aum ento casi siempre; la única ex­ cepción segura es a-pe-do-ke — άτιέδωκε «devolvió, rem uneró». Ante consonante perm anecía invariable y se llamaba entonces «aumento silábico». La p se duplicaba tras este aumento, p ri­ m eram ente en los verbos cuya raíz comenzaba por sr- o ur §

El aumento. — § 58

3Q7

en los cuales sr se convertía en pp y pp en pp (ερρεον «yo fluía», de *é-sreu-o~m, v. I, § 40, 4; ράπτω «coso, bordo», de *Ρραπτω, impf. ερραπτον, de *é-Fpαπτόν, de *urp-, uerp-, lit. verpiü «yo hilo», v. X, § 83, 2). En las raíces que comenzaban por a, e, o, la e del aum entó se contraía con estas vocales ya en indeur., resultando la larga correspondiente: ci, e, o. *ago ( > l a t . ago) «conduzco»,.im­ perfecto *ago-m, dór. άγον, át. ηγον, i. a. ája-m. Así δζω «huelo», impf. ώζον; έσθ£ω «como», impf. ησθίον. En tales casos se habla de «aumento temporal». En griego, las demás vocales se alargan análogamente; la l en Γ: ίδρυω «construyo», impf. ί'δρυον; la o en ü: όβρίζω «soy soberbio», impf. δβριζον, αι, en át., se convierte e n .^ : αίσχόνω «avergüenzo, afren­ to», impf. ησχϋνον; a, en ^ : αδω «canto», impf. fj6ov,‘ αυ». en η υ : αυξάνω «acreciento», impf. ηΰξανον; ει, en η: εικάζω «me imagino», impf. γκαζόν (posteriorm ente εΐκαζο.ν); ευ, en η υ : εύχομαι «suplico», impf. ηύχόμην (posteriorm ente εύχόμην); οι, en φ : οικτίρω «compadezco», impf. ωκτΓρον. ου perm anece ο υ : ούτάζω «hiero», impf. οΰταζον; natural­ mente, tam bién es invariable la η: ηκω «he llegado, estoy aquí», impf. ηκον. En cuanto a la posición del aumento, en los verbos compuestos de preposición conservaba desde siempre el mismo sitio que en los simples; así, είσ-άγω «introduzco», impf. είσ-ήγον. Las preposiciones terminadas en consonante recuperan ante el aumento su forma ori­ ginal, frecuentemente alterada en el presente; así, έκ-στρατεύω «salgtsa' campaña», impf. έξ-εστράτευον, έμ-βάλλω «arrojo dentro», imper­ fecto έν-έβαλλον, συλλέγω «recojo, reúno», impf. συν-έλεγον, συ­ σκευάζω «preparo, dispongo», impf. συν-εσκευαζον (I, § 84, 2). Las preposiciones terminadas en vocal pierden en gr. Ja vocal finai, ex­ cepto περί «alrededor» y πρό «delante». Así, έτιι-βάλλω «arrojo sobre*y impf. έτι-έβαλλον, « t í o - βάλλω «arrojo de, pierdo», impf. άπ-έβαλλο.ν,,.

308

Morfología. El verbo. — § 58

nape(-βάλλω «arrojo junto a», impf. παρ-έβαλλον; pero περι-βάλλω «lanzo alrededor», impf. ττερί-έβαλλον, -προ-βάλλω «ianzo hacia de­ lante», impf. προ-έβαλλον o, con crasis, τιροΰβαλλον. El i, a, no conoce la eliminación de la vocal final, sino que, ante el aumento (a), convierte la i en y, la a en v y contrae en otros casos (pary-agacéham «me sometía», impf, de parí [ —περί] agaccham, upágaccham «me acer­ caba», impf. de upa- [=■Cmo] agaCCham). Los verbos derivados de compuestos nominales anteponen el aumen­ to a toda la palabra άδικέω «soy injusto» de α-δικος 2 «injusto»), impf. ήδίκουν (de -εον), δυστυχέω «soy desdichado» {de δυσ-τοχής «desdichado»), impf. έ-δυστύχουν, εύτυχέω «soy dichoso» (de εύ-τυχής «dichoso»), impf. ηύτύχουν. ' Particularidades en la manera de hacer el aumento. Algunos verbos que comienzan por ε tienen ει como aumento, p. ej. εθίζω, &τιομαι, εργά ζομ αι, respectivamente: «acostumbro» (transitivo), «sigo», «tra­ bajo, hago». Los imperfectos son, p. ej., είθιζον, είπόμην. Estos ver­ tios comenzaban primitivamente por s- (έπομαι. = lat. sequor, v. I, § 93) o p- (ρεργάζομαι, de ρέργον = al. W&rk «obra») o sj¿- (εθίζω, de *σρεθίζω, cír. lat. sue-vi «estoy acostumbrado», de i:susdh-). Como la s intervocálica desaparecía ya en gr. primit., *έ-σεπόμην se con­ virtió en *έ-έπ:όμην> de donde el ático είπόμην. La p desapareció en distintos dialectos, y después se contrajeron las vocales iguales ε -f- ε. εργάζομαι aparece en las inscrip. de la época clás. general­ mente con η. impf. ήργάζεχο, aor. ήργάσατο. El aumento era en este caso e (el impf. de *ή-ρεργάζετο), v. i. Diferentemente arg, έρεργά σ α το . Con p comenzaban también ώνεομαι «compro», denominativo de ffei, pues procede de "ρε-ρρηκα; cfr. argiv. ρερρημένα «lo dicho», 'lat. ver.bum, al. W ort «palabra». Según este modelo se formó también

Los verbos contractos. — § 6 0

311

ί,ϊωΒα «estoy acostumbrado, acostumbro», de un más antiguo (lésb.) εΰωθα < *sesuddha (: £θος < *σρεθος — i. a. svadha «peculiaridad»; lat, suescó < *suedh-sco).

§ 60. Los v e r b o s c o n t r a c t o s en el sistema de presente. Paradigm as: τιμάω «honro», φιλέω «amo», δουλόω «escla­ vizo».

Voz

ACTIVA

S. 1.a 2.a 3.a 1 a PA» 1 s 2.a t* 3.a D. 2.a 3a

τιμώ τιμοίς τιμα τιμώμεν τιμάτε τιμώσι(ν) τιματον τιματον

φιλώ φιλεΐς φιλεΐ φιλουμεν φιλεΐτε φιλοΰσι(ν) φιλειτον φιλειτον

δουλώ δούλοι ς δούλοι δουλοΰμεν δουλοΰτε δουλοΰσι(ν) δουλουτον δουλουτον

S .la 2.a o 3.a u ■ω fc P . l a 2.a β, 3.a S D. 2.a 3.a

έτίμων έτίμας έτίμα1 έτιμώμεν έτιματε έτίμων έτιμδτον έτιμάτην

έφίλουν έφίλεις έφίλει1 έφίλοΰμεν έφιλειτε έφίλουν έφιλεΐτον έφιλείτην

έδούλουν έδούλους έδούλου1 έδοολοΰμεν έδουλοΰτε έδούλουν έδουλοΰτον έδουλούτην

S .l.a 2.a O ■δ 3.a K 3 P .l.a 2.a Λ 3 3.a D. 2.a 3.a

τιμώ τιμάς τιμ