Las naciones oscuras: Una historia del Tercer Mundo 8499421415, 9788499421414

«El Tercer Mundo está ahora frente a Europa como una masa colosal cuyo proyecto debe ser tratar de resolver los problema

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Spanish Pages 512 [520] Year 2012

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Las naciones oscuras: Una historia del Tercer Mundo
 8499421415, 9788499421414

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UnY pnAS[lD es profesor de Historia de Asia del Sur y de Estudios lnternacionales en el Trinity College (Connecticut, EE. UU.), asicomo encargado de la C6tedra de George y Martha Kellner. Reconocido especialista en la zona, conferenciante y articulista, sus reflexiones aparecen con regularidad en Z Magazine, Color Lines Magazine, asi como en los peri6dicos digitales ZNET y Counter Punch. Miembro del consejo editorial de Amerasia Journaly Left History, este libro, Las na-

ciones oscuras, fue galardonado como el mejor ensayo de 2008 por la Asociaci6n de escritores Asi5ticos Americanos y Premio Muzaffar Ahmed

en 2009. Entre sus libros destacan Ihe Karma of Brown Folk (2000) y Everybody was Kung Fu Fishtins (2002).

Diseffo de la cubierta: Pau Santanach Fotografia de cubierta: @ Getty lmages

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Las naciones oscuras

ATALAYA

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VIJAY PRASHAD

Las naciones OSCUTAS Una historia del Tercer Mundo rnenuccr6N

DE ATBINo sANTos MoseuERA

le EDICIONES PENINSULA BARCELONA

Tinrlo original ingl6s: @

Tbe Darker Nations

Vijay Prashad, zooT

Queda rigu.rosamente prohibida sin autorizaci6n por escrito del editor cudquier forma de reproducci6n, distribuci6n, comunicaci6n priblica o transformaci6n de esta obra, que serd sometida a las sanciones establecidas por la ley, Pueden dirigirse a Cedro (Centro Espaiol de Derechos Reprogrificos, wwww.cedro.org) si necesitan fotocopiar o escanear algrin fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; gt 7oz rg 7o / 93 z7z o4 47). Todos los derechos reservados.

Primera edici6n: rnarzo ile 2or2 @ de esta traducci6n: Albino Santos Mosquera, zor2 @ de esta edici6n: Grup Editorial 62, S.L.U ., zorz

Ediciones Peninsula, Peu de la Creu 4, o8oor-Barcelona. [email protected] www.edicionespeninsula.com

vfcron rcuAr, . fotocomposici6n LTMPERGRAF .

orp6srro

impresi6n

LEGAL: B.

3.439-2otz

rsnx: 978-84- gg+z-t 4r-4

Para Bela Malik

INDICE

Agradecimientos Introducci6n

II r5

PRIA/TERA PARTE

nOseunoe panfs

25

Inztocacifin de un cuncepto BRUSEII\S

45

La Liga conta el Imperialisrno dc r9z8 BANDUNG

69

La Conferencia Afro-,4sidtica de ry 5 5 IOI

EL CAIRO

La ConfermciaAfro-Asidtica

dc

Majeru

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r96r r17

BUENOS AIRES

Imaginar una econornia

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r39

Cuhiaar lo im.aginad,o

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BELGRADO

La Confermcia de 196r

del

Moairnimto

de PairesNo Alineados

III. HABANA

r85

La Conferencia Tbicontinental

9

d.e

1966

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SEGIINDAPARTE ESCOLLOS 203

ARGEL

Los peligros de un

btada autoritario ar,1

LAPAZ Desaatanelados

255

BALI

La muerte de los cornunistas a

TA\MANG

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La gaema en s'u, peor aeri6n 295

CARACAS

Petrdleo, el exremento del diablo ARUSHA

319

S o c i a lisru.o ap

r e sur a d,o

TERCERA PARTE ASESINATOS NUEVA DELHI

3+3

El obituario d,elTercer Mundo KINGSTON

La globalizacion impulsada por el FMI SINGAPUR

El reclamo

37r 407

d.e

la oaia nsidticar>

LA MECA

Cuanda la m,hura pued.e ser

43r mtel

Conclusi6n Notas

4s7 +67

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AGRADECIA/TIENTOS

En el verano de r98r, escribf un breve trabajo escolar sobre la historia del petr6leo. Mi padre me introdujo entonces en la obraTbe Seuen Sisters, de Anthony Sampson, y en la compleja historia de la Organizaci6n de Paises Exportadores de Petr6leo (la OPEP), incluido el papel de los ministros venezolano y saudf del Petr6leo que protagonizaban el libro de Sampson. Cuando muri5 mi padre, en rggg, yo ya habfa empezado a pensar en escribir el presente libro y habfa comentado brevemente con 6l sus lfneas generales. Como con todas mis otras obras, esta tambi6n ha sido escrita en conversaci6n con su espiritu. Ardy Hsiao, de The New Press, desenterr6 este libro y lo edit6 con cuidado, buen juicio y elegancia. Sudhanva Deshpande, de Lefrword Books, es mi 6ncora polftica. Diez afios atr6s, Naeem Inayatullah me dio un ejemplar de Global Rift, de L. S. Stawianos. El libro me permiti6 visualizar la historia del Tercer Mundo, aun cuando Stawianos tenfa un relato mucho mds largo que contar (desde el comienzo del colonialismo hasta la d6cada de r98o). Mi 6mbito es mucho m6s escueto, pero no podria haberlo sido sin aquel regalo de Naeem. La aytda de los bibliotecarios y las bibliotecarias del Trinity College, la Llniversidad de Massachuserts, el Instituto Hoover, los Archivos Nacionales de Singapur y el Instituto Internacional de Historia Social (en Amsterdam), asi como la indispensable labor del profesor Vatroslav Vekaric, director de la Reuiew of International Affairs, hicieron posible que yo II

AGRADECIMIENTOS

reuniera los materiales necesarios para este libro. Amigos y amigas de aqui y alli, incluida mi hermana Leela, me proporcionaron la asistencia lingtifstica imprescindible para esta empresa (en particular, para dar vida a mis habilidades elementales en lo que a los idiomas europeos se refiere). Cada instant5nea, cada secci6n, tiene raices en una ciudad o una localidad. El libro se inicia en Parfs y concluye en La Meca. Yo aprovecho esa estructuraparu explicar la historia de cada ciudad, de su pafs y de sus diversos movimientos. IJn libro de esta clase depende en muy buena medida de las fuentes secundarias y, por consiguiente, de los duros y generosos esfuerzos de generaciones de estudiosos. La longitud de las notas del final del libro es un indicador de lo mucho que he tomado prestado de ellos y les debo. Para el lector lego en la materia, tal vez sean demasiados detalles; para el especialista, ser6n demasiado pocos. Ese es el riesgo de un libro asf. Sarah Fan, Joel Ariaratnam y Melissa Richards (todos ellos de The New Press), y Cindy Milstein, la correctora de estilo, prestaron a este libro toda la ayuda que requerfa. Varias personas se tomaron estas ideas en serio antes de que yo supiera que tenfan vigencia alguna. El Centro de Estrategia LaboraUComunitario (en especial, Eric Mann, Lian HurstMann, Tammy Bang Luu yManuel Criollo) no solo me invit6 a Los Angeles para hablar sobre estos temas, sino que tambi6n public6 mis ideas en st Ahora Naza. Greg Meyerson (de Caharal Logic) y yo mantuvimos un productivo debate durante un viaje a la Universidad Estatal A & T de Carolina del Norte. Just Act (Rishi Awantramani, Josh Warren-White y Steve Williams) sirvi6 de apropiado foro en San Francisco donde debatir sobre las mriltiples corrientes de izquierda que se abren camino en las naciones oscuras. B.tty Bayer puso a mi disposici6n un estrado m6s refinado, en el Hobart and William Smith College, desde el que tuve la ocasi6n de pronunciar una conferencia del Fisher Center y donde mantuve valiosas conversaciones sobr e r azay nacionalismo. La hospitalidad t2

AGRADECIMIENTOS

intelectual de Howard Winant en la Universidad de California en Santa Bdrbaraes incomparable. Shiva Balaghi, Lisa Duggan, Andrew Ross y WalterJohnson, ademds de Vivek Bald, me animaron con sus ideas y su inspiraci6n. Indira Ravindran me dio tambi6n su empujoncito. En el Trinity, tengo la dicha de contar con Michael Niemann, Barbara Sicherman, Susan Pennybacker, Joan Hedrick, Johnny Williams y Raymond Baker, personas todas ellas que conocen el mundo con tanta claridad como compasi6n. Tambidn he aprendido de la sabiduria y el grado de .omp.omiso politi.o qrr. me han enseflado antiguos estudiantes mios, como Toufic Haddad y Sai Madivala. Bill Strickland sonde6 las aguas. Teo Ballv6, Shonali Bose, Amitava Kumar, Sunaina Maira, Gautam Premnath, Kasturi Ray, P. Sainath y Rinku Sen orientaron mi rumbo. Mir Ali Raza me regal6 estos versos de Faiz (Zindan NAma, ry56), que nos recuerdan la esperanza depositada en su momento tanto en el Tercer Mundo como en su proyecto hermano, el del socialismo: ..IJn dia, la mies estard madura para procurarnos abundante cosecha. / Hasta entonces, debemos labrar el campo sin descansorr. En Delhi, pude poner a prueba estas ideas en un acto de Leftword Books en la Libreria Oxford gracias a Sudhanva Deshpande. En Chennai, tambi6n prob6 diversas variantes de mi tesis general en la Asociaci6n de la Abogacia de Madr6s (gracias a G. Chamki Raj y a K. Subburam), la Asociaci6n de Mujeres de la India (gracias a mi hermana Rani), la Escuela India de Ciencias Sociales (gracias a R. Vijayshankar) y la Fundaci6n M. S. Swaminathan para la Investigaci5n (gracias a K. Nagaraj, Rukmani y Venkatesh Atreya). Escritos m6s cortos extrafdos del libro han aparecido en diversas publicaciones (gracias a sus respectivos directores): Frontline Q.t. Ram y R. Vijayshakar), ZNET (Mike Albert), Counterpuncb (Alexander Cockburn yJeffrey St. Clair) y Montbly Reuiew (ohn Bellamy Foster). La versi6n previa del presente libro fue War againa tbe Planet: Tbe Fiftb Afghan War, Imperialisnt, and Other r3

AGRADECIMIENTOS

(Nueva D elhi, Leftword, z oo z ). Tom Fenton me invit6 a participar en una mesa redonda de Critical Asian Studies sobre la obra de Peter Gowan: alli desarroll6 algunos derroteros adicionales. Rachael Gillett y Paul Teodoulou, de Global Dialogue, abrieron las p6ginas de su publicaci6n a algunas de las ideas de este libro. Salah D. Hassan (CR: The New Centennial Reaiew), junto con Naeem Inayatullah y Robin Riley (para su compilaci5 n Intem o gatin g Imp eri a lism lP algr w e, zoo6]), permitieron que Lisa Armstrongyyo prob6ramos versiones m6s elaboradas de nuestro an6lisis de los derechos de las mujeres en un marco de liberaci6n nacional. Todo eso y mds me ayud6 a dar una factura definitiva a la tesis y al relato que conforman Las naciones lscuras. Escribi la mayor parte del libro en Northampton (Massachusetts), una ciudad fant6stica que lo seria mucho menos sin el rigor del colectivo que edita el Valley War Bulletin (Beth Adel, Diana Riddle, Fidelito Cortes, Jean Grossholtz, Jeff Napolitano, Jo Comerford, Lisa Armstrong, Megan Tady, Nerissa Balce, Phyllis Rodin, Sai Madivala y Tim Scott). Larry Parnass me debe un caf6. Catherine Carlja es un consuelo. Michael, Maridngeles y Kai: volved pronto. Frances Crowe es todo un idolo para mi. Adare Place es un aut6ntico refugio. El Group B es el parafso. iQu6 poco tiempo para tantos amigos queridos! Mi sabia familia me aporta afecto e ideas. Mi madre y Rosy en Calcuta, mi hermana en Madr6s, mi hermana y mi hermano en California, mis sobrinas y sobrinos en Arizona, California, Hyderabad y Bangalore, los Bose-Pain en Los Angeles, el antiguo ..nidito>> del apartamento BzoT que tan confortablenuemente habian arreglado las rnasbis (las tias), el otro -mds vo- de Chittaranjan Park, y los Armstrong de California y Connecticut. El libro no seria nada sin los sabios conocimientos te6ricos y polfticos de Brinda Karat y Prakash Karat. Las naciones oscaras es para Lisa, que lo entiende todo antes que yo. Y para ZiliaMayay Rosa Maya, que saben ya mucho. Assorte d Fundarnentalicrns

r4

INTRODUCCION

El TercerMundo est6 ahora frente a Europa como una masa colosal cuyo proyecto debe ser tratar de resolver los problemas a los cuales esa Europa no ha sabido aportar soluciones. FRANTZ FANON, Los cond.enad.os de la

tim,a, r96t'

El Tercer Mundo no fue un lugar. Fue un proyecto. Durante las batallas aparentemente interminables contra el colonialismo, los pueblos de Africa, Asia y Am6rica Latina soflaron con un mundo nuevo. Anhelaban dignidad por encima de cualquier otra cosa, pero tambi6n se propusieron que sus respectivas poblaciones vieran adecuadamente satisfechas las necesidades b6sicas de la vida (tierra, pazy libertad). fuf que aglutinaron sus agravios y sus aspiraciones en organizaciones de varios tipos, desde donde sus dirigentes formularon posteriormente un programa de reivindicaciones. Dichos lideres como el indio Jawaharlal Nehru, el egipcio -figuras Gamal Abder Nasser, el ghan6s Kwame Nkrumah o el cubano Fidel Castro- se reunieron en una serie de encuentros durante las d6cadas centrales del siglo xx. En Bandung (rq55), La Habana (t966) y otros escenarios, esos dirigentes confeccionaron una ideologia y un conjunto de instituciones depositarias de las esperanzas de las poblaciones de sus respectivos pafses. El ..Tercer Mundo> comprendia tanto esas aspiraciones como las instituciones creadas para llevarlas adelante. r5

INTRODUCCI6N

Guinea Bissau, septiembre de ry74: No hay pufro tan grande que tape el cielo. (@ Alain Dejean / Sygma / Corbis.)

De los escombros de la Segunda Guerra Mundial surgi6 una guerra fria bipolar que amenazabalt existencia misma de la humanidad. La capacidad de destrucci6n de arrnas nucleares de ambas potencias contendientes, asi como los enconados debates sobre pobreza, desigualdad y libertad que las enfrentaban, ponfan en riesgo incluso a quienes no vivfan bajo el paraguas estadounidense ni el sovi6tico. Ambos bandos, como bien observ6 Nehru, se agredfan mutuamente con sus argumentos a prop6sito delapaz.Apenas perturbado por la devastaci6n de la guerra, Estados Unidos utiliz6 las ventajas de las que disponia pta. reconsorrir los dos extremos de Eurasia y enjaular asi a una maltrecha Uni6n Sovi6tica. Pero de poco consuelo servfan expresiones como ..represalia masiva, o > (lapolftica de la presi6n llevada hasta el borde del abismo nuclear) para los dos tercios de la poblaci6n mundial que acababan de obtener la independencia de sus dominadores coloniales o iban camino de conquistarla.

t6

INTRODUCCI6N

Atrapadas entre esos dos grandes bloques, las naciones oscuras se congregaron en el Tercer Mundo. LIna serie de personas decididas arremetieron contra el colonialismo para ganarse la libertad. Exigieron igualdad polftica en el nivel de la

La principal instituci6n para la expresi6n de tal aspiraci6n fue la Organizaci6n de las Naciones Unidas. Desde su nacimiento en ry48,|a ONU desempefr6 una funci6n ingente para el grueso del planeta. Pese a no haber conseguido puestos permanentes en el Consejo de Seguridad de Naciones l-Inidas, los nuevos Estados aprovecharon la fuamblea General de la ONU para exponer sus reivindicaciones. Los encuentros afro-asidticos de Bandungy El Cairo (en 1955 y tg6t, respectivamente), la creaci6n del Movimiento de Paises No Alineados en Belgrado (196r) y la Conferencia Tricontinental de La Habana sirvieron para ensayar los principales argumentos dentro del propio movimiento tercermundista a fin de que estos paises pudieran trasladarlos luego, de manera concertada, al escenario principal: el de las Naciones Unidas. Adem6s, los nuevos Estados presionaron a la ONU para que esta creara plataformas institucionales para el desarrollo de las diversas agendas de prioridades del Tercer Mundo: la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (la UNCTAD) fue la m6s importante de dichas instituciones, pero no la tinica. Gracias a estas otganizaciones, fueron varios los aspectos nuevos (aparte del de la igualdad politica) que saltaron tambi6n a un primer plano: el proyecto del Tercer Mundo incluia la reivindicaci6n de la redistribuci6n de los recursos mundiales, una tasa de retorno mds digna para el factor trabajo de su poblaci6n y un reconocimiento comtin del escena mundial.

legado de la ciencia, la tecnologqay la culrura. En Bandung, el anfitri6n, Ahmed Sukarno, expres6 ese catecismo del Tercer Mundo en los t6rminos siguientes:

No nos amarguemos por el pasado y fijemos imperturbables la vista en el futuro. Recordemos que no hay bendici6n divina m6s dulce T1

INTRODUCCI6N

que la de la vida y la libertad. Recordemos que la estatura de la humanidad en su conjunto se ver6 mermada mientras continrie habiendo naciones enteras (o partes de ellas) desprovistas de libertad. Recordemos que el fin mds elevado del hombre es liberar al propio hombre de sus ataduras de miedo, de sus ataduras de pobreza, de las ataduras fisicas, espirituales e intelectuales que durante tanto tiempo han frenado el desarrollo de la mayoria de la humanidad. Y recordemos, Hermanas y Hermanos, que nosotros, asiiticos y africanos, debemos permanecer unidos en aras de todo lo anterior.'

Tercer Mundo ilusion6 a millones de personas y engendr6 h6roes. Algunos fueron figuras politicas, como los tres grandes titanes Nasser, Nehru y Sukarno, pero tambi6n como los vietramitas Nguyen Thi Binh y Ho Chi Minh, el argelino Ben Bella y el sudafricano Nelson Mandela. El proyecto suministr5 tambi6n a sus trabajadores culturales (personalidades como el poeta Pablo Neruda, la cantante umm Kulthum y el pintor Sudjana Kerton) elementos con los que confeccionar una nueva imaginaci6n. El horizonte producido por el Tercer Mundo los entusiasm5 a ellos y a quienes hicieron historia en sus vidas cotidianas. El proyecto tercermundista fue un nexo de uni5n para tan desacordes camaradas. Ese proyecto, sin embargo, trafa consigo un defecto intrfnseco de fdbrica. La lucha contra las fuerzas coloniales e imperiales mantuvo la unidad entre muy diversos partidos polfticos y clases sociales. Varios movimientos sociales y formaciones polfticas que gozaban de gran popularidad obtuvieron la libertad para las nuevas naciones y, seguidamente, conquistaron el poder. Pero, una vez en 61, la unidad que se habia preservado hasta entonces a toda costa pas6 a convertirse en un lastre. La clase obrera y el campesinado que integraban muchos de aquellos movimientos habian accedido a formar

La

rdea del

:unaa.lianzacon los terratenientes y las 6lites industriales emergentes. Cuando la nueva naci6n pasara a sus manos, creia el pueblo, el nuevo Estado promoveria un programa socialista.

r8

INTRODUCCI6N

Lo que recibieron envez de eso fue una ideologfa de compromiso segrin el caso, socialismo 6rabe, socialismo -llamada, africano, sarvodaya o NASAKOM- que combinaba la promesa de igualdad con el mantenimiento de la jerarqufa social. Lejos de dedicarse a poner los medios necesarios para crear una sociedad completamente nueva, esos regimenes optaron por proteger a las 6lites de las viejas clases sociales al tiempo que sentaban las bases de un sistema de bienestar social para el pueblo. Serfan precisamente las viejas clases sociales dominantes las que pasarfan entonces a ejercer el poder, bien a trav6s de la oficialidad del ej6rcito, bien a trav6s del partido po-

pular vencedor. En muchos lugares, los comunistas fueron domeflados, proscritos o incluso masacrados para conservar tan discordante unidad. En las primeras d6cadas de la constnrcci6n estatal, enrre las d6cadas de r94o y r97o,la presi6n constante de los trabajadores, el prestigio dll partido de liberaci5n nacional y el consenso mundial en torno a la necesidad de usar el poder estatal para generar demanda econ6mica, restringieron la acci6n de esas clases dominantes hasta cierto

punto. Continuaban al frente de los nuevos Estados, sf, pero su deseo de beneficios sin limitaciones se vefa obstaculizado por el patriotismo persistente o por el tipo de regfmenes politicos y econ6micos instaurados mediante la liberaci6n nacional. Ya en la d6cada de r97o, sin embargo, las nuevas naciones habian dejado de ser tan nuevas. Sus fallos y fracasos eran innumerables. La demanda popular de tierras, pan y paz habia sido ignorada en beneficio de las necesidades de las clases dominantes. Las guerras intestinas, el fracaso a la hora de controlar los precios de los productos b6sicos, la incapacid ad para superar la asfixia de capital financiero y otros factores por el estilo desembocaron en una crisis presupuestaria que se extendi6 a buena parte del Tercer Mundo. La banca comercial solo concedfa pr6stamos a condici6n de que los Estados receptores accedieran a implantar paquetes de ..ajus1g5 estructurales> del

t9

INTRODUCCI6N

Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial. El asesinato del Tercer Mundo provoc6 la desecaci6n de la c pacidad del Estado para actuar en beneficio de la poblaci6n, el fin de la reivindicaci6n de un nuevo orden econ6mico internacional y una retractaci6n generalizada de los objetivos del socialismo. Las clases dominantes que, en tiempos, habian ligado su suerte al programa de reivindicaciones del Tercer Mundo se dewincularon de 61. Empezaron a verse a si mismas como 6lites y no como parte de un proyecto: el patriotismo de labalanzade resultados se impuso a la solidaridad social obligatoria. IJna de las consecuencias de esa desaparici6n del programa politico y social del Tercer Mundo fue el crecimiento de nacionalismos culturales varios en el seno de las naciones oscuras. Atavismos de toda clase surgieron y ocuparon el espacio en el que antafio se encontraban instaladas diversas formas de socialismo. La religi6n fundamentalista, la razay las manifestaciones tradicionalistas del poder de clase emergieron con fuerua entre los restos del naufragio del proyecto tercermundista.

La desaparici6n del Tercer Mundo ha sido una cat6strofe. Muchas personas de los tres continentes continrian soflando con algo mejor, y muchas est6n organizadas en movimientos sociales o partidos polfticos. Sus aspiraciones cuentan con una voz local. Pero, fuera de esos confines, sus esperanzas y sus suefros resultan inintetigibles. Durante las d6cadas centrales del siglo xx, la ..agenda', del Tercer Mundo llev6 esas ideas desde los 6mbitos locales a las capitales nacionales, y de estas, a la escena mundial. Las instiruciones del TercerMundo aglutinaron ese ideario y lo clavaron a la puerta de los edificios del poder. El proyecto tercermundista (la ideologfa y las instituciones) permiti6 que quienes carecian de poder mantuvieran un di6logo con los poderosos y trataran de hacerlos responsables de sus actos. En la actualidad, no existe semejante vehfculo para los sueflos locales. l,as nacianes lscaras se ha escrito con el prop6sito de recordarnos esa inmensa labor y su importancia. 20

INTRODUCCI6N

El relato aquf incluido no

tanto exhaustivo como ilustrativo. En Las naciones lscu.ras se propone un argnmento amplio sobre la naturaleza del proyecto polftico del Tercer Mundo y sobre las causas y las consecuencias de su declive. El intento de articular una agenda programdtica del Tercer Mundo hizo del nuestro un planeta mejor. Hoy, sin embargo, es un lugar empobrecido por la ausencia de ese impulso. es

2T

PRI /IERA PARTE BUSQUEDA

PARIS

Entre las naciones oscuras, Parfs es famoso por dos traiciones. La primera se produjo en r8or, cuando Napole6n Bonaparte envi6 al general Victor Leclerc a Hait( para aplastar la Revoluci6n Haitiana, inspirada a su vez por la Revoluci6n Francesa. El r6gimen franc6s no se podfa permitir que su lucrativo Santo Domingo marchara por libre y no estaba dispuesto a dejar que el pueblo haitiano viviera dentro del

6mbito de los ..Derechos del Hombre', de la Ilustraci6n. Pese a todo, los haitianos salieron vencedores y Haiti se convirti6 en la primera colonia moderna en conquistar su independencia. La segunda traici6n tuvo lugar poco despu6s de 1945, cuando una malparada Francia, reci6n liberada por los AIiados, envi6 fuerzas a sofocar a los vietnamitas, los antillanos y los africanos que, hasta poco antes, habfan sido sribditos coloniales suyos. Tropas de muchas de aquellas regiones habfan ido a luchar por la liberaci6n de Francia y, en realidad, de toda Europa, pero habian regresado a casa con las manos vacfas. El gobierno franc6s, cual prestidigitador, intent6 mantener la soberanfa sobre sus colonias reetiquet6ndolas como ..territorios de ultramarr>. Pero unos pueblos hambrientos de liberaci6n como aquellos no se conformaban con tan miseras migajas. En 1955, Aim6 C6saire, el fil6sofo y, ala saz6n, activista comunista natural de Martinica, public6 st Discurso sobre el colonialisruo. La c6lebre editorial de Alioune Diop, Pr6sence Africaine, public6 aquel breve manifiesto como uno mds de 25

B(TsQUEDA

Belgrado, Yugoslavia, septiembre de 196r: Con la cabeza bien alta. Presidentes y primeros ministros asistentes al primer encuentro del Movimiento de Paises No Alineados. De izquierda a derecha: Nehru, Nkrumah, Nasser, Sukarno y Tito. (Cortesia del Nehru Memorial Museum & Library Nueva

Delhi.)

los osados escritos que editaba cgn Ia intenci6n tanto de dar cuenta de la riqueza cultural de Africa y de su didspora, como de seflalar la brutalidad del colonialismo europeo. En las p6ginas iniciales del Disarsu C6saire escribi5: .'z Sarraut segufa la misma l6g1ca queJohn Locke expusiera en su tratado de 1689 sobre el gobierno: ..Dios entreg6 el mundo a los hombres en comrin; pero dado que se lo dio para su beneficio y para que obtuvieran de 6l mayor cantidad posible de ventajas, no se puede suponer que hubiera de permanecer siempre en comrin y sin cultivar. Se lo enreg6 para el uso del hombre industrioso y racional (y el trabajo iba a ser el t(tulo que le diera derecho sobre 6l); no para alimentar las fantasias y la avaricia de los pendencieros y facinerosos>>. Para Serraut, quienes hacfan que un territorio se desamollara erar;, quienes tenfan derecho a ser titulares de este, aun cuando fueran otros, no poseedores de tal tftulo, quienes realmente laboraban en 61. Puesto que solo los europeos podfan considerarse usuarios competentes de la nantraleza de Dios, rinicamente ellos podian ser dueflos de esta. En t9zz, Ho Chi Minh escribi6 una r6plica en la prensa comunista francesa al propio Sarraut: Bien sabido nos resulta que su afecto por los nativos de las colonias en general, y de los annamitas [vietnamitas] en particular, es grande. Bajo su proconsulado, el pueblo annamita ha conocido una verdadera prosperidad y una aut6ntica felicidad: la felicidad de ver su pais sembrado de un nrimero creciente de comercios de licores y opio z8

PARfS

que, unidos a los pelotones de fusilamiento, las prisiones, la..dsrnecracia>, y toda la maquinaria mejorada de la civilizaci5n moderna,

colaboran en convertir a los annamitas en los mds avanzados de los asidticos y los mds dichosos de los mortales. Semejantes muesrras de benevolencia nos ahorran la molestia de recordar todas los demds, como las levas forzadas y los pr6stamos, las represiones sangrientas, el destronamiento y el exilio de nuestros reyes, la profanaci6n de lugares sagrados, etc.3

En Europa, el Holocausto invit6 a replantearse la idea de que la barbarie era privativa de las razas de tez mis oscura. Tras Auschwitz y Treblinka, Europa trat6 de echar las culpas a Adolf Hider y su demencia individual, o a los nazisy su retorcida ideologia de partido. En congreso tras congreso, los intelectuales europeos se lamentaban de la locura de tan brutal masacre de judios, comunistas, grtanos y discapacitados, pero la mayoria de ellos guardaban silencio en torno a la violencia que en esos mismos momentos se aplicaba en los tr6picos. C6saire invoc6 la barbarie de Europa occidental y de Estados Unidos con el simple prop6sito de frenarnos y advertirnos: ..No me refiero a Hider, al carcelero o al aventurero sin escrfpulos, sino a la "persona decente" que hay al otro lado; ni tampoco al miembro de las SS ni al pistolero, sino a la respetable burguesia>r. La violencia en los tr6picos no era mds que .4

C6saire no estaba solo en su crftica contra el alma europea. En la propia Francia, un grupo de intelectuales estaba escandilizado ante los horrores tanto de Ia Segunda Guerra Mundial como de la guerra que se libraba en Argelia. IJna de esas voces disidentes era la de Albert Sauvy. Saury hab(a sido un combatiente de la Resistencia y, tras la guerra, empez6 a escribir en France-Obse?'t)ateu.r, un diario que, bajo la direcci5n del

veterano camarada de Sauvy en la Resistencia, Claude Bour29

BUSQUEDA

det, se erigi6 en 6rgano del pensamiento anticolonial. El propio Bourdet denunci6 ferozmente por escrito la guerra de Argelia. ..;Hemos pasado a ser la Gestapo en Argelia?>>, se preguntaba Bourdet. Las pdginas de France-Obsensateur, que pronto se llamarfa L'Obseruateur, acogian a intelectuales anticoloniales como Michel Leiris y Claude L6vi-Strauss, asiduos de Ia 6rbita de actividades antirracistas promovidas desde la sede parisina de la Organizaci6n de las Naciones lJnidas para la Educaci6n,la Cienciayla Cultura (la Unesco). En 1952, Sauvy present5 en las p6ginas de L'Obsentateur una evocativa divisi6n tripartita del planeta entre un Primer, un Segundo y un Tercer Mundo.s En el momento en que Sauvy escribi6 aquellas lineas en la prensa parisina, la mayoria de la gente ya entendfa lo que significaba vivir en el Primer y el Segundo Mundo. En marzo de ry46, el expremier britdnico Winston Churchill habfa declarado que un..tel5n de acero, cruzaba Europa desde el B6ltico hasta el AdriStico dividiendo a los antiguos aliados en dos bloques diferenciados. Churchill dijo esto durante un largo discurso que pronunci6 en Estados Llnidos, primus inter pares del Primer Mundo. Este Primer Mundo (u ., lo que significaba un mundo en el que ..la explotaci6n y la injusticia [no] florecieran junto a expresiones piadosas de buenas intenciones y polfticas grandilocuentes>>.e La hipocresfa de esas > que se celebr6 en Bruselas hace casi treinta aflos. En aquella conferencia, se reunieron muchos distinguidos delegados que estdn hoy presentes aquf y que hallaron alli nuevas fuerzas para su lucha por la independencia. Pero aquel fue un lugar de encuentro situado a miles de

kil6metros de distancia, en medio de gente extraniera, en un pais extranjero, en un continente extranjero. No se celebr6 en aquel es67

n{rseueoa cenario por elecci6n, sino por necesidad. El contraste con la situaci6n actual es considerable. Nuestras naciones y paises ya no son colonias. Ahora somos libres, soberanos e independientes. Volvemos a ser los amos de nuestra propia casa. No tenemos que ir a otros continentes a conferenciar entre nosotros.'6

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BANDI.ING

En 1955, la isla de Java habfa quedado marcada no solo por trescientos afros de herencia colonial, sino tambi6n por su reciente (y victoriosa) lucha anticolonial. Esa diversa isla, coraz6n del archipi6lago indonesio, alberga un gran nrimero de plantaciones de caf6, t6 y quinina, productos que fueron los principales generadores de riqueza paru,las arcas holandesas. En uno de sus extremos, el que mira hacia el oeste, se encuentra la localidad de Bandung,la Ciudad de las Flores. Sus edificios administrativos de estilo art dico tropical contrastaban salvajemente en la era colonial con las casuchas en las que se alojaba su poblaci6n trabajadora, y formaban un paisaje urbano de esperanzas y aspiraciones desiguales. En la d6cada de r94o, los trabajadores y los campesinos de la ciudad y su comarca se alzaron en lucha junto a los pemuda, los miembros de las juventudes activisas. El grito de.> como el filipino Carlos R6mulo y el ceilan6s John Kotelawala (y en el que Zhot conoci6 al viceprimer ministro y ministro de exteriores afgano Sardar Mohamed Naim). Por riltimo, Zhor y la delegaci6n china ofrecieron un banquete al que asistieron las principales potencias, pero tambi6n los Estados drabes (represen77

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tados por el principe heredero Faisal de Arabia Saudf, por el yemen( Seifel Islam Hasan, por el jordano Walid Salah, por el Iiban6s Sami Solh, por el libio Mahmud Muntaser y por el sudan6s Ismail el Azhari). Zhou adopt6 un tono conciliatorio hacia la ret6rica nacionalista de la conferencia e, incluso, ro96 a los lfderes que tenfan una orientaci6n m6s marcadamente religiosa que toleraran su atefsmo. El enfoque pacffico de Ia delegaci6n china reflejaba la orientaci6n general de la politica exterior e interior de la China comunista en el breve periodo que transcurri6 entre la d6cada de r94o y los estmendos iniciales de la Revoluci6n cultural de la d6cada de 196o. Justo despu6s de acceder al poder en rg+g,los comunistas chinos se dedicaron a fomentar la creaci6n de una ..coalici6n democr6tica, de campesinos, obreros e intelectuales para fortalecer y ampliar sus apoyos y las bases populares de su poder (el propio Mao Tse-tung anim5 a que sus camaradas comunistas siguieran esa linea con el lema >." En Bandung, no solo hubo, como minimo, tres centros de opini6n diferentes, sino tambi6n ausencias notables: concretamente, las de zonas enteras de Africa yfuia que no habfan sido invitadas a la conferencia. Como seflal5 el editor delNew York Times,..la reuni6n no es verdaderamente regional. Australia y Nueva Zelanda mantienen una interrelaci6n mucho mis estrecha con los problemas de aquella 6rea que la Costa de Oro africana. Adem6s, han sido excluidas la China nacionalista, las dos Coreas, Israel y Sud6frica>>.'3 Ese mismo peri6dico, sin embargo, no vefa problema alguno en la intervenci6n de Estados Unidos y Gran Bretafla en pactos regionales centrados geogrdficamente en torno a Manila y Bagdad, talvezporque a 83

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un papel global, mientras que de las naciones oscuras no se esperaba m6s que un alcance estrictamente local. Kotelawala fue quien ofreci6 la esos dos Estados ya se les presuponia

raz6nm6s sucinta para la exclusi6n de la Repriblica sudafricana: ..Yo no puedo ir allf. 1Por qu6 demonios voy yo a invitarlos a ellos?r, .El apartbezl inhabilitaba al gobierno de SudSfrica para entrar en tratos de hermandad con el naciente Tercer Mundo. Israel corri6 la misma suerte que Formosa porque ambos tenfan la reputaci6n de estar excesivamente en deuda con las potencias coloniales y no suficientemente imbuidos de la din6mica del anticolonialismo. Pese a todo, otros Estados proestadounidenses sf fueron invitados y participaron plenamente en Bandung: Ceil6n (Sri Lanka),hin,Irak, Jap6n, Jordania, Pakist6n, Filipinas, Arabia Saudi y Vietnam del Sur. Fuera de Bandung tambi6n se quedaron las dos Coreas (por su reciente conflicto) y todas las repriblicas sovi6ticas del fuia central, asi como la Mongolia Exterior, por la estrecha relaci6n que les unfa a Moscri. (Qu6 se consigui6 realmente en Bandung? En la conferencia, los representantes de los pafses anteriormente colonizados hicieron patente su rechazo a aceptar 6rdenes de sus antiguos amos coloniales; demostraron tambi6n su capacidad para debatir problemas internacionales y ofrecer notas conjuntas sobre estos. En este sentido, Bandung cre6 el formato de 1o que acabaria convirti6ndose en el grupo afro-asidtico (y, posteriormente, en el grupo afro-asi6tico-latinoamericano) en las Naciones Unidas. Un fragmento de dicho grupo (doce Estados 6rabo-asi6ticos) ofreci6 ya un amago de esa din6mica en la ONU durante el debate de ry49 sobre el estado del imperio italiano /r posteriorrnente, plenamente constituido como tal grupo de acci6n unida, para insistir en que las grandes potencias (y, en particular, Estados Unidos) acordaran un alto el fuego en Corea. Nehru, ante el parlamento indio tras el encuentro de Bandung, subray6 la importancia de las Naciones Unidas tras aquella conferencia: ..Creemos que nuestra gran 84

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organizaci6n, la de las Naciones tlnidas, ha cobrado fuerza con Bandung. Eso significa, a su vez, que Asia y Afri.^deben ejercer un papel cada vez mds destacado en la conducci6n y el destino de la organizaci6n mundialn.'a El comunicado final de Bandung exigfa que las Naciones Unidas admitieran a todos los Estados de las excolonias, como Libia y Vietnam, que por entonces tenfan vetada su entrada en dicho organismo: le confiri6 un peso que las potencias presentes en la ciudad indonesia tal vez no le habrfan reconocido si la India no hubiera sido capaz en su momento de infligir sufrimiento y costes sociales al Imperio Brit6nico. El Tercer Mundo, no obstante, continu6 siendo vulnerable, como mfnimo, en dos aspectos. Los Estados de Bandung segufan haciendo acopio de armamentos, hecho este que hizo que muchos los acusaran de hipocresfa. Tanto India como Pakist6n estaban embarcadas en una catastr6fica carrera arnamentfstica desde su primera guerra en ry47-rg48. Los con88

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flictos regionales y las invasiones de las potencias imperialistas (como el ataque anglo-franco-israelf contra Egipto de 1956) convirtieron la necesidad de una mayor..defensa, en un acto reflejo dentro de la politica de esos gobiernos nacionales. Aunque los Estados reunidos en Bandung tomaron en su momento la decisi6n estrat6gica de mantener unos ej6rcitos permanentes (aunque con matices diferentes segfn los pafses), tambi6n propusieron una transformaci6n a escala mundial de las relaciones entre las naciones soberanas: de hecho, exigieron que las grandes potencias tomaran la iniciativa para dotar a Naciones Unidas de m6s fuerzaen su papel como organismo conciliador internacional y para hacer de la fraternidad la base de las relaciones interestatales en vez de la distensi6n entre bloques. En segundo lugar, una de las potencias de Bandung, China, habfa decidido ya en 1955 (durante la crisis del esrrecho de Taiwin) desarrollar su propio armamento nuclear. El presidente Mao habfa calificado en una ocasi6n las armas nucleares de..tigre de papelrr, pero, aflos despu6s, China parecia quererlas en propiedad. Los otros Estados de Bandung efectuaron mriltiples intentos para impedir que China cerrara su particular pacto con el 6tomo, pero todos fueron fallidos. El esfuerzo en ese sentido se prolong6 hasta las visperas del primer ensayo nuclear rcalizado con 6xito por aquel pais en tg64, pues los delegados presentes en la segunda Conferencia de Paises No Alineados, celebrada en El Cairo, trataron de ..persuadir a China para que desistiera de desarrollar armamento nuclearrr. El giro chino hacia la adquisici6n de la bomba y la persistencia de conflictos entre los Estados representados en Bandung debilitaron significativamente la fuerza moral del desafio planteado por el Tercer Mundo contra la guerra frfa radiactiva. De todos modos, el comunicado final de Bandung no se iniciaba refiri6ndose al desarme o al colonialismo, sino a la ..cooperaci6n econ6micarr. Entre una serie de puntos cruciales sobre el comercio bilateral y la coordinaci6n entre Estados, 89

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un esfuerzo decidido de los Estados reunidos en Ia conferencia por conjurar la presi6n imperialista ejercida sobre ellos no tanto por el colonialismo directo como por el capital financiero y por las ventajas comparativas que el legado del colonialismo habfa conferido al PrimerMundo. El comunicado instaba a la creaci5n de un Fondo Especial de las Naciones Unidas para el Desarrollo (SI-INFED) y d. una Corporaci5n Financiera Internacional que garunttzara la regulaci6n de los flujos predatorios de capital. En 6l se prevefa tambi6n la instauraci6n de una Comisi6n Asesora Permanente de Naciones Unidas sobre el Comercio Internacional de Mercancias y se animaba a los paises signatarios (y a omos afines) a diversificar sus exportaciones. Bajo las condiciones coloniales, las naciones oscuras se habian visto reducidas a servir de meras proveedoras de materias primas y de consumidoras de bienes manufacturados fabricados en Europa y Estados Unidos. Las propuestas de Bandung llamaban a los Estados anteriormente colonizados a diversificar su base econ6mica, a desarrollar una capacidad industrial aut6ctona y, de ese modo, a romper con las cadenas coloniales. El SI-NFED y los otros organismos propuestos al amparo de la ONU habfan sido ideados con la intenci6n de hacer posibles esos cambios. Tan moderadas proposiciones seguian a un preS.mbulo que habia sido redactado con el prop5sito de calmar cualquier temor entre los financieros internacionales sobre la posibilidad de que el Tercer Mundo se hubiera ..vuelto socialistarr. Y, aun asf, aquellas sugerencias dejaron helada a la prensa econ6mica europea y norteamericana. De todos modos, hasta el mds anticomunista de los delegados presentes en Bandung estaba a favor de la idea de que el Tercer Mundo alcanzara un mayor nivel de autarquia con respecto al inmenso poder del Primero. Cuando R6mulo sali6 de la Conferencia de Bretton Woods que instaur6 el sistema financiero y econ5mico internacional vigente tras la Segunda Guerra Mundial, lo hizo enojado por el modo en que los Estados del Primer Mundo .>. Estados Unidos debfa vincular esos Estados a la economfa norteamericana haci6ndolos interdependientes con esta (..proporcion6ndoles la asistencia econ6mica y t6cnica flexible que sea necesaria para alcanzar los objetivos estadounidensesrr), sus instituciones culturales (. en el que se preguntaba: r. En algunas formaciones nacionalistas m6s combativas, como el Partido Africano parula Independencia de Guinea y Cabo Verde (PAIGC\D, las mujeres tuvieron otros problemas, aparte de la lucha conffa un Estado neopatriarcal. Sus camaradas masculinos cuestionaban seriamente la idea de la reconstituci6n de la familia como instituci6n renovada. La liberaci6n de la mujer era buena en teorfa, admitfan ellos, ..pero gen mi propia casa? 1Jam6s!rr.'3 Semejantes actitudes no amilanaron a luchadoras como Teodora Ignacia Gomes, quien expuso muy bien cu6l era la l6gica de los derechos de la mujer entendida dentro del marco de la liberaci6n nacional: Para empezar, las mujeres tienen que luchar junto a los hombres contra el colonialismo y contra todos los sistemas de explotaci6n. En segundo lugar, y este es uno de los puntos m6s fundamentales, toda mujer tiene que convencerse de que puede y debe ser libre. Y de que es capaz de hacer todo lo que hacen los hombres en la vida social y polftica. Y, en tercer lugar, las mujeres tienen que luchar para convencer a los hombres de que les corresponden por naturaleza los mismos derechos que a ellos. Pero ellas deben entender que el problema fundamental no est6 en la contradicci6n entre mujeres

y hombres, sino en el sistema en el que todos y todas vivimos.'a

La vertiente progresista de la liberaci6n nacional anticolonial no solo soflaba con la igualdad, sino que tambi6n intent6 construir un programa igualitario fundamentado en el deseo de superar una historia de explotaci6n econ6mica y represi6n cultural. De Buenos Aires llegaria el economista que hilvanaria todas esas crfticas y expectativas econ6micas en una doctrina unificada, y es a 6l y a quienes recogieron sus ideas y las llevaron a la pr6ctica a quienes dedico a continuaci6n mi atenci6n.

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En t949, Raril Prebisch escribi6 y divulg5 un trabajo mimeografiado titulado ..El desarrollo econ6mico de la Am6rica Latina y algunos de sus principales problemasrr.' Prebisch, antiguo subsecretario de Hacienda de Argentina y primer director general del banco central de aquel pafs, habfa sido nombrado para dirigir la Comisi6n Econ6mica de las Naciones Unidas paraAm6rica Latinayel Caribe (CEPAL) en 1948. La CEPAL divulg6 el mencionado trabajo para propiciar un di6logo entre economistas de las naciones oscuras sobre el problema del ..desarrollorr. El articulo viaj6 desde Buenos Aires hacia muchos pafses y lenguas diferentes y mriltiples copias mimeografiadas de este acabaron yendo a parar a un buen nrimero de mesas de las comisiones planificadoras de las nuevas naciones. El problema bdsico planteado por aquel trabajo era elemental: gqu6 politicas econ6micas debia crear el abrumadoramente empobrecido Tercer Mundo para fomentar el desarrollo de la totalidad de su poblaci6n? Tras siglos de imperialismo, las nuevas naciones se habfan quedado con unas economfas que dependfan de la venta de materias primas y la importaci6n de bienes terminados. Tan fundamental desequilibrio obligaba a paises como Argentina a exportar cantidades ingentes de materias primas a precios relativamente bajos, al tiempo que la factura que debfa abonar por las importaciones se veia inflada por los elevados precios que imponfan los bienes de fabricaci5n industrial. ;Qu6 instrumento pod(a permitir romper con ese cfrculo vicioso? Ese era el ..problema principal, sobre el que giraba el art(culo de Prebisch. r17

sfseuroe La CEPAL y Prebisch tenian una respuesta surgida de la experiencia concreta de Am6rica Latina y, en especial, del pafs que era su gran motor en aquella 6poca: Argentina. Hasta las d6cadas iniciales del siglo xx, las clases dominantes argentinas no se habian implicado de verdad en la construcci5n nacional. Los oligarcas (la alta sociedad portefla) dirigian el pafs con mano de hierro y guardaban su propia riqueza en bancos europeos (con lo que daban a entender que preferfan polfticas fiscales favorables para las monedas europeas y contraproducentes para la fortaleza econ6mica argentina). El distanciamiento de la 6lite aliment6 el crecimiento de un moyimiento socialista encabezado porJuan B. Justo y por los sindicatos, a h vez que irritaba a los sectores m6s patri6ticos de Ia propia 6lite (entre los que se encontraban figuras como el expresidente Carlos Pellegrini, quien en una ocasi6n afirm6: ..debemos esforzarnos decididamente por obtener nuestra propia independencia fi nancie r arr).' La industrializaci6n de Argentina se qued6 arin mis rczrgada cuando el capital europeo y estadounidense ignor6la regi6n durante el periodo comprendido entre la Gran Depresi6n de la d6cada de r93o y las guerras de la de ry4o Tal y como declar6 el ministro argentino de Agricultura en 1933, ..el aislamiento en que nos ha colocado un mundo dislocado nos obliga a fabricar en el pais lo que ya no podemos adquirir en los pafses que no nos comprann.3 El capital britdnico era duefro de la mayofia de los ferrocarriles de Argentina, y suizos, estadounidenses y brit5nicos poseian casi la mitad de las industrias del pafs. EI populista autoritario Juan Per6n adquiri6 los ferrocarriles a los brit6nicos (pese al consejo de su asesor Miguel Miranda: , la postura no alineada que sigui6 en materia de polftica exterior a partir de ry46 y que guardaba una

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gran similitud con los principios que guiaron la formaci6n del TercerMundo por aquellas mismas fechas. En t947, Per6n invoc6 la tradici6n del nacionalismo econ6mico de Justo con su ..Declaraci6n de la independencia econ6micarr. La politica de sustituci6n de importaciones y el uso de ayrda externa (incluido el oro reciclado de los nazis) se convirtieron en estrategias ritiles para Argentina m5s por necesidad que por previsi6n. Prebisch, quien, por lo demds, detestaba a Per6n, aprovech6 aquella experiencia cuando fue a trabajar paru la CEPAL. En la dlcada de rg4o, eruya obvio que el > como Rostow diferian de los economistas del desarrollo era en su valoraci6n de cufl debia ser la procedencia de ese dinero y en qu6 se debfa emplear. A grandes trazos, la inversi6n debia obtenerse a partir de un mfnimo de ayuda externa y de un mejor uso del ahorro nacional, que, tras un periodo de crecimiento de unas cuantas d6cadas, acabafia por producir el nivel de renta nacional necesario para el despegue hacia la..madurezn econ6mica. El dinero de la inversi6n, segrin Rostow, tenia que destinarse a la comercializaci6n de la agricultura y a la creaci6n de redes de transporte y comunicaci6n. El resto de la economfa deberfa quedar fuera del6mbito de la acci6n estatal. En su versi6n m6s tfpica, la teoria de la modernizaci6n res-

ponsabilizaba de los problemas del desarrollo a las culturas de las llamadas sociedades tradicionales y, con ello, extirpaba del andlisis de la situaci6n siglos de historia colonial. De ese modo, devolvfa el surgimiento del capitalismo a su pr(stino escenario europeo original, pues, al igual que en su momento hiciera el soci5logo Max Weber, la teorfa de la modernizaci6n sostenia que el mundo de las gentes de tez oscura ctrecia de la necesa-

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ria cultura de la frugalidad y, por lo tanto, se habfa abandonado voluntariamente a si mismo a la pobreza. ,rLa cuesti6n acerca de las fuerzas impulsoras de la expansi6n del moderno capitalismo Weber en r9o4- no versa principal-escribi6 mente sobre el origen de las cantidades dinerarias utilizables en la empresa, sino m6s bien sobre el desarrollo del espiritu capitalistarr.s El capitalismo, en resumen, nace en Europa porque los europeos se labraron un espfritu especial que llamaba a la riqueza.e Tales aseveraciones irritaban a los intelectuales del mundo colonizado. lPor qu6 es pobre la India?, se preguntaba Dadabhai Naoroji. ..No por el funcionamiento implacable de las leyes econ6micas, sino por la acci5n desconsiderada y despiadada de las polfticas britSnicas. Por la inexorabilidad con la que esa intervenci6n devora la sustancia de la India en el propio pafs y la trasvasa posteriormente hacia Inglaterra. En resumidas cuentas, por la triste sangrfa a la que la India se ve sometida y que supone una aut6ntica perversi6n sin paliativos de las leyes econ6micas: eso es lo que la estS destnryendorr.'o El Tercer Mundo se desangraba para que Europa creciera. La teoria de la modernizaci6n eludfa ese aspecto y optaba por ' ricardiano las responsables de la creaci6n de las ventajas inglesas? Los economistas del desarrollo rechazaron tanto la omisi6n del colonialismo en las tesis de Ricardo como el recurso a estrategias que liberaban al Primer Mundo de la obligaci5n de donar ayuda y de replantearse su propio dominio financiero y polftico. Prebisch rechazaba la teorfa de la ventaja comparativa porque 6l mismo hab(a demostrado que cualquier regi6n del mundo podfa gozar de los frutos de la modernidad como las dem6s. Eso no querfa decir que todas las regiones debieran producir de todo por su cuenta y aspirar asi a la autarqufa pura. El comercio resulta crucial porque algunas regiones disponen de mercados m6s reducidos que otras, y las materias primas y las tierras agrfcolas no est6n distribuidas por igual entre naciones. Pero lo que sf habia que modificar era la base misma del a

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comercio. Este no podfa fundarse sobre la premisa de que algunos Estados tienen un don natural como cosechadores de materias primas de bajo valor, mientras que otros son naturalmente competentes como productores de bienes terminados de alto valor affadido. La teorfa de la ventaja comparativa, alegaba Prebisch, ahoga el verdadero desarrollo econ6mico. Adem6s, al promover la idea de que la renta nacional y el capital para la inversi6n deben obtenerse a partir de la exportaci6n de materias primas, la teoria de la modernizaci6n solo servfa para que las nuevas naciones cayeran m6s profundamente en la trampa en la que ya se hallaban aprisionadas. A juicio de Prebisch y los economistas del desarrollo, la importaci6n de bienes manufacturados y la exportaci6n de materias primas baratas continuarfa diezmando las reservas de capital e impidiendo la realizrci6n de las mejoras tecnol5gicas necesarias para el desarrollo socioecon6mico. Lejos de romperse, el cfrculo de la dependencia no harfa mis que estrecharse. Para contrarrestar esa tendencia, Prebisch sostenfa que los Estados exportadores de materias primas debfan crear algrin tipo de mecanismo encaminado al desarrollo de una industria nacional y, a faltt de subvenciones directas para ese fin, el mejor enfoque serfa el politico-legal. Las nuevas naciones debfan emplear aranceles para hacer prohibitivos los precios de las importaciones (una politica que se acabaria conociendo con el nombre de o, en otra de sus versiones, como tesis de la > gusto europeo. Los sistemas educativos y los medios de comunicaci6n, adem6s de los proveedores culturales, no ensefiaban a la poblaci6n las costumbres y tradiciones propias de esta. El imperialismo habfa resquebrajado y pamido la relaci6n org6nica entre esas din5micas. La intemrpci6n de los vfuculos entre las diversas clases provoc6 la creaci6n de una abismal brecha est6tica y socioecon6mica.La aportaci6n de Al-i Ahmad a la eliminaci6n de ese abis* mo fueron sus etlografias, aun cuando ni siquiera estas se sustraieron a un intento caracteristicamente colonial de preservaci6n de herencias y patrimonios en detrimento del establecimiento de vfnculos entre dominadores y dominados. La crtnca general contra el imperialismo cultural qued6 circunscrita dentro de un imbito social bastante estrecho porque solo la 6lite o los sectores urbanos tenian acceso a los elementos simb6licos y materiales que se introducfan en el Tercer Mundo (algo que, como es l6gico, ha cambiado desde la llegada y la difusi6n de la televisi6n). Dado que la inmensa mayorfa de la poblaci6n no se podfa permitir los productos culturales reales de Carnaby Street y Madison Avenue, o de Hollywood o la Sorbona, el problema de la importaci6n de cias absurdas, incluidos arrnamentos.

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BfsQUEDA esos artfculos y productos no constitufa necesariamente

un di-

lema de m.asas. Lo que Al-i Ahmad relataba, pues, era el problema conceptual: el hecho de que la gente de ..Oriente>> conti-

inferior a la de .Las sociedades colonizadas solo cobran vida y, por lo tanto, est6n listas para ser r52

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remodeladas cuando experimentan el trance de una gran convulsi6n social, como es Ia de la lucha anticolonial. C6saire ofrecia dos ejemplos de ello: el primero, tomado de Trinez, donde el nuevo gobierno nacionalista nacionaliz6las propiedades de los habu y aboli6 la poligamia,y eL segundo, de la India, donde el nuevo gobierno nacionalista convulsion6 el estatus tradicional de las mujeres. En ambos casos, Ia potencia colonial no tom6 partido por la justicia y fue el r6gimen nacionalista el que empez6 a crear un cambio cultural.'o Para desarrollar la f6rmula dual que proponfa C6saire para las culruras (las cuales o bien se hallan > tribales." Frente a esto, los politicos e intelectuales nacionalistas buscaron la base hist6rica del pluralismo politico en, por ejemplo, la detecci6n de unas ..culturas compuesta5r, y de unas tendencias sincr6ticas entre las culturas de sus pueblos. Eso significaba que el Estado plurinacional tendrfa que ealcar aquella din6mica hist6rica de hermandad entre grupos y, al mismo tiempo, producirla mediante la adopci6n de una polftica oficial de diversidad en materia religiosa (laicismo), racial (antirracismo) y lingtiistica (plurilingiiismo). La perspectiva plurinacional cuestionaba una extendida tesis racista segrin la cual: r) las naciones oscuras solo podian ser ..primordiales, porque la sangre y la costumbre reducian la imaginaci6n de ciertas personas, y

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z) solo podian estar vinculadas al clan y a la comunidad de creencias, y no a un nacionalismo republicano cuya esencia fuera tan anticolonial como populista. En ese terreno, al menos, los movimientos nacionalistas del Tercer Mundo absorbieron la idea del nacionalismo y la digirieron conforme a los ritmos y las exigencias de sus diversas historias. Fanon, que habfa tenido conocimiento de primera mano de la regeneraci6n cultural en Argelia, desarroll6 la segunda corriente de la alternativa dual que C6saire proponia para desarrollar el programa del nacionalismo. AI igual que este, Fanon sostenia que el periodo durante el que se prolongaba la lucha nacionalista permitia que un pueblo se replantease las formas feudales legitimadas hasta entonces por el colonialismo. Quienes se embarcaban en tales luchas de liberaci6n, a diferencia de quienes emprendian luchas de conquista, no sentian necesidad alguna de justificarse basindose en burdos conceptos biol5gicos. La potencia colonial intenta movilizar hasta la riltima idea de su arsenal racista a fin de hundir la moral del nacionalismo, pero con cada uno de esos intentos, va menguando la presunta superioridad del colonizador. El pueblo, antaflo sometido, es el que pasa entonces a determinar el ritmo del cambio. y su apertura a la cultura de los colonizados. ..Las dos culturas pueden asf mirarse de frente, enriquecerse munramente>>. En lugar de volverse introspectiva y distanciarse de Europa y de otras referencias, la cultura nacionalista explora otras culturas tomdndolas como fuentes.'3 La liberaci6n reside, pues, en la lucha, o, como mfuimo, el proceso de lucha nacional aporta energias a la cultura nacior55

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nal, que, de ese modo, puede cobrar vida y crecer. Fanon exager6 la ausencia de racismo o de movilizaci6n de nociones de origen biol6gico en los movimientos de liberaci6n nacional. El orgullo nacional o el patriotismo suelen derivar f6cilmente por la senda del desagradable lenguaje del racismo o la exclusi6n. Pero, si bien lo que Fanon descubri6 en su momento no puede considerarse una regla fundamental, sf constituye, al menos, una tendencia. Para sus proponentes, la idea del plurinacionalismo era una hip6tesis idealista. Esperaban que los pueblos se respetaran mutuamente (diversidad) y gue, dado que sus mundos culturales ya coincidian y se solapaban en muchos puntos, supieran (y tuvieran que) tolerarse sus diferencias (cultura compuesta). Pero, m6s arin que eso,la gran expectativa que se tenfa desde el proyecto nacional era que la construcci6n de mercados e instituciones educativas anulara el posible efecto dominante de las diferencias sobre la vida social. La unidad de conjunto (la identidad nacional) desbancarfa las dem6s identidades sociales sin subvertirlas. La identificaci6n con el proyecto nacional podrfa llegar a ser m6s importante que las identidades sedimentadas heredadas de cada persona. De todos modos, en ese (por 1o dem6s) encomiable proyecto liberal, habia un problema que sus propugnadores no habian sabido reconocer: una mentalidad favorable al mayoritarismo. Resulta siempre m6s sencillo que la mayorfa demogrdfica de una sociedad pida la postergaci5n de las identidades, pues, a fin de cuentas, los elementos culturales centrales de ese grupo mfs numeroso acaban filtr6ndose inevitablemente en la cultura nacional resultante (por ejemplo, a la hora de decidir qu6 fiestas religiosas se incorporan al calendario estatal de dias festivos, o qu6 lengua debe ser la oficial del Estado, o cudl de las versiones enfrentadas de la historia del pafs debe explicarse en las escuelas priblicas). La cultura no es un juego de suma cero y los historiadores serian perfectamente capaces de escribir versiones enfrentadas de una misma historia, asi que este no tiene por qu6 ser un

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problema inherente a la construcci6n de las naciones. Pero, por otra parte, para las comunidades minoritarias que se sentian ya vfctimas de un fuerte asedio, siempre resultaba m6s dificil ignorar voluntariamente la significaci6n social de sus identidades. La idea plurinacional tenfa un gran atractivo para ellas, en pafte, porque n0 era mayoritarista en esencia, pero, por otro lado, si presentaba problemas, ya que no habia afrontado como era debido el mayoritarismo accidental de la cultura nacional. Para producir o evocar el esp(ritu del plurinacionalismo, el Estado-naci6n tenfa que reunir una historia y una est6tica. En la mayoria de pafses, los gobernantes coloniales ya habian recopilado en su momento archivos de su acci6n de gobierno y de lo que la habfa precedido, asf como museos y bibliotecas que

concentraban el registro material y simb6lico de la sociedad nativa. Tras la marcha de aquellos, habfa pasado a ser tarea de la intelectualidad nacional el estudio de tales archivos, la adici6n de nuevos datos y ejemplares, y la reinterpretaci6n de todos ellos bajo una nueva ltz.Lamayortade las nuevas naciones afladieron un buen ntimero de instituciones dedicadas a formular, confeccionar y difirndir la historia, el arte y, de hecho, la autopercepci6n de la naci5n. La Sahitya Akademi de la India, la Autoridad Priblica del Libro en Egipto y el Consejo Nacional de Investigaci6n ghan6s ejemplifican ese intento de la nueva naci6n de crear grandes instituciones nacionales y bien financiadas para el desarrollo cultural. La creaci6n del canon cultural vino acompaflada de la difusi6n de esre por medio de bibliotecas m6viles, campaflas de alfabetizaci6n, grupos teatrales, proyectores de cine portdtiles, y emisoras y aparatos de radio. Habia que crear c6nones, s(, pero ;cudl iba a ser el car6cter de estos? Dado su compromiso con la multiplicidad en sentido amplio, la nueva naci6n tenia que proteger el canon frente al chovinismo. Tenia que promover la idea de la cultura compuesta o una cierta tendencia inherente al sincretismo. Evir57

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dentemente, en la narrativa resultante acababa col6ndose una cierta actitud defensiva (que, por cierto, no auguraba nada bueno para los valores liberales que, por lo dem6s, daban forma a tal empresa). fuf, por ejemplo, C6saire ofrecia el siguiente compendio de las aportaciones de las naciones oscuras al conjunto de Ia humanidad: ..A saber, la invenci6n de la aritm6tica y la geometria por parte de los egipcios. A saber, el descubrimiento de Ia astronomfa por parte de los asirios. A saber, el nacimiento de la qufmica entre los 6rabesrr.'a Pese a esa ansia por demostrar el valor del mundo colonizado, C6saire deja entrever su universalismo, pues no solo arrima el ascua a la ..sardina' del Adintico negro, sino tambi6n a las de los 6rabes, los asirios y otros pueblos. El canon nacional tenia que incluir las pr6cticas y las esperanzas culturales de todas las comunidades de una naci6n, y tenfa que incluir tambi6n las interconexiones con los mundos culturales de oros Estados-naci6n. En la conferencia fundacional de la LJnesco de r945, los delegados coincidieron en ese punto de vista: ..A nuestros hijos ya no se les debe enseflar a pensar exclusivamente en t6rminos de la gloria de su propio pais; deben concebir a su pafs como una simple unidad m5s ubicada en (y dedicada al servicio de) un todo m6s amplio: el de un Estado mundialrr.'s En la Conferencia de la Solidaridad de los Pueblos Afro-fuidticos celebrada en r958, el chino Chu Tu-Nan expuso un informe sobre el intercambio cultural en el que detali6 muchas de las conexiones hist6ricas .ttt 4fri", " y fuia, desde el contacto egipcio-mesopotdmico de la Antigiiedad hasta los habituales viajes de los navios chinos a Africa a principios de la Edad Moderna. Describi6 tambi6n el terriblemente dificil trinsito de los racionalistas budistas y 6rabes que viajaron a lo largo y ancho de esa vasta geografia, desde el Mediterr6neo hasta Malasia y desde la India hastaJap6n. Luego, hizo referencia a la Ruta de la Seda, que, ..cual colorido lazo,lig6la vida cultural de los chinos a la de los pueblos de Oriente Medio y Pr6ximor>. Aquella arteria cultural no solo r58

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movi6 personas y bienes, sino tambi6n semillas y animales, flores y frutas, ideas y sueflos. En Bandung, los intelectuales y los lfderes nacionalistas del Tercer Mundo quisieron poner de nuevo en marcha esa dindmica, pero r.'8 El pueblo debfa tener el derecho a ejercer el sufragio fuera cual fuera su nivel de educaci6n formal, pero el Estado tenfa que fomentar dicha educaci6n para aumentar el alfabetismo cultural y polftico de la poblaci6n. La reivindicaci6n del acceso a la palabra escrita (al alfabetismo) venfa envuelta en el mismo paquete de la victoria conseguida en el terreno del acceso al voto (al sufragio). El analfabetismo no era producto de la estupidez de la poblaci6n, sino de la falta de oportunidades que esta habfa padecido y todavfa padecfa. Habia que proporcionar educaci6n. La LJnesco y otros organismos internacionales sostenian que

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las campaflas de alfabetizaci6n debian

ir acompafladas

de cam-

paflas masivas por la justicia social. Se motivaba a la gente con campaflas que abordaban sus quejas y agravios cotidianos, y, precisamente, en ese tipo de campafras, era donde las nuevas

naciones integraban el proyecto del alfabetismo. Dicho de otro modo, la articulaci6n de democracia y alfabetismo en esa clase de nacionalismo anticolonial no se circunscribi6 meramente al plano del sufragio: siempre nryo que ver tambi6n (y, en algunos casos, rinicamente) con el desarrollo social en general. En 1965, Teherdn alberg6 la Conferencia Mundial de Ministros de Educaci6n sobre Ia Erradicaci6n del Analfabetismo, de la que surgi6 un compromiso general a mantener el vinculo enre las campaflas de alfabetizaci6ny los proyectos de desarrollo socioecon6mico concretos. Ese mismo aflo, presionada por los Estados industriales avanzados, la lJnesco modific6 sus estrategias de financiaci6n, que pasaron a centrarse m6s esrictamente en la formaci6n educativa. Aun asf, Ia combinaci6n entre las estrategias innovadoras seguidas en el interior de las nuevas naciones, por un lado, y las iniciativas de la lJnesco, por el otro, redujeron espectacularmente el analfabetismo en todo el planeta; en r95o, segrin la propia lJnesco, dos de cada tres hombres y una de cada dos mujeres sabian leer en algrin idioma: en 1995, el 8o% de los hombres y el7o"/" de las mujeres estaban incorporados al mundo de la palabra escrita. Existia un motivo adicional que hacfa imperativos la educaci6n y el alfabetismo, y era la necesidad reconocida por la mayoria de intelectuales (como Al-i Ahmad y C6saire) de que sus sociedades se pusieran r6pidamente al dfa con la Ilustraci6n. Tal vez hubiera que buscar los orfgenes de la racionalidad y el racionalismo en muchas sociedades distintas, pero lo cierto es que Europa era la que habia experimentado el desarrollo intelectual m6s completo conforme a esas lfneas. Desde la ciencia del yo individual hasta la de la naturaleza,la vida intelectual europea estaba imbuida de escepticismo hacia las

t6z

TEHERI.N

verdades heredadas (incluida la religi6n) yhabia configurado una serie de m6todos empfricos y te6ricos para entender el

mundo. Al-i Ahmad y otras figuras reconocfan esto, como tambi6n sabian que sus propias sociedades no se podfan permitir ignorar el auge y la extensi6n del racionalismo en el mundo. Desde ciertas posruras defensivas, muchos de esos autores, incluido C6saire como ya vimos anteriormente, se aprestaron a recordar que el crecimiento del racionalismo en Europa habfa obedecido a una herencia cultural cuyo rasrro original podfa seguirse hasta las tradiciones de muchos pueblos de tez m6s oscura (asf, por ejemplo, decfan ellos, no podrfa haber habido matemdticas sin las contibuciones india y 6rabe, y los chinos inventaron por su cuenta los explosivos y otros muchos procesos quimicos). Una versi6n mds burda de esta actitud defensiva se concretaba en la tesis segrin la cual cada mundo cultural (y, .r, este terreno en concreto, religioso) contaba con su propia ciencia, de manera que habfa una ciencia isl6mica, una ciencia cristiana, una ciencia hindf, etc. peor arin era la teorfa que apuntaba que la ciencia moderna no era mds ni menos que la ciencia antigua (una perspectiva que venfa a invalidar el progreso como tal). La Ilustraci6n planteaba para la intelectualidad del Tercer Mundo el reto, no ya de aceptarla, sino de c6mo asumirla. Al-i Ahmad concibi6 tal asunci6n como un proceso de rasbanfekri, es decir, como una manera de entender el mundo que no inculcaba ..la obediencia ciega ni el temor a lo sobrenaturalrr, sino que hacfa hincapi6 en la capacidad del individuo social > al borde de la derrota ante el avance imparable del socialismo (segrin lo expres6 Andrei Zhdanov en la conferencia fundacional de la Oficina de Informaci6n Comunista o Cominform, en septiembre de rg+). La teorfa de los dos bandos propugnada por Zhdanov supon(a dar prioridad a los partidos comunistas nacionales; sin embargo, y al mismo tiempo, los comisarios de la URSS no dejaban de alcanzar acuerdos con las fuerzas burguesas de los Estados poscoloniales a expensas de los comunistas locales de dichos pa(ses. Esta vacilaci6n se hacia especialmente manifiesta en la ambigtiedad de la postura sovi6tica con respecto al Tercer Mundo y a la coexistencia pacffica. Tras la muerte de Stalin, la nueva direcci6n por Jruschov y Bulganin- adopt6 el principio -encabezada 172

BELGRADO

de la coexistencia pacifica y brind6 su apoyo a los regimenes nacionalistas burgueses (a menudo, en contra de los comunistas de sus respectivos pafses). La escasa claridad de la situaci6n daba a entender que la URSS parecfa m6s favorable a promover sus propios intereses nacionales que los de los partidos comunistas locales a los que formalmente juraba fidelidad. Esa, al menos, habia sido la experiencia de Yugoslavia. Cuando los partisanos de Tito derrotaron alas flerzas fascistas, recibieron con los brazos abiertos al Ej6rcito Rojo en suelo yugoslavo. La posterior desconfianza inspirada por la conducta del Ej6rcito Rojo y la faltt de apoyo por parre de este ante la invasi6n angloestadounidense de Trieste en 1945 motivaron la valoraci6n siguiente del propio Tito: .. .." ." En 1956, Cabral fund6 el PAIGC, dedicado inicialmente a oponerse por todos los canales legales existentes al dominio portugu6s. Cuando, en rgsg,las fuerzas coloniales masacraron a cincuenta estibadores de los muelles de Pijiguiti en el puerto de Bissau, la poblaci6n guineana se pas6 en masa al PAIGC. El partido no opt5 por la via armada hasta t962, / solo tras garantizarse que contaba con el apoyo de la mayoria de la poblaci6n. Aquella sangrienta guerra durarfa m6s de una d6cada y una de sus vfctimas ser(a el propio Cabral (muerto a tiros por un camarada descontento). EI PAIGC se alz6 finalmente con la victoria en rg74, aprovechando el desmoronamiento de la efimera junta militar progresista constituida ese afro en Porrugal. El PAIGC se gui6 por un uso flexible de t6cticas basadas en un programa estrat6gico antiimperialista. En un principio, habia tomado la ruta legal y habia sido capaz con ello de recabar el apoyo del grueso de la poblaci6n; solo tras asegurarse ese respaldo masivo, y solo cuando 195

BfsQUEDA

las clases dominantes empezaron a ver estrechado su margen de acci6n, adopt6la vfa de las armas. Eso fue lo que distingui6 al PAIGC de muchos de los dem6s grupos que recurrieron a la lucha armada, lamayoria de los cuales tenfan un enfoque de la polftica m6s trigicamente simb6lico que materialista. La Tricontinental no se arriesg6 a promocionar las guerras revolucionarias ni los actos violentos, pero tampoco los conden6 sin mds. Lo que sf hizo, sin embargo, fue ofrecer su apoyo a aquellas guerras que ya estaban en curso, porque, segrin se argumentaba en la resoluci6n final,los imperialistas no escuchan

a los pueblos explotados, y estos

>.7 Alli donde todas las dem6s instituciones habian quedado maltrechas por el hostigamiento del colonialismo y el neocolonialismo, las fuerzas armadas des234

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tacaban por su eficiencia y su disciplina. Los funcionarios de la administraci6n priblica suelen tener una formaci6n insuficiente ademds de una marcada tendencia a la corrupci6n, y los partidos polfticos demuestran con frecuencia (incluso en Am6rica del Sur) ser mejores luchadores por la libertad o redactores de programas y manifiestos que gobernantes. Ante semejante situaci6n, y en vista de la desmovilizaci6n y el desarme generales de la poblaci6n, el ej6rcito se convierte en una instancia m6s que obvia de generaci6n y mantenimiento de orden social. Fanon tenia una receta para prevenir los golpes militares. ..El rinico medio de evitarlo es politizar al ej6rci-escribi6to, es decir, nacionalizarlo. Igualmente es urgente multiplicar las miliciasrr.s Y lo cierto es que los Estados del Tercer Mundo que no desarmaron a la poblaci6n y que la mantuvieron en un estado de movilizaci5n polftica general creando, por ejemplo, milicias ciudadanas, no sucumbieron a ningrin golpe de Estado ni a ninguna intervenci6n fiicil del imperialismo. El caso clSsico es el de la Cuba revolucionaria. Poco despu6s de que el golpe de Castro conquistara el poder en la isla, los lfderes de la revoluci6n se dedicaron a sostener el nivel de participaci6n popular en las actividades revolucionarias como parte del orden de la gobernanza general. Para defender la naci6n, el gobierno cubano transform6 el ej6rcito y lo complement6 con las Milicias de Tropas Territoriales, las Milicias Nacionales Revolucionarias, diversos batallones de milicias regionales (como la milicia Cienfuegos),la Uni6n de Pioneros Rebeldes, el Ej6rcitoJuvenil del Trabajo y orras organizaciones m6s pequeflas como las Brigadas Conrado Benitez y el Pelot5n Femenino Mariana Grajales. Estas milicias no solo resultaron ser un crucial basti6n de defensa de la integridad territorial de la patria durante invasiones como la de la bahfa de Cochinos, sino que tambi6n participaron en campafias agricolas (por ejemplo, en el caso del Ej6rcito Juvenil) y de alfabet:zaci6n (v6ase el caso de las Brigadas Ben(tez). Iforas despu6s de que 235

ESCOLLOS

el pueblo cubano aplastara el intento de invasi5n en Ia bahfa de Cochinos en abril de 196r, Castro ofreci6 cuatro horas de explicaci6n por televisi6n: ..El imperialismo examina la geografia, analiza el nrimero de caflones, de aviones, de tanques, las posiciones... EI revolucionario examina la composici6n social de la poblaci6n. A los imperialistas no les importa un comino lo que piensa o siente la poblaci6n del lugarrr.r Siguiendo el ejemplo de Cuba, Guinea moviliz6 a sectores enteros de la poblaci6n en forma de brigadas civicas y milicias populares $966), TanzaLnia hizo 1o propio con la creaci6n del Servicio Nacional(tg64-t966)yLibia fund6 la Fuerza Popular de Resistencia (r97r). Estas milicias contribuyeron a conjurar potenciales golpes militares, pero, en algunos casos, tambi6n hicieron posible que el Estado unipartidista ahogara cualquier disensi6n entre la poblaci6n. He ahf uno de los eternos problemas de Ia movilizaci6npopular: el que se produce cuando los 6rganos del pueblo reprimen la discrepancia en el seno de la sociedad civil en nombre del progreso nacional o de la democracia. Y ese escollo (el de la dificil compatibilidad entre movilizaci6n popular y disenso) es dificil de superar, sobre todo, cuando el imperialismo despliega sus fuerzas contra la liberaci6n nacional y cuando, de hecho, estas iuran no cejar hasta derrocar las nuevas naciones. lPuede institucionalizarse el desacuerdo? ;Ha de ser la actitud del Estado lo rinico que produzca eI espacio necesario para la discrepancia? La de disentir es una libertad fundamental, no solo por su utilidad politica (pues contribuye a evitar la desafecci6n de una parte sustancial de la poblaci6n), sino tambi6n porque la disensi6n puede aportar sugerencias y criticas ritiles que, de otro modo, quedarfan acalladas por la cdmara de ecos del gobierno. Los regfmenes que propugnaron la movilizaci6n popular no prestaron atenci6n suficiente a la importancia de la discrepancia y, aun suscribiendo tesis progresistas, no fomentaron unas instituciones verdaderamente democr6ticas.

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La mayorta de las nuevas naciones que desmovilizaron y desarmaron a sus poblaciones acabaron siendo presa de intervenciones militares impulsadas a menudo por la presi6n imperialista. A comienzos de la d6cada de r95o, el gobierno esradounidense empez6 a asumir la responsabilidad de la defensa de los intereses empresariales frente a los intentos de nacionalizaci6n de la producci6n emprendidos por las nuevas naciones. El golpe de Estado en Irdn (rqSl) urdido por los estadounidenses fue un ejemplo temprano de ese rol planetario adoptado por Washington. Aunque en la mayorfa de golpes acaecidos en el TercerMundo las pruebas de la implicaci6n de Estados Unidos distan mucho de ser evidentes, la huella de la CIAy de la inteligencia militar estadounidense si ha quedado claramente documentada en los incidentes golpistas producidos en su momento en la Repriblica Dominicana (1963), Ecuador (rg8), Brasil (1964),Indonesia (rg6), Congo (1965), Grecia Gg6i, Camboya (t97o), Bolivia (nuevamente en r97r) y Chile (el caso m6s famoso de todos, en ry73). Esta es la lista breve, la que est6 fuera de toda discusi6n. gPor qu6 querrfa el gobierno esradounidense, adalid de la democracia, poner en marcha regimenes militares en lugares donde los gobiernos resultantes acababan recurriendo a la brutalidad contra sus propias poblaciones? En ry59, el Pentigono encarg6 a la Corporaci6n RAND (rnthink tank sin Snimo de lucro) la elaboraci6n de un estudio sobre el papel del ej6rcito en el Tercer Mundo. El informe resultante sirvi6 al Comit6 Draper del presidente Eisenhower para formular el orden de objetivos y prioridades del programa de asistencia militar estadounidense. Tanto RAND como el Comit6 Draper coincidieron en apuntar que, en el tr6pico, el ej6rcito provefa habilidades t6cnicas y administrativas necesarias para la construcci6n del Estado, y gue, pese a los defectos que muchas de ellas presentaban, el gobierno estadounidense debia prestar apoyo alas fiierzas armadas de las > producen el golpe.'a La modernizaci6n conduce a la inestabilidad, que desemboca a su vez en violencia, lo que arrastra a los militares a ejercer funciones de gobierno general. First encara los golpes desde el 5ngulo opuesto. Segrin ella, estos ocurren no donde nuevas clases sociales se han incorporado a la polftica, sino alli donde esta politizaci5n ha sido sofocada o reprimida. En los Estados donde ha sido desmovilizado el movimiento de liberaci6n nacional o donde no ha habido ninguno en la memoria reciente, los golpes militares se producen con mucha mayor facilidad. Sin organizaci6npopular y sin instituciones populares, para llevar a cabo un golpe solo se necesita que una facci6n armada pueda imponerse a otra) pero no que est6 respaldada por la legitimidad de la masa de la poblaci6n; un golpe como ese, como las ..lsrnpsstades en la regi6n polftica de las nubes, de las que hablaba Marx al describir los ..Estados asi6ticos>>, ..deja indemnest tanto ..los elementos fundamentales econ6micos de la sociedad' como el grueso de la poblaci5n.'5 Al igual que Huntington, First reconoc(a que eran muchos los golpes militares que no modificaban nada sustancial en la estructura de la vida social y que se limitaban a cambiar los titulares de la administraci5n del pafs. Esas eran . Aparte de esos casos, existian tambi6n otros golpes que si resultaban significativos, pues en ellos el ej6rcito se alzaba en defensa del legado de la liberaci6n nacional. En esas situaciones, el ej6rcito actfa como un /, por lo tanto, est6n sentimental y estnrctu246

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ralmente dispuestos de manera favorable a dicho gobierno con independencia de cu6les sean las acciones de este. Asi pues, toleran las acciones de los ..padres fundadores>> y estos, en agradecimiento, miman a la cripula militar. Ahora bien, los oficiales de menor graduaci6n y (por lo general) m6s j5venes no tienen esa lealtad emocional ni de clase. fui que ..cuestionan la labor de ese gobierno y defienden a otros aspirantesrr. El 6xito de los oficiales j6venes, segrin First, depender6 de su capacidad para ..formular estrategias alternativas y sus instrumentos sociales correspondientesrr. La distinci6n de First en cuanto a las diferentes generaciones de oficiales es vSlida, si bien ignora la importancia del hecho de que el pafs hubiera sido escenario anteriormente de una lucha masiva por la descolonizaci6n o no. Esa, en el caso del Tercer Mundo, es una variable crucial. Basdndome en el argumento de First y afradi6ndole la cuesti6n de la lucha de masas, yo distinguir(a entre, al menos, dos tipos de golpes: los golpes de generales y los golpes de coroneles.

Todos los golpes son estructuralmente reaccionarios, porque confieren a los militares la labor en solitario del cambio social y apartan a las masas de todo papel activo en la constmcci6n de un Estado-naci6n. Algunos golpes, sin embargo, son mds reaccionarios que otros. Los golpes realizados en pafses que han vivido una lucha de liberaci6n nacional (dirigida a expulsar a un m6ximo mandatario colonial) o una victoria electoral contra los oligarcas tienden a ser reaccionarios. En esos casos, los militares suelen tomar el poder para invertir las conquistas de la liberaci6n nacionaL, para dar al traste con la agenda program6tica tercermundista. Quienes encabezan tales golpes suelen ser militares del m6s alto rango: de ahi que los denomine golpes de generales. Los ej6rcitos de esos pafses argumentan que deben proteger el patrimonio de la naci6n frente a los comunistas y frente a otras fuerzas de izquierda que, a su juicio, desean generar el desorden social. Ante sus tropas, los generales se justifican diciendo que el gobierno re2+7

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volucionario pretend(a reducir el papel del ej6rcito en Ia vida social (una alegaci6n que se ajust6 a la verdad en los primeros aflos de construcci6n nacional en los pafses del Tercer Mundo). Los agraviados mandamases militares de fugelia (rq65), Dahomey (1965), Ghana Qg66),Togo (tg67), Uganda (rglr) y Chad (rgl ) depusieron a sus respectivos gobiernos aduciendo precisamente esa clase de motivo. Pakist6n es otro buen ejemplo. En octubre de 1958, el general Ayob Khan destituy6 a los dirigentes civiles y afirm6 estar dispuesto a conducir a Pakist6n hacia la modernidad por medio de la reforma agraria. Se comprometi6 a mantenerse en el poder durante poco tiempo, el necesario para dar estabilidad a la naci6n. Diez aflos mds tarde, un movimiento social de masas lo expuls6 de su cargo. Otro general, Yahya Khan, lo asumi6 y el gobierno de los generales se ha mantenido hasta la actualidad (hoy en dia, el general Pervez Musharraf asegura que 6l es el principal basti6n contra el fundamentalismo, pero solo lo es porque recurre a la represi6n, no a la movilizaci6n popular). La principal agenda de objetivos que se proponen los impulsores de esa clase de golpes consiste en la reversi6n de las reformas sociales de los Estados tercermundistas, no para garant:;zar el regreso de la monarqufa (pues casi ninguno de esos golpes de generales tiene un prop6sito restaurador), sino para que la cfpula militar y la oligarquia puedan seguir teniendo las riendas de la sociedad. El ataque del general Augusto Pinochet contra Chile en tg73 es un ejemplo bien desarrollado de ese tipo de golpe. Pinochet actu6 con plena anuencia del gobierno estadounidense y de la oligarqufa terrateniente e industrial chilena. El ej6rcito asesin6 a unos cuatro mil chilenos (y provoc6 el suicidio del presidente socialista, Salvador Allende), destruy6 los principales partidos de la izquierda, envi6 al exilio a muchos de los lfderes de esta y sembr6 el miedo por medio de la Direcci6n de Inteligencia Nacional. El Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, entre otras instancias, se 248

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negaron a conceder cr6ditos a Chile durante los experimentos de Allende y el programa de reforma social del presidente concit6 las iras de la 6lite del pafs. Por ese motivo, los democristianos, que hablaban en nombre de esa 6lite, aceptaron de buen grado el golpe pinochetista. Pinochet prometi6 proteger los privilegios del pasado para aquellos a quienes el poeta chileno Pablo Neruda llam6 ..cuadrilla de nuevos ricos con escudo, con policfa y con prisionesn.'o Que Nlende hubiera nacionalizado empresas hasta entonces propiedad de matrices estadounidenses como American Anaconda Copper, ITT y Kennecott, llev6 a Nixon a autorizar una partida de diez millones de d6lares para ..hacer que la economfa gritara de dolor>r.'7 Cuando Pinochet accedi6 al poder, Estados Unidos hizo todo lo posible por reparar las deterioradas relaciones enre las empresas transnacionales y la burocracia chilena. El gigante de las telecomunicaciones ITT habfa presentado una demanda por 95 millones de d6lares contra Allende. La junta de Pinochet le concedi6 235 millones. En r975, Chile dio la bienvenida al economista Milton Friedman, partidario de los ..tratamientos de choque> y de la austeridad para incrementar las tasas de crecimiento. El golpe de generales de Pinochet restableci6 el gobierno de la oligarquia y las grandes compaflfas multinacionales, para mayor satisfacci6n de la administraci6n estadounidense. En los Estados en los que no existe un movimiento de liberaci6n nacional y en los que hay muy escasas esperanzas de reforma social, el golpe de Estado suele ser el medio empleado por los militares pertenecientes a clases sociales agraviadas para afirmar el dominio, no tanto del ej6rcito, como de sus propias clases sociales de referencia. Estos son los que yo denomino golpes de coroneles. En el Tercer Mundo, la forma paradigm6tica de esa clase de golpe fue el derrocamiento de la monarquia en Egipto en rg52. Nominalmente encabezada por el general Mohamed Naguib, la direcci6n efectiva de la revoluci6n no tard6 a pasar a manos de sus orquestadores, los z+9

ESCOLLOS

Oficiales Libres, comandados por el coronel Nasser. En el primer discurso que pronunci6 con motivo de la festividad del Primero de Mayo (en r963), Nasser expuso su concepci6n de la revoluci6n de r952, que, segrin 61, se habfa..emprendido en nombre de la poblaci6n trabajadora, en nombre de la disoluci6n de diferencias entre clases, en nombre de la instauraci6n de la justicia social, en nombre de la consolidaci6n de una vida democr6tica saludable, en nombre de la abolici6n del feudalismo, en nombre de la abolici6n de la monarquia y contra el control del capital sobre el gobierno, y en nombre de la abolici6n del colonialism6rr.'8 Esa, en definitivL era la concepci6n del > propugnado por Nasser. Inspirados por el ejemplo de Egipto, un grupo de oficiales j6venes del ej6rcito iraqui form6 el Movimiento de los Oficiales Libres tambi6n en este otro pafs. Dirigidos por el general de brigada Abd al-Karim y por el coronel Abd al-Salam Arif, Ios Oficiales Libres derrocaron la monarqufa hachemi en r958. Once aflos despu6s, esta vez en el continente africano, un oficial ayudante de comunicaciones (y posteriormente coronel), Muamar el Gadafi, derrib6la monarqufa en otro golpe a cargo de un movimiento de Oficiales Libres, esta vez en Libia, al tiempo que el coronel Jaafar al Nimeiri lideraba a los Oficiales Libres de su pais para dominar el caos en el que se habfa sumido el sistema politico en Sud6n. Tanto el padre de Nimeiri como el de Gadafi trabajaban como empleados de correos, y los cuatro coroneles que acabo de nombrar procedfan de familias trabajadoras. El fin que Gadafi perseguia con su golpe resumfa muy bien los del resto de ellos y, en el fondo, era bastante representativo de los de los coroneles y los oficiales de menor rango de ej6rcitos del Tercer Mundo que llevaron a cabo golpes similares: ..Nuestras almas se sublevaron contra el atraso que envolvia a nuestro pafs y a su tierra, cuyos mejores dones y riquezas nos eran saqueados, y contra el aislamiento impuesto a nuestro pueblo en un vano intento por impedir que siguiera la senda del pueblo 6rabe en general y de que se 250

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sumara a su gran causa>>.2e La versi6n m6s reciente del golpe de coroneles fue la del que encabez6 el coronel Hugo Chfvez en Venezuela en rgg2.3" Los golpes de coroneles sucumbieron a las propias raices autoritarias de la cultura militar. En Egipto, por ejemplo, Nasser se posicion6 en contra de toda oposici6n a su r6gimen al poco de haber salido ileso de un intento de asesinato contra su persona organizado por los Ijwan al-Muslimin (los Hermanos Musulmanes) en rg54.Inicialmente, Nasser despleg6 sus fuerzas armadas solamente contra los Hermanos, pero en 1955 empez6 a liquidar tambi6n el Frente Revolucionario Unido (un frente unitario que habfan formado en febrero de 1953 los Hermanos Musulmanes, el Partido Wafd corte naciona-de Iista- y los comunistas). Los ataques de Nasser contra sectores de todo el espectro polftico fueron debilitando el espacio de la politica hasta derivar en 1o que, en la prSctica, fue una dictadura militar. Y si bien los Hermanos Musulmanes recibieron un trato mds ben6volo (el segundo de Nasser, Anuar el-Sadat, sigui6 sirviendo de enlace con ellos durante todos esos afios), los comunistas fueron objeto de un trato particularmente brutal: la ofensiva lanzada contra ellos en abril de 1957 desmoruliz6 al partido, que termin5 disolvi6ndose unos aflos despu6s y reconstituy6ndose a continuaci6n como aliado del nasserismo cuando Nasser estrech6 sus relaciones con la URSS. Parte del motivo de tal diferencia de trato estribaba en que los Hermanos Musulmanes contaban con una sustancial masa de seguidores en la d6cada de r95o, mientras que el Partido Comunista de Egipto no habfa logrado crecer al mismo ritmo. Este riltimo, pues, era m6s sencillo de destruir y, dada su supeditaci6n a las presiones que recibia de la URSS, mds fdcilmente maleable. De hecho, el mismfsimo Nasser pareci6 mostrarse en alguna que otra ocasi6n bastante displicente con el Partido Comunista de Egipto; antes de su visita de 1955 a la URSS, Nasser coment6: ..Nada nos impide fortalecer nuestros lazos econ6micos con Rusia, aunque estemos arrestando 25r

ESCOLLOS

comunistas aquf en nuestro pais y llevdndolos a juicio>>.3' Las ofensivas policiales contra los partidos comunistas en Irak, Pakist6n y Suddn siguieron tambi6n el modelo egipcio, al tiempo que Egipto- se iban sumiendo en la oscura noche de -como la dictadura. Aunque el golpe de coroneles caracteristico suele venir envuelto en un gran halo de promesa y esperanza, no sirve m6s que para transferir de inmediato el aparato administrativo a un grupo de en6rgicos oficiales. Pero a partir de ahf, los soldados, como bien dijo First, . Los soldados no pueden hacer un bien permanente: solo consiguen aplazar las soluciones. A medida que el Estado surgido de la liberaci6n nacional se va distanciando de la movilizaci6n popular y empieza a cultivar la amistad de las antiguas 6lites internas del pais en nombre del desarrollo nacional, llegando incluso a abrirse a la intervenci6n del imperialismo, pierde el fmpetu y el espfritu de la lucha de liberaci6n nacional. En el peor de los casos, el ej6rcito interviene para preservar el statu quo o para, recuperar el pasado. En el mejor, las fuerzas armadas rechazan la administraci6n civil y desbaratan la c5moda alianza creada entre los lideres revolucionarios, la burguesfa nacional y el imperialismo. Pero, pese a todo, una vez en el poder, y como bien mostr6 First, los militares cuales -sean sean sus motivaciones- congelan el proceso politico y recyr'tan toda capacidad de los moaimimtos sociales para bacer aaanzar el prncesl histilrico en u.na. d,irecciiln progruista. Nada bueno se puede esperar, pues, de una dictadura militar. Mientras se hallaba fugitivo de un gobierno chileno que 61 habfa condenado por traicionar a su pueblo en la d6cada de t94o, Neruda escribi6 st Canto general. Entre las p6ginas de aquel libro, incluy6 un pasaje lfrico titulado ..Los dictadoresrr: a

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LA PAZ

Ha quedado un olor entre los caflaverales: una mezcla de sangre y cuerpo, un penetrante pdtalo nauseabundo. Entre los cocoteros las tumbas estdn llenas de huesos demolidos, de estertores callados. El delicado s6trapa conversa con copas, cuellos y cordones de oro. El pequeflo palacio brilla como un reloj y las r6pidas risas enguantadas atraviesan a veces los pasillos y se refnen a las voces muertas y a las bocas azules frescamente enterradas. El llanto esri escondido como una planta cuya semilla cae sin cesar sobre el suelo y hace crecer sin luz sus grandes hojas ciegas.

El odio

se ha

formado escama a escama,

golpe a golpe, en el agua terrible del pantano, con un hocico lleno de l6gamo y silencio.r'

253

BALI

La rabia que sentfa Neruda por la traici6n de las aspiraciones populares venia acompaflada de una honda sensaci6n de esperanza en que el pueblo, organizado por los comunistas y por otras fuerzas, acabarfa triunfando. Cuando el comunismo lle96 a las naciones oscuras all6 por la d6cada de t9zo, atrajo a adeptos desencantados con los fracasos del nacionalismo constitucional y el terrorismo revolucionario, y opuestos al imperialismo. Intelectuales y campesinos de diferentes lugares y origenes, pero con igual intensidad, buscaron refugio en aquella nueva ideolog(a, la injertaron en sus diversas versiones locales de libertad e igualdad, y tejieron banderas rojas para exhibirlas en sus manifestaciones. La represi6n se desat6 desde el momento mismo en que hicieron ondear aquellas enseflas. Los imperios se percataron de inmediato de que el comunismo auguraba su perdici6n. No se detuvieron a negociar con los comunistas: solo querfan aniquilarlos. Neruda dedica todo un canto a la formaci6n del Partido Comunista de Chile en la d6cada de r9zo, comenzando por su fundaci6n a cargo de pioneros como Luis Emilio Recabarren y siguiendo por las masacres de las que fueron objeto sus miembros a manos de la oligarquia. Al llegar a..Recabarrenrr, el poeta estalla: Cudnto ha pasado desde entonces. Cu6nta sangre sobre la sangre, cu6ntas luchas sobre la tierra. Horas de espl6ndida conquista, triunfos ganados gota a gota, 255

ESCOLLOS

calles amargas, derrotadas, zonas oscuras como t6neles, traiciones que parecfan

cortar la vida con su filo, represiones armadas de odio, coronadas militarmente. Parecfa hundirse la tierra.

Pero la lucha pertnanece.'

Mientras Neruda se escondia de las autoridades en las 5reas fronterizas de Chile, al otro lado del oc6ano Pacffico, en Indonesia,los comunistas sufrfan su primer gran bafro de sangre en Madiun, en el este deJava. Descontento con las negociaciones de los nacionalistas con los holandeses, el Partido Comunista de Indonesia (el PKI) instig6 un levantamiento popular contra estos fltimos y contra la nueva burguesia indonesia emergente. Derrotado en las batallas callejeras de Surakanta, el PKI (y Ios trotskistas) se reagruparon en Madiun, donde el ej6rcito despleg6 toda su potencia contra ellos. Las fuerzas armadas mataron a muchos de los lideres del PK[, encarcelaron a unas 36.ooo personas y aplastaron el partido hasta reducirlo a una posici6n de relativa insignificancia. La y se concentraran en asuntos de mayor calado. Zhott le respondi6 en otra carta que la cuesti6n fronteriza menor ..no deberia afectar al desarrollo de las relaciones de amistad sino-indias. Este pequeflo tema puede solucionarser>. Las fronteras eran una cuesti5n pragm6tica, no de principios. Tan altruistas ideas sobre el internacionalismo y el respeto mutuo de la soberan(a (que eran la base de la Panchsheela) no pudieron resistir, sin embargo, otras presiones ideol6gicas y culturales m6s antiguas. En China, el poder de lo que algunos comunistas denominaban el r. ..China es un gran pafs socialista asf que debemos ser conscientes -dijo-, de que los pafses nacionalistas, cuyos sistemas sociales son diferentes del nuestro, pueden sentir recelos y temores hacia Chinan. Ese tipo de declaraciones ofrecfan una alternativa al virus del chovinismo y al fetichismo territorial que con tanta notoriedad se habfa manifestado en temas como el del Tibet y Formosa. De igual modo que dentro del cardcter internacionalista general del comunismo chino (y en torno a 6l) fueron surgiendo varias corrientes de etnonacionalismo, otras fugas similares acabaron traspasando las barreras del internacionalismo secular propugnado por Nehru en la India. A medida que la disputa fronteriza se fue haciendo ctdtvez mis intratable, diversos partidos polfticos marginales de la derecha m6s intransigente pasaron a fijal. los t6rminos del debate. El lider del Partido Swatantra dijo ante el parlamento indio que los chinos estaban ..ensuciando nuestro suelo patrio con sus dedos cancerigenos>r." Cuando Zhotvisit6 Delhi en r96o, Nehru, de pie junto a 61, declar6: ..No se cederi a China ni un palmo de suelo indiorr. Aunque Nehru ten(a claro que la disputa concernia a apenas , su firmeza provenfa m6s bien de la necesidad de defender >." La reducci6n de esa dignidad a una cuesti6n de territorios tuvo dos imporantes efectos. Para empezar, permiti6 que un 288

TAWANG

chovinismo hasta entonces soterrado se exhibiera en priblico. En la India, la derecha marginal pas6 a ocupar un primer plano como defensora no solo de la frontera, sino tambi6n de la antigua cultura india (que esas fuerzas caracterizaban exclusivamente como hindri). De ese modo, tendencias contrarias a las minorfas 6uricas o religiosas que, de no ser asi, no habrian tenido cabida en el amplio dmbito de la liberaci6n nacional secular, hallaron una via de salida hacia la esfera priblica, coincidiendo con un momento en el que las instituciones culturales oficiales empezaban a imaginarse la historia del Estado en t6rminos m6s etnoculturales que antiimperialistas. Del rico recurso del pasado, los dirigentes estatales extrajeron elementos con los que crear los sfmbolos y los mitos de las nuevas naciones;la moneda oficial llevaba esos emblemas, al igual que los himnos y los cSnticos nacionales, y los libros de historia. El antiimperialismo sigui6 formando parte de la agenda de objetivos, pero habfa pasado a compartir escena con una ideologfa con la que se contradecfa en buena medida: la que proponfa que la nacirin siempre habia estado ahi, que los movimientos de liberaci6n no habfan hecho m6s que devolverla al lugar que le correspondia por derecho propio (en vez de ser los que, en realidad,la habfan producido). La guerrar pu€s, alent6 el chovinismo. En segundo lugar, la defensa de la frontera y las referencias continuas a la aplicaci6n de una soluci6n militar a un problema de naturaleza hist6rica y polftica acabarian teniendo una repercusi6n presupuestaria adversa en la construcci5n nacional. Las instituciones militares asf fortalecidas consumieron partes cadavez m6s suculentas de los presupuestos y desbarataron la agenda programdtica de desarrollo social que se habia propuesto inicialmente el Estado. Las sumas dedicadas a fuerzas y arrnamentos militares no generaban un efecto multiplicador en el resto de la economia en caantl a desarrolh social. De hecho, en el Tercer Mundo, el gasto militar distorsiona el compromiso econ6mico de las nuevas naciones con la misi6n zBg

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de invertir los t6rminos de la anterior sangria imperial y de lograr una economfa nacional incentivada por la equidad social. En vez de eso, el gasto militar canaliza capital hacia la producci6n de medios de destrucci6n, derrocha valiosas divisas en la importaci6n de tecnologia militar y destruye la cooperaci6n regional. La militarizaci6n es una de las principales palancas que pueden hacer descarrilar el proyecto del Tercer Mundo. Tras la guerra de t962, el gobierno indio elev5 el porcentaje de su presupuesto dedicado a armamento desde su anterior media del zYo (entre rySr y 196r) a una media del 47" del producto interior bruto de la India (el equivalente a Ia cuarta parte del desembolso total del Estado central). La atracci6n ejercida por las fuerzas armadas sobre las finanzas del Estado alz6la estatura politica del ministro de Defensa en el gabinete y en la polftica estatal. El desarrollo social tuvo que aguardar su turno por detr6s de la seguridad (reducida casi exclusivamente a la cuesti5n de la defensa militar) en la lista de prioridades del Estado. Segun un estudio realizado por el expresidente del Banco Mundial Robert McNamara sobre el gasto militar en las naciones oscuras, los Estados de estas quintuplicaron la cuantia de dicha partida presupuestaria entre ry6o y r988: el desembolso militar priblico aument6 al doble de velocidad que la renta per c6pita. Con la dedicaci6n de un muy necesario capital a gastos e inversiones de car6cter militar, la tasa de ahorro de esas sociedades descendi6, precisamente cuando comenzabanya a experimentar una dr6stica reducci6n del gasto social (en educaci6n, sanidad y atenci6n a la infancia). Ademds de desviar capital de inversi6n, las fuerzas armadas drenaban recursos humanos y materiales escasos (necesitaban personas para manejar el armamento y p ra realizar investigaciones cient(ficas con fines militares, y precisaban materias primas como cromo, cobalto, manganeso, acero, uranio y otros materiales por el estilo, a los que se daba asf un uso militar en vez de civil). En 1982, Naciones Unidas dej6 claro 290

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que el mundo tenfa ante si una dura elecci6n entre o oron aztz6 arin m6s las iras de los nacionalistas con una nueva reducci6n de precios (esta vez, tn 7o/o con respecto al precio anunciado anterior). Cuando los paises productores se reunieron en Bagdad en septiembre de 196o, un mes despu6s del descenso, lo hicieron ya con un objetivo en mente: formar un c6rtel de productores priblicos de petr6leo. Tras una semana de deliberaciones, el grupo fund6 la OPEP. Los cinco miembros fundacionales controlaban nominalmente (o, como minimo, producian) elSzo/o de las exportaciones mundiales de crudo: Venezuela (3o"/"), Kuwait (r8 %), Arabia Saudi (r4"/"), Irak (ro "/") e lr6n (to%). En su declaraci6n inaugural, Plrez Alonzo record6 a los delegados asistentes que el petr6leo es

y gue, por consiguiente, como el petr6leo. Prebisch trabajaba desde la IINCTAD con Ia mente puesta en el cacao, por ejemplo, y otros gnrpos y actores crearon plataformas como el Consejo Intergubernamental de Paises Exportadores de Cobre y la fuociaci6n Internacional de la Bauxita. Ninguna de esas organizaciones tuvo jam{s la repercusi6nalcanzada por la OPEP: todas fallaron en cuanto al mecanismo con el que garantizar unos precios y una oferta estables. La UNCTAD carecfa de los fondos precisos para comprar y acumular cantida3ro

CARACAS

des suficientes de la mercancfa o el producto en cuesti6n con

las que generar unas reservas de este que permitieran regular su precio y asegurar un minimo de estabilidad. Gran decepci5n caus5, en este sentido, la incapacidad de las naciones de Ia OPEP para usar sus enormes ingresos por la exportaci6n de

petr6leo parala creaci6n de un fondo de esas caracteristicas que contribuyera a estabilizar los precios de otros productos b6sicos.'8 Las potencias de la OPEP no solo se negaron t realizar aportaciones a un fondo global para la estabilizaci6n de los precios de las materias primas, sino que acumularon adem5s un historial muy pobre en cuanto a sus contribuciones en forma de ayuda a sus vecinos y al Tercer Mundo en general (solo un 6% de sus pingties beneficios).'e Pese a sus orfgenes polfticos, la OPEP acab6 convirti6ndose en un c6rtel econ6mico que luchaba por defender los precios del petr6leo y que apenas hacia nada mds. No hay duda de que la organizaci6n tuvo una influencia enorme en el aumento del precio del barril de crudo cuando este pas6 de 3 d6lares en 1973 a 36 en r98r, pero, por ejemplo, en la cumbre de Viena de ry99,las decisiones importantes se habfan tomado ya mucho antes de que las potencias cumplieran con la formalidad de reunirse durante tres horas para ratificar sin m6s tales resoluciones previas. La OPEP es hoy una instituci6n huera, un coloso a nivel meramente nominal. A pesar del amago de la OPEP contra el orden mundial internacional, los paises exportadores de petr6leo se mantuvieron en una situaci6n de impotencia relativa debido, principalmente, a que no destronaron en ningrin momento a las Siete Hermanas. De hecho, la colaboraci5n enre estas grandes empresas petroleras y la OPEP aplast6 el crecimiento de otras compaflfas del sector en el mercado mundial (como el EM Ente Nacional de Hidrocarburos italiano- dirigido por -el el combativo Enrico Mattei, y el ministerio estatal ruso del Petr6leo, el Minnefteprom, asi como otras empresas familiares estadounidenses, como G.tty y Hunt). Estas entidades po-

3II

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drian haber ayudado a resquebrajar el control asfixiante de las Siete Hermanas sobre el mercado. El cSrtel priblico del petr6leo cooper6 con el c6rtel privado para cerrar el mercado. Las Siete Hermanas se beneficiaron de la OPEP en la misma medida en la que se esforzaron por socavar sus cimientos. Por ejemplo, iniciaron prospecciones (en busca de otras fuentes de petr6leo) en lugares como el norte de Africa y frente a las costas del Ad6ntico para aumentar la oferta y reducir el poder de negociaci6n de la OPEP. Siempre que se presentaba la ocasi6n, las Siete Hermanas negociaban por separado con pa(ses concretos y les ofrecfan tratos favorables para que eludieran los techos de precios fijados por la OPEP. El expresidente estadounidense Eisenhower lo tenfa muy claro: ..A los pafses de Oriente Medio y Pr5ximo de la nueva organizrci6n les preocupaba que cualquiera pudiera disgregar la organizaci6n desde fuera ofreciendo cinco centavos m6s por barril por el petr6leo de uno solo de los paises miembros'r.'o Eso fue algo que sucedi6 en numerosas ocasiones durante los primeros tiempos de la OPEP. Una de las politicas seguidas por las naciones del Tercer Mundo con respecto a los c6rteles de empresas concesionarias como el de las Siete Hermanas fue la consistente en nacionalizar la propiedad de los yacimientos petroliferos, las plantaciones o, incluso, las refinerfas: todas las instalaciones productivas ffsicas de la industria o el sector en cuesti6n que habfan sido arrendadas al Estado o que habfan sido cultivadas o explotadas bajo la autoridad del Estado. La nacionalizaci6n de esos activos trastoc6 un poco el poder de las Siete Hermanas y de otros c6rteles privados, pero no derrib6 su apabullante poder a escala planetaria. En realidad, las inmensas presiones polfticas sobre los gobiernos de los paises petrolfferos para que nacionalizaran los activos productivos habian hecho inevitable dicha medida, por lo que en al menos dos casos (os de Arabia Saudi y Kuwait), las Siete Hermanas se adelantaron a ella y optaron por renunciar. a la propiedad de 3r2

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los yacimientos. La nacionalizaci6n de estos traslad6 el centro de gravedad del poder local, que pas6 del cdrtel a la burguesfa

nacional que controlaba o tenfa poder sustancial sobre el Estado administrativo gerencial. fuf, por ejemplo, cuando Venezuela decidi6 actuar contra las Siete }lermanas en Ia d6cada de 196o, un analista describi5 la transferencia de poder del modo siguiente: ..Se insalaron todo un aparato planificador y una serie de complejos estatales de industria pesada (una acererfa y una plana de aluminio en la provincia de Guayana; complejos petroquimicos en el noroeste). Ambas cosas siryieron para ampliar y fortalecer afin m6s la posici6n de los funcionarios estatales como faerzasocial independiente. Pero eso no les otorg6 el control del proceso de desarrollo econ6mico en su conjunto>>." El Estado venezolano y la burguesfa del pafs se hicieron cargo de la extracci6n del petr6leo, pero no controlaron el proceso. Tuvieron que seguir cooperando con las Siete Hermanas, que continuaron ejerciendo una enonne presi6n sobre la industria petrolera en general. En definitiva,la nacionalizaci6n de los activos econ6micos expropiados a empresas ransnacionales reprodujo en este terreno los problemas gen6ricos de la independencia polftica con respecto al colonialismo; fue un avance, pero cre6 una falsa ilusi6n de libenad. Las Siete Hermanas transfirieron al Estado las responsabilidades y las cargas de la extracci5n, pero siguieron disfrutando de los jugosos frutos de la industria. Adem6s, ese reci6n instaurado poder del Estado sobre los yacimientos, unida a su nueva capacidad para negociar precios e impuestos con las Siete Hermanas, lo llevaron a negociar en dos frentes distintos del ciclo de la producci5n y venta de un producto bdsico: con los trabajadores del petr6leo en busca de unos salarios m6s bajos, y con las Siete Hermanas tratando de obtener precios m6s elevados. Incrementar las entradas por exportaciones y, con ello, las arcas del Estado no presagiaba necesariamente la aplicaci6n posterior de una estrategia dirigida a la generaci6n de equidad. Pero si los cdrteles priblicos y la estrategia de la nacionali-

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ESCOLLOS

zaci6n de activos no siempre beneficiaron a la clase obrera tropical, desde luego tampoco beneficiaron a los pafses que no disponian de acceso a los productos primarios de precio m6s elevado. Cuando la OPEP logr6 mantener su precio fijado para el petr6leo, las naciones oscuras que no tenian petr6leo se vieron obligadas a pagar una factura muy superior por la rinica fuente de energia que habfa pasado a resultar indispensable para el capitalismo contempor6neo. Aunque algunos miembros mis radicales de la OPEP, como Libia a principios de la d6cada de r97o, pidieron la aplicaci6n de tablas diferenciales de precios para las diversas naciones del mundo, la perspectiva estrictamente econ6mica seguida finalmente por la OPEP excluy6 toda posibilidad de un compromiso politico de ese estilo. La rinica ocasi6n en la que la OPEP se entretuvo abiertamente en una batalla polftica fue con motivo de la defensa de Palestina, pero ni siquiera en ese caso se pudo contar con una unidad fuabe que fuera ciertamente inquebrantable. En general, los c6rteles de productores de productos b6sicos no siempre ayudaron al Tercer Mundo en detrimento de los Estados industriales avanzados. Es habitual, por ejemplo, que estos riltimos dominen la producci6n de ciertos bienes primarios (como los productos agricolas cultivados por megacorporaciones empresariales en explotaciones y granjas industriales), ytambi6n lo es que los primeros produzcan manufacturas. Los precios del petr6leo elevados perjudican a los Estados del Tercer Mundo que no cuentan con reservas petroliferas propias, pues todo c6rtel tiende a aprdar rinicamente a aquellos cuyo producto o mercancia protege y no a los dem6s. fui, si bien el cdrtel, como m6todo de actuaci5n, envalenton6 sin duda a muchos de esos Estados, no rrino acompafiado de una estrategia politica general que permitiera generar y acumular poder en el conjunto del Tercer Mundo. La muestra mds audaz de unidad emanada de la OPEP se produjo durante el embargo de ry73. La derrota infligida por Israel a los ej6rcitos 6rabes en tg67 reforz6 una especie de

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CARACAS

unidad 6rabe atrofiada, al tiempo que el sah de Ir6n se daba a una politica de incremento y modernizaci6n obsesivos de sus fuerzas militares y policiales financiados con sus ingresos por petr6leo. El gobierno venezolano (que por entonces dominaban los conservadores) llevaba tiempo ansiando un aumento de los ingresos para mantener su endeble control sobre una sociedad cada vezmis empobrecida. El ejemplo para aquella subida de precios del petr6leo lo sent6 Libia en ry7o.El nuevo Consejo de Mando Revolucionario dirigido por Gadafi increment6 el precio del crudo libio (muy ventajoso para su pafs por su abundancia, su proximidad a Europa, su superior calidad y su control en manos del Estado). Gadafi declar6 entonces que . Ni las potencias ad6nticas ni las Siete Flermanas pudieron hacer frente a aquel desafio del lider libio y cedieron anunciando un aumento >), siguiera las opiniones de este. Pero las palabras de una persona dificilmente pueden mejorar o, siquiera, transformar las polfticas de r6gimen, ni aun en uno que, como el tanzano, habfa otorgado tanto poder a un solo individuo. La polftica de Nyerere tenfa mucha mds inercia que la mejor de las intenciones del lider del pafs. Si a la muldrud que labraba la tierra no se le dejaba tener voz ni participaci6n en aquel programa, nunca estaria motivada para incrementar su capacidad productiva ni se beneficiarfa de 61. Lo rinico que podfa empujarla atabajar mds duro era la coerci6n. La gente (como suele ser costumbre) busc5 y hall6 formas valientes e innovadoras de disentir aun cuando el Estado no podfa ni querfa proporcionar vfas para la discrepancia. Los campesinos de la regiones de Morogoro yArusha se comian la simiente del maiz antes de plantarla, vendfan los fertilizantes subvencionados en el mercado negro, fingfan no entender las instrucciones, trataban de utilizar la brujerfa contra las autoridades locales del partido y organizaban manifestaciones contra el programa de reasentamiento en pueblos.'a En otros lugares del pafs, la gente se concentraba en los emplazamientos que estaba previsto sumergir bajo un nuevo embalse y formaban cfrculos en torno a ellos, o se declaraban en huelga en

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protesta por la normativa de aceleraci6n del ritrno de trabajo que se aplicaba en f6bricas o minas peligrosas. El nivel de disenso tenfa su correspondencia inmediata en una mayor oleada de legislaci6n antisindical y de reacciones violentas por parte del Estado. Disparos de la policfa, detenciones en masa, asesinatos de lideres sindicales y populares: todos estos incidentes se convirtieron en moneda de uso corfiente en el 6mbito priblico del Tercer Mundo. Pese a tamafros defectos, el experimento de Arusha prob6 como minimo a destronar a las clases sociales establecidas del poderoso papel que desempef,aban. La mayoria de las naciones oscuras buscaron una versi6n particular a su medida de la agenda programitica tercermundista para proteger (cuando no nutrir) a las clases dominantes. Tales regimenes no abjuraron de las reformas agrarias ni de la industrializaci5n, pero si las realizaron poni6ndolas al servicio de los sectores sociales m6s poderosos. Habf a gran preocupaci6n por la vida y la libertad de la gente trabajadora, si, pero principalmente porque ..la nobleza obliga, y no por otra cosa. En 196r, ras dos planes quinquenales, Nehru, el dirigente indio,lament6 el fracaso de su r6gimen a la hora de ocuparse de los sufrimientos de la poblaci6n. En vez de crear aunque solo fuera una apariencia de igualdad, el desarrollo social habfa hecho crecer la separaci6n entre los pr6speros y los desfavorecidos. ..fIn gran nrimero de personas no han participado de [ese incremento de la riqueza de la naci6n] y viven sin lo mfnimo imprescindible para cubrir sus necesidades vitales. Por otra parte, podemos observar la existencia de un grupo m6s reducido de personas realmente adineradas. Estas han logrado fundar en cierto sentido una sociedad opulenta para si mismas, aun cuando la India en su conjunto est6 muy lejos de ese estadio. Creo que la nueva riqueza est6 fluyendo en una direcci6n en particular y no se est6 difundiendo de forma apropiadan.'s En lugar de dedicarse de lleno a invertir la tendencia de esa divisi6n, el Estado se limit6 a intentar trasvasar mds prestaciones y servi332

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cios sociales hacia la poblaci6n pobre. Sin llegar a los extremos

del socialismo puro, lo que el Estado surgido de la liberaci6n nacional en paises como la India pretendi6 desde un primer momento fue elevar las tasas de crecimiento. Aumentando la producci6n, / con independencia de cu6les fueran los medios aplicados para conseguir tal fin, el Estado pens6 que dispondrfa de una mayor reserva agregada de capital y de recursos que distribuir entre la poblaci6n. El socialismo de mercado o la economia mixta era un socialismo del consumo, no de la producci6n. En medio del intento de industrializarse y de generar un cambio agrario, apenas hubo un esfuerzo bastante apagado por modificar las relaciones y los m6todos de producci6n. El proceso de producci5n industrial (y tambi6n agricola) sigui6 siendo similar al de cualquier pafs capitalista avanzado: los trabajadores no tenfan voz ni voto en dicho proceso, que estaba dirigido por una clase directiva separada. Y la deliberaci6n se mantenia bajo mfnimos. El socialismo hizo acto de aparici6n en los mercados lunavez producidos los bienes, a la hora de repartirlos de forma m6s equitativa, pero no durante el proceso previo (es decir, no para producirlos m6s equitativamente). Incluso los Estados del Tercer Mundo m6s proclives a Ia creaci6n de una burguesfa nacional y de protecciones para las clases dominantes (rurales y urbanas) clamaron por la reforma agraia en la d6cada de r95o. En la fuamblea General de Naciones lJnidas, ese bloque de naciones impuls6 resoluciones a favor de esa clase de reforma en varias ocasiones (t95o, 1952, 1954, 1957 y ry6o). Aunque con algunas diferencias entre si, todas ellas promovfan la idea de que la reforma agrria era ..uno de los prerrequisitos fundamentales del desarrollo general de la productividad agrfcolarr.'6 Hasta comienzos de la d6cada de 196o, existi6 un consenso generalizado en torno a que si el Tercer Mundo no mejoraba su producci6n agricola, nunca serfa capazde salir de su bajo nivel de productividad econ6mica. El crecimiento industrial exigfa cierto grado de dinamis333

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mo agrario, porque los

impuestos

y los ingresos por

exportaciones obtenidos de ese sector ayudarian a sufragar la creaci6n de una industria nacional propia. Aunque los regfmenes poscoloniales querfan que se incrementara el crecimiento agr(cola, no todos ellos estaban impacientes por que los propietarios rurales perdieran sus medios y su peso e influencia. En r932, la 6lite rural salvadorefla orquest6la masacre de zo.ooo campesinos que habfan ocupado tierras privadas y se oponfan a la agricultura orientada a Ia exportaci6n. La historia latinoamericana estd repleta de mriltiples rebeliones y represalias en masa de ese tipo. En 1944, cuando los principales capitalistas indios encarecieron al Estado que protegiera sus negocios con aranceles, tambi6n pidieron al Partido del Congreso que no se entretuviera en tareas como la de la reconstrucci6n de las relaciones agrarias en la nueva India, pues cualquier cambio podrfa elevar las expectativas del campesinado. Cuando la India obtuvo por fin su libertad, el Partido del Congreso recurri6 a intermediarios polfticos en las 6reas rurales para movilizar el voto de esas poblaciones. En ningrin caso querfa enajenarse a los terratenientes que financiaban a esos agentes del partido. fui que para eludir una reforma agraria sustancial y, al mismo tiempo, adoptar tal reforma como lema, el r6gimen no tuvo problema en confiar en la labor de como Vinoba Bhava, quien .'7 En Filipinas, la Ley de la Reforma Agraria de 1955 congel6 el panorama de las relaciones agrarias conforme a las condiciones tipicas de las plantaciones, incluyendo solamente unas pocas concesiones para los trabajadores sin tierra. Estos Estados valorizaron a un campesino o un agricultor gen6rico, como podia ser el kisan indio o elfllabin egipcio (o incluso el..campesino> Iatinoamericano). Los agricultores (incluidos los que pertenecian a la clase rural dominante) fueron tratados como la columna vertebral de la naci6n, la sal de la tierra. 334

ARUSTIA

En algunos

casos, las reformas agrarias se produjeron

cuando los regfmenes en cuesti6n tuvieron la sensaci6n de que cualquier otra cosa provocarfa una revoluciSn roja. La f6rmu-

la de Samuel Huntington funcion6 en Estados como Corea del Sur,Jap6n yTaiwin (donde la reforma agralr:ia se llev6 a cabo a punta de caff6n

el de los japoneses y, poste-

-primero, riormente, el de los estadounidenses-): ..La disposici6n de los terratenientes a perder su propiedad a consecuencia de reformas agrarias que no lleguen a la revoluci6nvaria en proporci6n directa a la medida en que la rinica alternativa parece ser la de perderla como consecuencia de una revoluci6nr>.'8 El consenso en torno a la reforma agraria se alter6 en la d6cada de 196o, cuando una nueva forma de soluci6n agraia se introdujo en el Tercer Mundo. En ry45,1a Fundaci6n Rockefeller Lanz6 un programa piloto en M6xico para incrementar la productividad agricola mediante el uso de semillas de alto rendimiento y de nuevos m6todos de cultivo (como los fertilizantes petroqufmicos, los pesticidas y la nueva maquinaria agrfcola). La cosecha mexicana de trigo creci6 exponencialmente y, en t964, un pafs como aquel, que hasta entonces habfa sido un importador neto de cereal, empez6 a exportar trigo. El Banco Mundial se sum6 a la causa y difundi6 esa . por todo el mundo. Las tasas de crecimiento agrfcola se dispararon en casi la mitad del6rea cultivable del Tercer Mundo. En la India, por ejemplo, las soluciones tecnol6gicas incrementaron la disponibilidad agregada de alimentos. Pero hubo problemas. El crecimiento presentaba enormes desequilibrios regionales y el impacto medioambiental de unos fertilizantes altamente t6xicos generaria problemas a largo plazo. Adem6s, los aditivos tecnol6gicos al proceso de cultivo en general aumentaron los costes para los agricultores. La Revoluci6n Verde tambi6n favorecia las explotaciones m6s extensas, por lo que restaba fuerza a los llamamientos a la reforma agraria y a su importancia. En la Conferencia de Punta del Este de Estados latinoamericanos celebrada en 1967, los 335

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delegados pidieron una reevaluaci6n de las ..injustas estructuras de tenencia y uso de la tierrarr, pero el suyo no era m6s que un discurso de cara aLa galeria. Solon Barraclough, agr6nomo estadounidense de la FAO en Am6rica Latina que redact5 la declaraci6n final en Punta del Este, ponfa de manifiesto la va-

cuidad de esos llamamientos a Ia reforma agraria:..No obstante, estas reformas posteriores t t96r fueron, en su mayor parte, meramente cosm6ticas. A menudo, se trat6 de programas dirigidos principalmente a colonizar tierras estatales (a un coste humano y ecol6gico inaceptable en muchos casos) y a sacar de apuros a grandes hacendados en dificultades econ6micas comprando sus tierras para los reasentamientos>>.'e En t972, cuando esas mismas potencias del TercerMundo se reunieron en Estocolmo para fundar el Programa de las Naciones LInidas para el Medio Ambiente, su queja principal no fue la inexistencia de una reforma agraria efectiva, sino los precios de los insumos tecnol6gicos necesarios para la agricultura de la Revoluci6n Verde. Las empresas quimicas transnacionales cobraban precios elevados por los fertilizantes y las agroindustrias eran las que disfrutaban luego de las rentas generadas por las semillas de alto rendimiento. La Revoluci6n Verde habfa reemplazado a la roja. La nula voluntad de reconstrucci6n de las relaciones sociales rurales en la mayorfa de naciones oscuras no significaba que el Estado hubiera abandonado a los ..sin tierra>> ni a los pequeflos agricultores a su (mala) suerte. Tenfa un plan para ellos, pero este no abordaba su principal desventaja: su ausencia de poder en sus propias localidades y su falta de control sobre los instrumentos de producci6n m6s importantes (la tierra, el apay el cr6dito). Lamayoria de regfmenes tercerrmrndistas suministraban cr6ditos rurales a los pequeflos agricultores, pero ese capital solia ser insuficiente para cubrir sus necesidades. De hecho, y en sintonfa con la dindmica propia de la Revoluci6n Verde, el Comit6 Indio de Cr6dito Rural, reunido en t96g, recomend6 que los bancos comerciales faci336

ARUSHA

litaran cr6ditos rurales cuando estos favorecian el comercio y la industria.'o En vez de la reforma agraria, el Tercer Mundo volvi6 su atenci6n hacia la cuesti5n de la seguridad alimentaria. Esta riltima noci6n se remonta a los tiempos de la creaci6n de la Organizaci6nde las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentaci6n en ry45. Por aquel entonces, la seguridad alimentaria era solo una parte mds de un paquete que contenia tambi6n la reforma agrariayla crea,ci6n de c6rteles de productores de materias primas agrfcolas. A finales de la d6cada de 196o y principios de Ia de r97o,la labor de la organizaci6n habfa quedado circunscritr ya al terreno de la provisi5n de seguridad alimentaria. Ese objetivo fue consagrado en ry7+ en la Declaraci6n llniversal sobre la Erradicaci6n del Hambre y la Malnutrici6n (..Todos los hombres, mujeres y nifros tienen el derecho inalienable a no padecer de hambre y malnutrici6n>). La reorganizaci6n socialista (la producci6n socializada) fue sacrificada en favor de dddivas de signo bienestarista

(la distribuci6n y el consumo socializados). Para gestionar el problema de la disparidad entre los precios en origen (del productor) ylos precios en tienda, el Estado cre5 en la mayorfa de casos una instituci6n destinada a comprar cereales para la alimentaci6n (a precios justos para el agricultor) con el prop6sito de venderlos luego a precios justos de venta directa al consumidor en las tiendas de todo el pafs: en el caso de la India, fue el Sistema de Distribuci6n Priblica, y en el de Indonesia, el Badan (Jrusan Logistic Nasional, por poner dos ejemplos. La mayoria de los regfmenes del Tercer Mundo instauraron esos programas con el prop6sito de mantener estables los precios en las zonas urbanas, reducir el comercio privado (que consideraban explotador) y garantzar que los agricultores pudieran ganarse Ia vida cultivando productos alimenticios esenciales (en la India, por ejemplo, a trav6s del sistema conocido como Precio de Sost6n Minimo). Estos planes de distribuci6n y consumo socializados permitieron a los pequeflos agricultores formar cooperativas para hacer un fondo comrin de su produc337

ESCOLLOS

ci5n y conseguir precios justos. Las cooperativas de productores de leche, cereales, caf6,y cacao siguieron proliferando en el Tercer Mundo hasta finales de la d6cada de r98o. En esa misma d6cada, el Banco Mundial lament6 el fracaso de la reforma agraia. El hambre persistfa en el mundo y, sin embargo, el bienestarismo rural habia tocado a su fin. Utilizando el lenguaje del neoliberalismo, el BM concluia en un informe que el hambre global solo podrfa aliviarse ..redistribuyendo el poder adquisitivo y los recursos hacia aquellos que hoy est6n desnutridosrr:" dicho de otro modo, aplicando una reforma agraia integral y reconstruyendo las relaciones sociales rurales. Tanzania intent6 promover activamente un programa socialista, pero como buena parte del Tercer Mundo, lo hizo sin acompaflarlo de un esfuerzo genuino por organizar ala poblaci6n para que fuera esta la que activara esas ideas. En vez de eso, trat6 de actuar desde arriba. Cuando el plan de reasentamientos rurales fracas6, el Estado recurri6 a una polftica harto embarazosa. El pais que contaba con la tasa mis elevada de producci6n de cereales parala alimentaci6n de toda Africa a comienzos de la d6cada de 196o pas6 a importar cereal por valor de r8o millones de d6lares a finales de ry74. Eso agot6 las reservas de divisas de Tanzaniayla empuj6 a mendigar la concesi6n de fondos de ayuda exterior. Fue entonces cuando el Estado acogi6 de buen grado la instalaci6n en el pais de agroindustrias estadounidenses que construyeron allf grandes explotaciones agrarias (de zo.ooo hectfreas) intensivas en capital. La Revoluci6n Verde salv6 la cara al ujarnaa. Pero a Nyerere nadie le alivi6 la frustraci6n. En octubre de ry75, el lider tanzano viaj6 a Mwanza, donde reproch6 al Departamento de Agricultura local 1o mal que habfa aconsejado a los campesinos y exigi6 que los agricultores que habfan sido arrastrados a un verdadero atolladero ecol6gico fueran reasentados conforme a los deseos que ellos mismos expresaran. Cuando Nyerere abandon6 voluntariamente su cargo en r985, se reti338

ARUSHA

16 a una granja experimental. Queria practicar a su (reducido)

modo la transformaci6n agrfcola que habia pasado de largo del Tercer Mundo. El Tercer Mundo qued6 hondamente afectado por los escollos a los que se enfrent6. Creadas a partir de una oleada de luchas, las nuevas naciones no reorganizaronlas relaciones sociales de forma efectiva ni alteraron la estructura estatal de tipo colonial que les habfa sido legada. N aliarse con las viejas clases sociales dominantes y al adoptar la estructura administrativa colonial, las nuevas naciones viciaron la esencia misma del programa tercermundista. La fiierua o los gobiernos militares pasaron a estar a la orden del dfa desde el momento mismo en que los regimenes del Tercer Mundo trataron de empujar a sus desmovilizadas poblaciones a hacer lo que tenfan previsto para ellas. Para los nuevos regfmenes, estas personas (que eran, precisamente, las mismas que habfan impulsado las luchas anticoloniales y que habian dado la bienvenida al proyecto tercermundista en su momento) solo podfan ser, o bien seguidoras obedientes (cuando no inertes), o bien enemigas. Pero pese a todo ello, el capital polftico del Tercer Mundo se mantuvo y el proyecto podrfa haber sobrevivido a sus propios escollos de no haber sido por el ataque frontal que sufri6 en la ddcada de ry7o. La crisis de la deuda y la polftica de reorganizaci6n planetaria promovida desde el Primer Mundo asesinaron al Tercero.

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TERCERA PARTE ASESINATOS

NUEVA DELHI

En r983, Nueva Delhi eraya una ciudad transformada. En la d6cada de rgro,los brit6nicos la idearon como gemela moderna de la que acabaria conoci6ndose como Vieja Delhi. Diseflada por Edwin Luytens,la ciudad se construy5 con la intenci6n de que se convirtiera en la capital del imperio indio brit6nico. Edificios monumentales, amplias avenidas y grandes extensiones de c6sped eran sus elementos caracterfsticos, como tambi6n lo eran las agudas tensiones raciales que la separaban de la parte vieja de la urbe. Cuando los brit6nicos se marcharon en rg+7,la ciudad sufri6 tambi6n el trauma de la Partici6n. Con la aparici6n de India y Pakist6n como pafses nuevos y separados, se intensificaron las batallas enue hindries y musulmanes. Un grupo bastante numeroso de refugiados isl6micos se guareci6 en un fuerte del siglo xvr, mientras que hindries y sijs desplazados de Pakist6n se establecieron en los descampados del oeste de Delhi. Como tantas y tantas ciudades poscoloniales, Delhi yNueva Delhi conservaban todas las marcas de podredumbre caracterfsticas del imperio, pero tambi6n albergaban el deseo de sus herederos de ponerse manos a la obra con un proceso de crecimiento continuado. Al ser la capital de un Estado con una fuerte tendencia a la centralizaci6n, Nueva Delhi acogia tambi6n una nutrida burocracia a la que se fueron uniendo los hasta allf llegados para constmir una metr6poli que nunca ha dejado de crecer. En r94r, poco m6s de 9o.ooo personas vivfan en el recinto de la ciudad nueva. La afluencia de habitantes r raiz de la Partici6n increment5 la poblaci6n total del 6rea metropolitana hasta alcanzar los r,7 mi343

ASESINATOS

Nueva Delhi, 1983: La primera ministra india, Indira Gandhi, recibe al presidente cubano, Fidel Castro, en el aeropuefto de Nueva Delhi con motivo de la cumbre del Movimiento de Paises No Alineados. (@ Bettmann / Corbis.)

llones en r95r. En 1983, m6s de 6,5 millones de personas residfan en la aglomeraci6n urbana que inclufa tanto la Nueva como laVieja Delhi. Los monumentos abundan en Delhi. Desde el minarete de Qutab, cercano al aeropuerto, hasta el Fuerte Rojo, situado en el extremo opuesto de la ciudad, los lugares de inter6s de Delhi nunca dejan de causar admiraci6n a los visitantes. A comienzos de la d6cada de r98o, la ciudad se revisti6 de mayor esplendor arin. En 1982, Nueva Delhi fue sede de los Juegos fuidticos. Se construyeron nuevos estadios, edificios residenciales y centros de congresos y convenciones. El acontecimiento cont6 con una ventaja adicional como fue la introducci6n de la televisi6n en color en el pafs. Los estadios proliferaban en una ciudad que, poco antes, habfa expulsado a sus habitantes pobres hacia las afueras. El que, en tiempos, fuera el eslogan electoral de la primera ministra Indira Gandhi, garibi batao 344

NUEVA DELHI

(..desterremos la pobreza),pas6 a ser entendido por la mayofia de la gente como garib dilli se hatao (..desterremos a los pobres de Delhir). Los centros de congresos de la ciudad albergaban habitualmente toda clase de encuentros comerciales y polfticos internacionales. En 1983 acogieron la s6ptima cumbre del NOAL. El Movimiento de Pafses No Alineados acudia a Nueva Delhi en un momento de crucial importancia para Indira Gandhi. La hija de Nehru habfa dedicado toda su vida a la polftica india. Cuando su padre muri6 en r964,Indira Gandhi asumi6 un papel destacado en el Partido del Congreso. En 1966, gan6 las elecciones y se convirti6 en primera ministra, cargo que conserv6 hasta ry77. Regres6 al poder en r98o con un mandato debilitado por los excesos del ..estado de emergenciar, (o ley marcial) que habfa impuesto ella misma entre 1975 y 1977. Cuando los l(deres del NOAL viajaron a Delhi, el partido instalado en el gobierno de la capital vivfa una especie de asedio. Las problemSticas elecciones de r983 le habian valido una seria derrota en los estados meridionales de la India. Una estrella del cine, N. T. Ramarao, rompi6 el control radicional del Partido del Congreso en Andhra Pradesh, mientras que un importante adversario durante el estado de emergencia (el PartidoJanata) se alz6 con el triunfo en la vecina Karnaaka. En Assam, la oposici6n (a excepci6n de los comunistas) llam6 a boicotear las elecciones. El Partido del Congreso obtuvo alli una victoria pfrrica (solo un z "/" delapoblaci6n acudi6 a votar), al tiempo que la violencia desatada entre asameses, bengalies y bodos desgarraba el estado. En Nellie (fusam), fueron asesinados cinco mil refugiados (Tariq Alf describi6 aquel incidente como la..masacre de My Lai multiplicada por diezrr).' Gandhi se desplaz6 a Assam, pronunci6 unas declaraciones conciliadoras (..no tengo palabras para describir semejantes horroresr), transmiti6 personalmente su apoyo al reci6n elegido gobierno estatal del Partido del Congreso y regres6 a Delhi para ejercer como anfitriona del NOAL. 345

ASESINATOS

Nueva Delhi nos brinda la posibilidad de escribir el obituario del Tercer Mundo. Nada mds llegar a Delhi,los delegados asistentes a la cumbre del NOAL pudieron ver las fotos de la masacre de Nellie publicadas en todos los peri6dicos y las revistas importantes. Aquella presencia fantasmal plane6 en todo momento sobre Ios trabajos de las sesiones, recorddndoles a la mayoria de dirigentes allf presentes sus propios Nellies. El Movimiento de Pafses No Alineados que se reuni6 en Delhi se hallaba en una fase de transici5n. En Ia d6cada de t97o habia estallado una lucha entre lineas divergentes que estaba arin por resolver. Ninguno de los dos bandos enfrentados abandon6 el NOAL: ambos se quedaron en el movimiento, aunque uno de ellos adquiri6 ventaja a partir de la cumbre de Delhi y ha sido el que ha acabado definiendo la linea central del NOAL desde entonces. La victoria de ese grupo de naciones, las que aceptaban la globalizaci6n impulsada por el FMI, es tan responsable del asesinato del Tercer Mundo como aquellas otras fuerzas sociales (el imperialismo y el capital financiero) que habian sido sus grandes adversarios de la d6cada de r95o en adelante. La mayor parte de los ror miembros del NOAL en 1983 no eran partidarios ac6rrimos de ninguna de las dos lineas enfrentadas en aquella conferencia. Aun asi,la pugna entre ambas contamin6 los trabajos de los delegados y rcab6 por determinar la forma definitiva de la resoluci6n final. La primera linea era la que sostenfa que el problema principal del planeta era la desigualdad del capitalismo. La pobreza end6micay el robo de riqueza social pervivian como una consecuencia de las polfticas que se habfan puesto en pr6ctica para beneficiar a quienes se reclamaban dueflos de los recursos del planeta. Ninguna naci6n en concreto representaba las ganancias del capitalismo desigual, aunque el gobierno estadounidense habia empezado a pronunciarse como si su pais fuera el lfder de los beneficiarios de estas. Entre la Tricontinental de ry66 y la sexta cumbre del NOAL de ry79 en La Habana 346

NUEVA DELHI

se habfan producido varios acontecimientos de importancia.

La revoluci6n marxista de Etiopia $974) habia inaugurado una serie de derrotas para el bloque imperialista. En ry75, el Frente de Liberaci6n Nacional derrot6 a Estados Unidos en Vietnam del Sur y el Pathet Lao tom6 Vientiane. Ese mismo aflo, cinco colonias portuguesar .n Afri"a conquistaron su independencia coincidiendo con el final de la dictadtra salazarista en Lisboa. En r978-r97g,los marxistas se hicieron con el control de Afganist6n, el Movimiento NewJewel tom6 el poder en el Estado antillano de Granadayla revoluci6n sandinista se impuso en Nicaragua. Adem6s, diversos regimenes africanos (como los de Benfn, Madagascar, Liberia y Libia) adoptaron el marxismo-leninismo como ideologia oficial. Los 6nimos en La Habana estaban desbordados. Tras haber guardado silencio durante al menos dos d6cadas, la IIRSS empez6 a respaldar de manera bastante abierta muchos de esos movimientos de liberaci6n nacional, a los que los equipos m6dicos y militares cubanos habfan prestado una inestimable ayuda (sobre todo, en Angola). Fueron esas victorias y el apoyo estrecho prometido por los sovi6ticos a los vencedores lo que impuls6 al lider jamaicano Michael Manley a hacer la siguiente valoraci6n en la cumbre del NOAL de ry79:..Podemos llamarnos comunistas, socialistas, humanistas o, simplemente, progresistas. Pero todos los antiimperialistas sabemos que el equilibrio mundial de fuerzas se desplaz6 irrevocablemente en r9r7r>,un comentario con el que trataba de bruflir los triunfos recientes con la gloria de la arin veneradfsima Revoluci6n de Octubre. Los mundos capitalista y comunista mantenfan un conflicto, y el no alineamiento no tenia por qu6 significar neutralidad en esa contienda.' En la reuni6n de La Habana se habfa llegado a plantear la posibilidad de una alianza antiimperialista formal entre el NOAL y la URSS (una medida promovida por Castro y la delegaci6n cubana). Las intervenciones de Yugoslavia, India y Birmania contuvieron al lfder cubano, aunque la declaraci6n final acab6 inclin6ndose por 347

ASESINATOS

completo en contra del imperialismo encabezado por Estados Unidos. Entre La Habana y Delhi, muchos habfan sido los acontecimientos que habfan contribuido a enfriar aquel entusiasmo anterior. Cuba se hundi6 en una gravfsima crisis por su deuda externa (en 1982, el gobierno debfa 3.ooo millones de d6lares, una cantidad equivalente a tres veces y media el valor de sus exportaciones al PrimerMundo). La Uni6n Sovi6tica no pudo asistir a Cuba porque se encontraba debilitada a nivel interno e internacional. El inadecuado crecimiento econ6mico registrado a finales de la d6cada de r97o (evidenciado por su fracaso para cumplir siquiera los m6s pesimistas objetivos del plan quinquenal ry76-ry8o) se vio agravado por la ausencia de apoyo mundial a la invasi6n sovi6tica de Afganist6n de ry79. Estados Unidos y sus principales aliados addnticos no dejaron pasar la oportunidad que les brindaba una decafda Uni6n Sovi6tica. Ronald Reagan aplic6 una osada polftica de expansi6n del incremento del gasto militar iniciado ya porJimmy Carter. Tras unas cuantas intervenciones militares fallidas (sobre todo, en el Libano), el gobierno estadounidense opr6 por la llamada Doctrina Reagan, consistente en alentar el uso de ej6rcitos locales que actuasen en nombre de los intereses norteamericanos y en contra de los regfmenes izquierdistas. La Contra nicaragiiense, los muyahidines afganos, la Uni6o Nacional para a Independ6ncia Total de Angola y los jemeres rojos camboyanos son buenos ejemplos. Tan acentuado antagonismo en la escena mundial limit6 mucho las opciones de la linea promovida por las fuerzas de izquierda, cuyo lider en el NOAL era Fidel Castro. En Nueva Delhi, a Casro le toc6 ejercer de portaestandarte del Tercer Mundo como concepto. Su discurso ante los delegados repas6 la agenda program6tica del NOAL desde ry6r y puso de evidencia que la crisis de la deuda que se dejaba sentir por aquel entonces auguraba el final del Tercer Mundo como tal. El gobierno cubano distribuy6 en Ia propia 348

N{.IEVA

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conferencia una versi6n m6s extensa del discurso, ttdtlada La y social del mundo, que, en el plazo de un affo, aparecerfa tambi6n en diferentes pafses e idiomas.s Mientras los cubanos se empleaban a fondo en las salas de conferencias y convenciones, los sovi6ticos hacian lo propio en los pasillos. La URSS envi6 una nutrida delegaci6n a Delhi; los miembros de esta repartieron varios folletos sobre el papel crucial del NOAL en la brisqueda de la paz mundial. En el momento de la celebraci6n de esa cumbre, sin embargo,la influencia sovi6tica ya habfa decrecido. Por el contrario, la de Castro y la de los cubanos en general se mantenia en niveles sustanciales. Parte de ello cabfa atribuirlo a la personalidad del propio lfder cubano, a su carisma (fue el rinico que recibi6 una ovaci6n con el auditorio puesto en pie al concluir su discurso). Pero tambi6n se debia a que el r6gimen cubano era el exponente de una lfnea independiente que ejercia un indudable atractivo emocional sobre los delegados de los pafses no alineados, aun cuando muchos de ellos renegasen de la herencia del NOAL. En su calidad de presidente saliente del Movimiento de Pafses No Alineados, Castro traspas6 la presidencia de la conferencia-cumbre del NOAL a Indira Gandhi, su ..hermanD> y nueva lider del movimiento. El principal antagonista de Castro en Nueva Delhi fue el viceprimer ministro singapurense, Sinnathamby Rajaratnam. Fundador del Partido de Acci6n Popular junto con el hombre fuerte de Singapur, Lee Kuan Yew, Rajaratrlam incorpor6 la naci6n isla al NOAL en tgTo y ayud6 a crelr la fuociaci6n de Paises del Sudeste fui6tico (ASEAI\D en rg77. En Delhi, Rajaratnam disribuy6 un discurso que proponfa una postura decididamente antisovi6u,ca, y proestadounidense. . En diversos discursos pronunciados ante Naciones Unidas, la ASEAN y el NOAL, Rajaratnam sostuvo que, en la d6cada de t97o, el mundo habfa entrado en una ..crisis sist6mica>r.a Segrin el dirigente singapurense, el estancamiento econ6mico y la distensi6n relativa entre las superpotencias generaban una situaci6n peligrost plra las naciones oscuras. Ya no podian intentar ganarse el favor de uno u otro bloque para cosechar algrin tipo de recompensa. Las potencias ad6nticas y del Pacto de Varsovia estaban aprovechando las diversas rivalidades regionales para orquestar guerras por delegaci6n. Los pafses, segrin Rajaratram, no debfan actuar motivados por una supuesta lealtad hacia el capitalismo o el comunismo: tenfan que actuar guiados por el inter6s nacional. Singapur, por ejemplo, necesitaba comerciar tanto con Estados Unidos como con China, sin que importaran los sistemas pol(tico-econ6micos adoptados por cada uno de esos paises. Eso no significaba que tuviera que tolerar tambi6n a sus comunistas internos, pues ..el pueblo habia dado sobradas muestras de que el comunismo no iba con 6l'r.5 El inter6s nacional invocado por Rajaratnam era, en realidad, el inter6s de clase de un sector social creado por las politicas de industrializaci6n por sustituci6n de importaciones. Rajaratnam instaba a los Estados no alineados a ignorar el conflicto bipolar, pero tambi6n les proponfa que revocaran el desarrollo centrado en el Estado y apostaran por el crecimiento neoliberal. ..Las politicas que mejor funcionan -explic6 ante lafuamblea General de la ONU erl rgTg- son las que se basan en la competencia del libre mercado y limitan el papel del Estado al de proteger a las personas frente a las atrocidades e injusticias que se podrfan derivar de una competencia incontrolada y a redistribuir los frutos de la competencia sin entorpecer el espfritu competitivorr.6 Rajaraoram hablaba en nombre de una nueva clase ascendente en los Estados del NOAL. Las 6lites industriales, agrfcolas y financieras que se habfan 350

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beneficiado de varias d6cadas de polfticas de sustituci6n de importaciones habian crecido lo bastante como para avanzar solas sin necesidad de andamiajes. El crecimiento razonable y la acumulaci6n considerable adquiridos por esta clase social infundieron en sus miembros la confianza necesaria para defender sus propios intereses de clase por encima de las necesidades de la poblaci5n en general. Muchos de los lfderes m6s agresivos de esos colectivos habfan nacido en los estertores de la era del imperialismo propiamente dicho. No habfan vivido en primera persona el colonialismo ni el anticolonialismo. Las estructuras que les habian permitido prosperar se les antojaban, decenios despu6s, cadenas que los aprisionaban. Los lideres intelectuales de esta clase habian pasado temporadas en instituciones internacionales (como el FMI y el Banco Mundial). En ellas, esos expertos y posteriores lideres polfticos habian experimentado la cafda en desgracia del modelo de desarrollo keynesiano (basado en la intervenci6n estatal para la creaci6n de demanda interna a trav6s de polfticas de prestaciones y subsidios sociales) y el ascenso de otro nuevo, inspirado en la acumulaci6n monetarista, que recomendaba que el Estado se limitase a una simple funci6n de gesti6n de la oferta monetaria y de mantenimiento de unos bajos niveles de inflaci6n. Personalidades como los indios Montek Ahluwalia y Manmohan Singh, o como los venezolanos Mois6s Naim y Miguel Rodrfguez, son buenos ejemplos de esa tendencia. Adem6s, destacados empresarios emigrados tiempo atr6s a los Estados industriales avanzados donde habian creado pr6speros negocios decidieron orientar su capital y sus conocimientos hacia sus patrias de origen durante la era de ..estanflaci6nrt vivida en sus paises de acogida: personas como el indio Sam Pitroda o el taiwan6s Miin Wu aplicaron sus habilidades y su visi6n del mundo al desarrollo del nuevo sector de las tecnologias de la informaci6n en sus naciones de procedencia. Esa inyecci6n de habilidades y filosoffas de negocio caus6 entusiasmo entre la burguesia emergente de las naciones oscuras, 35r

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que empez6 a ver el futuro a trav6s de los ojos de esos hijos pr6digos y no a trav6s del prisma de la agenda programdtica tercermundista. En cualquier caso,lo que motivaba a esa clase no era el hecho de convertirse en una especie de representante econ6mico por delegaci6n de las potencias ad6nticas. Sus miembros crefan en su propia capacidad y querfan tener la oportunidad de prosperar. Como dijo el propio Rajaratnam, >. Estos bancos comerciales tomaron una decisi6n prudente. Su inversi6n en la pobreza estmctural de la crisis de la deuda de la balanza de pagos del Tercer Mundo les report6 una atractiva rentabilidad. Aun asi, en un principio, Ia situaci6n parecia il6gica. gC6mo podfan unos paises tan empobrecidos como aquellos pagar tan ingentes pr6stamos? Hasta la prensa capitalista empezaba a preocuparse por la suerte de unos bancos tan derrochadores. ..No figura en ningrin mapa -editorializaba con gran despliegue ret6rico el Wall Street Journal-, pero existe una nueva montafra en el planeta: una inmensa mole de 5oo.ooo millones de d6lares en deuda acumulada por los paises en vfas de desarrollorr. Como, segrin ese mismo diario, la situaci6n parecfa ser ..crudamente pesimista, en opini6n de algunos, era susceptible de generar una reacci6n en cadena de suspensiones de pagos y de quiebras bancarias muy parecida a la de la Gran Depresi6n de la d6cada de r93o. Muy serio tenfa que ser el problema para que el gran voceador del capitalismo de libre mercado airearauna perspectiva tan pesimista. Finalmente, las suspensiones de pagos no se produjeron porque el FMI, respaldado por el gobierno estadounidense y las recientemente fortalecidas 6lites de las naciones oscuras, aplic6 una polftica de mano dura para que los gobiernos de esos pafses sacrificaran sus recursos a fin de respetar el calendario de pagos. Tras la quiebra mexicana de 1982, el gobierno estadounidense propuso el llamado Plan Brady (r989), compuesto por dos elementos principales. En primer lugar, los bancos prestarian dinero para cubrir la deuda y, en segundo lugar, el FMI y el Departamento del Tesoro norteamericano darian su visto bueno al pr6stamo a condici6n de que el pa(s 38r

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receptor iniciase un proceso de reformas econ6micas significativas. Tales reformas estaban pensadas para crear Estados ..competidores>> y para recortar los elementos de sensibilidad social tfpicos de los regfmenes heredados de las liberaciones nacionales.

De todos modos, los Estados endeudados no pudieron devolver la totalidad de las cantidades prestadas porque no disponian de la capacidad estructural necesaria para hacer que sus exportaciones superaran a sus impoftaciones o para que su moneda local se recuperara de la devaluaci6n resultante del paquete de medidas impuestas por el FMI.8 Aun asi, fueron atendiendo el servicio de sus deudas abonando adem6s unos intereses anuales con dinero recaudado a partir de la obtenci6n de m6s cr6ditos o mediante el dewfo de excedentes y plusvalias que, de otro modo, habrfan ido a parar a gastos sociales (sanidad, educaci6n y otras 6reas del llamado salario social). En 1983, los flujos de capital ya se habian invertido, pu€s circulaba m6s dinero de los Estados en deuda hacia el G-7 que pr6stamos y ayuda externa desde este hacia aquellos. Dicho de otro modo, los pafses endeudados estaban subvencionando y financiando a las naciones ricas. A finales de la d6cada de r98o, los Estados en deuda enviaban una media de 4o.ooo millones de d6lares m6s hacia el G-7 que el monto total de los pr6stamos y la ayuda de este hacia aquellos. Ese se hab(a convertido asi en el tributo pagado anualmente por las naciones oscuras. En rg97,la deuda total acumulada por el mundo descolonizado ascendfa a unos z, r 7 billones de d6lares y los pagos diarios en concepto de devoluci6n de esta eran de 7r7 millones de d6lares. Las naciones del4fri", subsahariana gastaban el cu5druple en pagar su deuda (con sus intereses correspondientes) que en sanidad. La mayoria de los Estados endeudados dilapidaban entre un tercio y un quinto de su producto nacional bruto en ese ributo conocido como pago de la deuda. Y la crisis de la deuda tenfa unos ganadores claros: los intereses financieros del G-7. 382

KINGSTON

Los bancos comerciales del grupo de los siete principales pafses industrializados del mundo se beneficiaban de los pr6stamos que segufan concediendo a ese nuevo mundo endeudado, pero no eran los rinicos que salian ganando. De hecho, si culp6ramos de aquella implosi6n a la crisis del petr6leo de ry73-r974 sin m6s, estarfamos silenciando la importancia de otro gran beneficiado por el ascenso de los precios del oro negro. Durante los primeros seis meses de t974, cuando dejaron sentir con claridad los efectos fiscales de la crisis de1 petr6leo, el G-7 en su coniunto disfrut6 de un super6vit de 6.ooo millones de d6lares con los pafses exportadores de productos no petroleros, pero sufri6 un d6ficit de 4r.ooo millones con los Estados exportadores de petr6leo. Un aflo m6s tarde, los Estados no petroliferos debfan 2 r.ooo millones de d6lares, los mismos que el G-7 debia a su vez al grupo de los petrolfferos. Labalanza se habfa equilibrado. El aumento del desembolso de los Estados del G-7 en el apartado petrolero habia quedado compensado por el super6vit debido por aquella parte del Tercer Mundo que carecfa de per6leo. Ademfs, y como ya vimos anteriormente, los Estados petrolfferos guardaban sus ganancias fundamentalmente en d6lares estadounidenses. fuf, y aunque el d6lar abandon5 el patr6n oro en t97r,lamoneda norteamericana continu5 manteniendo un estatus elevado en la economfa global gracias a su gran demanda en forma de petrod6lares. El aumento de los petrod6lares permiti6 a Estados Unidos (ese otro gran beneficiario de la crisis) abandonar las restricciones macroecon6micas que su gobierno y sus instituciones exigfan al Tercer Mundo: Washington pudo asi incurrir en un elevado d6ficit para fortalecer su economfa interna y expandir su ya considerable poderio militar. La crisis de Ia deuda y la desuni6n general del Tercer Mundo en cuanto a su respuesta ante tan apurada situaci6n brindaron al G-7 y a sus organismos internacionales (en especial, al FMI) la oportunidad de exigir inmensas concesiones a los Estados endeudados. La crisis de la deuda fue, pues, el case

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ballo de Troya mediante el que penetr6 en aquellas latitudes una verdadera ofensiva contra el proyecto (ya de por sf abreviado) de construcci6n de una soberanfa propiamente tercermundista. El FMI no proporcionaba asistencia a corto plazo de manera desinteresada. En la conferencia fundacional de dicho organismo en t944,1a, delegaci6n de la India propuso que el nuevo Fondo..ayudara a optimizar el uso de los recursos de los pafses econ6micamente subdesarrolladosrr. Las principales potencias (encabezadas por Estados Unidos) rechazaron tal formulaci6n. Para ellas, el FMI debfa ser simplemente un instrumento que animara a los paises endeudados a cubrir sus d6ficits por medio de nuevos pr6stamos en lugar de erigir barreras comerciales para apuntalar sus economias. El FMI serfa (para Estados LJnidos, sobre todo) un instmmento m6s con el que mantener un sistema capitalista libre de aranceles. Como se especifica en el punto quinto del articulo primero de su Convenio Constitutivo, el FMI pretende ..infundir confianza a los paises miembros poniendo a su disposici6n temporalmente y con las garantias adecuadas los recursos generales del Fondo, ddndoles asf oportunidad de que corrijan los desequilibrios de sus balanzas de pagos sin recurrir a medidas perniciosas parala prosperidad nacional o internacionalrr. La propuesta india aspiraba a extender el 6mbito de actuaci6n del FMI m6s all6 de la politica monetaria y la estabilizaci6n macroecon6micapara que se ocupara tambi6n de las necesidades de desarrollo del Tercer Mundo emergente. Eso era algo que resultaba inadmisible en una instituci6n pensada para enseflar al mundo los fundamentos de la economia neocl6sica del libre mercado. La pol(tica del FMI no solo alent5 desde un primer momento Ia exportaci6n de capital, sino que tambi6n impuls6 la exportaci6n de las relaciones de producci6n capitalistas hacia las naciones oscuras.

En ry54, el gobierno

de Perd acudi6 al Fondo Monetario Internacional para solicitar un pr6stamo a corto plazo. El FMI le facilit6 el pr6stamo, p€ro no con la esperanza de que el eje384

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cutivo peruano hiciera buen uso del mismo, sino con una rinica condici6n: que la economia de Peru mantuviera una tasa de cambio estable para su moneda nacional. El FMI fue creando asi, paulatinamente, toda una serie de procedimientos de rendici6n de cuentas y penalizaciones, conforme a las cuales el pais del que se obtenfan informes desfavorables se vefa abocado por lo general a padecer una mayor escasez de fondos financieros comerciales. Los Estados no pertenecientes al G-7 que tomaban dinero del FMI estaban obligados a someterse a una remodelaci6n total de sus relaciones politicas y econ6micas. En marzo de r98o, el Banco Mundial bautiz6 esa clase de polfticas con un nombre gen6rico:..pr6stamo de ajuste estructural>>. Pronto pasarian a conocerse como Politicas de Ajuste Estructural (PAS).Jamaicay otros pafses ya habfan tenido que someterse durante la d6,cada de ry7o a pr6stamos PAS antes incluso de que se conocieran como tales. En diciembrc de ry76, Marley subi6 al escenario del Parque de los H6roes Nacionales de Kingston para dar su concierto SmileJamaica (>, pues cuesta mucho hacer de la dominaci6n abstracta un tema de campaf,a coherente y emotivo. La oposici6n, encabezada por el Partido Laborista de Jamaica de Edward Seaga, de tendencia proestadounidense, logr6 que la campafra $rara en torno al estado de la economia en aquel momento y que no tuviera

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cabida en ella la cuesti6n de las presiones externas de la globalizaci5n impulsada por el FMI. Las cosas no pintaban nada bien para Manley. Por las calles de Kingston se podfan leer pintadas en las paredes con el lema..INIF = Is Manley's Faultrt G>.'3 Los anhelos de Gerstacker no se hicieron realidad exactamente como 6l deseaba (es decir, materializados en una isla desierta), 396

KINGSTON

sino encarnados en el poder que las grandes corporaciones transnacionales pasaron a ejercer gracias a la relegaci6n que habfan experimentado los Estados surgidos de la liberaci6n nacional. Las grandes compaflfas transnacionales ocuparon el vacfo dejado por dichos Estados cuando estos se retiraron de las tareas de la regulaci6n econ6mica y la gesti6n del excedente. Evidentemente, la burguesia de esos Estados, hija de dos o m6s d6cadas de polfticas de sustituci5n de importaciones o de creaci6n y consolidaci6n de una administraci6n priblica estatal, no solo acogi6 con los brazos abiertos a esas empresas transnacionales, sino que form6 sociedades mercantiles conjuntas con ellas o se integr6 en el personal laboral de esas compafl(as de propiedad extranjeru. La sociedad an6nima transnacional no fue la que puso directamente en peligro la soberanfa del Estado de la liberaci6n nacional: esa soberania peligraba ya por el impacto de Ia globalizaci6n impulsada por el FMI. La proliferaci6n de empresas transnacionales a partir de la d6cada de ry7o obedeci6 exclusivamente a una formidable transformaci6n en el 6mbito de la tecnologsa. La fragmentaci6n del proceso productivo permiti5 que las empresas desarticularan las f6bricas tradicionales y trasladarafi a otros continentes partes de lo que antaflo era una cadena de montaje centralizada. Esto solo pudo producirse gracias al desarrollo de las redes de comunicaciones (vfa sat6lite) y transportes (mediante la informatizaci6n de los envios,la contenedorizaci6ny la reducci6n del coste de los fletes a6reos), a la consolidaci6n de un sistema internacional de contabilidad y cr6dito (mediante la gesti6n informatizada de tesorerfa), y a unos gravSmenes internacionales m6s livianos sobre el trinsito de bienes parcialmente terminados. Todos estos cambios hicieron posible la integraci6n de la producci6n a escala mundial. Los Estados de la liberaci6n nacional transfirieron sus prioridades desde el desarrollo basado en la sustituci6n de importaciones (y orientado al pueblo de la propia naci6n) hacia el desarrollo orienta397

ASESINATOS

do al crecimiento, crearon zonas de procesamiento de exportaciones (ZPE) caracterizadas por un r6gimen fiscal favorable y protegieron a las empresas frente a toda regulaci6n.LaZPE de Kingston, en Jamaica, habfa albergado en otros tiempos unas instalaciones de almacenamiento y transbordo de mercancias. En 1982, el Estado las convirti6 en una zona de producci6n a la que no tardaria en afladir la ZPE de la bahia de Montego (rg8S) y la de Garmex (rq8Z). Las transformaciones tecnol6gicas y el fomento activo por parte de los propios Estados poscoloniales a trav6s de su repliegue norrnativo permitieron prosperar a las sociedades an6nimas transnacionales. En r98o, un estudio de las cien mayores unidades econ5micas del mundo constat6 que 39 de ellas no eran Estados sino empresas transnacionales. Los mds sagaces supieron reconocer desde el primer momento el poder de las grandes corporaciones empresariales transnacionales. Tras nacionalizar las minas de cobre del pafs, el presidente socialista de Chile, Salvador Allende, pidi6 al Consejo Econ6mico y Social de la ONU que investigara las actividades de las grandes empresas globales. En ry73, tras el derrocamiento y la muerte de Allende, las Naciones lJnidas crearon su propio Cenro sobre las Empresas Transnacionales (LINCTC). Tras un largo periodo de deliberaci6n y estudio, el IINCTC redact6 un c6digo de conducta provisional para las compaflfas transnacionales en 1976, pero tras decenas de consultas y reuniones, el c5digo finalmente muri6 cuando la ONU clausur6 el IINCTC en 1993. Este centro cre6 en su momento todo un archivo de malas prdcticas empresariales e irregularidades fiscales debidas a la ausencia de una normativa internacional de rendici6n de cuentas. Todos los principios y procedimientos producidos por el UNCTC habrfan supuesro un tremendo obstdculo para la realizaci6n de operaciones engaflosas como las desarrolladas por Enron.'a En el transcurso de la d6cada de r98o y hasta su desaparici6n en la de r99o, el LINCTC desarroll6 una labor quijotesca precisamente en el mis398

KINGSTON

mo momento en que las potencias del G-7 aprovechaban el desmoronamiento del Tercer Mundo para introducir el poder de la gran empresa transnacional en el 6mbito burocrfticoadministrativo de las Naciones Unidas. El 9 de febrero de 1998, con la rfbrica por parte del secretario general de la OM, Kofi Annan, de una declaraci6n coniunta con la C6mara Internacional de Comercio (representada por los mdximos directivos de Coca-Cola, Goldman Sachs, McDonald's, Rio Tinto-Zincy Unilever) en la que se pod(a leer que , o, por decirlo de otro modo, la garanda de que las relaciones de producci6n capitalistas serian objeto de la menor injerencia posible.' 5 Esta convergencia de intereses repercuti6 en la LINCTAD, nueva casa de acogida del difunto I-INCTC.

Cuando el UNCTC se incorpor6 rla LTNCTAD, Io hizo convirti6ndose en una parte de la Divisi6n de Inversi6n, Tecnologfa y Fomento de Ia Empresa (es decir, pas6 a ser una especie de ..animadorat de las compafrfas internacionales). La I-INCTAD, nacida gracias a los esfuerzos del Tercer Mundo, se dedica actualmente a elaborar guias de inversiSn para los grandes conglomerados globales a fin de que estos dispongan de ..informaci6n comparativa sobre oportunidades de inversi6nn en los r.3o La..declaraci6n del Terra Novat exponia que ..el FM[, actuando en defensa de los principales pafses capitalistas industrializados, ha asumido un papel creciente de policfa financiero y econ6mico en los pafses del Tercer Mundo>.3' Pese a estar sumido en la crisis, el Tercer Mundo ofreci6 diversas reformas posibles para la econom(a politica mundial, pero pocos hicieron caso de ellas. En el propio hotel Terra Nova, los delegados reconocieron la necesidad de llevar a cabo importantes ..reformas estructurales internas>>, comor por ejemplo, unos controles m6s estrictos del flujo de capitales, un control sobre el comercio exterior y una mejor gesti6n de la producci6n local. Ninguna de esas medidas sintonizaba con la globalizaci6n impulsada por el FMI y la mayoda serfan luego esbozadas en la Conferencia Sur-Norte sobre el Sistema Monetario Internacional y el Nuevo Orden Internacional cele403

ASESINATOS

brada en Arusha, Tanzania (unio-julio de r98o). La..iniciativa de Arusharr, al igual que la..declaraci6n del Terra Novar>, daba a entender que el FMI habia comprometido su integridad al mantener una relaci6n excesivamente estrecha con el G-7, y que el G-77 necesitaba reformar el FMI para convertirlo en un organismo de expuso los siguientes cuatro >. Y esa repriblica singapurense no era ..democrdtica en exceso>>, en sintonfa con los gustos del mSximo mandatario de Singapur.'' A su juicio, la democracia no solo tenfa tendencia a degenerar en un mero

+r5

ASESINATOS

gobierno de la turba (como en Malasia, afro tg65), sino que tambi6n desaprovechaba el talento de las clases cultas. En una conferencia pronunciada en la Universidad de Harvard en r968, Lee explic6 que, cuando un Estado estaba muy politzado, acababa absorbiendo en sus cuitas los talentos de personas que, en realidad, no deberfan estar participando ahi, sino en la economia productiva. En un contexto asi, ." La polftica interferia en una labor tan necesaria como era la del desarrollo; el marco ideol6gico elaborado por Lee para el PAP aislaba el mundo de la politica del resto de la sociedad singapurense y trataba de centrar la atenci6n de la poblaci6n en el incremento de las tasas de crecimiento. Las diferencias politicas se suprimfan asi mediante la creaci6n de una economfa . La siniestra Operaci6n Frigorffico fue una temprana seflal indicativa de la expulsi5n de la politica del6mbito de la sociedad singapurense. Los Tigres asi6ticos se emularon unos a otros en ese aspecto: dos dictaduras consecutivas (lideradas por Park ChungHee y por Chun Doo-Hwan, respectivamente) controlaron Corea del Sur enue 196o y 1988; en Taiwin, el Kuomintang gobern6 un Estado unipartidista desde t949 hasta ryg6; y Hong Kong sigui6 siendo una colonia britdnica hasta ry97. Ninguno de esos Estados tuvo siquiera la pretensiSn de ser una democracia polftica. La burguesfa del Tercer Mundo no escatimaba elogios al milagro del fuia oriental durante la d6cada de r98o, pero 1o cierto es que durante las d6cadas de r95o y tg6o,los Dragones habfan transitado por una senda mucho m6s familiar para los demds paises tercermundistas, aun cuando bendecidos por unas mejores condiciones b6sicas (resultantes de sus diversas reformas agrarias y de la existencia de instituciones como los

+6

SINGAPUR

la organizaci6n de sus industrias). El PAP de Singapur, dirigido por el carismdtico Lee, sigui6 los consejos de Goh Keng Swee en materia de intervenci6n estatal. fui, el Plan de Desarrollo de 196o-1964 adopt6la estrategia de la industrializaci6n mediante la sustituci6n de importaciones. Todos los fondos acumulables iban a empresas de pro^pfiar piedad priblica y a la expansi6n de las funciones del propio Estado. Dentro de su compromiso con la creaci6n de un Estado fuerte, el PAP, como muchos de los partidos politicos de la cuenca asidtica del Pacffico, diseff6 polfticas dirigidas a dificultar el crecimiento polftico de la clase media. En 1966, Lee explic6 en una reuni6n de una delegaci6n local del PAP que los econ6micamente poderosos tenian que ayudar a crear un Estado fuerte porque, que ..llevaban vidas disolutas en sus palacios de lujo'r.'o Los prfncipes ..gs1fiscaban tierrasrr, ..malgastaban el dinero del Estado> y dejaban al pueblo sumido en la opresi6n y la corrup445

ASESINATOS

ci6n." Simult6neamente (aunque de forma independiente), los chifes del este de Arabia Saudi salieron a manifestarse en masa por las calles de su regi6n (muchos de ellos eran trabajadores de los yacimientos petroliferos de Aramco). La Guardia Nacional aplast6 tanto el asedio como la rebeli6n. Los ecos igualitaristas que emanaban de la Revoluci6n Iranf (mds que de la repriblica islSmica que sigui6 a esta) tenfan atenoizada,a la realeza saudi y, en realidad, a las 6lites afincadas en posiciones de privilegio en el resto de pa(ses del Tercer Mundo. Habfa quedado demostrado que una monarquia instaurada bajo presi6n por Estados Unidos jam6s podria protegerse frente a un levantamiento masivo contrario. Aunque fueron los cl6rigos quienes se apoderaron finalmente de la Revoluci6n Iranf, la energia que derrib6 al Estado del sah provino originariamente de un sector de apoyo que era transversal al conjunto de la sociedad irani. En Irfn, la 6lite tradicional (los cl6rigos) elimin6 a la moderna (formada por la realezay por la burgues(a parasitica que aquella cultiv6). Esos elementos . tambi6n se cernfan sobre la monarquia saudf. Pero el ..faisalismon fue capaz de recabar en provecho de su propio proyecto las fuerzas de los lideres tradicionales. Durante el sitio de t979,la monarqufa oblig6 a los ulemas a dictar una fetua contra el Movimiento de los Revolucionarios Musulmanes. El jeque Abd al-fuis ibn Bas, de la Instituci6n del lfta' y Estudios Eruditos, obr6 conforme a las instmcciones recibidas y lleg6 incluso a autorizar la intervenci6n militar en la Gran Mezquita. Los ulemas de Arabia Saudf se aprestaron a alinearse con la monarqu(a. El aumento de los precios del petr6leo a partir de ry73 proporcion6 a Arabia Saudi la capacidad enrre las na-rinica ciones oscuras- de comprar a su ciudadania. IJnos pocos aflos de liquidez en la d6cada de t97o permitieron al Estado incrementar el salario social, si bien la monarqufa no cambi6 en lo fundamental el cardcter dependiente de la base de la economia saudi. La industria del pafs producia menos del z"/o del pro446

LA MECA

ducto nacional bruto y los ddtiles seguian siendo la segunda mayor exportaci6n tras el petr6leo crudo y refinado. Los presuntos burgueses de Arabia Saudf ganaban dinero ejerciendo b6sicamente como intermediarios comerciales y como negociantes inmobiliarios, pero no como empresarios industriales. El Estado-monarqufa controlaba la economfa y sus principes funcionaban como una especie de cuasi burguesia. IJna reducida parte de las inmensas ganancias del petr6leo iba a paLrar a infraestructuras, pero desde la d€cada de 196o una cantidad creciente de esos ingresos eran canalizados por la Agencia Monetaria de Arabia Saudf hacia los principales centros del capital internacional Qrtrueva York, Zirich y Londres). En los aspectos m6s elementales, la sociedad saudi evidenciaba los mismos problemas que buena parte del Tercer Mundo en general: una economfa de un solo producto b6sico, con un sector industrial poco desarrollado, un considerable aparato estatal, un sector militar en aumento (que costaba aproximadamente un 14 % del producto nacional bruto) y una poblaci6n postrada y descorazonada. Sometida al vaiv6n de los veleidosos precios del petr6leo, la econom(a saudf inici6 un descenso en picado a partir de finales de la d6cada de r97o, momento en el que la agitaci6n polftica se volvi6 m6s visible que nunca. El Banco Mundial recomend6 que el Estado saudf apuntalara sus elementos fundamentales y la familia real llev6 a cabo un proceso de ajuste estructural autogestionado y autoimpuesto durante la d6cada de r98o. Recort6 el salario social y la mayor parte del desarrollo en infraestructuras, devolvi6 el control de los yacimientos petroliferos a las grandes empresas transnacionales, increment6 el gasto militar y privau;z6 sectores enteros del Estado. Ese periodo de austeridad no afect6 a las compafrfas transnacionales ni a los propietarios de capital privado (entre los que se inclufan los principes m6s acaudalados). El rey Fahd se explic6 asf ante una conferencia de hombres de negocios saudies en 1985: ..Espero que \,nestro objetivo principal sea la inversi6n de capital en Arabia Saudf o en algrin pafs 447

ASESINATOS

amigo, pero eso no significa que haya restricci6n alguna a la libre inversi6n>>." Los saudfes privatizaron partes del Estado, pero el respiro que obtuvieron con ello fue minimo, pues el pafs padecfa una aut6ntica hemorragia de las ganancias que obtenfa por el petr6leo, que acababan engrosando las arcas de los bancos comerciales del G-7 y servian asimismo para cubrir los cada vez mayores d6ficits registrados en Estados Unidos. En una sociedad con una poblaci6n joven y un desempleo estructural creciente, las consecuencias sociales y culturales de la austeridad fueron considerables. Los saudies respondieron al descontento y a la protesta en aumento aplicando la represi6n directa y poniendo en marcha una campafra ideol6gica. En 1976,la rcaleza saudi admiti6 al jefe de la policfa religiosa (lamatawa) en el gabinete. El control de la conducta antisocial funcion6 como un mecanismo muy ritil para acotar el auge de la disensi6n. Al mismo tiempo, se fomentaron los sentimientos patrioteros y machistas. La familia real llam6 a la ..saudizrci6n>> de Ia mano de obra a fin de volcar las culpas del desempleo sobre los cinco millones de trabajadores extranjeros contratados (que representaban casi un tercio de la poblaci6n saudf total). La promoci6n de organizaciones internas vincuIadas a la cosmovisi6n de la LMII (como Ahl al-DawayJamat al-Tabit) hizo posiblela ctnahzaci6n del malestar juvenil hacia una sensibilidad mis6gina y antimoderna: mejor rebajar las aspiraciones de modernidad los gobernantes-pensaron que intentar materializarlas a costa de la jerarqufa global ya afranzada. Por riltimo, el Estado saudi foment6la exportaci6n de sus elementos m6s insatisfechos y devotos para que se dedicaran a combatir los vestigios del nasserismo y del comunismo en las tierras musulmanas. En la cuarta conferencia isl6mica de ministros de Exteriores celebrada en Bengasi, Libia (en ry73),los lideres decidieron crear un Fondo Yihad >, p. r2. 9. Aim6 C6saire, ..Culture et colonisation>>, p. 2o7. ro. Ibidem, p.rg7. r r. Citado en la Conferencia Constituyente de la Organizaci6n de las Naciones Unidas para la Educaci6n, la Ciencia y la Cultura, Institute of Civil Engineers, Londres, r-r6 de noviembre de ry45, Paris, Archives de I'I-II{ESCO, n" AG 4r,p.49. 478

NOTAS

rz. Nicholas B. Dirks, Casta of Mind: Colonialisvr.

and the Making of Modern India, Princeton (l.JuevaJersey), Princeton lJniversity Press, zoor; Edmund Leach, Social and Econornic Organisation of tbe Rawanduz Kurds, Londres, P. Lund, r94o, p. 19; Talal fuad, , Prdsence Africaine, jv nio-noviembre de 1956, p. r3t. 14. Aim6 C6saire, Discoarse on Colonialim, Nueva York, Monthly Review Press, 2ooo, pp. 69-7o. [tlay trad. cast.: Discurso sobre el colonialisrno, Madrid, Akal, zoo6.] r5. Citado en la Conferencia Constituyente de la Unesco, p. 33. Existia una necesidad admitida por todos (en Bandung y en otros foros) de resucitar lalarga historia de contactos entre pueblos que tan comunes habfan sido en el mundo antiguo. fui se documenta en Vijay Prashad, Euerybody Was Kang Fa Figbting: Afro-Asian Connections and tbe Mytb of Cuhural Purity, Boston, Beacon Press, zoor, capitulo r. r6. Kahin, Tbe Asian-African Conference, pp. 79-80. r7. Al-i Ahmad, Occidentosis, p. 63. 18. Citado en Afro-Asian Peoph's Solidarity Conference, Cairo, Decernber 26, rgyT-Janaary r, r9;8, Moscri, Foreign Languages Publishing House, p. r35. 19. Esta idea estd extraida de su obra Dar Khedrnat aa Khianat Rasbanfekran, para la que se inspir6 en el marco y los conceptos de los trabajos de Antonio Gramsci sobre los intelectuales org6nicos. V6ase Farzin Vahdat, God and Jaggenxaut: Iran's Intellectu,al Encounter witb Modernity, Syracuse Qr{ueva York), Syracuse University Press, pp. rrg-r2o. Un iranf coetdneo de Al-i Ahmad ha recogido el testigo de aquella misi6n suya, si bien el rumbo que este ha seguido est6 mucho m6s imbuido de una cierta veneraci6n hacia el islam can6nico que el de Al-i Ahmad (quien sentia mayor afinidad con el islam esot6rico y con las raices de este en la tradici6n popular) .Y6.ase AbdolKarim Soroush, Reason, Freedom, and Democrary in Islam: 479

NOTAS

Ersential Writings ofAbdolKnrim Sorou.sh, Oxford (Inglaterra), Oxford

University Press, zooo. zo. Al-i Ahmad, Occidmtosis, p. 3o. zr. Ibidem,p.79. zz. Citado en Darius M. Rejali, Torture and Moderuity: Self, Society, and State in Modern lran,Boulder (Colorado), Westview Press, 1994,p. t4o. 23. ,r{Change of Ideasrr, Time, z7 de septiembre de ry63,p. 79. 24. El destino le reservaria el dudoso honor de ser relacionado, a tftulo p6stumo, con la Revoluci6n Irani, y, a partir de ahi, algunos empezaron a considerarlo uno de los progenitores intelectuales del posterior r6gimen islamista. V6anse Val Moghadam, ..The Revolution and the Regime: Populism, Islam, and the State in lran>r, Social Carnpass, 36, 4, t989, p. 42g, Mehrzad Boroujerdi, >, en Guerrilla Warfare, pp. 2o9 y 2r3. People of tbe World, Unite and Defeat tbe U.S.

5. Mao Tse-tung,

483

NOTAS

Aggressors and

All Tlteir Lackeys, Pekin, Foreign

Languages Press,

ry67,p. t4. 6. A. W. Singham y Shirley Hume, Non-Alignment in an Age of Alignrnen*, Londres, Zed Bools, tg86,p. gz. 7. Kwame Nkrumah, Neocolonialism: The Last Stage of Imperialivn,Nteva York. International Publishers, 1966, p. x. [FIay trad. cast; Neocolonialivno: La ilhima etapa del irnperialisvro, M6xico, Siglo

)Oil,

r966.1

8. Ibidem, p. 258. 9. Kwame Nkrumah, Handbook of Rnolutionary Warfare, Nueva York, International Publishers, 1968, p. 42. ro. Amflcar Cabral, ..The Weapon of Theoryrr, enReaolution in Guinea, Nueva Yorlq Monthly Review Press, 1972, p. 9r.

rr.

Ibidem, p. ro2.

rz. Ibidem, p. ro7. Cabral y Fanon

divergian bastante de los grupos revolucionarios que se inspiraban en la estrategia de George Sorel: la de infundir el miedo en el coraz6n del imperio. Cabral y Fanon atribuian menos importancia a la psique de las fuerzas imperiales que a la de los colonizados.

ry. First Solidarity Confermce of tbe Peoples of Africa, Asia, and. Latin America: Proceedingg La Habana, Conferencia de Solidaridad de los Pueblos de Africa, Asia y Am6rica Latina, ry66, p. 63. 14. Amflcar Cabral, ..Tell No Liesn, enReaolution in Guinea,p.8g. r5. Cabral, ..The Weapon of Theory>r, enReuolution in Guinea, pp.9r-92.

ARGEL

r. Citado en Edward Behr,

Tlte Algerian Problem, Londres,

Hodder and Stoughton, r96r, p. 86. z. Frantz Fanon, Taward tbe African Rnolation, Nueva York, Monthly Review Press, g67, p. S f . [Hay trad. cast.: Por la rnolucidn africana: Esritos politicos, M6xico, Fondo de Cultura Econ6mica, ry6s.1

3. Jean-Paul Sartre, prefacio a Frantz Fanon, Tbe Wretcbed of the Eartb, Nueva York, Grove Press,

+8+

g63, p.ro. [Hay trad. cast.:

NOTAS

Los condenadas de la tierra, M6xico, Fondo de Cultura Econ6mica,

r963, p. ro.] 4. Fanon, Taward

tbe African Reaolution, p. r 14, y Tlte Wretcbed Eartb,pp. r9r-rgz. 5. Marnia Lazreg, The Eloqaence of Silence: Algerian Women in Question, Nueva York, Roudedge, rgg4,p. rz3. 6. La Cbarte d'Alger. Ensernble des Textes Adoptds par le Premier Congris du parti du F.L.N., Argel, FLN, Commission Centrale d'Orientation, 1964, pp. ro4-ro7. He tomado prestadas algunas de las traducciones (al ingl6s) de Robert Malley, Tlte Call from Algeria: Third Worldism, Reaolution, and tbe Turn to Islam,Berkeley, University of California Press, t996. El keniano Jomo Kenyatta tambi6n abog6 por la creaci6n de un Estado de partido fnico, pero 6l lo hizo aportando una matizaci6n crucial. Kenyatta entendia que el nfmero de partidos con los que contaba un pais no determina la naturaleza

of the

de su gobierno; es decir, que puede haber sistemas bipartidistas que produzcan regfmenes tir6nicos y antidemocr6ticos, y Estados de partido rinico que sean democrdticos. La principal innovaci6n de la era moderna no era, pues, el sistema democr6tico bipartidista, sino el..partido de masas'r, cuya legitimidad polftica no proviene simplemente del pueblo como abstracci6n, sino que, en 61, es el pueblo el que act6a a diario para producir el trabajo y las normas del Estado. Cherry Gertzel, Maure Goldschmidt y Donald Rothchild, eds., Gouernn ent and Politics in Kenya, Nairobi, East Africa Publishing House, g69, p. r 13. ..En cierto nfmero de paises subdesarrollados Fanon-, el juego parlamentario es fundamentalmente -escribi6 falseado. Econ6micamente impotente, sin poder crear relaciones sociales coherentes, fundadas en el principio de su dominio como clase, la burguesia escoge la soluci6n que le parece m6s fdcil, la del partido fnico". Fanon, Tlte Wretcbed of tbe Eartb,p.fi+. 7. Citado en Henry F.Jackson, Tlte FLN in Algeria: Party Deuelopment in a Rnolutionary Society, Westwood (Connecticut), Greenwood Press, 1977,p. rc8. 8. Citado en William Quandt, Reaolution and Political Leadership: Algeria, 1954-1968, Cambridge (Massachusetts), MIT Press, $69, p. r94. Fanon tambi6n habia previsto esto: el ..ir y venir fecundo de la base a la cima y de la cima a la base que funda y garern-

+8s

NOTAS

tiza la democracia en un partido> desaparece. El partido se conyierte en una ..pantalla> tras la que se esconde la direcci6n, y aunque el partido continria, la. queda en suspenso. El pueblo es enviado ..de vuelta a su cavernarr. Fanon, Tlte Wretcbed of the Eartb,

pp. r70 y r83.

9. Segun una de esas descripciones del expresidente argelino, ..Ben Bella se mueve como si estuviera solo. Est6 concentrado en sus propias ideas y da la impresi6n de no darse apenas cuenta de lo que dice la gente a su alrededor'r. Alistair Horne, A Saaage War of Peace:

Algeria, r954-r96z, Londres, Macmillan, r977, p.54o. En otra, se nos recuerda que jam6s hizo que se erigiera estatua alguna en su honor ni puso su nombre a ninguna calle. David Ottaway y Marina Ottaway, Algeria: Tbe Politics of a Socialist Reaolution, Berkeley, University of California Press, r97o, pp. 8 r -82. ro. Ottaway y Ottaway,Algeria,pp.g+-g5. Para una exuberante colecci6n de testimonios y reacciones al r6gimen de Ben Bella, v6ase Daniel Gu6rin, Ci-git le colonialivne, Paris, Mouton, rg73. r r. Ottaway y Ottaway, Algeria, p. 57.

rz. La Charte d.'Alger, pp. 44-+5 y q. 13. Ottawayy Ottaway, Algeria, p. 4r. 14. G6rard Chaliand, L'Algdrie est-elle socialiste?, Paris, Maspero, 1964, p. 89; Ottaway y Ottaway, Algeria, p.84. r5. La Charte, p. ro5. 16. Julius Nyerere, Freedom and Unity, Dar es Salaam, Oxford University Press, ry67, p. 3tz. r7. Ho Chi Minh, ..Political Report Read at the National Conference of the Vietnam Workers'Party Held in February 196lr', en Seleaed Works, vol. 3, Hanoi, Foreign Languages Publishing House, 196r, p. 255. Los comunistas del Tercer Mundo tambi6n se habfan educado en una larga uadici6n del marxismo iniciada casi en el momento mismo en que los bolcheviques experimentaron los primeros problemas de burocratizaci6nen la Uni6n Sovi6tica. En el congreso de rgzz del Partido Comunista, Lenin expuso su lacerante diagn6stico sobre la desconexi6n creciente entre el Estado-partido y la poblaci6n del pais. .rLa tarea que se nos presenta ante los -declar6 asistentes a aquel controvertido congreso, cuyo principal tema de discusi6n fue la Nueva Polftica Econ6mica- consiste en aprender a 486

NOTAS

organizar el trabajo de forma apropiada para no incurrir en retrasos, para eliminar las fricciones a riempo, para no separar la administraci6n de la politica. Y es que nuestra administraci5n y nuestra politica descansan sobre la capacidad del conjunto de la vanguardia para mantener el contacto con el conjunto de la masa del proletariado y con el conjunto de la masa del campesinado. Si alguien olvida [a importancia del contacto con las masas] y se deja absorber por completo por la administraci6n, el resultado acaba siendo desastrosott.

Madimir Ilyich Lenin, ..Political Report to the Central Committee of the RCP (B)., en Collected Worhs, vol. 33, Moscri, Progress Publishers, pp. 263-3o9. [Hay trad. cast.: ..Informe politico del Comit6 Central del PC(b)R, z7 de marzo-z de abrilrr, en Obras completas,

WVI: noaiembre de rgzr-marzo de rgz3,Madrid, Akal, 1978, pp. z3z-276.] Esas cuestiones fueron habituales en el comunismo organizado en consejos obreros caracteristico de la d6cada de rgzo (y qoe inspir6 las obras de Antonio Gramsci) y en el movimiento obrero alemSn, significado tambi6n por su funcionamiento en consejos (aunque aqui los trabajadores altamente cualificados prevalecieron sobre el resto). A prop6sito del caso italiano, v6ase Paolo Spriano, The Occapation of tbe Factories: haly rgzo, Londres, Pluto Press, r975. Sobre el ejemplo alemfn, v6ase Sergio Bologna, ..Class Composition and the Theory of the Party at the Origin of the Workers-Council Movemen t>>, Tehs, 3, otofro de rg7 z, pp. 4- z 7. 18. Fanon, The Wretcbed of tbe Eartb, p. fig r9. Ottaway y Ottaway, Algeria, p. rz7. zo. Fanon, Tbe Wretcbed of tbe Earth, p. fig. z r. Ibidem, pp. 166 y 168. zz. Ibidem, p. 166. tomo

LAPAZ

r. Robert O. Kirkland,

Obserairu.g Our Hermanos de Arrnas: in Guatsntala, Cuba, and Boliaia, rg5o-r964, Londres, Routledge, 2oo3, p. rro. z. Pierre Yilar, A History of Gold, and Money, r45o-t9zo,Londres, Verso, r99r [hay trad. cast.: Oro y moneda en la historia, Barce-

U.S. Military Attachds

487

NOTAS

lona, Ariel, ry6g1, y ..The Age of Don Quixolsrr, Nnlt Left Reaina, 68, julio-agosto de r97 r, pp. Sg-7 r. 3. Eduardo Galeano, Open Veins of Latin America: Fiae Centuries of tbe Pillage of a Continezf, Nueva Yorlg Monthly Review Press, 1978, p. 163. [Versi6n original en castellano: Las aenas abiertas de Amirica Latina,M6xico, Siglo )O( zoo4?6.) Para un excelente estudio sobre los mineros del estaflo de Bolivia, v6aseJune Nash, We Eat tbe Mines and tbe Mines Eat Us: Dependenry and Exphitation in Boliuian Tin Mines, Nueva York, Columbia University Press, r993.Para un estudio extraordinariamente bueno de las relaciones entre los campesinos y los mineros, v6ase Silvia Rivera Cusicanqui, Oppressed but Not Defeated: Peasant Struggles arnnngtbe Ayamara and Qaechua in Boliztia, rgoo-r98o, Ginebra, Instituto de Investigaci6n de las Naciones Unidas para el Desarrollo Social ((INRISD), 1987. [Versi6n

original en castellano: Oprimidos pero n0 aencidos: Lucbas del campaiy quechua de Boliaia, rgoo-rg8o, Ginebra, LINRISD,

nado ayrnara r986.1

4. Piero Gleijeses,

Sbanered Hope: Tlte Guaterualan Reaolution

j4, Princeton Q.{uevaJersey), Princeton IJniversity Press, r99r. S. John F. Kennedy, Alliance for Progrus: Text of an Address Deliaered at tbe Wbite House, Marcb t3, r96r, Washington (D.C.), Pan American Union, 196r. 6. Gavin Kennedy, Tlte Military in tbe Tltird World, Londres, Duckworth, ry74, apdndice A. Kennedy tiende a incluir hasta la m6s minima incidencia, incluso aquellos intentos de golpe que son, como 6l mismo dice, ..dudosos>r, asf como otros que fueron proclamados por algunos regfmenes con el simple prop6sito de cubrir sus , International Journal of Middle East Studia, zr, tg89, pp. 393-4og; Gabriel Warburg, Ishm, Nationalism, and Communivrn in a Traditional Society: The Case of Sudan, Londres, Frank Cass, 1978. 13. George Lenczowski, Soaiet Adaances in tbe Middle East, Washington (D.C.), American Enterprise Institute, r97r, p. 88. Esas incorporaciones a las instituciones gubernamentales sirvieron mds como escaparates para los partidos comunistas que como oportunidades para ejercerverdadero poder. Carol Saivetzy Sylvia Woody, Soaiet-Third World Relations, Boulder (Colorado), Westriew Press, 1985, p. 5o. 14. El intento del Partido Golkar de Suharto por dominar la imaginaci6n politica del pueblo indonesio est6 recogido y documentado en Hans Antlov, Exemplary Cen*e, Administratiae Periphery: Rural Leadersbip and Nnr Order in Jaaa, Richmond (Inglaterra), Curzon Press, t995.Lalista de los puntos de la Pancasila aparece en l^ p. 37. r5. Citado en Piero Gleijes, Sbanered Hope: The Guaternalan Reuolution and tbe United States, r944-19 j4, Princeton Q.{uevaJersey), Princeton University Press, rggr, p. rg3.

493

NOTAS

TA\MANG

r. John

S. Dalvi, Himalayan Blunder: Tlte Curtain-Rniser to the

Sino-Indian War of 1962, Bombay, Thacker and Co., ry69, p. 264.

z. Neville Maxwell, India's China War, Londres, Jonathan Cape, t97o, ha sido una consulta indispensable para mi breve comentario sobre aquella guerra. Maxwell muestra una disposici6n m6s favorable a las tesis chinas sobre la disputa fronteriza y la guerra que result5 (y m6s arin en su breve monografia Cbina's oAggression, of t962, Oxford, Court Place Books, rggg). A mi me interesan menos los motivos de la guerra que el hecho de la guerra en si. 3. Citado en George McTurnan Kahin, ed.,Tlte Asian-African Confermce: Bandung, Indonesia, April rgy5,Ithaca (Nueva York), Cornell University Press, 1956, p. 73. 4. Ibidem, p. 59. 5. Citado en Maxwell, India's Cbina War,p. z8z. 6. Kahin, The Asian-African Confermce, p. 85. 7. Citado en Maxwell, India's China War, p. r83. En rg53, el historiador B. S. N. Murti seflal6 que India necesitaba un ej6rcito para fomentar una ..psicologia de paz, manteniendo su brazo armado en el nivel minimo consecuente con sus necesidades de defensa bdsicasrr. B. S. N. Murt, Nebru's Foreign Poliq,,Nueva Delhi, Beacon Information and Publications, r953, p. 35. 8. N. Sarkar, ..A Flistorical Account of Tawang Monastery'r, en Verinder Grover y Ranjana Arora, eds., Enryclopedia of India and Her States, Vol. X: Nortb-East Inlra, Nueva Delhi, Deep and Deep, ry96.

9. Prakash Karat, Langaage and Nationality Politics in India, Bombay, Orient Longman, 1973. ro. Soong Ch'ingJing, Good Neigbbours Meet: Speecbes in India, Burrna, and Pakistan, Pekin, Foreign Languages Press, 1956, p. zt. r r. Maxwell,India's China War,p.fig. Las del lider del Swatantra eran opiniones de rancio abolengo dentro de la pr6ctica nacionalista india. En 1936, Gandhi inaugur5 el templo Bharat Mata (o ..de la Madre Indiar') en las afueras de Benar6s. En lugar de rendir culto a un dios pur6nico, en aquel templo se instaba a la gente a adorar un

gran mapa de la India y su entorno regional. El templo no es signi-

494

NOTAS

ficativo en si, pero constituye un curioso ejemplo de algo que resulta mucho mis comrin: la frecuente invocaci6n que ha hecho el gobierno de la nueva naci6n de la idea de la integridad nacional y del car6cter sagrado de las fronteras. rz. Citado en Maxwell, India's China War, pp. r52 y rr7. r3. United Nations, Tbe Relationsbip between Disarmament and

York, United Nations, rg8z, p. r54. [Hay trad. cast.: La relaci1n entre desarrne y desarrollo, Departamento de Asuntos Politicos y de fuuntos del Consejo de Seguridad, Centro DeaelopmenL Nueva

de las Naciones lJnidas para el Desarrollo, Nueva York, Organizaci6n de las Naciones Llnidas, ry82.) Segun el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, bastaria con solo una pequefla parte

del gasto militar mundial (estimado en m6s de 8oo.ooo millones de d5lares) para resolver los problemas relacionados con la educaci6n (que se solucionarian con un o,7 o/o aproxtmado del gasto militar),

el agua (con un r,ro/o) y la sanidad y la nutrici6n bdsicas (con un

r,gY"). 14. Asamblea General de las Naciones Unidas, Resoluci5n )OG,1II periodo de sesiones, 7 de diciembre de ry73. r5. Rahi Masoom Raza, Aadba Gaon,Delhi, Rajmakal Prakashan, 1966, p. 2rg.Para un andlisis detallado, v6ase Ravi Singh, >, Arab Studies Quarterly,6,

ARUSHA

r. Julius Nyerere, ..The Arusha Declaration: Socialism

and

Self-Reliance>>, en Freedmn and Socialivn: Uhuru na Ujamaa, Dar es Salaam, Oxford UniversityPress, 1968, p. z4o. En la ddcadade r95o, el grueso de la ayuda exterior fue a parar a paises limitrofes con la URSS y China (es decir, que se concedi6 como un factor multiplicador de la seguridad m6s que como un medio para la liberaci6n econ6mica de esas zonas del mundo). Sobre la ayuda sovi6tica, v6ase Elizabeth Valkenier, Tlte Soaiet Union and tbe Third World: An Economic Bind, Nueva York, Praeger, r983. La literatura especializada en los problemas relacionados con la ayuda exterior es muy extensa: David Will, Tlte Charity of Nations: Tbe Political Econonty of Foreign Aid, Nlucvt York, Basic Books, ry73; William Brown y Redvers Opie, American Foreign Assistance, Washington (D.C.), Brookings Institution, 1953; Sergei Shenin, Tbe United States and tbe Third 497

NOTAS

World: The Oigins of tbe Postwar Relations and tbe Point Four Program,

(rg+g-rgS), Commack Q.{ueva York), Nova Science, 2ooo; Teresa Hayter, The Creation of World Poaert!, Londres, Pluto Books, r98r. z. Nyerere, ..The Arusha Declaration>>, pp. z+r-2+2. 3. Jannik Boesen, Birgit Storgird Madsen y Tony Moody, Ujamaa: Socialivr from Abooe, Uppsala, Scandinavian Institute for African Studies, r977. 4. Helge Kjekshus, ..The Tanzanian VillagizationPolicy: Implementational Lessons and Ecological Dimensi onsrr, C anad.ian Journal of African Studies, rr, 2, 1977, p. z7+. 5. Ren6 Dumont, Tanzania Agricuhure after tbe Arasba Declaration: A Report, Dar es Salaam, Ministry of Economic Affairs and

Development Planning, 1969, p. rr; Kjelahus, . podia haber servido simplemente para crear una agricultura capitalista. ..La agricultura capitalista a pequefla escala con la que contamos en la actualidad no constituye, en realidad, un peligro, pero vamos por el camino equivocado y si seguimos alentando o, incluso, ay'udando activamente al desarrollo de la agricultura capitalista, jam6s nos convertiremos en un Estado socialistarr.Julius Nyerere, ..Socialism and Rural Development>, en Freed.om and Socialism, p. 344. 7. Ibfdem. 8. Ibidem, p. 35r. 9. R. R. Matango, ..Operation Mara: The Paradox of Democrac)D'>, Maji Maji, 20, rg7 S, pp. r7-zg; Kjekshus, ..The Tanzanian Villagization Policy'r, p. z8o. ro. Citado en Stanley Dryden, Local Administration in Tanzania, Nairobi, East African Publishing House, ry68, p. 42. rr. Deborah Fahy Bryceson, ..Peasant Commodiry Production in Postcolonial Tanzaniarr, African Affairs,8r, 325, ry82, p. 557. Esa es tambi6n la tesis defendida en Mahmood Mamdani, Citizen and Subjea: Contemporary A[n* and tbe Legacy of Late Colonialisrn, Princeton (Nueva Jersey), Princeton Universiry Press, r996, pp. r72-r77. rz. Philip Raikes, ..IJjamaa and Rural Socialismr', Reaiew of African Political Econzr?t!t 2t rg7S, p. +g. +98

NOTAS

r

3. Julius Nyerere, ..After the Arusha Declarationrr, en Freedom

and Socialism, p. 4o7.

14. Bryceson, , Latin Americnn Perspectiaes, r r, 3, yerano de r984,

p.7r.

15. Ibidem. 16. Anita M. Waters, Race, Class, and Political Symbols: Raaafori and Reggae in Jamaican Politics, New Brunswick (lr{ueva Jersey), Transaction Books, r985, p. zo3. 502

NOTAS

r7. William Stief, ..Seaga under 6,6, 3r de mayo de 1985. r

ment

Siegerr, Muhinational Monitor,

8. Judy L. Baker, Pouerty Reduction and Haman

in the Caribbean: A

Cross-CountTy Stady,

Resource Deaelop-

Washington (D.C.),

World Bank (Banco Mundial), rgg7, p. 95. 19. Americas Watch, Haman Rights in Jarnaica, Nueva York, Americas Watch Committee, 1986. zo. fui lo han entendido tanto el Banco Mundial como diversos soci6logos jamaicanos. Caroline Moser y Jeremy Holland, Urban Poaerty and Violence in Jamaica, Washington (D.C.), World Bank (Banco Mundial), 1997; Cenue for Population, Community, and Social Change, They Cry : Urban Violence and Poaerty in Jamaica, Kingston, Centre for Population, Community, and Social Change, r996. zr. florace Campbell, Rnsta and Resistance, Trenton Qllueva Jersey), Africa World Press, r987, p. 88. z z. Stephen J. Kobrin, ..Sovereignty@Bay: Globalization, Multinational Enterprise, and the International Political Systemr', y Mira Wilkins, ..The History of Multinational Enterpriserr, en Alan Rugman y Thomas Brewer, Oxford Handbook of International Business, Oxford, Oxford University Press, zoor. 2 3. R. J. Barnet y R. E. Miller, Global Reach: The Pmrer of Muhinational Corporations, Nueva York, Simon & Schuster, ry74, p. 16. 24. Yijay Prashad, Fat Ca* and Running Dogs: Tbe Enron Stage of Capitalisnt, Monroe (Maine), Common Courage Press, zooz. 25. ..The ICC and Corporate Cooptation of the IIN", hoja informativa elaborada por Corporate Europe para el Congreso Mundial de laCimaralnternacional de Comercio celebrado en Budapest entre el 3 y el 5 de mayo de zooo. 26. Ibidem. 27. Citado en Larry Elliot, ..A Bridge to Fairer World Trade'r, Guardian Weekly,4-ro de junio de 2oo4, p. 29. 28. Las iniciativas de la ONU sobre la cuesti6n de la mujer adquirieron un mayor impulso a partir de mediados de la d€cada de rgTo,justo cuando el Estado, la principal instituci6n para llevar esa clase de reformas a la pr6ctica, dej6 de tener la capacidad para realizar tal labor. El Instituto Internacional de Investigaci6n y Ca503

NOTAS

pacitaci6n para la Promoci6n de la Mujer, la Divisi6n de la Mujer dentro del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y, por riltimo, el Fondo de las Naciones Unidas paralaMujer, eranya una realidad en rg75. Sin embargo, en la cuarta conferencia mundial de la ONU sobre la mujer, celebrada en 1995 en Pekin, el orden del dia del encuentro interestatal distaba ya mucho del de las organizaciones no gubernamentales. 29. ..The Terra Nova Statement on the International Monetary System and the Third Worldrr, Deaelopment Dialogue, z, tg$o,

p. 30. 3o. U.S. Departrnent of the Treasury (Departamento del Tesoro de los Estados Unidos), United States Participation in tbe Muhilateral Dnelopril.ent Banks in tbe rg9os, Washington (D.C.), U.S. Deparffnent of the Treas!ry, rg9z, p. 47 . 3r. ..The Terra Nova Statemenb>, p. 30. 32. , p. 33.

SINGAPUR

r. World Bank (Banco Mundial),

World Dnelopmmt Report

1992, Nueva Yorlq Oxford University Press, 1992, tabla r. [Hay trad. cast.: Inforrne sobre el dcsarrolh Mundial 1992, Washington (D.C.), Banco Mundial, rgg2.)

z. Chua Beng Huat y TanJoo Ean,