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Italian Pages [456] Year 1988
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RISTO Y LAS R ELIGIONES
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DE LA TIERRA
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nacional
MANUAL DE HISTORIA DE LA RELIGIÓN POR VEINTICUATRO ESPECIALISTAS BAJO LA DIRECCIÓN DEL
ESTA COLECCIÓN SE PUBLICA BAJO LOS AUSPICIOS Y ALTA DIRECCIÓN DE LA PONTIFICIA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA
>K i KA.,/. K Ü \ K , CARDENAL ARZOBISPO DE VIENA
LA COMISIÓN DE DICHA PONTIFICIA UNIVERSIDAD ENCARGADA DE LA INMEDIATA RELA' CIÓN CON LA BAC ESTÁ INTEGRADA EN EL AÑO 1 9 7 0 POR LOS SEÑORES SIGUIENTES :
III (último) t -.' (sura 22,25). El resultado político de estas ideas fue la campaña contra La Meca (628), que terminó con el U atado de al-Hudaibiya y ase-
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EL ISLAM: ORIGEN, EVOLUCIÓN, DOCTRINA
guró a Mahoma el derecho a la peregrinación en el año 629. Peí o en realidad esta peregrinación fue la conquista de La Meca para el islam. Pues, gracias a ella, los que hasta entonces h a ' bían sido sus enemigos se dieron cuenta de que lo ventajoso para ellos no era luchar, sino ponerse al lado de Mahoma y aceptar la nueva revelación; gracias a aquella peregrinación, el islam se convirtió en la religión de los quraisíes. Esto nos explica que la peregrinación sea «la ceremonia rehgiosa más extraña de la vida del musulmán»; en todos sus preceptos y usos es una antiquísima peregrinación que, despojada de su sentido pagano, fue, como la Ka'ba y el fetiche de piedra negra, adoptada en el islam con su rígido monoteísmo. La peregrinación obliga una vez en su vida a todo musulmán mayor de edad, si posee los medios para el viaje y para sestener a su familia durante su ausencia y si la ruta no ofrece peligros. Si razones de peso le impiden cumplir con la peregrinación, puede enviar en su lugar a un sustituto. U n musulmán que ha llevado a cabo la peregrinación recibe el título honorífico de hággl (peregrino). El centro de la peregrinación está en la Ka'ba y en la fuente Zamzan. La Ka'ba es un edificio cuadrangular, de doce por diez metros y quince de altura, cuyos ángulos señalan aproximadamente hacia los cuatro puntos cardinales. En el ángulo este, aproximadamente a 1,50 metros sobre el nivel del suelo, está empotrada la piedra negra. Las paredes exteriores están cubiertas con un tapiz de brocado que se renueva todos los años (kisiua); este tapiz, que se trae de Egipto, lleva tejidas en trama máximas piadosas. En la pared del nordeste se encuentra una puerta a bastante altura sobre el nivel del suelo; el mteiior de la Ka'ba está vacío. La fundación de la Ka'ba se atribuye a Adán, y su renovación después del diluvio a Abrahán. La fuente Zamzan, de cuarenta y dos metros de profundidad, está frente al ángulo este de la Ka'ba, en un edificio cerrado por una cúpula. Su agua pasa por ser milagrosa. Se decía que Gabriel había abierto esta fuente para Hagar, quien después la había cercado y guarnecido con un muro. La aleya 91 de la sura 3 que hemos citado (cf. supra p.47) va precedida por ésta, no menos significativa: «En verdad, la primera morada que fue puesta a la gente fue aquella que (radicaba) en Bakka ( — Meca), bendición y guía para los hombres» (sura 3,90). El mes de la peregrinación (dü l-higga) es el último del año musulmán. Originariamente, la peregí¡nación a La Meca tenía lugar al comenzar la estación fría. Las distintas ceremonias demuestran la gran antigüedad de la peregrinación. El territorio de La Meca es sagrado (haram); en él no puede talarse ningún árbol ni matarse ningún animal, fuera de los dañinos. Cuando el peregrino pisa el sagrado recinto de La Meca, entra en el estado de consagración (thram), durante el cual debe llevar una vestimenta especial y le está prohibido tener comercio carnal y
cortarse el cabello; debe además expresar su intención (niya) de cumplir con la peregrinación. Una vez llegado a la ciudad, comienza la «pequeña peregrinación» ('umra), en la que es posible participar incluso sin hacerlo en la grande (hagg). La 'umra, consiste en repetir siete veces la circumambulaho de la Ka'ba (tawaf) y otias siete el trayecto (sa^y) entre la mezquita, la Ka'ba y las colmas, próximas a la ciudad, de Safa-Marwa-Safa. Una vez concluida en Marwa esta pequeña peregrinación, se procede al corte del cabello. La verdadera ceremonia hagg comienza el 7 dü l'higga, a mediodía, con una prédica. Al día siguiente tiene lugar la procesión a la localidad 'Arafa (a camello, a unas cuatro horas de La Meca); esta procesión pasa por Mina, donde se detiene en la noche del 8 al 9. El día 9 se detiene en 'Alafa, donde los peregrinos escuchan una prédica. La noche del 9 al 10 se pasa en Muzdahfa, entre 'Arafa y Mina. Finalmente, el día 10 se procede en Mina al sacrificio de los animales que para este fin han llevado los peregrinos y al lanzamiento de piedras a ciertos montones determinados para ello. Por último, la peregrinación termina en Mina con una fiesta que dura del 11 al 13 dü l'higga. Se recomienda después una breve visita a La Meca, con doble circumambulatto de la Ka'ba y con sa^y, después de la cual se regresa a Mina. La Ka'ba y la peregrinación a La Meca gozaron de gran veneración entre los musulmanes, especialmente entre los místicos, para quienes el hagg se convirtió en el símbolo de su vía mística.
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VI. 1.
EL DERECHO
Derecho
privado
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RELIGIOSO y derecíio
penal
El derecho sagrado del islam está tan íntimamente ligado a la religión, que una exposición de ésta sería incompleta si no se mencionaran al menos aquellas disposiciones jurídicas que más íntimo contacto guardan con ella. La lañ'a no conoce la igualdad de derechos de hombre y mujer; la plena capacidad jurídica la posee sólo el musulmán varón y libre. La mujer está excluida de los cargos públicos (por ejemplo, judicatura, mu'addm, etcéte' a); su testimonio ante un tribunal vale sólo la mitad de 10 que el de un hombre; el precio que ha de pagarse por su sangre es sólo la mitad ; la herencia que recibe, también sólo la mitad. Dentro del matrimonio, en cambio, el derecho patrimonial la equipara al hombre y la autoriza a administrar sus bienes independientemente. Derecho matrimonial: sus prescripciones manifiestan claros rasgos procedentes del derecho matrimonial preislámico, transformados por las disposiciones que Mahoma introdujo en favor de la mujer. Pese a ellas, el matrimonio siguió siendo un matrimonio por compra. Para que el matrimonio sea válido es ne-
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cesarlo un contrato (laqd an-núidK) entre el novio, que se obliga a pagar una dote (mahr o sadaq, el antiguo precio de la compra), y el tutor (wali) de la novia, que declara que desposa a la novia. El contrato debe hacerse en presencia de dos testigos. La novia no aparece; debe, sí, dar su consentimiento; pero el padre puede obligar a contraer matrimonio a las hijas todavía solteras. La mujer no puede casarse, como el hombre, por sí misma, sino que necesita de un tutor. Son impedimentos del matrimonio : la consanguinidad, así como el parentesco de leche; la desigualdad de clases, cuando la del hombre es inferior a la de la mujer, y la desigualdad de religión. Esto se remonta a la sura 2,220'221 : «Y no caséis con las idólatras hasta que no crean; y, en verdad, esclava creyente es mejor que idólatra, aunque os guste; y no caséis con los idólatras; y, en verdad, esclavo creyente es mejor que idólatra, aunque os guste. Esos llaman al fuego, y Allah llama al alchenna y al perdón por permisión suya.» Según la sura 5,7, el matrimonio con los creyentes de una religión del Libro está exceptuado de esta prohibición; «Hoy os están permitidas las cosas buenas , y las honestas de las creyentes, y las de aquellos que recibieron el Libro antes que vosotros.» Y, por último, la mujer, después del divorcio o después de la muerte del mando, debe dejar pasar un plazo legal (Sdda) antes de contraer nuevo matrimonio. En cambio, está permitido el matrimonio de los niños. La desfavorable situación de la mujer en el matrimonio está determinada: a) por la poligamia. Legalmente le está permitido al hombie contraer matrimonio simultáneamente con cuatro mujeres, si es que puede mantenerlas; junto a ellas puede tener un número ilimitado de esclavas concubinas. b) El hombre puede divorciarse sin aducir razones, con sólo expresar su resolución (talaq, repudio), y puede volver a casarse tan frecuentemente como le plazca. En cambio, la mujer sólo puede disolver el matrimonio: a) por rescate (hul^), devolviendo la dote, y b) en el caso de que el hombre resulte incapaz de mantenerla ; para ello es preciso un proceso que concluya con la declaración de nulidad del contrato matrimonial. Iguales privilegios tiene el hombre en el derecho matrimonial sucesorio; él hereda de su mujer la mitad, y, si existe un hijo, un cuarto; en el caso inverso, en cambio, la mujer sólo hereda un cuarto (o, si hay un hijo, un octavo). Las disposiciones de Mahoma sobre la situación de la mujer concluyen con la exhortación a tratarla con justicia: «El lleno de gracia dice también: la fe más peifecta la posee aquel que con más amor trata a su mujer.» En el aspecto religioso, el hombre y la mujer están equiparados. La sura 33,35 dice: «En verdad, los resignados y las resignadas, y los creyentes y las creyentes, y los piadosos y las piadosas, y los justos y las justas, y los pacientes y las pacientes, y los humildes y las humildes, y los limosneros y las limosneras, y los ayunadores y las ayunadoras, y los guardadores de sus pudendas, y las guardadoras y los recordadores de Allah
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mucho y las recordadoras: apercibió Allah para ellos un perdón y un galardón grande.» Encontramos un número considerable de mujeres entre los santos, e incluso, frecuentemente, entre los Icólogos. La esclavitud existía en Arabia en la época del profeta, y el islam no la abolló. Pero Mahoma dulcificó la suerte de los esclavos y prohibió que un musulmán fuera hecho esclavo por obra de un acreedor no satisfecho, o como prisionero de guerra o vendido por sus padres. Así, de acuerdo con la sariga, la esclavitud se alimenta sólo de los hijos de los esclavos o de los prisioneros de guerra infieles. La adopción del islam no proporciona la libertad. Ya en el Qur'an se recomienda repetidamente como deber i eligioso el buen trato a los esclavos: así, por ejemplo, en la sura 4,40: «Y adorad a Allah ; y con los padres, bondad, y con los parientes . y lo que posea vuestra diestra.» «Lo que posea vuestra diestra» es la expresión coránica para decir esclavos. La manumisión de un esclavo es una acción religiosa meritoria con la que pueden expiarse pecados; hay algunas faltas para las que es la penitencia prescrita. La esclava que ha dado un hijo a su señor (umra walad) queda libre a la muerte de éste; no puede ya ser vendida de nuevo. Los hijos de una esclava están equiparados en todos los aspectos a los hijos de una mujer libre y legal. Esta disposición, en sí humana, tuvo para la historia de las dinastías musulmanas las más fatales consecuencias. Lo mismo que en la Iglesia cristiana, también en el islam existe la prohibición de la usura (riba), que se extiende a toda clase de percepción de intereses. La condenación de la usura se remonta a un precepto coránico expresado en la sura 2.276: s Satapathabrahmana, XI 2,1,2. ° 4 Satapathabrahmana IV 5,9,2 5 > Ibid., XIV 4,2,1-5. 51
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jápati; el que las dos creen el mundo, subdividiéndose en principio masculino y principio femenino; el que, finalmente, en los otros Brahmanas se usen alternativamente las dos palabras como sinónimos, parece una clara contradicción. ¿Nos hallamos ante una de las frecuentes faltas de consecuencia de estos textos, o bien, como se supone habitualmente, ante una identificación ex post de dos conceptos de distinta procedencia, ante un intento de unificar dos ideas originariamente diferentes? Un estudio más detenido de los textos que hemos citado nos demostrará que no podemos precipitarnos a acusar a los indios de inconsecuencia y que la identificación de los dos conceptos no es un recurso posterior. Antes, al contrario, las raíces de esta identificación, muy antigua, hay que buscarlas en el «mito psicológico». Si es cierto que en los Brahmanas tanto el brahmán como el atman son tratados como principios primordiales, e identificados por ello con Prajápati, no lo es menos que sus atributos no coinciden totalmente. En nuestro texto, el atman toma la figura de Purusa, y el brahmán se identifica con V a c ; «dador de nombres», sus funciones son idénticas a las de Vac. En estas dos nociones tenemos, pues, la prolongación de los dos componentes —que ya conocemos— del andrógino primordial; el lugar de las antiguas hipóstasis mitológicas lo ocupan en los Brahmanas las sustancias impersonales atman y brahmán, que son sólo dos aspectos de la sustancia primordial, única, brahman'atman 56 . El que la idea de su identidad interior no aparezca expresada con claridad hasta llegar a los Upanisadas, no significa que en el período de los Brahmanas no se tuviera perfecta conciencia de ella, sino sólo que carecía, de importancia para el problema que preocupaba a estos textos. A los ritualistas les interesaban ante todo las relaciones entre las sustancias del mundo inmanente. Para con ayuda del ritual poder actuar sobre estas sustancias es necesario que entre las dos categorías exista una dependencia. Los brdhmana, ritualistas, se imaginan esta dependencia como una equivalencia mágica. e)
TEORÍA DE LAS EQUIVALENCIAS MÁGICAS
La suposición de la existencia de una relación misteriosa entre una sustancia o una persona y un objeto que la sustituye, y por medio del cual es posible actuar sobre ella, constituye el fundamento de toda magia analógica; la hemos encontrado ya en el Atharvaveda. En los Brahmanas esta concepción del mundo se desarrolla hasta convertirse en un verdadero sistema de equivalencias. Estas equivalencias se ordenan en dos senes; unas establecen un paralelismo entre el ritual y el hombre (el sacn56 Por eso no es una contradicción el que el brahmán en los Brahmanas aparezca unas veces como idéntico a Praiapati y otras como creado por él. En el primer caso se trata de la sustancia primordial índiferenciada; en el segundo, de Vac, la figura diferenciada creada de sí mismo
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ficio se ofrece en tal caso para actuar sobre una persona aislada); otras, entre el ritual y el mundo (el sacrificio que se ofrece pretende actuar sobre los fenómenos de la naturaleza) >T. En los Brahmanas, el sistema de las equivalencias mágicas no es unitario; es frecuente que se agrupen arbitrariamente elementos distintos, y, si enumeráramos las correlaciones que se establecen entre cosas dispares, muchas veces tendríamos la sensación de hallarnos ante desatinos irresponsables. Pero, al considerar a los Brahmanas como un desatino, se comete un error de perspectiva; no hemos de ver en ellos un documento del pensamiento prefilosófico, sino más bien un estadio previo de la concepción científica del mundo. Las equivalencias supuestas por los brahmana no están desprovistas de todo fundamento; los ritualistas les buscan uno en la unión simbólica; así, afirman por ejemplo: «De dos en dos va (el sacerdote) a buscar los instrumentos sacrificiales: el cedazo y la cuchara del fuego sacrificial, el cuchillo de madera y la fuentecilla, etc.; de dos en dos, porque una pareja significa fuerza; porque allí donde dos emprenden algo, allí hay fuerza. Pero una pareja significa apareamiento y reproducción; así (yendo a buscar de des en dos los instrumentos sacrificiales) se estimula el apareamiento y la procreación» ° 8 . Algunas correlaciones sólo resultan explicables conociendo los eslabones de las cadenas que las unen. La correspondencia que existe entre el manas y la luna, a primera vista incomprensible, se explica, de una parte, por la relación de las aguas con la luna, que da la lluvia (relación que ya hemos visto en los Vedas 5); de otra, por la relación entre el deseo (manas) y las «ondas impenetrables» = aguas (cf. p.109).
gina 110). Poco a poco, estas enumeraciones y clasificaciones fueron dando origen a un sistema de pensamiento positivistaracionalista, opuesto totalmente a la mística búsqueda de unidad y síntesis, pero tan característico como esta de la mentalidad india b 0 . Con este método se llegó a considerar al individuo humano como un conglomerado de componentes (respiración, visión, oído, discurso, manas), en lo que se ha visto una etapa previa de la posterior «filosofía sin alma» (cf. p.250-252) b l . En este método también es donde hay que buscar las células iniciales de la medicina, de la astronomía y de la gramática indias.
En la fundamentación de las equivalencias se utilizan también el simbolismo de los números y las etimologías artificiales. Especialmente el primero permite crear toda una serie de equivalencias, a las que da base el hecho de que los elementos que se corresponden se presentan en el mismo número; por ejemplo, tres mundos (cf. p.92) = tres Vedas (sm el Atharvaveda) = tres fonemas sagrados a ^ u + m, que forman la sílaba mística om; o bien: cuatro castas = cuatro estaciones = cuatro metros poéticos, etc. Para facilitarse este juego de números, los Brahmanas subdividen algunos conceptos; así se distinguen diferentes clases de respiración (prana): inspiración, espiración, respiración intermedia y respiración total; la subdivisión va todavía más lejos (cf. pá57 En las partes más modernas de los Brahmanas, lo mismo que en los Upanisadas, encontramos un paralelismo triple: ritual - macrocosmos - microcosmos. Pero probablemente se trata de una síntesis artificiosa y tardía de los antiguos paralelismos con la equivalencia que los Upam%adas establecen entre el microcosmos y el macrocosmos, y que está vinculada de forma inmediata con el «mito psicológico» 18 Satapathabráhmana I 1,1,22. '•s Por esta razón Varuna es a la vez dios de la luna y dios de las aguas.
f)
ETICA Y ESCATOLOGÍA
En esta doctrina mágico-racionalista no queda lugar para la ética. Las ideas éticas están dominadas por el complejo sacrificial. Según los Brahmanas, es malo el que ha incurrido en impureza ritual, bueno el que ha cumplido con los ritos preceptuados. No se exige la pureza moral; los santos de las leyendas de los brahmana son frecuentemente traidores, vengativos, lujuriosos; pero, en comparación con su sabiduría ritual y su fuerza mágica, sus vicios no tienen importancia. Las virtudes enumeradas en los Brahmanas no se basan en normas éticas, sino que representan una especie de intercambio. Las cuatro virtudes fundamentales se conciben como deudas; a los dioses hay que devolvérselas por medio del sacrificio; a los rsis, que han «visto» y transmitido los textos sagrados, estudiando el Veda; a los antepasados, renovando el género humano (teniendo hijos varones b2); a los hombres, por último, con la generosidad. El que no cumple estos deberes —no ofrece sacrificios, es avaro o no tiene hijos—, después de la muerte va a los infiernos, cuyos tormentos son objeto ya en los Brahmanas de detenidas descripciones. Las creencias escatológicas de este período son tan imprecisas como las del vedismo. }unto a creencias védicas que ya conocemos, encontramos en los Brahmanas la de que el padre pervive en su hijo (lo que explica por qué es absolutamente necesario tener hijos varones): «El hombre entra en su mujer, y en f>0 En los Brahmanas, la aplicación de este método analítico llega a modificar incluso los antiguos mitos de la creación. En una de las nuevas versiones, el ser primordial Pra|ápati está representado como una síntesis de los siete rsts, que personifican a los siete hálitos. Esta inversión (los siete hálitos no han sido emanados del ser primordial, sino que este se «compone» de ellos) es muy característica. En otro pasa)e se dice que Prajapati se compone de diecisiete partes, lo que da un fundamento a la equivalencia que se establece entre el y las diecisiete sílabas de la fórmula sacrificial (= ritual), los doce meses más las cinco estaciones (— macrocosmos) y los diecisiete órganos del hombre, es decir, los dos brazos, dos pies, cabeza, atman, voz y diez hálitos (= microcosmos) bí W. RUBÉN, Die Philosophíe der Upamschaden p.89. 62 Lo que explica que el nacimiento de una hila se considere una desgracia.
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su seno se convierte en embrión; llegada la décima luna, ella lo da a luz como un hombre nuevo» 6 i . Se encuentra también la creencia de que, por medio de sus ceremonias rituales (karman), el hombre puede asegurarse su residencia en el cielo; pero esta residencia en el cielo no es eterna; pasado algún tiempo, la eficacia del karman se agota, y así es posible morir también en el trasmundo, sin que se nos diga claramente lo que ocurre tras una nueva muerte de esa clase. Por otra parte, los Brahmanas dicen que un hombre puede nacer de nuevo en la tierra si lo d e ' sea así y orienta sus pensamientos a una familia determinada; pero este renacimiento se considera como muy raro, como un premío reservado exclusivamente a los bráhmana. Hasta llegar a los Upamsadas, esta doctrina no alcanzará su pleno desarrollo. 2. a)
La doctrina
de los
«Upcmisadas» m á s
antiguos
FUENTES Y CUADROS HISTÓRICOS
Los textos más famosos del brahmanismo, a los que conoce' mos con el nombre de Upamsadas 64 , son más recientes que los Brahmanas, por lo que su concepción del mundo se considera habitualmente como una evolución posterior de la doctrina brahmánica. Pero, aunque cronológicamente esta opinión sea exacta, no parece reflejar la verdadera evolución de las ideas, pues si, por una parte, es claro que los Upamsadas están en contradicción manifiesta con las tendencias de los Brahmanas, por otra es evi' dente que encadenan con las ideas filosóficas del vedismo. Esta contradicción se elimina si, en lugar de ver en los Brahmanas y en los Upamsadas dos estadios, los consideramos como dos procesos de evolución paralelos que se proponen distintos objetivos; los Brahmanas sirvieron a los sacerdotes para dominar el mundo inmanente, y los Upamsadas, en cambio, apuntaban a alcanzar la realidad transcendente. Ya en el período védico vimos planteados problemas de este género; el ritualismo de los Brahmanas no impidió que los círculos no brahmánicos siguieran ocupándose de ellos. Llama la atención el que, entre los sabios citados en los Upamsadas, los ksatnyas —reyes y príncipes— desempeñen un papel muy importante y se presenten frecuentemente como poseedores de una sabiduría superior. Ya el ¿atapathabráhmana narra que los bráhmana acudían al rey Asvapati de Kekaya (Penjab) para rogarle que les instruyera; en su instrucción, el rey opone al ritualismo brahmánico las ideas de las creencias populares no anas. Todavía más famosa es la sabiduría de Janaka, rey de Videha (que aparece también en el Ramayana), que organizaba 61 Aitareyabrahmana VII 13 Pero esta doctrina parece datar de epoca vedica; c£. el himno a Prana (Atharvaveda XI 4; cf p 110) el hálito del padre pasa al huo 64 Sobre la significación de esta palabra cf p 116
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discusiones en su corte, en las que aparecía como un pensador más profundo que los bráhmana. El es el que hace una exposi' ción detenida, la primera que conocemos en la historia de la India, de la transmigración de las almas; él el que expresa la idea de que la sabiduría secreta es más importante que el ritual. Entre otros pensadores reales se menciona a Ajatasatru, Citra, Pravahana y Pratardana. Más notable aún es la importancia de las mujeres en los Upamsadas. En las discusiones aparecen como dignas competídoras de los hombres (por ejemplo, la docta «teóloga» Gargí Vacaknavl, de que nos habla el Brhadaranyakü'Up.); el máximo filósofo de los Upamsadas, Yájñavalkya, no revela su doctrina a los bráhmana, sino a su mujer Maitreyí. Los nombres de los pensadores de los Upamsadas se derivan frecuentemente de los de sus madres. Estos rasgos de matriarcado, totalmente ajenos al círculo cultural ano, nos demuestran que los círculos que ahora comienzan a aparecer en la historia, representan, al menos en parte, a la cultura indígena no aria. Para enfrentarse a esta competencia, los sacerdotes se vieron obligados a apropiarse las nuevas ideas, y pronto aparecieron en este período los bráhmana de nuevo estilo, que por la temeridad y profundidad de sus ideas no tardaron en superar a los fcsfltnyas. Los libros del bosque (Aranyakas) recogen en su último capítulo estas nuevas doctrinas, no ordenándolas sistemáticamente, sino dándoles la forma de atractivas conversaciones e ingeniosas discusiones, en marcada oposición con la esterilidad de las controversias ritualistas de los Brahmanas. Incluidas así en la «sagrada escritura», las nuevas doctrinas fueron equiparadas a los Brahmanas 6S. Dadas estas circunstancias, es natural que las dos clases de textos se influenciaran mutuamente. Los Upamsadas, y especialmente los cinco más antiguos 66, que proceden del siglo Vil y vi a. C , incluyen todavía algunas elucubraciones ritualistas y cultuales, informadas totalmente del espíritu de los Brahmanas; por otra parte, en los Brahmanas se encuentran también doctrinas nuevas (por ejemplo, las de Asvapati, Janaka, áándilya), y sus partes más recientes están influidas por los Upamsadas 65 La unión de doctrinas tan contradictorias se explica al parecer porque cada uno de los textos iba vinculado a uno de las cuatro Saramas (cf. p.104); el brahmacann había de estudiar los Samhitas, el grhastha, los Brahmanas, los vanaprasthas y los sannyasms en su solitaria vida en el bosque habían de meditar, respectivamente, sobre los Aranyakas y sobre los Upamsadas. Pero como tantos otros esquemas simplificadores, también este es, dentro de la religión india, artificioso y tardío. Si los Aranyakas se llaman «libros del bosque», ello es porque dan algunas interpretaciones de los sacrificios, que debían ser secretas, y por eso fuera de la comunidad habían de ser leídos en el bosque, y no porque estuvieran destinados a los vanaprasthas. Por su contenido se asemejan más a los Brahmanas que a los Upamsadas 66 Brhadáranyaka - Up , Chandogya - Up., Aüareya • Up., Kausttaku Up. y Tatitiñya • Up.
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CONSlANTiN RFGAMEY
(cf. nt.57). Por lo demás, tanto los usos religiosos externos como los elementos de la concepción del mundo son los mismos en los Upamsadas y en los Brahmanas; las deidades quedan degradadas al rango de potencias abstractas, las sustancias se ordenan, de forma parecida, en series paralelas de equivalencias. Los Upamsadas no invierten esta imagen del m u n d o ; se limitan a profundizarla, interpretando de una forma nueva la relación entre estos elementos y proponiendo una nueva meta religiosa. Mientras que en los Brahmanas el conocimiento de la correspondencia existente entre las sustancias tenía una finalidad mágica y práctica, los filósofos de los Upamsadas se esforzaron por reconocer, a través de las equivalencias, la presencia de estos elementos. Lo que da la bienaventuranza y lleva a la verdadera inmortalidad, afirman, no son las ceremonias cultuales, sino la sabiduría. b)
LA «SABIDURÍA SECRETA»
Esta sabiduría no debe equipararse a la erudición ritual. Es un saber secreto que se alcanza por un método especial de meditación. El término técnico con que se designa este método es upasana, que literalmente significa «sentarse junto a alguien». Esta significación etimológica resulta difícil de conciliar con la que habitualmente tiene en los Upamsadas, y que es «método para reconocer una equivalencia». Se ha intentado eliminar esta discrepancia de significado recurriendo a la significación metafórica de upasana, que es «testimoniar veneración, cortejar» (y por medio de ello penetrar en la esencia de la sustancia venerada). Pero upasana no es una metáfora, sino la denominación técnica de un método de conocimiento perfectamente determinado ; el conocimiento místico, al que se llega por la concentración. Más tarde, el yoga prescribirá para las prácticas de meditación determinadas posturas sedentes (asana). El upasana ( = upa asana, «sentarse ¡unto a») es una práctica de este género, y la sabiduría mística que con este método se alcanza se designa con la palabra upa-m^sad (que también significa ((sentarse junto a») 67 . Los pensadores de los Upamsadas tienen plena consciencia de que este método y la sabiduría secreta que con él se alcanza constituyen una doctrina nueva y superior. «Todo lo que has aprendido» —dice Sanatkumára a Narada en el Chandogya*U p. (1,7)— «los Vedas, las leyendas, las ciencias, todo son meras palabras». Y el rey Pravahána explica (íbid.): «Esta sabiduría (es decir, el verdadero significado de todos estos textos) no llegó b7 Esta explicación de los dos términos (propuesta por M. FALK, IX mito psicológico, apéndice 4, Upasant e upainsad) es la que más afortunada me parece, pues es la única que los explica satisfactoriamente partiendo de la raíz «sentarse», y, por otra parte, concuerda con la relación que el yoga guarda con la doctrina de los Upamsadas.
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l A INDIA
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a ser conocida por los brahmana de los tiempos primitivos. Y por eso el derecho a enseñar correspondió en el mundo entero a los príncipes». También el rey Janaka afirma: ((El que sabe el misterio del sacrificio no necesita ya sacrificar», puesto que su sabiduría tiene la misma eficacia o una eficacia aún mayor. Pero ¿cuál es el contenido de esta sabiduría? Como hemos dicho, los Upamsadas no exponen una doctrina unitaria. La pluralidad de las creencias expuestas en las discusiones es, desde luego, muy instructiva como documento de las corrientes espirituales de aquel período. Pero ni siquiera las ideas de aquellos sabios que triunfan en las discusiones son iguales entre sí. Ahora bien, es seguro que entre los pensadores que aparecen en los Upamsadas hay algunos que son figuras históricas; por ejemplo, los reyes que acabamos de citar, los brahmana áandilya, Uddalaka Arum y, sobre todo, Yájñavalkya; y con ello se explican naturalmente las divergencias individuales que se perciben en sus doctrinas. Pero las líneas generales son muy parecidas y pueden resumirse como sigue 6 S : Upasana es meditación sobre las equivalencias. Hemos subrayado ya anteriormente (cf. p.94s) que para el indio el conocimiento consiste en la identificación del sujeto que conoce con el objeto conocido. Los pensadores de los Upamsadas se ocuparon ante todo, como era natural, de las equivalencias entre el hombre y el mundo. Mientras que en los Brahmanas las fuerzas de la existencia se ordenaban en dos paralelismos principales (ritual-hombre y ritual-mundo), ahora es el paralelismo microcosmos-macrocosmos el que pasa a primer término f'9. Un reflejo de antiguas especulaciones de esta clase son las numerosas equivalencias infantiles que aparecen en los Upamsadas, como, por ejemplo, la doctrina defendida por el rey Asvapati, y segiín la cual el gigante cósmico (Purusa = macrocosmos) tiene su correspondencia microcósmica en el hombre diminuto que se ve en la pupila 70 . La correspondencia entre el macrocosmos y este liliputiense de la pupila se estructura así: cielo-cabeza, sol-ojo, viento-respiración, espacio-cuerpo, pies-tierra, altar-pecho, paja sacrificial-cabellos, etc. En otras ocasiones, el liliputiense de la pupila se identifica con la gigantesca figura humana que parece 18 Para una exposición detallada de la doctrina de los Upamsadas u muimos al lector a los libros, ya citados, de M. FALK (11 mito psicológico nell'India antiqua) y W. RUBÉN (Die Philosophen der Upamschaden), cuyos autores defienden dos métodos totalmente contrapueslos. M. FALK ve en las concepciones divergentes que se encuentran en los Upamsadas la evolución de una concepción única. W. RUBÉN, c n cambio, las considera expresión de las diferencias individuales (aun(|UL no cabe duda de que su afirmación de que cada una de ellas [en los cinco textos más antiguos distingue 109] refleja la opinión de un lilosofo realmente existente, es exagerada y nada verosímil).
'•" Cf. nt.57. "° La mayor parte de los pensadores de la India antigua no cree que este «hombre de la pupila» sea un reflejo, sino que piensa que es 11 forma visible del alma humana.
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CONSTANTIN REGAMEY
compone ( = atman), aliento (prona) es su cuerpo, luz su figura, verdad su consejo, espacio es su mismidad. Todo lo hace él, todo lo desea, a él todo aroma, a él todo sabor, en sí lo contiene todo, sin palabras, sin consciencia. Este es mi atman en el interior de mi corazón, más pequeño que un grano de arroz o cebada, o mostaza, o mijo, o que el núcleo del grano de mijo. Y el mismo atman que está en el interior del corazón es mayor que la tierra, mayor que el espacio, mayor que el cielo, mayor que estos mundos. El que todo lo hace, todo lo desea; a él todo aroma, a él todo sabor; el que todo lo contiene, sin palabias, sin consciencia, éste es mi atman en el interior de mi corazón, éste es el brahmán. Y el que se dice a sí mismo: "A él iré cuando de aquí me marche", para éste en verdad que no hay duda alguna. Así habló áandilya, áandilya». Esta sobria insinuación de la nueva doctrina contiene ya todos los elementos que habían de determinar la evolución posterior, y también todas las dificultades que implicaba el problema así planteado. Pero en un principio, deslumhrados por la grandeza de las perspectivas descubiertas y profundamente impregnados de la idea de unidad, los filósofos no vieron las dificultades de que hablamos. Donde la idea de la unidad encontró su más famosa expresión fue en el probablemente más conocido pasaje de los Upamsadas, en la instrucción del joven ávetaketu por su padre Uddálaka Aruní (Chandogya'Up. 6 ) : «Lo-que-es era sólo, hijo amado, en un principio el mundo, único sin segundo. Y pensó: "Yo quiero hacerme mucho, quiero multiplicarme". Y emanó de sí el fuego. Este fuego pensó: "Yo quiero hacerme mucho, quiero multiplicarme". Y emanó de sí el agua Este agua pensó: "Yo quiero hacerme mucho, quiero multiplicarme". Y emanó de sí el alimento (la esencia vital cósmica) Aquella deidad 71 pensó: "Y bien, quiero entrar con esta mismidad viviente en estas tres deidades (fuego, agua, alimento) y quiero desarrollar nombres y figuras". Todo lo que en el fuego, en el sol, en la luna y en el rayo es rojo, es la manifestación del fuego; todo lo que es blanco, es la manifestación del agua; todo lo que es negro, es la manifestación del alimento». Todo hasta aquí es una especie de cosmogonía que recuerda los mitos antiguos y a la vez prepara las bases de la posterior doctrina de las emanaciones. Los siguientes fragmentos del texto explican cómo de la mezcla de estos elementos toma origen la pluralidad de las cosas empíricas. Cada uno de los tres elementos primordiales se divide en tres partes, una más fina, otra media, otra más grosera. De esta forma del fuego nacen las palabras, la médula y los huesos; del agua, la respiración, la sangre y la orina; del alimento, el manas, la carne y los excrementos. Pero dejemos a un lado estos detalles propios de espe-
verse en el disco solar. Una etimología igualmente ingenua es la que sirve de base a la difundida equivalencia entre el yo (aham) y el día (ahar). Ahora bien, estas equivalencias provisorias no son mas que una suerte de introducción, incapaz de satisfacer a la verdadera meditación mística, que recibe su sello al mismo tiempo de la vivencia de plenitud y del sentimiento de unidad, y no puede quedar satisfecha por equivalencias externas como estas. Los antiguos sabios enseñaron que la solución del misterio del mundo se encontraba en la profundidad del propio corazón. Fara realmente conocer es preciso hacerse uno con el objeto. Ahora bien, para alcanzar el sentimiento de unidad con el mundo hay que eliminar todas las impresiones y todas las sensaciones externas; quien se identifica con el mundo no es el hombre como tal, sino su yo más profundo e íntimo. En esta vivencia, el mundo aparece como un todo, como la totalidad y no como la multiplicidad y pluralidad de las cosas empíricas. Sólo así puede alcanzarse simultáneamente la vivencia de plenitud y el sentimiento de unidad. La fundamentación racionalista de este axioma místico la ofrece la doctrina de las equivalencias. A partir de la torma exterior de las cosas no puede comprenderse la igualdad que se establece entre lo uno y la totalidad, igualdad que solo resulta explicable si se acepta que el principio esencial de todas las cosas es el mismo. A su vez, el conocimiento de este principio solo es posible presuponiendo que tiene su correspondencia en la mas profunda mismidad del hombre, a la que es idéntico. El camino por el que se llegó a esta concepción de la vivencia mística de unidad había sido preparado por el «mito psicológico», que ya en los Brahmanas había adoptado la forma de la igualdad: atman = brahmán, «el sí mismo = principio del mundo» (cf. p.HOs). Para llegar a esta conclusión, los Upamsadas no necesitaron recurrir a ninguna revolución espiritual; les basto enlazar con las creencias védicas. Ahora bien, en tanto que en los mitos antiguos lo Uno era sólo el principio primordial, en los Upamsadas se convierte en principio total. Lo Uno era en un principio, pero además el mundo sigue siendo lo Uno. Usta es la tesis más importante de los Upamsadas. c)
DESCUBRIMIENTO
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DEL ABSOLUTO
La expresión probablemente más antigua de esta tesis, que se encuentra ya en el Satapathabrahmana (X 3,6) y otra vez en el Chandogya-Upanisada (3,14), se atribuye al pensador Sandilya: «En verdad, el brahmán es el Todo. Con el corazón tranquilo (es decir, en la concentración), meditándolo como jalan y) (quizá signifique «nacido del agua»), así debe conocérsele (hacerse uno con él). En verdad, en su ambición comiste el hombre. Con la ambición que esté en el mundo, así sera el después de su muerte. Que dé, pues, forma a su ambición. De manas se
71 Deidad = lo-que-es De' contexto se deduce con claridad que, en los Upamsadas mas antiguos, la palabra < deidad > (devata) designa una fuerza de la existencia y no una figura mitológica
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culaciones todavía bastante primitivas y vengamos a aquel pasaje en que Uddalaka Aruru reanuda sus explicaciones sobre la unídad total. Todas las cosas son meras transformaciones de una causa primordial, de lo-que-es. Por inversión del esquema evolutivo se llega de nuevo a lo Uno. U n primer retorno, transitorio, tiene lugar en el sueño profundo: «Cuando el hombre duerme, se hace uno con lo-que-es, hijo amado. Ha subido a sí mismo (svam apíta), y por eso se dice de él que duerme (svapiü) ' 2 . Como el pájaro que, atado con una cuerdecilla, hacia todos lados revolotea, y, porque en otro lugar no encuentra apoyo, se posa en su varilla, así el manas del hombre, que hacia todos lados vuela, y porque no encuentra apoyo en otro lugar, vuelve al hálito de la vida». El retorno definitivo tiene lugar después de la muerte. «Todas las criaturas, hijo amado, tienen sus raíces en lo-que-es; lo-que-es como apoyo, lo-que-es como fundamento Cuando el hombre muere, van sus palabras al manas; el manas, al hálito vital; el hálito vital, al fuego; el fuego, a la deidad suprema. Lo mismo que esta cosa finísima (deidad suprema = lo-que-es), igual es el mundo entero; eso es lo real, eso el atman, eso tú, Svetaketu». Este es el famoso tai tvam asi que aparece como estribillo tras cada una de las ingeniosas comparaciones con las que Uddalaka Arum intenta explicar simbólicamente a su hijo la ommpresencia del atman. Lo mismo que las abejas liban su miel de flores distintas y la transforman en una unidad en la que la diferencia entre el néctar de una y otra flor desaparece, así las criaturas todas, sin saberlo, se reducen a lo-que-es. Así como los ríos, cuando han desembocado en el océano, no saben ya que eran distintos, así todas las criaturas van a parar a un loque-es. Pero cuando luego vuelven, no saben ya que proceden de ello. Así como un trozo de sal, puesto en el agua, desaparece, sin que se le pueda encontrar aunque el agua toda tenga sabor a sal, lo mismo lo-que-es penetra todas las cosas, aunque no de forma visible. Si se divide la semilla de la higuera, no es posible verla, y, sin embargo, es de esa semilla menudísima e invisible de la que nace el árbol. Asimismo, el mundo nace de lo-que-es, del atman invisible. Tocamos aquí el problema capital de la doctrina de los Upanisadas; el principio que todo lo penetra, atman-bráhman, el principio de que proceden los gérmenes y rasgos de todas las cosas, carece de rasgos, es invisible e inasible. Una tal concepción del atman está determinada en primer término por la vivencia mística; el dinamismo de la existencia con su impermanencia, su multiplicidad, con sus deseos, está en total contradicción con el estado místico del éxtasis, en el que el hombre se libera de todas las impresiones y de toda tendencia volitiva. Ahora bien, ¿cómo es posible que un principio de este género penetre 72 Otro eiemplo de las artificiosas etimologías de que se sirve la doctrina de las equivalencias.
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el mundo empírico? Esta antinomia aparece ya en la doctrina de áandilya, que, por una parte, dice del atman: «Todo lo hace él, todo lo desea», y, por otra parte, lo describe como «sin palabras, sin consciencia». Para escapar a la contradicción que esto implica, áándilya no encuentra otro camino que el de afirmar que sólo después de la muerte se puede entrar en el atman; la existencia es un obstáculo para la unión con él. Uddalaka Arum, en cambio, intenta simbolizar la unión de lo Uno invisible con la multiplicidad de cosas sensibles por medio de las comparaciones que acabamos de exponer. Este pensador se esfuerza sobre todo por explicar la existencia 7 3 ; el mundo empírico nace de lo-que-es como una sucesión de emanaciones cada vez más groseras y concretas. Pero el primero en ofrecer pruebas del carácter impalpable y transcendente del atman fue Yájñavalkya. Lo-que-es no puede devenir; lo-que-es no puede, pues, ser engendrado; el atman es eterno, sin principio ni fin, no nacido. Si hubiera llegado a ser, no sería. Así la contraposición del atman con el mundo adopta la forma de la oposición entre lo que es y lo que deviene. Dentro de esta concepción, atman no es ya un sí mismo individual; es la mismidad de lo real y se convierte en el sinónimo del Absoluto. Como totalidad supera todo conocimiento individual. El que piensa: «Yo conozco el atmany>, conoce sólo alguna de sus manifestaciones : su propio sí mismo y los aspectos empíricos del atman. El Riman-brahmán en su totalidad es inasible, imperceptible; sólo es posible conocerlo vivencialmente concentrándose profundamente hasta anular la conciencia individual y perderse en un estado de inconsciencia. Pero el atman es también lo U n o ; como tal ha de ser incognoscible, pues no hay nadie junto a él para observarle: «Tú no podrías ver al que ve, no podrías oír al que oye, pensar al que piensa, conocer al que conoce. Esta es tu más íntima mismidad» (Brhadaranyakü'Up. 3,4). En el Absoluto, que no es sólo atman, sino átman'bráhman, el sujeto y el objeto se han hecho uno, y el conocimiento no es posible ya. El Absoluto sólo puede designarse por negación: «Ni así, ni así (neti neti) es el atman; impalpable, indestructible, inasible, libre; no vacila, no sufre daño alguno» (íbid., 4,24). Pero al mismo tiempo es el principio de todo lo real: «El que se encuentra en la conciencia, pero al mismo tiempo es distinto de la conciencia; aquel al que la conciencia no conoce, pero cuyo cuerpo es conciencia; el 71 Por esto es por lo que W. RUBÉN (l.c.) le ¡lama «realista» y lo contrapone al «idealista» Yajñavalkya. La contraposición Uddalaka-Yaiñavalkya en la forma en que la presenta RUBÉN resulta muy convincente; pero, en cambio, las calificaciones escogidas, realista-idealista, no parecen afortunadas. En lo fundamental, las concepciones del mundo de los dos pensadores son muy simihres, pero mientras que Yalñavalkya se esfuerza por llegar a la comprensión del atman en su trascendencia. Uddalaka se ocupa, sobre todo, por explicar la forma en que el atman queda envuelto en el mundo inmanente.
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que desde dentro dirige la conciencia; éste es tu atman, el conductor interior, el inmortal. Lo que se diferencia de él está lleno de sufrimiento». Yájñavalkya resume y concluye con estas palabras su discusión con Uddalaka Arum (íbid., 3,7).
También el año = tiempo, Kála, engendrado por el hambre, fue venerado como creador de las cosas (cf. p.96 y 140). Pero la palabra hala significa además muerte. En esta equiparación se ve con claridad mayor todavía que el devenir, aquí simbolizado por el tiempo, fue considerado simultáneamente como una fuerza aniquiladora. Pero si el devenir equivale a la muerte del atman, ¿cuál es entonces su causa? Los Upamsadas contestan: el deseo (káma) y la acción (karman). Ya en la época del Rgveda el deseo aparece como una de las fuerzas cosmogónicas primordiales. En la doctrina de áandilya (cf. p.H8s) esta fuerza adopta la forma más precisa de la ambición (kratu), que determina el destino del hombre después de su muerte. En el diálogo con Janaka 7 5 , Yájñavalkya precisa todavía más estas ideas : «Se dice: de deseo se compone el hombre. Y en verdad, como son sus deseos, así es su ambición; y como es su ambición, así son los hechos que él hace; y como son los hechos que él hace, así es él Como uno obra, como uno camina, así es él. El que obra bien se convierte en bueno, el que obra mal se convierte en malo. Por medio de las buenas obras se convierte el hombre en bueno; por las malas obras, en malvado».
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d)
LA EXISTENCIA
Y llegamos con esto a otra importante innovación de los Upamsadas; sin poner en duda la realidad del mundo empírico, le dan un valor distinto al del atman. En comparación con el éxtasis a que se llega en la vivencia mística, todo lo demás parece secundario, msatisfactono, doloroso. No hay que ver en esto un pesimismo, sino más bien una expresión del entusiasmo que produce el haber encontrado una realidad más esencial que todos los demás valores. El esplendor del atman-bráhman descubierto en lo íntimo del corazón hace palidecer todas las demás vivencias, tanto las miserias y penas de la existencia como tambien la felicidad y las alegrías. Todas pasan a ser secundarias por el mero hecho de que no son el Absoluto, sino «distintas de él» (ato anyad), inseguras y perecederas. Y el mundo del devenir, en el que todo está sometido a la ley del cambio ininterrumpido, en el que todo fluye, recibe un nombre, samsara, que significa precisamente fluir, y que se convierte en el nombre de la existencia. Pero, a la vista del hecho de que sólo hay una realidad, se nos plantea la cuestión: ¿De dónde procede entonces este otro mundo, este ato anyad? In nuce la respuesta a esta pregunta está dada ya en el «mito psicológico». Para manifestarse en la pluralidad de las cosas, ei hombre primordial hubo de ser ofrecido en sacrificio y occiso. En la terminología filosófica de los Upamsadas este episodio adopta la forma siguiente: el atman-bvahman, para aparecer, debe primero devenir, y de ese modo pierde su característica más definida, la inmutabilidad. Este presupuesto tiene una consecuencia paradójica: la de que la vida del atman, su aparición y actuación, equivalen a su autoaniquilación parcial. El atman revelado que se manifiesta se convierte en el «atman mortal» 74. Esta idea nos da la clave de aquellos mitos cosmogónicos que encontramos ya en los Brahmanas, y en los que la muerte es la fuente primera de la vida. El ser primordial que con Vác engendra el año (Satapathabrahmana X 5,6 y Brhadaranyakü'Up. 1,2; cf. p.98) es el hambre, identificada allí con la muerte (cf. p.109). «Y tan pronto como hubo engendrado el año, quiso devorarlo, pero era poco para él. Entonces creó a los hombres, a los animales y a las cosas, y los devoró acto seguido». Así el hambre-muerte se convierte en el símbolo de la ciega fuerza vital, que engendra constantemente nuevas criaturas para devorarlas en seguida. 74
Brhadaranyaka-Up. II 3.
La adición por Yájñavalkya de un nuevo factor, el karman, a la «ambición» de áándilya es una innovación que repercute en toda la evolución posterior de la religión y de la filosofía indias. En los Brahmanas, karman significa acción ritual; para Yájñavalkya significa cualquier acción, con lo que éstas se convierten no sólo en reguladoras de la evolución humana, sino también en el principal factor del devenir, al que alimentan y dan base. Yájñavalkya se dio cuenta de que su tesis, aunque verosímilmente no era de su invención personal, era una innovación que no podía todavía ser dada a conocer a todos, y había de ser tratada como una doctrina secreta y comunicada sólo a los más discretos de sus interlocutores. Duiante las grandes discusiones en la corte del rey Janaka, Yájñavalkya dio toda una serie de respuestas públicas. Pero uno de los participantes, Artabhága, le hizo la siguiente pregunta: «"Yájñavalkya, si cuando el hombre muere su discurso va al fuego, su hálito vital al viento, su ojo al sol, su manas a la luna, su oído a los puntos cardinales, su cuerpo a la tierra, su mismidad al espacio, los cabellos de su cuerpo a las plantas, los cabellos de su cabeza a los árboles, y si su sangre y su semen se conservan en el agua, ¿dónde queda el hombre entonces?" Yájñavalkya contestó: "Dame la mano, amado Artabhága; vamos solos a discutir esto. No podemos hacerlo ante todas las gentes." Y marcharon aparte y hablaron de la acción, y celebraron la acción; pues por las buenas acciones el hombre se hace bueno; por las malas, malo» 7B. 7o
Brhadaianyaka-Up. IV 4,5. "« Ibid., III 2,13.
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¿En qué consistía la novedad de esta doctrina, tan absoluta que Yajñavalkya no se atrevía a exponerla públicamente? El que por el karman el hombre recibe un premio o un castigo, no podía ser una revelación sorprendente para los participantes en aquella discusión, pues esta idea sólo se diferencia de la más antigua por el significado de karman, que ya no se reduce a la acción ritual, sino que designa toda acción. La razón del secreto era más profunda; no fue expresada claramente, pero resulta evidente a la vista del contexto y de las preguntas hechas por Artabhaga; el karman es lo único que queda después de la muerte del hombre, no el átman. Podría parecer como si con esta afirmación se negara inesperadamente la ommpresencia y el caráctei esencial del átman; algunos estudiosos ven en esta respuesta de Yajñavalkya una anticipación de la doctrina budista que niega el alma. Pero lo que Yajñavalkya quiere subrayar es algo diS' tinto, a saber, que la acción es el factor que impide que el sí mismo individual del hombre entre después de la muerte en el atman cósmico y hace que tome nuevamente una forma indivi' dual parcial. Aquí se hace evidente la diferencia entre el átman, el ser estático suprapersonal, y el karman, la causa principal del devenir dinámico y de la individualización.
hace de la «doctrina de los cinco fuegos», exposición que conocemos en dos versiones distintas 7S, el íey afirma solemnemente revelar un secreto que no conocía todavía ningún bráhmü' na: la solución al problema de adonde van los hombres después de la muerte, al de cómo retornan de ella, al de por qué aquel mundo, pese a que cada vez van a él más almas de muertes, nunca se llena y al de cómo en el «quinto fuego las aguas reciben la voz humana». Esta última y misteriosa frase nos ofrece la clave para comprender toda la doctrina. Contestando a las preguntas que se le hacen, Pravahana no vuelve a mencionar las aguas, smo que comienza con la afirmación de que «la fe» (á'cddhá) es onecida por los dioses como sacrificio, ¿raddhá aparece aquí como equivalente de las aguas. Como demuestra M. Falk 7J , dentro de este contexto, sraddha (la confianza ritual en la eficacia del sacrificio para conseguir el objetivo propuesto; cf. p.91) es un sinónimo de káma, el deseo; y, como vimos (cf. p.109), la doctrina de las equivalencias admitió desde los tiempos más antiguos una relación entre las aguas y el deseo. La doctrina de los cinco fuegos ve en la sraddha = aguas = deseo, lo mismo que áindilya en la ambición (kratu), aquello que queda del hombre después de su muerte. La ofrenda que de esta sraddha hacen los dioses en el cielo es el primer fuego sacrificial. Por obra de este sacrificio, la sraddha se transforma en el «rey Soma». Los dioses ofrecen al rey Soma en el segundo fuego, que es el dios de la lluvia, Parjanya, y Soma se transforma en la lluvia s0 . Los dioses sacrifican a la lluvia en el tercer fuego sacrificial, en la tierra, y de la lluvia nace el alimento. En el cuarto fuego, en el hombre, los dioses ofrecen el alimento, que se convierte en semen. En el quinto fuego sacrificial, en la mujer, el semen se hace hombre. De esta forma las aguas reciben la voz humana y se consuma el renacimiento.
e)
TRANSMIGRACIÓN DE LAS ALMAS Y REDENCIÓN
La doctrina del karman se asocia a otra idea escatológica que, aunque es de suponer que en las religiones no arias fuera mucho más antigua, se formula por primera vez en los Upamsadas; nos referimos a la creencia en la transmigración de las almas. Originanamente, esta creencia era totalmente independiente de la doctrina del átman y no estaba asociada a la idea del karman. Sus versiones más antiguas están todavía en íntima relación con la concepción ritualista del mundo. La probablemente más anti' gua mención de la metempsicosis se encuentra en la explicación que del misterio del «fuego de los cinco sacrificios» da a Yajñavalkya el rey Janaka " ; las ofrendas suben al espacio, que por ellas se convierte en fuego sacrificial; luego al cielo (segundo fuego sacrificial); vuelven luego a la tierra (tercer fuego sacrificial) y entran en el hombre (cuarto fuego sacrificial). De él las ofrendas pasan a la mujer; las entrañas de ésta son el quinto fuego sacrificial; su concepción, la leña que en él arde; el semen, las ofrendas. «Quien sabiendo esto consuma la cópula, ha ofrecido el sacrificio del fuego. El hijo que nace de esta unión es el mundo de la buena acogida (es decir, el lugar en que se recibe al padre, que renace en él)». En esta versión más antigua, la cadena de acontecimientos, interpretada desde un punto de vista ritualista, aparece ligada todavía a la doctrina que ya conocemos del renacimiento del padre en el hijo. En la exposición que el rey Pravahana faivali 77
Satapathabrahmana
X 6,8,3-4
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Esta metempsicosis se llama «camino de los padres», y está reservada a los padres de familia que sacrifican y practican la generosidad. Los que de ellos observaron buena conducta renacen en el seno de una mujer de la casta de los bráhmana, de los ksatnya o de los vatsya; pero aquellos cuya vida fue infame vuelven al mundo en el seno de una perra, de una cerda o de una mujer cándala. En cambio, los que conocen la «doctrina de los cinco fuegos», que viven en el bosque y que gracias al upásana han identificado su sraddha con la ascesis (es decir, han transformado su ambición en prácticas místicas), después de la muerte ascienden, pasando por etapas luminosas (llama, día, verano, sol, luna), hasta el rayo, en el que un «Pmusa no humano» los lleva al brahmán, de donde no vuelven. Este es el «camino 78 ChandogyaAJp, V 3-9 y Brhadara?iyakü'Up. VI 2. W. RUBÉN (1 c ) atribuye la segunda de las veisiones a otro Pravahana. 9 " 11 miio psicológico 372ss. 80 Deseo = aguas = soma = luna = lluvias; una sene de equivalencias como las que he*nos visto en la p . l l l s s .
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de los dioses». El que no conoce ninguno de estos dos caminos retorna incesantemente (o, según otra versión, «renace como gusano, como polilla o como animalillo»). Dentro de estas ideas escatológicas no faltan las contradicción nes. Pero ello no quita que ésta sea, en la historia de la religión india, la primera exposición detenida y detallada de la metempsicosis. Pravahana, que puede haber tenido existencia real o ser una figura legendaria, intenta fundir doctrinas originariamente independientes: las antiguas ideas cosmogónicas y fisiológicas, la doctrina ritualista de los cinco fuegos, la doctrina de áandilya y la concepción del karman que había introducido Yajñavalkya. En el curso de su evolución posterior esta doctrina se libera de influencias míticas y ritualistas y vuelve a su forma más sencilla, que ya Yajñavalkya había previsto; mientras el karman actúe, el sí mismo individual no puede unirse al Absoluto y debe consumar el ciclo de los renacimientos, cuyo carácter viene determinado sólo por el karman. De esta forma la doctrina de la metempsicosis se convierte en la más exacta expresión del mundo del devenir, en un sinónimo de la existencia. De aquí que, a partir de este momento, la palabra y la idea de samsara, que ya conocemos, se refieran, sobre todo, a la transmigración de las almas. En general se piensa que, al reconocer al karman como regulador de las encarnaciones individuales, Yajñavalkya introdujo en el brahmamsmo el aspecto ético. Pero esta tesis es superficial. El karman no tiene nada en común con la intención " , es una fuerza que actúa automáticamente. La sustitución de la «justicia arbitraria» del Varuna védico por el deterninismo impersonal y ciego del karman equivale en realidad a un alejamiento de la ética. La mejor prueba de ello es la relación que la idea de karman guarda con el sumo ideal de los Upanisadas, que es la unión con el atman-bráhman, el abandono del samsara, la salvación (moksa, vimukti). Las obras no llevan a la salvación. Los méritos tienen su recompensa, pero sólo en esta vida. Solo la sabiduría lleva a la salvación, y el sabio, que ha descubierto y vivido místicamente el (timan, queda liberado de la ley del karman y situado más allá del bien y del mal. «Esta es la eterna grandeza del bráhmana (el sabio que conoce el brahmán), que sus acciones no acrecen ni aminoran. Es necesario encontrar el camino de éste. Al que lo ha conocido no lo manchan las acciones malvadas» S2. A este respecto, la ética de los Upanisadas mas antiguos sólo se diferencia de la de los Brahmanas en que en ella no es el saber mágico el que hace al santo, sino el conocimiento místico del atman-bráhman. Se recomiendan, sí, virtudes como la 81 Ni el kratu de Sándilya ni el sraddha de Pravahana deben contundirse con la intención; son exclusivamente sinónimos del deseo, es decir, del factor que hunde en el samsara y no del que rescata de el. El budismo es el primero que utiliza la noción del karman en el sentido de la ética intencional (cf. capítulo El budismo p.24Uss). S2 Brhadaranyaka-Up. IV 4,23.
ascesis, la generosidad, la justicia, el respeto de los seres vivos, la veracidad, el respeto de los huéspedes, la afabilidad, la generación ; pero como importantes sólo en este mundo. Según la irónica expresión del Brhadaranyaka-Up. (I 4,10), los hombres que practican estas virtudes son «tan útiles a los dioses como el ganado a los hombres». En el curso del tiempo, la doctrina del atman sufrió dentro del brahmamsmo numerosas modificaciones de gran importancia y fue rechazada por las demás religiones indias, que, en cambio, aceptaron como dogmas inconcusos: a) la contraposición del mundo empírico del devenir, caduco y lleno de dolor (samsara), a una realidad superior, eterna e inmutable; b) el sumo ideal religioso de la salvación, concebida como abandono del mundo del devenir; c) la concepción del samsara como ciclo de renacimientos, y d) la del karman como regulador y al mismo tiempo mantenedor del samsara.
3.
Ideología
de los Upanisadas
más
modernos
En los Upanisadas más modernos, que en parte (Kena, Ka* thaka e Isa) son todavía anteriores al budismo, pero en su mayoría proceden del siglo vi o v a. C. (¿vetasvatara, Mundaka, Maitrayam, Mandükya), se amplían los contornos de las doctrinas que ya conocemos y al mismo tiempo se eliminan los survivals mágico-ritualistas. Se precisan los conceptos, se procede a una consecuente separación entre lo viviente y lo carente de vida, se introduce el aspecto ético (quizá por influencia del budismo y del jmismo) y, sobre todo, se analizan con mayor detenimiento los fenómenos cosmogónicos, psicológicos y escatológicos. Todos estos detalles son propios más bien de la historia de la filosofía que de la historia de la religión, por lo que aquí nos limitaremos a exponerlos en líneas generales. La contraposición de lo absoluto con el mundo empírico encuentra su expresión concreta en dos conceptos fundamentales : purusa ( = atman), de una parte, y de otra, la prakrtí, «forma primordial», o pradhana, «fundamento». La frecuente traducción de estos términos por los de «espíritu» y «materia o naturaleza» es, desde luego, cómoda, pero induce a error por introducir en la especulación india asociaciones alienígenas. Prakrtí representa el devenir activo; purusa, el ser pasivo y estático. Junto a las antiguas ideas monistas que pervivieron, y según las cuales prakrtí es la emanación de purusa, aparecen también ideas dualistas que consideran a los dos principios del ser como igualmente antiguos y no nacidos (aja); de su unión nace el samsara. Prakrtí es de sexo femenino y «seduce» a purusa para engendrar el mundo. Esto es lo que nos narra la conocida estrofa del évetasvatara'Up. (4,5), estrofa que se basa en un juego de pala-
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bras (aja, «el no nacido», significa también «macho cabrío»; aja, «la no nacida», quiere decir también «cabra»): «Un macho cabrío lascivo cubre a la cabra roja y blanca y negra, que tiene muchas crías del mismo color; el otro, después de haber gozado de ella, se separa.» El macho cabrío que se une con la cabra es el purusa no nacido, que queda inmerso en la nonata prakrtí, y engendra así la pluralidad del mundo empírico; el otro que se separa de ella, es el purusa redimido, que retorna a la transcendencia absoluta. Los tres colores de la cabra son los constituyentes de la prakrtí, caracterizados con los mismos colores en el esquema de las emanaciones de Uddálaka A r u m ; al mismo tiempo representan la antigua tripartición del universo en mundo de la luz, espacío y tierra, así como la diferenciación psicológica de lo espiri' tual, lo emocional y lo groseramente sensorial. Tanto este dualismo purusa-prakrtí como los tres colores (a los que más tarde se les da el nombre de guna, rasgos característicos) constituyen el fundamento del posterior sistema filosófico del simkhya. Otra anticipación del simkhya es la idea, que aparece ya en el KáthakaAJp., del origen evolutivo del mundo empírico, que, nacido de purusa y prakrtí, se ajusta en su formación a una serie evolutiva, dentro de la cual los factores psicológicos se ordenan según su grado de concreción. La primera forma de aparición de lo Absoluto (santa átman = el «atman tranquilo», o avyaktam) es el «gran átman»; la forma inmediata, más concreta, es el sativa o buddhi, «inteligencia» ; sigue luego el manas, que aquí designa los sentidos internos, o más bien el órgano del pensamiento; a continuación vienen los objetos perceptibles y, finalmente, los cinco órganos de los sentidos. Esta misma sene evolutiva es la que, invertida, constituye la base del esquema, mucho más detallado, de la práctica del yoga. Para concentrarse es precisa una preparación interna, y especialmente vencer las pasiones. La famosa parábola del coche y los caballos (Káthaka^Up. III 3ss) expone las etapas sucesivas del domeñamiento de los factores psíquicos (recuérdese que yoga significa «uncir»; p.104); el cuerpo es el coche en que viaja el átman; el auriga es el buddhi; sus riendas, el manas; los órganos de los sentidos son los corceles, y sus objetos, las cosas empíricas, la pista de carrera. Así al átman sólo llegan las experiencias del mundo exterior a través del manas conducido por el buddhi. Y para llegar al máximo de concentración es necesario ir por etapas domeñando los órganos de los sentidos, el manas, el buddhi, hasta que, finalmente, Ubre de obstáculos, el atman alcanza la suma transcendencia y la suma paz, el avyaktam o santa atman. En esta evolución filosófica hay dos aspectos de importancia desde el punto de vista religioso: 1) la evolución de las ideas sobre la salvación, y 2) la personalización del átman = purusa — = brahmán, que en los Üpanisadas más modernos es cada vez
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más clara. La doctrina de la salvación pasa en los Upanisadas por tres estadios principales. En el primero, cuyo más característico representante es Uddálaka Arum (p,199ss), domina el éxtasis ante la unidad del mundo y la ommpresencia del átman; los medios para alcanzar la inmortalidad son el encontrar en las profundidades de sí mismo y en todas las cosas la misma realidad y el «insertarse» en el ser del mundo, en su principio único e inmutable. La salvación consiste en la identificación de la mismidad con este mundo y al mismo tiempo en la transformación del universo añadiendo el «sabor de átman» a toda vivencia. Pero cuanto mayor se hizo la profundidad mística de la vivencia de lo Absoluto, tanto más insistieron algunos pensadores, como Yájñavalkya, en que en esta vivencia, que es semejante a un sueño profundísimo, toda percepción y todo pensamiento desaparecen, y tanto más se abrió paso la convicción de que la existencia, con su incesante mutación, sujeta a la ley inexorable del karman, es esencialmente una antítesis del átman. Este es el que nosotros llamamos segundo estadio. En él la salvación no se alcanza ya por medio de la identificación ni de la transformación, sino por medio de la superación del devenir, del triunfo sobre la vida empírica, lo que equivale a decir sobre la muerte de lo Absoluto. El camino por el que se llega a esta salvación es el de la abstención de la acción, la liberación del deseo y, sobre todo, el reconocimiento de la verdadera naturaleza del átman. Sin esta sabiduría, la misma ascesis no consigue dar más que una recompensa limitada y no llevar a la inmortalidad definitiva. El «pequeño vehículo» del budismo consumará la total separación entre el mundo inmanente y la realidad absoluta (cf. página 250ss). En el brahmanismo llevará al reconocimiento de purusa y prakrtí como principios equivalentes, independientes y eternos (cf. p.173) y cristalizará, finalmente, en el dualismo del sámkhya. Pero la mayoría de los Upanisadas escogen una solución de compromiso que salve el monismo; el mundo del devenir es, sí, esencialmente distinto del átman, pero procede de él, y por medio de la identificación mística puede restaurarse la unidad primordial, aunque esta vez en forma de totalidad, con lo que el átman'bráhman se enriquece y, por decirlo así, se actualiza. Lo que en relación con la salvación quiere decir que la vida en el mundo empírico, el paso a través del ciclo de la existencia, constituye una etapa de unión entre la unidad y la totalidad. Encontrando al átman en las profundidades de mi corazón, alcanzo el autoconocimiento, y constatando que «yo soy el brahmán», me elevo al «panconocimiento». La consecuencia necesaria de un tal punto de vista es el letorno a la identificación de los dos mundos. Es el tercer estadio, que se encuentra ya en el Káthaka'U p. La afirmación de la identidad se sintetiza en el repetido estribillo; etad vai tad, ( listo y las relíg
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«esto es aquello» 8 \ fórmula que sólo aparentemente es idéntica al tat tvam asi de Uddálaka Arum. «Eso eres tú» expresaba el descubrimiento del atman en la mismidad del hombre, la afirmación de la identidad existente entre la más íntima parte del hombre y el más esencial principio de todas las cosas. En cambio, la fórmula del Kathaka-Up., «esto es aquello», significa que la existencia es idéntica al atman-bráhman, en lo que no hay que ver sólo la afirmación de que en la existencia está contenido un elemento de lo Absoluto, sino la de que toda la existencia es lo Absoluto. Ahora bien, ¿cómo puede afirmarse esto cuando, por otra parte, se subraya la esencial diferencia existente entre ambos campos? La escuela budista de los madhyamikas (cf. p.272), así como algunos representantes del vedánta, sacan valientemente la inevitable conclusión: el devenir, el samsara, es puramente ilusorio, sólo simple apariencia (maya). En cambio, los Upamsadas se detienen al borde de esta afirmación y buscan la solución de la antinomia no por el camino de la filosofía, sino por el de la religión. En ellos el término maya, que aparece ya en el ¿vetasvatara-Up. (IV 9), no quiere decir todavía ilusión, sino que conserva aún su significado védico: «obra de magia». El samsara, el mundo empírico, no es real, porque sólo a la magia debe su creación, pero ello no quita que esta obra de magia exista realmente. ¿Y quién la ha creado? A este respecto, el Sveiasvatara-U p. no deja lugar a d u d a ; el mago (maym), su autor, es el dios supremo. Para liberarse, para «deshacer el encantamiento», no basta ya la sabiduría. Como en las manos del Varuna védico la maya es arbitiana, la salvación se alcanza por la gracia de Dios, que hace esfumarse la obra de magia. Este pensamiento, que introduce una modificación esencial en el carácter de la doctrina brahmámea, se encuentra expresado ya en el Kathaka-Up. (II 23): «Ni las enseñanzas, ni los sacrificios, ni la mayor aplicación permiten conocer este atman, sino que él elige al que puede conocerlo y le revela su esencia». Es posible que esta estrofa sea una interpolación tardía, pero en todo caso la idea que a partir del Évetasvatara-U p. predomina es la de la elección gratuita por Dios. La tendencia a considerar a atman-purusa como un dios personal aparece ya en algunas ocasiones en Yájñavalkya. Y en ia época del budismo primitivo aparece también una personificación del brahmán si, el dios Brahmá, desconocido a los Vedas. Sería, empero, falso el creer que el teísmo de los Upanisadas " Kathaka-Up. IV-V. Es significativo el que esta personificación, cuyos rasgos míticos son claros, apirezca, ames que en el brahmmismo, en los textos búdicos más antiguos (cf v.gr. en el capítulo sobre el budismo nt 52). Esto quiere decir que en la religión popular el proceso de personificación del brahmán había concluido ya en el período prebudista. Ahora bien, los textos brahmámeos oficiales no hablaron de ello hasta que la evolución interna del brahmanismo les obligó a reconocerlo. 84
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modernos es sólo una consecuencia obligada de la evolución filosófica, pues el mago que en el Évetasuatara-Up. crea el mundo no es una deidad abstracta, sino concreta, el dios Rudra, a quien ya conocemos, y que aquí es designado con más frecuencia con su sobrenombre áiva. El teísmo no nace en este período, sino que es seguro que se conservó siempre viviente en los círculos no brahmámeos. La doctrina de los Upamsadas tuvo desde un principio el carácter de un compromiso con las creencias populares; si en sus comienzos se orientaba hacia el panteísmo impersonal, ello se debía a que de este modo se evitaba la aceptación clara de los dioses no anos. Pero con el tiempo, la presión de las religiones indígenas se hizo tan fuerte, que el brahmanismo dio también este paso decisivo. No se trata de un mero retorno al teísmo védico. Rudra aparece ya en los Vedas desde luego, pero en el brahmamsmo recibe una significación totalmente nueva y unos atributos completamente distintos. No es ya un deva vidico, al que sea posible influir por medio del ritual; es el creador del mundo, un monarca todopoderoso que no conoce más voluntad que la suya y cuya gracia es la única que da a los hombres la salvación. Y, además de esto, es no sólo el dios supremo, smo también el único. El Ávetaévatara-Up. afirma claramente (III 2 ) : «Es Rudra, el Uno —no hay segundo—, el que con sus fuerzas de monarca gobierna este mundo. Detrás de los hombres (es decir, «omnipresente») está él, el que crea todos los mundos, el que los guarda y al final de los tiempos los absorbe en sí; él, que es principio y fin de los dioses». Pero si capitula ante el culto no ano del dios supremo y único (diversificado en los cultos locales, de forma que se podría hablar de varios dioses «únicos»), el brahmamsmo no lo hace sin imprimirle su sello; Dios recibe los rasgos panteístas de lo Absoluto de los Upamsadas. Ahora bien, los problemas que plantea esta unión de dos ideologías religiosas corresponden ya al capítulo que dedicaremos al hinduismo.
ííí. 1.
Origen
EL
HINDUISMO
y rasgos,
esenciales
El momento (en torno a los siglos IV-II a. C.) en que en la literatura brahmámea comienzan a aparecer con claridad las creencias hmduistas no coincide con el del origen de esta religión, pues en aquel tiempo el hmduismo aparece ya tan desarrollado, con tantas variantes y tan arraigado en el pueblo, que no cabe duda de que su cristalización debe ser anterior en algunos siglos 8". Precisamente durante aquellos siglos la estructura 8
Como prueban las más antiguas fuentes budistas y Jimstas, que
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etnológica y social de la India sufrió profundas modificaciones. Ya en los Úpantsadas hemos podido constatar la influencia eme las poblaciones no anas, asentadas en el norte de la India, ejercieron sobre las creencias religiosas indias. Mayor importancia todavía tiene en este momento el contacto con los drávida del Dekán, poseedores de una civilización propia, muy desarrollada y refinada. Políticamente, el Dekán nunca quedó totalmente sometido a los arios, y los drávida ejercieron una gran influencia sobre ellos, aunque por su parte sucumbieron también a la cada vez mayor influencia cultural de sus vecinos del Norte 8 GIUSEPPINA BORSANI, Contnbuto alio studio sulla concedióme e sullo sviluppo sionco dell'Apsaras (Milán 1937).
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El culto que se tributa a todos estos espíritus malignos se concentra, sobre todo, en los pueblos primitivos y en las castas inferiores del sur de la India, y busca aplacarlos por medio de exorcismos y complicados ritos, de los que el punto central lo constituye una danza diabólica.
tiércol) se utilizan en el ritual. Pero ninguno de estos animales goza de un verdadero culto. En cambio, sí que existe un culto de la serpiente, que se conserva aún y es, sin duda, muy antiguo; en toda Asia se venera a las serpientes como genios tutelares de las aguas. Puesto que son seres peligrosos, su culto consiste en ritos aplacatorios 12b . Hay también algunos árboles que pasan por sagrados; son, sobre todo, diversas especies de la higuera, como la pippaía (Ficus religiosa), en la que habita la Tnmürtí 12~; la nyagrodha (Ficus indica), que con las raíces que cuelgan de sus ramas simboliza al universo; la udumbara (Ficus glomerata), lugar de residencia de las almas, y otras muchas. En cambio, el culto de la que era la planta más sagrada del vedismo, el soma, se ha olvidado totalmente, hasta el punto de que hoy no se sabe ya qué planta es el soma. A los árboles sagrados se les testimonia veneración regándolos, adornándolos y íodeándolos de un parapeto de piedras. Especialmente los de la especie nyagrodha son muy estimados como lugares de meditación. En el sur cada templo tiene su árbol sagrado. Tocando estos árboles, se consigue la salud, la fecundidad y otros beneficios. No cabe duda de que tanto la veneración de los animales como la de los árboles es antiquísima. Según J. Przyluski 1 2 8 , nos hallamos ante un resto de dos posturas religiosas preanas: el totemismo (culto de los animales), que incluye sacrificios ciuentos, ofrecidos todavía hoy por algunos pueblos primitivos de la India (como, por ejemplo, por los khond en Sambalpur), y el llamado vegetalismo, que diviniza a las plantas. Dado que las plantas no necesitan carne, esta religión no conoce sacrificios, y sus ritos consisten sólo en regar y adornar el objeto sagrado. Entre los objetos naturales carentes de vida, el hmduismo venera, sobre todo, a los montes y a las aguas. El Himálaya está personificado en la figura de Himavant, el padre de Párvatl. En vanos mitos los montes Vmdhya aparecen como santos. Los montes Meru, centro del universo; Kailasa, lugar de residencia de áiva y de Kubera; Mandara (cf. p.150) y algunos otros son totalmente míticos. En otro tiempo, todos los montes poseían alas. Pero como con sus movimientos aplastaban al mundo, Indra se las cortó. Hemos visto ya que los ríos Ganges, Yamuná y Sarasvati fueron divinizados. El más sagrado de ellos es el Ganges, que, según la cosmogonía mítica, corre a través del cielo, la tierra y el infierno. Bañándose en sus aguas, se purifica el hombre de sus pecados, consigue la salud y alcanza un mérito importante. Por medio de determinados ritos puede conseguirse que cual-
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g)
O T R O S OBJETOS DE CULTO
En el hmduismo no resulta fácil distinguir el culto de los dioses del culto de los hombres —héroes y santos—. Hay algunos casos —Rama, Knsna, Buddha— en que los hombres han sido divinizados; pero también sin necesidad de esta deificación pueden ser objeto de un verdadero culto, aunque, por otra parte, los hombres que lo son, son figuras puramente míticas. Los santos por excelencia son los rsis (cf. p.79), de los que se conoce un número mucho mayor que el de la época védica y a los que fiecuentemente se atribuye una ascendencia divina. Así, por ejemplo, Kasyapa es un meto del dios Brahmá y antepasado de vanos dioses y daimones. Otro rsi es el rey Prthu, padre de la diosa de la tierra Prthiví. El ? si más famoso es Manu, hijo del dios Vivasvant; Matsya, avatara de Visnu (cf. p.150), lo salvó del diluvio, después de lo cual Manu, por encargo del dios supremo, dio origen al nuevo género humano. A Manu se le atribuye también el famoso código (cf. p.135). En el curso de la posterior evolución de la mitología, y como consecuencia de la doctrina de las edades cosmogónicas, se distinguieron varios Manus. Iksvaku, hijo de Manu, es el antepasado y primer padre de la llamada dinastía solar, y su hija lia fundó con su esposo Budha la dinastía lunar. Algunas dinastías históricas de la India afirmaban descender de estas dos estirpes legendarias. Entre otros rsis que eran objeto de especial veneración hemos de citar a A1. La imposibilidad de recordar las encarnaciones precedentes se explica de diversas formas. Pero todas las religiones indias creen que hay santos (los llamados fiUsmara) que recuerdan todas sus reencarnaciones.
1 !J El cuerpo sual puede abandonar al cuerpo matenal mientras este duerme. Los yoguis afirman que son capaces de separar su cuerpo sutil de su cuerpo material y de hacerlo entrar en otro cuerpo distinto.
7.
Caminos
de la
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salvación
La salvación (moksa) se alcanza cuando se han agotado las consecuencias del karman, no se producen nuevas acciones que pudieran tener nuevas consecuencias, y el alma, libre de sus ataduras, se une definitivamente al dios transcendente, entrando en un estado que, según los monistas rígidos, es de inconsciencia, puesto que el alma pierde su individualidad, y, según otras escuelas, es de eterna bienaventuranza, teniendo el alma plena consciencia de que forma parte del ser divino. Puede ocurrir que el alma retorne a la tierra con un cuerpo que ya no es una creación del karman. En principio, la salvación sólo puede alcanzarse después de la muerte; pero, excepcionalmente, algunos santos (los llamados pvanmuktas, «salvados en vida») pueden alcanzarla durante su vida. a)
ETICA
Los caminos que se señalan para llegar a la salvación dependen de las sectas. Ya vimos la importancia que ha alcanzado en 113 De esta fotma se armoniza la ley del karman que determina la metempsicosis con la creencia en el premio y castigo en el otro mundo. De todrs maneras, algunas fuentes no mencionan para nada las penas del infierno ni los premios del paraíso. 134 p o r ejemplo, un brdhmana que acepte un regalo de un outeast, debe reencarnarse en el de una burra y permanecer en el quince años, paia pasar luego a un toro y de este a un daimon Sólo después puede renacer en un cuerpo humano.
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el hmduismo el camino de la entrega a Dios, el bhakü'marga. Pero no se ha abandonado tampoco el camino propuesto por los Upanisadas (el jñanamarga, la salvación a través del conocimiento), que ha servido de estímulo a la filosofía hmduista. Junto a estos dos caminos se recomiendan el de las obras (karmamárga) y el de la meditación (dhyanamarga). En el Bhagavadgitá se rehabilitó el karmamárga, que constituye la ética hmduista. Conocemos ya su principio fundamental: las acciones deben llevarse a cabo como un cumplimiento de la voluntad divina y sin apego al mundo. Otro rasgo característico de esta ética es su esfuerzo por ajustar las virtudes y los deberes a las circunstancias concretas. Ya en el antiguo esquema de las asramas (cf. p.104) se van imponiendo al hombre gradualmente exigencias religiosas cada vez más elevadas y se le permite el cumplir con deberes muy diversos en el curso de su vida. Análogamente, se procede a una diferenciación entre los principios éticos que afe tan a las distintas castas, cada una de las cuales tiene sus obligaciones y virtudes propias (svadharma). Las exigencias máximas afectan a los brahmana. Sus virtudes son: autodominio, pureza, saber religioso, fe en Dios y estudio filosófico de la verdad. Los deberes de los ksatnyas son: valor, firmeza, justicia, flexibilidad en el gobierno, caridad. Los vaisyas están obligados a ser hábiles en la práctica de sus profesiones, sinceros y generosos. La principal de las virtudes de los südras reside en su buena disposición para aplicarse a servir a las demás castas. Esta acomodación a los deberes profesionales llega tan lejos, que incluso los ladrones tienen una ética propia. Esta ética realista, que intenta tomar en consideración todos los aspectos de la vida, encuentra su expresión sistemática en la doctrina de los tres fines del h o m b r e : el placentero (kama), el útil (artha) y el moralmente bueno (dharma) ' h>. No se piensa que la búsqueda del placer sea en sí misma mala; hay libros incluso que codifican, regulan y sistematizan el placer sexual, en el que culmina el kama. En el artha, la vida económica, social y política se regula por medio de preceptos puramente prácticos, orientados a la consecución del fin personal. Las normas éticas y religiosas en sentido estricto forman parte del dharma, que une los conceptos de «derecho» y «moral» a las obligaciones religiosas. Estas comprenden, además de las virtudes de las castas que ya hemos citado, aquellas normas que obligan a todos los hombres sin tomar en cuenta su vinculación social: sinceridad, pureza, no violencia (ahvmsa), autodominio y cumplimiento de las obligaciones rituales. lj1 Se añade a veces como supremo un cuarto objetivo, la salvación; pero en realidad esta sobrepasa los limites de la etica en sentido estricto.
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FORMAS DE CULTO
La última de las virtudes citadas nos lleva a las formas externas del culto, que en el hmduismo se han alejado ya totalmente de las del ritual védico. La influencia del tantrismo, profundamente impregnado de magia, tuvo como consecuencia que los ritos del hinduismo fueran paulatinamente perdiendo su significado concreto y fueran cediendo ante las ceremonias simbólicas sustitutivas. Así, el sacrificio védico, con el que todavía se creía alimentar realmente a los dioses, fue desplazado por la puja, la veneración simbólica, que en el ritual védico era casi desconocida, y que consiste en adornar, lavar y ungir con sustancias colorantes las imágenes divinas. La mayor parte de los estudiosos creen que esta forma de culto es de origen no ano. Según J. Charpentier l ! \ la misma palabra puja, que en sánscrito clásico se usa para designar toda clase de veneración, habría tenido originariamente una significación puramente técnica, y se derivaría del pücu dravídico, que significa «ungir, teñir». Charpentier ve en el pü]a un sustitutivo secundario que una nueva (y distinta) cultura puso en el lugar de un antiguo sacrificio cruento; J. Przyluski ' ", una forma evolutiva de los ritos del «vegetalismo». Como quiera que sea, dado que los ritos védicos no quedaron definitivamente abandonados y que, por otro lado, se introdujeron en el culto algunos usos nuevos, el ritual hmduista llegó a ser todavía más complicado que el del período de los Brahmanas. Por falta de espacio, aquí sólo podemos exponer sumariamente sus rasgos esenciales. Para comprender el significado ritual de la puja actual hemos de detenernos en la consideración de los medios con que cuenta el simbolismo hmduista. El ser de Dios puede simbolizarse de muchas maneras. En realidad, las imágenes de Dios no son un símbolo; la deidad se encuentra realmente en su imagen, que es una de las formas de aparición de Dios que aceptan los teólogos (arca; cf. p.140). Pero es posible simbolizar a la deidad, por ejemplo, por medio de las fórmulas de oración que le están dedicadas (mantra). Los mantras son, bien fragmentos de textos védicos (con frecuencia ligeramente modificados para adaptarlos a los dioses que el Veda no conoció), bien textos nuevos que imitan el estilo antiguo. Un mantra sólo alcanza su significación ritual si se observan rigurosamente toda una sene de detalles durante su recitación: exacta pronunciación, ritmo, melodía e incluso postura y movimientos. La recitación en sí misma puede hacerse indistintamente en voz alta o en voz baja, e incluso sin emitir sonido alguno, aunque en este caso es preciso tomar aliento y expeler el aire aspirado con la misma precisa regularidad 1!6 Uber den Begnff und die Etymologie von puja. «Beitrage zur Literaturwissenschaft und Geistesgeschichte Indiens Festgabe H la cobi» (Bonn 1926) 276-297. 137 En el artículo citado en la nt.128
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con que se respiraría si se pronunciara en voz alta. El comprender el significado literal del mantra recitado es cosa que carece de importancia; con frecuencia ocurre que los sacerdotes actúales no comprenden más que deficientemente la lengua védica y además los textos están intencionadamente desfigurados por la repetición de algunas sílabas aisladas, por la pronunciación invertida de ciertas palabras y por la introducción de determinadas expresiones indias modernas. Lo que importa no es tanto el sentido literal de un mantra, como el significado esotérico de los fonemas y de las sílabas de que se compone. El tantrismo ha elaborado un sistema de los bijas o «gérmenes», es decir, de las sílabas sagradas que sustituyen al nombre de la deidad o a un mantra completo (por ejemplo, durn = Durga; snrn — Laksmí-árí, etc.). La más sagrada de todas las sílabas es, ya en los Upamsadas, om, en la que se ve un bija que resume todos los otros mantras 1JS .
determinados días, de pasear la imagen del dios por las calles de la ciudad en un carruaje gigantesco arrastrado por los fieles. Con ocasión de estas ceremonias acuden millares de peregrinos para tomar parte en la procesión. La más famosa procesión de este género es la que se celebra anualmente (en el mes de junio) en Pun, en el templo Jagannáth. La puja no ha desplazado totalmente el sacrificio de animales, que hoy todavía tiene bastante importancia en el sivaísmo, especialmente en el culto de Kali, la tenebrosa sakü de áiva, y en el de las diosas locales, a las que se ofrecen sacrificios de búfalos, ovejas y, más frecuentemente, animales pequeños, como liebres, gallinas y palomas. Pero la influencia de un gran número de sectas hace que estos sacrificios cruentos resulten cada vez menos frecuentes; muchas veces el sacrificio del animal es puramente simbólico, ofreciéndose en sustitución de él una figurilla de pasta que lo representa. Los sacrificios humanos se conservaron hasta finales del siglo XIX, pero sólo eran ofrecidos por muy pocas sectas. Para cada acontecimiento de la vida cotidiana existen ritos especiales, en los que junto a las pujas y a los sacrificios tienen gran importancia las disciplinas mánticas, la astrología, la quiromancia, la fisiognómica, la omromántica y otras parecidas, que en la India se han desarrollado en mayor medida que en ningún otro lugar. La vida cultual gana en intensidad en las peregrinaciones y en las solemnidades religiosas. Las peregrinaciones a los tirthas están consideradas como el medio más eficaz de alcanzar méritos y purificarse de los pecados, aunque son también un medio bastante penoso, dadas las grandes distancias que, frecuentemente a pie, deben salvar los peregrinos. Los más fervientes entre ellos se hacen todavía más difícil el esfuerzo, emprendiendo lo que se llama la peregrinación «óctuple» : se tienden boca abajo sobre la tierra y se arrastran hasta que sus talones llegan al punto en que estaba la frente; luego se levantan y vuelven a repetir los mismos movimientos una y otra vez hasta que llegan a su destino.
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Los yantras constituyen el correlato visible de los mantras; son diagramas geométricos en los que cada línea tiene un significado esotérico, y que representan el ser de la deidad con más fidelidad que sus imágenes. Ciertos gestos y posturas, así como vanos modos de entrelazar los dedos (mudras), equivalen también a los mantras o bijas. «Aplicando» con la punta de los dedos el bija recitado sobre una parte del cuerpo (acción que lleva el nombre de nyasa), se consigue reforzar su eficacia. Todos estos medios de simbolización tienen gran importancia en la puja. En el curso de las ceremonias que ésta incluye habitualmente se ofrecen flores, betel, santal y arroz; se lava luego y se viste la imagen del dios, que se unge con incienso y colores rojos y amarillos; se encienden lámparas de aceite, y se testimonia veneración a la imagen postrándose ante ella y dando varias vueltas a su alrededor (de izquierda a derecha). Al mismo tiempo se recitan mantras, se dibujan yantras y se procede a otras acciones simbólicas parecidas. En la mayoría de los templos se celebran diariamente ritos y procesiones en honor de la deidad cuando ésta se despierta, cuando se levanta, cuando come y cuando vuelve al lecho. En las ocasiones de mayor importancia, la puja va acompañada de músicas y danzas, que corren a cargo de las devadasis, o «danzarinas del templo» ; en otro tiempo, las devadasis estaban obligadas a prostituirse en beneficio del templo 1 1 9 . En numerosos lugares sagrados existe la costumbre, en 138 Muchas son las interpretaciones que se han hecho de este bija. Según una de ellas, los tres fonemas de que se compone la silaba om (a, u, m) corresponden a los tres dioses de la Tnmürtí o simbolizan el ser (asU, «ello es» — a), el origen (utpattt = u) y el aniquilamiento (mrtyu, «la muerte» = m). Para interpretaciones más antiguis cí. p.112. 139 Las insistentes protestas del Gobierno ingles y de algunos indios cultos han acabado casi totalmente con esta costumbre. Hoy las devadasis no existen prácticamente más que en la India meridional, y ya no se les obliga a prostituirse.
Entre las fiestas más importantes son dignas de mención: la phalgunotsava (febrero-marzo), una fiesta de primavera, el carnaval indio (hoh); una fiesta del amor parecida a la anterior, que se celebra en marzo o abril y se llama madanotsava; en la procesión de esta fiesta se esparce un polvo rojo y las mujeres rinden veneración al árbol asoka; la fiesta de la madre de los daimones bhütamatar (mayo-jumo), que dura quince días y da ocasión a excesos eróticos; la durgamahotsava (septiembre-octubre) es una de las fiestas más importantes, en honor de Durgá, cuya imagen es llevada sobre un carro en una gran procesión; la mdramahotsava, que se celebra a finales de la estación de las lluvias, es la fiesta del estandarte de Indra; la dípaltkotsava (octubre-noviembre), fiesta de las lámparas, se celebra con ale-
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gres procesiones que, llevando pequeñas lámparas, recorren las ciudades iluminadas; la \irsna\anmastami es la fiesta en que se conmemora el nacimiento de Krisna; en ella se hacen con efigies y figuras representaciones que recuerdan los pesebres de Navidad de los países cristianos; la makarasamkranti es una fiesta que se celebra cuando el sol entra en el signo de Capricornio (a mediados de enero); en el país tamil se le da el nombre de pongal y corresponde a la fiesta del Año Nuevo. Como en casi todas las demás religiones, también en el hmduismo hay, junto a las fiestas, períodos de abstinencia y ayuno, durante los cuales se hacen frecuentes y ricos regalos a los brah' mana. Estos períodos reciben el nombre de vrata, «observancias». Lo más frecuente es que los fieles que se someten a ellas lo hagan con la intención de alcanzar la satisfacción de un deseo especial. Junto a los preceptos de abstinencia, que sólo entran en vigor durante los vrata, hay algunos que afectan a la alimentación y tienen un carácter general, como, por ejemplo, abstenerse de las bebidas alcohólicas y de comer carne. Pero este último no es absoluto, sino que varía según las distintas castas, yendo desde un rígido vegetarianismo al permiso de comer pescado y carne de ave, e incluso de cordero y de cerdo. En la India actual esta plural diversidad de preceptos alimenticios (que todavía se hace mayor si se piensa en los cristianos y mahometanos, que comen carne de bóvidos, pero se abstienen de la de cerdo, y en los hmduistas más o menos europeizados) da origen a complicados problemas de abastecimiento. En el hinduismo está además estríetamente prohibido el consumir los restos de las comidas hechas por las personas de otras castas o de otras religiones. Al extranjero que contempla la vida cultual hinduista, no es raro que ésta le cause una sensación extraña por su falta de recogimiento externo y de grave solemnidad. Especialmente la vida y el ajetreo en los templos son muy distintos de lo que constituye nuestras costumbres. Los templos (especialmente los del sur de la India) son construcciones gigantescas y frecuentemente laberínticas, en las que las gentes gritan, cantan, comen y duermen ; donde los comerciantes colocan sus tiendas, mendigan los pobres, los tullidos y los leprosos, exhiben sus habilidades los faquires y andan libres los monos y las vacas. En marcada oposición con el aspecto de los santuarios búdicos, los templos hmduistas son sucios, están llenos de olores y ruidos y las ceremonias rituales se llevan a cabo con una falta de formas que nos resulta sorprendente. Pero esto no demuestra en absoluto que los hmduistas sean incapaces de tener una vida religiosa profunda ; antes al contrario, prueba que para ellos la religión no es asunto que quede reservado para las ocasiones especiales, sino que está tan ligada a su vida cotidiana y a sus ocupaciones más usuales, que no experimentan la menor necesidad de separarla de ellas.
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«YOGA»
El dhyanamarga, el cuarto camino que en el hmduismo conduce a la salvación, es el yoga. El hmduismo no sólo ha reconocido plenamente estas prácticas ascéticas y místicas, cuya existencia en la India data de épocas antiquísimas, sino que las ha desarrollado hasta convertirlas en uno de los más importantes métodos de concentración. Sus fundamentos teóricos, expuestos en la filosofía del yoga, pueden resumirse como sigue: la salvación sólo puede alcanzarse cuando se llega a reprimir totalmente la mutabilidad de la conciencia (atta), o, dicho de otro modo, el incesante cambio de ideas y pensamientos provocado por la prakrtt; una vez que la atta queda tranquilizada y purificada, recobra su verdadero ser, que es idéntico al purusa. La técnica práctica para llegar a este resultado final consiste en los llamados «ocho grados del yoga», e incluye, además de las condiciones éticas y las observancias corporales que facilitan la concentración, la práctica de la concentración misma. Los ocho grados son: 1) Disciplina moral. 2) Purificación corporal y espiritual. 3) Adopción de determinadas posturas sedentes (asana) que hacen posible la meditación. 4) Regulación de la respiración. 5) Separación de los órganos de los sentidos de todo objeto exterior. 6) Fijación del pensamiento sobre un objeto determinado. 7) Meditación: conseguir que el objeto elegido, con exclusión de todo otro, llene plenamente el pensamiento. 8) Concentración (samádhi): la meditación se intensifica hasta alcanzar un estado tal que desaparece incluso la representación del objeto elegido y el yogui alcanza la inconsciencia del purusa. Los últimos tres grados reciben el nombre de rñjayoga, «.yoga regio», y los estados y métodos que les son propios se encuentran también en otras prácticas místicas de fuera de la India. En cambio, los cinco primeros grados son específicamente indios y muy interesantes como práctica religiosa, porque no sólo constituyen una preparación a la concentración, sino que por medio de ellos se alcanzan además ciertas fuerzas milagrosas. Con el tiempo estos métodos se subdividieron en el llamado hathayoga, «yoga del esfuerzo», y en el layayoga, «yoga de la disolución». El primero comprende todas las prácticas corporales que tienen por objeto el llegar a dominar totalmente los movimientos musculares y los procesos respiratorios para hacer al yogui independiente de su cuerpo y posibilitarle los conocidos «milagros del yoga» : insensibilidad a las heridas y quemaduras, capacidad para soportar largos ayunos, letargo artificial, etc. El layayoga intenta dar un fundamento teorético a los resultados milagrosos que se alcanzan con el hathayoga, así como a la posibilidad de alcanzar la salvación por medio de estas prácticas. Se basa para ello en una extraña concepción del cuerpo humano, concepción que toma del tantrismo, pero que evidentemente en-
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laza con las antiguas teorías sobre la equivalencia entre el macrocosmos y el microcosmos. Acepta la existencia en el cuerpo de siete centros (cakra), que, situados entre el órgano sexual y el vértice, tienen forma de flores de loto y corresponden a los siete componentes del universo; los cinco cakras inferióles represen' tan los cinco elementos cósmicos (cf. p. 141); el sexto está entre las cejas, y corresponde al citta todavía no purificado; el séptimo, el «loto de mil hojas» (sahasrara), se encuentra bajo la cubierta craneana, y es la «sede de áiva», es decir, de la conciencia pura, parecida al purusa (samvid). Todos estos centros están unidos por la vena susumna, que se encuentra en la columna vertebral. Esta curiosa fisiología acepta, además, la existencia de otros innumerables canales que atraviesan el cuerpo, como venas, nervios y vías respiratorias. Lo que el yogui pretende es desviar la inspiración y la espiración de sus canales habituales, purificarlas y hacerlas subir por la vena susumna hasta el sahasrara. Esto se consigue llegando a dominar la kundahrii, que es una fuerza misteriosa que el tantnsmo se representa como una serpiente que se halla en el cakra inferior. Recurriendo a prácticas complicadas (de las más difíciles del yoga), la kundahrii se despierta, se yergue, atraviesa los centros y abre a la respiración la vena susumna, el camino hacia el más elevado de los cakras. Puesto que la kundahrii es igual a la prakrtí divina, su contacto con el sahasrara equivale a la unión de la prakrh con el purusa, o, usando la terminología mitológica, a la de la sakti con ¿Uva. Habitualmente, la kundahrii regresa en seguida al centro inferior; sólo después de incesante práctica llega el yogui a retenerla constantemente en el sahasrara. Una vez que lo ha logrado, su alma individual se une definitivamente al espíritu del universo y alcanza la salvación. Pese a su curiosa apariencia y a las influencias que evidentemente ha sufrido de la doctrina de las equivalencias entre el macrocosmos y el microcosmos, esta extraña fisiología no parece carecer de base real. Los cakras corresponden probablemente a ciertos plexos del sistema nervioso. Lo que en todo caso es innegable, por muy numerosas que sean las ocasiones en que pueda demostrarse la existencia de supercherías, es la extraordinaria capacidad del yogui para dominar los procesos del sistema nervioso vegetativo 1 4 °. Aunque todos los textos del yoga subrayan insistentemente que esta capacidad (a la que en los textos se añade además la posibilidad de aumentar o disminuir de tamaño, hacerse invisible y duplicarse) es sólo una consecuencia secundaria de la preparación al rajayoga, la veneración de que en la India gozan los innumerables ascetas, faquires y sadhus parece deberse más bien a estas fuerzas milagrosas que a su
esfuerzo por alcanzar la salvación. Así pervive hoy todavía el eterno entusiasmo de los indios por la magia.
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Cf. las interesantes observaciones de C
LAUBRY y T . BROSSE
en Documents recueilhs aux Indes sur les «•yoguis» par l'enregistrement stmultané du pouls, de la respirahon et de l'électrocardwgramme «Presse medícale» 83 (14 octubre 1936).
8.
Sectas y corrientes
religiosas
En los dominios del culto y de la mitología, la coexistencia mdiferenciada de elementos heterogéneos resulta todavía posible, pero la unión de ideologías contradictorias en un mismo sistema es, naturalmente, irrealizable. Por esto es por lo que junto al sistema panenteísta dominante encontramos en la India otras soluciones del problema fundamental, es decir, del problema de la relación existente entre el Absoluto, el alma individual y el mundo empírico. El sistema filosófico del mímámsa niega la existencia de un dios creador y monarca del mundo y cree que el cosmos está gobernado por una ley impersonal. También el samkhya clásico es ateo, y acepta la existencia de una naturaleza primordial (prakrtí) y de innumerables almas individuales (pii' rusa) como principios eternos e independientes. Todo el acontecer se debe a la prakrtí, y la salvación consiste en la sepaiación definitiva de purusa de la prakrtí. Dentro de un sistema de este género no queda sitio para un dios supremo, pues si éste no estuviera unido a la prakrtí, no podría obrar ni crear el mundo ni regirlo, y si estuviera unido a ella, no sería libre ni eterno 1 4 1 . Para escapar a este dilema, algunos sistemas, como el yoga clásico, el nyaya y el vaisesika, postulan la existencia de un dios distinto de la materia y del hombre, que protege al mundo, pero sin haberlo creado. Sólo el vedanta se mantiene fiel a la concepción monista de Dios como principio único primordial y total. Ahora bien, estas tres posturas, el panenteísmo, el ateísmo y el teísmo, pertenecen a la historia de la filosofía y no nos dan una imagen clara de lo que fueron las verdaderas corrientes religiosas del hinduismo 1 4 2 . Las distintas opiniones sobre los problemas religiosos hemos de buscarlas más bien en las doctrinas de las sectas. Dos (o tres) son las tendencias principales que desde sus comienzos pueden distinguirse dentro del hmduismo: el visnuismo y el sivaísmo, que posteriormente se subdivide en el sivaísmo auténtico y el áaktismo, vinculado con el tantnsmo 143 . La disgre111 En cambio, el samkhya no niega la existencia de los dioses venerados en el culto, aunque los considera ligados a la prakrtí, y, en consecuencn, cree que no han alcanzado la salvación y que su dignidad divina no será eterna. 112 Los indios no creen que exista una doctrina filosófica capaz de llegar a un conocimiento definitivo de la verdad Para ellos todos los sistemas ofrecen una imagen aproximada de la verdad desde distintos puntos de vista No hay, pues, ningún sistema que sea verdadero, pero todos juntos ofrecen una imagen de la verdad, que, aunque abigarrada, resulta bastante exacta. 141 Algunas sectas de poca importancia veneraron como creadores del mundo e Tsvaras a dioses distintos de Visnu, Siva y su sakti. No
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gación de estas tendencias en verdaderas sectas no está documentada hasta el siglo IX, aunque es posible que algunas de las sectas (por ejemplo, la de los bhagavatas; cf. p. 175) sean mucho más antiguas. Ya en el Mahabhdrata y en los Puranas se alude a doctrinas manifiestamente sectarias, pero con los datos que se nos dan, demasiado imprecisos, no podemos intentar exponerlas ni describirlas con claridad, por lo que en la exposición que sigue nos limitaremos a las más importantes y mejor conocidas sectas modernas.
En cambio, los Sivaítas prefieren las tendencias idealistasilusionistas del vedanta, cuando no el nyaya-vaisesika o el yoga, y, por lo tanto, el jñanamarga y el dhydnamdrga. Cierto que también la bhakü les es conocida, pero no la sitúan en primer plano, como hacen los visnuitas. Para los sivaítas la salvación se alcanza llegando a ser uno con Dios. Su culto está impregnado de ritualismo, y en él, como en el de los adeptos del saktismo, abundan las prácticas crueles y obscenas a que ya nos hemos referido.
Pese al encono con que se enfrentan en sus polémicas, todas las sectas poseen un fundamento común, y no se consideran las unas a las otras como necesariamente heréticas. En realidad, los mismos fieles de las distintas sectas no saben cuándo traspasan los límites del hinduismo 144 . El rasgo diferencial de las sectas lo constituyen, en unos casos, las sagradas escrituras (aunque a veces varias sectas se apoyen en un mismo texto, por ejemplo, en el Bhagavadgxia), y en otros, la persona del fundador. Es frecuente que las sectas se diferencien sólo por sus prácticas y observancias referentes a la vida social, por el trato dado a la mujer, por la forma en que aplican los preceptos de la separación de castas, etc. Algunas sectas adoptan la forma de comunidades u órdenes en toda regla y no puede ingresarse en ellas sino por admisión e iniciación. Ciertos distintivos pintados en la frente o en el cuerpo constituyen un signo externo de la pertenencia a determinadas sectas. A los visnuitas se les reconoce habitualmente por dos líneas en forma de U que comienzan en la nariz y ascienden hasta la frente. Los adeptos de algunas sectas visnuitas llevan entre estas dos líneas un trazo vertical, amarillo o rojo. Lo que caracteriza a los sivaítas son tres líneas horizontales, blancas, pintadas en la frente, o un tridente pintado en el pecho. Usan también triángulos y círculos. Los saktas llevan sólo un punto rojo en la frente, distintivo que hoy ha perdido su exclusivo valor de tal por emplearlo las mujeres con una finalidad meramente ornamental. En general, en todas las sectas visnuitas se trasluce su vinculación a aquellas corrientes del vedánta que afirman la realidad del mundo exterior. Su postura religiosa se caracteriza por su moderación; para ellas el camino de la salvación es el bhakh' marga, la entrega a Dios; consecuentemente, su culto se caracteriza por su antirntualismo y por la ausencia de observancias cruentas y secretas. es seguro que los que veneraban a Brahma como dios supremo llegaran nunca a formar una verdadera secta. Entre los siglos V y XII existieron sectas cuyos dioses supremos fueron Sürya (de la de los sauras), Ganesa (de la de los ganapatyas) e incluso Kama. Hoy estas sectas han desaparecido. 144 Hemos de hacer hincapié en el hecho de que la mayoría de los hindúes no forma parte de ninguna secta A éstas no pertenece sino una minoría de fieles, pero una minoría activa, lo que explica la importancia de las corrientes sectarias.
a)
VISNUITAS
A los bhagavatas (adoradores de Bhagavant, que es el principal epíteto de Visnu) se les confunde frecuentemente con los visnuitas. Pero en realidad constituyen una secta que, aunque muy ecléctica 14 , debe distinguirse de las otras sectas visnuitas. Su doctrina concede gran importancia a la bhakti y desarrolla las ideas del Bhagavadgltd y del Bhagavatapurana (que son los textos capitales de los bhagavatas). En época tardía esta secta alcanzó especial difusión en Marátha, de donde eran sus principales representantes Jñanesvar (siglo XHl), Namdev (12701350) y T u k á r l m (cf. p.137). Ahora bien, el especialísimo interés de esta secta reside en que parece ser más antigua que el visnuismo; ya el Moksadhar' maparvan (cf. p.134) la mencionaba, y, según R. Garbe I 4 \ es anterior al budismo. R. G. Bhandarkar 147 y G. A. Gnerson 1 4 8 han sostenido que fue fundada por Vásudeva (cuyo culto está testimoniado en inscripciones de los últimos siglos antes de Cristo) y que es la más antigua secta india monoteísta, que se opuso tanto al politeísmo védico como al panteísmo de los Upanisü' das 149 . Siempre según los autores citados, por su relación con Knsna (cf. p.151), Vásudeva habría sido identificado con Visnu, y su doctrina habría dado al visnuismo sus rasgos más importartes; finalmente, por la influencia brahmánica, el ateísmo originariamente puro se habría transformado en el panenteísmo del Bhagavadgltd. Junto a los bhagavatas, el Moksadharmaparvan cita a les páñearatras, que constituyen, como prueba esta mención, una secta también muy antigua. Sus sagradas escrituras son los ciento 14 ' En una época avanzada, los bhagavatas llegaron a atribuir a Siva un rango tan elevado como el de Visnu. 146 Beitrage Zur mdischen Kulturgeschichte p.27ss. 147 Vaisnavtsm, Saivism and other Mmor Religious Systems- «Grundriss der indoarischen Philologie und Altertumswissenschaft» 3 (Estrasburgo 1913) p.30. 148 The Monotheisüc Religión of Ancient India, and tts Descendanl, the Modern Hmdu Doctrine of Faith (Oxford 1908). Comunicación presentada al III Congreso Internacional de Historia de las Religiones 119 Otros detalles sobre este punto se encontrarán en el vol 2 de esta misma obra, p.632ss; íbid los argumentos en apoyo de la tesis de la autoctonía india de este monoteísmo.
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ocho Samhitas; determinados rasgos de su doctrina guardan conexión con algunas ideas del tantnsmo y del saktismo, que sólo en esta ocasión se presentan dentro del visnuismo. El dios supremo Vasudeva-Visnu es trascendente Lo° y sólo actúa por intermedio de su sakti, Laksml. La tesis fundamental de la doctrina de los pañcaratras es la teoría de las vyühas (emanaciones); de Vasudeva emanan gradualmente: Samkarsana, hermano de Knsna, creador del mundo y maestro de la verdad; Pradyumna, mantenedor del mundo y maestro de la consumación de la verdad; y, finalmente, Amruddha, hijo de Pradyumna, destructor del mundo y maestro de la salvación. De estos vyühas emanan avalaras y manifestaciones secundarias. Por medio de una complicada doctrina evolucionista, síntesis del sámkhya y del vedanta ilusionista, los pañcaratras explican el origen del mundo y de las almas individuales a partir de estos principios y de las manifestaciones de la sakü. El ritual de los pañcaratras es rico y suntuoso.
de la salvación, las almas no pierden su individualidad, sino que gozan junto a Dios de una bienaventuranza eterna 1 ' 1 . También los filósofos fundadores de las cuatro sectas visnmtas que vamos a considerar a continuación pertenecían al vedanta y se esforzaron por dar solución al problema de cómo conciliar lo Absoluto con la realidad de las almas individuales y del mundo. Madhvas es el nombre que se da a los scguidoies de otro filósofo de la India meridional, Anandatirtha Madhva (1197-1276), que admitía la existencia de tres categorías de entes esencialmente diferentes: 1) El dios omnipresente Visnu. 2) U n número infinitamente grande de almas individuales conscientes. 3) Lo no espiritual, y en primer lugar la prakrti. La necesidad de conciliar este pluralismo ontológico con el monismo la resuelve Madhva con la afirmación de que Dios es la única causa efficiens, de la que dependen totalmente tanto las almas como la prakrü. De que la actividad de Dios sea la única existente se sigue una doctrina de la predestinación según la cual es Dios mismo el que decide quién ha de salvarse, quién ha de quedar condenado al eterno ciclo del samsara y quién ha de ser precipitado a la ciega oscuridad. La salvación consiste en habitar eternamente en el paraíso de Visnu. En general, la orientación de esta secta es menos emocional que la de las otras tendencias visnuitas y evita la concepción demasiado pasional de la bhakh. En cambio, en la doctrina de otro comentador del vedanta, Nimbárka (siglo XI!; sus seguidores se llaman nímavant's), los rasgos eróticos adquieren bastante relieve. El apasionado amor de K n s n a 1 ' 2 y Radha le sirve de símbolo del camino de la salvación por la bhakti. Como una esposa enamorada y sumisa, debe el alma abandonarse a Dios sin limitación alguna, entregársele plenamente con total humildad, para ganar así su amor y su gracia y su presencia eterna. Respecto del principal problema del vedánta, Nimbarka sostiene la doctrina llamada fcltedabhedavada, según la cual la relación en que se encuentran Dios, de una parte, y las almas y lo no espiritual, de otra, es la misma que la que guardan el océano y las olas: sin distinguirse en su esencia del océano, las olas no se identifican tampoco con él, sino que conservan su individualidad. Hoy en día, la secta de los nímavant's no existe más que en algunos lugares del norte de la India, pues su influencia ha
En Tamil la secta de los pañcaratras dio nacimiento a la de los árívaisnavas, que, además de en los Samhitas, se inspiraron en las obras de los ALvars (cf. p.136); esta secta recibió un impulso decisivo gracias a la actividad del gran filósofo Ramanuja (1050-1137 aproximadamente), que consiguió fundir en una síntesis armónica el monismo filosófico del vedánta con la teología de los pañcaratras y con la fe emocional de los ALvars. La forma en que concilla estos elementos totalmente contradictorios es recurriendo al llamado «monismo cualificado» (visistadvaita), es decir, considerando las almas individuales y la naturaleza de que procede el mundo como cualidades de Dios y no como sus partes; están inseparablemente ligadas al Dios-Absoluto (lo mismo que el cuerpo al alma o los atributos a la sustancia), pero no se identifican con él. De esta forma, sin destruir el monismo, dio fundamento a la individualidad (eterna) de las almas y a la realidad del mundo exterior, distinto de Dios, y justificó al mismo tiempo la necesidad de las prácticas religiosas. También cuando trata de los caminos de salvación procede Rámanuja por síntesis. El karmamarga (que incluye la estricta observancia del ritual de los pañcaratras) tiene para la salvación la misma importancia que el ]ñanamarga, camino que sólo a los brahmana resulta viable. Pero el camino más seguro por el que las tres castas superiores pueden llegar a la salvación es el bhakh'yoga, concentrándose con fervoroso amor en el ser de Dios. Ahora bien, este camino, que une en sí el bhakU'fnárga y el dhyanamarga, no les está permitido a los südras, y éstos deben buscar su salvación en la prapatU, en el confiado abandonarse a Dios. Este último camino pueden seguirlo indistintamente las cuatro castas. Después 100 «Lo mismo que los objetos que se reflejan en un espejo no están en el espejo, así el mundo se refleja en Dios, sin constituir una parte de él.»
1,1 En el curso de su evolución posterior, la secta de Rámanuja se subdividió en dos escuelas: la de los vadagaleis, al norte del Dekán, y la de los TeNgaleis, al sur. Los primcios creen que, para alcanzar la salvación, el hombre debe colaborar activamente con Dios, de la misma forma que un mono, cuando su madre va a salvadlo, se agarra a su cuello. Este ejemplo da nombre 1 su camino de salvación: «el camino del mono» En cambio, los TeNgaleis afirman que Dios salva al hombre independientemente de sus esfuerzos, lo mismo que los gatos llevan a sus crías cogiéndolas por el cuello, sin que ellas les ayuden Su camino de salvción es el «camino del gato». 152 Los nímavant's creen que Knsna es el verdadero ser de Visnu y no un simple avalara.
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ido cediendo ante el mayor dinamismo de otras dos sectas emparentadas con ella, la de los vallabhacáryas y la de los caitanyas. El fundador de los vallabhacáryas fue Vallabha (1479-1531), un comentador del vedánta que enseñó en Benares y en Mathura, y que sostenía que el dios supremo (Knsna) encerraba en sí la pluralidad real del mundo. De los tres atributos esenciales de Knsna, «el ser, el pensamiento y la bienaventuranza» (sat'Cit' ananda), en las almas individuales no se manifiestan más que los dos primeros, y en la naturaleza no espiritual sólo el ser. Las almas pueden llegar a la salvación consiguiendo la bienaventuranza que les falta, y alcanzando así la semejanza esencial a Knsna, lo que les permite participar en los juegos paradisíacos de éste con las pastoras celestes. A esta meta llegan las almas, bien a través de su esfuerzo personal (maryadd), bien abandonándose a la gracia de Dios (pusti), para lo que no es necesario que abandonen el mundo, sino sólo que consagren totalmente a Dios sus actividades terrenales. Puesto que la salvación depende de la voluntad de Dios, Vallabha acepta una especie de predestinación que lleva a las almas a distintos grados de salvación, más o menos elevados. Gran importancia tiene en esta secta el culto de los descendientes de Vallabha, que llevan el título de mcthárajas, y a quienes los fieles (sobre los que recae su mantenimiento, muy suntuoso) anden culto diariamente. Los excesos de estos maharájas (que para «desarrollar la bienaventuranza» llegaron a exigir incluso las mujeres y las hijas de sus fieles) provocaron durante el siglo XIX vanos escándalos y dieron origen a un proceso, pero sin que el prestigio de que gozan entre sus adoradores se viera menoscabado por ello. La doctrina del brahmana bengalí Knsna Caitanya (14851533) está impregnada de un misticismo erótico. La postura que adopta 1 5 3 ante el problema del vedinta se resume también en la doctrina bhedabhedavada: sólo por vía mística puede llegarse a un conocimiento vivencial de la simultánea diversidad e identidad de Dios, las almas individuales y la naturaleza, que no puede concebirse racionalmente. La sakti de Knsna, Radhá, es distinta de él, pero al mismo tiempo, e inexplicablemente, idéntica a él. Es distinta como principio creador, maya, que comprende a la prakrtí, al tiempo y al karman, y como fivasakh es causa de las almas individuales; pero en sus más elevadas manifestaciones (sandhinusakti: fuerza que hace que exista todo lo que Dios quiere; samvit'éakti: principio de la sabiduría; hlüdini'Sakti: fuerza de la bienaventuranza) es idéntica a Dios y constituye su más íntima esencia. Las buenas obras y la sabiduría preparan el camino para la entrega confiada a Dios (bhakh), que culmina en la prema, es decir, en el devoto amor. La máxima originalidad de esta secta reside en su esfuerzo por expresar por medio del arte su místico amor a la deidad; rindiendo culto 1,1 Caitanya no escribió nada. Sus discípulos Rüpa y Sanatana codificaron sus doctrinas y organizaron la secta.
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colectivo al amor de Knsna y Radha con cánticos, música y danzas que duran vanas horas (samkirtana), los fieles se elevan hasta la visión extática de la pareja divina. Esta peculiaridad de la secta de los caitanyas ha impreso un carácter especial al visnuismo bengalí y, en general, ha contribuido decisivamente al desarrollo del arte de Bengala. En la secta de los sahajiás, que se escindió de la de los caitanyas, la doctrina de la bhakti reviste una forma totalmente excéntrica. Los adeptos de esta secta antibrahmánica y antirntualista afirman que la bhakti es el único camino que existe para llegar a la salvación y que está permitido a todas las castas. Ahora bien, la entrega a Dios sólo es posible si el creyente ama apasionadamente a una mujer terrena y si —para que su amor quede espiritualizado— esta su amada le resulta inalcanzable, bien porque está casada y es fiel, bien porque pertenece a otra casta. Esta doctrina, que, por una parte, ha inspirado la más hermosa lírica amorosa bengalí, ha dado ocasión, por otra, a toda clase de excesos x ' 4 . En las sectas de que acabamos de hablar es la figura de Knsna la que ocupa el primer plano; en cambio, en la de los ramavant's (secta fundada en Benares por Rámánanda [14001470]) el dios venerado es Visnu en su avatára de Rama. Junto a él se rinde culto a su sdktx Sita y a sus servidores (v.gr. Hanumant, rey de los monos), pero no así a los demás avataras de Visnu. En todo lo demás, la teología y las prácticas de los ramavant's son casi idénticas a las de los srivaisnavas. Lo que sí constituye una importante novedad es la tolerancia social de esta secta, que acepta indistintamente a los miembros de todas las castas e incluso a los extranjeros y mahometanos. Esto nos hace comprender cómo los fundadores de las comunidades religiosocorporativas nacidas en el seno de los ramavant's (tan características de la India septentrional) pudieron ser artesanos (tintoreros, carniceros, barberos) y por qué el fundador de las primeras sectas smcretistas íslámico-hmduistas, el tejedor Kabír (cf. página 188s), fue un discípulo de Rámánanda. A esta misma tendencia responde el que los ramavant's descuiden el uso del sánscrito; la obra que más ha contribuido a difundir sus doctrinas, el Ramcantmanas, de Tulsídas (cf. p. 135), está redactada en hmdi. b)
álVAÍTAS
La secta que se considera a sí misma como la representante de la ortodoxia brahmánica es la de los smartas l o 5 , que, salvo 154 La secta de los radhávalhbhis, fundada en 1585 por el poeta Hanvams, exagera el culto de Radha en una forma ajena a las tendencias generales del visnuismo, poniendo a la saktt de Knsna por encima de este. En sus fiestas, los prosélitos de esta secta se disfrazan de mujeres y se comportan como si fueran las «compañeras» de Radha. En realidad son los saktas visnuilas. lo5 El nombre smárta se deriva de smrU, «tradición».
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raras excepciones, defiende el monismo estricto (kevaladvütta) tal como lo fijó áañkara, y según el cual, fuera del brahmán = Dios, no existe ningún otio ser real, pues tanto el mundo como el ser individual de las almas son sólo ilusión (maya). Según la tradición, fue el mismo áañkara el que organi7Ó la secta de los smártas, que reconocen como jagatgurus ( = «gobernantes del mundo») a los abades de los conventos que Sañkara fundó en los cuatro puntos cardinales de la India, a saber, en Srñgeri, Pun, Badrinath y Dvarka. Como los jagatgurus son también los jefes de todos los sivaítas y como los smartas celebian algunos de sus ritos en los templos de Siva, es comente que se les considere como sivaítas. Pero en realidad veneran en primer término a los «cinco dioses» Siva, Visnu, Durgi, Sürya y Gañesa y reconocen además otros muchos. Su ritual es una mezcla de ceremonias védicas (especialmente ritos domésticos) y prácticas tántncas, y su doctrina se basa, además de en el vedánta, en el mímimsa tradicional. Todo esto justificaría el considerarlos como los representantes de la ortodoxia hmduista, opuesta a las tendencias sectarias. En cambio, las doctrinas de los pasupatas (nombre que se deriva de Pasupati, un epíteto de Rudra que significa «señor de los animales») son verdaderamente sectarias. Su nombre se menciona ya en textos muy antiguos, si bien es posible que en ellos designe a los sivaítas en general, pues aunque en su doctrina hay algunos rasgos arcaicos, no tenemos pruebas de su existencia como secta hasta el siglo X (en el que se les da, además, otro nombre, el de lakulísa). Su doctrina acepta cinco categorías: 1) Karya («resultado» o «consecuencia»): principios dependientes, entre los que se cuentan, en primer término, las almas individuales concebidas como «animales» (pasu), a los que áiva ata con su «cordón» (pasa) al samsara. 2) Karana (causa): el «señor» (pati) de los animales, o sea, áiva, totalmente libre y poderoso, que crea y gobierna el mundo. 3) Yoga: («unión») de los «animales» con el «señor», a la que se llega por medio de las obras, de la sabiduría o de la concentración l o 6 . 4) Vidhi: («rito») y observancia de los votos característicos de la secta (baños de cenizas, recitación susurrada de mantras, risas, ronquidos, temblores, palabras sin sentido; un comportamiento con el que se consigue desligarse del mundo). 5) Duhkhanta (((final del sufrimiento»): salvación, que consiste en llegar a un estado similar al de áiva o en conseguir fuerzas sobrenaturales. Esta doctrina es la que enmarca las prácticas ascéticas, que para los pasupatas revisten la máxima importancia. Los Ágamas, título bajo el que la tradición agrupa veintiocho textos, aunque es posible que en la antigüedad fueran algunos más, contienen las doctrinas teológicas de los pasupatas y constituyen las sagradas escrituras de los sivaítas. La doctuna de 156
Falta el
bhaktimarga.
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los Ágamas tiene su más fiel reflejo filosófico en el sistema del saivasiddhanta, la «doctrina definitiva de los sivaítas». Esta escuela, todavía hoy floreciente en la India meridional, con una abundante literatura en sánscrito y en tamil 1 > 7 , adopta una postura intermedia entre el vedanta y el samkhya. Con los tres términos paü, pasu y pasa, que ya conocemos, el saivasiddhanta designa los tres principios fundamentales, Dios, las almas individuales y lo no espiritual, concebidos como esencialmente diferentes, eternos y reales. Pati es áiva, que está por encima de todos los demás principios y es inmutable; a través de su sakü, que es sabiduría, actividad y bienaventuranza, gobierna el acontecer terreno, sometido a su voluntad absoluta e impensable sin él. Desde este punto de vista, el Saivasiddhanta defiende un monismo funcional que recuerda el del sistema de los mádhvas. El alma (pasu) posee también la sabiduría, el poder de obrar y la voluntad, pero está atada al samsara con el «triple cordón» (pasa) de: 1) La msapiencia (anava), que consiste en la individuación. 2) El karman como causa del samsara. 3) La maya, que no es una ilusión, sino una fuerza real que, impulsada por la saku, emana de sí por vía evolutiva la pluralidad de las cosas. La salvación consiste en la unión del alma con Dios, unión que no es identificación, sino adaptación; el alma pierde en Dios su fuerza para obrar e incluso su capacidad para percibir la bienaventuranza de la salvación; Siva es quien la percibe por ella. La escuela trika (nacida en el siglo IX en Cachemira, por lo que frecuentemente se le da el nombre de «sivaísmo de Cachemira») constituye una reacción monista contra el velado pluralismo del saivasiddhanta. Esta escuela debe su período de apogeo a una abundante literatura 158 , y especialmente a la actividad de tres sobresalientes filósofos: Vasugupta (siglo ix), Somananda (siglo ix) y Abhmavagupta (siglo Xl), La conversión de Cachemira al islam (1315) paralizó el desarrollo posterior de la trika y acabó por ahogarla casi totalmente. Para justificar su abandono del pluralismo tiadicional, Vasugupta, fundador de la escuela, afirma revelar la doctrina antiquísima y olvidada de Siva l o 9 . Esta doctrina se diferencia del monismo de Sañkara por considerar al mundo extenor no como una apariencia engañosa, sino como una objetivación real de los pensamientos de Dios, áiva piensa o sueña el m u n d o ; y aunque, desde nuestro punto de vista, éste no es sino un espejismo engañoso, en tanto que viven1,7 El gran poeta tamil Mamkka Vacagar (cf. p.136) predica en forma poética la doctrina saivasiddhanta 168 Que incluye las obras de Lallá, una poetisa mística del siglo XIV. lo9 En cierto sentido, esta afirmación está lustificida, pues la doctrina trika conserví, con mayor fidelidad que el saivasiddhanta, las antiguas ideas hinduistas tal como las expresaron los Upamsadas modernos. Pero eso no impide que sus argumentos recuerden los que usa el mahayana para probar la ortodoxia de su doctrina (cf. el capítulo sobre el budismo, p.226.263ss).
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LAS RELIGIONES DE LA INDIA
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cía de Srva, es real, y los procesos psíquicos que esta vivencia despierta, la «vibración» (spanda) del espíritu divino, todo esto acaece realmente l 6 ° . Este acontecer es obra de la sakh, que, a su vez, no es más que una reunión de varios aspectos especíales del ser de Dios: su voluntad, su conciencia, su fuerza, su bienaventuranza y su gracia. La tnka expone minuciosamente cómo el juego de estas fuerzas psíquicas hace nacer el mundo exterior, proceso que concibe como un progresivo apagamiento de la conciencia de Dios. Tampoco las almas individuales son más que pensamientos de Dios, aunque, ofuscadas por la maya (que procede de Dios), no lo saben y creen en su propia individualidad. El camino por el que pueden alcanzar la salvación es el de la superación de esta ofuscación, lo que se consigue con la iniciación, con las enseñanzas de un gurú («maestro»), con la recitación de man' tras y con la meditación. Pero la salvación definitiva se alcanza cuando la sakh —gracia de Dios— se «posa» en el creyente y hace que el alma se reconozca a sí misma como áiva. Este «reconocimiento» (pratyabhijña) constituye el punto central de la doctrina de la salvación del sivaísmo de Cachemira. En el siglo XII, Basava, un ministro del rey Bijjala, fundó en el país de habla kanara la secta de los vírasaivas, los «heroieos sivaítas» ; sus adeptos veneran a áiva bajo el símbolo del liñga (cf. p.144), que llevan en una cápsula de plata colgada del cuello; de aquí el segundo nombre que se les d a : liñgáyat's. Más que del problema del mundo exterior, su doctrina se ocupa del de la relación de Dios con las almas. Por obra de su sakh, el espíritu total se escinde en liñgasthala —Dios y monarca del mundo— y añgasthala —almas individuales—; cada una de estas subdivisiones tiene seis aspectos; los del liñgasthala corresponden a seis grados ascendentes de la transcendencia divina; los del añgasthala, a seis estadios también ascendentes de la aproximación del alma a Dios. La salvación se alcanza transformando la sakh —que es la actividad (pravrth)— en bhaktl —que es el alejamiento (nivrth) del mundo, que se exterioriza en el ferviente amor de áiva—. La sakh y la bhaktl constituyen los dos polos de una misma fuerza. Como en todas las doctrinas que ven en la bhakü el camino de la salvación, ésta no consiste en la absorción del alma individual por Dios, pues entonces ya no es posible la bhaktl, que es el amor, sino en la íntima unión de los dos principios. Mayor importancia que la dogmática de los liñgáyat's tienen 160
En esta su negación de la realidad ob]etiva del mundo y en su simultánea afirmación de la realidad de los procesos espirituales a que él da lugar, la doctrina tnka está íntimamente relacionada con los viiñanavadms budistas (cf. en el capítulo sobre el budismo la p.275s, sobre paratranta y pankalpita). Abhinavagupta tenía plena consciencia de esta relación, y afirmaba que, para poder admitir la doctrina tnka, a los viiñanavadms les bastaría con renunciar a su tesis de que la conciencia existe sin que exista un dios pensante.
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sus reglas prácticas, que rechazan decididamente la tradición védica, los sacrificios, el culto de las imágenes, las peregrinacíones, la cremación de las viudas y el complejo de las castas 161 y establecen la igualdad entre los sexos. Por influencia de los jmistas, predominantes en el país kanara, los liñgáyat's constituyen una verdadera orden monacal. Su forma de vida se caracteriza por una sencillez puritana y una rigurosa abstinencia de carne y alcohol. La bhaktl sola no basta para alcanzar la salvación ; para ello son precisos además ciertos presupuestos sacramentales. Pero los que han sido iniciados y llevan constantemente sobre sí el símbolo del liñga no vuelven a sucumbir al sarnsara y alcanzan la salvación inmediatamente después de la muerte. No hay mejor ejemplo de la coexistencia de contrastes típica del hinduismo que el que nos ofrece el hecho de que junto a estas escuelas teológicas y a estas comunidades religiosas hayan de contarse como otras sectas sivaítas toda clase de ascetas que intentan llegar a la salvación a través de prácticas extrañas y a veces repulsivas que pretenden dar expresión a su alejamiento del mundo lb2. La literatura nos habla de los que considera representantes extremos de estas tendencias ascéticas, los kapalikas («portadores de cráneos») y los kalamukhas, que llevaban collares hechos de cráneos, ofrecían sacrificios humanos, se bañaban en las cenizas procedentes de la cremación, comían la carne de los cadáveres, bebían vino en cráneos humanos y tenían a las partes pudendas de la mujer por el objeto más adecuado de la meditación sobre el atman. Los mendigos sivaítas aghorís continúan hoy estas prácticas; comen excrementos y carroñas y algunas veces se les ha acusado de canibalismo. c)
áAKTISMO Y TANTRISMO
Como hemos visto, en la India la noción de sakh es muy antigua; presente ya en el mito del andrógino primordial, se conserva a lo largo de toda la historia de las religiones indias y alcanza su pleno desarrollo en el hmduismo. Por eso el nombre de saktismo no se usa como designación general de la fe en este ser, sino como denominación concreta de aquellas doctrinas y prácticas religiosas que en su culto de rasgos esotéricos y en su filosofía basada en los Tantras ponen a la sakh por encima de Dios. Antiguamente se pensaba que las des palabras, saktismo y tantnsmo, eran sinónimas. En realidad se trata de dos corrientes 161 Aunque lo sustituyen por sus propias castas, entre las que el primer lugar corrresponde a la de los langamas, los sacerdotes, cuya dignidad es hereditaria. Estos sacerdotes habitan en conventos, y los fieles les tributan honores casi divinos. ,c ! - Otra interpretación del sentido de estas prácticas repulsivas pretende que su ob)eto es el de demostrar que todas las cosas, incluso las más repugnantes, son puras, puesto que el pantheos lo llena todo.
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originariamente distintas, ambas de gran antigüedad en la India. El tantrismo procede de aquellos usos mágicos que mencionamos al hablar del Atharvaveda, y que fueron recogidos y cultivados por los adeptos del yoga. Hemos tratado ya de los medios más importantes de este ritual simbólico mágico, de los mantras, bijas, yantras, müdrás, del nyasa, hathayoga y layayoga (cf. págiñas 167s.l71s). Estas prácticas, asociadas a las doctrinas filosóficas del sámkhya y del vedánta y muy influidas por la noción de sakti, constituyen el objeto de los numerosos Tantras, en los que los creyentes ven la más elevada revelación y la culminación del Veda lb\ La tendencia a colocar a una deidad femenina en el lugar más elevado del panteón encontró el terreno abonado por los cultos matriarcales no anos (de la India o del Asia Anterior). La significación mágico-religiosa de la copulación era conocida ya por el ritual védico; los Upanisadas aconsejan practicarla con espíritu religioso como un medio importante de alcanzar la salvación ya en este mundo l b l . El Mahdbharata nos informa de la existencia en la India de una piomiscuidad ritual, cuya abolición se atribuye a Svetaketu (cf. p.H9s) que hemos conocido en los Upamsadas. En las fiestas de fertilidad de los munda esta promiscuidad sexual es todavía hoy corriente, y hasta hace muy poco la mayoría de las fiestas hmduistas iban acompañadas de excesos eróticos. Pese a la importancia que concede al apasionado amor de Radha y Knsna, el visnuismo sublima y espiritualiza el erotismo. En cambio, los aspectos puramente sexuales desempeñan un papel considerable en el simbolismo y la mitología sivaítas (visible v.gr. en la copulación de Siva y Parvati). Pero hasta la formación de la secta de los sáktas (que se separó del sivaísmo en la segunda mitad del siglo i d. C ) , la promiscuidad sexual no se convirtió en un componente regular del culto. Esta secta venera a Durga como diosa suprema y principio del mundo y atribuye a los Tantras la misma importancia que los sivaítas a los Agamas y los visnuitas a los Samhitas. Para el saktismo-tantnsmo, Durga l b J es la única fuente de la realidad, a la que Siva queda subordinado, si es que no es considerado como su sakti. Durga actúa por medio de la maya, concebida como fuerza creadoia y no como ilusión. Esta fuerza está constituida por dos principios: nada, «sonido», expresión 16 "' Según el tantnsmo, a cada ciclo cosmogónico (cf. p.l62s) corresponde una revelación: al krtayuga la sruli, al tretayuga la smrli, al dvaparayuga los Puranas, y al kehyuga los Tantras. 161 Cf., por ejrtnplo, Brhadanmyahi'Up. VI 4. Yi en el ChandogyaUp. II 13 se llama a la cópula vawadevya «(ritual) de la diosa izquierda», lo que recuerda el «camino de la mano ízquierdi» de los sáktas (cf. mfra). lb ' Además de los numerosos nombtes de esta diosa que ya conocemos, los sáktas usan otros, como Para, «la suprema»; Lalitá, «la encantadora, li coqueta»; Kamakala, «L que posee los principios (masculinos y femeninos) del deseo».
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sólo ante las que han nacido en el seno del hmduismo, sino tambien ante las alienígenas. Por paradójico que ello pueda parecer, en el hmduismo la tolerancia es un artículo de fe 2" . El univer' salismo de esta religión no radica en el deseo de imponer sus dogmas a toda la humanidad, sino en su ambición de unir a todas las confesiones, construyendo un sistema armónico y de validez general. Las verdades (y no dogmas) que exponemos a continuación son admitidas como fundamentales por casi todas las doctrinas indias: 3. No hay más que un ser supremo, un dios único. Pero éste no se halla fuera del mundo, sino que se realiza a sí mismo en las almas individuales y en el mundo, si bien su ser infinito trasciende a todas las realidades empíricas. 4. El ser trascendente de Dios = de lo Absoluto, es esencialmente incognoscible e indefinible. Sólo se puede llegar a él por la experiencia mística directa. 5. La naturaleza inmanente de lo Absoluto apaiece en primer término como Dios personal, que es simultáneamente causa matenalis y causa effiaens del mundo, y, como tal, su creador, mantenedor y destructor, y posee seis perfecciones: majestad, omnipotencia, belleza, omnisciencia, gloria infinita y libertad ili205 Esta unión de tolerancia y religiosidad es el más importante de los rasgos que distinguen a las religiones orientales de las occidentales No queremos decir que la tolerancia sea desconocida entre nosotros; pero como ST. ScHAYER hace notar muy -^cenadamente, la ponemos en práctica para con las acciores de los hombres y no para con sus ideas (cf. ST. SCHAYER, Toletanc^a umwersuhzm i ortodoh^a VJ reh qiach mdyjskích «Przeglad Wspolczesny» [Varsovia 1938]) «Hasta boy nuestra tolerancia ha sido siempre irreligiosa, y nuestra religiosidad siempre intolerante » En este mi^mo artículo dennos -a el autor citado que, junto a una actitud psíquica especial, el p i n u p a l factor de la tolerancia ín^ia es el gran arcaísmo de la situación político-social En la mayor parte de los grandes pueblos del Viejo Mundo, fu Egipto y Mesopotamia, en Persia, en China y en Japón, y "->as ta1. Esta idea se conserva viva en el budismo primitivo; la conciencia (vijñana o citta), liberándose de los obstáculos del kama y rüpadhatu, se convierte en el buddha en la bodhiatta, «conciencia de la ílumi' nación», y se identifica con el brahmán. Al lado de innumerables pasajes del canon que hablan en contra de la idea del dios eterno Brahmá, personificación de la realidad absoluta, encontramos en el mismo canon otros testimonios 52 que declaran expressis verbis que la salvación consiste en una unión con Brahma. No se trata aquí solamente de la contradicción debida a dos actitudes cronológicamente diferentes, sino a la imposibilidad de conciliar dos puntos de vista. El racionalismo del hínayána, que afirma la irreductibilidad total entre el mundo absoluto y la contingencia, había de combatir la idea de los Upanisadas del bráhman'Otman, con todo lo que ésta implicaba de penetración de lo absoluto en la inmanencia. Pero, por otra parte, la tradición mística no podía eliminarse tan simplemente. Con el tiempo se suprimió la hipóstasis de Brahma, pero la noción del «expirarse» subsistió; al lado del brahmanirvana hinduista, el budismo puso el nirvana a secas. Y si el acyuta pada del budismo primitivo 51
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MARYLA FALK, l . c ,
p.586.
Por ejemplo, el Tevi¡]a-Sutta del Dígha Nikaya, que afirma que precisamente los brahmana no pueden alcanzar la unión con Brahma, que sólo puede ser conseguida por los budistas. Y el Sardülakamaavadana dice claramente: «Cuando se ha extinguido el deseo y no se tropieza con ningún obstáculo más, se entra en el mundo de Brahma.» El texto añade que Brahma pronunció esta fórmula, que fue aceptada con alegría por los buddhas perfectos del pasado. Cf JEAN PRZYLUSKI, Ver Lebendig'Erloste m dem entwtckelten Buddhismus' «Eranosfahrbuch» (Zunch 1938) p 126.127 y 134. Sobre Brahmá cf. Las religiones de la India p.l53s.
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era una entidad metafísica, el nirvana que le sucedió como equivalente era más bien un estado, la etapa final de la vía mística. Pero el problema no se reduce a esta simple modificación de terminología. La práctica del yoga exigía, antes de alcanzar este elevadísimo estado, la eliminación en la conciencia de todos los elementos contingentes. En el momento en que la doctrina de la incompatibilidad fundamental entre los dos planos hubo hecho progresos y el vi]ñana quedó relegado entre los elementos de la contingencia, esta eliminación se convirtió en el sinónimo de la supresión (mrodha) completa de la conciencia misma. La conclusión lógica hubiera sido que el nirvana era un estado de inconsciencia perfecta. Pero los textos canónicos se oponen categóricamente a esta interpretación. Sería una grave herejía, afirma el Digha Nikaya " , creer que en el nirvana «ni se conoce ni se percibe». N o hay nada que alumbre al nirvana —dice otro texto pali °'—, pero éste resplandece con su propia luz. Es una «consciencia imperceptible, infinita y umversalmente resplandeciente». ¿Cómo conciliar estas definiciones con aquellos pasajes del mismo canon que insisten sobre el aspecto negativo del nirva.' na = mrodha? Nos hallamos aquí ante dos puntos de vista diferentes. No pudiendo suprimir la noción de salvación, que constituía la piedra angular de la religión, el hínayána no podía tampoco racionalizarla como el resto de la doctrina, porque se trataba de un estado conocido solamente por la experiencia del éxtasis místico, de un estado fundamentalmente irracional. La única solución fue la de relegar el nirvana al plano de la tianscendencia absoluta, tratándolo como una entidad que escapaba a toda definición. Cuando se le contempla desde el punto de vista de la contingencia, es decir, de la lógica; cuando se habla de los medios de realizar el nirvana, las definiciones han de ser necesariamente negativas. Así es como, en las «cuatro verdades» budistas de carácter esencialmente práctico, el nirvana es definido como cesación, supresión definitiva de todo sufrimiento. El mismo aspecto reviste cuando se concibe como destrucción del samsara. Pero cuando se consideraba el nirvana como realidad transcendente o cuando se intentaba comunicar su vivencia mística, el único medio de sugerir su aspecto positivo era el que ofrecían las metáforas. La ruptura completa entre los dos planos, además de crear dificultades para la inclusión del nirvana en un sistema racional, tuvo sus repercusiones en el cambio del ideal supremo. En el buddha la iluminación (bodhi) presupone la ascensión al nirvana durante la vida terrenal. Su muerte —extinción absoluta (parí' nirvana)— no implica ninguna variación esencial, pues sus elementos vitales, que en este momento se disgregan, ya con anterioridad habían peidido toda importancia La actividad de un buddha, la bodhi, exige la presencia en la contingencia de un ser » II p 68 •< Udana
p.9.
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transcendente. Sin esto sería imposible que él enseñara al mundo el camino de salvación. Esta doctrina se podía conciliar bien con la ontología del budismo primitivo, que no separaba radicalmente los dos planos y en la que el ideal de la bodhi no estaba exclusivamente reservado al buddha. Algunas expresiones de los edictos de Asoka nos permiten suponer que «el camino hacia la bodhi» era considerado en aquella época accesible incluso a los laicos. Pero para las doctrinas que proclamaban la incompatibilidad de los dos planos, la presencia en la contingencia de un ser transcendente se convirtió en una de las paradojas de más difícil explicación. Algunas sectas, tales como las de los lokottaravadms, permanecen fieles al antiguo dogma, afirmando que un buddha es un ser sobrenatural que no se manifiesta en la tierra más que dentro de un cuerpo mágico. Las demás escuelas desembocan necesariamente en la humanización del buddha. Es verdad que, no pudiendo eliminar enteramente el antiguo dogma, se ven obligadas a admitir la posibilidad del nirvana en vida, pero lo consideran como un hecho totalmente excepcional. Sólo un hombre en cada ciclo cósmico llega a la obtención de la bodhx, después de la cual se encuentra en la transcendencia potencial y ejerce su actividad hasta el pannirvana, para en seguida pasar definitivamente a la transcendencia y no tener ninguna relación más con este mundo. Tal fue el caso del buddha histórico y de sus predecesores míticos, los buddhas del pasado. El culto rendido a Buddha en el hínayana no es, pues, la adoración de un dios, sino más bien el homenaje rendido a la memoria del fundador de la religión, de aquel que ha enseñado el camino de la salvación 55 . De esta forma es como se llegó a aquel célebre 55 De aquí resulta que durante los primeros siglos el culto no conoció ninguna imagen de Buddha. Se veneraban sólo sus reliquias o sus símbolos, como, por ejemplo, la rueda. Los monjes no tomaban parte ni siquiera en el culto de las reliquias, que, según las ideas hmayanistas, no tenía sentido, pues «de la misma forma que un fuego ya extinguido no pide madera para quemar, el iluminador extinguido del mundo no reclama culto». En el Digha Nikáya se pone la siguiente expresión en la boca de Buddha: «No os cuidéis de venerar los restos corporales del Tathagata y luchad sólo por conseguir la salvación» (Digha Nikáya 16,5,10). Pero la literatura l>5li recomienda a los seglares el culto de las reliquias y de las imágenes de Buddha como dadores de salvación (por ejemplo, Preguntas de Mdmda p.224). El hínayana explica la utilidad del acto de culto con el fundamento de que provoca una disposición espiritual adecuada para el progreso religioso. Ahora bien, la práctica de este culto en los círculos laicos constituye una prueba de que no había sido totalmente extirpado. No se rendía culto a los restos del buddha «terrenal», sino a su prototipo eterno, y para este fin resultaban más adecuadas las imágenes que las reliquias. La representación de Buddha en figura humana aparece por primera vez aproximadamente a comienzos de nuestra era. Hasta ahora se creía que ello había ocurrido en Gandhara, en el noroeste de la India, bajo la influencia del arte griego. La imagen de Buddha inspirada en las de Apolo se habría convertido, según esta teoría, en el fundamento de todas las representaciones de Buddha hechas en la India y fuera de la India. Pero las recientes investigaciones de J. E.
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ateísmo búdico que, como hemos visto, se limita a algunas escuelas solamente, y que, por lo demás, tampoco es un verdadero ateísmo, porque incluso en el hínayana los buddhas son considerados como seres totalmente excepcionales, cuyo nacimiento va acompañado de milagros, y que se distinguen de todos los demás hombres por ciertas señales corporales, etc. Y el hínayana exige, en la misma medida que el budismo primitivo, la fe en las «tres joyas», que presupone la fe en la naturaleza divina de Buddha al menos durante el tiempo en que éste cumplía con su misión en la tierra. Conservando este culto, el pequeño vehículo siguió siendo una religión, con sus mitos y su culto, y no se convirtió en una simple doctrina filosófica. Pero la noción del ideal supremo había sufrido en él un cambio importante. La bodhx estaba reservada al buddha; todos los demás seres no podían aspirar más que al nirodha, supresión del samsara individual y paso a la transcendencia sin retorno. Su objetivo no es el de convertirse en buddha, sino en arhat, «el completo», que no es capaz de obtener más que su propia salvación. Esta reducción de aspiraciones hizo que los mahayanistasdieran al budismo monacal el título de vehículo inferior, hínayana, o el de discípulos que no llegaban por sí mismos a la iluminación, sino que habían aprendido la verdad «habiéndola oído» (sravaka). 5.
Filosofía
hinayanista
Lancemos una breve ojeada a la filosofía hlnayánista, a la que estuvo encomendada la difícil tarea de presentar en un sistema coherente las múltiples antinomias de esta religión. N o es de extrañar que en tales condiciones no se alcanzara el consensus ommum y que existieran vanas escuelas escolásticas. Entre estas escuelas, la de Ceilán, la escuela theraváda, no fue ni la más representativa ni la más interesante. Mucho más notables fueron dos escuelas septentrionales: los sarvastivádms y los sautrántikas, a los que nos limitaremos en esta exposición. Como ya hemos dicho, la secta de los sarvastivádms poseía su propio Abhidharma, diferente del canon páh. Existía un gran comentario de este texto, que se llamaba Vibhasa. La escuela escolástica que se basaba en este comentario se llamaba vaibhásika. Aunque el Vibhasa se ha perdido, estamos informados de la LOHUIZEN-DE LEEUW (The
«Scythtan» Penod.
An approach to the H u -
tory, Art, Epigraphy and Palaeography of North India from the Ist century B. C. to the 3rd century A. D. [Leiden 1949]) han demostrado que la imagen de Buddha apareció aproximadamente un siglo antes de lo que se creía, en Mathurá, a partir de las representaciones de los yaksas (cf. p.l58s). Esta imagen en sus numerosas vanantes (entre las que son muy características las gigantescas representaciones del Buddha yacente, es decir, en el nirvana) ha sido venerada hasta hoy en el pequeño vehículo, en tanto que el gran vehículo la ha relegado a un lugar de segundo rango dentro de su enorme panteón.
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doctrina de los vaibhasikas gracias a su rivalidad con otra escuela más reciente, la sautrántika. Uno de los mayores filósofos sautrántikas, Vasubandhu (siglo IV-V d. C ) , escribió un tratado fundamental titulado Abhidarmakosa, en el cual expone detalladamente la doctrina del vaibhasika, criticándola desde el punto de vista sautrántika. Las traducciones china y tibetana de este tratado han sido traducidas al francés por De la Vallée Poussin 5b y constituyen la principal de nuestras fuentes de la doctrina vaibhasika. Esta doctrina saca las últimas consecuencias del dogma hinayanista de la pluralidad y del eterno cambio de la realidad contingente. El ser individual no existe en sí en mayor medida que el mundo exterior que le rodea. Todo es un simple fluir de fenómenos psicofísicos. La descomposición de este fluir en cinco skandhas no es más que una aproximación; los skandhas mismos son descomponibles en fenómenos. Prosiguiendo este análisis, los vaibhasikas se detienen, finalmente, en los ¿harinas, últimos elementos que no son ya descomponibles y que son reales. Por decirlo así, son los «átomos de los fenómenos». Ha de tenerse cuidado en no considerarlos como sustancias, porque no son sino manifestaciones muy breves, fenómenos psíquicos y físicos muy simples. Cada momento de la existencia contingente es una configuración de estos elementos, de estos factores. Cuando, por ejemplo, un hombre ve el sol, ello quiere decir que en aquel momento se manifiestan los dharmas, cuyo conjunto equivale al «hombre que ve», más el conjunto de dharmas equivalente al «sol visto». Estos conjuntos se renuevan continuamente durante todo el tiempo que «el hombre ve el sol» ; en el momento en que deja de mirarlo, se da una nueva configuración de los dharmas. No hay en este proceso ni sujeto ni objeto, sino sólo dharmas subjetivos y objetivos, nuevos en cada instante. La realidad inmanente no se compone más que de las corrientes (santana) de los dharmas y cada corriente representa una vida individual que engloba todo lo que el individuo percibe, siente y sufre. Estas corrientes están aisladas entre sí. Si dos hombres ven el sol, ello no significa que exista un sol objetivo fuera de ellos, sino que en la corriente del uno y en la del otro se manifiestan los dharmas del «sol visto», análogos, pero independientes el uno del otro. Cada uno de ellos ve su sol, que no por ello es ilusorio, sino tan real como los sentidos que lo perciben. Si percibimos todos el mismo mundo, ello significa que a este respecto nuestros karman son parecidos. Hay, pues, una suerte de armonía preestablecida, pero no es necesario deducir de ella la existencia objetiva del mundo fuera del santana. La continuidad del santana no tiene substrato alguno y se basa exclusivamente en la relación casual o, más exactamente, ob
Seis vols (París-Lovama 1931) El texto original del AfafitáJtarmakosa, encontrado recientemente, no ha sido todavía publicado por completo
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en la ley de la concomitancia. La presencia de un dharma determinado condiciona la manifestación de otro dharma. Estos se agrupan en torno al vijñdna, pero éste no es más que una serie continua de breves manifestaciones de dharmas siempre nuevos. El número de los dharmas es infinito, pero no así el de sus categorías, que son 75. En la enumeración de estas categorías los vaibhasikas llegan a veces a resultados paradójicos. Aunque niegan la existencia real de tcdo lo que puede descomponerse en elementos más simples, clasifican frecuentemente entre estos elementos simples entidades claramente nominales. Por ejemplo, niegan la existencia real del mundo exterior y la del individuo que percibe ese mundo, no viendo en ella más que reparticiones de los dharmas del santana en elementos objetivos y subjetivos. Pero afirman que para que exista percepción no basta el contacto entre estos grupos de dharmas; es necesario que aparezca todavía un factor nuevo: el dharma del «contacto». Y para que de este contacto resulte una sensación es preciso que se añada el dharma de la sensación, y así sucesivamente. Pero ¿de dónde proceden estas manifestaciones? ¿Qué son los dharmas mismos? Los sarvastivadins afirman que cada uno de los dharmas «existe siempre» (sarvada ash, de donde viene el nombre de sarvastivadms). Pero, por otro lado, son impermanentes. ¿Cómo conciliar estas definiciones contradictorias? Según los sarvastivádm, cada dharma existe en tres momentos: en el pasado, en el presente y en el futuio, pero se manifiesta sólo durante un breve instante, y ésta es su existencia presente, la única que constituye el fenómeno de la realidad. Antes de esta manifestación, el dharma existió eternamente en estado latente, como una suerte de energía potencial. Y, pasado el breve momento de actividad efímera, continúa existiendo, pero desprovisto para siempre de toda energía. Los vaibhasikas comparan este proceso con la caída de las piedras en la montaña; desde la eternidad las piedras están ai riba: son los dharmas futuros; caen las piedras, y este instante de actividad es el dharma presente ; se detienen en el fondo de un barranco y permanecen allí para siempre: éstos son los dhaimas del pasado. Veamos qué es el nirvana dentro de esta interpretación. El camino de la salvación consiste en una depuración progresiva del santana, que hace que el número de dharmas que se manifiesta disminuya progresivamente hasta que dejan de aparecer todos los factores nuevos y el santana se disgrega. La consecuencia lógica sería la de identificar el nirvana con el mundo de los dharmas pasados, incapaces de nueva manifestación. Pero anticipando esta conclusión olvidaríamos la tendencia de los vaibhasikas a crear un dharma aparte para cada hecho no descomponible". El nirvana no es solamente la desaparición de todos los dharmas 57 En consecuencia, en la purificación del santana los vaibhasikas ven no sólo un decrecimiento de los dharmas que se manifiestan, sino también la aparición en el santana de los dharmas dadores de salud
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del santana; es la aparición de un dharma nuevo, el dharma del nirvana. Peto éste es de un tipo muy diferente al de los demás dharmas; no se manifiesta nunca, no tiene ni pasado, ni presente, ni futuro; es un dharma mcondicionado (asamkrta). El nirvana no es el único dharma incondicionado del sistema de los vaibhasikas ; pero el análisis de estos dharmas mcondicionados nos llevaría demasiado tiempo. Lo que acabo de decir basta para caracterizar este sistema «panrealista», uno de los más curiosos en la historia de la filosofía. La doctrina de los sautrantikas constituye una reacción contra las exageraciones y contradicciones de los vaibhasikas s 8 . Reduce considerablemente el número de dharmas y suprime la categoría de los asamskrta dharma ^. No consideran al nirvana como un dharma aparte, sino que lo interpretan como la simple no manifestación de los dharmas. Niegan la existencia de los dharmas fuera de sus manifestaciones 6". Y mientras que los vaibhasikas admiten que esta manifestación tiene una duración muy breve, para los sautrantikas esta duración se reduce a un instante de orden infinitesimal (ksnanika). Toda la realidad contingente es, pues, para los sautrantikas una sene de momentos-relámpago. Por citar un texto de su tratado fundamental, que lleva el título de Satyasiddhisastra: «El pasado y el futuro son irreales. Sólo el estado presente de los dharma existe como si fuera real. Cada dharma es simultáneamente y no es, porque el estado verdadero de los dharmas cambia constantemente, destruido en el momento mismo en que se ha producido». El mismo texto ilustra esta tesis con una comparación ingeniosa: «Si se hace dar vueltas rápidamente con el brazo a una cuerda con un extremo encendido, la vista percibe un círculo de fuego. Este círculo es una unidad compuesta de un gran número de puntos luminosos sucesivos, pero cada uno de ellos no tiene, por decirlo así, ninguna duración». Del mismo modo, el santana no es más que una sucesión de estados de conciencia momentáneos. De la realidad así concebida a la tesis de que toda contingencia no es más que una ilusión carente de realidad propia, no hay más que un paso. Pero esta tesis pertenece ya al maháyána 61 . 58 Su mismo nombre, sautrantika, derivado de sütra, indica su actitud antiescolástica, su tendencia a apoyarse en los sütras más que en el Abhidharma, que constituía la base del vibhásá. 5J En este punto los sautrantikas están más de acuerdo con los antiguos textos canónicos que los vaibhasikas. Cf. la fórmula sabbe dhamma analta (p.251), en la que todos los dharmas son considerados como contingentes y en la que no queda lugar para los dharmas íncondicíonados. 60 La aceptación de los «tres tiempos» de cada dharma es propia sólo de los vaibhasikas. Esta teoría fue rechazada por los sautrantikas, así como también por el theravada. ü ^ Este parentesco entre las ideas de la escuela sautrantika y las mahayanistas explica la fácil conversión de Vasubandhu, quien en la segunda mitad de su vida se pasó al maháyána. Cf. p.275.
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V. 1.
Origen
EL GRAN
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VEHÍCULO
y rasgos característicos
La reforma racionalista del pequeño vehículo no fue aceptada por todo el mundo budista, ni podía serlo, puesto que por su carácter austero y exclusivo se prestaba mal a ser una religión de masas. Y mientras que en los viháras, en los círculos monásticos, se desarrollaban las doctrinas exclusivistas del hínayána, las antiguas creencias continuaban evolucionando en las amplias esferas de los seglares. Como se trataba de una religión popular, no cultivada por los teólogos ni por los filósofos escolásticos, poseemos muy pocos documentos escritos que puedan informarnos acerca de esta evolución. Ello dio origen a la ilusión de que el hínayána había sido la única forma del budismo en los cinco primeros siglos de su historia. Pero, si no se presupusiera esta evolución, confirmada, por otra parte, por numerosas pruebas indirectas, sería difícil explicar la súbita aparición en los primeros siglos de nuestra era de un budismo muy diferente al del pequeño vehículo, budismo que en muchos aspectos recuerda el primitivo. Se califica frecuentemente al gran vehículo de retorno a la tradición. En realidad, no se trata de un retorno, sino de una evolución ininterrumpida de las tradiciones, evolución que éstas no sufrieron dentro del hínayána. La prueba de ello es que el maháyána, incluso en sus aspectos más arcaicos, no es idéntico al budismo primitivo, como sería el caso si se tratara simplemente de un retomo. Se encuentran en él varias modificaciones de las ideas antiguas, modificaciones que no pueden ser más que el fruto de una larga evolución que no guarda la menor relación con la sufrida por el pequeño vehículo 62 . A comienzos de nuestra era, el empuje de las ideas mahayámstas se hizo tan fuerte, que éstas dejaron de ser solamente la expresión de creencias populares y obtuvieron la adhesión de la élite, que les dio forma 62 Se insiste frecuentemente en que las escuelas filosóficas del maháyána parecen recoger, para darle mayor impulso, la evolución de las ideas metafísicas en el mismo punto en que se detuvieron los sautrantikas. Clasificando las escuelas búdicas en un orden determinado (vaibhásika, sautrantika, yogácára, madhyamaka [cf. mfra]), se obtiene, en efecto, una serle coherente que va del «panrealismo» al «nihilismo» pasando por el idealismo. Pero, por tentadora que sea esta clasificación sistemática, no corresponde ni a los hechos ni a la cronología. Las obras más importantes de la escuela madhyamaka, que deberían constituir la culminación de esta cadena, son anteriores no sólo al idealismo del yogácára, sino también a los tratados fundamentales del sautrantika. Sin embargo, es verdad que la cronología relativa de los tratados no tiene por qué corresponder necesariamente a la evolución de las ideas. Durante un cierto período difícil de delimitar, todas estas tendencias coexistían simul f áneamente, y la fetha de las obras filosóficas más importantes de cada escuela es una cuestión de puro azar.
KA
CONS1ANTIN REGAMEY
escuta v filosófica, y que, plenamente convencida de su supei íoridad, se opuso al budismo exclusivista de los bhiksus. ¿Cuáles fueron los elementos del antiguo budismo que, ahogados en el hínayana, fueron conservados y puestos de relieve por el gian vehículo? Antes que nada hemos de enumerar sucintamente los siguientes: mantenimiento de la actitud mística, que no abandonan ni siquiera las filosofías más racionalistas del mahayana; inmediatamente, y como consecuencia directa de esta actitud, no aceptación de la irreductibilidad de la transcendencia y de la contingencia; dadas estas dos premisas, nada se oponía al mantenimiento del antiguo ideal de la bodht, accesible a todo ser viviente; antes, al contrario, este ideal se convirtió en la piedra angular de la religión; mantenimiento del espíritu de la solidaridad afectiva que caracterizaba a la enseñanza primitiva, y que se oponía a la austeridad exclusivista y casi egoísta del pequeño vehículo; y, last but not least, culto de los diosesbuddhas. De acuerdo con las circunstancias de la aparición del mahayana, sus documentos escritos tienen un carácter diferente de los del hínayana. Los autores del gran vehículo no ponen en duda la autoridad del canon, pero lo interpretan de otra manera y lo sustituyen por textos nuevos, no recogidos en una colección, y a los que atubuyen el mismo valor, afirmando que proceden directamente de Buddha por vía milagrosa. Estos textos, habitualmente llamados sütras (aunque por su forma, sus dimensiones y su estilo barroco son muy diferentes de los sütras canónicos), constituyen la base de los tratados doctrinales y filosóficos. Pero estos últimos no representan una etapa posterior de la evolución doctrinal. Son contemporáneos y en algunos casos (obras de Nágárjima y de Asvaghosa) anteriores a numerosos sütras. Pese a las diferencias esenciales entre las exposiciones de los sütras, frecuentemente incoherentes, repletos de una mezcla de detalles superfluos, y los tratados sistemáticos, que alcanzan con frecuencia una admirable claridad y orden, hubo seguramente influencias recíprocas entre las dos categorías. No enumeraré los títulos de las escrituras mahayánistas; su número es enorme, y sólo una pequeña parte se ha conservado en el original, redactada en un sánscrito bárbaro e incorrecto, mezclado con formas del dialecto indio medio. El resto no se nos ha conservado más que en traducciones chinas, tibetanas y en lenguas del Asia central. I-o que interesa saber es que la ciencia europea no conoce sino una muy pequeña minoría de estos textos. Serán precisas generaciones de eruditos paia desafiar esta selva escrituraria y para editar por lo menos las veisiones, sin hablar de sus traducciones e interpretaciones. En estas circunstancias, ¿no seiía prematuro querer emitir ya ahora una opinión sobre el mahayana? Si la opinión que se emite se refiere a la doctrina, no, porque, en primer lugar, los ti atados filosóficos más impoitantes son los mejor conocidos y
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EL BUDISMO INDIO
estudiados, y, en segundo lugar, poseemos vanos compendios de la totalidad del mahayana, fijados por los antiguos doctoies, y que ofrecen una especie de síntesis de la tradición escrituraria. Desde este punto de vista, tenemos toda la claridad deseable, que puede incluso que sea mayor que la que alumbra a la doctrina del hínayana. Los sütras recientemente editados no ofrecen sorpresas a este respecto. En cambio, en el dominio de la mitología, del culto, de la budología, etc., los textos todavía desconocidos pueden reservarnos descubrimientos inesperados, y nuestra exposición de estos hechos deberá ser durante mucho tiempo fragmentaria y provisoria. En este terreno los especialistas tienen todavía un enorme campo de investigación. Las características esenciales del mahayana ya enumeradas se encadenan lógicamente en un todo coherente. La actitud mística permite observar la realidad contingente desde otro punto de vista. Si el hínayana, con su actitud racionalista y casi empírica, se aferra sobre todo al análisis de la contingencia, relegando el absoluto al dominio de lo incognoscible, los místicos del mahayana transfieren el acento a este absoluto, que para ellos se convierte en la única realidad vivida. Dentro de esta actitud, la contingencia pierde toda su importancia, se convierte en una simple ilusión mágica (maya), una forma errónea de concebir la realidad. N o es «otra cosa» que exista junto a la realidad absoluta, sino esta misma realidad absoluta imperfectamente vista. No hay, pues, irreductibilidad de dos planos; la antinomia de la interpenetración de los dos planos queda abolida por los mahayánistas con la simple negación de la existencia de esos dos planos. Hay una sola realidad, y ésta debe ser una. La pluralidad de la contingencia, que para el hínayana constituía la esencia de ésta, no es en el mahayana más que el resultado de distinciones y separaciones ilusorias provocadas por la ignorancia inconsciente de la identidad de esencia de todos los dharmas. La consecuencia de esta actitud es, como en el hínayana, la negación de la realidad de la persona, pero el mahayana la concibe en un sentido inverso. Para el pequeño vehículo, la persona humana es ilusoria, porque no representa más que una corriente de dhar' mas absolutamente aislados y separados; dispersada esta corriente, no queda nada. Para el mahayana la persona humana es irreal, puesto que no es más que una individualización ilusoria de una entidad universal homogénea. La salvación no es la disolución de la persona, sino el abandono de su aislamiento ilusorio para hacerla entrar dentro del uno absoluto y transcendente " . 2.
Consecuencias
religiosas
y
cultuales
Estudiaremos más adelante las interpretaciones filosóficas de esta tesis fundamental de la ilusión universal y de la unidad del 6 Aquí el mahayana coincide con el monismo brahmánico, pero hay un punto esencial en el que se diferencia de la doctrina de los
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CONSTAN TIN REGAMEY
mundo. Por el momento nos interesa ver sus consecuencias religiosas. Esta tesis proporciona una base metafísica al sentimiento de la solidaridad de todos los seres, que anima ya al budismo primitivo y que en el mahayana renace con nueva fuerza. Es interesante observar que esta actitud coincide en la India con una corriente análoga en el hmduismo. En esta misma época es cuando aparecen, o, mejor dicho, obtienen la hegemonía dentro del hmduismo, las religiones basadas sobre la bhakh (adoración). Bhaktt no es el antiguo sentimiento de amistad (maitrl), que en el hinayana se había reducido a una fría benevolencia. Es un amor casi apasionado a Dios y al prójimo, un amor que tiende a buscar la identificación con su objeto. En el mahayana este sentimiento no está ya en contradicción con la orientación hacia la salvación; pues no liga al creyente al mundo, sino que lo liga a aquello que en el mundo es absoluto: a la identidad de todos los seres. Para el creyente no hay ninguna diferencia entre su propio dolor y el sufrimiento del prójimo. No hay más que un dolor común, cósmico, el de ser víctima de la ilusión. Ayudando al otro, lo mismo al dios que a la hormiga, se ayuda el hombre a sí mismo. Esto constituye quizá la diferencia más tangible entre la práctica mahayamsta y la hinayamsta. El egoísmo sotenológico del hínayána resulta inadmisible para un prosélito del gran vehículo. El fin de cada hombre no es su salvación personal, sino la sal' vación de la totalidad de los seres, no solamente porque el mérito de obrar ante todo por la salvación de los seres es mayor, sino además porque el egoísmo autosotenológico es estéril, dado que, mientras los otros no se salven, mi salvación personal tampoco es completa. Las escrituras maháyámstas abundan en ejempíos impresionantes de altruismo presto a todo sacrificio, hasta el de tomar sobre sí los pecados del otro y sufrir en su lugar las penitencias durante vanas encarnaciones sucesivas. Casi toda la moral (sila) del gran vehículo se reduce a este precepto fundamental: «Ayuda a los otros a obtener la salvación». No es preciso decir que el ideal del arhat no ejerce atracción ninguna sobre un mahayamsta. Este no aspira al nirvana, aspira a la bodhi. Pues ¿qué es la bodhi sino el ejemplo del mayor sacrificio que un ser pueda hacer por su prójimo: llegar al umbral de la liberación y renunciar a ella voluntariamente, condenarse a vivir en el mundo del sufrimiento para llevar al prójimo a la salvación? El mahayana admite que todo ser puede alcanzar la bodhv, más todavía, que todos los seres la alcanzarán. Para un mahayamsta, la entrada en religión comienza con el voto de convertirse en buddha. El que de este modo la dignidad de buddha se ponga al alcance de todos, no significa que sea un objetivo fácil de aleanUpanisadas. Esta no considera la contingencia como una ilusión carente de toda realidad. La noción de la maya aparecerá en el vedanta, pero por influencia del mahayana (cf. el capítulo sobre Las religiones de la India p.B0.180ss).
El BUDISMO INDIO
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zar. Antes bien, exige un número casi incalculable de millones de años 61 de esfuerzos continuos a través de innumerables reencarnaciones y pasando por las etapas de una perfección cada vez mayor 6 \ El ideal está, pues, tan lejos, que no ejercería casi ninguna atracción práctica. Pero el mahayana no acentúa tanto el objetivo final como el camino en sí mismo. La noción de buddha tiene menos relieve que la de «buddha futuro», el ser que está en el camino de la bodht, el bodhisattva. No es de extrañar que en el gran vehículo los bodhisattvas se hayan convertido en un objeto de culto más importante que los buddhas, personajes totalmente abstractos y demasiado elevados. Los foodhisattvas son más tangibles, más cercanos al hombre, más individualizados. Teóricamente su número es incalculable, como el de los buddhas c6 , pero prácticamente dentro de esta multitud destacan algunos bodhisattvas principales que constituyen un verdadero panteón. Tales son Avalokitesvara, «el señor que mira de arriba abajo», cuyo nombre simboliza la conmiseración por las criaturas, y que goza todavía en nuestros días de una inmensa popularidad en China, en el Japón y en el Tibet. En China y en el Japón se transformó en una diosa llamada Kuan-ym (en japonés Kwan-non), y en el Tibet cada dalai-lama es considerado como la encarnación de Avalokitesvara. Casi tan popular como él es el bodhisattva Mañjuárí, patrón de la metafísica y de la ciencia, a quien se invoca al principio de todo tratado mahayamsta. Mencionemos todavía al bodhisattva Maitreya, a quien está reservada la gloria de ser el primer buddha que vendrá a la tierra en el porvenir; su culto es muy antiguo y se encuentra también en el pequeño vehículo. Del mismo modo, entre el infinito número de buddhas, el culto y el arte se han visto forzados a elegir, y se han limitado a los cinco buddhas que pertenecen al eón en que vivimos : Krakucchanda, Kanakamuní, Kásyapa y Gautama, que han aparecido ya, y Maitreya, que aparecerá en el porvenir. Por un procedimiento mitológico característico del misticismo mahayamsta, este número se triplica. Estos cinco buddhas «humanos» (manusibuddha) son considerados como encarnaciones terrestres 64 Según un texto, para llegar a la dignidad de buddha hace falta un número de años que se expresa por la unidad seguida de 2 1 0 ' ceros. 60 Estas etapas se llaman bhümi (tierra); cada una de ellas implica una perfección (paramita) predominante. El mahayana más avanzado distingue diez. Helas aquí con los paratmtas correspondientes: pramudita, «lleno de gozo»: generosidad (daña); vimala, «sin falta»: m o n i (sila); prabhakari, «brillante»: paciencia (ksánti); arcismati, «resplandeciente» : energía (virya); suduriaya, «difícil de conquistar»: meditación (dhyana), abhimukhí, «vuelta hacia la sabiduría suprema»: conocimiento (prajña); düran^ama, «que va le|os» : habilidad en la aplicación de los medios que conducen a la salvación (upáyikausalya); acola, «inmóvil» : decisión (pramdhana); sádhumali, «que piensa bien» : poder milagroso (bala); dharmameghü, «nube de la religión» : el saber (]ñana), que equivale a la omnisciencia. 66 Según una expresión corriente en los sütras, son tan numerosos como los granos de arena del Ganges.
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r L BUDISMO INDIO
CÜNSlANflN RLGAMEY
de los «buddhas de la meditación» (dhyánibuddha), que son sus ptototipos místicos, que no descienden jamás a la tierra y reinan desde la eternidad en los mundos celestes. A los cinco bud' dhas humanos citados corresponden, respectivamente, Vairocana, Aksobhya, Ratnasambhava, Amitábha, Amoghasiddha. A cada uno de estos dhyambuddhas corresponde un color, un animal, un atributo simbólico y un punto cardinal. Sus imágenes llevan todas los mismos rasgos y difieren sólo en el gesto de las manos (mudra). Todos los buddhas son transcendentes y para poder actuar en el mundo necesitan mediadores. Estos mediadores son los bodhisattvas. Los bodhisattvas que corresponden a los bud' dhas que acabamos de citar son Samantabhadra, Vajrapam, Ratnapaní, Avalokiteávara y Viávapiru. Nos hallamos aquí ante un intento de sistematización de la mitología maháyamsta, pero no es el único ni agota el panteón más abundante y fantástico que ha producido la India. Todas estas divinidades son objeto de cultos diversificados y diferentes según las regiones. Entre las quince divinidades enumeradas al lado de Avalokiteávara, de quien ya hemos hablado, son objeto de especial adoración Amitábha y Vairocana. Amitábha, prototipo de Gautama áakyamum y de Avalokiteávara, es el señor del paraíso de Occidente. U n sütra maháyamsta (sütra Sukhavatu vyüha) que le está especialmente consagrado cuenta que Amitabha, habiendo obtenido la bodhi, no aceptó el rango de buddha sino con la condición de remar en un país cuyos habitantes vivieran en una beatitud ininterrumpida hasta la obtención del nirvana. El culto de este buddha tiene una forma particular. Basta pronunciar el nombre de Amitábha con devoción llena de fe para renacer en su paraíso. La facilidad de este culto le atrajo muy numerosos prosélitos. Todavía hoy la secta de les amidistas (de Amida, forma japonesa del nombre Amitábha) es una de las más numerosas del Japón. Vairocana tuvo en la India una carrera mitológica brillante que todavía no ha sido estudiada en todos sus detalles; hoy en día es también en el Japón donde goza de más importante veneración ; la secta shingon lo adora como el buddha supremo. Todo este culto parece no ser otra cosa que un politeísmo grosero y complicado. Y, en efecto, en sus formas populares lo es, y para los simples fieles el maháyána se reduce a una idolatría ingenua con ceremonias más o menos fastuosas. Habría que añadir todavía la bibliolatría (culto de las escrituras), extendida sobre todo en Nepal. Si el estilo de los sütras mahiyámstas nos parece extremadamente complicado, pomposo y fatigoso con sus interminables enumeraciones de bodhisattvas y con las listas estereotipadas de sus perfecciones, ello se debe al hecho de que la acción de escribir un texto religioso es un mérito tanto mayor cuanto mayores sean las dimensiones de la obra. Mérito no sólo para el autor, sino también para los copistas y para todos los que, aunque sea maqumalmente, lean estos textos.
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Algunos doctores maháyamstas se dieron cuenta del peligro que implicaba esta multiplicación desmesurada de objetos de idolatría e imaginaron un solo buddha primordial, Adibuddha, dfel que todos los otros no serían más que emanaciones. Pero esta innovación no hizo más que añadir un nuevo buddha al panteón maháyamsta. Por otra parte, no se sentía la menor necesidad de simplificar esta mitología y este culto. Para los maháyánistas no había ninguna contradicción entie ellos y las ideas rectoras de su religión; no se trataba sino de hipóstasis de la realidad suprema, tan irreales como el samsara. Para realizar la unidad absoluta no hace falta cambiar nada en el mundo, ni en el físico ni en el mitológico. No hace falta más que comprender que todo es pura ilusión, maya, y que la esencia de todas las cosas, de todos los seres y de todos los personajes mitológicos es idéntica. Desde el punto de vista de la realidad absoluta, los buddhas no descendieron jamás sobre la tierra ni predicaron la salvación. Esto vale incluso respecto del último buddha, Gautama; fue un fantasma creado por él quien descendió y vivió todos los episodios de su vida terrestre: huida de su casa, búsqueda de la verdad, la bodhi, la predicación y el pannirvana, que no son más que una fantasmagoría mágica creada para salvar al mundo 67 . Otros textos afirman que quien enseñó la doctrina no fue el buddha, ni tampoco su fantasma, sino la armonía cósmica, la voz del viento, el eco de las montañas que hablaban 6S .
3.
Cuerpos de
Buddha
Toda esta masa de teorías y de mitos dispares y frecuentemente contradictorios no constituyen sino una primera aproxi67 Por otra parte, todo el mundo exterior es considerado como una fantasmagoría mágica creada por Buddha. En un texto maháyamsta que yo he editado (Bhadramüyakdravyakarana [Varsovia 1938]), Buddha convierte a un mago y compara la magia de este último a la suya. «Del mismo modo que el mago Bhadra crea sus trucos, toda la realidad es sólo una creación mágica del Buddha» (p72)._Y después de su conversión, el mago declara abiertamente al Tathagata (P.109S): «Tú eres un engañador mayor que yo, porque, aunque después de haber alcanzado la bodhi sabes que no existe dharma alguno que nazca, se reencarne y muera, enseñas, a pesar de lodo, la doctrina del nacimiento, la transmigración y la muerte. Y, aunque no exista mundo, m nirvana, ni Buddha, apareces en todos los lugares del mundo como si fueras el Tathagata que enseñara la verdad.» Las diferencias entre la magia de Bhadra y la del Tathagata consisten en que la de aquél es parcial y la de éste es universal. Además, los trucos mágicos de Bhadra sólo tenían una finalidad egoísta, en tanto que la magia del Tathagata es saludable y tiene por finalidad llevar a las gentes a la búsqueda de la salvación. 68 Una idea expresada, por e)emplo, en el Tathagatagühyasütra o en el Samaddhiráiasütra (ed. C. REGAMEY [Varsovia 1938] p.68 n 61). Esta idea se encuentra ya en el canon palt. Los brahmona la encuentran ridicula.
vo
CONSTANTIN REGAMEY
mación cultual y popular a la doctrina. La aproximación sucesiva —a la que se podría llamar «teológica»— intenta sistematizar estos datos valiéndose de la doctrina, esencial para el gra)i vehículo, de los «cuerpos de Buddha». Hemos visto B9 que ya en el budismo primitivo se distinguían dos cuerpos del buddha: el dharmakaya y el rüpakaya. El último es el que tomó Buddha durante su estancia en la tierra. El primero se concibe de dos maneras; bien como la hipóstasis eterna de la doctrina (dharma), bien como la naturaleza absoluta de un buddha. El doble sentido de la palabra dharma en la religión primitiva («doctrina» y «realidad absoluta») hacía posible la coexistencia de estas dos mterpretaciones, que, por otra parte, desembocan en una sola, porque para un budista creyente la doctrina de Buddha era místicamente idéntica a la realidad suprema. El hinayana mantuvo esta teoría, no concibiendo al dharmakaya más que como el conjunto (mkaya) de la doctrina predicada por Buddha. Las «preguntas de Milmda» (p.222) dicen: «El excelso está en el pannirvana ; no puede decirse que esté aquí ni allá, pero puede llamársele cuerpo de la doctrina, porque la doctrina que él ha enseñado permanece». El maháyana se inclina hacia la segunda interpretación : el dharmakaya es la naturaleza absoluta y eterna de Buddha. En tanto que absoluta, es inconcebible y no se mamfiesta. Cuando Buddha aparece sobre la tierra toma un cuerpo ilusorio, creado mágicamente; éste es el rüpakaya 70 . Los antiguos textos mahayámstas no distinguen más que estos dos cuerpos y no precisan exactamente sus características. El rüpakaya se define como un cuerpo material, pero provisto de rasgos sobrenaturales, resplandeciente y lleno de majestad. Sus rasgos son tan numerosos, que es inmensurable y prácticamente tan inconcebible como el dharmakaya. El dharmakaya es inconcebible por su misma esencia; no tiene rasgos, no está diferenciado y no puede ser conocido más que en el estado místico de trance. Pero, pese a ello, resplandece 7 I . Esta última particularidad, que parece ser incompatible con la ausencia absoluta de rasgos propia del dharmakaya, tiene una gran importancia doctrinal. Nos recuerda la definición hínayanista del nirvana como «conciencia imperceptible, ilimitada y resplandeciente por doquier» 72 . Y esto nos vuelve a llevar al budismo primitivo. Hemos visto que en éste la conciencia, el vi]ñanat era un elemento absoluto. Cuando queda depurado de todas sus máculas (klesa), se convierte en la conciencia primordialmente pura, resplandeciente {cutara prabhasvaram ádisuddham). Se trata de la conciencia no diferenciada, en la que no existe ya la distinción entre el sujeto y el objeto, que está puri69
P.245._ Cf. HOBOGIRIN, Diciionncure encyclopédique du Bouddhisme d'apres les sources chmoises et japonaises fase.2 [Tokio 1930] p.174-185 71 Cf. mas detalles en C. REGAMEY, Three Chapters from the Samadhimiasutra (Varsovia 1938) p 23-26. 72 P.257. 70
EL BUDISMO INDIO
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fipada de todo conocimiento inmanente, no concibe nada fuera dé sí misma y que —dicho metafóricamente— se ilumina a sí misma; así, pues, es pura y resplandeciente. Esta entidad o este estado, modelado de acuerdo con la experiencia suprema de los trances místicos, se convirtió en el absoluto del budismo. Velado en el hlnayana, en el cual aparece más bien como una particularidad del nirvana, reaparece en el maháyana como esencia del dharmakaya. Este es el momento de plantearnos el problema de si se trata del dharmakaya de cada buddha aislado o de un cuerpo común a todos los buddhas. Para un maháyamsta esta cuestión carecede sentido. En el aspecto absoluto no hay diferencia, el dharmakaya mismo no está diferenciado. La multitud de buddhas no es más que una htpóstasis de una misma realidad absoluta e inconcebible. Todos estos buddhas tienen un cuerpo de dharma. Pero en su esencia misma todos estos cuerpos son la realidad suprema, única, porque toda diferenciación, incluso la que se establece entre los buddhas y los bodhisattvas, es una ilusión, aunque una ilusión válida en la vida inmanente. Para el culto y para fmes prácticos se admite una multitud de buddhas con sus rasgos específicos y variados; pero éstos conciernen sobre todo a sus rüpakaya. Por lo que hace a sus dharmakaya, no hay ninguna razón para detenerse a discutir si son numerosos y si cada buddha posee su propio cuerpo de dharma, puesto que en este punto nos hallamos ante una realidad que es esencialmente inconcebible y está más allá de toda discusión. Esta teoría de los dos cuerpos introduce ya un cierto orden doctrinal en el caos de creencias y de nociones mitológicas del maháyana. Pero todavía no bastaba para satisfacer todas las exigencias. La distinción de los dos cuerpos no queda clara; poi una parte, el rüpakaya poseía varios rasgos sobrenaturales, y en consecuencia sería difícil conciliario con la apariencia terrena del buddha histórico que nació y murió como un simple hombre; por otra parte, el resplandor del dharmakaya estaba en contradicción con la total ausencia de rasgos que había de caracterizar a lo absoluto. Vemos, pues, aparecer con el tiempo una teología más evolucionada, que pronto pasó a ser la general en el gran vehículo. Esta doctrina admite tres cuerpos de Buddha: el dharmakaya (impersonal, mdiferenciado, sin rasgos y más allá de toda manifestación), el sambhogakaya (cuerpo de amor, resplandeciente y lleno de majestad, personal y diferente para cada buddha, imagen divina que se presta al culto) y, finalmente, el mrmanakaya, cuerpo mágico, fantasma que posee todos los rasgos de un hombre y con el que Buddha desciende a la tierra para predicar la doctrina de la salvación. Obtenemos de este modo la tríada que en el maháyana viene a sustituir, aunque no a borrar por completo, a la tríada hínayánista de las «tres joyas» 7 ! . En esta trinidad se nos revela la 73
P.246.
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CONSTANTIN RLGAMEY
cima de la sistematización teológica del maháyána 74. Ella permite conciliar la unidad fundamental de la realidad absoluta con la multiplicidad del panteón mitológico y con el aspecto humafio de los buddhas descendidos a la tierra.
4.
Filosofía
mahayanista
La siguiente —y última— aproximación a la realidad suprema tiene lugar a través de la filosofía. Como hicimos con la filo. sofía hlnayamsta, también aquí nos limitaremos a mencionar los datos esenciales, sin detenernos en los detalles de la metafísica mahayanista, que constituyen, indudablemente, la cima de la filosofía india en lo que se refiere a sutileza y audacia del razona' miento. Recordemos que el papel de esta filosofía fue diferente al que correspondió a la del pequeño vehículo. En éste la filosofía cumplió con la tarea de sistematizar la doctrina que en sus grandes líneas existía con anterioridad. En cambio, varios filósofos maháyámstas fueron contemporáneos de los sütras maháyámstas y sus doctrinas ejercieron influencia sobre ellos. Puede decirse, pues, que no son sólo los codificadores, sino casi los creadores del gran vehículo. La más antigua escuela filosófica del maháyána lleva el nombre de madhyamaka "'', «doctrina del camino medio» ; sus autores más célebres son: su fundador Nágarjuna (siglo I d. C ) , Áryadeva (siglo n), Candrakírtí (siglo vi y Vil) y áántideva (siglo Vil) 7 \ El nombre de la doctrina podría suscitar la idea de moderación, pero en realidad se trata de una de las escuelas negativas más extremistas no sólo del budismo, sino de la filosofía del mundo entero. Sabemos que el maháyána niega no solamente la realidad de los complejos de fenómenos, sino también la realidad de los dharmas mismos. Nágarjuna construye toda una dialéctica para demostrar esta aserción. Pero su crítica le lleva mucho más lejos, puesto que demuestra por reducción al absurdo que los fenómenos de la vida mental no son ni siquiera una fantasmagoría ni una ilusión, sino una aparición sin espectador y sm imágenes. Basándose en una cadena de ingeniosos argumentos, Nágarjuna llega a la conclusión no solamente de que el mundo exterior es maya, sino también de que no hay nada ni nadie que sufra este maya. Su dialéctica constituye el 71 Los misioneros protestantes en los países búdicos, buscando una noción indígena que coriespondiera a la trinidad cristiana, tradujeron el nombre de Dios con el termino «tres joyas». Pero la trinidad mahayanista de los tres cuerpos consustanciales de Buddha corresponde mucho mejor a la idea cristiana. En todo caso, también en ella las diferencias son mayores que las analogías. 7j Los prosélitos de esta escuela se llaman madhyamikas. 76 Debemos a Santideva grandes tratados sintéticos sobre el conjunto del mahayana (3tksasamuccaya y Bodhicaryávatára), preciosos tanto por h sistematización de materias como por la conservación de numerosas citas de textos hoy perdidos.
Ct BUDISMO INDIO
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alegato más implacable que jamás se haya formulado contra la razón y el conocimiento. El punto de partida de esta dialéctica es el axioma de que todo lo que existe relativamente —en relación con otra cosa—, no existe realmente. Por ejemplo, la noción de hijo no tiene sentido más que por relación a la noción de padre; ahora bien, la noción de padre no existe sino por oposición a la noción de hijo. No es posible ser «padre en sí» ni «hijo en sí». Puesto que estas dos nociones son correlativas, ninguna de ellas basta para apoyar a la otra, y, queriendo explicar la una por la otra, se cae necesariamente en una petitio principu. Así, la causa, para ser causa, debe producir su efecto; ahora bien, si se cambia en efecto, es que no era nada como causa, y, por el contrario, si subsiste después de haber producido el efecto, es que el efecto no puede serle atribuido; así, pues, la noción de la causa es contradictoria en sí. De esta foima, Nágarjuna no solamente acaba con la realidad de todas las entidades correlativas, sino que suprime también el pnncipio de causalidad que constituía la base del sistema de los vaibhásikas. Y así sucesivamente pulveriza todas las ncciones posibles: una idea verdadera no lo es sino por oposición a la idea falsa, y viceversa; así, pues, no hay verdad en sí ni falsedad en sí. El «no-él» es tan irreal como el «él», porque las dos nociones son correlativas. Ahora bien, ¿qué es lo que queda después de haber recusado sistemáticamente la existencia propia de todas las realidades? No la nada, puesto que la nada es una noción correlativa al ser, y no puede ser concebida en oposición al ser. Si no hay ser, no hay tampoco no-ser. Lo que existe no es, pues, ni real ni irreal; es vacío (sünya), es decir, está desprovisto de toda determinación. No debe decirse que el buddha ni el nirvana existen, ni tampoco que no existen; son la única realidad absoluta, sin correlativo, pero escapan a todo intento de definirles; la única posibilidad de hacerlo es por ausencia de definiciones. Se puede calificar al absoluto con términos vagos, tales como talhata (lo que es así) o sünyatü (vacío); pero para definirlo es preciso aplicar la fórmula de Nágarjuna: el absoluto no es «a» ni «no-a», ni «a» y «no-a», ni la negación de ambos. No sería justo calificar a esta doctrina, como frecuentemente se ha hecho, con el nombre de nihilismo. Con el mismo vigor con que combate a los que afirman la realidad de las cosas, Nágarjuna lucha con aquellos que afirman su no realidad. Precisamente este principio es el que da a su doctrina el nombre de madhyamaka, «doctrina del camino intermedio». Nágarjuna evita la afirmación en la misma medida que la negación. Pero no puede comparársele a los escépticos griegos; no duda, dogmatiza. El nombre que Stcheibatsky ha dado a la doctrina madhyamaka, relativismo, es mucho más justo, porque, en efecto, la negación radical de Nágarjuna extrae su fuer/a del hecho de que él reconoce realidad solamente a lo que es absoluto, y
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acto seguido demuestra que todos los fenómenos, todas las nociones, son relativos, y que, por lo tanto, para él carecen de importancia. Pero ¿de qué clase de importancia? Antes de contestar a esta pregunta hagamos notar que, pese a su apasionada negación, que no se detenía ni siquiera ante las nociones de nirvana ni de buddha, Nagárjuna era un monje piadoso, autor de himnos en honor de las divinidades maháyámstas. ¿Cómo conciliar esta contradicción? Nagárjuna responde que los fenómenos, aun siendo irreales, tienen el mismo significado que si fueran reales. E ilustra esta afimación valiéndose de una imagen ingeniosa: existe una enfermedad de la vista que da al enfermo la impresión de ver cabellos y moscas que no existen en realidad. Un hombre que no ha recibido las luces del budismo es comparable a este_ enfermo que ve moscas imaginarias y cree en su realidad. El madhyamika sería comparable a un enfermo que sabe que está enfermo y que las moscas que ve no existen, pero que, aun sabiéndolo, continúa viéndolas. Del mismo modo, el hecho de comprender que el mundo es ilusorio no hace desaparecer la ilusión; se continúa viviendo en esta ilusión. Nagárjuna niega, pues, a los fenómenos toda importancia por lo que hace el conocimiento absoluto. Pero por todo lo demás es preciso comportarse como si estos fenómenos fueran reales. Tienen incluso importancia para la salvación. El culto de un buddha ilusorio engendra méritos ilusorios. Gracias a estos méritos ilusorios se obtiene un nirvana ilusorio, se llega a ser un buddha ilusorio, y sólo entonces se comprende que no existían fenómenos, ni buddhas, ni nirvanas, y que desde la eternidad se estaba en el nirvana. El nirvana no es un estado fuera del samsára. Es la misma realidad inconcebible; la salvación consiste sólo en el hecho de haber comprendido que se estaba desde siempre en el nirvana. Nagárjuna lo dice expresamente: «La existencia está vacía, pero el vacío es la definición misma del nirvana. Así el samsara es igual al nirvana». Es frecuente el dar a la escuela del madhyamaka el nombre de sünyaváda (doctrina del vacío), oponiéndola así a otra escuela maháyamsta, la vijñánaváda, que identificaba el absoluto con la conciencia. Pero la distinción entre las dos escuelas no es tan marcada como se piensa. Desde luego, los sidras a que apelaban los mádhyamikas identificaban el absoluto no sólo con el vacío, sino también con la «conciencia resplandeciente» (citta prabhaS' vara). No hay razón alguna para afirmar que el madhyamaka negase esta identificación. Pero sí subrayaba el hecho de que era una conciencia inconsciente, inconsciente en el sentido del pensamiento discursivo. En definitiva, la finalidad principal de la dialéctica de Nagárjuna era la de demostrar el carácter contradictorio de toda pluralidad: la realidad absoluta ha de ser una, sin nada fuera de ella. Y en cuanto a tal, no puede ser ni concebida lógicamente, ni definida, ni descrita, porque todas estas
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operaciones mentales no pueden hacerse más que desde fuera. No puede concebirse el absoluto más que desde dentro, convirtiéndose uno mismo en absoluto. Todo el madhyamaka no quiere decir más que la razón es impotente para concebir cualquier cosa que sea. El único camino de salvación es el camino místico que procede por eliminación. La segunda gran escuela maháyamsta, el vijñánaváda, «la doctrina de la sola realidad de la conciencia» " , no difiere esencialmente en sus conclusiones finales del madhyamaka; pero, en lugar de proceder por negaciones y reducciones ad absurdum, levanta todo un sistema positivo, el primer gran sistema idealista de la filosofía india. La codificación de esta doctrina se debe a dos hermanos: Asañga y Vasubandhu, a quien ya conocemos, que en el siglo IV o V redactaron los tratados fundamentales de la escuela: Mahayanasutralamkara y Vijñaphmatratasiddhi. Pero los orígenes de esta doctrina son más antiguos, puesto que se remontan directamente a la concepción del cuta prabhasvara y son contemporáneos del madhyamaka. Mientras que el madhyamaka definía el absoluto negativamente por su vacuidad, el vijñánaváda prefiere la determinación positiva, aunque también vaga, de tathata (cf. p.273). Esta es una conciencia pura e mdiferenciada, luego msconsciente; una suerte de fluido sin el menor movimiento y que se ilumina a sí mismo. Pala que esta esencia se haga consciente debe concebirse a sí misma como objeto, o, dicho de otro modo, debe dividirse en sujeto y objeto. Pero lo que de este modo gana en individualidad lo pierde en íncondicionalidad, y, como hemos visto, para los pensadores mahayamstas lo que es condicionado es irreal. Todo el sistema del vijñánaváda no tiene otra finalidad que la de explicar el mecanismo del nacimiento del mundo empírico e ilusorio a partir de la conciencia pura e inconsciente. No podemos detenernos en los muy sutiles análisis de los filósofos de esta escuela, y hemos de limitarnos a señalar sumariamente los puntos esenciales; el proceso de la creación del maya comienza con la formación de una especie de subconsciencia universal (alayavipiána), en la que se encuentran los gérmenes de todo pensar y de todas las ideas. En la base de este alayavijñána se forman las corrientes individuales que corresponden a los santanas hínayámstas, que son concebidos en forma idealista, como un sene de aspectos de conciencia causalmente condicionados e inmanentes. Estas corrientes corresponden al llamado aspecto «dependiente» de la íealidad (paratantra). Este no es totalmente ilusorio, pues se trata de procesos mentales reales. Sólo cuando se toma por realidades a los productos del pensamiento, al yo, al mundo exterior, se crea la ilusión, la maya. Este es el tercer aspecto de la realidad, el llamado «imaginado» 77 Esta escuela se llama también yogacára, «peregrinación en el yoga», nombre que hace alusión al aspecto práctico-religioso de la doctrina.
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(pankalpita), que es un mero engaño. Aunque admiten la irrealidad del mundo empírico, los vijñánavadins no llegan tan lejos en su negación como los mádhyamikas, pues asignan una cierta «realidad relativa» a los procesos mentales que crean la realidad ilusoria. Este hecho justifica completamente la denominación de idealistas que se les dio, pese a la circunstancia de que la realidad absoluta sea para ellos inconsciente. La idea fundamental de esta escuela es que el mundo no existe fuera de la conciencia, pero que en la conciencia existe realmente. Pero no van demasiado lejos en sus animaciones y se cuidan mucho de identificar a esta conciencia con el alma. En oposición a Descartes, Asañga no dice: «Pienso, luego existo», sino que afirma más prudentemente : «Pienso, luego el pensamiento existe». La salvación, en cambio, no consiste solamente en la comprensión de que el mundo exterior no es más que una creación del pensamiento, sino en la cesación de esta actividad creadora del pensamiento, en el retorno al estado inmutable e mdiferenciado del pensamiento absoluto (pannispanna) que no crea nada.
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DE
DIAMANTE
Añadiremos sólo algunas palabras sobre este aspecto tardío del budismo, que a primera vista parece no tener nada en común con el budismo antiguo. En el curso de la historia del budismo es posible constatar un acercamiento cada vez mayor a métodos cada vez más fáciles de obtener la salvación. El camino del hinayana era duro y heroico. El maháyána aseguraba a aquellos que se sentían demasiado débiles para ganar por sí mismos la salvación la ayuda de los buddhas y de los bodhisattvas. El vehículo de diamante (vajrayana o tantrismo) sigue un tercer camino que no podía ser ya superado en cuanto a facilidad; promete una salvación rápida a través de la propiciación de los dioses, la recitación de fórmulas mágicas (manirá, dharanl) y una técnica de prácticas metapsíquicas. La magia reemplaza a la disciplina moral o al elevado misticismo del budismo antiguo. Es muy difícil establecer la época del origen del vajrayana. H . von Glasenapp ha demostrado 78 que la mayor parte de las técnicas aplicadas por los adeptos de este tercer vehículo existían ya en el budismo antiguo; el culto de las divinidades, la recitación de fórmulas mágicas, la doctuna mística de los «gestos» (mudra), la utilización de círculos (mándala) como objetos de meditación, eran conocidas ya por el hlnayína. Pero mientras que en éste desempeñaban un papel secundario y no eran más que un medio auxiliai, en el vajrayana se convierten en la base misma de la práctica religiosa. Este vehículo desarrolla una doctrina 78
Die Entstehung des Vajrayana ZDMG 90 fase 3-4 (1936) p.546-
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detallada de la interdependencia mágica de las divinidades del panteón maháyanista, sus símbolos, sus colores, sus mudras. La clasificación de las deidades en dhyámbuddhas, manusibuddhas y bodhisattvas (cf. p.267s), tiene ya un carácter tántnco. A los tres cuerpos de Buddha ciertas sectas tántncas añaden dos nuev o s : el svabhavikáya («cuerpo nacido de sí mismo»), que establece la unión entre los tres precedentes, y la síntesis de los cuatro cuerpos, el cuerpo de la beatitud. El vajrayana desarrolla toda una teoría de los mándalas, que son diagramas que estáa destinados a la realización mística de un determinado conocimiento. Están dibujados en la tierra, o pintados sobre tejidos, o grabados en losas de piedra y de metal. Hay una enorme cantidad de ellos de acuerdo con la enorme cantidad de finalidades mágicas a las que sirven. Hay mándalas en los que está detallado y austeramente representado el cosmos entero con todos los fcwddhas, bodhtsattvas, dioses, espíritus, montañas, mares e incluso doctrinas heréticas. Nos hallamos, pues, de una parte, ante una exterionzación completa de la religión, ligada más a los objetos simbólicos que a lo que estos objetos simbolizan. Por otra parte, para saber servirse de todos estos objetos y de todas estas fói muías mágicas es preciso estar iniciado; el budismo se convierte en una doctrina mistérica. Toda esta evolución puede explicarse como un desanollo natural de una religión cuya esencia era demasiado abstracta y difícil para ser practicada por las masas, que habían de aficionarse más a las expresiones exteriores y misteriosas que a las profundidades de la esencia misma de la doctrina. Pero en el vajrayana hay algunos elementos que son inexplicables poi el budismo sólo y que proceden indudablemente del saktismo hindú 7J . Se trata de la aparición de divinidades femeninas y de la introducción de lo eiótico en la doctrina y en el culto. Es cierto, desde luego, que la metafísica maháyámsta pieparó el camino a esta evolución. Una vez establecido que el scmsára y el nirvana no eran más que dos aspectos diferentes de la misma realidad, tuvo lugar una rehabilitación del mundo empírico. Una vez comprendido que el mundo no era más que una ilusión, no era necesario huir de él ni subyugar las pasiones. Siendo el mundo la creación de la realidad suprema, el germen de la perfección puede buscarse incluso en las peores cosas. Estos gérmenes se encuentran también en las pasiones, que sólo son malas si se orientan a objetos falsos. Pero no debe suprimírselas, porque de ese modo se suprimirían igualmente los gérmenes de perfección. Hay que ennoblecerlas para que de ellas se deduzca la salvación. Una vez enunciado este principio, puede interpretársele de la forma más inesperada. Basta con establecer la analogía mística entie la dualidad nirvana' 79 Véase el capítulo sobre Las religiones de la India p 183ss Casi todas Hs deichdes sakti, asi como los ritos de los «saktas izquierdos», fueron adoptadas por el vehículo de diamante.
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samuira y la polaridad de los sexcs, para ver en la unión sexual el símbolo de la unidad absoluta de los dos aspectos de la realidad. En el panteón del vajrayana tardío vemos aparecer una multitud de bodhisattvas femeninos, e incluso de tathagaüs también femeninos, que se identifican con los diversos principios de la religión; con la prajñapáramitá, «perfección del conocí' miento» (que ya en el mahayana recibe el nombre de «madre de todos los buddhas»); con el vidya, «saber» ; con el mudra, «gesto sagrado», etc. Y estas deidades femeninas se sitúan junto a cada uno de los buddhas, que conocen con ellas el sagrado placer del amor. El arte tántnco representa a las parejas de divinidades en unión sexual, y estas imágenes son adoradas como símbolos de la unidad trascendente que supera la aparente pluralidad del mundo empírico. Estas doctrinas han tenido graves consecuencias para la moral. Las relaciones sexuales entre los prosélitos del vajrayana fueron no sólo autorizadas, sino incluso recomendadas, con tal de que se les diera un carácter místico, lo que se conseguía con la evitación de la fecundación. Y, en general, todo estaba permitido, porque ninguna acción era considerada en sí misma buena ni mala sino a la vista de los presupuestos bajo los que ocurría. Los iniciados del vajrayana, una vez que hubieran roto psíquicamente todos los lazos que les unían con el mundo, estaban autorizados a hacer cualquier cosa. Para las personalidades fuertes estas doctrinas no implicaban peligro, y esto es lo que nos explica que entre los adeptos del vajrayana se encuentren hombres de elevada moralidad y cultura, como, por ejemplo, TsoñKha-pa o Mar-pa, en el Tibet; pero para las masas el peligro era evidente, y no es extraño que el vajrayana ocasionara finalmente la decadencia completa del budismo en la India. En los otros países en cambio, sobre todo en el Tibet, en Mongolia y en Japón (sectas shmgon y tendal), ejerce todavía hoy una influencia nada despreciable 80 .
VIL
CONSIDERACIONES
FINALES
Los diversos aspectos del budismo que hemos examinado siguiendo el orden de su aparición coexisten simultáneamente en el budismo actual. Pero sería vano buscar en él doctrinas claramente delimitadas y definidas tal y como aparecen en esta exposición, necesariamente esquemática. El budismo actual es una actitud y una práctica religiosa más que una religión basada sobre principios teológicos claramente establecidos y mucho más que una doctrina filosófica. Las variedades de esta actitud se 80 Más detalles sobre el vatrayána en H . VON GLASENAPP, BuddhisUsche MysLenen. Die geheimen Lehren und Riten des Diamanten' fahrzeugs (Stuttgart 1940).
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distinguen más bien por matices debidos a las particularidades nacionales, sociales e incluso climáticas de los países budistas, que por las divergencias de los credos oficiales. En el Tibet, en China y en el Japón, las sectas de origen no indio desempeñan frecuentemente un papel más importante que las tradiciones del budismo antiguo. Por otra parte, el budismo rema sin competencia sólo en Cedan, Birmama, en Siam, en Cambodya, en Laos (pequeño vehículo) y en el Tibet, en Mongolia, entre los buriatos y los calmucos (gran vehículo y vajrayana). En los demás países (en Nepal, China, Japón e Indochina annamita) no es la religión oficial. En su contacto con las demás religiones de estos países ha tomado en préstamo no pocos usos, ritos e incluso creencias, de suerte que frecuentemente es difícil establecer a qué religión pertenece un determinado creyente. No rara vez ocurre que lo sea simultánea y fervientemente de dos religiones; por ejemplo, en el Japón es cosa normal la simbiosis del budismo y del smtoísmo 81 . Lo que la vida religiosa de estos países debe al budismo es, sobre todo, una cierta impronta manifiesta en sus costumbres; pero las doctrinas budistas no dominan ya los espíritus. Incluso en los países fundamentalmente budistas, las especulaciones doctrinales y teológicas y la literatura sagrada son desconocidas de las masas del pueblo. Si en Ceilán, país en el que se redactó la mayor parte de la literatura poli posteanómea, los monjes continúan estudiándosela de memoria, en los países más alejados, como, por ejemplo, Laos, los manuscritos canónicos no se conservan ya, y los monjes no conocen más que las colecciones de cuentos y leyendas y los pequeños extractos de los textos canónicos, llamados panttas, que recitan sin comprender, casi tan mecánicamente como los adeptos del vajrayana recitan sus fórmulas mágicas. Las multitudes concretizan las abstracciones, y del nirvana hacen un paraíso, y, lejos de todas las especulaciones doctrinales, no aceptan de la religión más que el remedio más simple contra el dolor de la existencia: el desarraigo 81 Por estas razones es imposible establecer, ni siquiera aproximadamente, el número total de budistas que hoy hay en el mundo. Los únicos datos más o menos exactos se deben a una estadística japonesa publicada en 1925. Esta estadística cuenta en el Japón 58 ramas del budismo, 71.114 templos y monasterios, 53.949 clérigos, 31.714.976 prosélitos filos y 16.687 066 prosélitos ocasionales, lo que eleva el número de budistas japoneses a unos 50 000.000. En aquellos países en los que casi toda la población es budista, podemos obtener cifras más o menos exactas. 5.000 000 en Ceilán, 10 000.000 en Siam, 14 000 000 en Birmama, 7.000.000 en C-rnbodyi, Cochinchina y Laos, lo que da aproximadamente la cifra de 36.000 000 de adeptos al pequeño vehículo; en cuanto a los países mahay?niSLas, tenemos, dejando a un lado al Japón, 3 000.000 de mongo'es, burntos y calmucos, y poco más o menos el mismo número en el Nepal. Quedan China, Tongking, Annam y los budis' is de Indonesia, cayo número no es conocido. Es un error evidente el de consider ir a los 350.000.000 de chinos como budistas, como se hace en algunas estadísticas; pero en todo caso el número de budistas en los países mencionados se eleva a vanos centenares de millones
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CONSTANTIN REGAMEY P R O F . D R . CONSTANTIN REGAMEY, LAUSANA-FRIBURGO
de las pasiones del mundo para encontrar la paz, la dulzura y la tranquilidad en las costumbres. Este ideal amable y pasivo satisface a los budistas que habitan en los países meridionales, cuyo clima predispone al quietismo. Dentro de estas condiciones comunes, los adeptos del manayana y del vajrayána se diferencian de sus correligionarios hínayámstas más por el temperamento que por las creencias. Confinados en los países septentrionales, de clima a veces muy duro, como el Tibet o las estepas del Asia central, están menos predispuestos al quietismo negligente de los meridionales. Su budismo es más atormentado, más ascético, más dispuesto a los ejercicios espirituales, que requieren un gran esfuerzo psíquico y una gran perseverancia física. No buscan la paz, sino que, maximalistas, intentan llegar por experiencia personal a la visión directa del absoluto que les sugiere el cuadro majestuoso de la naturaleza en la que viven, las inmensas soledades de las estepas o de las mesetas tibetanas y la austeridad de su vida cotidiana. Entre estos pueblos se cumplen las palabras de Sylvam L é v i : «Se asiste a este espectáculo, contradictorio como la vida y en armonía con ella, de una religión fundada sobre la nada y que lleva al paroxismo de las virtudes prácticas». Es verdad que frecuentemente se constata, de una parte, la ignorancia y la estupidez de los monjes del pequeño vehículo, y de otra, la avaricia, la tendencia a explotar al pueblo valiéndose de trucos groseros de magia, en los del gran vehículo. Son éstos defectos de que ninguna religión está libre. Pero en su conjunto el budismo se caracteriza por un elevado nivel de las virtudes verdaderamente prácticas, por un notable dominio de las pasiones y por una ternura, calma y discreta, para con todo lo que vive. De esta indefinible atmósfera del budismo, que lleva el sello innegable de una religiosidad auténtica, se diferencia claramente la doctrina semirracionalista, semisentimental, artifi' cialmente creada y propagada en Occidente con el nombre de neobudismo. Una doctrina sin duda simpática, apropiada para gentes moderadas, benevolentes y desilusionadas por los cataclismos de la civilización occidental; pero una doctrina que se basa sobre una falsa interpretación de datos falsamente conocidos, una doctrina que pretende ser la auténtica doctrina de Buddha, de la que hace una reconstrucción arbitraria, y a la que falta, sobre todo, la savia de una tradición real, vieja de milenios. Como muy acertadamente hace nctar Jacques Cabot, dentro de las religiones vivientes este budismo desempeña «el mismo papel que desempeña el esperanto entre las lenguas naturales» 8~. 82
LF Bouddha
(Presses Umversitaires de France, París 1947) p.70.
LA RELIGIÓN DEL TIBET
81BLIOORAFÍA
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LA RELIGIÓN DEL TIBF1
El bon x es la religión indígena prebudista del Tibet, que hoy se conserva en los territorios marginales del Tibet oriental, en la vertiente meridional del Himalaya, en Bhutan, en Sikkim y, en forma más débil, en el Tibet occidental, en Ladak. Nuestro conocimiento de su forma más antigua (verosímilmente, una mezcla desorganizada de animismo con magismo chamamsta) es muy imperfecto, pues en el período en que comenzamos a tener fuentes sobre el bon, éste se nos presenta ya muy influido por el budismo y por el hmduismo (y es posible que también por el mamqueísmo y por el cristianismo nestonano). Muchos de los componentes del bon pasaron al lamaísmo. Los prosélitos de esta religión nacional del Tibet, a los que se da el nombre de bon-pos, creen que el fundador de su fe fue gáen-rabs-mi-bo, una personalidad que puede haber sido histórica, pero que hoy está aureolada de rasgos legendarios. Se cuenta que descendía de una noble familia de Guge y que a los treinta y un años abandonó el mundo para pasar el resto de su vida consagrado a la meditación y a la ascesis, adquiriendo así fuerzas sobrenaturales. La forma originaria del bon podría haber consistido en la creencia en innumerables espíritus y daimones, habitantes de las fuentes, lagos, ríos, rocas, de los árboles hueeos y, sobre todo, de los pasos montañosos. Todavía hoy se encuentran, las más de las veces en pasos, montones de piedras en los que se clavan como ofrendas espadas y flechas. La principal deidad de los bon-pos es Kun-tu-bzan-po, «el dios bondadoso», que ha creado el mundo a partir de una masa viscosa, y los seres vivos a partir de un huevo. Las otras dos 1 En el actual dialecto de Lhasa se pronuncia bcen. Para los términos y nombres propios tibetanos usamos una transcripción idéntica a la que utilizamos para los indios (cf. p.72), con adición de Z = una s suave, dz = di, z = s sonora y ' = apóstrofo mudo. Pero la transcripción resulta convencional, pues lo es sólo ortográfica y no fonética, ya que la pronunciación actual difiere muy marcadamente de la ortografía (por no citar sino un ejemplo : el nombre de la provincia Dbus se pronuncia hoy, en el dialecto de la provincia misma, UE). Ahora bien, dado que la pronunciación moderna es diferente en cada uno de los numerosos dialectos, utilizaremos la transcripción ortogiáfica, que es_ válida para todos. La mayor parte de los dialectos no pronuncia más que la última consonante de las que forman los grupos consonanticos iniciales; por eso es por lo que en los nombres propios se acostumbra a escribir con mayúscula la primera consonante pronunciada, v gr , gZer, bsTan, etc.
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deidades principales del panteón bon están tan influidas por las ideas tántncas, que es difícil fijar sus rasgos originarios; son el dios tutelar de gáen-rabs-mi-bo, el llamado «dios de la blanca luz» (gáen-lha-'od-dkar), y su sakti Sa-dng-er-sañs, llamada también «gran madre» (Yum-chen-mo). Todas las deidades masculinas y femeninas de los bon-pos pasan por ser emanaciones de esta pareja divina. Algunas deidades tienen rasgos terribles; citemos a sTag-lha-me-'bar, el «dios tigre del fuego ardiente», y a Snd-pai-rgyal-mo, la «reina del mundo», que tiene tres cabezas y seis brazos. El culto a los nagas 2 (en tibetano, kLu) y el culto a los dioses del sol, la luna y las estrellas, muy difundido en el Tibet occidental, son de origen indio. El dios doméstico, Nañ-lha (que tiene la cabeza de cerdo); el dios del hogar, Thab-lha, y los espíritus llamados «los dueños de los cimientos» (gZi-bdag), que residen en los de los conventos, son figuras daimónicas que pertenecen al panteón bon más primitivo. En el Tibet occidental, el bon ha asimilado el mito de Kesar, héroe de un ciclo legendario muy difundido en Mongolia y en China. El culto de todas estas deidades consiste fundamentalmente en ritos propiciatorios que, además de la ofrenda de frutos naturales, incluyen sacrificios cruentos (y en la antigüedad sacrificios humanos y canibalismo ritual). Componentes importantes del ritual bon son las representaciones mistéricas y las danzas (ambas tomadas del lamaísmo). El rito de la purificación mística en el agua sagrada puede proceder del nestonanismo. La manera de vivir de los sacerdotes bon se diferencia en muy poco de la de los lamas; parece ser que en el bon antiguo era el |efe de la familia el que cumplía con las funciones sacerdotales. Los sacerdotes deben su prestigio, en primer término, a sus poderes mágicos, especialmente a los relacionados con sus actividades de curanderos, hacedores del tiempo y exorcistas del granizo. Es muy verosímil que el bon antiguo no poseyera ninguna doctrina sistemática; la que encontramos en sus escrituras canónicas (que, aunque aún no han sido suficientemente estudiadas, se sabe son de origen tardío y consisten en adaptaciones de obras búdicas) procede del lamaísmo en sus rasgos principales y hace uso de motivos budistas —tales como la impeimanencia del mundo, la metempsicosis, el altruismo, el ideal del bodhisattva y el del buddha, las clases de meditación, el simbolismo tántnco, etcétera'—, dotándolos sólo de un íevestimiento bon que con frecuencia se reduce al cambio de nombre. El impulso decisivo para la evolución posterior de la religión del Tibet lo dio el budismo, introducido, según la tradición, por Sroñ-btsan-sgam-po (630-650), el primer rey tibetano que unió todo el país bajo su cetro. Sroñ-btsan-sgam po, que trasladó la capital a Lha-sa, se esforzó por civilizar a su pueblo y poner un límite a la influencia política de los sacerdotes bon, y con esa 2
Cf el capítulo sobre Lfli religiones de la India p 158-
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LA RFLIGIÓN DFI
KEGAMEY
finalidad decidió llevar al Tibet misioneros budistas de China y de la India ', para lo que en torno al año 632 envió a la India a su ministro Thoñ-mi-sambhota, a quien se atribuye la invención del alfabeto tibetano y la traducción sistemática de las esenturas búdicas al tibetano. Pese a estos esfuerzos, parece que el siglo Vil pasó sin que el budismo encontrara eco y sin que consiguiera superar la influencia del bon. En cambio, en el reinado de Khn-sroñ-lde-btsan (siglo Vlll) y en el de su nieto Ralpa-can (siglo ix) hubo numerosos budistas indios famosos que pasaron al Tibet para contribuir personalmente a la difusión de sus doctrinas. De todos ellos el que mayor éxito alcanzó fue Padmasambhava, el famoso representante del vajrayána, a quien los tibetanos tienen por encarnación de Buddha y verdadero fundador del lamaísmo 4 . El budismo que Padmasambhava impuso se diferenciaba poco del bon. Los monjes no estaban sujetos a una disciplina rigurosa, no guardaban celibato y se dedicaban preferentemente a la magia y a los conjuros. De esta forma la lucha entre los prosélitos de Padmasambhava y los sacerdotes bon era, más que nada, una rivalidad de magos. Para luchar con igualdad de armas, los bon-pos comenzaron entonces a sistematizar su fe según el modelo budista y a organizar su sacerdocio. Tras un siglo de dura resistencia consiguieron atraer a su religión a gLañ-dar-ma, hermano del rey Ral-pa-can. A finales del siglo IX, Ral-pa-can fue asesinado, y gLañ-dar-ma subió al trono, expulsó a los monjes budistas y destruyó sus templos. Pero el triunfo de los bon-pos no duró más que tres años, pasados los cuales gLañ-dar-ma fue asesinado a su vez por un monje budista. Después de este regicidio, el Tibet quedó dividido en tres reinos independientes, Guge, Paran y Ladak, en constante lucha entre sí. Poco a poco el poder secular fue decayendo y las comunidades budistas fueron convirtiéndose en centros de poder político. Pero, concentrándose cada vez más en los asuntos mundanales, descuidaron sus deberes religiosos, hasta que en el año 1000 comenzó el renacimiento del budismo. Los sabios Rin-chen-bzañpo y Atisa (éste llegado poco antes de la India) fundaron la secta bKa'-gdams-pa, que, aunque se conservaba dentro del vajrayána, proscribía la magia y se consagraba a las prácticas puramente místicas. Los prosélitos de Padmasambhava, que en el ínterin habían adoptado numerosos elementos del bon, siguieron existiendo y formaron una secta especial, la de los «ancianos» (rNiñ-ma-pa). La secta bKa'-rgyud-pa, fundada en el siglo XI por el famoso asceta Marpa y por su discípulo el gran poeta tibetano Milaras3 Sron-btsan-sgam-po contrajo matrimonio con una mujer china emparentada con la familia imperial y con una hija del rey de Nepal A partir de aquel momento, el Tibet no ha dejado de sufrir la influencia china, ni, en medida todavía mayor, la india. 4 Nombre que se deriva del termino tibetano bLa-ma, que significa «maestro, monje».
TIBET
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pa, dio todavía mayor importancia a las prácticas místicas, que se basan en el yoga indio. Los adeptos de esta secta se retiran a las altas montañas, y allí, encerrados en pequeñas celdas abiertas en la roca, pasan varios años o su vida entera consagrados a la meditación. Todavía hoy los abades de los grandes monasterios, una vez que han terminado sus estudios teológicos, antes de ocupar sus cargos, pasan vanos años meditando en una de esas celdas. Junto a estas corrientes místicas, también el estudio teológico del budismo experimentó un incremento. Su representante máximo fue Bu-ston (siglo Xiv), que se dedicó a la dogmática, a la exégesis del vajrayána, a la dialéctica y la iconografía y redactó una muy importante historia del budismo. El mismo Bu-ston y su contemporáneo Kun-dga'-rdo-rje compilaron definitivamente en dos gigantescas colecciones todas las escrituras del budismo tibetano. Una de estas colecciones, el bKa!'*'gyur (más conocido por su nombre mongólico, Kandschur), consta de 108 volúmenes, que contienen las traducciones de los sütras, de los tantras y del Vxnaya °; la otra, el bsTan''gyur (mongólico Tandschur), en 225 volúmenes, está compuesta por traducciones de los comentarios y de las obras indias filosóficas y científicas, así como por algunos textos tibetanos originales. Entre tanto, el mongol Qubilai había conquistado el Tibet (aproximadamente en el año 1270) y había entregado el poder político a la orden de los sa-skya-pa, cuyos abades constituyeron una verdadera dinastía. Así nació el gobierno teocrático bajo protectorado extranjero, que luego llegó a ser tan característico de aquel país de nieves. A mediados del siglo XIV finalizó la hegemonía de los sa-skya-pa, y otras órdenes comenzaron la lucha por el poder. Este período de anarquía terminó con la victoria de la secta de los dGe-lugs-pa, la «escuela de la virtud», fundada por el gran reformador tibetano Tsoñ-kha-pa (13571419), y más conocida por el nombre de «secta de los gorros amarillos», que se le dio para distinguirla de las otras, que llevan gorros rojos 6 . Tsoñ-kha-pa condenó tanto la magia como el árido convencionalismo teológico y dio a la doctrina mística del maháyana una forma unitaria, que es la que desde entonces se considera en el Tibet como ortodoxa. Peí o en lo que se concentró su interés de reformador fue en las normas de la vida monacal (en la que introdujo un riguroso celibato, prohibió el alcohol y la carne y codificó la liturgia) y en la organización de la secta. Gracias a esta reforma, los principales monasterios de la secta se convirtieron en poderosos organismos que dominaron totalmente la vida espiritual y más tarde también la vida política del Tibet. Los sucesores de Tsoñ-kha-pa, a los que se dio el título de «gran r
' Cf. p.224. Algunas sectas de nigromantes, y, sobre todo, los sacerdotes bor, llevan gorros negros. 6
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CONSTAN UN REGAMEY
LA RELIGIÓN DEL TIBET
lama», fijaron su residencia en Lhasa; junto a su monasterio, el que mayor importancia adquirió fue el de Taschilumpo. La influencia de que gozan los abades de estos monasterios se basa en la creencia de que son encarnaciones de determinados buddhas o bodhisattvas. Estas reencarnaciones se suceden ímnterrumpidamente; tras la muerte terrenal de un caudillo, el ser divino correspondiente renace en un niño, al que se reconoce por ciertas señales especiales y al que inmediatamente se proclama gran lama. Los abades de Taschilumpo, a los que se llama Pan-chen-nn-po-che («joya del gran maestro»), o, más simplemente, taschi-lamas, pasan por ser nirmdnakayas 7 (tib., 'phruU ku) del buddha Amitábha (tib., 'Od-dpag-med). Por su parte, los sucesores de Tsoñ-kha-pa, a partir del tercer gran lama, han venido siendo considerados como encarnaciones del bodhisattva Avalokitesvara (tib., Spyan-»ras-gzigs, que hoy se pronuncia Tschenrezig).
países budistas, también en el Tibet hay que distinguir entre las creencias de la élite y las de la religión popular. En la forma popular del lamaísmo tienen gran importancia la bibliolatría, los ritos simbólicos sustitutivos (y entre ellos el uso de los famosos cilindros o molinos de oraciones) y la magia, frecuentemente grosera. En su abigarrado panteón mahayamsta, el lamaísmo popular ha dado entrada a la mayor parte de las deidades bon, como, por ejemplo, a Nañ-lha, Thab-lha y gZi-bdag 10 . En cambio, la élite sigue cultivando la mística del vajrayana junto al sunyaváda de Nagarjuna. El especial desarrollo que_ en el budismo tibetano han adquirido las prácticas de meditación debe atribuirse, más que a una especial predisposición de sus fieles, a la helada soledad de sus montañas, a la dureza de su clima y a las dificultades que la geografía de aquel país opone a la vida. Como las del yoga indio (de las que dependen), las prácticas tibetanas de meditación muy frecuentemente, más que conquistar su verdadero objetivo, el samadhi, pretenden conseguir fuerzas sobrenaturales (siddhi). Entre los numerosos siddhi hay uno que es característico del lamaísmo y objeto de especial veneración, a saber, la posibilidad de determinar de antemano, por medio de prácticas místicas y ascéticas, los futuros renacimientos.
Así nació el doble papado que hasta nuestros días ha sido característico del Tibet. Puesto que Amitabha es un dhyantbuddhas de Avalokitesvara, el taschulama, su encarnación, posee una mayor autoridad espiritual que el gran lama. Pero este último, sin dejar de ver en el taschi4ama a su padre espiritual, tiene en sus manos el poder político, que debe, como hemos visto ocurrió con los abades de los sa-skya-pa, al apoyo de los mongoles, ya que fue un monarca mongol, Altan Khan, el que otorgó a bSod-nams-rgya-mtsho, teicer sucesor de Tsoñ-kha-pa, el título de dalaulama ,J, y con él el poder secular sobre el Tibet. Los dalaulama que le sucedieron conservaron este poder, y cuando (en el año 1727) los emperadores chinos se hicieron cargo del protectorado del Tibet, reconocieron este estado de cosas y confirmaron la autonomía teocrática del país. La rivalidad que luego nació entre los taschulamas, partidarios de China, y los ddaulamas, anglofilos; la efímera independencia del Tibet, etcétera, son temas que, más que a la historia de la religión, pertenecen a la historia política contemporánea.
10 Hubo préstamos mutuos. Los cinco daimones venerados en el bon antiguo se introduieron en el lamaísmo con el nombre de cftossfc-yoñ, «protectores de la doctrina» (según la leyenda, fue la fuerza mágica de Padmasambhava la que les obligó a defender el budismo, al que primero habían atacado). Tías esta su primera transformación, el bon volvió a incluirlos en su panteón, dándoles el nombre de bonskyoñ, «protectores de la doctrina bon».
La hegemonía política y espiritual de los «gorros amarillos» no impidió vivir ni prosperar a las demás sectas que hemos citado. Salvo la bKa'-gdams-pa, que se fundió con la dGe-lugs-pa, todas ellas perviven en el Tibet actual, y el término lamaísmo las incluye a todas. La difundida opinión de que el lamaísmo no es más que una petrificada deformación mágico-ritualista del budismo no está totalmente justificada. Los elementos de magia y de ritualismo que indudablemente están presentes en el lamaísmo son los mismos que existen en el vehículo de diamante, y las tendencias místicas del mahayana tienen en el lamaísmo más importancia de la que habitualmente se cree. Como en otros 7 8 9
Cf. p 271 Cf. p.267. Dalu viene de la palabra mongólica ialai, y esta, a su vez, del ubetano i^ya-misho, «occano (de la sabiduría)». Cnslo y las relig 3
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I PROF. DR. MATTHIAS EDER, PEKÍN
LA RELIGIÓN DE LOS CHINOS
BIBLIOGRAFÍA
CONTENIDO INTRODUCCIÓN.
I
La religión de la ¿poca ptuniLiva. La religión en el Estado feudal arcaico, a) Mundo divino y almas de los antepasados. b) El ritualismo de la religión antigua. II E¡ confuciamsmo. 1. La importancia de Confucio y de su escuela para la religión china. 2. Elevación del confuciamsmo al rango de religión estatal. III. El taoísmo. 1. El taoísmo filosófico. a) La doctrina del teo. b) Resonancia de la noción de tao en la etica y en la política. 2. El taoísmo popular. IV
V.
El budismo chino. 1 Período primitivo. a) La introducción del budismo en China. b) La difusión del budismo en Chin?. c) Relaciones del budismo con el confucianismo y con el taoísmo. 2 El budismo chino en el curso de la historia posterior ha religión smcreiista. 1. El mundo de los dioses, de los santos y de los genios. 2 Costumbres y usos religiosos. a) La religión en el ciclo anual. b) La religión en los tres momentos más importantes de la vida. c) Gaas ceremonias y costumbres religiosas de aparición ocasional.
CONCLUSIÓN.
Damos aquí un repertorio bibliográfico para quien desee ampliar el estudio de la religión china, e incluimos también obras importantes sobre algunas vanantes regionales de la religión de los chinos a las que en nuestra resumida exposición de conjunto no podíamos dar el necesario relieve. De los clásicos chinos hay una traducción inglesa (de JAMES LEGGE, Chínese Classics) y una francesa (de S. COUVREUR, S.I.). Las traducciones alemanas que cita el autor de este articulo han sido tomadas de FoRKE, Geschichte der chinesischen Phtlosophie. Entre las revistas que incluyen trabajos sobre problemas de la religión china citaremos: «/ sia Maior» (Leipzig), «T'oung Pao» (Leiden), «Monumenta Sérica» (P ín), «Folklore Studies» (Pekín, Universidad católica), «Sínica» (Fran i ort/Main, Chma-Institut). ADDISON, JAMES T H A Y E V Chínese Ancestor Worship (1925). ALEXEIEV, BASIL M., The Chínese Gods of Wealth (Londres 1928). BODDE, DERK, Annual Customs and Festivals m Pektng (Pekín 1936). BREDON,
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LA RELIGIÓN DE LOS CHINOS
INTRODUCCIÓN El escribir La religión de los chinos en lugar de Las relu piones de los chinos es algo que está perfectamente justificado. Hace ya muchos siglos que los sistemas religiosos de los más variados orígenes y las corrientes religiosas de la más distinta naturaleza se fundieron unos con otros en una religión sincrética tan íntimamente, que hoy la gran mayoría de los fieles no tiene consciencia de que entre los elementos componentes de su religión exista el menor antagonismo. En el mundo divino hacia el que el chino de hoy levanta sus ojos hay figuras de la más antigua época histórica junto a algunas que llegaron al país con el budismo y a otras nacidas en la fantasía de los autores de las leyendas taoístas. El ciclo anual de fiestas es una mescolanza de todos los elementos que en el curso de la larga historia de China contribuyeron de algún modo a la formación de las creencias religiosas. Y en los cortejos funerarios de las gentes pudientes, junto a los bonzos del budismo y junto a los lamas, caminan pacíficamente los sacerdotes taoístas, a los que se distingue solamente por sus ornamentos diferentes, pues hace mucho tiempo que desapareció la oposición entre el budismo y el taoísmo. El confucianismo no fue nunca una religión nueva, ni siquiera una religión en sentido propio. Confucio no fue un íyndadoi religioso; fue un ético y un político, que como tal se esfárzó por salvar la religión de la antigüedad feudal y por conservar la conexión entre el orden estatal y el mundo sobrenatural. Sus esfuerzos fracasaron rotundamente, y sólo algunos siglos después los emperadores de la dinastía Han, por razones políticas, resucitaron sus doctrinas para convertirlas en la religión y en la ley del Estado chino. Construido el Estado sobre esta base, era inevitable que los gobernantes rechazaran como heterodoxos el budismo y el taoísmo. Pero el Estado no llevó nunca esta su recusación a sus últimos extremos, y, por su parte, tanto los budistas como los taoístas han sabido siempre mantenerse respetuosamente distanciados de los pilares confucianos del imperio. Los subditos encontraron en el budismo y en el taoísmo la satisfacción de sus necesidades religiosas que no podían encontrar en el confucianismo. Los representantes de las dos tendencias no estatales acertaron a adaptarse a las referidas necesidades. Y así fue, en último término, el pueblo mismo el que con compo-
nentes de distintas procedencias dio forma a su propia religión. Sólo cuando, como hoy se hace, se consideran los elementos de la religión china aisladamente y desde un punto de vista histórico, puede llegarse a hablar de una pluralidad de religiones chinas. Con lo que no queremos decir que ese punto de vista implique un error de método, pues si queremos comprender la unidad en que se han fundido, deberemos (y así vamos a hacerlo en nuestro capítulo sobre la religión china) estudiar primero histórica y separadamente sus elementos componentes. En las páginas que siguen vamos a intentar exponer el curso evolutivo y los rasgos esenciales de la religión china. Lo limitado del espacio de que podemos disponer nos prohibe el perdernos en detalles; pero, pese a ello, deberemos esforzarnos por dar una buena cantidad de ellos que ilustre suficientemente las características generales. í.
LA RELIGIÓN La religión
a)
DE LA ÉPOCA
en el Estado
feudal
PRIMITIVA arcaico
M U N D O DIVINO Y ALMAS DE LOS ANTEPASADOS
Los más antiguos documentos escritos de los últimos siglos de la era precristiana nos hablan ya de la existencia de una creencia en un sinnúmero de dioses y espíritus vivificadores del cielo y de la tierra y de todos los reinos de la naturaleza. Junto a ellos se situaba a algunos hombres divinizados, personalidades históricas que se habían distinguido por los servicios que prestaron a la humanidad. Los dioses que se citan en estos textos antiguos son demasiado numerosos para que podamos pensar en enumerarlos aquí. Forman un panteón que ya en la época más antigua se nos presenta estructurado según una cierta jerarquía. El primer lugar en el culto oficial lo ocupan el dios del cielo (Shang-ti), el dios de la tierra (Hou-t'u) y los antepasados del rey. En esta época primitiva, el dios del cielo y el dios de la tierra no forman una pareja. El dios del cielo es el señor de todos los dioses, de los espíritus y de los hombres. Es un gigante de figura humana que habitualmente reside en el cielo, aunque algunas veces desciende a la tierra para permanecer en ella durante algún tiempo. Hay ciertas rocas en las que él ofrece festines a sus invitados, a los que como bebida sirve el agua de las fuentes. Su palacio celeste se encuentra en la Osa Mayor, y Sino, el perro celeste, guarda su entrada. El dios del cielo tiene mujer e hijos. Su mujer no tiene demasiada importancia, pero sus hijas sí. Algunas han descendido a la tierra y se les rinde culto divino. La más famosa de ellas es la «dama real de Occidente» (Hsi-wang-mu), que tiene dientes
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MATTHIAS EDER
de tigre y cola de pantera. Su nombre lo debe a su lugar de residencia, situado en el país en que se pone el sol. Tiene poder absoluto sobre las epidemias. Las leyendas posteriores adornan con gran fantasía la descripción de la vida en su palacio. En la época Chou más antigua (1122-600 a. C ) , el dios del cielo mira desde arriba a la tierra y a los hombres, cuyas plegarías escucha. Percibe el aroma de los sacrificios que le son ofrecidos y el de las virtudes de los hombres; el de un gobierno bueno es un aroma que le resulta agradable, mientras que un gobierno malo es un hedor que sube hasta el cielo. Interviene decisivamente en el acontecer terrenal. Monarca de excelsa sabiduría, ama al pueblo y se deja conmover por su necesidad. El es quien funda los Estados, otorga sus remos a las familias reales y quien les da al mismo tiempo ministros capacitados. Cuando el gobierno es malo, castiga a los culpables. Primero les avisa enviando epidemias, hambres, incendios, cometas y hundimientos de montes. Si el monarca no se corrige, la desgracia le afectará a él personalmente. En un caso extremo, el poder le será arrebatado y pasará a alguien que sea más digno de él. El cielo prescribe al hombre el cumplimiento de cinco deberes : 1) El mutuo amor entre el padre y el hijo. 2) La justicia entre el príncipe y el subdito. 3) El respeto de la separación y de las obligaciones entre el hombre y la mujer. 4) El respeto de la diferencia de rango entre los viejos y los jóvenes. 5) La fidelidad en la amistad. Estos cinco mandamientos estaban ya en vigor durante la época Hsia (2201-1766 a. C ) . A los que pecan contra ellos, el cielo los castiga sea cual fuere su rango, sin que nadie pueda escapar a su castigo. Para ayudarle en las cuestiones de su gobierno, el emperador del cielo cuenta con las almas de los que en vida fueron sus monarcas feudales, y, a su vez, éstos tienen a las de sus antiguos ministros. Junto a estos antiguos grandes de la tierra hay personalidades celestes : el «señor azul», en oriente; el «señor blanco», en occidente; el «señor rojo», en el sur; el «señor oscuro», en el norte, y el «señor amarillo», en el centro. Más tarde las deidades de los cuatro puntos cardinales fueron puestas en relación con las cuatro estaciones del año que pasaron a presidir. Así se establecieron las relaciones oriente-primavera, sur-verano, occidente-otoño y norte-invierno. Además de a estos cinco monarcas celestes, el sumo señor tiene a sus órdenes a un ministro de las recompensas, a otro ministro de los castigos y, muy probablemente, a los dioses del trueno, de la lluvia y del viento, así como a toda una jerarquía de emisarios para hacer llegar hasta la tierra sus mensajes a los hombres. Esta imagen que la antigüedad se hacía del emperador del cielo no guarda la menor relación con la cosmogonía. Jamás se habla de una creación del mundo, cuya preparación corre a cargo de Pan-ku y de Nu-kua, figuras subordinadas. La acción moral
LA RELIGIÓN D r LOS CHINOS
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del hombre cae bajo la jurisdicción del cielo, que, como lo que hemos dicho demuestra sin dejar lugar a dudas, es concebido como un ser personal, al que, evidentemente, han sido añadidos los rasgos propios de un monarca terreno según el modelo de la monarquía feudal de aquella época. Las ideas sobre el cielo que hoy día encontramos en las creencias populares son idénticas a estas que conocemos a través de las más antiguas fuentes de los siglos precristianos. Hay locuciones y proverbios en los que se nos dice que ha creado a los hombres, que es omnisciente y no puede ser engañado; que, omnipresente, conoce los pecados más secretos e incluso los pensamientos del hombre y que premia a los buenos con la misma seguridad con que castiga implacablemente a los malos. Hay un proverbio que dice: «Lo que el hombre susurra para sí, el cielo lo oye como un trueno». El cielo no ayuda al orgulloso. Nada ocurre sin que el cielo quiera. La vida y la muerte dependen de él. El que hace algo contando con él, no se verá defraudado. Se invoca al cielo para alcanzar misericordia y para conseguir la remisión de los pecados. El cielo ayuda a los hombres a corregirse. Las ideas que se^ exteriorizan en estas expresiones no son sino una prolongación de la creencia de la más antigua época histórica en un dios celeste concebido como personal. Después de la cosecha de trigo son muchos los labradores que ofrecen al dios del cielo los primeros panes del cereal nuevo. Se le invoca también en casos de extrema necesidad, como cuando un niño está gravemente enfermo y no hay ya médico que pueda ayudarle. Durante la última guerra, un misionero que residía en el país preguntó a un chino del campo a qué espíritus rendía culto en aquella época de calamidad, y el chino le contestó: «Ahora sólo a T'ien-lao-yeh (el dios del cielo), porque en estos tiempos difíciles con los espíritus pequeños no se llega muy lejos». Un chino culto que hablaba con un catequista sobre el culto del ser supremo le preguntó si la religión cristiana era capaz de explicar totalmente la esencia del sumo dios. Cuando el catequista le contestó negativamente, él respondió que en tal caso quizá pudiera creer en la verdad de la religión cristiana, pues una religión que se atreviera a explicar totalmente la esencia del ser supremo no podía ser verdadera. Una mujer que se hizo católica cuando tenía cuarenta años, decía que ya de niña, y, por tanto, pagana aún, había tenido una especial inclinación a venerar a T'ien-lao-yeh y que nunca se había interesado por los dioses de los templos. Y como el misionero la exhortara a permanecer fiel a la fe incluso si hubiera de pasar largo tiempo sin ver a un sacerdote, ella replicó con viveza y muy conmovida: «Pagana, no olvidé nunca a T'ien-lao-yeh; menos olvidaré, cristiana, a T'ien-chu» (señor del cielo, expresión usada para designar a Dios en el catecismo católico). No hay duda, pues, de la existencia entre los chinos de una noción de Dios, aunque soterrada, pura.
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Frente al dios del cielo y a las demás deidades celestes están las deidades de la tiena, escalonadas en una jerarquía feudal. Todo el territorio que ocupa el imperio está gobernado por el señor de la tierra, al que se subordinan los dioses de las provincias, los de los cantones y los de los lugares. La unidad mínima a la que corresponde un dios local propio es un pueblo de veinticinco familias. Originariamente, el dios de la tierra era un árbol plantado sobre una colina en un bosque sagrado. En el centro se plantaba un pino común; en el este, una thuja; en el sur, una katalpa; en el oeste, un castaño; en el norte, una acacia. Las tres dinastías más antiguas se ponen en relación con tres árboles distintos: la Hsia con el pino, porque su imperio se encontraba en el centro; la Yin con la thuja, porque su capital estaba en el este, y la Chou con el castaño, porque su primera capital estuvo en el oeste. Ocasionalmente, también la enema y el olmo blanco aparecen como árboles del dios de la tierra. Siempre se trataba de un árbol grande y viejo. El dios se representaba con una piedra sin labrar colocada al norte del árbol, piedra que se utilizaba como altar sacrificial. Las enfeudaciones se comunicaban al dios del territorio enfeudado. Para ello se tomaba un puñado de tierra en la colma del dios y sobre él se levantaba la colma del dios vasallo en su nuevo feudo. El dios de la tierra cuidaba del bienestar y de la prosperidad del monarca y del pueblo. El monarca le ofrecía sacrificios para conseguir una buena cosecha, y también por sí mismo, para que le concediera una larga vida. Todos los desplazamientos de importancia que se emprendieran en el país, por ejemplo, las cacerías y las campañas guerreras, debían ser anunciados al dios del país y comenzar en su colma. Se le invocaba también en los procesos complicados. Las dos partes litigantes le sacrificaban un carnero y, bajo juramento, leían en voz alta sus alegatos. Se nos habla de casos en los que los perjuros cayeron muertos allí mismo antes de terminar de leer. Se le invoca también como garante de los juramentos. Para dar a un juramento la mayor solemnidad posible, así como la máxima obligación, se invocaba al más poderoso de los dioses de la tierra, al dios del territorio imperial, y junto a él al señor del cielo; al hacerlo, el que juraba se inclinaba hacia el cielo. No le faltan al dios de la tierra ciertos rasgos de crueldad. Ama la sangre, y los sacrificios que se le ofrecen comienzan embadurnando su altar con la sangre de la víctima. La mayoría de las veces se le sacrifica un buey, pero no faltan tampoco los sacrificios humanos, que se ofrecen, por ejemplo, en caso de sequía pertinaz, para impetrar la lluvia. Siempre que el ejército vuelve de una campaña le ofrece sacrificios humanos; con la sangre de las víctimas se embadurnan los tambores de guerra. Al parecer, el dios de la tierra tiene la función de protector del país, y la ejerce especialmente en las épocas de guerra.
LA R n IG1ÓN DI LOS CHINO1
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Cada monarca tenía en la ciudad, de su residencia dos dioses de la tierra; uno era el de todos los territorios del remo, el otio el de los bienes raíces de su propia familia. Cuando una dinastía era derrocada, se deponía, o, como se decía, se «mataba» a su dios privado. Ello se hacía levantando una techumbre sobre su colina. La nueva dinastía no le rendía ya culto como dios de la tierra, pero sí como dios muerto, ofreciéndole sacrificios como los del ceremonial del culto a los muertos. Los dioses de las montañas, de los ríos y de los mares recibían sacrificios anuales. Al tratar de las deidades del período anterior a Confucio hemos de hacerlo también de las almas de los antepasados. Tedas las familias nobles tenían sus propios dioses tutelares, las almas de los antepasados. Ya en la antigüedad se creía que en el hombre había dos almas, que, unidas durante su vida, a su muerte se separaban. Una de las almas existía desde el instante de la concepción, la otra aparecía en el momento del nacimiento. Al monr, la primera quedaba en el cadáver, mientras que la segunda se separaba de éste e iba al remo del señor del cielo para gozar en él, como huésped del sumo monarca, de una existencia parecida a la vida terrenal. El camino por el que había de llegar al reino del cielo era peligroso y estaba frecuentado poi monstruos que acechaban al alma: el «conde de la tierra» para devorarla y el «perro del cielo» para matarla. Además, el alma debía conocer las palabras que habían de hacer que los porteros del palacio celeste le permitieran entrar, y necesitaba un guía, función para la que, al parecer, servía el que dirigía las oraciones durante los funerales, aunque en ciertas comarcas quedaba reservado a un mago o a una hechicera, que podían elevarse hasta el cielo, pues conocían el camino. El alma corporal quedaba con el cadáver en el sepulcro y se alimentaba de las ofrendas que se le hacían. Cuando éstas no le bastaban, volvía a los hombres para hacerles daño. Los muertos de muerte violenta tomaban frecuentemente espantosa venganza de los culpables de su muerte. Lo mismo que las almas espirituales en la corte del señor del cielo, las corporales llevaban también una vida similar a la terrenal, y por eso es por lo que se sepultaban con el cadáver las armas, los objetos de uso, los caballos e incluso las mujeres y la servidumbre del muerto. La sepultura de una personalidad importante iba acompañada de una verdadera hecatombe, cosepultándose al menos una docena de hombres. Para los muertos de rango menos elevado se consideraban suficientes unas figurillas de madera o de paja. Más tarde, cuando una legislación más humana hubo abolido las cosepulturas, se generalizó el uso de las figuras. Las ideas de la antigüedad sobre la vida después de la muerte eran muy poco claras. Como veremos, lo que compensó la sensación de exotismo que el budismo causó en el pueblo fue precisamente el hecho de que podía dar una respuesta a los problemas que en este punto quedaban sin resolver. Pero, por otra
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paite, la del lugar de residencia de las almas no era la única preocupación que quedaba a los deudos del difunto. La primera era la de conferir al alma del muerto el rango de antepasado, así como la de asegurarse para sí su fuerza protectora. La forma de conseguirlo era proporcionando un guía al alma espiritual y cuidando por medio de ofrendas de que el alma corporal tuviera una larga vida. Los deudos se protegían de los malos influjos que pudieran emanar del cadáver por medio de un largo período de duelo. Tras complicados funerales, que debían estar en correspondencia con el rango del difunto, se ponía en marcha el cortejo funerario. Vuelto a su casa, el hijo del muerto se encaminaba al templo de los antepasados, colocaba una tablilla provisional junto a la de su abuelo y presentaba a su padre la primera ofrenda que había de recibir en calidad de antepasado. Entraba entonces, seguido de un doliente, un representante del muerto, que comía de los alimentos ofrecidos y bebía de las bebidas. A continuación se retiraba de nuevo, y en ese instante cesaban todos los lamentos funerarios. No quedaba ya otra cosa que erigir el túmulo sepulcral, trabajo que, en el caso de que el difunto fuera una persona de alto rango, resultaba largo y costoso por las enormes dimensiones que el túmulo había de tener. Pero, con todo ello, la transformación del muerto en antepasado todavía no era definitiva. Su tablilla provisional no se dejaba en el templo, sino que se llevaba a la habitación del muerto, y allí se le presentaban ofrendas en todas las festividades. Sólo después del sacrificio que se le ofrecía al final del período de duelo el muerto se convertía en un antepasado. La tablilla del abuelo se pasaba a otra capilla, y su lugar lo ocupaba la del nuevo antepasado. A partir de aquel momento, éste podía otorgar su protección a su familia o, si se trataba de un monarca, a todo el país. En correspondencia se le presentaban ofrendas periódicamente. Pero su poder iba disminuyendo con la llegada de los nuevos antepasados de la generación subsiguiente, hasta que al llegar a la quinta generación, si se trataba de un rey, o en la tercera, si era un príncipe, o a la segunda, si era un subdito, dejaban de presentársele ofrendas personales. Las tablillas de los antepasados que ya no eran objeto de culto individual se guardaban juntas en un recinto común. Sólo algunos antepasados antiguos a los que se atribuía una fuerza o virtud especial (por ejemplo, el fundador del clan o el de la familia o el primer titular de un feudo) seguían recibiendo ofrendas. Incluso se llegó a construirles templos especiales, en los que se les rindió culto hasta que su descendencia se extinguió. Las fuentes más antiguas se ocupan casi exclusivamente de la religión de los monarcas y de la nobleza, y no hacen más que escasas alusiones a la religión popular. Pero éstas resultan suficientes para permitirnos saber que junto a las deidades veneradas por las clases superiores había además un gran número de dioses,
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espíritus y daimones que vivificaban y animaban el universo entero, así como para que nos demos cuenta de que junto a los servidores aristocráticos del culto oficial había hechiceros y hechiceras que se cuidaban de facilitar a los hombres la relación con el mundo superior. Algunos de ellos podían entrar en contacto con vanas deidades y con las almas de los antepasados. Este contacto tenía lugar por posesión. Y asi, mientras sus señores ofrecían sus solemnes sacrificios estatales y familiares, las masas practicaban una religión que era una mezcla abigarrada de animismo y chamanismo. Podemos suponer que este enjambre de dioses y espíritus que poblaba los cielos, la tierra y el mundo inferior sería ya conocido en el período feudal. Hay una madre del sol, una diosa de la luna, un dios del viento, un dios de la lluvia, un dios de la tormenta, dioses de los cuatro mares (o sea, de todos), de las cuatro cumbres montañosas, dioses de los ríos y de los bosques. Cada uno de los cinco elementos tiene también un dios. Se nos habla de dioses del destino, de un divino mediador de los matrimonios, de cinco dioses de la casa (el del hogar, el del impluvium, el de la entrada, el de la fuente y el de la tierra de la casa), de dioses de la agricultura y de los cereales, de diosas de los trabajos femeninos (del arte de tejer, de la cocina). Hay un dios de los músicos ciegos y un antepasado de los caballos, al que se ofrecen sacrificios antes de salir para la caza o para la guerra. Viene luego la multitud de espíritus malignos y de daimones, los espíritus de los fuegos fatuos, los que imitan la voz humana y hacen que los caminantes se extravíen en el bosque, las rocas devoradoias de hombres, los espíritus de los pantanos, la diosa de la sequía, los espíritus de las epidemias. A ellos hay que añadir todas las almas abandonadas, a las que nadie ofrece sacrificios, y que por ello hacen a los hombres objeto de su cólera. La duración del período preconfuciano nos hace imposible constatar si dentro ya de la época histórica se dio una evolución que llevara de una fuerza natural concebida como impersonal a un dios del cielo concebido como personal. Lo que sí resulta evidente es que la imagen del monarca del sistema feudal vino a reflejarse en la del supremo ser divino, y de esta forma en la de este último se deslizaron algunos rasgos humanos e imperfectos. Tampoco podemos olvidar que las fuentes antiguas no reflejan más creencias que las de las clases gobernantes, y que, por tanto, es posible que el pueblo tuviera una idea más pura del ser supremo. También es evidente que en la antigüedad no existió el dualismo cosmológico cielo (principio masculmo)-tierra (principio femenino). b)
E L RITUALISMO DE LA RELIGIÓN ANTIGUA
La vida religiosa de la antigüedad estaba muy íntimamente ligada al ciclo anual agrícola. Todo el culto estaba destinado a
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asegurar el curso de las estaciones y de los demás procesos naturales del mundo. Su práctica era una de las más importantes funciones administrativas que incumbían a los gobernantes. La consumación de los sacrificios al dios del cielo y al dios de la tierra formaban parte del ritmo de la vida campesina. Este ritmo de los sacrificios no se alteraba ni aun en el caso de que hubiera de procederse a otras ceremonias sacrificiales, como aquellas a las que se recurría con ocasión de las campañas guerreras, las epidemias, sequías y otras catástrofes. Lo único que podía hacer que se relegaran estas fiestas periódicas era el período de duelo que seguía a la muerte del monarca. Antes de que los frutos nuevos y los animales cazados pudieran ser probados por el hombre era preciso que se ofrecieran a los antepasados. En el cuarto mes se les hacía una ofrenda de trigo y carne de cerdo; en el séptimo, una de cebada; en el noveno, una de arroz, y en el duodécimo, una de peces. Además, y sm relación con estas ofrendas, en cada una de las estaciones del año había una festividad de los antepasados. Todas estas fiestan tenían lugar de acuerdo con un ceremonial extraordmañámente complicado y detallado, que incluía música y danzas, así como preceptos referentes al orden jerárquico y a la vestí' menta, a la elección de las ofrendas y a la forma en que éstas habían de ser expuestas y presentadas. Este ritualismo se conservó a lo largo de los siglos y no cesó hasta la caída del trono imperial, al que estaba, por decirlo así, metafísicamente ligado. Si queremos comprender a Confucio y a su orientación, hemos de tener muy presente este complejo ritual de la antigüedad.
II. 1.
EL
CONFUC1ANISMO
La importancia de Confucio y de su para la religión china
escuela
Confucio, contemporáneo de Buddha y de Pitágoras, nació en el año 551 a. C. Sus padres eran pobres y vivían en un lugar del distrito Chüfu, en Shantung. Confucio contrajo matrimonio cuando tenía diecinueve años y tuvo un hijo y varias hijas. Al servicio de la familia noble de los Chi, fue primero inspector de los graneros y de los campos públicos. Cuando tenía veintidós años comenzó a reunir discípulos en torno a sí. Ya con cincuenta consiguió un cargo de más importancia, pero pronto volvió a perderlo. Los mejores años de su vida los pasó en peregrinaciones de una corte real a otra, en un vano intento de conseguir que aquellos señores feudales se decidieran a emprender las reformas necesarias para detener la decadencia de la dinastía Chou. A los sesenta y siete años publicó los seis «Clásicos antiguos», notas de los historiógrafos oficiales, de los maestros de música y de los funcionarios del culto conservadas en los archivos.
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Confucio creía que, dando a conocer estos testimonios de la época de apogeo de la dinastía Chou, podría contener los males de su tiempo. Murió en el año 479 a. C. Confucio no se esforzó por crear una nueva religión ni una nueva doctrina filosófica, sino sólo por revivificar la religión, la ideología y las costumbres de épocas anteriores, que estaban en trance de desaparición. El se caracterizaba a sí mismo como un transmisor de la antigüedad y se resistía a que se le considerara creador de algo nuevo. Lo que él predicaba era la vuelta a los sabios de la antigüedad. Centró su pensamiento y su actividad en la ética y en la política y no en la religión. El primer plano en su ideología religiosa corresponde al cielo y a los antepasados. Su noción del cielo la tomó de la antigüedad. Para él es una fuerza superior que mantiene al mundo y fija según sus planes el curso de los acontecimientos. El que ofende al cielo no encuentra en lugar alguno refugio contra su ira. Se le reprochaba al maestro el haber visitado a una mujer disoluta, y el defendió su inocencia con las palabras: «¡ Que el cielo me condene si he hecho algo malo!» Cuando oía el trueno o el rugido del viento tempestuoso, siempre se recogía durante algún tiempo para mostrar su veneración respetuosa al cielo irritado. Jamás se quejaba de los caminos del cielo, y esperaba pacientemente lo que el cielo quisiera decidir. Siempre se mostraba deseoso de conocer la voluntad del cielo, pues para él la sabiduría consistía precisamente en eso, en el conocimiento de la voluntad celeste. Pensaba: el que quiere que los que él ama vivan y los que él odia mueran, se inmiscuye en los asuntos del cielo, único señor de vida y muerte. En el éxito como en el fracaso, siempre se sometía a la voluntad del cielo. Decía que el cielo le había encomendado su misión y que ningún hombre podía oponérsele. «Si la doctrina que yo expongo se propaga, ello es porque el cielo lo ha querido. Si se extingue, ellj es porque el cielo lo ha querido. Un hombre no puede destruirla, porque ¿qué puede un hombre contra la voluntad del cielo? Si el cielo hubiera querido que esta doctrina desapareciera, no me habría transmitido el legado del emperador Wen (el padre del fundador de la dinastía Chou). Pero, como no ha querido que desaparezca, me ha hecho su guardián, y nadie puede nada contra mí». Enfermó uno de sus discípulos y murió, y Confucio dijo: «Es la voluntad del cielo». Uno de sus discípulos predilectos murió en plena juventud, y el Maestro suspiró: «¡ A y ! El cielo me golpea, el cielo me golpea». Citemos todavía otras instructivas expresiones del Maestro: «El que quiere conocer a los hombres, debe primero conocer al cielo, que ha dado a los hombres su naturaleza y su ley».—«El cielo obra sin hablar. Sin pronunciar una palabra gobierna la sucesión regular de las estaciones y da vida a todos los seres».—«Con su actuación conjunta, el cielo y la tierra han dado nacimiento a todos los seres».—«El que un hombre nazca perfecto es cosa que el cielo
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puede hacer, y lo ha hecho con los grandes sabios. Pero es una excepción. El perfeccionarse gradualmente por medio del aprendizaje y del esfuerzo es cosa que el hombre puede hacer. Este es el camino normal».— «El gobierno tiene sus raíces en el cielo. El sabio que lo ejerce lo hace en alianza con el cielo y con la tierra. Actúa también en armonía con las almas gloriosas de los antepasados. Su propia personalidad debe extinguirse, en la medida en que ello sea posible, para dejar libre actuación al cielo y a la tierra».—«El hijo del cielo (el emperador) es el tercero en la alianza del cielo y la tierra, y les ayuda a hacer bien a los seres. El hijo del cielo es el guardián de la misión del cielo».— «Los ritos vienen del cielo. Con ellos los monarcas antiguos hicieron realidad lo que el cielo quería de los hombres y enderezaron las tendencias naturales del hombre. Los que los ignoran perecen, los que los observan prosperan». Como se ve en estas frases, para Confucio el cielo no era una ley natural que actuara ciega y uniformemente, sino un ser personal y pensante que en cada caso aislado planeaba su acción y la ejecutaba. La idea del cielo ha evolucionado, y en Confucio no se encuentra ya aquella expresión «emperador supremo» (Shang-ti) que usaba la época primitiva. Liberándose de este elemento, que, tomado prestado al marco político feudal de la época, se había introducido en ella, la noción de Dios se ha hecho más pura y más clara. En cambio, en Confucio ya resultaba perceptible el dualismo cielo-tierra, como demuestra el que las cosas reciban nacimiento de la acción conjunta del cielo y la tierra, así como el que el sabio deba obrar en armónica alianza, además de con el cielo, con la tierra. La importancia que concede a la responsabilidad del hombre por sus obras demuestra que para Confucio la deidad no era una suprema fuerza natural que actuara a ciegas. El nacimiento y la muerte del hombre están en las manos de Dios, y sólo la forma de su vida está en las de él mismo. El comportamiento del monarca y de sus ministros es el que determina la prosperidad y la decadencia del Estado. Ahora bien, no debemos pensar que el Maestro no tuvo que luchar, y bien duramente, con el problema de la relación entre la Providencia divina y la actuación del hombre. El pensaba que el cielo recompensaba a los buenos enviándoles la felicidad y que a los malos les enviaba la desdicha, pero no ignoraba las muchas excepciones de esta norma, que él atribuía al destino. Veía en la desgracia una cosa buena, a saber, que puede mejorar al hombre y templar su voluntad. Dedicó gran atención al problema de la existencia del mal y de la desgracia y de su incompatibilidad con el gobierno del mundo por el cielo, pero no llegó a soluciones totalmente satisfactorias. Ello no quita que las ideas que expresó en torno al dios del cielo cuenten entre las más bellas y acertadas de la historia del pensamiento.
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LOS CHINOS
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Además de la del cielo, Ccnfucio admitía la existencia de dioses y espíritus del cielo y de la tierra, así como la de las almas de los muertos. Defendía la obligatoriedad de las ofrendas a los dioses y a los espíritus. El les ofrecía sacrificios «como si estuvieran presentes», frase de la que puede deducirse una cierta reserva ante la cuestión de si los seres superiores se hallaban realmente presentes durante el sacrificio. Su máxima: «Hay que venerar a los dioses y a los daimones, pero manteniéndose alejado de ellos», nos demuestra que Confucio no pudo ser devoto adorador de los dioses. Hablando del alma humana, afirmaba que estaba compuesta de una parte similar al aire y de otra material, y que las dos se separaban en el momento de la muerte, para volver a unirse durante corto tiempo cuando se les ofrecía un sacrificio. Se le preguntó si los manes tenían o no consciencia, y él dio una respuesta evasiva. El alma inferior permanece en el sepulcro junto al cadáver, el alma superior va hacia arriba. Esto es todo lo que encontramos en sus obras, en las que no hay ninguna descripción detenida de la vida del alma después de la muerte. Aunque defendía el culto de los antepasados, condenaba toda pompa superflua en sus fiestas, así como en los cortejos funerarios. En el culto predicaba el retorno a la primitiva sencillez del de la época del fundador de la dinastía. Creía firmemente que en la adivinación por medio de los tallos de milenramas y por las corazas de las tortugas se revelaba la voluntad del cielo. Estimaba grandemente el libro cabalístico de las mutaciones, cuyo objeto era la adivinación. La, con mucho, mayor parte de sus doctrinas no se ocupaba de la religión, sino del Estado y de su fundamento, la moral. Para Confucio, el Estado era una institución divina. El monarca remaba como comisionado del cielo, y había de cumplir concienzudamente con su misión. El pueblo debía practicar la virtud, pues de otro modo no sería posible la comunidad. Para hacer una descripción completa del confucianismo hemos de detenernos en la figura de Mencio, que no fue discípulo de Confucio, pues nació en el 494 a. C. (murió en el 468), pero sí que estuvo unido a él por una relación de filiación espiritual. Su importancia fue mucho mayor que la de los discípulos directos. Confucio había intentado vanamente contener lo incontenible ; la decadencia de la dinastía Chou siguió irrefrenablemente su camino. Políticos ambiciosos recorrían los Estados ofreciendo sus consejos para planes bélicos y de alianzas. Olvidadas estaban las doctrinas, las exhortaciones y admoniciones de Confucio, y otros sistemas doctrinales diametralmente opuestos a los suyos y de tendencia democrática, socialista e incluso comunista habían ocupado su lugar. Mencio vio su misión en la lucha contra ellos. Sus ideas religiosas, que son las que aquí nos interesan, giran en torno al cielo y a su providencia y gobierno del mundo, a
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los dioses tutelares del país, a la tierra y al culto de los ante' pasados. Para él el cielo es el supremo principio del mundo, ser espiritual y dios concebido como personal, que gobierna el mundo y el hacer humano y confiere a los monarcas su poder y su dignidad. Aunque el cielo es quien gobierna el mundo, el hombre tiene en su mano el poder sobre la felicidad y la desgracia. En el destino confluyen la actividad del cielo y la del hombre. Vemos que, como Confucio, Mencio se esforzó por conciliar la libertad y responsabilidad de la acción humana con la actuación del cielo. Ninguno de los dos filósofos consiguió llegar a soluciones plenamente satisfactorias. Sus explicaciones del destino, del mal y del gobierno divino pecan con frecuencia de dificultosa artificiosidad. Y es que no todos los problemas que plantea la vida humana tienen solución.
dios del cielo no tiene ya los rasgos antropomorfos que tenía en la época feudal primitiva, y ha evolucionado hacia una mayor espiritualización. La especulación cosmológica se hace visible en la imagen de Dios en el dualismo cielo-tierra. En la ética, la obligación de la acción virtuosa está en relación con el dios del cielo, por cuanto que éste premia la virtud y castiga la maldad. La norma de la acción es para Mencio la conciencia, que acusa el mal. Puesto que es el cielo el que da al hombre su naturaleza, la norma de la conciencia es una de las leyes de la naturaleza que se remontan a Dios. En los detalles, la ética confuciana no resiste en absoluto la comparación con la cristiana. El que alguno de aquellos que afirman que todos los sistemas religiosos son igualmente buenos haya pretendido equiparar la ética confuciana a la cristiana, e incluso declararla superior, no ha hecho sino evidenciar la superficialidad de su conocimiento de los dos sistemas. La ética confuciana no está construida sobre la noción de Dios, sino que es una ciencia de las costumbres, en lo esencial humanística, y orientada exclusivamente a este mundo. Para Confucio el hombre no es por naturaleza ni malo ni bueno; para Mencio es por naturaleza bueno. Ambos pensadores creen poder mantener al hombre en el camino de la virtud con la sola ayuda de los ritos y de las enseñanzas. Una ética que desconoce el pecado original había de ser necesariamente incompleta y utópica. Pero debemos admirar y respetar a Confucio y a las demás grandes figuras de su escuela, porque lejos del cristianismo fueron capaces de exponer doctrinas sobre Dios y sobre el hombre que en muchos puntos son correctas. El iniciador de la ciencia de las religiones, el P. Wilhelm Schmidt, hablando en Pekín junto al altar del cielo, dijo: «En ningún lugar, salvo en el cristianismo y en el templo de Jerusalén, la humanidad se ha acercado tanto a Dios como aquí, en el templo del cielo de los chinos». El cristianismo encuentra en estas doctrinas ideas sobre el conocimiento de Dios y sobre la vida orientada por Dios que, aunque sólo germinales, son muy valiosas y merecen ser elaboradas y completadas.
Acerca del valor educativo del sufnmiento tiene Mencio máximas de gran belleza: «Cuando el cielo quiere otorgar a alguien un cargo que ofrece dificultad, le hace padecer gran dolor en su espíritu, fatiga en sus múscalos y huesos, y hambre en su cuerpo y debilidad y privaciones. Confunde todas sus empresas y las desbarata. Así despierta sus energías, templa su carácter y completa lo que aún le falta». En la veneración de los dioses, Mencio rechaza toda demasía. Para él el primer lugar dentro del Estado corresponde al pueblo; el segundo, a los dioses del país; el tercero, al príncipe. Cuando los dioses del país, pese a todos los sacrificios que han recibido, acosan al pueblo con sequías e inundaciones, deben ser destronados y sustituidos por otros nuevos. Por lo que se refiere a la veneración de los antepasados, Mencio no deja nada que desear. Para él la mayor falta contra el amor filial la comete el que no se preocupa de la descendencia, pues de ese modo la familia se extingue y los antepasados dejan de recibir sacrificios. Todos los actos del amor filial culminan en el de la sepultura. Las ceiemomas funerarias del confucianismo acabaron por revestir una pompa que justifica los ataques de que han sido objeto por parte de otras tendencias. Las demás doctrinas de Mencio se ocupan de la bondad de la naturaleza humana, de las virtudes (trata con especial detenimiento las de la vida familiar), de la comunidad estatal, de la moralidad como base del gobierno, de la guerra y de la política. Lo que, como cristianos, más nos llama la atención en Confucio y Me icio es la elevación de su noción de Dios, que es una herencia de la antigüedad, pues aunque sea cierto que dentro de la antigüedad histórica encontramos un politeísmo muy ramificado, no lo es menos que el lugar que ocupa el dios del cielo está muy por encima del de todos los dioses, espíritus, daimones y almas de los antepasados. En el período que se extiende desde las primeras fuentes hasta la escuela confuciana, la noción de ser supremo fue evolucionando. En Confucio y en Mencio, el
2.
Elevación del confucianismo de religión estatal
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al rango
El que, siglos después de su muerte, correspondiera a Confucio el honor de ser venerado para siempre como el mayor de los sabios de China, se debe a la decisión soberana tomada por un gran emperador de la dinastía Han (dinastía Han occidental, 206 a. C.-25 d. C.; dinastía Han oriental, 25-220 d. C ) . En los primeros momentos, su esfuerzo por evitar la decadencia de la monarquía de los Chou predicando el retorno a la sabiduría y a las costumbres antiguas fue un completo fracaso. Durante siglos su doctrina fue sólo una entre muchas. Estuvo a punto
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de caer definitivamente en el olvido, lo que, si hubiera ocurrido, habría cambiado el curso de la historia de la China. No deja de haber algo de verdad en la afirmación que se ha hecho de que hubiera sido mejor escoger como base del Estado alguno de los demás sistemas filosóficos de aquel tiempo en lugar del despotismo reaccionario del llamado confucianismo. Las razones que movieron a los emperadores Han (y especialmente a Wu-Ti [156-187]) a favorecer sin reserva alguna al confucianismo y a convertirlo incluso en ley del Estado fueron de índole política. Lo que a estos emperadores les interesaba era acabar de una vez para todas con el poderío de la nobleza feudal, verdadera responsable de los seculares disturbios de la época Chou final y de la consecuente decadencia de la dinastía. Para conseguir esto crearon un aparato burocrático que resultaba fácil de controlar por el emperador. Para la elección de los más capacitados aspirantes a estos cargos se recurrió a un severo sistema de exámenes, y como pauta de esos exámenes se tomó el conocimiento de los escritos confucianos. El lugar que en los «Clásicos» ocupa el emperador, el «hijo del cielo», como mandatario divino y mediador entre Dios y los hombres, como piedra angular, cuya caída provocaría la de todo el orden del mundo, tenía un valor inestimable para ser usado en el fortalecimiento del poder imperial. La ética confuciana era un medio muy adecuado para mantener sometido al pueblo. Los ritos, que para los confucianos tenían la misma obligatoriedad que una ley de la naturaleza, servían de expresión visible del rango sacrosanto del emperador, «hijo del cielo», y al mismo tiempo enseñaban a cada uno de los subditos cuál era su lugar dentro de la familia y dentro del Estado. Puesto que el Estado era una parte componente del orden divino del mundo, y, por lo tanto, de naturaleza religiosa, el derecho político hubo de convertirse en religión, y la religión en derecho político. De hecho, esta su fundamentación en la metafísica y en la religión ha hecho que el Estado chino, aun escindiéndose a veces, recobrara en seguida su centro de gravedad y conservara su coherencia durante casi dos milenios. Cuando con la instauración de la república renunció a sus antiguos fundamentos, su existencia comenzó a verse expuesta a crisis de una gravedad que carecía de precedentes en su historia.
III. 1.
EL
El taoísmo
TAOISMO filosófico
El taoísmo nació, poco más o menos, en la misma época que el confucianismo. Pero entre los dos sistemas existen grandes diferencias. Confucio no pretendía crear nada nuevo, sino sólo transmitir las doctrinas de los sabios antiguos y construir su ética sobre los principios contenidos en los «Clásicos». El taoís-
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mo, en cambio, es una creación de su fundador, cuyo nombre era Lao-tse. Los confucianos viven orientados hacia este mundo, al que quieren mejorar y dar forma, y se preocupan por el fortalecimiento del Estado y del gobierno y por el bienestar de sus subditos. Los taoístas se concentran en pensamientos alejados del mundo y buscan su salvación fuera del mundo de experiencia en que vive el hombre. Dando la espalda a la realidad inmediata, se esfuerzan por abrirse camino hasta el remo del puro ser. Sobre la vida del fundador de la filosofía taoísta no sabemos casi nada con certeza. Lo único que parece seguro es que fue archivero del gobierno central, pero que, de acuerdo con su doctrina, llevó una vida retirada, sin preocuparse de prestigios ni de honores. Con cierta verosimilitud se cree que nació el año 604 a. C. Tampoco está demostrado si escribió personalmente el libro que en sólo unos cinco mil signos contiene la esencia de su doctrina del tao, es decir, el Tao-tefi-fcmg, que, al parecer, podría ser también una colección de aforismos recopilada por uno de sus discípulos. a)
LA DOCTRINA DEL «TAO»
El tao es la noción cardinal de la metafísica del nuevo sistema. Del tao procede el mundo visible. El teh es la actuación milagrosa del principio primordial tao, que con ella conserva y da forma al mundo. Ktng significa libro. Tao-teh'kmg podría, pues, traducirse: «El libro del principio primordial y de su actuación en el mundo». Pero digamos que desde muy antiguo se ha estimado particularmente difícil el orientarse tanto en la ideología como en la terminología de Lao-tse. Como principio primordial del mundo, el tao existe antes que el mundo y es espiritual, aunque no resulte claro cómo entonces puede proceder de él el mundo corporal visible. También puede concebírsele como un ser personal. He aquí cómo se le describe: «Hay un ser, formado de lo incomprensible, que consistía de cielo y tierra. Estaba inmóvil, vacío, único e inmutable. Se movía hacia todos los lugares, sin alterar su estabilidad. Puede considerársele como la madre del mundo. Yo no conozco su nombre y lo llamo tao. Forzado a darle un nombre, lo llamo lo Grande, a lo Grande lo llamo que avanza, a lo que avanza lo llamo infinitamente lejano, a lo infinitamente lejano lo llamo lo que retorna». En este fragmento, Lao-tse se esfuerza por fijar la esencia de lo absoluto con los insuficientes medios expresivos del lenguaje humano. El tao es reposo, es espiritual, es eternamente igual a su esencia. Sin alterar en lo más mínimo su ser, se mueve en todas direcciones, y de ese modo crea el mundo. Llena el mundo, pero reposando siempre en sí mismo. Lao-tse dice : retorno siempre a sí mismo; lo que significa que, pese a haberse realizado en el mundo de los fenómenos, no pierde nada de su excelsitud,
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que lo sitúa por encima de todo lo sensonalmente perceptible y de todos las cosas del mundo. Lao-tse se imagina al tao en su estado primordial como libre de todas las formas del ser del mundo visible, a las que, pese a ello, en cierto modo lleva en su seno. ((Inconcebible es e incognoscible, pero en su interior oculta formas. Incognoscible es e inconcebible, pero en él hay materia. Profundo es y oscuro, pero encierra la fuerza». Forma, fuerza y materia son como semillas ocultas en el tao. El tao es una potencia espiritual. «El gran tao oscila de aquí para allá, puede estar a la izquierda y a la derecha. Todos los seres levantan su vida sobre él y él no los rechaza. Cuando ha terminado su obra, no reclama su gloria. Ama y nutre a las criaturas todas y no se hace el señor. Libre siempre de deseos, puede llamársele pequeño. Todas las criaturas se dirigen a él y no se hace el señor y puede llamársele grande». Por las cualidades morales que le son propias, no puede decirse que el tao sea una simple fuerza natural. U n ser moral debe ser espiritual. Para Lao-tse la evolución del tao pasa por tres estadios. El primero, el estadio primordial, anterior a la creación del mundo; durante este primer estadio, el tao permanece en su propio ser puro, y como tal sólo resulta accesible a un hombre carente de deseos y de pasiones. De esta causa primordial proceden el cielo y la tierra, y de ellos los seres. El conjunto no es sino un desarrollo del tao. El concepto del cielo de los confucianos no coincide con el de tao, pues es sólo la forma de manifestación que adopta el tao en el segundo estadio de su evolución. El cielo dios es una manifestación del principio primordial. El gobierno del cielo o de Dios no es otra cosa que la acción del tao en el universo. Lao-tse dice de esta acción que es una no-acción o no actuación. Pero del mismo modo que el tao no puede ser un no-ser absoluto, su acción no puede consistir en una no-acción absoluta. «El tao está constantemente libre de actuación, pero no hay nada que él no realice». Esta realización es natural y espontánea y está libre de todo deseo de gloria y de todo egoísmo, no interviene violenta y agitadamente en el curso de las cosas, sino que procede con lentitud y seguridad. Todas las cosas, el cielo, la tierra, los espíritus, los hombres y todas las demás criaturas, existen porque el tao las llena. Lo dicho sobre la noción de tao resulta suficiente para nuestros propósitos. La de teh está en relación con ella. Significa virtud, obrar virtuoso. Este obrar virtuoso consiste en la creación, en el desarrollo y en el mantenimiento de todos los seres vivos, y es una bondad perfecta, que constituye el modelo y supremo principio del comportamiento moral del hombre. La forma de venerar al tao es imitándolo y no rindiéndole un culto externo. Como Confucio, Lao-tse idealiza a los monarcas de la antigüedad, de quienes dice que gobernaron el imperio con tao, lo
que tuvo como consecuencia que los daimones y los espíritus de los mueitos respetaran la paz de los hombres. El tao debe convertirse en la norma de todo comportamiento humano en la familia, en la ciudad, en el Estado y en todo el imperio. Sólo cuando los hombres se hubieron separado del tao comenzaron a practicas las virtudes confucianas de la benevolencia y de la justicia. Los antiguos misioneros jesuítas creyeron poder traducir tao por logos. Otros traducen «camino», que es realmente uno de los significados que la palabra tiene en chino. Se ha pensado también que «razón» y «naturaleza» eran traducciones más acordes con su sentido. U n erudito chino ha propuesto «ley natural», traducción improcedente, pues el tao, puesto que la creó a ella y a sus leyes, existía ya antes que la naturaleza. «Naturaleza» no resulta adecuado, pues no refleja la espiritualidad ni la moralidad del tao; «razón» no tiene en cuenta suficientemente los aspectos materiales del tao. La traducción «camino» es demasiado literal y limitada. Tampoco es posible traducirlo por logos ni equipararlo al dios personal, puesto que el tao, idéntico al mundo, es inmanente. El tao recuerda a la deidad de la filosofía natural de Schelhng. Aunque admiremos la penetración de la especulación de Lao-tse sobre el origen último de todo ser y coincidamos con él en su concepción moral de este principio último, desde el punto de vista de la teodicea cristiana no podemos seguir a Lao-tse en su equiparación del tao con el mundo nacido de él. b)
RESONANCIA DE LA NOCIÓN DE «TAO» EN LA ÉTICA Y EN LA POLÍTICA
La ética de Lao-tse está más consecuente e íntimamente ligada al tao que la de los confucianos al cielo. Es veíosímil que Lao-tse construyera primero su ética, y sólo a partir de ella su metafísica. De la virtud que se basa en el tao dice que su práctica es inconsciente. Al tao van sucediendo una tras otra la virtud, la benevolencia, la justicia, el decoro. «La virtud sólo aparece cuando el tao se ha perdido, la benevolencia sólo después de la pérdida de la virtud, la justicia cuando se ha perdido la benevolencia, el decoro después de la pérdida de la justicia». El tao es la suma de todas las virtudes todavía inconscientes; el teh, la suma de todas las virtudes conscientes. La benevolencia, la justicia y el decoro son virtudes contucianas. A la virtud que guarda relación con los ritos, Lao-tse, sin concederle mucha importancia, la coloca en último lugar. Sólo la virtud taoísta es desinteresada; las virtudes burguesas son todas conscientes. La benevolencia es desinteresada, en la justicia se mezclan ya motivos egoístas, el decoio es egoísta y tiránico. El tao constituye la norma de toda virtud. «Hace y actúa según la no actividad». Este no hacer no reposo absoluto; lo que ocurre es que la actividad distinta de la de los hombres. Y esto quiere decir
el no hacer equivale al del tao es que el tao
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trabaja sin prisa y sin lucha y que su acción se ejecuta en la calma perfecta. En la imitación del tao, lo correcto, según Lao* tse, no es la lucha vital, sino la actuación serena y reposada como la de la naturaleza. Pero este modo de actuación y de vida sólo les resulta posible a los eremitas y a los ascetas, pues el hombre corriente no puede evitar la lucha ni la fatiga y debe ganar el pan con el sudor de su frente. Con su suave debilidad supera el sabio la dura fuerza de los otros. Es desinteresado y modesto, para con la maldad es bueno, y fiel para con la infidelidad. La doctrina de Lao-tse: «Es preciso pagar la injusticia con la bondad», es más elevada que la de Confucio, que en este punto no llega más que a: «Paga la injusticia con la justicia». Lao-tse no predica la renuncia a sí mismo y permite el cuidado racional de la propia persona y de la propia vida. Quiere que el hombre fortalezca su cuerpo, aunque se opone al afán de heroísmo como a la ambición y como a las pasiones. Sólo renunciando a éste puede llegarse a la paz y a la independencia. Puesto que el tao es eterno, su posesión lleva a la inmortalidad, sin que la descomposición del cuerpo represente un obstáculo. La sabiduría terrena, que los confucianos tienen en tan alta estima, no es importante. Lo único deseable es el conocimiento del tao, y para éste no es preciso un largo aprendizaje. «Quien conoce el tao está iluminado; quien no lo conoce, obra sin principios y se precipita en la perdición». «Sin salir de la casa es posible conocer el m u n d o ; sin mirar por la ventana se ve el camino del cielo. Cuanto más lejos se va, tanto menos se conoce. Por eso el sabio conoce sin moverse, sin verlas nombra las cosas, sin obrar realiza». El sabio reconoce el tao en sí mismo y todas las cosas en el tao. Desprecia el hacerse maestro de los otros y actúa sólo a través de su ejemplo. Lo que ha de cuidarse no es la sabiduría, sino la no sabiduría (sabiduría = la que no tiene por objeto el tao). Los principios del tao tienen para el Estado la misma validez que para el individuo y para la familia: al Estado debe gobernársele por medio del no hacer. El pueblo vive feliz y contento cuando no tiene afán de heroísmo. Los sabios de los confucianos y sus virtudes no son más que un mal. «Cuando se suprime la santidad y se rechaza la sabiduría, es grande la ganancia del pueblo. Cuando se suprime la benevolencia y se desprecia la justicia, el pueblo volverá a la amabilidad y al amor. Si se elimina el decoro y se renuncia a las ventajas, no habrá ladrones ni bandidos. Pero como creo que en estas tres cosas desaparece la cultura, deberá existir algo sobre lo que poder construir. Es la sencillez de sentidos, la naturalidad, la generosidad y la ausencia de deseos». Dice además: «No venerando a los sabios, se impide que el pueblo venga a disputar. No estimando los bienes difíciles de conseguir, se impide que las gentes se conviertan en ladrones. No mostrándoles las cosas codiciables, se evita que se trastornen
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sus sentidos. Por eso el santo gobierna vaciando los corazones del pueblo, pero llenando sus vientres; debilitando sus voluntades, pero fortaleciendo sus huesos. Mantiene a las gentes en la msapiencia y en la ausencia de deseos y no permite que los sabios se atrevan a obrar. Y como él mismo practica el no hacer, todo está bien ordenado». El príncipe no debe gobernar por medio de las leyes ni de las armas, sino que debe obligar a las almas con el ejemplo de su personalidad moral. Los preceptos y las prohibiciones no hacen más que trastornar al imperio, el exceso de gobierno ocasiona sólo daños, y el carácter emprendedor del príncipe, tanto en la paz como en la guerra, tiene una acción paralizante sobre la moralidad y sobre el bienestar del pueblo. Lao-tse se expresa de forma inequívoca contra la cultura, la ciencia y el progreso. Lo único a que debe aspirarse es al retorno a la naturaleza. El pueblo debe contentarse con sus alimentos, sus vestiduras, sus viviendas y sus sencillas costumbres. Si lo hace, cuando oiga más allá de los límites de su país el cacareo de las gallinas y el ladrido de los perros, no sentirá deseos de entrar en relación con el pueblo vecino. Ahora bien, Lao-tse sabía que los Estados chinos de su tiempo tenían relaciones muy activas. Para que éstas transcurrieran sin dificultades recomendaba que los grandes Estados trataran a los pequeños con amable condescendencia y que los pequeños sirvieran a los grandes; el comedimiento y la deferencia deben guiar las relaciones entre los Estados. La guerra no está permitida más que en caso extremo de necesidad, y sólo para defenderse. «Cuando luchan dos ejércitos opuestos, triunfa el misericordioso». Ni los filósofos de otras tendencias ni los hombres de Estado chinos comprendieron a Lao-tse, y rechazaron sus ideas a veces muy categóricamente. Entre los sinólogos y filósofos europeos las opiniones sobre él están muy divididas. Schellmg conocía el Tao-teh'king en una traducción francesa, y escribió de Lao-tse: «Confucio se esfuerza por remontar la doctrina y la sabiduría antiguas a los fundamentos del Estado chino; Lao-tse penetia en la más profunda causa del ser». Lo primero que hemos de reconocerle es su esfuerzo por profundizar en el ser supremo y explicar detenidamente a partir de él todo lo que es. Lo que él llevó a cabo en el campo de la ontología cuenta entre lo mejor y lo más elevado que han producido los filósofos del mundo entero. Su noción de tao es monoteísta; a los dioses y a los espíritus no los menciona más que de pasada; pertenecen a la naturaleza, y, como todo en ella, han sido creados por el ser supremo. Hemos de elogiar también la estrecha relación e íntima dependencia existente entre su ética y su metafísica. Lao-tse es el más original pensador de China y muchas de sus ideas tienen fuerza y validez generales, por encima del tiempo y de la historia. Pero no por ello hemos de olvidar sus deficiencias. Si le aplicamos las medidas de la teo-
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dicea y de la ontología cristianas, su doctrina del tao es un intento sólo parcialmente conseguido. Se ha dicho con razón que su ética es unilateral. Su menosprecio de las virtudes y de la cultura se explica por ciertas deficiencias de su noción de Dios, que no ve que éste propone al hombre (imagen y semejanza suya, y, como tal, persona) como misión su propio perfeccionamiento y el perfeccionamiento creador de su existencia, ni tampoco que el mismo Dios es actividad en su máxima perfección.
a les dioses a su poder. Oigamos lo que dice el mismo Huai-nant s e : «El hombre grande está tranquilo, sin pensamiento alguno, inmóvil, sin cuidados. El cielo es su escondite; la tierra, su carruaje; las cuatro estaciones, sus caballos; y%n y yang (principios femenino y masculino del mundo), sus aurigas. Cabalga sobre las nubes, asciende al éter y se une a la naturaleza creadora. Según sea su inclinación, paso a paso o a toda velocidad, sin obstáculos recorre el universo. Hace que el dios de la lluvia humedezca el camino y que lo barra el del viento. Vaga arriba por los espacios del cielo, desiertos, y abajo sale por la puerta de la infinitud». En la época posterior estas especulaciones sobre el tao, de profundo sentido e indudablemente sagrada seriedad, se adornan con una mitología fantástica y se abren al interés y a la comprensión de círculos más amplios. Los verdaderos filósofos taoístas van haciéndose cada vez más raros y los místicos y los ascetas crecen en número. Pero todos apelan por igual a la autoridad de su maestro Lao-tse. El taoísmo esotérico aspiraba a conseguir, concentrándose en el tao y compenetrándose con la naturaleza, un incremento de fuerzas y una prolongación de la vida. Sus adeptos eran eremitas y ascetas que, aunque se mantenían más o menos fieles a los fundamentos filosóficos de la doctrina, más que filósofos, eran ya alquimistas y ocultistas, que se interesaban sobre todo por las pildoras de inmortalidad y por los elixires de vida. Son innumerables las leyendas que narran cómo la firme confianza se ve al fin recompensada con el éxito. Por ejemplo: el autor de una obra de filosofía natural en la que se dan instrucciones para la fabricación de las pildoras de inmortalidad probó una de éstas con su perro, que murió inmediatamente. Como su fe era fuerte, él mismo tomó otra, pero muño también. Su hermano mayor no tuvo más suerte. Pero cuando el hermano menor quiso sepultar los tres cadáveres, éstos resucitaron y marcharon junto a los inmortales. La creencia en la existencia de tres islas de los bienaventurados, en las que se prepara el elixir de la vida y en las que los inmortales habitan en palacios de oro y plata, es muy antigua. En el año 217 a. C , el emperador Shih Huang-ti envió una flota a buscar las tres islas. Pero estos peligrosos filtros y pildoras de inmortalidad no eran el único medio para abrirse paso al remo de los inmortales. Había o t r o : la contemplación. Para extinguir su propio yo, los ascetas se sometían a una disciplina corporal y espiritual hasta conseguir que el gran tao, que llenaba el mundo, ocupara el lugar de su yo personal. Una vez conseguido, se sumían en la contemplación de lo inefable y penetraban en las causas últimas del ser. Cuando el hombre se ha elevado hasta el tao, su cuerpo se hace espiritual e inmortal y pasa a estar por encima de las leyes de la natuialeza. «El agua no lo ahoga, el fuego no lo querrá, no pueden herirlo los animales salvajes. Pasa
2.
El taoísmo
popular
El que en el marco de esta sinopsis de la religión china tratemos sólo del taoísmo y no de los otros sistemas filosóficos de la época Chou tardía, desde luego importantes, no significa que desconozcamos los valores religiosos contenidos en ellos. Si los pasamos por alto es sólo porque en el curso del período Han estos sistemas perdieron importancia e influencia y porque sus ideas religiosas, en lo fundamental, se reducen a las del confucianismo o a las del taoísmo. Aquí hemos de limitarnos a tratar de aquellos pensadores que contribuyeron a plasmar las formas duraderas de la religiosidad china. La forma popular del taoísmo alcanzó una amplia difusión y una permanente validez. Para Lao-tse el tao era el ser más excelso y la fuente de todo otro ser; sus epígonos intentaron servirse del tao en la magia y en todas las variedades del ocultismo que, en parte como un desarrollo de antiquísimos elementos de la religión popular, en parte como una creación de los nuevos especialistas, acompañaron desde entonces a las elevadas doctrinas del gran pensador. Huai-nan-tse, un importante filósofo de la época Han más antigua, sostenía que el santo se identificaba con el espíritu del mundo, con el que estaba en una relación inmediata no perceptible por los órganos de los sentidos. El santo vive fuera del espacio y del tiempo y se mueve en lo inescrutable. Para ser capaz de ello es preciso aplicar ciertos métodos de respiración. Quien ha alcanzado en ellos la destreza necesaria puede abandonar su cuerpo, volar al cielo sobre una nube y vagar en el puro ser. Según Huai-nan-tse, los sabios de la antigüedad eran expertos en esta clase de tao. «Los cinco emperadores y los tres monarcas daban poca importancia al imperio, y ninguna a las cosas. Equiparaban la vida a la muerte y daban a todos los cambios el mismo valor. Con el espíritu de los grandes sabios conocían los sentimientos de todas las criaturas. Así podían a la vez entrar en el cielo en amistoso contacto con los espíritus y ser en la tierra hombres normales». La posesión de tao protege de las quemaduras y de todos los demás dañes corporales y proporciona placeres celestes a aquel que se ha liberado de la corporeidad, quien, cabalgando animales fabulosos, recorre los espacios de la infinitud y somete
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a través de la piedra y del metal, cabalga sobre el \ lento, o sobre la nube, o sobre el dragón, o sobre la grulla; cabalgando asciende al cielo. Lo que quiere puede crearlo, y transformar o hacer desaparecer lo que existe, las cosas, los animales, los hombres. Con máximas mágicas puede atraer la dicha y conjurar la desdicha. Sometidos le están espíritus y daimones; puede llamarlos, darles órdenes, con fórmulas y amuletos puede conjurarlos, con espadas mágicas hacerlos retroceder a golpes, encerrarlos en recipientes y en vasijas. Cosas y personas que desea ver puede hacerlas aparecer en el espejo mágico» (Forke). Cuando se había alcanzado la posesión del tao era preciso conservar la vida, y para ello se recurría a una técnica respiratoria, a la gimnasia y a la dieta. Se creía que un viejo que fuera capaz de retener la respiración mientras su corazón latía mil veces volvería a ser joven. El ayuno era considerado como muy conveniente para el cuerpo; se afirmaba que había taoístas que habían conseguido vencer la costumbre de comer y vivían sólo de aire y rocío. Los contenidos de tao de las sustancias son unos distintos de otros. Las hay que prolongan la vida y otras que confieren la inmortalidad. Entre las plantas, las más eficaces eran el melocotón, el sésamo indio, y del pino la resma, las agujas y las raíces; entre los animales, la grulla, la gallina y las tortugas. Muy especialmente eficaces eran los huevos de gallina y de grulla, la sopa de tortuga y la cocción de una coraza de tortuga milenaria. Los minerales más estimados eran el oro y el cinabrio. La alquimia intentaba destilar la esencia del tao de los minerales que lo contenían. Como los alquimistas europeos medievales, los taoístas intentaron hacer oro a partir del mercurio. Pero en China el motivo de estos intentos no era el ansia de oro, sino el conseguir el necesario para fabricar el elixir de la vida; la pobreza de los adeptos del tao les hacía imposible el procurárselo de otro modo. Para que el elixir de oro resultara eficaz había de cumplirse además con muchos preceptos morales y era necesario que hubiera sido obtenido en determinados momentos y lugares. Cuando en lugar de la deseada inmortalidad producía la muerte, siempre había una razón para explicar el fracaso. La orientación esotérica del taoísmo vulgar enlazaba con la antigua religión popular y con sus dioses, sus espíritus y sus mitos, así como con sus exorcismos, su geomántica, su magia y todas sus clases de adivinación. El positivismo, de hecho muy optimista, de los taoístas esotéricos de época tardía, aunque dio a las doctrinas acerca de la inmortalidad un carácter más grosero y adecuado a la capacidad de comprensión del vulgo, sigue teniendo por lo menos una cosa en común con la antigua metafísica del tao, a saber, la creencia en la fuerza del principio primordial, mantenedora del ser. En general, la relación del taoísmo esotérico con las doctrinas de Lao-tse es ya extraordinariamente débil.
Un componente importante del taoísmo popular son los genios, que han enriquecido notablemente el panteón chino. Ya en la época Han encontramos colecciones de biografías de santos. Algunos de estos santos y genios son sólo productos de fantasía; otros, hechiceros afamados. Hay una obra que trata de los espíritus y genios que fueron buenos funcionarios, y que se retiraron luego a la soledad para consagrarse a las prácticas ascéticas. El filósofo y alquimista taoísta Ho Qung (317-323), que defendió contra los confucianos la creencia en los espíritus, distingue tres clases de genios. 1) Celestes: hombres que subieron al cielo después de haber conseguido la posesión de tao. 2) Terrestres : viven en la soledad de los montes famosos. 3) Genios cuyo cuerpo desaparece después de la muerte y cuyo espíritu sigue flotando en los aires. Ho Qung cree aderrás en otros espíritus, manifestándose así verdadero hijo de su tiempo y fiel reflejo de las creencias populares. Todas las partes importantes de la naturaleza están dotadas de espíritu. El dios del cielo, ayudado por el del hogar y por el dios del destino, fija la suerte de los hombres. Antes el dios del hogar acudía al cielo en todos los días de luna nueva para dar informes del comportamiento de todos los miembros de la familia. Hoy no lo hace ya más que una vez, poco antes del Año Nuevo. Oídos los informes, el dios del cielo hace que el dios del destino imponga los castigos, que consisten en restar algunos días al tiempo que habían de vivir los castigados; el número de días restado varía en correspondencia con la magnitud de la falta. Los talismanes y las fórmulas mágicas sirven para protegerse contra los espíritus, contra los animales salvajes y contra las serpientes; los espejos mágicos, para atraer a los espíritus. Cuando en la época Han el budismo se presentó en la palestra y comenzó a mteiesar a los chinos, los representantes del confucianismo y del taoísmo entablaron con la nueva religión una controversia que se refleja en la literatura polémica. En el taoísmo y en el budismo acabó por abrirse paso lentamente una tendencia smcretista. En cambio, la oposición entre el confucianismo estatal y el taoísmo siguió irreductible.
IV.
EL BUDISMO 1.
a)
Período
CHINO
primitivo
LA INTRODUCCIÓN DEL BUDISMO EN CHINA
El budismo en su forma llamada septentrional llegó a China pasando por Nepal, Cachemira, el Penjab y el Asia central. La influencia que sobre los pueblos del Asia central ejercieron las doctrinas budistas fue muy grande y hasta la penetración del islam determinó la forma de sus culturas. Entre los uiguros,
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el budismo se convirtió en la religión principal, junto al maníqueísmo y al cristianismo nestonano. Entre los mongoles, la íntroducción del budismo fue causa de una transformación interna que tuvo gran importancia política. Los éxitos que el budismo alcanzó en su difusión entre estos pueblos se deben a su capa' cidad de adaptaise a las religiones ya existentes entre ellos. El budismo septentrional llegaba acompañado de deidades indias, tanto brahmánicas como hmduistas, y no le resultó difícil amal' gamarse con las deidades, creencias y prácticas de los pueblos del Asia oriental. La forma de contacto de los chinos con el budismo del Asia central tuvo lugar durante el período Han más antiguo, con ocasión de la expansión del poderío chino hacia Occidente. La primera fecha segura de la historia del budismo en China es el año 67 d. C. El emperador Mmg-ti (58-76 d. C.; época Han tardía) envió a la India una embajada, que regresó acompañada de los libros budistas y de los monjes que habían de traducirlos. Cuando en el año 67 d. C. el emperador Mmg-ti promulgó un edicto permitiendo la práctica del budismo en todo el país, no hizo sino ratificar una situación de hecho, pues en aquella época el budismo había alcanzado ya gran difusión e influencia. El emperador mandó edificar un templo budista en su capital, Loyang. En torno a estos hechos históricos se crearon después abundantes leyendas. En honor del caballo blanco que había llevado desde la India hasta China los sagrados tesoros (es decir, los libros, las imágenes y las reliquias), el convento de la capital se llamó «convento del caballo blanco». Los monjes de este convento tradujeron la Sutra en cuarenta y dos artículos y el original sánscrito quedó custodiado en una cámara de piedra.
habían levantado a la entrada del templo (sobre el oriental) los taoístas depositaron sus libros canónicos y su colección de talismanes. En el altar central se colocaron ofrendas para todos los espíritus. En el occidental, uno de los monjes indios puso sus sütras, sus imágenes de Buddha y sus reliquias. Los taoístas, agrupados en torno a su altar, pidieron a su dios supremo que demostrara públicamente la superioridad de su religión. Después de haberse postrado y levantado nuevamente, pusieron sobre su altar madera de sándalo y prendieron fuego a sus libros, de los que poco después no quedaban más que las cenizas. Los maestros taoístas habían concentrado sus esperanzas en sus artes mágicas y creían que con ellas podrían restaurar sus libros; pero el fuego les había quitado toda fuerza y no pudieron pronunciar sus fórmulas mágicas ni sus plegarias. Cuando se prendió fuego a los sütras de los indios, el altar quedó rodeado de una como guirnalda de luz resplandeciente, y los libros, las imágenes y las reliquias no sufrieron el menor daño.
b)
LA DIFUSIÓN DEL BUDISMO EN CHINA
A favorecer al budismo vino desde un principio el hecho de que sus primeros protectores fueran emperadores y altos dignatanos, lo que le permitió eludir la más grave de las dificultades que podían habérsele opuesto, a saber, la rivalidad del confucianismo, religión estatal. No menos favorable le resultó el que hubiera muchos emperadores que acertaron a ser al mismo tiempo budistas y buenos confucianos. La oposición espiritual con la que durante este primer período hubo de enfrentarse el budismo provenía de los taoístas. Una leyenda conservada en los libros budistas nos habla de un juicio ordálico en el que había de decidirse cuál era la doctrina verdadera. Los taoístas, que habían visto con rencorosa envidia el apoyo que el budismo había recibido del emperador Ming-ti, consiguieron que para determinar cuál de ellas se acercaba más a la verdad ambas doctrinas fueran sometidas a la prueba del fuego. Todos los grandes maestros del tao se reunieron ante el templo del caballo blanco, en presencia del emperador. Sobre uno de los tres altares que se
En la época de los últimos emperadores Han, el budismo había alcanzado ya gran difusión en el norte de la provincia Kiangsu, donde contaba con grandes comunidades monacales, fastuosos templos, en los que las festividades se celebraban con gran esplendor, y gran cantidad de fieles. Muy pronto la nueva doctrina llegaba por el norte hasta más allá de Shantung, y por el sur hasta Kuangtung. Por el más antiguo de los tratados apologéticos, sabemos que ya en este período primitivo se impuso a los monjes budistas la obligación del celibato, privándoles así de la que se tenía por la mayor felicidad del hombre, la descendencia. Pero como el favor imperial no dejaba de apoyarlo, el budismo continuó su marcha ascendente. El emperador Huan-ti, aunque originariamente taoísta, equiparó el budismo al taoísmo. Ordenó que se hicieran estatuas de oro de Buddha y de Lao-tse y que se rindiera culto a estos dos grandes santos, usando para ello el mismo ritual que para los sacrificios al cielo. c)
RELACIONES DEL BUDISMO CON EL CONFUCIANISMO Y CON EL TAOÍSMO
La actitud de los confucianos ante la religión india siguió siendo invariablemente negativa, y su crítica se extendió incluso a aquellos emperadores que se mostraron favorables al budismo. La causa de esta oposición hay que buscarla en el sistema estatal, del que formaban parte los funcionarios con su envidia y con su espíritu clasista. Aunque con la instauración del sistema de exámenes la carrera de funcionario quedaba abierta a cualquiera, en realidad no podía hablarse de una verdadera representación popular en el gobierno, ya que sólo las peisonas bien situadas podían permitirse hacer los largos estudios precisos, con lo que el cuerpo de funcionarios se nutría de sus propias filas. En estas condiciones, los funcionarios llegaron a tener una marcada con( rnlo ^ /
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ciencia de clase y se dieron cuenta con instintiva segundad de que, si el país se hiciera budista, ellos perderían su importancia. De aquí que hicieran siempre cuanto estaba en su mano por estigmatizar al budismo como una herejía que amenazaba al Estado. La actitud del taoísmo fue enteramente distinta. Aunque los primeros progresos del budismo se hicieron a su costa, ya en la época Han el taoísmo se adaptó al budismo, con lo que consiguió fortalecer su posición. La adaptación a que nos referimos consistió en la adopción de los monasterios y del monacato, del culto en el templo y del culto de las imágenes, elementos todos que el taoísmo no había conocido hasta aquel momento y que habían contribuido grandemente al éxito del budismo. Las reglas de los monasterios taoístas eran una imitación de las budistas: 1) No matar ningún ser vivo. 2) No robar. 3) No mentir. 4) No fornicar. 5) No comer carne y no beber vino. En cambio, los taoístas no impusieron nunca el celibato, y, aunque habitualmente los ascetas vivían solteros, en los monasterios había tambien monjes casados. Junto a los monjes había, y hay, exorcistas seglares, pero éstos sólo ejercen sus funciones cuando se les solicita, habitualmente en el servicio divino en el templo, o en la conjuración de los espíritus, o en los funerales. En la mayoría de los casos, las funciones de los servidores del culto taoísta son hereditarias dentro de una misma familia, lo que se explica porque la fuerza mágica precisa para ellas es corporalmente hereditaria. Los monjes taoístas que viven fuera de los monasterios están sujetos a una organización que, creada por Chang Tao-ling en la época Han tardía, se ha conservado hasta nuestros días. La leyenda de la vida de Chang Tao-hng lo pinta viviendo en una gruta de una montaña del sur de la China, dotado del don de la ubicuidad y del poder de volar al cielo. Narra también cómo se le apareció Lao-tse y le entregó una espada y un sello mágicos para que pudiera domar a los espíritus. Los libros mágicos, la espada y el sello, así como el título de t'ieti'shth, «maestro celeste», pasaron a sus sucesoies en la dirección de la comunidad religiosa que él había fundado. Un pariente suyo creó una secta que en el año 184 d. C. dio ocasión a una rebellón de decisiva importancia en la decadencia de la dinastía H a n ; los rebeldes no fueron dominados hasta el año 207 d. C. Este fue el primer caso en que el Estado hubo de recurrir a medidas políticas para hacer frente a un movimiento religioso. A partir de aquel primer episodio, las sectas siguieron ocasionando multitud de dificultades a los órganos estatales. El t'ien'shih, cuya dignidad es, como hemos dicho, hereditaria, es el representante terrenal del dios supremo del taoísmo, Yü-huang Shang-ti («emperador de jade»). Como sumo exorcista, es quien mayor poder posee sobre el mundo de los espíritus. Por influencia de la doctrina budista de la transmigración de las
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almas, cada uno de los titulares de este cargo pasa por ser reencarnación de Chang Tao-lmg. Entre las funciones que son de la competencia del t'ienshih está la de llevar las listas de los dioses ciudadanos y proponer al ministerio de culto los ascensos, las destituciones y los nuevos nombramientos que en ellas deban introducirse; los acuerdos que a este respecto tome el ministerio de culto deben ser ratificados por el emperador, quien es monarca de todos los dioses, no sólo de los de la religión estatal, sino también de los taoístas y de los budistas. Otra de las funciones del t'ien-shih y de los exorcistas a él subordinados es la de convocar a los ejércitos celestes para la lucha contra los espíritus malvados. A esta convocatoria se procede cuando se construye una casa o en caso de enfermedad o muerte, sequía o inundación, incendio y otras muchas catástrofes. La vida del pueblo chino está penetrada de magia, hecho al que no siempre se presta la debida atención en las exposiciones que de su religión se hacen. El pueblo no se interesaba en lo más mínimo por el culto de la religión estatal, y, en consecuencia, era natural que la vida religiosa popular siguiera moviéndose por las rutas de la antigua religión natural y de la magia y no encontrara ninguna dificultad en aceptar las novedades que en este campo había introducido el taoísmo vulgar. Varias eran también las razones por las que el pueblo había de sentirse atraído por el budismo. Una era el cuidado que éste ponía en el culto y en el arte; otra sus doctrinas escatológicas, que para un pueblo que, como el chino, practicaba el culto de los antepasados, habían de constituir una verdadera revelación. Recordemos que hasta aquel momento no se había dicho casi nada sobre la vida después de la muerte. El confucianismo cuidaba de que fueran justas las relaciones del hombre vivo con los dioses. Las abstractas doctrinas de Lao-tse y de su escuela no podían interesar al pueblo. El taoísmo vulgar se preocupaba más de prolongar todo lo que fuera posible la vida terrenal que de los pensamientos en torno a la vida después de la muerte. El culto de los antepasados no se basaba más que en una idea poco clara de la supervivencia del alma después de la muerte. Las doctrinas budistas de la metempsicosis podían dar más detalles sobre la vida transcendente. Además, el budismo conocía el método para influir desde este mundo en el destino de los muertos y la forma de ayudarles. Fue precisamente la intercesión por los muertos que los sacerdotes budistas eran capaces de llevar a cabo la que hizo que el pueblo se sintiera atraído por ellos. Con el tiempo las ideas budistas acerca del paraíso y del infierno acabaron por introducirse en el taoísmo. A su vez, los budistas aceptaron buena parte de los exorcismos taoístas, y sus monjes comenzaron a actuar como magos y curanderos, con lo que podemos decir que el sincretismo de las religiones taoísta y budista era ya en la época Han un hecho consumado.
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2.
MAITHIAS EDER
El budismo chino en el curso de la historia
LA RELIGIÓN DE LOS CHINOS
posterior
Desde el siglo IV al Vi, el budisiio siguió gozando de la protección de los emperadores. Los monasterios y el monacato llegaron a un grado máximo de apogeo, se emprendieron numerosas peregrinaciones al país sagrado, a la india; creció el número de traducciones y se escribieron obras y enciclopedias originales para exponer la doctrina budista. A comienzos del siglo v comenzaron a formarse las escuelas del budismo chino, que en el curso de los tiempos llegaron a ser diez. Durante la época T'ang (618-906) el budismo sufrió sus primeros contratiempos de importancia. El excesivo interés que consagraba a las prácticas mágicas del tantnsmo, así como la falta de coherencia entre los monasterios y escuelas, le resultaron perjudiciales. La actitud de los emperadores de la dinastía T'ang ante el budismo no fue uniforme. Unos lo apoyaron, otros lo persiguieron. Se había generalizado la costumbre de reprochar a sus monjes y monjas el celibato, que les impedía cumplir con sus deberes para con la familia y con el Estado. Se promulgaron edictos imperiales que fijaban el número de monasterios y monjes y dificultaban la entrada en las comunidades conventuales. Vino luego la división del imperio, y el budismo comenzó a ser apoyado en el reino del Norte. El período de dominio de los mongoles (1280-1367) vio un nuevo apogeo del budismo. Qubilai intentó incluso suprimir el confucianismo y el taoísmo para favorecer al budismo. Durante el remado de su sucesor creció el número de monasterios y se hicieron traducciones al mongol de libros budistas tibetanos y chinos. El fundador de la dinastía Ming (1368-1644) había pasado su juventud en un templo budista, pero esto no le impidió, una vez fue emperador, renovar en el año 1372 las disposiciones de la época Sung contra los monjes y las monjas budistas. Además de a los monasterios budistas, persiguió también a los taoístas. En el remado de Yung-lo (1403-1425) se dispuso que nadie pudiera entrar en un monasterio sin haber cumplido los cuarenta años. Del mismo modo que Qubilai lo hiciera con Confucio, el emperador Shih Tsung (1522-1567) dictó penas contra Buddha y procedió con dureza contra los budistas, hasta el punto de provocar una rebelión en la que el pueblo hizo causa común con los monjes y contra los soldados que habían incendiado los monasterios. La agitación producida por estos episodios contribuyó a acelerar la decadencia de la dinastía. Ni los empeí adores ni las leyes de la dinastía manchú (16441912) se mostraron más favorables al budismo. El «edicto sagrado» del emperador K'ang-hsi (1661-1722) condenó como herejía todas las doctrinas que divergieran del confuciamsmo, y, en consecuencia, también el budismo. Lo que tanto a los emperadores Ming como a los Ch'mg (manchú) les movió a perse-
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guir al budismo fueion las irtiigas políticas de las sectas secretas de tendencia budista. En cambio, los primeros monarcas de la última de las dinastías citadas favorecieron al lamaísmo, también por razones políticas, pues les interesaba conservar al Tibet y a Mongolia dentro del imperio, y esto sólo era posible en el caso de que el emperador consiguiera ganarse a la jerarquía lamaísta. Pese a todos los edictos contra el budismo y a todas las disposiciones dictadas para dificultar la entrada en los monasterios, la situación del budismo debe de haber seguido siendo todavía soportable, pues si no no habrían llegado a existir los numerosos templos diseminados por todo el país, algunos de los cuales, muy grandes, fueron otrora muy frecuentados. Precisamente en Pekín, residencia de los emperadores de las dos últimas dinastías, hay miles de templos, entre mayores y menores, que en su mayoi parte datan de la época de las dinastías Ming y Ch'mg. Los emperadores obraron acertadamente fijando un límite al número de bonzos y oponiéndose a la atracción que ejercían los claustros, pues de otro modo es fácil que se hubiera producido en la China un descenso de población tan devastador como el que por estas mismas causas produjo el lamaísmo entre los mongoles. Los taoístas no fueron tan perseguidos como los budistas, pues si era cierto que se oponían también a los «Clásicos» confucianos, en cambio no había nada que reprocharles desde el punto de vista del principio familiar. Desde la época Sung (9601279), el número de sacerdotes taoístas decreció notablemente, cediendo su lugar a los bonzos del budismo. Dentro de la religión popular no era difícil que los dos sistemas se representaran y sustituyeran mutuamente ni que se fundieran. De esta forma la acusación de que el aumento de monasterios privaba a la economía de la nación de la mano de obra necesaria y resultaba perjudicial para el aumento de población se dirigió fundamentalmente contra los budistas. Digamos todavía unas palabras sobre el estado actual del monacato budista y taoísta y sobre sus actividades. La historia conoce abundantes ejemplos del ngor de la ascesis de los monjes y del celo de sus actividades para la difusión de sus creencias. De sus filas salieron también algunos excelentes literatos. Pero hoy no gozan ya de prestigio entre las masas, lo que se explica por la vida que llevan. Por regla general son incultos y se interesan demasiado claramente por el dinero. Nadie toma en serio su celibato, ni siquiera ellos mismos. La mayor parte de los monjes procede de las clases bajas y entra en el monasterio en busca de una vida cómoda. Muchos ingresan en la niñez y crecen en el templo. Una vez que han pasado la iniciación monacal reciben un diploma expedido por el Estado. La vida en los monasterios incluye la organización en rangos jerárquicos, la fijación de determinados momentos para la oración y la distribución del trabajo. Los creyentes los llaman en caso de enfer-
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LA RELIGIÓN DE LOS ( HINOS
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medad para que recen e intervengan con sus prácticas de magia curativa. Las más importantes de sus funciones, y al mismo tiempo las más productivas de sus fuentes de ingresos, son las que desempeñan en los funerales y en el culto de las almas.
V.
LA RELIGIÓN
S1NCRETISTA
Hemos puesto al descubierto las distintas fuentes de que en el curso de su historia se alimentó la vida y el pensamiento religioso de los chinos. Esta mirada retrospectiva al curso evolutivo de los distintos elementos que en el correr de los tiempos han venido a confluir en la corriente única de la religión sincretista nos ha permitido ya formarnos una idea bastante exacta de la esencia de la religión china. En las líneas que siguen vamos a intentar ampliar nuestro campo de visión presentando algunos aspectos de la religión sincretista cuyo proceso de formación hemos descrito. 1.
El mundo
de los d i o s e s , de los s a n t o s y de los
genios
Su carácter aristocrático hizo imposible desde un principio que el confuciamsmo se convirtiera en una religión popular. No daba al pueblo más que una posibilidad de entrar por sí mismo en contacto con el mundo de los dioses: la que le ofrecía en el culto de los antepasados. En los demás actos cultuales, el gobernante actuaba en nombre de sus subditos, y éstos habían de conformarse con las doctrinas morales. Era, pues, inevitable que el pueblo siguiera practicando su propia religión, herencia de tiempos antiquísimos, enriquecida ahora con elementos nuevos taoístas y budistas. El resultado de esta síntesis realizada por el pueblo es la única religión a la que en sentido pleno puede darse el nombre de religión de los chinos. Las deidades que encontramos en su panteón son totalmente heterogéneas: las antiguas deidades naturales, un gran número de santos budistas y dioses brahmánicos, santos taoístas y héroes divinizados. Nos es imposible encerrarlas a todas ellas dentro de un mismo sistema coherente, por lo que habremos de reducirnos a describir una selección de los más importantes entre estos seres superiores. Con el nombre de «los tres santos» se venera y representa a Lao-tse, Buddha y Confucio. Buddha se representa sentado en el centro, posición de preferencia que corresponde a la que realmente ocupa en la veneración y en la estima del pueblo. Representaciones de esta tríada se encuentran, además de en los templos (estatuas), en las viviendas del pueblo (imágenes piadosas). De especial popularidad disfrutan aquellas representaciones iconográficas que muestran todo el panteón, aunque en forma simplificada. En una de ellas, los seres superiores repre-
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sentados son sesenta y seis, dispuestos en cinco filas, unas sobre otras. En la superior, sentados en sus tronos, están Buddha, Confucio y Lao-tse; bajo ellos, la diosa Kuan-yin; el centro de la tercera fila lo ocupa el genio taoísta Lu Shun-yang, y el de la cuarta, el dios de la guerra, Kuan-ti, cuyos templos y representaciones iconográficas son abundantísimos en todo el país. En el centro de la última fila está el dios de la riqueza. Cada una de estas cinco figuras principales está circundada por su séquito de deidades secundarias. Estas representaciones iconográficas que asocian a muchas deidades son muy numerosas y tienen una importancia central en los cultos que acompañan a las horas más solemnes del año, las de la noche del Año Nuevo. Ellas nos muestran la falta de prejuicios con que el pueblo ha procedido a elegir y asociar a sus dioses. Una tríada de origen exclusivamente taoísta es la constituida por «los tres (seres) puros». Su figura central es el llamado «emperador de jade», deidad suprema de los taoístas, que lleva ese nombre porque su palacio, cuya entrada es de oro, está en un monte de jade. El segundo lugar corresponde al dios que fija los tiempos y regula las alternancias entre yang y yin, las dos fuerzas, masculina y femenina, de la naturaleza, que se completan mutuamente. En tercer lugar está Lao-tse, como difusor de la verdadera doctrina de la tríada. Hay también tríadas exclusivamente búdicas, cuya composición no es la misma en los distintos países budistas que las conocen (India, Mongolia, China y Japón). Otra tríada taoísta es la conocida con el nombre de «los tres funcionarios», que son el cielo, como dador de la dicha; la tierra, como perdonadora de los pecados, y el agua, como liberadora de la desgracia. Se habla también de los «tres principios», nombre del señor de las tres partes del año (de las que la primera dura desde el primer mes hasta el séptimo; la segunda, desde el séptimo al décimo, y la tercera, desde el décimo hasta el final del año). Según otra interpretación, este nombre correspondería a los tres emperadores de la antigüedad: Yao, Shun y Yü. El pasar con éxito los exámenes y entrar en la carrera de funcionario era para los chinos la mayor dicha a que podía aspirar un )oven. No es, pues, de extrañar que se crease un dios (que originariamente fue una deidad astral) con esta especial advocación. Algo más tarde, un famoso funcionario de la época T'ang fue promovido al rango de dios de la literatura. Los habitantes del que había sido su distrito erigieron en Szechuan un templo en su honor, y los aspirantes al examen acudieron a él para pedirle suerte. En el curso del tiempo, el antiguo funcionario se fundió con la deidad astral, y la estrella se convirtió en su palacio. En los templos de este dios de la literatura se representan junto a él dos deidades, que se llaman «túnica roja» y «coraza de oro». La primera es venerada, sobre todo, por aquellos aspirantes al examen que piden ayuda, conscientes de las deficiencias de su
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saber. «Coraza de ero» es el dios tutelar de los literatos y al mismo tiempo el temido vengador de todo el mal que éstos causen. Otra personalidad histórica deificada es el dios de la guerra, llamado Kuan-ti. Kuan-ti fue un he oico guerrero que vivió desde el 162 al 220 d. C. y pasó a la historia heroica de China como fiel aunque fracasado defensor de la causa perdida de la dinastía Han. Los emperadores Sung y Yuan le confirieron títulos honoríficos, y Wan-li, uno de los emperadoies Mmg, le nombró dios tutelar del imperio. Kuan-ti es para los militares lo que Confucio para los literatos. Además es simultáneamente el dios de la literatura, pues se dice que en su juventud estudió apasionadamente los «Clásicos». Pasemos a las más importantes deidades budistas, haciendo notar de antemano que el término deidad ha de entenderse aquí en sentido muy amplio, como aplicado de forma general a ios seres superiores objeto de culto en el templo. Citemos primero a la santa Jan-teng-fo, «lámpara ardiente». Según una leyenda, era una mendiga india que, pese a su pobreza, ahorró lo preciso para poder dejar una lámpara encendida sobie el altar de Buddha, quien para recompensarla le anunció anticipadamente que ella misma sería un buddha en el futuro, y la hizo admitir entre sus monjas. Según otra tradición, ésta taoista, Jan-teng era un famoso maestro del tao y vivía en China. Buddha oyó hablar de aquel maestro milagroso y marchó a China a buscarlo. Jan-teng consiguió en sólo trece días iniciar a su discípulo indio en la doctrina de la perfección. Buddha volvió entonces a la India y predicó allí la sabiduría que había aprendido en China y llegó a ser conocido con el nombre de S'akyamum. Una figura muy popular es la de Maitreya, el buddha del futuro. Su apariencia es todo lo contrario de la de un asceta que ha renunciado al mundo. Resplandece en él la alegría de vivir, sus mejillas son gruesas, y su boca grande; su cuerpo está descubierto ; su gruesa figura, tan ancha como alta, aparece sentada en su trono. En una de sus manos tiene una bolsa maravillosa que contiene aire del cielo primordial, germen de todos los mundos pasados. En la otra mano tiene un rosario; cada una de sus cuentas representa uno de los períodos de mil años que duante sus existencias anteriores pasó consagrado a la práctica de todas las buenas obras. Una figura risueña y placentera. Los creyentes pretenden que ya han caído del cielo repetidamente unas caitas que anuncian la llegada de Maitreya, pues es de saber que este buddha futuro, del que se espera la salvación de la humanidad, habita todavía en el cielo, de donde descenderá «lleno de amor y compasión». Su aparición en el mundo tendrá lugar aproximadamente unos cinco mil años después de la entiada del buddha histórico en el nirvana, cuando la doctrina budista empiece a sucumbir a la debilidad de su vejez. La validez y eficacia de la actuación de cada uno de los buddhas pasa por tres pe-
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ríodos: la aparición, el progreso y la decadencia. Por lo que se refiere a S'akyamum, el primero de estos períodos duró hasta quinientos años después de su muerte; el segundo, otros mil, y el tercero durará tres mil. Cuando éste termine habrá llegado el momento de la aparición de Maitreya. Vienen ahora dos deidades, Amida y Kuan-ym, la diosa de la misericordia, a las que podemos considerar como las más invocadas y veneradas de todas las deidades budistas. Amida es el buddha del paraíso de Occidente, lugar de residencia de los bienaventurados, donde el hombre escapa al ciclo de las reencarnaciones. Este país de los bienaventurados, que está separado de nuestra tierra por diez millones de mundos, cada uno de los cuales está gobernado por un buddha, es el objeto de la esperanzada nostalgia de todos los fieles budistas. El culto de Amida parece haber sido introducido por los traductores indios en la época Han. Los budistas más devotos pronuncian constantemente eí nombre de Amida, con lo que creen que alcanzan méritos tan grandes, que después de su muerte serán recibidos inmediatamente en el paraíso. La iconografía de Amida lo íepresenta habitualmente sentado sobre una flor de loto. En su gran estanque en el paraíso se mecen innumerables hojas de loto, en las que los elegidos renacen a la vida bienaventurada. Amida hizo voto de no llegar a la suma perfección para permanecer así al alcance de los hombres y poder acudir en su ayuda cuando lo invocaran, especialmente en el momento de la mueite. Y, en consecuencia, permanece en el paraíso de Occidente, sin dar el paso último que le separa del nirvana, para servir de guía a los mortales acosados por el dolor, que sin él no tendrían ninguna esperanza de alcanzar la budidad. Todo esto recuerda la doctrina de la sola fides; lo que importa no son las buenas obras en sentido budista, sino la fe en la misericordia de Amida (fe que es un don gratuito de Amida) y la invocación de su nombre. Esta creencia, en sí muy consoladora, fue, como era inevitable, la forma del budismo que mayor difusión alcanzó entre el pueblo. Otra deidad redentora del budismo es Yao-shih-fo, el «Buddha médico», nombre que debe a la creencia de que su más íntimo deseo es sanar a la humanidad de todos los males que la afligen. Es, como Amida, un buddha de épocas pasadas que ha hecho voto de consagrarse totalmente a la salvación de los hombres y a librarlos de las enfermedades y de los defectos, del mal corporal y del mal espiritual. P'i-lu-fo o Vairochana es un ente ideal, el buddha de la abstracción y del nirvana, que quiso renacer en el buddha reden tor S'akyamum y merece que se le venere por el amor a la humanidad que de ese modo demostró. Los taoístas lo convirtieron en discípulo de uno de sus genios que habría vivido en la época legendaria. Más tarde P'i-lu-fo siguió a otro maestro, con el que entró en el paraíso occidental. Esta leyenda le valió ser objeto de culto también en los altares de los templos taoístas.
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I A M LIGION DL IOS HUNOS
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Los «doce grandes maestros celestes» de la humanidad son también redentores de celestial bondad que atienden las súplicas de todos los que necesitan ayuda. En los templos budistas sus imágenes están colocadas unas detrás de otras. Kuan-yin comparte con Amida el lugar de honor entre los redentores budistas. Originariamente no era más que una corregente del paraíso occidental, y sólo en China comenzó a ser objeto de un culto independiente como la diosa luminosa de misericordioso corazón. Literalmente, Kuari'ym significa «la que escucha los sonidos» (o sea, las oraciones). Una de sus representaciones iconográficas más frecuentes es la de «Kuan-ym, la de mil brazos». Otra, procedente del Tibet, la representa con varios ojos y cabezas. Ambas pretenden simbolizar su múltiple actividad auxiliadora. Una tercera la muestra atravesando un mar (es invocada por los navegantes, a quienes a veces se aparece cuando se encuentran en peligro). La más conocida de todas es la que la representa con un niño en los brazos, «Kuan-yin, la que envía los niños», forma bajo la que la invocan las mujeres estériles para que les conceda hijos. El que esta imagen de Kuan-ym con el niño dependa de algún modo de la Virgen María, no pasa de ser pura suposición, aunque sepamos que durante los dos siglos en que estuvo prohibido el cristianismo en el Japón los cristianos japoneses rendían disimulado culto a la Virgen en estas imágenes de Kuan-yin. El rey del mundo inferior, cuyo nombre chino es «rey de las entrañas de la tierra» (Ti-ts'ang-wang), no es ninguna espantosa figura infernal, sino un budista bienhechor de la humanidad deificado. En la época T'ang, el monje indio Amogha introdujo en la corte imperial china diversas prácticas que tenían por objeto ayudar a los muertos. El bonzo Mu-lien siguió los caminos que había trazado Amogha. Este había creado las llamadas «fiestas de las almas errantes». Todos los bonzos de la comarca eran invitados a un festín. Durante los varios días que éste duraba, todas sus mortificaciones, oraciones y buenas obras se aplicaban a las almas para cuya salvación se había organizado la fiesta. Las gentes pudientes la acompañaban de la representación de una pieza dramática llamada «Mu-lien salva a su madre», en la que se mostraba cómo Mu-lien, organizando por consejo del buddha Tathagata la fiesta de las almas, salvó a su madre de las penas del infierno. La representación de esta pieza dura tres días con sus noches y ocasiona gastos importantes. Las gentes creen que las almas en cuya intención se escenifica la pieza quedan inmediatamente liberadas del infierno. El bonzo Mu-lien, en premio de su amor filial, fue nombrado rey del interior de la tierra; como tal tiene a sus órdenes a los diez reyes del infierno y es invocado por los budistas y por los taoístas en toda clase de asuntos, pero especialmente para que los preserve o les libere de las penas del infierno.
Este es el lugar más adecuado para que tratemos del mundo inferior en la religión popular china. El mundo inferior está dotado de una amplia administración y organizado de forma que recuerda la de los tribunales tenenales. Hay tribunales y jueces para cada uno de los distintos pecados y delitos. Mu-lien, a quien el ((emperador de jade» (Yü-huang) hizo rey del interior de la tierra, es la suprema instancia. En la fiesta de su cumpleaños, que se celebra el día 30 del séptimo mes, los jueces de las diez secciones acuden a felicitarle y el juez supremo otorga algunos indultos; las almas que han cumplido ya su condena vuelven de nuevo a la tierra para renacer como hombres, peces y pájaros. Las penas de los demás condenados son parcial o totalmente conmutadas. Kuan-yin y Amida tienen gran influencia sobre el destino de los condenados. El infierno de los budistas chinos se encuentra en una montaña en la provincia de Szechuan, en el sudoeste del país. Durante la noche, los gritos de las desdichadas almas llegan hasta la tierra, y quien los oye queda petrificado de espanto. La primera de las diez secciones del infierno es una especie de antecámara que da paso a las verdaderas cámaras de tortura; en la última sección se devuelve la libertad a los que ya han cumplido su condena en las otras ocho secciones, cada una de las cuales está compuesta de un infierno grande y dieciséis pequeños, a los que hay que añadir el lago de la sangre y la ciudad de los suicidas. En conjunto hay 138 lugares de castigo. El infierno budista no dura toda la eternidad. Una vez cumplida su condena, las almas renacen a una nueva existencia. Pero hay almas incorregibles que es preciso entregar a los demonios para que con una maza las maten de una vez para todas. El que el infierno no dure eternamente se explica porque, para los budistas, con el renacimiento las almas pierden su individualidad, pero sobre todo porque el budismo sostiene que, al finalizar cada uno de los períodos del mundo, todos los seres sufren una renovación esencial. En la primera sección del infierno, la antecámara que da paso a los lugares de torturas, se conservan los registros de los vivos y de los muertos. Allí es donde se fija la mayor o menor duración de cada vida humana. Cuando llega un alma y el número de sus malas acciones no supera el de sus buenas obras, pasa al tribunal de los renacimientos, donde se le asigna una nueva existencia, mejor o peor según sus méritos. Al que ha hecho más mal que bien, se le enseña un espejo en el que contempla todas sus acciones malvadas, y luego pasa al tribunal competente para cumplir su castigo. Tanto las descripciones literarias como las representaciones gráficas trazan un cuadro escalofriante, cruel y sangriento, de las penas del infierno, en el que los condenados sufren todos los tormentos que puede imaginar una fantasía humana, que en este aspecto no tiene nada que envidiar a la de Dante.
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Junto a estas descripciones, en las que se basa el resumen que antecede, hay otras en las que el número de infiernos se eleva a dieciocho. En las naves laterales de los templos budistas es frecuente encontrar plásticas de adobe pintadas que representan las penas de los infiernos, como permanente amonestación a los vivos para que eviten el pecado. Todas estas ideas sobre el infierno son bien conocidas del pueblo, y en cierta medida han ejercido una influencia saludable sobre su vida moral. Todavía deberíamos citar a otros miembros del panteón chino, a los lohan, santos que han entrado en la budidad y no están ya sometidos a la transmigración de las almas. Hay grupos de dieciocho lohan y otros de quinientos. Los «dieciséis venerables» son seres parecidos, santos también del budismo, muy conocidos en la iconografía de sus templos. Lo mismo puede decirse de los doce espíritus protectores de los años, que van turnándose anualmente. En los nacimentos, en las bodas y en las sepulturas se rinde siempre culto al espíritu que corresponde al año en que tienen lugar. Tanto los taoístas como los budistas conocen a los llamados «cuatro reyes del cielo», que reman sobre las cuatro laderas del Meru, el monte del mundo. En los templos se ven sus magníficas estatuas, de dimensiones frecuentemente gigantescas. Algunas veces se les representa con los pies sobre figuras de demonios, sus subditos en las laderas del Meru. Les está confiada la regulación del viento y la lluvia de acuerdo con las necesidades de los hombres. Cada uno de los cuatro reyes lleva en sus manos un emblema que alude a este aspecto de sus actividades. Uno es el productor del viento. Su símbolo es una espada mágica, que él blande con tanta fuerza, que al cortar el aire da origen al rugido del viento. Otro cuida de la regulación del viento producido del modo antedicho. En sus manos lleva una guitarra, cuyas cuerdas afina. El tercero produce la lluvia, y por eso se le representa con un paraguas. Del cuarto depende el que caiga la cantidad adecuada de agua. En una mano lleva una serpiente, cuyo valor emblemático se basa en un juego de palabras; la que designa a las serpientes de la especie de la que el rey tiene en la mano se pronuncia del mismo modo que la palabra «correspondiente, adecuado». Baste lo dicho para que nos demos cuenta del valor eminentemente práctico que para los chinos tienen estos dioses indios. Los templos chinos del dragón se encuentran por todas partes. El dragón es el señor de los mares, habitante de cuevas y lagos, que mora en las crestas de las montañas y constituye la fuerza que mueve los vientos tempestuosos y causa los terremotos. Su principal importancia y la razón de la veneración que se le tributa hay que buscarla en sus poderes de dador de lluvia. En ninguno de los templos lugareños falta su estatua, pues de él es de quien depende la cosecha. Junto a las fuentes se ven frecuentemente pequeños templos que le están dedicados, o, si no, su
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estatua, empotrada en un nicho en el muro frente a la fuente. En invierno, el dragón descansa en las profundidades del mar; en primavera vuela con las nubes y gobierna y da la lluvia. En las épocas de sequía, los habitantes de los poblados organizan procesiones con la estatua del rey dragón. Si por mucho incienso que se le ofrezca sigue sin dar lluvia, se recurre a la violencia, dejando su imagen expuesta al calor del sol, hasta que él mismo no puede soportarlo por más tiempo y concede la lluvia. Si esta sigue sin caer, puede ocurrir que se destruya su imagen y que las autoridades den orden de entronizar un nuevo rey dragón. Con los dioses y santos de que acabamos de hablar no hemos agotado el número de seres superiores, ni siquiera el de los mejor conocidos. Hay todavía otros muchos que se presentan aislados o en grupos como el de los seis patriarcas del budismo chino, seis monjes que se hicieron acreedores a méritos especiales por su contribución a la difusión del budismo. Todo el pueblo conoce también un gran número de héroes de narraciones famosas, como la Narración de un viaje al paraíso occidental. Esta narración, cuyo héroe es el mono Sun, describe en forma novelada la introducción del budismo en China. Es una exposición legendaria de las aventuras del monje Hsüan-Tsang y de sus compañeros, que en el siglo Vil d. C. marcharon a la India y, después de permanecer allí diecisiete años, regresaron con gran cantidad de libros religiosos, de imágenes y de reliquias. Sun, el mono, que es el protagonista de la novela, se caracteriza por sus estupendas picardías, por sus astutas ocurrencias y por su dominio de todas las situaciones; sólo la doctrina budista puede ir domándolo lentamente. Este mono es una alegoría del corazón humano, por naturaleza salvaje e indisciplinado contradictor de todos los dioses y espíntus. Lao-tse consigue poner al mono un collar, que, suave mientras se mantiene tranquilo, se le clava dolorosamente en la carne tan pronto como se insubordina. Pero sólo Buddha consigue su conversión interna, porque todas las artes mágicas del mono no pueden nada contia él. Entonces Sun se une al grupo peregrinante del monje Hsúan-Tsang y doma al cerdo Chu-pa-chieh (símbolo de la natuialeza animal del hombre), que también toma parte en la peregrinación. La más peligrosa de todas las aventuras es el paso de un río que como puente no tiene más que una plancha; todos vacilan antes de aventurarse por ella, y sólo Sun se arriesga. La última es la del bote para el viaje al cielo. El bote no tiene fondo, y cuando Hsúan-Tsang sube a él, cae al agua. Pero consiguen salvado, y, cuando están a mitad de trayecto, ve un cadáver flotando sobre las olas y reconoce en él a su yo terrenal. Todos le felicitan entonces por su salvación. Al desembarcar en la otra orilla, cuando ya han alcanzado su destino y se han salvado, el barquero desaparece. Esta conocida novela resulta un documento muy instructivo sobre las ideas religiosas.
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Los «ocho genios» son también generalmente conocidos. Su representación iconográfica es un elemento decorativo empleado en los abanicos, en los bordados, en la cerámica e incluso en los pasteles. Pasan por ser símbolos de felicidad. Otro inmortal que todos conocen es LiU'Hai, a quien se representa como un muchacho que hace girar por encima de su cabeza un cordel con unas monedas. Ayuda a conseguir riquezas y se le invoca al comenzar un negocio. Hay algunos dioses de naturaleza astral; así T'ai-i, el «gran uno», una personalidad abigarrada en la que se reflejan las especulaciones cosmológicas. Se la equipara con la Estrella Polar y está al frente de los cinco emperadores celestes. Los taoístas y budistas veneran a T'ou'inu, la «madre del Polo Norte». Y, por último, dentro de los seres celestes existe una jerarquía burocrática bien organizada. Hay un «ministerio del trueno», a cuyas órdenes están todos los dioses del rayo, del trueno, de la lluvia y del viento. El «ministerio de la medicina» se compone, en primer término, de un cierto número de héroes culturales deificados a los que los mitos atribuyen méritos especiales por sus prácticas curativas. Hay luego un rey de la medicina (Yao-wang), cuyos templos e imágenes se encuentran en gran número; un dios de la cirugía, una diosa de los ojos, una diosa que abrevia los partos, otra que ayuda en ellos, un especialista en viruela, etc. El «ministerio del agua» tiene un personal muy abundante y múltiples cometidos. Hay todavía otros ministerios, como los del fuego, de las epidemias, del tiempo, de las cinco montañas sagradas, de los exorcismos, de la literatura, de la guerra, de las finanzas y de los trabajos públicos. De este último forman parte las deidades tutelares de los artesanos y de otras profesiones. Los ladrones y las casas de lenocinio tienen sus propios dioses, que cuidan de la prosperidad de sus industrias. Hay dioses de la dicha, uno de la larga vida y varios de la riqueza, así como espíritus que protegen contra el granizo y contra la langosta. De esta heterogénea mescolanza de deidades antiquísimas con dioses, espíritus y genios nacidos de la fantasía del pueblo o de las elucubraciones de los literatos hubo mucho que cayó en el olvido. En su lugar nacieron nuevos dioses. Incluso en la época más moderna se dieron casos de que se erigieran templos a hombres importantes cuyos contemporáneos todavía vivían. Podemos, pues, resumir diciendo que el panteón chino se compone de fuerzas naturales personificadas y divinizadas, espíritus de los antepasados, santos del budismo, genios de los taoístas y hombres que por sus especiales méritos han sido divinizados.
2.
Costumbres
y usos
además cuándo y cómo les reza y qué papel es el que en su vida desempeña la religión. a)
L A RELIGIÓN EN EL CICLO ANUAL
El Año Nuevo es la fiesta más importante de los chinos. Por su esencia es una fiesta primaveral que marca el comienzo de un nuevo período en la economía campesina. Es una fiesta movible que en nuestro calendario cae entre el 21 de enero y el 19 de febrero y que dura hasta mediado el primer mes del año chino. En ese período, las exterionzaciones religiosas son más numerosas que en todas las demás épocas del año. El día 23 del duodécimo mes tiene lugar una especie de ceremonia previa. En ese día, el dios del hogar sube al cielo para informar al emperador del cielo de los acontecimientos habidos en la casa y del comportamiento de la familia durante el año. Esta deposita ofrendas ante su imagen (en cada casa hay una). Una de esas ofrendas debe consistir en pasteles azucarados, para que al dios se le pegue la boca y no pueda hablar demasiado, ni declarar algo vergonzoso. En las oraciones que se rezan al despedirlo puede verse el papel que el dios del hogar desempeña dentro de la familia: «Viejo abuelo Tsao (hogar), tú eres el señor de la familia toda, tú lo sabes todo primero, tú comes de todo primero (de las ofrendas). Cuenta de nosotros mucho bueno, poco malo».—«Tsao-wang, Tsao-wang (rey del hogar), cuando llegues a los aposentos celestes y veas al emperador del cielo, di mucho bueno y no entres en detalles, y cuando te toque venir, tráete contigo un par de niños robustos». En una canción popular se dice : Resuena el gong y los petardos estallan, nosotros sacrificamos dinero, sacrificamos un caballo 1. Y, por favor, no informes de esta sucia tierra, no informes de nuestras [palabras malas. Palabras buenas has de decir ante el emperador de jade. T e pedimos también que protejas a nuestros hijos. Cuando de nuevo desciendas, te pedimos tu bendición y te presenta[mos nuevas ofrendas No provoques el enfado de los hombres; sobre tu mesa divina todos los días te preparamos un banquete abund a n t e de ofrendas.
La pequeña canción popular que citamos a continuación nos demuestra que, cuando descuida los deberes de su cargo, el dios del hogar ha de sufrir las consecuencias. El nombre del dios del hogar, Chang. Una escudilla de agua, tres varillas de incienso. Hoy mi negocio no ha ido bien. El año que viene podrás comer otra vez azúcar Kuangtung.
religiosos
Para comprender la religión de un pueblo no nos basta con conocer los dioses a que éste reza, sino que necesitamos saber
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Entiéndase: pintado sobre un papel.
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Durante toda la semana que precede a la fiesta no se hace otra cosa sino preparar los alimentos que se consumirán en ella, y la víspera del día de Año Nuevo se procede a pegar a los batientes de la puerta de entrada de la casa las imágenes de los llamados dioses de la puerta. Mucho sería lo que sobre esto habríamos de decir, pero nos limitaremos a resumir lo esencial. Las imágenes de los dioses de la puerta representan a dos generales cuya feroz mirada se dirige al interior de la casa. Son dos personalidades históricas, cofundadores de la dinastía T'ang, que han arrebatado el lugar que ocupan a dos figuras puramente mitológicas. El mito, que hoy se conserva, nos habla de un gigantesco melocotonero sobre el que hay un gallo que canta a la salida del sol. A la sombra de este árbol, los dioses cogieron juncos y ataron con ellos a unos espíritus y los arrojaron luego a los tigres para que los devoraran. En la antigüedad se conmemoraba este mito atando a las puertas de las casas tablillas de melocotonero, un gallo muerto y juncos. La costumbre fue evolucionando ; primero se escribieron los nombres de los dos dioses sobre las tablillas, luego se sustituyeron éstas por las imágenes de los dioses. El mito es un mito solar que denuncia el verdadero carácter del Año Nuevo, que es el de una fiesta primaveral. Muchas veces en lugar de los generales se pegan representaciones de funcionarios con emblemas simbólicos que expresan el deseo de obtener hijos, riquezas o éxito en los exámenes literarios. De las demás imágenes religiosas con que se adorna la casa, hemos de citar todavía la del dios de la riqueza. Es costumbre que sean los mendigos quienes, también en la víspera del Año Nuevo, recorran la ciudad vendiendo estas imágenes. Ello es lo que nos dice esta cancioncilla popular, que nos habla también de lo que se espera del dios de la riqueza: «Se venden los dioses de la riqueza. Riqueza de la puerta, dios de la puerta; asnos y caballos serán nu[mtrosos Cuando el dios de la riqueza entra en la casa, cuanto más entra, más [riqueza en ella».
El punto central de esta festividad lo constituye el culto que en la noche de Año Nuevo se tributa a los dioses y a los antepasados. Pumero toda la familia se congrega para celebrar en común un banquete. Terminado éste, el más anciano de la familia enciende unas varillas de incienso, pumero para los dioses de la casa, luego para los antepasados. Uno detrás de otro, por orden de edad, todos los miembros de la familia van postrándose ante las imágenes de los dioses y ante las tablillas de los antepasados. A continuación los niños y los domésticos testimonian su respeto al jefe de la casa postrándose ante él. Luego tiene lugar la recepción de los dioses, para la que se ha edificado en el patio un pequeño altar sobre el que se ha depositado un paquete que contiene imágenes divinas pintadas. Se les presentan
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ofrendas y todos se postran ante los celestes que en la noche de Año Nuevo descienden entre los hombres. Con ellos regresa el dios del hogar. La ceremonia en honor de los dioses (los representados en las imágenes son unos sesenta) se llama «veneración del cielo y la tierra». Para dejar que vuelvan otra vez al cielo se queman sus imágenes. El paquete que hemos citado contiene las imágenes de los dioses confucianos, budistas y taoístas que con mayor frecuencia se encuentran en los templos. Terminado el culto divino, se regresa a la casa para proceder a la veneración del dios del hcgar. Al día siguiente se ofrecen en las casas sacrificios al dios de la riqueza; pero, además, las gentes acuden en tropel a los templos de este dios, y allí le ofrecen grandes haces de varillas de incienso, que arden durante todo el día. Todavía hay otras fiestas divinas en esta época del Año Nuevo. Mediado el mes, se celebra la fiesta llamada de los faroles, de los que se cuelga en la casa una gran cantidad, todos vanados y lujosos. Esta fiesta no tiene su igual en ningún otro pueblo del mundo, y su sentido profundo es el de, por medio de la magia del fuego, fomentar la fertilidad de los hombres, de los animales y de las plantas. El fuego desempeña también un papel de importancia en la adivinación del tiempo que hará durante el año y de la cosecha que en él se obtendrá. Junto a ésta se recurre también a otras prácticas mánticas. En conjunto puede decirse que las ceremonias de Año Nuevo de los chinos constituyen un compendio de su religión. El día 19 del segundo mes se celebra el cumpleaños de Kuanyin, y el día 3 del tercer mes el de Hsi-wang-mu. En primavera tiene lugar una de las tres fiestas principales con que en el curso del año se conmemora a las almas de los muertos. Se arreglan los sepulcros y se depositan ofrendas ante ellos. El cuarto mes es el de las fiestas de los templos y de las peregrinaciones. El día 8 se celebra el cumpleaños de Buddha y el 13 se hacen peregrinaciones a los templos del dios de la medicina. Una de las fiestas más importantes del año es la llamada «fiesta del quinto mes». Los chinos, que a cada momento vuelven al pasado sus miradas llenas de veneración, tienen una marcada tendencia a convertirlo todo en historia y han hecho de esta fiesta una conmemoración del funcionario y poeta Ch'ü Yuan, quien, acosado por las intrigas de un su rival, se ahogó en un río. Las carreras de botes que en ese día se celebran están consagradas a su memoria. Pero la forma de los botes, que es la de un dragón, y el otro nombre que también se da a la fiesta, «fiesta del bote del dragón», nos denuncian su sentido originario. Las carreras habían de atraer la lluvia. Hay también razones para creer que en la antigüedad se ofrecían al río sacrificios humanos. En la época de la «fiesta del bote del dragón» se recurre a toda clase de talismanes y de remedios mágicos para contrarrestar los «cinco venenos», que son la serpiente, el escorpión, el ciempiés, el sapo y el lagarto. Se intenta con ello protegerse de todas las en-
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fermedades que a comienzos del verano pueden resultar peligrosas. En las semanas que siguen se celebran las fiestas del rey dragón, del dios caballo, del dios de la guerra (Kuan-ti) y de los cinco dioses tigres. En el séptimo día del séptimo mes se encuentran en la Vía Láctea el boyero y la tejedora (que no pueden encontrarse más que esta vez en todo el año). Las mujeres y las muchachas rinden culto a la tejedora porque otorga habí' Iidad en los trabajos manuales. El día 15 de ese mismo mes se celebra la fiesta de los difuntos, con visitas a los sepulcros y representaciones dramáticas que toman su argumento en las leyendas de Mu'lien. El 3 del octavo mes es el cumpleaños del dios del hogar, y el 15 la fiesta de mediados del otoño, fiesta lunar durante la que se ofrecen sacrificios sobre un altar que se erige en el patio. Sobre la mesa sacrificial se coloca un grabado del palacio de la luna; se ve en él una liebre, en pie, con un almirez, moliendo la ambrosía. Se comen en ese día unos pasteles redondos, llamados «pasteles de la luna», que llevan también el dibujo de la liebre que, según creen los chinos, habita en la luna. En el día 9 del noveno mes se celebra una fiesta de otoño que ha perdido casi por completo su carácter religioso. El día 1 del mes décimo vuelve a estar consagrado a las almas. Se ofrecen sacrificios en los sepulcros, y para que los muertos tengan abrigadas ropas de invierno se quema una bolsa de papel que contiene vestiduras también de papel. En el octavo día del duodécimo mes se prepara un puré según una receta especial; parte de él se ofrece a los dioses y a los antepasados y el resto lo comen los hombres. Este puré, cuyos ingredientes tienen un significado mágico, protege del frío, de la influencia dañina de los espíritus y de las enfermedades contagiosas. b)
LA RELIGIÓN EN LOS TRES MOMENTOS MÁS IMPORTANTES DE LA VIDA
Llamamos momentos más importantes de la vida al nacimiento, al matrimonio y a la muerte. Las diosas a quienes se reza para que concedan hijos son Kuan-ym (que es la más frecuentemente invocada), la «emperatriz T'aishan» o «diosa T'aishan», hija del dios T'aishan (T'aishan es el nombre de la primera de las cinco montañas chinas, que se halla en Shantung), y la «madre sagrada, rema del cielo». La «diosa T'aishan» tiene un séquito del que forman parte «la diosa que acelera los partos», «la diosa que envía los niños», «la diosa de la descendencia» y «la diosa de la fertilidad». Hay deidades masculinas que también otorgan hijos. Para tener hijos bien dotados las familias de los literatos se dirigen al dios de la literatura, así como a Kuan-ti, dios de la guerra y de los literatos, y a Lü Tung-pin, uno de los ocho genios, así como a Chang Kuo-lao; en el apo-
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sentó nupcial de los recién casados se cuelga muchas veces un grabado de este último, representado cabalgando en un asno. Para conseguir descendencia rápidamente se recurre a la magia. Una costumbre generalmente difundida es la de hacerse con una de las pequeñas figuras de niños del altar de las diosas a quienes se recurre para conseguir la fertilidad; la figura se lleva a la casa y en ella se la trata como si realmente fuera un niño, hasta que por fin se consigue descendencia. En la época de Año Nuevo, los matrimonios que desean hijos reciben de sus deudos un obsequio consistente en faroles que pueden hacer que se cumpla su deseo. Es frecuente que los matrimonios hagan voto de, si tienen un hijo, hacerlo monje en un monasterio budista o taoísta. Si de esta forma consiguen lo deseado, pueden rescatar a su hijo cumpliendo el voto con la entrega de una muñeca de papel o de una suma de dinero. Después del nacimiento, un adivino establece el horóscopo del niño. Luego se encienden las llamadas «lámparas de las siete estrellas», que han de arder durante siete días y siete noches, pues, en caso contrario, el niño moriría en un plazo de siete días. Para ahuyentar a los malos espíritus se cuelgan sobre el niño o se disparan en todas direcciones flechas hechas de madera de melocotonero. Para mejor protección del recién nacido se le cuelgan amuletos hechos de pelo de perro, collares de monedas de cobre y pequeños cascabeles. Con frecuencia se le da un nombre de animal o se le llama «muchacha esclava», para de esa forma engañar a los demonios, que no quieren que los padres tengan un hijo varón. Cuando el niño crece, se le cuelga un cerrojo de plata, que sirve para atarlo a sus padres y evitar así las asechanzas que contra su vida pudieran tenderle los espíritus malvados. Es frecuente que los niños lleven pendientes, lo que responde de nuevo a la intención de hacer creer a los demonios que no son niños, sino niñas. Los engaños de este género son muy numerosos. También está muy difundida la costumbre de hacerles un collar de cuerda con una o varias monedas, para que consigan riquezas y bienestar. Antes de llegar a los dieciséis años, el niño debe vencer treinta obstáculos peligrosos, y para cada uno de ellos hay que dotarle de un amuleto adecuado. En los esponsales y en la elección del día de la boda se concede gran importancia a los doce signos del Zodíaco. Todos los chinos saben bajo qué signo han nacido, como asimismo que no todos los signos son compatibles. Antes de subir al palanquín para ir a buscar a la novia, el novio se postra ante las tablillas del cielo y de la tierra y ante las de sus antepasados. En los detalles de las ceremonias de la boda, como en todas las costumbres, hay diferencias según las regiones; pero una cosa es común: la importancia y abundancia de acciones mágicas y presagios. Cuando los novios se alejan de la casa de los padres de la desposada, los vanos de sus palanquines deben ir vueltos hacia el lugar en que en ese día se encuentre el dios de la
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alegría (lo que puede saberse con sólo consultar el calendario). Una vez llegados a la casa del novio, se conduce a la novia ante el altar o ante una tablilla del cielo y la tierra, ante la que arden cirios y varillas de incienso. Los novios se postran ante ella y luego ante las de los antepasados del novio y ante la imagen del dios del hogar. Cuando alguien va a morir, se ruega a su alma que no lo abandone. Como último medio para contener a la muerte se va al templo para buscar una imagen divina y llevarla a la habitación del moribundo. La estatua, acompañada procesionalmente por los bonzos, va entonces a la casa y allí se la recibe con los debidos honores. Se ruega al dios que cure al enfermo o que por lo menos dé a conocer una medicina apropiada. Luego se lleva a la imagen a una droguería para que el dios escoja personalmente la medicina. El boticario va señalando con el dedo varios cajones; si el dios permanece inmóvil, es que las medicinas que contienen no son buenas. Cuando el boticario señala la medicina apropiada, el dios se mueve (o, lo que viene a ser lo mismo, lo mueven sus portadores). Después de la muerte se piensa que el alma se ha convertido en un ser superior de la misma naturaleza que los dioses y los espíritus, y que por ello hay que tributarle veneración cultual. Los chinos no saben establecer una diferencia teológica clara y comprensible entre los dioses, los espíritus y las almas de los muertos. La vida del alma después de la muerte se la imaginan parecida a la existencia terrenal, y por ello surten al muerto de vestiduras, objetos valiosos, casas de papel, caballos, y, hoy en día, automóviles, mujeres y servidores, cajas de caudales, relojes de pesas, etc., quemando en el momento de la sepultura figuras de papel que representan todos estos objetos. En la antigüedad se cosepultaba con el muerto a sus mujeres y esclavas, vivas. Cada familia tiene un recinto propio para sus sepulturas; los campesinos entierran a sus muertos en el campo. En ninguna parte falta ese elemento del paisaje chino que son les túmulos sepulcrales, cónicos o cupulares. Son tantos los usos y las reglas a que van ligadas la preparación del cadáver para la sepultura, la fabricación del ataúd, las ceremonias de los funerales, el cortejo fúnebre y la sepultura misma, que aquí no podemos abordar su estudio. Su origen hay que buscarlo, de una parte, en la piedad filial que prescribe la ética confuciana; de otra, en el deseo de propiciarse al alma para que no tenga que vengarse porque no se le tribute la veneración debida y para que se cuide de que la familia prospere. Los ritos funerarios a la muerte de los menores de edad y de los solteros son muy sencillos. A los niños se les entierra casi sin ceremonias. Los campesinos se limitan a depositarlos en las lindes de sus campos para que los perros los devoren lo más pronto posible. El autor de estas líneas ha tenido más de una vez la oportunidad de constatar la práctica de esta costumbre en las cercanías de Pekín. Obran así
porque creen que de esa forma el alma del niño desaparece para siempre y no puede hacer a su familia ningún daño ni vengarse de sus padres por no haberlo cuidado mejor. Los deudos pueden encargar a los sacerdotes budistas o a los taoístas que celebren oficios fúnebres para librar al alma del muerto de los peligros y de las dificultades que la acechan en su vida en el trasmundo. c)
OTRAS CEREMONIAS Y COSTUMBRES RELIGIOSAS DE APARICIÓN OCASIONAL
Antes de cerrar nuestra exposición de la religión china, debemos, para que sea completa, hacer mención, junto a los usos que acabamos de describir, ligados al curso de la vida humana, de otras costumbres de gran importancia. Todos los chinos respetan el llamado fungshui (expresión que traducida literalmente significa viento-agua), un sistema semicientífico que se basa en la creencia de que el hombre está inserto de un determinado modo en relación con el clima, con las condiciones locales y con el universo entero, y que enseña al hombre dónde y cómo debe disponer sus sepulcros y construir sus casas y sus templos para que reine la armonía entre los hombres, los muertos y los espíritus y la naturaleza toda. El arte divmatorio, que en la época protohistónca se practicaba con huesos calentados al fuego y por lanzamiento de tallos de aquileas, se desarrolló luego hasta convertirse en una ciencia. La fisiognómica interpreta, además de los rasgos del rostro, todas las peculiaridades de las demás partes del cuerpo. Hay especialistas en geomántica. En la construcción de una casa deben observarse cerca de doscientos preceptos y tabús. Hay brujos y brujas. Se conservan huellas de chamanismo. En el campo del norte de China es frecuente que se venere como seres superiores a las serpientes, a los zorros, a los erizos y a las comadrejas, y se cree que sus espíritus, poseyendo a las personas que se ocupan de su culto, las hacen capaces de curar enfermedades, interpretar el futuro y dar buenos consejos a sus prójimos en los problemas difíciles. El calendario chino está lleno de instrucciones supersticiosas acerca de las acciones y de las empresas que cada día hay que acometer o aplazar. Como quiera que hemos agotado el espacio que nos había sido señalado, hemos de contentarnos con esta enumeración apresurada de algunas ramificaciones de la religión popular china. CONCLU
SION
Tres factores importantes contribuyeron a formar la religión china. Los pensadores religiosos intentaron penetrar en el mundo de lo suprasensible. Como a todos los grandes genios de todos
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MAITHIAS PDÍ R
los pueblos del mundo, también a ellos les pareció evidente que el mundo de la experiencia era sólo un fragmento del verdadero ser y que el mundo dependía de un espíritu trascendente que lo gobernaba. Lo que Confucio y Lao-tse y sus discípulos han dicho del cielo y del tao es, en gran parte, verdadero y tiene una validez general. Por el camino del pensamiento de los sabios chinos, la humanidad, si no llegó a su meta, sí que se aproximó más a Dios. El Estado, otro factor que contribuyó a formar la religión, tenía en China un fundamento religioso. La idea de que para que una comunidad existiera y pudiera prosperar era preciso que tuviera raíces metafísicas y se basara en un orden óntico inmutable, único y absoluto, era en sí correcta, y a una gran parte de la humanidad le resultó útil. Y si es cierto que, comparada con la clara luz de la revelación del Nuevo Testamento, la del conocimiento de Dios a que llegaron los chinos no es más que la pálida vislumbre de un amanecer, no lo es menos que esa débil luz proviene de la eterna verdad divina. El que las deidades redentoras budistas, especialmente Amida y Kuan-yin, llegaran a convertirse en figuras centrales de la religión popular china, hay que explicarlo por el deseo de redención que la humamdad toda ha sentido siempre, y cuyo cumplimiento es Cristo. Ante la doctrina de la Providencia divina y de la paternal bondad de Dios se esfumará toda superstición. También el pueblo de los chinos espera a Cristo, al que ha venido para redimir al mundo entero.
D R . O L A F GRAF, COREA
SINOPSIS DE LA HISTORIA DE COREA
RELIGIOSA
CONTENIDO I. II. III. IV. V.
La religión nacional hasta la introducción del budismo. Primeros contactos con las religiones chinas. Hegemonía y decadencia del budismo (668-1392). Supremacía del neoconfucianismo (1392-1910). Época contemporánea (1910-1950).
La de exponer en tan corto número de páginas la evolución históncO'religiosa de Corea es empresa que ofrece muy pocas perspectivas de éxito. El pueblo coreano, que, desde un punto de vista etnográfico, histórico, cultural y lingüístico (su lengua, emparentada con las finesas y magiares, pertenece al grupo de lenguas ugro-altaicas), ha de considerarse como totalmente autónomo, fue durante siglos el mediador entre la cultura china y el reino insular del Japón, papel este al que le predestinaba la situación de su península, puente entre el continente y las islas. La superior fuerza de sus vecinos de Oriente y de Occidente no le ocasionó sino relativamente pocas contrariedades de orden político. En el orden cultural, Japón no se esforzó por asimilar a Corea sino después de haberla ocupado en 1910; en cambio, la influencia cultural de China en algunas épocas llegó a ser tan grande, que el budismo chino y (en menor grado) el confucianismo relegaron a segundo término las formas religiosas tradicionales, más primitivas. La historia política de Corea siguió rumbos muy distintos de la del Japón; en el Japón, la vieja religión patria, el shintoísmo, íntimamente aliada al clan dominante, recibió de él apoyo constante y ayuda; en Corea, la fe popular autóctona no encontró apoyo alguno en el poder político, y en el curso de los siglos fue siendo relegada a algunos valles montañosos apartados, en los que llevó una existencia siempre precaria, sin que llegara a contar con centros cultuales como los japoneses de Ise e Izumo y sin que los documentos literarios, los anales ni las demás fuentes históricas hicieran mención alguna de ella. Esto es lo que nos hace tan difícil llegar a penetrar en la historia primitiva. Al utilizar las pocas investigaciones vernáculas que se han ocupado de nuestro tema es necesario proceder con prudencia, pues no es raro que tiendan a generalizar precipitadamente, ni que prescindan de demostraciones, ni, en fin, que les falte la exactitud científica de las publicaciones occidentales. Mencionemos aquí el breve resumen que en las páginas 187-203 de su libro Japanische Religionsgeschichte (Stuttgart 1943) ha hecho W. Gundert, que se ocupa casi exclusivamente del budismo coreano, así como las monografías de Charles Allens Clark (Reíigitw of oíd Korea [Nueva York 1932]) y Eul Sunyoun (Le confuciamsme en Coree [París 1939]); la exposición que del contenido del neoconfucianismo hace Sunyoun no resulta satisfac-
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OLAF GRAr HISIORIA RELIGIOSA DE COREA
tona, pero su obra es insustituible como historia de la difusión del confucianismo en el suelo coreano. En las páginas que siguen vamos a evitar, siempre que ello resulte hacedero, el dar demasiados nombres; enumerando los de las sectas budistas, los de los monasterios y las escuelas y los sabios confucianos (que llenarían páginas), no conseguiríamos nada útil, sino sólo servir a la confusión y enmascarar los rasgos más importantes del cuadro de conjunto, que es el único que debe interesarnos aquí. Claro es que con esto queda dicho tambien que el lector no puede esperar otra cosa que un esbozo sumario de la historia de las religiones coreanas.
í.
LA
RELIGIÓN
NACIONAL CIÓN DEL
HASTA LA BUDISMO
INTRODUC-
La historia primitiva de Corea no ha sido más estudiada que la de las razas china y japonesa. Pero sí que puede darse por seguro que la principal de las corrientes migratorias que en la prehistoria desembocaron en Corea procedía del Asia central (manchúes-tunguses) y que los posibles elementos polinesios o malayos, que habrían llegado al sur de Corea y a las islas que la rodean por vía marítima o a lo largo de las costas, no tienen más que una importancia secundaria (al contrario de lo que ocurre en el Japón, donde estos componentes raciales meridionales han dejado huellas mucho más claras en la historia de la cul' tura). Por eso no puede sorprendernos el encontrar las antiguas creencias populares coreanas conformadas y penetradas por la que fue la forma originaria de la religión de la naturaleza de Sibena y del Asia central, o sea por lo que llamamos animismo, la creencia en innumerables espíritus o daimones, cuya influencia, que se extiende por doquier, es casi siempre hostil al hombre, aunque éste puede evitarla recurriendo a la magia y a los conjuros de los chamanes, que son los mediadores profesionales con el mundo de los espíritus. Como quiera que el budismo mahayána practicaba (y todavía practica) una ilimitada tolerancia sincretista ante todas las formas de las creencias populares, la supremacía que llegó a alcanzar en Corea durante la Edad Media no implicó la ruptura con la creencia en los espíritus, y así éstos y los fantasmas, con el nombre de knsin, siguieron, como en el vecino imperio chino, dominando la vida del labrador o del pescador coreano con mucha más fuerza que las esperanzas budistas del nirvana o que las máximas de Confucio. Esto explica la gran importancia de los paksu (conjuradores) y de las mutang (hechiceras), que hoy se conserva inalterada en las comarcas apartadas. De la misma forma que en el Asia septentrional bajo una capa uniforme de chamanismo puede demostrarse la existencia de creencias-resto en las llamadas «deidades-autoras» (piénsese en
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el fumala de los fineses, en el Jumal de los estonios, Jubmel de los lapones, Tengere de los pueblos altaicos, T e n g n de los mongoles, Tangry de los turcos y Tien de los chinos, etc.), en Corea encontramos un espíritu supremo, Hananim, que habita en el cielo. Las interpretaciones que de él se han hecho en la historia de las religiones conocen los mismos extremos que las del Tien o el Shangti de las creencias chinas primitivas; unas veces se le considera en forma material, como el firmamento azul y como el que mueve los astros o el sol; otras como un principio espiritual y suprapersonal, un señor del cielo que premia el bien y castiga el mal. Algunos estudiosos coreanos, como, por ejemplo, Tjó Namsyen (en su obra Asi-Tjoson), han reconstruido un culto solar de notable elevación y pureza, que sitúan en esta época primitiva (1000 a 500 a. C ) . Palk, el dios del sol, contrafigura del Amaterasu japonés, es el fundador de un remo de la luz; los coreanos son los «hijos del sol» (iUt]a), que en los lugares sagrados de Palk, especialmente en las alturas de las montañas orientadas hacia el este, le tributan culto y le ofrecen sacrificios en los que el momento de la salida del sol tiene especial importancia. Este Ormuzd o Ahura Mazda coreano tiene su Ahriman, Kud, principio de la oscuridad, del pecado y de la desgracia. En esta época más antigua no sabemos casi nada de la magia conjuratona; la tradición nos habla del olkum, el mediador entre el monarca solar y los hijos del sol en la tierra. El primero de estos magistrados sacerdotes fue Tan-kun, que en Thai-paiksan (que debía de encontrarse al norte, en las zonas próximas a la frontera, y que quizá haya que identificar con el actual Paiktusan) bajó del cielo e instituyó la teocracia del pueblo tpn. Hoy no parece todavía posible el determinar con exactitud el momento en que estas leyendas fueron fijadas por escrito. Pero lo que sí es en todo caso cierto es que nunca existió una mitología coreana comparable a la japonesa que nos presenta el Kopkr, de forma que la fase más antigua de la evolución histónco-religiosa de Corea contrasta ventajosamente con el shmto primitivo y con sus mitos cosmogónicos, abstrusos y algunas veces repulsivos. En el curso de la evolución, este culto solar relativamente puro, con sus sacrificios a Palk, de que nos quedan restos en los íugares de cremación hallados en las montañas y orientados hacia el este, fue pasando cada vez más a segundo término, cediendo su lugar al culto de las deidades secundarias y de los espíritus, especialmente a los de los montes, ríos, fuentes, del fuego y del viento, de la lluvia, del trueno y de ciertos árboles, etc. Las fiestas de Año Nuevo, los sacrificios en las épocas de la siembra y de la cosecha, en las que también se danza en corro en torno a los lugares y bosquecillos sagrados, sin que falten los menhires ni los dólmenes usados como altares (y llamados son-tol o hom-tol), nos denuncian el carácter de este culto, que, como el de China (que no ejerció sobre él más que una influencia mínima), está
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esencialmente subordinado a las necesidades de la agricultura. Debe subrayarse que la influencia que en este culto corresponde a la mujer, mediadora con el mundo de los espíritus, debe de haber sido muy notable. El que en el shmto primitivo volvamos a comprobar su importancia (resto quizá de una estructura social matriarcal) es una prueba más, que viene a añadirse a la del íntimo parentesco de las lenguas japonesa y coreana, en favor de la inmediata vecindad en que las razas japonesa y coreana debieron hallarse en su patria originaria, Siberia. En cambio, puede llamar la atención el que en esta época primitiva el culto de los antepasados no tenga la misma rmportancia que tiene en la evolución de la religión nacional japonesa ya antes de su contacto con China. Ello puede explicarse probablemente porque en Corea el complejo de los clanes, aun siendo fuerte, como factor político no alcanzó la misma importancia que en el Japón. Corea no llegó a convertirse en un Estado feU' dal como el que es característico de la historia del Japón o del primer milenio de la historia del imperio chino, y, consecuentemente, en Corea no podía pensarse en elevar a los antepasados fundadores del clan al rango de (o en fundirlos con) las deidades tutelares de un cantón o de una clase; piénsese, por ejemplo, en el origen del culto de Hachiman en el Japón. El incremento que luego experimentaron el culto de los antepasados y los sacrificios que en él se ofrecían se debió, sobre todo, al confucianismo importado de China. Pero no necesitamos insistir expresamente en que el culto de los antepasados propiamente dicho era practicado en Corea desde los tiempos más remotos, pues es evidente que, de todas las religiones naturales, él es la más próxima al mundo de creencias ammistas y que es forzoso que entre en íntima alianza con éste.
al oeste de Paiktusan (Yalu y Turnan), penetraron o no en el sur, y, caso afirmativo, hasta dónde llegaron. La luz de la historia se hace en Corea sólo a mediados de la época Han, unos dos siglos antes que en el Japón. En el último siglo antes de nuestra era, la península cuenta con tres centros políticos; el primero, en la comarca del actual Pyengyang, lo era de toda la mitad septentrional del país; este reino del Norte se llamaba Kokuryo, y su capital Lolang. El segundo radicaba en el actual Tai-t]on; su reino se llamaba Paiktje y ocupaba la mitad occidental de lo que hoy es la Corea del Sur, cuya parte oriental estaba dominada por el tercero de los Estados, el de Silla, con la capital al este de Pusan y más tarde en la comarca del actual Tai-ku. Aunque no nos interese en absoluto entrar a describir los destinos políticos de estos tres Estados en el período de los tres remos (samkuk' sitai), ni sus luchas, ni su rivalidad, ni sus alianzas con el extranjero (Paiktje con el Japón y Silla con China, y especialmente con la corte de los Tang), que aproximadamente en el 660 a 670 d. C. terminaron con la unificación del país bajo la hegemonía de Silla, sí que hemos de decir que estos acontecimientos políticos constituyen los presupuestos de la penetración de los elementos culturales chinos y de su transmisión al Japón. Es muy probable que el confuciamsmo fuera el primero en llegar a Kokuryo, el Estado más próximo a Chma, seguramente ya en la época Han; recuérdese que la dinastía Han, que durante el reinado de Wu-ti manifestó tan gran fuerza expansiva más allá de las fronteras de Chma, hizo del confucianismo el fundamento consciente del imperio y de la cultura chinos. A comienzos de nuestra era encontramos ya un templo confuciano de los antepasados (tnyo; chino, miau): el de la familia real de Kokuryo. En los dos Estados meridionales, la doctrina de Confucío y de Mencio (que, no necesitamos recordarlo, pese a su complejo sacrificial —sacrificio estatal al cielo, sacrificio a los antepasados, etc.—, más que una religión de orientación metafísica era un sistema ético social) no penetró hasta más tarde. En el año 410 d. C , y desde Paiktje (Estado que en el año 552 será también el transmisor del budismo a la corte japonesa), el Lunyue pasó al Japón. (Se llama Lunyue a uno de los «Cuatro libros», que recoge las conversaciones de Confucio con sus discípulos; junto con el libro MenZius constituye lo que puede considerarse como el Nuevo Testamento de los confucianos.) En el Estado de Silla, que, como hemos dicho, estaba en íntima relación con la corte de los Tang, en Tschangan, hubo en los siglos VI y Vil sabios confucianos que llegaron a ocupar cargos importantes. No debe olvidarse que el Estado de los Tang, pese a todo su cosmopolitismo y a su sincretismo religioso, se mantuvo fiel a la herencia política de los Han, y siguió viendo en el confucianismo el fundamento de toda moral humana y de toda cultura. Ahora bien, no hay que pensar que en aquella época la yu-hyo (la doctrina moral confuciana) llegara con su
II.
PRIMEROS
CONTACTOS CON LAS CHINAS
RELIGIONES
Las tradiciones coreanas —prescindiendo de las leyendas de Tan-kun— quieren que la más antigua fundación de un Estado fuera la de la «Corea del señor Ki», al sur de Manchuna, en los límites septentrionales de la actual Corea. Su capital habría sido Oang kemseng, y su fundador, Ki-tja, un ministro del último emperador chino de la dinastía Chang (Chou Hsm), que, cuando éste fue destronado por Wen Wang y Wu Wang (fundadores de la dinastía Chou, que, según la tradición china, comenzó el 1122 a. C ) , marchó a un destierro voluntario. Desde luego, es más que verosímil que aquellas fértiles comarcas fueran pobladas por colonizadores y comenzaran a desarrollarse con cierta independencia ya antes de comenzar la época Han, pero hoy resulta muy difícil de constatar si aquellos pobladores, pasando las montañas y los ríos que forman la frontera al este y
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influencia a amplias capas del pueblo; lo cierto es que las exigencias morales que proponía eran demasiado elevadas para el pueblo inculto, y la nueva doctrina quedó en principio limitada al círculo de los eruditos y de los funcionarios, conocedores de la cultura china. Para que el confuciamsmo pudiera llegar a masas más extensas fue preciso que la filosofía Sung le dotara de una base metafísica más amplia y profunda (y al mismo tiempo que lo simplificara) y que ganara en altura el nivel cultural del pueblo. Esta elevación del nivel cultural del pueblo había de quedar reservada al budismo, que en Corea fue una fuerza educadora y un factor cultural de tal importancia, que en este aspecto sólo puede comparársele con la Iglesia de la Edad Media de Occidente. Sabemos que la influencia de China sobre Corea siempre se ejerció por vía terrestre y nunca por mar; es natural, pues, que la pul'kyo (la doctrina de Buddha; en japonés, bukkyo) se introdujera primero en el Estado septentrional, en Kokuryo, donde en torno al año 300 d. C. actuaban ya monjes budistas. El comienzo del apogeo de la nueva doctrina ha de ponerse en relación con la fundación de dos monasterios en la capital Pyengyang (en el año 375). En los dos siglos siguientes se desarrollaron en Corea una sene de escuelas budistas, especialmente la sansón y la tendal, aunque también estuvieron representadas las tendencias hínayámstas. Es significativo el que fuera precisamente de Kokuryo de donde procedían los mejores eruditos y artistas que los reyes del Japón central, Soga Umako y Shotoku Thai-si (el Constantino budista del Japón), tuvieron a su servicio: citemos solamente a Eben (584), Eji (595), Doncho (610) y Ekwan (625) (damos sus nombres japoneses). Antes de que terminara el siglo IV, un monje tártaro, Maramanta, celebrado como autor de milagros, llevó a Paiktje la doctrina sotenológica india, que en aquel Estado no llegó a su apogeo hasta unos ciento cincuenta años más tarde, en el remado de Syong Oangs. En el año 552 d. C , Syong Oangs envió a Kimmei Tenno imágenes y libros budistas, encareciéndole que ayudara a los maestros budistas que luego le enviaría para que la nueva religión triunfara también en el Japón. Fue éste un paso rico en consecuencias, comparable al que unos cuarenta años más tarde dio San Gregorio Magno enviando a San Agustín y a sus compañeros a la corte de los anglosajones. Silla no abrió su frontera al budismo hasta mediados del siglo VI, casi doscientos años más tarde que los Estados occidental y septentrional. Como era el Estado que más se preocupaba de su independencia nacional y el más belicoso, fue el que primero consiguió realizar la unificación de Corea, derrotando, con la ayuda de un ejército de los Tang, a Paiktje (662) y a Kokuryo (668). El rey Pophung (su nombre significa «el que mantiene la ley» ; pop, ley, quiere decir aquí ley budista, preceptos, interdicciones, sutras, etc.) fue desde el año 527 un apóstol
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incansable de la nueva doctrina; luego dejó el trono y con su esposa entró en religión. Su ejemplo tuvo muchos imitadores en Corea y en la corte japonesa. Los sabios budistas de Silla peregrinaron por todo el gigantesco reino de los Tang para estudiar la doctrina y la práctica del budismo, y de un grupo de ellos sabemos que no vacilaron en emprender el largo camino a través del Asia central y de Pamir para llegar a la patria del «excelso» y copiar allí sus amadas escrituras y conocer en su lugar de origen todas las tradiciones del budismo primitivo. También el tercero de los grandes sistemas religiosos chinos, el taoísmo de Lao-tse y de Dschuang-tse, llegó hasta Corea, donde su nombre fue tokyo; pero su difusión fue escasa, pues tuvo en contra su esotensmo, así como la polémica que entabló con el budismo, mucho más popular. Según parece, desde un principio se presentó como una secta secreta de astrólogos y geomantes, magos y conjuradores de espíritus, adivinos y fabricantes o poseedores de hierbas milagrosas y de filtros de inmortalidad. Aunque estas sociedades de hoa^rangí (magos) podrían ser también herederas de los chamanes primitivos, en Silla es evidente que estaban relacionadas con los sacerdotes taoístas chinos, de modo especial la tjin-hung y la tjoi-tji-tjiuon. Kim Pusik, el Si-ma tjien y Si-ma Guang de Corea, escribió en 1100 d. C. la historia de esta secta hoa-rangi. Pero como ya con el triunfo de la primera dinastía, y todavía más en el siglo XVI, cayó como víctima de la inquisición, que la prohibió y castigó a sus adeptos con el destierro, no puede considerársela, como al confucianismo, como una religión ni como un sucedáneo de religión, y nosotros podemos prescindir de ella sin mayor escrúpulo.
III.
HEGEMONÍA
Y DECADENCIA (668-1392)
DEL
BUDISMO
La historia política de la Edad Media coreana se subdivide en dos períodos. Es el primero el del remo unido bajo la dirección de Silla; su cultura material llegó a alcanzar un grado tal de apogeo que todavía hoy los restos de las construcciones que de aquella época se conservan en la que fue su capital, Kyongtju (cerca de Pusan), causan el asombro de todo el que los visita. La segunda mitad comienza con la sublevación de Oang kon (918) o con el traslado de la capital, una vez concluida la hegemonía de Silla, a Syongto, más al centro del país (935). La nueva dinastía, llamada la de Korye (de donde el nombre de Corea), remó hasta finales del siglo XIV. Durante estos dos períodos el budismo llegó a alcanzar una posición privilegiada y exclusivista que no es inferior ni siquiera a la que en aquella misma época consiguió en el Japón durante los períodos Nara y Heían. En líneas generales, quien estudie la
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histona de este siglo VIH descubrirá muchos fenómenos análogos y paralelos en Nara y en Kyong-tju. En el período de Nara existieron en Japón seis escuelas o sectas del budismo; en el de Silla, en Corea, ocho. El dar los nombres de todas estas escuelas sin entrar a estudiar los principales rasgos distintivos de sus doctrinas y de sus escrituras no tendría sentido ni resultaría útil. Será suficiente, pues, que digamos que la actividad positiva del budismo alcanzó en aquel siglo un nivel rara vez superado y que su evolución siguió una línea constantemente ascendente. Hemos hablado ya también de las fecundas resonancias de este apogeo en la cultura profana, en el ai te, en la técnica y en la industria. De la misma forma y al mismo tiempo que en China, también en Corea, al comenzar el siglo IX, el estudioso celo de los centros educacionales del budismo se extinguió, aunque la secta 7en conservó su vigor. En la medida en que toleró las prácticas taoístas de que hemos hablado y todas las supersticiones populares (y no sólo en la medida en que las toleró, puesto que sus tendencias tántricas llegaron a elevarlas al rango de núcleo central de sus prácticas), el budismo se mundanizó y se trivializó incontenible y rápidamente. Lo mismo que ocurrió en Japón en la época Nara, pasó en Corea: que las poderosas ligas de monasterios, de gran fuerza económica, se convirtieron en factores políticos rivales del gobierno, que sólo con dificultad podía defenderse de ellas. El abandono de la capital Kyong-tju respondió al mismo deseo que en el Japón movió a trasladar la corte de Nara a HeíanKyoto : al de alcanzar una mayor independencia de aquellas ligas de monasterios. Pero pasaron unos decenios, y la montaña Hiei, ante los muros de Kyoto, se sembró materialmente de monasterios-templos budistas, y todas las colmas que circundaban la ciudad siguieron su ejemplo, hasta que, al cabo, las teras volvieron a llevar sus rivalidades a la ciudad misma, y lo mismo ocurrió en Corea, donde el nuevo Estado de Korye, huyendo de la lluvia, vino a dar con la tormenta. Los bonzos acabaron por alcanzar el rango de funcionarios, y todas las familias nobles habían de hacer del tercero de sus hijos un sacerdote budista. Como en el Japón medieval, muchos miembros de la familia real se hicieron bonzos y monjas. Gundert escribe (l.c, p.197): «En las fiestas budistas, el rey invitaba a millares de monjes; en 1136, nada menos que 30.000. Las propiedades de los nobles rebeldes se regalaban a los monasterios. Las armas se fundían para convertirlas en campanas y una y otra vez se prohibió el dar muerte a los animales». Visto lo cual no puede parecemos extraño que no se opusiera resistencia eficaz a los ataques de los bárbaros khitan primero, ni luego a los de los mongoles (que en los siglos XI y XIII, respectivamente, violaron las fronteras septentrionales del remo). En el Japón, el budismo llegaría todavía a conocer nuevos períodos de apogeo, como en la época de Kamakura y en el shogunado de Ashikaga, y, gi acias a una transformación que le dotó de mayor profundidad y al mismo
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tiempo de mayor sencillez, se convirtió en una religión para laicos ; pero en Corea le faltaron los reformadores que, como Honen Shonin, Shinran Shonin, Eisai Zenji y Nichiren Shomn, el Savonarola del Japón, hubieran hecho posible este despertar religioso. Cierto que ni siquiera estos intentos de renuevo consiguieron impedir la decadencia del budismo japonés (1450-1580) ni su final derrota en la época de Oda Nobunaga; pero los shogunes Tokugawa cedieron a sus intereses políticos y no lo suprimieron totalmente, con lo que el budismo llegó incluso, lentamente, a dominar sus indudables síntomas de decadencia y, al terminar el siglo pasado, a reorganizarse (hasta cierto punto) y a adquirir mayor fortaleza interna. En cambio, en el budismo coreano del siglo XI al XIV no se da nada de esto. Con el tiempo fueron haciéndose evidentes sus defectos, su falta de vigor, su degeneración. En torno al año 900 comenzaron las críticas y la oposición públicas. En el Japón, las reformas se desarrollaron desde dentro; en Corea, el deseo de reforma se situó desde un principio fuera del budismo. El llamado neoconfucianismo se convirtió en su enemigo implacable.
IV.
SUPREMACÍA
DEL NEOCONFUCIANISMO (13924910)
La dinastía fundada en 1392 por el general I (muchas veces se escribe Ri) Songkve, que puso la capital en Hanyang-Seúl, se apoyaba, sobre todo en los círculos hostiles al budismo, en los funcionarios, en los literatos y en los militares. Como el budismo de finales de la época Korye no tenía ya fuerza alguna, no le fue difícil a la nueva dinastía el despojarle de sus derechos, reduciéndolo a la insignificancia y consiguiendo poco a poco causar su total descrédito entre las masas. Pero en el neoconfucianismo que venía a sustituirlo había de repetirse el mismo proceso —ascenso, apogeo, decadencia, anquilosamiento y degeneración— que hemos visto acabó con el budismo de la Edad Media coreana. Como hemos dicho, en la época de Sung, y sobre todo en su primera mitad (dinastía Sung septentrional, 960-1126 d. C ) , las viejas ideas confucianas experimentaron una renovación y una transformación radical. Aunque el budismo de aquella época ya estaba en decadencia, los budistas no se cansaban de afirmar la enorme superioridad de las ideas indias sobre la mezquina superficialidad del contenido doctrinal de las escrituras confucianas. Y era cierto que, como venía reprochándoseles desde les días de Lao-tse y Dschuang-tse, éstas adolecían de falta de profundidad metafísica. Por ello muchos sabios confucianos comenzaron ya en la época Tang a estudiar los sutras más famosos, en parte para mejor poder refutar a sus contrarios, en parte espontáneamente, atraídos por el profundo sentido de estas escrituras. Pues CÍI\!O
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si la huida del mundo, tal como la predicaba el budismo, necesai lamente había de repelerles por implicar el abandono de la familia y ser la piedad filial el pilar fundamental de la moral confuciana, en cambio la metafísica que él enseñaba era la primera verdadera metafísica con que entraban en contacto. Y como les parecía tener justa y oportuna necesidad de una metafísica que diera profundidad ideológica a su ética política, procedieron a introducir un sistema de este género en sus propios escritos clásicos, y especialmente en el Schu Kmg, en el Schi Kvng, en el í Km%, en el Lunyue y en el Menftus. Esto es lo que se llama «exégesis Sung», obra de los cuatro filósofos Sung más antiguos (cuyos nombres no hacen al caso). Genial sistematizador de esta exégesis fue Dschu Hsi (1131-1200), sin duda el más grande de los sabios chinos, con frecuencia y razón comparado con Santo Tomás de Aqumo, príncipe de la escolástica católica. En la época de la dinastía Yuan (mongólica; 1280-1367) fue su sistema el único admitido como válido en todas las academias del imperio, y sus obras se convirtieron en el único texto de los exámenes oficiales por los que había de pasarse para llegar a ocupar cargos gubernativos; en los períodos subsiguientes, Mmg (1368-1643) y Tjing (manchú; 1643-1912), su privilegiada situación de monopolio se afianzó todavía más. Las opiniones de los investigadores europeos ante este dschuhsismo (que en Corea recibe el nombre de tjutjak'hak y en Japón el de shushigaku) son extrañamente contradictorias. Hay quien ha creído deber considerar a Dschu Hsi como creador de un materialismo y ateísmo áridos, archirracionalistas, y hay quien ha asegurado que su sistema es manifiestamente teísta. A nosotros las dos interpretaciones nos parecen falsas, porque, sin tener en cuenta que Dschu Hsi no tuvo la menor noticia ni siquiera de la existencia de la filosofía occidental, apnorísticamente alinean y encuadran su sistema dentro de categorías occidentales en lugar de intentar comprenderlo dentro de su mundo y partiendo de sus predecesoies. Si fuera realmente imprescindible el aproximar su sistema al de un filósofo occidental, el que más adecuado nos parecería sería el de Baruch de Spmoza, sobre quien también se han emitido encontrados )uicios. El sistema de Dschu Hsi es un monismo riguroso, pero animado e impulsado por una ética de gran elevación y profundo pensamiento, de concepción altruista, que culmina en una postura que recuerda la del amor Dei intellectuühs del filósofo de Amsterdam. Desgraciadamente, entre los numerosos discípulos y sucesores de Dschu Hsi no hubo ninguno que fuera digno heredero de su espíritu, y la exclusividad de la ortodoxia que de esta forma recayó sobre la escolástica Sung a partir del siglo VI tuvo fatales consecuencias. Cuando en la época de los mongoles este neoconfucianismo llegó a Corea poi \ez primera, nadie podía adivinar todavía el problema que habían de plantear sus epígonos Como es sabido, fue en aquel período cuando Pekín (Khambahk, capital del
HISTOilA RtllOIOSA D L C C Í E A
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[gran] Khan, o sea de Kublaikhan [Qubilai], el primero y más grande de los emperadores mongoles de Chma) se convirtió en capital del imperio. Pekín estaba mucho más cerca de Corea que la residencia de los Sung, situada al sur del Yang-tse, en la actual Hangtschou. Para llegar hasta el centro cultural, hasta sus academias y bibliotecas, los sabios coreanos no necesitaban ya arriesgarse a emprender un viaje difícil, laigo y, en aquellos tiempos intranquilos, peligroso, pues lo tenían, por decirlo así, a las puertas de su casa. Además, el parentesco étnico que unía a los coreanos con los mongoles era más cercano que el que les unía con los verdaderos chinos, a los que nunca se habían asimilado totalmente, de forma que de ochenta a noventa años más tarde, con la reacción nacionalista de los Mmg, aquél volvió a debilitarse nuevamente. Los círculos intelectuales de Corea trabaron, pues, un activo contacto con Pekín, y ya en el siglo XIII el neoconfucianismo de Dschu Hsi fue trasplantado a la península, muy pronto si se piensa que en el Japón no llegó a ser cultivado oficialmente hasta trescientos años más tarde (aunque es posible que ya con anterioridad las escuelas budistas del país se consagraran al estudio de las escrituras Sushi). Otra vez hemos de excusarnos por no poder citar aquí los nombres de los que introdujeron el neoconfucianismo en Corea ni los de los que luego lo defendieron. Lo que sí hemos de decir es que su influencia fue extraordinaria sobre todo en los circules cultos. Algunas veces (como en los casos de los monarcas Song-tjong y Mun-tjong) el gobierno intervino abiertamente en favor del confucianismo. La oposición de los sectores budistas reaccionarios no hacía mas que avivar el descontento popular, y a finales del siglo XIV el ya citado cambio dinástico, y con él el traslado de la capital a Seúl, puso fin a la era budista en Corea. Los primeros monaicas de la dinastía I, que contaren con el apoyo de funcionarios capaces y celosos, intentaron realizar en la práctica de su política los nuevos ideales del confucianismo Sung. Durante el remado del cuarto de estos monarcas, Sei-tjong, la literatura coreana llegó incluso a lo que se ha llamado su siglo de oro. Se esforzaron también por elevar el nivel cultural del pueblo, y en el siglo x v crearon un alfabeto popular (mucho más sencillo que la escritura silábica japonesa — kana) que sigue usándose todavía hoy. Pero pasó un siglo (que en sus últimos diez años vio las expediciones de Hideyoshi, el Napoleón japonés, contra las tropas Mmg en Corea), y al cabo de él cesó el entusiasmo de aquellos esfuerzos neoconfucianos. La principal culpable de esta nueva decadencia fue la clase de los yangpan, que recuerda a la de los samurai japoneses, si bien es tan poco belicosa como la de los mandarines. Esta casta de señores indolentes había conseguido monopolizar todos los cargos de funcionarios, jueces y literatos; pero como no estaba preparada ni sentía inclinación por un trabajo administrativo honrado, se limitó a abusar de sus fun-
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cíones paia enriquecerse a costa de los campesinos y llevar una vida ociosa e improductiva. Estos mismos círculos fueron los que más enconadamente lucharon contta el cristianismo, que en el año 1784 se introdujo en Corea desde Pekín, y los que reiteradamente, en especial en los años 1839 y 1866, lo persiguieron con crueldad, tanta que decenas de miles de cristianos perecieron, bien en las cárceles, bien víctimas de las privaciones que sufrían en las montañas a que habían huido. Exponer la forma en que esta casta de funcionarios, con su incapacidad y con su mala administración, llevó al país a la pérdida de su independencia nacional, es cosa que se saldría de nuestro objeto, que es la histona religiosa. No es extraño que el pueblo coreano, espiritualmente inestable, viendo que ni el budismo ni el confucianismo sabían ni podían cumplir con lo que parecían haberle prometido, fuera sobrecogido por una inquietud febril y se diera reiteradamente a la formación de sectas religiosas o pseudorreligiosas. La extrema intensidad con que esta inquieta búsqueda religiosa podía llegar a adherirse absolutamente a una nueva fe nos la muestra el proceder de los primeros cristianos coreanos, que no tiene igual en la histeria de las misiones. Una legación del gobierno de Seúl hacía todos los añes una visita protocolaria a ia corte de Pekín. En una de estas visitas, los miembros de la legación trabaron conocimiento con las escrituras cristianas. Vueltos a su patria, aquellas buenas gentes comenzaron a procurar con el mayor celo introducir en Seúl el culto católico que habían conocido en Pekín. Pero como los extranjeros tenían prohibido bajo pena de muerte (lo mismo que en japón) el traspasar las fronteras de Corea, ni Pekín, ni Macao, ni Manila, ni Roma pudieron atender su petición de sacerdotes. En aquella situación, la joven comunidad de Seúl se creyó autorizada a consagrar su propio obispo, que pronto ordenó vanos sacerdotes. Durante un decenio éstos desempeñaron todas las funciones sacerdotales, dijeron misa, confesaron, etc. N o se ciea que este exceso de celo tomara su modelo de las comunidades protestantes, pues aún había de pasar casi un siglo antes de que los primeros misioneros de las sectas protestantes (norteamericanas) llegaran a Corea en 1878. V.
ÉPOCA CONTEMPORÁNEA
(1910-1950)
Desde que la anexión japonesa lo privó de los últimos restos de su actividad política, el pueblo coreano buscó una romántica evasión en ciertas sectas de un vago carácter mesiánico. La más conocida de ellas es la tonghak («doctrina oriental»). Esta secta apareció en 1860, y en 1906 contaba con tres millones de prosélitos. En 1919, el tercero de sus jefes, Son Pyong-huí, la transformó en un movimiento contra el gobierno japonés, dándole el nuevo nombre de tschon-to-kyo («doctrina del recio celeste»).
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Los programas de estas sectas están sujetos a una constante variación; un día comienzan a utilizar ideas cristianas y a predicar el deber del altruismo, la justicia social, la igualdad de todos los hombres ante Dios, etc., con la pretensión de conseguir una renovación religiosa; al día siguiente basan su programa en la reforma agraria, en la reducción de los arriendos y en otras exigencias de carácter social y económico; y al otro, se proponen objetivos políticos de actualidad. Por ello podemos prescindir de ellas y no necesitamos ocuparnos de los ideales de la tschongnm-kyo («doctrina de bosque verde»), ni de la thong-tschongkyo («doctrina que abarca [o que penetra] el cielo»), ni de otras «religiones» de este género. Hoy, mientras que en los apartados valles montañosos y en los solitarios pueblecitos de pescadores de las costas o de las numerosas islas de la costa occidental perviven aún, especialmente entre las mujeres, muchas supersticiones —eco de las tendencias animistas que originariamente caracterizaron a este pueblo cuando aún vivía en su patria siberiana—, la joven generación, de la que aproximadamente la mitad ha recibido instrucción escolar, se ha educado prácticamente sin religión. Tres son las fuerzas que, sobre todo desde que al terminar la última guerra el país recobró su independencia, se esfuerzan por llenar este vacío religioso: una, el comunismo moscovita (pues el de la China roja no despierta la menor simpatía); otra, las misiones cristianas, y la tercera, los grupos afectos a la O. N . U., cuya postura ideológica es de indiferentismo. Vistos los resultados históricos que otros empeños de este género alcanzaron en Corea, el que uno de estos grupos consiga ganar realmente para sí el alma del pueblo coreano parece extremadamente inseguro. Lo que sí es evidente es que las religiones que otrora fueron de Corea —las creencias animistas, el budismo indio y el confucianismo chino— han perdido para siempre su valor de factores determinantes de la vida espiritual y moral.
! PROF. DR. FRANZ KIICHI NUMAZAWA, JAPÓN
LAS
e des A. T. VOLZ, PAUL, Die altonentalischen Rehgionen und die biblische Religión: «Wissenschaftl. Vortrage uber rehgiose Fragen» (Stuttgart 1929). WILKE, FRITZ, Die israehtisch-judische Religión: «Wissenschaft u. Kultur.» Vol.2, Die Religwnen der Erde (Leipzig-Viena 1929) 136-168.
LA RFLIGIÓN DEL ANTIGUO TESTAMENTO
INTRODUCCIÓN La religión del Antiguo Testamento es la religión del pueblo de Israel. Pero no incluye ni todas las creencias ni todos los usos religiosos de este pueblo a lo largo de la totalidad de su historia, siao sólo aquellos que los autores de los libros del Antiguo Testamento o los enviados de Dios de que en ellos se habla reconocieion como pertenecientes a la auténtica religión de Israel. Pues hemos de recordar que en muchas ocasiones los israelitas sucumbieron a la influencia del mundo ambiente, adorando a Yahveh al modo de los paganos o incluso adorando a otros dioses junto a Yahveh. Los grupos fieles a Yahveh combatieron implacablemente estas formas de la llamada «religión popular;). Dos son las razones que la ciencia de las religiones tiene para prestar especial atención a la religión del Antiguo Testamento. La primera, que es el único monoteísmo del mundo antiguo que tiene una acción conformadora sobre la vida, más concretamente, sobre la vida de un pueblo entero. La segunda, que esta religión es la etapa previa de la religión universal cristiana, en la que encuentra su consumación y perfección orgánicas. Aquellos estudiosos que piescinden de una revelación divina sobrenatural han intentado repetidamente explicarse la vía y el modo por los que Israel llegó a esta peculiar creencia en un dios universal y personal que se dirige al hombre con una serie de exigencias morales («monoteísmo ético»). Según Wellhausen, la religión israelita se habría desarrollado gradualmente a partir del paganismo, y la creencia de que Yahveh era el dios de Israel e Israel el pueblo de Yahveh no habría adquirido su valor de fundamento de la nación y de su historia hasta la época de Moisés. Pero la unión de Yahveh e Israel no se basaría en una alianza, sino en una relación heredada y natural, y por ello indisoluble, en la que el pueblo aportaba el culto que dedicaba a Yahveh, y Yahveh la protección que otorgaba a Israel. El mero hecho de que Yahveh sea un nombre propio que separa de lo genérico a un ser individual bastaría para refutar decisivamente a aquellos que ven en Moisés el fundador del monoteísmo. El dios nacional israelita se habría desarrollado en constante lucha. «En el interior había de luchar para eliminar la antigua importancia religiosa de las tribus y de los clanes y al mismo tiempo para someterlos a la unidad de una organización común. La eliminación de los
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cultos privados y su sustitución por el del dios nacional fueron largas y trabajosas. Hubo de luchar también para vencer las influencias que de fuera llegaban de culturas alienígenas. Al contrario de lo que ocurrió con los dioses naturales de los cananeos, se convirtió en dios del derecho y de la justicia y, cuando los asirlos aniquilaron a Israel, en dios universal». Este progreso de la religión habría sido la obra de aquellas personalidades extraordinarias que llamamos profetas. «Se reconoció el derecho divino de los hombres del Espíritu, y Yahveh no dejó que faltaran hombres de esa clase». Pero después de exponer como antecede la evolución, Wellhausen confiesa: «En último término, resulta imposible explicar por qué la historia israelita, partiendo de unos comienzos casi iguales a los de la moabita, tuvo un final totalmente distinto. Pero sí podemos describir las etapas del camino que, partiendo del paganismo, condujo al culto divino razonable según el espíritu y según la verdad» 1. Ya Fr. Giesebrecht, un continuador de la «crítica del Pentateuco» de Wellhausen, se manifestó contrario a esta hipótesis, generalmente aceptada en la escuela de su maestro, de que la relación de Yahveh con Israel era originariamente una relación natural. Según él, el curso posterior de la religión de Israel demostraría que la unión de Israel y Yahveh no era tan natural ni evidente como la de Milcón y Ammón y otros dioses con sus pueblos. «Única y peculiar como el dios de Israel era la forma en que estaban unidos el dios y su pueblo. Esta alianza estaba plantada como un resplandeciente hito fronterizo al comienzo de la historia de Israel, recordando constantemente al pueblo sus deberes para con Dios». En la fuerza y en la exclusividad de la concepción mosaica del dios de Israel como auxiliar poderoso y como omnirregente justo y bueno, Giesebrecht ve una superación de la religión nacional y una expresión de un monoteísmo religioso 2 . También para Rudolf Kittel fue Moisés quien acabó con el politeísmo, con el daimonismo y con la magia ', y Eichrodt cree que, aunque no poseamos documentos que demuestren esta afirmación, a un espíritu rector como Moisés podemos sin temor atribuirle ideas monoteístas 4 . W. F. Albright se manifiesta con total claridad en favor del monoteísmo mosaico 5 . Algunos estudiosos llegan a sostener que Moisés predicó el dios uno y moral que quería ser venerado con la observancia de los diez mandamientos y no con sacrificios cruentos ni incruentos 6 . Pero, como 1 J. WELLHAUSEN, Israelüische und ludische Geschichte7 (Berlín 1914) 23 28s 32s 101. 2 Die Grundguge der israehtischen Religionsgeschichtea : «Aus Natur und1 Geisteswelt» 52 (Leipzig-Berlín 1919) 47 57. Gestalten und Gedanken m Israel (Leipzig 1925) 46. 4 Theologie des Alten Testamentsi I (Berlín 1948) 106. •> From ihe Stone Age to Chnstianity2 (Baltimore 1946) 196-207; Archaeology and the Religión of Israel* (Baltimore 1946) 116-119 155. 6 E SELL1N, Mose und seme Bedeutung fur die israelitisch'iudische Heilsgeschtchte (Leipzig-Erlangen 1922) 6 34s 40-43 57s 62 70 75s; PAUL VOL7, Mose und sem Werk2 (Tubingen 1932) 13 88 95 137; Der
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Rudolf Kittel hace notar con razón, esta concepción de la religión mosaica como religión sin culto ((carece de todo fundamento histórico» 7 . Vemos, pues, que también los investigadores no católicos reconocen hoy que la idea de la alianza ha de tener su origen en un acontecimiento histórico, en un pacto, en una experiencia de Dios habida en la época primitiva. «La voluntad de Dios escogió a los hijos de Israel, y éstos, a su vez, lo escogieron a él y se obligaron a él en su alianza. Yahveh fue el dios elegido de los elegidos». Lo que aún siguen negando es que la idea de alianza tenga como presupuesto imprescindible la fe monoteísta. En este punto son muchos los que todavía están de acuerdo con Wellhausen, y creen evidente «que lo poco que podemos saber acerca de las creencias religiosas de aquella época primitiva excluye totalmente la posibilidad de que las tribus israelitas que entraron en Canaán y las partes del pueblo que ya antes se habían asentado allí tuvieran creencias monoteístas» 8 . Según Max Lohr, en un principio no habría existido diferencia entre la forma en que Yahveh era el dios tutelar de los israelitas y la forma en que Kemos lo era de los moabitas. Pero Kemos no ascendió al rango de dios universal, y, en cambio, Yahveh sí. El fundamento de esta su elevación de rango lo habría puesto Moisés. Moisés tuvo una experiencia vivencial (narrada en el episodio de la zarza que ardía sin consumirse) de la santidad inaproximable de Yahveh y al mismo tiempo de su justicia, dispuesta a tomar bajo su protección a un pueblo despiadadamente oprimido. Lo primero que para ello hacía falta era fundir en un pueblo todos aquellos clanes y sippes, y el medio para esto, la adoración exclusiva de Yahveh, «dios celoso» (Ex 20,5), que no consentía a otro dios junto a sí. Aquí es donde el monoteísmo habría iniciado su camino. Más tarde, Elias parece haber predicado un «monoteísmo práctico». «Yahveh es el dios» (1 Re 18,39). El primer testimonio literario que tenemos de este paso de Yahveh de dios nacional a dios universal sería el que encontramos en Amos: Yahveh es el único dios verdadero, pero sin dejar de ser el dios nacional de Israel. Siempre según Max Lóhr, determinadas personalidades (en primer lugar Jeremías y en seguida el «segundo Isaías» [Is 40-66]), partiendo de su religiosidad individual, se habrían elevado hasta alcanzar las cimas del «monoteísmo puro». Este monoteísmo puro, que es universalismo, pues establece una correlación entre las nociones hotnbre y humanidad, se habría introducido luego en la Tora (la ley, los libros de Moisés), que ya en su primer capítulo (Gen 1), al tratar de la creación del mundo, proclama la unidad del género Prophet Jeremía (Leipzig-Erlangen 1922) 102; A. JIRKU, Geschichte des Volkes Israel (Leipzig 1931) 78s. 7 Gestalten und Gedanken m Israel 331. 8 GOTTFR.
QUELL :
R. KITTEL,
N. T.» 2 (Stuttgart 1935) 121s.
«Theologisches
Worterbuch
zum
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humano y la creación de todos los hombres a imagen y semejanza de Dios ,J. Según L. Kóhler, después de la alianza Israel pertenece a Yahveh. Este es su único dios. N o es que se nieguen los demás dioses, sino sólo que se prescinde de ellos. Para Israel es como si no existieran, pues ni el pueblo ni los individuos que lo componen pueden venerarlos. Kohler continúa diciendo que, en la época de Moisés, Yahveh no está ligado a ningún país, y menos aún a la tierra toda, pues ni guarda relación con la naturaleza ni es un dios nacional o universal. En la época de Moisés, la revelación del Antiguo Testamento no se ocupa de la relación de los demás pueblos con Yahveh, ni de quién protege a esos otros pueblos o quién dirige su historia, ni de quién es el conformador de la historia toda; todas estas cuestiones están fuera del horizonte visual de Israel. De la misma forma, los problemas del origen del mundo y de quién ha sido su creador resultan ajenos a la mentalidad de Israel. Una vez asentado Israel en la tierra prometida, Yahveh se convierte en el señor del país de Canaán, y en calidad de tal entra en relación con la naturaleza, gobernando a partir de aquel momento la vegetación y la sequía. En Amos, Yahveh, dios nacional, está ya en camino de convertirse en dios de la humanidad. Pero sólo en camino; su poder no alcanza más que a algunos pueblos que estaban dentro del horizonte de Israel. Cuando, exilado Israel, deja de ser un pueblo y pasa a ser una comunidad que se forma por el acto de expresa voluntad de cada uno de los individuos componentes de pertenecerle a ella y a su dios, entonces (y sólo entonces) Yahveh se convierte en un dios universal 1 0 . Un reciente y violento impugnador del esquema evolutivo de Wellhausen (que en los estudios que acabamos de citar todavía se trasluce claramente) ha sido el sociólogo de la religión Fritz Helling. Según él, este esquema está construido de acuerdo con la teoría hegeliana del origen de la religión —primero religión natural, luego cristianismo y, finalmente, filosofía idealista— y no corresponde a los hechos. Este reproche no tiene nada de nuevo. El mismo Wellhausen dijo que la hipótesis fundamental del profesor de Estrasburgo Karl Hemnch Graf, hipótesis que él hizo suya cuando la conoció en 1867 (Wellhausen tenía entonces veintitrés años), y que se resume en la afirmación de que la ley es posterior a los profetas, debería llevar el nombre de Leopold George y Wilhelm Vatke, pues éstos fueron quienes primero la defendieron por escrito " . Como es sabido, los dos eran hege9 Alttestamenthche ReligionS'Geschichte3 (Sammlung Goschen, Berlín-Leipzig 1930) 21s 49s 56 75s 103 132 134. 10 2 Theologie des Alien Testaments (Tubingen 1947) 49 53 57 63s 67s. 11 5 Prolegomena Z,ur Geschichte Israels (Berlín 1899) 4s. D«e alteren Judischen teste mit emer Kntik der GesetZgebung des Pentateuch, de GEORGE, se publicó en Berlín en el mismo año en que se editó la Teología bíblica de VATKE.
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líanos. Hellmg acierta a conciliar en un cuadro unitaiio la cultura material y la estructura social de los patriarcas y de los israelitas en Egipto tal y como las reflejan, en perfecta coincidencia y unanimidad, los datos del Pentateuco (los cinco libros de Moisés). Esto le mueve a suponer que el Pentateuco, dado su carácter histórico unitano, fue escrito en época mosaica y luego no sufrió más que retoques. Claro está que para él el Pentateuco mitifica el acontecer histórico real, magnificando a Yahveh, dios de Israel, como único motor de la historia. Hellmg cree que el peculiar carácter de la religión israelita es una consecuencia del estado sociológico de los hebreos, también peculiar. En la época de los patriarcas, su nivel cultural era ya tan elevado como el de los pueblos autóctonos; no eran simples ganaderos nómadas, sino que practicaban también la agricultura y participaban en el comercio (por trueque y dmerano), tan tempranamente desarrollado en el Asia Anterior. La única diferencia que los separaba de la población indígena era la de ser ellos forasteros y carecer de derechos. Apatridas siempre, se veían constantemente obligados a cambiar de residencia. Esta contradicción entre el elevado nivel de sus fuerzas productoras y el bajo nivel de su situación jurídico-política fue, según Helling, lo que dio origen a la tensión que restaba toda paz a su existencia. Estaban firmemente decididos a romper sus cadenas. Desde Abrahán, todos sus deseos se orientaron a la conquista del país de Canaán como medio de libelarse de su situación de panas. Siempre según Helling, aquí es donde habría que buscar el origen de la escatología sotenoíógica israelita, que él describe con las palabras de Max Weber; «Lo que el dios ofrecía era redención de la esclavitud y no redención de un mundo deleznable y carente de sentido; lo que prometía era el dominio del país de Canaán, que los judíos aspiraban a conquistar, y una existencia feliz en él, y no bienes trascendentes» 12 . Así, cuando Israel se asentó en la tierra egipcia de Gessen (Goshen), el dios guerrero y revolucionario de los patriarcas adoptó el carácter de un dios campesino de la fertilidad. Vino luego la persecución egipcia, que redujo a los judíos a una situación de panas aún peor que todas las que habían conocido hasta entonces, e Israel encontró un jefe en la persona de Moisés, que se sabía llamado por el dios de sus padres a liberar a su pueblo de la esclavitud egipcia. Y, puesto que Moisés estaba lleno de la misma fe escatológica y sotenológica que había inspirado a los patriarcas, el dios que se le reveló fue el mismo que a éstos. Lo peculiar de la religión mosaica consiste en que el dios de los panas hebreos era lo contrario que los dioses tutelares de los pueblos sedentarios, era un dios revolucionario y conquistador. Mientras que los dioses de los otros pueblos eran los guardianes del orden establecido (un orden en el que Israel era, todo lo más, tolerado como un pueblo pana), el dios de los hebreos 12
Gesammelte Aufsatze ¿ur RehqtonssoZtologie. III. Das antike /udentum (Tubingen 1921) 136.
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luchaba por derrocar ese orden y por instaurar un mundo nuevo, y en él su poderío, para que Israel consiguiera su «derecho» y su «salvación». Así es como Hellmg cree poder explicar la exclusividad que Moisés reclamaba para el culto de Yahveh L . Pero esta explicación materialista del carácter peculiar de la religión israelita resulta todavía menos correcta que las que antes expusimos y, por otra parte, Helling no presta la menor atención a la religiosidad que se manifiesta en la historia de Abrahán. El mismo Wellhausen reconocía, como hemos visto, que era imposible explicar totalmente por vía natural el monoteísmo israelita tal como se nos presenta en los profetas. También sus discípulos hablan reiteradamente de una revelación divina, si bien la mayoría la concibe en la forma de Steuernagel, que describe como sigue la inspiración profética: «Lo inspirado no es la palabra, sino la persona. Y la inspiración de la persona consiste en que Dios dota desde un principio al espíritu del profeta de una disposición especial (cf. Jer 1,5), que va estimulando por medio de todas las influencias externas que actúan sobre él, de forma que su desarrollo es del todo peculiar Toda extenorización de esta vida espiritual es auténticamente humana, y, pese a ello, es al mismo tiempo divina, sobre todo cuando se hace en el terreno moral-religioso» 14 . Pero, puestos a confesar una especial influencia de Dios en la actuación y en las enseñanzas de los profetas de Israel, ¿no debería usarse de un mayor respeto al abordar el estudio de las fuentes que nos hablan de aquellos hombres o incluso que proceden de ellos? ¿Y no debería evitarse el querer separar lo auténtico de lo mauténtico, aplicando simplemente criterios mezquinos totalmente humanos 5 Las fuentes de la historia del Antiguo Testamento son, sobre todo, las escrituras del mismo Antiguo Testamento. Las escrituras judías no canónicas (Miarás, Talmud, Flavio Josefo y Filón), importantes para el conocimiento de la religión judía posterior, no aportan casi nada esencial para la comprensión del Antiguo Testamento. En cambio, hay que tener en cuenta los monumentos y los documentos escritos que van saliendo a la luz en las excavaciones en Palestina y en el Próximo Oriente, pues amplían nuestros conocimientos y nos ofrecen material de comparación. La cuestión del origen del Pentateuco tiene una importancia decisiva para el conocimiento de la evolución de la religión de Israel. Según Wellhausen, el Pentateuco no es una obra de Moisés, sino una compilación de fuentes postmosaicas; de dos obras históricas, a cuyos autores llama el «yahvista» y el «elohísta» (les designa de este modo porque cada uno de ellos usa uno de los nombres de Dios, el primero Yahveh y el segundo Elohín), y que habrían sido compuestas en torno al 850 (o 750) a. C.; del deuteronómico, o sea, del núcleo del libro de la ley (12-26) con 1! Die Fruhgeschtchte des ]udischen Volkes (Francfort 1947) 15-18 73 76ss 116 125 128 138s 153s. 11 Lehrbuch der Emleiiunz m das A. T. (Tubingen 1912) 458s.
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una introducción hecha de fragmentos del Deuteronomio 5-11 y una conclusión de parte del Deuteronomio 2 8 ; esta obra habría sido redactada en los círculos sacerdotales de Jerusalén poco antes del año 622 a. C , en el que fue «encontrada» en el templo (2 Re 22,8); y, por último, del «código sacerdotal», que se compone de la mayoría de las leyes de los libros Éxodo y Números —con excepción del decálogo y del «libro de la alianza» (Ex 2023), que forman parte del «elohísta», y del llamado «decálogo yahvista» (Ex 34,10-28)—, así como de genealogías, estadísticas, cronologías y algunas narraciones extensas; esta última obra habría sido redactada por Ezequiel y sus discípulos en la época del cautiverio babilonio. Después de Wellhausen se introdujeron todavía más subdivisiones en estas fuentes. También se puso en duda su existencia. Pero lo que aquí más nos interesa es que se reconoció que en muchos casos incluían materiales mucho más antiguos. Así, dice Rudolf Kittel que poco a poco ha ido abriéndose camino la convicción de que una buena parte del «código sacerdotal» contiene leyes que estaban en vigor para los sacerdotes del templo salomónico anterior al exilio, e incluso preceptos sacrificiales y ceremonias que, como algunas partes del «libro de la alianza» y del Deuteronomio, pueden remontarse a la época primitiva de la comunidad mosaica. Kittel concluye diciendo que fue Moisés quien puso los fundamentos del derecho eclesiástico y no eclesiástico, aunque después de él cada nueva época contribuyó, desde su propia situación y según sus necesidades, a ampliar y completar la magna obra de la regulación jurídica de la vida de Israel 1 5 . No cabe duda de que el Pentateuco tiene una larga historia ni de que es el fruto de una evolución. En el curso de los tiempos, una serie de hombres inspirados por Dios completaron, según el espíritu de Moisés, el andamiaje fundamental, mosaico, 15 Gestalten und Gedanken m Israel 346 354. La causa de este cambio de opinión hay que buscarla, sobre todo, en los abundantísimos descubrimientos que en los últimos setenta años han venido haciéndose en el mundo del Oriente antiguo. Hoy conocemos códigos de los súmenos, asinos antiguos, babilonios (Hammurabí), hetitas (cf GRESSMANN, Altonentahsche Texte 2«m Alten Testament [Berlín-Leipzig 1926] 380-431) anteriores a Moisés en vanos siglos y sabemos que las leyes del Pentateuco tienen algunos puntos de contacto con ellos.— G. VON RAD (Die Pnesterschnft »m Hexateuch [ = Pentateuch + [osue] : «Beitrage zum A. und N . T » 4 3 fStuttgart-Berlín 1934] 189) dice: «No necesitamos demostrar que el Pentateuco contiene tradiciones y creencias incomparablemente más antiguas que el Deuteronomio». Comentarlos católicos sobre el problema del Pentateuco son los de PAUL HEINISCH (al Génesis y Números) y HuBERT JuNKER (al Deuteronomio), ambos en h Bonner Btbel (1930-1936); A. BEA, S.I., De Pentateucho2: «Institutiones Biblicae» 2 I (Roma 1933); J GOETTS-
BERGER, Emleitung
m das A. T. (Fnburgo 1928) 13-117; HOPFL-MILLER-
METZINGER, Introducta speaahs m V. T. ' (Roma 1946) 3-121; HUDAL-6 ZIEGLER-SAUER, KurZe Emleitune; m die Hl Bucher des A. T . (Graz-Viena 1948) 106-130 De las obras protestantes de introducción al Antiguo Testamento citemos las de E SELLIN (Leipzig 6 1933), O. EISSFELDT (Tubingen 1934), A WEISER (Gottmgen 2 1949) y M. NoTH, Uberheferungsgeschichte des Pentateuch (Stuttgart 1948).
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y un sacerdote escritor, igualmente inspirado, dio probablemente a la obra su perfección última, que contribuye a dar mayor realce a las ideas fundamentales de la obra mosaica 16 . Esto no quiere decir que el problema del Pentateuco haya recibido ya una solución científica generalmente aceptada ni que no sean necesarias en gran número las investigaciones monográficas que contribuirán a esclarecerlo; pero sí que, esto no obstante, hoy es ya posible hacer una exposición científicamente bien fundamentada de los rasgos esenciales de la religión del Antiguo Testamento y de su evolución.
I.
LA RELIGIÓN DEL A N T I G U O T E S T A M E N T O ALIANZA DE YAHVEH CON ISRAEL 1.
Importancia
capital
de la idea de
COMO
alianza
La religión del pueblo de Israel se funda en un acontecimiento histórico, en un benth, en una alianza que Yahveh pactó con Israel en el monte Sinaí cuando su pueblo salía de Egipto. Este acontecimiento se grabó indeleblemente en la memoria del pueblo. En el Pentateuco (en todas las fuentes del Pentateuco aceptadas por los investigadores : 7), la alianza ocupa el lugar central. En los libros históricos, la importancia capital de la alianza resalta a cada momento. A la llegada a Canaán se celebra para renovarla una impresionante ceremonia en Siquén, entre los montes Ebal y Ganzim (Jos 8,30-35; cf. Dt l l , 2 9 s ; 27-11-26). La alianza que antes de morir concluye Josué con su pueblo, que se obliga a no servir más que a Yahveh (Jos 24), no es un contrapunto del pacto del Sinaí, pues, tomada dentro del conjunto de los acontecimientos, puede sm dificultad comprenderse como su confirmación. Josué hizo lo mismo que Moisés, quien también renovó la alianza con el pueblo antes de morir (Dt 28,69). Al fin de cada septenio, los sacerdotes habían de leer la ley de la alianza ante el pueblo —hombres, mujeres y niños— y ante todos los peregrinos que se hallaban en sus ciudades. En el Deuteronomio esta disposición afecta especialmente a los que van a vivir en Canaán. De esta forma, todos los componentes habían de guardar siempre la alianza viva en sus almas (Dt 3 1 , 10-13; cf. 29,9-14 y 2 Re 23,2s). El nombre del arca de la alianza (cf. Jos 3 , 3 ; Jue 20,27; 1 Re 3,15) recordaba el pacto del Sinaí. En ella estaban las dos tablas de la ley con los diez mandamientos, que Salomón al consagrar el templo llama expresamente «la alianza de Yahveh», 16 Cf. las distintas mteipretaciones en mi libro Vom Geheimms des Gotieswortes (Heidelberg 1950) 136-149 205-243 266-270 17 C£., por e)emplo, la subdivisión de Éxodo 19 y 24 que hace EisSFELDT, en Hexateuch-Synopse (Leipzig 1922), y especialmente W . EICHRODT, Theologte des Alten Testaments 1 6.
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«la alianza que hizo con nuestros padres al sacarlos de la tierra de Egipto» (1 Re 8,21; cf. 8,9). Es significativo que en este momento, cuando Yahveh toma posesión de su nuevo lugar de residencia, que a partir de entonces va a ser el único de su culto, se recuerde la alianza del Smaí. En el salmo 68(67), 18 vuelven a presentarse unidos en forma dramática los dos acontecimientos: acompañado de millares de ángeles, Yahveh viene del Smaí a su santuario en el monte de Sión. Lo mismo ocurre cuando se da la fecha de la construcción del templo («el año cuatrocientos ochenta después de la salida de los hijos de Israel de Egipto» ; 1 Re 6,1); también entonces es posible reconocer la importancia fundamental de esos dos acontecimientos 18 . Las continuas rupturas de la alianza daban ocasión también para que se recordara el pacto del Smaí (cf. Jue 2,lss; 6,8ss; 1 Sam 12,6ss; 2 Re 17,15). El profeta Elias anduvo hasta el monte sagrado, para allí, en el lugar en que se había hecho el pacto con Yahveh, dar expresión a su dolor, porque los israelitas habían roto la alianza divina (1 Re 19,8.10). Cien años más tarde, Oseas se lamentaba del mismo modo de la ruptura de la alianza (Os 6,7; 8,1). Oseas es el más antiguo de los profetas escritores que mencionan expresamente la alianza; pero Amos, que es de su misma época, sólo un poco anterior, la conocía también, pues habla de la elección de Israel por Yahveh, y esta elección es parte esencial de la alianza: ((Oíd lo que de vosotros dice Yahveh, hijos de Israel; de todo el pueblo que yo saqué de la tierra de Egipto. Dice: "Sólo a vosotros conocí yo entre los pueblos todos de la tierra; por eso haré en vosotros justicia de todas vuestras iniquidades"» (Am 3,ls). «Conocer» equivale aquí a «reconocer», «tener cuidado de», «mirar con solícita benevolencia» (cf. Sal 1,6), «escoger amorosamente». En este mismo sentido es en el que lo usa Oseas (13,4s): «Pero yo soy Yahveh, tu Dios, desde la tierra de Egipto ; yo te reconocí en el desierto, en la tierra abrasada» (cf. también Jer 1,5). Evidentemente, Amos repite en este pasaje una expresión popular. Los israelitas hacían alarde de su elección por Yahveh, se tenían por «la más antigua de las naciones» (Am 6,1), y creían que Yahveh estaba con ellos (Am 5,14) y que en su día, cuando apareciera rodeado de gloria para juzgar a todas las naciones, a ellos los exaltaría (Am 5,18). Con ofrecerle víctimas cebadas y fiestas fastuosas cieían haber hecho bastante; pero lo que Yahveh realmente quería, esto es, el desinteresado amor de Dios, que habría de reflejarse en justicia social y en amor a los judíos pobres, eso lo olvidaban de la forma más imperdonable (cf. Am 5,15.21-24). Ofuscados por el egoísmo, habían perdido el sentido de la alianza y de la elección divina, lo habían desfigurado, en la creencia de que con ellos Yahveh había de pasar por todo. Amos reconoce que Israel ha sido elegido por Yahveh, pero la consecuencia que de ello saca es totalmente inesperada: precisamente por haberlo 18
Cf. Vom Geheanms des Gottesivortes
(nt.16) 270.
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elegido, Yahveh castigará con mayor rigor las iniquidades del pueblo desagradecido l a . El abuso que se había hecho de la idea de la alianza puede ser la causa de que Amos, Isaías y Miqueas no hablen expresamente de ella 2 0 . Pero Amos (2,4) e Isaías (1,10; 30,9) hablan de la «ley de Yahveh», y Oseas (8,1) equipara la prevaricación contra la ley al quebrantamiento de la alianza. También Isaías y Miqueas presuponen la alianza, pues llaman a Israel «pueblo de Yahveh» (Is 2,6; 5,25; 10,24; Miq 6,3.5) y los dos conocen la salida de Egipto (Is 11,15; Miq 6,4s). La relación que une a Israel con Yahveh es la que une a un hijo con su padre (Is, l,2ss; 30,1.9), con lo que gana especial relieve el gratuito amor de Dios y el antinatural desagradecimiento de Israel. Jeremías habla expresamente de la alianza (11,1-10), aunque a lo que muy probablemente alude es al hallazgo del libro de la ley en el reinado de Josías y a la renovación de la alianza a que procedió este rey (2 Re 22,8-23,3). La importancia que Jeremías atribuye al pacto del Smaí resulta clara en su profecía de que, al final de los tiempos, Yahveh hará con Israel una alianza «nueva» y «eterna», y escribirá su ley no en tablas de piedra, sino en los corazones (Jer 31,31-37; 33,19-28). En esta profecía resulta evidente la íntima relación entre la alianza y la elección (33,24). Ezequiel, que pasó su vida en íntimo contacto con la teología sacerdotal (era sacerdote) 21 , habla expresamente del pacto del Sinaí (16,8.60; cf. c.20) y describe la relación Israel-Dios al final de los tiempos como «alianza eterna de paz» (16,60; 34,25 ; 37,26ss). Para Daniel (11,28.30), «la alianza santa» se identifica con la religión de Israel. Y, por último, a nosotros, cristianos, las palabras de Jesús durante la última cena: «Esta es mi sangre de la alianza, que es derramada por muchos» (Me 14,24), nos recuerdan que lo mismo que la religión de Cristo consiste en una alianza pactada con Dios en su muerte en la cruz, también la religión de Israel es una alianza pactada en una ceremonia cruenta; porque Jesús hizo enlazar sus palabras con las que Moisés pronunció al asperjar al pueblo con la sangre de la víctima sacrificada: «Esta es la sangre 19 El que Amos diga (9,7) que a los o]os de Yahveh los israelitas son como los etíopes y que su salida de Egipto es como la de los filisteos de Caftor y la de los árameos de Quir, no significa que ponga en duda la elección de Israel, sino sólo que los israelitas periuros de su tiempo, que han roto la alianza, no llevan ventaja alguna a los otros pueblos, y que la liberación de Israel de la cautividad de Egipto, en tanto que acontecimiento puramente político —que es lo que era para los mundanizados contemporáneos del profeta—, era una obra histórica de Yahveh del mismo género que las migraciones de los filisteos y de los árameos a los lugares en que residían en aquella epoca. 20
Cf. EICHRODT, Theologie des A.
T.
1 14s.
21 Cf. HERBERT HAAG, Was lehrt die hieransche Untersuchung des EZechieh Textes? (Friburgo-Suiza 1943) 32 44s 49 78 95 98 105 123s 126-137.
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LA RELIGIÓN DEL ANTIGUO TESTAMENTO
de la alianza que hace con vosotros Yahveh sobre todos estos preceptos» (Ex 24,8).
ejemplo siguiente: el rey Hiram de Tiro vivía en relaciones amistosas con David, y cuando Salomón comenzó su remado quiso confirmarlas y le envió una embajada. En seguida Salomón entabló negociaciones con él para que le suministrara los cedros y cipreses que precisaba para la construcción del templo. El final es: «Y hubo entre Hiram y Salomón salom e hicieron una benth» (1 Re 5,12 [26]). Poi su etimología, salom significa integridad, calidad de intacto 2 \ La benth une a las partes contratantes en una unión indisoluble, que tiene su modelo en la unión natural del parentesco de sangre. A partir de ese momento, los que la conciertan se llaman entre sí «hermano» ; así lo hace, por ejemplo, David con Jonatán (2 Sam 1,26), Hiram con Salomón (1 Re 9,13) y Ajab con Ben Adad (antes de concertar la alianza y para demostrar su deseo de hacerlo; 1 Re 20,33). Habían pasado doscientos años de la alianza pactada entre Hiram y Salomón, y todavía Amos reprochaba a los de Tiro que no se acordaran de la «alianza fraternal» y vendieran como esclavos a los edomitas cautivos israelitas (1,9). Los unidos por alianza deben observar un comportamiento en correspondencia con la unión que entre ellos existe. Se le da el nombie de chesed, palabra que la versión griega traduce por «amor, favor, gracia», y la Vulgata por «misericordia». Es un comportamiento benevolente y caritativo; se dice «misericordia de Dios» porque, en último término, se basa, como veremos, en sus inmerecidos amor y misericordia; pero tiene su origen en la unión de la alianza y es el comportamiento que corresponde a ésta (cf. 1 Sam 20,14s; 2 Sam 9,1.3.7) 24 . La benth que pactaron Jonatán y David resulta muy instructiva. En su origen está el íntimo afecto que Jonatán sentía por David : «y el alma de Jonatán se apegó a la de David, y le amó Jonatán como a su propia alma» (1 Sam 18,1). Su amistad, que ya había hecho nacer una unión interior entre él y David, le impulsó a hacer esta unión todo lo total y lo segura que fuera posible. El amor desea atarse, pero desea también que el amigo quede ligado del mismo modo: «Y Jonatán hizo pacto con David, pues le amaba como a su alma» (18,3). Y, quitándose el manto
2.
La esencia
de la alianza
del Sinaí
La noción de benth, alianza, procede de la esfera del derecho humano. La benth es un acuerdo entre dos partes. Es voluntaria por ambas partes incluso si la oferta es unilateral (Gen 31,44) o si una de las partes se ve forzada a pactarla en condiciones desfavorables (1 Sam ll.lss). La benth es el compromiso jurídico-religioso de mayor fuerza; si cabe, supera incluso al jura' mentó. La fórmula hebrea del juramento añade habitualmente una maldición expresa, con lo que viene a convertirse en una automaldición abreviada (cf. 2 Sam 3,35; Gen 14,23). Abimélec y sus compañeros dicen a Isaac: «Haya entre nosotros una maldición entre ti y nosotros. Queremos hacer alianza contigo» (Gen 26,28; cf. Ez 17,13). La alianza se pacta «ante Yahveh» (1 Sam 23,18), al que se invoca como su guardián y testigo (Gen 3 1 , 50.53). El pacto entre dos hombres se llama «alianza de Yahveh» (1 Sam 20,8). Las ceremonias con que se hace son impresionantes. Por ejemplo: los contratantes introducen sus manos en un recipiente lleno de sangre de la víctima o de otro líquido 22 y hacen después una comida en común (Gen 26,30; 31,54). Así dan mayor fuerza al pacto que concluyen. Para sellar la indisolubilidad del pacto comen sal, porque ésta preserva de la corrupción. De aquí viene el nombre de «pacto de sal» (Núm 18,19; 2 Par 13,5; cf. Lev 2,13). Toda alianza es una alianza de duración ilimitada, «alianza eterna» (1 Sam 20,15). Los contratantes pasan entre las dos partes de uno o más animales partidos por el medio para atraerse así la maldición en el caso de que falten a la fidelidad pactada (Jer 34,18ss; cf. Gen 15,9s.l7s). La pena con que se castiga a quienes quebrantan el pacto es la muerte (Ez 17,15s). , , . , La benth puede pactarse sobre los mas diversos asuntos (Gen 31,50.52; 1 Sam 23,17s; 1 Re 5,20.22-26; 20,34). Pero el resultado es siempre que las dos partes quedan unidas por una relación que recibe el nombre de salom. Es costumbre traducir esta palabra por «paz». Pero su sentido no se agota en el de ausencia de hostilidades y guerras, como muestra claramente el 22
PAUL KARGE, Geschichte
des Bundesgedankens
im. A. T.: «Atl.
Abhandlungen» 2 1-4 (Munster 1910) 236s. Así hacen los árabes. KARGE cita también algunos paralelos de las demás ceremonias. Uno, muy instructivo, de la costumbre de pasar entre los dos pedazos de un animal partido por el medio es el que aduce en la página 239s de su libro, donde narra la ceremonia que acompañó al pacto del rey asmo Asumirán con Mati'ilu, príncipe de Bit-Agusí, en el norte de Siria (arca 745 a.C.): se corta la cabeza de un macho cabrío y se dice: «Esta cabeza no es la cabeza del macho cabrío; esta cabeza es la cabeza de Mati'ilu, la cabeza de sus hi)os, de sus grandes, de las gentes de su país. Si Mati'ilu (peca contra) este juramento, lo mismo que se corta la cabeza de este macho cabrío, se corta la cabeza de Mati'ilu».
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21 El adjetivo saiem significa «íntegro», «intacto». De él se forma el verbo saiem, «estar íntegro, intacto»; en el piel e hifil, «perfeccionar, consumar». Cf. el participio pual en Isaías (42,19); mesullam, «el que tiene mi confianza». En el salmo 41 ([40], 10) se subraya la infidelidad de un amigo del salmista, insistiendo en el lazo especial que le unía a e l : «Aun el hombre de mi salom, aquel a quien yo me confiaba y que comía mi p i n (,-'binquete de alianza?; cf. G n 31,54, donde se usa este mismo término), alzó contra mí su calcañal».—Sobre \i\om como cualidad de intac o. indestructible e irrevocable como la consanguinidad cf. QlJELL c n KlTTEL: «Theologisches Wonerbu h» 2 116. 24
Cf. NELSON GLUECK, Das WoH
«hesed» %m alttestamrnil.
Sprach-
gebrauche ais menschltche und «.oitbchz %emeirf¡chajUi>emase VethaU tungswetse: «Beihefte 7. Zeitsrhr f d ->tl. Wissensrhaf » 47 (Gie«sen 1927): los 7IEGLTR, DIP l.iebe Gottes be% den Prophelten: «Atl. Abh.» 2 3 (Munster 1930) 72-36: EICHRODT, Theolo&e de* A. T . 1 110 114 ( } r\fo
i f(/\ r 11
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1 !
JOHANNI3S SCHILDENBERGER
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que llevaba, se lo puso a David, así como sus arreos militares, su espada, su arco y su cinturón (18,4), como para hacer donación de sí mismo a David. Mientras que lo que movió a Labán a pactar alianza con Jacob fue la desconfianza (Gen 31,43) y lo que hizo que Salomón la pactara con Hiram fue la necesidad que de él tenía para llevar a cabo sus proyectos de construcción del templo (1 Re 5,19s), la benth entre Jonatán y David tuvo su origen en la amistad desinteresada, y sólo después se le añadieron las preocupaciones de Jonatán por sí mismo y por su familia (1 Sam 2 0 , 1 4 4 7 ; 23,17s). La alianza que pacta Yahveh con Israel es esencialmente distinta de todas éstas, dada la infinita distancia que separa a las dos partes. Pero su resultado es el mismo, una unión. Lo que no quita que desde el primer momento la alianza aparezca como una gracia inaudita y una condescendencia de Dios. Sólo de él podía partir la iniciativa del pacto. El hombre, y especialmente el semita e israelita, que ante Dios se siente como polvo y ceniza (Gen 18,27) y que al entrar en contacto con lo divino se espanta hasta el punto de que teme morir (Gen 32,31 ; Ex 3,6; 20,19; Jue 6,22s), jamás hubiera osado exponer a Dios la pretensión de concertar una alianza con él. Por esto es por lo que siempre se dice que Yahveh hace la alianza, y nunca se presenta a Yahveh y a Israel como sujetos pariguales de esta acción, como sí que se hace, en cambio, con Abrahán y Abimélec (Gen 21,27.32) o con Jonatán y David (1 Sam 23,18) 2 '. De la expresión «establecer el pacto» (Gen 9,9.17; 17,7.19.21), que puede significar también «mantener la alianza» (Lev 26,9; Jer 34,18), se deduce con mayor claridad todavía que la alianza es una obra de Dios, un don gratuito de Dios, como resulta evidente cuando se dice (Gen 9,12; 17,2; Núm 25,12) «dar la alianza» 2 6 . 2o
KoHLER (Theologie des A. T. 45) sostiene que siempre se dice que Dios pacta la alianza con alguien, y que en el único pasaje que podría aducirse en contra de esta afirmación (Sal 50 [49],5), bentht debería traducirse «mi alianza» ( = «la alianza que yo he instituido») y no «la alianza conmigo». Es muy probable que esta tesis sea exacta, aunque Ezequías dice (2 Par 29,10) que quiere hacer alianza con Yahveh, Dios de Israel. Pero desde luego esta alianza era la renovación de la del Sinaí, que había partido de Dios (cf. también Jos 24,25; 2 Re 23, 3 ; Jer 34,15; en la renovación de la alianza, el pueblo y su caudillo se obligan mutuamente a mantener la alianza con Yahveh). 2b La expresión karath benth, que es la que con más frecuencia se usa para lo que nosotros traducimos por «sellar una alianza», significa en realidad «cortar una alianza», probablemente por alusión a la ceremonia, a que antes hemos aludido, de pasar entre los dos pedazos de un animal sacrificado. Los pasajes en que aparecen las otras dos expresiones «establecer» y «dar» una alianza no se refieren concretamente a la alianza del Sinaí, sino a otros pactos con Dios; pero bastan para demostrar suficientemente que toda alianza, y, por tanto, también la del Sinaí, era obra y don de Dios. Estas expresiones pertenecen al lenguaje saceidotal. Digamos de paso que aquellas partes del Pentateuco que corresponderían al llamado «código sacerdotal» al hablar de la revelación del Sinaí, no evitan totalmente las alusiones a la noción de alianza (cf. Ex 31,16s; Lev 26,9.44s). Personalmente, no creo que los fragmentos del «código sacerdotal» formaran nunca un
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La idea de que la benth es un acuerdo libre por ambas partes se salva por el hecho de que, como subraya claramente el pasaje que narra el pacto de la alianza (Ex 19,8; 24,3.7), Israel debe dai su libre consentimiento al ofrecimiento de Yahveh. La fórmula final de la ley deuteronómica que para renovar la alianza se leía una vez cada siete años, en la fiesta de los Tabernáculos (Dt 31, 10,13), muestra el carácter entera y mutuamente libre del convenio : «Hoy has hecho que Yahveh te diga que él será tu dios; y has prometido seguir sus caminos, guardar sus leyes, sus mandamientos, sus preceptos y obedecer su voz. Yahveh te ha dicho hoy que serás para él un pueblo singular, como yo te lo había dicho antes, guardando todos sus mandamientos» (Dt 26,17s). Cuando Josué renueva la alianza en Siquén, queda claro una vez más que la aceptación de las obligaciones que ésta trae consigo es libre, pues, aunque resulte moralmente indispensable, no implica obligación física (Jos 24). Josué recuerda a los israelitas todos los beneficios que deben a Yahveh, y a continuación les exhorta a servir a Yahveh con fidelidad absoluta y a quitar los dioses a quienes sirvieron sus padres en Mesopotamia y en Egipto. Si no quieren hacer esto, entonces que se decidan por los dioses de sus padres o por los de los amorreos, cuya tierra han ocupado, pues no es posible servir al mismo tiempo a Yahveh y a los dioses extranjeros. Josué y su casa servirán en todo caso a Yahveh. Cuando los israelitas protestan que no quieren apartarse de Yahveh para servir a otros dioses, Josué les hace notar las graves penas con que les castigará Yahveh si rompen luego esas promesas de fidelidad. Todo este episodio nos demuestra que los israelitas deben hacer su promesa con pleno conocimiento y total libertad. Las ceremonias de la alianza expresan la íntima relación que se establece entre Yahveh e Israel, visible ya en el marco externo en que tienen lugar dichas ceremonias. Moisés levanta un altar y planta en torno a él doce piedras. El altar representa a Yahveh, y las doce piedras a las doce tribus de Israel: Yahveh en medio de su pueblo (Ex 24,4). Moisés ofrece holocaustos y «víctimas pacíficas» (Ex 24,5). Los holocaustos se quemaban completamente y constituían un homenaje a Yahveh como único Señor; con ellos se expresaba la entrega y la sumisión absolutas. Las «víctimas pacíficas» sólo se quemaban parcialmente; el resto, Dios lo devolvía al oferente, quien lo consumía en el banquete sacrificial, en el que entraba en comunidad con Dios. Por eso se da a estas víctimas el nombre de selamtn, palabra que nosotros traducimos por «víctimas pacíficas», pero que, igual que ocurre con salom, tiene un significado más profundo: por medio de estos texto con existencia separada, sino que veo en ellos íetoques y complementos del andamiaje fundamental, mosaico, introducidos por una serie de hombres inspirados pertenecientes al linaje sacerdotal de Arón, al que Moisés había confiado la guarda de la ley (Dt 31,9). Hoy se vuelve a reconocer y a estimar la elevación de la teología que aparece en este trabaio de los sacerdotes.
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JOHANNES
selamm el hombre entra en comunidad, en unidad con Yahveh. Así se dice de Moisés y de los elegidos de Israel que vieron a Yahveh, «y comieron y bebieron» (Ex 24,11), exactamente con las mismas palabras con que se nos narra el banquete con que Isaac y Abimélec pactan su alianza (Gen 26,30; cf. 31,54). La mitad de la sangre de la víctima, Moisés la derrama sobre el altar y con la otra mitad asperja al pueblo (Ex 24,6.8). De esta forma, Yahveh e Israel quedan unidos por una misma sangre sacrificial. Y de esta forma las partes contratantes quedan unidas en el futuro en una unidad sagrada e intangible como la vida misma de que esa sangre es portadora en el cuerpo del animal sacrificial, pues, según una antigua creencia, el alma, la vida, reside en la sangre (Gen 9,4s; Lev 17,11.14); el quebrantamiento de la alianza es, pues, un pecado de sangre, y merece la muerte 27 . Cuando en el Éxodo se nos narra cómo Yahveh e Israel concertaron su alianza, no se usa el término de salom para designar la relación nacida entre ellos; pero hay numerosos pasajes de los que se deduce que el resultado de la alianza divina es un salom similar al de las alianzas humanas, del que se distingue sólo por su naturaleza incomparablemente superior. Véase, por ejemplo, Números 25,12; Isaías 54,10 y Ezequiel 34,25; 37,26, pasajes que nos hablan de la alianza de paz de Yahveh con el sacerdote Finés o con el pueblo; o Jeremías 16,5, donde Yahveh dice: «pues he quitado a este pueblo mi paz (salom), palabra de Yahv e h ; la benignidad (chesed: comportamiento benevolente y cari' tativo) y la misericordia». Aquí se trata de la derogación de la alianza del Sinaí (cf. Jer 31,32). La fórmula de la bendición litúrgica menciona como don último y supremo de Dios el salom divino, que trae consigo la plenitud de bienes (Núm 6,26). Y en los Salmos (119[118], 165) se dice que a los que aman la ley de Dios, la ley de la alianza, se les concede salom rab, una «paz» mayor y más abundante. En el pacto del Sinaí no se menciona maldición alguna, pero en el decálogo dice Yahveh: «porque yo soy... un dios celoso, que castiga en los hijos las iniquidades de los padres hasta la tercera y cuarta generación» (Ex 20,5). En el libro de la alianza (Ex 24,7) se amenaza con el castigo de Dios a los que quebranten las leyes de la alianza (cf. Ex 21,1447.29; 22.17ss.23 ; 23,21.33). En los epílogos del llamado «código de la santidad» (Lev 26, 14-39) y del Deuteronomio (28,15-68) se previenen castigos terribles para quien quebrante la alianza. En el Deuteronomio se les da expresamente el nombre de «maldiciones». En el Deuteronomio también (27,11-26), cuando Moisés ordena la renovación de la alianza que ha de tener lugar después de la entrada en Canaán, prescribe expresamente, junto a la bendición, doce maldiciones ceremoniales que habrán de ser pronunciadas en alta voz por los levitas, y a las que todo el pueblo responderá 27
KARGE, Geschichte des Bundesgedankens 236.
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«Amén». La excelsitud de la alianza divina y la santidad de las obligaciones que ella incluye hacen comprensible que el castigo que se prevé para aquellos pecados que implican una frivola ruptura de la alianza y un consciente menosprecio de Yahveh sea el borrarlos del seno del pueblo (cf. Lev 18,29; 19,8; 20,2-18.27; Núm 1,51; 3,10; 18,7; 24,14ss; Dt 13,6.10s; 17,5ss; 18,10; 19,12.19; 21,21; 22,21-25). 3.
El contenido
de la alianza
del
Sinaí
La fórmula constantemente repetida: «Yo seré vuestro dios y vosotros seréis mi pueblo» (Ex 6,7; Lev 26,12; Dt 26,17s; fer 7,23; 11,4; Ez 14,11), nos aclara en qué consiste el salom, la íntima unión existente entre Yahveh e Israel. En la narración que el Éxodo nos hace de cómo se pactó la alianza no se incluye esta fórmula clásica y breve. Pero, en cambio, se refieren otras palabras de Yahveh que expresan de forma aún más clara el contenido de la alianza, parafraseando la fórmula más breve que citamos antes: «Ahora, si oís mi voz y guardáis mi alianza, vosotros seréis mi propiedad entre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra, pero vosotros seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa» (Ex 19,5s). El contenido de la idea de alianza está aquí claramente expresado ; la unión de Yahveh e Israel no es una relación naturalmente dada, como la que existía entre otros pueblos y sus dioses, sino que es una relación basada en la libre elección de Yahveh, elección que tuvo lugar en un determinado momento histórico y que va ligada a ciertas exigencias éticas que Israel debe aceptar con plena libertad. Yahveh se manifiesta como el dios a quien pertenece la tierra entera, y con ella todos los pueblos. De entre todos ellos escoge a Israel como propiedad suya. Israel será su reino y él será el rey de Israel que se ocupará de los asuntos de su pueblo y lo protegerá. Los componentes de este remo de Dios, o sea, todos los israelitas, serán «sacerdotes». Dentro del contexto, las palabras «sacerdote», «propiedad» y «nación santa» están dichas en relación con los otros pueblos. Del mismo modo que los sacerdotes celebran las ceremonias cultuales en nombre del pueblo y pueden por eso aproximarse a Dios (cf. N ú m 16,5; 18,5.7), el pueblo de Israel debe atender al servicio de Dios en lugar de los demás pueblos y conservar vivo en el mundo el verdadero' culto divino cumpliendo con los preceptos de la alianza; por eso puede, también como los sacerdotes, estar especialmente cerca de Dios. Y así como los sacerdotes viven en los sacrificios que se hacen a Yahveh y de lo que Yahveh posee (Dt 18,1), así Israel, por su función sacerdotal, recibirá de Yahveh dones especiales. Como propiedad de Yahveh y pueblo de sacerdotes, Israel es además un «pueblo santo». «Santo» significa escogido para Dios, perteneciente a Dios, que
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es el esencialmente santo. La santidad de Dios es su excelsa majestad, que lo levanta por encima de todo lo creado y de lo imperfecto, castiga todo atentado a su honor y está en total oposición al pecado. Este quebranta el orden moral y religioso establecido por Dios de acuerdo con su esencial excelsitud y pureza e implica un menosprecio de la majestad divina. Por eso dice Josué (24,19) que Yahveh es un dios santo y celoso, que no perdonará las transgresiones ni los pecados de Israel. Y por eso nos resulta comprensible que la santidad de Yahveh inspire pavor a los israelitas (cf. 1 Sam 6,20; Sal 99[98],3), o que por su impureza tema Isaías tener que morir, por haber visto al dios tres veces santo (Is 6,3.5) i s . Israel es por tanto, en un doble sentido, «una nación santa», pues es, por una parte, propiedad especial de Yahveh, «lo santo de Yahveh, la primicia de sus frutos; quien de ella comía, pecaba y caía sobre él la desgracia» (Jer 2,3), y, por otra, por cumplir con la ley divina, está en armonía con la esencia del Dios santo: «Sed para mí santos» (Ex 22,30). «Sed santos, porque santo soy yo, Yahveh, vuestro Dios» (Lev 19,2). En el Deuteronomio se alude claramente por tres veces a las palabras de Yahveh en el Éxodo (19,5). En las dos primeras se dice expresamente que Yahveh ha elegido a Israel para ser el pueblo de su porción entre todos los pueblos que hay sobre la haz de la tierra (7,6; 14,2); en la tercera (26,18) se dice que el privilegio que Yahveh le ha concedido haciéndolo su pueblo propio tendrá como consecuencia la superioridad que le dará sobre todas las naciones que él ha hecho. En el Deuteronomio, la palabra «elegir» aparece en total treinta veces aplicada a la elección de Israel por Yahveh ". Pero, aunque no se emplee el término, las palabras del Éxodo que antes citamos (19,5) expresan con claridad la idea de elección. La creencia de que Israel era el pueblo elegido es anterior a Amos, puesto que éste lucha contra la deformada interpretación que de ella daban los ísraeUtas 10. El fragmento del Éxodo 19,5 es, para la crítica, obra del
elohísta. Pero la idea de la realeza de Yahveh nos lleva hasta una época anterior a la de los reyes de Israel (Ex 15,18; Núm 23,21; 24,7s; Dt 33,5; Jue 8,23; 1 Sam 8,7; 12,12). En el estudio que ha dedicado al pasaje del Éxodo 19,6, Hubert Junker !1 llega a la conclusión de que «se trata de unas palabras de extraordinaria importancia y trascendencia que con la más concisa brevedad, en primer término, dan expresión a la fe en un Dios que alcanza al mundo entero; a continuación ofrecen el fundamento religioso de la elección de Israel y de la posición que su pueblo ocupa entre los pueblos paganos, y, por último, manifiestan una elevada concepción de la importancia de la ley del Antiguo Testamento. Precisamente esta concisión, que a primera vista hace difícil y enigmático tanto el sentido de las palabras como su inclusión dentro del contexto y del momento histórico, sirve para demostrarnos que no se trata de una especulación teológica posterior, que se expresaría de forma más prolija y más fácilmente comprensible, sino de una idea religiosa verdaderamente primitiva, incrustada en la tradición del pacto de la alianza del Sinaí como una vena de oro en la roca virgen». La idea de que Yahveh es el dios de Israel está naturalmente implicada en el pasaje de referencia (Ex 19,5s), pero además está expresamente enunciada al principio del decálogo: «Yo soy Yahveh, tu dios, que te ha sacado de la tierra de Egipto, de la casa de la servidumbre» (Ex 20,2). Yahveh, dios de Israel; Israel, pueblo de Yahveh, son ideas que se implican mutuamente (cf. el cántico triunfal de Débora, de antigüedad reconocida !2, en Jue 5,3.5.11.13). La primera obligación que de esta relación se sigue para Israel es la de no venerar a más dios que a Yahveh: «No tendrás otro dios que a mí» (Ex 20,3). Hoy casi todos los críticos reconocen que la exclusividad del culto de Yahveh data ya de la época mosaica de la religión israelita. La elevación y la santidad del ser divino exigen además una total sumisión a la voluntad de Yahveh y a sus mandamientos (cf. Dt 26,17). Pero sería totalmente falso, partiendo de la idea de alianza, el querer llegar a la conclusión de que Israel concibió la religión como un negocio jurídico externo. Lo erróneo de una conclusión de este género se nos hace evidente en el pacto de amistad de David y Jonatán (1 Sam 18,1.3). Lo que la alianza exige de Israel es su sumisión plena; pero no externa ni obligada, sino amorosa y entregada.
28 Cf. H U B . JUNKER, Der Goti des A. T.: í. Der heúige Gott: «Pastor Bonus» 50 (1939) 163-171. 29 KOHLER (Theologie des A. T. 65) afirma que el verbo hachar (elegir) se usa en total 153 veces en sentido teológico. Según el, hasta Jeremías los profetas no conocieron este su sentido, pleno ya al comenzar el exilio (v.gr. Jer 33,24; Ex 20,5). El principal defensor de la elección de Israel por Yahveh sería el supuesto autor de la segunda parte de Isaías (Is 40-55). '•" Cf. I 1 p.412. Amos (3,2) enlaza con el Deuteronomio (7,6; 14,2), pues usa de la misma palabra 'adamah (tierra laborable) para referirse a la «tieira» y habla de la elección entre «todos» los pueblos. La razón de que se use 'adamah y de que, consecuentemente, la elección se realice en el seno de todos los pueblos sedentarios (dedicados al laboreo de la tierral, es, sin duda, que se pensaba que estos pueblos gozaban ya de una bendición de Yahveh por la que aventaiaban a los nómadas hi|os del desierto. (A Caín, Yahveh le expulsa de la tierra laborable y le condena a llevar una vida nómada [Gen 4,12.14] ) De esta forma se expresaba la idea de que Israel era el pueblo privile-
giado entre los privilegiados. El abuso que los israelitas habían hecho de la idea de alianza podría, quizá, ser la causa de que los profetas eviten el usar la palabra. !1 Das allgemttne Pnestertum des Volkes Israel nach Ex 19,6. «Trierer Theol. Zeitschr.» (1947) («Pastor Bonus» 56) 10-15. 2 ,Cf. O. EISSFELDT, Emleitung m das A. T. (Tubingen 1934) 114: (Lo único seguro es que el cántico debe de datar de una fecha muy próxima a la de los acontecimientos mismos. Pues la forma en que estos se narran es tan directa y tan auténtica, que resulta difícil imaginarse que un autor posterior hubiera podido identificarse tan perfectamente con los sentimientos entonces imperantes».
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Ya en el decálogo la observancia de los mandamientos se equipara al amor a Yahveh (Ex 20,6). Y el mandamiento supremo del Deuteronomio dice: «Oye, Israel: Yahveh es nuestro dios, Yahveh es único. Amarás a Yahveh, tu dios, con todo su corazón, con toda tu alma, con todo tu poder» (6,4s; cf. 11,1). En dos ocasiones el Deuteronomio (10,12 y 13.4s) habla conjunta' mente del temor de Dios, del amor de Dios y del servicio a Dios, con lo que el temor queda despojado de todo servilismo y elevado al rango de respeto filial, y el servicio de Dios pierde su dureza y se hace incluso agradable. Moisés resume todos sus preceptos en el del amor de Dios (Dt 30,16), y al renovar la alianza en el país de Moab, antes de la entrada en Canaán, sus últimas palabras son palabras de amor (Dt 30,19s). El cántico de Débora habla también del amor a Yahveh (Jue 5,31).
resulta la idea central del Pentateuco, especialmente del Éxodo y del Levítico, aunque también en el Deuteronomio tiene gran importancia, visible en la muy especial atención que se concede al lugar que él elija entre todas las tribus «para que en él more su santo nombre» (Dt 12,5)' , ! . El nombre de Yahveh equivale a Yahveh en cuanto revelado. A esta proximidad de Dios alude Moisés cuando dice con admiración: «Porque ¿cuál es en verdad la gran nación que tenga dioses tan cercanos a ella como Yahveh, nuestro dios, siempre que lo invocamos?» (Dt 4,7). Al israelita que se acerque al santuario se le exhorta a regocijarse en la presencia de Yahveh, su dios (Dt 12,7.12.18; 14,26; 16, 11.14s; 26,11). Más tarde, en les Salmos se expresa de forma especialmente bella e inmediata el deseo de volver a la casa de Yahveh y la alegría de poder permanecer en ella (cf. 2 3 [ 2 2 ] , 6 ; 2 6 [ 2 5 ] , 8 ; 27[26],4ss; 42[41] y 43[42] ; 6 1 [ 6 0 ] , 5 ; 63[62],2s; 84[83],2-8,ll). El favor y la presencia de Yahveh valían más que sus dones materiales, por lo menos para quienes eran de ánimo noble. Tras el grave pecado del culto del becerro de oro, Yahveh se deja apaciguar por Moisés, pero no quiere ya acompañar a los israelitas personalmente, sino enviar a un ángel que los lleve a la tierra que mana leche y miel (Ex 33,2s). El bien material sigue, pues, siendo el mismo, y lo que falta es la presencia de Yahveh. Entonces el pueblo se acongoja (33,4) y Moisés le dice a Yahveh : «Si no vienes tú delante, no nos saques de este lugar, pues ¿en qué vamos a conocer yo y tu pueblo que hemos hallado gracia a tus ojos sino en que marches con nosotros y nos gloriemos yo y tu pueblo entre todos los pueblos que habitan sobre la tierra?» (33,15s). De lo que se dice acerca de la institución del divino «don» (Núm 18,7) del sacerdocio y de los levitas resulta también evidente que la íntima unión con Dios era preferible a los dones terrenales ; los hijos de Leví no tendrán heredad en la tierra de Canaán, pues Yahveh es su parte y su heredad en medio de los hijos de Israel (Núm 18,20.23s; Dt 10,8s; 18,ls; Jos 13,14.33). Lo que de las ofrendas y los diezmos corresponde a los sacerdotes y levitas tiene un valor muy superior al meramente material, a saber, el de ser cosa santa, por ser parte de las ofrendas y oblaciones hechas a Yahveh (Núm 18,8ss.l7ss). Pero si se concedía tanto valor a la especial proximidad a Yahveh, que era privilegio de quienes desempeñaban funciones sacerdotales, comprenderemos que desde un principio la posibilidad que a Israel se abría de ser un «remo de sacerdotes» había de anteponerse a los dones materiales. El carácter personal de la relación que une a Dios con Israel se manifiesta también cuando Yahveh llama a su pueblo «mi hijo, mi primogénito» (Ex 4,22s; Dt 32,6; Os 11,1). En algunas ocasiones (Dt 14,1; ls 1,2; Os 2,1) esta relación filial con Dios
Lo primero que Yahveh promete en esta fórmula es que protegerá y ayudará a Israel. Los epílogos del libro de la alianza, del código de la santidad y del Deuteronomio (Ex 23,20-31; Lev 26,3-10; Dt 28,1-14) describen la plenitud de bendiciones terrenales que Yahveh otorgará a Israel si éste observa fielmente sus mandamientos. En primer lugar, la tierra de Canaán, que Yahveh ya había jurado dar a los patriarcas (Ex 6,4.8). La fidelidad a la alianza tendrá como premio la tranquila posesión de la tierra prometida; la ruptura de la alianza traerá consigo la pérdida de Canaán (cf. Dt 30,15-20). Pero tal como nos la describe la fórmula de la alianza, la relación es demasiado personal para que la parte de Yahveh se limite a sólo dones materiales. El primero de los dones que, obrando en consonancia con su chesed, Dios otorgará a Israel, es su amor. Todos los dones terrenales son abundancia y signo del amor que Yahveh siente por Israel. Por amor lo eligió, nos dice el Deuteronomio (7,7s): «Si Yahveh se ha ligado con vosotros y os ha elegido, no es por ser vosotros los más en número entre todos los pueblos, pues sois el más pequeño de todos. Porque Yahveh os amó y porque ha querido cumplir el juramento que hizo a vuestros padres, os ha sacado de Egipto con mano poderosa, redimiéndoos de la casa de la servidumbre, de la mano del faraón, rey de Egipto». Yahveh quiere darse él mismo. Ya el hecho de que revele a Israel su verdadero nombre denota esta voluntad de autodonación (Ex 3,14s; 6,3). Hablaremos de ello en el capítulo próximo. El mayor de los dones es su voluntad de habitar en medio de los hijos de Israel (Ex 29,45s; Lev 26,1 ls). Estos deben construirle un tabernáculo hecho todo de ofrendas voluntarias (Ex 25,2.8), como prueba de que saben estimar el valor de la concesión de Yahveh. No será una morada silenciosa, pues no en vano el sagrado tabernáculo se llama «tabernáculo de la reunión» (Ex 40, 2 ; Lev 1,1); pues allí, de sobre el propiciatorio puesto encima del arca de la alianza, Yahveh se reunirá con (revelará a) Moisés y le comunicará todo cuanto para los hijos de Israel ha de mandarle (Ex 25,22). Este habitar de Dios en medio de su pueblo
'''3 Cf. Vom Geheimnis des Gottesivortes 218-228 234-238s.
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está dicha de los individuos que componen el pueblo de Israel. Al cabo, la mejor imagen que se encontró para expresar la profundidad y la ternura de esta relación fue la del amor de los novios o de los esposos; empleada por los profetas a partir de Oseas (cf. Os 1-3; Is 5 0 , 1 ; 54,4-10; 62,5; Jer 2,2; 3,4.12; Ez 16), es en el Cantar de los Cantares donde se la aplica con más audaz detenimiento. El amor está muy por encima de todo lo material: «Si uno ofreciera por el amor toda su hacienda, sería despreciado» (Cant 8,7). Y si el amor terreno es impagable y no hay precio, por alto que sea, por el que pueda comprarse, | cuánto más el amor divino que Yahveh regala a su novia Israel!
convertido en una gran familia de pueblos y Dios mora entre ellos. Esta unión de Dios con todos incluye una especial con cada individuo que ha llegado a su meta: «Al que tenga sed le daré gratis de la fuente de agua de vida. El que venciere heredará estas cosas y seré su Dios y él será mi hijo» (21,6s). Todo esto se realizará en la suma autodonación de sí mismo que Dios puede hacer a sus elegidos: «Y verán su rostro y llevarán su nombre sobre la frente» (22,4). El comienzo de esta autodonación (autorrevelación) divina lo tenemos en el pacto del Smaí. Pero para hacer que su pueblo tenga conciencia de que ésta es una gracia inmerecida e inalcanzable para las fuerzas humanas, Yahveh alza en torno a sí barreras de santidad, de las que habremos de hablar en el capítulo 3.
Algunos salmistas experimentaron esta dicha en un grado especialmente elevado. El autor del salmo 4, según la inscripción salmo de David, confiesa que Yahveh ha puesto en su corazón una alegría mayor que las del tiempo de copiosa cosecha de trigo, vino y aceite (Sal 4,8), alegrías que en Israel eran proverbiales (cf. Is 9,2; 24,7). En el salmo 63(62),4, el chesed de Yahveh, el comportamiento que corresponde a la alianza, y que tiene su razón más profunda en su amor y aun se identifica con él (cf. Jer 31,3), se pone incluso por encima de la vida, que el Antiguo Testamento tenía en tan alta estima. Los autores de los salmos 17(16), 49(48) y 73(72) adivinaron o supieron mejor todavía la forma en que Yahveh quería ser Dios de los suyos. El primero espera ver alguna vez en justicia la faz de Dios y al despertar —evidentemente, del sueño de la muerte— poder saciarse de su gloria (17,15). El segundo confía en que Dios rescatará su alma del poder del abismo y la elevará a sí (49,16). El tercero asciende plenamente hasta la dicha excelsa de la bienaventuranza junto a Dios: «Pero no, yo estaré siempre a tu lado, pues tú me has tomado de la diestra. Me gobiernas con tu consejo y al fin me acogerás en gloria. ¿A quién tengo yo en los cielos? Fuera de ti nada deseo sobre la tierra. Desfallece mi carne y mi corazón; la roca de mi corazón y mi porción es Dios por siempre. Porque los que se alejan de ti perecerán; arrumas a cuantos te son infieles; pero mi bien es estar apegado a Dios, tener en Yahveh Dios mi esperanza para poder anunciar tus grandezas en las puertas de Sión» (73,23-28). Todas estas experiencias de la divinidad están germinalmente contenidas en la promesa «Y yo seré su dios». Por eso esta fórmula resulta lo bastante amplia y profunda como para expresar la íntima unión de Dios con el pueblo del final de los tiempos (Jer 24,7; 31,1.33; Ez 34,30s; 37,23.26ss; Os 2,25), e incluso el Nuevo Testamento la confirma en su pleno contenido (2 Cor 6,16.18; 2 Pe 2,9s; Ap 1,6; 5,10). En el Apocalipsis por fin se nos revela toda su plenitud en una doble variación: al final de los tiempos, «el tabernáculo de Dios» no estará ya en el medio de un solo pueblo, sino «entre los hombres», y Dios «erigirá su tabernáculo entre ellos, y ellos serán su pueblo y el mismo Dios será con ellos» (Ap 21,3). El pueblo único se ha
II.
EL DIOS DE LA 1.
El dios
ALIANZA único
La mayor parte de los críticos !á reconoce que la etapa mosaica de la religión israelita se caracteriza por la exclusividad de la veneración de Yahveh. El testimonio de las fuentes del Antiguo Testamento a este respecto es muy claro. Pero las fuentes nos dicen más todavía; por ejemplo (Ex 19,5), que la tierra entera pertenece a Yahveh. Le pertenecen también los aires, y cuando desciende al monte Smaí hay truenos y relámpagos y una densa nube rodea la montaña (Ex 19,11.16). Cuando quiere divide los mares, seca sus aguas con un fortísimo viento solano y vuelve a reunirías una vez que los israelitas han pasado a pie enjuto (14,21.26ss; 15,8.10). El cielo le pertenece igualmente y desde él habla a los israelitas (20,22). Todo puede disponerlo y gobernarlo como quiera, pues todo lo ha creado: «Pues en 14 M. NoTH (Das System der ¿woíf Siamme Israels: «Beitrage zur Wissenschaft vom A. und N . T.» 4 1 [Stuttgart 1930] 113ss) sostiene que en un principio Yahveh no alcanzó la exclusiva más que dentro de los cultos de la alianza que la confederación de las tribus (una suerte de anfictionía griega, o sea, una liga cultual de tribus que habitaban en torno a un santuario común) practicaba en Silo, en el tabernáculo de la alianza. Según el, los cultos particulares de las distintas tribus y sippes y sus santuarios locales se habrían conservado sin dificultad hasta el momento en que el culto de Yahveh manifestó su tendencia a reclamar para sí la exclusividad absoluta, lo que probablemente habría ocurrido cuando, en el reinado de David, el culto infictiómco de la alianza se convirtió en culto estatal oficial, carácter que conservó luego tanto en el reino meridional como en el septentrional Ahora bien, resulta que ya el cántico de Debora ve en las desdichas que afligían a la nación israelita un castigo por haber elegido dioses nuevos (Jue 5,8). Lo que del Antiguo Testamento puede deducirse con más razón es que la victoria del monoteísmo se debió, en primer término, a la acción de hombres proféticos que con frecuencia hubieron de defender su postura contra el poder del Estado. Digamos, por otra parte, que en ninguna de las anfictionías griegas llegó a formarse un monoteísmo.
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seis días hizo Yahveh los cielos y la tierra, el mar y cuanto en ellos se contiene» (Ex 20,11). En Egipto y en el desieito demuestra a egipcios y a israelitas su poder sobre la naturaleza (Ex 7-17). Con sus plagas castiga a todos los dioses de Egipto (12,12), y después de haber pasado el mar Rojo, los hijos de Israel cantan : «¿Quién como tú, ¡ oh Yahveh !, entre los dioses? ¿Quién como tú, magnífico en santidad, terrible en maravillosas hazañas, obrador de prodigios?» (15,11). Pues es un dios así, resulta comprensible que no necesite y ni siquiera pueda soportar a otro junto a sí, porque él es el creador y señor de todo. En cambio, si admitimos la concepción del Yahveh mosaico que Kohler pretende abstraer de las fuentes ¿", resulta totalmente incomprensible la forma en que Moisés habría procedido para imponer su culto exclusivo a todas las tribus de Israel, pues habría tropezado con un obstáculo insuperable, a saber, el temor de los otros dioses y daimones. Otra afirmación sin fundamento es la de que Israel carecía de sentido para el problema del origen del m u n d o ; contra ello habla el que los pueblos que formaban el círculo cultural en que vivía Israel, los babilonios, los egipcios, los cananeos, poseían mitos sobre el origen del mundo. Israel no era un pueblo de nómadas totalmente primitivos, como presupone esta hipótesis. Vimos cómo Hellmg !6 , basándose en la coincidencia de todas las tradiciones del Pentateuco, ha demostrado recientemente lo contrario de lo que esta tesis pretende. Ya el cántico triunfal de Débora canta el temblor de la naturaleza ante Yahveh y la obediencia que todo le presta; cuando Yahveh sube desde los campos de Édom, la tierra tiembla, los montes se derriten y las nubes deshácense en agua; desde los cielos, las estrellas combaten contra sus enemigos y el torrente de Cisón les arrastra (Jue 5,4s.20s). El combate de las estrellas es la descripción poética de una tormenta. Pero así y todo, esta metáfora demuestra que, según la concepción que trasparece en este antiguo cántico, las estrellas pertenecen a Yahveh.
mientes de la última Edad del Bronce y de la segunda Edad del Hierro (a partir del siglo ix)» 7, esto es, de la época anterior a la inmigración de los israelitas y de la segunda mitad de la época de los reyes israelitas. De esta forma, la hostilidad de la religión de Yahveh a todos los demás dioses recibe, lo mismo que su carácter ameómeo, una confirmación arqueológica. Aunque, desde luego, los textos de antigüedad reconocida no nieguen expresamente la existencia de otros dioses, tampoco la afirman claramente. Pero el que existan o no —y de hecho muchos de los objetos de veneración a los que en la antigüedad se undió culto existen realmente; piénsese en las fuerzas de la naturaleza o en las almas de los antepasados; piénsese en que San Pablo, con la traducción griega del Antiguo Testamento (Dt 32,17; Sal 9 6 [ 9 5 ] , 5 ; 106[105],37; Bar 4,7), ve espíritus malvados, demonios, tras los ídolos paganos (1 Cor 10,20)— es cuestión poco importante desde el punto de vista religioso; lo decisivo es qae para los israelitas les dioses extranjeros no podían existir como tales dios¿s. Ni eran dioses, puesto que Yahveh se oponía a parangonarse con ellos. Esta forma de eliminar a los dioses de la vida religiosa del pueblo, sin paral se en discusiones sobre si existían o no, era típica de la mentalidad israelita, práctica y orientada a lo concreto. Es muy caracteiísti'\ Con el nombre «Yahveh», Dios garantiza a los hijos de Israel que los librará de la servidumbre egipcia, que hará de ellos su pueblo y será él su Dios y los introducirá en la tierra de Canaán (Ex 6,6ss). O sea que, efectivamente, la
A la exclusividad del culto de Yahveh hemos de añadir además su carácter ameómeo. Yahveh se opone a que se le equipare a lo que hay abajo sobre la tierra o a lo que hay en las aguas (Ex 20,4.22s; Dt 4,15-19). Aunque, según nos dice la Biblia, los israelitas infringieron también esta prohibición —el becerro de oro (Ex 32,4s) era una imagen de Yahveh, lo mismo que la tallada y chapeada que se hizo Mica (Jue 17,3s.l3) y que los becerros de Jeroboam en Betel y en Dan (1 Re 12,28s)—, resulta «muy significativo que hasta este momento no se hayan descubierto en los estratos israelitas primitivos del centro de Palestina ni figurillas ni plaquetas de Astarté Su ausencia en estos estratos contrasta marcadamente con su fiecuencia en los yací• Cf. Introducción p.409 79-86) ha demostrado la importancia de la sanción individual en Ezequiel y ha estudiado su base en el llamado estrato sacerdotal del Pentateuco (al que no pertenece el pásale del Gen 18,24s). Para todo este parágrafo puede consultarse M. LoHR, Sozíahsmus und Individua* lismus im A. TV «Beihefte 7ur Zeitschr. f. d. atl. Wiss.» 10 (1906); H. BuCKERS, KollektiV' und Individualvergeltung im A. T.: «Theol. und Glaube» 25 (1933) 273-287 (
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castiga exclusivamente al culpable, sin implicar a sus hijos en la pena (cf. Ex 21,12.14ss; especialmente 2 1 , 3 1 : no se aplica la ley del talión, pues el reo de muerte es el culpable y no su hijo ni su hija) 64 . 2. a)
El orden
jerárquico
del pueblo
de la
alianza
PROFETAS
Sólo a través de la revelación sobrenatural podía Israel llegar a conocer la especial relación con Dios en que había entrado gracias a la alianza. La religión israelita es esencialmente una religión revelada. Pero, con la sola excepción de los diez manda' mientos (Dt 5,22ss), esta revelación no fue hecha al pueblo entero, sino a determinados individuos que Dios escogió como mediadores de sus palabras, y que reciben el nombre de profetas. El Génesis se lo da ya a Abrahán (20,7), y con justicia, puesto que Yahveh quiere revelarle lo que va a hacer, para que mande a sus hijos, y a su casa después de él, que guarden los caminos de Yahveh y hagan justicia y juicio (Gen 18,17.19). Moisés, el mediador en la alianza, tendrá siempre sucesores en su función de profeta (Dt 18,15); pero ninguno será como él, pues él es el más eximio de Israel (Dt 34,10ss). Oseas dice de é l : «Yahveh sacó a Israel de Egipto por mano de un profeta y por un profeta fue guardado» (12,14). En la época de los jueces era «rara la palabra de Yahveh y no era frecuente la visión» (1 Sam 3,1); pero, no obstante, conocemos a la influyente ((profetisa» Débora (jue 4,4), y, en la época de Gedeón, Yahveh envió un «profeta» (6,8ss) y en la de Helí aparece «un hombre de Dios» (1 Sam 2, 27-36); los dos últimos actúan como defensores del orden moralreligioso. De Samuel parte una serie ininterrumpida que llega hasta la época posterior al exilio. El último profeta de cronología segura es Malaquías (aproximadamente 450-430 a. C ) , aunque es posible que Abdías y Joel vivieran en aquella misma época. Por otra parte, el don de profecía no se limitaba a los profetas en sentido estricto. Jesús, hijo de Sirac (en torno al 180 a. C ) , llama a su libro «profecía» (Eclo 24,33 ; 50,27), y el autor del de la Sabiduría enseña, con una autoridad que no osaría arrogarse si no se supiera inspirado por el Espíritu de la sabiduría divina (cf. 8,21; 9,10.17), que «a través de las edades se derrama en las almas santas, haciendo amigos de Dios y profetas» (7,27). «Profeta» es la traducción de la palabra hebrea nabi'. La interpretación habitual del sentido' etimológico de esta palabra es «el que habla en nombre de, portavoz, heraldo». Puesto que no se añade otra que la determine más exactamente, significa el portavoz por excelencia, «el que habla en nombre de Dios». 61 Ya WELLHAUSEN aludió a ello en MoMMSEN, «Zum áltesten Strafrecht der Naturvólker» (Leipzig 1906) 96; cf. LOHR (nt.63) 15; EICHRODT, Tfieoíogie des A. T.2 3 (1948) 4.
451 Es lo que significa también la palabra griega profetes, que no hay que traducir por «el que predice», sino por «el que habla por otro, intérprete». En este mismo sentido se llama al profeta «boca de Dios» (Jer 15,19; Is 30,2). Los profetas son enviados de Dios a su pueblo (fer 7,25; 25,4; 2 Re 17,13). Su función de «portavoces», de enviados de Dios, es la que da sentido y consistencia a su plural actividad, tanto a la que afecta a la religión, al culto o a las costumbres como a la que desarrollan en los asuntos privados o en los políticos. El presupuesto de su función es el llamamiento de Dios; con su vocación, Yahveh pone en su boca sus palabras, esto es, les encomienda una misión. Los profetas saben que no actúan como tales por impulso propio y que lo que exponen no son sus propios pensamientos, sino la palabra de Yahveh. El llamamiento de Yahveh les obliga a predicar su palabra: «Rugiendo el león, ¿quién no temerá? Hablando el Señor, ¿quién no profetizará?» (Am 3,8). De esta forma fue como Yahveh tomó a Amos de detrás del ganado y le dijo: «Ve a profetizar a mi pueblo Israel» (7,15). La vocación de Isaías se decide en su visión de la realidad de Dios, ante el que teme morir (6,1-5). En Jeremías resulta especialmente claro que lo que él profetiza son las palabras de Dios y no el espejismo engañoso de su propio corazón. El sabe de estas profecías mentirosas ; son las de sus enemigos, los falsos profetas, los que no ha enviado Yahveh (23,16.21.25.32). Ya en el momento de su vocación se resiste a aceptar tan grave misión, para la que se cree todavía un niño (1,6); su timidez, su debilidad, se rebelan (cf. l,8.17s). El no ha deseado la calamidad que debe profetizar (17,16; 18,20); su sensible corazón está traspasado de dolor (cf. 4,19; 14,17). Sus amenazadoras profecías no le proporcionan más que burlas y persecuciones (11,21 ; 15,10.15; 18, 18; 20,2.7s). Pero, si se propone no pensar más en ello, no hablar más en el nombre de Yahveh, siente dentro de sí como un fuego abrasador que no puede contener ni soportar, y tiene que hablar (20,9). Cuando no tiene palabra de Yahveh, guarda silencio y aun sufre humillación por esto (28,12) y espera (42, 4.7). Tan auténtica y tan verdadera es la conciencia que tiene de su misión, que también los príncipes y el pueblo se convencen y ven en él al enviado de Dios. Cuando profetizó la ruma del templo y de la ciudad, los sacerdotes y los pseudoprofetas y todo el pueblo querían entregarlo a la muerte; acudieron entonces los magistrados, y él se mantuvo firme y tranquilo en su afirmación de que en verdad había sido enviado' por Yahveh para decir todo aquello. Esta firmeza, libre de todo fanatismo como de toda inseguridad, causó tal impresión a los magistrados y al pueblo, que éstos dijeron a aquellos sacerdotes y pseudoprofetas a quienes cegaba la pasión: «No es reo de muerte este hombre por habernos hablado en nombre de Yahveh, nuestro Dios» (26,1-16).
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Los profetas anunciaron con todo detalle cosas que ocumeron y que les hubiera sido imposible prever con su sola perspicacia natural (cf. 1 Re 22,17.28; Is 7,7; 31,8s; 37,21-27; Jer 28, 16s; 32,6ss). Isaías estaba convencido de que Dios haría un milagro para dar mayor fuerza a sus palabras (ís 7,11), y el Antiguo Testamento conoce una sene de casos en que. efectivamente, Dios hizo el milagro (cf. 1 Sam 12,16ss; 1 Re 18,37ss). Pero el mayor de todos es la misma actividad y fecundidad espiritual de estos hombres que llamamos profetas; incomparable y única en su mundo y momento, constituye un enigma indescifrable, si es que no prestamos fe a su afirmación de que Dios les había hablado, si es que no creemos que el conocimiento a que llegaban bajo la influencia divina inmediata era conocimiento de verdades, exigencias y decisiones realmente de Dios h . No revelándose a cada uno de los individuos que constituían su pueblo y hablando a través de enviados elegidos, Yahveh adecuaba su revelación al orden social natural y al mismo tiempo conservaba la distancia que su respeto exigía (cf. Dt 18,16s). Pues era preciso que el pueblo recordara constantemente que la proximidad de Dios que le había sido otorgada era una gracia inmerecida y no algo natural. b)
SACERDOTES Y LEVITAS
Por la alianza Israel se convirtió en propiedad de Yahveh y en un remo de sacerdotes (Ex 19,5s). Pero lo mismo que, dentro de este pueblo de su propiedad, los primogénitos pertenecían a Yahveh en forma especial (Ex 13,2.12s; 22,29), los miembros de la casa de Leví eran los encargados del culto del remo de sacerdotes. Las funciones sacerdotales quedaron reservadas a la familia de Arón, uno de cuyos miembros era el sumo sacerdote. En el curso del tiempo detei minadas funciones desaparecieron y otras nuevas ocuparon su lugar. Los levitas, por ejemplo, que en un principio habían de cuidar del tabernáculo sagrado y de su transporte (Núm 3,25s.31.36s), en el templo de Jerusalén se convirtieron en cantores, en guardas de las puertas y en administradores (1 Par 25s). Pero en lo esencial, la estructuración jerárquica de la religión de Yahveh es la de la época mosaica. En la época premosaica, el culto era muy sencillo. Los patriarcas erigían altares en los mismos lugares en que acampaban (cf. Gen 12,6; 13,4.18; 33,20). A veces, lo que les movía a ello era una teofanía (Gen 12,7; 26,24s; 35,1.3.7). Sobre esos altares ofrecían holocaustos y víctimas pacíficas. Les holocaustos (cf. Gen 22,13) se quemaban totalmente; a los sacrificios pacíficos iba asociado un banquete sacrificial, con el que se pretendía, por ejemplo, dar mayor fuer/a a u.i pacto (cf. Gen 31,54). 6 Cf. B. STEIN, ES sprach der Herr (Popular'Wissenschaftlicher Vortrag uber den atl. Of¡enbarun¡(sbeí>nff)- «Pastor Bonus» 50 (1939) 79-98, sobre todo 87-96.
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La circuncisión como ceremonia de iniciación a la alianza divina se remonta también a la época de los patriarcas (Gen 17,9-14.2327; 34,14s.22). N o existía entonces sacerdocio profesional, y el culto divino estaba encomendado, sobre todo, al cabeza de familia, aunque n o era su privilegio exclusivo (cf. Gen 4,3s). El momento del sacerdocio profesional llegó cuando Moisés levantó el tabernáculo de la alianza, morada de Yahveh, que de sobre el propiciatorio encima del arca se revelaba (Ex 25,8.22; 40,1834; N ú m 10,35s). La tradición según la cual el tabernáculo fue construido en el desierto, y, por tanto, en época mosaica, se ve confirmada por vanos detalles. Para el arca (Ex 25,10), para el altar de los holocaustos (27,1) y para los demás utensilios (cf. 25,23; 26,15) ha de utilizarse madera de Ixttxm, o sea, de la acacia espinosa que crece en la península del Smaí. Las pieles de tajas de que se ha de hacer una de las cubiertas del tabernáculo (la otra es de pieles de carnero; 26,14) son las de un manatí que vive en las aguas del Mar Rojo; los beduinos del Smaí las utilizan hoy para fabricar sandalias. Entre los metales se cita el oro, la plata y el bronce, pero no el hierro. La Edad de Hierro no empieza en Palestina hasta el año 1200 a. C., o sea, hasta después de la inmigración de los israelitas. Construir en el desierto el tabernáculo y sus utensilios no era imposible. Al salir de Egipto, los israelitas habían tomado consigo oro, plata, piedras preciosas y tejidos (Ex 3,22; ll,2.35s). Si algo les faltaba, podían obtenerlo por trueque con las caravanas que iban del sur de Arabia a Egipto atravesando la península del Smaí. Tampoco puede hablarse de imposibilidad de ejecución por falta de habilidad aitística, puesto que las tribus israelitas habían sufrido la influencia de la cultura egipcia 66 . No cabe duda de que los círculos de los levitas y de los sacerdotes cuidaron muy especialmente de conservar las tradiciones del Pentateuco sobre la elección de la casa de Leví y de la familia de Arón para las funciones del culto. Pero lo que es inverosímil es que, si no tenían fundamento histórico, hubieran llegado a formarse entre ellos determinadas leyendas, como la de la maldición por Jacob de su antepasado Leví (Gen 49,5ss), o la que narra el papel vergonzoso que tuvo Arón en el episodio del becerro de oro (Ex 32,1-6.21-25), o la de la rebelión y la muerte de los hijos de Arón en el día en que habían sido consagrados sacerdotes (Lev 10,lss.l9). Igualmente inverosímil es que los levitas, sobre la sola base de una casual identidad de nombres ° 7 , se identificaran con una casa desaparecida, tanto más b6
Cf.
también
FRITZ HELLING, Dte Fruhgeschichte
des
judtschen
Volkes (cf. nt.13) 84-96. 67 En las inscripciones de El-'Ola (NO. de Arabia), los sacerdotes y las sacerdotisas del dios lunar Wadd reciben el nombre de lawi'u y lawt'at. Cf. F R . HOMMEL (en contra de la tesis de H . GRIMME); también A. EBERHARTER, Der tsraehttsche Levitismus m der zorexthschen Zett: «Zeitschr. f. kath. Theol.» 52 (1928) 506s (492-518); S. LAN-
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JOHANNES SCHILDENBEROER
cuanto que ni la narración de la traidora venganza de Simeón y Leví ni la maldición de Jacob nos permiten deducir que desaparecieran las tribus de los simeonitas ni de los levitas, sino sólo que se dispersaron. Los simeonitas vivían dispersos entre los hijos de Judá (Jos 19,1-9; cf. Jue 1,3.17), y los levitas en todo Israel; y la dignidad de sus funciones cultuales compensó la falta de un territorio propio en que vivieran unidos (Núm 18, 2 0 ; Dt 18,ls; Jos 13,14.33). La lista de las ciudades levíticas (Jos 21) refleja probablemente una situación postenor, pues todas las ciudades que en ella se atribuyen a los sacerdotes están en las heredades de las tribus de Judá, Simeón y Benjamín (21,4.9-19), o sea, en torno al lugar que luego ocuparía el templo de Jerusalén, en vez de estar situadas en torno a Silo, en la heredad de Efraím, lugar en el que en esta primera época estuvo el tabernáculo de la alianza (cf. Jos 18,1; 1 Sam 1,3); Eleazar, el sumo sacerdote, fue sepultado en esta heredad: «Eleazar, hijo de Arón, murió, y fue sepultado en Gueba, ciudad de Finés, su hijo, a quien había sido dada, en la montaña de Efraím» (Jos 24,33). Otras ciudades de las que la lista atribuye a los levitas les habrían resultado inútiles, pues estaban todavía en las manos de los cananeos; así Guezar (21,21), Ayalón, Tanac, Jelón (cf. 21,24s; 1 Par 6,55), Rejob (21,31) y Nalol (21,35). Guezar, por ejemplo, no cayó en manos de los israelitas hasta el remado de Salomón (1 Re 9,16s). La situación de los levitas, en todas partes extranjeros, no era precisamente acomodada, y es verosímil que se les atribuyera por lo menos una parte de las nuevas conquistas, la constituida por estas ciudades. El Deuteronomio nos presenta a los levitas llevando una vida siempre pobre, y los recomienda a la caritativa atención de los demás habitantes de las ciudades en que vivían (12,12.18s; 14,27; 16,11.14; 26,1 lss). Esta situación es la que reflejan dos narraciones del libro de los Jueces que relatan sucesos acaecidos poco antes de la inmigración de Israel en Canaán, y en cada uno de los cuales aparece un levita forastero (17,7.9; 19,1). En la primera se percibe además con claridad la especial relación que los levitas guardaban con el culto. Es la historia de Mica, que tiene por cierto el favor de Yahveh por haber conseguido que un levita vagabundo se quedara de sacerdote en la casa de Dios que él había levantado (17,13). Sin embargo, de la forma de proceder de Mica no podemos concluir que originariamente todos los levitas estuvieran autorizados por igual al servicio del culto divino. El culto que Mica había instaurado era ilegal, como se deduce de la imagen de Yahveh que hizo tallar y chapear (17,4). Primero hizo sacerdote a uno de sus hijos, o sea, a un no levita (17,5). Pero, como nos DERSDORFER, Dte Btbel und die sudambuche Altertumsforschung. «Bibl. Zeitfragen» 3 5-6 (Munster 1910) 66s; A. SANDA, Moses und der Peníateuch: «Atl. Abh.» 9 4-5 (Munster 1924) 336.
LA RELIGIÓN DEL ANTIGUO TESTAMENTO
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muestra su nombre (que significa «¿Quién como Yahveh?»), era un adorador de Yahveh, y, evidentemente, creía que los levitas eran especialmente competentes para su culto. A este respecto hemos de tener en cuenta también las prácticas sacrificiales de aquella época. Los sacrificios se ofrecían en el tabernáculo de la reunión, ante el arca de la alianza (cf. 1 Sam l,3ss; 21,24s; 2,12-17), pero también en otros lugares, tanto en santuarios de validez general (en Gálgala [Gilgal], cerca de Jencó [1 Sam 10, 8 ; 13,8s] ; en Masfa [Mispa; 1 Sam 7,5.9], e~i Rama [1 Sam 7, 17; 9,12], en Betel [1 Sam 10,3]) como en otros de significación estrictamente familiar (1 Sam 20,6.29; cf. 16,2s.5). Habitaban entonces los israelitas, separadas las tribus y las familias, en zonas montañosas en las que todavía resistían los cananeos (cf. Jue 1,19.21.27-35). En aquellos tiempos difíciles (cf. 1 Re 3,2; 5,17; 8,16) no resultaba viable la unidad cultual que Moisés había instituido en el desierto (Lev 17,1-9) para acabar con los sacrificios idólatras, y que estaba prevista para cuando poseyeran en plena paz la tierra de Canaán (Dt 12). La situación favorecía las tendencias autonomistas de las tribus y de las sippes y con ellas cobraron nueva y plena validez los viejos usos patriarcales, no olvidados, y los cabezas de las familias y de las stppes volvieron a actuar en el culto sacrificial como representantes naturales de sus grupos. Ahora bien, según la tradición israelita, el culto en el santo tabernáculo estaba ya en aquella época en manos de un sacerdocio levítico, y más concretamente aronita. En Silo el primer sumo sacerdote fue Eleazar, hijo de Arón (Jos 19,51 ; 21,ls). Le sucedió Finés, su hijo (Jos 22, Í 3), que servía ante el arca de la alianza de Dios (Jue 20,27s) b 8 . Los últimos sacerdotes en Silo fueron Helí y sus hijos (1 Sam 1,3). Según el libro primero de Samuel (2,27), Yahveh se reveló claramente a la casa de su padre cuando eran esclavos en Egipto y la eligió de entre todas las tribus de Israel para sacerdote. Tanto por su sentido literal como por el que toman en conexión con todas las demás tradiciones, es evidente que estas palabras aluden a la elección de la casa de Arón (cf. Ex 2 8 , 1 ; Núm 18,1.7) y no a la de toda la tribu de Leví, pues los parientes de Helí eran muy pocos para formar una tribu. En la época de Saúl, después de la pérdida del arca y de la destrucción de Silo (1 Sam 4,1 l s s ; Sal 78(77),60; jer 7,12; 26,6), Ajimélec ( = Ajías; 1 Sam 14,3), descendiente de Helí, era el sumo sacerdote en el nuevo santuario de Nob. Durante el remado de David, Abiatar, hijo de Ajimélec y fiel compañero de David en los años de la persecución de Saúl (1 Sam 68 Aunque la alusión al arca de la alianza y a Finés sea una interpolación posterior en el texto del libro de los Jueces (20,27s), «no podemos afirmar que estos detalles sean de pura invención. Más sensato parece suponer que, junto a las tradiciones expuestas en el texto antiguo, los círculos sacerdotales habían conservado otras tradiciones sobre los mismos acontecimientos» (L. DESNOYERS, Htsíoite du peuple hébreu 1 fPan's 1922] 414).
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22,20-23; 23,6), aparece siempre citado a la cabeza de los sacerdotes, inmediatamente a continuación de Sadoc (cf. 2 Sam 8,17; 15,24-28; 17,15; 19,12; 20,25). Este, que tenía a su cargo el santuario en la altura de Gabaón con el tabernáculo mosaico y el altar de los holocaustos (1 Par 16,39s; 2 Par 1,3.5), descendía de Eleazar (1 Par 24,3) b'\ mientras que Ajimélec descendía de Itamar, el hijo menor de Arón. Es de suponer que, después de que Saúl exterminó a Ajimélec y a todos los sacerdotes que había en Nob (1 Sam 22,11-19), el cuidado del tabernáculo y la dignidad sacerdotal pasarían a Sadoc, y con él a la descendencia de Eleazar, el mayor de los aronitas 70 . Sadoc contribuyó luego a someter a las tribus septentrionales al dominio de David (1 Par 12,28), y éste le reconoció como sumo sacerdote, superior incluso a Abiatar, aunque compartía con él la dignidad sacerdotal. Cuando Salomón desterró a Ábiatar por haber tomado partido en favor del pretendiente Adonías (1 Re 2,26s), Sadoc quedó como único sumo sacerdote. Los levitas corrientes no podían desempeñar funciones sacerdotales ni en el tabernáculo de la alianza ni después en el templo de Jerusalén; pero, en cambio, es verosímil que, como nos permite deducir el ejemplo de Mica (Jue 17,7-13), se les buscara para encargarles del culto en los santuarios locales de que hemos hablado. Mientras los israelitas no alcanzaran la plena y pacífica posesión de la tierra prometida, estos «altos» estaban permitidos, o por lo menos tolerados (Dt 12,8ss), siempre que la forma del cuito que en ellos se rendía a Yahveh no fuera ilícita (no incluyera, por ejemplo, imágenes divinas), no tuvieran un efod oracular 71 (cf. Jue 8,27; 17,3s; 18,30s) y, desde luego, no se dedicaran a cultos idolátricos (cf. Jue 6,25; 1 Re 14,23s). Cuando Salomón edificó su templo, esta tolerancia perdió su sentido. Pero la costumbre estaba profundamente arraigada y era difícil de eliminar, por lo que ni siquiera aquellos reyes buenos que hicieron lo recto a los ojos de Yahveh se atrevieron a proceder contra ella (1 Re_ 15,11-14; 22,43s; 2 Re 12,3s; 14,3s; 15,3s. 34s). Sólo Ezequías (2 Re 18,4.22) comenzó esta obra de purificación, continuada por Josías (2 Re 23,5.8.15) tras la recaída habida durante los reinados de Manases y de Amón (2 Re 21). Si tenemos en cuenta que estos usos sacrificiales en los altos de Yahveh se conservaron durante siglos, nos explicaremos el 6J Sobre la ascendencia aronita de Sadoc cf. J. GOETTSBERGER, Die Bucher der Chromk (Bonn 1939) 65. 70 Cf. A. ALLGEIER, Bibltsche Zertgeschichte (Friburgo 1937) 134. 71 Según el Éxodo (28,6-30), el e\od del sumo sacerdote era una vestidura que cubría el cuerpo desde los brazos hasta las caderas y sobre la que se llevaba el «pectoral del )uicio», una bolsa con los «nm y los tummim (piedras o varillas para las suertes) (cf. P. HEINISCH, Das Buch Exodus [Bonn 1934] 214ss). El uso de este oráculo sortiano estaba reservado a los sacerdotes aronitas, y, más concretamente, al sumo sacerdote ( Cf. L. DURR, Wollen una Wtrken der ail. Propheten (Dusseldorf 19:6). 97 Sobre la piedad bíblica pos'exíhca, que no debe confundirse con la obseivancia formalista de la ley ni con la justificación por las obras del fariseísmo postenor, cf. p.iANZ AucR, Atl. Frommigkeit' «Reden und Vortrage c'er Hochscnule Passau» 6 (1947) 20-26; RUPERT STORR, Dte Fromn.ifMit mi A. T. (Munich-Gladbach 1928) 96-126.
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se estudiaron diligentemente (Esd 7,6.1 Os; N e h 8 ; Eclo 39,lss) en un intento de compenetrarse espintualmente con su contenido. Se adaptaron a las necesidades espirituales del momento y se «reeditaron» con inclusión de nuevos fragmentos redactados en perfecta identidad espiritual con los antiguos. En los nuevos salmos se escucha el eco de la revelación antigua. Todo esto había ocurrido ya antes del exilio. En los Proverbios de Salomón, por ejemplo, la religión de Yahveh se había incorporado la antigua sabiduría oriental. A esta colección de Proverbios (10,1-22,16) los «varones de Ezequías, rey de Judá», añadieron otra (25,1-29,27). Ya antes del exilio la legislación mosaica había sido ampliada (conservándose su espíritu con toda fidelidad) para adaptarla a las nuevas y diferentes circunstancias. Los profetas no fueron los únicos que coleccionaron sus propios vaticinios, pues también lo hicieron sus discípulos. En los salmos 46(45) y 48(47), por ejemplo, es evidente el mesianismo de sello isaiano. Un rasgo característico de la literatura postexílica es el uso que hace de los libros sagrados más antiguos. El autor de la primera paite de los Proverbios (hacia mediados del siglo v) nos da un buen ejemplo de ello, pues su obra, que sirve de introducción a las colecciones más antiguas, es una inteligente selección del Deuteronomio, de Jeremías y especialmente de Isaías. En el libro de Job, en el Eclesiástico y en la Sabiduría volveremos a encontrar este «estilo antológico» s s . Jesús, hijo de Sirac, se compara a sí mismo con un canal que deriva su agua de un río, con lo que quiere decir que primero estudió la ley para su propio provecho, pero luego la plena sabiduría que de ese modo alcanzó se desbardó y alcanzó a todos los que buscaban la sabiduría (Eclo 24,30-34). En todos estos casos nos hallamos ante una inspiración reproductora. Pero junto a todo esto, en la época postexílica la revelación siguió haciendo progresos importantes. En los libros de David y de Tobías, con las doctrinas de los ángeles mediadores de la revelación y de los ángeles tutelares de las naciones y de los individuos, se perfeccionó la angelología, que desde un principio conocía Israel (cf. Gen 3,24; 1 9 , 1 ; 28,12; 3 2 , l s ; Ex 25,18ss; 1 Re 22,19; Is 6,2s; Ez 1,5-14; 10,1). Lo mismo ocurrió con la demonología (Satán : Z a c 3 , l s ; Job 1,6-12; 2,1-7; 1 Par 2 1 , 1 ; Sab 2,24), que también era conocida en la antigüedad (en la serpiente del paraíso se revela un ser espiritual hostil a Dios y a los hombres [Gen 3,l-5.13ss; Sab 2,24], y el demonio del desierto, Azazel, se opone a Yahveh [Lev 16,8.10.21.26]) '". Gracias a la claridad que comienza a hacerse sobre la suerte en el trasmundo, 9Í> A. ROBERT ha estudiado el esalo antológico en su trábalo Les attaches httéraires bibliques de Prov 1-9. «Rev. Bibl.» 43 (1934) y 44 (1935). En su opinión, el Cantar de los Cantares pertenece al mismo genero literario (he genre hítéraire du Cantic,ue des CanUcjues: «Vivre et Penser» 3 [1943-44; continuación de la «Rev. 1 Bibl » durante la guerra] 192-213) Cf. también Vom Gehttmnu dts Ge tovarles 359s. JJ
Cf. PAUL HCINISCH, Theologie
des A.
T. (Bonn 1940) 100-114;
H . KAUPEL, DIC Dumonen %m A. T. (Augsburgo 1930*
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(OHANNES SCHILDENBERGER
LA RELIGIÓN DEL ANTIGUO TESTAMENTO
el problema de la sanción trascendente se aproxima a su solución (cf. III 4b). Con claridad creciente la sabiduría divina aparece concebida como una persona emanada de Dios, pero íntimamente unida a él en su vida y en su actuación, concepción con la que se prepara la revelación del Dios uno y trino que iba a darse a conocer en el Nuevo Testamento. Y, por último, la importancia que en los libros sapienciales se concede a lo humano y a lo eosmopolita allanó el camino por el que la religión judía había de abandonar su limitación nacionalista y convertirse en una religión universal 1 0 °. La religión del Antiguo Testamento está esencialmente vocada al futuro, en el que espera su perfección. Es una religión de elección; eligiendo al patriarca Abrahán, Yahveh se proponía hacer de Israel un semillero en el que se conservara la verdadera fe hasta el momento en que, plenamente madura, pudiera ser trasplantada a todos los pueblos (cf. III 4a). La religión del Antiguo T estamento es sotenológica: «Yo soy Yahveh, tu Dios, que te ha sacado de la tierra de Egipto, de la casa de la serví' dumbre» (Ex 20,2); así es como Yahveh se presenta a su pueblo. La redención perfecta del pecado, del dolor y de la muerte queda reservada a la época mesiánica (cf. Is 25,8; 33,24; 43,25; Jer 31,34; Ez 36,25ss.33; Sal 130[129],7s). La religión del Antiguo Testamento es una religión revelada, aunque la plena revelación de la gloria de Yahveh y el perfecto conocimiento de Dios no serán posibles hasta la época mesiánica (cf. Is 11,9; 40,5). La revelación se hizo por medio de los profetas, y por eso la religión de Yahveh es una religión profética. En la bienaventuranza final ya no será preciso que se exhorten y enseñen los unos a los otros, pues todos conocerán a Dios de modo inmediato (Jer 31,34; Is 54,13; cf. Ap 22,4s). Sólo entonces se realizará plenamente el gran contenido de la alianza *. «Yo os haré mi pueblo y seré vuestro dios» (cf. I 3); sólo entonces se conseguirá el salom perfecto, la íntima unión entre Dios y el hombre (I 2). La religión del Antiguo Testamento es exclusivista; Yahveh no tolera que Israel divinice a la naturaleza ni a los hombres, ni adore a una deidad madre, ni rinda culto a los daimones o a las imágenes, ni que practique la magia (cf. Ex 20,3ss.23; Núm 23, 2 3 ; Dt 4,16-19). El honor de Yahveh exige que todo desaparezca de la tierra; en el gran día del juicio sólo Yahveh será exaltado (cf. Is 2,9-21). La religión del Antiguo Testamento es una religión histórica, fundada por la intervención de Yahveh en el curso de la historia. Las religiones de la naturaleza no conocen más que el eterno ciclo natural. Yahveh, señor de la historia, la pone en movimiento con la intención de llevarla a su final; un final que es plenitud y en el que todo el movimiento a que él dio ongen cesará entrando en su eterna paz (cf. Gen 2,2s; Sal 9 5 [ 9 4 ] , 1 1 ; Heb 4,9s; Ap 21,6).
La religión del Antiguo Testamento llega a su plenitud en la religión de Jesucristo. Sólo en ella se convierte en la religión universal a que su historia la predestinaba, solo en ella recibe su perfección última. Cristo redentor consumo la expiación suma y perfecta exigida por la conciencia de culpa viva en los mas nobles espíritus del Antiguo Testamento (cf. Is 6,5; 45.Z4; Jer 14,20; Miq 6,6s; Sal 51 [ 5 0 ] ; 130[129],3), simbolizada en las innumerables víctimas cruentas, prometida en la profecía de la pasión y muerte del siervo de Yahveh (Is 53,4-12; III 4a). En la encarnación del Hijo de Dios culmina la revelación del Antiguo Testamento, y el máximo don que Yahveh hizo a su pueblo, el de habitar en medio de él, alcanza su máxima realidad, última e insuperable (cf. Ex 25,8; 29,45s; Jn 1,14; Ap 21,3). Con la sangre de Cristo se sella la nueva y eterna alianza, en la eme la antigua alcanza su perfección final (cf. Mt 26.Z8; Le zz, 2 0 ; Heb 9,14s; 12,24; 13,20).
100
Cf. Votn Geheimms dej Gotteituortes 360-363.
PROF. DR. J. BONSIRVEN, ROMA
EL JUDAISMO EN PALESTINA EN LA ÉPOCA DE CRISTO
( ri\to ) las rclig 3
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BIBLIOGRAFÍA
CONTENIDO I.
II.
Dios y el pueblo de Dios. 1.
Ideas en torno a Dios.
2.
El dogma nacional: Israel y las naciones.
La «thora».
III.
La vida religiosa y el culto.
IV.
La ética.
V.
VI.
1.
Fundamentos de la etica general.
2.
Etica especial.
Escatología. 1. Escatología individual. 2.
El mesianismo. a) La persona del mesías. b) La. instauración del reino mesiánico.
3.
La a) b) c) d)
escatología general. La resurrección. El juicio. El premio eterno. Los castigos escatológicos.
Resumen y conclusión.
Aunque sea sabido que la bibliografía sobre este tema es interminable, permítasenos decir que nuestro trabajo se basa sobre un gran número de documentos y estudios que es imposible citar en estas páginas. Una indicación de dicha bibliografía se encontrará en el artículo Judaisme en el «Dictionnaire Biblique», Supplément (1948-1949). El artículo citado es, a su vez, un resumen de nuestra obra en dos volúmenes Le ]udaisme palestinien au temps de ]ésuS'Chnst, sa théolo^ie (París 1935). En ella se dan numerosas indicaciones bibliográficas. Lo que sigue es una breve alusión a las obras de carácter general que se ocupan del judaismo como fenómeno de conjunto. ABRAHAMS, I., Studtes m Phansaism and the Gospels 2 vols. (Cambridge 1917). BooTH, H . K., The Bridge between the Testaments (Nueva York 1929). BOUSSET-GRESSMANN, Díe Religión des Judentums im spathellemsUschen Zeitalter2 (Tubingen 1926). Box, G. H . , Judaism m the Greek period (Oxford 1929). FELTEN, Neutestament. Zeitgeschichte oder Judenium und Heidentum Zur Zeü Christi und der Apostel2 (Regensburg 1925). HOLZMEISTER, U., Historia aetatis Notn Testamenti (Roma 1938). JEREMÍAS, J., ]erusalem Zw Zeit ]esu. Kulturgeschichtliche Uníersuchung Zur nt. Zeitgeschichte 3 vols. (Leipzig 1923, 1924, 1929). Judisches Lexikon (Berlín 1927-1930). KlTTEL, K., Díe Probleme des palastinensischen Spatjudentums und das Urchristentum (Stuttgart 1926). KLAUSNER, J., Jesús (Introducción). LAGRANGE, M. J., Le judaisme avant J. C. (París 1931). MOORE, C. F., Judaism va tire jirst centunes of the Chnstian era, tfie age o} the Tannaim 3 vols. (Harvard 1927). ScHURER, E., Geschichte des judischen Volkes im Zeitalter ]esu Chnstix (Leipzig 1901, 1909). STRACK, H . , y BlLLERBECK, P., Kpmmentar Zum Neuen Testament aus Talmud und Midrasch 4 vols. (Munich 1922-1928). Una colección muy extensa que sustituye a las antiguas Horae hebraicae et talmudicae.
EL JUDAISMO EN PALESTINA EN LA ÉPOCA DE CRISTO
En el Antiguo Testamento aparecen algunas alusiones a la historia del judaismo palestiniano antes de comenzar la era cristiana. Pero son insuficientes para reconstruir totalmente esa historia, cuyo conocimiento es absolutamente necesario para comprender la de los comienzos del cristianismo. Afortunadamente poseemos otras fuentes, y en ellas gran cantidad de datos. Son, por ejemplo, el Nuevo Testamento; Filón, contemporáneo de Jesús; Flavio Josefo, historiador nacido en Jerusalén en el año 37 ó 38, hombre educado por sacerdotes y por fariseos; la literatura rabínica, de contenido muy heterogéneo, pero que incluye fuentes antiguas L; en los apócrifos y pseudoepígrafos del Antiguo Testamento, redactados entre los siglos III a. C. y II d. C.; en inscripciones y en declaraciones de autores griegos y latinos. Siempre que los testimonios de toda esta serie de textos coinciden o convergen, podemos estar seguros de que reflejan la forma de pensar, la sensibilidad y las costumbres de la época de formación del cristianismo. Gracias a ellos nos es posible revivificar la religión judía en aquel momento en que la existencia del pueblo israelita había de llegar con Jesucristo a alcanzar la plenitud de su sentido último. Es extraño; este pueblo, elegido para preparar el camino al Mesías, para recibirlo y anunciarlo al mundo, se unió a sus caudillos para rechazarlo, para negarlo, para condenarlo. ¿Cómo hemos de explicarnos este evidente fracaso de los designios de la 1 La literatura rabínica es muy abundante. Sus comienzos se remontan al tiempo de Jesús. Para facilitar la práctica de la vida religiosa, los maestros de la ley fijaron una serie de usos que completaban los preceptos bíblicos o precisaban la forma de aplicarlos. Después de la desaparición de la nación judía (70 d. C.|, sus escuelas siguieron desarrollando sus actividades. Fijaron por escrito las leyes, las comentaron y explicaron su relación con las Sagradas Escrituras. A finales del siglo II d. C. estas explicaciones de la ley fueron recopiladas en una colección a la que se dio el nombre de Misnah («Repetición de la ley»). Luego esta colección fue, a su vez, explicada por los eruditos rabínicos. Así se formó el Talmud en sus dos versiones, la de Palestina (jerusalmi) y la de Babilonia (babli). Esta última es la más importante y a ella es a la que se llama «el» Talmud. En la misma época se redactaron comentarios a las Sagradas Escrituras (midrasim); estos comentarios son muy numerosos y datan de las más distintas épocas. A ellos hemos de añadir las paráfrasis arameas que acompañaban a la lectura del texto hebreo, que muchos ya no comprendían. Su nombre es tárgum («traducción») y en parte datan de fechas muy avanzadas.
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Providencia? ¿A quién hemos de atribuir la responsabilidad del fracaso? Les judíos y los escribas se decían discípulos de Moisés (Jn 7 y 9) y los fariseos afirmaban ser los exegetas más fieles de la ley y sus más estrechos observantes (cf. Act 26,5 ; Flp 3,5). Pero, pues no podemos culpar a las Sagradas Escrituras, testimonio de la divina revelación, será a estos hombres a quienes corresponda atribuir el fracaso. Estos hombres son los sumos sacerdotes, caudillos políticos y religiosos del pueblo; son, sobre todo, los fariseos, maestros de la ley, preceptores espirituales y guías de conciencia, que ejercían una extraordinaria influencia sobre el pueblo y sobre los sacerdotes (Rom 2,17-23). Los sumos sacerdotes, helemzados y secularizados, alardeaban de lealtad a la tradición, pero no demostraron ser fieles al ideal israelita. En cambio, los fariseos parecen haber sido en su mayoría devotos y celosos. Si Jesús les llama con tanta frecuencia «hipócritas» —las fuentes rabímeas ven en la hipocresía la «úlcera de los fariseos»—, no deja de recomendar que se guarden sus preceptos ni condena su exageración en el cumplimiento de la ley (Mt 23,3.23). En cambio, sí que condena una de sus peores tendencias: el formalismo, la ciega adhesión a la letra de la ley, que, per una parte, les lleva a la hipocresía, y, por otra, es causa de que olviden el sentido y el espíritu de los profetas. Si a esto añadimos el exagerado relieve con que insistían en el «dogma nacional» —la preeminencia del pueblo elegido—, comprenderemos que habían de perderse en un particularismo celosamente guardado. Y así era inevitable que no comprendieran y que combatieran a aquel que había venido a cumplir los vaticinios de los profetas y a incorporar a todos los pueblos al verdadero Israel sin necesidad de que pasaran antes por el judaismo. Vamos ahora a intentar un breve bosquejo descriptivo del judaismo en la época de Cristo. Al hacerlo hemos de guardarnos de un riesgo, el de dejarnos arrastrar por una tendencia, que resulta casi irresistible, a subrayar únicamente sus errores y a olvidar que conservó fielmente la esencia de la religión del Antiguo Testamento. Lo mismo hemos de decir por lo que hace a la tradición: la mayor parte de las desviaciones que de su línea se produjeron fueron de poca importancia, aunque sí que existía una cierta tendencia a separarse del camino recto. En nuestra exposición vamos a escoger algunos puntos de vista centrales y a considerar desde ellos los correspondientes grupos de componentes esenciales de la religión judía.
í.
DIOS Y EL PUEBLO
DE DIOS
Dios y el pueblo de Dios son las dos cimas que dominan todas las perspectivas mentales.
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J. BONSIRVEN
1.
Ideas
en torno
EL JUDAÍSMO EN PALESTINA EN LA ÉPOCA DE CRISTO
a
Dios
Los judíos demostraron ser guardianes y heraldos, más fieles todavía que sus antepasados, del monoteísmo, y, concretamente, del monoteísmo moral. No vacilaban en hacer sacrificio de su vida antes que renegar de la fe en el Uno y Único (ehad). Una frase que se atribuye al rey Ptolomeo (Epístola a Ansteas, aproximadamente del año 200) dice: «Dios es para todos ellos el punto de que parten en sus discursos; de aquí su superioridad.» Concedían más importancia que sus antepasados (en algunos casos por influencia del helenismo) a las propiedades de Dios, especialmente en cuanto que creador, a su inaccesible majestad, que el cielo simbolizaba; a su morada, que eran aficionados a describir; a la muchedumbre de sus ángeles, mensajeros y liturgos de la corte celestial (la angelología recibió un gran impulso gracias a las descripciones con que se ampliaron y adornaron los hechos bíblicos, relativamente sobrios); a la espiritualidad e inmutabilidad del Dios eterno; a su santidad, que convirtieron en su definición («Alabado sea el Santo»); a su providencia, que concebían como un condescendiente cuidado de todas las criaturas que superaba a todos los milagros imaginables; a su omnipotencia, que tenía como consecuencia su omnisciencia, su presciencia y la predestinación (a la que cada vez fueron dando más importancia); a su benevolencia y a su bondad, que a veces eran la causa de que su misericordia pesara más que su )usticia, sobre todo en su comportamiento con Israel. Pero bástenos esta árida enumeración y pasemos ya a estudiar con mayor detalle aquellos puntos concretos que lo fueron de controversia entre judíos y cristianos. El primero es característico de la teodicea judía. Mientias que los rabinos en sus sermones populares revisten a Dios de gran cantidad de rasgos humanizantes, el judaismo manifiesta ante él un temor respetuoso, sobrio y frío, evidente en los nombres que da a Dios. A partir del siglo III dejaron de pronunciarse las cuatro letras sagradas que componían el nombre de Y a H V e H (tetragrama) y se sustituyeron por Adonay ('Adhonai = «nuestro Señor»), y en lugar del nombre común usado para Dios, el, elohim, se comenzó a decir «el Nombre», «el Lugar», «el Honor» . De aquí la invocación que a nosotros nos resulta tan extraña: «Salva, ¡oh N o m b r e ! , a tu pueblo» (Berakot IV 4). En esta clase de nombres se manifiesta una tendencia al distanciamiento. Algunos historiadores afirman que el esfuerzo por confinar a Dios en una trascendencia inaccesible es una muestra más de esta actitud de distanciamiento. En parte, este reproche está justificado. Se acepta como dogma inconcuso que Dios habita en el cielo y no lo abandona nunca, aunque en numerosas máximas se aluda a la sekinah, la presencia visible de Dios en el templo
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y en toda congregación de los justos. Otra consecuencia de la misma actitud de distanciamiento podemos verla en la negativa de la teología judía a aceptar la realidad de las hipóstasis divinas, en la «sabiduría», en el Espíritu Santo. Contra esto, en los últimos libros de la Sagrada Escritura se había hecho perceptible el esfuerzo por aproximar al Creador a sus criaturas y por preparar el camino al dogma de la Encarnación y de la Santísima Trinidad. El distanciamiento es una consecuencia de una tendencia parecida, a saber, de la resistencia a aceptar la realidad de la acción divina en lo íntimo del alma, o sea a aceptar lo que luego en el cristianismo se llamó la gracia. Dentro de esta postura resultan perceptibles dos tendencias: una, a mantener a Dios tan lejos como sea posible; la segunda, a subrayar con especial insistencia la libertad humana y su suficiencia, como si se temiera destruirla o mutilarla aceptando la necesidad o la conveniencia de la ayuda divina para suplir nuestra congénita debilidad. Ello no obstante, se impetra la ayuda de Dios contra el pecado. Una consecuencia permanente de estas dos tendencias es la falta de sensibilidad para la verdadera mística e incluso la tenaz oposición a ella. Por lo demás, no se vacila en someter al mismo Dios a las leyes de la sanción remuneradora. Con la recompensa satisface una deuda y no castiga a nadie sin motivo. Pero no es justo el presentar, como muchas veces se hace, a la del Antiguo Testamento como una religión del temor, ni el afirmar que el amor es patrimonio del cristianismo. Muchos rabinos condenan el temor como menos valioso e incluso como pecaminoso. El verdadero justo imita a Abrahán, que siempre se dejó guiar por el amor. Hoy como antes sigue invocándose al Señor con esta doble invocación : aAbmu, Málkemu» («Padre nuestro, nuestro Dios»). 2.
El dogma
nacional:
Israel
y las
naciones
La revelación da testimonio de que Dios escogió a Israel como pueblo de su propiedad. Este dogma se convirtió en uno de los puntos en torno a los que giraba en gran parte el pensamiento religioso del judaismo. Lo primero que se hizo fue subrayar exageradamente los datos bíblicos, afirmando que si Dios había elegido a Abrahán y a algunos de sus hijos, a los descendientes de Jacob, ello había ocurrido como recompensa a sus méritos y que la relación que existía entre Dios y el pueblo de su elección ('am segulla) era única y exclusiva y resultaba inaccesible para los demás pueblos. La alianza pactada entre Yahveh e Israel fue concibiéndose cada vez más como un pacto bilateral que obligaba por igual a las dos partes. A consecuencia de ese pacto, los israelitas, aunque indignos, son hijos de su dios. Israel y el Señor están tan íntimamente unidos, que lo que interesa al uno, interesa también al otro. En
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EL JUDAISMO EN PALESTiNA LN LA I FOCA D^ C Í1STO
todo esto tiene Israel una inamovible garantía del ilimitado favor divino. Una consecuencia de esta relación es la situación de privilegio de Israel. Israel fue la sola nación que se manifestó capaz de recibir la thora, la nación que había de guardarla para siempre. Israel fue la sola nación a quien Dios encomendó la guarda d° su santidad, la única que ha de revelarla a las demás naciones. Ello hace posible que se llame «el pueblo santo», «la santa semilla» ; tiene que serlo, pues que Dios lo santifica. Por eso el Libro de los jubileos (22,11; no pertenece al canon de las Sagradas Escrituras) escribe: «Isiael es la semilla de la justicia santificada por Dios en medio de la tierra.» Consecuentemente, los judíos se caracterizarían por vanas virtudes: bondad, caridad, modestia, práctica de las obras de amor al prójimo. Estarían en posesión del Espíritu Santo y podrían aguardar confiadamente el próximo fin del mundo. Sm embargo, debemos decir que los escritores judíos no dejan de censurar las faltas y los delitos de esa su gran nación. Palestina y Jerusalén participan de la situación de preermnencia del pueblo judío. Palestina, una tierra que es superior a todas las otras. Jerusalén, una ciudad que está verdaderamente en el punto central de la tierra. En la conciencia nacional y en el comportamiento del pueblo se manifiesta la alta estima en que se tiene a estos lugares. La emoción con que los judíos hablan de «Sión, nuestra madre», íesulta conmovedora, como sus peregrinaciones a aquella tierra santa y su costumbre de hacer que se les sepulte en ella, pues los muertos de esa tierra «serán los primeros en volver a la vida en el día de la resurrección». ¿No habrá sido este orgullo nacional el obstáculo que impidió que Israel alcanzara su meta última y suprema, que era la de llegar a hacer de su religión la religión de todos los pueblos? En la historia del judaismo es perceptible una evolución que conducía al pueblo de Israel al cumplimiento de esa misión. Su monoteísmo esencialmente universal lo preparaba también para ello. La nación se abre a todos los extranjeros que como prosé' litos «se refugien bajo las alas de la sekmah». Los judíos creen además que pueden seguir siéndolo aun lejos de Palestina, sometidos al yugo del imperio romano e incluso hablando una lengua extranjera. ¿No podría hablaise, a la vista de estas condiciones, de una especie de catolicismo, una especie de íelesia? Sólo aparentemente. La íeligión está tan íntimamente unida a la nación, que le confiere una duración eterna. Por otra parte, sus elementos nacionales han llegado a alcanzar un predominio tan grande que el segregacionismo religioso resalta cada vez más insoportable y mds impenetrable. La íeligión de Israel se afirma en su carácter de religión de una raza, en oposición a una iglesia en su esencia universal. Este exclusivismo se manifiesta en el juicio que merecen las otras naciones y en el comportamiento práctico que se adopta
ante ellas. Se las condena como íriólatias, corrompidas por todos los vicios, malditas de Dios, enemigas implacables de Dios. Son pocos los rabinos que les reconocen algún mérito. Por eso hay que evitar a esos gentiles, pues Dics mismo los persigue, y no hay que tratarlos con amor ni con justicia, que sólo están prescritos en favor de los hermanos de raza y de religión.
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II
LA
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«THORA»
Conservamos la palabra hebiea que designa a la totalidad de la revelación; la ti aducción habitual, «ley», resulta demasiado limitada. El haber recibido la thora, las profecías y leyes divinas es el gran privilegio de Israel, como el mismo San Pablo reconoce (Rom 3,2; 9,4). Los judíos exageran cuando afirman ser los únicos dignos de este don divino. Pero lo que sí es verdad es que han tenido en alta estima esta gracia. Muchos derramaron su sangre en tiempos de persecución, unos porque no entregaron los libros sagrados, otros porque continuaron estudiándolos. La thora ocupa un lugar central ea todos los aspectos en la religión de Israel, que por eso, mas que una teocracia ( = gobierno de Dios), es una nomocracia ( = gobierno de la ley). Los exegetas la ven alegorizada en todos los personajes bíblicos. Se tiene la impresión de que la thora tiene para el espíritu judío la misma importancia que Jesucristo para el cristiano; omnipresente, ella es la regla y ella el criterio a que todo debe reducirse. La thora abarca: los libros sagrados, inspirados por el Espíritu Santo, y especialmente las escrituras de Moisés, que no pueden ser superadas; junto a ellos, la ley oral, que aclara y completa las sagradas escrituias y a la que se atribuye igual autoridad. El estudio de la thora es una obligación expresa que afecta a todos los judíos, o, por lo menos, a los varones. El ígnoíante no puede ser justo. El saber es la suprema virtud. Supera incluso al comportamiento recto, puesto que lo determina. Aunque en realidad los dos son inseparables. Por eso hay que reverenciar a los rabinos, maestros y jueces. Sus enseñanzas tienen por objeto levantat un «cercado» en torno a la ley para protegerla y facilitar su practica. Pero en la realidad lo que ocune es que estos «cercados» son muy íiecuentemente opnmentes y acaban por atar sobre los hombros de los otros cargas insoportables (Mt 23,4). De aquí resulta inevitablemente un formalismo y una casuística alambicada y sutil para eludir el cumplimiento de los difíciles preceptos.
ííí.
LA VIDA RELIGIOSA
Y EL CUI TO
En esta época antigua, el pueblo judío se nos presenta como un pueblo esencialmente religioso, empeñado en el esfuerzo de
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EL JUDAISMO EN PALESTINA EN LA ÉPOCA DE CRISTO
hacer de toda su vida nacional y personal un acto de veneración de Dios. El lugar en que se tributaban a Dios estos actos de veneración era, en primer término, el templo; el templo es el punto central del mundo, irreemplazable en el papel que desempeña en la vida nacional. El culto en el templo se centra en el sacrificio. El penSarniento religioso judío fue depurando y espiritualizando el sacnficio, completándolo con oraciones en las que tomaba parte todo el pueblo y atribuyendo luego a estos ritos un poder catártico. El paso más importante en el camino de esta depuración del sacrificio fue la exigencia de que los fieles que lo ofrecían se hallaran en una disposición interna de pureza y rectitud de intención. Los servidores oficiales de este culto son exclusivamente los sacerdotes y sus jefes, que de esta forma se convierten en los órganos directivos de la religión. Las fiestas, que en número cada vez mayor llenan todo el año, santifican la vida de la nación. Su objeto es atraer las bendiciones del cielo y obtener su perdón —esto sobre todo en la fiesta llamada Kippur («expiación»)—; los judíos actuales, incluso los indiferentes, siguen observándolas escrupulosamente. La existencia individual está consagrada por una tupida red de preceptos; santificación del cuerpo por medio de la circuncisión y de los preceptos que afectan a la vestimenta y a la alimentación; santificación de las principales acciones de la vida, e incluso de las cotidianas, por medio de las fórmulas de consagración adecuadas —un buen judío pronuncia unas cien al día—. Cuando se quiere dar carácter más solemne a la consagración se recurre a los votos. Pero su uso es tan frecuente que, desgraciadamente, pierden su valor. Notemos el progreso constante en el camino de la interiorización e individualización de la religión, favorecido por la creación y multiplicación de las sinagogas, en las que el culto se reduce a oraciones, lecciones y enseñanzas. Esto hizo posible que el judaismo soportara sin grave daño la desaparición del templo. Este culto smagogal es el que luego ofrecerá al cristianismo la base de su liturgia. Todo judío piadoso concede a la oración un lugar importante en su vida privada, de tal forma que puede decirse que el pueblo judío es un pueblo de oración. Algunas oraciones de la liturgia del judaismo posbíblico son muy hermosas. Su recitación puede convertirse en una costumbre mecánica, pero puede también constituir una vivencia profunda y alimentar un verdadero espíritu de oración. Las oraciones prescritas son numerosas; según el salmo, han de recitarse como mínimo siete veces al día. Para presentar a Dios en la forma adecuada este «sacrificio de los labios» conviene adoptar una actitud respetuosa y, sobre todo, recogerse (kawwana = recogimiento y fijación de la voluntad). A la oración deprecatoria se le concede gran importancia, pero no tanta que podamos olvidar la oración de alabanza, la de acción de gracias, la súplica de remisión de los pecados o la pura adoración.
Podemos constatar, además, la creciente importancia que esta religión concede a gestos y fóimulas a los que atribuye una fuerza sobrenatural, preparando así el camino para la idea de sacramento. ÍV.
LA
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ETICA
En el judaismo la moral no está separada de la vida religiosa, sino que es uno de sus componentes integrantes. En este aspecto, Israel afirma su superioridad sobre todas las religiones y filosofías de aquel tiempo. La explicación hay que buscarla en su fidelidad a las enseñanzas de los libros sagrados; esta elevación del nivel moral —necesaria para abrir las almas a la buena nueva que había de traer Jesús— era uno de los fines principales que Dios quería conseguir con aquella su larga y paciente pedagogía con que fue preparando al pueblo del Mesías. 1.
Fundamentos
de la ética
general
Son muchos y muy precisos. El primero es la concepción del hombre como imagen de Dios y rey de la creación. El hombre lleva en su alma el sello de Dios. El judío pide a su Señor todos los días que conserve pura el alma que él le ha confiado para tomársela y para devolvérsela otra vez en el trasmundo. La libertad es el mayor privilegio del hombre, un privilegio que nada puede anular, porque depende exclusivamente de la constitución íntima de la criatura; dice un rabino: «Todo está en las manos del cielo ( = de Dios), menos el temor del cielo.» Desgraciadamente, nuestra libertad tiene que luchar contra el pecado que está en nosotros. La teología judía ve en la muerte el castigo hereditario del pecado de Adán, pero no conoce la noción de pecado original, aunque sostiene que en todo hombre existe un yéser hd'rá ( = propensión o inclinación al mal, o voluntad malvada). Esta naturaleza corrompida es una criatura de Dios y resulta necesaria al hombre, pues le impulsa a cumplir todas sus funciones vitales. Pero no por eso deja de ser su enemigo malo, la causa de que quebrante de varias formas la vida de su cuerpo y la de su alma, y los judíos piadosos suplican a Dios que les preste su ayuda contra esta propensión al mal, si bien creen que con la sola fuerza de su voluntad y con el estudio de la thora pueden vencer las tentaciones que de esa voluntad malvada se deriven. El pecado existe en el mundo. La teología judía ha analizado, cada vez con mayor perfección, las acciones humanas a fin de precisar los presupuestos de la pecammosidad; éstos son: libertad y consciencia en la transgresión de la voluntad (claramente expresa) de Dios. Con creciente claridad destacan los pecados formales e internos. ¿Cómo pueden expiarse estos pecados inevi-
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tables, que son una consecuencia ineludible de la cie?ción del hombre? Las leyes litúrgicas determinan las expiaciones rituales: diversos sacrificios y, sobre todo, la fiesta de la expiación, con sus severos ayunos, con sus largas ceremonias, en cuyo decurso el sumo sacerdote entra en el «santísimo» —en el que en ese día sólo a él le está permitida la entrada—; con la expulsión al desierto del macho cabrío para Azazel, cargado con todos los pecados de la nación. Otro medio de purificación era la muerte y el dolor que Dios enviaba al justo, y a los que por ^so se llamaba «correcciones de amor». EÍ principal medio de expiación, que debía acompañar necesariamente a todos les otros, era la teswba = «penitencia», o, más exactamente, «conversión». Abarcaba la confesión de las propias faltas, la reparación del mal causado al prójimo y el arrepentimiento, así como la refoima total del comportamiento. La doctrina de la tesuba prepara directamente las predicaciones de San Juan Bautista e incluso el primer sermón de Jesucristo. Vanos son los motivos morales en torno a los que se estructura la fidelidad a Dios: respeto de la alianza acordada entre Dios y el pueblo; expansión del reino celeste por medio de la observancia voluntaria de los mandamientos divinos; santificación del «Nombre» (cf. p,486), dando a los hombres, y sobre todo a los gentiles, oportunidad de alabar al Dios que prescribe a los suyos obras de buen ejemplo; imitación y magnificación de Dios en todas las acciones. Otro poderoso estímulo para el bien es el principio de la justa remuneración, vin principio absoluto al que está sometido el mismo Dios. Toda acción tiene como consecuencia una sanción, una recompensa o un castigo, estipulados y aplicados según la ley del tallón: medida por medida. A la inversa, toda gracia y toda desgracia presuponen un mérito o una falta, bien precedentes, bien previstos por el sumo juez. Es fácil imaginarse todas las exageraciones y todos los juicios aibitranos a que daría lugar una interpretación rígida de este principio (cf. Jn 9,2). 2.
Etica
especial
Para comprender el caráctei especial de la ética hay que tener en cuenta que había sido fijada para uso de una comunidad nacional, de una comunidad de hermanos. No olvidemos que en el mandamiento dado por Jesús (Mt 22,39; cf. Lev 19,18; «Amarás a tu prójimo como a ti mismo»), el «prójimo» es el hombre de la misma raza y no el extranjero. Por otra parte, la ley de Moisés, o, mejor, la interpretación que de ella hacen los rabinos, ve el fundamento de toda justicia en el derecho riguroso (sutn* mum IMS, summa miuna), en que se compensan los derechos contrapuestos, el «mío» y el «tuyo», mientras que la ley cristiana acepta la primacía del amoi. En la antigüedad se decía: «Lo que no quieras para ti, no lo hagas a nadie» (Tob 4,15). En cambio, Jesús dijo: «Poi eso. cuanto quisiereis que os hagan a
EL JUDAISMO LN PALLSI1NA LN LA LPOCA DP CRISTO
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vosotros los hombres, hacédselo vosotros a ellos» (Mt 7,12). Esta esencial diferencia en la formulación de la «regla de oro» es recejo exacto de la que existe entre dos concepciones de la moral, la segunda de las cuales se esfuerza por eliminar la distancia qutsepara a las dos personas, al «yo» y al «tú». Esto no obstante, también la teología judía recomienda con creciente insistencia el amor al prójimo, al gentil incluso, como un medio de santificar el «Nombre». La madurez teorética y práctica del judaismo se manifiesta en su moral familiar, que garantua la dignidad de la mujer y establece el amor de los hijos, prohibiendo como verdadero asesinato la práctica de su abandono, tan frecuente entre los paganos, y subraya la consideración con los esclavos y con los jornaleros, sobre todo si son israelitas. Los preceptos que exigen el respeto al prójimo y a los bienes del prójimo son muy minuciosos. A ellos se añade en los libros rabímeos un código civil prolijo, cucunstanciado e inmejorable. Mencionemos todavía los mandamientos que ordenan respetar el prestigio y el honor del prójimo y recomiendan encarecidamente la verdad (toda verdad) y la sencillez. Se concede gran importancia a las obligaciones derivadas de la vida en comunidad, obligaciones que eran entonces, y aún son hoy, escrupulosamente observadas. Cicerón envidiaba la concordia que unía a los judíos. Los rabinos recomendaban la obediencia a las autoridades políticas y a los emperadores romanos. EÍ amor al piójimo se considera como una obligación grave cuya importancia se encarece. Se exterioriza con las limosnas dadas con piudencia y con la práctica de todas aquellas obras de caridad con las que se puede ayudar al piójimo, participando de sus dolores y de sus alegrías. En un principio esta obligación no regía para con los gentiles, pero luego se extendió a ellos tanto por «amor de la paz» como por «santificar el Nombre». Con independencia de su orientación, toda la literatura judía condena los exti avíos sexuales de hecho, mirada, pensamiento y deseo, continuando así una línea que se encuentra ya en los profetas y en los libros sapienciales. Recomienda también la humildad, concebida como una mezcla de paciencia y bondad. Salvo en los esenios, no nos es posible constatar la existencia de ninguna tendencia realmente ascética.
V. 1.
ESCATOLOG1A
Escatoloqía
individual
Bajo este título vamos a agrupar todas aquellas creencias que se refieren al destino del individuo inmediatamente después de la muerte. Como afirma Bousset, en este punto en las Sagradas Es-
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enturas no encontramos más que atisbos de la verdad. En aquella parte de la literatura judía que forma el puente entre los dos Testamentos, la claridad a este respecto es ya mayor, lo que en parte se debe a que la mentalidad judaica, enlazando con el helenismo, admite ya la existencia de un alma inmortal que sigue existiendo después de la muerte del cuerpo. El silencio de la Sagrada Escritura y la falta de claridad de las ideas explican las divergencias observables en las posturas de que vamos a tratar en este capítulo. Quienes, como Josefo o el autor del libro de la Sabiduría de Salomón, habían sufrido la influencia griega, creían que las almas de los justos eran espirituales e inmortales y que mmediatamente después de haber abandonado el cuerpo recibían su recompensa. Otros se mantenían fieles a la antigua cieencia en el seol, que concebían como el lugar en que residían los impíos, o también como el sitio en que, repartidos en varios recintos, según sus méritos, los espíritus de los muertos esperaban el juicio. Según algunos autores, los justos habitan junto a Abrahán, o en el edén, o incluso en el tercer cielo (que no es el lugar en que reside Dios). Todas estas creencias presuponen que inmediatamente después de la muerte tiene lugar un verdadero juicio. En las frecuentes y prolijas descripciones que de él se nos hacen se reflejan concepciones totalmente divergentes Tras él comienza el eón futuro, la «edad futura», edad de dicha imperecedera, opuesta a la edad actual, malvada y corrompida. Estas creencias no las compartían todos los judíos, pero es verosímil que formaran parte de las esperanzas de los fariseos y, en consecuencia, de las de los oyentes de Jesús y de los apóstoles.
2.
El
mesianismo
El mesianismo es un dogma fundamental que a lo largo de los siglos ha mantenido vivas las esperanzas de Israel y ha garantizado su existencia. Ahora bien, ¿en qué medida puede decirse que las esperanzas mesiánicas de los judíos prepararan el camino al cristianismo? Fijémonos primero en las diferencias esenciales existentes entre el mesianismo judío y el cristianismo. En este último, la persona de Cristo es a la vez el centro y el punto de partida de la formación de grupos. Entre los judíos, lo principal es la restauración de la nación. Entre ellos el mesianismo ocupa un lugar menos importante que la thora o el pueblo elegido. En el momento en que comenzó el cristianismo, los judíos conservaban vivas en líneas generales las esperanzas mesiánicas, pero las concebían de muy diversas formas. Esta diversidad está en correspondencia con la de las distintas formas en que puede concebirse la liberación de la nación israelita. Según una de ellas, esta liberación será terrenal, esto es,
EL JUDAISMO EN PALESTINA EN LA ÉPOCA DE CRISTO
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se cumplirá en el plano de las leyes de la historia humana. Según otra será supraterrenal: la restauración de Israel tendrá lugar en una tierra milagrosamente transformada. Una tercera forma de restauración es la trascendente, que irá acompañada de la resunección de los muertos y se realizará en el cielo. En época avanzada se sostuvo en algunas ocasiones que el tiempo mesiánico sería de duración limitada e iría seguido de la consumación de los tiempos, de la resurrección y del juicio final. Estas ideas manifestaban una irresistible tendencia a amalgamar el mesianismo con la escatología general y a imaginarse la salvación mesiámca en forma trascendente. Digamos de paso que, incidental y accesoriamente (y, en consecuencia, no como lo hace la predicación de Jesús), las especulaciones judías presentan al «reino de Dios» como final de la actividad del mesías y del gran drama escatológico. ¿ Cómo hay que imaginarse esta salvación definitiva (géulla) ' ¿Irá acompañada de más milagros que la liberación de Egipto? Fueron muchos los que comenzaron a hacer cálculos y conjeturas y aseguraron que se acercaba su tiempo. Pero los prudentes renunciaron a vanas presunciones y recordaron que eran la penitencia y las buenas obras de los justos las que habían de apresurar la restauración nacional. En todo caso, la venida del mesías irá precedida de un período bastante largo de dolor (al que también Jesús alude: Me 13,8), el período de las «tribulaciones mesiánicas». Estas comprenderán catástrofes cósmicas, plagas, persecuciones religiosas y, a consecuencia de las apostasías, un exceso de impiedad e incredulidad. Antes que el mesías vendrá un precursor, Elias, que pondrá a Israel en el buen camino, lo convertirá y lo devolverá a su estado originario. El será también quien anuncie al rey divino y quien lo consagre. a)
LA PERSONA DEL MESÍAS
En la mayor parte de las especulaciones, los rasgos de la figura del mesías son imprecisos. Algunos salmos y textos proféticos lo presentan como un ser divino, y los salmos de Salomón (éstos no tan claramente), las parábolas de Enoc y las visiones del Pseudo-Esdras se mantienen dentro de esta línea. Pero los rabinos parecen esforzarse por conservar a su mesías libre de todo rasgo trascendente. El judío Trifón dice (en su famoso diálogo con San Justino, que data aproximadamente del año 130): ((Nosotros esperamos un cristo que será un hombre entre los hombres.» Del mismo modo, y pese a las profecías de Isaías sobre el «siervo de Yahveh» y a las palabras del salmo 22, los rabinos se niegan absolutamente a imaginarse a un mesías que sufra pasión y muera. Para corresponder a estos textos bíblicos, en el siglo II d. C. inventaron un mesías de la casa de José o de la de Efraim, un mesías guerrero, condenado a pagar su victoria
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EL JUDAÍSMO EN PALESTINA EN LA ÉPOCA DE CRISTO
enturas no encontramos más que atisbos de la verdad. En aquella parte de la literatura judía que forma el puente entre los dos Testamentos, la claridad a este respecto es ya mayor, lo que en parte se debe a que la mentalidad judaica, enlazando con el helemsmo, admite ya la existencia de un alma inmortal que sigue existiendo después de la muerte del cuerpo. El silencio de la Sagrada Escritura y la falta de claridad de las ideas explican las divergencias observables en las posturas de que vamos a tratar en este capítulo. Quienes, como Josefo o el autor del libro de la Sabiduría de Salomón, habían sufrido la influencia griega, creían que las almas de los justos eran espirituales e inmortales y que mmediatamente después de haber abandonado el cuerpo recibían su recompensa. Otros se mantenían fieles a la antigua cieencia en el seol) que concebían como el lugar en que residían los impíos, o también como el sitio en que, repartidos en vanos recintos, según sus méritos, los espíritus de los muertos esperaban el juicio. Según algunos autores, los justos habitan junto a Abrahán, o en el edén, o incluso en el tercer cielo (que no es el lugar en que reside Dios). Todas estas creencias presuponen que inmediatamente despues de la muerte tiene lugar un verdadero juicio. En las frecuentes y prolijas descripciones que de él se nos hacen se reflejan concepciones totalmente divergentes. Tras él comienza el eón futuro, la «edad futura», edad de dicha imperecedera, opuesta a la edad actual, malvada y corrompida. Estas creencias no las compartían todos los judíos, pero es verosímil que formaran parte de las esperanzas de los fariseos y, en consecuencia, de las de los oyentes de Jesús y de los apóstoles.
se cumplirá en el plano de las leyes de la historia humana. Según otra será supraterrenal: la restauración de Israel tendrá lugar en una tierra milagrosamente transformada. Una tercera forma de restauración es la trascendente, que irá acompañada de la resurrección de los muertos y se realizará en el cielo. En época avanzada se sostuvo en algunas ocasiones que el tiempo mesiánico sería de duración limitada e iría seguido de la consumación de los tiempos, de la resurrección y del juicio final. Estas ideas manifestaban una irresistible tendencia a amalgamar el mesianismo con la escatología general y a imaginarse la salvación mesiánica en forma trascendente. Digamos de paso que, incidental y accesoriamente (y, en consecuencia, no como lo hace la predicación de Jesús), las especulaciones judías presentan al «reino de Dios» como final de la actividad del mesías y del gran drama escatológico.
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El
tnesianismo
El mesianismo es un dogma fundamental que a lo largo de los siglos ha mantenido vivas las esperanzas de Israel y ha garantizado su existencia. Ahora bien, ¿en qué medida puede decirse que las esperanzas mesiánicas de los judíos prepararan el camino al cristianismo? Fijémonos primero en las diferencias esenciales existentes entre el mesianismo judío y el cristianismo. En este último, la persona de Cristo es a la vez el centro y el punto de partida de la formación de grupos. Entre los judíos, lo principal es la restauración de la nación. Entre ellos el mesianismo ocupa un lugar menos importante que la thora o el pueblo elegido. En el momento en que comenzó el cristianismo, los judíos conservaban vivas en líneas generales las esperanzas mesiánicas, pero las concebían de muy diversas formas. Esta diversidad está en correspondencia con la de las distintas formas en que puede concebirse la liberación de la nación israelita. Según una de ellas, esta liberación será terrenal, esto es,
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¿ Cómo hay que imaginarse esta salvación definitiva (géulla) ? ¿Irá acompañada de más milagros que la liberación de Egipto? Fueron muchos los que comenzaron a hacer cálculos y conjeturas y aseguraron que se acercaba su tiempo. Pero los prudentes renunciaron a vanas presunciones y recordaron que eran la penitencia y las buenas obras de los justos las que habían de apresurar la restauración nacional. En todo caso, la venida del mesías irá precedida de un período bastante largo de dolor (al que también Jesús alude: Me 13,8), el período de las «tribulaciones mesiánicas». Estas comprenderán catástrofes cósmicas, plagas, persecuciones religiosas y, a consecuencia de las apostasías, un exceso de impiedad e incredulidad. Antes que el mesías vendrá un precursor, Elias, que pondrá a Israel en el buen camino, lo convertirá y lo devolverá a su estado originario. El será también quien anuncie al rey divino y quien lo consagre. a)
LA PERSONA DEL MESÍAS
En la mayor parte de las especulaciones, los rasgos de la figura del mesías son imprecisos. Algunos salmos y textos proféticos lo presentan como un ser divino, y los salmos de Salomón (éstos no tan claramente), las parábolas de Enoc y las visiones del Pseudo-Esdras se mantienen dentro de esta línea. Pero los rabinos parecen esforzarse por conservar a su mesías libre de todo rasgo trascendente. El judío Tnfón dice (en su famoso diálogo con San Justino, que data aproximadamente del año 130): «Nosotros esperamos un cristo que será un hombre entre los hombres.» Del mismo modo, y pese a las profecías de Isaías sobre el «siervo de Yahveh» y a las palabras del salmo 22, los rabinos se niegan absolutamente a imaginarse a un mesías que sufra pasión y muera. Para corresponder a estos textos bíblicos, en el siglo II d. C. inventaron un mesías de la casa de José o de la de Efraim, un mesías guerrero, condenado a pagar su victoria
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con la muerte. Por otra parte, el judaismo clásico no conservó la expresión «Hijo del hombre» que aparece en Daniel y luego en Enoc y Esdras. Este marco aún «vacío» había de servir a Jesús para encuadrar en él toda su doctrina del misterio de su persona. b)
LA INSTAURACIÓN DEL REINO MESIÁNICO.
El reino mesiánico se presenta en primer término como obra de Dios. Caso de que se atribuya alguna intervención en él al «Hijo de David», su papel es secundario y casi mudo. Antes que nada es preciso que Israel sea liberado del yugo de las naclones que lo esclavizan y lo oprimen. Ello no ocurrirá sin gue' rras ni sin castigo de sus enemigos, castigo que muchas veces llegará a la aniquilación. En triunfal procesión, enmarcada por los prodigios que han vaticinado algunos profetas, el pueblo de Dios volverá de su exilio y quedará restaurado en la tierra santa, de la que la mayor parte de las especulaciones trazan una imagen modificada y ampliada, presentándola como una tierra de maravillosa fertilidad en la que los elegidos disfrutarán de todos los placeres materiales y temporales. Esta era de felicidad se caractenzará también por una total renovación espiritual. Imperarán la justicia y la santidad y todos los iraelitas podrán dedicarse, y se dedicarán con alegría, al estudio de la ley. Toda la organización de la nación será restaurada: el templo con su sacerdocio, la monarquía y los jueces, todo como en otro tiempo, los tribunales y las escuelas. ¿Cuánto durarán estos «días del Mesías»? Aquí la fantasía rabínica tiene campo libre para cálculos temerarios, que pronto alcanzan miles de años y en la práctica llegan a la eternidad. Para unos, las demás naciones se convertirán en prosélitos y se incorporarán a Israel. Otros creen que no dejarán de ser enemigas del pueblo elegido, y describen amplia y detalladamente, como continuación de las profecías de Ezequiel (38,39) sobre Gog y Magog, las luchas que Israel mantendrá con ellas y su completa aniquilación final.
3. a)
La escatología
general
LA RESURRECCIÓN
Es sabido que en este problema las opiniones de los judíos del siglo i de la era cristiana estaban muy divididas. En general, los saduceos rechazaban la doctrina de la resurrección por no encontrarse en los libros de Moisés. Debemos añadir que son vanos los apócrifos judíos 2 que no la mencionan. 2 «Apócrifo» es el nombre que los no católicos usan para los libros deuterocanónicos del Antiguo Testamento. Para los que nosotros llamamos apócrifos, ellos utilizan el término de pseudoepígrafos. La lite-
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Esto hizo necesaria una apologética especial para demostrar la realidad de la resurrección que se vio insinuada en el Pentateuco, por ejemplo, en el Deuteronomio (4,4 y 11,9), pues las promesas divinas contenidas en esos textos no se cumplirían si no vivieran aquellos israelitas que habían de ser sus beneficiarios. Una prueba parecida es la que, basándose en las palabras del Éxodo (3,6), aduce Jesús (Mt 22,31s): «Y cuanto a la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído lo que Dios ha dicho: "Yo soy el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob"? Dios no es Dios de muertos, sino de vivos.» Los teólogos judíos expusieron además otros argumentos de razón, infiriéndolos de la omnipotencia de Dios, que creó a los hombres. La forma en que se producirá la resurrección se nos describe ya en los términos que se emplean para designarla y que nos la presentan como un acto en el que los muertos se despertarán y levantarán, o, mejor aún, como una revivificación de los muertos (tehayyat ha-metim); a la vista de este término, es evidente que se cree que la razón y el objetivo de la resurrección no es otro que la vida eterna, por lo que, consecuentemente, se ve en ella un privilegio de los justos. La tendencia predominante es la que excluye de la resurrección a los impíos y a los gentiles. Pero no por ello dejan de ser muchos los que creen que la resurrección será general, pues es sólo un acto previo al juicio. Sólo Dios, el creador, es el autor de la resurrección; él hará que los muertos broten, como la hierba en el campo, cubiertos con sus vestiduras y con la misma figuia que tuvieron en vida. b)
E L JUICIO
En la literatura más moderna, el juicio es, como en la Biblia, el punto en que calmma el horizonte escatológico, el final fijado por Dios en el momento de la creación. Son varias las formas en que se concibe este juicio. Según una concepción más o menos tradicional, sólo serán juzgados los impíos. El juicio de la condenación es ya el juicio de la pena y de la aniquilación. Luego fue msistiéndose cada vez más en que el juicio sería general, y abarcaría a los justos y a los impíos, a Israel y a las demás naciones. ratura apócrifa o pseudoepígrafa es muy abundante y fue redactada por judíos en lengua hebrea o anmea. Hoy no exisie prácticamente más que en ti aducciones. Estos libros y escritos, erróneamente atribuidos a autores antiguos (por ejemplo, a Enoc, a Baruc, a Esdras), son en su mayoría compilaciones de escritos antiguos; así el libro de Enoc («el etiópico», sobienombre que se le da para distinguirlo del segundo Enoc, del que no tenemos más que una traducción eslava). Una parte de estos escritos es de tendencia fansea, otra de tendencia helenista (por ejemplo, los libros sibilinos); una tercera, de orientación pietista, y el resto, imprecisable. La colección de KAUTZSCH «Die Apokryphen und Pseudoepigraphen des Alten Testamentes» (Tubingen, numerosas reediciones) los recoge todos.
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Poseemos numerosas descripciones del juicio que lo enmarcan dentro de las terribles catástrofes del «día de Yahveh». En casi todas ellas es el mismo Dios el que lo preside. En algunas el juicio parece ajustarse al procedimiento de los tribunales terrenales. Los hombres serán juzgados por sus obras, que Dios conserva, según unos, en sus tesoros, y, según otros, anotadas en un libro especial. Este libro se convirtió en el «libro de los que tienen vida», que no contenía más nombres que los de los justos. Aparecen también un acusador y un defensor. Dios pronuncia su sentencia al cabo de una severa y minuciosa ínvestigación, durante la cual los méritos y las faltas se pesan en una balanza. Dios no tendrá piedad, pues se habrá cerrado el tiempo de la misericordia y el camino de toda intercesión. c)
EL JUDAISMO FN PALESTINA EN LA I>POCA DE CRISTO
J. BONSIRVEN
E L PREMIO
ETERNO
La esperanza de esta gran felicidad es la que sostuvo a muchos justos en sus dificultades y en sus pruebas. Unos la consí' deraban como la «recompensa» que les correspondía según el principio de la remuneración. Otros veían en ella un premio inmerecido, fruto de la predestinación divina. Pero en uno y otro caso este premio se concebía como eterno, sin final. ¿Dónde se disfrutarán este premio y esta felicidad? Según unos, la humanidad será devuelta al edén, al jardín de la bienaventuranza, el primer paraíso. Otros creen que el lugar del premio será el nuevo mundo que Dios creará cuando haya aniquilado esta edad presente, malvada y corrompida. Este lugar de la eterna bienaventuranza podría hallarse en Palestina, la tierra destinada al pueblo de Dios, pero en ese caso debería tratarse de una Palestina maravillosamente transformada. Algunos (pocos) escritores lo colocan en el cielo — pero no necesariamente en la morada de Dios—, en el lugar en que residen los justos. Estos disfrutarán allí de una felicidad y una dicha perfectas. Esta dicha consistirá, sobre todo, en la vida infinita, simbolizada por el árbol de la vida que será entregado a los justos. A su sombra disfrutarán de los placeres corporales, recuperarán los privilegios que perdió Adán y dispondrán del agua y de los árboles milagiosos que curan las enfermedades y corrigen la debilidad. Todos los días se dispondrán paia ellos platos exquisitos y abundantes, lo que nos explica que pueda usarse el término «banquete» para hablar del premio escatológico. No habrá mujeres estériles y los justos tendrán miles de hijos. Tendrán también placeres espirituales; éstos serán la paz y los que obtengan del espectáculo reservado a esa era futura y, sobre todo, el que les proporcione la posesión de Dios. Este habitará en medio de los justos. Vivirá con ellos y les infundirá su espíritu, y ellos quedarán purificados, libres de su naturaleza malvada y plenificados con todas las virtudes.
d)
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L O S CASTIGOS ESCATOLÓGICOS
Según algunas especulaciones, el juicio mismo ya es un castigo en el que los impíos serán aniquilados por el fuego. Pero, según las creencias de mayor difusión, los malvados irán a la gehenna. El sentido de esta palabra llegó a ser umversalmente conocido a partir del siglo I a. C. Gehenna —gey Hvnnom— era el nombre de un valle próximo a Jerusalén, valle aborrecible por ser el lugar en que se daba muerte a los niños en los sacrificios a Moloc. Luego se convirtió en el vertedero de las basuras de la ciudad. La noción expresada con esa palabra incluye dos, la de seol y hades, que se aplican a la futura y eterna morada de los impíos, y la del fuego inextinguible que, según Isaías (66,24), devora a los cadáveres de los hombres que se rebelan contra Dios. No tendría sentido el enumerar las máximas rabínicas sobre la localización y las dimensiones de la gehenna. Bástenos con los siguientes detalles: la gehenna fue creada por Dios y es el lugar de su ira. La misión de atormentar a los impíos está encomendada a los ángeles malvados. El cuerpo y el alma son atormentados del mismo modo, especialmente por el dolor del fuego. Junto a ésta hay otras dos creencias que rechazan la idea de una gehenna eterna. Según la primera de ellas, los impíos serán aniquilados y exterminados después del juicio. Según la segunda, la gehenna sería una especie de purgatorio al que irían determinados pecadores, para al cabo de cierto tiempo, una vez purificados, volver a salir de allí. La introducción de estas creencias se explica por dos tendencias: de una parte, la de no dejar que la justicia prevalezca sobre la misericordia; de otra, la de creer que el bondadoso Dios de los israelitas no puede querer que aquellos que no están totalmente corrompidos sean aniquilados ni eternamente atormentados.
VI.
RESUMEN
Y
CONCLUSIÓN
Esta rápida ojeada nos permite afirmar que el j'udaísmo de la época de comienzos del cristianismo conservaba muchas de las riquezas contenidas en las Sagradas Escrituras. No podía ser de otro modo. Israel no dejó de estudiar los libros sagrados. Como depositario de la religión revelada, tuvo además el apoyo divino, que había de conservar hasta el momento en que con su obstinada infidelidad a la misión que le había sido encomendada se cerró a la gracia divina. Como hemos compiobado, tanto en las creencias como en el comportamiento moral y religioso de los judíos se dieron una sene de desviaciones que, sin llevarles a romper irreparablemente la línea de la tradición, sí que los separaron de ella lo bastante como para que no alcanzaran el obje-
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EL JUDAISMO EN IHLFST^A EN I A LtOCA DE CRISTO
tivo prefijado por Dios, que era el de tecibir al mesías y presentarlo al mundo. Estudiemos las razones y las consecuencias directas de estas desviaciones. Las razones hay que buscarlas en la necesidad que Israel tuvo desde un principio de defenderse contia la contaminación y contra la infiltración del paganismo circundante. Su conducta habitual, que le era dictada por la ley mosaica, le llevó a un separatismo celoso, riguroso y aun hostil, que muchas veces se tradujo en impiecaciones contra los pueblos enemigos. En la era cristiana, los peligros de corrupción adoptaron la forma del helenismo y se hicieron mucho más numerosos y arteros, anidando secretamente en el corazón de la ciudad santa. Antíoco Epifanes había intentado introducir el helenismo en Palestina; más aún, en Jerusalén e incluso en el templo. Sabido es cómo fueron rechazados estos intentos merced a las gloriosas hazañas de los Macabeos. Pero el helenismo, aunque políticamente resultó vencido, conquistó el espíritu de sus vencedores, los monarcas asmoneos, y ya no cesó de ir infiltrándose en los círculos cultos, en todos los aspectos de la vida e incluso de la religión.
paite de lo sobrenatural y de lo incontrolable acabó por imponerse el miedo a toda novedad. Ya en el siglo I de la era custiana, y más todavía en la época subsiguiente, se hicieron perceptibles las dos consecuencias principales de esta actitud. La primera fue que un buen número de judíos se ceiraron al mensaje de Jesús, que quería acabar con el particularismo de Israel y anular sus privilegios, porque les pareció que atacaba y ridiculizaba el monoteísmo que habían heredado y que implicaba la ruma de la thora y de la tradición, cuya vigencia pretendían ellos defender y prolongar. La segunda consecuencia a que nos referimos fue la inevitable detención que se produjo en el desarrollo del judaismo. Hasta aquel momento éste había sido una religión viviente capaz de enriquecerse asimilando los elementos valiosos de las religiones vecinas. Pero entonces recayó en una sistematización rígida que prohibía todo progreso. Esta postura de autosuficiencia tuvo una consecuencia directa en la renuncia del judaismo a todo movimiento de expansión. El proselitismo, que durante largo tiempo había tenido una fuerza de atracción maravillosa, retrocede y desaparece, porque los judíos lo consideran opuesto a la esencia de su religión, que es la religión de una raza. Un rabino contemporáneo dice: «La idea de una misión formal para lograr la conversión total al judaismo parece fundamentalmente opuesta al judaismo» (J. W E I L L , Le •¡udaisme [París 1931] p.203ss). En último término, la obligación que se imponía a los neoconversos de practicar la religión judía en su totalidad, con inclusión de usos que tenían más de nacionales que de religiosos, y de abaldonar su propia patria para pasar a la nación judía, a la larga forzosamente había de disuadir de sus propósitos de conversión a aquellos que se sentían atraídos por el monoteísmo ético. San Pablo lo comprendió perfectamente, y por eso reclamó para los conversos ensílanos la absoluta liberación de los usos judíos, pues presintió claramente que el que se les obligara a someterse a ellos implicaría el fracaso de las misiones apostólicas. Cierto PS que también presintió con claridad aún mayor que la sumisión a la letra cerraría el camino del desarrollo del espíritu y proscribiría el reino de lo sobrenatural. La experiencia de la historia posterior confirma el acierto de estas instituciones paulinas. Hoy estas tendencias profundas del judaismo, subterráneas durante largo tiempo e inadvertidas, han llevado a muchos judíos contemporáneos nuestros a adoptar una actitud doble. De una parte afirman que el judaismo es el tipo más perfecto de leligión sobrenatural, el resultado de las experiencias morales y de conciencia del pueblo judío. Pero ¿qué es lo que en esta forma extrema conservan ellos de su religión positiva y de su revelación divina? Por otra paite, la relación establecida por Dios entre la religión y la nación ha acabado por disolverse bajo la influencia de un humanismo exagerado. No ha quedado más que UPO de sus elementos, la nación. Ahora bien.
Los fariseos tomaron sobre sí la misión de oponeise a esta infiltración universal. Para ello recurrieron a la táctica que utiliza toda comunidad, y, sobre todo, toda comunidad religiosa, cuando se ve amenazada en su esencia y en su existencia. Se pusieron a la defensiva y adoptaron un rígido conservadurismo. La consecuencia fue que se atuvieron recelosamente a los elementos estáticos de su religión y desconfiaron de todos los factores dinámicos que hubieran podido ser causa y fuerza del progreso. Se retiraron a sus antiguas posiciones y rechazaron y condenaron todo lo que tuviera apariencia de innovación. En una ciudad sitiada no hay tiempo para escuchar a los místicos, y a los hombres como Jeremías se les mete en la cárcel. Una actitud conservadora integral (no extrema) implica predominio del pensamiento jurídico sobie el místico, de la thora sobre los profetas. Así es como gradualmente el judaismo va revistiéndose de sus rasgos caracteiísticos. Estas tendencias tuvieron como consecuencia la primacía de los fariseos, los maestres de la ley; con ellos se llega al dominio de la letra, con ellos triunfan las exégesis humanas, que acaban por imponerse junto al texto divino, sobre el que ejercen una acción disolvente que en parte llega a eliminarlo y a invertirlo. De todos modos, hemos de decir que esta actitud conservadora hizo posibles algunos progresos, por ejemplo, en las ideas acerca del trasmundo, que ganaron en seguridad, o en el culto smagogal, más espiritualizado, y en la liturgia doméstica. Pero allí donde esta actitud conservadora no tropezó con obstáculos que impidieran su pleno desairollo, los «cercos» levantados en torno a la ley se hicieron más firmes, el particularismo fue cerrándose cada vez más, el nacionalismo se hizo más intolerante, y con la tendencia cieciente a empequeñecer la
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de su unión con la religión, la nación ha conservado un acento religioso enmudecido en la mística nacional. Esto íesulta perceptible en su forma más extrema en los sionistas, y con la misma intensidad en los jóvenes nacionalistas, que reclaman para Isiael el derecho y la obligación de conservar y desarrollar su propia cultura, de permanecer fiel a sí mismo incluso cuando vive en medio de pueblos extranjeros y de evitar toda asimilación por éstos. En materia de religión son indiferentes; pero tanto los unos como los otros siguen leyendo la Biblia y considerándola como el monumento más representativo de su genio nacional, y, aunque no lo fiecuentan ya, siguen viendo en el culto smagogal una herencia y una tradición. Consecuentemente, excluyen de su patria judía a aquellos hermanos suyos que se han con' vertido al cristianismo. De éstos son muchos los que aseguran que sólo después de su conversión y gracias a ella han compren' dido el judaismo y han descubierto a Israel. Nada hay de extraño en esta afirmación. Cristo y la Iglesia, en el orden antiguo de salvación todavía en la sombra, no alcanzan su pleno sentido sino a la luz de la realidad divina. Paralelamente, Israel no se comprende sino a la luz de Cristo. Es un sacrilegio el obstinarse en vivir en medio de las sombras, encerrados en una caverna. Desde la época de los apóstoles son decenas de miles de judíos los que se han convertido a la luz. Son sagrados frutos primicíales a la vez que raíces del cristianismo, pues establecen una i elación entre el Israel según la carne y el Israel de Dios según el espíritu. Constituyen también un presagio viviente de la futura conversión de todos los israelitas, el misterio que San Pablo (Rom 11,25-27) nos explica.
PROF. D R
LA
GUSTAV BARDY, DIJON
RELIGIÓN
DE
JESÚS
BIBLIOGRAFÍA
CONTENIDO I.
La 1. 2. 3.
época y las fuentes. Genealogía y misión de Jesús. Los evangelios como fuentes históricas. Las epístolas de San Pablo y los Hechos de los Apóstoles.
II.
La 1. 2. 3.
doctrina de Jesús. El reino de Dios. El Padre, que está en los cielos. Los hijos del reino.
III.
La 1. 2. 3.
personalidad de jesús. Mesianismo religioso y nacional. Su revelación como hijo de Dios. Sus milagros.
IV.
La 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7.
religión de la iglesia primitiva. La iglesia de Jerusalén. Dificultades de los helenistas. La primera persecución y sus consecuencias. Jerusalén y Antioquía. El problema de la relación entre el judaismo y el cristianismo. La doctrina de San Pablo y su influencia sobre la iglesia. Cristo y la iglesia primitiva.
V.
Jesús y la iglesia actual. 1. La unidad de la iglesia de Cristo y la iglesia oriental. 2. La ausencia de unidad y sus consecuencias en la iglesia oriental. 3. La iglesia de Cristo y el protestantismo. 4. La unidad y la pluralidad de la iglesia.
No podemos citar aquí más que algunas de las obras de mayor importancia, en las que se encontrará más amplia bibliografía. ADAM, K., Das Wesen des Katholi&smuss (Dusseldorf 1928). BARDY, G., Le Sauveur (París 1939). — Paul de Samosate2 (París 1929). — La Théologie de l'Église de St. Irénée au Concile de Nicée (París 1947). BARTMANN, B., Lehrbuch der Dogmatik (Friburgo de Brisgovia 1918). BoNSlRVEN, J., Les Enseignements de Jésus Christ (París 1946). — Les idees juives au temps de Notre Seigneur (París 1934). — Le Judaisme Palestinien au temps de Jésus Christ (París 1934). — L'Évangile de Paul (París 1947). — La Théologie du Nouveau Testament (París 1951). CERFAUX, L., La Théologie de l'Église suivant St. Paul (París 1942). -— L'Église primitive de Jérusalem (París 1943). — L'Église des Corinthiens (París 1946). CHIRAT, H . , L'Assemblée chrétienne a l'dge apostolique (París 1949). CUMONT, F., Les Religions orientales dans le Paganisme Romain (París 1929). DANIEL-ROPS, Jésus en son temps 2 vols. (París 1944, Ginebra 1945). DIECKMANN, De revelaiione christiana (Friburgo 1930). DUFOURCQ, L'Avenir du Christianisme. P . l . a , Histoire ancienne de l'Église 5 vols. (París 1924). FELDER, J., Jesús Christus, Apologic seincr Messianitat und Gottheit3 (Paderborn 19234924). GUARDINI, R., Der Herr (Wurzburgo 1949). GRANDMAISON, L. DE, Jésus Christ 2 vols. (París 1928). HARNACK, A. V., Lehrbuch der Dogmengeschichte1 (Tübingen 1910). KOESTERS, V., Die Kirche unseres Glaubens (Friburgo de Brisgovia 1938). LAGRANGE, M. J., L'Évangile de jésus Christ (París 1926). — Le Judaisme avant Jésus Christ (París 1931). LEBRETON, J., La vie et l'enseignement de Jésus Christ, Notre Seigneur (París 1931). LEPIN, M., Le Probleme de jésus (París 1936). LlPPERT, P., Die Kirche Chnsti (Friburgo de Brisgovia 1935). LUBAC, H . DE, Katholizismus ais Gemeinschaft (Einsiedeln - Colonia 1943). MÓHLER, J. A., Die Etnheit in der Kirche oder das PrínZip des KatholiZismus (Maguncia, Vierneisl, 1925). NEWMAN, J. H., Christcntum, ed, de E. PRZYWARA, 8 vols. (Friburgo 1922).
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BIBLIOGRAFÍA
PETERSON, E., Die Kirche aus Juden und Heiden (1933). PINARD DE LA BOULLAYE, H., Jésus Messie (París 1930). — ]¡sus fus de Dieu (París 1933). — La Personne de ]ésus (París 1933). PRAT, F., Jésus Chnst, Sa Doctrine, Son Oeuvre (París 1933). SCHEEBEN, M., Dte Mystenen des Chnstentums (Friburgo 1925). Dogmatik (Friburgo 1933). SCHELL, H., Chnstus, Das Evangehum m seiner weltgeschtchüichen Bedeutung (última ed. 1925). L SCHMAUS, M., KaihoUsche Dogmatik'4 vols. (Munich 1948s). - Vom Wesen des Chnstentums (Augsburgo 1949). Compilaciones bibliográficas muy extensas para cada una de las cuestiones tratadas pueden consultarse en la Dogmática de M. Schmaus.
/. 1.
LA ÉPOCA Genealogía
Y LAS y misión
FUENTES de
Jesús
Como se ha visto en los dos capítulos precedentes, en el decurso de los siglos la religión del Antiguo Testamento fue pasando por vanas etapas evolutivas, desde Abrahán hasta Moisés primero, luego de Moisés a David, y de David a la cautividad en Babilonia. ¡ Qué gran cambio y al mismo tiempo qué gran progreso en la concepción que el pueblo de Israel fue gradualmente haciéndose de Dios y de lo que ese Dios exigía de él! Cada uno en la forma que le es propia, de acuerdo con las circunstancias y con la época en que habla, todos los profetas pregonan la justicia, la santidad y la misericordia de Yahveh. Cada uno de ellos es un eslabón en una cadena que no se interrumpe. Un mismo Dios es el que mueve a sus corazones a profetizar; los hombres a quienes ellos se dirigen no se engañan en este punto. Ahora bien, desde la época de la cautividad en Babilonia, los profetas no vuelven a anunciar en Israel la palabra de Yahveh. El vacío que ellos dejan lo ocupan los escribas, Se tiene la sensación de que algo queda incompleto, la intuición de hallarse ante una interrupción que algún día habrá de terminar. ¿ N o han anunciado todos los profetas un orden nuevo, una transformación grandiosa del mundo e incluso la llegada de una personalidad misteriosa a quien está confiada la misión de instaurar el remo de Dios? Los ¡udíos —desde este momento éste es el nombre que les corresponde— esperan, más o menos conscientemente, algo o a alguien; pero no tienen una idea clara del objeto de sus anhelos. Oscuramente sienten que Dios no ha dicho todavía a la humanidad todo lo que tenía que decirle. La ley de Moisés es hermosa y sabios son sus maestros; pero es preciso que venga algo, algo distinto, para avivar en las almas el sagrado fuego. La gran esperanza se prolonga y reviste de formas varias. Unos sueñan con un libertador que expulse de Jerusalén a los gentiles y restaure el remo de David en su antigua gloria; otros esperan una época de felicidad y bienestar, de inimaginable fertilidad, de cosechas y vendimias que lindan en lo milagroso. Hay quienes no se atreven a dirigir sus deseos a este mundo y miran al cielo llenos de impaciencia. Hay corazones que se regocijan con el pensamiento del triunfo de la bondad y de la jus-
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GUSTAV BARD\
I A RLLIGION DE. JCoJS
ticia ba)o un monarca que dará al mundo la paz. Pero en la época en que estamos, los mas se contentan con el orden de cosas existente, y, en lugar de dirigir su mirada al futuro, van cayendo en un formalismo cada vez más vacío. Fue entonces cuando ocurrió: «Era el año qmntodécimo del imperio de Tiberio César, siendo gobernador de Judea Poncio Pilato, tetrarca de Galilea Herodes, y Filipo, su hermano, tetrarca de Iturea y de la Traconítide, y Lisania tetrarca de Abilene, y Anas y Caifas pontífices. Entonces fue dirigida la palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto, y vino por toda la región del Jordán predicando el bautismo de penitencia en remísión de los pecados, según está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías» (Le 3,1 -4). Su predicación, que era a un tiempo tan antigua y tan nueva, obtuvo en Palestina gran resonancia. Despertaba sentimientos encontrados, a la vez de admiración y de ira, de esperanza y de inquietud. «Desde Jerusalén le enviaron sacerdotes y levitas para preguntarle: "Tú, ¿quién, eres?" El confesó y no negó; confesó: " N o soy yo el Mesías." Le preguntaron: "Entonces, ¿qué? ¿Eres Elias?" El dijo: " N o soy." "¿Eres el profeta?" Y contestó: " N o . " Dijéronle, pues: "¿Quién eres, para que podamos dar respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?" Dijo: "Yo soy la^ voz del que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor"» (Jn 1,19-23). Todos los testimonios de que disponemos coinciden en atribuir gran importancia a la misión de Juan. Con él comienza una época decisiva en la historia de la religión de Israel. Juan significa el fin de la ley y de los profetas. Desde que él viene queda anunciado el remo de Dios (Le 16,16). Pero el Bautista no es más que un precursor y tiene plena consciencia de ello. No es él el que debe venir; él se limita a anunciarlo. Ahora bien, el que ha de venir está ya cerca. Un día recibe el bautismo con otros muchos y poco después comienza a predicar la proximidad, o, mejor, la llegada del íeino de Dios y la necesidad de la penitencia. Desde el momento en que Jesús —pues éste es su nombre— comienza a predicar la buena nueva, Juan, terminada su misión, fugaz como la de una estrella, desaparece en segundo plano. Jesús se presenta primero como un heredero, como un continuador. No ha venido a derogar la ley, sino a cumplirla. Es hijo de Dios, pero según la carne es hijo de Jacob, de Isaac y de Abrahán, es hijo de Adán (cf. Le 3,23-38). Ocho días después de nacer es circuncidado y luego educado en el respeto de los libros sagrados y en la escrupulosa observancia de los usos tradicionales. Es en todo un hombre de su tiempo y de su país. En las grandes fiestas cumple con los preceptos de Moisés y sube al templo de Jerusalén. En las aldeas de Galilea toma parte en el culto divino que semanalmente se celebra en la sinagoga y a veces se le presenta ocasión de leer en él los textos de los
profetas e interpietarlos. Paia una peifecta comprensión de su doctrina es de esencial impoitancia el recordar las especiales circunstancias que enmarcan su predicación. Habla en parábolas porque éste era el método corriente de los maestros judíos de su época y porque sus oyentes estaban acostumbrados a que los pequeños acontecimientos de la vida cotidiana sirvieran de punto de arranque para consideraciones de carácter religioso. Sus principales enseñanzas se tefieren al remo de Dios porque éste había sido el objeto de los vaticinios de los piofetas y lo era de las esperanzas del pueblo. Hasta cierto punto, toda su vida está conformada por su época y por su país. Pero éste es sólo un aspecto de su personalidad. Cuando él vino al mundo, los maestros de Israel no eran ya más que exegetas que se limitaban a repetir lo que todos habían oído muchas veces, comentaristas infatigables de los libros sagrados, de los que explicaban cada palabra, si es que no cada letia. Atribuían un significado misterioso a todos los pasajes, e incluso a su puntuación, y habían levantado en torno a las Escrituras barricadas que a los no iniciados les resultaban insuperables. Otras veces se limitaban a repetir sin variaciones las doctrinas que habían aprendido de sus grandes maestros; sabían lo que Hillel y Sammai habían enseñado, y, según pertenecieran a la escuela del uno o a la del otio ofrecían ésta o aquella interpretación, que sus discípulos recogían reverentemente para repetirla a su vez cuando les llegara su turno. El Evangelio los compara con muertos que instruyen a los muertos. Jesús, en cambio, vive, y esto basta pai a que cause una gran impresión en todos los que le escuchan. Habla con autoridad, y, cuando lo tiene por necesano, no vacila en ponerse contra los ancianos. Recurramos otra vez a la expresión que antes hemos usado: es un continuador. Heredero de los profetas y de su espíritu, enlaza con las más fieles tradiciones de Israel. No niega ninguna, pero las supera. ¿Qué importa que no siempre se le comprenda en seguida, en el momento en que él habla? Se le comprenderá luego, cuando la ocasión se presente ; del futuro vendrá la luz para comprender el pasado. De la misma forma que él revela a sus discípulos los ocultos misterios de la Escntura, todos aquellos que en el futuro crean en él y permanezcan fieles a su espíritu medirán la profundidad de sus doctrinas. La forma en que él se da a conocei tiene algo de paradójico, expresado especialmente en las pnmeías líneas de la epístola a los Hebreos: «Muchas veces y en muchas maneras habló Dios en otro tiempo a nuestros padres por mimsteiio de los profetas: últimamente, en estos días, nos habló por su Hijo, a quien constituyó heredero de todo, por quien también hizo el mundo» (Heb 1,12). La revelación hecha a los profetas, y a través de éstos a los hombres, había sido fragmentaria y temporalmente limitada. La revelación del Hijo, en cambio, no puede ser sino total y eterna, poique el Hijo es el único heredero, es instrumento
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GUSTAV BARDY
LA RELIGIÓN DE JESÚS
de la creación. Jesús viene tarde a un mundo ya viejo, y no tiene necesidad de empezar por el principio; los muertos todos hablan por él. Si no hubiera sido así, sus mismos contemporáneos habrían sido incapaces de entenderle. Pues es creador y salvador de este mundo, Jesús ha de ser también su consumador. No le basta continuar, consuma y cumple. Con él se abre la era de los días postrimeros, sin que nos sea posible saber lo que durará. En un principio se pensó que muy poco. Muchas veces en el curso de estos siglos se creyó haber descubierto en el cielo y en la tierra las señales del fin de las cosas. Hoy preferimos confesar nuestra ignorancia a este respecto, aunque nunca falten los profetas que intentan fijar fechas seguras. Pero lo único ímportante es nuestra convicción de que el remo de Dios ha comenzado ya, que comenzó con la natividad de Cristo, y que cada uno tiene que decidir si quiere o no pertenecer a él.
2.
Los evangelios
como fuentes
históricas
Para fijar adecuadamente la figura de Jesús sería necesario ser, como él, «mediadores» entre el tiempo y la eternidad. Y como es imposible cumplir esta condición previa, tenemos que resignarnos a esbozar su imagen en forma imperfecta. Ya los primeros que escribieron sobre é l l se percataron de esta dificultad y en cierto modo sucumbieron a ella, experimentando por sí mismos que es imposible hacer historia sobre él en el sentido estricto de la palabra. Las notas cronológicas del evangelio de San Lucas tienen especial valor porque nos hacen posible encuadrar la misión de Jesús dentro de su verdadero marco y al mismo tiempo porque nos confirman la realidad de su vida terrena. Todos aquellos que de una u otra forma han querido discutir la existencia histórica de Jesús —desde los docetas de finales del siglo i hasta los discípulos de Couchoud 2 — han tropezado con el obstáculo insuperable de estos sincronismos. La inclusión del nombre de Poncio Pilato en el símbolo de la fe es una prueba suficiente de lo mucho que importaba a la iglesia cristiana el demostrar históricamente sobre una base sólida la realidad de la vida y muerte de su fundador. Pero San Lucas no es un historiador, como tampoco lo habían sido sus muchos predecesores a los que él 1 Digamos de paso que, además de los escritores cristianos, hay algunos romanos y gentiles que mencionan a Jesús como personaje histórico. Así, por eiemplo, Tácito (55-120) en sus Ármales (XV 44); Suetomo, secretario del emperador Adriano (117-128), en su Vida de Claudio, y Pimío el Joven, que del 111 al 113 fue gobernador de Bitima y escribió al emperador Trajano, con quien le unían lazos de amistad peisonal, hablándole de la rápida difusión del cristianismo en el Asia Menor. A esios pasa]es hay que añadir algunos de escritores judíos hostiles al cristianismo, 2 Couchoud hizo un intento, hoy olvidado, de poner en duda la realidad histórica de ¡a vida de Jesús.
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alude en la introducción de su evangelio (Le 1,1). También para él, los acontecimientos se desarrollan, como para los demás evangelistas, en un tiempo y en un lugar imprecisos: «En aquel tiempo» , «en una ciudad» Muchas veces esta despreocupación de todo lo referente a la cronología y a la topografía nos causa asombro. Pero cuando reflexionamos, la encontramos perfectamente natural. En último término, ¿qué más da que un determinado milagro haya tenido lugar en ésta o en aquella otra aldea desconocida de Galilea 3 ¿Qué importa dónde se haya desarrollado una conversación? El valor del milagro o de los discursos no depende de su escenario inmediato, sino de su persistente resonancia en los corazones de los hombres. ¿Será realmente tan importante el saber si la predicación de Jesús duró tres años o sólo unas semanas? Los exegetas no se cansan de discutir sobre ello. Pero a los creyentes, a los de hoy lo mismo que a los primeros que siguieron a Jesús, no les inquieta este problema. Los evangelistas no intentaron narrar la vida de Jesús desde su principio hasta su final con la temerosa preocupación de no olvidar nada o de conservar el orden exacto de los acontecimientos, sino que se limitaron simplemente a hablar de él. U n día de esto y otro de aquello, según lo que desearan sus oyentes o según lo que a ellos mismos les viniera a la memoria. Y cuando fijaron por escrito aquellas hermosas narraciones, conservaron el mismo método o, mejor dicho, la misma falta de método. Entre la misión de San Juan Bautista y la resurrección de Jesús, que constituyen los dos polos decisivos, los demás acontecimientos iban ordenándose en la forma que mejor parecía. San Mateo agrupa las palabras del Maestro en un largo discurso; Lucas narra con detenimiento desproporcionado el viaje a Jerusalén. Son simplemente vanos modos de composición, fáciles de distinguir. Sería ridículo pararse a discutirlos detenidamente y afirmar que nosotros lo hubiéramos hecho de una forma diferente y mejor. Hay una cuestión más importante que la de la geografía o la de la historia, una cuestión que afecta a los evangelios mismos, y e s : ¿hasta qué punto nos es posible reconocer en ellos la verdadera fisonomía de Jesús? Los evangelios sinópticos datan, como es sabido, aproximadamente del año 60. El evangelio de San Juan parece ser más tardío; habitualmente se acepta como fecha aproximada de composición la de finales del siglo I. Ahora bien, ¿no sería posible que, durante los muchos años transcurridos entre la muerte y resurrección de Jesús y la composición de los evangelios, los recuerdos que guardaban los testigos de los acontecimientos hubieran sufrido modificaciones y perdido nitidez y vigor? Cierto que antes de que nuestros evangelistas comenzaran su trabajo circularon otros, e incluso parece que muchos otros, informes parciales de los mismos acontecimientos. A ellos es a los que se refieren la introducción del evangelio de San Lucas y los comentarios de Papías de Hierápolis. No pode-
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mos olvidar tampoco la facilidad con que muchas veces las narraciones frecuentemente repetidas acaban por imprimirse en la memoria por medio de procedimientos ipnemotécnicos. Que ello ocurrió en este caso, es cosa que puede deducirse de determínadas peculiaridades de las Sagradas Escrituras. Pero aun así, aquellas primeras recopilaciones de los hechos y de las palabras de Jesús no podían recoger más que fragmentos seleccionados, y en esa selección que se hizo fue necesario proceder de acuerdo con determinados criterios. Sigue planteándosenos la cuestión: ¿No sería necesario que, para mejor fijarse en el espíritu, aquellas narraciones hubieran sufrido ya de antemano una excesiva simplificación? Y la simplificación, ¿no es amenaza y peligro de inexactitud? Desde hace mucho tiempo viene intentándose determinar las características distintivas de cada uno de los evangelios % y en ellas la intención de sus autores tanto como las necesidades espintuales de sus primeros lectores. A San Mateo lo que más le interesa es demostrar cómo en la vida de Jesús se cumplen las antiguas profecías. Para nosotros hoy tiene poca importancia el saber si disponía de una colección de aquellas profecías, y la tomó como base del orden que dio a su narración, o si fue él mismo quien por su propia cuenta procedió a buscar en los libros del Antiguo Testamento las profecías que se habían cumplido con la venida del Redentor. Lo único esencial es que podemos afirmar que en el primer evangelio Jesús aparece en la figura del mesías judío, aunque no en la del que esperaban los nacionalistas, el mesías que restauraría el remo de David, sino en la del que anhelaban aquellas almas justas que habían asimilado la doctrina de los profetas. Una exposición de la misión de Jesús hecha con esta orientación había de encontrar especial aceptación en los medios judíos o judaizantes, de cuya inquietud espiritual es reflejo. En cambio, no podía tener excesiva significación para los griegos, que no conocían las Sagradas Escrituras. Para estos últimos, los evangelios de San Marcos y de San Lucas resultaban mucho más sugerentes. San Marcos es el evangelista de la fuerza y del poder. En su breve evangelio, Jesús
habla muy poco. En vez de ello actúa. Los milagros que él hace no son más extraoidíñanos que aquellos otros que nos narran los demás evangelios; por lo general son los mismos. Digamos en seguida que es muy característico que, por lo menos en los evangelios canónicos, no se encuentre ningún pasaje en el que Jesús aparezca revestido con los rasgos de un milagrero charlatán. Jesús no intenta despertar la admiración ni el asombro de las masas y se niega constantemente a satisfacer a aquellos que, ansiosos de milagros, le pedían una señal en los cielos que confirmara su misión. Jesús no actúa más que cuando se trata de premiar la fe ya adquirida o de despertarla en el corazón que dispuesto la anhela. La estructura del evangelio de San Marcos es tal que en él destaca con especial relieve la personalidad del Maestro, su poder sobre las cosas y sobre los hombres. Ya en el inicio de su obra se nos revela el propósito del evangelista. San Marcos quiere hablarnos de la buena nueva de Jesús, el Hijo de Dios. Por eso insiste en aquellos episodios que son más adecuados para iluminar la autoridad del Señor. Ahora bien, Jesús no se sirve de ella más que para ayudar a los demás, pues el Hijo del hombre no ha venido para ser servido, sino para servir y dar su vida para rescate por muchos (Me 10,45). A la vista de estas palabras se ha hablado muchas veces del paulmismo de San Marcos y se ha supuesto que el segundo evangelio estaba destinado primordialmente a los fieles de las cristiandades fundadas por San Pablo. De hecho sabemos que San Marcos fue durante mucho tiempo discípulo del gran Apóstol, por lo que nada tendría de sorprendente el que hubiera adoptado algunas de sus ideas o de sus formas de expresión. San Pablo, por su parte, cita frecuentemente las Escrituras cuando habla de la redención (cf. 1 Cor 15 3), y predica que el misterio de la cruz es escándalo para los judíos y locura para los gentiles (cf. 1 Cor 1,23) y que es lo sabio el remontarse a Jesús, origen de esa paradójica doctrina de la ignominia y gloria de la cruz.
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3 Los evangelios no pueden clasificarse dentro de ninguno de los géneros literarios griegos que conocemos. Fueron escritos para ser utilizados en la predicación misional de la cristiandad primitiva. La cuestión de su credibilidad como fuentes históricas ha dado origen a extensos estudios críticos, mas numerosos que los que se hayan dedicado a cualquier otro documento histórico. Su sobriedad en la narración, su sinceridad en el reconocimiento de sus propias deficiencias y su exacto conocimiento de la época han triunfado de la larga sene de obstáculos y han hecho resplandecer su credibilidad. Los enemigos de los evangelios, los judíos talmúdicos y los gentiles, que ponían en duda su veracidad y eran hostiles al desarrollo de la iglesia primitiva, nos ofrecen una valiosa garantía subsidiaria de su autenticidad En la actualidad, nuestro mejor conocimiento de las circunstancias histónco-religiosas e histónco-culturales de aquel tiempo nos permiten percibir la absoluta coincidencia histórica que se da entre los evangelistas y su época (cf STRACK-BlI LERBECK).
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San Lucas es, en el sentido más propio de la palabra, el evangelista del amor de Dios —casi podría decirse del tierno amor de Dios—, en cuya universalidad insiste. En su evangelio, Jesús habla y actúa para el mundo entero, y su buena nueva se dirige a todos los hombres, a los judíos y a los gentiles. El sacerdote Zacarías profetiza la venida del Redentor para iluminar a los que están sentados en tinieblas y sombras de muerte (Le 1,79). Los ángeles de Belén anuncian la paz en la tierra a todos los hombres de buena voluntad (Le 2,14). El anciano Simeón, cuando toma en sus brazos al niño Jesús, lo bendice llamándole «luz para iluminación de los gentiles» (Le 2,32). Los lugares en que luego se desarrolla la misión de Jesús son Judea, Samaría y Galilea, lo que está de acuerdo tanto con la historia como con el plan general seguido por San Lucas en su descripción de los orígenes del cristianismo. Por mantenerse fiel al plan que se ha trazado, el evangelista renuncia a hablar del viaje de Jesús a Tiro y a Crisío y las rehg 3
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Sidón y de la curación de la hija de la siro-femcia (Mt 15,21-22; Me 7,24-30). En San Lucas, las doctrinas del Maestro tienen una nota marcadamente humana. La parábola del hijo pródigo, por ejemplo, habla de un padre y dos hijos y no precisa la nación a que pertenecen. Pero si el hijo pródigo simboliza al pecador arrepentido, al que perdona el Padre, que está en los cielos, ¿no es cierto que la orgullosa y meticulosa observancia de la ley, de que es símbolo el hijo mayor, no es exclusiva de los fariseos? La parábola del buen samaritano es una respuesta a la pregunta: «¿Y quién es mi prójimo?» (Le 10,29). O sea: ¿a quién debo amar? Jesús narra la parábola a los judíos, pero todos pueden entenderla; nadie debe quedar excluido de nuestro amor, ni siquiera nuestros enemigos. Esta es la atmósfera en que se desarrolla el tercer evangelio, la atmósfera del amor cristiano, que no admite la excepción. Las últimas palabras que el Señor pronuncia son para encomendar a sus apóstoles que prediquen en su nombre la penitencia para la remisión de los pecados a todas las naciones (Le 24,47). A este respecto se ha hablado también de paulinismo y se ha subrayado especialmente el hecho de que «Lucas, el médico amado» (cf. Col 4,14), acompañó a San Pablo durante largo tiempo. Lo que no se ha podido ni se podrá demostrar es que no fuera el mismo Jesús quien diera a conocer ya a sus primeros oyentes esta doctrina de la misericordia que se nos ha conservado en el tercer evangelio. Puesto que escribía para los conversos griegos, o, si se quiere, para los fieles de una cristiandad paulina —porque en aquella época la buena nueva había rebasado ya los límites de su país de origen y los judíos cristianos no formaban más que una pequeña minoría sin influencia en la iglesia—, era natural que San Lucas se esforzara por dar relieve a aquellos puntos de la doctrina de Jesús que le parecían más adecuados para sus lectores. Su dedicatoria al «óptimo Teófilo» nos demuestra la importancia que concedía al ámbito y al tiempo de su predicación. Esto hace que nos sea posible, dejándonos guiar por su libro, intentar determinar la mentalidad de aquellos a quienes iba dirigido. Pero las investigaciones en este campo no nos autorizarán nunca a afirmar que la imagen del Redentor, tal como nos la presenta San Lucas, sea un producto consciente de una cristiandad helenística. El cuarto evangelio plantea problemas análogos, pero de transcendencia mucho mayor. Mientras que las tradiciones recogidas en los tres evangelios sinópticos se armonizan con facilidad y nos permiten trazar una imagen coherente de Jesús y de su doctrina, San Juan conduce a sus lectores a un mundo nuevo, a un pensamiento y a una acción distintas. El marco geográfico y el cronológico siguen siendo los mismos: Palestina bajo el gobierno de Poncio Pilato, en el año 30. Pero el marco en que se encuadra la acción es otro. La Galilea de los sinópticos se sustituye, sin más, por Jerusalén y por el templo. Los enemigos con que tropieza el mensaje evangélico ya no son los escribas y
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515 fariseos, es decir, ya no son una parte de los judíos, sino todos los judíos. Esto está tan claramente expresado que no sin razón puede decirse que el cuarto evangelio es la más radicalmente antijudía de todas las obras del Nuevo Testamento. Las parábolas están sustituidas por alegorías como la del buen pastor o la de la vid y los sarmientos, y su interpretación exige mayor esfuerzo. Los milagros están ordenados a demostrar determinados puntos de la doctrina. La multiplicación de los panes anuncia el alimento del alma; la curación del ciego de nacimiento significa que Jesús es la verdadera luz; la resurrección de Lázaro, que El es la vida. Y, por encima de todo esto, el mismo Jesús, aunque siente cansancio y hambre y sed exactamente igual que los hombres, se mueve ya en un mundo inaccesible. La cruz es el trono en que él será glorificado y atraerá a todos a sí. San Juan usa para designarle una expresión característica que toma de la terminología helénica: «el Verbo». Aunque no aparece más que en el prólogo, este término domina la doctrina de todo el cuarto evangelio y nos da la clave para su comprensión. N o puede decirse que el Cristo del cuarto evangelio esté en contradicción con el de los sinópticos; pero sí que es distinto de éste y que es necesario tener en cuenta la influencia que sobre San Juan ejercieron la época y el ambiente en que escribió su evangelio. Se ha insistido especialmente, y con razón, en las largas meditaciones a que el apóstol amado tuvo oportunidad de entregarse en el curso de los sesenta años aproximadamente transcurridos entre la muerte de Jesús y la redacción del evangelio. ¿Por qué dudar de la fecundidad de estas meditaciones? No modificó la doctrina de Cristo, pero profundizó más en ella, hasta que su inagotable riqueza acabó por presentársele bajo una nueva luz. Pero al mismo tiempo es igualmente acertado el hacer hincapié en las circunstancias externas de aquella época, que influyeron también en el espíritu del evangelista. Al finalizar el siglo I, la iglesia cristiana se había difundido por doquier y en el Asia Menor se habían fundado cristiandades importantes. Doctrinas erróneas y peligrosas se oponían a las tradicionales. El judaismo se había definido contra la doctrina católica. Los griegos, al convertirse, habían llevado consigo su necesidad de saber. Todas estas circunstancias han dejado sus huellas en el evangelio de San Juan, por lo que para que pudiéramos comprenderlo perfectamente sería preciso que las conociéramos mucho mejor de lo que las conocemos. En resumen: los evangelios no son ni pretenden ser documentos de pura historia. Tanto los autores inspirados a quienes se los debemos como los cristianos para quienes fueron compuestos, y que fueron sus primeros lectores, se limitaron a contar simplemente, en la forma que les era propia, lo que recordaban de jesús y de su doctrina. En San Mateo se traslucen las reflexiones de un apologeta que se esfuerza por ganarse a los judíos. San Marcos se dirige a los romanos y hace del centurión encar-
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gado de vigilar la ejecución del Salvador el primer converso del mundo de los gentiles (Me 15,39). San Lucas, que escribe para cristianos cultos de origen griego, subraya especialmente la uní' versalidad de la doctrina del Maestro. A San Juan no se le comprende plenamente si no se piensa al mismo tiempo en las cristiandades del Asia Menor, de cuya dirección se había hecho cargo. ¿Significa esto que hemos de renunciar a buscar en los evangelios la base histórica que necesitamos para poder hablar de Jesús y de la revelación que con El vino al mundo? Desde luego que no. Porque una personalidad tan poderosa como era la de Jesús había de causar una impresión imborrable. Hablando de los estilos narrativos o de la historia de las cristiandades no se resuelven todos los problemas. Por considerable que sea el arte narrativo, para realizarse precisa de una materia, pues por sí solo no crea su objeto. Y así podemos estar seguros no sólo de que Jesús vivió y de que era un profeta poderoso en obras y palabras ante Dios y ante todo el pueblo (cf. Le 24,19), sino también de que dio a los hombres un mandamiento nuevo, para cuya expresión se sirvió de la forma de un mandamiento antiguo (cf. Le 10,25-28), consumando así, como había sido prometido, la ley mosaica (cf. Mt 5,17). Este es el eco que de las palabras de Jesús resuena en los evangelios. Los críticos tienen derecho, si es que quieren dedicarse a un trabajo tan ingrato como el de Sísifo, a estudiar la resonancia que estas palabras despertaron en el mundo. Pero lo que no podrán impedirnos es creer que la vida y la actividad del divino Maestro plantean a todos los hombres de buena voluntad la necesidad de tomar una decisión vital.
da reaccionó violentamente, y Saulo se convirtió en perseguidor de los cristianos. Su milagrosa visión en el camino de Damasco hizo de él un creyente y un apóstol. Pero sólo tras muchos años de recogimiento comenzó a evangelizar a las gentes y a hacer realidad lo que era, como nosotros sabemos, su verdadera vocación. Durante aquellos años de preparación y aun después, el converso tuvo algunas ocasiones de entrar en contacto con los apóstoles y con otros cristianos. El, empero, no se esforzó por multiplicar estos contactos, antes, al contrario, se gloría de no haber recibido su evangelio por mediación de los hombres, sino por revelación de Jesucristo. «Pero cuando plugo al que me segregó desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia para revelar en mí a su Hijo, anunciándole a los gentiles, al instante, sin pedir consejo a la carne ni a la sangre, no subí a Jerusalén a los apóstoles que eran antes de mi, sino que partí para la Arabia y de nuevo volví a Damasco. Luego, pasados tres años, subí a Jerusalén para conocer a Cefas, a cuyo lado permanecí quince días» (Gal 1,15-18). Desde luego, estas afirmaciones no significan que San Pablo conociera por revelación divina los acontecimientos de la vida terrena del Redentor; no cabe duda de que ya antes de su conversión habría oído hablar de ellos, pues el discurso de defensa de San Esteban habría bastado para instruirle. Lo que con esta forma de expresarse quiere decirnos es que no podemos recurrir a él para conocer a la letra la doctrina de Jesús. Sus epístolas nos transmiten las enseñanzas de Jesús en la forma en que las había visto y meditado una personalidad religiosa de incalculable valía inspirada por el Espíritu Santo y constituyen un testimonio de lo que fueron las doctrinas que San Pablo predicó a las cristiandades fundadas por él y a las que se hallaban bajo su influencia. Nos informan, pues, de lo que creían las iglesias paulinas, pero no directamente de lo que dijo textualmente el mismo Jesús. Los Hechos de los Apóstoles nos dan a conocer hasta cierto punto lo que constituyó la predicación de los primeros enviados de la buena nueva, así como la forma en que éstos presentaban al Redentor. Hagamos notar que no reproducen literalmente los discursos de San Pedro ni de San Esteban; como hacían todos los historiógrafos de la Antigüedad, los Hechos de los Apóstoles se limitan a ofrecer un resumen más o menos completo de los acontecimientos. Esto no quita que sea verosímil que su autor no se limitara a confiar a su sola memoria la restauración de todas las partes de estos discursos, sino que dispusiera para ello de algunos documentos antiguos, porque resulta difícil imaginar que San Lucas, que era discípulo de San Pablo, usara por su propio impulso expresiones tan arcaicas como las que siguen: «Varones israelitas, escuchad estas palabras: Jesús de Nazaret, varón probado por Dios entre vosotros con milagros, prodigios y señales que Dios hizo por él en medio de vosotros, como vosotros mismos sabéis, a éste, entregado según los designios de
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3.
Las epístolas de San Pablo y los Hechos de los Apóstoles
Hasta aquí no hemos hablado más que de los evangelios porque ellos son las principales fuentes de información sobre Jesús. Pero no debemos olvidar que, sin tomar en cuenta a los Padres apostólicos ni a los apologistas del siglo II, también los demás libros del Nuevo Testamento nos hablan de Jesús, y no podemos prescindir de su testimonio. Las epístolas de San Pablo, o, al menos, las más importantes, datan incluso de una época anterior a la redacción de los sinópticos. Y si es cierto que los Hechos de los Apóstoles fueron compuestos después del evangelio de San Lucas, no lo es menos que para la primera parte su autor se sirvió de antiguos documentos de imponderable valor. Aquí podemos repetir las mismas observaciones que acabamos de hacer al tratar de los evangelios, y esta vez sin que los críticos tengan nada que oponer. No parece que San Pablo viera jamás a Cristo durante su paso por la tierra. Si por casualidad lo vio, es evidente que no le prestó la menor atención. Su primer contacto con él, o, mejor, con sus discípulos, tuvo lugar con ocasión de la captura y del martirio de San Esteban. En aquella ocasión su alma arrebata-
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la presciencia de Dios, lo alzasteis en la cruz y le disteis muerte por mano de los infieles. Pero Dios, rotas las ataduras de la muerte, le resucitó, por cuanto no era posible que fuera dominado por ella A este Jesús le resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos Tenga, pues, por cierto toda la casa de Israel que Dios le ha hecho Señor y Cristo a este Jesús a quien vosotros habéis crucificado» (Act 2,22-24.32.36). O como estas otras: «El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros habéis dado muerte suspendiéndolo de un madero. Pues a ése le ha levantado Dios a su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel penitencia y remisión de los pecados. Nosotros somos testigos de esto, y lo es también el Espíritu Santo, que Dios otorgó a los que le obedecen» (Act 5,30-32). Esta forma de expresarse hace uso de una teología elemental como la que podemos suponer que utilizarían los apóstoles cuando comenzaron a dar testimonio del Redentor. En consecuencia, es perfectamente legítimo utilizarlas en la caracterización de la fe de las cristiandades más antiguas; pero, en cambio, no sería procedente tomarlas como punto de partida para la reconstrucción de la doctrina de Jesús sobre sí mismo y sobre su obra. Si se tienen en cuenta las circunstancias expuestas, se comprenderá que es natural que subdividamos en dos partes la materia de que vamos a tratar. Comenzaremos con el estudio de la doctrina de Jesús, subrayando especialmente su conexión con la revelación del Antiguo Testamento, pero haciendo notar en seguida su originalidad y la de los nuevos elementos que ella incluye. Luego mostraremos la forma en que la iglesia primitiva interpretó esta doctrina y el valor que le atribuyó de norma para su vida. Al terminar la época apostólica, la religión de Jesucristo tenía ya todos sus rasgos característicos, y en el curso de los siglos sucesivos no hizo más que desarrollarlos y fijarlos con mayor fuerza. Muy especialmente se diferenciaba del judaismo, en cuyo seno había nacido. El estudiar la historia del cristianismo a lo largo de todos los siglos no nos daría a conocer nada nuevo, ningún elemento que no peiteneciera a su esencia desde un principio. II.
LA DOCTRINA
DE ]ESUS
«Después que Juan fue preso vino Jesús a Galilea, predicando el Evangelio de Dios y diciendo: "Cumplido es el tiempo y el remo de Dios está cercano; arrepentios y creed en el Evangelio"» (Me 1,14-15 ; cf. Mt 4,17). Así es como la religión de Cristo hace su entrada en la historia, enlazando, como sabemos, con las predicaciones de San Juan Bautista y, más allá del Precursor, con las doctrinas de los profetas. Todos los sinópticos coinciden en presentar la predicación de este reino como el verdadero objeto de la misión del Señor. El primer problema que se nos plantea es, en consecuencia, el de qué sea el remo de Dios.
1.
El reino
de
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Dios
A los ojos de los judíos (sobre todo después de la desaparición del reino davídico), el verdadero rey del pueblo elegido es Yahveh: «Yahveh es nuestro juez, Yahveh es nuestro jefe, Yahveh es nuestro rey. El nos salva» (Is 33,22). Al mismo tiempo, Yahveh es el rey de todas las naciones: «Ha establecido Yahveh en los cielos su trono y su reino lo abarca todo» (Sal 103,19). «Alábente, ¡ oh Yahveh!, todas tus obras, bendígante tus santos. Exalten la gloria de tu reino y digan de tu fortaleza. Para hacer conocer a los hijos de los hombres tus hazañas y la magnificencia de la gloria de tu remo» (Sal 145,10). Los judíos gustan de invocarlo dándole su título real: «Señor, Señor Dios, creador de todas las cosas, temible, fuerte, justo, misericordioso y rey único bondadoso, único liberal, único justo, omnipotente y eterno, que libras a Israel de todo mal, que elegiste a nuestros padres y los santificaste » (2 Mac 1,24-25). En el libro de Judit se dice: «Dios de mis padres y Dios de la heredad de Israel, Señor de los cielos y de la tierra, Creador de las aguas, Rey de toda la creación, escucha mi plegaria Haz que todo tu pueblo y cada una de sus tribus reconozca y sepa que tú eres el Dios de toda fortaleza y poder y que no hay otro fuera de ti » (Jdt 9,13.14). Similar es la plegaria de Mardoqueo en el libro de Ester: «Señor, Señor, Rey omnipotente, en cuyo poder se hallan todas las cosas, a quien nada podrá oponerse si tú quisieres salvar a Israel Ahora, pues, Señor, mi Dios y mi Rey, Dios de Abrahán, perdona a tu pueblo» (Est 13,9.15). En el libro de la Sabiduría, el poder real de Dios sobre los hombres no se limita a los que viven en este mundo, sino que se extiende también a los elegidos que se encuentran ya en el trasmundo: «Al tiempo de su recompensa brillarán y discurrirán como centellas en cañaveral. Juzgarán a las naciones y dominarán sobre los pueblos y su Señor remará por los siglos Pero los justos viven para siempre, y su recompensa está en el Señor, y el cuidado de ellos en el Altísimo. Por esto recibirán un glorioso reino, una hermosa corona de mano del Señor que con su diestra los protege y los defiende con su brazo» (Sab 3,7-8; 5,15-16). Pero estas ideas no aparecen en la Sagrada Escritura más que pocas veces, pues los judíos se interesaban más por el remo terrenal que por el misterio del trasmundo. Para ellos lo más importante es que Dios rema aquí, en la tierra. Ahora bien, en la práctica ocurre que él no reina, pues con demasiada frecuencia los monarcas que ejercen el poder no reconocen su autoridad ni le dirigen sus oraciones, y llegan incluso a esclavizar a su pueblo elegido. De aquí que en esta época, tan próxima ya a la cristiana, se anhele cada vez con más fuerza que venga su remo. Pero la experiencia de los siglos pasados apenas si deja margen a la esperanza de que el mundo se convierta, y puede que
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el deseo de que se ínstame el reino de Dios sobre todos los hombres resulte irrealizable. Los rabinos limitan sus aspiraciones a la de instaurar el reino de Dios en las almas de los hombres y dirigen su atención a su dimensión moral: practicando la virtud, obedeciendo la ley y cumpliendo los mandamientos es como puede hacerse que reine Dios. Este es el sentido de la doctrina de Eliazar ben Azanach, uno de los más importantes maestros de la escuela Yabne (100 d. C.): «No debe decirse: " N o siento el menor deseo de llevar vestiduras de mezcla, ni de comer carne de cerdo, ni de contraer un matrimonio prohibido, y por eso me abstengo de ello." Sino dígase: "Tendría deseos de ello, pero ¿qué puedo hacer yo, si mi Padre en los cielos me lo ha prohibido?" Pues escrito está: "Os he separado de todas las naciones para que me pertenezcáis." Quien se mantiene alejado del pecado, debe reconocer al mismo tiempo el remo de los cielos.» En su forma algo paradójica, esta doctrina expresa muy bien qué es lo que a partir de esta época entienden los justos judíos por reino de Dios: una actitud de libre y alegre sumisión a los mandamientos, de aceptación amorosa de la voluntad de Dios. En último término, ¿qué importancia tiene todo lo demás? Dios reina en los corazones de aquellos que libremente le eligen y le obedecen. Nadie puede derribarle de un trono al que lo ha elevado una elección de este género. Se ha dicho muchas veces que, en el tiempo de Jesús, los judíos esperaban la venida del remo de Dios como un acontecimiento extraordinario, como una especie de revolución cósmica que transformaría la faz de la tierra, y después de la cual el mundo en que vivimos, viejo y corrompido, dejaría paso a un mundo renovado, en el que al pueblo elegido le correspondería el lugar privilegiado. Puede que realmente hubiera algunos soñadores que abrigaran esta esperanza. Pero las masas no la compartían, y cuando Jesús hablaba del reino no usaba la palabra en ese sentido. Para él, el reino de Dios es algo infinitamente más excelso, es una realidad que comienza con su predicación y que ya no dejará de perfeccionarse ni de desarrollarse hasta el fin del mundo. Toda la historia se subdivide en dos partes, separadas por la actividad del Bautista. La ley y los profetas llegan hasta Juan; desde entonces se anuncia el remo de Dios y cada cual ha de esforzarse por entrar en él (Le 16,16). Así se entiende por qué entre los nacidos de mujer no ha parecido uno más grande que Juan el Bautista, y, sin embargo, el más pequeño en el reino de los cielos es mayor que él (Mt 11,11). Juan es una piedra angular, un punto inicial y de partida; si es tan grande, es porque cierra el número de los profetas (cf. Mt 11,13); pero los discípulos de Cristo le superan en rango, porque él se limita a anunciar la proximidad del remo de Dios. Efectivamente, con Cristo toma forma el reino. Deja de ser un objeto de esperanza y se convierte en una realidad. Sus
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comienzos son muy modestos, tanto que los hombres apenas si creen que exista: «El reino de Dios es como un hombre que arroja la semilla en la tierra, y ya duerma, ya vele, de noche y de día, la semilla germina y ciece, sin que él sepa cómo. De sí misma da fruto la tierra, primero la hierba, luego la espiga, en seguida el trigo que llena la espiga; y, cuando el fruto está maduro, se mete la hoz, porque la mies está en sazón» (Me 4,26-29). Pero el enemigo puede aprovechar el sueño del sembrador y sembrar cizaña entre el trigo. La cizaña crece junto con el trigo, pero cuando llega el tiempo de la siega vienen los segadores, separan el trigo de la cizaña y ariojan al fuego todo lo que no es útil (Mt 13,24-30; cf. Mt 13,31-32: grano de mostaza; 13,33: fermento). «No viene el remo de Dios ostensiblemente. Ni podrá decirse : "Helo aquí o allí", porque el reino de Dios está dentro de vosotros» (Le 17,20). Esa buena nueva que se da a conocer en la predicación del reino de Dios puede aceptarse o rechazarse; o sea, es posible entrar en él o permanecer fuera. «Vuestro Padre se ha complacido en daros el reino» (Le 12,32), o, como sería más exacto decir, en ofrecéroslo. «Es semejante el remo de los cielos a un tesoro escondido en un campo, que quien lo encuentra lo oculta y, lleno de alegría, va, vende cuanto tiene y compra aquel campo» (Mt 13,44). Es una perla preciosa: «Es también semejante el reino de los cielos a un mercader que busca perlas preciosas, y, hallando una de gran precio, va, vende todo cuanto tiene y la compra» (Mt 13,45-46). Pero no hay nada con que pueda comparársele, pues a todo supera en valor: «Buscad, pues, primero el reino y su justicia, y todo eso se os dará por añadidura» ( M t 6 , 3 3 ; Le 12,31). Una vez que se le ha encontrado, es preciso cumplir fielmente con las obligaciones que él impone: ((Aquel, pues, que escucha mis palabras y las pone por obra, será como el varón prudente, que edifica su casa sobre roca. Cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y dieron sobre la casa, pero no cayó porque estaba fundada sobre roca. Pero el que escucha estas palabras y no las pone por obra, será semejante al necio, que edificó su casa sobre arena. Cayó lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y dieron sobre la casa, y cayó con gran fracaso» (Mt 7,24-27; Le 6,47-49). Es necesario preguntarse también antes de comprometerse si se tendrán las fuerzas necesarias para llegar hasta el final, porque ((nadie que después de haber puesto la mano sobre el arado mire atrás es apto para el reino de Dios» (Le 9,62). El hombre que quiere edificar una casa y el rey que quiere salir a campaña, primero cuentan los medios de que disponen, no sea que no les basten; si así es, se cuidan mucho de no acometer nada (Le 14,28-32). Lo mismo deben hacer los que escuchan la nueva del reino de Dios: antes de aceptarla con alegría, probarse y ver si pueden dar a su vida la forma que ella pide. Pero si oyen la llamada y la rechazan sin más pensar,
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es que son inconscientes o locos. Así las vírgenes necias que aguardando al esposo duermen sin tener bastante aceite en sus lámparas (Mt 21,1-13); y lo mismo los invitados al convite de bodas, que rechazan la invitación del rey por razones fútiles, y se marchan quién a su campo, quién a su negocio (Mt 22,1-14). Hay, efectivamente, hombres como éstos; son, sobre todo, los fariseos, orgullosos e hipócritas, que ni entran ellos en el reino de los cielos ni permiten que entren los que quieren hacerlo (Mt 23,13; Le 11,52). Así, muchos hijos del reino por su incredulidad serán arrojados a las tinieblas exteriores, donde será el llanto y el crujir de dientes (Mt 8,12; 13,38). En cambio, los hombres de buena voluntad entrarán en el reino: los pobres de espíritu, que tienen consciencia de su invalidez (Mt 5,3); los que padecen persecución por la justicia (Mt 5,10); los niños y los que se hagan como niños (Mt 19,14). La mayoría de los ricos a los que se llama personalmente son incapaces de aceptar la invitación: «En verdad os digo: ¡ qué difícilmente entra un rico en el remo de los cielos! De nuevo os digo: es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja que el que entre un rico en el reino de ios cielos» (Mt 19, 23,24). Pero para Dios todo es posible; Zaqueo, jefe de publícanos, alcanza la salud porque es también hijo de Abrahán y da la mitad de sus bienes a los pobres; y, si a alguno defrauda, le devuelve el cuadruplo (Le 19,1-10). En general, la entrada en el remo de los cielos resulta más fácil a los publícanos y a las meretrices que a los fariseos, porque a aquéllos les resulta más fácil creer (Mt 21,32). Porque «no todo el que dice: '¡ Señor!, ¡ Señor!', entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre, que está en los cielos» (Mt 7,21). Para pertenecer al reino de Dios es preciso creer en Jesús y cumplir sin reservas todos sus mandamientos. Muy rara vez dice Jesús «mi reino» ; cuando lo hace, es siempre dentro de una perspectiva escatológica. Pero, en cambio, habla frecuentemente como soberano del reino, en el que dispone a su arbitrio. A San Pedro le promete: «Yo te daré las llaves del remo de los cielos» (Mt 16,19). A los fariseos les amenaza: «Os será quitado el remo de Dios y será entregado a un pueblo que rinda sus frutos« (Mt 21,43). Y durante la última cena dice a sus apóstoles : «Yo dispongo del reino en favor vuestro, como mi Padre ha dispuesto de él en favor mío, para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino» (Le 22,29.30). La renuncia que, según San Lucas (18,29), exige a sus discípulos por amor del remo de Dios, según San Mateo (19,29) y San Marcos (10,29) la exige por amor de El y de su Evangelio; una renuncia absoluta y sin reservas : «No penséis que he venido a poner paz en la tierra; no vine a poner paz, sino espada. Porque he venido a separar al hombre de su padre, y a la hija de su madre, y a la nuera de su suegra, y los enemigos del hombre serán los de su casa. El que ama al padre o a la madre más que a mí, no es digno de m í ;
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y el que ama al hijo o a la hija más que a mí, no es digno de m í ; y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. El que halla su vida la perderá, el que la perdiere por amor de mí la hallará» (Mt 10,34-39). Esta es la situación del remo de Dios en el momento en que Jesús empieza a predicar: existe ya en la tierra, es una realidad, pero todavía no ha sido revelado. O más exactamente, se encuentra todavía en su estado inicial, de lento e imperceptible crecimiento, de primera germinación en las almas que lo han recibido y acogido. Por parte de los hombres está expuesto a toda clase de peligros, pues sus enemigos están decididos a acabar con él. Pero los hombres no son los únicos que le declaran la guerra; su enemigo más poderoso, más enconado e implacable es Satanás, que ya tentó a Jesús antes de que comenzara su predicación y que no cesa de arrebatar la palabra que se ha sembrado en el corazón de los hombres (Me 4,15). Pero por muchas asechanzas que se le tiendan, nada pueden contra él, y el reino crece sin cesar y se aproxima el día de su triunfo definitivo. Realmente no puede caber la menor duda de que Jesús espera y promete ese triunfo. Ello resulta manifiesto en las palabras más o menos veladas de las parábolas: «Dejad que ambos crezcan hasta la siega, y al tiempo de la siega diré a los segadores: "Coged primero la cizaña y atadla en haces para quemarla, y el trigo recogedlo para encerrarlo en el granero"» (Mt 13,30). «Y con ser la más pequeña de todas las semillas, cuando ha crecido (el grano de mostaza) es la más grande de todas las hortalizas y llega a hacerse un árbol, de suerte que las aves del cielo vienen a anidar en sus ramas» (Mt 13,31-32). La levadura es poca para tres medidas de harina, pero ella es la que hace que todo fermente (Mt 13,33). La red barredera que se echa al mar recoge peces de toda suerte; y llena, la sacan sobre la playa, y, sentándose, recogen los peces buenos en canastos y los malos los tiran. Así será a la consumación del m u n d o : saldrán los ángeles y separarán a los malos de los justos; a los malos los arrojarán a las tinieblas exteriores, y los justos permanecerán en el remo (Mt 13,47-50). Este acontecimiento decisivo no tendrá lugar hasta el final de los tiempos, hasta que se haya consumado el tiempo del mundo. Así lo comprendieron los apóstoles, que constantemente preguntaban al Maestro en qué momento ocurriría esto. Pero El se niega a contestarles: «Cuanto a ese día o a esa hora, nadie la conoce, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, sino sólo el Padre» (Me 13,32; Mt 24,36). Pero sí que les aconseja que estén alerta y les recuerda lo que ocurrió en los días de Noé o en los de L o t : nadie esperaba entonces el diluvio ni la destrucción de Sodoma, y sólo se salvaron aquellos que Dios había escogido (Le 17,263 2 ; cf. Mt 24,39-41). Hasta en el momento de su ascensión al cielo mantiene a los apóstoles en la mcertidumbre: «No os toca a vosotros conocer los tiempos ni los momentos que el Padre
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ha fijado en virtud de su poder soberano» (Act 1,7). Ahora bien, en algunas ocasiones parece querer insinuar que ese momento no está lejos; así, por ejemplo, durante la última cena dice: «Ardientemente he deseado comer esta pascua con vosotros antes de padecer, porque os digo que no la comeré más hasta que sea cumplida en el reino de Dios , porque os digo que desde ahora no beberé del fruto de la vid hasta que llegue el reino de Dios» (Le 22,15-16 y 18). Antes había dicho a sus discípulos: «En verdad os digo que hay algunos de los aquí presentes que no gustarán la muerte hasta que vean venir en poder el reino de Dios» (Me 9,1). En la profecía del fin del mundo vuelven a encontrarse insinuaciones de este género: «Luego, en seguida, después de la tribulación de aquellos días, se oscurecerá el sol, y la luna no dará su luz, y las estrellas caerán del cielo, y las columnas del cielo se conmoverán. Entonces aparecerá el estandarte del Hijo del hombre en el cielo, y se lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo con poder y majestad grande. Y enviará sus ángeles con poderosa trompeta y reunirán de los cuatro vientos a los elegidos, desde un extremo del cielo hasta el otro» (Mt 24,29-31). Con la misma fuerza renueva el Redentor su promesa ante el pontífice: «Veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del Poder y viniendo sobre las nubes del cielo» (Me 14,62; cf. Mt 26,64; Le 22,69). Todas estas expresiones causan la sensación de que la generación de Jesús no moriría antes de que llegara el reino de Dios. En cambio, hay otros textos que demuestran con total claridad que no hay que esperar que la venida de Cristo vaya a tener lugar inmediatamente. Antes es preciso que se cumplan los tiempos de los gentiles (Le 21,24) y que se predique el Evangelio en todo el mundo (Mt 26,13; Me 14,9). Pero esto exige mucho tiempo, y no hay razón para suponer que Jesús anunciara su retomo en un plazo inmediato. Al contrario, cuando se acerca a Jerusalén, donde ha de padecer, los discípulos que le acompañan creen que el reino de Dios va a manifestarse pronto (Le 19,11). Pero él disipa esa esperanza narrándoles la parábola de los talentos: U n hombre noble partió para una región lejana a recibir la dignidad real y volverse; y, llamando a sus siervos, les repartió sus talentos para que negociasen hasta su vuelta. Estuvo largo tiempo fuera, y cuando volvió pidió a sus siervos que le dieran cuentas. El sentido de esta parábola parece claro. El rey es el mismo Cristo, que se despide para volver al cielo; los siervos son sus discípulos y, en sentido más amplio, todos los creyentes. El viaje durará largo tiempo y no es posible prever cuándo tendrá lugar el retorno. Sobre el reino de la gloria y sobre la situación de aquellos que pertenecen a él no estamos mejor informados que sobre el tiempo de su venida. La opinión dominante en Israel era la que se imaginaba al reino como un banquete opulento en el que se
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comería y bebería hasta la saciedad (cf. Le 14,15). Jesús acepta esta metáfora del banquete y la desarrolla en la parábola de la invitación rechazada (Le 14,16-24; Mt 22,1-14). A esta misma comparación alude cuando dice: «Vendrán de oriente y de occidente, del septentrión y del mediodía, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios» (Le 13,29; Mt 8,11-12). No necesitamos decir que estas metáforas no deben tomarse en su sentido literal (cf. Le 22,30). Jesús hace a sus compatriotas una concesión más cuando les promete: «En verdad os digo que vosotros, los que me habéis seguido, en la regeneración, cuando el Hijo del hombre se siente sobre el trono de su gloria, os sentaréis también vosotros sobre doce tronos para juzgar a las tribus de Israel» (Mt 19,28; Le 22,30). Es verdad que había escogido doce apóstoles para representar a todo el pueblo elegido. Pero resulta difícilmente imaginable que pensara en prometer un trono a Judas en aquel momento, cuando éste estaba cometiendo su traición. Y, por otra parte, en el día del juicio no juzgará exclusivamente a las doce tribus de Israel, sino a todos los pueblos, que se reunirán en su presencia y en la de todos los ángeles: «y El separará a unos de otros como el pastor separa a las ovejas a su derecha y a los cabritos a su izquierda», sin fijarse en su origen (Mt 25,31-32). Cuando la madre de los hijos de Zebedeo le pide: «Di que estos dos hijos míos se sienten uno a tu derecha y otro a tu izquierda en tu remo», el Señor se niega a prometerlo, respondiendo: «Beberéis mi cáliz, pero sentarse a mi diestra o a mi siniestra no me toca a mí otorgarlo; es para aquellos para quienes está dispuesto por mi Padre» (Mt 20,20-24; cf. Me 10,3540). Vuelve, pues, manifiestamente a rechazar el nacionalismo y extrae de este episodio una doctrina de humildad : «Vosotros sabéis que los príncipes de las naciones las subyugan y que los grandes imperan sobre ellas. No ha de ser así entre vosotros; al contrario, el que entre vosotros quiera llegar a ser grande, sea vuestro servidor, y el que entre vosotros quiera ser el primero, sea vuestro siervo» (Me 10,42-43). Esta doctrina no se aplica al reino de los cielos; pero merece, no obstante, que la tengamos en cuenta aquí, por haber sido expuesta en el momento en que los apóstoles disputaban por la primacía: como en este mundo, también en el otro el remo es de los pequeños y de los que se hacen pequeños en la humildad. ¿Será preciso añadir expresamente que el reino está prometido, más aún, que el remo pertenece ya realmente a todos los limpios de corazón, a todos los humildes, a todos los pobres de espíritu, sm distinción de raza? Ya Juan Bautista había condenado a aquellos orgullosos que se envanecían de su superioridad de hijos de Abrahán: «Porque yo os digo que Dios puede hacer de estas piedras hijos de Abrahán» (Mt 3,9). Jesús no usa de la misma dureza cuando habla a su pueblo. A los que sobre todo rechaza y acusa es a los escribas y a los hipócritas fariseos,
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que por vanidad hacen oración y dan limosna, que se glorían de su fidelidad a las tradiciones de los padres, pero no cumplen los mandamientos de Dios; que lavan sus manos antes de comer, pero en sus corazones abrigan maldad y codicia. Hombres como éstos los hay por doquier; no es preciso que sean judíos. Con aquellos judíos que con sencillez observan los mandamientos, con el escriba que le contesta que el primer mandamiento es el del amor, con Natanael, «un verdadero israelita, en quien no hay dolo», Jesús es benévolo y amable. Su misión personal queda circunscrita al territorio de Israel, y cuando lo abandona para ir a la comarca de Tiro y de Sidón, casi siempre se niega a hacer milagros para los gentiles. Hace falta toda la obstinación de la siro'femcia para conseguir la curación de su hija. Cuando Jesús envía a sus apóstoles a predicar la venida del remo de Dios, les recomienda: «No vayáis a los gentiles ni entréis en ciudad de samaritanos; id más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel» (Mt 10,5-6). Y añade: «En verdad os digo que no acabaréis las ciudades de Israel antes de que venga el Hijo del hombre» (Mt 10,23). Pero la predilección que muestra por su pueblo no le impide reconocer sus faltas, no sólo las de los fariseos, escribas y sacerdotes, sino también las de ciudades enteras y aun las de todo el pueblo. ¿Cómo podrían olvidarse las imprecaciones contra Corazeín, Betsaida y Cafarnaúm, las ciudades en que tantos milagros ha hecho y que pese a ellos no han hecho penitencia? (Mt 11, 20-24; Le 10,12-15). ¿Cómo las quejas y amenazas contra Jerusalén, que mata a los profetas y apedrea a los que le son enviados por Dios? «¡ Cuántas veces quise juntar a tus hijos como el ave a su nidada debajo de las alas, y no quisiste! Se abandona vuestra casa» (Le 13,34-35; Mt 23,37-39). Aunque las peores imprecaciones se dirigen contra los soberbios y los hipócritas, y aunque es sobre ellos sobre quienes caerá toda la sangre mócente derramada sobre la tierra desde la sangre del justo Abel hasta la sangre de Zacarías, hijo de Baraquías (Mt 23, 34-36), no resulta difícil deducir que el remo de Dios será arrebatado a los hi]os del remo y dado a los otros (Mt 8,12) y que el Evangelio será predicado a todos, y hasta antes a los gentiles que a los judíos que viven en la dispersión.
2.
El Padre, que está en los cielos
La invitación de Jesús a entrar en el remo se dirige primero a los judíos y en seguida a todos los hombres, con la sola condición de que se arrepientan de sus pecados y se conviertan a una nueva vida. Es verdad que hasta el día del juicio final y hasta la llegada de Cristo glorificado, en el seno de la comunidad que constituye la forma visible del remo de Dios, los malos se mezclarán a los buenos. Pero Dios conoce los corazones, y a El no le será difícil saber quiénes son los suyos y, llegado el momento.
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separar definitivamente a las ovejas de los cabritos (Mt 25,32). La cuestión que se nos plantea una vez que hemos definido el remo es la siguiente: ¿Qué es lo que Jesús exige de sus discípulos? La más sencilla y completa respuesta a esta pregunta está dada expresamente en el Evangelio: «Se le acercó uno de los escribas que había escuchado la disputa, el cual, viendo cuan bien había respondido, le preguntó: "¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?" Jesús contestó : "El primero es : 'Escucha, Israel: el Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas.' El segundo es éste: 'Amarás a tu prójimo como a ti mismo.' Mayor que éstos no hay mandamiento alguno." Díjole el escriba: "Muy bien, Maestro: con razón has dicho que El es único y que no hay otro fuera de El, y que amarle con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todas las fuerzas y amar al prójimo como a sí mismo es mucho mejor que todos los holocaustos y sacrificios." Viendo Jesús cuan atinadamente había respondido, le dijo: "No estás lejos del reino de Dios"» (Me 12,28-34; cf. Mt 22,35-40; Le 10,25-28). El fundamento del reino es el amor; esta palabra lo dice todo. Pero algo hemos de añadir: si es verdad que el segundo mandamiento es igual al primero, si es verdad que no se puede amar a Dios, a quien no se ve, sin amar al prójimo, a quien se ve (cf. 1 Jn 4,20), no lo es menos que el amor de Dios es, con mucho, el más importante. Los hombres sólo merecen ser amados porque son hijos de Dios. Dios es nuestro Padre, el Padre nuestro que está en los cielos. Esta es la primera doctrina de Jesús. El Antiguo Testamento conoce esa expresión, pero la usa casi siempre en un sentido colectivo: es el pueblo de Israel el que como tal pueblo es hijo de Dios, y Dios es padre del pueblo. Para reprochar al pueblo su injusticia, Malaquías escribe: «¿No tenemos todos un Padre? ¿ N o nos ha criado a todos un Dios? ¿Por qué, pues, obrar pérfidamente unos con otros, quebrantar el pacto de nuestros padres? Pérfido es Judá y en Israel y en Jerusalén se comete la abominación, pues Judá profana las cosas consagradas a Yahveh, lo que él ama, casándose con hijas de un dios extraño» (Mal 2,10-11). Dios es padre en un sentido más verdadero que los padres según la carne: «Con todo, tú eres nuestro padre; Abrahán no nos conoció y nos desconoció Israel; pero tú, ¡oh Yahveh!, eres nuestro padre y "redentor nuestro" es tu nombre desde la eternidad» (Is 63,16). Es padre que ama a sus hijos con apasionada ternura: «¿No es Efraím mi hijo predilecto, mi niño mimado? Porque cuantas veces trato de amenazarle, me enternece su memoria, se conmueven mis entrañas, y no puedo menos de compadecerme de él, palabra de Yahveh» (Jer 31,20). Si se consideran más detenidamente estas expresiones del amor divino, se descubre en ellas un sentido m-
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dividual. En el libro de la Sabiduría se llama a los justos «hijos de Dios», y los impíos se burlan de esa arrogación: «Nos tiene por escorias y se aparta de nuestras sendas como de impurezas; ensalza el fin de los justos y se gloría de tener a Dios por padre. Veremos si sus palabras son verdaderas y probaremos cuál es su fin; porque si el justo es hijo de Dios, El le acogerá y le librará de las manos de sus enemigos» (Sab 2,16-18). Así, pues, al comenzar la era cristiana, los judíos de Palestina ya conocen el término ((Padre», y en sus plegarias lo emplean frecuentemente. Pero no lo usan con plena entrega interior, porque para ellos Dios es, sobre todo, el ser lejano y trascendente del que sólo se habla con temor y temblor, cuyo nombre no se atreven a pronunciar y cuya rígida justicia apenas si queda atenuada por su misericordia. En esto Jesús se diferencia esencialmente de sus contemporáneos, pues cuando habla de Dios se sirve sencillamente de la palabra «Padre». Lo hace sin glorificarse, como si fuera natural. La palabra se le viene a los labios, y para distinguir a Dios de los padres según la carne, completa: «Padre, que estás en los cielos.» Léase, por ejemplo, el sermón de la Montaña; la palabra «Padre» se repite constantemente: «Así ha de lucir vuestra luz antes los hombres, para que, viendo vuestras buenas obras, glorifiquen a vuestro Padre, que está en los cielos» (5,15) . ((Orad por los que os persiguen (y calumnian), para que seáis hijos de vuestro Padre, que está en los cielos, que hace salir el sol sobre malos y buenos y llueve sobre justos e injustos» (5,4445) «Sed, pues, perfectos, como perfecto es vuestro Padre celestial» (5,48) «Estad atentos a no hacer vuestra justicia delante de los hombres, para que os vean; de otra manera no tendréis recompensa ante vuestro Padre, que está en los cielos» (6,1) «Cuando des limosnas, no sepa tu izquierda lo que hace la derecha, para que tu limosna sea oculta, y el Padre, que ve lo oculto, te premiará» (6,4; cf. 6,6) «Porque si vosotros perdonáis a otros sus faltas, también os perdonará a vosotros vuestro Padre celestial» (Mt 6,14). Es innecesario citar más pasajes, pues están en la memoria de todos. No resulta exagerado decir que la doctrina de Jesús se resume en la revelación del Padre celestial. La afirmación de que Dios es Padre hay que entenderla en el pleno sentido de la palabra, que da expresión a la bondad y a la misericordia de Dios: «Si vosotros, pues, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden^» (Le 11,11-13). Su paciencia y su indulgencia están por encima de todo lo imaginable. Para complacerle no basta perdonar siete veces, ni siquiera setenta veces, como creía San Pedro, que imaginaba dar con ello prueba de su magnanimidad; es preciso perdonar setenta veces siete (Mt 18,22). Las parábolas del hijo pródigo (Le 15,11-32) y de los obreros enviados a la viña (Mt 20,1-16) no son suficientes para reflejar su infatigable
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bondad. La última de las parábolas citadas no ha dejado nunca de ser causa de escándalo para los fariseos, que hoy todavía Siguen reprochando al dueño de la viña el haber faltado a la justicia con el pretexto de hacer obras de candad. Pero es que no entra en juego la justicia, sino única y exclusivamente la misericordia. Dios es bueno, y eso es todo. A los que han llegado a la hora undécima les da tanto como a los que trabajan desde la hora de tercia porque también ellos son hijos suyos a les que El quiere testimoniar su amor. No es necesario que lo comprendamos, o, mejor, no debemos esforzarnos por comprenderlo, porque es propio de la bondad el superar ampliamente al entendimiento. Hemos de añadir además que, salvo Dios, nadie merece ser llamado «bueno». Así es como Jesús contesta al joven rico que acude a él para preguntarle: «"Maestro bueno, ¿qué he de hacer para alcanzar la vida eterna?" Jesús le dijo: "¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios"» (Me 10,17-18). Más todavía: nadie sino Dios merece el nombre de «Padre» : «Ni llaméis padre a nadie sobre la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el que está en los cielos» (Mt 23,9). Resulta casi imposible llegar tan lejos, pero es preciso; los hijos del remo no tienen más padre que Dios. Así, cuando se dirigen a él, usan con confianza ilimitada la oración que el mismo Jesús les enseñó: «Padre nuestro, que estás en los cielos» ; y después de rogarle que su divino nombie sea santificado, que venga su reino y se cumpla su voluntad, añade la súplica del pan cotidiano y del perdón de los pecados (Mt 6,9-13). Del pan cotidiano, porque con él basta; porque nuestro Padre conoce las cosas de que tenemos necesidad y no quiere que nos atormentemos ni nos pieocupemos: «Por esto os digo : Ño os inquietéis por vuestra vida, sobre qué comeréis; ni por vuestro cuerpo, sobre qué os vestiréis. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad cómo las aves del cielo no siembran, ni siegan, ni encierran en graneros, y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿ N o valéis vosotros más que ellas? ¿Quién de vosotros con sus preocupaciones puede añadir a su estatura un solo codo? Y del vestido, ¿por qué preocuparos? Mirad a los lirios del campo cómo crecen; no se fatigan ni hilan. Pues yo os digo que ni Salomón en toda su gloria se vistió como uno de ellos. Pues si a la hierba del campo, que hoy es y mañana es airojada al fuego, Dios así la viste, ¿no hará mucho más con vosotros, hombres de poca fe? No os preocupéis, pues, diciendo: "¿Qué comeremos, qué beberemos o qué vestiremos?" Los gentiles se afanan por todo eso, pero bien sabe vuestro Padre celestial que de todo eso tenéis necesidad. Buscad, pues, primero el lemo y su justicia, y todo eso se os dará por añadidura. No os inquietéis, pues, por el mañana; porque el día de mañana ya tendrá sus propias inquietudes ; bástele a cada día su afán» (Mt 6,25-34).
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Es evidente que esta íntima confianza no excluye un reverente respeto. Dios es el Creador; ante El se doblan las rodillas. Su nombre es tan sagiado que no se puede jurar por él, «ni por el cielo, pues es el trono de Dios; ni por la tierra, pues es el escabel de sus pies; ni por Jerusalén, pues es la ciudad del gran Rey . Sea vuestra palabra: "Sí, sí; N o , n o " ; todo lo que pasa de esto, de mal procede» (Mt 5,33-36). Para aproximarse a El no es suficiente la confianza; se precisa además la santidad. El mismo Jesús impone este mandamiento: «Sed, pues, perfectos, como perfecto es vuestro Padre, que está en los cielos.» Sólo de una cosa deben cuidarse los discípulos de Jesús: de imitar a Dios, su modelo supremo; de imitar su sabiduría, su prudencia, su justicia y su magnanimidad; de elevar a El sus miradas y de preguntarse si esta o aquella acción, este o aquel pensamiento, le serán gratos. La trascendencia de Dios no sufre menoscabo, pero deja de resultar terrible, porque su indulgencia pasa a primer plano.
3.
Los hijos del reino
Hijos de un mismo Padre celestial, todos los hombres son hermanos y deben amarse como tales. El judaismo reconocía ya el mandamiento del amor al prójimo; pero cuando sus doctores se preguntaban que cuál era el prójimo a quien debían amar, procedían con tanta reserva que de esta obligación de amor no se beneficiaban en la práctica más que los hijos de Israel; a los gentiles se les excluía valiéndose de una sene de preceptos muy especificados, e incluso se creía dar una muestra de magnanimidad no causándoles mal. Jesús derriba todas las barreras y rompe todos los prejuicios de la religión y de la raza. Cuando un doctor de la ley le hace la decisiva pregunta: «¿Y quién es mi prójimo», contesta así: «"Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó y cayó en poder de los ladrones, que le desnudaron, le cargaron de azotes y se fueron, dejándole medio muerto. Por casualidad bajó un sacerdote por el mismo camino, y, viéndole, pasó de largo. Asimismo un levita, pasando por aquel sitio, le vio también, y pasó adelante. Pero un samantano que iba de camino llegó a él, y viéndole, se movió a compasión, acercóse, le vendó las heridas, derramando en ellas aceite y vino; le hizo montar sobre su propia cabalgadura, le condujo al mesón y cuidó de él. A la mañana, sacando dos denanos, se los dio al mesonero y dijo: "Cuida de él, y lo que gastares, a la vuelta te lo pagaré." "¿Quién de estos tres te parece haber sido prójimo de aquel que cayó en poder de los ladrones?" El contestó : "El que hizo con él misericordia." Contestóle Jesús: "Vete y haz tú lo mismo"» (Le 10,25-27). Nada hay más conmovedor que esta parábola, ni nada que mejor pueda caracterizar la total novedad de las exigencias que plantea la doctrina de Jesús. El que hace misericordia y ama a su prójimo, no es un judío, no es un sacerdote ni un levita; es un samantano, un extranjero, un enemigo, un hombre de otra
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religión y de otra raza, un hombre cuyo trato se evita como si se temiera ensuciarse al acercarse a él. El escriba ni siquiera se atreve a contestar con la palabra «el samantano», como si tuviera miedo de contaminar sus labios. La doctrina resulta demasiado clara para que sea posible negarse a comprenderla. Es preciso amar como a uno mismo a todos los hombres, quienesquiera que sean, y ver en todos ellos hijos del reino. Hemos expuesto ya las razones por las que Jesús limita sus enseñanzas a los hijos de Israel y hemos hablado de la amplia medida en que reconoce sus privilegios. Es una cuestión sobre la que puede discutirse —y es indudable que aún se está haciendo— la de si fue la totalidad del pueblo judío la que rechazó a Jesús o fueron sólo los escribas y fariseos los que se le opusieron. Es cuestionable también si, para abrir de par en par las puertas del reino a los gentiles, Jesús condena irrevocablemente a los judíos. Pero por importantes que sean estos problemas, en nada afectan al hecho principal, que es éste: cuando Jesús habla del prójimo que debe ser amado, no se cuida de distinciones ni se preocupa de opiniones. Todos los hombres, sencillamente todos, deben ser objeto de verdadero amor, porque todos ellos son hijos de Dios. Ahora bien, debemos preguntarnos: ¿qué hemos de entender en este caso por amor y cuáles son sus límites? Jesús corta todas las discusiones de este género. Los rabinos, que pretendían interpretar la ley, se limitaban a decir: «Lo que no quieras para ti, no lo hagas a nadie.» El Señor invierte la fórmula y le da su verdadero sentido: «Por eso, cuanto quisiereis que os hagan a vosotros los hombres, hacédselo vosotros a ellos, porque ésta es la ley y los profetas» (Mt 7,12; Le 6,31). Dicho de otro m o d o : sustituye un precepto cuyo cumplimiento no excede los límites de la más primitiva justicia por un mandamiento que no conoce límites. Y para que no quede nadie que no entienda lo que quiere decir, recurre a los ejemplos: «Habéis oído que se dijo a los antiguos : " N o matarás ; el que matare será reo de juicio" Si vas, pues, a presentar una ofrenda ante el altar y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra tí, deja allí tu ofrenda ante el altar, ve primero a reconciliarte con tu hermano, y luego vuelve a presentar tu ofrenda» (Mt 5,21-24). El perdón vale más que la ofrenda, y, por tanto, se exige al ofendido que perdone. Pero ni siquiera esto basta: «Habéis oído que se dijo: "Ojo por ojo y diente por diente." Pero yo os digo: No resistáis al mal, y si alguno te abofetea en la mejilla derecha, dale también la otra; y al que quiera litigar contigo para quitarte la túnica, déjale también el manto, y si alguno te requisara para una milla, vete con él dos. Da a quien te pida y no vuelvas la espalda a quien te pide algo prestado» (Mt 5,38-42). Esta bondad, que ni siquiera opone resistencia al mal, no es de necedad. Jesús recomienda la sencillez de la paloma, pero aconseja t a m bién la prudencia de la serpiente, pues no oculta a los suyos
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que los envía como ovejas en medio de lobos (Mt 10,16). La única actitud espiritual que puede adoptarse en tal caso es la que él mismo encarece y resume con las palabras: «Habéis oído que fue dicho: "Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo." Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre, que está en los cielos» (Mt 5,43-45). Hay comentaristas bienintencionados que quisieran atenuar el rigor de estas normas de comportamiento alegando que no pueden observarse a la letra, puesto que nos vemos forzados a vivir en un mundo malvado. Pero podemos estar seguros de que estos pusilánimes no tienen razón. Porque, aunque sea cierto que la lucha de la vida cotidiana hace difícil el cumplimiento práctico de los consejos evangélicos, éstos siguen siendo el ideal que los hijos del remo deben realizar para asemejarse cada vez más a su Padre celestial. El que Jesús no parezca esforzarse por eliminar el mal del mundo no tiene importancia. El sabe muy bien que en la tierra existen el bien y el mal, condenados a convivir hasta el fin del mundo. ¿Qué pueden importarle a El las cuestiones metafísicas o las esperanzas engañosas^5 Lo sólo esencial para sus discípulos es la magnanimidad y el aspirar al Altísimo. Cuando los apóstoles ven a un hombre que expulsa los demonios en nombre de Jesús, aunque no forma parte de los que le siguen, quieren impedírselo. Pero el Señor contesta: «No se lo prohibáis, pues ninguno que haga un milagro en mi nombre hablará luego mal de mí. El que no está contra nosotros, está con nosotros» (Me 9,39-40). Santiago y Juan, los hijos del trueno, le piden permiso para hacer bajar del cielo un fuego que consuma a la aldea de samantanos que se habían negado a recibirles. Pero él, «vuelto a ellos, les repiendió, diciendo: "No sabéis de qué espíritu sois; porque el Hijo del hombre no vino a perder las almas de los hombres, sino a salvarlas." Y se marcharon a otra aldea» (Le 9,52-56). Tenemos aquí dos ejemplos prácticos de la magnanimidad por que debe regirse la conducta de los discípulos. Puesto que los judíos no serán aceptados en el reino sin condiciones, y puesto que para ocupar el lugar vacante de los que han sido expulsados de él vendrán muchos desde los cuatro puntos cardinales, se nos plantea la cuestión, que es importante, de cuál sea el distintivo que permita reconocer a los hijos del reino. A este respecto, las palabras de Jesús no dejan lugar a dudas: «En esto conocerán todos que sois mis discípulos: si tenéis caridad unos para con otros» (Jn 13,35). Ahora bien, Jesús habla a aquellos a quienes ha elegido y que le han acompañado desde el momento en que comenzó a predicar la buena nueva. Y para ellos esta condición no basta. Hombres de buena voluntad, ellos son los que aparecen como primeros hijos del reino. Algunos han venido espontáneamente a él; a otros los ha invitado expresamente a seguirle. Unos permanecen con él y le acompañan
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en su predicación itinerante; otros sólo se le acercan cuando tienen oportunidad, sin abandonar su profesión, ni su lugar, ni su familia; le escuchan gustosos y luego hablan de él y de la doctrina que él les ha dado. Jesús no está nunca solo; desde un principio, en torno a él se agrupan fieles que ya no le abandonarán; por ejemplo, los invitados con él a las bodas de Cana (Jn 2,2) o a la mesa del publicano Leví (Me 2,15-16). Algunos escandalizan a los fariseos porque en sábado arrancan espigas (Me 2,24) o porque no ayunan, como los discípulos de Juan (Me 2,18). Ellos constituyen su familia espiritual. Ellos son su madre y sus hermanos y hermanas, los que oyen la palabra de Dios y la ponen en práctica (Le 8,21). Entre los que le siguen hay también un cierto número de mujeres que él ha curado de sus enfermedades o liberado de los demonios: María, la llamada Magdalena, de la cual han salido siete demonios, y Juana, la mujer de Cusa, procurador de Heredes, y Susana, y otras muchas (Le 8,2-3; cf. Le 23-49 y 55). Jesús les exige a estos discípulos una renuncia total. San Lucas relata tres episodios con emocionante brevedad: «Siguiendo el camino, vino uno que le dijo: " T e seguiré dondequiera que vayas." Jesús le respondió: "Las raposas tienen cuevas y las aves del cielo nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar su cabeza." A otro le dijo : "Sigúeme", y respondió : "Señor, déjame ir primero a sepultar a mi padre." El le contestó: "Deja a los muertos sepultar a sus muertos, y tú vete y anuncia el remo de Dios." Otro le dijo: " T e seguiré, Señor; pero déjame antes despedirme de los de mi casa." Jesús le dijo : "Nadie que después de haber puesto la mano sobre el arado mire hacia atrás es apto para el reino de Dios"» (Le 9,57-62). Las exigencias de Jesús no admiten compromiso; es comprensible que muchos retrocedan asustados, y, sobre todo, los doctores y los neos, cuya situación material está lejos de ser un presupuesto favorable para su entrada en el reino de Dios. Jesús es el primero en darse cuenta de ello: «Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios y prudentes y las revelaste a los pequeños. Sí, Padre, porque tal ha sido tu beneplácito» (Le 10, 21). Y cuando el joven que le ha preguntado qué debe hacer para poseer la vida eterna, y al que él contesta que venda todos sus bienes y le siga, se vuelve de él triste y malhumorado, Jesús se limita a decir: «¡ Cuan difícilmente entrarán en el remo de Dios los que tienen hacienda' Es más fácil a un camello pasar por el hondón de una aguja que a un rico entrar en el reino de Dios» (Me 10,23-25). De hecho, los que le rodean son casi exclusivamente pobres, pescadores del lago de Genesaret y un íecaudador de impuestos de Cafarnaúm. Los neos y los doctores de la ley que en ocasiones se convierten no se unen a los discípulos que acompañan constantemente al Maestro. Se limitan a acogerle con simpatía, a él y a su doctrina, pero manteniéndose fuera del círculo de sus íntimos. Zaqueo, el publicano de Jencó,
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da la mitad de sus bienes a los pobres, y, si a alguien defrauda, le devuelve el cuadruplo (Le 19,8). Después de la crucifixión, José de Arimatea, miembro ilustre del sanedrín, se atreve a entrar a Pilato y a pedirle el cuerpo de Jesús, que sepulta en un sepulcro nuevo, observando todos los usos tradicionales (Me 15, 43). Nicodemo, el mismo que había venido a El de noche al principio por temor de los judíos, no demuestra su fidelidad hasta el día en que trae la mezcla de mirra y áloe para cubrir el cadáver (Jn 19,39). El grupo de discípulos crece y decrece según las circunstancias. Grandes muchedumbres le siguen a la montaña de las Bienaventuranzas (Mt 5,11), a la playa del mar de Tiberíades, donde les dice muchas cosas en parábolas sobre el reino de los cielos (Mt 13,1); al lugar solitario donde por dos veces, para calmar su hambre, multiplica los panes (Me 6,34-44, 8,1-10). Pero con la misma rapidez que se reúnen, se dispersan, y muchas veces su entusiasmo no dura más que un día. Otros, más fieles, cumplen durante algunos días con las exigencias hechas por el Señor. En algunos momentos, el grupo de éstos debe de ser bastante numeroso, pues un día Jesús puede escoger de entre ellos setenta y dos discípulos y enviarlos a todos los lugares a que El piensa ir, con el encargo de anunciar la proximidad del reino de Dios (Le 10,1). La misión de los setenta y dos consiguió indudablemente resultados satisfactorios. Pero parece que el éxito fue sólo pasajero, y que ni siquiera todos los que la integraban se mantuvieron hasta el fin fieles a Jesús. Sus verdaderos discípulos, y los que él se aplica especialmente a formar, son aquellos a los que da el nombre de apóstoles. El mismo los elige, evidentemente poco después de haber comenzado su predicación (Me 3,13-19; Mt 10,1-4; Le 6,12-16). Su número —doce— es simbólico y corresponde a las doce tribus de Israel. Para seguir a Jesús lo dejan t o d o : los pescadores, sus barcas y sus redes; el publicano, sus impuestos, y todos ellos sus familias. Cumplen así al pie de la letra la exigencia de su Maestro : «El que quiera venir en pos de mí, niegúese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Pues quien quiera salvar su vida, la perderá, y quien pierda la vida por mí y el Evangelio, ése la salvará » (Me 8,34-35) «Si alguno viene a mí y no aborrece a su padre, a su madre, a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos, a sus hermanas y aun su propia vida, no puede ser mi discípulo» (Le 14,26). Jesús les informa claramente de lo que pueden esperar de sus compatriotas, o por lo menos de los fariseos y de los escribas: «Guardaos de los hombres, porque os entregarán a los sanedrines y en sus sinagogas os azotarán. Seréis llevados a los gobernadores y reyes por amor de mí, para dar testimonio ante ellos y los gentiles» (Mt 10,17-18). Todo lo aceptan sin sufrir vacilación ni lamentarlo. Jesús guarda para ellos lo mejor de su alma y de su espíritu. Posiblemente, tras un primer período de predicación del reino a
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las muchedumbies que se aglomeraban en torno a él, constataría que ni eran capaces de comprender su doctrina ni estaban inclinadas a seguirla. Esta experiencia podría haberle movido a cambiar de método e iniciar en su doctrina primeramente a los doce. Lo que no cabe duda es que estos doce son los predilectos, a los que da las explicaciones que complementan sus parábolas: «A vosotros os ha sido dado conocer los misterios del reino de los cielos, pero a ésos no» (Mt 13,11). No hay razón para suponer que las parábolas tengan la finalidad de endurecer los corazones de los oyentes ni de oscurecer sus entendimientos (Me 4,12), pero es un hecho que no son comprendidas. A veces el Maestro se impacienta porque ni los mismos apóstoles comprenden su profundo sentido. Pero con su infatigable bondad recomienza una y otra vez sus enseñanzas y las adapta a su capacidad de comprensión. Y siempre es a sus apóstoles a quienes inicia en sus designios. A ellos confía el anuncio de su pasión (cf. Mt 16,21; 17,22, 20,17-19), que les entristece y turba profundamente, aunque parece extraño que la tercera vez no lo comprendan mejor que la primera. Ni siquiera cuando llega el momento y se cumple esta predicción son capaces de comprender su misterio. Verdad es que precisamente en este punto la doctrina de Jesús está en extrema oposición con todas las ideas y esperanzas tradicionalmente asociadas a las profecías del remo mesiánico. Los apóstoles lo han abandonado todo y han seguido a Jesús porque él les ha anunciado el reino y les ha prometido que se sentarán en doce tronos y juzgarán a las doce tribus de Israel, y que ya en este mundo, aunque sufran persecución, recibirán el ciento por uno de lo que dejen por amor de él. Cuando les dice claramente que él les abandonará y que en Jerusalén le espera la muerte, no entienden ni quieren entender el profundo sentido de las palabras de su Maestro. No puede, pues, sorprendernos que, en el momento de la decisión, los apóstoles se dispersen sin pérdida de tiempo. Uno de ellos, Judas, traiciona a su Maestro por treinta monedas de plata. Otro, Pedro, lo niega por tres veces bajo las irónicas miradas de algunos criados. Otros se ocultan, sin que ni siquiera sepamos dónde, mientras el sumo sacerdote y Púato interrogan a Jesús y mientras Jesús, clavado a la cruz, muere y exhala su espíritu. Pero los lazos que los unen unos a otros y que los atan a todos a Jesús son demasiado fuertes y no se rompen ni siquiera con la muerte de aquel en quien han creído. Al amanecer del domingo que sigue al drama del Calvario, Pedro y Juan corren juntos al sepulcro (Jn 20,3-4). En la tarde de ese mismo día, los once —número a que habían quedado reducidos por la muerte de Judas— vuelven a estar juntos (Me 16,14; Le 24,36; Jn 20,19), a excepción de Tomás, casualmente ausente. Pasados ocho días, otra vez están juntos los discípulos, y Tomás con ellos (Jn 20,26). Después de esto, Simón Pedro, Tomás, Nata-
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rvael, Juan, Santiago y otros dos discípulos pescan juntos en e\ mar de Tiberíades (Jn 21,20). Y en el día de la ascensión los once están en el monte de los Olivos para recibir las últimas instrucciones de Jesús (Act 1,2). Es éste un hecho de la máxima importancia; por fluctuante e inconstante que parezca a primera vista el número de los oyentes de Jesús, es preciso admitir que existe en él un núcleo fijo, cuyo componente fundamental está constituido por el grupo de los doce. Este grupo supera todas las pruebas. Digamos m á s : dentro de este grupo hay tres predilectos: Pedro y los dos hijos de Zebedeo. No sabemos la razón de esta predilección, pero el hecho es que ellos tres son los únicos que presencian la resurrección de la hija de Jairo (Me 5,37), los únicos testigos de la transfiguración del Señor (Me 9,1), los únicos que Jesús toma consigo en su agonía de Getsemaní (Me 14,33). Hay otros detalles que nos revelan también su intimidad con el Maestro; por ejemplo, la milagrosa curación de la suegra de Pedro (Me 1,29) o la audaz petición que en favor de sus hijos hace la madre de Santiago y Juan (Mt 20,20). Pero aun entre estos tres, la personalidad de San Pedro destaca decididamente de forma especial. Generoso y lleno de entusiasmo, tan rápido en la acción como en el desánimo, el hijo de Jonás parece haber sido distinguido desde un principio por el Maestro, que le otorga un lugar de preferencia entre aquellos a quienes concede su confianza. Pedro es siempre el primero en hacerle preguntas, en interrogarle acerca de sus designios, en contestar en nombre de sus compañeros, incluso cuando Jesús no le pregunta a él. No hay, pues, nada de sorprendente en que el día en que Jesús les pregunta a los doce lo que los hombres piensan de El, sea Pedro quien conteste en nombre de los discípulos. «Ellos contestaron: unos, que Juan el Bautista; otros, que Elias; otros, que Jeremías u otro de los profetas "Y vosotros, ¿quién decís que soy y o ? " Tomando la palabra Simón Pedro, dijo: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo"» (Mt 16,16). San Mateo es el único evangelista que formula con tan perfecta claridad la profesión de fe del apóstol y el único que nos informa de la grandiosa recompensa que le promete Jesús: «Bienaventurado tú, Simón Bar Joña, porque no es la carne ni la sangre quien eso te ha revelado, sino mi Padre, que está en los cielos. Y yo te digo a ti que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré yo mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Yo te daré las llaves del reino de los cielos, y cuanto atares en la tierra será atado en los cíeles, y cuanto desatares en la tierra será desatado en los cielos» (Mt 16,17-19). La crítica ha desmenuzado esta promesa de Jesús y ha estudiado acuciantemente cada una de las palabras que la componen. El resultado es que no hay ninguna razón decisiva para rechazar su autenticidad, y, en cambio, sí que hay argumentos poderosos para aceptarla. De ella resulta evidente que Jesús con-
finó a Pedro una dignidad y lo hizo expresamente cabeza de los doce apóstoles y de la Iglesia futura. Pedro es la roca inquebrantable sobre la que Jesús va a edificar la cristiandad. Cuando le hace la promesa, ésta no existe todavía, pero va desarrollándose y tomando forma, para hacer su aparición después de la muerte y resurrección del Señor. Jesús la anunciará a sus discípulos tan pronto como reciba de éstos la promesa de su confianza y de su fidelidad. Luego, seguro del futuro de su ebra, consumará su sacrificio y subirá a Jerusalén para sufrir pasión y muerte. El remo de Dios permanecerá para siempre en medio de los hombres. Importa grandemente subrayar el decisivo valor de la profesión de fe de San Pedro y de la dignidad de que Cristo lo inviste. Jesús ha venido a predicar la llegada del remo. Ha reunido en torno a sí un pequeño número de fieles (cf. Le 12,32) al que el Padre ha dado el remo de Dios. Pero ¿qué va a ocurrir con sus ovejas cuando El las abandone? Pedro será su pastor. Nadie podría decir cuánto ha de durar esa función pastoral que ha sido encomendada al apóstol ni qué ocurrirá a su muerte. El pequeño rebaño sólo sabe que se le ha prometido que no desaparecerá y que tendrá un pastor a su cabeza tanto tiempo como lo necesite. La Iglesia —pues desde este momento ya podemos darle este nombre— no es más que la forma temporal del reino de Dios. En su seno alberga a buenos y malos, aunque desde un principio como esencialmente distintos. Para entrar en la Iglesia es necesario creer en Jesús y recibir el bautismo. El Maestro mismo es quien ha impuesto estas dos condiciones indispensables: «El que creyere y fuere bautizado se salvará, mas el que no creyere se condenará» (Me 16,16). La fórmula empleada en el evangelio de San Mateo es todavía más precisa: «Id, pues; enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, enseñándoles a observar todo cuanto yo os he mandado» (Mt 28,19). Pero, como ya sabemos, la fe, si necesaria, no es poi sí sola suficiente. El amor debe penetrarla y darle vida hasta que lleguen los días postrimeros del mundo y aparezca en las nubes del cielo la señal del Hijo del hombre y para siempre se separe a los buenos de los malos. Como el pastor a los cabritos de las ovejas, así el sumo juez separará a los elegidos de los condenados, y a los elegidos los colocará a su derecha y a los condenados a su izquierda. «Entonces dirá el Rey a los que están a su derecha: "Venid, benditos de mi Padre, tomad posesión del remo preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber, peregriné, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestísteis; enfermo, y me visitasteis; preso, y vinisteis a verme." Y le responderán los justos: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos peregrino y te acogimos, desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te
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vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?" Y el Rey les dirá: "En verdad os digo que cuantas veces hicisteis eso a uno de estos mis hermanos menores, a mí me lo hicisteis"» (Mt 25, 34-40). Este momento es el del perfecto cumplimiento del reino y el de la verdadera entrada de los hijos de Dios en la eterna bienaventuranza. Las obras de misericordia que hayan hecho y la caridad que hayan tenido con sus hermanos tendrán entonces su recompensa y cobrarán su verdadero sentido; porque cuando creían hacer un servicio al prójimo, se lo hacían al mismo Dios. No porque el Señor absorba en sí a todos los seres humanos, sino porque los ama de tal manera, que cualquier bondad que con ellos se tenga es al mismo tiempo testimonio del amor que se le tiene a él. Pues hasta el fin del mundo Jesús vivirá en forma misteriosa en todos aquellos que crean en él. Porque donde estén dos o tres congregados en su nombre, allí está Él en medio de ellos (Mt 18,20), y el que recibe a un niño, a El le recibe (Mt 18,5). Hasta la consumación del mundo, Jesús estará con su Iglesia y con los suyos (Mt 28,20).
III.
LA PERSONALIDAD
DE
JESÚS
La buena nueva que Jesús anuncia a los hombres es la llegada del remo de Dios. Hemos intentado definir este reino y precisar las condiciones que deben cumplirse para su venida. Al hacerlo hemos tenido que constatar que el lugar que Jesús reclama dentro del reino no es el de un simple predicador. Antes que él, Juan el Bautista ha desempeñado ese papel, proclamando con incomparable vigor la proximidad del remo, abierto a los justos, pero temible para los impíos. «Raza de víboras, ¿quién os ha enseñado a huir de la ira que llega? Haced, pues, dignos frutos de penitencia y no andéis diciéndoos: "Tenemos por padre a Abrahán." Porque yo os digo que puede Dios sacar de estas piedras hijos a Abrahán. Ya el hacha está puesta a la raíz del árbol; todo árbol que no dé buen fruto será cortado y arrojado al fuego» (Le 3,7-9). Pero el Bautista no intenta en ningún momento predicarse a sí mismo ni reclamar para sí el amor de sus oyentes. Antes al contrario, el único título que se da es el de «voz que clama en el desierto». Voz que clama para anunciar al que ha de venir; sólo eso. A la pregunta de si él es el Mesías o el profeta, contesta siempre negativamente. 1.
Mesianismo
religioso
y
nacional
Jesús nos lleva a un mundo del todo nuevo. Lucas comienza su narración de la actividad doctrinal del Señor con un episodio que tiene por escenario la sinagoga de Nazaret: «Vino a Nazaret, donde se había criado, y, según costumbie, entró el día de sábado
JESÚS
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en la sinagoga y se levantó para hacer la lectura. Le entregaron un libio del profeta Isaías, y, desenrollándolo, dio con el pasaje donde está escrito: "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ungió para evangelizar a los pobres; me envió a predicar a los cautivos la libertad, a los ciegos la recuperación de la vista; para poner en libertad a los oprimidos, para anunciar un año de gracia del Señor." Y, enrollando el libro, se lo devolvió al servidor y se sentó. Los ojos de cuantos había en la sinagoga estaban fijos en El. Comenzó a decirles: " H o y se cumple esta escritura que acabáis de oír"» (Le 4,16-21). Lo que el profeta anuncia en ese pasaje no es ni más ni menos que el comienzo de la época mesiánica; el que pronuncia esas palabras, el Mesías. Al afirmar que «Hoy se cumple esta escritura que acabáis de oír», Jesús reclama para sí el título de Mesías. No directamente, puesto que por el momento se limita a interpretar la profecía de Isaías; pero el sentido que le da no deja lugar a dudas. Poco después se expresa en forma aún más clara: « y, llamando Juan a dos de ellos, los envió al Señor para decirle: "¿Eres tú el que viene o esperamos a otro?" Llegados a El, le dijeron : "Juan el Bautista nos envía a ti para preguntarte : ¿Eres tú el que viene o esperamos a otro?" En aquella misma hora curó a muchos de sus enfermedades y males y de los espíritus malignos e hizo gracia de la vista a muchos ciegos, y, tomando la palabra, les dijo: "Id y comunicad a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, los pobres son evangelizados ; y bienaventurado es quien no se escandaliza de mí» (Le 7,19-23). La pregunta del Bautista está perfectamente clara: lo que quiere saber expresamente es si Jesús es o no el Mesías. La respuesta de Jesús es igualmente clara e inequívoca. Los milagros que hace dan testimonio de su misión y confirman que en El se cumple el pasaje de las profecías de Isaías que ha leído en la sinagoga de Nazaret. Naturalmente, la crítica puede preguntarse si el relato del evangelista, haciendo que Jesús recabe el título de Mesías ya al comenzar su predicación, no anticipa el orden real de los acontecimientos. Puede también objetar que durante largo tiempo Jesús no quiere ser reconocido como Mesías, puesto que hace callar a todos los que le dan ese título públicamente, y especialmente a los posesos a quienes libra de los demonios. Pero por mucha importancia que en más de un aspecto puedan tener estas objeciones, aquí no tenemos por qué detenernos en ellas, pues es evidente que Jesús afirma en el curso de su predicación que el lugar reservado para El en el remo de Dios es único. En las ocasiones en que quiere dar una definición de sí mismo o simplemente hablar sobre sí, hace uso de una expresión característica, que El es el único en utilizar, aplicándola exclusivamente a sí mismo: «Hijo del hombre». Para desesperación de los exegetas, que se esfuerzan por encontrarle paralelos en el pa-
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sado, esta expresión resulta ser perfectamente nueva. Es cierto que la Biblia, y especialmente el profeta Ezequiel, la conoce y usa simplemente como denominación genérica de un hombre cualquiera. En este sentido es en el que Yahveh llama a Ezequiel «Hijo del hombre», para que resalte mejor su inanidad y la grandeza de Yahveh. En las visiones de Daniel esta expresión aparece usada dentro de un contexto escatológico: «Seguía yo mirando en la visión nocturna, y vi venir en las nubes del cielo a un como hijo de hombre, que se llegó al anciano de muchos días y fue presentado a éste. Fuele dado el señorío, la gloria y el imperio, y todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieron, y su dominio es dominio eterno que no acabará nunca, y su imperio, imperio que nunca desaparecerá» (Dan 7,13'14). En otro pasaje, el profeta declara que el remo del Hijo del hombre será eterno (Dan 7,27). Los autores de los apocalipsis le dan también un sentido individual; en el libro de las narraciones de Enoc, como en el cuarto libro de Esdras, el Hijo del hombre no es otro que el Mesías, que aparecerá al fin del mundo.
Mesías, es decir, el rey del remo. El sabe que no es un rey como los otros, que el trono desde el que ejerza su poder será su cruz, y que cuando haga su entrada en su capital terrenal será para allí padecer y morir. Pero éste es su destino, el que había sido vaticinado por los profetas, y así y por eso llega El hasta su consumación sin el menor quebranto.
Daniel y los apocalipsis, de una parte, y el Salvador, de otra, usan, pues, esta expresión de forma indudablemente parecida, pero no igual. Jesús no se llama a sí mismo «un» hijo del hombre, o sea un hombre cualquiera, sino «el» Hijo del hombre. El uso constante que los envangelios hacen del artículo refleja una intención perfectamente determinada del Maestro: la de dar expresión a la vez a la miseria y a la gloria de su misión, que incluye, de una parte, la pasión y la muerte, y le destina, de otra, a juzgar a los vivos y a los muertos. «Comenzó a enseñarles cómo era preciso que el Hijo del hombre padeciese mucho, y que fuese rechazado por los ancianos y los príncipes de los sacerdotes y los escribas, y que fuese muerto y resucitase después de tres días» (Me 8,31). «Yo soy, y veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del Poder y venir sobre las nubes del cielo» (Me 14,62). Los que le oían no le entendían y se preguntaban: «¿Quién es ese Hijo del hombre?» (Jn 12,34), aunque evidentemente ello no significa que dudaran de que de esa forma Jesús daba expresión a su dignidad de mesías. El Señor no da ninguna explicación. Poco a poco han de abrirse los ojos y esforzarse los espíritus para comprender ese misterio oculto a los gentiles. No tendría interés el detenernos aquí a estudiar la imagen que los judíos se hacían del Mesías, tanto menos cuanto que no existía unanimidad en lo que se refería a cuál era su misión. Cuando Jesús se presenta al pueblo como el anunciado por los profetas, como aquel al «que muchos profetas y reyes quisieron ver» (Le 10,24), tropieza con su asombro e incluso con su incredulidad, puesto que no corresponde perfectamente a la imagen ideal que ellos se hacían del mesías. Pero esto no le preocupa ni le impide continuar su obra, dándole exactamente el mismo sentido que le dio desde su primer día. Ni en su conciencia ni en su postura puede percibirse el menor indicio de cambio. El es el
2.
Su revelación
como
Hijo de
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Dios
Del mismo modo que Hijo del hombre, Jesús es Hijo de Dios. Debemos hacer hincapié en que las dos expresiones no son sinónimas y en que la segunda significa mucho más que la primera. Sabemos que todos los hombres, y especialmente los miembros del remo, son hijos de Dics y que éste es el Padre celestial de todos. Pero Jesús es infinitamente más Hijo de Dios que todos los hombres; es, por decirlo así, Hijo de Dios por derecho propio. Cuando al hablar de Dios dice «Padre nuestro», no lo hace porque equipare la filiación divina de los demás hombres a la suya. Cuando se dirige a sus discípulos o a las muchedumbres que le escuchan, dice «vuestro Padre» (Mt 6,15; 10.20; 6,8; 10,29; Le 6,36; 12,32) o «vuestro Padre celestial» (Me 11,25; Mt 6,14; 5,45-48; 6,1.9.14.26; 7,11; 10,32.33: 23,9). En cambio, cuando habla de sí mismo, dice «mi Padre» (Mt 20,23; 26,29; 26,53; Le 2,49; 22,29; 24,49), «mi Padre celestial» (Mt 12,50; 10,32-33; 15,13; 16,17; 18,10.14.19.35) o simplemente «el Padre» (Mt 24,36; Me 13 3 2 ; Mt 28,19). Esta diferencia es demasiado persistente como para no ser intencionada. Podemos estar seguros de que no es invención de los evangelistas, sino realmente una forma de hablar del mismo Jesús a la que sus discípulos se habituaron. Por otra parte, sólo en este sentido puede Jesús ser hijo, ya que se distingue de todas las demás criaturas, incluso de lo^ ángeles, como resulta del pasaje en que habla del momento del juicio final: «Cuanto a ese día o a esa hora, nadie la conoce, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, sino sólo el Padre» (Me 13,32); Mt 24,36). Prescindiendo del problema que plantea respecto de la sabiduría del Hijo, este texto expresa claramente su dignidad, todavía más clara en la acción de gracias que Jesús dirige a su Padre cuando regresan los setenta y dos discípulos: «Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios y prudentes y las re\elaste a los pequeños. Sí, Padre, porqae tal ha sido tu beneplácito. T c d o me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre, y quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quisiere revelárselo» (Le 10,21-22). La crítica ha sopesado y discutido todas y cada una de las palabras que componen esta oración. Es imposible restar fuerza a su sentido, como, por otra parte, poner en duda su autenticidad, garantizada poi ser dos los
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evangelios (el de San Lucas y el de San Mateo) que la repioducen. De ella se deduce que la confianza que existe entre el Padre y el Hijo es infinita y que la mutua relación que los une es, en el sentido propio de la palabra, divina. Sólo el Padre y el Hijo pueden llegar a conocerse tal y como realmente son. El Hijo puede revelar al Padre a los que él haya escogido. El conocimiento que del Padre se recibe en esta revelación es muy superior al que podría adquirirse por vía natural. En algunos momentos, la relación que existe entre el Padre y el Hijo se manifiesta en forma especialmente conmovedora. Uno de ellos es el de la subida de Jesús al templo de Jerusalén, al que su madre y José lo llevan cuando tiene doce años. Despues de marchar sus padres permanece allí tres días, y cuando aquéllos lo buscan y al fin lo encuentran y se quejan de la preocupación que les ha ocasionado, su respuesta es simplemente: «¿No sabíais que es preciso que me ocupe en las cosas de mi Padre?» (Le 2,49). Su padre no es, pues, pese al afecto que siente por él, el carpintero José, ni su casa es tampoco la de éste en Nazaret. Sólo en el templo está su casa, pues allí es donde está su verdadero Padre. Luego, cuando ya ha empezado su vida pública, ocurre con frecuencia que se aleja y en soledad reza (cf. Le 10,12; Me 6,47). Nada tiene que pedir a su Padre, y su oración es simplemente un diálogo en el que El le ofrece su homenaje filial. No nos resulta nada fácil imaginarnos cómo pueda ser esta oración, que está infinitamente por encima de todo lo que pudiéramos decir sobre ella, y ante la que lo único que podemos hacer es guardar un reverente silencio. Por dos veces el Padre confirma la relación que le une con su Hijo: la primera es en el bautismo; la segunda, en la transfiguración en el monte Tabor. Tanto a orillas del Jordán (Me 1, 10-11; Le 3,21-22; Mt 3,16-17) como en el monte Tabor (Me 9,6; Le 9,35; Mt 17,5) se oye una voz del cielo: «Este es mi Hijo amado, en quien tengo mi complacencia; escuchadle.» No cabe la menor duda de que en el cristianismo primitivo se atribuyó una gran importancia a estos episodios. La escena del bautismo la narran los cuatro evangelistas, y la de la transfiguración, que conocemos gracias a los tres sinópticos, en San Juan es objeto de una clara transposición. Siempre se ha visto en ella lo mismo que hoy vemos nosotros: la consagración y el reconocimiento oficial de la misión de Jesús por su Padre. En el bautismo, Jesús recibe, en cierto modo, su investidura. No quiere esto decir que hasta este momento no esté revestido de la dignidad mesiánica ni haya sido adoptado como Hijo de Dios; El es el Cristo y el Hijo desde un principio, pero hasta ahora no ha empezado a predicar el Evangelio ni a revelarse a los hombres. En la transfiguración, la figura humana de Cristo se glorifica y se oye la voz del Padre, que de nuevo lo reconoce por su Hijo elegido. Está Jesús a punto de anunciar a sus discípulos su pasión y emprender el camino hacia Jerusalén, y es preciso que los suyos
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se afiancen en su fe antes de presenciar los misterios de dolor de que serán testigos. Queda aún por averiguar si los testigos de esas dos revelaciones comprendieron realmente su sentido profundo. Más bien se tiene la impresión de que no. Es muy notable que los primeros en reconocer el poder sobrenatural de Jesús fueran precisamente los demonios que él expulsó de los cuerpos de los posesos. En la sinagoga de Cafarnaúm, un hombre poseído de un espíritu impuro comienza a gritar, diciendo: «¿Qué hay entre ti y nosotros, Jesús Nazareno^ ¿Has venido a perdernos? Te conozco: Tú eres el Santo de Dios» (Me 1,24). Luego en Gerasa un poseso grita: «¿Qué hay entre ti y mí, Jesús, Hijo de Dios altísimo? Por Dios te conjuro que no me atormentes» (Me 5,7). En cambio, los discípulos de Jesús sólo lentamente progresan en su fe. Es verosímil que el Maestro lo tuviera en cuenta y no se les revelara más que paulatinamente. En todo caso, en el momento de la transfiguración los apóstoles ya han sido instruidos acerca de la misión de Jesús. No todos los evangelistas nos relatan con las mismas palabras la profesión de fe de San Pedro. Según San Marcos, el apóstol no habría dicho más que «Tú eres el Cristo» (Me 8,29), y según San Lucas: «El Cristo de Dios» (Le 9, 20). Sólo San Mateo refiere la extensa respuesta de que ya hemos hablado (cf. p.536), anticipando quizá una revelación que en ese momento aún no habría tenido lugar. Aunque, por otra parte, sería falso el situar la revelación de la divinidad del Maestro en un momento muy posterior, pues precisamente por haberla afirmado es por lo que Jesús es condenado a muerte, y sus declaraciones ante el sumo sacerdote no dejan la menor duda a este respecto. Las últimas enseñanzas de Jesús en Jerusalén sólo pueden resultar incomprensibles a los que no quieren comprenderlas. Así la cuestión del origen del Mesías: «¿Cómo dicen los escribas que el Mesías es hijo de David ^ David mismo, inspirado por el Espíritu Santo, ha dicho: "Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies." El mismo David le llama Señor; ¿de dónde, pues, viene que sea hijo suyo?» (Me 12,35-37). Jesús no niega que el Mesías descienda de David, pero hace notar que esa descendencia no basta para explicar la naturaleza del Mesías, que es mucho más que hijo de David, pues es su Señor. En estas mismas ideas abunda la parábola de los viñadores asesinos. Un hombre arrienda su viña a unos viñadores y se parte lejos. Luego les envía uno tras otro a sus siervos para percibir de ellos su parte de los frutos de la viña; y los viñadores a unos los azotan, a otros los hieren y ultrajan y a otros les dan muerte. No le queda al dueño más que uno, su hijo amado, y se lo envía también el último. Pero aquellos viñadores, lejos de tener respeto de él, lo matan para repartirse su heredad. Es evidente que el hijo único supera en rango a los siervos El que comprenda esta parábola no puede
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dejar de conocer en ella a Jesús y a los escribas y fariseos, que buscan apoderarse de él para matarle (Me 12,1-12); así la comprenden ellos mismos, pero no quieren hacer caso de ella. La prisión de Jesús y su comparecencia ante el sanedrín constituyen el acto final del drama. Durante todo el interrogatorio, Jesús se calla y no responde palabra hasta el momento en que se le hace esta pregunta concreta: «¿Eres tú el Mesías, el Hijo del Bendito?» (Me 14,61), de la que cada uno de los sinópticos nos da una versión distinta (Mt 26,63 : «Te conjuro por Dios vivo: di si eres tú el Mesías, el Hijo de Dios» ; Le 22,67 y 7 0 : «Si eres el Mesías, dínoslo... ¿Luego eres tú el Hijo de Dios?»). Lo que se pretende averiguar es evidentemente si Jesús es el Mesías. Esto es lo único que interesa al tribunal encargado del proceso, que se esfuerza por encontrar un pretexto para llevar al acusado ante el gobernador romano. La contestación de Jesús responde a más de lo que se le pregunta: «Jesús dijo: "Yo soy, y veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del Poder y venir sobre las nubes del cielo"» (Me 14,62). El pontífice no se engaña; sin vacilar, acusa a Jesús de blasfemia, delito que en la ley judía se castiga con la muerte. Pero no habría blasfemia si Jesús no hubiera expresado la pretensión de poseer fuerzas divinas y si no hubiera afirmado que había de ocupar un lugar junto a Dios que no corresponde a ningún hombre, sino sólo al Mesías.
razón, su fidelidad personal a los preceptos de la ley. Pero en la práctica supera, y con mucho, el horizonte limitado de estos escribas. Cuando explica que el sábado se ha hecho para el hombre y no el hombre para el sábado; que lo que hace impuro al hombre no es lo que entra en él, sino lo que sale de él; que Dios es espíritu, y quiere ser adorado en el espíritu y en la verdad, establece principios cuya obediencia lleva directamente a la derogación de la ley ceremonial. Superior a los elementos, sobre los que manda; a las enfermedades, que cura; a la muerte, sobre la que triunfa; al pecado, que perdona, Jesús exige de sus discípulos una entrega absoluta. En la mayoría de las ocasiones le bastan pocas palabras —y siempre las mismas— para que los resueltos le sigan: «¡ Ven y sigúeme !» Jesús no ha sido el único en exigir de sus fieles una renuncia heroica y una entrega absoluta. San Jerónimo constata que muchos filósofos abandonan sus riquezas, que para ellos son un obstáculo, y se consagran a la búsqueda de la perfección. Pero ninguno se presenta como maestro al que haya que seguir incondicionalmente. Jesús no silencia que arrastrará a los suyos a una aventura heroica: «El que quiera venir en pos de mí, niegúese a sí mismo, tome su cruz y sígame. El que ama a su padre, o a su madre, o a sus hermanos, o a sus hermanas más que a mí, no es digno de mí. Hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre y hay eunucos que a sí mismos se han hecho tales por amor del reino de los cielos. El que pueda entender, que entienda. N o he venido a traer la paz a la tierra, sino el fuego.»
No se trata de una especulación teológica. Jesús no tiene que explicar nada, ni el misterio de la Trinidad ni el de la Encarnación. A él le basta con confirmar quién es; el cuidado de establecer una armonía entre los distintos puntos de la revelación queda para sus discípulos, inspirados por el Espíritu Santo.
3.
Sus
milagros
A las palabras que hemos citado se añaden los hechos de Jesús, que ejerce una autoridad absoluta sobre todas las cosas. Jesús no se limita a hacer milagros, a contener la tempestad, a multiplicar los panes, a andar sobre las olas; a dar vista a los ciegos, oído a los sordos, movimiento a los tullidos y paralíticos, a expulsar los demonios del cuerpo de los posesos, a resucitar a los muertos. Todos éstos son signos mesiánicos, pero también los profetas han hecho milagros. EÍ recuerdo de los de Elias se había conservado tan vivo en el corazón de las muchedumbres que, cuando éstas ven los del Señor, piensan en su retorno. Lo que mayor asombro les causa no es esto, sino la forma a que se ajustan sus enseñanzas. Mientras que los escribas se repetían incesantemente, no cuidándose más que de encontrar en el pasado autoridades en que apoyarse, Jesús, sin haber estudiado y sin apelar a ningún maestro, contrapone su doctrina a la de los antiguos, o sea a la ley tradicional de Moisés. En teoría no deroga la ley, sino que la consuma; siempre se ha subrayado, y con
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Jesús es el único entre los hombres que lo exige todo de aquellos a quienes ha elegido. Tiene derecho a ello porque es más que un hombre. A la pregunta de quién es El, sólo puede darse una respuesta satisfactoria, y es la que el evangelista pone en boca de San Pedro: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.» Dejemos a un lado la primera parte de esta respuesta, que nos interesa menos. Era desde luego necesario que Jesús se presentara al mundo bajo ese título, pues viene a él entre (y a) los judíos, a los que los profetas habían vaticinado la venida de un rey de la casa de David, designado para instaurar una era nueva de alegría, bienestar y abundancia. Pero desde el momento en que su doctrina llega al mundo de los gentiles, ya no se le conoce por el Mesías, sino por Jesús. La palabra, no obstante, se conserva en su forma griega, Cristo, y nosotros seguimos usándola, aunque frecuentemente sin pararnos a pensar en su significado originario. Y es que nosotros somos los herederos de una larga tradición religiosa que comienza muchos siglos antes de Jesús, y para comprender la misión del Señor tenemos que ponerla en relación con la de los patriarcas y los profetas. Pero, además del título histórico de Mesías, damos y podemos dar a Jesús otro, el de Hijo de Dios, al que tiene verdaderamente un derecho exclusivo. Es una posible tentación —a la que han sucumbido muchos exegetas— la de creer que Jesús Cristo y las rcltg 3
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no recibió el título de Hi)o de Dios hasta el momento en que su doctrina se introdujo en el mundo helenístico y que para los griegos ese título equivalía al judío de «mesías». La historia de la iglesia primitiva sería entonces la historia de la transformación del título «mesías» en «Hijo de Dios», la transposición de una idea judía a un título helenístico, con todas las consecuencias que tiene una transposición de este género. Es imprescindible que estudiemos con cierto detenimiento esta hipótesis, que, como vamos a ver, no hace igual justicia a todos los aspectos de la historia. Hemos visto que Jesús no es sólo el Mesías, esto es, el hombre que predica el reino de Dios. Bien puede decirse que la mayor parte de los judíos no lo reconocen como tal. Los evangelistas insisten en que, hasta el día de la resurrección, sus mismos discípulos son incapaces de com' prender el sentido de las escrituras inspiradas que profetizan su venida (Jn 2,22; 12,16). San Lucas cuenta cómo Jesús se ve obligado a abrir la inteligencia de los discípulos de Emaús (Le 24,25.27) y luego la de los once apóstoles (Le 24,44.47) para que comprendan los vaticinios de los profetas de que el Mesías ha de padecer y al tercer día ha de resucitar de entre los muertos. Ante el segundo y el tercer anuncio de la pasión reacclonan del mismo modo que ante el primero (cf. Mt 16,21'22), pese al esfuerzo que su Maestro hace para que comprendan una doctrina que tan alejada está de su horizonte espiritual. La terminante afirmación de Jesús de que El es el Mesías constituye una confirmación definitiva de su misión mesiánica y, para Poncio Pilato, una razón suficiente para condenarle a muerte. Porque el procurador romano teme a un posible rey de los judíos, capaz de amotinar al pueblo contra el gobierno imperial. Los cuatro evangelistas coinciden en su afirmación de que Jesús es condenado a muerte de cruz por haberse hecho rey de los judíos. H e aquí cómo relata San Lucas la acusación: «Hemos encontrado a éste amotinando a nuestro pueblo; prohibe pagar tributo al César y dice ser El el Mesías rey» (Le 23,2). Según San Juan, los judíos le dicen al procurador: «Si sueltas a ése, no eres amigo del cesar; todo el que se hace rey va contra el cesar» (Jn 19-12). Pilato no se detiene en comprobar estas acusaciones, y todas las explicaciones que Jesús pudiera darle le resultarían incomprensibles, porque el remo de Cristo no es de este mundo. Como sabemos, los pontífices y los escribas no se detienen en esta acusación. Para ellos, el crimen por el que Jesús merece la muerte es la blasfemia. San Juan lo dice expresamente: «Nosotros tenemos una ley, y según esa ley debe morir, porque se ha hecho Hijo de Dios» (Jn 19,7). Por muchas vueltas que le demos a la cuestión, la conclusión es siempre la misma: Jesús se reveló como Hijo de Dios, si no a todo el pueblo, sí al menos a los discípulos que él había escogido y formado. Quizá no explicara la naturaleza de esta filiación con todo el detalle con que
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lo hace el evangelista San Juan, pues si, de una parte, le era preciso hacerse comprender, de otra tenía que evitar todo aquello que pudiera hacer vacilar la rígida fe monoteísta de aquellos a quienes se dirigía. Pero para nosotros la forma en que lo dijera tiene en este momento poca importancia. Lo que la tiene, y grandísima, es el hecho en sí y las consecuencias prácticas que de él resultan para los creyentes: una entrega total, una confianza sm límites en las palabras de Jesús y la firme voluntad de dar testimonio de él no sólo en Judea y en Samaría, sino, si hace falta, hasta los confines de la tierra. Ahora ya podemos decir con seguridad la forma en que se presenta la religión de Jesús en el momento de su resurrección, esto es, lo que creían y profesaban los cristianos de aquel tiempo. Vista externamente, esta religión no se distingue del judaismo; su dogma fundamental es el del Dios uno, y su ley, la ley de Moisés. Ni siquiera puede decirse que, por lo que hace al segundo punto, los discípulos estuvieran dispuestos a hacer mayores concesiones que la masa de su pueblo. Porque no hay que olvidar que los judíos que vivían en la diáspora no se sentían obligados a observar todos los preceptos ceremoniales referentes al sacrificio y que en la misma Palestina los fariseos, celosos guardianes de las tradiciones de sus maestros, no contaban con la adhesión de todo el pueblo. En cambio, la religión de Jesús se distingue de la religión oficial judaica porque cree que el Mesías ha venido ya en la persona de Jesús. En lugar de esperar del futuro el cumplimiento de las promesas divinas, mira al pasado, a la revelación suprema y más conmovedora, que es la resurrección de Jesús. O dicho con mayor exactitud: si dirige la mirada al futuro, lo hace en la esperanza de un retorno y no de una venida. El remo todavía no se ha manifestado en su gloria, pero se manifestará. El Mesías no ha vuelto aún sobre las nubes del cielo, pero volverá. Pero el reino está ya aquí, ha comenzado ya, y con él los días postrimeros. También el rey está aquí; porque después de haber sido crucificado, resucitó, y hoy está invisible entre sus fieles, en cuyas vidas ocupa un lugar decisivo, porque El es el Señor. Está sentado a la derecha de Dios Padre y es objeto de una fe y de un amor inefables. Todo esto han conservado los discípulos de la doctrina de su Maestro, de la que no han olvidado ni la más mínima parteciUa. El punto central de su fe lo constituyen el nombre y la persona de Jesús. A ellos les es indiferente permanecer en el judaismo o abandonarlo, porque es el judaismo mismo el que debe encontrar una solución para este nuevo problema que le plantea la aparición de los discípulos de Jesús. Hasta este momento han podido coexistir en su seno tendencias tan distintas, si es que no tan opuestas, como las de los fariseos y los saduceos. Ha sido capaz incluso de admitir a la secta de los esenios. ¿Podrá hacer lo mismo con este nuevo movimiento? ¿O va a sentirse obligado a repudiarlo, incluso si para ello tuviera que íepudiar a sus me-
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jores y más capaces elementos? Dejemos que la respuesta, decisiva, nos la dé la historia de los primeros decenios de la iglesia.
de Pentecostés no conocemos más acontecimiento relativo a la comunidad que éste de la elección de Matías. El siguiente es el que el autor de los Hechos de los Apóstoles nos narra así: «Cuando llegó el día de Pentecostés, estando todos juntos en un lugar, se produjo de repente un ruido como el de un viento impetuoso que invadió toda la casa en que residían. Aparecieron, como divididas, lenguas de fuego, que se posaron sobre cada uno de ellos, quedando todos llenos del Espíritu Santo; y comenzaron a hablar en lenguas extrañas, según que el Espíritu (Santo) les daba» (Act 2,1-4). Esta narración tiene una importancia inaudita, que no es posible exagerar, porque el milagro de Pentecostés es verdaderamente el punto de partida de la predicación apostólica. Podemos discutir la forma en que se realizó el milagro; podemos preguntarnos si la efusión del Espíritu Santo no tendría lugar durante una violenta tormenta; si los apóstoles hablaron realmente lenguas extrañas o si profirieron sonidos ininteligibles, parecidos a aquellos de que habla San Pablo al tratar del don de lenguas (glosolaha) de los corintios (1 Cor 14). Estas cuestiones son en parte ociosas y en parte insolubles. Pero si se las plantea con ánimo de atenuar la importancia del milagro, entonces hemos de rechazarlas enérgicamente. Y ello porque sabemos que los apóstoles no demostraron excesiva prisa por comenzar a predicar el retorno de su Maestro ni siquiera después de la resurrección de Jesús, por lo que hemos de suponer que fue sólo la venida del Espíritu Santo lo que les transformó y les dio el valor necesario para acometer su misión. Por lo demás, no hay apenas razones para suponer que, como opinan algunos estudiosos, transcurriera mucho tiempo entre la muerte de Jesús y el comienzo de la predicación de los apóstoles. Las semanas o los meses de meditación, lejos de robustecer la fe de los apóstoles, la habrían debilitado, haciéndoles más difícil el cumplimiento de su misión. E incluso el interés de los oyentes a quienes se les recordaba al crucificado del Calvario habría sido mucho menor si su recuerdo se hubiera esfumado ya de su memoria. No cabe duda, pues, de que fue en el gran día de Pentecostés en el que la iglesia hizo su presentación en el mundo. San Lucas describe de una forma extraordinariamente viva la extrañeza de los peregrinos que, llegados a Jerusalén para celebrar una fiesta judía, oían a los apóstoles hablar lenguas extrañas: «Todos estos que hablan, ¿no son galileos? Pues ¿cómo nosotros los oímos cada uno en nuestra propia lengua, en la que hemos nacido? Partos, medos, elamitas, los que habitan Mesopotamia, Judea, Capadocia, el Ponto y Asia, Frigia y Panfilia, Egipto y las partes de Libia que están contra Cirene, y los forasteros romanos, judíos y prosélitos, cretenses y árabes los oímos hablar en nuestras propias lenguas las grandezas de Dios» (Act 2,7-11). La enumeración de San Lucas no es exhaustiva ni aspira a serlo, pues lo que quiere es dar la impresión de que entre los presentes había representantes de todas las partes del mundo, todos los cuales
IV.
LA RELIGIÓN DE LA IGLESIA PRIMITIVA
Según los Hechos de los Apóstoles (1,4), Jesús, antes de subir a los cielos, les ordenó que no se apartasen de Jerusalén, sino que aguardasen allí la promesa del Padre, esto es, el nuevo bautismo en el Espíritu Santo. Obedientes a esta orden, volvieron a la ciudad santa y permanecieron en ella junto a María, la madre de Jesús, con los parientes del Señor, con las mujeres que en Galilea se habían unido a su grupo y con un cierto número de discípulos. Estos fieles, que, según los Hechos de los Apóstoles, eran en conjunto unos ciento veinte, constituían la que podemos llamar primera comunidad cristiana. Lo primero que les pareció necesario a San Pedro y a los demás apóstoles fue escoger un sustituto que ocupara el lugar del traidor Judas, elección que hicieron entre todos aquellos que habían seguido fielmente a Jesús a partir del bautismo de Juan hasta el día de su ascensión a los cielos, para que fuera testigo con ellos de su resurrección (Act 1,21-22). Las palabras que los Hechos de los Apóstoles ponen en boca de San Pedro han sido redactadas indudablemente por San Lucas. Los pensamientos que en ellas se expresan son perfectamente naturales. El número de apóstoles había sido fijado en doce por el mismo Jesús, que lo escogió por ser doce las tribus de Israel. De esta forma el número quedó, por decirlo así, consagrado. Como Judas había cometido traición y se había ahorcado, eia preciso sustituirlo. Las condiciones previas que se exigen del nuevo apóstol son naturales y plausibles. ¿A quién hubieran debido elegir sino a uno que hubiera acompañado al Señor? ¿Y cómo prescindir de que fuera un testigo de la resurrección? Para los discípulos, la muerte de Jesús había sido el máximo dolor. Según creían sus enemigos, su muerte significaría el fin de su obra. Pero la resurrección había superado sobradamente aquella catástrofe. Jesús se había aparecido vanas veces a los suyos vencedor de la muerte, triunfando así de sus últimas vacilaciones y de sus dudas, que parecían justificadas. La fe de sus discípulos era, sobre todo, fe en su resurrección, estupendo milagro que les ofrecía un excepcional apoyo para su predicación de la buena nueva y acreditaba su misión. En seguida fueron presentados dos candidatos que reunían las condiciones exigidas: Barsabás y Matías. Echaron suertes sobre ellos, y la suerte recayó sobre Matías. Es de notar que, inmediatamente después de su nombramiento, Matías desaparece de la historia; los libros canónicos no lo mencionan más. Las hermosas tradiciones que luego vinieron a conocerse en torno a él son probablemente obra de los autores de los apócrifos. De la época anterior a la fiesta
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lecibieron la buena nueva. En realidad, antes de que esto ocurnera iba a ser preciso que pasaran muchos años e incluso muchos siglos. Pero el ideal de predicar el Evangelio en todas las partes de la tierra existía ya, y esta apostólica ambición de lejanías es la que aquí se expresa en forma emocionante. Mientras esperaba la plena realización de este ideal, la primera cristiandad se desarrolló sólo en Jerusalén, y es allí, en el marco de la ciudad sagrada, donde hemos de empezar a estudiar sus rasgos característicos.
1.
La iglesia de
Jerusalén
Cuando después de la primera efusión del Espíritu Santo retornó la calma, Pedro tomó la palabra para explicar el milagro que acababa de producirse. Ya antes la había tomado para proponer a los discípulos un sustituto que ocupara el lugar de Judas. Es decir, que ya en estos primeros días su personalidad ocupa un lugar de primer plano, ejerciendo una autoridad que hemos de suponer le habría sido conferida por nombramiento expreso de Jesús. Junto a él se menciona frecuentemente a Juan y a Santiago, pero en segundo término, pues en el papel que se les atribuye parecen siempre estarle subordinados. El objeto de la primera predicación de San Pedro es la confia mación categórica de la resurrección de Jesús: el Señor fue condenado y recibió muerte por mano de los infieles; fue sepultado y su sepulcro se conserva y todos lo pueden ver. Pero Dios le resucitó, según las Escrituras, esto es, según el salmo 15, en el que el profeta dice que Dios no permitirá que su Santo experimente la corrupción. De todo ello son testigos los apóstoles. Luego fue exaltado a la diestra de Dios. Antes de morir era Jesús un hombre probado por Dios con milagros, prodigios y señales que Dios hizo entre los hebreos. Precisamente a este Jesús a quien los judíos crucificaron, Dios le ha hecho, con la resurrección, Señor y Mesías (Act 2,22-36). Este discurso de San Pedro ha despertado siempre gran interés, efectivamente justificado por el asombroso arcaísmo de sus giros y expresiones. Por eso se ha planteado muchas veces el siguiente dilema : si el autor de los Hechos de los Apóstoles ha consevado la forma de expresión usada por sus fuentes —aunque ya no resultaba adecuada para expresar lo que creían sus contempcráneos en el año 70—, forzoso es que le otorguemos crédito y le tengamos por historiador veraz. Ahora bien, si esa forma de expresión corresponde a las creencias de la iglesia primitiva, la divinización de Jesús sólo podría ser obra de aquellos discípulos suyos que después de la pasión hubieían vivido largo tiempo en un ambiente no judío. Sin embargo, podemos afirmar sin dificultad que no nos faltan argumentos para escapar a este dilema. San Pedro hablaba a los judíos, y era forzoso que al hacerlo tuviera en cuenta su mentalidad y sus exigencias espirituales, y, conse-
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uientemente, no aludicia a todos los puntos de la doctnna de Jesús. Lo esencial para él era dar testimonio de la resurrección y demostrar el carácter completamente divino que precisamente esa resurrección confería a la aparición y a la obra de Jesús. Antes de su muerte, Jesús había hablado v actuado como homb r e ; con la resuirección, Dios había ratificado sus palabras y su actuación. Pero desde que Dios le glorificó con la resurrección, Jesús era Señor y Mesías. Había entrado en la gloria, y el creer en él ya no era una mera posibilidad, sino una necesidad. Para salvarse era preciso hacer penitencia y recibir el bautismo en el nombre de Jesucristo (Act 2,38). El bautismo perdona los pecados y da entrada a la comunión de los fieles. Por el momento no era necesario nada más. Muchos de los que oían a San Pedro se convirtieron en aquel mismo día; según los Hechos de los Apóstoles, unas tres mil almas. Poco después tuvo lugar la milagrosa curación obrada por San Pedro y San Juan en un hombre que era tullido desde el seno de su madre. Esta curación dio ocasión a un nuevo discurso de San Pedro y a un nuevo aumento de la comunidad. El tema de la segunda predicación es el mismo que el de la primera. El Dios de Abrahán, Dios de Isaac y de Jacob había glorificado a su siervo Jesús, a quien los judíos habían entregado a Pilato y hecho crucificar. Dios lo había resucitado y el cielo lo había recibido hasta llegar los tiempos de la íestauración de todas las cosas. Todos estos acontecimientos estaban de acuerdo con las escrituras y con los vaticinios de los profetas, lo que atenuaba, si no suprimía, la culpabilidad de los judíos. Pese a la moderación —o quizá precisamente a causa de la moderación— de que usaba San Pedro, los sacerdotes y los saduceos vieron el peligro que implicaba su predicación, que ya había conseguido muchas conversiones. Así obligaron a San Pedro y a San Juan a comparecer ante ellos y les intimaron a no enseñar más en el nombre de Jesús. La eficacia de aquella intimación no fue duradera, y, como era fácil de prever, pronto se tomaron medidas más severas. Los que habían hecho condenar a muerte a Jesús no podían consentir que poco después de la crucifixión se predicara en Jerusalén que Jesús era el Señor y el Mesías, el Príncipe y el único Salvador. A los apóstoles y a los discípulos no les sirvió de nada el observar fielmente los preceptos de la ley judía. En vano se esforzaban por no hacer nunca en público nada que los diferenciara de los demás judíos; sus reuniones y todo su espíritu, y especialmente su candad, tenían necesariamente que llamai la atención. Los Hechos de los Apóstoles nos dicen que la muchedumbre de los que habían creído tenía un corazón y un alma sola y ninguno tenía por propia cosa alguna, antes todo lo tenían en común (Act 4,32). Aunque no estaban obligados a vender sus haciendas, muchos no vacilaban en i enunciar a sus bienes para seguir con
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LA RELIOIÓN DF JESÚS
mayor fidelidad la dorttina de Jesús y el ejemplo de los apóstoles No creamos que si obraban así era sólo pensando en la parusía, que imaginaban había de sobrevenir inmediatamente. Lo que les impulsaba era su desprendimiento y el desprecio de los bienes terrenales. Podemos suponer también que hechos como el de la inesperada muerte de Ananías y Saíira, que habían mentido al Espíritu Santo (Act 5,1'11), contribuirían a infundir en las almas más endurecidas un saludable temor y a moverlas a tomar densiones saludables. No sabemos durante cuánto tiempo la vida de la joven comunidad transcurrió sin nuevos acontecimientos de importancia Los Hechos de los Apóstoles se limitan a informarnos de que los apóstoles continuaban predicando como si no hubiera ocurrido nada y que hacían un número tan grande de milagros que la muchedumbre concurría de las ciudades vecinas a Jerusalén, trayendo enfermos y atormentados por los espíritus impuros, y todos eran curados (Act 5,16). Nos dicen además que el grupo de los creyentes crecía sin cesar (Act 5,14) y aluden a un cierto temor, del que no nos dan más detalles (Act 5,13). Podemos suponer que durante todo ese tiempo iría creciendo la oposición de las autoridades judías, y así no nos sorprende oír que, efectivamente, un día los apóstoles fueron apresados y llevados a juicio (Act 5,17.18.27). No hay ninguna razón para suponer que la narración de este episodio sea una mera repetición de la que relata la primera prisión de San Pedro y San Juan. Las circunstancias son diferentes y, además, en esta ocasión fueron encarcelados todos los apóstoles. Era natural que el sumo sacerdote y los saduceos no se dieran por vencidos ante la inutilidad de su primera intimación e intentaran impedir definitivamente la difusión del Evangelio. Un doctor de la ley, un fanseo llamado Gamahel, pronunció en aquella ocasión palabras extremadamente sensatas; después de recordar algunos ejemplos aún íecientes, dijo que, si aquello era consejo u obra de los hombres, se disolvería por sí mismo; y, si venía de Dios, no conseguirían disolverlo. Y así los apóstoles fueron puestos en libertad después de haber sido conminados a no enseñar más en el nombre de Jesús. Pero no fue precisamente al cumplimiento de esta orden a lo que se aplicaron celosamente (Act 5,40-42).
riéndoseles los p a n e r o s conversos helenistas, es decir, judíos de habla griega. Las diferencias de mentalidad que en varios aspectos separaban a estos dos grupos dieron origen a roces que repercutieron en una diversidad de trato en el servicio de las mesas y en la distribución de las limosnas (Act 6,1). Los helenistas creyeron justificado el protestar, y los apóstoles convocaron una reunión de todos los discípulos y declararon que no era razonable que ellos abandonaran el ministerio de la palabra de Dios para servir a las mesas, y que por ello les parecía mejor elegir para ese oficio siete varones estimados de todos, llenos del Espíritu y de sabiduría. Los siete elegidos pertenecían al grupo de los helenistas, que de ese modo recibieron por primera vez una suerte de consagración oficial.
2.
Dificultada
de los
helenistas
Los Hechos de los Apóstoles relatan luego un acontecimiento que tuvo lugar en aquellos días y resultó de la máxima importancia para el futuro de la comunidad. Habían pasado seguramente varios meses, y quizá incluso algunos años desde la muerte de Jesús, y todavía se conservaba la íntima unión entre los hermanos, que al paiecer eran en su mayoría árameos de Jerusalén, o sea, por la raza, judíos. Pero con el tiempo habían ido adhi-
3.
La primera
persecución
y sus
553
consecuencias
La elección de los siete no significó el fin de la autoridad de los apóstoles y ni siquiera su aminoración. Pero de hecho introdujo en la comunidad un nuevo elemento, y pronto se hicieron perceptibles sus consecuencias. Los siete habían sido elegidos para ocuparse de la distribución de las limosnas, pero era difícil que se contentaran con esta función puramente material. Uno de ellos, Esteban, lleno de valor y gracia del Espíritu Santo (Act 6, 8), despertó los celos y el odio de muchos judíos, piovocados, sin duda, por su audacia. Los Hechos de los Apóstoles nos dicen que sus enemigos eran los miembros de la sinagoga llamada de los libertos, «cirenenses y alejandrinos y de los de Cilicia y Asia». Sería muy de desear que esta enumeración fuera más detallada. Estas gentes acusaron a Esteban de haber proferido palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios, así como contra el lugar santo y contra la ley, y de haber afirmado que Jesús de Nazaret destruiría aquel lugar y mudaría las costumbres que dio Moisés (Act 6,11.13-14). Esta era, evidentemente, la primera vez que se hacían a los fieles acusaciones de este género. Hasta aquel momento se había reprochado a los apóstoles el que enseñaran en nombre de Jesús, pero no se había encontrado nada censurable en su postura ante la ley. De hecho parece que tanto ellos como los nuevos conversos observaban fielmente todos los preceptos. Las acusaciones hechas a Esteban eran, en parte, las mismas que se habían hecho a Jesús. Su verdadero significado resulta evidente en el discurso que el autor de los Hechos pone en boca del acusado cuando éste aparece ante los jueces. Lejos de pretender disculparse, Esteban habla en forma provocativa. Menciona primero los muchos beneficios que Dios hizo a su pueblo y recuerda los innumerables pecados de que Israel se hizo culpable en el curso de los siglos, su idolatría, su infidelidad, su impiedad y su desobediencia. Concluye con el apostrofe a los judíos de que siempre habían resistido al Espíritu Santo, habían perseguido a sus profetas y coronado, finalmente, sus crímenes
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dando muerte al Justo, cuya venida habían vaticinado los profetas (Act 7,1-53). No nos es difícil imaginarnos las consecuencias que había de tener un discurso como éste, que era una suerte de declaración de guerra al judaismo oficial. No hubiera sido necesaria una provocación de ese género para levantar un tumulto en el tribunal. Jueces y oyentes se lanzaron a una contra él, lo sacaron de la ciudad y lo apedrearon (Act 7,58). Este tumulto repercutió inmediatamente sobre la cristiandad. Los hermanos tuvieron que abandonar la ciudad sagrada y se dispersaron por las comarcas de Judea y Samaría. De los que intentaron quedarse hubo muchos hombres y mujeres que fueron encarcelados (Act 8,1-3). Sorprende comprobar que los apóstoles no fueron afectados por la persecución y pudieron permanecer en Jerusalén. Es verosímil que aquélla no abarcara más que a los helenistas y a los que reconocían la autoridad de los siete, mientras que los hebreos, que estaban sometidos a la de los apóstoles, salvaion sm mayor daño aquellos tiempos difíciles. La dispersión de la iglesia tuvo una consecuencia completamente inesperada. Los hermanos que tuvieron que huir comenzaron a predicar por doquier el cristianismo. Felipe, uno de los siete, que bajó a la ciudad de Samaría, se distinguió entre todos por su celo, poi el vigor de sus palabras y por los milagios que hacía, y que eian tales, que en aquella comarca todos, hombres y mujeres, escucharon la buena nueva del remo de Dios y se bautizaron en el nombre de Jesucristo (Act 8,12). Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron cómo había recibido Samaría la palabra de Dios, enviaron allí a Pedro y a Juan para que impusieran las manos a los neoconversos y éstos recibieran el Espíritu Santo. De este modo los samantanos fueron los primeros a quienes fue predicado el Evangelio fuera de Jerusalén Los apóstoles ejercieron sobre ellos la misma autoridad que sobre la cristiandad de la ciudad santa. Pero apenas si necesitamos decir que, como esta autoridad no se ejercía más que de tarde en tarde, los fieles de aquella comarca gozaron de una cierta independencia. Mientras Pedro y Juan volvían a Jetusalén, Felipe marcho a Gaza y en el camino convirtió a un varón etíope, eunuco. Luego fue a Azoto y evangelizó todas las ciudades hasta llegai a Cesárea (Act 8,40). Así, piedra sobre piedra, comenzó a levantaise la glonosa catedral de la iglesia. Iban los siete de un lugar a olio y en todos ganaban almas para Cristo. Pero por el momento no intentaban salir del mundo judío. Los samantanos ganados para la buena nueva parecen haber sido judíos y el eunuco ministro de la rema de los etíopes era por lo menos un prosélito que se dedicaba a la lectura de las Sagradas Escrituras. Tampoco los apóstoles quisieron dejar de contribuir a la difusión del Evangelio, que tan lapido ritmo iba adquiriendo. P d eso Pedio partió para visitai h costi dí Pileshna v el u t l ipo di hti
i A KI i IOION DI
jt
sus
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manos que allí se había formado. Hizo muchos milagros en Lida, en Saiona y en Joppe, y en todas partes convirtió a muchos. Una visión que tuvo le llevó a Cesárea, a casa de un centurión romano llamado Cornelio, que, aunque sentía gran simpatía por la ley judaica, era todavía gentil. El mandato de Dios era inequívoco. Pero todavía se hizo más claro cuando, a la llegada del apóstol, el Espíritu Santo descendió milagrosamente sobre Cornelio y sobre su familia. Pese a su íntima íesistencia, Pedro no vaciló en bautizar a Cornelio y a los suyos. Estos fueron los primeros gentiles que fueron admitidos en el seno de la iglesia. Llegados a este punto, conviene que nos detengamos un momento y revisemos el camino cubierto desde la muerte de Jesús. Han pasado algunos años, a lo sumo diez, y probablemente menos. El Evangelio ha encontrado en Jerusalén y en los territorios próximos a la capital muchísimos adeptos. En un principio, los prosélitos procedían de las clases pobres, que, sm duda, habían de sentir por el reino de Dios mucho más entusiasmo que los ricos, demasiado apegados a los bienes de este mundo y nada interesados por alterar el orden público. Pero entre los hermanos ya había algunos que procedían de las clases bien situadas, y generosamente renunciaron a sus bienes en favor de la comunidad. Los apóstoles ejercían su gobierno sobre la iglesia primitiva en una forma perfectamente regular. Su jefe era Pedro. Junto a él, Juan, el hijo del Zebedeo, parece haber ocupado un lugar privilegiado. Los miembros de la comunidad observaban la ley de Moisés, sm que al parecer pensaran ni quisieran liberarse de sus preceptos. Subían al templo para rezar en las horas prescritas por la tradición, y cuando no podían hacer sus oraciones en el templo, rezaban en sus casas, ajustándose al ritual. Evitaban todo contacto con los gentiles; observaban los días de ayuno y se abstenían de ciertos alimentos. La idea de contaminarse con contactos ilícitos les íepugnaba tanto como la de cometer un delito. No pensaban en absoluto en rebelarse contra el poder constituido y en el curso de los primeros años no intentaron ninguna insurrección. Las autoridades oficiales, es decir, los sacerdotes y su partido, que se componía fundamentalmente de saduceos, no sentían por ellos ninguna simpatía, y en algunas ocasiones manifestaron con dureza su desconfianza. El supuesto delito de los cristianos consistía en vivir conservando el recuerdo de Jesús y la esperanza de su retorno, en creer Mesías a aquel a quien los príncipes religiosos de su pueblo habían condenado por blasfemo, acusándolo ante el gobernador romano de ser un agitador político y predicar la insurrección contra el emperador, consiguiendo así que el gobernador ordenara su ejecución. En opinión de los cristianos, la resurrección de Jesús era el acontecimiento decisivo y la prueba nrefutable de su misión divina. Veamos ahora la forma peculiar que en el seno de esta pn-
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mera comunidad adopta la fe en Jesús. Pedro habla de El como de un hombre probado por Dios con milagros, prodigios y señales (Act 2,22), resucitado por Dios y exaltado a la diestra de Dios (Act 2,32-33), hecho por Dios Señor y Mesías (Act 2,36). Le llama autor de la vida (Act 3,15) y declara que el cielo le recibirá hasta llegar los tiempos de la restauración de todas las cosas (Act 3,21) y que ningún otro nombre ha sido dado bajo el cielo, entre los hombres, por el cual puedan éstos ser salvos (Act 4,12). Como los demás cristianos, da a Jesús el nombre de Hijo (O siervo) de Dios, quizá para establecer una conexión entre su profesión de fe y las profecías de Isaías (Act 3,26; 4,27.31). Es evidente que Jesús es para los suyos mucho más que un mero hombre. Es príncipe y salvador; gracias a El, Israel puede hacer penitencia y conseguir la remisión de sus pecados (Act 5,31). La resurrección le ha exaltado a la diestra de Dios, eximiéndole de la corrupción en la tumba. Se le rinde veneración como a Dios, aunque la única plegaria de la primera cristiandad que citan los Hechos de los Apóstoles está dirigida al Señor, que hizo el cielo y la tierra, el mar y cuanto en ellos hay. La plegaria incluye la súplica a Dios de que dé a sus siervos fuerza para hablar con toda libertad su palabra y que extienda su mano para realizar curaciones, señales y prodigios por el nombre de su santo Siervo Jesús (Act 4,24-30). El lugar que corresponde a Jesús dentro del plan de salvación es único. ¿Puede afirmarse que se esperaba su retorno para fecha inmediata? Esta cuestión tiene la máxima importancia, pues en opinión de numerosos historiadores de orientación liberal, la primera generación de cristianos vivió durante largo tiempo en la temerosa espera de su retorno, o, mejor dicho, de su segunda y última venida. Ahora bien, es preciso reconocer que la lectura de los Hechos de los Apóstoles no causa esta impresión. Ni los discursos de San Pedro, ni las plegarias de los cristianos, ni la actitud de la iglesia primitiva parecen estar inspirados por la esperanza del día del juicio ni por el temor del fin del mundo. Hemos de confesar, sí, que hay epístolas de San Pablo que a este respecto causan una impresión totalmente distinta ; pero estas epístolas pertenecen a una época posterior en la que las circunstancias eran distintas, y cometeríamos un error si atribuyéramos a la iglesia de Jerusalén las ideas que conocemos de la de Tesalónica. Además de las reuniones a que asistían con los demás judíos, los discípulos tenían sus propias asambleas. He aquí lo que de ellas nos dice el autor de los Hechos de los Apóstoles: «Perseveraban en oír la enseñanza de los apóstoles y en la unión, en la fracción del pan y en la oración » «Todos acordes acudían con asiduidad al templo, paitían el pan en las casas y tomaban su alimento con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios en medio del general favor del pueblo» (Act 2,42.46-47). Muchas veces se ha planteado la cuestión de en qué consistiría la fracción del pan de que aquí se nos habla. ¿Sería sencillamente una
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simple comida? ¿O se trataría de un acto litúrgico, y, más concretamente, de la celebración de la eucaristía? No faltan argumentos en favor de ninguna de las dos hipótesis. Los defensores de la simple comida hacen notar que la fracción del pan se celebraba en pequeños grupos, en las casas, lo que no resulta fácil de conciliar con la suposición de que se tratara de una ceremonia litúrgica; además, en los Hechos de los Apóstoles se dice: «y tomaban su alimento con alegría y sencillez de corazón». Los defensores de la celebración eucarística se apoyan en la persistencia de la expresión «fracción del pan», sólo explicable si el uso que con ella se designaba tuviera un valor característico dentro de las costumbres de los fieles. A esto añaden que San Lucas, que atribuía a la vida de la iglesia primitiva un valor modélico, no hubiera podido describirla sin presentarla determinada por la frecuencia de la eucaristía. Los mismos judíos sentían gran simpatía por los discípulos de Cristo, pues veían cómo se amaban los unos a los otros, y que, si no tenían en común todos sus bienes, sí se esforzaban por atender a las viudas y a los huérfanos, y, sobre todo, disfrutaban indiscutiblemente del favor divino. Además resultaba evidente para todos que los apóstoles estaban dotados del poder de hacer milagros. Con sólo invocar el nombre de Jesús, Pedro y Juan curaron a un tullido que estaba a la puerta del templo llamada la Hermosa (Act 3, 10). Pedro castigó con una súbita muerte a Ananías y a Safira, su mujer, que habían intentado engañar al Espíritu Santo (Act 5, 1-11). Todos los apóstoles, se nos dice luego, realizaban ante el pueblo muchos milagros y prodigios, hasta el punto de que las gentes sacaban a las calles a sus enfermos y los ponían en los lechos y camillas para que llegando Pedro, al pasar, siquiera su sombra los cubriese y los curase de sus enfermedades (Act 5,1216). Los demás ministros de la iglesia, e incluso los simples creyentes, estaban también aureolados por una atmósfera sobrenatural, como prueban los fenómenos cansmáticos que en ellos se producían. El milagro de Pentecostés no es un hecho aislado. Cuando por primera vez tuvo lugar, se produjo en forma inesperada y de extremada importancia. Pero se renovaba siempre que los fieles volvían a recibir el don de lenguas, que constituía una señal de la presencia del Espíritu Santo. Cuando los discípulos se congregan para la oración, tiembla el lugar en que están reunidos, todos quedan llenos del Espíritu Santo y hablan la palabra de Dios con libertad (Act 4,31). Aunque el bautismo era el signo y el medio de la admisión en la iglesia, ésta no era completa mientras los neoconversos no hubieran recibido el Espíritu Santo, que les era comunicado por la imposición de manos de los apóstoles. Como hemos dicho, para la vida de la comunidad de Jerusalén la elección de los siete tuvo un valor decisivo de comienzo de una nueva época. Es muy probable que, ya desde los primeros tiempos, una parte de los discípulos procediera de la po-
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blación indígena, tenaz en su fidelidad al culto oficial en el templo y a la lengua aramea, y otra, de los círculos de forasteros allí domiciliados con derecho de indigenato. Entre estos últimos destaca José, el llamado por los apóstoles Bernabé, levita, chipnota de naturaleza, que desde un principio se distinguió por su generosidad (Act 4,36-37). Lo que sabemos de su historia postenor nos autoriza a suponer que ya entonces no era partí' cularmente entusiasta de la observancia literal de la ley judía. El incesante incremento del grupo de los helenistas fue agudizando la oposición existente entre las dos posturas, aunque sin dar origen a ninguna escisión. No fue, pues, una mera casualidad el que la persecución desencadenada por el discurso de San Esteban amenazara sólo a los compañeros de éste y que los apóstoles pudieran permanecer en Jerusalén. Por mucha fuerza que tuvieran los lazos que creaba la comunidad de fe y de esperanza, cada vez resultaba más claro que el grupo de los primeros creyentes, los llamados hebreos, había sido superado por los acontecimientos. No fue de ellos de quienes partió la iniciativa de la misión de Samaría ni la de las ciudades de las costas de Palestina. San Lucas nos asegura que se limitaron a reconocer los hechos consumados, y los apóstoles a confirmar su autoridad.
4.
Jerusalén
y
Antioquía
Cuando el movimiento de la conversión salió de los límites de Jerusalén, fue para ya no detenerse nunca. Por desgracia, los Hechos de los Apóstoles apenas si nos dan noticias de su desarrollo, que tan extremadamente interesante sería conocer. Nos hablan de aquellos que, a causa de la persecución desencadenada tras la muerte de San Esteban, se dispersaron y llegaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía y predicaron allí la palabra de Dios solamente a los judíos. «Pero había entre éstos algunos hombres de Chipre y de Cirene que, llegando a Antioquía, predicaron también a los griegos, anunciando al Señor jesús. La mano del Señor estaba con ellos, y un gran número creyó y se convirtió al Señor» (Act 11,19-21). La diferencia entre las dos tendencias queda aquí perfectamente clara. Los helenistas que abandonaron Jerusalén a la muerte de Esteban predicaban la palabra de Dios en todos los lugares en que se detenían, pero dirigiéndose siempre a los judíos de la diáspora, según el ejemplo dado por Felipe en Samaría y en Palestina. La consecuencia que debemos sacar de aquí es que los helenistas, aunque se habían liberado ya de ciertas reglas tradicionales, en la doctrina de Jesús veían una renovación del judaismo que daba cumplimiento a los vaticinios de los profetas y no algo totalmente nuevo. Para ellos, lo único que se necesitaba para ser digno de recibir la buena nueva era ser judío —indudablemente, circunciso— y cumplir con la ley. Los hombres de Chipre y de Cirene pensaban de modo opuesto al de estos helenistas; judíos también
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por su fe, pero libres de todo prejuicio racial, no vacilaban en predicar el Evangelio a los gentiles, sin exigir de ellos otra cosa que el bautismo y la fe en Cristo Jesús. El futuro del Evangelio había de estar estrechamente ligado a esta temeraria decisión. Verdad es que el autor de los Hechos de los Apóstoles atribuye a San Pedro el honor de haber admitido en la iglesia a los primeros gentiles, a saber, el centurión Cornelio y sus familiares. Pero esta cuestión de prioridad no nos interesa, porque en todo caso Cornelio no fue más que una excepción. El centurión era ya un prosélito lleno de simpatía por la fe de Israel y por la ley de Moisés. Y, sin embargo, antes de que el apóstol se decidiera a ir a Cesárea para entrar en relación con aquellos impuros gentiles, fue necesario que tuviera una visión. Más todavía: para moverle a bautizarlos fue preciso un segundo milagro, el del descenso del Espíritu Santo sobre Cornelio y sobre los suyos. No hubo luego más casos parecidos a éste, en el que es evidente la actuación de un designio especial de la Providencia, del que no podían derivarse reglas de comportamiento. En cambio, la importancia de la predicación del Evangelio en Antioquía estaba llamada a trascender. Los «griegos» de aquella ciudad eran gentiles cualesquiera, que sólo por casualidad recibieron antes que los otros el mensaje del Señor. Dadas las circunstancias, es comprensible que, al saber de aquellas novedades, la iglesia de Jerusalén se conmoviera y enviara a Antioquía a alguien que pudiera informarle de lo que allí ocurría. La elección del mensajero fue muy afortunada. Bernabé, que, como hemos dicho, era chipriota, respetaba la ley judía, pero no cerraba su espíritu al resto del mundo. Aprobó todo lo ocurrido y resolvió además quedarse en Antioquía. Para tener un colaborador en la misión de que se había hecho cargo recurrió a Saulo, un joven fariseo que años antes se había convertido a raíz de una visión y que aguardaba con recogido silencio a que se le manifestase cuál era la voluntad de Dios. El apostolado de Bernabé y Saulo en Antioquía duró un año, y fue tan fructífero, que allí comenzaron los discípulos a llamarse «cristianos» (Act 11,26). A partir de aquel momento, la iglesia tuvo dos centros: uno de atiacción, Jerusalén; otro del que partía todo movimiento, Antioquía. La iniciativa para la evangelización del mundo no partió de la primera iglesia de Jeiusalén. Por lo menos en apariencia, el que después de la muerte de Esteban algunos fieles hubieran de abandonar Jerusalén —contra su voluntad— y comenzaran a predicar en otros lugares la palabra de Dios, fue un hecho puramente casual. La postura que la iglesia madre adoptaba ante las innovaciones era, en general, de reserva, pues se atenía fielmente a las tradiciones. Y en el curso de los años posteriores esa postura se hizo todavía más rígida. En el año 44, el rey Herodes inició una nueva persecución contra la iglesia, una persecución que ya no fue espontánea, sino piemeditada San-
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tiago, el hermano de Juan, y Pedro fueron encarcelados. Sabemos que estos dos apóstoles eran con ¡uan los predilectos de Jesús. Y podemos suponer que, si en aquella ocasión San Juan hubiera estado en Jerusalén, habría sido también encarcelado. Santiago fue ejecutado casi inmediatamente y Pedro sólo escapó a la ejecución por haber sido milagrosamente liberado (Act 12,6-11). Acto seguido hubo de abandonar Jerusalén y encomendar a otros el ejercicio de la autoridad sobre la iglesia madre. Aunque esta primera ausencia de San Pedro no fue más que pasajera, sus consecuencias fueron importantes. Hasta aquel momento, la iglesia de Jerusalén había estado regida por los apóstoles. Pero al ausentarse San Pedro aparece un nuevo organismo, que indudablemente ya existía con anterioridad, aunque todavía no había dado ocasión a que se hablara de é l : un colegio de presbíteros presidido por Santiago, el hermano del Señor (Act 12,17). Es una cuestión todavía sujeta a discusión la de si Santiago pertenecía realmente al Colegio Apostólico o no. Lo más verosímil es que su prestigio se basara, sobre todo, en el parentesco que le unía a Jesús (cf. 1 Cor 15,7; Gal 1,19; 2,9). A partir de aquel momento, su criterio adquirió decisiva importancia. Su gobierno sobre la iglesia tuvo un carácter conservador. Aunque personalmente era inteligente y ponderado y aunque siempre intentó actuar con moderación, le fue preciso tomar en cuenta la opinión de sus colaboradores los presbíteros. Estos se comportaron como fieles seguidores de la ley mosaica, que intentaron imponer también a los gentiles conversos. Al cabo se rechazó esta solución rigurosa, pero ello no ocurrió sino fuera de la ciudad santa, de tal forma que los fieles de Jerusalén quedaron al margen de la gran labor de la conversión del mundo.
ciando así la remisión de los pecados. Todo el que en hl cieyere sería justificado. Por lo general esta predicación tenía poco éxito y la mayoría de los judíos se negaba a convertirse. Luego Pablo se dirigía a los gentiles. Como al hablarles a ellos no podía apelai al testimonio de la Sagrada Escritura, les piedicaba la grandeza y bondad de Dios, manifiesta en sus obras, presentando a Jesús como el Salvador y Señor de la vida. En todos los lugares lograba conversiones en número variable, y así le era posible, cuando marchaba a nuevos lugares, dejar tras de sí iglesias, cuyo gobierno encomendaba a los presbíteros. Las cristiandades así fundadas estaban constituidas de hecho por mayor número de gentiles que de judíos conversos. Nadie pensaba ya en imponerles el yugo de la ley mosaica, pues el único principio de justificación era la fe en Jesús.
Por el contrario, Antioquía fue el punto de partida de las fuerzas dinámicas que habían de asegurar el triunfo del Evangelio. Los cristianos de aquella ciudad comprendieron muy pronto la importancia del trabajo misional. Por inspiración del Espíritu Santo, los profetas y doctores de la iglesia de Antioquía impusieron sus manos a Pablo y a Bernabé (Act 13,1-2), que partieron a conquistar el mundo de los gentiles. Los Hechos de los Apóstoles relatan detenidamente los grandes viajes de San Pablo, por lo que sería superfluo pararnos a describirlos. 5.
El problema
de la relación entre y el cristianismo
el
judaismo
El método a que el Apóstol ajustó su predicación en las distintas ciudades fue siempre el mismo. Primero se dirigía a los judíos, recordándoles con insistencia los muchos beneficios que Dios había hecho a su pueblo. Luego pasaba a hablar de Jesús, el Redentor, nacido del linaje de David; por ignorancia, lo habían rechazado y entregado a Poncio Pilato para que lo condenase a muerte. Dios le resucitó de entre los muertos, anun-
G.
La doctrina
de San Pablo y su sobre la Iglesia
influencia
De este modo el problema de la relación entre el judaismo y el cristianismo quedó resuelto de ¡acto antes de haber recibido una solución teorética. Pero, como fácilmente se comprende, pronto se hizo sentir la necesidad de darle además una solución de este género. A la vuelta de su primer viaje, Pablo y Bernabé subieron a Jerusalén para dar cuenta a Santiago y a los presbíteros de todo lo que habían hecho y para pedirles normas a las que ajustar su comportamiento en lo sucesivo. Pedro recordó que él había sido el primero que por mandato de Dios había predicado el Evangelio a los gentiles, sin imponerles previamente el yugo de la ley. Luego Pablo y Bernabé refirieron las grandiosas conquistas que habían hecho en Asia Menor. Finalmente, Santiago sacó las conclusiones del debate y propuso una solución intermedia. Pareció entonces bien a los apóstoles de común acuerdo que no se impusiera a los conversos gentiles la obligación de guardar la ley, pero sí la de abstenerse de las carnes inmoladas a los ídolos, de la sangre y de lo ahogado. La imposición de estas abstenciones de ciertos alimentos nos resulta extraña. Pero a los ojos de los judíos creyentes tenían una importancia que nosotros no podemos ya comprender plenamente, pues eran un símbolo de la perduración ininterrumpida del judaismo en el cristianismo. Aunque obligaban expresamente a los cristianos de Antioquía, de Siria y de Cilicia, no fueron observadas casi nunca, y, en el curso de sus viajes postenores, San Pablo tuvo buen cuidado de no hacer alusión a ellas. El experimento resulta instructivo. La lógica de los hechos había hecho demasiado evidente la diferencia —se podría decir el cisma— entre la iglesia y la sinagoga como para que fuera posible ignorarla por más tiempo. Mientras San Pablo continuaba la predicación del Evangelio, primero en Asia Menor, luego en Macedonia y en Grecia, la
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1 A R[I l( ION DH Jf M S
iglesia de Jerusalén se esforzaba por conservar su fuerza vital y su carácter originario. Como hemos visto, la mayor parte de sus miembros eran pobres, y así a la iglesia le resultaba cada día más difícil atender a sus necesidades cotidianas. Se acordó entonces que en todas las cristiandades se organizaran colectas periódicas destinadas a la de Jerusalén. Estas colectas consti' tuían un caritativo homenaje que simbolizaba el agradecimiento y aun la sumisión y se parecían a las que se organizaban en las sinagogas de la diáspora en beneficio del templo. Simultánea' mente fue creciendo la desconfianza que la iglesia de Jerusalén sentía ante los cristianos gentiles por lo desvinculados que éstos estaban del judaismo. Esta desconfianza resultó evidente con ocasión del último viaje de San Pablo a la ciudad santa.
1 ; Gal 1,1), que no recibió o aprendió de los hombres, sino por revelación de Jesucristo (Gal Í,12). Dios le segregó desde el seno de su madre y le llamó por su gracia para revelar en él a su Hijo. Pablo obedeció sin reservas esta llamada. No creyó necesario subir a Jerusalén para que le instruyeran los apóstoles que eran antes que él, y hasta pasados tres años no fue a la ciudad santa, donde sólo estuvo quince días; de los apóstoles no conoció sino a Pedro y a Santiago, el hermano del Señor (Gal 1,15-24). Su segundad es tan grande, que no vacila en maldecir a quienquiera que predique otro evangelio distinto del suyo, aunque sea un ángel del cielo (Gal 1,8-9). Indudablemente, si Pablo se ve forzado a defender sus derechos con tanta energía, es porque los veía amenazados por enemigos peligrosos; en otros tiempos más tranquilos no habría insistido tan expresamente en su llamamiento personal. Pero el tono importa menos. Lo fundamental es que Pablo debe su conversión exclusivamente a Dios y que su misión específica —la de predicar a los gentiles el Evangelio y la salvación en Cristo— le fue encomendada directamente por Dios.
Fiel a su principio de agradar a todos en todo, Pablo se esforzó por hacerse judío entre los judíos, como se había hecho griego entre los griegos. Santiago y los presbíteros le aconsejaron que, para acallar los rumores que sobre él circulaban, se sometiera a una ceremonia de purificación en el templo. «Ya ves, hermano, cuántos millares de creyentes hay entre los judíos y que todos son celadores de la Ley. Pero han oído de ti que enseñas a los judíos de la dispersión que hay que renunciar a Moisés y les dices que no circunciden a sus hijos ni sigan las costumbres mosaicas. ¿Qué hacer, pues? Seguro que sabrán que has llegado. Haz lo que vamos a decirte: tenemos cuatro varones que han hecho v o t o ; tómalos, purifícate con ellos y págales los gastos para que se rasuren la cabeza, y así todos conocerán que no hay nada de cuanto oyeron sobre ti, sino que sigues en la observancia de la Ley» (Act 21,20-24). Estos prudentes consejos resultan hasta cierto punto desconcertantes por mostrarnos hasta qué punto el mismo Santiago, pese a la autoridad de que estaba investido, se veía arrastrado por los «celadores de la ley». Recordemos que en principio había aprobado la postura de San Pablo, limitándose a aconsejar que los paganos conversos se abstuvieran de ciertos alimentos. Pero en el año 60 ya no se atrevía a mantener su tolerancia, y los judíos creyentes, fieles a la ley, exigían mucho más. Y, en efecto, la entrada de San Pablo en el templo basto para provocar un alboroto que puso fin a su actividad apostólica. Con la prisión de San Pablo comienza una nueva época. Antes de seguir adelante vamos a preguntamos cual era la fe y cuál la vida en las iglesias fundadas y controladas por él, o sea, en todas las iglesias que conocemos en el mundo pagano. Primero la fe. Lo que más nos sorpiende en la actitud de San Pablo son dos puntos que parecen contradictorios, aunque en realidad resultan fáciles de conciliar: su independencia de los maestros terrenales y su fidelidad a la tradición. El Apóstol se precia de no deber nada a nmgún maestro humano. El ha sido llamado por Dios al apostolado, elegido por Dios para predirn el Fvin^elio (Rom 1,1 ; J Cor I I , ' ' Cor 1,
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Pero Pablo es lo bastante escrupuloso como para no predicar nada que no coincida con la doctrina de los demás predicadores, y especialmente con la de los apóstoles. Puede ocurrir que en cuestiones de práctica discuta con San Pedro y en ocasiones le resista en su misma cara (Gal 2,11-21), puede ocurrir que recomiende el estar por encima de todo partido, de Cefas y de Apolo y del mismo Pablo, porque una es la iglesia de Dios (1 Cor 3,1-9). Pero eso no obsta para que él crea y enseñe lo que ha recibido. Pablo atribuye un valor totalmente especial a la fe en los dos principales acontecimientos de la vida del Señor: la institución de la eucaristía (1 Cor 11,23-26) y la resurrección con las posteriores apariciones (1 Cor 15), dos hechos indiscutibles de los que él había oído hablar y que le habían sido referidos reiteradas veces en una forma que había ido fijándose gradualmente. Así su catequesis era idéntica a la de los demás. Cuando escribía a las iglesias que no había fundado ni visitado personalmente, no era su ánimo el de predicarles un nuevo Evangelio, sino el de darles a conocer su opinión sobre cuestiones a las que concedía gran importancia —en este caso sobre las relaciones entre el cristianismo y el judaismo, entre el Evangelio y la ley—. Tampoco afirmaba haber inventado nada, sino sólo haber recopilado para los destinatarios de sus epístolas la doctrina generalmente válida —podríamos decir la doctrina tradicional— y habérsela dado a conocer. Es cierto que Pablo habla muchas veces de su evangelio, y también frecuentemente de su misión. Sabe que Pedro ejerce su ministerio en cristiandades de origen judío y que su verdadera misión consiste en predicar el reino de Dios a los circuncisos. Y sabe todavía mejor que a él le ha sido otorgada la gracia de anunciar a los gentiles la incalculable riqueza de Cristo y darles
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luz acerca de la dispensación del misterio oculto desde los siglos en Dios, creador de todas las cosas (Ef 3,8-9). Para cumplir con esta misión se impuso el no predicar allí donde otros lo hubieran hecho antes que él (Rom 15,20), pues le importaba conservar su independencia. Pero eso no significaba que las cristiandades que el fundó poseyeran nuevos dogmas ni que no vivieran en perfecta comunidad de fe con las demás. Como la fuerte personalidad de San Pablo domina la historia del cristianismo entre los años 45 y 65, resulta fácil caer en la tentación de atribuirle a él solo todo lo que en aquel tiempo se hizo y se predicó, y olvidar que él no era el único que anunciaba el nombre de Jesús. Pero el Apóstol mismo nos preserva de este error dando los nombres de otros evangelizadores: Apolo, que predicó en Corinto después de haberlo hecho en Efeso (1 Cor 3,4; 1,12; 16,12); Aquila y Pnsca, que, expulsados de Roma (Act 18,2), marcharon a Connto, donde Pablo los encontró (ibid.), y luego regresaron a Roma (Rom 16,3) antes de fijarse en Efeso (1 Cor 16,19); Epafras, delegado de las iglesias de Colosas, Laodicea y Hierápolis (Col 4,12-13); Sizigos (si es que esta palabra es un nombre propio), Clemente (Flp 4,3) y otros muchos, de los que no sabemos más que no todos ellos habían sido convertidos por San Pablo, aunque siempre estuvieron de acuerdo con él en todos los grandes problemas de doctrina y vida moral.
depósito: «Si alguno enseña de otia manera y no presta atención a las saludables palabras de Nuestro Señor Jesucristo y a la doctrina que se ajusta a la piedad, es un orgulloso que nada sabe, que desvaría en disputas y vanidades, de donde nacen envidias, contiendas, blasfemias, suspicacias, porfías de hombies de inteligencia corrompida y privados de la verdad, que tienen la piedad por material de lucro Pero tú, hombre de Dios, huye de estas cosas y sigue la justicia, la piedad, la fe, la caridad, la paciencia, la mansedumbre ¡ Oh Timoteo !, guarda el depósito a ti confiado, evitando las vanidades impías y las contradicciones de la falsa ciencia» (1 Tim 6,3-5; 11,20). Con mayor fuerza todavía dice San Pablo: «Guarda el buen depósito por la virtud del Espíritu Santo, que mora en nosotros Tú, pues, hijo mío, ten buen cuidado, confiado en la gracia de Jesús; y lo que de mí oíste ante muchos testigos, encomiéndalo a hombres fieles capaces de enseñar a otros Predica la palabra, insiste a tiempo y a destiempo, arguye, enseña, exhorta con toda longanimidad y doctrina Pero tú vela en todo, soporta los trabajos, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio» (2 Tim 1,14; 2,1.2; 4,2.5).
Es necesario insistir muy especialmente en este punto, que tiene una extremada importancia: el cristianismo no es una creación del genio de San Pablo. Una suposición de este género estaría además en contradicción con las reiteradas aseveraciones de las epístolas, en las que San Pablo repite incesantemente que el Evangelio fue revelado por Dios y que los hombres que lo predican nada son ni nada pueden, pues su palabra es la palabra de Dios. Cierto que algunas veces Pablo da consejos en nombre propio, pero distinguiéndolos rigurosamente de los que da por mandato de Dios: «Cuanto a los casados, precepto es, no mío, sino del Señor, que la mujer no se separe del marido A los demás les digo yo, no el Señor, que, si algún hermano tiene mujer infiel » (1 Cor 7, 10,12). «Acerca de las vírgenes no tengo precepto del Señor; pero puedo dar consejo, como quien ha obtenido del Señor la misericordia de ser digno de fe» (1 Cor 7,25). Estas frases tienen gran importancia, por cuanto que permiten distinguir lo que viene de Dios de lo que viene de su representante. En los casos en que faltan estas expresiones, si no podemos establecer la distinción necesaria, sí que podemos estar convencidos de que San Pablo no traicionó la misión que le había sido encomendada. Las epístolas pastorales, que son las últimas que escribió el Apóstol y pueden considerarse como su testamento espiritual, insisten todavía más que las otras en la necesidad de guardar celosamente y transmitir fielmente la buena nueva recibida en
Las especiales circunstancias del momento en que San Pablo impartió estos consejos los hacían más necesarios que nunca. El Apóstol sabía que su \ ida se acercaba a su fin y que eran los discípulos a quienes él había instruido los que tendrían que continuar su obra, o, mejor dicho, la obra del Señor. Porque él no había hecho otra cosa que predicar lo que había recibido. Mientras creyó tener aún bastante tiempo por delante, no sintió la necesidad de detenerse en cuestiones de ese género, puesto que estaba seguro de sí mismo y de su propia fidelidad. Pero en lo sucesivo sus discípulos iban a quedar abandonados a sus propias fuerzas y a la gracia de Dios. Y su misión iba a ser tanto más difícil cuanto que desde hacía algún tiempo venían introduciéndose furtivamente entre los fieles ciertas doctrinas sutiles y erróneas, contra las que era necesario luchar con toda fuerza. Y la única forma de hacerlo y triunfar sobre todos los obstáculos era obser/ando una absoluta fidelidad, a ejemplo del mismo Pablo, que combatió el buen combate, teimmó su carrera y guardó la fe (2 Tim 4,7). ¿Cuáles son los puntos esenciales de esta fe que así había de ser guardada y transmitida? Apenas si resulta necesario insistir especialmente en su monoteísmo. No hay ningún cristiano que se manifieste inseguro a este respecto. La epístola a los Romanos presenta a la idolafía como el mayor extravío de los hombres, que se niegan a leconocer las huellas de Dios en la creación y a glorificarse como Dios: «Porque desde la creación del mundo, lo invisible de Dios, su eterno poder y su divinidad, son conocidos mediante las criaturas» (Rom 1,19-23). Es muy posible que, al hablar así, San Pablo pensara en el origen del cristianismo en el seno del judaismo; pero no creyó necesario el basar
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sus afirmaciones en las Sagradas Escrituras, porque la sola razón bastaba para demostrar la unidad de Dios. El primer deber de los creyentes era, pues, el rechazar el paganismo en todas sus formas, incluso en las más sutiles. Hemos de insistir especialmente en el lugar que dentro de la doctrina de San Pablo ocupa Jesucristo. Ño cabe la menor duda de que, para San Pablo y para los fieles instruidos por él, Jesús era el Hijo de Dios en el más pleno sentido de la palabra. Hay en las epístolas algunas frases que quizá resulten difíciles de mterpretai ; por ejemplo, y especialmente, el prólogo de la epístola a los Romanos, que habla del Evangelio y del Hijo de Dios, « nacido de la descendencia de David según la carne, constituido Hijo de Dios, poderoso según el Espíritu de Santidad a partir de la resurrección de entre los muertos, Jesucristo nuestro Señor» (Rom 1,2-4). Pero el conjunto de la doctrina resulta tan ciato, que no es preciso que nos detengamos en ella. El pasaje decisivo y más frecuentemente citado es este famoso texto de la epístola a los Filipenses: «Tened los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús, quien, existiendo en la forma de Dios, no reputó codiciable tesoro mantenerse igual a Dios, antes se anonadó, tomando la forma de siervo y haciéndose semejante a los hombres; y en la condición de hombre se humilló, hecho obediente hasta la muerte, y muerte de cruz, por lo cual Dios le exaltó y le otorgó un nombre sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús doble la rodilla cuanto hay en los cielos, en la tierra y en los abismos y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor para gloria de Dios Padre» (Flp 2,5-11). ¿Cómo dudar de que las afirmaciones esenciales hechas en este pasaje, la existencia de Jesús en la forma de Dios, la igualdad a Dios y su glorificación final, son la recompensa de la humillación de su existencia humana, la recompensa de su obediencia y de su muerte de cruz? ¿Hay algo más importante que el cambio introducido en la concepción moral tal como aquí se manifiesta? Todas las afirmaciones son claras e inequívocas, sm largas argumentaciones. Los filipenses a quienes se dirigía el Apóstol sabían muy bien de qué se trataba. Conocían la doctrina y ajustaban su vida a ella. Para que comprendieran bastaba una breve alusión, sobre la que era innecesario insistir. Frases como ésta, breves y concretas, aparecen frecuentemente repetidas en las epístolas; en ellas resplandece la fe de las cristiandades en Jesús. Y esta fe es tan segura, que los críticos han podido preguntarse si las cristiandades paulinas conservarían el recuerdo de la existencia histórica de Jesús y si reconocerían como Señor a aquel que unos veinte años antes de que San Pablo las hubiera fundado había vivido en Palestina y había sido crucificado bajo Poncio Pilato. La pregunta es legítima, pero sobre la respuesta no hay duda posible. Pablo y los cristianos que él había instruido creían en Jesucristo; según la carne, hijo de David;
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según el Espíritu de Santidad, Hijo de Dios. Conocían con toda exactitud la catcquesis, de que son expresión los evangelios sinópticos, y ello no les impedía reconocer como su Señor al Cristo Jesús que había existido antes que ellos. Es imposible negar que en una fe tan viva y al mismo tiempo tan paradójica se ocultaba un misterio. Pero es absurdo creer que, suprimiendo aunque no sea más que una de las frases citadas, ese misterio queda aclarado. Cierto que también podría plantearse la cuestión de otro modo, preguntando dónde, cómo, cuándo y en qué circunstancias Jesús fue por primera vez reconocido como Dios. Podría aducirse que los fieles de Jerusalén, que procedían del judaismo, evitaron darle el título de Dios para huir de todo lo que tuviera apariencia de politeísmo. Luego Esteban, el helenista, antes de morir, miró al cielo abierto, y vio la gloria de Dios, y a Jesús en pie a la diestra de Dios (Act 7,55-56). Y todavía más: su última plegaria la elevó directamente a Jesús: «Señor Jesús, recibe mi espíritu Señor, no les imputes este pecado» (Act 7,59.65). Podría sostenerse, finalmente, que los griegos, al convertirse a la nueva religión, dieron un paso más y no vacilaron en completar la apoteosis de Jesús. Este es el esquema al que la crítica racionalista gustaría de ajustar la construcción de la doctrina cristiana. Pero los hechos echan por tierra esta construcción hipotética. De una parte, porque faltó materialmente tiempo para que se desarrollara una leyenda en torno a Cristo. De otra, porque hay que tener en cuenta que habría sido imposible que aquellos hombres que poseían una fe rígidamente monoteísta hubieran aceptado la introducción de un nuevo Dios. No olvidemos que el carácter divino atribuido a Jesús no redundó jamás en menoscabo del dogma fundamental de la unidad divina. Los pn meros creyentes no se plantearon las mismas cuestiones que los Padres del siglo m ó IV, y todavía menos los problemas de que habían de tratar los grandes teólogos de la Edad Media; poi ejemplo, el misterio de la Santísima Trinidad. Pero en la práctica lo resolvieron con afirmaciones coordinadas, como: no hay más que un Dios; Jesús es el Hijo de Dios, el Señor y el Salvador. Dios envió el Espíritu Santo, tal como Jesús lo había prometido, para fortalecer nuestia voluntad e iluminar nuestra razón. La frase final de la epístola segunda a los Corintios constituye una certeía expresión de esta f e : «La gracia del Señoi Jesucristo, y la candad de Dios, y la comunicación del Espíritu Santo sean con todos vosotros» (2 Cor 13,13). Una piofesión de fe aún más sencilla es la fórmula bautismal enseñada poi Jesús antes de su ascensión a los cielos: «Id, pues; enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padie, y del Hijo, y del Espíritu Santo» (Mt 28,19). Aún hemos de decir m á s : Jesús no es sólo el objeto de la fe, sino también el centro de toda la vida cristiana: «Y todo
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cuanto hacéis de palabra o de obra, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padie por El» (Col 3,17; 1 Cor 10,31). Esta es la regla. El cristiano bautizado en Cristo vive en Cristo. La riqueza de esta última frase, que San Pablo usa muy frecuentemente, es tan grande, que su contenido resulta en cierto modo inagotable En sentido estricto significa que toda la actuación del creyente está penetrada por el Redentor, que vive en él y en el que él vive. Entre el creyente y Cristo, entre Cristo y el creyente, fluye una constante corriente de vida, que hace de cada discípulo un nuevo Cristo. El núcleo de esta doctrina se encuentra ya en la auténtica catequesis de Jesús, que dijo a sus apóstoles: «Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos» (Mt 18, 20). Con mayor claridad todavía se expresa en la frase: «En verdad os digo que cuantas veces hicisteis eso a uno de estos mis hermanos menores, a mí me lo hicisteis» (Mt 25,40). La misma idea vuelve a encontrarse en el relato de la conversión de San Pablo, que en camino hacia Damasco, donde quería detener a los creyentes, oyó una voz del cielo que le reprochaba su persecución : «"Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?" El contestó : "¿Quién eres, Señor?" Y E l : "Yo soy Jesús, a quien tú persigues"» (Act 9,4-5). San Pablo se detiene largamente en la exposición de esta doctrina; a él debemos maravillosas explicaciones sobre la estructura del cuerpo místico: «y El constituyó a los unos apóstoles, a los otros profetas; a éstos evangelistas, a aquéllos pastores y doctores, para la perfección consumada de los santos, para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos alcancemos la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, cual varones perfectos, a la medida de la plenitud de Cristo, para que ya no seamos niños, que fluctúan y se dejan llevar de todo viento de doctrina, por el engaño de los hombres, que para engañar emplean astutamente los artificios del error» (Ef 4,11-14). Este pasaje no es el único, porque San Pablo muestra una indiscutible predilección por la doctrina del cuerpo místico; pero sí que es uno de los más profundos y completos. La incorporación del cristiano a Cristo se produce en primer lugar por el bautismo, que es el punto de partida de la vida cristiana. El Apóstol no bautiza siempre personalmente, porque no es ésta su principal misión. Pero sabe con absoluta claridad que nadie puede pertenecer al Señor sin haber sido sepultado con él por el bautismo, para participar en su muerte, y sin haber resucitado con él de entre los muertos, para vivir una vida nueva (Rom 6,4-5). El bautismo transforma a quien lo recibe en una criatura nueva: «No os engañéis: ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los sodomitas, ni los ladrones, ni los avaros, ni los maldicientes, ni los rapaces poseerán el remo de Dios. Y algunos esto erais, pero habéis sido lavados, habéis sido santificados, habéis sido justifi-
cados en el nombre del Señor Jesucnsto y poi el Espíritu de nuestro Dios» (1 Cor 6,9-11). Gracias a él, los bautizados quedan liberados del poder de la muerte y del pecado, de Satanás y de todos los poderes malignos, nada puede arrancarlos ya al amor de Dios en Cristo Jesús, nuestro Señor (Rom 8,39). La incorporación del cristiano a Cristo comienza en el bautismo y se consuma en el banquete de la carne y la sangre de nuestro Señor. En su epístola a la iglesia de Connto, San Pablo habla largamente de la eucaristía. No la presenta en absoluto como una novedad, y con ello nos ofrece una prueba de que se trataba de una institución que existía por doquier y renovaba en todas las iglesias el recuerdo de la muerte del Señor. Empieza sosteniendo que sólo los fieles pueden participar del cáliz de bendición. El cáliz significa la comunión de la sangre de Cristo, y el pan fraccionado la comunión del cuerpo de Cristo (1 Cor 10, 16ss). Entre Cristo y Belial, entre el cáliz del Señor y el cáliz de los demonios, no existe nada en común. Luego añade: «Pues cuantas veces comáis este pan y bebáis este cáliz anunciáis la muerte del Señor hasta que El venga. Así, pues, quien come el pan y bebe el cáliz del Señor indignamente, será reo del cuerpo y de la sangre del Señor. Examínese, pues, el hombre a sí mismo, y entonces coma del pan y beba del cáliz» (1 Cor 11, 26-28). Los abusos en que incurrían los corintios en sus ágapes eucarísticos no aminoraban el valor del rito mismo, sino que eran sólo una consecuencia de la fragilidad humana y, según la convicción general, no impedían que el Señor acudiera cada vez que los fieles paitían el pan en memoria suya. El Señor se manifestaba además de otras formas, especialmente en los cansmas. Hemos dicho que en la fiesta de Pentecostés el Espíritu Santo descendió sobre los discípulos de una forma totalmente excepcional, pero que luego no cesó de comunicar su gracia en Jerusalén y en otros lugares. Tampoco en las cristiandades de la gentilidad faltaron estas efusiones milagrosas de la gracia. San Pablo habla de ellas refiriéndose especialmente a la iglesia de C o n n t o ; pero tenemos buenas razones para creer que también en otros lugares se produjeron los mismos rmlagios y se otorgaron los mismos dones de lenguas y de profecías. Es además significativo que el Apóstol no se esfuerce por introducir una clasificación dentro de los dones espnituales —lo que hubiera constituido una inadmisible arrogación—, sino por discernir los espíritus que han participado de ellos. Lo que él quiere es asegurarse de que no han sido víctimas de ilusiones. Por milagrosas que sean las manifestaciones del don de lenguas, comparadas con el más mínimo acto de amor, no tienen demasiada importancia. Fl que habla lenguas de hombres y de ángeles, pero no tiene candad, es como bronce que suena o címbalo que retiñe (1 Cor 13,1). Resumiendo, podemos decir que el amor, y, sobie todo, el a noi a Cristo, es el cnteno por el que se puede d i t n g u i r a los
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rustíanos. Gusto habita verdaderamente en todas las almas que le aman; él las transforma y se une a ellas, de tal forma que San Pablo puede escribir que él está crucificado con Cristo (Gal 2,19) y gloriarse de la cruz de Jesucristo, «por quien el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo» (Gal 6, 14); Para él, Cristo es la vida (Flp 1,21), porque él ya no vive, que es Cristo quien vive en él (Gal 2,20). Hablando de sus discípulos, dice ser su padre, por haber sido quien los engendró en Cristo Jesús por el Evangelio (1 Cor 4,15), y que sufre de nuevo dolores de parto hasta ver a Cristo formado en ellos (Gal 4,19). Frases como éstas se encuentian en gran número en las epístolas del Apóstol; ellas nos dan testimonio de lo profunda que necesitaba ser la unión con Cristo para poder considerarse como verdadero discípulo suyo.
preceptos de la ley e incluso a las tradiciones que en la antigüedad se habían añadido a ésta, San Pablo anteponía a todo lo demás el principio de la libertad: « ¿ H a sido uno llamado en la circuncisión? No falsee el prepucio. ¿ H a sido llamado en el prepucio? No se circuncide. Nada es la circuncisión, nada el prepucio, sino la guarda de los preceptos de Dios. Cada uno permanezca en el estado en que fue llamado. ¿Fuiste llamado en la servidumbre? No te dé cuidado, y, aun pudiendo hacerte libre, aprovéchate más bien de tu servidumbre. Pues el que, siervo, fue llamado por el Señor, es liberto del Señor, e igualmente el que, libre, fue llamado, es siervo de Cristo. Habéis sido comprados a precio; no os hagáis siervos de los hombres. Hermanos : persevere cada uno ante Dios en la condición en que por El fue llamado» (1 Cor 7,18-24). A estas normas era a las que el Apóstol ajustaba rigurosamente su propia conducta, y así podía con justicia aludir a su propio ejemplo: «En que, siendo del todo libre, me hago siervo de todos para ganarlos a todos, y me hago judío con los judíos para ganar a los judíos. Con los que viven bajo la ley me hago como si yo estuviera sometido a ella, no estando, para ganar a los que bajo ella están. Con los que están fuera de la ley me hago como si estuviera fuera de la ley, para ganarlos a ellos, no estando yo fuera de la ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo ; me hago todo para todos para salvarlos a todos» (1 Cor 9,19-22). Para que estos principios de libertad acabaran por imponerse fue precisa una lucha laiga, difícil y dolorosa, de la que nuestro principal testimonio es la epístola a los Gálatas. Esta epístola fue escrita aproximadamente en el año 50, en plena lucha contra los fieles de orientación judía, cuando se hallaba en su apogeo el conflicto que, iniciado en Jerusalén, se había extendido a Antioquía y a las iglesias del Asia Menor. A la cristiandad de Galacia, convertida por San Pablo, llegaron un día falsos hermanos, que comenzaron a predicar para llevar a los gálatas a la esclavitud de la ley y, sobre todo, para exigirles la circuncisión. Cuando el Apóstol tuvo noticia de lo que ocurría, escribió en seguida a los fieles que él había catequizado para recordarles su doctrina. La ley es inútil, la circuncisión es inútil; la sola fe en Jesucristo, en cambio, basta. Antes de la venida de Jesús, la ley era necesaria. Los niños necesitan quien los eduque, y de la misma forma, la humanidad, en su infancia, necesitaba una ley : «mas al llegar la plenitud de los tiempos envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para que recibiésemos la adopción. Y por ser hijos envió Dios a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que grita: " ¡ Abba, P a d r e ! " De manera que ya no es siervo, sino hijo, y si hijo, heredero por la gracia de Dios» (Gal 4,4-7). La epístola a los Gálatas no es el único documento que de esta controversia poseemos. La epístola a los Romanos le sirve de complemento. Escrita en una época de tranquilidad y dirigida a una cristiandad para la que, eviden-
Resulta innecesario decir que no todos los bautizados realizaban una tan perfecta unión personal con Cristo. A los cristianos había que juzgarles, dado que vivían en el mundo, por su conducta externa. El diferenciarlos de los gentiles no era difícil, o, por lo menos, debía no ser difícil. Su repudiación de la idolatría y de todo lo relacionado con la idolatría constituía un criterio diferencial suficiente. San Pablo mostraba en este punto una amplitud de cuteno muy poco frecuente autorizando a los corintios a comer la carne de los animales inmolados a los ídolos, siempre que con ello no fueran causa de escándalo y cuidaran de no hacer de su comida un acto de idolatría (1 Cor 8,1-13; 10,23-30). A los romanos les dio consejos parecidos (Rom 14, 15-23). Esta autorización no podía traspasar los límites permitidos. Por regla general, la fragilidad de unos y las burlas de otros bastarían, sin más, para recordar a todos cuál era su deber. En la regulación de las relaciones sociales, San Pablo mostró igual amplitud de criterio; indudablemente, no era decoroso que los cristianos aparecieran ante los tribunales de los infieles para dirimir en ellos sus litigios (1 Cor 6,1-8). Pero la verdadera mengua era que ellos, que eran hombres llamados a la paz, tuvieran pleitos unos con otros. No cabe duda tampoco de que San Pablo prefería que los cristianos contrajeran matrimonio entre sí y guardaran las reglas de la continencia conyugal. Pero, pese a ello, dio normas precisas para los matrimonios mixtos. La fundamental era la de que la parte infiel no impidiera a la parte fiel el cumplimiento de sus deberes para con Dios (1 Cor 7,14-17). Si esta libertad indispensable no se le respetaba, la mujer cristiana podía abandonar a su mando y casarse con un cristiano con el que sí pudiera cumplir sus deberes para con Dios. El Apóstol no pretendía enceirar a los fieles en una especie de ghetto. El cristianismo que él enseñaba no era esclavitud, sino liberación. Esta frase basta para caracterizar la actitud de San Pablo y de sus discípulos ante la ley judía. A diferencia de los primeros conversos de Jerusalén, que se sentían atados a los
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temente, los prosélitos del judaismo no representaban ningún peligro, esta epístola expone detenidamente los argumentos de San Pablo y su teoría. En el momento en que se escribió la epístola a los Romanos, el principio de la libertad estaba muy cerca de la victoria, si es que no la había alcanzado ya. Este principio era una consecuen' cía perfectamente natural de la doctrina de Jesús. Es veidad que Jesús, nacido en el judaismo y rodeado de discípulos judíos, siempre observó la ley y sólo se rebeló contra las tradiciones humanas que se habían convertido en barricadas insuperables. Pero también lo es que, anteponiendo a todo el principio del amor; recordando que el sábado había sido creado para el hombre, y no el hombre para el sábado; aceptando la hospitalidad de Mateo y Zaqueo; perdonando sus faltas a la mujer adúltera y conversando con la samantana; prefiriendo la compañía de IJS publícanos, de los pecadores y de los pobres a la de los escribas y fariseos; condenando a estos últimos por su orgullo y por su cegueta; enseñando que lo qae hace al hombre ímpuro no son los alimentos que entran en él, sino los pensamientos y los deseos que salen de su corazón, Jesús señaló el camino por el que habían de sepuirle con generosidad sus verdaderos discípulos.
pecado de ligereza si afirmátamos que sin la actuación de San Pablo la vida de la iglesia primitiva no habría seguido la misma orientación que él le dio. No hay que olvidar que de hecho Dios quiso la conversión de su perseguidor, «porque es éste para mí vaso de elección, para que lleve mi nombre ante las naciones y los reyes y los hijos de Israel» (Act 9,15). Pero sabemos que, cuando comenzó su predicación, sus caminos ya estaban abiertos. Quienes por primera vez predicaron el Evangelio en Antioquía, en Chipre y en Fenicia fueron hermanos desconocidos. Quienes por primera vez se dirigieron a los gentiles sin hablarles de la circuncisión ni de la ley fueron esos mismos desconocidos. Fue Bernabé quien tuvo la idea de partir a Tarso en busca de Saulo y llevarlo consigo a Antioquía para que se uniera a él en la continuación de la predicación. Fue Bernabé también quien dirigió de hecho el primer viaje. Y cuando los dos apóstoles se separaron, lo hicieron por un disentimiento personal y no por diferencias doctrinales (Act 15,36-41). Bernabé pensaba y enseñaba lo mismo que San Pablo, con el mismo método y en un mundo similar. Digamos todavía que, aunque las cristiandades paulinas contaban más gentiles que judíos de naturaleza, no dejaron de incluir buen número de judíos: Aquila y Prisca, Crispo, jefe de la sinagoga ; Apolo de Alejandría, Timoteo y toda su familia y otros muchos, conocidos y desconocidos. Todos ellos aceptaron sin vacilar las directrices que les dio el Apóstol, lo que les resultó tanto más fácil cuanto que en la diáspora la observancia de la ley judía era menos rígida que en Jerusalén y en Judea. Era natural que los judíos se dejaran conquistar por una doctrina que les liberaba de su pesado yugo, sustituyéndolo por la fe en un Salvador todopoderoso e infinitamente misericordioso. A nosotros nos impoita constatar que, en el momento en que factores externos pusieron fin a los viajes misionales de San Pablo, todos los rasgos esenciales del catolicismo estaban ya perfectamente perfilados y que estos rasgos son los mismos que tenía ya la buena nueva que Cristo trajo al mundo.
Como San Pablo es el mejor conocido de los apóstoles —por no decir el único conocido—, es fácil que nos cause la sensación de ser un innovador. De aquí que muchas veces se haya planteado el problema de cuál fue el verdadero sentido de su misión apostólica y se haya llegado incluso a afirmar que fue él el verdadero fundador del catolicismo, afirmación basada en la contraposición que se establece entre el cristianismo, que sería la doctrina de Jesús, y el catolicismo, en el que se ve la doctrina conservada por la iglesia. Pero esta contraposición carece de fundamento. Un cristianismo de ese género resulta inadmisible, pues si todos sus prosélitos hubieran debido observar la ley judía, no habría sido más que una secta del judaismo. Más aún : un cristianismo que hubiera impuesto a sus fieles el yugo de la ley habría traicionado el espíritu de la doctrina de Jesús. La primera de estas dos afirmaciones apenas si necesita demostración, pues tiene a su favor la de los hechos. Hubo realmente una cristiandad judía por su naturaleza y por su espíritu: la de Jerusalén después de la dispeisión de los apóstoles. Peio su vida tuvo poca importancia. Los cristianos judíos no ejercieron la menor influencia sobre la vida de la iglesia; se limitaron a vegetar en la oscuridad durante algún tiempo y luego dejaron de existir. Los autores de fines del siglo IV que, como San Epifanía y San Jerónimo, todavía los mencionan, no los conocen más que muy deficientemente. Después ya no se vuelve a hablar de ellos. La segunda afirmación se basa también en hechos concretos. La historia no se construye con hipótesis. Cometeríamos un
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Cristo y la iglesia
primitiva
Para demostrar nuestra última afirmación es para lo que hemos escrito las páginas anteriores. Es verdad que la relativa escasez de noticias sobre la vida de nuestro Señor y sobre los primeros avatares de su iglesia es muy de lamentar. Los histonadores, que no son más que historiadores, han insistido reiteradamente en ello. Ya la Antigüedad habría deseado saber más. Por eso fue por lo que en el siglo II —o quizás a finales del I— comenzaron a circular los apócrifos: evangelios, hechos de los apóstoles, epístolas, etc. La confusión que con ellos se introduce en las fuentes históricas hace doblemente estimable la reserva y la autenticidad de las escrituras canónicas. Pero por valiosos que
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I A REÍ 11,ION I)!
sean los documentos escritos, su interpretación es siempre necesaria. De aquí que debamos subrayar especialmente el hecho de que, en los cuatro evangelios, en los Hechos de los Apóstoles y en las epístolas, la iglesia primitiva se reconoció a sí misma sin la menor reserva. Jamás puso en duda la legitimidad de la línea sucesoria que de Jesús llevaba a los apóstoles y de los apóstoles a los obispos. La iglesia primitiva disponía de algunas escrituras que luego se perdieron. Pero sobre todo tenía conciencia de una tradición viviente, y gracias a esa conciencia se reconocía a sí misma como verdadera heredera del Evangelio del Salvador. Esta conciencia se conserva viva en nosotros de la misma forma que en nuestros padres, de quienes nosotros la hemos heredado. En último término, ella constituye nuestra mejor garantía, porque sabemos y creemos que es el Espíritu Santo el que la alumbra en nosotros.
V. 1.
La unidad
JESÚS Y LA IGLESIA de la iglesia
de Cristo
ACTUAL y la iglesia
oriental
Han pasado mil novecientos años desde que Jesús predicó a su pueblo la buena nueva del reino de Dios y desde que San Pablo reveló a los gentiles el misterio oculto desde la eternidad. Hoy son centenares de millones de hombres los que reconocen en Jesús al Hijo del Dios vivo y al Redentor del mundo. Entre todas las religiones, el cristianismo ocupa un lugar privilegiado. Despierta la atención de los eruditos que estudian el origen de la civilización europea y conserva en las almas de los fieles de hoy la misma milagrosa fuerza y fecundidad que entonces tenía. Su difusión y su fuerza vital plantean problemas por los que resulta imposible no interesarse. El primero de todos ellos e s : ¿Es el cristianismo del siglo XX el legítimo heredero de la doctrina de Cristo? La solución de este problema dependerá de la respuesta que se dé a una cuestión previa. Porque basta con que lancemos una ojeada en torno a nosotros para que nos demos cuenta de que el cristianismo no es un bloque indiviso. Son muchas las sectas que apelan a Jesús, y hoy todavía siguen naciendo y desapareciendo grupos efímeros que siempre pretenden lo mismo: ser los que verdaderamente continúan su obra o los que han descubierto su verdadero espíritu. No necesitamos detenernos demasiado en el estudio de todas esas vegetaciones y excrecencias que proliferan adheridas al viejo tronco de la iglesia o prosperan a su sombra. Si nos restringimos a las formas esenciales del cristianismo, sólo hay tres que resultan en todos los aspectos dignas de atención: el protestantismo, la cristiandad ortodoxa oriental y el catolicismo romano. ¿Hemos de elegir uno de estos tres
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grupos? ¿O podemos afirmar que los Ires hacen realidad en la misma medida las ideas de Jesús? Es natural que sintamos el deseo de vernos libres de la necesidad de elegir. Fue el mismo Jesús quien dijo que El había venido a la tierra a reunir a los hijos dispersos de Dios a fin de que no hubiera en la tierra más que un solo rebaño y un solo pastor (Jn 10,16). ¿Cómo es posible entonces que la unidad que él deseaba sea irrealizable? ¿Cómo explicar que las disensiones entre los distintos grupos que se presentan en su nombre no sean simples diferencias de opinión, de matiz, entre hombres de igual formación, que gozan de una misma libertad espiritual? Porque sabemos muy bien que la elección es necesaria; las escisiones son demasiado profundas y ya demasiado antiguas. Más a ú n : han sido sancionadas por demasiados edictos de excomunión como para que tengamos derecho a negar su absoluta seriedad. Cierto que es permisible esperanza la de que el foso abierto en otro tiempo vaya colmándose de nuevo y que todos los prejuicios, aunque en el curso del cisma secular no hayan hecho más que crecer, poco a poco vayan borrándose, hasta que al cabo todos los discípulos de Cristo se den cuenta de los lazos que existen para unirles en el Señor. Pero hasta que llegue ese momento resulta forzoso elegir. Podemos establecer un principio: la iglesia fundada por Cristo, si es que existe hoy, debe derivarse directamente de El a través de una cadena ininterrumpida de testigos. Pues ésta es la ley fundamental de los organismos vivos: en la sucesión de generaciones no puede existir ni aun un indicio de salto o interrupción. Y si, como hemos dicho, hay grupos a los que con nuestros propios ojos vemos separarse bruscamente de la antigua iglesia, podemos tener la certidumbre de que les falta un rasgo esencial y que no son ellos los que representan al verdadero cristianismo. Hace mucho tiempo que San Ireneo, Tertuliano y Clemente de Alejandría —por no citar más que tres nombres especialmente destacados— establecieron esta regla. La prueba de la tradición conserva el mismo valor que tenía en la sra apostólica. En esto nada ha cambiado. Ahora bien, la fidelidad puramente espiritual no sería suficiente. No somos ángeles, sino hombres. Toda comunidad compuesta de hombres posee una jerarquía visible, lo mismo que leyes expresas. Si le faltaran estos elementos materiales del orden, desaparecería. Nos produce un cierto rubor el escribir verdades tan umversalmente conocidas; pero muchas veces se olvidan, y por eso es preciso recordarlas con total claridad. Partiendo de estos presupuestos es fácil ver que la iglesia católica reclama especial atención, pues la continuación de la tradición es una característica exclusivamente suya. Hoy podemos decir con el historiador protestante Lietzmann que los resultados de las investigaciones hacen segura la estancia y la muerte de San Pedro en Roma. El teólogo protestante Harnack decía que
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la causa de que se discutiera el hecho de la muerte de San Pedro en Roma fueron, primero, los tendenciosos prejuicios protestantes, y luego, los no menos tendenciosos prejuicios de la crítica racionalista (para la lista de los obispos romanos desde San Pedro cf„ por ejemplo, F. X. SEPPELT, Historia de los papas). A finales del siglo 11, San Ireneo de Lyón (130-200 d. C.) consideraba ya necesario apelar a la autoridad de los obispos, que eran en la iglesia los sucesores de los apóstoles, y que con la sucesión episcopal recibían un carisma investido con la verdad por la voluntad del Padre (Adv. haeres. IV 26,2). La tradición de los apóstoles era evidente a todo el mundo. Bastaba con mirar a la iglesia para saber que todo aquel que quería descubrir la verdad la descubría. «Nosotros podemos enumerar todos los obispos que hasta nuestros días han sido consagrados por los apóstoles y por sus sucesores» (Adv. haeres. III 3,1). ¡ Bien podemos llamar feliz a aquel obispo de Lyón que tan fácilmente podía reconstruir la cadena de la tradición apostólica! En este aspecto nuestra situación es hoy en día mucho más precaria, y nuestros historiadores ya no son capaces de establecer las listas completas e ininterrumpidas de la sucesión apostólica ni siquiera en las iglesias más importantes. Los documentos de que hoy disponemos son demasiado incompletos. Son muchos los que han desaparecido, y, entre los que se conservan, abundan algunos poco fidedignos. Y, sin embargo, no vacilamos en considerar válido el argumento de San Ireneo, y estamos firmemente convencidos de que, por lo menos en un caso (del que él mismo se ocupó muy detenidamente), la demostración sigue siendo posible y decisiva; en el de (da muy grande y antigua iglesia de Roma, conocida a todos, que fue fundada por los dos gloriosos apóstoles San Pedro y San Pablo»... «Vamos a demostrar —continúa diciendo San Ireneo— que la tradición que esta iglesia posee desde los apóstoles, así como la fe que ha predicado a los hombres, han llegado hasta nosotros a través de una ininterrumpida sucesión de obispos; esto confundirá a todos aquellos ciegos y errados que por arrogancia y vanidad buscan sus doctrinas donde no las deben buscar» (Adv. haeres. III 3,2). Y para demostrarlo, el obispo de Lyón da una lista de todos aquellos obispos que habían ocupado la sede de Roma, empezando con los apóstoles y terminando con Eleuterio (174-189), bajo cuyo pontificado escribía San Ireneo su tratado contra las herejías. Una lista completa que, casi no necesitamos recordarlo explícitamente, puede continuarse hasta nuestros días con la misma precisa exactitud. En algunas ocasiones —cuando a los papas legalmente elegidos se oponen los antipapas— se hace confusa. Pero se continúa ininterrumpidamente incluso durante todo el triste período del gran cisma occidental. Al fin siempre acaba por triunfar el legítimo derecho; y, tras las dificultades a que aludimos, la línea se prolonga ininterrumpidamente. Para afirmar que Pablo VI es el legítimo sucesor de San Pedro no nece-
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sitamos apoyarnos en largos argumentos teologices, sino que nos basta con estudiar la historia de ¡os papas. No apelamos a más testimonio que al suyo, en la segundad de que éste es irrefutable. Y pues ello es así, ¿qué importancia tiene, en último término, el que para las demás sedes episcopales no podamos establecer listas ininterrumpidas ni tan detalladas? El tiempo no pasó por ellas sin afectarlas; hubo viejas iglesias que desaparecieron, iglesias nuevas que nacieron. No pasa un año sin que en la jerarquía católica se introduzcan modifkaci~nes de mayor o menor alcance. Pero de una cosa sí que podernos estar seguros, y ésa es la única que tiene importancia: que los chispos actuales han sido consagrados por otros obispos, y éstos por otros anteriores, y así sucesivamente, de forma que, si dispusiéramos de las fuentes necesarias, podríamos remontarnos a la era apostólica y al mismo Cristo Jesús. Las iglesias orientales ortodoxas reclaman para sí el mismo origen apostólico que la iglesia romana. Y, aunque su historia haya sido mucho más confusa que la de ésta, resulta indiscutible el justo derecho que las asiste en su reclamación. Es imposible recordar sin profunda compasión las herejías y cismas que desde muy pronto se ensañaron con la cristiandad orienta! en mayor medida que con la occidental. A partir del siglo IV fueron numerosísimas las comunidades cristianas que por la introducción del arriamsmo se escindieron en cíes ampos, uno herético y otro ortodoxo. Cuando la recobrada unidad comenzaba a hacer sentir ni acción bienhechora, el nestonanismo y el monofisismo abrieron nuevas brechas. Algunas veces la actmción de un solo hombre, por ejemplo, Ja de Jicobo Baradeo, bastó para erigir una jerarquía que consiguió imponerse en extenses territorios; los herederos de algunas de estas jerarquías conservan todavía hoy su autoridad. El daño que produjeron estas escisiones personales resulta incalculable. Ahora bien, pese a todo esto, los patriarcas y los obispos de las iglesias de Oriente, sean nestonanos, o monoGsitas, o melquitas, tienen perfecto derecho a presentarse como sucesores de los apóstoles pues todos ellos continúan una tradición. Todos son herederos, y su derecho y su sucesión ajncstólica son efectivamente históricos. 2.
La ausencia de unidad en la iglesia
y mis oriental
consecuencias
Puesto que ésta es la situación, forzoso nos será constatar que la sola apostolicidad no basta para otorgar a una cristiandad el carácter de legítima heredera de Jesús, Nos son conocidas b.s circunstancias en que, a consecuencia de una sene de trágicos malentendidos, se separaron las iglesias de Oriente y de Occidente. Para quien se esfueiza por precisar los comienzos del cisma, el año de 1054, que fue el de la solemne excomunión ce Miguel Cerulario, patriarca de Constan tmopla, por los le-
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gados pontificios, no tiene más que un valor convencional. Hacía mucho tiempo que las dos iglesias no se entendían; mucho tiempo que habían dejado de hablar la misma lengua y no tenían los mismos puntos de vista en cuestiones teológicas, ni los mismos usos litúrgicos, etc. El cisma era un hecho desde mucho antes, y su publicación se limitó a confirmarlo oficialmente. Para ser totalmente exactos, tenemos que añadir que en el siglo XI nadie sospechaba el carácter definitivo de la ruptura, ya que después del golpe de teatro del año 1054 prosiguieron exactamente igual que antes las negociaciones entre Roma y Bizancio y los obispos siguieron relacionándose entre sí. Las relaciones entre los fieles de las dos iglesias no se interrumpieron. Hubieron de pasar todavía cuatrocientos años para que el concilio de Florencia, celebrado en el año 1435 pusiera fin a los esfuerzos de unificación y diera al cisma un carácter definitivo. Sólo Dios sabe de quién fue la responsabilidad. Lo probable es que no toda la culpa recaiga sobre una misma parte. Pero sea cual fuere la culpabilidad humana de una u otra iglesia y sea cual fuere también la porción de verdadero cristianismo que haya guardado cada una de ellas, hay una cosa que resulta imposible creer: que las pretensiones de las dos estén igualmente justificadas. Cuando San heneo explicaba las razones que le movían a establecer la lista de los obispos romanos con preferencia a las de las demás sedes episcopales, no vaciló en decir: «Es con esta iglesia con la que deben unirse necesariamente todas las otras, esto es, los fieles de todas partes, porque ella es la que ha conservado, en nombre de todas, la tradición apostólica y su superioridad es excelsa» (Adv. haeres. III 3,1). Las palabras de San Ireneo conservan hoy su verdad exactamente igual que cuando fueron escritas. La iglesia de Jesús es la iglesia de Roma, y todas las demás iglesias deben adherirse a ella, porque su superioridad es indiscutible. La preeminencia de la iglesia romana es un hecho que se pone claramente de manifiesto en el comportamiento de sus obispos. Todos ellos actúan en nombre de la totalidad de la iglesia, si bien es cierto que en la actuación de los distintos papas hay diferencias explicables por las circunstancias y por su temperamento personal: Clemente (90-99) fue benévolo y amante de la paz; Víctor, autoritario, Cornelio, indulgente con los que habían apostatado durante la persecución de Decio. Esteban tenía intención de hacer aceptar a la totalidad de la Iglesia la tradición romana referente a la validez del bautismo administrado por los herejes. Dionisio no vaciló en amonestar a su colega y homónimo de Alejandría en cuanto vio que estaba en juego la purera de la fe. No nos resultaría difícil alargar esta relación. Desde hace siglos, la iglesia romana viene velando por las cristiandades del mundo entero, y si no todos los papas han hablado ni actuado de un mismo modo, sí que han perseguido
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todos un mismo y excelso fin, con plena conciencia de su misión y de su responsabilidad. A finales del siglo i, Clemente intervino en los asuntos internos de la iglesia de Connto e hizo todo lo que pudo por restaurar la paz en aquella comunidad, perturbada por la actuación de algunos revoltosos. Unos cien años más tarde, Víctor resolvió tomar las medidas oportunas para que las iglesias de Asia unificaran su fecha de celebración de la Pascua con la vigente en la práctica romana. A mediados del siglo III, vacante la sede pontificia, Novaciano, en nombre del clero romano, escribió a Cipriano para darle a conocer las exhortaciones hechas a los apóstatas. San Esteban llegó al extremo de excomulgar a las iglesias africanas, que se negaban a reconocer la validez del bautismo administrado por los herejes. En el año 340, cuando la crisis amana estaba en su apogeo, Julio recordó a los obispos de Oriente que, antes de condenar a un obispo, el uso quería que se dirigieran a Roma y no hicieran nada hasta que ésta tomara una decisión. Bastan estos ejemplos, escogidos entre otros muchos, todos ellos característicos de la historia de los cuatro primeros siglos, para que nos demos cuenta del alcance y de la transcendencia de la actuación de los papas. Preguntémonos ahora: ¿ Qué era entre tanto de la iglesia de Constantmopla y quién la obedecía? Las únicas iglesias de Oriente que disfrutaban de especial autoridad, reconocida como un derecho tradicional en el concilio de Nicea, en el año 325, eran las de Antioquía y Alejandría. Es significativo que las dos procedieran, más o menos directamente, de San Pedro. Más adelante se creó una leyenda para dar fundamento a los derechos de Constantmopla y atribuir al apóstol San Pedro la fundación de su sede episcopal. Pero, cuando Constantino fundó la ciudad, la leyenda todavía no era conocida. La primera reivindicación de los privilegios constantmopolitanos se hizo en el concilio del año 381, y el único argumento que los Padres supieron aducir para ello fue el de la autoridad política de la capital. El canon 28 del concilio de Calcedonia es todavía más claro, pues con una sinceridad que raya en ingenuidad alega como fundamento de los derechos reclamados por Constantmopla el hecho de que el emperador y el senado residían en ella, o sea, que, si se relegaban los privilegios de Roma, era porque ésta había peidido toda su importancia política. Hemos de insistir muy especialmente sobre esto. Durante todo el tiempo que los emperadores residieron en Roma, la ciudad fue visitada por gentes de todos los rincones del mundo. De esta forma el imperio y su capital conferían al Papado un prestigio del que los pontífices hubieran podido sacar provecho. Pero la iglesia no hizo jamás valer en favor suyo el poder terrenal de Roma. Si se le preguntaba sobre qué fundamento jurídico basaba su pretensión de poder (al menos de vigilancia) sobre el mundo cristiano, su respuesta era y e s : sobie el privilegio
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que }csás personalmente otorgó a Pedro. El papa es el suceso» ele aquel apóstol, al que Jesús escogió como piedra mquebtantable sobre la que edificar su iglesia, dándole las IL13 es del remo de los cielos (Mt 16,16-19). Esto es todo. Poces textos evangé' heos superan en importancia al citado; para la historia de la iglesia no hay casi ninguno que la tenga mayor. Esto da un valor decisivo al hecho de que, a lo largo de los siglos, los obispos de Roma hayan sido los únicos que han reivindicado para sí la sucesión de San Pedro. Y así resulta imposible comparar la autoridad de Constante nopla con la de Roma. El poder del patriarca de Constantmopla, como estaba basado en tazones políticas, dependía siempre, en mayor o menor medida, de la voluntad de los emperadores. Estos, no contentos con intervenir activamente en la elección del patriarca y con destituirlo en cuanto no accedía a sus deseos, se constituyeron en maestros de ortodoxia, y consideraron como de su derecho el transformar a placer la doctrina cristiana. Nada más curioso ni al mismo tiempo más triste que la larga lista de símbolos de la fe que, aceptando unas veces la profesión de Calcedonia y rechazándola otras, los emperadores de Bizancio hicieron firmar a los obispos de Constantmopla en el cmso de los doscientos cincuenta años que duraron las controversias cristológicas: encíclica del emperador Basilio, henóticon (edicto de unidad) del emperador Zenón, hcnóUcon de Justino II, ekthesis (profesión de fe) de Heraclio, tipos (edicto) de Constantino II. Hubo también algunos patriarcas enérgicos, conscientes de su responsabilidad espiritual, que se opusieron a la voluntad del emperador, y antes que ceder prefirieron dejarse destituir, o desterrar, o incluso matar para ciar testimonio de su fe. Pero estos casos fueron raros. Habitualmente, el emperador ordenaba, y el episcopado, y al frente de él el patriarca, obedecían. Cuando se oponía resistencia a las órdenes del emperador, era las más de las veces por razones políticas o nacionales y no por razones religiosas. La inquebrantable fidelidad de Siria y de Egipto al monofisismo y al recuerdo de Cirilo, así como su postura negativa ante las decisiones de Calcedonia, postula que no dejaba el menor margen a las concesiones, no se debían tanto a su adhesión a las decisiones del concilio como a su odio a las instituciones impelíales; la acogida que aquellos países depararon a los árabes constituye la mejor prueba del carácter de sus reivindicaciones. Mienttas existió el imperio bizantino, la regla general fue la sumisión de los patriarcas a 1 s emperadores. La controversia iconoclasta, con tedas r-us alte r.ativas, corstituye otro ejemplo de este estado de cosas. Peí o hay otro hecho de mayor importancia sobre el que nos mtt resa T>ÍS insistir: que a medida que los emperad iics fueroi> , euhe^dc autoridad, la de les patriarcas fue también desapaieu» ido. Cuando los pueblos eslavos se convirtieron al cristianismo, í"do su empeño se ciftó en conseguir
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que fueran consagrados obispos de su propia raza y lengua. Según las circunstancias, se dmgieion unas veces a Roma y otras a Constantmopla, siempre con la esperanza de ver cumplido su ruego. Después de que les fueron concedidos los obispos que habían de garantizar la continuidad apostólica de su iglesia, no descansaron hasta conseguir su plena autonomía. Así fueron formándose en Oriente iglesias nacionales, que durante más o menos tiempo aseguraron pertenecer al patriarcado ecuménico, pero que prestaban al patriarca la misma nula obediencia que los gobiernos de aquellas regiones prestaban al emperador. El poder espiritual y el poder terrenal compartían así un mismo y fluctuante destino. Cuando para afianzar su trono, cada vez más vacilante, y conservar su remo, cada vez más pequeño, los emperadores griegos se vieron en la precisión de recabar ayuda de las potencias occidentales, hubo veces en que para atraerse al papa o a los monarcas de Francia, Alemania e Inglateira utilizaron como señuelo la esperanza de la reumficación de las iglesias, llegando incluso a enviar legados especiales para ello. De hecho, la reumficación se proclamó más de una vez. Pero siempre por poco tiempo, pues los móviles que llevaban a ella eran casi exclusivamente políticos y en la actitud espiritual de los patriarcas y de los fieles no se produjo nunca el cambio que hubiera podido confirmarla. El último intento de este género data del año 1435, el del concilio de Florencia. La antigua capital del imperio griego estaba en aquel tiempo a punto de sucumbir: en el año 1453, los turcos se apoderaron de la ciudad. El último emperador cayó en el campo de batalla. En lo sucesivo, el patriarca no había de ser ya más que el último resto de un desaparecido esplendor. Los turcos intentaron servirse de él como instrumento de gobierno. Puede decirse que estaba, más o menos, en sus manos, puesto que eran ellos quienes vigilaban su elección, cuando no la decidían indicando expresamente a los obispos a quién habían de elegir. El poder de aquellos patriarcas era muy pequeño, y más cuando tuvieron que contar con la rivalidad de los nuevos patriarcas de Moscú, que en algunas ocasiones llegó a ser peligrosa. Hubo luego otros patriarcas en algunas capitales del imperio eslavo, aunque no por mucho tiempo, pues iban desapareciendo a medida que se esfumaba la apariencia de independencia alcanzada por los Estados que los instauraron. En el siglo XIX estos Estados resucitaron, y sus iglesias se convirtieron en los más firmes baluartes del nacionalismo. El que era rumano pertenecía a la iglesia rumana, el búlgaio a la búlgara. Sólo los griegos se conservaron fieles a! patriaica ecuménico, porque para ellos Atenas no eia más que una capital provisoria, y su espíritu y su corazón no estaban allí, sino en Constantmopla. ¿Puede decirse hoy que el desmembramiento de las iglesias orientales haya concluido ya? En la historia de la humanidad nunca concluye nada ni nunca puede decirse cómo será el futuro.
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Lo único que sabemos es que el patriarcado de Moscú ha recobrado su antiguo esplendor perdido hace dos siglos. Pero las doctrinas ateístas del gobierno de que el patriarcado depende no le ofrecen la menor segundad, y lo convieiten en sólo un instrumento de gobierno en manos del poder estatal. Por otra parte, sabemos muy bien que las fuerzas religiosas del pueblo ruso son inagotables y que su fe, la de sus obispos y la de sus patriarcas ha sufrido largas pruebas, que no han hecho más que fortalecerla. Sabemos también el incremento que están tomando los contactos entre las distintas cristiandades orientales y las relaciones entre éstas y la iglesia anglicana. Sabemos que cada vez son mayores el interés de todos por la unidad cristiana y la esperanza de un nuevo renacimiento religioso. ¿Cómo pensar que la gracia de Dios pueda negar su apoyo a tales esfuerzos? La iglesia de Roma ha vivido siempre en una mayor independencia de los poderosos de este mundo, y de esa forma ha conservado mucho mejor la conciencia de su misión espiritual. Desde un punto de vista humano, esta su buena fortuna se debe en parte a la evolución histórica; concretamente, a la rápida decadencia del imperio de Occidente. En los territorios dominados por él no tardaron en instaurarse muchos remos no romanos y arríanos. Durante mucho tiempo el papa fue el único lazo de unión existente entre los subditos católicos de todos estos reinos. En África existió una iglesia de los vándalos, en España una de los visigodos, y en Italia, durante el reinado de Teodonco, una de los ostrogodos. Pero aunque las tres profesaban la fe de Rímini, no había entre ellas lazos visibles de unión de ninguna clase. En cambio, los católicos se sentían confiados a la autoridad papal, tanto más cuanto que ésta alcanzaba a todos los lugares y daba a los fieles normas universales. La actuación de Roma tuvo una ininterrumpida fecundidad. Se ha subrayado con frecuencia la importancia de la conversión de Clodoveo al catolicismo. Como fue el único converso de todos los caudillos de los pueblos germánicos, su conversión dotó a su poder de una aureola de universalidad de la que carecía el de los demás príncipes germánicos, y gracias a la cual consiguió ganaise la adhesión de los que sentían la nostalgia de la unidad romana. En el curso de la larga historia del Papado hubo algunas épocas en que éste se vio en peligro de tener que someterse, como el patriarcado ecuménico, a los poderosos del mundo. De hecho les estuvo sometido durante largo tiempo. Cuando Bizancío reconquistó Italia, el emperador comenzó por asegurar que no se proponía más que controlar la elección del soberano pontífice. Pero en realidad pronto comenzó sus reiterados esfuerzos por imponerle sus ideas teológicas. En la época de Justiniano, Vigilio y Pelagio hubieron de aprender por sí mismos lo difícil que podía resultar el oponerse a la voluntad de un emperador todopoderoso. En el siglo siguiente, San Martín dio al mundo
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un admirable ejemplo de firmeza. Más tarde, León III hubo de dar su beneplácito a la íestauración del imperio de Occidente hecha por Carlomagno, aunque coronándolo se daba a sí mismo un emperador. La debilidad de los sucesores de Carlomagno alejó el peligro que de aquí hubiera podido seguirse, pero pronto se presentó de nuevo, adoptando una forma distinta y más peligrosa : durante cierto tiempo, el papa vivió en total dependencia de la tristemente famosa Marozía (siglo x) y de la familia de ésta. Después de haber sido, por decirlo así, grand-aumonier del emperador, pasó a serlo de los señores feudales que luchaban por Roma. Pero ni siquiera en esta trágica situación la institución papal llegó a perder la conciencia de su misión universal. Aparentemente, el papa no tenía gran importancia, pero de hecho siguió representando a la iglesia. Siempre que en el decurso de los siglos resultó necesario, la Providencia hizo aparecer hombres capaces de ejercer en toda su plenitud la autoridad espiritual y proclamar su superioridad sobre la autoridad de los príncipes del mundo. Resulta innecesario recordar los nombres de Gregorio VII, de Inocencio III, de Bonifacio VIII, etc., pero no el decir que no fueron ellos los únicos que ejercieron de forma ejemplar el poder que correspondía a la teocracia papal. En realidad, para poner de relieve la continuidad de su eficacia espiritual, que hoy se manifiesta con más vigor que nunca, sería preciso citar a todos los papas, incluso a aquellos que se ocuparon preferentemente de cuestiones políticas. Hoy la iglesia católica está intensamente centralizada en torno a Roma. Indiscutiblemente, el papa se ha convertido en el monarca más absoluto y poderoso que sea posible imaginarse. Los enemigos del Papado reprochan muchas veces al concilio Vaticano el haber completado el poder papal proclamando en el año 1870 la infalibilidad pontificia. Pero este reproche carece de fundamento. Primero, porque hace ya siglos que de jacto se admitía la infalibilidad pontificia, pero además porque esa infalibilidad depende de tantas condiciones, que los teólogos creen que la primera vez que el papa usó de ella después de la proclamación del concilio Vaticano fue el 1 de noviembre de 1950, cuando proclamó el dogma de la Asunción de María. Hay otro hecho que tiene mayor importancia, y es el de que, desde los comienzos del cristianismo, Roma se convirtió en el centro de la historia de la iglesia. De ella fluyen corrientes de agua viva a todos los rincones del mundo, y a ella retornan luego y en ella desembocan, llevando consigo el palpitar de la vida del mundo cristiano. Hace siglos que estas corrientes fluyen ininterrumpidamente y que Roma es su punto de partida y su centro de atracción. Y lo es porque así lo ha exigido la lógica de los acontecimientos a partir del momento en que Cristo entregó a San Pedro las llaves del remo de los cielos. Este flujo y reflujo espiritual ha sido más o menos evidente según las cir-
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cunstancias. Ha estado sometido a cambios, y es posible que haya de estarlo también en el futuro, pues tiene por necesidad que adaptarse a circunstancias que no siempre resultan previsibles. Pero de una cosa podemos estar seguros: de que la iglesia católica, edificada sobre el fundamento de los apóstoles, y especialmente sobre la rcca de San Pedro, permanecerá fiel a su misión y conservará su unidad interna, que con su apostolicidad es el principal de sus rasgos característicos.
Suecia Gustavo Wasa, procedieron contra los católicos que se habían mantenido fieles a la tradición. No hay por qué dejarse engañar cuando a veces los protestantes se precian de estas escisiones y aun creen que ellas prueban que el Espíritu de Dios no ha cesado de derramarse sobre ellos. Pero en el fondo saben muy bien el precio que han pagado por esa diversidad de opiniones. Poco a poco la vida religiosa va esfumándose de las almas que todo lo critican y que no qmeren reconocer ninguna verdad que no sea admitida por la razón, investida en supremo juez. Para ellas, la revelación, el Antiguo y el Nuevo Testamento, el mensaje de Cristo, y, finalmente, el mismo Dios, se esfuman y pierden su sentido. Y si es que aún queda algo de religión, se descompone en un sentimiento inseguro y vacilante. Y así se llega a esta paradoja: que después de haber proclamado los imprescriptibles derechos de la razón y después de haber afirmado la decisión de acabar con todo misterio, el hombre se encuentra frente a uno muchísimo más oscuro que todos aquellos que constituyen el objeto de la fe católica.
3.
La iglesia
de Cristo
y el
protestantismo
Podría discutirse el valor espiritual de esta unidad. En los movimientos religiosos que trastornaron el mundo en el siglo XVI, y que separaron de la cristiandad católica a un gran número de fieles, los primeros reformadores se presentaron como apóstoles de la libertad invocando el supremo derecho del espíritu. En cierto sentido tenían razón en recordar que, como dice San Pablo, allí donde está el Señor, está la libertad, y que el espíritu de Dios es eterno. En todo tiempo ha habido profetas en el seno de la iglesia, y aún ha de volver a haberlos. Algunas veces ha ocurrido que los representantes oficiales de la iglesia no han sido capaces de reconocer a les verdaderos profetas e incluso que han condenado sus iniciativas, aunque luego, revisando los hechos con mayor detenimiento, se ha comprobado que esas rniciativas eran fecundas y virtuosas y santas, porque procedían realmente de Dios. Los errares de este género son inevitables. Pero no constitU' yen una razón suficiente para que ignoremos los beneficios de la autoridad, que es la única q r e puede garantizar la unidad. La comunidad visible a la que el Señor encargó que continuara su obra en el mundo necesita para ello tener a su frente hombres que la dirijan, y, más concretamente, una cabeza única. El gran error de los protestantes consistió en no reconocer la autoridad ni la necesidad de esa cabeza única y en colocar a la iglesia invisible muy por encima de la iglesia visible. Quizá no hubieran incurrido en este error si hubieran comprendido y conocido mejor la historia, pues este problema se planteó desde un principio, y la crisis montañista del siglo n no fue más que un episodio aislado de una controversia que bajo diversas formas se ha reproducido reiteradamente, y habitualmente ha llevado a las mismas conclusiones. Nadie discute que la efusión del Espíntu Santo de nada dependa ni tenga trabas; pero sí que es total' mente necesario preguntarse merced a qué rasgos pueden reconocerse sus revelaciones verdaderas y fidedignas. Y en cuanto la cuestión se presenta en esta forma, fácil es ver lo imprescindible que resulta una autoridad que las circunstancias exigen. Piénsese en la dureza con que Calvmo condenó a los que no pensaban como él una vez que llegó a ser dictador de Ginebra; recuérdese la severidad con que en Inglaterra Enrique VIII e Isabel, y en
4.
Unidad
y pluralidad
de la
iglesia
Hemos de añadir todavía que, cuando ello resulta preciso, la unidad de la iglesia es capaz de adaptarse amplísimamente a todas las diferencias. La plural variedad de órdenes religiosas, todas las cuales se proponen un mismo objetivo, a saber, el ayudar a sus miembros a alcanzar la perfección siguiendo los consejos del Evangelio, sería por sí sola una prueba suficiente de que el catolicismo no impone a sus adeptos la carga insoportable de una irrevocable uniformidad. En cada país y en cada siglo nacen nuevas formas de vida religiosa. El que algunas órdenes antiquísimas existan todavía hoy, se explica porque siguen satisfaciendo las necesidades personales de un gran número de almas y no por la sola fuerza de un mandato canónico puramente externo. La restauración de las Ordenes de San Benito y^ de Santo Domingo en Francia (siglo xix) y la portentosa difusión de la Sociedad de Jesús han satisfecho necesidades espirituales que se conservaban vivas; la creación de la Misión de Francia, en cambio, responde a las nuevas exigencias de nuestra época moderna. Esta misma variedad se nes presenta en los santos a los que la iglesia ha canonizado y a los que reconoce solemnemente como sus hijos verdaderos y más perfectos. Es maravilloso poder dirigir nuestra mirada al ejército de los santos, de los elegidos, modelo y ejemplo para los fieles. Vemos entre ellos sacerdotes seculares, fundadores de nuevas congregaciones, madres de familia ricas en hijos, profesores de universidad, mártires de la fe, de la que dieron testimonio en remotos países y en las más vanadas circunstancias. Cada uno de los fieles puede tratar de
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GUS1AV BARDY
igualar al modelo que más le agrade, pues es seguro que alguno encontrará entre los innumerables santos. O puede incluso, si así lo quiere, crear un nuevo tipo de santidad, porque la iglesia ni rechaza ni prescribe ninguno, pues lo único a que aspira es a santificarnos a todos. Se impone aquí el subrayar la írnportancia que el catolicismo atribuye al desarrollo de la vida personal, un problema de extremada actualidad. Los cristianos son hijos de Dios, llamados a la vida eterna, y así sienten el mayor respeto por el alma, por su íntima e inefable profundidad. Hay hoy en día sistemas de gobierno que ven una de sus misiones principales en la aniquilación de la personalidad y en su sustitución, por decirlo así, por números intercambiables que sea posible cambiar de sitio según haga falta y a los que pueda atribuírseles este o el otro papel. Estas inhumanas formas de gobierno se oponen diametralmente al ideal inmutable de la iglesia, que cree que cada hombre es objeto de un amor especial por parte de Dios y posee desde su nacimiento cualidades absolutamente personales que debe desarrollar y perfeccionar para en el curso de su vida terrenal realizar su obra, la obra que sólo él puede hacer. Podemos añadir que la iglesia tiene un claro sentido de la historia y no cree que en el decurso de los siglos pueda darse una exacta repetición de los mismos acontecimientos, ni puedan aparecer más de una vez las mismas personalidades. Además de esto, respeta también los derechos de Dios en el hombre, que son al mismo tiempo los derechos del hombre, es decir, los derechos de la personalidad. De esta forma la unidad de la iglesia se nos presenta como la mejor protección de la personalidad humana. Una misma fe actúa de distintas formas en la vida de los distintos fieles que la profesan y que reciben unos mismos sacramentos. Una misma esperanza atrae a todos los fieles a la ciudad de Dios, en la que, nos dice el Evangelio, hay muchas moradas. Un mismo amor mueve los corazones de todos los que pertenecen a Cristo. Todos ellos son piedras de una misma y excelsa catedral, que tiene sus fundamentos en los apóstoles y en los profetas y cuya piedra angular es el mismo Jesús. En el cuerpo místico del Señor, cada uno de los fieles tiene una misión totalmente concreta que cumplir. Es un doloroso pensamiento el de que junto a ellos viven muchos cristianos que están lejos de la iglesia y que fuera de ella no hay salvación. Aunque pertenezcan al alma de la iglesia, preciso es que no dejemos de elevar nuestras oraciones para que un día se unan a nosotros también en el cuerpo visible de la iglesia y vengan a participar de nuestra unidad, para que así se cumpla el gran deseo del Señor: «Padre, que estén unidos, como tú y yo lo estamos».
D R . JOSEF CASPER, VIENA-SALZBURGO. D O Z E N T DE UNIVERSIDAD
LA CRISTIANDAD
ORIENTAL
CONTENIDO 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15 16. 17. 18. 19. 20. 21. 22 23. 24. 25. 26. 27. 28. 29. 30. 31. 32. 33. 34.
Iglesia e iglesias particulares. Las cristiandades orientales ortodoxas y católicas. Enumeración según su estructura jerárquica y nacional, su credo y su rito. El marco geográfico de la cristiandad oriental. Los presupuestos psicológicos de la separación de las cristiandades oriental y occidental. Jerusalén y Antioquía como puntos de partida de la difusión del cristianismo hacia el Asia Anterior, África, Europa y Asia. Las causas políticas de la independización de la iglesia siria oriental y persa. La rivalidad entre Alejandría y Antioquía El comienzo de las disputas cnstológicas. La condena de Nestono por el partido de los alejandrinos (431) La adopción del nestonanismo por la iglesia oriental y persi como muestra de su oposición a la iglesia del imperio romano. La alianza de los nestonanos con los musulmanes. Expansión y decadencia de la iglesia siria oriental Los católicos caldeos. Las exageraciones alejandrinas. Su condenación (451). Las iglesias monofisitas. Causas dogmáticas y causas políticas de su separación de la iglesia del impeno romano. Los sinos católicos. Los cristianos de Santo Tomás de las costas de Malabar. Su historia. Cismas. Los malabares y malankareses católicos. La iglesia de los egipcios (de los coptos). La iglesia de los abisinios. La iglesia armenia. La iglesia georgiana Los melquitas sinos y egipcios. El monotehsmo y los maronitas El patriarcado de Constantinopla. La iglesia sinodal de Grecia. Los católicos griegos. Los ítalo-griegos. La iglesia sinodal ortodoxa de Albania. La iglesia autocéfala rumana. L i iglesia católica de Rumania La iglesia sinodal ortodoxa de Bulgaria. Los católicos búlgaros La iglesia servia autocéfala. Los católicos servios. Sinopsis de H historia de la iglesia rusa. Los raskolniki y las sectas rusas La religiosidad rusa. Peculiaridades características de la iglesia rusa Dificultades de la unión con Roma. El rito bizantinO'húngiro. Las modernas Iglesias bizantinas nacionales en Oriente y en Occidente. La fisonomía espiritual de la cristiandad oriental. El carácter católico y nacional de las iglesias orientales Sinfonía y autocefalia.
1.
Iglesia
e iglesias
particulares
Todos sabemos que los límites de la iglesia católica no coinciden exactamente con los de la iglesia romana. El Codex Iurts Canonici no rige más que para la iglesia romana. «Aunque el Codex Iuns Canonici hable frecuentemente de cuestiones de disciplina de la iglesia oriental, no rige más que para la iglesia romana única y exclusivamente. La iglesia oriental no está obligada a observarlo a no ser en aquellas cuestiones que por naturaleza afectan a los orientales» x . Lo afirmado en este canon, primero del Código, tiene gran importancia para la exposición de la cristiandad oriental. Todas las iglesias católicas, con inclusión de la romana, son sólo iglesias particulares, partes de un todo 2 . El comportamiento intolerante, anticatólico y orgulloso de las distintas iglesias particulares ha hecho nacer la disensión, la falta de unión y la separación. La historia de las í^íes'as de Oriente y Occidente es en buena parte la histuria de la rivalidad entre las iglesias, la historia de la nvalidad entre los cristianes.
2 . Las cristiandades orientales ortodoxas Enumeración según su estructura jerárquica su confesión y su rito
y y
católicas. nacional,
De los 770 millones de cristianos del mundo, unos 390 millones son católicos, 200 millones protestantes, y de 170 a 190, miembros de la iglesia oriental. Unos ocho millones de cristianos orientales pertenecen a la iglesia católica, mientras que los demás viven separados de ella \ Los miembros cuéntales de la 1 2
Cn 1 CIC. Cf. cn.257 804 955 CIC; además, KARRER, O n o , Der chnsthche Osten und die Kirche Chnsti «Der chnsthche Osten, Geist und Gestalt», ed. por TYCIAK-WUNDERLE-WERHUN (Regensburg 1939) p.l7ss; C.OUSSA, ACACIUS, Epitome Praelectionum de tute ecclesiastico Onentak. I. Introducüo (Cryptae-ferratae 1948) p.3ss. J ATTWATER, D., The cathohc eastern Churches (Milwiukee 1935); ID., The dissident eastern Churches (Milwaukee 1937); BAUR, I. C H R . , Der chnsthche Onent (Munich 1930); CLERQ DE C , Les Égítses umes d'Orient (París 1934); DUMONT, C Églises Orientales umes et dissidentes, Tableau de la fihation et de la répartition des divers Rites, Confesstons et Htérarchies (París 1937); FORTESCUE, A D R . , The Lesse,
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JOSEF CASPER
LA CR1S11ANDAÜ ORIENTAL
iglesia católica no tienen el mismo derecho eclesiástico que los de la iglesia católica romana, ni tampoco los mismos usos y ritos; su piedad también es diferente, y lo mismo su actitud espiritual. Pero sí que tienen los mismos derechos. A un occidental, la pluralidad de iglesias, giupos y ritos orientales le parece a primera vista desconcertante y absurda. La mas numerosa de las iglesias orientales es la iglesia ortodoxa bizantina, que se subdivide en una sene de iglesias autocéfalas. La iglesia bizantina griega, cuya lengua cultual es el griego, cuenta con unos 120.000 miembros, que pertenecen al patriarcado ecuménico de Constantinopla. La iglesia ortodoxa sinodal de Grecia cuenta con unos seis millones de fieles, y la iglesia autónoma de América con unos 200.000. A estos 6.320.000 griegos ortodoxos se oponen unos 5.000 griegos y 50.000 ítalo-griegos, que pertenecen a la iglesia católica. En los comienzos del cristianismo, el griego fue la lengua de la iglesia en el mundo situado al oeste de Jerusalén y de la Antioquía siria, o sea, en el Asia Menor, Egipto, norte de África y Europa. Hoy no conserva su valor de lengua litúrgica más que entre los griegos. En Occidente, el cristianismo no tardó en revivificar los elementos nacionales que habían quedado recubiertos en el proceso de helenización \ La iglesia ortodoxa sinodal de Albania tiene 180.000 miembros. Como lengua cultual usó antiguamente el griego y el eslavo antiguo; desde 1929, fecha de la declaración de la independencia, se usa la lengua albanesa en todas las ceremonias litúrgicas. El patriarcado ortodoxo de Rumania tiene 12.500.000 cristianos ; frente a ellos hay 1.300.000 rumanos católicos del mismo rito y de los mismos usos. Hasta 1648 la lengua litúrgica fue el eslavo antiguo o el griego, según la situación política; a partir de esa fecha, el rumano. Los católicos introdujeron el rumano como lengua cultual en ese mismo siglo xvn. Esta adopción del rumano en las ceremonias litúrgicas fue una consecuencia de la mdependización de la iglesia rumana, que hasta entonces había estado sometida al patriarcado ecuménico de Constantmopla. La iglesia ortodoxa sinodal búlgara, cuya lengua cultual es desde el siglo ix el búlgaro o eslavo antiguo, tiene cuatro millones de prosélitos; los católicos búlgaros son unos 6.000. El patriarcado ortodoxo de Servia agrupa 5.700.000 cristianos, junto a los que viven 42.000 servios católicos. La iglesia ortodoxa rusa, con sus distintos grupos y con
los raskolniki, tiene más de 120 millones de adeptos. Sólo unos pocos millares de rusos que viven dispersos por el mundo son miembros de la iglesia católica. La iglesia rutena pertenece desde 1592 a la católica; de sus seis millones de fieles, 3.600.000 viven en Galitzia (Polonia), más de 500.000 en la Ucrania carpática ° y aproximadamente 1.200.000 en América. Su lengua cultual es la de todos los eslavos orientales cristianos: el eslavo antiguo 6 . La iglesia polaca autocéfala tiene tres millones de miembros; en la liturgia usa el eslavo antiguo o el polaco. Relacionado con ella está un pequeño grupo católico de rusos blancos de Volmia. Las iglesias ortodoxas autónomas de Lituania, Estonia y Finlandia usan en la liturgia desde el siglo XVI1I-XIX sus lenguas nacionales, o, en otro caso, el eslavo antiguo. En conjunto, las iglesias autocéfalas bálticas cuentan con unos 600.000 adeptos, a los que se oponen pequeños grupos católicos. Los 40.000 prosélitos de la iglesia checa, antes nacional, están bajo la jurisdicción del patriarcado de Moscú. Su lengua litúrgica es el checo 7 . A los miembros de la iglesia bizantina hay que añadir los 2.500.000 del catolicado de Georgia, que desde el siglo VI usan el georgiano como lengua cultual; los 45.000 melquitas sirios del patriarcado ortodoxo de Jerusalén y de la iglesia autónoma del Sinaí; los 200.000 del patriarcado ortodoxo de Antioquía; los 250.000 de la iglesia autocéfala de Chipre. En el patriarcado melquita de Antioquía viven 166.000 católicos y en Georgia 8.000. Los melquitas sinos ortodoxos y católicos usan en la liturgia el griego y el árabe. Y, finalmente, hemos de añadir a la iglesia bizantina los 65.000 cristianos ortodoxos del patriarcado de Alejandría.
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Eastern Churches (Londres 1913); I D . , The Ortodox Eastern Church (Londres 1916); I D . , The Uníate Eastern Churches (Londres 1923); GATTI-KOROLEVSKIJ, l Riti e le Chiese Onentah 1 (Genova! 1942); JANIN, R.( Les Églises orientales et les rites orientaux (París 1935); LUBECK, KONR., Die chnsthchen Kmhen des Onents (Kempten 1911); SlLBERNAGEL-ScHNlTZER, Verfassune, und gegenwartiger Bestand samthcher Kirchen des Onents (Regensburg 2 1904); SpuiER, B., Die Gegenwartslage der Ostkuchen m ihrer volkischen und staathchen Umwelt (Wiesbaden 1948) 4 BAUMSTARK, ANT., Vom %eschtchthchen Werden der Liturgie (Friburgo 1923) p.80s
•> Los datos estadísticos son anteriores a la guerra de 1939-1945; cf. DUMONT, C , l.c.; «Annuano Pontificio» (Roma 1938); btatistica con cenm stoncí della Gerarchia e dei Fedeh di chiesa oriéntale 2 (Roma 1932); GORDILLO, M., Compendium Theologiae Orientahs (Roma 1939) página 18. 6 CASPER, JOS., Der Verkundigungscharakter der onentahschen Liturgie, en ARNOLD-FISCHER : «Die Messe ín der Glaubensverkundigung» (Fnburgo 1950) p.174-177; HEILER, F R . , Die katholischen Kirchen des Ostens und Westens. 1. Urkirche und Ostkirche (Munich 1937) p.296s; RAES, A L P H . , lntroductio m hturgiam Onentalem (Roma 1947) p.207-227; SALAVILLE, A , Liturgies Orientales (París 1932) p.33-51; VRIES DE, W., Die hturgischen Sprachen der kathohschen hinche: «Stimmen der Zeit» (Fnburgo 1941) p.111-116; ZAGIBA, FRANZ, Studien Zum Problem der Kulisprachen «Heiliger Dienst» (Salzburgo 1948) p 39-44 114-118 182-188. 7 Fechas importantes de la historia de la iglesia mcional checa: 1907, fundación de la Jednota, 1918, fundación de la ]ednota ceskoslovenská duchovenstva v PraZe, 1919, subordinación de la ]ednota a Roma; 1920, cisma de Roma; anexión a la iglesia patriarcal ortodoxa de Servia; 1921, 1.400.000 católicos se separan de la iglesia romana católica por razones nacionales y liberales; 1946, anexión al patriarcado de Moscú. Cf. ALGERMISSEN, K., Konfessionskunde, Em Handbuch 4der chnsthchen Kirchen und Sektenkunde der Gegenwart (Hannover 1930) p 222-241; STEFFLER, REINHARD, Die neuen Nationalkirchen der Tschechoslowakev «Ekklesia-Eme Sammlung von Selbstdarstellungen der chnsthchen Kirchen» vol 5 ed. SlEGMUND - ScHULTZE
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JOMil- CASPLR
LA CRISTIANDAD ORIENTA1
Los cristianos sirios están muy divididos. Los grupos principales son los de los nestonanos, los monofisitas, los maronitas y los melquitas. Los cristianos nestonanos de la Siria oriental, de Persia y de otras partes de Asia son hoy unos 80.000 y pertenecen al catolicado caldeo de Kotjan \ junto al lago Van. Su lengua eclesiástica es el sirio en la forma en que lo usa la moderna escuela de teología de Nisibis. Los 70.000 católicos del patriarcado caldeo de Babilonia están en relación histórica y nacional con este grupo de cristianos nestonanos. Igualmente relacionados con ellos están los 15.000 malabares nestonanos del sudoeste de la India y los 532.000 siro-malabares católicos de Ernakulam. La lengua cultual de los malabares es el siríaco.
usan todavía la antigua lengua ge'ez 9 . Sería interesante estudiar la influencia que el cristianismo abisimo haya podido ejercer sobre los pueblos del este y del sudeste de África, y especialmente sobre los galla.
En el oeste de Siria hay 80.000 jacobitas, bajo la jurisdicción del patriarcado smo-jacobita de Antioquía, y 71.000 católicos, bajo el gobierno del patriarcado sirio-católico de Antioquía. En el culto usan el siríaco y el árabe. Los malabares jacobitas del sudoeste de la India son 250.000; los que de ellos se han adherido a la iglesia católica reciben el nombre de siro-malankareses católicos. Su principal lengua cultual es el siríaco, pero usan también el árabe, el kurdo, el turco y el malayalam. Tradicionalmente a los cristianos indios de la costa de Malabar se les da el nombre de cristianos de Santo Tomás. Los maromtas del Líbano, originariamente monotelitas, se adhirieron a la iglesia católica en la época de las cruzadas. De todos los grupos orientales, el de los maromtas es el único que es católico en su totalidad. La iglesia maromta agrvipa 365.000 fieles; las lenguas de su lituigia son el siríaco y el árabe. Los 661.000 melquitas sirios a que hemos aludido antes siguen el rito bizantino. Los armemos cristianos son más de dos millones y desde el siglo V usan el armenio clásico como lengua cultual. Unos 100.000 son católicos y están bajo la jurisdicción del patriarcado armenio católico; los demás armemos gngonanos, hasta completar los dos millones, forman el catolicado de Edschmiadzm, separado de Roma. Por su creao estos armemos son, como los sinos occidentales y como los coptos y abisimos, monofisitas. Los egipcios coptos son 1.Í20.000. Junto a estos coptos monofisitas viven 32.000 coptos caiólicos. Usan en el culto el copto, el griego y el árabe. Algunos fragmentos de textos nublos nos permiten suponer que también el nublo hubiera podido ser lengua cultual. Bajo la jurisdicción del patriarcado copto de Alejandría hay además 2.700.000 cristianos abisimos. En su liturgia (Leipzig 1937); GRIGORIC, VLADIIVU I, Prdvosluvrá církev ve stáie Óeskoslovenském (Praga 1928); URBAN, RUDOLF, Die slatmsch'tiationuU ktrchhchen Bestrebungen m der Tschechoslowakei - Mit besondercr Berucksah fung der tschechosloiuhtsdien und orthodoxen Ktrchen: «Slawlsc!. biltische Quellen und íorschungen» 9, ed por REINHOLD TRAUTMNN (Leipzig 1938). s A li vis i de los rragmen os de textos nestonanos en pehlevi, no pirece drju exc1 use e! miento de celebrii h liturgia en lengua persa.
3.
El marco
geográfico
de la cristiandad
oriental
Desde un punto de vista geopolítico, una de las causas de la escisión entre la iglesia oriental y la occidental es la subdivisión del imperio romano en imperio de Oriente e imperio de Occidente 10 . El primero que, por razones administrativas, dividió el imperio fue Diocleciano. Constantino escogió a Bizancio como capital, y de esta forma desplazó hacia Oriente el centro de gravedad del imperio romano. La subdivisión así comenzada se hizo definitiva a la muerte de Teodosio el Grande (395), en el remado de Arcadio. Teodosio había trazado el límite entre Oriente y Occidente a través de la península balcánica. Así, Oriente se introducía en Occidente, y la capital del imperio romano, que desde el año 326 era Bizancio, la ciudad de Constantino, quedaba situada en la parte europea del imperio oriental. Cierto que esta división del imperio tenía un alcance puramente técmco-admmistrativo y que el gran imperio romano seguía siendo unitario y universal. Al imperio romano de Oriente pertenecían, además de una parte de Europa, concretamente Tracia, y de África, a saber, Egipto, las provincias situadas en Asia. La iglesia oriental se ha mantenido hasta hoy en lo esencial dentro de los antiguos límites de este imperio de Oriente. Decimos que en lo esencial porque, como es sabido, el marco actual de la iglesia oriental es en parte más reducido y en parte más extenso que el del imperio romano de Oriente. En el siglo VIII, el patriarcado de Constantmopla ganó extensos territorios en los Balcanes, territorios que pertenecían a Occidente y, 9 La invasión semita de Etiopía comenzó vanos siglos antes de Cristo. En el siglo I después de Cristo, los semitas que habían llegado del sur de Arabia poseían ya un reino bien asentado. Las dos grandes emigraciones de los pueblos, semitas a Etiopía fueron las de los pueblos ge'ez, en el norte, y la de los amhareos en el sar. La lengua ge'ez es la de las inscripciones de la Arabia meridional. L i lengua de jos amhareos es la amarina. Los pueblos ge'ez se asentaron en la región de Aksum y crearon el mas antiguo Estado de Abisinia y la literatura abisimocnsliana. La mezcla del ge'ez con algunos elementos del abisimo antiguo dio nacimiento al tigrina. En Entrea se ha conservado un idioma emparentado con el ge'ez. Cf. LlITMANN, EN., Geschichte der aihiotnschen Lütratur, en «Die Liíeraturcn des Ostens ín Einzeldarstellungen» 7: Geschichíe der chrtsthchen Literaiuren des Ortents (Leipzig 1907) páginis 185ss; BAÜMSTARK, ANT., Die chnsilichen Literaluren des Onenis (Goschen). II. Das chnsthch'arahsche und das athioptsche Schnítlum (Leipzig 1911) p.36s. 10 Cf. HEUSSI - MULLERT, Atlas Zur Ktrchengeschtchte (Tubmgen 1937)
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JOSEF CASPER
LA CRISTIANDAD ORILN1AL
en consecuencia, al patriarcado occidental, y que fueron conquistados por los eslaves, búlgaros y servios 11 . La iglesia oriental de Bizancio consiguó extenderse también más allá de Rumania, hasta Hungría ] 2 . La historia política y eclesiástica de Bulgaria, de Servia e incluso de Rumania nos da testimonio de esta competencia entre la antigua y la nueva Roma, pues tanto Roma como Bizancio aspiraban a controlar los Balcanes. Hasta la actualidad estos pueblos han adoptado siempre una postura vacilante entre Oriente y Occidente. Más tarde, el patriarcado bizantino hubo de ceder al islam la casi mayor parte de sus territorios en Asia l \ La conquista islámica afectó también, y aún en mayor medida, a los patnarcados de Antioquía, Alejandría y Jerusalén, que, otrora florecientes, ante el ímpetu victorioso de los prosélitos del profeta Mahoma, se convirtieron en sombras de sí mismos 14 . Pero en el siglo X la iglesia oriental vio cómo se le abrían las puertas de nuevos territorios situados al norte del patriarcado de Bizancio, territorios que por su extensión, por el número de sus adeptos, por su espíritu y por su piedad estaban destinados a alcanzar tal importancia, que la iglesia en ellos fundada, la iglesia rusa, llegaría a ser considerada, como hoy lo es por muchos, como la iglesia oriental por antonomasia * \ Hoy la iglesia oriental abarca en Europa a Servia, Bulgaria, Albania, Grecia (con Macedoma), parte de Hungría, Rumania, Rusia, los Estados bálticos, Polonia y Checoslovaquia; fuera de Europa se extiende por Asia Menor, Egipto, Abisinia y la India. O sea, que pertenecen a la iglesia oriental las cristiandades del antiguo imperio romano de Oriente (patriarcados de Alejandría, Antioquía, Jerusalén y Bizancio), más aquellas otras que se fundaron fuera de sus fronteras, pero en dependencia de ellas 11 12
1J
Cf. GATTI-KOROLEVSKIJ, l . c , p.318-362. COUSSA, A c , l . c , p.148; GATTI-KOROLEVSKIJ, l . c , p.363-398.
CASPER, J., Islam und Chnstentum: «Wissenschaft und Weltbild, Vierteljahrschnft fur alie Gebiete der Forschung» (Viena 1948) p.332333; FALLMERAYER, P H . J., Fragmente aus dem Onent (Stuttgart 1877) p.570 - 586;
ARNOLD - WESINK - KRAMERS,
Handworterbuch
des
Islam
(Leiden 1941) p.221. 11
x>
CASPER, ]., l . c ,
p.331-332.
ARSENIEW, NlK. VON, Das heiíige Moskau, Büder aus dem religasen und geistigen Leben des 19. Jahrhunderis (Paderborn 1940); A M MANN, ALB. M., Abnss der ostslavischen Kirchengeschichte (Viena 1950); BECK, E R . , Die russische Kirche, ihre Geschichte, Lehre und Lüurgie, mit besonderer Berucksichtigung ihrer Unlerscheidungslehren und ihres Verhaltmsses tur romischen Kirche (Buhl ¿ 1926); BONWETSCH, N . , Kirchengeschichte Russlands im Abnss (Leipzig 1923); BRIAN-CHANINOV, L'éghse russe (París 1921); BUBNOIT-EHRENBERG, Osthches Chnstentum 2 vols. (Munich 1925); DANILEWSKY, N . I , y NOTZEL, K., Russland und Europa, Eme Untersuchung uber die kulturellen und pohüschen BeZiehungen der slavischen ¿ur germanisch-romamschen Welt (StuttgartBerlín 1920); HANISCH, E R D . , Geschichte Russlands 2 vols. (Fnburgo 1940-1941);
HEILER,
F R „ l.c,
p.166-174;
PHILARETH - BLUMENTHAL,
Geschichte der Kirche Russlands (Francfort 1872); SEIFERT, L.. Abendland, Slaventum und Ostkirchen (Viena 1926); MIRCUK, }., Der slawische Messianismus: «Jahrbucher fur Kultur und Geschichte der Slaven» 6 (1930)
595
(iglesia de Persia, Armenia y Etiopía, Bulgaria, Servia, Rusia y de otros pequeños países europeos o de otras partes del mundo).
4.
Los presupuestos psicológicos de la separación de las cristiandades oriental y occidental
La división del imperio comenzada por Diocleciano y consumada a la muerte de Teodosio, aunque en sí misma tenía un carácter técnico-administrativo, creó una diversidad de condiciones políticas y de evolución histórica que, cayendo en terreno abonado por las profundas diferencias existentes entre el espíritu oriental y el occidental, manifiestas ya en la teología patrística, contribuyó primero a distanciar de la iglesia romano-griega a los cristianos no romanos y no griegos y, finalmente, acabó por separar a la iglesia bizantina de la romana. El abismo espiritual que separaba a Oriente de Occidente se manifestó desde un principio. Desde un punto de vista político, Oriente estaba compuesto por comunidades nacionales de estructura patriarcal. En Oriente, la monarquía patriarcal se convierte en despotismo patriarcal. Desde un punto de vista religioso, Oriente se siente, en mayor medida que Occidente, determinado por Dios. La religión oriental es teocracia, y el poder que a todo alcanza es el poderío de Dios. En Oriente el pensamiento y la imaginación parten de arriba. De arriba parten la religión, la fe, la ciencia, el arte y la política. Aquí reside la superioridad del hombre oriental, su atemporalidad y su magnífica aristocracia en su modo de estar por encima de las cosas cotidianas. Cierto que esta actitud de humildad ante Dios y ante el mundo circundante tiene también sus aspectos sombríos: la humildad puede transformarse en sumisión indigna del hombre, ese aristocrático estar por encima de las cosas puede llevar a una apatía pecaminosa y a un indiferentismo que acepte estados y usos que harían de cualquier occidental un revolucionario fanático. La atemporalidad del hombre oriental ha tenido como consecuencia muchas veces una insana fidelidad a la tradición, casi podríamos decir un entumecimiento en la tradición. En cambio, en Occidente el principio dominante es el de la salvaguarda de la persona y del valor personal. Pueblos y naciones pierden importancia ante lo individual. El primer plano lo ocupan el hombre individual y su espíritu y su libertad. El hombre occidental se inclina ante la fuerza del saber y del poder humanos; no se somete naturalmente, como el hombre oriental, sino libremente. Por eso impera en Occidente una mayor unidad cultural que en Oriente, pero también una mayor diferenciación política. La cultura cristiana y unitaria de Occidente fue capaz de dar albergue hasta a los mismos germanos. La comunidad cultual y la postura vital que desempeñaron en Occidente el papel de elementos unitivos fue-
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losrr c ASPI R
1 A CR1SI1ANDAD ORIENTAL
ron las latinas; la lengua latina medieval fue la lengua nacional de Occidente. En cambio, en Oriente el imperio bizantino no fue capaz de unir ni a los sirios cristianos ni a los egipcios, y todavía menos a los armenios, a los georgianos y a les etíopes. Las diferencias culturales, políticas y nacionales existentes entre ellos favorecieron los cismas y la evolución separada de las distintas iglesias orientales 10 ,
su pueblo aceptó el Evangelio de Cristo ' . En aquel mismo siglo, misioneros que bien pudieron ser armenios llevaron el cristianismo a los georgianos". Sobre cuándo llegó a Egipto el cristianismo, nada sabemos 21 . A finales del siglo II, la iglesia de Alejandría aparece ya en pleno esplendor 2o. Desde Egipto la religión de Cristo llegó hasta los nublos del vecino Sudán 2G. Los sirios llevaron el cristianismo a Arabia - 7 , y desde allí pasó el mar Rojo y se difundió en Abisima 28 . Es evidente que, a partir del siglo IV, la religión cristiana desempeñó el papel de lazo de unión entre los imperios romanos de Oriente y de Occidente y las naciones limítrofes; pero no es menos evidente que las iglesias de estas últimas tuvieron una estructura totalmente diferente a las del cristianismo del imperio greco-romano y de las ciudades de sus protectorados, una estructura nacional, y que esa disparidad de estructuras acabó por producir una escisión en el seno de la iglesia del imperio y en la unidad católica. El motivo inmediato de esa escisión lo dieron las luchas cristoló-
5. Jerusalén y Antioquía como puntos de partida de la difusión del cristianismo hacia el Asia Anterior, África, Europa y Asia El punto de partida de la difusión del cristianismo hacia Oriente y Occidente fue Jerusalén. Los apóstoles y sus colaboradores comenzaron a misionar el mundo desde el judaismo, enseñando en las sinagogas de las comunidades judías " . La misión de los gentiles partió de la Antioquía siria 18 . Desde allí el cristianismo fue llevado al Asia Menor, a Grecia, a Italia, a la Galia, a España, a todos los lugares en que se hablaba griego como lengua común. En el Asia Menor, el centro de la vida cristiana estuvo en Efeso, en Grecia, en Cormto, y en Italia en Roma. Desde Antioquía y Damasco la religión de Jesús llegó hasta Siria, a través, también en este caso, de las colonias judías, que allí eran numerosas 19 . Los primeros documentos que poseemos de la existencia del cristianismo en Siria datan del siglo II. Edesa, Arbela, Nisibis y Seleucia-Ctesifcnte fueron los centros de la iglesia siria 2 0 . Desde Jerusalén, Antioquía, Damasco, Adiabena, Edesa y Seleucia-Ctesifonte, el cristianismo fue llevado a Persia, al sudoeste de la India, al Asia cential y a la Chma 21 . En el año 280, el rey armenio Trdat III con todo 16 SOLOWIEW-KOBILINSKI-ELUS, Monarchia Sancti Petn, Die ktrch' hche Monarchte des heiligen Petrus ais freie und universelle Theokrü' tie ira Lichte der Weisheit (Maguncia 1928) p.98ss " Cf. Act 2,46; 3,lss; 5,12; 5,21ss; 9,20; 11,19; 13,5; 13,14ss; 14,lss; 16,3; 16,13ss; 17,lss; 17,10ss; 17,17; 18,4ss; 18,19; 19,8ss. 18 Cf. Act 13; HARNACK, A D . VON, Die Mission und Ausbrei+ung des Chnstentums m den ersten dret Jahrhunderten 2 (Leipzig ¡ 1915) p.l24ss 141ss. 19 De lo que dan testimonio la leyenda de Abgar, la doctrina del apóstol Addaí y la crónica de Arbela; cf. BAUER, W . , Rechtglaubigkeit und Ketzeret »m altesten Chnstentum (Tubmgen 1934) p.6ss; HAASE, FEL., Altchnstlíche Kirchengeschichte nach onentahschen Quellen (Leipzig 1925) p.84ss. 20 BAUMSTARK, A N T . , 1 c. I Das chrisilich'aramaische und koptitche Schnfttum p.40ss; I D . , Geschichte der synschen Literatur mü Aus' schluss der chnsthch - palcsünensischen Texte (Bonn 1922) p.9ss; BROCKELMANN, C , Die synsche und die chnsthch'arabische Literatur: «Geschichte der chnsthchen Literaturen des Onents», 1 c , p.l42ss;
HAPNACK, A D . VON, l . c , p 142ss. 21
BAUMSTARK, A N T . , Geschtchte
y 217;
HEILER, F R . , l e ,
Chnstenheit
p242;
der synschen
Literatur,
1 c , p.10
ROSENKRANZ, GERHARD, D«e
m Chma %n dem QuellenZeugnissen
der
alteste
Nestonaner'Texte
597
gicas. der Tang'Dynasüe: «Schnftenreihe der Ostasien-Mission» 3-4 (BerlínSteghtz 1938). 22 AUFHAUSER, J. B., Armemens Missionierung bis tur Grundung der armenischen Nationalkirche «Zeitschnft fur Missionswissenschaft» (Fnburgo 1918) p.74ss; INGLISIAN, VAHAN, Armemsches Klosterleben «Morgenlandisches Chnstentum, Wege zu einer okumemschen Theologie», ed. por KRUGER y TYCIAK (Paderborn 1940) p.261ss. 23 BAUMSTARK, A N T . , Die chnsthchen Literaturen des Onents, l . c , p 100; GousSEN, H . , Uber die altesten BeZiehungen der georgischen Kirche Z,ur romischen- «Ex-Onente, rehgiose und philosophische Probleme des Ostens und Westens» (Maguncia 1927) p. 129-132; KEKELÍDSE, K . Die Bekehrung Georgiens Zum Chnstentum (Leipzig 1928). 21 HARNACK, AD. VON, 1 c , p.l59ss; BAUFR, W„ l.c , p 49ss 25 Cf. EUSEBIUS, Kirchengeschichte 5 p.21-23; 6 p 1; 7 p20; HARNACK, AD. VON, l.c, p.l63ss. 26 Cf. los títulos de los patriarcas egipcios: «padre de Alejandría, obispo de todos los obispos, supremo pastor de la excelsa ciudad de Alejandría, de Egipto, de la Pentapohs, de Libia, Nubla, Etiopía y de toda la tierra evangelizada por San Marcos» (patriarca copto); «bienaventurado y santísimo papa, patriarca de la excelsa ciudad de Alejandría, de todo Egipto, de la Pcntápolis, de Pelusium, de Libia y de Etiopía» (patriarca melquiia-bizanlmo). Se h i n encontrado abundantes manuscritos nublos cristianos que no han sido descifrados más que en parte. 27 ANDRAE, T O R , Der Ursprun" des Islams und das Chnstentum (Upsala 1926); I D . , Mohammed, Sem Leben und sein Glaube (Gottingen 1932); BAUMSTARK, A N T , Die chnsilichen Literaturen des Onents 2 p.8ss. 28 Los grandes apostóles de Abisinia, Aidesio y Frumencio, llamado Abba Salame, eran hi|os de un mercader sino, el antioqueno Mcropio. Los «nueve santos» de Abisima eran monjes sinos que llegaron a Abisima atravesando probablemente el sur de Arabia. El origen sino de la iglesia abisima queda confirmado, además de por estas tradiciones, por los formularios litúrgicos, igualmente sinos.
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LA CRISTIANDAD ORIENTAL
JOSEF CASPFR
6.
Las causas políticas de la de la iglesia siria oriental
independización y persa
Ocurre siempre en la historia del mundo que las ideas impulsoras, las ideologías y las creencias religiosas cristalizan en principios políticos. La oposición política viva en la iglesia siria oriental y persa fue el primer motivo de la independización del obispo de Seleucia 2,>. En el año 524 se le dio el título de obispo universal, katholikos, un título que era propio de los patriarcas, y luego se recurrió a una leyenda artificiosa y creada a postenon para dar fundamento teológico a este título tan cargado de sentido 30 . La oposición política acabó, finalmente, por favorecer el cisma teológico, cuya causa ha de buscarse en la orientación realista del pensamiento de los sinos antioquenos. La causa del cisma que separó a la iglesia siria oriental y persa de la iglesia del imperio greco-romano occidental fueron las oposiciones nacionales existentes y, sobre todo, la desconfianza política de los sasánidas persas 31 . Para éstos, los cristianos ortO' doxos parecían apoyarse, tanto ideológica como políticamente, en el imperio greco-romano, el enemigo hereditario del imperio persa. Y por esta razón los doctores de la escuela de Edesa, que por sus tendencias nestonanas habían sido expulsados de Bizancio, fueron recibidos como emigrantes dignos de confianza y políticamente seguros y como «nuevos doctores de la escuela persa». Entre ellos estaban el famoso Barsaumas (t 496), favorito del sasánida Peroz (457-484), y Narsai el leproso (f 507), un autor de himnos 3Z. En el año 486, la iglesia nestonana siria oriental se convirtió en la iglesia del remo persa 33 , que, reducida en principio a la Mesopotamia oriental y a Persia, luego se extendió por Arabia, sudoeste de la India, Turquestán, China y Mongolia 34 . En Sigan-fu se conserva un monumento con una inscripción bilingüe en chino y en siríaco que da testimonio del éxito alcanzado por las misiones nestonanas en China y en Asia. Data del año 779 3 ' . Cuando en el siglo XIII llegaron a China 29 CHABOT, ]. B., Synodicon oriéntale ou Recueü des synodes tiestonens pubhé, traduit et armóte (París 1902) p.266-292ss; LABOURT, I 8, Le chnstiamsme dans l'empire perse sous la dynastie sassarnde (París 1904) p.21ss. 30
CHABOT, 1. B , Synodicon, l e , p.419s; JUGIE, MART., Theologia
Dogmática Christianorum Onentalium ab Ecclesia CathoUca dissidentium. V. De Theologia Dogmática Nestonanorum et Monophysitarum (París 1935) p53ss; HEILER, FR., L O , p.421. 31 Cf. Ausgeurahlte Akten persischer Martyrer, aus dem Synschen ubersetZt und eingeleitet von BRAUN, OSKAR : «Bibhothek der Kirchenvater», 22 (Kempten y Munich 1915); LABOURT, [., l.c, p.lOOss. 32 BAUMSTARK, ANT., Geschichte der synschen Literatur, l.c, p.l07ss. 33 Durante el catoheado de Aqaq, en el sínodo siro-persa de Seleucia-Ctesifonte; cf. J. B. CHABOT, Synodicon, l e , p.53-61 299-307; OSKAR BRAUN, Das Buch der Synhados (Stuttgart-Viena 1900) p.64-73. 34 35
HEILER, FR., l.c, p 421.
BAUMSTARK, ANT., Geschichte der synschen Literatur, l.c, p.216ss; HEILER, FR., 1 c , p 421s (ambos libros con abundante bibliografía).
599
los misioneros franciscanos encontraron allí un floreciente cristianismo nestonano. 7.
La rivalidad entre Alejandría El comienzo de las disputas
y Antioquía. cristológicas
La dogmática de la iglesia nestonana, que desde un principio desarrolló una gran actividad misional con centro en Antioquía, Edesa, Arbela y Seleucia, se mantiene dentro de los límites del símbolo de la fe ruceno-constantinopolitano y rechaza toda la evolución dogmática posterior. Al comenzar el siglo iv había en el Oriente cristiano dos escuelas teológicas de fama extraordinaria. Una radicaba en Egipto, en Alejandría, y la otra en Siria, en Antioquía. Alejandría representaba en Oriente la tendencia idealista y mística, enseñaba una filosofía teológica e interpretaba alegóricamente las escrituras reveladas. En la exposición de la doctrina de Cristo, los alejandrinos partían del logos divino, íntimamente unido a la naturaleza humana en una unión que para ellos era metafísico-ontológica. En consecuencia, defendían que María era realmente theotokos, madre de Dios. Dentro de su pensamiento, el primer plano correspondía a Dios y a lo eterno, y no al hombre ni a lo temporal. Para ellos, en Cristo se daba la más perfecta unidad entre la naturaleza divina y la naturaleza humana. Los antioquenos, en cambio, enseñaban una teología filosófica, y su postura era, en lo fundamental, realista y empírica. Partían de lo histórico y de lo expenmentable; en la cnstología partían del hombre histórico, Jesús. Para ellos era un problema el concebir la forma en que podían haberse unido en Cristo la naturaleza humana autónoma con la del Hijo de Dios. Y lo resolvían afirmando que la unión no podía haber sido metafísico-ontológica, sino moral-psicológica, por lo que se guardaban de dar a María el título de theotokos o madre de Dios. Los fundamentos de esta doctrina los habían puesto antes de Nicea Pablo de Samosata, patriarca de Antioquía (260), y el sacerdote antioqueno Luciano (f 312), que había sido maestro de Arrio (t 336). Después del concilio de Nicea (325), Diodoro de Tarso (t 393) sostuvo que el logos divino habitaba en Jesús, hombre perfecto. Su discípulo Teodoro de Mopsuestia ( t 428) afirmaba que la unión del logos divino con el hombre Jesús no era más que moral, y que, en consecuencia, María no podía ser llamada theotokos en sentido estricto. San Juan Cnsóstomo, que procedía de estos círculos antioquenos y soslayó en sus escritos el uso de las palabras «madre de Dios», aunque participaba de la tendencia realista del pensamiento antioqueno, no dejó de ver y defender la verdad tanto en el concilio de Efeso (431) como en el de Calcedonia (451). La teología antioquena era semitismo; satisfacía al pensamiento racional y podía apoyarse en el fundamento histórico
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JOSEP CASPLK
LA CRISTIANDAD O ^ I E N I A l
que le ofrecían los evangelios, y, sobre todo, los sinópticos. Pero no conservaba la idea central cíe la salvación de que el hombre ha sido salvado por Dics. Sus valores religiosos y místicos eran escasos. La teología alejandrina, por el contrario, era helenismo, universalismo. Concordaba con los evangelios, sobre todo con el de San Juan; satisfacía el anhelo humano de salvación y estimulaba el pensamiento religioso y místico. De su idea de la naturaleza humana divinizada emanaba una gran fuerza. Pero, en cambio, los aspectos humanos quedaban demasiado en segundo plano.
8.
La condena de Nestorio por el de los alejandrinos
partido
La oposición filosófica y teológica existente entre Egipto y Siria, entre Alejandría y Antioquía, en unión con otros factores externos, políticos y eclesiásticos, desembocó en las largas controversias cnstológicas, que debilitaron al imperio greco-romano, deshicieron la unidad eclesiástica y favorecieron la separación de las iglesias nestonanas y monofisitas de la iglesia católica del imperio greco-romano '!fi. Bizancio, la ciudad del Bosforo, no fue en un principio nada más que un obispado sufragáneo de Heraclea (Tracia). En el año 326, Constantino la escogió como residencia. Y en el canon tercero del concilio ecuménico de Constantinopla (381), Bizancío, la ciudad del emperador romano, pasó a ocupar un lugar de honor del mismo rango que el de Roma y por encima de todas las antiguas ciudades orientales en que radicaban los patriarcados. Hasta aquel momento, el rango inmediatamente postenor a Roma había correspondido a Alejandría. Alejandría y Roma protestaron contra aquella usurpación de Constantmopla. En esta disputa entre Alejandría y Bizancio, Antioquía se mantuvo neutral. Realistas en filosofía, los antioquenos dieron pruebas de serlo también en política. Aunque sus lazos de unión con el imperio romano no eran mejores que los de Alejandría, se pusieron de parte de la ciudad del emperador y se esforzaron por conseguir influencia en la provisión de la sede patriarcal de aquella ciudad. San Juan Cnsóstomo, que fue nombrado patriarca de Bizancio, era antioqueno J r . 16 ASSEMANUS, J. S., De Syns NeUonanus (Roma 1728); I D . , De Syns Monophysitis dissertatw (Roma 1730); FINK, CONRAD, Die ?etrennten Kirchen des Morgenlandes: «Morgenlandisches Chnstentum, Wege zu einer okumenischen Theologie», l . c , p.23-48; TISSERANTAMANN, L'Éghse Nestontnne: «Dictionnaire de théologie cathohque» (París 1914) 11-1 col. 157-223 (con abundante bibliografía; IUGIE, MART., l . c , p.l2ss.76ss.351ss.400ss. 37 ^ Todas h s iglesias orientales vener-na a Sin ju^n Cnsóstomo como el más importante de los Padres de la Iglesia; BAUR, J. C H R . , Johann Chrysostomui 2 vols. (Munich 1929-30).
601
Roma y Grecia eran las fuer/as dominantes del momento. Egipto y Siria eran protectorados romanos. Y así la lucha por la independencia del yugo romano amenazaba con traer consigo ¡a escisión de la iglesia católica del imperio. El nombramiento del sacerdote antioqueno Juan Cnsóstomo para patriarca de la imperial ciudad del Bosforo suscitó la enérgica protesta del patriarca de Alejandría, Teófilo, que vio en aquel nombramiento una conjura de Antioquía y Bizancio contra Alejandría. Pero, pese a su protesta, Teófilo hubo de inclinarse ante la voluntad del emperador Arcadia, y se vio obligado incluso a consagrar patriarca a Juan Cnsóstomo. Aunque Teófilo se sometió, las querellas entre Alejandría y Bizancio persistieron. Teófilo ganó para su causa a la emperatriz Eudoxia. Juan Cnsóstomo era demasiado santo y al mismo tiempo demasiado prudente para enconar más aquellas disputas. Y, en consecuencia, no intervino en ellas ni siquiera cuando Teófilo opuso la tendencia alejandrina a la antioquena. Cirilo de Alejandría, sobrino de Teófilo, ayudó a éste en su lucha. Juan Cnsóstomo acabó siendo víctima de estas disputas y murió desterrado en Komana, a orillas del mar Negro (407) 1S. En el año 428, Nestono de Antioquía fue nombrado patriarca de Bizancio. Nestono carecía de la prudencia y moderación de Juan Cnsóstomo y, sobre todo, de su santa resignación. La enemistad de los alejandrinos persistía, y Nestono aprovechó la oposición espiritual existente entre Alejandría y Antioquía para agravaí aún más la disputa, sosteniendo que la naturaleza humana de Cristo era plenamente independiente de su naturaleza divina. Los alejandrinos le respondieron que de esa forma dividía en dos al Hijo de Dios y deshacía la unidad de Cristo. En este período de las luchas, Alejandría demostró tener mayor prudencia y mayor paciencia. En el año 412, Cirilo sucedió a su tío Teófilo en el patriarcado de Alejandría. Además de la sede patriarcal, Cirilo heredó de su tío su aversión contra Antioquía, que tenía sus raíces en las disputas teológicas, y su aversión contra Bizancio, cuyas raíces eran políticas. Pero de todos los motivos de la actuación de Cirilo, el fundamental fue el convencimiento de que la doctrina de Nestono representaba una amenaza contra la ortodoxia de la iglesia. Por exceso de celo, Cirilo dio demasiada importancia a algunos puntos que podrían haber sido susceptibles de una interpretación diferente. Pero no cabe duda de que, siempre que hablaba de la naturaleza una del Dios hecho hombre, Cirilo entendía dar a sus palabras el mismo sentido que les diera su gran predecesor Atanasio (t 373). Después de la condena de Nestono, sus partidarios encontraron precisamente en estas palabras un nuevo apoyo para persistir en sus falsas opiniones y sus iS Teodosio II, ti hi)o de la emperatriz Eudoxia, repaió el mal que su madre había causado, y en el año 438 ordeno que los restos de San fuan Cnsóstomo fueran solemnemente trasladados a Constantmopla.
602
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LA CRISTIANDAD ORIENTAL
enemigos extremos habían de tomarlas como punto de partida de nuevas herejías. Hemos de decir que las palabras en cuestión no eran de Atanasio, sino de los apolmaristas " . En el año 429, Cirilo de Alejandría escribió su famosa epístola pascual a los obispos, a los monjes, al papa Celestino, a la casa imperial y a Nestono. En el año 430 se reunió un sínodo egipcio contra Nestono. Cirilo tenía muchos amigos, pero también muchos enemigos. Antioquía se opuso enérgicamente a Alejandría. Teodosio II convocó en noviembre del 430 un concilio ecuménico en Efeso, que comenzó en Pentecostés del 431, presidido por Cirilo. El patriarca de Antioquía, Juan, y sus ciento cuarenta y tres obispos llegaron demasiado tarde, sin duda intencionadamente. El concilio condenó a Nestono y su doctrina. A continuación, Juan de Antioquía convocó un sínodo que depuso a Cirilo. Los legados del papa Celestino se pusieron de parte de este último. El sínodo de los antioquenos fue declarado inválido, y, en cambio, los acuerdos del concilio de Efeso fueron ratificados y declarados canónicos; Juan de Antioquía y todos sus seguidores fueron excomulgados. Pero como quiera que los participantes en el concilio y los organizadores del sínodo antioqueno se esforzaran por igual por ganarse el favor del emperador, la controversia teológica se convirtió en asunto de Estado y de política eclesiástica. El emperador Teodosio intentó reconciliar a los dos partidos en pugna, y para ello comenzó por destituir al caudillo de los alejandrinos, Cirilo, y al de los antioquenos, Juan. Luego hizo encarcelar a Cirilo y a Nestono. En las discusiones entabladas acabó por triunfar el partido alejandrino, y así las conclusiones del concilio de Efeso, que ya habían sido ratificadas por el papa, alcanzaron plena validez para toda la iglesia del imperio. Cirilo fue libertado y regresó triunfador a su sede episcopal. Nestono, destituido, tuvo que retirarse a un convento antioqueno. Pero esto no puso fin a la discordia entre Antioquía y Alejandría. La cuestión de la unión de las dos naturalezas en Cristo no estaba todavía totalmente aclarada; pero con la condena de la tendencia antioquena extremista, el concilio de Efeso (431) había dado el primer paso para su solución 4 0 .
de Cristo. En este segundo estadio de la lucha lo importante no era ya la persona de Nestono, sino las fórmulas usadas por Nestono y por Cirilo. El mismo Juan de Antioquía acabó por abandonar a Nestono, y en cuanto a las fórmulas, se llegó a una solución de compromiso. Cirilo renunció a las fórmulas estrictamente alejandrinas e intentó adoptar el modo de expresión de los antioquenos moderados, dejándonos con ello una prueba de su santidad. En la Navidad del año 432, Alejandría celebró solemnemente la reconciliación. Pero no todos los antioquenos estuvieron de acuerdo con esta reconciliación. Hubo muchos que en las eulogía (obsequios) de Cirilo a la casa imperial de Bizancio, eulogía. que no tenían otra intención que la de colaborar a la obra de la paz, vieron una voluntad de soborno a favor de los alejandrinos. De hecho, la familia imperial apoyaba la unidad propugnada por Cirilo. Así quedó quebrantado el poder del nestorianismo en el imperio romano, pero no en la iglesia de la Siria oriental y Persia, en la que sobrevivió. Esta iglesia había acogido a los nestonanos y a los extremistas de la escuela antioquena por razones fundamentalmente políticas, a saber, porque representaban la oposición a la iglesia del imperio romano. Ahora bien, el dar a los cristianos de estos países un nombre derivado del de un hereje, que quizá ni siquiera fue un hereje en sentido estricto, no resulta del todo justo. Los obispos y fieles sirios orientales siguen insistiendo hoy en que su fe es idéntica a la de todos los demás orientales ortodoxos 41 . En el año 497, la iglesia siria oriental y persa, cuyo kathohkos era Babhaj (t 502 ó 503), aceptó oficial y definitivamente la doc-
9.
La adopción del nestorianismo oriental y persa como muestra a la iglesia del imperio
por la iglesia siria de su oposición romano
Los antioquenos comenzaron entonces a celebrar sínodos contra los alejandrinos y contra el concilio de Efeso en un intento de salvar lo real y expenmentable, la naturaleza humana 39 Cf. EHRHARD, ALE., Dte altchnstlichen Kirchen mi Westen und im Osten. I. Die griechische und dte latemische Knche (Bonn 1937) p.65;10 DRASEKE, ]., Apolhnans von Laodicea (Leipzig 1892) p.290 348. DENZINGER-UMBERG, Enchmdion Symbolorum (Fnburgo1* 1932) n.113-124 214-226 710; cf. JUGIE, MART., l.c, P.151ss.
11 El hallazgo de un manuscrito sirio, Tegurta Herakhdis, que contiene la defensa de Nestono, y la publicación de las actas del concilio de Efeso plantean la cuestión de si Nestono fue realmente nestonano; cf. BEDJAN, P., Le Uvre d'Hérachde de Damas (París 1910); DRIVERHODGSON, The Bazar of Herachdes, new Translation from the Synac (Oxford 1925); ÑAU, F., Nestonus, Le hvre d'Hérachde de Damas (París 1910); ABRAMOWSKI, R., Zur «Tragedia» des Nestonus: «Zeitschnft fur Kirchengeschichte» (1928) p.305-325; BETHUNE-BAKER, Nestonus and his teachmg, A fresh Exammation of the evidence (Cambridge 1918); BUONAIUTI, E., La «Tragedia» di Nestono, Ricerche religiosi (1931) p.199; FENDT, L., Die Chnslologie des Nestonus (Kempten 1910); HARNACK, AD. VON, Lehrbuch der Dogmengeschichte 3 (Tubmgen 1909) 2 p.355-358; JUGIE, MART., Nestonus et la controverse Ñestonenne (París 1912); JUNGLAS, ]., Die Irrlehre des Nes' torius (Trevens 1912); ID., Zum Streite uber die Irrlehre des Nestorius: «Theologische Revue» (1913) p.225-229; LOLM, L., Doctrina Nestom de mysteno Incarnationis (Leopoli 1933); LOOFS, F., Nestoñus and his place m the history of Chnsüan doctrine (Cambridge 1914); MULLER, F. S., Fuitne Nestonus revera nestonanus?: «Gregorianum» (1921) p.266-284.352-386; PESCH, CHR., Nestonus ais hrlehrer, Zur Erlauterung einer wichtigen theologischen Pnn&pienfrage (Paderborn 1921); RucKER, J., Das Dogma von der Personlichkeit Chnsti und das Problem von der Haresie des Nestonus: «Studien zum Concihum Ephesmum» 4 (Oxenbronn 1934); SEEBERG, R., Lehrbuch der Dogmengeschichte 6 (Leipzig 1923) p.219ss; CHABOT, J. B., 5-ynoditon, l.c, p.498; BADGER, G. P., The Nesionans and then Rituals 2 vols (Londres 1852) p.50ss.
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JOSEF CASPER
LA CRISTIANDAD ORILNIAL
trma de Nestono. Al hacerlo se separó de Antioquía, la iglesia a la que la historia la había unido y en \i que residía su orgullo i¿. Cuando en el siglo vil los áiabes conquistaron la Mesopotamía oriental y Persia, los nestonanos les prestaron una gran ayuda. Luego los musulmanes favorecieron muy especialmente a los cristianos nestonanos. Los nestonanos doctos, algunos de gran sabiduría teorética y práctica, ocuparon altos cargos en la corte islámica 4 J . La vida espiritual nestonana conservó la orientación que había caracterizado a los antioquenos extremistas. Gracias a ella, las ciencias positivas alcanzaron un esplendor superior a todo lo que en mucho tiempo conocieron en el resto de Oriente y en Occidente. Los filósofos sinos orientales siguieron la pauta aristotélica. La orientación positivista y racionalista estimulaba el estudio en todos los dominios del ser. Los árabes estimularon el ansia de saber de los sinos. Externamente, el elemento árabe se impuso. La literatura siria perdió importancia y nació una nueva, cristiano-arábiga, que los árabes siguieron cultivando y llevaron a España, donde alcanzó un nuevo apogeo y sirvió de elemento fecundador de toda la Edad Media occidental 4d .
misional, por las amistosas relaciones que mantuvo con la iglesia romana y con todo Occidente. En el año 1287, o sea, todavía en la época de apogeo de la iglesia nestonana, el arcediano Rabban Sauma, un emisario del kathohkos mongol Yahb-Allaha (t 1317) y del monarca también mongol Argun, visitó Roma y las cortes de Occidente, en las que fue amistosamente acogido 47 . En Roma se le permitió que celebrara según el rito sino oriental. A la inversa, los misioneros romanos fueron también bien acogidos en todos los territorios de la iglesia nestonana. Las relaciones de la iglesia nestonana con Roma eran tan amistosas, que el deseo de unificación acabó por abrirse camino. Pero la unión fue poco duradera 4S y dio lugar a escisiones internas en el seno de la iglesia nestonana. En el año 1551 murió el patriarca nestonano Semon VII Bar Mama. Desde 1450 los candidatos a la sede patriarcal venían siendo elegidos en el seno de una familia determinada. Hoy todavía sigue siendo costumbre elegir a un sobrino del patriarca fallecido 4 J , con lo que muchas veces ocurre que, a falta de un candidato más apropiado, hay que elegir a un muchacho muy joven. Cuando murió Semon VII Bar Mama (1551), su familia llevaba más de cien años en posesión del patriarcado. Como eran muchos los monjes, obispos, clérigos y laicos que querían romper con el principio familiar, fue elegido patriarca el archimandrita Juan Sulaqa, del convento Rabban Hormuzd, situado al sudeste del lago Van. Para ser consagrado patriarca, Juan marchó a Roma, hizo profesión de fe católica y el 9 de abril de 1551 recibió la consagración episcopal. En 1692, un sucesor de Juan Sulaqa llamado Semon XIII rompió la unión con Roma y volvió otra vez al nestonamsmo. Unos veinte años antes, el arzobispo nestonano José de Amida (Diarbekir) se había adherido a la iglesia católica. A la vista de la inconstancia de los patriarcas del convento Rabban Hormuzd, en 1681 el papa Inocencio XI se decidió a crear un patriarcado propio para la iglesia católica caldea.
ÍO.
Lo alianza
de los nestorianos
con los
musulmanes
La alianza de los nestonanos con los musulmanes se expresa también en la decisión del kathohkos nestonano Timoteo I (f 823) de trasladar a Bagdad, ciudad en que el califa al-Mansur había fijado su residencia (760), el patriarcado, que antes radicaba en Seleucia-Ctesifonte. Los patriarcas nestonanos permanecieron en Bagdad hasta el año 1258. Luego cambiaron varias veces de residencia, hasta que en el año 1504 la fijaron en el convento Rabban Hormuzd, cerca de M o s s u l d \
11.
E x p a n s i ó n y decadencia de la iglesia Los católicos caldeos
siria
oriental.
A los vanos siglos de esplendor de la iglesia nestonana siguió al fin una brusca decadencia, ocasionada en primer término por las incursiones de los mongoles y por las persecuciones de los turcos y curdos 4b . La amplitud de criterio de la iglesia nestonana queda evidenciada, además de por su intensa actividad •*- CHABOT, J. B., Synodtcon, l.c., p.62.
41
Cf. BAUMSTARK, ANT., Geschichíe der synschen Literatur, l.c, p.227ss 285s; CASPER, J , l.c, p.334. 44 DE WULF-EISLER, Geschichte d*.r mMelalterhchen Philosophíe (Tubingen 1913) p.l97ss. 41 16
CASPER, J., l.c, p.331ss. HEILER, FR., l.c , p.422ss.
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La iglesia siria oriental quedó entonces dividida en tres patriarcados. Uno era el de la antigua iglesia nestonana; sus patriarcas pertenecían a la familia Bar Mama y sus fieles eran en su gran mayoría sinos, habitantes de las montañas. Se le dio el 47 Esto ocurrió durante el gobierno del kathohkos Yahb-Allaha III (1244-1317), que fue quien envió a Sauma a las cortes occidentales; cf. BAUMSTARK, ANT., Geschichte der synschen Literatur, l.c, p.321ss; BEDJAN, P., Histone de Mar^jabalaha, de trois autres patnarches, d'un prétre et de deux laiques neslonens (París 1895); BUDGE, E. A. WALLIS, The Monks of Kublat, Emperor of Cuma (Londres 1928) p.l70ss; GIAMIL, I., Genmnae relationes ínter Sanctam Sedem et Chaldaeorum Ecclesiam (Roma 1902). 4S El 30 de julio de 1445, el p¿pi Eugenio IV (1431-1447) dirigió a los sinos orientales la bula B^nedia-us si» Deus. 19 ASSEMANI, L., De Cathohcis seu Patnarchis Chaldaeorum et Nesionanorum commeniarius histórico - chronologicus (Roma 1775); MACLEAN BROWNE, The Cathohcs of the East and his people (Lond.os 1892); Couss\, Ac , l.c, p.190; HEIIER, FR., l.c, p.425.
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LA CRISTIANDAD ORIENTAL
nombre de «la iglesia de la montaña». El segundo se llamó «la iglesia de la llanura», porque sus fieles vivían en la llanura mesopotamia. Sus patriarcas, opuestos a los de la línea de Semon, llevaban el nombre de Elija. El tercero fue el patriarcado de los católicos caldeos. En el año 1771, Elija XII subordinó a Roma su patriarcado de la «iglesia de la llanura». A su muerte se produjo una nueva escisión, y su sucesor legal se puso al frente del partido nestonano, aunque los «sirios de la llanura» se mantuvieron fieles a la unidad romana. El patriarcado de la «iglesia de la montaña» siguió siendo nestonano. Las matanzas de los curdos y de los turcos hicieron disminuir grandemente el n ú ' mero de nestonanos. Hoy la iglesia nestoriana siria oriental no cuenta ya más que con unos 80.000 fieles. La iglesia caldea del antiguo patriarcado católico del Diarbekir y de la metrópoli de Mossul pertenece desde 1830 al patriarcado de católicos cal' déos de Babilonia. El patriarcado católico reside en Mossul y en Bagdad. Bajo su jurisdicción hay unos 70.000 católicos caldeos, que habitan, sobre todo, en las zonas septentrionales del Iraq, en Bagdad y en Persia, junto al lago Urmia '".
rejía más popular de todos los tiempos. En cierto sentido se extendió por todo el Oriente cristiano y, en parte, también por Occidente. Sobre todo los monjes, a los que su profesión llevaba a buscar la theiosis, recibieron con agrado estas creencias monofisitas. El nestonanismo, religión racional y positivista, no había conseguido nunca conmover ni entusiasmar a las masas. En cambio, el monofisismo aseguraba un lugar de gran importancia a la vivencia de lo divino y era una religión afectiva, y así consiguió convertirse en la religión del pueblo, de tal forma que incluso la iglesia nestoriana se vio obligada a aceptar en la práctica muchos elementos monofísitas ' l . El monofísismo nació entre los partidarios de Cirilo de Alejandría, pero éste no intervino para nada en su formación. Cierto que Cirilo combatió a algunos obispos que hablaban de las dos naturalezas en Cristo: pero lo que le movió a ello no fue sino el temor que sentía de que se propagara la doctrina nestonana de las dos personas. Cirilo no fue monofisita ni favoreció nunca a la herejía. La elevación espiritual del santo patriarca de Alejandría era demasiado grande como para que le fuera posible propagar ni aprobar una herejía tan primitiva como ésta. El representante más conocido del monofisismo fue un bizantino, el archimandrita Eutiques de Constantmopla, quien, defensor fanático del concilio de Efeso, sostenía que en Cristo había dos naturalezas, pero que, después de la unión de las dos, la humana desaparecía y sólo se conservaba la divina. Su convicción le llevó a acusar de nestonano al obispo de Dorilaeum, Eusebio, que en realidad eia antinestoriano. Eusebio, por su parte, acusó a Eutiques de hereje ante el patriarca de Constantmopla, Flaviano. Estudiada la acusación, Eutiques fue declarado hereje, excomulgado y desposeído de su cargo. Pero Eutiques no se sometió, y en el año 449 el emperador Teodosio II convocó un sínodo en Efeso. La presidencia del sínodo correspondió al patriarca de Alejandría, Dióscoro, que era uno de los amigos de Eutiques, y actuó en forma violenta y dictatorial. Dióscoro no consintió que se discutiera la cuestión de la doctrina monofisita, afirmando que respondía con toda exactitud a la de los concilios de Nicea (325) y Efeso (431). Eutiques fue repuesto. Eusebio de Donlaeum, que había sostenido la existencia de las dos naturalezas, y Flaviano, el patriarca de Constantmopla, que había querido apoyar a Eusebio, fueron destituidos. Todos los obispos presentes se vieron obligados a firmar las conclusiones que Dióscoro había impuesto tan dictatonalmente. Los que no quisieron confirmar las conclusiones de este «latrocinio de Efeso» fueron maltratados. El emperador Teodosio II ratificó las disposiciones del sínodo. Pero pronto murió (2 de julio del 451), y su sucesor, el emperador Marciano, entronizado el 24 de agosto de ese mismo año, abandonó a Dióscoro y convocó el cuarto concilio ecuménico. En
12.
Las exageraciones Su condenación
alejandrinas. (451)
En el año 433, Juan, el patriarca de Antioquía, había modi' ficado tanto su postura en la controversia surgida en torno al concilio de Efeso, que Cirilo de Alejandría pudo anunciar en un sermón pronunciado el 23 de abril del 433 la restauración de la tan deseada paz de los cristianos. Pero esta paz no se había hecho más que entre los dos patriarcas y no en Antioquía ni en el Asia Menor, y así fue forzoso que el imperio romano pusiera en juego su poder político. El nestonanismo quedó totalmente deshecho en el imperio romano y no sobrevivió más que en la iglesia siria oriental y persa. En cuanto en el 438 los alejandrinos extremistas se dieron cuenta de la mayor libertad de movimientos que aquello les dejaba, se apresuraron con el mayor entusiasmo a tildar de enemigos del concilio de Efeso a todos aquellos que no compartían su forma de pensar. No con' tentos con rechazar la afirmación nestoriana de que en Cristo había dos personas, negaron también que hubiera dos naturalezas. Para ellos, la unión de la naturaleza divina y la naturaleza humana en Cristo era tan íntima como la de la gota de agua —lo humano— que se pierde en el océano —lo divino—. Las fuerzas religiosas que así atribuían al hombre eran extremadas, pues si la naturaleza humana de Cristo estaba tan íntimamente unida a la divina, ello significaba que el hombre participaba de la divinización. Se abrían así nuevos y grandiosos horizontes místicos. Y había nacido una nueva herejía, el monofisismo, la he•>° COUSSA, A c , l.c, p.l90s; HEILER, FR., l.c, p.423s.
rl
HEILER, FR., l.c, p.429ss.
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principio habría debido celebrarse en Nicea, pero urgentes asuntos de Estado del emperador no lo permitieron, y así se celebró en Calcedonia, al este del Bosforo. Asistieron más de cuatrocientos obispos, así como los legados del papa y del emperador. El concilio se desarrolló dentro del mayor orden. Se revisaron de nuevo las actas del «latrocinio de Efeso». Flaviano y Eusebio fueron repuestos, y Eutiques y Dióscoro depuestos. El 25 de octubre del 451 se proclamaron solemnemente las conclusiones : el concilio reconocía «un Cristo único, Hijo unigénito de Dios, en dos naturalezas, sin confusión ni alteración, división o separación. La unión no elimina la diferencia entre las dos naturalezas. Conservando su peculiaridad, ambas confluyen en una misma persona, de forma que Jesucristo nuestro Señor no está separado ni dividido en dos personas, sino que es el logos, el uno y único Hijo unigénito de Dios» " .
1 3 . has iglesias monofi¡>itas. Causas dogmáticas sas políticas de su separación de la iglesia del romano. Los sirios católicos
y cauimperio
El concilio de Calcedonia (451) tiene especial importancia por haber conseguido crear una síntesis del pensamiento antioqueno y del pensamiento alejandrino y haber devuelto a la fe ortodoxa a los extraviados de orientación nestonana y a los de tendencia monofisita. En Calcedonia se usaron con unívoca precisión conceptos tales como los de naturaleza, hipóstasis y persona, que en el primer concilio de Nicea (325) no se habían utilizado con la misma exactitud, lo que había facilitado las afirmaciones heréticas de los nestonanos y de los monofisitas. De aquí la especial importancia que para la dogmática y la teología cristianas tiene el concilio de Calcedonia. En él se resolvieron además buen número de cuestiones de derecho y política eclesiástica, así como problemas de gobierno y administración. Precisamente por esto, el concilio de Calcedonia había de suscitar entre los no griegos de Oriente una oposición mucho mayor que el concilio ecuménico de Efeso del año 431. Por el momento pareció que iba a ser aceptado. Pero, romo era un concilio de la iglesia romana, la mayor parte de la cristiandad no griega acabó por no aceptar sus disposiciones, separándose así no sólo de la iglesia romana, sino también de la unidad católica. Para justificar su adhesión al monofisismo, los sirios, los egipcios y otros cristianos de Oriente apelaron a algunas afirmaciones de Atanasio y de Cirilo de Alejandría, todas arbitrariamente escogidas, así como a las doctrinas de Severo de Antioquía y de jacobo de Serugh y otros. Peí o la cuestión que se debatía en la disputa que acababa de estallar era en tealidad '- DbNZINGER-UMBERG, 1 C , p.148.
609
una de política eclesiástica. El canon 20 del concilio de Calcedonia había elevado a Bizancio al rango de primer patriarcado oriental. Con ello las antiguas iglesias orientales perdían su primitiva preeminencia patriarcal. Bizancio, la ciudad de los emperadores romanos, se convertía en el centro de todas las iglesias orientales. El canon 28 del concilio de Calcedonia otorgaba al patriarca de Constantinopla, como titular del sumo poder eclesiástico en la segunda Roma, los mismos derechos que al papa romano. Desde luego, éste se negó con firmeza a reconocer la validez del canon en cuestión, que por esa razón no ha sido incluido en el derecho eclesiástico occidental ni en el oriental. Pero las tensiones surgidas por obra de este canon llevaron al cisma y a las escisiones en el seno de toda la iglesia oriental. Gran parte de los obispos de los patriarcados antioqueno y alejandrino rechazaron todas las conclusiones del concilio de Calcedonia. El henótico (481) del emperador Zenón, un edicto vacuo y borroso que eludía todos los puntos en disputa, favoreció al monofisismo y dio a los obispos de tendencia monofisita tanto la posibilidad de permanecer por el momento en el seno de la iglesia como el tiempo necesario para ir organizando sus iglesias separadas. Muchos de los enemigos del concilio de Calcedonia residían en Antioquía. El más importante de todos ellos era el patriarca Severo, a quien quizá podemos considerar como autor de las obras de Dionisio Areopagita 5 ' . Severo gobernó la iglesia siria occidental desde el año 512 al 518, y, aunque en su gobierno se manifestaron sus tendencias monofisitas, no dejó de actuar como católico ni atentó en nada contra la unidad de la iglesia del imperio. Cuando en el año 518 comenzó la persecución contra los monofisitas en todo el imperio romano, Severo huyó a Egipto, donde murió en el 538, no sin antes haber tenido que defenderse contra el extremismo monofisita de Julián de Halicarnaso 5 \ El emperador Justimano fue un enemigo implacable del monofisismo. A todos los obispos monofisitas los condenó a prisión perpetua en conventos alejados. La oposición contra el concilio de Calcedonia habría podido quizá extinguirse totalmente si no hubiera sido por un monje llamado Jacobo Bur53 STIGLMAYR, JOS., Das Aufkommen der pseudodionysischen Schnf' ten und ihr Eindnngen m die chnsthche Literatur bis Zum Lateran* konZil (Feldkirch 1895); ID., Sakrament und Ktrche nach PseudoDtonysius: «Zeiischnft fur kathohsche Theologie» (1898) p.246ss; ID., Des heihgen Dionysius Areopagita anzebliche Schnften uber die beu den Hierarchien: «Bibhothek der Kirchenvater» (Kempten - Munich 1911); ID., AsZese und Mystik des sogenanten Dionysius Areopagüa: «Scholastik» 2 (1927) p.lólss; ID., Der sogenannte Dionysius Areopagita und Severus von Antiochien: «Scholastik» 3 (1928) p.lss 161ss; ID., Des heüigen Dionysius Areopagita angebhche Schnften uber Gotthche Ñamen, Angebhcher Bnef an den Monch Demophilus (Munich 1933). ,4 JUGIE, MART., Theologia Dogmática Chnstianorum Onentahum, l.c, 5 p.433ss; ID., ]ulien d'Hahcarnasse et Sévére d'Antiochíe, La doctrine du peché ongmel chez les Peres Grecs (París 1925).
Cmlo y las relig 3
20
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deana (o Baradaí o Baradeo) • '\ que consiguió ganarse el favor de la emperatriz Teodora y, gracias a ella, ser consagrado por Teodosio, el patriarca exilado, como obispo monofisita de las misiones de Arabia, Siria y el Asia Menor. Otro monje, Teodoro, fue consagrado obispo de las misiones de Palestina, Bostra y Arabia. Aquellos dos nuevos obispos monofisitas reorganizaron la iglesia monofisita de Antioquía y de Alejandría. Durante treinta y tres años, Jacobo Burdeana luchó por el monofisismo en Siria, Asia Menor y Mesopotamia, y su éxito fue tan grande, que justifica el nombre de «jacobita» que se da a esta iglesia siria occidental, y que conviene igualmente a la copta y a la abisinia. En el año 544, después de la muerte del gran patriarca monofisita, el exilado Severo de Antioquía (f 538), Jacobo Burdeana consagró a Sergis de Pella como patriarca de la iglesia monofisita de Antioquía. Muerto éste en el año 547, Jacobo consagró al monje Paulo de Beth Ukkama, en quien comienza la línea sucesoria del patriarcado jacobita, que llega hasta la actúalidad. En un principio, los patriarcas se vieron obligados a actuar secretamente en el gobierno de las iglesias que estaban bajo su jurisdicción. Luego los monarcas bizantinos les concedieron ciertas libertades, pero no la de residir en Antioquía, por lo que hubieron de hacerlo en otras ciudades y conventos. Además de a los dos patriarcas citados, Jacobo Burdeana consagró ochenta y nueve obispos y varios millares de sacerdotes. El infatigable reorganizador de la iglesia monofisita murió cuando iba a entrar en Egipto, El título oficial del patriarca jacobita de Antioquía es «patriarca de la ciudad de Antioquía y de todo el Oriente». En el año 1043, la presión bizantina obligó a los patriarcas jacobitas a trasladar su sede a Diarbekir, de donde en el 1146 hubieron de pasar a Mardm y en 1484 al convento Dar-Udz-Zafaran, situado entre las dos ciudades antedichas. En este convento es donde tiene lugar la elección de los patriarcas, que desde 1293 llevan el nombre de Mar Ignatios en memoria del tercer gran patriarca de Antioquía, Ignacio Teóforo. En el curso de su historia, el destino de la iglesia jacobita estuvo sometido a multitud de fluctuaciones. Los bizantinos, los persas, los árabes, los turcomanos, los cruzados y los mongoles, que se sucedieron en el dominio del país, persiguieron o favorecieron a la iglesia jacobita según conviniera a sus intereses políticos. Los musulmanes, por ejemplo, comenzaron por favorecerla, por representar la oposición contra la iglesia del imperio bizantino. En el 968, el emperador bizantino Nicéforo Focas reconquistó una parte de Siria. Su conquista fue acompañada por una serie de intentos, complacientes unos y otros violentos, tendentes todos a conseguir, en interés de la unidad del imperio ,r> El nombre de Baradaí (Bauídeo, toscas vestiduras.
Burdeana)
hacía alusión a sus
611
bizantino, la reunificación de la iglesia jacobita con la del impelió bizantino. Pero estos esfuerzos no tuvieron ningún éxito. Los de los cruzados occidentales que llegaron a los territorios ¡acobitas no tropezaron con tantas dificultades, pero su éxito no fue duradero, lo que se debió, sobre todo, al comportamiento soberbio de los latinos. La época de apogeo de la iglesia jacobita fue el siglo XII. Junto a Severo, a quien ya hemos citado, los jacobitas de mayor importancia para la historia del espíritu fueron Jacobo de Serugh ( t 521) y, sobre todo, Grighor Abu-1-Faragh (1225-1286), a quien se llamó Bar Hebraja por ser hijo del médico judío converso Ahrun. Bar Hebraja fue el Alberto Magno y el Tomás de Aquino del Oriente cristiano ° 6 . Las invasiones de los mongoles y la cruel opresión de los turcos hicieron disminuir el número de jacobitas. Hoy la iglesia jacobita no cuenta más que con 80.000 fieles. Los católicos sinos occidentales son 71.000. La verdadera unión de los jacobitas a la iglesia católica comenzó en los siglos XVI y XVII. El patriarcado antioqueno de los sirios católicos fue instaurado en 1662; Andreas Akid, obispo de los sirios católicos de Alepo, que había sido educado en Roma, fue elegido patriarca. Los sinos católicos hubieron de sufrir duras persecuciones por parte de los jacobitas. El sucesor de Andreas Akid, Ignacio Pedro VI, fue envenenado en la cárcel por los jacobitas (1702). En 1781, el patriarca jacobita Gregorio III se convirtió al catolicismo en su lecho de muerte y designó sucesor suyo al arzobispo de los sinos católicos de Alepo, Dionisio Miguel Djarweh. Como Dionisio, aun siendo patriarca de los jacobitas, se mantuvo fiel a Roma, otros obispos jacobitas siguieron su ejemplo y se hicieron católicos. El partido adverso a Dionisio Miguel entronizó entonces a un antipatnarca, que rápidamente consiguió que lo reconocieran las autoridades turcas. El reconocimiento del antipatnarca fue seguido de la persecución de los católicos sirios. El patriarca Dionisio Miguel tuvo que huir, refugiándose en el Líbano, donde en Der-es-Sarfeh organizó el patriarcado antioqueno de los sinos católicos. Recientemente, durante el patriarcado del tercer sucesor de Dionisio Miguel, otros ocho obispos jacobitas se han pasado al catolicismo. Especialmente conocidos de los orientalistas europeos son los dos últimos patriarcas, Ignacio Alfrem II Rahman e Ignacio Gabriel I T a p pouni. En 1937 este último fue nombrado cardenal de la iglesia romana 5 7. 10
BAUMSTARK, ANT., Gachuhte der ¡.ymchen Ltteratur, l.c, p.312-
320; NOLDEKE, THEOD., Onenlahsche SkiZZen (Berlín 1892) p.251-273. °7 COUSSA, A c , l.c, p.l76ss; ENGBERDING, HIER., Die mit Rom
veremten Ktrchen: «Morgenlandisches Chnstentum», l.c. (Paderborn 1940) p.50ss.
612 1 1.
LA CRISTIANDAD ORIENIAL
JOSFI CASfIR
Los cristianos de Santo Tomás de las costas Malabar. Su historia. Cismas. Los malabares y malankareses católicos
de
Según los Hechos de Tomás, que de todos los Hechos apó' cnfos son los de mayor arraigo en la tradición, quien llevó el cristianismo a la India fue el apóstol Santo Tomás -,8. Los H e chos de Tomás son de origen siríaco ' 9 . El cristianismo sino conservaba el recuerdo de la evangelización de la India por el apóstol Santo Tomás, lo que se explica por la especial relación que desde la antigüedad había existido entre Siria y la India. El comercio entre Europa y la India pasaba a través de Siria. En la India había factorías sirias y los comerciantes hacían frecuentes viajes a aquel país. Ellos fueron quienes llevaron a Siria la leyenda de la relación del apóstol Santo Tomás con un rey parto-indio llamado Gundafar. La ciudad siria de Edesa fue la cuna de los Hechos de Tomás. En Oriente y en Occidente se creía que Edesa guardaba los restos de Santo Tomás y la tradición oriental y la occidental coincidían con la leyenda siria de Tomás b". De hecho, la leyenda tiene un fundamento histórico. Los hallazgos arqueológicos hechos en el noroeste de la India, sobre todo en Kabultal, han dado a conocer nombres y permítido reconstruir una situación política que coincide plenamente con los citados y con la descrita en los Hechos de Tomás. El Gundafar de que nos habla la leyenda de Santo Tomás es el rey parto-indio de Gándara k l , al que los hallazgos arqueológicos citan frecuentemente, y que debió de remar entre los años 20 y 50 después de Cristo. El periplo Maris Erythraei62, que nos da a conocer la ruta comercial, muy frecuentada, que unía a Alejandría con la India meridional, nos demuestra la posibilidad del viaje de Palestina a la India. Había una segunda ruta de la Indía que pasaba por Arabia, Siria y el reino de los partos, y una tercera que partía de Seleucia-Ctesifonte y, a través de Persia, llevaba a la india meridional o, pasando por Kabul, a la septen58 Die Thomas-Akten oder die laten des heiligen Apostéis Thomas: «Neutestamenthche Apokryphen», ed. por HENNECKE, EDG. (TUbingen 1924) p.256-289. 59 BAUMSTARK, ANT., Geschichte der symchen Literatur, l.c, p.l2ss. 60 VATH, ALF., Der heihge Thomas, der Apostel lndiens, Eme Un' tersuchung uber den histonschen Gehalt der Thomaslegende: «Abhandlungen aus Missionskunde und Missionsgeschicl.te» 4 (Aquisgrán 1918) p.27-36. 61 DAHLMANN, Jos., Die Thomas-Legende und dte altesten Be#ehungen des Christentums Zum Fernen Osten wi Luhte der mdischen Altertumshunde (Fnburgo-Bnsgovia 1912) p 12ss 42ss 76-108; ID., \ndische Fahrten 2 (Friburgo - Bnsgovia 1908) p.85-157; WECKER, O., Chnstltcher Emfluss auf den Buddhismus^: «Tubmger theologische Quartalschnft» (1910) p.417ss 538ss. 62 FABR1CIUS, B., Der Periplus des Erythraischen Meeres (Leipzig 1883); VATH, ALF., l.c, p.l2ss; DAHLMANN, JOS., Die Thomas Legende, l.c, p.52ss.
613
ttional ' . Suponiendo que desde el noroeste de la India Santo Tomás emprendiera otro viaje a la costa india meridional de Malabar, podría admitirse que Santo Tomás fue el apóstol de los cristianos malabares, que de hecho se llaman cristianos de Santo Tomas r 4 . Lo que sí sabemos con segundad es que la desaparición del remo parto-indio implicó la de la cultura de Gándara y la de las relaciones comerciales con Occidente y ahogó los comienzos del cristianismo. Tras la invasión escita en el remo parto-indio, los sirios prosiguieron cultivando el comercio con la India meridional, y los comerciantes sirios cristianos fundaron pequeñas comunidades. Pero hay dos hechos que nos demuestran la exactitud y veracidad histórica de los Hechos de Tomás; el primero es el de que su origen es anterior a la fundación de la iglesia india meridional por los cristianos sirios, pese a lo cual ya incluyen la tradición india septentrional, y el segundo el de que el cristianismo del noroeste de la India no guardó originariamente la menor relación con Siria, aunque luego los cristianos indios sí que fueran dependientes de la iglesia siria oriental 6 \ Como los malabares cristianos dependían de la iglesia siria, resulta explicable que su dogmática reflejara el cambio que se produjo en la iglesia siria oriental cuando ésta se hizo nestonana. Los cristianos de la costa de Malabar usaban los formularios litúrgicos de la iglesia nestonana de la Siria oriental, con sólo pequeñas modificaciones, y se servían también de la lengua litúrgica de la iglesia siria. A mediados del siglo vn, el patriarca nestoriano Salibha Zacarías elevó la iglesia de la costa de Malabar al rango de iglesia metropolitana. Pero los obispos de la iglesia india meridional eran nombrados, directa e inmediatamente, por el patnaica nestonano. Esta relación de dependencia con el patriarcado nestonano duró más de un milenio. Como la misma iglesia nestonana, también los cristianos de Santo Tomás entablaron frecuentes relaciones con Roma. Pero estas relaciones de algunos obispos aislados, tan reiteradamente interrumpidas como comenzadas, no tuvieron resultados positivos, y la unión no se produjo hasta el siglo XVI, cuando los portugueses ya habían conquistado la costa de Malabar. Vasco de Gama calculaba el número de cristianos nestonanos de la India meridional en 200.000. Ahora bien, la unión que se realizó bajo la dominación portuguesa obedeció a intereses de política colonial más que a móviles religiosos. Y así no tardaron en surgir repetidas veces movimientos de oposición, que tuvieron vanas causas inmediatas y sobre todo u n a : la decisión del arzobispo latino de Goa, Alejandro Menezes, de colocar a los cristianos malabares •> VATH, ALF., l.c, p.l5ss. COUSSA, A c , l.c, p.l94ss; DAHLMANN, Jos., Die Thomas-Eegen-
01
de, l.c, p.l59ss; HECK, KARL, Hat der hl. Thomas %n Indien das Evangelium gepredigt? (Radolfzell 1911). (> " DAHLMANN, JOS., Die Thomas-Legende, l.c, p.lóóss.
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bajo la jurisdicción de los obispos latinos. Al mismo tiempo los portugueses intentaron suprimir los usos y ritos ti adicionales de los cristianos de Santo Tomás. En el sínodo de Diamper (1599), los portugueses intentaron sustituir el rito sirio oriental por el latino 66 . Hoy en día los católicos malabares usan en su liturgia la lengua siria. Reciben la comunión como los latinos, bajo una sola forma; la del pan sm levadura. Siguen el calendario romano, y el ritual usual en Goa es también el romano, aunque en lengua siria. Sus atavíos pontificales y sus paramentos sacerdotales son igualmente los romanos ( ' 7 . En el año 1653 hubo una rebellón contra esta situación. El arcediano Tomás Parambil rompió con Roma y consiguió fácilmente separar de la unión católica a la mayor parte de los cristianos indígenas. Tomás Parambil fue elegido cabeza de la nueva iglesia malabar, pero como con la unión la antigua jerarquía india meridional había desaparecido, no le fue posible recibir la consagración episcopal. Y así, elegido obispo, pero no consagrado, gobernó la iglesia malabar durante doce años. En 1665, el patriarca sino-jacobita de Antioquía envió al metropolita Mar Gngor de Jerusalén a la India; Mar Gngor ordenó a Tomás Parambil y rigió con él a la iglesia malabar. En agradecimiento a la ayuda que los jacobitas les habían prestado, los cristianos de Santo Tomás se separaron de los nestonanos y se adhirieron a la iglesia jacobita. Muerto Gngor, el patriarca jacobita envió a la India a Mar Ivamos (1685). Este transformó todos los usos nestonanos y latinos que se habían conservado en la nueva iglesia malabar y les dio un significado jacobita " . Al empezar el siglo XViH, Mar Gabriel, enviado del patriarca nestonano, reconquistó para la iglesia nestonana a una pequeña parte de los malabares jacobitas. Pero el éxito de sus esfuerzos no le sobrevivió h\ Otros intentos posteriores de los patriarcas nestonanos de reconquistar para su iglesia a los cristianos de Santo Tomás jacobitas fracasaron también. Luego los cristianos de Santo Tomás se escindieron en vanos grupos. El primer cisma se produjo en 1757, cuando un obispo de los enviados por el patriarca antioqueno administró la consagración episcopal a un enemigo de Mar Cirilo I, el legítimo metropolita de los malabares jacobitas. Mar Cirilo I creó entonces una nueva diócesis al norte de Cochin, diócesis que se ha podido conservar hasta hoy como pequeña iglesia autónoma 6— 6 KOROLEWSKI, C , L'uniaüsme: «Irénikon» (1927) p.36; SACHSEN, MAX VON, Vorlesungen uber die oncntalische Kirchenjrage (Fnburgo [Suiza] 1907) p.225. 67
COUSSA, A c , Lo, p.l9o; DAUSEND, HUGO, Das mtemiueüe Recht
im Codex ¡uns Canomci, Die Üedeuiunir des Gesetzbuches fur die mientaüsüie Kirche (Piderborn 1939); RAIS, AIPH., lntroductio m Uturgiam Onentalcm (Roma 1947) p 12; TISSERANT, E u c , SyroMaU' bare: «Dicuonnaire de Th^ologie Ciíhohque» 15,7 (p ?! í s 1920) col 30&93162.1 s b9
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cado bizantino. Bizancio era entonces una ciudad con más de 400 iglesias y capillas, en las que se acumulaban los más neos tesoros de la cristiandad. Les ojos del mundo cristiano estaban fijos en la «dorada ciudad del Bosforo». Y su esplendor se hizo mayor cuando se impuso la creencia de que el emperador romano se igualaba a los apóstoles y que debía considerarse como un apóstol más, el apóstol decimotercero 118 . Durante la época de las invasiones bárbaras, los papas de Roma no pudieron contar con la ayuda de los emperadores romanos de Bizancio, porque éstos necesitaban usar de todo su poder para defender al imperio romano oriental contra los persas, los árabes y los mongoles. Así ocurrió que, para proteger a Occidente, los papas se vieron forzados a actuar como mediadores políticos entre los romanos y los germanos. Más tarde hubieron de intervenir en las dificultades políticas de Occidente. Esto llevó a la disputa y a la ruptura que se produjo entre los papas y los emperadores romanos bizantinos, y, finalmente, al cisma de la iglesia bizantina, que implicó el de todo el Oriente cristiano. Las tensiones existentes entre la iglesia de Bizancio y la de Roma eran ya tan fuertes en la época de la coronación del emperador Cailomagno, que poco más tarde, durante el patriarcado del bizantino Focio (867-878), se produjo el primero de los cismas. Los elementos sustentadores de la unidad romana eran d o s : el cristianismo y el imperio. Al terminar el imperio romano occidental creció la importancia espiritual de la ciudad de Roma, santificada por la actuación y la muerte de los dos príncipes de los apóstoles, San Pedro y San Pablo, y elevada por encima del resto de la cristiandad. Bizancio, la nueva Roma imperial, no era considerada más que como el segundo brazo del cuerpo de Cristo sobre la tierra. Los príncipes germanos gobernaban en Occidente, en la parte occidental del imperio cristiano y uno, como comisionados del único emperador, y, a la inversa, la parte oriental del cristianismo obedecía a la voz pastoral del obispo de Roma. Pero las tribulaciones que se abatieron sobre aquel imperio cristiano y único, gobernado en la antigua Roma por el primado de la iglesia y titular de la Cátedra de San Pedro, y en ¡a nueva Roma por el emperador apostólico, y la descentralización que tanto en el campo espiritual como en el político se hizo necesaria por esos conflictos, incrementaron y exageraron los prejuicios que existían por ambas partes, y así se llegó a la ruptura definitiva, al cisma, que se consumó el 16 de julio de 1054, durante el patriarcado de Miguel Cerulano, cuando los legados pontificios entraron en Hagia Sofía mientias estaba celebrándose el culto divino y depositaron sobre el altar la bula de excomunión pronunciando las palabras: «Videat Deus et íudicet» 119 .
La base del poder del patriarca bizantino era la importancia política de la imperial ciudad del Bosforo. Constantino el Grande sólo intentó poner en orden los asuntos externos de la iglesia, pero los sucesores pasaron a inmiscuirse en sus asuntos internos e incluso a resolver por medio de decretos imperiales las cuestiones dogmáticas 12l>. Los patriarcas corrían el nesgo constante de convertirse en instrumentos en manos del emperador o, los que eran enérgicos, el de entrar en conflictos con el poder del emperador 121 . De hecho fueron muchos los que se convirtieron en instrumentos obedientes de la política imperial. Durante mil años, los patriarcas dependieron de los emperadores. Después de la caída de Constantinopla en el año 1453, pasaron a depender de los turcos musulmanes. Parecía como si la media luna hubiera triunfado sobre la cruz, y el profeta sobre Cristo 12¿. Desde la entrada de los turcos en Bizancio fueron más de 315 los patriarcas nombrados para esa dignidad, y no llegaron a 30 los que murieron en el ejercicio de su cargo; todos los demás fueron asesinados, depuestos u obligados a dimitir. Estos frecuentes cambios nos demuestran que la dignidad patriarcal no era más que un juguete político en manos de los monarcas turcos 12J . La gran importancia política que a la entrada de los turcos en Bizancio recayó sobre los patriarcas constantinopolitanos resultó desfavorable para los demás patriarcados ortodoxos de Antioquía, Alejandría, Jerusalén y las iglesias autocéfalas. Los musulmanes estimularon el cristianismo no ortodoxo, el sirio y el copto y lo opusieron a la unidad de la iglesia del imperio bizantino. De la misma forma, después de la caída de Constantmopla, favorecieron a los griegos para que no llegara a producirse la unión de la iglesia bizantina con la romana. Por esa razón los turcos favorecieron la autoridad del patriarcado bizantino sobre los cristianos ortodoxos de los países por ellos dominados, para de esa forma hacer más fácil su dominio sobre los Balcanes. Sólo la liberación política de los Balcanes, lograda en el siglo XIX, dio a las iglesias del sudeste de Europa la posibilidad de declararse independientes del patriarcado de Bizancio. La proclamación de independencia de las iglesias rumana, búlgara, servia, de la de los griegos europeos y la de otros pueblos recortó de tal modo los límites del patriarcado de Oriente, en otro tiempo tan extenso, que hoy no hay más que ocho metropolitas, bajo la jurisdicción del patriarca de Bizancio, y bajo la de todos ellos no hay en conjunto más que unos 120.000 fieles. Para asegurar el número necesario de miembros del sínodo 12(1 Basta con recordar, por ejemplo, la actitud que Constancio, Juliano el Apóstata y Valente adoptaron ante el arnanismo. 121 El ejemplo más típico es el de San Juan Cnsóstomo. 122 HoLL, KARL, Die kirchhche Bedeutung Konstanttnopcls mi M>tielalier: «Gcsammelte Aufsatze zur Kirchengeschichte». II. Der Osten (Tubingen 1928) p.409s. 121
118
Ibid., p.23.
119
HEILER, F R . , l . c , p.l28ss.
633
DRAB\DJEGLON, GENADIOS, Gesihu.hte
mrmschen
Patnarchates:
und
Vcrfassung
«Ekklesia» 10, 1 o , p.42s.
des Ófcu-
634
LA CRISTIANDAD ORIENTAL
JOSLF CASt'I V
sería preciso, pues, nombrar otros catorce metropolitas titulares. Sólo en el ceremonial del patriarcado bizantino se conserva, pese a la actual pobreza, un resto del antiguo poder de este obispo de la imperial ciudad del Bosforo 124 . 22.
La iglesia
sinodal de Grecia. Los católicos Los ítalo-griegos
griegos.
La iglesia bizantina de Grecia alcanzó su autonomía en el siglo XIX. Como muchas iglesias orientales, es de origen apostólico 12S . Desde el siglo IV, los obispados griegos formaban parte de la provincia eclesiástica de ilina, que, a su vez, lo era del patriarcado romano. Se hallaban bajo la jurisdicción del metropolita de Tesalónica, representante en Grecia del papa romano. León el Isaurio separó la provincia eclesiástica de Ilina de la jurisdicción de Roma y la colocó bajo la del patriarca de Bizancio (730). Luego los turcos dieron mayor fuerza todavía a la dependencia así creada. Durante las luchas por la libertad de Grecia en el siglo XIX, los griegos consiguieron romper tanto el poder de los turcos como el de los patriarcas bizantinos; 1833 fue el año de la declaración de independencia de la iglesia sinodal ortodoxa de Grecia. Pero hasta 1850, el patriarca bizantino se negó a reconocer la nueva situación de la iglesia griega. Hoy cuenta ésta con unos seis millones de fieles, a los que hay que añadir los 200.000 que constituyen la iglesia autónoma griega de América. Junto a éstos hay unos 5.000 griegos católicos y unos 50.000 ítalo-griegos o ítalo-albaneses, que habitan, sobre todo, en la Italia meridional y en Sicilia, situación reglamentada por las constituciones Etsi Pastorahs, de Benedicto X I V (1472), y Cathohci jiáeles graeci ntus, de Benedicto X V (1919) ' 2 b .
23.
La iglesia
sinodal
ortodoxa
de
Albania
El cristianismo llegó a Albania, desde Macedoma y desde Grecia, en época todavía muy temprana. Desde 1929, Albania tiene una iglesia sinodal ortodoxa autónoma. La iglesia albanesa estuvo sometida desde el año 840 a la jurisdicción del patriarca bizantino. La autonomía política de los albaneses (declarada en el año 1917) implicó la autocefalia de su iglesia. El albanés sustituyó al griego como lengua cultual. La iglesia albanesa agrupa hoy a unos 180.000 albaneses ortodoxos 127 . 121
HEILER,
FR., l.c,
p.159;
IVÁNKA, ENDRE, An
Interpretation
of
Easiem European Mentahty: «Review of Religión» 14 (19301; DUDA, HERBERT, W . , Zur La¿e dcr chnslhchen Untertanen der Pforle. «Wiener Zeitschnft fur die Kunde des Morgenhndes» 51 (1948). '•>• Act 16,11-30,6; 1-2 Cor; Fil. 12t
' DAUSEND,
H U G O , l . c , p.67.
'-'" WERHUN, PETER, Die onentahschen
Riten und kirchhchen Ge-
24.
L a iglesia
aulocéfala de
rumana. Rumania
635
I^a iglesia
católica
La iglesia rumana ortodoxa es autocéfala desde 1855. En los siglos II al iv, los colonos militares romanos y los comerciantes introdujeron en Rumania un cristianismo de sello romano. Pero la unión política de Rumania con Bulgaria introdujo un cambio en la forma del cristianismo de los rumanos. En los siglos IX al x , los rumanos adoptaron la liturgia bizantina y el eslavo como lengua cultual. Al período búlgaro siguió uno de dominio griego. La iglesia rumana se vio forzada a abandonar en parte el eslavo y a celebrar su liturgia en lengua griega. A finales del siglo XVII, el rumano se convirtió en lengua litúrgica, desplazando al eslavo antiguo y al griego. En 1856, los rumanos recuperaron su independencia política, y en 1865 la iglesia rumana se declaró autocéfala. El patriarca de Constantmopla no reconoció los hechos consumados hasta el año 1885. En 1925 se creó el patriarcado ortodoxo rumano. Los rumanos ortodoxos son 12.500.000, y los rumanos católicos 1.500.000. La iglesia católica de Rumania se formó gracias a los Habsburgos, que contribuyeron grandemente también a su crecimiento y a conservarla en vida. Su existencia se ha visto amenazada frecuentemente por persecuciones e intrigas 12S .
25.
La iglesia sinodal ortodoxa de Los católicos búlgaros
Bulgaria.
La iglesia sinodal ortodoxa de Bulgaria es independiente desde 1870 lzl. El zar búlgaro Boris solicitó del papa Nicolás I el envío de dos obispos a Bulgaria para que organizaran la iglesia búlgara (866). Solicitó también la creación de un patriarcado búlgaro, pero el papa no accedió a esta segunda petición, por lo que en 870 el zar Boris se dirigió al patriarca de Constantmopla. meimchaften: «Dcr chnstliche Osten, Geist und Gestalt» (Regensburg 1939) p.354. 128
MLADÍN, NICOLAE, Uber die runiantsche Kirche: «Zeitschnft fur
systematische Theologie» (1942) p.352ss; HEÍLER, FR., l.c, p.l74s;
RAES, ALPH., Iníroductio »n Liturgtum Gnenialem, l.c, p.225s; DAUSEND, HUGO, l.c, p.69s; COUSSA, A C , l.c, p.l55ss; VON RANDA, ALEXANDER, Der Balkan, Schlushd/aum dcr Weligeschichte - Von Thrake Zu By¿anZ (Sahburgo 1949); IvÁN'm antiken und mittelallerhchen Balkan: «Saeculum, Jahrbuch fur Umvcrsalgescincrno 1 (Munich 1950). 1 J -' CANKOV, STEFAN, Bul^ank^ta pravoslavna ccihva ot osvoboSdc rato do nasloiasce vreme: «Godisnik n i Sofijskija umversitet, Bogolovski Fakultet» 16-6 (1938 1939, Sofíi 1939> recensión del Prof. Dr. HANS KOCH : «Kyno^, Vierteljahres cLnlr fur Kirchen- und Geistesgeschichte Ostcuropas,» 6,1-7 (1942-1943) p 142ss; SlADfMULLER, GEORG, Die Chn^liamwerunv. Sudosteuropas üh ForsthiinzspYoblcm < Kynos» p.61s¿, ( i b m d i m e bibliografía).
636
JOSLf CAbWR
LA CRISTIANDAD O l ' I I N M L
Este puso a la iglesia búlgara bajo la jurisdicción de Constantinopla, y desde aquel momento Bulgaua osciló entre Bizancio y Roma. En el año 886, doscientos colaboradores y discípulos de los santos Cirilo y Metodio, que habían sido expulsados de M o ' ravia, fueron recibidos en Bulgaria con grandes honores. Ellos fueron quienes introdujeron en Bulgaria el eslavo como lengua cultual. En 927, la iglesia búlgara se declaró autocéfala. La sede del nuevo patriarca búlgaro fue Ochnda. En el siglo x i , tras la conquista de Bulgaria por los griegos, los bizantinos volvieron a suprimir los derechos del patriarcado búlgaro, que se convirtió en una diócesis greco-búlgara. A finales del siglo XII, los búlgaros intentaron sacudirse el yugo bizantino y alcanzar una nueva autonomía eclesiástica. En 1204 se logró la unión con Roma. Pero esta unión fue de poca duración. Al comenzar la época turca (1393-1878) revivió el patriarcado búlgaro, cuya sede siguió estando en Ochnda. Pero tras la conquista de Constantinopla, los turcos volvieron a poner a los búlgaros bajo la jurisdicción del patriarca de Constantinopla. En el siglo XVII, la iglesia búlgara estaba completamente sometida al patriarca de Bizancio. La lengua cultual, que era el búlgaro antiguo, fue sustituida por el griego. Estas medidas convirtieron a los búlgaros en fanáticos enemigos de los turcos y de los griegos. En 1870, con ayuda de los turcos, que habían dado una orientación distinta a su política, se proclamó otra vez la autonomía de la iglesia sinodal ortodoxa de Bulgaria, razón por la cual el patriarca de Bizancio excomulgó a la iglesia búlgara autónoma (1878). Esta cuenta hoy en día con unos cuatro millones de ortodoxos, junto a los que viven unos 6.000 uniatos.
aprobó la separación del Occidente romano, tal como se había producido en Bizancio en 1034. En 1346, el patuarca búlgaro, cediendo a las instancias del rey servio Dusan, consagró patriarca de Servia a Joannike, que estableció su residencia en Ipek. En 1389, los turcos musulmanes se apoderaron de Servia. La nobleza, para conservar sus bienes, abjuró del cristianismo y se convirtió al islam; en cambio, la mayor parte del pueblo se conservó fiel al cristianismo. Los turcos supumieron el patriarcado servio y colocaron a la iglesia servia bajo la jurisdicción de la búlgara. Pero en 1557 la iglesia servia consiguió que el gran visir Mehmed Sokolovic, que era un renegado servio, le devolviera su autonomía. Ipek se convirtió otra vez, como en 1346, en la sede del patriarcado servio. Doscientos años más tarde, en 1766, el patriarcado de Bizancio, ayudado por las autoridades turcas, suprimió otra vez el patriarcado de Ipek y acabó con la autonomía de la iglesia servia. Durante la dominación austríaca, a comienzos del siglo x v m , un grupo de emigrantes servios y rumanos se unió a sus connacionales residentes en Hungría para fundar la iglesia servia autónoma de Karlowitz. En 1920, tras la fundación del nuevo Estado yugoslavo, se restauró el patriarcado de Ipek, uniéndosele al de Karlowitz. Luego este nuevo patriarcado de Ipek-Karlowitz fue trasladado a Belgrado. La iglesia servia cuenta hoy con 5.700.000 fieles. El número de católicos servios es muy pequeño. Durante el remado de la emperatriz María Teresa, el papa Pío VI fundó en Knzewci, en la costa de Dalmacia, una diócesis para católicos de rito eslavo, que hoy agrupa a los eslavos católicos de rito bizantino que, procedentes de las más distintas partes del antiguo imperio austro-húngaro, se han establecido en Yugoslavia 1 ! 1 .
Las relaciones de la iglesia búlgara con la romana datan de fecha muy antigua. En los siglos IX y X, así como a finales del XII y comienzos del XIII, la conexión existente entre la iglesia búlgara y Roma era muy estrecha. En 1860 hubo grupos que intentaron resucitarla, pero las circunstancias políticas impidieron que prosperara la deseada unión l i u .
26.
La iglesia servia autocéfala.
Los católicos
servios
En el siglo Vil, los servios estaban ya bajo la protección de Bizancio. En aquella época misioneros romanos comenzaron la evangelización de Servia, pero sin obtener un éxito notable. En cambio, la misión bizantina, comenzada en el siglo IX, sí que tesuitó eficaz, con lo que el cristianismo servio tuvo desde un principio un carácter bizantino. Como lengua cultual se impuso en Servia el eslavo antiguo. En el siglo x m , la iglesia servia 1 » COUSSA, A c , l.c, p.l44ss; DAUSEND, HUGO, l.c, p.69; WERHUN, PETER, Geschichte der Union m ByZanZ und Sudosteuropa. «Der chnsthche Oslen, Geist und GestaL» (Regensburg 1939).
27.
Sinopsis
de la historia
de la iglesia
637
rusa
El gran imperio ruso está habitado por tres pueblos eslavos que han tenido un papel conformador muy importante en la historia de Rusia. Nos referimos a los ucranianos, que habitan al sur; a los rusos, que habitan al norte, y a los rusos blancos o rutenos, que habitan fundamentalmente en las provincias de Mogilev, Vitebsk, Minsk y Grodno. El reino de los rusj, capital Kief, se formó en los siglos VIII y IX. El nombre ruotsi es nórdico ; los últimos en usarlo fueron los suecos en el siglo x v m . Los rusos de Kief, los varegos, conquistaron en el siglo x el 111 COUSSA, A C , l.c, p.l50ss; DAUSEND, HUGO, l.c, p.69; HADROVICS LADISLAS, Le peuple serbe et son égltse sous la dominatwn turque (París 1947); POSPISIL, VÍCTOR, Die Rechtsstellung des Patnarchen der serbischen Ktrche m der Kirchenverfassung 193U1947 (Bnxen 1950) (abundante bibliografía y buen repertorio de fuentes); HEILER, F R . , l . c , p.l65s; WERHUN, PETER, Die onentaltschen Riten und kirchhchen Gememschafien, l . c , p.354; I D . , Ges^hichte der Union m ByZanZ und Sudosteuropa, l . c , p 303ss.
638
(ObEF CASPER
I A CRISTIANDAD ORIENTAL
país de los rutenos y las zonas del norte de Rusia. En estos nuevos territorios, el gran príncipe de Kief instauró algunos pnncipados rusos, dependientes de Kief. Estos principados se Hamarón moskowskaja (septentrional) rus], A finales del siglo XIV y comienzos del XV, el nombre rus] fue quedando reservado preferentemente a los rusos del Norte. El cristianismo era conocido en la actual Ucrania meridional ya en el siglo III. En los siglos VIII y IX, los misioneros bizantinos y occidentales comenzaron sus intentos de cristianizar a los rusos 1 ¿, pero no puede decirse que los rusos aceptaran realmente el cristianismo hasta el año 989, en el que el gran príncipe Vladimiro el Grande (9731015), cediendo a las instancias de los emperadores bizantinos, recibió el bautismo según el rito bizantino 1", dando después las órdenes necesarias para que tanto la nobleza como el pueblo adoptaran también el cristianismo. En el Dniéper hubo bautismos en masa. La difusión de la fe cristiana y el afianzamiento interno de esta conversión externa fueron obra de los misioneros búlgaros, que dieron a conocer a los conversos rusos las escrituras reveladas y los libros litúrgicos en lengua eslava antigua. La semilla del Evangelio cristiano cayó en un suelo propicio, pues el alma rusa era profundamente piadosa. La iglesia rusa fue desde el primer momento una iglesia estatal y nacional. La rapidez con que el cristianismo echó raíces en Rusia nos la demuestra el hecho de que en los siglos XI y XII la iglesia rusa meridional contaba ya con los obispados de Kief, Czermgov, Jurjev, Belgorod, Peresjaslav, Vladimir en Volinia y Tmutorakan, y en la Rusia septentrional con los de Novgorod, Polozk, Rostov y Turov. En el siglo XII se convirtieron los polowzes, que habitaban entre el Dniéper y el Don, y en los siglos siguientes los tschudes, los wotjakes, czeremises e incluso los tártaros. En los siglos siguientes, la iglesia rusa intentó difundir el cristianismo en el Norte, entre los fineses y lapones, y en el Extremo Oriente. Los progresos del cristianismo en la Rusia oriental no fueron desde luego tan rápidos. La iglesia rusa quedó subordinada al patriarca de Bizancio y hasta la época de los tártaros su jerarquía fue casi exclusivamente griega. Cierto que los príncipes rusos intentaron reiteradamente liberar a su iglesia de la tutela de Bizancio, pero las circunstancias políticas de Rusia, debilitando a su iglesia, a su país, a su pueblo y a su nobleza, fueron las culpables de que Rusia pasara de una dependencia a otra. El gran príncipe Vladirmro dividió el reino de Kief entre sus doce hijos, que quedaban sujetos a la autoridad del gran príncipe, que residía en Kief 114 . Esta repartición resultó fatal
para Rusia y para la iglesia rusa. A las teiribles luchas fratricidas por arrebatar el gran principado de Kief vino a añadirse la defensa de Rusia contra las distintas invasiones de los mongoles asiáticos, que se prolongaron durante siglos. En 1224, los rusos fueron derrotados en Kalka por los tártaros. En 1236, el jefe de los tártaros Batu Khan invadió a Rusia. En 1240, Kief fue saqueado, y en 1299 totalmente destruido. Tras la destrucción de Kief, su metropolita, que lo era de toda Rusia, trasladó su residencia, siguiendo a Vladimiro, al Vlazma, y luego a Moscú. En 1242, el ejército de Batu Khan atravesó Rusia 2 '5. Luego, los tártaros y los mongoles, cuando adoptaron el islam, intentaron acabar con el cristianismo ruso. Tras la toma de Constantmopla por los turcos musulmanes (1453), Rusia se liberó tanto del yugo de los tártaros como de la tutela de Bizancio. El gran príncipe Iván III (1462-1505) organizó un ejército contra los tártaros, los derrotó y se negó a pagarles tributo. Y cuando el último emperador de Bizancio, la segunda Roma, cayó en la lucha contra los turcos, Iván III, como príncipe del nuevo gran imperio cristiano-bizantino, tomó el título de emperador, o sea, zar. Iván IV el Terrible se hizo coronar solemnemente como zar de Rusia (1547). Tras los tenaces esfuerzos de sus predecesores (1498), fue ésta la primera gran coronación imperial solemne que se realizó según el ceremonial de la coronación bizantina l 3 s . Tras la caída de Constantmopla (1453), Moscú fue considerada como la tercera Roma, heredera del imperio del mundo. En 1589, el metropolita de Moscú fue proclamado patriarca de la iglesia rusa, otorgándosele un rango igual al del patriarca de Jerusalén. Entre los patriarcas más importantes del período anterior a Pedro el Grande (1689-1725), con el que comienza una nueva época en la historia de la iglesia y del Estado ruso, hemos de citar al patriarca Filareto (1619-1633), fundador de la dinastía de los Romanov; su importancia en la vida política de Rusia fue grande y beneficiosa. Lo mismo podemos decir del patriarca Nikon (1652-1666), que con el apoyo del zar Alexis consiguió imponer la gran reforma de la iglesia rusa. Pero si como reformador fue celoso y se inspiró siempre en el deseo de dar una mayor pureza al cristianismo ruso, no puede decirse que fuera ni prudente m bondadoso; sus reformas e innovaciones
1,2
Los esfuerzos misionales de San Cirilo comenzaron en el 861.
13J
AMMANN, A L B . M.,
l.c,
p.lOss; TAUBE, MICHAEL VON, Rom
und
Russland m der vormongohschen Zeü. «Ex Onen.e, Rehgiose und philosophische Probleme des Ostens und Westcns» (Maguncia 1927) p.l99ss; WINTER, EDUARD, ByZanz und Rom ira Kampf um die Ukrame (Leipzig 1942) p.5ss. 1 l WERHUN, PETER, Geschichte der Umon mi ostslawischen Raum:
639
«Der chnstliche Osten, Geist und Gestalt» (Regensburg 1939) p.314; WINTER, EDUARD, l.c, p.l4ss. 1J
• BECK, ERICH, Díe russische Kirche, ihre Geschtchte, Lehre und
Liturgie (Buhl 1926) p.23s; WINTER, EDUARD, l.c, p.28ss. 13t ' AMMANN, ALB. M., l.c, p.l92ss; JAGODITSCH, RUDOLF, Das Leben des Protopopen Awwakun, von ihm selbst medergeschneben. VberietZung aus dem Altrussischen nebst Einlettung und Kommentar: «Quellen und Aufsatze zur russischen Geschichte» 10 (Berlín-Konigsberg 1930) p . l 4 s s : SCHAEDER, H . , Moskau da\ Dntte Rom. «Studien zur Geschichte der politischen Theonen ín der slawischen Welt» (Hambuigo 1929) p.l5ss; BERDJAJEW, NIKOLA, Dtfs neue Mitttlalier (Darmstadt 1937) p.30ss; RAHNER, H U G O , Vom ersien bis ium dniten Rom (Innsbruck 1949).
640
JOSEF CASPER
641
LA CRISTIANDAD ORIENTAL
dieron ocasión al maycr de los cismas que registra la historia de la Rusia ortodoxa. Este cisma tuvo durante siglos gran influencia sobre los sentimientos del pueblo ruso y provocó medidas coercitivas que contribuyeron al derrumbamiento de la antigua Rusia 11 ". El concilio de Moscú (1666-1667) excomulgó a todos aquellos que se negaron a aceptar las reformas de Nikon. Los que protestaron contra ellas se dieron a sí mismos el nombre de starowjerzi, «creyentes viejos», pero los que permanecieron fieles a la iglesia estatal ortodoxa les dieron el de ras* kolmki, «cismáticos». Aún en el remado del último zar, Nicolás II (1894-1917), la iglesia rusa seguía persiguiendo a los raskolniki. Pedro el Grande (1689-1725) los persiguió con especial crueldad. El zar Pedro el Grande tiene tanta importancia para la historia de Rusia y de su iglesia, que puede tomársele como hito para dividirla en tres fases: la época rusa antigua, que abarca hasta los comienzos del reinado de Pedro el Grande; la época que lleva de él a la revolución de 1917 y la que se extiende entre la revolución de octubre y la actualidad. Pedro el Grande se propuso convertir a Rusia en una gran potencia europea, e incluso podríamos decir en una potencia mundial. Pero para ello era preciso que dispusiera de un poder interno ilimitado. Por esta razón a partir de 1700 dejó de proveer la sede patriarcal, que había quedado vacante. En 1721 llegó a abolir totalmente el patriarcado. En lugar de este patriarcado, que los rusos habían comprado al precio de tantas luchas, Pedro instauró el «santísimo sínodo dirigente», un cuerpo estatal al que estaba encomendado el gobierno de los asuntos eclesiásticos. Al frente de este sínodo puso a un funcionario imperial, un laico; el sínodo estaba compuesto además por cuatro arzobispos, siete archimandritas y dos protopresbíteros. La ratificación de los acuerdos del sínodo quedaba reservada al zar. Pedro tomó esta institución de las vecinas iglesias luteranas occidentales. El sínodo hizo de los zares los )efes de la iglesia rusa ortodoxa, rango que conservaron hasta la revolución comunista de 1917 l i 8 . Este sínodo recibió la aprobación del patriarca de Constantinopla (1723), quien la dio por razones de política eclesiástica, ya que en aquella época se habían entablado negociaciones de unión entre la iglesia bizantina y la anghcana. La zarina Isabel (17411761) prestó su apoyo a ias misiones ruso-ortodoxas en el nordeste de Europa, en el norte de Asia y en el Asia central, y especialmente en Sibena; le movió a ello la coincidencia de los esfuerzos misionales con sus propios planes políticos. La iglesia ortodoxa constituyó el lazo que unía a los distintos pueblos del imperio ruso a su emperador y a su Estado. Catalina II (17621796) «descargó» a la iglesia y al clero de la administración de sus numerosos bienes, nacionalizándolos y asignando un sueldo a los sacerdotes como funcionarios del Estado. A las reformas
de Pedro el Grande añadieron sus sucesores otras innovaciones, inspiradas todas ellas por el espíritu de la Ilustración. El cesaropapismo absolutista de los zares rusos se conservó hasta Alejandro III (1881-1894) 1 M . El 24 de agosto de 1917, los obispos rusos, reunidos en la catedral de la Ascensión, en el Kremlin de Moscú, eligieron y consagraron a un nuevo patriarca. Y de esta forma la revolución vino a dar nueva vida al patriarcado que Pedro el Grande había abolido 140 . La iglesia patriarcal rusa contaba en 1934 con 22 diócesis metropolitanas y 80 ó 90 obispados. De ellas se separó la iglesia ucraniana autocéfala, que sustituyó el eslavo antiguo y utilizó como lengua cultual la ucraniana moderna. En Leningrado y en las zonas de Rusia meridional se formó la «iglesia viviente», que como lengua cultual adoptó el ruso moderno. La «iglesia del despertar» y la «iglesia libre del trabajo» carecen de importancia para la historia de la iglesia. También la iglesia rusa en el exilio se escindió en vatios grupos después de la supresión del «santísimo sínodo». El grupo europeo occidental se colocó bajo la jurisdicción de los patriarcas de Constantinopla y bajo la autoridad directa del metropolita de París, Eulogio; de aquí su nombre de «eulogianos». El grupo de la Europa central y sudonental y el grupo asiático se conservaron fieles al sistema sinodal. Como su sínodo residía en Karlowitz, se les dio el nombre de karlowitzi; se les llama también sinodales. Los rusos ortodoxos de Bulgaria aceptaron la autoridad de la iglesia búlgara. Y, finalmente, aquellos rusos emigrados que permanecieron bajo la jurisdicción del patriarca Tychon, el elegido en 1917, recibieron el nombre de tichonovij. A partir de 1945-1947, el patriarcado de Moscú ha conseguido reunir de nuevo a casi todos los rusos ortodoxos. Según los datos rusos más recientes, el patriarcado de Moscú cuenta hoy en Rusia con unas 34.000 iglesias y 40.000 parroquias, atendidas por más de 32.000 sacerdotes. Estos datos no toman en consideración la situación de los rusos emigrados ni la de los raskolniki y otros grupos 141 .
28.
119
JAGODUSCH, R , l e ,
1 8
AMMANN, ALB. M , Lo, p 248ss; VVINTFR, EDUARD, 1 o, p 107ss.
p lss.
y las sectas
rusas
El raskol, o cisma del siglo XVII, repercutió en una sene de cismas y de nuevas sectas. Los raskolniki, una vez separados de la iglesia rusa, resultaron ser suelo propicio al nacimiento de las tendencias sectarias. De todos los obispos rusos, sólo uno, Pablo de Colomea, abjuró de la iglesia ortodoxa y siguió a los creyentes viejos; pero fue puesto en prisión y murió poco después. También los sacerdotes que se adhirieron al grupo de los cre,40
1!7
Los raskolniki
141
Ibid., p.171. BECK, ERICH, L O , p.58.
HEILER, FR., L O , p-171ss; véase además nt.2; WERHUN, PETER,
Die onentahschen Riten una Gememschaften, 1 c , p.356; SPULLER, B., Die Gegenivartslage dei Ostkirchen, 1 o ( rislo y las ichg
3
21
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I A CRISTIANDAD ORIENTAL
yentes viejos acabaron por desaparecer. Y así los raskolniki se vieron puestos ante la elección de mantenerse fieles al sacerdocio y a la antigua liturgia o rechazarlos. Una parte de ellos reconoció a los sacerdotes consagrados por la iglesia ortodoxa y los incluyó en sus filas cuando éstos se pasaban a su grupo. Este grupo de raskolniki que seguía apoyándose en la tradición y aceptaba como sacerdotes a los que se separaban de la iglesia estatal recibió el nombre de popowyzi. A ellos se oponen los bespopowyzi, que sostienen que el sacerdocio legal dejó de existir después de las reformas del patriarca Nikon 142 . De ambas tendencias, y especialmente de la de los bespopowyzi, se separaron nuevos grupos sectarios que rechazaban como obra del demonio la iglesia estatal ortodoxa, el Estado ruso, el imperio y todos los órganos de la vida pública. Aunque en la vida del pueblo ruso las corrientes espirituales y religiosas sectarias se han mantenido siempre junto al cristianismo ortodoxo estatal, y aunque las típicas herejías y sectas orientales acompañaron a la iglesia oficial bizantina y se introdujeron subrepticiamente en el alma popular de Rusia, no puede citarse ni una sola secta rusa genuina y verdadera anterior al raskol. El cisma provocado por las reformas del patriarca Nikon preparó el suelo para numerosas sectas. Entre los bespopowyzi, por la falta de una jerarquía y de una autoridad doctrinal, estas tendencias sectarias fueron desde un principio especialmente numerosas 1 4 J . Los primeros en separarse de los popowyzi fueron los habacukianos. Su fundador Awwakum sostenía que el suicidio voluntario por el fuego era un acto punficador y grato a Dios. En consecuencia, unos 20.000 habacukianos pusieron fin a su vida voluntariamente con el fuego. Los habacukianos creen en el dios trinitario e independientemente en el dios Cristo 144 . De ellos se separaron los teodonanos y los dositeanos, que rechazaron la fe trinitaria y adoptaron un monoteísmo extremo 14>. Los wjetkowi exigían a todos los fieles de la iglesia estatal rusa que se les adherían que se bautizaran y ungieran de nuevo " \ De estos wjetkowi se separaron los kadilmki, cuyo fundador fue un diácono llamado Alexij, que, en lugar de exigir a los conversos que recibieran una nueva unción, afirmaba que bastaba que durante la incensación litúrgica se trazara sobre ellos con el incensario
(kadtl) una cruz de humo 147 . Los adeptos del pope Estéfano sostienen que el pan bendito en la Pascua de Resurrección y el agua bendita de la fiesta de la teofanía tienen el mismo valor que la eucaristía 148 . Otro grupo separado de los wjetkowi fue el de los starodubowzi 1 4 9 y el de sus contrarios, que sostenían que en Starodub (Smolensko) era imposible alcanzar la santidad, razón por la cual se trasladaron a Tschernobol (Volinia), rechazaron el juramento, se negaron a prestar servicio militar, dieron a los zares el nombre de anticnstos y anunciaron la proximidad del fin del m u n d o l o 0 . Desde el año 1846, los popowyzi son atendidos por sacerdotes de la diócesis de Belikriniza (AustriaHungría) lhl. Pero como la necesidad de sacerdotes cada vez se hacía notar con mayor fuerza, hubo un grupo de popowyzi que en 1800 se unió a la iglesia rusa estatal. Esta les permitió que siguieran celebrando la liturgia en la forma anterior al patriarca Nikon. Se les da el nombre de jedinoweszi 1 " ! . A la muerte del último de los sacerdotes que no habían aceptado las reformas de Nikon, los bespopowyzi se convirtieron en una tendencia escatológica extrema, declarando que había llegado ya el tiempo del anticnsto y que todos los sacramentos quedaban abolidos hasta que de nuevo comenzara el reino de Dios. Como quiera que adoptaron muy vanadas posturas ante el orden externo, ante el matrimonio, la familia, el Estado y la iglesia, los bespopowyzi no tardaron en subdividirse en un sinnúmero de sectas y tendencias. Danilow Wikulin, un cantor de iglesia, fundó un grupo al que prohibió todo contacto, incluso el meramente civil, con los fieles de la iglesia rusa estatal. Declaró inválido el bautismo impartido por los sacerdotes de la iglesia ortodoxa y rebautizó a todos los miembros de la iglesia estatal que le siguieron 1 5 1 . Los fedosejewzi fueron fundados por el salmista Fedossej Wassiljew, de Nowgorod. Este rechazaba la oración por los zares y por el Estado, así como, y sobre todo, el matrimonio, que para él era un grave pecado, por lo que aconsejaba insistentemente el celibato. Pero este celibato que él exigía tropezó con una gran resistencia. Puede decirse que la historia del raskol, y especialmente la de los bespopowyzi de los siglos XVIII y XIX, es la historia de la cuestión del matrimonio 1,4. A quienes defendían el orden matrimonial y familiar se 117
142
113
STUPPERICH, ROBERT, Russische Sekten (Wernigerode 1938) p.lós.
ARNDT, A., Die Sekten der russischen Kirche: «Zeitschnft fur kathohsche Theologie» (1914) p.481ss; CONYBEARE, F. C , Russtan D»ssenters (Cambridge 1921) p.21ss;
PASCAL, PIERRE, Avvahum
et les
debuts du Raskol, La cnse rehgieuse au XVII1- siecle en Russie (París 1938) p.38ss; GEHRING, J., Die Sekten der russtschen Kirche (Leipzig 144 1898) p.63ss. PELESZ, JULIÁN, Geschtchte der Union der ruthenischen Kirche mit Rom von den altesten Zeiten bis auj die Gegenwart (Viena 1880) 2 p.766ss. 14 -> Ibid., p.767. 146 Ibidem.
Ibid., p.768. Ibidem. Llevaron a Starodub las vigas y los materiales de las iglesias que habían derribado en Wjetka y construyeron allí nuevos conventos e 148
149
iglesias; cf. PELESZ, JULIÁN, l . c , p.768. 1,0 Ibid., p.768s; ALGERMISSEN, KONRAD,
Handbuch der chnstlichen (Hannover 1930) p.383s. lr>l
loJ
Kirchen-
Koniesswnskunde,
und Sektenkunde
der
Em
Gegenwart,
STUPPERICH, ROBERT, l . c , p.16.
Ibid., p.16; sobre otras sectas de los popowyZi, PELESZ, JULIÁN, l . c , p.768s. lo! 1,4
PELESZ, JULIÁN, l . c , p.760s. STUPPERICH, ROBERT, l . c , p.lós.
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opusieron enconadamente los defensores de la indisciplina. De todas las tendencias en lucha, la de los fedosejewzi fue la de mayor influencia; además de los sacramentos rechazaba el matrimonio. Como hubo fedose)ewzi a quienes resultó difícil cumplir con esta exigencia, tomaron amantes (produgí), cohabitando con ellas bajo un mismo techo, pero conservando el nombre de «cehbatanos» (dewstwenmki). Pero luego, para librarse del desprestigio dentro de su comunidad, abandonaron a aquellas dewki, o «vírgenes», y a los hijos con ellas tenidos. Los fedosejewzi fueron el grupo más influyente entre todos los bespopowyzi, y a él pertenecieron ricos comerciantes y aun poderosos industriales. Los fedosejewzi eran muy rígidos, tradicionalistas, trabajadores, ahorrativos; en una palabra, rusos. Se negaban a cortar sus barbas y a aceptar las formas y modos de vida occidentales ; castigaban con dureza la embriaguez, pero no concedían importancia a la castidad. En 1771, durante la peste, el fedosejewzi lija Alexander Kowylm fundó en Moscú un gran hospital, al que luego se añadieron orfelinatos, que alcanzaron gran fama bajo el nombre de «cementerios de Preobrashensk». Estas fundaciones tuvieron como consecuencia indirecta la de que se concedieran a los raskolniki, sobre todo en tanto que asociación caritativa 155 , mayores libertades políticas. La negativa a aceptar el matrimonio hizo nacer en el seno de los bespopowyzi una sene de tendencias extrañas y repelentes. Hubo grupos que se entregaban a toda clase de excesos y luego abandonaban a los hijos recién nacidos. Los stefanowzi llegaron a exigir incluso este abandono de los niños recién nacidos como un sacrificio expiatorio por los excesos de que eran fruto. Otros, después de seguir caminos erróneos, volvieron al orden del matrimonio, contrayéndolo en la iglesia estatal o intentando introducir en sus comunidades una ceremonia matrimonial claramente influida por la luterana. Estos bespopowyzi llevan el nombre de nowojini 1 5 6 . Entre los bespopowyzi más radicales hemos de contar a los fihppowyzi, fundados a mediados del siglo XVIH por el monje Filipo. Además de rechazar el matrimonio y la oración por los zares, así como el servicio militar, el juramento y todas las ligaduras, exigían el suicidio como el más perfecto sacrificio expiatorio, basándose en dos fragmentos evangélicos (Le 3,16 y Mt 3,11). Las aberraciones de los filippowyzi causaron la muerte y la disgregación de familias y aun de pueblos enteros 157 . Esta secta se divide en dos grupos; el de los samoschenzi, que se dan muerte por el fuego, y el de los monlschtiki, que se atormentan a sí mismos 158 . Él gobierno ruso los persiguió, y muchos huyeron a la Prusia oriental, a Polonia, a Finlandia y a la Bukowina. A finales del siglo x v m hubo un grupo de fihppowyzi, 153 156 157 158
Ibid., p 17s; PELESZ, JULIÁN, 1 c , p.770. ALGERMISSEN, KONRAD, l.c, p.385. STUPPERICH, ROBERT, l.c, p.lós; PELESZ, JUIIAN, l e , p771. ALGERMISSEN, KONRAD, 1 c , p 385s.
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los llamados stranniki o bjegum, esto es, caminantes, que predicaban que todo el orden ético, religioso y político era simplemente una obra del demonio. Rechazaban el orden estatal y el eclesiástico, el servicio militar y todos los impuestos; destrozaban los pasaportes y salvoconductos y todos los documentos oficiales; huían de las autoridades, practicaban un comunismo radical, atravesando las más inaccesibles estepas, bosques y zonas pantanosas de Rusia y viviendo de la mendicidad en compañía de mujeres; eran, en suma, verdaderos nihilistas; su religión era un caos con la sola esperanza escatológica de la parusía del mesías. En su apoyo aducían un pasaje de San Mateo (10,37) 1 5 \ Emparentados con estos stranniki están los nietowzi, o negadores, que rechazaban todo el culto externo 1 6 0 ; los nemoliaki, o «no rezadores», rechazaban toda plegaria, incluida la oración interna 161 . A todos estos grupos la separación de la iglesia estatal y la fidelidad exagerada a la tradición les llevó tan lejos, que finalmente acabaron por venir a rechazar todo lo tradicional, consumiéndose en un estéril nihilismo. Junto a los grupos que hemos citado hay todavía una larga serie de otros menores, conocidos con los nombres de spasowci, potemktschim, moltschelniki, etc. 1 6 2 . Todos ellos perviven en la actualidad, pero la persecución secular que han venido sufriendo les ha hecho duros y astutos, y han aprendido a esconderse de sus perseguidores para así vivir secretamente en la forma que querían. Por ello no es fácil encontrar organizaciones de estos grupos, por lo demás muy poco numerosos. A través de los raskolniki, las ideas apocalípticas se difundieron con toda su fuerza por toda Rusia. Durante los siglos XVIII y XIX aparecieron multitud de profetas que anunciaron el reinado del anticnsto y la proximidad del juicio de Dios. Dentro de estas ideas escatológicas se dio gran importancia a Enoc, el desaparecido (Gen 5,20-21). De él toma su nombre la secta de los jenochowzi, o gentes de Enoc, fundada por el labrador Lukjanowitsch Tscherkassow. El día 1 de mayo de 1900, los jenochowzi esperaban el fin del mundo 16J. La iglesia estatal ortodoxa los persiguió. En Polonia se adhirieron a los adventistas americanos. La secta, reorganizada por Mihail Schaschkow, se ha conservado hasta hoy. Schaschkow enseñó a sus prosélitos nuevas oraciones, salmos y cánticos eclesiásticos. Pero en realidad sus discípulos no son otra cosa que adventistas americanos de apariencia ortodoxa 1 6 \ 159 160 161 162
Ibid., p.386. Ibid., p.387. Ibidem. Cf. ALGERMISSEN, KONRAD, l.c, p.384ss; PELESZ, JULIÁN, l.c ,
p.771ss. 16 ' STUPPERICH, ROBERT, Russische Sekienbewegung der NachrevoluüonsZeit: «Zeltschrift £ur systematische Theologie» (1936) p.262ss. 104 STUPPERICH, ROBERT, Russische Sekten (Wernigerode 1938) p.20s.
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Los ímjaslawzi, o veneradores del nombre de Dios, están emparentados con el esplritualismo de los raskolniki y comparten con los jenochowzi las tendencias apocalípticas. Su ideario se remonta a una época muy antigua de la historia del cristianismo ruso. Para ellos la sofía divina lbr' y el nombre de Dios son hipóstasis propias que deben ser adoradas y veneradas. Esta secta ha conservado las formas externas de la iglesia ortodoxa y su modo de vida es rígido y ordenado 16C. Hemos dicho que la formación de sectas y tendencias particulares cristianas rusas data de la época primitiva. Junto con el cristianismo bizantino se introdujeron en Rusia las ideas gnósticas del Oriente antiguo y cristiano primitivo, que encontraron allí un suelo propicio 167 . Estas ideas gnósticas influyeron sobre los strigolniki, del siglo XIV, así como sobre la secta judía de Zacarías 168 del siglo XV, y las tendencias racionalistas de Baschkm y Kossoí 1 6 \ en los siglos XV y XVI. Los chlysti, flagelantes o gentes de Dios, están histórica e ideológicamente emparentados con los maniqueos, así como con los mesábanos y paulicianos, inspirados por el espíritu del maniqueísmo, o per los bogomilos búlgaros, los cataros o albigenses de Occidente, los patarmos y los petrobrusianos. El pasado de estas sectas es oscuro, pues en principio fueron comentes subterráneas que no aparecieron en la superficie de la historia hasta que se les presentó una oportunidad propicia. Hasta el siglo XVII no tenemos ninguna prueba histórica de la existencia de los chlysti, pero es seguro que su origen fue anterior al raskol 1 7 °. En 1645, el siervo Danila Filippowicz se hizo pasar por «Dios padre», y nombró «Cristo hijo» al siervo Iwan Susslow. Una muchacha que vivía con Susslow fue proclamada «Madre de Dios». Susslow fue encarcelado en Moscú en el año 1658, muriendo en la cárcel en 1716. Como quiera que sus prosélitos rendían culto a su sepulcro como lugar sagrado, en 1739 se quemaron sus restos. Entonces nació la leyenda de que Susslow había sido crucificado en los muros del Kremlin y había resucitado al tercer día. Aunque el sucesor de Susslow fue quemado en 1693, en Nishnij, el desarrollo de la secta siguió siendo muy rápido, especialmente en el territorio del Volga, en Moscú y en sus proximidades y en Sibena. Como esta secta carecía de toda organización, se dio el caso de que sus adeptos veneraban simultáneamente vanos «Cristos» y varias «Madres de lb > En la «sofiología» de Sergí) Bulgakow se dan ciertas similitudes muy notables. íbb STUPPERICH, ROBERT, Russische Stkíenbewegung, l.c , p.258; ID., Russische Sekten, l . c , p.21. lb7 K.ATTENBUSCH, FERDINAND, Lehrbuch der vergleichenden Konfessiomkunde 1 (Fnburgo 1892) p.542ss; SiLBERNAGL-bCHNnzER, Verfassung und ge¡¡;enajarUe,er Bestand ¡.amthcher Kirchen des OnenU (Regensburg 1904) p.98. JG8
16a 170
GEHRING, ] , l e ,
p.ll.
Ibid., p.21s. GRASS, K. KONRAD, Die russtjcíien Sekten. oder Chlysíen (Leipzig 1907) p.62t>ss.
I
Dte
Gottesleute
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Dios». Irónicamente se dio a los prosélitos de Susslow el nombre de chlysti, palabra susceptible de diversas interpretaciones: «solteros», «reencarnados», «extáticos», etc., palabras todas que hacen referencia a las creencias y a la forma de vida de esta secta. Ellos mismos se dan los más distintos nombres según el «Cristo» y la «Madre de Dios» adorados en cada grupo. Entre los chlysti coexisten las ideas filosóficas y religiosas más contradictorias. Pero hay tres creencias fundamentales que son comunes a todos; la primera es la de que Dios se hace hombre reiteradas veces y renueva la vida de Cristo; la segunda, que el matrimonio es el único pecado que puede cometer el hombre, y la tercera, que el alma (o las almas, pues cada uno tiene vanas) peregrina después de su muerte hasta convertirse en Cristo, después de lo cual queda llena del Espíritu Santo. No permiten que los extraños asistan a sus reuniones y los miembros de la secta se obligan con graves juramentos a no descubrir a nadie ninguno de sus misterios, por lo que es muy poco lo que sabemos de ellos. Y como quiera que nuestro conocimiento se basa fundamentalmente en las actas de los procesos entablados contra los chlysti, es necesario usar de la mayor prudencia. Los excesos que se les atribuyen no parecen ser totalmente ciertos. Celebran el culto divino revestidos de largas túnicas blancas y las mujeres llevan los cabellos sueltos. Se inclinan, cantan, rezan, danzan, giran en círculo y caen en éxtasis y profieren sonidos proféticos. Se afirma generalmente que la parte principal del culto divino concluye con orgías inmorales y con terribles excesos que recuerdan los de las bacanales de la Antigüedad. Se afirma también que el cansancio y la paz general que siguen a estos excesos constituyen para ellos un silencio místico. Sus ceremonias, que tienen lugar por la noche, concluyen con un gran banquete. Fuera de esto, la vida de los chlysti es retirada; se abstienen del alcohol, del café, del té, de las patatas, de las cebollas, del ajo y del tabaco. Casi todos son vegetarianos. Son trabajadores y capaces y muy frecuentemente, al menos externamente, celosos ortodoxos 1 7 1 . Aunque a comienzos del siglo XVIII se iniciaron las persecuciones contra los chlysti, la difusión de la secta fue muy rápida. La influencia luterana se ha hecho sentir sobre los skakum, que no son más que una forma finlandesa de los chlysti, caracterizada por las danzas cultuales. Su doctrina y su culto son los mismos que los de los demás chlysti, y, en lugar del matrimonio, practican abiertamente la promiscuidad 11¿. La más extraña de las sectas rusas es la de los zkopzi, es decir, de los mutilados o eunucos. Su fundador parece haber sido un tal Seliwanow, que se presentaba como «Cristo» y como el «Salvador divino» y cambiaba constantemente su nombre, afirmando que Dios no necesitaba nombres humanos. Es seguro que esta secta conserva una ! ' ' Ibid , p.lóss. 172 Ibid., p.508ss. En esta obra, fundamental, se describen todavía otras sectas.
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antiquísima ideología. Los skopzi comparten con los chlysti la tendencia extática y mística; pero, por otra parte, se oponen a ellos como reacción a sus inmoralidades. Seliwanow afirmaba que para salvar el alma era preciso matar el cuerpo. Para suprimir la lascivia recurrió a la emasculación, invocando dos fragmentos de San Mateo (18,8s y 19,12). Los skopzi tuvieron su centro en las provincias de Tula, Orol y Tambow, de las que fueron desterrados Seliwanow y sus ayudantes. En el destierro siguieron enseñando lo mismo y emascularon a una gran cantidad de hombres. Hubo muchos que se mutilaron completamente y las mujeres se cortaron los pechos. Los skopzi se difundieron entre todas las clases sociales, tanto entre los pobres como entre los ricos, y hubo skopzi incluso en la corte imperial. Sehwanow fue luego encerrado en un manicomio, del que fue trasladado a un convento en Susdal; allí murió cuando contaba más de cien años. Los skopzi creen que el matrimonio es el pecado original y que las almas humanas son espíritus caídos que se purifican en la transmigración. Los medios de purificación son la emasculación y la mutilación. Cuando se haya completado el número de 144.000 vírgenes sobrevendrá el remo de los mil años. Los skopzi llevan una vida retirada, consagrados al trabajo y a la difusión de su secta. En un principio, la emasculación se practicaba durante el culto divino, pero luego se impuso la costumbre de consumarla secretamente 17J . En la secta de los skopzi, y en su rápida difusión, pese al misterio que los rodea a consecuencia de su severa disciplina del arcano, resulta evidente que la historia de la piedad rusa es la historia de una nostalgia de lo total y de lo absoluto. En el siglo XIX, la persecución contra los skopzi se hizo tan dura, que éstos se dispersaron, separándose no sólo espacial, sino también ideológicamente, y dando nacimiento a dos nuevas sectas. Una de ellas conservó las antiguas doctrinas de Seliwanow; la otra rechazó la mutilación y se convirtió en una secta espiritualista. Estos «skopzi espiritualistas», cuyos centros de difusión fueron fundamentalmente el mar Negro y el mar Caspio, tienen una orientación dualista. Según ellos, lo malo está plasmado en el Estado y en la iglesia y se perpetúa por el matrimonio y por la vida sexual. La victoria final de lo bueno se alcanzará cuando haya cesado la multiplicación del género humano. De aquí sus exigencias éticas, que incluyen una abstinencia sexual total, junto a la renuncia a todo lo que exigen los sentidos, el ayuno más estricto y la renuncia a todos los bienes. Los neoskopzi de Rumania siguen pensando que la mutilación corporal es la condición fundamental de toda perfección 174 . En el año 1809, un grupo de protestantes suabos de orientación pietista se estableció en la región de Odesa. Estos emigrantes conservaron en su nueva patria ucraniana la costumbre, 17J GRASS, K. KoNRAD, Díe russischen SekUn. II. D»e iveissen ben 1 7oder Skopíen (Leipzig 1914) p 3ss. 4 Ibid., p.892ss.
Taw
LA CRISTIANDAD ORIENfAI
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viva en Suabia, de las «horas bíblicas», en las que tomaron parte algunos rusos. Uno de éstos, el labrador Mihail Ratushnij, quedó tan impresionado por esta práctica de las horas bíblicas, que en el año 1860 comenzó a organizarías en su lugar de nacimiento, Osnowa, tal como había visto que lo hacía el párroco alemán Bonekemper. Se formó así una comunidad que se reunía para las «horas bíblicas» y que recibió el nombre de «stundisti» 175 . Los stundisti se difundieron muy pronto por toda la Rusia meridional. En realidad, no aspiraron a separarse de la iglesia rusa ortodoxa, sino a compenetrarse con el contenido de la Biblia. Pero no pudieron evitar la influencia protestante, y poco a poco fueron separándose de la iglesia rusa, rechazando las formas del culto ortodoxo y difundiendo ideas racionalistas, nihilistas y comunistas. Los stundisti son muy numerosos 176 . El stundismo se extendió fundamentalmente entre el pueblo; los paschkowiam, que tenían una ideología muy parecida a la de los stundisti, pertenecían casi todos a la nobleza y a las clases ricas. El fundador de estos paschkowiam fue un coronel de la guardia rusa, de nombre Wassilij Alexandrowicz Paschkow, quien, inspirado por las predicaciones pietistas del predicador seglar inglés lord Radstock, en 1874 comenzó a dirigir por sí mismo la oración y a predicar. Pero como en sus predicaciones atacaba a la iglesia estatal rusa, se le prohibieron estas actividades, y el movimiento por él fundado no alcanzó ninguna importancia 177 . Wassilij Sjutajew, discípulo de Paschkow, fundó en 1887 la secta de los sjutajewzi, que tampoco alcanzó ninguna importancia. A las ideas pietistas y racionalistas añadió Sjutajew otras tomadas de la ética de Tolstoi, llegando a postulados de carácter anarquista y nihilista 17S . Kondratij Malewannyj, influido por los chlysti y por los stundisti, creó una nueva secta, que, nacida en la comarca de Kief, pronto se extendió por la Rusia meridional y por Siberia. Malewannyj afirmaba que él era Dios y Cristo. Todos sus discípulos (muy numerosos) le adoraban. Aunque fue ingresado en un manicomio, siguió en contacto con su nueva iglesia, escribiéndole unas «pastorales de Jesús». Puesto en libertad en el año 1905, se apresuró a reorganizar el movimiento de los malewanzi. Iwan Lysenko, su sucesor, afirmaba que Malewannyj había sido Dios Padre y que él mismo era Cristo, el Hijo de Dios. Las ideas escatológicas imperantes en la secta de los malewanzi les infundieron un estado de ánimo especial, explicable por su convencimiento de la proximidad del fin del mundo, y consistente en una actitud agresiva contra los propietarios y contra las autoridades. Su fanatismo sobrepasó toda mesura, y la influencia de los stundisti hizo que los últimos elementos crisl7
° Del alemán SLunde, «hora».
176
1 7
,
BECK, ERICH, l . c , p.52s. ALGERMISSrN, KONRAD, p . 4 0 8 .
'" IbH , p.409.
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tianos vivos entre ellos se trasformaran en un estéril racionalismo; sus principios éticos acabaron cediendo su lugar a las tendencias nihilistas 179 . Los panijaschki, cuya secta procede de la de los chlysti y observa unas normas de vida comunistas y ascéticas, se diferencían notablemente de los malewanzi. Los panijaschki fueron espenalmente numerosos en la comarca de Samara. Otra secta que toma su origen de la de los chlysti es la de los kosmschzi, fundada por Jewdokim Kosin, quien rechazaba la cnstología de los chlysti, pero sin abandonar su panteísmo, que se reflejaba incluso en su ética, que le prohibía la carne y los huevos, pero no el matrimonio 1 8 °. En 1897, un trabajador llamado Wassilij Lúbkow, de Woronesch, se separó de los chlysti y se dio a sí mismo el título de «rey de reyes, único pastor del "nuevo Israel", monarca del mundo, hijo del éter libre»; en el año 1905 estos neoisraelitas celebraron en Rostow su primer concilio, en el que Lúbkow expuso el breve catecismo de su doctrina, una mescolanza de confusas ideas racionalistas que no guardaban ya casi ninguna relación con la religión ni con el cristianismo. El programa de Lúbkow se basaba en tres puntos —sabiduría, conciencia, trabajo— que él calificaba de ennoblecedores del hombre. Lúbkow predicaba la libertad e incluso el amor libre I 8 1 . Los johanniti, secta influida por la de los chlysti y por el adventismo, veneraban como dios al famoso predicador Johannes de Kronstadt. Los napoleonowi, impresionados por la fuerza de la revolución francesa y por el poder de Napoleón, veían en éste al último Cristo y rendían culto a sus imágenes 182 . Otras sectas de origen chlysti son las de los wosduchanzi, emparentados con los adventistas americanos, y los kanügim, que son los mormones de Rusia 1 8 ! . La primera guerra mundial, así como el derrumbamiento del zarismo ruso y la revolución de octubre, dieron nacimiento a una nueva secta, la de los fjodorowzi, discípulos de Fjodor Rybalkm, secta en la que se mezclan las ideas de los chlysti con las de los adventistas y con tendencias reformadoras, y cuyos miembros pretenden vivir alejados del mundo político obedeciendo a Dios 184 . El racionalismo de las sectas no se explica únicamente por las influencias reformadoras, sino que es algo genumamente ruso. Una prueba de ello nos la ofrece la secta de los duchoborzi, que apareció a finales del siglo XVIII. Su verdadero origen no está todavía aclarado. En un principio no tenían un nombre fijo, sino que recibían varios, entre ellos los de «guardianes del Señor», 179
180 181 182
18
-> CONYBEARE, F. C , l.c, p.266ss; STUPPERICH, ROBERT, Russische
GRASS, KONRAD, 1, l.c, p.524ss.
SekLen, l.c, p.34ss
Ibid., p.567ss 578ss. Ibid., p 586ss.
18l> 18
~ 188
ALGERMISSEN, KONRAD, l.c, p.396s. 181 184
651 «iconoclastas», «deístas de Bóhme». Los duchoborzi afirman que el origen de su secta se remonta a los tres jóvenes de Babilonia, pero en realidad se apoyan en las ideas de Jakob Bóhme, Tolstoi, Skoworoda, así como en las de los cuáqueros, los francmasones y vanas sectas genumamente rusas. El lugar de origen de los duchoborzi es Ucrania. Más tarde se trasladaron a Transcaucasia, a Canadá y a Chipre. Fueron muchos los duchoborzi que se adhirieron a los baptistas. Su doctrina es racionalista y panteísta. Interpretan en forma natural todos los misterios de la fe. Su piedad es un subjetivismo religioso. Su ética es muy rígida. Su aspiración es la de, por medio de su rigidez de costumbres, así como por la vía de la «transmigración de las almas», alcanzar la perfección. Basándose en la idea de la absoluta igualdad de todos los hombres, rechazan la iglesia institucional 1 8 '. Relacionados con los duchoborzi están los molokaní, o bebedores de leche, fundados por el sastre Semjon Ukljeün, de Uwarowo (Tambow), en el año 1750, como reacción contra los duchoborzí. El nombre de molokaní, o bebedores de leche, se les dio por su costumbre de beber leche en los días de ayuno en los que está prescrita la abstinencia de carne y de grasas animales, así como la de leche. Los molokaní no adoran los iconos y se diferencian de los duchoborzí por haber fijado por escrito sus doctrinas. La iglesia la conciben de un modo estrictamente espiritualista, y, en consecuencia, rechazan los sacramentos. Sus ideas espiritualistas las aplican también a la vida política. Creen en la unidad de Dios con el hombre. Dios necesita al hombre para alcanzar su plena realidad y el hombre sólo puede llegar a su perfección con la fuerza de Dios. Aunque sostienen que la Biblia es la única fuente de la fe, lo cierto es que en su vida religiosa se dejan guiar casi exclusivamente por la razón 186 . En vanas sectas separadas de los molokaní este su racionalismo resulta todavía más claro. Una de ellas es la de los subbotniki o sabbanstas 187 , de influencia judaica, que se separó de los molokaní a finales del siglo XVIII. Esta secta da a Moisés más importancia que a Cristo, rechaza el Nuevo Testamento y como única fuente de fe y de vida reconoce el Antiguo Testamento y determinadas partes del Talmud. En lugar deí bautismo practican la circuncisión y en lugar del domingo y de las fiestas cristianas celebran el sábado y las fiestas judías. U n grupo separado de los sabbatistas, el de los karamiki, no reconoce más que una de las escrituras judías: el Pentateuco o la Thora. Los gen, o extranjeros, están totalmente judaizados. El grupo de los nasireos niega la resurrección de los muertos , S 8 . El escándalo que la doctrina y las prácticas de estos judaizantes causaron en
Ibid., p397; GRASS, KONRAD, l.c, p.588.
STUPPERICH, ROBERT, Russische
Sektenbewegungen,
l . c , p.259
STUPPERICH, ROBERT, l.c, p.38s. ALGERMISSEN, KONRAD, l.c, p.404.
Ibid., p.404s; GERBER-EMBACH, N. VON, Russische Sekticier (Heilbronn 1883) p.48.
652
)OiEr CASPER
LA CRISTIANDAD ORIENTAL
la población cristiana movió al gobierno luso a adoptar severas medidas contra estas sectas. A mediados del siglo XIX se formó la de los neomolokaní, secta de influencia luterana y stundista, que conservó el racionalismo de los molokam, añadiéndole elementos stundistas y ortodoxos 189 . En aquella misma época se formaron otros grupos menores de «molokam espirituales», que, movidos por el pensamiento del juicio final, predicaban y practicaban la penitencia. Otros grupos escindidos del de los molokam fueron el de los presniki, o los dulces, que se abstienen del vinagre y de los alimentos fermentados; los bessudniki, que niegan el juicio final; los prüguní, una secta extática; los obschtschiji, que citan el Evangelio y los Hechos de los Apóstoles en apoyo de sus ideas y de sus exigencias, radicalmente comunistas " ° . Todos estos grupos son molokam, de tendencia racionalista, distintos sólo por la influencia de otras corrientes. Los molokam racionalistas no pudieron dar satisfacción a los anhelos religiosos de sus prosélitos, y por eso se separaron, adoptando unos elementos ortodoxos, otros ideas luteranas y stundistas y otros elementos chlysti, o socialistas. No hemos concluido todavía la enumeración de las influencias que contribuyeron a aumentar el número de las sectas rusas. Los escritos del conde de Tolstoi encontraron u n eco extraordinario. Numerosos nobles siguieron su ejemplo, viviendo y trabajando como los sencillos labradores rusos. El príncipe Chilkow creó en Ucrania una comunidad tolstoiana, la de los tolstowzi, de doctrina panteísta y racionalista, semejante a la de los molokam. Su ética es pacifista y universalista; rechazan la iglesia y sus instituciones. Los tolstowzi radicales se convirtieron en comunistas y anarquistas fanáticos. Pero su influencia no fue demasiado grande 101 . Poco antes de la guerra mundial, un «Cristo» chlysti llamado Tschunkow fundó el grupo de los tschunkowzi. Las predicaciones de Tschunkow se dirigían a los proletarios y a los pequeños burgueses de San Petersburgo. En un principio sus predicaciones tuvieron un carácter evangélico, pero con el tiempo fueron convirtiéndose en conferencias racionalistas y panteístas, hasta que, finalmente, Tschunkow se convirtió en un fanático de la abstinencia y en el predicador de un mundo nuevo y comunista en el que no hubiera diferencias de clases. La lucha contra el alcohol es el único punto del programa de los tschurikowzi que se ha conservado hasta hoy 19-°. La «comunidad neotestamentana de discípulos de Jesús» está extendida por la Rusia meridional, y unifica elementos procedentes fundamentalmente de los tolstowzi y de la iglesia orto189 190 191
1J2
STUPPERICH, ROBERT, l e , p 40 ALGERMISSEN, KON^AD, 1 c , p.405. STUPPERICH, ROBERT, 1 c , p 42ss
STUPPERICH, ROBERT, Russische Sektenbewegungen,
l.c , p 268ss.
653
doxa junto a otros de otras tendencias, agrupados todos sincretistamente. Dentro del Nuevo Testamento conceden la máxima importancia al evangelio de San Juan. Veneran a los antiguos santos de la iglesia rusa, y junto a ellos a algunos santos occidentales, así como a ciertos hombres que se destacaron en la práctica del amor al prójimo 1 , ' í . Estos rasgos ecuménicos son todavía más claros en la «comunidad del templo único», que pretende unir al cristianismo oriental y occidental e incluso a todas las grandes religiones de la humanidad en una síntesis única " 4 , 29.
La religiosidad
rusa
Estas sectas, que, como hemos dicho, son genumamente rusas, nos dan a conocer de una forma extrema la esencia de la religiosidad rusa. Esta religiosidad es la expresión de una lucha constante que todo cristiano ruso se siente forzado a entablar con los demonios y con el anticnsto. Los rusos creen que todo hombre vive en el centro de un campo de batalla entre los santos y los demonios y que todo es lucha entre Cristo y el anticnsto. Pero esta lucha no ha de entenderse en un sentido activo, sino que sus armas son la pasión, la huida y la muerte. Sólo así podremos comprender a aquellos fihppowyzi que, reunidos en chozas, encendían fuego y ponían fin a su vida para ganar la vida. Sólo así entenderemos también a los pomorzi, a los begum y a los stranniki, que, como afectados por una epidemia, huían del mundo y despreciaban la vida por amor a la otra vida. Los suicidios y las automutilaciones constituyen una expresión de la piedad rusa, pues es un rasgo característico de esta religiosidad el conceder una importancia primordialísima a la idea de la muerte, hasta el punto de que la vida toda aparece dominada por ella 19,>. La pasión, la muerte, la huida del mundo y la ascesis son rasgos característicos y esenciales de la religiosidad de los rusos. Todos los cristianos rusos se sienten atraídos por el monacato, como si éste fuera su verdadera profesión. Afirman no sólo la huida del mundo, la ascesis y la constante preparación a la muerte, sino también la vida en comunidad, que reúne a aquellos que quieren huir, padecer y morir 19e . La opresión de los tártaros (1225-1475) y las calamidades que durante aquella época afligieron al país, al pueblo y a cada 193
194
STUPPERICH, ROBERT, Russische
Sekten,
1 c , p 46s.
Ibid., p.47. En la obra de ALB. M. AMMANN, Ostslavtsche Kir^ chengeschichte, que ya hemos citado más de una vez, se encontrarán abundantes datos y fuentes de interés para la historia de las sectas rusas 195 WALTER, REINHOLD VON, Von russischer Frommigkett. «Der chnsthche Osten, Geist und Gestalt» (Regensburg 1939) p 94ss. 196 BERG, LUDWIG, Zur Psychologie der kathohschen Russen: «Ex Oriente, Religiose und philosophische Probleme des Ostens und Westens» (Maguncia 1927) p.33ss; NOTZEL, K., Dte Grundlagen des zetstigen Ruisland (Jena 1917) p.30ss; WALTER, REINHOLD VON, p 101
LA CRISTIANDAD ORIENTAL
JOSEF CASPER
654
uno de sus componentes contribuyeron a hacer de la iglesia ortodoxa de Rusia una iglesia rusa nacional y popular, que cada uno de los rusos veía como propia hasta un extremo que no tiene parangón en todo el mundo 1'". Fue la iglesia la que ofreció una patria a los rusos, la iglesia la que padeció con los atormentados y murió y resucitó con ellos, la que con ellos sufrió opresión y resucitó de nuevo a las amplias latitudes de Asia. Fue la iglesia la que mantuvo lo que estaba en decadencia, predicando no la defensa, sino la pasión; no la espada, sino la cruz. El cristianismo ruso venció a los que habían sido sus vencedores por el dolor. Y de esta forma la iglesia rusa se convirtió en el símbolo de Rusia. Las tendencias escatológicas, el alejamiento del mundo y el desprecio del mundo, el deseo de infinitud y de absoluto, son las características del cristianismo ruso 108 . Relacionado con ellas está el realismo místico, manifiesto tanto en el cristianismo ortodoxo oficial como en las sectas rusas t 9 9 . El ruso es un cristiano apasionado que en el curso de la historia ha cumplido de tal modo con el ideal cristiano de piedad y de vida, que ha buscado sin mesura ni compromiso alguno este absoluto 200 . La pasión rusa se nos aparece como un ansia de dolor; la piedad rusa llega a la exaltación física. En la liturgia, los cuerpos y los corazones se estremecen al ritmo de los cánticos sacros 2 "'. Al cristianismo ruso no le interesa la verdad histórica tanto como al occidental, ni las cuestiones dogmáticas tanto como a la iglesia griega, ni las antiquísimas tradiciones apostólicas tanto como al resto del Oriente cristiano; su interés se concentra en la forma rusa del cristianismo, es decir, en conseguir que los misterios cristianos alcancen una nueva realidad en el hombre individual y en las distintas comunidades, en el pueblo y en la iglesia 202 . Estas ideas y tendencias han tenido su más clara expresión en la secta de los chlysti, que intentan incesantemente convertirse en Cristo, en Dios, en una theO' tokos 2«\ Esta idea de la deificación, de la conversión en Cristo, no impregna sólo la ideología de las sectas rusas, sino la de todo el cristianismo de Rusia. El cristiano ruso intenta tenaz y obstinadamente llegar a la unidad con Cristo. La noción que los rusos tienen de la iglesia guarda relación con estas ideas. El término 197 1,8 1,,) 200 201
WALTER, REINHOLD VON, l.c, p.97ss. WALTER, REINHOLD VON, l.c, p.96ss 102ss. ARSENIEW, PAUL VON, Das heilige Moskau (Paderborn 1939). WALTER, REINHOLD VON, l.c, p.105. TARCHNISVILI, MICHAEL, D«e byzanümsche Liturgie ais Verwirkh'
chung der Emheit und Gememschaft im Dogma: «Ostliches Chnstentum» 9 (Wurzburg 1939) p.24ss; TYCIAK, JULIUS, Osthches Chnstentum:2 0 2 «Religiose Entscheidung» 3 (Warendorf 1934) p.50ss.
PABEL, REINHOLD, Athos, der heüige Berg, Begegnung mit dem chnsthchen Osten (Regensburg 1941) p.l64ss; WALTER, REINHOID VON,
l.c,2 0p.l08ss. 5
STUPPERICH, ROBERT, Russische Sekten, l.c. p 4 9 ; PABEL, REINHOLD, l.c, p.l66s.
655
sobornosti], consagrado por Aleksij St. Chomjakov, equivale a unidad orgánica de todos en Cristo. Esta idea refleja la concepción rusa de la iglesia, que constituye el fundamento del gran sentimiento de comunidad y de nación que sigue siendo característico y propio de los rusos 2 " 1 .
30.
Peculiaridades características de la iglesia Dificultades de la unión con Roma
rusa.
La iglesia ortodoxa de Rusia, que desde la época de Vladimiro el Grande, y especialmente durante la opresión de los tártaros, contribuyó a formar el alma del pueblo ruso, aunque adecuándose a la amplitud del país y a la diversidad de sus habitantes, sin excluir ni siquiera a sus opresores asiáticos 2 0 ', se convirtió en el curso de la historia, especialmente durante esa época de dominación tártara, en la iglesia rusa, en la verdadera iglesia de aquel pueblo y de aquel país 2 " \ Esta circunstancia ha dificultado hasta ahora todos los intentos hechos por unir el cristianismo ruso a la iglesia romana católica 207 . Las negociaciones emprendidas por el gran príncipe de Kief Izjaslaw con el emperador Enrique IV (1056-1106) y con el papa Gregorio VII (1073-1085), negociaciones movidas fundamentalmente por razones políticas; los contactos entablados por el gran príncipe Micael y por el príncipe Danylo con Inocencio IV (1243-1254) no tuvieron mejor éxito que los intentos realizados en los concilios de Lyón (1245) y Basilea (1431-1437), pero sí que expresaron el sentimiento de que la unidad católica de Oriente y de Occidente no se había perdido todavía. Este sentimiento resultó especialmente claro en el concilio de Ferrara-Florencia (1438204 Léase desde este punto de vista la obra de ScHULTZE, BERNH., Russische Denker, Ihre Stellung Zu Chnstus, Kirche und Papsttum (Viena 1950); además: MUCKERMANN, FRIEDRICH, Wladimir Solowiew, Zur Begegnung Zwischen Russland und dem Abendland (Olten 1945); SCHELTING, ALEXANDER VON, Russland und Europa im russischen Geschichtsdenken (Berna 1948). 205 En Rusia no había más poder central que el del khan mongol. Los príncipes estaban empeñados en luchas fratricidas. Por eso la iglesia, que en aquel momento desempeñó el papel de lazo de unión, se convirtió en la madre del pueblo ruso, desarrollando as! en aquellos extensos territorios una actividad creadora. La única forma en que podía «someter» a los mongoles era «sirviéndoles» con amor y humildad cristiana. Esta es el arma con que ha vencido al mundo: su humilde amor, que nace de su fe. 20 JAGODITSCH, RUDOLF, l . c , p.lOs; WALTER, REINHOLD VON, l . c , p.97. 207 Una circunstancia concurrente que contribuyó a dificultarlos fue el absolutismo de los príncipes de Moscú, que no permitían la menor ínierencia extramoscovita y que dieron a su política una base primero religiosa y luego nacional; cf. ZlEGLER, ADOLF, D»e Union des Kon* Zils von PlorenZ m der russischen Kirche: «Osthches Chnstentum» 4-5 (Wurzburg 1938) p.31ss; AMMANN, ALB. M., l . c , p.H9ss.
656
JOSEF CASPER 20 (Paderborn 1940) p 66ss 25 ' EHRHARD, ALB , Urkirche und FruhkathohZismus (Bonn 1935) p220; LIETZMANN, HANS Geschichte der Alten Kirche I Die Anfan%e 234 (Berlín y Leipzig 193?) p 86ss Cí supra nt 43 44
34.
El carácter católico y nacional de las orientales. Sinfonía y autocefalia
iglesias
Aunque la fidelidad a la tradición sea el rasgo predominante de la cristiandad oriental, ésta no está cerrada a la evolución ni al progreso. Los portadores de ese progreso y de esa evolución son, sobre todo, los elementos nacionales. Lo nacional influye en las iglesias orientales en tal medida que fácilmente podemos reconocer los rasgos nacionales de cada uno de los pueblos en su vida religiosa. Por esta razón es por la que en Oriente no existe el abismo que separa a la piedad popular de la piedad oficial y eclesiástica, pues si comparamos la liturgia y la religiosidad popular, los usos eclesiásticos y las costumbres religiosas del pueblo, resultará evidente la unidad que existe entre lo ecuménico y lo nacional, lo eclesiástico y lo popular. La vida religiosa y la piedad de los cristianos orientales se basan esencialmente en la liturgia. Por eso es por lo que en la vida de los cristianos orientales hay muchas cosas que es difícil encuadrar dentro de definiciones occidentales. Para comprender que la razón humana no es capaz de llegar al fondo de esta piedad basada en la liturgia es preciso haber visto a los cristianos orientales celebrar su liturgia durante largas horas, incansables en su absorta oración y en la realización de las ceremonias sagradas. Las cuestiones y problemas que plantea en Occidente la participación activa del pueblo en la liturgia de la iglesia y la 23j
CASPER, IOSEF, Lo, p 335
662
JOSEF CASPCR
contradicción existente entre la liturgia oficial y las creencias populares, así como la viva disensión entre la religiosidad litúrgica y la religiosidad individual, son totalmente ajenas al Oriente cristiano. Para éste la liturgia es la más importante fuente de fe popular y la mejor escuela de religiosidad y de mística. Hoy en día, la vida religiosa de las comunidades orientales sigue siendo fundamentalmente cultual, lo que hace que los occidentales saquen con frecuencia la injusta impresión de que se trata de una religiosidad impersonal, mecánica y rígida. El cristianismo y la comunidad cristiana tienen en sus ceremonias litúrgicas una vivencia de lo divino; en la liturgia sus almas se abren a Dios; en las palabras litúrgicas, en los cánticos, en los gestos y en las ceremonias reconocen y contemplan lo divino, y en el culto entran en comunidad con Dios. Para el cristiano de Oriente, la liturgia es la expresión del mundo transcendente, una expresión llena de fuerza y dinamismo intrínsecos. Pero no se limita sólo a expresar y a comunicar la ligazón con Dios, sino que además la fortalece y la incrementa. En la liturgia, y gracias a la liturgia, la gloria de lo sobrenatural llega al mundo y el cristiano sube al remo de lo eterno. La liturgia oriental está tan lejos de tener una orientación meramente finalista, que incluso los sacramentos son concebidos primariamente como una magnificación y glorificación del Dios trino. Su sentido último y más profundo es la unión con Dios. El sacratnentum y el mystenon implican para el cristiano de Oriente una concelebración y una convivencia, en tanto que para el occidental son primariamente un don que se recibe. La liturgia oriental es, en el verdadero sentido de la palabra, lo que las lenguas modernas llaman una liturgia popular. Está destinada a la totalidad de los creyentes, lo que nos explica que la lengua cultual sea por principio la lengua popular y que el altar esté íntimamente ligado a la comunidad celebrante y lo litúrgico esté adaptado en su lengua, en los cánticos, en los gestos y aun en las posturas a lo popular. Es ésta una peculiaridad de los ritos orientales que hemos de recordar por contraposición a la sobriedad y aun a la rigidez del rito romano 2 ' 6 . La fe del oriental es una fe heredada. Por esto es por lo que en cada una de las iglesias orientales se desarrollaron rasgos especiales que, pese a la sinfonía existente, no son comunes a las demás iglesias de Oriente. Pero esto no impide que en las iglesias orientales lo ecuménico se haya ligado íntimamente a lo nacional. Así se explica la tendencia a mantenerse fiel a los dogmas y a los acuerdos de los concilios ecuménicos antiguos, a las antiguas tradiciones, a la antigua estructura jerárquica y a las antiguas formas litúrgicas. La casi excesiva importancia que se concede
LA CRISTIANDAD ORIENTAL
a lo divino, que a veces parece incluso derivar al monofisismo 2 , \ ha actuado en todas las iglesias orientales (y, dentro de ciertos límites, incluso en la nestonana) como un contrapeso de lo nacional 23S . Los problemas teológicos típicos de Oriente son predominantemente de naturaleza teocéntrica, mientras que en Occidente el centro de gravedad de las controversias es de naturaleza antropológica. Esta tendencia a la eternidad da a todas las iglesias orientales, pese a su carácter nacional, un sello peculiar de atemporalidad, que casi podría llamarse de inmovilidad. La historia nos ofrece abundantes ejemplos de fidelidad y sumisión de estas iglesias orientales a sus gobernantes políticos del momento, una fidelidad y sumisión casi inconcebibles, pero que no han excluido la intransigencia frente al más mínimo ataque hecho a su fe ortodoxa y a su culto. Las iglesias orientales son ecuménicas y nacionales, llamadas a la universalidad y a la vez íntimamente ligadas al pueblo. La fisonomía religiosa de cada pueblo, la lengua, los cánticos, la forma de concelebración de la liturgia, el arte iconográfico y la arquitectura, y, sobre todo, la organización eclesiástica, son nacionales. La forma del culto divino con su revestimiento nacional y con su profundidad mística contribuyó a la difusión de la fe entre los eslavos más todavía que la actividad misional de la iglesia. Se saca la impiesión de que aun hoy en día la liturgia desplaza a la doctrina a un segundo plano. El cristiano oriental percibe la profundidad de su fe, más que en los principios dogmáticos y filosóficos de la doctrina de la iglesia, en la fuerza y en la belleza poética de los himnos orientales. Más que aprenderla, el oriental vive su doctrina y su fe 2 í < l . La vive en los cánticos litúrgicos, en las oraciones, en las ceremonias, en las imágenes y en los símbolos. El culto de los iconos y el de los santos está íntimamente ligado a la vida de la fe. La vida y la piedad religiosa de los orientales parte fundamentalmente del culto, de modo que la liturgia oriental es, en el más estricto sentido de la palabra, cosa del pueblo; y, lo repetimos, con ello queda explicado que la lengua cultual sea por principio la lengua popular, que el altar esté íntimamente ligado a la comunidad celebrante, que lo cultual esté adaptado a lo nacional y que una misma ascesis sea practicada por todos los cristianos, tanto por los sacerdotes como por los seglares. En los misterios, el oriental ve la presencia real de Cristo, que por su humanidad es el mediador, el mxstagogo que conduce a los hombres a su Padre celestial, y que por su divinidad es el misterio mismo y la fuente de divinización de los hombres. La deidad invisible, que no es perceptible más que en la «luz celes2,7
236 AUFHAUSER, J. B , The Theologie der getrennten Ktrchen und dte Frage der Wiederbegegnung «Morgenlandisches Christentum, Wege zu einer okumemschen Theologie» (Paderborn 1940) p 79ss; CASPER, fos., Der V' erkundigungscharakter, l . c , p 174s
663
CASPER, JOSEF, Weltverklarung »m hturgischen Geiste der Ostkir-
che «Ecclesia Orans> 22 (Fnburgo 1939) p 5ss; HEILER, FR., l e , p 546s 218
HEILER, FR , 1 c , p 427ss religión y de las leyes estructurales y vitales de < la > religión 45 Der lebendize Gott im Zeugnts der Religionsgeschichte (Munich 1942) p 162 255 306 46 La Religión dans son essence et ses mamfestaUons (París 1948) p573 47 Las mas antiguas subdivisiones de las religiones, evitando el tomar postura en cuestiones de principios, partieron de criterios extrarrelígiosos, distinguiendo religiones nacionales y religiones universales, religiones naturales y religiones reveladas, religiones naturales, religiones nacionales y religiones universales, religiones naturales y religiones culturales, religión sobrenatural —H J SCHOEPS (Gottheit und Mensch hett [Stuttgart 1950] p 13) ha propuesto una nueva subdivisión, distinguiendo un «grupo homogéneo >, formado por aquellas religiones que creen en el mismo Dios, creador, según la Biblia del cielo y de la tierra (]udaismo, islam y cristianismo), otro grupo formado por las religiones politeístas y un tercero que no recurre a la noción de un Dios personal»
EL CRISTIANISMO Y LAS RELIGIONES DE LA TIERRA
693
llegado a una conclusión opuesta: cada religión es un mundo por sí misma, un mundo individual, y de esta forma se distingue de todas las otras. La fenomenología de la religión parte del mismo presupuesto que la historia comparada de las religiones que entre las distintas religiones no puede existir ninguna diferencia esencial, pues todas ellas son, como dice L. P. Jacks, hospttable caravanséraüs, en los que el viajero hace una breve pausa para luego seguir su búsqueda con renovadas fuerzas 48 . La afirmación del cristianismo de que debe su origen a una intervención directa de Dios en la historia humana, no se estudia ni siquiera como posibilidad. Una discusión de este problema no se intenta jamás, porque, dados los puntos de vista racionalista y precientífico de que se parte, no puede ser tomada en consideración. Pero nosotros hemos de subrayar que esa afirmación es una idea esencial del cristianismo. No queremos dejar de reconocer que la escuela fenomenológica representa un gran adelanto respecto a la histónco-religiosa Gracias a ella se han obtenido muchas valiosas conclusiones sobre la esencia de la religión y sobre la íntima relación de ésta con la vida del individuo y de la sociedad. Lo que ocurre es que hasta el momento no se ha intentado un estudio detenido del cristianismo desde este punto de vista La mayoría de los fenomenólogos de la religión siguen defendiendo la explicación smcretista del origen del cristianismo, explicación que, como hemos visto, deja muchas cuestiones sin resolver 49 . íí
EL CRISTIANISMO
ES
INCOMPARABLE
La comparación histórico-religiosa relativista de que hasta aquí hemos hablado nació fundamentalmente dentro de la teología protestante y tomó sus presupuestos filosóficos de la Ilustración. Este mismo origen lo es también de aquella otra tesis, diametralmente opuesta, que en las religiones no cristianas no ve más que un «error y engaño». Fnednrh Heder describe como 48 Cit por BOUQUET, Comparaüve Religión (Londres 1941) p 221 He aquí como se expresa un hmduista He puesto a prueba prácticamente todas las religiones el hinduismo, el islam y el cristianismo He seguido los caminos de las distintas sectas hindúes Y lo que he en contrado es que, por distintos caminos, todos quieren llegar al mismo Dios Para subir al estanque hay vanas escaleras Por una sube el hindú, saca agua con un cántaro y H llama jal por otra sube el mu sulman, saca agua con un odre y H llama pañi, por la tercera sube el cristiano, y al agua que saca la llama water ¿Nos obstinaremos en decir No, esta agua no es jal, es pañi o es water? ¡ Que absurdo ' La sustancia lleva diversos nombres, pero es una, y todos buscan una misma sustancia Lo distinto es solo el clima, el temperamento y el nombre i Que cada uno siga su camino'» (ROMAIN ROLLAND, Das Leben des Ramaknshna [Zunch 1949] p 79s, cit por F HEILER, Dte Vrage der Absolutheit» des Christentums im Ltchte der Rehgions' qeschichte Eme heilige Kirche» 20 T1938] p 322s) 40
V gr
VAN DER LEEUW, 1 c , p 592
694
EL CRISTIANISMO Y I AS REÍ IGIONES DE LA TIERRA
1 RAN7 KONIG
sigue las ideas que a este respecto defendía el protestantismo más antiguo: «Para Lutero, todas las religiones no cristianas son ex opere operato: esto es lo que quiero hacer, esto agrada a Dios. Pero la regla es que todo opus operatum es idolatría (Weim. Tischr. 5,5504). Por esta razón Lutero rechaza rotundamente todo el paganismo, que para él no es una preparación de la revélación divina ni un culto divino imperfecto, sino sólo vana idolatría.—"Los paganos no tienen un verdadero Dios, sino un dios e ídolo ciego y sordo" (Erl. 58,247). Los mayores filósofos griegos son, a los ojos de Lutero, "paganos sm Dios"; a Anstó' teles, "el maldito pagano ciego, orgulloso, traidor como un chacal", lo trata con odio, con ironía y con burla (Le, 399s; 21,344); todo lo que de grande y noble hay en el paganismo, Lutero lo considera condenable: "Si todos los paganos honrados vinieran ante Dios con sus virtudes y con sus hechos cristianos, todas sus obras serían, pese a todo, mentira e hipocresía" (Le, 24,29). De esta forma llegó el protestantismo a la desolada idea de que el paganismo no es más que un mar oscuro. Y aunque tanto la escolástica luterana como la teología calvinista, bajo la influencia del humanismo, las suavizaron, estas ideas conservaron su vigencia dentro del protestantismo y se convirtieron en el leit motiv de las más antiguas misiones protestantes, cuyo único objetivo era arrebatar a aquellas almas desdichadas de la venganza del infierno. Los mapas de las misiones, en los que todos los países no cristianos de la tierra están representados en negro, son un símbolo elocuente de esta convicción exclusivista de que el cristianismo es la única religión absoluta» 50 . En la actualidad, la teología dialéctica ha vuelto a resucitar esta postura ante las religiones no cristianas. J. Witte, que fue primero un defensor del liberalismo teológico y se convirtió luego en un representante de la teología dialéctica, dice acerca de las religiones no cristianas: «La piedad y la moralidad de sus religiones son intentos descarriados, fantásticos y ciegos de decir la verdad sobre Dios y de llegar a Dios. Todas ellas significan una negación de Dios, una rebellón contra Dios y una desobediencia de Dios: error, culpa y perdición».—«No son más que espejismos carentes de verdad. No puede decirse que preparen para la salvación, pues conducen sm remisión a la perdición».— «El mensaje de Cristo no puede aceptar en ningún caso que las otras religiones de la tierra sean escalones previos ni preparatorios de su propia revelación» 5 I . Otros autores, como E. Brunner >2 o H. Frick ,3 , distinguen entre el cristianismo y el Evangelio como palabra de Dios, y afirman que el cristianismo, como figura histórica, está sujeto a o0
1 ,2
Cit. por F. HEILER, l.c, p.311.
Die ChnsiusboUchafl und die Rehgionen (Gottingen 1936) p.43ss. Das Chnstentum itn Kampfe mit den Religionen (Stuttgart-Basilea j 1931). 1 Das Evangehum und die Rehgianen (Basilea 1933).
695
crítica, como todas las demás religiones. Para ellos la crítica de todas las religiones, y también del cristianismo, se convierte en un juicio escatológico, pues gracias a las religiones alienígenas se llega a percibir «la tensión que existe entre nuestro cristianismo y el Evangelio» ,d . El Evangelio es el «fin» de todas las religiones, «fin» en el sentido de la «caducidad» y en el de la «consumación». La refutación de esta doctrina teológica se encuentra ya en el capítulo 17 de los Hechos de los Apóstoles, en el que San Pablo habla a sus oyentes en el areópago tomando como punto de partida el dios desconocido. San Pablo no condena la fe en él, sino que la considera como un antecedente de su predicación del mensaje de Cristo.
ííí.
LA PRETENSIÓN CRISTIANA ABSOLUTA
DE
VALIDEZ
Pero hemos de verificar aún la última de las respuestas y comprobar si, dentro del círculo de las religiones universales, el cristianismo posee la validez absoluta a que aspira como consumación y perfección de los valores religiosos que se encuentran en las religiones no cristianas. F. Heder ha mostrado las dificultades que hoy se oponen a esta pretensión del cristianismo, y que tienen su raíz en el amplio conocimiento de las religiones alienígenas ° \ Una de estas dificultades es la extraordinaria riqueza de valores, ideas y formas religiosas que encontramos en todos los pueblos, en todos los tiempos y en todas las zonas de la tierra. «Lo primero que la historia de las religiones despierta en aquellos que se acercan a ella con sensibilidad religiosa es un sentimiento de piedad, reverencia y admiración ante las innumerables formas bajo las que la humanidad ha buscado al Dios eterno y bajo las que éste se ha revelado a los corazones anhelantes y amantes. Según las bellas palabras de J. W. Hauer (escritas en una época en la que su autor practicaba todavía un universalismo religioso y estaba muy lejos de la idea de una "religión de la sangre"), el estudio de estas formas innumerables es "como una mirada al cielo estrellado, en el que soles y estrellas, nacidos una y otra vez del polvo estelar y de las nebulosas, nos revelan con lengua de fuego la eternidad del devenir. Así considerada, la historia de las religiones no es simplemente un estudio excelso, sino que se convierte en un fragmento de religión"» 56 . Y si la plenitud, la riqueza y la belleza de las religiones no cristianas es tan grande, ¿cómo anteponer el cristianismo a todas ellas y cómo presentarlo como la religión por excelencia? A ello 51
5o
FRICK, l.c,
p.35
L.c, p.317ss.
5« L . c .
y 39.
696
PRANZ KONIG
EL CRISTIANISMO Y LAb PELIGIONES DF LA TIERRA
hay que añadir —como subraya la fenomenología de la religión— la similitud de todas las formas de aparición de la religión; según la fenomenología de la religión, hay leyes estructurales y vitales que unen entre sí a todas las religiones en una unidad superior. Más aún, por encima de todas las religiones, tras ellas y bajo ellas, existe una «religión universal y eterna, a la que todos pertenecen o podrían pertenecer» >7. ¿Puede el cristianismo aspirar a una situación de excepción totalmente exclusiva? Es imposible negar que hay numerosas analogías y muchos rasgos similares que nos indican que el cristianismo está emparentado con otras religiones. «Estas analogías extracnstianas, que a primera vista parecen inexplicables, son familiares al estudioso de las religiones comparadas, quien tropieza con ellas a cada paso, no sólo en el estudio de las actuales religiones universales asiáticas, sino también en el de las antiguas e incluso en el de las primitivas. El abundante material que el P. Wilhelm Schmidt ha acumulado en su voluminosa obra sobre el origen de la idea de Dios nos muestra en forma sorprendente la profunda piedad y la entrega a Dios de los pueblos primitivos del norte y del sur de América, de Asia y de Australia. Hay algo de cierto en las atrevidas palabras con que Charles Francois Dupuis concluye su estudio sobre la trinidad (en su obra Origine de tous les cuites ou la religión universelle, publicada en 1794): «Los cristianos no tienen nada que sea propiedad exclusiva de ellos: ni los misterios de su fe, ni su teología, ni sus prácticas y ceremonias religiosas y ni siquiera sus fiestas» 5S . A éstas se añade aún una objeción, a saber, la de la falta de fuerza de las misiones cristianas, en las que no se ve nada del vigor que debería tener la religión del Hijo de Dios. En los dos mil años de su historia, el cristianismo no ha llegado todavía a convencer de su verdad a la mayor parte de la humanidad. Para A. Rademacher° J este hecho resulta vergonzoso, y la objeción que en él se basa, difícilmente refutable. La dificultad se hace aún mayor si se tiene en cuenta el escaso número de cristianos de hecho que dentro de la cristiandad se oponen a los que sólo son cristianos de nombre. Varias veces se han recordado a este respecto las palabras de Mahatma Gandhi, para quien la absoluta validez del cristianismo debería expresarse también en una vida moral superior: «Yo estoy convencido de que la Europa actual no refleja el espíritu de Dios ni el del cristianismo, sino el espíritu de Satanás. Y el éxito de Satanás todavía es mayor, porque se presenta con el nombre de Dios en los labios. Hoy Europa no es cristiana más que de nombre, pues en realidad adora a Mam' món.—Tengo para mí que el cristianismo europeo es una negación del cristianismo de Jesús» 60 .
Y, por último, la pretensión cristiana de validez absoluta se opone también al noble anhelo que puede nacer de la esperanza, fundada en la valoración relativa de todas las religiones, de que un día todas las religiones, sin renunciar a su peculiaridad, se unan y el mundo se convierta en una comunidad religiosa única que proporcione a la humanidad aquellas bendiciones que las organizaciones políticas no han podido darle. Pero todas estas objeciones no afectan en nada a la pretensión cristiana de validez absoluta. Porque sería un error —en el que se ha incurrido frecuentemente— el juzgar la verdad por los éxitos externos. N o podemos juzgar al cristianismo por el comportamiento de los cristianos, como tampoco podemos condenar a otras religiones por la fragilidad de sus prosélitos. En el juicio de una religión hemos de partir de su contenido doctrinal y de sus preceptos éticos, esto es, de aquello que dicha religión ofrece al hombre que acepta su dirección. Desde este punto de vista, el lugar que debe atribuirse al cristianismo —dentro del plano estricto de la historia comparada de las religiones— es único y singular. De hecho en esta posición única y singular del cristianismo ya va incluido algo que se opone a todas las demás religiones, a saber, su afirmación de ser una religión distinta y última; afirmación que, de una parte, se basa en su pretensión de validez absoluta y, de otra, en la figura de su fundador. G. Mensching 61 afirma, como hemos visto, que todas las religiones pretenden tener validez absoluta. Para él esto no es un rasgo exclusivo del cristianismo 62 . Mensching explica este fenómeno diciendo que la pretensión de validez absoluta es sólo un juicio vivencial. Luego añade: «En un sentido estrictamente filosófico, validez absoluta significa plena independencia e íncomparabilidad de la religión propia en el círculo de las religiones alienígenas. Esta pretensión lógico-filosófica de validez absoluta ha ocupado en muchas religiones el lugar de la pretensión originaria de validez absoluta, que era sólo una vivencia de la absoluta ligazón con el propio Dios. Cuando ello ha ocurrido, se ha intentado darle un fundamento apologético racional controvirtiendo en un plano lógico-filosófico con las religiones alienígenas» b . La pretensión lógico-filosófica de validez absoluta es un fenómeno que no encontramos fuera del cristianismo en toda la historia de las religiones, tan abundante en formas sorprendentes. No puede, pues, afirmarse que todas las religiones la presenten. La pretensión cristiana de validez absoluta no es una afirmación hecha por los prosélitos del cristianismo, sino algo contenido en la esencia del mensaje cristiano. Y las raíces de este mensaje están en la fe en el Dios uno y verdadero de la antigua alianza,
•>7 M MULLER, Leben und Reltgwn p 153
•>8 F
1,9 60
HEILER, 1 c , p 320
D»e Wiederveretmgung der chnstltchen Kirche (Bonn 1937) p 128 Cf. P. OHM, Astens Knttk am Chmtentum (Munich 1948) p 24.
697
61 G MENSCHING, Vergleichende Rehgionswtssenschaft (Heidelberg2 1949) p.l60ss. Cf. supra p.689s. b¿ Le s , L c , p 163.
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LL CRISIIANISMO Y I AS RFLIOIONES DI, LA 1IFRRA
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ante el que todos los demás dioses no son más que «obra vana de los hombres», que «tienen ojos, y no ven, tienen oídos, y no oyen» 64 . Este monoteísmo que no se conoció por primera vez hasta la religión israelita — y del que sólo recientemente se ha encontrado una correspondencia en las creencias religiosas de los pueblos primordiales— constituye la base del cristianismo. Sobre esta mentalidad religiosa monoteísta y exclusivista, Jesucristo aparece como el Mesías anunciado en el Antiguo Testamento, el «Hijo del Dios vivo» (Mt 16,16), que obra con la autoridad y con el poder del Padre: «El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán» (Me 13,31). Por eso la iglesia primitiva cree que «ningún otro nombre nos ha sido dado bajo el cielo, entre los hombres, por el cual podamos ser salvos» (Act 4,12). No se trata de una repudiación radical de las otras religiones, sino sólo de la demostración de su insuficiencia. El mismo Cristo reconoce la disposición religiosa del centurión romano (Mt 8,10) y no condena en absoluto a la mujer cananea (Mt 15,27). Donde mejor se nos muestra el aprecio de las religiones extracnstianas es en San Pablo, que en su predicación en el areópago (Act 17, 22) toma ocasión de la inscripción que se encontraba en el altar: «Al dios desconocido», y explica a los atenienses. «Pues ese que sin conocerle veneráis, es el que yo os anuncio.» Esto quiere decir: Quiero predicaros al verdadero y último objeto de vuestro anhelo religioso, hablaros de Dios y de su plan sotenológico. A sus oyentes los llama SeKTiSaifAovEcixQou;, lo que, según Flavio Josefo 65 , significa «piadoso, temeroso de Dios» en sentido positivo. De aquí se sigue que también los prosélitos de las religiones no cristianas pueden ser hombres piadosos y religiosos, distintos sólo de los cristianos por ser su conocimiento de Dios deficiente, erróneo e imperfecto, pero no por ser totalmente falso. La religión griega de los atenienses le ofrece a San Pablo el punto de partida para pasar de lo perfecto a lo imperfecto, de lo parcialmente verdadero a lo totalmente verdadero. N o se trata de una oposición de «religión» y «no religión». La oposición entre las dos religiones está fundada, en último término, en el objeto religioso. El dios de los gentiles ocupa provisionalmente el lugar que corresponde al verdadero objeto de la religación trascendente del hombre, pero sólo hasta el momento en que la plena verdad desplace a la verdad parcial. Por esto el único punto de vista posible dentro del cristianismo es el de reconocer que las demás religiones tienen también valores religiosos. «Reconocer con San Agustín que en el error hay un germen de verdad, es un signo de madurez humana, un signo de verdadera superioridad. Pues, según las vigorosas palabras de Móhler, "a partir de la religión superior es posible comprender a la religión inferior, como a partir del todo es posible comprender a la parte; 61 6,5
Sal 113; cf. Ex 20,lss y Dt 5,lss; cf. supra p.670. Anttqmtates 19,290; cf. Theologisches Worterbuch 2 (Stuttgart 1935) p 20.
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pero, en cambio, a partir de la religión inferior no es posible comprender a la religión superior". A partir del cristianismo puede comprenderse también el paganismo. El cristianismo esclarece el paganismo y hace comprensible su aparición» 6 \ La imagen cristiana de Dios no tiene paralelo en ninguna otra religión de la tierra; el Dios de los cristianos es un Dios trinitario que, a través de la persona del Hijo hecho hombre, anuncia al mundo un nuevo plan de salvación. Y, según estos principios esenciales, no existe ningún camino libre de error ni seguro para llegar al Padre más que el que ha sido revelado por Cristo. Todos los valores nobles y positivos de las demás grandes religiones —el gran anhelo de salvación del budismo y su entrega a lo eterno, la lucha de la ascesis y de la meditación indias por llegar a la unión con Dios, el ensimismamiento en lo divino inefable y el amor altruista de Laotsé, el conocimiento de Dios que el islam extrajo del Antiguo Testamento y del cristianismo— los posee igualmente el cristianismo; y todos los valores negativos de las otras religiones, todos los extravíos sufridos por el hombre en su búsqueda de Dios, desde el deísmo hasta el panteísmo, desde el ascético desprecio del cuerpo hasta el desenfreno sexual, y, sobre todo, la magia y la superstición, que en otras religiones oscurecen y desgarran los valores religiosos fundamentales con ritos grotescos e insensatos, están excluidos del cristianismo. Pero no es esta plenitud, pureza, unidad y singularidad de valores la que, como muchas veces se dice b7, justifica la pretensión del cristianismo de ser la religión absoluta. La diferencia más profunda y decisiva reside en la figura de Jesucristo y en su obra. «Estos dos aspectos, la singularidad de Cristo como revelador histórico y como Verbo hecho carne y el misterio del Gólgota, son los que, al analizar las religiones del mundo, muestran el carácter esencialmente distinto del cristianismo» 68 . Al confrontar la figura de Cristo con las de los fundadores de las grandes religiones, resulta evidente el carácter único y singular de su figura e, indirectamente, el carácter único y singular de su religión. C.
LOS F U N D A D O R E S D E RELIGIONES
Laotsé. Los contornos de su fisonomía espiritual son imprecisos. Nacido en torno al año 604, fue bibliotecario al servicio de su Estado. No sabemos ni siquiera la forma en que fueron fijadas por escrito sus doctrinas filosóficas y religiosas, que están reunidas en el Tao'teh-king. La grandeza y la originalidad de su
O. KARRER, Das Reltgiose m der Menschheit tum (Francfort 1 1949) p. 190-91.
und das
Chnsten-
« F. HEILER, l . c , p.333.
bS SODERBLOM, Der lebendige Goit tm Zeugms der te (Munich 1942) p.336s.
Rehgionsgeschich'
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EL CRISTIANISMO Y LAS RELIGIONES DE LA TIERRA
personalidad resultan evidentes en su resonancia histórica. Pero el interés no se concentra en su persona, sino en su doctrina. Esta, sencilla y natural, busca, como una filosofía, las causas últimas, y, como una ética del bien, del altruismo y de la paz, abre al hombre el camino de la resignación y del contentamiento. Pero en esta doctrina hay muchos puntos oscuros e incluso su idea central, la del tao, es susceptible de diversas interpretaciones. Algunas cuestiones fundamentales quedan sin solucionar. En ninguna ocasión se dice que Laotsé quiera fundar una nueva comunidad religiosa, ni aun que pretenda enseñar verdades que no puedan ser conocidas por el conocimiento natural. En su evolución ulterior, su doctrina se convirtió en una magia popular con una noción politeísta de la divinidad y fundamentalmente abierta a todas las relaciones sincretistas. La historia nos muestra la facilidad y amplitud con que por este camino la doctrina de Laotsé llegó a mezclarse con otras religiones. Confucio (551-479). Su figura histórica está claramente perfilada. Nacido en una familia noble, casado, funcionario estatal, hizo frecuentes visitas a las cortes extranjeras. Pronto comenzaron a adherírsele discípulos y alcanzó un gran prestigio de sabio. No aspiraba a fundar una religión, sino sólo a revivificar las creencias religiosas y las costumbres de épocas anteriores para así oponerse a la decadencia espiritual y moral de su tiempo. Se consideraba a sí mismo como un mero «transmisor» de la Antigüedad. Por esta razón fue por lo que dio la mayor importancia al culto del cielo y al de los antepasados. Por lo demás, «no habló mucho sobre religión, y ese poco con reverencia, pero no con calor. Reverenciaba en la religión a la fuerza que mantenía la sociedad» 69 . Dada la intención que le animaba, sería inexacto darle el título de fundador de una religión; en sus escritos no hay ningún pasaje en que se hable de su vocación religiosa. Se le consideraba un gran sabio, pero culto divino no se le tributó hasta una época relativamente tardía (dinastía Han, 206 a. C 220 d. C.) y por razones políticas. Sin esta intervención estatal es verosímil que la ((religión de Confucio» no hubiera llegado a ser. Buddha (560-480). Nacido de familia noble y casado, a los veintinueve años, decepcionado por la vida, abandonó su familia, su patria y sus bienes y decidió hacerse eremita para buscar la liberación del dolor. Tras años de varios esfuerzos por encontrar el camino recto en las vías de la ascesis tradicional, se independizó y súbitamente tuvo una iluminación que le dio a conocer la buscada verdad. El predicar y difundir el conocimiento que de ese modo había adquirido se convirtió en la misión de su vida. El punto central de su doctrina es la redención del dolor de la existencia. Esta redención no se alcanza por la intervención ni con la ayuda de un dios o de unos dioses, sino con las fuerzas ^
SODERBLOM, Kompendmm
der Rehgionsgeschichte,
l . c , p 364.
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humanas. Toda su ética se onenta a la autorredención. El primer puesto entre las tres joyas (Buddha, dharma y samgha) corresponde a la doctrina (dharma) y no a la persona de Buddha. «Uno me sigue, ¡oh vosotros, monjes!, y lleva la orla de mi manto , pero está lejos de mí, y yo lejos de él. ¿Por qué? Porque no ha visto la doctrina; y, puesto que no ha visto la doctrina, tampoco me ha visto a mí. Uno vive a cien jojana de mí , pero está cerca de mí, y yo cerca de él. ¿Por qué? Porque ha visto la doctrina, y el que ha visto la doctrina, me ha visto también a mí» 7". Con mayor claridad todavía dice el maestro: «Podría ser, ¡ oh Ananda!, que vinierais a pensar que la doctrina ha perdido su maestro y que ya no hay ningún maestro. No debéis pensar esto, ¡ oh Ananda! La doctrina (dharma) y la disciplina (vmaya) que yo os he enseñado serán después de mi muerte vuestro maestro» " . Nunca afirmó Buddha de sí mismo que él fuera el camino, la verdad y la vida. Se ha dicho que Buddha era un ateo, y su doctrina una filosofía. Pero esto no es exacto. El centro del pensamiento budista no lo constituye Dios, sino el hombre, y su doctrina gira en torno de la salvación religiosa y no de la salvación filosófica. Luego, en el «gran vehículo», la persona de Buddha fue objeto de culto divino. Buddha pasó a ocupar el lugar del dios desconocido (la bhaktt se convirtió en el fervoroso amor a Buddha). Pero las distintas tendencias del budismo han interpretado su doctrina de formas también diversas y se han unido a la superstición y a la magia, convirtiéndose en religiones politeístas. Mahoma. Con él llegamos a la era cristiana. Su familia pertenecía al poderoso clan de los quraisíes. Huérfano desde niño, su matrimonio con la rica viuda Hadíga le puso a salvo de la necesidad. A los cuarenta años, y obedeciendo a una vivencia vocacíonal, comenzó su misión religiosa como nuevo profeta. Vanos ensueños y visiones le ocasionaron temores y dudas, pues tenía miedo de ser un poseso; su mujer y un su pariente le consolaron, y gradualmente su convencimiento fue haciéndose inquebrantable : se le había encomendado una misión de profecía como las que antes se confiaron a Abrahán y a Moisés. Como con anterioridad había conocido el cristianismo y el Antiguo Testamento de los judíos, creía coincidir con ellos en su fe en el Dios uno. Mahoma quería revelar a sus compatriotas lo mismo que aquellos que Dios había enviado a los cristianos y a los judíos habían revelado a sus pueblos. No puede dudarse que Mahoma sufrió la influencia del cristianismo sino, que daba especial importancia a las postrimerías, al juicio y a la condenación de la despreocupación mundanal. Pero como tanto los judíos como los cristianos lo rechazaron, llegó a convencerse de que la revelación que se le había confiado era más pura que la de aqué70 Itívuttaka 105; cit. en SODERBLOM, Der lebendige Gott »m Zeugms 71der Rehgionsgeschichte p.137. SODERBLOM, Kompendmm der Rehgionsgeschtchte p 180
EL CRISTIANISMO Y I AS RELIGIONES DE LA TILRRA
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líos y de que él era el restaurador de la verdadera religión, no sólo para los árabes, sino para el mundo entero. Mahoma creía que le había sido encomendada la misión de dar a su pueblo un libro sagrado (Qnr'án) como los de la antigua y nueva alianza, un libro sagrado que distinguiera a su pueblo de los paganos. En un principio ordenó a sus prosélitos que hicieran la oración vueltos hacia Jerusalén, pero luego prescribió la orientación hacia La Meca. En este cambio se refleja el abandono de su primitiva conciencia de unidad con los profetas del Antiguo Testamento. Esto no obstante, la sura 46,8 sigue siendo la que mejor caracteriza la conciencia que él tenía de su misión. « D i : N o soy innovador de los profetas N o sigo sino lo que fueme inspirado y no (soy) yo sino un amonestador evidente.» Mahoma no reivindicó u n carácter sobrenatural para su persona y el islam rechaza rotundamente la doctrina de la encarnación. «Como hombre muestra algunos aspectos débiles y poco gratos, pues no era un santo y ni siquiera una naturaleza noble» 72 . He aquí la forma en que Soderblom 73 caracteriza su obra: «En Mahoma encontramos, sí, una fuerza religiosa primigenia, pero no un nuevo contenido dogmático. Mahoma no hace más que reproducir y modificar. Los distintos componentes de su construcción religiosa los busca, casi siempre inconscientemente, en otros lugares. Mahoma se sintió subyugado por las ideas monoteístas que había llegado a conocer. Su alma grande y ardiente se convirtió en un filtro de las ideas religiosas y morales que, en forma muchas veces borrosa y desfigurada, se encontraban al alcance de su espíritu. Muchas veces los rasgos más nobles y elevados de esas ideas quedaron presos en aquel filtro, que no permitía el paso más que a lo que estaba de acuerdo con su idiosincrasia árabe. La experiencia religiosa y la energía ferviente de Mahoma dieron vida y unidad a aquellos distintos elementos. En ello reside su originalidad, y en este sentido es en el que puede llamársele profeta.» D.
J E S Ú S Y LOS F U N D A D O R E S D E RELIGIONES
Se ha dicho que lo peculiar de los fundadores de religiones es el haber conseguido dar vida a aquellos elementos metafísicos «capaces de mantener durante milenios la unidad moral-religiosa de los pueblos». Habitualmente se considera a Jesús como un fundador más, junto a Buddha, Zarathustra, Confucio, Laotsé, Maní y Mahoma r 4 , y se afirma que ninguno de éstos se piopuso fundar una iglesia, sino que fueron las circunstancias históricas 72
H. I. SCHOEPS, l e , p.123. SODERBLOM, L O , p.116. SCHOEPS ( l . c , p.18) distingue con razón entre fundadores de religiones, reformadores y fundadores de escuelas (v.gr. Marción). "
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las que hicieron de ellos puntos de cristalización de nuevas formaciones religiosas. Según esto, Jesús de Nazaret debe equipararse a los demás fundadores de religiones, circunstancia que resulta inconciliable con una pretensión de validez absoluta. Como ocurrió con los otros fundadores, también en torno a Jesús se reunieron discípulos; como ellos, también Jesús se convirtió en objeto de culto y adoración religiosa. El desarrollo histórico de su religión siguió leyes parecidas a las de las demás religiones fundadas.—«En todas las religiones fundadas existe desde un principio gran interés por la persona del fundador y en torno a ella surgen muy pronto diferencias doctrinales de carácter fundamental. No hace falta que recordemos más que las controversias cristológicas de la primitiva iglesia cristiana, las discusiones profetológicas del islam y los debates entre hínayamstas y maháyámstas sobre la figura de Buddha. El mensaje del fundador queda en segundo plano; el primero lo ocupa el interés por la persona del fundador. Ello no obsta para que todos los fundadores de religiones se hayan considerado a sí mismos en principio sólo como mandatarios que tenían una misión que cumplir. Jesús se sabía enviado por el Padre; Mahoma era un rasul (mensajero) de Alláh; Zoroastro, un enviado de Ahura Mazda; Laotsé, un portavoz del tao, y Buddha no pretendía tampoco haber tenido su iluminación por sí solo. Desde el punto de vista de la psicología y de la caracterología, todas estas personalidades son extremadamente diferentes unas de otras. Pero hay un rasgo que las u n e : que todas ellas tienen un equilibrio interno y rechazan todos los extremos y todos los excesos. Ni siquiera Mahoma es una excepción, aunque sí se inclina más que los otros al radicalismo emocional Precisamente Mahoma —más todavía que Mam o que Zoroastro— vio su misión en la instauración de un orden concreto, político y social, en su mundo árabe, mientras que los demás grandes fundadores se concentraron en la explicación de su mensaje religioso» 7 ' . De esta forma y de otras parecidas es como se acostumbra a caracterizar a los fundadores de religiones. Y, sin embargo, si partimos de un punto de vista histórico-religioso comparativo, forzoso es reconocer que Jesús sólo puede ser incluido dentro de la categoría de los fundadores de religiones en virtud de ciertas leyes sociales e históricas, según las cuales todos los hombres que practican una religión fundada están sometidos, tanto en el aspecto individual como en el social, a las mismas leyes sociales y psicológicas válidas para ella. Pero si consideramos más detenidamente la persona de Jesús, tal como nos la presentan las fuentes de la historia de su fundación, deberemos afirmar que entre él y los demás fundadores de religiones existe una diferencia esencial y que Jesús se nos apaiece como enteramente distinto.
71
7
" H. I. SCHOEPS, l.c, p-18s.
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EL CRISTIANISMO Y LAS RELIGIONES DE LA TIERRA
Los apologetas cristianos hacen hincapié en el hecho de que la doctrina de Jesús lleva a su sumo desarrollo todas las fuerzas religiosas del hombre, incluye todas las verdades de las demás religiones y evita sus errores y sus aberraciones. Puede insistirse también en que su persona y su doctrina han encontrado prosélitos en el seno de las otras religiones asiáticas fundadas. Se ha dicho que el Evangelio goza de gran prestigio entre los monjes budistas e hinduistas y que la religión de Jesús es una religión universal que abarca todos los continentes, mientias que las demás religiones fundadas no se extienden más que por zonas limitadas. Pero todo esto, si bien basta para subrayar la situación especial del cristianismo, no resulta suficiente para demostrar que se trata de algo «enteramente distinto». La diferencia decisiva radica en la persona misma de Jesús 76, que ya en las frases lapidarias del símbolo de la fe de los apóstoles, o sea, en los comienzos mismos del cristianismo, se caracteriza como totalmente distinta de las de los fundadores de otras religiones: «Creo . en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, concebido por obra del Espíritu Santo, nacido de la Virgen María, . crucificado, muerto y sepultado. Al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos. Está sentado a la diestra de Dios Padre todopoderoso; desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos». La creencia de que Jesucristo es Dios y hombre pertenece a los fundamentos del cristianismo desde sus comienzos, de tal forma que, en el momento en que la elimináramos, introduciríamos en esta religión una modificación esencial. No podemos aplicar a las fuentes de la religión de Jesús criterios de interpretación y crítica distintos de los que aplicamos a las fuentes de los otros fundadores de religión, es decir, debemos leer e interpretar estas fuentes exactamente del mismo modo que los demás documentos religiosos. Después de leer el pasaje de Isaías (Le 4,17ss) que habla del comienzo de la era mesiámca, Jesús concluye con la afirmación : «Hoy se cumple esta escritura que acabáis de oír». De esa forma Jesús reivindicó para sí mismo el título de Mesías prometido en el Antiguo Testamento. No fueron sus discípulos quienes se lo concedieron, sino que fue El, humilde y santo, quien lo reclamó sin vacilaciones ni temores. El bautismo en el río Jordán y la transfiguración en el monte Tabor dan testimonio de su carácter sobrenatural. Los demonios reconocen su poder divino. Y, en el momento de su muerte, Jesús vuelve a reclamar ante el sanedrín el título de Hijo de Dios, reclamación que le condena a muerte de cruz por blasfemo. Su convicción de ser el Hi]o de Dios está indisolublemente ligada a su fe monoteísta. Es precisamente a ese Dios uno al que Jesús llama su Padre. «Sí, Padre, porque tal ha sido su beneplácito. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce
quién es el Hijo sino el Padre, y quién es el Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quisiere revelárselo» (Le 10,21s). Como Hijo de Dios, distingue expresa y formalmente la relación que existe entre su Padre celestial y El y la que existe entre el Padre y los demás hombres; así habla de «mi Padre» y de «vuestro Padre» " . Esta pretensión del cristianismo de ser la religión absoluta no implica ni mucho menos, como Mensching parece creer, una infravaloración de las religiones extracristianas. Los juicios de la teología dialéctica no pueden aspirar a representar el punto de vista del cristianismo. Las raíces profundas de su filiación divina se encuentran en la idea trinitaria de Dios, manifiestamente clara en las escrituras del Nuevo Testamento. Por ella la idea de Dios de la religión de Jesús se separa totalmente de la de todas las demás religiones y constituye un misterio insondable que se escapa a todo intento humano de interpretación racional o de reducción a las categorías inmanentes. De ninguno de los fundadores de religiones se afirma claramente en los documentos que poseemos que haya pretendido proceder del Padre, que está en los cielos, o ser el Hijo unigénito del Dios uno. Si prescindimos de la religión musulmana, en todas las demás falta un presupuesto necesario de esta pretensión, a saber, la fe en el Dios uno. Y en el islam falta el misterio y la profundidad de la imagen trinitaria de Dios. La afirmación de que Jesús procede del Padre, con el que es uno (Jn 10,30; 12,45; 14,7); la de que es el Hijo del Padre e igual al Padre (Jn 5.17ss), la de que posee propiedades divinas (omnisciencia: Jn 4,17; eternidad: Jn 8,58), recibe una confirmación en sus milagros. Si suprimimos los milagros en la narración del Nuevo Testamento, las fuentes pierden casi totalmente su sentido, porque esos milagros están íntimamente ligados a la descripción de la vida de Jesús. Jesús reclama el poder de perdonar los pecados, poder que, en opinión de sus contemporáneos, corresponde solamente a Dios: «¿Cómo habla así éste? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios?» (Me 2 , 5 ; cf. Le 5,21). Para demostrar que posee ese poder divino, cura a un paralítico. Todos los fundadores de religiones conocen el pecado y la culpa y los prudentes caminos de la expiación. Pero ninguno ha reclamado para sí el poder de perdonar por sí mismo los pecados de los hombres.
76
Cf. W . SCHMIDT, p.XIIIs v o l . l (pról.).
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La resurrección de Jesús, por no hablar de los milagros en que el resucitó a los muertos, es uno de los fundamentos apostólicos de la fe en Jesús. «Y si Cristo no resucitó, vana es nuestra predicación, vana nuestra fe. Seremos falsos testigos de Dios» (1 Cor 15,15). Cuando en el grupo de los apóstoles se quiso elegir al sustituto de Judas, se puso como condición que éste 77
Cf G. BARDY, La religión de lesús p.541.
( n\to y las relig 3
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FRANZ KONIG
EL CR1S1IANISMO Y LAS RELIGIONES DE LA I IERRA
fuera un testigo de la resurrección de Jesús (Act 1,2 ls). No ha habido ningún otro fundador de religión que haya resucitado de entre los muertos, ni ninguna religión que haya hecho fundamento de su fe la resurrección de su fundador. Con la muerte y con la resurrección de Jesús dio comienzo una nueva época en la historia de la humanidad. «El día en que murió, el Viernes Santo, y el día en que resucitó, el día de la Pascua, llevan en sí el germen de un grandioso futuro» (Schmaus). Con esa muerte y con esa resurrección reveló también el fin y el final de la historia humana y abrió perspectivas históricas enteramente nuevas. «En el fondo, este su retorno en la resurrección y su retorno al final de la historia humana constituyen un único acontecimiento en dos tiempos, un acontecimiento que se extiende a lo largo de los siglos» T8. El milagro de Pentecostés fue el punto inicial de la predicación apostólica. Su importancia para el destino de la iglesia resultó decisiva. N o hay ninguna otra religión fundada que pueda alegar un milagro parecido o relacionar la historia de su desarrollo con un acontecimiento similar. El mensaje que Jesús tomó como punto de partida de su actividad doctrinal, la buena nueva del remo de Dios, no tiene tampoco un paralelo exacto en ninguna otra religión fundada. Como el fermento o como el grano de mostaza, el reino de Dios no es al principio más que un inicio mínimo, pero su destino es penetrarlo todo y abrazarlo todo, sin detenerse en límites de razas ni de naciones. El remo de Dios está realizado en la iglesia, que, a diferencia de los otros fundadores de religiones, Jesús quiso y fundó expresamente. A todos los hombres se les exhorta a entrar en el reino de Dios y a convertirse en «hijos del reino». El rechazar esa invitación tiene graves consecuencias. «Pero el que me escucha estas palabras y no las pone por obra será semejante al necio, que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y dieron sobre la casa, y cayó con gran fracaso» (Mt 7,27). A través de Jesús, los hijos del reino de Dios están sujetos al Padre, que está en los cielos, y a la observancia de un mandamiento, el más grande y primero, que es amar sobre todas las cosas al Padre, que está en los cielos, y, como a sí mismo, a todos los demás hombres, hijos del mismo Padre. Lo único que en las religiones extracnstianas podría compararse con este primer y más grande mandamiento de la religión de Jesús sería la bhakh del hmduismo. Pero aun a ésta le falta la disciplina y mesura de la entrega amorosa al Padre a través de su Hijo unigénito, así como el impulso motor de las creencias rígidamente monoteístas, en las que esa amorosa entrega se hace transparente y al mismo tiempo se ennoblece.
La relación de amor recibe un nuevo impulso con la doctrina de la pervivencia de Cristo y de su iglesia, así como por la eucaristía y por la participación de los fieles, a través de Cristo, en la vida divina sobrenatural. El camino por el que se hace posible participar en la vida sobrenatural de la comunidad divina pasa por la cruz. La redención se consumó con la muerte de Jesús en la cruz. La cruz se convirtió así en el distintivo del cristianismo, como expresión de la perdición del hombre en el pecado y del precio puesto al rescate del hombre. Símbolo de la redención, la cruz, como la imagen trinitaria de Dios, carece de todo paralelo en la historia de las religiones. «Stat crux dum volvitur orbis».
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M SCHMAUS, Vom Wesen des Chnstentum8 Abhidarmakosa, I I I 260 Abhidharmapítaka, I I I 225 Abhmavagupta, I I I 181 Abu 1 Mugit al Hallas I I I 58 Acta Archelai, I I 480 483 501 505 Adam von Bremen, I 346 349 Ad Gal (cf Jerónimo San), I I 238' Adt Granth, I I I 1 9 0 ' " Admonición al mar Uno (cf Orígenes), II 1 8 6 " Adu haeres (cf Ireneo, San), I I 238' I I I 576 578 Aethiopica (cf H e h o d o r o d e Hemesa), I I 211 Advrsus gentiles (cf Atanaslo), I 437 Advtrsus Mamcbaeos (cf Serapion de Tbmuis), I I 480 Aforismo* de Utanapistim, I I 470 Agamas, I I I 180 181 184 202 Agustín, San, I 36 69' 5 » 105 121 523, I I 135 139 147 480 484 489 494 495 500 507 513 516 518 530 644, I I I 4 3 3 1 1 , Confestones, I I 480, De cwitate Dei I 218, De moribus ecclesiae calholicae et de monbus manichaeorum, I I 480 Aüareyabrabmana, I I I 109 4 8 114 6 3 AüaríyaUp, III115" «Alabanza de Amon cuando como Horu^, asciende de la montaña de la luz», I I 544 Alceo, I I 32 Alemán, I I 84 Alejandro d e Lycópolls, I I 483 492 506 517 532, Contra Mamchaet opiniones I I 480 Alejandro Severo (cf L a m p n d i o ) , I I 247 248-^ Alexis, I I 116 Algazel (cf G a / / a l i , al ), I I I 59 Allab Up , I I I 188 aluzínnu, II 471-' Amat (cf Plutarco), I I 1 9 8 " 4 Amenemope (cf Sabiduría de), I I 564 566 568 Amiano Marcelino, I 422, I I 244, Hist Rom , I I 244 2 Amidakyo, I I I 390 Amitayuh sutra, I I I 390 Amitayurdhana sutra, I I I 390 Amos [Am ] , I I I 414 415 422 3 ° 432 435 449 451 461 463 466 Ampeho Líber Memoriahs, I 438 Anaxágoras, I I 98 9 9 - 1 0 1 0 0 2 ' Anaximandro, I I 95 , Anaxímenes, I I 95 anífis, I I I 202 Annales (cf Tácito), I I I 510 1
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Y
AUTORES
\ n t i g u o Testamento, I I 20 9"¡~'\ 111 12 31 A n t i s t m c s , I I 106 Apiano, I I 293 Apocalipsis I I 1 6 6 " 4 4 5 ' , I I I 426 478 479 Apócrifos, I I I 484 Apol (cf Justino), I I I 6 7 1 ' Apolodoro I 326, Biblwt , I I 181 = » Apología (cf Tertuliano), I 439 Apolomo de Rodas, I 303 308 309 Appar, I I I 136 142 Apuleyo de Madaura, MetamorfoMS, II 72 7 2 ' " 1 9 3 J 1 195'»' 196 A q u l k s l a t l u s I 332 A n b t , Al , I I I 60 Aranyakas, I I I 79 101 115 153 Arato, Esc , I 295 Arda Viraf , I I 614 Ardhang, I I 494 Argonáutica, I I 116 Arísades, Publio Ello, I I 674 Aristófanes, I I 18 2 9 103 1 0 4 2 " 1 0 6 - " , Avispas I 297, Los Caballeros, I 327, Nubes I 330, Las Ranas, I I 99 Aristóteles, I 68 218, I I 97 98 99 100 105 107 108 230, Etica rucomaquea, I I 108, Física I 250, Histotia animalium I 294, El mágico, I I 247, Política II 240° Alísteteles, Pscudo De mirabilia I 246 A m o b l ó , I I 127 Arquiloco de Paros, I I 84 86 Artemldoio, I 216 Astenos Hom 10, I I 1 2 6 3 n Atanaslo, Adversus gentiles, I 437 Ateneo, I 306 307 327 332 Alharvavela I I 641 679 1 3 , I I I 80 81 92 96 9 9 J 5 100 107 110 111 112 1 1 4 " 144 184 Ausonio Commemoratio Professorum Bur digalcnsium, I I 249 Awesta I I 307 577 580 585 587 592 595 605 606 610 611 615 617 622, I I I 8 4 ' 3 85 1 5 91 683 Awesta antiguo, I I 582 583 584 590 607 Awesta (Khorda) I I 583 Awesta reciente, I I 570 582 583 585 590 592 596 602 603 606 607 608 610 614 615 616 624 Ayax (cf Sófocles), I I 102 BACANTES,
Las
(cf
Eurípides),
II
38, 4 1 ,
112 Bakn, Al I 437 437 2 0 0 454 Banquete (cf Platón), I I 106 106 2 " 1 , I I I 97 Baruc [Bar ] , I I 417, I I I 429 496 2 Bayand al Bistaml, I I I 57 Bcda el Venerable De temporum ratwne, I 348
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ÍNDICE A
Berakot, I I I 486 Bernáldez, Andrés Crónica de los Rc\es Católicos, I 4 1 5 ' " Berossos, I I 203 1 2 4 Berum, Al I I 484 494 Bhadramayakaravyakarana I I I 269' 7 Bhakavadgtta, I I I 134 136 138 139 140 142 143 148 151 174 189 1 9 4 " 8 210 2i2=»6 214 2 0 7 256 Bbagavatapurana, I I I 175 194 1 7 8 Biblia (los distintos libios deben buscar se ba)o sus respectivos títulos) I 118 121 126 368, I I 377 415 426 427 444 464 467 I I I 193 502 540 Biblioteca (cf Apolodoro) I I 181-° Biblioteca (cf Diodoro Siculo) I I 245 Biiak I I I 188 bKa' 'gyur I I I 287 Bodhicaryavatara I I I 272 Book of Leinstcr, I I 248 Book of Rigths I I 252 Brahmajalasutra, I I 342 Brahmanas, I I I 79 99 112 103 107 109 5 " 113 114 115 116 120 121 124 148 151 156 165 191 Brabma sutra, I I I 136 BrhadaranyakaUp , I I I 98 115 121 122 123 7 - 1 2 5 " 126 8 2 127 1 8 4 1 " Brígida, Santa, I 340 bsl an 'gyur, I I I 287 Bundahisbn I I 604 3 0 605 610 6 1 3 " 615 s 0 620 6 2 1 " Burchard de Worms, Decreta, I 348 CADAMOSTO, Alvisio di, I 420 420 2 ( H Caín Adomnáin I I 240 5 Caitanya, I I I 137 Calimaco, I I 19 5 8 ' " , Epigrama, I 306 Cambamdar, I I I 136 Canción de Mañeros, I I 563 Candidas, I I I 137 «Canon moral en forma de ornen», I I 474 Cantar de los Cantares [Cant ] , I I I 426 477 Canto a Afrodita, I I 85 Canto al sol, I I 541 Capitulatio de partibus Saxomae I I 293 Caracteres (cf Teofrasto), I 283 308, I I 77 174 Carta del fundamento I I 484 495 Cartas (de M a m ) , I I 487 Catón, I I 135 141 142 Catulo, I I 198 1 1 4 César, C I , I 334 336 I I 237 241 242 243 245 248 249 250, De bello gallico, I I 242 1 4 245 2 J 248 249 ChandogyaUp , I I I 1 1 5 " 116 118 119 125' 8 184 1 6 4 Chavannes Pelliot, Tratado, I I 481 507 512 526 Cicerón I 34, I I 135 149 152 153 154 179 247 664, I I I 493, De hgibus, II 155, Somnium Scipwnis, I I 154 «Clasicos», I I I 304 310 325 327 Clemente de Alejandría, I 111 308, I I 127 128 129 199 1 2 0 2 0 3 1 2 ' , Stromata, I I 1 2 9 ' 2 5 246 2 4 , I I I 671 Cleantes, I I 18 20 678 Cleómenes (cf Plutarco) I 308 Codex luris Canonici, I I I 589 Código de Bllalama de Esnunna, I I 469 Código de H a m m u r a b í , I I 434 436 438 468 469
Colosenses [Col ] (cf Pablo, San), I I 218, I I I 514 564 568 Commemoratio Yrofessorum Burdlgalen smm (cf Ausonio), I I 249 Commonitorium (cf Vicente de Lérins) I I 232, I I I 659 2 2 3 Confesiones (cf Agustín, San), I I 480 Confessio (cf Patricio S i n ) , I I 239 Contra Mamchaei opiniones (cf Alejandro de Lycopolis), I I 480 Contra Mamchacos (cf Tito de Bostra), I I 480 Contra las sectas (cf E / n l k de Kolb) I I 583 1 2 Corintios [ C o r ] (cf Pablo, San), I I 220 I I I 6 3 4 1 " 1 Corintios, I I 6 5 l t 2 9 5 2 3 0 129 229 231, I I I 429 475 513 549 560 562 563 564 568 569 570 571 705 2 Corintios, I I 226 228 231, I I I 426 562 567 Corippo lohanms sive de bellis Libycis, I 437 16 Cormacs, I I 243 Cosmogonía, I I 484 Crónica de Arbela, I I I 5 9 6 ' 9 Crónica de los Reyes Católicos (cf Ber naldez, Andrés), I 415 1 9 7 Ctesias I I 5 8 7 " Culex (cf Virgilio), I I 114 Cundakar, I I I 136 DAINICHI KYO (Mahavairocana Sutra) III 385 Damascio, I I 116 Daniel [Dan ] , I 96, I I I 405 415 467 469 475 496 540 Dasam Granth, I I I 190 1 7 4 . De anima (cf Tertuliano), I 251 De antro nymph (cf Porfirio), I I 2 0 5 ' 8 4 De bello Gallico (cf César), I I 242 1 4 245 2 J 248 249 D bello vandálico (cf Procopio), I 445 De civitate Del (cf Agustín, San) I 218 De dwinatione (cf Cicerón), I I 247 De errare profana) um religionum (cf Fir mico Materno), I I 1 9 8 " 7 De Iside et Osinde (cf Plutarco) II 209143
De legibus (cf Cicerón), I I 155 De mirabilia (cf Pseudo Aristóteles), I 246 Democrito de Abdcra, I 25, I I 99 100 De morlbus ecclesiae cathohcae et de moribus mamebaeorum (cf Agustín, San), I I 480 Demostenes, I I 113 Demostcnes, Pseudo, I 333 De natura animalium (cf Eliano), I 328 Dinkart, I I 480 484 581 607 De rerum natura (cf Lucrecio), I I 176 J 5 De Syna Dea (cf Luciano), I I 1 8 1 5 ü , 190"", 197 Deuteronomio [ D t ] , I 366, I I I 412 413 419 4 1 9 - ' 420 421 422 423 424 425 429 432 433 437 4 4 2 " 444 445 446 447 448 450 452 454 455 456 457 457 7 2 458 460 462 463 464 472 473 474 478 49/ 698'4 Dbammapada, III 2 5 1 " Dbarmasastras, I I I 135 Diadoque, I I 244 < Dialogo acróstico», I I 471.
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FUENTES Y AUTORES ANTIGUOS «Diálogo de un desesperado con su alma», I I 561 562 564 «Diálogo del esclavo con su dueño», II 471 «Dialogo en el lecho», I 338 42} Digha Ntkaya, I I I 256 5 2 257 258 Diodoro Siculo, I 182 246 249 250 280 471, I I l l l 2 6 ' 244 248 249, Historme, I I 246 2 4 249 Diogenes Laerclo, I 244 327, Vitae pbilo sopborum, I I 249 Dion Casio, I 339, I I 3 8 " , Hist Rom , I I 248 LCLESIASTEJ,
[Ecl
],
III
404
438
468
469
471 472 Eclesiástico [ E c l o ] , I I I 404 4 3 3 ' 2 450 458 468 470 477 Edda, I 365 366 379 380 381, I I 290 341, I I I 97, Snorra Edda, I I 329 1 6 1 Efesws [ E f ] (cf Pablo, San), I I I 564 568 r f r a í m , San, I I 480 484 Eikon, I I 494 Eiriks rauda, saga de, I I 281 Electra (cf Sófocles), I 307 309 Elegía de las musas (cf Solón), I I 25 Eliano, I 441, De natura animalium, I 328 Empedocles, I I 98 99 100 120 Eneida (cf Virgilio) I 308, I I 115 140 150 692 699 Lnoc, Libro de, I I I 495 496 497 2 Fnuma Ehs (cf Poema babilonio de la creación), I I 379 461 Epicuro, I 25, I I 100 2 4 1 Epifanio, I I 480, Panarwn haer , I I 480 Epifamo, San, I I I 572 Epístola a Aristeas (cf Ptolomeo), I I I 486. Epístolas de San Juan, I I 212 Epístolas de San Pablo (cf Colosenses Corintios, Efcsios, etc ), I I I 516 556 563 564 Epístolas de San Pedro, I I I 426 Escollos (cf Teodoro Bar Konai), I I 480 Escrito de los gigantes, I I 494 Esdras [Esd ] , I I I 477 496 497 2 540 Pseudo, I I I 495 Espinosa, I 420 2 0 4 Esquilo, I I 20 44 73 882»» 102 102 2 4 7 672 674 675 677, Coeforas, I 307, Eumen , I 379, Oresliada, I I 88-°», Persas, I 309 Esquines, I I 113 122 Estacio La Tebaida, I I 691 698 Esttfano Biz , I 284 Ester [Est ] , I 7, I I I 519 Estrabon, I 216 217 348 441, I I 249 i tica mcomaquea (cf Aristóteles) I I 108 Eurípides, I 330 I I 30 4 73 102 103 104 115 116 676 Las Bátanles I I 38 41 112, hemaas 1 325, Hecuba I 325, Helena 1 332 Heracles, I 306 308, Hipólito I I 29 37 Ifigema en lauris I 308 328 I LIS bio I I 597-" 616 ' 1 ustblo Armen I 385 391 f ustasio I I 2> Lvingtlios I I I 195 510 516 «(Gran) Ltangelio desde Alaph hasta lau» I I 494 Evangelio de los alejandrinos, I I I 616 s Evangelio de los hebreos I I I 616 *
Evangelio de San Juan (cf Juan), I I I 511 Evangelio de San Lucas (cf Lucas) I I I 511 Evangelio de San Marcos (cf Marcos) I I I 512-513 Evangelio de San Mateo (cf Mateo), I I I 512 Evangelios sinópticos, I I I 511 518 «Evangelio viviente», I I 487 494 531 Evodlo de Uzalum, I I 484, 494 Éxodo [Ex ] , I 3 366 367, I I I 404 412 413 1 7 418 419 419 2 6 420 421 422 423 424 427 428 429 430 431 4 3 3 " 435 436 439 4 4 1 - 3 442 4 4 2 " 444 445 446 447 448 450 452 453 455 4 5 6 " 458 459 462 463 464 465 468 470 473 474 475 477 478 479 497 6 9 8 " Lyrbyggia Saga, I I 291 3 2 7 l s s Tzequiel, I I I 415 416 420 421 426 431 435 436 445 449 4 4 9 " 461 466 469 475 477 478 496 540 Ezmk de Kolb, I I 484 583, Contra las sectas, Tí 484 583 FAJOM (textos coptos de), I I 481 485 508 518 530 Farsalia (cf Lucano), I I 242 1 5 246 2 5 0 " . Fasti, I I 136, 143 Fasti (cf Ovidio), I I 145 146 150 695 Vedan (cf Platón), I I 106 107 Fedro (cf Platón), I I 105 119 Ferécides de Siros, I I 23 Festo, I I 697 Fibnst al 'ulum (cf I b n an Nadim), Ix 480 494 501 504 506 530 Fthpenses [Flp ] (cf Pablo, San), I I I 485 564 566 634 1 2 5 Filón, I I I 411 484 570 Filoponos, I 250 Firmico Materno, I I 198, De errare prc fanarum religionum, I I 198 1 1 7 Fjolswinn (lied d e ) , I I 332 Flatey¡arbok, I 348 Floamannasaga, I I 3291*'6 Foc (cf Plutarco), I 306 Fragmento latino de Tebesa, I I 481 484 485 Fragmentos de Turfán, I I 480 484 485 486 490 501 503 504 505 510 512 517 518 530 Fragmento Pelliot I I 481 526 Fragmento Stem, I I 481 484 GAKUDÓ
YÓJIRISIIÜ,
III
396
Calatas [Gal ] (cf Pablo, San) I I I 472 517 560 563 570 571 Gathas I I 343 348 577 582 583 584 585 586 587 588 589 590 592 594 595 596 597 600 601 603 606 608 609 611 612 613 6)4 616 617 618» 4 620 621 622 623 677 691 (jaiba di la cnación I I 594 2 Gatha ustavati, I I 595 2 4 Ga/zall Al I 67' ' I I I 57 59 Cello I I 665 669 692 Causis [Gen J, I 3 105 118 121 366, I I 219 415 416 426 I I I 404 408 4 1 2 l j 416 417-' 418 420 436 437 438 439 440 441 443 444 445 446 447 448 449 450 452 453 458 463 464 465 466 468 471 472 473 474 477 479 680 Giographita, I I 248 Geórgicas (cf Virgilio) I I 114 150
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ÍNDICE A
Germama (cf Tácito), I 348 Giraldus Cambrensis, J 335 1 2 Gttagovinda (cf Jayadeva), I I I 136 Gitañíalt, I I I 210 Glosarlo de Gormac, I I 250 Gorgias (cf Platón), I I 106 Gorgias de Leontml I I 104 Gregorio Magno, I 248 Granth Sahib, I I I 190 Guillermo de T i r o , I I I 630 Gunaid, Al , I I I 57 HABACUC [ H a b ] , I I
1 8 0 " , I I I 4 4 2 " 472
Hadokht Nask, I I 610 Al Hafiz, I I I 61 Hakon hinn guda, saga d e , I 348 Harbarztod, I I 3 2 9 ' " H a n b h a d r a , I I I 202 Harphocrates, I 32/ Hasan al Basri, I I I 55 56 Hebreos [ H e b ] (cf Pablo, San), I 4 2 7 2 , I I I 457 472 479 509 673 Hechos de los Apóstoles [Act ] , II 217 219 226, I I I 443 485 516 518 524 536 546 549 550 551 552 553 554 556 557 558 559 560 562 564 567 568 573 5 9 6 " 596 1 8 6 3 4 - ' 674 695 698 706 Hechos de Tomas, I I I 612 Heike monogatort, I I I 388 Heimsknngla, I 344 346 348 349 I I 281 321 Hehand, I I 332 341 346 Hemacandra, I I I 202 Henoc, Libro de, I I 494 Hermes Tnsmeglsto, I I 220 Herodoto, I 74 281 294 303 305 306 308 325 332 347 1 5 8 369 381 435 437 438 439 440, I I 3 8 " 104 104 2 5 4 181 195 1 9 4 452 579 1 607 624 673 674 701 H e r á c h t o de Efeso, I I 86 97 98 100 2 ' 2 101 Hesiodo, I I 36 44 4 8 1 2 8 50 6 5 " ' 78 81 83 85 8 5 1 9 8 86 9 6 2 " 98 116, Teogonia I I 24 29 36 4 5 1 1 8 , Los trábalos y los días, I 331, I I 42 Hesiquio, I 284 316, I I 4 5 1 1 6 686, Dio nysou gamos, I 333 H i m n a n o chino de Londres (cf Rollo Ion díñense de los himnos), I I 481 484 Himnos a Amon, I I 535 540 542 543 555 Himno homérico a Afrodita, I I 29 Himno homérico a Apolo, I I 32 Himno homérico a Demeter, I I 128 Himno homérico a Hermes, I I 26 Himno de Mithra I I 607 Himnos orficos, I I 24 Hipias de Ells, I I 105 Hipólito (cf Eurípides), I I 29 37 H i p ó l i t o , San, I I 126 Hipólito de Roma, I I 203, Vhilosophu mena I I 246 2 4 Hipponax, I 327 H i r t i o , I I 249 Historia Augusta I I 247 Histonae (cf Diodoro Siculo), I I 246 " 248 Historue (cf Tácito), I 348 Histonae (cf Tito Llvio), I I 249 Hist Rom (cf Amiano Marcelino), I I 24422 Hist Rom (cf Dión Casio), I I 248 Hokke kyó (Saddharma pundarika) III 383 397.
FUENTES Y AUTORES ANTIGUOS
Homero, I 272 304 305 322 331 373 I I 13 16 1 7 2 ' 18 22 23 24 25 26 27 Zl-1 2 9 " 31 38 39 44 45 47 1 2 1 48 49 50 51 52 53 56 5 6 1 4 2 57 58 59 60 63 6 3 , s z 66 1 6 3 69 75 80 81 83 84 8 5 ' 9 8 87 9 3 2 2 4 97 107 128 136 183 665 672 681 683 694 696, I I I 90, litada, I 297, I I 2 2 " 24 25 29 32 47 49 50 5 3 " 8 54 5 8 1 4 5 60 69 678 699, Odisea I 297, I I 25 2 6 " 48128
49
52133
6 7
13Q328
2
02
Horacio, I I 145 154, Odas, I I 145 150 Hrafnenkel, saga d e , I I 306 Hyndluliod, I I 290 IBN AN NADIM, I I 484 492 494 5 0 1 ,
Tihrtsl
al'ulum I I 480 494 501 504 506 530 Ibn 'Azarl, I 445 2 2 " Ibn Fadlan, I I 292 Ibn H a l d u n , I 437 5 2 3 , I I I 54 I King I I I 354 litada (cf Homero), I 297, I I 2 2 " 24 25 29 32 47 49 50 5 3 , s 8 54 5 8 " 1 " 60 69 678 699 Inglmga, saga, I 349 Johannis sive de bellis Llbycis (cf C o n p po) I 437 Irenco, San, I 111, I I 123, I I I 575, Adversas haeres, I I 238 1 , I I I 576 578 671 3 UaUp, I I I 127 Isaías [ I s ] , I 365 366 440 I I I 415 4 1 7 2 ' 420 422 422 2 9 426 433 437 438 442 444 449 451 452 458 459 461 463 465 466 467 468 469 470 472 477 478 479 499 508 519 527 Isocratcs, I I 105 115 ístmicas (cf Pmdaro), I 309 Ittvuttaka I I I 701 7 0 JAYADEVA,
Gitagovinda,
III
136
Jenofanes, I I 8 5 1 9 8 98 100 2 " 2 Jenofonte, I I 105 106, Memorabllta, I 283 Jeremías I 365, I I 417, I I I 414 415 416 418 418 2 5 420 421 422 422 2 9 426 432 436 445 447 449 451 452 455 457 458 459 461 463 465 466 468 474 475 477 478 479 527, Lamentaciones, I I I 472 Jerónimo, San, I I 238 1 , I I I 572 Jishósammai, I I I 396 Job, I I I 436 444 468 471 473 477 Joel [ J l ] , I I I 465 Jomsviklnga, saga, I 349 Joñas, I I I 474 lordams, I 347, I I 317 351 Josefo, Flavio, I 403, I I I 411 484 494 698 Josué, I 367, I I I 413 418 2 " 422 425 440 454 455 474 Juan, San Apocalipsis [Ap ] , I I 221, Fpistolas de, I I 212, I I I 527 707, Lvan gelw de [ J n ] , I I I 479 485 508 511 515 516 533 534 535 540 542 546 547 575 687 708 Judit [ J d t ] , I I I 474 519 Jueces [ J u c ] , I 366, I I I 404 413 414 418 423 424 427 428 4 3 1 " 4 4 2 " 450 454 455 456 459 461 470 474 475 Justmiano Novelas I I I 631 Justino Apol , I I I 6 7 1 ' KABIR,
III
137
Kalpasutras, I I I 105 \andschur I I I 228 287
Kathaka-Up , I I I 127 128 129 KausitaktUp, I I I 115 6 f Kena Up , I I I 127 Kephalaia I I 485 480 481 488 489 492 495 518 529 530 532 Khorda Awesta, I I 583 Khwastwaneft, I I 481 484 510 520 528 Kleidemos, I 307 Konki, I I I 341 365 Konai Teodoro bar, I I 480 492 500 501 504 505, Escollos I I 480 Kongocho gyo (Va/rashekhara Sutra) III 386 K n s t m , saga I I 283 306 Krsnamisra, Prabodhacandrodaya I I I 136 Kwammuryoju kyó, I I I 390 Kyógyó shtnshó, I I I 392
713
Mandamientos para los oyentes y para los elegidos, I I 495 Mandukya III 127 Maneto, I 383 391 Mamkka Vacagar, I I I 136 1 8 1 ' " Marcos, San Evangelio de [ M e ] , I I I 415 442 495 512 513 514 515 516 519 521 522 523 524 525 527 529 532 533 534 535 536 537 540 541 542 543 544 696 705 Markandeya Purana I I I 155 157 M a n o Victorino, Pseuclo , I I 484 Maris Erythraei, I I I 612 Mateo, San Evangelio de [ M t ] , I I 68 219 223, I I I 55 56 479 485 489 492 497 511 512 514 516 518 520 521 522 523 524 525 526 527 528 529 530 531 532 534 535 536 537 538 541 542 543 545 546 LACTANCIO, I 34 327 439 567 568 698 706 Lalla, I I I 189 1 5 8 Máximo de Tiro, I 438 Lamentaciones (cf Jeremías), I I I 472 Mcgasthenes, I I I 1 4 3 1 M Lampridio Alejandro Severo, I I 248 2 6 Meleto, I I 105 Landnamabok, I 348 Menandro, I I 5 5 1 4 ' Legado de M e n k a r é , I I 552 553 557 565 Menzius I I I 347 354 568 574 M e n k a r é (Legado de) I I 552 553 557 Leucipo de Mileto, I I 99 100 565 568 574 Levttico [Lev ] , I 365 I I I 416 4182« 420 Metamorfosis (cf Apuleyo de Madaura) 421 422 424 425 447 455 457 458 462 I I 72 72 1 '» 193 195 196 463 464 473 478 492 Mtdrasim I I I 484 Leyes (cf Platón), I I 8 8 2 9 9 89 92 106 108 M'drás, I I I 411 Lted de F]olswmn, I I 332 Miles gloriosus (cf Plauto) I I 692 Libro de la dirección y de la guia I I Milindaphañha I I I 224 253 1 8 2 5 8 ' 495 M m n e r m o I I 86 Libro de los gigantes, I I 484 Minucio Fehx Octavio, I 439 Libro de los jubileos, I I I 488 Miqueas [Miq ] , I 366, I I I 415 458 461 Libro de los misterios I I 494 463 468 473 475 479 Libro de los muertos, I I 559 562 568 569 Mirabaí, I I I 137 572 Misnah («Repetición de la ley»), I I I ! / ibro de las narraciones de Enoc, I I I 5 0 484 1 I ibro de la sabiduría I I I 404 MoLsadharma I I I 250 251 Libro de los salmos y de las oración Moksadharmapaivan, I I I 134 175 I I 495 Mundaka, I I I 127 133 Lithica I I 116 Muryóju kyó, I I I 370 Livio, I 337 342 I I 141 149 249 676, Histonae, I I 249 N A L W I E A M , I I I 136 Lokasenna I I 306 321 NammaLvar, I I I 136 Lucano, I I 242 250 250, Farsalia, I I 242' Narración de un viaje al paraíso occidtn 246 2 5 0 " tal I I I 333 Lucas, San Evangelio de [Le ] I I I 473 479 Naturalis Historia (cf P h n l o el Mayor) 508 510 511 512 514 516 517 520 521 I I 240 1 2 251 522 523 524 525 526 527 528 530 531 Namu myoho renge kyo, I I I 397 532 533 534 535 536 537 538 539 540 Nchemias [Neh ] , I I I 475 477 542 543 544 546 548 549 557 669 701 Nemeas (cf Píndaro), I 306 705 Nietas (cf Plutarco), I I 181 4 9 Luciano I I 197, De Syrta Dea, I I 181 ' Nicolás Damasceno, I 437 190 s s 197 Nichulá, saga I I 284 Lucrecio I 2 5 , I I 152 154, De reium Nigon, I I I 369 natura I I 176 3 5 Nihongí I I 292 341 Lunyue, I I I 349 354 Nihonshoki, I I I 364 379 Nizami An , I I I 61 Nonnus, I I 118iJ3 MACABEOS [Mac ] , I I 191, I I I 469 4 / 6 Novelas (cf Justmiano) I I I 631 519 Nomoi (cf Leyes) Macrobio I 437 Números [Num ] I I I 412 4 1 2 ' 5 416 418 Mágico El (cf Aristóteles) I I 244 Mahabharata I I 315, I I I 134 148 160 174 420 421 423 425 430 431"° 447 449 452 184 250 453 454 455 457 458 459 465 470 472 Mahavairocana Sutra (Dainichtkyo) III "P4 475 478 386 Mahayanasutralamkara, I I I 275 ODAS (cf Horacio) I I 145 150 Maitrayam, I I I 127 133 Odisea (cf Homero) I 297, I I 25 2 6 J ' Machima Nikaya I I I 237 ° 48'-» 49 5 2 1 J 3 67 130 , 2 S 202 Malaquias [Mal ] , I I I 465 466 527 Olaus Magnus, I 294 I I 262 Mahk Muhammad Tadumavati I I I 188 Olímpicas (cf Pmdaro), I 308 Manavadharmasastra, I I I 135 OHSttada (cf Esquilo), I I 88- 0 9
fNDICE A
714 14
Orígenes, II 6 0 \ III 433", Admonición al martirio, II 18674 Orkneya saga de, II 292 Ornsio II 305 Osiaí TOS ], I 365 366, III 414 415 425 426 433 442 450 458 461 463 465 466 Ovidio, II 135, Tasti, II 145 146 150 695
PABLO, San Epístolas de (cf Colosenses Corintios, Efesios, etc ), II 491, III 516 517 556 563 564 Padumavati (cf Malik Muhammad), III 188 Vananon baer (cf Epifanlo) II 480 Papías de Hlerápolis, III 511 1 Varahpómenos [ P a r ] , III 447 452 456 457 460 476 477 2 Varahpómenos [Par ], I 365 366 367 111 416 41825 436 456 457 460 461 Patmenides, II 97 Va memdes (cf Platón) II 97 Patricio San, I 370, Confessw, II 239 Paulus Diaconus, I 20323 Pausantib I 249 250 280 283 284 285 295 303 306 307 308 326135327 329 331 332 343 438 II 40 206 , Penegests, II 208 Pedro San Epístolas de, III 426 Pelopidas (cf Plutarco) 15 I 303 326 Pentateuco III 410 412 413 41820 425 428 449' < 453 461 497 Pertegesis (cf Pausanias), II 208 Philosophumena (cf Hipólito de Roma) II 246 ' Pindaro II 73 84 91 102 107 120 120303 129 180la 662 669 686 687 697, lstmi cas I 309 Nemeas, I 306, Olímpicas I 308 Pitagoras II 87 96 98 100 101 2 " Platón I 45 2to II 2 7 " 55 140 91 92 97 100 105 106 106 107 115 119 121, III 97 Banquete II 106 106261 III 97, Pedan II 106 107 Pedro, II20105 119, Gordas TI 106 / eyes II 88 » 89 92 106 108 Parmcmdes II 97, República, II 106 108 119 Plauto II 701, Miles glonoms, II 692 Pimío el loven, I 25, III 5101 Pimío el Mayor, I 294 329 339 342 437 441 Naturaks Historia, I 438, II 240 251 Plotmo, II 490 Plutarco I 283 326, II 3 8 14 " 40 48 88 2 " 135 185 186 194"" 198' , Ama!, II 4 198" , Cito nenes I 308, Poc, I 306 Nietas II 181", Pelopldas I 303 326 Romulo I 372 Teseo, I 306 308 Poema bibilonio de la creación (cf Enu ma Un) II 379 425 464 Poema de Gilgames, II 463 466 468 472 Polemon I 329 332 Pohcno I 306 Política (cf Aristóteles), II 240' Pompomo Meh I 438 439 440 Porfnio De antio nympb II 205134 Prabodbacandrodaya (cf Krsnamisra), III 136 Pragmateía («Tritado») II 494 Pramanamimamsa III 202 Proclo, II 41 115 Procopio, II 2 9 1 " 356 359, De bello van dalico l 445
QURAN
715
FUENTES Y AUTORES ANTIGUOS
Proverbios [Prov ], I 7, II 467, III 405 435 470 471 473 477 Pseudo Aristóteles, De mirabtha, I 246 Pseudo Demóstenes I 333. Pseudo epígrafos, III 484 Pseudo Esdras III 495 Pseudo Mario Victorino II 484 Ptahhete, Sabiduría de, II 553 Ptolomeo, Fpistola a Aristeas, III 486 Puranas III 80'° 135 150 152 160 162 174 1841"3 189 211 III
9 17 18
19 23 24
26
27
28
29 30 31 33 35 38 39 43 46 47 51 52 55 56 65 67 188' 71 187 702 RABI'A AL 'ADAWIYA
III
56
Rabmdranath Tagore III 137 Ram caritmanas (cf Tulsldas) III 135 179 Ramaknshna III 137 Ramayana (cf Valmiki), III 114 134 Ranas, Las (cf Aristófanes), II 99 Refutación de las sectas (cf Eznik de Kolb), II 484 «Repetición de la ley» (Misnah), III 4841 República (cf Platón), II 106 108 119 Reyes [Re ], I 360 365 366, III 402 413 436 1 Reyes, I 365 366, III 414 416 418 428 433 435 437 442" 444 447 449 452 454 455 456 457 459 460 461 463 469 475 476 477 2 Reyes, I 366, III 412 414 415 4182= 433 448 449 451 456 459 461 474 475 476 Rgveda, II 584 622 637 639 648 64813 669 670 674 675 67913 702, III 80 81 82 84 85 86 87 88 90 91 92 93 95 99 101 102 104 106 109 123 143 148 150 156 159 Rimbert, I 349 Rollo londinense de los himnos (cf Him nano chino de Londres), II 481 484 Romanos [Rom ] (cf Pablo, San), I 42'=, II 178" 222 229 231, III 430 472 485 489 502 562 564 565 566 568 569 570 570 673" Romulo (cf Plutarco), I 14s 342 Rudolf von Fulda, I 347 Rut, III 434 474 SABIDURÍA [Sab
], II 230,
III
450 468
473 474 477 494 519 528 Sabiduría de Amenemope, II 564 Sabiduría de Ptahhete, II 553 %abuhragan II 484 494 Saddharma pundanka (Hokkekyó) III 397 Saddarsanasamuccayya, III 202 Saddhatusutra, III 243 Sadi, As, III 61 Safo, II 28 85 Saga de Elriks rauda, II 281 Saga del godo Hrafnenkel, II 306 Saga de Hakon hinn guda, I 348 Saga Inghnga, I 349 Saga Kristni, II 279 306 Saga Nichulá, II 284 Saga de Orkneya, II 292 Salmos [Sal ] I 3 69, III 414 418-5 422 425 429 432 434 436 437 442 444 445 447 449 452 453 455 457 467 468 469 471 64472 473 477 478 495 519 585 698
469
383
420 443 466 479
Salustio, I 243 24353 249 Samaddhirajasutra, III 26968 Samaveda, III 80 81 106 109 Samhitas, III 79 101 115" 176 184 193 1 Samuel [Sam ] , I 365, II 31 7 8 , III 414 416 417 418 422 423 434 436 447 448 450 452 454 455 456 459 460" 461 463 464 465 468 469 473 475 2 Samuel III 412 417 431 40 434 446 447 455 457 459 460 463" 66 474 Samyutta Nikaya, III 23821 24938 Santideva, III 272" Sardulakarnaavadana, III 2561'3 Satapatha Brahmana, III 101 102 107 110 11050, 11258 114 118 122 124" Satyastddhisastra, III 262 141 Saxo Grammaticus, I 344 346 346145, II 290 291 Schabaka, texto de, II 547 548 550 555 Schahrastam II 480 Schi Ring, III 354 Schu Kwg, III 354 Secundlno, II 519 Septuaginta, I 365, II 186 417 Seraplon de Thmuls, II 483, Adversu\ Manichaeos, II 480 Servio, I 327, II 677 Severo de Antioquía, II 483, Homilía II 480 Sexto Empírico, II 99 Siddhanta, III 202 Siksasamuccaya, III 30272" Sileo Itálico, I 217 Simónldes de Amorgos, II 86 Simplicio, II 483 Skandgumamk vicar, 161 II 480 484 Snorra Edda II 329 Snorn, II 351 Sobre los misterios (cf Yambhco), II 213 Sobre la piedad (cf Teofrasto), II 177 Socion II 244 Sócrates, II 98 100 105 108 48 Sófocles, II 73 94 102 102- 104, Ayax II 102, Electra, I 307 309 Sofonías [Sof ], III 463 465 466 472 Solmo, I 247 250 Solón, II 84, Elegía de las Musas, II 25 Sommum Scipionis (cf Cicerón) II 154 Sol de la segundad y del fundamento II 495 Stromata (cf Clemente de Alejandría) II 129325 246 24 , III 6714 Suetonio Vida de Claudio, III 510' Suidas, I 329, II 116 Sukhavattvyuha, III 268 390 Sushi, III 355 Sutra, III 320 Sutrapitaka, III 224 Suttapitaka, III 224 SvetasvataraUp III 127 130 131 133 138 139™ 143 TÁCITO, I 572' 2, e, II 1158 196 206 n An nalet, I 372, III 510 , Germama, I 348 Histonae, I 348 Tam Bó Cuallnge, II 244421 íaittinyasamhita, III 109 ". Taittinya Up , III 115 6 '. Tales de Mileto, II 95. Talmud, III 411 4841. Tandschur, III 228 287 lantras, III 135 183 184 Taotehkmg, III 311 315 699
Tárgum, III 4841 Tathagataguhyasutra, III 26968 Tattvarthadhigamasutra, III 202 Tebaida, La (cf Estaclo), II4 691 698 Tegurta Herakhdts, III 603 ' Teócnto, II 173 Teodoreto de Ciro, II 127 483 Teofrasto, II 77, Caracteres, I 283 308, II 77 174 Sobre la piedad, II 174 Teogonia (cf Hesíodo), II 24 29 36 4 5 " 8 Teopompo, I 325 Tertuliano, II 52, III 575, Apología, I 439, De anima, I 254 Teseo (cf Plutarco), I 306 308 Tesoro de la Vida, II 494 Tevaram, III 136 Tevifia Sutra, III 25652 Textos coptos de Fajúm, II 481 485 508 518 530 Textos de las pirámides, II 542, 549 554 558 561 570 572 Textos de los sarcófagos, II 549 Texto de Schabaka, II 547 548 550 555 Textos de Turfán, II 480 484 485 486 490 501 503 504 505 508 510 512 518 530 Thletmar de Merseburgo, II 358 Tibulo, II 194101 Timagenes, II 244 24624 Tuneo, I 244 1 Timoteo [Tim ] (cf Pablo, San), III 565 2 Timoteo, III 565 Tipitaka, III 202 224 Tito de Bostra, II 483 513, Contra Manichaeos II 480 Tirteo, II 84 Tirumangel ALvar, III 136 Tiruvacagam, III 136 Tobías [Tob ], III 477 492 Tolomeo I 247 Tornam, Leonardo, I 7, 410" 2 415"" 417 417201 4202»4 439 213 , II 309" 314 315 317 Los trabajos y los días (cf Hesíodo), I 331, II 42 Tratado Chavannes Pelliot, II 481 484 507 512 526 Trifon, III 495 Tripitaka III 224 Tnsastisalakapurusacarita III 202 Tukaram, III 137 157117 Tucídides, I 307 II 104 Tulsldas, III 137, Ram-cantmana* III 135 179 Turfán (fragmentos o textos de), II 480 484 485 486 490 501 503 504 505 510 512 517 518 530 UMASVATI
III
202
Upanisadas, I 45, II 637 641 649 651 652, III 79 82" 99 103" 104 111 112'" 114 131 132 133 134 136 137 138 141 155 156" 8 163 164 166 168 181'" 184 1881'2 191 192 193 195 210 238 246 250 25347 2544J 256 265" VAJRASHEKIIARA SuTRA
(KONGOCHO GYO),
III
386 Valerio Máximo, II 246 Valmikl Ramayana, III 134 Varrón, I 263, II 147 Vedangas, III 79 105 Veda II 307 618 671 III 78 79 80" 102
716
ÍNDICE A
101 113 132 133 135 145 152 154 167 184 185 186 203 211 234 235 Vedas, I 538, I I 348 584 589 622 623 ^02 I I I 78 81 84 90 91 92 101 102 112 116 134 136 153 154 155 162 191 193 Vcmana, ITI 136 186 188 Vend'dat (Videvdat), I I 302 580 582 606 610 Vessantara/ataka III 249" Vicente de L e n n s , San Commonitouuv I I 232 I I I 659 Vida de Claudio (cf Suetomo), I I I 510' Videvat I I 302 580 582 606 610 Vibhasa, I I I 259 Viinaptimaíratauddbi, I I I 275 Vtnaya, I I I 287 Vmayapitaka, I I I 224 Virgilio, I I 136 150 151 154 349, Culex I I 114, Eneida I 308 I I 115 140 150 692 699, Geórgicas I I 114 150
Visnu Purana, I I I 1 5 6 " 8 Vispered, I I 580 Vita Wulframi, I I 29149 Vitae pbüosophorum (cf Dlógenes Laer cío), I I 244 Voluspa I I 268 273 281 332 343 Vulgata I 365, I I 417, I I I 417 431"" 43341 467 YAJURVFDA
III
80 81 105 106
ÍZac ]
III
7end I I 580 cnriti rui;u I I I 380
B.—AUTORES
109
Yámblico Sobre los misterios, I I 213 r asbts, I I 580 588 591 617 625 Y asna I I 580 593 596 597 598 599 600 601 609 611 6 1 2 " 6 1 4 » 617 618 619 620 Y asna en siete parles, I I 596 Yocasastra I I I 202 ZACARÍAS
ÍNDICE
461 465 466
477
AARON,
II
319131
Abegg, E , I I I 1 5 3 " ' 163 Abel, E , I I 116" 8 4 Abel, O , I I 35»° Aberg, Nils, I 233 2 3 3 " 237 Abrahams, I , I I I 483 Abramowski, R , I I I 6 0 3 4 ' Adam, K , I I I 505 667 Adams, Charles C , I I I 7 Addison, James I h a y e r , I I I 293 Adler, A , I 25 Albright, W F , I 13 33 3 5 2 ' 5 4 359 361 367 368 371 372 373, I I 5 9 8 3 \ I I I 405 407 4 2 9 " 4 7 1 " Alexeiev, Basil M , I I I 293 Alfaric, P , I I 481 482 485 486 495 Allberry, C R C , I I 481 Allgeier, A , I I I 456'° Algermissen, Konrad, I I 258, I I I 5 9 1 ' 6 4 3 1 1 5 6 4 4 " 6 4 5 " 1 649 1 7 7 650 1 8 2 6 5 1 1 " 652 1 8 8 658 2 '» Alio, E B , I I 8 8 2 0 8 Almgren, I I 311 Altheim F , I I 34 8 8 8 8 2 ' " 189 189 8 3 209 210 1 4 5 2 1 0 ' 4 r 262 3 1 5 1 1 7 665 Amand, D , I I 161 1 8 3 " Amandry, P , I I 5 Ambedkar, B R , I I 653 Amira, I I 290 Ammann, A l b M , I I I 5 9 4 ' 5 600 3 ' 6 3 8 " 6 3 9 ' " 6 4 0 ' 3 7 6 5 3 1 9 2 655 2 9 " 657 2 1 6 Ammer, K , I I 674 Amryl E , I 340' 3 " Amschler, I I 311 Amsden, Charles A , I 9 3 * ' Anacker, T , I I 3 3 5 1 " Anderson, W , I I 343 Andrae, T o r , I I I 5 597 2 7 Andreas, F C I I 481 577 584 621 Andrés, I I 186 • Anezakt, M , I I I 361 Ankermann, B I 533 Anklesana, E T D , I I 578 6 1 0 4 ' Anquetll Duperron, I I 580, I I I 188 1 7 2 Anrich, G , I I 193 9 2 Anthes, Rudolf, I I 537 Anwander, A , I 13 2 5 2 6 , I I 263 266 349 I I I 667 Anwyl, I I 237 Arberry, A J , I I I 6 Arnaud, I 452 Arnaud, D o m D , I I 161 Anaudov, M , I I 356° Arndt, A , I I I 642 1 4 2 Arnim, B v o n , I I 358 361 Arnold, T W , I I I 5 6 Arnold Fischer, I I I 5 9 1 6 Arnold-Wesmk Kramers, I I I 594 1 3 Arntz, H , I 2 0 3 2 1 , I I 295 359 359> 5
Arsemew, N i k von, I I I 5 9 4 ' 5 6 5 4 1 9 ' 659 2 2 7 660 2 3 9 Assemam, L I I I 605 4 9 Assemanus, I S I I I 600 3 6 Aston, W G , I I I 361 Attwater, D , I I I 589 a Auer, A , I 6 7 1 5 3 Auer, Franz, I I I 476 o 7 Aufhíuser, J B I I I 597 2 2 6 2 1 1 0 0 622'« 2 623103 6 2 4 " " 662-34 Aust E , I I 135 Autenneth, II 5 1 ' 3 ' Aráis, I 512 BACIILER
E , I
142
142 3 3 ,
II
694
Bachofen J J , I 74 75 79 82 99 523 Bachhofer, L , I I 300 Bachtold S t a n b h , H , I I 658 Bacot, J , I I I 282 Badger, G P , I I I 6 0 3 4 ' Baetke, W , I I 257 258 2 6 7 ' ' 281 3 0 288 293 5 4 306 8 6 3 2 7 ' " 346 652 s 2 658 676 6 7 8 ' 3 680 685 686 688 701 Bailey, C , I I 135 148 351 Bakunin, I 16 Bandi, H G , I I 265 298« 2 327 1 5 2 351 Bang, W , I I 480 481 Bannerth, E , I I 6 4 9 ' 7 Bardy, G , I 2 , I I I 505 705 Barker, I 461 Barodla, U D , I I I 73 Barth, I 443 445 Bartholomae, Chr I I 577 578 584 595 2 s 6 1 2 " 6 2 1 " 658 673 Bartmann, B , I I I 505 Bartold, W , I I I 6 Bartoh, M , I I 1 4 ' 3 Barton, George A , I I 369 Basden, I 490 498 Basset, Rene, I 4 3 5 2 0 8 4 4 6 2 " Bastían, A , I 76 77 84 99 Bathmanschwlll, I I I 6 2 6 " ° Bauch, B , I 37» 5 Baudissin, W W v , I I 161 1 9 7 ' 9 9 Bauer, W , I I I 596 1 9 597 2 4 616 7 8 Baumann, H , I 120 120 2 2 121 1 2 1 2 3 3 9 1 ' 8 3 4 5 5 2 2 6 458 492 504 533 Baumgartel, Elise, I 383 384 1 7 7 385 Baumstark A n t , I I I 580 4 593 9 596 2 0 596 2 1 597 2 3 597 2 7 598 3 2 604 4 3 605 4 7 59 6 1 1 " 612 617 8 2 6 2 5 ' 0 8 6 3 0 ' " Baur, F C h r , I I 482 485 Baur, J C h r , I I I 589 3 606 3 7 Baurmann, W , I I 658 679 Bautam, I 39 Bavink, B , I 13 Bea, A S I , I I I 4 1 2 " Beauvals, I I 262 Bebel, I 18 Beck, Erich, I I I 594 6 3 9 ' " 641 6 4 9 1 7 4 .
718
AUTORES
ÍNDICE B
Becker, C H , I I I 5 6 Bedjan, P , I I I 603 4 1 6 0 5 " Beeson, Ch I I I I 480 Behm, T , I I 53> 36 Behn, E F , I I 312 Bell, Ch , I I I 282 Bell, Richard, I I I 6 Bcnder, I 39 Bent, T h , I 384 Benvemste, E , I I 578 584 6 594=° 691, I I I 84 1 3 Berdiajew Nikola I I I 639 1 3 5 Berg, Ludwig, I I I 653 1 9 4 Bergm, I I 246 2 ° Bergson, H , I 13 21 5 1 " Bergstrasser, G I I I 6 7 Bematzik, I I 268 2 8 7 " Bernhart, I 6 9 l s s Bernheim, E , I 81 8 1 " Bertholet, Alfr , I 533, I I 257 342 355' 577 609 a », I I I 73 667 683 2 9 Bertholon, I 436 2 0 9 Bcrtrand I I 237 Berve, H , I I 4 8 1 2 ' 9 1 2 2 1 169' 5 Best, I I 246 2 5 Beth, K I 533 547 Bethe, I I 9 3 2 2 7 Bethune Baker, I I I 603*' Bezzenberger, I I 658 Bhandarkar, R G , I I I 76 2 175 Bicknell C , I 2 5 8 " Biederkamp, G , I I 307 Bleler, L , I I 658 689 Bierkner, F , I 1 1 1 ' Billerbeck P I I I 483 512' Bing, T , I I 313 Bird, J u n m s , I 93 Birkeh, E , I I 275 283 Birket Smith K , I 3 1 4 s 75 88 8 8 j r 99 I I 264 269 269» 270 271 278 284 294 297 328159. Birkmeyer K M I I 3 3 8 4 9 0 2 1 8 Birkner, F , I 110 111. Blachéte, R , I I I 6 Blandiere, La, I 433 2 0 7 Blcichsteinet, R , I I 298, I I I 282 Bhnkenbcrg, Chr , I 322 3 2 2 " ' Blome Fr , I I 425 Bloy, León, I 21 Blum Ernst, A , I I I 668 Blumenthal, A v , I I 698 Blumenthll IIT 594 Boas, I 75 77 78 82 84 85 88 89 94 Bochenski, I M , I I I 217 Bode, I I 287 Bodde Derk, I I I 293 Bohl F M Th , I xil 2 I I 424 425 Bohhg A , I I 481 Boisacq, I 322 I I 689 Boissier, G , I I 135 Bokhn, E , I I I 682 Boíl IT 212 1 5 0 Bonnard A , I I 2 9 " 3 7 " Bonnety, I 39 Bonsirven, T 1 3 505 Bonsor, I 179 189 193 Bonstetten G de I 219 3 7 5 ' " Bonwetsch N , I I I 594 Boor, H de, I I 257 Booth, I I K , I I I 483 Borchert, A , I 533 Borgstrom, Cari H) , I I 663 J Bornernann, F , I I 348 Borsant, Gmseppina, I I I 159 1 -
Bonzler, I I 332 Bosch, Fr , I 458 458 2 2 7 Bosch Gimpera, I 219 226 233 234 23o 236" Bosman, I 456 Bottger, H , I I 312 Botticher, C I 299'°° Boucher de Perthes I 92 Bouquet, A C , I I I 667 693 4 8 Bourget, I 21 Bousset W , I 2 3 2 4 65 I I 193»2 226 230 486 I I I 493 683 2 B 686 8 2 Bousset, Gressmann I I I 483 Boutroux, E m i l , I 21 Bovier Lapierre P , I 382 Box, G H , I I I 483 Bo//ano, E , I I 316 Brabrook, I 551 Biandenstein W I I 307 309 630 2 6 4 1 2 ' Braun A , I 6 1 1 2 9 B t i u n , O s k i r TIT 5 9 8 " Breisted, I 33" 2 393 Bicdon, Tuliet, I I I 293 Brehm, R B , I I 709 Brcuil, H , 2 0 1 ' 2 210 211 212 2 7 Bri in Chanmov, I I I 594 Bndges E L , I 143 143 4 1 Brmkmann, A , I I 480 Brockclmann, D C , I xrl, I I I 5 596 ° Brocker, W , I I 99 2 4 ° Brongers, H A , I I 425 Brossc, T , I I I 172 1 4 2 Brosses, Ch de I 533 541 545 Bruchmann C F H , I I 6 7 3 ' Brugmann, K , I I 661 1 662 (64 Bruckner, A , I I 355 Brugger, W , I 19 Brun, G , I I 80 1 9 1 Brunetiere I 21 Brunner, E , I I I 667 694 Bmnnhofer, I I I 80'' Buber, M I I I 4 3 1 1 0 4 4 1 5 5 444 6 0 Bubnoff, Fbrenberg, I I I 594 Buchner I 2 2 " Buchsel F , I I 1 8 6 " Buckers, H ITT 4 4 9 " Budge, E A Walhs, I I I 6 0 3 " Buhl, Frants, I I I 5 Buleck, Van, I 5 Bultmann, R , I I 179 4 0 6 6 1 ' , I I I 667 687 688 Buonaiutl, E , I I I 603 4 1 . Burén, Van, I I 369 Burkitt, F C I I 482 486 Buinouf E , ITT 217 Busch F O , I I 3 4 6 ' " Bnschan I I 327 1 5 2 Busink, Th A , I I 369 406 425 CABOT
TAIQUES
III
280
Caikanovic, VI , I I 356 5 Cankov Stefan I I I 6 3 5 1 2 ' C i p a u I , I 383 C irrel A , I 55 5 6 " ( arter, G W , I I I 683 2 9 Cárter, T B , TI 673' Casel, Odo TU 659 2 2 4 Cisey R P I I 480 486 C-r-per T , I 3 368 TIT 591 6 594 1 3 604' 3 660 2 2 8 6 6 1 2 3 - 662 2 J B 6 6 3 2 3 ' 664 2 1 0 ( tus.se A I 26 2 9 Cerftux, T I I 164 1 3 , I I I 505 Chabot, J B IIT 598 2 9 6 0 3 " 604 4 2 Chamberlam B H TTT 361
Chamberlam, Houston Stewart, I 46 Chandler, T S , I I 634 635 Chantepic de la Saussaye, F D , I I 5 7 1 4 3 I I I 361 667 Charpenticr J , I I I 167 Chatellter, Du, I 197 Chatterjee, Satlschandra, I I I 73 211 2 " 4 Chavannes, Edouard, I I 481, I I I 293 Cheyne, T K , I I I 682 6 8 3 2 9 . Chtera, E , I I 430 Childe, Gordon, I 158 1 5 8 " 177 219 228 1 0 228 4L 232 4 5 236 237 4 8 269 2 6 9 " 271 276 529, I I 257 Chirat, H , I I I 505 Chnstensen, A , I I 583 586 9 Chrtstian, Vtktor, I 395 396 397 402 403 405 406 407 409, I I 369 Chung Ching Wen, I I 300 ( íampl, Sebastiano, I 4 1 5 ' 9 6 Clark, Charles Allens, I I I 345 Claudel, Paul I 21 Ciernen, C , I 4 9 " , I I 2 0 3 ' 2 4 263 266 293 5 5 3 2 5 ' " 3 2 7 ' " 338 341 355 4 577 583 617 698, I I I 664 6 8 1 2 2 683- 9 Clerq, C de, I I I 589 3 í lodd, E , I 502 502 2 3 6 Closen E Gustav, I I I 472 Closs A I 3 336 3 4 7 ' 6 0 , I I 14 1 2 257 258 2 6 3 ' 2 7 2 " 277 2 ' 2 8 3 3 s 2 9 7 " 308J,> 315 318 3 2 1 1 3 3 3 2 6 ] 4 ' 327 1 5 6 3 4 8 1 8 8 350 697 703 Coeurdoux, P , I 539 Cohén, H , I 22 44 Colditz, Fr Ed , I I 485 Comte Auguste, I 15 16 17 21 31 38 45 81 545 Conrad M i r t i u s , ITedwig, I 106 Constant Benjamín, I 58 Contcnau G , I I 369 398 424 Conybeare, F C , I I I 6 4 2 ' 1 3 6 5 1 ' 8 5 Cook, A B , 1 314 1 » 8 324 1 8 1 . Cook, St , I I I 667 Coomaraswamy, A K , I I I 7 3 1 157' 3 1 Coopcr, I 91 Corblshlcy T h M A 13 Cordier, H c n r i , I I I 293 Comelius, F , I I 329 658 671 672 6 7 5 ' 699 Costermanns, B J , I 533 Couchoud, I I I 510 2 Couling, Samuel, I I I 293 Coussa Acacius, I I I 589 2 594 1 2 605 4 9 606"" 6 1 1 5 ' 6 1 3 " 6 1 4 " 6 1 5 ' 8 6188« 623">" 625 1 »' 6 2 7 1 1 1 635 1 2 8 6 3 6 ' 3 0 6 3 7 1 3 ' 638 1 1 6 655 2 1 7 Couvreur, S , I I I 293 Crawley, A E , I 533 Crome, B , I I 3 2 6 ' " d o s , G , I 403 4 0 3 1 8 J Cumont, F , I 4 3 6 2 1 ' , I I 1 0 1 2 " 110 161 179 179 1 8 180 15 í g o 8 1 1 9 3 ' 3 194'"' 198 1 1 4 1 9 8 1 1 ' 204 2 0 4 ' " 206 1 3 9 2 1 2 " " 480 482 578 675, I I I 505 Cunow H , I I 709 Curtius, L , I I 9 1 2 1 9 Czarnowski, S , I I 2 4 1 1 8 DAHL,
A
P ,
II
54131
Dahlmann, Josef, I I I 6 1 2 " 613 C 5 Dahnhardt, I I 322 4 1 D'Ales, A , IT 2 0 3 ' 2 t Dalman, I 360 Danckert, W , I I 3 1 1 l 0 7 Dandekar, I I 687
719
Dangcl, R , I I 262 325 Daniel Rops, I I I 505 Damlewsky, N J , I I I 594 1 5 Dante, I I 679 Dan/el, Th W , I I 295, 709 D Arbois de Tubainville, I I 237. Darmestetcr, T , I I 578 585 Datwin, I 25 130 131 132 133 134 Dasgupta, S N , I I I 73 Dausend, Hugo, I I I 6 1 4 " 618 8 6 6 2 7 " 6 3 4 ' 2 6 635 1 2 8 6 3 6 ' 3 0 6 3 7 1 3 1 657 2 1 7 David, Madcleine, I I 424 Davídson, D S , I 87 8 4 Dawkins, W B , I I 328 D a u s o n Ch , I 2 13 52 5 6 1 0 0 5 3 ' " 54105 5510., 6 7 i s i Day, Clarence Burton, I I I 293 Dayal, H , I I I 217 Dazcnt, I I 287 Debrunner, I I 684 692 Dcchclctte, I 196 219 2 3 1 4 4 239 4 9 . Decorse, I 4 5 1 2 2 4 Deecke, Wilhelm, I 259 f 8 Deimel, A , I I 2 0 4 ' " 369 424 433 Dclafoi.se, I 506 Delaporte, Louts, I I 369 425 Dclbrueck, R , I I 116 2 8 8 Dellt/sch, Friedrich, I I 426, I I I 679 Dcmteville, Paul, I I I 231 Dempf, A , I 13, I I I 6 5 8 2 8 1 Dempwolff, O , I I 6 8 2 u Demfle, H Seuse, I 6 7 1 " Dennet, R E , I I 5 1 7 2 ' 6 519 523 Denzmger Umbcrg, I I I 6 0 2 " 608 5 2 Der/avm N S , I I 356 Desnoycrs, L , I I I 404 434 4 3 455 6 8 457 7 2 Desor, I 219 Desplagnes, Louis, I 4 5 1 2 2 4 452 453 455 458 Dessauer, T , I 18, I I 6 9 0 " Dcubner, L , I I 5 30 7 b 124 125 8 0 8 126 135 145 Dcussen, P , I 45, ITI 73 96 3 1 Dey, J , I I 128 3 2 0 1 9 5 " " Dhorme, E , I I 424 425, I I I 405 679 Dteck, A , I I 292 Dieckmann, I I I 505 Diels, H , I I 23 8 5 ' 9 8 86 2 0 2 658 663 J Diescldorff, E P I I 709 Dietench, I 25, I I 29 30 127 3 1 5 Dietschy, H , I I 709 Diez, E , I 5 4 ' 0 8 Dilthey, I 27 Dirr, A , I I 2 9 9 t 5 Djordjcvic T R , I I 356 5 . Dollet, J , I I I 679 1 2 Dolger, T T , I 6, I I 2 8 r 4 Dote, H e n r i , I I I 293 Dorrtr, A , II 31110c Dossm, G , I I 424 Dostoieuski I 50 Dottin, I I 237 239 Doughty, Ch M , I 3 7 5 " 8 Douglas E , I I 369 Doute, I 446- 2 1 Dllgomanov, M , I I 356' Drasckc, J ITI 602 3 9 Drexel I I 332 D u o t o n , Ftienne, I I 537 D n v e r Hodgson, I I I 6 0 3 " Droyscn, G I I 163 164° Dnbots, J A TI 650 651'° 652 Duchernin, I 4 5 1 2 2 1
720
EBEIING,
E,
II
425
466"
47023
471°'
472 4732« Eberbard, W , II 296 Fbcrharter, A , III 453" Ebert, I 223 2243s 251 63 258f» 319 383 180 391, II 341 695 Eckhart, K A , I 3 4 5 ' " II 314 318 Eddlngton, A St , I 19' 3 Eder, M , I 4, III 293 Edmunds, A J , III 681-° Edwards, I E S , I 388"» Eerdmans, B D , II 432 Ehrenber, V , II 5 Ehrenberg III 594 Ehrenfels, O R v II 630' 631" 635 Ehrenreich, P , I 533 541, II 285 Ehrhard, Alb , III 60239 660233 Eibl, H , II 338 Elchhorn, I 23 24 Eichrodt, Walther, III 405 407 413" 41520
A U T O FÍES
ÍNDICE B
Duchesnc Guillemín, J , II 277 278 584 58712, III 85 13 Duda, H W , III 6 634'" Duesberg, Hll , III 404 Dufourcq, III 505 Duhm, B , I 3763 Duhn, F V , I 258" 261'°3 27380 Duigeanám, M O , II 250 » Dumézú, G , II 259 31211» 325 III 8 3 " 8820 685a» 111 Dummler, II 28 o1 197 Dumont, C , III 5893 591 s Dumont, P E , III 107" Dupuis, Ch F , III 696 Durkheim, E , I 25 32 78 95 112 533 546 547 548 Durme, J van, III 282 9 Durr, Lorenz, III 404 476 » Durt, N , III 218214 Duveyner, I 440
41721
4314o
43848
444^0
445U
450" 458" Eickstedt, E V , II 297'° 330 631" Fissfeldt O , II 1 4 " 22 39 2 7 " 197'"», III 413" 415" 42332 442" Eitrem, S , I 305' 02 308 526, II 5 63 64 161 Ekholm, Gunnar, I 5s223 Éliade, M , II 27 280, III 667 685" 686" Elhs, III 596" 229 Elhs, B , I 465 Elwin, V , II 635 636 Engberding, Hier III 6 1 1 " 615" 620" 624' 06 625 107 62911" 630"» Engels, I 16 17 Erdmann, K , II 60533 Erffa C E Frhr v 35II 658 661' 678 Erler, A , II 268 283 Erman Adolf, I 384"», II 537, III 43943
Erman Ranke III 42939 439" Emout, A I 34 Ernout Meülu, II 658 673 676 677 688 693 Esnoul, A M , II 649" Esplard A , I 13 Esser Mausbach, III 44762 Eucken R I 39 59 60 Evans, I 215 270 2J97 1 " 277 279 285J2 290" 296 297 297 301 311 316 320 322 3 2 2 ' " , II 10
Evans, Ivor, H N I 533 Evans Pntchard, E E I 9 8 " 99' ' Evans Wentz, W Y , III 282 FABRE
P , II
161
Fabncms, III 612" Faldherbe, I 218 5 Falk M , III 77 95 98 99 100,9 116" 117"3 125 25039 25142 2544" 256" Falke, II 342 Fallmerayer, Ph I III 594' 3 6 5 7 - ' FarneU, L R , I 309"" Farquhar, J N , III 74 Tehrle, II 287 Feígel, Fr K , I 28 40 533 Feíst, Sigmund, II 658 662 Telder, J , III 503 Feldmann, I 116" 1192» Felten III 483 Fendt, L , III 603"" Fcrguson, John, III 293 2 Festugiere A J II 5 8 12» 13'° 1 5 " 1 6 22
18 28
2131. 2 2 " 39 4 0 ' 0 4 4 3 1 0 9 7 2 " '
8 1 " ! 10124S 109 2 ' 3 127 3 ' 9 161 17024 17230 187'» 190»' 206" 8 Fetzer, I 237 Fcuerbach Ludwig, I 15 163 17 25 27 28 41 48 Fichte, I 49 Fick, August, I 156» Filhozat, J , III 74 106" Findeisen, II 329 rink, Conrad, III 600" 615" 624'°» Fmn, D J , III 293 Firtb, C M I 386 Fischer, E , I 528 I ischer, J , II 262' Fischer W , II 658 Fischer, III 591° Flade, G , II 341 Flamand, I 497 Fhnders Petne, W M , I 361 361'-» 378 379, III 680'» Flor, F , II 297 308 Florenz, K , III 361 Tlugel, G II 480 9 Foerster, W II 169' 18672 Forde, C Daryll, I 166 227 22739 228 229 229" 230 233 234 Forke, Alfred, III 293 318 Forsander, J E E , I 199'» Fortescue Adr , III 589» Toucart, II 206 5 Foureau I 440-' Towlcr, W Warder, II 135 142 143 145 154 Fraenkü, Ernst, II 660 664 Francke, A H , II 300, III 282 1 rank, Amelia, I 524 1 ranke, Otto, III 293 Frankfort Henrl, II 369 398 424 Franz, E II 289 Frauwallner II 648 64843 Frazer T G , I 23 22 32 53">4 112 280" 372'4» 344 44922J 533 545 547, II 266 286 Freud, I 25 4 4 " 533 546 Treudenthal H , II 3 2 6 ' " Frick, H II 340, III 667 694 69534 Frlederlcl II 262 Friedrich, A , I 455-26 Fríes I 39 Tnsch, Fr , I 489"13 Fnsk, Hj , II 679
Frobenrus, Leo, I 82 263 385 387 42} ° 426 427 429 430 431 432 434 435 450 453 2 " 454 465 229 466 467 469 471 473 474 475 476 477 478 496 506 533 II 286 289 290 312 350 Frodm, A W , I 275»'
Fuchs, St , II 6314 Fuhrmann, II 299 Fullop Miller, I 20 20'»* Furer Haimendorf, Chr v , II 631' 632 633 636 64233 Furlam, G II 415 424 Furtwangler Reichold, I 294'" GABAIN
A
VON , II
481
Gadd, C J , II 369 Gaertnngen, Hlller von II 87- 07 92 22 ' Gahs, A I 142 Gall, A v , III 68329 Gann Th W F , II 709 Gansser I 143 Garbe, R III 175 Gardmer, Alan H I 3 2 2 ' " 537 GattlKoroIevslj, 8 III 590' 594" Gauckler, II 190 " Gaudefroy Demombynes III 6 Gautier, E F , 1I4 437 443"' 9 Gebser, J , I 56' Gebl W II 313 333 Gehlen, A , I 95 Gehnng J , III 642143 646"» Gelger, W , II 578, III 218 220 2 230 Geldner, K F II 577 581 595 612" 617, III 73 96 30 Gennrich, II 342 Genoulllac H de I 407, II 369 416 435' Genter, II 8 8 2 " George, I 46 George, Leopold III 409 Gerber Embach N von, III 651' s 8 Germann, I 4302 0 431 Gema, II l l l 47 8 Giamll, J , 605 Gibb, H R A , III 5 7 Giesebrecht, Fr , 232III 405 407 Gigon, O , II 95 Giles, Llonel, III 294 Güson E , I 5 3 " " Globertí I 39 Girgensohn, K I 13 40 4687 6 1 ' 2 7 Gjessmg, G , II 310"" 311' 05 Glasenapp, Hclmuth von II 628, III 74 218 230 230" 2 5 1 " 276 278 294 361 Glob, P V , II 304 24 Glueck, Nelson, III 417 Goeppmger, II 331 Goethe, I 39 40 60 III 35 Goettsberger J , III 412" 456' 9 Goetz, H II 641 641 30 648 653 GoetZL II 347 Goet7e A , II 4692Goldziher I , III 5 6s9 60 Goldmat K II 64> Golthcr, II 257 Góngora, I 190 Goosens, R , II 259 Gogutl M , III 68632 Gorce Mortler, I 5 III 667 Gordillo, M , III 591" Gorres, F , I 6 4 " 7 Gottschalk, H L I 3 Gotze A II 39'°» 342 347 659 691 Goussen, H , TU 597-'
721
Grabert, II , III 667 Grabner, Fritz, I 76 76» 79 80 85 8 6 " 87 88 89 9444 98 II 1 5 " 261 275 297 Graf Karl Hemnch, III 409 Graf, Olaf, I 4 Grahman, II 303 Graillot, H , II 161 Grandmaison P de, I 36 60 , III 505 Granet, Marcel, III 294 Grapow Hermann, II 537 Grass, Konrad, III 6461»9 648' 72 610" 7 Grassmann, II 74675 Green, I 383' 1 Greeven, II 68 ™ Grekov, B D , II 363' 9 Grenter, A , II 135 161 Gressmann, H , I 23 24 II 425 473-\ III 412" 434" 679 683" Gnerson, G A , III 175 Gngoric, Vladimir, III67 5927 Grmime H , III 453 Gronbech, II 257 268 270 271 3 1 9 " ' Groot, J J M de, III 294 Grosse, E , I 75 82 Grotefend, II 583 Grousset Rene, III 74 Grabe, W , II 342'»2 III 294 Gruehn, W , I 13 40 46987 61 1 2 7 Grunwedel, A II 2315" III 282 Gruppe, O , II 115 »-1 21667 702 Gsell, Stephane I 425 " 4426 427 433 "7 Guardml, R , I 13 5 6 " , II 346 III 505 667 Gubemaus, II 285 Guenon, R , I 13 56 114 Guillaume, A , III 6 Guillou, J , II 481 2Ü Gulik, Van, II 315' Gundel, II 183" Gundert, W , III 345 352 361 3894 Gunkel, H , I 13 17 23 24 , III 678 679" 68329 686 Gunnarson, II 333. Guntert, Hans F K , II 6727 Gunteit, Herbert, II 316 686 III 218 Guntert, Hermann, I 1565 345" , II 282 317 III 88-» 97 Gusinde, Martín I 5 122 132 133 137 138, II 9 658 670 674 Gutenbrunner, II 259 261 277 285 318 319 320 Guterbock, H G , I 369""282 Guthrie, W K C , II 115 116""» 120 HA\G HLMSERT, III 415 449»'' 45874 469 " Haas, H , II 237 473 20 , III 9 159 361 Haase, F , II 357, III 596' Hackm, J , II 481 Hackmann, Heinrlch, III 294 3 Hadrovics, Ladlslas 111 637' "a Haeblcr, K II 709 Haeckel, I 25 38,3 II 639 Haekel, J , I 88 » II 709 Haldenthaler, M , II 52' 3 5 Haldane E John Scott, 1 19 Haller M , II 678" Hallstrom, G II 30583 Hamann, I 39 Hamilton C II III 218 Hampl, F , I 4 Hamy, I 427 Hancar F II 306 308 327 Hanel, J , III 405
722
ÍNE
H a m s c h , E t d , I I I 594 Hanoteau, I 446 2 2 1 Hanslef, P H , 1 357 i l a r d y , I I I 230 Harm)anz, I I , I I 266 267 268 269 270 286 350 Harnack, A v , I 28, I I 486 I I I 505 575 596 1 " 597 2 4 6 0 3 4 ' 6167» H a m s o n , J E , I 341 Hartland, E Sidney, I 547 548 550 H a r t m a n n , E , I I 283 3 2 2 9 3 j 3 327'»> Hartmann, H , I 340 1 3 7 H a r t m a n n , M , I 13 18 30 4 7 Hartmann, O J , I I 337 H a r t m a n n , R , I I I 5 6 7 30 59 Harva, M , I I 322'-" H a s t m g , J , I 13, I I I 293 294 Hauer, J W , I 533, I I 257 312 3 2 8 " ° 330 670 703, I I I 695 Haug, M , I I 578 595 2 5 6 1 0 " , I I I 89 Hausler, I I 639 Havers, W , I 4 3 1 7 1 1 1 3 2 7 1 ' 9 , I I 287 660 6 8 2 1 1 6 9 6 " , I I I 76" Hebener, G , I I 303 Heck, Karl, I I I 6 1 3 ' 4 Heckenbach, I I 3 6 J 5 3 7 s 6 7 5 ' 8 1 Heffenmg, W , I I I 6 Hegel, I 16 a 32 H e h n , I , I I 424 Hetdegger, I 46 Heidel, A , I I 425 H e d e r , F , I 13 28 64 6514> 6 7 1 5 1 6 8 1 5 533, I I 658 691 I I I 5 9 1 r 594 596-' 5 9 8 J 0 6 0 4 " 605 1 9 606™ 607 5 1 6 1 4 ' 8 615'° 6 1 7 " 618 8 7 6 2 0 " 6 2 1 " 6 2 5 " " 6 2 6 " " 6 3 1 1 1 7 6 3 2 1 1 9 634 1 2 4 6 3 5 1 2 8 641 6 5 8 2 1 8 6 5 9 2 2 s 663 2 3 1 664 24 » 667 672 693 694 5 0 695 6 9 6 " 6 9 9 " Heimann, B , I I 640 2 5 6 4 1 2 s 643 3 0 H e m e , E , I I 337 H e m e , Geldern, I 97 I I 271 630 2 Heinemann, I I 179' 2 220 Heimsch, Paul, I I I 404 4 1 2 ' 6 435 4 5 439 o ' 4425» 4430J 444(0 4 5 6 J I 4 7 7 M H e i n n c l , G , I I 184 Hetsenberg, W , I 13 Heisenberger, E J , I I 330 H e l d t , H L , I I I 217 Heller, Fr , I I I 63713°-> Helling, F n t z , I I I 409 410 411 428 453»" Ilellmich, F , I 119 2 0 Hellpach, W , I 5 9 1 2 1 H e l m , Karl, I I 258 282 334 Hemberg, B , I I 5 Hempel, Joh, I I I 405 Henne E , I I I 4 6 2 " Hcnneberg, P , I I I 361 Hennecke, Edg , I I I 612» 8 H e n m n g , Max, I I I 6 H e n n m g , W B , I I 481 482 493 494 529 Henninger, Josef, I 418 2 0 Henry, V , I I 641 3 J Hentze, K , I I 37" 6 Henzen, W , I I 279 Hepburn, I I I 363' Herder, I 27 39 49 H e r d t , L , I I 263 Herissé, A , I 4 6 5 2 2 9 483 Herkenrath, R , I I 16-" Hermann, I I 308 Hermes, G , I I 578 Herold, G , I I 332 Herrmann, I 39, I I 287
F. B
AUTORES
Herskovits, Melvllle J , I 465 2 2 9 479 481 482 483 Henvegen, I I 340 Herzfeld E , I I 579 582 583 584 586 587 588 590"- 593 6 0 8 " 620 624' ' Herzog Hauser G , I I 170-° Hessen, J , I 13 2 7 " 29 4 1 3 0 " 42 7 3 45»" 5 r s 5 6 1 1 3 60 1 2 4 61 13 » H e t t m g e r , T , I 34 5 3 59" 2« 65. Hetzer, H , I 48°° Hcusler, A , I I 311 336 Heussi M u l l e n , I I I 5 9 3 l ° . Heydt, E , I I 343 Hildebrandt, I I I 87 Hillebrandt, A , I I 594 2 2 H i r t h , F n e d n c h , I I I 294 H i r t , H , I I 658 H m i , P K , III 5 Hobhouse, L T , I 8 8 , s . Hoboglnn, I I I 270'" H o d o u s , Lewis, I I I 294 Hoernes, I 292 Hofbauer, Cl M , I I 340 Hoffmann, H , I I I 282 Hoffmann, Josef, I I 634 Hofinger, M , I I I 218 Hofler, O t t o , I I 271 272 274 2 0 Hofmann, I B , I I 660 676 688 690 692 693 Hofmayr, I 517 2 4 0 Hogarth, D C , I 298 3 1 1 ' 0 5 Holder, I 335 1 2 3 339, I I 237 240» 250 3 2 H o l d e r h n , I 49 IIoll, K , I I 480, I I I 6 3 3 ' 2 2 Holler, K , I I 263 Holmberg, M , I I 301 8 1 3 1 5 " f H o l t , J , I I 684 Holtker, P G , I I 709 721 H o l t o m , D C , I I I 361 Holzmeister, V , I I I 483 H o m m e l , Fr , I I I 4 5 3 " H o m m e l , H , I I 27 276 Hopfl Miller Metzinger, I I I 412'" Hopfner, T h , I I 190 85 193» 1 1 9 5 " " 1 9 8 ' " 206135 Ilopkms, E W , I 2322 H o p k m s , M , I I I 681 2 °. H o r m a n n , K , I 142 H o m b o s t e l , E v , I 87 3 4 Houtsma, M Th , I I I 5 H o w i t t , A W , 1 533 551 Hrozny, Bednch ( F n e d n c h ) , I 156", I I 369 376 Hubert, H , I 533 H u b n e r , I I 335 H u b y , J , I I I 667 H u c h , Ricard, I 61 Hudal Ziegler Sauer, I I I 4 1 5 ' 5 Hugel, F , I 14, I I 259 H u i z m g a , J , 1 13 Humbert, Paul, I I I 440 5 4 H u m e , I 25 Hunke, W , II 3 3 4 ' " Hunnetkopf, R , I I 306 a 8 H u n t h , I I 287 H u s m g , G , I 541, I I 285 Husscrl I 27 30 H u t h , O , I I 350 H u t t o n , I H , I I 642 3 2 6 4 2 ' 4 651 5 1 Huysmans, I 21 IBSCHER
H
II
481
I h m I I 35 9 » Ingllsian, Vahan, I I I 597 2 2 624'°° 6 5 9 2 2 ! .
Isscl, A , I 2 5 8 " Ivánka, E n d r e , I I I 6 3 4 ' 2 4 6 3 5 1 2 8 659 2 2 " Ivanov, J , I I 356 7 Iwanitsky Ingilo, Raphael, I I I 626' 1 ( 1 Iwanow, W , I I 5 JJICKS, L
P , III
693
Jackson, W , I I 577 578 584 586, 595 2 s Jacobi, I 27 39, I I I 80 8 Jacobs, M , I I 3 2 9 " 2 Jacobsen, Thorkild, I I 424, 428 Jacolhot, L , I I I 681 Jaeger, W , I I 5 4 8 ' 2 8 8 5 " " ' 579 592 1 8 Jagoditsch, Rudolf, I I I 639 1 3 r 640'" 655 2 0 6 Takobson, Román, I I 357 1 3 Takoby, I I 1702» 182 5 4 James W , I 40 6 7 ' " Janet, I 40 Tanm, R , I I I 590 3 Janssen, H 1 , 1 1 313 Tansson, Sven B , I 203 2 4 Jaspers, K , I 13 48'» 6 3 ' 3 4 97 Tasttow, M , I 36°», I I 424 437 Jean, Ch F , I I 369 425 Jellinghaus, I 1 2 3 " , I I 6 3 3 ' Jensen, Adolf, I 3 1 5 n ° 391 512 2 3 8 513 514, I I 288 350 Tensen, Petcr, I I 427, I I I 6 7 8 ' " Jeremías, A , I 541, I I 3 3 8 ' 7 S 424 426 I I I 667 678 1 0 692 Jeremías, J , I I I 483 Tcssen, I I 35 9 2 Tettmar, K , I I 30 308 3 3 0 " 8 Jiménez Sánchez I 410 1 8 2 4 1 6 ' 9 8 Jirku Antón, I 229 4 2 236 363 1 " 1 369, I I I 408° Joel, I 6 1 1 " Tohanns, P , I I 641 Johnson, Samuel, I 465 22 « 473 474 476 Johnston, R F , I I I 294 Jones, G I , I 523 2 4 1 Iones, R , I 40 6 6 Jónsson, F m n u r , I 3 4 6 ' 4 4 Jordán, Franzis, I I 425 Torgensen, O , I I 4 4 1 1 2 5 2 ' 3 1 Toyce, T A , I I 709 Jugie, Mart , I I I 598 3 0 600 3 6 602 47 199 208 219 221 266 358 436 443, I I 533, I I I 590 África occidental I 52 185 192 214 215 223 224 237 248 257 260 263 276 279 284 286 290 291 295 296 303 305 309 312 314 317 324 326 327 329 331 332333 338 342 345 347 365 380 381 383 391 402 405 406 418 422 424 425 507 509 510 511 514 517 521 523 527 545 562, I I 267 África oriental, I 110 218 404 495 497 507 515, I I I 40 Afrunija, I I 491 Aghtamar, I I I 623 Agrá, I I I 190 Agral, I I H O 2 ' 5 125 Agrigento, I I 120 Agro Romano, I 257 Aguilar de Anguita I 190 Agyrion (Sicilia) I 250 Ahaggar (Hoggar), I 438
Y
PUEBLOS
Ahmadabad I I I 190 Ahrensburg I I 306 351 Aiakon (Egina) I 283 Ain Riram, I 428 435 ainu, I I 275 287 328 351, I I I 363 365 Am Yebrud, I 357 Alx les Bams, I I 240 ika (bambuti del Ituri), I 552' Akkad, I x n 404 I I 365 419 430 432 Akrab, I 403 180 184 439 596 597 678 681 685 Asia central, I 110 313, II 275 277 297 301 304 307 308 477 485 533, III 21 132 228 264 280 319 320 346 351 596 640 Asia Menor I 1 56 191 204 261 303 327 343 365 370 395 403 425 485 II 11 13» 19 34 2 6 " 34 36 40 43 49 82 94 113 116 148 169 180" 191 192 199 208 209 210 2381 356 442 533 661, III 17 156 510' 515 516 561 571 590 594 596 606 610 624 630 670 678 686 Asia Oriental I 87 110 114 231 318 493 II 298 299 300 307 342 350 351 533, III
69 502 638 Asia (sudeste), I 84 88 114 381 420 423 545 526 527 II 294 Asia (Sur), I 201 221 Asme, I 274 275 283 324 Asina, II 421 475 asmos, I 539, II 244 369 370 371 378 379 383 422 475 586, III 407 412'" 431JO Asnavand, II 605 Asquerosa (Granada), I 204 Assam, II 636 Assuan, I 280 382 Assiut, II 485 533 Assur, I 396, II 433 436 438 441 443 449 466 Asturias, I 216 241 atarantes, I 437 Atenas, I 282 290 299 307 308 322 326 327 333, II 16-2 19a» 25 27 31 3 6 " 39 41 65 69 73 80 81 84 90 94 101 104 108 109 112 113 122 125 166 167 171 180 181 185 192 197, III 581 698 Auca, I 327 328 343, II 23 40 41 48 81 93 104 124 125 206136 atlantes, I 437 Atlántico, I 233 450 471, II 297 Atlas, I 353 385 412 435 448 451 Audzila, I 440 Augila (Audzila), I 440 Auhda, I 326 Aures, I 444 Aurich, I 207 auseos, I 438 Australia, I 87 89 114 II 638 III 696 australianos, I 78 87 549 550 552 Austria, I 101, II 8, III 623 643 austroasiaticos, II 631 633 634 636, III 76 Autun, II 249 Avebury, I 169 174 199 200 Avcntino, II 143 146 148 Aveyron, I 204 277 Ayalon, III 454 azdjer, I 440 Azoto, III 554 aztecas, II 707 739
BAALBEK
(Bambyke)
II
210
Bab edh Dhra', I 359 babenga I 5521 Babilonia I 51 541, II 32 80 417 418 421 475 486 488 491 493 592 III 405 434 439 4841 507 592 606 651 67S 679 680
682 babilonios I 539, II 244 369,J 370 371 378 379 382 421 475, III 412 428 bachama, I 497 Bactriana, II 169 bactrios, II 164 bacwa I 5521, II 682 Badán, I 237 377 379 Badr, III 13 63 Badnnath, III 180 Bagdad, II 418, III 21 22 55 57 59 604 606 balga, I 5 Baikal, II 30743327 baining I 144 Bakka (= Meca), III 48 Balcanes, I 224 260, III 593 594 623 633 Baleares I 177 181 182 206 243 251 351 361 441 523 Bali, II 320 Balkakra (Schonen), I 207 Balke, I 200 Bailas, I 378 Báltico, mar, II 357, III 591 Bambara, I 497 504 bambuti, I 117 118 545 546 548 552 564 bambutl del Itun (aka, efe y basua), I 5521 Bambyke, II 190" 210 bantu, II 682, (jao), II 320 Barí, I 249 barí, I 517 518 520 baria, I 510 511 Barrow, II 240 Basllea, I x, III 655 Basra, III 38 55 57 61 basua, I 55211 batwa, I 552 1 Baviera, II 238 baya I 495 Bca, río, I 459 beduinos, I 375, III 9 14 44 62 453 bedza, I 243 berr, I 516 Bura, I 205 Beirut, III 625 Belapat (Gundeshahpuhr), II 493 Belén, III 513 Beldorf, I 207 208 belgas II 244 Bélgica, I 175 204 232 Belgorod, III 638 Belgrado, I 276, III 637 Bellknniza, III 643 Belmaco (Gran Canana), I 211 Beluchistan, II 492 Belur Math, III 197 Benares, III 162 178 179 186 188 199 223 245 Bengala, III 137 179 Benm, I 323 473 479 484 488 Beocia, I 276 322, II 39 39 103 93 beocios, II 686 Berbati, I 274 Berbería, I 425 bereberes I 157 263 319 335 339 340 341 3;* 368 391 417 41S 419 421 424 425
PUEBLOS
735
435 437 439 440 441 449 452 475 497 516 520 521, III 21 bereberes lemtei, I 338 Berlín, I 289 299, II 69 329 426 Besancon, II 240 Besomtwe, lago, I 459 Betel, III 428 439 455 461 Beth'Arbaye, II 493 BethEl, I 367 Bethsemes, I 367 Betsalda, III 526 bhil, I 5 122 130, II 632 6633 Bhutan, III 284 Biblos (Byblos) I 270 358 373, II 197 Bihar, III 199 201 202 bim, I 479 483 Birhar, III 162 Birka, I 305
Birmama, III 227 279 Biron, I 247 BitAgusí III 416 Bitmia, II 164, III 5101 Bizancio I 450 II 222 349 356 362 483 III 15 578 580 582 593 594 595 596 5972r 598 600 601 609 617 619 625 626 627 629 630 631 632 636 637 639 bizantinos, III 17 610 617 Blekede, I 168 bobo, I 506 Boghazkoel, III 435 Bohemia, II 238». Boial, I 300 bou, II 249 Bolonia, I 199 260 Bombay, II 348 580 Bonefeld, I 202 bongo, I 518 519 Bonusl (Sassan), I 247 Bornholm, isla, I 199 Borsippa, II 435 445 456 Bosforo, III 23 600 601 608 632 633 634 Bosnia, I 292, II 2381. bosquimanos, I 457 491 505 555 bosso sorokoi, I 471 Boston, I 289. Bostra, III 610 Boyne, II 240 243 Brandomil (Santiago) I 193 Brauron, I 308 Brest Litowsk, III 656 657 Bretaña I 160 161 166 173 180 183 186 197 198 202 203 205 206 211 212 214 216 218 220 226 228 230 233 234 244 256 265 353 373 413, II 238' Británicas, Islas, I 161 163 164 165 166 167 186 195 196 206 214 218 219 220 221 223 225 226 227 230 231 232 238 255 257 264 2651 275 292 336 373 413 422 423, II 238 Bntanma, I 334 335 336 339, II 242 244 britanos, I 423 bracteros, I 348 Brug, II 243 Brunn Brux, II 303 Bryn Celli Ddu, I 202 Bubastis, II 538 Budh Gaya III 162 209 223 Budscne (Mocn) I 195 Bukana I 253 Bakowma III 644 Bulgaria, I 292 II 362, III 581 590 594 595 635 636 641 búlgaros, II 356- 359 662 683 686 III 594 631 635 636 657
737
LUGARES Y PUEBLOS
736
ÍNDICE C
Cartago, I I 533 Casandrcia, I 283 Caspio, mar, I I 297 303 329 429, I U 648 cassitas, I I 443 470 Cassotis, I I 88 Castelhc, I 180 Cataluña, I 205 Cáucaso, I 527, I I 275 298 303 309 322 429, I I I 626 Cavan (condado), I I 248 CABILIA, I 435 Cedrón (valle del) I 360. Cachemira, I I I 181 182 225 319 Ceilán, I I 686, I I I 1 5 2 u o 191 209 224 227 Caere, I 262 228 259 279 Caeyra, La, I 211 celtas, I 155 223 309 312 326 332 333 Cafarnaún, I I I 526 533 543 340 344 346 348 421 422 527, I I 3 5 ' " Caftor, I I I 415 1 9 235-253 275 280 292 315 8 3 io4 8 8 2io Cafya, I 300 638 657 664 666 698 Caglian, I 247 celtíberos, I 217 218 Cairo, El, I 388, I I 485, I I I 22 67 617 Centra I 241 Catthness, I 177 199 228 Cerdeña, I 156 176 177 181 186 195 210 cakchiqueles, I I 729 216 229 236 241 242 252 257 261 265 Calabar Viejo, I 505-506 514 266 270 278 292 302 303 351 358 361 Calabria, I 249 407 412 420 432 435 473 523 Calaceite (Teruel), I 215 Cerngdoan (Gales), I 199 Calcedonia, I I I 579 580 599 608 609 616 Cerro de los Santos, I 217 623 624 629 631 Cervetri, I 249 Calcuta, I I 631, I I I 195 197 209 Cesárea, I I I 554 555 559 622 Caldea, I 368, I I 416, I I I 604 606 Cevennes, I 232 caldeos, I I 209 433 Chafadzi, I 396 405 408, I I 463 1 7 Caldera, La, I 414 Champa, I I I 227 Caledonia, I 336 Champaña, I 378 California, I x 88 114, I I 294 Chatente, I 196 calmucos, I I I 97 228 279 Chasechemuí, I 270 Calvados, I 232 checos, I I I 666 Camares, I 281 Checoslovaquia, I I I 591 594 Cambodya, I I I 227 279 Chelpick, I 177 Cambridge, I 320 chenchu, I I 632 633 6 4 2 ' ' Camerún, I 458 490 491 498 552' chibcha, I I 2 9 1 " . Camiros, I 281 Chicago, I I I 197 canutas, I 238 442 515 520, I I I 619 Chichen Itza, I I 729 730 Campania, I 256 chichimecas, I I 717 Campeche, I I 726 Chimu (Perú), I I 732 733 734 Campo Real, I 189 China, I 1 52 64 95 97 313 318, I I 188 Camster, I 177 280 284 295 296 299 300 333 335 342 Cana, I I I 533 533 534 631 653, I I I 2122"-> 264 279 Canaan, I 368 372, I I 439 442, I I I 404 285 286 291 342 347 348 350 355 383 408 409 410 412 420 424 425 429 432 394 596 598 675 700 4 3 6 " 440 4 4 2 " 454 455 475 chinos, I 3 5 " 146, I I 265 329 336 680, Canadá, I I I 651 I I I 97 291 342 347 355 378 cananeos, I 360, I I 438, I I I 407 428 440 Chios, I 329 441 454 455 473 Chipre, I 238 293 372 523, I I 28, I I I Canarias, islas, I 157 199 208 211 217 237 558 573 591 651 266 271 275 277 293 298 299 312 318 Chmsi, I 262 331 344 358 359 367 371 373 375 380 Chota Nagpur, I I 631 633 385 388 410 425 438 439 441 447 450 452 Cholula, I I 713 723 456 496 497, I I 3 0 9 " 319 Chufu, I I I 304 canarios, I 217 218 247 313 324 336 340 Churíirsten, I 141 342 344 348 368 391 410 425 436 439 475 Cicladas, I 235 287 291 292 320 476 487 493 502, I I 293 Clempozuelos, I 171 Candía, I 299 320 Cilicia, I 371, I I I 553 561 624 Cangas de Onís, I 216 u m b r í o s , I I 305 688 cántabros, I 217 Cirenaica, I 439 Capadocia, I I 164 189 203 219, I I I 549 Citcne, I I I 549 558 622 631 cirenenses, I I I 553 Capua, I I 23 Cison, I I I 428 Capua Vctere I I 206 Claros, I I 92 7 caiehos, t i 327'" C Icveland, I 203 Caria, I I 36 178 Cnidos, I 323 c a n o s , 1 388, I I 35 Cnossos (Creta), I 208 267 268 271 278 Carmel, I I I 442"' 279 280 282 283 289 290 291 296 298 Carnac, I 166 180 197 198 231 232 299 320, I I 10 11 32 Carrara, I 262 Cochin, I I I 614 Carrow Keel, I 171 175 232 Cochmchina I I 294 Til 279 8 1 . cartagineses, I 360 436 439, IJ 28'
Bu-Merzugh, I 428 Bunsch, I 208 Bu Nuarra, I 432 buriatos, I xi, I I I 228 279 Busiris, I I 558 Buto, II 538 Byblos (Biblos), I 270 358 373, II 197 Bygholm, I 222 Bzommar (Beirut), I I I 625
Cocom I I 729 730 Collorgues, I 204 Colofón, I 327 Colombia, I I 320 Colonia, I I 339 Colosas, I I I 564 Comagena, I I 204 Congo, I 7 491 495 496 497 504 552 C on]eeveram, I I I 162 Constantmopla, I I I 2? 40 66 67 5 7 / 5/9 580 581 590 593 599 600 6 0 1 " 607 609 616 623 624 627 629 630 634 635 636 639 641 Copan, I I 730 Corazeín, I I I 526 Córcega, I 242 2} 1 Córdoba, I 241 Corea, I I I 343 357 coreanos, I I I 364 C o n n t o , I 286 300 305 307 I I 42 181 192 193, I I I 549 564 569 579 596 Cornuailles, I 174 Cos, I 328, I I 172 184 coseos, I I 458 Costa de O r o , I 455 Costig (Mallorca), I 182 C o s t u o l d , I 169 227 Cotes du N o r d , I 232 Couperon (I Jersey), I 166 Creta, I 156 186 192 195 208 211 211 221 238 239 240 248 251 252 264 277 278 279 283 303 310 311 312 315 F0 321 323 324 325 329 362 363 373 383 388 405 413 417 424 463 504, I I 8 9 10 11 12 13 14 2 1 " 23 24 2 6 " 28 35 41 45 87 111 120 123 129 cretenses, I 416 417 I I I 549 Crichíe, I 174 Crisa, I I 90 croatas, I I 356'* Crotona, I I 96 Crucuny, I 180 Ctesifonte, I I 491 493, I I I 596 604 Culhuacán, I I 716 Cueva de Albuñol (Granada), I 161 190 191 Cueva de los Letreros, I 211 Cueva de la Menga, I 161 Cueva de los Murciélagos, I 241 Cueva de Peter I 142 cunama, I 510 511 Cumae (Cumas), I I 148 Cumas, I I 94 curdos, I I 262 I I I 604 606 cuscitas, I xi 442 507 515 Cuzco, I I 731 733 735 czeremises, I I I 638 C/ernigov, I I I 638 DAGO,
I
518
519
dagomba, I 492 Dahomey, I 419 459 465 488 Dahsur, I 387 dakota wahpetan, I I 305 Dakshinesvar, I I I 195 D i l a r n a , I I 303 D i l m a u a , I I 238' 533, 111 637 Dimasco, I 27, I I 210 I I I 10 21 517 568 596 627 Dan, I I I 428 461 daneses I 344, I I I 191 D a n u b ' o , I 156 239 260 436, I I 8 204 217 244 301 312 darassa, I 512 513 514 515 ( mío
y U\ relig
3
Dartmoor, I 199 Dast i Maisan, I I 492 Dee, río, I I 240 Dedelow (Prenzlau) I 194 Dekkan, I I 632, I I I 132 177' 5 1 Delfos, I 249 282 284 288 290 299 323 330 I I 33 40 73 78 83 86 87 87 91 173 209 Délos, I 281 292 300 305, I I 33 3 5 ' - 73 78 173 Dcndera, I 4, I I 530 Dendra, I 200 208 274 276 Demse, I 109 110 Dcr I I 437 Der'a, I 372 Derbyshire, I 174 D e r e s Sarfeh, 111 611 Dér Mákir, I 357 358 Despeñaperros, I 217 Dcva, río, I I 240 Dlamper, I I I 614 D.arbekir, I I I 605 606 610 Didyma, I I 92 Djoha, I 7 Dikdikke I 407 Dinamarca, I 165 186 187 194 206 207 212 213 221 228 229 231 238 Dinamarca (islas), I 165 187 222 dinka, I 516 519 520 didmga, I 521 Diospolis, I 377 Dniéper, I I I 638 Dodona, I 299, I I 92 dodotho, I 521 dogon, I 452 458 506 511 D o h q u e a , I I 210 Don, I I I 638 Dordoña, I 196 202 D o n l a e u m , I I I 607 dorios, I I 7 9 32 33 Dostaglope (Blekede), I 168 D o w t h , I 170 230 Drachmam, I 285 drávida II 631 634 636 637 648, I I I
76
132 143 146 158 Drehem, I 7, I I 380 387 397 411 418 Duero I 218 D m a I I 204 1 -" Duzrii I 448 Dvaika, I I I 162 180 D w m , I I I 623 dzagga, I 459 497 dzapaíuo, I 519 Dzebel Mun, I 518 D/emdet Nasr, I 372 373 395 397 405 406 408, I I 374- 375 416 418 D/ebelet el Beda, I 397 Dzebel Settaba, I 439 D/eser (Gezer) I 356 357 362 368 371 373 Dzelel et Tanna, I 367 Dzocha, I I 380 397 418 Dzolan, I 354 rl/ukun d u k u n ) , I 458 492 500 dzur, I 520 IBAI
III
413
chulones, I 339, I I 240 eburovices, I I 240 Edesa, I I I 596 598 599 612 Tdfu, I 382 383 384 I I 538 Edom, I I I 428 edomitas, I 366 367, I I I 417 Edschmiadzm, 111 592 613 624
24
738 eduos, I I 245 247 efe, I 552 1 Efeso, II 38 97 1063í» 146 180, III 496 564 599 602 603" 607 608 616" Egeo, I 188 192 203 209 214 215 235 238 239 240 251 256 257 259 260 262 263 264 270 275 291 293 323 336 339 351 357 358 370 372 374 380 390 392 396 404 405 408 414 495 523, II 8 9 26 34 36 80 Egina, I 282 283 321 342, II 81, III 180 egipcios, I xi x m 276 304 347 357 375 390 434 442 527, II 192 202 224 472 535 574 681, III 428 429™ 592 596 608 616 618 626 627 Egipto, I XII 52 79 97 107 157 180 183 186 188 205 208 210 214 215 219 221 235 236 237 238 239 240 256 266 267 268 269 270 271 276 277 278 280 287 312 314 316 317 319 321 326 333 339 344 345 347 357 360 364 370 373 374 376 394 396 397 401 403 404 406 409 417 425 429 437 450 453 461 484 485 496 507 517 518 519 525, II 9 11 152 163 1634 164 170 172 180 191 193 197 204 206 210 212 294 405 446 450 468 485 486 526 532 526 535 575, III 17 22 40 48 65 66 67 212 105 404 413 414 4151» 419 423 424 426 433 440 441 450 453 472 476 549 580 590 593 594 597 600 601 609 610 616 618 624 626 627 630 671 678 680 682 Egos Potamos, I 283 Ehnngsdorf, I 110 Ekbatana, II 491 ekol, I 490 505 Elam, I 469 elamltas, III 549 Elba, I 223 Elburz, II 606 Elche, I 217 Elephanta, III 145 Eleusis, I 282 315 316 323 326 487 II 23 29 72 31 79 110°Cj 113 119 120 123 131 168 188 189 199 206, III 686 Eleuthetae, II 41 Eleuthetópolis, II 533 Flea, I 294, II 96 Elis, I 306 343 I I 42 105 Elkab, I 200, I I 538 Elles, I 429 Ellota, I I I 202 Emesa (Siria), I I 210, I I I 629 Enryakují, I I I 383 Enttemalo I 179 Epidauro, I 308, I I 93 172 184 Epiro, I 343 epirotas, I I 92 Episcopí, I 273 Erech, I I 436 Etek, I I 375 E r g a i o s , I 285 Eriales, Los, I 192 201 E n d u (Abu Sahrem) I I 389 418 429 434 435 438 439 443 461 467 Eritrea, I 329 384, I I I 593" Er Lame (Morbihan), I 198 Ernakulam, I I I 592 Ertebolle, I I 302 Erythree, I I 94 Escamandro, río, I 331 332, I I 47 Escandmavia, I 168 192 194 196 203 218 227 258 265 266 275 291 293 294 302 380 422 524, I I 310 318
LUGARES Y PUEBLOS escitas, I 303 325, I I 308 701, I I I 613 1 scocia, I 180 181 199 200 227 228 229 336 339 344 523, I I 238' 240 escotos, I 338 eslavos, I I 283 305 353 363 638 649 657 662 663 3 666 670 677 686 695, I I I 580 594 637. cslivos del Elba, I I 350 357 eslavos occidentales, I I 355 357 eslavos orientales, I I 350 356 358 360, I I I 590 eslavos del Sur, I I 356 361 Lsmirna, I 330 Esne, I 384 Esnunna, I 406 408 409, I I 430 469 España, I 53 170 171 173 176 202 203 217 224 226 235 236 267 351 445, I I 238' 533, I I I 21 40 582 596 604 Esparta, I 286 300 326 327 328 343, I I 19 2 2 " 32 69 81 109 185 Esperanca, La, I 204 esquimales, I I 262 263» 265 281 293 296 297 305 327 328 351 esquimales de Groenlandia, I I 328 Estambul, I I I 627 r s t e , I 258 Este, mar del, I 191 222 229, I I 275 296 297 310 357 Estoma, I I I 561 594 estonios, I I I 346 etíopes, I I 1 9 3 » \ I I I 415" J 595 Etiopia I 200 218 385 425 455 489 507522, I I 541, I I I 24 593» 595 597-" 618 619 627 Ttolia, I 343 Etruria, I 259 269 480, II 89 147 etruscos I 180 200 243 253 259 264 276 314 316 321 340 341 342 358 386 433 434 450 471 473 477 479 481 521, II 137 143 146 147 148 198 288 668 ctTih, I 382 Eubea, I 306, II 49 Eufrates, II 20t1¿í 370 372 418 426 428 475 545, III 8 80 10 622 Euráfrica, I 316 365 394 Europa, I 83 110 131 138 139 151 352 393 394 396 403 407 421 442 445 446 449 450 456 491 495 498 524 II 15 242 257 275 351 361 475 630 661 694 III 21 22 23 34 65 197 208 590 593 594 596 597 612 640 657 696 Turopa central, I 220 222 228 236 239 357, II 303 325 Europa (Norte), I 162 163 185 214 229 325 345 350 352 364 373 375 376 414 417 426 433, II 8 302 307 325 Europa occidental, I 185 219 222 224 225 229 238 239 241 244 245 251 253 254 255 257 261 263 266 269 270 271 275 276 277 302 304 329 336 352 353 354 355 356 357 358 359 360 361 362 364 369 371 373 374 376 378 379 387 391 395 396 398 401 404 405 418 419 435 436 442 486 509, II 297 298 309 319 320 326 Europa oriental, II 304 1 xtiemadura, I 205 E/ion Geber, I 373 TAISTOS, I 267
276
279
281
283
287
299
Fajum II 481 485 489 493 508 518 527 529 538 fahscos, II 341 180 tmg (cf pamues, pangwe), I 501 II 284
Fara (Sumppak), T 396, I I 401 418 435 Faral, I 284 ! enicia I 356 357 372 436 I I 27 185 7 I I I 558 573 fenicios, I 360, I I 28 441 f-ezzan, I 440 475 Tidji islas I 63 Flpalla, I 295 316 329 r i h c o p í , I 298 Filipinas, I 552 1 565 566 filisteos I 357 358 488, I I I 415 1 J 434 448 459 fineses, I I 262 263 281 302 325, I I I 346 638 Tinistére (Francia), I 199 200 204 217 732 l i n l a n d i a , I I I 591 644 Tivizzano (Genova), I 204 Handes I 53 Flieth I 194 Florencia, I I I 578 581 624 656 Florida, I 404 Tolkton Wood, I 214 228 292 Fontéchevade I 109 Fontenay le Marmion, I 232 Francia, I 21 53 63 164 166 194 196 199 204 205 216 225 229 231 232 233 247 256 277 351 353 447, I I 291 362 690, I I I 581 585 623 francos, I I 2 9 1 4 8 , I I I 21 Frigia I 316 330, I I 38 41 80 152 181 188 193 197 198 200 204, I I I 549 fnpios, I I 113 Fucino (lago), I 249 fueguinos, I x xi 87 90 114 122 130 140 141, I I 681 Fuerteventura, I 275 393 413 422 T u p , I I I 367 ful, I 453 fung, I 518 fur, I 518 Furness (Klllarney), I 198 GUIAOS
I
366,
III
456
460
Gabon I 552 1 Galacia I I 199 238 1 , I I I 571 G i l id, I I I 440 galatas, 1 340, I I 244 Gales, I 199, I I 240 243 663 Gálgala (Gllgal), I I I 455 460"' Gallas, I 203 335, I I 238' 240 244 247 249 250 533, I I I 596 Galicia, I 205 211 228 241 Galilea, I 355 361 I I I 508 511 513 514 518 548 549 Galitzia, I 292, I I I 591 657 galla, I xi 418 507 515, I I 320, TU 593 gallaici, I 217 Galhpoli, I I 194'°" galos, I 334, I I 240 241 340 694 Gándara (Gandhara), I I I 2 5 8 " 612 613 Candhara (cf Gándara) G a n d u l , I 178 201 Ganges, I I I 145 146 154 265 ' Gaid, I 204 233 277 Garen Dol, I 166 Garizim, I I I 413 Carona, I 233 Gast, Le, I 232 Gavr'ins, I 199 205 212 Gaya, I I I 162 Gaza, I I I 554 Gazi, I 290 ge e/, I I I 593» 619
7Í9
Gela, I 299 Genesaret, I I I 533 Gennargentu, I 247 Genova I 204 Georgia, I I I 591 625 georgianos, I I I 596 597 625 Gcrasa, I I I 543 Gcrmama, I 335 II 238' germanos, I 3 146 155 223 309 312 314 317 323 326 333 335 336 341 344 349 421 423 436 438 473 496 503 516 527, II 78 2381 242 247 255 352 638 657 662 663 666 667 685 688 695, III 582 595 632 Gerona, I 163 Gcrtufa, I 433 Gerzeh I 270 317 378 381 Gessen (Goshen), III 410 Getsemaní, III 536 gétulos, I 437. Gezer (Tell Dzeset) I 356 357 359 373 Giants H ü l , I 202 Giara de Sern, I 240 Gibraltar I 110, I I I 21 Gllgal (Gálgala), I I I 455 460 6 gihacos, I I 328 Gilja, TI 283 Ginebra, I I I 584 Girnar, I I I 202 Giseh, I 385 gitanos, I I 35 Gloucestershire, I 169 202 Goa, I I I 181 613 godos, I 347, I I 262 317 657 664 687 Gohhtzsch, I 205 Golgota, I I I 699 Gomera, I 419 424 gond, I 5, I I 635 Goshen (Gessen), III 410 Gotha, I 194 Gozo isla, I 232 251 254 Grah Nlol, I 212 Gianada, I 161 204 234 Gran Bretaña, I 222 228 Grin Canana, I 208 210 211 338 356 380 393 412 413 415 416 417 418 419 422 433 438 450 451 523 Gianja de Toñinuelo, I 178 Grecia I 51 97 156 171 195 198 203 204 207 208 216 246 249 253 257 259 265 268 269 277 278 280 283 293 304 305 306 307 308 309 310 311 312 314 316 317 319 320 322 323 324 325 325 329 330 331 332 339 341 342 344 346 347 350 351 376 385 391 392 422 438 465 471 482 485 504, II 3 131 148 159 233 348 675 694, III 90 229 373 561 590 594 596 598 600 601 626 634 670 682 Grecia (N ), I 178 griegos, I x m 64 74 146 155 217 265 268 269 305 309 312 317 319 340 345 346 348 418 421 423 436 437 438 473 493 527 539, II 3 131 148149 159 233 242 246 265 579' 580 586 587 603 604 615 625 638 657 6633 664 669 670 671 672 673 676 681 682 683 684 685 686 687 688 689 690 691 693 695 696 697 698 699 700 702 717, III 132 546 559 562 567 626 633 634 636 656 690 Grodno, III 637 Groenlandia, I 348, II 262 281 297 328 Grossbostel, I 191 Gross Zlethen, I 208 gmsinlos III 625
740 Guadalquivir, I 237 372 Gualupita, I I 717 Guaricha, La, I 3 iS (17 guanches, I 412 Guano, I I 734 Guatemala, I I 711 725 750 gudji, I 513 Gueba, I I I 454 Guernsey, I 209 Guczar, I I I 454 Guge, I I I 284 286 Guinea, I 496 505 Gujarat, I I I 202 208 209 G u l d h o j , I 234 186 215 Gundeshahpuhr (Belapat) I I 493 gungaua, I 505 Guraghe, I 513 G u m í a I 278 290 guti, I I 374= 376 Guyotville, I 426 Gysades, I 298 Gythelon, I 284 HABBE
LUGARES
ÍNDICE C
(cf
dogon)
I
452
458
506
511
Hachiman, I I I 369 Hadramaut, I I I 8 Hadzar Gaid, I 433 Hagia Triada (Creta), I 272 273 279 288 289 295 298 301 II 11 128 129 Haglar Kim, I 255 Hagno, I 324 H a i t h a b u , I I 343 Hajdudorog, I I I 657 halakwulup (cf alakuluf) I xi 131 llaleb (Tesalia) I 325 Halos (Tesalia), I 285 Hal Safhenl, I 251 253 H a l T a r x l e n , I 252 254 Hamadán, I I 491 hambal aeta, I 565 566 Hamburgo, I I 305 329 H a m m a n , I 403 Hamman el Sulkra I 429 430 Hammelstall (Prenzlau), I 191 Hangtschou, I I I 355 (Hannover), I 196 206 Hanyang Seúl, I I I 353 Hará Berezaitl (cf hlburz), I I 606 Harappa, I I 630 Hardvar, I I I 162 Harra, I 375 Harran, I I 439 Harrat el Moahlb, I 375 Harz, I I 3 2 1 M 1 329, I I I 326 Hauran, I 376 haussa, I 442 443 475 Havara, I 280 hayastan, I I I 622 hebreos (cf Isiael), I I I 550 5~4 672 Hedjaz, I I I 8 9 14 16 19 20 24 36 37 39 57 hehe, I I 682 H e í a n K y o t o , I I I 351 352 382 3S7 388 Heldelberg, I 114 Heligoland, I 227 Heliopolis, I I 468 538 510 543 544 545 549 550 552 Heluan, I I 550 Ilemaraieh I 377 Hensir el Iladzer I 427 Hcraclea, I I I 600 630 Herakleópolls, I I 570 Herault, I 196 233 herero, I 457 502, I I 279
iierminoncs, TI 3 4 1 | l i " H< nawei I 361 Hesse, I I 273 303 Hessen, I 165 h.titas, I XIII 302 369, II 328» 273 301 307 442 657 665 691, I I I 80 4 1 2 " 435 H i b b a , el, I 396 Hiei, I I I 352 383 391 Hicrakonpohs I 378 381 383 389 H i e r a p o h s , I I 210, I I I 511 564 Hierro, isla I 414 420 422 Himalaya, I I I 147 161 209 284 Himmeípforten, I 191 Hlmuka, I I I 370 Hira, I I 494 hmngnu, I 35 5 7 Hoggar (Ahaggar), I 440 452 hollohollo, I 505 Holstein, I 215 223 hotentotes I 457 505 Hoya de Conquil, I 214 huacas, I 193 huaxtecas, I I 713 Hudaibiya, al, I I I 13 47 Huelva, I 234 239 Hummllng (Norte de Alemania), I 164 húngaros, I I I 657 H u n g m I 260, I I S I I I 594 637 643 hunos, I I 317, I I I 132 h u r n t a s , I 369 472 Hydcrabad, I I 632 I I I 209 Iíyettos, I 283 Hypsele, I I 532 IBBA MOGHRAIR,
I
375
íberos, I 216 217 250 388 íberos del Caucaso I I I 625 íbiblo, I 491 Ibiza, I 182 ibo I 455 458 480 488 502 503 50) 510 514 icemos, I 339 Ida, monte, I 281 298 I d m e n , I 445 idzo I 458 490 Ifu n delal I 439 Ifugh», I 441 Tle Lonyjc, I 173 180 212 '] A t e t e . , I 250 Ilifc, I 473 Ilion, I I 25 l i m a , I I 238 1 I I I 634 l i m o s I 257 258 350 351 I I 7' 14 31 8 8 - ] 0 275 276 305 657 662 689 698 Uiso, II 125 mcis, II 264 707 739 India, I 5 44 51 52 54 63 77 95 97 110 12' 190 198 219 295 314 317 323 345 365 370 410 522 527 11 96 116 117 120 165 188 284 316 321 324 342 48) 486 488 492 516 604 622 625 627 654 661 6633 670 676 683, III 8 21 40 66 69 230 286 324 327 394 592 594 596 598 612 615 623 675 678 681 690 Indias occidentales, II 722 indio, I 53 126 146 598, II 14 183' 244 294 307 325 487 639 647 657 662 664 666 667-1 669 671 681 683 686 687 688 689 691 692 694 695 698 699 702, III 69 280 378 Indo I 389 409, II 312 630 631 636 637, III 808 89 92 Indo bina, I 552, III 97 132" 232'' 279 363
indoeuropeos, II 137 638 indogermanos, I 146 149 155 156 213 ??0 221 223 224 234 235 259 264 265 311 313 314 315 317 337 338 340 341 344 345 549 552 365 369 449 538, II 7 8 14 19 2I 36 24 46 137 204 2381 257 260 261 262 267 273 274 277 280 293 296 298 300 301331 539 342 358 361 362 622 625 638 6}} 704 III 76 80 8 2 " 83 indogermanos occidentales, I 333, II 342 indogermanos orientales, II 239 313 indoiranios II 320, III 88 Indonesia, I 198 200 515 521 527 II 313'07, III 227 2798L 363 mgassana, I 518 Inglaterra, I 53 91 98 134 199 202 222 224 227 228 231 271 599 II 329 689 III 231 581 582 584 lnsubres, II 240 Iolaia (cf Cerdcña), I 249 íolal (cf sardos), I 250 Ipek, III 637 Ipsos, II 164 Irán, I 52 101 54 410 527, II 302 343 344 356 486 488 490 491 575 625 661 676, III 77" 86 88 89 90 99 675 681 683 iranios, II 262 301 349 351 428 485 486 495 498 500 501 649 657 662 682 683 686 687 692 693 699 700, III 76 82 83 84 13 85 100" 132 157 Iraq, I 3 Irlanda, I 6 157 169 175 182 186 193 195 196 198 199 200 202 205 206 211 213 216 222 227 228 230 241 243 247 256 331 332 333 334 335 336 339 340 343 344 351 361 410 419 446 447 491 496 504 523 524, II 238 239 240 2¿2 243 244 245 248 250 251 252 263, III 30/ irlandeses, I 338 423 438, II 283 657 663 664 677 688 689 694 702 irminones, II 339 iroqueses, I 74 Isin, II 430 451 455 islandeses, II 288 325 702 Islandia, II 313 Isopata, I 320 Israel, I x m 304 336 360 362 366 440 444, II 416 417 426 448 449 459 470 474 525, III 401 479 481 502 507 509 324 525 526 527 530 553 )59 573 672 685 Istria, I 257 258 Itaca, I 285 343, II 49 50 Italia, I 53 174 187 198 204 224 249 256 2% 264 269 277 340 341 351 361 37Í471, II 96 173 190 191 238' 240 362 533, III 231 582 590 596 634 itálicos, I 155 259 260 284 309 312 317 340 344 II 35=° 78 246 147 277 341 349 657 662 668 699 Iturea, III 508 Ituri, I 552 559 Iuktas, I 278 288 Izamal, I I 726 Izumo, I I I 345 JABRIM
I
373
Jamat, I I I 4 3 1 ' " Jambudvipa, I I I 205 |ao (bantu), I I 320 Japón, I 1, I I 272 292 315 341 342 654 I I I 212-»" 221 228 267 268 278 279
PUEBLOS
741
327 330 345 346 348 349 350 351 352 354 359 397 japoneses, I 146 II 264 277 292 317 328 331 333 341 III 361 364 Tiran, III 441 Tiuton, I 214 Tiva, I 109 110 114, II 320, III 132s" Telón, III 454 Terez de los Caballeros, I 205 fericó, I 362 371, I I I 455 534 Tersey, isla, I 166 lerusalen, I 355 357 360, II 224 228 III 13 20 22 47 64 309 405 412 437 444 452 454 456 460 461 484 488 499 500 508 511 517 524 526 527 530 535 537 542 543 548 550 5 >2 554 555 556 557 558 560 561 562 569 570 572 573 590 591 594 596 597 614 623 624 627 633 702 lom (vikingos) II 343 Toma TI 84 92 94 96 ionios, I 326 327, II 7' 33 49 104 loppe, III 555 Tordan, I x m 205 352 353 362 369 371 372, III 508 542 704 Tordania, I 372 Irimbhikagrama, III 200 Juda, III 405 431" 454 459 461 476 477 527 ludea, II 516, 111 513 547 549 554 573 judíos, I x\ II 228 344'" 488 III 476 507 513 514 515 519 520 526 528 532 534 540 545 546 547 549 550 551 552 557 558 562 jukun (dzukun), I 458 492 500 Jura I 232 furasan, 111 59 Turjev, I I I 638 J u t l a n d n , I 196 214 222 227 KABUL,
III
612
Kabultal, I I I 612 Kadar I I 284 kaffa, I 510 Kafn, I I 262 340 kigoro, I 505 Kulasa, I I I 161 Kakemet (Assuan), I 280 Kalabag Tepe, I 351 Kalach, I I 442 445 Kal at Ibn Maan, I 355 Kalbsneth, I 194 Kalka, I I I 639 Kalkam, I 274 275 Kamakura, I I I 389 393 Kamchatka, I I 297 Kempten, I I 8 3 1 9 4 kamtchadal, I I 285 326 Kanam I 110 Kanauj, I I I 194 Kanjera, I 110 Kan su, I I 484 kanuri, I 504 Kaogan, I 565 Kapilavastu, I I I 222 Karchemis, I 398 Karlowitz, I I I 637 641 Karnak, I I 543 Kasala, I 384 Kashiwabara, I I I 368 Kasin, I 412 kisuna bura 1 495 katab, I 504 kavirondo, I 516
742
ÍNDICE C
lapones, 423, I I 262 305 327 3 2 7 1 6 \ I I I Kekaya (Penjab), I I I 114 347 638 Keraziye, I 359 Larsa (Senkerecii), I 406, I I 418 430 435 Kercado, I 174 180 440 444 451 Kerlescant, I 166 198 Lascaux (Dordoñn) I 202 K e r m a n o I 180 198 latinos, I I 136 638 Kerry, I 182 latinos fahscos, I I 3 4 1 1 8 0 Kertearac, I 166 Latmos, I 283 324 Kervedal, I 204 latuka, I 518 Kes (cf e l U b a i d ) , I I 418 Lebadea, I 330, I I 93 khaldi, I I I 622 Lemnos, I I 27 K h a m b a h k , I I I 354 lunovices, I I 240 khasl (austroasiáticos) I I 636 Lena, I I 308 khitan, I I I 352 lendu, I 458 Khond, I I I 161 Leningrado, I I I 641 Khorasan, I I 533 Lcontini, I I 104 Khvanzm, I I 605 I e o n t ó p o h s , I I 538, I I I 6 8 1 2 1 Khvarrehomand, I I 605 Leopoldo, lago, I 552' Kiangsu, I I I 321 Le P u y , I I 249 Kidnun (Dzemdet Nasr), I I 418 Lesbos, I 403, I I 115 Kief, I I 359 363, I I I 637 638 639 649 letones, I I 657 677 655 656 Letonia I I I 594 Leucas, I 327 Kilmalkedar, I 182 Leuctra, I 326 Killarnty I 198 Lhasa, I I I 228 284' 285 288 ktmbundu, I 458 I i b a n o , I I I 592 611 630 kirguises, I I 533, ITI 228 Libia I 381 425 441, I I I 549 597 2 s 627 Kis ( e l O h u m i r ) , I I 415 416 418 Ktvik, I 196 206, I I 311 libios, I 249 250 271 319 332 341 392 Klemenknetcn I 168 417 422 425 4 I 436 Deva I I 240 Devakl I I I 151 Deverra I I I 138 Devi I I I 147 Dhaman I I I 91 Diana I I 143 146 Diana de Aricia I I 147 Diancecht I I 243 Dicspiter I I 663 3 665 670 Dicupala I I 665 Dieus ( Indra) I I 670 Dievas I I 666 702 Dike I I 102 118 676 Dinomogetimarus I I 242 Diocleciano I I 166 ' 248 532 I I I 593 595 622 Diogenes de Smope I I 175 177 Diomedes I 342 I I 5 8 1 1 Dione I I 29 Dionisio I I I 578 Dionisio de Alejandría I I I 578 Dionisio Areopagita I I I 609 Dionisio Mar metropolita I I I 615 Dionisio Miguel Djarweh I I I 611 Dionisos I I 125 Dionysos I 289 295 316 323 329 333 478 482 492 I I 21 22 30 33 38 43 47 5 6 " 2 72 73 79 81 84 98 102 103 111 114 117 2 9 1 118 1 7 0 " 180 181 188 190 191 205 338 Dionysos Eriphos I I 41 Dionysos Omestes I 358 D onysos Zagreo I I 118 Dioscoro I I I 607 608 617 Dioscuros I 295 303 323 347 I I 14 184 185 2 8 4 " 307 311 324 I I I 85 Dispater I 334 I I 242 243 Divanno I I 242 Diviciacus I I 245 247 Djalan I 566
756
ÍNDICE D
¡ Fnoc I I I 495 497 645 Djamol, I 566 I Enos, I I 515 Djaus pitar, I I 14 Enrique I V , I I I 655 Djeus, I I 358 669 675 Enrique V I I I , I I I 584 Dógen, I I I 394 395 396 Domaldi, I 349 Enslgnum, I I 388 Domingo, Santo I I I 585 Entemena, I I 3 7 4 " ) 381 385 386 388 y") Doncho, I I I 350 395 409 Dschuang tse, I I I 351 353 ^ n j a l u s , I 329 Dschu H s i , I I I 354 355 L n / u I I 381 382 385 400 410 439 Dudos de St Quentin I I 291 I ochaid, Ollathaír, I I 243 Dudu, I I 389 Eogabal I I 240 Dumiatis I I 242 Eos I I I 82 Fpafras I I I 564 Du-nuzíabsu I I 381 382 400 403 410 431 Dun I I 388 409 I m c t c t o I I 153 208 Tpicuro I I 174 176 Dunsagga, I I 381 382 388 392 403 410 Dunsaggana, I I 382 Lpimemdes I 326 499, I I 76 87 3 Durero (Alberto Durero), I I 445 Fnona I I 241 Durga, I I I 147 152 168 169 180 184 186 Tr^cteo, I 294 299 326 Dusan I I I 637 I re kigal, I I 445 446 460 Dyauh, I I 666 668" Trich de Suecia I 349 Dyauh pita, I I 666 I n c t o n o , I 294 307 I I 8 0 " " Erminaz, I I 319 Dyaus, I I 637 639 671 702, I I I 85 88- 1 99 JS Fros I 283, I I 29 98 106 117 173 Es amandro I 331 I I 47 Dyauspita, I I 665 702 Escipiones, I I 153 177 Dyaus pitar, I 164, I I 20 594 637 I I I 82 I scuiapio, I I 105 Dzakomba, I I 680 Esdras, I I I 404 Esmun Ascleplos I 247 EA (Enki), I I 434 435 436 437 438 439 Esteban San I I I 516 517 553 554 558 444 453 461 462 559 567 578 579 Eaco I 342 Fstefano I I I 643 Eannatum, I I 3745»> 386 389 395 399 400 Esus, I 334 339 I I 242 Eben I I I 350 Ftana, I I 460 470 Tdipo I 307 423, I I 102 Efesia, I I 180 Eudoxia, I I I 601 Efraim I I I 454 495 527 Eugenio I V , I I I 6 0 5 " Egisto, I 343 Eulogio, I I I 641 Eileithya (cf Artemis) I 281 294 308 Eurídice, I I 115 T u n s t e o , I 306 308 I I 12 35 Eusebio, I I I 607 608 674 Eisai Zenji I I I 353 394 Eutiques I I I 607 608 E n , I I I 350 Eva, I 126, I I 504, I I I 671 F k Ahau, I I 729 Evedorachos (Emmedurankl) I I 4^2 Ekhnaton, I I 313 541 542 543 544 5\> Fvhemero de Mésenla, I 346, I I 58 1 -" 555, I I I 438 170 Ekwan, I I I 350 Ezeqm'as, I I I 403 4182= 456 460 461 477 Eleazar, I I I 454 455 456 El Elyon, I x n E l e u t e n o , I I I 576 FAIHEN, III 227 E h a n o , I I I 630 Fanassa I 322 Elias, I I I 404 408 414 433 442 ' 475 Tañes, I I 117 I auno I 482 I I 145 476 495 508 536 Faustus, I I 500 507 533 Ella7ar ben Azanach I I I 520 Fedosse] Wassiljew, I I I 643 E h i a , I I I 606 r d i p e , San I I I 554 558 Elija X I I , I I I 606 Elíseo, I I I 404 433 448 475 476 I e l i x , I I 533 Elhl (cf E n h l ) I I 435 436 437 438 Tidias, I I 16 E l h l b a m , I I 455 Iilareto de Moscú I I I 639 r l o h í n , I I I 411 Tilipo de Macedoma, I 250 'El'Olam I x n Eihpo, monje fundador de los fdippowv Fmbaros, I 328 zi, I I I 644 l i l l p o , tetrarca de I t u r c í , I I I 508 Emmedurankl (Evedorachos) II 452 Fihppowicz Danlla, I I I 646 Empusa I I 75 Filón de A l c j a n d m I I I 411 484 660 Enannamm, I I 3745a> 381 389 F Ion de I ansa I I 174 220 Fndursag, I I 382 400 410 Fines, I I I 420 454 455 458 Eneas, I I 29 r l r u a n o I I I 607 608 Éneo I 342 1 lavio Tosefo I I I 484 491 Enki (Ea), I I 381 382 385 389 390 400 410 I ocio, I I I 632 434 435 438 Toco I 283 Enki Inanna, I I 397 Fortuna, I I 690 Enkidu, I I 464 465 Fortuna de Prieneste I I 147 157 E n h l (Elhl) I I 381 382 383 384 387 391 Fortunato, I I 533 392 393 397 400 401 409 410 412 434 Eleva I 3¿8 I I 338 438 439 463 l i e y r I 349 J 6 5 I I 272 274 285 289 290 F n l u h m , I I 387 299 313 315 322 323 324 325 337 Fnmerkar, I I 430
DIOSES, HÉROES Y Pl Ireyrfaxi, I I 274 306 Tro, I I 292 F r u m e n u o I I I 597 2 s 618 Futsunomitana, I I I 369 GARRIABIOS,
II
493
Gabriel, arcángel (cf 'Gibril I I I 10 Gabriel Mar Gabriel I I I 614 615 Gad, I I I 459 Gadadhar Chatterjl (cf Ramaknshna), I I I 195 Gaeía Olimpia, I 332 Galaladdm Ruml, I I I 61 Galalim (cf Igalim) I I 392 Gamaladdm al Afgam, I I I 66 Gamaliel, I I I 552 674 G a n a p á n , I I I 145 Gandharva, I I I 254 4 8 Gandbf (Mobandas K a r a m m c h i ' d G m d b i J I I I 152 209 210 211 214 "' 692 Ganesa, I I I 145 146 154 157 1 7 4 " " 180 205 Ganga, I I I 159 Garalamaisama I I 632 Gargl Vacaknaví, I I I 115 Garuda, I I I 149 157 Gatumdug, I I 381 382 383 j 8 4 389 390 394 39} 399 403 410 Gauda, I 439 Gauri, I I I 147 Gautama Sakvamunl (cf Buddha), I I I 267 268 269 395 Gavampati, I I I 145 Gawang I I 636 Gayomart, I I 615 al Gazzali (Algacel), I I I 57 58 59 64 67 Ge, I I 38 87 Ge Meter, I I 30 Gea, I 282 314 329 Geb, I I 539 550 Gedeón, I 360 I I I 450 459 463 Gehmurd, I I 504 Geirstadaralfr, I 348 Genkú (cf Honcn) I I I 389 Geraestus, I 326 Gestinanna I I 382 403 Gibil I I 442 443 ' G i b n l , I I I 10 11 31 48 Gilgames I 2, I I 425 427 430 433 441 444 451 460 464 466" 467 468 472 I I I 679'» gLan dar ma, I I I 286 Gocihr, I I 613 Gog I I I 496 G o l b m u , I I 243 Goliat, I I I 448 Goidiano I I I I I 492 Gorgo I I 25 45 Gotama (cf Gautama Sakyamum, Bud dha) I I I 396 Gottschalk I I 254 Govind S u Smgh, I I I 190 Gracias I 283 Grannus, I I 242 Gregorio I I I , I I I 611 Gregorio V I I I I I 655 Gregorio, San (Gngor el Iluminador), I I I 622 Gregorio Magno San, I I I 350 Gregorio Nacianccno San I I 127 Grlghor Abu I Faragh (Bar Hebraja), I I I 611 Grlgor, M i r G n g o r I I I 614 G n g o r I I I , kitholicos armenio I I I 624
ZONAJES HISTÓRICOS
757
G n g o r I V , I I I 624 G n g o r el Iluminador (San Gregorio) I I I 624 Grimr, I 348 gSen lha 'od dkar, I I I 285 Gucumatz (Kukulkan) I I 726 728 Gudea I 403, I I 371 o 377 381 385 3>6 387 388 389 390 391 392 393 394 395 398 399 403 407 409 410 412 Gula I I 442 Gulussa, I 439 Gullweigh, I I 281 1 Gunaid, I I I 57 Gundafar, I I I 612 G midu, I I 404 cmrsar, I I 404 Gurum, I I 387 G u r / a , I 437 Gurzíl, I 437 Gustavo Wasa, I I I 585 Gutokushakunoran (cf Shinran) I I I 392 gZi bdag, I I I 285 289 HADAD
(Adad)
II
436
442
Hades I I 22 23 9 8 2 " 125 126 128 130 Iladiga I I I 10 301 Hafsa, I I I 33 34 Halle Selassie, I I I 620 Halfdan el Negro, I 348 349 H a h d í b n e l W a h d , I 376 Hammurabí, I I 430 432 433 434 435 436 438 440 443 450 451 463 469 470, I I I 4 1 2 ' s 439 Ha Min, I 445 I l a n a m m , I I I 347 Hanumant, I I I 179 205 H i t a , I I I 85 144 1 5 4 " 7 al Haramam al Guwaini I I I 59 Flan I I I 149 1 5 4 1 " 196 H a n Hará, I I I 154 158 H a n t i , I I I 156 158 Hanvams, III 1 7 9 ' " Harpocrates, I I 195 Harun ar Rasid I I I 39 Hasan al Basrl I I I 55 56 58 Hathor, I I 538 557 561 Hayagriva, I I 315 Hebe I I 23 Hebraja (Bar Hebraja Grighor Abu 1 Faragh), I I I 611 Hecataspana, I I 587 Hecate, I I 36 37 65 75 212 Héctor, I I 60 Hechn, I I 329. Hefaistos, I I 23 25 26 27 84 Heidrun I I 325 Heimdall I I 285 309 322 332 Helena, I 300 343 Helgí, I I 329 H e h , I I I 448 450 455 H e h o d o r o de Eme i, I I 211 Hchogabalo I I 210 Helios I 308, II 91 •"> 204' " 205 210, I I I 82 Helle I 326 Hcnoc I I 515 llera I 297 300 316 322 471 I I 17 21 23 27 5 6 1 " 7 2 ' " r 81 84 136 Hera Kurotrofos I I 2 3 4 1 Hera Télela, I I 23 Heracles, I 283 300 308 328 438 476 l í 47 80 106 117 147 170 - 177 202 2 0 4 1 " 242 H e r a c h o , I I I 580 623 629 630
758
ÍNDICI
DIOSES, HÉROES Y PERSONAJES HISTÓRICOS
D
Ignacio Pedro VI, III 611 Heráclito de Efeso II 176 229 Ignacio Teóforo, III 610 Hércules, I 249, II 147 177 Ignatios (Mar Ignatios), III 610 615 Hermes, I 2862 294 476, II 2} 26 2 7 " 76 Iksvaku, III 138»» 160 84 93 204" 282 338 681 Ha, III 160 Hermes Crióforo, II 26 lija Alexander Kowylin, III 644 Hermes Kranaios, I 281 Illa Ticcl Huiracocha Pacayacik, II 731 Hermes Trismegisto, II 220 Ilhpa, II 734 Hermuntrude, I 344 Imdugud, II 388 401 Heredes, III 508 533 559 Heredes Ático, II 113 Imhotep, I 386 387 Hestia, I 331, II 14 23 24 84 Immer, II 436 Hideyoshi, III 355 Impae, II 388 Hlempsal, I 439 Inanna, II 381 382 384 393 395 397 399 Hildlgunna, I 348 400 403 407 410 436 441 Hillel, III 509 Inan, III 367 Himavat, III 147 161 Indar, III 80™ Hipta, II 40 Indra, II 274 639 640 648 668-1 670 S7I 674 683, III 80™ 84 85 86 89 96 148 Hiram de Tiro, III 417 418 1 156 161 162 169 205 Hiranyagarbha, III 96 99 Hiranyakasipu, III 150 Indra Vrtrahan III 84 Hiranyaksa, III 150 Innatos, II 494 Hitapuán, I 136 Inocencio III, III 583 HluenTsang, III 227 Inocencio, IV, III 655 Hjorvargr, I 348 Inocencio XI, III 605 9 Hom, II 343 Ino Lcukothea, II 114" . Hónen (cí también Genhü), III 352 389 Intercldona II 138 Intl II 733 390 391 392 393 Ippen, III 389 Ho Qung, III 319 Iolaus, I 246 250 Hormizd II 493 Ircneo de Lyon, San (cf índice A) Hormizd II, II 494 Ins II 25 Horus, I 383 391, II 1941"1 538 542 5432 Irrnm, II 277 2843-> 319 340 544 545 548 549 552 555 560 572 Itminsul, II 284" Hout'u, III 297 Irpa, I 348 Hrólfr-Kraki, I 348 'Isa (cf Jesús), III 31 HrsiKsa, III 149 Isaac, III 416 420 430 436" 439 440 466 Hsiwangmu, III 297 337 497 508 551 HsuanTsang, III 333 Isabel de Inglaterra, III 584 Hu, II 548 549 Isabel de Rusia, III 640 Hual ñau tse, III 316 Isa!, III 467 Huantl, III 321 Isaías (cf índice A) Hubal, III 10 Isana, III 144 156 Huehuecoyotl, II 717 Isidoro, gnóstico egipcio, III 61677 Huehueteotl, II 717 Isidoro, metropolita de Klef, III 656 Huiracocha (cf Illa Ticci Huiracocha ?a Isis I 365, II 7 2 ' " 152 168 170== 181 cayacik), II 731 734 735 736 192 193 195 196 203 338 550 557 560, Huitzilopochth, II 711712 713 716 717 III 97 430 686 718 720 722 724 Iskur II 382 436 442 Hulagu, III 22 Ismael (Ismaü), III 13 448 Hunabku (Hunahpu), II 725 I Songkye, III 353 Hunahau, II 728 Ispunl, II 635 636 Hunahpu (Hunabku) II 725 728 Issa (cf Jesús), III 681 Huracán, II 726 728 Istar (cf Inanna), I 405, II 382 395 433 Hutosa II 587 436 437 440 442 442 451 456 459 460 Hyakmthos, I 282 310 323 326, II 2 2 " 464 467 32 41 Istar barbata, II 441 Hygleía, II 93 Tsum II 442 Hyndla, II 290 Itimar, III 456 Hymir, II 321 I tsing III 227 Hypsistos, II 18015 Itzamatul, II 726 Itzamna, II 725 726 727 Uceo II 113 148 íu(p)piter (cf Júpiter), II 6631 665 666 Ianus (Ianos, cf Jano) II 668 704 669 670 675 676 677 701 702, III 82 Ibisin II 374-c) 377 396 83 12 Ibn Maga, III 37 luppiter Salutatis, II 678 Ibu Tamuya, III 67 Iván III, III 639 Idafe, I 421 Iván IV el Terrible, III 639 Idennica, II 242 Ivanios (Mar Ivanios), III 614 Ingenia, I 308 325 343 Ivanka, II 349 Igahm (Galalim), II 381 382 388 392 403 Iwan Lysenko, III 649 410 íwan Susslow, III 646 Ignacio de Antioquía, II 228 Ixchel, II 727 Ignacio Alfrem II Rahman, III 611 lx kan Leom, II 727 Ignacio Gabriel I Tappoum, III 611
Izanagí, III 370 Izanami, III 370 377 Izjaslan, III 655 JACOB, III
31 403 418 430 439 440
446
453 454 466 487 497 508 551 Jacobis (Justino de Jacobis), III 621 Jacobo Burdeana o Baradal o Baradeo, III 577 609 610 Jacobo de Serugh, III 608 Tafet, III 465 Jagannatha III 149 Jairo, III 536 Tanaka, III 114 115 117 123 124 Tanardana, III 149 Jano (cf Ianus), I 498, II 138 444 461 Jateng, III 328 Jan teng fo, III 328 Taqué, III 471
JarI Hákon de Lathir, I 348 349 Jarlabanka, I 204 Tasón, I 320 lefté, III 434 Tehú de Israel, III 403 476 jeremías (cf índice A) Jerjes, II 437 Jeroboam, III 428 457 460" 461 Terómmo, San, II 378, III 545 José (cf Isaí), III 467 Jesús (cf también 'Isa, Issa), I xm xiv xv 3 45 138 313, II 158 218 222 225 226 231 339 346 525 531, III 152 192 195 415 442 481 502 503 586 646, (In día), III 196, (islam), III 25 31, (ma mqueísmo), II 486 487 488 489 490 492 505 506 507 508 511 512 514 515 516 516 m 524 525 532 Tesús de Sirac (cf índice A) Jewdokim Kosm, III 650 Jezabel, III 475 476 Jma (cf Mahavira), III 200 Jingo, III 379 Jñanesvar, III 175 Joannike, III 637 Joaquín, III 405 Job, II 467, III 404 471
Tocabed (cf Jokebed) III 431 40 Jocolo, I 439 Toel (cf índice A) Johannes de Kronstadt, III 650 40 Jokebed (cf Jocabed), III 431 Jonás, profeta (cf también índice A), III 31 Jonás, padre de San Pedro, III 536 Jonatán, III 417 418 423 José, discípulo de Jesús, llamado por los apóstoles Bernabé III 558 José, esposo de Mana, III 542 José, hiio de Jacob, III 495 680 Tose de Amida, III 605 José de Arimatea, ITI 534 José VI, III 615 Josefo (cf Flavio Josefo) III 484 494 Tosías, III 403 415 456 460 461 Josué (cf también índice A), I 367, IIT 404 413 419 422 440 459 Juan, San, apóstol y evangelista (cf tam bien índice A), II 219 220 221 229, III 512 515 516 532 535 536 547 549 551 552 554 555 557 560 600 Juan Bautista, San (cf Bautista, Juan) III 31 492 508 511 518 520 525 533 536 538 539 548
759
Juan, patriarca de Antioquía, III 602 603 606 Juan de Capadocia, patriarca, III 631 luán Crisóstomo San, III 599 600 601 633m Tuan Sulaqa, III 605 Tuan III de Poitugal, III 620 Juan XXIII, papa, III 576 Tuana, III 533 Tuba, I 439 Jubmel, III 346 Tudas el Galileo, III 674 705 Tudas Iscariote, III 525 535 548 550 622 Tullan de Halicarnaso III 609 628 luhano el Apóstata, II 204, III 633' ° Tuhano, procónsul de África, II 532 (uho III, III 620 Tumal, III 346 Tumala, III 346 Juno, I 436, II 136 143 145 147 Jupater, II 665 Júpiter (cf Iu(p)piter), I 299 314 341 436 II 14 20 137 142 143 147 164 210 241 242 275 276 322 323 340 379 637 Júpiter Anión, I 437 Júpiter Dollchenus, II 215 Júpiter Lapis, I 283 Júpiter Lucetius, II 670 675 Júpiter Taenanus I 437 Tustimano, III 582 609 617 631 Tustmiano II, III 623 Justino II, III 580 Justino, San, III 495 KABIE, III
137 155 179 188 189 190
Kabul, II 726 Kael, II 680 Kidavul, II 635 Kaincus I 303 Kala, III 96 97 98 13 99 122 123 144 Kala (Siva), III 147 Kah, III 147 148 195 Kahsia, I 558 Kalkm, III 152 160 163 Kima III 147 156 174'" Kamaduh, III 160 5 Kamakala, III 184" Kamban, I 348 Kamltnusubi, III 371 Kammu, III 383 Kamsa, III 151 Kanakamuni, III 267 Kandarpa, III 156 K'anghsl, III 324 Kamska, III 133 225 Kapila, III 160 Karamat 'Ah, III 66 Kareí, I 566 Karnos, II 32 Kartir, II 488 605 Karttiteya, III 146 Kasyapa, rsi, III 160 Kasyapa, buddha III 150 267 394 Katavul, II 634 Kitoylla, II 734 Kemos, I 366, III 408 429 434 Kesar, III 285 Kcsava, III 149 Keshab Chandra Sen, III 192 Ketu, III 157 Kheops, II 557 Khnum, II 538 KhnumRe, II 555 Khn sron lde btsan, III 286
DIOSES, HÉROES Y PERSONAJES HISTÓRICOS ÍNDICE D
760 Kldinnu, Kldinas, I I 434 Klmmel, emperador japones I I I 379 Klmmei T e n n o , mis'onero budista, 350 Kim Pusik, I I I 351 Kingu, I I 437 450 462 Kinich Ahau, I I 726 Kisar, I I 461 K l t j a I I I 346 Kleobis, I 308 Kobo Daishi (cf Kükai), I I I 385 Kodran I I 283 Kon, I I 732 Kondratl) Malewannyi I I I 649 Kosm (Tewdokin Kosm) I I I 650 Kossol I I I 646 Krakucchanda I I I 267 K n s h n a m u r t l , I I I 195 Krisna (Krsna), I I I 134 136 137 138 142 150 151 152 156 160 163 170 176 177 178 179 184 196 2 0 6 1 " 681 Krisna Vasudeva, I I I 148 Krsna (cf Krisna) Krsodan I I I 148 Krttikas, I I I 146 K u a n t i I I I 327 328 338 K u a n y i n I I I 267 327 329 330 331 338 342
III
140 175
337
Kubera, I I I 156 158 161 Kublalkhan (cf Qubllai), I I I 354 Kud, I I I 347 Kúkai, I I I 383 385 388 Kukulkan (Gucumatz), I I 713 726 72" K u m a n I I I 146 Kumari I I I 147 148 Kun dga ' rdo rje, I I I 287 Kungtsé (cf Confucio), I I 333 Kun tu bzan po I I I 284 Kurma, I I I 150 Kwan non I I I 267 Kycreo, I 307 Kynan I , I I I 625 LABAN,
III
418
441
l a c h a r I I 431 I achamu, I I 461 Lachmu, I I 434 435 461 Lactancio (cf también índice A) I I I 674 Lada, I I 33 33 8 2 Laertes I 343 Laksml I I I 152 168 176 205 Lahta, III 184"5 L a m í I I 381 382 388 397 L a m i s t u I I 437 447 Lamia, I I 75 I amsirsna I I 382 l a o t s e , I I 188 333, I I I 310 311 312 314 315 316 317 321 326 327 333 342 351 353 690 699 700 702 703 Lao-wang I I I 334 Lizaro I I I 515 Leda, I 797 León I I I I I I 583 León X I I I , I I I 618 624 627 León el Isaurio I I I 634 León Magno, I I I 631 I eos, I 326 Leto I 284 300 316, I I 33» 2 38 Leukophryene, I I 34 Leví, I I I 425 452 453 454 457 457' 533 l e v o n I , I I I 623 Levon V, I I I 624 Líber, I I 148 151 Libera, TI 148
l i c u r g o , I 327, II 38 39 89 698 I india, I 322 I isania I I I 508 L m H u , I I I 334 Lolgaire, I I 239 Lokesvaraia (Buddha Seilzaió) I I I 390 Loki, I 476 I I 285 290 299 325 325 1 3 " Lot I I I 523 I u b k o w (Wassüij Lúbkow), I I I 650 Lucas, San (cf también índice A), I I I 510 511 512 513 514 516 517 533 546 548 549 557 558 Luchtaine, I I 243 Luciano (cf índice A) I I 208 Luciano, sacerdote antioqueno, I I I 599 Lucifer, I I 462 Lucina I I 139 Lucio, I I 1 9 3 " 195 196 Lucrecio (cf índice A), I I 1763-1 Lug, I I 242 243 Lugalanda, I I 411 Kigalbanda I I 430 460 470 Lugildingirrme, I I 382 Lugalkisalsi, I I 385 Lugalkurdub, I I 388 392 Lugalsisa, I I 388 Lugaluru, I I 381 400 409 Lugalzaggisi I I 376 383 384 385 386 394 399 400 Lugovos, I I 242 Lukjanowltsch Tscherkassow, I I I 645 L u S h u n Y a n g I I I 327 I útero, I I I 193 393 694 Lu Tung pin I I I 338 Lvsenko (Iwan Lysenko), I I I 649 LLOQur YUPANQUI MADHU
III
II
735
149
Madhusudana I I I 149 Magdalena ( M a n a Magdalena) I I I 533 Magniacovellaunus, I I 242 Mahadeo, I 129 Mahadeva I I I 85 144 145 Mahakasyapa, I I I 247 Mahatma Gandhi (Cf Gandhi) Maha Vairocanq Tathagata (Dainlchi Nyo ral) I I I 385 Mahavira I I I 199 200 201 206 Mahdi, I I I 24 31 \lahesvara, I I I 145 Mahisa, I I I 147 Mahoma, I 2 5 0 " , I I I 8 Í5 16 17 18 19 21 23 24 25 26 28 29 30 31 32 33 36 41 42 45 46 47 49 50 51 62 68 188 440 594 690 701 702 703 Maitieya, I I I 267 328 329 Maltreyi, I I I 115 Malaquias (cf índice A) Malawannyj (Kondratij Milewanuyj) ITI 649 Malik íbn Anas, I I I 39 Ma'mun, I I I 26 Manannan mac Lir, I I 243 Manasa I I I 158 Manases, I 367, I I I 403 456 461 Manawyddan mab Llyr, I I 243 Manco Capac, I I 733 735 Manes (cf M a m ) Mángala, I I I 157 Mam (cf M i n e s ) , I I 477 534 I I I 702 703 Manoid I 566 al Mansur, I I I 604
Mantus, I I 668 Manu, I I I 135 138 8 8 140 150 157 160 163 Mañjusri, I I I 251 267 Maponus, I I 242 Mar Abdiso, I I I 615 Mar Ablmelec Timoteo, I I I 615 Mar Atanasio, I I I 615 Mar Cirilo I , I I I 614 Mar Dionisio, I I I 615 Mar Gabriel, I I I 611 615 Mar Grigor, I I I 614 Mar Ignacio X X X V , I I I 615 Mar Ivanios, I I I 614 615 Mar Teófilo, I I I 615 Maramanta, I I I 350 Marciano, I I I 607 Marción, I I 486 488 490 516 Marco, I I I 615 Marco Aurelio, I I 208 Marcos, San (cf también índice A) I I I 513 515 597 2 6 616 617 618 Mardoqueo, I I I 519 Marduk (Merodach), I I 432 433 434 435 436 437 438 439 440 443 444 448 450 451 455 456 457 462 463 467 469 471 472 473, I I I 429 439 Margaret Noble, I I I 197 María, hermana de Moisés I I I 475 María, madre de Jesús, I I I 31 548 583 599 M a n a Magdalena, I I I 533 M a n a Teresa I I I 637 Manyammel, I I I 148 158 Marón, San, I I I 629 Marozía, I I I 583 M a r p a , I I I 278 287 Mars (cf Marte), I I I 8 3 ' 2 Marsyas, I 486 Marte, I I 136 141 144 241 249 Marte Ultor, I I 151 Martín, San, I I I 582 Maruts, I I 270 672, I I I 85 156 Masham I I 615 Mashi, I I 615 Massimssa, I 434 439 Mastiman, I 437 Mataras, I I I 157 Matansvan, I I I 96 Mateo, San (cf también índice A) I I I 511 512 515 572 Matías, I I I 548 Matl'llu, I I I 416 2 2 Matrona, I I 240 Matsya, I I I 150 Mattrwara, I I I 80 1 0 Máximo de T i r o , I I 209 Maya, I I I 158 Mayanel, I I 717 Mazan, I I 504 Mazda (cf Ahura Ma/da) II 609 610 m b a h , I 558 559 560 Medb, I 338 423 Medea, I I 75 Medusa, I I 45 Mehmed Soklovic, I I I 637 Melanipo, I 306 Mehssa, I 305 Mencio, I I I 307 308 309 349 Méndez (Alfonso Méndez), I I I 621 Menelao, I 300 326 332 343, I I 130 1 -" 202 M e n e h k , I I I 620 Menes, I 270 372 383 388 391 I I 542 547 Mcnvra, I I 147.
761
Mercurio I 436 437, I I 35»° 210 241 242 243 249 276 Merikaré (cf también índice A), I I 546 552 553 557 565 568 574 Merodach (Marduck) I I 443 444 Merodachbaladán I I , I I 474 Meropio I I I 595 2 8 Mes, I I 400 Mesanmpadda, I I 403 Vksitcch, I I 299 Meslantae (Meslamtaea) II 382 397 403 Mesrop, I I I 622 625 Messihm I 403, I I 388 Meter I I 29 Meter Dindymene, I I 82 Meter Sipylene I I 82 Methapos, I I 2 0 6 ' 3 r Metodlo, I I I 636 Mica, I I I 428 454 456 Micael, I I I 655 Michtlancihuatl, I I 717 Mictlantecutli, I I 717 719 Miguel C e r u l a n o , I I I 577 632 Mlhall Ratushni), I I I 649 Mihail Schaschow I I I 645 Mihryazd, I I 503 Milaraspa, I I I 287 Milciades, p a p i , I I 533 Milcon, I I I 407 434 Min, I 381, I I 538 550 M i n g t i , I I I 320 Vinos, I 280 Min Ré, I I 555 Minerva, I I 143 147 241 242 Minotauro, I 321 M i n a n , I I I 625 Mithra, II 117 157 160 168 119 203 207 211 217 224 338 503 605 607 612 624 III 88'« 686 Mitra II 640 III 80 "> 88 96 106 188 583 Mixcoatl, II 717 Mnevis, II 545 Moctezuma I, I I 720 Moctezuma I I , I I 720 Mogetius, I I 242 Mohandas K a n m c h a n d (cf Gandhi) III 209 Moiras, I I 18 Moisés, III 404 406 407 408 409 411 41215 413 415 4192r 420 424 425 428 430 43140 432'° 435 437 438 439 440 441 445 450 453 459 461 462 465 467 475 476 485 489 492 496 507 508 544 547 553 555 559 562 651 677 701 708, (islam), III 25 31 Moloch, I 366, III 436 499 Monauanakín, I 136 Mormo, II 75 Morrigan, I 335, I I 243 Mu'awiya, I I I 19 20 Mugasa I 555 568 Mugu, I 556 558 560 Muhammad lbu 'Abdallah (cf Mahoma) III 8 Muhammad lbu' Abdalwahhab, I I I 40 64 Muhammad 'Abduh, I I I 67 Muhammad lbu 'All as Sanusí 111 61 Muhammad Dará Sikoh, I I I 1 8 8 " Muhammad Iqbal, I I I 66 Muhapurub, I I 635 Muía Sankara (cf Dayanand Saiasvati) I I I 193 Mu lien, I I I 330 331 338 Mummu, I I 461.
762
ÍNDICE D
Munda, I I I 147 Mun tiong, I I I 355 mupete, I 558 559 Murdlyanag, I I 504 m u n m u r l , I 558 MurugaN, I I I 146 Museo, I I 119 Mustafa Kemal Pascha, I I I 23 al Mutawakkil, I I I 27 M y h t t a , I I 452 NABONID,
II
451
Nabú (Nebo), I I 435 444 44; 456 Nabucodonosor, I I 417 Nabucodonosor I I , I I 443 448 449 450 Nadab, I I I 462 Nagariuna, I I I 264 272 273 274 289 Nahum, I I I 405 Ñaman, III 433 Namdev, I I I 175 Namrael, I I 504 Namtar, I I 446 Nanak Dev, I I I 189 190 Nandin, I I I 145 160 Nan iha, I I I 285 289 Nanna, I I 439 Nannar, I I 382 383 385 393 401 405 407 Nannar Karsida, I I 382 Nanse, I I 381 382 388 389 390 391 395 397 399 400 403 409 410 Naonhalthya I I I 8 5 l a Napoleón, I I I 650 Narada, I I I 116 Naramsin, I I 374 s b 395 Narasimha, I I I 150 154 Narayana, I I I 148 149 206' " Narendranath D u t t (cf Vivekananda) I I I 297 Narim, I I 397 Narisaf, I I 501 503 Nartschankh, I I 501 Narsai el leproso, I I I 598 Narses, I I 494 Narutl, I I 382 an Nasa'l, I I I 37 Nasattlyanna, I I I 80 1 0 Nasatyas, III 80 1 0 85 Nastika, III 234 Natán I I I 446 459 475 Natanael, I I I 526 536 Naunet, I I 548 NayaNar, I I I 134 Ncb-er djer, I I 549 Nebo (cf Nabü), I I 435 439 444 44} Nechepso, I I 212 Nelth, I 381 Neleo, I 307 Nemetona, I I 243 Nenwen, I I 549 Nephtys, I I 550 Neptunus, I I 690 Neptolemo, I 342 Nercí (Nerthus) I 347, I I 299 319 338 Nergal, I I 397 437 445 460 Nerón, I I 208 213 224 Nerthus (Nercí) I 347, I I 299 319 338 Néstor, I 277 297 321 N e s t o n o , I I I 600 602 603 604 Neto, I 334, I I 242 Nczahualcoyotl, I I 711 N i , I I 734 Niceforo Focas I I I 610 Nichiren, I I I 353 389 396 397 Nielas I I 1 0 3 " '
DIOSES, HÉROES Y PERSONAJES HISTÓRICOS
Nicodemo III 534 Nicolás I I I I 635 Nicolás I I , III 640 Nidaba, I I 395 400 Nidada, I I 393 Nlggantha Nataputta (cf Mahavira), I I I 199 201 Nigidlo Figulo, I I 208 Nikkal (Ningal) I I 439 Nikon, I I I 639 642 643 656 Nikotheos, I I 490 515 Nilakantha, I I I 145 Nimbarka, I I I 177 Nimmtabba, I I 397 Nimmach, I I 381 Nimrod, I I 442 Nmaa, I I 382 Nimbuchadu, I I 400 Nmchursag, I I 381 382 395 399 400 403 410 436 Nindar, I I 381 382 Nindata, I I 381 386 403 410 N m d u b , I I 389 390 Ninegal, I I 382 Ningal (cf Nikkal) I I 382 397 405 439 Nmgirsu, I I 379» 381 382 385 386 387 392 393 394 397 400 403 404 407 409 410 412 Nmgizzida, I I 382 388 392 393 403 409 410 N i m g i , III 372 Nminnanaerin, I I 382 Ninkarrak, I I 437 Ninki, I I 381 N m l i l , I I 382 385 386 387 436 N m m a d a , I I 389 Nmmar, I I 382 395 397 403 409 410 N i n n i , I I 441 442 Niño, I I I 625 N m s a t , I I 381 382 388 Ninsikil, I I 389 Ninsubur, I I 382 388 403 409 Nmsun, I I 382 399 N m t u , I I 437 N i n u n , I I 382 397 Nmurua, I I 382 397 N m u r t a I I 386 433 434 435 442 442 Nmzagga, I I 389 Nirrtl, I I I 156 Nivedita (cf Margaret Noble), I I I 197 Nixe, I I 315 Niord (Njorthr), I 347 Nodons, I I 242 Nodotus, I I 139 Noé, I I 415 465, I I I 443 458 465 523, (islam), III 31, (mamqueismo), I I 515 Noemí III 434 N o r a t I 250 Novaciano, III 579 Muadu, I I 242 Nfudd Llaweremt, I I 243 N u k u a , I I I 298 Mura, I XI Numa P o m p i h o , I 342 I I 143 146 149 157 Numemo de Apamea, I I 208 Nunu, I I 548 -Junez Bareto, I I I 620 Nusku I I 386 397 442 Nut, I I 539 550 Nyx, I I 117 OANG KON,
III
351
Oang (Syong Oangs), I I I 350
Oda Nobunaga I I I 353 O d d p a g m e d , III 288 Odin (cf Wodan), I 474, I I 273 282 285 289 313 316 1 " 1 321 323 325 3 3 9 " 8 346 Oengus (In Broga), I 336, I I 243 Ogma nac Elathan, I I 242 Ogmios, I I 242 Ohfmizd (cf Ahura Mazda, Ohrmuzd Oromazes), I I 500 505 590 594-° 615 Ohrmuzd (cf Ahura Mazda Ohrmizd Oromazes), I I 500 590 I I I 347 Olafr, I 348 349 Omecatl, I I 713 Omecihuatl, I I 711 Ometecutll, I I 711 Opis, I 281 Orestes, I 284 306 343 Orfa, III 434 Oifeo, I I 114 115 116 Orígenes (cf índice A) Oromazes (cf Ahura Mizda Ohrmizd Ohrmuzd), I I 590 Oseas (cf índice A) O s i n s , I 4 365 392 394 I I 152 158 168 181 191 193 194 195 196 197 202 22Í 443 550 557 558 559 560 562 563 564 568 571, I I I 97 686 Ossipaga, I I 139 Oviedo (Andrés de Oviedo), I I I 621 Oxomoco, I I 718 Ozias (cf Azanas), III 4 3 1 " PABLO, San (cf también índice A) I 3 27 45 219, I I 178 J 186 218 219 220 221 222 225 226 228 230 231 233 239 491 500 516 532 I I I 429 430 443 472 489 501 502 513 514 549 556 560 561 573 574 576 584 632 673 687 688 695 698 Pablo de Colomea, I I I 641 Pablo de Samosata, I I I 599 660 664 Pachacamac I I 732 Pachamana, I I 734 Pacomio, San, I I I 636 8 2 Padmasambhava I I I 286 289 Padvaxtag, I I 502 Paez (Pedro Paez) III 621 «Palas» Atenea (cf Atenea), I I 24 57 Palemón I I 1 1 4 2 ' 8 Palk, I I I 347 Pan, I 419 482, I I 4 7 l 2 4 92 105 191 Pandava, III 143 Panecio de Rodas, I I 153 177 Panku, I I 334, I I I 298 Pantheia, I I 83 Pañcaslkha, I I I 251 252 2 5 3 " Papaphia, I 322 Papías de H i e r i p o h s , I I I 511 Papos, I I 532 Para, I I I 1 8 4 ' " Parasurama, I I I 150 Parjanya, I I 358, I I I 85 125 Parmesar, I 122 Parsva, I I I 199 200 201 Parvati, I I I 144 146 147 148 156 16i 184 Paschkow (Wassilij Alexandrowicz Pasch kow), III 649 Pasifae, I 295 Pasupati, I I I 144 145 180 Patecatl, I I 717 Patek (Patrg), I I 491 Patricio San, I I 245 250 Patroclo, I 305 325, I I 699
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Patulena, I I 139 Pauhcio, I I 527 534 2 Paulo de Bath Ukkama, I I I 610 Pedro, San (cf también índice A) II 239, I I I 517 522 528 535 536 537 543 545 548 550 551 552 554 555 556 557 559 560 561 563 576 579 580 583 584 616 632 Pedro el Grande, I I I 639 640 641 Pedro I V , patriarca de Alejandría, I I I 617 Pedro V I I I , I I I 624 Pclagio, I I I 582 Peleo, I 283 332 342 P d o p i d a s , I 326 Pelops, I 306 342 Penelope, I 343 Penteo, I 300. P e n a n d r o de Corinto, I 305 307 Péneles, I I 99 101 1 0 1 2 " 104 104108 171. Perkunas I I 323 358 666 Pcroz, III 598 Persefone, I 289, I I 31 36 118 119 148 Pcrum I I 358 359 Petosins, I I 212 567 P i d a n , I I I 158 Pllato (Poncio Pllato) I I 158, I I I 508 510 514 534 535 546 551 560 566 P i l u f o , III 329. Pilumnus, I I 138. Pío VI, I I I 637. Pío I X , III 624 Pío X , III 657 Pío X I , I x Pío X I I , I 105 Pisistrato, I I 41 80' 8 » 8 4 1 " 90 Pitón, I 329, I I 87 Pldans, I I 3 2 " Pluto, I 320 I I 125 126 128 Pluton (cf Hades), I I 23 126 130 196 Poenmus, I I 242 Polyphron, I 303 Pohxena, I 325 Polux, I I 147. Pompilla, I 342 P o n u o Pllato (cf Pllato) Pophung, III 350 Portulan, I I 634 Poseldon I 295 331 332 437 438, I I 22 2 4 " 27 5 7 5 6 1 1 2 84 Poseldón Hipplos, I I 22 Poseldon Taureíos, I 332 Posidonio I I 174 177 178 179 I I I 660 Pradyumna, I I I 156 176 Prahlada, I I I 150 Prajapati I I 642, I I I 108 109 110 111 3 555 P t i h H o r a s , I I 548 Ttah Naunet, I I 548 Ptah Nefertem, TI 548 P t a h N u n u , I I 548 P t a h T h o t , I I 548 Ptolomco, I 439 Purusa, I I 646 647, I I I 97 98 99'•> 100 3 J 103 107 110 111 117 125 138 139 140 146 148 Purusottama I I I 149 Pusan I I I 85
DIOSES, HÉROES Y PERSONAJES HISTÓRICOS
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Semon X I I I , I I I 605 I Snosha I I 612 Sennachenb (cf Sanhenb) I I 434 Sn I I I 152 Septimio, I I 210 Sn Aurobmdo Ghosh I I I 137 209 211 Serafín Tanas, I I I 627 I S n d pal rgyal mo, I I I 28} SenPíS I I 168 172 196 338 Sron btsan sgam po, I I I 228 285 2 8 6 ' Sergll Bulgakow, I I I 6 4 6 1 " ' Sros, I I 612 614 Sergis de Pella I I I 610 Sroshav, I I 498 Servio Tullo, I 263 342, I I 147 sTag-lhame bar, I I I 285 Set, I I 515 Statana, I I 139 Seth (Typhon) I 381, I I 194 381 550 s>t Chomjakov (Aleksij St ( h o m j a k o \ ) , 560 I I I 655 Sethel, I I 490 S u b a d , I 399 404 I I 414 Severo d e Antioquia I I I 608 609 610 611 Subrahmanya, I I I 146 628 Sucellus, I I 242 Shaka (cf Buddha) I I I 379 390 393 Suchos, I I 538 Shang ti, I I I 297 306 347 Sugawara Mlchizane, I I I 369 Shih H u a n g o I I I 317 Sukra, I I I 157 Shih Tsung I I I 324 Sulevia, II 242 Shinran, I I I 353 389 391 393 396 Sulgí, I 402 II 377 379° 382 386 389 391 Shotoku Thal si, I I I 350 379 396 397 398 408 411 450 Shu, I I 550 Suhs, II 242 Shun I I I 327 Sulmánitu, I I 443 Si, I I 734 Sulmánu I I 436 443 Sia, I I 548 549 Sulpae, I I 398 Slddharta Gautama (cf Buddha) I I I 198 Sun, I I I 333 199 222 Supa, I I 382 Sila, I I 213 Suppikuhnma, I I I 80 1 0 Sileno I I 191 Surya, I I I 82 85 155 156 157 174 180 Sllvanus, I I 690 Susana, I I I 533 Si ma Guang, I I I 351 Susin, I I 3745" 126 130 156 188 Vasco de Gama, I I I 613 V i s i o I I 240 Visubandhu, I I I 260 2 6 2 " 275 Vwudeva, I I I 148 151 175 176 206 Vasugupta, I I I 181 Vayu, I I I 82 155 156 Vehviya, I I 588 Veleda, I 348 Vemana, I I I 155 187 Venus, I I 136 446 Venus Genetrix I I 151 Venutms, I 339 Verethragna I I I 84 1 3 Vcsontio I I 240 Vessantara, I I I 2 4 9 3 ' Vcsta, I 331 478, I I 24 138 141 144 379 Vicente de L e n n s , I I 232 Vichama I I 732 Víctor, I I I 578 579 Vidhi, I I I 180 Vigilio, I I I 582 Vmdonnus, I I 242 Viraj I I I 98 9 9 " 102 146 Virgines, I 336 Vlndomarus, I I 240 Visnu, I 122 127, I I 635 647 648, I I I 85 86 134 135 136 139 148 255 154 155 157 158 160 1 7 3 , 4 J 175 176 177 179 180 185 188 189 205 206 1 0 7 210 Vistaspa, I I 580 587 588 Visvakarman, I I I 95 153 Visvinatha, I I I 145 Visvapam, I I I 268 Vivasvant, I I I 90 138«» Vtvck manda, I I I 197 198 Vi/arsh, I I 610 Vladimiro I I 344 18 » Vladimiro el Grande, I I I 638 655 Volutma, I I 139 Vrata, I I I 91 Vrtra, I I I 84 Vulcano I 482 Vyasa, I I I 134 160 WADD,
III
453
Waka, I XI, I I 691 Wan ll, I I I 328 Wasa (Gustavo Wasa), I I I 585 Wassill] Alexandrowicz Paschkow III 649 Wassilij Lubkow, I I I 650 Wassill) Sjutojew, I I I 649 Wassiljew (Fedossej Wassiljew), I I I 643 W i t a u m e w a , I 250 240 Wataumewa sef, I 136 Wen I I I 305 Wencnnofer ( O s l n s ) , I I 559 570 Wenis I I 554 570 Wen Wang, I I I 348 W i k u l m ( D a m l o w Wikulin), I I I 643 Wodan (cf O d i n ) , I 247 314 324 341 347 436, I I 272 274 277 281 282 291 295 325 338 3 3 9 " 8 343 349 666 667 Wolsi I I 323.
767
Wotan I I I 82 W o u t s o n g , I I 534 W u l i , I I I 310 349 Wu Wang, I I I 348 XFNOCRATES,
II
186
Xibalba, I I 728 Xilonen, I I 717 Xiuhcoalt, I I 713 Xmhlecutll, I I 717 Xipe, I I 713 Xipe Totee, I 486 I I 716 722 727 Xochiquetzal, I I 717 Xolotl, I I 717 Xrostag, I I 502 515 YAHB A L I AHA,
III
605
Yahveh, I 366, I I 20 213 416 448 III 406 407 408 409 410 411 425 427 439 447 456 479 495 498 507 519 527 540 Yajñavalkya I I 650 652, I I I 115 117 121 122 123 124 126 129 130 142 2 1 3 2 0 í Yakhusl (Bhaishajyaguru), I I I 382 Yama, I 130, I I I 90 91 96 97 9 8 " 156 164 238 Yambhco, I I 213 Yami, I I I 90 Yamuna, I I I 159 Yao, I I I 327 Y a o s h l h f o , I I I 329 Yaqob (Zar'a Yaqob) I I I 620 Yaxcocahmut, I I 726 Yero, I XI
Yima, II 302 309 YisoZíva, II 505 507 512 515 Ymir, III 97 Yoalll Eacatl, II 713 Yomci, III 364 Yu, III 327. Yuhuang Shang ti, III 322 331 Yum chen mo, III 285 Yunglo, III 324 Yus, I 443 ZABABA, II
376
437
Zacarías (cf índice A), III 405 508 513 526 646 Zagreo (cf Dtonysos), II 118 Zaid íbn Tabit, III 33 34 Zakuas (Akuas), III 526 Zaqueo, III 522 534 572 Zarathustra (cf Zoroastro) II 339 487 575 625, III 678 681 683 692 702 Zarum, II 388 Zazaru, II 388 Zebedeo, III 525 536 555 Zenobia de Palmira, II 211 Zenon, emperador, III 580 609 623 Zenon de Citium, II 175 Zervan Akaran (cf zrvan akarana) II 586"', III 98 Zeus, I 284 286 294 295 297 303 308 313 314 316 323 324 327 331 336 341 471, II 8 13 24 22 23 24 213 29 46 50 55 57 59 60 612 76 81 84 89 328 91 2 2 0 92 93 102 102 " 117u s 118 130 157 166 173 180 181 198 276 322 625 665 667 669 670 671 672 674 675 676 677 678 698 Zeus Agathos, I 295 7LUS Akraios, I
325
^eus Amon, I 476 Zeus Ctomos, II 16 Zeus Herkeíos, II 17,
768 Zeus Hypatos, I I 19' Zeus Ideus, I 330 Zeus katabaites, I 325 Zeus Ktesios, I 295 3 0 3 . " ! ' Zeus Lykaios, I 324, I I 16 2 J Zeus Meüichios, I 284 295 Zeus Olympios, I I 696 Zeus 0 0 X 1 0 ? , I I 677 Zeus pater, I I 14 637 II 82 Z s ú c mx.Tr\p, n 6 6 5 7 0 2 Zeus P o h e u s , I 328, I I 16 22 Zeus Sosípohs, I 328
ÍNDICE D Zeus Zagreus, I 330 Zipacna, I I 727 Zm, I I 295 323 666 / O m , I 130 - „ , , - . ™n Zoroastro (cf Zarathustra) II 203>-» 209 488 489 515 516 532, I I I 89 682 703 Zorobadel, I I I 405 Zoser, I 386, I I 448 Zü I I 470 TT / r v a n a k a r a n a (cf Zervan Akaran), II
ÍNDICE
E.—M ATERÍ
AS
Zurvan, I I 498 ABANDONO (exposición) del cadáver (con frontese sepultura) (Benin), I 487 (China), I I I 340, (íberos), I 216, (ibo) I 499, (yoruba), I 499, (Zarathustra), I I 607 abandono de los hijos (germanos), I I 293 j abandono de los niños recién nacidos san. íficio expiatorio, I I I 644 a b u a k k u supremo de los dioses (Sumer Akkad), I I 400 'abbasies, I I I 21 22 26 36 abhu irah, «acompañante servidor» del culto (India), I I 697 abhiseka, unción (biahmanismo) I I I 107 « A b m u Malkeinu», I I I 437 aboIeí>e, sacrificio expiatorio (pigmeos bambuti), I 560 561 «Abrazas», I I 212 absolución (Babilonia Asina) II 455, (maniqueísmo), I I 527 528 abstinencia (Grecia), I I 70, (maniqucís mo), I I 527, abstinencia de carne y habas (Giecia), I I 122 ibuna copto I I I 619 620 Academia Nueva, I I 173 Academia platónica, I I 173 íucion de gracias, I 64, fiesta de acción de gracias (Israel), I I I 464 •Keite (ef ofrenda de, unción con) Acrópolis (Atenas), I 281 282 294 299, IT 22¿q 81 10^, serpiente, espíritu de la Acrópolis, I 294 actores (Roma) I I 146 147 ac\amedha, sacrificio del caballo (India) I 295 (cf asvamedha) atyuta pada, I I I 240 242 243 256 adhuran fuego (Zarathustra), I I 605 idhur burzín m i h i , fuego de M i t b r í (Zarathustra) I I 604 adhur farnbag, fuego de los saceidotes (Zarathustra), I I 604 adhur gushna ^p, fuego de los gucrreíos (Zarathustia) I I 604 adhvaryu, sacerdote (vedismo), I I I 106 adi samaj, «soc.cdad primitiva», I I I 192 209 210 adityas (vedismo), I I 623 6 4 0 ' b , I I I 88 89 91 adivinación (azfecas), I I 723, (Babilonia Asina), I I 425 433 434 436 473 4 / 5 , (celtas), I I 247 252, (China), I I I 341 (eslavos), I I 360, (ctruscos) I 2(\ 342 I I 148 (germanos), I 388 345, ( O r e e n ) 1 325, I I 31 7 6 1 S 1 87 8 8 2 1 1 , (hinduis mo), I I I 169, (maniqucismo), I I 5 b (Roma), I 342, I I 147 148, (shinto) I I I 374, (taoísmo) I I I 318, C l h v h m a i Laconia) I 330 I —adivinación en los sacrificios huma |I ( t \/o y las rciig
3
no> (celtas), I I 248, adivinación en los sepulcros (celtas), I 340 —adivinación del tiempo (China), I I I 337 —adivinación por las corazas de las tottugas (China), I I I 307, adivina eión por la escápula (germanos), I I 330, adivinación por huesos calentados al fuego (China), I I I 339, adi vinacion poi el humo (bereberes), I 447, (Cananas), I 217 413 464, (Pin hel), I 217, adivinación por lanzi miento de flechas (Babilonia A s i n a ) I I 452, adivinación por lanzamiento de tallos de a q u i l e a (Clima), I I I 341, adivinación por las nueces de cola (yoruba), I 475 478, adivinación por pepitas de palma (Dahomey), I 483, (yoruba), I 476 477, adivinación por los pájaros (Asia A n t e n o i ctruscos), I 260, adivinación por los pájaros y por lis nubes (celtas), I I 247, adivina cion por el rayo (Asia Anterior etrus eos), I 260, adivinación por las suer res I I I 548, (África Occidental), 1 263 (Grecia), I I 87, (África Occi dental - Delfos Mesopotamia), I 329, adivinación por los tallos de milenramas (China), I I I 307, adivinación por las visceras de las víctimas (África Occidenral), I 263, (Asia Anterior etruscos) I 260, (yoiuba), I 478 Cf amspicma, astrología, bepatosco pía, hoioscopos, m á n 11ca , omina, oráculos, ornitomancia, sortiaria, suer tes adivinos (Arabia) I I I 33, (Babilonia Asi n a ) , I I 440 475, (celtas) I I 244 (Co rea), I I I 351, (germanos), I I 281, (Gre cía), I 326, I I 70 92 93 94 (meas), I I 735 (mdogermanos), I I 696 (Israel), ITI 437, (Sumer Akkad) I I 407 ido'cscente imante de la magna n »tct (símbolo de la vegetación) I 319 (Asia Anterior), I 365, I I 111, (C^eta), I 311, I I 111 «adorno del esplendor» (maniqueísmo) I I 501 503 adornos, ofrenda de adornos a los muet tos (Roma) I I 153 idxentismo, I I I 648 idventis 1 is amcric no I I I 645 650 aedituus ( n j t a s ) I I 249 Aes Side ¿erv s de 'as colmas de Sid (celtas), I I 251 ágape (cristianismo) I I 228, (Grecia), I I 64, ágapes eucanstteos, 111 569 ig ithos daimon I I 182o*" g e romanus, lustratio del, I I 144 ifhou mendigos srvaltas, I I I 183 25
MATERIAS
770
ÍNDICE E
agnyadhcya renovación del fuego (brah manismo) III 107 agmcayana construcción del altar del fue go (brahmanismo) III 107 agmdh sacerdote avivador del fuego (brah manisrao) III 106 agnihotra sacrificio al fuego (brahmams mo) III 107 agnistoma ofrenda de soma (brahmams mo) III 107 ignosia (mamqueismo) II 519 agnosticismo, I 38 62 agones (Grecia) II 73 90 217 89 agora de los dioses (Grecia) II 83 agricultura I 520 —dioses de la agricultura (celtas) II 252 (China) III 303 (hinduismo) III 146 (yoruba) I 477 —fiestas relacionadas con la agncultuia (Roma) II 144 —magia agraria (Grecia) II 74 •—numín i relacionados con la agricul tura (Roma) II 139 —patronos de la agricultura (mayas) II 728 —pecados contra la agricultura (Japón) III 376 —religión agraria I 490 —ritos de la religión agraria (bere beres) I 444 (bereberes Europa) I 446 448 •—ritos de la fecundidad ligados a la agricultura (Europa) I 183 agricultores I 313 543 II 737 738 agua(s) I 192 540 (Babilonia Asma) II 460 (brahmanismo) III 112 119 123 125 (Camerún) I 491 (Cerdena) I 246 247 (Grecia) II 117 193 (hin duismo) III 161 (ibo) I 490 (mam queismo) II 495 498 (shinto) III 376 (Sumer Akkad) II 401 411 (taoismo) III 327 (vedismo) III 87 (Zarathus tra) II 607 —agua material originaria (Grecia), II 95 agua milagrosa (ís'am) III 48 (judaismo) III 498 aguas de la muerte (Babilonia Asina) II 465 473 agua primordial (brahmanismo) III 101 109 (Egipto) II 546 548 (hin duismo) III 148 agua de vida III 427 (Babilonia Asina) II 473 (ibo) I 490 aguas^deseo—soma —luna llu vías (India) III 12580 —aguas subterráneas soportes del dios supremo (barí) I 517 —culto a las aguas I 186 (África ro mana romanos cartagineses bere beres) I 439 (gula) I 509 ofrendas al agua (Hagno [Lykaion]) I 325 (Cerdena) I 247 —dios(es) de las aguas (asanti) I 465 (a7tecas) II 718 (Babilonia Asina) II 434 460 (brahmanismo) III 112J9 (ibo) I 489 (Uganda) I 496 —dios de las aguas dulces (Babilonia Asina) II 460 —dios del agua potable (Dahomey) I 482 —dios de las aguas profundas (Babí loma Asina) I 398 —diosa de las aguas saladas (Babilo nía Asina) II 460 —diosa de las aguas termales (celtas) II 240
— ministerio del agua (China) III 334 —señora de las aguas (aztecas) II 715 —< señor de las profundidades de las aguas» (Babilonia Asina) II 438 —culto de los dioses de las aguas (asanti) I 457 Cf trinidad cósmica (Babilonia Asi na) II 436 —espíritus de las aguas I 186 525 526 528 (asanti) I 462 (bereberes) 1 445 (celtas) I 337 (Mediterráneo asanti) I 458 459 —culto de los espíritus de las aguas (galla) I 509 (Grecia) I 331 sa orificio humano a los espíritus de las aguas (Bcnin), I 487 —genios de las aguas (Asia) III 161 genios de las aguas gandharvas (In día) III 90 (hmduismo) III 159 —aspersión con agua (Grecia) II 63 ofrendas de agua (asanti) I 463 464 (Atenas) I 308 (Egipto) I 391 (Ehs) I 308 (Grecia) I 195 304 307 391 (israelitas) I 360 (Mediterra neo) I 462 (Cerdena Micenas Creta Mediterráneo) I 195 —ordalías por el agua (Cerdena Sicilia) I 247 (germanos) II 267 purifica cion con el agua (-mecas) II 721 (bon) III 285 (mamqueismo) II 526 —proximidad de los sepulcros megaliti eos a las aguas I 172 192 195 202 331 (beduinos) I 376 (Brandomil [Santiago]) I 192 (Sudan) I 453 (Cerdena Europa [N ] Europa [O ] Creta Micenas) I 186 Cf magia de lluvia águila (Grecia) I 297 (maniqueismo) II 498 —aguí la mensa) ero del dios del rayo (íbibio) I 491 aguram keikur —montón de piedras— altar de los sacrificios I 444 ahimsa no daño (India) III 142 166 194 206 207 210 ahí al kitab < gentes del Libro > (islam) III 53 ahmadiya orden egipcia III 61 ahogamiento de Treyrfaxi II 305 ahogamiento cultuial de caballos (gerrna nos) II 305 de perros (germanos) II 305 312 (dakota) II 305 de renos (os ti icos) II 305 de zorros (germanos) II 312 cf sacrificios por ahogamiento Ahrcnsburg periodo de Ahrensburg II 305 ahuri (7arathustra) II 589 625 aire(s) 1 540 (África blanca) I 436 (Egipto) II 539 (Israel) III 427 (Su mer Akkad) II 350 —dios del aire (Babilonia Asina) II 442 aition aitiai leyendas etiologicas I 286 294 295 299 II 12 19 34 12731b aj nres funerarios I 159 160 166 167 170 180 181 ajuares de los sepulcros mega Uticos I 184 188 192 220 229 230 232 235 463 (África blanca) I 434 (Bre t n a ) I 231 (íshs Británicas) I 230 (Canarias) I 412 (Fontenay le Mar mion) I 232 (indogermanos) II 690,
771
(Inglaterra) I 227 (Maadi) 1 382 —preceptos referentes a los alimentos (Mesopotamia) I 396 398 403 (Niger) (Israel) III 464 I 451 (Palestina) I 369 (península Pi —tabus alimenticios I 393 renaica) I 233 234 239 (Sumer Akkad) alineaciones (de menhires) (Bretaña) I II 372 (Alemania N Escandinavia) I 184 (Carnac) I 197 (Kerlescant) I 225 (Badán península Pirenaica Europa 198 (Kermano) I 180 (I Británicas Occidental) I 379 380 (Biblos Egeo Alemania [N ] Escandinavia Bretaña) I Mesopotamia) I 358 (Dinamarca Suc 231 (Cerngdoan [Gales] Somerset) I cía) I 188 (Egipto Mediterráneo) I 199 (Overtonhil Avebury) I 199 389 (España |~SE ] Portugal) I 235 236 allee eouverte I 166 167 (Galilea) I 355 (Menmde Beni Salame El Ornan) I (Francia Palestina) I 353 376 377 (península del Smai Egipto) alma(s) I XJV 62 108 128 129 130 184 185 I 361 197 280 541 (bnhmamsmo) III 11770 tkh alma tiansñjurada (Egipto) I 392 (budismo) III 124 (China) III 297 albcdno libre (islam) III 24 303 304 306 338 (etruseos) I 261 albigenses cataros II 344 521 III 646 (Greca) II 96 98 101 (hmdmsmo) III alcázares (Micenas) I 267 2o9 319 140 159 163 164 165 182 (ibo) I 493 alces (germanos) II 306 307 324 (nidoger 498 (India) III 194 213 (Israel) III 420 429 (jmismo) III 204 2O5109 (ju manos) II 306 daismo) III 491 (rmniqueismo) II 487 alegorías de Jesús III 515 4C>7 509 518 (skopzi) III 648 (yoru —alegoría del buen pastot III 515 ba) I 468 (África negra Egipto) I 524 -—alegoría de la vid y los saimientos —animales del alma (cf símbolos y so III 515 portes) caballo del alma (germanos) alegría dios de la alegría (China) III 339 II 274 serpiente salamandra cigue —fiesta de la alegría hilaría (Romi) II na golondrina (bereberes) I 445 ser 199 píente de las almas (Grecia) I 295 alianza benth (Israel) III 406 408 409 303 416 426 alianza del Sinai III 404 114 —pájaros de las almas (cf símbolos y 416 427 4658U 474 alianza de Yahveh soportes) (Creta) I 295 (Hagia con Israel III 413 427 4V 474 Triada) I 295 301 (Kivik) I 206 —arca de la alianza III 413 434 449 (Cnossos Creta Micenas) I 296 pa 457 loma pajaro del alma (Iongobardos banquete de alianza III 417 3 Ucinum) I 203 —culto a las almas I 543 III 368 sa —cultos de la alianza (Israel) III 427 crinaos a las almas I 295 (África 460 Occidental) I 286 consulta de las —ley de la alianza (Israel) III 420 almas (Grecia) II 75 461 465 -—clises de almas alma corporal (Chi —libro de la alianza III 412 420 421 I na) III 301 alma duende (bambuti) 448 449 46? 463 —revelación de li alianza III 447 449 I 562 alma espíritu I 549 alma es trella (bambuti) I 562 alma fantas —nbernieulo de la alianza III 453 465 mal (germanos) II 284 alma de fuer Cf circuncisión za (bambuti) I 619 alma hálito (ger aliento ond (germanos) II 284 (biah manos) II 284 alma inferior (China) manismo) III 119 III 307 alma del mundo (mamqueis alies III 21 mo) II 507 pajaro alma ba (Egipto) alimentación de los elegidos (maniquei II 560 alma sombra (Benin) I 485 mo) II 521 522 562 (germanos) II 284 alma supe aliment is (brahmán ismo) III 119 125 ñor (China) III 307 alma transfigu (meas) II 736 rada akh (Egipto) I 392 alma vi alimento de los bien i\enturados (Zi viente (Egipto) II 559 (maniqueis rathustra) III 613 ihmcnto de Jos mo) II 507 dioses ambrosia (Gi^cia) II 681 ali —almas abmdonadas (China) III 303 memos impuros (islam) III 41 almas de los ahogados y de los —deidid de los alimentos (shmto) IIT muertos de hidropesía (aztecas) II 367 715 —oficnd is le alimentos I 193 30 —fiestas de las almas (China) III 330 (anuak) I 519 (asmti) I 457 463 337 464 (Babilonia Asma) II 449 4>9 —idea del alma (África Europa Occiden (brahmanismo) III 105 (Cananas) 1 tal Egipto Mediterráneo) I 430 orí 420 (Egipto) I 208 377 499 5(0 gen de la idea del alma I 543 (eslavos) II 360 (etruseos) I 262 -—inmortalidad del alma I 541 (brah (Grecia) I 303 II 67 (ibo) I 493 manismo) III 250 (budismo Japón) 503 II 699 (Karchcims) I 399 (me III 380 (celtas) II 245 252 (Chi gahtico) I 188 (Mmgrelia) II 298 na) III 340 (confucianismo) III (península Pirenaica) I 239 240 (Que 307 (Grecia) II 106 107, (helenis ronca) I 303 (Roma) II 153 (shin mo) II 177 to) III 375 (Sumer Akkad) II 390 —reencarnación de las almas (cf trans (África Occidental Grecia) I 303 (Al migración) mena Mediterráneo oriental Mesopota —transmigración de Jas almas I 129 mía península Pirenaica) I 190 (Ca 543 (brahmanismo) III 124 127 naan filisteos Dzeser) I 3^7 (Egeo (budismo) III 238 (budismo Chi Egipto península Pnenaica) I 188 na) III 332 (celtas) II 245 (Gre
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INDIC!
cía), I I 101 116 119 120, (india) I 129, I I I 192 193 194 1 7 8 213 lugar de residencia de las almas (Egip to), I 392, (hindmsmo) I I I 161 casa del alma (barí), I 518, (asanti) I 462, pozo de las almas, cueva de las almas, I 361 —médico de las almas (mamqueísmo), I I 517 —nombres de las almas, akh (Egipto) I 392, antaryamín (hmduismo), I I I 140, ba (Egipto), I 391; I I 560 561 eidolon (Grecia), I 290, fylgia (ger manos), I I 284, hammgja (germanos) I I 284, pvatman (hmduismo) III 164, ka (Egipto), I 347 391, I I 551 554 558, kercs (Grecia), I I 44 98, koschpich (yamana), I 138, muhe (bantú), I I 682, nefes (árameos), 1 307, ond (germanos), I I 284, pasu (hinduismo), I I I 181, psyche, I 293, saiwala (germanos), I I 284, tonal (a¿ tecas), I I 723, uivan (Zarathustra) I I 607 —símbolos de las almas, I 291, (Gre cía), I 293 297, mariposa (Grecia) I 293, pájaro (África Occidental —ekoi—, Guinea), I 504, (Egipto) I 383, serpiente (África) I 439 440 504, (Grecia), I 294, (Mamo [Mor b i h a n l ) , I 199 —soportes de las almas, I 201 203 209 254 312 329, (Almi?araque), I 211, (Dahomey), I 484, (ibo), I 493 494, (Los Millares), I 201, (rulotes), I 522, (Balke Dendra), I 200, (Creta Micenas Grecia), I 282 304, (ibo Ni g e n a ) , I 492, animales (Egipto), I 393, árboles (ibo), I 484, ccnotafio (Grecia) I 208 307, dobles hachas, I 301 304 (Cerdeña), I 302, (Creta), I 273, estelas (Egco Mediterráneo oriental), I 262, fosa sacrificial (Gre cía), I 303, imágenes (barí bongo) I 518, (Egipto), I 386 387 392, (Gi zeh), I 386, «idolos>, I 291, (África negra), I 498, mazas de piedla (Me sopotamia), I 405, menhir, I 197 286 392, (Grecia), I 309, montón de pie dras (Grecia), I 309, piedras (África blanca), I 431, (Creta Micenas Gre cía), I 282 284, poste, I 366, (Loan go), I 497 ( b i n a eunama), I 512 (Ion gobardos Ucmum), I 203, ramas, I 304, recipientes para las ofrendas de alimentos, I 303, (ibo Nigeria [S ]) I 492, relieves rupestres (Petit Mo n n ) , I 205, sacerdotisa del dios dei rayo (yoruba), I 468, sel pientes, I 290, (barí), I 517, (Grecia), I 294 (Urundi África [ E ] ibo), I 494, sillas (Dahomey), I 484, (etruscos), I 262, (África Occidental Cnossos), I 290, urnas cinerarias (etruscos), I 262 - viaje del alma al cielo (helenismo) I I 179 186 7 J , viaje del alma al tras mundo (Zarathustra), I I 608 610, a„ censiotí del alma a la luna, al sol y al nirvana (mamqueísmo), I I 513 Cf imágenes orificios para las almas posesión, psicopompo, técnica de las almas almuédano ( m u ' a d d m ) , I I I 43 49 189 alquimia (taoísmo), I I I 318
M ATERÍIAS alquimistas (taoísmo), I I I 317 altar(es), I 297 298 305, I I 156 670 671 672 697, (asanti) I 465, (Babilonia A s i n a ) , I I 448 449, (brahmanismo), I I I 105 106 107 117, (celtas), I I 242, (Cre ta), I 246, (Dendra), I 276, (Egeo), I 408, (etruscos), I 262, (Gabaón), I I I 460 7í> , (galo romanos), I I 241, (germa nos), I I 287, (Giara de S e r n ) , I 246 (Grecia) I 294 331, I I 63 72 8 3 1 9 7 (Ilagia Triada), I 273, (helenismo), I I 173, (Indonesia), I 200, (Israel), I I I 419 420 440 441 452 460 7 G , (Malta) í 253, (Micenas), I 280, (Petsofa), I 27o (Roma), I I 139 148, ( S e r n ) , I 246 (Vroulia [Rodas]), I 281; (Creta Mice ñas), I 275, (Gozo Hagiar Kim), I 254 (Hierro Creta Micenas Europa), I 504, (habbe [dogon]-Níger), I 505 -altar del cielo (China), I I I 309, altar de las diosas de la fertilidad (China) I I I 339, altar del dios del cielo (asanti), I 489, (Roma), I 341, al tares del dios del ravo, I 325, (yo ruba), I 475, altar del dios supremo (asanti), I 457, altar de los doce dio ses (Magnesia), I 328, altar del fuego (Zarathustra), I I 604 —altar de Apolo (Delfos), I 281, altai de Apolo rclmcssus, I 308, altar de Buddha I I I 328, altar del dios des conocido, I I I 698, altar de Gaeía Olimnia (Suacusa) I 332, altar de Yahveh, I I I 460 7 " altar de Zeus (Pergamo), I I 166 173 —altar en las mastabas (Egipto), I 275 386, altar en los palacios (Hagia Triada), I 279, ( T i n n t o ) , I 281, altar en los santu irios en las alturas, I 365, (Siria Palestina), I 366, (edomi tas Petra), I 367, altar en los santua n o s domésticos (Adab), I 409, altar en los santuarios en la montaña ( l a jeda), I 414, altares en los templos , de los muertos (Ur), I 403 altares
i
en los templos taoistas, I I I 329 •—materia del altar altar de césped (Roma), I I 151, altai de oro (Israel) I I I 461, altar de piedras (Psicro), I 278 —árbol altar (asanti), I 456, (bobo), I 505, banco cultual altar (Benin), I 488, (Mediterránco-asanti wanyam we?i) I 497, dólmenes altares, I 196, (Corea) I I I 347, piedra altar, I I I 300, (Balke D e n d i a ) , I 200, piedra pila altar (Beldorf) I 208, montón de piedras dtar (cf ker kur), I 175 284 285, (Grecia), I 286, (cananos bereberes), I 368, (La Palma), I 421, (Grecia berebe res), I 421, 444, (kaffa), I 510, (ingassana) I 518 —forma del altar altar bou7ygon (Lm dos), I 328, con cuernos (israelitas egipcios) I 304, altar con horns of consecration I 304, (Cnossos), I 299, altar redondo (Losa) I 245 —altar o i r á holocaustos (Israel), I I I 453 456 461 (Jerusalén), I 360, (Santa V i t t o n a de S e r n ) I 246, altares para ofrendas de alimentos a los muertos (Egipto) I 208, altares de perfumes (Babilonia A s i m ) I I 449
—általes domésticos (Roma), I I 150 altar princioal de la ciudad (Roma) I I 139, altar publico (Roma), I I 145 Cf ley de altar I I I 463 altas culturas, I x n 6 158 159 234 313 315 361 388 462 TOÓ 507, I I 17 293, (África), I 489, (África negra), I 158 448 529, (África Occidental), 1 293 294 295 296 297 303 316 329 391 423 424 425 449 450 465, (America), I 271, I I 707 739 (Andes), I I 730, (Asia Ante ñ o r ) , I 266, (Asia Oriental), I I 298 342, (Cananas), I 411, (China), I I 290 294 296 299 332 340, (Creta) I 265, (Egipto), I 389, (Etiopia) I 507, (gei manos), I I 263, (incas), I I 739, (indo germanos), I 349, (Mediterráneo), 1 156 157 220 224 265 395 448 529, I I 359, (Méjico) I I 738 (Mesopotami i) I 207 270 368 372 395 TI 298 371 (orientales), I I 295 300 (Oriente Pro ximo), I I 630, (Perú), I I 738, (sume n o s ) , I xr —altas culturas arcaicas, I 212 219 2 n n 239 241 266 270 276 301 315 329 363 371 372 373 390 399 410 435 465 470 471 491 522 523 527 528, (Aftica occidental), I 263 276 345, (Asia An t e n o r ) , I 267, (Cerdeña), I 156, (Cíe ta), I 156, (Egipto), I 265, (Espina [S ]), I 156, (Malta), I 156 254 255 (Mediterráneo) I 156 158 223 267 424 449 450 522, (Mediterráneo o n e n tal), I 238 239 266, (Mesopotarma) I 279 364 368 405; (Cerdeña Creta Malta Gozo), I 251, (China-Canarias) I 317, (Creta Micenas), I 268, (Me diterráneo África Occidental), I 337 —altas culturas arcaicas postmegalíti cas, I 525, (Egipto Mesopotamia) I 373 374 —altas culturas arcaicas submegaliti cas, I 207 382 (Creta), I 312 (Mediten aneo) I 312 344 —altas culturas urbanas, I 318, I I 630, (Indo), I I 631 —origen de las altas culturas, I 97 —ongen de las altas culturas arcaí cas, I 395 alter ego (aztecas), I I 723 altos de Yahveh (cf santuarios en las al turas) (Israel), I I I 456 457 460 475 alturas, lugares de culto de Zeus, I I 16 •—sacrificios en las alturas (mdoger manos), I I 693 alturis (ef dios de las alturas, santua n o s en las alturas) Alvar, I I I 136 176 Alwismál, I I 300 •.< imado de las luces» (mamqueísmo), II 501 amahrspand, «hijos» del hombre primor dial (mamqueísmo), I I 500 airunte de la magna mater (cf adoles cente amante de la magna mater) amatsukami kunitsukami, deidades del cielo y de la tierra (shintó), I I I 371 ambición kratu (brahmanismo), I I I 123 125 ambrosía, alimento de los dioses (Grecia) I I 57 681, (hmduismo) I I I 150 157 anuratat inmortalidad (Zarathustta) II 596 599 600 ameshí spentas (inmortales salvadores)
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(Zarathustia), I I 589 yJÍÓOl 624 625 626. —amesha spentas en el juicio final ( Z i rathustra), I I 596 Cf amaratat, armaiti, asha (asi), h a u n a tat, vohu manah, xshathra a f j - 9 i i z o X o q , U 696 698. amidistas, secta (budismo Japón), I I I 268 «amigo de la luz» (mamqueísmo), I I 530 amor, I I I 572 —amor a Buddha, I I I 701, amor a Dios I 56, (hmdmsmo), I I I 142, amor a los enemigos, I I I 674, amor a los padres (Egipto), I I 566, amor al pro jimo, I 56, I I I 527, (hinduismo) I I I 142, (judaismo), I I I 488 493, (Egipto), I I 565, amor a Yahveh, I I I 473, amor libre, I I I 650 —astro del amor (Babilonia Asina) 11 441 •—dios del amor (hinduismo), III 13 > 147, diosa del amor (aztecas), I I 7 1 / , (Babilonia A s m a ) , I I 433, (Grecia) I I 27, (Creta Micenas), I 203, (Crcti Tesaba), I 287 —fiesta del amor, madanotsava (lu n duismo), I I I 169 —mandamiento del amor a Dios, I I 1 706, mandiuiiento del amor al pro jimo, I 130, (cristianismo) I I I 530 532 706 —religión del amor (cristianismo), I I I 692 —religión del amor de Dios, religio n de la bhakti, I I 643 648 Amratiense (período), I 378 380 amuletos (asanti), I 456, (budismo Ji pon), I I I 393 397, (celtas), I I 2>1 (China), I I I 339, (Egipto), I I 550, (Grecia) I I 76, (incas) I I 732, (Is rael), I I I 440, (shmtó), I I I 368, (taois mo) I I I 318 - hachas amuletos (Sicilia), I 251 hue sos amuletos (Egipto), I 378 pbylak t e n o n , amuleto mágico (helenismo) I I 213, amuletos en forma de p i e r r i humana de momias y monos (Cieta [neolítica] Egipto), I 271 anacoietas I I I 616 8 -, (cristiandad o n e n tal), I I I 664 (India), I I I 104 anaktoron (Grecia), I I 124 anatem is del Antiguo Testamento III 473 anatman (brahmanismo), I I I 250, (budis mo), I I I 251 ancianos occisión (autooccision) de los ancimos (esquimales) I I 293, ( g e n m nos), I I 292, (ibo canarios), I 492 (La Palma Cananas Libia sardos Suecia) I 440 ancilia, escudos sagrados (Roma) I I 144 androginia (cf bisexualidad), Til 97 98 andrógino indo iranio, I I I 9 9 J 8 —andrógino primordial (germanos), I I 321, (India), I I I 140, (vedismo), IIL 9937 m —mito del andrógino primordial (In día), I I I 146 153 1 1 5 183, (vedis mo), I I I 98 anfictionías (griegas), I I 89 348, (latinas) 348 f I I 348, (polinesias), I I ánfoias esféricas cultura de las ánforas esféricas, I 193 194 231
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RÍAS
INDICI
África Occidental árabes c í ñ a n o s ) I angeles I 126 I I 643 I I I 513 523 524 52") 502 541 (Babilonia Asina) I I 446 (islam) -anímale en las c e i e m o n u s para TU 27 30 31 (5 (Israel) I ] I 414 425 obtener la lluvia (Cananas griegos (judaismo) I I I 486 (miniqucismo) I I b e u b e r e s ) I 418 animales en los 504 508 oráculos (mdogermanos) I I 308 314 —angeles caídos I I I 671 angeles mal —señor de los animales I 557 señora vados I 126 (ludaismo) I I I 499 d los animales (Creta) I 311 315 —función angeles mediado, es de la re 319 320 I I 10 (Grecia) I 315 velación I I I 477 angeles protecto —sepultura de animales (Badán) I 37/ res (maniqueismo) I I 513 angeles Cf tenomoifismo zoolatría tulelares de lis naciones I I I 477 animatismo I 543 I I 201 —ángel at Taum el < companero o < ge animismo I 23 32 47 89 115 185 539 541 melo> (maniq eismo) I I 492 545 546 548 549 550 551 553 567 I I ángel de Yahveh (Israel) I I I 444 13 9 21 44 46 55 15 201 284 311 344 angelologia (cristiana) I I I 682 (Israel) 682 I I I 108 346 (bambuti) I 562 I I I 477 (jidaismo) I I I 486 682 (zo 563 (celtas) I I 239 (China) I I I 303 ícustrica) I I I 682 (Corea) I I I 348 357 (germanos) II angra o anratmmku < e s p m t u malvado > 279 282 283 285 288 318 (Israel) I I I s 442 (shmto) I I I 366 367 377 (Ti ( Z u a t h u s t r a ) I I 592 anillo del altar (germanos) I I 287 bet) I I I 284 anillo de oro (Cnossos) I I 10 (Micenas) —culturas animistas agrarias I I 37 I I 10 miqu lamicnto del cielo y de la tierra anillo de Néstor I 277 (shmto) I I I 364 ammal(es) (aztecas) I I 723 (celtas) I I insis (—Asen) (germanos) I 347 241 (helenismo) I I 212 (mamqueis m t i r y a m m alma individual (hmduismo) rao) I I 504 521 I I I 140 —animales del alma (cf alma) caballo antepasados I 318 (África Occidental) del alma (germanos) I I 274 serpien I 471 (asanti) I 45? 465 (barí) I te salamandra ciguc aa golondrina 521 (brahmanismo) I I I 113 (China) (bereberes) I 445 serpiente de las I I I 2)7 303 305 306 308 334 338 (Da almas (Grecia) I 295 303 homey) I 483 (ibo) I 488 5(P (meas) —animales guardianes del s intuino TI 732 (Israel) I I I 429 (megalitico) (Creta) I I 10 amm les huacas (m I 183 (silluk) I 515 (yoruba) I 465 cas) I I 733 animales mensajeros de 4/7 la deidad I I I 367 animales simbo —samanh (ursifan) I 445 uji gami los de los dioses (Egipto) I 381 I I I 369 370 animal soporte del alma (Egipto) I —antepas idos individuales shen (Chi 303 animales soportes ecl d os héroe na) I I 284 I I I 302 antepas idos fundador del imperio (silluk) I 517 colectivos kwei (China) I I 284 I I I animales soportes de los dioses (Egip 302 to) I 315 animal soporte del ser —antepasados fundadores del grupo I superior (Egipto) I 393 263 318 (celtas) I 334 (Corea) I I I —animal de los infiernos (Egipto) I I 348 (Hierro) I 421 422 (yoruba) I 466 antepasados heioes I 324 344 569 (África E i r o p a ) I 598 antepasados —animales lunares ±1 273 mediadores I 590 425 542 (África) —animal sagrado (Babilonia Asina) I I I 458 497 (Dahomey) I 483 (ibo) 439 442 445 (Egipto) I I 539 548 I 489 (megahtico) I 203 (vedismo) (hmduismo) I I I 160 I I I 91 antepasados padres (brahma —-a Tímales salvajes (Sumer Akkad) II msmo) I I I 107 primer antepas ido 411 I 50) 510 (bambuti) I 564 (Creta) — mimal tótem (cf tótem totemismo) I ^20 (Dahomey) I 48; (hercro) I I 545 546 503 (baria cunama) I 511 (darassa —culto a los a límales I 283 315 I I konso) I 514 (kimbundu ambo) I 269 ( E ^ p t o ) I 377 378 381 393 I I 458 mtepasidos públicos y privados 556 ( h m d u i s i m ) I I I 160 (India) (etruscos) I 263 I I I 161 ítepasados de los e ib jilos (China) —dioses animales (Egipto) II 13 ITI 303 ntc casados de la casa (be (shinto) I I I 378 b leberes) I 263 (etruscos romanos) I —espíritus mímales I I C90 263 a ítepasados femeninos de la fa —mascaras de animales I I 735 m l i a i m p e i i i l (shinto) I I I 366 an —relaciones místicas e n los ammiics tepasados de los hacedores de lluvia (germanos) I I 284 (barí) I 520 (rulotes) 1 516 an —sacrificios de animales I I 693 ( b i tepisados de los hcireros 1 482 bilonia A s i r n ) I I 459 (brahmanis ( i s m t i ) I 460 antepasados del rev rao) I I I 105 (germanos) I I 291 (África Occidental) I 309 (China) (islam) I I I 4) (vedismo) I I I &( I I I 297 (voruba) I 467 473 475 an ( Z a n t h u s t r a ) I I 607 (Airica Ocei lepas ido del r^y sacerdote (yoruba) dental Grecia) I 305 sacrificios sim I 473 bolleos de animales a los mueit s —antepasados de Lofar I I 262 263 (Mesopotamia) I 405 407 —ivbol de los mtepasados I 503 (Afn — consagración incruenta de los ani ca) I 504 (Aftica Oec dental) I males a la deidad (árabes Gran Ca 365 (anuik) I 519 (Grecia) I 299 n a n a ) I 418 (India) I 129 (ibo
(ibo) I 493 (wagesu) I 503 (Con go Creta Grecia Mediterráneo Lunda) I 504 (Senegambia) I 505 (herero Nigeria [SJ) I 502 —caudillo de los antepasados (galla) I 510 —corona de cuernos emblema de los antepasados (Mesopotamia) I 406 culto a los antepasados I 23 158 320 325 344 440 441 524 541 542 543 549 553 I I 330 I I I 700 (Afn ca) I 458 (África Occidental) I 290 309 (África romana) I 439 (asanti) I 459 462 (barí) I 517 (bereberes) I 445 (Caninas) I 420 421 (China) I 313 I I I 30/ 323 326 (confucnmsmo) I I I 308 (Corea) I I I 348 (Creta) I 315 323 (Dahomey) I 479 483 (esla vos) I I 358 361 (galla) I 510 (germanos) I I 283 351 (Grecia) I 308 311 (Hierro) I 421 (ibo) I 489 (incas) I I 731 (India) II 699 (Japón) I I I 371 (megaliticos) I 341 352 510 525 527 I I 283 289 (Mesopotamia) I 409 (Micenas) 1 315 323 (Palestina) I 367 (Pe tra) I 360 (silluk) I 517 (shmto) I I I 366 369 371 377 (Ur) I 402 (yoruba) I 467 470 (Zarathustra) I I 626 (baria cunama) I 511 (ro manos etruscos) I 263 —libaciones a los antepasados (Be n m ) I 485 ofrendas de alunen tos a los antepasados masculinos y femeninos (Cananas) I 420 sacrificios a los antepasados I 328 (Air ca Occidental) I 286 (China) I I I 349 (Corea) III 348 (dogon [habbe]) I 451 (ga lia) I 509 (ibo) I 493 (masai) I 521 (ursifan) I 445 (baria cuna ma) I 512 (Egipto asanti) I 394 sacrificios humanos a los antepasa dos I 325 470 (Bemn) I 485 48C 487 sacrificios primiciales a los antepasados (yao wanyamwezi) I 497 —lugares de culto a los antepasados (cf árbol de los antepasados y so portes de los antepasados) (Mam re Beth El) I 367 banco cultual altar de los antepasados (Medite rraneo asanti wany amwezi) I 497 bosque sagrado (África) I 504 (asanti) I 465 columna de p i e d n (germanos) I I 277 283 mástiles de los antepas idos (ibo) I 493 494 495 postes de los antepasados (ger manos) I I 283 santuarios de los antepasados (ibo) I 492 sepulcros (África) I 504 (África Cerdena Grecia Siria Palestina África negr 5 ) I 216 (Cárdena Malta África blan ca Cananas) I 420 (libios nasamo nes) I 439 templos de los antepa sidos (África Occidental) I 2/9 311 (China) I I I 302 (Corea) I I I 349 (Ur) I 368 termiteros y circil s liticos (Senegambia) I 505 deidades antepasados uj i gami III 370 hachas símbolo de los antepasado (Mángala (isla)) I 301
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—huauqui de los antepasados (incas) I I 732 —imágenes (representaciones) de los an tepasados I 542 (barí bongo) I p l 8 < ídolos > I 291 337 (Europa Cieta Micenas) I 323 •—inmortalidad de los antepasados I 335 reencarn icion de los antepasados (África yoruba) I 468 renacimiento de los antepasados (África) I 52C (ibo África) I 498 (romanos etrus eos) I 263 —médiums de los antepasados I 323 (Dahomey) I 484 (yoruba) I 467 (África Oriental Congo Manamatapa tim Guinea África Occidental) I 495 496 mujeres de los antepasados 1 497 (África Occidental) I 333 —momi is de los antepasados (incas) I I 735 —montana de los antepasados (galla) I 509 (islandeses) I I 323 325 —reliquia*; de los antepasados I 522 (Dahomey) I 484 —soportes de los antepasados (cf so portes de las almas aibol de los an tepasados) I 311 mástil (ibo) I 493 494 498 menhir I 366 menhires naturales (teimiteros) I 458 piedra (África Occidental) I 365 (dinka silluk) I 520 (gungaua Calabar Viejo ibo África negra) I 504 505 poste (África Occidental) I 365 recipientes de sacrificios (wanyamwezi) I 497 serpiente (Grecia) I 322 (fur D¿ebel Mun nubadago) I 518 sillas (asanti) I 459 460 463 464 (Cananas) I 413 (Dahomey) I 484 —tablillas de los antepasados (China) I I I 303 337 Cf manismo \ n t e s t e n a s fiesta primaveral (Grecia) I I 42 —día de los muertos durante las Antes tenas (Grecia) I 308 I I 44 —nupcia sacra (hieiogamia) de la basi linna con Dionysos durante las Antes tenas (Atenas) I 333 — ífrenda de agua a los muertos duran te las Antestenas (Atenas) I 308 Anti C o r m (bereberes) I 445 Anticnsto I I I 31 645 653 anticnstos zares I I I 643 Anticuo Testamento I 3 21 22 39 45 96 336 I I 16 20 63 221 222 345 349 443 490 665 I I I 484 485 494 496 2 512 518 527 585 651 660 670 671 677 679 683 685 686 687 690 698 699 701 702 704 —idea de Dios del Antiguo Testamento I I 240 I I I 680 —monoteis n o del Antiguo Tcstamcnt Í I I 589 I I I 684 685 —religión del Antiguo Testamento I 540 I I 225 I I I 401 479 507 678 682 692 —revelación del Antiguo Testamento I I I 518 in íhassumtas I I I 624 antipapas I I I 576 antropología (cristianismo) I I 229 ?30 (rnvmqueismo) I I 509 514 anti opomorfismo I 23 317 I I 45 1 9 (Egipto) I I 539 (germanos) I I 274 288 (Grecia) I I 17 19 46 54 56 57 64
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ÍNDICE E
71 9 1 , (islam) I I I 26 (Israel), I I I 438 (Sumer Akkad) I I 370 379 383 399 412 418, (vedismo), 111 82 86 anunnaki, dioses de las prc fundidades (Babilonia A s i n a ) , I I 437, (Sumer Ak kad) I I 389 390 —imágenes de los anunnaki (Sumer Ak kad) I I 384 —lugar del juicio de los m u n m k i (Su mor Akkad), I I 390 ano (brahmanismo) I I I 122, (vedismo) I I I 98, año = ticmpo (brahmanismo), I I I 122 —año del jubileo (Israel) I I I 464, ano 1000 ( g u manos), I I 334, ano s i b i tico (Israel) I I I 464 -espíritus ptotectores de los años (Chi na), I I I 33? —fiesta del fin del año \ de la recolec cion (Israel), I I I 462 Año Nuevo (China), I I I 327 339 —coi tejos de Año Nuevo (eslavos), I I 361 —fiesta de Año Nuevo (Babilonia Asi n a ) I I 439 443 444 448 419 449 450 454 (Chim) I I I 335 338, (Corea) I I I 347 ( h m d m s m o ) , I I I 170 (roa y as) I I 729, (Sumer Akkad) I I 393 401 40S apadana (hmduistno) I 125 apirato divino (Grecia) I I 51 52 58 apariciones (Grecia) I I 65, (germanos) I I 279 apersonalismo del hinayana I I I 248 252 apersonalismo panteísta (Grecia), I I 18 aplacamiento del fuego fiesta del aplaca miento del fuego (Japón), 111 375 apocalipsis, I I I 540 —apocalipsis gnósticos, I I 490 apócrifos, I I I 496 548 572 612 —apócrifos judíos, I I 220 apolinaristas secta (cristianismo), I I I 602 apologetas cristianos, I I 221, I I I 516 670 671 6/2 673 674 675 701 apologética de la Iglesia antigua, I I 221 apostóles, 1 xv I I 218 225 229 468, I I I 494 525 534 538 543 548 549 550 552 553 554 555 558 561 563 568 572 574 576 584 586 596 632 674 —apostóles o enviados de la luz (ma niqueismo), I I 513 514 524 «apóstol de Jesucristo» (maniqueismo), I I 491 517, apóstol de la luz (maniqueismo) I I 489 492, apostóles de Mam II 531 533, apóstol de la ultima gene ración (mamqueismo) I I 515 —credo de los apostóles, I I 158 I I I 704 —milagros de los apóstoles I I I 551 552 apóstol decimotercero, I I I 632 apostolicidad, I I I 557 584 apoteosis (Creta), 11 12S, (Grecia) I I 44 — a p n e o s i s del emperador (Roma) II DI —apoteosis de Jesús, I I I 567 a p o t r o p u o n ( O t e e n ) , I I 46 aoieton de m i n o s (maniqueismo), lJ i2) apsaras, ninfas (vedismo) I I I 90 159 apsu, pila en t i intcpatio de los templos babilonios, I I 4A) aqi emenidas, I I 189 585 586 587 589 604 aquileas adivinación por lanzamiento de tallos de aquileas (China) I I I 341
irami kami, dios visible (shmto), I I I 368 •Kana (asanti), I 460 rbol(es), I 306 318, I I 697, (África Occi dental) I 553 559, (asanti) I 465, (azte cas), I I 718, (bambara), I 503, (berebe res), I 445, (brahmanismo), I I I 123 (cp'tas) I I 241, (China) I I I 300, ( d e ta) I 383, (Egipto), I 383 (germanos) I I 324 325, (Grecia), I I 76, (hmduis mo), I I I 161 (Israel), I I I 440, (kafía) I 510, (maniqueismo) I I 507, (silluk) I 516, (shmto) I I I 367, (Siria [S ]) I 408, (Tibet), I I I 284, (Creta Grecia Mi cenas), I 298 300, (darassa konso), 1 514, (kagoro katab Nigeria), I 504 —aibol asoka (hmduismo), I I I 169, ceiba (mayas), I I 728, encina (Roma) I 341, árbol pippala (budismo), I I I 222, árbol tahu (bambuti), I 556 —árbol del conocimiento (maniqueísmo) I I 506, árbol de la iluminación (bu dismo), I I I 1 6 1 1 3 7 , árboles luminosos u oscuros (maniqueismo), I I 498 árbol del mal (maniqueísmo), I I 502 arboles milagrosos (judaismo), I I I 498 árbol del mundo (germanos), I I 314 324 325, (mayas), I I 728, (sehsh na dene), I I 325, aibol primordial (Afn ca germanos), I 503, árbol de la vi da (judaismo), I I I 498, (maniqucis mo), I I 505 506 —aibol de los antepasados, I 503 504 ( \ f r i c a ) , I 504, (África Occidental) I 365, (ibo), I 493, (wagesu), I 503 (Congo - Creta - Grecia Mediterráneo Lunda) I 504 —aiboles del dios de la tieira (China) I I I 300 —arboles lugares de culto (bambuti) 1 559 560, (Benin), I 486, (Grecia), ¡ 299, (ibo), I 494, (Senegambia), 1 505, (yoruba), I 474, (indogermanos) I I 693 —árbol altar del dios del cielo (asan ti), I 456, (bobo), I 505 —árbol soporte del alma (ibo) I 503, árbol soporte de los antepasados (t •" árbol de los antepasados), árbol so porte del dios supremo (barí), I 517 árbol soporte del espíritu protectoi (wagesu África Occidental), I 503, ar bol soporte de los héroes (Grecia), 1 299, árbol soporte del héroe funda dor (Roma), I 342, árbol sagrado so porte de la primera madre (dtnka), I 572, árbol soporte de los seres supe ñ o r e s (yoruba), I 478, árbol soporte del ser supremo (dago) I 519, (ya che), I 503, ( b a ñ a cunama), I 510 —árbol soporte de Helena (Esparta), I 299, árbol soporte de Hera (Sa mos), I 299, árbol soporte de Me nelao (Cafya), I 299, árbol sopor te de Penteo ( C o n n t o ) I 299 —culto a los aiboles, I 320, (África Occidental), I 503, (bambara) I 503, (celtas), I 339 I I 240, (Cerdeña), I 248, (Creta) I 279, I I 10, (galla) I 509, (Grecia) I I 12 4 6 1 2 0 , (hele nismo), I I 173, (hinduismo), I I I 169 (mdogermanos), I I 668, (Creta Grecia Micenas) I 298 300, (Palestina Siria) I 365
MATER:IAS —libaciones ofrecidas i los arboles (Asia Anterior - Creta Micenas), I 293, ofrendas de alimento, a los arboles (anuak) I 519 (ibo), I 503 sacrificios al árbol (herero Nigc¡ i [S ]), I 502, unción de los aibo les sagrados (galla), I 509 —diosa del árbol, I 311 —espíritu de los arboles, I 525 52( (celtas), I I 252, (Corea) I I I 347 (Dahomey), I 482, (ibo) I 491 —magia-fuerza mágica de los espíritu de los árboles, I 482 —ninfas de los árboles (Grecia), I I 46 —ramas de árbol usadas en el cult< > (Grecia), I 298 Cf Yggdrasil aica, imágenes divinas (hinduismo) II 141 167 arca de la alianza (Israel) I I I 413 42 434 449 453 455 457 460 475 arcángeles, I I 595, I I I 10 arcano disciplina del arcano, I I 226 232 arco iris serpiente celeste (Dahomey) I 480 481 arcontes (maniqueísmo), I I 504 522, (Pía tea), I 307-308, arconte basilcus (Ate ñas), I 333, I I 42 arcontes creadores (maniqueísmo), I I 505, arcontes demo macos (maniqueísmo) I I 498 ^03, ar contes femeninos (mamqueismo) I I 503 arcontes masculinos (maniqueismo), I I 503 aretalogos de Serapis (helenismo), I I 196 argonautas, I I 115 arhat (hinavana), I I I 259 266 armaiti obediencia (Zarathustra), I I 595 596 599 600 601 623 armas —aimas votivas I 188, (Cerdeña) 3 249, (Sicilia), I 251, (Grecia Creta) I 300 303 —arma del dios de la tormenta (hach de piedra) I 333, armas de los dioses sumero acadios, I I 401 —culto a las armas (celtas) I 339 340 (Grecia), I 303, (Asme Faistos), 1 283 —sacrificio sobre las armas ( k a n u n ) , I 503 —rev de las armas (Sumer Akkad), I I 388 —señora de las armas (Babilonia A s m a ) I I 436 armilustrmm (Roma) I I 144 aronitas sacerdotes (Israel), I I I 455 456 451 460 461 arquitecto gran arquitecto (maniqueísmo) I I 501 airas del Espíritu, I I 227 arrepentimiento (judaismo) I I I 492 a r r u n i s m o , I 443, I I 258 339 349, I I I 577 579 582 628 arsacidas I I 491 580 581 I I I 622 arte conjuratono dios del arte conjúralo rio (Babilonia A s m a ) I I 438 443 444 Aitemision de Efeso, I 284, I I 38 artesanos dios de los artesanos (Gieeia) I I 27, (Roma), I I 146 arth i (hmdmsmo) I I I 166 arúspices (incas), XI 735, ( R o m i ) I I 148 aruspieina, adivinación por las visceras de las victimas (África Occidental) I 263 (celtas), I I 247, (galla) I 508, (Gie
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cía) I I 92, (vorubn) I 478 (Asia An t e n o r etruscos) I 260 arvales h e t m i n o s arviles (Roma) I I \\4 arya (India) ITI 236 aryas (India) I I I 80 82 88 irya samij '-oaidad de los ar>a I I 650 I I I 193 194 197 214 2 0 7 asa j u s t i c u verdad (Zarathustra) I I 590 596 597 598 599 600 606 620 623 640- 3 , I I I 91 asahayoga, no coliboraeion con el mal, I I I 210 ísana posturas sed ntes (brahmanismo) I I I 116 (hmdmsmo), I I I 171 iscension —ascensión del alma a la luna al sol y al nirvana (maniqueísmo) I I 513 as censión de los hombres destacados a los astios catastensmus (helenismo) I I 211 ascensión del hombre primor d n l al reino de la luz (maniqueismo) I I 502 —ascensión de Tesas a los cielos II 205, I I I 523 536 548 567 (islam) I I I 31 —ascensión de M i n i al cielo I I 493 517 531 532 —ascensión de Mithra I I 205 ascesis (az f ecas) I I 713 721, ( b n h m a n i s mo) Til 78 125 127, (budismo) Til 242 249 325 (cristianismo) IT 2 ' 9 ITI 653 660 663, (hindui-mo) I I I 156 171 (India) I I I 95 104 222 242 699 700 (is h r a ) , I I I 56 59 60, (jimsmo) ITI 200 208, (judaismo) ITI 493 ( m i n i q u t is mo), I I 520 525 (Tibet), I I I 284, (\c dismo) I I I 96 iscetas (hmdmsmo) I I I 145 159, (India) I I I 172 183 2?2 2?3 ( i s h m ) I I I 55 60 (jimsmo) I I I 199, (taoísmo) III 314 317 322 — iscet i divino, S u a (hmduismo) III 145 147 —asrptas peregrinos, praví ijín (India) I " 104 —d b res de los ascetas (hinduismo) I I I 135 i - e b e i i (Grecia), I I 108 Asen, estirpe divina, I 344 345 347 I I 288 318 321 323 330 351 —dios del cielo de los Asen, I I 323 —lucha entte las estirpes divinas de los Asen y de los W m e n I 336, 11 317 320 —religión de los Asen, I I 282 —rey de los Asen I I 322 aséráh, poste en los s a n t u a m s en lis al turas, I 366 408, asérah po te símbolo soporte de Astarte I 366 asesinato de finalidad religiosa (Indi 0 TU 185 asha (cf asa) ashavan adepto d t H j u s t i c u ( / a i Lbus tra) I I 597 600 602 606 613 ashiy (o sraosha) (Zarathustra) Tí 62;> isilo (incas) I I 735, (yoruba) I 468, (ibo África O c c t d c n t ü ) , I 502 —bosques sagrados asilo (baria eunami) I 511 —fuego del hopar asilo, I 331 asij^u exotcistas (Babilonia Asina) I I 452 a n u n e o s , I I I 404 500 asnos cráneos de asnos I I 306
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ÍNDICE E
—eternidad del atman I I I 250 —santa atman I I I 128 — isociacioncs ck culto (Grecia) I I 70 atmosfera dios abstracto (dzukun [jukun]) (helenismo) I I 183 asociación de I 492 derviches (islam) I I I 56 asociación n o anvad (brahmamsmo) I I I 122 de los tobacchoi (Atenas) I I 190 n a s r a m i n s (brahmamsmo) I I I 104 \ i liciones de mystos diomsiacos auditores oyentes (maniqueismo) I I ¿23 (helenismo) I I 192 524 asoka árbol (hmduismo) I I I 169 auguración (Grecia) I I 92 spersion con agua (Grecia) I I 63 asper augures (Roma) I I 688 sion con sangre (Israel) I I I 457 augustum I 2 8 4 0 asramas (brahmamsmo) I I I 103 104 115° ui{ ustus < excelso» I I 688 155 166 Augustus mediador y representante de lo astrologia I 319 (Babilonia Asina) II divino (Roma) I I 148 210 433 434 452 475 (Corea) I I I 351 aunnaciense I I 264 328 (Grecia) I I 107 (helenismo) I I 177 < aurora» (hmduismo) I I I 157 (vedismo) 178 179 206 211 223 (hinduismo) I I I I I I 82 85 169 (mayas) I I 727 auspices (Roma) I I 701 astrólogos dios de los astrólogos (Babilo aatocefalia de las iglesias orientales I I I nía Asina) I I 444 661 astros I 540 542 545 (helenismo) I I 211 utojustificacion (helenismo) I I 178 37 (incas) I I 732 738 automutilaciones (Asia Menor) I I 198 1 1 6 —astro del amor (Babilonia Asina) I I (cristianismo Rusia) I I I 653 441 astro de la lucha (Babilonia Asi mtooccision (celtas) I I 246 (germanos) n a ) I I 441 TI 292 —culto de los astros (galla) I 509 —autooccision de los ancianos (germa —mitología astral I 538 539 541 nos) I I 292 (ibo canarios) I 492 asunción dogma de la Asunción de Ma (La Palma Cananas Libia sardos Sue n a (cristianismo) I I I 583 cía) I 440 asuras I 54 I I 589 625 641 I I I 77 J 87 —autooccision ritual del rey (germanos) 90 89 108 158 I I 292 —culto hieratico etico de los asuras I I I autorred^ncion (budismo) I I I 700 (Gre 88 cía) I I 123 asvamedha sacrificio del caballo (brahma autorrevel ación de Dainichi (budismo Ja nismo) I 295 I I I 105 106 pon) I I I 385 autorrcvelacion de Yah atakbir (islam) I I I 57 veh (Israel) I I I 427 438 ataúd (China) I I I 340 (Creta) I 192 lutosacnficios (aztecas) I I 721 (Benm) (Fgipto) I 378 (etruscos) I 262 I I 1M I 487 (Gran C m a n a ) I 420 (cana 198 (Mesopotamia) I 397 398 (Er) n o s ) I 486 (Dahomey) I 484 (Teñe I 399 (Sir \ Palestina Egipto etruscos fi rife) I 420 (yotuba) I 468 469 (cana lísteos) I 358 ataúd l a r m x ( H a g n n o s cántabros celtiberos) I 217 218 (ro Triada) I 29} 301 manos celtas germanos Grecia) I 325 — itaud de árbol I 167 (germanos) (ziba Manamatapa) I 492 I I 313 ataúd de encina (DmamarcO —autosacrific 10 del dios del rayo en el I 187 (Kung Bjorns Hog) I 19? árbol sagrado (yoruba) I 474 autosa ataúd de roble (Memania [ N ] Es cnfieio de Odin I 474 auto sacrificio candín ivia) I 244 -naud de barro de Quezatcoatl (aztecas) I I 714 auto (Mesopotamia) I 397 itiud de ceste sacrificio del representante de Saturno n a (Mcsopotamia) I 397 itaud de (rey de las Saturnalias) I 436 auto esteras (Cañan is) I 411 (Chafadzi) si níicio del rey (germanos) I I 335 I 396 (Mesopotamia) I ^97 ataúd autos i'vacion I I 333 de madera (Mesopotamia) I 397 autor dios autor (ef Urh der) I 563 ataúd de p eji \ (Mesopotamia) I 397 I I 17 1 9 ^ (Grecia) I I 19 (mdoger recipiente I 97 tina] is I 174 (Tir manos) I I (12 673 683 deidades auto ka) I 398 399 urnas I 182 vasijas ras (Asia) I I I 346 I 173 (Egeo E y p t o Mcsopotamia), I 397 398 «auxilndor» saoshyant (Zarathustra) II 615 P 0 Cf mortaja sarcófago urnas avantapralaya disolución intermedia (hin ateshgah (Zarathustra) I I 605 duisrm) I t i 163 164 ateísmo I 17 18 21 22 23 26 31 32 44 45 wastha (hinduismo) I I I 155 46 48 61 63 120 I I 646 648 I I I 582 a ¿\ u iras (India) I I I 140 176 177 J " 179 586 661 (budismo) I I I 259 3 4 1 - 701 18) 193 196 (helenismo) I I 182 (hinayana) III — v itai is de Siva I I I 145 244 (hmdmsmo) I I I 173 (Tndn) I I I — w atar is totemicos I I I 150 194 (neoconfucianismo) I I I 354 —a\ataras de Visnu Til 149 152 154 ICO —religión atea (budismo) ITT 244 179 205 athr^van sacerdote (Zarath istr ) I I 604 iktam santa atman suma paz ^brahm 1 atman (India) I I 642 645 ITT 110 111 nismo) I I I 128 119 120 124 127 139 140 lo3 164 183 1 \ on miquid \d pecado (Israel) I I I 446 240 252 256 i t revelación < milagro» (islam) I I I 3^ — atman - b r m m m Til 11S P 0 l ? l t uno I I I 533 555 648 651 (aztecas) II 122 126 129 130 I46 246 254 atman 720 721 (budismo Japón) ITI y» purusí ITT 130 138 atm-mpurusí (Grecia) I I 127 (hmduismo) I I I 15/ brahmán TIT 128 129 atm m < respira 170 (incas) I I 735 (India) I I I 189 cion» (biahmanismo) I I I 110 ISOCI aciones
MA1LRIAS 'islam) 11144 46 47 (jinismo) I I I 207 208 (judaismo) I I I 492 (maniqueis mo) I I 424 425 521 522 525 527 531 (Mmgreha) I I 298 (taoismo), I I I 318 (vedismo) I I I 92 —ayuno dominical de los oyentes (ma mqueismo) I I 527 ayuno mensual de siete días (maniqueismo) I I 527 ayuno en el mes al Mubarran (islam) I I I 46 ayuno en el mes Ram dan (islam) I I I 23 40 vyuno de treinta días (maniqueismo) I I 527 530 —fiesta del fin del avuno id al fitr (islam) I I I 45 47 —mandamiento de ayuno en el tiempo pascual I I I 46 azada ídolo I 210 a/ala salat (islam) ITI 23 42 44 —azala del ayuno I I I 47 azala del mediodía de los viei nes I I I 43 azala de los muertos I I I 44 57 za la de la tarde I I I 47 —orientación durante la azala ( í s h m ) I I I 47 —posturas de la a/ala I I I 42 43 azaque zakat (islam) I I I 23 40 44 45 BA pajaro alma (Egioto) I 391 I I 560 561 baal dios protector de la ciudad I 318 euUo del Baal de Tiro I I I 474 baalit señora de la ciudad I 318 Bibel TU 447 Babel und Bibel > contro\crsia I 368 I I 420^21 I I I 679 1 2 Bacibs hijos del dios H u n a b k u (mayas) I I 728 729 b i c a m l e s (helenismo) I I 191 —Bacanales del ano 187 (Roma) I I 149 —«escándalo de las Bacanales > (Romi) TT 190 bacín es I I f) 1 1 3 2 7 j B a d u ensc I 378 baga (Irán) I I 589 bagar lugares de sacrificio (Sumer Akkad) I I 401 bahram fuegos (Zarathustra) I I 605 b ikango sacrificio de miel (bambuti) 1 558 55) bikidas adivinos vagabundos (Grecia) II 93 haktaslya orden islámica (Anatolia) I I I 61 bdag inst umentos de música (Sumer Akkad) I I 401 balan/a (hmduismo) I I I 164 — b a l a n / \ de lis acciones buenas y malas (Zarathustr 1) TI 614 balanza del destino (Giccia) I I 59 bamah bamoth sintinrios en las ül u (Gabaon) I 366 (Palestina S n a ) I j(5 hinco cultual (Benin) I 488 (Cretí) 1 380 (Ur) I 402 ( V r o j h a ) 1 281 •—banco culturil altar de les anlepisidos (Mediterráneo asantiwanv imuezi) ] 497 —banco cultual en la casi de las lilis (asinti) I 463 banco cultual en los palacios (Cnossos) I 208 (Creta) I 289 banco cultual en el templo (asanti) T 460 (Dahomey) I 484 banco sepulcral I 189 (Cananas) I 412 (Egipto) I 378 (Palmella) I 192 (Pen ínsula ibérica) I 276 (Los F u a l e s Cre
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ta Mesopotamia Afnca Occidentil Mata rrubilla) I 192 Bandkei amik cerámica de bandas ( T u n n gia) I 350 351 ban fathi prefetisas (celtas) I I 247 banquete I I I 524 525 ( \ s i a [sudeste!) I 421 (celtas) I I 240 (Chma) III 330 (eslavos) I I 360 (helenismo) I I 185 199 (Tsiael) I I I 420 (judaismo) I I I 498 (Rusia) I I I 647 (shinto) I I I 373 —banquete de alianza (Isiael) III 417 2 J •—b mquete de los dioses (Magnesia) I 328 (Sumer Akkad) TI 412 banque te divino takultu (Babilonia Asina) I I 456 462 —banquete en común con los dioses (Grecia) I I 64 banquete en co mun con las fuerzas trascendentes (Grecia) I I 700 —banquete de los electi m a n q u e o s I I 530 531 —banquete funeral 10 I 207 308 (Fgip to) I 391 I I 549 (eti úseos) I 261 (ibo) I 492 •—banquete en común con los muer tos (Gre.cn) I I 67 700 —báñemete pai a conseguir la lluvia (África blanca I r l i n J a ) I 446 447 —banquete pascual I I I 464 —banquete sacrificial I 546 (celtas) I I 238 (Grecia) TT 63 64 (mdogerma nos) I I 683 (Israel) ITI 419 450 462 (Platea) I ;>08 (yoruba) I 475 Banu Sa ud dinastía I I I 64 baños sagrados (India) I I I 189 baodah (Zarathustr i) TI 608 baptistas (Rusia) I I 651 barc is —baica de B m (Sumer Akkad) I I 390 barca en el culto a los muertos (E^ip to) I 377 barca sol ir (Egipto) I 383 I I 553 561 b u c a solar de Re (Tgipto) I I 564 — nodelos de b i r c i s como exvotos I 263 mod los de bircas en los sepulcios de Ur I 400 405 —sepultuí J en barcas (permanos) II 313 basileos arconte (Atenas) I 281 333 I I 42 b isihnna nupcia sacra entre Dionvsos y la basilinna (Atenas) I 333 I I 42 bassmas t u m u h cilindi icos I 452 (Afn ca bl^ncí) I 429 (Afnca Menor) I 385 (Mauritania Bu N u a r n ) I 431 bautismo I I 229 I I I 508 537 551 557 559 56S 569 643 687 (a/tecas) I I 721 (India) iTT 193 (germanos) I I 293 (maniqucismo* TT 527 529 (Rusia) I I I 651 ( l e n rife n e r n nos lapones) 1 4¿2 423 —h" itism de aj, 1a ( 1 n queismo) I I 52 c biuti no e m jg 11 azucarada (In día) I I I 190 baut smo en el Espíritu Santo I I I 548 b m t i s m o administrado por los herejes ITT 578 579 bautis mo d~ Jesús I I I 542 704 < bautismo por los muertos» I I 65 c** bautismo con tVe-) de los maniqueos I I 529 II 488 515 529 I x b i d t de los dioses néctar IT 681
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ÍNDICE h
b°bid i sagrada pulque (aztecas) I I 717 b u rro (Babilonia A s i n a ) I I 442 —becerios de Teroboam I I I 428 bece rro de oro imagen de Yahveh (Israel) I I I 428 453 461 culto del becerro de oro (Isiael) I I I 425 belleza di isa de la belleza (hmdulsmo) I I I 152 Bcaltamc fiesta (celtas) I 336 I I 251 Belthane (cf Bealtame) Berna fiesta (mamquelsmo) I I 484 527 530 532 bendición (Tsrael) I I I 420 bendición del vino por Di nvsos (Grecia) I I 42 benedictinos I I 310 I I I 585 Bennayo f e s t a de la fecundidad (berebe res) I 447 b e n t h alianza (Israel) I I I 413 416 417 418 419 beso (mmiqueismo) I I 529 bespopowyzi secta lusa I I I 642 643 644 bessudilkl secta rusa I I I 652 betilo I 298 (Grecia) I I 12" ( C a d e n a ) I 266 (Península ibérica) I 202 202 (Petsofa) I 458 Bhapa B i g I I 663 3 bhagavatis s^cta visnultd I I 648 650 653 I I I 174 175 bhakti (India) I I I 136 141 14} 148 175 177 178 179 182 183 189 192 266 701 706 —bhakti marga camino de la entregt a Dios I I I 166 174 176 180 185 bhaktl visnuita I I I 196, b h i k t l y o g í I I I 176 —religión de la b h i k t l I I 643 648 6*0 bhiksu monjes budistas I I I 248 26^ bhogadeha cuerpo de placer (hmdulsmo) I I I 164 bhuta daimon (hlndutsmo) I I I 159 164 bhutamatar madre de los d u m o n i s (hin duismo) I I I 169 Bianu fiesta de la fecundidad (bciebere ^ I 447 (cf «Babel und Bi bel>) Biblia (cf índice A) I 22 TU 680 < B i b l n de los astrólogos > (Egipto) I I 211 bibliolatría culto de las escrituris ( m t h i >ana) I I I 268, (lamaísmo) I I I 289 bib loteca de Assurbanipal I I 426 136 459 460 163 bichas o verracos (Esptña) I 217 bien i\ enturados —alimento de los b i e n a \ e iturados {Ai rathustra) I I 613 —campos de los bicna\ enturados (Fgip to) I I 559 —isla de los bienaventurados (Bibilonia Asma) I I 464 (China) I I I 317 (Grecia) I I 130 —morada de los b enwenturados dun (Egipto) I I 559 —país de los bienaventuridos (budis mo China) I I I 329 —remo de los b enaventurados (mam queismo) I I 505 bienaventuranza (Bibiloma A s i n a ) I I 467 (cristianismo) I I 227 (Egipto) I I 560 561 562 563 5b7 572 (Grecia) I I 119 120 121 (h-lenismo) I I 202 (hinduis mo) TU 165 177 178 (India) I I 643 (i ni mo) ITT 204 (Roma) I I 154
(Zarathustra) I 591 594 606 611 613 615 —jardín de la bienaventuranza (judais mo) I I I 498 —caudillo de la bienaventuranza (islam) I I I 24 Bienaventuranzas montaña de las Bien aventuranzas I I I 534 bijas silabas sagradas (hlndutsmo), I I I 168 184 blsexuahdad (Egipto) I I 550 (germanos) I I 321 326 (hmdulsmo) I I I 146 147 (India) I I I 153 1 1 5 —blsexuahdad del creador I I I 97 100 (baria cunama) I 510 (Zarathustra) I I 594 (India) I I I 1 5 3 1 , J blsexua h d t d de Fanes (Giecia) I I 117 bl sexualidad del ser primordial I I I 97 700 (brahmanismo) I I I 110 111 Cf androgmi i bit akltu casa de la fiesta (Babilonia Asi n a ) I I 455 biegunl secta rusa I I I 645 653 bKa edams pa secta budista (Tlbet) I I ! 286 288 b K a ' r g y u d pa, secta budista ( I i b e t ) III 286 b L a m a (Tlbet) I I I 286 4 blasfemia (bhíe) I 124 125 blotan sacrificio (germanos) I I 286 bodas de Cana I I I 533 bodhi iluminación (budismo) I I I 222 257 258 259 264 266 268 2 6 9 " bodlnsattva budha futuro (budismo) I I I 152 '» 251 267 268 276 277 285 288 (badismo Japón) I I I 397 —bodhisattvas femeninos (vajrayana) I I I 278 —imágenes de los bodhisattvas (budismo Tapón) I I I 386 bodstikka I I 295 boemarken I I 295 b o " dios (eslavos) I I 649 bogomilos I I 362 534 2 (búlgaros) 111 646 bolos (mamquelsmo) I I 508 bomol santuanos en las altuias (Palestina Silla) I 365 ) i religión (Tlbet) I I I 284 285 —bon pos (Tlbet) I I I 284 285 286 — bon skyon protectores de la doetritia bon (Tlbet) I I I 287 sacerdotes bon (Tlbet) I I I 287 bon/os (budismo China) I I I 296 325 330 340 352 bosques (sblnto) I I I 367 (vedlsmo) I I I 85 —bosques divinizados (Ardenas Selva Negra celtas) I 339 bosques lugires de culto I 456 11 685 693 (asantl) I 465 (Irlanda) I I 277 (lobi) I 490 (semnones) I 337 (shmto) I I I 374 —bosque sagrado (África) I 504 (Be nin) I 485 (bebo) I 505 (celtas) I I 250 (China) I I I 300 (Corea) I I I 347 (dmka) I 517 (galla) I 509, (ibiblo) I 491 (kaffa) I 510 (Mice ñas) I I 72 (semnones) I 503, (yo ruba) I 468 478 (baria cunama) I 510 (tuatengs I d m e n ) I 445 bosque sagrado (labcnnto) del oráculo de los herreros (ibo) I 501 bosque sagra do del r t ¿ n i t o r omnium (semnones)
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MATERIAS I 501 bosque sagí ado de Alcmen i (Tebas) I 283 —asilo en los bosques sagrados (baria cunama) I 511 —culto en los bosques (Ccrdeña) I 248 —dioses de los bosques (China) I I I 303 (Grecia) I I 92 (hmduismo) I I I 151 (tcherkeses) I I 298 —espíritus del bosque I I 690 1 b (Da homey) I 480 482 (lbo) I 489 bothros fosa sacrificial I 306 (Fgipto) I 385 (Glecia) I 246 (Serri) I 246 (Stonehenge) I 175 (Telde) I 413 (Terusalen) I 360 (Bretaña I Britam cas P Ibérica Mlcenas Egipto Mesopota mía) I 187 (Petra Turopa Occidental Micenas) I 360 ( S u d m f u l ) I 452 bouphoma sacrificios de bovidos (Atie t Lindos Cos Magnesia) I 327 328 II 16bouzygon altar (Lindos) I 360 bovidos (Bryn Celli Ddu) I 203 (D/e ser) I 362 (germanos) I I 322 (indo germanos) I I 302 (Sumei Akka 1) I I 362 411 —culto a los bovtdos (Egipto) I I 538 (germanos) I I 273 -sacrificios de bovldos (germanos) II 312 (Irán) I I 601 bouphoma (Atici Lindos Cos Magnesia) I 327 328 II 16 2 2 brahmán formula mágica sustancia p n mordial (India) I I 286 5 9 8 " 641 642 643 644 645 649 650 651 652 653 680 683 I I I 9 9 " 102 110 111 r 125 139 140 145 148 153 157 164 190 240 256 brahmán — Dios I I I 180 b n h i m o fuerza mágica I I 641 I I I 83 1 0 ' 109 —atman = bl ahman I I I 118 120 121 122 126 12? 130 146 246 2^6 —atman pu u i brahm m I I I 128 129 —Vac — brahmán — prakrtl I I I 138 brahmán bl ihmanacchamsin < vigilante del sacilficio» sacerdote (vedismo) II 142 I I I 106 1 0 9 " brahmacann (brahmamsmo) I I I 104 115 r brahmana casta (India), I 51 129 I I 488 641 645 646 649 652 I I I 102 103 104 107 108 109 4 7 112 114 115 117 125 126 1 6 5 ' " 170 176 190 196 208 212 »- 235 237 2 4 9 " 251 256 5 2 2 6 9 " 681 —dios de los brahm ma ITI 1 4 —teosofía de los brahmana I I 639 —virtudes de los brahmana I I I 166 brihmanacchimsin br llaman < vigilante leí sacnficlo> sacerdote (vedlsmo) I I I 106 bi ihmanirvana (hmdulsmo) I I I 256 brahma samaj < sociedad de Brahma > 1 í 650 I I I 192 193 194 197 214 '" brahmanismo I I 630 641 645 646 647 648 650 I I I 78 186 187 203 226 234 235 236 210 241 244 246 256 2 6 ? " 681 brahmamsmo primitivo I I I 133 137 br imadera rombo I I 350 (Benm) I 487 (Grecia) 1330 ( l i m o s celtas) I I 88 o 1 ° Brendan s Oratory (Kllmalkedar) I 182 brochs fortalezas (Escocia Irlanda Islas Aran) I 182 52p brujas, I I 294 (Grecia) I I I 341 (germa nos) I I 258 347 —cremación de las brujas (germanos) I I
—procesos de brujas (germanos) I I 347 brujería I 557 562 brujos (Babilonia Asina) I I 473 (China) I I I 341 bucraneos I 304 328 buddhas I I I 243 244 245 256 256 5 2 257 258 259 267 270 271 272 273 276 278 285 288 328 330 383 386 390 391 397 —buddha de la abstracción y del nirva na I I I 329 < buddhas de la medita clon» dhyanibuddha I I I 267 buddha del paraíso de Occidente I I I 268 329 buddha futuro I I 249' 267 328 buddhas humanos I I I 268 buddha medico I I I 329 buddha primordial I I I 269 397 buddha redentor (cf Buddha índice D) I I I 329 —culto de los buddhas I I I 264 274 —dioses buddhas I I I 264 budidad I I I 329 332 387 390 391 392 budismo I 64 I I 34 292 314 341 342 343 485 488 489 491 512 534 (44 646 648 653 I I I 7? 78 7 9 ' 99 1 0 5 " 1 2 6 " I27 129 131 133 152 1 5 6 ' 1 8 159 1 6 1 " ' 163 170 175 181 1 J 182 188 190 198 201 203 209 284 331 351 355 365 681 690 699 7)4 (Asia Oriental) I 317 (China) I I I 296 301 319 326 345 (Corea) I I I 345 346 348 349 350 351 353 356 (India) I I I 215 280 357 (Japón) I I 341 III 353 363 364 379 397 (Tibet) I I I 191 285 289 344 —budismo asoka I I 342 budismo ca nonico I I I 251 budismo monacal I I I 233 242 246 263 (Tibet) I I I 287 budismo p a h TI 338 I I I 1 5 2 " ° bu dlsmo del periodo Helan I I I 382 budismo del periodo Kamakura III 38S 397 budismo del periodo Nara I I 386 budismo precanomco I I I 221 232 246 255 budismo primitivo II 343 645 I I I 130 232 246 247 248 250 252 256 258 259 263 266 budismo t ang I I I 382 —ciudades sagradas del budismo III 162 —dios supremo en el budismo primitivo I I 646 —patriarcas del budismo chino I I I 333 —santos del budismo I I I 335 —sectas del budismo I I I 334 (Corea) I I I 352 —tradlc ones del budismo primitivo I I I 351 ( f h m a y i n i maha>ana budologla mahayanista I I I 265 Buen Pastor I I 26 I I I 515 buey < medí idor» (Asia [sudeste]) I 422 bueyes de Helios I I 2 0 4 u 2 bufonia (cf bouphoma) I I 16 2 2 buitre diosa buitre (Egipto) I I 538 bukkyo doctrina de Buddha (Japón) I I I 350 buppo ley de Buddha (Tapón) I I I 364 bursag templo de las ofrendas de Bau ( S u m e r A k k a d ) I I 412 butsudo camino de Buddha (Japón) I I I 364 365 CABALA
III
194
caballo I I 307 ( A l t u ) I I 325 (Calacei te, Teruel) I 215 (germanos) I I 273 304 310 314 318 323 324, (Grecia) I
MATERIAS
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ÍNDICE E
315 I I 47 (hinduismo) I I I 152 1 1 1 159 160 (mdogermanos) I I 301 302 304 321 (Kivik) I I 310 (Grecia India) I 295 (Trundholm Schlesulg Holstein Aurich) I 207 — aballos consagrados (germanos) II 314 —«caballo del alma» en el culto de los muertos (germanos) I I 274 302 ca ballos del corral de los oráculos (m dogermanos) I I 323 caballo del dios del rayo (yoruba) I 474 caballo de Odin (germanos) I I 325 —antepasado de los caballos I I I 303 —críneos de caballo (germanos) I I 305 306 ( M a n e l u d ) I 181 (Roggow Mecklemburgo) I 191 —culto del caballo (germinos) I I 310 —dlos(a) de los caballos (celtas) II 241 (Grecia) I 332 (vedismo) I I I 89 (griegos libios) I 437 438 —diosa de cabeza de cabillo (Japón) I I 310 —fiestas del dios caballo (China) I I I 338 —sacrificio del caballo (brahmamsmo) (cf acvamedha asmavedha) I I I 105 106 (China) I I I 335 (gemimos) I I 305 312 (India) I 295 (mdogerma nos) I I 315 (Grecia) I 295 331 332 I I 22 (lusitanos), I 218 (yoruba) I 468 —templo del caballo blanco (China) I I I 320 cabellos (brahmamsmo) I I I 123 (hmduis mo) I I I 145 (islam) I I I 49 —ofrenda (sacrificio) de los cabellos I 332 (Agyrion Sicilia) I 249, (ger manos) I I 287 351 (Grecia) I 376 I I 35 4 6 1 2 1 (Europa [ N ] árabes be dumos Hauran) I 375 37C (griegos vikingos árabes) I 305 (Malarsee Egeo) I 192 «cabeza de los apostóles» < cabe/a o rey de la religión» (maniqueismo) I I 524 cablas (Sumer Akkad) I I 411 —cabra Heidrun I I 325 cabras sagra das (Sumer Akkad) I I 390, cabra sa grada madre de Ningirsu (Sumer Akkad) I I 387 —cabra en el culto de Juno (Roma) I I 145 —macho cabrio animal s igrado (Babt loma Asina) I I 439 —sacrificios de cabras ( g a m a n o s ) II 312 (Roma) I I 145 cadáver (Zarathustra) I I 607 609 610 —abandono (exposición) del cadáver (Benin) I 487 (China) I I I 340 (ibo) I 499 (iberos) I 216 (yoruba) I 468 (Zarathustra) I I 607 —conservación del cadáver (Ccrdem) I 250 (Creta) I 273 (Egipto) I I 557 —disecación del cadáver (Bcnm) I 487 (Cananas) I 411 (ibo) I 492 —momificación del cadáver I 391 (Canarias) I 411 (Egipto) I I 549 — d m z a en torno al cadáver (bereberes España) I 445 —lecho para el cadáver (Egipto) I 379 —posturas del cadáver (Niger) I 451 (Egipto El Amrah Abydos N e g a d e h Bailas) I 378 —posición extendida I 186 (etrus
eos) I 261 (Canarias) I 412 (Ita h a ) I 256 (Petit M o n n ) I 191 postura fetal I 174 186 (África blanca) I 427 431 (Petit M o n n ) I 191 —postura sedente (Mediterráneo Afrl ca blanca África Occidental) I 186 (ñas uñones libios) I 440 (Zuazo) I 193 —rodillas recogidas (El Adeimeh) I 363 (África blanca) I 428 429, (El Ornan) I 376 (Italia) I 256 (Tell Arpaciye) I 397 (Ur) I 399 —soble un costado (Malt l) I 253 ( P a n t e h r i a ) I 255 •—preparación del cadáver para la sepul tura (China) I I I 340 (incas) I I 737 (península Ibérica) I 241 (yoruba) I 469 (meg iban libios) I 440 —fracti ra de los huesos (Baleares) I 182 440 —mutilación del cadáver (Egipto) I 379 (ibo) I 493 (Mcsopotamia) I 399 (Italia S Champaña Egipto) I 378 —pintura del cad wer (ibo) I 492 (1? ikana) I 253 (Orlhuela) I 192 Cf sepultura caduceo migico (Grecia) I I 75 cielcstls> dios del cielo v diosa del cielo (África blanca) I 419 (galla) I 509 (África blanca Fenicia canarios) I 436 cairns montones de piedras (Carrow Keel) I 175 t utanyas secta visnulta I I I 178 179 cikrapuja ritos secretos (saktlsmo) III 185 dakravartm monarca del mundo (budis mo) I I I 133 206 calcolmco I 236 362 363 I I 428 califa halifa representante del profeta (islam) I I I 16 22 28 32 43 52 53 califato I I I 20 23 24 27 38 52 caligrafía dios de la caligrafía (Chin 0 I I I 369 calvinismo I I 258 340 I I I 694 camaleón héroe cultual mediador (bam buti) I 557 cámaras sepulcrales I 159 161 165 166 167 168 169 173 174 175 176 177 178 179 180 192 360 433 434 (África blanca) I 432 (Ain Riram) I 428 (Cnossos) I 280 (cunama) I 512 (rgipto) I 64 384 385 386 387 (Ellcs) I 430 (meas) I I 737 (Iozere) I 232 (Me dlterrineo) I 191 (mora) I 519 (Su dan) I 387 388 500 (Ur) I 400 401 (el Waledzl) I 453 (Mesopotamia Cer deña America Central) I 358 (penm sula Ibérica Bretma Palestina) I 353 354 ( S i m Palestina Megiddo) I 355 cimillos (vedlsmo) I I I 85 — caminos de salvicion (cf vías de sal vaclon) —camino de fiuddha batsudo (Jipon) I I I 364 camino to de los dioses shin (shmto) I I I 364 camino de los kami (shmto) I I I 365 camino del p u s puro (budismo Japón) I I I 391 camino safar que conduce a Dios (islam) I I I 56 camino de la santi dad (budismo Tapón), I I I 391 cami no de Usas I I 682
—dios de los caminos (Grecia) I I 25 26 36 fantasma de los tres caminos (Grecia) I I 36 campos —campos de los bienaventurados ( r g i p to) I I 559 Campos Elíseos (Grecia) I I 202 campos de menhires (Etiopí i [S ]) I 512 campos de urnas I 202 —dios de los campos (dzukun itikunl I 492 (Egipto) I I 539 (Grecia) I I 25 (Roma) I I 144 —dios de las lindes de los campos ( G r e c n ) I I 25 canción mágica (Grecia) I I 75 candelabro de siete brazos (Israel) III 457 canibalismo I 131 134 (Egipto) I 378 (germanos) I I 290 293 (ibo) I 493 (India) I I I 183 (África Occidental Dahom-y) I 481 —canibalismo ritual (aztecas) I I 720 (mayas) I I 729 (Tlbet) I I I 285 canon budista (cf canon pall) I 64 canon maniqueo I I 487 494 495 516 canon pall I I I 224 225 228 229 230 232 239 242 259 269 6 8 canopa ídolo domestico (incas) I I 735 cánticos (Babilonia Asirla) I I 457 —cánticos mistéricos en honor de Mar duk I I 456 canto y música en el culto (Israel) I I I 476 cantores (maniqueismo) I I 423 (Sumer Akkad) I I 391 407 caos (Babilonia Asina) I I I 437 (shmto) I I I 364 365 Capac Sitúa Raymi fiesta purificatoria incas) I I 736 capillas (Sumer Akkad) I I 404 (maní queismo) I I 526 Capsiense I 239 (Africi blanca) I 425 cara cognatio o canstia (Roma) I I 154 candad (cristianismo) I I I 1 5 1 l 0 9 532 569 candad maitri (budismo) I I I 236 248 candad sadaga (islam) I I I 45 cansmas I I I 569 576 caristia o cara cognatlo (Roma) I I 1?4 carne sarx (maniqueismo) I I 455 510 carnero (Egipto) I 392 I I 538 (gerim nos) I I 322 —carnero del dios del rayo (yoruba^ I 467 474 carnero del dios de 11 tormenta (dagomba) I 492 (Grecia) I 325 carnero del sol (Egipto) I 378 (rezzan) I 476 —carneros negros I 305 —cultos del carnero (bereberes Marruc eos) I 437 —dios carnero (Grecia) I I 92 (men de) I 476 —dios del martillo y del carnero (Afn ca Occidental germanos) I 347 —sacrificio del carnero (Dahomcy) 1 4H1 (yoruba) I 468 475 carpintería dios de la carpintería (celtas) I I 243 carrera de las lupercalia (Roma) I I 143 carreras de botes (China) I I I 337 Carro Mayor (aztecas) I I 714 715 (ma yas) I I 727 carro solar (Calaceite) I 215 (helcnis mo) I I 205 (hmdutsmo) I I I 157 (Trundholm) I I 311
cirta del sello (maniqueismo) I I 531 cartas a los muertos (Egipto) I I 558 casa(s) —casa de las almas (asanti) I 462 (barí) I 518 (Nlger) I 451 —casa de las sillas (asanti) I 463 —casas de los dioses e (Sumer Akkad) I I 403 —«gran casa> e gal (Sumer Akkad) I I 405 —casa del monte de los mundos (Ba bilonia A s m a ) I I 442 —casa de la fiesta bit akitu (Babilo nía Asiría) I I 448 455 (aztecas) TT 717 ceiamica I 192 214 220 224 228 268 454 ÍAfrica blanca) I 4>f (Anghelu Ruju) I 229 (Islas Británicas) I 2?S (Ciem pozuelos) I 171 (Grecia) I 280 (Mal ta) I 255 (pcnin-ula Ibérica) I 214 254 (África [ O 1 Creta Egipto Mesopo tamia Europa [ N ] Egeo Picenum) I 214 (Islvs Brit micas África Occidental Picenum) I 257 (Cerdena península Ibérica El Argar Malta) I 251 (Creta Anatoln Megiddo Biblos Siria Med terrineo) I 270 (Dmam irea Islas Británicas península Ibérica) I 229 (Enrona [ N ] Egeo Crcti Egipto) I 414 ramica mlcenica I 280 cerámica minoica I 236 269 280 cerámica nazca (Perú) I 301 cerámica de bandas B indkerannk I 220 236 (Danubio) I 228 (Europa Centra!) I 222 (Tunngia) I 150 351 c^rimica de cueidas Schnurrke ramik I 220 238 271 273 274 282 295 (Europa [NT.) I 350 cerámica de figuras negras (Giecia) I 280 ce ramica de peines Kammkeramlk I 229 238 cerámica de los vasos I 192 Cf vaso campanifi rmc do (geimanos) I I 300 (ind igermanos) I I 301 (Sumer Akkad) TT 411 —cerdo «mediador» en las ceremonias para conseguir la lluvia (Hierro) I 422 —sacrificio del cerdo (germanos) I I 351
c u ales (shinto) I I I 366 (Sumer Akkad^ í l 411 d os(es) de los cereales (aztecas) TI 711 (China) I I I 303 (Egipto) 11 539 (Sumer Al kad) I I 431 — fiesta de los c u c i k s (p wnee) 11 290 4 * ctreaha fiesta de l i cosecha (Roma) 11 146 ceremonia del nuevo fuego> (aztecas) II 722 Cerveza (Sumer Akk d) I I 411 cesta de la disciplina > V m i y a p i t a k i budismo) I I I 224 cesta referente a la d t c t n n i > Abhidham mapitaka (budismo) I I I 224 cesta de la metafisici> (budismo) III 224 4 cesta de los sutras» Sutrapitaka (bu 1 s mo) I I I 224 cetro de Agamenón (Queronea) I 303 cerro de Zeus (Queronea) I 303 chamanes (Corea) I I I 346 351 (germa nos) I I 281 (semang) I 567 —luchas de chamanes (Asia [ N E 1) I I 285 chamanismo I 23 347 543 544 I I 88 I I I 346 (aztecas) I I 712 (China) I I I 301 303 341 (esquimales) I I 781 (ger manos) I I 279 280 278 284 (si nto) I I I 375 (Tlbet) I I I 284 —chamanismo por externacion TI 281 chamanismo por posesión I I 281 —papel de la mujer en el cham ni mo I I 280 Chang dinastía I I I 348 thatta ah pecado (Israel) I I I 446 chálense I 113 ch eng shih tsung secta (budismo Japón) I I I 382 chesed (Isiael) I I I 417 420 424 426 443 Ch mg dinastía I I I 324 325 cnivo expiatorio (Babilonia As n a ) II 457 (ibo) I « 8 502 (judusmo) III 492 —chivo expiatorio humano (Afr ca Oc dental lbo) I 498 }00 (Af ca Occl dental Grecia Atenas Leueas Jonios Asia Menor Colofón Massi h a Abdera) I 326 327 chlystl flagelantes o gentes de Dio» sec ta rusa I I I 646 647 648 650 652 654 choes fiesta de las jarras (Atenas) I I 42 chos skyon protectoies de la doctrina (Ti bet) I I I 289 1 0 Chou dinastía I I I 298 300 304 307 309 310 316 348 Christes zespehan I I 6 8 8 l s 690 c l u e she tsung secta (budismo Japón) I I I 382 chvarna < esplendor de la g l o r n > símbolo de la luz (Zarathustra) I I 604 617 ciclo I xi 3 5 " 64 130 540 I I 670 (az tecas) I I 719 (Babilonia A s m a ) II 436 437 (brahmamsmo) I I I 114 124 123 (Cananas) I 437 (Chini) I I I 305 312 342 (confuclamsmo) I I I 308 (Co rea) I I I 347 (Egipto) I I 539 (ger manos) I I 319 (hmduismo) I I I 185 (islam) I I I 11 (Israel) I I I 427 (jims mo) I I 204 205 (judaismo) I I I 486 491 495 498 (mamqueismo) I I 503 (shmto) I I I 364 367 377 378 (Sumer Akkad) I I 383 401 ( u o i s m o ) I I I 327
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vedismo) I I I 85 87 91 92 100 (Za rathustra) I I 617 —cielo pétreo I I 319 1 2 1 cielo primor dial I I I 328 cielo invertido del reí no de los muertos (Fgipto) I I 560 te cer c elo I I I 494 ciclo lugar de resi lencia de h s al mas (dinka) I 516 (Egipto) I 392 —cielo paraíso (mayas) I I 728 (Zara thustra) I I 613 —reino del Sabio Señor (Zarathus tra) I I 613 —remo del señor del cielo (China) I I I 301 -svarga (budismo) I I 645 I I I 240 24328 altar del ciclo (China) I I I 309 iscension a los ciclos — isce íslon de Jesús a los cielos I I 203 I I I 523 536 548 567 (islam) I I I 31 —ascensión de Mam al cielo I I 493 517 531 532 —ascensión de Mithra I I 205 viaje al ciedo (budismo chino) I I I 333 viaje del alma al cielo (h di iconos y de los sacerdotes (mam queísmo), I I 529 —consagración del templo c n m n u (Su mer Akkad), I I 391 407 consagración del templo de Jerusalen I I I 414 460 consensus doctorum, ígma (islam) I I I 30 37 38 63 61 conservación del cadáver (cf cadáver) consolamentum (cataros) I I 521 constelaciones (hinduismo), I I I 157, (ma yas), I I 727 —mitos de las constelaciones (bereberes tuaregs), I 445 construcción (cf sacrificios ofrecidos du rante la construcción) consuaha, fiesta (Roma) I I 144 145 consulta oracular de los muertos (Cana rías), I 413, (Grecia), I I 75 93 —incubación en los sepulcros (canarios libios bereberes Malta griegos), I 421, incubación en el templo de los muertos (serer África Occidental), I 497 contemplación (helenismo), I I 206, (taoísmo), I I I 317, (Zaiathustra), I I 597
continuidad cultural (Creta), I 278; (Grecia), I 280 283 289 (islam), I I I 63, (península Pirenaica), I 216 217, (Breta ña España Grecia Galla), I 203, (Creta Micenas), I 275, (Grecia Creta), I I 11 12 controversia Babel Bibel, I I I 679 ! 2 controversias cnstológicas, I I I 580 597 599 627-630 controversia iconodasta, I I I 580 conventículos órneos, I I 95 115, (Grecia) I I 119 123 conventos (aztecas), I I 723, (Babilonia A s m a ) , I I 451, (budismo), I I I 225 247, (islam), I I I 6 1 , (maniqueísmo), I I 525, (Tibet), I I I 285 —«Convento del caballo blanco», I I I 320, convento Dabra Líbanos, I I I 620, convento Dar Udz Zafaran, I I I 610, convento Mar Antun, I I I 618 619, convento Mar Ignatios, I I I 610, convento Mar Marharak (Mar Falut) I I I 618, convento de San Marón, I I I 629, convento Rabban Hormuzd, I I I 604 605, convento de las vírgenes del sol (incas), I I 735 conversión, I I 231, (budismo), I I I 244, (cristianismo), I I I 502 558 560 561 (eslavos), I I I 580, (islam), I I I 28 617, (Israel), I I I 465 469 474 476, (judais mo), I I I 488 501 —conversión d e Ooóoveo, I I I 582 —conversión de San Pablo, I 27, I I I 568 573 coptos, I 5, TI 538 550, I I I 592 616 618 619 657 —coptos católicos, I I I 592, coptos mo nofisitas, I I I 592 —patnarcas coptos, I I I 620 cópula (cf cohabitación) (brahmanismo) IIT 124, (germanos), I 311, (hmduis mo), I I I 184 1 6 4 185 186 — cópula de la reina con el caballo sacn ficado (Grecia India), I 295 —cópula sobre una piedra (St Guiller mo TFinistére]), I 217 Corán, cf Anti-Corán Qur'an (índice A) «coraza de oro», I I I 327 corazones sacrificio de corazones (incas) I I 733, sacrificios humanos con extrac ción del corazón (península Ibérica), I 218, (yoruba), I 477 combantes, I I 181 4 8 corona de cuernos, emblema de los dioses (Mesopotamia), I 406, (Sumer-Akkad), I I 395 402 409 coronación del sacerdote (Grecia), I I 62 1 5 2 corporeidad de los daimones (helenismo) I I 186 corporeidad de los dioses (Giecia), I I 54 corte del cabello (islam), I I I 49 cortejos (Grecia), I I 69 -—cortejos enmascarados en honor de Dionysos (Grecia), I I 41 42 111, cor tejos fálleos en honor de Dionysos (Grecia), I I 43, cortejos funerarios (China), I I I 296 302 307 340, (Gre cía), I 273, cortejo de los maruts (India), I I 682, cortejos de Nochcbue na v Año Nuevo (eslavos) I I 361 cortejo de los perthten (gt ríñanos) II 280
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cosecha —fiesta de la oración de la cosecha (Ja pon), I I I 375 —oráculo de la cosecha (eslavos), I I 360 —sacrificios en los ritos de la cosecha (Corea) I I I 347 —sacrificios humanos en los ritos de la cosecha (bereberes Europa), I 448 449 cosepulturas, I I 690 691, (barí), I 520, (China), I I I 301 340 (germanos), I I 29Q16* 292 (Sudán) I 454 455, (Ur Furopa Occidental) I 401 —cosepultura del séquito del monarca (Abydos) I 379, (anuak), I 519, (Be nin), I 487, (Japón) I I 288, (yorn ba), I 468 469, (Ur), I 399-401 II 414 Cf sacrificios humanos a los muertos cosmogonía (bambuti), I 557, (incas), I I 734, (mamqueísmo) I I 489 496 500 515 (semitas) I I 95 (Sumer Akkad), I I 431 —cosmogonías pregnegas, I I 106 —cosmogonía de los Upanisadas, I I I 119 couvide (germanos), I I 320 1 2 6 . cianeo-, —cráneos de asnos sobre mástiles (indo germanos), I I 306, cráneos de caba lio sobre mástiles (germanos), I I 305 306 cráneos de caballo sobre mcnhi res (Mané Lud), I 181, cráneos de renos sobre postes (germanos) I I 305 —cráneos humanos (hinduismo), I I I 144 145 183, cráneo reliquia soporte del muerto (ibo Nigeria), I 492 —culto a los cráneos, I 493, (Asia Europa), I 515 —culto a los cráneos de los équidos (mdogermanos), I I 306 —sacrificios de cráneos, I x, I I 694, (esquimales) I I 305 creación (aztecas), I I 711 718 722, (Babilo nía A s i n a ) , IT 448, I I I 680, brahma nismo), I I 642, (Grecia), I I 107, (ín dogermanos), II 672 675 669, (Israel), III 428 680, (yamana), I 135 138, (Za rathustra), I I 606 —creación de Ahura Mazda (Zarathus tra), I I 614, creación de Vac —piakr ti = sakti = maya (hinduismo), IIT 139 —creación de los dioses (bhil), I 125, creación de los espíritus (bhil), I 127 —creación del hombre, I 105 111 117 118, I I 219, (bambuti), I 117, (bhil), I 124 126 127, (meas), I I 731 734, (islam) I I I 10, (mayas), I I 728 —creación del hombre de la sangre de un dios rebelde (Babilonia Asi n a ) , I I 450 462 —mito de la creación del hombre (bambuti), I 556 557, (germanos) I I 333 — creación del mundo, I 315, I I I 98, (Babilonia A s i n a ) , I I 462, I I I 679, (bambuti), I 555, (bhil), I 127, (China), I I I 298, (Egipto), I I 543 538 539 541 542, (hmduismo), I I I 135 141, (inca-), I I 734, (Israel), I I I 408 437 679, (kol munda), I 124 2 i (ma vas), I I 728, (shmtó), I I I 364, (taois mo), I I I 312, (vedismo) TTÍ 93, (Za rathustra) TI 594 617
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INE3ICE E
-—creación del mundo por generación (Egipto) I I 550 —creación del mundo como un juego de Dios (lila) (mduismo) I I I 141 —creación de las tinieblas y la noche por Ahriman (Zarathustra) I I 591 594 614 —creación del universo (Tgipto) I I 548 549 552 —creación por emanación (maniqueis mo) I I 501 creación por emanación de Dios (srsti) (hinduismo) I I 642 I I I 141 149 —crcatio ex nihilo I 127 555 —fiesta de la creación en honor de H u í racocha (incas) I I 737 —mitos de la creación (asanti) I 460 ( a t e c a s ) I I 718 (bambuti) I 55( 557 (bhil) I 125 (brahmanismo) I I I 10? 113 b 0 (Dahomey) I 479 480 (Egipto) I I 548 550 (quiches) II 728 (vedismo) I I I 96 (yoruba) I 471 (baria cunama) I 510 —poema de la creación (Babilonia Asina) I I 425 426 434 435 437 444 450 460 462 469 (Sumer Ak kad) I I 379 creador I I 683 (brihmamsmo) I I I 108 (indogermanos) I I 684 (mayas) I I 725 —creador de ciclos y tierras (India) I I 664 ( I s n c l ) I I I 440 creador de las cosas (brahmamsmo) I I I 123 crea dora de los hombres (bhil) I 124 (galla) I 509 creador de las monta ñas (mayas) I I 727 creador del mun do y de los dioses (brahmanismo) I I I 108 109 creador del mundo y de l i s hombres I 47 ere idor del mundo (hinduismo) TU 145 153 173 1 4 J (ve dismo) I I I 96 creadora del mundo inferior (asanti) I 459 creadora de las plantas (mcis) I I 733 creado) del universo (Egipto) I I 548 552 creador impersonal (brahmanismo) I I I 109 hambre (brahmamsmo) I I I 109 tiempo (brihmamsmo) I I I 123 — creador personal I 121 demiurgo (mamqutismo) I I 487 disco solar (Egipto) I I 544 luna (incas) I I 277 mago (brahmanismo) III 130 131 padre primordial (bambuti) I 564 ser superior femenino (galla) I 509 tierra (asanti) I 459 ( b i n a cunama) I 510 —bisexualulad del creador I I I 97 (India) I I I 48 153 l j - d i o s creador I 121 145 549 550 ( i / tecas) I I 711 (bambuti) I 554 5?5 614 (Bcnm) I 485 (bhil) I 124 (Egipto) I I 543 546 548 (hinduis mo) I I I 144 155 173 (índofeumanos) II (7? 675 (islam) I I I 25 (Islandia) I I 288 (Israel) I I I 440 (mayas) 11 Pl (shinto) I I I 364 (Zar-nhusti i) I I 590 (darassa konso) I 514 dios creadora (Dahomey), I 479 480 482 483 —dios del cielo creador I 563 (ma yas) I I 725 (Zarathustra) I I 594 —dios padre creador I 568 —dios supremo creador I xi 47 (chenchu) I I 633 (Dahomey) I 479, (Egipto) I I 547 552 (galla) I 508, (hinduismo) I I I 145 (ídzo)
I 458 (incas) I I 731 (jukun [ d / u k u n ] ) I 458 (kolli malaiyali) I I 635 (mayas) I I 725 (nikundo) I I 680 (silluk) I 515 (yache) I 503 (baria cunama) I 510 —diosa de la tierra creadora (Daho mey) I 482 483 bisexualidad del dios creador (Daho mey) I 479 (baria cunama) I 510 —culto al dios creador (yoruba) I 472 sacrificios al dios creador (do gon [ h a b e l ) I 451 (galla) I 508 (yoruba) I 472 —espada del dios creador (Dahomey) I 481 —fuerza del dios creador I I 679 credo —credo de Abu Hanifa (islam) I I I 25 credo de al As ari (islam) I I I 27 credo de as Smusí (islam) I I I 29 credo del islam I I I 40 —credo de los apostóles I I 158 cremación I 181 186 190 192 194 216 275 352 364 I I 312 (aztecas) I I 724 (Bélgica) I 175 (Bretaña) I 166 (Is ías Británicas) I 227 (Carrow Keel) I 175 (Chmsi) I 262 (eslavos) I I 360 (ctruscos) I 260 (germanos) I I 313 (Grecia) I I 66 (Halos [Tesalia]) I 285 (Italia) I 256 (Lacio) I I 137 (Malta) I 255 (mayas) I I 730 (Meso potamia) I 395 399 (Micenas) I 272 (Palestina) I 355 (península Ibérica) I 188 (semitas) I 356 (yokut) I I 294 (yoruba) I 478 (Alemania Escindina vía) I 192 (Alemania [ N ] Escandí navia) I 224 (Europa Occidental Gre c i Micenas) I 304 305 (Serse! Atlas sa ha u n o ) I 434 —cremación como preparación de la se pultura secundaria (cf sepultura en dos tiempos) I 408 —cremación de las bruj as (germanos) I I 293 cicmicion de las viudas (In día) I I I 106 183 192 —lugares de cremación (El Adcimch) I 363 (Bab edh Dhra ) I 359 (Gre cía) I I I 347 (Dzeser [ G e s e r l ) I 356 (Fheth) I 193 (lm duismo) I I I 144 (M cenas) I 280 Cf mcmei ación creyentes vie]os starow jcrzi (Rusia) III C40 641 656 ci idoies de renos I I 30;> cusís de la religión I 54 55 cristiandad —cristiandad oiiental I I I 46 574 584 )87 664 cristiandad ortodoxa III 574 584 587 (64 —cristiane! id(es) primitivas III 518 670 (Asia Menor) I I I 515 516 (Ga 1 i c u ) I I I 571 cristiandades de la gentilidad I I I 569 (Jerusalen), I I I J12 cnstiandad j u d n I I I 572 cris tianda 1 helenística Til 514 c r i s t n i didcs p ulmas I I 224 225 I I I 514 517 562 564 565 566 561 568 5(9 570 571 573 cristianismo I 2 3 21 35 52 54 96 144 234 I I 12 142 156 158 163 165 175 251 258 259 261 289 332 337 339 342 34)347 349 350 3?6 359 362 483 486 488 489 490 491 495 579 595 603 609" 616 618 648 654 664 I I I 11 46 53 78
MATER i AS 151 1 0 9 187 209 220 299 309 330 399 708 cristianismo abisinio TTT 593 cristianismo árabe I 562 cristianismo copto I I I 633 cristianismo coreano f í l 355 356 cr stianismo europeo I I I 6°6 cristianismo indio I I I 191 198 C21 cristianismo japones I I I 379 cristianismo persa I 619 cristianism ruso I I I 637 657 cristianismo siru IIT 633 701 —cristianismo gnóstico I I 491 (mam queismo) I I 517 crucifixión de Maní (mmiqueismo) I I 493 517 531 cruel fixion de Orfco (Grecia) I I 115 8 2 —crucifixión de Jesús (cnsti mismo) I I 226 230 (islam) I I I 31 (maniqueis mo) I I 507 —crucifixión cósmica de lesus p a t i b i h s (mamqueismo) I I 511 517 519 — aenficios humanos por ciucifixion (Bemn) I 486 (ibo) I 500 cruz (cristianismo) I I 230
791
—cruz gamada I I 311 1D * (Teleilat Ghassul) I 364 cruces giratorias (ger manos) I I 311 (ma niqueismo) I I 507 511 cruz símbolo de la redención (cristianismo) III 707 —misterio de la cruz I I I 513 —scandalum ciucis I I 230 cruzadas I 4 I I I 22 592 610 611 618 627 630 cuadrúpedos seres infernales (maniqueis mo) I I 498 cuáqueros ITI 651 cuarto mandamiento I I I 448 cuaternidad suprema (maniqueismo) II 498 < cuatrocientos conejos > centzon totochtin (aztecas) I I 717 «cuatrocientos del Sur centzon huitznaua (a/tecas) I I 712 cuentos (Alemania) I I 335 (África blan ca Europa) I 344 cuerno(s) —cuernos de la abundancia (hmduismo) I I I 152 cuernos del altar (israelitas egipcios) I 304 < cuernos cultuales (Nora Algarve Creta) I 238 —corona de cuernos emblema de los dioses (Mesopotamia) I 406 (Sumer Akkad) I I 395 —imagen con cuernos (ibo) T 496 Cf horns of consecration cuerpo soma (maniqueismo) I I 495 496 510 518 —cuerpos de Buddha I I I 2(9 272 277 385 cuerpo de amor sambhogakaya I I I 271 cuerpo de la beatitud I I I 277 cuerpo del dharma dharmakaya ITT 245 271 cuerpo de la doctrina I I I 270 cueipo mágico nirmanakaya I I I 271 286 cuerpo material rupaka va I I I 245 cuerpo nacido de si mis mo svabhavikaya I I I 277 —cuerpo de Cristo I I I 569 cuerpo místico de Cristo I I 227 I I I 568 586 —cuerpos (— imágenes) de los dioses (Tgipto) I I 547 cuerpo del dios shmtai (shunto) I I I 368 < cuerpo de dolor > yatamadeha (hmduismo) III 164 cuerpo futuro tan i pasen (Za rathustra) I I 607 cuerpo de muerte pretadeha (hmduismo) I I I 164 «cuer po del pecado» (maniqueismo) II 510 «cuerpo de placer» bbogadeha (hinduismo) I I I 164 c ervos (celtas) I I 241 (tlmgit) I I 327 cuevas (Lascaux [Dordona]) I 202 —cueva de las alm s I 361 —cuevas cultuales I 290 (Arkalakori [Creta]) I 277 ( O r n a r e s ) I 280 (Cnossos) I 281 (Creta) I 258 277 (Grecia) I 325 I I 92 (Ida) I 298 (Ifrmdekl) I 439 (Patso) I 280 (Petra) I 360 (Psicro) I 278 280 295 298 (asaiti L e b i d c i ) 1 3 3 0 (Iuktas Patso Petsofi Pilero) I 288 (Micenas Creta) I 300 cuevas habitación (Ba leares) I 182 (Cananas) I 415 416 (Cerdena) I 243 (Italia) I 256 280 cuevas de pisos (Perales de Tajuna) I 161 190 (Ge/cr [Dzeser]) I 359 360 (Main) I 161 (Mediterráneo Siria Palestina) I 190 (Palestina Gran Ca
792
ÍNDICE E
n a n a Thibilis [Anuna]) I 432 d e n ínsula Ibérica) I 161 ( W i d i Anuid) I 35} (Kal at Ibn Maan G i a n Cana n a Tell Dzeser) 1 355 356 cue\as se pulcrales I 158 161 162 (Ain Riram) 1 428 (Am Ycbrad) I 357 (Alb m [Granada]) I 190 191 (Cerd n i ) 1 ">43 (Dzeseí [GezerD I 356 (Ten c u ) I 35t> (Niger) I 451 ( P a i a l I 360 (Saron) I jo7 (Mediterráneo E u r o p í [ O ] ctrusco ) I 262 (TLne rife Canarias) I 411 412 cuevas se pulcrales artificiales I 158 178 (Bre tana) I 166 ( I t i l u ) I 256 (Pan Monn) I 161 (Baleares Mediterra neo) I 181 (península Ibérica Me d i f r r a n e o ) I 188 —ciudad de cuevas (Pelra) I 360 367 I Ielde) I 415 culpa (helenismo) I I 222 culpa colee tiva (Tsrael) I I I 449 cultivadores primitivos I I 201 279 c alturas primarias de los cultivadores I ix —religiones de los cultivadores m tnai cales I x cultivo del suelo dios del cultivo del sue 10 (mayas) I I 727 culto I 35 69 137 142 223 54? (isantl) I 465 I I I 694 (aztecas) I I 722 723 (Ba biloma Asina) I I 425 440 447 465 466 (Benm) I 486 (brahmamsmo) I I I 187 230 (budismo hmayana) 111 259 (bu lismo mahayana) ITI 265 269 (celtas! 11 244 246 24X250 252 (China) I I I 797 303 336 (chlystl) I I I 647 (con fuciamsmo) I I I 306 (Creta) I 302 320 (cristiandad oriental) I I I (59 664 (Egip to) I I 193 196 223 224 564 (Etiopia) I I 1939» (Grecia) I I 34 46 55 61 77 81 91 97 101 102 105 108 118 (hele msmo) I I 167 189 192 193 198 21} 216 217 223 224 (hmduismo) I I I 141 143 160 167 170 173 186 (incas) I I 734 737 728 (India) I I I 189 (Irlanda) I 367 (islam) I I I 18 28 43 ¿4 (Israel) I I I 408 427 452 453 458 476 (Tapón) I I I 348 (jimsmo) I I I 206 208 (|u daismo) I I I 489 491 (mayas) I I 72) (mamqueismo) I I 526 532 (megalitico) I 158 241 (Mesopotami 1) I 405 (par sis) I I 582 (Persia) I I 224 (Roma) I I 78 151 (Rusia) I I I 64) (shinto) I I I 365 373 376 (Siria) I I 1) VI 224 (Sumer Akkad) I I 396 402 41' (vedis mo) I I I 82 83 86 (Zai nhustia) I I 601 (03 607 625 (Mesopotamia Asia A m e n o r Egipto Grecia) I 312 culto aniconico (Zarathusun) I I 591 culto ciudadano I 318 culto cotidi i no (shinto) I I I 369 375 culto do mestlco (Creta) I 279 (judaismo) I I I 500 (vedismo) I I I 92 culto especiales de las muleles (Grecia) II 103 culto estatal ( G r c c n ) I I 70 183 184 (Roma) I I 140 148 culto fa miliar (Roma) I I 138 cultos locales (Egipto) I I 544 552 (Grecia) I I 78 80 (India) I I I 131 132 137 143 (Sumer Akkad) I I 380 cultos ma trnrcalcs (India) I I I 184 cultos m stencos (Grecia) I I 56 " 71 78 79 Í09 131 (helenismo) I I 168 213 cul t ) oficial (Chini) I I I 297 303 (Is
;
rael) I I I 558 cultos orgiásticos (Asia Anterior) I 316 (Creta) I 323 (Gre cía) I I 39 111 culto privado ( C í e cía) I I 27 114 (Israel) I I I 406 407 (vedismo) I I I 92 culto publico (Gre cía) I I 24 41 108 112 113 114 184 190 193 (helenismo) I I 167 184 187 189 culto simbólico (hind nsmo) I I I 167 —culto eleusmo (Grecia) I I 23 31 123 124 128 culto haoma (Zarathustra) TI 601 602 604 625 cultos idolátricos (Israel) I I I 456 461 475 culto ortico (Grecia) I I 122 culto sinagopal (ju daismo) I I I 490 500 502 508 —cultos agrarios (Eurafnca) I 315 cul to de la fertilidad I 53 I I 126 « (Asia Anterior) I 364 (índogermanos India) I 365 Maniré Beth El) I 367 culto de la tierra I 53 (Chi na) I I I 335 (Grecia) I I 29 45 —culto del falo I 330 (megalitico) I 180 (shinto) I I I 368 (Etiopia Sldamo) I 515 culto del falo de los équidos (índogermanos) I I 324 culto del linga (India) I I I 154 —culto a las aguas I 186 (hinduism i) I I I 161 (galla) I 509 (África roma na romanos cartagineses bereberes) I 439 culto a las fuentes I I 684 (ga Ha) I 509 (celtas Egeo) I 337 (Afn ca romanos cartagineses bereberes) I 439 culto al m a r (celtas) I I 238 239 240 culto a los n o s I 332 (África Occidental) I 332 333 (asanti) I 459 (Egipto) I I 539 (Galla orlen tal y cisalpina) I 335 (mdogerma nos) I I 684 (celtas Egeo) I 3?7 (África romana romanos cartagineses bereberes) I 438 —culto a los animales I 283 315 I I 273 (Egipto) I 377 378 381 393 I I 556 (hmduismo) I I I 1(0 161 (In día) I I I 161 culto de bovidos ( E M P to) I I 538 (germanos) I I 273 culto del caballo (germanos) I I 310 (Ja pon) I I 314 (mdogermanos germanos) I I 304 309 culto del carnero (bere beres Marruecos) I 437 culto del oso (amu) I I 328 329 330 (germanos) I I 325 culto de la oveja (África blan ca) I I 323 (libios) I 437 culto de la serpiente (hmdulsmo) I I I 158 160 (Tibet) I I I 285 (darassa konso) I 514 (Grecia Roma Escandinavia) I 294 culto del toro (Israel) I I I 476 (Mediterráneo) I 182 culto de la v i ca (India) I I 647 culto del becerro de oro (Israel) I I I 425 445 —culto a los antepasados I 23 158 320 325 344 440 441 524 541 542 543 549 553 II 330 I I I 700 (África) I 458 (Afnca Occidental) I 290 309 (Afr ca romana) I 439 ("santi) I 458 462 465 (barí) I 517 (Benm) I ÍV5 (bereberes) I 445 (Cananas) I 420 4^2 (China) I IV I I I 307 323 326 (confucianismo) I I I 308 (Co rea) I I I 348 (Creta) I 315 323 (Dahomey) I 479 483 (eslavos) I I 358 361 (galla) I 510 (germanos) I I 283 351 (Grecia) I 308 311 (Hierro) I 421 423 (ibo) I 489 (meas) I I 731 (India) I I 699 (Ja
pon) I I I 371 (Mamre Beth El) I 367 (megalitico) I 311 352 510 5¿ 516 I I 283 391 (Mesopotamia) I 409 (Senegambla) I 505 (Micenas) I 313 323 (Palestina) I 367 (Petra) 1 360 (silluk) I 517 (shinto) I I I 366 369 371 377 (Ur) I 402 (yoru ba) I 467 470 (7arathustra) I I 625 ( b i m e u n a m a ) I 511 512 (Creta Mi cenas) I 315 323 (Gozo Malta) I 251 (lango ni lotes) I 518 (Micenas (C reta) I 272 277 (romanos etruscos) I 263 (Siria Palestina) I 264 (Ur Mediterráneo África Occidental) I 402 - c u l t o a los astros (Babilonia A s m a ) I I 475 (bereberes) I 445 (galla) 1 509 (helenismo) I I 178 (canarios Europa Occidental) I 418 419 culto de la luna (celtas) TI 239 240 (vedlsmo) I I I 157 (Egipto Lago Tritón Marruecos) I 437 culto al sol (Babilonia Asina) I I 440 (cel tas) I I 239 240 (Corea) I I I 347 (Egipto) I I 542 545 560 (eslavos) I I 360 (incas) I I 730 732 733 73b (índogermanos) I I 312 697 698 I I I 83 (Japón) I I I 371 (libio ) I 437 (shmto) I I I 371 (kwawanyamwezi) I 458 culto del disco solar (Egipto) I I 544 I I I 438 —culto al cielo I I I 700 (China) I I I 337 —culto a los cráneos I 492 (Asia Afr ca) I 515 culto de cráneos de cqu dos (índogermanos) I I 306 culto a los diamones I 527 ( b r i h m i msmo) I I I 78 (helenismo) I I 186 (Isi i d ) I I I 478 —culto a los dioses —culto a los asuias (vedismo) III 88 —culto a los devas (vedlsmo) I I I 81 88 91 —cu to a las diosas (India) I I 647 ( H a l T a r x i e n ) I 252 —culto a la diosa madre (hinduismo) I I I 147 157 (India) I I I 89 (ve dismo) I I I 89 —culto a la magna mater I 319 (Asia Anterior) I I I 89 (Roma) I I 149 —culto a la diosa de la naturaleza (Creta) I I 11 37 —culto a las diosas del palacio (Mi cenas) I 3?2 —culto a la diosa de la tierra (asantl) I 459 (Creta) I I 11 (Danubio) I I 8 (ibo) I 489 (lobi) I 490 —culto a la diosa de la vida I I 28 —culto a los dioses de las aguas (asan ti) I 457 culto al dios del mar (Grecia) I I 2? culto a los diose de los n o s (Grecia) I 331 332 c lto a los dioses de los astros (Ti bet) I I I 285 culto a los dioses de h luna (Tibet) I I I 285 culto al dios(a) del sol (África romana) I 436 (hmduismo) I I I 157 (ibo) 1 489 (shmto) I I I 375 (Tibet) I I I 285 (yoruba) I 477 478 —culto a los dioses buddhas I I I 264 —culto a los dioses caritativos (hele msmo) I I 2^3
793 —culto al dios leí ciclo (Dthc rev) I 483 (habbe) I 505 (yorub ) I 472 (dmka nuer b e n ) I 516 —culto al dios halcón (Egipto) II 542 —culto il dios del hogir (China) TTT 337 —cult) a los dioses locales (Fjipto) I I 555 556 (Sumer Akkad) TI 380 —culto a los dioses menores (Corea) I I I 347 (Grecia) I I 79 culto a los d oses olímpicos (Gre cía) I 306 318 I I 7 4 " " —culto al dios de la selva (bambuti) I 558 561 —culto al dios supremo I 116 137 456 512 543 549 (asanti) I 456 (bambutl) I 553 (Canarias) I 418 (ibo) I 494 (India) I I I 131 (in dogermanos) I I 8 (lotuko) I 521 (mcgahtlco) I 3-P (Mamr Beth El) I 367 (Siria Palestina Cana rías) I 456 —culto a los k i m i (shlntc) I I I 38"> —culto de A d i b i ^ d h a (Tib t) I I 342 cu'to de Ad ÍJ (vcdismo [India I I I I Í9 culto de los adityis (vedis mo) I I I 91 culto de Adonis (Si i n helenismo) I I 1S9 197 199 cul to de Afaia (Fgini) I I 81 cuite de Agnt (vedlsmo) I I I 83 culto de Ahura Mazda (7arathustra) IT 591 culto de A m i d i (budismo Chi na) I I I 329 cuite de An (Sumer Akkad) TI 384 culto de Anu (Ba biloma A m a ) I I 431 432 culto de Amon (Egipto) I I 542 (libios) I 4V culto de An (Sumer Akkad) I I 3S3 culto de Apolo (Grecia) I I 32 33 39 78 81 87 88 (Troya) II J 7 culto de Ares (Grecia) I I 7( cuite le Artemis (Cnidos) I 323 (G e c u ) I I 35 37 38 culto de A clcpios (Grec a) I I 93 103 I 51 culto de Atargatis (Bambyke) II 210 c lto a Atenea (Aten is) I 322 I I 25 80 81 (Lindos) II 171 2 8 (Micenas) I 322 culto de Atis (helenismo) I I 198 200 culto a Automatia (helenismo) I I 18 9 culto de Baal de Tiro TU 461 475 476 culto de Bau (Sumer Akkael) I I 394 culto a Bel (Babilonia) I I I 434 culto de Bendis (Grecia) I I 36 J f culto de Buddha (budismo) I I I 244 258 701 (budismo China) I I I 321 (budismo Japón) I I I 382 culto de los buddhas (budismo) I I I 274 culto de los Cabiros (Gre cía) I I 79 (helenismo) I I 185 cultos de Cibeles (Frigia Roma) II l j 2 (helenismo) I I 198 200 culto a Demeter (Eleusls) I I 2 2 J 9 29 30 31 39 123 culto a Dionysos ( A s n Menor) I I 40 43 190 (Beocia) I I 39 (Frigia) I 316 (Grecia) I 316 482 I I 28 39 40 41 4? 43 78 79 87 97 111 112 113 111 (helenismo) II 40 190 191 193 204 205 (India) I I I 143 1 0 3 (Italia) I I 190 191 192 (Macedoma) I I 103 (Tracia) I 316 I I 338 culto de los Di jseu ros (Esparta) I I 185 (germanos) I 347 culto de Fa (Babilonia Asi
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ÍNDICE E
na), II 438 466, culto dt Enlü (Sumer-Akkad), II 386, culto de Freyr (germanos), II 290 337, culto de Ge (Grecia), II 30, culto de Hefalstos (Grecia), II 27, culto de Hcra (Argos), II 23 81, (Tilinto), I 322, culto de Hcrmes (Giccia) II 26, culto de Hestn (Grecia), II 24, culto de Hubal (Arabia), III 9 10, culto de Huitzilopochtli (aztecas), I i 720, culto de Inanna (Suiner Akkad), II 384, culto de Isis (geimanos), II 338, (Grecia), II 193, (Roma), II 152, culto de Istar (Mesopotamia), I 405, culto de Juno (Roma), II 145, culto de Júpiter (Roma), II 142, culto de Kall (hmduismo), III 148 169, (Roma), I 306, culto de Lug (celtas), II 243, culto de Marduk (Babilonia Asina), II 434 456 473, III 434, culto de Meter (Grecia), II 29, culto de Mithra (Asia Menor Irán), II 161, (germanos), II 338, (helenismo), II 189 203 207 224, culto a Nabu (Ba bilonia-Asma), III 434, culto de Nebo (Babllonia-Asina), II 445, culto de Odm (germanos), II 291, culto de Osiris (Grecia), II 193, (helenismo), II 200, culto de Pachacamac (incas), II 732, culto de Perum (eslavos), II 359, culto d. Radha (hindulsmo), III 179 J ", cul to de Re (Egipto), II 545, culto de Riedcgost (eslavos), II 359, culto de Samas (Babilonia-Asina) II 440 culto de Sin (Babilonia Asma), Ir 439, culto de Siva (hlnduismo), III 136 147 158, culto de Svantev.t (eslavos), II 359, culto de Serapis (helenismo), 11 168 172, (germanos) II 338, culto del Sol Invictus (Ro ma helenismo), II 210 211, culto de Tammuz (Sumer-Akkad), II 473 culto de Tyche (helenismo), II 182 183, culto de UUr (germanos), Ií 323, culto de Varuna (vedismo) III 87, culto de Vcsu (Roma), 11 138, culto de Wodan (germanos) II 291, culto de Wolzi (germanos) II 324, culto a Yahieh (Israel) I 366, III 406 411 412 414 423 427 428 439 440 444 456 461, culto a Zeus (Grecia), II 16 19", (dorios Creta), II 9 —culto a los espíritus de las aguas (ga lia), 1 509, (Grecia), I 331, (kaffa), I 510, culto de los espíritus de los arboles (galla), I 509, culto de los espíritus de la naturaleza, I 543, (Co rea), III 347, (mcgahtico), I 344, culto a los fravaschl, espintus pro tectores de los muertos (Zaiathustra), II 616 —culto al fuego, II 350, (eslavos), II 359, (güíacos), II 3281"1, (maniqueís mo), II 517, (Persia), II 493, (shm to), III 367, (vedismo), III 86, (Za íathustra), II 593 596 614 616 —culto a los genios, I 34 —culto a los heioes, I 34 525 526 527 528, (África [ E l ) , I 496, (África negra), I 495, (África romana), I 436 439 (bereberes), 1 447, (Cerdeña), I
249 250, (Dahomey), I 483; (Delfos), I 249, (Egipto), I 383 391, (germanos), I 346; (Giecia), I 249 280 282 294 295 2% 297 298 318 329 332 376, II 67-68 79 88, (helenismo), II 165 187, (hindmsmo), III 160, (Irlanda), I 335, (shintó), III 369, (silluk), I 515 516, (Suecia), I 349 —culto a los muertos, I 164 165 166 172 176 179 184 189 193 207 242 260 541 542 543 562, (Atenas), I 290, (Babedh Dhra'), I 359, (Benm), I 488, (Cerdeña), I 244 249, (China), III 301 326 340, (Creta), I 312, II 11, (Dzeser), I 357 367, (Egipto), I 183 377 383 385 386 388 389 390 391 524, II 558 571, (etruscos), I 261 262, (germanos), II 274 291 306 311 312 313 314 326, (Gizeh-Egipto), I 386, (Grecia), I 280 306 308 309, II 44 48 62 64 67, (meas), II 733, (ín dogermanos), II 688 691, (kaffa), I 510, (Kivik), I 215, (Malta), I 254, (Man), I 399, (megalítico), I 158 161 183-218 387 389, II 292, (Mesopotamia), I 389 396 409, (Los Millares), I 179, (El-Oman), I 377; (Palestina) I 367 442 (península Pirenaica), I 392, (Petra), I 360, (Platea), I 308, (shmtó), III 368, (süluk), I 517, (Sudán), I 452, (Tenerife), I 420, (Ur), I 368 401; (acoh dzapaluo), I 519, (África [O ]-Creta-Egipto-Mesopotamia Europa [N ]-Egeo-Picenura), I 214, (África blanca Egipto), I 429, (A'emama [N ] Escandmavia), I 224, (C ananas Bethsemes), I 367, (Creta Micenas), I 274 275, (ddtassa konso), I 514, (Egipto-Mediterráneo oriental Mcsopotamia), I 280, (Egipto Guldhoj - Holstein - Mecklemburgo - Á f r i c a [O 1), I 215, (egipcios etruscos-romanos), I 276, (España Irlanda Malta), I 351, (etruscos romanos), I, 342, (Europa-Mesopotamia), I 407, (Europa [O ]-Europa [N ] Palestina Cana rías Egipto), I 373 —culto a la naturaleza, I 23 544, III 686, (celtas), II 252, (Cerdeña), I 248, (Creta), II 10, (shlntó), III 366368, cultos de las montañas (germa nos), II 327, (shmtó), III 367, culto del viento (celtas), II 239 240 —culto a los objetos inanimados (celtas), II 241 culto a las armas (celtas), I 339 340, (Grecia), I 303, (Asme Faistos), I 283, (Grecia), I 303, (In cha), III 190, (Queronca), I 303, (África Occidental escitas-Grecia), I 303, culto de la doble hacha (Creta), I 273 274 301, culto de la columna (Grecia-Creta), II 12, (hinduismo), III 144, culto del pilar (Creta), I 279 297 299, (Délos), I 280, (GozoHaglar Kim), I 254; (Gozo-Malta), I 255, (Cananas Malta-Silla), I 298 299, culto de las escrituras, bibliolatría (mahayana Nepal), III 268, (lamáis mo), III 289, culto de los iconos (cristiandad oriental), III 663, culto de los ídolos, II 184, (India), 111 189 192, culto del becerro de oro (Israel), III 425 445, culto de las imágenes (Egipto), II 539, (Grecia),
MATERIAS II 71 1 ' 6 , (hindmsmo), III 137 183, (meas), II 731, (India), III 105" 193 210, (Israel), III 478, (jinlsmo), III 203, (taoísmo), III 322, culto a 1 s imágenes de Napoleón (Rusia), III 650, culto a los mcnhires (El Adcimeh Jordania), I 399, (Etiopía S -Si damo), I 513; culto a las sillas so portes de los antepasados (asanti), I 461 463 464 —culto a las piedras, I 283, facadlos) I 284, (celtas), I 339, (Cerdeña), I 247-248, (Creta), II 128, (Egeo), II 26, (Grecia), II 12, (incas), II 733 (índogermanos), II 684, (mgassana) I 518, (megalítico), II 283, (península Pirenaica), I 216 217, (Promotonum Sacrum), I 216, (Roma), II 140, (Creta-Grecia-Micenas), I 282-286, (Gozo-Malta), I 253, (Palestina Siria) I 365; (Ksar Tamentlt), I 445, (Abvdos-Casandreía-Egos Potamos Oreóme nos), I 282, culto a Jos meteoritos (Grecia), II 12 —culto a las reliquias (budismo), III 25855, (budismo Japón), III 392, (Uganda), I 496 —culto a los santos, II 68, III 663, (bereberes), I 445, III 160, (islam), III 38 61-63 67 —cuito a los mártires, II 68 —culto a los seres humanos (hmduismo), III 160, (shintó), III 368 369 311, culto a los déspotas (Grecia) II 67 68, (helenismo), II 162 168 171 210 216, (Tenerife), I 420, culto a los emperadores (helenismo), II 207 215 216-217 221-222; (Roma), I 439, II 0 1 339 664, (shmtó), III 368 369, culto a los fundadores de religiones, III 703, culto a los guius (India), III 194, culto a los heraldos de los antepasados del rey (África Occlden tal), I 309, culto a los monaicas (helenismo), II 165 169 171, (Sumer Akkad), II 395-400 450, culto a personalidades históricas (hindulsmo), III 160, culto a los sacerdotes (shintó), III 369, culto a las matres (celias), II 320 —culto a Augusto (Roma), II 151, (germanos), II 339; culto a los día docos (helenismo), II 169; culto a Lao-tse (China), III 321, culto a los mahaiajas descendientes de Vallabha (India) III 178, culto a Sulgí (Sumer Akkad), III 392, culto a los 1olomeos (Fgipto), II 170 culto a los tirthankaras (jinlsmo), III 208 —cultos de h vegetación, II 198 201 (Creta), II 11, (eslavos), II 361, (Grecia), II 56 1 4 i , (helenismo), II 185 192, culro a los árboles, I 320, (África Occidental), I 503, (bambara), I 503, (celtas), I 339, II 240, (Ccr deña), 1 338, (Creta), I 279, II 10, (Grecia), II 12 4612»; (helenismo) II 173; (mnduismo), III 169, (indogermanos), II 668 684, (Creta GrcciaMicenas), I 298-300, (Palestma-Sina) I 365, culto a las ninfas (Grecia), IT 46l2°, culto a los bosques (Cerdeña) I 248 —continuidad del culto (Grecia), I 280
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283 289, (islam), III 63, (GreciaCreta), II 11-12 —lugares de culto, I 198 456, II 203 675, (Adeimeh), I 363, (África), I 168 433 434, (Arabia), III 9 10, (asantl), I 465, (aztecas), II 714, (Cerdeña), I 245 247, (Cnossos), I 278 279, (Creta), I 277 278 291 311 402, II 11, (Dahom.v), I 483, (Egipto), I 382 385, II 558, (germanos), I 346 (Grecia) I 280 281 294 306 330, II 12 16 27 83 108, (Gumía), I 278, (Hagia Tnada), 1 279, (Hierakonpolis), I 398, (tbo), I 489 495, (incas), II 734 735, (Irlanda), I 335, (islam), III 14 42 54; (Israel), III 404 414 441 455 456, (Kumasa), I 279, (lobi), I 490, (Malta), I 251, (Mesopotamia), I 279 311 405 407; (Los Millares) I 179, (Palestina), I 367, (Penín-ula ibérica), I 192 244, (semno nes), I 337; (Senegambia), I 505, (shmtó), III 369 374, (Sumer-Akkad) II 386 390 402 406, (yoruba), I 467, (Cerdeña Córcega Malta), I 244, (Cer deña Malta), I 262 266 278, (CretaEgipto-Mesopotamia) I 460, (CretaMicenas), I 277, (Egma Olimpia-Elcusis-Alenas), I 282, (Etiopía [S 1-AsiaIndoncsla Melanesia Polinesia) I 522 (Glgantia [Gozo] Hal Safliem [Mal ta]), I 254, (lango-nilotes), I 518, (Mamie-Beth-El), I 367; (Mauritania Bu Nuarra), I 431, (p Ibérica MaltaCerdeña), I 243 244, (Siria PalestinaCananas), I 456 —servidores del culto, I 321, (Babilonia Asina), II 450 4)4, (Grecia), I 282, (jinismo), 111 208, (silluk), I 517, (shintó), III 376, (Sumer Ak kad), II 402, (Cnossos-Creta Micenas), I 296 —funcionarios del culto (China), III 304, ministerio del culto (China), III 323 —simbolismo del culto pagano (helenismo), II 222 —tiempos del culto (Sumer Akkad), II 402 - utensilios del culto, I 298 304 ilturas —culturas africanas, I 477, culturas del Africi negra, I 449, cultura africana occidental, 1 83, II 266, cultura de Almeríi, I 176 188 210 211 226 241, cultura de El-Amrah, I 378, cultura de Anau Ib II 307, cultura de El Aigar, I 222 228 236 241 251, cul tura arla, III 234, culturas árticas, I 142, II 329, cultiua sino babilo ma, III 678, cultura de Badán, I 377 379 380, cultura canana, I 423 425, II 320, cultura china, III 345, cultuia cucumpolar, II 265 297ü0 327 ' ^ 328, cultura cietense, I 97 156 224 263 310 311 312 319 323 325, II 11, cultura danubiana, I 363, cultura de Dzemdct-Nasi, I 372 398, II 3745a) 375_ eultura egea, I 156, cultura egipcia, I 389, cultura de Ertebolle, II 302, culturas esquimales, II 297 M , cultura del mal del Esle, II 328, cultura etrusca, I 260 261 262 477 cultura de Gerzeh, I 271 378 380
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ÍNDICE Ii
381, cultura germánica, I 344, I I 351 cultura de Harappa, I I 630, cultura del Indo I 388 409, I I 311 630 6J6 637, I I I 76 80» 89 92 1 0 5 " , cultura indogermánica, I 156 220 265 344, II 14 308, cultura indonesia, I 83, tul turas insulares mediterráneas, I 181 242 271, cultura Inugsuk, I I 297'», cultura de Lagas I 398 399, I I 374»») 376, cultura de Lyngby, I 202 cultura de Maadi I 381, cuítuia de Maglemose, I I 306, cultuia maya, I I 726, cuhuras de Mazapán, I I 716 cu'turas mediterráneas í 238 260 261 369 411 cultura micenica I 156 169 171 214 22? 223 224 239 244 257 2" 259 278 263 310 311 312 319 323 324 350 351 I I 11 48, cultura de Los Millares, I 201 236, cultura de Mo henjo Daro, I I 630, cultura de N, gada, I 287, cultura de Palmella 1 236, culturas de la Península P a c naica, I 235, cultura de Petra, I 37} cultura pigmea, I 137 557, cultura sumeria, I I 371 374, cultura de I c o tlhuacan I , I I 717, cultura de Thulc 2b2 297°", cultuia tolteca I I 710 cultura de Ubaid, I I 374' a >, cultura de Uruk, I I 374 5 a>, cultura de V i l h nova, I 260, cultura de Walueinicm burgo, I 187, cultura de Yue, I! 294 —culturas eje, I 97, culturas p n m ^ r i a I IX x, cultuia primitiva, I ix x xi I I 17 271, cultura primordial lndifL ranciada, I 536 537, I I 679 694, cul tinas secundarias, I I 13, culturas su p e n o r e s , I XI 97 - altas culturas, I x n 8 158 159 234 313 315 361 388 462 50b 507, I I 17 293, (África), I 489, (África regra) I 158 448 529, (África Occidental) [ 293 294 295 296 297 303 316 329 391 423 424 425 449 450 465, (Ame rica), I 271, I I 706 739, (Andes), I ! 730, (Asia Anterior), I 266, (Asia Oriental), I I 298 342, (Cananas) 1 411, (China), I I 290 294 296 299 332 340, (Creta), I 265, (Egipto), I 3b' (Etiopia) 1 507, (germanos), I I 263 (meas), I I 739, (mdogermanos), 1 349, (Mediterráneo), I 156 157 220 224 265 395 448 529, I I 359, (Mej co), I I 738, (Mesopotamia), I 2 < 270 368 372 395, I I 298 371 (orlen tales), I I 295 300 ( O r a n t e Pioximo) I I 630, (Perú), I I 738, (súmenos) I xi —altas culturas arcaicas, I 212 219 22f239 241 266 270 276 301 315 329 36j 371 372 373 389 399 410 435 465 470 471 491 522 524 527 528, (Afnc occidental) I 263 276 345, (Asia An t e n o r ) , I 267, (Cerdena) I 156, (Crc ta), I 156, (Egipto), I 265, (España S ) I 156, (Malta), I 156 254 255 (Mediterráneo) I 156 158 223 267 424 449 450 522, (Mediterráneo o n e n tal), I 238 339 266, (Mesopotamia), I 279 364 368 405, (Cerdeña Creta Malta Gozo), I 251, (China Cananas) I 317, (Creta-Micenas), I 268, (Me diterraní 3 África Occidental) I 337, —alta t ilturas arcaicas posmegalíti
cas, I 525, (Egipto Mesopotamía) I 373 374 -altas culturas alcaicas submegaliti cas, I 207 382, (Creta), I 312, (Me dlterraneo), I 312 344 345 —altas culturas m b a n a s , I 318, I I 630, (Indo), I I 631 —origen de las altas culturas, I 97 —origen de las altas culturas arcaicas I 395 —cultmas agrarias I I 2 1 J 5 37, cultuia agraria del arado I I 30, cultura de los cizadoies, I ix 565, I I 63 cultu La de los cazadores eurafncjnos, I í 271, cultura de los caladores supe ñ o r e s 1 ix, cultura de los cultivado íes, 1 ix, I I I 97, cultuia de los ga naderos, I IX, cultura de los pasto res, I 317, I I 288, cultura de los pastóles de caballos, I I 304, culturas mixtas, I 127, cultura de los reco lectores, I ix —cultura de las ánforas esféricas I 193 194 231, cultura de los basket makers, I 93, cultura de la cerámica de cuerdas, I I 304 313 328, cultura de las cistas de piedra (Teleilat Ghas sül), I 362 361 405, cultura de las grutas (África) I 235, cultura del hacha de combite, I 192 212 223 cultura del vaso campaniforme, I 177 227 237 238 251 —cultura mapdaleniense, I I 264, cultu ras paleolíticas I 110, cultura minoi ca, I 97 224 263 310 311 312 319 323 325, cultura helenística, I I I 674, cultuia védica, I I I 194 —cultura megalltica I 159 168 183 192 194 224 225 226 228 229 230 231 236 237 238 239 307 344 351 353 369 374 375 386 389 390 424 426 435 442 446 521 523 525 526 528, I I 13 a 2 6 ' s 277 304 313 319, (Asia), I 522, (Asía sudeste), I 421, (Bretaña), I 231, (Cananas), I 411, (Italia), I 256, (Mcditeiraneo) I 524, (Sena, cuenca de), I 230, (Arabia Irán-Cáucaso In día Asia [SE ] Indonesia Melanesia Po lmesia Mediterráneo Mares del Sur) I 526 527, (Europa [ N ] Euiopa Occi dental Mediterráneo), I 352, (Indone sia Asia SE), I 514, (Portugal [S 1 Huelva-Almería Granada [ E ]), I 234 culturas postmegaliticas, I 523 —culturas urbanas, I 263 371, (Africi Occidental Mediterráneo), I 466 —diosa de l i cultura (celtas), I I 243 —morfología de la cultura, I 83 —religión y cultura, I 52 57 —secularización de la cultura, I 54 56 cumpleaños del dios del hogar (China) I I I 338 cumpleaños de Hsl wang mu, dama real de Occidente (China), I I I 337 cumpleaños de Kuanyin, diosa de la mi sencordia (China), I I I 337 curaciones milagrosas (helenismo) I I 184 —curación de la hija de la s i r o f e n i c n , I I I 513 526, curación de la suegia de Pedro, I I I 536, curación del tu llido de nacimiento, I I I 551 557 curanderos (aztecas) I I 723, (Egipto), 11 531, (T.bet), I I I 285
MAIFRIAS —d osa de los cuianderos (aztecas), I I 716 cmetcs, sacetdotes de Zeus (Cleta) I 323 DALR\ Líbanos, convento, I I I 620 dadupanthls, secta islámico hmduista, I I I 190 dacna (ZíTithustra), I I 602 607 608" 609 610 613 d.cvas, daimones, dioses (Irán), I 54, II 6 12 606 612 624 625 663, I I I 89 690 i1 Uir i mlhr, templo del fuego (Zarathus u a ) , I I 605 Daimoku, I I I 397 daimones, I 315 M7 318 419 420, (Babí loma Asiría) H 446 454, (bantú), I 563, (China) I I I 302 303 308, (Creta) I 302, (eslavos), I I 359 (germanos) II 274, (Gomera), I 419, (Grecia), II 26 43 46 52, (helenismo) I I 185 186 209, (hinduismo), I I I 143 144 147 149 150 151 157 Dd 160 165, (India) IT1 89, (Irán) I I I 8 4 " , (Is'ael), I I I 428 (jinismo), I I I 204, (lamaísmo), I I I 289'», (shmtó), I I I 366 367, (taoismo) I I I 312 318, (Tibet), I I I 284, (vedis mo), I I I 82, (Colea Asia Central Slbe n a ) , I I I 346 —bhuta, daimon (hinduismo) I I I 164, daeva, daimon (Irán), I I 653, 8oufJ.OV (Glecia), 11 t3 daimones biK ios (Grecia), I I 44, (helenismo), I I 186, agathos d a i m o i , I 294 I I 182- ,ü , d limones malvados I I I 436, (Bvbilonn A„ina), I I 447, (brahmamsmo), 111 108, (Giccia), I I 44, (helenismo) I I 185 1 8 6 " 206 —daimones c s p r i t u s de los muerto* (Grecia), I I 43 98 daimones funcio nales (Grecia) I 310, daimones t e ñ o morios (Creta), I 321 —daimon del cratei del Telde, I 419 —daimon femenino devorador de niños (hmduismo) I I I 158 —daimon de la muelle (etruscos), I 261 263, da'mon de la enfermedad (Be nin), I 486 (shunto) I I 368 —daimones del mundo inferior (shmtó) I I I 377 —daimones cié la feítilidad, I 319, (ger manos) I 365, (Glecia), I I 41 92 —daimones de la naturaleza, I 31) 376 496 527 528, (asanti), I 459, (Grecia), I I 82 —hcioiíicacion de los daimones de l i n i t raleza I 310 324 346, (África Occ lental) I 471, (germanos), I 347 349, ( l u i o p a Occidental celtas) I 336 —daimones protectores de la doctima chosskyon (budismo Tlbet), I I I 289, daimones piotectores de la doctnn < bon, bonskyon (bon), I I I 289 — d limones de la tormenta (Babilonia A s m a ) , I I 438, daiirnn del rayo (África Mediterráneo yoiuba), I 474 daimon del trueno, I 458 —fusión del dios del ci^lo con el dai mon de la tormenta, I 318 (Egip to), I 392, (Grecia), I 314, fusió del dios de 1 cielo con el daimon del trueno (Roma), I 341 342 —daimones de la vegetación (heleris
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mo), I I 185 daimon de las plantas cultivadas, I 316 (orporeldad de los daimones (hele nismo) I I 186 - c u l t o de los daimones, I 527, (brah mani,mo), I I I 78, (Israel), I I I 478 —soei ificios a los daimones (Babilonia A s m a ) , I I 459, (Bemn), I 486 —fiesta de la madre de los daimones bhutamathar (hinduismo), I I I 169 daimonificación de los héroes, I 310 3?4 346, (Afnca Occidental), I 471, (gu manos), I 347 349, (Europa Occiden tal celtas), I 328 d i i m o n i s m o (Israel), I I I 407 daimonologia (B ibilonia A s m a ) , I I 446 daiva cf daeva, deva (Irán India), I I I 77 5 89 dakat, m a t i n / a n t u i l (islam) I I I 41 dakhama, torres del silencio ( / a r a t h n s tra) I I 607 daksma, limosna (vedismo), I I I 91 daksinacara, camino derecho (hmduismo) I I I 185 ihlal lama (Tibet), I I I 267 288 Dama de Elche, I 217 dama real de Occidente Hsi wang mu (China), I I I 297 d m i l o w / í , secta rusa, I I I 643. dan^i (azrecas), I I 739, (hmdulsmo), I I I 145. — rlan/is cultuales, I 5 1 , I I 311 (bam baia), I 503, (Bemn), I 486 487, (cel tiberos), I 217 (China), I I I 301 (Corea) I I I 347, (Creta), I 321 I I 10, (Grecia), I I 69 1 1 4 - " , (hmduis n o ) , I I I 168 179, (Irlanda) I 340, (Roma), I I 144, (shmtó), I I I 369 375, (skakum), I I I 647, (Tlbet), I I I 285, (yoruba), I 472 475, (baila c u n a m ' ) , I 511 —dan/a de los saín (Roma), I I 141, dan/a de las serpientes (aztecas), II 722 —danzas enmascaradis (meas), I I 735 (baria cunama), I 511, danzas exta ticas (vcdismo), I I I 92, danza día bolica (hindutsmo) I I I 160, danza orgiástica, tandava (hlnduismo), I I I 144 —d inza en torno al cadáver (beie bei e¿ España), I 445 danza en toi no a los escudos sagiados (Roma) I I 144, danza en torno " las fogatas (bereberes Europa), I 447 44S danza en torno a los m e n h n c s , I 203 —rey de la danza (hmdulsmo), I I I 144 d i n z i r m a s sagradas (shinró), I I I 375, dan zarinas del templo, devadasis (hmduis mo), I I I 145 168 Dar Udz Zafaran, convento, I I I 610 darwmismo, I 120 135 dátiles, o ñ e n d a de dátiles (Suiner Akkad) I I 411 deberes (China), I I I 298, deberes fara'id (islam), I I I 58 deberes profesionales (hindiu^mo), I I I 166 deberes religiosos, 'ibadat (islam) III 40 49, debeles rituales (vedismo), I I I 91 —iLberes de los ascetas (hmdulsmo), I I I 135, deberes de los brahmana (hmdulsmo), I I I 166, deberes de los Ksatnyas (hinduismo), I I I 166, debe
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ÍNDICEí h
deposito de pureza (Sumer Akkad) II tes de los reyes (bmduismo) III 394 135 deberes de los sacerdotes (hln depredadores pueblos depredadores 1 JO duismo) III 135 debetes de los su A 553 II 274 289 dras (hmdulsmo) III 166 deberes de derecho flqh (islam) III 35 67 derecho los vaisyas (bmduismo) III 166 religioso llm al fiqh (islam) III 23 —doctrina de los deberes (helenismo) 49)4 II 176 —dios del derecho (Israel) III 407 dio debir lugar santísimo (I rael) III 45 sa del derecho (Grecia) II 676 492 —religión y derecho I 51 decálogo (Israel) III 412 423 446 derviches derwls (islam) III 63 orde —< decálogo yahvista> III 412 nes de derviches (islam) III 56 61 deidad(es) cf dios(es) desaparición del imam (islam) III 24 deiñcacion descendencia diosa de la descendencia —deificación de los animales II 273 (China) III 338 —deificación de los antepasadus (Meso descenso de Orfeo a los infiernos (Grecn) potamia) I 409 deificación de lo II 1192»8 hero-s (Egipto) I 383 391 (yorubi) descuirtizamicnto del gigante primordial I 473 deificación de lo humano I (indogermanos) II 333 descuirtizamlen 16 deificación (personificación) del to de Pntusa (vedismo) III 99 des oráculo de pepitas de palma (yoruba) cuartlzamiento de Vac (vedismo^ III 99 I 477 deseo kama (brahmanismo) III 109 123 —deificación de Jesús III 550 567 deseo — aguas — soma — luna — llu —deificación de los seres hi manos (he vías (brahmanismo) III 1258(í lemsmo) II 216 221 delficaclcn de desierto dios del desierto (Egipto) II los monarcas I 54 (helenismo) II 19410 (Sumer Akkad) II 431 170 (Sumer Akkad) II 395 400 delfi desnudez (imismo) III 201 desnudez n cacion de los leyes (África) 1 43) tual (Sumer Akkad) II 407 deificación de Al jandro II 168 del despensa simbólica penus Vestae (Rema) ficacion de Buddha III 243 II 144 deiknymena ritual de las iniciaciones (he lespotas lemsmo) II 206 —culto a los despotas (Grecia) II 67 dcisel movimientos hacia la derecha (cel 68 (helenismo) II 162 168 171 210 tas) II 251 216 (Tenerife) I 420 Deisidaimon II 174 —parusia de los despotas (helenismo) deísmo III 699 (Roma) II 152 (India) II 17P 7 III 191 destino II 638 701 (aztecas) II 723 deístas de Bohme (duchoborzi) III 651 (Babilonia Asirla) II 424 442 (China) del u os dios 11 665 666 669 III 306 (confuciamsmo) III 308 (ger deivos habitmte del cielo» II manos) II 333 (Grecia) II 18 58 60 663 664 667 668 702 103 (helenismo) II 183 (Roma) II demiurgo (asanti) I 460 (bambuti) I 138 564 (Grecia) II 117 (hinduismo) III —helmarmene destino (helenismo) II 153 (maniqueismo) II 487 503 (ve 1/5 176 dismo) III 96 —balanza del destino (Grecia) II 59 —mitos sobre el demiurgo (bambuti I —determinación del destino (Babilonia 557 Asina) II 456 (Sumer Akkad) II demonios II 186 4J8 643 III 653 670 391 704 (Babilonia Asirla) II 446 447 466 —dioses del destino (China) III 303 III 679 (China) III 331 332 (Israel) (taoismo) III 319 dueño del desti III 679 (maniqueismo) II 498 49; 501 no (Babilonia Asina) II 436 507 508 513 515 520 (Zarathustta) 11 —hilanderas del destino (Grecia) II 59 624 625 —signo del destino tonal (aztecas) 11 —demonio con cabeza de pez (maní 723 queismo) II 529 demonio del dcsier —tabletas del desuno (Babilonia Asm i) to (Israel) III 477 demonio Vi/arsh II 444 (Zarathustta) II 609 I 50 —expulsión de los demonios III 532 destrucción de Sodoma III 523 533 determinación del destino (Babilonia As lemonologia (custianismo) III 682 (Is na) II 456 (Sumer Akkad) II 391 rael) III 477 (judaismo) III 682 determinativo divino dmgir (Sumer Al (zoroastnsmo) III 682 kad) II 379J 395 398 401 deo dios (bhil) I 128 deus (Roma) II 52 663 664 702 deposito de exvotos (Abim) I 249 (Cre —deus otlosus I 563 II 640 deus p ta) II 9 (Esnunna) I 406 (Hierakon tnus (África romana) I 436 439 polis) I 388 (Argollda Mitenas) I 289 deva(s) devah (India) 1 54 II 663 (( I (Creta Cerdena) I 248 (luktas Patso 702 III 89 133 (bnhmamsmo) 111 108 Petsofa Psicro) I 288 depósitos sacrifi 131 (imismo) III 204 (vedlsmo) II cíales II 61 329 694 (Arkalokon [Cre 624 III 43X7 ta]) I 277, (Egipto) I 384 (Hal e i —culto de los devas (vedismo) 111 Kl fheni) I 253 254 (Malta) I 193 (Pen 88 91 ínsula Pnenaica) I 192 (Fenicia Euto devadasis dan/annis del templo (hmd i pa Occidental Mediterráneo Dzeser [Ge mo) III 168 zcrj) I 356 357
(IAS devata < deidad» (brahmanlsmo) III 119" devorador animal de los infiernos (Fgip to) II 569 devotio de Declo Mus (Roma) II 143 dev sama] (India) III 194 dewl diosas (bhil) I 128 dGc lugs pa secta (budismo Tlbet) III 287 288 dhai ini formulas mágicas (budismo) III 276 dharanl palabras mistéricas (bu dismo Japón) III 387 dharma (budismo) III 2266 — dharma fin moral del hombre (hin duismo) III 166 dhalm i mstrumen to del gobierno divino d^l mundo (India) II 682 dharma justicia ley religión (brahmanlsmo) III 240 (hin duismo) III 135 (India) III 2122*) dharma ley de Buddha realidad abso hita revelada (budismol III 240 (bu dismo) III 245 246 251 270 701 (bu dismo Japón) III 396 dharma ley moral del mundo (budismo) II 645 (India) II 59831 dharma medio del movimiento (jinlsmo) III 203 —cuerpo del dharma dharmakaya (bu dismo) III 245 270 271 (budismo Japón) III 384 385 —esfera del dharma dharmadhatu (bu dismo) III 239 240 241 242 250 256 —tres joyas Buddha dharma y sangha (budismo) III 246 700 dharmadhatu esfera del dharma (budismo) III 239 240 241 242 250 256 dharmakaya cuerpo del dharma (budismo) III 245 270 271 (budismo Japón) III 384 385 dharmas últimos elementos de la realidad empírica (budismo) III 251 260 261 262 265 269o7 272 dhyana meditación mística (budismo) III 241 242 267bo 394 dhyanamarga camino de la meditación (hinduismo) III 166 171 175 176 dhy anibuddhas buddhas de la meditación (budismo) III 267 268 277 288 dii dios II 663 702 dia(s) —días consagrados (Babillonia Asina) II 454 días fastos I 319 (Babilonia Asiría) II 454 días fesmos (islam) III 28 días nefastos I 319 (Babl loma Asina) II 454 días postrime ros III 510 537 547 (maniqueismo) II 508 - J i a del juicio III 556 (islam) III 8 «días del Mesías > (Israel) III 496 (Israel) III 498 —dios del día y del sol (Dahomcy) I 479 480 —padre del día (indogermanos) II 14 diablesa (Babilonia Asirla) II 437 447 diablo (maniqueismo) II 527 (yoruba) 1 476 (Dahomey yorubi) I 476 477 (vo ruba canarios) I 477 di iconos (maniqucismo) II 529 diademas (El Argir) I 241 (Cueva de los murciélagos) I 241 (Montilla [Córdo baj) I 241 (Quinto da Agua Branda [Portugal]) I 241 (Tepe Gaura) I 398 (Europa Occidental Península Ibérica Ui) I 404
799
diadocos II 165 166 168 170 —culto de los dladocos (helenismo) II 169 diálogos con Dios sath (islam) III 56 diamante (budismo Japón) III 386 diaspora judia III 476 547 558 573 —sinagogas de la dlaspora III 562 dicha dioses de la dicha (China) III 334 dieciseis Venerables > (budismo China) III 332 dieus II 665 666 dievas dios II 663 664 666 702 diezmos (Israel) III 425 464 dlgambaras vestidos de aire (jmismo) III 201 202 203 dn consentes dioses unidos (Roma) II 83 dn mdlgetes dioses autóctonos (Roma) I 341 II 148 149 dll novensiles dioses nuevos (Roma) I 341 II 148 149 diluvio (Israel) III 443 523 (Babilonia Asma) II 437 464 (hindulsmo) III 163 (islam) III 48 (Sumer Akkad) II 4/5 416 —nairacion del diluvio (Antiguo Testa mentó) II 416 III 679 680 (Babl loma Asina) II 426 459 463 465 III 67Í 680 (bhil) I 127 (hlnduismo) I 127 III 150 160 (India) III 102 (Sumer Akkad) II 415 dinamismo I 32 539 544 545 550 551 553 562 563 dinastías —dinastía Chang III 348 dinastía Chou III 304 348 dinastía Han III 296 309 dinastía Gupta III 133 dinastía Harsa III 133 dinastía de Korye III 351 dinastía manchu III 324 dinastía Maurya III 133 355 dinastii Sung III 353 dinastía T ang III 336 dinastía Yuan III 354 —mitos sobre el origen de las dinastías I 53 dingir determinativo divino (Sumer Ak kad) II 379 395 398 401 diomsias atenienses II 41 diomsias campesinas (eslavos) II 361 diosfes diosas deidades divinidades) I 318 319 527 528 (África Occidental) I 479 483 (Ammon) III 434 (aztecas) II 710 718 (Babilonia Asma) II 384 396 433 435 447 469 (bhil) I 227 129 (bon) III 284 285 289 (brahmanlsmo) III 320 (budismo) III 259°" 267 26) 272 276 277 278 289 (budismo China) III 328 (cananeos) III 441 (celtas) I 335 337 II 242 243 246 (China) III 297 303 308 318 326 334 (Creta) I 302 310 II 12 (Dahomey) I 479 (Egipto) I J 8 9 393 II 196 538 539 553 557 III 428 (eslavos) II 358 359 (etruscos) I 259 261 (germanos) II 273 312 327 327 (Grecia) I 296 297 465 II / 14 48 55 56 59 67 74 80 81 82 84 91 97 100 105 28) (helenismo) II 164 176 1Í0 2? 3 189 217 223 224) (hmdulsmo) I 127 130 III 138 141 243 158 160 320 (incas) II /32 734 (India) III 332 ( ndogermanos) II 14 (Irlanda) I 3S5 (Israel) III 429 (Japón) II 289 (ji nismo) III 204 205 (libios) I 443 (maniqueismo) II 497 (mayas) II 725
800
MATERIAS
ÍNDICE E
7?8 (Mesopotamia) I I I 439 (quíneos) I I I 4 3 1 " (Roma) I I 157 207 (shin lo) I I I 366 373 (Sumer A k k i d ) I I 379 4(P 442 443 (vedismo) I 64 I I 81 90 93 108 (yoruba) I 471 478 (Asia Me m r Egipto Roma Siua) I I 209 (brahma nismo China) I I I 326 (Grecia E t r u n a ) I 259 (Grecia Roma) I I 149 207 (S n i P a k s t i m ) I I 431 — i n a t s i k a t m kumtsul ami (shmto) II 371 ansls (germanos) I 347 anunn ki (Babilonia A s m a ) I I 437 (Sumcr Akkad) I I 389 390 arami kami (shm t i ) I I I 368 asuras I 54 I I 589 62) 641 I I I 77 87 JO 108 158 baal J 318 baga (Irán) I I 589 bog (esl vos) I I 649 daevas (Irán) I 54 11 602 606 612 624 625 663 I I I 89 690 laiva (Irán India) I I I 77° 89 d a u os I I 665 666 669 divaí I I 663 d u v o s I I 663 664 667 668 702 deo (bhil) I 128 deus (Roma) I I 52 663 664 702 deva(s) devah (India) I 53 TI 663 664 702 I I I 89 133 (brahm n smo) I I I 108 131 (jmismo) III 304 205 (vedis no) I I 624 I I I 83 8/ devata (brahmán smo) I I I 119 7L de \vi (bhil) I 128 día I I 663 702 dieus I I 665 666 dievas I I 663 664 666 702 dievs I I 663 d us (Romi) I I 663 664 dlvva (hmduismo) III 185 dieus I I 358 duw I I 663 el (Israel) I 12 I I I 435 J 441 ( j u d o s 10) I I I 486 (Ras Samra) I I I 441 (semitas) I I I 441 e h l i m I I I 4^2 c ohim (Israel) I I I 441 486 gott (germanos) I 341 gr^madevata (In día) I I I 158 hi (shmto) I I I 367 igigi (Babilonia Asina) I I 437 kami (shmto) I I I 365 366 367 368 376 382 5 '3 mata (bhil) I 128 sasanadevat is ( n smo) I I I 205 shm (shinto) I I I 564 sumís siwannis si w i ^n ni (he titts) I I 665 teiwaz I I 666 667 O s o ? , I I 14 673 tivar I I 663 664 i ii gami (shmto) I I I 370 zio II 702 —Jios A (mayas) I I 728 dios B (m vas) I I 726 dios D (mayas) I I 726 dios K (miyas) I I 727 h l consentes (Roma) I I 83 d n in hgetes (Roma) I 341 I I 148 149 d i novensiles (Roma) 1 341 I I 14!149 lioses abstractos ( d / i ' u n ) [jukun]) I 492 (vcdismo) I I I 91 dioses an nopomoifoo ( I n h a ) I I I 139 dio es asexuados (shmto) I I I 371 373 dio a u t o c r i t i (India) I I I 133 dios bi s xuado (hinduismo) I I I 146 diose rporalcs (shmto) I I I 373 dioses c eados (India) I I 643 dioses dios c i n c o s (gei nanos) I I 276 dioses es peciales (vedismo) I I I 90 dioses e penalizados (Grecia) I I 58 dioses funcionales Eunktlonsgotter (Creta) II 10 (Grecia) I 308 30) dios ge lelar (Babilonia Asirla) I I 461 dio ses gigantes (germanos) I I 321 dio ses inferiores (b idismo) I I I 239 del d ides menores (Grecia) I I 50 culto de las deidades menores (Grecia) I I 79 dios m i s l c i n l (Giecia) TI 111
d"us otiosus (bambuti) I 537 (In día) I I 649 650 dioses primordiales (Eg pto) I I 540 553 deidades secun darlas (Corea) I I I 347 < deidades se paradas» (shmto) I I I 371 dioses te n o m o fos I I 273 2/4 (germanos) II 373 285 (Grana) I 294 295 dus vidente y ciego (1 giplo) I XI dioses visibles y presentes (sh nto) I I I 3íT8 dios amigo (germino ) II 315 dio ses auxiliadores (hclcni mo) I I 167 dios bonduloso> (bon) 111 284 dio ses caritativos (helenismo) I I 109 ' 1S4187 culto de los dioses c a n t a n vos (helenisuo) I I 221 dios que concede gustosamente > eiZT¡/.OOQ (helenismo) I I 184 < dioses malva dos> (shmto) I I I 373 dioses media doics (Babilonia A s i n a ) I I 437 dio ses misericordiosos (budismo) I I 342 dios(es) salvador(es) (Babilonia A s m a ) I I 445 (budismo China) I I I 342 'Grecia) I 283 295 308 (helenismo) I I 184 —dioses loe lies (Bambyke) I I 1908-* (c? naneos) I I I 441 (China) I I I 300 diosa le Efeso I I 34 deídldcs le cales (Grecia) I I 46 80 81 (Haya I n a d a ) 1 2 7 3 (Hal Tarxicn) 1 2 5 ' (hmduismo) I I I 169 (incas) I I 738 (India) I I I 148 158 (jinismo) III 205 (Uruk) I I 384 lito a los dioses locales (Egipto II 555 55) (Sumer Akkad) 1 1 3 8 0 —farain siceidote de los dlo c es k c les de los nomos (Egipto) I I "3°3( dioses olímpicos (Grecia) I 286 295 297 299 308 310 314 316 329 I I 61 103 185 (helenismo) I I 170 171 184 —culro a los dioses olímpicos (Gie cía) I 306 318 —lucha entre los titanes v los dio c olímpicos (Grecia) I 323 336 3 3 —religión de los dioses olímpicos (he lemsmo) I I 188 —dioses politeístas I 315 316 319 320 324 526 (África Occidental) I 471 (helenismo) I I 222 (yoruba) I 466 470 483 (Zarathustia) I I 595 (África Occidental anegos egipcios Asia Ante rror) I }V (Grecia germanos) I 334 (griegos romanos) I 217 —ai bol s igrado soporte de los dio es politeístas (yache) I 323 —culto a los dioses politeístas 1 320 (Mesopotamia) I 405 sacrificio a los dioses politeístas (asantl) 1 437 sacrificios humanos a los du ses politeístas I 526 — imágenes de dioses politeístas (Pe nmsula Piren uca) I 217 (Chios Y n t r e a Esparta bigalla) I 328 32) —menhues símbolos de los dioses po Iitei tas (Palestina) I 362 templos de los dioses politeísta (Egipto) I 388 (Mesopolami ) 1 403 (Ur) I 368 d o (es) de la agricultura I 319 'ecl t ) I I 252 (China) I I I 303 (hm i mo) I I I 146 (mayas) I I 7 717 (Baoilonn Asina) II 442 I I I 439 (bambuti I 537 559 561 (Craa) I 320 (Uganda) I 496 (yoruba) I 467 (Cieta Grecia) I 315 — liosa de las p ' ) u s ( ( n o s os) I 296 dios de los ratones (China) I I 2) (germanos) I I 2°9 (Grecia) I I 31 —de dades de los reb i j s (hmduisr o) I I I 151 (Sumer Akkad) I I 431 (shmto) I I 314 26
802
803
INI3ICE E
—diosa de las serpientes (BabiloniaAsina), II 437, (Creta), II 10 —deidades antepasados u]i gami (shlntó), III 370, deidades ancestrales de la familia imperial (shmtó), III 370 371 372 —dioses astrales, I 319, (África roma na), I 436, (China), III 327 334, (Grecia) II 106 (meas) II 738, (Su mer Akkad), II 392 393 —dlos(es) de las estrellas (aztecas) II 712 716 717, (Tibet), III 285 diosa de la estrella de la tarde (Babilonia Asma), II 458 —dios(es) de la luna, I 319 (Arabia) III 453", (aztecas), II 712, (Babí loma Asina) II 435 436 439 441 447, III 439, (bambuti), I 555 557 558, (brahmamsmo), III 112 J \ (China), III 303, (Dahomey), I 479 480 (Grecia), II 36, (hlnduls mo), III 156 157, (mayas), II 727, (pare), I 458, (Tibet), III 285, (vcdismo) III 87 88 —dioses de los planetas, I 3X9, (hm duismo) III 157, (jimsmo) III 205, dios del planeta Mercurio (Babllo n u Asina), II 442 —dios del sol, I 319, II 311 324 (África romana) I 436, (aztecas) II 712 719, (Babilonia Asirla), II 435 436 439 443 453 458 466 467 468 469, III 439, (Corea), III 347, (dagomba) I 492 (Dahomey), I 479 480, (dzagga), I 458, 2 (Egipto) I 319 381 394, II 540 543 546 549 552 555 573, III 429 430 680, (Gre cía) II 204, (helenismo) II 205, (hmduismo), I 122, III 156 157, (ibo), I 489, (meas), II 731 734, (kol munda) I 12424, (mayas), II 725 726, (pare), I 458,243(shintó), III 367, (Sitia), II 101 210, (Su mer Akkad), II 390, (Tibet) III 285 (vedismo), III 82 85 90-' (voruba) I 477 478 dios del sol de la mañana (Babilonia Asma) II 443, dios del sol del mediodía (Ba bilonia Asma), II 445, dios del sol poniente (aztecas), II 712, dios del sol primaveral (Babilonia Asi na), II 440 444 diosa del sol (shmtó) III 366 368 370 371 372 373 375 —dios de la atmosfera (dzukun [jukunl) I 492 —dioses buddhas (budismo) III 264 —dios de los caminos (GrLCia) II 25 26, diosa de los caminos (Grecia) II 36 —dioses del cielo (Babilonia Asma) II 437, (Chlin), III 297 306, (Daho mey), I 480, (Grecia) II 7 63, (shm tó), III 366 371 373 377 378, (Sumer Akkad), II 431 —diosa del cielo (Afnca blanca) I 419, (Egipto), II 550, (remcia), I 435, (África blanca Témela ciña nos), I 436 —dios del cielo, I 302 314 318 324 344 458 459 522 525 II 670, (Afn ca blanca), I 419, (África [N ]) I 436, (Altai), II 325, (ártico) II 321, (asanti), I 456 457 459 460
489, (aztecas), II 711 705 (Babllo nía Asma), II 437 441 460 464, (bambuti), I 554 555 557 558, (ba n), I 521, (bobo) I 505, (Canarias), II 277, (celtas), I 334, (Chi na) III 298 299 303 304 308, (confuciamsmo), III 307 309, (Da homey), I 479 481 483, (dzagga) I 458, (Egipto), I 390 392 394 II 544 546 550 561 572, (ekoi), I 490, (eslavos), II 358 139 666, (Europa Oc cidental), II 322 (germanos), I 347, II 276 277 281 291 312 315 323 324, II 667, (Grecia), I 299 314 323 325, II 16 17, (habbe) I 505, (ibo), I 489, (India), II 671 (indogermanos), I 313 315 II 8 315 321 358 624 665 666 672 672 702, (libios) I 443, (lobi), I 490, (mayas), II 726 727, (Mediterráneo) I 313 522, (Roma) I 341-342, II 137, (shmtó), III 365 371 372 373, (Siria), II 101 243 , (suk), I 521, (Sumer Akkad), II 383 392 393 394 435, (taoísmo) III 312 319, (Ugan da), I 496, (yoruba), I 467 471 472, (bambuti bantu) I 563, (ca nanos itálicos Siria), I 341, (Chi na Asia Central), I 313, (dinka nuer beir) I 516, (mongoles semí tas turcos) I 313 —dios del conocimiento (Egipto) II 548 549 —deidades cósmicas (Egipto), II 539, (Sumer Akkad), II 383 385 387 386 —dios del mundo (Babilonia Asina), II 433, (Egipto), II 542 545 548 550 556 560 568 —dios del universo2 (Egipto) I xi, (Egipto), II 543 549, (paleo aru eos), II 277 —dios creador, I xi 47 121 145 549 550 563 568, II 679, (aztecas), II 711, (bambutl), I 554 555 557, (Bemn), I 485, (bhll), I 124, (chenchu), II 633, (Dahomey) 1479 481, (dogon habbe) I 451, (Egipto), II 543 546 547 548 552 (galla) I 508, (hmdulsmo) III 144 145 155 173, ddzo), I 458, (m cas) II 731, (indogermanos), II 672 675, (islam), III 25, (Islandia) II 288, (Israel), III 440, (jukun [dzu kun]), I 458, (kolh malaiyali), II 635, (mayas), II 725 726 727, (ni kundo), II 680, (shlntó), III 364, (silluk), I 515, (yache), I 503, (yo ruba), I 472, (Zarathustra) II 590 594, (baria cunama) I 510, (darassa konso) I 514, diosa creadora (Daho mey) I 472 480 482 483 —dios autor, «Urheber», I 563, II 17 19", (Asia) III 346, (Grecia), II 19, (indogermanos), II 672 675 683 —dioses ctomcos (Babilonia Asma), II 441, (bambuti), I 563 564, (celtas) II 252, (Creta) I 273, (ekoi), I 490 (Grecia) I 306, II 7 16 36 64 93 185, (helenismo), II 212, (ibo) I 489 —sacrificio a los dioses ctónicos (Grecia), I 306 —dios del cuchillo de piedra (aztecas) II 719 —dios desconocido, III 695 698, san
tuanos al dios desconocido (ibo), I 490 -dlos(es) del destino (China), III 303 (taoísmo) III 319 —dios que fija ¡os tiempos, III 327 -dios del día (Dihomey) I 479 480 -diosas de la doctrina (jimsmo) IIT 205 -dioses de los elementos (Babilonia Asina) II 442, (China) III 303 -dlos(es) de las enfermedades —dios de las enfermedades de la piel (aztecas), II 716 —diosa de las enfermedades sexuales (aztecas) II 707 —diosas de epidemias (India), III 148, diosa del colera (India), III 148 158, dios de la peste (Ba blloma Asma), II 446 dios de li viruela, I 486, (China) III 334 (Dahomey), I 477 (India), III 148 (yoiuba), I 477, (yoruba Dahomev) I 482 —diosa de los ojos (China), III 334 —dios del eón (o del mundo) del nu (mamqueismo), II 506 516 —tilos de la fiesta Jul (geimanos) II 322 323 325 -dios del frío (aztecas), II 712 —dios del fuego (anos), III 86 (azte cas), II 717 719, (Babilonia Asma) II 437 442, (germanos) II 326 (Irán), III 86, (Tibet), III 285, (Za rathustra) II 623 —dios del hogar (anos), III 86, (az tecas), II 717, (China), III 303 335 337 340, (Dahomey) I 482 (taoísmo) III 319, (Tibet), III 285 —dios de los gemelos (aztecas), II 717 —dios de la generación (Egipto) II 538 —dios de la guerra (aztecas), II 712 715 716 717, (Babilonia Asma), II 433 441 442 443, (celtas) I 334 335 336, II 243, (China), III 327 328 338, (Creta), II 10, (Dahomey) I 481, (dravida) III 1431I>J, (germa nos), II 295 666, (Grecia), I 322 II 24, III 146, (hmdulsmo), III 147 (mayas), II 728, (Mleenas), I 321 (Roma), II 144, (semitas), II 441 (shmtó), III 369, (Sumer Akkad), II 386, (Uganda) I 496, (vedismo), III 84 85, (alanos sajones) I 294 —dios del ataque victonoso (Irán) III 84' 3 —diosa del escudo (Creta), II 10 —diosa dL la vlctona (Babilonia Asi na), II 441 —dioses héroes (África oriental) I 507 (dinka), I 517, (Egipto) I 393 (sil luk), I 517 518, (yoruba) I 469 472 (bosquimanos hotentotes) I 505, (¡?ci manos celtas), I 527, (Sudan occidcn tal bambara) I 496 (Uganda Irland t germanos), I 496, (Uganda sllluk Afn ca) I 516 —dioses héroes del agua, de la cazi de la fertilidad, de la guerra, del remo de los muertos de los terre motos, de la tierra, de la tormenta (Uganda), I 496 —dios héroe fundador del imperio
(dinka) I 517, (sllluk), I 516 517 518, (Uganda), I 496 516 — dioses héroes prote< tores de eluda des (Egipto) I 393 —médiums de los dioses héroes (Ugan da silluk África) I 516 —sepulcros del dios héroe (dinka) 1 517 (sllluk) I 517, (bosquimanos hotentotes) I 505 —soportes del dios héroe (sllluk) I 517 518, (Uganda sllluk Afnca) I 516 —templo del dios héroe (dmka) I 517 —«diosa de las inmundicias» (aztecas) II 716 —«diosa izquierda» (hmdulsmo) III 184164
—dios de la eterna juventud (aztecas) II 713 —dios(es) de la luz (Egipto) II 54S (Grecia), II 669 (indogermanos) II 669 670, (Irán) III 88 (mmiqueis mo), II 513, (Tibet) 111 285 (Zara thustra), II 625 dios del mundo de la luz (maniqueismo) II 503 513 —diosa madre38 (Asia Anterior) I 389 III 89 99 (Babilonia Asma) II 433, (bhll) I 127, (Cnossos) I 280 (Creta), I 311 (geimanos) II 288 338, (hmduxsmo) III 147 157, (In día), III 89, (Israel) III 478, (Su mer Akkad), II 441, (vedismo), III 89 —dioses magos y curanderos (Egipto) II 539 —dios del mandito (Egipto), II 548 549 —dios mascara (Grecia) II 41 —diosa de la misericordia (budismo chino) III 329 330, (hinduismo), III 135 —dios(es) de la muerte (aztecas) II 712 dzukun (jukun), I 492, (Egeo) II 36, (etruscos), II 668 (mayis) II 728, (Ur) I 401 —dios de los muertos (aztecas) II 719 (Babilonia Asma) II 445, (Egipto) II 568, (germinos) II 282 291, (hm duismo), I 129, (Grecia) II 22 26 64 —dios juez de los muertos (bhll) I 129 (chenchu) II 633, (jukun [dzukun]) I 458 —dios del mundo inferior (a/tecas) II 719 (Btbilonia Asma), II 443 445 466 (Cieta) I 273 (Egipto) II 196 (ekoi) I 490, (Grecia) II 87, (ibo) I 489 (Smopis), II 196 (kimbundti ambo) I 458 —dios de la lecompensa del castigo y del perdón de los pecados (a/te cas) II 712 —dios del reino de los muertos (Ba blloma Asma), II 445 (bambutl) I 563 (Uganda), I 496, (Petil Mo rin), I 205 —«dios de la larga nariz» (mayas) II 713 726 «dios con la nariz de hoja» (mayas), II 727 —dios(es) de la naturaleza, II 201, (Babilonia Asma) II 433 441 447 (cananeos) III 407, (China), III 326, (Dahomey), I 482, (Grecia), II 100,
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iNDicr E
(meas) [I 738 (Irán), I I 624, (shm tó), III 370 378, (Sumer-Akkad), I I 392, (vedismo), I I I 85 — diosa de la naturaleza, I I 37 201 (Creta) I 273 I I 11 12 14, ( G I L cía) I I 33 81 (Creta Asia Ante rior), I I 111, (Creta Grecia) I 315, (Creta - Mediterráneo Egeo - tra eios canos), I I 35 —dios del desierto (Egipto), II 194 1 0 3 , ( S u m e r A k k i d ) I I 431 —dios(es) de la montaña (celtas), I I 240, (China) I I I 301, (Grecia) I I 92 (hmduismo), I I I 147 (Israel) I I I 437 411, diosas de h s cuatro camhres montiñosas (China), I I I 303 —dioses de los seísmos (mayas), I I 727, (Uganda), I 496 —dios del viento (ártico), I I 339 1 7 ü , (aztecas), I I 713 714, (China) I I I 298 303 334, (dzukun [ j u k u n l ) , I 492, (germanos), I I 288, (hmduis mo), I I I 156, (taoísmo), I I I 317 - dios niño (Grecia), I 323 I I 2 1 " 8 0 ™ 87, (hmdulsmo), I I I 146, (Creta Tracia Trigia Grecia), I I 40 —dios(es) de la noche (aztecas) I I IV, (Babilonia Asina) II 446, (Dahomcy) I 479 480 —dios f s m nombre» ( L iltlberos), I 217 —dios del nombre oculto (Egipto) III 4 2 9 ' J —dios del ñus (maniquelsmo), I I 506 516 —dios de los oráculos (Babilonia Asirla), I I 440 442 dioses olaculaies (Gre cía), I 295 308 329, I I 31 dios del oráculo de pepit is de palma (Daho mey), 483 —«dioses que padreen» (helenismo), I I 226 —dios padre I 88 149 568, (aztecas), I I 711, (bambuti), I 558 564, (chlys ti), I I I 646, (mdogermanos) III 99 J s —veneración de un dios padre peí sonal, I 549 - hoses protectoi es de la vida y de las actividides del hombre —diosa de los actores (Roma), I I 146 147 —dios de los adiv nos (Babilonia Asi n a ) I I 440, dios de los astrólogos (Babilonia A s m a ) , II 444 —dios de la aleg la (China), I I I 339 dioses de la dichi ( C h i m ) I I I 334 d i o j í de la felicidad (hinduijn o) I I I 152 -dios(es) de los artesanos (China) I I I 334, (Grecia), I I 27 (Roma) I I 146, (yoruba), I 477 478 —diosa de la belleza (hinduismo), I I I 152 —dios de la caligrafía (shintó) I I I 369 —dios de la carpintería (celtas), I I 243 —dios de los cazadores (hambuti), 1 557 559 561 —dios de las ciencns (hindmsmo) III 146
MATERIAS - d i o s del comercio (Babilonia Asi n a ) I I 444 (celtas) IT 2)2 diosa de la confesión v de la p e n tencia (iztecas), I I 716 - d i o s de los conjuros (Babilonia Asi n a ) I I 434 443 414 dios(a) de la cultura (celtas) 11 242 243 -dlos(a) del d e l c c h i y de la jusli cía ( d e c í a ) I I 6/6 (Israel) I I I 407 d Oj de las practicis f o i c n s c (Babilonia A s i n a ) , I I 444 -llosa d la descendencia (China) I I I 338 -dios(es) de la elocuencia (celtas) I I 242 252, (hmduismo) I I I 154 - d i o s del embalsamamiento (Egipto) I I 5b0 —diosa del embarazo (aztecas), I I 717 —dios de las fiestas y de las franca chelas (aztecas), I I 713 — llosa de los guerreros (aztecis) I I 716, (incas), I I 733, (yoruba), 1 477 478 —üios de la hospitalidad (vedlsmo), I I I 88 —diosa de los juegos (aztecas) II 717 —dios(es) del juramento (Grecia), I I 38 91 2 2 ° 677, (mdogermanos) II 667, (Roma) I I 147, dios de los pactos (vedlsmo), III 88 —dios(a) de la juventud (a/tecas), I I 717, (incas), I I 733 — lloses de los ladrones (aztecas), I I 713, (China), I I I 334 —dios de la literatura (China) I I I 327 328 338, (hinduismo) I I I 146 dios tutel ir de los literatos (Chi na), I I I 327 328 338, diosa de los escritores (Roma) I I 146 147 —diosa de los maestros de escuela (Roma), I I 146 147 —dios de la magia (Babilonia A s i n a ) I I 444, (mayas), I I 726 —dios del matrimonio (vedlsmo) I I I 88 —dios de la medicina (aztecis), I I 717, (Babilonia A s i n a ) , I I 444, (budismo) I I I 382, (celtas), I I 243, (China) I I I 337, (mayas) I I 726, diosa de los médicos (Roma) II 146 147, dios de la cirugía (C luna) I I I 334, diosa de las h l e r b ' s cu rativis, de las comadionas y de los curanderos (aztecas), I I 716 —dioses (del trabajo) de los metales (celtas) I I 243, (Dahomey) I 481 482 (Zarathustra), 11 395, dios del trabajo del cobre (celtas), I I 243, dios de! estaño (yoiubi) I 477, dios de la h e r r e n a (celtas), I I 243, dios de los herreros (Dahomcj) I 481-482 —diosa de la música (hmdulsmo), I I I 154, diosa de los músicos (Roma) I I 146 147, dios de los músicos ciegos (China), I I I 303 —diosa de la navegación (Creta), II 10, (Moclos) I 322 —diosa de los niños (hmdulsmo) I I I 156 -dios de la oración (vedlsmo), III 96
—diosa de los paitos (aztecas) II 716 (China) I I I 334 338, (Roma) II 139, diosa del embarazo (azte cas), I I 717, diosa de los nacimien tos (mayas), I I 727 —dios de los pastóles (Grecia), I I 26, (India) I I I 150, dios de los rebaños (hmdulsmo) I I I 151 —dios de la poesía (celtas) I I 243 diosa de la poesía religiosa (vedis mo), I I I 90 —diosa de las prostitutas (Grecia) I I 28 — dios de l i riqueza (China) I I I 327 334 336 337, diosa de la n q u e z (hmdulsmo) I I I 152 dios de 11 riqueza y de las piedras precios is (hinduismo) I I I 156 —dios del saber (celtas) I I 2V dios de la erudición (shinto) I I I 369 —dios de los sacrificios (brahmanis mo), I I I 108 —dios de la salud (Babilonia A s m i) I I 442, (celtas) I I 252 dios di la larga vida (China) I I I 334 —diosas de los trabajos femenino (China), I I I 303 —dioses protectores de la casa (China) I I I 303, (Creta), I I 24, (Grecia) I 322, (Roma), I I 137, (Creta Micenas) I 322, dios de la tierra de la casi (China), I I I 303, dioses domésticos (helenismo), I I 185, (Israel) I I I 441 (Tibet), I I I 285, (vedlsmo), I I I 86 —dioses protectores de la despensa, penus (Roma), I I 139 —dios de la entrada (China), I I I 303 —dios del hogar (anos) I I I 86 (a/ tecas), I I 717, (China), I I I 303 335 337 340, (Dahomcv), I 482, (taoísmo), I I I 319, (Tibet), I I I 285 —dios del lmpluvium (China) III 303 —dioses de la puerta (China) III 336 —diosa del palacio (Creta), I I 23 122 (Micenas), I 322, (Micenas Creta) I I 24 —dioses protectores de la ciudad, I 318 322, (África romana) I 439, (Atenas) I I 102, (Babilonia) I I 434 (Betel) III 439, (Dohquca) I I 210 (Egip to), I 390, (Emesa) I I 210 (Ilion) II 25, (Grecia), I 309 318 322, II 72 80 8 0 > " , (Mesopotamia) I 333 (Sumer Akkad), I I 392 395 (taoísmo» I I I 323 (Ur) I I 405, (Creta Miee ñas Grecia) I 319 —deidad protectora de la familia, 1 ir familians (Roma), I I 139, diosa c'e la familia Julia, I I 207 - dioses protectores de los giupos so cíales (yoruba), I 467 468 —dios de los brahmana (India), I I I 154, dios de los ksatriyas (India) I I I 154, dios de los sudras (India) I I I 154 dios de los vaisyas (India) I I I 154 —dios protector de la estirpe (Gie cía), I I 51 —dios(es) de la sippe (shmló) III 369 374
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—chos(es) tnbal(es) (aztecas) I I 711 712 713, (mayas), I I 725 —dioses protectores de la nación v del p u s I I I 690, (África romana), I 439, (amonitas) I I 442, (aztecas), I I 716, (Bibilonia A s m a ) , I I 434 441447 (China), I I I 307, (confucianlsmo) I I I 308, (Israel), III 407 408 409, (ma \ is), I I 726 (Roma) I I 217 —dioses de los cantones (China) I I I 300 — dios del imperio (China), I I I 328, (rgipto) I I 542, (silluk), I 516 —dioses de las provincias (China), I I I 300 —dioses protectoics personales (Grecia) U 51 d'o c a juotectora de los reyes m cerneos (Micenas) I 322 diosa protector i del señor del palacio (Crc ta) I I 24 —dioses de lis regiones del mundo —dios del Lste v del Oeste (mayas) II 725 —dios del Noite (aztecas) I I 712 717 —dios del Sur (aztecas) I I 712 d'os ley (Bemn) I 487 (Egipto) IT 194 1 » 1 550 (meas) I I 738 —dios sicerdote (iztecas) I I 713, (Egip to) I I 539 —dios supremo I "í XI 15 31 43 47 88 89 114 116 118 120 121 142 143 H 4 146 217 312 344 442 456 458 470 483 512 525 528 529 539 543 549 550 I I 18 3 S 288 29} 638 670 679 690 I I I 676, (África), I 458 490, (Afnca blancí), I 419, (África Occidente!) I 366 471, (África romana) I 436 (árabes), I 367, (asanti) I 4>5 465 (Babilonia A s m a ) , I I 437 443 445, I I I 439 (bainmg) I 1 4 4 " , (bambú ti), I 117 118 553 554 558, (han) I 517, (bereberes), I 444, (bhil) 1 122 130 I I 632, (brahmanismo), III 120 130 146 (budismo) I I 646, (ca nanos) 1 217 417 419 420, (celtas), I I 243 244 (Cerdeña) I 250 (chen chu) II 632 633, (China) I I I 303 308, ( C i e n ) I I 10 14 1 9 J 1 (dago), I 519, (dagomba), I 492, (Dahomey) I 479, (drivida), I I 634 636 (dinka) I 516, (Egipto), I 319 390 392 I I 542 543 345 552 556 557 573, (esla vos), I I 532, (galla) I 507 508 509, (germanos), I 347, I I 2Sh 295, (Gre cía), I 313 315, I I 8 17 20 21 (hele nismo) I I 211 (Hieiro) I 421, (hmdulsmo), I I I 135 139 153 155 160 164 173 1 7 4 1 " 176 178, (íbibio) I 464, (ibo) I 480 488 489 493 494 (India) I I 643 647 649 650 668' I I I 131 138 188 190 212 (indogtr manos) I 313 315 I I 8 663 678 685 698 703, (jukun [dzukun]) I 458, (kaffa), I 510, (kavirondo) I 516 (kimbunduambo), I 458, (konyak na ga), I I 636, (lotuko), I 521, (mayas), I I 725 (Mediterráneo), I 313, (mun da), I I 633 (inunda kol) I 1 2 4 - \ (muría), I I 635 (nandl), I 521, ( p i leolítico), I 140 144, I I 6 1 , (Palesti na), I 367, (La Palma), I 421 (pa na) I I 635, (p ihnesios), I I 642 (Roma), I I 137, (samovedos), II 668\ ( s e l k n a m ) , I 137, (semir)
806
ÍNDICE E
I I 680 (silluk) I 515, (Siria) I I 210 (tamil), I I 634 (Tangamka) I 505, (t loísmo), I I I 315 322, (toda), I I 635, (Uganda), I 516, (vedismo) I I 369, I I I 94 95 96 (yache) I 503 (yamana), I 230 140, I I 684, (yoru ba), I 471 472 474, (Zarathustra) I I 586 625, (África Europa) I 498, (az tecas mayas incas) I I 738 739, (barí kuku), I 517, (baria cunama) I 510 511, (bosquimanos hotentotes) I 458, (bereberes Trípoli Túnez-Marruecos tuareg haussa vascos Sudán), I 442 443 (cananos bereberes), I 368 417 418 419, (canarios galla África Oriental masai nilotes) I 418, (canarios indo germanos semitas turcos-mongoles A s n Central China Grecia), I 313 (Creta Micenas), I 315, (dmka nuer beir), I 516 (Egipto - halakwulup samoyedos semang) I XI, (Europa Palestina C i n a n a s Egipto), I 373, (Etiopia nilotes Palestina Siria canarios) I 424 425 (fueguinos pigmeos australianos Califor nía), I 115, (herero zulú) I 458, (kimbundu ambo) I 458, (lcndu Rúan da wanyamwczl África), I 458, (Mam re Bethel), I 367, (Siria Palestina Ca nanas), I 456, (Zambeze África), I 458 —diosa suprema, I 510, (thenchu), I I 632, (hmduismo), I I 647, I I I 184 185
i«7
—dios(es) del tiempo atmosférico (Asia Menor), I I 210, (Babilonia A s m a ) I I 442 I I I 439, (bambuti), I 557, (Europa), I I 15, (germanos), I I 288, (Grecia), I I 15 16, (India), I I 274 (indogermanos), I I 666, (mayas), I I 727, (Oceanía), I I 15 —diosa del arco iris (mayas) I I 727 —dios del frío (aztecas) I I 712 —dlos(es) de la lluvia (aztecas) I I 263 714 715 718 719 720 724, (Bt n m ) , I 486, (brahmanismo), I I I 125 (Chma), I I I 298 303 334, (In día), I I 671, (mayas) I I 727 728 (taoismo), I I I 317, (vedismo), I I I 85 —diosa de la sequía (China), I I I 303 —dios(es) de la tormenta (aztecas), I I 714, (Babilonia A s m a ) , I I 436 438 452, (bambuti), I 560, (celtas) I 334, (Chma), III 303, (dagomba) I 492, (eslavos), I I 358, (geimanos) I I I 82, (Grecia), I 315 324 325 (hin duismo) I I I 156, (Uganda), I 496, (vedismo) I I I 84, (África Occidental etruscos nandl), I 521, (hetitas Asia Menor), I 302 364, (yoruba Dahomey) I 458 —dios del rayo, I 506 525, (aztecas) I I 707, (Babilonia A s m a ) , I I 446 (Chma) I I I 334, (Dahomey), I 477 481 484, (Grecia), I 283 325, (íbi bio), I 491, (incas), I I 734, (In día), I I 671, (mayas), I I 727, (Su m c r A k k a d ) , I I 393, (Whyda) I 481, (yoruba), I 467 468 469 473 475 476, (Dahomey romanos etrus eos), I 481, ( E t m n a Dahomey), I 480, (griegos germanos yoruba) I 473 475, (yoruba Dahomey), I 481
MATERIAS
—dlos(es) del trueno, I I 273, (Altai), I I 274, (aztecas), I I 715, (Caucaso) I I 323, (China) I I I 298 334, (es lavos) I I 324 358 666 (germanos) I I 307 309 (ibo), I 491 (incas) I I 734, (India) I I 322 671, (indo germanos), I I 306 (mayas) I I 727, (semang), I 566, (vedismo) I I I 89, (yoruba), I 473 47) (germanos I n día polinesios), I I 296 —dios de la cornamenta (celtas) I 334, dios del hachi (vedismo) I I I 89, (Asia Menor lientas) I 364, dios del martillo (celtas), I 334 (África Occidental germanos), I 347, (Asia Menor hetitas) I 364 —dlos(es) de la vegetación I I 10, (az tecas) I I 715 716, (Babilonia A s m a ) I I 433 (Creta) I I 10 2 1 3 f (Egipto), TI 1 9 4 m 195 1 0 3 560, (germanos) I I 335 337, (Grecia) I I 33 37 39 40 47 113, (Sumer Akkad), I I 431, (Tracia Trigia), I I 188, dios de la vegeta clon ]ovcn (Babilonia A s m a ) , I I 443 —diosa de la vegetación (aztecas), I I 717, (Grecia), I I 30 —dios(a) del árbol (África Occlden tal), I 503, (Creta), I 311, I I 10, (Dahomey), I 482 —dios(es) de los bosques (China) I I I 303, (Grecia), I I 92, (hinduismo), I I I 151, (tcherkeses), I I 298 —dlos(a) de las flores (a/tecas), I I 711 717, (meas), I I 734 —diosa de las hlerbis curativas (az tecas), II 716 —dios de las plantas (Zarathustra) I I 595, diosa de la planta mague y de la feítihdad (aztecas), I I 717 —dios de la primavera (aztecas) I I 716, (Siria) I I 197 —dios de la selva (bambuti) I 546 554 557 558 558 561 562 564, dio sa de la selva (chenchu), I I 633 —dios de la vida (de la naturaleza) (Babilonia A s m a ) , I I 433 441 442 dios de la larga vida (Chma) III 334 —diosa de la vida I I 28, (Egeo), I I 36, (Grecia), I I 35 (Creta Medite rráneo Fgeo tracios canos), I I 35 —agora de los dioses (Grecia), I I 83 —antropomorfismo de los dioses, I 23 317, (Egipto), I I 539, (germanos) I I 274 288 (Grecia) I I 17 46 54 56 57 64 9 1 , (India), I I I 189, (islam) I I I 26, (Israel), I I I 438, (Sumer Akkad), I I 370 379 383 402 412 418, (vedis mo), I I I 82 86 —corporeidid de los dioses (Grecia), I I 54 —envidia de los dioses (Grecia), I I 53 56 —vida de los dioses (Grecia), I I 54 —banquete de los dioses (Babilonia A s m a ) , I I 456 462, (Magnesia), I 328, (Sumer Akkad), I I 412, banquete en común con los dioses (Grecia) I I 64 —camino, to, de los dioses, shin (shin tó), I I I 364 —casas de los dioses, é (Sumer Akkad) I I 403 —circulo de los doce dioses (Grecia), I I 27 83 84
—altar de los dote dioses (Magnesia) I 328 - c i u d a d de Dios I I I 586 —«cmdides de los dioses» (aztecas) I I 724 —conocimiento natural de Dios I 30 42, I I 96, I I I 673 676 —critica de los dioses (Giccia) II 102 2 4 r 103 167, (helenismo) I I 167 —cuerpos (= imágenes) de los dioses (Egipto) I I 547, cuerpo del dios shintai (shintó) I I I 368 —emblemas de los dioses (China), I I I 332, (shintó) I I I 368, (Sumer Ak kad), I I 401 —corona de cuernos (Mesopotamia) I 406, escudo (Egipto) I 381, hacha (celtas), I 339, hacha de piedra (yoruba Dahomey), I 481 hacha del trueno (África Meditenaneo yo ruba) I 474, martillo (celtas), I 339, piedra del rayo (Grecia) I I 16, (yoruba Dahomey), I 481, pilar (Egipto) I 381 —armas de los dioses (Sumer Akkad) I I 401 —símbolos de los dioses (Egipto), I 381 —emperador, monarca de los dioses (Chma), I I I 323 —ennéada de los dioses (Egipto), I I 548 550 551 559 —epifanías de los dioses (Creta) I 295 299, I I 10, (Grecia), I 297 I I 12 51 52 76, (helenismo), I I 165 170 185 (Cnossos Creta Micenas), I 296, (Cre ta Micenas), I 323 —estirpes de dioses (germanos), I I 317 327 —lucha entre dos estirpes de dioses (Egipto) I 392, (germanos) I I 317 318, (celtas germanos Grecia) I 336, (Grecia germanos Asia Ante rior Egipto India) I 345, (Grecia India germanos celtas) I 323 —hijos de los dioses, I I I 670 —imágenes de los dioses, I 286 293 366 542, (Achala), I 284 (Adab) I 409, (África blanca), I 439, (celtas) I I 249 250, (Cerdeña), I 248, (China) I I I 337, (Creta), I 311 322, (Egipto) I 392, I I 539, (Grecia) I 284 289 322, I I 23 26 7 1 , (H-ü Taixien) I 252, (helenismo) I I 222, (meas) I I 735, (Malta), I 254, (Mesopotamia), I 407, (Sumer Akkad) I I 395 400 409 (yoruba), I 478, (Cicladas Micenas), I 290, (Grecia Roma), I 331 —inmortalidad de los dioses, I 318 (Grecia), I I 54 55 57, (Sumer Akkad) I I 398 —listas de dioses (Babilonia Asina) I I 435 437 —«madre de los dioses» (aztecas) I I 716, (Babilonia A s m a ) , I I 437 (Cnos sos), I 280 —madre de los doce dioses (hinduis mo), I I I 157 —médiums de los dioses (Af ríe i Occi dental), I 296, (asanti) I 460 465 —mensajero de los dioses (Babilonia Asina), I I 442, (Grecia), I 286 I I 25, íshmtó) I I I 367
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—heraldo de los dioses (yoruba) I 476 —metamorfosis de los dioses (Grecia), I 294 297 —mitos de los dioses, I 317, (helenis mo), I I 222, mitos del origen de los dioses (aztecas), I I 718 —historia de Jos dioses (Grecia), I I 55 — l e \ e n d i s de los dioses (Roma Gre cía) I I 155, leyendas de la niñez de los dioses (Grecia), I 323 —muerte de los dioses (shmtó), III 373, nacimiento v muerte de los dioses (griegos celtas germanos - egipcios), I 346 —muíeres de los dioses, I 497, (África Occidental Mesopotamia-Egipto Atenas) I 333, (Grecia Asia Menor Daho me>), I 484, (Mediterianeo África negra) I 495 —novias de los dioses (Babilonia Asi n a ) I I 451 —nombres de los dioses del Oriente an tiguo, I I 431 —origen de los dioses (aztecas), I I 718 —creicion de los dioses (bhil), I 125, creador de los dioses (brahmams mo) I I I 108 —padre de los dioses (aztecas), I I 711, (Babilonia Asina), I I 436 437, (Gre cía) I I 59, (cananeos), I I I 441 (Su mer Akkad), I I 385 386 —posesión por un dios (asanti), I 460, (shintó) I I I 375 —procesión de los dioses (Sumer-Ak kad), I I 413 —resurrección del dios (baria cunama), I 511 —rey de los dioses, I 318, (Egipto), I 314 315, (Mesopotamia), I 315 —sacrificios a los dioses (asanti), I 465, sacrificios humanos a los dioses, I 470, (Bcnm), I 486 487, (etruscos), I 263, libaciones a los dioses, I 290 (asinti) I 465, ofrendas a los dioses (celtas), I I 250, (Chma), I I I 304, (Sumer Akkad), I I 401 —sepulcros de los dioses, I 323, (Upsa la) I 346 —soportes de los dioses (asanti), I 459 460, animales (Egipto) I 315, ima genes (Egipto), I 392, (yoruba), I 478, palladla (Alalcomene [Beocia] Argos Atenas), I 322 piedras (Gre cía) I 283 dipalikotsava, fiesta de las lámparas (hin duismo), I I I 169 Dipolia, fiesta de Zeus (Atenas), I I 16 2 2 dirección sinistrógira en el culto fuñera n o (cristianismo), I I 698 disciplina del arcano (cristianismo), I I 226 232 disciplina etrusca, adivinación (Roma) I I 147 discípulos (maniqueismo) I I 524 525 —discípulos de Buddha, I I I 223 —discípulos de Jesús I I I 532 538 543 545 546 547 548 553 557 —discípulos de Emaus I I I 546 —setenta y dos discípulos, I I 524, I I I 541 disco del cielo (Egipto) I 378 disco sola r (Babdonia A s i n a ) , I I 440, (Ca
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ÍNDICE E
liceite [Teruel]) I 214 (Egipto) I 378 II 541 542 543 544 545 546 548 I[T 438 680 (meas) I I 735 (shinto) 113 J66 368 (Trundholm Schleswig He K tein Aunc.li) I 216 —disco solar creador (Egipto) I I 544 culto del disco solar (Egipto) II 544 di cjrso Vac (brahmanismo) I I I 98 10 c (vcdismo) I I I 90 discurso del hombre (brahmamsmo) III 123 disecación del cadáver (Bcnin) I 487 (Ca nanas) I 492 (ibo) I 493 dis rices de m i m t l e s danza con disfn ees de an miles (incas) I I 735 disir espir tus de la naturaleza (germa nos) I 348 disolitos (Escocia Indonesia) I 200 disshaped barrows I 172 divinare tener inspiración divina adi\ nir> (Roma) I I 701 divinuacion cf deificación divorcio (islam) I I I 50 divus dios ("Roma) I I 663 C64 divya scies divinos (saktismo) I I I 185 djas planta (Egipto) I I 570 doble espíritu de la vida fuer/" vital (eslavos) I I 362 do~)lc hacha cf hacha doble trasmundo (Grecia) I I 98 115 116 doce dioses (Grecia) I I 27 83 S4 —altar de los doce dioses (Magnc ^ I 328 —madre de los doce dioses (hinduismo) I I I 157 d )ct gr mdt s m icstros celestes (budismo China) I I I 330 d icetas secta gnostica I I 516 I I I 510 doctrina —doctri la de los deberes (helenismo) I I 178 doctrina de las emanaciones (bribmanismo) I I I 119 doctrina de la pureza del profeta (islam) I I I 30 — cesta de la doctrina Abhidimmapitaka (budismo) 224 — diosas de l i doctrina > sasanadevatas (jinisno) I I I 205 —< protectores de la doctrina bon> bons kyon (Tibet) I I I 289 protectores de la doctrina > chosskyon (Tibct) I I I 289 dogmas I 3 (islam) I I I 23 32 (maní qucismo) I I 487 —dogma de la Asunción de M a n a I I I 583 dogma de la Encarnación III 487 dogma de la Santísima T r m i d i d I I 229 I I I 487 —dogma de los < dos principios» o de l i s «dos raices > (maniqucismo) II 496 dokimasia (Grecia) I I 205 dólmenes I 161 16? 164 165 166 184 22} 398 409 450 ( A b n h a o ) I 210 (Africi blanca) I 426 427 430 (Ain R i n m ) I 431 (Alemania [ L l ) I 236 (Biro n ) I 246 (Brandomil [Santiago]) I 192 (Bretaña) I 179 (Islis B n t á m cis) I 163 ( B u N u a r r a ) 1 432 (Ccr d e m ) I 243 (Charentc) I 196 (Cha rente Inferieurc) I 196 (Corcegí) I 24 í (Dinamarca) I 231 (Dordojnc) I
196 (Edfu) I 383 (Egipto) I 389 (et Tih) I 382 (Galicia) I 228 (Ga hlca) I 355 (Gerona) I 163 164 (Hammelstall [Prcnzlau]) I 192 (Hen s i r c l l l a d z e r ) I 427 (Herault) I 196 (Hierakonpolis) I 383 (Tabrim [Ara bia]) I 376 (Lo/ere) I 196 (Malta) I 253 (Palestina) I 163 164 356 (Pen ínsula italiana) I 256 (Península ibe rica) I 163 (Siria) I 163 164 (Ta \ a m es Suktar) I 354 (Vina Muñera Gerona) I 163 (Alemania [ N ] Escan dmavia) I 225 (Europa Occidental Jor dan) I 369 (Francia Irlanda Cerdena Alemania [ N ]) I 217 (India Indone sia) I 198 —dólmenes grupo (Bretaña) I 179 dol menes miniatura (moru) I 519 (In día Indonesia nilotes) I 522 (lango nilotes) I 518 dólmenes poligonales (Península ibérica) I 226 (Alemania [ N ] Fscandmavia) I 225 dolmen rectangular (Alemania [ N ] Escandma \ i a ) I 225 —elolmencs usidos como altares son tol o koin tol (Corea) I I I 347 dol menes como altares de los druidas (Galicia) I 196 —-iglesias construidas sobre dólmenes (Asturias Bretaña Cangas de Onis) I 216 —s icrificios primiciales a los dolme nes (Pinhel) I 217 dolor cuerpo de dolor > \ a t m a d c h a (hin duismo) I I I 164 'omimciones (maniqueismo) I I 510 lomime (celtas) I 337 lommac felices dommac numina femeni nos (germanos) I I 285 (Tibct) I I 300 lomingo I I I 43 domingo día de sol (maniqueismo) I I 527 dominicos I I I 624 626 d o n i n i o xshathra (Zarathustra) I I 596 domus de gianas cuevas sepulcrales (Cer dena) I 243 don de lenguas glosolaha (cristianismo primitivo) I I I 549 557 569 don de profecías (cristianismo) I I I 569 (Israel) I I I 450 dositeanos secta rusa I I I 642 dragón (Babilonia Asina) I I 444 447 (mamqueismo) I I 498 —dragón Pitón (Grecia) I I 87, dragón serpiente gocihr (Zirathustra) I I 620 —drigon dador de lluvia (China) I I I 332 —-fiestas del rey dragón (China) III 337 fiesta del bote del dragón (Chi na) I I I 337 i ma^en de I rey dragón (China) I I I >33 m t o de la occisión del dragón (India Irán) I I I 84 1 3 leyenda de la occisión del dragón Vrtra (vedismo) I I I 84 -—piocesiones con la estatua del rey dragón (China) I I I 33;> —templos del dragón (China) I I I 332 Inades (Grecia) 111 159 liomtna acciones cultuales de caí icu i mímico (Grecia) I I 189 (helenismo) I I 206 diug mentira (Zarathustra) I I 590 6 1 } —nómadas adeptos del reino de la ni n t i drug (Zarathustra) TI 597
MATLRIAS drugvan adepto de H mentira ( / a n t h u s tra) IT 597 598 602 608 druidas (celtas) I 336 347 I I 240 24 244 246 248 249 252 druidas femeninc (celtas) I I 247 —altires de los druidas dólmenes ( G i h a ) I 196 —bosquecillo de druidas (Galla) 11 250 —escuelas de dru dis (Galla) I I 24> dschuhsismo (China) I I I 354 du a oración personal (islam) I I I 44 dualidad (iztc cas) I I 711 dualismo I I I 436 (África) I 557 (Ba bilonn Asma) I I 473 (eslavos) II 356 362 (germanos) TI 326 343 (hele nismo) I I 186 205 206 208 216 (Iran> I I 204 (maniqueismo) TI 489 490 491 506 508 512 519 529 I I I 26 (irnyis) I I 725 (Zarathustra) TI 591 594 611 622 624 (zoroastnsmo) I I 591 594 (germanos zoroastnsmo) I I 343 —dualismo rosmologico (Chtna) ITT 303 dualismo cielo tierra (China) I I I 306 308 —dualismo etico (Zarathustra) I I 592 luahsmo metafisico (Zarathustra) II 592 dualismo originario (maniqueis mo) I I 497 499 (Zarathustra) IT 614 dualismo psicofisico (budismo) I I I 239 —dualismo luz oscuridad (mamqueismo) I I ¿96 514 —dualismo orneo (helenismo) I I 216 dualismo platónico (helenismo) IT 216 — d u i h s m o en los ameshi spentis (Z rathustra) I I 597 601 dualismo en e hombre (maniqueismo) I I 509 duit mor ida de los bienaventurado (Egipto) I I 559 duchoborzi secta rusa I I I 650 651 duelo (China) I I I 302 304 —duelo por el semidiós masculino (As Anterior) I I 200 duelo por Adoni muerto (Siria) I I 200 202 duelo poi Atis (Asia Menor) I I 198 200 duendes de la selva (bambuti) I 562 —-üma duende (bambuti) I 562 dueños de los cimientos espíritus (bon) I I I 285 dueño del destino (Babilonia A s m a ) II 436 duhkhanta salvación (hmduismo) I I I 180 durgamahotsava fiesta de Durga (hm duismo) I I I 169 dvaparayuga ciclo cosmogónico (hinduis mo) I I I 163 184 3 dyauh cielo (India) I I 667 4 E AD HA templo de E n h l (Sumer Akkad) I I 387 c an na templo (Babilonia Asina) I I 437 (Sumer A k k i d ) I I 383 397 e babar lugar cultual del dios solar Uti (Sumer Akkad) I I 390 ecage abad de Dabra Líbanos I I I 620 eclecticismo (helenismo) I I 174 (Rom 0 I I 152 edades históricas — E d a i del Bronce I 166 167 168 170 174 175 177 187 192 196 1 9 ; 200 202 207 208 215 216 223 224 22Í
809
229 231 232 236 238 241 252 255 272 301 325 357 367 369 372 425 426 I I 8 2 0 291 294 305 310 311 312 313 432 —Edad del Cobie I 188 189 214 22? 226 228 229 234 237 240 357 361 —Fdad del dios del sol I I 311 — r d a d del H i e r n T 200 215 216 249 I I 281 310 311 348 I I I 428 429 4:>3 —Edad Media I 268 I I 340 347 357 362 521 I I I 604 —Fdad de los Metiles T 149 I I 63S - F d a d de la Pie Ira T 175 213 ?68 330 I I 8 311 34S 3C0 edades legendarias (h nduismo) I I I V~> —edad dorada T 119 120 ( G r e c n ) I I 43 (hinduismo) I I I 152 163 —< edid futuro (ñachis no) I I I 494 e dam (Sumer AKI i d ) TI 403 edén (ji daismo) I I I 494 498 edicto de M lan TTI 670 C72 edicto sagrilo> del emperador K ang hsi (China) I I I 324 e dub b i e cuelas de los templos (Sumer Akkad Babilonia Asina) IT 465 1 8 Edo periodo (Tapón) I I I 3C3 efod oraculir (Israel) I I I 456 efusión del Espíritu Santo I I I 549 550 555 559 569 584 e gil gran casa ( S i m e r A k k i d ) IT 405 egida de Atenea (Crecía) I I 24 egischirgal templo y /igurat ( B a b i k n i Asina) I I 439 ego alter ego (aztecas) I I 723 ehad Uno y Umeo (indaismc) I I I 486 eidola almas (C ecia) I 290 29^ c terciaos respiratorios (vedismo) IIT 92 ejercito de los mu rtos exercitus feralis (germanos) I I 277 281 282 324 666 kthesis de Heraclio I I I 580 e kur templo de F n h l cas-i m o n t i n i (Ba hilon i A s m a ) IT 438 (Sumer Akkad) II 386 390 ti dios (Israel) I x n I I I 435 44! (m chismo) I I I 4S6 (Ras Samri) I I I 441 (semitas) TU 441 el s a d d n dios altísimo todopoderoso (Is rael) I I I 432 4¿0 eleitas (Grecia) I I 96 97 101 elección en H etic i zirathustnca (Zai a thustia) I I 601 603 electi elegidos (mamqueismo) I I 484 485 508 513 521 522 523 524 525 526 52) —aliment icion de los electi elegidos (maniqueísmo) I I 521 522 —banquete de los electi elegidos (ma niqueismo) I I 530 531 —mandamiento de los electi (miniqueis mo) I I 529 elilim (Israel) I I I 432 clima fuerza (nikundo) I I 680 Elíseo (Grecia) I I 130 —lapto al Elíseo (Grecia) I I 130^ H elixires de vida (taoisno) I I I 317 318 elocuencia dtos(es) de la elocuenen (cel tas) I I 252 (hmduismo) I I I 154 elohim dios (Israel) I I I 435 (judaisrm) I I I 486 I I I 411 412 423 432 442 7 emanaciones (bon) I I I 285 (brahmán i mo) I I I 128 (hindutsmo) I I I 176 (min lueismo) I I 501 —creación por emulación (biahmanis mo) I I 642 (hinduismo) 111 149
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ÍNDICE E
(maniqueismo) I I 501 creación del mundo por emanación de Dios srsti (hinduismo) I I I 141 —doctrina de las emanaciones (brahm \ nismo) I I I 119 emasculacion (skopzi) I I I 648 —emascuíacion de Atis I I 198 eims culacion de Uranos I 180 0íl —emasculacion de los sacerdotes de Atis galh I I 199 embajadas cultuales theores (Grecia) I I 72 embalsamamiento dios del embalsama miento (Egipto) I I 560 embarazo diosa del embarazo (aztecas) I I 717 embarcaciones divinas (Sumer Akkad) I I 413 —ofrendas a la embarcación de An (Su mer Akkad) I I 383 384 emblemas de los dioses (China) I I I 332 (shinto) I I I 368 (Sumcr Akkad) II 401 —corona de cuernos (Mesopotamia) I 406 escudo (Fgipto) I 381 hacha (celtas) I 339 hacha de piedra (yo ruba Dahomey) I 481 hacha del true no (África Mediterráneo yoruba) I 474 martillo (celtas) I 339 p i e d i i del rayo (Grecia) I I 16 (yoruba Dahomey) I 481 pilar (Egipto) I 381 —emblema del dios del rayo (yoruba Dahomey) I 481 emblema del dai mon del rayo (África Mediterráneo yoiuba) I 474 —emblemas de Anu (Babilonia Asina) I I 438 emblema de Artemis (Grecia) I I 12 emblemas de Elhl (Babilonia Asina) I I 438 emblemas de M ctlan tecuth (aztecas) I I 717 emblema de Min (Egipto) I 381 emblemas de Mitlancihuatl (a/tecas) I I 717 em cierna de Neith (Egipto) I 381 em blemas de Rudra (vedismo) I I I 85 emblemas de Siva (htnduistno) III 145 emblemas de Tezcathpoca (azte cas) I I 712 emblemas de Tonatiuh (aztecas) I I 711 emblemas de Varu na I I I 87 emblema de 7eus I I 16 ernblemis de ios nomos ( r g i p t o ) I I 539 emblemas de la realeza reliquias del rey muerto (África) I 502 (yoruba) I 469 (África Tenerife) I 420 emperador —emperador —apoteosis del emperador (Roma) I I 151 —culto a los emperadores (Roma) I 439 I I 151 (shinto) I I I 369 Cf índice D T n n q u e I V M a n a Te resa Wou tsong etc en señor de los sacerdotes (Sumer Akl ad) I I 406 en del dios Ningirsu (Sumer Akkad) I I 407 enanos (germanos) I I 262 283 333
—dioses de la lluvia enanos (Méjico) I I 263 —mito del origen de lo enanos (ger manos) I I 334 1 S 2 encantamientos (celtas) I I 252 encarnación I I 224 (islam) I I I 702 —encarnación d° Amitabha (lamaísmo) I I I 288 encarnado i del antepasado fundador de la casa (Grecia) I 308 encarnación de Buddha (Tibet) III 286 —dogma de la Encarnación I I I 486 ene chca del emperador Basilio I I I 580 cierna (celtas) I I 240 (Grecia) I I 91 ( R i m a ) I 341 neina soporte de Júpiter (Roma) I 299 enema soporte de Zeus (Dodona) I 299 encrueij idas (Grecia) I 283 en 1 ira (cataros) I I 521 enemigo > cf héroe engañador trickster energía divina sakti (hmduismo) I I I 146 enfermedades (shinto) I I I 376 —daimoncs de la enfermedad (shinto) I I I 368 —sacrificios humanos al daimon de la enfermedad (Benin) I 486 —diosa de las enfermedades sexuales (az tecas) I I 717 enneada divina (Egipto) I I 548 550 551 559 e n nnu templo de Ningirsu (Sumer Ak k i d ) I I 386 387 388 389 390 392 393 394 401 404 409 —consigracton del templo e m n n u (Su mer Akkad) I I 407 entrega a Dios bhakti marga (hinduismo) I I I 166 entronización del dios Marduk (Babilonia A s i n a ) I I 455 enviados (maniqueismo) I I 524 —enviado de la alegría (mamqueismo) TI 514 enviados le 11 luz (maní queismo) I I 514 51) 516 envidia de los dioses (Grecia) I I 53 % u n e s (maniqueismo) I I 498 499 500 —dios del con (o del mundo) del ñus (maniqueismo) I I 516 e PA templo (Sumer Akkad) I I 390 403 T / ] / 00Q, dios qae < concede gustosa mente (Grec i) I I 184 epicureismo I I 152 174 177 208 epi 'emias (China) I I I 298 —diosas de epidemias (India) I I I 148 —espíritus de las epidemias (China) I I I 303 —m nisteno de las epidemias (China) I I I 334 epifanía —epifanía apvncion visible de un dios (Creti) I 299 I I 10 (Grecia) I 2/7 TI 12 51 52 76 (helenismo) I I 165 170 185 (Creta Micenas) I 323 — (África Occidental ibo) I 502 —sacrificios humanos de esclavos en la sepultura (ibo) I 493 escolástica kalam (islam) I I I 27 escolástica luterana I I I 694 escorpión (helenismo) I I 204
Escorpión (constelación) (aztecas) I I 714 715 escribas (judaismo) I I I 485 507 514 525 526 527 531 534 540 544 545 546 572 (maniqucismo) I I 525 sentura I 315 435 (África blanca) I 434 (Canaan) I 372, (Creta) I 156 268 (yoruba) I 478 (Cananas Creta) I 424 (Cananas libios numidas tuareg Creta) I 416 417 (Egipto Mesopotamia Creta C manas) I 387 388 —escritura cuneiforme (Babi'oma Asina) I I 428 escritura pictográfica (Mejí co) 1 315 esentores diosa protectora de los esen tores (Roma) I I 146 147 escudo (Grecia) I 303 (Micenas) I 321 —ancilia (Roma) I I 144 palladla (Gre eia) I 321 I I 25 —escudo de Atenea I I 25 45 —escudo emblema de la diosa Neith (Egipto) I 381 escudo imagen de un dios (Creta) I 322 —danza ritual de los saín en torno a los escudos sagrados (Roma) I I 144 —diosa del escudo (Creta) I I 10 escuela^ —escuelas de druidas (celtas) I I 245 escuelas de los templos e du ba (Ba bilonia Asina) I I 465 —escuela peripatética I I 173 174 — escuela de Badén I 39 escuela de Maiburgo I 22 eschata (cristianismo) I I 231 esemos (judaismo) I I 219 I I I 493 547 esfera —esfera sagrada (shinto) I I I 374 —esfera del dhaima dharmadhatu (bu dismo) I I I 239 240 241 242 250 256 esfera de las formas visibles rupadha tu (budismo) 111 239 esoterismo (taoismo) I I I 351 espacio (shinto) I I I 367 —señor del espacio (Babilonia Asina) TI 438 —trinidad cósmica cielo tierra o espa cío y aguas profundas (Babilonia Asi n i) I I 436 espadas (shinto) I I I 368 370 374 (Tibet) I I I 284 —espadas mágicas (china) I I I 332 (taoismo) I I I 318 322 espadas vo tivas (Cerdena) I 303 —espada del dios creador (Dahomey) I 481 •—espada dios de la guerra (alanos sa jones) I 303 espida cetro de Agamenón (Queronea) I 303 espada cetro de Zeus (Queronea) I 303 espadas reliquias de los héroes (Grecia) I 303 espada soporte de los seres superiores I 303 espada soporte del dios de los guerreros y de los ar tesmos (yoruba) I 477 —culto a la espada (celtas) I 339 340 (India) I I I 190 (África Occidental escitas Grecia) I 303 ofrenda de ali mentos a la espada (Queronea) I 303 sacrificios a la espada (Quero nea) I 303 especulación acerca de los médiums y de las hipostasis (helenismo) I I 216 229 espiga (Eleusis) I I 125 126 188 79 espejos (shmto) I I I 368 370
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ÍNDICE E
—espejo mágico (taoísmo) I I I 318 339, espejo sagrado (shintó) I I I 374 espiritismo I I I 194 espíritus, I 126 141 I I I 346, (celtas), I I 239, (China) I I I 302 308 (hmduismo) I I I 158 160 165, (Roma) I I 153 (shin tó) I I I 366 367, (taoísmo), ITI 318 319 322, (Tibet), I I I 284 —angra o añramamyu (Zarathustra), I I 584, ka (Egipto), I 391, ñus (mam queísmo), I I 506 510, pncuma (ma mqueísmo) I I 502 espnitus primordiales (Zarathustra), IT 602 -—cspíi itus buenos v malvados (Babilo ma Asina) I I 446 (\ amana) I 136 espíritu malvado (bhil) I 125 126 (Zarathustra) I I 592 601, espíritus malvados (Babilonia A s i n a ) , I I 437 (China) I I I 303, (Zaiathustra), I I 607 •—remo del espíritu malvado (Zara thustra), I I 601 —gran espíritu (mamqueismo), I I 498 499 517 —espíritu salvador, spenta mainyu (Za rathustra), I I 592 593 595 —Espíritu Santo, I xiv, I I I 487 488 517 518 528 537 543 544 548 549 552 553 554 557 567, (maniqueísmo), I I 492 517 —bautismo en el Espíritu Santo, I I I 548 —efusión del Espíritu Santo, I I I 550 555 559 569 584 —espíritu supremo (Corea) I I I 347 —«espíritu viviente» (maniqucismo) I I 501 502 503 504 514 515 529 •—espíritus de la agncultuia espíritus de la fertilidad, I I 75, (Asia Menoi.) I I 13 Estado, I 54 estado ele salvación, amaratat (Zarathus tra), I I 599 613 estanques (hmduismo) I I I 161, (megali tico), I 195 — estanque sacrificial (Vcmmcrlov [Scho ncnl) I 195 —estanque de la purificación (Sumer Akkad) TI 392 —estanques s a n t u i n o s de Ádranos (S 1 ciha) I 247 —dios del estanque (ibo) I 490 estaño dios del estaño (yoiuba) I 477 Este (aztecas), I I 713 —Este, «casa del sol» (aztecas) I I 719 —dios del Este y del Oeste (ma^as), 1T 725 —orientación Este (Corea) I I I 34^ ( r q i p t o ) , I 391, (megalítico), I 186 — paraíso del Este, Tlolocán (aztecas) I I 715 estelas, I 197 216 367 368, (árameos) 1 307, (Cerdeña) I 244 ( F ^ p t o ) , I 382 fGiecia) I 198 216 290 307, (Mesop i t a m n ) I 404 405 (Murenas) I 280 (Boab) I 362, (Palentina) I 359, (Su mer Akkad), I I 387 389 390, (yoruba) I 4 7 0, (Asia Anterior Miccnas Picenum) I 257, (Guraghe wallamo Afnca Occiden tal Calabar Viejo), I 514 (Magia V a n ) I 257 256 (Micenas Grecia A^ia Antt rior It día Spczia Picenum Egip to Trancn Gard Avcyron) I 27/ (Palestina Siria) I 362, (Siria Palestin 0 I 354 —estelas antropomorfas (Etiopia [S n I 513 514, (Henawei Galilea), I 362 (Collorgues Troitosende I a Esparanc i Asquerosa [ G r a n a d a ] ) , T 204, estelas imágenes del muerto, I 386, (Aby dos) I 379, (Palestina S U M ) I 36? — estelas soportes de las a l r u s (Egeo Mediterráneo oriental), I 262, estel, como soportes ele los seres supe n o res, I 262 — estelas de los Buitres (Sumcr Akkad I I 381 —lavatono de las estelas en las fiesta de los muertos (Platea) I 307 —mesas de sacrificios ante las e s t e l a (cartagineses), I 362 —unción de las ó t e l a s (Grecia) I 308 estcloides piedras esteloides (Afnca b l j n ca), I 431 432 433 estirpes de dioses (germanos), I I 317 3V —1 ucha entre dos estirpes de dioses (Fgipto), I 392, (germanos), I I 317 318, (celtas germanos Grecia), I 336 (Giecia germanos - Asia Anterior Egipto India), I 345, (Grecia India germanos celtas), I 323 estirpes de héroes lucha entre las c ti pes de heioes (celtas), I 336 estoicismo, I I 18 97 152 153 157 165 16C 167 174 178 182 185 203 208 216 22 c 230 333
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estrellas (Egipto), I I 542 560 561 564, (eslavos) I I 361, (hinduismo) I I I 157, (incas), I I 733, (Israel), I I I 428, (ma mqueísmo), I I 503, (mayas), I I 72/ (halakwulup samoyedos), I xi —estrella de la mañana (Babilonia Asi n a ) I I 441, (meas), I I 734, estiell s de la tarde (Babilonia Asina) I I 436 441, (Sumer Akkad), I I 393 401, Es trella Polar (China), I I I 334, (mayas) I I 727, estrella S i n o , I 325 —alma estrella (bambuti), I 56? —culto a las estrellas (canarios Europa Occidental), I 418 419 —dioses de las estrellas (aztecas) II 712 716 717, ( l i b a ) I I I 285 d t s ! de la estrella de la tarde ( B i b i l o n n A s m a ) , I I 458 -c lito a los diosas de las csti tilas (Tibet), I I I 285 —esnintus de las estrellas (Grecia), 11 107 —lampaias de las siete estrellis (China), I I I 339 ~ t r m i d i d asf-4 luna, sol y estrella de la tarde (Babilonia A s i n a ) , I I 436 esvástica, cruz gamada, I I 3 1 1 1 0 4 , (Teleí l i t Ghassúl), I 364 e t e r m d i d (budismo), I I I 252, (Grecia) I I 57, (Roma) I I 152 —eternidad del atman (brahmanismo) TTT 250 etica I 22 35, (Aiabia), I I I 13, (Brbilonia Asina) I I 425 ¿65 473 474, (bambuti), I 565, (brahmamsmo) I I I 11} III 126, (budismo), I I I 248 266 267< 5 , (celtas), I I 246 252 (China), I I I 305, (confucianismo), I I I 308 309 310, (cris tiandad oriental), I I I 660 (cnsti^ni mo), I I 229, (Egipto), I I 547 56,574 (germano^) I I 336 337 (helenismo) TI 166 175 177, (hinduismo), I I I 135 142 163 165 166, (India) I I 641 644 652, I I I 213 2 0 " 241, (islam) I I I 11 13 (judaismo) I I I 491 493 (maniqucismo), TI 517 522, (Roma), I I 154 156 (shm LÓ), I 34J 342 (taoísmo), I I I 313 700, (vedismo) I I I 90 92 (yamana) I 135; (Zarathustra) I I 579 591 601 603 —etica zoioastrica (Zarathustra), I I 603 —etica de Epicuro I I 115"-^ —ética de los perfectos (maniqueísm "0 I I 520 521, etica de los imperfectos (m iniqueísmo) I I 520-521 —ser r upremo como personalidad etica, I I 675 678 etimología de la religión, I 34 35 etnología, I 62 71 100 144 —etnología histórico cultural, 1 30 -> bi evangJización de G t o r z a, I I I 625, e\angehzicion de la 11 h i, I I I 612, evangelizaeion de Ru=ia ITT 638, e\an gelí/ icio i de Se i vía TU 636
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ÍNDICE L
evhemensmo 1 334 346 527 I I 165 167 170 182 evhemensmo de Snorri I I 351 evolucionismo I 2Í 27 2&l 31 32 33 41 43 81 105 106 107 108 109 110 111 120 1?1 144 145 536 538 539 544 550 551 I I I 194 669 672 673 676 677 678 683 685 686 examen de las visceras extispicium (Gre ci i R o m i ) I I 147 excelsa santuarios en las alturas (Pales tina Siria) I 365 excelso y venerable progenitor Takamimu subí (shtnto) I I I 371 «excrcm nto> (mamqueismo) I I 498 cxegesis —exegesls alegórica t a w i l (islam) I I I 65 exegesls coránica tafsir (lslim) I I I 35 exegesls Sung (China) III 354 exercitus feralis ejercito de los mucitos g e r m a n o s ) I I 277 281 282 324 666 existencia de Dios pruebis de la existen cía de Dios I 30 144 148 exogamia I 78 89 393 545 558 exoicl mos (Babilonia Asina) II 441 (germanos) I I 335 (hmduismo) III 160 (taoismo) I I I 318 323 (vedlsmo) I I I 84 —ministerio de los exoicismos (China) I I I 334 exorcistas (Babilonia A s m a ) I I 452 45? (Sumer Akkad) I I 407 (taoismo) I I I 323 —exorcistas isipu (Babilonia Asina) I I 452 —exorcistas seglares (taoismo) I I I 322 cxorcistas del granizo (Tlbet) I I I 28;> exotensmo del cristianismo I I 225 experiencia de la £e I 41 expiación I I I 705 (Babilonia Asina) I I 450 453 466 (celtas) I I 245 (germa nos) I I 336 (Grecia) I 326 327 I I 16 69 87 (helenismo) I I 222 ( h m d m s mo) I I I 164 165 (Israel) 111 464 4 ; (semang) I 567 (shlnto) ITI 376 —expiación mágica (Egipto) I I 571 574 expiación ritual (judaismo) I I I 491 expiación sustitutlva (Isriel) I I I 467 —fiesta de la gran expiación Kippur (Israel) I I I 457 (judaismo) I I I 490 492 —sacrificio expiatorio —chivo expiatorio (Babilonia Asina) I I 449 (lbo) I 4SÍÍ502 (judais mo) I I I 492 —sacrificio humano expiatorio (asan ti bo pangwe) I 501 a b i r d o n o de los nmos recién nacidos (stefa now7l) I I I 644 chivo explatono humano (África Occidental) I 49H 500 (África Occidental Grecii Ate ñas Leucas jonios Asia Menor Coló fon Massaha Abdera) I 326 327 se pultuia en vida (lbo) I 500 sui cidio (fihppowizi) I 492 exposición del cadáver (Benin) I 487 (China) I I I 340 (lbo) I 4)) (lbe ros) I 216 (voruba) I 468 (Zarathus tía) I I 607 expulsión de los demonios I I I 532 533 539 543 éxtasis (fermanos) I I 344 (vedlsmo) I I I 92 éxtasis diomsiaco (Grecia) II 36
extispicmm examen de las visceras (Ro ma Gre la) I I 147 exuperantissimus I I 211 exvotos I 196 211 216 323 (Arkalokon [Creta]) I 278 (Cerdena) I 250 (etruscos) I 263 (Grecia) I I 69 (he lemsmo) I I 172 222 (Italia) I 249 (Merimde Beni Salame) I 377 ( O h m pía) I 249 (Patso) I 280 (Setn) I 246 (Sumer Akkad) I I 390 (Argohda Miccnas) I 289 (Siria Palestina) I 362 363 —hachas I 221 212 dobles hachas (Mi cenáis Creta) I 300 manos y pies (Creta Este I I ) I 258 maza de pie dra (Mcsopotamia Egipto) I 404 na ves I 206 263 —deposito de exvotos (Abml) I 249 (Creta) I I 9 (Hierakonpolis) I 388 (Creta Ceidena) I 248 (Iuktas Patso Petsofa Psicro) I 288 FAUSIANG TSUNG secta budista hosso shu (China Japón) I I I 382 falanges ídolos cf id ilos falo (África Occidental) I 514 (Daho riey) I 483 (germanos) I I 290 (Gre cía) I 331 I I 42 (helenismo) I I 191 (Palestina) I 362 (Roma) I 263 (Sa motracia) I I 185 (shlnto) I I I 368 (vedlsmo) I I I 86 90 (Tesalia Esmirna Frigia) I 330 —hnga (hmduismo) I I 311 I I I 144 —caza de falos (Etiopia [S ]) I 200 522, (kaffa) I 510 (darassa konso) 1 514 culto del falo I 330 (megalltico) I 183 (Etiopia [S ] Sidamo) I 513 culto del falo de los équidos (indo germanos) I I 324 —deidad taheo vegetativa (vedlsmo) I I I 86 —imagen fahea del dios Frcyr (germa nos) I I 313 —menhir falo I 196 197 199 200 247 277 ->86 322 330 498 (Guinea Niger Etiopí i) I 512 513 estelas antropo morías falos ( r t l o p i a [S 1) I 513 514 piedras megalltlcas en forma de falos (Etiopia [S 1) I 200 postes funerarios en forma de falo (ainu gemíanos) TI 328 —serpientes faheas (kasuna bura) I 494 símbolo falico (Grecia) 11 12 26 (Asia Men ir Grecia) I I 43 fimilla I 75 80 86 88 J S 96 (germanos) I I 331 (griegos romanos) I I 24 —familia monógama I 79 99 — f a m l i a de adivinos I I 92 familia del dios del cielo (Sumer Akkad) I I 394 familia de An (Sumer Akkad) TI 384 familia del dios supremo (Gre cía) II 8 familia de Zeus (Grecia) I I 15 fantasmas (Cerdena) I 251 (Corea) I I I 346 (hinduismo) I I I 144 164 —preta «fantasma > (hindulsmo) I I I 149 164 —fantasmas de los tres caminos (Grecia) I I 36 —confesión a los fantasmas (aztecas) I I 722 —m indo de los fantasmas (budismo) III 239
IAS faquires (India) I I I 172 faraón (Egipto) I I 170 faraón sacerdote de los dioses locales de los nomos (Egipto) I I 556 fariseos (judaismo) I I I 484 485 494 500 5 1 4 ^ 2 2 525 526 529 531 533 534 544 547 552 559 572 faroles (Chma) I I I 339 «fascinans» I 28 4 0 fascinosum I 36 fases de la luna (maniqueismo) I I 503 fatlmies. I I I 22 faunos I 420 fawa id gracia I I I 56 fecundidad cf fertilidad fedosejewzl secta rusa I I I 643 644 felices dommae numina femeninos (ger manos) I I 283 (Tibet) I I 300 felicidad diosa de la felicidad (hinduis mo) I I I 152 fenomenología I 27 39 fenomenología de la religión I 2 9 " 36 I I I 677 691 6)3 694 feriae sementivae (Roma) I I 145 fertilidad (Asia Menor) I I 198 (aztecas) I I 722 (China) I I I 337 (germanos) I I 314 337 (Grecia) I I 43 (helenis mo) I I 205 (hmduismo) I I I 144 159 161 (meas) I I 737 (Israel) I I I 440 (mayas) I I 726 (Roma) I I 140 144 145 —fertilidad humedad (mayas) I I 727 —fertilidad perro luna mundo de los muertos (Grecia) I I 64 —cultos de la fertilidad I 53 (Asia Anterior) I 364 (mdogermanos In día) I 365 (Mamre Beth El) I 367 —daimon(es) de la fertilidad I 319 (germanos) I 365 (Grecia) I I 41 92 —dlos(es) de la fertilidad (aztecas) I I 711 715 716 (Egipto) I I 550 (ekoi) I 490 (germanos) I I 288 324 (Gre cía) I I 47 63 97 2 3 7 (hinduismo) I I I 146 156 (Israel) I I I 410 (mayas) I I 727 (Sumer Akkad) I I 392 393 (yoruba) I 477 —diosa(s) de la fertilidad I I 28 (azte cas) I I 713 717 719 (celtas) I I 252 (China) I I I 338 (Grecia) I I 125 (lbo) I 489 (Mediterráneo oriental) I I 29 (Sumer Akkad) I I 431 (Me sopotimia Siria) I 409 —imágenes de la diosa de la fertilidad (Asia Anterior) I 293 (Siria Pales tina) I 362 —dios héroe de la fertilidad (Uganda) I 496 —dispensadores de la fertilidad antepa sados I 490 muertos (Egipto) II 558 oso I I 35 mediadores de la fertilidad antepasados I 203 328 (África) I 497 (lbo) I 489 —espíritus de la fertilidad I I 75 ( A s u Menor) I I 13 9 —fiestas de la fertilidad (bereberes) I 447 (munda) I I I 184 —magia de fertilidad (germanos) II 311 (Grecia) I I 3 0 " 34 42 128 —fuer7a mágica protectora y estimu ladora de la fecundidad (Greci i) I I 12 —mitos de la fertilidad (Asia Anterior) I 392
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—piedras de fertilidad (Cleveland) I 203 — ritos de la fertilidad (eslavos) I I 361 (Europa) I 183 (germanos) I I 311 (Nesazio) I 258 (Roma) I I 139 —cañera y flagelación (Roma) I I 145 —rupcia sacra (Sumer Akkad) I I 431 —procesiones (Magnesia) I 328 —símbolo de la fertilidad falo (Gre cía) I I 26 perro I I 36 fetiches I 543 (asanti) I 457 (aztecas) I I 724 (Egipto) I I 556 (islam) I I I 48 (shlnto) I I I 368 (yoruba) I 478 fetichismo I 23 31 47 286 539 541 545 I I I 686 (África Occidental) I 562 (Egipto) I 381 I I 556 (germanos) I I 279 (Israel) I I I 442 5 8 (shlnto) I I I 368 (Europa África Occidental) I 457 estas (aztecas) I I 722 (China) I I I 296 304 (Corea) I I I 352 (eslavos) I I 361 (hmduismo) I I I 169 184 (Israel) I I I 414 (judaismo) I I I 490 651 (Grecia) I I 37 (Roma) I I 143 145 150 (shln to) I I I 373 375 (Sumer Akkad) II 396 397 416 —Antestenas (Grecia) I 308 333 I I 42 44 a r m i l u s t n u m (Roma) I I 144 bacanales (helenismo) I I 191 (Ro ma) I I 149 190 Bealtame (celtas) I 336 I I 251 Berna (maniqueismo) I I 484 517 527 530 532 Bennayo Bianu (bereberes) I 447 Capac Sitúa Raymi (meas) I I 736 cara cognatio o caris tía (Roma) I I 154 cerealia (Roma) I I 144 choes (Atenas) I I 42 compí taha (Roma) I I 140 consualia (Ro ma) I I 144 145 dionisias (Atenas) I I 41 (eslavos) I I 361 dipalikotsava (hmduismo) I I I 169 equirrra (Ro ma) I I 144 fenae sementivae (Ro ma) I I 145 forticidia I I 144 haloa (Grecia) I I 30 42 hilarla (Roma) I I 199 id al fitr (islam) I I I 45 47 mdramahotsava (hindulsmo) I I I 169 m t i p Raymi (incas) I I 736 Jul (germanos) I I 287 299 322 323 351 Kippur (judaismo) I I 455 I I I 46 490 krsnajanmastami (hmdulsmo) I I I 170 l e m u n a (Roma) I I 153 Lencas (Grecia) I I 97 1 3 7 113 lupercalia (Ro ma) I I 145 150 madanotsava (hin duismo) I I I 169 matsun (shlnto) I I I 374 Navidad (eslavos) I I 361 opalla (Roma) I I 145 opiconsiva (Roma) I I 144 paganalia (Roma) I I 140 Panateneas (Grecia) I I 25 73 80 81 83 Panegyns (Délos) I I 33 parentaha (Roma) I I 154 p a n h a (Ro ma) I I 144 Pascua (cristianismo) I I 532 (Israel) I I I 464 Pentecostés (cristianismo) I I 554 555 575 (Is rael) I I I 464 phalgunotsava (hinduis mo) I I I 169 pithoigla (Grecia) I I 42 robigaln (Roma) I I 139 144 Sa m a m (celtas) I 337 340 I I 251 277 saturnahas (Roma) I I 150 Svante vit (eslavos) I I 360 Talisias (Gre cía) I I 30 termmalia (Roma) II 140 Tesmofonas (Grecia) I I 30 Toxcatl (aztecas) I I 722 tubllus t n u m (Roma) I I 144 vinaha (Ro ma) I I 144 —fiesta de acción de gracias (Israel) I I I 464, fiesta de expiación (Israel)
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ÍNDICE E
I I I 457, (judaismo) I I I 490 492 fies t i punficatona (incas), I I 736 fiestas penod'cas fiesta de Año Nuevo (Babilonia A s m a ) , I I 438 443 444 448 44° 455 456 460, (China) I I I 335 338 (Corea), I I I 347, (hmdinsmo), I I I 170, (mayas), I I 729, (Sumer Ak kad) I I 393 401 408, fiesta del fin del año (Israel), I I I 464 —fiestas cíclicas (aztecas) I I 722 fiesta de la comida de buñuelos d^ agua (aztecas), I I 722, fiestas trie tencas (Grecia) I I 40 —fiestas estación des I I 408 fiesta de primavera (Grecia) I I 42 ( h m duismo), I I I 169, (Tibet) TI 300 fiesta del otoño, (China), I I I 338 —fiestas mensuales (mavas) I I 729, (shintó), I I I 375, (Sumer Akkad) I I 408 —tiesta de la aldea (Roma) I I 140, fie ta de la confederación ática (Ore cía), I I 81 fiestas partbelénicas (Gre cía), I I 72, fiestas deificas (Grecia) I I 73 —fiesta de las mujeres (Grecia), I I 30 •—fiestas relicionadas con la agricultura (Roma), I I 144 —fiesta de los cereales (pawnec), I I 290" —fiesta de la era o de la trilla, Tali sias (Grecia), I I 30 —fiesta de la fert'lidad (berebeies), I 447, (munda) I I I 184 •—fiesta de las huertas y de los la brantios (Grecia), I I 42 —fiesta de los ñames (Benm), I 486 4S7 —fiesta de la p u m e r a comida del a n o / nuevo (shtntó), I I I 375, fiesta en que el dios Ningirsu come la malta {Sumer Akkad) I I 408, fiesta en que la diosi Nanse come la malta (Sumer Akkad), I I 408, fiesta en que el dios Ningírsu come la malta (Sumer Akkad) I I 408, fiesta en aue la diosa Nanse come la cebada (Sumer Akkad) I I 408, fiesta en que el dios Ningírsu come la ce bada (Sumer Akkad) I I 408 —fiesta de la recolección (eslavos), I I 360, (Israel), I I I 464, fiesta de la cosecha de cebada (Sumer Akkad) I I 408, fiesta de la oración de la cosecha (shintó), I I I 375 —fiestas de la siembra (Grecia), I I 30, (Roma), I I 144 145 -íu.'-tj de la alegua (Roma), I I 199 —fiesta del amor (hmduismo), I I I 169 —fiesta del árbol sagrado (bambara) I 503 —fiesta del final del ayuno (islam) I I I 45 47 —fiesta de la creación (incat.), I I I 737 —fiesta de la madie de los daimones (hmduismo), I I I 169 •—fiestas de los dioses (Grecia), I I 69 72 73 —fiestas del dios caballo (China), I I I 338 —fiestas de la diosa cL la ciudad (Grecia), I I 101
fiestas del dios de la guerra (Chi na) ITT 338 - fiestas de los cinco dioses tigres (China), I I I 338 —fiestas de Apolo (Grecia), I I 119 88 (Tegea), I 308, fiesta de Atenea (machos auseos) I 438, fiesta de Bau (Sumer Akkad) I I 393, fiestas de Demeter (Grecia), I I 30 72 fiestas de Dionysos (Asia Menor) I I 40, (Grecia), I I 39 40 42^ 08 72, fiesta de Helios (Rodas), I 308 fiesta de Huiracocha (indas) II 737, fiesta del nacimiento de H u i t /tlopochtli (a/tecas), I I 722, fiesta anual del navigmm Isidis (Grecia) I I 193 fiesta del nacimiento de Krisna (hindnismo) I I I 170 fiesta de Lugaluru (Sumer Akkad) I I 408 fiesta de Nanse (Sumer-Akkad), I I 408 fiesta de Ningírsu (Sumer-Ak kad) TI 408 fiesta de Nmmar (Su mer Akkad) I I 408, fiesta de Skeros (Tegea) I 308 fiesta de Tlepole mus (Rodas) I 308, fiesta de Xipe Totee (aztecas), I I 722, fiestas de Zeus (Grecia), I I 16 19 —fiestas del rey dragón (China), ITT 337, fiesta del bote del dragón (Chi na), I I I 337 —fiesta de las encrucijadas (Roma), I I 140 —fiestas de las escobas (aztecas), I I 722 —fiesta de los faroles (China), I I I 337 —fiesta del final de la iniciación (in cas), I I 737 —fiesta de las lámparas (hinduismo), I I I 169 í c >n del aplacamiento del fuego (shunto) I I I 375 —fiestis relacionadas con la g ^ m d e m —fiesta en que se bendecían los re baños de ovejas y de bóvidos (Ro ma) TI 144 —fies i del edificio del esquileo de les ovejas (Sumer Akkad) I I 408 —fiesta del «icnius (Roma) I I 138 —fiestas relacionadas con la guerra (Ro m i ) I I 144 —fiestas relacionadas con la lluvia (Ro ma) I I 144 —fiesta de los muertos (Atenas), I 308, II 44 (aztecas) I I 722, (China), I I I 337 338, (Grecia), I 308 333, I I 42 44, (celtas), I 337 3¿0 I I 251 277, (Egipto), I I 557, (eslavos), I I 360 361, (inets), I I 737, (Platea), I 307, (Roma), I I 154, (grieg is romanos) I 340, (griegos romanos itálicos germa nos celtas), I 308 309 —fiestas de las almas errantes (Chi na), I I I 330 —fiestas de los reyes divinizados (Su mer Akkad), I I 395 —fiesta del rey divinizado Sulgí (Su mer Akkad), I I 398 —fiesta de las semanas (Israel), I I I 464 —fiesta solar (incas), I I 735 736 —fiesta del solsticio (incas) I I 733, (bereberes baria cunama), I 512, {be reberes Europa), I 447 448 —fiesta de los Tabernáculos (Israel), 1ÍE 419 461 464
—fiestas de los templos (China), I I I 337 —fiestas vínicas (Grecia), I I 39 42 1 0 * 72 —fiesta de la apertura de los tone les (Grecia), I I 42 -i-fiesta de las jarras (Grecia), I I 42 —t-fiesta de los lagares (Grecia), I I 97237
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—calendario de las fiestas (Sumer Ak kad), I I 408 —-dios de las fiestas (aztecas) I I 713 —mandamientos y prohibiciones en las fiestas (Babilonia Asina), I I 454 —mes de las fiestas (Sumer Akkad), I I 398 —«mes de la Gran Fiesta» (Sumer Akkad) I I 408 —raes de la fiesta de An (Sumer Ak kad), I I 383 filiación divina del hombre, I I 219 227 228 fihppowyzi, secta rusa, I I I 644 653 filosofía budista, I I I 220 234, filosofía cristiana, I 52, filosofía griega, I 52, I I 94-101 109, I I I 671, filosofía hele nística, I I 173 180 215 216 490, I I I 27 filosofía hinayanista, I I I 259 263 272 filosofía india, I I 116, filosofía m i h a yanista, I I I 272 276, filosofía Sung I 4, I I I 350 354, filosofía védica, I I I 93 100 —filosofía de la religión, I 15 18 22 30 I I 629, I I I 677, (helenismo), I I I 672, (Roma), I I 152 153 —contacto de la filosofía helenística con el cristianismo, I I 218 221 —idea de Dios de la filosofía helenís tica, I I 228 filtros —filtros mágicos (asanti), I 456 (Egip to-Afnca Occidental), I 380 381 —filtros de inmortalidad (Corea), I I I 351 fin del mundo (cristianismo), I I I 524 538 556, (germanos), I I 334 (islam) I I I 11, (judaismo), I I I 488, (malewan zi), I I I 649, (maniqueísmo), I I 523 (raskolmki), I I I 645, (starodubov /i) I I I 643; (Zarathustra), I I 620 finanzas ministerio de las finanzas (Chi na), I I I 334 fiqs, derecho (islam), I I I 33 35 fisiognómica (Babilonia A s i n a ) , I I 433 (China), I I I 341, (hinduismo), I I I 169 fjodorowzi, secta rusa, I I I 6?0 flagelación (Esparta), I I 34 flamen dialis, sacerdote del culto de Tu piter (Roma) I I 142 287 flamines, sacerdotes (Roma), I I 139 141 142 flechas —adivinación por lanzamiento de fie chas (Babilonia Asina) I I 452 —ofrendas de flechas (Tibet), I I I 284 flores (semang), I 567 —flor de loto (Egipto), I I 548 —diosa de las flores (a/tecas), IT 711 717 —ofrenda de flores (hmduismo), I I I 168, (incas), I I 736 (Tibet), I I 300 folklore, I I 4 5 1 1 5 , (Alemania), I I 280 335, (bereberes), I 157 440, (celtas) I 340, (China), I 4, (Europa), I 157 445
447 491, (Grecia), I 294, I I 45 53, (mdogermanos), I I 46, (Suecia), I I 287 (África blanca Europa), I 344, (berebe res Europa), I 446, (Bretaña Egeo Gre cía) I 203, (Bretaña Grecia Palestina Siria), I 203, (Europa-mdogermanos), I 448, (Escocia Irlanda País de Gales), I 337 fomonos (celtas) I 336 fonemas sagrados (brahmanismo), I I I 112, (hmduismo), I I I 168 fo'is Bindusiae (Roma) I I 150 < forma primordial», prakrtí (brahmams rao), I I I 127 firmacion del mundo (maniqueísmo), I I 502 504 fórmulas de consagración (judaismo), I I I 490 fó'muías mágicas, I I 691, (budis mo), I I I 276 279, (Egipto), I 391, (taoísmo), I I I 319 321; fórmula de la profesión de fe, tasahhud (islam), I I I 43, formula sacrificial (brahmantsmo), I I I 113 r o , fórmula salutatona (mam queísmo), I I 529 >io romano, I I 83 147 fortalezas, I 245 255 466, (Cananas), I 416, (Cerdeña), I 523, (Creta), I 267, (Mesopotamia), I 408, (Micenas), I 320, {Escocia Irlanda Isl is Aran), I 523, (Península pirenaica - Baleares Ceideña Malta Apulia-Egeo Gran Canana Chipre Siria Palestina), I 523, (Siria Palestina), I 358 foiticidia, fiesta agraria (Roma), I I 144 fosa sacrificial, bothros, I 175 305 306, (Egeo), I 408, (Egipto), I 394, (galla), I 509, (germanos), I I 291 312, (Gre cía), I 303, (Terusalén), I 360, (lotuko) I 521 (Tclde), I 413, (Ur), I 399 400 401, (Uruk), I 408, (Vroulia [Rodas]), I 281, (Petra Europa Occidental Mice ñas), I 360, (Sudán ful) I 452 fracción del pan (cristianismo), I I I 556 557 569 fi ancmasones, I I I 651 í-ancachelas dios de las (aztecas), I I 713 1 -añáscanos, I I I 626 frashokeicti, restauración del mundo (Za rathustra), I I 616 Catres unitores I I I 624 tf ivaschis, espíritus protectores de lo^ muertos (Zarathustra) I I 608 625 fresno del mundo Yggdrasill (germanos) I I 324 325 334 fno dios del frío (aztecas), I I 712 frutos (maniqueísmo), I I 530 —maches de los frutos del campo (Ro ma), I I 145 fuego, I 540, I I 327 697, (aztecas), I I 719, (brahmanismo), I I I 106 107 119 120 123 125 126, (germanos), I I 313, (Grecia), I I 24, (hinduismo), I I I 154 156, (judaismo), I I I 499, (maniqueis mo), I I 498 503, (Roma), I I 138 139, (Zarathustra) I I 607 612 —fuego divinizado (itálicos Roma) I 341, fuego divino (eslavos), I I 359 fuego inextinguible (Israel), I I I 499, fuego puro (eslavos), I I 359, fuego sagrado (África) I 507 (África Occi dental), I 502 507 (aztecas) I I 723 (brahmanismo) I I I 105, (Grecia), 1 331, (incas), I I 733 735 736, (ma yas), TI 729, (Zarathustra), I I 605
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ÍNDICE E
—fuego sacrificial (brahmanismo), I I I 109 112 124 125, (Chafad/i), I 396 (Egipto), I 377, (Kalbsrieth), I 194, (Ur), I 401, (vedismo), I I I 86, (vo ruba), I 477, (I Británicas Bretaña P Ibérica -Micenas- Egipto Mesopota mía), I 187, (Creta Micenas), I 275, (Grecia Roma), I 331 —«fuego de los cinco sacrificios» (brahmamsmo), I I I 124 2 5 3 4 7 , es pació, primer fuego sacrificial, I I I 124, ciclo, segundo fuego sacrificial I I I 124, tierra, tercer fuego sacn ficial, I I I 124, hombre, cuarto fue go sacrificial, I I I 124, mujer, quin to fuego sacrificial, I I I 124 —fuego del cantón (Zarathustra), I I 605, fuego del chvarnah (Zarathustra) I I 604, fuego del cielo (Israel), I I I 532, fuego de la ciudad (Grecia), I 331, fuegos de la comunidad (Zara thustra), I I 597, fuego del Estado (África), I 506, (celtas), I 336, fue go de los guerreros (Zarathustra), I I 604, fuego del hogar, I 331, (azte cas), I I 717, (Dahomey), I 482, (ger manos), I I 326, (Zarathustra), I I 597, (Grecia-Roma), I 331, (itálicos Roma) I 341, fuego de los labradores (Za rathustra), I I 604, fuego lunar, I 557, fuego de Mithia (Zarathustia), I I 604, fuego de los sacerdotes (Zara thustra), I I 604, fuego de la tribu (germanos), I I 326 —fuego logos (Grecia), I I 96 97, fue go símbolo del Sabio Señor (Zara thustra), I I 601, fuego instrumento de la justicia divina (Zarathustra), I I 620 —fuego en el juicio final (Zarathustra), I I 620 —adivinación por huesos calentados al fuego (China), I I I 341 —altar del fuego (Zarathustra) I I 604 •—culto al fuego (amu), I I 328, (esla vos) I I 359, (Irán), I I 493, (mam queísmo), IT 515, (stiintó) I I I 367, (vedismo), I I I 86, (Zarathustra), I I 601 623 625 —ofrenda de alimentos al fuego (Ro ma) I I 141 —sacrificio al fuego (brahmamsmo), I I I 107, (eslavos) I I 361, (galla) I 508, (Grecia), I 331, sacrificio humano al fuego (Loango), I 506 sacrificio del fuego (brahmamsmo) I I I 124, (vedismo), I I I 86 —danza en torno al fuego (bcieberes Europa), I 447 448 —dios del fuego (anos), I I I 86, (azte cas), I I 717, (Babilonia A s i n a ) , I I 431 436, (Dahomey), 1 482 (germa nos), I I 326, (Irán), I I I 86, (Zara thustra), I I 623, «dios tigre del fue go ardiente» (Tibct), I I I 285, diosa del fuego del hogar y del fuego de los volcanes (aztecas) I I 717 —moradas del dios del fuego (azte cas), I I 719 —espíritus del fuego (Corea), I I I 347 —espíritus de los fuegos fatuos (Chi n i ) , I I I 303 —ministerio del fuego (China), I I I 334
—fiesta del aplacamiento del fuego (shintó), I I I 375 —guardián( es) cuidador( es) del fuego (shintó), I I I 367, monjas (celtas1) I 336, mujeres (África bereberes celtas) I 336, profetisas (germanos), I I 326 vírgenes (celtas), I 335, (dmka) I 517, (meas), I I 735, (mayas), I I 729, (África Naphata), I 506 —magia del fuego (China), I I I 337 —numen del fuego (germanos), II 326 —ordalía por el fuego (Irán), II 620 (Zaiathustra), I I 611 —prueba del fuego (China), I I I 320 prueba del fuego y del agua (gei manos), I I 267 —renovación del fuego (aztecas), I I 722 (brahmamsmo), I I I 107, (meas), I I 736, (Loango), I 506, (Tara [Irían da]), I 336 —«sacerdote del fuego» (Zarathustra) I I 596 —santuario del fuego (Zarathustra), I I 604 —suicidio voluntarlo poi el fuego (ha bacukianos), I I I 642 —templos del fuego (Zarathustra), I I 604 605 fuentes (Babilonia Asina) I I 438, (Chi na), I I I 332, (Grecia), I I 92, (indogcr manos), I I 308, (Tibct), I I I 284 —fuentes oraculares (Delfos), I 330, I I 88, fuentes sagradas, I I 697, (berebe res), I 445 —fons Bandusiae (Roma), I I 160, fuen te Cassotis (Grecia), I 330, I I 88, fuente Zampan (La Meca), I I I 48 —fuente de agua de vida, I I I 427, «fuentes de los muertos» (el HibbaMesopotamia), I 396 —culto a las fuentes (galla), I 509, (ín dogermanos), I I 684 —ofrendas a las fuentes (Escandinavia Budsene [Moen]), I 195 —sacrificio de un cabritillo a la fons (fuente) Bandusiae, I I 150, sacn ficios humanos a las fuentes (celtas Egeo), I 337 —dios de las fuentes (Babilonia Asina), I I 460, (China), I I I 303 —espíritus de las fuentes, I 526, (cel tas), I I 240 256, (Corea), I I I 347 —genios de las fuentes (Península pi renaica), I 217 —ninfas de las fuentes (Grecia), I I 46 fuerza (Egipto), I I 556, (germanos), I I 286 288, (meas), I I 732, (indogerma nos), I I 678 690 —brihman (India), I I 641, I I I 83 102 109 ehma (nikundo), I I 680, ka (Egipto), I 391, mana (melanesios) I 548, I I 43, mamtu (algonquinos), I I 680, mátt (germanos), I I 688, maya (hmduismo), I I I 140, megín (germa nos), I I 286 288, orenda (iraqueses), I I 685 687 688, sakti (hinduismo), I I I 213, tao (chinos), I I 680, wa konda (sioux), I I 680 —fuerza creadora (brahmamsmo), I I I 109, (Dahomey), I 482, (hinduismo), I I I 213, fuerza primordial (Grecia), I I 98
MATERIAS —fuerza mágica, I 548 549 I I 679, (brahmamsmo), I I 641 649, I I I 109, (Dahomcv), I 482, (Grecia), I I 12 43, (hindmsmo), I I I 140, (incas), I I 733, (yoruba), I 475, fuerza totémica, I 546, (bambuti), I 562, fuerza vital, I 545 546 548 549, (bambuti) I 553 555 557 561, (bantú), I I 682, (ma niqueísmo), I I 502, (yoruba) I 468, (Zarathustra) I I 607, (Egipto), I 391 —fuer7a del dios creador, I I 679 682 —fuerza creadora del ser supremo, I I 679 —«fuerza» del soma (Indi a), I I 683 fuerzas de la natuialeza personificación de las fuerzas de la naturaleza, I 315316 317 Fujiwara (Tapón), I I I 388 funcionalismo, I 79 80 99 funcionarios del culto (China) I I I 304 funciones religiosas del rey (Roma), I I 141 fundación del culto de Serapis (helems mo) I I 172 fundación de las Panateneas (Grecia), I I 80 fundadores —fundador de la casa antepasado (Grc cía), I 294 308 —fundador de la ciudad héroe (Gre cía), I 310, I I 80, (Roma), I 342 —fundadores del clan antepasados (Co rea), I I I 348 —fundadores del grupo antepasado, I 318, (celtas), I 334, (yoruba), I 466 (Hierro) I 421, dios antepasado (yo ruba), I 466, dios del ciclo antepasa do I 318, dios creador antepasado (yoruba), 1 472, dios héroe (silluk) I 517, héroe antepasado (asanli), I 460 o n m e r padre, I 510, (Hierro) I 422, primera madre, I 509 510 (Hierro), I 422, (ibo), I 489, (baria cunama), I 512, matres (Gaha B n t a n m a Germania), I 335 —fundadores del imperio o del remo (Urua) I 495, dios (silluk) I 516, dios héroe (dinka) I 517, (silluk) I 516 517 518, (Uganda) I 496 516 dios del sol (Egipto), I 394, héroe (silluk), I 515 516 —fundador de las iniciaciones (Grecia) I I 119 —fundador del lugar (bereberes) I 445 (Etiopía [S ] Asia Indonesia Melanesia Polinesia), I 522 —fundador de misterios (Grecia), I I 115 —fundador del santuario (Grecia), I 308 —fundadores de cseuelas I I I 7027"1 —fundadores de religiones, I I I 699 70S —fundador del catolicismo, I I I 572 —culto a los fundadores de religio nes, I I I 703 —religiones de fundador I I I 691 funerales, I 190, (Acebuchal), I 189, (brah mamsmo), I I I 107, (China), I I I 302 326, (Grecia), I I 181, (Ur), I 399 401 fungshuí, sistema de relaciones (China), I I I 341 Funktionsgotter, dioses funcionales (Grc cía) I 308 309
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fylgia, alma (germanos) I I 284 fylgjur, doble de los héroes (germanos) I 347 GAOUM, convento (Babilonia A s m a ) II 451 ( ihmíes, secta (islam), I I I 26 ^aldr, conjuros mágicos (germanos), I I 287 galerías, I 164165, (Arles), I 232, (Bre taña), I 166 230, (Francia), I 166, (Jordán), I 353, (Kertearac), I 166, (Loira), I 166, (Pierres Plates), I 166, (Pirineos) I 232, (Sena), I 166 —galerías couvertes, I 160 161 166, (Alemania [E ]), I 236 —galería de oraciones (shintó), I I I 367 galgal, kerkur, montón de piedras, I 375, (canarios bereberes), I 368 Gallerus Oratory (Kerry), I 182 galh, sacerdotes de Atis (Asia Menor), I I 199 —emasculación de los galli, I I 199 gallos negros sacnficio de gallos negros (Grecia), I 305 ganadería (Zarathustra), I I 598 ganaderos cf pastores, I ix xi 313 ganado «señor del ganado» (hmduismo) I I I 145 ganapatyas secta (hmduismo), I I I 174 1,i ' i gand, magia (germanos), I I 287 gandharvas, genios de las nubes y las aguas (vedismo), I I I 90, (hinduismo), I I I 159, gandharva, imagen mitológica del vijñana (budismo), I I I 253 gata diosa gata (Egipto), I I 538 gavilla, primera y ultima (Europa bere beres), I 448 Gehenna gey Hinnon (judaismo), I I I 499 geis gessa, leyes personales de comporta miento (celtas), I I 251 252 gemelos (vedismo), TU 85, (asanti yoruba Dahomey África), I 484 —gemelos del sueño (Zarathustra), IT 593. —gemelos espíritus protectores de la casa (acoli dzapiluo), I 519 —ángel at Taum, el compañero o «geme lo» (mamqueísmo), I I 492 —sepultura de los gemelos (acoli dza paluo), I 519 generación (Grecia), I I 30 —dios antropomorfo de la generación (Egipto) I I 538 generosidad (brahmamsmo) I I I 125 127 genios (China), I I I 326 334 338, (Egipto) I I 551, (Micenas), I 285, (taoismo), I I I 318 334 (Vafio), I 298 —adityas (India), I I 640 2 6 ; gandharvas (vedismo), I I I 90, (hmduismo), I I I 1^9, hemuset (Egipto), I I 551 —genios locales (Península Ibérica), I 217, genios protectoies (vedismo), I I I 90 —genios de las aguas (Asia), I I I 161 (hinduismo), I I I 159, (vedismo), I I I 90 —genios de las fuentes (Península Ibérica), I 217. —genios de los ríos (hinduismo), I I I 159 —genios celestes (taoísmo), I I I 319 —genios de la naturaleza (Península Pirenaica), I 217
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ÍNDICE
—genios de las nubes (vedismo) I I I 90 —genios del curso del sol (India) I I 640 2 6 —genios terrestres (taoismo) I I I 319 —culto de los genios I 34 —imágenes de los ocho genios (China) I I I 333 genius (etruscos romanos) I 263 genius de la fam lia (Roma) I I 138 —fiesta del genius (Roma) I I 138 Genji Mmamoto I I I 388 gentes d t l Libro ahí al kitab (islam) I I I 1/ 24 53 siente de las montanas I I 328 gentiles I I I 698 —conversión de los gentiles (cristiams mo) I I I 555 (Isiael) I I I 474 476 (judaismo) IIT 488 —cristianes gentiles I I I G\( genuflexión ante las piedras de las en crucijadas (Grecia) I 283 genuflexión ante los sepulcros (Grecia) I 308 geomantica (China) I I I 341 (Corea) I I í 351 (taoismo) I I I 318 " f e p x p a i (Giecia) I I 42 Y e p a . , Grecia I I 63 gen secta rusa I I I 651 germen d" oro> H i r tnyagarbha (brahm nismo) I I I 96 102 gestos (judaismo) I I I 491 gestos m i d (budismo) I I I 276 (hmduismo) II 168 gessa geis lev s personales de compoi t m i e n t o (celtas) I I 251 252 geulla salvación definit va (|u laísmo) I I 495 gey Hinnon Gehenna (j idaismo) I I I 499 gigantes I I I 670 (aztecas) I I 718 (F biloma Asina) I I 464 (germanos) 11 283 290 315 329 333 —gibante cósmico ( b n h n a n i s m o ) III 117 gigante de mil oj >s (\cdismc) I I I 96 gigante primordial (hrahma m i m o ) I I I 103 107 (germinos) II 334U2 —mito del sacuficio del jipante pri mordial I I I 97 (India) I I I lOf (indogermanos) I I 33? (vedi mo) I I ! 97 pareja nacida cW hombit d 1 paute primordial (peimanos) II 3 3 —gigantes del hielo y del m u ( e r m í nos) I I 321 —col ímnas de los g gantes (¿erramos) I I 323 —dioses gigantes (germanos) TT 32J Gigantia (Isla Gozo) I 176 2^2 253 gihad guerra santa (islam) I I I 14 2i 40 45 53 gimnosofistas (India) I I 244 g nckokra (Tibet) II 347 gjof don sacrificio (germanos) I I 2b( ghdiadores sacnficio de gla hadóles (-vtc cas) I I 716 f l o s o l d i a don de lenguas (cnstianismc I I I 549 gnosis I I 488 497 510 521 529 532 (11 dismo) I I I 241-^ (germanos) I I 1 344 (Grecia) I I 101 106 (helenismo) I 6 I I 101 178 1/9 203 206 213 ? U 219 220 225 475 IIT 674 687 688 (ís lam) I I 534" (maniqueismo) I I 489 491 496 506 512 514 515 516 519 (Ri sia) I I I 646 ( F g i p t o S n a ) 111 (K
E
—gnosis cristiana II 123 486 490 gno sis docetica I I 516 gnosis extracns tiana I I 486 gnos s hermética II 220 gnosis p n m i t va I I 486 —mito de la revelación de la gnosis (maniquefsmo) I I 492 gobernantes del mundo j agatgurus (hin d u s m o ) I I I 180 gocihr dragón ( Z a r i t h istia) I I 620 goecia magia inferior (helenismo) II 213 golondrina an mal del lima (beicberes) I 445 t,or pone ion visaje demoniaco sobre la egi da de Atenea (Grecia) I I 24 25 45 «rabados I 211 212 (Anderlingen [Han nover]) I 196 205 (Bunsch) I 208 (Fpipto) I _>90 (Galicia) I 205 (Te re7 de los Caball ios) I 205 (Mane Lud) I 2 1 ( M i n i o [Morbihan]) I 199 (New Grange) I 195 196 (Ped os Mouros) I 205 (Portugal) I 205 (Cananas r ro 1 [ N o r t e ] Egipto) I 417 (( ananas I* ac [Bretaña]) I 2ll (Gavr mis [Bretaña] N e w Grange \\t 'anda] Belmaco [ G r m Canaria]) I 2 l l (Lombo da Costa [Galicia] Gavr mis [Bretaña] N e w Grange [ I r l a n d a ] ) I 205 (I mbo d i Costa La Caeyra) I 2U (Mane er Hrock He l o n g u e Mane K iioned Grah Niel) I 2 l l (Peninsu la Tbenca Sir a Palestin Mediterráneo) I 2ll graba l )s rupestres I 430 (germanos) I I 310 (Liguria) I 258 (Egip o Sahara) I 437 (Lig iría Escandinavia Tibesti [Sahara] Península Pirenaica) I 258 (Pena T u C i n h n a ) I 205 g n c u ( h m h s m o ) I I 643 648 (Indial I I I 1 8 ; (islam) I I I 56 (judaismo) I I I 487 ( i r o í stantismo) I I 346 —fawa (d (islam) I I I % prasada (hin duismo) I I 648 sakti (hmduismo) 111 18? í rados de iniciación mithraicos (helems mo) IT 205 „ramadcvata diosas del lugar (India) TU 158 gran arquitecto (maniqueismo) I I 501 gran casi (S ncr Akkad) I I 405 gran espíritu ( n miqueismo) I I 498 517 ran hierodula o novia de los d oses (Ba biloma A s i n a ) I I 451 M-an lama ( l i b e t ) I I I 288 j,ran pensamiento (maniquei mo) I I 50? gran vehículo maha\ana (budismo) ITT 226 243 244 245 247 259 5 5 263 276 27) 280 701 n n d etie I 1^ grano de mo t i/a parábola del grano de mostaza I I I 521 523 glanos m dre de los granos (Grecia) I I 30 grasa ofie h s le gris i I 283 gratulatio orac on de gracns > (Roma) II (92 grlustha seg inda asrama (brahmanism I I I 104 115 ¿rhya ritos domésticos (b ahmanismo) I I I TOÓ í,i igorianos cristianos armenios I I I 592 grito cultual eleusmo IT 126 grutas cf cuevas g r i t a s de Mithra stelaei I I 205 206
MATERIAS —imagen cultual en las grutas de Mithra I I 204 —gruta templo de Elephanta I I I 145 < guardia del muerto > (yoruba) I 468 guardián —guardian(es) cuidador(es) del fuego (shinto) I I I 367 —monjas (celtas) I 336 —mujeres (África bereberes celtas) I 336 —profetisas (germanos) I I 326 —vírgenes (celtas) I 335 (dinka) I 517 (incas) I I 735 (mayas) II 719 (Aftica N i p h a t a ) I 506 —-guardián sunremo de la ley moral 1 47 —guardianes del mundo lokapala (hin duismo) I I I 155 156 16 7 (jinismo) I I I 205 —guardián de la puerta (hetitas) I I 32 —guardián de los rebaños celestes (Ja pon) I I 314 —guardianes animales del santuario (Cre ta) I I 10 —guardianes del señor duehoborzi I I I 650 guerra —guerra sagrada (a7tecas) I I 720 gue rra santa (India) I I I 190 guern santa gihad (islam) I I I 14 28 40 45 53 —guerra de las flores (aztecas) I I 720 —dios de la guerra (aztecas) I I 712 715 716 717 (Babilonia A s m a ) II 433 442 (celtas) I 334 (China) I I I 327 328 338 (dravida) I I I 143 1 0 3 (germanos) I I 295 666 (hinduismo) I I I 146 (mayas) I I 728 (Roma) I I 144 (shinto) I I I 369 ( S u m e r A k k i d ) I I 392 (vedismo) I I I 84 85 —dios héroe de la guerra ( U g m d i ) I 496 —dios de la guei a dios del mundo inferior (Babilonia A s m a ) I I 437 dios de la guerra espada (alanos sajones) I 303 —-fiestas del dios de h guerra (Chi na) I I I 338 —imagen del dios de la guerra y del metal (Dahc mey) I 481 -—diosa de la guerra (Babilonia A s m a ) I I 441 (celtas) I 335 3Á I I 243 (Grecia) I 322 I I 24 (hinduismo) I I I 147 (semitas) I I 441 —diosa del escudo i laeíonada ca Cicladas) I 291 ( E u r o p i T c p e Gaura Slbanivi) 1 406 — dolos de bronce (Ceidena) I 217 257 ídolos de m u f l í (Península ibe rica) I 235 ídolos de ¡ ledra I 173 (Algarve) I 240 (celtas) I I 248 —ídolos imapenes de los antepasados I 291 3^7 (Europa Cicta Mieenas) 1 323 ídolos jm igcnts divinas I 210 (Mesopot imia) I 407 ídolos image nes de las diosas del imor (Creta Tesalia) I 287 ídolos imágenes de lt magna mater (Creta Tesalia) I 287 ídolos sopo tes de las almas I 291 (África neg a) I 498 ídolos poten cías del mal (Z iratbustra) I I 621 —ídolos con serpientes (Gazi Prima G u m í a Cnossos) I 289 290 —azadas ídolos I 210 barras ídolos I 288 (Cicladas Tesaba Troya) I 291 (Creta Grecia Mieenas) I 287 (Hagia T u a d a Kumasa Plátanos) I 288 es talactitas ídolos I 290 hachas ídolos I 210 huesos ídolos I 209 (Pemn sula ibérica) I 381 menhir ídolo (Caninas) I 415 pilares ídolos (Pe tía) I 360 placas ídolos I 210 postes ídolos (germanos) I I 2 8 3 J 5 Í ' tableíos ídolos (Mieenas) I 291 (Si n a Palestina) I 293 (Península pire naici Troya) I 235 —culto de los ídolos (India) I I I 189 192 (Israel) I I I 434 —deposito de ídolos (Esnunna) I 406 —ofrenda de ídolos a los muertos (Ci ciadas Mieenas) I 290 ispOL ÁOfOl, palabras sagradas teogo nía orfica (Grecia) I I 116 igigi dioses celestes (Babilonia Asina) I I 437 iglesia I 54 105 I I 218 225 427 515 654 I I I 502 536 537 574 586 —iglesia cristiana primitiva I 2 I I 183 222 223 224 226 228 229 I I I 546 548 5/4 698 703 —iglesias paulinas I I 224 I I I 517 561 562 564 565 566 567 568 569 570 571 573 iglesias helenísticas I I I 687 —iglesias de Afnca I I I 579 iglesia de Alejandría I I I 597 616 ígle sias de Asia I I I 579 iglesias del Asia Menor I I I 571 iglesia de Cormto I I I 569 579 iglesia de Terusalen I I I 550 552 556 560 562 570 571 iglesia de lesalonica I I I 556 iglesia católica I I I 589 5)0 656 65 —iglesias católicas de Oriente IIT 590 591 656 657 658 iglesia cat lica abisima I I I 619 620 íglesn católica armenia I I I 624 625, ígle sia católica copta I I I 618 íglesn católica georgiana I I I 626 iglesia
827
católica maroniti I I I 592 629 630 iglesia católica melquita I I I 627 iglesia católica rumana I I I 635 igl sia católica rutena I I I 591 657 iglesia católica siria I I I 606 iglc a eatoli a siró m ilamkiresa o m j 11 a I I I 592 613 615 —i_,ksia católica romana I I 2;>2 344 698 I I I 576 577 578 582 583 584 ;>89 590 591 7 5;5 600 601 611 617 620 624 626 630 —iglesia maniquea I I 492 494 514 521 523 534 iglesia elegida (maniqueismo) I I 515 —iglesias monofisitas I I I 600 608 6±2 iglesia i íonofisita de Alejandría I I I (26 iglesia monofisita de Antioquia I I I 610 iglesia monofisita armenia g n g o r u n a I I I 623 624 625 iglesia monofisita geor„iani I I I 62^ —iglesia copta monofisita I I I 616 618 619 623 iglesia copta monofi sita abisinia I I I 619 620 —iglesias jacobitas I I I 610 611 614 iglesia jacobita abisima I I I 610 iglesia jacobita copta I I I 610 ígle sia jacobiti sir a occidental III 610 623 626 iglesia jacobita de la India meridional I I I 614 615 —ig'esias nestonanas I I I 600 607 663 —iglesia nestoriana melusma (Mala bar) I I I 615, iglesia nestonana siria oriental y persa I I I 5)8 599 600 602 606 613 iglesia de la mon tana I I I 606 iglesias d i é n t a l e s cf también iglesias cato'icas monofisitas nestonanas or todoxas I 3 I I I 574 584 587 (64 iglesia abismia I I I 618 621 621 ígle s u armenia I I I 621625 iglesia egip cía I I I 616 618 iglesia geoigiana I I I 623 624 iglesia siria I I I 596 625 —iglesias ortodoxas b zantino esl ivas I I I 581 —iglesias autocefalas I I I 590 633 iglesia autocefala e e Albania III 591 632 iglesias mtocefalas balti cis I I I 591 657 iglesia autocefala búlgara I I I 581 590 633 635(36 641 iglesia autocefala checa III 5)V 658 íglesn autocefala de Chi pre I I I 591 iglesia autocefala geoí giana I I I 625 626 iglesia auto noma griega I I I 590 634 iglesia lutonoma griega de America III 590 634 iglesia autoccfüa polaca I I I 591 658 íglesn mtocefala ru mana I I I 581 633 635 iglesia autocefala servia 111 5)V 633 (36 637 658 iglesia autor orna del Si nu I I I 591 iglesia autocefala ucraniana IIT 641 —iglesia b mtina I I I 579 590 591 595 627 640 642 —íglesn rusa I I I 590 591 594 621 626 (37(17 iglesia del despertar I I I 641 iglesia rusa en el exilio I I I 641 iglesia libie del trabajo Til 641 iglesia viviente I I I 641 riskol cisma de la iglesia rusa or t x i o x i I I I 640 653 —iglesias ortodoxas mongólicas I I I 658 iglesia japoiesa I I I 658
828 -—iglesia de ÍJS ostiogodos ITT 582 iglesia de los vándalos, I I I 58?, iglc "ía de los visigodos, I I I 582 iglesias protestantes - i g l e s i a angheana, I I I 582 615 62L 640 —iglesias luteranas, I I I 640 —magisteno de la iglesia I 41 íglesi is construidas sobre dólmenes (As t u n a s Bretaña Cangas de Onis) I 216 ígma', consensus doctornm (islam), I I I 30 37 38 64 íhram, tiempo sagrado (islam), I I I 42 43 48 ihwan hermandades de wihhabícs (islam) I I I 61 64 ilhid, herejía (islam), I I I 65 ilm al fiqh, derecho religioso (islam), I I I 23 'ílm al kalam dogmática (islam), I I I 23 'ílm al kulub, saber del corazón (islam) I I I }6 ü n ar n g a l , ciencia de la tiadición (ís lam), I I I 36 iluminación (budismo), I I I 700, (budis mo Japón), I I I 394 395, (helenismo) I I 216, (¡mismo), 111 200, (maniqueis mo), I I 490 —bodhi (budismo), I I I 222 257 25< 259 264 266 268 269f 7 —iluminación del ñus (mamqucismo) I I 514 518 —-árbol de la iluminación (budismo | I I I 161 1 7 iluminadores, apóstoles o enviados de 11 luz (maniqueismo), I I 514 515 517 Ilustiación, I I 222 íl tja, hijos del sol (Colea), I I I 347 imágenes (budismo chino), I I I 333, (bu dismo Japón), I I I 350, (Cananas), I 415, (maniqueismo), I I 525 —imágenes mándala (budismo Japón) I I I 386 - b e c a r o de oro ( I s n e l ) , I I I 428 453 461, escudo (Creta) I 322, estelas, 1 386, (Abydos), I 379, doble hacha, 1 353, ídolos planos, I 2 LO, m íscaras (yoruba), I 469, (et±jscos Lgipto ro manos) I 276, menhires, I 183, men hir statues, I 386, piedra antropomoi fa (Bcldoif), 1 208, piedras sin la brar (celtas), I I 249, (China), I I I 300 —imágenes con cuernos (ibo) I 494 imágenes policéfalas (es) ivos), I I 357 imágenes tauromoifas (darassa konso) I 514 —imágenes de los dioses recubiertas con redes, cadenas o ligaduias (Afu ca Occidental Mediterráneo) 1 28 1 501, (Delfos Grecia), I 284 329, i n u genes divinas maniatadas (Greei i) I 284, (Chios E u t r e a Esparta Figaha), I 328 329 —imágenes soportes de las almas, I 291, (barí bongo), I 518, imagen so porte del ka (Egipto), I 386 387 391 392, I I 550, imágenes soportes di los dioses (Egipto), I 392, (silluk) I 517 518, (yoruba), I 478, ( A í n e i Occidental Mediterráneo), I 501, ima gen sopoitt del espíritu personal pro
MAI CRIAS tector (ibo) I 494, imagen soporte del rey (Egipto), 1 392 —imágenes de los antepasados, I 291 337 542 (ban bongo), I 518, (Europa Cieta Micenas), I 323 —imágenes del asceta divino (Mohenjo Daro hmduismo), I I I 143 145 —imágenes de los bodhisattvas (budis mo Japón), I I I 386 —imagen (representación) del carnero sigrado con el disco solar (Egipto), T 378 —imágenes de Cristo, I I 26 —imágenes de los dioses, I 184 286 542, (Adab), I 409, (aztecas), I I 723 724, (Babilonia A s i n a ) , I I 448 449 455 456, (budismo chino), I I I 337, (celtas), I I 249 250 252 (Cerdeña), 1 248, (China), I I I 336 340 (confucia nismo), I I I 337, (Creta), I 279 311 322, I I 10, (Egipto) 11 547, (esla vos), I I 357, (germanos), I I 313, (Grecia), I 284 322, I I 70 71 72 76, (Hal Tarxien), I 252, (helenismo), I I 213 222, (hinduismo), I I 167, (In día) I I I 105 i 3 137 189 193, (Israel) I 366 I I I 438 456, (Malta), I 254, (Mesopotamia), I 407, (Península Ibe rica), I 209 217, (Roma), I I 144 (Sumer Akkad) I I 390 395 400 402 409, (taoismo) I I I 337, (África Occi dental Mediterráneo), I 501, (yoruba) I 478 (Asia Anterior Palestina Siria) I 293, (Chíos E n t r e a Esparta Figalia) I 328 329 (Cicladas Micenas), I 290, (etiuseos Roma), I I 147, (Galia Gre cía), I 203, (Grecia Roma) 1 331 —arca (hinduismo), I I I 141 167, na rúa (Sumci Akkad) I I 400 •—imágenes de los anunnaki (Sumer Akkad), I I 390 •—imágenes del dios del agua (ibo) I 489, ímigenes de las diosas del amor (Creta Tesalia), I 287, ima genes de los dioses animales (Egip to), I I 193, imagen dorada del cread >r (incas), I I 735, imágenes de la d osa de la fecundidad (Asia Anterior), 1 293, (Siria Palestina), 1 362, imagen de la diosa de la gue rra (Micen ->s), 1 321 i magen del dios de la g ierra y del metal (Da homey) I 481, m u g e n de! dios héroe fund i lor del imperio (silluk) I 517 518, m i g e n del dios del ho gar (China) I I I 335 340, image nes de los penitcs dioses de la despensa (Roma), I I 139, imágenes de los dioses de la puerta (China) I I I 336, imigen del dios de l i lie rra (China), I I I 300, imágenes de la diosa de la tierra (ibo) I 489 imagen de la diosa vaca ( r g i p t o ) 1 378, imágenes de la magna matei (Creta l e s a l i a ) , I 287, imágenes de la sakti de Siva (hinduismo), I I I 147 —imagen de Adonis (Siria), I I 197, imagen de Afrodita (Micenas), I 289, imágenes de Amida (budismo chino) I I I 329, imagen de Apolo (Male) I 284, imagen de Atenea r n t o g e n i s ( G t e c u ) , I 438, imagen
de A-tlas ( A f t i t i blanca) I 439, imágenes do Bnddhi I I 343 (bu dismo), I I I 258 •> 259 a , (budismo chino), I I I 321, (budismo Tapón) I I I 379 382 386, imágenes de Ci maktli (aztecas), I I 717, imagen d Cenn Cruaich (celtas), I 337, ima genes de Chac (mayas), I I 727, imágenes de D c \ a k i (hmduismo) I I I 1 5 1 ! 0 9 , imágenes de Dionysos ( G r e c n ) , I 289, I I 4 1 , (helenismo) I I 192, n m g e n de Gurzíl (Sute) I 437, imagen de Hera (Capiu Gre cía) I I 23, imagen de Hcimcs (Achaia), I 284 I I 26 imágenes de Huehueteotl (aztecas) I I 717, í m i gen de Isis (Grecia) I I 193, una genes de It/amna (mayas), I I 726, imagen de T (hinduis mo), I I I 163 'valu, saceidotes liturgistas (Babilon'a Asi n a ) , I I 450 ama, deseo (brahmanismo) TTJ 123 12">,
MATERIAS (budismo), I I I 256, (hmdmsmo), I I I 142 185 —kamadhatu, mundo del deseo (budis mo), I I I 239 241 250 kama, placer como fin moral (hmdmsmo), TU 166 Kamakura, período (Japón) I I I 352 388 397 kami, dios (shmtó), I I I 365 366 367 368 376 382 393 —arami kami, dios visible (shmtó), I I I 368 —uji gami, deidades antepasados (shm tó), I I I 369 370 —camino de los kami (shintó) I I I 365 —culto de los kami (shmtó) I I I 382 Kammkeíamik, cerámica de peines, I 229 230 kanugini, secta (Rusia), I I I 650 kapalikas, portadores de cráneos (hinduis mo), I I I 183 karamiki, secta (Rusia), I I I 651 karmamarga, camino de las obras (hin duismo), I I I 166 176 185 karman (India), I I I 189 192 193 —karman, aectón, causa del devenir y de la individualización (brahmanismo) I I I 123 124 126 127 129 142, ( h m duismo), I I I 181 —karman, acción, regulador del samsa ra, I I 643, (budismo), I I 645, I I I 238 241 242 245 251 252 253 255 260 (budismo Japón), I I I 392, (hmduis mo), I I I 141 143 153 155 163 164 165 178 213 214 —karman, ceremonias rituales (brahma nismo), I I I 114 —karman, materia (jinismo), I I I 2 0 3 1 9 1 204 205 206 207 208 karuna, compasión (budismo) I I I 236 248 k a t h a n o i , secta baptista, I I 492 katharmata, sacrificios humanos explato n o s (África Occidental Grecia Atenas Leucas jonios Asia Menor Colofón Massa ha-Abdera), I 326 327 kathekon, ideal moral estoico (helenismo) I I 177. Kathenoteísmo, cf también henoteísmo (Grecia), I I 6 1 1 5 0 katholikos, obispo universal, I I I 598 603 604 605 4 7 615 623 624 625 katorthoma, ideal moral estoico, I I 177 kaulacara, camino de la familia (hinduis mo), I I I 185. Kauravas, estirpe legendaria (India), I I I 134 151 kawwana, recogimiento y fijación de la voluntad (judaismo), I I I 490 Kbur Rumiyah, sepulcro de la cristiana, I 433 kerameikos, I I 48 65 66 67' 7 Ü kegon shü, hua-yen tsung, secta (budismo Japón), I I I 382 kehrp, cuerpo, figura, forma (Zarathustra) I I 608 kcnningar, metáforas (germanos), I I 287 keres, almas (Grecia), I I 44 98 kerkur, montón de piedras, I 175, (be reberes), I 446 448, (Creta), I 285, (Grecia), I 285, (Itaca), I 285, (beie beres celtas), I 339, (Creta Mieenas Grecia), I 284 286 —kerkur altar sacrificial (bereberes), I 444, (Grecia-bereberes), I 421, ker Cristo y las rehg
3
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kur altar para los sacrificios catárticos (Grecia), I 286, kerkur altar para los sacrificios a los muertos (Grecia), I 286, kerkur altar para los sacrificios al ser supremo (canarios bereberes), I 368 —kerkur sobre la sepultura (Arabia), I 375, (Drachmini), I 285, (Erganos [Creta]), I 285, (Halos [Tesalia]), I 285, (Orcomenos), I 285, (Pikramvgdalia [Laconia]), I 285 —sacrificios ofrecidos al kerkur (Grecia), I 285 kerykeion de Hermes, I 294 Kcrykes, estirpe eleusina, I I 123 kevali, omnisciente (jinismo), I I I 207 khalsa, pureza, élite de los sikhs (India), I I I 190 khvarnah cf chvarna, hvarenó, xvaraenah (Zarathustra), I I 604 617 kimnaras, espíritus (hmdmsmo), I I I 159 kimpurusas, espíritus (hmdmsmo), I I I 159 king's evil (Inglaterra), I I I 681 kinir, templo (Sumer Akkad), I I 403 Kippur, fiesta de la expiación (judaismo). I I I 490 kiswa, tapiz de brocado de la Ka'ba, I I I 48 klesa, mancha (budismo), I I I 241 270 kLu, nagas, serpientes u hombres con cola de serpiente (Tibet) I I I 285 kointol dólmenes usados como altares (Corea), I I I 347 kongóbup, monasterio, I I I 385 koschpich, a l m i (yamana), I 138 kosinschzi, secta rusa, I I I 650 Koryc, época (Coica), I I I 353 kratu, ambición (biahmanismo), I I I 123 125 12Ó8* x p s t T T o v , I I 54 55 67 1 7 0 76 190 Kremlin, IIT 641 656 k n s n u s m o (India), I I 345, I I I 151 K p O V t S t t t , I I 632 krsnajanmastami, fiesta del nacimiento de Krisna (hmdmsmo), I I I 170 krtayuga, edad dorada (hindmsmo), I I I 163 1 8 4 l r 3 ksatnyas, casta de los guerreros (India), I I 652, I I I 103 114 115 125 150 199' 8 7 208 —deberes (virtudes) de los ksatnyas (India), I I I 166 —dios de los ksatnyas (India), I I I 154 kufr incredulidad (islam), I I I 65 kui ko (budismo chino), I I I 385 kundalini (hinduismo), I I I 172 186 kunitsukami amatsukami, deidades del cielo y de la tierra (shmtó), I I I 371 kurganes, túmulos sepulcrales cónicos (eslavos orientales), I I 360, (Jordán), I 371 kusha shü, chue-shé tsung, secta (budismo Japón), I I I 382 kusin, fantasmas (Corea), I I I 346 kwei, antepasados colectivos (China), I I 284, I I I 332 kyiios (helenismo), I I 169 226 1 AEERINTO (Creta), I 300, (Fuerteventura), I 274 —laberinto bosque sagrado del oráculo de los herreros (ibo), I 501 27
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ÍNDICE E
h i r o s I I I 659 —mito del Laberinto (Grecia) 11 11 1 ivatorio (cristianismo), I I 228, (shinió 1 labradores, ci también agricultores I I I 376 —circulo cultural de los labradores ma —lavatorio mayor, gusl (islam), I I I 41 márcales I 47 livatorio menor, w u d u (islam), I I I -—religión de los labradores, I 53 41 —sacrificios de los labradores y pasto —lavatorio de las á t e l a s en las fiestas res (brahmanismo), I I I 107 de los muertos (Platea), I 307, lava labrantío torio de la*- imágenes divinas (hm —deidades del labrantío (Roma) I I 139 duismo) I I I 168, lavatorio de las —fiesta de las huertas y de los labran manos del sacrificador (Grecia), I I tíos, haloa (Grecia) I I 42 63 labrys, doble hacha (Creta) I 300 30'i —sacerdotes del lavatorio (Babilonia ladrones dioses de los ladiones (China) , A s m a ) , I I 450 TH 334 íayayoga, yoga de la disolución (hinduis Ligas, época de, I 408 mo), I I I 171 184 185 lagidas, dinastía, I I 170' 2 172 lazanstas, I I I 621 lagos, kami (shintó), I I I 366 367, lagos lccanomancia (Babilonia A s i n a ) , I I 452 tirtha (hmduismo), I I I 161 leche ofrendas de leche (Sumer Akkad) —lagos hijos del dios del cielo (asanti") I I 411 T 459 lecho para el cadáver (Egipto), I 379, —lagos morada de los dioses (celtas) (Regolim Galassi de Carie), I 261 I I 250 lechuza (Grecia), I 297 —lago morada de los espíritus (Tibet) leetisternium (Roma), I I 148 151 I I I 284 lectores (maniqueismo), I I 423 —lago de la sangre, infierno (budismo —lectores del Qui an (islam), I I I 34 China), I I I 331 legomena (helenismo), I I 206 —culto a los lagos (asanti), I 459 l e m u n a , fiesta de los muertos (Roma) —sacrificios a un lago (ibo) I 490 I I 153 —sacerdote del lago (ibo), I 491 lcneas, fiesta de los lagares (Grecia), I I lagunas 113 —dios de la laguna (Babilonia Asina) «Lengua y religión» I 4 I I 460 lenguas don de lenguas, glosolalia (cris —sacrificios ofrecidos en las lagunas nanismo), I I I 549 (germanos), I I 304 305 leon(es) (Babilonia A s i n a ) , I I 445, (Egip lakulisa, secta (hmdmsmo), I I I 180 to) I I 538, (helenismo), I I 204 lamaísmo (Tibet), I I I 284 289 325 letanías (Babilonia Asina) I I 457 lamas, monies budistas (China), I I I 296, levitas (Israel), I I I 421 425 452 458 460 (Tibet), I I I 285 —taschi lamas, abades de Taschilumpo 461 508 530. (Tibet), I I I 288 ley I I 178 37 —dalai lama, gran lama (Tibet), I I I —lex aeterna, I I 597, ley deuteronomica 288 (Israel), I I I 419 463 7 9 , ley divina lamentos (vedismo), I I I 9 1 , ley sagrada, s a n a —lamentos funerarios (China), I I I 302 (islam), I I I 32 40 (eslavos), I I 361, (ibo), I 492, (Pía —ley moral, I 47, dharma, ley moral tea) I 308 del mundo (budismo), I I 635, (India), —lamentos de las mujeres durante el I I 590- il sacrificio (Grecia), I I 63 —ley mosaica (Israel), I I I 419 2 t 420 lámparas 429 449 461 465 476 477 708, (judais —lámparas de las siete estrellas (Chi mo) I I I 489 492 496 500 507 508 516 520 531 544 547 551 553 535 558 na), I I I 339 559 560 561 562 571 572 573 —dipalikotsava, fiesta de las lamparas •—ley de la alianza (Israel), 1II 420 (hmduismo), I I I 169 461 466, ley del altar (Israel), I I I landvaettir, espíritus protectores de la 463, ley de las Doce Tablas (Roma), comarca (germanos), I 347 436, I I 283 284 I I 214, leyes del remo de los muer lapidación tos (Babilonia V,nia), I I 46), ley del —lapidación de San Esteban, I I I 554 talion (Israel) I I I 450, (judaismo) —sacrificios humanos por lapidación I I I 492 leyes ¿obre la vida sexual (Acebuchal), I 193 (Israel), I I I 463 lar familians, deidad protectoia de la —ley de Buddha, buppó (budismo Ja familia (Roma), I I 139 pon) ITT 364, ley de Yahveh (Israel), —culto al lar famiharis (Roma) I 306 I I I 415 larnax, sarcófago (Episcopí), I 273 274, —eulto de la ley (Grecia), I I 118 (Hagia Triada), I 272 295 301, (Palai —hbro de la ley (Israel), I I I 405 411 castro), I 273 latigazos en la obtención de la fecundi 415 —rey de la ley (maniqueísmo), I I 517 dad, cf flagelación (Roma), I I 145 —meda de la ley (budismo), I I I 223 latinismo, I I 349 231 latrocinio de Efeso, I I I 607 608 —tablas de h ley (Israel) I I I 413 laureles sagrados de Apolo (Delfos Tem leyendas (Babilonia Asina) I I I 679, (brah pe), I 299 marasmo) 111 102'° 116, (budismo —metamoifosis dt Dafne en un b u r e l , ( h i ñ a ) iU 320 333, (Etrutia), I 259, I 299
MA1ERIAS (Grecia), I I 71, (hinduismo), I I I 134, (Roma), I I 151, (taoumo), I I I 296 317 —leyendas astrales (eslavos), I I 361, leyendas dualistas (eslavos), I I 356 7 363, leyendas etiologicas, aitiai (Grecia), I 286 294 295 299 328, I I 12 19 34 1 2 7 3 ' ' , leyendas heroicas (celtas), I 336, (Grecia) I 280 310 316 325 335 338 344, (Irlanda), I 344, (germanos griegos celtas) I 345, (Ir landa País de Gales), I 333 —leyenda de Chang Pao h n g (China) I I I 322, leyenda del rey Conane el Grande (Irlanda), I I 251, leyenda de Kaineus (Grecia), I 303, leyenda de Kesar (China Mongoha - Tibet), I I I 285, leyendas del nacimiento de Mano ma (islam), I I I 62, leyenda del Mi notauro (Creta), I 321, leycndis de M u h e n (China) I I I 338, leyendas del descenso de Oifeo a los infiernos (Grecia), I I 115, leyenda de Sopa tíos (Grecia), I 328, leyendas de Tan kun (Corea) I I I 348, leyendas de los Tarqumos (Roma), I I 137 -—leyenda del culto eleusino (Grecia) I I 127, leyenda del diluvio (Bibilo nía Asina) I I 426 (hinduismo) I I I 150, (India) I I I 102 leyenda de la fundación de Delfos (Grecia), 11 32, leyenda de í i occisión del dragón Vrtra (vedismo), I I I 84, leyenda del origen de la humanidad (maniqueis mo), I I 490, leyendas del rapto de las sabinas (Roma), I I 137, leyenda de los Siete Durmientes, I 252 —leyendas de los dioses (Roma Grecia), I I 155 —leyendas de !a niñez de los dioses (Grecia), I 323 I I 87 —leyenda de Adonis (helenismo), I I 198, leyendas de Cronos y Uranos (Grecia), I I 13, leyendas de Knsna (hmduismo), I I I 151 206 1 0 7 681 leyenda de Osiris (helenismo), II 198, leyendas de Rama (hmduis mo), I I I 206 1 9 7 —leyendas de misioneros y santos (Irían da País de Gales), I 333 —leyenda de Abgar, I I I 596 1 9 , le yenda siria de Tomas I I I 612 libaciones I 194, (Babilonia A s i n a ) , I I 459, (Creta), I I 10, (Gurnia), I 278 (Ilagia Triada), I 273 295, (hetitas) I I 693, (Sumcr Akkad), I I 407 411 419 (Ur), I 401 (Zarathustra), I I 582 (edomitas Petra), I 367 —libación de leche (barí), I 518, (brah manismo), I I I 107, (Cananas), I 418, (celtas), I 339, libación de h-io ma (Zarathustra), I I 582 —libación del triunfo, vajapeya (brah manismo), I I I 107 —libaciones a los antepasados (Benm), I 485 —libaciones a los árboles (Asia Ante ñ o r Creta Micenas) I 299 —libaciones a las dobles hachas (Creta), I 301 —libación a los héroes (Grecia), I 306 —libaciones a los dioses (asanti), I 465, (Benin), I 485, (Creta) I 290, (Ur), I I 405
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—libaciones al dios supremo (Cana rías), I 418 (galla), I 508 —libaciones a los menhires, I 203 —libaciones a los muertos (Dzeser), I 357 —-libaciones a las piedras (celtas), I 339, (Promontonum Sacrum) I 216 —libaciones a las serpientes (barí), I 518 —libación a la serpiente de la casa (Grecia Roma Escandinavia), I 294 —libaciones al sol (incas), I I 736 —bothros para las libaciones (Telde), I 413 —lugares de libación (Sumer Akkad), I I 397 —mesa de libicioncs (Faistos), I 279 —recipiente de libación (Cnossos), I 289, (Creta), I 298 299, (Micenas), I 285, (Creta Grecia África Occidental), I 2^0 liberalismo teológico I I I 694 libertad del hombre (helenismo), I I 176, (judaismo) I I I 487 491 libte albedrío (islam), I I I 24 libros —al kitab (islam), I I I 33, nask ( / a rathustra), I I 580 —libros celestes (islam) I I I 23 30 33 702, libros mágicos (taoismo), I I I 320, libros sibilinos, I I I 497 2 —libro de la alian/a (Israel), I I I 412 420 424 442 5 7 448 449 462 463, libio de las consolaciones (Israel), I I I 433 437, libro de la ley (Israel), ITI 405 411 415 —libio de las acciones buenas v malas (islam), I I I 32, (Zarathustra), I I 611 612, libro de la vida (Israel), I I 16, «libro de los que tienen vida» (ju daísmo), I I I 498, registros de los vivos y de los muertos (China), I I I 331 —gentes del Libro, ahí al kitab (islam), I I I 24 53 —religiones del libro (islam), I I I 32 47 50 53, (maniqueismo), I I 487 nga cultural de tribus (Israel), I I I 427, ligas de monasterios (Corea), I I I 352, liga pitagórica (Grecia), I I 95 ligaduras (hinduismo), I I I 139 156 165, ligaduras mágicas de Vaiuna (vedismo), I I I 88 91 1 da, creación del mundo como un juego de Dios (hmduismo), I I I 141 196' « limosna (cristianismo), I I I 526 553, (is h m ) , I I I 5 23 40 44 45, (judaismo), I I I 493 (mamqueísmo), I I 524 525, (vedismo), I I I 91 —daksina (vedismo), I I I 91, zakat (ís lam), I I I 11 23 40 44 45 lindes de los campos dios de las lindes de los campos (Grecia), I I 25 Inifía, piedra falo (hinduismo), I I 311, I I I 144 182 183 —mito del origen del culto del linga (hmduismo), I I I 154 lmgayat's, secta (hindmsrno), I I I 182 183 186 187 listas —listas divinas (Babilonia A s i n a ) , I I 435 436, (shintó), I I I 371 372 listas de pecados (Babiloma-Asiria), I I 466
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IND
listas de sacrificios (Sumei Akkad) IT 397 401 htai ruegos arrepentidos (Grecia) II 69 literatos dios tutelu de los literatos (Chi na) III 327 338 literatura dios de la literatura (China) III 328 338 ministerio de la literatura (China) III 334 Litorma época de I 213 liturgias (helenismo) II 172 liturgia de Mithn (helenismo) II 205 35 hturgistas kalu sacerdotes (Babilonia Asi na) II 44 lobos (shinto) III 366 lobo daimomco (germanos) I 420 —hombres lobo I 193 logogramas II 418 logos —logos fuego (Grecia) II 96 97 —logos del mundo (helenismo) II 20 175 176 177 229 logos Verbo (cristianismo) II 218 229 III 245 599 608 C28 —logos tao III 313 Xo^Ol C~£Oa0tT(.X(H, III O l lohan santos (budismo chino) III 332 lokapala guardianes del mundo (hinduis mo) III 155 156 162 (¡mismo) III 205 lokayata (India) III 234 lokottara\ idins secta (budismo) III 258 1 ing birrows sepulcros terrazas I 202 (Inglaterra) I 227 (Islas Británicas) I 168 loto del agua primordial (Egipto) II 548 lucha —1 ichas de chamanes (Asia N E ) II 285 —lucha final juicio final (Zarathustra) II 617 620 —luchas de los dioses —-lucha de Mithra con el dios del sol (helenismo) II 205 lucha de Siva con los diimoncs (hmduismo) III 144 —lucha entie dos estirpes de dioses (Egipto) I 392 (hinduismo) III 154 (celtas germanos Grecia) I 336 (Gre cía germanos Asia Anterior Egipto In día) I 345 (Grecia India germanos celtas) I 323 —lucha entre los Asen y los Wanen (germanos) II 317 318 —lucha entre k s titanes v los dioses olímpicos (Grecia) I 323 336 345 —lucha cntie las estirpes de héroes (cel tas) I 336 —lucha de la luz contra la oscuridad (zoroastnsmo) II 343 —se íora de la lucha v de las armas (Babilonia Asina) II 436 lúe tsung ntsu shu secta (budismo Japón) III 382 I ugar el (judaismo) III 486 lugares —lugares de castigo en el infierno (China) III 331 —lugares de cremación (Corea) III 347 (Hieth) I 193 (hmduismo) III 144 (Micenas) I 280 —lugar(es) de culto I 179 198 II 685 (África blanca) I 432 (aztecas) II
724 (Babilonia Asina) II 433 447 449 (cananeos) III 441 (Cerdena) I 176 247 (Creta) II 11 (Fgipto) II 547 (Grecia) I 280 281 331 II P 83 108 (heler smo) II 166 (incas) II 734735 (islam) III 14 54 (Is rael) III 641 (Kumasa) I 279 (ma yas) II 730 (Mesopotam a) I 279 311 317 (shinto) III 373 374 (Sumer Akkad) II 390 402 406 (Betel Din) III 461 (Cerdena Malta) I 278 (Cre ta Micems) I 277 (Égina Olimpia Eleusis Atenas) I 282 (Malta Cerde na) I 266 —antepatios (Cerdena) I 245 (Malta) I 251 (Cerdena Malta) I 262 (Gi gantia) (Gozo) Hal Saflieni Malta) I 253 árbol (bambuti) I 557 (ibo) I 494 (Senegambia) I 514 atrio (Hierakonpohs) I 398 bosque sa grado) II 685 (asanti) I 465 ca mará sepulcral I 166 circuios h ticos I 198 (Dahomey) I 483 (El Omán) I 377 (Senegambia) I 514 (Creta) I 277 dólmenes mi matura (lango nilotes) I 518 mon tanas (Grecia) II 16 sepulcros I 367 (Egipto) II 558 (Etiopia [S ] Asia Indonesia Melanesia Poli nesia) I 522 termiteros (Senegam bia) I 514 terrazas mcgahticas (África) I 168 vestíbulo I 164 172 (El Adeimeh) I 363 (Alema ma) I 165 (Cerdtm) I 176 (Los Millares) I 179 (P Ibérica Malta Cerdena) I 243 244 —lugar de culto en los bassina (Mauritania Bu Nuarra) I 431 lu gar de culto en las cuevas de pi sos (Palestina Gran Cañan i Thibi lis) I 432 lugares de culto en las encrucijadas (aztecas) II 713 lugar de culto en los palacios (Cnossos) I 278 279 (Creta) I 278 291 311 402 (Hagia Triada) I 279 (yoruba) I 467 (Creta Egipto Mesopotamia) I 460 lu gares de culto en los sepulcros I 164 172 (Egipto) I 382 (Hiera konpolis) I 398 (Cerdena Coree ga Malta) I 244 (Península Ibe rica Malta Cetdena) I 243 244 lu gares de culto subterráneos (m cas) II 735 lugares de culto en los túmulos (El Adeimeh) I 363 (Gurnn) I 278 (Sudan) I 387 388 —lugar de culto a los antepasados (asanti) I 465 (Senegambia) I 514 (Mamre Beth El) I 367 —lugar de culto al dios del rayo (yoruba) I 467 lugar del culto al dios supremo (ibo) I 494 (Mamre Beth El) I 367 lugares de culto a la diosa de la tierra (ibo) I 489 —lugares de culto a Apolo (Grecia) II 32 33 lugar de culto de Enhl (Sumer Akkad) II 386 lugares de culto de Hefaistos (Grecia) II 27 lugar del culto de Hubal (Arabia) III 9 10 lugar de culto de Istar (Mesopotamia) I 405 lu gires de culto de Mithra spelaei
837 II 205 lugar de culto de Utu c babar (Sumer Akkad) II 390 lugar de culto de Yahveh (Israel) III 414 lugares de culto de Zeus (Grecia) II 16 —lugar de culto del héroe erigiría dor trlckster (Dallóme}) I 483 lugar de culto del héroe familiar (Grecia) I 306 —lugar de culto de Sosipolis (Gre cía) I 294 —lugares del culto a los muertos I 164 176 (África [N ]) I 433 434 'Alemania) I 165 (Cerdena) I 176 (Egipto) I 385 386 II 558 (Grecia) I 280 (Mesopotamia) I 409 (Los Millares) I 179 (El Omán) I 377 (Península Pirenai ca) I 292 (Ur) I 401 (África blanca Egipto) I 429 (lango nilo tes) I 518 —lugir de fiestas de la diosa de la ciudad (Atenas) II 102 —lugares para el juego cultual de pelota (aztecas) II 724 lugares de libación (Sumer Ak kad) II 397 —lugares de meditación (hmJuis mo) III 161 (islam) III 62 —lugares de oración (bereberes) I 452 —lugares de peregrinación I 323 (helenismo) II 172 —lugares sacrrficiales II 685 (Asia Menor) II 13" (bambutl) I 557 (brahmamsmo) III 105 (Grecia) II 16 83 (ibo) I 540 (Mesopotamia) I 407 (Senegam bia) I 514 (Sumer Akkad) II 401 (Palestina Gran Canaria Thi bilis [Anima]) I 432 —lugar del juicio de los anunnakis (Sumer Akkad) III 390 — lugar del mal Norte (Zarathustra) II 610 —lugar de residencia de los muertos (hinduismo) III 161 (vedismo) III 90 91 —lugar de residencia de los bien aventurados (budismo chino) III 329 —lugar de los mezclados hamesta gan (Zarathustra) II 613 614 a ' —lugaies de reunión (Cananas) I 413 (Grecn) II 108 (darasa konso) 1 514 (rtiopia Alto Niger) I 455 (Ftiopia [S ] lango latuka nuba) I 518 —lugares sagrados I 53 (budismo) III 227 (celtas) II 250 252 (C rea) III 347 (germanos) II 314 (Grecia) II 42 102 (hmduismo) III 135 162 168 (Roma) II 143 lugoves (celtas) II 242 luna I 540 541 (asantl) I 457 (azte cas) II 716 722 (Babilonia Asma) 11 433 439 444 446 (bambutl) I 554 55 (bhil) I 124 (Egipto) II 539 542 549 (germanos) II 284 285 (helenismo) II 204 205 (hmduismo) III 145 (incas, l II 733 (mdogermanos) II 312 (man queismo) II 503 527 (shmto) III 365 (Sumer Akkad) II 393 401 (vedism )
III 87 89 (Egipto sai i ivedos semang) I xi —deseo — aguas — soma — luna = Ilu vías (brahmantsmo) III 112 1258° perro luna fe tilldad mundo de los muertos (Grecia) II 64 —luna creadora de las plantas (meas) II 733 luna señora de los elementos v de las mareas (incas) II 733 luna — trasmundo (bambutl) I 557 (brahmamsmo) III 123 (India) II 643 (maniqueismo) II 503 507 513 (vedismo) III 238 —ascensión del alma a la luna (mam queismo) II 503 507 523 —culto t la luna (celtas) II 239 240 (canarios Europa Occidental) I 418 419 (Egipto Lago Tritón Marruecos) I 437 —sacrificios a la luna (libios) I 437 —día de la luna lunes (maniqueismo) II 527 —dioses de la luna I 319 —dios lunar (Babilonia Asina) II 435 436 439 441 447 III 439 (bimbu ti) I 555 557 (brahmamsmo) III 112 (hmduismo) III 156 157 (vedismo) III 87 88 —diosa de la luna (aztecas) II 712 (China) III 303 (Dahomey) I 479 480 (Grecia) II 36 (mayas) II 727 (pare) I 458 —culto a los dioses de la luna (Tibet) III 285 —hijo de la luna (bambutl) I 557 hijo del sol y de la luna (incas) II 731 —huaca de la luna (meas) II 735 —madre de la luna (aztecas) II 711 —oíacioncs a la luna (bhil) I 123 (ma niquelsmo) II 527 —palacio de U luna (China) III 338 —pasteles de la luna (China) III 338 —señor de la luna (bambutl) I 556 —trinidad astral luna sol y estrella de la tarde (Babilonia Asma) II 4 J 6 lunes día de la luna (mantqueismo) II 527 lupercalia (Roma) II 145 150 —carrera de las lupercalia (Roma) II 145 lupercí (Roma) II 145 luren trompetas de bronce I 206 Ajcretc, orfreos por los muertos (Gie cía) II 6 5 1 " lustratio purificación (Grecia) II 74 30 (Roma) II 141 143 lustratio del igcr romanus II 144 luteranismo III 658 luz (Egipto) II 548 (mdogermanos} II 670 (mamqucisuo) II 497 498 4)9 501 504 507 520 529 —luz de Adamas (maniqueismo) II 501 503 —luz del mundo (crrstlamsmo) III (87 —amigo de la luz (mamquclsmo) II 530 —apóstol de la luz (maniqueismo) II 489 492 514 515 —columna de la luz (mamqueisrao) II 507 —cruz de la luz (mamqueísmo) II 519 —dios de la luz (Egipto) II 548 (Gre cía) II 669 {mdogermanos) II 669
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MATERIAS
ÍNDICE E
670 (Irán) III 88 (maniqueismo) II 513 (Tibet) III 285 (Zarathus tra) II 625 —dios del mundo y de la luz (maní queismo) II 503 513 —dualismo luz oscuridad (maniqueismo) II 496 514 —lucha de la luz contra la oscuridad II 343 —mensajeros de la luz (mamqueismo) II 489 —ñus luz principio de todas las iglesias (maniqucismo) II 492 —padre del ñus luz (maniqueismo) II 516 —revelación del ñus luz (maniqueis mo) II 523 —paraíso de la luz (mamqueismo) II 502 530 —reino de la luz (maniqueismo) II 498 513 531 —ascensión del hombre primordial al remo de la luz (maniqueismo) II 502 —mito del ataque al reino de la lu/ por los demonios de las tinieblas (maniqueismo) II 499 —religión de la luz venerable (mam queismo) II 534 —símbolo de la luz chvarna cf hva reno khvarna xvarenah (Zarathustra) II 617 —vírgenes de la luz (maniqueismo) II 490 503 —ofrenda de luces I 203 I LAMADA (maniqueismo) II 501 502 508 —llamada de la salvación (maniqueis mo) II 515 —llamada a la oración adán (islam) III 43 lluvia I 540 (eslavos) II 358 (incas) II 737 —deseo = aguas — soma — luna — llu vías (biahmanismo) III 112 12580 —dador de lluvia (Bibilonia Asina) III 439 (China) III 332 (Israd) III 440 —antepasados dadores de la lluvia (África) I 497 (ban) I 521 dio ses del ciel) didores de la Uuwa (Dahomey) I 180 (suk) I y>\ (dmka nucr beir) I 516 dios del rayo dador de la lluvia (íbibio) I 491 (joiuba) I 474 santos didores de la lluvn (Afriti blanca Irlanda) I 446 447 —dioses de la lluvia (aztecas) II 263 714 715 718 719 (brahmanismo) III 125 (Chma) III 298 303 334 (In día) II 671 (mayas) II 727 728 (taoismo) III 317 (vedismo) III 85 —temo del dios de la lluvia (azte cas) II 719 724 —sacrificios humanos crucifixión al dios de li lluvia (Benin) I 486 sacrificio de niños al dios de la llu vía (aztecas) II 720 —espíritus de la lluvia (Corea) III 347 —fiestas relacionadas con la lluvia (Ro ma) II 144 —hacedor de lluvia (bongo) I 519 —antepasado del hacedor de lluvia
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(barí) I 520 (rulotes) I 516 (din ka silluk), I 520 —sacrificios humanos en la sepultura del hacedor de lluvia (barí) I 520 •—impetración de la lluvia —banquetes para obtener la lluvia (África blanca Irlanda) I 446 447 —-invocación del dios supremo para obtener la lluvia (canarios) I 418 invocación de los primeros padres para obtener la lluvia (Hierro) I 422 —lamentos y llantos para obtener la lluvia (bereberes) I 418 447 (ca nanos) I 418 447, (griegos) I 418 —mediador en la impetración de la lluvia cerdo (Hierro) I 422 —ofrendas al agua para conseguir llu vía (Hagno [Lykaion]) I 325 —oraciones a Zeus Lykaios para pedir lluvia (Hagno [Lykaion]) I 325 —procesiones para impetrar la lluvia (Grecia) I 325 (Latmos) I 283 324 325 (África blanca Irlanda) I 446 447 —sacrificios humanos para impetrar la lluvia (aztecas) II 720 (Benin) I 486 (China) III 300, (Grecia) I 325 326 —magia de lluvia (ainu) II 328 —agua golpeada con varillas (Arca día) I 418 —cráneo arrojado a un atrovo (Cor cega) I 247 —hacha de piedra en la magia de llu vía (rulotes) I 520 —juego de pelota magia de lluvia (bereberes Francia) I 447 —rocas golpeadas con bastones (Sici lia Cerdena canarios) I 247 —piedras de la lluvia I 519 (silluk dmka) I 520 —rey responsable de la lluvia (dmka silluk) I 520 MADRF
—madre divina (hmduismo) III 148 (India) III 195180 19618¿ mache sa grada rema del cielo (China) III 338 —gran madre magna mater I 319 (Asia Anterior) I 364 365 III 89 99J!i (Asia Menor) II 34 117 181 (Babí loma Asina) II 433 436 (Cnossos) I 280 (Creta) I 311 319 (Frigia) II 198 (germanos) II 338 (hinduis TÍO) III 147 157 (India) II 636 637 III 89 99 , s (Roma) II 148 149 224 (libet) III 28^ (vedismo) III 89 {Creta Tesalia) I 287 (Mesopo turnia Siria) I 409 —primera madre fundadora del grupo I 458 509 510 (dmka) I 519 (Hie rro) I 421 (ibo) I 489 (baria cu ñama) I 512 —culto a la primera madre (H erre) I 422 -—madre tieira (asanti) I 459 (azte cas) II 711 (Babilonia Asma) II 441 (bhil) I 124, (Creta) II 11 (eslavos) II 357 (germanos) II 322 346 (Grecia) II 29 34 (meas) II 734 (shinto) III 365 377
—madre de los coribantcs (Grecia) II 1814S —madre de los daimones bhutamatart (hmduismo) III 169 madre de Dios thcotokos ITT 599 646 647 —«udre de los dioses (aztecas) II 716 (Babilonia Asina) II 437 (bhil) I 127 (Israel) III 478 (Sumer Akkad) TT 385 441 madre de los doce dio se (hinduisrm) III 157 santuario d la madre de los dioses (Cnossos) I 280 —madre de Zeus II 181 —madres de los frutos del campo (Ro ma) II 145 —madre de los granos (Grecia) I 315 II 30 —madre de la luna (aztecas) II 711 —madre de la montana Mother of Mountains (Asia Menor) TI 29 (Cre ta) I 285 315 319 II 10, (Samotn cía) II 109 65 madre del Polo Norte (Chma) III 334 —madre del sol (China) III 303 —madre de la vida o de los vivientes (mantqueismo) II 499 501 502 503 504 514 maestro gurú (hmduismo) III 182 maes tros o apostóles (maniqucismo) II 524 — maestro celeste t len shih (China) III 322 doce grandes maestros celestes (Chma) III 320 —maestros oríícos de misterios (Gre cía) II 94 122 —maestros de la verdad obispos (ma niqueismo) II 525 —consagr icion de los maestros obis pos (mamqueismo) II 529 diosa protectora de los maestros de escuela (Roma) II 146 147 Magdalenicnsc II 264 265 magia I 23 46 47 68 96 142 143 144 544 545 547 549 551 568 II 13 ° 37 6/9 680 701 III 346 699 (anglosajones) II 286 (a/tecas) II 713 723 (Babilonia Asina) II 446 447 460 473 (bambuti) 1 553 557 55S 561 562 563 (brahma nismo) II 641 III 10267 109 111 130 (budismo) III 265 269 701 (budis mo Chma) III 324 (budismo Tipon) III 393 397 (budismo Tibet) III 286 287 288 289 (celtas) II 252 (chen chu) II 64233 (China) III 323 339 (Egipn) II 546 561 571 574 (germa nos) 11 263 279 ?86 287 (Grecn) II 73 77 (helenismo) II 183 196 211 212 223 225 (hinduismo) III 133 13i 140 141 167 (ibo) I 502 (incis) II 738 (India) III 173 184 (íshm) III 31 (Israel) III 407 478 (mamqueisn o) II 515 521 (paleolítico) I 143 144 (Perú) II 269 (Roma) II 138 (taoismo) III 316 318 700 (vedismo) III 83 84 91 9? (7arathustra) TI 602 625 (Creta Grecia) I 12 13 ma^ia analógica (brahmanismo) III 111 (helenismo), II 223 magia con juratona (Corea) III 347 magia cu rativa (budismo Chma) III 326 mi gia dañina (Roma) II 214 mag a inferior goecia (helenismo) II 213 magia naturalis (helenismo) II 21 9
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impía negra I 564 II 698 (geima ms) II 347 (Grecia) II 75 magia simpitic i (htknismo) II 212 —mi},ii tt lidiosa TI 680 —magia dt Ii apicultura (Grecia) II 74 —magia dt ca/a (bambúti) I 560 (^e manos) II 306 (piltohtico) II 74 —magia dt h dctcimimcfon del des tino (germanos) IT 334 —magia de fertilidad Tj(germanos) TI 311 (Grecia) II 30 34 42 128 (shmto) III 368 —magia del fuego (China) III 337 —magia de las letras (helenismo) II 212 —magia de lluvia (ainu) II 328 —agua golpeada con varillas (Arcadia) I 418 —cráneo arrojado a un arroyo (Cor cega) I 247 —hacha de piedra en la magia de lluvia (rulotes) I 520 —mego de pelota magia de lluvia (be reberes Francia) I 447 —rocas golpeadas con bastones (Si cilla Cerdena canarios) I 247 —magia del muérdago (amu) II 328 —ma^ia de los nombres del dtes del «ol Re (Egipto) III 429 magia de revelación (Grecia) II /l 92 —dios de la magia (Bibilonia Asiría) II 444 (mayas) II 726 —señor de la magia (hinduismo) III 156 —expiación mágica del pecado (Egipto) II 571 574 —filtros mágicos (asanti) I 456 (Egip to África Occidental) I 379 380 —formulas mágicas II 691 (budismo) III 276 279 (Egipto) I 391 (taois mo) III 318 319 321 (vedismo) Til 91 —fueiza mágica I 548 549 II 679 (brahmanismo) II 649 III 109 (Da homey) I 482 (Grecia) II 12 43 (hinduismo) III 140 (incas) II 733 (yoruba) I 475 —origen de la magia I 547 —puré mágico (China) III 338 —religión mágica II 680 —salvación por la magia (Egipto) II 573 —signos mágicos (germanos) II 295 magismo I 23 115 547 549 (germanos) II 285 288 magismo chamanista (Tibet) III 284 magisterio eclesiástico I 41 121 II 218 Maglemosc época de II 304 migna mater (Asia Anterior) I 364 365 III 89 99™ (Asia Menor) II 34 11/ 181 (Bibilonia Asina) II 433 426 (Creta) I 311 350 (Frigia) II 198 (germanos) II 338 (India) II 636 637 III 99S8 (Roma) II 148 224 (Tibet) III 285 (Mesopotamia Siria) I 409 —adolescente amante símbolo de la ve geticion asociado a la magna matei I 319 (Asia Anterior) I 365 (Creta) I 311 —culto de la magna m iter (Asia Me ñor) III 89 (hmduismo) III 147 157 (Roma) II 149, (vedismo) III
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ÍNDICE E MATERIAS
89, (culto erótico y orgiástico de la magna mater, I 319 —imágenes de la magna mater (Creta Tesalia), I 287 —santuario de la magna mater (Cnos sos), I 280 —séquito de la magna mater, II 181 magos, II 696, (brahmamsmo), II 641 (China), III 301, (Corea) III 351, (es lavos) II 363, (Grecia), II 70 115 (Hierro) I 422, (hindmsmo), III 158 (Irán) II 244, (Perú) II 269, (Sumer Akkad) II 407 (yamana) I 136, {7d rathustra) II 603 604 —hoa rangí (Corea), III 351, volchvy (eslavos) II 363 —dioses magos (Egipto) II 539, dios supi emo migo c r e a d o r del mundo (brahmamsmo) III 130 131 —mobed jefe de los magos (Zarathus tra), II 604 Mahabodhi Society, III 209 maharajas culto de los maharajas deseen dientes de Vallabha (hinduismo), III 178 mahasanghikas, secta (budismo) III 224 233 mahayana, gran110 vehículo (budismo) II 642 III 152)T 181 159 203 226 227 228 229 230 232 233 239 243 246 247 251 262 263 276 280 287 288 346 381 384 389 394 703 mahayuga, «gran edad» (hinduismo), III 163 maitravaruna, sacerdote de Mitra y de Va runa (brahmamsmo), III 106 m-utri caridad (budismo), III 236 248 266 maíz —dioses del maíz (aztecas), II 716 717, (mayas) II 726 —espíritus de las plantas alimenticias, maí?, patatas (incas) II 732 —símbolos del maíz y de las patatis (incas) II 735 makarasamkranti, fiesta del Año Nuevo (hinduismo) III 170 mil —mal moral (Israel) III 435 —árbol del mal (maniqueismo), II 502 —lugar del mal, Norte (Zarathustra), IT 610 —origen del mal en el mundo (Zara thustra), II 592, (Israel Zarathustra) III 682 —potencias del mal, ídolos (Zarathus tra), II 624 —principio del mal (Zarathustra), U 589
—problema del mal (maniqueismo), II 497
malakaní, malaki o melquitas, fieles al emperador (Siria Egipto), III 617 626 maldiciones (Israel), III 416 420, (Su mer Akkad), II 386 410 malewanzi, secta rusa, III 649 650 maliki, madhab (islam), III 40 Malkemu (judaismo), III 487 malvado espíritu malvado (Zarathustra) II 594 mana, fuerza mágica impersonal, I 548 II 21, III 686, (Grecia), II 43, (Ma res del Sur), II 641 642, (nulanesios) II 680 —mana totémique, I 546
—mana de los sacerdotes II 688 manantiales culto de los manantiales (África romana romanos - cartaginesesbereberes), I 439 manas —manas — deseo = ondas impenetra bles, agua primordial — luna (vedis mo brahmamsmo), III 109 112 —manas, espíritu (del ser primordial) (vedismo) III 98 —manas, fuerza impersonal creadora (brahmamsmo), III 109 —manas, pensamiento, deseo (brahma msmo), III 109 110 113 —manas — atman (brahmamsmo), III 118 119 120 123 •—manas, órganos del pensamiento, sentidos internos (brahmanismo), III 128, (budismo), III 25450, (hin duismo), III 164 mándalas, diagramas geométricos, objetos de meditación (budismo), III 277 —mándala del mundo del diamante (bu dismo Japón), III 385 386 —mándala del mundo del seno materno (budismo Japón), III 385 386 —circuios mándala (budismo), III 276 —imágenes mándala (budismo Japón), III 386 395 mandamientos, I 45 61 1 3 1 , (Babilonia Asina), II 459 466, (budismo), III 241 248, (cristianismo), III 516 522 526 527, (Egipto), II 564, (islam), III 14 27 40 49, (Israel), III 407 412 413 419 423 424 442 443 446 448 450 462 473, (jmismo), III 207, (judaismo), III 490 492 493, (maniqueismo), II 489 506 519, (Roma), II 140 155, (semang) 1 566, (taoismo), III 318, (vedismo), III 91, (Zarathustra), II 582 609 —mandamientos deíficos, irxpctYY 5 ^ [XOtTa AeXtpixá (Grecia), II 89, mandamientos mágicos (Babilonia Asi na) II 454, (helenismo), II 213 mandamiento primordial (bambuti), I 117 556 557 —mandamientos del dios de la selva (bambuti), I 558 560 564, (konyak naga), II 636, mandamientos del Sa bio Señor (Zarathustra) II 611 —mandamientos referentes a los ali montos (hinduismo), III 170, (Israel), III 464, mandamientos del amor a Dios, III 706, mandamiento del amor al prójimo (bhil), I 130, (cnstianis mo), III 492 493 530 332 706, (judaismo), III 492 493 mandamiento de ayuno en el tiempo pascual (cnstia msmo), III 46, cuarto mandamiento (Israel), III 448, mandamiento pita gorico de la pureza (Grecia), II 95 9 t 4 , mandamientos de pureza (hin duismo) III 135, mandamiento de la pureza, tahara (islam), III 40 41 42 mandamiento de la pureza (Is rael), III 428, mandvmientos referen tes al matrimonio (islam), III 14, pieceptos exogamicos, I 89, manda miento del sabbat (Israel), III 465 —mandamientos de los elegidos (mam queismo), II 521 529, mandamientos de los oyentes (maniqueismo), II 521 Cf también decálogo
mandato dios del mand ito (Egipto) TI 548 549 mindeísmo II 485 492 mándeos II 220 488 manes (China) III 307, (libios) I 439 (Roma) II 154, manes semidei—nekycs hoi hemitheoí (Egipto), I 383 391 —sacrificio a los manes (brahmamsmo) III 107 maniqueísmo I 6, II 343 477 534, III 284 319 646 —mantqueísmo occidental, II 488 490 maniqueísmo oriental, II 488 490, maniqueismo primitivo, II 486 487 maniqueos II 469 525 III 26 646 manismo veneración de los antepasados I 23 115 539 541 545 549 553 II 284 (bambuti), I 562 563 (eslavos) II 359 (germanos), II 283, (Israel) III 44258 manitu, fuer7a mágica impersonal, II 680 mánma, oración (India), II 683 manos —imposición de manos (cristianismo), II 226, III 554 557 560 —imposición de manos del rey (Fran cía), II 690, (Lacio Inglaterra) II 689 —absolución por imposición de manos (maniqueísmo), II 529 —representaciones de manos (Bunsch), I 208, representaciones de manos usa das como exvotos (Creta Este II) I 258 —sacrificio de las manos, I 218 mántica (Grecia), II 78 91 (helenismo) II 168 177 178 211, (vedismo) III 92 —mántica inductiva (Grecia) II 92 231 93, mantica inspiratoria (celtas), IT 247, (Grecia) II 31 87 88 211 92 —dios de la mántica (Grecia), II 31 mantra (budismo) III 385 —mantra, fóimulas mágicas (brahmanis mo) II 641 (budismo), III 276, (ve dismo), III 92 —mantra, oración (hinduismo) III 167 168 180 182 184 manusibuddha, buddhas humanos, III 267 277 mapa del trasmundo (Grecia) II 120 mar (asanti), I 459, (Babilonia Asina) II 465, (celtas) II 252, (incas), II 732, (vedismo), III 87 —mar primordial (Egipto) II 540 548, (mayas), II 728, (semitas), II 95, (Egipto semang), I xi —mar remo de los muertos (Benm) I 485 —culto del mar (celtas) II 239 240 —sacrificios al mar (bereberes), I 445, (Siracusa), I 332, (Grecia) I 332 —dios(es) del mar (Babilonia Asina), II 460, (Benin), I 488, (celtas) II 243 (China), III 301, (Creta) II 10, (Da homey), I 480 481 482 (Grecia), I 332, (Grecia), II 22 (hinduismo) III 156, (meas), II 733, (Ras Samra) II 22 3ü , (China), III 303, dioses po Iiteistas de los nos y del mal, I 526 —dios del mar, dios de los caballos (griegos libios), I 437 438, dios de' mar dios del río Nígcr (yoruba) I 472 473, dios del mar pnmei an tepasado del rey sacerdote (yoruba) I 473
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—señor del mar 26 (China) III 332 (India) II 640 , (Creta Grecia) II 37 —sacerdotes del dios del mar {> oru ba), I 473 —sacrificios humanos al dios del mar (Benm) I 485, (yoruba) I 473 —gigantes del mar (germanos), II 321 —-ninfas del mar (Grecia), II 46 marcosianos, II 123 ma'nfa experiencia (islam) III 59 marionetas en los misterios de Osms (Egipto), II 194 mariposa símbolo del alma (Grecia), I 293 maronitas (Líbano) III 592 627-630 657 —colegio pontificio maronita III 630 —iglesia católica maromta, III 592 629 630 martillo —martillo (piedra) cielo (germanos), II 319 —martillo del trueno (yoruba), I 474 —dios del martillo (África Occidental germanos), I 347, (Asia Menor heti tas), I 364 —martillo emblema de los dioses (cel tas), I 339 —martillo de Thor II 287 mártires (islam) III 31 63 —culto de los mártires, II 68 —martirio por la fe (maniqueísmo), II 517 —martirio de San Esteban, III 516 máscara (helenismo), II 192, (ibo), I 494 (mayas), II 730, (Vinca) I 276 —máscaras de los huacas animales (ín cas), II 733, mascara de Kukulkan (Gucumatz) (mayas) II 727 —mascaras de madera (África Occiden tal) I 276, mascaras de oro (Micenas) I 276, mascaras de piedra y de barro, I 276 —máscara imagen del muerto (África Occidental) I 276, (Micenas), I 276, (egipcios etruscos romanos), I 276 —cortejos y representaciones enmasca radas (Grecia), II 42 —danzas enmascaradas (meas), II 735 (baria cunama), I 511 —dios mascara (Grecia), II 41 massébah, pilar (Siria Palestina), I 366 masmasu, massu, sacerdotes punficadores (Babilonia Asina), II 452 mastaba (Egipto), I 265 379 384 386 387 388^389 390 —cámara sepulcral en la mastaba (Egip to), I 384 386 —culto a los muertos en las mastabas, I 385 386 —deposito para ofrendas funerarias en la mastaba (Egipto), I 384 —nicho cultual en la mastaba (Egipto), I 386 mástil mástil soporte de los antepasados (ibo), 1 494 498 —ofrenda de sangre al mástil de los antepasados (ibo) I 493 —mástiles cráneos de caballo (germanos), II 305 306 nata, diosas (bhil), I 128 matador en el cielo, wolapatex sef (yama na), I 136
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ÍNDICE E
mataras (hmdmsmo) I I I 157 (jmismo) I I I 205 matanza ritual dakat (islam) I I I 41 materia (maniqueismo) I I 495 499 504 materialismo I 16 17 19 21 24 25 26 2" 29 30 44 81 120 135 I I 646 648 4 3 I I I 661 matres sacerdotisas walas (anglosajones) T 348 (celtas) I I 242 320 (germanos) I 348 (Galla B n t a n m a Germania roma na) I 335 (germanos celtas Islas Brita nicas Escandmavia África Occidental) I 422 matriarcado I ix x 74 75 76 88 99 344 522 523 I I 347 (África) I 495 (asan ti) I 455 461 (Asia Anterior) I I 8 (celtas) I 335 I I 351 (Dahomey) I 484 (Egipto) I 393 394 (India) I I I 115 147 158 (Japón) I I I 371 (Medite rraneo África Occidental) I 337 (ba nacunama) I 510 (germanos Europa) I I 320 —sistema matriarcal de sucesión y he rencia (África Occidental África Or en tal) I 507 (África Occidental Medite rraneo) I 523 (África Occiden al pictos britanos irlandeses griegos germanos canarios) I 423 (Canarias celtas Egipto África Occidental Suecia Noruega Escocia ptetos daneses lidios Irlanda Grecia) I 344 345 (celtas Europa pictos Gran Canaria Roma Grecia África Oc cidental ulandescs Egipto Britan nía icemos) I 337 339 (Egipto Euro pa) I 393 394 (Grecia romanos cana n o s África Occidental indogermanos) I 342 344 m i t r i m o m o I 51 540 (Babilonia Asina) I I 469 (brahmantsmo) I I I 103 107 (China) I I I 338 339 (cristianismo) I I I 564 5/0 674 688 (Dahomey) I 484 (Egipto) I 393 (eslavos) I I 361 (Gre cía) I I 23 35 (hmdmsmo) I I I 135 (islam) I I I 49 500 (mamquelsmo) I I 520 —matrimonio entre heiminos (Egipto) I 394 (germanos Europa) I I 320 —matrimonio por apariencia (Babilonia Asina) I I 151 matrimonio por com pra (islam) I I I 49 —matrimonio y celibato en k s sectas rusas I I I 643 645 647 648 0 0 —dios del matrimonio y de la hospitali dad (vedismo) I I I S8 — preceptos sobre el m i t n m o n i o (islam) I I I 14 ma^ronae (celtas) I I 242 ( G a l n Orlen tal y cisalpina) I 335 m a t s u n ceiemonia (shinto) I I I 374 matsuri goto cosa del culto (Jap>n) I I I 374 matsuru venerar a los dioses (shinto) I I I 374 Maurya dinastía I I I 133 201 234 mawah musulmanes conve s I I I 20 mawlawiya orden islámica ( \ n a t o b a ) I I I 61 maya —maya fuerza creadora (hmdmsmo) I I I 178 181 182 184 (India) I I I 189 (vedtsmo) I I I 87 91 108 —maya fuerza mágica (hmduismo) I I I 140
—maya ilusión apariencia (hmduismo) I I I 180 266 6 3 (budismo) I I I 130 265 269 272 275 —maya obra de magia (vedismo brahma msmo) I I I 130 (hmdmsmo) III 141 —maya dios supremo (hmdmsmo) I I I 146 —vac pt-akrtí — maya — sakti (hin duismo) I I I 139 140 mayavada (budismo h m d m s m o ) I I I 203 211 mayin mago (brahmanismo) I I I 130 m i / a de piedra I 193 212 227 —-trn/a de piedra de Messihm (L^gasl I 403 —maza de piedra votiva (Mesopotamn Egipto) I 404 ma?a de piedra instrumento cultual (Mesopotamia) I 404 mazas de piedra soportes del al ma (Mesopotamia) I 404 mazdeos o ma/dayamos (Zarathustra) I I 589 mizdeismo I I 203 1 2 " 488 498 575 625 I I I 690 mecanismo de la salvación (mamqueismo) I I 503 511 mediación (cristianismo) I I 70 231 (Grc cía) I I 70 (hindmsmo) I I I 149 mediadores —mediador del dios supiemo I 145 —antepasados mediadores I 525 (Afn ca) I 458 antepasados mediadores de los dioses (Dahomey) I 483 antepa sados mediadores de la fertilidad I 203 328 (África) I 497 (ibo) I 489 —Augustus mediador y representante d t lo d u t n o (Roma) I I 150 —bodhisattvas mediadores (budismo) I I I 268 —buey mediador (Asia [sudeste]) I 422 —camaleón héroe cultual mediador (bambuti) I 557 —cerdo raed idor (Hierro) I 422 —chamanes mediadores con el mundo de los espíritus (Sibena Asia central) I I I 346 —dio a de la tierra mediadora de la fecmdidad (ibo) I 489 —emperador mediador (China) I I I 310 —1 eme fundador del imperio media dor (siüuk) I 515 516 — n u j e r medí dora con el mundo de lo e s p i n á i s I I I 348 —rey mediador (Babihonia Asina) II 453 medicina (Babilonia Asina) I I 453 —dios de la medicina (iztecas) I I 717 (budismo Japón) I I I 382 (celtas) I I 243 (mayas) I I 726 —ministerio de la medicina (China) I I I 334 —peregrinaciones a los templos del d o s d la medicina (China) I I I 337 —rey de la m e d i a n i imágenes y tem píos del rey de la medicina (China) I I I 335 —señor de la medicina (Babilonia Asi n a ) I I 438 m e d i a n man mago (yamana) I 136
MATERIAS medico de las alrms (mamquelsmo) IT 517 —diosa protectora de los médicos (Ro ma) I I 146 147 meditación (bon) I I I 284 285 (brahma msmo) I I I 116 118 (budismo) III 242 276 (budismo Japón) I I I 388 390 391 394 (budismo tibetano) I I I 289 (hmdmsmo) I I I 139 166 171 182 fin día) I I I 104 192 699 (jmismo) I I I 207 208 —dhyana (budismo) I I I 241 242 267 6 5 394 - b iddhas de la meditación dhyambud dha (budismo) I I I 267 268 277 288 —camino de la meditación dhyammar ga (hmdmsmo) I I I 166 171 175 176 —lugares de meditación (hinduismo) I I I 161 (islam) I I I 62 n e d m m s (helenismo) I I 216 (Indi?) ITI 194 —rey (Egipto) I 394 sacerdotes (asan ti) I 460 465 sacerdotisas (asantl) I 460 (yoruba) I 467 468 (cunama baria) I 512 —médiums de los antepasados I 323 (África Oriental Congo Manamatapa tlm Guinea África Occidental) I 495 496 (cunama b a m ) I 512 médiums de los antepasados del ley (Daho mey) I 484 (yoruba) I 466 —médiums de los dioses (África Occl dental) I 296 (asantl) I 460 465 —médium del dios del ciclo (Egipto) I 394 (yoruba) I 472 —me liums de los dioses héroes ( U g m da silluk África) I 516 —médium del dios del rayo (yoruba) I 474 —m-dium del dios del sol (Egipto) I 394 —médiums de los mué tos (África Occ dental) I 296 (asantl) I 465 (din ka) I 520 (yoiuba) I 469 médium deí alma del rey (yoruba) I 468 —médiums de los seres superiores 1 484 —médium de la serpiente (África Orlen tal) I 494 495 medorras sepulcros megalitlcos (península Pirenaica) I 216 Medrasen I 433 4f4 megahtico I 75? 529 I I 275 279 289 297 303 313 " ' 314 318 328 351 —religiones del Megahtico I 6 158 242 megaron (Mlccnis) I I 124 mcgaxyhco I 158 megm fuerza (germanos) I I 286 melkart rey de la el idad I 318 melones (mamquelsmo) I I 522 m o q u i t a s malaki malakanl fieles al em perador (Egipto Siria) I I I 577 583 592 617 626 627 629 630 657 melusinos nestonanos (Malibar) I I I 615 ménades (Grecia) I I 39 42 113"' 115 190 Menelik dinastía I I I 620 mendigos sivaitas aghons (India) I I I 183 mendigos vagabundos sramana (India) I I I 104 menhires I 183 184 196 207 307 381 383 (Aberdeenshire) I 174 (África blanca) I 431 432 (Afnca negra) I 498 (Apu
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h a ) I 198 (Arboi Low) I 200 (Ave bury) I 200 (Bac edh Dhra ) I 359 (Bretaña) I 203 (Carrara) I 262 (Cer dena) I 244 (Corea) I I I 347 (Dart moor) I 199 (didinga) I 521 (Dze ser) I 367 (España) I 176 (Europa Occidental) I 277 (Flnlstcre rFrancia]) I 199 (Furness [KlllarnevD I 198 (Grecia) I 285 (Hessen) I 166 (Ir landa) I 199 (islas de la Sonda) I 198 (kaffa) I 510 (Kermano Kercado) I 180 (Locmanaquer) I 197 (Mane Lud) I 181 (Mamo [Morbihan]) I 199 (Los Millares) I 201 (Morblhan) I 197 (New Grangc) I 169 (Palestl na) I 197 (Poscr i) I 193 (Stone henge) I 175 ( l e l d e ) I 415 (York shire) I 201 (Creta Giecia Mlcenas) I 287 (darassa konso) I 514 (Egeo Grecia) I 203 (Escandmivla vikingos) I 203 (Etiopia Alto Niger) I 455 (Etiopia [S 1 lango latuka nuba) I 518 (Inglateira Escocia) I 199 (suecos Ion gobardos) I 348 —menhires falos I 322 330 (Flnlstere Bolonia) I 200 (Guinea Niger Etio pía) I 512 513 —mcnhires naturales (ambo) I 458 (moru) I 519 (Afnca blanca Cana rías Palestina) I 439 (isla de Hierro La Caldera Gran Canaria) I 415 —menhlres antropomorfos menhlr sta tues I 386 (Cerdena) I 244 (Etio pía) I 512 513 (Europa Occidental) I 257 362 (rrancia) I 205 (Guern sey) I 204 (Italia) I 258 (Kerve dal [Fmistere]) I 204 (Macomer) I 247 (Piedras Marmoradas) I 248 (Collorgues Gard C S Sermm Avey ron rivi77ano [Genova]) I 204 (Co llorgucs Troitosende I a Esperanca As querosa) I 204 (rivi77ano San Fer min) I 205 (Francia Bélgica) I 204 —mcnhires estelas funerarias (Collor gues Troitosende La Esperanca Asque rosa [Granada]) I 204 menhlres imágenes divinas I 183 (Canarias) I 415 (Palestina) I 362 menhlres imágenes del muerto I 386 menhi res soportes de las almas I 286 392 (Grecia) I 309 menhir soporte de los antepasados I 366 (ambo) I 458 menhir soporte de los seles supeno res I 366 (Canarias) I 415 menhir soporte del ser supremo I 366 —alineaciones de menhlres (Carnac) I 197 (Dzeser) I 367 (Suecla isla Bornholm Odenshaken Narikc) I 199 —camp is dQ menhlres (Calthness) I 199 ( F t l o p i a ( S l ) 1 5 1 2 (Niger) I 45l (Roscria [Irlanda]) I 200 (Sue cía isla Bomholm Odenshikcn N a n k e ) I U9 —circuios de menhlres (Escocia) I 200 —culto ante los menhlres (El Adeimch J o r d a n n ) I 363 (Etiopía [S ] Sida mo) I 513 mensajero (mamquelsmo) I I 503 504 —mensajero de los dioses (Babiloni i A s í n ) I I 442 (Grecia) I 286 (Gre cía) I I 25 —animales mensajeros de los dioses (shinto) I I I 367 héroes mensa jeros de los dioses (Grecia) I 309
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ÍNDICE E
rayo mensajero de los dioses (vedis mo) I I I 86 águila mensajero del dios del rayo (íbiblo) I 491 —mensajero de la luz (mamqueismo) I I 489 —-mensajeros del sol (helenismo) II 205 mentira diug (Zarathustra) I I 597 —adeptos de la mentira diugvan (Za rathustra) I I 597 601 608 mentira —casa de la mentira (Zarathustra) I I 609 — r e n o de la mentira (Zarathustra) I I 597 601 mes —meses sagrados (Arabia) I I I 10 —mes del dios An (Sumer Akkad) I I 408 mes del dios Sulgl (Sumer Ak kad) I I 408 —m^s de las fiestas (Sumer Akkad) I I 398 mes de la tiesta de An (Sumei Akkad) I I 383 mes de la fiesta de la cosecha de cebada (Sumer Akkad) I I 408 mes de la Gran Fiesta (Sumer Akkad) I I 408 —-fiestas mensuales (mayas) I I 729 (shinto) I I I 375 (Sumer Akkad) I I 408 mesa —mesa de libaciones (Faistos) I 279 —mesas de sacrificios (Babilonia Asirla) I I 449 (cartagineses) I 360 (Chi na) I I I 338 (Cnossos) I 298 (Cre ta) I 276 328 413 (Dendra) I 208 (Egipto) I 383 391 (Mesopotamia) I 405 (península Pirenaica) I 192 (Pe tra) I 360 ( R o m e n l ) I 192 (Su mer Akl ad) I I 390 (Tell D/eser) I 356 (Ur) I 402 (Cnossos Psicro) I 278 ( G u m í a Cnossos) 1 2 8 -—servic o de las mesas (cristunismo) I I I 553 mesábanos ITT 646 mesiamsmo I I I 163 (htnduismo) III 163 (Israel) I I I 477 (judaismo) I I I 494 496 507 508 538 542 mesias I I I 245 467 484 4"t 496 499 50S 512 536 538 539 540 541 543 544 545 546 547 550 y \ 555 556 670 674 698 704 mesohtico T 155 202 I I 265 297"" 301 302 303 325 metales dioses (del trabajo) de los meta les (celtas) I I 243 (Dihomcy) I 481 482 ( 7 i r i t h u s t r a ) I I 595 —imagen del dios de los metales (Da homey) 1 481 —sacrificios al dios de los metales (D homey) I 481482 metamortosis (helenismo) I I 195 (Kamt chadal) I I 327 —metamorfosis animales (germanos) II 285 -—metamorfosis de Dafne en un latnel (Grecia) I 299 •—metamorfosis de los dioses (Grecia) 1 294 295 metempslcosis (brahmanismo) I I 652 I I I 124 125 126 238 242 253 (budismo) I I I 242 253 (budismo China) I I I 323 (celtas) I I 245 (Grecia) I I 95 98 106 (hinduismo) [II 139 163 164 165
(India) I I I 132 193 194 213 (Tlbet) I I I 285 (vedismo) I I I 90 n e t e o n t o s (Orcomenos) I 282 283 —meteoritos soportes de los seres su penores (Creta Grecia Mlcenas) I 282 —culto a los meteoritos (Grecia) I I 12 8 (Ksar Tamentit) I 445 (Abydos Casandren Egos Potamos Oreóme nos) I 282 metragyrtos sacerdote (helenismo) I I 210 metropolitas I I I 614 615 (Heraclea) I I I 630 (Kief) I I I 656 (Moscú) I I I 639 (París) I I I 641 (Tesalomca) I I I 634 mezquita (islam) I I I 18 42 43 47 49 miau templo confuciano de los antepasa dos (China) I I I 349 Mictlan r e m o de los muertos (aztecas) I I 717 719 728 Mldgard lugar de habitación de los seres humanos (germanos) I I 332 333 —serpiente d" Mldgard (geimanos) I 480 midrasm comentar os a la sagrada esen tura (judaismo) I I I 484' miel ofrendas de miel (Sumer Akkad) I I 411 sacrificio de miel bakango (bam buti) I 558 559 migraciones de los dioses (Grecia) I I 79 minrah nicho que señala la qibla (islam) I I I 42 43 mlko hija del dios (shinto) I I I 375 milagros I I I 671 676 (cristianismo) I 63 I I I 569 (germanos) I I 287, (ís Jam) I I I 33 62 67 (Irsael) I I I 452 (judaismo) I I I 495 —milagros de los apostóles I I I 551 552 557 milagros de los buddhas I I I 259 milagros de Elias I I I 544 mi lagros de Jesús I I 545 I I I 526 )44 ¡48 705 milagros de Mahoma I I I 62 milagros de San Pedro I I I 555 milagros dL los profetas I I I 544 —milagro de Pentecostés I I I 549 557 —«milagros del yoga» (India) I I I 171 mlmamsa sistema filosófico (hinduismo) I I I 135 173 180 mímica I 36 mímica de la oración (Gre cía) I I 69 Mmamoto I I I 388 minbar pulpito (islam) I I I 44 Ming dinastía I I I 324 326 328 354 355 ministerio (China) I I I 334 ministerio del culto (taoismo) I I I 323 ministerio de las epidemias (China) I I I 334 mi n i s t e n o de los exorcismos (China) I I I 334 ministerio de las finanzas (China) I I I 334 ministerio del fuet.0 (China) I I I 334 ministerio de la g u e m (Chi na) I I I 334 ministerio de la hteratu ra (China) I I I 334 ministerio de la medicina (China) I I I 334 mmistcn de las cinco montanas sagradas (China) I I I 334 ministerio del tiempo (China) I I I 334 ministerio de los trabajos pu bllcos (Chma) I I I 334 ministerio del trueno (China) I I I 334 ministro de los castigos (China) I I I 289 ministro de lis recompensas (Chma) I I I 298 ministros del culto jmlsta I I I 208 mirra ofienda de mirra (Sumer Akkad) I I 411
MATERIAS mirto —mirto soporte de Artemis Soteira (Boiai) I 299 —ofrenda de mirto (Sumer Akkad) I I 411 misericordia dios de la misericordia (hin duismo) I I I 135 diosa de la m i s e n cordla (budismo China) I I I 329 diosa luminosa de misericordioso corazón (bu dismo Chma) I I I 330 Misión de Francia I I I 585 Misión Ramaknshna (India) I I I 195 197 198 211 2 1 4 2 0 ' misiones —misiones budistas I I I 229 (Asia Oriental) I 317 (Tlbet) I I I 286 —misiones cristianas I 139 140 III 656 (Corea) I I I 356 357 —misiones cristianas primitivas II 20 I I I 512 3 554 (Samaría) I I I 558 misión de los gentiles III 555 515 596 597 misiones paulinas I I 225 (Asia Menor) I I I 561 (Europa) I I 224 misión de los se tenta y dos I I I 534 541 misión de Santo Tomas (India) I I I 191 —misiones católicas I I I 605 (Chma) I I I 599 (Georgia) I I I 626 —misiones monoflsltas I I I 610 —misiones nestonanas I I I 599 (Chl na Asia) I I I 598 —misiones ortodoxas bizantinas (Ru sia) I I I 638 misiones ortodoxas búlgaras (Rusia) I I I 638 misiones ortodoxas rusas (Asia Turopa) III 640 —misiones protestantes I I I 694 mi siones anglicanas I I I 615 (Tierra del Fuego) I 131 135 —misiones maniqueas I I 487 524 526 532 554 (Asia central) I I 488 misterios I 491 (Agrai) I I 125 (Anda m a ) I I 109-"" 206 (Antioquia) I I 226 (Atenas) I I 113 122 (Babilonia A s m a ) I I 468 471 472 (budismo) I I I 277 387 (Egipto) I 5 I I 189 191 192 193 196 206 223 (Eleusis) I 315 316 323 486 I I 23 31 78 109 113 119 120 123 131 168 188 195 1 0 7 199 206 I I I 686 ( F n gia) I I 113 122 192 193 198 200 (ger manos) I I 337 346 (Grecia) I 330 I I 41 5 6 ' 4 2 64 90 94 9 7 2 3 7 109 131 168 183 188 191 337 I I I 686 687 (helenismo) I I 109 157 168 185 187 207 217 223 224 225 226 227 228 (hmduismo) I I I 185 186 (Persia) I I 189 203 207 224 (Phy la) I I 125 206 3 « (Roma) I I 4 7 1 2 4 157 191 192 224 (Samotracla) I I 109" 6 5 185 206 1S « (Siria) I I 192 193 196 198 (yoruba) I 477 —misterio de la cruz (cristianismo) I I 231 I I I 513 misterio de la Encar nación (cristianismo) I I I 544 664 misterio de la Eucaristía (cnstianis mo) I I I 664 misterio de la Santisi ma Trinidad (cristianismo) I I I 544 567 664 —misterios de Adonis (helenismo) I I 192 193 196 198 misterios de Atis y Cibeles (helenismo) I I 192 193 198 200 místenos de los Cabiros (he lenismo) I I 109 2 6 5 185 2 0 6 ' " mis t e ñ o s de Dionysos (Atenas) I I 113 (Egipto) I I 191, (Grecia) I I 109
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111314 168 183 188 191 I I I 686 (helenismo) I I 168 190 192 (Roma) I I 191 192 místenos de la Gran Ma dre (helenismo Roma) I I 224 mis t e ñ o s de Isis (helenismo) I I 192 193 196 206 misterios de Mlthra (he lemsmo) I I 189 203 207 224 miste n o s órneos (Grecia) I 330 I I 41 94 misterios de O s i n s (Egipto) I 5 misterios de O s i n s (Egipto helenismo) I I 193 196 misterios de Sabazios (Ate ñas Trlgla) I I 113 122 misterios de Zeus Ideus (Grecia) I 330 misterios de Zeus Zagreus (Grecia) I 330 —misterios de la gens de los Lykomi das (Phyle) I I 125 —diosa de los misterios (Asia Anterior) I I 35 —fundador de misterios (Grecia) I I 115 —iniciaciones a los misterios onentales (helenismo) I I 227 228 —iniciación a los misterios de Atls y Cibeles (helenismo) I I 200 lm ciacion a los misterios de Isis (he lemsmo) I I 195 iniciación a los misterios de O s i n s (helenismo) I I 195 —iniciación de la sociedad de mis teños del oráculo de pepitas de palma (yoruba) I 477 —lenguaje de los místenos I I 226 —maestros orflcos de misterios (Grecia) I I 94 —mito de los misterios orientales (he lemsmo) I I 200 203 225 226 228 —origen de los misterios I I 347 —rombo (bramadera) usado en los mis t e ñ o s (Grecia) I 330 sala de los misterios de la villa í t e m II 47121 —sotenologia en los misterios orienta les I I 226 mística I 67 68 69 (brahmantsmo) I I I 116 120 122 129 (budismo) I I I 241 248 250 264 265 289 (cristianismo) I I 317 I I I 606 607 660 662 (germanos) I I 289 315 316 (helenismo) I I 174 178 (bmduismo) I I I 141 148 171 (In día) I I 315 316 650 I I I 94 95 100 191 195 256 (islam) I I I 32 36 54 63 (ju daismo) I I I 487 500 501 (mamqueis mo) I I 490 (germanos India) I I 315 —mística del sacrificio (brahmamsmo) I I 637 644 mística de la sippe (ger manos) I I 315 —meditación mística (brahmamsmo) I I I 118 —vía mística (budismo) I I I 257 (ís lam) I I I 49 56 —vida mística tariqa (islam) I I I 60 misticismo astral (helenismo) I I 178 mitama shiro rcjiresentante corporal de la deidad (shlnto) I I I 368 Mitgart l u ^ i r de habitación de los seres humanos (germanos) I I 332 333 —serpiente de Mitgart (germanos) I 480 mlthraeum santuario de Mlthra (Dura) I I 203 1 2 7 Mitnal mundo inferior (mayas) I I 728 mito(s) I 2 8 " 96 105 540 I I I 671 (Ame rica [N ]) I I 262 (arios) I I I 97 (Asia Anterior) I 392 (Asia Menor) III 686 (Babilonia A s m a ) I I 425 460 465 485 (bambuti) I 117118, (bosquima
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INC>ICE E
nos), I 491, (brahmanismo) I I I 101 102, (budismo) I I I 259, (ettuscos), 1 316, (Grecia), I 316 I I 23 43 55 58 94 96 105 109 116 117 157, (helenismo) I I 192»°, (hinduismo) I I I 134 135 (hurntas), I 472, (India) I I I 100, (ma mqueismo), I I 485 517, (Mesopotamia) I I 485, (quechua), I I 734, (Roma), I I 157, (Sumer Akkad) I I 425 (taoísmo) I I I 318, (vedismo), I I I 81 118 119 134, (yoruba), I 478 —mito antropológico (mamqueísmo), I I 496, mito cosmológico (mamqueísmo) I I 511, mitos cosmogónicos I I I 97 (brahmamsmo), I I I 122 (Grecia), I I 106, (mamqueísmo), I I 495 511, (shm tó) I I I 347, mito gemcíar (Zarathus tra), I I 593 mitos naturalistas, I I I 95, mito psicológico (India) I I I 95 100 111 112 57 118 122 138 139 140, mitos sociológicos, I 540, mito sote nológico (helenismo) I I 152 194 197 19S 203 204 205 225 226 228, I I I 687, (mamqueísmo), I I 496 506 510 593, mito teológico (mamqueísmo), I I 511 —mito dogmático maniqueo I I 495 509 mitos de origen, mitos de la creación (asanti), I 460, (bhil) I 225127 (brahmanismo), I I I 102 113'° (Daho mey), I 479-480, (incas), I I 734, (ma niqueismo), I I 511, (quichés), I I 725 728, (semitas), I I 431, (Sumer Ak kad), I I 431, (vedlsmo) I I I 96 (vo ruba), I 471, (baria cunama), I 510 —mito del origen del culto del linga (hmduismo), I I I 154 —mitos del origen de las dinastiis (shmtó) I 53, I I I 372 —mitos del origen de los dioses mi to de la creación de los dioses (aztecas), I I 718, (bhil), I 125, (brah mamsmo), I I I 108 —mito del origen de los enanos (ger manos) I I 334 1 6 2 —mitos del origen de los hombres, mitos de la creación de los hombres I 53 (aztecas) I I 718, (bam buti), I 556 557 564 (Chini) II 334, (germanos) I I 333, (África germanos), I 503, mito del origen del h o m b r e de las cenizas d e los titanes (Grecia), I I 115 118 122 123 191 •—mito del origen de los incas, I I 734 —mitos del origen de la muerte cf mitos del paraíso y primer pecado I 117, (bambuti), I 556 5 3 / 564, (vedismo) I I I 90 —mitos del origen del mundo mitos de la creación del mundo I 53, (aztecas), I I 718, (Babilonia Asina) I I I 437, (bambuti) I 564, (Egip to), I xi I I 548 550 (mamqueis mo), I I 500, (Sumer Akkad) II 413, (Tibet), I I I 284, (vedismo) I I I 93 95, (Asia anterior Israel) I I I 428 —mito del origen del mundo a par tir del ser primordial (biahmanis mo) I I I 101 107, (India), I I 642 mito del descuartizamiento del gi gante primordial, I I I 97, (India)
I I I 106, (indogermanos) I I 333, (vedismo) I I I 97, mito de la crea clon de la tierra por los hijos de Borr (germanos) I I 273 mito del andrógino primordial (India), I I Í 146 1 5 3 U 5 183 (vedlsmo), I I I 98, mito del perro primordial, (Asia Oriental China) I I 329 334, mito de la vaca primordial (silluk germanos), I 515 516 —mitos del origen de los santuarios, I 53 —mitos astrales (Dahomev) I 479 —mitos de las constelaciones (berebe les tuaregs) I 445 —mitos solares (China) I I I 336, (ve dismo), I I I 86 —mito de la caverna (Grecia), I I 117 —mito sobie el demiurgo (bambutl), I 557 —mito del diluvio (Babilonia Asina) I I 426 459 463 465, I I I 679 680 (bhil) I 127, (hmduismo) I 128, I I I 150 160, (India) I I I 102, (Sumer Akkad) I I 415 —mitos de los dioses, I 317, (helenis mo) I I 222 —mito del dios del ciclo (mdogerma nos) I I 358 mito de los dioses de la puerta (China), I I I 336 mito del dios del rayo (yoruba) I 473 475, mito del dios del sol (Egipto) I I I 429 3 9 , mito del dios de la ve getación (germanos) I I 335 —mito de Adonis (Siria), I I 197 mito de Afrodita (Grecia) I I 28, mi to de Aguí (vedlsmo) I I I 86, mito de Apolo (Grecia), I I 37 87 mito de Ares (Grecia), I I 26, mito de Atenea (Grecia) I I 24 mito de Atis (Frigia) I I 198 200, mito de Baldur (germanos) I I 286 334 337, mito de Cibeles (Frigia) I I 198 200 mito de Dagde (celtas) I I 243, mito de Demeter (Grecia) I I 127, mito de Dionysos (Grecia) I I 41 115 118 122 123 191 mito de Eres kigal (Babilonia A s m a ) II 445 446 460, mito de Freyr (germanos) I I 285, mito de Hefaistos (Grecia) I I 27, mito de Hera (Grecia), I I 17, m t t o d e H e t m e s (Grecia) I I 26 mito de Istar (Babilonia Asina) I I 446 460 467 mito de I eto (Gre cía) I I 37, mito de Mithra (hele nismo) I I 204 205, mito de Ner gal (Babilonia A s m a ) I I 445 446 460 mito de Ninigi (shintó) I I I 372 mito de Oengus (celtas) II 243 mito d^ Osirls (Egipto) I 392, I I 560 (Egipto h lenlsmo) I I 152 194 197, mito de Siva (hinduis mo) IIT 144 147 mito de Tczca tlipoca (a/tecas) I I 715 mitos de los Wancn (gemimos) I I 362 mi tos de Wataumewa (vamana), I 136 mito de Wodan (germanos) II 339 1 7 0 , mito de Zeus (Creta) I 294 295, I I 11, (Grecia) I I 16 17 41 —mitos del estado primordial, I I 683, (bambuti) I 555 557 563 —mitos de los héroes (helenismo), I I 222, (Micenas Creta), I 320
—mitos de los héroes de la vegeta clon (helenismo), I I 226 —mito de Adapa (Babilonia A s m a ) I I 437 439 460 mito de E n c t o m o (Grecia) I 294 mito de Etana (Ba bilonia A s m a ) I I 460 469, mito de Lugalbanda (Babilonia A s i n a ) I I 460 469 mito de Orfeo (Grecia) I I 114 mito de Psyche (Grecia) I 59 — mito del Laberinto (Grecia), I I 11 —mitos v tradiciones del paraíso v CAÍ da por el primer pecado I 88 116 121 144, ( b i m b u t i ) 1137 11X555 556 563 (bhil) I 125 127, (Israel), I 127 - mito del primer hombre (xosa zulú) I 498 —mito de Gayomard (iranios) III 100 39 mito de Yama (indoiranios) I I I 90 97 —mitos de la sepaiacion del cielo y 11 tierra I I 1 0 6 2 r ' (shinto) I I I 365 —mitos de transformen I 315 392, (ibo África), I 491 —mito de la vegetación (Egipto) II 194 1 0 1 (Siria) I I 197 1 0 0 —mito del ataque al reino de la l u ' (mamqueísmo) I I 499 mito del des pertar de Adán por Jesús (maniqueis mo), I I 492, m i t o de la occisión del dragón (India Irán) I I I 8 4 1 3 , mito de la resurrección de los machos ca bríos de Thor, I I 329, mito de la seducción de los arcontes (maniqueis mo) I I 490, mito del ledentor redi mido (mamqueísmo) I I 506 —crítica de los mitos (Grecia) I I 103 —interpretación físico alegórica estoica de los mitos (helenismo) I I 167, m terpretaclon ricionalista de los dioses de los mitos (helenismo) I I 167 mitología, I 315 541 549 550 568, I I 271 I I I 96, (África) I 28 (Babilonia Asi n a ) I 540 (bachama) I 496 (bim buti) I 553 555 557, (brahmamsmo) I I I 108 187, (bambutl) I I I 232 244 253 265 268 269 (celtis) I I 238 239 242, (celtas) I I 252 ( C o r t í ) I I I 3¿7 («eimanos) I I 210 257 260 285 309 312 317 327 337 339 (Grecia) I 308 310 I I 27 56 155 202 672 (helenismo) II 211, (hinduismo) I I I 135 143 162 173 184 193, (India), I I I 81 88 2 2 (Israel) I I I 433 (jmismo) I I I 206 1 J , (mam queísmo) I I 492 513 (munda) I I 633 (shmto) I I 341, I I I 347 364 365 37( 371 372 373, (taoísmo), I I I 317 (vi dismo) I I I 80'° 82 —mitología astral, I 538 539 541 542 I I I 678 (Babilonia A s m a ) , I I 42( 463, mitología lunar, 1 319 (bimbu f ) I 557 (fílmanos) I I 284 285 (mdogerrmnos) I I 312, (vedlsmo) I I 639 mitología natural I 316 335 538 539 541 542, (germano ) I I 321 332 344 mitología solar I 319 541 m i t o l \ u a uránica (germinos) I I 288 mitología meteorológica v celeste (Si n a ) I I 19711"1 mLya casa esclarecida lugar cultual (shm tó) I I I 373 mnaqqde mugbtasila secta I I 492 mobed jefe de los magos ( Z a n t b u s t r a ) I I 488 604
moira, ixolpoc., destino, porción, fatah dad (Grecia) I I 58 60 5 9 8 " moksa, salvación (hmduismo) I I I 126 165 molinos o cilindros de oraciones (Tibet) I I I 289 molokanl bebedores de leche secta rusa, I I I 651 652 moltschelmki secta rusa, I I I 645 momias, I 411 412, (meas), I I 733 735 737 —amuletos en forma de momias (Creta Egipto) I 271 momificación del cadáver, I 391, (Cana rías), I 411 (Egipto) I I 557 monacato (budismo), I I I 236 242 246 263 (budismo China) I I I 322 324 325, (bu dismo Tibet) I I I 287 (cristianismo) I 7, I I 525, I I I 616 653 659 664 (jmis mo), I I I 201, (mamqueísmo), I I 525, (taoísmo) I I I 322 325 monarca cf rey, dios monarca cf señor monarquía —monarquía doble (Cananas) I I 319, (Egipto), I 387, (Roma), I 342, (Egipto Fuerteventura Gran Canana), I 393, (Fuerteventura Gran Canana), I 421, (Micenas T m n t o Cnossos Fais tos), I 267 —monarquía solar sacral (meas) I I 738 —monarquía universal de Cristo I I 339 monasterios (budismo), I I I 247 4 7 9 " (budismo China) I I I 322 324 339 (bu dismo Corea) I I I 350 352 (budismo lapón), I I I 352 383 388 (Corea), I TI 346 (taoísmo) I I I 322 324 339 —monasterio de la montaña H i e i III 391 —eludid monasterio (budismo Tapón) I I I 383 —ligas de monasterios (budismo Corea), I I I 352 monismo I 44 47 48 49 (hmdulsmo), I I I 136 (India) I I 640 645 646, (judaismo) I I 229 monjes (budismo) I I 488 I I I 248 250 274 279 681 704, (budismo Clima), I I I 325, (budismo Corea), I I I 350 352 (bu dismo Japón), I I I 386 387 390 392 395, (hmduismo), I I I 704, (taoísmo), I I I 322 —monjas guardianas del fuego del Esta do (celtas) I 336 monjes mendicantes (brahmamsmo), I I I 104, (maniqueís mo) I I 526, monjes peregrinos (budismo) I I I 247, (mamqueísmo), I I 526, monjes soldados (budismo Ja pon) I I I 388 monos (hindmsmo), I I I 160 —amuletos en forma de monos (Creta Egipto), I 271 monofisismo, I I I 577 580 592 600 606 612 617 618 623 625 626 62S 629 663 monogamia, I 75 79 99, (Egipto), I 393 monolatría (Egipto) I I 541, (Israel), I I I 423 441 monolitos I 158, (Matal) I 253 —monolitos naturales (Hierro) I 421 422, (Petra Cananas), I 367 368 —sacrificios a un monolito natural (La Palma), I 421 —monolitos soportes de los seres supe ñ o r e s (Hal Tarxien), I 252, (Hierro), I 421
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ÍNDICE E
monoteísmo, I 31-32 144 147 310 315 366 442 542 545-550, I I 418 649, I I I 696, (aztecas), I I 711, ( b h ü ) , I 128, (brahmanlsmo), I I I 78 108, (budismo Japón) I I I 393, (Creta) I 313; (cristianismo) I 314, I I 664, I I I 565 567 642 691 704 705 706; (Egipto), I I 533-553 556, I I I 680; (germanos), I I 289, (Grecia), I I 219 671", (helenismo), I I 209; (hinduismo), I I 636, I I I 82 1 1 143 145 147 154 213; (íberos), I 217, (India), I I 644 651, I I I 82 1 1 175 189 192 193 212, (mdogermanos), I I 594 671 672 (islam), I 313, I I I 11 26 702, (Israel), I x n x n i , I I 416-417, I I I 406 407 408 411 427-439 441 677 679, (judaismo), I 313, I I I 488 501 547, (mayas), I I 725; (mun da), I I 633, (semitas), I I I 441; (shmtó), I I I 378 (Sumer-Akkad), I I 379 380, (tamil), I I 634, (taoísmo), I I I 315, (vascos), I 218, (Zarathustra), I I 579 591 594 595 2 7 603 622, (aztecas mayas meas), I I 739, (Israel-cristianismo), I I 225 589, I I I 697 698 —monoteísmo celeste (indogermanos-semitas turcos mongoles), I 313, monoteísmo dualista (Creta) I 310-311, I I 10, monoteísmo ético, I 551, (Israel), I I I 406 680 684 685; (judaismo), I I I 486 501, monoteísmo primitivo, I 31 144 145 539 545-550, I I 18 2 8 629 672; monoteísmo solar (Egipto), I I 540 543 2 . —monoteísmo de los agricultores y ganaderos matriarcales, I 313, monoteísmo de los pastores nómadas, I 313, monoteísmo de los pueblos resto y pueblos marginales, I 313 525 —monoteísmo de Ekhnaton (Egipto), I I 540 monotelismo, I I I 592 627 630 monotheos, I 144-147 217 313 (custianis mo), I x i v , (Egipto), I I 539-557 (Grecia), I I 19 20, (idzo), I 490, (India), I I I 1 4 9 " " , (mdogermanos), I I 14 671672, (Israel), I I I 427 439, (judaismo), I I I 486 monstruos (Grecia), I I 177 —monstruos marinos (Babilonia-Asiria), I I 460 462, (maniqueismo), I I 503 —monstruos de la época primordial (Grecia), I I 25 montañismo, I I I 584 montana, monte (China), I I I 332 338, (Corea), I I I 347, (hmdulsmo), I I I 161, (Israel), I I I 427 442, ( m a n i q u u s m o l I I 503, (shmtó), I I I 367, (taoísmo), I I I 319, (vedismo), I I I 85 —montaña sagrada (Canarias), I I 318, (Israel), I I I 414, (bana-cunama), I 511 —ministerio de las cinco montañas sagradas, I I I 334 —montaña de los antepasados (galla) I 509; (islandeses), I I 325 328, mon te del mundo (Babilonia-Asina), I I 443, (China), I I I 332, (India), I I 307; montaña del país (Sumer-Akkad), I I 386 montaña de las Bienaventuranzas, I I I 534, monte Carmel, I I I 442 5 7 monte Idafe, I I 277, montaña del Sinaí, I I I 442, monte de Slón, I I I 475.
•—montañas lugares de culto (Grecia), II 16, (mdogermanos), 11 693, (lobi), 1 490; (shintó), I I I 334, (Sumer-Akkad), I I 405, (baria cunama), I 511; montañas remo de los muertos (bambutl), I 562 —creador de las montañas (mayas), I I 727 —culto de las montañas (shintó), I I I 367 —dios(es) de la montaña (celtas), I I 240, (China), I I I 301; (Grecia), I I 92, (hlnduismo), I I I 147; dioses de las cuatro cumbres montañosas (China), I I I 303, dios de la montaña del Smaí (Israel), I I I 441 —espíritus de las montañas (celtas), I I 252, (Corea), I I I 347, espíritu de la montaña olímpica (Grecia), I I 17 27 —gente de las montañas I I 328 —hija de la montaña (hlnduismo), I I I 147 —madre de la montaña, Mother of Mountams (Asia Menor), I I 29, (Creta), I 285 315 319, I I 10; (Samotra cía), I I 109 2 6 5 —rey de las montañas (hlnduismo), I I I 147 —señora de la montaña (Babilonia Asin a ) , I I 436 —santuarios en la montaña (canarios), I 418 439, (Creta), I 277, (Grecia), I 324, (Iuktas), I 278, (Siria), I 414, (Tejeda), I 414, (Cananas-Telde-Tcjeda), I 413, (cananos-itálicos-Siria) I 341, (Iuktas Patso-Petsofá-Psicro) I 288, (Palestina-Sina Canarias), I 298 montón de piedras, I 318 381 (África), I 476, (Creta), I 320, (dodotho), I 521, (galla), I 510, (Grecia) I I 25 26, (islam), I I I 49 (Tordán) I 353, (Mediterráneo), I 175, (Tibet), I I I 284, (Medí terráneo-hollohollo-wa-yao-bosquimanoshotcntotes-Tanganika), I 505, (Siria Palestma-Africa [N 1 bereberes), I 358, (Siria Palestina), I 359 —aguram (bereberes) I 444, cairns, (Carrow Keel), I 445, galgal, I 375, (canarios bereberes), I 368, hermalon, hermaios lophos, hermax (Grecia), I 285, horgr, I I 685, kerkur, I 175, (Arabia), I 375, (bereberes), I 444 446 448, (Creta), I 285, (Drachmam ) I 285, (Erganos), I 285, (Grecia), I 285 286, (Halos), I 285, (Itaca), I 285, (Orcomenos), I 285; (Pikramygdalla), I 285, (berebeies celtas) I 339, (canarios bereberes), I 368, (Creta-Micenas-Grecia) I 284-286; (Grecia-bereberes), I 421 —montón de piedras del ser supremo (Tangamka), I 505 —montón de piedras-altar, I 175 284 285, montón de piedras altar sacrifi cial (bereberes), I 444, (ingassana), I 518, (kaffa), I 510, (Grecia-bereberes), I 421 montón de piedras altar para los sacrificios catárticos (Grecia) I 286, montón de piedras altar para los sacrificios a los muertos (Grecia), I 286, montón de piedras altar para los sacrificios al ser supremo (La Palma), I 421, (canarios bereberes), I 368
MATERIAS —montones de piedras sepulcros de i héroe-dios (bosquimanos hotentotcs), 1 505 —montón de piedras sobre la sepu I tu ra (Arabia), I 375, (Drachmam), 1 285, (Erganos), I 285; (Halos), J 285, (Mediterráneo), I 175, (Orco menos), I 285, (Pikramygdalia), I 285, (darassa-konso), I 514, (Siria Arabia), I 371 -^montón de piedras soporte de las almas (Grecia), I 309 —sacrificios al montón de piedras (Grecia), I 285 morada de los bienaventurados, duat (Egip to) I I 559 morada de los dioses (shintó), I I I 374 —morada de Yahveh, tabernáculo de la alianza (Israel), I I I 453 486, mo rada de Zeus (Grecia), I I 50 moral, cf ética morbus reglus, ictericia, I I 689 morfología de la cultura, I 83. morilschenzi, grupo de la secta rusa de los fihppowyzi, I I I 644 mormones, I I I 650 mortaja de cuero (Badari) T 380, morta ja de piel (Cananas), I 411 412; mortaja de piel de cabra o tejido (Egipto) I 378 mortificación (aztecas), I I 719 720 723, (budismo), I I I 249; (incas), I I 735, (India), I I I 189 222, (jimsmo) I I I 208, (mayas), I I 729; (vedismo) I I I 92 —mortificación de los efebos (Esparta), I I 34 mostaza parábola del grano de mostaza, ¡ I I I 521 523 Mother of Mountams, madre de la mon taña (Asia Menor) I I 29, (Creta), I 285 315 319, I I 10, (Samotracia), I I 109 >b * movimientos hacia la derecha, daisel (celtas), I I 251, movimientos hacia la íz quterda, tuathbel (celtas), I I 251 mu'addin, muecín o almuédano (islam), I I I 43 49 189 muchachas, cf mujer —muchachas cisnes, I I 299 —muchachas del templo (Babilonia Asi n a ) , I I 467 —sacrificios de muchachas I 315 mudras (hinduismo), I I I 168 184, (budismo), I I I 268 276 277 278, (budismo Japón), I I I 387 muecín o almuédano, mu'addin (islam) I I I 43 49 189 muérdago (celtas), I I 240 241 251; (Eu ropa Occidental galla), I 509 —magia del muérgado (ainu), I I 328 muerte, I I 274, (brahmanismo), ITI 120 123; (China), I I I 338 340, (germanos) I I 267 268 (helenismo) I I 168 (hm duismo), I I I 141; (Israel), I I I 426, (maniqueísmo) I I 513 514 517, (vedis mo), I I I 9 8 3 3 , (Zarathustra) I I 608 —hambre = muerte = ser primordial (brah manismo), I I I 122 —«no muerte», amcratat (Zarathustia), I I 596 599 600 —mueite de los dioses (shmtó), I I I 373, (griegos celtas-germano< egipcios), I 346, mueite del «ruño divino», (Cre ta Eleusis), I 323, nmerte de Zeus
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(Creta), I I 11, muerte del ser pri mordía! (vedismo), I I I 98 —muerte en el trasmundo (brahmamsmo), I I I 114 aguas de la muerte (Babilonia Asina), IT 465 473 —«cueipo de muerte», pretadeba (h¡n duismo), I I I 164 —daimon de la muerte (etruscos), I 261 263 —dios de la muerte (aztecas), I I 712, (dzukun [jukun]), I 492, (Egeo) I I 36; (etruscos), I I 668, (Ur), I 401 —perro símbolo del dios de la muer te (mayas), I I 728 —magia causa de la muerte (Perú), I I 269 —origen de la muerte, I 117 118, (bam buti), I 564, (vcdismo), I I I 90 —mito del origen de la muerte, I 556 557 —penas de muerte (germanos), I I 290 —señor de la muerte (bambuti), I 557, (mayas), I I 728 muertos, I 34 179 183 192 241 335, I I 13 J 44 (bambuti), I 557; (budismo China) I I I 323, (China) I I I 306, (Egipto), I I 558, (germanos) I I 282 283, (Grecia), I 474 I I 43 75 92 98, (India), I I I 194, (semang), I 542, (taoísmo), I I I 312, (vedismo) I I I 90 —primer muerto (Irán), I I I 97 —banquete funeiario, I 207 308, (Egipto), I 391, I I 551,r (ibo), I 475 —banquete en común con los muertos (Grecia), I I 67 700 —«bautismo por los muertos», I I 6 5 1 6 2 —casas de los muertos (asanti) I 462, (barí), I 518, (Niger), I 451 —cuidad de los mueitos (Egipto), I I 557 563, (Roma), I I 154 —conjuración de 1OÍ> muertos (Grecia), I I 92 —consulta oraculat de los muertos (Ca nanas), I 413, (Grecia), I I 75 93 •—íncubaciein en los sepulcros (cananos-libios bereberes Malta-griegos), I 421, incubación en el templo de los muertos (serer-Africa Occidental), I 497 —culto a los muertos, I 158 165-166 172 176 179 183-218 242 260 387 389 541 542, (Atenas), I 290, (Bab edhDhra'), I 359, (bambuti), I 562, (Ben-n), I 488, (Cerdeña), I 244 249, (China), I I I 301 340, (Creta), I 312, I I 11 (Dzeser), I 367, (Egipto), I 183 383 387 388 389 391 524, (etruscos), I 261 262, (germanos), I I 291 311 326, (Grecia), I 280 306 308 309, I I 44 48 62 64-67, (incas), I I 733, (kaffa), I 510, (Kivik), I 206, (Malta), I 254, ( M a n ) , I 399, (Mesopotamia), I 389 396, (Palestina), I 367 402, (península Pirenaica), I 192, (Petia), I 360, (silluk), I 517, (Sudán), I 452, (Ur) I 368, (acoli-dzapaluo), I 519, (África Occidental-Cre\A Egipto Mesopotamia-Europa [ N JEgco - Picenum) I 214, (Alemania [ N 1-Escandinavia), I 224; (CanariasBethsemes), I 367, (Creta-Micenas), I 275, (darassa konso), I 514, (egunciosetruscos romanos), I 276; (Egipto-
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ÍNDICE E
Mediterráneo oriental Mesopotamia) I 280, (etruscos romanos) I 342 (Euro pa [ O ] y [N ] Palestina Canarias Egipto) I 373 (Europa Mesopotamia) I 407 (Gozo Malta) I 251 (Mice ñas Creta) I 272 277 (romanos etrus eos) I 263 (Siria Palestina) I 354 —barca en el culto a los muerto (Egipto) I 377 —caballo del alma en el culto de lo muertos (germanos) I I 274 306 —doble hacha en el culto a los muer tos I 302 —lamentos funerarios en el culto a los muertos (Platea) I 308 —lugares de culto a los muertos I 164 176 (África [N 1) I 433 434 (Alemania) I 165 (Cerdena) I 176 (Egipto) I 385 386 I I 558 (G c cía) I 280 (Los Millares) I 179 (El O m á n ) I 377 (península Pire naica) I 192 (África blanca Egip to) I 429 (lango rulotes) I 518 —magia en el culto a los muertos (Egipto) I I 571 —sillas en el culto a los muertes (Egipto Guldhoj Holstem Mee klemburgo África [ O ] ) I 215 —dios de los muertos (aztecas) I I 719 (Babilonia Asina) I I 445 (Egipto) I I 588 (germanos) I I 282 291 (Gre cía) I I 22 26 64 (hinduismo) I 129 —rey de los muertos I I I 97 (azto cas) I I 717 (Babilonia Asina) II 468 (vcdismo) I I I 90 señor d los muertos (Babilonia Asirla) 11 446 (Egipto) I I I 9 5 , 0 J (Grecia) I I 31 64 (hmduismo) I I I 156 (Petit Morin) I 205 (kimbundu ambo) I 458 —ejercito de los muertos exercltus fe ralis (germanos) I I 277 281 282 324 666 —espíritus protectores de los muertos fravischi (Zarathustra) I I 608 625 —fiesta de los muertos (Atenas) I 3()t I I 44 (aztecas) I I 722 (celtas) I 337 340 I I 251 277 (China) I I I 337 338 (Egipto) I I 557 (eslavis) I I 360 361 (Grecia) I 308 333 I I 4? 44 (incas) I I 737 (Platea) T 307 (Roma) I I 154 (griegos roma nos) I 340 (griegos romanos Itálicos germanos celtas) I 308 309 —fuentes de los muertos (el Hibba Me sopotamia) I 396 —guardia del muerto (yoruba) I 468 —heroificacion de los muertos (Daho mey) I 483 (helenismo) 11 187 —imágenes de los muertos (Benm) 1 487 (Egipto) I 386 387 391 392 I I 558 566 (etruscos) I 262 (filisteos) I 358 ( G u e h ) I 386 (Grecia) I 307 —estatua imagen del muerto (Egipto) I 387 estelas imágenes del i m c r í c I 386 (Abydos) I 379 (Palesti na [ N ] Siria) 1 362 ídolos me galiticos imágenes de los muertos I 208 209 mascaras imagen del muer to (yoruba) I 469 (egipcios etrus eos romanos) I 276 menhir antro pomorfo imagen del muerto I 197
menhir stat íes un igenes del muerto I 386 piedras imágenes del muert o (Dendra) I 208 —invocación de los muertos (Grecia) I 308 —jueces de los muertos (Babilonia Asi n a ) I I 465 (China) I I I 331 (Egip to) I 391 I I 202 568 569 (Grecia) I I 120 (hmduismo) I I I 164 (]u daismo) I I I 498 (maniqueismo) I I 513 516 (Zarathustra) I I 591 610 612 (Egipto helenismo) II 195 (Egipto Roma) I I 152 —cuarenta y dos jueces de los muer tos (Egipto) I I 568 569 570 —dios supremo juez de los muertos (bhil) I 129 (chenchu) I I 633 (jukun) I 458 (kolli malaiyali) I I 635 —monarca del mundo inferior juez de los muertos (Babilloma A s m a ) I I 468 (hmduismo) I I I 156 —juicio de los muertos (Babilonia Asi n a ) I I 468 (Benin) I 485 (bhll) I 129 (vedismo) I I I 91 —juicio final (cristianismo) I I 231 I I I 526 541 556 701 (islam) I I I 8 11 25 30 31 32 55 59 495 497 499 (mamqueismo) I I 508 (Ru sia) I I I 645 652 (Zarathustra) I I 591 596 599 6 1 1 4 6 614 615 617 00 621 I I I 681 —juicio individual después de la muerte (Egipto) I 391 I I 567 568 569 574 (Zarathustra) I I 591 610 612 614 618 I I I 681 —libaciones a los muertos (Dzeser) I 357 (mdogermanos) I I 699 — X ü a e t c , orficos por los muertos (Grecia) I I 6 5 1 6 2 —médiums de los muertos (África Occl dental) I 296 (asanti) I 465 (yo ruba) I 468 469 —mujeres de los muertos (sllluk) I 517 (wemba) I 495 —ofrendas a los muertos (Atenas) I 308 (celtas) I I 246 (Egipto) I I 557 (germanos) I 348 349 (Grecia) I I 64 65 (península Ibérica) I 271 (Ha gia Triada) I 271 —ofrendas de adornos a los muertos (Roma) I I 153 ofrenda de agua a los muertos (Atenas) I 308 (Egipto) I 391 (Grecia) I 195 (Mediterráneo) I 462 (Cerdena Mi cenas Creta Mediterráneo) I 195 ofrenda de alimentos a los muertos I 188 (Egipto) I 208 377 II 558 559 (eslavos) I I 360 (etrus eos) I 262 (Gotha) I 193 (ibo) I 493 (indogeimanos) I I 699 (Karchemis) I 399 (península Pi renaica) I 239 240 (Roma) I I 153 (África Occidental Grecia) I 303 ( A l m e n a Mediterráneo oriental Me sojxitamia península Pirenaica) I 190 (Canaan filisteos Dzeser) I 357 (Egeo Egipto península Pirenal ca) I 188 ofrenda de los cabellos i los muertos (Europa [ N ] árabes beduinos Hauran) I 375 376 (gne gos vikingos árabes) I 305 ofren das de ídolos a los muertos (Cicla
MATERIAS das Micenas) I 290 ofrendi de sangre a los muertos (Creta) I 273 (galla) I 508 (Grecia) I 305 (ni lotes) I 518 ofrendas simbólicas de figui os de animales a los muertos (Egipto) I 381 (Mesopotamia) I 405 407 ofrenda de vestiduras a los muertos (Cotinto) I 305 (Pía tea) I 308 —oraciones a los muertos I 367 ora cíones por los muertos (Egipto) I I 558 —a/ala de los muertos (islam) I I I 57 —posesión por los muerto"? (bhil) I 128 (Contó) I 491 (dinki) I 520 —reino de los muertos (aztec ís) II 717 719 (Babilonia Asina) I I 445 446 465 467 468 (bambuti) I 562 563 ( B e n n ) I 485 (brahmanismo) I I I 125 (Camerún) I 491 (Congo) T 491 (dinka) I 516 (Egipto) I I 202 558 5^9 560 564 569 (eslavos) I I 360 (Grecia) I 59 I I 64 128 (hinduismo) I I I 156 161 (Petit Mo rn ) I 205 (Uganda) I 496 (vedis mo) I I I 90 91 (Egipto helenismo) I I 195 (silluk dinka) I 516 —-cielo invertido del reino de los muertos (Fgipto) I I 5(0 —resurrección de los muertos (islam"* I I I 28 31 (Israel) I I I 469 (judais mo) I I I 488 495 497 (Rusia) I I I 651 (Zarathustra) I I 614 615 616 619 —sacrificios a los muertos I 189 241 242 295 360 (Babilonia Asina) II 459 (bambuti) I 564 (bon) I 518 (Bretaña) I 197 (Egipto) I 386 I I 558 562 568 (germanos) I 348 349 (Grecia) I 286 306 328 I I 66 (Mi ceñís) I 304 305 (Sudin) I 4)? ( d i n k i nuer) 520 (ibo Nigeria ¡ c T 492 -—a itosacnficios a los muertos (Teñe rife) I 420 —sacrificios de animales negros a los muertos (África Occidental Grecia) I 305 —sacnf cíos h u m m o s a los muertos I 526 (África blanca) I 427 (celtas) I 337 (Diospohs) I 378 (etius eos) I 263 (germanos) I I 291 (Creta Micenas) I 275 (escitas Be nin) I 325 (Eurooi Mcsopotamia) I 396 (Europa Occidental Palestina Siria) I 355 (Mediterráneo Meso potamia península Ibérica) I 188 —cosepulturas I I 700 701 (Abydos) I 379 (barí) T 520 (China) I I I 301 340 (germanos) IT 2 9 0 ^ 292 (Sudan) I 454 455 (Ui T u r o p í Oc cidental) I 401 c o s e p i i n m del séquito del m o m i c a (Aby h s ) J 379 (anuak) I 5 1 ; (Benin) I 487 (Tapón) I I 292 ( v t n b i ) I ¿68 469 (Ur) I 399 401 I I 414 —serpiente cL los muertos (Grecia) I 294 —templos de los muertos (Áfrico) I 275 (Dahomey) I 484 (Egip o) I 387 388 ( E l K a b ) I 280 (kaffa) I 510 (Mesopotamia) I 407 405» (Pe tra) I 360 367 375 (Uganda) I 496 (Ur) I 399 401 403 (Creta África Occl
851
dental) I 291 (serer África Occidcn tal) I 497 (Ur Mediterráneo África Occidental) I 402 mufti jurisconsulto (islam) I I I 40 67 mughtasila mnaqqde secta I I 492 muhe alma (bantu) I I 682 mujer (Creta) I 302 —mujer quinto fuego sacrificial (brah mamsmo) I I I 124 125 —mujeres de los antep isados I 497 (África Occidental) I 333 mujer del cielo (aztecas) I I 711 mujeres de los dioses I 497 (África Occidental Me sopotamia Egtoto Atenas) I 333 (Gre cía Asia Menor Dahomey1) I 484 (Me diterroneo África negra) I 495 mu jer del dios de la ciudad (Mesopo tamia) I 333 mujer del dios Amon (Egipto) I 333 mujer del fundador del r e m o (Urna) I 495 mujeres de los muertos (wembi) I 495 rrnije res de los seres supeí ores (África Occidental) I 333 mujer de la ser píente (África Occidental) I 494 495 (Unyoro) I 495 —mujeres del templo (Babilonia Asina) TI 450 451 mujeres del templo del dios Marduk (Babilonia Asina) II 4M —mujeres guardianas del fuego sagrado (Áfrico, bereberes celtas de las islas) I 336 mujer mediadora con el niun do de los espíritus (Corea) I I I 348 mujer seidr (germanos) I I 280 —mujer serpiente (aztecas) I I 716 —cultos especiales de las mujeres (Gre c a) I 333 I I 103 —-papel de la mujer en los cultos agrarios (bcrebeies) I 444 —procesión de mujeres a los sepulcros de los santos (África blanca Irían da) I 446 447 —lamentos de las mujeics durante el sa crificio (Grecia) I I 63 multiplicación de los panes milagro de la multiplicación de los panes I I I 515 534 mundo —-mundo mf ñ o r c f nfra mundo ín visible (shinto) I I I 377 mundo sub lunar (Tenerife) I 418 mundo sub terraneo (h nduismo) I I I 162 «mun do superior > bañan pacha paraíso (meas) I I 734 —mundo del brahmán (India) I I 643 < mundo del deseo > Kamadhatu (bu dismo) I I I 239 241 250 mundo del diamante (budismo Tapón) I I I 385 386 mundo de los espíritus (ibo) I 499 (Corea) I I I 346 348 mundo de los fvnt smas (budismo) I I I 239 m indo d lo luz (cristianismo) I I I 687 (maniqueismo) I I 503 mundo de los mu rtos (Babilonia Asina) TI 440 (eslavos) I I 360 mundo del ñus (mantqueismo) I I 516 mundo del seno materno (budismo Japón) I I I 385 386 —mundo de Yama (vedismo) I I I 238 —árbol del mundo (germanos) I I 315 324 325 (mayas) I I 728, (sehshna dene) I I 325 —fresno del mundo Yggdrasil (germa nos) I I 324 325 334
852
MATERIAS
ÍNDICE E
—columna del mundo (Altai) I I 325 (germanos) I I 325 (India) I I 274 322 —pilar del mundo (Canarias) I I 277 319 (germanos) I I 325 —creación del mundo I 315 I I I 98 (Babilonia Asina) I I 462 I I I 679 (bambuti) I 555 (bhil) I 127 (Chi na) I I I 298 (E„ pto) I I 543 546 547 549 550 (h nduismo) I I I 135 141 (incas) I I 734 (Israel) I I I 408 437 679 ( k o l m u n d a ) I 1 2 4 " (mi yts) I I 728 (stunto) I I I 364 (taois mo) I I I 312 (vcdism ) I I I 93 ( 7 a rathustra) I I 594 617 —creación del mundo por emanación de Dios srsti (hinduismo) I I I 141 149 creación del mundo por gene ración (Egipto) I I 550 creación del mundo como un juego de Dios (Illa) I I I 141 —creador del mundo I 47 (brahma ntsmo) I I I 108 109 130 131 (hinduis mo) I I I 145 (Islandia) I I 288 (kolli malaiyali) I I 635 (vedismo) I I I 96 —dios del mundo (Babilonia Asina) II 433 (Egipto) I I 542 545 548 550 556 560 568 —monarca del mundo cakravartm (bu
—creadora del mundo inferior (asanti) I 459 —juez del mundo inferior (Babilonia A s m a ) I I 440 —mo larca del mundo inferior (azte cas) I I 719 (Babilonia A s m a ) II 468 (budismo China) I I I 330 (Egipto) I I 560 diosa de la tierra soberana del mundo inferior (ibo) I 489 —señor y señora del mundo inferior (aztecas) I I 718 (Creta) I 319 (hlndulsmo) I I I 156 —mito de la calda de Tezcatllpoca al mundo inferior (aztecas) I I 715 n idus sepulcro del héroe (Roma) I 342 343 nurgí a escuela teológica (islam) I I I 25 musas (Grecia) I I 50 música en el culto (China) I I I 304 (Is rael) I I I 476 (shmto) I I I 373 —diosa de la música (hmduismo) I I I 154 músicos diosa de los músicos (Roma) I I 146 147 dios de los músicos ciegos (China) I I I 303 muslimes mulsumanes cf islam I I 630 631 633 I I I 3 68 179 187 604 610 6 1 / 619 620 629 633 637 639 — m u k u l m a n e s conversos mav.all III
dismo) I I I 133 206 — ísvira señor del mundo (India) I I I 133 143 149 1 7 3 1 " señora del mundo (shinto) I I I 370 —espíritu del mundo (t loísmo) I I I 316 —f n del mundo (cristianismo) III 524 5^8 556 (germanos) I I 334 (islam) I I I 11 (judaismo) I I I 488 ( m i l e \ inzi) I I I 649 (maniqueismo) I I 523 (raskolmki) I I I 645 (starc dubowzi) I I I 643 (Zarathustri) 11 620 —formación del mundo (mamqueismo)
20 21 —musulmanes oltodoxos sunnies III 16 mutang hechiceras (Corea) I I I 346 mu tazilcs escuela teológica (islam) I I I 26 27 29 58 63 67 mutilación del cadáver (Egipto) 1 3 ) (ibo) I 493 (Mcsopotamia) I 399 (Italia [S ] Champaña Egipto) I 378 mutilación de los skopzi I I I 648 muwahhldun unitarios (islam) I I I 64 myo templo eonfuciano de los antepasa dos (Ce ea) I I I 349 mvstenon I I 1 1 1 2 M (cristianismo) I I I 662 mvsterium tremendum> I 28 4 0 n y s t o s de Atls (helenismo) I I 199 200 mvstos de Eleusis (Grecia) I I 127 128 130 mystos de Sabazios (Grecia) I I 113
II
502X4
—guardianes del mundo lokipala (hm duismo) I I I 155 156 162 (jinismo) I I I 205 —monarca de! mundo (hmduismo) I I I 182 —monte del mundo (Babilonia A s m a ) I I 443 (Chma) I I I 332 (India) I I 307 —origen del mundo I 53 (bambuti) I 564 (vedismo) I I I 93 —pareja de padres del mundo (shmto) I I I 365 —restauración del mundo fra hokarati (/arathustra) I I 616 mundo inferior (aztecas) I I 712 719 (Ba b i l o n n Asina) I I 437 450 156 (Ch na) I I I 330 331 (Egipto) I I 574 %) 571 (Grecia) I 59 I I 75 (Israel) I I I 468 469 (miya) I I 728 (shinto) I I I 365 373 377 378 —daimones del mundo inferior (shmto) I I I 377 —dios del mundo inferior (aztecas) I I 719 (Babilonia Asina) I I 443 445 446 (celtas) I I 252 (Creta) I 273 (Egipto) I I 196 (ekol) I 490 (Gre cía) I I 87 (ibo) I 489 (Smopis) I I 196 (Kimbundu ambo) I 458 —caudillo del mundo inferior (celtas) U 243
NABÍ profeta (Isiael) I I I 450 nacimiento (Chma) I I I 338 (Roma) I I 138 —nacimiento epifanic i (África Medite rraneo) I 492 nacimiento milagroso (h nduismo) I I I 146 nacimiento vir ginal (aztecas) I I 712 —nacimiento de los d oses (gnegos cel tas germanos egipcios) 1 346 —nacimiento de Agm (vedismo) I I I 86 nacimiento de Atenea (Grecia) I I 24 naciTuento de Krisna (hin d u s m o ) I I I 151 1 0 5 170 nacimiento de Skanda (hlndulsmo) I I I 146 na cimiento de Soma (vedlsmo) III 86 nacimiento de Zeus (Creta) I I 11 nací m e n t ó del niño sagrado (Grecia) I I 126 (Creta Eleusis) I 323 —nacimiento de Mahoma (islam) III 62 —segundo I I I 104
nacimiento
(brahmamsmo)
—diosa de los nacimientos (mayas) II 727 nadidevatas genios de los n o s y de las aguas (hlndulsmo) I I I 159 nagas serpientes u hombres con cola de serpiente (hmduismo) I I I 158 160 162 —culto de los nagas (hlndulsmo) I I I 158 (Tibet) I I I 285 nagual animal protector del hombre (az tecas) I I 723 naguallsmo (aztecas) I I 723 nahualll disfraz nagual (aztecas) I I 723 ñama rupa (budismo) I I I 254 namu Amida Butsu (budismo Japón) I I I 390 napoleonowi secta rusa I I I 650 Nara periodo (Japón) I I I 352 382 naraka infiernos (hmduismo) I I I 162 nasireos secta rusa I I I 651 nask libros (Zarathustra) I I 580 Natufiense periodo I 362 naturaleza I 34 —culto de la naturaleza I 23 544 I I I 686 (celtas) I I I 252 (Cerdena) I 248 (Creta) I I 10 (shmto) I I I 366 3(8 —d limones de la natura'cza I 315 316 496 527 528 (asanti) I 459 (Gre cía) I I 82 —culto de los daimones de la natu raleza I 527 —hcroiflcaclon de los daimones de la naturaleza I 310 324 346 (África Occidental) I 471 (germanos) I 347 349 (Europa Occidental cel tas) I 336 —dlos(es) de la naturaleza I I 201 (Ba biloma Asina) I I 433 441 447 (cana neos) I I I 405 (Chma) I I 326 (Da homey) I 482 (Grecia) I 100 (m cas) I I 738 (Irán) I I 624 (shmto) I I I 370 378 ( S u m e r A k k a d ) I I 392 (vedlsmo) I I I 85 —diosa de la naturaleza I I 37 201 (Crera) I 273 I I 11 12 14 (Grecia) I I 33 81 (Creta Asia Menor) I I 111 (Crera Grecia) I 315 (Creta Medite rraneo Egeo tracios canos) I I 35 cul to de la diosa de la naturaleza (Cre ta) I I 11 37 —señora de la naturaleza (Asia An t e n o r ) I I 200 201 202 (Asia Me ñor) TI 34 198 (Creta) I I 28 123 (Grecia) I I 82 117 (Creta Asia An t e n o r ) I I 111 (Egeo canos) I I 36 culto de la señora de la natura leza (Creta) I I 37 —espíritus de la naturaleza I 318 344 525 526 528 543 544 I I 44 (asant I 465 (barí) I 517 (Dahomey) i 482 (germanos) I I 282 (India) I I 640 2 6 (celtas griegos romanos) I 348 (itálicos Roma) I 341 —culto de los espíritus de la n-n raleza I 344 543 (Corea) I I I 347 —fuerza mágica de los espíritus de 1 naturaleza I 482 —genios de la naturaleza (península Vi renaica) I 217 —héroe de la naturaleza semidiós mascu lino (Asia Anterior) I I 201 202 (Asia Menor) I I 198 —resurrección del héroe de la natu raleza I I 201 202
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—mitología de la naturaleza I 316 335 538 539 541 542 (germanos) I I 321 332 344 —religión de la naturaleza (Irán) I I 624 naturalismo I 115 (Sumer Akkad) II 370 379 383 402 418 naus cf navetas (Baleares) I 182 naves cf barcas —naves como exvotos I 206 263 (Euro pa Dahsur) I 387 —modelos de naves (Nirs) I 215 216 modelos de nives en los sepulcros (Egeo Egipto Mesopotamia) I 380 —representaciones de naves (Noruega Di namarca I Británicas Bretaña península Ibérica) I 206 navegación diosa protectora de la nave gacion (Creta) I I 10 (Modos) I 322 navetas naus (Baleares) I 182 243 navlgmm Isidls fiesta anual del navl gtum Isldis (Grecia) I I 193 náyades I I I 159 nazareos (Israel) I I 488 necromancia cf también incubación (Ca nanas) I I 413 (Grecia) I I 75 93 necrópolis I 216 (El Amrah) I 378 (An ghelu Ruju) I 243 (Arabia) I 375 (Argos) I 273 (Badán) I 377 (Cae re) I 263 (celtas) I I 243 (Cnossos) I 271 (Delfos) I 281 (Dikdlkke) I 407 (Egipto) I I 557 (Faistos) I 298 (Ger zeh) I 377 (Guyotville) I 426 (Ham melstall [Prenzlau]) I 192 (Maman) I 384 (Los Millares) I 172 178 171 ( N a g a e d D e r ) I 385 (Nubla) I 214 (Roma) I I 154 (Teleilat Ghassul) I 362 (Tell Arpaciye) I 397 (et Tlh) I 382 (Ur) I 396 (yoruba) I 478 (Bu Merzugh Aln Riram) I 428 —banquete funerario en la necrópolis (Egipto) I 391 néctar b e b i d i de los dioses (Gieeia) TI 57 681 nefes alma estela (árameos) I 307 negus (Abisima) I I I 620 621 nekyomanteía centros de consulta oracular de los muertos (Grecia) I I 93 nembutsu invocación del nombre de Bud dha (budismo Tapón) I I I 390 nemeton lugar sagrado (celtas) I I 250 nemoliaki no rezadores secta rusa I I I 645 neobudismo I I I 220 280 neoconfucianismo (Corea) I I I 345 353 356 ) £ 0 ) / oaoc,, servidor del templo» II 697 neocon de k s templos del emperador (he lenismo) I I 207 neoisraeluas secta rusa TU 650 n e o k í n t i m o s T 22 39 ii" l m c o I 149 155 224 226 292 301 361 376 377 II 8 302 303 318 3 2 6 ' " 638 (Baleares) I 182 (Creta) I 270 (Euro pa) I 229 (Hammelstall [Prenzlau]) I 192 (Mesopotanua) I I 372 428 neomaniqucismo I 6 neomolokini s cta rusa I I I 652 neopitagoncos I I 101 208 I I I 672 673 675 neoplatomcos I I 92 123 202 207 209 213 216 483 I I I 672 673 675
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IND MATER'IAS
neoskopzi, secta rusa, I I I 648 nereidas (Grecia) I I 47 nestar, «conductoi», sacerdote (brahmanis mo) I I I 106 nestoriamsmo, ncstonanos I I I 191 285 319 577 592 598 600 602 606 607 608 613 615 663 —nestonanos malabares I I I 592, nes totianos melusmos I I I 615 nicho cultual (Adab), I 409, (África blanca) I 428 429, (Egipto), I 386, (Ur) I 402 409 (Warka), I 407, (Afn ca Menor Egipto-Sahara Canarias), I 385 nichucn shü, secta (budismo Japón), I I 341, I I I 389 396 397 nietow/i, negadores secta rusa, I I I 645 nigromantes (Tibet), I I I 287 nihilismo ruso I I I 645 nm dmgir ra, señoras de los dioses (Su mer Akkad) I I 407 ninfas (Grecia), I I 46 50 92 —ninfas, apsaras (hmduismo), I I I 159, (vedismo), I I I 90 —ninfas de las fuentes del mar de los arboles (Grecia), I I 46, ninfa del lago Tritón I 438 —culto a las ninfas (Grecia) I I 46 1 2 0 nimavant's, secta (hmduismo), I I I 179 niño —niño divino de Eleusis, I 323, I I 126 —dios niño (hmduismo), I I I 146, (Cre ta Tracia Frigia Grecia), I I 2 1 3 6 40 41 112 2 7 0 —leyenda del dios niño (Grecia), I I 87 —nodrizas del dios niño (Creta) I 323, (Grecia) I I 39 —diosa protectora de los niños (hinduis mo), I I I 156 diosa que envía a los niños (China) I I I 338 —sacrificios de niños al dios de la llu vía (aztecas), I I 720 sacrificio de ni ños a Cenn Cruatch (celtas) I 337 -—sepultura de los niños (Micenas) I 272, (Mediterráneo Egipto), I 378 379 nirgranthas, desligados, orden ascética ji msta, I I I 199 200 nirmanakaya cuerpo mágico (budismo) I I I 271, (budismo Tibet) I I I 288 nirodha destrucción, nirvana (budismo) I I I 255 257 nirvana (budismo), I I 343 645 I I I 232 242 243 255 259 261 262 266 268 269 h 7 270 271 273 274 277 279, (budismo Chi na), I I I 328 329, (budismo Corea), I I I 346, (budismo Japón), I I I 380 381 385 387 390 391 392 394, (India), I I I 190 (jinismo), I I I 200, (maniqueismo) II 512 513 517 —nirvana en vida (budismo) I I I 258 —ascensión de Mam al nirvana (mam queismo) I I 517 msan mes, I I 456 492 niskai, ninfas de las aguas (celtas) I 337, I I 242 niya, mtentio (islam) I I I 41 46 48 54 noble sendero de ocho d i \ ísiones (budis mo), I I I 223 noche —noche Bianu o Bcnnayo (bereberes), I 447
—creación de la noche por Ahrirnan (Zarathustra), I I 594 —dios de la noche (aztecas), I I 712, (Babilonia A s i n a ) , I I 446, diosa de la noche y de la luna (Dahomey) I 479 480 —sacrificios ofrecidos durante la noche (Grecia), I 308 —viento de la noche (aztecas), I I 713 Nochebuena (eslavos), I I 361 nodrizas del dios niño (Creta), I 323, (Grecia), I I 39 nómadas I x n 317 521 524, I I 263 402, I I I 422 3 0 428 —p amadas adeptos del reino de la mentira (Zarathustra) I I 597 601 602 —monoteísmo celeste de los pastores nó madas (mdogermanos semitas turcos mongoles), I 313 nombres —nombres teóforos, I I 418, (Babilonia A s m a ) , I I 433, (Egipto), I I 554, (ibo), I 488, (Israel) I I I 431, (Su mer Akkad), I I 380 381 387 391 394 395 500, (Macedonia Tracia), I I 38, (Tracia Frigia), I I 665 —nombres divinos, I 538, (Asia Ante n o t ) , I I I 431 (Sumer Akkad) I I 380 381, (egipcios canarios bereberes África negra), I 390 —nombre de Dios (cristianismo), I I I 530 —nombre del dios solar (Egipto), I I I 429 430, nombre del dios supremo, I I 671, (bambuti) I 554, (bereberes - Trípoli - Túnez Marruecos tuareg haussa vascos Sudan) I 442 443 (Gran Canaria Tenerife berebe res) I 417 418 419, (lendu Ruanda wanyamwezi África), I 458 —nombre de An (Sumer Akkad), I I 383, nombre de Atum (Egipto) I I 549, nombres de Watauínewa (ya mana), I 135 137 —nombre de Yahveh (Israel), I I I 425 429 433 437 438 444 445, (judaismo) I I I 486 492 493, magia del nombre de Yahveh (helenismo), I I 212, re velación del nombre de Yahveh (Israel), I I I 429 3 9 430 432 433 —Nombre — Yahveh (judaismo), I I I 486 492 493 —dios del nombre oculto, I I I 429 3 9 —invocación del nombre de Buddha (bu dismo Japón), I I I 390 391 392 393 —magia de los nombres de los dioses (helenismo), I I 212 —magia de los nombres del dios del sol Re (Egipto) I I I 429 430 —-veneradores del nombre de Dios, imjaslawzi, secta rusa, I I I 646 V O [ X i ^ ó p . e v a , usos cultuales (Grecia), I I 108 nomocracia judaica, I I I 489 nomos, ley (Grecia), I I 85 108 nomos egipcios, I I 172 556 norito oraciones (shmtó) I I I 376 Norte (aztecas), I I 713 —Norte invierno (China) I I I 298 —Norte lugar del bien (maniqueísrno), I I 498, Norte lugir del mal (Zarathustra), I I 610
—Norte remo de los muertos (anecas), I I 719 —dioses del Norte (aztecas) I I 712 717, señor del Norte (mayas), I I 728 novias de los dioses (Babilonia A s i n a ) , I I 451 nowojmi, secta rusa, I I I 644 nube (Israel), I I I 427 —genios de las nubes (vedismo), I I I 90 —adivinación a través del curso de la-, nubes (caltas) I I 247 nudos cultuales (Méjico Creta) I 304 «nueve santos» (Abisinia) I I I 597 2 8 618 Nuevo Testamento I 3 21 22 I I 186 230 233, I I I 191 1 7 6 426 484 494 503 586 651 653 677 679 1 0 682 683 685 705 —monoteísmo del Nuevo Testamento I I 589 —religión del amor del Nuevo Tes t i mentó I I I 503 586 684 numen, numina, I 263, (helenismo), I I 181, (Mauritania) I 439, (Roma), I 341, I I 52 137 146 152 153 157 —numina locales (península Pirenaica África blanca), I 436 numina relíelo nados con la agricultura (Roma) I I 139 —numen del fuego (germanos), I I 326 número sagrado (Babilonia A s i n a ) , I I 438 439 442 443 444 462 —simbolismo de los números (brahma nismo) I I I 112 nupcia sacra, hierogamia (Babilonia Asi n a ) I I 448 456, (Egipto) I 394 (Gre cía), I I 42 82 126, (helenismo), I I 185 (Sumer Akkad) I I 396 399, (Atlas me dio Duzru), I 448 —nupcia sacra de Atenea y Hefaistos (Grecia), I I 25, nupcia de Bau y Nmgirsu (Sumer Akkad), I I 408 nup cía de la basilinna con Dionysos (Ate ñas) I 333, I I 42, nupcia de Nannar y Ningal (Sumer Akkad) I I 405, nup cía de Zeus y Hera (Grecia), I I 17 —nupcia sacra en los ritos de fertihdtd (Grecia), I I 42, (Sumer Akkad), I I 431 nuraghas, fortalezas de refugio (Cerdeña) I 182 244 245 351 358 523, (Losa) I 245, (Santa V i t t o n a de Serri Mazzaní) I 246 ñus, espíritu elemento redentor (m m i queísmo), I I 487 497 502 506 510 511 512 513 514 515 516 517 518 —ñus luz principio de todas las iglesias (maniqueísmo), I I 492 —padre del ñus luz (maniqueísmo), I I 516 —dios del ñus (mamqueísmo), I I 506 516 —iluminación del ñus (mamqueísmo) I I 514 518 —religión del ñus (mamqueísmo), IT 489 —revelación del ñus (mamqueísmo) I I 518 523 m a s a , aplicación de un bija sobre el cuerpo (hinduismo), I I I 168 184 nyaya, sistema filosófico (hmduismo), I I I 135 173, nyaya vaisesika, I I I 175 OBEDIENCIA, armaiti (Zarathustra) 596 599 600 601 623
I I 595
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obeliscos (Egipto) I 383, I I 544 545 (Grecia), I I 12, (África [E ] iberos), I 218 obispos, I I I 574 577 578 579, (Abisinia) I I I 620, (Ararat), I I I 623, (Bizancio), I I I 616, (Constantinopla), I I I 580, (Do n l a e u m ) , I I I 607, (eslavos), I I I 581, (Roma) I I 156, I I I 576 578 579 616, (Seleucia), I I I 598 —obispos maestros de la verdad o ad ministradores (mamqueísmo), I I 525 objetos inanimados divinizados (Sumer Akkad), I I 380 399 400 402 —culto de los objetos (Egipto) I I 556 óbolos (África blanca), I 434 obschtschi|i, secta rusa, I I I 652 Occidente Oeste (aztecas), I I 713 —occidente otoño (China), I I I 298 —buddha del paraíso de Occidente (bu dismol I I I 268, (budismo China) I I I 329 occisión —occisión de los ancianos (germanos) I I 292, (ibo canarios), I 492, (La Pal ma Cananas Libia - sardos Sue cía) I 440 occisión de los ancianos y de los enfermos (esquimales), I I 290 —occisión del dragón Vrtra (Irán India) I I I 84 —occisión del rey (germanos) I 349, I I 292, (yoruba), I 467 —occisión del toro (germanos) I I 312, (Irán), I I 601, (Sumena), I I 204 1 3 " (Ática Lindos Cos Magnesia), I 327 328 I I 16 2 2 —occisión del toro lunar (helenismo) I I 205 —auto occisión (celtas), I I 44, (germa nos), I I 292 océano primordial, cf mar (Egipto), I I 540 548, (mayas), I I 728, (semitas), I I 95, (Egipto semang) I 11 ocultismo, I I I 194 Oeste —Oeste morada de las diosas de la tierra (a/tecas), I I 719 —dios del Este y del Oeste (mayas), I I 724 —orientación Oeste (Siria Palestina), I 354 ofrendas, cf sacrificios ojos diosa de los ojos (China), I I I 334 okeanos, cf también mar (Grecia), I I 95 Olimpo, lugar de residencia de Zeus y de los dioses (Grecia), I 308, I I 15 17 2 7 46 50 150 olivo del santuaiio de Trecteo (Atenas), I 299, olivo salvaje soporte de Heracles ( O l i m p n ) , I 299 olivo soporte de Le to (Dele*) I 299 olkum, mediador entre el monarca solar y los hijos del sol (Corea), I I I 347 ' O A ó f J / J U O l , I I 672 omeyís, dinastía, I I 533 I I I 18 20 21 22 25 26 36 Omeyocan, lugar de la dualidad (aztecas), I I 721 omina, cf también adivinación I 319, (África Occidental) I 263, (Babilonia A s i n a ) I I 452 473 475, (bereberes) I 448, (Canarias) I 413 421, (etruscos Roma), I 342, (Thalamai Lacoma), I
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IND
330 omina fislognomicos (Babilonia Asina) I I 474 o l x o l u J r U s OsOJ (Grecia) I I 106 (hele msmo) I I 218 219 230 omphalos (Delfos) I 283 329 I I 87 om phalol (Grecia) I 247 omofagla dlomsiaca (Grecia) I I 40 113 (helenismo) I I 190 omophoros o portador (maniqueismo) I I 501 503 ond respiración aliento (germanos) II 284 omromantica (Grecia) I I 31 (hmduismo) Til 169 ontologismo I 39 opalia fiesta (Roma) I I 145 optconslva fiesta (Roma) I I 144 oración I xiv 35 47 63-69 116 I I 212 672 (aztecas) I I 720 721 (Babilonia Asina) I I 425 4% 459 460 (bhil) I 123 í?4 (budismo China) I I I 3?5 330 (China) I I I 335 (cristianismo) III 529 557 (Egipto) I I 539 561 564 (es lavos) I I 361 (germanos) I I 287 (Grecia) I I 19 60'" 61 (8 69 74 83 683 (mdogermanos) I I 690 696 (ís lam) I I I 11 dudaismol I I I 490 526 (maniqueismo) I I 521 526 527 (Roma) TI 142 146 152 I I I 645 (Sumer Akkad) I I 383 384 396 409 410 (vedismo) I I I 82 84 (Zarathustra) I I 582 ("06 611 623 —mantra (hlnduismo) I I I 167 nonto (shmto) I I I 376 salat a7ala (islam) I I I 42 43 —oración deprecatoria I 64 (judais mo) I I I 490 (Sumer Akkad) I I 409 oración grarulatona IT 691 692 (ín dogermanos) I I 694 oraciones magl cas (Zarathustra) I I 625 oración sa crlficial (Grecia) IT 70 —plegarias conjuros (Babilonia A s m a ) I I 457 —orrciones para pedir lluvia (Hagno) I 325 oración por los muertos (Egip to) I I 558 —oraciones comunitarias en las fiestas de los dioses (Grecia) I I 69 ora clones publicas de los sacerdotes en el templo (Bablhoma Asina) I I 459 ora clon personal du a' (islam) I I I 44 —oración de la mañana (bhil) I 123 128 oración del viernes hutba (ís lam) I I I 53 —oración m actione (Grecia) I I 73 oración ti aducida a lo permanente (Grecia) I I 7 6 1 8 4 —(raciones a los dioses buddhas III 393 oraciones al dios creador (mcis) I I 731 orac on al dios supremo (In día) I I 650 —oraciones al padre de la grandeza (ma niqueismo) I I 501 —oración a Amon (Egipto) I I 568 574 oraciones a Anu (Bablhoma A s i n a ) I I 437 oraciones a N m girsu (Sumer Akkad) I I 389 ora cion a Pan (Grecia) I I 104 ora cion a Re (Egipto) I I 568 574 ora clones a Watauínewa (> amana) I 1Í5 137 138 oraciones a 7eus Ly kaios (Hagno) I 325
i E —oraciones ante el altar del fuego (Za rathustra) I I 604 —oraciones a la luna (bhil) I 123 —oraciones a los muertos I 367 —oraciones a los reyes (Sumer Akkad) I I 395 —oraciones al sol (bhil) I 123 (Eglp to) I I 442 —oraciones a la tierra madre (bhil) I 123 —cilindros o molinos de oraciones (Ti bet) I I I 289 —dios de la oración (vedlsmo) I I I 96 —fiesta de la oración de la cosecha (shinto) I I I 375 —llamada a la oración adán (islam) I I I 43 —lugares de oración casa de oración (Sumer Akkad) I I 390 galena de oraciones (shmto) I I I 367 circuios liticos (bereberes) I 452 templo (Ba llbonia A s i n a ) I I 459 templo de Je rusalen (cristianismo) I I I 555 —mímica de la oración (Grecia) I I 69 —orientación durante la oración qibla (islam) I I I 13 42 43 47 702 (mam queismo) I I 527 oráculos (Babilonia A s i n a ) I I 473 (cel tas) I 340 (China) I I 294 (Claros [ J o m a ] ) I I 92 (Delfos) I 325 329 I I 86 87 94 97 2 " 1 (Didyma [ M i l e t o ] ) I I 92 (Dodona) I I 91 (eslavos) I I 360 (Grecia) I 329 330 I I 103 (Gu raghe) I 514 (Hal Tarxien) I 252 (ibo) I 488 502 (incas) I I 735 (in dogermanos) I I 701 702 (Israel) III 456 (Olimpia) I I 91 (shmto) I I I 375 (Sumer Akkad) I I 383 384 407 (África Occidental Mediterráneo) I 501 502 (asantl Lebadea) I 330 (etruscos Ro ma) I 342 (Grecia África Occidental) I 295 —oráculos de los dioses (Grecia) I 295 —oráculos de los dioses de los bos ques (Grecia) I I 92 oráculos de los dioses de las montanas (Grecia) I I 92 oráculo de la diosa de la tierra (Grecia) I I 92 —oráculo de Amon (Egipto) I I 168 oráculo de Asclepios (Grecia) II 93 oráculo de Apolo (Grecia) I 329 I I X7 92 oráculo de G e (Del fos) I 329 I I 87 oráculo de Hermes (Grecia) I I 92 oráculo de Itzamatul (mayas) I I 726 oráculos de Pan (Grecia) I I 92 oráculo de Tritón (lago Tritón) I 438 oracu lo de Zeus (Grecia) IT 91 —oráculos de los héroes (Grecia) I 295 —oráculos de Anfiaraos (Grecia) II 93 maculo de Trofomos (Grecia) I 295 330 I I 92 —oráculo de los herreros (ibo) I 501 502 —oráculos de los muertos cf consu'ta oracular de los muertos ( G r e c a ) I I 93 —oráculos de las ninfas (Grecia) I I 92 —oráculo de las nueces de cola (yoruba) I 475 478 —oráculo de pepitas de palma (Daho mey) I 413 (yoruba) I 476 477
MATERIAS - animales para los oráculos (indoger manos) I I 308 314 cabillos del co rral de los oráculos (mdogermanos) I I 323 —bosque sagrado laberinto del oráculo de los herreros (ibo) I 501 —dios de los oráculos protector de los adivinos (Babilonia A s i n a ) I I 434 436 dios del oráculo de pepita** de palma (Dahomey) I 483 (yoruba) I 477 —sacerdotes de los oráculos (meas) I I 735 —pytia del oráculo de los herreros (ibo) I 50i 502 —sumo sacerdote del oráculo de Amon (Egipto) I I 168 —sacerdote del oráculo de pepitas de palma (Dahomey) I 483 (yoruba) I 477 —santuario del oráculo de pepitas de palma (yoruba) I 477 —sociedad de misterios del oráculo de pepitas de palma (yoruba) I 477 oratorio privado del monarca (Sumer Ak kad) I I 405 ordalías I I 267 268 (China) I I I 320 (germanos) I I 267 268 (shmto) III 377 (Zarathustra) I I 611 —ordalías por el agua (Cerdena Sicilia) I 247 —ordalia por el fuego (Zarathustra) I I 620 ordenes religiosas (budismo) I I I 223 247 248 (cristianismo) I I I 585 —orden ascética de los nirgranthas (ji msmo) I I I 199 —ordenes de derviches derwis (islam) I I I 61 —orden de los sa skya pa (Tibet) III 287 orenda fuerza (iroqueses) I I 685 687 orendismo I I 688 oifismo (Grecia) I I 1 3 1 1 78 84 86 95 97 98 106 109 114 12} 130 203 208 216 —conventículos orficos (Creta) I I 95 —dualismo orfico (helenismo) I I 216 —maestros orficos de misterios (Grecia) I I 94 —misterios órneos (Grecia) I 330 I I 41 94 orgia (brahmanismo) I I I 78 (Grecia) I I l l l 2 6 9 (Rusia) I I I 647 —orgias mistéricas (hinduismo) I I I 186 —orgias orficas (Grecia) I I 123 orgiasmo éxtasis dionisiaco (Grecia) I I 36 4 0 1 0 J 114 orientación —orientación O E de los cadáveres en los sepulcros (eslavos) I I 370 o n e n tacion Este del rostro de la m o m n (Egipto) 391 —orientación de los sepulcros meg \l ticos Este Oeste I 186 Oeste Y u (Siria Palestina) I 345 SurSidesl (África blanca) I 426 —orientación de los templos bibilonics (Babilonia A s i n a ) I I 448 —orientación durante la oración qibla (islam) I I I 13 42 43 47 702 (ma niqueismo) I I 527 oriente primavera cf Este (Chint) III 298 orificios para las almas I 164 166 184
857
185 193 237 251 (Alemania) I 166 (Cerdena) I 244 (península Pirenaica) I 161 (Mediterráneo occidental S i m Palestina) I 235 (Siria [ N ] Koseír l ¡ z nin) I 353 354 origen mitos y leyendas de origen mi tos de la creación (asantl) I 460 (bhil) I 125 127 (brahmanismo) III 102 113 6 0 (Dahomey) I 47)480 (in cas) I I 734 (maniqueismo) I I 511 (quichés) I I 725 728 (semitas) II 431 (Sumer Akkad) I I 431 (vedlsmo) I I I 96 (yoruba) I 471 (baria cunama) I 510 —mito del origen del culto del linga (hinduismo) I I I 154 —mitos del origen de las dinastías I 53 (shmto) I I I 372 —mit JS del origen de los dioses mitos de la creación de los dioses (aztecas) I I 718 (bhil) I 125 (brahmanismo) I I I 108 —mito del origen de los enanos (germa nos) I I 334 ] 6 " —mitos y leyendas sobre el origen y la creación de los hombres I 53 (az tecas) I I 718 (bambuti) I 556 557 564 (brahmanismo) I I I 110 (Chi na) I I 334 (germanos) I I 333 (hm duismo) I I I 160 (mdogermanos) I I I 97 (mamqueismo) I I 504 506 (Afn ca germanos) I 503 —mvto del origen del hombre d e las cenizas de los titanes (Giecia) I I 115 118 122 123 191 —mito del origen de los meas I I 734 —mitos del origen de la muerte I 117 (bambuti) I 556 557 564 (vedismo) I I I 90 —mitos del origen del mundo mitos de la creación del mundo I 53 I I I 97 (aztecas) I I 718 (Babilonia Asi n a ) I I I 437 (bambuti) I 564 (Eglp to) I x i I I 548 550 (maniqueismo) I I 500 (Sumer Akkad) I I 413 (Ti bet) I I I 284 (vedlsmo) I I I 93 95 (Asia Anterior Israel) I I I 428 —mito del origen del mundo a partir del ser primordial (brahnvmismo) I I I 101 107 (India) I I 642 mito del descuartizamiento del gig inte primordial I I I 97 (India) I I I 106 (mdogermanos) I I 333 mito del andrógino p n m o r d i U (India) III 146 153 183 (vedismo) I I I 98 mito del perro p n m o r d n l (A n Oricntil C h i m ) I I 329 334 —mito de l i ereici n de \d tierra por I is lujos de Borr (germanos) II 273 m i l i s del origen de los santuarios I 53 ornitommen idivmicion por los pijaros (Asia AnteiKt etruscos) I 260 o i t o d o x u I 28 (islam) I I I 16 23 27 28 35 37 J>8 39 52 59 65 (maniqucismo) I I 524 —iglesia ortodoxa cf iglesia oscuridad (mamqueismo) I I 497 498 499 501 520 529 dualismo de la luz y de la oscurid I (maniqueismo) I I 496 514 —lucha de la luz contra la oscuridad (/oroastnsmo) I I 343
858
ÍNDICE E
—principio de la oscuridad y del pecado (Corea) III 347 oso (celtas) II 241 (germanos) I 291 (Grecia Creta) I 295 —oso dispensador de fecundidad II 35 —culto del oso (ainu) II 328 330 (ger manos) II 328 —culto de las < osas > veneración de Artemis como osa (Grecia) II 34 35 —sacrificio del oso II 35 Osa Mayor palacio del dios del cielo (China) III 297 otoño fiesta de otoño (China) III 338 otoño occidente (Chma)ldJ III 298 outeast (India) III 165 196 oveja (germanos) II 275 309 (Sumer Akkad) II 411 —culto de la oveja (África blanca) II 323 (libios) I 437 oyentes auditores discípulos catecume nos (maniqueismo) II 484 485 521 522 523 524 525 529 —salvación de los oyentes (mamqueis mo) II 524 < pacto de sal > (Israel) III 416 —protector de los pactos (vedlsmo) III 88 padre(s) —padres antepasados (brahmanismo) III 107 —padre del grupo primer antepasado I 542 (yoruba) I 472 —primeros padres I 126 (Hierro) I 422 —primera madre fundadora del gru po I 458 509 510 (dinka) I 519 (Hierro) I 421 (ibo) I 489 (ba na cunama) I 512 —primer padre fundador del grupo I 458 509 510 (asanti) I 459 (dzur) I 521 (Hleiro) I 421 (da rassa konso) I 514 (herero zuju) I 458 —primer padre de la humanidad 1 525 (bambuti) I 557 —culto a los primeros padres (Hlc rro) I 422 —padres del mundo (shinto) III 365 370 —padre del ñus luz (mamqucismo) II 516 —dios padre I 88 149 568 (aztecas) II 711 (bambuti) I 558 564 (chlvs ti) III 646 (lndogermanos) III 993 —padse del cielo (aztecas) II 711 (lndogermanos) II 622 667 (vedis mo) III 82 (Zarathustra) II 594 —padre del día (lndogermanos) II 14 —padre de los dioses (aztecas) II 711 (Babik nía Asina) II 436 437 (cananeos) III 441 (Grecia) II 59 (Sumer Akkad) II 385 386 —padre de la grande/a (m niqueismaj II 498 499 500 501 503 511 —padre del sol (aztecas) II 711 (ln cas) II 731 Padres de la Iglesia I 314 II 485 III 516 659 661 671 paganalia festividades de la aldea (Ro ma) II 140 11! amsmo II 12 19 166 202 III 500 566 M 699
—país de Buddha (budismo Japón) III 384 397 —país de los dioses (Japón) II 340 —país de los muertos país de los bien aventurados (budismo China) III 329 país del olvido (Israel) III 468 país puro jodo (budismo Japón) III 389 391 país de las raices (shlnto) III 377 país sin retorno (Babilonia Asi na) II 446 467 < país de la tierra > (shinto) III 377 país yomi o yomo (shinto) III 377 —dioses protectores del país III 690 ( \fnca romana) I 439 (amorntas) 11 442 (aztecas) II 716 (Babilonia Asma) II 434 441 447 (China) III 307 (confuciamsmo) III 308 (Is rael) III 407 408 409 (mayas) II 726 (Roma) II 217 —espnitus protectores del país (Mau rítanla) I 439 pájaros (celtas) II 241 (Hagla Triada) I 272 273 —pájaros infernales (maniqueismo) II 498 pájaros sagrados (Benm) I 485 —pajaro de la tempestad (Sumer Akkad) II 388 401 —pájaros epifanías símbolos y sopor tes de las almas (Creta) I 273 295 (Egipto) I 383 II 560 (Grecia) I 293 (Hagla Triada) I 295 301 (Ki vik) I 206 (longobardos [Ucmuml) I 203 (Lascaux [Dordona]) I 202 (África Occidental ekol Guinea) I 504 (Cncssos Creta Micenas) I 296 paja ros epifanías de dioses (Grecia) I 297 (Cnossos Creta Micenas) I 296 —pájaros soportes de los seres supe ñores (Micenas) I 320 —adivinación por los pájaros omito mancia (celtas) II 247 (Asia Ante ñor etruscos) I 260 —ofrendas a los pájaros (bereberes) I 448 —sacrificios de pájaros (Sumer Akkad) II 411 (Grecia Creta Micenas) I 296 {aksu conjuradores de espíritus (Corea) III 346 351 palabras cósmicas (helenismo) II 212 pa labras mistéricas dharanl (budismo Ja pon) 111 38 1 alacios (Ci ossos) I 271 289 (Creta) I 319 (Faistos) I 281 (Nirou Khaní) I 300 (Tara [Irlanda!) I 336 (Tili sos) I 279 (Creta Hagla Triada Cnos sos) I 289 298 (Faistos Pimía Atenas Tirmto Argos) I 281 —palacio celeste (China) III 297 301 —palacio de la luna (China) III 338 —palacio templo (Creta Micenas) I 281 —diosa del palacio (Creta) II 23 123 (Micenas Creta) II 24 —culto a las diosas del palacio (Mi cenas) I 322 —lugares de culto en los palacios (Cnos sos) I 278 279 (Creta) I 278 289 291 311 402 (Hagla Triada) I 279 (Tmnto) I 281 (yoruba) I 467 —sala de baños del palacio de Cnossos I 279 —santuarios en los palacios (Faistos) I 279 (Hagia Triada) I 279 iilcolmco I 113 140 144 155 II 264
MA1 (Zarathustra) II 598 paraíso de la luz (mamqueismo) II 502 530 531 paraíso del país puro (budí mo Ja pon) III 390 | paraíso del Fste (a/tecas) II 715 pa
862
MATERIAS
INE
266 267 270 271 272 276 279 280 350 381 384 703
—apersonalismo del pequeño vehículo III 248 252 —ateísmo del pequeño vehículo, III 244 —filosofía del pequeño vehículo, III 259 262 perdón de los pecados (cristianismo) III 561, (ibo) I 501, (mamqueismo), IT 524 527 531 (Roma), II 152, (vedismo) II 639 —dios del perdón de los pecados (azte cas) II 712 —tierra perdonadora de los pecados (taoismo), III 327 peregrinaciones (Arabia), III 10, (budis mo), III 223 (China) III 337, (hele nismo) II 182, (hinduismo) III 135 169 183, (India), III 189 (Israel) III 464 (jimsmo), III 208, (maniqucismo) II 525 526 (maya), II 729 —hagg (islam) III 40 47 49 umra (ís lam), III 49 —peregrinación óctuple (hinduismo) III 169, pequeña peregrinación (ísl ara) III 49 —peregrinación de despedida (islam) III 15 —peregrinaciones al monte TUJI (shintó) III 367, peregrinaciones a la India (budismo China) III 227 324, pere grmaciones a Jerusalén (judaismo) III 488, peregrinación a la Meca (Arabia) III 10, (islam), III 14 15 23 40 47 49, peregrinaciones a Nippur (Su mer-Akkad), II 385 —peregrinaciones al sepulcro del profe ta y de los santos (islam), III 63 64, peregrinaciones a los templos del dios de la medicina (China), III 337, pere gnnaciones a los tirthas (hinduismo) III 169 —lugares de peregrinación, I 323, (be lenismo), II 172 peregrinos (islam), III 48 (Israel), III 413 —haggi (islam) III 48 perfecto, cf también elegidos (maniqueis mo) II 513 perfumes ofrenda de perfumes (Babiío ma Asina), II 459, (Israel), III 461, (Sumer-Akkad), II 411 permisión divina, III 435 perros (Canarias), I 247 419, (germanos) I 247, II 305, (meas) II 734, (Irían da), I 420, (Sicilia) I 247 —perro - luna feítiíidad mundo de los muertos (Grecia) II 64 —perro del cielo (China), III 297 301 —perro animal saeníicial (Grecia), II 36, perro símbolo de la fuerza de la fertilidad, II 36, perro símbolo del dios de la muerte (mayas), II 728 —ahogamiento cultual de perros (ger manos) II 305 312, (dakota), II 305 —mito del perro primordial Panku (Chi na), II 329 334 persecuciones —persecuciones contra los chlysti (Ru sia), III 647 —persecuciones contra los cristianos —-persecución contra los católicos si nos, III 609, pcisecucion contra la iglesia primitiva de Jerusalén,
III 553 558, persecución de Decio, III 578 —persecuciones contra el maniqueismo II 483 493 494 508 524 525 533 534 personajes del culto (Babilonia Asina) II 450 454, (Sumer Akkad), II 402 406 407 pescadores mesolíticos, II 302 pescha', rebelión, desacato (Israel), III 446 peste dios de la peste (Babilonia Asina) II 446 petrobrusianos, secta III 646 petroglyfos megalíticos, I 211 416 phalgunotsava, fiesta de primavera (hm duismo), III 169 pharmakoi, chivo expiatorio humano (África Occidental Grecia-Atenas Leucas jonios Asia Menor Colofón Massaíia Ab dera) I 326 327 phylaktenon, amuleto mágico (helenismo) II 213 piedras (Almizaraque), I 192, (Babilonia Asma), II 442, (Cerdeña) I 247, (Cíe veland), I 203, (España), I 176, (etrus eos), I 262 263, (Grecia), II 76, (hele msmo), II 212, (India) III 158, (ís lam), III 60, (Israel), III 419 440 45671 (kaffa), I 510, (shmtó), III 366 36/ 368 —piedra (martillo) cielo (germanos), ]I 319 — piedras antropomorfas (Beldorf Schles wig Holstein) I 207 208, piedras an tropomorfas de la «sala de baños» (Cnossos [Creta]), I 208 290, pie dras catárticas (Gytheion Troizcn Gre cía), I 283 286, piedras sacrificiales, I 186 187, (aztecas), II 720 724, (Gross Ziethen [Teltow]), I 208, (ín cas), II 735, (Europa [N ] Hadzar Gaid), I 432 —piedra negra (Arabia), III 10, (ís lam), III 48 —piedra de la coronación (Escocia Ir landa), I 339, piedras de lluvia, I 519, (silluk dinka), I 520, piedras del rayo (madi), 1 519, (Grecia), II 16, piedra del rayo hacha de piedra (Gytheion Mantinea Grecia), I 283 (yoruba Dahomey), I 481, piedra del trueno, doble hacha, I 302, piedi is del trueno, hachas de piedra, I 506, (nilotes), I 520 —piedra altar (Beldorf), I 208, (Balke Dendra), I 200, piedra altar sacrificial imagen del dios de la tieria (China) III 300 piedras falo (Etiopia [S ]) I 200, piedras falos, linga (India), II 311, piedras imágenes (Beldorf), 1 208, (Bretaña Gaha Grecia), I 20^ piedras imágenes de los dioses (cel tas), II 248 249, piedras imágenes del muerto (Dendra), I 208, piedras pila, I 276 359, (Beldorf), I 208 (Gezer [Tell Dzeser]), I 359 360 (Hal Safliem), I 253, (Hal larxien) I 252, (Herault), I 196, (Keraziyej, I 360, (Petra), I 360 367, (Silwan) I 360, (baria cunama), I 511, (Escan dinavia Islas Británicas Península ibe rica Francia Siria Palestina), I 194 196, (Mediterráneo África [N ]), I 208 (Siria Palestina Europa Occidental Ge ¿er) 1 359 360
—piedras soportes (fung) I 518, (acoli dzapaluo), I 520, piedras soportes del alma (África blanca), I 431, (Cre ta Micenas Grecia), I 282 284, piedra soporte de los antepasados (África Occidental), I 365, (dinka silluk), 1 520, (gugaua Calabar Viejo ibo África negra), I 504 - 505, piedras soportes de los dioses (Grecia) I 283, piedra soporte del dios del cielo (Roma), I 341, piedra soporte del ser supremo (dago) I 519, (ibo), I 489 (baria cu ñama) I 510, piedras soportes de Eros (Tespis) I 283, piedra soporte de Leto (Delfos), I 284, piedra so porte del héroe de la comunidad hermes agalma (Grecia), I 306, pie dra soporte del héroe engañador (Da horaey yoruba), I 476 477, piedra so porte de Alcmena (Tebas), I 283 piedra soporte de Heracles (Hvettos) I 283, piedras soportes de Orestes I 283, piedra soporte de los seres superiores, I 318 —copula sobre una piedra (St Guiller mo [Fimstére]), I 217 —culto a las piedras, I 283 284, II 283 (Arcadia), I 284, (Cerdeña), I 247 248, (Creta), II 129, (Egeo), II 26, (Grecia), II 12, (incas) II 733, (m dogermanos), II 684, (Península pi renaica), I 216 217, (Roma), II 140 (Creta Grecia Micenas) I 282 286 (Gozo Malta), I 253, (Palestina Siria) I 365 —genuflexión ante las piedras de las encrucijadas (Grecia), I 283 —juramento sobre las piedras (celtas) I 341, (Grecia), I 283, (baria cu ñama), I 512 —libaciones a las piedras (celtas) I 339, (Promotorium Sacrum [Cabo San Vicente]) I 216 —procesiones a una piedra para im petrar lluvia (Latmos), I 283 334 335 —sacrificios a las piedras (germanos) II 283, (Dahomey yoruba), I 476 477, (gungaua Calabar Viejo ibo África ne gra), I 504 505 —unción de las piedras (Delfos) I 284, (Grecia) I 283, (ingassana), 1 518, (Mamre Beth El), I 367 —dios de las piedras preciosas (hin duismo), III 156 piedras cf meteoritos y omfalos piel del nacimiento, II 284 pierna humana amuletos en forma de pierna humana (Creta Egipto) I 271 pies (Bunseh), I 208, (Creta Este II), 1 258 pietas (Roma) II 152 155 156 pilas (África Occidental) I 432, (Babilo nia-Asina) II 449, (Ur) I 403 —pilas de piedra, I 171, (Egipto) 1 387, (Europa Occidental), I 391, (Hal Tarxien), I 253, (New Grange [ir landa]) I 194 195 307, (Santa Vitto na de Sern), I 246 (shinto), III 376, (Escandinavia Islas Británicas Penmsu la ibérica Francia Siria Palestina) I 194 196, (New Grange Loch Crew Matarrubilla), I 170 171, (Salamanca Irlanda New Grange), I 192
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-piedras-pila, I 276 359, (Beldorf), I 208, (Gezer [Tell Dzeser]) I 359 360 (Hal Safliem), I 253, (Hal Tarxien) I 252, (Ileiault), I 196, (Keraziye) I 360, (Petra), I 360 367, (Silwán), I 360, (baria cunama) I 511, (Escandinavia Islas Británicas Península ibérica Francia Siria Palestina), I 194 196, (Mediterráneo África [N ]), I 208, (Siria Palestina Europa [ O ] ) , I 359 360 pilar de piedra, cf también columna, I 297 298, (Bethsemes), I 367, (Creta), II 9, (Filacopí [Melos]), i ¿98, (germanos), I 346, (Israel), I 366, (Mane er Hroeck), I 174, (Pfalzfeld), I 203, (da rassa konso), I 514 515, (Hagia Triada Cnossos), I 298, (Palestina [N ] Siria), I 362, (Palestina-Sina Canarias), I 298 —aséráh (Palestina Siria), I 366, mas sébáh (Palestina Siria), I 366 —pilar de madera (África blanca Afn ca [O ]), I 383, (Palestina Siria), I 366 —pilar del mundo (África blanca), I 439, (Altai), II 325, (Cananas), I 421, II 277 319, (didmga), I 521, (germanos), II 325, (India), II 274 322 —pilar emblema del dios Min, I 381, pilar, emblema de la diosa Neith (Egipto), I 381, pilares ídolos (Petra), I 360 —pilar soporte de las almas (Palestina Siria), I 366, pilar soporte de los antepasados (germanos), II 277 303, pilar soporte de los seres superiores (Malta), I 254, (Isla de Hierro La Caldera Gran Canana), I 415, (Pales tina Siria) I 366 culto al pilar (Creta) I 279 297 298, (De los), I 280, (helenismo), III 144, (Cananas Malta Siria) I 298 299, (Gezo Hagiar Kim) I 254, (Gozo Malta) I 253 (Grecia Creta), II 12 —mesa de sacrificios ante el pilar de los sepulcros de Osms (Egipto), I 383 pildoras de inmortalidad (taoísmo), III 317 pintura (Creta), I 300, (Egipto), I 380 391, (etruscos), I 261, (Grecia), I 293, (Hagia Triada), I 272, (Península ibe rica), I 201 211, (Seddm), 1 195, (Te leilat Ghassül), I 363 364, (Wadi Ha mamat), I 377, (Cananas Malta), I 253, (Creta-Siria Palestina Cueva de los Le treros Los Millares), I 211, (Micenas Creta), I 264, (Salles Beira), I 205 —pinturas rupestres, II 73 274 680, (Al pera), II 311, (germanos), II 312 (hetitas), II 303, (Lascaux [Dordo ña]), I 202, (Sierra Morena), I 210, (Peña Tu Cataluña), I 205 pippala, árbol (budismo), III 222 pirámides (Egipto), I 52 265 390 408 433 434 453 455, II 405 447 5381 557, pi ramide de Dahsur, I 387 —pirámides escalonadas, II 405, pira mide escalonada de Zoser (Egipto) I 386 387, II 447 —origen de las puamides (Egipto), I 384 386 387
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IND
pitagonsmo pitagóricos (Grecia) I I 95 96 97 100 101 106 119 120 122 pisacas espíritus malvados devoradores de sangre cruda (hinduismo) I I I 159 pithoigla fiesta de la apertura de los toneles (Grecia) I I 42 pitia (Delfos) I j 2 9 I I 87 88 92 701 (ibo) I 501 502 placas ídolos cf ídolos placas votivas (Portugal Alcmteio Andalu cía [ O ] Mediterráneo ¡~E ] Egipto) I 214 planetas (Babilonia Asina) I I 433 (hele nismo) I I 205 (vedlsmo) I I I 89 —planeta Júpiter (Babilonia Asina) I I 444 planeta M i r t e (Babilonia Asina) I I 445 planeta Mercur o (Babilonia A s m a ) I I 442 444 —dioses de los planetas I 319 (hm duismo) I I I 157 (jimsmo) I I I 205 —dios del planeta Mercurio (Babilonia A s i n a ) I I 442 plantas (brahmamsmo) I I I 123 (ccltis) I I 240 (Grecia) I I 681 (maniqucis mo) I I 503 507 511 522 523 (Zara thustra) I I 625 —d)as (Egipto) I I 570 samolus (cel tas) I I 251 selago (celtas) I I 250 —planta de la vida (Babilonia Asina) I I 465 —luna creadora de las plantas (meas) I I 733 —ofrendas de plantas isti (brahmanis mo) I I I 105 plañideras ( S u n e r A k k a d ) I I 407 pléyades (hindú smo) I I I 146 (maya ) I I 727 plomos ibéricos (España) I 217 pneuma (cristianismo) I I 228 (Grecia) I I 71 (helenismo) I I 175 184 (cnstia nismo Israel) I I 230 —pneuma fuerza vital espíritu (mam queismo) I I 502 poblados modelo (Japón) I I I 393 poesía dios de la poesía (celtas) I I 243 diosa de la poesía religiosa (vedismo) I I I 90 poliandria (hmdulsmo) I I I 134 polldaimomsmo I 260 314 313 316 352 424 528 (Arabia) I I I 9 (celtas) 1 334, (germanos) I 345 I I 289 (Gre cía) I 316 325 (mdogermanos) I 349 (Israel) I I I 442 (Medirerraneo) I 342 (África Occidental Asia Anterior) I 367 (África Occidental Méjico) I 317 («er manos Europa Occidental Islas Britam cas) I 337 (Grecia Roma) I 341 poligamia I I I 674 (India) I I I 192 (ís lam) I I I 50 polis (Grecia) I I 49 68 77 80 85 100 102 10) 290 (helenismo) I I 164 165 1(6 167 169 1 6 272 273 174 181 197 —polis mediterránea I 267 268 347 (Creta) I 271 (Los Millares) I 172 —religión de la polis mediterránea 1 342 —dioses protectores de la polis (Creta Miccnas Grecia) I 318 329 —espíritus protectores de la polis (Gre cía) I 309 —héroes protectores de la polis (Gre cía) I 347 politeísmo I x m 31 32 184 223 260 26/ 297 314 316 3^4 324 333 334 W 352
MATERIAS
! E 390 392 424 473 482 490 323 323 328 54? 544 I I 274 289 644 I I I 567 670 671 675 686 6 9 2 " 701 (África [N ]) I 444 (África Occidental) I 449 507 (Asia Anterior) I 364 (Asia Oriental) I 317 (Babilonia A s m a ) I I 432 433 437 I I I 679 (budismo) I I I 268 (Chi na) I I I 308 (Egipto) I 381 387 388 389 (etruscos) I 263 (germanos) I 345 I I 289 (Grecia) I I 20 61 62 100 104 289 (helenismo) I I 167 209 214 215 222 (hmduismo) I I I 136 143 (ín dogermanos) I 313 316 349 I I I 82' (islam) I I I 30 65 (Israel) I 366 I I I 407 435 440 442 677 (mavas) I I 725 (Medlteiraneo) I 342 (Mcj co) I 471 (Mesopotamia) I 406 407 409 I I 370 416 417 (Polinesia) I I 289 (semitas) I 313 (shmto) I I 289 I I I 378 (Sumer Akkad) I x n I I 379 402 418 (taois mo) I I I 700 (vedismo) I I I 81 175 (yoruba) I 463 488 (Zarathustra) II 589 595 603 623 (África Occidental Egipto Asia Anterior Mediterráneo [ O ] África negra) 1 496 (Benin bini yoru b a D a h o m c y ) I 478 483 (Dahomey Me diterrineo) I 483 (Egeo Creta Micenas) I 323 (Egeo etruscos) I 263 (germa nos Europa Occidental Islas Británicas) I 337 (Grecia Creti) I 311312 (Gre cía itálicos celtas germmos) 1 3 1 2 (Gre cía Roma) I 341 (India Asia Anterior Tglpto Grecia germanos) I 316 (Italia etiuscos griegos) I 340 (Mesopotamia Asia Anterior Egipto Grecia) I 312 (Mesopotamia Siria Palestina hetl tas h u r n t a s Asia Anterior) I 368 (Ur Egipto) I 401 402 pomoenum lugar sagrado de la ciudad (Roma) I I 143 148 pomorzl secta rusa I I I 653 pompe (Grecia) I I 193 pongal fiesta del Ano Nuevo (hmduis mo) I I I 170 Poniente país de los muertos cf también Occidente (Egipto) I I 558 563 564 —señor de Poniente (Egipto) I I 573 pontífices (judaismo) I I I 546 (Roma) I I 140 149 217 —pontifcx maxlmus (Roma) I I 142 149 156 —colegio de pontífices (Roma) I I 142 popes (Rusia) I I I 643 popowy/l secta rusa I I I 642 posesión I 544 —posesión de los hechiceros (China) I I I 303 posesión de las sacerdt tisas (Miccnis) I 320 posesión de las si hilas (Grecia) I 330 —posesión por los antepasados (China) I I I 303 posesión por los dioses (asan ti) I 460 (Grecia) I 330 (shmto) I I I 375 posesión por el dios del ravo (yoruba) I 475 476 posesión por los muertos (Congo) I 491 (din 1 a) I 520 posesión por los seres superiores (asanti) I 465 (Micenas) I 320 (yoruba) I 478 (África Occi dental Grecia) I 296 poses on por el zorro (shinr.6) I I I 367 —chamanismo por posesión I I 281 nositivismo I 16 29 41 544 postes I 158 202 2)8 300 318 (Alemania [N ]) I 202 (barí) I 518, (bobo) 1
503 (Bretaña) I 203 (germanos) 1 346 (Mesopotamia) 1 4 0 8 (Siria [ S I ) I 408 (Egeo Grecia) I 203 (moni bon I o lango nllotes) I 518 519 (Renania Mcmania [ O Í ) I 203 (suecos longo bardos) I 349 —postes de los antepasados (germanos) I I 283 —postes falos (ainu germanos) I I 328 postes imágenes divinas (gemíanos) II 2 8 3 " (Palestina Siria) I 366 poste soporte de las almas (Loango) I 497 (bana cunama) I 512 (Ion gobardos Ucmum) I 203 (Palestina Siria) I 366 poste soporte de los an tepasados (África Occidental) I 365 poste soporte del ser supremo (lotu ko) I 521 —circulo de postes (Stonehenge) I 175 203 —cráneos de renos sobre postes (germa nos) I I 305 postrimerías (cristianismo) I I I 510 537 547 701 (mamqueismo) I I 508 (Zara thustra) I I 608 624 622 posturas (hmdulsmo) I I I 168 —posturas de la azala (islam) I I I 42 43 —posturas del cadáver (Niger) I 451 (Egipto El Amrah Abvdos Ncgadeh Bailas) I 378 —posición extendida (etruscos) I 261 ( C a n i n a s ) I 412 (Italia) I 256 —postura sedente (Mediten aneo Africi blanca África Occidental) I 186 (nasamones libios) I 440 —rodillas recogidas (El Adeimeh) 1 363 (África blanca) I 428 429 (Italia) I 256 (El O r n a n ) I 376 (Tell Arpaciye) I 397 (Ur) i 399 —sobre un costado (Malta) I 253 (Pantelana) I 255 —posturas durante la meditación (ve dlsmo) I I I 92, posturas sedentes asana (brahmanismo) I I I 116 (hm duismo) I I I 171 postulas sedentes zazen (budismo Japón) I I I 395 396 potar saccidote (vedlsmo brahmamsmo) I I I 106 potemktschmi secta rusa I I I 645 TOTVtO. OTJOÓOV, señora de los animales (Grecia) I I 33 pozo de las almas en la cueva de las almas bajo la roca sagrada I 361 practicas forenses dios de las practicas forenses (Babilonia A s i n a ) I I 444 pradhana fundamento (brahmamsmo) I I I 127 prakrtl forma primordial principio femé niño (brahmamsmo) I I I 127 128 129 (hinduismo) I I 646 I I I 138 139 140 141 142 147 163 171 172 173 177 178 —Vac — brahmán — prakrtl (hlnduis mo) I I I 138 Vac — prakiti ma ya — saktl (hmdulsmo) I I I 140 creí cion de Vac — prakrtl — saktl m i> i (hmdulsmo) I I I 139 —dualismo purusa piakrtl (biahmam mo) I I I 127 128 229 (hmdmsmo) I I 646 I I I 138 139 141 146 147 163 17 172 173 prana hálito vital respiración (brahma ( ri fo y la reltg
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nismo) I I I 110 112 (hmdulsmo) I I I 164 prapatti abandonarse a Dios (hmdulsmo) I I I 176 prarthana simaj sociedad de la oración (India) I I I 193 presada gracia (Ind a) I I 648 pratitya s imutpad i formula de la produc clon condicionada (budismo) I I I 254 pravrajm ascetas peregrinos I I I 104 preammismo I 32 539 346 330 (shinto) I I I 366 predestinación (hlnduismo) I I I 177 V% (ísl-tu) I I I 23 24 25 26 65 (judaismo) I I I 486 498 —qadar kadar (islam) I I I 25 65 predica hutba (islam) I I I 44 predicadores (maniqucismo) I I 525 pre dicador hatib (islam) I I I 44 prehistoria I 91 94 96 97 100 101 112 114 144 prehommidos I 89 107 108 109 prelogismo I 32 44 79 97 99 111 112 I I 267 prcma devoto amor a Dios (hmdulsmo) I I I 178 premios escatologicos (judaismo) I I I 498 —ptemio en el trismundo I 146 (Ba biloma A s i n a ) I I 467 468 471 (bhil) I 130 (Egipto) I I 569 (etruscos) 1 263 (helenismo) I I 177 202 (Israel) I I I 468 4o9 478 (judaismo) I I I 498 (Zarathustra) I I 599 608 609 —premios del paraíso (hmdulsmo) I I I 165 > —dios de h recompensa y del perdón de los pecados (aztecas) I I 712 —ministro de 11 recompensa (China) I I I 298 Premustcriense periodo I 142 preparadores del p i s o tirthankaras (jinis mo) I I I 1)) piesacrificio ( G r e c n ) I I 62 64 70 (Hagí i Triada) I 273 —presacnficlo a los héroes oraculaie (Grecia) I 308 presacnficio a los muertos (Grecia) I 306 presagios (Babilonia A s m a ) I I 452 473 4/3 (China) I I I 339 (mdogermanos) I I 701 (Roma) I I 147 —división del cielo para los presagios (Asia Anterior etruscos) I 260 —señor de los presiglos favor íbles (Ba bllonia A s i m ) I I 438 presbíteros colegio de presbíteros (cris nanismo) I I I 560 presidente de la doctrina (maniquelsmo) I I 525 presidente de los himnos y de las oraciones (maniqucismo) I I 32} presidente del mes o de las mstltucl nes piadosas vigilante de la recit icion de las predicas (maniqueismo) I I 521 l?resniki dulces secta lusa I I I 652 presocraticos (Grecia) I I 94 2 3 ° 9 5 2 3 98 100 101 219 pretas fantasmas (hmdulsmo) I I I 159 164 preta muerto (\edlsmo) I I I 90 (hmdulsmo) I I I 164 pretadeha cuerpo de muerte (hmdulsmo) I I I 164 pnmavera —primavera oriente (China) I I I 298 —dios de la p n m a v e r a (aztecas) I I 716 ?8
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ÍNDICE E
diosa de la primavera (aztecas) I I 716 —fiesta de primavera, phalgunotsava (hinduismo), I I I 169 —sacrificio de primavera (shuntó) II 314 —símbolo de la primavera toro (Su mer Akkad) I I 204 1 3 2 primer —primer antepasado I 509 510, (bam buti), I 564, (Creta), I 320 (Daho mey) I 483, (herero) I 503, (kim bundu ambo), I 458, (etruscos), I 263 (yoruba) I 466 472 —primer antepasado de los h e n e r o s (Dahomcy), I 482, primer antepa s^do del rey (yoruba), I 473 475 —culto a los primeros antepasados (baria cunama), I 511 — s i n t n a n o del primer antepasado (darassa konso), I 514 —primer muerto (Irán), I I I 97, (vedis mo) I I I 90 —primeros padres, I 125 (Hierro), I 422 —primera madre fund idora del grupo I 458 509 510, (dinka) I 519, (Hierro) I 421, (ibo), I 489, (ba n a cunama) I 512 —primer padre fundador del giupo I 458 509 510 (asanti) I 459, (dzur) I 521, (Hierro), I 421, (darassa konso), I 514, (herero /ulu) I 458 —primer padre de la humanidad, I 525, (bambuti), I 557 —culto a los primeros padres (Hierro) I 422 —primera pareja humana (Zarathustra) I I 615 primicias, cf sacrificios (y ofrendas), p n iniciales I I 61 329 690 l f 694, (Grecia) I I 683, (Israel), I I I 464, (libios), I 437 —sacrificios primiciales a los antepasa dos (yao wanyamwezi) I 497 saenfi cíos primiciales a los dólmenes (Pin hel), I 217 sacrificio primicial al fue go del hogar (Grecia), I 331, sacrifi cíos primiciales a los héroes ( G r e c u ) I 306, saciificio p n m i c i a l al ser su premo, I 142 143 primitividad, I 536 537 primitivos, cf pueblos natu des, I ix 31 73 79 84 88 89 92 95 99 100 122 137 140 141 147 148 198 448 529, I I 260 261 300 301 314 317 320 328 336 350 554 641 —religión de los primitivos, I 121 140 531 568, I I I 675 primogénitos consagración de los p r i m ó l e nitos (Israel) I I I 464, sacrificio de los primogénitos a Cenn (Cron), Cruaich (celtas), I I 248 princesa imperial, sacerdotisa de la diosa del sol (shintó), I I I 375 principes —principes solares (America), I 4 principe de las tinieblas (maniqucu mo) I I 498 -199 — sepulcros de los pnncipes (Micenas) I 280, (Sudan), I 434 principio del mal (Zarathustra), I I 589 591, principio de la oscuridad y del pe cado (Corea), I I I 347
principio primordial (germanos), I I I 312, (Grecia), I I 84 94 95 117 2 9 1 , (India), I I I 138, (taoísmo), I I I 311 318 —principio creador maya (hinduismo), I I I 178 —-pi incipios femenino y masculino del mundo (taoísmo), I I I 316 317 —puncipio supremo (Creta) I 311 p sioneros sacrificio de los prisioneíos ie guerra ofrecido por las walas (ger minos), I 348 ptocesiones (helenismo), I I 167, (Tibet) I I 300 —procesiones fálicas (Grecia), I I 97 2 3 7 —procesiones de la fiesta de Año N u e vo (Babilonia A s m a ) , I I 438 449 455 456 procesiones de la fiesta dipali kotsava (hinduismo), I I I 170 —procesiones con las fuentes soportes de los dioses (asanti) I 460 —procesión con las imágenes de los dio ses (Babilonia A s i n a ) , I I 438 447 449 455 456, (Egipto), I I 539, (Grecia) I I 193, (hinduismo), I I I 168 169, (mayas), I I 729, (Sumer Akkad), I I 388 413 416 —procesiones con la imagen del rey dragón (China), I I I 333 —procesión con la imagen de Nerthus (germanos) I 438 —procesiones para conjurar los malos influjos (Roma), I I 143, procesiones para impetrar la fecundidad (Magnesia) I 328 procesión para pedir llu vía (Grecia) I 325, (Latmos), I 283 324 325, procesión de mujeres para conseguir la lluvia (África blanca Ir landa) I 446 447 procesos de brujas (germanos), I I 347 profecía (budismo), I I I 389, (cnstiams mo), I I I 676, (islam), I I I 32 —profecías del r e m o mesiánico (Israel) I I I 535 —don de profecías (cristianismo), I I I 569, (Israel), I I I 450 profesión de fe, sahada (islam), I I I 23 28 40 profetas, I 5 3 , (Babilonia A s i n a ) , I I 475 (cristianismo), I I I 546 568 584, (ger manos) I I 345, (islam) I I I 10 11 15 29 30 31 65, (Israel), I x m 45 313, I I 475 I I I 407 411 432 433 435 436 437 442 449 450 452 458 459 461 463 465 467 474 475 477 478 493 496 500 507 509 518 520 526 531 536 540 541 545 551 553 554 558 586 671 685 702, (Rusia) I I I 645 —nabí' (Israel), I I I 450 —profetas escritores (Israel), I I I 442 476, profetas orficos vagabundos (Gre cía), I I 123 —profeta de Nidaba (Sumer Akkad), I I 400 —sacerdote profeta (Grecia), I I 92 —doctrina de la purera del profeta (ís iam) I I I 30 62 —intercesión del profeta (islam), I I I 31 32 —peregrinaciones al sepulcro del profeta (islam), I I I 64 —sello de los profetas (maniqueismo) I I 489 515 piofetisa (germanos), I I 332 345, (Israel), ITI 442 475
MATER]IAS —ban fathi (celtas) I I 247, kahen i (bereberes Aures) I 444 thriai (Gre cía), I I 87 walas (bereberes-Aures) I 444 445, (bructeros germanos) I 348 profetisas guardianas del fuego de la tribu (germanos) I I 326 profetismo, I I 337, (Babilonia A s m a ) , I I 475, (germanos) I I 344, (islam), I I 340 344 (Israel) I I 344 345 profetología (islam) I I I 23 703 progenitor excelso y venerable progenitot (shintó) I I I 371 venerable progenitor divino (shintó), I I I 371 prohibiciones (budismo) J I I 248 —prohibiciones mágicas (Babilonia Asi n a ) , I I 454 —prohibiciones de los electi (mamqueís mo) I I 529 —prohibición de comer la carne de las víctimas inmoladas a los ídolos (cris nanismo) I I I 561 570 prohibición de comer la sangre (cristianismo) I I I 561, prohibición de fumar (islam) I I I 65, prohibición de las imágenes (is lam) I I I 41 42 prohibición del m cesto, I 89, prohibición de los ms trumentos musicales (islam) I I I 42, prohibición de los juegos de azar (ís lam), I I I 14 41 prohibición del vino (budismo Tibet) I I I 287, (islam) I I I 14 41 42 65, prohibición de la usura, riba (islam) I I I 51 promiscuidad, I 75 76 86 99 111 546, (Finlandia) I I I 647 —promiscuidad ritual (hmduismo), I I I 184 —promiscuidad en la noche Bianu o Bennayo (fiesta de la fecundidad) (be reberes) I 447 prónoia, providencia (helenismo) I I 175 TipoTTcaSeEa y p L d T O u , I I I 669 671 propiciatorio, cubierta del arca de la alian ?a (Israel), I I I 424 453 proselitismo (hmduismo), I I I 133 prosternación —proskynese (helenismo), I I 169 1 7 , su gud (islam) I I I 43 prostitución sagrada (Asia Anterior) II 29 6 9 , (Babilonia Asina) I I 451, (ger manos), I I 290 (Grecia) I I 29, (hin dmsmo), I I I 168 1 3 9 , (Sumer Akkad), I I 407 prostitutas del templo cf hieródulas (Ba bilonia A s m a ) I I 450 464 —diosa de las prostitutas (Grecia) I I 28 protectores, cf daimones piotectores, espí n t u s protectores, genios protectores, he roes protectores protestantismo, protestantes I 27 39 139 140 I I 232 258 339 340 344 346, ITI 356 574 584 586 693 694 protoevangelio, I I I 466 protohomínidos I 89 proto Siva (India), I I 637 providencia divina (cristianismo), I I 6 0 U f | I I I 342, (helenismo), I I 175, (judais mo) I I I 486 prueba del agua (germanos), I I 267, prue ba del fuego (China), I I I 320, (germa nos), I I 267 pruebas de la existencia de Dios I 30,
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piueba histórica de la existencia de Dios I 147 148 prugum secta nisa I I I 652 >seudocpigrafos I I I 496 2 psicología de la n l i g i o n , I 17 27 29 30 39 40 46 61 TT 629, I I I 677 psicopompo conductor de las almas (etius eos), I 261 (germanos) I 436, (Gre cía), I 286 I I 26 psyche, alma (Giecia) I 293, (mamqueís mo) I I 502 510 514 publícanos, I I I 572 pudgala, materia (jinismo) Til 203 204 pudgala, persona (budismo) I I I 204 19C 242 243 252 253 pudgalavadin, secta (budismo) I I I 243 252 253 pueblos —pueblos del mar, I 268 —pueblo de Yahveh, I I I 415 —pueblos culturales, I 537 541 —pueblos fabulosos del borde de 11 tierra I I 263 pueblos naturales pueblos primitivos I ix 31 73 79 84 87 88 89 92 95 99 100 112 137 140 141 147 148 198 269 529 I I 260 261 300 301 314 317 320 328 336 350 556 641, religión de los pueblos primitivos, I 121 140 531 568, I I 262 266, I I I 675 —pueblos agricultores, I 313 543 I I 737 738 —pueblos cazadores, I ix x 47 53 144 315 543 559 561 564, I I 240 264 265 271 302 304 306 328 330 694 739 —pueblos etnológicos más antiguos y primordiales, depredadores, pueblos marginales o pueblos resto, I ix x 90 91 105 114 115 116 140 142 143 144 145 146 149 313 458 525 552 568 I I 262 274 289 631 638 650 —pueblos ganaderos, pueblos pasto res, I ix x xi x n 313 317 437 521 I I 308 335 694 —pueblos recolectores, I ix 537 543 I I 288 p í e n t e del trasmundo (incas), I I 734, (ís lam), I I I 32 —puente Cinvat, puente de la separación (Zarathustra) I I 608 609 612 618 nuerta (Grecia) I 298 —puerta de Istar (Babilonia A s m a ) I I 455 —Puerta de los Leones (Micenas) I 269 —dioses de la puerta (China) I I I 336 puja, culto veneración simbólica (hin dmsmo) I I I 167 168 169 193 208, «pu ja tantnco» I I I 185 iul kyo, bukkyo doctrina de Buddha (Co rea), I I I 350 pulpito, mmbar (islam), I I I 44 oureza (brahmanismo), I I I 113 —p ire/a originaria (maniquí ismo) 1 [ 495 —deposito de pureza (Sumei Akk id) TI 394 —doctima de la pureza del piofcti (islam), I I I 30 62 —mandamiento de pureza (hindmsmo), I I I 135 166, (islam) I I I 40 41 42 (ls rael), I I I 464, (maniqueismo) II 521 mandamiento pitagórico de 11 pureza (Grecia), I I 9 5 2 U
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MATERIAS
— mandamiento de pure/a ritual, TI 695, (Babilonia A s i n a ) I I 460 (shintó), I I I 374 376 377, p u r e / i de conciencia (islam), I I I 24, pu reza corporal (islam) I I I 24 purgatorio (judaismo), I I I 499, purgato rio, hamestagan (Zarathustra), I I 613 614 s l purificación, I I 492, (Atenas), I 326, (Ba bllonra A s i n a ) , I I 453, (cilstianismo) I I 228, (Grecia), I 283 286 325 I I 31 63 7 4 1 8 0 71 78 86 87 88 101 121 122 683, (helenismo) I I 206 216, (mduis mo), I I I 171, (ibo), I 492 499 ( m dogermanos), I I 695 703 (Israel) I I I 457 465 (judaismo) I I I 490 492 562 (mamqueismo), I I 522, (Roma) I I 141, (Rusia), I I I 648, (shintó), I I I 376 377, (yoruba), I 474 —catarsis (Grecia) I 283 286 325, I I 31 63 7 4 1 8 0 76 78 86 87 88 101 121 122, lustratio (Roma), I I 141 143, lustratio del ager íomanus, I I 144 —purificación del alma (helenismo), I I 186, purificación de los escudos sagrados (Roma), I I 144, purificación del sacerdote (Zarathustra), I I 582, (Su m e r A k k a d ) , I I 389 —purificación poi el agua, cf también lavatorio (aztecas), I I 7 2 1 , purifica clon rústica en el agua sagrad i (bon), I I I 285, p inficacion con agua co m e n t e antes de la oración (maniqueísmo), I I 526 —purificación en los n o s (celtas), I I 240, purificación en el rio Illso (Grecia) I I 125 —purificación por el metal fundido (Zarathustra) I I 621 —estanque de la purificación (SumerAkkad), I I 392 punficadores profesioiales (Giecla) II 78 —massu, masmasú (Babilonia A s i n a ) , I I 452 purohita, sacerdote de la corte (vedismo brahmanismo) I I I 106 purusa, ser pasivo, piineiplo masculino (brahmamsmo) I I I 127 128 129, (hlndmsmo), I I 642, I I I 141 147 163 171 172 173 —purusa = atman (brahmamsmo) III 127 130, atman purusa (biahmanis mo) I I I 128 229 —dualismo purusa prakrtí (brahmams mo), I I I 127 128 129 (hmduismo) I I 636, I I I 1*8 139 141 146 147 163 1/1 172 173 purusamedha sacrificio humano ( b r J i m a ni 3 mo) I I I 105 Q\DMt, predestinación (islam), I I I 25 65 a a d a n e s , secta (islam), I I I 25 26 cjadinya, orden de derviches (islam), I I I 61 , , qibla orientación durante la oración (ls lam), I I I 13 42 43 47 702 qisas, venganza de sangre (islam) I I I 51 quiromancia (hmduismo), I I I 169 quraisies, c l i n , I I I 10 14 16 18 48 52 701 RABINOS (judaismo),
III
486 489
491
492
493 495 520 531 „ ,„, racionalismo, I 20 21 22 24 27 40 41 316
II 153 I I I 376 669 672 675 676 683 685 689 693 i icismo, I I 266 267 270 radha soami, secta (India) I I I 190 ridhavallabhis, secta (hinduismo), 111 179
i5i
lajayoga, yoga regio (India), I I I 171 172 t tk'a, reverencia (islam) I I I 43 47 raksasas, espíritus malvados (hmduísmol I I I 159 Ram idan ayuno en el mes de Ram 'dan (islam) I I I 23 40 44 46 47 Ramiknshna Misión Ramaknshna (In día) I I I 198 211 214 3 0 7 ramas de árboles usadas en el culto (Gre cía), I 298, ramas soportes de las al mas, I 301 r a m w a n t ' s , secta (hmdulsmo), I I I 179 186 188 rapto —rapto de las sabinas (Roma) I I 137 —rapto del toro lunar (helenismo), I I 204 —rapto al Elíseo (Grecia), I I 1 3 0 , 2 \ r i p t o al tercer cielo (cristianismo) TI 227 raskol, cisma de la iglesia rusa ortodoxa, I I I 640 653 íaskolmki cismáticos (Rusia), I I I 591 640 641 65} 656 ratones (Grecia), I 310 —dios de los ratones (China), I I 299, (Giecia), I I 31 —señor de las ratas y de los ratones (germanos), I I 299 n y o , I 458 540 (barí), I 5 2 1 , (biahma msmo), I I I 125, (ITezzan), I 476, ( l s rael), I I I 4 3 1 " , (Sumer Akkad) I I 401 (Aftlca Occidental etruscos nandl) I 521, (Roma Giecia), I 325 —rayo mensajero de los dioses (\edis mo), I I I 86 —layo de Zeus (Grecia) I I 118 —adivinación p o r el rayo (Asia Ante ñ o r etruscos), I 260 —d timón del r a \ o (África Mediterráneo \ o r u b a ) , I 474 —dios del rayo, I 506 (aztecas), I I 717, (Bibilonia A s i n a ) , I I 446, (C hi na), I I I 334, (Dahomey) I 481, (G-e eia) I 283, (incas), I I 734, (Indi, 1 I I 6 7 1 , (mayas), I I 727, (Sumel Ak kad), I I 393, (yorubi) I 473 475 481 (D thomey romanos etiuseos) I 480 481 —dios supremo dios d t í rayo, I 52), (íbibio) I 4 9 1 , (yomba), I 474, dios de la viruela dios del ravo (Dahomey), I 477 — dios del rayo antepasido del ley (yoruba), I 467 471 47} dios del n > o héroe engañador, tnckster ( g n e gos germanos yoruba) I 4 / 3 475 —dios del rayo dador de la lluvia (ib'bio), I 4 9 1 , (voiuba) I 474 —altires del dios del layo (Grecia), 1 325, (yoruba), I 475 — mlosacnficio del dios del rayo en el aibol sagí ido (yomba), I 474 —c ibaílo del dios del rayo (yoruba 1 1 474 c i m e r o jarrado del dios del rayo (yoruba), I 467 474 —emblema del dios del rayo (yoiuba Dahomey) I 481
— médium del dios del ia>o (yoluba) I 474 —mensajeio del dios del rayo águila (íbibio) I 491 —posesión por el dios del rayo (yo ruba), I 475 476 —reino del dios del rayo (yoruba), 1 469 —secerdotes v sacerdotisas del dios del rayo (Dihomey), I 4 8 1 , (yoru ba), I 468 473 474 475 —sacrificio de un carnero a los dio ses del rayo (Dahomey), I 481, (yo ruba), I 474 —santuario del dios del rayo (Why da), I 4 8 1 , templos del dios del rayo (Dahomey), I 484 —piedras del rayo (Grecia), I I 16, (ma di), I 519, (yoruba Dahomey) I 481 —símbolos del rayo (Gytheion M i n t i n e a Grecia), I 283 raza divina (Japón), I I 340 rebaños —dios de los rebaños (hindulsmo), I I I 151, (Sumer Akkad), I I 431 —guardián de los rehuios celestes (shin to), I I 314 recintos funerarios circulares, cf sepulcros en rotonda, I 274 276 recipientes —recipientes para libaciones (Cnossos) I 289, (Creta), I 298 299, (Micenas) I 285, (Creta Grecia África Occiden tal) I 290 291 —recipientes para ofrendas de alunen tos (África Occidental), I 303 (Gre cía), I 303, (Península pirenaica), 1 239 240 —recipientes para ofrendas de alimen ros soportes del alma y de los seres superiores (Atnea Occidental G r e cía) I 303, recipientes para ofren das de alimentos soportes de los Dioscuros y de Zeus Ktesios ( G r e cía), I 303 —recipientes para sacrificios, 1 295, (Egeo Mesopotamia), I 405 —recipientes para sacrificios soportes de las almas (ibo Nigeria [S ]) I 542, recipientes de sacrificios sopoi tes de los antepasados wanyamwe zi), I 497 —ofrendas de recipientes móviles (Me sopotamia), I 207 recitador de la p l e g i n a en comunidad l m t m (islam), I I I 43 recolección fiesta de la recolección (es lavos), I I 360, ( I s n e l ) 111 464 recolectores, cf jiucblos lecolectoies 1 537 543 —cultura primitiva de los recolectóles I IX —dios supremo de los pueblos recolec tores, I I 288 —religiones de los pueblos recolectores, I ix recompensa, cf premio redención (Babilonia A s i n a ) , I I 466 473, (brahmamsmo), I I I 124127, (cnstiams mo), I I I 707, (Grecia), I I 123, (hele nismo), I I 230 231, (maniqueismo), I I 504, (Roma), I I 152 —redención del hombre p u m o i d n l (ma niqueismo) I I 502 502
869
u de mor (y salvador) (budismo), I I I 330, (Israel) I I I 466 467, (judaismo), I I 220 (maniqueismo), I I 515 516 —soter, salvador (helenismo), I I 169 170 —redentor redimido (maniqueísmo), I I 486 497 500 502 506 511 512 514 517 —dios salvador (Babilonia A s i n a ) , I I 445 4 6 1 , (budismo China), I I I 342, (Grecia), I 283 295 308 (helenismo) I I 184, (Roma), I I 152 —espíritu salvador, spenta mainyu (Za rathustra), I I 592 —inmortales salvadores, ame sha spentas (Zarathustra), I I 589 594 601 623 624 625 —rey salvador (Babilonia A s i n a ) , I I 453, (helenismo), I I 169 170 reencarnación (renacimiento o transmigración de las almas, metempsícosis, I 543, (África), I 526, (aztecas), I I 721, (biah manismo), I I 652, I I I 114 115 124 127 238 242 2 5 3 4 7 , (budismo), I I 343, I I I 238 242 253 254 255 267 2 6 9 " , (bu dismo China), I I I 322 323 329 332, (celtas), I I 245 246, (China), I I I 3 3 1 , (germanos), I I 313, (Grecia), I I 95 98 101 106 116 119 120, (hmdulsmo), I I I 139 163 164 1 6 5 1 " , (India), I I 643, I I I 132 192 193 1 9 4 1 , s 196 213 289, (maniqueísmo), I I 490 513, (Rusia), I I I 647 648 6 5 1 , (Tibet), I I I 2 8 5 , (vedis mo) I I I 90, (África yoruba), I 468, (hmdulsmo bhll), I 130, (ibo África), I 498, (romanos etruscos), I 263 —samsara (brahmamsmo), I I 643, I I I 126, (budismo), I I 645, I I I 238 257 259, (hinduismo), I I I 141 142 155 165 177 180 181 183, (India), I I I 127 132 189 192 193 213, (jimsmo), I I I 200 204, (maniqueísmo), I I 512 —reencarnación del padre en el hijo (brahmamsmo), I I I 124 —reencarnaciones de Chang Tao lmg (China) I I I 323, reencarnación de Cristo (India), I I I 195 —tribunal de las reencarnaciones (China), I I I 331 icforma(s) (Babilonia A s m a ) I I 435, (islam), I I I 63 68, (zoroastnsmo), I I 485 —Reforma protestante I I 74 340 345, reforma zarathústnca (Irán), I I 575 625 —reforma de Ekhnatón, Amtnofls I V (Egipto) I I 540 541 542 544 545 555, I I I 438 680, icforma de Ilammura bi (Babilonia A s i n a ) , I I 444 450 469, íefoima del patnarca Nikon (Rusia), I I I 639 640 642 643 656, reformas de Pedro el Grande, I I I 640 641 leformadoies, I I I 7 0 2 ' " , (cristianismo), I I I 584, (India) 111 244, (índogermanos), I I 338, (islam), I 56 62 legiones del mundo (aztecas), I I 719, (mayas), I I 728 regnator o m n m m (irminones) I I 339, (semnones), I 347, I I 275 276 277 —bosque del regnator o m n m m (semno nes), I 501 —rema del cielo, caelestls (cartaglnc ses), I I 28 G 7 , rema del cielo, esposa del dios del cielo (Babilonia A s i n a ) , I I 437 4 4 1 , reina del cielo, madre oagrada (China) I I I 338, reina del
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INI
mundo (bon) III 285 rema del grai país del reino de los muertos (Babí loma Asina) II 445 rema de los Wanen (geimanos) II 790 rema copula de la rema con el c ib iH sacrificado cf asvamedha (C recia India) I 295 remo —remo central (China) II 332 —remo de Amida (budismo Japón) III 3)0 remo le Ahriman reino de la mentira (Zarathustra) II 597 601 r mos de Buddha (budismo Japón) III 390 remo del Siblo Señor reino celeste de la verdad (Zarathustra) II 591 600 601 602 603 609 613 reino de Yama (vedismo) III 91 —reino del dios de la lluvia (aztecas) II 719 724 remo del dios del ra>o (yoruba) I 469 remo de los espiri tus bhuvar (hindmsmo) III 162 reí no de los inmortales (China) III 317 remo de la luz (Corea) III 347 (mamqueismo) II 498 499 502 513 531 remo de la oscuridad (Zarathus tra) II 622 reino del señor del cielo (China) III 301 —reino de Dics (cnstlamsm >) III 508 509 510 518 519 526 529 530 533 534 537 538 546 554 574 706 (Israel) III 466 467 (judaismo) III 495 (Rusia) III 643 —re no de los cielos (cristianismo) III 520 522 525 535 536 545 580 583 (judaismo) III 492 —remo mesianlco (Israel) III 46/ 470 535 (judaismo) III 496 512 —remo de los mil anos (Rusia) III 648 —reino de los muertos (aztecas) II 71/ 719 (Babilonia Asina) II 445 446 465 467 468 (bambuti) I 562 563 (Benm) I 485 (brahmanismo) 1) 125 (Camerún) I 491 (Congo) I 491 (Egipto) II 202 558 559 560 5Í 569 (eslavos) II 360 (Grecia) 1 59 II 64 129 (hinduismo) III 156 161 (Petit Morm) I 205 (llanda) I 496 (vedismo) III 90 91 (rgiptt helenismo) II 195 (silluk dmka) 1 516 —remo de los bienaventurados (m niqueismo) II 505 (Zarathustra) II 591 reino intermedio hamestagan lugar de los me/clados purgatorio (Zarathustra) II 611 613 614= relámpagos (Israel) III 427 relativismo histórico III 688 691 696 69 relicarios torres relicarios stupa (budis mo) III 223 idieves (Creta) I 300 (Grecia) I 294 (Hal Tarxien) I 252 253 (Kivik) I 206 (Mesopotanna) I 405 (Petit Mo nn) I 204 (Malta Sicilia) I 251 —relieves rupestres soportes de las 1 mas (Petit Morm) I 205 rehgio I 34 35 II lj6 (Komi) II 137 152 —religio civlhs II 130 215 216 rell gio mythica II 100 130 215 217 222 223 religio naturalls III ( 6 rell gio philosophlca (Grecia) II 101 130 215
MATERIAS
E rehgion(es) (África) 157 410 433 II 535 374 (África menoi) I 392 (África Oc cidental) I 260 296 345 453 502 (algon qmos) I x (America) I 314 II 707 739 (Arabia) II 210 III 9 10 440 (asantl) I 465 (Asia) I 57 565 5(6 II 365 704 III 8 502 675 (Asia Ante rior) I 260 324 II 9 56 III 89 678 685 (Asia Menor) I 324 II 210 (az tecas) II 710 724 (Babilonia Asina) II 370 371 379 382 421 475 III 89' (bambutl) I 552 565 (bereberes) I 441 448 (bhil) I 122130 II 632 (Cahfor nía Central) I x (canarios) I 410 425 (celtas) 5 I 333 334 II 235 252 (China) I 35 ° II 265 335 337 340 III 291 342 348 351 (Corea) III 343 357 (Creta) I 179 263 263 310 311 II 9 13 32 41 (cuscitas) I 507 (Daho mey) I 465 488 (Egeo) I 259 (Egip to) I xi 365 381 3)0 394 II 9 284 42< 471 535 574 630 III 680 (eslavos) II 353 363 (Etiopia) I 507 522 (etruscos) I 259 263 (Europa) Ib7 151 352 395 448 506 (remcia) II 185 (galla) I 507 510 (germanos) I 3 344 349 II 59 255 351 (Grecia) I 259 262 312 316 318 324 471 II 3 131 III 698 (helenismo) II 131 159 233 (meas) II 730 739 (In día) II 622 625 627 654 III 69 280 (indogermanos) I 156 345 349 538 II 14 285 301 302 304 6)5 704 III 80 (in doiramos) III 801» 83 89 (Irán) II 477 534 575 625 (Israel) I 540 II 155 225 III 401 479 507 678 682 692 698 (Japón) II 292 341 III 348 359 397 (kaffa) I 510 (Lacio) I 340 (libios) I 435 441 (mayas) II 724 730 (Medí terraneo) I 342 365 425 466 506 (me gahtico) I 8 158 242 260 341 344 346 367 369 422 425 507 522 524 529 (Me sopotamia) II 367 475 (Micenas) I 179 263 263 310 311 (nabateos) I 367 (ne grito) I 565 567 568 (mlotes) I 521 522 (paleolítico) I 140144 (pícenos) I 257 (pigmeos) I 542 552 565 568 (Ro ma) I 259 262 342 II 59 133 158 207 (sardos) I 249 (selish) I x (semang) I 542 566 (semitas) II 208 680 (sem nones) I 345 II 275 (Siria) II 101 M3 (Sudan oriental) 1507 522 (Sumer Ak kad) II 367 419 431 (Tibet) III 281 289 (toltecas) II 715 (yamana) I 130 140 (yoruba) I 465 488 (baria cunama) I 512 —religiones < culturales > II 262 268 294 III 692" religiones diferencia das I 537 religiones especializadas I 538 religiones mdlfercnciadas I 537 538 religiones natutales II 265 294 III 692" religión positiva I 22 religiones reveladas III 692" religión sobrenatural III 692" —religión domestica (Roma) II 140 religión estatal (incas) II 731 re ligiones locales (Egipto) II 556 religiones nacionales II 261 271 275 278 294 331 351 III 133 690 692" (China) II 340 (Japón) II 292 III 348 religión oficial (Babilonia Asina) II 466 (Roma) II 207 religión popular (Grecia) I 310 II 19 53 102 religión publica (Gre cía) II 183 religiones tribales I
53 II 276 348 (meas) II 730 re ligiones universales I 2 242 11 261 329 331 351 III 198 389 428 (89 692" 695 (Asia) III 696 (cris nanismo) III 406 (semitas) II 344 —religión de las altas ci lturas II 17 (África Occidental) I 296 345 (Asia) III 675 (China) II 340 religiones de las culturas prímulas I x religiones de la ctltura prl mitiva I ix x xn religiones de las culturas superiores I xi rell glones de los pueblos etnológicos mas antiguos y primordiales I 103 115 221 122 146 537 538 III 698 (California) I x religiones de los pueblos cazadores I ix x 53 rell giones de los pueblos cultlvadoies I x 53 religiones de los pueblos naturales I IX religiones de los pueblos pastores I x XII religión de los pueblos primitivos I 531 568 II 259 290 III 675 696 reh glon de los pueblos recolectores I IX
—religión de los apostóles (cristlams mo) II 232 religión de la iglesia primitiva (cristianismo) III 548 574 religión de los patriarcas (Is rael) III 439 442 —religión de Abrahan (Israel) III 13 47 religión mosaica (Israel) III 408 410 475 religión homérica (Gre cía) II 48 51 —religiones de fundador III 691 699 708 —religión de Confucio III 700 re llglon de Ekhnaton (Egipto) II 540 541 542 544 545 III 438 religión de Jesús III 503 )86 religión de Mam II 477 534 593 religión de Zarathustra II 515 575 (25 III 678 —religión agraria I 53 490 II 337 (bereberes) I 444 44(441 (Danu bio) II 8 (Europa) I 446 448 (Ro ma) II 137 140 religión astral (Ba bilonia Asina) II 433 religión de la fuz venerable (maniquelsmo) II 534 religión de la naturaleza (Irán) II 624 (Siberia Asia central) III 346 religión solar (Babilonia Asirla) II 439 441 (Egipto) III 438 (geima nos) II 311 (incas) II 731 -religión atea cf también ateísmo (bu dismo) III 244 religiones monoteis tas cf monoteísmo religiones poli teístas cf politeísmo relig on^s sin cretistas (China) III 326 342 (India) III 78 186198 religiones teístas cf teísmo —religión de los Asen (germanos) II 282 religión de los dioses olimpí eos (Grecia) II 99 203 (helems mo) II 188 religión de los U a nen (germanos) I 344 II 282 337 —religión de Apolo (Grecia) II 3i religión de Hcrmes (helenlsmc) II 338 religión de Isi (h knismo II 338 religión de Júpiter (Roma) II 340 378 religión de Mardul (Babilonia Asina) II 434 444 462 466 religión de Ma/d-t (Irán) II 606 609 religión de Samas ÍBabí
871
loma Asina) II 439 441 religión le Siva (h nduismo) III 147 rell gion de Vesta (Roma) II 378 re ligion de Wodan (germanos) II 348 religión de Zeus (Grecia) II 20 —religión ¿,nostica (maniquelsmo) II 483 486 relij, on migica II 680 re ligiones mistéricas II 332 339 III 686 (Ronn) II 151 —religión Icl am r de Dios (cnstiams mo) III 6T84 6)2 religión del amor de Dios religión de la bhakti (India) II 643 648 65(1 III 151 266 religión de la encarnación (cristianismo) III 692 religiones del ciior II 515 re llgion de la huminidid I 15 rell glon de la mtranquilldid (Israel) III 692 religión de la justicii (maniqueis mo) II 515 religiones del Libro III 12 32 47 50 53 (ir iniquelsmo) II 487 religión de la luchi contri el mal (Zarathustra) III 692 religión del ñus (mamquelsmo) II 489 rell glon de la razón I 22 religión de la revelación de la historia (Israel) III 692 religiones de salvación II 332 339 (Babilonia Asma) II 466 (budismo) III 389 religión de la ver dad (mamqueismo) II 515 religión de la voluntad y de la obediencia (Israel) III 692 —religión y ciencia I 18 21 religión y cultura I 52 57 religión y derecho I 51 religión e individuo I 57 69 religión y lengua I 4 religión y so ciedad I 52 57 —ciencia de las religiones I 21 28 72 102 —fenomenología de la religión III 695 —filosofía de la religión I 22 II 629 —historia comparada de las religiones I 71 101 536 538 538 539 III 692 —psicología de la religión I 17 27 46 61 II 629 —sociología de la religión, I 53 —crisis de la religión I 54 —definición etimológica de la religión I 34 35 35 47 definición kantiana de la religión I 45 —esencia de la religión I 34 51 —fundamentacion de la religión I 27 31 —origen de la religión I 23 27 30 537 538 540 546 547 549 552 567 568 II 99 III 670 —sucedáneos de la religión I 47 51 —tipos de religiones III 692 reliquias (budismo) III 227 (budismo China) III 321 333 (Grecia) I 322 —reliquias de los antepasados I 522 (Dahomey) I 484 reliquias de los héroes (Grecia) I 306 307 reliquias le los héroes espadas (Grecia) I 303 reliquias de los muertos cráneos (ibo Nigeria) I 492 reliquias del rey mierto emblemas de la realeza (Afn ca) I 484 (yoruba) I 469 (Lunda Congo [S ] África Oriental Uganda tsokwc Loa Oo) I 496 498 —íeliquias de Buddha III 258-' lto a las reliquias (budismo Japón) III 392
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ÍNDICE E
—culto a las reliquias d^ Buddba I I I 258 5 —culto a las reliquias del rey muei to (Uganda) I 496 —juramentos sobre las reliquias del rc\ muerto (África Tenerife) I 420 íemedios mágicos (China) I I I 337 renacimiento en el país puro cf también reencarnación (budismo Japón) I I I 392 reno I I 307 — ihogamiento de renos (ostiacos) II 305 cazadores de renos I I 304 306 —criadores de renos I I 305 renovación del fuego agnyadheya (brah manismo) I I I 107 representante del profeta halifa califa (islam) I I I 16 íeptiles seres infernales (maniqueismo) I I 498 resplandor divino chvarnah (Zarathustri) I I 604 respiración (hinduismo) I I I 171 —atinan (brahmamsmo) I I I 110 pra na (brahmanismo) I I I 112 —métodos de respiración (taoismo) ITT 316 318 respuesta (maniqueismo) I I 501 502 508 restauración del mundo frashokcreti (Za rathustra) I I 616 617 621 622 resurrección (Babilonia Asina) I I 468 (germanos) I I 335 (maniqueismo) I I 532 —resurrección del dios (baria cunama) I 511 resurrección del semidiós mas culino héroe de la naturale/a (Asia Anterior) I I 200 201 202 —resurrección de Adonis (helenismo) I I 197 202 resurrección de Atis (helenismo) I I 198 199 resurrec clon de Marduk (Babilonia A s i m ) I I 455 resurrección de Osiris (he lenismo) I I 157 resurrección de Purusa (vedismo) I I I 100 107 re surrección de Quctzalcoatl (aztecas) I I 714 resurrección de Tammuz (Babilonia Asina) I I 443 —resurrección de Jesús I I I 547 548 549 550 551 555 560 563 588 705 706 —resurrección d e los machos cabrios de Thor (germanos) I I 329 —resurrección de los muertos (en st i a msmo) I I I 664 (islam) I I I 28 31 (Israel) I I I 469 ()udaismo) I I I 48S 495 496 497 (Rusia) I I I 651 (Zari thustra) I I 607 614 615 616 617 622 —tehayyat ha metim (judaismo) I I I 497 —resurrección de la hija de Tairo IT"! 536 resurrección de Lázaro II \ 515 revelación I 25 28 30 39 44 45 313 540 I I I 406 673 694 (cristianismo) I x \ 21 41 144 I I 59 233 I I I 11 442 481 585 675 (helenismo) I I 215 (hinduis mo) I I I 184 l b 3 (islam) I I I 13 32 33 59 (Israel) I I 220 I I I 11 409 411 442 445 450 477 518 (judaismo) I I I 11 501 (mamqueisPio) I I 489 490 491 495 506 514 51( 532 (\cdisrro) I I I 80 81 —ava (islam) I I I 33 sruti (vedismo) I I I 79 —revelación natural 1 18 111 ( 1 673
675 676 revelación primitiva I 118 145 148 313 367 568 —revelación del Sinai (Israel) III 418 2 6 447 —revelación de la alianza (Israel) I I I 418 3 f 447 revelación d e la nuev i alianza I I I 449 revelación de la gnosis (maniqueismo) I I 492 revé lacion del nombre de Re (Egipto I I I 430 revelación del nombre de Yahveh (Israel) I I I 4291*9 430 432 433 revelación del ñus (maniqueis mo) I I 518 523 revelación de la voluntad divina (germanos) I I 345 —angeles mediadores d e la íevehcion (Israel) I I I 477 —magia de revelación (Grecia) I I 71 92 reverencia rak a (islam) I I I 43 47 revivificación de los muertos tehayyat ha metim (judaismo) I I I 496 revolución francesa I 20 revolución ru sa de octubre de 1917 I I I 626 640 650 rex sacrorum (Roma) I 342 I I 142 689 rey(es) I I 689 (Cnossos) I I 11 (Daho mey) I 483 (Eleusis) I I 124 (Mau rítanla) I 439 (Mesopotamia) I I 468 (Micenas) I 322 —reyes Christi vicarn (anglosajones) I I 690 rey hijo y representante de la deidad (Egipto) I I 539 (Sumer Ak kad) I I 468 reyes imagen (salmu) de la deidad (Babilonia A s i n a ) I I 453 rey mediador (Babilonia Asina) I I 453 rey médium del dios del cielo Egipto) I 394 rey médium del dios del sol (Egipto) I 394 rey responsa ble de la lluvia (dinka silluk) I 520 reyes sacerdotes I 54 I I I 212 ü o (Babilonia Asina) I I 453 (Egipto) I I 531 548 (Grecia) I I 69 (Roma) I 342 I I 141 142 689 (yoruba) I 466 472 473 (Creta Micenas) I 281 (Fuertevcntura Gran Canana) I 421 rey salvador (Babilonia Asina) I I 453 reyes sombra (sillu) de la deidad (Ba bilonia A s m a ) I I 453 —rey dios rey cf señor —reyes divinizados reyes dioses I 54 I I I 212 °- (Afnca romana) I 439 (Asia Anterior) I I 282 (Benin) I 487 (helenismo) I I 169 171 (incas) I I 738 (Sumer Akkad) I I 380 395 400 401 453 —rey primordial (Irán) I I 302 rey sustituto o rey d e mascaras sar puhi o salam puhi (Babilonia Asina) I I 454 455 456 rey de las satuinalias 1 436 —antepasados de los reyes I 504 (Afn ca Occidental) I 309 333 (Benin) I 486 (Dahomey) I 484 (yoruba) I 467 473 475 (Egipto asanti) I 394 —culto a los reyes divinizados (hek. msmo) I I 169 171 (Sumer Akkad^ I I 395 400 culto a los reyes muertos (Tenerife) I 420 (Creta Micenas) I 274 —deberes de los revés (hinduismo) I I I 135 fi nerones religiosas de los reyes cf también rey saceidote ( G r e n 0 I 281 (Roma) I I 141
ERIAS —humillación del rey (Babilonia Asín i) I I 455 —imágenes de los reyes (Egipto) T 392 (Sumer Akkad) I I 397 409 —-imposición de las manos del rey (Fran cía) I I 690 (Lacio Inglaterra) I I 689 —-mujeres d e los reyes muertos (silluk) I 517 —occisión ritual del rey (Babilonia Asi n a ) I I 452 (germanos) I 349 I I 292 335 (yoruba) I 466 —rehqui is del rey muerto (África) I 484 (Uganda) I 496 (yoruba) I 469 (África Tenerife) I 420 (Lunda Congo [S ] Afnca Oriental Uganda tsokwe Loango) I 496 497 —sacrificios a los reyes muertos (yoru ba) I 468 sacrificios hum nos a los reyes m u e r t o s (Abydos) I 379 (anuak) I 519 (Benin) I 487 (Ca nanas) I 486 (Dahome\) I 484 (Ur) I 399 401 (voruba) I 468 469 (escitas Benin) I 325 —sepulcros d e los reyes (Biblos) T 358 (Sudan) I 401 (Ur) I 39)404 (Egeo celtas) I 339 —seipiente del rey (Bava) I 495 —soportes del alma del rey (Dahomey) I 484 (Egipto) I 392 (yoruba) I 468 —templo de los reyes divinizados (Su mer Akkad) I I 397 398 templos de los reyes muertos (Egipto) I 388 —tionos d e los reyes divinizados (Su mer Akkad) I I 401 riba usura (islam) I I I 51 nf i íya orden d e derviches (islam) I I I 61 nngforts ( N e w Grange) I 169 rinoceronte animal sagrado (hinduismo) 111 160 nnzai secta zen (budismo Japón) I I I 394 395 nos (Congo) I 491 (hmduismo) I I I 145 146 (mdogermanos) I I 308 (shinto) I I I 367 374 ( l i b e t ) I I I 284 (baria cunama) I 511 — n o s divinizados (hmduismo) I I I 161 (vedismo) I I I 90 n o sagrado (Cer dena) I 247 —culto a los n o s I 332 (Afnca Occi dental) I 332 333 (asanti) I 459 (Galia) I 335 (mdogermanos) I I 684 (celtas Egeo) I 337 (Afnca ro mana romanos cartagineses bere beies) I 439 —-sacrificio de los cabellos a los n o s I 332 (Grecia) I I I 46 (Chi na) I I I 337 (celtas Egeo) I 337 sacrificios primiciales a los n o s (germanos) I I 2X>* * —dios(es) de los n o s I 526 (Bibilo m i Asina) I I 460 (celtas) I I 238 (China) ITI 301 303 (Grecia) I 332 LL 46 (asanti yoruba) I 471 —culto a los dioses de los n o s (Aque loo Escamandro Sperkheios [Grecia]) I 331 332 sacrificios hu manos al dios del n o (Bentn) I 485 sacrificio de sangre a los dioses de los n o s (Afnca Occidental) I 332
873
espíritus de los n o s I 526 (celtas) TI 252 (Corea) I I I 347 —culto a los espíritus de los n o s (kaffa) I 510 —genios de los n o s (hinduismo) I I I 159 —purificación en el r i o Iliso (Grecia) I I 125 riqueza dios de la riqueza (China) I I I 327 334 336 (hmduismo) I I I 152 156 —sacrificios al dios de la riqueza (Chi na) I I I 337 ritos agrarios I 341 (bereberes) I 444 (bereberes celtas) I 340 (bereberes Furopa) I 446 448 (beieberes libios) I 319 (Grecia Afnca bereberes Cana rías) I 330 331 (Roma Lacio África blanca libios bereberes) I 341 ritos ctomcos (celtas) I I 273 ritos domes ticos grhya (brahmamsmo) I I I 106 (India) I I I 189 ritos orgiásticos (brah manismo) I I I 78 ritos secretos ( G r e cía) I 333 I I 42 ritos d e transito I 332 ritos relacionado con la caza (germanos) I I 329 ritos de los ca?a dores de renos I I 306 i ítos reí icio nados con el cerdo (germanos) I I 300 ritos de la fertilidad (eslavos) I I 361 (Furopa) I 183 (germanos) I I 311 (Nesazio) I 258 (Roma) I I 139 (Su mer Akkad) I I 431 ritual (bvahmanismo) I I I 104 107 {vedis mo) I I I 86 ritual de la diosa izquier da copula vamadcvya (hmduismo) I I I 184' 4 ritsu shu lúe tsung secta budista (China Tapón) I I I 382 i N i n ma pa secta (budismo Tibet) I I I 286 robigalia fiesta (Roma) I I 139 144 rocas (shinto) I I I 366 367 (Tibet) I I I 284 roca sagrada I 361 (Petra Cana rías) I 3C7 368 —rocas devoradoras del hombre (China) I I I 303 romamsmo I I 163 * lombo bramadera (Benin) I 486 ( G r e cía) I 330 rosen (Escandmavia) I 167 rsis videntes (brahmamsmo) I I I 113 (hinduismo) I I I 160 (India) I I 315 (vedismo) I I I 79 81 99 rta orden cósmico sagrado ley divina sa orificio (indogeimmos) I I 333 334 687 (vedismo) I I 597 598 3 623 640 641 642 645 I I I 87 91 rueda —rueda de Buddha I I I 258 d J rueda de la ley (budismo) I I I 223 231 —luedas imágenes solares (Bretaña Jerez de los C i b a l l e u s ) I 205 runas (Uppland [Suecia]) I 203 —conjuros de l i s runas (germanos) I I 287 lupa corporeidad I I I 240 254 rupadhatu esfera de las formas visibles (budismo) I I I 239 240 250 256 rupakaya cuerpo material (budismo) I I I 245 270 russalke ninfas (eslavos) I I 283 Ryobu Shmto I I 342 SABIDO
(cristianismo)
(judaismo)
III
533
I I I 539 (Rusia)
545
572
I I I 651
MATERIAS
874
875
ÍNDICE E
sabbat (Israel), II 454, (judaismo), III 43 —mandamiento del sabbat (Israel), IIT 465 sabbatistas, subbotniki, secta rusa, III 651 sabiduría, ma'rifa (islam), III 56 —saber mágico (brahmánismo) III 126 —saber del corazón, 'ílm a] Kulub (ís lam), III 56 —sabiduría de Mam (mamqueismo), II 490 —señor de la sabiduría (babilonia Asi na), II 438 439 443 471 47326 Sabio Señor (Zaratbustra), II 589 590 591 593 594 595 596 597 598 599 600 601 602 609 614 617 618 622 623 624 625, III 681 690 —contemplación del Sabio Señor (Zara thustra), II 597 —culto anicónico al Sabio Señor (Zara thustra), II 591 —mandamientos del Sabio Señor (Zara thustra), II 611 —reino del Sabio Señor (Zarathustra) II 600 602 603 609 613 —bienaventuranza en el reino del Sa bio Señor (Zarathustra) II 591 —símbolo del Sabio Señor, fuego (Zi rathustra), II 601 —vestíbulo del Sabio Señor (Zarathus tra), II 611 612 sabrá, administrador del templo (Sumer Akkad), II 406 sacerdocio, sacerdotes, I 51 53, (asantl) I 500, (aztecas), II 722 723, (Babilonia Asina), II 432 443 450 451 452 453 459 465 468 469, (bereberes) I 445 (bon) III 285 286 287 (brahmanismo), III 104 105 106 107 10947 114 115, (budismo China), III 323 341, (budismo Corea), III 352 (budismo Japón) III 382 388 389, (Cananas), I 421 423, (celtas) II 244 245, (celtas), II 248 250, (Dahomcv) I 479 484, (Delfos), II 79, (Egipto) I 392 II 539 540, (Eleusis) II 124, (ger manos), II 287 (Grecia) I 282 318, II 69 70 72 83 89 119, (helenismo) II 193 210 III 145, (hmduismo), III 168 (meas), II 734 737 738, (India), III 186 21220-' 236, (indogermanos), II 696 698 (Israel), III 412 415 41926 421 425 451 452 458 460 471, (judaismo) III 484 490 496 508 526 530 540 551 555 (mam queismo), II 525 532 (mayas) II 725 729 (Roma), II 70 141 142 155 211, (Rusia) III 641 642 (Samotracia), II 79, (shintó), III 368 376, (Sumer Ak kad), II 403 417, (taoísmo) III 296 325 341 351, (vedismo), III 96, (Zarathus tra), II 603 607 —adhvaryu (vedismo), III 106, agmdh (brahmanismo), III 106, ásipu (Babí loma Asma) II 446 brahmán br^b manacchamsm (vcdismo), II 140, IIT 106 10947, curctes (Creta) I 323 druidas (celtas) I 347, flamen di a lis (Roma), II 142, flamincs (Roma) II 139, galh (Asia Menor), II 199, gutuater (celtas), II 249, hala (se mang), II 680, hotar (vedismo) IIT 106,181 j a n g a m a s (hinduismo) III 183 , kalu (Babilonia Asina), F 451, kami (mongoles), III 365 mai
travaruna (vcdismo) III 106, masma su, massu (Babilonia Asina), II 452, rnetragyrtos (helenismo), II 210, po tar (vedismo), III 106, purohita (ve dismo) III 106, salli (Roma), II 144 telestes (Grecia) II 122, udga tars (vedismo), III 106, urigallu (Ba biloma Asina), II 452 —sacerdote anual (Queronea) I 303, sa cerdocio estatal (Grecia), II 69, (Roma) II 140, sacerdocio mágico (No ruega) II 287, sacerdocio profesional (Israel) III 453, sacerdocio sacral (aztecas) II 723, (mayas), II 729 —sacerdote mago (brahmamsmo), II 641, (Hierro), I 422, médiums de los dio ses (astnti), I 460 465, sacerdote pro feta (Grecia) II 92, sacerdote sacn ficador (aztecas) II 716 720, (brah manismo) III 105 106, (Cnossos), I 278, (meas), II 735, (indogermanos), II 693 —dios sacerdote (hinduismo), III 153, (shintó), III 369, (vedismo), III 86, caudillo sacerdote (aztecas) II 722, héroes sacerdotes (Grecia) I 309, rey sacerdote, I 54, III 212 20S , (Babilonia Asina), II 453, (Egipto) II 539 (Grecia), II 69, (Roma), I 342, II 141 142 689, (yoruba), I 466 472 473, (Creta Micenas), I 281, (Fuerteventura Gran Ganaría), I 421 —sumo sacerdote (Amaina), II 545, (az tecas), II 715 722 723, (Babilonia Asma) II 444 450 452 455 460, (Be mn), I 485 486, (brahmamsmo), III 108, (Eleusis) II 124 (galla) I 509 (Grecia), II 126, (Heliopolis) II 545, (ibo) I 499, (incas) II 735, (Israel), III 448 452 454 455 456 460 (judaismo) III 485 535 543 552, (Manama tapa) I 492, (mavas) II 727 729, (shintó) III 374 379, (Siwa) II 168, (Sumer Akkad), II 342, (baria cunama) I 511 (darassa konso), I 514, (habbedogon) I 511 suma sacerdo tisa (Eleusis), II 126 —sacerdote del árbol sagrado (bambara), I 503, sacerdotes de la osa (germanns) II 287, sacerdote de la cor te (vcdismo) III 106 sacerdotes del fuego (Zarathustra), II 604, sacerdo te de] lago (ibo), I 491, sacerdotes del lavatorio (Babilonia Asina) II 450 sacerdotes de los oráculos (Babí loma Asina) II 432, (meas), II 735, (Sumer Akkad), II 391 sacerdote del oráculo de pepitas de palma (Dahomey) I 483, (yoruba) I 477, sacer dote del río Escamandro (Grecia) I 331, sacerdote de las serpientes (da rassa konso), I 514, sacerdotes de lis unciones (Babilonia Asina) II 450, (Sumer Akkad) 11 391 407 —sacerdotes del dios, del ciclo (asantl), I 457, (Dahomev) I 479 sacerdote de los dioses locales (Egipto), II 556 sacerdotes del dios del mar (yo ruba), I 473, sacerdotes de los dioses protectores (África romana) I 439, sacerdotes del dios del rayo (Daho mey) I 481 (yoruba) I 473 474 475, sacerdote del dios supremo (asantl), I
456 sacerdotes de la diosa de la tie rra (aztecas), II 722, (ibo), I 489 —sacerdotes de Amón (Egipto), II 541 III 438, sacerdote de An (Sumer Akkad), II 383 400, sacerdotes de Atis (Asia Menor) II 199, sacer dotes de Cibeles, II 199114 sacer dotes de Ea (Babilonia Asina), II 453, sacerdote de Júpiter (Roma) II 142 sacerdote de Kah (hinduis mo), III 195, sacerdotes de Kukul kan (mayas) II 729, sacerdocio de Marduk (Babilonia-Asina) II 444, sacerdotes de Marte (Roma) II 144 sacerdote de Mitra (vedismo), III 106 sacerdote de Ningirsu (Sumer Akkad), II 388, sacerdote de Sera pis, II 338 sacerdote de Varuna (vedismo) III 106, sacerdotes de Zeus (Creta), I 323, (Sicilia), II 696 —casta de los sacerdotes (brahmamsmo), III 102 —consagración de los sacerdotes (mam queísmo), II 529 —coronación del sacerdote (Grecia) II 62 152 —culto a los sacerdotes (shintó), III 369 —deberes de los sacerdotes (hmduismo) III 135 —mana de los sacerdotes, II 688 —pureza de los sacerdotes (shmtó), III 374 —reino de sacerdotes (Israel), III 425 —señor de los sacerdotes (Sumer Akkad) II 406 408 sacerdotisas, I 323, (aztecas), II 723, (Ba biloma Asina), II 450, (Cananas) I 418, (Cerro de los Santos), I 217, (Cre ta), I 302, (Elis) I 308, (galla), I 509 (Grecia), II 42 72 92 119, (Hagia 1m da), I 272, (helenismo), II 191, (ju daismo), I 444, (Manamatapa), I 492, (mayas), II 729, (shintó), III 375, (bructeros germanos), I 348, (Creta Mi cenas), I 320, (Fuerteventura-Gran Ca naria-germanos celtas), I 421, (germanos - celtas - Islas Británicas Escandí navia África Occidental), I 422 —lawi'at (El-'Óla), III 453 67 ; matres (germanos celtas Islas Británicas Escan dmavia África Occidental), I 422, wa las (bructeros germanos), I 348, (Fuer teventura - Gran Canana germanos cel tas) I 421 (germanos celtas Islas Bri tánicas Escandinavia África Occiden tal), I 422, (ídzo ibol I 490, ta bara (limos), II 698 —sacerdotisa iniciadora (Grecia), II 113, sacerdotisas médiums de los antepasa dos del rey (yoruba), I 467, sacerdo tisas médiums de los dioses (asantl) I 460, sacerdotisas médiums de los espíritus (cunama baria), I 512, sacer dotisa, médium y soporte del rey muerto (yoruba), I 468, sacerdotisa mujer de la serpiente (Unyoro), I 495 —princesa imperial sacerdotisa (shin tó), III 375 —sacerdotisas de las diosas (Hagia Tria da), I 273, sacerdotisa del dios de la caza (yoruba), I 467, sacerdotisa del dios del cielo (yoruba), I 468, sa
cerdotisas del dios lunar (El 'Ola), III 453 íT , sacerdotisas del dios del rayo (Dahomey) I 481, (yoruba), I 468, sacerdotisa de la diosa del sol (shm tó) III 375 —sacerdotisa de Apolo Deírathiolis (Grecia), I 329 sacerdotisas de Istar (Babilonia Asma), II 466; sacerdotisas de Vesta (Roma), I 336, sacerdo tisas de Wadd (El 'Ola), III 45367 —sacerdotisa del fundador del reino (Urua), I 495, sacerdotisas del héroe (v,cmba), I 495, sacerdotisa del hé roe engañador, tnckster (yoruba), I 467, sacerdotisa del rey muerto (Ugand-i), I 496 —poses'ón áa las sacerdotisas por se res superiores (Micenas), I 320 sacramentalismo cristiano, II 231 sacramentos (cristianismo), II 223 228 231 346, III 586 687, (judaismo), III 491; (mamqueismo) II 576 529 530 —origen de los sacramentos cristianos, III 686 sacramentum (cristianismo), III 662 sacrificador, II 696, (Canarias), I 421, (Grecia) I 302 (Mesopotamia), I 405406, (Sumer Akkad), II 411 —sacerdote sacrificador (aztecas) II 716 720 (brahmamsmo), III 105 106, (Cnossos), I 278, (meas), II 735, (m dogermanos), II 693 sacrificios (y ofrendas), I 35 69 141 166 185 198 546 II 74, (anglosajones) I 348, (asantl), I 460, (aztecas) II 719 723 (Babilonia Asma), II 459 460 467 470 475 (bambuti) I 558 560, (brahmamsmo) f5 III 100 102 103 105 107 108 112 113 115 117 124 125 130, (celtas), II 248 252, (China), III 298 301 303 306 336, (confucianismo), III 308, (Corea), III 347, (cristianismo), II 228, {Daho mey), I 484, (Egipto), I 275, (eslavos), II 360 361, (francos), II 290"*, (galla), I 508, (germanos), II 286 701, (Grecia), I 253 325, II 23 61 64 68 69 70 122 694, (Gross Ziethen), I 208, (Hal Tarxien) I 253, (helenismo), II 213 222, (hmduismo), III 183, (incas), TI 733, (India), II 683 III 193, (m dogermanos), II 690 696, (Israel), III 404 407 414 421 425 440 441 460 461 463 464, (judaismo) III 490 492 527 531 547 (kanun), I 503, (Lascaux [Dotdoñal) T 202, (Micenas), I 280, (Roma) I 754 TI 141 142 144 217, (shinto), ITI 367 369, (Sumer Akkad), II 382 386 390 396 397 407 410 412 417, (vedismo) III 80 83 87 96 167, (helenismo cristianismo), II 222, (Siria Palestina) I 362 363 —abolese (bambuti), I 560 561, aevamedha, rvamcdha (brahmamsmo) I 295 III U)> 106 bakango (bimbuti), I ¿58 559 blotin (germmos), II 286, gjof (germanos), II 286, haoma (Irán) II 343 582, isti (brahmamsmo) III 105, katharmita, I 326 327 puiusa medha (brahmamsmo) III 105, rta (India) II 687, selamm (Israel), III 419 452 460 464, siauta (brahmams mo), III 106, suovetaunlia (Roma Malta), I 254
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INC :E E
—sacrificios anuales (China) I I I 301 (Grecia) I 325 (ibo) I 499 (Rodas) I 326 (yorubi) I 466 sacrificios co tidianos (hindmsmo) I I I 135 (meas) I I 736 sacrificio matinal del fuego (vedismo) I I I 86 sacrificios durante la noche (Grecia) I 308 sacrificio del novilunio (Israel) I I I 465 sacrificio de primavera (shinto) I I 314 sacn ficio del solsticio vernal (China) I I 299 —sacrificios durante la construcción (ibo) I 503 (incas) I I 736 (Egco Mesopotamia) I 397 (Egeo Siria Palestina) I 358 sacrificio en l i s épocas de calamidades (geimanos) TI 335 sacrificios en las épocas de la siembrí v de H cosecha (Corea) I I I 347 sacrificios humanos duran te la siega y la cosecha (bereberes Europa) I 448 449 —sacrificio estatal (China) I I I 349 sa orificios privados (celtas) I I 245 sa crificios públicos (celtas) I I 244 —sacrificios catárticos (Grecia) I 286 325 326 (ibo) I 319 sacrificios de precatonos I x w (índogermanos) I I 695 sacrificios y ofrendas para conse guir lluvia (China) I I I 300 (Grecia) I 325, (Hagno [Lykaion]) I 325. ofrendas 28 saen ficios de bufilos (hmduismo) IIi 169 sacrificio de caballos (brahma nismo) I I I 105 106 (China) III 335 (germanos) I I 305 312 (Gre cía) I 331 332 I I 22 (India) I 295 (índogermanos) I I 315 (lusitanos) I 218 (yoruba) I 468 sacrificio de équidos (germanos) I T 310 sacuficios de cabras (gen a nos) I I 312 (Romi) I I 145 1 4 ; sacrificio de michos cabrias (Altai) I I 274 (Caucaso) I I 323 sacn fieio de carneros (Dihomey) I 481 (yoruba) I 468 475 sacrificio del cerdo (germanos) I I 351 sacrifi cíos de jabalíes (China) I I 299 (germanos) I I 312 sacrificio de osos (Grecia) I I 35 sacrificios de pájaros (Grecia Creta Micenas) I 296 ofrenda de peces (China) I I I 304 sacrificios de perros (germa nos) I I 312 sacrificios de renos (germinos) I I 304 sacrificio de terneros (Tenedos) I 320 sacrifi cío de toros (celtas) I I 241 (Grt cía) I 295 331 332 (Hagia Triada) I 273 (helenismo) I I 204 (Mae nesia) I 328 (yoruba) I 468 (ba n a cunama) I 511 sacrificio de zt rros (germanos) I I 312 —ofrendas de armas I 188 —ofrendas de espadas (Tibel) II i 284 ofrendas de flechas (Tibct) I I I 284 ofrendas de hachís I 211 212 (Bretaña) I 212 (Tauton) I 213 (Mane er Hroeck) 1 2 1 2 (pen ínsula Ibérica) I 213 214 (Sicilia) I 2^1 (Europa Hamnian Tepe Gau ra Mesopotamia) I 403 (Hoya de Conqu 1 Rio de G i l ) I 213 (Portu gal Bietana I las Británicas) I 214 (Suecia Dinimarea) I 212 ofrend is de dobles hachas (Micenas Creta} T 300 —ofrendas de bebidas (Sumci Al 1 i d ) I I 390 (indogermano ) I I O) —ofrendas de lcehe (Sumer Akk id) II 390 ofrenda de som i (bi ihmims mo) I I I 105 107 (vedismt) U 683 I I I 83 86 o h c n d i s de vino (Grecia) I 306 (israchtis) I 360 (Roma) I I 141 (Sumer Akl i d ) Jl 390 411 —ofrenda de cereales (Roma) I I 141 145 (Sumer Akkad) I I 390 —ofrenda de arroz (China) ITI 304
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ofrenda de cebada (China) I I I 304 ofrenda de trigo (China) I I I 304 —sacrificios de cráneos I x I I 694 —ofrenda de las entrañas de una cerda preñada (Roma) I I 145 —ofrenda de flores (hmduismo) III 186 lb » (meas) I I 736 (Tibct) I I 300 —ofrenda de ñ u t o s (semang) I 567 (Tibet) I I I 285 —ofrendas de dátiles (Sumer Akkad) I I 390 ofrendas de tuyas (Sumer Akkad) I I 390 —sacrificio del gigante primordial (In día) I I I 106 —ofrendis de harina (Sumer Akkad) I I 390 —sacrificio de h íesos largos I x II 63 694 —sacrificios humanos I 166 173 179 192 218 470 526 I I 290 700 (Aberdeen shire) I 174 (Abydos) I 379 (Ace buchal) I 193 (África blanca) I 427 429 (África romana) I 437 (anuak) I 519 (Arcadia) I 326 (asanti) I 464 (aztecas) I I 712 719 720 721 (Babilonia A s m a ) I I 439 454 459 (barí) I 520 (Benin) I 485 486 487 (brahmamsmo) I I I 105 (Carrow Keel) I 176 (celtas) I 196 337 I I 247 248 252 (China) I I I 300 337 (Colofón) I 327 (Dahomcy) I 484 (Diospohs) I 368 (etrus cos) I 263 (Europa Occidental) I 305 (galla) I 508 (germanos) I 347 349 I I 291 305 312 335 (Gre c a) I 325 326 327 I I 16 34 (hm dmsmo) I I I 148 169 (ibo) I 499 (meas) I I 736 737 (Tn ha) I I I 106 183 (Israel) I I I 436 1 6 (Kung Bjorns Hog) I 192 (Loango) I 506 (lusira nos) I 218 (mayas) I I 729 (Me diterranco) I 486 (Mesopotamia) I 399 (Midea) I 273 (Nordhausen) I 187 (Rodas) I 326 (Roma) I I 149 (Seddin) I 188 (silluk) I 517 (Su te) I 437 (Stonehcnge) I 175 203 (Sudan) I 454 455 (Sumer Akkad) I I 414 (Tibet) I I I 285 (Vemmer lov [Schonen]) I 195 (vorubi) I 468 469 469 470 472 473 477 (Ui) 1 399 401 (asanti ilx i mgWL [ p i m i c s ] ) I 501 (Benm yt i u b i ) [ 485 (beic bercsEuropí) 1 44844) (ttltis Egeo) T 337 ( d u i M c u u s í u m ) í 3">5 PS (d/uk m | [iikunl Morco) 1 500 (e citis llenin) I 325 (J uropí Meso] i n n ) I T>X (I u i o p í [ O ] Pal sím t Su 11) I 35 > (1 enici i I UK pi |() I M I u n n i | G c / c r [ ) 1 3 56 357 (; m u u s ti HILOS pvwn i ) IT 290 ( b Afue 0 I 4^1 (Mtdit r u n t o M s i l u i n i ninsula Ibeiica) 1 188 (I i I n o p í ) I H)\ s ici ili i d i ! I eentcs (gen n )s) II 2)L S K ilicios de cscl n s (ibo) 1 4)1 sietilicios de gl i d n ( b u s ( i / t e e i s ) I I 716 /10 saen fiuos de muchiehis I 315 s i c n d ci )s de mujeies (aztecas) I I 720 sienficios de niños (aztecas) II 720 (celtas) I 337 (Rusia) I I I 644 sacrificios de primogénitos (celtas) I I 248 (Israel) I I I 435 sacrificios
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ÍNDICE E
de prisioneros de guerra (a/tecas) I I 716 (germanos) I 348 sacrificio del rey (Babilonia Asina) I I 4 2 (germanos) I 349 I I 292 335 34( (yoruba) I 466 sacrificios de vii 337 340 (Isr el) I 366 414 —sacrificios de plantas isti (brahmai s mo) I I I 105 —sacrificios de resma de kopal (may s) I I 729 —ofrenda de sangre (Afiica) I 332 (aztecas) I I 720 (Creta) I 273 (galla) I 508 (germanos) I I 291 (Grecia) I 305 I I 66 (ibo) I 488 489 493 (Israel) I 360 I I I 4(4 (kaffa) 510 (mlotes) I 518 (se m m g ) I 5C6 567 —sacrificio del sol I 207 —ofrendas de tabaco (anuak) I 519 —sacrificios y ofrend is a 1 HS aguas (Cerdena) I 247 (Hagno Lykaion) I 325 —ofrendas a las fuentes (celtas Egeo) I 337 (Fscandmavia Pudsene [Mocn]) I 195 sacrificio a la fons B a n d u s n e (Rom } I 135 sa c r i n a o s a los lagos (ibo) I 490 sacrificios al mar (bercbeies) I 445 (Grecia) I 332 (Siracusa) I 332 sacrificios a los n o s I 332 (China) I I I 337 (germanos) I I 290 4 6 * (Grecia) I I 4 6 1 2 1 (celtas Egeo) I 337 (Maccdonia Aqueloo de Mico nos Alfeo Pamisos) I 332 sacrifi oíos al rio Escamandro (Grecia) I 331 332
MATERIAS
—sacrificios a los antepasados I 325 328 470 (África Occidental) I 286 (barí) I 517 (Benin) I 485 487 (brahmanismo) I I I 107 (Cananas) I 420 (China) I I I 304 349 (Corea) I I I 348 (dogonhabbe) I 451 (ga Ha) I 509 (Grecia) I 308 (masai) I 521 (Senegambia) I 505 (ursifran) I 445 (baria cunama) I 512 (Egipto asanti) I 394 (yao Vvanyambezi) I 497 —sacrificio al árbol de los antepasa dos (anuak) I 519 (bambara) I 503 (ibo) I 519 (herero) I 502 sacrificio al mástil de los antepasa dos (ibo) I 493 sacrificios a la piedra de los antepasados (gungaua Calavar Viejo ibo África negra) I 504 505 ofrendas a las sillas de los antepasados (asanti) I 463 464 —sacrificios a los astros sacrificios a la luna (libios) I 437 sacrificios al sol (Bemn) I 486 (meas) I I 736 (libios) I 437 (mayas) I I 726 —sacrificios al cielo (China) I I I 321 349 —sacrificios a los daimones (Babilonia Asina) I I 459 (helenismo) I I 184 sacrificios al daimon de la enfermedad (Benin) I 486 —sacrificios y ofrendas a los dioses I 470 517 (asanti) I 457 (Bemn) I 486 487 (celtas) I I 250 (China) I I I 306 (Egipto) I I 565 566 (etrus eos) I 263 (Sumer Akkad) I I 411 ofrendas a los kami (shinto) I I I 373 —sacrificios al dios de la agricultura y de la fecundidad (yoruba) I 477 sacrificios al dios del cielo I 457 (asanti) I 456 457 (China) I I I 304 (germanos) I I 323 (Grecia) I 299 I I 63 (mdogermanos) II 315 sacrificios y ofrendas al dios creador (galla) I 508 (yoruba) I 472 (dogon habbe) I 451 sacn fictos a los dioses ctómeos (Grecia) I 30i" I I 64 sacrificios al dios de la lluvia (aztecas) I I 720 (Bemn) I 486 sacrificios al dios del mar (Bemn) I 485 (yoruba) I 473 s icnficios al dios de los muertos (Grecia) I I 64 sacrificios a la dio sa de la naturaleza ( \ s i a Menor) I I 198 1 sacrificios al dios pro tector de los guerreros y de los ar tésanos (yoruba) I 477 sacrificios al dios de los metales y de los herreros (Dahomey) I 481 482 sa cnficios a los dioses del rayo (Da homey) I 481 (yoruba) I 475 sacrificios a los dioses de los n o s (África Occidental) I 335 (Bemn) I 485 sacrificios al dios de la n queza (China) I 306 sacrificio s al dios de la selva (bambuti) I 559 sacrificios al dios supremo I 142 143 470 (asanti) I 456 (galla) I 508 509 (La Palma) I 421 (selk' nam) I 137 (baria cunama) I 511 (canarios bereberes) I 368 sa orificios al dios(a) de la tierra (asan ti) I 459 (China) I I I 304 (ekoi) I 490 (Mingreha) I I 298 (Tibet) I I 300 sacrificio al dios del true
no (Altai) I I 274 (Caucaso) I I 323 sacrificios al dios de la virue la (yoruba) I 477 ofrendas a las embarcaciones de los dioses (Sumer Akkad) I I 383 384 sacrificios a las imágenes soporte de los dioses (Egipto) I 392 sacrificios a lo soportes potenciales de los dioses (asanti) I 465 ofrendas a los tro nos de los dioses (Sumer Akkad) I I 383 384 401 —ofrendas a An (Sumer Akkad) I I 383 384 sacrificios a Apo Kataw n (aeta) I 565 566 sacrificios a Ate nea (Grecia) I 297 ofrendas a Bau (Sumer Akkad) I I 393 412 sacrificio a Cenn (Cron) Cruaich (celtas) I 337 I I 248 sacrificio a Cronos (Rodas) I 326 sacrificio^ a Dionysos Omestes (Grecia) I 326 ofrenda a los Dioscuros (Grecia) I I 185 ofrendas a Dunsagga (Su mer Akkad) I I 392 sacrificios > ofrendas a E n h l (Sumer Akkad) I I 387 ofrendas a Gatumdug (Sumer Akkad) I I 395 sacrificios a G u r / i l (Sirte) I 437 ofrendas a Igalim (Sumer Akkad) I I 392 oficnda a Indra (vedismo) I I 683 ofrenda a Kahsia (bambuti) I 557 sacnfi cío a Líber (Roma) I I 150 151 sacrificio a Marte (celtas) I I 241 (Roma) I I 141 sacrificios a Mas timan (África romana) I 437 sa crificios a Moloc I I I 436 499 ofrendas a Ningirsu (Sumer Akkad) I I 388 389 390 sacrificios a N i n h l (Sumer Akkad) I I 387 sacrificios a Palk (Corea) I I I 347 sacrificios a Poseidon (Grecia) I 331332 si crificios a Ta Pedn (semang) I 567 sacrificio a Temaukl (selk nam) 1 137 sacrificios a Watamnewa (>a mana) I 135 137 sacnficios a Zeu (Lykaion [Arcadia]) I 326 sacn f i a o s a Zeus Ktesios (Grecia) I 303 —sacrificios a las espadas (Grecia) I 303 -—ofrendas a los espíritus (bereberes) I 448 (China) I I I 306 ofrendas a los espíritus de los n o s (kaffa) I 510 — a c u ñ a o s a los espíritus de las aguas (Bemn) I 487 sacrificios al espíritu protector (ibo) I 493 a enficios al árbol soporte del espi n t u protector (África Occidental) I 503 —sacrificios y ofrendas al fuego (brah mamsmo) I I I 107 124 (eslavos) I I 355 (galla) I 508 (Grecia) I 331 (Loango) I 506 (Roma) I I 141 (vedismo) I I I 86 (7arathustra) I I 605 —sacrificios a los heroes I 470 526 (Delfos) I 249 (germanos) I 346 347 349 (Grecia) I 304 306 307 308 332 376 391 •—ofrenda a Sosipolis de F h s I 308 —sacrificios a la madre del rey (yon ba) I 466 —sacrificio a los manes (brabmanismo) I I I 107
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—sacrificios y ofrendas a los muertos I 188 189 193 211216 241 242 286 295 360 464 526 (Abydos) I 379 (África) I 275 (África b h n c a ) I 427 429 (Atenas) T 308 (Bab b n i a A s m a ) TT 459 (bambuti) I 564 (barí) I 518 (berebeies) I 444 (Bic tana) I 197 (celtas) I 337 I I 246 (China) I I I 301 302 (Connto) I 305 (Creta) I 273 (Diospolis) I 378 (Egipto) I 208 377 378 380 3SI 382 383 384 386 391 I I 557 558 559 562 5(6 571 574 (eslavos) I I 360 ( e t r u s o s ) I 262 263 (galla) I 508 (germanos) I 348 349 I I 291 312 (Grecia) I 195 305 306 328 444 II 64 65 66 (Ilagia Triada) I 272 (ibo) I 493 (mdogermanos) I I 699 700 (Karchemis) I 399 (Kun, Bjorns Hog) I 192 (Mediterranc i) I 462 (Mesopotamia) I 405 406 407 (Micenas) I 304 305 (mlotes) I 518 (Península ibérica) I 239 240 271 (Platea) I 308 (Roma) I I 153 (Su dan) I 452 454 455 (Sumer Akkad) I I 413 415 (Ur) I 399 401 (el Waledzi) I 454 (África Occidental Grecia) I 303 305 (Alemania Escan dinavia) I 192 (Almena Mediterra neo Oriental Mesopotamia Península pirenaica) I 190 (Canaan filisteos Dzeser) I 357 (Cerdena Micenas Cre ta Mediterráneo) I 195 (Cicladas Micenas) I 290 (Creta Micenas) I 280 (dmka nuer) I 520 (Egeo Egip to Península pirenaica) I 188 (esc tas Bemn) I 325 (Europa [ N ] árabes beduinos Hauran) I 375 376 (Europa Hamman Tepe Gaura Mesopotamia) I 405 (Euiopa Mesopotarma) I 396 (Europa Occidental Palestina Siria) I 355 (griegos vikingos árabes) I 305 (ibo Nigeria [S ]) I 492 (Mediterra neo Mcsopotamia) I 207 (Mediterra neo Mesopotamia Península ibérica) I 188 (Ur Furopa Occidental) I 401 —ofrendas a los pájaros (bereberes) I 448 •—sacrificios a las piedras (germanos) I I 739 (Dahomey yoruba) I 476 477 (gungaua Calabar Viejo ibo África ne gra) I 504 505 sacrificios a los dol menes (Pinhel) I 217 sacrificios al kerkur (Grecia) I 285 sacrificios a un monolito natural (La Palma) I 421 —sacrificios y ofrendas a los seres hu manos sacrificios a los despotas di vmi/ados (helenismo) I I 182 ofren d is a los emperadores (Roma) II 217 ofrendas a los reyes muertos (Ur) I 399 401 ofrendas al sacerdo te (shmto) I I I 369 ofrendas a lis imágenes de los reyes divinizados ( S i m e r Akkid) I I 397 398 —sacrificio a las serpientes domes! ic is (falla) I 510 —altar para los sacrificios (asanti) I 456 (Lgipto) I 386 (Grecia) I 286 (mgassana) I 518 (La P a l m i ) I 421 (canarios bereberes) I 368 (Gre cía bereberes) I 444 —banquete sacrificial I 546 (celtas) I I 240 (Grecia) I I 63 64 (indoger
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ÍNDICE h
manos) I I 693 (Israel) I I I 419 452 'Platea) I 308 (jo u b i ) I 475 ciencia del sacrificio (brihmanismo) I I I 108 depósitos sacnflciales I I 61 694 (Ar kalokori [Creta]) I 277 (Egipto) I 384 391 (Hal Safliem) I 253 254 (Malta) I 193 (Península ibérica) I 192 (Fenicia Europa Occidental Mediterráneo Dzeser) I 356 357 —dios de los sacrificios (brahmanismo) I I I 108 fuego sacrificial (brahmamsmo) III 109 112 124 125 2 5 3 " (Chafadzi) I 396 (Egipto) I 377 (Kalbsneth) I 194 (Ur) I 401 (vedismo) I I I 86 (yoruba) I 477 (Islas Británicas Bre taña Península ibeiica Micenas Tgipto Mesopotamia) I 187 (Creta Micenas) I 275 (Grecia Roma) I 331 —< fuego de los cinco sacrificios» (brahmamsmo) I I I 124 —historia del sacrificio (helenismo) I I 174 —ideología del sacrificio (cristianismo) I I 228 — h tas de sacrificios (Sumer Akkad) I I 281 397 401 —lugares sacrificiales I I 685 (Asia Me ñor) I I 13» (bambuti) I 559 (brah mamsmo) I I I 105 (Grecia) I I 16 83 (ibo) I 540 (Mesopotamia) I 407 (Senegambia) I 505 (Sumer Akkad) I I 401 (Palestina Gran Ca n i n a Thibilts Anuna) I 432 — duavas de las montanas (Grecia) I I 16 (lndogermanos) I I 693 (Is rael) I I I 456 (baria cunama) I 511 (Palestina Siria) I 365 arbo les (Bemn) I 486 (celtas) I I 240 (Grecia) I 299 (ibo) I 494 (m dogermanos) I I 693 (Senegambla) I 505 bosques I I 685 (mdogel manos) II 693 circuios htl eos (Senegambla) I 505 lagunas (germanos) I I 304 305 n o s ( b i n a cunaría) I 511 sepulcros I 164 165 166 (Chafad/l) I 396 (Chl na) I I I 338 (germanos) I 346 (ibo) I 492 ( l o s Millares) I 189 (Los Millares Acebuchal Entremalo) I 179 s pulcro de Hyakmthos (Amyklae I 323 tabernáculo de la reunión (Israel) I I I 455 ter miteros (Senegamb i) I 505 —m sis de sacnficios (liib loma Asina) I I 449 (cartagineses) 1 360 (China) I I I 338 (Cnossos) I 298 (Creta) I 276 328 413 (Dendta) I 208 (Egipto) I 383 391 (Mcsopotamia) I 405 (Península pirenaica) I 192 (Petra) I 360 (Romeral) I 192 (Sumei Akkad) I I 390 (Tell Dzeser) I 356 (Ur) I 402 (Cnosst s Psicro) I 278 ( G u m í a ( nossos) I 278 —mística del sacnficio (b ahmanismo) I I 637 —piedlas sicrlficnlcs I 186 187 (az tecis) I I 720 724 ( G i c s i Ziethen) I 208 (incas) I I 735 (Europa Had zar Gaid) I 432 —recipientes para sacrificios I 295 (Grecia) I 303 (Península ibérica) I 239 240 (wanyanrae/i) I 497
(África Occidental Giccia) I 303 (Egeo Mesopotamia) I 405 (ibo Ni gena [S ]) I 492 sacerdote saerificador (aztecas) II 716 720 (brahmamsmo) 111 105 106 (( nossos) I 278 (meas) I I 735 (lndogermanos) I I 693 —teori i del sacrificio I 546 —victimas del sacrificio (África Ocei dental) I 263 (celtas) I 337 (Cre t i ) I I 10 (Delfos) I 329 (Egipto) I 393 (galla) I 508 (Kivlk) I 206 (Península ibérica) I 192 (Asia An tenor etruscos) I 260 (judusmo cristianismo) I I I 570 victimas pací ficas (Israel) I I I 419 452 460 4(4 —vigilante del sacrificio brahmán brah manacchamsin sacerdote vcdico III 106 sacrificium sacrificio (Roma) I I 141 156 sacrilegio (celtis) I I 241 sadaqa caí id id (islam) I I I 45 saddal el dios alt simo todopoderoso (Is rael) I I I 432 440 sadh s santos secta (India) I I I 190 sadhus hombtes santos (hinduismo) III 172 saduceos secta (judaismo) I I I 496 547 551 552 555 safar camino que conduce a Dios (islam) I I I 56 safi les madhab (islam) I I I 40 saggadi alfombra para la oración (islam) I I I 42 sagas (Gales) I I 246 (lndogermanos) I I 351 (Irlanda) I I 243 (IsUndia) II 258 270 sahada profesión de fe (islam) I I I 23 24 30 31 40 43 sihajias secta (h nduismo) I I I 179 186 sahidjan sikhs (India) I I I 190 s uvasiddhanta doctrina definitiva de los sivaitas secta (hinduismo) I I I 181 saktas cf saktismo (hlndmsmo) I I I 174 184 185 186 < saktas d- la mano 17 quierda> I I I 185 saktas visnuitas I I I 17; ' sakti (India) I I I 183 —sakti dios supremo v esposo de la di sa suprema I I I 184 —sikti fuerza divina creador i peisonal (hinduismo) I I I 139 141 213 —sikti esposa del dios personifica ci n m t o k gica de la fuerza divm i cíe id ra (bon) I I I 285 (budismo) I I I 277 (hinduismo) I I I 147 1 4 ; 157 158 172 1 7 3 1 " 176 179 181 sakti de Brahma (hinduismo) IIT 1~?\ sikti de K n s n i (fnnduismo) I I I 178 179 1 " 4 sakti de Siva (hin duismo) I I I 146 148 169 saktis de Visnu (hinduismo) I I I 152 153 —sikti fuerza primoidial f menina (hin duismo) I I 647 s iktis muieres a las que se unen los siddhas (hinduismo) 111 186 —saktl reunicn de vanos aspectos del ser de Dios (hinduismo) I I I 182 —saktl g n c i a de Dios (hlnduismo) ITI 182 —Vac prakrtl — maya saktl (hinduis mo) I I I 139 140 saktismo secta (hinduismo) I I 637 I I I 173 175 176 183 186 226 227 385
?IAS Sakya clan I I I 222 sal pacto de sal (Islael) I I I 416 s lia de baños del p í l l e l o de C n ssos 1 208 279 283 290 sala de iniciación (Eleusls) I I 124 sala de los místenos de la villa ítem I I 4 7 124
salakapuiusa grandes hombles ((mismo) I I I 206 salam puhi rey sustituto (Babilonia Asi n a ) I I 454 salamandra animal del alma (bereberes) I 445 salat azala oración ritual (islam) III 40 42 43 saín sacerdotes de Marte I I 144 salmistas (Israel) I I I 432 salmos cf también índice \ (I rael) I I I 477 (Babilonia A s m a ) I I 4% 459 —salmos imprecatorios (Tsrael) I I I 473 salmos penitenciales (Babilonia A s m a ) I I 456 457 460 —salmos dirigidos a Jesús (maniqueis mo) I I 527 salmos a M a m (mam queismo) I I 527 salmu imagen de la deidad reyes (Ba bilonia A s i n a ) I I 453 salom integridad paz (Israel) I I I 416 417 420 421 478 salud dioses de la salud (Babilonia Asi n a ) I I 442 (celtis) I I 252 salvación I I 345 I I I 699 (brahmanis mo) I I I 129 130 131 250 (budismo) I I 645 I I I 223 226 235 236 237 240 243 248 249 255 256 257 258 5 266 271 274 276 (budismo Japón) I I I 390 391 392 (China) I I I 342 (cristianismo) I I 227 I I I 600 (germanos) I I 286 685 (Grecia) I I 128 (helenismo) I I 168 200 205 206 216 ( h m d m s m o ) I I I 141 143 144 162 165 173 174 176 177 178 179 181 182 183 184 (India) IT 642 644 648 652 I I I 104 189 191 196 214 (lndogermanos) I I 686 (Israel) I I I 433 449 458 465 466 467 470 (JI nismo) I I I 200 204 205 206 208 (ju dalsmo) I I I 495 (mamqueismo) II 486 489 495 496 500 501 502 504 508 509 5 2 ' 518 523 531 (Roma) I I 152 (7irathustra) I I 599"12 601 —duhkhanta (hmduismo) I I I 180 gau Ha (judaismo) I I I 495 moksa (brah mamsmo) I I I 126 (hlndmsmo) I I I 165 vimuktl (brahmamsmo) I I I 126 —salvación individual (mamqueismo) I I 509 514 —salvación del hombre primordial (ma niqueismo) I I 505 506 511 salva ct in de Ad m (maniqueismo) I I 504 506 salvación de la luz (maniquels mo) I I 503 511 salvación de los oyentes (maniquelsmo) I I 524 —salvación en la sippe (gemíanos) I I 268 salvación por la magia (Egipto) I I 573 —caminos o vías de salvación (budls mo) I I I 226 238 240 243 244 245 248 252 258 261 (budismo Japón) I I I 383 391 (hinduismo) III 165173 176 (India) I I I 214 —estado de silvacion haurvatat (Zara thustra) I I 596 600 613 —llamada de la salvación (maniqueis mo) I I 515
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—mecanismo de la salvación (maniquei mo) I I 503 511 —religión de salvación I I 332 339 I I I 389 salvador cf redentor salvoconductos orficos (Grecia) I I 116 119"' 5 120 samadhl budidad (budismo Tapón) III 387 simadhi concentración ultimo grado del rajayoga (hlndmsmo) I I I 171 (Tibet) I I I 289 samanol sramana (India) I I I 235 samanh antepasados (urslfan) I 445 sambhogakayí cuerpo de amor (budismo) I I I 271 samain día de noviembre fiesta (celtas) I 337 340 I I 251 277 samkhya sistema filosófico (hinduismo) I I 646 647 I I I 128 133 135 141 147 160 173 176 181 184 203 samkirthana culto (hinduismo) I I I 179 (India) I I I 192 samolus planta (celtas) I I 251 samoschenzi secta rusa I I I 644 samsara (budismo) I I I 252 255 —samsara alteraciones del vijnana (bu dismo) I I I 241 255 —samsara metempslcosis (brahmamsmo) I I 643 I I I 126 (budismo) I I 645 I I I 238 257 259, (hlndmsmo) III 141 142 155 165 177 180 181 183 (Ind a) I I I 127 132 189 192 193 213 (jlnismo) I I I 200 204 (mamqueis mo) I I 512 —samsara mundo empírico del deve m r existencia (brahmamsmo) I I I 122 130 (budismo) I I I 130 250 269 274 277 (budismo Japón) I I I 384 387 (hmduismo) I I I 139 (India) I I I 127 samskara configuraciones de los elemen tos de la contingencia (budismo) III 241 242 2 5 1 " 252 253 254 255 samurai (Tipon) I I 341 sanctitas (Roma) I I 152 sanctus (Roma) I I 156 sandalias ofrendas de sandalias I 464 (Egipto Península ibérica) I 380 (Al mizaraque Los Millares Álaprala Egipto Nubla) I 214 sanedrín fspoúrjltx (judaismo) I I I 534 544 674 704 sangha comunidad (budismo) I I I 246 —tres joyas Buddha dharma y sangha I I I 246 700 (China) I I I 298 (China) I I I 298 «señor blanco > (China) I I I 298 < señor os curo» (China) I I I 298 < señor rojo (China) I I I 298 —Sabio Señor (Zarathustra) I I 589 590 593 594 595 597 598 599 600 601 602 603 609 611 612 613 614 617 618 622 623 624 625 I I I 681 690 —rey dragón (Chma) I I I 333 337 —senor(a) de las aguas (a7tecas) II 715 (Babilonia Asina) I I 438 se nor(a) del mar (China) I I I 332 (hmduismo) I I 640" 6 (Creta) I I 37 (Grecia) I I 37 scnor(a) de los ali mentos (a/tecas) I I 711 señor de los animales (bambutl) I 557 señora de los a límales (Creta) I 311 319 320 I I 10 (Creta Grecia) I 315 señor del ganado (hmduismo) I I I 145 se ñor de los toros (hinduismo) I I I 145 rey de las armas (Sumer Ákkad) I I 388 señora de las armas (Babilonia Asina) I I 436 señor del arte con j u r a t o n o (Babilonia Asina) I I 438 señores del campo (África (Xciden tal) I 347 senor(a) del cielo (Ba bilonia Asina) I I 436 441 (bambú ti) I 556 (China) I I I 298 299 301 332 (Corea) I I I 347 (Egipto) I I 552 (germanos) I I 282 (semnones I 347 (Sumer Akkad) I I 386 sen i res de la bóveda celeste (aztecas), 11 719 señor del venerab'e centro d t l cielo (shinto) I I I 371 rey de ' i ciudad raelkart I 318 senot de I ciudad baal I 318 sen ra de I ciudad baalit I 318 rey de la dan i (hinduismo) I I I 144 señor de la desgracia (mayas), I I 728 senor(a) de Ja dualidad (aztecas) I I 711 sene i del espacio (Babilonia A s m a ) I I 438 rey de la gloria» (maniqucismo) I I 495 501 señor de los homb es (ban buti) I 557 rey del honor (maní queismo) I I 501 503 rey de la lev (mamqueismo) I I 517 señora de la lucha (Babilonia A s m a ) I I 436, se ñor de la luna (bambutl) I 556 señor
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de la magia (hinduismo) I I I 156 rey de la medicina (China) I I I 334 señora de la medicina (Babilonia Asi n a ) I I 438 rey de las montanas (hin duismo) I I I 147 señora de la mon tana (Babilonia A s m a ) I I 436 señor de la muerte (bambutl) I 557 (ma vas) I I 728 señora del mundo (shm to) I I I 370 señora de la naturale za I I 201 (Asia Anterior) I I 200 (Asia Menor) I I 34 198 (Creta) I I 28 37 123 (Grecia) I I 82 117 (Si n a ) I I 197 (Creta Asia Anterior) I I 111 (Egco canos) I I 36 señor del Norte (mayas) I I 728 señor del país de Canaan ITI 409 señora del palacio (Creta) I I 123 señor de los presagios favorables (Babilonia Asina) I I 438 señor de las ratas v los ra tones (germanos) I I 299 señor de la s a b i d u r n (Babilonia Asina) I I 438 439 463 471 473"* (mayas) I I 725 senor(a) de la selva (bambutl) I 557 (chenchu) I I 633 señor de los terre motos (Grecia) I I 22 señora de la ticira ( A s n Menor) I I 34 señor de la tierra (Babilonia Asiría) I I 438 (China) I I I 300 señor del univer so (Egipto) I I 542 549 570 571 senoi de la vida (bambutl) I 557 señor del viento (Babilonia Asina) I I 438 señor del viento tempestuoso (Sumer Akkad) I I 385 —rey de los dioses (China) I I I 323 (Egipto) I 314 (eslavos) I I 359 (Grecia) I I 59 (Sumer Akkad) IT 383 385 (Egipto Mesopotamia) I 315 •—rey de los Asen (germanos) I I 322 rey de los dioses olímpicos (Gre cía) I 314 —dios del cielo rey de los dioses T 318 525 (Egipto) I 390 —rey de los muertos I I I 97 (azteca ) I I 717 (Babilonia A s m a ) I I 446 465 468 (Egipto) I I 195 1 0 3 (Grecia) I I 31 (Petit M o n n ) I 205 (vedis mo) I I I 90 (kimbundu ambo) I 458 —reyes del infierno (China) I I I 330 (Grecia) TT 115 119 *" 125 128 —señor y señora del mundo inferioi (aztecas) I I 718 (budismo China) I I I 330 (Cno y?) I 319 (Egipt I I 560 (hmdmsmo) TTI 156 (ibo) I 489 (mayas) I I 728 rey de las entrañas de la tierra (budismo Ch na) I I I 330 331 —rev del paraíso (maniqueismo) Ti 512 (vedismo) I I I 90 señor d 1 pitaiso de Occidente (budismo) 111 2(H s jor del Poniente (;hg¡pto) IT 5/3 señor s icerdote —sen >ras de los dioses nin din^u i i (Sumer Akkad) I I 407 señor de los sacerdotes en (Sumer Akkad) I I 406 408 señores de la sala de Ja ley (maniqueismo) I I 525 señor de 11 tierra (baria cunama) I 511 seol mundo inferior (Israel) I I I 4 469 (judaismo) I I I 494 499 sepulcros I 223 I I 360 (Alcalá) I 192 (Algarve Portugal) I 189 (Almizara
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ÍNDICE E MATERIAS
que) I 189 (Anghelu Ruju) I 251 (El Argar) I 241 (Asme) I 275 (ba u ) I 518 (Chasechemul) I 2 / 0 ( r h e l pik) I 177 (China) I I I 301 (Chiusl) I 2ÍP ( O d i o s ) I 272 (Diospohs) I 378 ( e s l a v o s ) I I 360 (etruscos) I 386 434 (Faistos) I 283 (Gandul) I 201 (germanos) I I 313 (Grecia) I 289 (H-ú Tarxicn) I 252 ( H i v a r a ) I 280 (TIi n k o n p o h s ) I 80 3 1 (Isopa t i ) I 320 (Kakeme*- [AssuanD I 280 (Kalkam) I 275 (Kerlescant [Carnacll I 166 167 (Kivik) I I 310 (Maadi) I 382 (Mane Rutual [Locmaitaqueri I 166 174 ( M a n ) I 398 (mayas) II 730 (Los M i l h i e s ) I 176 (Morbihan) I 166 (Pire i r Dolmen) I 167 (Pedra dos Momos) I 205 (pen i sula I b c n ca) I 214 (Pikramygdalli [Laconi- 1 ]) I 465 (Los Pozícos) I 210 (Rog ow [Mecklemburgo]) I 191 (R meral) I 177 (Slhsan) I 360 (Soto) I 210 (Sudan) I 390 (Ur) I 397 405 406 (Wlltshirc) I 272 (C ciadas Micenas) I 290 (Egeo Egipto Mesopotamia) T 380 ( H a r a Tr ada Kumasa Plátanos) I 288 (Kalkam Asme Men di) I 274 (Mic-nas Creti) 1 3 0 0 (Siria Arabia) I 389 —medorris (península Pirenaica) I 216 sese (Pantelana) I 255 —sepulc os megalitlcos I 159 160 161 164 165 166 1 4 189 192 195 202 220 27} ngui proximidad de los sepulcros (megalitlcos) a las ageas I 192 195 202 331 (beduinos) I 376 (Br n datnil [Santiago]) I 192 (Sudan) I 453 (Cerdena Europa Creta Mice ñas) I 186 —ban-> letc de vivos y muertos en el sepulcro (Grecia) I I 67 —cistigo en el sepulcro (islam) I I I 25 — e i l t o en los sepulcros I 189 367 (Egipto) I 382 I I 558 (germa nos) I 346 (Hlerakonpohs) I 398 (Irlanda) I 335 (shinto) I I I 369 374 (Ur) I 401 (España Irlanda Malta) I 351
—sacrificios en los sepulcros (Cha fadzi) I 396 (Chini) I I I 338 (Los Millares) I 189 —genuflcxi n ante los sepelidos (Gre cía) I 308 —juramentos en los sepulcros (bere beres) 1 445 —oráculos (adivinación) en los sepul cros (celtas) I 340 —incubación en los sepulcros (Cer d e r a ) I 250 251 (cristianismo) I I 223 ( p e u n s u l a Pirenaica) I 216 (África Cerdena Grecia Siria Palestina África negra) I 216 (berebere, tinreg ahaggar azd jer) I 4 J (canarios libios bere beres Malta r egos) I 421 (Cer dena Milta África blanca Cañan is) I 420 (libios nasamo nes) I 439 —peregrinaciones a los sepulcros (ls lam) I I I 63 64 —procesión a los sepulcros (África blanca Irlanda) I 446 447 —templos sobre los sepulcros (África) I 275 (Mesopotamia) I 409 (Ur) 368 401 403 sepultura (aztecas) I I 724 (confucianls mo) I I I 308 (Creta) I 311 (Egipto) I 210 I I 566 (Hagia Triada) I 273 (incas) I I 737 (mdogermanos) II 698 1 8 (mayas) I I 730 (Mesopotamia) I 311 (Sumer Akkad) I I 378 (sardos megaban libios) I 440 —sepultura colectiva I 428 (África blan ca) I 427 (Cananas) I 411 412 ( E y p t o ) I 378 (germanos) I I 303 (península Ibérica) I 188 235 sepul tura en capas superpuestas de cada \ e r e s I 161 (Ain Riram) I 428 (Am Yebrud) I 357 sepultura indi vidual I 428 (Canarias) I 411 (Egipro) I 378 (germanos) I I 303 313 (península Ibérica) I 188 sepul tura secundaria sepultura en dos tiempos I 408 (Bcmn) I 487 (Da homey) I 484 (lbo) I 492 493 (lo tuko) I 520 (Mesopotamia) I 396 399 (Tell Arpaciye) I 397, (Voldtof
MATERIAS
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IND
te) I 192, (Italia), [ S ] C h i m p a ñ a Egipto), I 378 —sepulturas de animales (Badán), I 377, sepultura del áibol sagrado (Ka goro katab Nigeria), I 504, sepultuia de los gemelos (acolid-Mpiluo), I 519 sepultura del hacedoi de lluvia (baii) I 520, sepultura de la imagen de Adonis (Biblos) I I 197, sepultura de Jesús, I I I 534, sepultura de ni ños (Mediterráneo Egipto), I 378 379 sepultura del rey (anuak), I 519, (Be n m ) , I 487, (canarios), I 486, (Daho mey), I 484, (\otuba), I 468 469 —sepulturas en la a i e m (incas), I I 737 sepulturas en baleas (germanos), I I 313, sepulturas en la casa (Egipto) I I 557, (Italia), I 257, (Mediterráneo yoruba) I 468, sepultura en cista (Sicilia), I 280, (Westfalia), I 205, sepulturas en cuevas, I 161 166, (m cas), I I 737, sepultura en fosa, I 174, sepultura en grietas de las paredes (Siria Palestina Egeo), I 357, sepultu ra en hendiduras naturales (Gran Ca n a n a ) , I 412, (Níger-Atlas Gran Ca n a n a ) , I 450 451, sepultura en reci pientes (Ifugha Baleares), I 440 sepultura en urnas (bosso soroki), I 470, (meas), I I 737, (Sudán), I 45? (Mediterráneo Egipto), I 378 379, (Si n a Palestina Egeo), I 357, sepulturas en la tierra (Etruria), I 260 261 —foimas de sepultura (Micenas Europa Occidental), I 266 —abandono (exposición) del cadávt r (Benin) I 487, (China), I I I 340, (ibo), I 499, (yoruba), I 468, (Za rathustra) I I 607 —inhumación, I 166 178 186 189 27^ 305, (aztecas) I I 724, (Bélgica), I 175, (Brenña) I 166 (Carros Keel), I 175, (Dzeser), I 356, (Egip to), I 378 379, (Escandinavia), I 167 (eslavos), I I 360, (etruscos) I 260 261, (Grecia), I I 65 66 (Grossbostel) I 191, (Lacio), IT 137, (Loughcrew) I 187, (mayas) I I 730, (Mesopotamia), I 395, (Mi ceñís), I 272, (Península ibérica) I 188, (Stonehenge), I 175, (Zara thustra), I I 617 —-sacrificios en la sepultura (ibo), I 492 —sacrificio de un carnero, un caballo v u n toro en la sepultura del rev (yoruba), I 468 —sacrificios humanos en la sepultura (ibo), I 493 autosacnficios en la sepultura (Benin) I 487, (canarios) I 486, (Dahomey) I 484, (Teñen fe), I 420, (yoruba) I 468 469, (canarios cántabros celtíberos) I 217 218 cosepultura I I 700 701, (barí) I 520, (China) I I I 301 340, (ger manos) I I 2 9 0 " 288, (Sudán), I 454 455, (Ui Europa Occidental) 1 401, cosepultura del séquito del monarca (Abydos) I 379, (anuak) I 519, (Benm), I 487, (Japón), IT 292, (yoruba) I 468 469, (Ui), I 399 401 I I 414 sequedad (Egipto), I I 539 sequía diosa de la sequía 303
(China)
III
séquito —séquito del dios de los guerreros v de los artesanos (yoruba), I 477, se quito de la magna mater, I I 181 séquito del monarca del trasmundo (Egipto), I I 571 —séquito de Ádranos (Sicilia), I 247, séquito de Dionysos (Grecia), I I 41 43 47 191, séquito de Hécate (Gre cía), I I 75, séquito de Indra (India), I I I 85, séquito de Nergal (Babilonia A s i n a ) , TI 446, séquito de Osiris (Egipto), I I 558, séquito de Re (Egip to), I I 569 572 séquito de Wodan (germanos), I 247 seres mixtos (v seres híbridos) I 320 (Figalia) I 329, (Grecia) I 295 297, I I 45 47, (mduis-mo) I I I 1 5 2 n ] 154, (Creta Mesopotamia), I 406, (Creta Mi cenas), I 316 321, (Egipto Asia Ante n o i ) I 321 —seres mixtos servidores del culto (Creta Micenas), I 321 —almas seres mixtos (Grecia), I 293 ser primordial, cf andrógino primordial, hombre primordial, gigante primordial, perro primordial serpiente primordial vaca primordial (brahmánismo), I I 642, I I I 101 110 111 113 6 0 122, (vedismo), I I 634, I I I 98 9 9 " 100 seres superiores, I 141 318 456 457, (asan ti), I 459, (Asia Anterior), I 249, (ga lia), I 509 510, (galos), I 334, (ibo) I 488, (Tenerife), I 418 419, (Zambe /e) I 492 —ímígenes de los seres superiores (Me sopotamia), I 409 —médiums de los seres superiores, I 323 —mujeres de los seres superiores (Afn ca Occidental), I 333 —ofrendas de alimentos a los seres su penores (África OccidentaLGrecia), I 303 —posesión por seres superiores (asanti), I 465, (Micenas), I 320, (África Oe eidental Grecia), I 296 —sopoites de los seres superiores, I 312 329, (asanti), I 459 460, (IlalTarxien), I 252, árboles sagrados (yoruba), I 478 dobles hachas (Creta), I 301, espada, I 303, estelas, I 262, fosa sacrificial (Grecia), I 303 imá genes (voruba) I 478, (África Occidental Mediterráneo) I 501, massébáh (Palestina Siria), I 366, menhir, I 366, (Isla de Hierro La Caldera Gran Canaria) I 415, meteoritos (Creta Grecia Micenas), I 282, monolitos naturales (Hierro) I 421, pilares de piedra (Malta), I 254, recipientes paia las ofrendas, I 303 —soportes vivientes de los seies su penores (ibo), I 494, animal sacrificial (Egipto), I 393, pájaros (Mi cenas), I 320, posesos (yoruba), I 478 ser supremo I x xi 15 31 43 47 88 89 114 116 118 120 121 142 143 144 146 217 312 344 442 456 458 470 483 512 525 529 539 543 549 550, I I 18 2 8 288 295 638 670 679 6 9 0 l b , I I I 676, (África) I 458 490, (África blanca) I 419, (Afn ca Occidental) I 366 471, (Afnea 10
mana), I 436, (árabes) I 367, (asanti) I 455 465, (Babilonia A s i n a ) , I I 437 443 445, I I I 439, (baining), I 1 4 4 ' \ (bambuti), I 117 118 553 554 558, (ba n ) , I 517, bereberes), I 444, (bhil) I 122 130, I I 632, (brahmanismo), 111 120 130 146, (budismo), I I 646, (ca nanos), I 217 417 419 420, (celtas), I I 243 244, (Cerdeña), I 250, (chenchu) I I 632 633, (China), I I I 303 308, (Cre ta), I I 10 14 1 9 ^ , (dago), I 519, (da gomba), I 492, (Dahomey), I 479, (drávida), I I 634 636, (dmka), I 516 (Egipto), I 319 390 392, I I 542 543487 493 497 498 513, (eslavos) I I 358 (galla), I 507 508 509, (germanos), I 347, I I 288 295, (Grecia), I 313 315, II 8 17 20 2 1 , (helenismo), I I 211, (Hie rro), I 421, (hinduismo), I I I 135 139 153 155 160 164 173 174 ] 4 3 176 178, (ibibio), I 491, (ibo), I 480 488 489 493 494, (India) I I 643 647 649 650 668 4 , I I I 131 138 188 190 212, ,indo germanos), I 313 315, I I 8 663 678 685 698 703, (jukun [dzukun]), I 458, (kaf fa), I 510, (kavirondo) I 516, (kim bundu ambo), I 458, (konyak naga), I I 636, (lotuko), I 521, (mayas), I I 725 (Mediterráneo) I 313, (munda), I I 633, (munda kol), I 124-14, (muría), I I 635 (nandi), I 521, (paleolítico), I 140 144 I I 6 1 , (Palestina), I 367, (La Palma) I 421, ( p a n a ) , I I 635, (polinesios), II 642, (Roma), I I 137, (samoyedos), I I 668 4 , (selk'nam) I 137, (semang), II 680, (silluk), I 515, (Siua), II 210, (tamil), II 634, (Tangamka), I 505, (taoísmo), III 315 322, (toda), II 635, (Uganda), I 516, (vedismo), II 639 III 94 95 96, (yache), I 503, (yamana), I 130 140, I I 684, (voruba) I 471 472 474, (Zarathustra), I I 586 625, (África Europa), I 498, (aztecas mayas incas) I I 738 739, (barí kuku), I 517, (baria cunama), I 510 511, (bosquimanos hoten totes), I 458, (bereberes-Trípoli T u n e / Marruecos tuareg haussa vascos Sudan), I 442 443, (canarios bereberes), I 368 417 418 419, (canarios galla África Oriental masai nilotes), I 418, (canarios indoger manos semitas turcos mongoles Asia Cen tral China Grecia), I 313, (Creta M u é ñas) I 315, (dinka nuer beir), I 516 (Egipto halakwulup samoyedos semang) 1 xi, (Europa Palestina Cananas Egipto 5 I 373, (Etiopía nilotes Palestina S m i canarios), I 424 425, (fueguinos pigmeos australianos California), I 115, (hereio zulú), I 458, (kimbundu ambo) I 458 (lendu Ruanda - wanyamwezi África) I 458, (Mamre Beth El), I 367, (Siria P lestina Cananas), I 456, (Zambeze Afn ca), I 458 —ser supremo femenino, I 510, (chen chu), I I 632, (hinduismo) I I 647 I I I 184 185">7 —ser supremo cielo, I 312, (galla), I 507 508, (canarios galla Afnea Occi dental masai nilotes), I 418, ( E u r o p í Palestina Cananas Egipto), I 373, sei supremo dios del cielo, I 344 498 (África blanca), I 419, (asanti), I 456 459, (Egipto), I 390 392, (ger manos), I 347, (mdogermanos), I 313
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315, (Mediterráneo), 1 313, (Roma) I I 137, (yoruba), I 471, (canarios indogermanos semitas - turcos mon goles Asia Central - China Grecia), I 313, (dinka nuer beir), I 516, ser supremo dios del mundo inferior (kimbundu ambo), I 458, ser supre mo dios del rayo, I 525 (íbibio), I 491, (yoruba), I 474, ser supremo sol (Europa Palestina Cananas Egipto), I 373, (Zambeze Afnea) I 458, ser supremo dios del sol (Afnea roma na), I 436, (dagomba) I 492, (Egip to), I 319 (ibo), I 489, (mayas), I I 725 —ser supremo héroe cultural (África), I 458, (mayas), I I 725, ser supremo primer padre, I 88 525, (Hierro), I 430, (herero zulú), I 458, (kimbun du ambo), I 458 ser supremo tricks ter (kaffa), I 510, (bosquimanos ho tentotes), I 458 —ser supremo asocí ado a los muertos (dinka), I 516, (ibo), I 493 (África Furopa) I 498, (Europa Palestina Ca n i n a s t g i p t o ) I 373 — ser supremo cicador, I \\ 47 121 IT 679, ( b n h t n a n i s m o ) , I I I 130 146, (Dihomey), I 479, (ibo) I 488, (ju kun [ d / u k u n ] ) , I 458, (silluk), I 5/5 dt ir del ser supiemo (asanti), I 456 457, (La Palma), I 421, (cana n o s bereberes), I 368 —culto al ser supiemo, I 116 312 456 512 543 549, (asanti) I 456, (bambú u ) I 553, (Cananas) I 418 420, (India), I I I 131, (mdogermanos), I I 8, (lotuko), T 521, (dmka nuer beir) I 516, (Mamie Beth El), I 367, (Siria Palestina Canarias), I 456 —sacrificios al ser supremo (asanti), I 456, (galla), I 509, (ibo), I 494, (La Palma), I 421, (canarios bere beres), I 368, sacrificios humanos al sei supremo, I 470, (galla), I 508, sacnfici -> primicial al ser su premo, I 142 143 sacrificios de to ros al ser supremo (baria cunama) I 511, autosacnficios al ser supre mo (Gran Canana) I 420, holocaus tos al ser supremo (Cañan as) T 418, libaciones de leche al ser su premo (Cananas), I 418 —f imilia del ser supremo (Grecia) IT 8 hijos del ser supremo (asanti) 1 457 459 —fuerza del ser supiemo I I 679 -—morada del ser supremo bosques sa grados (baria cunama), I 510, cielo (dmka), I 516 —nombres del ser supremo (bambúti) I 554, (Egipto), I 390, (berebeies T n poli - Túnez Marruecos tuareg haussa vascos Sudán), I 442 443 (Gran Canana l e n e n f e bereberes) I 417 418 419 (lendu Ruanda wanyam we/i África) I 458 - oración al sel supremo (India) IT 650 —sacerdote del dios supremo (isanti) I 456 —soportes del ser supremo aguas sub ttrráneas (barí) I 517 aibol ( b a n )
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ÍNDICE E
I 517 (dago) I 5 i ; ( ache) I 503 (baria tunama) I 510 mástil (ibo) 1 494 menhir (África Occidental) I 366 piedra (dago) I 519 (ibo) I 489 (baria cunami) I 510 poste (lotuka) I 521 —montón de piedras del ser suprc mo (Tan^anika) I 505 (caninos bereberes) I 368 —templo del ser supremo (asanti) I 589 seres venerables yazata (Zarathustra) I I 589 sermón de Benares I I I 223 sermón de los naassenos I I z03 sermón de la Montana I I 246 I I I 528 serpientes (Babilonia Asina) I I 447 462 465 (China) I I I 332 341 (Cnossos¡ I 319 (Eleusis) I I 31 (Grecia) I 290 292 308 324 330 331 I I 87 (he lenismo) I I 204 (hmduismo) I I I 145 150 158 160 172 (India) I I I 158 (Is rael) I I I 466 471 477 (mayas) I I 726 (shinto) I I I 366 (taoismo) I I I 319 (yoruba) I 477 (Cnossos Gazi G u m í a Prima Palestina) I 290 (Creta Tcll Beit Mirsim) I 362 (Europa África^ I 494 (Mesopotamia África Occidental) I 405 —go íhr (7arathustra) I I 620 622 na gas (hinduismo) I I I 158 —serpiente celeste (aztecas) I I 719 (mayas) I I 726 serpiente celeste ar co iris (Dahomey) I 480 481 ser píente domestica (bereberes) I 440 (galla) I 510 (Grecia) I 294 308 (Grecia Roma Escandmivia) I 294 serpientes falicas (kasuna bura) I 494, serpiente gigante (ibo) I 489 serpiente lunar (Congo central) I 494 serpiente primordial (Dahomey) I 480 —serpientes bicéfalas (mayas) I I 726 (Creta Micenas) I 321 serpiente de mil cabezas (hmduismo) I I I 149 ser píente con garras de aguilla (Babílo nía Asina) I I 444 «serpiente de nubes > (aztecas) I I 717 serpiente de plumas (mayas) I I 726 727 serpien te de plumas verdes (aztecas) I I 713 723 serpiente de turquesas (aztecas) I I 713 —serpiente de h s almas (bereberes) 1 445 (Giecia) I 295 303 serpien de los antep sados (fur D/cbel M i nuba dago) I 518 serpiente de ios mueitos (Grecia) I 294 —serpiente encamación del antepasa do (Grecia) 1 308 serpiente c i e n m c i o n de los héroes (Grecia) I 294 seipiente encarnación del p i t c r familias (Grecia Roma E s c a n d m a u I 294 serpiente símbolo del ahn 2 (áfrica) I 504 (África romana) 1 439 440 (Grecia) I 294 2J5 ( M nio [Morbihan"]) I 19) serp ente s o p o r t e de 1 s almas I 290 (ba 11) I 517 (Grecia) I 294 (Uru di África ibo) I 4)4 ípicn e del rey (baya) 1 495 ser píente del sumo sacerdote (galla) I 509 —serpiente espíritu de la Acrópolis (Atenas) I 294 serpiente espíritu del
bo que (Dahomey) I 480 serpientes genios de las "guas (Asia) I I I 161 serpu nte tótem (India) I I I 158 serpiente ureo (Fgipto) I I 538 ser píente de Midgard (germanos) I 480 culto de la serpiente (hmdmsmo) I I I 158 160 (darassa konso) I 514 libaciones a las serpientes (Grecia Roma Escandmavia) I 294 hbacio nes de leche a las serpientes (ba n ) I 51S —sicrficios a las serpientes (galla) 1 510 — danza de las serpientes (aztecas) I I 722 —diosa de las serpientes (Babilonia A s m a ) iL 437 (Creta) I I 10 —huevo de serpiente (celtas) I I 251 —ídolos con serpientes (Gazi Prima Gurnia Cnossos) I 289 290 291 —mujer serpiente (aztecas) I I 716 —sacerdote de las serpientes (darassa konso) I 533 sacerdotisa mujer de la serpiente (Unyoro) I 495 —mujer y médium de la serpiente (África Oriental) I 494 495 —santuarios de las serpientes (África Oriental) I 494 templo de las ser pientes (Whydah) I 495 rvidores del culto (Grecia) I 282 (ín logermanos) I I 696 698 (shmto) I I I y74 375 376 (silluk) I 517 (Cnossos Creta M i enas) I 2 Q 6 —abhicarah (India) I I 697 (XacptToXo? (Grecia) I I 696 698 —servidores del culto daimones t e ñ o moifos (Creta) I 321 ervidores de Horus (Egipto) I 383 391 ervidor del templo V e C o x o p o g (Grecia) I I 697 sese sepulcros megaliticos (Pantelana), I 255 sese grande I 255 everos dinastía I I 209 210 sexualidad en el culto I I 290 (hinduis mo) I I I 184 ohang época I I 294 shen antepasados individuales (China) I I 284 I I I 332 shm kami dioses (Japün) I I I 365 h npon shu secta (budismo Japón) I I I 268 278 38* 38 S hmranismo cf shm shu secta (budismo Japón) I I I 393 h m shu secta (budismo Tapón) I I I 389 391 393 shm tai cuerpo del dios (shmto) I I I 368 hinto shmtoismo camino (to) de los dioses (shm) I I 340 I I I 133 279 245 363 379 382 389 —shmto antiguo I I I 378 shinto pri inttivo I I I 347 348 Ryobu Shmto I I 342 ship oratones (Iilanda) I 182 243 shnnes (Cret ) I 291 402 (Jenco) I 362 (Creta t g í p t o Mesopotamia) I 460 shushi¿,aku dschuhsismo (Japón) I I I 354 s i t a si íes s ct i legitirnista de los partí lanos de Ali (islam) I 63 I I I 22 24 30 32 36 38 58 63 labhrai seres fmtismales (celtas) I I 251 ibilas (Grecia) I 330 I I 93 97 3 b I I I 673 sibila de Cumas I I 94
MATERIAS siddhantacara camino peifecto (hindi 1 mo) I I I 185 186 sidheoga espíritus Indas (celtas) II ^ íddhi fuerzas solí enatuiales (India) II 172 (Tibet) I I I 289 siega sacr ^íeio h nano en los u t o s d la sie^a (bereb res Europa) I 443 4 ) siembra —fiesta de la s e m b n (Grecia) I I 30 —sacrificios en la época de la sicnl a (Corea) I I I 347 siervo de Yahveh (Israel) I I I 467 4 7 ; 495 (cristianismo) I I I 556 siete -—siete malvados daimones o espin J (Babilonia A s m a ) I I 437 447 sie pecados mortales (islam) I I I 30 31 siete durmientes I 250 siete c c t e lias (China) I I I 339 signacula sellos (maniqu^ismo) I I 5 b 519 520 signos del Zodiaco (China) I I I 3J>9 signos interpretación de los signos (Ro ma) I I 147 sikhs discípulos secta islámico hindú s ta I I I 189 190 sila disciplina moral (budismo) I I I 241 248 267 b " silbato marico segbe (bambcti) I 560 silencio torres del silencio dakhma ( Z i rathustta) I I 60/ silenos (Grecia) I I 4J> 47 sillas —sillas soportes de las almas (Dihomev) I 484 (etiuscos) I 262 (Añiea Ge cidental Cno sis) I 290 sillas sopor tes de los an epasados (asanti) I 394 459 463 4b4 551 (Cananas) I 413 —casa de las sillas (asanti) I ¿63 —culto a 1 is s lias soportes de los «n tepasados (asanti) I 461 4(3 d(4 —ídolos en sillas (Delíos) I 290 —ofrend is de silíis I 463 (M>sopoti mía) I 405 (Egipto Guldhc j Hoís tein MecHemourgo África [ O ]) I 215 sdlu somb a (de la deidad reyes babí o nio asirlos) I I 453 silos (Península pirenaica) I 193 (Aee buchal Campo Real) I 189 nbolismo I 568 I I 74 (cris íam m 1 I I 232 (heleni mo) I I 223 (hnx 1 mo) I I 167 (mamqueismo) I I 518 ( t i b e t ) I I I 285 simbolismo cósmico (Babilonia Asina) I I 448 simbolismo cosmogónico (Gre e a) TI 123 simbolismo sexi il (Gie cía) II 127 simbolismo vegetal ( G r e c n ) I I 40 simboli mo del culto pagano (hele nismo) I I 222 simbolismo de Tos números (brahmamsmo) I I I 112 si 11 bolismo del sacrificio (Grecia) II ( ? simbolismo de la siembra (Eleu is) I I 129 simbolismo de los tem píos babilonios (Babilonia A s m " ) TI 448 símbolos (germanos) I I 299 ( G r e c n ) I I 188 7 8 ( S u m e r A k k a d ) I I 380 -—adolescente amante ase jado a la m g na mater I 319 animales (Egij to I 381 aserah poste I 366 brahm 1^ (brahmanismo) I I I 109 corona d
891
cuernos (Sumer Akkad) TI 395 cru/ (cristianismo) I I I 707 h chas ( M u í I 301 hachís de piedra (Gn 0ua) theion Manunea Grecia) I 283 bal c n (Egipto) I 381 hogar (Grecia P na) I I 24 macho cabrio columna d 1 nuncio (India) I I 274 mariposa (Giecia) I 293 menhires (Palestina) I 362 pajaro (Egipto) I 383 (Ha gia I n a d a ) I 295 pajaro tt jedoi (África Occidental ekoi Guinea) I ^04 p i l o m i (Creta M cenas) I 203 perro I I 36 (mayas) I I 728 serpiente (África) I 504 (África lomana) I 439 440 (Grecia) I 294 (Maní > TMorbihan]) I 199 serpiente Gocihi (Zarathustra) I I 622 toro (Sumei Akkad) I I 204 1 3 2 xvarenah (Zari thustra) I I 617 —símbolo faheo (Grecia) I I 12 26 (Asia Menor Grecia) II 43 símbolo sexual (Asia Menoi) I I 26 5 (Gre cía) I I 127 3 J —símbolos cultuales (cristianismo) 11 228 (Grecia Creta) I I 11 símbolos escatolej-icos (Grecia) I I 129 —si nbolos del a'ma I 291 (África) I 504 (África romana) I 439 440 (Egipto) I 383 (Grecia) I 293 297 (E-T ¡ n Triada) I 295 (Mamo) I 199 ( \f ica Occidental ekoi Guiñe i) I 504 símbolos de los antepasados (Manéala) I 301 símbolos de Bud dh i I I I 2^8 símbolos de los dio ses (Fgipto) I 381 (P destina) I 36? (Sumer Akkad) I I 395 símbolo de la diosa del amor (Creta Micenas) I 203 símbolo del dios de la muerte (mavas) I I 728 símbolo del dios del sol (Egipto) I 381 símbolo del dios del tiempo (India) I I 274 símbolo de Astarte I 366 simbo'o de la fa milla v del estado ( G r e c n Roma) I I 24 s i m x i l o de la fertilidad I I 36 ( G i e c n ) I I 26 símbolo de la fuerza mágica (brahí lan mo) I I I 109 sim bolo de la luz ( / a r a t h u s t i " ) I I 617 símbolos del m 117 y de las patatas (incas) I I 735 símbolos de la media cion (cristiíj-usmc) TI 231 símbolo 1 1 mundo demoniaco (Zarathustra) I I 622 símbolo de la primavera (Su mer Akkad) I I 204 J símbolo del rayo (Gytheion Mantmea C recia) I 283 símbolo d la r dencion (cris t i a n i s n o ) I I I 707 s n bolo solar (ín do^ermams) TI 312 U5 símbolo de la tierra m u i (germanos) I I 34f símbolo de la vegetación I 319 símbolo de la fe (cristianismo) I I I 5 0 580 599 704 simeonitas (Israel) I I I 454 simiente (berebeies) I 148 (Grecia) I 331 (ibo) I 492 (bereberes cizagt África Occidental) I 497 (beieberes yoruba) I 476 simples (shmto) I I I 367 simulacra spirantia (Gre la) I I 71 ° 193 9 6 si oga I I I 490 500 502 534 539 561 573 596 (Cafarnaum) I I I 543 (Mtzi ct) Uí 538 539 snagogas de la diaspora IT1 562 m i g ó l a de los libertos I I I 553
892 sincretismo I I I 691, (i/Lccas) I I 7^0 (Babilonia Agiría) I I 424 457 468, (bu dismo Coica), I I I 346, (China) III 296 297 323 326 341 349 690, (cnstia nismo), I I 215 233 I I I 685 688 692 693, (helenismo) I I 164 181 182 196 207 208 215 233 272, I I I 672 678, (India) I I I 76 155 197 690, (mamqucismo), I I 483 488, (mayas), I I 730, (Mesopot i mía), I I 370 427 435, (Sumer Akkad) I I 374 379 402 418, (taoismo), I I I 700, (bambuti bantú) I 563, s m u e t i s m o m dividual, I I 115¿S2 204 1 2 8 smgh, león, miembios de la khilsa (eh te) de los sikhs (India) I I I 190 sínodos, I I 218 —sínodo de C onstantinopla, I I I 631 sínodo de Diamper, I I I 614, smodo de D w i n , I I I 623, sínodo de Manaz kerd, I I I 623 —santísimo sínodo dirigente (Rusia) I I I 640 smtoísmo, cf shmtó sionistas (judaismo) I I I 502 siqqurat, torres escalonadas, cf zigurat (Babilonia A s i n a ) , I I 447 S i n o estiella, perro celeste (China) I I I 297 sirk, politeísmo (islam) I I I 30 65 sistrum (Creta Egipto), I 271 sumís siwannis, si wa an ni, dios (hctitas) I I 665 sivaismo, sivaítas (hinduismo), I I 636 647 648, I I I 152 164 169 173 174 175 184 202 —sivaísmo de Cachemira, I I I 181 —sectas sivaitas, I I I 179 183 —mendigos sivaítas, aghons, I I I 183 sivanarayams, secta islámico hinduista, I I I 190 si wa an ni, siunis siwanms, dios (hetitas) I I 665 s¡uto]ewzi, secta rusa, I I I 649 skakum, secta (Finlandia), I I I 647 skandhas componentes fundamentales de la persona (budismo), 111 252 253 260 (budismo Japón), I I I 380 skopzi, mutilados o eunucos, secta rusa, I I I 647 648 smartas, secta sivaita (hinduismo), I I I 179 smrtí, tradición (hinduismo) III 133 179 1 0 5 1 8 4 l b J 193, (vedismo) I I I 79 Square Temple (Esnunna) I 406 soberano, cf rey dios soberano, cf señor sobón ostij (cristianismo Rusia), 111 655 socí i'ismo, I 18 sociedad religión y sociedid, I 51 57 —sociedades mistéricas (helenismo), I I 226, (y oraba), 1 477, sociedades secretas (aries), I I 272, (Asia Me ñor), I I 1 9 9 " 3 (germanos), I I 271 272 300 301, (ibo) I 488, (Japón) I I 272, (germanos Japón), I I 277, (yoruba), I 466 467, (Niger Camerún), I 498, sociedad secreta del dios de la selva (bambuti), I 561 sociedad de Biahma, brahma-samaj (India), I I I 192, sociedad primitiva, adisamaj (India), I I I 192 sociología de la religión, I 53, I I I 677 sofía divina, I I I 646 sofistas (Grecia) I I 104, ( I n d n ) I I I 234 sol, I 540 541 542, (azteca^, I I 711 717
MATERIAS 718 722, (Babilonia A s m a ) , 11 433 439 446, (bhil), I 124, (brahmanismo), I I I 123, (Egipto), I I 538 539 540 541 542 548 549, (germanos) I I 311 312, (ín cas), I I 737, (Israel), I I I 439, (mam queismo) I I 455 513 527 (semang) I 566, (shmtó) I I I 365, (Sumer Akkad) I I 393 401, (vedismo) I I I 88 8922 (atarantes [atlantes]) I 437, (Egipto samoyedos semang), I x i —Sol Invictus, cf índice D (Roma hele nismo), I I 210 211 216, sol nacien te (vedismo), I I I 85, sol poniente (libios), I 444 —carnero sol (ITezzan), I 476, héroe engañador sol (yoruba), I 476 —sol dios supremo (Europa Palestina Cananas Egipto), I 373, (Zambcze África), I 458 —-ascensión de las almas al sol (India) I I 643, (maniqueísmo), I I 503 507 513 —barca del sol (Egipto) I 383, I I 561 569 —carro del sol (hinduismo) I I I 157 —casa del sol, Este (aztecas), I I 719 —culto al sol {Babilonia Asiría), I I 440, (celtas), I I 239 240, (Corea), I I I 347, (Egipto), I I 542 545 560, (eslavos) I I 360, (incas), I I 730 732 733 738, ( i n d o g a m a n o s ) IT 312 697 698, I I I 83, (Tapón) I I I 371 (libios), I 437, (shintó), I I I 371 (kwa wanyamwezi), I 458, (canarios Europa Occidental), I 418-419 —libaciones al sol (incas), I I 736 —sacrificios al sol (libios), I 437, (mayas), I I 726, sacrificios diarios al sol (meas), I I 736, sacrificios humanos al sol (Benin), I 486 —-día del sol, domingo (maniqueismo) I I 527 —dios del sol, I 319, (aztecas), I I 712 719, (Babilonia A s i n a ) , I I 435 436 439 443 453 458 466 467 468 469, I I I 439, (Corea) I I I 347, (Dahomey), I 479 480, (Egipto), I I 540 543 3 546 549 552 555 573 I I I 680, (Grecia) I I 204, (helenismo), I I 205, (hinduis mo), I 122, I I I 156 157, (meas) I I 731 734, (mayas), I I 726, (shintó) I I I 367, (Siria), I I 1 0 1 - ' " 210, (ve dismo), 111 82 85 9 0 - \ dios del sol de la mañana (Babilonia A s i n a ) , I I 443, dios del sol del mediodía (Ba bilonia A s i n a ) , IT 445, dios del sol poniente (aztecas) I I 712, dios del sol pnmaveial (Babilonia A s i n a ) , I I 440 444 —dios del sol dios del cielo (dzaggi) I 458 (germanos), I I 324, dios del sol dios supremo (digomba) I 492, (Egipto), I 319, (mayas), I I 725 —culto del dios del sol (África ro mana) I 436 (ibo) I 489, (India) I I I 157, (Tibet), I I I 285, (yoiubi) I 477 478 lugar cultual del dios del sol (Sumer Akkad), I I 390 —edad del dios del sol, I I 311 —magia de los nombies del dios del sol Re (Egipto) I I I 429 430 —médium d d dios del sol (Egipto) I 394
—mujer del dios del sol (paie), I 458 —símbolo del dios del sol (Egipu I 381 —d' isa del sol (shintó), I I I 366 368 Í / 0 371 372 373 —culto de la diosa del sol (shintó) I I I 375 —princesa imperial sacerdotisa de la diosa del sol (shintó), I I I 375 - disco solar (Babilonia Asina) I I 440 (Calaceite [Teruel]), I 214, (Egipto) I 378, I I 541 542 543 3 544 545 546 547, I I I 438 680, (incas) I I 735, (shintó), I I I 366 368, (Trundholm Schlcswig Holstem A u n c h ) I 207 •—culto del disco solar (Egipto), I I 544 —imagen del disco solai (Egipto), I I 544 —fiesta solar (incas), I I 735 736 —genios del curso del sol, I I 640- 6 —hijo del sol (Babilonia Asina) I I 434 461, (Corea) I I I 347, (Incas), I I 731 —huaca del sol (incas), I I 735 —imágenes del sol (incas), I 731 733, (Balkakra [Schonen] Trundholm [Se eland]) I 207, (Bretaña Jerez de los Caballeros), I 207 —juramento por el sol (celtas), I I 239 —madre del sol (China), I I I 303 —mensajeros del sol (helenismo), I I 205 —monarquía solar sagrada (incas), I 4 I I 738 —oraciones al sol (bhil), I 123, (Tgip to), I I 544 —padre del sol (aztecas) I I 711, (in cas), I I 731 —panteísmo solar (helenismo), I I 204 —sacrificio del sol, I 207 —templo del sol (Egipto) I 383, (m cas), I I 731 733, (Stonehenge), I 175 —vírgenes del sol guardianas del fuego sagrado (incas), I I 735 736, convento de las vírgenes del sol (meas), I I 735 — t n n i d a d astral luna, sol y estrella de la tarde (Babilonia A s i n a ) , I I 436 solsticio fiesta del solsticio (incas), I I 733, (bereberes baria cunama), I 512, (bereberes Europa), I 447 448 soma, bebida y planta sagrada (India), I I 605 640, I I I 84 157 161 —deseo — aguas ~ soma — luna — llu vías (brahmanismo), I I I 125 s o — fuer/a del soma (India), I I 683 —ofienda de soma (brahmmismo), I I I 105, (vedismo), I I I 83 86 sombra —sombra (silíu) de la deid.'d, reyes (Bi bilonia A s i n a ) , I I 453 —alma sombra (Benin), I 485, ( g a m a nos) I I 284 —dios de las sombras (Grecia) II 22 son tol, dólmenes usados como altares (Corea), I I I 347 soportes —aguas subterráneas (barí), I 517, ani males (Egipto), I 315, (silluk), I 517, animal sacnficial (Egipto), I 393, ar bol, I 503, (África Occidental), I 365 503, (barí), I 517, (Cafya), I 299 (Connto) I 299, (dago), I 519, (din ka), I 519, (Esparta), I 299, (Gre
m
cía), I 299, (ibo) I 503, (Samos) I 299, (yache), I 503, (yoruba), I 478 (wagesu), I 503, (baria cunama) I 510, berilos (Los Millares), I 201 (península Ibérica), I 201 202 cenota ñ o (Grecia), I 208 307, (Balke-Den dra), I 200, cráneos (ibo Nigeria) 1 492, doble hacha (Cerdeña), I 302, (Creta), I 273 301 304, dólmenes miniatura (Lingo nilotcs), I 518, en a n a (Dodona), I 299, (Roma), I 299 espada, I 303, (yoruba), I 477, este las, I 262, (Egeo Mediterráneo o n e n tal), I 262, fosa sacrificial (Grecia) I 303, higuera (Roma), I 342, (wa gesu), I 503, ídolos (África negra), I 498, (península Ibérica), I 209, imágenes, I 291, (Egipto), I 387 392, I I 558, (silluk), I 517 518, (yoruba) I 478, (África Occidental Mtditerra neo), I 501, (barí bongo), I 518, (Gi zeh [ E g i p t o ] ) , I 386, imagen con cuernos (ibo), I 494, imagen de un toro (darassa konso), I 514, mástil (ibo), I 494 498, m izas de piedra (Mesopotamia), 1 404, menhir, I 197 203 366 392. (Giecia), I 286 309, (Hierro La Caldera Gian C i n a n a ) , I 415, meteoritos (Creta G i e c i i Mice ñas), 1 282, mirto (Boiai), I 299, monolitos n ituiales (Hierro) I 430, montón de piedlas (Giecia) I 309, olivo (Dclos) 1 299, (Olimpia) 1 299, pájaros (Micenas), I 320, paiaro tejedor (África Occidental ekoi Gui nea), I 504, palladla (Alalcomene [Beocia] Argos Atenas), I 322 palme ra (Délos), I 299, piedra (África Oc cidental), I 365, (dago), I 519, (fung) I 518, (Grecia), I 283, (Hyet tos), I 283, (ibo), I 489, (Roma) T 341, ( l e b a s ) , I 283, (Tespis), I 283, (acoh dzapaluo), I 520, (baria cuna ma), I 510, (Crcta-Micenas Grecia), I 282 284 (dinka silluk), I 520, (gun gaua C a h b a r Viejo ibo Afnca negra), I 504-505, piedras esteloides (África blan ca), I 431, pilares (Malta), I 254, massébáh, pilar (Palestina Siria), I 366, postes, I 203, (África Occiden tal) I 365, (Loango) I 497, (lotu ko), I 521, (baria cunama), I 512, (longobatdos Ucinum), I 203, aséráh, poste ( P d e s t i n a ) , I 366, ramas (Cíe ta), I I 338, recipientes para las ofren das, I 303, (Grecia), I 303, (wanyam wezi), I 497 (ibo Nigeria [S ]), I 492, sacerdotisa del dios del layo (\oruba) I 468, serpientes, I 290, (barí), I 517, (Grecia), I 294, (Urundi Afnca [ E ] ibo), I 494, sillas (asanti) I 459 460 461 463 464 (Cananas), I 413, (Dahomey) I 484, (etruscos), I 262, (Afnca Occidental Cnossos), I 290, soportes vivientes (Dahomey), 1 484, (ibo), I 494, (yoruba), I 478, ter miteros, menhiies naturales (ambo), 1 458, urnas cinerarias (etruscos), I 262 —soportes de las almas, I 197 201 203 207 290 291 303 312 392, (Afnca blanca), I 431 (Afnca negia), I 498, (África Occidental), I 284, (Almizaraque), I 211, (asanti), I 461, (ba n ) , I 517, (Cerdeña), I 302, (Creta),
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INDMCE E
(Grecia) I 303, (Ha! Tarxien), í 252 I 273 301 304, (Dahomcy), I 484 (Hierro) I 421, (ibo) I 494, (Malta) (Egipto), I 386 387 392 393, I I 538 I 254, (Micenas) I 320, (yoruba) 1 (etruscos), I 262, (Grecia) I 208 286 478, (Afi ea Occidental Meditciraneo) 294 303 307 309 329, (ibo) I 4 ^ I 501, (Creta Grecia Micenas) I 282 494 503, (Indonesia), I 200, (Loingo) (Hieiro La Caldera G»an Canaria) I I 497, (Malta), I 254, (Mesopota 415, (Palestina Siria), I 366 mía), I 404, (Los Millares), I 201, sortiaria adivinación por las sueltes, I (rulotes), I 522, (Palestina), I 366, 32") I I 701, (África Occidental) I 263, (península Ibérica) I 201 202 209, (Babilonia A s i n a ) , I I 456, (cnstianis (yoruba) I 468, (África Occidental mo), I I I 548, (Grecia) I I 87, (Israel) Cnossos), I 290, (África Occidental I I I 456 7 1 , (África Occidental Belfos Me ekoi Guinea), I 504, (Balke Dcndra) sopotamia), I 329 I 200 (barí bongo), I 518, ( b a r n s o m b r í o s (Grecia) TI 92 cunama), I 521 (Creta Micenas Grecia) soter, sah idoi (helenismo), I I 169 170 I 282 304 (Egeo Mediterianeo orí en -otcriologia (Babilonia A s i n a ) , I I 440, tal), I 262, (ibo Nigeria), I 492, (lan (budismo), I I I 240 243 350, (cnstianis go nilotes), I 518, (longobardos Uei mo), I I 226 228 345 346 694 706 707, num), I 203, (Urundi África ibo), 1 (he'enismo) I I 203 226 228, (hinduis 494 mo), I I I 151, (maniqueísmo), I I 489 —soportes de los antepasados, I 284 49o 366 503, (África Occidental) I 365, (ambo), I 458, (asanti) I 459 460 —sotenología en el folklore alemán, I I 463 464, (Canarias) I 413, (Dabo 335 mey), I 484, (Grecia) I 294, (ibo) sotó, secta zen (budismo Japón), I I I 394 I 498, (wagesu), I 503, ( w a n y a m v e spasowzi, secta rusa, I I I 645 zi), I 497, (dinka silluk) I 520, (gun spalaei, lugares de culto muhraicos (he gaua Calabar Viejo ibo Africi negra) I lcnismo), I I 205 504 505 spentas cf amesha spentas, inmortales —soportes de los dioses (asanti), I 459 salvadores (Zarathustri) I I 594 601 460 465, (Egipto), I 315 392, (Gie spenta mamyu, espíritu salvador (Zarathus cía), I 283, (yache) I 503, (Alalco ti i), I I 592 mene [Beocia] Argos Atenas), I 322 Spitamas, lmaje de Zarathustra, I I 587 —soporte del dios del ciclo (Roma) I sraddha, fe (brahmánismo), I I I 125, (ve 341, soporte del dios de los guedismo), I I I 91 rreros y de los artesanos (yoruba) sramana samanoi ascetas mendicantes y I 477, soporte del dios héroe (s \agabundos (India), I I I 104 198 199 líuk), I 517 518, (Uganda silluk 235 2^6 África), I 516, soporte del d os sraosha, ashay (Zarathustra), I I 623 supremo, I 366, (barí), I 517, (dago), srauta, sacrificios solemnes (brahmanismo) I 519, (ibo), I 489 494, (lotuko) I I I 106 I 521, (yache), I 503, (baria cuna snvaisnavas, secta sivaíta (hmduismo) I I I ma), I 510 176 179 —soporte de Artemis Soteira (Roía ) sristi, creación del mundo por emanación I 299, soporte de Astarté (Pales de Dios (hmduismo), I I I 141 tina), I 366, soportes de los Dios sruti, revelación (hmdmsmo), I I I 1 8 4 l b J , cuios (Grecia), I 303, soportes de Eros (Tespis), I 283, soporte de (vedismo) I I I 79 starodubowzi, secta rusa, I I I 643 Hera (Samos), I 299, sopoi te de starowjerzi, creyentes viejos, cismáticos Júpiter (Roma), I 299, soporte de Leto (Délos), I 299, soporte de Zeus rusos, I I I 640 (Dodona), I 299, soporte de Zeu» stefanow7i, secta rusa, I I I 644 stclae, santuarios en las alturas (Palestina Ktesios (Grecia) I 303 —soporte del espíritu protector (Afi i Siria), I 365 ca Occidental) I 503, (ibo), I 491, sthanakavasis secta jinista, I I I 203 (wagesu), I 503 sthaviras, theras, secta (budismo), I I I —sopoites de los héroes (Gicc \) I 224 225 228° 230 233 299, sopoite del héroe fundador de stranniki, secta rusa, I I I 645 653 la ciudad (Roma), I 342 sírigolmki s e u a rusa, I I I 646 —soporte de Alcmena (Tebas), I 283, Stoa, estoicismo, I I 18 97 152 153 157 soporte de Helena (Esparta), I 29), 165 166 167 174 178 182 185 203 208 216 soporte de Heracles (Hyettos) I 229 230 333 283, (Olimpia), I 299, soporte eL stundisti secta rusa, I I I 649 Menelao (Cafya), I 299, sopoite de sturpa torres relicarios (budismo), I I I 223 Penteo {Cormto), I 299 subbotmki, sabbatistas, secta rusa, I I I -soportes del ka, cf soportes de l o r 651 sucedáneos de la religión, I 47 51 sucesión apostólica, I I I 576 577 580 almas (Egipto), I 392, I I 558 sudias, casta de los no anos (India), I I —soporte de la primera madre (dmk ) 653 I I I 103 176 237 I 519, soporte del primei padre (da - leberes (virtudes) de los sudras (Inrassa-konso) I 514, soporte de 1 ¡ dia), TU 166 reina mítica (fung), I 518, sopoite — h >s de los sudras (India), I I I 154 del rey (Egipto), I 392 Líenos I 543, (bambuti), I 562, (brahma—soportes de los seres superiores 1 m B mo) í l l 120, (Egipto), I I 546, (ger 262 294 312 329 366, (asanti) I 459 manos), I I 279 (Sumer Akkaa), I I 413 460, (Creta), I 301, (Egipto), 1 393,
—sueño muerte (Babilonia A s i n a ) 11 465, (Israel), I I I 426 suertes, ef sortiaria sufi, místicos, sufismo, mística (islam) I I I 54 55 56 57 58 59 60 61 63 66 67 191 —panteísmo sufi, I I I 60 sugud, piosternacion (islam), I I I 43 suicidas ciudad de los suicidas en los infiernos (China), I I I 331 suicidio, cf también autooccisión y auto sacrificio, I I 292, (germanos), I I 292, (helenismo), I I 1 7 8 J j , (Rusia), I I I 642 653 —suicidio como sacrificio expiatoi 10 (Rusia), I I I 644 sumus (helenismo), I I 211 Sunde, pecado (germanos), I I 336 Sung dinastía y época (China), I I I 3^4 325 328 353 355 —confucianismo Sung I I I 355 —«exégesis Sung», I I I 354 —filosofía Sung, I 4, I I I 350 354 suma ortodoxia, tradición (islam), I I I 23 27 28 35 37 38 39 65 sunníes, mulsulmanes ortodoxos, I I I 16 23 35 39 52 59 suiyavada, doctrina del vacío, escuela madhyamaka (budismo), I I I 274 289 a u v O T j t j a de Eleusis, I I 127 suovetaunlia sacrificio de la suovetaunlia (Roma Malta) I 254 superstición, I 19 46 551, I H 699 701, (Babilonia A s i n a ) , I I 473 475, (celtas) I I 250 252, (Grecia), I I 69 71 73 7 6 , R 1 85 8 6 2 0 5 91 103, (helenismo), I I 168 177 207 214 217, (Roma), I I 139 148 —superstición y ciencia natural, I 18 supervivencia, cf vida después de la muerte supplicatio (Roma), I I 149 Sur (aztecas), I I 713 719 —sur región de lo malo (maniqueísmo) I I 498 —sur verano (China), I I I 298 —dios del sur (aztecas), I I 712 —orientación sur (África blanea) I 426 —viento del sur, I 438 suras coránicas, I I I 34 35 svabhavikaya, cuerpo nacido de si mismo (budismo), I I I 277 Svantevit, fiesta del fruto recolectado (es lavos), I I 360 svarga, cielo, paraíso (budismo), I I 645, I I I 240 243 2 * svayamvara, autoelección del esposo (In día), I I I 134 svetambaras, vestidos de blanco secta (ji nismo), I I I 201 202 203 synthema de Eleusis, I I 120 127 TABACO ofrendas de tabaco a los árboles sagrados de los antepasados (anu k), I 519 ta bara sacerdotisa (mesapio l i m o s ) , II 698 t ¡bernaculo de la alianza, tabernáculo de ia reunión, morada de Yahveh (Israel) I I I 424 426 427 447 452 453 4M 456 460 465 —culto en el santo tabernáculo (Israel) I I I 455.
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—fiesta de los Tabernáculos (Israel) I I I 419 461 tibias de Iguvium, I I 146 tablas de la ley, I I I 413 tableros ídolos, cf ídolos (península Pire naica Troya), I 235 tabletas del destino (Babilonia A s i n a ) , I I 444 tabhll is de los antepasados (China), I I I 302 339 tablillas del cielo y de la tierra, I I I 339 tabú (celtas), I I 252, (Grecia), I I 9 5 2 3 4 , (incas), I I 732 (islandeses), I I 327, (Lipones), I I 328 —rabús alimenticios (asanti), I 462, (Egipto), I 393, (yoruba), I 466 472, tabú lingüístico (germanos), I I 287, (India), I I 671, tabús totérmeos, I 545 f —tabús del dios de la selva (bambuti), I 558 561, tabús relacionados con Kareí (semang), I 566 taenias (Grecia), I 465, (Grecia Irlanda islas Aran), I 504 tafsir, exégesis coránica (islam) I I I 35 tahara, mandamiento de puieza (islam), I I I 40 41 42 tabú, árbol (bambuti), I 556 Taira Hciki Taira, I I I 388 takbir, alabanza de Allah (islam), I I I 42 43 tákultu, banquete divino (Babilonia Asi n a ) , I I 456 talayots (Baleares), I 182 talion ley del tallón (judaismo), I I I 492 Talisias, fiesta de la era o de la trilla (Grecia), I I 30 talismanes (China), I I I 337, (taoísmo), I I I 319 320 tambores sagrados (asanti), I 457 tandava, danza orgiástica (hmdmsmo), I I I 144 T'ang, dinastía y época (China) I I I 324 330 336 349 350 351 353 —budismo t'ang, I I I 382 tan i pasen — cuerpo futuro (Zarathus tra), I I 607 t a n t n s m o , I I 647, I I I 167 168 171 173 176 183 186 276 278 285 385, (Ceilán), I I I 385, (Corea), I I I 352, (Japón), I I I 385, (mongoles), I I I 385, (Tibet), I I I 385 tao (taoísmo), I I I 700 703 —tao, fuer?a, I I 680, tao, ley moral, I I 332 335 336, I I I 313 316, tao, prin cipio primordial, I I I 311 313 317 318 342 —tao en la magia, I I I 316 t loísmo (China), I I 534, I I I 227 296 310 319 321 324, (Corea), I I I 351 352, (Ja pon), I I I 363 378 379 388 —taoísmo esotérico (China), I I I 317 318 t pas, excitación por medio de mortifica clones (brahmanismo), I I I 101 102 109, (vedismo), I I I 92 93 94 96 100 Targelias, fiesta de Apolo (Atenas), I 326 327 tirgum, paráfrasis arameas de las sagra las escrituras (judaismo), I I I 484 1 tpnqa, vida mística (islam), I I I 60 f i caímos leyendas de los Tarqmnos (Ro T U ) , I I 137 t 'salihud, fórmula de la profesión de fe (islam), I I I 43,
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ÍNDICE E
tasau vuf, mística (islam), I I I 54 uschí lamas, abades de íaschilumpo (budismo Tibet), I I I 288. tathagata (budismo), I I I 223 745 2 5 8 s ' 269" tathagatls femeninos (budismo), I I I 27b tauhid, monoteísmo (islam), I I I 26 taubid llahí, religión fundada por Akbaí (India) I I I 188 1 9 1 " " 212-» 5 taulas (Baleares), I 1S2 tauribollum (Roma), I I 152 tawaf, circumambulatio de la Ka'ba (ís k m ) , I I I 49 t a \ v i l exégesis alegórica del Q u r ' a n (is lam), I I I 65 teh, actuación del tao, obrar virtuoso, virtud (taoísmo), I I I 311 312 313 tehayyat ha-metim, revivificación de los muertos (judaismo), I I I 497. teísmo, I 120 544 549 551, (brahmamsmo) I I I 131, (budismo), I I I 243 246, (hm duismo), I I I 132 136 139 173 175, (In día), I I 643 651, I I I 192 193, (neo confucianismo), I I I 354, (vedismo), I I I 131. terwaz, dios (germanos), I I 666 tejo, árbol del mundo (germanos), I I 325 télete, T s X e T T j , iniciación (Eleusis), I I 125 126 127, (helenismo), I I 195 1 0 8 telestes órficos, sacerdotes y maestros va gabundos (Grecia), I I 122 Telesterion, templo de iniciación (Eleusis) I I 31 temor a Dios (Israel), I I I 470 471. tempestad, cf tormenta templanza, I I 492 templos, I 53 55 183 184, I I 156; (Aby dos), I 388; (África blanca), I 439, (asanti), I 460, (aztecas), I I 723 724, (Babllonia-Asma), I I 440 448-449 459 468, (Benin), I 485; (budismo), I I I 1 5 2 n o 2 7 9 " ; (budismo China), I I I 320 324 325 330, (budismo Corea), I I I 352, (budismo Japón), I I I 352 379' 387, (celtas), I I 250 252, (Cerdeña), I 249 (China), I I 534, (Cnossos), I 280, (con fucianismo), I I I 349, (Creta), I I 9, (Cuzco), I I 735, (Delfos), I 330, (Egip to), I 5 1 , I I 170 539 547, (Elcusis) I I 125, (Ellora), I I I 202, (Erldu), II 429 461, (eslavos), I I 357 360; (Esnunna), I 406, (germanos), I I 313, (Gre cía), I I 12 19 70 81, (helenismo), I 367, I I 166, (Hierakonpohs), I 388, (hinduismo), I I I 147 161 170, (incas), I I 735, (India), I I I 1 0 5 " 137, (indo germanos), I I 693, (Jerusalén), I 360, I I I 309 404 414 417 418 444 452 454 456 458 460 461 475 500 508 514 542 555, (jinismo), I I I 208, (judaismo), I I I 496, (Lagas), I I 386 398, (Loyang), I I I 320, (mamqueísmo), I I 526 534, ( M a n ) I I 441, (mayas), I I 730, (Mesopotamia), I 387 408, (Roma), I I 145 146 147 148 149, (shmtó), I I I 368, (Sicilia) I 280; (Sumer Akkad), I I 378 380 382 386 396 398 416, (taoísmo), I I I 322 329 ( l e p e G a m a ) , I 398, (Uiuk), I 40k I I 436, (asanti yoruba), I 478, (Gre cía Egipto), I 278 —templo bursag (Sumcr-Akkad), I I 412, templo Dakshmesvar (Calcuta), I I I 195 templo é ad da (Sumer Akkad),
I I 387, templo é an na (Sumer-Akkad), I I 383, templo eglschirgal (Babilonia A s i n a ) , I I 439, templo i kur (Babí loma-Asirla), I I 438, (Sumer Akkad), I I 386, templo é-nmnu (Sumer Akkad), I I 386 388 389 390 392 393 401 407, templo e PA (Sumer-Akkad), I I 390, templo esagila (Babilonia), I I 434 437 443, templo ezida (Borsippa), I I 444, templo jagannath (Puri), I I I 169, templo del caballo blanco (China), I I I 320, (India), I I I 190 —templo punto central del mundo (judaismo), I I I 490, templo vivienda del dios (Grecia), I I 7 1 . —templos construidos sobre los pala clos minoicos y micémcos (Faistos Prima - Atenas Tirinto - Argos), I 281 —ciudad-templo (aztecas), I I 723, (helenismo), I I 210, (mayas), I I 729, Estado templo (Delfos), I I 89, gruta templo (Elepanta), I I I 145, palacio templo (Creta-Micenas), I 281 —templos de los antepasados (África Occidental), I 192 279 311; (China), I I I 302, (confuuamsmo), I I I 349, (Ur), I 368, templo del cielo (asan ti), I 463, (China), I I I 308, templos del dragón (China), I I I 332, templos del fuego (Zarathustra), I I 604 605, templo de las iniciaciones, telesterion Eleusis), I I 31 124, templos de los misterios (Grecia), I I 7 1 , templos de los muertos (África), I 275, (Dahomey), I 484, (Egipto), I 387 388, (El Kab), I 280, (kaffa), I 510, (Me sopotamia), I 407 409, (Petra), I 360 367 375; (shmtó), I I I 369, (Uganda), I 496 (Ur), I 399 401 403, (CretaAfrica Occidental), I 291, (serer África Occidental), I 497, templo del emperador (helenismo), I I 207, templo del rey Erich (Suecia), I 349, templo del rey Sulgl (Sumer Akkad), I I 397 398, templo de las serpientes (Whydah), I 495, templo del sol (Cuzco), I I 731 733, (Egipto), I 383, (Sippar), I I 451, (Stonehenge), I 175 —templo de los dioses (asanti), I 465, (Cerdeña), I 246, (Egipto), I 388, (Grecia), I I 72-72, (helenismo), I I 217, (Mesopotamia), I 403, (SumerAkkad), I I 402 404, (Ur), I 368. —templo del dios héroe (dinka), I 517, (silluk), I 516, templos del dios de la medicina (China), I I I 334 337, templos del dios del rayo (Dahomey), I 484, (Whydah), I 481, templo del dios supremo, (asantl), I 4%, templo del dios de la tormenta y de la tempestad (Babilonia A s m a ) , I I 438 —templos de Adad (Assur Alepo), II 442, templo de Afaia (Eglna), 1 282, templo de Afrodita (Acroconn to), I I 29, templo de An (Sumei Akkad), I I 384, templo de Ami (Uruk), I I 441, templo de Apolo (Delfos), I 281, I I 83, templo di ArtPims, I 308, I I 38, (Efeso), II 180, (Troizen), 1 283, templo di Aitemis Leukophryene, I I 173, tcni píos de Atenas (Atenas Micenas) 1
MATERIAS 322, templo de Atenea Pallenis, 1 308, templos de Bau (Sumer Akkad) I I 394 412, templo de Dagón, I I I 434, templo de Dionysos (Atenas), I 333, (Cormto), I I 42, templos de Dunsagga (Sumer Akkad), I I 392, templo de Eileithyía, I 308, tem pío de E n h l (Nippur), I I 386 387, templo de Gatumdug (Sumer Akkad) I I 292 395, templo de Hera, I I 7 2 1 7 7 , (Samos), I I 23, ( T i n n t o ) , I 322 templo de Ingenia (Braurón) I 308, templos de Igalim (SumcrAkkad), I I 392, templo de Istar (Uruk), I I 451, templo de Marduk (Babilonia), I I 434 443 444 445 451 455, templo de Mithra (hele nismo), I I 189, templo de Nmgirsu (Sumer Akkad), I I 386 388 407 412, templo de Sin (Chafadzi), I 405, templos de Siva, I I I 180, templo de Vesta (Roma), I 478, I I 138, templos de Visnu, I I I 153 1 1 3 , tem pío de Yahveh, I I I 461 —circumambulatio del templo, I I 697 —consagración del templo c mnnu (Su mei Akkad) I I 407, consagración del templo de Jerusalén, I I I 414 460 —dan7armas del templo, devadasis (hin duismo), I I I 145 168, muchachas del templo (Babilonia Asina), I I 467, mu ¡eres del templo (Babilonia-Asiria), I I 450 451, prostitutas del templo (Ba biloniíi A s i n a ) , I I 450 464 —escuelas de los templos (BabilomaA s i n a ) , I I 465 —fiestas de los templos (China), I I I 337 —guardianas del templo, vírgenes (mayas), I I 729 —sacrificios humanos ofrecidos durante la construcción de los templos (incas), I I 736 —servidor del templo, vs.(i)X¿pOQ (Grecia), I I 697 —unción de las paredes de los templos con las sangres de las víctimas (in cas), I I 735 templum (África Occidental), I 263, (etruscos), I 477, (Asia Anterior etruscos), I 260 tendal shú, secta (budismo Corea), I I I 350, (budismo Japón), I I I 278 383-385 387 396 TeNgalcis, secta (hinduismo), I I I 177' c '' teocracia, I 54, I I I 595, (Corea), I I I 347, (cristianismo), I I I 583, (Israel), I I I 459, (judaismo), I I I 489 teodicea (Babilonia Asina) I I 470 471 (helenismo), I I 175, (judaismo), I I I 486, (Sumer Akkad), I I 387 teodorianos, I I I 642 teofania (Israel), I I I 452, teofania del Smai (Israel), I I I 462 470 teogonia (Babilonia-Asina), I I 434 460, (Dahomey), I 480, (Grecia), I 368, I I 841 secta (Co rea) I I I 356 tormenta (y tempestad) I 540 (eslavos) I I 358 (shmto) I I I 365 (Sumer Ak kad) I I 388 401 —daimones de la tormenta (Babilonia A s m a ) I I 438 (Grecia) I 314 —fusión del daimon de la tormenta con el dios del cielo I 518 (Egip to) I 392 dios de la t o r m c n t i (iztecas) II 711 (Babilonia Asina) I I 436 438 452 (bambuti) I 560 (celus I 334 (China) I I I 303 (eslavos) I I 358 (germanos) I I I 82 (Grecia) I 315 324 325 (hmdulsmo) I I I 156 (vedis mo) I I I 84 (hetitas Asia Menor) 1 302 (yoniba Dahomey) I 458 dios héroe de la tormenta (Uganda), I 496 —dios del martillo y del h icha dios de la tormenta (Asia Menor heti tas) I 364
—dioses de la tormenti l m / l o e res de rayos (Aftica Occidenta 1 ctruscos nandi) I 5~>l —arma ckl dios de la tormenta h i cha de piedra I 324 c i m e r o del dios de ¡i tormenta (digomba) I 492 l mjilo del ellos de la toimenta \ de l i tem| e*tad (Biblloma Asín i) IT 438 — espíritus d la tempestad (vcdlsmo) 111 85 liijito de 1i i c m p e s l i ! (Sumci Ak 1 id) II 401 l e l o ( c c l n s ) IT ?4I (Egim) 1 2 8 2 (Gre c u ) T 295 IT 41 (II i n Ti lacla) 1 272 d i e r e n ) II 273 (hinduismo) ITT 144 160 ( P t n i n s u l i pncnaica) I 190 —lol celcslc (Bibll n i i A s n n ) TI 464 toi i lunai (lieI ni mo) TT 204 205 —tolo símbolo de li primtvela (Sumer A k k i l ) I I 204' —toio Mnevls (I j. ipto) II 545 toio N i n l m (Inn 1 nsiin) I I I 145 culto d I ton (Isi icl) Til 476 (Me dlletiiiKo) I 182 nniLcncs l une me i íts (d ir ssa konso) 1 511 imipcncs livinas tauromorfas (Gleell) 1 332 (Sllle) I 437 —sicilliLio le i cu os (ecltis) IT 241 (Grecia) 1 ' ' n 305 331 332 (Higia Triada) I 273 (helenismo) I I 204 ( M i g i c s n ) 1 328 (yoruba) I 4(8 (baria cunami) I 511 occisión del toro l u n i r (helenismo) I I 205 —sangre de toro (Delfos) I 329 —señor de los toros (hmdulsmo) I I I 145 torres escalonadas zigurat (Babilonia Asi n a ) I I 447 torres fuñe carras cjullpas (meas) I I 737 torres reltcaj ios stupa (budismo) I I I 223 torres del silencio dakhma (Zarathustra) I I 607 torre de Babel I I 418 tótem totemismo I ix x 23 47 78 79 88 539 545 550 I I I 686 (asanti) I 462 (bambuti) I 545 546 561 562 barí) I 517 (Egipto) I 393 I I 556 (germa nos) I I 273 284 285 (Grecia) I I 63 (hmdulsmo) I I I 146 (India) I I I 158 161, (indogermanos) I I 273 (Israel) I I I 442 s (semitis) I 546 (yokut) I I 294 (joruba) I 466 —totemismo de el n I 95 totemismo de grupo I 54? totemismo i n d l \ i dual (incas) I I 732 trabajos públicos ministerio de los tra bajos públicos (China) I I I 334 tradición (budismo) I I I 223 224 226 228 (cristianismo) I I I 595 658 6)9 6(1 (m dogermanos) I I 358 (islam) I I I 38 (Israel) I x n (judusmo) ITI 501 —smrtr (hinduismo) I I I 133 1791 1 8 4 " 193 (vedismo) I I I 79 s u n m (islam) 111 23 27 28 35 37 38 39 65 —ti adición apostólica (cristianismo) I I I 576 tradición pall (budismo) I I I 229 233 tradición de los parsis (Zira thustra) I I 585 586 tradición s icer dotal (Israel) I I I 449 critica de la tradición (lsl un) I I I 36 37 tradiciones I 89 95 (budismo) I I I 222 351, (cristianismo) I I 524 667 668 (India) I I 637 (Irán) I I 494 (Israel)
900
,NC
II 224 III 439 453 (judaismo) II 524 III 526 —tridlcion de Jesús III 687 tradlcio nes sobre Matías III 548 —tradición del diluvio (Sumer Akkad) TI 415 tradición del par uso y primer pecado I 116 121 140 144 (bhil) I 125 127 (Israel) I 118 tridicionistas (islam) III 37 39 40 61 tragedla griega III 43 75 188 transfiguración del mundo (cristianismo) III 664 transfiguración de Tesucnsto en el monte Tabn Til 536 542 543 704 transfotmers seres proteicos vagamente antropomorfos I 325 (Egipto) I 392 (Grecia) I 316 (ibo África) T 491 transmisión del hthto vital (Roma) TI 138 trasmundo I 211 II 668 (Babilonia Asi na) II 471 (brihmanismo) III 114 (budismo) II 645 (budismo Tapón) ITT 380 397 (Cananas) I 421 (China) III 341 (Egipto) II 546 557 564 5Í6 571 (eslavos) II 360 (germanos)5 II 313 (Grecia) TI 67 101 105 119 ' 120 122 124 128 188 (helenismo) II 168 201 202 212 (ibo) I 492 (Israel) TTI 468 471 478 519 (jimsmo) III 204 (ludaismo) III 491 (mayas) II 728 (yamana) I 1 ^8 139 (Zarathustra) II 600 608 (Egipto Dahomey) I 484 —trasmundo invertido II 698 trasmun do subterráneo cf mundo infcrioi (Grecia) IT 128 —doble trasmundo cf también infierno y paraíso (Grecia) II 98 —luna trasmundo (bamburi) I 557 —bienaventuranza en el trasmundo (Ba bilonia Asma) II 461 (cristianismo) II 227 (Egipto) II 560 561 562 563 567 572 (Grecia) II 119 120 121 (helenismo) II 202 (hindulsmo) IIT 165 177 178 (India) II 643 648 (limsmo) III 204 (Roma) II 154 (Zarathustra) II 591 594 606 611 613 615 —castigos en el trasmundo I 146 (a? tecas) II 721 (Babilonia Asina) II 467 468 471 (etruscos) I 263 (Gre cía) II 98 99 119 121 (helenismo) II 177 202 (islam) III 25 (Israel) III 469 (judaismo) III 499 (Roma) II 154 (7arathustra) II 608 609 615 —escepticismo ante el trasmundo (Egip to) II 563 —mapa del trasmundo (Grecia) II 120 —premio en el trasmundo I 146 (Ba biloma Asma) II 467 468 471 (bhil) I 130 (Egipto) II 569 (etruscos) T 263 (helenismo) II 177 202 (Is rael) III 468 469 478 (judaismo) III 498 (Zarathustra) II 599 608 609 —viaje al trasmundo (Hagia Triada) I 273 (helenismo) II 195 (7arathus tra) II 608 610 (Mcsopotamn Ur) I 399 —vida en el trasmundo (etruscos) I 263 (Grecia) II 65 130 tregua Del (Grecia) II 90 tremendum I 36 trepanación I 193 227 tres funcionarios cielo tierra agua (taois
2E mo) III 327 tres joyas Buddha dhar ma singha (budismo) III 246 259 27) 27271 700 tres principios señor de las tres partes del ano (China) III 327 ti es (seres) puros emperador de jade dios de los tiempos Lao tse (taoismo) III 327 Cf también trinidad tretayuga segunda edad de cada mahayu ga (hinduismo) III 163 184'" trias capitohna cf trinidad (Roma) II 143 146 tribu religión de la tribu I 53 tribulaciones mesiamcas (judaismo) III 495 tribunal —tribunal de Tesus (maniqueismo) II 508 517 531 tribunal de Mini (ma niqueismo) II 517 —tribunales de 1os muertos (Cl mi) III 331 tribunal de los renacimientos (China) III 331 tribunales del se ñor del universo (Egipto) II 571 tnckstcr héroe burlón y engañador IT 327 351 (asmti) I 460 (aztecas) II 717 (Babilonia Asina) II 439 (Daho mey) I 480 (germanos) I 347 IT 326 (Greci i) I 286 297 314 (Grecia ger manos) I 314 324 341 —tnckstcr malévolo (Dihomey) I 480 482 483 (ibo) I 489 bomba) I 475 476 (Dahomev vouiba) I 476 477 (ibo yoruba Dahomey) I 488 (yoruba canarios) I 477 —tnekster heraldo de dioses (yoruba) I 476 —dios del rayo tnekster (griegos ger manos yorubi) I 473 475 dios su premo tnekster (bosquimanos hotento tes) I 458 —imágenes del tnckstcr (Dahomey) I 483 (yoruba) I 476 —lugar de culto del tnekster (Dahomey) I 483 —piedra soporte del tnekster (Dahomey yoruba) I 476 477 —sacerdotisa del tnekster (yoruba) I 467 tnka sivaismo de Cachemira secta (hin duismo) III 181 182 185 c6 trilitos I 384 (Stonehengc) I 175 200 201 (NedzdKasim) I 375 trilla fiesta de la trilla tallsias (Grecia) II 30 frimurtí tres formas (del Uno) (hmduis mo) I xv III 155 168 " trinidad I xiv xv II 229 (cnsnanismo) I xiv xv (etruscos) II 147 (hmduis mo) III 155 (Roma) 11 143 (shmto) III 371 —trias capitohna (Roma) II 143 146 Trimurtí tres formas (del Uno) (hin duismo) I xv TTT 155 168 " —trinidad astral luna sol y estrella de la tarde (Babilonia Asma) II 436 439 441 trinidad cósmica cielo tie rra o espacio y aguas profundas (Ba biloma Asma) II 435 436 43/ 43) 443 —trinidad de las grandes diosas y se ñoras (Arcadia) I 315 —tres funcionarios cielo tierra agua (taoismo) III 327 tres joyas Buddha dharma v sangha (budismo) III 246 259 271 272' 4 700 tres principios
MATERJAS señor de las tres partes del ano (Chi na) III 327 tres (seres) puros em perador de jade dios de los tiempos Lao tse (taoismo) III 327 —misterio de la Santísima Trinidad (cristianismo) II 229 III 487 567 664 705 tritones (Grecia) II 47 trolle espíritus de la naturaleza (germa nos) II 282 tronos cf también sillas —tronos de los dioses (Sumer Akkad) II 401 —trono de An (Sumer Akkad) II 383 384 trono de Enlll (Sumer Akkad) II 386 —tronos de los reyes dioses (Sumer Ak kad) II 401 —trono de Satán II 16614 trueno I 458 540 II 273 (China) III 305 (Israel) III 427 436 447 (Sumer Akkad) II 401 —daimon del trueno I 458 daimon del trueno dios del cielo (Roma) III 376 377 —dios del trueno II 273 (a7tecis) II 715 (China) III 298 334 (eslavos) II 324 358 (germanos) II 307 309 (ibo) I 491 (meas) II 734 (India) II 322 671 (mdogermanos) II 306 (mayas) II 727 (semang) I 566 (vedlsmo) III 89 (germanos Indi i polinesios) II 296 —dios del trueno dios del cielo (es lavos) II 666 dios del trueno primer antepasado del rey (yoruba) I 473 47Í —sacrificios de machos cabrios al dios del trueno (Altai) II 274 (Cau caso) II 323 -—espíritus del trueno (Corea) III 347 —hacha del trueno I 506 (budismo Japón) III 386 (hinduismo) III 156 (íbibio) I 491 (mayas) II 727 (vedlsmo) III 84 (yoruba) I 475 —vajra (hmdmsmo) III 156 —hacha del trueno arma del dios de la tormenta I 324 hacha del trueno emblema del daimon del n yo (África Mediterráneo yoruba) I 474 —hacha del trueno en la magia de lluvia (rulotes) I 520 —dios del hacha del trueno (vedlsmo) III 89 —hijos del trueno (cristianismo) III 532 —martillo del trueno (yoruba) I 474 —ministerio del trueno (China) III 334 —piedras del trueno I 506 (nilotes) I 520 doble hacha piedra del truc no I 302 tschong nm kyo doctrina del bosque ver de secta (Corea) III 357 tschon to kvo doctrina del roclo celeste secta (Corea) III 356 tschou (China) II 290 tschurlkowzi secta rusa III 652 Tuatha Dé Danann gentes de la dios i Dana estirpe divina (celtas) I 336 II 243 tuathbel movimientos hacia la izquierda (celtas) II 251
901
tubllustrmm consagración de las trompe tas guerreras (Roma) II 144 tummin piedras o varillas para las suertes (Israel) III 456" túmulos I 158 162 165 169 170 177 1S1 206 261 306 307 413 (Acebuchal) I 179 (Adab) I 399 (Aln Riram) I 428 (Alcalá) I 178 (Anderligen) I 205 (Apulia) I 256 (barí) I 520 (baria) I 512 (Bonefeld [Neuwled]) I 203 (Bryn Cclli Ddu [Anglesey]) I 203 (Carnac) I 180 (Castellic) I 180 (celtas) II 243 (Cerdcna) I 243 244 (China) III 302 (Creta) I 273 (Cru cuny) I 180 (didinga) I 521 (Dowrh) I 170 230 (Drachmam) I 285 (Elles) I 430 (Fntremalo) I 179 (eslavos) II 354 (Etiopia [S 1) I 512 (etrus eos) I 180 (Fontenay le Marmien) I 232 (Fuerteventun) I 414 (Galilea) I 355 (Gandul) I 178 (Gavr mis) I 199 (Granji de loninuelo) I 178 (Guldhoj) I 187 215 (Gumía) I 278 fílalos fTesilial) I 285 (Harrat el Moahih) I 375 (Irlanda) I 335 (Ker mano) I 198 (T ington [YorkshireTI I 202 (Macomer) I 247 (Malarsce) I 192 (Mane er Hroeck) I 181 (Ma ne I tid) I 181 (Mamo) I 180 (ma sai) I 521 (mayas) II 720 (Los Mi llares) I 178 179 (Mont St Michel [Carnac]) I 198 (mossl) I 453 (Mu ma Pantelana) I 255 (Naga ed Der) I 385 (New Grange) I 199 (Nymps fteld [Gloucesterschire]) I 199 (El Ornan) I 376 (Orcomenos) I 285 (Palestina) I 385 (Península pirenai ca) I 177 178 (Península del Sinai) I 361 (Poserna) I 193 (Seddm) I 173 188 (Stonehenge) I 175 (Sudan) I 387 388 (Sudan) I 401 454 (Tillburv Hill [Sahsbury]) I 199 (Toscana) I 261 (Upsala) I 346 (el Waled/i) I 453 (Bab edh Dhra África blanca Cana rías Mesopotamia) I 359 (Dinamarca Alemania [N ) Escandmavia Bretaña) I 231 (España Bretaña) I 203 (Europa Occidental Palestina) I 387 (nuba Egip to Mediterráneo) I 518 (Palestina Afn ca blanca) I 427 (Palestina Atlas Euro pa Occidental Jordán [valle del]) I 353 (Rosmeut [Fimstére] Rondossec [Car nací) I 232 —túmulo comeo (Mane er Hroeck) I 198 (Tutmac) I 181 túmulos conl eos kurganes (eslavos) II 360 (Jor dan) I 371 túmulos corniformes cf horned caims (Caithness) I 176 tu mulo escalonado (Egipto Europa) I 387 túmulo oval ¡Quiberon) I 198 —túmulos de arena (Abydos) I 379 (Anderlmgen [Hannover]) I 196 tumulus túmulo dotado de estructura ar quitcctonica I 189 428 431 432 452 (El Adeimeh) I 363 (África blanca) I 427 431 (Caere) I 263 (Cananas) I 411 412 414 (etruscos) I 433 (Ham ma el Suikra) I 430 (Maman) I 384 (numidas) I 261 (Tutto felá) I 514 (yoruba) I 472 (Assuan Fgipto Meso potamia) I 382 (Canarias Sahara) I 385 (Egipto Esne Edfu Erltrea) I 384 (Harra Sahara Cananas) I 375
902
E E
—bassina tumuli cilindricos (África blanca) I 429 túnica roja deidad (China) I I I 327 turu (turcos) I I 334 u
SACRAL (mdogermanos)
II
667 670
685
688 695 703 704 udgatars sacerdotes cantores del Samaveda (vedismo brahmanismo) I I I 106 ugramurtí formas crueles de Visnu (hin dmsmo) I I I 148 u | i gami deidades antepasados de la sip pe (shinto) I I I 369 370 umra pequeña peregrinación (islam) I I I 49 unción (cristianismo) I I 228 (Israel) I I I 459 (Rusia) I I I 642 —abhiseka (brahmanismo) I I I 107 —unción con aceite I 203 (Grecia) I 283 unción con sangre (celtas) I 337 (China) I I I 300 (Grecia) I I 63 (meas) I I 733 735 (Israel) I I I 420 —unción de los arboles sagrados (galla) I 509 unción de las estelas (Grecia) I 308 unción de los hermes (Grecia) I 286 unción de las imágenes divi ñas (hinduiTno) I I I 168 (meas) I I 735 unción de los menhires I 203 (Etiopia [S ] Sidamo) I 513 unción de las paredes de los templos (incas) I I 735 unción d e las piedras (Del fos) I 284 (ingassma) I 518 (Mam r e B e t h E l ) I 367 (Grecia) I 283 —sacerdotes de la unción (Babilonia Asina) I I 450 (Sumer Akkad) I I 407 ungido de Yahveh I I I 459 uniatos I I I 636 unión hipostatica de las dos naturalezas en Cristo I I I 628 timo mystica con la divinidad (helenismo) I I 216 (hmduismo) I I I 148 (islam) I I I 56 61 universismo (China) I I 333 universo dios señor del universo (Egipto) I I 542 549 570 571 upa ni sad sabiduría mística (brahmam mo) I I I 116 upasana conocimiento místico (brahm i nismo) I I I 116 125 U7t£p [XOpOV, por encima del destino (Grecia) I I 60 U7C0Cp7]TíXt, interpretes sacerdotes ora culares (Dodona) I I 92 Ur I I I dinastía I 8 396 397 I I 373 374 n c) 375 377 381 382 384 387 391 394 396 398 401 403 408 411 418 429 430 453 Urheber autor I x n I I 17 urigallu sumo sacerdote (Babilonia Asi n a ) I I 452 u n m piedras o varillas para las suertes (Israel) I I I 456 7 1 urnas sepultura en urnas (África blanca) I 434 (aztecas) I I 724, (bosso sorokoi) I 470 (incas) I I 737 (Italia) I 256 (mayas) I I 730 (Micenas) I 272 (Su dan) I 452 (Mediterráneo Egipto) I 378 379 (Siria Palestina Egeo) I 357 —urnas cinerarias I 216 (Chiusí) I 262 (etruscos) I 262 (Roma) I I 138 (Bolonia Lacio Toscana) I 261
—urnas en forma de casa (Bolonia La cío Toscana) I 261 (Saron Europa central) I 357 urnas en forma de chozas (Italia) I 257 urvan alma (Zarathustra) I I 607 uschebtis figuras en forma de momia con azada y costal (Egipto) I I 560 usul raices o fuentes (del derecho) (is lam) I I I 33 usura prohibición de la usura riba (ís h m ) I I I 51 Utgart región habitada por seres hosti les al hombre (germanos) I I 332 333 VACA (Grecia) I 315 (hinduismo) I I I 157 160 (India) I I 647 —vaca primordial (África) I 491 (si lluk germanos) I 515 516 —diosa vaca (Egipto) I I 538 imagen de la diosa vaca con el disco del cíe lo (Egipto) I 378 vadagaleis secta (hinduismo) I I I 177 1 5 1 vaibhasika secta (budismo) I I I 203 1 9 259 260 261 262 263 6 2 273 vaisesika sistema filosófico (hinduismo) I I I 135 173 175 vaisyas casta de los orificios producti tivos (India) I I I 103 125 —deberes (virtudes) de los vaisyas ( h m duismo) I I I 166 —dios de los vaisyas (hinduismo) I I I 154 vajapeya libación del triunfo (brahmán is mo) I I I 107 va¡ra hacha del trueno (hmduismo) I I I 156 vajrayana vehículo de diamante o ve hiculo tantrico (budismo) I I I 226 276 278 279 280 (budismo Tibet) I I I 286 287 289 vilentinianos secta gnostica I I 532 v ülabhacaryas secta visnuita (hinduismo) I I I 178 vamacara camino izquierdo (hinduismo) I I I 185 186 vamadvya copula (ritual) de la diosa izquierda (hmdulsmo) I I I 184Jbi vampiros I 193 (eslavos) I I 360 (hin duismo) I I I 144 159 —vétalas (hmdulsmo) I I I 159 vanaprastha eremita tercer asrama (brah manismo) I I I 104 115 b 5 vara mágica d e Hermes I 294 vara de la vida (Grecia) I I 34 vasos (Badán) I 238 —vaso campaniforme I 177 224 228 235 236 237 238 (Bretaña) I 231 (Islas Británicas) I 328 (Guadal quivir) I 237 (Inglaterra [ E ] ) I 227 (Malta) I 251 (Portugal) I 237 —vasos Dipylon I 263 273 —pintura de los vasos (Grecia) I 293 vedanta sistema filosófico (hinduismo) I I 642 I I I 130 133 135 136 163 164 173 174 175 176 177 178 180 181 184 190 193 196 203 209 0 2 246 266 6 3 Vedanta Society I I I 197 vedismo I 64 I I 622 625 I I I 7 5 1 79 100 105 4 3 113 114 133 137 161 238 vegetación —culto de la vegetación I I 198 201 (Creta) I I 11 (eslavos) I I 355
903
MATERIAS (Grecia) I I 56ii2 (helenismo) I I 185 192 —daimones de la vegetación (hclenis mo) I I 185 —dios(es) d e la vegetación I I 10 (a? tecas) I I 715 716 (Babilonia A s i r n ) I I 433 (Creta) I I 10 21 3t> (Egipto) I I 194 1 0 1 195 1 0 3 560 (germanos) I I 337 (Grecia) I I 33 37 39 40 47 113 (Sumer Akkad) I I 431 (Tracia F u gia) I I 188 vegetación joven (Babí loma A s m a ) I I 443 —diosa d e la vegetación (aztecas) I I 717 (Grecia) I I 30 —mito del dio d e la vegetación (ger manos) I I 335 —espíritus de la vegetación (hwduismo) I I I 158 159 —héroe d e la vegetación (Asia A n t e n o i ) I I 200 (Creta) I I 14 (Grecia) II Ul (helenismo) I I 202 (Siria) I I 197 —mitos de los héroes d e la vegeta cion (helenismo) I I 226 —mito de la muerte y del renacimiento de la vegetación (Egipto) I I 194 0 I (Siria) I I 197 1 I , J —pareja de la vegetación (Asia Ante ñ o r ) I I 10 (Grecia) I I 21 5 6 H —símbolo de la vegetación I 319 vegetalismo (hmdulsmo) I I I 167 (India) I I I 161 vegetarianismo (hinduismo) I I I 170 (In día) I I I 194 (jmismo) I I I 207 (ma niqueismo I I 522 vehículo inferior o pequeño vehículo cf hinayana (budismo) I I I 246 263 gr i vehículo cf mahayana (budismo) I I 1 263 V6 vehículo tintrico o vehtcrlo de d n m a n t e cf \ajrayana (budismo I I I 276 278 vellocino de o r o I 325 vener ib es dieciseis venerables santo budistas (China) I I I 332 Venus esteatopigicas (Esparta Corinto Cíe ta Melthi Mesenia) I 287 Venus planeta I 540 (mayas) I I 727 verano sur (China) I I I 298 Verbo divino cf logos (enstianismo) I I 226 230 I I I 515 687 699 verdad justicia cf asha (Zarathustra) I I 596 597 \ tduras (maniqueismo) I I 530 v rracos o bichas (Espaní) I 217 vesadharas secta ((mismo) I I I 203 vestales colegio de las vi rgenes vestale s (Roma) I I 139 vestíbulo del Sabio Señor (Zarithustra) II 611 612 vestiduias ofrenda de vesuduias a los muertos (Corinto) 1 305 (Platea) 1 308 veuhs vampiros (hinduismo) 111 1 ) venganza de sangre (esl wos) II 3(1 (geimanos) I I 336 (islim) I I I 51 —qisas (islam) I I I 51 vías (o caminos) de salvación (budismo) I I I 226 238 240 243 244 245 248 252 258 261 (budismo Japón) 1IT 383 391 (hmdulsmo) I I I 165173 176 (India) I I I 214 —bhakti marga (hindmsmo) I I I 1C6 174 176 180 185 daksinacara (hinduismo) I I I 185 dhyanamarga (hmdulsmo)
I I I lo6 171 175 176 jnanamarga (hin duismo) I I I 166 175 176 185 k a r mamarga (hmduismo) I I I 166 176 185 kaulacar i (hinduismo) I I I 185 suldhantacira (hmdulsmo) I I I 185 186 vamicara (hmdulsmo) I I I 185 186 —camino derecho (hmdulsmo) I I I 185 camino izquierdo (hinduismo) I I I 185 186 vía media (budismo) I I I 249 camino perfecto (hmdulsmo) I I I 185 186 —vía mística (budismo) I I I 257 (ís lam) I I I 49 camino safar que con duce a Dios (islam) I I I 56 —vía del conocimiento (hinduismo) I I I 166 175 176 185 214 vía d e la en trega a Dios (hmdulsmo) I I I lí"6 174 176 180 185 214 camino de la fa milla (hmduismo) I I I 185 vía de la meditación (hmdulsmo) I I I 166 171 175 176 214 v n de las obias (hmduismo) I I I 166 176 185 214 viaje al tiasmundo (helenismo) I I 195 206 227 viaje del lima al trasmundo (Chin i) T i l 301 (Higia Triada) I 273 (meas) I I 734 ( / a t a t h u s t r a ) I I 608 610 (Mesopotamia Ur) I 399 —viaje il cielo ef también ascensión (budisni) ( h i m ) I I I 333 viaje del alm i íl ciclo (helenismo) I I 179 T86 7J vf i(e d e Etina al cielo (Ba biloma A s i n a ) I I 460 —viaje a los infiernos (Grecia) I I 115 viaje de Arda Viraf a los infiernos (7arathustra) I I 614 viaje de H e r modr a los infiernos (germanos) I I 335 viaje de Istar a los infiernos (Babilonia Asina) I I 446 460 467 viaje d e Marduk a los infiernos (Ba biloma Agiría) I I 455 viaje de Ner gal a los infiernos (Babilonia A s m a ) I I 446 viaje de Tammuz a los in fiemos (Babilonia A s m a ) I I 443 —viaje del alma al mundo inferior (az teeis) I I 724 viatico (mamqucismo) II 530 vibhava aspecto encarnado de Dios (in duismo) I I I 140 victimas del sacrificio (Creta) I I 10 —victimas pacificas (Israel) I I I 419 452 464 —victima soporte del ser superior (Egip to) I 394 —adivinación por 1 is visceras d e las victimas cf uuspieina extispicium (Africi Occidentil) I 263 (celtas) I I 247 (galla) I 508 (Grecia) I I 92 (vouibi) T 478 (Asi t Anterior aiisus) I 260 ( R o m i Grecia) I I 147 j t )¡¡¡b¡ct n d( comer la c-írne d e las viUim is (jutl usmo cristianismo) I I I 570 i IM tli. I is vieiim is del sacrificio (ccltis) I 337 (Chini) I I I 300 (IXIfos) I 329 (gcrmanis) I I 701 (GKCII)
II
63
(incas)
II
733 735
( f s n e l ) I I I 416 420 457 (Kivik) I 206 vietona diosa de la victoria (Babilonia A s i r n ) I I 441 jida vida de los dioses (Grecia) I I 54
905
MATERIAS
904
ÍNDICE E
vida en las alturas (Grecia), TI 202 —vidas de santos (cristianismo), I I I 659 —vida después de la muerte, I 25 183 541 542, I I I 679 (Babilonia A s m a ) TI 465 467 468, (China), I I I 301 323 340, (confucianismo), I I I 307, (ger manos) I I 313, (Grecia) I I 66 129 130, (Roma), I I 153, (Ur Mcsopota mia), I 399 —vida eterna (judaismo), I I I 497, (Zarathustra), I I 599, vida infini ta (judaismo), I I I 498 —vida en el trasmundo (etruscos), 1 263, (Grecia), I I 65 130; vida en la luna (India), I I I 238, vida en el mundo de Yama (India) I I I 238, vida en el reino del Sabio Señor (Zarathustra) I I 599 —vida en Cristo, I I I 568 569 570 —agua de la vida (Babilonia Agiría) I I 473, (cristianismo), I I I 427, (ibo) I 490 —árbol de la vida dudaísmo), I I I 498 (mamqueísmo), I I 5Q5 506 —dios de la vida de la naturaleza (Ba bilonia Asiría), I I 433 441 436, dios de la larga vida (China), I I I 334 —diosa de la vida (Egeo) I I 36, (Gre cía), I I 35, (Creta-Mediterráneo Egeo Tracia Caria), I I 35 —culto de la diosa de la vida, I I 28 —elixires de vida (taoísmo), I I I 317 318 —libro de la vida (Israel), I I 16, libio de los que tienen vida (judaismo) I I I 498 —planta de la vida (Babilonia-Asma) I I 465 —señor de la vida (bambuti) I 557 —vara de la vida (Grecia), I I 34 —sangie portadora de vida (Grecia) I I 66" 7 videntes (Babilonia A s m a ) I I 452 457 475, (esquimales), I I 281, (germanos) I I 318 322 l i 9 * , (Grecia), I I 115 119, (Sumer Akkad), I I 407 —kahena (bereberes Aures), I 444, pv tía (Delfos), I 329, rsi (vedismo), I I I 79 viento, I I 273 274, (brahmamsmo) III 123, (celtas), I I 252, (China), I I I 305 332, (meas), I I 737, (Israel), I I I 4 3 1 4 0 , (maniqueísmo), I I 498 503, (vedismo), I I I 82, (mayas), I I 727 —viento de la noche (aztecas), I I 713, viento del sur, I 438 —culto al viento (celtas), I I 239 240 —dios del viento (ártico), I I 339' 7 " (aztecas), I I 713 714, (China), I I I 298 303 334, (dzukun fjukun]1 I 492, (germanos), I I 288, (hinduismo) I I I 156, (taoísmo), I I I 317 —señor del viento (Babilonia A s i n a ) , I I 438, señor del viento tempes tuoso (Sumer Akkad) I I 385 —espíritus del viento (Corea) I I I 347 —juramento por el \ lento (celtas) I I I 239. viernes culto de los viernes (islam) IIT 18, plegaria del viernes, hutba (islam) I I I 53
vigilante de la recitación de las piédicas (maniqueísmo), I I 525 «vigilante del sacrificio», brahmán brah manacchamsm (brahmamsmo), I I I 106 viharas, conventos permanentes (budismo) I I I 247 263 vijñana, conciencia, conocimiento (budis mo), I I I 239 240 241 243 250 252 254 255 256 257 261 270 vijñanavada, vijñanavadms, secta (budis mo), I I I 182 274 275 vimukti, salvación (brahmamsmo), I I I 126 vinalia, fiesta (Roma), I I 144 vinaya, disciplina (budismo), I I I 224 225 701 vino (Grecia), I I 42 —bendición del v m o por Dionysos (Gre cía), I I 42 —ofrendas de vino (Grecia) I 306, (Israel), I 360, (Roma), I I 141, (Su mer-Akkad), I I 390 411 —prohibición del vino (budismo Tibet) I I I 287, (islam), I I I 14 41 42 65 violencia no violencia, ahimsa (India) I I I 142 166 194 206 207 210 vira, hombres, saktas de la mano í/quier da (hmduismo), I I I 185 186 virasaivas, heroicos sivaítas, secta (hin duismo), I I I 182 vírgenes (incas), I I 734, (Zarathustra), I I 615 620, (maniqueísmo), I I 533 —vírgenes hiperbóreas (Délos), I 280 305, vírgenes proteicas (Ceram), I 315, vírgenes vestales (Roma), I I 139 —vírgenes de la luz (mamqueísmo), I I 490 503, vírgenes del sol (meas), I I 735 736 —vírgenes guardianas del fuego ^agrado (celtas), I 335, (dinka), I 517, (ín cas), I I 735, (mavas), I I 729, (Afn ca Maphata), I 506, vírgenes guardia ñas del templo (mayas), I I 729 virginidad (Grecia), I I 37 —sacrificio de la virginidad (BabiloniaA s m a ) , [I 451 vntud(cs), I 35 (brahmamsmo), I I I 113 126 127, (budismo), I I I 236 248 249, (celtas), I I 246, (China) I I I 298, (con fucianismo), I I I 308 312, (hmduismo), I I I 134 135 142, (judaismo), I I I 488, (maniqueísmo), I I 510, (Roma) I I 155, (taoísmo) I I I 312, (vedismo), I I I 91 —virtudes de las castas (hinduismo) I I I 166, vntudes de los biahmana III 166, virtudes de los ksatriyas, I I I 166, virtudes de los sudias, I I I 166, virtudes de los vaisvas, I I I 166 viruela —dios de la viruela, I 486, (China), I I I 334; (India), I I I 148, (yoruba Dabomey), I 477 482 —dios de la virut la, dios del ra> o (Dahomey), I 477 —sacrificios al dios de la viruela (vo ruba), I 477 visio beatifica (islam), I I I 26 visión(es) (Babiloma-Asiria), I I 466, (Cer deña), I 251, (Eleusis), I I 126, (ger manos), I I 315 344 ~BTíOTíteiix (Elcusis), I I 125 —visiones de M a m , I I 492, visión de San Pablo, I I I 517
visnuismo, I I 636 647 648 650, 111 136 151 152 155 173 174 175 179 184 202 —sectas visnuítas, I I I 175 179 vitalismo, I I 271 viudas cremación de las viudas (India), 111 106. vohu manah, buena intención (Zarathus tra), I I 596 598 599 600 601 volcanes diosa del fuego de los volcanes (a/tecas), I I 717 volchvy, magos (Rusia), I I 363 voluntarismo, 11 344 votos (budismo Tapón), I I I 390, (Grecia) I I 8, (Israel), I I I 441, (judaismo), I I I 490, (Roma), I I 141 142 143 —voto de Amida (budismo Japón), I I I 392 —voto de castidad (Roma), I I 137 vrata, observancias, períodos de abstinencia y ayuno (hinduismo), I I I 170 vvuhas, emanaciones de Vasudeva (hin duismo), I I I 176 WAHHABÍES, movimiento reformista polític o religioso (islam), I I I 38 40 61 64 65 wakonda, fuerza (sioux), I I 680 walas, sacerdotisas, profetisas, cf también matres (bereberes), I 445, (bructcios), I 348, (germanos), 1 348, (Grecia), I 330, (israelitas), I 444, (bereberes Aures), I 444, (celtas-geimanos-Isracl canarios), I 336, (Fuertcvcntura - Gran Canaria- germanos celtas), I 421, (Galla Britannia germanos), I 335, (geimanos celtas Islas Británicas-Escandinavia Afn ca Occidental), I 422, (Groenlandia ca nanos griegos celtas), I 348, (ídzo ibo), I 490 Walhalla, lugar en que residen los muer tos en la guerra (germanos), I I 313 walkinas resurrección de Jas w a l k m a s (germanos), IT 335 wanche, numina femeninos (germanos), I I 283 Wanen, estirpe divina (germanos) I 336 344 345 347, I I 288 317 318 320 321 322 325 330 339 346 351 — lucha entre las estirpes divinas de los Asen y de los Wanen (germanos), I I 317 318 —lema de los Wanen, I I 290 —religión de los Wanen (germanos), I 344, I I 282 337 \v asan, canciones espintuales en lengua japonesa, I I I 392 wataumewasirh, cosa o don de Wataumévva (yamana), I 135 wih, lugar sagrado (germanos), I I 288 wjetkowi, secta lusa, 111 642 643 vvodamsmo (geimanos), I I 279 281 343 wolapatex-sef, matador en el cielo (yama na), I 136 wosduchan/i, secta rusa, I I I 650 wu wei, no obrar (taoísmo-confucionismo), I I 333 »\ udu, lavatorio menor (islam), I I I 41 XSIIATHRA, í m p e n o , dominio (Zarathustra), TI 596 xvarenah hvarenó, aureola mística de la monaiquía irania (Irán helenismo), I I 216
YABNF,
escuela,
III
520
yabvehismo (Israel), I I I 442 yahv'iSta, I I I 411 442 5 7 yajus, máximas del Yajurvcda (vedismo) I I I 106 vaksas y yaksis, espíritus masculinos y fe meninos de la vegetación (hmduismo) TTL 158 259 5 5 , (jimsmo), I I I 205. -—vaksis, sasanadevatas (jinismo), ITT 205 vang y yin, principios masculino y femé niño del mundo (taoísmo), I I I 316 317 327 yantras, diagramas geométricos esotéricos (hinduismo) I I I 168 184 yashiro, cerco de la casa, lugar de culto (shmtó), I I I 373 yasnas (Zarathustra), I I 582 587 vatanadeha, cuerpo de dolor (hinduismo), I I I 164 yatudhanas, espíritus malvados (hinduismo), I I I 159 vazata, seres venerables (Zarathustra), I I 589 veser h a - r a \ propensión al mal (judaismo) I I I 491 Yggdrasil, fresno del mundo, árbol cós mico (germanos), II 324 325 Yin dinastía (China), I I I 300 yin y yang, principios femenino y mas ciilino del mundo (taoísmo), I I I 316 317 327 yoga, prácticas ascético místicas (India), I I 315 316, I I I 92 95 100 103 104 107 116 128 134 138 8S 139 145 164 165 171 173 175 180 184 185 193 203* 9 3 204 207 210 234 235 241 242 256 257 287 —yoga de la disolución, layayoga, I I I 171, yoga del esfuerzo, hathayoga, I I I 171, yoga regio, rajayoga, I I I 171 —milagros del yoga (India), I I I 171 172, (Tibet), I I I 289 yogacara, escuela filosófica (budismo), I I I 2 6 3 ( 2 275 7 7 vogín, yogui (India), I I I 104 1 6 4 ' ^ 171 172 vomi no k u m , yomo tsu k u m , país yomi, mundo de los muertos (shmtó), I I I 377 vomi, seno materno, pedestal del lmga (hmduismo), I I I 144 Yuan, dinastía, I I I 328 354 yu kyo, doctrina moral confuciana (Corea), I I I 349 vúzüncmbutsu-shü, secta (budismo Japón) I I I 389 /¡VHIRÍFS, grupo ultraortodoxo (islam) I I I 38 zakat, azaque (islam), I I I 40 44 45 —zakat al-fitr, azaque del final del ayu no (islam), I I I 45 47 Zamzan, fuente de La Meca, I I I 48 /arathustnsmo, I I 575 625, I I I 681 692 /arathustiotema, jefe de la jerarquía sacerdotal (Zarathustra), I I 606 zares, anticnstos (Rusia), I I I 643 zazen, meditación en postura sedente (bu dismo Japón), I I I 395 396 zen, secta (budismo Corea) I I I 352, (budismo Japón), I I 341, I I I 389 393 396 zervanismo (Irán), I I 593 5942^
906
INI
ztgurats, /ikurrat, siqqurat, ziqqurat, torres escalonadas (Babilonia Asina), I 51, II 425 443 447-448 449 456 462, (Mesopotamia), I 365 387, (Sumcr Akkad), II 404-405 418, Ur, II 404-405 —zigurat del dios Marduk, casa de las fiestas principales del cielo y de la tierra (Bablloma-Asina), II 448, zigurat eglschirgal (Babllonia-Asiria), II 439 —templos sobre los zigurats, I 408 zio, dios, II 610 Zodíaco signos del Zodíaco (China), III 339
EE zoolatría, cf también culto a los anima les, II 273, (Grecia), II 35 zoroastnsmo, II 343 344 349 356 485 489, (Zarathustra), II 580 583 585 590 593 596 598 617 621 624, III 17 zorro (germanos), II 305, (shlntó), III 367 —zorro hombre (shlntó), III 368 —posesión por el zorro (shlntó), III 367. —sacrificios de zorros (germanos), II 312 /rvin-akarana, tiempo ilimitado (Irán), II 593 594"
ACABÓSE DE I M P R I M I R ESTA SEGUNDA EDICIÓN DEL TERCER VOLUMEN DE «CRISTO Y LAS RELIGIONES DE LA TIERRA», DE LA BIBLIOTECA DE AUTORES CRISTIANOS, EL DÍA 30 ABRIL DE 1970, VÍSPERA DF LA FESTIVIDAD DE SAN TOSE OBRERO, EN LOS TALLERES RAYCAR, S A , M A T I L D E HERNÁNDEZ, NUM 27, MADRID
LAUS
DEO VIRGINIQUE
MATRl