La necrópolis bizantina de Tall as-Sin (Deir ez-Zor, Siria): Memorias del proyecto arqueológico Medio Éufrates Sirio-I (Biblioteca del Próximo Oriente Antiguo) (Spanish, Arabic and French Edition) 8400086414, 9788400086411

Las necrópolis son una excelente vía para conocer de qué manera se organizaban las sociedades antiguas. Está publicación

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Spanish, Arabic, French Pages 402 [405] Year 2008

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ÍNDICE
LE CONTEXTE HISTORIQUE ET ARCHÉOLOGIQUE:
LE MOYEN EUPHRATE MÉRIDIONAL À L’ÉPOQUE BYZANTINE
TALL AS-SIN EN LA HISTORIOGRAFÍA MODERNA
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La necrópolis bizantina de Tall as-Sin (Deir ez-Zor, Siria): Memorias del proyecto arqueológico Medio Éufrates Sirio-I (Biblioteca del Próximo Oriente Antiguo) (Spanish, Arabic and French Edition)
 8400086414, 9788400086411

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BIBLIOTECA DEL PRÓXIMO ORIENTE ANTIGUO 4 Director Manuel Molina Secretario José Manuel Galán Allué Comité Editorial Guillemette Andreu (Musée du Louvre) John Baines (University of Oxford) Miguel Civil (University of Chicago) Ignacio Márquez Rowe (CSIC) Miquel Molist Montañà (UAB) Walther Sallaberger (Universität München) José Miguel Serrano Delgado (Universidad de Sevilla) Consejo Asesor Marilina Betrò (Università di Pisa) Barbara Böck (CSIC) Andrés Diego Espinel (CSIC) Raymond Johnson (University of Chicago) Bertrand Lafont (CNRS - IFPO) David I. Owen (Cornell University) Richard Parkinson (British Museum) Wilfred van Soldt (Rijksuniversiteit Leiden)

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© CSIC NIPO: 653-08-071-5 ISBN: 978-84-00-08641-1 Depósito legal: M. 20.056-2008 Impreso en R.B. Servicios Editoriales, S.A. Impreso en España. Printed in Spain

ÍNDICE

Agradecimientos ........................................................................................................... 9 Prólogo de Michel al-Maqdissi (en francés) ............................................................... 11 Presentación de Juan Luis Montero Fenollós ............................................................. 13 I.

Le contexte historique et archéologique: le Moyen Euphrate méridional à l’époque byzantine .......................................................................................... 19 Justine Gaborit y Shaker al-Shbib

II.

Tall as-Sin en la historiografía moderna .......................................................... 43 Ignacio Márquez Rowe y Juan Luis Montero Fenollós

III.

La necrópolis de Tall as-Sin: fases de investigación ....................................... 61 Juan Luis Montero Fenollós

IV.

Levantamiento topográfico ............................................................................... 69 José Miguel Gaspar Soriano y José Luis Lerma García

V.

Descripción, fichas y planos de las tumbas ...................................................... 77 Camilla Mileto y Fernando Vegas

VI.

Estudio comparativo y tipológico de las tumbas ............................................. 187 Jordi Vidal y Juan Luis Montero Fenollós

VII. Estudio antropológico de los restos humanos .................................................. 201 Alejandro Pérez-Pérez et al. VIII. Los ajuares funerarios 1. La céramique .................................................................................................. 233 Shaker al-Shbib 2. Las cuentas de collar ..................................................................................... 241 Felip Masó Ferrer 3. Los metales .................................................................................................... 253 Juan Luis Montero Fenollós y Felip Masó Ferrer 4. Otros objetos ................................................................................................... 267 Juan Luis Montero Fenollós y Felip Masó Ferrer IX.

Las inscripciones funerarias y los símbolos cristianos .................................... 275 Ignacio Márquez Rowe

X.

El ritual funerario ............................................................................................... 287 Juan Luis Montero Fenollós, Felip Masó Ferrer y Josep Anfruns

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XI.

Ideas y creencias sobre la muerte en el mundo tardorromano y bizantino .... 303 Francisco Caramelo

XII. Conclusiones ...................................................................................................... 313 Juan Luis Montero Fenollós XIII. Bibliografía ........................................................................................................ 319 XIV. Resumen (en árabe) ........................................................................................... 329 Shaker al-Shbib Láminas ..................................................................................................................... I-LXI

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AGRADECIMIENTOS

Los responsables del “Proyecto Arqueológico Medio Éufrates Sirio” (PAMES) desean agradecer al Director General de Antigüedades y Museos de Siria, Dr. Bassam Jamous, y al Dr. Michel al-Maqdissi, Director del Servicio de Excavaciones y Estudios Arqueológicos de la Dirección General de Antigüedades y Museos de Damasco, todas las facilidades dadas para la creación y puesta en marcha de la misión arqueológica sirio-española en Deir ez-Zor. El apoyo de la profesora Carmen Fernández Casanova, Decana de la Facultad de Humanidades de la Universidade da Coruña en 2004, fue importante para la consecución del acuerdo con las autoridades sirias. Desde la primera campaña, en 2005, el soporte institucional recibido por parte del Excmo. Sr. Juan Serrat, Embajador de España en Siria, y de los Excmos. Sres. Mohsen Bilal y Makram Obeid, Embajadores de Siria en España, ha sido primordial para el desarrollo de los trabajos de campo. Las tres primeras campañas del proyecto (2005-2007) han sido posibles gracias a las ayudas económicas concedidas por: la Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales (Ministerio de Cultura de España), el Ayuntamiento de Ferrol (Concejalía de Cultura y Campus), el Vicerrectorado del Campus de Ferrol de la Universidade da Coruña, el antiguo Instituto de Filología del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (ahora Instituto de Lenguas y Culturas del Mediterráneo y Oriente Próximo) y la Sociedade de Cultura ValleInclán. El empeño personal del profesor Luis Barral, de la Dra. Mª Teresa Ortega Monasterio y del Sr. Juan Fernández hizo posible las aportaciones económicas recibidas por parte de la Universdade da Coruña, del CSIC y del Ayuntamiento de Ferrol. Finalmente, la Universidad Politécnica de Valencia y el Estudio de Arquitectura Mileto & Vegas han colaborado con la participación de diversos técnicos y el préstamo de instrumental. Nuestra gratitud es grande también para la Fundación “Osmane Aïdi” de Damasco, presidida por el Dr. Osmane Munif Aïdi, que nos proporcionó el alojamiento y manutención para todo el equipo, el transporte y los obreros locales necesarios para desarrollar nuestra investigación en Deir ez-Zor. La Sra. Rawa Batbouta (Chamtour Damasco) puso a nuestra disposición su eficaz gestión y todo lo necesario para garantizar el éxito de las campañas de 2005, 2006 y 2007. Reciba aquí nuestro sincero agradecimiento. El Director del Servicio de Antigüedades en la provincia de Deir ez-Zor, Sr. Yasser Suhan, nos acogió en su circunscripción con gran cordialidad y absoluta predisposición para que el proyecto se desarrollara con éxito. El Sr. Muin al-Ali, Director del Museo de Deir ezZor, nos proporcionó en el citado museo los espacios y medios necesarios para llevar a cabo nuestro trabajo de gabinete durante las tres campañas. Así mismo, nos facilitó amablemente el informe inédito, escrito en árabe, sobre los resultados de sus excavaciones en la necrópolis de Tall as-Sin, efectuadas en 2003.

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El equipo de trabajo de las campañas de 2005-2007 estuvo formado por los siguientes miembros: Ignacio Márquez Rowe, Francisco Caramelo, Jordi Vidal, Cruz Sánchez, Felip Masó, Justine Gaborit, Manuel Molina, José Manuel Fernández, Alicia Torija, José Luis Lerma, José Miguel Gaspar, Josep Miquel Biosca, Miriam Cabrelles, Fernando Vegas, Camilla Mileto, Neus Vilalta, Patricia Cruzans, Juan Antonio García, Valentina Cristini, Soledad García, José Miguel Zapata, María Diodato, Josep Anfruns, Alejandro Pérez-Pérez, Ferran Estevaranz, Laura Martínez, Francisco Martínez Carreño, Francisco Jesús Medialdea y Eloy Taboada, por la parte española, y Rima Khawam, Mustafa al-Qadur, Wafa Roustom, Hamam Sa’ad, Luna al-Ali Alhwij, Yarub Al-Abdalha, Samar Ramadan y Safa Abu Zide, por la parte siria. A todos ellos, nuestro agradecimiento por su esfuerzo y su excelente trabajo, que han hecho posible la siguiente publicación. Juan Luis Montero Fenollós y Shaker al-Shbib Directores de la misión arqueológica sirio-española en Deir ez-Zor

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PRÓLOGO “ARCHÉOLOGIE PRÉVENTIVE” OU “ARCHÉOLOGIE MYTHIQUE” ARCHÉOLOGIE DE QUALITÉ OU QUALITÉ EN ARCHÉOLOGIE

Un débat occupe le monde archéologique syrien depuis l’adoption par la Direction Générale des Antiquités et des Musées de Syrie d’une nouvelle politique qui vise principalement à favoriser les actions de prospections préventives et des fouilles de sauvetage dans des zones menacées par différents projets de modernisation de l’infrastructure économique, agricole ou même sociale. Deux camps s’affrontent, d’un côté ceux qui, avec la Direction Générale des Antiquités et des Musées, essayent d’apporter un immense soutien d’une politique claire, pointée sur une logique qui s’oriente vers une conservation parfaite d’un patrimoine cher et unique; de l’autre, les opposants qui, à travers plusieurs actions regrettables, augmentent la tension et même orientent les esprits vers un égoïsme censé favoriser un amalgame qui devrait aboutir à toutes sortes de polémiques. Étonnements, approbation, contre approbation, les archéologues se sont divisés sur les modalités de l’application de cette nouvelle orientation. Évidemment, quand nous examinons la réalité sur le terrain, nous ne pouvons pas admettre de changer une habitude ou simplement un comportement ou même un héritage qui consiste principalement à réaliser une action archéologique isolée, séparée de son contexte et sans aucune relation avec les priorités menaçantes et les exigences de l’institution nationale qui gère l’ensemble des actions de terrain. Si nous voyons, dans une vision critique, les problématiques posées auparavant par les missions travaillant durant le siècle précédent ou plutôt à partir de la création de la Direction Générale des Antiquités et des Musées, nous constatons des actions, souvent sans rapports les unes avec les autres, qui convergent pour créer une archéologie de malaise. Cela n’a en Syrie rien de nouveau. Au XIXème siècle déjà des missions appliquent des méthodes douteuses, voire même une politique qui favorise plutôt une vision partiale de l’archéologie. La Direction Générale des Antiquités et des Musées est-elle en train de durcir ses positions? En effet, le mot préventive dérange, l’existence des intérêts particuliers pesant sur la décision prise au nom de l’intérêt de l’institution nationale, contredit cette vision idéale d’une archéologie humaine, d’une archéologie de valeur, d’une archéologie qui vise l’homme, ou simplement d’une archéologie humaine à la recherche de l’humain.

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Dès lors, réglementer le travail du terrain apparaît prioritaire pour la Direction Générale des Antiquités et des Musées de Syrie. D’abord parce que, pour une action préventive, une Archéologie de Qualité est préférable d’une Qualité en Archéologie. Ensuite parce que le mythe d’une action de terrain isolée, dictée uniquement par des considérations personnelles est, précisément, un mythe. Ainsi les fouilles préventives effectuées en excellente collaboration avec la mission espagnole à Tall as-Sin, répondent à la nouvelle orientation lancée par la DGAM. Nous confirmons qu’une fouille de sauvetage, documentant une matière souvent fragile et qui a pu être complètement publiée dans ce volume, mérite d’être considérée comme exemplaire; surtout lorsque celle-ci s’harmonise parfaitement avec l’actuelle orientation de la Direction Générale des Antiquités et des Musées. Ce travail qui regroupe plusieurs aspects de l’archéologie préventive au niveau de la fouille, de l’étude architecturale et de la documentation du mobilier constituera la base d’un nouveau projet de collaboration, déjà en cours avec une prospection sur la moyenne vallée de l'Euphrate. Nous espérons qu’il entraînera un appel international pour la sauvegarde des sites menacés par la montée de l’eau du futur barrage du verrou de l’Euphrate, près du site byzantin de Halabiyé. Dr. Michel al-Maqdissi Director del Servicio de Excavaciones y Estudios Arqueológicos Dirección General de Antigüedades y Museos de Siria

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PRESENTACIÓN JUAN LUIS MONTERO FENOLLÓS Universidade da Coruña

La arquitectura funeraria en Siria tiende a superar la muerte, a pregustar la idea de la eternidad. De aquí que los monumentos funerarios estén cubiertos por compactos techos de piedra. Estos, pesados y macizos, dan la impresión de perennidad, de garantizar la eternidad. Clara evocación de la vida inmortal. Ignacio Peña, El arte cristiano de la Siria bizantina, Madrid 1996, p. 213.

En 2004, con la firma de un convenio entre la Dirección General de Antigüedades y Museos de Damasco y la Facultad de Humanidades de la Universidade da Coruña, nacía el denominado “Proyecto Arqueológico Medio Éufrates Sirio” (PAMES), una iniciativa que dio lugar a la creación de la primera misión arqueológica sirio-española en Deir ez-Zor, en el Este de Siria. El objetivo científico por el que se creaba este proyecto era el de realizar un estudio arqueológico de un sector del valle del Medio Éufrates que, a pesar de conformar una región estratégica en la Antigüedad, no había ocupado un lugar preferente para la moderna investigación arqueológica. El sector del valle del Eufrates sirio seleccionado para la investigación es un tramo de unos 60 km, delimitado por la garganta de Hanuqa, al Norte, y por el yacimiento de Tall as-Sin, al Sur (cerca de Deir ez-Zor). No se trata de un sector cualquiera de este río, sino de un lugar estratégico de su curso, que está marcado por la presencia de una impresionante garganta de basalto. En este paraje el río se encaja debido a la dureza de la colada basáltica que da forma a la llamada garganta de Hanuqa (“Desfiladero” en árabe). Este punto de inflexión dentro de la cuenca del Éufrates constituía un lugar inmejorable para poder controlar el tráfico fluvial, que desde finales del IV milenio a. C. fue muy intenso en la zona. La navegabilidad del Éufrates favorecía la comunicación y, por tanto, el intercambio cultural y comercial entre el Norte de Siria y Sureste de Anatolia, por un lado, y la llanura bajo-mesopotámica, por otro. El “Proyecto Arqueológico Medio Éufrates Sirio” tiene como principal finalidad la realización de una prospección arqueológica para estudiar cuál y cómo fue el poblamiento que, entre la Prehistoria y la Antigüedad Tardía, habitó la región seleccionada. En el marco de estas investigaciones se incluye también el estudio del yacimiento bizantino de Tall as-Sin. Tall as-Sin o “Colina del Diente” es un yacimiento arqueológico situado en la ribera izquierda del Éufrates, 10 km al Sureste de Deir ez-Zor (fig. 1; lám. I, 2). El asentamiento, que tiene una superficie de unas 25 hectáreas, está organizado en tres partes bien diferenciadas (lám. I, 1; II, 1; LV, 1; LVI, 1; Plano I y II). En el extremo Suroeste se encuentra la colina principal, desde donde se extiende una ciudad baja en forma de pentágono irregular y delimitada por un recinto amurallado de adobe por el Norte, Noreste y Este. Sin embargo, por el Sur y Oeste la muralla ha desaparecido por la agresiva acción de la erosión. El sistema

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JUAN LUIS MONTERO FENOLLÓS

defensivo se completaba con un foso excavado en la roca. Extramuros se encuentra la gran necrópolis de la ciudad, que se expande hacia el Norte y Noreste (lám. II, 2). Se desconoce, por el momento, el nombre antiguo del asentamiento de Tall as-Sin 1. Sabemos, sin embargo, que estaba situado en la provincia de Osrhoena, al Este del Éufrates, y a una veintena de kilómetros de Circesium (hoy Buseira, en la confluencia del Éufrates con el Habur)2, sede episcopal desde el año 325. La gran superficie que abarca el yacimiento 3, así como su carácter fortificado (una muralla de adobe de 3,40 m de altura conservada y un foso) y su estructura urbana (en la topografía se observa aún lo que parece ser el trazado de una calle de unos 500 m de longitud) hacen pensar que se trata de un antiguo kastron 4. Tall as-Sin podría ser uno de los lugares afectados por la política del emperador Justiniano, que desde su ascensión al trono en 527 inició una amplia reforma de la organización militar de Oriente5. Para ello, promovió importantes trabajos para fortificar las ciudades de las provincias de Mesopotamia, Osrhoena y Eufratesia6. Poco después, el valle del Medio Éufrates se convertiría en una zona de paso para los ejércitos bizantinos y persas sasánidas. La ciudad que hoy yace bajo la colina de as-Sin debe interpretarse dentro de este contexto histórico de cambio que va del período bizantino a la llegada del Islam. Las primeras excavaciones arqueológicas de la necrópolis bizantina de Tall as-Sin se efectuaron en 1978, bajo la dirección de A. Mahmud, Director General de Antigüedades y Museos en Deir ez-Zor en aquella fecha. De esta actuación se nos informa en una breve nota donde se hace referencia a la excavación de tumbas subterráneas, que se atribuyen a la época tardorromana7. En 2003, el Museo de Deir ez-Zor realizó otra intervención en la necrópolis de Tall as-Sin, debido a la destrucción de varias tumbas con motivo de la construcción de una nueva carretera por parte de la municipalidad de Mazlum. Por último, en 2005 la misión arqueológica sirio-española iniciaba el primer estudio sistemático de toda la necrópolis. Para ello, se procedió a la realización de un plano topográfico donde poder ubicar y numerar todas las tumbas excavadas en 1978 y 2003 y aquellas que han sido saqueadas durante los últimos 1

Sarre, Herzfeld (1911, p. 172) plantean la hipótesis de que se trate de la antigua Beonan, a la que se refiere Isidoro de Cárax en “Etapas de los Partos”. Véase al respecto Chaumont 1984, pp. 70-71. 2

De ella nos hablan, entre otros autores antiguos, Amiano Marcelino XXIII, v, 1-8, 15-17 y Zósimo III, xii, 3 cuando narran la expedición del emperador Juliano “El Apóstata” contra los persas de Ctesifonte en 363. 3

Son 25 hectáreas, pero hay que tener en cuenta que el tell ha sufrido una fuerte erosión por los flancos occidental y meridional, que ha destruido parte de la ciudad. 4

Éste (κάστρον) era el término común que en el griego hablado del imperio bizantino se utilizaba para designar a la ciudad. Sobre esta cuestión y la ciudad en Bizancio véase Pérez Martín 2003, pp. 247-248. 5

Tall al-Kasra (yacimiento recientemente excavado por un equipo del Museo de Deir ez-Zor) es un gran tell amurallado de características topográficas muy similares a las de Tall as-Sin, del que dista unos 40 km. Al-Kasra y as-Sin, ambos en la ribera izquierda del Éufrates, pueden ser dos ciudades que responden a la política de fortificaciones patrocinada por Justiniano I. Sobre fortificaciones bizantinas en el Éufrates sirio véase Ulbert 1989, pp. 283 y ss. El autor no hace, sin embargo, referencia alguna a Tall as-Sin. 6

De esta empresa nos informa Procopio en su obra De aedificiis (véase, por ejemplo, II, 8, 8 y ss. sobre las obras realizadas en Zenobia, hoy Halabiya). 7

Mahmoud 1978-79.

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PRESENTACIÓN

años. El equipo de arquitectos realizó planos detallados (planta y sección) de todas aquellas tumbas que aún eran accesibles y, por último, se excavaron y reexcavaron varias tumbas para obtener datos de primera mano sobre cuestiones antropológicas y de ritual funerario. Este conjunto de datos sobre la necrópolis bizantina de Tall as-Sin, reunido por tres equipos diferentes entre 1978 y 2007, constituye la base empírica de la presente monografía, que presentamos como el primer volumen de las memorias del “Proyecto Arqueológico Medio Éufrates Sirio”8. Damos con ello cumplimiento al compromiso adquirido con las autoridades sirias del Ministerio de Cultura. *** La excavación de enterramientos antiguos es una práctica muy habitual entre los modernos arqueólogos. Tal es la importancia de este tipo de vestigios del pasado que, para su investigación, se ha creado una parcela con entidad propia dentro de la Arqueología. Es la llamada “Arqueología de la muerte”. Además de facilitarnos objetos materiales, como muestra palpable de las artes de una cultura o civilización extinguida, la excavación de tumbas y necrópolis nos aproxima a los protagonistas mismos de la Historia, es decir, a sus restos físicos. El estudio de los cementerios nos informa también sobre las creencias de ultratumba y, por tanto, sobre la actitud del hombre ante el trascendental paso que representaba, y representa, la muerte. Las necrópolis son una excelente vía para conocer de qué manera se organizaban las sociedades antiguas, ya que el análisis de las costumbres funerarias sirve para comprender mejor la complejidad social de un determinado colectivo humano. Existe una clara relación entre los ritos funerarios y la posición socio-económica que el difunto tenía en vida. Esta conexión no se reflejará sólo a través de la riqueza del mobiliario funerario sino que afectará a la totalidad del enterramiento y de los ritos. Por esta razón, observamos el uso de la incineración frente a la inhumación, las tumbas colectivas frente a las individuales o la construcción de grandes mausoleos frente a simples fosas. Todos estos aspectos que rodean a la muerte están determinados, en gran medida, por el sistema de valores de la época ya sean sociales, culturales o religiosos. El Próximo Oriente antiguo no ha quedado al margen de esta “moda”, que se ha denominado “Arqueología de la muerte”. Prueba de ello, son las diversas publicaciones que desde los años ochenta del siglo XX han tenido como tema monográfico el estudio de tumbas y cementerios antiguos. Su interés se ha centrado, sobre todo, en el análisis de las prácticas funerarias del período preclásico 9. Las necrópolis tardorromanas o bizantinas de la Siria antigua son un buen paradigma de esta exclusión, puesto que no será hasta 1989 cuando salga a la luz el primer estudio de síntesis sobre la arquitectura funeraria en la Siria romana. En este artículo, la investigadora francesa A. Sartre-Fauriat distingue tres categorías de tumbas para la

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Algunos datos preliminares ya han sido publicados por Montero Fenollós et al. 2006, Montero Fenollós 2006, y Montero Fenollós, Chebib 2006. 9

Sirvan como muestra las actas del coloquio titulado “The Archaeology of Death in the Ancient Near East”, editadas por Campbell y Green 1995. De la misma manera, el estudio de las necrópolis bizantinas de Oriente ha quedado relegado en simposios sobre el ámbito romano, como ocurrió en el organizado por la Universidad de Caen bajo el título “La mort, les morts et l’au delà dans le monde romain”, editado por Hinard 1987.

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JUAN LUIS MONTERO FENOLLÓS

época romano-bizantina: excavadas (fosas e hipogeos), mixtas (que asocian un hipogeo y una construcción aérea) y sepulturas formadas solamente por un monumento aéreo10. La publicación en los últimos años de tres monografías ha aportado nueva luz sobre el conocimiento de las necrópolis y costumbres funerarias en Siria durante la Antigüedad Tardía. La primera de ellas, obra también de A. Sartre-Fauriat, se centra en el estudio de los monumentos funerarios de la Siria meridional entre los ss. I a.C. y VII d.C.11. La publicación, en la que se fusiona la investigación historiográfica con la prospección sobre el terreno en la región de Hawran, proporciona datos de gran interés sobre la tipología de tumbas, sarcógafos, esculturas, estelas e inscripciones funerarias. Sin embargo, en lo relativo al ritual funerario (sobre todo lo relacionado con los ajuares) y al estudio de restos óseos la obra es absolutamente deficitaria, ya que en la mayor parte de los casos se trata de monumentos funerarios vacíos de su contenido. Las necrópolis tardorromanas de la región del Alto Éufrates, a uno y otro lado de la frontera sirio-turca, han sido objeto de diversas investigaciones arqueológicas. En primer lugar, cabe destacar los estudios de la Universidad de Murcia en la zona actualmente inundada por las aguas de la presa de Tishrin, como la tesis doctoral sobre el poblamiento romanobizantino en las provincias de Eufratesia y Osrhoena realizada por A. Egea12. Dicha investigación se basa en varias campañas de prospección arqueológica, efectuadas en ambas riberas del río Éufrates, entre la frontera con Turquía, al Norte, y Tall Banat, al Sur. En lo referente al mundo funerario, este trabajo tiene como principal virtud la de poner a disposición del investigador un exhaustivo catálogo de los diferentes tipos de enterramientos rupestres (fosas e hipogeos) del Alto Éufrates sirio13. Pero, como el propio autor reconoce, la principal dificultad a la hora de estudiar las tumbas identificadas afecta a su datación concreta. Este problema tiene un doble origen: la ausencia generalizada de inscripciones, por un lado, y de ajuar funerario (dado que se trata de tumbas saqueadas y en muchos casos reutilizadas en la actualidad), por otro 14. Las prospecciones españolas en el Alto Éufrates sirio se complementan con las efectuadas por R. Ergeç en las necrópolis de Doliche y Zeugma, en la provincia turca de Gaziantepe15. A partir del estudio de ambos cementerios romano-bizantinos, el autor establece dos tipologías distintas de hipogeos, una fundamentada en la forma de la planta y otra en el tipo de lecho funerario utilizado (arcosolios, lóculos, columbarios, etc.). Pese a su interés arqueológico, este trabajo no pasa de ser un excelente catálogo descriptivo de un centenar de hipogeos de los ss. I a.C. a IV d.C.16. Por el contrario, no contiene ninguna referencia sobre el mobiliario y el ritual

10

Sartre 1989, pp. 423-446.

11

Sartre-Fauriat 2001.

12

Egea Vivancos 2005.

13

Egea Vivancos 2005, pp. 531-590.

14

Egea Vivancos 2005, p. 577.

15

Ergeç 2003.

16

Ergeç 2003, pp. 4-5.

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PRESENTACIÓN

funerario y, menos aún, sobre aspectos antropológicos, debido a que como en el caso anterior se trata de un estudio apoyado en tumbas desprovistas de depósito arqueológico. En el ámbito geográfico de nuestro proyecto, la región del Medio Éufrates sirio, la situación de la investigación sobre el mundo funerario bizantino es desoladora, si la comparamos son otras zonas de Siria (Alto Éufrates, Hawran e incluso el Macizo Calcáreo)17. No en vano, el único estudio disponible es el realizado por J. Lauffray para la necrópolis de Halabiya, la antigua Zenobia, donde el autor francés distingue tres tipos de tumbas: las fosas simples, los hipogeos con arcosolios y los monumentos funerarios en forma de torre18. Por último, en un artículo sobre la contribución de la arqueología al conocimiento del mundo bizantino (ss. IV-VII) publicado en la prestigiosa revista Dumbarton Oaks Papers, el especialista francés J. P. Sodini dedica unas pocas líneas a denunciar la problemática que rodea a la arqueología funeraria de este período19. A su juicio, la localización y la excavación de los cementerios bizantinos debe ser una prioridad, ya que sus tumbas se han convertido en el blanco de los excavadores furtivos. Asimismo, la falta de estudios de conjunto sobre los ritos funerarios y la laguna relativa a la investigación antropológica (“tout reste donc à faire”, afirma el autor en este sentido)20 son otras de las carencias que Sodini pone en evidencia en su excelente trabajo de síntesis21. Siria no está excluida de esta problemática que afecta a la geografía del imperio bizantino. Y en esta misma línea, aunque de manera más general, el arqueólogo alemán Th. Ulbert, en su trabajo sobre las ciudades del Éufrates sirio en época paleocristiana (ss. IV-VII), considera que la arqueología es la única vía para obtener una visión correcta de los lugares fortificados del Medio Éufrates, apenas explorados hasta el momento, que podrían aportar testimonios esenciales sobre el período de transición entre la Antigüedad y la Edad Media22. El vacío de investigación denunciado por los especialistas de la Antigüedad Tardía próximo oriental hace que la presente publicación sobre el enclave fortificado de Tall as-Sin adquiera mayor relevancia, ya que por vez primera se ofrece al lector el estudio integral (mobiliario funerario, ritual, epigrafía, análisis antropológico, tipología de tumbas, etc.) de una necrópolis de época bizantina de la región situada a lo largo de los 450 km que recorre el río Éufrates por Siria. Con ello, además de poner a disposición de los bizantinistas nueva documentación arqueológica sobre las creencias de los cristianos de Oriente de época Tardoantigua, se subsana una evidente laguna de la moderna investigación histórica.

17

Sobre el Macizo Calcáreo, en el Norte de Siria, véase el trabajo pionero de Tchalenko (1953, pp. 33-40) y el más reciente, de síntesis, de Peña (1996, pp. 209-216). 18

Lauffray 1991, pp. 192-224.

19

Sodini 1993, pp. 155-156.

20

Sodini 1993, p. 156.

21

El propio Sodini (2003), en un reciente trabajo, nos ofrece una valiosa información sobre los ritos y mausoleos funerarios en Bizancio. Sin embargo, se centra en estudiar los casos de Constantino y Justiniano, es decir, en las tumbas y honras fúnebres de carácter imperial. 22

Ulbert 1989, p. 295.

17

JUAN LUIS MONTERO FENOLLÓS

Fig. 1. Plano de situación de Tall as-Sin, al Sur de Deir ez-Zor.

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I LE CONTEXTE HISTORIQUE ET ARCHÉOLOGIQUE: LE MOYEN EUPHRATE MÉRIDIONAL À L’ÉPOQUE BYZANTINE

JUSTINE GABORIT CNRS - ENS SHAKER AL-SHBIB DGAM, Idlib

Nos connaissances sur le Moyen-Euphrate à l’époque byzantine s’appuient, d’une part, sur les textes littéraires classiques, dominés par l’œuvre de Procope, sur les guerres et le programme de construction de l’empereur Justinien1, et par les sources chrétiennes, et d’autre part, sur des données archéologiques (fig. 1) issues de prospections régionales et des fouilles de quelques sites de référence2: Zeugma/Belkis et Bâlis/Meskené3, Néocaesaria/Dibsi Faraj 4, Sergiopolis/Ressafa5, Sura/Souriya6, Callinicum/Ar-Raqqa7, Zénobia/Halabiyé, Qreya et, depuis 2005, Tall as-Sin. Les recherches archéologiques ont, cependant, couvert de manière très inégale l’ensemble de la vallée. La moitié septentrionale du Moyen-Euphrate a fait l’objet d’investigations très denses lors des campagnes d’urgence liées à la construction des barrages turcs 8 et syriens9 entre 1968 et 2001. Les résultats de ces opérations intensives ont mis évidence la densité croissante de l’occupation de la vallée aux époques classique et byzantine et permis de mieux

1

Procope, De aedificiis (rédigé vers 650) et De bello persico.

2

Lorsque les sites ont été identifiés avec des villes antiques signalées par les textes, nous avons choisi d’associer le nom antique avec le toponyme moderne du site. 3

Golvin 1980, pp. 389-396.

4

Harper 1980, pp. 227-342.

5

Ulbert 1993, pp. 341-344.

6

Ulbert 1989, pp. 283-296.

7

Khalaf, Kohlmeyer 1985, pp. 133-162.

8

Barrages de Birecik et de Karkemish mis en eau entre 2000 et 2001.

9

Barrages de Teshrin mis en eau en 1999 et de Tabqa/al-Thawra construit dans les années soixante-dix. Sur le bilan des fouilles, voir les actes des colloques qui ont chacun conclu les programmes de sauvetage en amont des barrages syriens: Margueron 1980; Del Olmo Lete, Montero Fenollós (éds.) 1999.

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connaître, sur une série de sites fouillés, les caractéristiques des niveaux des Ve-VIIe siècles: fortifications, urbanisme, construction de basiliques et d’églises. Sur le segment en aval du barrage de Tabqa/al-Thawra, épargné par les barrages, nos informations proviennent de reconnaissances antérieures à 194510, complétées par quelques programmes de prospections récentes 11 et par quatre missions de fouilles12. Dans cette perspective, les fouilles menées par la mission syro-espagnole sur la ville et la nécropole de Tall as-Sin, apportent des données archéologiques inédites et d’autant plus importantes que Tall as-Sin correspond actuellement la seule ville byzantine précisément explorée en aval de Deir ez-Zor.

1. Délimitations géographiques et chronologiques Pour mieux comprendre les spécificités et l’importance du Moyen-Euphrate méridional par rapport à l’ensemble de la Syrie et la Mésopotamie byzantines, nous devons en rappeler le cadre géographique et chronologique. L’Euphrate, par l’étendue de son réseau hydrographique (2700 km) et l’orientation générale de son cours des massifs arméniens vers le Golfe arabo-persique, constitue un trait d’union entre les régions anatoliennes, méditerranéennes et mésopotamiennes du ProcheOrient. La partie médiane du fleuve, c’est-à-dire le moyen Euphrate, s’étend sur 740 km depuis les gorges de l’Euphrate (actuellement submergées par le barrage Atatürk en Turquie de l’Est) jusqu’à l’entrée de la large cuvette alluviale de la Mésopotamie proprement dite (limite traditionnellement fixée à la hauteur de Hît en Irak). C’est précisément le tracé du cours moyen qui lie le plus fortement la façade méditerranéenne de la Syrie aux régions mésopotamiennes 13: en Syrie du Nord, l’Euphrate coule à moins de 120 km de la côte, tandis qu’à la hauteur de Deir ez-Zor, il est distant d’à peine 240 km du Tigre. Cette orientation, les possibilités de navigation vers l’aval, et la présence de nombreux points de traversée tout le long de la vallée, ont facilité les communications entre les différentes régions qui bordent le cours moyen; ces voies de communication sont, de plus, prolongées par le tracé de trois affluents pérennes, le Sajour en Syrie du Nord, et en rive gauche, le Balikh et le Khabour dont les bassins versants se ramifient en haute Jézireh. La vallée, elle-même, forme donc un axe essentiel de communication nord-sud jusqu’au Golfe, et joue un rôle de premier plan dans le réseau des routes caravanières est-ouest. Avec ce 10

Le moyen Euphrate méridional a été principalement exploré par E. Sachau en 1879, E. Herzfeld et F. Sarre en 1908 et G. Bell en 1909. 11

Nous détaillerons les programmes de prospections menées par K. Kohlmeyer (1983-1984) dans la région de Raqqa et par B. Geyer et J.-Y. Monchambert (1982-1990) de Deir ez-Zor à Abou Kémal. 12

Mission de J. Lauffray à Zénobia/Halabiyé en 1944-45, fouilles de sauvetage de Ar-Raqqa/Callinicum sous la direction de K. Kohlmeyer, mission de la DGAM à Sura/Sourya depuis 1999, mission archéologique de Qreye-tell Ayyash sous la direction de M. Gschwind (Institut archéologique allemand de Damas) entre 2002 et 2005. 13

Cette présentation de la vallée est importante, car comme l’a souligné récemment J.-C. Margueron, c’est en reconnaissant l’Euphrate comme une « force structurante » du monde syro-mésopotamien qu’on peut comprendre l’émergence et le développement des organisations sociales sur ses rives, du village à la ville, voir Margueron 1999, pp. 481-496.

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LE CONTEXTE HISTORIQUE ET ARCHÉOLOGIQUE

réseau hydrographique, elle constitue également un milieu favorable à l’occupation humaine. Ce milieu est dépourvu de ressources naturelles, minières et forestières mais la plaine alluviale présente un fort potentiel agricole conditionné, cependant, par deux zones climatiques. La partie septentrionale du moyen Euphrate qui bénéficie d’un climat méditerranéen semi-aride (pluviosité annuelle moyenne au dessus de 200 mm) est particulièrement accueillante et adaptée à la culture sèche mais la superficie de son terroir est assez réduite. En revanche, la moitié méridionale, en aval de Meskené, et plus particulièrement à partir de Raqqa, est caractérisée par une plus forte aridité de sorte que la mise en culture des larges terrasses de la vallée nécessite la mise en place de systèmes d’irrigation. En nous centrant sur le moyen Euphrate méridional, unité régionale à laquelle appartient Tall as-Sin, nous nous intéresserons donc plus particulièrement au segment qui couvre les régions actuelles de Raqqa à Abou Kémal. La morphologie et les reliefs de la vallée nous amènent à reconnaître sur ce segment trois subdivisions distinctes: 1) la première section d’orientation est-ouest s’étend du défilé de Tabqa/al-Thawra (où a été construit le premier barrage syrien de l’Euphrate) et le défilé basaltique dit du Khanouqa. Elle inclut la confluence du Balikh et donc un carrefour important avec les routes de la haute Mésopotamie. 2) La seconde section comprend le défilé basaltique du Khanouqa que l’Euphrate traverse en adoptant une orientation nord-sud qu’il garde jusqu’à la hauteur de la confluence du Khabour. 3) La troisième section est marquée par la confluence du Khabour qui entraîne un fort élargissement de la vallée; elle est délimitée au sud par les falaises de Baghouz qui se dressent en rive gauche en face d’Abou Kémal, relief que l’Euphrate contourne par le sud-est (à la hauteur de la frontière syro-irakienne). Cette unité régionale, cohérente sur le plan géographique, ne se confond pas tout à fait avec les limites politiques de l’empire byzantin. Celui-ci, né la séparation de l’empire romain entre Orient et Occident, a en effet hérité d’une frontière avec les Sassanides dont le tracé, en Mésopotamie, suit la rive gauche du Khabour et coupe la vallée en aval de la confluence du Khabour et de l’Euphrate. Cette frontière a été fixée à la fin du IIIe s. après que une série d’offensives sassanides et de contre-offensives romaines entre 236 et 298. C’est la première fois depuis six siècles que la partie méridionale du moyen Euphrate est ainsi divisée entre deux aires politiques différentes. De la conquête macédonienne (fin du IVe siècle. av. n. è.) à la création des provinces romaines de Syrie Coele et de Mésopotamie à la fin du IIIe siècle, ce segment de la vallée a connu, au contraire, un développement homogène. Dans l’empire séleucide où le cours de l’Euphrate depuis l’Arménie jusqu’à la Babylonie est uni sous une même autorité politique, la vallée a été dotée de nombreuses fondations chargées de contrôler cet axe de communication de première importance qui reliait les capitales impériales, Antioche de Syrie et Séleucie du Tigre. Au nombre des ces fondations, on trouve Nicephorion située au carrefour routier de la confluence du Balikh et Europos-Doura au croisement des routes de la rive droite et de la steppe syrienne et à 40 km de la confluence du Khabour. Avec la conquête parthe de 120-133 av. n. è. qui a privé l’empire séleucide de ses territoires orientaux, la rive gauche septentrionale, par l’intermédiaire du royaume vassal

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d’Edesse/Urfa, et toute la partie méridionale du moyen Euphrate en aval de Sura/Souriya, sous l’autorité directe des rois arsacides, sont restées liées politiquement, économiquement et culturellement à la Babylonie. L’annexion de la Syrie par Rome en 64 av. n. è., les guerres parthiques successives et les rivalités pour le contrôle de l’Arménie n’ont pas interrompu les échanges avec le monde méditerranéen, soit depuis la Syrie du Nord (itinéraire de Zeugma au Balikh puis par la vallée depuis Nicéphorion), soit depuis Palmyre à partir du Ier s. de n. è. (itinéraire dans la vallée à partir d’Europos-Doura ou Ana). En 197, l’offensive des Sévères contre les Parthes fait reculer la frontière orientale de l’empire romain au-delà du Khabour et dans la vallée étend la sphère d’influence romaine jusqu’aux portes de la Babylonie. Pendant la première moitié du IIIe s., l’appartenance à un même cadre politique et juridique favorise les échanges entre la Syrie et la Mésopotamie, la circulation monétaire et la diffusion de la culture matérielle méditerranéenne, tandis que perdurent de très forts liens entre la région de Doura et les villes de Haute-Mésopotamie, Edesse, Nisibe. Les monnaies frappées à Zeugma/Belkis à partir du règne de Trajan comme les émissions monétaires de Syrie (Antioche, Cyrrhus, Béroé) et de Mésopotamie (ateliers d’Edesse et Carrhes ouverts au début du IIe s.) circulent dans la vallée jusqu’à Doura14. Le stationnement de légions romaines d’amont en aval sur le moyen Euphrate entraîne également une homogénéisation entre les villes et les bourgs (installation de camps, effets économiques de la présence d’une garnison, diffusion des cultes des soldats romains- Silvain, Jupiter Dolichéen - constructions de thermes, inscriptions et graffiti latins). C’est ce développement économique et culturel qui est brusquement interrompu par les tentatives de conquête de Shapour Ier (241-272) qui touchèrent par vagues successives, entre 238 et 260, les provinces romaines, de Nisibe jusqu’à Antioche, et de Doura jusqu’à Cyrrhus. Les offensives de 253 et 256 sont particulièrement conséquentes sur l’Euphrate puisque les armées sassanides remontent la vallée et assiègent une après l’autre, villes et forteresses de la vallée, comme le confirment les couches d’incendies et de destruction mis au jour à Zeugma et Doura. Les armées sassanides sont repoussées par le palmyrénien Odeinath au nom de l’empereur Valérien en 260. La fixation de la frontière en aval du Khabour crée une configuration tout à fait nouvelle dans l’histoire de la vallée. Les villes au nord de la frontière sont reconstruites et bien qu’appauvries retrouvent leur rôle précédents tandis qu’en aval du Khabour, Doura, dont la population a été déportée, est laissée à l’abandon et les édifices ruinés sporadiquement réoccupés. Cette situation entraîne le déclin des échanges par le sud de la vallée en faveur des axes caravaniers qui passent par la Haute-Mésopotamie. La route et la voie fluviale du moyen Euphrate méridional ne sont plus mentionnées dans les textes que pour relater les diverses expéditions impériales romaines contre les Perses-Sassanides. Sous l’impulsion de Dioclétien, (première tétrarchie de 286-305), la réorganisation des provinces et la défense du territoire sont étroitement liées, comme le montre le cours des événements de l’année 297-298. La création du diocèse d’Orient et la réorganisation des provinces orientales coïncide, en effet, avec la campagne de Galère contre les Sassanides en Arménie et en Mésopotamie et se conclue par un traité de paix avec le roi Narsès qui stabilise

14

Sartre 2001, p. 719.

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LE CONTEXTE HISTORIQUE ET ARCHÉOLOGIQUE

la frontière du Nord de la Mésopotamie sur le Khabour. Parallèlement, le programme de reconstruction du réseau routier (Strata Diocletiana qui relie l’Euphrate à Palmyre) lancé en 287 se poursuit par de grands travaux de fortification dont font l’objet la plupart des villes de l’Euphrate: Néocaesaria/Dibsi Faraj, Sura/Souriya, et surtout Circesium/B’seira. Cette dernière place forte située à la confluence du Khabour et de l’Euphrate devient le poste militaire romain le plus méridional de l’Euphrate et reçoit en garnison la legio IIII Parthica, spécialement créée au cours du IVe s. pour défendre cet avant-poste contre les Sassanides. Le nouveau cadre administratif instauré par Dioclétien a été peu modifié jusqu’au VIIe s. En revanche, les acquis territoriaux de Galère en Mésopotamie furent conservés pendant à peine trente ans. Constance II, établi à Antioche entre 337 et 350, réussit à contenir les incursions perses en Mésopotamie et à maintenir l’influence romaine en Arménie. Son successeur Julien, proclamé empereur en 360, fit immédiatement le choix d’une politique plus agressive et prépara une expédition de grande ampleur contre Ctésiphon. L’entreprise militaire tourna au désastre en 363 (mort de Julien) et son successeur Jovien fut obligé d’abandonner à Shapour II cinq des districts mésopotamiens conquis par Galère. La frontière d’Orient ne retrouva la paix que sous le règne de Théodose Ier (379-395). En 383, un traité répartit les zones d’influence romaines et sassanides en Arménie (limite fixée entre Erzeroum et Martyropolis). Le règne de Julien l’Apostat éclaire de façon intéressante l’état de la Syrie dans la seconde moitié du IVe s. et constitue un épisode historique important pour la connaissance du Moyen-Euphrate. L’itinéraire de Julien d’Antioche à Ctésiphon est détaillé par deux contemporains, le sophiste Libanios et Ammien Marcellin qui a participé à l’expédition, ainsi que par l’historien Zosime. Après avoir traversé l’Euphrate à proximité de Hiérapolis, La route choisie par l’empereur emprunte de nouveau la vallée à partir de la confluence du Balikh et met en évidence l’importance de la zone frontière avec les Sassanides. De nombreuses informations sont fournies aussi sur les localités traversées (Nicephorion, Circesium, Zeitha, Doura) et le rôle de la flotte militaire qui fait sa jonction avec les troupes à la confluence du Khabour. Le séjour de l’empereur à Antioche, émaillé d’incidents avec la communauté chrétienne, nous renseigne d’abord sur la résistance de l’église face à l’abrogation de privilèges acquis (fin de l’exonération des clercs et interdiction d’enseigner décrétées par Julien) mais aussi sur le maintien du paganisme depuis les lois restrictives de Constantin et de Constance (interdiction des sacrifices et fermeture des temples) et avant les répressions de la fin du IVe siècle. Sous le règne de Théodose Ier, les lois anti-païennes se durcissent: 381-385, persécutions et destructions de temples puis en 392, proscription officielle du paganisme. Entre 455 et 490, les pressions militaires des Vandales en Afrique et en Sicile, des Ostrogoths en Italie entraînent un éclatement irréversible de l’empire romain. L’Occident se fragmente en différentes entités politiques “romano-barbares”15, tandis que l’empire d’Orient se maintient dans la continuité des traditions et institutions établies par Dioclétien et Constantin.

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Morrisson 2004, pp. 24-25.

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2. Le Moyen-Euphrate dans l’empire d’Orient (Ve – VIIe siècles) Pendant presque un siècle et demi, entre la paix signée par Jovien (363) et le début du VIe s., les régions syriennes et mésopotamiennes connaissent une paix relative. Les hostilités avec les Sassanides, d’abord limitées à la Mésopotamie au début du VIe s. (sous Anastase), marquent fortement le règne et les réalisations de Justinien (527-565) puis se transforment en guerre d’annexion sous le règne de Khosroès, alors que la mort de Maurice (585-602) a plongé l’empire dans une guerre civile. Une décennie à peine sépare la reconquête de Heraclius (627) et de la victoire du Calife Omar à Yarmouk, en Syrie (636). 1) Les effets de la réorganisation militaire du siècle précédent sont encore perceptibles dans la Notitia Dignitatum (registre officiel des charges civiques et militaires de l’empire datable du milieu du Ve s.). La gestion militaire du pays est partagée entre le gouverneur, vicaire, installé à Antioche et les duces, commandants des places fortes, en relation directe avec l’empereur. Le commandement des places fortes à l’ouest de l’Euphrate est assuré par le Dux Syriae et Syriae Euphratensis (XXXIII). En Augusta Euphratensis sont mentionnées 4 postes de garnisons: Barbalissus, Neocaesereae, Resafa et Sura tandis que du Dux Osrhoenae (XXXV) dépendent les effectifs basés à Callinicum/ar-Raqqa et Circesium/B’seira. Cette liste montre clairement que la défense du territoire repose plus particulièrement sur les localités situées dans la boucle de l’Euphrate et sur les axes routiers du Balikh et du Khabour, c’est-à-dire les villes les plus proches en cas d’attaques sassanides par le sud-est. Le recoupement des notices de la Notitia avec les listes de synodes et des conciles souligne l’importance acquise par les villes de l’Euphrate également dans les domaines religieux et politique. En rive droite Zeugma, Sura, Barbalissus, Resafa dépendent du métropolite de Hiérapolis, mais le développement du culte des saints Serge et Bacchus permet à Resafa d’acquérir une place de premier plan (en 431, premier évêque nommé par Antioche). Sous le règne d’Anastase (491-518), la ville devient le siège d’un métropolite à l’égal de Hiérapolis et rebaptisée Anastasiopolis en l’honneur de l’empereur à qui l’ont attribue la construction de la cathédrale dédiée à saint Serge. C’est également sous le règne d’Anastase que Byzance poursuit ses manœuvres diplomatiques (amorcées sous Zénon) pour se rapprocher des tribus arabes chrétiennes de la steppe syrienne, les Ghassanides. Cette entente politique et militaire, finalisée sous Justin Ier avec le roi ghassanide, Harith, en 524/5, est essentielle pour repousser les raids des Arabes Khémites, alliés des Sassanides, et assurer la sécurité de Resafa. 2) Guerres du début du VIe s. La reprise du conflit est déclenchée en 502 le roi Khavad Ier (488-531) qui attaque Theodosiopolis (Erzeroum) et Amida (Diyarbakir) en HauteMésopotamie. En 505, Anastase parvient à les récupérer et essaie d’assurer la frontière du Khabour en construisant une nouvelle forteresse à Dara en face de Nisibe tenue par les Sassanides. La guerre reprend dans cette même région dès les premières années du règne de Justinien (527) et s’étend jusqu’à l’Euphrate: En 531, le général byzantin Bélisaire qui a battu les Sassanides à Dara, il est repoussé et défait à Callinicum/Ar-Raqqa par Khosroès Ier. Pour revenir au statu quo antérieur, Justinien choisit de négocier la paix au prix d’un tribut de 11.000 livres d’or. La sédition Nika à Constantinople (532) puis les guerres africaines contre

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LE CONTEXTE HISTORIQUE ET ARCHÉOLOGIQUE

les Vandales et la tentative de reconquête de l’Italie (533-540), dégarnissent la frontière orientale de ses troupes d’élite, la cavalerie mobile, en n’y laissant qu’une majorité de soldats frontaliers, limitanei militia, sorte de soldats-paysans mal préparés et sous payés. Le traité de 532, dit de “paix éternelle” est rompu par Khosroès dès 540. L’armée sassanide part de Mésopotamie puis traverse la Syrie jusqu’à Antioche. L’armée, que Bélisaire tente de rassembler en Mésopotamie en 541, compte peu d’effectifs et surtout des troupes sous-équipées. Après l’armistice de 545, les conflits se poursuivent au nord, en Lazique et dans les régions méridionales de l’Euphrate, par l’intermédiaire des Ghassanides alliés de Byzance qui combattent les Khémites. A partir de 545, la nécessité de reconstruire de renforcer les défenses de Syrie et de Mésopotamie s’impose à Justinien. Le programme de fortifications et d’implantation de forteresses voulu par Justinien touche l’ensemble de l’empire, augmenté de nouveaux territoires, et en priorité les zones de frontières. Dans les régions de l’Euphrate, les réalisations de Justinien répertoriées ou décrites par Procope dans son ouvrage De aedificiis, ont été reconnues sur la plupart des sites (Sura/Souriya, Resafa, Néocaesaria/Dibsi Faraj, Halabiyé/Zénobia, Callinicum/Ar-Raqqa), mais, nous le verrons, peu d’ouvrages sont en fait précisément datés. Ce programme créa un nouveau réseau de villes fortifiées défendues par des troupes mobiles (comitatenses). En 559/562, cependant, une des clauses du traité que Justinien passe avec Khosroès Ier au sujet de la Lazique (statu quo en faveur des Byzantins et tribut) prévoit l’arrêt des travaux de fortifications près de la frontière. D’autre part, Byzance et Ctésiphon s’engagent à favoriser les échanges commerciaux passant par Callinicum, Nisibe, Ataxarta/Dvin et Dara. 3) Guerres de la fin du VIe s. et du début du VIIe s. Une nouvelle vague de conflits est déclenchée par le successeur de Justinien, Justin II (565-574). En 572, Justin II refuse de payer le tribut annuel prévu par la paix de 562 et plus encore envoie des troupes dans les vallées arméniennes pour aider les Chrétiens persécutés (conversion forcées au zoroastrisme). En 573, Khosroès riposte en faisant assiéger Dara et en lançant un raid en Syrie qui atteint Apamée (sac de la ville et déportation d’une partie de la population). Une paix provisoire est achetée par Tibère (574-582) pour ramener la paix en Syrie et Mésopotamie mais la guerre continue en Arménie, même après la mort de Khosroès en 579. Son fils Hormidzv IV (579-590), après avoir refusé à Tibère de céder les territoires conquis par son père, affronte, en 582, les troupes de l’empereur Maurice, fin stratège et grand réformateur de l’armée. Les Sassanides, qui perdent l’avantage sur le terrain, acceptent alors un traité de paix. En 590, les liens diplomatiques entre les deux puissances sont resserrés par le choix que fit Maurice de soutenir le futur Khosroès II, héritier de Hormidzv IV, contre son rival Vahram; cette intervention valut à Byzance la restitution de Dara et des vallées de la Persarménie. En revanche, Maurice s’aliène le soutien des Ghassanides dont les rois monophysites sont persécutés et exilés en Sicile laissant les différents chefs des tribus arabes s’allier soit aux Byzantins soit aux Sassanides, ce qui a pour résultat d’affaiblir le limes au sud de Resafa. En 602, la révolte de l’armée à Constantinople amène au pouvoir Phocas qui fait éliminer Maurice et sa famille. Refusant de reconnaître l’usurpateur, Khosroès II profite de cette crise pour reprendre l’initiative d’une guerre et s’allie avec les généraux byzantins en Arménie et en Mésopotamie qui soutiennent Théodose, le dernier héritier vivant de Maurice. La conquête sassanide reçoit en particulier l’aide de Narsès, maître des milices d’Orient: en 604, la

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forteresse de Dara tombe puis c’est le tour d’Amida, Ras el-Ayn sur le Balikh et enfin Edesse ainsi que des villes de l’Euphrate, de Sura/Souriya à Zénobia/Halabiyé. Le camp adverse en pleine guerre civile ne peut contenir l’avancée des troupes sasanides en Syrie et en Asie mineure (en 610, prise d’Antioche, d’Apamée, reddition d’Emèse et de Damas). La rébellion d’Héraclius en Egypte (608-610) paralyse l’armée byzantine jusqu’à l’assassinat de Phocas en 610. Khosroès refuse de reconnaître la légitimité du nouvel empereur, Héraclius, et poursuit sa conquête en Cappadoce et en Asie mineure (prise de Césarée). En 613, Héraclius et Nicetas réussissent une contre-offensive autour de Césarée mais échouent à contrôler la Cilicie et à désenclaver la Syrie, en raison de moyens militaires et financiers insuffisants. En 615, Byzance, pour se défendre contre la progression des Sassanides vers la mer de Marmara, rappelle ses troupes d’Occident (laissant les mains libres aux Slaves en Grèce). Parallèlement, le général perse Sharbaraz progresse en Palestine (614, prise de Césarée et de Gaza, mise à sac et massacre à Jérusalem, relique de la Sainte Croix emportée à Ctésiphon) puis atteint l’Egypte (prise d’Alexandrie en 619). En 620, la situation est dramatique et l’empire de Byzance réduit à une faible portion de son territoire. Héraclius obtient alors de l’Eglise un prêt pour recruter et équiper une nouvelle armée. Après les premières victoires en Anatolie (622), commence une campagne de quatre ans pour la reconquête de l’Orient présentée par Héraclius comme une guerre sainte. En 627, Héraclius bat Khosroès à Ninive et prend Ctésiphon. Il revient victorieux à Constantinople. En 628, Khosroès II est assassiné et finalement en 629, l’Egypte est évacuée. Les empires byzantins et sassanides épuisés par ces décennies de guerres opposèrent une faible résistance à la conquête arabe en Syrie et en Mésopotamie. Sous le califat d’Omar, ces régions furent rapidement conquises entre 634 et 640. Dans les territoires de l’Euphrate, les places fortes byzantines et sassanides sont prises les unes après les autres par le général Habib b. Maslama. Circesium/B’seira est prise en 637 et passe définitivement sous l’autorité du calife16 en 640. Callinicum/ar-Raqqa est conquise pacifiquement en 638-639 par les forces de Iyad b. Ghanm qui devient le premier gouverneur de la Jézireh 17. Cette conquête “qui semble s’être déroulée sans heurt”18, et sans provoquer trop de destructions et l’abandon des villes, se traduit donc par le maintien des agglomérations préexistantes, et par le réaménagement de leur territoire agricole. Mais les villes byzantines du moyen Euphrate méridional entrent en concurrence avec les nouveaux centres économiques émergeants sous les dynasties omeyyades et abbassides: à l’ouest de la ville byzantine de Callinicum/ar-Raqqa, Al Saffah, en 749, fonda une ville nouvelle nommée ar-Rafika, “la compagne”, résidence d’Haroun al Rashid entre 796 et 808; tandis qu’en face de Circesium/B’seira, dont le toponyme arabe est Qarqisayya, la ville et le port de Rahba prirent une importance politique et économique déterminante. Le Moyen-Euphrate retrouve, après plus de trois siècles de conflits, cette unité territoriale et politique si propice à l’essor économique et culturel de ses régions. La frontière avec le

16

Rousset 2001, pp. 558.

17

Meinecke 1995, pp. 424-428.

18

Rousset 2001, p. 558.

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monde byzantin est rejetée au nord en Anatolie et la nouvelle configuration politique place le fleuve “au cœur d’un empire relativement homogène”19.

3. Bilan sur les sites byzantins du Moyen-Euphrate méridional Les données archéologiques sur la partie méridionale du moyen Euphrate reflètent très exactement l’état de la recherche archéologique et des publications actuelles. Deux problèmes principaux limitent cette étude. Tout d’abord, cette partie de la vallée est très inégalement documentée puisque aucune prospection systématique n’a couvert l’ensemble de ce segment; les résultats obtenus par chaque mission de prospection ne sont donc pas homogènes et ne peuvent être interprétés que dans les limites de chaque aire de recherche. D’autre part, à l’exception de quelques sites fouillés, nous manquons de marqueurs de datation précis, si bien que l’évolution de l’occupation au cours de la période byzantine est peu affinée. Ce problème de datation concerne non seulement les Ve-VIIe s; mais aussi les périodes de transitions avec la fin de l’époque romaine (IVe s.) et la période omeyyade: la céramique commune majoritairement représentée dans les prélèvements en prospection mais aussi dans le matériel issu des fouilles conserve, en effet, les mêmes caractéristiques du IVe au VIIe siècle20. Nous aborderons donc les données archéologiques, d’abord d’un point de vue général (répartition et caractéristiques des sites repérés) puis en nous appuyant sur quelques sites de référence. De la région de ar-Raqqa à Abou Kémal, on dénombre 48 sites byzantins. Ce total correspond aux résultats d’une série de reconnaissances antérieures à 1945, et réactualisées par deux programmes de prospections récents et quelques missions de fouilles. Nous devons détailler ces sources d’information.

1) Reconnaissances antérieures à 1945 Ce segment de l’Euphrate a fait l’objet de voyages de reconnaissance successifs qui ont permis de répertorier dès le XIXe siècle un premier groupe de sites. On doit aux explorations d’ E. Sachau, en 187921, ou de G. Bell, en 190922, les premières descriptions précises de Ar-Raqqa, des tells de la rive gauche (Abou Saïd, Khmeyda) et des sites fortifiés de Halabiyé, Zélébiyé, Tabouz, Kasra, et Tall as-Sin. Les sites de la rive droite ont été plus particulièrement étudiés par E. Herzfeld et F. Sarre en 1908 23: Souriya, Jazla, Tabouz, mais ces chercheurs ont également fourni de bons relevés pour Tall as-Sin24 et B’seira. Dans les années trente, les

19

Sur la position centrale de la région et son évolution politique, voir Bianquis 1993, p. 25.

20

Voir dans ce volume, l’étude sur la céramique de Tall as-Sin.

21

Sachau 1883, pp. 130-280.

22

Bell 1911, son itinéraire en rive gauche de l’Euphrate de Tell Ahmar à Hît est décrit dans les chapitres II et III.

23

Sarre, Herzfeld 1911, et t. III, 1920.

24

Sarre, Herzfeld 1911, p. 172 et abb. 77.

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prospections aériennes de A. Poidebard sur le limes oriental25 ont apporté une documentation nouvelle26 et permis la localisation des forteresses de Saffin et de Nkheyla27 sur la falaise en rive droite et le castrum de Qreya28 amont de Deir ez-Zor. Parmi cet ensemble, trois sites ont fait l’objet de fouilles: Halabiyé fouillée en 1945 par J. Lauffray qui publia une synthèse de ces travaux en 198329, Qreya/Tell Ayyash fouillé sous la direction de M. Gschwind 30 et Souriya où une mission de la DGAM travaille depuis 1999 31.

2) Prospection Kohlmeyer (1983-1984) Ces prospections entreprises en collaboration avec l’équipe de la Deutsch Orient Gesellschaft qui travaille à Tall Bi’a/Tuttul sous la direction de K. Kohlmeyer ont été motivées par les retombées scientifiques des fouilles d’urgence de Tabqa et des missions archéologiques programmées de la région pour la connaissance de l’Orient ancien. A ces recherches ont été associés M. al-Khalaf (DGAM) et le Musée de Raqqa, où le matériel recueilli en prospection a été déposé. Le travail de terrain et les études ont été financées par le Gerda Hendel Stiftung. Les limites géographiques de cette prospection s’étendent de l’aval du barrage de Tabqa à Halabiyé. Les cartes utilisées sur le terrain étaient au 1: 25.000e et certains sites ont été cartographiés au 1: 5.000e. Le tracé des canaux d’irrigation a été également relevé. L’inventaire des sites (environ cent vingt) a été suivi d’une étude du matériel dans le but d’établir les périodes d’occupation pour chaque site. Ces travaux ont fait l’objet de deux rapports préliminaires d’un très grand intérêt, publiés en 1984 et 198632. A notre connaissance aucune étude finale n’est encore parue. Nous ne disposons donc pas d’un inventaire complet des sites prospectés ni d’indices de localisation suffisant (la carte publiée en 1986 est au 1: 400.000e). L’exploitation de ces rapports a cependant apporté de nouvelles informations sur les sites byzantins dans ce secteur.

25

Poidebard 1934.

26

Poidebard 1934 voir pl. XXXV,1et 2 (vues aériennes de al-Kasra et Tall as-Sin); pl. XXIX – XXX (Souriya).

27

Poidebard 1934, pl. LXXXI (Nkheyla).

28

Poidebard 1934, pl. LXXXVI-LXXXVII.

29

Lauffray 1983 et 1991.

30

M. Gschwind 2004, p. 160. Voir également diffusion web http://www.daint.print.php?id=742, M. Gschwind, “Limesforschung: Qreiye” 2004. 31

Les résultats de cette fouille sont encore inédits.

32

Kohlmeyer 1984, pp. 95-118 et 1986, pp. 51-65.

28

LE CONTEXTE HISTORIQUE ET ARCHÉOLOGIQUE

Sélection des sites d’époque /byzantine repérés par K. Kohlmeyer (1983-1984)33 Nom Souriya/Al Hamman Saffin Nkheyla Jazla Tall Qsoubi Halabiyé Ratla 2 Minhar al Garbi Ar-Rakka/Callinicum Hamrat Balasin Falisat Dib Abou Saïd Tall Khmeyda Wadi Chaab Zelebiyé Tall Machiya

Situation RD RD RD RD RD RD RD RG RG RG RG RG RG RG RG RG

Site Kohlmeyer site n°67 site n°110 (Siffin) site n°114 site n°115 (Gazla) site n°116 –– site n°127.1 site n°39 site n°28 site n°35 (Hamrat Balasim) site n°40 site n°43 site n°20 (Tall Humeita) site n° ? site n°132 site n°118 (Abou Mustiya)

Il est certain que d’autres sites ont été repérés, comme l’indique cette allusion de K. Kohlmeyer dans le rapport de 1986: “Pour la plupart des sites nouvellement découverts, il s’agit de petites fermes, entre autres, des bâtiments isolés remontant de l’époque romaine au début de la période islamique”34. La périodisation indiquée dans les publications pour les périodes récentes “romaine et byzantine” n’est assortie d’aucune fourchette chronologique précise et n’est pas justifiée par la présentation d’une typologie céramique constituée à partir du matériel recueilli35. Ces recherches ont mis en évidence l’existence de 14 sites byzantins entre Raqqa et Tell Bi’a et, en outre, permis d’identifier l’emplacement de la ville byzantine de Callinicum à l’est de l’enceinte abbasside de Raqqa/ar-Rafiqa. Sur le site de Callinicum/ar Raqqa, recouvert par les deux villages contigus d’Uwais al Karani et de Mashgid Nukaib et menacé par de nouveaux aménagements, des fouilles d’urgence ont été menées sous la direction de K. Kohlmeyer en collaboration avec le Musée de Raqqa et la Direction des Antiquités et Musées de Syrie (DGAM) et ont mis au jour les vestiges de la fortification byzantine.

33

RG = rive gauche et RD = rive droite. Nous n’avons pu fixer précisément la position: Ratla 2 (site n°127.1) et Minhar al Garbi (site n°39) de sorte que ces sites n’apparaissent pas sur nos cartes. 34

Kohlmeyer 1984, p. 58.

35

Le matériel n’a pour l’instant pas été publié.

29

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Les prospections de 1983-1984 ont aussi attiré l’attention de spécialistes du limes romain (J. Napoli, M. Konrad) sur une série de sites fortifiés en rive droite36. Enfin, elles ont été complétées par des prospections ponctuelles des archéologues allemands travaillant à Resafa37. On doit par exemple à T. Ulbert la découverte d’un site à proximité de Souriya (inventorié comme Soura 2) et étudié par M. Konrad 38.

3) Prospections B. Geyer et J.-Y. Monchambert (mission archéologique de Mari) 1982-1990 Les recherches entreprises par B. Geyer (géographe) et J.-Y. Monchambert (archéologue) ont été initiées en 1982 par J.-C. Margueron, directeur de la mission de Mari. Le projet initial, reconnaître l’environnement immédiat autour du site, s’est prolongé et étendu à l’ensemble du territoire de la métropole de l’Âge du Bronze, de la région du Khabour à Baghouz et à toutes les périodes d’occupation de la vallée (dix-sept campagnes entre 1982 et 1990). Ces recherches ont fait l’objet de rapports préliminaires très réguliers puis, en 2003, d’une remarquable publication finale, la plus complète réalisée à partir de prospections pour le Moyen-Euphrate39. La publication des sites de la période islamique a été prise en charge par S. Berthier et complétée par des opérations de terrain (fouilles et prospections)40. L’objectif de ces recherches, “reconstituer l’évolution de la vallée de l’Euphrate” repose sur un travail d’analyses géomorphologiques et d’interprétation des données archéologiques très riches. Cette exploration systématique est la première réalisée sur le segment entre Deir et Abou Kemal. Les données de ces prospections sont d’autant plus précieuses que le développement agricole et l’extension des villages depuis les années 1990 ont masqué ou partiellement détruit de nombreux sites archéologiques. La méthodologie appliquée par les chercheurs comprenait le repérage des sites en prospection (pédestres autour de Mari puis en voiture) à partir de l’étude de cartes au 1: 25000e pour les buttes importantes et des cartes au 1: 5000e pour les micro-reliefs. Une attention particulière a été portée aux aménagements hydrauliques anciens (tracé des canaux, recherches des prises d’eau, fonctionnement et datation). Deux cent neuf sites ont été inventoriés et présentés dans un catalogue détaillé. Le matériel recueilli sur les sites41 a été très précisément étudié par J.-Y. Monchambert. Douze

36

Sur les postes militaires de la Strata Diocletiana voir Konrad 1999, pp. 392-410. Sur le site de Jazla, voir l’étude de Napoli 2000, pp. 117-136. 37

Ulbert 1989, pp. 283-296.

38

Konrad 1999, pp. 398-399.

39

Geyer, Monchambert 2003.

40

Berthier 2001.

41

Il n’y a pas eu de méthode particulière pour le prélèvement du matériel, pour des raisons pratiques comme l’expliquent Geyer, Monchambert 2003, pp. 7-8.

30

LE CONTEXTE HISTORIQUE ET ARCHÉOLOGIQUE

périodes d’occupation ont été déterminées entre le néolithique et l’époque islamique42. Nous avons sélectionné les 29 sites classés comme d’époque romaine tardive (330-637). Comme on le voit la méthodologie et les objectifs des prospections Kohlmeyer et celles de Geyer-Monchambert sont très différents. Notons aussi qu’entre ces deux aires de recherches, le secteur compris entre le défilé du Khanouqa et Deir ez-Zor, a été exploré de manière discontinue. Mais cette lacune importante de la documentation archéologique ne devrait pas tarder à comblée puisque ce secteur est actuellement systématiquement couvert par l’équipe de prospection de la mission syro-espagnole de Tall as-Sin. Les données archéologiques sur l’occupation de la vallée à l’époque byzantine doivent donc être interprétées en fonction du degré de précision des études réalisées sur le terrain. Ainsi il ne faut pas s’étonner si la densité générale des sites entre Tabqa et Abou Kémal est plus forte dans l’aire prospectée le plus systématiquement. Entre Tabqa et le défilé du Khanouqa, c’est-à-dire sur 120 km environ, 16 sites d’habitat ont été repérés, en nombre égal sur chaque rive. Sur la division suivante, du Khanouqa à Deir ez-Zor (60 km), on dénombre 13 sites, 7 en rive droite et 6 en rive gauche. En revanche, en aval de Deir sur 130 km, les prospecteurs B. Geyer et J. Y. Monchambert ont comptabilisé 29 sites. Ces proportions montrent clairement que l’occupation byzantine entre Raqqa et Deir ez-Zor est largement sousestimée et que seul le segment Deir ez-Zor-Abou Kémal peut faire actuellement l’objet d’une interprétation poussée. Sélection des sites d’époque classique/byzantine inventoriés par B. Geyer et J.-Y. Monchambert (1982-1990) 43 Nom du site Dablan Doura-Europos Wadi Souab Er-Ramadi Mazlum 1 Mazlum 2 Hatla 1 Hatla 2 Tall as-Sin Et-Taybe Jedid ‘Aqidat El Fleif 4 El Fleif 2 El Fleif 5 Ali Esh Shehel 1 Rweshed

Situation RD RD RD RD RG RG RG RG RG RG RG RG RG RG RG RG

Site Geyer et Monchambert site n° 204 site n°22 site n°77 site n°4 site n°115 site n°116 site n°33 site n°149 site n°29 site n°34 site n° 92 site n°117 site n°113 site n°119 site n°94 site n°118

42

Voir Annexe 5 « Tableau récapitulatif des datations », dans Geyer, Monchambert 2003, pp. 261-264.

43

RG = rive gauche et RD = rive droite

31

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El Fleif 1 B’seira Buseire 2 Safat ez-Zor 1 Safat ez-Zor 2 Shheil 5 Diban 11 Taiyani 6 Halim Asra Hajin Hajin 2 Tall Abou Hassan Abou Hassan 2 Es-Sousa 1et2

RG RG RG RG RG RG RG RG RG RG RG RG RG

site n°111 site n°75 (Buseire 1) site n°104 site n°31 site n°32 site n°168 site n° 162 site n°111 site n°12 site n°142 site n°6 site n°59 site n°18 et site n°56

4. Répartition des sites byzantins dans la vallée Nous diviserons donc notre présentation en fonction des subdivisions régionales qui ont l’avantage de recouper à peu près les limites des différentes zones de recherches.

1) La région de Raqqa (fig. 2) De Tabqa au défilé du Khanouqa (120 km), on notera, tout d’abord, la présence de deux centres urbains d’une superficie équivalente. Le premier centre urbain en rive droite, en aval du défilé de Tabqa, correspond au site fortifié de Sura/Souriya (76 ha) qui, à l’époque byzantine, était constitué de deux enceintes rectangulaires accolées autour d’un fort carré. La chronologie relative du site44, qui attend encore d’être confirmée par les fouilles de la DGAM en cours, est basée sur le matériel, l’étude du plan du site, les différences de techniques de construction et les indications tirées des sources antiques45. Sur le site occupé depuis le Ier s. 46, la première enceinte nord-est remonterait sans doute au IVe s. sous Dioclétien. Elle est associée au stationnement de la Legio XVI Flavia Firma et aurait été détruite et abandonnée après la prise de la ville par les Sassanides en 540. L’enceinte sud-ouest et le fort, dont la construction aurait donc partiellement empiété sur la surface de l’enceinte antérieure, ont été associés au grand programme de reconstruction des fortifications de l’Euphrate au VIe s., sous Justinien. L’occupation intra muros semble très dense mais aucun édifice n’a été reconnu, à l’exception peut-être d’un long bâtiment situé dans la partie nord-ouest de la seconde enceinte et que T. 44

Datations proposée par D. Kennedy et reprise par T. Ulbert, voir Ulbert 1989, pp. 285-290 et plan, fig. 54.

45

Pline, 5, 87; Notitia Dign. Or. XXXIII § 28; Procope, De Aedif., II, ix, 1.

46

Le matériel recueilli sur place par T. Ulbert provient majoritairement de l’enceinte sud-ouest et remonte au VIe siècle. Cependant la découverte récente de céramique romaines et d’une plaque de marbre, portant une inscription latine publiée par M. Konrad, atteste que le site était occupé déjà au premier quart du I er s. de n. e. Voir Konrad 1999, pp. 398-399.

32

LE CONTEXTE HISTORIQUE ET ARCHÉOLOGIQUE

Ulbert propose d’identifier comme une basilique. A la ville de Sura/Souriya, pourrait être associé le site de Soura 2, caractérisé par des installations fluviales très intéressantes 47. Le second centre urbain identifié correspond à la ville de Callinicum, situé à l’est de l’enceinte abbasside d’ar-Rafiqa, l’actuelle Raqqa. Les sondages ouverts sur les fortifications en briques cuites ont été limités entre les bâtiments en usage et les chantiers de construction de routes ou de maisons nouvelles, mais ils ont permis de restituer le tracé des remparts nord, sud et est et d’évaluer la superficie de la ville byzantine à environ 78 ha48. Cette fortification a été attribuée à Justinien, en référence au texte de Procope49, mais la chronologie relative des maçonneries de la tour sud-ouest de l’enceinte laisse penser qu’il y a eu intégration d’un ouvrage défensif antérieur au VIe siècle. Aucun élément in situ ne documente, en revanche, l’urbanisme de Callinicum. Autour d’ar-Raqqa, plusieurs types de sites ont été repérés: les ateliers de potiers de Tall Aswad auraient fonctionné dès l’époque byzantine et un grand complexe monastique avec des pavements de mosaïque a été fouillé à Tell Bi’a. En dehors de concentrations autour de ces centres urbains, on distingue en rive gauche une série de tells dispersés dont l’état de conservation n’apporte, malheureusement aucune informations précise: Hamrat Balasim presque entièrement nivelé par les travaux agricoles, Falisat Dib, récemment excavé par une carrière de graviers mais décrit par K. Kohlmeyer comme un grand site fortifié byzantin, et Abou Saïd, tell plat mais sans doute pourvu d’une enceinte50. Par opposition, la rive droite est caractérisée par une série de trois forteresses sur le plateau, dont les vestiges architecturaux attestent qu’elles ont été construites entre la période hellénistique, dans le cas de Jazla, et la période partho-romaine, en ce qui concerne Saffin et Nkheyla. Le matériel en surface sur ces sites indique que ceux-ci ont connu une occupation continue jusqu’à l’époque islamique.

2) Du défilé du Khanouqa à Deir ez-Zor (fig. 3) L’entrée du défilé du Khanouqa semble avoir été contrôlée par les sites de Qsoubi et de Tall Khmeyda de part et d’autre du fleuve, mais les périodes d’occupation tardives sur ces sites demandent à être confirmées. Le défilé lui-même est mis en valeur par trois sites byzantins: Halabiyé identifié à Zénobia d’après Procope, et en rive gauche, la forteresse de Zélébiyé et la chapelle du wadi Chaab. A Halabiyé, les niveaux les plus anciens remontent au Ier s. de n. è., d’après les sondages de J. Lauffray. La ville fortifiée à l’époque byzantine couvre une superficie de 17,5 ha mais était pourvue d’un faubourg au sud. Les recherches menées par J. Lauffray et P. Hamelin, entre 1944 et 1945, ont permis de dresser une carte topographique de la ville et de ses abords (nécropoles et faubourg) et de relever l’ensemble des fortifications et des monuments fouillés dans le secteur nord-est du site, en particulier, les églises et les thermes. Alors que la

47

Le fonctionnement de ce site pour l’époque byzantine est à confirmer, voir Konrad 1999, pp. 399-400.

48

Khalaf, Kohlmeyer 1985, pp. 133-162.

49

Site identifié par J. Lauffray avec Annoucas, ville fortifiée par Justinien d’après Procope, De aedif. II, vi, 12.

50

Procope, De Aedif., II, ix, 2.

33

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chronologie de l’enceinte proposée dans le rapport préliminaire de J. Lauffray en 194651 avait été remise en cause par F. W. Deichmann en 1974, l’architecte français publia une synthèse complète et argumentée de ses découvertes 52. Les remparts de Halabiyé délimitent un espace triangulaire dont la base longe la rive de l’Euphrate et dont le sommet à l’ouest est occupé par une citadelle construite sur un piton rocheux. Les remparts au nord et au sud relient la partie supérieure de la pente à la rive. L’enceinte comporte 2 portes monumentales, 4 portes d’importance secondaire, 30 bastions et une place-forte pourvue d’une terrasse occidentale. Les courtines ont été démantelées en 610 par Khosroès II, après la prise de la ville. Les fortifications sont dans l’ensemble caractérisées par un appareil en pierres de taille extraites dans les bancs de gypse à proximité du site. Les parements présentent une alternance régulière de carreaux et boutisses par assises, la hauteur des assises étant dictée par la hauteur des bancs de gypse exploités. L’étude de J. Lauffray a révélé de grandes différences dans la mise en oeuvre des remparts et sur certaines parties de la citadelle53. Ces informations lui ont permis de discriminer un premier ensemble fortifié dont le rempart sud, de longs segments du rempart fluvial et certains bastions de la citadelle auraient été conservés. Il a donc interprété l’enceinte actuelle comme le résultats de deux programmes de construction successifs, l’un attribuable à Anastase et le second à Justinien. L’analyse de J. Lauffray concorde avec la description développée que Procope a rédigée sur les reconstructions accomplies à Zénobia sous Justinien54: extension de l’enceinte vers le nord, annexion du piton rocheux et protection du rempart fluvial. Il ne faut cependant pas exclure l’hypothèse d’une chronologie plus complexe, notamment en raison des problèmes posés par les nombreuses phases de constructions du rempart fluvial. Il y aurait aussi de fortes probabilités que deux groupes bien distincts de tailleurs de pierre et de maçons aient pu travailler à l’édification des ouvrages fortifiés et adopter, chacun, des solutions techniques différentes. Le plan d’urbanisme est principalement marqué par les axes du cardo (SSE/NNO) et du decumanus (ESS/ONN) qui divisent l’agglomération en quatre quartiers. Les axes directeurs se croisent sous un tétrapyle dans la partie orientale du site. Les principaux édifices publics se trouvent au nord-est en terrain plane: le forum en position centrale, bordé à l’ouest par l’église orientale, et au sud-ouest par une seconde église avec un baptistère. Cependant le réseau de rues n’est pas exactement orthogonal, ni régulier. Dans la partie basse du site, les rues les plus longues, parallèles au decumanus, sont situées perpendiculairement à la pente relativement douce du terrain. Les rues nord-sud, parallèles à la pente délimitent des îlots dont les dimensions varient en fonction de l’emprise des édifices publics. Dans la partie supérieure de la ville, très escarpée, le plan en damier n’est plus respecté. Une série de bâtiments a été partiellement ou complètement fouillée et datée: - deux édifices publics (ensemble D) situé au nord de l’atrium de l’église orientale en bordure de la place publique, et identifié comme basilique civile en raison de son plan à absides; les 51

Lauffray 1946, pp. 679-680 et 684-692.

52

Lauffray 1983 et 1991.

53

Voir le tableau de comparaison, Lauffray 1983, p. 139.

54

De aedif., II, viii, 3-21

34

LE CONTEXTE HISTORIQUE ET ARCHÉOLOGIQUE

bains et la palestre dont la construction est mentionnée par Procope et le fonctionnement est attesté en fouille jusqu’au règne de Maurice II (582-602). - deux églises: l’église occidentale qui correspond à une basilique à chevet plat et à piliers et l’église orientale formant tout un complexe avec son atrium, son baptistère au sud-est et ses dépendances. En 610, la ville fut prise par Khosroès IIe; sa population fut en partie massacrée et ses courtines furent systématiquement démantelées. La ville basse resta encore occupée sous les Omeyyades. Si les sites de Zélébiyé, forteresse en vis-à-vis de Halabiyé, et la petite chapelle du wadi Chaab en amont, sont tout à fait contemporains de Zénobia, l’occupation rurale du défilé du Khanouqa est mal connue même si elle semble très probable. Aucun élément ne permet pour l’instant de savoir si le canal de dérivation aménagé en rive gauche en aval de Zélébiyé a été restauré et réutilisé. En aval du défilé du Khanouqa, les sites repérés sont très dispersés et en majorité mal datés. On se gardera donc de restituer une occupation symétrique de part et d’autre du fleuve en associant le site de Tibni (rive droite) avec Tall Machiya ou Kasra (rive gauche) ou le site de Qreya-Tall Ayyash avec Tall ar-Roum. Nous ne savons pas, en effet, si ces sites ont fonctionné ensemble à l’époque byzantine et surtout si on peut attribuer à chacun un rôle réel pour le contrôle de la vallée. Les fouilles de Qreya-Tall Ayyash ont montré que le castrum romain implanté à l’époque sévérienne avait perdu sa fonction militaire après les invasions sassanides du milieu du IIIe s. et correspondait à une petite agglomération civile (4,5 ha) au cours de la période byzantine55.

3) De Deir à Abou Kémal (fig. 4) En aval de Deir, les données archéologiques issues des prospections de Geyer et Monchambert ont éclairé de manière significative la répartition des sites d’époques romaine tardive et byzantine56. Les prospecteurs ont d’abord constaté un très grand déséquilibre entre les deux rives (4 sites en rive droite et 25 en rive gauche). Ensuite, il apparaît que les deux tiers des sites repérés sont situés à proximité du Khabour et concentrés autour de deux centres urbains, Tell as-Sin (6 sites) et Circesium/B’seira (12 sites), tandis que seulement 11 sites appartiennent au segment entre l’aval du Khabour et Abou Kémal (70 km). Cette répartition est interprétée comme le reflet de la situation politique créée par les conquêtes sassanides du milieu du IIIe s. et montrerait que le contrôle de la vallée par les Romains ne s’étend qu’à une vingtaine de kilomètres en aval de Circesium (jusqu’à Tall Tayani, site 111). Le segment suivant de la vallée correspond bien au no man’s land traversé par les armées de Julien en 361. Les villages à proximité des canaux actifs à la période parthoromaine (en face d’Europos-Doura) ont été désertés.

55

Chronologie établie par Gschwind 2004, web http://www.daint.print.php?id=742.

56

Geyer, Monchambert 2003, pp. 275-280 et carte archéologique, fig. 17.

35

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La zone peuplée et cultivée correspondrait donc à celle “placée sous l’autorité romaine” autour de la confluence du Khabour et en amont (7 sites) le long d’un canal d’irrigation (identifié comme le prolongement du canal Sémiramis dont la prise d’eau est à la hauteur de Zélébiyé). Le nombre de sites fortifiés ou à vocation militaire est aussi en augmentation: Circesion/B’seira (51 ha), Tall as-Sin (25 ha), Safât ez-Zor 1. Le site de Safât ez-Zor (superficie non estimée) est plus particulièrement intéressant car il semble pouvoir être identifié comme une installation fluviale. Trois sites se trouvent en territoire dit sassanide: Doura, avec une occupation réduite, Tall Halim Asra Hajim, “petite agglomération” et Tall Abou Hassan dont la position est très avantageuse pour le contrôle de la vallée.

5. Perspectives de recherches sur la période byzantine A partir des sites les mieux documentés du Moyen Euphrate méridional, peuvent être mises en valeur deux thématiques archéologiques, l’une historique sur le règne de Justinien, la seconde culturelle sur les formes du christianisme. Sur un certain nombre de sites fouillés ou bien conservés en élévation, nous avons mentionné la présence d’ouvrages défensifs dont la construction a été associée au programme de reconstruction de Justinien. Il nous paraît donc intéressant d’examiner de plus près la réalité archéologique de ces attributions. La renommée du De aedificiis, ouvrage de commande de Justinien à Procope pour d’établir la réputation de l’empereur comme grand bâtisseur et de défenseur de l’empire contre l’ennemi sassanide, semble avoir guidé toutes les datations des enceintes d’époque byzantine du moyen Euphrate. Or la qualité du texte de Procope tient précisément à sa précision topographique et architecturale quand il décrit les réalisations des maîtres d’œuvre désignées par Justinien. On sait ainsi que les fortifications de Zénobia/Halabiyé ont été planifiées et mise en oeuvre par Jean de Byzance et Isidore de Milet vers 545. L’analyse de J. Lauffray qui a cru pouvoir faire correspondre ses observations sur les maçonneries de l’enceinte et sur le plan d’urbanisme avec la description de Procope est assez convaincante: mais il demeure que la chronologie des phases de construction du rempart de fluvial (6 phases) est difficile à placer entre les 50 ans qui séparent les règnes d’Anastase et de Justinien. D’autre part, les fortifications attribuées à Justinien présentent une grande diversité de technique de construction: - maçonneries de briques cuites à Callinicum/ar-Raqqa; - maçonnerie mixte à Sura/Souriya composée de béton romain et de parements de briques cuites; - parements en appareil modulaire alterné et opus coemmenticium de moellons de basalte à Zénobia/Halabiyé.

36

LE CONTEXTE HISTORIQUE ET ARCHÉOLOGIQUE

A cet inventaire, il faut ajouter la reconstruction des remparts de Circesium, non fouillé57, mais construits d’après Procope en pierre58. Ces ouvrages ont été datés en chronologie relative et non par le matériel des fouilles. Le réexamen des marqueurs de datation pour les remparts byzantins du moyen Euphrate nous semble d’autant plus important que des ouvrages inédits ont été mis au jour à Safat ez-Zor, Soura 2 et plus récemment à Tell as-Sin. La chronologie des niveaux d’occupation de la ville de Tall as-Sin59 renvoie en effet aux périodes byzantines et omeyyades, ce qui suggère que la première enceinte du site, détruite par un incendie et englobée dans une maçonnerie postérieure, pourrait être byzantine. Or il s’agit d’un ouvrage en brique crue sur fondation de pierre. Si cette datation devait être confirmée par les prochaines campagnes de fouilles, il faudrait également dater l’enceinte de Kasra de la période byzantine puisque son tracé et sa technique de construction sont analogues (plan pentagonal et briques crues)60. La seconde problématique en relation avec le site de Tall as-Sin est axée sur la vitalité du christianisme dans cette région un peu éloignée des grands centres de pèlerinages chrétiens, Antioche, Damas, Edesse et Sergiopolis. Le développement du christianisme a été précoce dans la région comme le prouve l’existence de la maison chrétienne de Doura (IIIe s.) et a longtemps coexisté avec les cultes païens malgré les répressions du Ve s. et la destruction des temples. D’après les sources chrétiennes, on sait que Callinicum, Sura et Circesium étaient des évêchés, mais, pour l’instant, seule l’église de Sura semble avoir été repérée. En revanche, plusieurs témoignages archéologiques prouvent la vitalité et la diversité du christianisme dans la région: - A Halabiyé, deux églises ont été fouillées par J. Lauffray. Pour l’église orientale, quatre phases de constructions ont été distinguées. Le premier état de la basilique remonterait à la fin du Ve s. ou au début du VIe siècle. Il est attribué à Anastase en raison d’analogies stylistiques avec la cathédrale construite à Resafa-Sergiopolis sur l’ordre de celui-ci. Le deuxième état comprend un dispositif de soutènement dans l’atrium, l’exhaussement des sols, l’ajout d’un béma et l’agrandissement de la sacristie nord. Le troisième état sans doute contemporain des travaux de Justinien correspond à la restauration de l’atrium, datée par une inscription sur le fût d’une colonne du portique. La dernière phase, après la chute de la ville, prouve la survivance d’un lieu de culte chrétien à Zénobia sous les Omeyyades (l’exèdre est réaménagée; on y accède désormais par les portes latérales car le narthex s’est écroulé). La coexistence de deux basiliques avec baptistères indique peut-être la présence de deux communautés religieuses. L’importance ecclésiastique de Zénobie se prolongea jusqu’au règne de Maurice.

57

Il est très regrettable que le site-clé de ce secteur, Circesium/B’seira n’est pas été fouillé et qu’aucune construction antérieure à l’époque médiévale n’y a été étudiée. 58

De aedif., II, vi, 1-11.

59

Voir le rapport préliminaire de Montero Fenollós, Chebib 2006, pp. 3-6.

60

En 2006 une équipe du Musée de Deir ez-Zor a réalisé des sondages sur le rempart du site.

37

JUSTINE GABORIT - SHAKER AL-SHBIB

- Une petite chapelle a été mise à jour en rive gauche à l’entrée du défilé du Khanouqa (wadi Chaab). - Un grand complexe monastique du VIe s. a été fouillé à Tall Bi’a61. - La nécropole de Tall as-Sin comprend une série d’hypogées manifestement chrétiens d’après les inscriptions ou le matériel trouvé. - La colonne d’un ermite styliste a été retrouvée dans les ruines de la citadelle de Doura. La densité des lieux de cultes répertoriés ici est très inférieure à celles du moyen Euphrate septentrional, mais ces quelques exemples montrent que les traditions liturgiques et monastiques de la Syrie du Nord et de la région d’Edesse sont bien présentes dans la partie méridionale de la moyenne vallée de l’Euphrate et constituent un ensemble intéressant à étudier et à augmenter par de nouvelles investigations de terrain. En dépit d’un état encore lacunaire de la documentation archéologique, les recherches récentes ont mis en valeur la diversité des sites byzantins dans la partie méridionale du moyen Euphrate. Cependant, il est encore très difficile de saisir quelle évolution a connu cette occupation au cours des Ve -VIe s., d’estimer la réalité économique de la vallée, en dehors des réalisations impériales financées par Byzance sous les règnes d’Anastase et de Justinien, ainsi que l’impact des guerres sassanides du début du VIe siècle.

61

Kalla, Carruba (à paraître).

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LE CONTEXTE HISTORIQUE ET ARCHÉOLOGIQUE

Fig. 1: Sites du Moyen Euphrate à l’époque byzantine (carte archéologique, conception et dessin J. Gaborit, F. Bonnaud 2006).

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JUSTINE GABORIT - SHAKER AL-SHBIB

Fig. 2: Sites byzantins de la région de ar-Raqqa (carte archéologique, conception et dessin J. Gaborit ; F. Bonnaud 2006).

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LE CONTEXTE HISTORIQUE ET ARCHÉOLOGIQUE

Fig. 3: Sites byzantins du Khanouqa à Deir ez-Zor (carte archéologique, conception et dessin J. Gaborit ; F. Bonnaud 2006).

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JUSTINE GABORIT - SHAKER AL-SHBIB

Fig. 4: Sites romains tardifs et byzantins de Deir ez-Zor à Abou Kémal (carte archéologique, conception et dessin J. Gaborit ; F. Bonnaud 2006).

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II TALL AS-SIN EN LA HISTORIOGRAFÍA MODERNA IGNACIO MÁRQUEZ ROWE CSIC, Madrid JUAN LUIS MONTERO FENOLLÓS Universidade da Coruña

Tall as-Sin no despertó el interés arqueológico hasta hace bien poco. Prueba de ello, claro está, es la presente publicación y el trabajo científico, podríamos decir casi pionero, que la misión sirio-española “Proyecto Arqueológico Medio Éufrates Sirio” ha llevado a cabo desde 2005 hasta 2007. Y no es que el yacimiento resulte poco accesible o pueda pasar fácilmente desapercibido. Su situación actual y pretérita es privilegiada, a saber, en la importante ruta que discurre a lo largo de la ribera izquierda del Éufrates, a unos 10 kilómetros río abajo de Deir ez-Zor; y sus murallas de adobe, aunque harto desdibujadas y enterradas por la erosión milenaria, siguen distinguiéndose en recuerdo de la gran ciudad (de 25 hectáreas) que defendieron en el pasado. Sin embargo, como decíamos, las visitas de arqueólogos o exploradores a Tall as-Sin antes de 1978 fueron escasísimas. Resulta revelador, por ejemplo, que el primer viajero orientalista en recoger el topónimo en cuestión, el alemán Eduard Sachau, no visitara realmente el yacimiento en su itinerario por el Éufrates Medio durante el invierno de 1879-80. La presencia al Sur de Deir ez-Zor de una “imponente colina” de nombre Tell Essinn, como lo transcribió en su célebre libro Reise in Syrien und Mesopotamien, se la proporcionaron los beduinos de Shemmar que le acompañaban en la expedición y que habían tomado, por orden del propio Sachau, la vía de ribera izquierda desde Dêr (i.e. Deir ez-Zor) hasta la desembocadura del Habur. El sabio alemán había decidido explorar personalmente el valle del Éufrates por su margen opuesta1. Quien sí visitaría Tall as-Sin, o al menos así lo creemos nosotros, fue su discípulo en Berlín, Bernhard Moritz. Esta nuestra sospecha se basa en la descripción topográfica, morfológica y arqueológica que hizo de un yacimiento sin nombre, sorprendentemente relegado hasta hoy al anonimato (y al olvido). El texto se encuentra en su Zur antiken Topographie des Palmyrene, publicado en 1889. Dada la importancia y novedad de nuestra hipótesis, juzgamos oportuno citarlo in extenso (en traducción): “En la ribera oriental [del Éufrates], un poco más abajo de Dêr, al borde de la elevación del valle, yacen las ruinas de una gran ciudad de la antigüedad. Lo que se conserva principalmente de la misma es sólo su amplio recinto amurallado cubierto de tierra, el cual forma un cuadrilátero paralelo al río. El espacio intramuros está plagado de restos de cerámica y fragmentos de vasijas (algunas de 1

Sachau 1883, pp. 286-287. Véase Apéndice I, 1.

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IGNACIO MÁRQUEZ ROWE - JUAN LUIS MONTERO FENOLLÓS

basalto); subsisten tan sólo algunas pocas plantas de edificios. Al parecer, estas ruinas no tienen nombre.” Unas páginas más adelante, el propio Moritz propone la identificación de esta antigua ciudad, situada “al sureste de Dêr”, con Phaliga, una de las etapas de los partos citada por Isidoro de Cárax (la Philiscum de Plinio)2. Tanto la ubicación del yacimiento como la descripción de los vestigios arqueológicos concuerdan perfectamente con lo que sabemos hoy de Tall as-Sin, incluso las plantas de viviendas o edificios de adobe, hoy visibles bajo tierra, por la humedad absorbida, a primera hora de la mañana, y que tanto nos han servido para orientar nuestras excavaciones. Lo que no deja de sorprendernos es que Moritz no relacionara estas ruinas sin nombre con “la imponente colina” llamada Tell Essinn, recogida en el índice de topónimos de la obra de su maestro que él mismo había elaborado 3. De lo que sí estaba seguro, y nosotros también, era de que la “muralla de adobes” que advirtió el coronel Chesney en su célebre y pionera expedición por las aguas del Éufrates en los años 1835-37, y que situó en su mapa a pocos kilómetros al sur de Deir ezZor, al otro lado del río, no era sino el recinto amurallado de la misma gran ciudad de la antigüedad4. Ni la “muralla de adobes” de Chesney ni la ciudad sin nombre de grandes proporciones de Moritz parecieron despertar el interés o la curiosidad de sus sucesores. John Punnett Peters, por ejemplo, director de la expedición de la Universidad de Pensilvania a Babilonia, recoge en su relato del viaje realizado durante los años 1888-1890 las noticias de Chesney y de su antiguo camarada de estudios Moritz, pero, al igual que Sachau, su itinerario desde Deir ez-Zor siguió las aguas del Éufrates por su ribera derecha5. Lo que nos interesa destacar, en todo caso, es la indicación en el mapa que acompaña el volumen y que señala las rutas que tomara la expedición norteamericana, de un lugar llamado “El Shin” a pocos kilómetros al sur de Deir; aunque situado en el mapa en la margen derecha del río, es más que probable que el topónimo, ausente por otra parte en el texto, corresponda al nombre de nuestro yacimiento6. Consciente del escaso trabajo realizado en la ribera izquierda y de la consiguiente falta de información sobre esta región, Gertrude Lowthian Bell decidió emprender unos años más tarde, concretamente durante los meses de febrero y marzo de 1909, un viaje desde Tall Ahmar, lugar próximo a la actual frontera siria con Turquía, hasta la ciudad hoy iraquí de Hit, siguiendo la margen oriental del Éufrates. Sin embargo, a pesar de conocer e incluso comentar la referencia de Moritz a la ciudad sin nombre, la que iba a convertirse en fundadora del museo arqueológico nacional de Iraq en Bagdad no llegó a visitar o siquiera distinguir las ruinas en cuestión; y es que, como ella misma explicaba en su informe, se apartó de la ruta del Éufrates nada más salir de Deir ez-Zor7. Nos resulta aún más sorprendente el hecho de que no recogiera el testimonio de su célebre compatriota Chesney, a quien, como ella misma admitía, se debían poco más o menos las únicas y escasas referencias a los yacimientos situados en la margen 2

Moritz 1889, pp. 36 y 39. Véase Apéndice I, 2.

3

Sachau 1883, pp. 471-478 (el topónimo aparece en p. 477).

4

Moritz 1889, p. 36 n.1; Chesney 1850 (mapa); véase Apéndice I, 2 y II, 1, respectivamente.

5

Peters 1898, p. 123. Véase Apéndice I, 3.

6

Peters 1898 (mapa). Véase Apéndice II, 4.

7

Bell 1910, p. 529. Véase Apéndice I, 4.

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TALL AS-SIN EN LA HISTORIOGRAFÍA MODERNA

izquierda del río. El comentario de Bell al texto de Moritz, no obstante, merece mención aparte, pues encontramos aquí por vez primera la identificación del yacimiento sin nombre (esto es, según lo entendemos nosotros, Tall as-Sin) con la antigua ciudad de Beonan, a saber, la decimoquinta etapa de los partos en el texto de Isidoro de Cárax (y no la decimosexta, Phaliga, como había propuesto Moritz)8. Hasta aquí hay que decir que las noticias referentes a nuestro yacimiento por parte de viajeros y exploradores venidos de Occidente son del todo discretas, y es que advertiremos sin gran esfuerzo que, salvo la alusión (¡indirecta!) de Sachau, el nombre de as-Sin no aparece en ninguno de los diarios de viajes anteriores a 1911. En efecto, habría que esperar a este año, fecha de aparición del primer tomo del célebre Archäologische Reise im Euphrat- und TigrisGebiet de Friedrich Sarre y Ernst Herzfeld, para que Tall as-Sin entrara definitivamente en las páginas de la arqueología oriental. Y es que, como reza el prefacio mismo, este volumen y más en particular su capítulo tercero, escrito por Herzfeld, “contiene los resultados científicos de un viaje de investigación” cuyo fin era el de documentar la geografía histórica y moderna, así como describir los vestigios arqueológicos que encontraran a su paso.9 El viaje de estos dos orientalistas alemanes transcurrió desde octubre de 1907 hasta marzo de 1908, o sea un año antes de la expedición de Bell. Concretamente el 7 de diciembre de 1907 salieron de Deir ezZor en dirección a la desembocadura del Habur, tomando la vía de ribera izquierda del Éufrates, como hiciera la intrépida viajera británica un año más tarde. A diferencia de ésta, sin embargo, Sarre y Herzfeld localizaron a unos 10 km aguas abajo el yacimiento de “al-Sinn”, que visitaron y del que Herzfeld ofreció una descripción magnífica en menos de veinte líneas de texto.10 Allí, en efecto, encontramos un retrato fidedigno de as-Sin: la situación del tell, su nombre y etimología (“el diente; el promontorio”), su morfología: “un castrum de forma pentagonal”, dirá el sabio alemán; y a la descripción de su muralla, su foso y sus torres rectangulares intercaladas cada 45 a 50 pasos, añadirá un pequeño croquis del tell.11 Encontramos en este breve y primer informe arqueológico hasta un breve catálogo de los restos de cerámica recogidos intramuros en superficie: Herzfeld detalla formas y decoraciones, e incluso apunta (¡con extraordinario acierto!) posibles paralelos con fragmentos cerámicos procedentes de Halabiya. Por último, en su tentativa por identificar la antigua ciudad-fortaleza escondida bajo las arenas de Tall as-Sin, el gran orientalista alemán propondrá, certeramente creemos nosotros, la Beonan de Isidoro. Unos años más tarde, concretamente el 21 de mayo de 1915, otro explorador europeo, el checo Alois Musil, visitaría el yacimiento en su itinerario topográfico por el valle del Éufrates Medio. Más interesado en la historia de la región que en su cartografía, Musil trataría de identificar los yacimientos con topónimos de la antigüedad (clásica y preclásica). Su descripción de Tall as-Sin es escueta, lo mismo que el croquis que realizó y publicó en su obra publicada en 1927 en Nueva York.12 Adviértase que ya en aquella época, como testimonia el 8

Véase Apéndice II, 5.

9

Sarre, Herzfeld 1911, V-VI.

10

Sarre, Herzfeld 1911, pp. 171-172. Véase Apéndice I, 5.

11

Sarre, Herfeld 1911, fig. 77. Véase Apéndice II, 6.

12

Musil 1927, pp. 180-181 y fig. 56. Véase Apéndice I, 7 y II, 7.

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IGNACIO MÁRQUEZ ROWE - JUAN LUIS MONTERO FENOLLÓS

propio Musil, Tall as-Sin era objeto de saqueos por parte de los nativos, conocedores de las antigüedades que escondía su suelo arenoso. El explorador checo anota asimismo la presencia de restos de un pequeño santuario en la esquina noroeste del tell y de fragmentos de columnas de mármol (vestigios que han desaparecido con el tiempo, pues de ellos no queda rastro alguno actualmente). Como Herzfeld (y la propia Bell), Musil identificaría Tall as-Sin con la antigua Beonan de Isidoro, y propondría reconocer en las ruinas del supuesto santuario el templo de Artemis mencionado en las Mansiones parthicae.13 La segunda y última de las visitas reseñables por su claro interés arqueológico (después de la de Sarre y Herfeld) es la que realizaron también dos orientalistas de renombre, aunque esta vez norteamericanos, a finales del verano de 1925, en uno de los dieciséis días que duró su prospección motorizada (en Ford T) desde Alepo hasta Bagdad (hasta entonces el medio de locomoción normalmente empleado por los distintos exploradores era el caballo). Atraídos sin duda por su imponente topografía, William F. Albright y Raymond P. Dougherty decidieron parar en Tall as-Sin con el fin de explorar los vestigios arqueológicos visibles en superficie y tratar de averiguar así las fases de ocupación del yacimiento. Como ellos mismos reconocieron en su informe,14 quedaron algo desconcertados por un tipo de cerámica que abundaba en este y otros tells visitados en la región del Habur; se trataba de una cerámica de color rojizo con una decoración curvilínea, especialmente homogénea, pintada en marrón o rojo oscuro. “No salimos de dudas”, escribieron, “hasta nuestra llegada a Bagdad”. Allí, en efecto, “merced a la amable ayuda de la Srta. Bell”, quien remitió al excelente, erudito y fundamental trabajo de Herzfeld sobre cerámica, pudieron identificar sus hallazgos con lo que hoy llamamos “scroll painted carinated ware” o también “cerámica pintada de la Siria septentrional”, es decir la típica cerámica producida en el interior y norte de Siria durante los siglos V y VI. En la historia o, mejor, protohistoria de la exploración del valle del Éufrates Medio en general y nuestro yacimiento en particular, hay que mencionar dos nombres más: Victor Müller y Antoine Poidebard. Ambos personajes se enmarcan en el contexto del mandato francés en la zona de Levante (Siria incluida) durante la época de entreguerras. El primero, comandante destinado en Deir ez-Zor, es autor de la obra En Syrie avec les Bédouins. Les tribus du désert, publicada en 1931, en que describe el carácter, las necesidades y los rasgos de las poblaciones nómadas de la región de la Yazira siria, tras relacionarse y convivir con ellos durante seis largos años. En sus múltiples excursiones, Müller encontró a su paso innumerables tells, como él mismo dejó escrito15. De estos yacimientos, de épocas bien distintas, mencionó algunos en su libro, entre ellos, claro está, las espectaculares Palmira o Dura Europos; pero también dejó constancia de los menos vistosos, casi invisibles, enterrados por la arena, “sin identidad” y “sin nombre”, dirá (a pesar de los trabajos fundamentales existentes en su día, como, por ejemplo y en particular, el de Herzfeld). Uno de estos yacimientos, que, como él mismo auguraba, iba a permanecer olvidado por largo tiempo, es el que transcribió como “Tell Cinn”, señalado en su mapa a orillas del Éufrates al sur de Deir ez-Zor16. Si bien no nos

13

Musil 1927, p. 229. Véase Apéndice I, 7.

14

Albright, Dougherty 1926, pp. 17-18. Véase Apéndice I, 6.

15

Müller 1931, pp. 60-61.

16

Müller 1931, p. 62 y mapa. Véase Apéndice I, 8 y II, 8, respectivamente.

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atrevemos, por supuesto, a poner en duda su pericia militar ni sus dotes de observación e intuición, de su inexperiencia como arqueólogo o historiador da buena cuenta el atributo de “hitita” que confiere a nuestro yacimiento. Al Padre Antoine Poidebard, por otro lado, debemos la pionera y extraordinaria aplicación de la fotografía aérea a la arqueología. Esta original técnica, convertida hoy en instrumento básico de la investigación arqueológica, fue efectivamente puesta en práctica en el desierto de Siria entre 1925 y 1932 por el religioso francés. Durante ocho años, Poidebard iba a realizar un gran número de vuelos, fotografiando desde el aire todo relieve y todos los yacimientos que iba encontrando en su ruta, con el objeto de dibujar sobre el mapa la frontera, hasta entonces totalmente desconocida, del imperio romano en Oriente17. De hecho, debemos a uno de sus vuelos de reconocimiento la imagen más nítida y representativa (a vista de pájaro) de Tall es-Sin, que aquí reproducimos y con la que abrimos, a modo de homenaje, la sección gráfica al final del presente libro (lám. I, 1)18. En su estudio topográfico e histórico, Poidebard se sumaría a sus predecesores proponiendo la identificación de Tall as-Sin con la antigua estación parta de Beonan 19. Sin embargo, como comentaría, creemos que del todo legítimamente, el arqueólogo de Dura Europos Clark Hopkins en su reseña al libro del Padre Poidebard, “hace falta mucha labor de excavación tanto en Al Kasra como en As Sin para poder atribuirlas con seguridad a los partos”20. Pero, como presentía Müller, hubo que esperar más de medio siglo para que Tall as-Sin fuera no sólo excavada (de forma muy parcial) sino incluso de nuevo reconocida por otras misiones arqueológicas. En efecto, las primeras excavaciones arqueológicas en Tall asSin tuvieron lugar en marzo y octubre de 1978. En ambos casos, se trató de actuaciones puntuales centradas en el estudio de las grandes fases de ocupación del yacimiento, esto es, los períodos bizantino y neolítico. La primera de las dos intervenciones en Tall as-Sin se realizó bajo la responsabilidad de A. Mahmud, Director del Servicio de Antigüedades en Deir ez-Zor en aquella fecha, y estuvo motivada por la amenaza de excavaciones clandestinas que afectaba a la necrópolis bizantina. De esta actuación, sólo se publicó una breve nota un año después21. Los trabajos tuvieron como resultado la exploración de cuarenta y una tumbas colectivas, entre las que se distinguieron dos tipos básicos de enterramientos, uno más complejo y otro más sencillo. El primero está formado por un dromos o pasillo con siete u ocho escalones, que daba acceso a una cámara rectangular con tres nichos excavados en la roca. El segundo consiste en una simple fosa rectangular con dos nichos laterales. El estudio del mobiliario funerario (vasos cerámicos, lucernas, cuentas de collar, pulseras de hierro, etc.) sirvió al arqueólogo sirio para datar (sin mucho acierto) esta necrópolis en época tardorromana (siglo IV). La segunda actuación en Tall as-Sin fue el resultado de una prospección arqueológica realizada entre Deir ez-Zor y Meyadin por un equipo de las universidades de Ámsterdam y 17

Poidebard 1934.

18

Poidebard 1934, pl. LXXXV, 2.

19

Poidebard 1934, p. 90. Véase Apéndice I, 9 y II, 9.

20

Hopkins 1935, p. 162.

21

Mahmoud 1978-1979, p. 170.

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Groninga22. El objetivo de este trabajo de campo consistía en detectar indicios de instalaciones contemporáneas a la cercana aldea neolítica de Buqras. Así, en octubre de 1978, un equipo de arqueólogos holandeses llevaba a cabo un sondeo en escalera situado en la ladera suroccidental del tell y a 7 m de la cima de la colina principal. La excavación ponía en evidencia trece niveles arqueológicos, agrupados en siete fases de ocupación neolítica y un nivel superior de época bizantina. A pesar de lo reducido de la superficie excavada, los trabajos ofrecieron datos relevantes sobre el período neolítico, que hacen pensar que se trata de un asentamiento contemporáneo al de Buqras. Además de los restos arquitectónicos (varios muros de adobe y suelos de yeso), los arqueólogos holandeses recogieron muestras de industria lítica tanto en sílex, con presencia predominante de las denominadas puntas de flecha “modelo de Biblos”, como en obsidiana, procedente de la parte oriental de Anatolia (lago Van y Nemrud Dag). El repertorio de materiales se completa con algunos bordes de vasos en piedra y tres fragmentos de cerámica. El estudio de la flora y la fauna completan esta intervención en Tall as-Sin 23. Todos los datos arqueológicos, incluidos los análisis de tres muestras de Carbono 14, permiten datar el asentamiento en la segunda mitad del VII milenio a.C., es decir, en el período PPNB24. Habrá que esperar hasta los años 80 para presenciar nuevos trabajos en Tall as-Sin. En 1982 los franceses J. Y. Monchambert y B. Geyer iniciaban, en el marco de las investigaciones de la misión arqueológica de Mari, un proyecto de prospección arqueológica del valle del Éufrates Medio, concretamente entre las ciudades sirias de Abu Kemal y Deir ez-Zor. Dada su situación geográfica, recordemos, a unos 10 km al sur de Deir ez-Zor, Tall as-Sin pasó a incorporarse al grupo de yacimientos objeto de estudio del proyecto. En el informe preliminar (campañas 1982-1985), los investigadores franceses se centraron preferentemente en el estudio del asentamiento neolítico, implantado sobre la margen izquierda del valle aluvial, en concreto sobre los restos de antiguas terrazas pleistocenas, con el objetivo de protegerse de las frecuentes inundaciones y del trazado inestable de los brazos del río Éufrates25. En el mismo informe, se hace alusión, por un lado, a un alias de Tall as-Sin, a saber, Tall Marrat (por el nombre de la aldea cercana al yacimiento), y por otro, a la existencia, según comunicación personal de A. Mahmud, de tumbas helenísticas con varias cámaras26. Sorprende, cuando menos, esta última afirmación ya que, como comentamos anteriormente, el mismo arqueólogo sirio clasifica las tumbas de Tall as-Sin como tardorromanas en una nota publicada unos años antes27.

22

Roodenberg 1979-1980, pp. 21-33. Una breve referencia sobre el sondeo realizado por J.J. Roodenberg en Tall as-Sin aparece en Akkermans et al. 1981, p. 494. 23

Van Zeist 1979-1980, pp. 55-60 y Clason 1979-1980, pp. 35-54.

24

Roodenberg 1979-1980, p. 26.

25

Geyer, Monchambert 1987, p. 300. Un estudio más detallado sobre el paleoambiente y su influencia en la ocupación del valle del Éufrates sirio durante el neolítico, con varias referencias a Tall as-Sin, puede verse en el estudio geomorfológico de Geyer, Besançon 1997, pp. 9-12. 26

Geyer, Monchambert 1987, p. 315 (nota 51).

27

Mahmud 1978-79, p. 170.

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En la publicación definitiva de esta prospección arqueológica, los autores nos ofrecen una información más detallada sobre Tall as-Sin, que aparece catalogado como el yacimiento número 29 28. En el volumen dedicado al estudio del material arqueológico, J.Y. Monchambert se refiere a dos fases seguras de ocupación (neolítica y bizantina) y a otras dos fases posibles (helenística y Uruk). Estas conclusiones se basan en el estudio de cuarenta y un fragmentos de cerámica, una cuenta de piedra, un fragmento de bronce, siete fichas de piedra, un hacha pulida, una posible hacha de piedra, dos fragmentos de vaso de piedra y dos fragmentos de vaso de vidrio, que constituyen los materiales recogidos durante la campaña de 1984 29. Dentro de este conjunto, la época bizantina está bien atestiguada por la cerámica (pintada, Brittle Ware, Late Roman C, etc.). Asimismo, según el arqueólogo francés, parece que la época helenística también está representada en Tall as-Sin por una decena de fragmentos de vasos con posibles paralelos en Nimrud, Sabra y Samaria. Sin embargo, el propio autor reconoce que algunos de ellos pueden ser bizantinos, por lo que concluye que ante la ausencia de formas verdaderamente características no se puede afirmar con seguridad la existencia de un nivel helenístico30. Por último, es muy dudosa la presencia de una ocupación correspondiente a la cultura de Uruk en Tall as-Sin. Según Monchambert, hay dos fragmentos de cerámica con paralelos en Karrana y Habuba Kabira Sur, que podrían datar de esta época. Los diez sondeos arqueológicos (designados con las letras A a J), realizados hasta la fecha por el equipo sirio-español (2005-2007), no avalan la hipótesis de una ocupación urukea como sugiere el arqueólogo francés. Los trabajos efectuados muestran la existencia de una importante ciudad (de 25 ha) de época bizantina establecida, al menos en parte, sobre una aldea neolítica. En la campaña de 2007, en el sondeo H realizado en la colina principal del tell han aparecido pruebas materiales seguras de algún hábitat intermedio de época helenística y romana. Sin embargo, lo reducido de la superficie excavada no permite dilucidar su naturaleza exacta. Por último, cabe indicar que la referencia bibliográfica más reciente a Tall as-Sin procede de un atlas sobre la alta Mesopotamia preclásica, publicado en 2004. Este volumen contiene una ficha realizada por J.J. Roodenberg en 2001, donde se hace alusión a la excavación de una secuencia arqueológica, correspondiente a la fase PPNB, y se insiste en la existencia probable de otras, que datarían de los períodos helenístico (seléucida/parto final) y bizantino/sasánida31.

28

Geyer, Monchambert 2003, p. 81.

29

Geyer, Monchambert 2003, pp. 39-41, pl. 40-42, 122 y 124. En p. 146, en su comentario a las “Estaciones partas”, Monchambert sitúa la antigua Beonan en Tall as-Sin. 30

Sin embargo, en el sondeo H, realizado en la campaña de 2007 en la pendiente oriental de la colina principal de Tall as-Sin, el equipo sirio-español encontró un fragmento de cerámica de barniz negro fechable en época helenística. 31

Anastasio et al. 2004, p. 309. Hours et al. 1994, pp. 321-322, publicaron otra ficha sobre Tall as-Sin, en este caso referida exclusivamente al neolítico (Período 4, 7600-6900 a.C., según el cuadro cronológico de la prehistoria oriental de la escuela de Lyón). Por último, en Akkermans, Schwartz 2003, pp. 47, 102, 121 y 126, hay breves reseñas a varios aspectos del asentamiento neolítico de Tall as-Sin.

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Apéndice documental I: textos 1. Sachau 1883 “Ich suchte ihnen [i.e. los beduinos de Shemmar que le acompañaron en su expedición] die Namen der zwischen Dêr und Elbuṣêra gelegenen Dörfer abzufragen, aber sie wussten sie nicht oder waren zu erfroren, mir ordentlichen Bescheid zu geben; nur das eine erfuhr ich, dass zwischen diesen beiden Orten in der Steppe östlich vom Wege ein bedeutender Hügel des Namens Tell Essinn liege.”, p. 287. 2. Moritz 1889 “Auf dem östlicher Ufer, etwas unterhalb von Dêr, auf dem Rande der Thalhöhen liegen die Ruinen einer grösseren Stadt des Alterthums. In der Hauptsache erhalten sind davon nur die ausgedehnten mit Erde bedeckten Umwallungsmauern, die ein dem Strom paralleles Rechteck bilden. Der Raum innerhalb derselben ist mit Scherben und Gefässtrümmern (zum Theil von Basalt) bedeckt; Gebäudeanlagen sind nur wenige mehr vorhanden. Einen Namen scheinen diese Ruinen nicht zu führen1).”, p. 36. 1)

“Auch Chesney, der die Localität als “mud wall” aufführt, giebt keinen Namen.”, p. 36.

“Diesen Ort [Phaliga] möchte ich in der oben beschriebenen Ruine südöstlich von Dêr wiederfinden. Zwar nennt Isidorus ihn eine kwvmh, was zu der Grösse und der Stadtmauern nicht stimmen würde, Plinius dagegen, dessen Philiscus zweifellos mit Phaliga identisch ist, ein oppidum (hist. nat. V, 26, edid. Janus 89): a Sura proxime est Philiscum oppidum Parthorum ad Euphratem; ab eo Seleuciam dierum decem navigatio.”, p. 39. 3. Peters 1898 “Not far below Deir, on the opposite side of the river, Chesney notes a “mud wall”. Moritz visited this, and found it to be a ruin of some importance, which he proposes to identify with the ancient Phaliga.”, p. 123. 4. Bell 1910 “The 15th station of Isidorus, Biunan, was conjectured by Ritter to lie opposite Deir. I saw no traces of ruins upon the left bank, though Sachau speaks of the remains of two bridges (Reise, p. 264), and I should be more inclined to look for Biunan at a nameless site mentioned by Moritz (op. cit., p. 30 [sic]). The difference is not in any case of importance, for the site seen by Moritz is immediately below Deir. He would have it to be Phaliga, which is doubtless Pliny’s Phaliscum [sic]; but that suggestion is difficult to reconcile with Isidorus’s 14 schoeni from Basilia to Phaliga, which brings Phaliga much nearer to Circesium. Moreover, Isidorus states that Nabagath is near Phaliga—so near that he does not trouble to give any other indication of the distance between the two stations—and as Nabagath on the Aburas cannot be other than Buseira, Phaliga too must be close to the Khabur mouth. I did not see the nameless

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site mentioned by Moritz, because I neglected to follow the river closely immediately below Deir. If it be, as I suppose, Biunan, I cannot attempt to identify the site of Phaliga.”, p. 529. 5. Sarre y Herzfeld 1911 Am 7. Dezember verliessen wir Dair, indem wir mit der Fähre auf das mesopotamische Ufer übersetzen. Von dieser Stelle führt ein grader Weg nach ONO über ein völlig ebenes und gänzlich unbebautes Land nach Ṣuwar am Khābūr. Diesen Weg habe ich 1903 genommen. Jetzt aber wandten wir uns nach SO am linken Euphratufer entlang zur Mündung des Khābūr. Zunächst geht es über ebenes, offenes Land, das etwa 10 m über dem Fluss liegt. Nach nahezu 10 km trifft man auf eine kleine Geländestufe, die von nun ab das linke Ufer des Euphrat bildet. Wo sie an den Fluss stösst, legt auf einem Kap eine Ruinenstätte, die den nichtssagenden Namen al-Sinn, der Zahn, das Kap, Führt, Abb. 77. Sie ist ein Castrum von fünfeckiger Form. Drei Seiten liegen am Flusstal, um die beiden anderen zieht sich ein Graben. An den Landseiten sind die Mauern noch gut kenntlich, sie sind heute etwa 5 m breite Lehmwälle, mit rechteckigen Türmen in 45 bis 50 Schritt Abstand versehen. Die Schuttanhäufung ist äusserst gering, als habe überhaupt innerhalb der Mauern nur eine Zeltbewohnung stattgefunden. Nur an der SW-Spitze, am Fluss, ist ein höherer Schutthügel eines festen Gebäudes. Scherben im Ruinengebiet sind nicht zahlreich; nur antike Ware liegt an der Oberfläche, darunter ein Stück von gelblichem Ton mit braunroter, matter Malerei und ein Stück eines rotbemalten grossen Wasserkruges von geknickter, bauchiger Form und von ganz gleicher Art, wie die Stücke aus Ḥalabiyyah; ausserdem fanden sich dunkelrote, hartgebrannte Kochgeschirre mit wagerecht geriefelter Oberfläche und Topfränder mit roter, blanker Farbe, vgl. auch Abb. 101. Also ist der Ort zweifellos eine antike Ruinenstätte, aber ihr Name scheint mir nicht sicher zu bestimmen. Am ehesten würde das Bhonavn des Isidoros hierher passen, vier Schoinen oder etwa 24 km vor Nabagavq, wenn dieses letztere mit Circesium-Busairah identish ist; denn von al-Sinn bis Busairah sind 28 km.”, pp. 171s. 6. Albright y Dougherty 1926 “North of the confluence of the Euphrates and Khabûr we studied a number of mounds, notably Tell es-Sinn on the Euphrates and several sites on the Khabûr. All these sites were overlaid with remains of the Roman-Byzantine and Arab periods, sometimes very thick, which greatly impeded study of the lower strata, though we were usually able to find clear traces of earlier occupation, mostly of the Early Bronze or Copper Age, of the third millennium B.C. At Tell es-Sinn and several of the sites on the Khabûr visited we found a curious type of pottery, reddish in color, with darker reddish-brown painted decoration, curvilinear and strikingly homogeneous. This ware puzzled us, since we found no indications of sufficient weight to date it beyond cavil, though it appeared to be pre-Arabic, and yet was found in late contexts, for the most part. The problem was not solved until we reached Baghdâd, where with Miss Bell’s kind help we identified it as a local Roman-Byzantine ware discovered and dated by Herzfeld.”, pp. 17-18.

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7. Musil 1927 “... At 9.40 we entered the deep dry channel of as-Sab’a and, passing through this, arrived at the as-Sinn ruins, where we halted from 10.50 to 12.06 P. M. The ruin mound Tell as-Sinn (fig. 56) is encircled on the east, south and west by ramparts and on the north by irrigation ditches, the latter of which also served as a means of defense. In the northwest corner of the ruins stand a small shrine with two slender marble columns, slabs of marble, and a few fragments of columns heads inside. There are more than fifty pits in the ruins, dug by people looking for antiquities. The road from Tell as-Sinn to ad-Dejr leads between the irrigated fields of Marrâd, al-Haṭla, and al- Ḥsênijje”, p. 180s. “From Zelebijje along the Euphrates to al-H¯âbûr we know of only two ruins of any significance. The first, Sacwa, stands on an escarpment above the flood plain, while the second, as-Sinn, with a shrine renowned throughout the neighborhood, forms a small knoll in the alluvium. Isidore likewise knew of only two stations in this stretch: Allan and Beonan, in the latter of which he mentions a temple of Artemis. From Zelebijje to Sacwa is 25 kilometers, or 5 schoeni; from Sacwa to as-Sinn 28 kilometers, or 6 schoeni; from as-Sinn to al-H¯âbûr, or 5 schoeni. Isidore gives the distance from the “Ditch of Semiramis” to Allan as 6 schoeni, from Allan to Beonan as 4 schoeni, and from Beonan to Phaliga also as 4 schoeni, making a total of 14, or 2 short of our total of 16 from Zelebijje to al-H¯âbûr. Erroneous transcriptions of Isidore’s text, however, are so easily conceivable that we may safely identify the little town of Allan with the Sacwa ruins, and Beonan with its temple of Artemis as corresponding to the large ruin mound of as-Sinn and its shrine.”, p. 229. 8. Müller 1931 “[je pourrais ... raconter les ruines rencontrées au hasard des étapes, grandes villes ou forteresses ...] et les ensevelies, révélées seulement par les boursouflures du sable et qui resteron enfouies pendant combien de siècles encore ... toutes: les hittites comme Acharat et Tell Cinn ...”, p. 62. 9. Poidebard 1934 “As-Sinn, Tell Sinn (pl. LXXXV, 2). Ville fortifiée de plan pentagonal, située à mi-chemin de Circesium”, p. 89. “La reconnaissance aérienne de l’Euphrate (1929-1932) à partir de Raqqa a relevé une série d’enceintes anciennes de type tout à fait particulier, sur la rive gauche jusqu’à Doura, puis sur la rive droite en aval de ce point. Ce sont Al-Kasra (15 km. au S. de Zelebiyé) (pl. LXXXV, 1), As-Sinn (14 km. en aval de Deyr ez-Zor) (pl. LXXXV, 2), un tell à proximité N. de Bṣeyré; puis, sur la rive droite, DouraEuropos (pl. LXXXVIII) et cAnqa (60 km. en aval de Doura) (pl. LXXXIX). L’aspect général est le même que celui de cAnqa, visité à terre au printemps 1929. Vaste enceinte fortifiée, de forme polygonale régulière ou trapézoïdale, formée d’un talus avec fossé extérieur. Réduit central sur un tell à une des extrémités.

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Les étapes parthes d’Isidore de Charax admises comme identifiées, sont Nicephorium (Raqqa), Phaliga (point au voisinage immédiat du H¯aboûr), Doura (Ṣâlḥiyé). Le passage de l’Euphrate est donné en face de Phaliga. Il semble qu’on puisse dès lors, d’après les distances de la carte et d’Isidore de Charax, proposer les identifications suivantes pour les Mansiones Parthicae: Zelebiyé serait Regia-Dianae fanum; Al-Kasra serait Allan; As-Sinn serait Beonan; Tell au N. de Bṣeyré serait Phaliga; Ṣâlḥiyé serait Doura; c Anqa serait Giddan. Musil, sauf pour Beonan et Phaliga, donne des identifications différentes (1). Des reconnaissances au sol et des sondages fourniraient certainement des précisions intéressantes.” (...) A partir de Soura, s’affirme la réfection du limes de Dioclétien par les Byzantins et spécialement par Justinien. Seuls, les camps de Qreiyé et les anciens postes Parthes de Kasra et As-Sinn pourraient remonter à l’époque d’avant Dioclétien. Des sondages y seraient nécessaires pour en fixer exactement l’origine ou la date d’occupation par l’armée romaine.”, pp. 89-90.

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Apéndice documental II: mapas y planos 1. Chesney 1950

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2. Sachau 1883

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3. Moritz 1889

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4. Peters 1898

5. Bell 1910

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6. Sarre y Herzfeld 1911

7. Musil 1927

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8. Müller 1931

9. Poidebard 1934

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III LA NECRÓPOLIS DE TALL AS-SIN: FASES DE INVESTIGACIÓN JUAN LUIS MONTERO FENOLLÓS Universidade da Coruña

En el estudio de la necrópolis bizantina de Tall as-Sin se pueden distinguir tres fases de investigación, a saber: - 1ª fase (1978). Dirección: Asad Mahmud (Museo de Deir ez-Zor). - 2ª fase (2003). Dirección: Jalil al-Mufdi y Muin al-Ali (Museo de Deir ez-Zor). - 3ª fase (2005-2007). Dirección: Shaker al-Shbib (Dirección General de Antigüedades y Museos, Idlib) y Juan Luis Montero Fenollós (Universidade da Coruña).

1. Tall as-Sin: 1978-2007 Las primeras excavaciones arqueológicas en Tall as-Sin se efectuaron en marzo de1978, bajo la dirección de A. Mahmud, Director General de Antigüedades y Museos en Deir ez-Zor en aquella fecha1. Sobre esta intervención sólo se ha publicado una breve nota, en la que el autor se refiere a la excavación de cuarenta y una tumbas subterráneas atribuidas a época tardorromana (siglo IV). Lo interesante de esta primera intervención fue, sobre todo, el dar a conocer las primeras características básicas de la necrópolis sin entrar en los detalles, ya que nunca se ha llegado a publicar ni planos de las tumbas ni estudio alguno sobre los ajuares funerarios. El arqueólogo sirio nos habla de una gran necrópolis excavada en la terraza cercana al río Éufrates y ubicada junto a una antigua ciudad. Las tumbas se clasificaron en dos modelos distintos. El primer tipo, el más común y sofisticado, estaba formado por un dromos o escalera con siete u ocho peldaños, que daba acceso a una cámara cuadrangular con tres nichos y con una cubierta generalmente abovedada. La única excepción a este modelo es una tumba provista de cinco nichos. La orientación es siempre Este-Oeste, con la puerta mirando a oriente. El segundo tipo de tumba es aquél formado por una sencilla fosa rectangular con un nicho en cada lado largo. Tanto el primer como el segundo modelo fueron utilizados como sepulcros colectivos. En relación con el segundo tipo, el más modesto de ellos, se indica la existencia en varias ocasiones de inhumaciones infantiles. En cuanto al mobiliario funerario, se hace referencia a la presencia de los siguientes objetos: vasos de cerámica esmaltados y sin esmaltar, botellas de vidrio, lucernas o lamparillas

1

Mahmoud 1978-79, p. 170. En el Museo de Deir ez-Zor se conservan, sin embargo, una serie de objetos de metal procedente de una intervención en la necrópolis de Tall as-Sin fechada un año antes, en 1977.

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de aceite, cuentas de collar, espejos de bronce, peines de madera, puntas de lanza, pulseras de hierro y un pendiente de oro. Entre febrero y marzo de 2003, el Museo de Deir ez-Zor decidió intervenir en la necrópolis de Tall as-Sin, debido a la destrucción de varias tumbas ocasionada por las tareas de construcción de una nueva carretera por parte de la municipalidad de Mazlum2. Los trabajos consistieron en la limpieza de lo destruido y en la excavación de una treintena de tumbas. De la mayor parte de ellas, se realizó un plano y una sección longitudinal a escala 1/25. Las tumbas fueron numeradas de manera correlativa del 1 al 27, con la excepción de una de ellas que fue bautizada con la letra A3. El estudio del equipo de Deir ez-Zor, además de confirmar la doble tipología de tumbas de la necrópolis de Tall as-Sin (tumbas-hipogeo con escalera de acceso y cámara funeraria con tres nichos y fosas rectangulares con nichos laterales) y su carácter colectivo, ya identificados por A. Mahmud en 1978, aporta algunos datos nuevos sobre el ritual y el ajuar funerario (cuentas de collar de varios tipos, brazaletes de hierro, clavos con restos de madera, lucernas de cerámica, botellas de vidrio, anillos de bronce, alfileres de hueso, tapaderas de cerámica, algún fragmento de tejido, etc.). Es importante destacar como novedad, el hallazgo de las primeras inscripciones en lengua griega y siríaco tanto sobre la puerta como en las losas que cerraban el acceso a las tumbas. Todo este material se conserva en la actualidad en los almacenes del Museo de Deir ez-Zor4. En junio de 2005, la misión arqueológica sirio-española coordinada por la Universidade da Coruña y la Dirección General de Antigüedades y Museos de Siria, iniciaba el primer estudio sistemático de toda la necrópolis de Tall as-Sin. Para ello, se procedió a la realización de un plano topográfico del tell para proceder a ubicar todas las tumbas, distinguiéndose de Oeste a Este tres sectores distintos (lám. II, 2 y planos II, III y IV), que denominamos A (con seis sub-sectores: A-1, A-2, A-3, A-4, A-5 y A-6), B y C (con tres sub-sectores: C-1, C-2 y C-

2

El equipo de trabajo estuvo formado por Jalil al-Mufdi (Director del Servicio de Antigüedades y Museos en Deir ez-Zor), Muin al-Ali (Director del Museo de Deir ez-Zor) y Omar al-Talfah y Taif al-Yalabi (Ingenieros). La campaña se desarrolló entre el 2 de febrero y el 15 de marzo de 2003 con la ayuda de diez obreros locales. Agradecemos a Muin al-Ali que nos haya facilitado el informe inédito, en árabe, sobre los resultados de esta actuación. 3

Los planos y secciones incluidos en el informe se corresponden con las siguientes quince tumbas: A, 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 9, 10, 11, 12, 17, 21 y 27. Sin embargo, en el plano general del sector de la necrópolis excavado, que aparece en el informe inédito consultado, hay un total de treinta y una tumbas localizadas, de las que sólo diecisiete fueron numeradas. Además, hay un error, pues dos tumbas tienen el mismo número, el 3. Las catorce restantes no están numeradas sobre el plano general de la excavación, por lo que resulta imposible identificar de qué tumbas se trata. Por último, cabe mencionar que el citado informe incluye la descripción de quince tumbas, a saber: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 17, 21 y 27. Por tanto, no existe una descripción de la tumba denominada A ni planos de la tumba 8 en la memoria arqueológica redactada por el Museo de Deir ez-Zor. En este mismo informe hay una nota final donde se indica que se han descubierto más tumbas de las descritas en el texto, cuyos planos no se pudieron dibujar al encontrarse llenas de tierra y ser, por tanto, inaccesibles para los ingenieros. 4

Agradecemos a Muin al-Ali, Director del museo, todas las facilidades dadas para realizar el estudio del mobiliario funerario y de los restos óseos recuperados en la campaña de 2003. Lamentablemente, no se pudo identificar la procedencia exacta del ajuar de varias tumbas, ya que éstas no habían sido localizadas en el plano general de la campaña de 2003. Resulta, por tanto, imposible establecer de qué tumba provienen no pocos objetos funerarios de Tall as-Sin, con la consiguiente pérdida de información que ello supone.

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3·). Así mismo, se llevó a cabo la numeración correlativa de todas las tumbas excavadas en 1978 y 2003, así como de aquellas que habían sido saqueadas durante los últimos años5. En la tercera campaña, en septiembre de 2007, se ha contabilizado un total de ciento setenta tumbas, numeradas de la 1 a la 170. La distribución por sectores está recogida en el siguiente cuadro: Sector A B C

Tumbas

Número de tumbas

1-118, 164-169 119-129, 163 y 170 130-162

124 13 33 Total: 170

El equipo de arquitectos realizó una serie de planos detallados de la planta y el alzado (a escala 1/60) de las cuarenta y dos que aún eran de fácil acceso y, en colaboración con los arqueólogos, diseñó una ficha descriptiva para recoger los datos dimensionales, materiales, arqueológicos y estado de conservación de la totalidad de las tumbas de la necrópolis. Así mismo, el equipo sirio-español llevó a cabo la excavación de cuatro nuevas tumbas: la 163 (campaña 2005), 168 (campaña 2006), y 169 y 170 (campaña 2007) y la re-excavación de algunas de las violadas por los saqueadores, como la 42, 49 y 63, entre otras. La tumba 163, situada en el sector B, ofreció poca información, ya que no contenía ningún tipo de ajuar y los huesos de los individuos allí inhumados aparecieron fragmentados y aparentemente revueltos y desplazados. Daba la impresión de haber sido una tumba violada en un período desconocido, posiblemente antiguo. Por el contrario, se pudo documentar un nicho funerario exterior en la escalera de acceso, que contenía una inhumación infantil con la cabeza orientada al Oeste (lám. XXIX, 2 y XXX). Uno de los objetivos planteados para la campaña de 2006 era intentar localizar y excavar una tumba intacta con el fin de poder estudiar, de primera mano y con detalle, el ritual funerario practicado, sólo conocido de forma parcial hasta el momento. En este sentido y tras una infructuosa búsqueda en el sector C-3, se decidió investigar una zona intacta situada dentro del sector A-5 de la necrópolis, que estaba rodeada por una serie de tumbas (números 72 a 77). En el sondeo efectuado en esta zona apareció en primer lugar un nivel superficial de color marrón claro, de 30 cm de espesor, que daba paso a la plataforma de yeso natural sobre la que se asienta el tell y en la que se excavó la necrópolis de Tall as-Sin. En la prolongación occidental del sondeo inicial, (4 m al Sur de la tumba 66 y a 6 m al Norte de la tumba 67), apareció finalmente una tierra de color marrón oscuro, húmeda y muy suelta, que definía una fosa rectangular de 2,15 por 0,95 m excavada en la roca con una orientación Este-Oeste. No había dudas de que se trataba del relleno del acceso a una nueva tumba, a la que se le asignó el número 168 (lám. XXXII, 3 y XXXIII). Una vez extraída la tierra de relleno quedó al 5

Así mismo, para homogeneizar toda la documentación se estableció, no sin dificultades, la siguiente equivalencia entre la nueva numeración de las tumbas, realizada por el proyecto sirio-español en 2005, y la establecida por el Museo de Deir ez-Zor en la campaña de 2003: 145 = 1, 150 = A, 152 = 9, 153 = 3, 154 = 6, 155 = 12, 156 = 7, 157 = 2, 158 = 10, 159 = 11, 160 = 4, 161 = 5 y 162 = ¿8? El primer número se corresponde con la actual, y definitiva, denominación de las tumbas.

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descubierto una escalera compuesta por seis peldaños (de 93-87 cm de ancho) y un rellano excavados en la misma roca. El vano de acceso a la cámara funeraria estaba bloqueado por una piedra de yeso (82 por 59 por 12 cm) sin decoración o inscripción alguna. Aunque estaba fragmentada, se encontraba in situ asegurando así que se trataba de una tumba intacta. La cámara funeraria se corresponde con la tipología habitual de enterramiento en hipogeo de Tall as-Sin: una cámara de planta cuadrada (1,60 por 1,60 m) con un pequeño escalón (0,47 por 0,33 por 0,37 m) una vez traspasado el hueco rectangular de la entrada, una cubrición plana y tres arcosolios, cuyos nichos tenían las dimensiones siguientes: nicho occidental (1,59 por 1,37 por 0,62 m), arcosolio septentrional (1,48 por 1,48 por 0,56 m) y arcosolio meridional (1,38 por 1,52 por 0,59 m). En estos nichos o cubetas rectangulares se depositaron los cadáveres. Desgraciadamente, la alta humedad existente en el interior y la acción de microfauna parecen ser las causas que ha impedido una buena conservación de los restos óseos, que nos han llegado en un precario estado de conservación y muy fragmentados. Estos restos son suficientes, sin embargo, para que tras un estudio antropológico preliminar se pueda asegurar que se trata de un enterramiento colectivo de por lo menos doce o quince individuos, entre los que hay mujeres y hombres adultos, además de niños. Dado que no se puedo documentar ningún tipo de conexión anatómica, resultó imposible observar la orientación y la disposición de los inhumados en los tres nichos. Esta situación de los restos hace difícil aportar nueva luz sobre las costumbres funerarias llevadas a cabo, más allá de que se trata de inhumaciones colectivas, como ya sabíamos. El ajuar hallado en los tres nichos no difiere en líneas generales del resto de mobiliarios funerarios documentados hasta el momento en otras tumbas de la necrópolis. Se trata de fragmentos de pulseras, anillos, clavos y cruces de hierro, cuentas de collar hechas de vidrio y de cerámica con distintas formas, fragmentos de vidrio extremadamente fino correspondientes a pequeños contenedores, algún fragmento de anillos de cobre/bronce, en muy mal estado, una aguja de hueso fragmentada y un anillo de pasta de vidrio negro. Éstos son los elementos más destacados de un ajuar correspondiente a un más que sencillo enterramiento colectivo. Por último, hay que destacar la ausencia de vasos de cerámica. Además de la excavación de la tumba 168, se realizaron diferentes operaciones de limpieza en seis tumbas del sector A (42, 49, 63, 114, 139 y 166), que habían sido saqueadas. La inspección y posterior limpieza de la pared septentrional de la escalera de acceso a la tumba 63 permitió documentar la existencia de un pequeño nicho (75 cm de largo por 25 cm de ancho y 30 cm de profundidad), que estaba sellado por una piedra de yeso y una teja plana (lám. XI). La excavación permitió documentar que se trata de un enterramiento infantil, de un individuo de 1,5-2 años de vida. El esqueleto se hallaba acostado sobre su lado derecho en posición semi-flexionada, con la cabeza al Este y mirando al Norte. El ajuar vinculado a este enterramiento estaba formado por dos campanillas y cuatro cruces de hierro, así como por varias cuentas de collar (lám. LI, 1). En la tumba 114 se identificó otro nicho funerario en la pared meridional de la escalera de acceso. El nicho, que medía 84 cm de largo por 18 cm de alto y 35 cm de profundidad, ni conservaba las piedras de cierre ni resto óseo alguno. La limpieza de la cámara funeraria de las tumbas 42, 49, 114, 139 y 166 no aportó ningún dato relevante en lo referente al ritual, ya que en todos los casos se constató la existencia de huesos humanos revueltos por los saqueadores. Se pudieron recuperar, así mismo, diversos

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objetos que formaban parte de mobiliario funerario: cuentas de collar de vidrio, pulseras, colgantes en forma de cruz y puntas de jabalina de hierro, entre otros objetos. Debido al mal estado de conservación de los restos óseos de la tumba 168, en la campaña de 2007, se realizaron nuevos trabajos de excavación al Este de la citada tumba. En esta zona del sector A apareció la marca de la fosa de un nuevo hipogeo (el número 169) que, resultaría estar intacto (lám. XXXIV y XXXV). La fosa (de 3,03 por 1,96 por 2,21 m) pertenecía a una escalera irregular de nueve peldaños que, tras un descanso, llegaba hasta una losa rectangular realizada de mortero de yeso y fragmentada en multitud de fragmentos aún in situ. Posiblemente, tras varios entierros debió romperse por su gran peso la losa original y en lugar de reemplazarla por una nueva cerraron la puerta con los fragmentos. Tras retirar los bloques, un escalón (de 0,34 m de altura), que abarcaba toda la fachada interior del hipogeo, conducía a una cámara cuadrangular (de 1,86 por 1,59 por 1,57 m) con tres arcosolios y con una cubrición plana. En paralelo a la excavación de la tumba anterior, se procedió a excavar una nueva tumba, que se había intentado saquear recientemente. Se trata del hipogeo 170, localizado en el sector B (lám. XXXVI). La fosa de la escalera (de 3,54 por 1,10 por 1,92 m) contaba con cinco peldaños, que tras un largo descanso conducía hasta una puerta de tipo rectangular; ésta presentaba las jambas elucidas en blanco y posiblemente gran parte del interior de la escalera de acceso, a juzgar por los restos aún visibles, también lo estuviese. La losa de cierre, de forma rectangular (100 por 77 cm) y de mortero de yeso, presentaba en su cara interior un signo cruciforme. La puerta daba acceso a una cámara cuadrangular con tres arcosolios y, al igual que en la anterior, un escalón de la misma anchura de la pared interior de la fachada servía para bajar a la cámara. En resumen, las tres fases de investigación de la necrópolis de Tall as-Sin han permitido un conocimiento progresivo de diferentes aspectos: la tipología de las tumbas, del tipo de mobiliario funerario, del ritual practicado, de cuestiones antropológicas, etc. En el estado actual de la investigación resulta evidente, el desigual reparto del número de tumbas excavadas por sectores, ya que es en el sector A donde se concentran la mayor parte de las tumbas hoy visibles y documentadas de la necrópolis (el 73 % del total). Se trata indudablemente de la consecuencia directa de los frecuentes saqueos ilegales en esta parte del cementerio bizantino. No obstante, parece que fue aquí también, concretamente en el sub-sector A-1, donde se concentró la campaña de 1978, puesto que en este lugar se encuentra el único ejemplo, hoy visible, de tumba con cinco arcosolios (la número 17) referenciada por A. Mahmud en su informe6. El arqueólogo sirio afirma haber excavado cuarenta y una tumbas. Por su parte, la campaña de 2003 se centró exclusivamente en el sector C, ofreciendo la siguiente distribución de tumbas por sub-sectores: C-1 (ocho), C-2 (diez) y C-3 (quince). Esto representa casi el 20 % del total de tumbas. Finalmente, en las campañas de 2005 y 2007 se excavaron cuatro tumbas: dos en el sector A (168 y 169) y otras dos en el sector B (163 y 170). Este segundo sector concentra poco más del 7 % de las ciento setenta tumbas atestiguadas hasta septiembre de 2007 en Tall as-Sin.

6

Mahmoud 1978-79, p. 170.

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2. Metodología de trabajo: 2005-2007 El estudio de la necrópolis de Tall as-Sin efectuado por el equipo sirio-español se caracteriza por su carácter multidisciplinar, pues en él han intervenido especialistas de diferentes campos con el objetivo de obtener la máxima información posible. Los arquitectos han realizado las planimetrías de todas las tumbas accesibles, mediante la minuciosa toma de datos sobre el terreno. Esta recogida de datos ha servido para elaborar los planos y alzados individualizados de cada hipogeo con la ayuda del programa informático AutoCAD. Se trata de cuarenta y dos tumbas, lo que representa casi el 25 % del total de la necrópolis. Así mismo, en colaboración con los arqueólogos se crearon dos fichas para catalogar cada una de las tumbas. La primera de ellas, se diseñó para las tumbas accesibles y en ella se tuvieron en cuenta los siguientes campos: localización, datos dimensionales, datos materiales, datos arqueológicos, estado de conservación y observaciones. La segunda ficha se ideó para las tumbas no accesibles pero fácilmente identificables en la actualidad. Este segundo modelo incluye solamente los conceptos de: localización, estado de conservación y observaciones. Con estas fichas se procedió a la numeración y catalogación por vez primera de todas las tumbas de los tres sectores del cementerio (A, B y C). Para situar la necrópolis en un plano y su relación con respecto a la muralla y la ciudad de Tall as-Sin, los cartógrafos realizaron un mapa topográfico a escala 1: 1000, con una equidistancia entre las curvas de nivel de un metro. Este levantamiento topográfico afectó tanto al yacimiento arqueológico como a su contexto geográfico inmediato, siendo la superficie de la zona de actuación de 133 hectáreas. Uno de los objetivos de este trabajo fue calcular cuál era la situación exacta de las tumbas, para lo que se dotó a la entrada de cada una de ellas de coordenadas absolutas. Para completar toda esta documentación gráfica, el fotógrafo del equipo procedió a fotografiar de manera individualizada las ciento setenta tumbas. De las accesibles se hizo un reportaje completo tanto del exterior como del interior, mientras que de las no accesibles, como resulta obvio, se captó tan solo la entrada. Esta serie de trabajos de campo se completaron con la excavación metódica de cuatro tumbas (163, 168, 169 y 170) y con la limpieza de un conjunto que había sido recientemente saqueado para poder reconstruir, al menos de forma parcial, cuáles fueron los ritos funerarios realizados (como el nicho exterior de la tumba 63). El resto de tareas se desarrollaron en el Museo de Deir ez-Zor. Entre éstas cabe destacar el estudio realizado por los antropólogos de cinco cajas con restos esqueléticos, que se conservaban en el museo procedentes de las excavaciones efectuadas en 2003, así como de las diversas piezas óseas recuperadas en 2005, 2006 y 2007. El análisis del material se realizó por arcosolios/nichos, cuando fue posible, y de cada individuo identificado se efectuaron mediciones de las variables craneales y postcraneales. La investigación permitió detectar un número mínimo de individuos de cincuenta y dos, que estaban asociados a ocho tumbas distintas. Para completar la investigación, se llevó a cabo el estudio tanto del mobiliario funerario obtenido por nuestro trabajo de campo como del conservado en el Museo de Deir ez-Zor procedente de las campañas de 1978 y 2003. Para ello se procedió a dibujar, fotografiar y catalogar todos los objetos: cerámicas, alfileres, cuentas de collar, etc. Una mención especial

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LA NECRÓPOLIS DE TALL AS-SIN: FASES DE INVESTIGACIÓN

merecen las inscripciones y símbolos grabados sobre algunas de las losas que cerraban la entrada de las tumbas o sobre las paredes de éstas. Esta labor fue desempañada tanto en la necrópolis como en el museo por el epigrafista del equipo. Finalmente, y a modo de complemento, se realizó una representación gráfica en tres dimensiones (3 D) de la tumba 160, por ser ésta una de las más representativas de la necrópolis de Tall as-Sin. Se ha perseguido que la representación gráfica virtual en 3 D muestre la máxima similitud con su original, gracias a la captura de imágenes digitales en color de la misma, a la información métrica de los planos y secciones, y a las mediciones topográficas efectuadas en el yacimiento. Para ello, se desarrolló un procedimiento similar al fototaquimétrico, que sustituye la taquimetría por la medición manual directa. El modelo tridimensional resultante ha sido texturizado y generado en un entorno de realidad virtual susceptible de ser ampliado en el futuro, cuya visualización puede realizarse a través de cualquier navegador web. En dicho entorno, el usuario puede andar, volar, rotar y moverse libremente por el modelo de manera interactiva7.

7

Este trabajo ha sido realizado por José Luis Lerma y Santiago Navarro del Departamento de Ingeniería Cartográfica, Geodesia y Fotogrametría de la Universidad Politécnica de Valencia. El modelo texturizado (en formato VRML = “Virtual Reality Modeling Language”) está disponible en la página web del proyecto: www.arqueologiaoriente.com.

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IV LEVANTAMIENTO TOPOGRÁFICO JOSÉ MIGUEL GASPAR SORIANO - JOSÉ LUIS LERMA GARCÍA Universidad Politécnica de Valencia

Cuando se representa la superficie de la tierra correspondiente a un yacimiento arqueológico, el objetivo que se persigue es cartografiar la zona de estudio de manera precisa, de manera que todos los afloramientos naturales y artificiales aparezcan representados en su lugar y con una simbología adecuada y fácilmente entendible. Asimismo, la cartografía de detalle en arqueología es de suma importancia, ya que puede aportar datos relevantes sobre dimensiones, orientaciones de los elementos, estructuras visibles, su origen, etc. Por esta razón, es fundamental representar los elementos característicos del paisaje (como son vaguadas, carreteras, curvas de nivel, etc.) que, junto con los vestigios arquitectónicos de la zona, aportan un significado esencial para planificar la excavación arqueológica. El presente estudio tiene como objeto presentar la metodología de campo y de gabinete desarrollada, revisándose para ello los trabajos de planificación, observación, diseño y compensación de la red topográfica clásica (apoyada con GPS y definida en un sistema de referencia absoluto no local). Finalmente, se muestran los productos derivados, entre los que se encuentran los planos topográficos de la zona de actuación y los modelos digitales del terreno. El objetivo concreto de este trabajo es el estudio topográfico detallado del yacimiento arqueológico de Tall as-Sin, situado cerca del antiguo cauce del río Éufrates, en la provincia de Deir ez-Zor (Siria). En principio, no se disponía de información topográfica previa a escalas grandes o medias de este lugar arqueológico. Sólo se contaba con la existencia de planos a pequeña escala que permitían situarnos en el terreno, pero no localizar detalles o entidades con suficiente grado de resolución y precisión1. Por esta razón, se imponía la necesidad de realizar un plano topográfico preciso de Tall as-Sin.

1. Fases de trabajo de campo y gabinete 1.1. Observación en campo Entre los meses de junio y julio de 2005, se procedió, en primera instancia, a un estudio de campo y gabinete previo de Tall as-Sin y su entorno inmediato para definir las bases o vértices que iban a definir la red topográfica de este levantamiento.

1

Éste es el caso, por ejemplo, del plano publicado por Geyer, Monchambert 2003, p. 109.

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JOSÉ MIGUEL GASPAR SORIANO - JOSÉ LUIS LERMA GARCÍA

La extensión de la zona de actuación, 133 hectáreas, la homogénea tonalidad de la tierra, la calima del lugar y el factor viento, propició la marcación de las estaciones de la red topográfica con banderolas de color rojo fácilmente visibles a distancia. El material que se utilizó en el trabajo de campo fue el siguiente: barras de hierro, martillo, banderas de color rojo, prismáticos y estación total. La planificación y observación de los vértices de la red consistió, en primer lugar, en el reparto del área, dividida por zonas, entre varios grupos de observadores y análisis de la red, con el fin de evitar los estacionamientos múltiples en alguno de los vértices. Para ello, se definieron estaciones temporales que, una vez comprobada su visibilidad global, se fijaron como estaciones permanentes. Mientras un grupo de observadores se colocaba en un vértice, el siguiente grupo, iba estudiando la zona, y procedía a la instalación de las bases temporales. Finalmente, se realizó la observación de la red desde cada uno de los vértices permanentes.

1.2. Comprobación de la constante del prisma En cualquier tipo de trabajo topográfico, siempre hay que tener presente el tipo de instrumental que se utiliza. Normalmente, cuando se emplea la misma marca de prisma y de estación total, la constante del prisma es 0. En cambio, si se utiliza material de marcas diferentes se debe comprobar la constante del prisma, y si es necesario, corregirla en el aparato. En nuestro caso, la comprobación se realizó tomando como referencia dos distancias medidas previamente con cinta métrica. De este modo, se corroboró que la constante del prisma era 0.

1.3. Factor de corrección atmosférica El principal factor que se debe destacar es la influencia de las altas temperaturas en la medición de distancias. La velocidad de la luz a través del aire no es constante, y depende de la temperatura y presión atmosférica. El sistema de corrección atmosférica de este instrumento permite corrigir el valor automáticamente. El valor estándar de este instrumento para 0 ppm es 15°C y 760 mmHg (56°F y 29,6 inHg). Los valores se almacenan en la memoria, incluso después de apagar el instrumento. En este estudio, la temperatura media obtenida en las horas de trabajo fue aproximadamente de +35°C, y una presión atmosférica de unos 1013 milibares, que transformados a mmHg equivalen a 759,81 mmHg. A continuación se muestra la fórmula de la corrección atmostérica (en m)2:

Ka : Valor de la corrección atmosférica. P : Presión atmosférica ambiental (mmHg). t : Temperarura atmosférica (°C).

2

Topcon 2003.

70

LEVANTAMIENTO TOPOGRÁFICO

La distancia L(m), después de realizar la corrección atmosférica, se obtiene a partir de: L = l (1+Ka), siendo l la distancia medida sin realizar la corrección atmosférica. A modo de ejemplo, comprobamos que para una distancia de 1000 m se obtiene un factor de corrección de 1,8 cm.

1.4. Georreferenciación de las observaciones realizadas en campo La cartografía debe representarse en última instancia en un sistema de referencia absoluto. Para ello se utilizó el GPS, que nos sirvió para enlazar el sistema de referencia relativo, proveniente de la triangulación topográfica local, a un sistema de referencia absoluto. Para este menester, se dieron coordenadas GPS a dos puntos muy alejados de la zona de actuación, además de a un punto centrado en la parte más alta del tell. Desde este último, se visó a los otros dos, comprobando que no hubiera ninguna interferencia electromagnética, pues a pesar de que se estaba en una zona semidesértica, había en los alrededores una línea de alta tensión. Asignados el Datum y la proyección, pudimos comenzar a trabajar con la red topográfica, enlazando finalmente toda la red topográfica local a un sistema global WGS84.

1.5. Cálculo y compensación de la red Tras realizar estas observaciones mediante topografía clásica, se procedió al cálculo de dicha red en gabinete. El ajuste estaba compuesto por doce puntos, de los que tres eran fijos, sumando un total de 55 ecuaciones de ángulos y de distancias. La geometría de la red (fig. 1) se diseñó de manera que fuera lo más regular posible, pues el buen diseño de la red a priori permite obtener buenos resultados finales. Después del ajuste, se obtuvieron las correcciones correspondientes a cada vértice, que se muestran en el cuadro 1. El proceso de cálculo y compensación de una red no incluye únicamente la determinación de las variables coordenadas, sino que éstas deben ir acompañadas del correspondiente estudio estadístico de los resultados obtenidos. Por este motivo, el modelo matemático utilizado incorpora un modelo estadístico-estocástico denominado Gauss-Markov 3. En este modelo matemático y estadístico, la hipótesis de partida consiste en que los observables siguen una distribución normal, y se considera que el estimador de la desviación típica del observable de peso unidad a priori es igual a uno. Por lo tanto, el estimador de la desviación típica del observable de peso unidad a posteriori, debe aproximarse en la medida de lo posible a este valor estimado. El valor obtenido en la compensación de la red ligada aparece en el cuadro 2.

3

Chueca et al. 1996.

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JOSÉ MIGUEL GASPAR SORIANO - JOSÉ LUIS LERMA GARCÍA

Correcciones -0.010 -0.021 0.006 -0.007 0.013 -0.044 0.016 -0.061 0.003 0.006 0.004 -0.003 -0.010 -0.004 -0.019 0.003 -0.014 0.001

Variables compensadas X( 3 ) Y( 3 ) X( 4 ) Y( 4 ) X( 5 ) Y( 5 ) X( 6 ) Y( 6 ) X( 7 ) Y( 7 ) X( 9 ) Y( 9 ) X( 10 ) Y( 10 ) X( 11 ) Y( 11 ) X( 12 ) Y( 12 )

613306.010 3909205.679 613386.576 3909307.853 613354.283 3909485.956 613325.716 3909614.329 613704.393 3909778.676 613894.029 3909575.257 614069.530 3909207.996 613978.449 3909016.563 614029.796 3908933.140

Tabla 1 Número de grados de libertad, n = 28 Estimador de la varianza del observable de peso unidad = 0.793 Estimador desviación típica de peso unidad = 0.890

Tabla 2 Estos estimadores estadísticos nos definen la calidad del trabajo realizado. Como se aprecia los grados de libertad son 28, un dato que nos muestra el número de redundancias que se tienen en las observaciones. Por otro lado, el estimador de la varianza de peso unidad nos ofrece información sobre la validez de la precisión supuesta de partida. Un valor a posteriori próximo a uno indica que la suposición inicial se cumple y esto implica que los errores estimados a priori son acordes a la observación realizada. Los resultados fueron aceptables, teniendo en cuenta todos los condicionantes atmosféricos en el momento de la observación. Tras el cálculo y la compensación de la red, se obtuvieron las coordenadas compensadas y ajustadas de los doce vértices que componen la red. De este modo, estuvimos en disposición de proceder al levantamiento topográfico de la zona.

1.6. Conversión de la altitud elipsoidal a altitud ortométrica Para pasar de coordenadas altimétricas elipsoidales a ortométricas se empleó el modelo global de geoide EGM96, pues no se disponía de ninguna referencia altimétrica de partida. Con este modelo se pudo hallar la altitud ortométrica, ya que a partir de EGM96 se puede determinar la

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LEVANTAMIENTO TOPOGRÁFICO

ondulación del geoide, N. La altura ortométrica, H, se obtiene restando la altura elipsoidal h (dada por el GPS) según: H = h – N. De esta forma, todas las altitudes fueron referidas a un sistema altimétrico absoluto global. Tanto los datos planimétricos como altimétricos estaban adaptados a un sistema de referencia absoluto materializado por bases.

2. Productos derivados 2.1. Planos y perfiles topográficos El mapa topográfico de Tall as-Sin se realizó a escala 1:1000, con una equidistancia entre curvas de nivel de un metro. En arqueología es importante que la equidistancia entre las curvas de nivel sea pequeña, ya que a partir de ellas se obtiene información de detalle muy útil en este tipo de investigaciones. Permite determinar, por ejemplo, el desnivel existente entre la ciudad propiamente dicha y la muralla, la pendiente y la erosión de la misma, la altura de las torres, el emplazamiento y disposición de las tumbas de la necrópolis, etc. Además, se asociaron datos adicionales como carreteras, instituciones públicas, tendido eléctrico y los elementos artificiales característicos del terreno, que resultaron fundamentales a la hora de conocer el estado actual del yacimiento arqueológico. Una de las informaciones más relevantes fue la de identificar y delimitar el contorno del recinto amurallado, las entradas principales y la dimensión exacta de la ciudad, así como hacerse una idea aproximada de la morfología urbana de este enclave. El levantamiento topográfico también sirvió para posicionar de forma minuciosa las numerosas tumbas bizantinas, que formaban parte de una antigua necrópolis extramuros. Para ello, se dotó de coordenadas absolutas a las entradas de todas las tumbas, según un sistema de referencia absoluto que sirvió para conocer su orientación exacta.

2.2. Creación de un Modelo Digital de Elevaciones (MDE) Un modelo digital del terreno (MDT) representa la distribución espacial de una variable cuantitativa y continua. Cuando esta variable es la cota del terreno, se denomina Modelo Digital de Elevaciones (MDE). Los MDE facilitan la realización de estudios topográficos de la zona, así como extraer e interpretar pendientes u otras formas artificiales del terreno que ayudaran a conocer las características del yacimiento. La información altimétrica de origen se consiguió mediante el levantamiento topográfico que se realizó en la zona. Se observaron más de 4.000 puntos topográficos. Para realizar el modelo de la superficie es necesario acudir a métodos de interpolación, ya que no es posible medir todos los puntos de la superficie. Estos métodos de interpolación espacial permiten calcular el valor altimétrico de toda la superficie conociendo el valor de esa variable en otras posiciones. Los interpoladores utilizados aquí (locales) operan sólo dentro de una pequeña zona alrededor del punto a interpolar, de tal forma que un cambio en un dato muestral solo afecta a una zona reducida. Existen varios métodos de interpolación, que de acuerdo con la precisión requerida, de los datos de partida y de la orografía del terreno resultan más representativos unos que otros. El método utilizado fue el de interpolación Krigeado para representar los gráficos tridimensionales (lám. LV, 2). Krigeado es un método geoestadístico,

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JOSÉ MIGUEL GASPAR SORIANO - JOSÉ LUIS LERMA GARCÍA

que ofrece una gran flexibilidad, considerando tanto las distancias como la geometría de la localización de muestras 4. La cota interpolada se obtiene por cálculo de la media ponderada de un número predeterminado de puntos muestrales. La salida que se obtiene con este tipo de interpolación es una imagen raster. Su estructura es tipo grid y está formada por celdillas de igual forma y tamaño, que hacen referencia a una determinada zona de la superficie terrestre. Los valores numéricos se asignan a los centros de las celdillas, lo que implica que la precisión variará con la resolución de la celdilla. Por tanto, los datos originales no son respetados excepto si éstos coinciden con el centro de la celdilla. La estructura raster presenta como elemento positivo la fácil y rápida gestión de la información. Entre las ventajas del Krigeado cabe destacar la capacidad de cifrar el error en el valor del modelo digital. Por tanto, toda cota resultado del proceso de interpolación viene acompañada por una estimación acerca de la varianza de la superficie5. El modelo raster no permite el tratamiento de discontinuidades topográficas que supongan cambios superficiales bruscos, como fuertes rupturas de pendiente, ya que genera modelos muy suavizados. Dada esta particularidad, se calculó un modelo digital basado en un TIN (Irregular Triangulated Network). El TIN se define como un conjunto de triángulos irregulares adyacentes y no superpuestos. Se construye ajustando un plano a tres puntos no colineales. La interpolación que se utiliza es también local y exacta, porque asigna a cada punto el valor resultante de interpolar un plano por los tres puntos de muestra más cercanos. Es el único método que respeta la altimetría original de la zona, a diferencia del modelo raster anteriormente comentado. Si los puntos definen bien el terreno, el TIN podrá representar de forma precisa una superficie con menos puntos que otros modelos. Se utiliza el algoritmo de Delaunay, el método más habitual de triangulación, debido a que sus triángulos intentan ser lo más equiláteros posibles. Es más rápido que un raster y el más satisfactorio para superficies topográficas con fuertes discontinuidades, puesto que se adapta a la complejidad del terreno, conformando una red de triángulos más densa allí donde es mayor el número de puntos de muestra. Desde un punto de vista visual, estos modelos ofrecen un gran potencial, pues un simple vistazo a vuelo de pájaro, posibilita la interpretación orográfica del terreno, resaltando sus características más importantes, como la muralla o el antiguo cauce del Éufrates (lám. LV, 1).

3. Conclusiones Todo el trabajo topográfico desarrollado en Tall as-Sin viene acompañado de la observación y cálculo de una red, a partir de la que se densificaron los elementos característicos del terreno. Es de suma importancia establecer vértices, con la máxima exactitud posible, ya que se trata de áreas de gran extensión, con altas cotas de variación en los factores climáticos. En misiones arqueológicas, la topografía y las técnicas cartográficas posibilitan la generación de productos que ayudan sobremanera a posicionar en el terreno, de forma

4

Moral 2004.

5

Márquez Pérez 2004, p. 58.

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LEVANTAMIENTO TOPOGRÁFICO

inequívoca, las diversas manifestaciones humanas y geográficas en documentos como planos o mapas topográficos y/o temáticos. Los mapas topográficos, los perfiles y los MDE son útiles a la hora de hacer estudios sobre las pendientes o estructuras de la ciudad. El estudio de las vaguadas y elevaciones, así como de los factores geográficos, en combinación con la acción antrópica, es de gran utilidad para explicar estos antiguos asentamientos en colaboración con la investigación arqueológica.

Fig. 1. Geometría de la Red.

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V DESCRIPCIÓN, FICHAS Y PLANOS DE LAS TUMBAS CAMILLA MILETO - FERNANDO VEGAS Universidad Politécnica de Valencia

La arquitectura excavada posee una serie de peculiaridades, que afecta esencialmente a los siguientes parámetros arquitectónicos: el concepto, la materia, la construcción, el espacio, la estructura, la forma, la relación con el entorno, el régimen de propiedad y la relación espacio público y privado1. En primer lugar, en un plano conceptual, se trata de una arquitectura que nace de la sustracción y no de la adición como sucede habitualmente en la arquitectura contemporánea. En cuanto a la materia prima, al menos en principio, existe una presencia masiva y prácticamente ilimitada del material de construcción, que está constituido por el terreno o la roca madre. Por tanto, no se necesita en la construcción de este tipo de arquitectura ni material aglomerante, como el mortero (ya sea cal, yeso, barro, material orgánico, etc.), ni material auxiliar de fijación (clavos, tacos, cuñas, cordajes, etc.). Los instrumentos empleados en su construcción son pocos, simples y de una sencillez extraordinaria si los comparamos con cualquier otro tipo de arquitectura aérea. Habitualmente, estos instrumentos se reducen a las herramientas para excavar y proporcionar un acabado a las superficies internas (si es que existe) y al recipiente para extraer el material sustraído. Es, además, una arquitectura de crecimiento espacial teóricamente ilimitado, pues puede expandirse perfectamente en todas direcciones, a tenor de las necesidades, con la única limitación de topar con alguna estructura vecina en su crecimiento en la oscuridad subterránea. Se trata, por tanto, de una arquitectura cuya única preocupación es aquella de hurtar su configuración a la presencia de eventuales cuerpos adyacentes. Su estructura está fundamentada en la cohesión del propio terreno. La habilidad del constructor no reside en este caso en el montaje apropiado de los elementos para encontrar un equilibrio estructural adecuado, sino en la habilidad de desmontar el terreno sin llegar a desarmar la capacidad aglutinante y portante de su composición geológica o mineralógica. Su forma apunta a la organicidad frente al cartesianismo propio de la arquitectura aérea. Sin embargo, mucha de la arquitectura excavada adopta como botón de muestra ejemplos de arquitectura aérea perfectamente cartesianos, de manera que esta observación puede llevar a engaño. Sin embargo, la propia forma de trabajo coadyuva a suavizar los contornos y a atajar aristas y esquinas, de manera que esta tendencia a la organicidad aparece al final, a mayor o menor escala, en las formas de la arquitectura excavada. 1

Para unas reflexiones sobre la arquitectura excavada, véase: Noguera, Vegas 1996, pp. 88-92.

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CAMILLA MILETO - FERNANDO V EGAS

La relación con el entorno es completamente armoniosa, dado que se parte en un principio de la no-afección a la superficie del mismo, a excepción del acceso al interior que perfora la superficie del terreno. Esta armonía con el paisaje se produce por dos motivos: en primer lugar, por no afectar volumétricamente al perfil del terreno y, en segundo lugar, por tratarse de una arquitectura por sustracción, es decir, que no apila material sobre el ya existente en el entorno natural. Por esta razón, la arquitectura excavada posee una extraordinaria capacidad de integrarse en el paisaje donde nace, capacidad aún mayor si cabe que la propia arquitectura vernácula, que también emplea los materiales del entorno en su construcción, con apenas elaboración de los mismos. La arquitectura excavada, lejos de ser algo atípico, se ha constituido tradicionalmente en una opción muy socorrida para alojar tanto a los muertos como a los vivos2. Prueba de ello, son los ejemplos de toda la cuenca mediterránea: como las necrópolis y la arquitectura eremítica o residencial presente desde la Capadocia, en Turquía, al arco levantino español, y desde Matera, en Italia, hasta Matmata, en Túnez. La abundante y rica arquitectura excavada de las llanuras aluviales de China3, la arquitectura religiosa excavada de la India o de Etiopía, las grutas artificiales junto al desaparecido Buda de Bamiyán, en Afganistán, y la arquitectura doméstica de los dogón, en Malí, son otros muchos ejemplos.

1. Características de la arquitectura y la urbanística funerarias El tratamiento de los muertos varía significativamente de unas culturas a otras, pero en esencia todas estas actitudes se pueden dividir en dos grandes grupos: aquellos que hacen desaparecer el cadáver por diversos medios y que, por tanto, no generan arquitectura, y aquellos que alojan a los muertos de diversas formas que, a la postre, constituyen lo que denominamos la arquitectura funeraria. Un aspecto relevante de las ciudades para los muertos está constituido por la arquitectura funeraria excavada, en particular, de aquella que no entierra simplemente al difunto, sino que lo aloja ordenadamente en espacios creados a tal fin, como en el caso de la necrópolis de Tall as-Sin. El advenimiento de un nuevo fallecido en la familia provocaba la apertura de la tumba y la ubicación del cadáver en los arcosolios dispuestos a tal afecto. De manera paralela al pragmatismo de esta solución arquitectónica, existe una fuerte connotación psicológica de vuelta al seno materno. La recreación de este espacio cálido de acogida en el vientre de la tierra era considerada en los tiempos primitivos del Cristianismo como un lugar de paso, un nuevo estado de buena esperanza previo a un segundo alumbramiento en la vida eterna4. De hecho, la creación de un espacio propio para los muertos, cuyo contacto directo con la tierra se evitaba, respondía a la superstición de que de otra manera la resurrección se habría producido con mayor dificultad. La necrópolis de Tall as-Sin puede constituir una especie de reflejo “invertido” de la arquitectura de la ciudad desaparecida, a modo de un doble idealizado de la misma y una 2

Arecchi 2001.

3

Knapp 2000, pp. 192-220.

4

Ragon 1986, p. 20.

78

DESCRIPCIÓN, FICHAS Y PLANOS DE LAS TUMBAS

reproducción del antiguo orden socioeconómico de los vivos5. La futura excavación detallada de las viviendas, que constituían la ciudad, podría brindar elementos de reflexión sobre hasta qué punto la arquitectura funeraria subterránea imita la arquitectura de los vivos en este yacimiento arqueológico. En cualquier caso, la arquitectura de la época documentada en la zona refleja una disposición similar a la estructura organizativa de los hipogeos excavados en Tall as-Sin, es decir, un acceso directo a un espacio central en torno al cual se disponen y abren los cuerpos rectangulares alargados, que constituyen las diversas estancias de la vivienda.

2. La catalogación y el levantamiento de las tumbas: metodología El trabajo de campo ha sido planteado de la siguiente manera. Tras la identificación, la ubicación y la numeración sistemática de las tumbas sobre un plano general de situación, elaborado por los topógrafos del equipo, se ha procedido a clasificar las tumbas en tres grandes sectores (A, B y C), con diversas subzonas, lo que permite una rápida ubicación de éstas dentro de la necrópolis. La falta de referencias orográficas claras ha complicado sobremanera la ubicación de las tumbas, que han debido numerarse con esmerada atención para evitar confusiones por la cercanía y la extraordinaria similitud entre ellas. En el plano general de emplazamiento, y en el más inmediato de situación, se ha señalado la posición de los hipogeos bien mediante un rectángulo de forma oblonga, dispuesto perpendicularmente a la escalinata de acceso (para el caso de los no accesibles), bien con su plano real (para las tumbas con acceso). Por último, la localización de las tumbas en fosa sin acceso se ha indicado a través de un simple rectángulo, mientras que para las accesibles se ha hecho con su plano original (fig. 7-13). Se ha establecido una división clara entre las tumbas accesibles y aquellas que no lo son. De las primeras, se ha podido realizar una detallada inspección interior, que ha servido para llevar a cabo un levantamiento métrico exhaustivo y diversas observaciones relativas a la materialidad de la tumba. De las segundas, únicamente ha sido posible documentar su existencia y ubicación dentro de la necrópolis. Obviamente, las tumbas accesibles han proporcionado una documentación mucho más exhaustiva de su geometría, construcción y estado de conservación. El trabajo en el interior de las mismas ha sido complejo y laborioso por el reducido espacio disponible, la oscuridad, la falta de ventilación y el calor acumulado por la masa de tierra circundante. En la mayoría de ellas (excavadas o saqueadas hacía varios años), ha sido necesaria la limpieza previa de la basura acumulada y la extracción del depósito arqueológico conservado aún en la entrada o la cámara para poder realizar el trabajo del levantamiento gráfico con garantías. Para la realización de la toma de datos en el interior de las tumbas se ha empleado el flexómetro, la cinta métrica, el distanciómetro láser, tanto de manera directa como asociada a un tecnígrafo y, eventualmente, conformadores o perfiladores para la toma de datos de los perfiles elaborados. Las características de la arquitectura excavada, realizada manualmente con la ayuda de pequeñas herramientas, han complicado sobremanera la labor del levantamiento

5

Ragon 1986, p. 45.

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CAMILLA MILETO - FERNANDO V EGAS

gráfico, que ha debido seguir fielmente el trazado orgánico irregular de estos espacios subterráneos. Tanto los muros perimetrales como las aristas verticales no presentan un trazado recto, sino a menudo poligonal, curvo o mixtilíneo, para cuyo levantamiento minucioso ha resultado fundamental el uso del distanciómetro láser. Asimismo, ha sido necesaria una triangulación exhaustiva de las medidas tanto interiores como exteriores, dado que ningún elemento respondía a medidas perfectamente ortogonales; la escalinata de acceso a los nichos o el espacio central de la cámara presentaban formas trapezoidales, oblongas o mixtas. Además, dado que el suelo de la tumba rara vez se presentaba horizontal, ha sido preciso hallar una horizontal de referencia para poder realizar también el levantamiento del desnivel del fondo de la tumba. La presencia de superficies de doble curvatura, pequeñas superficies regladas y acordes, y despliegues de bóvedas sin aristas ha requerido especial atención en el levantamiento. En particular, el borde de los arcosolios presenta múltiples variaciones (forma, perfil, altura de parapeto, presencia de dintel y/o jambas, interacción en la bóveda del techo, etc.), cuyo atento dibujo ha permitido extraer conclusiones sobre las tipologías de las tumbas y su posible cadencia temporal no contemporánea. Igualmente, se han empleado cuerdas como método auxiliar para obtener los radios de curvatura de arcos y bóvedas. Las formas orgánicas de la erosión atmosférica sobre el terreno, en particular en las zonas más expuestas como las escalinatas o las puertas de acceso, o incluso en las tumbas con el techo completamente colapsado, han requerido igualmente un trabajo minucioso de levantamiento con el apoyo del distanciómetro láser. Por último, cabe indicar que ha sido fundamental el uso de linternas y focos en forma de luz rasante a las superficies, dado que esta posición esquinada ha permitido descubrir detalles de la textura, construcción y elaboración de las superficies, que no resultaban aparentes en la oscuridad o con la aplicación de luz directa. Una vez obtenidos los datos in situ, su puesta a escala se ha realizado con ayuda de un programa gráfico de diseño asistido por ordenador, con la ayuda eventual de programas de tratamiento gráfico de imágenes fotográficas para su corrección, rectificación y ensamblaje6. En general, la presentación y disposición final del levantamiento de los hipogeos se muestra de la siguiente manera: la planta del mismo en la parte superior y bajo éste cuatro alzados interiores, de los que hay dos longitudinales que incluyen la escalera de acceso (secciones paralelas a los arcosolios Norte y Sur) y dos perpendiculares que afectan sólo a la cámara (secciones paralelas al arcosolio Oeste). Los planos se completan con un sexto alzado (salvo en aquellas tumbas donde la puerta no es accesible) perteneciente a la puerta exterior de acceso a la tumba observada desde la escalinata de acceso. Finalmente, se ha creído conveniente el relleno del entorno de los dibujos con una masa gris que representa el terreno donde se ha excavado la tumba. Se trata de una pequeña concesión gráfica que proporciona cuerpo, prestancia y solvencia a los dibujos. Además, ubica estos hipogeos en su verdadero contexto subterráneo y permite recordar en todo momento que se trata de espacios excavados. Para el caso de las tumbas en fosa, dada su mayor sencillez, el levantamiento se reduce a una planta y una sección perpendicular y/o longitudinal.

6

Para un mayor detalle sobre estas técnicas de levantamiento gráfico, véase Vegas, Mileto 2002.

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DESCRIPCIÓN, FICHAS Y PLANOS DE LAS TUMBAS

2.1. La ficha de catalogación Se ha elaborado una ficha estandarizada para catalogar las tumbas en hipogeo con acceso desde el exterior. La ficha se ha diseñado para recoger la documentación obtenida de los treinta y siete hipogeos excavados, reexcavados, dibujados y estudiados en profundidad. Además de una serie de datos básicos (el número de la tumba, el sector donde se ubica, la orientación, el plano de situación de la tumba en cuestión y una fotografía del acceso a la misma) la ficha contiene otros campos, a saber: datos dimensionales, datos materiales, estado de conservación y, finalmente, datos arqueológicos y antropológicos, cuando se dispone de ellos. Los datos dimensionales hacen referencia a la superficie en planta de la cámara, la altura de la misma, el número de arcosolios presentes, el número de nichos exteriores ubicados en los muros laterales de las escaleras y su ubicación relativa, la longitud del recorrido de acceso, la altura del hueco de acceso, la profundidad y el volumen excavados. Este último dato constituye un parámetro de comparación extremadamente válido puesto que, con independencia de la forma y la tipología del hipogeo, permite medir cuantitativamente la cantidad de trabajo invertido para la excavación de la tumba. Finalmente, se incluyen las dimensiones de los nichos de la cámara. Los datos materiales hacen alusión a la conservación en la actualidad, ya sea en el Museo de Deir ez-Zor o in situ de la losa de cerramiento y su conformación material (en piedra caliza organógena, en aljez/alabastro o modelada con mortero de yeso); a la forma del hueco de entrada (rectangular, arco de medio punto y arco rebajado); a la presencia de pilares y, en su caso, el número y tipo de sección; a la existencia de elementos decorativos y somera descripción de los mismos; a la forma de la cubrición, que puede ser abovedada, plana o mixta; y, por último, se incluye una referencia al estado de conservación, que contempla tres posibles opciones: ruina, deficiente o bueno. Los datos arqueológicos recogidos en la ficha se refieren a la fecha de la excavación o el saqueo de la tumba, en el caso de que se conozca, y a los restos encontrados en el interior de la tumba, tanto de huesos humanos como de mobiliario funerario. Para elaborar esta sección se ha utilizado la información obtenida por nuestras propias investigaciones y la disponible en el informe arqueológico realizado por el Museo de Deir ez-Zor en la campaña de 20037. En último lugar, en caso necesario, existe un campo de observaciones para la información no recogida en alguno de los apartados de la ficha. Para la catalogación de las cinco tumbas en fosa con acceso de la necrópolis se ha procedido a la simplificación de la ficha descrita más arriba, eliminando aquellos campos que carecían de sentido para este tipo de enterramiento. El resto de tumbas, las no accesibles, también fueron catalogadas según otra ficha normalizada que, además del número de la tumba, el sector, el plano de localización y una fotografía general, incluye referencias a su estado de conservación y observaciones. Estas

7

Los datos arqueológicos de las fichas de catalogación han sido recopilados por Juan Luis Montero Fenollós, Ignacio Márquez Rowe, Felip Masó Ferrer y Francisco Caramelo.

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CAMILLA MILETO - FERNANDO V EGAS

tumbas, que suman un total de ciento veintiocho, no han sido tenidas en cuenta para el presente estudio.

3. El proceso de construcción de los hipogeos El proceso de construcción de las tumbas merece una reflexión detenida. A pesar de la sencillez y la dimensión reducida de los espacios, las dificultades técnicas a superar en la realización de los hipogeos no son desdeñables. Es evidente, que tras un ejercicio reiterativo de ensayo y error, las primeras tumbas excavadas con éxito y garantías de durabilidad marcarían la pauta a seguir por el resto de constructores de estos enterramientos subterráneos. Las herramientas empleadas en la excavación de los sepulcros fueron sencillas. A juzgar por las huellas y las trazas dejadas sobre la superficie de la roca excavada, que son observables con claridad con una luz rasante, particularmente en las tumbas 139, 152, 153, 154 y 161, se puede inferir el empleo de piquetas o alcotanas, con un pico en forma de espátula paralelo a los golpes abatidos sobre la roca. Así mismo, las trazas dejadas sobre la superficie interna en las zonas más recónditas de las esquinas permiten imaginar un instrumento con un mango perpendicular, dado que de otra manera hubiera sido imposible dejar las huellas visibles en dicha tumba. Esta circunstancia es clara en la tumba 154. Precisamente, las trazas presentes en las esquinas de las tumbas pueden servir para dilucidar si el constructor de la tumba era zurdo o diestro. Este hecho aparentemente banal, pero importante desde el punto de vista de la cultura material, parece evidente al menos en tres tumbas. Éste es el caso de la número 139, 152 y 153, que fueron construidas con bastante probabilidad por un obrero diestro. De las cinco tumbas donde se aprecian las trazas de la herramienta empleada sobre sus superficies internas, una de ellas, la número 154, se cuenta entre las más elaboradas de la necrópolis desde un punto de vista arquitectónico, mientras que la 152 y la 161 presentan un pilar interno en el espacio central. La aparente importancia de estas tres tumbas no ha significado, sin embargo, un mayor detalle en el acabado. Por el contrario, en otras tumbas, en principio más humildes, las huellas de la herramienta usada han desaparecido, ya sea por el lijado o pulido posterior de la superficie excavada o por un mal estado de conservación de la superficie de sus paredes. No debe desecharse el empleo de algún instrumento para refinar las superficies excavadas, probablemente una piedra con una cara plana en la parte a aplicar y convexa en el reverso para permitir su manipulación. A la hora de analizar la ejecución, debemos destacar aquellas tumbas que presentan mayor trabajo cuantitativo, es decir, mayor volumen de roca extraído, y aquellas que presentan mayor trabajo cualitativo, esto es, la complejidad y delicadeza en el diseño, el replanteo, la ejecución y el nivel de acabado final del conjunto. El tiempo de ejecución de estas tumbas puede ser muy variable. La extracción de 13,5 m3 de roca como media de un hipogeo no requiere demasiadas jornadas de trabajo. La energía del obrero es parte igualmente determinante, como lo demuestra la comparación entre las trazas de hinca de unas tumbas con otras. En cualquier caso, existieron posiblemente hipogeos hechos de una sola vez junto a otros que crecieron y añadieron nuevos arcosolios, a medida que dictaba la necesidad. Esto explicaría la irregularidad de varias de ellas y la falta de arcosolios en alguno de sus lados, como en la tumba 162.

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DESCRIPCIÓN, FICHAS Y PLANOS DE LAS TUMBAS

La mayor dificultad a superar en la ejecución de una tumba residía en el replanteo y en el diseño del espacio interior (arcosolios y bóvedas), más que en el número de metros cúbicos de roca a extraer del terreno. Dada la densidad de hipogeos en algunos sectores, otro problema a contemplar consistía en no invadir el espacio excavado para las tumbas vecinas mientras se construía la propia. Por ejemplo, el agujero que comunica en la actualidad el arcosolio meridional de la tumba 18 y el dromos de la tumba 19 puede ser obra de un expoliador en fechas recientes. Pero la extrema cercanía de ambas tumbas, separadas por poco más de 10 cm, permite sugerir que dicho orificio sea el resultado de una perforación fortuita durante el proceso de excavación de la cámara de uno de los hipogeos. Por último, cabe hacer una reflexión sobre las medidas internas de las tumbas. Los hipogeos responden en la zona de los nichos a medidas antropomórficas de carácter casi modular, pero el conjunto (cámara central y arcosolios) adquiere una frescura espontánea en su disposición, que mucho tiene que ver con el carácter tendencialmente orgánico de estas formas telúricas. Las variaciones trapezoidales, oblongas y curvas, y la creación de esquinas más o menos robustas brindan una gran variedad de disposiciones en planta.

4. Características generales y variantes Con la única excepción de las cinco tumbas en fosa (131-135) del sector C-1, que sólo representan el 3 % de las ciento setenta tumbas inventariadas, los hipogeos de Tall as-Sin constituyen el tipo de enterramiento característico de este cementerio bizantino. Poseen unas características similares en su organización y forma (lám. XII y XIII). Los hipogeos tienen una escalinata de acceso abierta al cielo y orientada de Oeste a Este, que aboca a un rellano y a un acceso tapiado con una losa de caliza organógena, aljez o pasta de yeso, a juzgar por los ejemplos conservados. Franqueado este acceso, se penetra bajo tierra en un espacio central con tres arcosolios orientados al Sur, Norte y Oeste en cuyos nichos se realizan las inhumaciones. Hay pocas variantes en cuanto a la disposición y número de arcosolios (lám. III; IV; VI-XXV; XXVII; XXVIII, 1; XXXI-XXXVI Y LVII-LIX). Sólo conocemos la presencia de una tumba, la número 17 (lám. V y LVI, 2) con cinco arcosolios (dos en los lados septentrional y meridional y uno en lado occidental), dos variantes (la número 155 y 159), que incluyen pequeños nichos a uno o ambos lados del hueco de acceso (lám. XXVI y XXVIII, 2) y un caso (tumba 162), en el que se renuncia a la construcción del arcosolio Sur, probablemente porque nunca se llegó a necesitar (lám. XXIX, 1). La superficie en planta de estos hipogeos oscila entre los 2,26 m2 de la tumba 13 y los 5,70 m2 de la número 161, siendo la superficie media de 3,43 m2 (fig. 1). El tamaño de las cámaras no tiene nada que ver con la pobreza o la escasez de medios. Antes al contrario, la tumba 168, siendo una de las más reducidas de todas ellas tanto en planta (2,47 m2) como en volumen (8,24 m3), se cuenta entre las que ostentan mayor calidad arquitectónica en su cuidadoso trazado y en su depurada ejecución. Es, justamente, esta precisión la que ha permitido en este caso la reducción de las medidas y, por tanto, del trabajo de excavación, al mínimo indispensable. El mayor volumen excavado corresponde a la tumba 17 (18,18 m3), la única que posee cinco arcosolios, y la 163 (20,97 m3), ambas en el sector B, y a la número 161 (19,63 m3), en el sector C-3 (fig. 2 y 3). Las tumbas de este sector se distinguen por su amplio volumen, ya que

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a excepción de dos casos (tumbas 150 y 156), siempre superan los 10 m3. Esta demostración del mayor esfuerzo invertido en la excavación de las tumbas de este sector se confirma con otros detalles de diseño y acabado que abundan en este grupo, como la ejecución esmerada, los marcos de las puertas rebajadas, la eventual presencia de pilares, y las inscripciones y los símbolos pintados o grabados. El parámetro de la profundidad alcanzada con la excavación ofrece otros datos interesantes. Cuatro de las cinco tumbas más profundas (148, 149, 157 y 160), que alcanzan los 3,82-2,97 m de cota de profundidad, también se ubican en el sector C-3. En cambio, tres de las cuatro tumbas más superficiales (13, 146 y 168), que llegan una cota de 1,91-2,04 m de profundidad se localizan en el sector A y C-28. Dentro de este abanico, la profundidad media de las tumbas se sitúa en 2,5 m. Si se contrastan estas medidas de profundidad con la altura de la cámara interior, que varía entre 1,24 m (tumba 13) y 1,87 m (tumba 19), el terreno restante entre el techo de la tumba excavada y la superficie exterior posee unas medidas que oscilan entre 1,48 y 0,75 m. La longitud de la escalinata de acceso constituye igualmente otro interesante parámetro de comparación entre tumbas. La mayor longitud de escalinata corresponde a la tumba 139 con 4,70 m, mientras que las menores pertenecen al hipogeo 17 (cinco arcosolios) y a la tumba 168 con 2,78 m y 2,88 m respectivamente. La longitud media de recorrido de la escalinata de acceso está en 3,9 m. En las paredes laterales del descenso en escalinata hacia la cámara funeraria es frecuente la presencia de nichos de reducidas dimensiones para enterramientos infantiles. Es probable que alguna creencia impidiera su enterramiento dentro del recinto funerario propiamente dicho, pero tampoco lejos de él. Predomina la posición de estos nichos en el muro lateral izquierdo o meridional, con ejemplos claramente detectados en las tumbas 18, 145, 146, 148, 150, 153, 154, 156, 157, 159 y 160. Nichos ubicados en el muro lateral derecho o septentrional sólo aparecen en las tumbas 16, 49, 161 y 163. En las tumbas 14 y 17 los nichos se encuentran en cambio a ambos lados de la escalinata. Estos hipogeos suman un total de diecisiete, que sobre el conjunto de los treinta y cinco excavados íntegramente de la necrópolis, suponen casi la mitad de tumbas con nichos laterales externos para niños. El tipo de puerta es otro parámetro interesante de ser analizado en los hipogeos de Tall asSin. Predominan las puertas de forma rectangular, que han podido documentarse en las siguientes tumbas: 20, 49, 138, 140, 141, 145, 146, 147, 148, 153, 154, 157, 160, 161, 162, 163, 164, 168 y 169. Esta tipología representa el 51,3 % del total de las puertas visibles en la actualidad. Dentro de este tipo de puertas de acceso rectangulares hay algunas más elaboradas, que poseen un rebaje en el marco para alojar la losa del cerramiento (caso de las tumbas 138, 153, 154, 161 y 163) o incluso tienen una especie de alfiz semicircular (tumba 160). Las puertas de arco de medio punto son otro modelo frecuente en la necrópolis de Tall as-Sin. Este acceso está presente en las tumbas 14, 16, 17, 18, 139, 149, 152 y 158, y representan el 21,6 % del total. Además, existe un tipo puerta de arco rebajado en los accesos de las tumbas 42, 155, 8

En este análisis sobre la cota de profundidad alcanzada por los hipogeos no se han tenido en cuenta las tumbas 139, 140, 141, 147, 156 y 162, ya que en la excavación de 2003 y en la posterior limpieza en 2005-2007 no se llegó hasta el suelo original de las cámaras funerarias. Por tanto, los datos sobre profundidad y volumen excavados no se ajustan a la realidad, pues son menores.

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DESCRIPCIÓN, FICHAS Y PLANOS DE LAS TUMBAS

156, 166 y 170 (fig. 5). Este grupo constituye el 16,2 %. En cuatro casos no pudo determinarse el tipo de hueco por el hundimiento del hipogeo (150 y 151), por su forma irregular (tumba 159) o por la imposibilidad material de ver la puerta al estar aún sellada (tumba 19). La altura del hueco de acceso a las cámaras funerarias oscila entre los 61 cm de la tumba 157, que es rectangular, y 1,05 m de la tumba 18, que es de arco de medio punto. Éstas y otras medidas demuestran que, en general, las puertas rectangulares poseen menor altura que las puertas de arco de medio punto. Una vez franqueada la puerta de acceso, se observan tres variantes para acceder al suelo de la cámara. La primera consiste en un acceso directo (caso de los hipogeos 13, 18, 49, 139, 140, 141, 147, 148, 151, 153, 156 y 166), que supone el 32,4 % del total. Por el contrario, en la segunda variante el acceso se realiza a través de un pequeño escalón situado justo delante de la puerta, que sirve para salvar el desnivel existente entre el rellano de la puerta y el suelo de la cámara funeraria. Este sistema está presente en los hipogeos 14, 16, 17, 19, 20, 42, 138, 145, 146, 149, 150, 152, 154, 155, 157, 158, 159, 160, 161, 164 y 168, que representan el 56,7 %. La tercera posibilidad consiste en un escalón corrido a lo largo de toda la fachada interior del hipogeo. Es el caso de los hipogeos 162, 163, 169 y 170, es decir, el 10,8 % de las tumbas subterráneas (fig. 6). En el interior de la cámara, el tipo de cubrición de las tumbas visitadas presenta las siguientes variaciones: plana, abovedada y mixta. La cubrición plana, que es la tipología más frecuente, está atestiguada en las tumbas 13, 14, 20, 49, 138, 139, 140, 141, 145, 146, 147, 148, 149, 153, 156, 157, 161, 162, 164, 166, 168 y 169 y representa el 62,1 % del total de los enterramientos estudiados. El tipo abovedado está presente en las tumbas 16, 17, 18, 154, 155 y 163, que suman el 16,2 % del total. El hipogeo 154 constituye un caso excepcional, puesto que sus arcosolios y bóvedas están trazados y ejecutados con gran perfección arquitectónica y conserva además sobre la superficie excavada del arcosolio septentrional los dos agujeros dejados por los clavos usados para replantear y trazar los arcos de circunferencia del arcosolio y de la bóveda. Por último, la cubrición mixta, aparece en las tumbas 42, 152, 154, 158, 159, 160 y 170, y suponen también el 16,2 % de las tumbas (fig. 5). Los arcosolios también presentan interesantes variantes que merecen ser reseñadas. En líneas generales, se pueden encontrar con arcos de medio punto, con arcos carpaneles o rectangulares o con arcos rebajados. Los arcosolios con arco de medio punto están presentes en las tumbas 14, 16, 17, 18, 19, 20, 49, 140, 141, 154, 155, 157, 158, 159, 160 y 164, que conforman el 47,2 % del total. Los arcosolios con arco carpanel o rectangular están documentados en los hipogeos 13, 138, 139, 150, 151, 156, 162, 168 y 170, esto es, el 22,2 % del conjunto. Finalmente, los ejemplos de arco rebajado, que en ocasiones resulta complejo distinguir de los de arco de medio punto, aparecen en las tumbas 42, 139, 145, 146, 147, 149, 152, 153, 163, 166 y 169, y representan el 30,5 % (fig. 5). Hay otro interesante parámetro que pone en relación el trazado del arcosolio con el trazado de la bóveda. En la mayor parte de los casos (141, 155 y 170, por citar alguno), el arcosolio se presenta independiente respecto del trazado de la bóveda, de manera que existe un borde interior entre ambos. Evidentemente, esta solución arquitectónica no requiere de una gran pericia, puesto que la independencia entre los dos trazados permite absorber cualquier tipo de irregularidad en la posición, ubicación y trayectoria de ambos. En cambio, el número de tumbas donde el arcosolio y la bóveda se han trazado de manera que sean tangentes en la

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cúspide de ambos, solución arquitectónica que requiere una cierta destreza y algunos rudimentos de geometría, es menor. Esto ocurre en las tumbas 139, 140 y 145, entre otras. Por último, en las tumbas 16, 17 y 18 se adopta la solución más simple, que consiste en la coincidencia entre el trazado del arcosolio y el de la bóveda, de manera que para construirlo sólo resultaba necesario describir una única curva sobre la pared excavada. En cuatro hipogeos se ha detectado la presencia de un pilar en el espacio central, ya sea circular (tumba 161), rectangular (138) o poligonal (151 y 159), lo que indica que este soporte central no era un elemento habitual en las cámaras subterráneas (10,8 %). La comparación de las superficies de estos casos con otras tumbas de dimensiones similares o mayores que no poseen soporte permite descartar la idea de que los pilares se hayan construido para sostener un techo de mayor superficie. Bien al contrario, algunas superficies de estas tumbas son bastante discretas. Además, la tumba 151 aparece en la actualidad hundida y la bóveda de la 159 amenaza desprendimiento (el pilar ya está caído), a pesar de tener ambas un pilar de soporte. El análisis del terreno sustentado permite también descartar que los pilares se hayan construido, o mejor dicho excavado, en estas tumbas para sustentar un terreno que ofrecía menos garantías, dado que es exactamente igual a las tumbas adyacentes que no poseen pilar. Es posible que la función de estos pilares fuera la de tener un grado de seguridad añadido para garantizar la conservación y prevenir el colapso de la cámara, pero no parece que estos pilares hayan colaborado efectivamente a la pervivencia de estas tumbas en concreto. El trazado arquitectónico esmerado y la presencia de decoración labrada o pintada asociada al pilar como en el caso de la tumba 161 permiten aventurar la hipótesis de que se hayan creado estos soportes también con un fin decorativo.

5. Estado de conservación Las treinta y siete tumbas con fácil acceso presentaban en septiembre de 2007 un estado de conservación variable, entre deficiente y bueno. Sólo se han observado dos tumbas en ruina con el colapso de la bóveda, como es el caso de las tumbas 150 y 151, aunque el resto de las paredes excavadas se conserva bien. Las tumbas 18, 19, 20, 139, 145, 152, 153, 156, 158, 159 y 166 tienen un estado deficiente en mayor o menor grado. Por el contrario, las tumbas 13, 14, 16, 17, 42, 49, 138, 140, 141, 146, 147, 148, 149, 154, 155, 157, 160, 161, 162, 163, 164, 168, 169 y 170 nos han llegado en buen estado de conservación. Es decir, estamos hablando del 5,4 % de tumbas arruinadas, frente al 29,7 % de tumbas conservadas en estado deficiente y al 64,8 % de tumbas conservadas en buen estado. El estado deficiente de conservación presenta un abanico de posibilidades. Las más graves son aquellas tumbas hundidas, algunas debido a circunstancias naturales, otras, sin duda, a los expoliadores de tumbas. La rotura y la desaparición de losas de cierre, así como las muescas e imperfecciones en el marco de las puertas de acceso también son achacables con toda probabilidad a estas acciones delictivas. Todas las tumbas muestran un estado de erosión patente, sobre todo, en la sección transversal de la escalinata, donde los bordes verticales han sufrido la abrasión de los elementos atmosféricos. Esta erosión de las paredes laterales de la escalinata es particularmente palmaria en los hipogeos 147, 156, 161 y 168, por citar algunos ejemplos. Las

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DESCRIPCIÓN, FICHAS Y PLANOS DE LAS TUMBAS

secciones longitudinales de la escalinata también revelan una evidente erosión de los escalones excavados en el terreno, que han perdido toda la regularidad que eventualmente tuvieron en su día y se han convertido en una cascada irregular de plataformas onduladas que conduce al acceso de la tumba. La humedad y eventual presencia de eflorescencias salinas derivada de las filtraciones de la lluvia a través del terreno, de la entrada directa de agua de lluvia por la escalinata, una vez ha desaparecido la losa de entrada que taponaba el paso, o el agua del nivel freático que asciende por las paredes por capilaridad, constituyen un problema para la conservación de los hipogeos.

6. Las tumbas en fosa Este grupo de cinco tumbas (131-135), situado en el sector C-1, son enterramientos de gran sencillez constructiva que han ofrecido datos dimensionales igualmente modestos, en comparación con las tumbas en hipogeo. La superficie de la fosa funeraria oscila entre los 2,67 y 3,26 m2, mientras que el volumen excavado varía entre 5,23 y 7,52 m3. El volumen medio excavado de una tumba en fosa es menos de la mitad (6 m3) que el valor calculado para los hipogeos (13,5 m3). A la luz de estos datos, resulta evidente que el esfuerzo empleado en la excavación de un hipogeo doblaba al de la fosa. Además, a diferencia de los hipogeos, las fosas fueron excavadas sobre un depósito menos duro, formado por grava y cantos de río.

7. Conclusiones Después de estudiar las tumbas de la necrópolis de Tall as-Sin a partir del análisis de sus características específicas y estableciendo comparaciones cruzadas de sus diversos parámetros definitorios, se observa la existencia de una tipología de hipogeo bastante uniforme e iterativa. Dentro de ésta, destaca la presencia de algunos ejemplos más elaborados. Estas tumbas se distinguen no sólo por la presencia de elementos decorativos labrados y/o pintados, o por la existencia en medio del espacio central de un pilar de soporte, sino también por un sentido y conocimiento arquitectónico, que se refleja en el diseño del conjunto, el trazado geométrico de arcos y bóvedas y la delicada y competente ejecución. Las tumbas 159, 160 y 161 del sector C-3 destacan por su ejecución, decoración y amplio volumen. La tumba 159 tiene el marco de la puerta con un rebaje y un pilar central; la tumba 160 con la puerta rectangular enmarcada por un alfiz redondo y varias cruces grabadas y pintadas y la tumba 161 con un marco de la puerta con rebaje y con un pilar central decorado. Se trata, además, de tres tumbas cercanas entre sí que poseen, a pesar de su superficie discreta, un volumen generoso, y estaban selladas con sencillas pero magníficas losas de cierre de alabastro y caliza (fig. 4). Los hipogeos 154 y 155, también del sector C-3, y la tumba 168, en el sector A, destacan por el sentido y el conocimiento arquitectónico de sus constructores. La tumba 154 posee trayectorias de arcos de circunferencia perfectamente trazados en los arcosolios y bóvedas y, como se ha apuntado, conserva las trazas de los clavos que sirvieron para replantear los mismos durante la construcción con ayuda de un cordel. La tumba 155 presenta además tangencias delicadas de concebir y difíciles de ejecutar entre la cúspide de los arcosolios y las

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bóvedas, que requieren conocimiento y deliberación previa. Por último, la 168 denota que su constructor sabía perfectamente como hallar y trazar ángulos rectos, dada la sensible ortogonalidad del conjunto. Da la impresión de que las tumbas de la subzona C-3 pertenecieron a familias o grupos con un cierto estatus dentro de la sociedad de la época, reflejado en la mayor instrucción de sus constructores-excavadores. En cuanto a cronología, el estudio arquitectónico realizado no ofrece datos para poder extraer conclusión alguna sobre la fecha, la sucesión y la cadencia de la construcción de estas tumbas excavadas de Tall as-Sin.

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DESCRIPCIÓN, FICHAS Y PLANOS DE LAS TUMBAS

Tabla 1. Datos dimensionales de las tumbas de Tall as-Sin

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Tabla 1 (continuación). Datos dimensionales de las tumbas de Tall as-Sin

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DESCRIPCIÓN, FICHAS Y PLANOS DE LAS TUMBAS

Tabla 2. Datos materiales de las tumbas de Tall as-Sin

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CAMILLA MILETO - FERNANDO V EGAS

Tabla 2 (continuación). Datos materiales de las tumbas de Tall as-Sin

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DESCRIPCIÓN, FICHAS Y PLANOS DE LAS TUMBAS

6 5 4 3 2 1 0 A

B

C-2

C-3

Fig. 1. Superficie mínima y máxima de la cámara de los hipogeos en m2 por sectores.

25 20 15 10 5 0 A

B

C-1

C-2

C-3

Fig. 2. Volumen mínimo y máximo excavado en m3 por sectores.

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CAMILLA MILETO - FERNANDO V EGAS

25 20 Superficie cámara

15

Longitud recorrido Volumen excavado

10

Altura cámara Profundidad excavada

5 0 T.17

T.161

T.163

Fig. 3. Hipogeos con mayor volumen excavado (en m3). Sectores A y C-3.

20 18 16 14 12 10 8 6 4 2 0

Superficie cámara Longitud recorrido Volumen excavado

T.154

T.155

T.159

T.160

T.161

Fig. 4. Hipogeos más importantes del sector C-3.

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DESCRIPCIÓN, FICHAS Y PLANOS DE LAS TUMBAS

Fig. 5. Hipogeos: tipo de cubrición (1); tipo de puerta (2); tipo de arcosolio (3).

Fig. 6. Tipo de escalón de acceso a la cámara funeraria de los hipogeos.

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CAMILLA MILETO - FERNANDO V EGAS

Fig. 7. Necrópolis. Sector A general.

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DESCRIPCIÓN, FICHAS Y PLANOS DE LAS TUMBAS

Fig. 8. Necrópolis. Subsectores A-1 y A-2.

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CAMILLA MILETO - FERNANDO V EGAS

Fig. 9. Necrópolis. Subsectores A-2, A-3, A-4, A-5 y A-6.

98

DESCRIPCIÓN, FICHAS Y PLANOS DE LAS TUMBAS

Fig. 10. Necrópolis. Sector B.

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Fig. 11. Necrópolis. Subsector C-1.

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DESCRIPCIÓN, FICHAS Y PLANOS DE LAS TUMBAS

Fig. 12. Necrópolis. Subsector C-2

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Fig. 13. Necrópolis. Subsector C-3.

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APÉNDICE DOCUMENTAL FICHAS Y PLANOS DE LAS TUMBAS

El levantamiento métrico de las tumbas en las campañas de 2005, 2006 y 2007 ha sido realizado por Patricia Cruzans, Juan Antonio García Esparza, Neus Vilalta, Valentina Cristini, Soledad García Sáez, José Miguel Zapata y Maria Diodato.

Tumba 13 Localización: sector A-1 N

DATOS DIMENSIONALES Superficie de la cámara: 2,26 m2

Longitud del recorrido de acceso: s/d

Altura de la cámara:

1,24 m

Altura del hueco de acceso:

0,69 m

N° de arcosolios:

3

Profundidad excavada:

2,02 m

N° de nichos exteriores:

s/d (= sin datos)

Volumen excavado:

4,94 m3

O:

S:

Tamaño nichos interiores:

l: 1,49 m a: 0,55 m h: 0,62 m

l: 1,91 m a: 0,72 m h: 0,67 m

E:

l: 1,49 m a: 0,55 m h: 0,66 m

DATOS MATERIALES Piedra caliza organógena Aljez Mortero de yeso

Losa de cerramiento



No

Forma del hueco de entrada

Rectangular Indeterminada

Presencia de pilar



No

Sección:

Presencia de elementos decorativos



No

Descripción:

Forma de cubrición

Abovedada

Estado de conservación

Ruina DATOS ARQUEOLÓGICOS

Expoliada desde la tumba 14. Escalera de acceso no excavada. Ajuar: s/d (= sin datos). Restos óseos: s/d Observaciones: el volumen excavado no incluye la escalera.

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Arco de medio punto Arco rebajado

Plana

Deficiente

Mixta Bueno

105

Tumba 14 Localización: sector A-1 N

DATOS DIMENSIONALES Superficie de la cámara: 2,87 m

2

Longitud del recorrido de acceso: 3,24 m

Altura de la cámara:

1,50 m

Altura del hueco de acceso:

0,74 m

N° de arcosolios:

3

Profundidad excavada:

2,72 m

N° de nichos exteriores:

2 (uno en cada pared)

Volumen excavado:

10,27 m3

N:

O:

Tamaño nichos interiores:

l: 1,75 m a: 0,68 m h: 1,13 m

l: 1,74 m a: 0,61 m h: 1,09 m

S:

l: 1,74 m a: 0,56 m h: 1,10 m

DATOS MATERIALES Piedra caliza organógena Aljez Mortero de yeso

Losa de cerramiento



No

Forma del hueco de entrada

Rectangular Indeterminada

Presencia de pilar



No

Sección:

Presencia de elementos decorativos



No

Descripción:

Forma de cubrición

Abovedada

Estado de conservación

Ruina

Ajuar: s/d Restos óseos: s/d

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Plana

Deficiente

DATOS ARQUEOLÓGICOS Excavada posiblemente por A. Mahmud en 1978.

Arco de medio punto Arco rebajado

Mixta Bueno

107

Tumba 16 Localización: sector A-1

N

DATOS DIMENSIONALES Superficie de la cámara: 3,03 m

2

Longitud del recorrido de acceso: 3,81 m

Altura de la cámara:

1,60 m

Altura del hueco de acceso:

0,78 m

N° de arcosolios:

3

Profundidad excavada:

2,93 m

N° de nichos exteriores:

1/pared septentrional

Volumen excavado:

11,56 m3

N:

O:

Tamaño nichos interiores:

l: 1,72 m a: 0,66 m h: 1,04 m

l: 1,55 m a: 0,69 m h: 1,10 m

S:

l: 1,57 m a: 0,70 m h: 1,03 m

DATOS MATERIALES Piedra caliza organógena Aljez Mortero de yeso

Losa de cerramiento



No

Forma del hueco de entrada

Rectangular Indeterminada

Presencia de pilar



No

Sección:

Presencia de elementos decorativos



No

Descripción

Forma de cubrición

Abovedada

Estado de conservación

Ruina DATOS ARQUEOLÓGICOS

Excavada posiblemente por A. Mahmud en 1978. Ajuar: s/d Restos óseos: s/d

108

Arco de medio punto Arco rebajado

Plana

Deficiente

Mixta Bueno

109

Tumba 17 Localización: sector A-1

N

DATOS DIMENSIONALES Superficie de la cámara: 4,50 m

2

Longitud del recorrido de acceso: 2,78 m

Altura de la cámara:

1,70 m

Altura del hueco de acceso:

0,92 m

N° de arcosolios:

5

Profundidad excavada:

3,25 m

N° de nichos exteriores:

2 (uno en cada pared)

Volumen excavado:

18,18 m3

O: l: 1,52 m a: 0,70 m h: 1,23 m

S: l2: 1,44 m a2: 0,75 m h2: 1,11 m

Tamaño nichos interiores:

N: l1: 1,57 m a1: 0,67 m h1: 1,06 m

N: l2: 1,57 m a2: 0,66 m h2: 1,15 m

S: l1: 1,38 m a1: 0,74 m h1: 1,12 m

DATOS MATERIALES No

Piedra caliza organógena Aljez Mortero de yeso

Losa de cerramiento



Forma del hueco de entrada

Rectangular Indeterminada

Presencia de pilar



No

Sección:

Presencia de elementos decorativos



No

Descripción:

Forma de cubrición

Abovedada

Estado de conservación

Ruina

Arco de medio punto Arco rebajado

Plana

Deficiente

Mixta Bueno

DATOS ARQUEOLÓGICOS Excavada posiblemente por A. Mahmud en 1978. Se trata de la única tumba con cinco arcosolios de la necrópolis. Ajuar: s/d Restos óseos: s/d

110

111

Tumba 18 Localización: sector A-1

N

DATOS DIMENSIONALES Superficie de la cámara: 3,60 m

2

Longitud del recorrido de acceso: 3,95 m

Altura de la cámara:

1,25 m

Altura del hueco de acceso:

1,05 m

N° de arcosolios:

3

Profundidad excavada:

2,64 m

N° de nichos exteriores:

1/pared meridional

Volumen excavado:

11,31 m3

N:

O:

Tamaño nichos interiores:

l: 1,46 m a: 0,76 m h: 0,98 m

l: 1,40 m a: 0,75 m h: 1,04 m

S:

l: 1,42 m a: 0,66 m h: 0,98 m

DATOS MATERIALES Piedra caliza organógena Aljez Mortero de yeso

Losa de cerramiento



No

Forma del hueco de entrada

Rectangular Indeterminada

Presencia de pilar



No

Sección:

Presencia de elementos decorativos



No

Descripción:

Forma de cubrición

Abovedada

Estado de conservación

Ruina DATOS ARQUEOLÓGICOS

Excavada posiblemente por A. Mahmud en 1978. Ajuar: s/d Restos óseos: s/d

112

Arco de medio punto Arco rebajado

Plana

Deficiente

Mixta Bueno

113

Tumba 19 Localización: sector A-1

N

DATOS DIMENSIONALES Superficie de la cámara: 3,32 m

2

Longitud del recorrido de acceso: s/d

Altura de la cámara:

1,87 m

Altura del hueco de acceso:

0,73 m

N° de arcosolios:

3

Profundidad excavada:

2,62 m

N° de nichos exteriores:

s/d

Volumen excavado:

8,42 m3

Tamaño nichos interiores:

N:

l: 1,68 m a: 0,65 m h: 0,96 m

O:

l: 1,77 m a: 0,60 m h: 0,70 m

S:

l: 1,95 m a: 0,63 m h: 0,89 m

DATOS MATERIALES Sí

Losa de cerramiento Forma del hueco de entrada

Piedra caliza organógena Aljez Mortero de yeso

No

No visible

Presencia de pilar



No

Sección:

Presencia de elementos decorativos



No

Descripción:

Forma de cubrición

Abovedada

Estado de conservación

Ruina

Deficiente

DATOS ARQUEOLÓGICOS Expoliada desde la tumba 18. Escalera de acceso no excavada. Ajuar: s/d Restos óseos: s/d Observaciones: el volumen excavado no incluye la escalera.

114

Plana

Mixta Bueno

115

Tumba 20 Localización: sector A-1

N

DATOS DIMENSIONALES Superficie de la cámara: 3,30 m

2

Longitud del recorrido de acceso: 3,56 m

Altura de la cámara:

1,45 m

Altura del hueco de acceso:

0,72 m

N° de arcosolios:

3

Profundidad excavada:

2,87 m

N° de nichos exteriores:

0

Volumen excavado:

11,61 m3

Tamaño nichos interiores:

N:

l: 1,65 m a: 0,70 m h: 1,06 m

O:

l: 1,65 m a: 0,68 m h: 1,04 m

S:

l: 1,70 m a: 0,86 m h: 1,05 m

DATOS MATERIALES Piedra caliza organógena Aljez Mortero de yeso

Losa de cerramiento



No

Forma del hueco de entrada

Rectangular Indeterminada

Presencia de pilar



No

Sección:

Presencia de elementos decorativos



No

Descripción:

Forma de cubrición

Abovedada

Estado de conservación

Ruina DATOS ARQUEOLÓGICOS

Excavada posiblemente por A. Mahmud en 1978. Ajuar: s/d Restos óseos: s/d

116

Arco de medio punto Arco rebajado

Plana

Deficiente

Mixta Bueno

117

Tumba 42 Localización: sector A-4

N

DATOS DIMENSIONALES Superficie de la cámara: 3,50 m

2

Longitud del recorrido de acceso: 4,89 m

Altura de la cámara:

1,62 m

Altura del hueco de acceso:

0,85 m

N° de arcosolios:

3

Profundidad excavada:

2,93 m

N° de nichos exteriores:

0

Volumen excavado:

14,49 m3

Tamaño nichos interiores:

N:

l: 1,64 m a: 0,53 m h: 0,97 m

O:

l: 1,58 m a: 0,55 m h: 1,00 m

S:

l: 1,59 m a: 0,61 m h: 1,09 m

DATOS MATERIALES Piedra caliza organógena Aljez Mortero de yeso

Losa de cerramiento



No

Forma del hueco de entrada

Rectangular Indeterminada

Presencia de pilar



No

Sección:

Presencia de elementos decorativos



No

Descripción:

Forma de cubrición

Abovedada

Estado de conservación

Ruina

Arco de medio punto Arco rebajado

Plana

Deficiente

Mixta Bueno

DATOS ARQUEOLÓGICOS Expoliada. Cámara vaciada en 2006 y escalera de acceso excavada en 2007. Se conservan restos de enlucido con mortero de yeso en la escalera de acceso. Ajuar: dos cuentas de vidrio, una pulsera y cuatro fragmentos de hierro, un anillo de hierro y un colgante en forma de cruz de hierro. Restos óseos: nueve individuos.

118

119

Tumba 49 Localización: sector A-4

N

DATOS DIMENSIONALES Superficie de la cámara: 3,96 m2

Longitud del recorrido de acceso:

4,64 m

Altura de la cámara:

1,67 m

Altura del hueco de acceso:

0,83 m

N° de arcosolios:

3

Profundidad excavada:

2,71 m

N° de nichos exteriores:

1/pared septentrional

Volumen excavado:

16,02 m3

N:

O:

Tamaño nichos interiores:

l: 2,09 m a: 0,62 m h: 1,14 m

l: 2,00 m a: 0,60 m h: 1,08 m

S:

l: 2,10 m a: 0,61 m h: 1,08 m

DATOS MATERIALES Piedra caliza organógena Aljez Mortero de yeso

Losa de cerramiento



No

Forma del hueco de entrada

Rectangular Indeterminada

Presencia de pilar



No

Sección:

Presencia de elementos decorativos



No

Descripción:

Forma de cubrición

Abovedada

Estado de conservación

Ruina

Arco de medio punto Arco rebajado

Plana Deficiente

Mixta Bueno

DATOS ARQUEOLÓGICOS Expoliada. Cámara vaciada en 2006 y escalera de acceso excavada en 2007. Las paredes de la cámara funeraria estaban revestidas de adobe y enlucidas con yeso. El rellano de la escalera de acceso estaba igualmente enlucido. Ajuar: en el nicho N, dos pulseras de hierro, fragmentos de pulseras de hierro y dos anillos de hierro; en el nicho O, fragmentos de cobre/bronce, una cuenta de cerámica, dos colgantes de hierro en forma de cruz, seis fragmentos de pulseras de hierro y fragmentos de un anillo de hierro; en el nicho S, seis cuentas de vidrio, diez fragmentos de pulseras y anillos de hierro y fragmentos de cobre/bronce. Restos óseos: s/d

120

121

Tumba 131 Localización: sector C-1

N

DATOS DIMENSIONALES Superficie de la fosa:

3,26 m

Altura de la fosa:

1,66 m

N° de nichos:

2

2

N: Tamaño de los nichos:

l: a: h:

Profundidad excavada:

1,81 m

Volumen excavado:

7,52 m3

2,39 m 0,93 m 1,02 m

S:

l: a: h:

1,98 m 0,60 m 0,59 m

DATOS MATERIALES Sistema de cierre de los nichos: se conservan restos de mortero de yeso que unía elementos cerámicos. Estado de conservación

Ruina DATOS ARQUEOLÓGICOS

Excavada por J. al-Mufdi y M. al-Ali en 2003. Ajuar: s/d Restos óseos: s/d

122

Deficiente

Bueno

123

Tumba 132 Localización: sector C-1

N

DATOS DIMENSIONALES Superficie de la fosa:

3,09 m

Altura de la fosa:

1,76 m

N° de nichos:

2

2

N: Tamaño de los nichos:

l: a: h:

Profundidad excavada:

2,03 m

Volumen excavado:

6,85 m3

2,00 m 0,72 m 0,72 m

S:

l: a: h:

2,04 m 0,69 m 0,80 m

DATOS MATERIALES Sistema de cierre de los nichos: Tejas planas cuadradas de cerámica y unidas con yeso. Estado de conservación

Ruina

Deficiente

Bueno

DATOS ARQUEOLÓGICOS Excavada por J. al-Mufdi y M. al-Ali en 2003. Ajuar: dos lucernas de cerámica, una pulsera y fragmentos de hierro y de botella de vidrio. Restos óseos: s/d Observaciones: según el informe del Museo de Deir ez-Zor, había dos individuos en cada nicho.

124

125

Tumba 133 Localización: sector C-1

N

DATOS DIMENSIONALES Superficie de la fosa:

3,06 m

Altura de la fosa:

1,51 m

N° de nichos:

1

Tamaño del nicho:

l: a: h:

2

Profundidad excavada:

1,64 m

Volumen excavado:

5,23 m3

2,24 m 0,60 m 0,62 m DATOS MATERIALES

Sistema de cierre de los nichos: se conservan restos de mortero de yeso que unía elementos cerámicos. Estado de conservación

Ruina DATOS ARQUEOLÓGICOS

Excavada por J. al-Mufdi y M. al-Ali en 2003. Ajuar: lote de cuentas de collar de vidrio. Restos óseos: s/d

126

Deficiente

Bueno

127

Tumba 134 Localización: sector C-1

N

DATOS DIMENSIONALES Superficie de la fosa:

2,78 m

Altura de la fosa:

1,77 m

N° de nichos:

1

Tamaño del nicho:

l: a: h:

2

Profundidad excavada:

2,04 m

Volumen excavado:

5,60 m3

2,40 m 0,61 m 0,58 m DATOS MATERIALES

Sistema de cierre de los nichos: tejas planas de cerámica unidas con yeso. Estado de conservación

Ruina

Deficiente

DATOS ARQUEOLÓGICOS Excavada por J. al-Mufdi y M. al-Ali en 2003. Ajuar: s/d Restos óseos: s/d

128

Bueno

129

Tumba 135 Localización: sector C-1

N

DATOS DIMENSIONALES Superficie de la fosa:

2,67 m

Altura de la fosa:

1,57 m

N° de nichos:

1

Tamaño del nicho:

l: a: h:

2

Profundidad excavada:

1,84 m

Volumen excavado:

4,79 m3

2,15 m 0,54 m 0,58 m DATOS MATERIALES

Sistema de cierre de los nichos: tejas planas de cerámica unidas con yeso. Estado de conservación

Ruina DATOS ARQUEOLÓGICOS

Excavada por J. al-Mufdi y M. al-Ali en 2003. Ajuar: s/d Restos óseos: s/d

130

Deficiente

Bueno

131

Tumba 139 Localización: sector C-2

N

DATOS DIMENSIONALES Superficie de la cámara: 3,52 m

2

Longitud del recorrido de acceso: 4,70 m

Altura de la cámara:

1,15 m

Altura del hueco de acceso:

0,89 m

N° de arcosolios:

3

Profundidad excavada:

2,19 m

N° de nichos exteriores:

0

Volumen excavado:

15,88 m3

Tamaño nichos interiores:

N:

l: 1,70 m a: 0,63 m h: 1,15 m

O:

l: 1,65 m a: 0,63 m h: 1,20 m

S:

l: 1,54 m a: 0,62 m h: 1,16 m

DATOS MATERIALES Losa de cerramiento



No

Piedra caliza organógena Aljez Mortero de yeso

Forma del hueco de entrada

Rectangular Indeterminada

Arco de medio punto Arco rebajado

Presencia de pilar



No

Sección:

Presencia de elementos decorativos



No

Descripción

Forma de cubrición

Abovedada

Estado de conservación

Ruina

Plana Deficiente

Mixta Bueno

DATOS ARQUEOLÓGICOS Excavada por J. al-Mufdi y M. al-Ali en 2003. Se conservan restos de enlucido con mortero de yeso en la escalera de acceso y en la puerta. Ajuar: s/d Restos óseos: s/d

132

133

Tumba 140 Localización: sector C-2

N

DATOS DIMENSIONALES Superficie de la cámara: 3,11 m

2

Longitud del recorrido de acceso: 3,31 m

Altura de la cámara:

0,94 m

Altura del hueco de acceso:

0,67 m

N° de arcosolios:

3

Profundidad excavada:

2,26 m

N° de nichos exteriores:

0

Volumen excavado:

8,61 m3

Tamaño nichos interiores:

N:

l: 1,55 m a: 0,68 m h: 0,92 m

O:

l: 1,40 m a: 0,66 m h: 0,91 m

S:

l: 1,59 m a: 0,66 m h: 0,93 m

DATOS MATERIALES Piedra caliza organógena Aljez Mortero de yeso

Losa de cerramiento



No

Forma del hueco de entrada

Rectangular Indeterminada

Presencia de pilar



No

Sección

Presencia de elementos decorativos



No

Descripción:

Forma de cubrición

Abovedada

Estado de conservación

Ruina DATOS ARQUEOLÓGICOS

Excavada por J. al-Mufdi y M. al-Ali en 2003. Ajuar: s/d Restos óseos: s/d

134

Arco de medio punto Arco rebajado

Plana Deficiente

Mixta Bueno

135

Tumba 141 Localización: sector C-2

N

DATOS DIMENSIONALES Superficie de la cámara: 3,25 m

2

Longitud del recorrido de acceso: 2,49 m

Altura de la cámara:

0,91 m

Altura del hueco de acceso:

0,67 m

N° de arcosolios:

3

Profundidad excavada:

1,78 m

N° de nichos exteriores:

0

Volumen excavado:

9,24 m3

Tamaño nichos interiores:

N:

l: 1,58 m a: 0,72 m h: 1,02 m

O:

l: 1,78 m a: 0,74 m h: 0,94 m

S:

l: 1,64 m a: 0,74 m h: 0,99 m

DATOS MATERIALES Piedra caliza organógena Aljez Mortero de yeso

Losa de cerramiento



No

Forma del hueco de entrada

Rectangular Indeterminada

Presencia de pilar



No

Sección:

Presencia de elementos decorativos



No

Descripción:

Forma de cubrición

Abovedada

Estado de conservación

Ruina DATOS ARQUEOLÓGICOS

Excavada por J. al-Mufdi y M. al-Ali en 2003. Ajuar: s/d Restos óseos: s/d

136

Arco de medio punto Arco rebajado

Plana Deficiente

Mixta Bueno

137

Tumba 145 Localización: sector C-2

N

DATOS DIMENSIONALES Superficie de la cámara: 3,12 m

2

Longitud del recorrido de acceso: 4,13 m

Altura de la cámara:

1,34 m

Altura del hueco de acceso:

0,70 m

N° de arcosolios:

3

Profundidad excavada:

2,52 m

N° de nichos exteriores:

1/pared meridional

Volumen excavado:

11,69 m3

N:

O:

Tamaño nichos interiores:

l: 1,76 m a: 0,59 m h: 0,96 m

l: 1,77 m a: 0,67 m h: 0,75 m

S:

l: 1,88 m a: 0,61 m h: 0,70 m

DATOS MATERIALES Piedra caliza organógena Aljez Mortero de yeso

Losa de cerramiento



No

Forma del hueco de entrada

Rectangular Indeterminada

Presencia de pilar



No

Sección:

Presencia de elementos decorativos



No

Descripción:

Forma de cubrición

Abovedada

Estado de conservación

Ruina

Arco de medio punto Arco rebajado

Plana

Deficiente

Mixta Bueno

DATOS ARQUEOLÓGICOS Excavada por J. al-Mufdi y M. al-Ali en 2003. Ajuar: cuentas de collar, fragmentos de botella de vidrio, una pulsera y doce fragmentos de hierro. Restos óseos: s/d

138

139

Tumba 146 Localización sector: C-2

N

DATOS DIMENSIONALES Superficie de la cámara: 3,77 m

2

Longitud del recorrido de acceso: 4,13 m

Altura de la cámara:

1,40 m

Altura del hueco de acceso:

0,76 m

N° de arcosolios:

3

Profundidad excavada:

1,91 m

N° de nichos exteriores:

1/pared meridional

Volumen excavado:

12,33 m3

N:

O:

Tamaño nichos interiores:

l: 1,67 m a: 0,60 m h: 1,16 m

l: 1,96 m a: 0,67 m h: 1,00 m

S:

l: 1,81 m a: 0,61 m h: 1,03 m

DATOS MATERIALES Piedra caliza organógena Aljez Mortero de yeso

Losa de cerramiento



No

Forma del hueco de entrada

Rectangular Indeterminada

Presencia de pilar



No

Sección:

Presencia de elementos decorativos



No

Descripción: cruces

Forma de cubrición

Abovedada

Estado de conservación

Ruina DATOS ARQUEOLÓGICOS

Excavada por J. al-Mufdi y M. al-Ali en 2003. Ajuar: s/d Restos óseos: s/d

140

Arco de medio punto Arco rebajado

Plana

Deficiente

Mixta Bueno

141

Tumba 147 Localización: sector C-2

N

DATOS DIMENSIONALES Superficie de la cámara: 3,45 m

2

Longitud del recorrido de acceso: 3,17 m

Altura de la cámara:

0,90 m

Altura del hueco de acceso:

0,90 m

N° de arcosolios:

3

Profundidad excavada:

1,57 m

N° de nichos exteriores:

0

Volumen excavado:

9,39 m3

DATOS MATERIALES Tamaño nichos interiores:

N:

l: 1,82 m a: 0,63 m h: 0,77 m

O:

Losa de cerramiento

l: 1,75 m a: 0,68 m h: 0,90 m Sí

S:

l: 1,78 m a: 0,62 m h: 0,79 m

Piedra caliza organógena Aljez Mortero de yeso

No

Forma del hueco de entrada

Rectangular Indeterminada

Presencia de pilar



No

Sección:

Presencia de elementos decorativos



No

Descripción:

Forma de cubrición

Abovedada

Estado de conservación

Ruina DATOS ARQUEOLÓGICOS

Excavada por J. al-Mufdi y M. al-Ali en 2003. Ajuar: s/d Restos óseos: s/d

142

Arco de medio punto Arco rebajado

Plana Deficiente

Mixta Bueno

143

Tumba 148 Localización: sector C-3 N

DATOS DIMENSIONALES Superficie de la cámara: 3,26 m

2

Longitud del recorrido de acceso: 3,76 m

Altura de la cámara:

1,58 m

Altura del hueco de acceso:

0,70 m

N° de arcosolios:

3

Profundidad excavada:

3,82 m

N° de nichos exteriores:

1/pared meridional

Volumen excavado:

13,17 m3

N:

O:

Tamaño nichos interiores:

l: 1,60 m a: 0,67 m h: 1,06 m

l: 1,52 m a: 0,61 m h: 0,96 m

S:

l: 1,73 m a: 0,76 m h: 1,05 m

DATOS MATERIALES Piedra caliza organógena Aljez Mortero de yeso

Losa de cerramiento



No

Forma del hueco de entrada

Rectangular Indeterminada

Presencia de pilar



No

Sección:

Presencia de elementos decorativos



No

Descripción:

Forma de cubrición

Abovedada

Estado de conservación

Ruina DATOS ARQUEOLÓGICOS

Excavada por J. al-Mufdi y M. al-Ali en 2003. Ajuar: s/d Restos óseos: s/d

144

Arco de medio punto Arco rebajado

Plana

Deficiente

Mixta Bueno

145

Tumba 149 Localización: sector C-3

N

DATOS DIMENSIONALES Superficie de la cámara: 2,76 m

2

Longitud del recorrido de acceso: 4,01 m

Altura de la cámara:

1,65 m

Altura del hueco de acceso:

0,67 m

N° de arcosolios:

3

Profundidad excavada:

3,10 m

N° de nichos exteriores:

0

Volumen excavado:

11,56 m3

Tamaño nichos interiores:

N:

l: 1,54 m a: 0,55 m h: 1,04 m

O:

l: 1,82 m a: 0,49 m h: 1,08 m

S:

l: 1,50 m a: 0,52 m h: 1,01 m

DATOS MATERIALES Piedra caliza organógena Aljez Mortero de yeso

Losa de cerramiento



No

Forma del hueco de entrada

Rectangular Indeterminada

Presencia de pilar



No

Sección:

Presencia de elementos decorativos



No

Descripción:

Forma de cubrición

Abovedada

Estado de conservación

Ruina

Ajuar: s/d Restos óseos: s/d

146

Plana

Deficiente

DATOS ARQUEOLÓGICOS Excavada por J. al-Mufdi y M.Ali en 2003.

Arco de medio punto Arco rebajado

Mixta Bueno

147

Tumba 150 Localización: sector C-3

N

DATOS DIMENSIONALES Superficie de la cámara: 3,11 m

2

Longitud del recorrido de acceso: 3,98 m

Altura de la cámara:

1,32 m

Altura del hueco de acceso:

0,61 m

N° de arcosolios:

3

Profundidad excavada:

2,10 m

N° de nichos exteriores:

1/pared meridional

Volumen excavado:

9,09 m3

N:

O:

Tamaño nichos interiores:

l: 1,82 m a: 0,70 m h: 0,79 m

l: 1,82 m a: 0,67 m h: 0,81 m

S:

l: 1,95 m a: 0,65 m h: 0,79 m

DATOS MATERIALES Piedra caliza organógena Aljez Mortero de yeso

Losa de cerramiento



Forma del hueco de entrada

Rectangular Indeterminada

Presencia de pilar



No

Sección:

Presencia de elementos decorativos



No

Descripción:

Forma de cubrición

No

Arco de medio punto Arco rebajado

No conservada

Estado de conservación

Ruina DATOS ARQUEOLÓGICOS

Excavada por J. al-Mufdi y M. al-Ali en 2003. Ajuar: s/d Restos óseos: s/d

148

Deficiente

Bueno

149

Tumba 151 Localización: sector C-3

N

DATOS DIMENSIONALES Superficie de la cámara: 3,52 m

2

Longitud del recorrido de acceso: 4,45 m

Altura de la cámara:

s/d

Altura del hueco de acceso:

s/d

N° de arcosolios:

3

Profundidad excavada:

2,63 m

N° de nichos exteriores:

0

Volumen excavado:

---

Tamaño nichos interiores:

N:

l: 1,72 m a: 0,65 m h: 0,82 m

O:

l: 1,82 m a: 0,58 m h: 0,81 m

S:

l: 1,85 m a: 0,63 m h: 0,71 m

DATOS MATERIALES Piedra caliza organógena Aljez Mortero de yeso

Losa de cerramiento



Forma del hueco de entrada

Rectangular Indeterminada

Presencia de pilar



No

Sección: poligonal

Presencia de elementos decorativos



No

Descripción:

Forma de cubrición

No

Arco de medio punto Arco rebajado

No conservada

Estado de conservación

Ruina DATOS ARQUEOLÓGICOS

Excavada posiblemente por J. al-Mufdi y M. al-Ali en 2003. Ajuar: s/d Restos óseos: s/d

150

Deficiente

Bueno

151

Tumba 152 Localización: sector C-3

N

DATOS DIMENSIONALES Superficie de la cámara: 3,64 m

2

Longitud del recorrido de acceso: 4,09 m

Altura de la cámara:

1,68 m

Altura del hueco de acceso:

0,80 m

N° de arcosolios:

3

Profundidad excavada:

2,63 m

N° de nichos exteriores:

0

Volumen excavado:

12,76 m3

Tamaño nichos interiores:

N:

l: 1,91 m a: 0,66 m h: 1,02 m

O:

l: 2,07 m a: 0,62 m h: 0,89 m

S:

l: 1,86 m a: 0,62 m h: 0,92 m

DATOS MATERIALES Piedra caliza organógena Aljez Mortero de yeso

Losa de cerramiento



No

Forma del hueco de entrada

Rectangular Indeterminada

Presencia de pilar



No

Sección:

Presencia de elementos decorativos



No

Descripción:

Forma de cubrición

Abovedada

Estado de conservación

Ruina

Arco de medio punto Arco rebajado

Plana

Deficiente

DATOS ARQUEOLÓGICOS Excavada por J. al-Mufdi y M. al-Ali en 2003. Ajuar: tres anillos de hierro, un anillo de cobre/bronce y fragmentos de madera. Restos óseos: s/d

152

Mixta Bueno

153

Tumba 153 Localización: sector C-3

N

DATOS DIMENSIONALES Superficie de la cámara: 4,23 m

2

Longitud del recorrido de acceso: 4,13 m

Altura de la cámara:

1,67 m

Altura del hueco de acceso:

0,64 m

N° de arcosolios:

3

Profundidad excavada:

2,28 m

N° de nichos exteriores:

1/pared meridional

Volumen excavado:

15,85 m3

N:

O:

Tamaño nichos interiores:

l: 1,79 m a: 0,63 m h: 1,01 m

l: 1,92 m a: 0,63 m h: 1,02 m

S:

l: 1,97 m a: 0,63 m h: 1,01 m

DATOS MATERIALES Piedra caliza organógena Aljez Mortero de yeso

Losa de cerramiento



No

Forma del hueco de entrada

Rectangular Indeterminada

Presencia de pilar



No

Sección:

Presencia de elementos decorativos



No

Descripción:

Forma de cubrición

Abovedada

Estado de conservación

Ruina

Arco de medio punto Arco rebajado

Plana

Deficiente

DATOS ARQUEOLÓGICOS Excavada por J. al-Mufdi y A. Ali en 2003. Ajuar: dos lotes de clavos de hierro con restos de madera y cuatro pulseras de hierro. Restos óseos: cinco individuos.

154

Mixta Bueno

155

Tumba 154 Localización: sector C-3

N

DATOS DIMENSIONALES Superficie de la cámara: 3,22 m

2

Longitud del recorrido de acceso: 3,81 m

Altura de la cámara:

1,68 m

Altura del hueco de acceso:

0,68 m

N° de arcosolios:

3

Profundidad excavada:

2,54 m

N° de nichos exteriores:

1/pared meridional

Volumen excavado:

12,53 m3

N:

O:

Tamaño nichos interiores:

l: 1,94 m a: 0,68 m h: 1,02 m

l: 1,86 m a: 0,71 m h: 1,05 m

S:

l: 1,89 m a: 0,71 m h: 0,97 m

DATOS MATERIALES Losa de cerramiento



Piedra caliza organógena Aljez Mortero de yeso

No

Forma del hueco de entrada

Rectangular Indeterminada

Arco de medio punto Arco rebajado

Presencia de pilar



No

Sección:

Presencia de elementos decorativos



No

Descripción:

Forma de cubrición

Abovedada

Estado de conservación

Ruina

Plana

Deficiente

Mixta Bueno

DATOS ARQUEOLÓGICOS Excavada por J. al-Mufdi y M. al-Ali en 2003. Ajuar: un alfiler hueso, un anillo de cobre/bronce, un broche de cinturón de cobre/bronce y un brazalete de hierro y tres fragmentos. Restos óseos: s/d

156

157

Tumba 155 Localización: sector C-3

N

DATOS DIMENSIONALES Superficie de la cámara: 3,19 m

2

Longitud del recorrido de acceso: 3,70 m

Altura de la cámara:

1,62 m

Altura del hueco de acceso:

0,71 m

N° de arcosolios:

3

Profundidad excavada:

2,66 m

N° de nichos exteriores:

0

Volumen excavado:

11,91 m3

Tamaño nichos interiores:

N:

l: 1,84 m a: 0,66 m h: 1,06 m

O:

l: 1,78 m a: 0,65 m h: 1,08 m

S:

l: 1,70 m a: 0,74 m h: 1,00 m

DATOS MATERIALES Piedra caliza organógena Aljez Mortero de yeso

Losa de cerramiento



No

Forma del hueco de entrada

Rectangular Indeterminada

Presencia de pilares



No

Sección:

Presencia de elementos decorativos



No

Descripción:

Forma de cubrición

Abovedada

Estado de conservación

Ruina DATOS ARQUEOLÓGICOS

Excavada por J. al-Mufdi y M. al-Ali en 2003. Ajuar: un clavo y una pulsera de hierro. Restos óseos: s/d

158

Arco de medio punto Arco rebajado

Plana Deficiente

Mixta Bueno

159

Tumba 156 Localización: sector C-3

N

DATOS DIMENSIONALES Superficie de la cámara: 3,36 m

2

Longitud del recorrido de acceso: 2,88 m

Altura de la cámara:

0,95 m

Altura del hueco de acceso:

0,83 m

N° de arcosolios:

3

Profundidad excavada:

1,17 m

N° de nichos exteriores:

1/pared meridional

Volumen excavado:

8,99 m3

N:

O:

Tamaño nichos interiores:

l: 1,88 m a: 0,69 m h: 1,07 m

l: 2,02 m a: 0,67 m h: 1,01 m

S:

l: 1,75 m a: 0,52 m h: 1,08 m

DATOS MATERIALES Piedra caliza organógena Aljez Mortero de yeso

Losa de cerramiento



No

Forma del hueco de entrada

Rectangular Indeterminada

Presencia de pilar



No

Sección:

Presencia de elementos decorativos



No

Descripción:

Forma de cubrición

Abovedada

Estado de conservación

Ruina DATOS ARQUEOLÓGICOS

Excavada por J. al-Mufdi y M. al-Ali en 2003. Ajuar: s/d Restos óseos: s/d

160

Arco de medio punto Arco rebajado

Plana Deficiente

Mixta Bueno

161

Tumba 157 Localización: sector C-3

N

DATOS DIMENSIONALES Superficie de la cámara: 3,94 m

2

Longitud del recorrido de acceso: 4,07 m

Altura de la cámara:

1,59 m

Altura del hueco de acceso:

0,61 m

N° de arcosolios:

3

Profundidad excavada:

2,97 m

N° de nichos exteriores:

1/pared meridional

Volumen excavado:

13,00 m3

N:

O:

Tamaño nichos interiores:

l: 1,81 m a: 0,63 m h: 0,89 m

l: 1,81 m a: 0,66 m h: 0,96 m

S:

l: 1,80 m a: 0,61 m h: 0,92 m

DATOS MATERIALES Piedra caliza organógena Aljez Mortero de yeso

Losa de cerramiento



No

Forma del hueco de entrada

Rectangular Indeterminada

Presencia de pilar



No

Sección:

Presencia de elementos decorativos



No

Descripción:

Forma de cubrición

Abovedada

Estado de conservación

Ruina DATOS ARQUEOLÓGICOS

Excavada por J. al-Mufdi y M. al-Ali en 2003. Ajuar: tres pulseras de hierro. Restos óseos: s/d

162

Arco de medio punto Arco rebajado

Plana Deficiente

Mixta Bueno

163

Tumba 158 Localización: sector C-3

N

DATOS DIMENSIONALES Superficie de la cámara: 2,96 m

2

Longitud del recorrido de acceso: 3,47 m

Altura de la cámara:

1,70 m

Altura del hueco de acceso:

0,67 m

N° de arcosolios:

3

Profundidad excavada:

2,40 m

N° de nichos exteriores:

0

Volumen excavado:

10,72 m3

Tamaño nichos interiores:

N:

l: 1,77 m a: 0,62 m h: 1,07 m

O:

l: 1,76 m a: 0,71 m h: 1,00 m

S:

l: 1,66 m a: 0,68 m h: 0,83 m

DATOS MATERIALES Piedra caliza organógena Piedra de yeso Yeso

Losa de cerramiento



No

Forma del hueco de entrada

Rectangular Indeterminada

Presencia de pilar



No

Sección:

Presencia de elementos decorativos



No

Descripción

Forma de cubrición

Abovedada

Estado de conservación

Ruina DATOS ARQUEOLÓGICOS

Excavada por J. al-Mufdi y M. al-Ali en 2003. Ajuar: s/d Restos óseos: cuatro individuos.

164

Arco de medio punto Arco rebajado

Plana Deficiente

Mixta Bueno

165

Tumba 159 Localización: sector C-3

N

DATOS DIMENSIONALES Superficie de la cámara: 3,23 m

2

Longitud del recorrido de acceso: 3,78 m

Altura de la cámara:

1,57 m

Altura del hueco de acceso:

0,76 m

N° de arcosolios:

3

Profundidad excavada:

2,28 m

N° de nichos exteriores:

1/pared meridional

Volumen excavado:

11,88 m3

Tamaño nichos interiores:

N:

l: 1,71 m a: 0,63 m h: 1,14 m

O:

l: 1,77 m a: 0,69 m h: 1,03 m

S:

l: 1,61 m a: 0,58 m h: 1,18 m

DATOS MATERIALES Piedra caliza organógena Aljez Mortero de yeso

Losa de cerramiento



No

Forma del hueco de entrada

Rectangular Indeterminada

Arco de medio punto Arco rebajado



No

Sección: circular en la base y poligonal en la parte superior

Presencia de elementos decorativos



No

Descripción:

Forma de cubrición

Abovedada

Estado de conservación

Ruina

Presencia de pilar

Plana Deficiente

Mixta Bueno

DATOS ARQUEOLÓGICOS Excavada por J. al-Mufdi y M. al-Ali en 2003. Ajuar: fragmentos de botella de vidrio, dos brazaletes de cobre/bronce, dos cruces de cobre/bronce, una anilla de cobre/bronce, un fragmento de pulsera de hierro y fragmentos de pulsera de cobre/bronce. Restos óseos: s/d Observaciones: hay dos pequeños nichos a ambos lados de la puerta, una vez franqueada ésta.

166

167

Tumba 160 Localización: sector C-3

N

DATOS DIMENSIONALES Superficie de la cámara: 3,50 m2

Longitud del recorrido de acceso: 4,46 m

Altura de la cámara:

1,73 m

Altura del hueco de acceso:

0,72 m

N° de arcosolios:

3

Profundidad excavada:

3,73 m

N° de nichos exteriores:

1/pared meridional

Volumen excavado:

15,46 m3

N:

O:

Tamaño nichos interiores:

l: 1,96 m a: 0,59 m h: 1,03 m

l: 2,10 m a: 0,64 m h: 0,94 m

S:

l: 1,96 m a: 0,62 m h: 0,98 m

DATOS MATERIALES Piedra caliza organógena Aljez Mortero de yeso

Losa de cerramiento



No

Forma del hueco de entrada

Rectangular Indeterminada

Presencia de pilar



No

Sección:

Presencia de elementos decorativos



No

Descripción: cruces pintadas y grabadas en la cámara; cruz y texto en griego pintado en color rojo sobre el tímpano de la puerta y dos cruces pintadas en el intradós

Forma de cubrición

Abovedada

Estado de conservación

Ruina DATOS ARQUEOLÓGICOS

Excavada por J. al-Mufdi y M. al-Ali en 2003. Ajuar: s/d Restos óseos: s/d

168

Arco de medio punto Arco rebajado

Plana Deficiente

Mixta Bueno

169

Tumba 161 Localización: sector C-3

N

DATOS DIMENSIONALES Superficie de la cámara: 5,70 m

2

Longitud del recorrido de acceso: 3,04 m

Altura de la cámara:

1,92 m

Altura del hueco de acceso:

0,70 m

N° de arcosolios:

3

Profundidad excavada:

2,88 m

N° de nichos exteriores:

1/pared septentrional

Volumen excavado:

19,63 m3

N:

O:

Tamaño nichos interiores:

l: 2,08 m a: 0,42 m h: 1,68 m

l: 1,96 m a: 0,59 m h: 1,87 m

S:

l: 1,98 m a: 0,62 m h: 1,66 m

DATOS MATERIALES Piedra caliza organógena Aljez Mortero de yeso

Losa de cerramiento



No

Forma del hueco de entrada

Rectangular Indeterminada

Presencia de pilar



No

Sección: circular

Presencia de elementos decorativos



No

Descripción: cruz en el pilar

Forma de cubrición

Abovedada

Estado de conservación

Ruina DATOS ARQUEOLÓGICOS

Excavada por J. al-Mufdi y M. al-Ali en 2003. Ajuar: s/d Restos óseos: s/d

170

Arco de medio punto Arco rebajado

Plana Deficiente

Mixta Bueno

171

Tumba 162 Localización: sector C-3

N

DATOS DIMENSIONALES Superficie de la cámara: 4,42 m

2

Longitud del recorrido de acceso: 3,54 m

Altura de la cámara:

1,10 m

Altura del hueco de acceso:

0,77 m

N° de arcosolios:

2

Profundidad excavada:

2,23 m

N° de nichos exteriores:

0

Volumen excavado:

10,63 m3

Tamaño nichos interiores:

N:

l: 1,93 m a: 0,77 m h: 0,96 m

O:

l: 2,06 m a: 0,74 m h: 1,04 m

S:

l: 2,08 m a: 0,44 m h: 0,83 m

DATOS MATERIALES Piedra caliza organógena Aljez Mortero yeso

Losa de cerramiento



No

Forma del hueco de entrada

Rectangular Indeterminada

Presencia de pilar



No

Sección:

Presencia de elementos decorativos



No

Descripción:

Forma de cubrición

Abovedada

Estado de conservación

Ruina DATOS ARQUEOLÓGICOS

Excavada por J. al-Mufdi y M. al-Ali en 2003. Ajuar: s/d Restos óseos: s/d

172

Arco de medio punto Arco rebajado

Plana Deficiente

Mixta Bueno

173

Tumba 163 Localización: sector B

N

DATOS DIMENSIONALES Superficie de la cámara: 4,68 m

2

Longitud del recorrido de acceso: 5,37 m

Altura de la cámara:

1, 63 m

Altura del hueco de acceso:

0,83 m

N° de arcosolios:

3

Profundidad excavada:

2,56 m

N° de nichos exteriores:

1/pared septentrional

Volumen excavado:

20,97 m3

N:

O:

Tamaño nichos interiores:

l: 2,09 m a: 0,59 m h: 0,78 m

l: 2,41 m a: 0,55 m h: 0,95 m

S:

l: 2,15 m a: 0,54 m h: 0,91 m

DATOS MATERIALES Piedra caliza organógena Aljez Mortero de yeso

Losa de cerramiento



No

Forma del hueco de entrada

Rectangular Indeterminada

Presencia de pilar



No

Sección:

Presencia de elementos decorativos



No

Descripción:

Forma de cubrición

Abovedada

Estado de conservación

Ruina

Arco de medio punto Arco rebajado

Plana Deficiente

DATOS ARQUEOLÓGICOS Excavada en 2005. Ajuar: no. Restos óseos: cuatro individuos. Observaciones: restos óseos desplazados, posiblemente por un saqueo antiguo.

174

Mixta Bueno

175

Tumba 164 Localización: sector A-1

N

DATOS DIMENSIONALES Superficie de la cámara: 3,40 m

2

Longitud del recorrido de acceso: 4,01 m

Altura de la cámara:

1,47 m

Altura del hueco de acceso:

0,79 m

N° de arcosolios:

3

Profundidad excavada:

2,56 m

N° de nichos exteriores:

0

Volumen excavado:

13,17 m3

Tamaño nichos interiores:

N:

l: 2,38 m a: 0,64 m h: 1,09 m

O:

l: 2,28 m a: 0,70 m h: 1,21 m

S:

l: 2,24 m a: 0,68 m h: 1,00 m

DATOS MATERIALES Losa de cerramiento



Piedra caliza organógena Aljez Mortero de yeso

No

Forma del hueco de entrada

Rectangular Indeterminada

Presencia de pilar



No

Sección:

Presencia de elementos decorativos



No

Descripción:

Forma de cubrición

Abovedada

Estado de conservación

Ruina DATOS ARQUEOLÓGICOS

Expoliada y reexcavada en 2006. Ajuar: s/d Restos óseos: cuatro individuos.

176

Arco de medio punto Arco rebajado

Plana Deficiente

Mixta Bueno

177

Tumba 166 Localización: sector A-4

N

DATOS DIMENSIONALES Superficie de la cámara: 2,62 m

2

Longitud del recorrido de acceso: 4,43 m

Altura de la cámara:

1,15 m

Altura del hueco de acceso:

0,75 m

N° de arcosolios:

3

Profundidad excavada:

1,97 m

N° de nichos exteriores:

0

Volumen excavado:

10,16 m3

Tamaño nichos interiores:

N:

l: 1,66 m a: 0,57 m h: 1,10 m

O:

l: 1,70 m a: 0,61 m h: 1,06 m

S:

l: 1,54 m a: 0,62 m h: 0,94 m

DATOS MATERIALES Piedra caliza organógena Aljez Mortero de yeso

Losa de cerramiento



No

Forma del hueco de entrada

Rectangular Indeterminada

Presencia de pilar



No

Sección:

Presencia de elementos decorativos



No

Descripción:

Forma de cubrición

Abovedada

Estado de conservación

Ruina

Arco de medio punto Arco rebajado

Plana Deficiente

Mixta Bueno

DATOS ARQUEOLÓGICOS Expoliada y reexcavada en 2006. Ajuar: en el nicho O, tres pulseras de hierro, dos fragmentos de una pulsera de hierro, una punta de jabalina de hierro y una punta de flecha de hierro. Restos óseos: s/d

178

179

Tumba 168 Localización: sector A-5

N

DATOS DIMENSIONALES Superficie de la cámara: 2,47 m

2

Longitud del recorrido de acceso:

2,88 m

Altura de la cámara:

1,48 m

Altura del hueco de acceso:

0,75 m

N° de arcosolios:

3

Profundidad excavada:

2,04 m

N° de nichos exteriores:

0

Volumen excavado:

8,24 m3

Tamaño nichos interiores:

N:

l: 1,48 m a: 0,56 m h: 1,48 m

O:

l: 1,59 m a: 0,62 m h: 1,37 m

S:

l: 1,38 m a: 0,59 m h: 1,52 m

DATOS MATERIALES Piedra caliza organógena Aljez Mortero de yeso

Losa de cerramiento



No

Forma del hueco de entrada

Rectangular Indeterminada

Presencia de pilar



No

Sección:

Presencia de elementos decorativos



No

Descripción:

Forma de cubrición

Abovedada

Estado de conservación

Ruina

Arco de medio punto Arco rebajado

Plana Deficiente

Mixta Bueno

DATOS ARQUEOLÓGICOS Excavada en 2006. Ajuar: en el nicho N, una cuenta de cerámica, fragmentos de vidrio, tres posibles clavos de hierro, dos colgantes de hierro en forma de cruz, dos cuentas de vidrio y fragmentos de cobre/bronce; en el nicho O, dos fragmentos de anillo de cobre/bronce, veintiocho cuentas de vidrio, cuatro cuentas de cerámica, un anillo de hierro, diez fragmentos de pulseras de hierro, una pulsera de hierro con medallón y fragmentos de vidrio; en el nicho S, un anillo de cobre/bronce, un fragmento de aguja de hueso, un anillo de vidrio, un fragmento de pulsera de hierro y cinco cuentas de cerámica. En el relleno de la cámara: una pulsera de hierro. Restos óseos: doce/quince individuos.

180

181

Tumba 169 Localización: sector A-5

N

DATOS DIMENSIONALES Superficie de la cámara: 2,91 m

2

Longitud del recorrido de acceso: 4,16 m

Altura de la cámara:

1,57 m

Altura del hueco de acceso:

0,92 m

N° de arcosolios:

3

Profundidad excavada:

3,01 m

N° de nichos exteriores:

0

Volumen excavado:

10,55 m3

Tamaño nichos interiores:

N:

l: 1,94 m a: 0,45 m h: 0,75 m

O:

l: 1,81 m a: 0,45 m h: 0,71 m

S:

l: 1,85 m a: 0,48 m h: 0,78 m

DATOS MATERIALES Piedra caliza organógena Aljez Mortero de yeso

Losa de cerramiento



No

Forma del hueco de entrada

Rectangular Indeterminada

Presencia de pilar



No

Sección:

Presencia de elementos decorativos



No

Descripción:

Forma de cubrición

Abovedada

Estado de conservación

Ruina

Arco de medio punto Arco rebajado

Plana

Deficiente

Mixta Bueno

DATOS ARQUEOLÓGICOS Excavada en 2007. Ajuar: en el nicho N, fragmentos de vidrio, un clavo de hierro con madera y fragmentos de cobre/bronce; en el nicho O, tres pulseras de hierro y fragmentos de otra; en el nicho S, cinco cuentas de collar, dos pulseras de hierro y dos anillos de hierro. Restos óseos: nueve individuos.

182

183

Tumba 170 Localización: sector B

N

DATOS DIMENSIONALES Superficie de la cámara: 2,52 m

2

Longitud del recorrido de acceso: 4,55 m

Altura de la cámara:

1,50 m

Altura del hueco de acceso:

0,71 m

N° de arcosolios:

3

Profundidad excavada:

2,78 m

N° de nichos exteriores:

0

Volumen excavado:

12,35 m3

Tamaño nichos interiores:

N:

l: 1,69 m a: 0,47 m h: 0,80 m

O:

l: 1,69 m a: 0,50 m h: 0,87 m

S:

l: 1,70 m a: 0,44 m h: 0,81 m

DATOS MATERIALES No

Piedra caliza organógena Aljez Mortero de yeso

Losa de cerramiento



Forma del hueco de entrada

Rectangular Indeterminada

Presencia de pilar



No

Sección:

Presencia de elementos decorativos



No

Descripción:

Forma de cubrición

Abovedada

Estado de conservación

Ruina

Arco de medio punto Arco rebajado

Plana

Deficiente

Mixta Bueno

DATOS ARQUEOLÓGICOS Excavada en 2007. Se conservan restos de enlucido con mortero de yeso en la escalera de acceso. Ajuar: en el nicho N, fragmentos de vidrio, fragmentos de anillo de hierro, cuatro cuentas de vidrio y fragmentos de madera; en el nicho O, un anillo de cobre/bronce, un anillo de hierro y una cuenta de vidrio; en el nicho S, nueve cuentas de vidrio, un fragmento de anillo de cobre/bronce y uno de madera. Restos óseos: once individuos.

184

185

VI ESTUDIO COMPARATIVO Y TIPOLÓGICO DE LAS TUMBAS JORDI VIDAL School of Oriental and African Studies, Londres JUAN LUIS MONTERO FENOLLÓS Universidade da Coruña

1. Arquitectura funeraria siria (ss. I a.C.-VII d.C.) La región siria se caracteriza por una importante variedad en la arquitectura funeraria, con una gran riqueza de monumentos y distintos tipos de sepulturas, reflejo de la multitud de tradiciones, autóctonas y foráneas, que confluyeron en la zona. En 1989 A. Sartre, con el fin de ordenar ese material, propuso una primera tipología de la arquitectura funeraria siria de época clásica, aislando tres grandes categorías que englobaban los distintos subgrupos1: 1. Tumbas excavadas en el suelo, distinguiendo entre (1a) fosas, (1b) tumbas-pozo y (1c) tumbas colectivas o hipogeos. 2. Tumbas mixtas, compuestas por un hipogeo y una construcción al aire libre, distinguiendo entre (2a) hipogeos con cubierta monumental de sarcófago, (2b) tumbas indicadas con columnas o pilares, (2c) hipogeos sobre zócalo escalonado, (2d) hipogeos con zócalo superior con hiladas de bloques, (2e) monumentos con exedras, (2f) mausoleos exteriores con cámara interior y (2g) túmulos. 3. Tumbas compuestas por un monumento al aire libre, distinguiendo entre (3a) tumbasbasa, (3b) tumbas-templo, (3c) mausoleos piramidales y (3d) torres funerarias. Tras esta breve exposición de la tipología de la arquitectura funeraria en Siria, procederemos a la descripción de las características que presentan las necrópolis en las zonas donde mejor han sido estudiados esos espacios reservados para la muerte: Hawran, Medio Éufrates, la región del Macizo Calcáreo, el Alto Éufrates sirio-turco y, por último, otras regiones de Siria.

1

Sartre 1989, pp. 423-446.

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JORDI VIDAL - JUAN LUIS MONTERO FENOLLÓS

2. La región de Hawran Basándose en sus trabajos en la región de Hawran, en el Sur de Siria, A. Sartre simplificó el enunciado de la tipología anterior, reduciéndolo a cuatro tipos básicos2: Fosas. Se trata del tipo más sencillo de sepultura, apareciendo tanto de manera individual como agrupada hasta formar auténticas necrópolis. Con todo, y a pesar de su sencillez, fue un tipo utilizado por personas de todas las clases sociales. Así, la riqueza de alguno de los ajuares recuperados indica que también miembros de los estratos sociales más altos optaron por ser enterrados en fosas. La forma de las fosas es siempre rectangular, con un tamaño que oscila entre 1 y 3 metros. En función de la distancia que las separa del suelo, las fosas pueden dividirse entre fosas superficiales (a 1-1,50 m de la superficie) y fosas profundas (compuestas de un pozo y la fosa propiamente dicha, llegando hasta los 5 m de profundidad). En general, las fosas se sellaban mediante grandes losas de piedra. Es un tipo de sepultura documentado en nueve yacimientos de la Siria meridional: Nawa-Tell Umm al-Hawran, Khirbet Samak, Šajarat, Khisfin, Summaqiyat, Qirateh, Zebireh, Mseikeh, Šahba, con una cronología que va del siglo II hasta el VII. Túmulos. En general se trata también de monumentos individuales, identificados únicamente entre los siglos I a.C y I d.C. Formados a partir de la acumulación de piedras, a menudo mal labradas, poseen un diámetro que oscila de forma notable, entre los 4 y los 25 metros. Esa misma variabilidad se repite con la altura, atestiguándose ejemplos que van desde los 2 hasta los 7 metros. En función de sus características, se han distinguido tres tipos distintos: - Túmulos cuyo interior y exterior se halla formado por piedras mal labradas y apiladas según la técnica del voladizo, cubriendo completamente la cámara sepulcral. - Túmulos que poseen un pequeño vestíbulo abierto por una arcada en la fachada. - Túmulos con una arcada baja en la fachada y con una cámara sepulcral interior bien aparejada. Además de en la región de Hawran estudiada por Sartre, es un tipo también documentado en las regiones de Derca3, Éufrates sirio4, Hermel y Norte de la Beqac5. Su cronología es muy antigua: ss. I a.C.-I d.C. Hipogeos. Es el tipo de enterramiento colectivo más común en Siria. Se trata de una tumba subterránea, con una gran variabilidad en cuanto a su planta: planta de cruz griega, planta de cruz griega con los brazos desarrollados, planta rectangular con dos nichos laterales, planta rectangular con cuatro nichos laterales, planta cuadrangular con nichos perpendiculares al

2

Sartre-Fauriat 2001.

3

Nasrallah 1950, pp. 314-331.

4

Du Mesnil du Buisson 1948.

5

Tallon 1959, pp. 91-111.

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espacio central, planta cuadrangular con nichos paralelos al espacio central, planta rectangular con nichos abiertos en el fondo, hipogeos de doble cámara, etc. ºEn función de la forma de acceso pueden aislarse dos tipos: - Hipogeo con acceso a través de una trampilla. Se trata de hipogeos excavados de forma perpendicular a la superficie. Los sarcófagos se situaban en el interior de loculi excavados en un solo lado. Identificado únicamente en Bosra, su cronología es incierta (¿s. IV?). - Hipogeo con acceso a través de la fachada. Se trata de hipogeos excavados de forma paralela a la superficie y en los que el acceso se realiza mediante una puerta en la fachada de un muro de contención. Dentro de esta categoría se realiza una subdivisión entre dos tipos: - Hipogeos rupestres, identificados en Hebran, Tlilin, Nawa, y Derca. - Hipogeos cuyo interior de halla cuidadosamente labrado, identificados en Bosra, Sammet al-Burdan, Šahba, Šaqqa, y Umm al-Jimal. El acceso puede realizarse a través de una escalera o de un dromos que termina en el muro de la fachada, la cual suele estar formada por bloques de basalto bien tallados. Las escasas puertas que se han hallado in situ consisten en una simple losa de basalto lisa que pivota a partir de grandes agujeros situados en el suelo y el dintel de la puerta. Cronología: ss. II-III. A los casos expuestos hasta el momento debe añadirse un nuevo tipo, formado por aquellos hipogeos que se hallan recubiertos por un monumento. También aquí puede realizarse una subdivisión, con dos tipos distintos. El primero lo constituyen aquellos hipogeos excavados bajo la superficie y recubiertos por un monumento al aire libre. No puede precisarse si la función de ese monumento era la de señalar el enterramiento, o bien a su vez era utilizado como sepultura. Ha sido identificado en Bosra, Umm al-Jimal y Qanawat. El segundo tipo lo integran aquellos hipogeos que forman parte de un conjunto monumental, donde actúan como basamento del mismo. Han sido identificados en Umm al-Jimal, Tall Aswad y Rimet al-Lohf, con una cronología que va del siglo I al III. Monumentos en superficie. Esta última categoría resulta especialmente significativa en la tipología de Sartre, por cuanto es el tipo de sepultura más corriente en la región de Hawran. Por lo que a la planta se refiere la mayoría de monumentos son de planta cuadrada o rectangular, distinguiéndose los siguientes tipos: - Tumbas sin pisos o niveles superiores. Han sido identificadas en Feki, Qanawat, Dhakir, Dhibbin, Umm al-Jimal, Dacil, Šahba, Nawa, Majdal, Damet al-cAliyyah y Suweida, con una cronología que va del siglo II al V. - Monumentos construidos sobre hipogeos. Han sido identificadas en Umm al-Jimal, Suweida y Qanawat, datándose en los siglos III-IV. - Tumbas compuestas por un basamento y un nivel superior. Han sido identificadas en Ataman, Rimet al-Lohf, Šahba y Bosra, y datadas en los siglos II-III. - Tumbas-torre, identificadas en Qanawat, y datadas en el siglo IV. Con todo, también se conocen monumentos de planta circular, distinguiéndose entre aquellas que poseen un exterior rústico (Sic y Khirbet al-Khissin: siglo I), y aquellas cuyo exterior se halla muy bien trabajado (Bosra y Šahba: siglos II-III).

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Finalmente, a los ejemplos vistos hasta aquí cabe añadir otros dos tipos también identificados en la región: los monumentos con exedras (Tall Aswad y Šaqqa: siglos II-III) y los sarcófagos al aire libre (Sic, sin una cronología clara).

3. Medio Éufrates sirio: Halabiya y Tabus El estudio de Halabiya (antigua Zenobia) llevado a cabo por J. Lauffray 6 permitió identificar tres tipos de construcciones funerarias: tumbas en fosa sin vestigios de superestructura, hipogeos y torres funerarias. Es interesante señalar que dichas estructuras se localizan fuera de las murallas de la ciudad, al Norte de la misma. Esta distinción es típica del mundo romano, donde fue costumbre la separación entre las zonas de hábitat y las necrópolis, evitando siempre los enterramientos intra muros. El tipo más simple son las tumbas de fosa, localizadas todas ellas en la necrópolis sepentrional. El segundo tipo son los hipogeos, excavados en la parte superior de un acantilado. Con dimensiones variables, dichos hipogeos muestran una planta arquitectónica muy similar, siempre en forma de cruz. La sala, rectangular o cuadrada, tenía arcosolios excavados en tres de sus lados, que contenían cubas funerarias o banquetas que recubrían los loculi donde se disponían los sarcófagos. Un dromos en pendiente conducía hasta la puerta, abierta en la pared libre de arcosolios. Las paredes de los hipogeos estaban recubiertas de decoraciones e inscripciones pintadas sobre enlucido. El tercer tipo identificado por J. Lauffray son las torres funerarias, las cuales se escalonan sobre el estrato de yesos en los que están excavados los hipogeos. La mayoría presentan las siguientes características: planta cuadrada, planta baja en la que se reproducen los esquemas arquitectónicos de las cámaras de los hipogeos, así como fachadas decoradas mediante semicolumnas, arcos y falsas ventanas. La fortaleza tardorromana/bizantina de Tabus, situada en la ribera derecha y a 25 km al Noroeste de Deir ez-Zor, ha aportado algunos datos sobre el mundo funerario en la Antigüedad Tardía7. Al Suroeste del enclave fortificado un equipo finlandés ha documentado varios hipogeos saqueados. El más importante está formado por una cámara central cuadrada (6 por 6 m) provista de nueve nichos o loculi y dos arcosolios. Los muros interiores tenían restos de pintura y el dromos de acceso estaba orientado al Norte. En otra zona, enclavada al Oeste de la fortaleza aparecieron otros hipogeos violados, con una orientación Este-Oeste, y una cámara compuesta por tres arcosolios con banquetas funerarias. Por último, en la meseta occidental se halló una tumba-torre, que aún conservaba un nicho.

4. Macizo Calcáreo Los trabajos de G. Tchalenko 8 en el Macizo Calcáreo, en torno a Apamea del Orontes y Alepo, permitieron documentar una gran variedad de enterramientos. Dicha variedad contrasta con la

6

Lauffray 1991, pp. 192 y ss.

7

Lönnqvist et al. 2005, pp. 427-432.

8

Tchalenko 1953, pp. 33 y ss.

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notable homogeneidad característica de la arquitectura civil y religiosa de la región. La pervivencia entre los siglos I y VII de distintos tipos de enterramientos en opinión de Tchalenko es el resultado de la permanencia de antiguas tradiciones autóctonas, la llegada de nuevas tradiciones procedentes del extranjero, así como de la combinación de los distintos tipos de monumentos atestiguados. Con todo, conviene destacar que Tchalenko únicamente se explaya en la descripción de aquellos monumentos funerarios más significativos, sin hacer referencia prácticamente a las necrópolis de fosas identificadas en el exterior de asentamientos como Sergilla, Qatura y Deir Simcan. De esta forma, y por lo que a los monumentos funerarios se refiere, el predominio de los hipogeos, tallados en el suelo rocoso o en la ladera de una montaña, es absoluto. Como sucedía en Halabiya, si bien existen diferencias en cuanto a sus dimensiones, el esquema arquitectónico básico es siempre el mismo: el acceso se realizaba mediante una rampa tallada en la roca o escalera que conducía hasta una cámara subterránea de planta cuadrada. En tres de los lados de la cámara se abrían tres arcosolios donde se disponían las tumbas. El cuarto lado se dejaba libre para la entrada, cerrada mediante una gran losa circular de piedra. Posteriormente, este tipo básico podía complicarse mediante el añadido de salas y exedras, que podían llegar a albergar una gran cantidad de sarcófagos. Estos hipogeos más complejos a menudo contaban con un indicador externo en forma de estela o arco. Sin embargo, mientras que los hipogeos más sencillos subsistieron hasta el siglo VII, los grandes hipogeos prácticamente desaparecieron a partir del siglo III, sustituidos por la construcción de monumentos en superficie. La desaparición de los grandes hipogeos fue acompañada de la difusión de otro tipo de estructura funeraria, los mausoleos. La generalización de los mausoleos en la región atraviesa por una serie de etapas antes de que se produzca su consolidación definitiva. La primera de esas etapas la constituye el progresivo desarrollo de la fachada de los hipogeos. Posteriormente, tiene lugar la aparición de los primeros monumentos construidos sobre un hipogeo. El siguiente estadio es el constituido por la profusión de formas transitorias, en parte excavadas en la roca y en parte construidas. En la última de las fases previas tiene lugar la aparición de mausoleos en los que la tumba se halla ubicada en el basamento. La forma final es una cámara sepulcral de un único nivel, con las paredes dispuestas siguiendo los modelos de la arquitectura civil. La cobertura de los mausoleos es siempre de piedra, con dos vertientes o bien en forma de pirámide, bóveda, o, de forma ocasional, de cúpula. El último tipo de monumento del que habla G. Tchalenko son los sarcófagos monumentales al aire libre coronados por una cubierta monolítica tallada en forma de techo. Dichos monumentos en ocasiones aparecen agrupados hasta formar necrópolis, como sucede en Sergilla o Mugleya, pero, de manera más habitual, se presentan de forma aislada, construidos sobre zócalos, en lo alto de colinas, desde donde dominan las zonas de hábitat y el conjunto del paisaje. En algunos de los monumentos descritos, especialmente en la entrada o el interior de los hipogeos o sobre las estelas que señalan esos monumentos, además de inscripciones se han conservado restos de decoración. Se trata, sobre todo, de bajorrelieves que representan la figura humana o retratos funerarios, siempre de forma muy tosca. Dichas decoraciones forman parte de un arte esencialmente pagano, que desaparece con la llegada del Cristianismo.

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Por último, en la misma región del Macizo Calcáreo, se encuentra Deir Seta, una “ciudad muerta” bizantina donde se han identificado varias tumbas en hipogeo, accesibles por una escalera estrecha, no cubierta y tallada en el suelo, que daba paso a una cámara con tres sarcófagos bajo arcosolio. Cronológicamente se encuadran en el siglo VI9.

5. Alto Éufrates sirio y turco Gracias a los trabajos de prospección llevados a cabo en la región por un equipo de la Universidad de Murcia10 se han podido identificar cuatro tipos de necrópolis en el valle del Alto Éufrates: necrópolis de fosas, necrópolis de hipogeos, necrópolis de túmulos 11 y tumbas turriformes. Los dos primeros son los más frecuentes, mientras que las necrópolis de túmulos y las tumbas en torre son muy escasas en la región. Ejemplos de necrópolis de fosas se han hallado en Hammam Sagir, Buyaq y Sirrin. Salvo en este último caso, las necrópolis de fosas convivían con necrópolis de hipogeos coetáneas, aunque se hallaban bien delimitadas desde un punto de vista espacial. Es muy probable que en estos casos concretos, las necrópolis de fosas pertenecieran a aquellos segmentos de la población con menores recursos, incapaces de acceder a la construcción de sus propios hipogeos. Con todo, consideramos que la ausencia de ajuares en las sepulturas de la región, debido a los saqueos, obliga a ser cautos en este sentido. Ya veíamos antes que eran precisamente los ajuares los que permitían identificar el uso de fosas también por parte de individuos pertenecientes a las clases más altas. Por lo que se refiere a la tipología, generalmente se trataba de fosas simples, donde el cadáver podía quedar cubierto por tierra, losas de piedra o cerámica. De forma excepcional, también se han localizado fosas dobles. En unos pocos casos las paredes laterales de las fosas fueron reforzadas con pequeños muretes de mampostería. En general, o bien carecen de señalización exterior, o bien la misma se reduce a una piedra hincada en el suelo. Necrópolis de hipogeos se han identificado en Yarablus, Zur Magara, Quruq Magara, Al Jirba, Daikdara, Turruman, Hammam Sagir, Hammam Kabir, Quzuq, Buyaq, Sirrin, etc. Se trata de necrópolis generalmente ubicadas de forma contigua a las zonas de hábitat, únicamente separadas por wadis o pequeños cerros. Los hipogeos se excavaban en la roca. En general se trataba de cámaras cuadradas. En uno de los lados se abría una puerta de acceso, mientras que en las otras tres caras se excavaba un arcosolio donde se depositaba el sarcófago del difunto. El acceso a la cámara se realizaba a través de un dromos. El conjunto se cerraba con una gran piedra circular. La mayoría de hipogeos eran de planta de cruz griega o de planta de cruz griega con los brazos extendidos, aunque también se han identificado otras formas (planta rectangular con dos o cuatro nichos laterales, planta rectangular con nichos perpendiculares o paralelos al espacio central, etc.). Egea Vivancos ha establecido una tipología de los hipogeos en el Alto Éufrates sirio, en la que atendiendo a su planta distingue 9

Khoury 1987, p. 129 y fig. 23.

10

Egea Vivancos 2004, pp. 89-113; Egea Vivancos 2005, pp. 531 y ss.; Matilla Séiquer, Gallardo Carrillo 1998, pp. 247-298; González Blanco 2002-03, pp. 253-259. 11

Sobre los túmulos en la región del Medio Éufrates véase Bounni 1979 y 1980, pp. 315-325.

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diez tipos distintos12. El subtipo 2.1 (hipogeo con planta de cruz griega y tres nichos bajo arcosolio) se corresponde con el modelo de tumba más común en la necrópolis de Tall as-Sin. Salvo raras excepciones, los hipogeos estudiados carecían de decoración e inscripciones, así como de ajuar, fruto del saqueo que habían sufrido la mayoría de las tumbas. Esta circunstancia ha dificultado la datación de estos monumentos funerarios, que en general debe ser posterior al siglo III. Ciento dos tumbas de las necrópolis de Zeugma, en el Alto Éufrates turco, y Doliche, cerca de Gaziantepe, han servido de base a R. Ergeç para establecer una doble tipología de hipogeos13. Para la primera necrópolis, el investigador turco diferencia cuatro tipos de hipogeos: con arcosolios, con loculi, con bancos, con bancos y arcosolios asociados y, por último, columbarios. Para el caso de Doliche se distingue entre hipogeos con planta rectangular (con dromos y zona de entrada en pendiente), con planta poligonal, con dos cámaras consecutivas y, finalmente, con varias cámaras. Los hipogeos de Tall as-Sin encajarían dentro del primer tipo de Zeugma y de Doliche, dos cementerios que según las inscripciones conservadas se datan entre los siglos I a.C. y IV d.C. En la última necrópolis es frecuente la presencia de hipogeos de tipología comparable a la de Tall as-Sin compuestos de una escalera de acceso, cámara cuadrada/rectangular y tres arcosolios provistos de cubetas para inhumar a los difuntos14. La principal diferencia reside en que normalmente el dromos de acceso dispone de una cavidad lateral utilizada para desplazar la losa de cierre en caso de que sea necesario abrir el hipogeo. Este sistema no aparece en Tall as-Sin.

6. Otras necrópolis sirias Existen en Siria otras necrópolis romano-bizantinas que, sin el objetivo de hacer un catálogo exhaustivo, merecen ser referenciadas aunque sólo sea brevemente. En la costa mediterránea, cerca de Tartus, se encuentra la necrópolis de ‘Azar, donde los monumentos funerarios descubiertos se han clasificado en tres categorías: tumbas individuales entre paredes rocosas, tumbas individuales en sarcógafos de terracota y tumbas colectivas en hipogeo. Dentro de este último tipo destaca el denominado hipogeo D, que estaba formado por una cámara cuadrada provista de veintidós loculi organizados en dos plantas. Al hipogeo se accedía por una rampa situada en el lado meridional del monumento subterráneo15. En la parte oriental de la ciudad de Homs, la Emesa clásica, se excavó en 1957 una serie de tumbas subterráneas donde las inhumaciones se efectuaron según varios sistemas: cámaras funerarias tipo hipogeo y tipo cubiculum, tumbas individuales realizadas a lo largo de paredes en dos o tres pisos a modo de catacumbas, y tumbas en pozo colectivas. El estudio del mobiliario funerario indica un uso de estas tumbas entre los ss. III y VII16.

12

Egea Vivancos 2005, pp. 9-10.

13

Ergeç 2003.

14

Ergeç 2003, pp. 176-177.

15

Saliby 1970, pp. 271-283.

16

Bounni 1970, pp. 42-49

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En fechas recientes, se han dado a conocer otras tumbas en hipogeo del período Romano Tardío en diferentes partes de la geografía siria. Entre ellas, podemos citar los hallazgos de Tall Wardiyat, en la depresión de Massyaf (Ghab-Homs)17, Khirbet al-Berge, al Norte de Alepo 18, Al-Hammam (antigua Sura), al Norte de Rusafa19, y Tall Dgherat, en la región del Alto Habur (Hasakah)20.

7. Tall as-Sin En la necrópolis de Tall as-Sin existen dos tipos diferentes de enterramiento básico con sus correspondientes subtipos: - Tipo I: tumbas en fosa con dos variantes. - Subtipo Ia: fosa con un solo nicho funerario (lám. XII, 3). - Subtipo Ib: fosa con dos nichos funerarios (lám. XII, 1-2 y XIV). - Tipo II: tumbas en hipogeo con tres arcosolios y escalera o dromos de acceso21. Según la disposición de los enterramientos en la tumba, se distinguen cuatro variantes. - Subtipo IIa: las inhumaciones se realizan exclusivamente en los nichos o cubetas ubicados bajo los arcosolios. Esta práctica es común en todos los subtipos (p.e. lám. IX). - Subtipo IIb: presenta como novedad la presencia de uno o dos pequeños nichos funerarios en las paredes del dromos de acceso, es decir, fuera de la cámara (p.e. lám. X, 2 y XI). - Subtipo IIc: alberga en la cámara funeraria uno o dos nichos de pequeñas dimensiones a uno o ambos lados de la puerta (lám. XXVI). - Subtipo IId: combinación de los dos subtipos anteriores (lám. XXVIII, 2). Como se ha podido comprobar más arriba, los enterramientos en hipogeo con arcosolios son un tipo de tumba común en la Siria antigua tardorromana y, en particular, en el valle del río Éufrates. Sin embargo, no se trata, como cabría pensar, de un sistema de enterramiento original de época clásica, ya que estamos ante un modelo con una larga tradición en la región. Prototipos de tumbas con una cámara subterránea provista de arcos funerarios están atestiguados en algunos cementerios desde el III milenio a.C. Éste es el caso de Halawa, un yacimiento del Bronce Antiguo situado en el lago al-Asad22.

17

Hasan 2001, p. 195.

18

Mazurowski, Jamous 2000, pp. 343-346.

19

Konrad 2001, p. 9, taf.18.

20

Oettel (comunicación personal, 2004).

21

En Tall as-Sin todos los hipogeos disponen de tres arcosolios, con la única excepción de la tumba 17, que posee cinco y la 162, que tiene dos. 22

Orthmann 1980, p. 103 y pl. XIV.

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6.1. Tumba en fosa Este tipo está representado por tan sólo siete tumbas, lo que representa poco más del 4 % de las ciento setenta tumbas documentadas en Tall as-Sin. Se trata de una tumba muy sencilla, que consiste en una simple fosa rectangular cuyo volumen excavado oscila entre los 5,23 y 7,52 m3. Esta fosa podía estar provista de uno o dos nichos funerarios laterales (uno orientado al Norte y otro al Sur), que siempre estaban sellados por una serie de tejas planas (de 20 por 40 cm) unidas con yeso. Al subtipo Ib pertenecen cuatro tumbas (131, 132, 136 y 137) y tres al subtipo Ia (133, 134 y 135). Según el informe realizado por el Museo de Deir ez-Zor, referido a la campaña de 2003, no se trata de tumbas exclusivamente individuales como parece lógico pensar, ya que en la tumba 132 aparecieron dos individuos en cada uno de los nichos. Por el contrario, en la tumba 133 sólo se señala la presencia de un esqueleto en el único nicho existente. Todas las tumbas en fosa se concentran de manera exclusiva en el subsector C-1 de la necrópolis, circunstancia que no debe ser fruto de la mera casualidad. Su simplicidad, respecto a los hipogeos, hace pensar que pueda tratarse de un modelo de sepulcro para individuos de baja posición social. Sin embargo, otra explicación nos parece posible. El estudio del mobiliario funerario, en particular de dos lucernas encontradas en la tumba 132, sugiere una datación antigua dentro del período bizantino para esta tumba. Este tipo de lucernas, que suelen ser un buen indicador cronológico, no está atestiguado en el Próximo Oriente en contextos arqueológicos de los siglos VI y VII23, pero sí en otros fechados entre los siglos IVV24. Todo esto parece indicar que el subsector C-1 se correspondería con la parte más antigua o núcleo primitivo del cementerio de Tall as-Sin. Por consiguiente, las tumbas en fosa constituyen el primer modelo de enterramiento practicado en la necrópolis, que será abandonado posteriormente por los hipogeos. Se da, además, la circunstancia de que el terreno de esa zona (C-1) está formado por gravas y cantos de río, es decir, un tipo de depósito que por su naturaleza no es útil para la excavación de un hipogeo. Por el contrario, se adapta muy bien a la excavación de simples fosas funerarias.

6.2. Hipogeo con arcosolios El Dictionnaire d’archéologie chrétienne et de liturgie define la entrada hipogeo de la manera siguiente: “on donnait le nom d’hypogeum à la partie inférieure et souterraine d’un monument funéraire. C’était quelque chose comme ce que nous appellerions un caveau ou plutôt une cave, car les dimensions d’un hypogée étaient d’ordinaire assez vastes pour recevoir plusieurs corps”25. Así mismo, de acuerdo con los Salmos, el territorio del difunto estaba situado en las profundidades, por lo que las tinieblas dominaban las tumbas y el reino de los muertos: “Me has colocado en una hoya profunda, en las tinieblas, en un abismo lóbrego” (Salm. 87,7).

23

Day 1942; Da Costa 2001.

24

Córdoba et al. 2005, p. 96; Bailey 1988, pl. 59.

25

Cabrol, Leclercq 1925, p. 2932.

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Precisamente una oscura cámara subterránea o hipogeo es el tipo principal de enterramiento en Tall as-Sin, ya que representa casi el 96 % de las tumbas inventariadas. Consiste un espacio subterráneo íntegramente excavado en la terraza de roca de yeso sobre la que se asienta el tell. La tumba posee las siguientes características (fig. 1): 1.- Dromos o escalera de acceso, con un número variable de peldaños. 2.- Rellano o descanso delante de la puerta. 3.- Una puerta de acceso a la cámara funeraria de pequeño tamaño (altura variable entre 0,611,05 m). La forma del hueco de entrada puede ser rectangular, de arco de medio punto o de arco rebajado. El acceso siempre está orientado al Este26. 4.- Una gran losa o varias de piedra (aljez o caliza) o mortero de yeso sellaba la puerta. 5.- Una vez franqueada la puerta podía haber o no un escalón para salvar el desnivel existente entre el rellano exterior y el suelo de la cámara. 6.- La cámara funeraria estaba formada por una sala central de forma cuadrangular, rectangular o ligeramente trapezoidal, con una superficie media de 3,43 m2. La forma de cubrición era abovedada, plana o mixta. Esta pequeña sala estaba provista de tres arcosolios o nichos sepulcrales, uno frente a la puerta (Oeste) y otro a cada lado de ésta (Norte y Sur). Hasta la fecha, la tumba 17 (fig. 2), que posee cinco nichos (uno al Oeste y dos al Norte y Sur, respectivamente), y la tumba 162, que tiene dos, son las únicas excepciones. En los arcosolios se encontraban los sarcófagos a modo de simples cubetas rectangulares talladas en la roca. La asociación de la sala central con los tres nichos laterales y la escalera de acceso otorgaba al hipogeo una planta de aspecto cruciforme. La utilización de los arcosolios en necrópolis de otras zonas del valle del Éufrates es prueba inequívoca del amplio uso funerario que se dio a este recurso arquitectónico en la Antigüedad Tardía en Siria27. 7.- Algunas de las tumbas, cuatro en concreto, tenían un pilar central en la cámara sepulcral. Su función podía ser tanto estética como constructiva, ya que la roca en la que están excavadas es un material muy deleznable (fig. 3). De los treinta y cinco hipogeos de los que el equipo sirio-español ha podido realizar un plano detallado y completo, por tratarse de tumbas fácilmente accesibles, diecisiete disponían de otro lugar de enterramiento independiente de la cámara funeraria propiamente dicha. Es decir, casi la mitad de los hipogeos estudiados poseía un pequeño nicho excavado en las paredes laterales de la escalera de acceso (Lám XX, 2). Su disposición en el dromos podía variar entre la pared meridional, la septentrional o estar presente en ambas a la vez. En la mayor parte de los casos, concretamente en once, el nicho está situado en la pared orientada al Sur (18, 145, 146, 148, 150, 153, 154, 156, 157, 159 y 160); cuatro en la pared del Norte (16,

26

Hay alguna excepción, como la tumba 13. En este hipogeo la escalera está orientada al Norte.

27

Para el caso del Alto Éufrates sirio-turco véase Egea Vivancos 2005; Matilla Séiquer, Gallardo Carrillo 1998; Ergeç 2003; Abadie-Reynal et al. 1999 y 2000.

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ESTUDIO COMPARATIVO Y TIPOLÓGICO DE LAS TUMBAS

49, 63, 161 y 163) y dos en ambas paredes (14 y 17). Estos nichos, que están presentes en los tres sectores de la necrópolis, servían para enterrar a individuos infantiles (lám. XI). Los hipogeos 155 y 159 presentaban en su cámara interior y a ambos lados de la puerta, uno y dos nichos, respectivamente, que por su reducido tamaño debieron servir (en el momento de realizar nuestro estudio se encontraban vacíos) para enterramientos infantiles. La tumba 159 combina este tipo de nichos interiores con la presencia de otro exterior, según el modelo descrito más arriba.

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Fig. 1. Axonometría de la tumba 160.

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Fig. 2. Axonometría de la tumba 17.

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Fig. 3. Axonometría de la tumba 161.

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VII ESTUDIO ANTROPOLÓGICO DE LOS RESTOS HUMANOS∗ ALEJANDRO PÉREZ-PÉREZ - LAURA MARTÍNEZ - FERRAN ESTEBARANZ Universitat de Barcelona JOSEP ANFRUNS Seminari d’Arqueologia Prehistòrica del Pròxim Orient, UAB RIMA KHAWAM Dirección General de Antigüedades y Museos, Damasco

Uno de los principales problemas encontrados a la hora de estudiar la población de Tall as-Sin es la falta de estudios antropológicos sobre otras poblaciones bizantinas que sirvan de referencia y comparación. En este sentido, la bibliografía es escasa y, además, parte de ella se centra en elementos demasiado específicos y no ofrece datos generales de la población 1. Así, las poblaciones que se han utilizado para comparar con la de Tall as-Sin son las catalogadas en las tumbas de Khan el-Ahmar2, Qasr ar-Rabba3, Tall Mahrad 4, Dohaleh5, Akeldama6, Giv’at Sharet 7 y Umm Qeis 8. A pesar de todo, el número de cráneos bizantinos preservados para caracterizar la población es bajo9.



Deseamos agradecer a Shaker al-Shbib, codirector del proyecto, a Mustafa al-Qadour, arqueólogo sirio del equipo, y al Museo de Deir ez-Zor, donde se custodiaba parte del material, su inestimable ayuda. Este trabajo ha sido financiado parcialmente por el Ministerio de Educación y Ciencia (CGL 2004-00775). 1

Ari et al. 2003 y 2005; Nagar et al. 1999; Nagar, Arensburg 2000; Turan-Ozdemir, Sendemir 2006; Oygucu et al. 2006. 2

Hershkovitz et al. 1993.

3

Perry, al-Shiyab 2005.

4

Hershkovitz 1988.

5

Sari 1992.

6

Zias 1996.

7

Seligman et al. 1996.

8

Henke, Wahl 1990.

9

Hershkovitz et al. 1993; Hershkovitz 1988.

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1. Material y métodos 1.1. Muestra original Los restos esqueléticos analizados corresponden al material recuperado durante las campañas de 2005, 2006 y 2007 por la misión arqueológica sirio-española. Además, en el Museo de Deir ez-Zor había cinco cajas depositadas con restos humanos procedentes de las excavaciones promovidas por el propio museo en 2003. En dichas cajas, el material se encontraba clasificado mediante una referencia en la que se indicaba la tumba (referencia numérica) y el nicho (referencia alfanumérica). La morfología clásica de las tumbas en hipogeo de Tall as-Sin incluye tres nichos diferentes. La primera observación de los restos indicaría que, a priori, cada arcosolio podría incluir varios individuos. Así, se decidió numerar correlativamente los inhumados en cada arcosolio con el fin de determinar el número mínimo de individuos. Los restos mezclados, no atribuibles a un individuo concreto, no se numeran. Por tanto, las referencias de los individuos analizados constan del número de la tumba, la letra del arcosolio o nicho y el número de individuo. Así, la forma 138 N 1, significa que se trata del individuo 1 del nicho/arcosolio Norte de la tumba 138. En general los restos están bien individualizados y es posible asignar una referencia única a cada uno de ellos. Cuando existe más de un individuo por nicho se asocian los restos en función de la edad y el grado de preservación, coloración y morfología.

1.2. Metodología Para caracterizar la población se ha realizado un estudio biométrico basado en la metodología clásica de Martin-Shell 10, Brothwell 11y Bass12. La batería de mediciones que se seleccionaron se detalla a continuación: Cráneo. La anchura frontal mínima, la altura y anchura de la nariz, altura de la cara, anchura bizigomática, longitud y altura perpendicular de la órbita, longitud (glabelaopistocraneon) del cráneo y anchura bieuríaca del neurocráneo. A pesar de ello, el estado de preservación del material ha imposibilitado la toma óptima de muchos de estos datos. Postcranea. Las mediciones se detallan por hueso; del húmero, la longitud total, diámetro anteroposterior (AP) y mediolateral (ML) a nivel de la V deltoidea y perímetro de la diáfisis a nivel subdeltoide; de la ulna, la longitud total, longitud fisiológica (entre el inicio de la articulación con el húmero y la parte distal sin la apófisis estiloide) y el perímetro mínimo a nivel distal; del radio, la longitud total; del fémur, el diámetro de la cabeza del fémur, longitud total, diámetro anteroposterior (AP) y mediolateral (ML) subtrocantérico (zona de la diáfisis inmediatamente por debajo del trocánter menor) y diámetros anterioposterior (AP) y mediolateral (ML) medial (a nivel de mitad de la diáfisis); de la tibia, la longitud total entre ambas epífisis y diámetros anteroposterior y mediolateral de mitad de la diáfisis; de la fíbula

10

Martín, Saller 1959.

11

Brothwell 1981.

12

Bass 1971.

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solamente la longitud total. Finalmente, de la pelvis se han tomado como mediciones la longitud máxima y la altura del ala ilíaca. La determinación del sexo se ha basado, primordialmente, en el estudio de la pelvis (tanto a través del estudio cualitativo de la escotadura ciática como a la observación del isquion con el ángulo subpúbico y la presencia o no de reborde óseo en la rama isquiopúbica). A nivel de cráneo, también se utilizaron caracteres sexuales secundarios como la forma y desarrollo del torus supraciliar, cresta nucal e ínion y la morfología y tamaño de las apófisis mastoides. Para la obtención de las mediciones se utilizó un pie de rey metálico de precisión GPM® y un compás de gruesos GPM®. Para las mediciones de las longitudes de huesos largos se empleó una tabla de madera milimetrada. Las fotografías de fragmentos óseos y patologías interesantes fueron realizadas con una cámara digital DSC-F50 5V SonyTM.

2. Resultados 2.1. Descripción y análisis de los restos óseos conservados en el Museo de Deir ez-Zor (2003) Individuo 138 N 1: individuo masculino de más de 45 años Cráneo. Está bastante bien conservado, a excepción de la región del parietal derecho, el malar izquierdo y la base del cráneo en torno al foramen mágnum, que están fragmentados. La bóveda craneal es redondeada en norma lateral y dolicocéfala en norma superior. La tabla craneal es bastante gruesa, unos 5 mm en algunas zonas; la cara es baja con un maxilar superior pequeño, fosa nasal grande y órbitas anchas y separadas. La apófisis mastoide es ancha, baja y redondeada; la glabela y torus supraorbitario moderadamente marcados y el reborde orbital superior redondeado. Todos estos caracteres indicarían que se trata de un cráneo masculino, aunque relativamente grácil, donde destaca el reducido tamaño de la cara en altura. Todas las suturas están cerradas excepto la escamosa y no presenta dientes. La dentición molar se ha perdido ante mortem y el alveolo está reabsorbido completamente. Correspondería a un individuo adulto de edad bastante avanzada, probablemente con más de 45 años. No muestra patologías orbitales (cribra orbitalia) ni hiperostosis porótica. Destaca el gran tamaño de los foramina nutricios de la base del cráneo y el paladar, y la gran anchura interorbitaria a nivel de los huesos nasales. No se ha recuperado esqueleto postcraneal ni mandíbula asociada. Datos métricos: longitud máxima del cráneo 184 mm; anchura máxima 137 mm; altura de la cara superior 67,4 mm.

Individuo 138 N 2: individuo probablemente masculino de unos 30 años Cráneo. Calota craneal robusta (lám. XXXVII, 1), con torus supraorbitario y glabela marcados y bastante prominentes. No se ha conservado ni la base del cráneo ni la cara. Además, presenta una fractura post mortem a nivel del frontal fragmentado. La tabla craneal a nivel de frontal es bastante gruesa. Las apófisis mastoides y el arco superciliar están bastante marcados, por lo que probablemente se trata de un individuo masculino. La edad es adulta, con las suturas craneales cerradas, probablemente superior a los 30 años (maduro). Datos métricos: longitud

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máxima del cráneo 192 mm (aproximada, ya que se conserva el ínion pero no el opistocraneo y es tentativa por estar el cráneo incompleto).

Individuo 138 N 3: individuo adulto joven de sexo indeterminado Cráneo. Dos parietales completos con suturas abiertas. Los parietales están remontados erróneamente y desplazados uno respecto a otro. Además, se conserva el maxilar izquierdo con la apófisis zigomática. El resto son fragmentos diversos del cráneo. Las suturas están todas abiertas, lo que sugiere que se trata de un individuo adulto joven. Este individuo presenta un fragmento de órbita izquierda (lám. XXXVII, 2) con cribra orbitalia bastante marcada. Este fragmento de órbita se asocia al individuo N 3 por el aspecto general y coloración de los huesos, que coinciden en su mayoría, pero podría pertenecer a otro individuo. La cribra orbitalia observada es de grado moderado, aunque claramente visible. No se puede asociar a ninguna otra patología. En general se puede indicar que esta afección se debe a un estrés generalizado causado por agentes mesológicos inespecíficos (climáticos, patológicos o nutricionales, incluso procesos febriles agudos). Se puede considerar un mecanismo adaptativo frente a condiciones ambientales adversas, en general relacionado con un incremento de los tejidos vasculares y la irrigación sanguínea.

Restos diversos del nicho 138 N sin asociar Del nicho 138 N se conservan fragmentos de una rama mandibular derecha con dientes in situ del Pm3 al M2. Todos presentan exposición de dentina a excepción del Pm4. Aparte se encontró la corona suelta de un M3 que se asigno a este fragmento mandibular derecho. Los Pm4 y M3 están girados 90º en sus alveolos por una mala posición en vida, probablemente por el tamaño reducido de los dientes. El M1 presenta un gran desgaste en vestibular con exposición de dentina y un patrón +4 de cúspides, probablemente Y5 reducido por simplificación dentaria. Además, el M3 presenta una caries oclusal. La rama mandibular tiene una anchura de 34,8 mm. Por el desgaste dental estos restos podrían corresponder al individuo 138 N 3. Se conserva también un fragmento de maxilar superior con dientes, conservándose desde el Pm3 al M2 derechos e izquierdos; también se conservan el incisivo lateral y canino izquierdo, el canino derecho y el I1 derecho. Los incisivos y caninos presentan hipoplasia en el esmalte dentario. Estos restos pueden corresponder tanto a 138 N 2 como el N 3, pero no al individuo N 1, porque éste tiene los molares perdidos ante mortem.

Individuo 138 O 1: individuo femenino adulto Cráneo. Bien preservado e incluye la cara. La morfología general es similar al cráneo 138 N 1, con tendencia a dolicocefalia. La cara es grácil, igual que la arcada del maxilar superior. En este caso la apófisis mastoides es algo estrecha en su base y más prominente. La glabela está débilmente marcada, carece de prognatismo facial y el reborde orbital superior es angulado. Esto nos indicaría que se trataría de un individuo femenino. La depresión canina está muy marcada, aunque éste parece un rasgo general en la población, probablemente debido a la gracilidad de los dientes.

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La dentición está ausente por pérdida post mortem. Están rotos a nivel de las raíces y han permanecido en el interior de los alvéolos (los M3 habían erupcionado, de manera que se trataba de un individuo adulto). Las suturas craneales están, en general, cerradas excepto en algunas zonas de la coronal y la lambdoidea. Se trata de un individuo de edad adulta, entre 45 y 65 años por estándares actuales en población caucasoide, sin esqueleto postcraneal ni mandíbula asociada. Datos métricos: longitud máxima del cráneo 181 mm; anchura máxima 133 mm; altura cara superior 66,6 mm.

Individuo 138 O 2: individuo masculino adulto Cráneo. Restos fragmentados del neurocráneo de individuo masculino, de edad adulta. Incluye parte del frontal con la sutura coronal sin fusionar y un conjunto de fragmentos craneales donde destacan: parte del parietal izquierdo roto, temporal izquierdo completo, temporal derecho con el petroso y apófisis mastoidea (fragmentados), apófisis fragmentadas, sutura escamosa sin cerrar, y parietal derecho con apófisis entera de 31 mm de anchura. También se encuentran diversos restos de calota craneal fragmentada. El torus supraorbitario está bastante marcado, al igual que la glabela y las apófisis mastoides, lo que rebelaría que se trata de un individuo de sexo masculino. No presenta cribra orbitalia, pero sí hiperostosis porótica ligera sobre el parietal (aunque está bastante erosionado). Se trata de un indicador inespecífico de patología leve. Pelvis. Se encuentra también un fragmento de coxal izquierdo con la escotadura ciática estrecha, probablemente masculina. El coxal derecho está muy fragmentado. Sacro. Fragmento fusionado con el coxal izquierdo, posiblemente por una fractura debido a un trauma con soldadura posterior. No se observan signos de degeneración ósea y sólo ligeros rebordes artríticos en el cuerpo vertebral superior del sacro. Se evidencia una ligera alteración de la orientación del coxal respecto al sacro, aunque no parece muy marcada. Ello sugiere la fractura de la pelvis, probablemente por caída, aunque sería necesario realizar una radiografía para comprobar este extremo.

Individuo 138 S 1: individuo femenino adulto joven Cráneo. Incluye la calota craneal con la región superior de las órbitas (Lám XLII, 1). Todas las suturas están abiertas, incluidas la coronal, sagital y lambdoidea. En las órbitas no se observan signos de cribra orbitalia. Se trata de un individuo adulto joven, posiblemente de sexo femenino por el desarrollo de la glabela. Se han recuperado también fragmentos de maxilar superior derecho con parte del hueso malar y mandíbula. De la dentición se observan los M2 y M3 erupcionados pero fragmentados post mortem a nivel de la raíz. Se observa un fragmento mandibular izquierdo que presenta in situ fragmentos de las raíces de Pm3, Pm4 y M1. El M2 presenta la corona cuarteada con exposición de dentina incipiente en el lado lingual. Datos métricos: longitud máxima del cráneo 183 mm; anchura del cráneo 143 mm.

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Pelvis. Se conserva el coxal izquierdo que incluye parte del ala iliaca, la escotadura ciática, parte del acetábulo y la porción superior del isquion. La escotadura está muy abierta; se conserva la espina y corresponde muy probablemente a sexo femenino. Húmero. Húmero izquierdo, no especialmente robusto, del que se conserva la mayor parte, excepto la epífisis proximal. La V deltoidea está poco marcada, aunque la superficie externa del hueso está erosionada y alterada. La gracilidad puede corresponder con una hembra. Además hay fragmentos varios de diáfisis y epífisis de huesos largos. Datos métricos: diámetro AP 24 mm; diámetro ML 20,3 mm. Fémur. Ambos fémures conservan la mitad proximal de la diáfisis con la epífisis proximal y la cabeza del fémur. El grado de erosión post mortem es marcado y no se aprecia la estructura del córtex externo del hueso. La línea áspera no está especialmente marcada. No es posible medir su longitud porque falta la epífisis distal en ambos. No hay asimetrías evidentes entre ambos lados y destaca el cuello del fémur que es corto y grueso en ambos. La cabeza del fémur parece pequeña. Datos métricos: diámetro mediolateral cabeza derecha 51 mm.

Individuo 158 N 1: individuo masculino de entre 25 y 45 años Cráneo. Individuo con fragmento de calota craneal y restos de postcraneal asociado. El torus supraorbitario está muy marcado y el borde orbital es redondeado por lo que se asigna a un probable individuo masculino. La sutura coronal está sin cerrar y sagital parcialmente. Húmero. Sólo se ha recuperado la mitad distal de la diáfisis y epifisis del húmero izquierdo. Es bastante robusto (masculino). Datos métricos: diámetro AP 25,1 mm; diámetro ML 20,9 mm. Del húmero derecho, casi toda la diáfisis está presente pero con epífisis proximal ausente y distal erosionada. Datos métricos: diámetro AP 24,7 mm; diámetro ML 20,9 mm. Tibia. La izquierda presenta casi toda la diáfisis, pero carece de ambas epífisis. Datos métricos: diámetro AP 33,2 mm; diámetro 22,3 mm. La tibia derecha conserva la mitad proximal de la diáfisis y está erosionada por lo que no se miden diámetros. Fémur. El derecho es un fragmento central de la diáfisis. No se mide por estar erosionado. Del izquierdo hay varios fragmentos de diáfisis y una epífisis distal suelta. Los huesos largos son en general bastante robustos. La línea áspera del fémur es prominente y las articulaciones son amplias. Se trata de un individuo masculino robusto de edad adulta entre 25 y 45 años aproximadamente. No tiene cribra orbitalia ni patologías óseas evidentes.

Individuo 158 O 1: posible individuo femenino joven Cráneo. Calota craneal y fragmento del frontal izquierdo con parte de la órbita sin cribra orbitalia. Las suturas están todas sin fusionar. No tiene hiperóstosis ni patologías evidentes. Probablemente se trata de un individuo adulto joven, quizá femenino, pero hay pocas evidencias. Datos métricos: anchura máxima 182 mm (tentativa).

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Individuo 158 O 2: posible cráneo femenino adulto Cráneo. Fragmento de calota craneal con frontal que incluye parte de la órbita derecha y casi toda la izquierda, ninguna presenta cribra orbitalia. El torus supraorbital no está marcado en comparación con los otros observados y el borde orbitario es angulado, cosa que indicaría que se trata de un posible cráneo femenino. A éste podrían corresponder diversos fragmentos del material suelto de este nicho. La mandíbula, casi completa, presenta dentición in situ desde el Pm4 al M2 izquierdos, el C izquierdo y del C al M2 derechos. Las raíces están presentes en el alveolo del I2 derecho y del Pm3 izquierdo. Aparte de estos hay algunos dientes más: un incisivo central inferior derecho y otro superior sin identificar. No se observa el tercer molar ni alveolos (no han erupcionado). Todos los dientes presentan una gran exposición de dentina (edad avanzada). Datos métricos de la mandíbula: altura de la sínfisis 26 mm; anchura bicondílea 115,2 mm. También se encuentra un fragmento del maxilar derecho con un diente in situ (M2). Entre 2 M y Pm4 se observa la pérdida ante mortem del M1 con reabsorción alveolar.

Individuo 158 O 3: posible individuo femenino joven Cráneo. Fragmentos de neurocráneo que incluyen parte de ambos parietales y el frontal con una porción del borde superior de las órbitas. Los huesos son más finos que los del resto de individuos de este nicho. La sutura sagital y lambdoidea están sin fusionar. Se trataría de un posible individuo joven, pero no es posible atribuir un sexo fiable, aunque podría tratarse de un individuo femenino.

Restos diversos del nicho 158 O sin asignar Este conjunto incluye diversos materiales mezclados que podrían corresponder a alguno de los tres individuos de este nicho: - Parietal izquierdo completo. Grosor de la tabla: 0,85 mm. Presenta la sutura sagital y lamboidea sin suturar. - Fragmento de parietal izquierdo bastante erosionado. - Fragmento de parietal con zona media engrosada - Fragmento de occipital con sutura lambdoidea. - Fragmento de parietal con un trozo de sutura sagital - Tres fragmentos varios de parietales probablemente, uno de ellos en la zona de la sutura escamosa. - Dos huesos temporales, posiblemente del mismo individuo. El derecho casi completo, algo fragmentado a nivel de la sutura escamosa. Tiene el orificio auditivo, el peñasco y la apófisis mastoides, que es bastante grande (podría ser masculina). El izquierdo es similar. El hueso petroso está fragmentado y carece de la sutura escamosa. La apófisis de este lado es algo más grácil que la del otro. - Fragmento de frontal en la zona de la glabela, grácil, probablemente de un individuo inmaduro con un fragmento de órbita y esfenoides que encajan pero no están fusionados.

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- Dos fragmentos, uno de malar derecho bastante fino, y otro de una posible escápula también grácil. Además hay otros fragmentos de huesos craneales de grosores similares que podrían ser del mismo individuo, probablemente juvenil. - En el mismo conjunto se encuentran diferentes huesos mezclados: vértebras (dos cuerpos vertebrales, uno de una vértebra torácica, y un fragmento del atlas); un fragmento de clavícula derecha pequeña (individuo joven); fragmentos del coxal; epífisis proximal fragmentada de un fémur que también correspondería a un individuo subadulto; el astrágalo derecho y parte del un occipital con la sutura esfeno-occipital no fusionada (subadulto).

Individuo153 O 1: individuo masculino adulto Cráneo. Calota craneal reconstruida. Se observa la sutura coronal parcialmente cerrada, la sagital cerrada y la lambdoidea abierta con un hueso wormiano. Además hay fragmentos de los parietales y del occipital, de ambos temporales (casi completos), y del derecho con una porción de la apófisis mastoidea. El torus supraorbitario y las crestas nucales están muy marcadas, también la línea crotáfite y el ínion, que presenta una fosa suprainíaca marcada. Datos métricos: longitud máxima 186 mm (aproximada). La mandíbula está casi completa con dentición in situ del Pm4 al M3 izquierdo y M1 y M2 derechos, estando el resto de los alveolos abiertos pero sin dentición. El M2 y M3 tienen la corona muy desgastada. Datos métricos: altura de la sínfisis 31,2 mm; anchura de la rama mandibular 32,7 mm. Se conserva un fragmento del maxilar superior sin dentición in situ, que está roto a nivel del M2. En los alveolos se encuentran las raíces del I2, Pm3 y M1 izquierdos y el Pm4 derecho. El M2 izquierdo presenta una incipiente reabsorción alveolar.

Individuo 153 O 2: individuo masculino Cráneo. Ejemplar casi completo de un adulto joven. El esplacnocráneo tiene todas las suturas abiertas (nasales y faciales). El torus supraciliar está marcado ligeramente con el borde superior de la órbita angulado (lám. XXXVIII, 2). Tiene cribra orbitalia marcada en ambas órbitas. Datos métricos: altura de la cara superior 70,3 mm; anchura frontal mínima 105 mm; altura nasal 58,4 mm; anchura órbita izquierda 41,5 mm; altura órbita izquierda 35,4 mm. El neurocráneo está casi completo, con la sutura sagital totalmente cerrada y la coronal parcialmente; la sutura basilar está abierta. El ínion y las crestas nucales están marcadas. Datos métricos: longitud máxima 186 mm; anchura máxima: 138 mm. El maxilar superior presenta toda la dentición erupcionada, incluido el M3, pero todos los dientes están rotos o se han perdido post mortem. La fosa canina no es muy profunda comparado con otros individuos. Aparte se encontró la corona de un M2 izquierdo sin raíz, suelto, que no corresponde a este individuo ya que este diente no presenta desgaste. De la mandíbula se encuentra un fragmento del cuerpo roto a nivel del M1 izquierdo y del M2 derecho. Presenta in situ el I2 izquierdo, desde el Pm3 al M1 izquierdos y el Pm4 derecho, pero todos los dientes están rotos y no están presentes las coronas. El resto se ha perdido post mortem. Los orificios nutricios (forámenes mentonianos) están muy desarrollados. Datos métricos: altura de la sínfisis 27,6 mm.

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En conjunto se puede indicar que se trataría de un individuo masculino, aunque algunos caracteres son poco marcados, como las apófisis mastoides y el borde superior de la órbita.

Individuo 153 O 3: individuo indeterminado Cráneo. Calota craneana que presenta parte del frontal con un fragmento de la órbita derecha, fragmentos de los parietales y occipital. La sutura coronal y la lambdoidea están cerradas. El ínion, las cresta nucales y el torus supraorbitario están poco marcados.

Individuo 153 O 4: individuo de unos 2 años Cráneo. Se han recuperado fragmentos de cráneo, incluyendo frontal, parietal, base del cráneo, un fragmento de occipital y ambos temporales con el hueso petroso conservado y la escama fragmentada. También hay un fragmento de hueso nasal y otro de órbita izquierda con un poco de cribra orbitalia. El maxilar derecho mantiene los molares de leche m1 y m2 con ligero desgaste, mientras que el fragmento de maxilar izquierdo no conserva ningún diente. La mandíbula está representada por un fragmento anterior desde el m1 izquierdo a m1 derecho. Solo se observan los alveolos. Se conserva un germen de M1 inferior y de M1 superior sin desgastar no erupcionados. Se le estima una edad de entre 2 y 3 años, aunque, probablemente, esté más cerca de los 2 años. Postcraneal. Se ha recuperado un fragmento de hueso ilíaco izquierdo, isquion, fémur proximal izquierdo, epífisis distal de tibia, fragmento de distal húmero y fragmento de fíbula. Todo el conjunto corresponde a un individuo muy joven y coinciden huesos largos y cráneo.

Individuo 153 O 5 Cráneo. Restos de una calota, con porciones del hueso frontal con la órbita izquierda y un parietal derecho. Se puede atribuir a un individuo distinto, lo que hace un total de cinco inhumaciones en este nicho.

Restos mezclados del nicho 153 O Los restos del nicho Oeste de la tumba 153 se encuentran mezclados. Se trata de los huesos postcraneales correspondientes a los cinco individuos identificados. No es posible atribuirlos a los individuos citados anteriormente por estar muy fragmentados y mezclados. Se ha realizado un análisis general identificando el número mínimo de individuos existes. La relación del material encontrado es la siguiente: - Una bolsa con fragmentos pequeños y astillas diversas. - Sesenta y nueve fragmentos de costillas. - Vértebras completas: ocho lumbares, la mitad del atlas, un axis, seis cervicales y veinte lumbares y cuatro cuerpos sueltos lumbares. - Veintiún fragmentos de vértebras y una vértebra torácica completa.

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Pelvis. Fragmento de coxal derecho con el ala del ilion y parte superior del acetábulo presenta una escotadura ciática abierta y probablemente sea femenino. Fragmento de ala ilíaca con escotadura ciática también abierta. Fragmento del ala ilíaca, con escotadura ciática cerrada, posiblemente masculino. Fragmento de acetábulo con el inicio de la pilastra ilíaca. Dos Fragmentos del isquion de cada lado, con parte del acetábulo de pequeño tamaño, y tres huesos púbicos, dos del lado derecho, uno masculino y otro femenino; y un hueso púbico del lado izquierdo probablemente femenino. Fragmentos de coxales, uno pertenecería a una hembra, otro no se pudo asignar a un sexo determinado y el tercero claramente masculino, ilion e isquion, pubis. Aparte se encontraron tres fragmentos de coxal con acetábulo, uno de mayor tamaño con escotadura ciática claramente femenina. Cuatro fragmentos de alas ilíacas. Esternón. Está completo pero fragmentado en dos trozos, el manubrio también se encuentra completo. Escápula. En total se han recuperado siete fragmentos escapulares. Dos fragmentos de escápulas derechas (uno incluye el acromion, parte del coracoides y la fosa glenoidea y el otro tiene, parte del acromion, inicio del coracoides, parte de la espina escapular y la fosa glenoidea), varios fragmentos de escápula izquierda (uno con la fosa glenoidea e inicio de acromion, otro preserva la región de la fosa glenoidea muy erosionada y desgastada, no presenta el coracoides pero sí el acromion) y un fragmento muy pequeño izquierdo con fosa e inicio del coracoides. Además, hay dos fragmentos no asignados a ningún lado. Húmero. Hay restos de cuatro húmeros que corresponden a un número mínimo de cuatro individuos: - Húmero izquierdo entero con inserciones musculares poco marcadas. Datos métricos: longitud máxima 320 mm; diámetro ML 18,6 mm; diámetro AP 19,9 mm; diámetro máximo de la cabeza 44,7 mm. - Fragmento distal de húmero izquierdo. - Húmero derecho casi completo, dividido en tres fragmentos, del que solo se puede calcular el diámetro máximo de la cabeza del fémur (45,3 mm). - Húmero derecho fragmentado en tres partes sin conservarse la epífisis proximal. Datos métricos: diámetro ML 19,2 mm; diámetro AP 22,3 mm. Ulnas. Restos de cinco ulnas, una completa (longitud máxima 269 mm) y de tres fragmentos proximales; dos de ellas son izquierdas y dos derechas. Radio. Restos de tres radios: radio derecho entero con longitud máxima 248 mm, radio derecho entero con longitud máxima de 248 mm y radio izquierdo casi entero excepto la epífisis proximal. Además hay dos fragmentos inconexos, uno distal y otro proximal y diáfisis de radio derecho. Ambos radios presentan las crestas e inserciones musculares marcadas. Fémur. Tres diáfisis de fémur derecho sin epífisis, una cabeza de fémur del mismo lado rota a nivel del cuello, que presenta el trocánter mayor; el diámetro de la cabeza es de 44,8 mm. Epífisis distal de fémur derecho muy fragmentada con parte de la superficie articular. Fémur izquierdo con la diáfisis completa y epífisis proximal fragmentada; diámetro de la cabeza de 44,2 mm. Fémur del mismo lado que el anterior con la parte proximal de la diáfisis y cabeza fragmentada con un diámetro de 43,1 mm. Fragmento de diáfisis izquierda y dos epífisis distales alteradas con superficies articulares, una de mayor tamaño y otra más pequeña.

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Tibia. Restos de seis tibias distintas: dos fragmentos de diáfisis derechas, una fragmentada en dos trozos. Además, hay un fragmento proximal de tibia derecha y cuatro proximales sin determinar el lado. Tres diáfisis izquierdas, una fragmentada en dos trozos. Mano. Cinco huesos carpianos, escafoides izquierdo y derecho, trapecio derecho, capitatum izquierdo y derecho, tres metacarpos, tres metatarsos, cuatro falanges proximales, tres falanges mediales y tres falanges mediales de pie. Otros. Una patela derecha, dos patelas izquierdas, dos sacros adultos, uno de ellos entero, y el otro presenta solo una mitad inferior; y tres clavículas pertenecientes a individuos diferentes.

Individuo 164 O: individuo probablemente adulto masculino Cráneo. Hay varios fragmentos pequeños del cráneo. Se conserva el maxilar superior casi completo, roto en la parte posterior del paladar y sin dientes, la mayoría perdidos post mortem y al menos el M1 superior izquierdo reabsorbido. De la mandíbula se conservan tres fragmentos que incluyen el cuerpo mandibular derecho hasta la sínfisis y el izquierdo hasta M2, todos los dientes se han perdido post mortem. Húmero. Fragmento distal de un húmero izquierdo. Ulna. Fragmento proximal de una ulna izquierda. Pelvis. También se encuentra un fragmento de coxal derecho con parte del acetábulo y el isquion además de otros fragmentos. Fémur. Se ha recuperado una cabeza de fémur derecho. Datos métricos: diámetro máximo ML de la cabeza 41,7 mm. Los huesos largos están muy fragmentados. El conjunto parece corresponder a un individuo adulto bastante grande y robusto. Este conjunto se puede atribuir a un individuo probablemente masculino adulto, quizá de edad madura.

Individuo 164 O 2: individuo infantil de un año Mezclado con los huesos del 164 O 1 hay dos pequeños fragmentos mandibulares de un individuo infantil con alveolos de dentición de leche sin erupcionar, y un germen de m2 con 1 mm de raíz formada, por lo que se infiere una edad de un año. No hay más restos de este individuo.

Individuo 164 S 1: individuo adulto Restos fragmentados de individuo adulto. Epífisis de tibia y trozos de huesos largos, falanges, vértebras y numerosas astillas.

Individuo 164 N 1 Una veintena de fragmentos de huesos que incluyen dos falanges, dos huesos tarsales, una epífisis derecha de ulna, la patela derecha, fragmentos de diáfisis de huesos largos, cuerpos vertebrales y fragmento de la cabeza del fémur, soldada pero de pequeño tamaño.

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Restos de la tumba 163: cuatro individuos Se trata de cuatro bolsas con restos mezclados y fragmentados conservadas en el Museo de Deir ez-Zor. No hay indicaciones claras del nicho de procedencia, dado que los huesos aparecieron revueltos dentro de la cámara. Fueron recogidos por la parte siria del equipo en la campaña de 2005. Bolsa 1. Los restos parecen quemados. En la bolsa se encuentran huesos de al menos dos individuos, ya que hay repetición de varios elementos óseos (epífisis proximal del fémur derecho y coxales derechos). Hay dos malares, uno izquierdo y otro derecho de menor tamaño. Se encuentras dos coxales derechos con acetábulo y parte del ala ilíaca. La escotadura ciática es muy grande en ambos, que son claramente femeninos. También hay un fragmento de sínfisis púbica derecha que es compatible con una pelvis femenina. Las plataformas tibiales son también de diferente tamaño. Este conjunto incluye dos esqueletos femeninos adultos, una de ellas más joven que la otra. Se les denomina individuos 163.1.1 y 163.1.2. Bolsa 2. Aparecen nuevos individuos. Se encuentran dos zonas basilares del occipital, un fragmento de mandíbula izquierda con los tres molares rotos a nivel de las raíces y un fragmento de maxilar superior derecho con la raíz rota del Pm4 y los alveolos del M1 y M2. Un nuevo coxal femenino del lado izquierdo corresponde también a una mujer por la gran abertura de la escotadura. Hay tres fragmentos proximales de fémures, dos derechos y uno izquierdo. Podrían corresponder a tres individuos distintos por las diferencias de tamaño y morfología. Hay cuatro fragmentos proximales de diáfisis tibial con las facetas articulares, tres izquierdas y una derecha, dos radios, dos clavículas, una bastante grande, entera en dos fragmentos, y otra más pequeña. También hay vértebras diversas, fragmentos de cráneo y numerosas astillas y fragmentos de hueso. Bolsa 3. Restos esqueléticos muy fragmentados que incluyen: un fragmento de maxilar superior derecho desde el I1 hasta el M2 (rotos a nivel de la raíz y el resto de la dentición se ha perdido post mortem), otro fragmento maxilar del lado izquierdo que incluye tres dientes completos con poco desgaste desde el M1 hasta el M3, fragmentos de cuerpos vertebrales donde se puede destacar una vértebra lumbar de tamaño considerable, una torácica con las espinas rotas y un fragmento del axis con el dens opistophei, epífisis proximal de ulna, fragmento de diáfisis de fémur, epífisis distal de tibia. También hay cinco astrágalos, tres izquierdos y dos derechos. Los izquierdos tienen una longitud máxima de 53,8 mm, 43,9 mm y 50,7 mm. Sólo se pudo medir un astrágalo derecho cuya longitud máxima es de 48,3 mm. Seis patelas en total, tres izquierdas y tres derechas. Un hueso navicular, un cuboides y un cuneiforme. Falanges de pie, fragmentos de costilla y astillas huesos largos con costillas variadas mezcladas con sedimentos. Bolsa 4. Restos óseos de la misma serie que los anteriores. De la región craneal se han recuperado dos fragmentos de hueso temporal, uno izquierdo y uno derecho, este último con apófisis mastoide relativamente grande. Fragmento de occipital y diversos fragmentos craneales. Hay varias mandíbulas. Una de ellas está completa, pero fragmentada en dos trozos. Todos los alveolos contienen fragmentos de raíces rotas, incluido el M3. La mandíbula es relativamente grácil con ligera eversión de los gonios. Otra mandíbula de menor tamaño con la mayoría de los dientes perdidos post mortem, muchos de ellos fragmentados con raíces en los alveolos. Se conserva la serie molar del lado derecho, desde el M1 hasta el M3. Todos los

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molares presentan exposición de dentina. De la maxila superior destaca dos fragmentos correspondientes a un mismo maxilar que incluyen los alveolos desde el Pm4 izquierdo hasta Pm3 derecho. A parte se encontró un fragmento de maxilar sin dientes. Todos los dientes se han perdido post mortem. De los restos postcraneales destacan dos clavículas enteras (una izquierda de 125,4 mm y otra derecha de 123,2 mm de longitud). Se ha encontrado una sínfisis púbica izquierda claramente masculina y cuatro fragmentos de escápulas que conservan la faceta proximal. De los huesos largos, el más completo es un húmero derecho: longitud máxima 269 mm; perímetro a nivel deltoides 37,3 mm. Además, hay dos cabezas de fémur rotas, una de ellas es derecha, y diversas diáfisis de huesos largos que incluyen cuatro fragmentos de diáfisis femorales, una de húmero, dos fragmentos distales de radio, fragmento proximal de una izquierda y diversos cuerpos vertebrales. Tres astrágalos en total, un astrágalo izquierdo de 49,5 mm y dos derechos, de 49,1 y 48,9 mm y varios huesos de manos y pies. Estas cuatro bolsas pertenecen a un mismo conjunto funerario, en el que se mezclan diversos individuos. El hueso que se presenta con mayor frecuencia es el astrágalo, del que se han detectado 8m, cuatro derechos y cuatro izquierdo. Por tanto, el número mínimo de individuos para la tumba 163 es de cuatro individuos (tres femeninos y uno masculino).

2.2. Material exhumado por el proyecto arqueológico sirio-español (2006-2007) Una de las finalidades de la misión arqueológica sirio-española en Tall as-Sin era la de encontrar y documentar una tumba intacta. Con este objetivo específico se plantearon las campañas arqueológicas de los años 2006 y 2007 ya que, hasta entonces, las tumbas conocidas nos habían sido excavadas de una forma sistemática o, lo que es aún peor, habían sido saqueadas por furtivos. Por este motivo, no había sido posible analizar un conjunto funerario intacto. A tal efecto, se realizaron inspecciones oculares en diversas tumbas, previamente abiertas, con el fin de determinar, en la medida de lo posible, el número de enterramientos por tumba, su disposición en los arcolosios/nichos y las técnicas de reutilización. La mayoría de las tumbas visitadas no tenían restos óseos significativos o estaban mezclados fuera de los nichos, que habían sido vaciados en busca del ajuar funerario. Posteriormente, se procedió a la excavación de hipogeos presuntamente inalterados para poder analizar la disposición de los restos esqueléticos y el ritual funerario.

2.2.1. Campaña de 2006 Durante la campaña del 2006, tres tumbas (42, 63 y 168) permitieron ampliar la muestra esquelética. Los restos de la tumba 42 se han incluido en el análisis poblacional, mientras que los de las tumbas 63 (un niño en un nicho exterior) y 168 (una tumba nueva descubierta al finalizar la campaña y en precario estado de conservación) se describen aparte.

Tumba 42 Tumba violada parcialmente, cuya la cámara constaba de tres nichos, uno a la derecha de la entrada (Norte), otro enfrente (Oeste) y otro a la izquierda (Sur).

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Arcosolio 42 N: restos de cinco individuos Entre el material recogido se encuentran fragmentos craneales, destacando tres fragmentos de occipital pertenecientes a tres individuos distintos, todos ellos con las suturas cerradas, cuatro fragmentos de parietales, cinco huesos temporales, tres derechos y dos izquierdos (dos atribuibles a sexo femenino y dos al masculino), tres fragmentos de órbitas y tres mandíbulas. Una de ellas no tiene erupcionado el M3 y podría corresponder a un individuo de hasta unos 12 años (en caso de no tratarse de una agenesia del M2, lo que sería poco frecuente), aunque es muy robusta y corta. La otra mandíbula es un fragmento de cuerpo mandibular con pérdidas dentarias ante mortem con reabsorción alveolar, lo que sugiere una edad avanzada. La tercera mandíbula es un fragmento de la sínfisis púbica con reabsorción ósea de Pm4, podría ser también de edad avanzada. También se encuentran fragmentos de diáfisis de huesos largos, cuatro tarsos, cinco fragmentos vertebrales, de clavículas y escápula. El arcosolio Norte puede haber contenido un mínimo de cinco individuos, dos femeninos y dos masculinos, además de un posible individuo subadulto de menos de 12 años de edad.

Arcosolio 42 O: restos de dos individuos En este nicho los restos son menos abundantes. Hay cinco fragmentos de temporal con apófisis mastoides, dos de ellos izquierdos y tres derechos aunque están muy fragmentados y la clasificación es difícil. También hay varios fragmentos de cráneo, entre los que destaca un parietal derecho con una fractura incompleta de unos 8 cm de longitud en el centro de la escama, que coincide con un surco arteria de la cara interna. En uno de los bordes de la fractura existe un ligero hundimiento. No hay signos de regeneración ósea y la fractura no llega a romper el hueso en ninguno de sus extremos. Probablemente se trata de una rotura post mortem, aunque llama la atención que no sea completa y que haya un ligero hundimiento de uno de sus bordes. También se detectan fragmentos mandibulares, uno de ellos con parte del cuerpo y la rama mandibular que podría ser de un individuo masculino. Hay fragmentos de diáfisis de huesos largos, tres epífisis distales de fémur, dos de tibia, dos fragmentos proximales de radio y dos de ulna, una con las inserciones musculares muy marcadas que pertenecerían a un segundo individuo. Se encuentran, por último, dos patelas izquierdas y una derecha, una epífisis distal de fíbula, una cabeza de fémur, un axis, restos de vértebras, ala ilíaca y de dientes quemados igual que el resto del conjunto. Lo más probable es que este nicho incluyera más de dos individuos, pero los restos encontrados no permiten determinarlo inequívocamente. Destaca la corpulencia y robustez de uno de los individuos, probablemente masculino, que muestra una importante fuerza muscular en los brazos con entesopatías muy marcadas, especialmente en la rotación del radio. Esto sugiere el desarrollo de un trabajo manual muy intenso.

Arcosolio 42 S: restos de dos individuos, uno adulto y otro infantil En este nicho se conservan pocos restos. Hay fragmentos craneales y de mandíbulas muy erosionados, una epífisis proximal derecha de ulna, dos de tibia y una de radio, fragmentos de un coxal y un hueso petroso aislado y restos de diáfisis. De la dentición recuperada destaca la presencia de dos M1 superiores con Cúspide de Carabelli en su cara mesio-lingual y otro M1

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izquierdo sin ella. La Cúspide de Carabelli es un carácter discreto de la dentición que aparece en frecuencia elevada en población caucasoide europea, siendo muy poco frecuente en población asiática o africana. También se encuentran gérmenes dentarios de dentición definitiva y de leche. Por el grado de desarrollo de las coronas corresponden a un individuo de unos 2 años de edad. Este nicho contendría al menos dos individuos, uno adulto y otro infantil. En conjunto la Tumba 42 contendría un mínimo de nueve individuos, dos de sexo indeterminado, al menos dos femeninos y tres masculinos adultos, y dos subadultos, uno de 2 y otro de 12 años. El nicho Norte destaca por el número elevado de individuos que albergaba.

Tumba 168 Esta tumba contenía escasos restos óseos, muy fragmentados y en mal estado de conservación. Estaban revueltos entre un sedimento muy fino, orgánico y húmedo, compuesto por restos orgánicos, huesos humanos, algunos de micro-fauna, restos de arcillas, cristalizaciones, etc. Dado su estado, no se pudo encontrar ningún tipo de conexión ni articulación anatómica, por tanto no eran observables ni la orientación ni la disposición de los cadáveres. Por lo que se refiere a la dinámica sufrida por este conjunto funerario, se considera que se debe priorizar el dato de la alta humedad presente en esta tumba. Este hecho ha sido el principal responsable de la destrucción de los restos humanos. Incluso los dientes, cuyo esmalte constituye la materia más resistente del cuerpo humano, se destruyen con una simple presión. Así pues, se piensa que la elevada humedad ha sido la causa de la descomposición de los restos orgánicos depositados, junto a la posterior intervención de la micro-fauna. Durante la campaña del 2006 solamente se pudo documentar, por falta de tiempo, la presencia del número total de individuos, que oscilaría entre doce y quince. Entre ellos, cabe destacar a dos o tres infantiles de pocos meses o años, así como algunos infantiles de más edad. Por sexos también se observa por lo menos la presencia de dos o tres individuos femeninos y de uno o dos masculinos. Estos materiales están depositados actualmente en el Museo de Deir ez-Zor a la espera de un estudio definitivo, limitado por la deficiente conservación de los restos óseos.

Tumba 63 En el lado septentrional del pasillo de acceso a esta tumba, violada anteriormente, se ha documentado la presencia de un nicho cuyas dimensiones son: 71 cm de largo, 23 cm de alto y 36 cm de profundidad. Esta cavidad se encontraba cerrada por una pequeña losa de piedra y una teja en barro. Al proceder a la excavación del sedimento que cubría dicha hornacina, se documenta la presencia de un enterramiento infantil. Se trata de un individuo de entre 1,5 a 2 años, que se halla acostado sobre su lado derecho en posición semiflexionada, orientado EsteOeste con el rostro mirando al Norte. El estado de conservación de dicho individuo es bastante malo. El esqueleto está formado únicamente por el cráneo, costillas y extremidades inferiores, habiendo desaparecido las superiores y el resto del esqueleto. Aún así, se puede afirmar que se trata de una desaparición no de perturbaciones o alteraciones antrópicas. Los restos hallados se encuentran en conexión y se trata de una posición primaria. La deposición de este individuo se efectuó directamente sobre el suelo después de haber excavado el nicho.

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En lo referente a las partes ausentes, se sugiere que puede deberse a la actuación de la micro-fauna. Los huesos largos conservados (fémur y tibia) presentan signos de haber sido roídos, con claras marcas de estriación debidas probablemente a mordeduras de pequeños roedores. Esta opción viene avalada por la presencia en el interior de la tumba de huesos de dichos animales.

2.2.2. Campaña de 2007 Durante la campaña del verano de 2007 fueron halladas dos tumbas teóricamente inalteradas. A pesar de ello, el estado de preservación del material biológico era pésimo y no ha sido posible estimar muchos índices antropológicos.

Tumba 169 En general, los huesos estaban mal preservados y muy fragmentados, cosa que ha imposibilitado en gran medida caracterizar biométricamente a los individuos.

Arcosolio 169 N Aquí se ha detectado la presencia, como mínimo, de dos individuos adultos (uno de proporciones mayores que el otro), pero el estado de fragmentación ha imposibilitado hacer algún tipo de cálculo o inferencia. Cráneo. Está bastante bien representado, pero altamente fragmentado. Se han recuperado sesenta y dos fragmentos, de los que la mayoría oscilan entre los 2-6 cm. Se han podido identificar cuatro fragmentos de occipital, cinco temporales y tres frontales. Dentición. Un fragmento de incisivo, seguramente inferior, y otro fragmento sólo lingual de canino, pero no se puede determinar ni lateralidad ni a qué maxila pertenece. Se han recuperado cuatro molares superiores derechos y dos izquierdos (uno de ellos fragmentado). No son terceros molares, pues presentan cuatro cúspides. Seguramente corresponden a dos M1 y dos M2 derechos. Los derechos seguramente se traten de un M1 y el otro no se ha asignado. Existe también un premolar superior y cinco fragmentos de molares, seguramente inferiores, pero están mal representados. Hay un fragmento de cuerpo mandibular derecho muy pequeño que va desde la sínfisis púbica hasta la región del Pm3. El alvéolo del canino está vacío y parece ser que presenta reabsorción ósea a nivel del alvéolo del Pm3. Postcraneal. Se identifican doce fragmentos de cuerpo vertebral, todos con las epífisis fusionadas, alguna de ellas bastante excavada, así como veintinueve fragmentos de costilla, seis fragmentos de ala ilíaca, catorce fragmentos de hueso de falanges y carpos/metacarpos y treinta fragmentos de diáfisis de hueso largo inidentificable. Existe una patela izquierda entera (altura 34, anchura: 41,5* -estimada). Y, por último, hay ciento dieciséis fragmentos a los que no se les ha podido asignar ningún hueso.

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Arcosolio 169 O: tres individuos subadultos y un adulto de más de 25 años Cráneo. Compuesto por seis fragmentos, de los que uno de ellos corresponde al occipital. Dentición. Por la dentición definitiva, se infiere la presencia de un individuo de unos 1213 años (premolares y canino sin desgastar), que casa con los gérmenes del M3. Por la seria molar sólo se puede confirmar la presencia de un individuo de 12 años, la existencia de otro mayor (de 18 años) y de un adulto (por el desgaste del segundo molar inferior). - Decidual: se ha recuperado un molar superior, seguramente m1, con un fuerte desgaste y un incisivo (roto a nivel de la corona). - Gérmenes: un canino inferior (sólo corona), un premolar superior (sólo corona), un premolar 1 inferior (corona) e incisivo. Todos estos gérmenes tienen un estado de desarrollo homogéneo y se infiere una edad de unos 6 años, que correspondería con el fuerte desgaste del m1 que se ha documentado. Así, entre los dientes definitivos, hay un M1 sin desgatar que corresponderían al individuo infantil de 6 años. Se han recuperado los gérmenes de un M2 superiores y un M2 inferior con un estado de desarrollo congruente con los 6 años. Además, existen dos gérmenes de molares superiores con solo una parte de la corona (M1-2?), que parecen corresponder con otro infantil de entre 3 y 6 años. Hay dos gérmenes de M3 superior que, por su estado de desarrollo, se infiere una edad de 12 años. No correspondería con el infantil anterior (de 6 años). - Dientes formados: un premolar superior, dos Pm3 inferior sin desgastar (izquierdo y derecho, con morfología muy particular, con lo que se infiere que pertenecen al mismo individuo), dos Pm4 inferior sin desgatar (izquierdo y derecho), dos M1 superiores sin desgatar (izquierdo y derecho) y con cúspide de Carabelli (se infiere que pertenecen al mismo individuo), dos M2 superiores sin desgaste, el derecho entero donde se ve la raíz formada completamente (tendría, como mínimo, 12 años) y el izquierdo muy fragmentado. También hay un fragmento de M1-M2 (?) derecho sin desgastar y fragmentos de tres molares superiores más (algún de ellos con un poco de desgaste). - De dentición inferior hay cuatro molares completamente formados (todos con el patrón en +, de manera que es difícil de determinar si es el primer o segundo molar). Dos de ellos están sin desgastar, uno derecho y el otro izquierdo y son idénticos, de manera que se supone que corresponden al mismo individuo; los otros dos son diferentes por morfología, tamaño y desgaste; además, uno es derecho y otro izquierdo. Presentan faceta de contacto proximal, pero no distal. Finalmente, se halló otra corona de M2 con bastante desgaste y facetas en ambos lados. Postcraneal. Formado por diecinueve fragmentos de cuerpos vertebrales, cincuenta y una esquirlas de costillas, tres fragmentos de esternón, cuatro fragmentos de ala ilíaca, y quince huesos o fragmentos de falanges y carpos/tarsos y meta. El resto está formado por veintinueve fragmentos de diáfisis de hueso largo (dos de ellos corresponden a la epífisis proximal de húmero, una derecha y la otra se desconoce lateralidad); dos distales de húmero (uno derecho y otro izquierdo); epífisis distal de fémur derecho; y dos fragmentos de epífisis proximal de radio. Todas las epífisis están fusionadas, de manera que corresponden a adultos (y no casarían con los infantiles anteriores, para los que no se ha detectado postcraneal, al menos en un estado

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de preservación suficiente como para su diagnóstico). Según el postcraneal no se puede inferir necesariamente la presencia de más de un individuo adulto.

Arcosolio 169 S: un infantil y dos adultos Cráneo. Está formado por cuarenta y tres fragmentos óseos entre los que se ha identificado un fragmento de parietal izquierdo, tres pertenecen al occipital y un zigomático izquierdo. También hay un fragmento de frontal derecho con la órbita superior, un fragmento de malar derecho que encaja con el anterior (con la parte inferior de la órbita), un fragmento de malar izquierdo, que podría pertenecer al mismo individuo, y un fragmento de malar derecho con la parte inferior de la órbita de tamaño inferior al anterior. Se han recuperado dos cóndilos mandibulares rotos (uno derecho y otro izquierdo), un fragmento de cuerpo mandibular izquierdo muy fragmentado y del derecho se ha recuperado parte del cuerpo con la rama ascendente. Datos métricos: anchura rama mandibular derecha 41 mm. Dentición. Corona de m1 derecho y fragmento de corona de m1 superior izquierdo (no se puede observar el estado de desarrollo de la raíz a causa de su rotura). Parecen solamente gérmenes, de manera que se infiere una edad de unos 6 meses. De la dentición definitiva hay un M2? superior derecho (con protostílido en la faceta proximal) y un M1 derecho superior (con un protostílido en la cara bucal). Además, se han identificado cuatro molares inferiores, dos derechos y dos izquierdos: M1 izquierdo muy desgastado, M2 izquierdo bastante desgastado; dos M2 derecho sin desgastar. Por último, se tiene constancia de varios fragmentos de coronas de molares definitivos inidentificables. Por la dentición, se detecta la presencia de, como mínimo, un infantil y dos adultos. Postcraneal. Hay un fragmento de escápula y treinta y seis fragmentos de cuerpos vertebrales con las epífisis fusionadas. Se han encontrado un fragmento de sacro y siete del coxal, con la epífisis del ala ilíaca fusionada, lo que indicaría que se tratan de individuos adultos. De la clavícula izquierda solamente se ha hallado un fragmento. Epífisis proximal de húmero izquierdo y epífisis distal del mismo, pero de la diáfisis solamente hay astillas. Además, se han recuperado dos fragmentos de ulnas izquierdas (región de la epífisis, ya fusionada, y parte proximal de la diáfisis). Son de tamaño muy diferente, cosa que podría indicar que se corresponderían a individuos distintos. También existe una epífisis proximal de tibia izquierda y otra epífisis proximal de tibia derecha. Finalmente, se identificaron tres fragmentos diferentes de cabeza de fémur donde solamente se ha podido calcular el diámetro de la cabeza en dos casos (ambos derechos, lo que supone que hay, como mínimo, dos individuos). Datos métricos: diámetro fémur derecho 1, 42 mm; diámetro fémur derecho 2, 47 mm. Hay un fragmento de epífisis distal de fémur derecho. Finalmente, cabe destacar la presencia de cuarenta y tres fragmentos de diáfisis de hueso largo (uno corresponde a la tibia) y veintinueve fragmentos o huesos correspondientes a manos y pies (carpos, tarsos y falanges).

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Tumba 170 Arcosolio 170 N: presencia de, como mínimo, 3 individuos Cráneo. Hay dos fragmentos de frontal, uno con parte de la órbita izquierda, cuatro fragmentos de occipital, cuatro fragmentos de temporal, un zigomático izquierdo, dos fragmentos de temporal y cuarenta y seis fragmentos sin identificar (pertenecen a uno o más individuos adultos). Se ha hallado un fragmento de cuerpo mandibular derecho con el M2 in situ (presenta bastante desgaste) y las raíces en los alveolos del P4-M1 y M3. Se trataría de un adulto de más de 25 años. También hay otro fragmento de cuerpo mandibular derecho con los alveolos vacíos (por rotura) del P3-M3, que podría corresponder al mismo individuo anterior, y otro fragmento del cuerpo mandibular izquierdo de la región anterior con tres alveolos vacíos (parece pequeña y los alveolos serían de dentición decidua). Por la dentición se puede inferir la existencia de, como mínimo, tres individuos: uno infantil de un poco menos de 6 años, de un adulto de más de 25 (desgaste del tercer molar) y de otro infantil, que tenía el tercer molar en formación (sobre los 12 años). Dentición. Se ha recuperado un número bajo de dientes. Hay un m2 derecho con muy poco desgaste. De la dentición definitiva se han encontrado dos M1 (derecho e izquierdo de lo que parece el mismo individuo) sin desgaste. Están rotos a nivel de la línea enamelocementaria y se desconoce el estado de desarrollo. Podrían corresponder a gérmenes del individuo infantil del molar de leche o no; no se puede determinar. Además, hay dos molares superiores izquierdos (uno sin desgaste y un derecho con desgaste). Todos están rotos a nivel de la línea, pero en el caso de los desgastados, es obvio que habían erupcionado. Se desconoce si el no desgastado era un germen o no (aunque lo parece). También están las coronas de dos M1 izquierdo y de un M2 derecho. Dos de ellos, parecen corresponder al mismo individuo, ya que no tienen desgaste y la morfología es idéntica. Corresponderían a los M1 superiores antes descritos. Se han recuperado, así mismo, fragmentos de un incisivo lateral superior y de dos incisivos inferiores rotos que corresponderían a un adulto. Existen tres gérmenes de dientes definitivos, que casan con la existencia de un individuo de unos 5 años (dos caninos, uno superior y otro inferior, y un premolar superior, todos sin raíz aún formada). Finalmente, cabe destacar la existencia de múltiples fragmentos de molares cuarteados, que no se han podido clasificar. Postcraneal. El material está muy fragmentado, de manera que solamente ha sido posible hacer una valoración cualitativa de los huesos. Se han recuperado diecinueve fragmentos de costilla, treinta y un fragmentos de cuerpos vertebrales (no se ha detectado la presencia de vertebras inmaduras) con las epífisis fusionadas, que corresponderían a un adulto, y cinco fragmentos de coxal (uno de ellos corresponde a la región del acetábulo, que ya está fusionada –correspondería a un adulto). Hay dos fragmentos de diáfisis de clavícula (uno derecho y el otro izquierdo). Se ha recuperado la cabeza del húmero izquierdo (diámetro 49,5 mm), una epífisis distal fusionada de húmero derecho, una epífisis distal de radio ya fusionada, un fragmento de diáfisis, una epífisis proximal de ulna derecha ya fusionada. Del fémur se ha encontrado un fragmento de epífisis proximal ya fusionada derecha y parte de la diáfisis (sin ninguna epífisis) izquierda. Datos métricos: diámetro medial AP 33,5 mm; diámetro medial ML 27,6 mm.

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De las extremidades inferiores cabe destacar también una epífisis proximal, un fragmento de diáfisis de fíbula y epífisis proximal de tibia izquierda ya fusionada. Hay también dos patelas derechas de tamaños diferentes (una podría ser la del individuo infantil de 12 años). Datos métricos: altura 1, 40,95, anchura 1, 48,5 mm; altura 1, 35*, anchura 2, 39,4* mm (estimada). Finalmente, se debe apuntar la existencia de treinta y cuatro huesos o fragmentos de falanges y carpos/tarsos y meta.

Arcosolio 170 O: presencia de tres individuos (dos adultos y un infantil) Cráneo. Se han encontrado escasos restos craneales: un fragmento de occipital, dos fragmentos de frontal, nueve fragmentos de parietal y diecisiete fragmentos sin determinar. Dentición. Está formada por muy pocos dientes, lo que ha dificultado la atribución del número mínimo de individuos y de la edad. - Individuo adulto: su existencia se detecta por la presencia de un I1 inferior izquierdo entero con muchísimo desgaste (exposición completa de dentina). - Individuo infantil 1: se ha encontrado un m1 superior deciduo y un m1 inferior derecho que casa con éste. Sin desgaste. - Individuo infantil 2: presencia de dos m1 inferiores (derecho e izquierdo) que por morfología y estado de desarrollo son congruentes con la existencia de un segundo infantil. Además, hay un fragmento de m2 izquierdo, que se desconoce a qué infantil puede pertenecer. De la dentición definitiva se han documentado dos M1 (izquierdo y derecho) del mismo individuo y tres M1, que parecen casar con los superiores (derecho e izquierdo) sin la raíz (son gérmenes). Hay, también, otro m1 superior derecho (solo la corona) de otro infantil. Postcraneal. Está formado por dieciséis fragmentos de cuerpos vertebrales, que son de adulto, ya que tienen las epífisis del cuerpo mandibular totalmente fusionadas. Además, algunas lumbares presentan ya artritis. Hay también once fragmentos de costillas. Por lo que respeta a la pelvis, se han recuperado seis fragmentos de coxal. Dos corresponden a acetábulos de individuos diferentes (están ya todos los huesos fusionados, de manera que ambos serían adultos). Uno de los fragmentos es derecho y está bien preservado, pero carece de buena parte del pubis, isquion y ala ilíaca. Solamente como referencia, se ha calculado el diámetro máximo del acetábulo, que es muy grande (53,8 mm). Podría tratarse de un individuo masculino. A nivel de huesos largos de las extremidades, se han hallado dos fragmentos de diáfisis distal fusionada de húmero y una cabeza de húmero aislada, dos fragmentos de diáfisis proximales de ulna, una diáfisis casi entera con la epífisis distal fusionada, que carece de la epífisis proximal, y otro fragmento de otra diáfisis de radio. Respecto a la extremidad inferior, hay tres fragmentos de diáfisis femoral (en uno se ha determinado lateralidad). Datos métricos: diámetro medial AP 39,7 mm; diámetro medial ML 25,8 mm. A parte del fémur se han recuperado dos fragmentos de epífisis distal fusionada y dos fragmentos de epífisis femoral proximal, que corresponden a la cabeza del fémur del mismo lado derecho, lo que indicaría la presencia de dos individuos adultos. Datos métricos: diámetro cabeza 1,45 mm; diámetro cabeza 2, 48,3 mm (con artritis).

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Hay también una epífisis proximal y otra distal de tibia, un fragmento de tercio distal de fíbula y cuatro patelas (tres izquierdas y una derecha): - Derecha (muy excavada). Datos métricos: altura 36,8 mm; anchura: 44,3 mm. - Izquierda. Datos métricos: altura 39,3 mm; anchura 45,7 mm. - Izquierda 2. Datos métricos: altura 39,4 mm* (estimada); anchura: 45,5 mm* (estimada). - Izquierda 3: rota. Finalmente, hay sesenta y un fragmentos o huesos de carpos/tarsos, metas y falanges, donde dos son astrágalos (uno izquierdo y otro derecho) y un calcáneo: - Astrágalo izquierdo: no se ha podido calcular nada. - Astrágalo derecho. Datos métricos: longitud máxima 57,3 mm; longitud zona articulación 35,6 mm; anchura zona articulación 30,1 mm* (estimada).

Arcosolio 170 S: un individuo infantil y cuatro adultos Cráneo. Cincuenta y tres fragmentos de cráneo adulto, donde se identifican seis fragmentos de occipital, seis fragmentos frontales (dos presentan parte de una órbita izquierda), dos fragmentos de parietal unidos por la sagital, una apófisis mastoide derecha bastante grácil (la altura no se puede calcular), dos malares izquierdos y un derecho con parte de la zona inferior de las órbitas, y dos zigomáticos derechos y uno izquierdo. Dentición. Cincuenta y cinco fragmentos cuarteados de corona o raíces imposibles de asignar a causa de su estado de preservación. - Decidua: un m2 derecho con un poco de desgaste bucal, pero sin exposición de dentina y otro m2 con un poco más de desgaste y un superior izquierdo con bastante exposición. - Gérmenes: dos caninos superiores, un molar inferior, un premolar, un incisivo, dos M2 superiores (izquierdo y derecho). - De la serie molar: - Inferior: dos M1 izquierdos (uno sin desgastar y el otro con bastante desgaste, pero sin exposición de dentina: edad 17-25 años), un M1 derecho (sin desgaste) y cuatro M2 derechos de desgaste variable. Además, hay un par de molares inferiores que no se han podido asignar a un molar específico. - Superior: un molar derecho sin poder asignar, otro muy fragmentado y un M1 izquierdo sin erosión, un derecho sin erosionar, tres M3 (con desgaste diferencial y no homogéneo entre sí). Se han recuperado, por último, siete premolares, seis caninos y siete incisivos. Por la dentición parece ser que hay: un individuo infantil de unos 6 años (M1 sin desgastar y M2 inferiores en formación) y cuatro adultos de edades diferentes (cuatro M2 inferiores derechos). Se han identificado hasta cuatro mandíbulas correspondientes a individuos adultos: - Mandíbula 1: fragmento de cuerpo mandibular derecho (alvéolos vacíos por rotura del diente del I1-M2 derecho y I1-I2 izquierdo). La morfología del mentón es femenina. - Mandíbula 2: fragmento que incluye solamente la región de la sínfisis mandibular (I1-I2 derecho y I1 izquierdo) - Mandíbula 3: presenta los alveolos vacíos del I2-I1 izquierdos y I1-M2 derecho por rotura. La morfología del mentón es masculina.

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- Mandíbula 4: hemimandíbula derecha con M1 in situ y alveolos con las raíces del I1-Pm4 derecho y M2 alveolo vacío. Además, se ha identificado una rama ascendente derecha de un cóndilo mandibular izquierdo, un fragmento de rama mandibular izquierda con las raíces in situ del Pm4-M1, el alveolo vacío del M2 y M3 y varios fragmentos de rama y cuerpo. Postcraneal. El estado de preservación es muy deficiente. En total hay hasta doscientos ochenta y cuatro fragmentos y astillas imposibles de determinar a causa de su estado de conservación. Se han contabilizado cincuenta y siete fragmentos de costilla, un fragmento de esternón adulto (ya fusionado), cinco fragmentos de escápula (tres con la zona de la fosa glenoidea izquierda) y siete fragmentos de clavícula. Se han contabilizado sesenta vértebras fragmentadas (entre las que hay dos atlas, ocho cervicales y seis lumbares). Algunas de ellas, sobretodo las de la parte lumbar, presentan un poco de aplastamiento de la zona del cuerpo vertebral. Pelvis. Se ha documentado la presencia de más de una pelvis: - Pelvis 1: la morfología de la escotadura ciática indica que se trata claramente de un individuo masculino. El lado izquierdo está erosionado y no se ha podido calcular la longitud máxima ni la anchura, pero si el índice para establecer sexo. Presenta todas las epífisis fusionadas y, por el estado de erosión de la sínfisis púbica, se establece una edad de 22-24 años. Acetábulo-pubis: 85,8 mm; acetábulo-isquion: 107,8 mm. Del coxal derecho solamente se ha recuperado la zona de la escotadura ciática que vuelve a tener una morfología masculina. - Pelvis 2: fragmento de pelvis derecha que parece corresponder a una mujer por la morfología de la escotadura ciática. Finalmente, hay seis fragmentos más de coxal (uno de un acetábulo, dos de sínfisis y el resto de ala ilíaca), que no se ha podido atribuir a ningún individuo. Por las sínfisis, se establece que hay un individuo de unos 22-24 años y otro de 35-39 años. Así pues, el primero de ellos podría corresponder al primer individuo masculino y, el segundo, a la supuesta mujer. Sacro. Se ha recuperado un sacro casi entero (anchura 107,8 mm), pero fragmentado a nivel distal y dos vértebras aisladas y rotas del sacro. Húmero. Hay tres húmeros distintos. El primer húmero es derecho y está casi entero, pero carece de la epífisis distal, por donde está roto. Datos métricos: diámetro cabeza 67 mm; diámetro AP 106 mm y diámetro ML 64 mm. El segundo también está casi entero, pero carece de la zona media de la diáfisis, de manera que no se puede calcular la longitud y la robustez (presenta todas las epífisis fusionadas y no tiene la apertura supracondilea). Finalmente, el tercer húmero está entero y es derecho, de manera que hay más de un individuo en el nicho. Datos métricos: diámetro de la cabeza 94 mm, diámetro de la V deltoidea AP 24,5 mm* (estimada), diámetro de la V deltoidea ML 18,5 mm, longitud fisiológica 314 mm, longitud total (según Bass) 310 mm. Antebrazo. Hay una diáfisis de radio sin las epífisis y tres proximales de radio rotas, además de una ulna derecha fragmentada a nivel del tercio distal (no se ha podido calcular nada) y otra epífisis distal de ulna suelta. Fémur. Se han recuperado dos cabezas izquierdas de fémur enteras ya fusionadas. Datos métricos: diámetro cabeza 1, 46,8 mm; diámetro cabeza 2, 46,5 mm. Además, hay hasta cinco diáfisis proximales femorales, de los que se ha podido calcular algunos datos, y dos fragmentos de epífisis distal de fémur (una derecha y otra izquierda).

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ESTUDIO ANTROPOLÓGICO DE LOS RESTOS HUMANOS

Datos métricos: diámetro AP Subtrocantérico derecho 1, 26,2 mm, diámetro ML subtrocantérico derecho 1, 30,6 mm, diámetro AP subtrocantérico izquierdo 1, 25,1 mm y diámetro ML subtrocantérico izquierdo 1, 32,3 mm. Patelas. Se han identificado hasta tres patelas. De ellas, dos son izquierdas, de manera que se infiere un número mínimo de dos individuos. Datos métricos: izquierda 1, altura 36 mm, anchura 40,7 mm; izquierda 2, altura 39,7 mm, anchura, 42,6 mm; derecha, altura 35,6 mm, anchura 39,5 mm. Tibia. Tres epífisis proximales y una distal. Hay igualmente setenta y cuatro fragmentos de diáfisis de hueso largo sin determinar a causa de su pequeño tamaño. Pies. Se trata de treinta y un fragmentos o huesos carpales/tarsales, falanges y meta. Hay tres astrágalos (un izquierdo y dos derechos) todos parcialmente erosionados o rotos. Datos métricos: izquierdo 1, anchura tróclea 34 mm, anchura máxima 44,4 mm; derecho 1, longitud tróclea 34,5 mm; derecho 2, anchura tróclea, 33,4 mm, anchura máxima 43,1 mm, longitud tróclea 32,4mm, longitud máxima 55,3 mm.

Tumba 144 Arcosolio 144 N Los escasos fragmentos óseos que se detallan corresponden a una tumba abierta desde hacía tiempo (posiblemente 2003), que fueron hallados durante su limpieza para fotografiar. Esto explica la escasez de restos humanos. Solamente se ha recuperado un fragmento de diáfisis de tibia, cuatro fragmentos de diáfisis de hueso largo indeterminados y trece falanges de un individuo adulto.

2.3. Análisis de la muestra 2.3.1. Número de enterramientos por hipogeo La muestra analizada no es más que una pequeña representación de los enterramientos. En total la muestra estudiada corresponde a once tumbas (42, 63, 138, 144, 153, 158, 163, 164, 168, 169 y 170). Los esqueletos proceden de los nichos de los arcosolios de la cámara principal, con la excepción de un enterramiento infantil del nicho exterior de la tumba 63. En líneas generales se puede indicar que existe un número medio de 6,5 enterramientos por tumba, excluyendo la tumba 63 (nicho exterior), la 168 (cuyo estudio detallado está aún por realizar) y la 144 (material procedente de la limpieza de la tumba). El promedio de enterramientos por nicho es de dos inhumaciones. Si se consideran que estos valores son representativos del conjunto entero de la necrópolis, se puede intentar estimar un número aproximado de enterramientos en Tall as-Sin. Hasta la actualidad se han identificado y catalogado un total de ciento setenta tumbas, en su mayoría hipogeos. Se ha calculado, por la densidad de los hipogeos y el terreno que ocupa la necrópolis, un número total de mil hipogeos aproximadamente. Así, podría haber cerca de siete mil individuos enterrados. Estaríamos, por tanto, ante una de las necrópolis más importantes documentadas, desde el punto de vista antropológico, que podría aportar datos muy importantes para caracterizar, tanto biométrica como paleopatológicamente, el período bizantino en el Próximo Oriente.

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De los treinta y nueve esqueletos de individuos adultos determinados, se pudieron identificar nueve como femeninos y once como masculinos (Tabla 1 y 2). A pesar de que la muestra de esqueletos a los que se le ha podido asignar el sexo es muy baja para extraer conclusiones, se observa que la proporción de sexos no parece diferir. A tenor de estos datos, no se puede establecer un uso preferencial del cementerio para cada sexo. La proporción de individuos subadultos es baja: 12 de 52, esto es, el 21,12 % (Tablas 1, 2 y 3). Esta situación no es la esperable, ya que se supone que la mortalidad infantil tendría que ser superior, como en el caso de Akeldama13 y Giv’At Sharet 14. Sin embargo, es similar a la de Qasr ar-Rabba y superior a la de Tall Mamad y Dohaleh. Una posible explicación es que los individuos infantiles se habrían podido inhumar preferentemente en los pequeños nichos situados en la escalera de entrada de las tumbas. De hecho, durante la campaña del 2006 se excavó uno de estos nichos en la tumba 63 y, en otras tumbas saqueadas aún se puede observar estos pequeños nichos (hoy vacíos). No se puede descartar, pues hay pruebas de esta práctica, la inhumación de individuos infantiles dentro de la cámara junto a los adultos. De los doce subadultos detectados, cuatro eran de edad en torno a dos años o menos, lo que sugiere una elevada mortalidad de este grupo de edad, aunque no hay datos suficientes para confirmarlo.

2.3.2. Análisis métrico de los huesos Siempre que fue posible se realizaron mediciones de las principales variables anatómicas. Aunque los huesos estaban muy fragmentados, se tomaron diversas medidas. La alta fragmentación de los restos humanos impide caracterizar fehacientemente la población, situación que también se da en Tall Mahrad 15. Se consideran aquí sólo los datos más significativos. En general, los escasos datos métricos que se tienen para la población bizantina de Tall as-Sin son congruentes con los descritos para otras poblaciones bizantinas del Sinaí, Palestina16 y Jordania17. En este sentido, tanto la longitud máxima del cráneo (glabela-opistocráneon) como su anchura (bieuríaca) presentan valores dentro del rango para otras poblaciones bizantinas18 (Tabla 4). A pesar de la baja muestra, los resultados son bastante homogéneos entre sí. En los cuatro cráneos, que presentan ambas medidas para calcular el índice, el valor obtenido es muy homogéneo, indicando una morfología dolicocéfala en norma superior, lo que se considera normal para las poblaciones de este entorno y cronología. La morfología dolicocéfala sería, en consecuencia, la más común para estas poblaciones (Tabla 4)19. Por lo que respeta a la forma de la cara, la muestra estudiada es muy baja (a causa de la alta 13

Zias 1996.

14

Seligman 1996.

15

Hershkovitz 1988.

16

Trotter, Glesser 1952; Hershkovitz et al. 1988.

17

Findlater et al. 1998.

18

Henke, Wahl 1990; Trotter, Glesser 1958.

19

Trotter, Glesser 1952; Hershkovitz et al. 1988.

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fragmentación), hecho que dificulta su comparación con otras poblaciones. La preservación de la región del esplacnocráneo es deficiente a causa de su fragilidad y en otras poblaciones bizantinas con un número similar de individuos al de Tall as-Sin, la muestra también se reduce al analizar datos métricos de la cara20. La altura de la cara (nasion-prostion) es congruente y homogénea con los datos de las poblaciones antes comentadas (Tabla 4). La morfología facial de la población de Tall as-Sin vendría determinada por una alta pneumatización de ésta, con la presencia de numerosos foramina nutricios de tamaño grande. Además, la población presenta una fosa subcanina (fosa submalar) bastante marcada y profunda, característica también presente en otras poblaciones contemporáneas21. La estatura de las poblaciones bizantinas de la época es bastante similar (Tabla 5), siendo el caso de Kursi ligeramente inferior al resto. Por lo que concierne a Tall as-Sin, solamente se dispone de un hueso largo entero a partir del cual se ha podido establecer la estatura22 (húmero del 163.4.1). El resultado obtenido tiene que ser analizado críticamente, ya que se ha estimado la estatura a partir de un húmero. Las estimaciones de estatura óptimas se realizan a partir de los huesos largos de la extremidad inferior, preferentemente el fémur o, en su defecto, la tibia23. A pesar de ello, cuando no se dispone de ninguno de estos huesos, se pueden utilizar huesos largos de la extremidad superior, pero su fiabilidad es mucho menor24. Además, el húmero corresponde a un hueso aislado de sexo indeterminado. Así, se ha estimado la estatura a partir de la fórmula para individuos masculinos y femeninos, y se ha establecido la media para minimizar el error. De todos modos, el bajo dato estimado (tanto el femenino y el masculino como la media de ambos) podría indicar que se trataría de una mujer. A pesar de ello, el dato es extraordinariamente bajo en comparación con otras poblaciones coetáneas como Tall Mahrad 25 y Wadi Faynan 26 (Tabla 5). El resto de mediciones realizadas son muy escasas, a causa del alto patrón de fragmentación de la muestra, y sólo es posible considerarlas de una en una para su comparación con otros restos. La bibliografía consultada se refiere casi de manera exclusiva a medidas biológicas del cráneo, siendo los datos postcraneales muy escasos. Así, no ha sido posible comparar la población de Tall as-Sin con otras poblaciones. Los únicos datos postcraneales que han podido ser comparados con los de otras series osteológicas son los diámetros a nivel de la V deltoidea (inserción del deltoides) y los diámetros de las cabezas, tanto del húmero como del fémur. En ellas se observa que, a pesar de presentar un índice AP/ML claramente superior, los valores absolutos de los diámetros son inferiores en la población de Tall as-Sin que la de Khan el-Ahmar. A pesar de ello, los valores del diámetro de

20

Trotter, Glesser 1952; Hershkovitz et al. 1988.

21

Trotter, Glesser 1952; Hershkovitz et al. 1988.

22

Trotter, Glesser 1952; Hershkovitz et al. 1988.

23

Trotter, Glesser 1958; Findlater et al. 1998.

24

Findlater et al. 1998.

25

Trotter, Glesser 1952; Hershkovitz et al. 1988.

26

Trotter, Glesser 1958; Findlater et al. 1998.

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la cabeza del húmero son claramente superiores, pero se debe a la baja muestra, ya que hay un húmero con un diámetro de 67 cuyo peso es muy elevado. Finalmente, ambas poblaciones son similares según el diámetro de la cabeza del fémur (Tabla 5).

2.3.3. Obtención de moldes dentarios para un posterior estudio Se obtienen moldes dentarios de algunos dientes para un posterior estudio del patrón de microestriación dentaria: 1. Individuo 153 O: un molar superior. 2. Individuo 163.3: tres molares superiores. 3. Individuo 163.4: tres molares inferiores derechos. 4. Individuo 158 O 4: un molar inferior y otro superior. 5. Individuo 153 O 1: un M2 y un M3 inferior izquierdo.

2.3.4. Análisis de la patología: hipoplasia del esmalte dentario y cribra orbitalia La hipoplasia del esmalte es una afectación del desarrollo en individuos infantiles causada por un estrés genérico inespecífico. Su detección permite analizar las condiciones y calidad de vida de las poblaciones antiguas por comparación con otras series de su entorno. A continuación, se describan las principales características detectadas en la muestra analizada por individuo:

Individuo 138 N sin asociar - Canino superior izquierdo: una hipoplasia a mitad de la corona, bastante marcada. - I1 superior izquierdo: una hipoplasia a mitad de la corona. - Pm3 superior derecho: una hipoplasia - M1 superior derecho: una hipoplasia - Canino superior derecho: dos hipoplasias. - I1 superior derecho: dos hipoplasias.

Individuo 138 N sin asociar - Pm4 inferior derecho: este Pm4 se encuentra girado 90º. Presenta una zona con esmalte más fino desde el tercio medio de la corona hasta la línea amelocementaria. Podría atribuirse a una deformación hipoplásica del esmalte que afectó a mitad de la corona.

Individuo 158 O 3 - Canino derecho: dos hipoplasias leves. - Pm4 derecho: una hipoplasia.

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ESTUDIO ANTROPOLÓGICO DE LOS RESTOS HUMANOS

Individuo 158 O 4 - M1 superior: una hipoplasia. - M1 inferior: dos hipoplasias.

Tumba 163, Bolsa 3 - M1 superior: una hipoplasia.

Tumba 153 Nicho Oeste - M1 superior derecho: Dos hipoplasias. La afectación por hipoplasia por pieza dentaria se muestra en la Tabla 7. También se indican en esta tabla las medidas de los diámetros mesio-distal y buco-lingual de los dientes bien preservados, que eran muy pocos, especialmente debido a las condiciones de temperatura del enterramiento. Los dientes estaban en su mayor parte rotos y con el esmalte fracturado. La incidencia de hipoplasias por pieza dentaria es bastante baja (Tabla 7 y 8). En total están afectados por hipoplasia trece dientes de treinta y cinco analizados (37,1 %), con la dentición del maxilar superior más afectada (9 de 18, 50 %) que el inferior (4 de 17, 23,5 %). Se trata de niveles relativamente bajos de afectación y similares a los de otras series bizantinas analizadas 27. Se trataría, por tanto, de una población relativamente bien adaptada a las condiciones ambientales. Además, la incidencia de cribra detectada es baja con niveles moderados de afectación (solamente cuatro individuos presentaban esta patología). Destaca el elevado nivel de irrigación facial, con grandes foráminas y senos. Todo ello parece indicar duras condiciones de vida pero un cierto nivel de adaptación fisiológica de los individuos. No es posible hacer inferencias sobre la patología analizada, ya que la muestra es muy pequeña y este tipo de estudios requiere una importante segmentación por categorías de edad y sexo que en esta serie es imposible realizar.

3. Conclusiones Se trata de un conjunto de huesos heterogéneo y, en parte sesgado, dado que una parte del material óseo procede de la recogida no sistemática de la campaña de 2003. Además, el elevado grado de fragmentación de los materiales impide un análisis numérico detallado por lo que se ha realizado un estudio aproximado de la población a partir de la muestra disponible. El número mínimo de individuos detectado es de cincuenta y dos correspondientes a ocho tumbas. En cada nicho se encuentra un número variable de individuos, incluidos subadultos y adultos. No se observan diferencias en la representatividad por sexos ni edades, aunque la muestra es pequeña. La falta de individuos infantiles en comparación con otros yacimientos se debe, seguramente, a su entierro en nichos pequeños a la entrada de la tumba.

27

Hershkovitz et al. 1993.

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A pesar de que la estatura solamente ha sido posible estimarla en un solo individuo, los restos óseos parecen indicar que se trataría de una población de tamaño medio, aunque algunos hombres presentarían cierto grado de robustez, aunque menor que el descrito para la población de Wadi Faynan 28. Los dientes tienen unas dimensiones reducidas, especialmente la dentición molar. En general, las arcadas dentales son gráciles y la cara está muy pneumatizada con grandes forámenes nutricios. La forma y dimensiones generales de la cara es una característica muy homogénea para las poblaciones bizantinas del Próximo Oriente29.La presencia de una fosa submalar parece ser una característica bastante definitoria de la población de Tall as-Sin. No se observan patologías destacables ni frecuencias significativas de marcadores de estrés, por lo que la población podría estar bien adaptada a las duras condiciones locales, tanto climáticas como nutricionales. En otras poblaciones bizantinas, la patología más destacada es la osteoartitis. En Tall as-Sin solamente se ha detectado en un individuo, a pesar de la gran cantidad de adultos presentes en la muestra. Por lo que se refiere a la cribra, hay una incidencia de esta patología claramente baja. La población bizantina del Próximo Oriente es bastante homogénea. La presencia de caracteres discretos como la fosa submalar profunda y la morfología del cráneo son ejemplos que corroboran esta afirmación.

28

Findlater et al. 1996.

29

Hershkovitz et al. 1988.

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Tabla 1. Detalle del número de individuos con la edad y sexo correspondiente para cada tumba y nicho. Cuando el individuo es adulto y es posible, se especifica mejor su posible atribuación de edad donde S= senil, M= maduro y J=joven. No se incluyen las tumbas 144 y 168. Tumba

Nicho

Individuo

138 138 138 138 138 138 158 158 158 158 153 153 153 153 153 164 164 164 164 163 163 163 163 42 42 42 42 42 42 42 42 42 169 169 169 169 169 169 169 169 170 170 170 170 170 170 170 170 170 170 170

N N N O O S N O O O O O O O O N O O S ? ? ? ? N N N N N O O S S N O O O O S S S N N N O O O S S S S S

1 2 3 1 2 1 1 1 2 3 1 2 3 4 5 1 1 2 1 1 2 3 4 1 2 3 4 5 1 2 1 2 1,2 1 2 3 4 1 2 3 1 2 3 1 2 3 1 2 3 4 5

Edad

Sexo

Adulto (>45 años) Adulto (30 años) Adulto (J) Adulto (45-65 años) Adulto (45 años) Adulto (J) Adulto (25-45 años) Adulto Adulto Adulto (J) Adulto Adulto (J) Adulto Infantil (2 años) Desconocida Adulto? Adulto (M?) Infantil (1 año) Adulto Adulto Adulto Adulto Adulto Adulto Adulto Adulto Adulto Infantil (