La Economia Campesina De La Sierra Del Peru

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ADOLFO FIGUEROA

LA ECONOMIA CAMPESINA DE LA SIERRA DEL PERU

CUARTA EDICION

p fea ,

PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATOLICA DEL PERU FONDO EDITORIAL 1989

Primera edición : Segunda edición: Tercera edición : Cuarta edición :

agosto de 1981 enero de 1983 enero de 1987 octubre de 1989

Cubierta: Rosa González de Olcese

Copyright © 1981 por Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Av. Universitaria, cuadra 18, San Miguel. Lima, Perú. Tlf. 622540, Anexo 220 Derechos Reservados

Impreso en el Perú - Printed in Perú

NOTA DE LOS EDITORES

Desde su aparición, en 1981, La economía campesina de la Sierra del Perú del Profesor Adolfo Figueroa se ha constituido en una obra de consulta obligada en el tema del desarrollo rural. Siendo un libro pionero en el análi­ sis económico de la agricultura campesina del Perú este libro ha abierto cami­ nos no solo para la investigación sino para el debate y el diseño de políticas. En 1984, la prestigiosa editorial Cambridge University Press de Inglate­ rra publicó una versión inglesa de este libro bajo el titulo Capitalist Development and the Peasant Economy in Perú. Muchas reseñas y comentarios se han escrito sobre este libro, tanto en castellano como en inglés. Es pues con verdadera satisfacción que el Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú publica la cuarta edi­ ción de este libro.

A Yolanda, esposa y com pañera de ideales

Contenido

Agradecimiento

9

Introducción

11

CAPITULO I. La Economía Campesina de la Sierra: datos globales y métodos de su estudio.

13

CAPITULO II. La Unidad de Producción: La Familia Campesina.

31

CAPITULO III. Producción e Intercambio.

47

CAPITULO IV. El Nivel de Ingreso Campesino y su Estructura.

67

CAPITULO V. Derivaciones Teóricas sobre el Comportamiento Económico de la Familia Campesina.

91

CAPITULO VI. Conclusiones: Realidad, Teoría y Política Económica.

123

APENDICE I

139

APENDICE II

143

APENDICE III

146

Agradecimientos

El presente estudio se inició en 1976. En todo este tiem po he recibido la ayuda de m uchas instituciones y personas. Una be­ ca por un año de Social Science Research Council me perm itió iniciar el estudio. Luego recibí apoyo financiero e intelectual de ECIÉL (Estudios Conjuntos de Integración Económica La­ tinoam ericana) d u ran te 1978-1980; donde, en lo intelectual, de.bo destacar a Philip Musgrove, el cual contó con significativo apoyo financiero del Banco Interam ericano de Desarrollo. A si­ mismo, de las ayudas de la Agencia Canadiense para el D esa­ rrollo Internacional (ACDI) y de la Fundación Ford otorgadas al D epartam ento de Economía se utilizaron fondos para finan­ ciar partes de los costos del proyecto du ran te 1977-1979. La U niversidad de Illinois en U rbana-C ham paign, Estados Unidos, me ofreció servicios de com putación y un am biente intelectual excelente para realizar el análisis estadístico y escribir los re ­ sultados del estudio d u ran te mi estadía en su D epartam ento de Economía, en calidad de Profesor V isitante, du ran te 1980. De la U niversidad Católica, de su D epartam ento de Economía, de sus estudiantes, recibí apoyo m aterial e intelectual valiosos y sostenidos. E n el trab ajo de campo debo m encionar la colaboración de J u a n Ccamapaza, W ilfredo Ccori, Jorge Díaz, M atilde Ladrón de G uevara, Félix Olaguivel, Ram iro Obregón, Cirilo Q uispitupa, Zoilo Q uispitupa y A urelio Succa. En la fase de com puta­ ción de los datos la ayuda de B runo B arletti, Augusto Cáceres, Edgar N orton (en la U niversidad de Illinois), Jorge Rojas y 9

M ario Tello fue excelenle y generosa. Daniel C otlear y M aría G abriela Vega m erecen una m ención especial. Ellos participa­ ron en todas las fases del proyecto no sólo aportando com pe­ tencia, sino haciendo suyos las m etas y dificultades prácticas del proyecto. Esto es invalorable. C arm en Rosa Polo realizó un trabajo excelente en el m ecanografiado de mis m anuscritos, a veces ilegibles hasta para mí. El estudio no hubiera podido realizarse a no ser por la aceptación de las fam ilias cam pesinas en las com unidades es­ tudiadas. La paciencia con que contestaron nuestras in term in a­ bles preguntas; la hospitalidad con que siem pre nos recibieron; la sencillez con que nos dieron el privilegio de convivir con ellos, de com partir sus problem as, sus alegrías, sus trabajos, su folklore, com prom eten dem asiado mi gratitud. O jalá que es­ te libro pueda hacer justicia a todo lo que ellos m e enseñaron y, en reciprocidad, pueda servir en algo para elim inar su po­ breza. Lima, Verano de 1981

10

Introducción

E n las ciencias sociales es com ún p lantearse el problem a de la pertinencia de las teorías para explicar una realidad con­ creta. Este cuestionam iento es legítim o por cuanto existe el convencim iento de que las ciencias sociales no son ciencias teo­ réticas, es decir no son ciencias con un conjunto de proposicio­ nes válidas en todo tiem po y espacio. Si esto es cierto, enton­ ces existe la posibilidad lógica de que tengam os realidades sin teoría. A m i modo de pensar, las com unidades cam pesinas de los A ndes del P erú son realidades sin teoría. A pesar de consti­ tu ir un grupo social de im portancia indiscutible dentro de la sociedad peruana, (pues allí vive un tercio de la población del país y la de m ayor pobreza) las explicaciones de su funciona­ m iento y su dinám ica son todavía insatisfactorias. Ello es p a r­ ticularm ente cierto en lo qüe se refiere a su economía. El p re ­ sente estudio in ten ta contribuir a la superación del desconoci­ m iento de esa realidad. Se busca conocer de una m anera más precisa —m ás analítica— el funcionam iento de la economía cam ­ pesina de la sierra, el papel que juega dentro del sistem a eco­ nóm ico del P erú y los cambios de este papel a m edida que el capitalism o se expande en el país. P a ra contestar esas preguntas se desarrolló un m arco de análisis económico que tuviera en cuenta las especificidades de 11

las economías campesinas de la sierra de hoy. La recolección de la información estadística requerida en el análisis se hizo mediante encuestas en ocho comunidades de la sierra sur. Se escogió esta región por ser la región donde la agricultura es más tradicional y donde las diferencias culturales con el resto del Perú son más marcadas. En esta región la población es tí­ picamente indígena, él idioma nativo es predominante y las ta­ sas de analfabetismo son de las más altas en el Perú. La po­ breza es también mayor en esta región. Como uno de los ob­ jetivos del estudio era medir el grado de integración de la eco­ nomía campesina al resto de la economía peruana, se tomó el caso extremo para darle mayor solidez a los resultados en ca­ so de que se encuentre una integración significativa. El libro está dividido en seis capítulos. El Capítulo I pre­ senta, primero datos globales de la economía campesina en el contexto de la economía rural y de la economía peruana; luego se desarrolla un aparato de análisis que relaciona recursos, tec­ nología, estructura productiva e intercambio para estudiar la economía campesina de la sierra. Los tres capítulos siguientes presentan los resultados estadísticos del estudio de la sierra sur. El Capítulo V contiene algunas inferencias del estudio de la sie­ rra sur sobre el comportamiento económico de las familias cam­ pesinas de la sierra en general. Finalmente, el Capítulo VI pre­ senta las conclusiones más destacables del estudio. He tratado en lo posible de evitar el lenguaje técnico del economista a fin de hacer accesible este libro- a toda persona realmente intere­ sada en los problemas sociales del Perú.

12

I La Economía Campesina de la Sierra: Datos Globales y Método de su Estudio

1.

El campesinado en la economía peruana

En 1972, año del últim o censo nacional, el 53% de la pobla­ ción peruana vivía en áreas rurales, definidas como centros po­ blados m enores de 2,000 habitantes. Esta proporción h a dism i­ nuido a través del tiem po. Los censos nacionales de 1876, 1940 y 1961 dan estim ados dé 80%, 75% y 67%, respectivam ente.1 A principios de la década del 80, se estim a que esa proporción sea u n poco menos de 50%. Estos resultados son consecuencia de un lento crecim iento de la población en las áreas rurales; la población del P erú creció a tasas anuales de 2.3% y 2.9% en los períodos intercensales de 1940-1961 y 1961-1972, la población ru ra l lo hizo a tasas de 1.8% y 0.6 %. O tro cambio poblacional en el P erú se da en la distribución regional. El Cuadro 1.1 m u estra los cambios ocurridos en tre 1961 y 1972, donde lo m ás destacable es el despoblam iento r e ­ lativo de la sierra. Sin em bargo, la sie rra m antiene su predo­ m inio dentro de la población ru ral; tanto en 1961 como en 1972, cerca del 75% de la población ru ra l vivía en esta región. La cuestión siguiente es estim ar la población cam pesina en el Perú. El concepto se refiere a fam ilias cam pesinas, es decir I. P ara estos cálculos véase R ubén S uárez, "P oblación y F u e rz a L ab o ra l en el P erú: Revisión M etodológica e Im p lican cias”, E conom ía Vol. II, N 9 4, diciem ­ bre 1979.

13

C U A D R O 1.1

Perú: Distribución Porcentual de la Población 1961-1972 (P o rc e n ta je s)

Rural Urbano Total

1961 1972 1961 1972 1961 1972

Sierra

Lima

49 39 6 9 55 48

0 0 17 25 17 25

Resto .

18 14 10 13 28 27

Total

67 53 33 47 100

100

M e to d o lo g ía : i) . La p o b lac ió n to ta l c o rre sp o n d e a la p o b lac ió n censada: 9 .9 0 7 m illo n es en 1961 y 13-538 m illo n es en 1972. 2 ): Sierra, c o rre sp o n d e a la p o b la c ió n q u e h a b ita én las p rovincias de la S ierra; c o m o los censos no c o n sid era n e sta clasificación regional, a q u í se h a to m a d o el c rite rio usual de d e fin ir c o m o Sierra a la región de los A ndes, p o r e n cim a de los 2 ,0 0 0 m etro s so b re el nivel del m ar. 3). R u ra l, c o rre sp o n d e a c e n tro s p o b lad o s m en o re s de 2 ,0 0 0 h a b ita n te s. E sta d e fin ició n es d istin ta a la de los censos, la cual es m ás re strin g id a. 4 ). Sierra R u ra l, p a ra 1 9 7 2 , fue o b te n id o e stim a n d o la p ro p o rc ió n ru ral de la p o b lac ió n de la S ierra, q u e re su ltó en 8 0 p o r c ie n to ; p a ra 1961, se o b tu v o a p lic a n d o la tasa de c re c im ie n to de la p o b lac ió n ru ral para el p e río d o in te rce n sa l (1 9 6 1 -1 9 7 2 ), en vista del p re d o m in io de la Sierra R u ral; e sta tasa fu e de 0 .6 p o r c ie n to . 5). Lim a, c o rre sp o n d e a las p rovincias de L im a y Ca­ llao. 6 ). Las celdas re sta n te s se o b tu v ie ro n p o r diferen cia.

a la fam ilia que tiene cierta cantidad de tie rra a su disposición, que posee sus propios medios de producción pero que no con­ tra ta m ano de obra en form a perm anente. El tam año del p re­ dio agrícola que es consistente con esta definición no es fácil de establecer pero la idea es clara, se tra ta de m inifundios que no exigen m ás m ano de obra que la fam iliar, excepto en d e te r­ m inados períodos de “p u n ta ” en la cam paña agrícola y en can­ tidades reducidas en relación a la fuerza laboral fam iliar. El program a de reform a agraria en el P erú adoptó prácticam ente este criterio p ara definir la ‘‘unidad agrícola fam iliar” , llegan­ do a establecer 3 hectáreas en la región de la costa y 5 h ectá­ reas en la sierra y en la selva.2 P ara efectos del presente es­ 2. H ylke van d e W etering, L a R eform a Agraria: u n E n fo q u e D irigido a M edir su im pacto e n la E conom ía Provincial. (L im a : M inisterio de A gricultura, 1970).

14

tudio. se ha considerado como m inifundio, es decir como econo­ m ía cam pesina, a los predios agrícolas m enores de 5 hectáreas en todo el Perú. El censo agropecuario de 1972 estim ó que en el P erú habían cerca de un m illón de predios m enores de 5 héctáreas, de los cuales el 85% se encontraba en la sierra. De otro lado, según el censo de población tam bién de 1972, el P erú tenía 2.8 m illones de fam ilias, de los cuales 1.5 vivían en áreas rurales. Por lo tanto, las fam ilias cam pesinas consti­ tuyen el 67% del total de fam ilias rurales y el 36% del total de fam ilias del Perú. Las fam ilias cam pesinas de la sie rra confor­ m an, entonces, cerca del 60% de las fam ilias rurales y 30% del total de fam ilias del Perú. La presencia cam pesina en la pobla­ ción peruana es, por ello, m uy im portante. No hay una clase so­ cial que tenga una representación poblacional m ayor que la cla­ se cam pesina en el Perú. Los recursos agropecuarios que controlan los m inifundios dentro de la agricultura peruana son, como era de esperar, en cantidades menos que proporcionales a su población. Tres indi­ cadores presentados en el Cuadro 1.2, señalan que el 67% de las fam ilias rurales, que son m inifundistas, controlan el 41% de las tie rra s cultivadas, el 52% del stock de ganado vacuno y el 53% del ganado ovino. Por otra parte, el mismo censo agropecuario estim ó que el 41% de los pastos n aturales estaba controlado por las fam ilias campesinas. La desproporción e n tre población y control de recursos es todavía m ayor si se considera al grupo de m inifundistas de la sierra. Ellos constituyen un poco menos del 60% de las fam ilias ru rales y poseen el 33% de las tierras cultivadas, el 46% del stock de ganado vacuno, y el 51% del ganado ovino. Si a estos datos se añade el hecho de que cualitativam ente los recursos que controlan los campesinos de la sierra son de m enor cali­ dad, se verifica la idea com ún de la gran concentración de re ­ cursos agropecuarios en el Perú: Desde la perspectiva de la desigualdad de. ingresos en el Perú, los campesinos de la sierra tienen una im portancia aun 15

CUADRO 1.2 Perú: Tierras Cultivadas y Ganado por Estratos y Regiones, 1972

E s tra t o s

Menos de 5 Has.

Tierras cultivadas (miles de Has.) Costa ' ¡01 Sierra 625 Selva 56 Total

782

Ganado vacuno (miles de cabezas) Costa . 202 Sierra 1,751 Selva 40

5-100 Has.

100 Has. y más Tota)

204 146

200 65 14

505 1,180 . 216

840

279

1,901

490

197 938

.

206

1,993

1,341

485

Ganado ovino (miles de cabezas) Costa 157 Sierra 6,592 Selva 22

101

3,000 38

17 2,902

Total

3 .1 3 9

Total



6,771

460 3,007 .352

61

318 106 ,

3 ,8 1 9

5

275 12,472 65

2,902

12,812

Fuente: Elaborado a partir de la Oficina Nacional de Estadística y Censos, II Censo Nacional Agropecuario 1972. Lima: 1974.

m ayor: ellos se en cuentran en la base de la pirám ide de ingre­ sos. Todos los estudios em píricos que han llegado a realizar es­ tim aciones sobre la desigualdad en los ingresos en el P erú han coincidido en indicar que la m ayor pobreza se encuentra en los campesinos de la sierra, principalm ente en los de la región sur. Adem ás, estos mismos estudios señalan que el ingreso real de los m inifundistas se ha m antenido casi estancado en m edio de u n proceso de crecim iento económico. Así, W ebb estim ó para el período 1950-1966, u n a tasa anual de crecim iento en el ingreso 16

real prom edio para el P erú de 2.1% pero para los campesinos de la sierra esta tasa fue cercana a cero.3 2.

H ipótesis sobre la pobreza campesina

La persistencia de la pobreza cam pesina debe ser explica­ da. P ara ello se requiere estudiar el funcionam iento de la u n i­ dad económica básica y su relación con el resto de unidades eco­ nómicas de la economía peruana. Existen hipótesis que dan m a­ yor im portancia a lo prim ero, es decir al proceso productivo, m ientras que hay otras que privilegian a las relaciones de in­ tercam bio como la causa del atraso económico del campesinado. a.

El problema está en el proceso productivo

Existe una preconcepción com ún de que la economía cam ­ pesina es ineficiente. O tra hipótesis tam bién m uy común seña­ la que el campo está sobrepoblado y que esta sobrepoblación se concentra en la economía cam pesina, pues allí no hay criterios capitalistas en la producción y distribución, lo que perm ite ab­ sorber el exceso de población. Contra am bas hipótesis, Schultz4 ha desarrollado una te r ­ cera en térm inos de la llam ada “ agricultura tradicional". Su hipótesis se puede resum ir así: E n la agricultura tradicional, es decir, en la economía campesina, no existe ineficiencia ni so­ brepoblación; la pobreza aquí se explica por la pobre dotación de recursos y por la tecnología tradicional. Los campesinos son pobres pero eficientes. Schultz niega que en la economía cam pesina exista inefi­ ciencia en el uso de sus recursos; no existen tampoco indivisi­ bilidades en los métodos de producción, ni en los factores de producción, y m enos en los productos; no hay desem pleo d isfra­ zado, ni subem pleo, y, finalm ente, existe un ajuste a los p re ­ cios que m axim icen los beneficios. Como m enciona Schultz: 3. R ich a rd W eb b , G o v ern m e n t P olicy a n d the D istribution of In c o m e in P e­ rú. (C a m b rid g e: H arv ard U niversity Press, 1977). 4. T h eo d o re Schultz, Tronsform ing T rádilional A griculture. (N e w H aven: Yale U niversity Press, 1964).

17

La comunidad es pobre porque los factores sobre los que depende la economía no son capaces de producir más bajo las circunstancias actuales (dadas las dotacio­ nes de recursos y el estado del conocimiento). Recípro­ camente, bajo estas condiciones simplificadas, la pobre­ za observada no es consecuencia de alguna ineficiencia significativa en el factor de alocación (pág. 48). En otras palabras, los m inifundistas rep resen tarían la teo­ ría de la m axim ización de beneficios de la em presa capitalista. En particular, la flexibilidad de precios y el m ercado im perso­ nal serían características im portantes de la econom ía cam pesi­ na o, en el caso últim o, aunque existan lim itaciones al funcio­ nam iento del m ercado im personal, este efecto no sería m uy re ­ levante como para d eriv ar ineficiencias significativas. En un sentido dinámico: “en la agricu ltu ra tradicional, los factores de producción de los que depende u n a economía son fuentes costosas de crecim iento económico” (pág. 97). Es decir, la tasa de retorno al capital es bajo en la agricu ltu ra tradicio­ nal. Ello explica el poco capital foráneo que ha sido invertido en la agricultura tradicional. Las inversiones en plantaciones no constituyen excepción, sino que ellas in tro d u jero n u n juego de factores de producción no tradicionales. Tam bién, esta baja tasa de retorno explicaría el poco capital doméstico que se in­ vierte para au m en tar el stock existente de los factores de pro­ ducción que son tradicionalm ente em pleados en las com unidades pobres. A un la inversión pública tendría resultados lim itados si se restringe a au m en tar los factores de producción tradicionales. E ntre, los factores de producción tradicionales se puede m en­ cionar: pozos y canales de irrigación, anim ales de tiro, equipo simple y de mano, sem illas e in fra estru c tu ra p ara g u ard ar co­ sechas. La hipótesis de Schultz, de que la tasa de retorno de estos factores tradicionales es baja, quiere decir que cuando los cam ­ pesinos dem andan por fuentes adicionales de flujos de ingreso perm anente (los cuales se restringen a estos factores tradicio­ 18

nales), los precios de estos factores serán altos en relación a sus retornos marginales expresados en términos de ingreso real. El campo está bastante dotado de factores tradicionales; la idea que el campo tiene escasez de capital y que la tasa de retorno de ella debería ser alta, cae por la base: el stock de capital tra­ dicional es tremendamente grande, y consecuentemente, la ta­ sa de retorno es baja. La inversión extranjera en la agricultura, que sería indi­ cador de una tasa de retorno alta, no se utiliza para aumentar el stock de capital en existencia en la agricultura tradicional. Esa inversión fue utilizada en nuevas formas de capital: trans­ porte, fábricas, energía, medios de comunicación y nuevas cali­ ficaciones de mano de obra. No fue un asunto de multiplicar las formas tradicionales de capital físico y humano. En resumen, según la hipótesis de Schultz el subdesarro11o rural obedece a la baja tasa de retorno de los factores de producción en existencia. Esta baja tasa hace que la productivi­ dad sea baja en el campo, y lo que es más importante, que no existan incentivos para ahorrar e invertir en estos factores. La implicancia de esta hipótesis es que se requiere moder­ nizar la agricultura. Dado que no es posible obtener mayor producción de los recursos existentes, y que no hay incentivos para acumular un mayor stock de ellos, la política de desarro­ llo consiste de cambios tecnológicos o nuevas alternativas tecno­ lógicas para el campesinado. Especialmente moverlos hacia “tec­ nologías superiores”. Otra hipótesis para explicar la pobreza campesina se re­ fiere a la estructura agraria. Dada la gran concentración en la propiedad agrícola, lo que genera una mezcla de latifundio con minifundio, los campesinos serían explotados a través de meca­ nismos pre-capitalistas como son la servidumbre, la aparcería, el colonato. Además, estos sistemas de producción y distribu­ ción reducirían sustantivamente la propensión a la innovación y al cambio tecnológico. Un programa de reforma agraria sería claramente la política a seguir en concordancia con esta hipótesis. 19

b.

E l p r o b l e m a e s tá e n e l i n t e r c a m b i o

Con respecto al intercam bio hay dos hipótesis contrapues­ tas. La prim era considera que no hay suficiente integración de la economía cam pesina al resto de la economía. E sta es la bien conocida tesis de la “dualidad económica”. La economía cam pe­ sina es una economía de auto-subsistencia, fuera del m ercado. A unque haya crecim iento económico en el sector m oderno-capitalista, esto no se difunde a la economía cam pesina por falta de nexos en tre ambos sub-sistem as. La otra hipótesis sostiene exactam ente lo contrario. La eco­ nom ía cam pesina está m uy integrada a la economía capitalista a través del m ercado y es, por lo tanto, p a rte del sistem a de explotación del capitalism o. Es por esta conexión que la agri­ cu ltu ra tradicional se transform a en subdesarrollada.15 3.

El aparato de análisis

P ara verificar em píricam ente el poder explicativo de cada una de estas hipótesis se requiere estudiar, en prim er lugar, el proceso de producción e intercam bio en las economías cam pe­ sinas. P ara ello se utilizará u n aparato de análisis, él cual in­ corpora las coordenadas analíticas básicas de la economía cam ­ pesina de la sierra. a.

R e la c io n e s te c n o ló g ic a s y d e i n t e r c a m b i o ■. I ,• ■

.

El com portam iento económico de la fam ilia cam pesina se desenvuelve en un contexto socio-cultural definido, qué es la comunidad. Pero la com unidad no es sim ple agregación de fa­ m ilias sino un medio social en donde se establecen ciertas re ­ laciones económicas entre sus m iem bros y en donde se dan tam ­ bién decisiones y actividades económicas colectivas, cuya n a tu ra ­ leza hay que investigar. Por lo tanto, resulta útil considerar la economía de la com unidad cam pesina como una unidad m acro5. Sobre esta hipótesis véase A lain d e Ja n v ry , “T h e Politicál E conom y of R ural D evelopm ent in L atin A m erica: an In te rp re ta tio n ”, A m erican Journal o f A gricultural E conom ics, Vol. 57, N 9 3, 1974.

20

económica dentro de la cual se desenvuelve la fam ilia cam pe­ sina. Consideram os que la economía de la com unidad cam pesina se compone de tres sectores productivos: bienes agrícolas (A), pecuarios (P), y toda una gama de productos no agropecuarios como artesanías y construcción, que los denom inarem os “bienes Z” .6 E sta m ezcla de actividades está presente en la m ayoría de los casos, aunque ciertam ente existen algunas com unidades más especializadas como el caso de com unidades productores de pa­ pas, com unidades de pastores o como el caso de com unidades de tejedores. P a ra su actividad productiva, consideram os que la com uni­ dad cuenta, de u n lado, con dos factores de producción p rim a­ rios, que son: trab ajo (H) y tie rra (T); y de otro lado, con tres tipos de stocks que corresponden a los tres sectores producti­ vos mencionados: sem illas (A), anim ales (P) y h erram ientas (Z). Estos stocks son producidos pero como “se necesitan bie­ nes p a ra producir bienes”, ellos deben estar presentes como stocks iniciales para h acer posible la actividad productiva. Tam bién e n tra n en el proceso de producir los bienes A, P y Z otros bienes pero en form a de insumos. Estos insum os son p a rte del producto anual de la com unidad o de sus im porta­ ciones. Hay dos “sectores ex tern o s” con los cuales la com uni­ dad como u n todo intercam bia: el, resto de la economía ru ra l (N) (otras com unidades, haciendas) y la economía u rb an a (M). U na nianera analítica de relacionar factores de producción prim arios, stocks iniciales de bienes con el producto anual se logra m ediante un cuadro de “relaciones intersectoriales”. En el Cuadro 1,3 se m u estran estas relaciones de una m anera sim ­ plificada. U na descripción de los com ponentes principales del Cuadro ay udarán a su m ejor com prensión. La producción agrí­ cola obtenida en u n a ñ o . se representa por Xi. Esta produc­ ción que es neta en el se-ntido que excluye la sem illa utilizada, G. L a denom inación “bienes Z ” se ha tom ado del trabajo pionero de S tephen H y m er y S tep h en R esnick, “A M odel of an A grarian E eonoiny w ith N on-agricultural A ctivities", A m erican K conom ic R evicw , Vol. LIX , N 9 4 f S eptem ber, 1969. 21

CUADRO 1.3 Relaciones Intersectórales en la Economía de la Comunidad Campesina A

A P Z N M

H 1

A P Z

p

0

z

C

I

N

M

TOTAL

N, 2

Mi m2 m3

x,

X n

Q

1>

X21

0

X2 3

C,

I2

n

X ,,

X 32

0

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0

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S2 1 S31

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0

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0

0

X2 X3

m

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S2 3

S2

S 33

Sj

se destina en parte a la producción de bienes pecuarios (X 12), como es el caso de alimentos para el ganado (avena, panca, pa­ ja, cebada); y para la producción de bienes Z, tal tom o el pro­ cesamiento de productos alimenticios: papa para chuño, maíz pa­ ra jora. La parte restante del producto agrícola se puede des­ tinar al consumo (Ci), a la acumulación de mayores stocks de semillas para el siguiente período de producción agrícola (Ii) y a la exportación o venta fuera de la comunidad (Ni y Mi). Las cantidades del producto pecuario obtenidas en un año se representan por X 2 . Empíricamente X 2 se compondrá de: a) la cantidad de animales producidos, incluido aves y cuyes; b) productos derivados: leche, huevos, lanas, pellejos que son obtenibles del stock existente de anímales y c) hay que incluir la bosta que tiene varios usos especialmente como abono. Los productos pecuarios que se destinan al proceso productivo in­ cluyen: los que se destinan a la agricultura como son los abo­ nos; los que se destinan a la producción de bienes Z, como le­ 22

che p a ra fabricar quesos, lanas p ara fab ricar frazadas, vesti­ dos. Los productos pecuarios se destinan tam bién al consumo (carnes, leche, huevos, pellejos) a la inversión (cuando se in­ crem enta el stock de anim ales) y a la exportación. Los bienes Z constituyen una lista extensa de bienes y ser­ vicios, siendo los principales los siguientes: a. Productos alim enticios procesados: chuño, chicha, quesos, carne seca. b. Textiles: confecciones de ropa, frazadas, ponchos, polle­ ras, m antas, costales, sogas. c. H erram ientas y reparación de las mismas. d. Construcción: casas, edificios públicos, corrales, caminos, acueductos y m ateriales de construcción como adobes, tejas. e. Com bustibles: leña. f. Comercio. g. T ransporte. h. O tras artesanías: cerám ica, cueros, carpintería. E sta gam a de bienes Z se destinan tam bién a la producción de bienes agrícolas y pecuarios y a la dem anda final. A la agri­ cu ltu ra e n tra n como costales y envases y reparación de h e rra ­ m ientas,' a la actividad pecuaria, como sogas; al consumo, como textiles de lana; a la inversión, como construcciones y a la e x ­ portación, como quesos. Todos los productos im portados del resto de la economía ru ra l en u n año (Xn) se destinan a la producción, como insu­ m os. p ara la agricultura, ganadería (como sal negra p ara ani­ m ales) y la producción de bienes Z; así como al consumo (maíz en las com unidades altas) y a la inversión. Lo mismo se puede decir de las im portaciones del sector urbano (Xm). E n tre los insum os se en cu en tran los fertilizantes, pesticidas, rem edios p a ­ ra la ganadería, tintes p ara la artesanía; e n tre los bienes para el consumo: azúcar, sal, kerosene y e n tre los bienes de in v er­ sión están principalm ente las h erram ien tas de acero. 23

La m ano de obra anual, m edida e n días-personas, se desti­ na a producir bienes agrícolas, pecuarios y bienes Z, aunque en m uchos casos la producción es conjunta y no separable por actividades. (El pastoreo realizado en form a sim ultánea al h i­ lado, es un ejem plo de producción conjunta). La celda Ch se refiere al “consumo de m ano de obra” , es decir a los días de­ dicados al descanso o la fiesta; y las celdas Ni, y Fh a la m a­ no de obra que exporta la com unidad, la que se refiere a m i­ graciones tem porales por razones de trabajo. El stock de tie rra s se rep resen ta por Xt y se le m ide en unidades de superficie. La tie rra se asigna a producir bienes agrícolas, a producir bienes pecuarios cuando se le destina a producir alfalfa o pastos y a bienes Z cuando se le destina a construcciones. Por C, se quiere indicar la existencia de te rre ­ nos de vivienda, plazas o campos deportivos. En cuanto a los stocks, Si rep resen ta el total de stocks de bienes agrícolas los cuales se utilizan en la producción de bie­ nes agrícolas; Su es, por ejem plo, cantidad de sem illas. Por S2 se entiende el stock ganadero, cuyos servicios productivos se d istribuyen a la producción agrícola (yuntas) a la producción pecuaria m ism a y a la producción de bienes Z. (transporte). Fi­ nalm ente, S3 rep resen ta el stock de h erram ien tas y se d istri­ buye para la producción de bienes agrícolas (lampas), de bie­ nes pecuarios (transquiladores) y de bienes Z (telares). Es claro que las tres prim eras colum nas del “cuadro de relaciones intersectoriales” rep resen tan la m ezcla de factores p a ra producir el producto réspectivo. Cada vector representa un proceso tecnológico. Las cuatro últim as colum nas (C,I,N, M) son los vectores de dem anda final. Ptesulta igualm ente cla­ ro del Cuadro que la e stru c tu ra productiva de la com unidad cam pesina incluye tres tipos de bienes: agrícolas (A), pecuarios (P), productos no-agropecuarios (Z), y m ano de obra p ara la ex ­ portación como tra b a jo eventual. Una estim ación em pírica del Cuadro 1.3 resum iría las re la ­ ciones tecnológicas, la e stru c tu ra de producción y las relacio­ nes de intercam bio en las comunidades; asimismo m ostraría las 24

form as específicas por las cuales la economía cam pesina se co­ necta a la economía de m ercado. Esto se presenta en la sec­ ción siguiente. Sin em bargo, debemos especificar antes las ca­ racterísticas del am biente físico en que operan las com unida­ des, pues su e stru c tu ra productiva e sta rá in flu en ciad a, tam bién por variables como control de pisos ecuiógicos, m icro-clim as. b.

P is o s e c o ló g ic o s y m ic r o - c lim a s

T radicionalm ente se h a reconocido la existencia de tres re­ giones natu rales en el Perú: costa, sierra y selva, donde el cri­ terio de clasificación es la presencia de la cordillera de los An­ des a la cual se denom ina la reg ió n 'd e la sierra! Las regiones costa y selva no son sino las regiones situadas a ambos lados de los Andes. O tros geógrafos han cuestionado esta división geográfica del P erú y h an propuesto alternativas. P ara los ob­ jetivos; del presente estudio resulta de bastante útilidad los tra ­ bajos que: hacen referencia a la existencia de diversos pisos ecológicos en el Perú, como" es el caso del estudio d é 'P u lg a r Vi­ d al.7 Tom ando en cuenta el m ayor núm ero posible de factores del m edio am biente natural,: P ulgar Vidal distingue ocho regio­ nes en el Perú:- costa, yunga, quechua, suni, puna, cordillera, selva alta y selva baja. Con esta clasificación se llegan a distin­ guir cinco, regiones dentro de lo que usualm ente se denom ina sierra. La S ierra no es pues una' región hom ogénea. La e x tra o r­ dinaria diferencia de altu ras hace que ella, en reducido espa­ cio, presente superpuestos los más variados terrenos y climas. Como señaló Julio C. Tello: “ La región S ierra ofrece zonas de clim as diversos, que varían desde el tropical de los valles y que­ bradas, interandinas profundas, hasta el ártico de las cordille­ ra s”.8 Los pobladores de la sierra, en efecto, distinguen clara­ m ente varias regiones o zqnas dentro de su am biente, que en gran m edida corresponde a las regiones propuestas por P ul­ gar Vidal. 7. Jav ier

P u lg a r V idal,’ G eografía d el Perú,

(L im a-

E ditorial

Universo

s /f). 8. C itad o en ]. P ulgar, op. cií., p. 13. 25

Las cinco regiones mencionadas definen sendos pisos eco­ lógicos dentro de la sierra. En términos de altitud con respec­ to al nivel del mar, la región yunga se define para la región andina hasta los 2,300 metros y corresponde a valles cálidos; la región quechua se ubica entre los 2,300 a 3,500 metros, y es la región templada; la región suni es una región fría y va de los 3,500 a los 4,000 metros de altitud; y la región puna, “tie­ rra sin árboles”, llega hasta los 4,800 metros. A partir de es­ ta altura aparece la región de la cordillera donde prácticamen­ te ya no existe actividad agropecuaria alguna. El Cuadro 1.4 muestra, para 1972, la distribución de la población del Perú entre los ocho pisos ecológicos descritos. La costa es la región más habitada pues en ella vive cerca del 44% de la población peruana; pero ello obedece al gran tamaño de la ciudad de Lima, donde habita 25% de la población del Perú. Sigue en importancia la región quechua con 30%; mientras que entre la costa y la quechua, hay una discontinuidad poblacional marcada, pues en la yu n g a sólo habita el 7%. Este hecho es con­ sistente con la naturaleza agreste y de pendiente bien pronun­ ciada que caracteriza al ambiente físicos de esta región. Después de la región quechua, hay una disminución también marcada en la población hasta llegar a la cordillera, para luego reapare­ cer con alguna importancia a medida que se baja de altura por la vertiente oriental de los Andes. El 53% de la población peruana vivía en 1972 en áreas ru­ rales (centros poblados menores de 2,000 hábitantes). El Cua­ dro 1.4 también muestra la distribución de esta población ru­ ral por pisos ecológicos. La región quechua se muestra nueva­ mente como la más importante pues en ella habita el 45% de la población rural peruana; le sigue en importancia la región costa con 17% la región suni con 16% y lá yunga con 10%. Las demás regiones no tienen mayor significación, especialmente la puna y la cordillera. En los cinco pisos ecológicos que confor­ man la sierra habita cerca del 75% de la población rural y el 40% de la población total del Perú.

26

CUADRO 1.4 Perú: Población Total y Rural por Regiones Ecológicas, 1972

Regiones 1. Costa 2. Yunga

Altitud (ms.)

menos 500 500-2,000 (500-1,000) (1,000-1,500) (1,500-2,000) 3: Quechua 2,000-3,000 (2,000-2,500) (2,500-3,000) (3,000-3,500) 4. Suni 3,500-4,000 5. Puna 4,000-4,500 6. Cordillera 4,500 y más 7. Selva alta 500-1,000 8. Selva baja menos 500

Población Miles

Total

Población

Rural

%

Miles

%

5,929 .926 (2 28) (258) (4 4 0 ) 4,073 (892) (1,171) (2,010) 1,325 192 13 371 709

43.8 6.9 (1.7) (1.9) (3.3) 30.1 (6.6) (8.7) (14.8) 9.8 1.4 0.1 2.7 5.2

13,538

100.0

1,208 725 (122) (212) (391) 3,215 (625) (1,012) . (1,578) 1,101 124 9 280 444 7,106

17.0 10.2 (1.7) (3.0) (5.5) 45.3 (8.8) (14.3) (22.2) 15.5 1.7 0.1 3.9 6.3 100.0

Metodología: La estimación se ha hecho en base a distritos. A pesar de ello, es sólo una aproximación por cuanto se atribuyó a la población de cada distri­ to la altitud de su capital. La población total y rural por distritos se obtuvo del Censo Nacional dé Población de 1972 (por Departamentos). Las altitudes se obtuvieron de dos fuentes: Anuario Estadístico Nacional del Perú (Lima: ONEC, s/f), Tomo 3, Cuadro 2.2.6; y de consultas efectuadas en el Instituto Geográfico Militar. Nota: La región quechua se inicia según Pulgar Vidal a los 2,300 metros y la región cordillera a los 4,800. Dado que los intervalos de clase fueron de 500 metros no fue posible obtener estimaciones para esos rangos. Sin embargo, los erTores que ello introduce no son significativos, como se puede apreciar en el Cuadro.

A cada piso ecológico le corresponden ciertam ente d iferen­ tes posibilidades de producción. En el trab ajo de P u lg ar Vidal se señala que existen “productos lím ites” a cada región, es de­ cir productos que no pueden obtenerse en regiones m ás altas. P a ra la yunga, los productos lím ites son la caña de azúcar y al­ gunos tipos de frutales (palto, lúcum o, chirim oya, guayabo, cí­ tricos); hasta la región quechua se pueden cultivar el maíz, tr i­ go y algunos otros fru tales (ciruelo, m elocotonero, m anzano, m em brillo); hasta la región sufii se obtienen' productos como las habas, tuberosas m enores (oca, olluco, m ashua), cereales (quinua, cañihua) y legum inosas como el tarhui;. y, finalm ente, h asta la región de la puna se pueden cultivar dos productos: papa y cebada, aunque de una m anera poco frecuente. Los pisos ecológicos de la sie rra tam bién definen posibili­ dades de producción para la ganadería. Por ejem plo, los auquénidos (llamas, alpacas) se desarrollan principalm ente en la puna; m ientras que los equinos y caprinos en cu en tran su m ejor m edio en las regiones bajas. Como quiera que la fauna y la flo­ ra v a ría n en tre pisos ecológicos, las posibilidades de producir algunos bienes Z están tam bién determ inados en gran m edida por el acceso a esos pisos. Finalm ente, dentro de cada piso eco­ lógico existen diversos m icro-clim as. Este hecho hace que los recursos con que cuente una com unidad sean m uy variados ta n ­ to por la existencia de diferentes pisos ecológicos como de m icro-clim ás, lo que conlleva á que las posibilidades de producción sean diferenciadas e n tre comunidades. 4.

La m uestra

El estudio em pírico se realizó en la sierra sur del Perú, que és la región m á s . deprimicia, en térm inos de ingresos. Las fam ilias cam pesinas que se estudiaron son, de una parte, m ihifundistas, pues poseen extensiones pequeñas de tie rra agrícola, usualm ente m enos de 5 hectáreas; y de o tra p a rte se encuen­ tra n organizadas en com unidades cam pesinas. Por lo tanto, es im portante m an ten er la com unidad y la fam ilia como categorías de análisis a lo largo del estudio. Se estudiaron ocho com uni­ 28

dades en total. Estas com unidades fueron extraídas de un m a r­ co m uestral que se construyó sobre lás áreas de com unidades m ás im portantes de la sierra sur. Las com unidades estudiadas se ubican en cuatro de los cinco departam entos que conform an la región de la sierra sur, siendo Áyacucho el departam ento no representado. Este hecho, sin em bargo, no añade ninguna com­ plicación p articu lar a los problem as de rep resen tativ id ad de la m uestra por cuanto las diferencias e n tre departam entos son de m enor im portancia. Los datos em píricos fueron obtenidos aplicando encuestas a fam ilias cam pesinas m ediante un cuestionario uniform e p ara to­ das las com unidades cam pesinas. Tam bién se hicieron en trev is­ tas a personas enteradas sobre la vida de la com unidad (auto­ ridades y ex-autoridades principalm ente), con lo cual se obtuvo un m arco físico y social de g ran im portancia p ara h acer m ás precisa las entrevistas a las fam ilias. Este procedim iento tam ­ bién perm itió controlar la calidad de las entrevistas por el ra n ­ go de posibilidades que daba la entrevista a personas notables. La investigación en siete de las ocho com unidades se inició en 1976 con varias visitas y recolección p relim in ar de datos.9 La fase final de encuestas, donde los datos presentados aquí fue­ ron recogidos, se inició en setiem bre de 1978, y en cada com u­ nidad la encuesta m ism a duró aproxim adam ente 2 sem anas y fueron conducidas en, prom edio, por 4 personas, tre s de los cuales form aron un equipo perm anente y el cuarto encuestador e ra usualm ente una persona de la com unidad. Las encuestas se realizaron en quechua o a y m a ra . cuando la fam ilia encuestada no tenía suficiente dominio del castellano. . El C ruadro 1.5 m uestra la distribución de las fam ilias encuestadas. > A dem ás se hicieron dos estudios m ás cualitativos en dos co­ m unidades cam pesinas sobre tem as específicos: en la com uni­ dad de San Pedro (Cusco) sobre artesanía ru ra l y en la com u­ nidad de Accomayo (Ayacucho) sobre m igraciones. 9. Los resultados fueron publicados e n A dolfo F ig u ero a, "L a E conom ía de las C o m unidades C am pesinas: E l C aso de la S ie n a Sur d el P e rú ”, en E . V alen­ cia, et.al.. C am pesinado e In digenism o en A m érica L atina (L im a : E diciones C E L.ATS, 1979).

29

CUADRO 1.5 Distribución de la Muestra

Comunidad Accha-Sihuina Ninamarca AcobambaSan Marcos Ancobamba Ttiomayo Huando Culta Jacantaya

Código

Fecha de Encuesta

Familias Encuestadas

Departamento

SIH NIN

Set. 1978 Oct. 1978

41 31

Cuzco Cuzco

ACO ANC TTI HUA CUL JAC

Nov. 1978 Dic. 1978 Ene. 1979 Feb. 1979 Mar. 1979 Abr. 1979

40 40 36 42 40 36

Huancavelica Apurímac Cuzco Huancavelica Puno Puno

Total-

306

En cada comunidad campesina el' tamaño de la muestra fue predeterminada alrededor de 40 familias. Este tamaño per­ mitiría hacer análisis estadísticos para cada comunidad y, al mismo tiempo, permitiría recolectar la información de una ma­ nera más profunda para cada familia encuestada. La muestra fue elegida aleatoriamente, incluyendo los reemplazos. Luego cada muestra es representativa de su comunidad. Para hacer la muestra total representativa de las ocho comunidades y tam­ bién de la sierra sur se aplicaron coeficientes de expansión en base al censo agropecuario de 1972 y al Cuadro 1.4 presenta­ do arriba. El lector encontrará en cada cuadro valores prome­ dio para estos dos niveles de expansión de la muestra, como “muestra total” y “sierra sur”, respectivamente.

30

II La Unidad de Producción: La Familia Campesina

1.

Tam año de Fam ilia y Fuerza Laboral

El tam año y la composición fam iliar utilizado en el p resen ­ te estudio se refiere a todas las personas que viven h a b itu a l­ m ente en una m ism a casa. Debido a la existencia de m igracio­ nes estacionales y perm anentes, la cuestión de residencia h ab i­ tual plantea algunas dificultades. Sin em bargo, el criterio u ti­ lizado aquí fue de considerar un período de residencia mínimo, m ás de 6 m eses acum ulativos o m ás de 4 días a la sem ana se­ gún el p atró n de ausencias. El tam año fam iliar prom edio varía e n tre 4.2 a 5 m iem bros en las com unidades estudiadas, tal como se aprecia en el Cua­ dro II. 1. En cuanto a la dispersión en el tam año fam iliar, el Cuadro II.1 m uestra que la desviación estan d ar (en paréntesis en el Cuadro) es relativam ente elevada. Las fam ilias cam pesi­ nas son bastante heterogéneas con respecto al tam año de la f a ­ milia. La fam ilia típica cam pesina no puede, por lo tanto, ser fácilm ente identificable por el tam año de la fam ilia. Cabe se­ ñalar, sin em bargo, que las diferencias e n tre com unidades no parecen ser m uy pronunciadas. , Usarem os en este estudio dos definiciones de fuerza labo­ ral que corresponden a dos sendos cortes en la edad del lím i­ te inferior. La prim era definición incluye a todos los m iem bros de la fam ilia que tengan 6 años o más. Dado el papel que de31

CUADRO II-1 Tamaño de Familia y Fuerza Laboral (Número de personas)

Com unidad

T am año de Familia Promedio

JAC CUL NIN ANC TTI SIH HUA ACO

4.6 4.5 4.7 4.7 5.0 4.3 4.8 4.2

Total*muestra 4.6 Sierra Sur 4.5

(D.E.)

(2.6) (2.0)

(1.4) (2.5) (2.2) (1.9) (2.6) (1.7)

Fuerza Laboral T otal Adultos Promedio (D.E.) Prom edio (D.E.)

3.9 3.6 3.6 3.7 3.9 3.6 3.7 3.4 ’ 3.7 3.6

(2.2) Í1.7) (1.3) (1.7) (1.6) (I.S) (1.8) (1.4)

2.6 2.2 2.2 2.1 2.3 2.3 2.1 2.1

(1-3) (0.7) (0.5) (0.7) (0.9) (0.8) (0.8) (0.6)

2.2 2.2

sem peñan los niños en el proceso productivo en el campo, esta definición tom a en cuenta la capacidad productiva de la fam i­ lia. La segunda definición incluye personas a p a rtir de los 18 años de edad e inten ta m edir “ fuerza laboral a d u lta”. A p ar­ tir de esa edad aproxim adam ente las personas realizan tareas que corresponden a adultos y tam bién obtienen docum entos de identificación que les perm ite m ovilizarse en m ercados de tra ­ bajo con m ayor flexibilidad. No se excluyó a ancianos en estas definiciones por cuanto no existe u n lím ite form al de retiro; los ancianos, al igual que los niños, participan en el proceso pro ­ ductivo. El tam año prom edio de la fuerza laboral varía claram ente según la definición utilizada. La “fuerza laboral to ta l”, resulta en prom edio entre 3.4 y 3.9 personas; para la “fuerza laboral ad u lta” los promedios varían en tre 2.1 y 2.6 en tre com unida­ des. La dispersión en el tam año dé la fuerza laboral es tam bién significativa, aunque hay que n otar que la variabilidad es m u­ cho m enor cuando se tom a en cuenta la “fuerza laboral adul­ 32

ta ” . Como se puede in fe rir del Cuadro II.1 el coeficiente de variabilidad es m enor para esta definición. Las fam ilias cam ­ pesinas son m ás hom ogéneas en cuanto a su “ fuerza laboral a d u lta ”. La gran m ayoría de las fam ilias tienen en tre 2 y 3 m iem bros adultos y el prom edio p ara las ocho com unidades es­ tudiadas y para la sierra su r es 2.2 m iem bros. Es en este res­ pecto que sí se puede h ab lar de una fam ilia típica cam pesina. La conclusión a n te rio r lleva a otra de igual im portancia: la fam ilia cam pesina es típicam ente una fam ilia nuclear. Es m uy raro que dos parejas de m atrim onio vivan en una casa. Só­ lo en la com unidad de C ulta se encontró una proporción im por­ tan te (20%) de fam ilias con cuatro o m ás m iem bros; pero una fracción m uy pequeña se com pone de dos m atrim onios. Como quiera que la unidad económica es la fam ilia, y es­ ta fam ilia es básicam ente nuclear, las implicaciones sobre la o r­ ganización económica son varias. La m ás im portante se refie­ re al tam año de la unidad. Debido a que las fam ilias son nu­ cleares, el núm ero de unidades económicas en el campo es, en cierto sentido, m axim izado. En particu lar, la tie rra es dividida en tre m uchas unidades productivas, lo que no sería el caso si un grupo de fam ilias decidiera constituir una unidad económica. Las razones por las cuales las fam ilias cam pesinas son n u ­ cleares, no sólo como unidad de consumo, sino como unidad de producción, pueden dividirse e n dos: una económica y o tra cul­ tu ral. En térm inos económicos es posible que el costo de o r­ ganizarse separadam ente como unidad de consumo no sea m uy grande. El caso m ás claro es el costo de vivienda, lo que es usualm ente poco costoso al m enos com parado a la ciudad. El costo de vivienda ay udaría a explicar el carácter nuclear de la fam ilia cam pesina com parado a la fam ilia u rb a n a .1 Como u n i­ d a d de producción, esta fragm entación de fam ilias indicaría 1. E n u n a en cu e sta realizada en L im a en 1969 se enco n tró q u e el tam año p rom edio d e la fam ilia era d e 6.5 m iem bros. V éase, Adolfo F igueroa, E stru c tu ­ ra d e C o n su m o y D istrib ución d e Ingresos en L im a M etropolitana, 1968-1969. (L im a . U niversidad C atólica, 1974).

33

qüe no hay economías de escala suficientem ente grandes que a m eriten u n a agregación de fam ilias y de recursos. Las tradiciones im perantes en las com unidades tam bién refuerzan la tendencia a la fragm entación fam iliar. Es costum ­ b re que la pareja recién conform ada reciba de sus padres una dotación de recursos que lo haga económ icam ente independien­ te. T ener al hijo casado en la casa p a te rn a daría una indicación de incapacidad de los padres de proveer recursos separados pa­ ra sus hijos. Es cierto que las form as tradicionales de reciprocidad en el intercam bio de m ano de obra e n tre fam ilias tienden a red u ­ cir la im portancia de la fam ilia como unidad económica, pero ello no resta en lo m ínim o la característica de que la fam ilia es la unidad económica básica. 2.

Recursos de Tierra

En las com unidades cam pesinas se pueden d istinguir dos tipos de tierras: tie rra cultivada y tie rra de pastos naturales. Las tie rra s de pastos natu rales pueden ser utilizadas solam en­ te p ara el pastoreo de anim ales. P ara este tipo de tie rra no existe uso alternativo. La tie rra cultivable en cambio puede destinarse a varios usos: a cultivar alim entos, pastos o a no cul­ tivarla. En este últim o caso, sin em bargo, la tie rra no está eco­ nóm icam ente desem pleada. La tie rra no cultivada deviene en pastizal debido a los pastos n atu rales que crecen sobre ella. Por lo tanto, tie rra cultivable en descanso im plica que la tie­ rra ha salido del proceso de producción agrícola y ha ingresa­ do al proceso de producción pecuaria. La propiedad y el sistem a de utilización de la tie rra están asociados a la existencia de diferentes tipos de tie rra . Las pasturas son utilizadas colectivam ente y cada fam ilia tiene completo acceso a estos pastos, siendo el beneficio indivi­ dual derivado en proporción a su stock ganadero. En el ca­ so de la tie rra cultivable el sistem a de m anejo varía e n tre co­ m unidades. En algunas com unidades el m anejo de la tie rra es 34

enteram ente privada, con decisiones que tom a la fam ilia en ba­ se a sus criterios individuales. En otras com unidades sin em ­ bargo, p a rte de la tie rra cultivable es m anejada de acuerdo a decisiones colectivas. Esto sucede en tie rra s m arginales que deben ro ta r e n tre cultivos y descanso. La rotación tiene que ser colectiva p a ra m an ten er los anim ales fu era de la zona de cultivo. Estas tierras de rotación colectiva se denom inan u sual­ m ente la ym i}. Los resultados de la encuesta en cuanto a la asignación de tie rra cultivable a la actividad agrícola y pecuaria se presenta en el Cuadro II.2. La asignación se m uestra en térm inos de núm ero de parcelas y no en unidades de superficie. La estim a­ ción de superficie presentaba grandes problem as en la encues­ ta debido a la im precisión en las respuestas de las fam ilias y en el excesivo núm ero de parcelas que hacían casi im posible obtener la superficie total por agregación de las superficies de parcelas. La estim ación de la asignación de la tie rra en tre agri­ cu ltu ra y ganadería en base a núm ero de parcelas representa una aproxim ación adecuada en vista de que, en prom edio, el uso de las parcelas es independiente de su tam año. La propor­ ción de la tie rra cultivable asignada a la ag ricultura varía en­ tre com unidades, desde 46% hasta 90%. Seis de las ocho com unidades estudiadas tienen el sistem a colectivo de rotación de la tierra, los laym is. En la com unidad de Jacan tay a no existe el sistem a de laym is por razones p rin ­ cipalm ente geográficas. Casi la totalidad de las tie rra s de es­ ta com unidad se ubican e n tre el Lago Titicaca y los cerros c ir­ cundantes, lo que hace q u e la tie rra sea cultivada bajo u n sis­ tem a de andenes. Estos andenes son pequeños y están separa­ dos claram ente unos de otros, por lo cual las fam ilias pueden u sa r sus parcelas en descanso para p astorear sus anim ales aun cuando las parcelas vecinas estén cultivadas. El sistem a de la y­ m is es u n m étodo eficiente p ara separar las tie rra s de cultivo 2. E n las com unidades de C u lta , Sihuina, A ncobam ba y T tiom ayo se utiliza el térm ino laym i; en N inam arca, el d e su erte; en A cobam ba el d e sector. E n otras com unidades se usa el térm ino m u y o q , “(jue se m ueve" e n q uechua. 35

CUADRO II.2 Distribución de Parcelas Cultivables en Tierra Cultivada y en Descanso (Número promedio de parcelas por familia) Comunidad

Foima de Uso

JAC CUL

Privado Privado Laymi

19.5 11.3

15.1 0.6

27.6

44.9

3 4.6 11.9 72.5

Total

38.9

45.5

8 4.4

Privado Laymi

2.3 4.7

1.4 3.8

3.7 8.5

Total

7.0

5.2

12.2

Privado Laymi

6.5 1.8

0.9 n.d.

7 .4 n.d.

Total

8.3

n.d.

n.d.

Privado Laymi

2.9 3.1

0 2.7

2.9 5.8

Total

6.0

2.7

8.7

NIN

ANC

TTI

SIH HUA ACO

Cultivada

Descanso

Total

Privado Laymi Privado Privado Laymi

8.5 2.5 1.6

1.0 0.3 4.1

n.d. n.d. 9.5 2.8 5.7

Total

41

4.4

8.5

de las tierras de pastos cuanto las extensiones son grandes y no hay form a de separarlos. La o tra com unidad que no tiene el sistem a de laym is es Huando. En realidad, H uando tenía laym is hasta dos décadas atrás. La desaparición de este siste­ m a obedece principalm ente a la introducción de insum os mo­ dernos en la agricultura, básicam ente fertilizantes, con lo cual se aum entó la productividad agrícola de la tie rra . En las com unidades donde eriste el sistem a de laym is, su im portancia cuantitativa, dentro del total de la tie rra cultivada 36

es de gran significación. Del Cuadro II.2 se puede colegir que entre 21% y 71% de la tierra cultivada en el año era bajo el sis­ tema de laym is. A ello hay que agregar que cualitativamente el laym i tiene una importancia crucial por cuanto en estas tie­ rras se cultivan productos considerados básicos, como es el ca­ so de la papa. Otra característica de la economía campesina que emana del Cuadro II.2 es la fragmentación de la tierra cultivable. El número promedio de parcelas varía entre 9 y 84 entre las co­ munidades. Esta tremenda fragmentación unida al pequeño ta­ maño de la tierra cultivable da como resultado que en la m ayo­ ría de los casos el tamaño de las parcelas seañ muy pequeñas. En las comunidades de Culta y Jacantaya, que son los casos e x ­ tremos en la muestra, el tamaño de las parcelas se mide en sur­ cos, que no tienen más de 20 metros de largo. “Tengo una par­ cela de 4 surcos, otra de 6 surcos, . . . ” son expresiones comu­ nes de los campesinos. La fragmentación de la tierra de la familia campesina pue­ de ser explicada por factores ecológicos y por factores demográfico-económicos. En muchos casos la tierra se divide en par­ celas para evitar la erosión. Este es el caso cuando la tierra se encuentra en declives. Sin embargo, ello no explica la subdi­ visión cuando la tierra es más o menos plana. El crecimiento demográfico contribuye a la fragmentación de la tierra en la medida en que las nuevas familias, tal como se mencionó antes, requerirán de recursos para conformar nuevas unidades de producción. Claro está que este efecto demográfico no tiene por que necesariamente llevar a la fragmentación si la trans­ ferencia generacional se hace distribuyendo parcelas e x iste n ­ tes entre los hijos. Sin embargo, el hecho es que las familias desean poseer parcelas a diferentes pisos ecológicos, a fin de producir diferentes productos. En la sierra el deseo de produ­ cir un portafolio de cultivos requiere de un portafolio de parce­ las a diferentes pisos ecológicos. La familia campesina parece mostrar así un comportamiento económico motivado por asegu­ rar una cierta independencia con la autosubsistencia. 37

La hipótesis de la autosubsistencia, sin em bargo, no ayu­ da a entender por qué hay varias parcelas en u n mismo piso ecológico. La existencia de m icro-clim as hace que aún a un mismo piso ecológico las parcelas den distintos rendim ientos debido a efectos de heladas, granizadas o inundaciones. Estos riesgos en la agricultura llevan a u n com portam iento de diver­ sificar las ubicaciones de las parcelas bajo la hipótesis de que las fam ilias cam pesinas tienen u n com portam iento económico de aversión al riesgo. El bajo nivel de su ingreso hace que es­ ta hipótesis sea bastante plausible. La inform ación recogida en la encuesta sobre el portafo­ lio de cultivos se presenta en el Cuadro II.3. Los cultivos son definidos de una m anera amplia, donde los productos de dis­ tin ta calidad se cuentan como un solo producto. Estos produc­ tos son: papa, cebada, oca, olluco, m ashua, quinua, cañihua, tarhui, habas, trigo, maíz, arvejas y frijoles. El prom edio de cultivos va de 4 a 8 en tre las com unidades. El mismo Cuadro II.3 presenta estim aciones sobre el prom edio de parcelas cul­ tivadas por fam ilia. Este prom edio varía en tre com unidades de 4 a 39. En cada comunidad, el núm ero de cultivos es m enor que el núm ero de parcelas lo que im plica que un producto es culti­ vado en m ás de una parcela. Así, en la com unidad de Ja ca n ta ­ ya 8 productos son sem brados en 20 parcelas en promedio; só­ lo en el caso de Acobamba parcelas y productos son casi igua­ les. Una estim ación de diversificación de cultivos en varias p a r­ celas debería adem ás tom ar en cuenta el hecho de que hay m u­ cho cultivo asociado por lo cual el núm ero de parcelas en que se cultiva u n mismo producto es, m ayor que la ratio de los dos prom edios de núm ero de parcelas y cultivos que aparecen en el Cuadro II.3. La fragm entación de la tie rra es así consisten­ te con la hipótesis de com portam iento de aversión al riesgo de la fam ilia cam pesina. 3.

B ienes de Producción

En el proceso de producción la economía cam pesina u tili­ za tres tipos de stocks: bienes agrícolas (principalm ente sem i38

CUADRO II.3 Número de Cultivos y Parcelas Cultivadas por Familia (Porcentaje de familias)

N a de Cultivos JAC

Comunidades CUL

N1N

ANC

TT1

SIH

0 1 2

3.2

5.0 0

HUA

ACO

7.1

2.6

0 2.4

0 7.7

3 4

2.4

5.1

9.7 9.7

2.5 10.0

27.8 36.1

2.4 7.1

28.2 25.6

5 6

2.8 13.9

7.7 12.8

19.4 29.0

12.5 22.5

5.6 11.1

11.9 26.2

20.5 2.6

7 8

22.2 16.7

17.9 20.5

19.4 9.7

12.5 20.0

5.6

16.7 19.0

7.7 2.6

9 10

11.1 13.9

20.5 10.3

15.0 2.5

2.4

11 12

13.9 2.8

5.1

0 2.5

2.4

Total (%) 100 Promedio 8.22 Desv. Est. 1.97

100 7.69 1.81

No. Parce­ las Prome­ dio 19.5

38.9

0

100 5.58 1.57

100 6.63 2.30

100 4.31 1.17

n.d. n.d. n.d.

100 5.98 2.41

100 4.21 1.84

7.1

8,2

6.1

n.d.

8.5

4.1

lias), stock de ganado y herram ientas. Estos tres tipos de bie­ nes constituyen el stock de capital con que cuenta la fam ilia cam pesina para su producción. Como quiera que los stocks n e­ cesarios de productos agrícolas que se req u ieren como sem illas varían e n tre com unidades de acuerdo a la cantidad de tie rra cultivada, y esta cantidad es fija, aquí nos ocuparem os del stock ganadero y de herram ientas. Según el papel que desem peñe en el proceso productivo, se pueden distinguir tres tipos de ganado. Un tipo de ganado puede ser denom inado de consumo por cuanto produce carnes y bienes derivados, como lana, leche y huevos. A este grupo pertenecen el ganado ovino, porcino, caprino, los anim ales m e­ nores como aves y cuyes. El segundo tipo de ganado es aquel que se utiliza en servicios productivos como son los equinos. El ganado vacuno es, en este sentido, especial por cuanto provee bienes de consumo y servicios productivos. La m ezcla en la acu­ m ulación de ganado que haga la fam ilia cam pesina tendrá, por lo tanto, distinta im plicancia sobre la e stru c tu ra económica de la unidad de producción. Como se puede apreciar en el Cuadro II.4 el nivel de los stocks de ganado con que cuenta la fam ilia cam pesina es, en promedio, baja. La fam ilia cam pesina descansa su economía tí­ picam ente en 7 cabezas de ganado ovino, 1 porcino, 3 aves, 4 cu­ yes y 2 cabezas de ganado vacuno. Estos datos aparecen en la últim a colum na del Cuadro II.4 como prom edio ponderado de la m uestra. Estos resultados dicen bien a las claras del tam a­ ño realm ente pequeño de la unidad de producción cam pesina co­ mo productora de bienes pecuarios. De otro lado, hay diferencias significativas en la composi­ ción del stock ganadero e n tre com unidades. Estas diferencias se explican, en parte, por razones ecológicas. Así el ganado ca­ prino no se encuentra en las com unidades de m ayor altu ra, m ien­ tra s que las alpacas y llam as no se en cu entran en com unidades bajas. P ara el resto de anim ales que pueden desarrollarse a toda altu ra, las diferencias e n tre com unidades se explican m ás por razones económicas. 40

CUADRO II.4 Stock Ganadero en las Comunidades Campesinas (Número de cabezas por familia)

TTI

SIH

HUA

ACO

4.85 1.35 1.85 .00 1.78 5.95

6.97 1.92 .00 .00 2.67 8.62

5.56 .61 .10 .00 2.93 4.22

3:74 .71 .91 .00 2.17 2.95

4.03 ■67 .15 .00 3.85 3.36'

6.95 1.09

1.13 .00

2.68 .00

.45 .00

1.71 .00

1.05 .00

.63 .00

1.17

-75

.94

.53

1.02

.54

.57

.10

.56

2.08

3.03

3.65

3.47

2.39

1.00

1 59

2.29

JAC

Ovino Porcino Caprino Alpacas Aves Cuyes

6.39 .44 ,00 .00 1.64 . .89

Equino Llamas

.1.4 .00

1.40 .05

Bueyes Total Vacunos

.14

.

1.33

Total Muestra

ANC

CUL

Ganado

NIN

13.08 ■ 12.32 1.74 2.42 .00 .00 2.67 .00 2.92 1.94 \ .59 5.45

2.51 3.94

En térm inos de los dos tipos principales de ganado, vacu­ no y ovino, las com unidades m ás ganaderas son Ancobam ba, Culta, Ttiom ayó y N inam arca. Las com unidades donde la ga­ nadería es relativam ente m enos im portante son H uandó y. Acobam bá. En Acobamba la pendiente, m uy pronunciada del te r r e ­ no es una lim itación im portante para el desarrollo ganadero. La m u erte de anim ales por rodam iento es m uy frecuente y cons­ tituye un peligro constante. En Huando, la razón es m ás una decisión económica, adem ás del hecho de que esta com unidad no cuenta con pastizales de altura; es decir Huacho no contro­ la suficientes pisos ecológicos para d esarro llar a g ricu ltu ra y ganadería al mismo tiempo. Las diferencias en ganado equino reflejan sobre todo di­ ferencias en el tran sp o rte carretero de las com unidades. Las com unidades de Acobam ba y A ccha-Sihuina son las que se en ­ c u en tran m ás lejos del servicio de c a rreteras y tam bién son las que poseen m ás ganado equino. El uso de este ganado en la 41

trilla es m uy com ún pero tiene como sustituto la energía hu m a­ na y por ello eí stock de ganado equino es un indicador im per­ fecto de la im portancia de la agricu ltu ra en la comunidad. A unque ciertam ente ligado al desarrollo de la agricu ltu ­ ra, la dotación de bueyes por com unidades no da una indicación com pleta de la im portancia de la ag ricu ltu ra en las com unida­ des. La energía anim al que proveen los bueyes puede ser sus­ tituido por la energía hum ana, con el arado a pie. Adem ás, tie ­ rras con dem asiada pendiente, o en terrazas, rio pueden ser cul­ tivadas con bueyes; tampoco se les puede u tiliz a r cuando la ca­ lidad de la tie rra (usualm ente tie rra s de laym is) exige una ro­ turación m ás profunda. El bajo prom edio en él núm ero de bue­ yes que se observa en el Cuadro 7 p ara las com unidades de Jacan tay a y Acobamba se explica básicam ente por estas razo­ nes tecnológicas que impone la calidad de tie rra agrícola. Es evidente del Cuadro II.4 que la fuente de energía ani­ m al es m uy lim itada en las com unidades cam pesinas. No h a ­ biendo m ecanización de ningún tipo, la economía cam pesina de­ pende significativam ente de energía hu m an a solam ente. Esto últim o nos lleva a analizar el stock de herram ien tas (todas m a­ nuales) con que cuenta la fam ilia cam pesina. Estas h e rra m ie n ­ tas pueden ser clasificadas, de acuerdo a la. actividad a. que se destinan, en herram ientas, agrícolas, que incluyen los arados pa­ ra bueyes, los arados de pie (chakitajlla) y las lam pas y palas; y en herram ien tas que se utilizan en las actividades Z, especial­ m ente en construcción tales como picos, b arretas. ..También se recogió inform ación sobre m áquinas de coser. P a ra las activi­ dades pecuarias casi no se requiere de h erram ien tas. : En el Cuadro II.5 se presenta la dotación de las principa­ les h erram ien tas en las com unidades estudiadas. T ípicam ente la fam ilia cam pesina utiliza herram ien tas que opera con e n e r­ gía hum ana en la siguiente mezcla: en tre 1-2 arados de pie, 3 lam pas, y 2 picos. Las m áquinas de coser son aun m ás escasas. En sum a, tam bién en térm inos de h erram ien tas, la^ dotación de capital dé la fam ilia cam pesina es pequeña. 42

JAC Arados de pie. 2.71 2.83 Lampas Máquinas .31 de coser Picos (in­ cluido pa­ las) 2.29

CUL

NIN

ANC

TTI

SIH

HUA

ACO

Total Muettrt

.87 4.08

1.13 1.71

1.90 2.63

1.14 1.94

1.S6 2.44

1.9S 3.71

1.53 3.85

1.57 3.12

.41

.14

.08

.17

.12

.55

.10

tJ OO

CUADRO II.5 Stock de Herramientas por Familia (Promedios)

2.39 , 2.19

2.19

3.06

1.86

1.44

3.22

2.40

También en el caso de herramientas hay diferencias signi­ ficativas en la dotación por comunidades campesinas. En el ca­ so de arados de pie, las diferencias se explican en gran medi­ da por las variedades en la calidad de la tierra agrícola. Don­ de no se pueden usar bueyes porque la tierra agrícola está con­ formada de andenerías, como en Jacantaya; o donde la tierra es de calidad baja que requiere de una roturación más profun­ da, caso de Ancobamba, el arado de pie será utilizado, en mayor intensidad. La dotación de lampas es un indicador de la importancia de la agricultura en la comunidad campesina. Las labores cul­ turales y la cosecha de tuberosas requieren de esta herramien­ ta. Del Cuadro II.5 se puede entonces inferir que el nivel de la producción agrícola es mucho mayor en las comunidades de Culta, Acobamba y Huando. La dotación de picos (y palas) parece más difícil de aso­ ciar a ciertas características ecológicas de las comunidades. Estos datos sobre herramientas serán más útiles en el análisis de la diferenciación campesina. En cuanto a máquinas de co­ ser, estos datos permiten una primera estimación del nivel de riqueza de la comunidad campesina, pero sobre todo de su mo­ dernización. La comunidad campesina de Huando aparece así como la más moderna dentro de la muestra, seguido de las dos comunidades-de Puno: Culta y Jacantaya. 43

' De la inform ación estadística presentada hasta ahora se puede colegir que la economía cam pesina no sólo es pequeña sino bastante diferenciada en su e stru c tu ra productiva. La m a­ triz de recursos productivos con que cuenta la fam ilia cam pe­ sina pone de relieve esas dos características. Típicam ente la unidad de producción cam pesina cuenta con, aproxim adam ente 2 m iem bros como fuerza laboral adulta; 2 ó 3 hectáreas de tie ­ rra cultivable com puesta de un gran núm ero de parcelas (en­ tre 9 y 84) y extensiones variables de tierras de pastos n a tu ra ­ les en uso colectivo; 2 cabezas de ganado, 1 dé equino, 2-3 aves, 4 cuyes como stock de ganado; 1-2 arados de pie, 3 lam pas y 2 picos como herram ientas. Con esa dotación de recursos pro­ ductivos la unidad de producción cam pesina produce una diver­ sidad de bienes y servicios que nosotros hem os clasificado en tres categorías:, agricultura, ganadería y las actividades Z. En adición a estas actividades que son realizadas dentro de la co­ m unidad cam pesina está la incursión a m ercados de trab ajo en form a tem poral. Por lo tanto, la fuerza laboral se asigna no sólo a cada u n a de las actividades m encionadas sino tam bién a las m igraciones tem porales. A excepción de la fuerza laboral adulta, la dotación de re ­ cursos productivos varía de m anera significativa e n tre com u­ nidades campesinas. La base de esta diferenciación se encuen­ tra en la dotación de los recursos naturales, principalm ente la tierra. Es claro que la m ezcla de diferentes tipos de ganado y de herram ientas en una com unidad dependerá de la m ezcla de tipos de tierra. P ara la economía cam pesina que se encuentra en Los Andes, los diferentes tipos de tie rra está asociado a la ecología; esto es al control que se tenga de los pisos ecológicos y a la topografía del terreno. El. p rim er factor define el con­ ju n to de bienes posibles de ser producidos; el segundo factor juega un papel principal en el proceso tecnológico a ser usa­ do. Así una com unidad que no tenga acceso a la zona suni ten ­ drá dificultades en desarrollar la ganadería por las lim itacio­ nes de pastos naturales; otra com unidad que tenga terren o s en ladera con m ucha pendiente no podría utilizar energía anim al 44

en la agricultura, y por lo tanto tendrá más arados de pie que yuntas. En el siguiente capítulo se presentarán estimaciones sobre los flujos de bienes que se utilizan en el proceso productivo en la economía campesina (como bienes intermedios), así como los flujos de los bienes producidos y su destino a los diferentes componentes de la demanda final. A través de estos flujos de bienes se tratará de estimar empíricamente el grado en que la economía campesina se vincula con la economía de mercado en el Perú.

45

m

Producción e Intercambio

La inform ación recogida en las encuestas y en el trabajo de campo h a hecho posible construir cuadros de relaciones in­ tersectoriales para las ocho com unidades estudiadas. Los da­ tos de las com unidades de Ttiom ayo y Sihuina no e ra n lo sufi­ cientem ente completos p ara hacer estos estim ados. Sin em b ar­ go, las seis com unidades están ubicadas a distintos pisos eco­ lógicos y por ello la representatividad de la m u estra no se ve­ rá alterada. P or supuesto que. las ponderaciones de la m ues­ tra h a n sido m odificadas convenientem ente p a ra obtener los prom edios de “m uestra to ta l” y “ S ierra S u r” en los cuadros donde sólo estas seis com unidades son usadas. El Cuadro III. 1 resum e los resultados estadísticos. Los cuadros siguen el modelo y las definiciones presentados en el Cuadro I. 3 con la excepción de que el destino de cada sector a la producción interm edia ha sido consolidado en u n a sola co­ lum na. Esto se ha hecho con el fin de sim plificar- el cuadro y tam bién por la dificultad de separar, en algunos casos, el des­ tino de la producción interm edia por sectores. La .colum na N se-refiere a transacciones no m onetarias (por trueque) y m ide principalm ente relaciones con otras com unidades cam pesinas; la colum na m ide transacciones m onetarias. Él Cuadro III.1 contiene ciertas identidades. El valor to­ tal de la producción de A, P, Z debe ser igual al costo' total de 47

CUADRO III. 1 Relaciones Intersectoriales en Comunidades Campesinas (soles por familia, por año) JACANTAYA A+ P+Z

Consumo

3,700

14,896

P, Derivados P2 Consumo P3 Trabajo P4 Vacuno P5 Otros

990 0 0 0 0

P

Inversión

N.

M

TOTAL

0

2,854

5,401

26,851

1,680 1,151 0 594 0

0 0 0 0 0

0 7 0 0 0

107 325 0 5,603 0

2,777 1,483 0 6,197 0

990

3,425

0

7

6,035

10,457

Z,Manufac. Z-> Comercio Z3 Otros

0 0 0

3,825 0 5,685

0 0 0

0 0 0

482 3,213 9,682

4,307 3,213 15,367

Z

0

9,510

0

0

13,377

22,887

A + P +Z

4,690

27,831

0

2,861

24,813

60,195

N Import. no-monet. M Import. monet.

1,000 4.836

1,861 36.638

0 2,584

10,526

66,330

2¡584

A

2,861 44,058

Salarios - Ñ Salarios — M Rentas - N Rentas — M Autoempleo

41 4.644 ,. 0 72 44,912

0 0

0 12,772

TOTAL

60,195

2.861

37,585

0

6,473

Transferencia neta

esta producción. Lo prim ero se m u estra en la colum na “Total" y fila A + P + Z; ,1o segundo es igual al valor que aparece al final de la prim era columna. Esta identidad perm itió h acer el cálcu48

CUADRO III.1 (Continuación)

CULTA

A+P+Z

Consumo

Inversión

N

M

TO TAL

A

4,966

19,866

0

287

429

25,548

P, Derivados P2 Consumo P3 Trabajo P4 Vacuno Ps Otros

2,145 0 0 0 0

3,066 3,291 0 594 0

0 0 0 0 0

0 0 0 25 0

1,502 2,541 316 20,100 408

6,713 5,832 316 20,719 408

P

2,145

6,951

0

25

24,867

33,988

Z , Manufac. Zj Comercio Z3 Otros

0 0 0

4,358 0 0

0 0 0

0 0 0

0 3,357 1,715

4,358 3,357 1,715

Z

0

4.358

0

0

5,072

9,430

A+P+Z

7,111

31,175

0

312

30,368

68,966

N Import. no-monet. M Import. monet.

44 2,707

243 38,812

25 867

9,862

65,230

4,892

312 41,386

Salarios - N Salarios - M Rentas - N Rentas - M Autoempleo

1,000 2,052 19 298 55,735

0 0

0 9.403

TOTAL

68,966

312

39.771

Transferencia neta

1.615

lo del ingreso de “ auto-em pleo” por diferencia, u n a vez que to­ dos los com ponentes de la p rim era colum na fueron calculados. Las transacciones no-m onetarias han sido transform adas a v a ­ lores m onetarios utilizando precios prom edios observados en las transacciones m onetarias. O bviam ente, el valor total de las 49

CUADRO III. 1 (Continuación)

NINAMARCA A

+

P + Z

C o n su m o

In v ersió n

N

M

TOTAL

2,345

9,380

0

837

12,685

25,247

1,980 0 0 0 0

2,100 9,644 0 2,560 0

0 0 0 0 0

13 77 0 742 0

0 2,594 0 3,000 680

4,903 12,315 0 6,302 680

1,980

14,304

0

832

6,274

23,390

Z, Manufac. T- 1 Comercio Z3 Otros

0 0 0

2,900 0 0

0 0 0

116 0 0

448 1,232 32

3,464 1,232 32

Z

0

2,900

0

116

1,712

4,728

A+P+Z

4.325

26,584

0

1,785

20,671

53,365

N Import. no-monet. M Import. monet.

125 1,755

601 17,597

1,059 1,461

6,205

44,782

2,520

A Pi Pj P3 P4 Ps

Derivados Consumo Trabajo Vacuno Otros

P

1,785 20,813

Salarios - N Salarios • M Rentas - N Rentas - M Autoempleo

137 908 0 0 46,115

0 0

0 142

TOTAL

53,365

1,785

20,813

importaciones y exportaciones no-monetarias tienen que ser idénticas. Para el intercambio monetario, en cambio, puede exis­ tir déficit o superávit. Nuestro procedimiento consistió en to­ mar los valores de las exportaciones y las transferencias como fidedignas y el valor de las importaciones igualarlas a esa su­ ma, manteniendo sin embargo la misma estructura de las im50

CUADRO III. 1 (Continuación) ANCOBAMBA M

A + P +Z

C o n su m o

8,777

35,046

351

356

44,530

P, Derivados P; Consumo P3 Trabajo P 4 Vacuno Ps Otros

825

0 98 0 0 5

0

0

1,869 2,202 0 863 0

186 925 5,324 360

2,694 2,486 925 6,187 365

P

825

4,934

103

6,795

12,657

5 0 5

209 1,843 84

745 1,843 89

A

0

0 0

In v ersió n

N

TOTAL

Zi Manufac. Z2 Comercio L-s Otros

0

531 0 0

Z

0

531

10

2.136

2,677

A + P+Z

9,602

40,511

464

9,287

59,864

N linport. no-monet. M Import. monet.

188 1.038

63 17,619

213 910

10,828

58,193

1,123

Salarios - N Salarios - M Rentas - N Rentas - M TOTAL Transferencia neta

0 0

464 19.567

60 1,162 60 17

0 0

0 8.458

59,864

464

17,745 1.822

' portaciones. Luego, la sum a de las dos últim as cifras de la co­ lum na M son idénticas al valor total de la fila M. Las cifras en las celdas del Cuadro III.1 se refieren en­ tonces a valores m onetarios de las transacciones m onetarias y 51

CUADRO m .l (Continuación) HUANDO A+P+Z

C o n su m o

Inversión

N

M

TO TAL

A

7.821

32,210

0

134

10,250

50,215

P, Derivados Pj Consumo Pj Trabajo P4 Vacuno Ps Otros

2,000 0 0 0 0

3,000 2,710 0 1,000 0

0 0 0 0

0 73 0 0 0

293 2,898 352 3,642 0

5,293 5,681 352 4,642 0

P

2,000

6,710

0

73

7,185

15,968

Z, Manufac. Z2 Comercio Zj Otros

0 0 0

0 0 0

0 0 0

0 21 0

0 15,646 9,083

0 15,667 9,083

Z

0

0

0

21

24,729

24.750

A+P+Z

9,821

38,920

0

228

41,964

90,933

N Import. no-monel M Import. monet.

0 4,114

201 46,421

27 2,536

13,935

85,542

2,563

228 53,071

Salarios - N Salarios - M Rentas - N Rentas - M Autoempleo

177 8,506 1,122 371 66,822

0

TOTAL

90,933

228

46,484

C

6,587

Transferencia neta

4,520

no-monetarias (trueque) de la comunidad durante un año, en­ tre 1977-1979 dependiendo de la fecha de encuesta. Todas las cifras están en valores por familia, lo que hace que los resulta­ dos sean directamente comparables entre comunidades, pues así las diferencias en tamaño de las comunidades han sido eli­ minadas.

52

CUADRO 1II.1 (Continuación) ACOBAMBA Consumo

M

TOTAL

A

6,222

24.888

0

362

4.537

36,029

P, Derivados Pj Consumo Pj Trabajo I’a Vacuno P5 Otros

2,000 0 0 0 0

6,000 2,240 0 1,000 0

0 0 0 0 0

0 161 0 0 0

0 1,048 0 1,538 92

8,000 3,449 0 2,538 92

P

2,000

9,240

0

161

2,678

14,079

Z( Manufac. Z2 Comercio Z5 Otros

0 0 0

117 0 0

0 0 0

0 0 0

5 15,282 ¿un

122 15,282 410

Z

0

117

0

0

15,697

15,814

A +P +Z

8,222

34,245

0

523

22,932

65,922

N Import. no monet. M Import. monet.

400 1,138

105 24,868

18 1,331

9,760

59,218

1.349

N

523 27,337

Salarios - N Salarios - M Rentas - N Rentas • M Autoempleo

715 10,335 425 0 44,687

0 0

0 3,841

TOTAL

65,922

523

26,773

0

564

Transferencia neta

1.

inversión

A+P + Z

Los B ienes Interm edios

Hay tres fuentes de bienes intermedios en el proceso pro­ ductivo en las comunidades campesinas: los bienes domésticos (que vienen de su propia producción), los bienes importados de otras comunidades y los bienes adquiridos del resto de la eco­ nomía, principalmente de la economía urbana. De los cuadros

53

se puede inferir que los productos intermedios son en mayor proporción de origen doméstico. Esta proporción varía entre comunidades en un rango que va de 50 a 90% del valor total de productos intermedios. Como quiera que la proporción de los productos intermedios que vienen de otras comunidades es po­ co significativo, los de origen urbano constituyen prácticamen­ te el remanente. En el proceso productivo (indicado por los componentes de la columna A + P + Z ) los productos intermedios de origen domés­ tico de mayor significación son los agrícolas. Lo más importan­ te en este rubro es el destino de productos para el alimento de los animales. El producto intermedio que viene del sector pe­ cuario es fundamentalmente lana del ganado ovino. Los pro­ ductos intermedios que provienen de las actividades Z son de escasa significación. Aunque existen muchas relaciones tecno­ lógicas entre las actividades A-P-Z en la economía campesina, las más importantes en términos de valores parecen ser dos: la relación entre agricultura y ganadería (mediante la provisión de alimento al ganado, incluido para animales menores) y la relación entre ganadería y actividades Z (confecciones), a tra­ vés de la provisión de lana. Los insumos importados de otras comunidades aparecen sin mucha significación en los cuadros. Aquí se incluyen la va­ loración monetaria de lana, sal, madera, paja y, en algunos ca­ sos, pasto. La lana es ciertamente uno de los productos más in­ tercambiados. La madera y paja se requieren para la construc­ ción de casas principalmente. También se han observado casos de trashumancia, es decir familias que alquilan pastizales o ras­ trojos en comunidades vecinas. La sal es para alimento del ga­ nado. Los insumos urbanos son importantes en varias comunida­ des. Estos productos son principalmente para la agricultura: fertilizantes, pesticidas y semillas. Este resultado se infiere de comparar los cuadros III.1 y III.2. Los totales de gastos en

54

esos productos casi explican el total de importaciones de insu­ mos urbanos . 1 Es también claro del Cuadro III.2 que hay. diferencias no­ torias entre comunidades en el grado de incorporación de insu­ mos modernos. Si se analiza en términos de fertilizantes y pes­ ticidas (pues semillas no significan variedades mejoradas, ex­ cepto en muy raros casos, y vacunas para animales en un rubro pequeño en el gasto) se ve que hay comunidades que usan muy CUADRO III.2 Gasto Promedio Anual en Insumos Modernos (Soles; En paréntesis: porcentaje de familias que efectivamente gastan) C om unidad JAC CUL NIN ANC TT1 S1H HUA ACO

Fertilizantes Pesticidas 930 (75) 601 (51) 404 (23) 0

622 (64) 505 (58) 832 (93) 30

(0) 184 (14) 15

(2) 0 (0) 81 (34) 946 (28) 154

(2) 2,440 (54) 364 (8)

(5)

Semillas 546 (42) 839 (53) 358 119 (15) 124 179 161 (17) 475 (23)

Vacuna animal 57 (81) 90 (90) 40 (13) 40 (7) 6 (10) 9 (15) 73 (15) 8

Total 2,155 2,035 1,634 189 314 284 3,620 1,001

(15)

1. Una excepción es Jacantaya donde existe importación de insumos para construcción y reparación de botes. Esta comunidad está ubicada a orillas del Lago Titicaca y los botes son importantes medios de transporte y pesca.

55

poco o nada de esos insumos, como son los casos de Ancobamba, Ttiomayo y Sihuina. Hay que notar que en aquellos casos don­ de el gasto es relativamente importante, (J acantaya, Culta, Huan­ do) la proporción de familias que usan los insumos menciona­ dos es pequeña, (indicados en paréntesis en el Cuadro III.2). Cabe señalar, de otro lado, que las cifras presentadas ocultan el problema de la aplicación misma de esos insumos por cuan­ to se hacen sin asistencia técnica, de modo que la incorporación de insumos modernos es cualitativamente aun más reducida. Los datos mostrados hasta aquí sirven para indicar que, en general, hay todavía poco uso de insumos modernos en el proceso productivo en las comunidades. Si a este hecho se aña­ den los resultados presentados en la sección anterior en cuan­ to a stocks, se puede concluir que las comunidades campesinas todavía utilizan la tecnología tradicional en forma preponde­ rante. 2.

Dem anda Final

El destino final de la producción de A + P + Z es principal­ mente el consumo (auto-consumo) y la exportación, siendo la acumulación prácticamente nula (véase Cuadro III.1). La ex­ portación toma principalmente la forma de intercambio mone­ taria; sólo una fracción muy pequeña se intercambia por true­ que. Las proporciones destinadas al auto-consumo y al inter­ cambio son casi idénticas (es decir 1 : l)e n las comunidades, ex­ cepto en Ancobamba donde la relación es de 4: 1. La exporta­ ción que se hace de los bienes A + P + Z se intercambian por bie­ nes intermedios para la producción, por bienes de consumo y por bienes de capital. Una característica saltante de los datos del Cuadro III.1 es que el nivel de inversión es bien bajo. En ningún caso la in­ versión supera el 8 °/o de la demanda final; y en el otro extre­ mo toma valores tan bajos como 2%. Claramente las comunida­ des campesinas son economías en estancamiento. Otra caracte­ rística de la inversión es que ésta se realiza principalmente por medio de importaciones de bienes de capital. La parte de la pro­

56

ducción interna que se destina a la inversión es prácticamente nula. Los principales bienes de capital que se importan inclu­ ye: ganado vacuno y ovino, aves y herramientas. La economía campesina no parece tener la suficiente capacidad productiva como para generar sus propios excedentes en la ganadería. Aun­ que no se preguntó directamente en cada encuesta por el cambio de stock ganadero de la familia, la versión generalizada de los campesinos es que el stock ganadero de la comunidad no esta­ ba aumentando. Por el contrario, parecía haber una tendencia a disminuir debido a enfermedades, a continuos rodamientos y a robos. Las compras de ganado parecen, entonces, referirse más a una reposición en el tamaño del stock. La importación de herramientas se explica principalmen­ te porque ño existe una industria doméstica de estos bienes de capital. Las herramientas deben ser adquiridas del sector ur­ bano: En algunos casos hay pequeños talleres en pueblos pe­ queños cercanos donde no sólo se hacen reparaciones sino que se “fabrican” herramientas de fierros deshechados en las ciu­ dades, como muelles de camiones. En cuanto al consumo, la mezcla de bienes importados y domésticos varía entre comunidades pero, en general, las dos fuentes son importantes. El valor del auto-consumo es casi si­ milar al valor de bienes de consumo importados. Para la ca­ nasta de consumo las comunidades dependen tanto de su pro­ pia producción como de la importación de bienes urbanos y en casi igual proporción. El auto-consumo proviene principalmente de bienes agrí­ colas; segundo en importancia están los bienes pecuarios y con mucha menor significación están los bienes Z. De otro lado, las cifras del Cuadro III.1 también indican que, en general, el au­ to-consumo como proporción del valor de la producción total es mayor en la agricultura comparada a¡da actividad pecuaria y a las actividades Z. La agricultura es en este sentido una activi­ dad principalmente para el auto-consumo. Los otros productos con igual característica son: los productos derivados en la ga­ nadería (leche, huevos); el ganado ovino y porcino y los anima57

Ies menores (gallinas, cuyes); y en los productos Z, los tejidos y confecciones. Un producto claro de exportación, es decir con muy poca proporción de auto-consumo, es el ganado vacuno. Este producto es un bieñ de lujo para el actual nivel de ingreso en las comuni­ dades. Los campesinos prefieren venderlo, y con ese dinero com­ prar otros bienes de consumo, antes que consumirlo directamen­ te. Algunos casos de consumo se explican por compromisos so­ ciales, tales como las fiestas comunales. La otra actividad que es predominante de exportación es el comercio. El desplazamiento de bienes se da principalmente entre la comunidad y el exterior. Por lo tanto, el ingreso de co­ mercio está conectado a la exportación o importación de bienes. Aun más, ese ingreso es principalmente por “exportación de servicios”; es decir por la venta al exterior transportando los productos (caso de ganaderos); o por la venta en la misma co­ munidad de productos importados de las ciudades o de produc­ tos intercambiados con comunidades cercanas pero principal­ mente a personas que vienen a la feria semanal de la comuni­ dad. Entre estos compradores se encuentran tanto negociantes que llevan los productos a las ciudades como campesinos de co­ munidades cercanas. De las ocho comunidades estudiadas, tres tienen ferias locales: Sihuina, Huando y Acobamba. 3.

El Sector Externo: Intercam bio M onetario

Para el examen de las estructuras de exportaciones e im­ portaciones se cuentan con datos de lás ocho comunidades. Da­ tos de sus intercambios fueron recolectados también para las dos comunidades excluidas en el Cuadro III.1. a.

L a eslru ctu ra .d e las exportaciones

En el Cuadro III.3 se presenta la estructura de exporta­ ciones por comunidades. Por razones analíticas, los componen­ tes de las exportaciones han sido modificadas ligeramente con relación al Cuadro III. 1. En primer lugar, la actividad de co­ mercio ha sido separada de la actividad Z. De esta manera las

58

exportaciones de A + P + Z se referirán a intercambio de bienes exclusivam ente. En segundo lugar, se ha añadido como un com­ ponente de las exportaciones el ingreso generado por las mi­ graciones temporales que realizan los campesinos fuera de la comunidad. CUADRO III.3 Estructura de las Exportaciones Monetarias (Porcentajes)

Comunidad Agricultura Ganaderíii JAC CUL NIN ANC TTI SIH HUA ACO

14.3 1.1 60.9 2.0 33.0 11.4 21.6 17.0

16.1 62.5 30.1 38.3 27 .4 27.7 15.5 10.0

Muestra total 13.5 Sierra sur 14.5

29.2 25.2

Activ. Mano de z Com ercio Obra Total 27.1 4.3 2.1 1.6 0.4 21 .0 19.5 0.1 37.1 4.1

8.5 8.4 6.1 10.4 0 32.3 33.7 58.6

34.0 23.7 0.8 47.7 39.2 7.6 9.7 14.3

100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0

19.9 19.2

100.0 100.0

Una primera conclusión que se deriva del Cuadro III.3 es que las exportaciones que realizan las comunidades campe­ sinas son diversificadas. Hay cuatro comunidades con una sola fuente de ingreso que cuenta por 50% o más del ingreso de ex ­ portaciones: ganado en Culta (63%), productos agrícolas en Ni­ namarca (61%), comercio en Acobamba (59%) y migraciones temporales en Ancobamba (48%). Si se considera el 80% de los ingresos, tres comunidades lo derivan de dos fuentes: cuatro comunidades de tres fuentes y una comunidad de cuatro fuen­ tes. Considerando la cantidad de productos y actividades invo­ lucrados en cada fuente de ingreso, es legítimo concluir que las fuentes de ingreso por exportaciones son bien diversificadas en cada comunidad.

59

Una segunda característica es que la estructura de las e x ­ portaciones es muy diferenciada entre comunidades. Las ocho comunidades son diferentes entre sí. De aquí se infiere que ca­ da fuente tiene una importancia distinta en cada comunidad. Si se toma como criterio una participación mínima del 33% en el ingreso de exportaciones, la agricultura tiene importancia en Ninamarca y Ttiomayo; la ganadería en Culta y Ancobamba; el comercio en Sihuina, Huando y Acobamba; y las migraciones temporales en Jacantaya, Ancobamba y Ttiomayo. Solamente la exportación de bienes Z no tienen importancia significativa en ninguna comunidad, aunque en proporciones menores al 33% lo tienen en Jacantaya (27%), Sihuina (21%) y Huando (20%). En términos de bienes A, P, Z se puede resumir los pro­ ductos de exportación en cada comunidad. Jacantaya exporta casi todos los productos y servicios considerados en el estudio. En productos agrícolas exporta predominantemente verduras, que debido al micro-clima especial que tiene crece muy bien. Estas verduras son vendidas en la feria de un pueblo cercano (Huancané) y también son intercambiadas directamente con co­ munidades de puna circundantes. El ingreso por venta de ga­ nado es principalmente ganado vacuno. La venta de bienes Z se refieren a la pesca principalmente. La pesca se realiza en el Lago Titicaca de donde se extraen peces (principalmente el “hispi”) que luego son vendidos en Huancané. El ingreso de comercio se basa en el intercambio que se hace con verduras. En Culta la agricultura es fundamentalmente para el auto-consumo. La ganadería es importante fuente de ingreso, sien­ do el principal producto el ganado vacuno. Además de la ven­ ta de su propio ganado, muchas familias compran ganado vacu­ no para engorde y lo venden después de varios meses. La ma­ yoría utiliza fondos del Banco Agrario (préstamos de 20,000 soles son los más frecuentes) para esta operación. El patrón frecuente consiste en comprar los toros en setiembre-octubre y venderlos en abril-mayo, durante este período hay más pas­ tos en Culta y se puede engordar el ganado. Además, este ca­ lendario permite utilizar a los toros como yunta en el barbe.-' 60

cho y siembra, época en que se requiere de energía animal, y venderlo después. El préstamo lo obtienen por un año, al fin dél cual (usualmente julio-agosto) ló devuelven (más intereses) y obtienen una ganancia importante en esta actividad. Hay que notar que en esta actividad de engorde de ganado también usan sus fondos propios. Y también cabe señalar que el altiplano está lleno de mercados de ganado en forma de ferias locales. El ingreso de comercio se basa en el ganado vacuno .2 Los productos agrícolas que exporta Ninamarca son va­ rios: papá, cebada corriente, cebada alemana y avena. Todos estos productos son importantes, sobresaliendo un poco la ce­ bada alemana que se utiliza en, la fábrica de cerveza en el Cus­ co. La venta lo hacen directamente a la cervecería o a algunas tiendas intermediarias. La venta de ganado incluye no sólo el ganado vacuno sino también el ganado ovino. Ancobamba exporta principalmente ganado vacuno. En es­ ta comunidad hay bastante terreno de pastizal y el ganado va­ cuno es el principal tipo de ganado que se cria. Este es clara­ mente el producto de exportación. En Ttiomayo la venta de pro­ ductos agrícola se refiere principalmente al maíz. Casi 3/4 par­ tes del ingreso por venta de productos agrícolas provienen de la venta de maíz. En cuanto- a ganado, las dos principales fuen­ tes provienen de las ventas de ganado porcino y vacuno. La venta de productos agrícolas en Sihuina incluye casi todos los productos cultivados. No hay productos especializa­ dos de exportación agrícola. En la ganadería, el producto im­ portante es el ganado vacuno. En bienes Z, Sihuina exporta ali­ mentos preparados en la feria local, principalmente panes. El ingreso de comercio se origina de llevar productos del valle (maíz, trigo, coca) a la puna para cambiarlos por carne de ga­ nado ovino y lanas y estos productos venderlos por dinero en las ferias de las comunidades, no sólo de Sihuina, sino también en otras ferias de la zona. 2. Frente a la ambigüedad sobre su ubicación entre las actividades defini­ das en el modelo, el ingreso que genera la actividad de engorde de ganado Se consideró mitad ingreso agropecuario y mitad ingreso de comercio.

61

En Huando se exporta de todo. Todos los productos agrí­ colas son casi de igual importancia; y en productos ganaderos se exportan ovinos y vacunos. En bienes Z, lo más importante es la venta de servicios como molinos y camiones, que sirven a toda la región y en menor proporción a Huando mismo. El in­ greso de comercio se genera de las ferias semanales que se realizan en Huando. Finalmente, en Acobamba la venta de productos agrícolas se refiere a frijoles principalmente (80% del total agrícola). Este es el producto agrícola de exportación. En ganado expor­ tan ovinos y vacunos. El ingreso por comercio es derivado de ganancias en intercambio que realizan familias de Acobamba en la feria local. Acobamba es punto final de carretera y por ello un lugar de mucha actividad comercial. En resumen, en términos de bienes A, P, Z hay toda una diversificación en los productos que exportan las comunidades. La exportación de productos agrícolas puede referirse a toda una lista o a un producto importante de exportación (caso de maíz en Ttiomayo y frijoles en Acobamba). Los productos Z son m uy diversos. El comercio puede estar basado en un pro­ ducto principal (como el caso de verduras en Jacantaya o ga­ nado vacuno en Culta) o en una lista de productos, como es el caso de ganancias de ventas de servicio en ferias comunales. La única excepción se da en la exportación de productos pecua­ rios, donde hay una constante en las comunidades: un produc­ to claro de exportación en todas las comunidades es el ganado vacuno. Pero aun en este caso hay que recordar que la expor­ tación ganadera no tiene la misma importancia entre comuni­ dades. A este hecho se hizo referencia anteriormente cuando se caracterizó a las comunidades como muy diversificadas en sus fuentes de ingreso por exportaciones y como muy diferen­ tes entre ellas en la estructura de sus exportaciones. b.

La e stru ctu ra de im po rta cio n es

A diferencia de lo que se observa en el caso de las expor­ taciones, la estructura de las importaciones es bastante similar

62

entrye las comunidades campesinas. Conforme se puede apre­ ciar del Cuadro III.4, en alimentos y bebidas importadas las comu nidades gastan el 37-49% del total de importaciones. El gastó en coca, licor y cigarrillos, que está incluido en el rubro de aliii Tientos, está asociado a la actividad productiva, pues con estos p r o d u c to s se hacen los pagos en especie por trabajo. El Cuadro IH.4 muestra que en esos productos se gasta entre el 3-17% i del total de importaciones. C U A D R O III.4

Estiuctafi de Importaciones Monetarias (P o rc e n taje s)

Comu nidlde« JAC

RubfOK

41.9

A lim e n to s (coca-licor cigarrillos) C o m b u stib le D urables N o D urables V estido E nseñanza Pasajes

(2.9) 3,9 0.5 , 5.8 II. 3.9 .6 '-7 • > ' ' .9 0. ^ 2.2 ' 1.1

F iestas M edicina O tro s S ub-T otal Insum os Inversiones T o ta l

CVL

84; 8 .

' 6.0 ' 100.0

NIN

ANC

Muestra TTI

SIH

38.1

42.3

36.9

40.0

45.8

(4.3) 1.9 1.1 4.3 1 6 .9 5.7 8.1 3.0 2.5

(11.6) 2.8 0.8 4.1 28.7 3.4 3.7 8.4 1.2 0.1

(17-1) , 3.2 1.5 9.6 24.7 1.6 4.1 2.2 2.4 0.1

(1 3 1 ) 3.7 2.2

0.1

(14.5) 1.9 1.2 11.2 14.1 0.5 5.4 7.6 0.3 0.1

81.7

84.5

900

6.5 11.8

8.4 7.0

100.6

100.0

HUA

46.1

ACO

4 J.0 (10.2) 2.4 0.7 7.6

15.4 3.7 4.1 4.6 1.5 0.1

(2.7) 4.6 0.7 5.8 14.2 3.8 3.0 0.5 6.6 2.3

89.3

92.0

87.7

9 1.0

5.3 4.7

4.8 5.9

3.5 4.5

7.6 4.7

4.1 4.9

100.0

100.0

100.0

100.0

100.0

11.0

11.0

: Total

'S ien a

Sui ■

43.6

44.8

15.6

15.1

86.8

87.7

100.0

100.0

2.7 2.7 8.9 0.7 5.3

El rubro de al. imentos y bebidas es, por un amplio margen, el de mayor import anda. Le sigue en orden de importancia el rubro de vestido y c 'alzado, el cual varía entre 11-29%. Toma­ dos ambos rubros é^í~ conjunto (alimentos y vestidos) represen­ tan un poco más de la mitad de las importaciones, entre él 5565%. Las importado' nes de consumo varían entre el 82-92% del total de importaciones s. Las importaciones de insumos moder­

63

nos son de poca significación, varían entre el 4-9% del totí il de importaciones. Asimismo las importaciones de bienes de capi­ tal son de escasa significación, aunque un poco mayores qi j e los gastos en productos intermedios, pues varían entre el 5-12 oy0 del total. La razón por la cual la estructura de importaciones e.s más homogénea entre comunidades se explica por la mayor • homo­ geneidad en las necesidades de la economía campesin ^ (cier­ tos tipos de alimentos, combustible, ropa) y por los ni .veles de ingreso promedio no muy distintos, tal como se mostr aj;á en el capítulo siguiente. En suma, las comunidades destinan lcis ingre­ sos de sus exportaciones a adquirir principalmente bien es de consumo, entre los cuales los rubros más importante 3?. son ali­ mentos y vestidos. El resto (cerca del 15%) se utiliza . en impor­ tar bienes intermedios y bienes de capital. 4.

El Sector Externo: Intercam bio con otras Coi n unidades

Es claro que entre comunidades también se intercambia por dinero, pero lo más significativo del interec in.ibio es por trueque. De otro lado el intercambio por tru eq ues, se da prin­ cipalmente entre comunidades. Por ello, nuestra estimación del intercambio no monetario es una medida, aunqi je aproximada, del intercambio entre comunidades campesinas. Los resultados obtenidos indican que el in iteircambio entre comunidades no es muy significativo. Los datos , de:l Cuadro III.5 muestran proporciones bien bajas con respecto ;a la producción total (no mayores al 5%, en el caso de Jacanta' y;a) y al valor to­ tal de las exportaciones (no mayores al 7 % , de ; nuevo en Jacan­ taya). Sin embargo, las dos comunidades no ir flu id a s en el Cua­ dro III.1 muestran mayores proporciones e jntre su intercam­ bio no monetario y su intercambio total. Pa; ra Sihuina esta pro­ porción es de 11% y para Ttiomayo de 23o- /0, tal como se ve en el Cuadro III.5. Por lo tanto se podría c o n c lu ir que el inter­ cambio con comunidades toma en prome ;dio proporciones de 6 % con relación al intercambio total, perc > que ésta proporción varía mucho entre comunidades.

64

CUADRO m .5 Intercambio No ¡Monetario y Monetario de las Comunidades Campesinas (Soles por familia por ano y porcentaje) Vxtor de I-jcpoctacKnes CooebmbSh I

Mmetaña

JAC CUL 5S5ENI AUC

37,384 39,171 2 0 $ 13 11,745 12,530 19,