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Spanish; Castilian Pages 500 Year 2004
Ignacio Arellano, Fermín del Pino (eds.) Lecturas y ediciones de crónicas de Indias
I G N A C I O A R E L L A N O , F E R M Í N DEL P I N O D Í A Z (EDS.)
LECTURAS Y EDICIONES DE CRÓNICAS DE INDIAS. UNA PROPUESTA INTERDISCIPLINAR
Quinto Congreso Internacional de edición y anotación de textos, patrocinado por la Universidad de Navarra y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (2-4 de diciembre de 2002).
Universidad de Navarra • Iberoamericana • Vervuert • 2004
Bibliographie information published by Die Deutsche Bibliothek Die Deutsche Bibliothek lists this publication in the Deutsche Nationalbibliografie; detailed bibliographic data is available in the Internet at http://dnb.ddb.de
Agradecemos a la Fundación Universitaria de Navarra y al Banco Santander Central Hispano la colaboración para la edición de este libro.
Reservados todos los derechos © Iberoamericana, 2004 Amor de Dios, 1 - E-28014 Madrid Tel.: +34 91 429 35 22 Fax: +34 91 429 53 97 [email protected] www.ibero-americana.net © Vervuert, 2004 Wielandstr. 40 - D - 6 0 3 1 8 Frankfurt ani Main Tel.:+49 69 597 46 17 Fax: +49 69 597 87 43 [email protected] www. ibero-americana net ISBN 84-8489-123-2 (Iberoamericana) ISBN 3-86527-102-2 (Vervuert) Depósito Legal: M.2192-2004
Impreso en España por Fareso S. A. Este libro está impreso íntegramente en papel ecológico blanqueado sin cloro (ISO 9706)
ÍNDICE
Prólogo: Ignacio Arellano C r ó n i c a s de Indias, un m u n d o aún por descubrir
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MESA REDONDA SOBRE EDICIONES ELECTRÓNICAS DE LAS CRÓNICAS DE INDIAS, Y EL NUEVO SERVICIO DE LAS BIBLIOTECAS DIGITALES: CINCO CASOS DE ESTUDIO Rolena Adorno Ediciones electrónicas de las C r ó n i c a s de Indias: el caso de Guarnan P o m a ( w w w . k b . d k / e l i b / m s s / p o m a / )
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Leoncio López-Ocón D e la informatización del archivo de M a r c o s J i m é n e z de la Espada a la recreación virtual del viaje de la C o m i s i ó n Científica del Pacífico
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Pilar M a r t í n e z O l m o La digitalización de obras en las bibliotecas: el p r o y e c t o «Pliegos de cordel madrileños del siglo xix»
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Francesca Mari D o m é n e c h I n f o r m e de la B i b l i o t e c a Virtual Cervantes (Alicante). (El portal castellano más visitado del m u n d o )
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Daniel R e s t r e p o M a n r i q u e Las bibliotecas digitales c o m o m e d i o de difusión de materiales de investigación
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LECTURAS Y EDICIONES DE C R Ó N I C A S
A . L o s ESTUDIOS POSIBLES DE CÓDICES AMERICANOS
Rolena Adorno La censura de la Historia General del Perú (1611-1613), de fray Martín de Murúa
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Ivan Boserup Quelques observations sur l'évolution matérielle et textuelle du Manuscrit de Salamanque (Getty Muséum. Ms Ludwig XIII 16) de fray Martín de Murúa
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Guillermo Serés La crónica de un testigo de vista: Bernai Díaz del Castillo
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Ángel Delgado Gómez Escritura y oralidad en Bernai Díaz
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B . LAS C R Ó N I C A S DE INDIAS Y EL R E F E R E N T E REAL AMERICANO
Miguel Ángel de Bunes Ibarra Lo americano y lo africano en las crónicas de Indias: algunos ejemplos
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Karl Kohut El cuerpo del delito. Las versiones sobre la muerte de Motecuhzoma
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José Luis de Rojas Influencias internas y externas en los cambios de valoración de las crónicas: mi experiencia con Bemal Díaz del Castillo y Alonso de Zorita
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Esther Hernández Cuestiones filológicas sobre la Historia Eclesiástica Indiana de fray Jerónimo de Mendieta
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Fermín del Pino Díaz Tratamiento ecdótico de los elementos no castellanos en la historia indiana del Padre Acosta
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Ignacio Arellano Lectura de textos indianos y puntos de vista de la escritura: el tratamiento del indio
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ÍNDICE
C . P A N O R A M A S Y DEBATES E C D Ó T I C O S PUNTUALES
Trinidad Barrera Naufragios y náufragos, imprevistos recui rentes
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Raúl Marrero-rente Problemas de edición e interpretación en la Relación de los primeros descubrimientos de Francisco Pizarro y Diego de Almagro (Codex Vindobonensis S. N. i 600)
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María del C a r m e n Martín R u b i o C o m e n t a r i o s a las tres ediciones de la Suma y Narración de los incas
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Christian Fernández Consideraciones para una edición crítica de la Segunda Parte de la Historia general llamada índica de P e d r o Sarmiento de G a m b o a
3
Leoncio L ó p e z - O c ó n J i m é n e z de la España, editor de Cieza de León
3
Luis Millones Figueroa Corregidas y aumentadas: edición y lectura en las historias de J u a n de Cárdenas, P e d r o de Cieza de León y Alonso de Ovalle
3
C o n c e p c i ó n Bravo Guerreira Los criterios editoriales en España, de las crónicas tempranas del área andina, desde el s. xix hasta la colección Historia 16
3
Jesús María García Añoveros y Carlos Baciero La colección Corpus Hispanorum de Pace
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D . L E C T U R A S DIVERSAS DE LAS C R Ó N I C A S : EN EL G É N E R O DISCIPLINAR, EL ESPACIO Y EL T I E M P O
Renzo Honores El licenciado Polo y su i n f o r m e al licenciado Briviesca de M u ñ a t o n e s (1561)
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Tatiana Alvarado Teodorika U n imperativo estudio de la c o m e d i a de O c a ñ a
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LECTURAS Y EDICIONES DE C R Ó N I C A S
Andrés Eichmann Oehrli Notas para una edición de la Historia del célebre santuario de Nuestra Señora de Copacabana y sus milagros e Invención de la Cruz de Carabuco, de Alfonso R a m o s Gavilán
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Catherine Poupeney Hart Entre historia natural y relación geográfica: el discurso sobre la tierra en el reino de Guatemala (siglo xviii)
441
Neil Safier Los jardines de París y las anotaciones al inca Garcilaso: la Histoire des Incas (1744), entre crónica y exposición museológica
461
Fernando M o n g e Las perspectivas desde la historia y la antropología en la edición de u n texto: las «Noticias de Nutka» de José Mariano M o c i ñ o
477
A modo de Epílogo: Fermín del Pino Díaz La crítica textual, las disciplinas humanísticas y el contexto histórico...
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PRÓLOGO: C R Ó N I C A S DE INDIAS, UN M U N D O AÚN POR DESCUBRIR
N o es, sin duda, el único m u n d o p o r descubrir en la cultura hispánica éste de las crónicas de Indias. P o r razones diversas q u e ahora n o hacen al caso y q u e en b u e n a parte tienen q u e ver con prejuicios sobre la tarea editora, a f o r t u n a d a m e n t e en vias de desaparición, n u m e r o s o s territorios de los textos hispánicos — e m p e z a n d o p o r la obra de los grandes poetas c o m o Lope, Calderón, Q u e v e d o o G ó n g o r a — esperan todavía ediciones, si n o críticas, al m e n o s de fiabilidad condigna a su categoría artística y cultural. En el caso de las crónicas y otros textos indianos resulta m u y p r e o c u p a n te que semejante corpus se e n c u e n t r e todavía en las condiciones textuales en las que se encuentra. M u c h o s trabajos meritorios hay ya; los mismos investigadores del C S I C —institución q u e c o n el G R I S O ha organizado el congreso cuyas actas ahora p r e s e n t a m o s — son responsables de algunos de los más relevantes. P e r o el p a n o r a m a está lleno de huecos, y huecos fundamentales. La falta de textos asequibles se relaciona c o n la falta de lecturas, y esta con la limitación de las perspectivas interpretativas (algunas veces deseadas p o r investigadores patológicamente ideologizados, a q u i e nes viene bien precisamente la ausencia de textos manejables). Basta p e n sar en que la Brevísima relación de B a r t o l o m é de las Casas ha tenido más ediciones q u e todos los demás textos indianos j u n t o s , para preguntarse m u y críticamente p o r los objetivos y el grado de desarrollo de las investigaciones. Habría también q u e reflexionar sobre ciertos — a m i j u i c i o — desenfoques que han perjudicado a los estudios sobre las crónicas: en vez de haber propiciado complejos y enriquecedores estudios interdisciplinares (de historiadores, antropólogos, filólogos...) q u e los textos indianos p a recen estar p i d i e n d o clamorosamente, se ha p r o d u c i d o una serie de m a lentendidos, p o r los cuales m u c h o s filólogos han despreciado las crónicas c o m o «textos históricos» y m u c h o s historiadores los han utilizado, en efec-
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IGNACIO ARELLANO
to, sólo como fuente «histórica» (lo que inevitablemente acarrea acusaciones injustas de infidencia de los cronistas), y muy ancilar, sin prestar la suficiente atención al estado del texto, su legibilidad y comprensión, tomando muchas veces «en grueso» ciertos detalles y datos, pero sin preocuparse de aspectos cruciales de las crónicas, que son variadísimas y que responden a objetivos y técnicas narrativas igualmente variadas. En alguna reunión anterior, que Fermín del Pino comenta en su epílogo, dedicada también a cuestiones de edición y anotación, surgió la idea de dedicar algunos de los congresos internacionales de «Edición y anotación de textos del Siglo de Oro», que desde 1986 viene organizando el G R I S O de la Universidad de Navarra, precisamente a las crónicas de Indias. Por principal iniciativa del Dr. del Pino acordamos llevar a cabo esta idea, que nos parecía una ocasión importante para plantear en este campo la conveniencia de adelantar el trabajo pendiente, y nos daba la oportunidad de confrontar perspectivas, necesidades y deseos de investigadores de áreas diferentes, aunque con intereses comunes. El resultado está ahora en manos del lector. Se advertirán trabajos sobre textos muy diferentes, y propuestas igualmente variadas que dan pie a la discusión. Se reflejan también algunas iniciativas de importancia que fueron presentadas y discutidas en las mesas redondas. En última instancia el objetivo a que todo este conjunto de estudios obedece sería el de avanzar en el camino de la edición critica de las crónicas de Indias. Servir de peldaños o de incitaciones a esa tarea que nos parece necesaria es lo que nos proponemos. Quizá sirvan también para plantear en el m u n d o científico y en el ámbito de los «responsables culturales» la urgencia de tal labor. Q u e un conjunto de textos tan admirable c o m o los indianos, de envergadura sin par en todos los sentidos (históricos, poéticos, antropológicos...) esté todavía en tan precario estadio editorial no tiene justificación. Poder colaborar en el camino de su recuperación sería suficiente para nosotros. Vaya, pues, por delante esta esperanza, con el agradecimiento a todos los que han hecho posible este encuentro: la Fundación Universitaria de Navarra, el Banco Santander Central Hispano, y sobre todo los ponentes que durante los días del coloquio ofrecieron j u n t o con su sabiduría una cordialidad que convirtió el trabajo en un verdadero placer. Ignacio Arellano. Chapel Hill, marzo 2003.
MESA REDONDA SOBRE EDICIONES ELECTRÓNICAS DE LAS CRÓNICAS DE INDIAS, Y EL NUEVO SERVICIO DE LAS BIBLIOTECAS DIGITALES: CINCO CASOS DE ESTUDIO
E D I C I O N E S E L E C T R Ó N I C A S D E LAS C R Ó N I C A S D E I N D I A S : EL C A S O D E G U A M A N P O M A (www.kb.dk/elib/mss/poma/)
R o l e n a Adorno Universidad de Yale
El eje del proyecto informático americanista de la Biblioteca Real de Copenhague ha sido la digitalización y publicación electrónica del mayor tesoro de sus colecciones relacionadas con América: El primero nueva coránica y buen gobierno ( 1 6 1 5 - 1 6 1 6 ) del cronista andino Felipe Guarnan Poma de Ayala. El sitio que alberga esta obra fue inaugurado el 15 de mayo de 2001 (www.kb.dk/elib/mss/poma/), y en el año 2 0 0 2 ha recibido 4 0 . 0 0 0 visitas, con 3 0 0 . 0 0 0 documentos (textos e imágenes) e x puestos, dato que sin duda confirma la importancia y singularidad del c ó dice y su significado internacional, tanto para investigadores c o m o para el público en general.
I. L A GÉNESIS DEL P R O Y E C T O
Cuando en mayo de 1997 la Biblioteca R e a l de Dinamarca nominó el manuscrito autógrafo de Guarnan Poma (Gl. kgl. S. 2 2 3 2 , 4 o ) para su inclusión en la «Memoria del mundo», la lista de U N E S C O de los grandes monumentos de la humanidad, se estableció que debido a la delicada condición física de este único documento histórico y la necesidad de ser preservado, «la digitalización era considerada». El Departamento de Manuscritos y Libros Raros comenzó un programa de digitalización en 1998. Luego de dos años de experiencia, que dieron por resultado la publicación en Internet de alrededor de 35 facsímiles
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ROLENA A D O R N O
digitales de manuscritos de distinta complejidad y antigüedad (casi 5.000 páginas), en septiembre del 2000 se decidió emprender el presente proyecto. El reto fue que el manuscrito de la Nueva coránica y buen gobierno c o n siste en casi 1.200 páginas, incluyendo 399 páginas de dibujos. Se determ i n ó que las páginas de texto debían ser legibles y que debía ser posible ver (e imprimir) los dibujos en dos tamaños. Ayudas de navegación, índices y una lista de dibujos debían hacer posible recorrer el manuscrito o encontrar fácilmente páginas o dibujos particulares. Además, la presentación debía ser en su totalidad en español e inglés. Finalmente, se decidió que una versión en C D - R o m debía estar disponible para la venta (pedidos: o r d e r @ m t p . d k ) simultáneamente a la apertura del website, planeada para mayo del 2001. El website resultante es el p r o d u c t o de una cooperación internacional entre instituciones, individuos y empresas: la Biblioteca Real y la Universidad de Yale, respectivamente Ivan Boserup y R o l e n a A d o r n o y sus colegas, y Siglo Veintiuno Editores de la Ciudad de México y su Gerente General, Guadalupe Ortiz Elguea, quien permitió la r e p r o d u c ción de los índices de la edición crítica de J o h n V. Murra y R o l e n a A d o r n o de la crónica de Guarnan P o m a (México, 1980) en la presente edición en Internet.
I I . L o s OBJETIVOS DE LA BIBLIOTECA R E A L
Los objetivos concretos de la Biblioteca R e a l al e m p r e n d e r este p r o yecto han sido varios. En primer lugar, se ha buscado dar acceso público a los fondos propios de investigación. La inauguración del sitio que alberga la edición electrónica facsimilar del manuscrito GkS 2232, 4 o ha puesto a disposición pública, globalmente y en forma gratuita, u n o de los grandes tesoros n o sólo de la Biblioteca sino también de la humanidad. En segundo lugar la Biblioteca ha querido asegurar la preservación y la seguridad del manuscrito. La delicadeza de este tipo de documentos, aún bajo las mejores condiciones de preservación, requiere del mayor cuidado en su manejo, y el manejo repetido e x p o n e el objeto a u n deterioro irreversible. La necesidad de medidas de seguridad en t o r n o a objetos tan preciosos c o m o el códice de Guarnan P o m a n o necesita comentario; las estadísticas reunidas p o r Interpol concernientes a robos de este tipo de materiales n o permiten que las grandes instituciones que guardan el p a trimonio de la humanidad se olviden de sus obligaciones al respecto.
E D I C I O N E S E L E C T R Ó N I C A S D E LAS C R Ó N I C A S
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I I I . LAS ETAPAS DEL DESARROLLO DEL PROYECTO Y SU AMPLIACIÓN
La digitalización de «El primer nueva coránica y buen gobierno» buscó servir dos propósitos fundamentales. El primero fue presentar una nueva reproducción facsimilar del manuscrito utilizando la tecnología más avanzada del momento. Recordemos que su única versión facsimilar era la impresa en 1936, realizada bajo la dirección del Dr. Paul Rivet del Instituto de Etnología de la Universidad de París, en cooperación con la Biblioteca Real. El facsímil presentado en esta versión digital, unido a los recursos ofrecidos por los programas utilizados en el sitio, ofrece una definición de imagen imposible de conseguir a simple vista. Es decir, los detalles que pueden ser observados en esta versión superan lo que uno puede percibir estudiando el manuscrito en la Biblioteca Real. El segundo propósito fue presentar la versión facsimilar acompañada de un aparato crítico que hiciera más accesible al lector los contenidos de las mil doscientas páginas de la obra. Por eso, hemos preparado una lista de los 398 dibujos, en español y en inglés, para que los lectores cibernautas tanto como los investigadores puedan tener acceso directo a los textos pictográficos de la obra. Fue indispensable también preparar una tabla de contenido, igualmente bilingüe, para completar y sustituir la tabla parcial creada por Guarnan Poma, permitiendo así al lector el acceso directo al códice, tanto por el orden como por el contenido de sus capítulos. Ambas guías a la obra fueron preparadas con la colaboración de John Charles y Fernanda Macchi, de la Universidad de Yale. Con el permiso de Siglo Veintiuno Editores, hemos podido reproducir de esa edición sus índices onomásticos, toponímicos y de grupos étnicos, tanto como el índice etnológico preparado por John V. Murra, catedrático emérito de la Universidad de Cornell, y el glosario-índice de términos quechuas utilizados por Guarnan Poma preparado por Jorge L. Urioste, de la Universidad de Nevada. Para cumplir con las necesidades de la investigación, se necesitan no sólo artefactos originales y aparato crítico que informen y puedan ser sensibles a búsquedas de palabras y conceptos sino también transcripciones paleográficas. Por eso, y desde el comienzo de nuestro proyecto con el Ms. GkS 2232, 4 o , nos encontramos abocados a la revisión de la transcripción hecha por Adorno en 1977 para la edición impresa de la crónica publicada por Siglo Veintiuno de 1980, con el fin de incluirla en el sitio en su versión revisada en 2003. En esta variante de la presentación de la obra, el texto digitalizado de la nueva transcripción paleográfica no
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ROLENA A D O R N O
sólo podrá ser sometido a búsquedas de palabras sino que, además, la transcripción textual se encontrará frente a la página correspondiente del facsímil para facilitar su uso y contraste. D e esta manera el texto manuscrito y el transcrito podrán leerse en yuxtaposición, para que el lector pueda comprobar la correspondencia entre los dos, o hacer otra lectura o interpretación propia. En u n sentido más amplio, el proyecto de digitalización de la Nueva coránica y buen gobierno ha buscado estar en la vanguardia del uso del Internet en el campo del estudio de las humanidades. C o m o portal institucional, la biblioteca nacional de Dinamarca ha intentado n o sólo p o ner a la disposición pública éste, entre muchos otros de sus grandes manuscritos de las épocas medievales y de la temprana modernidad, sino también crear un centro de investigación electrónica, agrupando en torn o a la crónica de Guarnan Poma una constelación de materiales afines y estudios pertinentes. Este proyecto tiene hasta el m o m e n t o dos vertientes: por un lado, d o c u m e n t o s y textos de la misma época de Guarnan Poma, relacionados con su temática; y por otro, investigaciones m o d e r nas al respecto. Correspondiendo a la primera vertiente dedicada a la publicación electrónica de d o c u m e n t o s de la época, el primer d o c u m e n t o de las c o lecciones de la Biblioteca Real digitalizado ha sido el informe escrito por el virrey don Juan de M e n d o z a y Luna, quien g o b e r n ó el Perú desde 1607 hasta 1615. Titulado «Luz de materias de Indias» (GkS 589, 2 o ), este i n f o r m e c o m p r e n s i v o presenta, desde la perspectiva virreinal de Montesclaros, todos los temas de importancia para la gobernación del virreinato peruano. C o m o descubrí al revisar este tratado en la Biblioteca Real hace 25 años, las opiniones del virrey encuentran su «eco» en las de Guarnan Poma. P o r esta razón, la yuxtaposición de «Luz de materia de Indias» con la crónica de Guarnan P o m a ofrece al lector un importante contexto para las aseveraciones y observaciones de nuestro cronista y, a la vez, abre la posibilidad de evaluar la manera en que «la cuestión india», tal c o m o Montesclaros la interpreta, representa o n o el p u n t o de vista de la élite andina. C o m o editora del sitio y por encargo de la Biblioteca Real, mi deseo es ampliar el espacio documental y textual del proyecto, incluyendo otras crónicas y relaciones de la época sobre temas andinos. C o n respecto a la otra dimensión del sitio c o m o centro de investigación electrónica, es decir, en relación con los estudios dedicados a la Nueva coránica y buen gobierno y otros temas pertinentes a éste, nos d e d i -
E D I C I O N E S E L E C T R Ó N I C A S DE LAS C R Ó N I C A S
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camos a dos actividades. P o r u n lado, estamos seleccionado y p u b l i c a n d o en el m i s m o sitio estudios clásicos o n o v e d o s o s en los c a m p o s de investigación relevantes y, p o r o t r o , estamos c r e a n d o enlaces a f o n d o s d o c u mentales de otras instituciones. Este aspecto del sitio se dedica en su m a yoría, p e r o n o exclusivamente, a estudios ya publicados en versiones impresas y de difícil acceso. Al m i s m o t i e m p o , se incluyen obras i n é d i tas, en particular, estudios técnicos cuya pertinencia al d o c u m e n t o es tal q u e resulta más apropiado publicarlos j u n t o al artefacto en vez de h a c e r lo en revistas especializadas. Así, p o r e j e m p l o , h e m o s publicado en el sitio el estudio codicológico de G k S 2232, 4 o de A d o r n o y Boserup, t a n to c o m o nuestros surveys de la paginación del manuscrito y el de sus filigranas en relación con las de los dos manuscritos coetáneos de Fray Martín de M u r ú a . En suma, el proyecto de crear u n centro de investigación electrónica alrededor de la crónica de Guarnan P o m a tiene c o m o meta el desarrollo «orgánico» de sus recursos. Es nuestro deseo respetar la lógica interna creada p o r la misma obra, y p o r la constelación de consideraciones q u e de allí se suscitan. Gracias a la capacidad del espacio cibernauta para una constante renovación, este proyecto p u e d e seguir creciendo y modificarse según los criterios elaborados y p o r elaborar y las oportunidades q u e se ofrezcan.
D E LA I N F O R M A T I Z A C I Ó N D E L A R C H I V O D E M A R C O S J I M É N E Z D E LA ESPADA A LA R E C R E A C I Ó N V I R T U A L DEL VIAJE D E LA C O M I S I Ó N C I E N T Í F I C A DEL PACÍFICO
Leoncio López-Ocón CSIC, Madrid
Hacia 1995 se produjo un curioso hallazgo en la Biblioteca General de Humanidades (BGH) del CSIC. Al poner orden en sus dependencias apareció lo que se ha llamado «el tesoro oculto de Jiménez de la Espada». Se encontró en viejos cartapacios casi medio millar de fotografías relacionadas con el viaje de ese naturalista por América entre 1862 y 1865, y más de un centenar de dibujos y láminas de carácter fundamentalmente arqueológico. Ese descubrimiento hizo posible diseñar un proyecto de investigación destinado a salvaguardar y dar a conocer esos valiosos documentos, que fue aprobado por la Dirección General de Investigación de la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid en 1998. En ese año se cumplía precisamente el centenario del fallecimiento de quien es considerado el naturalista más relevante de la Comisión Científica del Pacífico y el pionero de los estudios americanistas en la España contemporánea. El trabajo llevado a cabo permitió informatizar el catálogo del archivo Jiménez de la Espada de la B G H del CSIC y digitalizar su fondo iconográfico. Los resultados de esa labor son visibles en www.csic.es/cbic/BGH/espada/pagina.htm. Ahí el internauta puede consultar rápidamente toda la documentación existente en ese archivo concerniente a las actividades llevadas a cabo por Jiménez de la Espada como naturalista, historiador y geógrafo. La realización de este proyecto permitió organizar un homenaje a u n o de los impulsores de las relaciones culturales y científicas entre España y
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LEONCIO LÓPEZ-OCÓN
la América latina d u r a n t e la segunda mitad del siglo xix. Se llevó a cabo en el M u s e o Nacional de Ciencias Naturales ( M N C N ) y fue el origen del libro Marcos Jiménez de la Espada (1831-1898). Tras la senda de un explorador, publicado p o r el C S I C , y del q u e son coeditores Leoncio L ó p e z O c ó n y C a r m e n M . a P é r e z - M o n t e s . E n él se ofrece un c o n j u n t o de estudios q u e muestran el q u e h a c e r poliédrico de este sabio, quien destacó p o r sus magníficas ediciones de cronistas de Indias; se presentan las características de su legado q u e custodia el C S I C , acrecentado por las d o naciones de sus herederos — c o m o n u e v e c u a d e r n o s de su diario de viaj e , y diversas fotografías—; y se dan a c o n o c e r o n c e de sus publicaciones m e n o s conocidas, q u e d e n o t a n su amplia curiosidad intelectual. La obra está además ilustrada con u n á l b u m q u e c o n t i e n e una antología de las piezas más significativas del m e n c i o n a d o «tesoro oculto». P e r o ese plan inicial destinado a revalorizar u n «lugar de la memoria» de la cultura científica iberoamericana creció c u a n d o la C I C Y T a p r o b ó en 1998 u n gran p r o y e c t o para hacer u n Servidor world wide web de información de las colecciones documentales y científicas de la Comisión Científica del Pacífico. Este portal está accesible en la dirección www.pacifico.csic.es y en la actualidad está siendo m e j o r a d o gracias a u n n u e v o proyecto de i n vestigación c o n c e d i d o p o r el Ministerio de Ciencia y Tecnología, q u e finalizará el 12 de d i c i e m b r e de 2003. Su visitante n o sólo p u e d e hacer u n viaje virtual, a c o m p a ñ a n d o a los expedicionarios en su periplo americano, sino q u e además tiene la posibilidad de acceder a u n sistema de i n f o r m a c i ó n m u l t i d o c u m e n t a l i n t e grado p o r u n o s dos mil registros de d o c u m e n t o s textuales, unos mil c u a trocientos registros de la colección iconográfica, y centenares de registros de la colección científica, f o r m a d a p o r los ejemplares zoológicos de las colecciones del M N C N , y p o r parte del herbario q u e organizó el b o t á n i c o de la expedición J o a n Isern. Este p r o y e c t o ha p e r m i t i d o crear u n sistema n o v e d o s o de acceso y r e cuperación de i n f o r m a c i ó n científica dispersa en varios repositorios d o cumentales y ofrecerla al usuario de una f o r m a integrada. Para esta tarea ha sido f u n d a m e n t a l la experiencia a c u m u l a d a p o r la U n i d a d de C o o r d i n a c i ó n de Bibliotecas del C S I C en el m a n e j o del sistema de gestión de bases de datos bibliográficas A L E P H . Y finalmente, c o m o u n p r o d u c t o derivado de la creación de ese servidor, cabe m e n c i o n a r q u e el e q u i p o q u e lo ha p u e s t o en marcha ha p r o d u c i d o en C D - R o m el Catálogo de fotografías de la Comisión Científica del Pacífico. Colección CSIC, editado t a m b i é n p o r el C S I C a finales del año
INFORMATIZACIÓN Y R E C R E A C I Ó N VIRTUAL
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2000. El protagonista de este producto es el fotógrafo-dibujante de la expedición Rafael Castro y Ordóñez, cuya cámara — a m o d o de ojo mágic o — captó la magnificencia de la naturaleza americana y la complejidad de sus sociedades multiétnicas. Su usuario no sólo puede ojear un álbum que contiene una antología de esas fotos, clasificadas en cuatro apartados —arquitectura, paisajes, retratos y tipos humanos—, sino que también tiene disponible una potente base de datos, donde están visibles y catalogadas las más de cuatrocientas fotografías conservadas en el archivo del M N C N y en el fondo Jiménez de la Espada de la B G H . Esta base de datos ha sido creada por D I G I B I S , y en ella figuran fotografías de Brasil (116), Chile (110), Uruguay (39), California (32), Perú (31), Ecuador (27), Panamá (21), España (9), Argentina (8), Malvinas (4), y 76 no identificadas todavía.
LA DIGITALIZACIÓN DE O B R A S E N LAS BIBLIOTECAS: EL P R O Y E C T O «PLIEGOS DE C O R D E L M A D R I L E Ñ O S DEL SIGLO XIX»
Pilar Martínez O l m o Biblioteca del Instituto de la Lengua CSIC,
Española
Madrid
Las bibliotecas tienen como objetivos: • • •
Conservar el patrimonio bibliográfico. Facilitar el acceso a la información. Difundir sus fondos.
Y en cada momento de la historia han utilizado los medios que existían para alcanzar sus objetivos, desde la copia de libros, la encuademación o la microfilmación de ejemplares —pensando en la conservación— hasta la elaboración de listas, índices, catálogos y bases de datos — p e n sando en los otros dos—. La aparición de la tecnología digital y su aplicación al mundo de las bibliotecas ha permitido dar un paso más en el cumplimiento de los objetivos de siempre, pero adaptados a las necesidades de los lectores del siglo xx y siguientes. Las bibliotecas utilizan la tecnología digital porque • • •
Facilita la conservación del patrimonio evitando el deterioro del libro. Permite un acceso al documento de un número mayor de lectores simultáneos de los que pueden usar un original. Proporciona una herramienta avanzada para mejorar la actividad de los investigadores del fondo patrimonial histórico.
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PILAR MARTÍNEZ OLMO
Y es aquí donde ha aparecido la palabra clave para nosotros, la digitalización, que es una herramienta para alcanzar nuestros objetivos, por ello las bibliotecas orientan todos sus proyectos a la obtención de ellos y mantienen o varían sus herramientas, utensilios o técnicas auxiliares según las necesidades del momento y los avances tecnológicos. En la Biblioteca de Filología que da servicio al Instituto de la Lengua Española, hemos llevado a cabo varios proyectos desde 1998: •
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Digitalizamos la colección de manuscritos árabes y aljamiados de nuestra biblioteca. Son 99 documentos digitalizados en blanco y negro en formato TIFF, y con un pequeño índice de acceso. Hemos digitalizado la colección de pliegos sueltos de la imprenta Hernando de Madrid. Son 285 documentos digitalizados con 256 niveles de grises, y con una base de datos que permite el acceso por título y por palabras. Hemos realizado una bibliografía de referencia en temas de semítico-noroccidental que incluye todos aquellos textos que resultan imprescindibles para trabajar, y que ahora estará disponible en el propio ordenador de los investigadores o en la red del instituto. Sin olvidar los pequeños casos de digitalización para la edición de facsímiles y para el servicio de préstamo interbibliotecario.
Vamos a exponer brevemente el segundo de ellos, por haber sido desarrollado dentro del departamento anfitrión de este congreso. El proyecto de digitalización de pliegos sueltos de nuestra biblioteca surgió dentro de un proyecto de investigación desarrollado por algunos miembros del departamento de Antropología de España y América entre 1998 y 2000. U n grupo de investigadores, conscientes de la importancia de los documentos, se propuso estudiarlos pero en colaboración con la biblioteca para garantizar su conservación. Se estableció así una colaboración estrecha entre ambos grupos profesionales en beneficio del libro, y juntos nos propusimos las siguientes acciones: •
La Biblioteca: Descripción bibliográfica de los documentos en C I R B I C procurando la mejor descripción permitida por las normas ISBD. También se encargó del estudio de las propuestas de conservación del fondo, que dio lugar a la elección de la digitalización como medida eficaz.
DIGITALIZACIÓN DE OBRAS •
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Investigadores: Estudio filológico y antropológico de los d o c u mentos y creación de una base de datos que, conteniendo los registros de C I R B I C , p u d o ser incorporada al disco de la edición digital. Empresa de servicios: realizó el proceso material de la digitalización en imágenes T I F F y la grabación del disco así c o m o la presentación final y el diseño.
C o n el desarrollo del proyecto alcanzamos varios objetivos: • • •
Mejorar el acceso a la colección con una descripción bibliográfica m e j o r que la existente hasta ese m o m e n t o . Garantizar la conservación de los documentos, al n o ser necesario consultar el original para estudiarlo. Y u n p e q u e ñ o pero importantísimo dato, que fue la estrecha c o laboración y cooperación entre investigadores y bibliotecarios, que abrió puertas a otras colaboraciones.
C o n estos d o c u m e n t o s se celebró un congreso, se preparó una e x p o sición, y se ha h e c h o una edición facsímil de parte de la colección. También se estudia la comercialización del proyecto completo. Después de todo lo mencionado sólo m e queda resumir m u y brevemente que la biblioteca tiene los documentos, y sabe y conoce la tecnología y los medios para tratarlos digitalmente, pero en muchas ocasiones n o dispone de medios materiales / económicos para llevarlos a cabo. Por ello n o se emprenden proyectos teniendo c o m o objetivo final la digitalización de alguna obra, sino dentro de los objetivos bibliotecarios. También es importante mencionar que le corresponden a la institución que conserva los fondos y a la biblioteca que los custodia cumplir los tres objetivos del principio: conservar, permitir el acceso y difundir; y por ello puede ser buena la colaboración con cualquier entidad, institución o e m presa que desee participar, siempre que garantice que la biblioteca alcanzará y cumplirá sus objetivos sin delegar en terceros para conseguirlos. Muchas otras bibliotecas tienen proyectos de digitalización. Algunos de los más importantes son: Biblioteca Nacional de España: Memoria-Hispánica. British Library: International Dunhuang Project, early printed collections, the Gutemberg Bible.
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PILAR MARTÍNEZ OLMO Bibliothèque Nationale de France: Proyecto Gallica. Universidad Complutense de Madrid: Dioscórides. Biblioteca digital
Y también dentro del propio C S I C existen proyectos como el de Jiménez de la Espada, entre otros (del que habla extensamente el Dr. Leoncio López-Ocón).
INFORME DE LA BIBLIOTECA VIRTUAL CERVANTES (ALICANTE) (El portai castellano más visitado del mundo) 1
Francesca Mari Doménech Area de corrección y control de calidad BVC,
Alicante
La Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes es el proyecto más ambicioso de digitalización documental de las obras fundamentales de nuestro patrimonio cultural, desarrollado para poner a disposición de la comunidad científica y de la población hispanohablante 30.000 obras de autores hispanos. La Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes es un fondo bibliográfico digital formado por textos íntegros de obras clásicas de autores de todas las épocas y de ambas orillas del Atlántico, desde los Cronistas de Indias hasta el movimiento modernista. El proyecto incluye libros de renombre y otros menos conocidos o difundidos, con el fin de preservar para el futuro el patrimonio cultural hispano y para proporcionar, a partir de ahora, acceso gratuito a través de Internet a la comunidad hispanohablante, cercana a los 400 millones de habitantes. Es un fondo único en el mundo, tanto por la cantidad de obras incluidas en él como por su continuo crecimiento y por la fidelidad de los textos, sometidos a un minucioso proceso de control. Hoy ya ofrece el 1
ABC, 15-1-03, «La biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, la web literaria en castellano más visitada. Diariamente sirve 74.000 páginas a internautas de los cinco continentes... con un total de 51.720.697 accesos desde su creación en julio de 1999, según la clasificación difundida por la auditora estadounidense Alexa... que mide el tráfico de todas las web del mundo... aunque en la lista general se sitúa en el número 17.593 de una clasificación liderada por los grandes portales mundiales, entre ellos «yahoo.com», «msn.com» y «google.com». Dossier de prensa.
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FRANCESCA MARI DOMÉNECH
legado de los más importantes autores de nuestra cultura, tales c o m o Cervantes, Q u e v e d o , C a l d e r ó n , L o p e de Vega o J u a n a Inés de la Cruz... La Biblioteca Virtual M i g u e l de C e r v a n t e s está f o r m a d a p o r las más importantes creaciones de la literatura en lenguas hispánicas desde sus orígenes hasta principios del siglo x x . La gran calidad del resultado final se ha c o n s e g u i d o con la aplicación de n u e v o s m é t o d o s de edición electrónica para grandes cantidades de i n f o r m a c i ó n d o c u m e n t a l y el m á x i m o rigor en el tratamiento de textos. La Biblioteca Virtual M i g u e l de Cervantes es u n p r o y e c t o abierto, inicialmente desarrollado en colaboración c o n el B a n c o de Santander Central H i s p a n o y la F u n d a c i ó n M a r c e l i n o B o t í n , nacido c o n la aspirac i ó n de convertirse, c o n la suma de todos los esfuerzos posibles, en u n o de los mejores portales de índole cultural para el á m b i t o de la lengua castellana y en el principal p u n t o de referencia internacional para el estudio de textos científicos y de la literatura hispánica clásica. Forman parte del proyecto otras entidades en diversas vertientes de difusión, apoyo o en la creación de portales: la Biblioteca Nacional de Chile c o n el f o n d o bibliográfico e historiográfico de D o n José Toribio Medina, la Asociación Argentina para la Elaboración del C o r p u s Lingüístico de Referencia de la Lengua Española, la Asociación de la Televisión Educativa Iberoamericana, Casa de las Américas, Colegio de M é x i c o , Instituto Cervantes; Instituto de Literatura y Lingüística José A. P o r t u o n d o Valdor (Cuba), y divenas fundaciones. D e s d e sus c o m i e n z o s el p r o y e c t o ha ido a m p l i a n d o sus prestaciones e i n c o r p o r a n d o diversos servicios, tales c o m o : —Bibliotecas del mundo. N u e v o buscador-directorio q u e p o n e a disposición de los internautas 3 . 0 0 0 enlaces clasificados y seleccionados c o n c o m e n t a r i o s específicos c o n t o d o lo relacionado sobre bibliotecas virtuales, centros de textos electrónicos, revistas digitales, libros electrónicos... —Fonoteca. P r o y e c t o destinado a aquellos usuarios q u e tienen p r o b l e mas de visión m e d i a n t e u n a audición digitalizada en el q u e colabora u n voluntariado de autores c o n t e m p o r á n e o s y voces de actores y profesionales de medios. —Primera vista. P r o y e c t o de c o o p e r a c i ó n c o n el m u n d o editorial para d i f u n d i r la p r o d u c c i ó n bibliográfica actual a través de la digitalización de f r a g m e n t o s de obras actuales. —Trueque. Localización de ejemplares de ediciones difíciles de e n contrar c o m o servicio gratuito a disposición de lectores, coleccionistas, librerías especializadas y editoriales p o r t o d o el m u n d o .
LA BIBLIOTECA VIRTUAL CERVANTES
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— L o s usuarios también p u e d e n participar e n la Tertulia literaria, d o n de p u e d e n intercambiar o p i n i o n e s e i n f o r m a c i ó n sobre temas variados de la cultura general. —Investigación. U n espacio reservado para usuarios especializados q u e desean estudiar d e t e n i d a m e n t e algunas obras q u e se e n c u e n t r a n en el f o n d o de la Biblioteca. — L a Hemeroteca agrupa publicaciones de revistas científicas; el apartad o de Tesis ofrece u n c a m p o de investigación activa d o n d e se p u e d e n e n contrar. —Biblioteca de Autores Contemporáneos, d o n d e ya tienen cabida creadores tales M a r i o Benedetti, G o n z a l o R o j a s y a los q u e se i n c o r p o r a r á n en u n f u t u r o otros n o m b r e s c o m o Pablo N e r u d a , Carlos Fuentes, Nicolás Guillén, Alfredo Bryce E c h e n i q u e . — S e ha abierto una Biblioteca de personajes y hechos históricos, en la q u e se o f r e c e u n apartado sobre «La Expulsión de los jesuitas de los d o m i n i o s españoles», y en la q u e aparecerán en u n f u t u r o páginas, Cristóbal C o l ó n y el d e s c u b r i m i e n t o de América, o bien realizar u n r e c o r r i d o histórico de las constituciones en América Latina.
La Biblioteca Virtual M i g u e l de C e r v a n t e s integra, a través de su base de datos, la c o m p o s i c i ó n de otros portales institucionales con entidad corporativa, previos acuerdos c o n otras instituciones educativas y c u l t u rales. Estos portales c o n t e m p l a n ú n i c a m e n t e las obras y c o n t e n i d o s q u e específicamente d e t e r m i n e el a c u e r d o . Esta política de colaboración ha p e r m i t i d o e n r i q u e c e r n o t a b l e m e n t e los objetivos iniciales d e la Biblioteca y ofrecer a los usuarios una serie de portales temáticos q u e han transformado la naturaleza inicial del p r o y e c t o . O f r e c e m o s a c o n t i n u a c i ó n una relación de estos portales, invitando al p ú b l i c o en general a participar y disfrutar del p a t r i m o n i o q u e diversas instituciones p o n e n a su disposición a través de la Biblioteca Virtual. — B i b l i o t e c a N a c i o n a l de Chile: El 7 de n o v i e m b r e de 2 0 0 0 la Biblioteca Virtual M i g u e l de Cervantes presentó el n u e v o portal de la Biblioteca N a c i o n a l de C h i l e en la Sala América de la Biblioteca N a c i o n a l (Santiago de Chile). — E l C o l e g i o de M é x i c o : El 3 de abril de 2 0 0 0 se presentó en M é x i c o , D.F. el portal del C o l e g i o de M é x i c o .
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FRANCESCA MARI DOMÉNECH
—Instituto de Literatura y Lingüística José A. Portuondo Valdor (Cuba). —Novela hispanoamericana del siglo xix. Fondo Benito Varela Jácome. —Constituciones hispanoamericanas Seguidamente presentamos los trabajos de interés americanista que se han publicado en el último semestre de 2002 y los proyectos que se han puesto en marcha para el 2003. Palafox y Mendoza: página de presentación de la figura de este humanista cuyo fondo bibliográfico puede consultarse en el Portal Manuscritos de América en las Colecciones Reales. Marta Brunet: página realizada en colaboración con la Universidad del Bío-Bío (Chile), referente a esta escritora chilena. Sor Juana Inés de la Cruz: Página dirigida por la profesora emérita y escritora mexicana Margo Glantz, sobre la poeta mexicana. Con ediciones valiosas de sus obras, estudios críticos, bibliografía, iconografía, videoteca y enlaces de interés. Daniel Moyano: Página dirigida por la profesora Virginia Gil Amate de la Universidad de Oviedo, sobre el escritor argentino. Incluirá una selección de la obra literaria del autor, estudios críticos, bibliografía, iconografía y enlaces de interés. Nicanor Parra: página realizada en colaboración con la Universidad del Bío-Bío (Chile), referente a este escritor chileno. Incluye un texto de presentación bio-bibliográfíca, algunos fragmentos ilustrativos de su obra, una selección iconográfica, bibliografía y enlaces. Baldomero Lillo: página realizada en colaboración con la Universidad del Bío-Bío (Chile), referente a este escritor chileno. Incluye un texto de presentación bio-bibliográfíca, algunos fragmentos ilustrativos de su obra, una selección iconográfica, bibliografía y enlaces.
PORTALES INSTITUCIONALES PORTALES-TEMÁTICOS (SELECCIÓN AMERICANA)
Colección Austral: Agrupa lo más representativo de las letras españolas e hispanoamericanas.
Nace de la colaboración con
Espasa-Calpe.
Academia Argentina de Letras: Portal destinado a la difusión de la tradición literaria y cultural argentina, tanto colonial como contemporánea. El portal ofrece también la Colección Pedro de Angelis, serie de textos
LA B I B L I O T E C A V I R T U A L
CERVANTES
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y documentos referentes al descubrimiento, conquista y población del R i o de la Plata. Manuscritos de América en las Colecciones Reales: Portal dirigido a investigadores, creado en colaboración con la Real Biblioteca de Patrimonio Nacional (Madrid), que rescata algunos de los fondos documentales más importantes de la América colonial como los de Palafox y Mendoza, obispo de Puebla de los Ángeles (México), y otras rarezas bibliográficas, presentadas en edición facsímil digital. Portal de México: Portal que englobará fondos de El Colegio de México, la Biblioteca Nacional de México y de la Biblioteca Francisco Javier Clavijero, de la Universidad Iberoamericana (México). Literatura infantil cubana. Portal que coordinará Alicia Abascal, Catedrática de Literatura Infantil. La literatura infantil española en el exilio. Portal que coordinará la profesora y escritora Ana Pelegrín. Teatro infantil, coordinado por la profesora Isabel Tejerín, C.E.U. de la Universidad de Cantabria. Literatura infantil cubana.
HISTORIA
—Publicación de las transcripciones de las tertulias que conformaron las I Jornadas Virtuales de la Biblioteca de Historia «Historia de Hispanoamérica en Internet». —Constituciones: Colombia, Costa Rica, España, Guatemala, Panamá, Perú, Honduras, México, Panamá, Uruguay, Venezuela. —Colección Carlos Valenzuela Solís de Ovando, 25 obras relacionadas con la Historia de Chile.
LAS B I B L I O T E C A S D I G I T A L E S C O M O M E D I O DE DIFUSIÓN DE MATERIALES DE INVESTIGACIÓN
Daniel Restrepo Manrique Fundación
MAPFRE
TAVERA
La F U N D A C I Ó N M A P F R E TAVERA orienta sus esfuerzos a la consolidación de la C o m u n i d a d Cultural Iberoamericana mediante el conocimiento de su memoria histórica. C o n este objetivo, desarrolla un c o n j u n t o de actividades encaminadas a preservar y difundir el patrimonio documental y bibliográfico de los países iberoamericanos. U n o de los objetivos de la Fundación ha sido el desarrollo de bibliotecas digitales, siendo la principal de ellas la Colección Clásicos Tavera, que fue iniciada en 1997 con la idea de reproducir digitalmente, en soporte C D R o m , un conjunto de aproximadamente 2.000 obras impresas entre los siglos xvi y xix y que por su contenido, edición o características generales, fuesen de especial valor para la historia de Iberoamérica. Actualmente las obras digitalizadas abarcan una temática variada, relacionada con la historia, la literatura, la lingüística y, en general, todo de tipo de contenidos básicos para cubrir distintos aspectos de la cultura y la historia iberoamericanas. La Colección se estructura en once series temáticas: Iberoamérica en la historia, Temáticas para la historia de Iberoamérica, Historia de España, Historia de España en sus regiones históricas, Temáticas para la Historia de España, Historia y Lingüística portuguesa, Historia de Italia en relación con España e Iberoamérica, Lingüística y antecedentes literarios de la Península Ibérica, Fuentes lingüísticas indígenas, Ciudades representativas del m u n d o Ibérico y Fuentes para la Bibliografía Iberoamericana. Cada una de estas series cuenta con varios volúmenes de C D R o m que desarrollan aspectos específicos de las mencionadas temáticas.
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DANIEL RESTREPO
MANRIQUE
Actualmente, la Colección posee un total de 76 C D R o m que contienen digitalizadas más de dos mil obras reproducidas de diversas bibliotecas españolas e iberoamericanas, principalmente de la Biblioteca Nacional de Madrid, Biblioteca Hispánica de la Agencia Española de Cooperación Internacional (España) y Biblioteca Histórica del Ayuntamiento (Madrid). Cada uno de los C D R o m de esta Colección ha sido dirigido por especialistas en las diferentes materias que no sólo se han encargado de seleccionar el material a reproducir, sino también de presentar el tema y realizar una introducción sobre las obras. La coordinación del proyecto ha estado a cargo del profesor José Andrés-Gallego. Desde la filosofía de cooperación y colaboración de la Fundación la finalidad última de esta labor ha sido donar esta Biblioteca Digital a más de 200 instituciones universitarias de Iberoamérica, España y Portugal promoviendo así la difusión de materiales útiles para la investigación en varias áreas de las ciencias sociales y las humanidades. Dentro de dichas instituciones se encuentran Bibliotecas y Archivos Nacionales, Bibliotecas universitarias, centros de investigación, etc. De esta forma se pretende fomentar el desarrollo de estudios de investigación histórica proporcionando materiales que de otra forma serían de difícil acceso. Por último, no se puede omitir un recuerdo especial a D. Ignacio Hernando de Larramendi, promotor de nuestra Fundación y del proyecto que aquí se describe. Su sueño fue, y en parte se ha cumplido, hacer accesible a Iberoamérica, fondos bibliográficos sólo disponibles a unos pocos historiadores europeos o norteamericanos. Valgan estas líneas para expresar un recuerdo a su memoria. MAPFRE TAVERA,
A. LOS ESTUDIOS POSIBLES DE CÓDICES AMERICANOS
LA C E N S U R A D E LA HISTORIA
GENERAL
DEL
PERÚ
(1611-1613)
DE FRAY MARTÍN DE M U R Ú A R o l e n a Adorno Universidad de Yale In Memoriam Manuel Ballesteros Gaibrois
Tanto las ediciones de la Historia General del Perú, del fraile mercedario Martín de Murúa, c o m o todos los comentarios críticos sobre ella ignoran un fenómeno que se nos muestra muy claramente en todas las páginas del manuscrito Wellington: la censura. Los dos investigadores principales del Wellington, su editor Manuel Ballesteros Gaibrois y el historiador de los Incas J o h n Howland R o w e , han pasado por alto este hecho fundamental 1 . Este único testimonio transmisor de la obra porta las señales —tachaduras y rúbricas— de la intervención de varios censores quienes practican una revisión sistemática, cuidadosa y de criterios identificables. A su texto lo precede más de una docena de aprobaciones y recomendaciones; el recto de cada página aparece rubricado; y otros detalles muestran los resultados de la expurgación anterior a su potencial publicación. Este hallazgo hace imprescindible la preparación de una nueva edición sobre la base de un examen completo y detallado del manuscrito Wellington, proyecto que se encuentra en vías de preparación 2 .
Quiero agradecer a José Cárdenas Bunsen, de la Pontificia Universidad Católica del Perú y la Universidad de Yale, por traducir este trabajo al español y por ofrecer sus comentarios valiosos a lo largo de la investigación. ' Ballesteros prometió un volumen de sus comentarios sobre el texto, pero nunca llegó a escribir tal apéndice. Estoy preparando una edición critica del manuscrito Wellington en colaboración con Iván Boserup, de la Biblioteca Real de Copenhague. Hemos realizado un 2
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ROLENA A D O R N O
En este foro, aparte de anunciar la presencia de la censura en el manuscrito Wellington, quiero hacer una aproximación inicial a las huellas de la misma y a su significación 3 . Empezaré por revisar sumariamente la obra de Murúa en sus dos versiones y la labor editorial que ha merecido anteriormente.
I. L o s DOS MANUSCRITOS Y LAS EDICIONES DE LA OBRA DE M U R Ú A
El fraile mercedario ha dejado a la posteridad dos manuscritos sobre la historia de los Incas. El primero lleva por titulo «Historia del origen y genealogía real de los reyes incas del Perú, de sus hechos, costumbres, trajes y manera de gobierno». A pesar de que lleva la fecha de 1590, John R o w e 4 ha establecido que, según ciertos eventos mencionados en el texto, algunas partes del tercer libro de la obra fueron redactadas después de 1598 y que el cuarto libro se escribió entre 1600 y 1609. En algún m o mento de su trayectoria, el manuscrito reposó en el colegio de los jesuitas en Poyanne al sur de Francia donde el gran erudito español, don Marcos Jiménez de la Espada, lo habría examinado 5 . De acuerdo con R o w e , designaré este primer manuscrito con el nombre de la antigua ciudad francesa que lo albergó llamándolo «manuscrito de Poyanne». De este original se levantó una copia conocida como «el manuscrito Loyola» que se conserva en el colegio del monasterio de San Ignacio de Loyola, en Azpeitia, Guipúzcoa, España, y que ha servido directa o indirectamente de base para las ediciones impresas en los años de 1922-25, bajo el cuidado de Horacio Urteaga y Carlos R o m e r o , y en 1946, bajo el del padre Constantino Bayle. Mientras tanto, el manuscrito original no tenía un paradero conocido. En 1996 el antropólogo peruano Juan M. examen sistemático de las características codicológicas del manuscrito que se conserva en el J. Paul Getty Museum de Los Angeles, California, gracias a la cooperación del doctor Thomas Kren, jefe del Departamento de Manuscritos, quien ha autorizado la reproducción aquí de 18 páginas del manuscrito. 3 Llamé la atención sobre el tema de la censura por primera vez en el simposio, «Perú in Black and White and in Color: Unique Texts and Images in the Colonial Andean Manuscripts of Martín de Murúa and Guarnan Poma», patrocinado por la Universidad de Chicago y la Biblioteca Newberry, Chicago, IL, los días 19 y 20 de abril de 2002. 4 R o w e , 1979, p. 1. 5 Porras Barrenechea, 1946, p. xvii.
LA C E N S U R A D E LA HISTORIA
DE M U R Ú A
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Ossio anunció que había logrado ubicar dicho manuscrito original —es decir el manuscrito de Poyanne— del cual el llamado manuscrito Loyola era una mera copia 6 . Siguiendo la búsqueda iniciada por Carlos Milla Batres, quien trató con el bibliófilo irlandés, el señor John Galvin, Ossio localizó el manuscrito de Murúa en la colección privada del heredero, el señor Sean Galvin. (Es por esta razón que recientemente al manuscrito de Poyanne lo han denominado «manuscrito irlandés» o «manuscrito Galvin».) El segundo manuscrito de Murúa, es decir, el Wellington, se titula «Historia general del Perú. Origen y descendencia de los Incas donde se trata, así de las guerras civiles suyas, como de la entrada de los españoles, descripción de las ciudades y lugares del, con otras cosas notables». Según el título podemos notar que la temática de esta segunda versión de la obra se ha ampliado; el título del manuscrito de Poyanne resulta ser parte del subtítulo de esta segunda versión de la obra para cuya datación se han propuesto frecuentemente los años de 1611 ó 1613. 1611 coincide con el año en el que se firmaron las primeras aprobaciones formales del manuscrito en La Paz ([f4r-v, f5])7, y sugiere que para ese entonces se había completado la redacción de la obra. La fecha de 1613 aparece en la portada de la obra: «En La Plata por N . Año de 1613» ([f2r]) (Lámina 1). Esta frase fue más tarde borrada y rubricada (más adelante volveremos sobre el asunto de la rubricación). Hay tres cartas de aprobación firmadas en La Plata y fechadas todas en 1612. La fecha más tardía que aparece en el Wellington —aunque mencionada solo indirectamente—, se encuentra en el libro tercero que se dedica a los acontecimientos de la época y no a asuntos históricos (como es el caso de los libros primero y segundo). El capítulo 5, titulado «Del gobierno que hoy tiene el Reino del Perú», trae un recuento sumario de los vi" Ossio, 1998, p„ 273; Ossio 2000-2, p. 45. 7 Me referiré siempre a dos sistemas de foliación: (1) la numeración antigua, introducida por Murúa o su asistente, que aparece en la parte superior de los rectos de los folios y (2) la moderna, agregada cuando se encuadernó el manuscrito en 1961 pero no utilizada por Ballesteros Gaibrois en su edición de 1962-1964. Distingo la foliación moderna de la antigua por el uso de corchetes cuadrados. En el caso de las aprobaciones arriba citadas, empleo sólo la foliación moderna entre corchetes porque el primer cuadernillo no lleva numeración antigua. Ver las columnas C y D de la Tabla 1 en Ivan Boserup, «Quelques observations sur l'évolution matérielle et textuelle du manuscrit de Salamanque (Getty Museum, ms. Ludwig X X X 16) de 1'Historia general del Perú de fray Martín de Murúa», en este mismo tomo.
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ROLENA
ADORNO
rreyes que presenta a d o n J u a n de M e n d o z a y Luna, marqués de Montesclaros, c o m o el virrey entonces en ejercicio". E v i d e n t e m e n t e este capítulo se escribió d u r a n t e el g o b i e r n o de dicho virrey q u e d u r ó desde 1607 hasta 1615. P o s t e r i o r m e n t e otra m a n o añadió al pie de la página una anotación q u e identifica a d o n Francisco de Boija, principe de Esquilache, c o m o «el último q u e h o y gobierna y es virrey» (f297r/[f320r]) (Lámina 2). B o i j a sucedió a Montesclaros en 1616, lo cual indica q u e el manuscrito Wellington recibió sus últimos toques en 1616 o p o c o después. El manuscrito W e l l i n g t o n f u e localizado en 1951 p o r Miguel E n g u i d a n o s R e q u e n a en la biblioteca del D u q u e de Wellington y C i u d a d R o d r i g o , cuya familia poseía el manuscrito desde c o m i e n z o s del siglo xix. Ballesteros Gaibrois r e c o r d ó su e m o c i ó n al recibir de Enguidanos Duque este t e l e g r a m a : « O r i g i n a l M u r ú a localizado b i b l i o t e c a Wellington» 9 . D e s d e 1983, el manuscrito W e l l i n g t o n se e n c u e n t r a a disposición de los investigadores en el J. Paul G e t t y M u s e u m and R e s e a r c h Institute de Los Angeles, California. Ballesteros p r e p a r ó en M a d r i d dos ediciones del Wellington: la de 1 9 6 2 - 1 9 6 4 b a j o los auspicios del Instituto G o n z a l o Fernández de O v i e d o del C o n s e j o Superior de Investigaciones Científicas y la de 1987 en la colección Crónicas de América, que el m i s m o d o n M a n u e l dirigiera para la editorial Historia 16. La edición de 1 9 6 2 - 1 9 6 4 , limitada a q u i n i e n t o s ejemplares, constituyó u n hito en su m o m e n t o en tanto se trataba de la primera vez q u e salía a luz la Historia general. Ballesteros preparó su edición sobre la base de una copia fotostática h e c h a para este p r o p ó s i t o en la Biblioteca Bodleiana de la Universidad de O x f o r d , y en el impreso r e c o n o c i ó también la generosidad del D u q u e de W e l l i n g t o n p o r permitirle consultar el manuscrito original"'. La reedición de la obra en 1987 se destinó, c o m o sabemos, a una difusión m u c h o más amplia. Así se m o d e r n i z a r o n tanta la ortografía c o m o la p u n t u a c i ó n y el uso de mayúsculas y minúsculas, se m o d i f i c ó lev e m e n t e el t e x t o para evitar la redundancia o ciertos usos antiguos y se agregó anotaciones de índole histórica y antropológica al texto.
" « D o n J u a n de M e n d o z a y Luna, marqués de Montesclaros y del Castillo de Bayuela, del hábito de Santiago, q u e t a m b i é n vino de M é x i c o , del cual n o se p u e d e n tener al presente m e n o s esperanzas d e cristiandad y justicia y rectitud, q u e de cualquiera de sus pasados, q u e más en el R e i n o se aventajaron» ( £ 2 9 7 r / [ 0 2 0 r j ) . 9 10
276.
Ballesteros, 1962-1964, vol. 1, p. xxv. Ballesteros en M u r ú a , Historia general del Perú, vol. 1, pp. xxv-xxvi; vol. 2, p.
L A C E N S U R A D E L A HISTORIA
DE
MURÚA
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II. LA CONTRIBUCIÓN DE JOHN R O W E A LA INVESTIGACIÓN DE LOS MANUSCRITOS DE M U R Ú A
En cuanto a la relación entre los dos manuscritos de Murúa, Ballesteros siempre insistió, desde que anunciara en 1951 el descubrimiento del manuscrito Wellington hasta preparar su edición de 1987, que dicha versión era, como él la llamó, «el original» y que el antecedente perdido del manuscrito Loyola era una copia parcial del manuscrito Wellington o que, a lo sumo, era «en sí mismo un sucio anterior al original» basado en las notas preliminares de M u r ú a " . Muy probablemente Ballesteros ha cambiado de opinión desde la reubicación del manuscrito de Poyanne efectuada por Ossio en 1996. En cambio, J o h n R o w e , quien examinó en 1979 el manuscrito Wellington en la librería de H. P. Kraus en Nueva York, concluyó que el manuscrito de Poyanne y el Wellington eran testimonios muy cercanamente relacionados, pero que uno no era copia parcial del otro. Cito a partir de su informe: «Tan pronto c o m o vi el t e x t o del manuscrito Wellington, resultó evidente para mí, c o m o debió serlo para Ballesteros, que el t e x t o Loyola n o p o día ser una copia del manuscrito Wellington, y la descripción de J i m é n e z de la Espada del manuscrito que vio en Poyanne indica claramente que existía otro original sobre el cual se habría basado la copia de Loyola» 1 2 .
R o w e estaba muy familiarizado con las diferencias entre las dos versiones de la obra al ser al mismo tiempo un historiador eminente de los Incas y un atento lector de la edición de 1946 del manuscrito Loyola, la copia parcial del manuscrito de Poyanne, cuidada por el padre Constantino Bayle, y la de 1962-1964, correspondiente al manuscrito Wellington a cargo de Ballesteros. R o w e notó la omisión en el manuscrito Wellington de ciertos elementos presentes en el manuscrito Loyola. Entre los más significativos se encuentran los lamentos líricos del Inca sobre la muerte de Topa Amaru y Titu Atauchi, presentes en la versión Loyola (libro 2, capítulo 15), pero ausentes del manuscrito Wellington. También, el material del Wellington sobre las instituciones incaicas difiere del de la versión Loyola en la me-
" Ballesteros Gaibrois, 1987 (véase Murúa), p. 15; ver R o w e , 1979, p. 2. 12 R o w e , 1979, p. 3.
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dida en que la información que porta el texto Wellington está reorganizada y condensada, omitiendo algunas digresiones del de Poyanne' 3 . Así, frente al manuscrito Wellington, la versión Loyola manifiesta un tratamiento más largo de las instituciones incaicas e incluye algunos materiales ancilares que no se encuentran en el Wellington. A la vez, el tratamiento de la historia preincaica y incaica en el Wellington supera el del Poyanne: «En algún m o m e n t o después de 1600, Murúa encontró al menos un relato de la historia incaica que no había usado antes y decidió reescribir su obra En la versión Wellington, el tratamiento de la historia incaica se ha expandido grandemente, proveyendo un relato más coherente y detallado de los eventos anteriores a la invasión española y un relato circunstancial de la resistencia inca a los españoles... La descripción del Perú colonial en el últim o libro ha sido expandida y se han añadido los capítulos sobre las actividades de la Orden de la Merced» 14 .
Todos estos factores contradicen contundentemente la potencial identidad del texto Loyola como una copia parcial del Wellington. Desde el análisis de sus contenidos, la relación entre el manuscrito de Poyanne y el Wellington fue para R o w e manifiesta: aunque fueran escritos alrededor de los mismos temas, constituían dos obras distintas. Observó que no «parece habérsele ocurrido a nadie que Murúa podría haber escrito más de una obra sobre los Incas» y juzgó que fueran «dos manuscritos con diferentes títulos y aun con contenidos diferentes aunque superpuestos»' 1 . Sin embargo, en 1987 cambió de opinión, llamando a los dos manuscritos, «dos versiones de su obra sobre los Incas»16. El examen directo realizado por R o w e sobre el manuscrito Wellington en 1979 reveló elementos adicionales respecto de la relación Poyanne/Wellington. Descubrió que cinco de las acuarelas de dicho manuscrito estaban pegadas a hojas en blanco y opinó que los folios que contenían los dibujos habrían sido pegados sobre los folios en blanco. Von Euw afirmó, y nuestro análisis codicológico ha confirmado, que es al revés: los folios en blanco habían sido pegados sobre los folios con di-
13 14 15 16
Rowe, Rowe, Rowe, Rowe,
1979, 1979, 1979, 1987,
p. 2. pp. 1, 2. pp. 1, 2. p. 754.
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bujos que ya se habían introducido en el manuscrito. AI ser aquellas h o jas en blanco humedecidas y separadas de los folios con dibujos en las oficinas de Kraus, se reveló que las imágenes pictóricas que ahora adornan el manuscrito Wellington se hicieron sobre el reverso de páginas ya escritas y obviamente sacadas de un manuscrito anterior. Al comparar las ediciones impresas del manuscrito Loyola con el contenido de estas h o jas descartadas y luego reutilizadas, R o w e descubrió que «las cuatro ilustraciones del original a partir del cual la copia Loyola fue hecha (es decir, del que creo ser el manuscrito de Poyanne) nos provee con el texto de dos [libro 1, capítulo 25; libro 3, capítulo 9] de los once capítulos perdidos de esta versión anterior, la mayor parte del final de otro [libro 2, capítulo 16], la página inicial del Libro III, y una carta al rey, hasta ahora desconocida, que pretende provenir de la nobleza nativa del Cuzco» 1 7 .
Respecto al orden de su probable presentación en el manuscrito de Poyanne, R o w e identificó de la manera siguiente estas ilustraciones y las hojas descartadas en cuyos reversos fueron ejecutadas: (1) U n dibujo, «Las armas del Reyno del Pirú», y una carta sin firmas pero identificada c o m o de la autoría de los curacas del Cuzco, fechada el 15 de mayo de 1596, escrita para recomendar la obra de M u r ú a al rey (*f283r/[f307r], *f283v). Ambos textos habrían formado parte de los preliminares del manuscrito de Poyanne y podrían haber precedido directamente el libro primero de ese manuscrito 1 ". (Láminas 3 y 4). (2) U n dibujo, «Mama Raba Ocllo, coya», y el texto correspondiente a la biografía de la coya M a m a Ocllo, o Tocto Cuca, que fuera esposa de Topa Ynca Yupanqui (f*63r/[f79r], f*63v). C o m o se deduce por el título de u n capítulo que aparece en la tabla de contenidos de las ediciones del manuscrito Loyola, y por la ausencia de cualquier capítulo en prosa correspondiente a él, resulta claro que este texto fue el contenido del libro 1, capítulo 25 del manuscrito de Poyanne y que esta hoja reciclada habría sido sacada del manuscrito de Poyanne antes de preparar la copia Loyola 19 . (Láminas 5 y 6). (3) U n dibujo de Huáscar Inca en su litera real y una página que p o r ta, de acuerdo con R o w e , el título del libro tercero: «El gobierno que
17
R o w e , 1979, p. 4. R o w e , 1979, p. 3. ''' Ver Murúa, Historia general del Peni, ed. Bayle, pp. viii, 99; R o w e , 1979, p. 3.
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estos Reyes y grandes señores Incas tuvieron, antes que los españoles viniesen a este Reyno del Perú. Muy gustoso y con mucha curiosidad. Es como sigue» (f*67r/[f84r], f*67v). C o m o se desprende del examen de las ediciones impresas, el texto circundante continúa el relato de la ejecución de Tupac Amaru que habría sido cortado del libro 2, capítulo 16, del manuscrito de Poyanne y que, por consiguiente, no aparece en la copia Loyola ni en sus ediciones 2 ". (Láminas 7 y 8). (4) Un dibujo de Chuqui Llantu, esposa de Huascar Inca, en procesión. En el texto contiguo se lee, «del traje y vestido que traían todas las ñustas, coyas y señoras» (f*71r/[f89r], f*71v). Este es el título del libro 3, capítulo 9, de la copia Loyola, como se anuncia en el índice de sus ediciones impresas. La ausencia del capítulo 9 de la copia Loyola nos dice, una vez más, que esta hoja fue removida del manuscrito de Poyanne antes de que se hiciera la copia Loyola a partir de aquel 21 . (Láminas 9 y 10).
I I I . E L M A N U S C R I T O W E L L I N G T O N : LA VERSIÓN FINAL DE LA O B R A DE M U R Ú A
A partir de la coordinación de las huellas codicológicas y textuales, y gracias en mucho a John R o w e , podemos descartar la idea de que los dos manuscritos nos ofrecen, como lo supuso Ballesteros, un original (el Wellington) y su copia parcial (el manuscrito de Poyanne, conocido por su copia parcial, el manuscrito de Loyola y sus ediciones). Eficazmente R o w e demostró que el manuscrito de Poyanne no podía ser la copia parcial del Wellington. Por ser su tarea corregir la hipótesis de Ballesteros sobre la identidad parcial de los dos manuscritos y demostrar la falta de fondo de esa hipótesis, R o w e tomó en un primer momento una posición que exagera sus divergencias. Son, como concluyó en 1987, dos versiones de una misma obra, siendo el manuscrito Poyanne una versión anterior de la final, constituido por el Wellington, que Murúa llevó a Madrid con el fin de hacerlo publicar. Por un lado, el manuscrito Wellington es mucho más extenso que el de Poyanne (387 folios versus 145 folios) y, por otro, la proporción concerniente a la reducción del número de acuarelas resulta impresionante:
2
" V e r M u r ú a , Historia general del Perú, e d . B a y l e , p p . x, 1 5 0 ; R o w e , 1 9 7 9 , p . 3 .
21
V e r M u r ú a , Historia general del Perú, e d . B a y l e , p p . x , 1 8 6 ; R o w e , 1 9 7 9 , p . 3 .
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comparadas a las 112 incluidas en el manuscrito de Poyanne, el Wellington contiene sólo 38. Juan Ossio ha sugerido que esta modificación en la dimensión pictórica de la obra se corresponde con un cambio de perspectiva desde una gran influencia textual indígena a una presentación de corte más europeo. Es evidente que nos encontramos ante una modificación de la primera concepción de la obra que reduce, en su dimensión sincrónica, la exposición de las instituciones que constituían la civilización incaica mientras que amplia, en su dimensión diacrònica, la presentación de la historia desde la época preincaica hasta la española. Al aumentar su segundo manuscrito con dibujos sacados del primero y al extender su temática histórica hasta incluir los acontecimientos de su O r d e n en el Perú, resulta claro que M u r ú a consideró que el manuscrito Wellington fuera la versión acabada y final de su trabajo. Más convincente es el hecho de que presentó este manuscrito a la inspección de catorce autoridades eclesiásticas y civiles en América y en España, consiguiendo aprobaciones a lo largo de la trayectoria de su viaje desde el C u z c o hasta Buenos Aires, llevado a cabo entre el mes de agosto de 1611 y diciembre de 1614 ([f3r-f7r]), e incluyendo, en Madrid, la del Maestro General de su O r d e n , Fray Francisco de Ribera, y la del censor del rey, Pedro de Valencia. Estos permisos fueron firmados el 22 de octubre de 1615 y el 28 de abril de 1616, respectivamente ([f8r], [f9r]). El proceso culminó el 26 de mayo de 1616 en la autorización del rey Felipe III, refrendada por Pedro de Contreras, para imprimir la obra ([fl Ir]). En este punto, es o p o r t u n o considerar la jornada emprendida por M u r ú a para recopilar las firmas necesarias. Ballesteros recuenta el viaje de M u r ú a desde el C u z c o hasta La Paz en 1611 y su periplo a lo largo de la tierra y del R í o de la Plata hasta su embarque en Buenos Aires y su arrib o a Madrid en 1615 22 . Se trata de un itinerario reconstruido mediante la documentación de las fechas e identidades de las autoridades que leyeron el manuscrito de la Historia general de M u r ú a y emitieron sus opiniones formales (aprobaciones, informes, censuras) a lo largo del camino. Resulta claro que el mercedario solicitó personalmente estas aprobaciones, que, en términos contemporáneos, podríamos considerar cartas de respaldo y recomendación. Al leer las doce aprobaciones que preceden, en el manuscrito, el permiso otorgado por el Maestro General de la O r d e n de la Merced, la
" Ballesteros, 1962, voi. 1, pp. xxxvi- xxxviii; Ballesteros, 1987, pp. 8-10).
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aprobación del censor del rey y la autorización real para mandar la obra a la imprenta, uno nota el tenor «americanista» o «criollista» de dichos textos. Sus autores, cuyos cargos representan un espectro que va de los funcionarios de la Inquisición a los curas doctrinantes de parroquias, enfatizan la larga experiencia de Murúa en el Perú adquirida a través de su trabajo con los indios y de su aprendizaje a partir de los «caciques antiquíssimos» de las antiguas tradiciones de la historia incaica. Sus textos sugieren, además, su propia autoridad para juzgar la calidad de la obra de Murúa: son una suerte de «especialistas en el tema». Uno, por ejemplo, el maestro de la capilla de la catedral de las Charcas, Gutierre Fernández, recomienda que la obra no solamente se imprima sino que su autor reciba un reconocimiento especial: «es digno de gran premio» ([£5v]). Tras la llegada de Murúa a Madrid, uno de sus más prominentes patrocinadores fue el célebre cronista mercedario Fray Alonso R e m ó n , «predicador de este nuestro convento de Madrid», que preparó en 1632 la primera edición de la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España de Bernal Díaz del Castillo. R e m ó n le dio su aval a la obra de Murúa por mandado del Maestro General de la Orden, y su recomendación reza del siguiente modo: «le podrá mandar dar la licencia que pide para poderlo presentar en el Consejo de su Majestad para que se le dé para imprimirlo y por la verdad» ([f8r]). En efecto, el Maestro General recomienda la impresión de la obra y le otorga un privilegio especial: «para que en ello más merezca se lo mandamos en virtud de santa obediencia en testimonio de lo cual la mandamos dar la presente firmada de nuestro nombre, sellada con el sello de nuestro oficio y refrendada por nuestro secretario» ([f9r]). Anteriormente, Fray Baltazar de los Reyes, el Comendador del convento de la Orden de la Merced de Potosí, había expedido una recomendación semejante, pidiendo que fuera mandado el manuscrito «en obediencia, así para que la impresión del libro tenga más cierto efecto» ([f6v]). La invocación «de (santa) obediencia» era claramente una recomendación intencionada a favorecer en mucho la publicación de la obra. Le ha de haber sido importante a Murúa recoger tantas recomendaciones de tan diversas autoridades que incluyen desde el padre provincial de la Orden de la Merced en la provincia del Cuzco hasta el gobernador y capitán general de las provincias de Tucumán y que destacan opiniones emitidas por religiosos en Ilabaya, Chuquiyabo, La Plata, Charcas, Potosí y Buenos Aires. Debemos imaginar así a un autor, religioso, que escribe una historia de los Incas y del Perú colonial en una época en la que las grandes obras basadas en información de primera mano habían
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sido ya producidas p o r cronistas de la talla de J u a n de Betanzos, P e d r o de Cieza de L e ó n y Cristóbal de Molina 2 3 . Sin d u d a , M u r ú a era consciente del prestigio de los cronistas anteriores y trató de superarlos, n o sólo p o r buscar o p i n i o n e s favorables de su obra sino t a m b i é n p o r enriquecerla i n t e r n a m e n t e : más d e una pesquisa reciente ha descubierto q u e M u r ú a plagió y sintetizó escritos ajenos. Porras Barrenechea nos i n f o r m a q u e «capítulo más grave de acusación y d e m é r i t o para el cronista m e r c e d a r i o serían sus i m p u n e s y desmesurados saqueos de las obras de otros cronistas» 24 . O b s e r v a q u e los capítulos «sobre supersticiones, huacas y sacrificios, q u e el padre Bayle estima c o m o el n ú c l e o de la obra son, p o r desgracia, r e p r o d u c c i ó n literal del tratado de P o l o de O n d e g a r d o » . Se refería a los Errores y supersticiones de los Indios (Lima, 1585) y la Instrucción contra las ceremonias y ritos que usan los indios conforme a su gentilidad publicados c o m o apéndices al Confesionario para los curas de indios b a j o el auspicio del Tercer C o n c i l i o Limense (Lima, 1585) 2:> . P o r su parte, J o h n R o w e ha identificado en la obra de M u r ú a el e m p l e o de la Historia de las Indias y la Conquista de México de Francisco López de G o m a r a para contar, insólitamente, la historia de las coyas de los Incas. R o w e t a m b i é n ha observado que M u r ú a a p r o v e c h ó una f u e n te sobre la historia de los Incas utilizada treinta años antes p o r M i g u e l Cabello Balboa 2 6 . A u n q u e R o w e n o la identificó, Porras Barrenechea había postulado q u e la f u e n t e n o n o m b r a d a de M u r ú a fuera la perdida «Historia de los Incas», del padre Cristóbal de M o l i n a , el cuzqueño 2 7 .
I V . E L TEXTO CENSURADO
El manuscrito Wellington manifiesta varias etapas de redacción y r e o r d e n a m i e n t o que h e m o s p o d i d o apreciar gracias a las investigaciones de J o h n R o w e y, más r e c i e n t e m e n t e , a las de Iván Boserup. D e j a n d o de lado los asuntos complejos q u e atañen a la composición del manuscrito, q u i e ro c o n c e n t r a r m e en su revisión y censura. E n efecto, nos e n c o n t r a m o s ante el manuscrito de la Historia general del Perú después de su lectura y
21
Ver Porras Barrenechea, 1986, p. 678. Porras Barrenechea, 1986, p. 677. 2 ' Porras Barrenechea, 1986, p. 678. 2,1 Rowe, 1987, 756-760. 27 Porras Barrenechea, 1986, pp. 350-351, 456. 24
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aprobación, incluida su expurgación, por autoridades eclesiásticas y civiles. Aunque el texto no se publicó hasta tres siglos y medio más tarde, lo encontramos en el momento, en principio, justo antes de ingresar al taller de impresión. El anterior editor del manuscrito Wellington, Manuel Ballesteros, no parece haber considerado en absoluto que el manuscrito había sido sometido a censura. Aunque identificó a las autoridades que escribieron los «informes y censuras» que preceden a la obra, afirmó que fue el propio Murúa quien realizó las modificaciones al texto: «En este manuscrito aún hizo retoques Fr. Martín, corrigiendo unas cosas, subrayando otras y tachando algunas»28. Además, Ballesteros imaginó que la signatura de la rúbrica en el folio final del manuscrito era la «firma del copista»2'. R o w e incurrió en el mismo error: «La firma del copista responsable de terminar el manuscrito aparece al final; la leo como Gerónimo Núñez de León»30. R o w e leyó correctamente la firma «Gerónimo Núñez de León», que aparece en el verso del último folio del manuscrito al lado de la rúbrica ([f387v]) (Lámina 11). Sin embargo, Núñez no fue el copista como él y Ballesteros querían creer. Ambos descuidaron un hecho importante: Núnez de León es nombrado, como lo he descubierto, en la misma autorización real para la impresión y se le identifica por su cargo de escribano de cámara del rey ([fl Ir]) (Lámina 12). El mismo Ballesteros reprodujo en su edición de 1962-1964 un facsímil de la autorización, pero sin caer en la cuenta de la mención de Núñez de León ni del papel que desempeñó en la revisión final del manuscrito al que la autorización real se refiere como «el original que en el nuestro consejo se vio que va rubricado y firmado al fin de Gerónimo Núñez de León, nuestro escribano de cámara»31. La firma abreviada y la rúbrica de Núñez de León aparecen al pie de la página en una nota redactada por el mismo escribano: «Licencia a Fray Martín de Murúa de la Horden de Nuestra Señora de la Merced para que pueda ymprimir un libro yntitulado Historia general del Reyno y provincias del Perú y privilegio de diez años» ([fllr]) (Ver Lámina 12). Posteriormente, el propio R o w e reconsideró las enmendaciones
28
Ballesteros Gaibrois, 1962, vol. 1, p. xxviii; Ballesteros Gaibrois, 1987, pp. 6, 11, 23. 29 Ballesteros Gaibrois, 1962-1964, vol. 2, p. 272. 30 R o w e , 1979, p. 4. 31 Murúa, Historia general del Perú, ed. M. Ballesteros, 1962-1964, vol. 1, p. 16.
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presentes en el manuscrito, y en una carta personal dirigida a mí en 1992, dicho investigador afirmó que estaba «tratando de escribir algo acerca de la censura de la segunda versión de Murúa» 32 . Para mi investigación de hace unos meses atrás, en julio del 2002, R o w e respondió que no había continuado estudiando el problema. Considero que es un asunto por abordar de manera urgente. Acompañada por la firma del escribano en el verso del último folio del manuscrito ([f387v]), la rúbrica se encuentra en el recto de cada folio, y es idéntica a lo largo de la obra. Se compone de dos lazadas verticalmente arregladas, coronadas por una fioritura y basadas en otras dos lazadas que recuerdan el ojo m o d e r n o de una «g» minúscula no corrida. El hecho de que esta rúbrica aparezca en la base de cada folio recto, incluyendo aquellos ocupados por las acuarelas, —incluso en los rectos de las cuatro acuarelas importadas del manuscrito de Poyanne al Wellington (f*63r/[f79r]; f*67r/[f84r], f*71r/[f89r], f*283r/[f307r])— impide considerar que sea la marca de cualquier copista del manuscrito. Es obvio de que se trata del último paso de la aprobación del manuscrito. C o m o lo indica la autorización real de impresión, Núñez de León rubricó el manuscrito en 1616 como parte de tal procedimiento. Lo podemos confirmar al referirnos al folio 320 (libro 3, capitulo 5, f297r/[02Ürj; ver Lámina 2). La rúbrica aparece siempre al pie del texto acabado, usualmente lo más cerca posible de la última línea. Esto es lo que pasa en este caso, pero lo revelador es que el texto de esta página se redactó en dos fases distintas, la última de las cuales tuvo que añadirse en 1616 o poco después, y la rúbrica aparece debajo de este agregado. En otras palabras, el proceso ha debido ocurrir de la siguiente manera: una vez terminado el texto, habría sido cerrado, después de la mención del marqués de Montesclaros, con un comentario general sobre el propósito y provecho del gobierno virreinal para el bienestar de los indios. Pero la rúbrica no aparece al final de este comentario. Debajo de éste, otra mano actualizó seguidamente el n ú mero de las series de los virreyes con la introducción del virrey Francisco de Boija, como se mencionó arriba. Significativamente la rúbrica se encuentra al pie de esta última adición textual, lo cual quiere decir que fue agregada, tanto como la nota sobre Boija, no antes del año de 1616. El rubricado del manuscrito cobra importancia cuando examinamos las tachaduras de textos y las huellas de la censura en la obra porque es,
12
Carta de John R o w e a Rolena Adorno fechada el 27 de diciembre de 1992.
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efectivamente, el ú l t i m o paso en el proceso de aprobar el manuscrito para la publicación. Antes de q u e pase a los tipos de censura q u e se hallan ejemplificados en el manuscrito W e l l i n g t o n , es i m p o r t a n t e hacer dos p r e cisiones. P r i m e r o , hay más de u n tipo de marcas para suprimir textos: tachaduras de línea recta (fl 1 4 v / [ f l 3 4 v ] y f l 1 5 v / [ f l 3 5 v ] ) , tachaduras de línea o n d u l a n t e q u e n o p e r m i t e n leer a través de ellas (f265v/[f288v]) y tachaduras diagonales (fl 1 6 v / [ f l 3 6 v ] ) . A veces estos tres tipos c o n v e r g e n en una misma página (fl 1 6 r / [ f l 3 6 r ] ) (Lámina 13). Si estudiamos sus c o n tenidos, percibimos ciertas diferencias en el o b j e t o de la censura y, p o r e n d e , ciertas diferencias en los criterios, lo cual sugiere q u e quizá h u b i e ra intervenido más de u n censor y, p o r e n d e , más de u n tipo de censura. M i segunda observación apunta a q u e la sistemática revisión del m a nuscrito revela q u e es escaso el n ú m e r o de páginas q u e e x h i b e n material censurado. D e los 3 8 7 folios del manuscrito, e n c o n t r a m o s q u e sólo a p r o x i m a d a m e n t e 36 de éstos han sido afectados. A lo largo del manuscrito, sólo hay a p r o x i m a d a m e n t e una d o c e n a de casos que, a mi j u i c i o , se tratan de correcciones a u n dato e r r ó n e o o de la elección de una palabra o l o c u c i ó n más adecuada al c o n t e x t o . Lo anterior revela cuán «limpia» se halla esta «puesta en limpio», c o m o Ballesteros c o r r e c t a m e n t e se refirió a ella 33 , ya q u e el manuscrito es o b v i a m e n t e la copia final preparada para ser presentada f o r m a l m e n t e a las autoridades y para ser mandada a la i m prenta. Sin e m b a r g o , p o r el carácter de las expurgaciones, d e b o concluir que, a u n q u e pocas en n ú m e r o , son significativas en su alcance. La acción de la censura cae d e n t r o de dos categorías: censura de estilo inquisitorial, esto es, la proscripción de la discusión sobre ritos y prácticas rituales tradicionales, y censura p o r razones políticas e ideológicas.
IV.a. Censura
inquisitorial
El capítulo 32 del libro 2, «De los hechiceros y hechiceras que usaban los indios» nos p r o p o r c i o n a u n excelente e j e m p l o de la censura inquisitorial. Se trata de una extirpación del tipo q u e e n c o n t r a m o s , p o r e j e m plo, en obras c o m o las Repúblicas del mundo (1575), de fray J e r ó n i m o R o m á n , en la q u e los relatos de los rituales j u d í o s existentes son e x p u r gados p e r o el tratamiento general de la antigua cultura hebrea queda i n -
33
Ballesteros Gaibrois, 1987, p. 23.
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DE
MURÚA
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tacto 34 . Se expurgan así las descripciones de las prácticas tradicionales que pudieran ser usadas o p o r t u n a m e n t e c o m o instrucciones para reproducirlas. El primero de tales casos describe las maneras para envenenar a la g e n te mediante el uso de brebajes. El segundo concierne a los tratamientos para inducir al amor y para contrarrestar el rechazo; el tercero, a la práctica de los waqankis para provocar efectos en el sexo opuesto; el cuarto, al aborto de fetos o a la estimulación de la fertilidad; y el quinto, a los métodos de adivinación (f264v/[f288v], f265v/[f289v]) (Lámina 14). El tratamiento de estos tópicos por parte de M u r ú a se debe al propósito confesado de erradicar las prácticas que continuaban vigentes hasta e n tonces: «De este oficio de hechiceros h u b o en este reino infinito n ú m e ro y aun el día de hoy lo hay y ansí c o m o son muchos, ansí son muchas y diferentes las maneras y distinción de ellos» (f264r/[f288r]). Sin embargo, un i n n o m i n a d o censor j u z g ó que estas descripciones acerca de las prácticas de envenenamientos, adivinaciones, amor y sexo n o eran dignas de ser presentadas al público. N o t a m o s al pasar que los envenenamientos, los tratamientos para inducir al amor y las adivinaciones constituyen tópicos tratados extensam e n t e por Guarnan P o m a en su Nueva coránica y buen gobierno35. Su razón para incluirlas en su obra coincide esencialmente con la de M u r ú a , esto es, ambos buscan recontarlas para su identificación y erradicación. El cronista indio anotó que aprendió tanto los métodos de afectar las vidas de otras personas para bien o mal c o m o aquellos otros para adivinar el f u t u ro a partir de su labor c o m o asistente de Cristóbal de Albornoz 3 6 . Por consiguiente, en este caso, cuando hablamos del tráfico de información que fluye entre M u r ú a y Guarnan P o m a , que José Cárdenas ha abordado, concluimos que el trabajo de Guarnan P o m a j u n t o a Albornoz d u rante la década de 1570 le p r o p o r c i o n ó el tipo de información que buscaba y lo capacitó para transferirla a Murúa 3 7 .
14
Ver A d o r n o , 1992a. Guarnan P o m a , Nueva coránica y buen gobierno, pp. ( 2 7 4 / [ 2 7 6 ] , 2 7 5 / [ 2 7 7 ] , 2 7 6 / [ 2 7 8 ] , y 2 8 1 - 2 8 3 / [ 2 8 3 - 2 8 5 ] , respectivamente). M ' Guarnan P o m a , Nueva coránica y buen gobierno, (pp. 2 8 0 / [ 2 8 2 ] , 2 8 3 / [ 2 8 5 ] ) ; ver A d o r n o , 1978; D u v 1 0 l s , 1967; Duviols, 1984). ,:>
37 Cárdenas, 2002. Acerca de la redacción de Guarnan P o m a de su obra, descubrí en 1977 q u e después de hacer sus últimas revisiones al manuscrito el cronista reiteró sus r e c o m e n d a c i o n e s para la c o n t i n u a c i ó n de la inspección de los asentamientos
52
ROLENA ADORNO
IV.b. La censura política
La otra zona de tachaduras notables en el manuscrito Wellington apunta a la censura política: la óptica de M u r ú a c o m p a r t e el p u n t o de vista de fray B a r t o l o m é de las Casas sobre la conquista del Perú. La más i n teresante de estas expurgaciones c o n c i e r n e a la interpretación de la c o n quista en dos aspectos: la e j e c u c i ó n de Atahualpa a partir de los injustos cargos levantados p o r Pizarro contra el Inca, y la necesidad para los españoles de restituir a los Incas y a sus herederos los beneficios mal adquiridos en una guerra injusta. Este asunto se ventila en el libro 1, capítulo 63 del manuscrito W e l l i n g t o n , « C o m o el marqués Pizarro careó 3 " a C h a l c o C h i m a y Atao Hualpa y m a n d ó matar a Atao Hualpa» (fl 1 4 v / [ f l 34v]f l 2 7 r [ f l 4 7 r ] ) . Las primeras líneas del capítulo están suprimidas y p r e s e n tan una meditación sobre c o m o «la codicia era toda la f u e n t e y m a n a n tial de todos los males», citando a San Pablo (fl 1 4 v / [ f l 3 4 v ] ) . O t r a referencia tachada remite a la «codicia y h a m b r e insaciable» de Pizarro, «como n o acababa de j u n t a r s e el o r o y plata tan presto demandaba» (fl 1 5 / [ f l 3 5 ] ) . Sin e m b a r g o , las secciones suprimidas de m a y o r longitud sostienen q u e Atahualpa, «siendo rey y señor supremo» de sus d o m i n i o s n o estaba «obligado a dar cuenta... al marqués ni a n i n g ú n señor del m u n do». M u r ú a , entonces, c o n t i n ú a atacando la n o c i ó n de q u e fuera justa la guerra de conquista sobre la base de que Atahualpa nunca cometiera ofensa alguna contra los españoles o contra su fe (fl 1 5 v / [ f l 3 5 v | ) (Lámina 15)w.
nativos y recomendó que no solamente los habitantes nativos de aquellos lugares se sometieran a la visita o inspección eclesiástica sino también los curas doctrineros (Ver Adorno, 1978; Adorno, 1992b). w Carear quiere decir «poner a una o varias personas en presencia de otra u otras, con objeto de apurar la verdad de dichos o hechos» ( D R A E , 1970, p. 260). w Transcribo el texto del folio 115v/[135v] e indico los pasajes suprimidos encerrándolos entre corchetes dobles: «Empezó a hacer información contra él el marqués Pizarro [[como si fuera constituido por juez de Atal Hualpa por el Papa y el emperador Don Carlos]] y hácele cargo de la muerte de su hermano [[como si siendo rey y señor supremo Atao Hualpa estuviese obligado a dar cuenta dello al marqués ni a ningún señor del mundo]]. Hiciéronle cargo que se quería huir y alborotar la guerra contra los españoles [[como si él huyese no fuera a él licitísimo, pues su prisión no fue en guerra justa que ni la hubo ni la pudo haber contra el que en ninguna cosa había ofendido a los españoles cuando le prendieron ni había impedido la predicación del Sancto Evangelio a los religiosos que con el Marqués iban, ni hecho cosa
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Las s e c c i o n e s más largas q u e han sido suprimidas del t e x t o c o r r e s p o n d e n a aquellas q u e demandaban la restitución por parte de los españoles de los b e n e f i c i o s mal v e n i d o s (fl 1 6 r - v / [ f l 3 6 r - v ] ) . Es precisamente aquí d o n d e v e m o s más de u n tipo de marca q u e elimina el t e x t o en cuestión (fl 1 6 r / [ f l 3 6 r ] ) . D o s tercios de una página y la mitad del resto se han e x purgado. E n el anverso de estas (ver Lámina 13, q u e sugiere la a c c i ó n de una m a n o censora adicional), v e m o s c o m o se c o n v e r g e n los tres estilos de marcas antes m e n c i o n a d o s . El t e x t o testado por la línea o n d u l a n t e se refiere a la e j e c u c i ó n de Atahualpa e n u m e r a n d o n o m e n o s de c i n c o raz o n e s de por q u é los perpetradores del acto d e b e n ahora «arder en los i n fiernos»: «Y los que lo mataron estén perpetuamente ardiendo en los infiernos pues con un hecho tanta injusticia cometieron: la primera, emprender a quien no tenían razón ni causa de hacer guerra; la segunda, n o soltarle; la tercera, constituirse por jueces de quien n o le eran ni podían ser; la cuarta, la injusticia en el m o d o de proceder apasionadamente; la quinta, que cuando la guerra fuera justa y con derecho cometido y la prisión supuesto haber tratado del rescate ofrecídolo y dado todo» (fl 16r/[fl36r]). R o d e a n d o este t e x t o hay las tachaduras de una segunda m a n o c e n s o ra que expurgaba otros pasajes usando líneas rectas. P r e c e d i e n d o el pasaj e ya expurgado aparece una tachadura sobre el t e x t o de una i n v o c a c i ó n a Dios: «Justo eres, S e ñ o r y justos son tus j u i c i o s de los males q u e los
por donde con justicia y razón se le pudiese mover guerra. Y ansí pudiéndose ir de la prisión hiciera muy bien y los que le detenían en ella contra derecho pecaban, pero como estaban ciegos todos y Philipillo el intérprete que los guiaba más con el miedo y pasión, todo se interpretaba a su guiso y lo que él quería]]. Negó con grandísimo ánimo Atao Hualpa quererse alzar ni rebelar ni hacer cosa contra los españoles, ni haber intendado hacerles mal, y pidió que al Philipillo no le creyesen, y que si él había mandado matar a su hermano, lo pudo hacer, porque su hermano sin razón le movió guerra, no habiéndole a él pasado por el pensamiento ofenderle ni negalle la obediencia, y le había enviado a Quito a prender, y que si le prendiera le matara, como había hecho a otros hermanos suyos, que los había muerto sin ocasión, y que ansí él pudo defenderse, y que siempre fue provocado de su hermano Huascar Ynga, enviando capitanes que le destruyese. [[Pero como jueces,]] intérprete y demás ministros [[eran partes, si así se puede decir hoy]] estaban ciegos con la pasión y codicia. N o le aprovechó al desdichado de Atao Hualpa las razones tan fuertes que alegó ni la verdad [[ni la sinrazón que le hacían]] para que le dejasen de condenar a muerte» (115v/[fl35v]).
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hombres con perversa inclinación y depravada voluntad hacen». El pasaje tachado especula sobre la muerte de Atahualpa como un pago por sus ofensas contra Dios: «Pudo ser que este rey y con aquella muerte pagase las ofensas que contra ti había hecho». A continuación del texto tachado por líneas ondulantes que ofrece las cinco razones acerca del porqué los verdugos de Atahualpa deben arder en los infiernos, se halla un largo pasaje, tachado por líneas rectas, que menciona el rescate de Atahualpa como el monto más alto jamás pagado desde la creación del mundo. Murúa prosigue destacando la injusticia de no haberse liberado a Atahualpa como se le había prometido una vez que el rescate había sido pagado. El mercedario sostiene que la liberación del cautivo pagador del rescate habría sido justo aun en el caso de la persona «más vil del mundo» dado que, como Séneca dijo, «hasta a los que no tienen fe ni palabra, se les ha de guardar supuesto que se les da y promete una cosa» (fl 16v/[fl36vj). Aparentemente, habría dos lectores que ejercen la censura: uno que borró lo concerniente a las cinco razones de la injusticia de la ejecución de Atahualpa y otro que se ocupó de la excesividad del rescate y de la necesidad de liberar al cautivo soberano. Sobre ambas se encuentra — c o m o un gesto final— una gran «X» que cancela el texto expurgado en su conjunto. N o nos sorprende la censura de los tópicos hasta aquí tratados: el espinoso asunto de la continuación de las prácticas nativas consideradas supersticiosas y diabólicas, y el aún más controversial tópico de la justicia de la conquista del Perú. Es todavía más notable el detenido escrutinio de algunos temas relativos al Perú del momento. Esto es lo que revela que ha habido una lectura cuidadosa del manuscrito de principio a fin en vez de una revisión meramente mecánica e indiferente de los 387 folios. Ofrezco un solo ejemplo. En el libro 3, capítulo 5, «Del gobierno que hoy tiene el reino del Perú», un folio entero ha sido cortado y las primeras cuatro líneas del recto del folio siguiente tachadas. (Al folio extirpado, de acuerdo con la antigua foliación del manuscrito, le correspondía el número f295r-v.) 4 " C o m o resultado de esta censura, se utilizó apresuradamente el verso en blanco del folio 294 para portar el título del capítulo
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Ver Tabla 1 («Relevé codicologique de S»), Columna A, cuadernillo 19, en, en I. Boserup, «Quelques observations sur l'évolution matérielle et textuelle du manuscrit de Salamanque (Getty Center, ms. Ludwig XIII 16) de \'Historia general del Peni de Fray Martín de Murúa» en estas actas.
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(f294v/[f318v]), y las observaciones sobre el siguiente folio fueron expurgadas a su vez (f296r/[f319r]) (Láminas 16 y 17)41. Mientras estas cuatro líneas resultan imposibles de leerse en una reproducción y probablemente sólo puedan ser descifradas a través de una consulta del mismo manuscrito, las siguientes líneas extirpadas de este capítulo con el mismo estilo de tachaduras que oscurecen el texto resultan claramente legibles a través de la tinta del expurgador. Estas discurren sobre las «mil maldades y m u chos agravios que a los indios les hacen los quienes habían de atender a su bien y aumento» (f296v/[f319v]) (Lámina 18). A través de casos como este, descubrimos que en esta segunda y última versión de su obra, Murúa escribió acerca de las injusticias que en su momento se ejercían contra los indios y no meramente de las de la época de la conquista.
V . ¿CENSURA O AUTO-CENSURA?
Una duda queda: ¿Son estas tachaduras producto de la acción de censores o del mismo autor? Antes de analizar la tinta para comprobar las diferencias entre las tintas de las tachaduras y la del texto mismo, no se puede dar una respuesta definitiva sobre si son el resultado de la intervención de censores o del mismo autor en un acto de auto-censura. Sin embargo, hay varias razones por las cuales creo que presenciamos la censura «externa» de agentes inquisitoriales y estatales y no una censura «interna» por parte del mismo autor. En primer lugar, tenemos el hecho de que este manuscrito constituye una «puesta en limpio» como dijo Ballesteros. Esto es evidente a partir de las poquísimas enmendaciones de tipo de corrección de datos o de estilo, las cuales son evidentes al hacer un repaso del manuscrito folio por folio. En segundo lugar, el número de «ojos lectores» que en el largo itinerario desde el Cuzco hasta Buenos Aires repasaron el texto antes de escribir sus aprobaciones proveía, desde su perspectiva misionera, muchas ocasiones y razones para refrendar la descripción de ritos y costumbres que se querían extirpar. En tercer lugar, el hecho de haber pasado el manuscrito por el censor del Consejo
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Se puede postular que esta redacción es de la mano del mismo censor porque antes de ser rubricados los rectos de las hojas en blanco han sido rayados, haciendo imposible la introducción de materiales no previamente vistos y censurados (fl65r/[fl85r]).
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Real de las Indias — p r o c e s o que termina con la autorización real para imprimir la o b r a — habría sido el paso determinante para p o n e r en orden el texto y darlo por terminado. ¿Podría haber habido una consulta informal entre el censor y el autor — o de otras personas enteradas y el a u t o r — antes de que este pasara el manuscrito al Consejo? Posiblemente que sí. C r e o que sólo en los últimos pasos, después de haber preparado el manuscrito final en todos sus detalles en el Perú, habría intervenido M u r ú a sobre su propia obra para asegurar la aprobación para su i m p r e sión. Sin embargo, la variación en el estilo de las tachaduras indica la intervención de más de una sola m a n o , y esta circunstancia sugiere la censura, por lo menos en parte, de personas más allá del mismo autor. Supongamos por el m o m e n t o , c o m o la evidencia del texto sugiere, que se trata de una censura oficial y ajena al autor. Al examinar sus h u e llas, vemos, primero, que era previsible en sus objetos de atención y, por ende, en sus objetivos; y segundo, que estuvo limitada en su alcance a asuntos de costumbres y creencias nativas consideradas pecaminosas y a los asuntos políticos —presentes y pasados— relacionados a la gobernación de los indios. La pregunta evidente es: ¿quiénes fueron los responsables de esta censura? Gracias a los estilos de intervención de la(s) mano(s) censora(s), creo que encontramos aquí tanto la censura estatal c o m o la inquisitorial. Sabemos que el gobierno del estado tenía a su cargo la censura anterior a la publicación y que la censura del Santo Oficio solía entrar en acción después de la publicación. La censura de los pasajes que describen las formas de adivinación y los métodos de provocar afecto y desafección serían, por su contenido, asuntos de fe y conducta por los que la Inquisición se interesaba 42 . Además, el tipo particular de tachaduras constituido por líneas ondulantes o enruladas que m u y efectivamente obscurecen la legibilidad del texto es el estilo c o m ú n m e n t e hallado en la censura inquisitorial posterior a la publicación. El caso de la edición expurgada de las Repúblicas del mundo de fray J e r ó n i m o R o m á n y Zamora revela un marcado idéntico: hojas cortadas, líneas ondulantes o enruladas a través del texto tiposcrito y a veces rayas largas y diagonales sobre todo (Láminas 19 y 20) 43 .
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Ver Lámina 14. Estos ejemplos pertenecen a la República gentílica, libro 1, capítulo 5, que trata de los dioses griegos y los ritos asociados con ellos y el libro 2, capítulo 17, que se ocupa de las fiestas a los dioses romanos (Román y Zamora, Repúblicas del mundo, 1575, vol. 2, flOr, f54r). 43
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¿Fueron las tachaduras semejantes en el manuscrito de M u r ú a la obra del personal del Lic. Francisco de Irujo, el C o m e n d a d o r del Santo Oficio de la Inquisición de las provincias del R í o de la Plata y Paraguay y T u c u m á n y sus provincias, quien examinó el manuscrito en Buenos Aires y le dio su aprobación el 17 de diciembre de 1614? ([Ov]) O ¿fue el otro candidato, entre las autoridades que aprobaron la obra, el comisario del Santo Oficio y de la Santa Cruzada, Martín D o m í n g u e z Jara, que examinó el manuscrito por mandado del arzobispo de La Paz, Fr. D o m i n g o de C e n t e n o y Valderrama, y firmó su aprobación el 25 de agosto de 1611 ([f4r])? Es verosímil que se haya hecho antes de la llegada del libro m a nuscrito a Madrid y su lectura por los oficiales de la O r d e n de la Merced. En cuanto a la censura de la interpretación lascasiana de la conquista del Perú, sospecho que hayan sido los del mismo Consejo del rey en Madrid quienes señalaban los pasajes por eliminar. Así se usaban las líneas rectas n o para hacer ilegibles los textos desaprobados sino sólo para eliminarlos antes de que el «original» llegara al taller del impresor. En todo caso, todos estos folios afectados recibieron la aprobación final del escribano de la cámara del rey quien indicó que el manuscrito, tal c o m o se encontraba con los pasajes así censurados, se hallaba listo para ser enviado a la i m prenta. Más allá de la censura misma, su evidencia nos llama la atención una vez más sobre una de las relaciones más intrigantes que M u r ú a tenía con la comunidad indígena o con sus colaboradores y asistentes andinos. El contenido de la censura revela de u n m o d o n u e v o e inexplorado la relación intelectual que por tan largo tiempo nos ha fascinado, a saber, la que existió entre M u r ú a y Guarnan Poma. Es sorprendente la coincidencia entre el texto n o censurado de Guarnan P o m a y el texto censurado de M u r ú a respecto a la justicia de la conquista del Perú y el destino c o n t e m p o r á n e o de los indios. Sugiere que sería importante concentrarse más detalladamente en las relaciones entre los manuscritos de M u r ú a y de Guarnan Poma n o solamente con respecto al material pictórico sino t a m bién respecto a la concepción ideológica de los textos escritos. C r e o que la consideración completa de la censura del manuscrito de la Historia general del Perú nos puede decir m u c h o más acerca del c o n t o r n o en el que M u r ú a trabajó y al mismo tiempo nos propondría nuevas preguntas acerca de c ó m o , trabajando j u n t o a él y de m o d o sincronizado en cierto m o m e n t o , Guarnan P o m a se las arregló para mantener su obra libre de sus restricciones. A u n q u e la Nueva coránica y buen gobierno hubiera llegado a la corte en Madrid, sus posibles receptores n o la habrían presentado al
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Consejo de Indias para su censura y aprobación. Así, a medida que aprendemos más sobre las coincidencias entre las obras de Murúa y Guarnan Poma, más precisamente nos encontraremos en condiciones de centrar las preguntas acerca de los destinos diferentes de sus respectivas obras. Al mismo tiempo, el estudio de las porciones censuradas de la obra de Murúa abre nuevas perspectivas respecto al alcance de su obra y de su propio mérito. N o sólo nos enfrentamos a un historiador de los Incas, no sólo a un compilador y transmisor de obras más tempranas sobre las Indias y sobre los Andes, no sólo — e n otras palabras— a un anticuario americanista: en efecto, la preocupación de Murúa por el peso moral cargado por sus compatriotas en el momento histórico que le tocó vivir enriquece nuestra apreciación de una mente ampliamente diversa cuyos intereses lo condujeron en varias direcciones. Gracias al estudio de la censura de su obra, debemos formularnos nuevas preguntas acerca de su colaboración en los movimientos reformistas al interior de la comunidad de misioneros que mantuvo viva la obra de Las Casas medio siglo después de la muerte del dominico. En suma, el estudio de la censura en la Historia general del Perú de Murúa no es un fin en sí mismo. Nos conduce a buscar mayores evidencias sobre su obra y sobre su colaboración con sus compatriotas castellanos y con los curacas andinos con la finalidad de escudriñar más profundamente el significado de su experiencia trabajando en conjunto en comunidades euro-andino peruanas. Se nos invita a preguntarnos una vez más acerca de las aparentemente restringidas fronteras de la cultura del Perú colonial.
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LISTA DE L Á M I N A S
Lámina 1. La portada del manuscrito Wellington de la Historia general del Perú. Abajo se iee la frase, «En La Piata por N. Año de 1613», boriada y rubrica da ([f2r]). Cortesía d e l j . Paul Getty Museum, Los Angeles, California. Lámina 2. La rúbica al pie de la página, introducida después de añadirse la nota sobre la gobernación de Francisco de Boija, iniciada en 1616, confirma que se rubricó en aquel año o poco después (f297r/[020r]). Cortesía d e l j . Paul Getty Museum, Los Angeles, California. Lámina 3. «Las armas del Reyno del Pirú», imagen originalmente en el manuscrito de Poyanne ( * f 2 8 3 r / [ 0 0 7 r ] ) . Cortesía del J . Paul Getty Museum, Los Angeles, California. Lámina 4. El reverso de «Las armas del Reyno del Pirú»: la carta de los curacas del Cuzco del manuscrito de Poyanne (f*283v). Cortesía del J . Paul Getty Museum, Los Angeles, California. Lámina 5.»Mama Raba Ocllo, coya», imagen originalmente en el manuscrito de Poyanne (f*63r/[f79r]). Cortesía del J . Paul Getty Museum, Los Angeles, California. Lámina 6. El reverso de .»Mama Raba Ocllo, coya»: la biografia de Mama Ocllo, sacada del manuscrito de Poyanne (f*63v). Cortesía del J . Paul Getty Museum, Los Angeles, California. Lámina 7. Huáscar Inca en su litera real, imagen originalmente en el manuscrito de Poyanne (*f67r/[f84r]). Cortesía del J . Paul Getty Museum, Los Angeles, California. Lámina 8. El reverso de la imagen de Huáscar Inca: una página descartada del manuscrito de Poyanne (*f67v). Cortesía del J . Paul Getty Museum, Los Angeles, California. Lámina 9 Chuqui Llanto en procesión, imagen originalmente en el manuscrito de Poyanne (f*71r/[f89r]). Cortesía del J . Paul Getty Museum, Los Angeles, California. Lámina 10. El reverso de la imagen de Chuqui Llanto: la presentación de los trajes de las señoras del reino, sacada del manuscrito Poyanne (f*71v). Cortesía del J . Paul Getty Museum, Los Angeles, California. Lámina 11. El verso del último folio del manuscrito Wellington, que lleva la firma y rúbica de Gerónimo Núñez de León ([f387v]). Cortesía del J . Paul Getty Museum, Los Angeles, California. Lámina 12. La autorización real para imprimir la Historia general del Perú de Murúa, fechada el 21 de mayo de 1616 ([fllr]). Cortesía d e l j . Paul Getty Museum, Los Angeles, California. Lámina 13. Ejemplos de los tres tipos de marcas que censuran al manuscrito (fl 16r/[fl36r]). Cortesía d e l j . Paul Getty Museum, Los Angeles, California.
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Lámina 14. La expurgación de descripciones de ritos tradicionales andinos (f265v/[f289v]). Cortesía del J. Paul Getty M u s é u m , Los Angeles, California. Lámina 15. La censura del relato sobre la prisión y m u e r t e de Atahualpa Inca ( f l l 5 v / [ f l 3 5 v ] ) . Cortesía d e l j . Paul Getty M u s é u m , Los Angeles, California. Lámina 16. El verso originalmente en blanco del folio 294, utilizado para p o r tar el título del capítulo 5 del libro 3 después de haberse cortado el folio 2 9 5 (f294v/[f318vj). Cortesía d e l j . Paul Getty M u s é u m , Los Angeles, California. Lámina 17. La c o n t i n u a c i ó n de la acción censorial en el folio q u e sigue al original folio 295, que fue cortado del manuscrito (f296r/[f 319r]). Cortesía del J. Paul Getty M u s é u m , Los Angeles, California. Lámina 18. La censura de la frase «mil maldades y m u c h o s agravios que a los i n dios les hacen los quienes habían de atender a su bien y aumento» (f296v/[f319vj). Cortesía d e l j . Paul Getty M u s é u m , Los Angeles, California. Lámina 19. El texto expurgado (cortado y tachado) p o r la Inquisición de Repúblicas del mundo (1575) de Fray J e r ó n i m o R o m á n y Z a m o r a . Se trata del dios griego Priapo ( R o m á n y Z a m o r a , Repúblicas del mundo, vol. 2, f i Or). Cortesía de la Biblioteca R e a l de C o p e n h a g u e , Dinamarca. Lámina 20. O t r o e j e m p l o de la expurgación utilizando líneas ondulantes. Se trata de la fiesta romana de agosto en la Puerta Collina ( R o m á n y Z a m o r a , Repúblicas del mundo, vol. 2, f54r). Cortesía de la Biblioteca R e a l de C o p e n h a g u e , Dinamarca.
LA CENSURA DE LA HISTORIA
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LA C E N S U R A DE LA HISTORIA
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DE M U R Ú A
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ROLENA A D O R N O
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LA C E N S U R A DE LA HISTORIA
DE M U R Ú A
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LA C E N S U R A DE LA HISTORIA
DE M U R Ú A
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GUILLERMO SERES
de las conquistas de México y Nueva España; y cuando leí su gran retórica, y como mi obra es tan grosera, dejé de escribir en ella, y aun tuve vergüenza que pareciese entre personas notables. Y estando tan perplejo como digo, torné a leer y a mirar las razones y pláticas que el Gómora en sus libros escribió; e vi que desde el principio y medio hasta el cabo no llevaba buena relación, y va muy contrario le lo que fue e pasó en la Nueva España. Y cuando entró a decir de las grandes ciudades, y tantos números que dice que había de vecinos en ellas, que tanto se le dió poner ocho como ocho mil. Pues de aquellas grandes matanzas que dice que hacíamos, siendo nosotros obra de cuatrocientos soldados los que andábamos en la guerra, que harto teníamos de defendernos que no nos matasen o llevasen de vencida, que, aunque estuvieran los indios atados, no hiciéramos tantas muertes y crueldades como dice que hicimos, que juro, amén, que cada dia estábamos rogando a Dios y a Nuestra Señora no nos desbaratasen. Volviendo a nuestro cuento, Atalarico, muy bravísimo rey, e Atila, muy soberbio guerrero, en los Campos Catalanes, no hicieron tantas muertes de hombres como dice que hacíamos. También dice que derrotamos y abrasamos muchas ciudades y templos que son sus cues, donde tienen sus ídolos; y en aquello le parece a Gomara que aplace mucho a los oyentes que leen su historia; y no quiso ver ni entender cuando lo escribía que los verdaderos conquistadores y curiosos letores que saben lo que pasó, claramente le dirán que en su historia en todo lo que escribe se engañó; y si en las demás historias que escribe de otras cosas va del arte del de la Nueva España, también irá todo errado. Y es lo bueno que ensalza a unos capitanes y abaja a otros; y los que no se hallaron en las conquistas dice que fueron capitanes y que un Pedro de Ircio fue por capitán cuando el desbarate que hubo en un pueblo que le pusieron nombre Almería, porque el que fue por capitán en aquella entrada, fue un Juan de Escalante, que murió en el desbarate, con otros siete soldados; e dice que un Juan Velázquez de León fue a poblar a Guacualco, mas la verdad es así: que un Gonzalo de Sandoval, natural de Ávila, lo fue a poblar. También dice cómo Cortés mandó quemar un indio, que se decia Quezalpopoca, capitán de Montezuma, sobre la población que se quemó. El Gómora no acierta también lo que dice de la entrada que fuimos a un pueblo, e fortaleza, Anga Panga; escríbelo, mas no como pasó. Y de cuando en los arenales alzamos a Cortés por capitán general, y justicia mayor, en todo le engañaron. Pues en la toma de un pueblo que se dice Chamula, en la provincia de Chiapa, tampoco acierta en lo que escribe. Pues otra cosa peor dice: que Cortés mandó secretamente barrenar los once navios en que habíamos venido; antes fue público, porque claramente, por consejo de todos los demás soldados, mandó dar con ellos al través, a ojos vistas, porque nos ayudase la gente de la mar que en ellos estaba a velar y guerrear. Pues en lo de Juan de Grijalva, siendo buen capitán, le deshace e disminuye. Pues en lo de Francisco Hernández de Córdoba, habiendo él descubierto lo de Yucatán, lo pasa por alto. Y en lo de Francisco de Garay, dice que vino el primero con cuatro navios de lo de Pánuco antes que viniese con la armada postrera: en lo cual no acierta, como en lo demás. Pues en todo lo que escribe de cuando vino el capitán Narváez, y de cómo le desbaratamos, escribe según e como las relaciones. Pues en las batallas de Taxcala hasta que hicimos las paces, en todo escribe muy lexos de lo que pasó. Pues las guerras de México, de cuando nos desbarataron, y echaron de la ciudad e nos mataron e sacrificaron sobre ochocientos y sesenta soldados (digo otra vez sobre ochocientos y sesenta soldados, porque de mil
LA C R Ó N I C A D E U N T E S T I G O D E V I S T A
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y trecientos que entramos al socorro de Pedro de Alvarado, e íbamos en aquel socorro los de Narváez, e los de Cortés, que eran los mil y trecientos que he dicho), no escapamos sino cuatrocientos y cuarenta, e todos heridos; y dícelo de manera como si no fuera nada. Pues desque tornamos a conquistar la gran ciudad de México e la ganamos, tampoco dice los soldados que nos mataron, e hirieron en las conquistas, sino que todo lo hallábamos como quien va a bodas y regocijos. ¿Para qué meto yo aquí tanto la pluma en contar cada cosa por sí, que es gastar papel y tinta? Porque si en todo lo que escribe va de aquesta arte, es gran lástima; y puesto que él lleve buen estilo, había de ver que para que diese fe a lo demás que dice, que en esto se había de esmerar. Dejemos esta plática e volveré a mi materia, que después de bien mirado todo lo que he dicho que escribe el Gómora, que por ser tan lejos de lo que pasó, es en peijuicio de tantos, torno a proseguir en mi relación e historia; porque dicen sabios varones que la buena política y agraciado componer es decir verdad en lo que escribieren, y la mera verdad resiste a mi rudeza. Y mirando en esto que he dicho, acordé de seguir mi intento con el ornato y pláticas que adelante se verán, para que salga a luz, y se vean las conquistas de la Nueva España claramente, y como se han de ver; y Su Majestad sea servido conocer los grandes e notables servicios que le hicimos los verdaderos conquistadores, pues tan pocos soldados como venimos a estas tierras con el venturoso y buen capitán Hernando Cortés, nos pusimos a tan grandes peligros, y le ganamos esta tierra, que es una buena parte de las del Nuevo Mundo, puesto que Su Majestad como cristianísimo rey, y señor nuestro, nos lo ha mandado muchas veces gratificar; y dejaré de hablar acerca desto porque hay mucho que decir. Y quiero volver con la pluma en la mano como el buen piloto lleva la sonda por la mar, descubriendo los bajos, cuando siente que los hay: así haré yo encaminar a la verdad de lo que pasó la historia del coronista Gómora, y no será todo en lo que escribe; porque si parte por parte se hubiese de escribir, sería más la costa en coger la rebusca que en las verdaderas vendimias. Digo que sobre esta mi relación pueden los coronistas sublimar e dar loas cuantas quisieren, así al capitán Cortés como a los fuertes conquistadores, pues tan grande y santa empresa salió de nuestras manos, pues ello mismo da fe muy verdadera. Y no son cuentos de naciones estrañas, ni sueños, ni porfías; que ayer pasó a manera de decir, sino vean toda la Nueva España qué cosa es, y lo que sobre ello escriben. Diremos lo que en aquellos tiempos nos hallamos ser verdad, como testigos de vista, e no estaremos hablando las contrariedades y falsas relaciones, como decimos, de los que escribieron de oídas, pues sabemos que la verdad es cosa sagrada; y quiero dejar de más hablar en esta materia; y aunque había bien que decir della. E lo que se sospechó del coronista, que le dieron falsas relaciones cuando hacía aquella historia, porque toda la honra y prez della la dice sólo al marqués D. Hernando Cortés, e no hizo memoria de ninguno de nuestros valerosos capitanes, y fuertes soldados: y bien se parece en todo lo que el Gómora escribe en su historia serle muy aficionado, pues a su hijo, el marqués que agora es, le eligió su coránica, e obra, e la dejó de elegir a nuestro rey y señor. Y no solamente el Francisco López de Gómora escribió tantos borrones e cosas que no son verdaderas, de que ha hecho mucho daño a muchos escritores e coronistas, que después del Gómora han escrito en las cosas de la Nueva España, como es el doctor lllescas y Pablo Jovio, que se van por sus mismas palabras, y escriben ni más ni menos que el Gómora, por manera que lo que sobre esta materia escribieron, es porque les ha hecho errar el Gómora.
ESCRITURA Y ORALIDAD EN B E R N A L DÍAZ
Ángel Delgado G ó m e z
Francisco López de Gomara arma su historia de la conquista de M é x i c o en torno a la biografía de Cortés, enmarcando cronológicamente los hechos entre el nacimiento y la muerte del protagonista, a la que se añade al final un sustancioso tratado etnográfico sobre la cultura azteca, el primero también en su género y que ocupa una quinta parte de su obra. El libro se divide en doscientos capítulos que Gomara ordena por episodios (Batalla de Cintla; Fundación de Villarica de la Veracruz, etc.) y ocasionalmente por temas (Acuzamil, isla; Religión de Acuzamil). Bernal Díaz varía ese modelo ligeramente, según su conveniencia o sus limitaciones. La diferencia mayor consiste en que Bernal, que 110 tiene el profundo conocimiento de Gomara sobre la lengua, instituciones y creencias del mundo indígena, no incorpora un tratado etnográfico a la VH. E n líneas generales, sin embargo, Bernal mantiene la estructura narrativa en torno a la biografía de Cortés. La única excepción de importancia reside en los primeros quince capítulos, dedicados a narrar las dos expediciones de Hernández de Córdoba y Grijalva porque el autor participó en ellas, mientras que las mismas tienen un escaso tratamiento en Gomara precisamente por la ausencia de Cortés'. Pero a partir de ahí el paralelismo es n o -
' C o m o tantos otros lectores de su obra, nuestra familiaridad entrañable con el autor nos llevará a llamarlo desde aquí simplemente por su nombre, Bernal. La Verdadera historia se citará por las siglas VM. Nuestras citas corresponden a nuestra edición anotada, de inminente aparición en Clásicos Castalia. Además de ello, ya Gomara había tratado ambas expediciones en su Historia general de las Indias, por lo que no tenía sentido repetirse aquí.
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ÁNGEL DELGADO G Ó M E Z
table. Véase, a m o d o de ejemplo, la ordenación del material narrativo en lo relativo al comienzo de la expedición de Cortés: Gomara cap. VIII. Hombres y navios que Cortés llevó a la conquista cap. IX. Oración de Cortés a los soldados cap. X . Entrada de Cortés en Acuzamil cap. X I . Los de Acuzamil dieron nuevas a Cortés de Jerónimo de Aguilar cap. XII. Venida de Jerónimo de Aguilar a Hernán Cortés Bernal cap. X X V I C ó m o Cortés mandó hacer alarde de todo el ejército, y de lo que más nos avino cap. X X V I . C ó m o Cortés mandó hacer alarde de todo el ejército, y de lo que más nos avino cap. X X V I I I C ó m o Cortés repartió los navios y señaló capitanes para ir en ellos, y ansimismo se dio la instrución de lo que habían de hacer a los pilotos, y las señales de los faroles de noche, y otras cosas que nos avino cap. X X V I I . C ó m o Cortés supo de dos españoles que estaban en poder de indios en la Punta de Cotoche, y lo que sobre ello se hizo cap. X X I X . C ó m o el español que estaba en poder de indios, [que] se llamaba Jerónimo de Aguilar, supo c ó m o habíamos arribado a Cozumel y se vino a nosotros, y lo que más pasó. C o m o puede verse, Bernal sigue estrechamente el modelo de Gomara. Nótese que a pesar de que el objetivo central de Bernal es demostrar la participación colectiva de todos los conquistadores frente al protagonismo exclusivo de Cortés, la titulación de los capítulos bernaldianos sigue confiriéndole a Cortés un papel central. Esta tendencia disminuye a medida que avanza la obra. Parece que Bernal, entrado ya de pleno en la redacción de la V H va adquiriendo más confianza y firmeza en su tesis. Esto se refleja en los títulos, donde progresivamente aumenta el número de sus acostumbrados plurales. La variación clara reside en la longitud de los enunciados. Frente a la parquedad sumaria de Gomara, Bernal se extiende con la incorporación de detalles hasta hacer de los títulos más bien un resumen del capítulo que un enunciado. Esta diferencia es trasunto del contenido de los capítulos, que en Gomara son de du-
E S C R I T U R A Y ORALIDAD EN BERNAL DÍAZ
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ración constante y n o sobrepasan nunca las dos páginas. Bernal, en cambio, oscila entre los de media página y aquéllos en que la prolijidad le vence y parece n o acabar nunca, llegando hasta las veinte páginas. C o m o puede verse por la comparación citada, Bernal, que n o dedica capítulos por separado a información geográfica o etnográfica, tiende a compensar esta carencia con una mayor división en capítulos de la narración. A u n así, su falta de oficio asoma a veces dramáticamente cuando se desvía de su modelo, c o m o ocurre en el interminable cap. C X X V I I I en que se narran los sucesos de la N o c h e Triste, batalla de O t u m b a y retirada del ejército español a Tlaxcala, hechos que hubieran requerido capítulos separados. El hecho se repite en los capítulos CLI sobre el asedio de Tenochtitlán y C L X I X sobre la conquista de Chiapas, y el m o t i v o en los tres casos es claro. Bernal describe y explica con lujo de detalles acciones bélicas significativas en las que considera que su participación personal fue importante y q u e por tanto merecen las buscadas mercedes reales para él y sus descendientes. A u n q u e Bernal pronuncie su oposición a Gomara c o m o el alma de su discurso, en vano buscaremos una diferencia ideológica radical entre a m bos. Salvando las obvias diferencias de t o n o y nivel cultural, puede afirmarse sin la m e n o r duda que nuestro autor comparte plenamente la visión de la conquista de México articulada por Cortés en sus célebres Cartas de relación y refrendada luego por Gomara con mayor retórica en la Hispania Victrix. Según ésta, la conquista es primero y principalmente un acto de la Providencia divina, pues sólo así p u e d e explicarse que u n grupo tan reducido de conquistadores haya logrado conquistar u n i m p e rio tan distante, poderoso y poblado 2 . P e r o una vez dicho esto, conviene discernir entre lo general y lo particular. Dios actúa c o m o alentador e inspirador de las huestes cristianas, pero ello en nada ha de m e r m a r el valor individual de los conquistadores, que son los agentes únicos de la e m presa. Esta distinción es de especial relevancia p o r q u e implica negar intervenciones providenciales directas y específicas por vía de milagro. A este respecto hay un famoso pasaje de la VH en la que Bernal se e n f r e n ta a Gomara por creer que éste defiende una aparición de Santiago apóstol peleando j u n t o a los españoles en la batalla de Cintla. En realidad se
2 U n o de los comentarios más socorridos a lo largo de la VH le sirve a Bernal para subrayar la proeza de haber conquistado un país tan grande, poblado y poderoso con apenas un grupo de hombres. Ello le lleva a repetir que «estas cosas las hacia Dios».
ÁNGEL DELGADO
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GÓMEZ
trata d e u n m a l e n t e n d i d o o q u i z á u n a lectura d e l i b e r a d a m e n t e maliciosa p o r p a r t e d e B e r n a l , y a q u e G o m a r a se l i m i t a a h a c e r s e e c o d e u n a o p i n i ó n q u e c o r r i ó e n t r e los c o n q u i s t a d o r e s , s i n q u e e n m o d o a l g u n o la s a n cione o apoye3. E n s e g u n d o l u g a r , la c o n q u i s t a d e M é x i c o es u n o d e los g r a n d e s s e r v i c i o s p r e s t a d o s a la C o r o n a , p u e s s u p o n e u n e n g r a n d e c i m i e n t o sin p r e c e d e n t e s del d o m i n i o i m p e r i a l . Ya C o r t é s era p l e n a m e n t e c o n c i e n t e d e la t r a s c e n d e n c i a q u e i m p l i c a b a la c r e a c i ó n d e N u e v a E s p a ñ a , y s u g e r í a al r e s p e c t o q u e g r a c i a s a e l l o d e j e el t í t u l o q u e p o s e e d e E m p e r a d o r
de
A l e m a n i a y o s t e n t e u n o n u e v o d e E m p e r a d o r d e l M u n d o (Cartas, 3 5 3 6 ) . G o m a r a p o r su p a r t e n o p i e r d e o c a s i ó n d e r e a l z a r la g e s t a c o n q u i s t a d o r a e n su d o b l e v e r t i e n t e : e n p r i m e r l u g a r , p o n i e n d o u n é n f a s i s e s p e cial e n los b e n e f i c i o s e c o n ó m i c o s q u e se h a n d e r i v a d o d e ella
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e n t o n c e s . A l final d e s u o b r a s u b r a y a e s t e p u n t o e n u n c a p í t u l o a p a r t e , e n el q u e l o q u e h a c o n t r i b u i d o a las a r c a s r e a l e s N u e v a E s p a ñ a se c o m p a r a v e n t a j o s a m e n t e c o n l o a p o r t a d o p o r P e r ú 4 . Y e n s e g u n d o l u g a r , el c l é r i g o G o m a r a e n s a l z a s i n p a l i a t i v o s el g r a n s e r v i c i o a la c r i s t i a n d a d q u e h a
' Gomara había afirmado que un jinete m o n t a d o sobre un caballo rucio picado había sido visto tres veces peleando en solitario con e n o r m e efectividad, justo antes de que llegara el grupo de Cortés. «Dijéronle — c o n t i n ú a — lo que habían visto hacer a u n o de caballo, y preguntaron si era de su compañía, y c o m o dijo que no, p o r que n i n g u n o de ellos había podido venir antes, creyeron que era el apóstol Santiago, patrón de España» (cap. X X ) . Sobre ello insiste el cronista más adelante, alcanzada la victoria: «No pocas gracias dieron nuestros españoles cuando se vieron libres de las flechas y m u c h e d u m b r e de indios, con quien habían peleado, a Nuestro Señor, que milagrosamente los quiso librar; y todos dijeron que vieron por tres veces al del caballo rucio picado pelear en su favor contra los indios, según arriba queda dicho; y que era Santiago, nuestro patrón» (id.). Quizá Gomara exagerara al afirmar que lodos creyeron en esa aparición, ya que al menos Bernal no estaba entre ellos. Sin embargo el cauteloso humanista, que en m o d o alguno gusta de protagonismos providenciales, no sacó esta anécdota de su propia cosecha, ya que contamos con otro testim o n i o m u y relevante, que es el de Andrés de Tapia. Nótese asimismo c ó m o Bernal en el pasaje aducido distingue p u n t u a l m e n t e entre la acción divina c o m o estímulo general («la gran misericordia de Dios, que en t o d o nos ayudaba») pero niega en cambio el milagro particular. 4
Su título es m u y significativo: «Ha venido tanta riqueza de N u e v a España c o m o del Perú» (cap. C C L I ) . D e hecho, en él se dice que la contribución de N u e v a España es superior y no igual, tanto en minería c o m o en agricultura y otras actividades económicas, y además la riqueza del Perú ha quedado empañada por sus guerras civiles. Bernal nuevamente se apropia de su modelo: «Y esto digo ansí porque ya que del
E S C R I T U R A Y O R A L I D A D EN BERNAL DÍAZ
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supuesto la conversión masiva de los indígenas. N u e v a m e n t e Bernal imita a Gomara tanto en lo u n o c o m o en lo otro, y al final de su obra reescribe a su manera, ampliando los detalles y actualizando algunos datos, el panegírico de bienes temporales y espirituales que se deben a la conquista: Baste c o m o prueba una comparación de estos títulos: Gomara: Cap. C C X L I . La conversión Cap. C C X L I I . La prisa que tuvieron en bautizarse Cap. CCXL1II. C ó m o cesaron las visiones del diablo Cap. C C X L I V . Lo bien que hilaron los indios con ser conquistados Cap. C C X L V . Ha venido tanta riqueza de N u e v a España c o m o del Perú Bernal: Cap. CCVII1. C ó m o los indios de toda la N u e v a España tenían m u chos sacrificios y torpedades, y se los quitamos y les impusimos en las cosas santas de buena dotrina Cap. C C I X . D e c ó m o impusimos en m u y buenas y santas dotrinas a los indios de la Nueva España, y de su conversión y de c ó m o se bautizaron y volvieron a nuestra santa fee, y les enseñamos oficios que se usan en Castilla y a tener y guardar justicia Cap. C C X . De otras cosas y provechos que se han seguido de nuestras ilustres conquistas y trabajos. Las coincidencias n o sorprenden si consideramos que en última instancia Gomara y Bernal tienen el mismo interés en pintar un cuadro p o -
Perú, como es notorio, han ido ¡numerables millares de pesos de oro y plata, en el tiempo que ganamos esta Nueva España no había nombre del Pirú ni estaba descubierto ni se conquistó desde ahí a diez años, y nosotros siempre desde el principio comenzamos a enviar a Su Majestad presentes riquísimos; y por esta cabsa y por otras que diré antepongo a la Nueva España, porque bien sabemos que en las cosas acaescidas del Perú siempre los capitanes y gobernadores y soldados han tenido guerras civiles y todo revuelto en sangres y muertes de muchos soldados bandoleros, porque no han tenido el acato y la obidiencia que son obligados a nuestro rey y señor, y en gran disminución de los naturales. Y en esta Nueva España siempre tenemos y ternemos para siempre jamás el pecho por tierra, como somos obligados a nuestro rey y señor, y pornemos nuestras vidas y haciendas en cualquier cosa que se ofrezca para servir a Su Majestad» (cap. C C X ) .
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sitivo y aun ideal de los efectos de la conquista, a saber, obtener amplias mercedes reales. La única diferencia estriba en el énfasis de a quién se deba la hazaña, si a Cortés o a la totalidad de sus huestes 5 . Pero hay en Bernal una novedad, que es el padre Bartolomé de las Casas. Tres años después de la aparición de la Hispania Victrix, se publica la Brevíssima historia de la destrucción de las Indias (Sevilla, 1555), obra que de un plumazo contradice radicalmente una visión positiva de la conquista que hasta entonces tenía visos de versión oficial, pues con los matices que se quieran incluso los franciscanos c o m o fray Toribio Motolinía, otro gran protector de los indios, la defendían. Bernal se enfrenta en su obra al célebre dominico con no menor pasión polémica, de manera que es él, y no Gomara, el blanco ideológico de su obra6. El caso más egregio de ello es el relativo a la llamada matanza de Cholula, en que Bernal ratifica las versiones de Cortés y Gomara, eximiendo de toda culpa a los españoles, y se enfrenta a la condena enérgica que de ellos había hecho Las Casas: «Aquestas f u e r o n las grandes crueldades que escribe y nunca acaba de d e cir el obispo de Chiapa fray B a r t o l o m é de las Casas, p o r q u e afirma que sin causa ninguna, sino p o r nuestro pasatiempo y p o r q u e se nos e n t o j ó se hizo aquel castigo, y aun dícelo de arte en su libro a quien n o lo vio ni lo sabe q u e les hará creer q u e es ansi aquello e otras crueldades que escribe, siendo t o d o al revés, e n o pasó c o m o lo escribe. M i r e n los religiosos de la O r d e n de Señor Santo D o m i n g o lo que leen en lo que ha escrito, y hallarán ser m u y contrario lo u n o de lo otro» (cap. L X X X V I ) .
3
La comparación revela nuevamente cómo los títulos sucintos e impersonales de Gomara son transformados por Bernal en largos párrafos explicativos en lo que se incluye el autor como parte activa del colectivo protagonista con sus acostumbrados verbos en primera persona del plural. 6 En su segundo viaje a España Bernal fue llamado a declarar en la Junta de Valladolid sobre la cuestión de las encomiendas. Es posible que allí se conocieran ambos, ya que después Bernal escribió tres cartas personales a Las Casas en las que se declara encomendero ejemplar y solicita su intercesión para obtener mejoría. Sólo se ha conservado la tercera carta, que lleva fecha 20 de febrero de 1558, y en ella se queja que de las dos anteriores no ha recibido respuesta. Parece que tampoco ésta la tuvo, lo que sin duda habría aumentado la antipatía de Bernal hacia Las Casas. La carta, c o n s e r v a d a e n el A r c h i v o d e S i m a n c a s (Guatemala,
culares, años 1526-1560),
Cartas y expedientes
está transcrita en Madariaga, 398-401.
de personas se-
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Está claro que las diferencias sustanciales que afectan a la interpretación y sentido de la conquista son con Las Casas y n o con Gomara. En nuestra edición anotada el lector encontrará una puntual discusión de cada una de las numerosas críticas de Bernal a Gomara, y comprobará en ellas que es más el ruido que las nueces. Se trata en su mayoría de c o rrecciones menores y abundan las lecturas defectuosas del original. Lo que es más, en n o pocos casos las críticas aparecen cuando Bernal se está sirviendo a gusto de los datos y juicios que le proporciona su modelo, a quien supuestamente está corrigiendo 7 . Bien pudiera decirse que la verdadera diferencia entre las obras de Gomara y Bernal es cuestión pronominal y de n ú m e r o , pues se trata de una continua y puntillosa reescritura de la conquista de M é x i c o en la que se modifica el sujeto protagonista del singular al plural. Así por ejemplo, el título del cap. L X V de Gomara, Cómo salió Moctezuma a recibir a Cortes, halla eco en el correspondiente de Bernal: Del grande e solerte rescibimiento que nos hizo el gran Montezuma a Cortés y a todos nosotros en la entrada de la gran cibdad de México. La cuestión afecta n o solamente a las acciones guerreras, en las que naturalmente Bernal, sin desmerecer el papel de Cortés, subraya el esfuerzo colectivo de la tropa en su totalidad. Tanto Gomara c o m o los cronistas posteriores resaltan especialmente el b u e n juicio de Cortés en la toma de decisiones de todo tipo c o m o fundamental en la conquista. Bernal insiste hasta la saciedad en que todas las decisiones se tomaban en consejo, tras atender Cortés las razones de sus capitanes y soldados de confianza". En su afán de subrayar este protagonismo colectivo Bernal llega a caer en extremos p o c o creíbles, tales c o m o adjudicar la predicación de las creencias cristianas a u n vago y más que improbable «nosotros» 9 . En definitiva, n o hay acción, pensamiento, plan, proyecto o
7
Para esta cuestión es imprescindible el estudio de R . Iglesia. Ver también R . Lewis. * Véase un ejemplo entre muchos: «acordó nuestro capitán entrar en consejo con ciertos capitanes e algunos soldados que sabía que le tenían buena voluntad —porque demás de ser muy esforzados eran de buen consejo, porque ninguna cosa hacía sin primero tomar sobre ello nuestro parescer—, y fue acordado que... (cap. LXXXIII). 9 En un momento en que Cortés predica a Motecuhzoma, por ejemplo: «e a lo que más le viene a decir de parte de Nuestro Señor Dios es que ya su merced habrá entendido de sus embajadores Tendile e Pitalpitoque e Quintalvor, cuando nos hizo las mercedes de enviarnos la luna y el sol de oro al arenal, cómo les dijimos que éra-
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idea q u e B e r n a l n o a d j u d i q u e a la c o l e c t i v i d a d d e los v e r d a d e r o s c o n quistadores. B e r n a l se sirve d e L ó p e z d e G o m a r a para e s t r u c t u r a r su relato, p e r o el m o d o n a r r a t i v o q u e a d o p t a es p r o p i o y singular. Este se d i s t i n g u e p o r c u a t r o aspectos í n t i m a m e n t e r e l a c i o n a d o s , a saber: el uso d e la m e m o r i a para e v o c a r el p a s a d o ; la p r e s e n c i a d e u n l e c t o r o y e n t e y actual; el estilo oral; y
finalmente
la c o n c i e n c i a n a r r a t i v a del a u t o r .
1. E v o c a c i ó n y m e m o r i a . C o r t é s escribió sus Cartas de relación e n u n t i e m p o m u y c e r c a n o a los h e c h o s q u e d e s c r i b e . G o m a r a d e s c u b r e el p a sado al m o d o q u e lo h a c e el h i s t o r i a d o r a c a d é m i c o d e n u e s t r o s días, elab o r a n d o su t e x t o p a c i e n t e y d e s a p a s i o n a d a m e n t e s o b r e h e c h o s a j e n o s y s i r v i é n d o s e d e f u e n t e s e r u d i t a s . M u y d i f e r e n t e es la p o s i c i ó n d e B e r n a l , q u i e n se acerca los h e c h o s e v o c a n d o el p a s a d o p r o p i o d e s d e la v e j e z , p o r lo q u e su d i s c u r s o se caracteriza p o r la e m o t i v i d a d nostálgica. U n a b r e v e c o m p a r a c i ó n e n t r e tres pasajes s o b r e el m i s m o t e m a n o s da la m e d i d a d e las m a r c a d a s d i f e r e n c i a s e n t r e u n o y o t r o . Se trata d e la m u e r t e h e r o i c a d e C r i s t ó b a l d e O l e a , s o l d a d o d e la g u a r d i a d e C o r t é s q u e d u r a n t e el ased i o d e T e n o c h t i t l á n p e r e c e m i e n t r a s salva la vida d e su c a p i t á n , q u e h a bía sido a p r e s a d o p o r los m e x i c a s . El relato d e C o r t é s , p a r c o y s e n c i l l o c o m o d e b e ser u n i n f o r m e oficial, d e s c r i b e los h e c h o s c o n s o b r i e d a d : «ya m e v e n í a n a ansir ciertos i n d i o s d e los e n e m i g o s , y m e llevaran si n o f u e ra p o r u n c a p i t á n . . . y u n m a n c e b o d e su c o m p a ñ í a , el cual, d e s p u é s d e D i o s , m e d i o la v i d a , y p o r d á r m e l a c o m o v a l i e n t e s o l d a d o p e r d i ó allí la suya» (Cartas, 3 9 6 ) . N i siquiera la e n o r m e t r a s c e n d e n c i a p e r s o n a l del h e c h o para C o r t é s h a c e q u e altere p o r u n m o m e n t o su c o n t e n c i ó n e x p r e siva. G o m a r a r e c r e a la e s c e n a d e m o d o p a r e c i d o , p e r o c o n m á s a g r a d e c i m i e n t o q u e C o r t é s a d u c e el n o m b r e d e s o l d a d o : «lleváranselo s i n o p o r F r a n c i s c o d e O l e a , c r i a d o s u y o , q u e c o r t ó las m a n o s al q u e le t e n í a a s i d o d e u n a c u c h i l l a d a ; al cual m a t a r o n l u e g o allí los c o n t r a r i o s , y así m u r i ó p o r dar vida a su a m o » (cap. C X X X I X ) . Y p o r ú l t i m o B e r n a l : «E al mesmo Cortés le tenían asido e engarrafado para le llevar a sacrificar; e le habían herido en una pierna, e quiso Dios que por su buen esfuerzo e porque le socorrió el mismo valentísimo soldado Cristóbal de Olea, que
mos cristianos e adorábamos a un solo Dios verdadero que se dice Jesucristo» (cap. XC). ¿A quién se refiere Bernal con ese dijimos?.
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fue el que la otra vez de Suchemilco le libró de los mexicanos e le ayudó a cabalgar e salvó a Cortés la vida, e el esforzado Olea q u e d ó allí m u e r t o con los demás que d i c h o tengo. E agora q u e lo estoy escribiendo se m e representa la manera e proposición de la persona de Cristóbal de Olea e de su m u y gran esfuerzo, y aun se m e p o n e tristeza por ser de mi tierra e d e b d o de mis debdos» (cap. C C L I V ) .
T o d o lo emotivo y personal sale a la luz sin ambages, y de este m o d o el discurso histórico de Bernal queda marcado por la especial relación del narrador con los hechos. Los muchos años pasados n o hacen sino intensificar la fuerza de la memoria, pues el tiempo transcurrido exacerba su condición de superviviente. Más que describir, Bernal quiere revivir mentalmente su pasado, recrearlo visualmente en el presente, c o m o él mismo dice refiriéndose al sitio de Tenochtitlán: «que agora que lo estoy escribiendo se me representa todo delante de mis ojos c o m o si ayer f u e ra cuando esto pasó» (cap. LXXXVIII). Esto nos lleva a la siguiente cuestión, que es el destinatario de la crónica bernaldiana. 2. Bernal y el lector. C o m o la VH tiene varios objetivos, la cuestión de para quién escribe Bernal tiene especial relevancia. U n a de las características distintivas de la Crónica de Indias es precisamente su carácter legalista y actual. Los historiadores escriben sobre hechos recientes n o solamente para opinar sobre el pasado sino para influir sobre el presente. En ese sentido no dudamos en afirmar que el lector último de las crónicas n o es otro que el rey, quien al cabo tiene la autoridad para sancionar esa versión de los hechos con las oportunas «mercedes» 10 . Bernal, por supuesto, n o es una excepción. Eso no excluye, sin embargo, que Bernal se dirija al mismo tiempo a un público a n ó n i m o e intemporal, el lector propiamente dicho de una obra histórica, pues el deseo de fama que la obra resalta hasta la saciedad busca un reconocimiento de la posteridad. Ambos, el rey actual y el lector intemporal, son los destinatarios de la VH. Pero además de éstos que pudiéramos llamar lectores externos de la obra, hay otro que podríamos caracterizar c o m o lector interno que sirve de soporte textual a la narración. Bernal tuvo ocasión de «ensayar» su relato muchos años antes de escribirlo, cuando sin duda contaba sus notables aventuras j u n t o a la chimenea o alrededor de una mesa. D e ello hay
111
Tratamos esta cuestión en Delgado, 1993, Introducción.
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claro r e f l e j o e n su o b r a , a la q u e B e r n a l llama i n d i s t i n t a m e n t e relación, historia, relato o plática, y q u e va dirigida a u n o s lectores q u e f r e c u e n t e m e n t e n o la l e e n sino q u e la «oyen». S u presencia es c o n s t a n t e y real, c o m o o c u r r e c u a n d o se narra a l g o de v i v a v o z a u n a u d i t o r i o . D e h e c h o a v e c e s habla del relato c o m o «jornada», v i a j e figurado y narrativo de r e c u e r d o s históricos c o n u n l e c t o r q u e le a c o m p a ñ a " . A estos lectores se dirige c o n s t a n t e m e n t e e n p r i m e r lugar p o r su c o n c i e n c i a d e deleitarlos: «Y porque estarán hartos de oír de tantos indios e indias que hallábamos sacrificados en todos los pueblos y caminos que topábamos pasaré adelante, sin decir de qué manera e qué cosas tenían (cap. X L I V ) . Hartos estarán ya los caballeros que esto leyeren de oír razonamientos y pláticas de nosotros a los tascaltecas y ellos a nosotros. Querría acabar ya, y por fuerza me he de detener en otras cosas que con ellos pasamos.» (cap. LXXVIII) El l e c t o r actúa, pues, c o m o j u e z d e la n a r r a c i ó n y vigila a s i m i s m o q u e ésta siga su curso d e b i d o . B e r n a l , tan a f e c t o a las digresiones de t o d o tipo, d e b e c o n t i n u a m e n t e disculparse ante él, o más s i g n i f i c a t i v a m e n t e ellos, c o m o si se tratase d e u n g r u p o q u e le e s c u c h a , a n t i c i p á n d o s e a sus críticas: «Entonces Alonso de Avila llevó cargo de capitán. C o m o era soberbio e de mala condición, porque un soldado que se decía Alonso Hernando de Villanueva no iba en buena ordenanza le dio un bote de lanza en un brazo que le mancó, y después se llamó Hernando Alonso de Villanueva 'el Manquillo'. Dirán que siempre salgo de orden al mejor tiempo para contar cosas viejas. Dejémoslo y digamos...» (cap. X L V I ) N o se trata d e u n caso aislado. C a d a v e z q u e B e r n a l q u i e r e enfatizar a l g o o realzarlo d e m o d o especial, su discurso se h a c e d i a l é c t i c o . Es d i f í cil, insiste B e r n a l , q u e a l g u i e n n o v e r s a d o e n milicia d e Indias e n t i e n d a la p r e c a u c i ó n c o n q u e s i e m p r e , i n c l u s o c u a n d o n o había aparente p e l i g r o , los c o n q u i s t a d o r e s se hallaban p e r t r e c h a d o s para la batalla. La m a n e ra d e h a c e r l o v e r a sus l e c t o r e s es e n t o n c e s a t e n d e r a su p o s i b l e o b j e c i ó n :
" La compleja casuística de la relación de Bernal con esos lectores actuales, presentes y activos en la narración de los hechos ha sido estudiada por Verónica Cortínez, tesis doctoral inédita (cap. II, 1 «Curiosos lectores»).
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«Dirán agora que para qué tanta diligencia sin ver contrarios guerreros que nos acometiesen. A esto respondo y digo que decía Cortés: 'Mirá, señores compañeros, ya veis que somos pocos. Hemos de estar siempre tan apercebidos y avisados como si agora viésemos venir los contrarios a pelear...'» (cap. LXII). Esa plática o diálogo con sus lectores puede incluso llegar a hacerse una realidad, y el autor es entonces interpelado por ellos sobre su obra. Bernal incorpora ese proceso en su totalidad: «Dejemos esto y digamos una plática que es bien que se declare, porque me dicen muchos curiosos letores que qué es la causa que, pues los verdaderos conquistadores que ganamos la Nueva España y la fuerte y gran cibdad de México, por qué no nos quedamos en ella a poblar y nos veníamos a otras provincias. Digo que tienen mucha razón de lo preguntar e fuera justo. Quiero decir la causa y es ésta que diré» (cap. CLVII). Este resorte narrativo culmina cuando casi al final de su obra Bernal nos sorprende con la aparición de unos lectores críticos concretos, según analizaremos más adelante. En los casos ya citados el lector o lectores son naturalmente anónimos y representan el gusto crítico común, en esa o cualquier época, por un discurso ameno, exento de digresiones y repeticiones enojosas. Son lectores que representan y actúan c o m o los oyentes que a lo largo de los años sin duda escucharon a Bernal, comentando su narración e incluso ocasionalmente objetando a ella con dudas o exigiendo aclaraciones. Lo que importa señalar es la manera en que Bernal controla el material narrativo atento siempre a la efectividad de su relato. Q u i z á la mayor dificultad técnica a la que se enfrentaba Bernal era la ordenación de sucesos simultáneos, que es repetidamente reconocida por el autor. Bernal, como sabemos, se sirve para ello de Gomara, que sabe ordenar los capítulos para ese fin, pero al contrario que aquél, la inseguridad que le viene de la inexperiencia en el oficio le lleva también a explicar su proceder al lector: «Y dejallo he aquí y diré lo que se hizo en el real de Narváez después que se vinieron el Juan Velázquez y el fraile y Juan del Río, y luego volveré a contar lo que hicimos en el nuestro real, porque en un instante acontesce dos y tres cosas, y por fuerza he de dejar las unas para contar lo que más viene a propósito desta relación» (cap. CXVIII).
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Bernal sale tan airoso d e la p r u e b a q u e logra incluso c o n v e r t i r esa d e b i lidad e n u n a r m a , p u e s se a p r o v e c h a d e la i n t e r r u p c i ó n del discurso para crear u n e m o t i v o suspense, d e j a n d o la a c c i ó n in medias res c o m o si d e u n a n o v e l a se tratara. E n la n a r r a c i ó n d e u n a incierta batalla cerca d e Tabasco, p o r e j e m p l o , B e r n a l n o t a la situación a p u r a d a en q u e se e n c u e n t r a el c o n t i n g e n t e c a p i t a n e a d o p o r Francisco d e L u g o , acosado p o r u n a m u l t i t u d de e n e m i g o s . E n ese m o m e n t o decisivo d e c i d e Bernal c a m b i a r de escenario: «Y dejémosle de la manera que he dicho e en gran peligro, y volvamos al capitán Pedro de Alvarado, que paresce ser había andado más de una legua y topó con un estero m u y malo de pasar...» (cap. X X X I I ) N o se trata sólo del p r o c e d i m i e n t o e n sí, sino t a m b i é n de la m a n e r a de presentarlo: «dejémosle... y volvamos», c o n esos p r o n o m b r e s inclusivos Bernal logra la c o m p l i c i d a d del lector. C o m o los j u g l a r e s de Castilla q u e recitaban p o e m a s e historias e n la plaza pública, Bernal n o necesitaba clases d e retórica para c o n s e g u i r u n a efectiva captatio benevolentia' d e su a u d i torio, p o r q u e el l e c t o r es u n c o m p a ñ e r o d e c a m i n o o j o r n a d a al q u e Bernal implica e n su r e c r e a c i ó n o reescenificación d e los h e c h o s . N ó t e s e c ó m o en los e j e m p l o s a d u c i d o s Bernal alterna incluso la n a r r a c i ó n en singular (diré, digo, etc.) c o n la del plural (dejemos, digamos). El e f e c t o q u e c o n s i g u e c o n ello es atraer al l e c t o r al p u n t o d e i n c o r p o r a r l o a su n a r r a c i ó n , h a c i é n d o l e testigo o c u l a r si n o d e los h e c h o s sí de u n a reescenificación narrativa. La l e n g u a d e B e r n a l n o está e x e n t a d e l i m i t a c i o n e s y a u n d e d e f i c i e n cias. P e r o eso n o e x c l u y e q u e la VH sea u n t e x t o n a c i d o c o n v o c a c i ó n literaria. Si su o b j e t i v o h u b i e r a s i d o tan sólo c o n s e g u i r m e r c e d e s reales, la p r e s e n c i a c o n t i n u a y e x i g e n t e del l e c t o r q u e r e q u i e r e u n r e l a t o p l a c e n t e r o y u n a a d e c u a d a o r d e n a c i ó n del m a t e r i a l n a r r a t i v o estaría d e más. Para ser u n a r e l a c i ó n v e r d a d e r a h u b i e r a b a s t a d o c o n escribir u n a d e c l a r a c i ó n al estilo d e la d e A n d r é s d e T a p i a y t a n t o s o t r o s . Para escribir h i s t o ria i n t e m p o r a l h i z o falta m u c h o m á s . 3. La escritura oral. El c é l e b r e c r o n i s t a A n t o n i o d e Solís r e s u m í a algo m a l i c i o s a m e n t e las d e f i c i e n c i a s expresivas d e B e r n a l : « n o se p u e d e n e g a r q u e f u e v a l i e n t e s o l d a d o , y e n el estilo d e su H i s t o r i a se c o n o c e q u e se e x p l i c a b a m e j o r c o n su espada» 1 2 . N a d i e e n aquella é p o c a h u b i e r a d i s e n -
12
(Historia, lib. I, cap. XVIII).
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tido de juicio tal, ni siquiera el propio Bernal, quien n o cesa de manifestar su incapacidad retórica para escribir historia «no tan cumplidamente c o m o convenía y se requiere» (cap. LXXXVIII). Consciente de su debilidad, muy astutamente da la vuelta a la cuestión, postulando que precisamente su estilo llano, el mismo que habla la gente de Castilla, n o solam e n t e es adecuado para expresar la verdad desnuda sino, lo que es más, necesario. E inversamente, la alta retórica de Gomara, que tan grata p u e de resultar al lector, se convierte en disfraz de la historia, útil sólo para encubrir su inautenticidad (ver cita más adelante) 13 . La oralidad de su estilo era entonces el resultado natural y adecuado a los presupuestos del autor. Si Bernal se dirige a un público lector c o m o si fuera un auditorio que le escucha, lógico es que se exprese c o m o tal. La característica más distintiva a este respecto es el uso consciente de la digresión. A u n q u e los lectores actuales apreciemos muchas de las anécdotas y comentarios marginales que nos aporta Bernal, ya que nos da información que en vano buscaremos en otras crónicas, incluso él mismo advierte que con frecuencia se está saliendo del tema principal de su obra y ha caído en una digresión impertinente, reconociéndolo ante el lector: «...y [Cortés) también envió herramientas de minas y ropas ricas para su vestir, y cuatro tazas y jarros de plata de su vajilla y otras joyas de oro, lo cual entregó t o d o a u n hidalgo q u e se decía fulano de Cabrera, q u e fue u n o de los cinco soldados q u e f u e r o n con nosotros en busca de Cortés. Y este Cabrera fue después capitán de Benalcázar, y fue m u y esforzado capitán y estremado h o m b r e p o r su persona, natural de Castilla la Vieja, el cual fue maestre de c a m p o de Vasco N ú ñ e z de Vela e m u r i ó en la misma batalla que m u rió el virrey. Q u i e r o dejar cuentos viejos y quiero decir que...» (cap. CLXXXV)
En su afán por identificar con n o m b r e y apellidos a los protagonistas de cualquier acción, por insignificante que sea, llega Bernal a extremos c o m o éste de dar casi una biografía resumida de un simple soldado que se limita a ser correo ocasional. Y bien sabe que esto es un «cuento vie-
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Por lo demás, la acusación de Bernal a Gomara sobre su «ornato encumbrado» o «razones hermoseadas» son claramente exageradas. Robert Lewis (47), que estudia bien el caso, ve en Bernal una deliberada distorsión del estilo de Gomara paralela a la del contenido. Bernal le acusa de una inexistente retórica subida, ya que el estilo de Gomara es culto pero deliberadamente sencillo.
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jo» fuera de c a m i n o , p e r o aun así n o lo elimina de su discurso. H a c e r tal cosa hubiera sido lo p r o p i o del lenguaje escrito, d o n d e se p u e d e tachar y corregir. Bernal en c a m b i o , a pesar de q u e tacha y e n m i e n d a c o n t i n u a m e n t e el manuscrito, se limita a excusarse ante el lector o cambiar el tema, c o m o si se tratara de una digresión ocurrida en el á m b i t o oral, en su «jornada» d o n d e lo ya d i c h o de viva voz n o tiene e n m i e n d a . U n a f ó r mula m u y repetida a lo largo de la VH consiste en terminar a b r u p t a m e n t e u n elogio de algo a alguien así: «Y dejaré de hablar destas loas, pues n o hacen a nuestra relación» (cap. C X C I ) ; «Dejemos de hablar en los blasones pasados» (cap. C X C I I I ) . N ó t e s e c ó m o el uso del posesivo nuestro y del p r o n o m b r e nosotros realza el vínculo c o n el lector, h a c i é n dole c o a u t o r del relato. Las deficiencias mayores del discurso de Bernal se dan en la c o n s t r u c ción sintáctica. La crítica de Solís sobre las limitaciones expresivas de Bernal son especialmente ciertas en n o p o c o s casos de clara torpeza en la c o n s t r u c c i ó n de períodos sintácticos. C o n frecuencia Bernal c o m i e n z a períodos subordinados excesivamente largos q u e incluso q u e d a n t r u n c a dos sin oración principal. Otras veces se trata de series repetitivas de o r a ciones introducidas p o r como y porque. Se trata, en fin, de una prosa t é c n i c a m e n t e defectuosa, a u n q u e i r ó n i c a m e n t e para el lector actual, a diferencia del de antaño, en el desaliño y desparpajo del autor e n c o n t r a m o s u n valor inapreciable y ú n i c o q u e lo distingue frente a otros cronistas 14 . P e r o j u n t o a estas deficiencias, la prosa de Bernal se caracteriza asim i s m o p o r otras irregularidades magistralmente estudiadas p o r R a f a e l Lapesa. E n p r i m e r lugar, la e n o r m e frecuencia c o n q u e la representación del pasado se expresa en u n peculiar uso de los t i e m p o s verbales. El e m pleo i n t e r m i t e n t e del t i e m p o presente n o es ni d e f e c t o ni f ó r m u l a r e t ó rica c o n v e n i e n t e m e n t e dosificada, c o m o en otros historiadores, sino la expresión de u n pasado irrevocable q u e se evoca vivencialmente desde el presente 1 5 . O t r o t a n t o p u e d e decirse de la alternancia entre el discurso d i recto e indirecto, u n tránsito de ida y vuelta sin advertencia alguna al lector. Lo q u e en c a m b i o es indudable es el a p r o v e c h a m i e n t o expresivo q u e
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Es difícil saber si estas frecuentes irregularidades son privativas de Bernal o bien responden a un fenómeno común del habla de la época. La alternancia de tiempos verbales puede incluso reforzarse adverbialmente, por ejemplo con agora en lugar de entonces: «Y luego comenzó el Montezuma un muy buen parlamento, e dijo... que agora, que nos tiene ya consigo...» (cap. LXXXIX; Lapesa, 75).
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Bernal hace de tal uso. La fluctuación tiene c o m o resultado una vez más la actualización dramática de la escena, de manera que Bernal revive ante su auditorio los discursos y arengas que escuchara en tiempo ya lejano' 6 . Por último, cabe señalar otro efectivo procedimiento de verificación del discurso, que es el uso de indigenismos. Bernal no puede competir con las eruditas explicaciones lingüísticas que sobre el léxico náhuatl aporta Gomara. Pero su larga experiencia le dio u n conocimiento nada desdeñable del vocabulario náhuatl y en menor grado de otras lenguas como la maya o totonaca. La manera de presentar este material es un inciso explicativo breve y simple en la narración, al m o d o que ocurre en el lenguaje oral 17 . C o n una ejemplar economía expresiva Bernal explica al lector sucintamente lo desconocido y exótico, acentuando en cambio lo familiar que para él resulta comer un animal parecido a la serpiente. Dos son los procedimientos en el uso de los indigenismos para expresar la nueva realidad americana 18 : u n o de adaptación, ya sea dando contenido nuevo a voces castellanas (tigre por 'jaguar', lagarto por 'caimán') o bien americanizando su contenido (tortilla, estancia)-, y otro de adopción, que refleja la influencia de las lenguas amerindias en los colonos españoles. Bernal es un maestro en el uso de ambos procedimientos que, aunque comunes en la época, en él se dan con especial relevancia. Lo que en cambio sí es distintivo es el uso personal de los americanismos por su tono familiar y evocador. Bernal selecciona los vocablos que denotan una experiencia repetida, que es su propia vivencia de tantos años en América (Alvar, 38-39). Por ello incorpora no sólo términos nahuas, sino también caribeños. Bernal a veces los explica, c o m o en el ejemplo aducido, o los
"' Puede legítimamente pensarse también en una actualización enfática. Así en uno de los ejemplos aducidos por Lapesa: «y desque vimos los soldados que quello que nos pedía el Diego Velázquez no era justo, le respondimos que lo que decía no lo manda Dios ni el rey, que hiciésemos a los libres esclavos» (cap. I). El presente manda acentúa la intemporalidad del principio de libertad que Bernal quiere destacar como inalienable. " He aquí un ejemplo: «E yendo por nuestras jornadas, como Cortés siempre enviaba adelante corredores del campo a caballo y sueltos peones, alcanzaron dos indios naturales de otro pueblo que estaba adelante por donde habíamos de ir, que venían de caza y cargados un gran león y muchas iguanas —que son hechuras de sierpes chicas, que en estas partes ansí las llaman iguanas, que son muy buenas de comer— y les preguntaron si estaba cerca su pueblo.» (cap. CLXXVII) 18 Esta cuestión ha sido puntualmente estudiada por Manuel Alvar, de quien extraemos sus conclusiones.
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c o l o c a e n parejas s i n ó n i m a s c o n el e q u i v a l e n t e castellano («areito y bailes», «grandes s e ñ o r e s y caciques»). El r e s u l t a d o es u n a l e n g u a q u e sirve e f i c a z m e n t e a la n a r r a c i ó n p o r q u e le o t o r g a u n aire d e v e r a c i d a d , d e a u t e n t i c i d a d p e r s o n a l q u e es lo o p u e s t o al t o n o d e a u t o r i d a d e r u d i t a , o b j e t i v a y d i s t a n t e del h u m a n i s t a G o m a r a . 4. J u s t i f i c a c i ó n y a u t o c r í t i c a . P o r lo visto hasta a q u í t e n e m o s fe d e la c o n c i e n c i a a u t o r i a l d e B e r n a l . D e s d e el cap. X V I I I e n q u e explica la g é nesis d e su o b r a a partir d e G o m a r a , B e r n a l n o deja pasar o c a s i ó n d e dar e x p l i c a c i o n e s a su(s) lector(es) d e t o d o lo r e l a t i v o a su o s a d o i n t e n t o d e escribir historia. T o d o ello c u l m i n a casi al final d e su o b r a c o n el c a p í t u lo C C X I I , q u e es t o d a u n a a p o l o g í a del q u e h a c e r p r o p i o . A n t e s d e e x a m i n a r l o d e b e m o s señalar u n p r e c e d e n t e q u e a u n q u e b r e v e t i e n e m u c h a i m p o r t a n c i a p o r d o s r a z o n e s : la p r i m e r a p o r q u e e n ella a p a r e c e n u n o s l e c t o r e s del t e x t o p l e n a m e n t e i d e n t i f i c a d o s c o m o p e r s o n a s reales q u e d e h e c h o h a n l e í d o (o e s c u c h a d o ) la o b r a ; y la s e g u n d a p o r q u e de ello se d e riva u n a o b j e c i ó n q u e i m p o r t a aclarar. E s c r i b e B e r n a l : «Y antes que pase más adelante quiero decir, por lo que me han preguntado ciertos caballeros m u y curiosos, y aún tienen razón de lo saber, que c ó m o p u e d o yo escrebir en esta relación lo que n o vi, pues estaba en aquella sazón en las conquistas de la Nueva España cuando nuestros procuradores dieron las cartas y recaudos y presentes de oro que llevaban para Su Majestad y tuvieron aquellas contiendas con el obispo de Burgos. A esto digo que nuestros procuradores nos escrebían a los verdaderos conquistadores lo que pasaba... Y esto doy por descargo de lo que m e preguntaban». La o b j e c i ó n es i m p o r t a n t e , p u e s ahí se basa la crítica central d e B e r n a l a G o m a r a . N u e s t r o a u t o r v i e n e a d e c i r q u e a u n q u e la v e r d a d histórica sea hija del t e s t i m o n i o , c o m o n o es p o s i b l e a n a d i e h a b e r sido testigo d e vista d e t o d o s los a c o n t e c i m i e n t o s p e r t i n e n t e s a la c o n q u i s t a , p o r f u e r z a h a b r á q u e r e c u r r i r e n a l g ú n caso a f u e n t e s s e c u n d a r i a s . U n a vez m á s c o m p r o b a m o s la seria a t e n c i ó n q u e B e r n a l presta a su o f i c i o . P e r o el caso, c o n ser i m p o r t a n t e , es s ó l o u n p r e l u d i o del c a p í t u l o C C X I I , q u e c o n s t i t u y e t o d a u n a d e c l a r a c i ó n literaria. S o r p r e n d e q u e los críticos d e C e r v a n t e s y d e B e r n a l D í a z n o h a y a n e s t u d i a d o las similaridades e n t r e a m b o s a u t o r e s . Se ha d e s t a c a d o c o m o f e n ó m e n o ú n i c o , y p o r e n d e sin p r e c e d e n t e s , q u e El Quijote es la ú n i c a n o vela q u e c o n t i e n e u n a crítica literaria d e sí m i s m a . Ello es p o s i b l e p o r q u e e n la S e g u n d a P a r t e D o n Q u i j o t e e n c u e n t r a p e r s o n a j e s c o m o el b a c h i l l e r
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Sansón Carrasco que, al haber leído la Primera, dan cuenta al ilustre caballero andante de lo q u e él y otros piensan tanto del personaje c o m o de la obra. Pues bien, mutatis mutandi he aquí q u e m u c h o antes q u e C e r v a n t e s nuestro Bernal p o r propia cuenta utiliza u n p r o c e d i m i e n t o similar para un fin q u e también es autojustificador. El capítulo comienza así: «Como acabé de sacar en limpio esta mi relación, me rogaron dos licenciados que se la emprestase por dos días para saber muy por estenso las cosas que pasamos en las conquistas de México y Nueva España y ver en qué diferían lo que tienen escrito los coronistas Gomara y el dotor Illescas acerca de los heroicos hechos y hazañas que hecimos en compañía del valeroso marqués Cortés, y yo les presté un borrador. Parecióme que de varones sabios siempre se pega algo de su ciencia a los idiotas sin letras como yo soy, y les dije que no enmendasen cosa ninguna, porque todo lo que yo escribo es muy verdadero. Y desque lo hobieron visto y leído, dijo uno de ellos, que era muy retórico y tal presunción tiene de sí mismo, después de sublimar y alabar la gran memoria que tuve para no se me olvidar cosa ninguna de todo lo que pasamos desque venimos a la Nueva España desde el año diez y siete hasta el sesenta y ocho; y dijo, en cuanto a la retórica, que va según nuestro común hablar de Castilla la Vieja, y que en estos tiempos se tiene por más agradable, porque no van razones hermoseadas ni policía dorada que suelen poner los que han escripto, sino todo a las buenas llanas, y que debajo desta verdad se encierra todo bien hablar; y que le parece que me alabo mucho en lo de las batallas y guerras que me hallé y servicios que he hecho a Su Majestad, y que otras personas los habían de decir que no yo; y también que para dar más crédito a lo que escribo diese testigos, como suelen poner y alegar los coronistas que aprueban con otros libros de cosas pasadas lo que de ello han dicho otras personas que lo vieron, e no decir secamente esto hice o tal me acaesció, porque yo no soy testigo de mí mesmo. A esto se puede responder...» (cap. CCXII). N ó t e s e q u e en este caso Bernal s o m e t e a j u i c i o crítico su obra escrita ya terminada. Además los lectores q u e d a n sin identificar, p e r o lo q u e i m porta n o son sus n o m b r e s concretos sino su c o n d i c i ó n de licenciados, es decir lectores cultos c o m o G o m a r a q u e sin d u d a van a descalificar la obra de Bernal. Anticipándose a sus críticas, q u e representan al tipo de lector real q u e tendría la VH en caso de publicarse (¿quién si n o la compraría y leería?), el capítulo es toda una defensa a priori hecha c o n una gran astucia. Adviértase q u e Bernal m e n c i o n a dos importantes objeciones, la v a nidad de hablar de sí m i s m o y la falta de otros testimonios q u e r e f r e n d e n
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su relato. Pero lo que revela una sagaz inteligencia es que los dos retóricos licenciados de paso alaben, según él, no sólo su memoria, hecho que nadie negaría, sino además el estilo bajo con que está escrita la obra. Por el juicio que ya conocemos del cronista Solís ya conocemos lo improbable de tal elogio, pero no por eso tildemos de descabellada la opinión de Bernal. D e alguna manera hubieron de llegarle ecos de la tendencia estilística que desde humanistas c o m o Juan de Valdés hasta Cervantes mostraba su preferencia por un estilo llano y claro, contra toda afectación. Bernal no dejó pasar la ocasión y se permite un autoelogio c o m o si su estilo fuera la opción elegida y oportuna al caso. N o era en realidad así, naturalmente, ya que una cosa es el estilo llano y otra muy diferente su prosa defectuosa y parlanchína, pero emitiendo un juicio en apariencia exterior y cualificado neutraliza las posibles críticas al respecto. En cuanto a las dos objeciones, también encuentra recursos para contrarrestarlas. A la falta de referencias arguye Bernal que puede aportar documentos de Cortés, el virrey, etc. que atestigüen la veracidad de sus palabras. Es una defensa a medias, pues absurdo sería que el lector de una obra histórica tuviera que procurar la documentación en vez del autor. Aun así, Bernal sabe siempre sacar partido de la debilidad, y aprovecha la ocasión para cansar al lector con un impertinente memorial de todas y cada una de sus participaciones en batallas, lo que después de todo es pertinente para su otro fin que es procurar mercedes reales. Más interesante, desde el punto de vista textual, es su respuesta a la otra cuestión, íntimamente relacionada con la anterior, de que no aportase otros testimonios de crónicas que hablen de sus hechos o de su participación en hechos históricos. A ello arguye lo siguiente: «Y volviendo a la plática que me dijo el licenciado a quien hube prestado mi borrador que para qué me alababa tanto de mis conquistas, a esto digo que hay cosas que no es bien de que los hombres se alaben a sí mesmos, sino sus vecinos suelen decir las virtudes y bondades que hay en las personas que las tienen; y también digo que los que no lo saben ni vieron ni entendieron ni se hallaron en ello, en especial cosas de guerras y batallas y tomas de cibdades, ¿cómo lo pueden loar y escrebir, sino solamente los capitanes y soldados que se hallaron en las tales guerras juntamente con nosotros? Y a esta causa lo puedo decir tantas veces y aun me jatancio dello. Si yo quitase su honor y estado a otros valerosos soldados que se hallaron en las misma guerras y lo atribuyese a mi persona, mal hecho sería y temían razón de ser reprehendido, mas digo la verdad y lo atestiguan Su Majestad y su virrey e marqués y testigos y probanzas tenidas, y la misma relación da testimonio de-
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lio, ¿por qué no lo diré? Y aun con letras de oro había de estar escripto. ¿Quisieran que lo digan las nubes o los pájaros que en aquellos tiempos pasaron por alto? ¿Y quísolo escrebir Gomara ni Illescas ni Cortés cuando escribía a Su Majestad? Lo que veo destos escritos y en sus coránicas solamente es alabanza de Cortés, y callan y encubren nuestras ilustres y famosas hazañas... .- (id.). C o n firmeza y c o n v i c c i ó n Bernal e x p o n e de n u e v o la justificación central de su obra q u e ya c o n o c e m o s , q u e es la tesis de la fama c o m p a r tida, p e r o al m i s m o t i e m p o d e f e n d i é n d o s e de la acusación d e vanidad i m propia. El cap. C C X I I es u n eficaz y n o v e d o s o artificio para elaborar u n a verdadera apología de la obra c o n la q u e Bernal justifica criticamente t a n to el p u n t o de vista del a u t o r c o m o sus m o t i v a c i o n e s y p r o c e d i m i e n t o s . E n conclusión, la gran obra de Bernal Díaz, proyectada en u n principio c o m o h u m i l d e relación de méritos, crece y se desarrolla t o m a n d o c o m o estructura narrativa la Historia de G o m a r a con la intención de reescribirla. Desprovisto de los resortes narrativos cultos de su m o d e l o , Bernal echa m a n o del relato oral para ganar en intensidad emotiva, recreando, j u z g a n d o y c o m e n t a n d o los hechos desde una perspectiva intensamente personal.
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B. LAS C R Ó N I C A S DE INDIAS Y EL R E F E R E N T E REAL AMERICANO
LO A M E R I C A N O Y LO A F R I C A N O E N LAS C R Ó N I C A S D E INDIAS: A L G U N O S EJEMPLOS
Miguel Ángel de Bunes Ibarra
CSIC, Madrid
1 . E L C O N T E X T O M E D I T E R R Á N E O DE INFLUENCIA DE LAS C R Ó N I C A S DE INDIAS
Aunque el título de la presente comunicación puede resultar extraño dentro de un congreso específico dedicado a los «problemas de lectura e interpretación de crónicas de Indias», sin embargo, es adecuado para situar el contexto cultural en el que se redactan muchos de estos textos 1 . Con demasiada frecuencia se olvida que la llegada al Nuevo Mundo y la expansión de los españoles y portugueses por el Viejo coinciden cronológicamente, por lo que descripción de ambos espacios se realiza al unísono 2 . En la actualidad se deslindan los dos campos de acción de la política extraeuropea de la Monarquía como si fueran realidades divergentes, considerando que una de ellas es superior a la otra, cuando en la mentalidad de los hombres que las emprenden tienen la misma consideración. El descubrimiento de América y los problemas internos en las posesiones de la Monarquía en Europa son las razones que se esgrimen para justificar el abandono del proceso de expansión por el Magreb y el olvido del
1 Este era un tema no estudiado hasta la aparición de algunos artículos de R . Ricard, y la reciente publicación de la introducción de Resines, 2002, pp. 11-150, en la que se comparan los métodos de evangelización en América con los moriscos españoles en el siglo xvi, así como en varios trabajos de Fermín del Pino. 2
160.
Bunes, 1985, pp. 2 2 5 - 2 3 5 . Bunes, 1989, pp. 9 0 1 - 9 0 7 . Bunes, 1992, pp. 147-
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«ideal de Cruzada» para recuperar Jerusalén, aunque esto n o impide que las crónicas y los relatos de las empresas africanas fueran m u y abundantes a lo largo de la Edad Moderna. En la Francia de los siglos xvi y xvn se publicaron más obras sobre el Imperio O t o m a n o , Persia y el Magreb que sobre el N u e v o M u n d o 3 . El Islam era una amenaza que atañía a toda la Cristiandad, mientras que los logros de la exploración de las tierras descubiertas al otro lado del Atlántico era una empresa reservada exclusivamente a los castellanos. La novedad y lo extraordinario de las noticias que llegaban a España e Italia sobre las cosas nuevas del continente american o quedaban relegadas a un segundo término ante el miedo que despertaban en el occidente las nuevas campañas de los sultanes de la Sublime Puerta y el excesivo poder que se estaba concentrando en Estambul. Además de este motivo, la lucha contra el Islam seguía siendo para la mentalidad de los hombres de la Edad M o d e r n a una de las empresas más memorables que se podía emprender, idea que se mantiene entre los subditos de la Monarquía que pueblan las ciudades americanas. Los o t o m a nos son los enemigos de la religión y de las maneras de organización de las repúblicas de Occidente, por lo que resulta imprescindible describirlos e identificarlos c o m o una de las señas de identidad de la inclusión en el grupo h u m a n o y creencial concreto. Ello explica que la publicación de textos sobre sucesos mediterráneos sea m u y c o m ú n en las imprentas a m e ricanas, así c o m o la recaudación de innumerables limosnas para redimir cautivos en Berbería 4 . En el caso español, en concreto, la defensa de la religión católica ante la amenaza de los infieles es una de las señas de identidad de la nación y de la Monarquía, c o m o muestra su activa política de conquista en el M a g r e b y su oposición armada en el Mediterráneo, por lo que describir estas empresas es reafirmar el vínculo de pertenencia a una cultura y una civilización específica. Lo que resulta más sorprendente es que la mayor parte de los cronistas que refieren los acontecimientos que acaecen en América en la primera mitad del siglo xvi son hombres que han escrito y estado realmente preocupados por los sucesos de la política mediterránea de Carlos V y Felipe II. Este es el caso de Francisco López de Gomara, Pedro Mártir de Anglería, Juan Cristóbal Calvete de Estrella, Antonio de Herrera y Tordesillas o Juan Ginés de Sepúlveda, por referir exclusivamente los cro-
Elliot, 1972, pp.20-21. -1 Friedman, 1983.
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nistas más conocidos. T o d o s ellos son autores q u e realizan compilaciones y tratados de los sucesos que acaecen en las dos áreas de expansión de la M o n a r q u í a Hispánica en los dos primeros siglos de la Edad M o d e r n a . Autores y personajes q u e h o y en día se identifican íntegramente c o n la empresa americana, c o m o es el caso de H e r n á n Cortés, Gonzalo Fernández de O v i e d o o B a r t o l o m é de las Casas 5 , estuvieron presentes en acontecimientos africanos o se p r e o c u p a r o n p o r referir la evolución política de las tierras del o t r o lado del Estrecho de Gibraltar. D e s d e la o c u p a ción de la ciudad de Melilla c o n las naves destinadas a realizar el tercer viaj e de Cristobal C o l ó n 6 es f r e c u e n t e encontrarse personas q u e intervienen en las dos empresas exteriores de la C o r o n a c o n la misma intensidad 7 , n o haciendo distinciones entre la importancia de una sobre la otra: «... dejó los aplausos que le facilitaban su ciencias; y pasando a Filipinas, son muy sabidos los progresos en la predicación evangélica, sacrificando sus vidas los dos hermanos, uno en América y otro en África, en propagar la ley verdadera y en quitar la vida a quien la niega»8, así c o m o la inclusión de algunas de las empresas más importantes de la historia del M e d i t e r r á n e o , c o m o es el caso de los fracasos en la isla de Djerba, c o m o e l e m e n t o s de referencia de textos estrictamente a m e r i c a nos. El tema africano, o más b i e n habría q u e referirlo c o m o islámico, n o ha sido estudiado de una m a n e r a sistemática p o r la historiografía p o s t e rior al creer q u e estaban r e s e ñ a n d o una cuestión s u f i c i e n t e m e n t e c o n o cida 9 . Sin e m b a r g o , el esfuerzo editorial q u e realiza la Colección de Libros Raros y Curiosos se fija t a n t o en textos americanos c o m o magrebíes, incid i e n d o en la importancia de ambas empresas en la c o n f o r m a c i ó n de los caracteres de los españoles de la E d a d M o d e r n a . Se c o n t r a p o n e , de esta manera, u n tema inédito y n o v e d o s o , c o m o es el N u e v o M u n d o , c o n o t r o sabido y que p e r t e n e c e al acerbo cultural de los europeos, c o m o es el caso africano.
5 6 7 8 9
Pérez Fernández, 1989. Gutiérrez Cruz, 2000. Contreras, 1956, pp. 1-149. Narváez Pacheco, 1896, pp. 432-433. Bunes, 1989.
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Evidentemente, aceptar esta afirmación supone reconocer una verdad a medias, c o m o es el conocimiento del m u n d o islámico por parte de los escritores del R e n a c i m i e n t o español. O t r o de los autores que está presente en el ambiente cultural del Emperador y que p o n e el acento en la importancia de la empresa americana, Pedro Mexía, comienza su vademécum sobre los conocimientos de su época dedicando dos silvas c o m pletas a la historia de M a h o m a y los O t o m a n o s , imbricando ambos a c o n tecimientos con la historia de la ciudad de Constantinopla' 0 . Esta descripción, basada en el acopio de información usual en la España del m o m e n t o , se encuentra en las primeras partes de su obra, dejando constancia de la importancia de esta cuestión en el panorama intelectual y de las preocupaciones del m o m e n t o . Al mismo tiempo que muestra las enormes lagunas cognoscitivas q u e existían con respecto a los m u s u l m a nes. Importancia e ignorancia iban a la par durante buena parte de estos siglos, así c o m o la incapacidad de las mentes de entender los procesos culturales y religiosos que se están c o n f o r m a n d o en la otra orilla del Mediterráneo. El pensamiento español, y en general el europeo, podía referir los errores doctrinales del Islam y las particularidades genéricas de sus practicantes, pero era u n completo ignorante en lo referente a las características físicas y geográficas del conglomerado de tierras y pueblos que son definidos con turcos, árabes, mogoles, beréberes o moros. El descubrim i e n t o preciso de este espacio geográfico y h u m a n o corresponde a los siglos xvm y xix, con independencia de que en el siglo xvi se recurra constantemente a Estrabón, Plinio el Viejo o P t o l o m e o para enmarcarlos dentro de la historia heredada de la antigüedad. Los derroteros y los relatos de cautivos y viajeros les permiten referir las peculiaridades de las costas y la personalidad de los habitantes de las ciudades más importantes de Berbería y Turquía, pero difícilmente se sobrepasa los límites que d e paran estos datos. El recurso a la tradición para identificar al Islam que describen estos autores, tanto en sus tierras c o m o en sus hombres, crea u n marco y una representación tan artificial c o m o el retrato de los h o m bres que la defienden, ya que está repleta de ideas preconcebidas y de prejuicios culturales y morales. E n la mayor parte de las descripciones de las crónicas de Indias, y en general de la literatura del siglo xvi, las descripciones de los espacios ig-
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Mexía, silva I.
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notos se realiza desde la consideración de la superioridad religiosa y técnica de los españoles sobre las poblaciones sometidas. Sin embargo, la desaparición del mundo que observaron los primeros occidentales que arriban al otro lado del Atlántico conlleva que se intente recuperar parte de lo perdido, de parte de las personas que aún recuerdan los caracteres originales de este espacio nuevo. Este proceso de comprensión y de reconocimiento de lo distinto nunca se produjo dentro del espacio político de los europeos hacia el Islam, por lo que imposibilita completamente la crítica de unas ideas y maneras que se consideraban absolutas. El enfrentamiento religioso entre los credos monoteístas de vocación universalista impedía que se descendiera al reconocimiento del otro como un igual, e incluso a la percepción de que muchas de sus maneras y formas no estaban inspiradas por la religión. Elliot se lamentaba del excesivo peso que representó la antigüedad, entendida como «autoritas», para las primeras descripciones de América. Este lamento en el caso de los continentes africanos y asiáticos controlados por los musulmanes es m u cho mayor ya que, además de la tradición greco-romana, al caso musulmán hay que añadir todo el peso de los textos bíblicos que se refieren a estos territorios y sus gentes, así como la larga lista de apologistas y escritores de polémica religiosa que se han detenido en desmontar las creencias del viejo adversario religioso y militar del Viejo Mundo. Ni siquiera cuando acceden de una manera directa a los conocimientos científicos y geográficos de los musulmanes, por medio de la obra geográfica de Juan León el Africano", alteran sus categorías mentales y sus taxonomías descriptivas, ya que aceptar las nuevas nociones supone romper con algunas de las consideraciones que proceden de los datos y los escritos de la antigüedad. Además de estas cuestiones, que también se pueden encontrar en las crónicas de Indias, en la descripción del mundo musulmán tiene una gran importancia el carácter eminentemente político de la mayor parte de los textos de los siglos xvi y XVII que conservamos referentes a temas islámicos. Sobre las tierras en que se extiende el dominio de los otomanos o las posesiones de los sultanes sa'díes existen reclamaciones jurídicas que legitiman cualquier tipo de aventura militar por las mismas. Las personas que las habitan ocupan un espacio que pertenecía a los europeos por cul-
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1550.
León Africano, Descripción de Africa y de las cosas notables que en ella se encuentran,
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tura y tradición, además de por cuestiones religiosas. La legitimidad de la empresa americana proviene de la concesión de los justos títulos de dominio a los monarcas españoles, además de los tratados de partición entre España y Portugal, mientras que en África y el Asia la guerra se puede declarar en cualquier momento, sin necesidad de mediar permisos legales ni jurídicos. Esta razón explica que los mismos autores que están refiriendo la novedad de las tierras recién descubiertas en América no se aventuren a formular ningún tipo de idea semejante para los espacios y los hombres bajo el dominio del sultán de Estambul. Afirmar que nos encontramos ante algo nuevo y diferente supone cuestionar gran parte de los fundamentos en los que se basan las ideas imperantes sobre la guerra justa contra los musulmanes. Fijar la diferencia era limar la legitimidad de unas conquistas que se argumentaban en la idea de restituir este espacio a sus señores naturales. El Islam, según este planteamiento, es una religión que ha roto la historia del Viejo Mundo, por lo que una de las obligaciones de sus gobernantes es devolver su antigua configuración, idea que se debe entender tanto desde el punto de vista político como del religioso.
2 . EL CASO DE FRANCISCO LÓPEZ DE G Ó M A R A
Todo este prólogo sirve para enmarcar la edición de un manuscrito inédito y desconocido de Francisco López de Gómara, ya que muchas de las peculiaridades de esta obra se encuentran dentro de estas corrientes de pensamiento en boga en este momento. Sobre la vida y circunstancias personales del autor contamos en la actualidad con los trabajos de Robert Lewis12 y Nora Edith Jiménez 13 , por lo que comenzamos a conocer adecuadamente la trayectoria vital. Reconstruyendo su peripecia vital por los datos aportados por los dos investigadores gomarianos tenemos la imagen de un escritor que estuvo siempre pretendiendo alcanzar puestos y entrar dentro de algunos de los círculos de poder y mecenazgo más importantes del momento en España e Italia, pero que sin embargo no tuvo éxito en ninguna de sus empresas, como tampoco en la edición de sus textos. Gómara se codea con los hombres más importantes del Renacimiento es-
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Lewis, 1983. Lewis, 1984. Jiménez, 2001.
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pañol de la época del Emperador, pero n o logra alcanzar el éxito en ning u n o de estos circuios humanistas. Su paso por el colegio español en Bolonia se produce ocupando cargos de segunda importancia dentro de la organización interior del mismo y se integra dentro de la amplia corte veneciana que rodea a Diego Hurtado de Mendoza, aunque n o logra ser u n o de sus íntimos. Pasa varios años siguiendo los pasos de la corte del Emperador Carlos V buscando ser cronista oficial, recogiendo todos los datos que están a su alcance para escribir una futura historia del reinado del Emperador, pero vez tras vez el n o m b r a m i e n t o de este cargo recae en personas cercanas y conocidas que le impiden alcanzar su gran deseo. D e la obra gomariana queda inédita a su muerte la mayor parte de sus escritos: Los anales del Emperador Carlos V, editado por Merriman en 1912, que son los apuntes para escribir la historia general de su reinado cuando f u e ra recompensado con el título de cronista imperial, cargo que n o se le concedió nunca; la Crónica de los muy nombrados Oruch y Jaraídin Barbarroja, impreso por primera vez por el Memorial Histórico Español, edición de que se han vuelto a realizar varias ediciones de divulgación sin ningún aparato crítico y que n o superan en ningún caso esta primera edición. El manuscrito original, conservado en la Biblioteca Nacional de Madrid, es un volumen que está preparado para entrar en imprenta, carente de la aprobación real y de la censura eclesiástica, c o m o era lógico por el sesgo que tienen algunos de los pasajes del relato. Y, por último, las Guerras de Mar del Emperador Carlos V, editada por la Comisión estatal para la c o n memoración de los Centenarios de Felipe II y Carlos V en el año 2000. Dejando a u n lado la Historia de Indias y Conquista de México, obra más conocida para los integrantes en el presente congreso, los otros tres textos tienen en c o m ú n con la anterior los enormes problemas para identificar sus fuentes de información y la intencionalidad última de Francisco López de Gomara. En contra de lo que se pudiera pensar en u n m o m e n t o determinado, la Crónica de los Barbarroja n o es u n resumen de las Guerras de Mar, sino que es u n texto que tiene m u c h o s capítulos exnovo, con diferencias evidentes en el tratamiento de los personajes entre los dos relatos. Por mencionar simplemente la que p u e d e resultar más interesante para los americanistas, en el segundo de los textos la participación de Cortés dentro de la fracasada expedición de Argel de 1541 es completamente silenciada, salvo su opinión contraria a dejar las tierras africanas sin haber atacado las posiciones enemigas, mientras que en la primera aparece como una de las figuras más importantes de estos acontecimientos, refiriendo la pérdida de una e n o r m e esmeralda en el embarque forzado de
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la expedición. En el texto indiano y en la biografía de los corsarios argelinos las opiniones de Cortés tienen un enorme peso en los acontecimientos, planteamiento que es corroborado por el propio Gomara al referir que estuvo presente en los hechos, mientras que en la presente crónica exclusivamente se menciona su opinión contraria al embarque precipitado de la expedición. La edición de las Guerras de mar... se basa en el manuscrito de la Biblioteca Nacional de Madrid signatura 17.498, que perteneció al f o n do legado por Pascual Gayangos. Después de revisar la documentación que acompaña a esta donación no hemos encontrado el lugar de compra del presente texto, aunque por la signatura puede ser alguno de los que adquirió en Londres. El Compendio es una copia del manuscrito original realizado por un amanuense a los pocos años de la muerte de Francisco López de Gomara. Las Guerras de mar fue un texto trabajado, revisado y reelaborado continuamente a lo largo de la vida del cronista (1511-1559). López de Gomara habla de esta obra en el resto de sus manuscritos, y por las noticias que nos suministra va ampliando sus contenidos hasta casi la fecha de su muerte. El original, así c o m o varios borradores anteriores, se encontraba en su casa cuando el escribano de Soria, Martín García, se desplaza a la misma buscando todos los papeles tocantes a las Indias que pudiera tener el eclesiástico. Según la información suministrada por el citado escribano, sabemos que fue revisado por Ginés de Sepúlveda, y en vida de su autor se intentó publicar con el respaldo de Jerónimo Zurita, objetivo que nuevamente no logró. Su versión definitiva se encontraba acompañada de varios textos previos que aún los conservaba a su muerte, así c o m o un volumen manuscrito en el que une «las empresas navales y de cosas de Indias», y una traducción de parte de su crónica de Méjico al latín 14 . Sin duda alguna, es el texto del que se muestra más orgulloso el propio Francisco López de Gomara ya que es mencionado en el resto de sus libros y corregido repetidamente, c o m o muestra que existan referencias a Felipe II c o m o rey, título que le corresponde después de 1556, y a su padre c o m o Emperador, lo que muestra el celo en actualizar y pulir su redacción por parte del religioso de Gormaz. El primer gran problema que nos encontramos a la hora de editar este manuscrito es que no es la redacción original de López de Gomara, sino un
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Lewis, 1984, p. 77.
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compendio de los episodios que narra realizado por un amanuense, que la fecha el 9 de octubre de 1560. Tiene 156 folios, numerados del 21 al 177. El copista ha resumido el contenido de los primeros capítulos, tarea que afecta exclusivamente a los 4 primeros folios del citado texto, en los que se suele incluir las fórmulas «Dize que» o «También dize», para desaparecer completamente este tipo de referencias desde el folio número 26. El texto posee anotaciones marginales de mano diferente al amanuense en los folios 23v, 25r, 34v, 150r, 164r, 165v y 174v, que intentan aclarar algún pasaje o refieren grafías divergentes a las del texto para algún personaje en concreto, todas ellas de letras del siglo xvi; salvo la que se encuentra en el folio 154v, que ha sido realizada con letra que se puede fechar en el XVIII. Se han mutilado los primeros capítulos, resumiéndolos en su contenido o, simplemente, enunciando las disquisiciones del autor; al final del manuscrito, han desaparecido el texto de los capítulos, aunque ha mantenido el copista el encabezamiento de los apartados, referentes a la pérdida de Bugía, acciones de Dragut y un cerco a Orán, terminando con un capítulo dedicado «a la artillería», que se debería encontrar al principio del texto y un episodio a una batalla naval de Luis de Requesen que debería estar en los primeros capítulos, al ser un episodio del año 1520. Salvo estas excepciones, el texto mantiene una descripción cronológica casi perfecta. Dado el carácter de exaltación de las victorias españolas, se han incluido varios episodios propios de la guerra en Italia en los primeros años del gobierno del Emperador que no tienen nada que ver con la guerra contra el infiel y los sucesos marítimos descritos, pero que sin embargo refuerzan el valor de las empresas militares españolas que han empleado la marina como arma auxiliar. Sin embargo, se puede asegurar que el amanuense respeta la mayor parte de los contenidos por la comparación de las noticias de Gomara con las de fray Prudencio de Sandoval en su Historia de la vida y hechos del emperador Carlos Quinto, Valladolid, 1 6 0 4 -
1606; autor que plagia íntegramente el texto de Gomara, incluso sus errores ortográficos, como por ejemplo se demuestra cuando refiere la toma de Túnez cuando se está refiriendo a la ciudad de Tenez. El mayor problema que representa esta compilación es la mutilación de los primeros capítulos en los que Francisco López de Gomara planteaba su manera de hacer historia y las intenciones que tiene. Capítulos que refieren nociones básicas sobre la navegación, las galeras, los caracteres de la guerra y, por referir sólo un ejemplo más, «cuán antiguo es que los sacerdotes escriban historias». Al resumir estas páginas el amanuense nos ha quitado parte de las concepciones que tenía Francisco López de Gomara
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sobre la navegación de su t i e m p o , al ser este tema el mayoritario en estos capítulos, y, sobre t o d o , la justificación q u e da a q u e u n religioso se c e n tre en el tema del análisis de la guerra. El c o n o c i m i e n t o de esta f u e n t e , así c o m o la lectura del resto de las obras n o impresas en vida, p e r m i t e n e n t e n d e r m e j o r la mentalidad y las maneras de trabajar de nuestro autor. E n la crónica de los Barbarroja nos ofrece una parte, ya q u e en ella se muestra más explícito sobre sus i n t e n ciones y finalidades q u e en su texto indiano. E n principio, t a n t o p o r la temática c o m o p o r las intenciones del clérigo de G o r m a z , se n o t a claram e n t e q u e Francisco L ó p e z de G o m a r a lo q u e p r e t e n d e es seguir la estela de J u a n Ginés de Sepúlveda, autor al q u e le u n i ó una f u e r t e amistad y al q u e profesa e n o r m e admiración. Este t e x t o f u e redactado c o n posterioridad a su Historia de Indias y Conquista de México, c o m o refiere él m i s m o en la dedicatoria al E m p e r a d o r de la edición de Valladolid de 1552. D e o t r o lado, la i n t e n c i ó n del religioso es intentar demostrar las falsedades sobre los h e c h o s protagonizados p o r los españoles q u e se e n c u e n t r a n en la Historiarum sui temporis, de Paulo J o v i o , texto q u e aparece publicad o en Florencia entre 1552 y 1554.: «... parte por la inclinación que tenía a la historia, parte por manifestar a los extranjeros las cosas que nuestra nación ha pasado con los moros y turcos y cristianos dignas de memoria. Principalmente viendo que los italianos hacen poca memoria de las cosas que los nuestros han hecho por mar contra moros en Mazalquivir, Orán, Bugía, Tripol, Jelbes, Quequenes y otros lugares de Berbería, y que lo mesmo es de las cosas entre los moros y los Barbarrojas, de los cuales hablan poco y mal, por no las saber, y questo se muestra en poner mal los nombres de lugares, linajes y personas según se ve en Pietro Bembo, Paulo Jovio y en Amoldo Ferronio. Item, que es bien hazer memoria de la santa intención que los reyes y hombres de España han tenido en guerras contra infieles con gastos increíbles y muertes y cautiverios que infinitas personas han padescido como mártires. Dize también, que se maravilla no aver nadie escrito apartadamente las batallas de mar.» A la luz de este m a n u s c r i t o q u e d a claro q u e López d e G o m a r a tiene u n plan claro en toda su p r o d u c c i ó n historiográfica: referir las grandes empresas protagonizadas p o r los españoles en América p o r m e d i o de las conquistas de Cortés, alabar la política imperial de Carlos V p r o m o v i d a p o r militares y soldados de origen español, realizar una vida de u n m i l i tar ilustre, q u e en este caso es el o t o m a n o H a y r e d d i n Barbaros Pa