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Spanish Pages 500 [398] Year 1894
BIBLIOTECA DE JURISPRUDENCIA , FILOSOFÍA É HISTORIA 38
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LA
LUCHA
DE
RAZAS
POR
GUMPLOWICZ
LUIS
Profesor de Ciencias políticas en la Universidad de Gratz (Austria) .
MADRID
Francesa
Li
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ia
LA ESPAÑA MODERNA Cuesta de Santo Domingo , 16. Tel. 260.
24- PAL
ACIO-
Es propiedad. Queda hecho el depósito que marca la ley.
L 34
Establecimiento tipográfico de Agustin Avrial, San Bernardo, 92.— Teléfono 3.074.
PREFACIO
resento modestamente ciencia
destinada
el
esbozo de una
á adquirir alguna vez
P grandes desarrollos y una importancia considerable. Debiera ser su verdadero nombre Historia natural de la humanidad. ¿ Por qué he elegido un título que implica sociología ? He querido evitar todo desprecio , -un sentido bien diferente se atribuye á la primera de estas apelaciones desde que Richard publicó su Historia natural de la humanidad.-En cuanto á la palabra Sociología, tomada de Comte, creo que es mucho más adecuada , que caracteriza la naturaleza y el aspecto de la ciencia del porvenir , que ahora presento yo en su estado rudimentario. ¿Es nueva esta ciencia ? No me hago sobre este punto ninguna ilusión . En el dominio de la inteligencia humana nada es nuevo . Sea cualquiera el edificio que haya que levantar , los materiales están en la cantera ; no pienso que se pueda crear nada nuevo .
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LUCHA DE RAZAS
Mas , si para construir no tenemos más que piedras que datan de la más lejana antigüedad , podemos juntar estas piedras de una manera nueva . Daremos de este modo forma nueva y tipo nuevo á nuestra obra . Lo que cambia con el tiempo y con las concepciones diversas , es este tipo ; él tan sólo puede ofrecer , por consiguiente , una variedad tan inagotable como la de los mismos individuos . El conjunto provisional que he reunido aquí, y cuyos materiales no están aún cimentados , ¿ es una obra completamente personal y original en su inspiración?¿Lleva la señal de una individualidad bien marcada? No me corresponde á mí juzgarlo . Hay, sin embargo , una convicción que me creo autorizado á expresar : aun cuando no se le reconociese valor alguno á esta tentativa , como sucede respecto de otros cien ensayos que á éste han precedido , no constituiría mi intento un grave quebranto para la Historia natural de la humanidad. Esta ciencia ,
después de
numerosos
desdenes ,
errores , y los pocos éxitos del período durante el cual ha sido menester reconocer el terreno , se ha puesto resueltamente en camino ; no se perderá: vendrá día en que , de seguro , llegará á su término. En cuanto á nosotros los que tanteamos y tropezamos , si sucumbiésemos á causa de los penosos esfuerzos que hacemos por la verdad , nos quedará la conciencia y la satisfacción de haber abierto más de un camino nuevo á nuestros sucesores , de haberlos apartado de los senderos en que pudieran extraviarse, en una palabra , de haberles lealmente
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dado medios para alcanzar el objeto supremo de toda ciencia : la verdad . Nada, pues, hay que temer por este lado . Pero me he detenido largamente en otra consideración : ¿ qué sucedería si los conocimientos nuevos , contenidos en este libro , fuesen , como dice excelentemente Roscher , « á caer sobre la pasión humana , tan pronta en arder, si la llama brotase y fuese ejerciendo de una en otra parte su acción devastadora»? He pensado durante largo tiempo en esta objeción , pero he acabado también por rechazarla.
Ciertamente , es posible que la pasión hu-
mana se ampare de muchas palabras de este libro para justificar tendencias
odiosas ; pero en este
caso , las teorías de esta obra no harían más que participar de la suerte de las más sublimes doctrinas que han sido enseñadas á la humanidad ; porque está en el número de las doctrinas más sublimes en la religión , en cuyo nombre la maldad y la perversidad han hecho correr torrentes de sangre. ¿ A qué, por lo tanto , en las investigaciones científicas , tener cuenta con las tendencias de la pasión humana ? La pasión aliada con la infamia continúa su camino sin detenerse.
Que la ciencia haga lo
mismo . No tiene ésta ni la pretensión ni la esperanza de refrenar las pasiones , porque existe una barrera infranqueable entre sus doctrinas y los pensamientos vulgares . Déjese á la ciencia un consuelo , uno solo : el de entregarse sin travas á la investigación de la verdad , y el de proclamar sin obstáculo lo que ha reconocido como verdadero .
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Prescindase de escrúpulos inútiles y déjese intacto su único dogma. No es cierto que la verdad y su investigación leal puedan perjudicar á la humanidad. La salud de la humanidad sólo puede estar en lo verdadero .
LA
LUCHA
DE
LAS
RAZAS
LIBRO PRIMERO
I
El problema sociológico.
EGEL y sus discípulos desacreditaron profundamente la filosofía de la historia . Des-
Hpués de ellos , durante un largo lapso de tiempo, fué imprudente declarar que las investigaciones científicas habían sido escritas desde el punto de vista de esta filosofia . Los sabios que no pudieron resistir al deseo muy natural de volver á ocuparse del problema que ella plantea, se refugiaron bajo otras banderas y manifestaron deseos de emprender otros estudios . No era esto más que una estratagema de guerra; á lo que tales sabios consagraban sus esfuerzos era siempre á la resolución del antiguo problema . Los unos se dedicaron á la psicología étnica, los otros á la historia de la civilización . Desde hace algún tiempo se persigue el mismo fin por medio de la sociología. Todas estas tentativas resultan, sin embargo, vanas, como heridas de esterilidad á causa de una
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LUCHA DE RAZAS
maldición; el problema siempre idéntico continúa siendo insoluble , lo que parece indicar que á la sociólogía le está reservado un destino semejante al sufrido en otro tiempo por la filosofia de la historia . Cuando se oye hablar de sociología , se desconfía , se encogen los hombros , y esta doctrina reciente está muy cerca de ser tan desacreditada como en otro tiempo lo fué la filosofía de la historia . En todas estas investigaciones científicas no se trata más que de una sola y misma cosa : no es difícil demostrarlo . Cualesquiera que sean los diferentes nombres con los cuales se las designe , tienen por objeto los mismos problemas fundamentales de la existencia de la humanidad .
¿ Qué significa todo el proceso histórico por que pasan la humanidad ó la sociedad humana y sus partes ? ¿ Cómo ha comenzado ese proceso ? ¿Cuáles son las leyes que dominan en su desarrollo? ¿ Hacia qué punto se dirige ? ¿ En qué consiste su naturaleza intima? ¿Cómo hace falta concebirlo ? ¿ Cómo es preciso explicarlo? Tales son las preguntas en que se ocupan la filosofía y todas las demás ciencias arriba nombradas, que tienen sus raíces en ella ó que vienen á reemplazarla. Son, ciertamente ; éstas las cuestiones más elevadas que el espíritu humano puede presentar, y su solución completa traspasa , ciertamente , sus fuerzas naturales . De aquí los numerosos fracasos que han experimentado hasta el presente las ciencias susodichas en sus tentativas de solución , tentativas que, no por haber fracasado , tienen menos valor científico , puesto que señalan etapas ganadas y conocimientos adquiridos , y porque contribuyen á moderar
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las desviaciones de la imaginación en este dominio y á hacer que prevalezca mayor rigor en la crítica.
II
Las tres maneras de concebir la historia.
Todos los sistemas de filosofía de la historia pueden referirse á tres direcciones principales , porque no hay más que tres maneras de concebir el desarrollo de la humanidad . Estas tres concepciones fundamentales parecen formar una serie natural en el proceso de los pensamientos de esta misma humanidad , á pesar de que en todas las épocas aparecen simultáneamente , y aunque en todos ellas tiene cada una sus representantes y sus campeones. Las tres teorías divergentes invocan : la una la divinidad , la otra el libre albedrío , la tercera la naturaleza . Por nuestra parte diremos : la teoría deista , la teoría liberoracionalista y la teoría naturalista . La primera de estas teorías presenta la historia como la obra de una divinidad que ejerce su acción en vista de un objeto , del cual tiene conciencia y transforma todas las graves cuestiones de la existencia humana mencionados más arriba , en cuestiones relativas à la voluntad y á los designios del Ser Supremo . Las soluciones á estos problemas las busca esta teoría histórica en la religión y allí las encuentra . La segunda considera la historia y el desarrollo de la humanidad como la obra del espíritu humano libre ; en la razón humana pretende buscar las vías
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LUCHA DE RAZAS
que la humanidad debe seguir y los fines adonde debe dirigirse . La tercera concibe la humanidad como un elemento de la naturaleza , elemento que no es libre . Busca las leyes naturales
merced á las cuales recorre este
elemento, en virtud de una eterna necesidad , los caminos naturales que les son prescritos . Estas tres teorías divergentes se suceden , ya lo he indicado , en el proceso de los pensamientos humanos . Ciertamente que no se reemplazan jamás por orden sucesivo y que siempre dominan simultáneamente en las diferentes partes de la humanidad . Se puede afirmar que la primera de estas teorías pertenece al pasado , la segunda al presente , la tercera al porvenir (1).
Lo que puede reivindicar en la historia humana los más grandes triunfos , debemos reconocerlo , es la primera, la teoría que se cubre con la divinidad ; actualmente la segunda , la que se coloca bajo la égida (1) Véase Rocholl: Die Philosophie der Geschichte , Göttingen , 1878, Einleitung (Filosofia de la historia. Introducción) . Se comienza siempre por subordinar la historia á los puntos de vista teológicos. La historia es entonces el producto de la divinidad . Tal fué en el mundo antiguo, tal fué también en los comienzos del mundo cristiano . La idea de la intervención del espíritu humano no se formula hasta el Renacimiento . Desde el punto de vista científico , se dirige hacia el idealismo filosófico ; desde el punto de vista práctico, crea la sociedad. La historia es entonces el producto del hombre. Aparece, por último , la teoría que acude á la naturaleza. Las ciencias llamadas naturales, en el más lato sentido, conducen la idea mediante una explicación de los fenómenos naturales . No dominan estas ciencias en absoluto, pero dominan á lo menos cierto tiempo la vida pública. Cuando las aplicamos á nuestra ciencia , dicen: « La historia es un producto de la naturaleza. Podemos clasificar el primer período bajo el nombre de Dios, el segundo bajo la designación Hombre, el tercero bajo el símbolo Naturaleza.
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de la razón libre, levanta la cabeza victoriosamente ; en cuanto à la tercera, no registra hasta ahora más que tímidas tentativas y brillantes descalabros.
III
Desarrollo de la filosofia de la historia.
Nos es necesario precisar las indicaciones generales que preceden . No es la obra que reivindica para sí el título de haber inaugurado esta filosofía de la historia, la obra que esta filosofía ha comenzado . No , no es posible admitir que estos comienzos no se remonten más que à la Geschichte der Philosophie de Hegel (1); y sin ir tan lejos como Rocholl, que considera como manifestaciones de la filosofia de la historia todas las opiniones que los filósofos y los pensadores han emitido sobre el carácter esencial de la historia de la humanidad, es preciso reconocer que el origen data del momento en que se trató de presentar la historia de la humanidad cumo un todo dotado de cohesión , y de señalar ciertas ideas que se manifiestan en este conjunto . En el último sentido , se podrá hablar de la filosofía de la historia en todos los pueblos civilizados de la antigüedad clásica ; y en tal sentido , también nos parecerá la Biblia un eminente trabajo de filosofía de la historia , puesto que
(1) Tal es también la opinión de Conrado Hermann. Philosophie der Geschichte (Filosofia de la historia ), Leipzig , 1870. Rocholl , en la obra que he mencionado, en nota al final del capítulo precedente (Die Philosophie der Geschichte), ha estudiado minuciosamente el desarrollo de la filosofía de la historia.
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expone la historia con cohesión y señalando ciertas ideas que allí se manifiestan . Decimos eminente, porque esta concepción deísta de la historia es la que ha dominado durante millones de años , y es la que todavia domina actualmente en todas las literaturas europeas . Al lado de esta teoría deísta , representada por las doctrinas del judaísmo y las doctrinas del cristianismo, adquiere firmeza otra opinión desde que Europa se ha puesto á estudiar la antigüedad clásica : es la teoría racionalista que , apoyándose en la filosofía griega, trata de explicar la historia por la constitución intelectual del hombre . Esta teoría hace de la razón humana la fuente de todo lo que cae bajo el dominio social; no estudia, por consiguiente, más que la razón humana, para buscar las relaciones que esta tiene con la historia humana . Es este el punto de vista en que se coloca toda líteratura racionalista , ya sea idealista , ya sea realista . Esta teoría , desde los tiempos de Grecia y Roma , ha sido muy fecunda para la historia . Es la que produjo los historiadores « pragmáticos » , es decir , aquellos que establecen las relaciones de las causas con sus efectos . Mientras que la teoría deísta transforma la historia en un monótono y seco resultado de « los actos de Dios » , la teoría racionalista invita al historiador á buscar en el carácter de los hombres , en sus facultades intelectuales , en sus inclinaciones y en sus pasiones , las causas de sus hechos y empresas . De aquí la elevación que se advierte en las obras de los historiadores griegos , de los escritores romanos y de aquellos que se revelaron al mundo , después de la resurrección del clasicismo en Europa . Ya los partidarios de la teoría deísta y los de la teo-
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ría racionalista habían entrevisto que la constitución intelectual , y, por consiguiente , los actos y los destinos de los diversos pueblos , se derivaban necesariamente de la naturaleza que los rodea. Si la obra de Montesquieu acerca del espíritu de las leyes tuvo tan gran éxito fué porque dió una fórmula á este pensamiento . Fué en su tiempo extremadamente atrevida , puesto que no ha habido cosa , en las diversas épocas y en los diversos países , que parezcan ser tan obra de la voluntad y del arbitrio humano como las leyes . Probar, como Montesquieu quiso hacerlo en el capítulo XIV de su Espíritu de las leyes, que éstas presentan una relación necesaria con los climas de los diversos países , que la naturaleza de las leyes depende de los climas , era operar una revolución en la idea usual : la voluntad del hombre reinando en la historia y no cediendo apenas más que á la voluntad superior de un Dios personal que inspiraba al hombre . Montesquieu evocó súbitamente la idea de una necesidad impuesta por la naturaleza exterior y á la cual la voluntad humana no podía sustraerse . El ingenioso francés abrió la primera mina bajo la fortaleza racionalista . Esta mina , á decir verdad, no debía estallar tan pronto . Una multitud de bravas gentes y de filósofos se esforzaron honradamente en ahogarla . Herder en primera línea .
En sus Ideen zur Geschichte der Menschheit (Ideas que sirven á la historia de la humanidad) , acepta completamente la opinión de Montesquieu relativamente á la influencia del clima y en general de la naturaleza sobre los destinos de la humanidad y sobre los acontecimientos históricos , lo que no le impide asociar hábilmente esta idea naturalista á las fantasías racionalistas , y lo que es más , á los sueños teológicos . Herder pretende conciliar los contrarios . El plan com-
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pleto de su obra hace creer en una concepción rigurosamente naturalista . Herder , en efecto , emprende el examen filosófico de los destinos de la humanidad , considerando á la tierra como un astro entre los demás astros ; expone después el desarrollo geológico de los tres reinos naturales, para llegar en fin al hombre y á sus destinos, como un apéndice de la naturaleza y de sus obras. Describe en primer lugar los pueblos que viven en el estado natural , groenlandeses , esquimales , etc ..., después investiga en el orden ordinario la progresiva aparición de los pueblos y señala sus comienzos . Además , aquí y allá se encuentran esparcidas en Herder ideas puramente naturalistas y monistas ; pero su pretensión de conciliar todo esto con las teorías racionalistas y con las teorías teológicas , le impide satisfacer á los partidarios de las unas y de las otras , y le hace merecer completamente el juicio severo que Laurent pronuncia acerca de él desde el punto de vista teológico racionalista (1 ) . Herder , en el fondo , se forma ideas muy exactas sobre la posición del hombre en el universo y sobre la historia considerada como proceso natural . ¿Por qué no se ha apartado por completo de las cuestiones teológicas? Estas no entran en modo alguno en la ciencia. Identificando á Dios con la naturaleza , se enajena á los teólogos sin lograr expresar clara y fielmente sus ideas naturalistas (2) . (1) Laurent: Historia del derecho de gentes, tomo xvIII, página 115 y siguientes . (2) En nuestros días, Buckle, en su Historia de la civilización en Inglaterra (en inglés), ha querido enaltecer la idea de la influencia de la naturaleza física sobre el hombre , y sus destinos, por consiguiente, también sobre la historia. Se esfuerza, como es sabido, en explicar la historia de los diversos pueblos por el clima de su país. Jodl, combatiendo esta idea que, por lo demás , había sido ya rechazada por Hegel, hace esta observación: «La recipro-
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Herder, sin embargo , debe ser considerado como el verdadero fundador de la filosofía de la historia . Federico Schlegel y Hegel son sus sucesores . Hegel fué el primero en emanciparse de las concepciones teológicas de Herder , pero no supo continuar desarrollando lógicamente el naturalismo de las ideas .
Hegel , por el contrario , trató de resolver el dualismo oscuro y contradictorio que se encuentra en toda la obra de Herder; intentó conciliar á Dios y á la naturaleza en una unidad superior: su famoso « espíritu absoluto» . No viendo y no representando en toda la historia más que el desarrollo de este espíritu absoluto , solo é indivisible , abandonó el terreno de toda realidad y de toda ciencia y redujo su filosofía de la historia á una simple fantasmagoria . Al describirnos alguna cosa que no existe más que en su cabeza , nos afirma que tal es la realidad , y dando á sus fantasías , para más asegurarlas , nombres tomados de la historia universal , acertó á crear la ilusión . Sabido es que , según
Hegel , el desarrollo y la
propagación del espíritu absoluto se regulan , según una medida, de tres términos : tesis, antítesis y síntesis . La fórmula es hábil ; puede aplicarse á todo en
cidad de influencia, la reacción entre la naturaleza y el espíritu acerca de la cual insiste Buckle, gustan de representar un papel decisivo en el desorrollo de la vida histórica, y no permiten explicar completamente, racionalizar la mayor parte de los fenómenos históricos , ni establecer una teoría que permita reconocer de un extremo á otro de la historia las causas del proceso histórico .>> (L. c. pág. 60. ) Esta insuficiencia, añadiremos nosotros , proviene de que Buckle, buscando cuál es el papel de la naturaleza en esta acción recíproca, se coloca en un punto de vista demasiado exclusivo, no ocupándose más que del clima y de la constitución del suelo .
Lucha de razas.
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general , á cada cosa en particular . No hay un conjunto de movimientos que no abrace , no hay un movimiento que se le escape . Que ese movimiento sea fisico , intelectual ó social, no hay más que considerar una fase cualquiera de su desarrollo como uno de los tiempos de la susolicha medida , y se tiene la filosofía de tal ó cual asunto , y los asuntos no faltan; la naturaleza y la vida nos ofrecen por todas partes movimientos . Nada más fácil que describir así una filosofia ó una teoría física . La tesis será , por ejemplo , la atracción ; la antítesis , la repulsión ; la síntesis , la cohesión. En cuanto á los pormenores , bastará con tratarlos del mismo modo . Una filosofía de la música ó de la pintura , etc. , no presentaría mayores dificultades . Para crear su filosofía de la historia, Hegel no tuvo que hacer otra cosa sino tomar al Oriente por tesis del He aquí lo que da á nuestra ciencia su sello especial. Considera los hechos históricos desde el punto de vista de desarrollo de la civilización actual ; en esto consiste lo que domina más ó menos todos sus trabajos , aunque éstos se contraigan á los dominios especiales y no acusen la pretensión de exponer la totalidad de lo que una época ó de lo que un pueblo ha hecho por la civilización ( pág. 3). Jodl , sin embargo (pág . 98 y siguientes) , trata
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Hellwald) y « la psicología de los pueblos » ( Lazarus y Steinthall (1) . Los que no se daban por contentos con estas penosas minucias , sino que se dirigían á alguna cosa superior ó completa , dieron media vuelta y fueron á juntarse con el viejo Herder , los unos por sus teorías teológicas, los otros por sus teorías naturalistas . Bunsen se aventuró en la vía teológica . Es este camino el más opuesto á la ciencia, el más fácil de seguir , y conduce al éxito mejor que cualquier otro . Bunsen ( dios en la historia) llegó hasta el fin , ó , lo que es lo mismo , se alejó cuanto le fué posible de la ciencia . Por el contrario , siguiendo la vía naturalista fué Scheling å reunirse con Herder. Scheling , en su filosofía de la historia, trata vagamente de representar el mundo inanimado y considera la historia como un organismo animado
desarrollándose por leyes determinadas .
de salvar la historia de la civilización , representándola como una ciencia especial que tendrá su puesto entre la «historia universal narrativa» y la « filosofia histórica ó historia razonada» , y se entrega á una tentativa que consideramos , de una parte como superflua , de otra parte como excesivamente limitada. Al reclamar para la historia de la civilización el derecho de colocarse « en el punto de vista de los hechos» , recuerda los esfuerzos análogos de los estadísticos al esforzarse en incluirlo todo en su «ciencia» . (1) Pueden citarse las definiciones del Estado por Hegel y Lazarus , para mostrar cómo la psicología de los pueblos se relaciona con la filosofía de Hegel. Hegel definió el Estado «la forma que es la realización completa del espíritu en la existencia.»(Philosophie der Geschichte, pág. 20. ) Lazarus declara : «Todo Estado es una idea de un pueblo exteriorizada , adaptada á la realidad» . (Zeitschrift für Viker psychologie, tomo 1 , pág. 10.) Inútil es añadir que consideramos estas dos definiciones como
Microcosmos, tomo I, 1, pág. 32.
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V
Las fuentes de la concepción deísta y de la concepción racionalista.
Antes de que emprendamos la tarea de justificar nuestra manera de ver , à la que aplicaremos sencillamente el epíteto realista , habremos de comenzar por ocuparnos de la fuente de donde se derivan la concepción deista y la concepción racionalista . Esta fuente brota en nuestro pensar . Nuestro pensamiento es como nuestro cuerpo , un producto de la naturaleza que nos rodea, esto es forzoso. La única diferencia que entre uno y otro existe , es que lo que influye sobre nuestro cuerpo son elementos materiales de la naturaleza ambiente , mientras que nuestro pensamiento es á un mismo tiempo influido y formado por los fenómenos que obran sobre él . Nuestro pensar depende de las impresiones que recibe. Lo que sucede en torno nuestro es lo que observamos alrededor de nosotros en la vida humana y en el proceso de la naturaleza: he aquí lo que da á nuestro pensamiento su sello y su forma. Moleschot ha formulado una reflexión bastante exacta : materialmente somos lo que comemos . De la misma manera intelectualmente, y esto no deja lugar á duda , somos en gran parte lo que vivimos , es decir , que nos asimilamos lo que percibimos por medio de nuestra in-
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teligencia ( 1) . Nuestro pensamiento no puede ser otra cosa en principio . Esta constitución de nuestro pensamiento , en tanto que produce impresiones intelectuales por nosotros sentidas , explica suficientemente las ilusiones de la teoría deista y de la teoría racionalista . En la vida usual , el hombre tuvo en buena hora la ocasión de ejercer una actividad productora y creadora, y, por consiguiente , de observar . Habiendo referido á sí mismo las obras creadas por él , no pudo sustraerse á la necesidad de suponer para el mundo existente , no creado por él , otro creador . La idea de sus propias y numerosas creaciones le hacía necesariamente atribuir á éste otro creador las cosas no creadas por él mismo . Esta nueva idea , producto de una manera de pensar necesaria : he aquí lo que engendra la concepción deísta . Otra idea se presenta inmediatamente engendrada por otra observación , á saber: que el hombre no crea nada sin tener una intención preconcebida , un plan premeditado . La idea fué ésta : el creador desconocido tenía su intención , su plan , cuando creó el mundo .
Con esto queda abierta una larga vía á la concepción deísta . Con ella viene á unirse estrechamente la concepción racionalista , porque por cuantas partes aparecía el hombre obrando , un examen superficial le ha-
(1) «Si el hombre físico es en primer lugar un producto de la naturaleza , el hombre intelectual es principalmente un producto de la sociedad.» ( Lilienfeld , pág . 261. ) Palabras son estas que oímos repetir á menudo ; no se trata más que de analizar Ꭹ de precisar la vaga noción de « sociedad» , para saber cómo se ejerce la influencia de este factor colectivo sobre el individuo . Este trabajo de análisis ha sido bastante descuidado hasta el presente..
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cia percibir como obrando libremente en vista de un objeto del cual tenía conciencia . El pensamiento de la libre voluntad y de la acción en vista de un objeto del cual se tiene conciencia , no es más que una de las numerosas empresas que el espíritu humano recibe de la vida cotidiana y de sus procesos . Para completar las ideas del creador del mundo consciente de su objeto y del hombre haciendo la historía del mundo en medio de sus obras , resultado de su libre voluntad, es menester, conforme á la serie natural de las operaciones intelectuales , llegar á esta conclusión : la creación entera, así como el desarrollo completo de la historia , no puede tener otro objeto que el hombre mismo . Toda acción humana tiene siempre una relación de finalidad con las necesidades humanas . El hombre no podía menos de pensar: « El mundo, hecho por el Creador, tiene en su totalidad , el mismo destino , el mismo objeto .» Por lo demás , ¿á qué otros objetos que á los suyos consagraba el hombre , en sus acciones históricas, tantos esfuerzos ? Instruído y formado por las influencias de la vida diaria y de la observación histórica, el espíritu humano no era capaz de otro pensamiento ni de otra concepción . En el espejo de su espíritu , la creación y la historia del mundo no podían presentarse de otro modo que como un conjunto de medios para sus propios fines .
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VI
Criticismo y monismo.
El espíritu humano sólo tardiamente llega á concebir dudas sobre la constitución de este espejo : investigaciones profundas hicieron reconocer que una parte de la imagen no tomaba su aspecto y su forma de la realidad, sino de la forma y del aspecto del espejo mismo . Haber llegado á reconocerlo es el hecho más grande de la inteligencia humana (Hume , Kant) . Sólo posteriormente pudo surgir en el espíritu humano esta sospecha : quizá no era el mismo el centro de la creación; quizá no era él la fuente de toda historia, sino más bien algún átomo del mismo , desprovisto de voluntad . Quizá también el desarrollo completo de la historia, del cual una parte, imperceptible por su pequeñez , acababa de entrar en la razón humana, no era más que un proceso natural , cumpliéndose según leyes superiores independientes del espíritu humano , los cuales le impulsaban sin que en lo más mínimo fuese él la causa de su desarrollo . Este pensamiento vago , este pensamiento desagradable en el momento de la impresión primera , superficial, ha encontrado en la ciencia moderna sólidos apoyos , potentes sostenes , en medio de los cuales se ha emancipado de la concepción geocéntrica y antropocéntrica . Se llega después à la concepción natura-
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lista, que es á la vez la concepción monista. Para esto, el punto de partida es el convencimiento de que la historia humana se desarrolla exactamente de la misma manera que cualquier otro proceso natural, es decir, obedeciendo á leyes precisas , invariables, y cumpliéndose con una invencible necesidad .
En esta condición están de acuerdo los sociólogos modernos: he aquí la nota característica que se extiende de un cabo á otro de las obras de Comte, de Carey, de Spencer, de Lilienfeld y de Schäffle . De todos modos , esta concepción permanecerá subjetiva en tanto que no queda establecida científicamente. Es necesario probar y demostrar que la historia humana es un proceso de este género, y en qué consiste este proceso.
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Los procesos naturales.
Los esfuerzos de la sociología moderna tienden á profundizar la esencia de este gran proceso natural : la historia del mundo . Estos esfuerzos han quedado infructuosos hasta ahora ; vanas han sido , vanas son todavía las tentativas hechas á fin de descubrir la esencia de este proceso histórico y social . La causa de ello en lo que al espíritu humano se refiere , es que el antiguo aprovisionamiento de las falsas nociones y las arraigadas costumbres de pensar , han continuado ejerciendo su perniciosa influencia en estas nuevas investigaciones .
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Es preciso , ante todo , que consideremos de cerca estas causas perturbadoras y engañosas que tienen su asiento en el mismo espíritu humano , á fin de podernos sustraer más seguramente á sus falsas consecuencias. La primera de estas causas consistía en la errónea noción que se tenía, generalmente , de un proceso natural. Esta noción, en efecto , en el espíritu humano , no podía ser otra que la indicada por los procesos naturales ambientes , hasta entonces observados , hasta entonces conocidos de él. Los procesos naturales que el hombre había tenido ocasión de conocer, pueden todos ellos referirse á cuatro especies . Conocía el proceso natural sidérico, que, con la ayuda de las fuerzas de la atracción y de la gravitación penetrando en el espacio , hace circular con una maravillosa regularidad los planetas alrededor de los soles . Conocía los procesos naturales químicos que se producen en el reino mineral, y en las cuales intervienen las fuerzas químicas reposando sobre la afinidad. Conocía los procesos naturales vegetales más elevados y más complicados que los procesos precedentemente mencionados : éstos se manifiestan en el organismo vegetal . Conocía , en fin , los procesos naturales animales; el hombre los observaba en los organismos animados , es decir , en el reino animal y en sí mismo . Estas cuatro especies de procesos naturales toman fácilmente , en el espíritu humano , la forma de una serie que va de lo inferior á lo superior ; por lo demás , si presentan entre sí estas relaciones , no es en conformidad con la naturaleza de las cosas , sino
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en virtud de la tendencia de nuestro espíritu á sistematizarlo todo . Porque , ¿qué razón de superioridad ó inferioridad hay y puede haber entre estos hechos : de una parte los planetas que gravitan , de otra los seres vivientes que surgen y que pasan? Pero la facultad conceptiva del espíritu humano busca siempre y por todas partes algunos puntos de apoyo, muletas , en cierto modo , con cuyo auxilio pueda tenerse mejor en pie. Todo esto que cae en su dominio debe dejarse adaptar á lo que ya se ha encontrado , dejándose asignar una plaza en un cuadro rígido . No es difícil encontrar criterios en favor de esta sistematización , puesto que no tienen necesidad de responder à la naturaleza del fenómeno ; pero se va á buscarlos en la reserva de los medios de percepción, de los cuales se dispone respecto de estos mismos fenómenos . Es , por tanto , fácil de encontrar para estas cuatro especies de procesos naturales , un criterio según el cual se les puede disponer en una serie ascendente , comprendiendo las fases sucesivas de su desarrollo . Criterio de este género es , el número de fuerzas imaginarias que nosotros nos representamos como interviniendo en estos diversos procesos . Los investigadores de la naturaleza
consideran
algunas de estas formas como más sencillas , otras como más complicadas . Ya hacen entrar las primeras en las últimas , ya en un mismo proceso natural no nos suministran más que una de esas fuerzas , otras veces invocan muchas de ellas obrando aisladamente . Este trabajo les permite clasificar tales procesos según el número de fuerzas que en ellos se manifies tan : los dividen entonces en simples y en complicados , ó, lo que viene å ser lo mismo , en inferiores y superiores . Lucha de razas. 3
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Quatrefages ( 1 ) resume una de estas maneras de ver en las ciencias naturales , hablando , no de procesos naturales , sino de reinos naturales , en los cuales se desarrollan estos procesos . El reino sideral está caracterizado por la ley de Kepler , que se puede reducir en una fuerza única : la pesantez.
El reino mineral se caracteriza por dos géneros de fenómenos : movimiento de Kepler y fenómenos físicoquímicos ; estos dos géneros de fenómenos pueden reducirse á dos fuerzas : la pesantez y la etherodinamia . El reino vegetal está caracterizado por tres géneros de fenómenos : movimiento de Kepler , fenómenos físico-químicos y fenómenos vitales que se pueden reducir á tres fuerzas : la pesantez , la etherodinamia y la fuerza vital . El reino animal , en fin , está caracterizado por cuatro géneros de fenómenos : movimiento de Kepler , fenómenos físico-químicos, fenómenos vitales , y , por último , movimiento voluntario . Todos estos fenómenos pueden referirse á cuatro fuerzas : pesantez , etherodinamia, fuerza vital y alma animal . Sólo como ejemplo citamos la clasificación precedente , para mostrar cómo las ciencias naturales se acomodan á los procesos absurdos y cómo los sistematizan . No atribuimos otra importancia á esta clasificación, en la cual todo es arbitrario , en la cual todo descansa sobre los nombres que se da á las causas que son, como el mismo Quatrefages confiesa (2) , desconocidas . Tomando rigurosamente las cosas , no hay razón alguna para hablar de procesos naturales superiores
(1) Quatrefages : La Especie humana. (2) Quatrefages.
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ó complicados . La pesantez , ¿ es cosa más simple ó distinta que la etherodinamia ? La etherodinamia ¿es más simple ó cosa distinta de lo que se ha llamado fuerza vital ó alma animal ? No se ha demostrado ; no se puede demostrarlo . No son , como ya he dicho , más que auxiliares de nuestro poder conceptivo , auxiliares que no nos proporcionan ninguna enseñanza sobre las propiedades de las cosas . Estas concepciones , relativas á los procesos naturales y á las fuerzas sobre las cuales reposan , no dejan de tener una gran importancia en lo que ejercen una influencia decisiva y determinante sobre todo el pensar humano , siempre que se trate de fenómenos naturales . Cuando se fueron desvaneciendo las ilusiones deistas y racionalistas sobre la ciencia de la historia humana , cuando se comenzó á entrever que esta no era otra cosa que un proceso natural en el cual el hombre no es más que un átomo sin voluntad , no se pudo pensar más que en un proceso natural cuya noción se encontraba ya en el pensar humano . Este pensar sólo conocía las cuatro especies precedentes de procesos naturales : fué preciso entonces decidirse por una de ellas . Todo así se encuentra relacionado con el desarrollo de la historia humana , el más elevado de estos cuatro procesos naturales , es decir , el proceso animal, y busca y explica esta historia como un proceso natural bajo una forma análoga cualquiera . Podía para esto haber dos métodos , y dos hay, en efecto . O bien representarse toda la humanidad en el conjunto de su desarrollo histórico como una especie de ser animado que debe pasar por la infancia, la juventud , la virilidad y la vejez y explicar de esta manera el desarrollo histórico de la humanidad , ó bien concebir como organismos vivientes las unidades y
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comunidades sociales en las que son abrazados por nuestra mirada diversas partes de la humanidad . Si se tomase este último partido , sería preciso intentar la demostración de que el proceso animal natural se encuentra en los desarrollos de cada una de estas unidades y comunidades sociales . Estos dos métodos , ya lo he dicho , son los primeros á que se ha acudido ; habían sido seguidos aquí y allá en épocas muy atrasadas, y lo han sido más frecuentemente en estos últimos tiempos ; pero , inútil es decirlo ; sin ningún éxito científico que haya sido duradero .
VIII
La concepción usual del desarrollo de la humanidad .
Existe otra causa del fracaso sufrido por las tentativas hechas para representar la historia como un proceso natural : la vida cotidiana y la historia, ésta por sus enseñanzas superficialmente recibidas , han impreso su marca en el espíritu humano é influido sobre la manera de considerar y de ver los hechos . Han falseado ambas la manera con que se representa; de una parte la génesis , de otra parte la proposición y multiplicación de la humanidad sobre la tierra. Hay una serie de hechos que, observados cotidianamente , dejan un sello en nuestro espíritu : de una pareja humana, de sexo diferente, proceden muchos descendientes , y esta posteridad , continuándose y engendrando á su vez , aumenta considerablemente el número de los descendientes de la pareja primitiva . Transportando esta observación de la vida cotidia-
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na á la marcha desconocida del desarrollo de la humanidad , el espíritu humano llega á ver la multiplicación del género humano como se la ve ordinariamente: la más sencilla de las operaciones del entendimiento hace aparecer la humanidad toda entera como derivándose de una pareja única (1) .
(1) En medio de esta simple operación « lógica» , pretende probar Linneo que las diversas especies se derivan cada una de una pareja única. Prichard , por el contrario , hace una observación perfectamente exacta , á saber : que no se puede deducir de un proceso tan especulativo una demostración suficiente . (Prichard en la traducción alemana que Wagner ha publicado bajo el titulo Naturgeschichte der Menschheit, 1840 , tomo 1, pág. 15.) Las teorías de Darwin , falsamente interpretadas , han inducido á error en casi todos los dominios de la ciencia á los sabios y los investigadores , y particularmente á los lingüistas ; esas mismas teorías los han conducido á ver por todas partes el comienzo simple y á derivar de unidades iniciales simples la gran diversidad que existe en los fenómenos sociales intelectuales ; por consiguiente , también en los pueblos y en las lenguas . Por esto dice Lassaulx en su Ppilosophie der Geschichte ( Filosofia de la historia) : «Todo el género humano , en su naturaleza intelectual y corporal , no es otra cosa que la unidad del primer hombre esparcida en pluralidades , y el hombre no es otra cosa que la pluralidad encerrada todavía en la unidad de todos los que habrán de proceder de él . » En el curso de nuestros desarrollos volveremos muchas veces sobre este asunto ; demostraremos lo que hay de erróneo en esta concepción que ha acabado por dominar y que domina todavía en la mitad de la exploración humana. Un filólogo alemán muy apreciado , y con justicia, Lázaro Geiger , creía haber demostrado que esta ley es aplicable á la ciencia del lenguaje. Era para él la gran ley del desarrollo de la humanidad, y la formulaba del modo siguiente : La pluralidad saliendo de la unidad : tal parece ser la gran ley fundamental de la naturaleza y del espiritu. (Zur Entwicklungsgeschischte der Menschheit. Stuttgart, 1871 , pág. 25. ) Dicho autor expresó fielmente la concepción victoriosa que actualmente reina . No podemos , desgraciadamente, adherirnos á ella. Hasta nos parece que le es opuesta la verdad ; esperamos establecer nuestra opinión en el curso de estos desarrollos.
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El hombre se encuentra muy inclinado á ver que las cosas no puedan pasar en la realidad de otro modo que como se refiejan en el espejo de su espíritu sobre el cual han dejado su huella los hechos cotidianos . Concibe los aspectos del mundo exterior y las formas del mundo histórico , según los dibujos que trazan ellas en su horizonte intelectual . Pero estos dibujos están lejos de ser reproducciones fieles de las cosas . La naturaleza de este horizonte les hace sufrir una deformación . Para encontrar la verdadera constitución de las cosas, es necesario que se comience por operar una corrección sobre esas apariencias que se presentan en el horizonte intelectual: al pensamiento le es preciso eliminar de todas estas falsas imágenes todo lo que ellas deben á la naturaleza de este horizonte . Sólo cuando hemos operado esta corrección podemos percibir en nuestro espíritu la marca fiel de las cosas . Esta corrección consiste en eliminar de las imágenes que nosotros nos formamos de los objetos , todo lo que es evidentemente una adición hecha por nuestro espíritu acostumbrado á cierta manera de pensar . Después de esta operación, tenemos que tratar de mantener provisionalmente, y á manera de ensayo, la imagen que queda , ó bien, la imagen directamente opuesta al dibujo , ó toda otra imagen arbitraria , y contrastar su exactitud por medio de otros hechos conocidos por nosotros , sacados de la naturaleza y de la experiencia histórica . No podemos aspirar por medio de otras vías á llegar á las verdaderas imágenes de las cosas . Decimos « imágenes » , porque estamos muy lejos de conceder actualmente la posibilidad de determinar científicamente la marcha del desarrollo de la humanidad . Hay dos circunstancias que nos lo impiden . En
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primer lugar, el lapso de tiempo de la historia conocida por nosotros , es demasiado pequeño para que podamos sacar de él conclusión alguna justificada sobre el conjunto de la historia de la humanidad , puesto que quizá esta historia entera cuenta por millones de años la anterior , y contará por millones de años la siguiente . En cuanto à la pequeña parte conocida , ¿ quién sabe si en esta marcha de desarrollo , abrazando millones de años , representa ella tan sólo un arco transitorio ? ¿Quién sabe si no es sencillamente más que una desviación momentánea que no permite ninguna conclusión relativa á la dirección del desarrollo completo? En todo caso , nos hallamos bien distantes de la perfección que los astrónomos han conseguido
éstos , cuando han observado la marcha , por
breve que sea , y la dirección de un planeta , pueden encontrar , por medio de operaciones matemáticas , toda la órbita pasada y futura de este astro . En cuanto à nosotros , sean cualesquiera las conclusiones que podamos sacar de la corta extensión conocida del desarrollo de la humanidad para aplicarla por completo á todo su camino , debemos guardarnos de considerarlas como ciertas . Por lo tanto , las operaciones que no pueden conducir á una certidumbre, ¿ pueden ser consideradas como un cálculo ? En segundo lugar, nos encontramos en presencia de un enigma , el más difícil que puede encontrar ninguna ciencia : el hombre y sus acciones . Tenemos que explorar las leyes , según las cuales se cumplen los acontecimientos provocados por los actos humanos . Tenemos , por consiguiente , que mostrar la irregularidad de estos actos y esclarecer la misteriosa relación que existe entre la irregularidad de los acontecimientos y el libre albedrío de los individuos . La
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ciencia actual no se encuentra en estado de cumplir esta tarea. La intervención perturbadora del hombre hace que estemos muy lejos de poder reconocer científicamente la regularidad del desarrollo social . No sería posible llegar á conocer lo que este es , ni podemos hablar más que de percepciones provisionales , por lo cual es muy conveniente que comencemos por darnos cuenta exacta de la estrechez forzada de estas percepciones ; importa que nos fijemos en los límites del campo que ellos abrazan y en la extensión que fuera de ellas queda . Está absolutamente excluido , por lo tanto , cuál es el fin del desarrollo humano completo, porque para reconocer el plano, ó solamente el objeto del desarrollo , sería preciso que el desarrollo mismo nos fuese conocido en su conjunto . Sabido es que no conviene mostrar á un loco un trabajo á medio hacer . ¿ Por qué? Porque este loco se apresuraría á concluir la mitad del todo , en lo cual , como se comprende fácilmente , se engañaría . En cuanto al sabio , se guardará muy bien de deducir de lo que no está terminado lo que es completo (1) .
(1 ) La filosofía de la historia y las ciencias hijas de esta filosofía han cometido siempre el error de concebir y de construir, como una cosa completa , lo que se sabe de la historia de la humanidad. Se quería en este falso bloque encontrar una idea y extraerla de él ; se ponía gran esfuerzo en indicar cómo esta idea había progresado después de haber partido de un pretendido comienzo , qué etapas había recorrido , hasta qué punto había llegado , ó bien hasta qué punto podría llegar. Cuando un examen practicado á sangre fría hubiese hecho reconocer la inutilidad de esta manera de concebir la historia conocida como un conjunto universal , se llegó á desesperar de la posibilidad de la ciencia humana : una ciencia cualquiera , se pensaba, no puede ser extraída más que de un conjunto completo y no de una reunión de fragmentos. Este escepticismo estaba poco justificado, por lo mismo que era falso tal modo de concebir la histo-
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Nuestras percepciones, imágenes engañadoras y limitadas , no pueden contener la explicación , la inteligencia de todos los detalles de este desarrollo social . Este se realiza en medio de fenómenos que nos presentan una multitud de contradicciones y oposiciones , y precisamente la naturaleza del hombre impide explicar las unas y las otras . Todo lo que estas percepciones puedan indicar, es únicamente los contornos generales de este desarrollo social en los tiempos que nos son conocidos . Por lo tanto , se comienza por desdeñar absolutamente todos los rasgos secundarios que no se adaptan á estos contornos . Ciertamente , no se conocerían científicamente las leyes del desarrollo social más que á condición de explicar también todas esas desviaciones y todos esos retrocesos ; pero estamos en el estado de renunciar á ello , visto el estado primitivo de nuestra ciencia . Nos es preciso contentarnos con la investigación de este desarrollo , merced á una percepción de sus principales direcciones , que parecen ir en sentido inverso de esta dirección prin-
ria, como un todo que se pudiera abrazar de una mirada. Para comprender científicamente un suceso natural , no es necesario que tengamos delante su totalidad . Esta condición es absolutamente imposible , porque los procesos naturales se desarrollan en espacios de tiempo infinitos ; pero se cumplen todos ellos y siempre uniformemente , y esto es precisamente lo que les caracteriza ; así, cada una de sus partes , limitadas en el tiempo , se desarrolla según las mismas leyes que el conjunto , el cual se aleja hasta perderse en lo infinito . Nos guardaremos , por consiguiente , de concebir como un todo lo que nosotros conocemos de la historia de la humanidad ; no olvidaremos jamás que esto es sólo un fragmento imperceptible ; pero este fragmento , por limitado que sea, con el tiempo nos servirá de testigo ; á él referiremos las leyes según las cuales el mismo proceso se desarrolla al través de los tiempos . Véase por qué no pondremos en tela de juicio la posibilidad de establecer la ciencia de este proceso natural.
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cipal ; estamos obligados á diferirla hasta las investigaciones ulteriores , hasta una época más ó menos alejada . Después de haber limitado así nuestra tarea y rebajado nuestras aspiraciones , podemos tener el intento de llegar, por la vía que habíamos indicado más allá , á una percepción exacta de los comienzos y de la marcha de los desarrollos de la humanidad . Todavía nos restan dos puntos que fijar : para el primero, tendremos que justificar esta tentativa ; para el otro, indicaremos la dirección que hemos de seguir .
IX
Concepción unitaria del mundo.
A despecho de todos los fracasos más arriba expuestos , una concepción científica muy extendida actualmente, excita á emprender nuevas tentativas para resolver el problema lógico , y aun justifica estas tentativas : es la condición de la « unidad de la ley» (Carey) ó la concepción « monista » del mundo (Hæckel) . Según esta opinión , una ley unitaria , ó , más bien, una sola y misma ley, reina en todos los dominios de la naturaleza, los de los fenómenos materiales como los de los fenómenos intelectuales ; nos engañamos en absoluto cuando concebimos la naturaleza desde un punto dualista, cuando se habla de leyes especiales en el mundo material y de leyes especiales en el mundo intelectual. Acabamos de decir que hay aqui una convicción cientifica . Se puede con alguna apariencia de razón
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objetar que no se debe calificar así más que una opinión demostrada hasta la evidencia , según las reglas conocidas , los métodos conocidos empleados por la ciencia, que el « modismo » ó la « unidad de la ley » , en tanto que no está demostrada , no es más que una creencia . Responderemos citando un hecho privado por la historia de todas las ciencias: los más grandiosos descubrimientos y los más importantes han comenzado siempre por alumbrar el espíritu con resplandores crepusculares . Esos resplandores no eran más que el estado de las cosas sospechadas ; se iba á buscar por todos lados , y aun en ciencias extrañas, motivos de verosimilitud y pruebas sobre las cuales poder encontrar apoyo para partir hacia el descubrimiento de la verdad , de la cual no se tenía más que la intuición ; pero cuando en favor de una opinión concerniente á la marcha entera del desarrollo de la ciencia , se ha recogido en las otras ramas de la ciencia , aun en las más divergentes , una cantidad de razones verdaderas, de tal modo que el hecho no demostrado todavía se impone al espíritu del hombre como un hecho casi indubitable, puede ya entonces hablarse de convicción científica , sin creer que por ello exista una verdad demostrada hasta la evidencia , sino limitándose á entender que se trata de una convicción apoyada únicamente sobre razones científicas indirectas tomadas de otras ciencias .
Así, para citar un ejemplo conocido, Cristóbal Colón estaba persuadido que debía haber en el otro hemisferio un país habitado ; existía el derecho, aun antes de la prueba, de decir que había una convicción científica. La historia nos presenta á veces ejemplos que se relacionan con hechos no demostrados toda-
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vía, nos parece que , en nuestros días, la convicción de la unidad de la ley, del « monismo » , es del mismo orden . Echando una ojeada sobre las obras que tratan de todas las ciencias modernas , se puede ver que esta convicción es general . Goethe lo ha dicho en esta bella expresión poética : « La naturaleza no tiene ni medula ni corteza: es un todo homogéneo . >> Lotze (tomo I, pág. 79) dice : « Lo que nos determina es la convicción absoluta de que la naturaleza no solamente en el sentido que presenta , sino en las leyes de su economia, forma necesariamente un todo cuyos diversos productos se apartan los unos de los otros , no sólo por un derecho diferente , sino únicamente por la manera diversa de sacar partido del mismo ciclo de leyes . Sobre esta hipótesis reposan todas nuestras esperanzas en los progresos de la ciencia y para todos. los hábitos de nuestra vida práctica . El que retrocede ante la tarea inmensa de referir á estas bases la infinita diversidad de la vida, experimenta un sentimiento del cual participamos todos ; pero la grandeza del trabajo que se nos ha pedido no debe determinarnos á elegir (para llenar esta tarea de una manera más cómoda, no llenándola solamente en apariencia) los principios de los cuales no entrevemos , por lo menos , la posibilidad . Sobre esta unidad de la ley , en la vida de la naturaleza y en la vida del espíritu , construye Buckle todo el edificio científico de la filosofía de la historia .
Lo mismo hace Carey , que consagra una gran parte de su obra acerca de la ciencia social al examen y á la prueba de esta unidad de la ley (1) . »
(1) Esta parte de la ciencia social se ha publicado separadamente en alemán, en Berlín, bajo el título Die Einheit der Gesetzes.
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Draper , desde las primeras líneas de su historia del desarrollo intelectual de Europa, explica que aun la misma vida social é individual están gobernadas por leyes naturales . Con análogas consideraciones comienza Bastian su grande obra Der Mensch in der Geschichte: « Lo que piensa en nosotros no es más que un producto ulterior de un cuerpo natural . »
X
Dirección que debe seguirse.
Apoyándonos en esta concepción científica general , resta todavía que nos preguntemos : ¿ qué dirección es preciso seguir para llegar á la solución del problema sociológico? La mejor manera de afianzarnos en este propósito es considerar el principal obstáculo que hasta el presente ha puesto trabas á esta solución . He aquí cuál era este obstáculo: en primer lugar, y en apariencia, es el hombre quien hace la historia. No se había dudado de su libre albedrío hasta que al fin se presentaron dudas sobre este respecto ; el libre albedrío fué defendido de mil maneras diferentes , filosóficas ó no. Dudar era cometer una impiedad, era hacerse sospechoso . En rigor , es preciso decir que la teoría de la libertad de la voluntad humana ha quedado soberana hasta el presente . Sin embargo, se presenta el gran dilema : lo que hace la historia, ¿es una ley inflexible y eterna ỏ la
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libre voluntad del hombre? La una de estas hipótesis no puede conciliarse con la otra . La primera excluirá la segunda . Ateniéndose á la segunda, como generalmente se ha hecho hasta el presente , no se puede cimentar en ella la ciencia de la historia. ¿Cómo, en efecto , habría de poder hablarse de un proceso que se desarrollase según leyes, si el libre arbitrio del hombre pudiera á cada instante prescribirle una nueva dirección ? Podría parecer que para llegar à una ciencia de la historia ó á una ciencia natural de la humanidad , no nos resta más que un solo partido que tomar: prescindir completamente del libre arbitrio y su posible influencia sobre la marcha de la historia . Pero esta vía es , á lo menos provisionalmente , impractuable, y esto por dos razones . Es la primera, que el problema filosófico relativo á la voluntad humana, continúa esperando su solución . En tanto que quede en esta fase , no hay dogma del libre arbitrio , sobre la cual pueda apoyarse por demostraciones científicas ; y de otra parte , será prematuro edificar sobre la no existencia de la libertad humana como sobre un hecho ya establecido . Es la segunda, que en el estado actual del conocimiento humano sería absolutamente imposible demostrar la regularidad del proceso histórico , fundándolo en la necesidad de los actos cumplidos por los individuos . Por lo demás , no hay necesidad alguna de remontarnos al individuo y á su libre arbitrio ó á su falta de libertad , para encontrar la fase de una historia natural de la humanidad . Procediendo de esta manera atómica, sería imposible llegar á conseguir ningún resultado .
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No es menos indispensable, evidentemente , para poder escribir una historia natural de la humanidad , establecer cálculos sobre elementos calculables que se someten á una ley inflexible perpetua, bien lejos de oponerle una resistencia cualquiera no susceptible de evolución . Pero si no puede haber historia natural de la humanidad con la libertad humana , si ( no siendo más que en razón de nuestros medios de conocimiento intelectuales) no podemos operar con el individuo como un ser desprovisto de libertad , ¿existen en la historia de la humanidad otros elementos estables sobre los cuales pueden edificarse cálculos ,
elementos que ,
siempre infaliblemente é invariablemente , siguen estas perpetuas leyes inflexibles? A la primera pregunta contestaremos categóricamente: sí. Hay, en el terreno de la historia de la humanidad , elementos estables , exactamente calculables, que pueden ser tomados por la ciencia como substratums ,
como asuntos
de
observación
tanto
como de investigación objetiva y exacta ; cuyo desarrollo y cuyo movimiento están sometidos á leyes fijas, cuales son el curso de los planetas , el desarrollo de los organismos . Estos elementos son diversos grupos étnicos y sociales, de los cuales se compone la humanidad . Cualquiera que esté un poco al corriente de la historia política cotidiana , sabe que todo cálculo politico está siempre basado en la manera cómo proceden ciertos grupos sociales (así como ciertos grupos étnicos) . ¿Por qué? Porque es tan fácil calcular la manera cómo proceden los grupos , cuanto difícil es calcular la manera cómo proceden los individuos . Las personas que conocen la historia dan testimonio de esto que
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yo establezco ; es fácil comprender y demostrar la regularidad en la manera de obrar de estos grupos (pueblos enteros y naciones enteras , ó clases de pueblo y personas de la misma profesión) , mientras que los individuos escapan al cálculo , puesto que su manera de obrar es tambien incomprensible (1 ) . Para llegar á una ciencia de la historia , á una historia natural de la humanidad , es preciso considerar estos grupos sociales , observar y estudiar su origen y su desarrollo , sus diversas especies y sus diversas formas , sus movimientos y evoluciones . He aquí cuáles son los elementos estables con los cuales se puede contar, sobre los cuales se pueden establecer cálculos científicos . He aquí la dirección que deben seguir nuestras investigaciones si queremos obtener aunque no sea más que un pequeño resultado ( 2) .
(1) Hay en Mehring un pasaje en que parece transparentarse la misma idea. « La filosofía de la historia no tiene que ocuparse del hombre ; el examen del hombre pertenece á otros estudios distintos. El hombre no viene á ser un objeto para la historia más que en tanto tiene aptitud para vivir en sociedad y en cuanto vive realmente.» Así , pues , ¡ siempre el hombre , nada más que el hombre en la sociedad ! Este es , según nosotros , un error capital. Mehring , por lo demás , en nuestra opinión , en su ensayo titulado Die philosophisch-kritischen Grundsätze der Selbstoollendung oder die Geschichtspilosophie (Stuttgart , 1877) , no ha hecho otra cosa que ensayar sin éxito el resucitar una tilosofía de la historia según el método de Hegel. (2) Gobineau , cuya teoría padece este mal hereditario , el monogenismo , reconocía exactamente cuánta deficiencia existe entre considerar los individuos y los grupos . Este autor francés tan perspicaz , cuya obra nunca recomendaremos bastante, aunque conteniendo , sin embargo , numerosos errores , se expresa como sigue : «Una vez y cien veces diré que no es el terreno en que yo me coloco el estrecho de las individualidades . Me parece demasiado indigno de la ciencia detenerse en tan fútiles argumentos. Si Mungo Park 6 Lauder han dado á algunos negros
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La falta común en que han caído todos los que antes de nosotros han tratado de descubrir las leyes naturales de la historia , parece ser no haber seguido esta dirección . El mismo Lotze comete esta falta cuando vuelve á las diversas « concepciones orgánicas » de la historia , que están en oposición con la concepción individualista . « Confesar que la historia no se hace sin los espíritus personales -dice Lotze -no es despreciar en modo alguno los resultados que debemos á nuestros esfuerzos. No se aminora en lo más mínimo este resultado , confesando que el examen atento del espíritu universal , cuyo objeto ha sido , no conduce más que á este resultado : reconocer el paralelismo de la dirección final que toman los individuos bajo la impresión de condiciones universalmente reinantes y por efecto de las reacciones debidas á sus relaciones recíprocas . Esta confesión no implica en modo alguno que todas las formas bellas y notables de la existencia en la naturaleza y en la historia , sean únicamente formas póstumas de circunstancias que efectivamente han precedido . Quizá , y más bien , esto que nosotros encontramos en el estado de contenido ideal en el mundo realista, ha sido el primer propulsor de este orden de cosas , por más que este contenido esté destinado á aparecérsenos resucitado como el resultado necesario de dicho orden de cosas . De todos modos , siempre que nosotros nos refiramos , no al valor del venir á ser , sino á la posibilidad del venir á ser y á la marcha de su realización , nuestra mirada se fijará necesaria-
certificado de inteligencia , ¿ quién me responde de que otro viajero, volviendo á encontrar el mismo fénix , no haya adquirido una condición diametralmente opuesta? Dejemos estas puerilidades, y no comparemos los hombres , sino los grupos, Lucha de razas. 4
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mente en los diversos elementos reales , cuya reacción recíproca y regular es el intermediario de todo venir á ser. Por esto , para la historia, como para las ciencias naturales , toda producción de un nuevo estado , toda transformación de un estado anterior, engendrarán movimientos recíprocos de un gran número de puntos individuales, los únicos en los cuales se haya condensado la idea en realidades que tengan la fuerza de hechos . Consiste el error en creer que los diversos elementos reales son los individuos . También dirigiremos nuestras miradas á los « diversos elementos reales >> ; pero lo que para nosotros representan estos elementos en el proceso natural social, no es los hombres considerados aisladamente , sino los grupos sociales . No pediremos á la historia que dé testimonio de una regularidad cualquiera en las relaciones de los individuos ; la regularidad , la obediencia á una ley , por decirlo así , está en los movimientos de los grupos que pensamos encontrar estudiando la historia. Todavía tenemos que hacer una observación . El gran naturalista Agassiz parece haber notado en una clase animal inferior , entre los insectos , algo que es idéntico con un « movivimiento de grupos regular» de este género . Como no se ocupaba de la historia del hombre , y como probablemente , de otra parte , no se había entregado á las vanas teorías , relativas à « la libertad moral » , al « atomismo» , etc..., hizo una distinción : separó las facultades intelectuales de los seres inferiores y de los seres superiores . Mientras que concedió á los seres superiores y al hombre una especie de perspicacia personal , una fuerza intelectual, en cuya virtud el individuo puede dirigirse y adquiere una responsabilidad « superior más
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noble » , no ve en los insectos , en las abejas , por ejemplo , más que la suma de fuerzas y de facultades en cuya virtud, millones de seres obran con dirección al mismo objeto, como para concurrir á un mismo fin, lo que es muy diferente de la inteligencia individual del hombre como de los animales superiores (1) . Creo que esta distinción del investigador naturalista parte de una insuficiencia de observación del hombre en la historia : profundizando en el estudio de ella, veremos que en el hombre también « la inteligencia individual >> tiene menos importancia que la « suma de las fuerzas y facultades » . Esta suma , á la cual añadiremos las inclinaciones , domina los mismos movimientos regulares de los grupos , movimientos que forman el contenido de la historia .
(1) Agassiz : Schocpfungsplan , Leipzig, 1875, pág. 100 .
LIBRO
II '
POLIGENISMO
ΧΙ
La política de la naturaleza.
Hemos señalado ciertos defectos en nuestro pensar: los defectos de la forma , los defectos que provienen, por decirlo así , de sus malos hábitos . Hemos descubierto desde luego los obstáculos de principio que impiden progresar felizmente y adquirir resultados positivos en el dominio de la ciencia histórica . Hemos indicado por fin la dirección que nos proponemos seguir para aproximarnos al fin que perseguimos . Siguiendo esta dirección , hemos de considerar, en primer término , el género humano mismo , así como los grupos étnicos y sociales que volvemos á encontrar en su esfera. Comencemos por prescindir de la concepción usual relativa á la simplicidad del principio : el género humano se deriva de una primera pareja de padres ó de algunas primeras parejas . He aquí una forma de pensar impresa en nuestro espíritu por lo que observa-
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mos cotidianamente en la vida. Tomemos, siguiendo ciertas hipótesis y conformándonos con ciertas semejanzas , otra concepción menos usual , y comprobemos mentalmente , en medio de hechos conocidos , el resorte de la naturaleza y de la historia . He aquí una hipótesis de este género que tiene alguna semejanza y que nos da otro dato acerca de los comienzos de la humanidad . Hay una ley que vemos dominar en la naturaleza que nos rodea en tanto que es creadora : de un gran número de gérmenes que se esparcen por el mundo , no sale jamás más que un corto número de seres, y de éstos sólo hay un pequeño número que produce frutos . Esta ley se aplica en todo el dominio de la vida vegetal y de la vida animal . Muchos gérmenes , menos seres , muy pocos frutos (ú organismos maduros) ; tal es la regla que observamos por todas partes en donde hay vida vegetal, por todas partes donde hay vida animal . Comportándose así la naturaleza, parece inspirarse un una « sabia previsión » y llevar á cabo un acto de habilidad política. Se diría que la naturaleza toma sus precauciones, que se hace cargo por adelantado de los ataques de los poderes hostiles que amenazan la vida de cada género y de los peligros que espían á todo organismo viviente : si produce un número infinito de gérmenes (1 ) , es tan sólo
(1) Entre innumerables ejemplos , citemos algunos . Entre los peces , una sola hembra produce á veces millares y aun centenares de miles de huevos . «Fácil es calcular , dice Seidlitz , que aun cuando no hubiera más que un millón de huevos de un esturión que se desarrollase en hembras , los peces pequeños de la tercera generación no encontrarían hueco los unos al lado de los otros sobre la superficie del suelo , y la cuarta generación daría un volumen que sería igual al del globo terrestre » (Ibi– dem). «Felizmente , la naturaleza no produce este número incónmensurable de gérmenes más que para dejar que perezca la mayor parte ...» « Es incontestable que los huevos del pólipo ,
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para obtener un pequeño número de frutos maduros . Pródiga cuando comienza á hacer que despunte la vida, la naturaleza no se muestra avara de sacrificios á los poderes hostiles de esta vida tan prodigada . Y siendo esto así, ¿habría , para el género humano , hecho excepción de esa ley que se observa en todo el reino vegetal y en todo el reino animal? El hombre en su orgullo se ha creído más elevado de lo que lo está en realidad, por encima del mundo vegetal y por encima del mundo animal ; no tenemos razón alguna para admitir que la naturaleza , en lo que concierne al género humano , haya seguido una política diferente . Los filósofos y los naturalistas de los tiempos modernos no han vacilado en declararse por el origen poligenésico de la humanidad y no por el origen monogenético . Cuando en el siglo último los sabios y los teólogos ponían el espíritu en tortura para tratar de explicarse la presencia en América , de hombres que eviden-
como los tiernos huevos de la mayor parte de los animales inferiores , no hay más que muy pocos que lleguen á su desarrollo ; vienen á ser la presa de legiones de otros animales , y á su vez la multiplicación extraordinaria de algunos animales inferiores está en relación directa con los peligros á los cuales está expuesta su posteridad» (Agassiz : Schoepfungsplan, pág. 112) . Millares de ostras salen del huevo anualmente ; la mayor parte · perece por la influencia de las condiciones exteriores...» (Oscar Schmidt: Dessendenzlehre , tomo I, pág. 86. ) Los murciélagos y los peces se multiplican prodigiosamente : « Al cabo de algunos años , si todos los gérmenes fuesen fecundos , los murciélagos cubrirían la tierra hasta la altura de las casas , los peces cubrirían todos los mares» (Buchner : Lechs Vorlesungen , pág. 43) . Si los pájaros no engendrasen más que cuatro veces en la vida , y si cada vez tuviesen cuatro hijos ; si , además , la multiplicación se hiciese sin trabas , una pareja tendría al cabo de quince años una posteridad cuya cifra ascendería á millares de millones de individuos .
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temente no eran de la misma fuente que los hombres del antiguo mundo , « Voltaire hizo notar que no debía causar mayor sorpresa el encontrar hombres en América que monos » (1) . Goethe, à quien se atribuye el genio y el don de la adivinación , precisamente en el dominio del pensar filosófico , dice á propósito de esta cuestión : « Secree que la naturaleza es económica en sus producciones . Me creo obligado á rebatir esta opinión . Afirmo , por el contrario , que la naturaleza se muestra siempre generosa y hasta pródiga ; que está más conforme con su espíritu admitiendo que ha hecho venir á los hombres por docenas y aun por centenares , más bien que suponiendo que los haya hecho salir mezquinamente de una sola y única pareja . Cuando la tierra hubo llegado á cierto grado de madurez , cuando las aguas se fueron encauzando y los terenos secos verdeaban, comenzó la época del venir á ser humano y los hombres produjeron, merced al poder de Dios , por todas las partes en que la tierra lo permitía , quizá en un principio sobre las alturas (2) . » Entre los modernos investigadores de la naturaleza , Burmeister entre otros , se pronuncia concretamente en favor del poligenismo .
Recientemente
Mr. Fritsch , profesor de Berlín , se expresó así acerca de esta cuestión en una « conferencia sobre la geografía y antropología consideradas como asociadas » ; conferencia dada en una reunión de la Sociedad de Geografía . Los núcleos más antiguos de los continentes actuales son el Sudoeste y Noroeste del
Asia , esas dos
(1) Essai sur les mœurs et l'esprit des nations . (2) Eckerman's Gespräche mit Goethe , segunda parte , pág. 29 .
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regiones separadas por el Himalaya , el centro y el Sur de Africa y el Oeste de la América del Norte . « Es posible , de otra parte , que en diversas comarcas , regiones que actualmente pertenecen al Océano , se hayan encontrado en seco y hayan servido de cuna al género humano en su venir á ser . Cuando en la revolución de las edades las condiciones de existencia en estas comarcas hubiesen llegado á un estado más propicio para la aparición del hombre sobre la tierra , las formas del mundo animal , capaces de perfeccionamiento , tenderian , lo admitimos en el sentido de la teoría de la descendencia , á este perfeccionamiento supremo. >>Es evidentemente absurdo imaginar que estas condiciones favorables no hayan podido presentarse más que en una sola localidad ; que una sola forma local haya funcionado como antecesora del hombre ; que , en fin, una sola pareja haya súbitamente salvado este escalón para asombro de la posteridad . Figurémonos el proceso del perfeccionamiento en sus diferentes fases . En medio de variadas vicisitudes , en el curso de millares de años , los individuos antepasados del hombre caminan á su objeto bajo la influencia de factores de transformación ; tan pronto sucumben las generaciones bajo la influencia de condiciones desfavorables , tan pronto degeneran por atavismo ; la humanidad entera está representada aquí por un macho , allá por una hembra ; el uno y el otro se encuentran , se aman , y haciéndose manantial , comprometen de nuevo las ventajas obtenidas . Por otra parte , me parece poco probable que un gran número de individuos haya salido de una misma fuente para transformarse en hombres, porque vista la necesidad de mantener una rigurosa continuidad de la serie, se-
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ría menester siempre hallar en un grado cualquiera de desarrollo ó de perfeccionamiento un antecesor que no sería en último extremo más que un primer Adan. En tal caso , estos descendientes se habrían mezclado más tarde con individuos de una forma menos avanzada , y entonces habría que renunciar á la unidad del tronco . >> Por consiguiente, ya nos coloquemos en el punto de vista de la descendencia , ya se aprecie la manera de comportarse definitivamente observada del género humano , es por todo extremo inverosímil que tenga el hombre lo que se llama un árbol genealógico monofilético . » >>Es preciso además admitir que los precursores del
género humano constituían ya una forma esparcida sobre la tierra ; si es así , hay que tener por cierto que presentaban los hombres entre sí diferencias de razas ( 1 ) . »
XII
Las razones éticas en favor del monogenismo.
Existen , dos consideraciones que en todo tiempo han impuesto á los investigadores y á los filósofos en el dominio de la antropología , desde que se presentó á ellos la cuestión de la « unidad del género humano » , una reserva inconciliable con la ciencia rigurosa. En
(1) Verhandlungen der Gesellschaft für Erdkunde zu. Berlín, tomo viii, 1881 , pág. 243.
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un principio querían manejar la tradición biblica admitida por los príncipes de la Iglesia cristiana , y , en segundo lugar , estaban retenidos por las consecuencias morales que se creía forzoso sacar , en teoría (¡ en teoría solamente , por desgracia! ) de la creencia en la unidad del género humano y únicamente de esta creencia. Escrúpulos religiosos impedían tocar á la tradición bíblica , según la cual todos los hombres provenían de una sola pareja . He aquí por qué las dudas que muchos sabios é investigadores guardaban en el fondo de su alma acerca de la unidad del género humano, se manifestaron en un principio por las tendencias , ya á censurar la teoría apoyada en la tradición bíblica , ya á demostrar que la teoría ética de la igualdad de los hombres es independiente del hecho de la unidad ó de la pluralidad de origen . En un principio no se osaba avanzar más ; no se quería , por una verdad de historia natural , comprometer conquistas morales , preciosas, aunque puramente teóricas . Haciéndose cargo de todo lo que podría hacer vacilar en la cuestión que nos ocupamos , investigadores eminentes , que , por tendencias de su espíritu y quizá también á causa de su posición social , evitaron cuidadosamente todo ataque oscuro á las ideas morales reinantes, se comprenderá que viniendo de parecidos hombres , una simple duda á propósito de la libertad del género humano, presenta una grande importancia . Consultando , por ejemplo , á Alejandro de Humboldt, sobre esta cuestión , no se olvidará que para tratarla se coloca en el punto de vista ético , en otros términas , abandona el punto de vista científico y deja de ser imparcial . Lo dice concretamente . « No hacemos más que afirmar la unidad del género humano ; nos
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declaramos en contra de toda desagradable creencia respecto á la superioridad de ciertas razas y á la inferioridad de otras . Hay fuentes étnicas más perfectibles , las hay más perfeccionadas , las hay que han sido embellecidas por la cultura intelectual ; pero no las hay que sean más nobles que las otras . » Estas frases están dictadas más bien por un ardiente amor á la humanidad que por la imparcialidad de un espiritu investigador . Alejandro de Humboldt no se atreve á erigir en proposición científica la unidad del género humano . Cita sin comentario al más grande anatómico de nuestra época « John Müller , según el cual es imposible saber si las razas humanas que vemos se remontan hasta muchos hombres primitivos ó á un hombre primitivo único » . Igualmente cita sin protestar el pasaje siguiente , tomado de su hermano Guillermo y dirigido contra la verdad biblica : « No conocemos , ni históricamente , ni por tradición cierta , ninguna época en la cual el género humano no haya estado dividido en grupos de pueblos . No es , por lo tanto , posible distinguir históricamente si es este un estado primitivo ó si ha sido producido tardíamente. Diversas tradiciones que se reproducen sin lazo visible en diferentes puntos del globo , niegan la primera hipótesis ; lo que hace derivar el género humano de una sola pareja . Esta leyenda está tan esparcida , que algunas veces ha pasado por un recuerdo de los comienzos de la humanidad . Esto no probaría, sin embargo , que la leyenda en cuestión esté fundada en nada histórico , demostraría únicamente la uniformidad en que el modo de concebir humado ha conducido á la misma explicación del mismo fenómeno. Así , sin duda , multitud de mitos sin cone-
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xión alguna , han salido simplemente de la uniformidad que ha existido en la ficción y en los sueños humanos. La leyenda de la pareja única , presenta , por lo demás , otro carácter , el sello de la invención humana: pretende explicar, por un procedimiento perteneciente á la observación actual , un fenómeno fuera del dominio de la observación , el de la primera aparición del género humano ; trata de explicar cómo una isla desierta ó un valle aislado ha podido poblarse en una época en que el género humano existía ya desde hace millares de años ( 1 ) . » Parece desprenderse también de otro pasaje del Kosmos que A. de Humboldt no tenía la convicción científica de la unidad del género humano , porque esta unidad y la unidad de descendencia entrañarían necesariamente la existencia anterior de un pueblo primitivo: en la Edad Media se consideraba á los judíos constituyendo este pueblo . Así , pues , dice A. de Humboldt: « La historia propiamente dicha no conoce primero y único hogar de la civilización... Desde la más remota antigüedad , en las lejanías del horizonte de la ciencia verdaderamente histórica , percibimos ya simultáneamente, muchos puntos luminosos , centros de civilización ,
enviándose sus rayos
unos á los
otros (2). » Esto se compadece muy mal con la hipótesis de la unidad del género humano ; en cambio se armoniza bien con la hipótesis contraria . Ciertos sabios creían no poder deducir los principios de la igualdad entre los hombres y el amor del prójimo más que de la unidad del género humano, considerado por ellos como un hecho reconocido en
(1) Kosmos , tomo 1 , pág. 382. (2) Kosmos , tomo II, pág. 146 .
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las ciencias naturales. Tomaban éstos , por término medio de su silogismo , la unidad de la especie . Otros sabios , no queriendo quebrantar sus principios éticos , pero no pudiendo dar su adhesión á la unidad de origen, comenzaron por contestar que la unidad de la especie reconoció por causa una unidad de descendencia . Dejaron éstos subsistir en las premisas la unidad de la especie y los principios éticos susodichos , pero hicieron constar que hubo conexión entre la unidad de la especie y la unidad de descendencia . Era para ellos un medio de conservar los principios en los cuales se encontraba una pretendida base apoyada en las ciencias naturales , sin sacrificar su convicción concerniente á la pluralidad de los orígenes . Entre estos sabios , se encuentra en primera línea Waitz : « Mantendremos , dice , la proposición según la cual la unidad de la especie se deriva de la unidad demostrada , del tronco , pero no en modo alguno la otra proposición que los zoólogos han cometido el error de considerar como inseparable de la primera, y de aquí una descendencia separada, allí donde puede establecerse lo que sería una prueba suficiente de la diversidad de especies. » Después de haber, preparado prudentemente un terreno favorable sobre el cual el autor puede erigir sus opiniones poligenéticas , continúa del modo
si-
guiente : « Según numerosos ejemplos reunidos por Geibel, la hipótesis según la cual las diversas especies de animales provienen de parejas primitivas únicas , es en un gran número de casos insostenible : las unas ( son numerosas) , no pudiendo existir sin la existencia de otras especies que les sirven de alimento ; los otros, igualmente numerosos (el topo , el castor , muchos caracoles y la mayor parte de los animales
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de agua dulce) , no están dotados de un poder de desplazamiento suficiente para explicar su progresiva extensión sobre todo el territorio que actualmente ocupan .
« Sería difícil , por lo demás , representarse cómo han sido primitivamente creados por una sola pareja los animales que viven en rebaños ó bandas . Se ha reconocido recientemente la necesidad de admitir , al menos para muchas especies , varios centros de creación y puntos de partida primitivos ; pero, por consiguiente, parece al mismo tiempo indispensable distinguir constantemente entre la unidad de especie y la unidad de tronco , los cuales , después de todo , como se ha comprobado , no concuerdan en sus nociones . «Después de haber establecido esta distinción , Waitz somete á una crítica minuciosa todos los argumentos invocados por y en contra del poligenismo , y acaba por prevenir el error en que caen ordinariamente los que hacen provenir todas las razas humanas de un punto único , el paraíso , colocado ordinariamente en el Sudoeste de Asia , y que creen poder explicar las emigraciones primitivas de las razas humanas . «Por otra parte (sigue diciendo Waitz) , los argumentos positivos que se han establecido para probar que el hombre descendía de una pareja única , no han tenido gran valor, si es que existen científicamente . Sin que entremos á discutir con aquéllos , para los cuales en el relato del Antiguo Testamento encuentran argumentos , no podemos menos de considerar muy inverosímil la hipótesis de una pareja única, porque jamás vemos que la naturaleza obre inconsiderada mente , como lo hubiese hecho si en una época cualquiera la aparición y el origen de una especie hubiese tenido un hilo débil : la existencia de una sola vida
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humana. Es verdad que este argumento no está tomado más que á las consideraciones teológicas y no á consideraciones físicas ó fisiológicas ; es verdad también que no convendría exagerar su valor , ni tampoco para caracterizar el solo ( ? ) punto de apoyo que este asunto ofrece á nuestro examen . >» Waitz, combatiendo en seguida la opinión poligenėtica extrema de Agassiz y de sus partidarios
acaba
por decir: Está ciertamente permitido el admitir que también los hombres han aparecido en masa sobre el globo en diversos centros de creación y que los pueblos de la tierra han brotado cada uno de una pareja-origen ó de muchas parejas ; es permitido igualmente admitir que hayan brotado de mezclas que hubieran sido producidas por los descendientes de parejas diversas . Sería difícil , teniendo en cuenta lo que hasta el presente es conocido , negar la verosimilitud de esta hipótesis ...> > « Existe , dice Agassiz, una diferencia en la concepción primitiva, y esta diferencia se traduce por el aspecto material . Se dice que el hombre es el más alto escalón de una escala ascendente . Incontestablemente es el más elevado de los seres creados , pero lo que sobre todo es verdadero es que el hombre ocupa el punto más culminante de su propia serie, la de las vértebras . No hay animal invertebrado que en su plan inicial y en su ejecución visible presente relación de
(1) Véase Huxley , pág. 122 de la traducción alemana de Carus, intitulada Stellung des Menschen , etc. Es cierto que la objeción de Huxley se refiere especialmente al reino animal: pero no es menos suficiente respecto de los humanos , puesto que los hombres se cruzan entre sí para destruir el principio de la selección.
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parentesco con el hombre; pero todo miembro del tipo de los vertebrados de que el hombre forma parte, muestra, en su estructura anatómica, una estrecha relación de parentesco con él . Todos los animales no han sido establecidos sobre un solo plan, no se los encuentra á todos reunidos en una sola comarca, en un centro único . Los animales están esparcidos sobre toda la ancha superficie del globo terrestre, sobre las tierras y sobre los mares, y cualesquiera que sean las distancias que los separen, los encontramos relacionados por las mismas leyes de analogía, de semejanza y de diferencias típicas (1) . Para demostrar la constancia de los tipos , Agassiz somete la reproducción de los animales á un análisis profundo ; encuentra que el huevo del que salen los animales está ya dotado de una individualidad , es decir, de un carácter típico tan pronunciado , que jamás , desde el comienzo del mundo , el huevo de un animal cualquiera no ha producido un animal que difiera esencialmente de la madre .
Cualesquiera que sean las fases que el huevo deba recorrer y cualquiera la semejanza que provisoriamente pueda presentar con el huevo, en el estado de madurez, de un tipo inferior, jamás ha producido otra cosa que la especie por la cual el mismo ha sido producido . No se conoce ejemplo alguno que se aparte de este círculo eterno de desarrollo que nos presenta la sucesión de los seres específicamente idénticos como el resultado de la generación , sea que la multiplicación se haya verificado por medio de huevos , ó que se haga por medio de seccionamientos . No pasamos más adelante en el examen de los diversos modos de mul-
(1) Agassiz : Schoepfungsplan , páginas 1 y 12.
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tiplicación entre los animales , porque estamos convencidos de lo que dejamos apuntado , habiendo comprobado que el mantenimiento de la idea del tipo, la constancia de ciertos rasgos en el mundo orgánico , el objeto primitivo ?) , son un resultado incontestable . » Los fenómenos que presenta la herencia (por ejemplo , el atavismo) son sorprendentes . Agassiz no ha podido encontrar jamás « que à despecho de toda la fuerza de la herencia para apropiarse nuevos rasgos ó para rechazarlos , se produzca una modificación de la especie. Llega á deducir en conclusión que la ley de la herencia parece obrar reteniendo lo que es esencial en el tipo, y no permitiendo variación más que en lo que no es característico de la organización típica » . La ley de la herencia le parecía á Agassiz destinada á conservar el tipo más bien que á modificarlo . Los hechos que han sido observados en el organis_ mo de las especies animales y de las razas humanas , contradicen la teoria darwiniana de la formación de nuevas especies . « La cuestión de la herencia se relaciona directamente con la cuestión de la producción de los bastardos . Os he mostrado que los descendientes de animales , próximos parientes , pueden parecerse tanto al macho como á la hembra por la cual han sido producidos . Todos los descendientes pueden parecerse al uno ó al otro , ó participar de las cualidades características de ambos padres . Pero desde que animales de especies diferentes se cruzan entre sí, cuando , por ejemplo, el caballo se cruza con el asno , el descendiente no es caballo ni asno , sino mulo . En otros términos , el retoño es siempre de media sangre, intermediario entre el padre y la madre . En los animales, el hecho se produce entre lo que llamamos espeits,
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en los hombres entre lo que llamamos las razas . Los hijos de blancos y negros , no son negros ni blancos , son mulatos . Los hijos de negros y de indios , no son ni negros ni indios , son de sangre mezclada y tienen las particularidades de los unos y de los otros . Lo mismo acontece con blancos y australianos , con blancos y chinos . Es este un hecho en favor de la independencia de origen de las razas humanas. No me detendré en este punto; me limitaré á preguntar qué influencia tienen estos hechos sobre el mantenimiento ó la modificación del tipo . Imaginad que en la generación siguiente haya cruzamiento entre individuos de sangre mezclada , por ejemplo , una mulata y un blanco, ó entre un mulato y una negra, y que esto se reproduce durante dos ó tres generaciones . El resultado especial de la mezcla acabará por eliminarse por completo , y volverá la raza al tipo puro . Lo mismo sucede entre los animales . Podemos reproducir bastardos ó media sangre, pero relacionándolos á su propia especie durante algunas generaciones : no tendrán fuerza para seguir la dirección que se les había dado; sus descendientes volverán al tipo primitivo . Esto me parece probar de una manera convincente , que todas las leyes de la herencia y de la transmisión sirven más bien para mantener el tipo que para quebrantarlo .>> Agassiz , después de haber citado , todavía en apoyo de su opinión , una serie de hechos y de observaciones , llega á la conclusión de que en el estado actual de nuestros conocimientos á propósito del origen y del desarrollo de los animales , nada autoriza ȧ deducir que éstos se hayan separado gradualmente de su tipo primitivo y se hayan transformado en nuevos animales de especies diferentes.
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Agassiz llega, en fin, al parentesco que existiría, según la escuela darwinista , sección Hækel , entre el hombre y los animales , parentesco al cual se llega , según la semejanza y según ciertas analogías antropológicas , dejando á un lado la lógica . Agassiz, es verdad , admite «un parentesco zoológico » establecido sobre la identidad del plan de organización y de la disposición ideal, así como de la ejecución material, cualquiera que sea el punto de partida . La mayor parte de los zoólogos afirman « que no hay otro parentesco que el que consiste en descender de un tronco común » . Agassiz contesta terminantemente: « porque no podemos, ni seguir semejante descendencia en la naturaleza , ni determinarla por la observación» .
No podemos comparar á los animales entre sí más que por la anatomía y la fisiología ; podemos seguir su modo de desarrollo individual , observando su manera de vivir , determinando su extensión geográfica, buscando, con la ayuda de un gran número de observaciones y de comparaciones , cómo se suceden poco á poco en diversos períodos geológicos ; después, abrazando el resultado de todas estas investigaciones y de todas estas observaciones , podemos agrupar los animales según su analogía y según los grados de su parentesco . Pero ir más lejos y afirmar que los animales descienden los unos de los otros, porque se parecen entre sí, es afirmar una cosa de la que no tenemos conocimiento . La semejanza no prueba la descendencia ... Hay entre los animales que actualmente viven separados los unos de los otros por toda la mitad de la circunferencia del globo terrestre , analogías del mismo grado que entre aquellos cuya comunidad de tronco está demostrada. Hay también analogías entre las formas embriona-
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rias transitorias de los vertebrados actualmente vivientes , y las formas maduras de los vertebrados de la más remota antigüedad , depositadas en los lechos de épocas geológicas primitivas . Prueban estas semejanzas una identidad de plan de organización , nadie lo podrá negar . Mas para declarar que los unos descienden de los otros , sería preciso suprimir completamente la noción del tiempo y la noción del espacio . Desearía establecer claramente y de una manera bien precisa , que no pudiera dar lugar á ninguna interpretación torcida , que los naturalistas en el grado en que se encuentra actualmente su ciencia , no pueden aportar ninguna prueba directa en apoyo del origen primitivo de uno cualquiera de los animales específicamente diferentes : no tienen ningún hecho , ninguna observación inmediata sobre los cuales puedan fundar una teoria de este género, salvo el grado de organización y las funciones de los animales . Todas las clasificaciones que conocemos , desde la de Aristóteles hasta los ensayos contemporáneos más recientes, se apoyan exclusivamente en el conocimiento de la estructura del cuerpo y no sobre un conocimiento cualquiera del tronco . «No conocemos ningún hecho á propósito de este común origen , y tanteamos en una oscuridad completa en donde no hay más que capricho y fantasía . » Muy poco hemos podido comprender acerca de esta diferencia de especies : es imposible , á cualquiera que se coloque en el punto de vista cientifico , atribuir á una causa ( transformación de especies ) de la que nosotros nada sabemos y de la existencia de la cual no tenemos todavía la menor prueba .» Agassiz, en fin, combate el último argumento del hæckelismo : « la analogía embrionaria » .
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No se puede negar , dice, que la serie de transformaciones observada en el huevo , concuerda, de una manera completamente general , con la sucesión de los animales en los periodos geológicos . Si ; los estados embrionarios de las vértebras superiores nos recuerdan las formas definitivas de las vértebras inferiores en las épocas primitivas . Así , pues , apoyándose en este hecho, los representantes de la teoría del transformismo quieren deducir que en la serie enorme de los tiempos ésto es la transformación de aquéllo . Pero los estados embrionarios de las vértebras superionos recuerdan también las definitivas de las vértebras inferiores actualmente vivientes; ellos se parecen á los . contemporáneos en el mismo grado y de la misma manera que parecen análogas á las formas fósiles . Y de que un pollo ó de que un perro contemporáneo , en un cierto grado de su desarrollo se parezca más ó menos á un pez cartilaginoso adulto , ¿ es lógico deducir que los peces van inmediatamente á ser fuente de pollos y de perros ? Sabemos muy bien que esto no pudo verificarse ; sin embargo, la argumentación es exactamente la misma que aquella sobre la cual los de la teoría del transformismo han acostumbrado á apoyar su teoría de una manera tan plausible . Las fases del desarrollo de cada mamífero durante la vida embrionaria recuerdan esta serie ( la de los animales por orden de dignidad ) ; las clases de los vertebrados corresponden á los grados del desarrollo del tipo de los vertebrados . El embrión del mamífero pasa por una fase durante la cual es pez y por una fase durante la cual es anfibio , antes de tomar los caracterés de los mamíferos ; pero esto no es una razón para admitir que el desarrollo de un pez podría dar un cuadrúpedo . Afirmamos que esto no se verificará, y
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lo que nos permite afirmarlo es una razón muy sencilla: vivimos al lado de los mamíferos y de los peces , y sabemos que semejante metamorfosis es absolutamente imposible. Pero estos mismos géneros están separados por períodos geológicos , y por 3onsiguiente, las analogías entre ellos dejan libre juego á la imaginacióu abriendo un campo más á la hipótesis que la observación no viene á limitar.
Lucha de razas.
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LIBRO III
Pluralidad primitiva de las lenguas y de los cultos.
XVI
Ciencia del lenguaje y poligenismo.
No es cosa rara en la ciencia que se establezcan dos hipótesis en terrenos vecinos : que dos enigmas científicos , resueltos de una manera hipotética , sirvan recíprocamente de clave para la solución definitiva de la una y de la otra . Creemos poder demostrar que existe una relación de este género entre la cuestión del poligenismo y la cuestión del origen de las lenguas . Comencemos por hacer constar que , en estos dos dominios, el espíritu humano sigue , para llegar al conocimiento de la verdad , una marcha paralela y análoga . Del mismo modo que en la antropología el monogenismo ha reinado en un principio , en la ciencia del lenguaje , el monofiletismo ha reinado el primero. Se puede , por lo demás , explicar este hecho diciendo que es una consecuencia del otro . Existía la persuasión de que todas las lenguas se derivaban de una lengua primitiva que en otro tiempo había sido hablada por el pueblo primitivo , y se
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hacían esfuerzos por encontrar esta lengua primordial . Durante mucho tiempo se creyó reconocerla en el hebreo ; era sencillamente otro efecto de la influencia de la tradición bíblica .
Los conocimientos lingüisticos y etnográficos generalizados , la ciencia histórica en progreso y la observación sobre lo vivo en las partes del mundo recientemente descubiertas , dieron por fin el golpe mortal á la hipótesis de la lengua primitiva única, hipótesis que hasta entonces había sido sostenida por obstinados partidarios . En la ciencia del lenguaje , actualmente el polifiletismo está menos disputado que en antropología la doctrina correspondiente , el poligenismo . De todos modos , después de no haberlo adoptado más que con lentitud y oscilación , se hacen esfuerzos generales actualmente por limitar su extensión , por reducir al estricto minimum el número de lenguas primitivas , por no reconocer más que el más pequeño número posible de fuentes lingüísticas ( 1 ) .
Se ha desistido de una lengua primitiva única , pero se la ha reemplazado por la idea de algunas lenguas primitivas . Se toma un cierto número de idiomas, que en su vocabulario , que en su estructura gramatical, presentan rasgos comunes; se los considera como derivándose los unos de los otros ó de una lengua común, absolutamente como se había hecho descender de una primera pareja las diversos razas de hombres . Así , por ejemplo , se hace derivar el alemán , el lithuanio , el slavo ,
el celta , el italiano , el alba-
nés , el griego , el iranio, el indio , de una « lengua pri-
(1)
P. Schleicher : Die Deutsche Sprache, pág. 82.
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mitiva indogermánica » , con la cual se les enlaza mediata ó inmediatamente . Vamos á exponer las razones que en este dominio igualmente se imponen á nosotros , para convencernos de que , á medida que se sube en la serie de las lenguas y nos aproximamos al origen del género humano más se aumenta hasta perderse de vista el número, de las lenguas independientes y primitivas , y para forzarnos á admitir que en otro tiempo las hordas humanas tenian á su disposición un número inmenso de lenguas primitivas .
XVII
Cuestión del origen del lenguaje.
La cuestión de la unidad ó pluralidad del origen de las lenguas está intimamente ligada à la cuestión del origen del lenguaje en general , y no puede ser resuelta más que según la solución de esta última . En el comienzo de este siglo , Herder se limitó á discutir que el lenguaje fuese de origen divino como lo pretendía el estadista Süssmilch . Actualmente, semejante polémica nos parecería superflua y nos haría el efecto de una controversia escolástica de la peor especie. Se puede llamar divino á todo lo que es natural si se prefiere la primera designación . No despertará, por lo demás , en ninguna persona la idea de intervención de un Dios personal , en el sentido que había que dar á esta palabra tomando á la letra la terminología bíblica. Después de Herder se planteó la cuestión de un
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modo más razonable: en esto no se hizo otra cosa que volver al ejemplo de los filósofos griegos , los cuales
φύσει Ó Oŋot ; naturaleza ó institución la formularon así : quoɛ humana . En el fondo, era la misma cuestión que se había planteado muchas veces en el dominio politico desde fines del siglo presente: ésta había sido resuelta por Rousseau y los publicistas de la Revolución francesa en favor del contrato social . En la actualidad puede decirse que, en lo que concierne á la política como en lo relativo al lenguaje, existe todavía una etapa que franquear . «A la producción de raíces lingüísticas precede una obra de la naturaleza , dice Max Müller . Todos los filólogos , actualmente, lo aprueban (1) . Desgraciadamente, la palabra « naturaleza » , del mismo modo que la voz
primitiva » , no explica lo que la cosa es , no
explica ni lo que realmente ha sido . Si nos decidimos , como generalmente se hace en nuestros días , por « la primordialidad natural» del lenguaje (así como por la del Estado ), queda todavía por resolver la cuestión. más difícil del problema : ¿cómo hay que representar el proceso real según el cual se ha verificado el nacimiento del lenguaje? Reconocemos que esta parte del problema es la más dificil ; no podemos, sin embargo , comprender que tantos pensadores y filólogos distinguidos la hayan declarado insoluble, que hayan considerado el proceso natural del origen del lenguaje como un misterioso enigma de la creación, enigma cuya amenidad no podía penetrar ninguna inteligencia humana .
(1 ) Max Müller : Vorlesungen über die Wissenchaft der Sprache IX Vorlesung .
POR L. GUMPLOWICZ Bopp no toca á este
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misterio de las raíces ó de la
causa que ha presidido á la denominación de las nociones fundamentales » , no busca , por ejemplo , por qué la raiz i significa ir y no tenerse en pie, ni por qué el grupo de sonidos sthe ó ste significa tenerse en pie y no ir .
Steinthal, tomando los acentos poéticos del poema de Job , dice á cualquiera que pretende determinar la significación inherente á la naturaleza de cada sonido : ¿Estabas tú allí cuando el primer sonido del lenguaje se escapó del pecho del hombre primitivo , hasta entonces mudo? ¿Has comprendido , por ventura, ese sonido? > También aconsejó dejar provisionalmente este misterio fuera de toda discusión . Es preciso , según él , á poco en la exploración de las raíces , proceder poco a sin querer anticipar nada sobre los resultados definitivos á los cuales se pretende llegar . Cuando algunas generaciones se hayan empleado en estas investigaciones , nuestros descendientes podrán comprobar los resultados obtenidos (1) .
Schleicher también duda que podamos jamás esclarecer el origen del sonido , y encontrar por qué sonidos diferentes se han presentado en diversos grupos de hombres , para la misma noción, para la misma idea (2). He aquí por qué, dice , la ciencia del lenguaje tiene derecho á negarse á responder à la pregunta , ¿ Cómo se ha producido el lenguaje ? La ciencia del lenguaje supone su objeto , el lenguaje puede deducir de las lenguas existentes la forma más antigua, la más sen(1) Zeitschrift für Valkerpsychologie und Sprachewissenschaft, 1867, pág. 76. (2) Augusto Schleicher : Die Deutsche Sprache , Stuttgart, 1860.
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cilla de este lenguaje, y perseguir el desarrollo ulterior; pero no es cuestión suya profundizar cómo ha llegado el hombre á crear esta lengua más antigua , la más sencilla que se pueda suponer... La cuestión del origen del lenguaje , debe excluirse de la filología, lo mismo que la del origen de los elementos sencillos debe excluirse de las ciencias naturales . No hemos , y de ello nos felicitamos , de buscar , si es posible establecer á este propósito una teoría cualquiera . Este punto no está comprendido en el radio de la filología.
Caro elimina también de la ciencia positiva la cuestión del origen del lenguaje , porque estima que estacuestión es inaccesible á la experiencia. La experiencia , según él, no nos suministra medio alguno para dilucidarlo . Sobre estos importantes asuntos nada nos enseña que podamos comprobar por medio de la observación ó por ensayos sistemáticos (1 ). Max Müller piensa que el origen del lenguaje traspasa el límite de la inteligencia humana (2) . Lazarus Geiger , en fin , habla de las importantes cuestiones concernientes al más grande de los enigmas del espíritu: ¿Cómo ha sido creado el sonido?, etc. (3) . La cuestión del origen del lenguaje no es tan desesperadamente difícil como parecería resultar de los desarrollos precedentes . Para preparar una solución satisfactoria, es preciso descomponer la cuestión en sus elementos y separar exactamente estos últimos . La filología, hasta
(1) Caro : Actas de la Academia de Ciencias morales y políticas, Julio 1868. (2) That problem seems to be almost beyond the reach of the human understanding. Max Müller: Lectures on the science ofLangage. Londres , 1861 . (3) Lazarus Geiger : Ursprung und Entwicklung der Sprache.
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el presente, no ha tenido este cuidado ; los ha mezclado siempre y ha llegado por otro á presentar mal la cuestión, y, por consiguiente , á hacer la respuesta difícil y aun imposible . He aquí lo que tratamos de evitar . 9 La cuestión del cómo del origen primitivo y natu-
ral del lenguaje encierra en sí los elementos siguientes , que es necesario separar con exactitud . Es menester, en primer término , considerar la ocasión de la formación del lenguaje, y , por consecuencia , responder à la cuestión parcial : ¿ Cual es la ocasión natural que ha hecho nacer los primeros sonidos del lenguaje? O para precisar mejor la cuestión en relación con nuestra hipótesis , ¿ cuál es la ocasión natural que ha hecho nacer los primeros sonidos del lenguaje? Viene en seguida la segunda cuestión parcial: ¿ Qué es lo que ha dado á los hombres la facultad de producir los primeros sonidos del lenguaje ? ¿ En
qué
causa natural inherente á su ser reposa la aptitud de producir el lenguaje y seguir su desarrollo? En tercer lugar, ¿cómo se han comportado desde el punto de vista de la pasividad y de la actividad , durante este acto de producción? ¿Obraron consciente ó inconscientemente cuando el lenguaje ha sido producido por ellos y cuando crearon el lenguaje? La última cuestión , en fin , es la de la relación entre
el sonido producido y la noción designada por él . ¿Estaba forzado á ser el sonido que ha sido efectivamente ó pudo ser de otro modo? ¿ Existía ó no existía una relación necesaria entre el sonido y la noción expresada por él? Nosotros vamos ahora á examinar separadamente cada una de estas cuestiones parciales .
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XVIII
La ocasión natural de la génesis del lenguaje.
¿Cuál es la ocasión que ha determinado la producción del lenguaje? Diferentes respuestas se han dado á esta pregunta . En conjunto presenta , no es posible desconocerlo , una marcha ascendente hacia la verdad . Los representantes de la opinión más antigua, y hasta cierto punto , Herder entre ellos , ven en la expresión involuntaria , innata hasta en los animales , sensaciones dolorosas y movimientos fuertes del alma al comienzo del lenguaje. «El hombre, aunque sólo fuese á título de animal , poseería el lenguaje . Las sensaciones más violentas , las más dolorosas de su cuerpo, así como todas las fuertes pasiones de su alma, se manifiestan inmediatamente por un grito, por sonidos salvajes inarticulados . Un animal que sufre lanza quejas y gemidos , como los lanzaría el mismo Filoctetes bajo la influencia del dolor , gemiria si se encontrase solo , abandonado , en una isla desierta donde no advirtiese ningún vestigio de criatura análoga á él , donde, en fin , no hubiese ser alguno que pudiera venir á socorrerle (1) . A esta opinión se ha objetado atinadamente diciendo que los gritos del dolor y la expresión de sensaciones de los animales no pueden ser considerados como un comienzo de lenguaje , que sin esto los animales
(1 ) Herder: Uber den Ursprung der Sprache, 1770.
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habrian traspasado ese comienzo y hubieran llegado al lenguaje . Un examen profundo revela , por lo demás , la diferencia esencial entre la explosión de sonidos producida por una impresión dominante y la reproducción de una idea, de una noción, inspirada por la actividad de la razón . Entre el grito animal y el lenguaje humano hay un abismo infranqueable (1) . Según otra opinión , la lengua tuvo por origen la tendencia del hombre á expresar por medio de sonidos sus
emociones interiores »
vivas , lo que hizo ,
no para servir å interés alguno , ni por razón alguna especial , sino únicamente para satisfacer sus necesidades , para expresar sus pensamientos por medio de sonidos . Esta opinión se relaciona con la precedente : invoca la necesidad bien conocida que el hombre experimenta , todavía actualmente , de pensar alto, para
(1 ) Herder , por lo demás , establece una gran diferencia entre estos sonidos naturales» que no son los rasgos principales del lenguaje humano y « la lengua metafísica tardíamente inventada». En cuanto á esta última , « niño de la razón y de la sociedad , la nombra « una variedad quizá de la cuarta generación , de la lengua madre primitiva , del género humano» . Sin embargo, insiste en la imposibilidad de explicar enteramente por este grito de las sensaciones el origen del lenguaje humano , siendo éste «evidentemente algo de todo punto distinto» . ♦ Todos los animales , dice , y apenas si hay otra excepción que la del pez , animal mudo , expresan sus sensaciones por medio de sonidos ; pero no resulta que ningún animal , por perfecto que sea , presente un comienzo , ni aun insignificante , de lenguaje análogo al lenguaje humano.» Schleicher, por el contrario , señala terminantemente la diferencia esencial que existe entre esta expresion de las sensaciones y el lenguaje : «La expresión inmediata del sentimiento y de la sensación , así como la del querer y la del deseo , no se produce por medio del lenguaje , sino por la mímica fonética, por las interjecciones propiamente dichas : Oh, i, aye , etc. Estos sonidos expresan inmediatamente un sentimiento y la voluntad ; estos no son palabras , son elementos del lenguaje . » -Schleicher : Die deutsche Sprache , pág. 5.
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desembarazarse , por decirlo así , de la superabundancia de sus pensamientos más vivos , por medio de la emisión de la palabra . El hombre , según esta manera de ver , sería un animal que habla , poco más como el pájaro es un animal que canta , y en este sentido es porque las palabras del poeta , « yo hablo como el pájaro que canta » , se aplicarían al hombre en general. El lenguaje , en ese caso , sería « una repercusión fonética de las impresiones que vienen del exterior » ( 1 ) .
(1) Schleicher : Die deutsche Sprache. Stuttgart , 1869 , página 40. A esta manera de ser corresponde la definición bien conocida : « Hablar es pensar alto» , que Schleicher encuentre perfectamente exacta. « El lenguaje , dice , es la expresión fonetica del pensamiento ; es el proceso del pensar , manifestándose por medio del sonido. El lenguaje no expresa, pues , en un principio , sentimiento , sensaciones y voliciones ; el lenguaje no es la expresion inmediata del sentir y del querer , sino solamente del pensar» (L. c. , pág. 5) . Precedentemente , Heyse había sostenido la misma opinión : «El sonido es la expresión esencial necesaria de lo intelectual ; el hablar es el pensar que se manifiesta haciéndose entender» (Sistem der Sprachwissenschaft , 1856 , páginas 35 y 40) . Del mismo modo Renán : « La necesidad de significar al exterior sus pensamientos y sus sentimientos es natural en el hombre ; todo lo que piensa lo expresa . El hombre es naturalmente parlante , como es naturalmente pensante. Siendo el lenguaje la forma , expresión y el vestido exterior del pensamiento , uno y otro deben ser considerados como contemporáneos» (El origen del lenguaje , páginas 90 á 92). Del mismo modo Lazarus , Steinthal y Wundt señalan que en cada uno de nosotros se produoen estados físicos que , independientemente de la intención y del hábito , determinan ciertos movimientos y ciertos sonidos especiales. Imaginémonos que este fenómeno entre los primeros hombres se ha extendido bastante para que percepciones diferentes produzcan sonidos determinadamente distintos; he aquí los gérmenes de la primera lengua , y esta es entonces, como se expresa Steinthal , una mímica fonética (innata) ; entra en el género general de los movimientos reflejos , y no es más que una clase particular de este género de movimientos bien conocido (Marty : Ursprung der Sprache, 1875 , pág. 21).
POR L. GUMPLOWICZ Esta manera de ver tiene á su favor
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mente la observación sobre lo vivo . Cada uno de nosotros conoce las disposiciones en las cuales le ha sido difícil , aunque estuviese solo , no expresar sus sentimientos en alta voz ; à menudo lo hacemos inconscientemente .
Lo que es común en las dos opiniones precedentes , es excluir de la producción del lenguaje toda cooperación del hombre teniendo conciencia de un fin . Dejan á la naturaleza obrar sola y no mirando al hombre más que como un intermediario sin voluntad . Una tercera opinión admite al hombre á tomar parte conscientemente y cooperando á la producción del lenguaje . No abandonando por completo el principio quor , origen natural , no es bastante timorata para excluir una actividad de la cual tiene el hombre conciencia , el principio puset φυσει , pudiendo perfectamente implicar esta conciencia de la actividad ejercida . Lo pudo en realidad y no solamente en lo que concierne al génesis del lenguaje . En esta última opinión se distinguen aún dos relaciones : admitir que « el placer de charlar » , la «inclinación del hombre á conservar sus ideas » , haya sido la única ocasión natural del génesis del lenguaje , ó admitir que lo que ha impulsado necesaria y naturalmente á la formación de los sonidos y del lenguaje , es la necesidad presente de entenderse y de hacer recíprocas conversiones . Esta última relación es la que nosotros adoptamos , y en este sentido no hacemos restricción alguna .
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LUCHA DE BAZAS
XIX
La aptitud natural en la formación del lenguaje
¿Cuál es la circunstancia que ha dado al hombre la aptitud de emitir sonidos articulados ? Estando implicada esta aptitud evidentemente en la organización normal de sus órganos fonéticos , la cuestión no tendría ningún sentido si una falsa hipótesis no pareciese justificarla . Esta hipótesis es que los diversos sonidos y las diversas palabras del lenguaje humano (y especialmente de la lengua primitiva única que se admitía erróneamente en otro tiempo) correspondían á nociones que les eran adecuadas . Los hombres actuales no tienen conciencia de una facultad de formar sonidos correspondientes á las nociones ; en realidad , no tienen facultad de este género . La cuestión siguiente parece tener una muy grande importancia y un grande interés : ¿de dónde han sacado los hombres primitivos esta facultad y en qué consiste ? Sea lo que quiera , los sabios admitían entre los objetos y sus designaciones , una relación predispuesta , existente en la naturaleza misma de las cosas : el hombre de los tiempos primitivos debió buscar y encontrar esta conexión preexistente . Para otros sabios (Herder) la aptitud glosigénica de los hombres primitivos no era más que una simple imitación de diversos sonidos naturales . Aquellos , en fin, que reconocían que no se puede explicar el contenido completo-aun de las lenguas
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primitivas - por simples sonidos imitativos , daban un salto peligroso, y reconocían sin ambajes , en el hombre primitivo , una facultad , que no posee el hombre civilizado . Esta aserción es , á la verdad , más fácil de plantear que de demostrar . En cuanto al método empleado, es muy fácil y muy cómodo, pero ciertamente no es científico . Esta opinión ha sido , sin embargo , sostenida recientemente, al ejemplo de Heyse,
por
Max Müller, el eminente filólogo . Este último atribuye al hombre primitivo una facultad instintiva de emitir signos vocales correspondientes á sus ideas : este instinto ha desaparecido en cuanto dejó de ser necesario absolutamente, como ciertos sentidos se enmohecen, cuando faltan ocasiones de ejercicio (1 ) . Hemos dicho ya que toda esta cuestión del hombre primitivo para producir los sonidos del lenguaje repo-
(1) Man in his primitive and perfect state , was endowed not only, like the brute , with the power of expressing his sensations by interjections , and his perceptions by onomatopoieia . He possessed likewise the faculty of giving more articulate expression the rational conceptions of his mind . That faculty was not of his own making. It was an instinct, an instinct of the mind as irressistible as any other instinct. So far as language is the production of that instinct, it belongs to the realm of nature. Man loses his instincts as he ceases to want them. His senses become fainter when , as in the case of seent , they became useless. Max Müller : Lectures on the science of language. London , 1861 , pág. 370. Max Müller cita en nota una opinión análoga que proviene de Heyse y reproducida en los Vorlesungen de este sabio publicados por Steinthal . Wundt también atribuye al hombre primitivo , bien que con ciertas salvedades , una aptitud más grande que la nuestra para reproducir las impresiones del órgano de percep ción por movimientos reflejos correspondientes , es decir , por producción de sonidos lingüísticos y gestos. « Hemos perdido, dice , aquella vivacidad de sentidos del hombre primitivo que en otro tiempo produjo el lenguaje » ( Grandzüge der physiologischen Psychologie, pág. 853) . Geiger critica justamente estas opi-
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LUCHA DE RAZAS
saba en una hipótesis falsa. Vamos á eliminarla demostrando que es errónea . Este será el medio de dejar sin objeto la cuestión de la aptitud ; de este modo responderemos al mismo tiempo á las dos cuestiones parciales mencionadas más arriba, relativas al papel del hombre primitivo en lo que concierne á la génesis del lenguaje, de una parte, y á la relación de las palabras con las nociones de otra parte (1). Esta falsa hipótesis de que hemos hablado , no es otra que la de una relación intelectual especial , necesaria entre los sonidos del lenguaje y las nociones expresadas por ellos . En realidad , ya lo hemos dicho desde el principio , no existe relación alguna de este género ; no existe más que un reflejo que nos engaña, que se produce en nosotros por consecuencia de
niones. Hemos dicho ya que en condiciones más primitivas, las relaciones entre los elementos étnicos heterogéneos y entre las diversas tribus , son todavía más espantosas . Así ,
los
mubuttu , para citar un ejem-
plo que nos ha sido suministrado por Schweinfurt, viajero de Africa, se componen de dos pueblos heterogéneos , nómada el uno , sedentario el otro . Los nómadas constituyen la clase dominante y se comen á los otros . Es verdad que actualmente las relaciones de este género sólo se reconcentran entre los pueblos más salvajes , en los más próximos al estado de naturaleza . ¿Ha conseguido algo el cristianismo para imprimir un carácter humano á la vida de las tribus , en las regiones en que esa vida se ha conservado en medio de su civilización? ¿Ha puesto fin á las hostilidades , á las guerras perpetuas , crueles y salvajes , entre las diversas tribus? Escuchemos lo que dice Dumont á propósito de los albaneses : « Los albaneses de las montañas jamás se han sometido á nadie . Forman cla-
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LUCHA DE RAZAS
nes, fares y tschitas, nombres que significan hogar ; no hay lazo entre las diferentes tribus de Albania . En tiempos de paz cada una de ellas queda aislada en su montaña; su país está dividido en clanes, que se administran como les parece , ó más bien- porque la palabra administrar es falsa-viven á su gusto .: Después de haber descrito á los albaneses como á nómadas y bandoleros que odian todo trabajo pacífico y difícil (en esto se parecen , según él, á los héroes de Homero) , habla Dumont del odio que las tribus tienen unas contra otras, y refiere que á menudo , á pesar de la gran indiferencia que hay entre ellas en materia de religión , llegan hasta buscar en la diversidad de ritos (rito griego y romano ) pretexto para las hostilidades : « lo que hace que una tribu crea en su Dios es el odio á la tribu vecina» . Por último , Dumont hace una observación muy exacta: fuera de todo carácter de raza, el mismo estado primitivo impone costumbres semejantes (1) . La vida de las innumerables tribus de América presenta los mismos caracteres que la vida de las tribus de Arabia, de Asia central y de Europa . Appun cuenta que « la tribu de los warrans , que es la más numerosa de todas , vive rigurosamente apartada de las demás tribus indias . Los principales enemigos de los warrans son los caraibos , otra tribu de indios que á menudo hace incursiones armadas en su territorio , los sorprenden por la noche y los matan sin distinción de edad ni sexo » . « Otras veces , refiere Appun , estos caraibos hacen frecuentes incursiones en el interior de la Guyana ; venden en seguida sus contrarios como esclavos á los
(1)
Revue des Deux Mondes , 1872, tomo vi , pág. 12.
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holandeses , é ingleses ; pero se reservan las mujeres más bellas y las muchachas más lindas » (1) . Las relaciones entre la mayor parte de las tribus indias son, sobre poco más o menos, semejantes á las que existen entre los warrans y los paraibos . Nos limitaremos á invocar el testimonio de A. Umbrelbet: Las naciones salvajes están divididas en una gran cantidad de tribus que se odian mortalmente y que no se ligan jamás » (2)... Si nos preguntamos ahora cuál es el grandor numérico de una tribu , nos vemos obligados á convenir en que no conocemos ningún trabajo especial sobre este punto ; creemos, sin embargo , poder decir , según detalles dados incidentalmente por los viajeros , que en condiciones normales, una tribu se compone de quinientas á mil quinientas personas . No conviene olvidar que hay un gran número de tribus que disminuyen y que acaban por extinguirse desapareciendo completamente ; pero , por otra parte , el crecimiento de las tribus encuentra ciertos límites naturales , de suerte que una tribu en su estado de vida normal , no traspase cierto maximum . He aquí algunas observaciones que nos han servido para fijar estos límites , provisionalmente al menos , del grandor de una tribu . Appun dice que entre las tribus de indios hay generalmente muchas familias que habitan una sola y misma choza , y que los miembros de una tribu forman establecimientos de seis y diez chozas . Si admitimos que una familia se compone, por término medio , de cinco personas , y si convenimos que la expresión
(1) Appun : Die Indianerstameg Guyanas (Ausland , 1871 , páginas 62 y 182) . (2) Reisen In Centralamenk, Viena, 1825, tomo IV, pág. 79.
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muchas familias significa un término medio de cinco familias , resultaría que un establecimiento de diez chozas representará aproximadamente doscientas cincuenta almas . Sin embargo , seria erróneo considerar una tribu como restringida á un solo establecimiento de este género ; lo más frecuente es que à una tribu comprendan muchos de estos establecimientos . En Piersa encontramos una indicación diferente á propósito de la fuerza numérica de una tribu , con motivo de la descripción de Argel y de Túnez . Después de haber representado á la tribu árabe como familia derivada de un origen común , y después de haber descrito las relaciones entre estas mismas tribus absolutamente como han sido descritas por los escritores citados más arriba , Piersa estima que el efectivo de una tribu varía entre 500 y 40.000 almas. Añade que el número de miembros es siempre inferior á aquel que podría nutrir el territorio sobre el cual vive la tribu (1). A menudo hemos mencionado que no miramos como formación primaria la tribu, tal como se nos aparece según los testimonios históricos , sino que la conside-
(1 ) La reunión de familias que se creen generalmente salidas de un tronco común , es lo que forma la tribu árabe . Lo que distingue esta sociedad es el espíritu de solidaridad y de unión contra los vecinos que desde la cuna ha pasado á sus últimos descendientes , y que la tradición y el orgullo, así como el recuerdo de peligros experimentados en común , tienden á fortificar. La suerte de las tribus ha sido muy varia ; algunas se han extinguido por completo, otras se han reducido mucho ; otras han quedado potentes y numerosas ; se puede decir que el número de indivicduos que forma una tribu varía de quinientos á cuarenta mil ; lo que es en todo caso inferior á la cifra de población que las tierras ocupadas por la tribu podrían nutrir. Itinerario histórico y descriptivo de Argelia, de Túnez y de Tánger, por L. Piesse.
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ramos ya como una formación social etnográficamente compleja. Lo que nos hace considerarla así es la organización social de la tribu ; entre la mayor parte de las tribus de hoy y de otro tiempo , encontramos una divisón de trabajo entre los dueños y los criados . Estos se componen de prisioneros de guerra , de esclavos comprados ó robados .
Esta distinción de origen, de descendencia, se mantiene rigurosamente aun entre las mismas tribus primitivas . El singenismo mantiene en la tribu misma la distinción entre, de una parte, las personas que pertenecen á la tribu por todos los lazos de sangre y que componen la nobleza , de otra parte los extranjeros reducidos á la domesticidad . Así es como el autor francés de quien hablábamos , nos explica el papel considerable de la nobleza en la tribu bárbara de Argelia . «Todas las familias nobles de una tribu se miran como unidas más particularmente por los lazos de la sangre, por más que en otro tiempo hubiesen portenecido á troncos distintos . >> Considerada desde este punto de vista la dominación de una clase sobre la otra , la tribu representa ya un comienzo de organización del Estado , y no se distingue todavía más que por la menor complicación de las deferencias sociales , así como por la ausencia de sedentariedad y de estabilidad del conjunto . Puede considerarse la tribu como el embrión del Estado, en el cual embrión se perciben los contornos de la futura organización . Sólo entre algunas tribus todavía primitivas del Africa , de América y del extremo Norte de Asia, es donde encontramos esta falta de diferencias sociales , esta homogeneidad étnica y esta igualdad entre los
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miembros de la tribu que nos recuerdan la banda humana primitiva. Entre las poblaciones que forman incomparablemente la gran mayoría , aquellas á las que se puede mostrar, viviendo en tribus , ó aquellas que actualmente viven así, hay otro género de complicación social; ésta reconoce otra causa que la mencionada más arriba : división entre amos y sirvientes , entre individuos de alta y baja clase . Es la complicación que se produce á consecuencia de alianzas y de uniones que las tribus del mismo poder forman entre sí . Estas alianzas y estas uniones suponen igualdad de derechos y son formas que se presentan perpetuamente en el proceso natural social. Esta forma , en ciertas circunstancias naturales , se repite por todas partes en todas las regiones del globo . Parece , además , que la fase de estas alianzas y reuniones constituye una necesaria transición , conduciendo á un grado de civilización superior y especialmente á una situación política más estable. De suerte que podemos deducir, según lo que ha pasado en la historia y según lo acontecido en nuestros días , que cuando dos comunidades étnicas sociales se reconocen como de linaje igual, es decir, como igualmente poderosas, se verifica siempre una alianza . Cuando se ha tratado inútilmente de dominarse ó sojuzgarse recíprocamente , cada uno de los antagonistas reconoce que es preferible entenderse con el adversario de la misma fuerza para arrojarse en común sobre otras tribus impotentes para resistir la coalición . Esta condición , que se impone inevitablemente, crea siempre y por todas partes nuevas alianzas ; ella es ciertamente la que en todo tiempo y en todas las zonas ha creado alianzas entre tribus primi-
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tivas buscando el equilibrio . Es , de otra parte , evidente que el éxito de una primera alianza entre dos tribus debe haber conducido , en la sucesión de los tiempos , alianzas más extensas, triples y cuádruples ; en una palabra, alianzas y reuniones entre tribus del mismo poder , alianzas y reuniones que tienen la conquista por objeto ; forman , con la sujeción de las tribus más débiles por las más fuertes , una nueva serie de fenómenos , cuyos resultados concurren á forma ciones sociales cada vez más complicadas y á desarrollos históricos cada vez más entrelazados . Este entrecruzamiento de las tribus , llevado á su más alta expresión por alianzas y uniones , he aquí lo que da al proceso natural social los impulsos más poderosos y más persistentes . Basta, para convencerse , echar una ojeada sobre la historia. Los pueblos civilizados más importantes de la antigüedad se nos aparecen, en sus más remotos comienzos , en una pluralidad de tribus ligadas por la conquista y la dominación ; tales son los arios de la India, los medos y persas , los fenicios , los judíos , los griegos , los romanos y los árabes (1). La emigración de los pueblos en la Edad Media, en Europa, nos presenta también por todas partes tribus ligadas por empresas guerreras : tales los cimbrios y teutones , scitas y sármatas , vándalos , alanos , medos , hérulos , ruguinos , turcilingos , los francos y los alemanes , los marcomanos y los quados ,
los godos y
los lépidos , los getas y los dacios , etc. , etc.
(1) Las doce tribus de los judíos representan una asociación de este género, formada entre tribus heterogéneas por la conquista y la dominación . Todos los ídolos de las tribus árabes dominantes , estaban representados en la Kaaba , santuario central de los árabes .
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LUCHA DE RAZAS
XXXIII
Estados , castas y profesiones.
Puesto que en todas partes y siempre , desde los tiempos más remotos , vemos las poblaciones de los Estados componerse de elementos étnicos heterogéneos , advertimos ( esta circunstancia falta para probarlo) un fenómeno , no accidental ó « artificial » , sino resultante necesariamente de la esencia del proceso natural histórico . No se trata más que de comprender la necesidad de este fenómeno y de descubrir la relación de causa ó efecto que existe entre el proceso histórico y él. Llegamos á reconocer esta relación por el examen de los hechos siguientes : La manera cómo se encuentran más o menos relacionados los elementos étnicos heterogéneos que existen en conjunto en el Estado , no está desprovista de reglas ó de leyes . Existe siempre y en todas partes , entre los diversos elementos étnicos de un Estado considerado por colectividades ó por grupos , una cierta relación que es la dominación de los unos sobre los otros (1) . Esta relación es al mismo tiempo una relación de repartición del trabajo económico entre los diversos elementos . Tratando de profundizar las causas de este último fenómeno , veremos aparecer claramente la conexión (1) Para lo que conviene á la esencia del Estado , véase también nuestras dos obras : Ruhastaat und Socialismus, Inspruck, 1880, y Verwoltungslehre, Inspruck, 1882.
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que hemos anunciado entre la constitución étnica de los Estados y el proceso natural de la historia .
Hagamos , en primer lugar , la abstracción de los Estados llamados internacionales , porque sabemos que en estos Estados una civilización más
menos común
á todos sus elementos heterogéneos , destruye la antigua heterogeneidad ó parcialmente la ha borrado . Fijémonos en los Estados de población «nacional mixta». En todos estos Estados advertimos lo siguiente: los elementos étnicos heterogéneos se encuentran entre sí en una relación de subordinación ó de predominio, ó en lucha por la dominación , por el poder, ó , en fin, en un equilibrio más o menos momentáneo obtenido por algún compromiso de derechos políticos . Siguese de aquí que no hay en la tierra dos Estados que presenten en su interior casos idénticos . Cada Estado , por el contrario , presenta un sello individual particular, y no pueden existir dos Estados perfectamente semejantes , como no existen en el dominio de la naturaleza dos individuos completamente semejantes (1) . En todo Estado , la naturaleza de los elementos étnicos, las diversas condiciones en que se encuentran y la diferente marcha de desarrollo que ha tomado la organización del poder , deciden de la naturaleza y de la forma, ó , para servirnos de una expresión inteligible, de la constitución de la individualidad política (2) .
(1) Philosophisches Staatsrecht. (2) Por este motivo nos parece que los profesores de Derecho político se entregan á una vana discusión de escuela , cuando se ingenian, como vienen haciéndolo desde hace algún tiempo , para averiguar si Austria es un Estado federal, una federación de Estados, un Estado de Estados, un reino de Estados , un Estado de unidad, un Estado de dualidad ó alguna otra entidad que se pueda designar por términos tan vacíos como los indicados. Nosotros Lucha de razas. 15
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Pero , de todos modos cuando consideramos el proceso del desarrollo histórico de un Estado cualquiera, estamos obligados à reconocer que la constitución actual de este Estado no es más que un factor natural que no se detiene jamás; es un punto de bifurcación al que ha llegado el Estado en cuestión por una larga serie de resoluciones en el poder . Muchos países independientes , Estados ó territorios , ó solamente partes de Estados , nos presentan en su superposición étnica , perfectamente visible aún , la persistencia del proceso de desarrollo en el cual los antiguos dominadores se han convertido en los dominados . Los anglo -sajones que habían conquistado la Inglaterra y sojuzgaron los habitantes encontrados por ellos en este país , han sido á su vez vencidos y sometidos por los normandos: los dominadores anglo-sajones de otro tiempo se vieron forzados á inclinarse bajo la dominación normanda. Acontecimientos análogos se han verificado en las Indias británicas . En la antigüedad , la organización del poder en las Indias consistía en una superposición de fuentes étnicas heterogéneas ; sobre el tronco de los dueños de este país fundaron los ingleses su dominación (1). En todo país en que la estructura étnica primitiva
preguntamos qué se ganaría llegando á un acuerdo general sobre cada una de estas denominaciones. No le impediría al Austria diferir de todo otro Estado federal ó de toda otra federación de Estados , ó de todo otro Estado de Estados que pudieran encontrarse en el mundo entero . Cualquiera que fuese la denominación que habría de aceptarse, el Austria no sería más que el Austria, es decir, una individualidad particular como cualquier otro Estado y no pareciéndose á ninguno . (1) Para otros ejemplos de estos cambios en las relaciones de dominación, véase en esta misma obra Renvois historiques.
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del pueblo no está amasada con una nacionalidad coman , obra de siglos , encontraremos una superposición social: clases dominantes y clases más o menos dependientes ó subordinadas . Pero allí también , donde una organización durable de la domingción ha impreso, á una comunidad social, un sello más o menos unitario , encontramos una superposición de clases que se mantiene en un conjunto por profesiones y ocupaciones hereditarias y que un análisis histórico , por poco profundo que sea, nos fuerza á reconocer como anexo , con antiguas oposiciones étnicas , con una antigua heterogeneidad . Así es que en los Estados de Europa como en las naciones más unificadas, encontramos distintas las tres clases de la nobleza, la burguesia y los campesinos: estos tres círculos sociales , cuyas divisiones no queremos indicar por el momento, y las relaciones más o menos importantes , están totalmente cerrados los unos para las otras , por lo menos en lo que concierne á la masa de miembros que comprende , y se mantienen en una separación relativa por la herencia de la fortuna , de la profesión y de la posición social . La igualdad de los derechos civiles esta de moda en Europa desde la revolución francesa ; muchos parágrafos formulan esta igualdad ; este es un hecho que está más bien confirmado que contradicho por raras excepciones que causan el asombro del mundo entero : un campesino llegando á grandes honores y altas dignidades , algunos
burgueses , abogados y profesores ,
ocupando un banco ministerial . Por lo demás , estas excepciones serían todavía menos numerosas ; y la división de la sociedad europea en tres clases, nobleza , burguesía, campesinos , separados por fosos profundos ,
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no dejaría de ser un hecho sociológico muy importante. Subiendo á las condiciones y á los comienzos históricos de esta división social y estudiándola , nos encontramos por todas partes en la composición étnica, una heterogeneidad resultante de la dominación ejercida primitivamente por una tribu extranjera , generalmente sobre indígenas . Es verdad que á falta de testimonios históricos dignos de fe , y á causa también de la desfiguración de los hechos , obra que realiza la historia tendenciosa, no se puede demostrar con la misma evidencia la realidad de estas divisiones , pero después de haber reconocido que el proceso natural social, como todo otro proceso natural , se compone de fenómenos producidos por fuerzas y tendencias siempre idénticas , de fenómenos que se cumplen siempre según las mismas leyes : no nos dejaremos inducir á error, acerca de tal ó cual pueblo , por lagunas históricas y por deformaciones tendenciosas impuestas á los hechos . Lo que habremos reconocido en tantos pueblos y en tantos Estados , como expresión y confirmación de una ley universalmente aplicable , nos guardaremos muy bien, á despecho de testimonios tendenciosos , de ir á darlo sin pruebas históricas , como excepción de la regla. Una vez adquirido el conocimiento de la marcha prescrita por leyes naturales en el proceso natural social , nos servirá , por el contrario, para colmar la laguna histórica y para rectificar el testimonio tendencioso . Por lo que concierne á la división de los pueblos europeos en tres clases profesionales , reposa , en los países de civilización moderna (se echa de ver muy clara y concretamente en el Este de Europa ) , sobre una heterogeneidad étnica . Estos tres grandes círcu-
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los sociales son incontestablemente , en los países del Oriente europeo , los círculos especiales de parentesco por comunidad de origen . En Austria , la clase media , lcs comerciantes y los artesanos de las ciudades , son en general alemanes . (Los hay todavía
como es fácil
de hacer constar, en Hungría , en Polonía , en Rusia y hasta en Bohemia . ) Por encima y debajo de esta clase media, se encuentran dos clases sociales : la de los campesinos y la de la nobleza . En todo tiempo han sido extrañas la una para la otra y se han considerado como castas diferentes . En todos los países de la Europa occidental las diferencias étnicas que coinciden con las diferencias profesionales han cesado de ser tan manifiestas . En todos estos países , sin embargo , como en Austria, los grandes propietarios se mantienen separados de los campesinos y pequeños propietarios : se creen superiores y de más noble sangre . En lo que concierne á las ciudades , la historia señala desde su fundación tribus diferentes . Quizá se nos objete que generalizamos demasiado y transformamos en leyes ciertos fenómenos históricos accidentales ; que si en algunos países los límites de las clases sociales coinciden con diferencias étnicas, ó que si en otros países la historia indica por tal ó cual clase social un origen extranjero, una fuente extranjera, no se puede deducir que esta coincidencia tenga en la naturaleza de las cosas su razón de ser que esté prescrita por leyes naturales . Responderemos que esto es así porque un examen profundo nos hace reconocer que estos hechos históricos no son más que una consecuencia necesaria de la naturaleza de las cosas , y que , si diferencias étnicas coinciden con clases profesionales sociales , semejante fenómeno ,
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LUCHA DE RAZAS
al cabo del desarrollo , no ha sido accidental , sino que ha tenido sus raíces en la ciencia misma de la cosa . Esperamos demostrarlo en el capítulo siguiente .
XXXIV
Oposiciones de razas en las clases profesionales .
La coincidencia de las clases y castas profesionales con las diferencias étnicas y las diferencias de raza en la población de un Estado , provienen de que, únicamente en vista de la división económico -política del trabajo, ha sido menester organizar forzosamente la dominación. Para que la agricultura produjese lo más posible, para que permitiese á los propietarios vivir libremente en los lugares ó en el ejercicio de ocupaciones preferidas, era menester que un gran número de individuos fuese utilizado , ó , como dicen los socialistas , explotado por un pequeño número . Lo hemos visto y lo explicaremos con mayor extensión más adelante , y es propio de la naturaleza del hombre que
Así, pues , en un principio conquista , después amalgama, en Italia como en Grecia, ó al decir de Strabón , los griegos helenizaron ó exterminaron á todos los pueblos en medio de los cuales se habían establecido ; Lucha de razas. 23
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pero después de la conquista , hasta su amalgama, se ve desarrollarse enteramente el proceso de la fundación y del desarrollo de los Estados con todo su cortejo.
Aunque este proceso natural haya debido evidentemente en el resto de Europa desarrollarse y se haya desarrollado según las mismas leyes que en Grecia y en Italia , se admite , sin embargo , en su forma exterior, una diferencia que da á la historia de Europa , con exclusión del « mundo clásico » , un sello algo diferente . En Grecia y en Italia los conquistadores pesaron directamente sobre las pequeñas poblaciones vencidas y aun se establecieron por grupos en diversas localidades que vinieron á ser en seguida ciudades , lo que contribuyó á que la vida histórica en Grecia y durante un tiempo no
menos largo en Italia se desarro-
llara en el seno de las ciudades- estados , con radio más ó menos grande , en el cual la población de siervos trabajaba para los nos .
señores , que eran los ciudada-
En el resto de Europa, los conquistadores se establecieron más aisladamente , unos por familias , sobre el terreno conquistado , en lugares fortificados , castillos fuertes , desde los cuales dominaban por medio de la fuerza de las armas y el terrorismo en los pueblos que habitaban los alrededores . Supieron, por medio de una organización ingeniosa, quedar solidarios los unos de los otros y prestarse ayuda recíprocamente contra la superioridad numérica de las gentes que habían sometido , es decir , de los vasallos . Esta organización y el género de vida que de ella A resultaba provocaron en toda Europa el fenómeno particular de la caballería (que no se conoció , bajo esta
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forma al menos, ni en Grecia ni en Roma) é impidió durante largo tiempo , al menos á las clases dominantes , que oscureciesen la vida urbana y los elementos del pueblo urbano . Viviendo así apartada la clase dominante , las ciudades europeas constituidas por elementos no serviles , sobre todo por elementos extranjeros, tomaron un carácter completamente distinto al de las ciudades de la antigüedad clásica .
Estas tomaban una parte más o menos grande en la vida política , de suerte que la
alta política » pudo
ejercer una influencia feliz sobre los elementos urbanos, y producir esta alta civilización cuyos puntos culminantes admiramos en Atenas y en Roma . Las ciudades europeas, por el contrario, fueron excluidas de toda participación en la alta política , la cual se concentró exclusivamente en las reuniones de « los señores » , en los Parlamentos y en los Reichstags . Desde el punto de vista intelectual fué desventajoso para las ciudades y para los señores , porque toda vida en común, toda relación entre elementos heterogéneos , constituye por sí misma un elemento civilizador de gran importancia . El abismo profundo existente entre las ciudades y las artes, hace que durante largo tiempo en Europa, los primeros se hundan en el estrecho espíritu de las corporaciones de tenderos , mientras que la mayor parte de los caballeros llevaban la vida salvaje de los bandidos . Se conocen las circunstancias que en los tiempos modernos pusieron un término á estos vicios sociales de la Edad Media. Estas circunstancias son, como es sabido , el conocimiento que se adquirió de la literatura clásica, los descubrimientos de Ultramar, la potencia creciente del capital , las modificaciones obteni-
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das en el arte de la guerra por el descubrimiento de la pólvora, etc. Una civilización más elevada acabó por manifestarse en las grandes ciudades de Europa , sobre todo en las de Occidente . Esta civilización , obrando en común con el dinero y la pólvora , echó por tierra los castillos fuertes de los caballeros y forzó á los señores á descender en la vida de las ciudades . Es en las grandes ciudades de Europa en donde la vida de las artes y de los ciudadanos impulsó á una más alta actividad intelectual los elementos étnicos y sociales heterogéneos que formaron los nuevos centros de la vida histórica : cada una de estas grandes ciudades vino á ser el hogar de una nacionalidad distinta . Del mismo modo que en « la antigüedad clásica» los procesos naturales sociales que se habían desarrollado en la Hélade y en Italia habían llevado á cada una de estas comarcas una comunidad de civilización que aparecía en bloque por una comunidad de lenguas , de concepciones religiosas, de costumbres de hábitos , de manera de vivir, en una palabra , lo que modernamente llamamos « nacionalidad » griega , nacionalidad romana, del mismo modo en Europa los procesos naturales sociales se desarrollan en grandes espacios de terrenos , tales como España , Francia , Inglaterra, Polonia , Hungría , Rusia , etc. , produciendo en estos diversos países una comunidad de civilización que se presenta á nosotros bajo forma de una comunidad de lenguas , de una comunidad de costumbres, de manera de vivir y de exterior y que llamamos actualmente nacionalidad . El medio merced al cual se realiza todo esto , medio que transforma las tribus en pueblos , los pueblos
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en naciones , las naciones en razas , este medio lo conocemos ya: es la perpetua lucha de las razas por la dominación , alma de toda la historia . Del mismo modo que en otro tiempo la lucha estallaba de banda á banda , de horda á horda , de tribu á tribu , del mismo modo la lucha ha sido función hasta ahora de pueblo á pueblo , de nación á nación . En el porvenir quizá se propagará de sistema de Estados á sistema de continente á continente . Aunque los pequeños elementos sociales y étnicos heterogéneos abandonen la lucha á cada paso y no cesen de formarse en razas unitarias , los gérmenes de odio , de hostilidad y de guerra encarnizada que se agitaban en ellos en otro tiempo no se extinguen ; pasan reavivados en la nueva amalgama, en la nueva raza , para agrandarse , para perpetuarse , para sobrevivir en nuevas luchas con comunidades étnicas y amalgamas extranjeras , con la raza extranjera más proxima .
Así es como en Europa desaparecen poco a poco las pequeñas tribus y los pequeños pueblos , y con ellos las pequeñas guerras y los pequeños dominios de civilización , así es como crecen las naciones y las razas , y con ellas los grandes dominios nacionales de civilización , pero también las grandes guerras entre naciones y razas . A la verdad , todo esto no se produce muy regularmente por grados sensibles y por el mismo compás ; en la naturaleza no existe semejante uniformidad . Todo se funda en lo contrario : los círculos diferentes se atraen, se entrecruzan , se absorben, forman imágenes de kaleidoscopios ó reposan ; pero la tendencia general es evidente : esta tendencia es la de las pequeñas unidades y comunidades , agrandándose cada vez más , pequeño dominio de civilización
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LUCHA DE RAZAS
en naciones , las naciones en razas , este medio ha transformado las guerras de pillaje en grandes guerras nacionales . En el interior de los Estados , la eterna lucha de intereses entre las profesiones , las clases y los grupos sociales , réempláza á las antiguas pequeñas guerras entre los pequeños elementos étnicos y sociales y el «progreso
realizado , progreso muy relativo que con-
siste únicamente en que estos pequeños hechos no son más sangrientos de lo que eran las luchas de los tiempos prehistóricos y las de las épocas de las órdenes políticas bárbaras ; pero se han verificado en los límites presentes por el derecho y la ley. Parece estar en el dominio del proceso social como en la naturaleza ; las fuerzas activas no pueden perderse jamás ; en suma, se transforman en fuerzas que obran de otro modo , pero no pueden disminuir . Es imposible que la suma de las fuerzas sociales , obrando desde los tiempos más lejanos en el dominio de la humanidad , disminuya jamás . En otro tiempo se manifestaban en innumerables guerras entre hordas é innumerables hostilidades entre tribus . A medida que el proceso social se desarrolla en otros dominios , que la amalgama social progresa y que la civilización aumenta, estas fuerzas no se pierden , no hacen más que cambiar de forma. La suma de recíprocas explotaciones en toda comunidad social dada , no llega á ser jamás más pequeña , aun cuando muchas veces es practicada bajo otras especies . Ocurre ahora que actualmente en Europa el número de guerras es menos considerable que lo fué en siglos anteriores ; pero el grandor y la importancia de las diversas guerras (guerra franco-alemana , turco-rusa) compone el gran número de pequeñas
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guerras de otro tiempo . En ninguno de los Estados diversos de Europa no hay actualmente cortejos de siervos , procesos de brujas , autos de fe de los judíos , pillaje, contribuciones de guerra impuestas á las ciudades, pero no ha sido suprimida ni una tilde de la suma de fuerzas activas que se manifestaban en todos los aspectos de la Edad Media . Estas fuerzas continúan obrando sin que su intensidad se haya quebrantado , y se manifiestan en la vida cotidiana . ¿En qué fenómenos? No entraremos ahora en el examen de esta cuestión ; pero señalaremos la actitud de las grandes aglomeraciones sociales que han salido de las pequeñas luchas y de las guerras seculares de Europa y que parece que se preparan ahora para guerras nacionales , así como para guerras universales muy formidables . De luchas seculares, de innumerables cambios , y fundaciones de Estados han salido nacionalidades que ocupan el suelo de Italia, de España y de Francia , cuyas lenguas y civilizaciones dan actualmente la impresión de una « raza romana» . Un proceso análogo formando naciones y razas se ha desarrollado en la región comprendida entre los Alpes y el mar del Norte, en donde , de un antiguo caos de pueblos , ha surgido una nacionalidad alemana que ya actualmente comienza á sentir que abraza una «raza germánica» . Rusia, en fin, después de haber destruido el Estado nacional polaco y después de haber casi arrollado á los turcos echándolos de Europa , considera el Oriente europeo como un mundo perteneciente á la raza eslava . Henos aquí llegados à un punto desde el que comienzan á proyectarse las sombras lúgubres de un porvenir siniestro . ¿Se concibe qué terribles guerras
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nacionales y universales ha de haber antes que estos tres mundos de civilización soportados por tres razas hostiles hayan acabado de agitarse ; antes que en guerras recíprocas hayan empleado y agotado sus fuerzas, y antes que en el lugar y puesto de los dominios de civilización romana, germana y eslava se haya constituido en único dominio de civilización europea una única raza europea? Siglos de sangrientas guerras de razas nos separan de ese momento . Durante este tiempo crece ante nuestros ojos saliendo de innumerables elementos heterogéneos, más allá del Océano , un nuevo mundo de civilización, una nueva raza: la raza americana . Lo vemos: tiene las condiciones necesarias para que durante largo tiempo no desaparezcan del mundo las luchas de razas . El mundo espera , para un porvenir todavía indeciso , el espectáculo de una lucha de razas entre Europa y América . Así es como la humanidad siempre lucha sobre el globo terrestre . El proceso natural social no cesa de producir nuevas razas; abraza amalgamas de pueblos y naciones cada vez más considerables , dominios de civilización cada vez más extendidos ; con refinamientos cada vez más grandes hace nacer guerras de exterminio . ¿Y el fin de todo esto ? Para la vista humana este fin es tan imposible de percibir como ha sido inexplorable el principio . Para nosotros, hay un infinito antes y un infinito después ; tenemos , sin embargo , ante los ojos una parte del mundo que se extiende , apenas tocado por la civilización: un continente en que los diversos Estados europeos comienzan solamente á enviar esclavizadores que reconozcan el mundo terreno . ¡ Cuántas matanzas de pueblos , de luchas de razas y de dominios de civilización no habrá en el continente negro ! Y des-
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pués el Asia, en donde sobre las ruinas de razas y las civilizaciones que allí se encuentran actualmente (á menos que los asiáticos no vengan alguna vez á invadir la Europa) se encontrarán un día para luchar europeos y americanos . En una palabra, por lejos que el espíritu humano pueda penetrar en el porvenir , no puede preveer ningún término á la lucha de las razas: el proceso natural social se extiende infinitamente delante de nosotros , como detrás de nosotros .
XLIX
Conclusión.
Hemos descuidado el trazar con pormenores el desarrollo históricamente conocido del proceso natural social en Europa y en América, y nos hemos limitado. á indicar los rasgos y caracteres comunes á los pueblos y á las naciones de Europa. Temeríamos fatigar al lector siguiendo los pequeños incidentes de este. mismo proceso natural de formaciones de Estados y de desarrollo de civilizaciones en todos los cursos de historia europea , bastantemente conocida, lo mismo que la americana . Lo que se ha verificado en el valle del Nilo , en las llanuras del Eufrates y del Tigris , en las mesetas del Irán , en las bajas y fértiles comarcas entre el Indo y el Ganges , en los países montañosos entre el Amour y el Hoang-go , y , en fin, en el Asia Anterior , ha debido pasar en todas partes en que han vivido ó podido vivir las hordas humanas . Ha sido así, en efecto , no solamente en toda Europa , sino más allá de Europa , en el otro hemisferio ,
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al borde del Mississipi y del río Grande en el Norte, lo mismo que en las fuentes del río de las Amazonas , en los valles de las Cordilleras , en el Sur . Por todas partes , en estas regiones , encontramos el mismo espectáculo: en primer lugar, hordas y tribus humanas heterogéneas , errantes . Aspecto diferente , pero siempre los hombres ; lenguas diferentes , pero siempre inteligencia recíproca á un círculo estrecho ; nociones é ideas diferentes , los mismos fondos de pensamientos ; círculos singenéticos siempre relacionados entre sí, pero llenos de odio y de horror respecto de los grupos de otra procedencia . Por consiguiente , siempre la nación lucha con los mismo motivos , para los mismos fines . El resultado del combate es siempre el mismo : el elemento étnico más poderoso prospera ; después ejerce su dominación , cuya influencia es siempre y en todas partes civilizadora: se asimila lo que es de otra procedencia, divide el trabajo, favorece la cultura intelectual, forma razas . Y siempre , de rechazo , una de las dos civilizaciones deja de existir y desaparece ante la barbarie que sube ; después comienza el mismo proceso, pero sobre una más grande escala étnica con colectividades más altas , más quintaesenciadas en cierto modo , desde el punto de vista social y nacional. ¿Y el resultado de este proceso ? Los unos triunfan y aquello es el progreso ; los otros quieren y pretenden que aquello es « el retroceso ó la decadencia» . A decir verdad , no es lo uno ni lo otro . Es siempre la misma cosa. ¿ Y cómo podría ser de otra manera? Es siempre el mismo proceso natural social . Las formas de este proceso presentan , es verdad , cambios , pero poco importantes ; la escena puede ser diferente ,
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según las regiones y las épocas , pero la naturaleza del proceso queda siempre la misma . Siempre la misma masa inculta , siempre la misma minoría explotadora que se da buena vida á expensas de la masa y repartidas aquí y allá algunas cabezas pensadoras . Estas trabajan intelectualmente por la minoría gobernante y también por las masas . Y como de tiempo en tiempo les acontece descubrir alguna verdad ó hacer un invento cualquiera que ponen á disposición de la minoría dominante y aun de la masa, entonces se habla del progreso realizado . Se olvida que estas invenciones y descubrimientos hechos por los hombres , no cambian la esencia de la humanidad ni mejoran á los hombres. Estos son siempre los mismos , ya remen en canoa, ya naveguen en barco de vela, ya con la fuerza del vapor franqueen rápidamente el Océano; son siempre los mismos , sea que en los dos hemisferios no tengan ninguna noción los unos de los otros , sea que por medio del telégrafo y del teléfono traten de engañarse de uno al otro cabo del mundo ; son siempre los mismos , ya se machaquen á mazazos , ya se acribillen con yataganes , ya se fusilen ó cañoneen , ya se hagan saltar en el aire con dinamita y torpedos . No hay ni progreso ni retroceso : siempre es la misma cosa y no puede ser de otra manera , porque los elementos sociales están siempre animados de las mismas fuerzas , porque la calidad y la cantidad de sus fuerzas quedan siempre las mismas. Es , además, una ilusión creer que se hacen hoy más grandes invenciones que se hacían mil años ha . Ni más pequeñas ni más grandes . Ningún cerebro humano puede en su desarrollo traspasar cierto límite , porque después de todo es un cerebro humano y lleva consigo las leyes de su propia
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naturaleza . Todo punto superior conseguido aquí y allá por algunas cabezas , ha sido ciertamente alcanzado en todas las épocas por individuos aislados . En efecto , la invención electro - técnica , la más refinada de la época moderņa , no traspasa, ciertamerte , por poco que sea, la invención del primer carácter rítmico , del primer signo gráfico cuneiforme . En cuanto á los resultados de la invención moderna, ¿habrán de ser más considerables ? Es verdad que el telégrafo pudo permitir á los hombres corresponderse con sus antipodas ; pero la escritura cuneiforme , ¿no nos da cuenta de lo ocurrido hace millones de años? La escritura que franquea inconmensurables lapsos de tiempo , ¿ no es una invención superior á la telegrafía, la cual no relaciona más
que
distancias
limitadas
y
conmensurables?
Oimos la objeción que se nos hace : nuestro espíritu se ha hecho poderoso , gracias á la ciencia acumulada desde hace miles de años , y puede, por consiguiente , ir más adelante . ¿Qué hombre , sin embargo , es capaz de medir los tesoros de ciencia que amasados durante siglos estaban á disposición de los hombres de las anteriores centurias ? Debe fatalmente ser así ; podemos deducir de esto que las verdades filosóficas que brillan en los más antiguos escritos que conocemos de los filósofos de la antigüedad asiática y europea , son precisamente las verdades más altas , por encima de las cuales no pueden elevarse los filósofos más eminentes de nuestra época . En este dominio del saber y reconocer humanos , los más grandes pensadores modernos de Europa. no encuentran ni explotan nada que no se encuentre ya en los libros de Confucio , en los Vedas , en las doctrinas de Buda . La filosofía moderna , en el conocimiento de la vida
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humana , ha traspasado la verdad que condensó el Eclesiastés en esta breve frase : « ¡ Todo es vanida ! » Se tiene noción de la cantidad de filosofía real , de observación y reflexión , de verdadero genio y amor á la verdad , que son casos precisos para llegar á este conocimiento, más precisos ciertamente que los sistemas de Etica desarrollados en muchos volúmenes . ¿Y Aristóteles ? Todos levantamos los ojos hacia este sabio de Grecia como un maestro , que desde hace dos mil años queda por encima de los más grandes . ¿Y qué nos enseña Aristóteles respecto al progreso intelectual? « No existe niguna verdad que no haya sido conocida por los hombres . Lo que creemos haber descubierto por primera vez é inventado ha sido ya conocido por los hombres y caído en el olvido . » Trátese de darse cuenta de la cantidad de observaciones relativas al
progreso » humano que ha sido menester
para que Aristóteles se expresase de esta suerte , y se encontrará justificada nuestra opinión en este respecto. Este pensamiento de Aristóteles , ¿ se referirá tan sólo á los descubrimientos filosóficos más altos de la humanidad? ¿Podrá notarse un progreso en las masas? ¿Estas masas son mejores , más morales, más inteligentes? Quien se quiera convencer de la estabilidad y de la inmovilidad de la ciencia intelectual de las masas , eche una ojeada sobre los diversos dominios de la vida intelectual , sobre las nociones é ideas que, aunque reconocidas mil veces erróneas y falsas por ciertos individuos , no son menos conservadas por las masas con una tenacidad que no se explica más que por la pereza natural ; considérese las grandes masas , aun entre las naciones más civilizadas , y pregúntese si en los tiempos prehistóricos podían estar los hombres en un grado más bajo de desarrollo intelectual.
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Cuando se piensa en la tenacidad con que en todos los dominios de la vida se han conservado prejuicios por las masas que, incapaces de pensar por sí mismas , desprovistas de juicio propio , se adhieren febrilmente á lo que les ha sido inculcado desde la infancia y en la juventud ! ... Esta masa inmóvil , estenuada , es inaccesible á las nuevas corrientes independientes
queda indolente y apática adherida al pa-
sado y á la tradición , y mira con desconfianza y mala voluntad toda innovación por razonable que pueda ser . Así es que los primeros pensadores que se encuentran aquí y allá , pasan sin ejercer acción sobre estas masas indolentes ; y he aquí la explicación del fenómeno enigmático de la aparición espaciada de grandes pensadores que no cesan de recomendar las mismas predicaciones , y que están siempre obligados á luchar con los mismos prejuicios , los mismos errores ; he aquí por qué no se advierte ninguna huella de progreso moral en la humanidad , y por qué no se puede comprobar el progreso exterior , por lo menos más que allí donde es promovedor de él el Estado . En suma ; en el conjunto del proceso natural de la historia, no hay ni progreso ni retraso ; no hay progreso más que aquí y allá , en ciertos períodos de este eterno ciclo, en ciertos países en que el progreso social recomienza siempre . Alli , donde hay una corriente de desarrollo , existe también un punto culminante y necesariamente un descenso . La causa en cuya virtad se comienza siempre al hablar de perpetuo desarrollo peregrino de la humanidad entera considerada como un todo unitario, se encuentran en estas dos circunstancias : en primer lugar, se aplica falsamente á la marcha del desarrollo
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supuesto de la humanidad las observaciones hechas sobre ciertas
comunidades sociales ,
especialmente
sobre tal ó cual estado en su fase vital ascendente ; de otra parte, se tienen para el mundo social vistas estrechas y personales , que designaremos con el nombre de etnocentrismo, tales son las razones en virtud de las cuales cada pueblo cree siempre haber ocupado el punto más alto , no solamente en los pueblos y naciones contemporáneos , sino respecto á todos los pueblos de pasado histórico . De suerte , que cuando se pretende ser la obra más completa de la creación, cuando se imagina que todos los pueblos y generaciones del pasado no han sido más que tanteos del Creador para preparar esta obra maestra , el pueblo y la generación en cuestión , todo el pasado , debe parecer como una preparación para el presente , y todos los otros pueblos como precursores simplemente del pueblo superior único á que la Providencia se proponía llegar . ¿Qué cosas no se han dicho á propósito del siglo XIX , de este siglo tan esclarecido ? ¿Qué no han afirmado todos los escritores de las diversas naciones de Europa, aun de los pueblos más pequeños , á propósito de la cabeza de la civilización, á la cual su pueblo ha marchado siempre ? ¿No se ha celebrado en todos los tonos nuestro siglo y nuestro continente? En una palabra ; el etnocentrismo , bajo todas sus formas , es lo que produce la concepción del progreso , y cada. pueblo y cada época se imaginan ser mejores que los otros pueblos y las otras épocas . Todo esto se ha verificado en virtud de la estructura de nuestro pensar, del mismo modo que en virtud de la estructura de nuestros ojos percibimos el horizonte alrededor de nosotros como un círculo en medio del cual se encuentra
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el observador, y al espacio infinito como un ciclo que se aboveda por encima de él , que roposa sobre la tierra al extremo del horizonte y cuyo punto culminante se encuentra encima de su cabeza . Del mismo modo que la naturaleza de nuestra vista es la causa de esta ilusión , del mismo modo la naturaleza de nuestra vista intelectual es la causa de este progreso lento y continuo , así como del punto culminante de nuestra civilización . Sin embargo, un observador de sangre fría, colocándose en el punto de vista científico , debe fatalmente llegar á concluir que , entre las diversas civilizaciones elevadas , existen diferencias de forma , pero no diferencia de grados , y que el desdén con que Europa mira la civilización de los chinos , de los indios y de los árabes está tan poco justificado , como el horror y el desprecio con que estas naciones nos miran á nosotros, los europeos , con todas nuestras instituciones ateas y repugnantes .
¿Es, pues, á esto á lo que conduce nuestra sabiduría? -me preguntaréis . - ¿ Es esta la utilidad de la sociología? ¿Qué provecho se saca de una doctrina que nos enseña una lucha perpetua y sin progreso , una humanidad amarrada á la rueda fatal é inexorable de un ciclo natural y necesario sin perspectiva de salud y sin tener otra esperanza que la del aniquilamiento? Cierto que nuestra doctrina no favorece al optimismo injustificado ; pero no afirmamos que no sea útil en una de las más nobles acepciones de la palabra . Ciertamente , la ley natural de la historia acarrea á los hombres terribles necesidades lo mismo que la ley natural de la vida se las proporciona al individuo . ¿Quién, sinembargo , tendrá horror á reconocer las leyes de la vida , porque estas leyes no le hagan entrever una vida entera de gozos imperecederos ? Este
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reconocimiento , ¿no le dará , en cambio de sus ilusiones perdidas, la ventaja de no abandonarse å utopías vanas? Lo mismo acontece con la sociología. Es verdad que enseña á los pueblos amargas verdades , pero los preserva de ilusiones peores y los aparta de inútil desperdicio de fuerzas , puesto que reduce sus esfuerzos á la medida única de lo que es posible . Solamente el reconocimiento de las verdaderas leyes de la historia pueden poner las tendencias de los pueblos y de las naciones, ó, por lo menos , de aquellas que las guían y que las instruyen, en armonía con las necesidades históricas . La sociología hace esto . ¿Quién osará negar que esta ciencia es de una utilidad inapreciable ? Vemos diariamente tribus enteras , y pueblos , y na-
ciones que consumen sus fuerzas vitales, tratando de resolver problemas que en virtud de leyes naturales omnipotentes son insolubles , ó que por lo menos no son solubles en la forma como están planteadas . Ciertamente, habrá siempre muchas luchas de razas : la paz eterna no es de este mundo . ¡ Pero qué de luchas podrían ahorrarse si los guías y los jefes de la humanidad tuviesen más perspicacia clarividente ! ¡ Qué de sufrimientos podrían evitarse á los pueblos ! ¡ Qué suma de felicidad pacífica en los límites de las leyes naturales de la humanidad si prescindieran de los falsos dioses á que adoran , si no se dirigieran á objetos imposibles , si no se dejasen arrastrar en la persecución de ardientes locuras! Ciertamente, del mismo modo que el reconocimiento de leyes naturales , el reconocimiento de leyes naturales sociales , nos prepara muchas amargas desilusiones, pero la desilusión no viene jamás demasiado Lucha de razas . 24
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pronto , y cuanto más pronto viene más saludable es. La sociología no tiene, pues, que temer el reproche de inutilidad , porque , en definitiva, reconocer la verdad es siempre un placer, y la verdad es el bien supremo que los hombres pueden pretender aquí abajo . Nuestros esfuerzos sociales humanos no están exentos de errores y de prejuicios ; pero en todo caso han sido leales , de ello tenemos la más profunda y firme convicción .
APÉNDICE
A.-Opiniones en favor del poligenismo.
A propósito de lo que más arriba hemos dicho , permítasenos citar entre el gran número de investigadores que han tomado parte en el poligenismo un representante de la historia natural y un adepto de la historia de la civilización . Burmeister, en su historia de la creación (Geschichte der Schöpfung), se expresa sobre esta cuestión en los términos siguientes : «Por lo que concierne á la cuestión de saber si todos los hombres descienden de una pareja única, la investigación científica no atestigua más que un solo hecho en apoyo de la doctrina que responde afirmativamente. He aquí este hecho : todas las naciones de la tierra pertenecen á una sola y misma especie, en el sentido que la historia natural atribuye á esta palabra, y sus diferencias , sean las que quieran sus ramificaciones, no pueden ser consideradas más que como caracteres de variedad . Hay tendencias á imputar estas diferencias en los cambios de condiciones climatéricas que esta misma especie ha sufrido en el transcurso del tiempo y se han de derivar de aquí las múltiples separaciones que existen entre las naciones. Esta manera de ver es muy exacta en sí misma , en estos límites , pero es errónea desde que aplica al hombre lo que ha sido obser-
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vado sobre los animales . Las razas de animales domésticos que son particulares á un cierto clima ó á un cierto suelo , no tardan en degenerar cuando son transportadas bajo otros climas. El bello toro de los Alpes no conserva más que en sus montañas su carácter especial. El buey de Hungría , de grandes cuernos , se modifica cuando deja los nutritivos pastos de su país . Las ovejas de lana fina volverían poco á poco á la especie de su origen más gruesa , si de tiempo en tiempo no se les infundiese sangre primitiva en toda su pureza . Sin embargo, la raza que ha sido trasplantada á un nuevo suelo y conserva cierta originalidad , aun cuando está en camino de degenerar, hállase lejos de tomar completamente el carácter de la raza-origen que habitaba primitivamente en este suelo . En cuanto al género humano, se comporta de otro modo , porque el tipo nacional no degenera cuando es transportado del país de origen á otra comarca ; conserva, por el contrario , tanto más marcadas sus propiedades , cuanto más lo eran en sus antecesores. Jamás en el período de nuestras observaciones históricas , un judío de individualidad pronunciada y de origen israelita puro , toma el tipo de un alemán auténtico , por largo tiempo que habite en Alemania. Jamás los europeos que han emigrado á Africa ó América, se han convertido al cabo de los siglos en negros ó caribes. ¿ Cómo los descendientes de Adán, que debían poseer un tipo de familia particular , hubieron podido transformarse en negros , papues , caribes , malayos ó mongoles? No hay ninguna razón para este cambio, y he aquí por qué negamos la exactitud de esta hipótesis . Si, por el contrario, se admite que haya habido en muchos puntos de la tierra muchos autóctonos conformes con los grandes rasgos de un tipo general , lo que ciertamente ha sido , vista la concordancia específica, no en-
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contramos dificultad alguna para explicar las diferencias perceptibles. Hemos , en efecto , visto ya , que una gran parte de todas las diferencias perceptibles debían ser atribuidas á las relaciones del exterior , á las cuales han estado expuestas las criaturas en la época de su aparición; y no podemos asombrarnos de que el hombre esté sometido á las mismas leyes en su aspecto exterior , aunque su estructura no permita diferencia definible, es decir, diferencia típica, en atención á que una diferencia de esta especie sería incompatible con semejante identidad de especie. Todos los hombres tienen el mismo número de miembros , de dientes , de dédos , de huesos , de vértebras; concuerdan igualmente por las proporciones relativas de estas diversas partes entre sí , por lo menos en las proporciones esenciales . Pero tanto como se parecen en este respecto , tanto difieren por el color , la estatura, la estructura del rostro , las extremidades y los cabellos; son tan numerosas estas diferencias como las que pueden presentar las diversas razas de animales domésticos . Al comparar entre sí estos dos fenómenos, ofrecen á la verdad mucha semejanza , y al llegar á reconocer que las variedades de animales domésticos son ciertamente de origen posterior , se ha creido poder admitir que sucedía lo mismo con respecto al género humano, y tomar todas estas modificaciones por modificaciones de una forma primitiva única ; pero el hecho tenaz de la persistencia de las diferencias nacionales no permite esta conclusión... Dados estos hechos , tenemos el derecho de negar que seaposible que todos los hombres se deriven de una pareja única. Las grandes diferencias que presentan las naciones entre sí, nos obligan, por el contrario , á afirmar que han aparecido primitivamente muchas parejas humanas: podemos demostrar la exactitud de esta opinión
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al considerar los colores en las diversas naciones . Si , en efecto, todas las naciones descendiesen de una parėja única , sería menester que todos los matices procediesen de un todo fundamental , lo que á mi entender es imposible. Si el negro del negro fuese un blanco de Europa oscurecido y el amarillo del Mogol fuese intermediario, el rojo cobrizo del americano no tendría puesto en esta gamma. Se podría con razón preguntar por qué los neolandeses y los papues se han hecho negros , mientras que los habitantes de las islas de la Reunión y de los Amigos , que habitan más cerca del Ecuador , tienen un color amarillento ; sería preciso , además , explicar por qué en América todas las naciones, desde la bahía de Baffin hasta la tierra del Fuego , han tomado un color rojo oscuro cuyo tono fundamental es el mismo ; mientras que en el hemisferio oriental , las poblaciones blancas, amarillas , aceitunadas ó negras , habitan al lado las unas de las otras.
No cesaríamos de señalar nuevos hechos incomprensibles , siendo el punto de partida también incomprensible. En suma : la doctrina completa se presenta á las miradas cientificamente esclarecidas del observador exento de prejuicios de una manera muy desfavorable: puede admitirse sin vacilar que jamás observador alguno tranquilo hubiese tenido el pensamiento de hacer descender á todos los hombres de una pareja única si la historia mosaica de la población no le hubiese enseñado esta unidad de origen . Los escritores se han atenido á esta historia ; se ha querido seguir conservando la autoridad de la Sagrada Escritura , aun en los dominios en que no puede ser considerada como infalible , y sobre los cuales no ejerce influencia determinante desde que el hombre ha seguido su experiencia científica personal, adquirida con grandes penalidades y tra-
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bajos ; así es como un gran número de investigadores que en su gran parte no conocían suficientemente los resultados de la ciencia natural , se han creído forzados á defender el mito tomado del Antiguo Testamento . He aquí por qué defienden una opinión científica edificada sobre este texto. Esta opinión es insostenible en cuanto se la examina de cerca. Se puede creer en la pareja única ; pero los defensores de esta opinión , cuyo número aumenta desde que la ciencia ha abandonado el dogma , se han extremado en toda especie de ensayos de explicación , sin llegarla á establecer científicamente. ¿Qué milagros , qué extraños caprichos del azar hubiesen sido precisos para que una pareja única hubiese tenido , en el espacio de cuatro mil años , una descendencia de mil millones de hombres , los cuales , partiendo de un punto único , se hubiesen repartido (¿ por qué medios ? ) por islas lejanas , por los diversos puntos del gran continente americano , tan alejados los unos de los otros ? ¿Por qué no permanecieron juntos en las fértiles llanuras en que habían visto la luz ? ¿Por qué prefirieron ir á los polos glaciales, á los polos de la tierra? ¿Cuál ha sido la causa del desarrollo de lenguas tan diferentes, cuyos elementos fundamentales son en parte heterogéneos? ¿ Cómo habiendo una nación hablado en un principio la lengua de sus antepasados , habría de haber llegado más tarde á una lengua del todo diferente? (Burmeister: Geschichte der Schöpfung, 5.ª edición, 1854 , páginas 564 á 568. ) Kolb , en su obra titulada Culturgeschichte (Historia der Meuschhete, Historia de la civilización de la humanidad), trata esta cuestión de la manera siguiente: « Por lo que concierne á la cuestión de la descendencia de una pareja única ó parejas diferentes , sólo la última hipótesis nos parece verosímil . Estamos ,
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en efecto , en este punto , en oposición con Darwin: creemos que las diferencias poseen particularidades que aquéllas no pierden jamás por lejos que se lleven las informaciones . Esto no se aplica solamente al color de la piel, que es el carácter más modificable, relativamente, aunque el negro bajo los climas septentrionales no se hace blanco , ni el europeo bajo el Ecuador se hace negro, sino , sobre todo , en la forma , en la estructura y en muchas propiedades físicas , y más todavía , en las particularidades de carácter. No nos limitamos á creer en las cinco razas primitivas de Blumenbach , sino que admitimos un mayor número : fué preciso que la naturaleza las crease en las circustancias más favorables , correspondiente á las condiciones físicas de las principales comarcas. Las condiciones fisicas, desde que la tierra se encuentra en su estado actual , no pueden haber sido en todas partes las mismas. Desde esa época ha habido siempre en los polos otro clima y otras condiciones de existencia que en el Ecuador. Se apoya, es verdad , en que el hombre es incapaz de habitar en todas las zonas ; en realidad he aquí lo que observamos : el hombre que proviene de una zona templada, es el único que puede soportar los cambios á que se expone yendo hacia el Norte ó hacia el Sur. Estos cambios no son más que la mitad de los que sufriría un esquimal transportado á los trópicos , ó un negro transportado á la zona glacial . Todas las veces que se ha tratado de una trasplantación de este género, se ha comprobado que todas las razas humanas no son propias para vivir y prosperar en todos los climas . Al contemplarlas de cerca , notamos una diferencia de vitalidad entre las diversas razas . >>Las razas , aun las mas vivaces , de los climas templados , no pueden existir en una zona esencialmente
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diferente más que cuando han conseguido un alto grado de civilización , y cuando , gracias á la posesión de recursos materiales variados é importantes , tienen la posibilidad de sustraerse en gran parte á las influencias de los climas extranjeros .
>>El hombre originario de la Europa Central que bajo los trópicos quisiere cultivar los campos como el negro, ó que en el país de los esquimales quisiere vivir como los esquimales , no tardaría en perecer indefectiblemente ; y no solamente él sucumbiría , sino que tampoco sus hijos podrían subsistir. »
B.-Apropósito de la cuestión del libre arbitrio.
J. Cuno Fischer , en su opúsculo Die Freiheit des menschlichen Willens und die Einheit der Naturgesetze (La libertad de la voluntad humana y la unidad de las leyes naturales) , ha reunido con cuidado todos los argumentos en favor de la no libertad de la voluntad que en todo tiempo han sido invocados por los filósofos y los sabios . Sobre estos argumentos ha edificado su demostración contra la libertad de la voluntad . Esta demostración, en general , es irreprochable, y la aceptamos completamente . No creemos menos (y esto por razones ya indicadas) que las demostraciones de Fischer y de todos sus predecesores están al lado de la cuestión . Ellos y él se colocan únicamente en el terreno de la psicología individual y consideran todas las influencias que obran sobre la voluntad del individuo que le determinan . Pero, al mismo tiempo, miran al individuo como un ser aislado, abstracto, ser que no existe en la realidad , en lugar de verle tal como es realmente , es decir , miembro de un grupo social ó de muchos grupos sociales, sostenido por enlaces y fibras que le mantienen
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sólidamente. Como desdeñan ver sociológicamente, por decirlo así , se les escapa una serie de motivos determinantes de la voluntad individual . Estos motivos son los más importantes ; la voluntad individual no puede jamás, ni en mode alguno, desprenderse , los obedece inconscientemente , naturalmente , ineluctablemente . Todo el secreto de la no libertad de la voluntad nos parece , en efecto ,
consistir en que los movimientos
sociales son movimientos de masas ó más bien de grupos que obedecen á leyes ó á una necesidad natural ; el individuo no tiene otra alternativa que tomar parte en estos movimientos que le arrastran con extrema fuerú oponerse desplegando una fuerza excepcional . En estos últimos casos , su acción , contraria á la de su grupo, no está menos determinada por el movimiento en dicho grupo. De éste, de la atmósfera que le rodea , el individuo recibe su dirección intelectual y moral , su disposición intelectual completa y la facultad de dejarse guiar en sus acciones por ciertos motivos, y es, según este conjunto, cómo el individuo obra generalmente. Todos los días tenemos una prueba del encadenamiento de la voluntad individual por el grupo en que vive el individuo . Lo que hace generalmente el individuo no es lo más razonable , sino lo conveniente , lo que exigen las costumbres , lo que no choca en « el mundo» . El individuo normal no puede obrar de otro modo , ni aun cuando su inteligencia individual le haga encontrar no razonable su acción . ¡ Que se le obligue al duelo , á las innumerables ceremonias religiosas , á las formalidades absurdas de la etiqueta ! Si ; esta disposición del grupo obliga al individuo á obrar constantemente contra su interés . Cierto que se encuentran espíritus fuertes , caracteres vigorosos de hombres excepcionales , pero , ¿qué
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pueden hacer sino resistir á los impulsos que les son dados por una necesidad natural y obrar de un modo contrario á estos impulsos ? Por lo demás , estos casos excepcionales implican que la acción (de oposición) está determinada por una ley, por una necesidad natural. Un ejemplo sacado de la política para comprender nuestra opinión . En general, el miembro de una clase social , en sus acciones y en sus omisiones , defenderá los intereses de esta clase. Así , el retoño de una familia de la antigua nobleza sostendrá en general los intereses conservadores . Pero sobrevienen individuos excepcionales que encontrando en su elemento social estas corrientes imperiosas las resisten . Muchas veces también, cooperan diversas causas para poner al individuo en contradicción con su corriente, cuya naturaleza le determina . Pero , entonces , es por la ley de la oposición como el individuo en cuestión está determinado , y entonces se hace demagogo (piénsese, por ejemplo, en Mirabeau) . Se engañaría , sin embargo , quien imputase estos fenómenos excepcionales á una libre voluntad de los individuos , ó si se les citase como prueba en apoyo de esta libre voluntad. Estos individuos aislados , anormales , sufren la ley de la oposición con tanta necesidad natural como los individuos normales sufren la ley de la determinación social .
No hemos querido más que indicar una laguna , que nos aparece evidente en la psicología tradicional . Esta se adhiere á un falso atomismo ; no considera jamás más que al individuo, las fuerzas é inclinaciones que están en lo más profundo del ser de este individuo . Debería considerar las corrientes que atraviesan los grupos ; en estas corrientes es preciso buscar los motivos que por golpes y contragolpes hacen mover los grupos .
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Otro error, tanto de Cuno Fischer como de sus predecesores , nos parece ser el haber falsamente concebido y aplicado el < materialismo» . Todos estos filósofos y adversarios del libre arbitrio , materialistas , tienden á demostrar « la materialidad» del pensamiento , tan bien como las causas que le producen (Fischer) . Fischer precisa este punto de vista de la manera siguiente: « El mismo proceso mecánico , las mismas fuerzas físico -químicas (mecánicas) que forman y transforman las materias inorgánicas por una serie de desarrollos y transformaciones no interrumpidas pasan hasta el hombre intelectual. Ninguna fuerza nueva brota en el organismo, por elevado que sea, del hombre intelectual ; este organismo , descendiendo directamente de formaciones inorgánicas , está formado por fuerzas y leyes idénticas à las del mundo inorgánico . » Es , en verdad , llevar demasiado lejos el materialismo , lo que, dicho sea de paso , no es en modo alguno necesario para probar la no libertad de la voluntad . Las nociones y los pensamientos humanos son, en efecto , como hemos expuesto más arriba, influidos y determinados , no solamente por causas materiales, sino también por causas inmateriales , tales como los incidentes, las series de acontecimientos , las circunstancias de la vida y la experiencia adquirida .
La aparición de percepción y el proceso del pensamiento , puesto en actividad por estas influencias , no son materiales y no tienen necesidad, para ser absolutamente necesarios , de ser formados y puestos en movimiento por fuerzas y leyes que sean « idénticas á las del mundo inorgánico » . Idéntico lo es ciertamente el proceso , y no menos que todos los procesos físicos , obedece á leyes generales y muy poderosas. En cuanto á los factores y á las causas que emplean y hacen marchar este proceso que influyen sobre él ó que le cons-
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triñen , son inmateriales ; son series de acontecimientos , de fenómenos sociales , etc. , que muchas veces , ni en su naturaleza , ni en su acción , son idénticos con la naturaleza y la acción de los ácidos y de las sales , de la atracción y de la repulsión , de la electricidad y del magnetismo . Abandónese , pues , el punto de vista casi materialista y que se conciban las cosas á sangre fría, es decir, como son. Sí ; una idea , un pensamiento , son cosas inmateriales. Son fenómenos intelectuales ; pero este pensamiento (esto es cierto) no puede surgir más que de un substratum material . Sin cerebro no hay pensamiento , sin fósforo no hay cerebro : esto es exacto . En el momento, sin embargo, en que el pensamiento surge del substratum material necesario, brota una nueva fuerza. Esta no es idéntica á las fuerzas químicas y físicas ; pero también es cierto que no es sobrenatural , y que, como todas las fuerzas naturales, está sometida á leyes fijas y á influencias naturales , entre las cuales sale toda una serie de fuerzas inmateriales que no han tenido jamás influencia sobre el mundo inorgánico ni sobre el mundo animal inferior . En una palabra , la teoría de la no libertad de querer debe librarse de tan estrecho « materialismo » ; por el contrario , avanzará, se enriquecerá considerablemente agregándose á la sociología la filosofía del porvenir .
C.- Sobre la historia como ciencia.
La historia escrita, ¿es una ciencia , en la significación ordinaria de la palabra ? Schopenhauer es , en nuestro entender, el primero que ha abordado esta cuestión. Un poco tímidamente , pero con buenas razo–
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nes, niega á esta rama del saber humano el carácter de ciencia. «En toda especie y en todo género de cosas , los hechos son innumerables : los seres individuales son infinitamente numerosos , no puede abrazarse la multiplicidad de sus diferencias. El espíritu , ávido de conocer, se siente acometido del vértigo en presencia de esta multiplicidad. Por lejos que lleve sus investigaciones , se ve condenado á la ignorancia . Pero he aquí que interviene la ciencia : establece divisiones en lo que es innumerable, lo reparte bajo nociones y especies , reune después bajo nociones de género lo que es así clasificado, abre así camino al reconocimiento de lo que es general y de lo que es particular; reconocimiento que abraza aún la individualidad innumerable, aplicándose á todo, sin que haya que considerar cada objeto ó parte. Prepara así el reposo al espíritu investigador. En seguida todas las ciencias colócanse las unas al lado de las otras, y por encima del mundo real de las divinas cosas , en el orden en que se han repartido entre sí. Por encima de todos está la filosofía , que es el saber más general y por consiguiente el más importante aquel que promete revelaciones que los otros no hacen más que preparar. Solamente la historia no tiene , propiamente hablando , derecho alguno para entrar en esta serie. No puede vanagloriarse
del privilegio que poseen las
otras , porque no tiene el carácter fundamental de la ciencia , la subordinación de aquello de que se tiene conciencia, puesto que en lugar de esto no presenta más que una simple coordinación de hechos registrados . He aquí por qué no hay sistema en la historia, como lo hay en toda ciencia . La historia es un saber , no es una ciencia , porque en parte alguna reconoce el hecho aislado sirviéndose de lo que es general , sino que se re-
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duce á coger inmediatamente el hecho particular y á avanzar deslizándose , por decirlo así , en el terreno de la observación . En cuanto á las ciencias verdaderas , se encuentran por encima , habiendo adquirido nociones generales que abrazan y dominan los hechos aislados . Además , todos , por lo menos , en ciertos límites , ven á lo lejos la posibilidad de las cosas de su dominio , de suerte que pueden alcanzar lo que vendrá . Siendo las ciencias sistemas de nociones , hablan siempre de géneros; la historia habla siempre de individuos . Sería , por consiguiente , ciencia de individuos , lo que implicaría una contradicción . » Siguese de lo que se ha dicho en primer lugar, que las ciencias hablan todas de lo que es siempre, y la historia, por el contrario, no habla jamás más que de lo que ha sido una vez y no la segunda . » Además, la historia se ocupa sencillamente de lo que es aislado é individual , asunto que es inagotable por su naturaleza , y no sabe todo más que imperfectamente y por mitad . De otra parte, es preciso que al mismo tiempo se haga enseñar á proprósito de cada día nuevo, lo que no sabía todavía , puesto que se ocupa de los hechos de todos los días . No teniendo por objeto jamás la historia más que lo que es aislado , que el hecho individual, y considerándolo como lo que es , exclusivamente real , es precisamente lo contrario de la filosofía. Esta considera las cosas desde el punto de vista más general , y es lo que tiene expresamente por objeto lo general que permanece idéntico en todo lo que es aislado ; he aquí por qué en lo que es aislado no ve otra cosa que lo que es general, y declara no esencial el cambio de aspecto. Mientras que la historia nos enseña que en toda época hay algo diferente, la filosofía se esfuerza por ayudarnos á ver que en todas las
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épocas es siempre la misma cosa que ha sido, que es y que será. En verdad , la esencia de la vida humana, lo mismo que la naturaleza , existe completa en todas partes , en todo presente , y, por lo tanto, para llegar á conocerla y agotarla, basta la profundidad de la concepción . En cuanto a la historia , espera reemplazar la profundidad por la longitud y la anchura : para ella, todo presente no es más que una fracción que tiene que ser completada por el pasado , pero un pasado en el cual la longitud es infinita , como infinito es el porvenir; en esto es en lo que reposa el contraste entre las cabezas filosóficas y las cabezas históricas : las primeras quieren profundizar , las otras quieren extenderse indefinidamente en sus enumeraciones . La historia no hace más que presentar la misma cosa en cada página ; solamente la presenta bajo diferentes formas. Los capítulos de la historia de los pueblos no difieren en el fondo más que por los nombres y el cambio de los años ; pero lo que esta historia contiene de esencial es siempre idéntico. Siendo , pues , la materia del arte la idea y siendo la materia de la ciencia la nación, vemos el arte y la ciencia ocuparse una y otra de lo que es siempre de la misma manera; pero no de lo que tan pronto es como no es , de lo que es tan pronto de una manera como de otra ; ambas se ocupan de lo que Platón exige como siendo exclusivamente el asunto del verdadero saber. La materia de la historia , por el contrario, es el hecho aislado en un aislamiento y en su contingencia es lo que es siempre y no es siempre; son los encadenamientos pasajeros de un mundo humano móvil como los mares al viento . A menudo , el más insignificante modifica estos encadenamientos. Desde este punto de vista, la materia de la historia apenas si se nos presenta como un objeto digno de ser
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considerado seria y penosamente por el espíritu humano, por este espíritu humano que precisamente porque es perecedero debe elegir lo imperedero como objeto de atención. Después de estas observaciones negativas , perfectamente exactas contra la pretensión científica de la historia, Schopenhauer condena no menos exacta y justamente la tentativa de Hegel para hacer de la historia una ciencia . Termina su ejecución , un poco apasionada , en los términos siguientes :
« Los hegelianos , que consideran la filosofía de la historia como el objeto principal de todos los filósofos , deben ser remitidos á Platón , quien repite hasta la saciedad que el objeto de la filosofía es lo invariable y lo permanente ; pero no lo que es tan pronto de esta manera ó de la otra. A todos los que se complacen en figurar así el curso de los acontecimientos , ó , como dicen ellos , de la historia , para esos ha escapado la verdadera y principal noción de toda filosofía , es decir , su afán en toda época viene á ser idéntico . Todo el ve nir á ser y surgir no es más que apariencia ; las ideas solas son permanentes , el tiempo es ideal . He aquí lo que quiere Platón , he aquí lo que quiere el Estado. Es preciso, pues , buscar lo que es verdaderamente hoy y á perpetuidad. Es decir, reconoce las ideas ( según el pensamiento de Platón) . >> Una verdadera filosofía de la historia no debe, pues , considerar lo que , usando el lenguaje de Platón , viene á ser siempre y no es jamás , tomándolo por la esencia propiamente dicha de las cosas. Debe considerar lo que es siempre y nunca viene á ser esa cosa . No consiste en erigir los objetos temporales de los hombres en objetos eternos y absolutos , en limitarse á trazar artifiLucha de razas. 25
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cialmente y de una manera imaginaria de los hombres hacia estos objetos á través de todas las complicaciones . Consiste en ver que la historia es mentirosa, no solamente en la ejecución , sino hasta en su esencia , porque la historia no habla más que de individuos y de acontecimientos aislados ; pretendiendo que cada vez tiene alguna historia diferente que contar del principio hasta el fin , no hace más que repetir lo mismo bajo diferentes adornos . La verdadera filosofía de la historia consiste en ver que en todas estas complicaciones misteriosas é inextricables tiene siempre delante de sí la misma esencia parecida é inmutable que permanece hoy como era ayer y como será eternamente. Esta filosofía debe, pues , reconocer lo que hay de idéntico en todos los acontecimientos de los pueblos antiguos como de los tiempos modernos , del Oriente como del Occidente , y, á pesar de toda la diferencia de las circunstancias especiales de las costumbres y de los hábitos, distinguir siempre la misma humanidad . » > Hasta el presente , los pensamientos de Schopenhauer, en tanto que niegan el carácter de ciencia á la historia tal como se escribe de ordinario , en tanto que demuestra lo característico de la filosofía de la historia construida por Hegel ó á la manera hegeliana , son irrefutables . La negación es , por lo demás , el fuerte de Schopenhauer. ¿Sospechaba él la ciencia verdadera de la historia? ¿Tenía idea de la manera cómo había de constituirse la historia? ¿Ha indicado el camino que hay que seguir para tratar científicamente la historia? Si nos planteamos estas cuestiones, nos vemos obligados á responder negativamente . Las indicaciones positivas en este punto son absolutamente insignificantes. Escuchemos lo que dice : «Esta cosa idéntica y que persiste en todo cambio de fenómenos , estriba en las pro-
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piedades fundamentales de corazón y cerebros humanos, de los cuales son muchos malos y de los cuales son pocos buenos . » La ciencia de la historia ¿debe ser senci llamente psicológica ? ¿ Debe estudiar el corazón Ꭹ el cerebro humano ? ¿ A qué entonces el pasado y la historia? Para este estudio la nota natural nos suministra documentos suficientes y aun abundantes más dignos de confianza que los que nos proporciona la tradición histórica más auténtica . Suscribimos de buen grado el aserto de Schopenhauer, según el cual la divisa de la historia debería ser Eadem sed aliter , « pero cuan do Schopenhauer no aplica esta doctrina más que al corazón y al cerebro humano» , la ciencia de la historia se le escapa y no conserva en el lugar de esta ciencia más que una ciencia del cerebro humano y del corazón humano lo que es cosa de todo punto diferente. En una palabra : Schopenhauer sabe muy bien por qué la historia escrita á la manera ordinaria no es una ciencia ; pero sólo de una manera vaga sospecha de qué modo sería menester buscar la creencía de la ciencia histórica . Está demasiado profundamente influida por el individualismo y el atomismo , y á despecho de sus numerosas opiniones exactas sobre el mundo y sobre el hombre , no pasa de cierto « antropometrismo, según el cual los objetos más importantes que habría que considerar en la historia serían en el cerebro humano y el corazón humano » . Sabemos , según todos los desarrollos precedentes , qué papel subordinado y descuidado juegan en la historia los centros muscular y nervioso , y cuán poco las grandes leyes de la historia se cuidan del corazón y del cerebro humano ; bien lejos de ser influidos por ellos , sabemos asimismo que en el curso de la historia se pueden estudiar otras cosas que el corazón humano y el cerebro humano no desarrollándose
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el proceso natural de la historia á voluntad del hombre; es evidente que el corazón humano y que el cerebro humano no se revelan en las fases de este proceso , y, por consiguiente , no pueden ser estudiados aquí . Schopenhauer no era historiador, y no se ha ocupado en escribir historia ; si lo hubiera intentado según las disposiciones positivas dadas por él , estaría convencido de que habría producido una cosa muy distinta de la ciencia de la historia. Hay, por lo demás , una distancia enorme entre una crítica negativa exacta y un plan positivo exacto, y a fortiori entre la crítica negativa y la ejecución del plan positivo: podemos comprobarlo á propósito de otro escritor que ha marcado en su época , y que, al lado de Schopenhauer, merece ser citado desde el punto de vista de la ciencia , que es el segundo adversario de la historia escrita come lo está ordinariamente. Hablamos de Buckle. Menos filosóficamente que Schopenhauer , con menos penetración y fuerza , pero no menos justamente, Buckle ha negado á la historia , tal como es concebida y presentada , el carácter de ciencia ; nos parece , por lo demás, que no ha conocido á su gran predecesor alemán. « La necesidad de generalizar en todos los grandes dominios de la investigación , es reconocida por todo el mundo. Los investigadores , apoyándose en hechos particulares , tientan nobles esfuerzos para llegar á descubrir las leyes que gobiernan estos hechos ; los historiadores, por el contrario , tan lejos están de apropiarse este procedimiento, que la mayor parte de entre ellos estiman , sobre todo, tener que contar hechos , salvo á animarlos de consideraciones morales y politicas convenientes . Todo escritor es apto para escribir la historia conforme este plan , cuando por pereza intelectual , por estrechez natural de espíritu , fuera incapaz de tra-
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zar las ramas más elevadas del saber ; le bastaría pasar algunos años en la lectura de cierto número de libros para poder escribir la historia de un gran pueblo y hacerse notar en su especialidad . » Buckle muestra cuán poco científica es la historia escrita , de esta suerte comparada con la ciencia natural . «Los fenómenos que en la naturaleza parecen más irregulares y más cantradictorios han sido explicados y se ha establecido que están de acuerdo y con ciertas leyes universales y generales. ¿ Se ha llegado á esto? Porque hombres de talento y de un espíritu paciente é infatigable han estudiado la naturaleza con intención de descubrir en ella la ley. Al someter las series de hechos del mundo humano á un tratamiento semejante , tenemos derecho á esperar también un semejante resultado . » Hasta aquí podemos adherirnos sin restricción á la opinión
de
Buckle ; hasta aquí nos vemos forzados á darle plenamente razón en presencia de los ataques de Droysen, en nada justificados . Droysen no ha comprendido las premisas perfectamente exactas de Buckle , ó no ha querido comprenderlas. Se burla á expensas de Buckle porque , no reconociendo en la historia el carácter de una ciencia , se propone elevarla á la categoría de ciencia.
En lo que concierne al primer punto , Droysen se ha dado buena maña , porque lo que hubiera debido refutar no era la argumentación de Buckle , exacta pero poco profunda , sino la de Schopenhauer que hemos mencionado más arriba. Con sofismas tan vanos como los que emplea en combatir las premisas de Buckle , se puede fácilmente negar las verdades más evidentes , pero sin convencer å nadie. Droysen aparenta creer que Buckle no se ocupa más que de otro método de tratar la historia , el método
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de la ciencia natural , y presenta esta objeción. Toda ciencia presenta su método propio , su manera de ser especial . Hay aquí una falsa suposición ; todos los desarrollos de Buckle gravitan alrededor de esto : la ciencia es una, no hay más que un solo método exacto , la inducción , en fin ; la historia también es una ciencia natural, á la cual no se aplica, por consiguiente , más que el método de las ciencias naturales , es decir , la inducción . He aquí lo que Droysen no quiere comprender, y si habla de una manera de ser teológica , filosófica , matemática y física, es para poder añadir el modo de consideración histórica. Desde el punto de vista de Buckle, que encontramos perfectamente exacto , la historia es una ciencia natural (la del género humano), y no hay más que un método científico que explicar , el método de inducción aplicado á las ciencias naturales. ¿ A qué , habiéndose dado este punto de vista , objetar que « se puede considerar el mundo moral desde puntos de vista muy diferentes >> á los puntos de vista prácticos , técnicos , jurídico-social, y que, « en fin, una de las maneras de considerar el mundo moral es la manera histórica »? Es cierto que se puede considerar el mundo « desde todos estos puntos de vista » ; pero ninguno de ellos es científico , ni el punto de vista práctico , ni el punto de vista técnico , ni el que se califica de histórico . Como hemos dicho , Droysen no parece haber comprendido la idea muy exacta de considerar la historia como una ciencia natural, y solamente como sofista combate los errores que atribuye á Buckle. ¿ Ha logrado éste cumplir la tarea que se había propuesto y que era la de tratar la historia como una ciencia , la ciencia natural? Nosotros también , á la verdad, contestamos negativamente á esta pregunta ; sin em-
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bargo, su tentativa general para resolver este problema planteado en sus verdaderos términos , merece toda estima y toda aprobación, la que Droysen no le hubiera ciertamente negado si hubiese reconocido la posibilidad de plantear bien el problema. El error de Buckle en la traducción práctica de sus puntos de viste teóricos , es , en efecto , excesivamente instructivo para sus sucesores, y, por consiguiente , de un gran valor para la ciencia. Vamos á indicar brevemente en qué consiste este error. Buckle está todavía demasiado profundamente hundido en la concepción dualista del mundo, y á pesar de todos sus esfuerzos no puede emanciparse. Representa la naturaleza y el espiritu humano como dos factores independientes y opuestos . Hace salir la historia. < de la creación y de la influencia recíprocas de estos factores»: casi casi es un error de cuyas consecuencias fatales no puede salir y que hace de toda su obra un « ensayo abortado» ; todo lo que ha ocurrido precedentemente, dice Backle, debe ser necesariamente un fenómeno interior ó un fenómeno exterior: es, pues , evidente que la multiplicidad de los acontecimientos , ¿ , en otros términos , todas las modificaciones de que está llena la historia y todas las vicisitudes por que ha pasado el género humano, que su progreso y su retroceso , su felicidad y su desgracia deben resultar de una doble actividad de la creación de los fenómenos exteriores sobre nuestro interior y de la acción de nuestro interior sobre nuestros fenómenos exteriores. Por medio de estos materiales es como se puede calificar una historia cientifica. «Esto es lo que destruye el error de Buckle. Y la distinción entre fenómenos interiores y los fenómenos exteriores es científicamente insostenible , es una distinción que no tiene nada de esen-
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cia. Esta distinción , de pura forma ó propiamente local , está justificada por ciertas demostraciones ( por ejemplo , en lógica ó psicología ) , á que conduce á Buckle á considerar el mundo desde el punto de vista dualista ; así es como se engolfa en los recodos de una vía muy falsa y desciende cada vez más en el abismo. En el dualismo , Buckle desdeña ver que el espíritu humano no es otra cosa que un fragmento de la naturaleza: entra cada vez más profundamente en la oposición que parece existir y en la cual se cree generalmente , aunque de hecho no existe entre el espíritu humano y la naturaleza que la rodea . » A partir de este momento , Buckle , para allanarse el camino y prepararse á considerar la influencia recíproca de estos factores opuestos , se entrega al análisis de la « naturaleza » . La divide, relativamente á su influencia sobre el « espíritu humano » , en cuatro elementos : el clima , la nutrición , el suelo y el fenómeno natural en general . Se cree desde este momento en el gran camino de la investigación , á cuyo término encontrará , de seguro , la verdad ; pero, en rigor , ha llegado á una ruta diversa que le apartará cada vez más de esta verdad . Bukle no ve más que , si las acciones humanas , si la historia humana están influidas por la « naturaleza» , los medios por los cuales ejerce esta influencia deben ser bastante menos buscados en el clima , el suelo , la nutrición , etc. , que en la estructura del hombre . El cerebro humano con su cualidad es un factor más importante que la naturaleza del suelo , que la configuración de las montañas y de los ríos ; el temperamento del hombre es un factor más importante que el clima; la cualidad del hombre toda entera, sea innata ó adquirida por la educación , tal es la naturaleza que tiene
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influencia sobre la historia humana, y este es un grado á que no pueden elevarse las influencias posibles del clima , del suelo , de la instrucción , etc. Esta « naturaleza » , la « naturaleza del hombre» , la deja Buckle enteramente de lado para perderse en la exploración de la influencia de la « naturaleza » del suelo y del clima sobre la historia humana ; Buckle examina los árboles y no examina el conjunto del bosque. Atribuye éste la nutrición al clima, á la constitución del suelo , fenómenos históricos que no tienen su causa más que en la naturaleza de los hombres , independientemente de todo clima, de toda nutrición , de toda constitución del suelo . Tan cegado está en este punto, que no se ocupa en la influencia que se ejercen sobre la historia las relaciones sociales que resultan de la naturaleza del hombre; no tiene ojos ni comprensión más que para las influencias muy problemáticas , y, en tal caso, muy poco sensibles del clima , de la nutrición , etc. La primera cosa, dice Buckle , y en muchas ocasiones la más importante que resulta para un pueblo de su clima, de su nutrición y de su suelo , es la acumulación de riquezas . ¡Qué exclusivismo! Ciertamente el clima , la nutrición y el suelo, influyen sobre la acumulación de riquezas. Pero ¿cómo Buckle ha podido no ver que la primera condición de esta acumulación es el hombre mismo , es decir, una reunión social de hombres , hechos de tal manera, que esta situación social hace posible una acumulación de la riqueza , el clima apropiado, la nutri- › ción y el suelo , etc. , que vienen en segundo término? En el más rico país, respecto del clima de la nutrición y del suelo , una población indolente abandonada á sí misma , vegetará durante millares de años sin acumular riquezas. Testigos, tantas hordas de pueblos en estado de naturaleza como andan errantes en las
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regiones más benignas de Asia , de Africa y de América. De otra parte , en regiones menos favorecidas, el tra bajo social, es decir , una potente organización del trabajo y poderosas instituciones de estado , lo que suponen hombres dotados á este efecto é instituciones sociales correspondientes , acumulan riquezas y echan así los fundamentos de la civilización . Buckle deja á un lado todas estas consideraciones , la naturaleza diferente de los hombres y la naturaleza de las instituciones sociales , causas esenciales de toda< historia» y de toda civilización. Vamos á mostrar con algunos ejemplos , á qué falsas conclusiones en el dominio de la historia puede conducir esta omisión. Si las hordas mongolas y tártaras han fundado en diversas épocas grandes monarquías en China , en la India y en Persia, y han podido en estos casos especiales alcanzar una civilización que no ha quedado detrás de aquella que habían poseído los imperios antiguos más florecientes , Buckle lo atribuye á la fertilidad y al clima favorable de estos países . Buckle en esto , no considera que las hordas mongolas y tártaras no habrían estado jamás en el caso de fundar «grandes monarquías en estos países , y lograr un alto grado de civilización si no hubiesen encontrado en todas partes una población indígena á la que subyugaron y á la que hicieron entrar á la fuerza en la organización política del trabajo . Si los mongoles y los tártaros no hubieran encontrado en su favor más que la fertilidad del terreno, no hubieran fundado monarquías , ni hubieran llegado á establecer civilización alguna.
Someter la población sometida en el país , tal era la
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condición sine qua non de esta civilización y de estas monarquías, Buckle no vió ni comprendió esta causa, la más importante de este fenómeno histórico. Tan ciego está sobre este punto, que no se ha preguntado (cuestión que , sin embargo , se imponía por sí misma), por qué la numerosa población indígena no había fundado grandes monarquías con una gran civilización sobre este suelo, que era igualmente fértil antes de la irrupción de los primeros conquistadores, en este clima que no era antes menos favorable. ¿ Por qué, pues , este terreno fértil y este clima favorable, como la numerosa población indígena, esperan siempre á los invasores extranjeros para producir las grandes monarquias y la alta civilización? ¿No es cosa clara que hay un grosero error en la argumentación y en las conclusiones de Buckle? Si; Buckle aprecia falsamente la causa de la civilización en la India , la Persia y la China , y no se engaña menos en lo que concierne à la causa del impulso de la dominación árabe en la Edad Media. Asimismo dice: «Los árabes en su país han sido siempre un pueblo frustrado, sin cultura intelectual ; pero en el siglo vii conquistaron la Persia, en el vin la mejor parte de España , en el ix el Pendjab, y finalmente casi toda la India. Desde que se hubieron instalado en sus nuevos establecimientos su carácter pareció experimentar un gran cambio. Los que en su patria no fueron apenas más que salvajes errantes , pudieron reunir por primera vez riquezas , y, por consecuencia , hacer algunos progresos en las artes de la civilización . En Arabia habían sido pueblos pastores errantes , en sus nuevas tierras fueron fundadores de imperios poderosos ; edificaron ciudades, establecieron escuelas, crearon bibliotecas . Las huellas de su poder subsisten en Córboba , Bagdad y en Delby.
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Todo esto está muy bien ; pero como Buckle no ha podido ver que en España algunas hordas de nómadas árabes medio salvajes no hubieran llegado á tanto esplendor á pesar de la fertilidad del suelo y la belleza de clima, si el terreno social de la península Ibérica no hubiese sido, desde hace siglos , fertilizado por los íberos, los fenicios , los celtas , los romanos , los godos , los vándalos , etc. Sobre este suelo así preparado , floreció la cultura árabe, pero no es el suelo designado por Buckle suelo en el cual los castaños cubren de sombra las orillas del Ebro, lo que explica la alta civilización árabe, no es el clima y el suelo de los países que habían invadido; sino la circunstancia de que estas hordas medio salvajes supieron establecer su dominación en estos países , y que sobre todo en España hicieron cooperar en su organismo político á una mezcla de pueblos muy desemejantes y ya más civilizados en muchos respectos.
Estos puntos de vista sociológicos no existen para Buckle : quiere hacerlo derivar todo del suelo , de los climas, la nutrición , etc. De aquí, como hemos dicho , su gran error; error que ha hecho fracasar su grandiosa empresa científica. A pesar de todo , Buckle, esto es lo cierto, ha contribuido más poderosamente al desarrollo de la ciencia que su crítico presuntuoso , el historiador de la política prusiana, que se burla á sus expensas, porque Buckle, con todos sus errores , es un gran investigador : ha abierto á los hombres el camino que debe conducir al conocimiento de la verdad . Por consiguiente, si hemos procurado en esta obra corregir un gran error cometido por él; si, por ventura, hemos tenido la suerte de indicar la vía por la cual será posible llegar á convertir la histo-
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ria en una ciencia , no es , en modo alguno , nuestro el método . No : el mérito es de Buckle, el cual , con la publicación de su memorable obra , ha invitado á centenares de sabios esparcidos por Europa y por América á buscar esta via .
FIN
•
ÍNDICE
Pigs.
5
Prefacio...
LIBRO PRIMERO
PARK
9 11 13 25 27 30 31
5585
VI. -Criticismo y monismo.. VII.-Los procesos naturales .... VIII.-La concepción usual del desarrollo de la humanidad....... IX.-Concepción unitaria del mundo.... X.- Dirección que debe seguirse.......
233
I.-El problema sociológico....... II.-Las tres maneras de concebir la historia... III.-Desarrollo de la filosofia de la historia.... IV . - Valor científico de las tres concepciones principales. V.- Las fuentes de la concepción deista y de la concepción racionalista.....
36 42 45
LIBRO II
Poligenismo.
XI.-La politica de la naturaleza.... XII.-Las razones éticas en favor del monogenismo..... XIII.-Hechos en favor del poligenismo... XIV.-Marcha del desarrollo étnico de la humanidad …….. XV.-Explicación entre el darwinismo y nosotros...
53 58 66 74 78
ÍNDICE
499
LIBRO III Pluralidad primitiva de las lenguas y de los cultos. XVI.-Ciencia del lenguaje y poligenismo...... XVII.-Cuestión del origen del lenguaje..... . XVIII . La ocasión general de la génesis del lenguaje... XIX.- La aptitud general de la génesis del lenguaje..... XX.- Génesis de los sonidos primitivos ó raices langüisticas ....... XXI . -Continuación å la demostración del papel del azar. XXII. - Desarrollo de la humanidad y desarrollo de las lenguas ..... XXIII.-Poligenismo y religiones……..
99 101 106 110 119 127 146 151
LIBRO IV
El proceso natural de la historia. 171 XXIV. La definición del proceso natural ........ XXV .- Los factores constitutivos de todo proceso natural. 172 176 XXVI. - El proceso social..... XXVII.- La historia tal como se escribe no es una ciencia 182 sino un arte..... 185 XXVIII.- La esencia del proceso natural social.. XXIX .- La perpetua identidad de esencia de las fases sociales..... 188 XXX .- Las diversas fases del proceso de la historia...... 193 196 XXXI. -Comunidades sociales .... 213 XXXII.-La tribu…………. 224 XXXIII .- Estados , castas y profesiones..... XXXIV. Oposiciones de razas en las clases profesionales . 230 XXXV.- Cómo se obtiene la dominación . - Orden y con.... 237 servación..... XXXVI.- Cómo se organiza la dominación.-Civilización . 250 260 XXXVII.- Singenismo..... 268 XXXVIII.- Base material y moral del singenismo ... 374 XXXIX . - Cómo se produce la amalgama....
LIBRO V Señales históricas .
XL.-El Egipto... XLI.-Babilonia...
385 396
500
ÍNDICE
XLII.-Asiria……………. XLIII.-Medos........ XLIV. Persas.. ... XLV. India.... XLVI.-China..... XLVII.-Fenicios y judios... XLVIII.-Europa..... XLIX . Conclusión .
400 405 407 409 425 442 451 461
APÉNDICES A) Opiniones en favor del poligenismo... B) A propósito de la cuestión del libre arbitrio... C) Sobre la historia como ciencia…………..
471 477 481