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Spanish Pages 326 [330] Year 2014
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La Casa del Chapiz DEFINITIVO jueves, 20 de marzo de 2014 10:16:30
casa del chapiz
La
CAMILO ÁLVAREZ DE MORALES ANTONIO ORIHUELA UZAL
casa del chapiz
La
GRANADA 2013
Este libro ha sido objeto de revisión científica por dos investigadores doctores especialistas en las materias de que trata.
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Patronato de la Alhambra y Generalife CONSEJERÍA DE EDUCACIÓN, CULTURA Y DEPORTE
© CAMILO ÁLVAREZ DE MORALES y ANTONIO ORIHUELA UZAL © DE LA EDICIÓN: CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS, PATRONATO DE LA ALHAMBRA Y GENERALIFE. UNIVERSIDAD DE GRANADA. LA CASA DEL CHAPIZ Depósito legal: GR. 2.388-2013. ISBN: 978-84-338-5613-5. (Universidad de Granada). ISBN: 978-84-00-09788-2. (Consejo Superior de Investigaciones Científicas). e-ISBN: 978-84-00-09789-9. (Consejo Superior de Investigaciones Científicas). NIPO: 723-14-008-2. e-NIPO: 723-14-009-8. Edita: Editorial Universidad de Granada. Edita: Campus Universitario de Cartuja. Granada. Patronato de la Alhambra y Generalife. C/ Real de la Alhambra, s/n. Granada. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Diseño de Cubierta: Josemaría Medina Alvea. Fotocomposición: Taller de Diseño Gráfico y Publicaciones, S. L. Imprime: Imprenta Comercial. Motril. Granada. Printed in Spain
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PRESENTACIÓN
La Casa de Chapiz, en el barrio del Albaicín, actualmente sede de la Escuela de Estudios Árabes, es la casa morisca mayor y más importante de Granada. Los autores de esta obra, investigadores de la Escuela, hemos querido ofrecer su historia desde sus primeros posibles años como almunia nazarí y luego, con noticias ya documentadas, a partir de 1525, cuando las familias de Hernán López el Ferí y Lorenzo el Chapiz habitaban sus dos viviendas principales, hasta los actuales momentos en los que realiza su trabajo como instituto de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Son seis siglos (XVI-XXI) los que se presentan, trayendo el recuerdo de personas y hechos de una Granada perdida y, en buena parte, desconocida, que hoy sale por vez primera a la luz. A lo largo de ellos van surgiendo los avatares de la Casa, la peripecia de quienes la habitaban o disponían de ella, haciendo ver el paulatino deterioro de su fábrica hasta llegar a los años finales del XIX en que los numerosos testimonios de quienes escribieron sobre ella, atraídos por la magnitud de sus ruinas, clamaron a las instituciones oficiales locales y nacionales pidiendo su rescate. En sucesivas etapas, se va viendo la situación de los edificios, sus anejos y sus dueños y habitantes en época morisca y castellana posterior, hasta llegar a la historia más reciente cuando a comienzos de los años treinta del pasado siglo fue destinada por el gobierno de la República como sede de la Escuela de Estudios Árabes, último y, por ahora, definitivo destino, del que, también, se ofrece la realidad actual como moderno centro de investigación. La Universidad de Granada ha desempeñado un papel decisivo y primordial en el inicio y primeros cincuenta años de actividad de la Escuela, pues, fue el organismo sobre el que se creó y, luego, permitió
La Casa del CHAPIZ
su funcionamiento a lo largo de un dilatado periodo durante el cual el puesto de director titular ha sido ocupado por catedráticos de lengua árabe de la Facultad de Letras. La declaración del edificio como Monumento Arquitectónico Artístico en 1919 y la adquisición por el Estado una década después fueron los hechos relevantes que permitieron iniciar su definitiva recuperación. La Alhambra y su arquitecto-director, Leopoldo Torres Balbás, fueron los motores de esa actividad a favor de la maltrecha Casa del Chapiz, pues el dinero para su compra salió de los ingresos procedentes de las entradas de acceso al conjunto palatino nazarí. A partir del verano de 1929 el ilustre técnico e investigador asumió también el puesto de arquitectoconservador de la 6ª Zona monumental, en la que había quedado integrada la provincia de Granada. Desde esa nueva competencia realizó tres proyectos de restauración, en años sucesivos, que permitieron recuperar el edificio y ajardinar su entorno inmediato para instalar la recién creada Escuela de Estudios Árabes, la cual inició sus actividades académicas en el mes de noviembre de 1932. Los bellos jardines, que ocupan parte de la parata superior de la antigua almunia, fueron realizados en los años siguientes, de acuerdo con unos croquis atribuidos al mismo arquitecto. Sus criterios de diseño y sus resultados estéticos son coincidentes con los que en esos mismos años proyectó en la Alhambra y el Generalife. Durante las ocho décadas transcurridas desde entonces la Casa ha necesitado una serie de reparaciones y adaptaciones, que se describen y analizan con detalle gracias a la abundante documentación conservada. Esas obras han permitido convertir un edificio con cinco siglos de antigüedad en un moderno instituto de investigación, sin perjudicar sus valores fundamentales como patrimonio histórico. El análisis y la documentación del edificio se concluyen con una nueva planimetría completa del mismo y de sus jardines, que contiene todos los habituales planos generales así como otros de detalle de sus abundantes arcos de yeso originales. Para elaborar nuestro trabajo nos hemos valido de testimonios originales, contemporáneos de los hechos narrados, tanto escritos como gráficos, procedentes de diversos archivos, junto a artículos de prensa, también rigurosamente actualizados con lo descrito, todo ello apoyado en la bibliografía pertinente. Su consulta ha permitido vivir la Historia desde dentro, utilizando documentos que se han gestado y elaborado entre las paredes en que ahora ha sido redactada, o relacionados con quienes en ella vivieron, compartiendo el mismo espacio, el mismo paisaje de los que fueron sus protagonistas. Han sido fundamentales las consultas a los archivos de la ciudad, y de modo destacado los de la Alhambra, Municipal, Histórico Provincial y Universitario, sin olvidar otros oportunamente consignados en esta obra. Para cuanto se refiere a la Escuela de Estudios Árabes, tanto en su historia como en sus obras de mantenimiento, la información se ha tomado, básicamente, de los documentos conservados en el Archivo de la propia Escuela que, de este modo, se da a conocer públicamente por vez primera. 6
PARTE I LA
CASA
DEL
CHAPIZ.
HISTORIA
INTRODUCCIÓN
En el barrio granadino del Albaicín, en la Cuesta del Chapiz, haciendo esquina con el Camino del Sacromonte, se encuentra un amplio edificio formado por dos viviendas y un gran jardín orientado a la Alhambra. Se trata de la Casa del Chapiz, así llamada por uno de sus dueños, considerada como la casa mayor y más importante del periodo morisco. Sus orígenes no están determinados. Existe la opinión de una edificación anterior denominada al-Dār al-Bayÿā’ (Casa blanca) que dio nombre durante mucho tiempo a toda la zona, que se llamó por ella Arrabal de Albaida, con la hipótesis de que fuera un palacio de época nazarí, a juzgar por el tamaño de una de las casas, de gran patio con alberca y dos pórticos de cinco arcos sostenidos por columnas de mármol blanco, todas ellas con capiteles, basa y fuste de esta época y por algunos elementos que ostentan el lema real wa lā gālib illa Allāh (Sólo Dios es vencedor). Estos elementos son una gran ventana y dos gorroneras, depositadas hoy en el Museo Arqueológico Nacional la primera y en el de la Alhambra las segundas1. Otro elemento del mismo tiempo es una pieza de mármol por la que se vierte el agua a una de las albercas de la huerta, aún en su lugar original.
1. A ellas se refieren Leopoldo Torres Balbás, “Quicialeras hispanomusulmanas”, Al-Andalus XXI/2 (1956), p. 371; Purificación Marinetto Sánchez, “nº 152, Gorronera:Cimacio”, en AAVV, Arte islámico en Granada. Propuesta para un Museo de la Alhambra, Granada, 1995, p. 390. En aquellos momentos estaban en el Museo Arqueológico Nacional. Tradicionalmente, se han definido como quicialeras, los elementos, generalmente de mármol o piedra, sobre el que giraban las puertas grandes de las casas y palacios musulmanes para abrirse o cerrarse. Más recientemente se ha dejado este término para las piezas inferiores, las que sujetaban la puerta al suelo, adoptándose el de gorroneras para las superiores, que podían ser de madera.
La Casa del CHAPIZ CAMILO ÁLVAREZ DE MORALES
2. Sigo los datos expuestos por Fernando Velázquez Basanta en su trabajo, “Los discípulos de Ibn al-Ja¥†b en la obra de al-Maqqar†: noticia de una de sus mansiones granadinas”, Miscelánea de Estudios Árabes y Hebraicos, 61 (2012), 119-122. 3. Manuel Gómez-Moreno Martínez [G.M.M.], “La Casa del Chapiz”, Crónica del Centro, Sección de excursiones, Boletín del Centro Artístico de Granada, 27 (1 de noviembre de 1887) 4. Remito al trabajo de Rafael Peinado Santaella, “El Patrimonio Real nazarí y la exquisitez defraudatoria de los “principales” castellanos”, Medievo Hispánico. Estudios in memoriam del Prof. Derex W. Lomas, Madrid, 1995, pp. 297-318.
En fechas muy recientes se ha planteado la idea de que se tratara de uno de los palacios propiedad de Ibn al-Ja¥†b, junto a la Dār al-rujāmiyya, en la Alhambra y otro en Aynadamar2. El primero, la supuesta Dār alBayÿā’, estaba situado “en el camino viejo de la parte oriental de la ciudad”, seguramente en la salida hacia Guadix, lo que resulta coincidente con la situación de la Casa del Chapiz. De ella se nos dice que poseía un gran jardín, que podría corresponder a la huerta que se cita en los documentos del siglo XVI. Los textos de referencia indican que Ibn alJa¥†b la remozó, lo que es indicio de que la edificación fuera anterior. Las grandes proporciones de la casa y su amplio patio central con los dos pórticos de columnas de mármol, la magnificencia de la ventana y de las gorroneras y las piezas de época nazarí, con la presencia del lema de la dinastía, incluso su propia ubicación, propicia para observar la Alhambra, sede del gobierno, son argumentos a favor de esta opinión En cualquier caso, aunque muy interesante, no deja de ser una hipótesis a la que faltarían elementos sólidos de apoyo, por el momento. No obstante, queda insinuada la posibilidad. Otra idea que podría considerarse es que la primitiva casa nazarí fuera una almunia. A ello contribuiría el estar situada en las afueras de la ciudad, pero razonablemente cerca del núcleo urbano, y la disposición de su huerta, que, según Gómez-Moreno hijo3, descendería hasta el río Darro en paratas con muros de origen árabe, en la más alta de las cuales, junto a la casa, había dos estanques para riego, que hoy se conservan. Esta disposición sería similar a la del Generalife. En el campo de la realidad, las primeras noticias contrastadas son de 1525, debidas a un pleito de aguas. Allí encontramos el nombre de su primer dueño conocido, Hernán López el Ferí. Nada he sabido de los anteriores moradores. Cabría la posibilidad, en caso de tratarse de un palacio nazarí, de que, como tantos otros, fuera propiedad de los miembros femeninos de la familia real y que, como también ocurrió en otros casos, se vendiera a algún particular, bien cristiano, bien musulmán granadino, en los años inmediatamente anteriores o posteriores a 14924.
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La Casa del CHAPIZ CAMILO ÁLVAREZ DE MORALES
Fig. 1: Plataforma de la ciudad de Granada hasta el Monte Sacro de Valparaíso (detalle), 1596 ca., Alberto Fernández (grabador), (Col. C. Sánchez, Granada).
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I EL
SIGLO XVI
LA ETAPA
MORISCA1
HERNANDO EL FERÍ “EL VIEJO” Hernán (o Hernando) López el Ferí, al que llamaré “el viejo” para distinguirlo de otro familiar que aparecerá más tarde, era miembro de una conocida familia, asentada de tiempo atrás en el Albaicín, como se deduce por un pleito de un hijo suyo, donde se hace alusión a diversas generaciones2: Yten si saben que el dicho Hernando el Feri el biejo fue vezino y morador de la dicha perroquia de san Blas dende que fue de hedad de thener casa y sus padres y abuelos bibieron en la dicha perroquia despues questa çibdad se ganó. Su padre, del que desconozco el nombre, debió de vivir en la misma zona, como señalan varios testigos que dicen haberlo conocido personalmente: y su padre del dicho Hernando el Feri antes que falleçiese lo vido este testigo vivir e morar en la dicha perroquia de san Blas mucho tiempo hasta que fallesçio3, remontándonos, por tanto, a miembros de la familia Ferí presentes en los momentos de la caída de Granada y en años anteriores. Hernando debió de nacer entre los últimos años del siglo XV y los primeros del XVI, según se deduce de las declaraciones de algunos de los testigos del pleito. Tuvo una posición económica desahogada, con in-
1. Para más noticias referentes a este momento, remito a mis trabajos” Lorenzo el Chapiz y el “negocio general” de 1559 “, Qur¥uba, 1 (1996), 11-38; “Notas de oligarquía morisca granadina. La familia Ferí”, Sharq al-Andalus, 1415 (1997-98), 155-176 2. Archivo de la Alhambra, L-188-41, fol. 22r. 3. Ibid.
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4. Archivo Municipal de Granada, legajo 3,430, p. 20, fol. 4v. 5. Cf. Manuel Garzón Pareja, Historia de Granada, Granada, Diputación Provincial, 1981, vol. II, p. 33. 6. Archivo Diputación Provincial de Granada, libro 7.246, fol. 79r. 7. Archivo Diputación Provincial de Granada, libro 7.297, fol. 67r. 8. Puede tratarse de Alonso del Castillo. 9. Archivo Municipal de Granada, libro 604, fols. 113v-114v. 10. Citada también como Abendafra y Abendafride 11. Archivo de la Alhambra L-188-41, fol. 45r. 12. Debe referirse al topónimo árabe Furn al-Qays, que en opinión de Luis Seco de Lucena, La Granada nazarí del siglo XV, Granada, Patronato de la Alhambra, 1975, p. 83, fue un importante horno que dio nombre a una calle, luego llamada de la Gallinería, que accedía a un zoco situado en una zona próxima a la Alcaicería. 13. Probablemente se trate de Andar al-Šamal, “La Era del Viento Norte”, pago de la Vega granadina, en el término de Peligros. Actualmente lleva el nombre de Andarasemel, habiendo conocido formas intermedias, entre ellas la de Andaraxemel. Cf. Luis Seco de Lucena, Topónimos árabes identificados, Granada, Universidad, 1974, p. 15; María del Carmen Jiménez Mata, La Granada islámica, Granada, Universidad-Diputación Provincial, 1990, pp. 128129. 14. Voz del árabe granadino fadd†n, con imāla completa, por el árabe clásico fadd…n, “yunta de bueyes”, que designa la extensión de tierra que una yunta de bueyes puede arar en un día. De ahí toma el nombre de obrada o yugada con que se le conoció, cuya medida podría ser equivalente a la de la fanega. En el dialecto hispanoárabe se le identificó con “pago” “predio” “haza” o “finca”, sin especificar sus
tereses en distintos puntos de la ciudad. En los documentos figura como mercader, empadronado en la parroquia de san Pedro y san Pablo, dueño de casas, tiendas y tierras en Granada y fuera de ella (bienes y hazienda, tratos y casas y caudales4), que debían proporcionarle rentas sustanciosas, hasta el punto de figurar entre los prestamistas a la Corona de Castilla, teniendo constancia de que en 1545 su aportación suponía un montante de 76.500 maravedís5. Fue, además, repartidor de farda de la parroquia de san Blas, en el Albaicín. Entre los bienes que he podido constatar como suyos, figuran la vivienda del Albaicín, que, como luego veremos, la aportó al matrimonio su mujer, y una tienda en la Alcaicería por la que pagaba de censo perpetuo al Hospital Real tres reales y dos gallinas cada año6. La había adquirido a Alonso Fernández Moroxí y medía vara y media de largo y dos varas y quarta de ancho sin el gordor de las paredes7. Hay datos de otra tienda, distinta de la anterior a juzgar por las medidas (tiene por lo largo de la puerta quatro varas y media y desde la puerta hasta la pared frontera tiene cinco varas y media y de alto tiene quatro varas), que tenía alquilada al Licenciado Castillo8, según datos que figuran en el Libro de Apeo de los bienes de la renta de la hagüela9 de 1552. Estuvo casado con Isabel Abendafir10, que aportó al matrimonio la casa que nos ocupa y otros bienes, parte de los cuales nos son conocidos por el padrón de la parroquia de Santa María la Mayor, de 151211. Tales bienes eran una almacería en Fornalcayz12, empadronada en cien pesantes, una viña en Maracena, en sesenta pesantes, otra en Daraxemel13, en veinte pesantes, una huerta en el Darro, en doscientos pesantes, y un fadin14 en Txey15, en doce pesantes y cinco dineros, con un valor total de trescientos noventa y dos pesantes y cinco dineros. Por orden cronológico, las primeras noticias que tengo sobre él se refieren a un pleito sobre aguas, junto a otros propietarios de casas en el Albaicín, contra Francisco de Padilla juez de aguas y administrador de las mismas, quien había mandado ejecutar la obra de un caño que unía la acequia del Arrabal de Albaida con la de la Alcazaba16, obra que, a juicio de los demandantes, dañaba sus derechos, que en el caso del Ferí se referían al riego de la huerta de su casa. Los años que se consignan en tal pleito van de 1525 a 153117. Los jueces se personaron en la Puerta de Fajalauza, en donde se hacía el reparto de las aguas del Albaicín, y con ellos el escribano mayor y el propio Francisco de Padilla, además de otros testigos. Por su parte, los demandantes enviaron a un representante suyo y de Fernando el Ferrí18, vecino de san Pedro y san Pablo, para que explicara cuál era el daño que la obra podía causarles y expusiera sus peticiones. Estas eran que se debían suspender las obras y mandar derruir lo ya hecho; que del agua de la acequia de Aynadamar19 se les diese la tercera parte y que, una vez llenos los aljibes y acequias, lo que sobrase fuera a la huerta de Hernando el Ferí. Basaban sus peticiones en el derecho secular (porque de uno, diez, veinte, treinta, quarenta, zinquenta, y zien años asta entonzes, y de tanto tiempo que memoria de hombres no es en contrario) del uso del agua del ramal que iba a las citadas parroquias de 14
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san Luis, san Blas y santa Isabel, de la que siempre se les había dado la tercera parte, y que el sobrante era para la huerta del Ferí. Oídas ambas partes y examinados las alegaciones y los antecedentes oportunos, junto a resoluciones anteriores que afectaban al caso, los jueces dictaron sentencia definitiva a favor de los vecinos de las parroquias citadas y de Hernán el Ferí, a quien se le notificó el 5 de marzo de aquel año. Sin embargo, la oposición de Padilla obligó a nuevas intervenciones de unos y de otros hasta que, finalmente, prevaleció el derecho de los vecinos y se pudo cumplir definitivamente la sentencia judicial, que se firmó con fecha de 24 de mayo de 1531. Hay aquí dos datos ilustrativos de la importancia del Ferí: uno, tener su propio representante en el pleito y el otro, ser poseedor de todos los excedentes de los aljibes del Albaicín20, dato que se ratificará en otras ocasiones por declaración del propio Hernando, aunque, por lógica y como en otros documentos se indica, los aljibes referidos debían de ser los de la Puerta de Fajalauza, san Luis y santa Isabel. Así, en 1549, al ser acusado de taponar y desviar la acequia de Aynadamar para provecho propio, se defiende alegando que yo tengo agua de sobra, porque toda la sobra del agua de los algibes y cauchiles del Albayzin es mia21, opinión que apoyan los testigos que presenta en su defensa, quienes expresan que Hernando el Feri tiene mucha agua sobrada porque le pertenesce todo el remaniente de todos los algibes y cauchiles y albercas del Albahezin desta çibdad y asi tienen los testigos por cierto que el dicho Hernando el Feri por ser ombre rico y honrado por lo que dicho es no lo tomo ni lo mando tomar de la acequia la agua22. Éste y otros datos, permiten situarlo a él, personalmente, y, luego, a su familia, entre la clase morisca dominante, e incluso pudieran figurar entre los llamados “colaboracionistas”. Hernando el Ferí “el viejo” murió el año 1557 dejando dos hijos plenamente identificados, Juan e Inés, además de un Hernando, al que llamaré “el joven”, cuyo parentesco me resulta dudoso de establecer, sin saber si fue hijo de Hernando “el viejo” o de Juan. JUAN EL FERÍ Al morir Hernando la casa más pequeña del conjunto quedó en manos de su hijo Juan, en tanto la mayor la habitaba Lorenzo el Chapiz, como marido de Inés Ferí. Del primero de ellos, de Juan el Ferí, las noticias que tengo, hasta el momento, es que era mercader y su negocio debía de ser la seda, habida cuenta que en un momento determinado se le llama Maestro de Sedas23. Muy probablemente lo centraría en la tienda de la Alcaicería heredada de su padre. A la tienda y a la casa se sumaban, entre sus bienes, la herencia procedente de su madre, de la que sólo se conservaba la viña de Maracena24, y lo que aportara al matrimonio su mujer, María Marçe, hija de Francisco Marçe y de María Harrifa, su segunda mujer25. Hay noticia de un hijo suyo, Miguel, nacido en 1546, que aparece repetida15
medidas, y con tal sentido aparece en los Libros de Apeo. Este término ha dado lugar a varios topónimos. Cf. Amador Díaz García, “Algunos topónimos árabes granadinos”, Revista del Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino, 4 (segunda época) (1990), pp. 117-118 y notas 10 y 11; Amador Díaz Garcia y Manuel Barrios Aguilera, De toponimia granadina, Granada, Universidad-Diputación Provincial, 1991, p. 177 y notas 145 y 146. 15. No identificado 16. La obra de Antonio Orihuela Uzal y Carlos Vílchez Vílchez, Aljibes públicos de la Granada islámica, Granada, Ayuntamiento, 1991, proporciona una información muy útil sobre el agua del Albaicín, y concretamente lo que se refiere a sistemas de distribución (acequias y cañerías) y recogida y almacenamiento (aljibes), con un plano general que complementa el texto. También se encuentra información oportuna en la obra clásica de Manuel Garrido Atienza, Las aguas del Albaicín y Alcazaba, Granada, 1902 (reimp. Granada, Universidad, 2002), esp. pp. 57-58. 17. Archivo de la Alhambra, L- 362, fols. 39v a 50r. Corresponde a una escritura fechada en 1749 relativa al proceso de venta de la Casa del Chapiz. Aparece recogido en la obra de Manuel Garrido Atienza, Las aguas del Albaicín, pp. 40-43 18. Sic, varias veces a lo largo del pleito. 19. Sobre tal acequia y su aprovechamiento en Granada y el Albaicín, puede verse la obra de Manuel Barrios Aguilera, De la Granada morisca: Acequia y cármenes de Ainadamar (según el apeo de Loaysa), Granada, Ayuntamiento, 1985. 20. Para información precisa sobre los aljibes del Albaicín, remito a la citada obra de Antonio Orihuela Uzal y Carlos Vilchez Vilchez, Aljibes públicos
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21. Archivo Municipal de Granada, legajo 3.430, p. 20, fol. 2r. 22. Id., fol. 4r. 23. Archivo Diputación Provincial de Granada, libro 7.297, fol 67r. 24. Archivo de la Alhambra, L-188-41, fols. 42r-42v. 25. Archivo de la Alhambra, L-188-41, fol. 32r. 26. Archivo Municipal de Granada, legajo 3.425, p. 20, fol. 6v. 27. Cf. Henriquez de Jorquera, Anales de Granada, ed. Antonio Marín Ocete, Estudio preliminar y nuevos índices por Pedro Gan Giménez y Luis Moreno Garzón, Granada, Universidad, 1987, vol. I, p. 214. Po su parte, Manuel Gomez-Moreno, Guía de Granada, Granada, 1892 (ed. facsímil, Granada, 1982) p. 482, indica que fueron las de san Blas y santa Inés las anexadas, dando la fecha de 1508, año que no concuerda con los datos aquí analizados, en los que vemos a los repartidores de esta parroquia pleiteando en 1561. 28. Archivo de la Alhambra, L-188-41, A-86-41, fol. 22v. 29. Archivo Diputación Provincial de Granada, libro 7.297 (Libro de censos del Real Hospicio), fol. 637v
mente en el citado pleito con los repartidores de san Blas y del que se nos dice que vivía con su padre por su corta edad, 15 años, ser soltero y no tener hacienda propia. Como heredero de Hernando el viejo ocupó la vivienda y estuvo, al menos, que antes había sido de su padre y en ella estuvo al menos desde 1557 a 1569, años en los que figura en diversos pleitos de aguas junto a su cuñado Lorenzo el Chapiz, ya que, al parecer, a la muerte de Hernando el Ferí el viejo fueron ellos dos los que se ocuparon de los problemas familiares. Se encuentran datos de que vivían en casas contiguas y compartían la huerta y el agua que antes habían sido de Hernando con motivo de una petición que ambos hicieron para abrir la calle y encañar el agua de la vivienda:[...] y la llevan por una reguera a regar una huerta de Hernando el Feri cuyo heredero es el dicho Lorenço Jabiz e un fijo del dicho Feri agora estos de concordia quieren llevar el dicho remaniente limpio e incorporallo en unos caños que van a sus casas que estan juntas[...]26 Ambos, Lorenzo y Juan, debían de tener buena posición económica y, sin duda, serían los más acaudalados de la parroquia de san Blas, a la que pertenecían sus casas. Esta parroquia acabó siendo integrada dentro de la del Salvador y, junto con ella, se integraron las de san Martín y san Sebastián27. La pertenencia a ella de la Casa del Chapiz queda atestiguada por los repartidores de aquella: Yten si saben que la dicha perroquia de san Blas es pobre y si de ella se sacase al dicho Miguel el Feri y Juan el Feri, su padre, y Lorenço Chapiz, que son personas ricas, destruie a los pobres y biudas de la dicha perroquia28. El final de Juan el Ferí es confuso. Es posible que participara en los acontecimientos previos al levantamiento morisco o, al menos, fue acusado de ello, puesto que en 1569 se le confiscaron la tienda de la Alcaicería y sus otros bienes: Y habiendo acaecido despues el levantamiento de los moriscos deste Reyno por el año pasado de 1569 y comprehendidos en el dicho Juan el Feri, le fueron confiscados sus vienes y entre ellos la expresada tienda [...] se mando por dicho Consejo [de Población] que [...] S.M. se quedase con las dichas posesiones29. En esta confiscación hay algo extraño. Se supone que entre los bienes incautados debía de estar la casa del Albaicín en la que vivía, la llamada del Chapiz, y sin embargo, un año después, en 1570, aparece otro Ferí, Hernando el joven, como propietario de ella, sin olvidar que Lorenzo el Chapiz también estaba allí. Resulta difícil explicar hasta qué punto fue personal la acusación que sólo le afectó a él, dejando al margen a sus familiares. HERNANDO EL FERÍ “EL JOVEN” Siempre que se ha hecho alusión a la Casa del Chapiz se ha dicho que perteneció a Lorenzo el Chapiz y a su cuñado Hernán López el Ferí. Según ello, este Hernando sería hermano de Juan e hijo de Hernando el viejo, pero también cabe la posibilidad de que Hernando el joven fuera hijo de Juan, con lo que resultaría ser sobrino de Lorenzo el Chapiz. 16
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En favor de este argumento30 he encontrado una cita en el pleito que Juan tuvo con los repartidores de san Blas, en el que, en un momento concreto, se señala: [...] Otro si dezimos que siendo como es Juan el Fireh, mercader, padre del dicho Miguel y Hernando Fireh, su hijo veçinos de la dicha perroquia de san Blas [...]31. Sin embargo, en el mismo documento encontramos dos datos que complican este parentesco. Por una parte, aparece la queja de los repartidores de san Blas hacia los de san Pedro por haberles sacado y tomado las pechas de los dichos Hernando y Juan Fireh32, lo que permite suponer que el tal Hernando era hombre de una edad e independencia económica que lo hacen muy próximo cronológicamente a Juan, es decir, podría ser su hermano, o, de no ser así, la diferencia con el otro hijo, Miguel, era muy notable. El otro dato aparece unas líneas más tarde cuando se señala [...] que los caudales y haziendas [...] del dicho Juan Fireh y de Francisco Marçe, suegro de los dichos Hernando y Juan33, lo que los convierte en hermanos. Pero aún se complica más la cosa cuando encontramos la noticia de que en 1563 aparece un Hernando López el Ferí, casado con María Raquía34. 17
Fig. 2: Plataforma de la ciudad de Granada (detalle), 1613 ca., Ambrosio de Vico (2ª edición, 1795).
30. Bernard Vincent, en nota personal, refiriéndose a la autorización de Hernando el Ferí para llevar armas, en 1557, señala: “hijo de Juan, nieto de Hernando”. 31. Archivo de la Alhambra, L-188-41, fol. 4r. 32. Ibid. 33. Ibid., fol. 4v. 34. Margarita Birriel Salcedo, “Notas sobre el matrimonio de los moriscos granadinos (1563)”. Mélanges Louis Cardaillac, Zaghouan, 1995, tome premier, pp. 102-103.
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35. Actitudes ante la muerte en la Granada del siglo XVI. Los moriscos que quisieron salvarse, Granada, Universidad, 2002, vol. II, pp. 905-906. 36. Cf. Amalia García Pedraza, Actitudes ante la muerte, p. 906, n. 292. Sobre la familia Hermez puede verse el trabajo de Enrique Soria Mesa, “La asimilación de la élite morisca en la Granada cristiana. El ejemplo de la familia Hermes”, Mélanges Louis Cardaillac, Zaghouan, FETERSI, 1995, pp. 649658. . 37. Archivo General de Simancas, Cámara de Castilla, cédula 256, fol. 176v. Debo esta noticia al profesor Bernard Vincent. En el mismo documento, fol. 142v., con fecha de 1550, también con licencia para portar armas, figura Alvaro de Fez Muley, miembro de una destacada familia morisca granadina, sobre la que puede verse el estudio de Mª. Jesús Rubiera Mata, “La familia morisca de los Muley-Fez, príncipes meriníes e infantes de Granada”, Sharq al-Andalus, 13 (1996), 159-167. 38. Archivo Municipal de Granada, legajo 3.486, p. 12, fol. 47r. 39. Sobre el hospital, la cofradía y el dato del Ferí, Cf. Amalia García Pedraza, Actitudes ante la muerte, vol. II, pp. 896-902. 40. Cf. MªAntonia Moreno Trujillo, Juan Manuel de la Obra Sierra, Mª José Osorio Pérez, Varia Notariorum. La otra Historia de los granadinos del siglo XVI, Granada, Ilustre Colegio Notarial, 1993, pp. 287-289.
Frente a mis dudas, Amalia García Pedraza35, tras la consulta de documentos notariales, tiene claro que Hernando era hijo de Juan y, por tanto, sobrino de Lorenzo el Chapiz. La misma autora nos proporciona otro dato, ahora referido al matrimonio de Hernando, que contradice los anteriores en los que aparecen como mujer suya una hija de Francisco Marçe, cuyo nombre desconozco, y María Raquía, salvo que ésta fuera la hija de Marçe. Las noticias que ofrece la doctora García Pedraza lo presentan casado con Beatriz Hermez, perteneciente esta última a una importante familia de mercaderes36. Así se reforzaba la posición de la familia Ferí, ya de por sí sólida, en la Granada morisca. Algo más contribuye a la idea de tratarse de persona de cierta edad. Por una parte, que en 1557 tuviera licencia para llevar armas37 y, además, que en 1561 aparezca como propietario de una almazara y una casa en la colación de san Pedro, que debía de ser su vivienda en esos años, por lo que se deduce de una petición que hizo a los jueces de aguas: En Granada a nuebe dias del mes de julio de 1561 años Hernando Feri vecino desta çibdad dio una petizion ante los señores juezes de las aguas por la que dijo que el tiene una casa principal y una almazara en la collacion de san Pedro y san Pablo e que ambas dos tienen agua con salida de la acequia de Axares e que porque al presente no tiene necesidad del agua de la dicha almazara la quiere juntar con el agua de la casa principal e quitarla de la dicha almazara. [...] Loaysa, administrador de las aguas, lo vido e dio su parescer que se le podia dar lizenzia para lo que pedia [...]38 En 1568 fue prioste del Hospital de la Resurrección, centro que acogía a pobres y enfermos del Albaicín y que había sido creado por la Cofradía de la Resurrección, integrada por cristianos nuevos. Sustituía al antiguo Hospital General de Moriscos39. Aquel cargo confirmaba su buena posición social y económica y su rango dentro de la cofradía. Algo más tarde, en 1569, y citado como mercader, figura cobrando una deuda a otro mercader morisco40 y ese mismo año debió de tomar la propiedad de la Casa del Chapiz, en donde antes había vivido Juan, aunque quizá no llegara nunca a habitarla, si bien se preocupara de lo que a ella correspondía. Llego a esta conclusión a la vista del contenido de un pleito de 1570 en el que algunos vecinos del Albaicín, usuarios de la acequia de Aynadamar, le acusan de haber forzado el repartimiento de la Puerta de Fajalauza. Este es el expresivo relato de los hechos: En la ciudad de Granada a beynte y uno de julio de mill e quinientos e setenta años ante el muy magnifico señor el dotor Merino de Espinosa alcalde mayor de Granada [...] Alonso de Saldaña teniente administrador presento por testigo a Beatriz Hernandez [...] que siendo preguntada dixo que esta testigo vive a la Puerta de Faxalauza [...] a donde esta el repartimiento del agua que ba a san Luis y [...] acequia de Aynadamar [...] Dicha agua pertenece a esta ciudad [...] edificios publicos del Albaicin y Alacaba y que el biernes pasado diez y seis dias deste mes estando la testigo en su casa, a las diez del dia poco mas o menos, llego a ella el dicho Hernando el Feri y con el dos ombres [...] y el dicho Feri le dijo a esta testigo que le dejare entrar por su casa para entrar en el repartimiento para ber por donde iba el agua, y esta 18
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testigo le dijo que no era aquella la puerta por donde abia de entrar.Y ansi se fueron y llamaron a la otra puerta y no estaba alli nadie.Y en presencia desta testigo el dicho Hernando el Feri dijo a los que yban con el: “Pues bemos benido no bamos sin agua. Que abra esa puerta y entra dentro y atapa ese tomadero”.Y uno de los tres ombres41 que yban con el, que era cristiano biejo, que cree que si lo be lo conocera, con el mocho de la azada quebro la puerta del repartimiento y la hizo pedaços y entro dentro del dicho repartimiento el dicho ombre y metio munchos tascos y espuertas de piedra y quito la dicha agua que benia a la ciudad encaminada y la echo al ramal de san Luis [...]42. De la acusación se defendió el Ferí alegando que en la fecha citada él no vivía en la casa, para lo que adjuntaba la declaración pertinente en la que mostraba que la tenía arrendada al doctor Navarrete. El plazo que se establecía como arrendamiento era de tres años y la fecha en que se firmó el contrato la de 4 de febrero de 1570. Los términos en los que se refiere a ella demuestran ser la misma casa de la que hablaba: Sepan quantos esta carta de arrendamiento bieren como yo Hernan Lopez el Feri bezino desta ciudad de Granada otorgo y conozco que arriendo y doy arrenta al Ilustre Doctor Nabarrete, del Consejo de Su Majestad, su Oidor en la Real Chancilleria de Granada, de unas casas principales y huerta con otra casa accesoria que yo tengo junto a la que esta juntamente en ella incorporada y se manda por una puerta de la dicha casa las cuales estan en esta ciudad de Granada, en la collacion del señor san Blas, que an por linderos casas de Lorenço Hernandez el Chapiz de la una parte y de la otra la calle real [...]43. Siguiendo con el mismo texto, al especificar las condiciones de pago y los plazos, encontramos una noticia sorprendente: [...] la tercia parte, que son diez y ocho ducados por el mes de abril deste presente año de la fecha desta carta y la otra tercia parte por el mes de agosto siguiente y la otra tercia parte para nabidad luego siguiente que son quando Su Magestad me paga mis tercios de mi salario44. Aunque la lectura del documento es clara, la lógica hace pensar que el dato relativo al salario debía referirse al doctor Navarrete, puesto que es más razonable que quien estuviera condicionado a la percepción de estos haberes fuera el que tuviera que pagar el arrendamiento, no el que lo recibiera. No obstante, de seguir estrictamente lo dicho en el escrito y atribuir el pago Real al Ferí, cabría la posibilidad de que este salario procediera de las fardas, de cuyos fondos se destinaba un dinero para pagar los servicios de moriscos notables, entre los que figuraban los miembros de las más destacadas familias: León, Zegrí, Muley, Venegas, Belbis...45. Podría servir de muestra fehaciente de su posición en la sociedad morisca. Este escrito tiene varios hechos destacables. El principal, desde luego, es el ya señalado razonamiento del Ferí de probar con esta carta de arrendamiento, a los litigantes de la acequia de Aynadamar, que en la fecha en que se le acusa de haber roto el tomadero de agua él no vivía allí, sino el doctor Navarrete. Además, en las probanzas de los testigos que presenta hay una en la que hace constar que no tiene casa alguna en el Albaicín, lo que podría indicar que había dejado la casa que tenía en la 19
41. Antes había dicho que eran dos. 42. Archivo Municipal de Granada, legajo 3.442, p. 18. 43. Archivo Municipal de Granada, legajo 3.442, p. 18, fol. 11r. 44. Ibid. 45. Cf. Bernard Vincent, “Las rentas particulares del Reino de Granada en el siglo XVI: fardas, habices, hagüela”, Andalucía en la Edad Moderna: Economía y sociedad, Granada, Diputación Provincial, 1985, p. 105.
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46. Archivo Real Chancillería de Granada, leg. 4.341, fol. 11 47. Para lo relativo a la estancia de Hernando el Ferí en Pastrana, remito a la obra de Aurelio García López, Señores, seda y marginados. La comunidad morisca en Pastrana, Madrid, Bornova, 2009, pp. 123-129. La referencia a la carta del Presidente y su recomendación al príncipe de Éboli se toman del Archivo General de Simancas, Registro del Sello, 1570-XI-20. Respeto la transcripción de García López. 48. Este principado le debió de llegar por su matrimonio con doña Ana de Mendoza y de la Cerda, hija única de doña Catalina de Silva y don Diego Hurtado de Mendoza y de la Cerda, príncipe de Mélito. 49. Archivo General de Simancas, Cámara de Castilla, leg. 2.182.
colación de san Pedro en 1561. Con ello se nos plantea la duda de donde podría vivir, pero nos da la seguridad de que no era en la casa de Juan. Aquel mismo año de 1570 salió de Granada, al parecer acusado de tomar parte en la revuelta morisca, como algo más tarde, en febrero de 1572, se haría constar cuando la Corona tomó posesión del cortijo de la Alhondiguilla Alta, que compartía con Lorenzo el Chapiz, manifestando que fue lleuado fuera del reino [...] por el levantamiento deste reyno46 No obstante, como enseguida se verá, el trato que se le dio no fue el de un acusado sino el de un protegido, lo que podría indicar que de la incautación de bienes no se libró nadie pero las personas se consideraron de manera menos general, más concreta. Su destino fue Pastrana, hacia donde marchó con su familia llevando una carta del Presidente de la Audiencia encomendándolo a don Ruy Gómez de Silva, príncipe de Éboli, quien se hizo cargo de su protección47: Hernán López el Feri, mercader de sedas vecino que fue de la çiudad de Granada y al presente vecino de la villa de Pastrana […] que haba venido a esta nuestra corte por mandado del presidente de la nuestra audiencia de la ciudad de Granada con carta para Ruy Gómez de Silva, príncipe de Mélito48, nuestro Contador Mayor […] para que allí viviese e morase con su mujer e hijos […]. Con él emigraron otras familias moriscas granadinas importantes, como fue el caso de los Mendoza, a uno de cuyos miembros, Diego de Mendoza, reclamó el 12 de octubre de 1578 la cantidad de 720 reales y 20 maravedís que le devía de mercaderias que saco de su tierra de Granada49. La intervención del Presidente de la Audiencia y la acogida de la Casa de Éboli hablan elocuentemente de su posición social en Granada y de sus relaciones con la corte de Felipe II. Muy pronto volvió a su actividad como mercader de sedas, llegando a figurar como colaborador de la Hacienda Real, además de trabajar en algunos intereses económicos del príncipe de Éboli y el marqués de Villanueva, para lo que solicitó, y consiguió, moverse con libertad por el territorio. Llevó adelante la idea del príncipe de fomentar la industria sedera en Pastrana, creando varias compañías en las que integró a oficiales procedentes de Toledo, Granada y Córdoba, abarcando en sus negocios amplias zonas de Castilla que pretendía extender a varias ciudades andaluzas y a Murcia. Tan sólida era su posición que llegó a solicitar su reconocimiento como cristiano viejo, aduciendo, entre otras cosas, sus servicios y los de sus familiares en Granada, entre ellos Lorenzo el Chapiz, a favor de Felipe II, como colaboracionistas, añadiendo que ninguno de los suyos había participado en el levantamiento morisco de 1568, lo que contradecía lo dicho por la Corona en 1572, cuando se le incautó el cortijo de la Alhondiguilla Alta, al que antes me referí. Una vez más, este dato me lleva a pensar que la incautación de bienes fue general y en los registros oficiales se suponía que todos los afectados lo eran por su participación levantisca. Al morir Gómez de Silva en 1573, su mujer, la famosa Princesa, mantuvo la relación con el Ferí, hasta el punto de confiarle la defensa de los pleitos que mantenía con don Iñigo de Mendoza, empleando en ellos su propio dinero. Aquella relación le resultaría perjudicial después 20
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Fig. 3: Plataforma de la ciudad de Granada (detalle), 1613 ca., Ambrosio de Vico, (Col. C. Sánchez, Granada).
del encarcelamiento de la princesa, pues no sólo perdió cuanto había empleado en los pleitos con Mendoza sino que le llevó a enfrentarse con el nuevo gobernador, Pedro Palomino, enemigo de los moriscos y contrario a la casa de Éboli y a la privilegiada posición que el Ferí ocupaba en Pastrana. Carezco de datos sobre el final de Hernando el Ferí. LORENZO EL CHAPIZ Su nombre era Lorenzo Hernández el Chapiz, (en una ocasión se le llama Alonso Lorenzo Chapiz), a veces citado como Jabiz, Japiz, Apiz, sin duda por error de los escribanos. El testamento de su abuelo materno informa que fue hijo de Martin Lopez el Chapiz y de Isabel Jarrelia y nieto, por parte materna, de Pedro el Jerrí, quien conocía mal el castellano50 o, al menos, no lo escribía, y Elvira Salenia, cristianos nuevos todos ellos. Se da la circunstancia de que los abuelos sobrevivieron a los padres y en 1549, fecha en que se redactó el testamento de Pedro el Jerrí, así se indica. Tuvo un hermano llamado Alvaro, menor que él. De sus ascendientes paternos no tengo datos. Estuvo casado con Inés Ferí, hija de Hernando el Ferí, el viejo, de cuyo matrimonio sólo queda constancia de un hijo, Alonso, bautizado en la iglesia de san Pedro en agosto de 156151. A esta parroquia había pertenecido siempre la familia Chapiz y de ella fue repartidor Lorenzo52. 21
50. Doc. 188 del Archivo de Protocolos de Granada, Sección de Granada, Escribanía de Diego Sánchez. 51. Son datos tomados de libro de bautismos conservado en esta parroquia, Baptismos de la Yglesia parrochial de S. Pedro y San Pablo. Año de 1552 y asta 1593. La inscripción aparece en el fol. 41r. 52. Archivo de la Alhambra, L-188-41, fol. 4v.
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53. Bernard Vincent, “El Albaicín de Granada en el siglo XVI (1527-1587)”, Andalucía en la Edad Moderna, p. 137. 54. Archivo Municipal de Granada, Legajo 3467, pieza 23, fol. 14v. 55. Citado por Juan Martinez Ruiz, “Visita a todas las casas del Albaicín en el año 1569.(Antroponimia, etnología y lingüística) II”, Cuadernos de la Alhambra, 18 (1982), 269, 270. 56. Cf. Margarita Birriel Salcedo, “Ventas de bienes confiscados a moriscos en la tierra de Almuñécar”, Chronica Nova, 16 (1988), 51. 57. Archivo Municipal de Granada, legajo 3486, pieza 4. 58. Por ejemplo, Archivo de la Alhambra, L- 159- 33, fol. 1; L- 127- 27, fol. 1; L- 159- 40- 229. 59. Abecedario de remates de Motril, Salobreña y Almuñécar, actualmente perteneciente a los fondos del Archivo Histórico Provincial de Granada, 5/a-3/117b. De la misma autora se pueden consultar , “Ventas de bienes”, 39-53; La tierra de Almuñécar en tiempos de Felipe II, Granada, Universidad-Ayuntamiento de Almuñécar, 1989 ; “Nuevos datos sobre el patrimonio confiscado a los moriscos: la costa de Granada”, Chronica Nova, 21 (1993), 31-61. 60. Así lo señala Juan Andrés Luna Díaz, “Población, profesiones y nivel de vida en Almuñécar durante el siglo XVI”, Chronica Nova, 19 (1991), 198. 61. Archivo de la Alhambra, L- 127- 27. 62. Posiblemente harinero y situado en Almeuz. Cf Margarita Birriel, “Nuevos datos”, 44. 63. En opinión de Margarita Birriel, “Nuevos datos”, 45. 64. Cf. Juan Andrés Luna Díaz, “Población, profesiones y nivel de vida”, 234235.
Desconozco si tuvo otros antes de 1552, año primero que recoge el libro parroquial, o los tuvo y no los bautizó, cosa, al parecer, frecuente entre los moriscos granadinos53. Hay una noticia confusa, fechada en 1568, concerniente al dinero que los dueños de tierras en el pago de Jaragüí tuvieron que entregar para una presa que se hizo en el río Darro, que indica que el hijo menor del Chapiz, de san Pedro y san Pablo, debió pagar 362 maravedis por los 16 marjales que allí tenía54. No sé a quien puede referirse este hijo, aunque, desde luego, no parece lógico que se trate del antes referido Alonso, que sólo tendría siete años. Se me ocurre que aquellos marjales hubieran pertenecido al Chapiz padre y que este hijo menor fuera Alvaro, el hermano de Lorenzo, o que el tal Chapiz nada tuviera que ver con la familia, puesto que hubo otras personas también llamadas así. De otros personajes con el nombre de Chapiz he localizado a un Diego Chapiz55 y a un Alonso el Chapiz, que no debe confundirse con su hijo, ya que su nombre aparece junto al de Lorenzo entre los propietarios moriscos de tierras de Almuñecar56. Hay otro documento fechado en agosto de 1536 en el que vuelve a aparecer Alonso el Chapiz, no sé si el mismo u otro, entre los dueños de cármenes en la ribera del rio Darro57. Sólo con el nombre de Lorenzo Hernández, he encontrado varios, además del propio Chapiz, que aparece citado así en distintos documentos58. Los bienes constatados de Lorenzo el Chapiz eran, en buena parte, agrícolas siendo Almuñécar la zona en donde se concentraba la mayor parte de ellos. En la relación de tierras de moriscos cuyo remate se hizo a partir de 157559 se recogen 89 hazas de caña de azúcar con una superficie de 416 marjales y 56 estadales, lo que suponía el 36,62%; de la totalidad de tierras pertenecientes a moriscos en esta zona60. No sé si en estos 416 marjales se incluían los 12 que tenía, junto a un tal Antonio de Flores, también en Almuñécar61. Ello le convertía en el mayor terrateniente morisco de un lugar en el que más del 50%; no pasaba de 5 marjales. La venta de aquellas tierras, llevada a cabo entre octubre de 1577 y marzo de 1581, supuso la cantidad aproximada de 4.500 ducados, a los que habrían de sumarse otros 95 por venta de morales en las mismas tierras. Junto a las hazas y los morales se liquidaron, también como antiguos bienes de Lorenzo el Chapiz, un molino62 en estado ruinoso, valorado en 55 ducados, y un ingenio de azúcar, vendido en 5.000 ducados. El ingenio era un molino azucarero, movido por agua, a diferencia de los movidos por bestias, que eran los trapiches, si bien el ingenio del Chapiz63 debía moverse a sangre. Junto al molino, el ingenio tenía varias dependencias, cocina incluida en algunos casos, además de ser frecuente que se montara una actividad artesanal aneja, como podía ser la ollería64. Todo ello, tierra, árboles y molinos, venía a sumar, en cifras redondas, 9.600 ducados. Por otra parte, en una relación de morales confiscados a moriscos en la misma tierra de Almuñécar, aparecen 44 pertenecientes al Chapiz, 22
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que habrían de sumarse a los anteriores65. Teniendo en cuenta que el Chapiz estaba en Granada en junio de 157166, debieron de figurar entre los primeros bienes suyos confiscados. Esta fecha y el que se especifique que se trata de bienes pertenecientes a moriscos alçados serán datos a los que más tarde volveré para tratar de esclarecer hasta cuando pudo estar aquí y en qué condiciones o bajo qué consideración política. Fuera del término de Almuñécar, el Chapiz poseía desde 1562, a título de censo perpetuo por valor de 50 ducados anuales, junto a otros cuatro individuos, y dentro del término municipal de Santa Fe, tierras de riego en el mismo pueblo de Santa Fe, el Jau, el Salado y el Juncal67. Del mismo modo, figura entre los propietarios de tierras en el pago de Tafiar Zufla68 y de un cortijo llamado Alhondiguilla Alta, entre Íllora y Moclín, de doscientas cincuenta fanegas de tierra, con cinco casas dentro de él, que compartía con Hernán Lopez el Ferí el joven69. Probablemente hubiera otros negocios que le proporcionaran ingresos, además de los que le llegaran como renta de sus tierras. El nombre de Chapiz podía dar idea de su profesión, yesero70, aunque pienso que es más probable que se refiera a la de su padre, de quien él tomó el nombre. En ningún caso hay constancia de nada que lo ligue a este menester. En la ciudad de Granada poseía una tienda en la Alcaicería71, que gestionaba directamente, y otra de la que consta que en 1552 tenía alquilada a Ramiro de Palencia por una renta anual de veinte ducados72. Finalmente, en la relación de sus bienes habría que incluir un molino de pan en el Albaicín73 y la vivienda que ocupara en los años anteriores a 1557, antes de pasar a la que heredó de su suegro, la gran casa existente junto a la suya, que completaba el conjunto de edificaciones objeto de este estudio. La procedencia de todo aquel capital debió de ser variada. El testamento de su abuelo materno nos informa que fue, junto a su hermano Alvaro, heredero universal de aquél. No hay detalles acerca de los bienes heredados, que el testador dice que eran abundantes: Yten digo que al tiempo que yo casé con Elvira Salenia mi mujer yo resçibi con ella en dote de casamiento muncha contía de maravedis y ropa y otras cosas [...], bienes que, al parecer, aumentaron en el curso del matrimonio: [...] y demas desto le mando el quinto de todos mis bienes [...] porque me a ayudado a ganarlos [...]. De estos bienes es de los que Lorenzo el Chapiz fue heredero: E conplido e pagado este mi testamento e mandas en él contenidas dexo [...] mis universales herederos en todo el remaniente de mis bienes al dicho Lorenzo el Chapiz [mi nieto mayor] y Alvaro el Chapiz su hermano, mis nietos hijos de Ysabel Jarrelia mi hija, muger de Martin Lopes el Chapiz mi yerno defunto, los quales quiero que hayan y hereden todo el remanente de mis bienes y los repartan por iguales partes tanto al uno como al otro. Otra procedencia sería la herencia paterna, de algunas de cuyas posesiones nos ha quedado noticia, como es el caso de dos viviendas situadas en el Albaicín, cerca de la Puerta de Guadix, citadas una como casa de Vitoria y la otra casa de Rebolledo74, nombres que pueden hacer alusión a anteriores dueños, y de una tienda en la Alcaicería75. Finalmente, Lorenzo el Chapiz poseía como tercera vía de riqueza la de sus propios negocios. Aparece citado siempre como mercader. 23
65. Cf. Margarita Birriel, La tierra de Almuñécar , pp. 337-340. 66. El 22 de junio de ese año pidió traslado de un pleito que había tratado con los repartidores de san Pedro y san Blas. Archivo de la Alhambra, L-159-40-229 67. Archivo de la Alhambra, L-87-47. 68. Manuel Barrios Aguilera, “Tafiar Zufla, un pago morisco del ruedo de la ciudad de Granada”, Moriscos y Repoblación. En las postrimerías de la Granada islámica, Granada, Diputación Provincial, 1993, p. 194. 69. Archivo Real Chancillería de Granada, legajo 4.341, p. 11. 70. Así lo interpreta Darío Cabanelas Rodríguez, “La Casa del Chapiz y la historia de su rescate”, Revista del Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino, 1 (segunda época) (1987), 220, haciéndola derivar del árabe al-Ŷabbās. El Dr. Joaquín Vallvé, en nota personal, confirmó esta etimología y sugirió la posibilidad de que el Chapiz pudiera ser “el gran proveedor de yeso de la Casa Real de Granada en cuya empresa se elaboraban paneles, estucos y hasta planchas con inscripciones”. 71. Archivo de la Alhambra, L-80-11, fol. 24. 72. Archivo Municipal de Granada, libro 604, fol. 114v. 73. Archivo Municipal de Granada, leg. 3.490, p. 1.
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74. Archivo Municipal de Granada, leg. 3.382, p. 11, fols. 7r y 7v. La cita corresponde al año 1528. 75. Archivo Municipal de Granada, libro 604, fol. 74v. 76. Biblioteca de la Real Academia de la Historia, Colección Salazar y Castro, leg. A.52, fol. 324r. Agradezco la información a la Dra. Mercedes GarcíaArenal, investigadora del Centro de Ciencias Humanas y Sociales, del CSIC. 77. Archivo de la Alhambra, L-159-40. 78. Archivo Real Chancillería de Granada, legajo 4.341, fol. 11. 79. Archivo Zubalburu, M-16-411, cédula de 20/ II/1582. 80. Archivo de la Abadía del Sacromonte, legajo V (año 1596) Fol. 142. Debo su conocimiento al Dr. Rodríguez Mediano, investigador del Centro de Ciencias Humanas y Sociales, del CSIC. 81. La referencia corresponde a un documento del Archivo General de Simancas, Estado, leg. 2639, fols. 9-11, recogido por Hussain Bouzineb y Gerard Wiegers, “Tetuán y la expulsión de los moriscos”, Titw…n jil…l al-qarnayn 16 wa 17, Tetuán 1996, p.s. 92-95.
Su presencia en la vida política granadina debió de ser grande, con contactos en las más altas capas sociales, llegando, incluso, a realizar varios viajes a la corte, a la que en alguna ocasión envió regalos, como consta en una carta de Felipe II desde Toledo: “Honrados cavalleros, hijodalgos, viejos y hombres buenos naturales de la nombrada gran ciudad de Granada...Vi vuestra carta de...del presente y el regalo de capones y fruta que con Lorenzo Hernández el Xabir y Daniel Sanchez el Cenati nos embiasteis y recivimos y a ellos los oimos lo que mas de vuestra parte nos refirieron […]”76.Tuvo un protagonismo excepcional por su participación en el “negocio general”, del que luego hablaré. Por la importancia que su figura adquiere en este caso y por un documento redactado en 157177, en el que aparece pleiteando por sus derechos, podría dar la impresión de sentirse seguro, moviéndose con libertad por Granada al margen de los acontecimientos que se estaban viviendo, pero, como en el caso de Juan, y más tarde en el de Hernando el Ferí el joven, alguna acusación grave pesaría sobre él porque acabó encarcelado en la Chancillería granadina, presso por el levantamiento deste reyno, según un texto fechado en 157278. Se podía sospechar algo de ello, puesto que cuando se revisan las escrituras de la Casa del Chapiz, se repite siempre que pasaron a la corona en virtud de la Carta de Incorporación de Felipe II de comienzos de 1571, aunque con la contradicción de que la Carta se firmó al empezar el año y el pleito del Chapiz es del mes de junio. Es decir, seguía viviendo en una casa que, oficialmente, le había sido quitada varios meses antes. De lo que le ocurriera después a él a o su familia nada sé, por el momento. En 1582 apareció en Pastrana un Felipe Hernández el Chapiz, hijo de Alvaro Hernández el Chapiz, vecino de Granada [...] seyse que fue de la parroquia de san Pedro y san Pablo.Vino por orden de don Pedro de Castro presidente de la Chancilleria, y dijo con su voluntad.Y truxo consigo a su madre y un hermano y un criado 79. Entra dentro de lo posible que se tratara de un sobrino de Lorenzo, hijo de su hermano menor, ya mencionado. Un poco después, en 1596, relacionado con el descubrimiento del pergamino de la Torre Turpiana, que iba a dar paso al famoso suceso de los Libros Plúmbeos, vuelve a aparecer otro Lorenzo el Chapiz en unión de otros intérpretes que el rey mandó para descifrar el pergamino, con la nota llamativa de que se decía que tal personaje era procedente de Baeza80. Pasados los años, concretamente en 1609, aparece otro individuo con el nombre de Chapiz situado en Toulouse en donde, junto a su suegro, daba alojamiento a moriscos que pasaban por allí, de paso hacia otros lugares e, incluso, se encargaba de guardar el dinero que le enviaban algunos moriscos desde España y que, en su momento, irían a buscar allí81. Por las fechas y por el hecho de figurar su suegro con él, no parece probable que fuera Lorenzo; no sé si aventurar que se tratara de su hijo Alonso o de un descendiente. En cualquier caso, no hay que olvidar que hubo varios individuos que llevaron el nombre de Chapiz, sin tener ninguna relación con el que nos interesa.
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EL “NEGOCIO GENERAL” Es, sin duda, el acontecimiento que marca la personalidad de Lorenzo el Chapiz y le hace aparecer como figura de relieve en el mundo morisco granadino. Ha sido conocido gracias a un pleito82 mantenido entre él y don Hernando de Mendoza de Fez Muley83 en el que éste le reclamaba una cantidad de dinero por su participación en dicho “negocio”, que había tenido lugar en 155984. En aquel proceso iban a tomar parte destacados personajes de la Granada del siglo XVI y miembros de las principales familias moriscas granadinas, con la especial participación de Lorenzo el Chapiz, que aparece como figura clave, coordinando un problema de gran envergadura que afectó a todos los moriscos del Reino de Granada y en el que, además, se vieron involucrados la Corona y la Inquisición que, en última instancia, era la que estaba detrás de todo. Parece que el motivo del “negocio” no era más que un nuevo intento, por parte de los moriscos, de conseguir una recaudación extraordinaria destinada a mantener una convivencia aceptable con el poder castellano y con la Inquisición. En 1526, precisamente el mismo año en que la Inquisición se instaló en la ciudad, ya se había pactado con Carlos V el pago de una contribución especial de 90.000 ducados en seis años, a cambio de que se suspendieran todas las medidas que contra ellos se venían tomando. Para mantener aquella relativa tranquilidad, los moriscos renovaron sus propuestas a la corona y a la Inquisición en 1543, 1555 y 1558, pero sus intentos parecen que no prosperaron. También en 1556 don Hernando de Mendoza de Fez Muley había viajado a la Alpujarra llevado por el mismo “negocio” que, poco después, iba a ser la causa de su pleito con el Chapiz. En el desarrollo de estas negociaciones hay un detalle que, tal vez, debería ser tenido en cuenta: 1556 fue el año en que Felipe II subió al trono y cabe la posibilidad de que analizara los pactos de su padre con los moriscos y los considerara, cuando menos, dignos de ser revisados para revocarlos o continuarlos con modificaciones. Es, precisamente, el año en que Fez Muley fue a la Alpujarra. No tengo datos concretos del desenlace del “negocio”, aunque sospecho que no se llegara a ningún acuerdo definitivo. Creo que, dado que en varios momentos del pleito entre Fez Muley y el Chapiz, se dice explícitamente que el negocio dependía del Consejo de la Inquisición, posiblemente un análisis de la documentación de este Tribunal, correspondiente a estos años y a los posteriores, podría ofrecer alguna información fiable. LA CASA DEL CHAPIZ Hernando el Ferí fue su único dueño y morador, con datos contrastados, al menos desde 1525, fecha de su pleito con Padilla, hasta 1557, 25
82. Archivo de la Alhambra, L-80- 11, folios 3-62. 83. Sobre este personaje y, fundamentalmente, sobre su familia, encontramos datos interesantes en el trabajo de Mª. Jesús Rubiera Mata, “La familia morisca de los Muley-Fez”. 84. Vuelvo a remitir a mi trabajo “Lorenzo el Chapiz y el “negocio general”, en donde pormenorizo los detalles del mismo.
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85. Archivo Municipal de Granada, libro 604, fol. 114v. 86. Esta hipótesis, planteada en su momento por el P. Darío Cabanelas, la estudié y desarrollé en mi trabajo “Noticias sobre la Casa del Chapiz”, Homenaje al Profesor José María Fórneas Besteiro, Granada, Universidad, 1985, vol. II, pp. 1139-1166, al cual remito y en el que recojo los trabajos del P. Cabanelas y otros relativos a la Casa. 87. Anales de Granada, vol. I, p. 36. 88. Archivo Municipal de Granada, leg. 3.382, p. 11, fol. 5v. 89. Archivo de la Alhambra, L-18-41, fol. 22r. Hay que abandonar la idea del P. Cabanelas de que la casa situada al sur, la grande, perteneciera a Lorenzo el Chapiz, “padre” (al que supone cuñado del Ferí), de quien la heredó su hijo. Basa esta afirmación en un comentario de Alonso del Castillo referido a una pila de mármol de la que dice que estaba en casa de Lorenzo, hijo, el Chapiz. Cf. Darío Cabanelas Rodríguez, “La casa del Chapiz y la historia de su rescate”, pp. 219-220. Su afirmación es lógica teniendo en cuenta la información que entonces disponía. Documentos a los que he tenido acceso posteriormente, y que él no utilizó, me han permitido rectificarla y me llevan a pensar que el término “hijo” que emplea Alonso del Castillo se refiere a Chapiz, no a Lorenzo. 90. Archivo de la Alhambra, L-18-41, fol. 4v. 91. Archivo de la Alhambra, L-159-33, fol. 4. 92. Cf. Amalia García Pedraza, Actitudes ante la muerte, vol. II, pp. 905-906, n. 291.
año de su muerte. Ocurrida ésta, las viviendas se repartieron entre su hijo Juan y su yerno Lorenzo el Chapiz, de quien se sabe que vivía por la misma zona, sin que se pueda precisar más que lo que se deduce de una visita hecha a las tiendas de la Alcaicería en 1552. En ella aparece Lorenzo el Chapiz como propietario de una de ellas, y al hablar de él se dice: Lorenço Chapiz que bibe a la collaçion de san Pedro y san Pablo85. Moviéndonos en el terreno de la pura hipótesis, podría pensarse que la familia Ferí accediera a la Casa inmediatamente después de la conquista de la ciudad. Por esta zona debió de estar situada la Dar al -Bayḍā’ que dió nombre a la zona (Raba de Albaida), con lo que se plantea la posibilidad de que se trate de la misma casa86.Como simple curiosidad, quiero recordar la cita que hace Henríquez de Jorquera87 refiriéndose a ella como la gran casa del Chapiz, para el verano saludable abitación de príncipes. Junto a esta hipótesis, hay certeza de que Hernando poseía en 1528 una vivienda en el Albaicín, en la Puerta de Guadix, cuyo anterior dueño pudo ser un tal Caçena, que tomaba agua de un ramal de la acequia de Axares. En el documento se especifica que la posee agora Hernando Feri por su muger88. Entre esta casa y la que nos ocupa existen las concordancias de su emplazamiento y la procedencia de su agua. Por la disposición actual de las viviendas, prácticamente igual a la del siglo XVI, y por lo que se deduce de los distintos documentos, a Juan le debió de corresponder la más pequeña de las dos, que, por otra parte, sería la que estuviera en mejor estado y, muy probablemente, fuera la que habitaba su padre. Al Chapiz le tocó la casa grande y sus anejos: Lorenço Chapiz esta casado con una hija del dicho Hernando Feri el biejo y por su fin y muerte heredo unas casas suyas prinçipales en la dicha perroquia de san Blas89, a los que hizo una serie de obras, como se señala en el mismo documento: Lorenço el Chapiz hierno del dicho Hernando el Fireh el viejo [...] ha reidificado y continuado la lavor de unas casas principales que fueron del dicho Hernando el Fireh [...] y las mejoras que a hecho en la dicha casa [...] se a edificado con la erencia que ubo del su suegro90. En años posteriores debió de continuar las obras, puesto que en 1568 los repartidores de farda le reclamaron un aumento de treinta pesantes por la mejoría de la casa en san Blas91. De acuerdo con estas noticias, cabría pensar que parte de la casa que ha llegado hasta nosotros se edificó, o, al menos, se reformó, entre los citados años de 1557 y 1568. En 1563 partió con su cuñado Juan la huerta, hasta entonces común a ambas viviendas92. Y habiendo llegado a este punto creo oportuno plantear por qué siendo la familia Ferí la que pudo adquirirla y la habitó prácticamente hasta el final, con el paso del tiempo se le haya llamado Casa del Chapiz. Desde que se mudó a la casa heredada de su suegro, compartió con su cuñado Juan el Ferí todos los problemas derivados del uso del agua para la huerta común y otros asuntos relacionados con las viviendas. En estos años ya se aprecia que la personalidad del Chapiz era más acusada que la de Juan, seguramente porque su posición social y económica era más relevante. Sería entonces cuando comenzara a identificarse el conjunto 26
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de las casas y la huerta con Lorenzo más que con Juan, en concreto y, consecuentemente, con la familia Ferí. Al abandonar Juan su vivienda, por motivos ya explicados al ocuparme de este personaje, otro miembro de la familia Ferí, Hernando el joven, se hizo cargo de ella pero pienso que no llegó a habitarla, como se ha visto. Por todo ello, cuando Felipe II incorporó la casa a la corona de Castilla, los informes relativos a ella serían que los dueños eran Lorenzo el Chapiz y un cuñado suyo. En las primeras citas que se hacen se siguen manteniendo los dos nombres, pero, poco a poco, se debió ir perdiendo la memoria del Ferí, hasta quedar identificada definitivamente la casa con el nombre del Chapiz. EL PASO A MANOS CASTELLANAS. LA INCORPORACIÓN A LA CORONA A causa de aquella supuesta participación en la rebelión morisca contra la Corona, la Casa del Chapiz entró en el inmenso bloque de bienes que Felipe II trasladó de manos moriscas al poder castellano, traslado que quedó plasmado en la llamada Carta de Incorporación por la que se integraban en la Corona y en el Patrimonio Real “todas las Aziendas de los moriscos del reino de Granada, tras su expulsión. De la famosa Carta extracto algunos fragmentos: Don Phelipe etc… por quanto despues que los moriscos del mio Reino de Granada que se havian alzado y revelado y tomado las armas fueron por nos sujetados, reduzidos y traidos a nuestra obedienzia, entendido que asi combenia para la entera seguridad, pazificazion y quietud de aquel Reino y porque a los mesmos moriscos tocava y otras Justas consideraziones, mandamos sacar del dicho Reino de Granada todos los moriscos con sus hixos y muxeres y llevarlos a otras partes y Lugares de estos nuestros Reinos, como con efecto se sacaron, pasaron y llevaron, por rrazon de lo qual los lugares, Sierras y marinas, Begas, Balles, tierra llana en que los dichos moriscos avitaban y vivian, no haviendo en ellos otros moradores, han quedado y quedaron despoblados, y la tierraYelma y deshavitada, sin haver en ella quien la labre, cultive ni benefizie, zesando por esto el trato y comerzio con grande perdida y diminuzion hasi de las nuestras rentas como de la Yglesia y Personas particulares [...] y haviendo como havemos mandado Yncorporar en nuestra corona y Patrimonio Real todas las Aziendas, Casas,Viñas, Huertas, tierras y eredades y otros vienes que eran de los dichos moriscos[...] como se contiene y declara en la Carta e provision [...] que mandamos dar en Aranjuez a veinte y quatro de enero93 del año pasado de mill Quinientos setenta y uno, firmada de nuestra mano y sellada con nuestro Sello [...] entre otras cosas havemos acordado que en los lugares de la alpujarra, sierras e marinas se den en propiedad a los pobladores que quisieren de fuera del dicho reino de Granada94, las Casas y Aziendas para que sean suias y de sus hixos, erederos y subzesores, pagando a nos por las Casas un real de zenso, poco mas o menos, y por las Aziendas zierta cantidad cada año, en los frutos dellas; que de las Begas,
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93. Tomo el texto de la Escritura de la Casa del Chapiz, redactada en 1749, guardada en el Archivo de la Alhambra, L-362. Esta Real Provisión es recogida en la obra de Manuel Barrios Aguilera y Margarita Birriel Salcedo, La repoblación del Reino de Granada después de la expulsión de los moriscos, Granada, Universidad, 1986, pp.183-188, con la salvedad de que la fecha que allí se da es la de 24 de febrero. Si se tiene en cuenta que la práctica totalidad de los tratadistas dan por buena esta última, habrá que pensar en un error del copista de la escritura.
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94. Sobre los estudios dedicados al tema de la repoblación, además de otros citados, remito al trabajo de Manuel Barrios Aguilera, “Balance y perspectivas de la investigación acerca de la repoblación del Reino de Granada después de la expulsión de los moriscos”, Almería entre culturas- siglos XIII al XVI-. Coloquio de Historia, Almería, Instituto de Estudios AlmeriensesDepartamento de Historia, 1990, pp. 613-665. 95. Fue miembro del Consejo de la Inquisición, presidente de la Chancillería de Granada entre 1566 y 1577, año en el que fue a ocupar la presidencia de la de Valladolid. En 1580 fue investido cardenal en Roma, ciudad en la que murió en 1600. Acerca de este importante personaje y su presencia en la vida granadina, cf. el documentado estudio que le dedica Antonio Ruiz Rodríguez, La Real Chancillería de Granada en el siglo XVI, Granada, Diputación Provincial, 1987, pp. 85-96. 96. Entre otros trabajos dedicados a este aspecto, recojo, por cuanto se centra en la repoblación de las Alpujarras, Sierras y Marinas del Reino de Granada, el estudio que ofrece en su obra Margarita Birriel Salcedo, La tierra de Almuñecar en tiempos de Felipe II. 97. Rafael López Guzmán, Tradición y clasicismo en la Granada del siglo XVI. Arquitectura civil y urbanismo, Granada, Diputación Provincial, 1987, p. 336, tomando la noticia de Valladar, da la fecha de 24 de septiembre de 1585 a la Cédula Real de cesión a don Juan Vázquez de Salazar. 98. Archivo de la Alhambra, L-362, folios 20 r. a 22 r. Como en otras ocasiones, respeto la ortografía, aunque introduciendo una puntuación que ayude a comprender el texto. 99. Era Contador de la Capilla Real y había recibido por parte de don Juan Vázquez de Salazar poder para que, en su nombre,
Balles y llanos y de la mesma Ciudad de Granada y eredades que estan zerca della y de las otras Ciudades, algunas se bendan y otras se den por via de arrendamiento y alquiler[...] Por la presente damos poder y facultad al dicho nuestro Presidente [de la Audienzia y Chanzillería de Granada, Don Pedro de Deza95], y a Juan Rodriguez de Villa Fuerte y Maldonado; y Arevalo de Suazo[...] para que todos tres Juntamente y al uno de los dos estando ausente el otro, para que puedan dar y partir en propiedad a las Personas que fueren a poblar las dichas Alpujarras, sierras, Marinas96, las Casas y aziendas que hai en los lugares dellas que eran de los moriscos del dicho reino, y por las eredades, Arboledas, Viñas, olivares, Huertas y morales [...] a nos pertenezientes y confiscados en la dicha Ciudad de Granada y en las otras del dicho Reino y en los rruedos y contornos della, por causa de la dicha rebelion [...] puedan bender o dar a zenso o en arrendamiento en la manera que dicha es, con las condiziones que se conzertaren con dichas personas y otorgar en Nuestro Nombre las Cartas de Venta y de Zenso y de arrendamiento[...] En quanto a lo sobre dicho de nuestro propio motivo y zierta zienzia y poderio real absoluto de que de nuestra parte queremos usar y usamos como rei y señor natural, no reconoziente superior en lo temporal [...] esta nuestra dicha Carta de Poder [...] mandamos dar firmada de nuestra mano y sellada con nuestro Sello y refrendada de nuestro ynfrascripto Secretario. Dada en san Lorenzo a postrero de Maio de mill Quinientos setenta y dos Años= YO EL REY. Yo Juan Bazquez de Salazar, secretario de su Catholica Magestad la hize escrivir por su mandado.
Pocos años después aquél secretario, Juan Vázquez de Salazar, recibiría la propiedad de la Casa del Chapiz y sus tierras, en virtud de la misma Carta de Incorporación que por mandato real había hecho escribir. En la escritura en la que consta la agregación al Patronato de las Casa, con la huerta y aguas que les correspondía, se señala que se la había cedido Felipe II por real cédula firmada por su propia mano en Madrid el 17 de septiembre de 158397. Lo ratifica el escribano real, contestando a una consulta que se le hizo en 1581, acerca del valor que podían tener la Casa del Chapiz. Para lo que se refiere a las casas estrictamente y al acto en que se tomó posesión de ellas en nombre del señor Vázquez de Salazar, creo interesante reflejar el texto exacto de la escritura, porque se reflejan, por vez primera, aspectos de las viviendas y de la huerta98: En la ciudad de Granada, a veinte dias del mes de octubre de mill quinientos ochenta y tres años, [...] Juan Diaz de Baldivieso99, en nombre del Señor Don Juan Bazquez de Salazar[...] requirio con este mandamiento de los señores del Consexo a Feliziano de Montalvan, executor de la Hazienda de su Magestad, que conforme a el le de posesion de las dichas Casas, huertos y Agua y todo lo demas que le perteneze, conforme a la merzed que su Magestad hizo a dicho señor Juan Bazquez, y lo pidio por testimonio[...]. E luego, el dicho Feliziano de Montalvan dixo estar presto de hazer y cumplir lo que por dichos señores es mandado. Y a su cumplimiento, tomo por la mano al dicho Juan Diaz de Baldivieso y lo metio en las Casas que fueron de los dichos Hernando el ferí y
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Lorenzo el Chapiz, que estan yncorporadas la una con la otra y Ambas tienen una sola puerta a la Calle, y dixo que le dava y dio la posesion della y de los zinco pedazos de huerta que tienen, que todo esta Yncluso debaxo de los linderos contenidos en dicho mandamiento.Y los Huertos tienen dos parrales; el uno con veinte y tres pilares por cada ylada de ladrillo redondo, e treinta pies de morales grandes y pequeños, naranjos y limones y otros arboles frutales; y un estanque de agua y de todo lo demas que perteneze y puede pertenezer a las dichas Casas y Huertos.Y el dicho Juan Diaz de Baldivieso, en el dicho nombre tomo la dicha posesion, quieta y pazificamente y sin contradizion de persona alguna.Y en señal de posesion corto rramos de los dichos arboles y se paseo por las dichas Casas y huertos.Y pidio y requirio al dicho Feliziano de Montalvan le ampare y defienda en la posesion que le tiene dada, el qual dixo estava presto de lo hazer cumplir asi.
Cuando se tomó posesión de las casas se encontró en ellas a un inquilino. Se trataba del Licenciado Martín de Carvajal, Alcalde del Crimen de la Audiencia100, por el que el rey se interesó personalmente mediante un escrito en el que mandaba que, dado que tal Licenciado vivía en aquel momento allí y había hecho algunos gastos en reparaciones, se le dejara habitar las casas durante tres años, sin que tuviera que pagar alquiler. Tal circunstancia no debió de sorprender por cuanto la fecha de este escrito es la misma de 17 de septiembre de 1583 en que el rey hacía donación de las Casas a Vázquez de Salazar. Se podría, incluso, suponer que en la ceremonia de toma de posesión que llevó a cabo Juan Díaz de Baldivieso, él estuviera presente y que cuando todo hubo acabado, cerrara la puerta tras de sí y allí se quedara, con la tranquilidad que le daba el saberse protegido por el propio rey. Junto a las casas y la huerta, Vázquez de Salazar incorporó muy pronto nuevas tierras que entraron a formar parte del Patronato que su padre había instituido años antes. Dentro de aquellas tierras se integraban las llamadas Cuevas de Rabel, que debían su nombre a Diego Rabel (o Rebell), quien figuraba como propietario de las mismas junto a su mujer Isabel Alarcón. Diego Rabel las había adquirido en 1586 juntando una superficie de ocho fanegas101, procedente de terrenos pertenecientes a varias personas, entre ellas varios moriscos. El lugar figura en las escrituras como pago de Andalamar102 y sus linderos eran la vereda que, por en medio del barranco del mismo nombre, iba al Fargue y a los Dos Cerros103. Más tarde, en 1590, otro propietario colindante, Mateo Hernández Umaira, cañero, vendió a Diego Rabel veintiocho fanegas104 de tierra de secano en el Cerro de las Cinco Fuentes, situado en la parte alta de Darro, cuyos linderos eran las propias tierras de Rabel, el Barranco de Amador, tierras del Doctor Navarrete, tierras de Iñigo de Mendoza y el Arco105 que traía el agua a la ciudad106. En todo el proceso aparece la presencia de moriscos propietarios de tierras de esta zona. Estos terrenos los incorporó Rabel a los que antes poseía, resultando un total de treinta y seis fanegas107. El conjunto lo constituían ocho fanegas en el pago de Gamar, que es el mismo de Andalamar, donde 29
pudiera realizar cuantas gestiones fueran precisas. Esta referencia se encuentra en la misma escritura. 100. Aquel favor real debió de ser bien recibido por tal inquilino, si tenemos en cuenta el sueldo que desde 1559 tenían asignado los Alcaldes del Crimen, 20.000 maravedís, que era muy poco comparado con el de 50.000 que percibían los mismos cargos del Consejo de Castilla. Cf. Pedro Gan Giménez, La Real Chancillería de Granada (1505-1834), Granada, Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino, 1988, p. 124. En la misma obra, p. 212, se informa que el Licenciado Martín de Carvajal fue Alcalde de 1566 a 1585, que fue nombrado Oidor, hasta 1589. V. ,también, A. Ruiz Rodríguez, Chancillería, pp. 130-131. 101. Equivalentes a 33.539,2 m². 102. Del árabe jandaq al-ahmar. Más adelante aparecerá citado como Jancadamadar y Barranco de Hamar. Este ahmar, además de Hamar, también se recogerá como Gamar y Jamar. Dicho accidente geográfico coincidiría con el que en otros documentos aparece mencionado como Barranco de Amador, Barranco de las Cinco Fuentes, Barranco de Valparaíso y Barranco de Puente Quebrada, siendo estas dos últimas acepciones las que siguen vigentes en nuestros días 103. Se refiere al Cerro de San Miguel y al Cerro de las Cinco Fuentes, también conocido como de las Barreras, de las Baterías y de San Agustín. 104. O sea, 117.387,2 m². 105. Se trata de uno de los acueductos elevados para la conducción de agua procedente de las fuentes de Valparaíso. 106. Archivo de la Alhambra, L-362 (Escritura de 1811), fols. 247r-249r. 107. Es decir, 150.926,4 m².
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Fig. 4: Casa del Chapiz. Patio norte. (Foto A. Orihuela).
108. Debe de tratarse de una institución religiosa, porque en un momento determinado se refiere a ellas como de “los padres Victorios”, que debían tener su sede en el Convento de la Victoria. Cf. Archivo de la Alhambra, L-362( escritura de 1881), fol. 276r. 109. También citado como Jamar 110. Archivo de la Alhambra, L-362 (Esc. 1811), fol. 272r. 111. Id., fol. 275v. 112. En Archivo de la Alhambra, L-164-16, fol. 7r. se cita como “fuente del perro” 113. Archivo de la Alhambra, L-362 (Esc. 1811), fol. 266r.
tomaban principio, lindando con tierras de la ermita de san Miguel, desde allí se extendía hasta incorporarse con las otras veinte y ocho fanegas que llegaban hasta la cumbre del Cerro de las Cinco Fuentes, por donde iba el paredón que las separaba de las que poseía la Colegial Iglesia del Sacromonte, descendiendo desde dicha linde al barranco de Valparaíso hasta el Cerro de las Cinco Fuentes, lindando con tierras de don Manuel Castañeda, subiendo luego monte y barranco arriba hasta lindar con tierras de la Victoria108 por encima de las Casas del Rabel, bajando luego por detrás de una calera que viene buscando el Camino del Fargue, que llamaban la Vereda de los Ladrones, por donde venía la linde hasta incluirse en dicho Cerro de Gamar109 comprendiendo estas tierras el Barranco que llaman de Amador, Cerro y Pago de Jandacamar y por abajo el Camino del Sacromonte110. En estas tierras se ubicaban las cuevas que daban nombre al conjunto. Además de los lugares y topónimos citados, pueden ser de interés los que se nombran en una visita que se hizo para delimitar exactamente el perímetro de las tierras, en la que se señala que al subir por el camino del Sacromonte en busca de las tierras, los apeadores pasaron por “puente quebrada, cuyo barranco sube al Arco por donde antiguamente pasaba el agua de Valparaiso a esta ciudad, y mas arriva de este hay otro Arco por donde pasaba el agua encañada que viene a dichas Casas del Chapíz”111 para seguir, luego, “unas cuebas que llaman del Padre Piñero y fuente del Piojo112” 30
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Respecto a la Casa del Chapiz, estas tierras se situaban “por frente de dichas Casas y su jardín à la mano izquierda en el Camino del Sacromonte”113. Esta ubicación puede dar idea de que estaban cerca o muy cerca unas de otras, es decir casas y tierras, pero en el proceso de realización de este libro, los dos autores del mismo, guiados por nuestro compañero de la Escuela de Estudios Árabes el doctor Luis García Pulido114, hemos realizado la búsqueda de estos lugares y hemos podido encontrar prácticamente todos ellos, es decir Puente Quebrada, restos del arco con parte de un atanor que conducía el agua a las casas, las cuevas de Rabel y la fuente. No conseguimos localizar vestigios del acueducto de Valparaíso, seguramente enterrados en el barranco. Aunque, efectivamente, se encuentran frente al jardín y a mano izquierda en el Camino del Sacromonte, su distancia de la Casa es de unos dos kilómetros, lo que podría suponer alrededor de media hora de camino para quien conociera bien el paraje, ya que en algunos momentos es algo abrupto porque se halla en pleno monte. Actualmente, se mantiene el nombre de Valparaíso y de Puente Quebrada para el barranco, mientras al Cerro de las Cinco Fuentes hoy se le llama Cerro de Rojillas. En el plano adjunto se puede ver su localización.
Fig. 5: Casa del Chapiz. Patio sur. (Foto A. Orihuela).
114. A él debemos el plano y valiosas indicaciones relacionadas con este entorno.
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Fig. 6: Plano de situación de la tierras de Ravel en relación con la Casa del Chapiz (Luis García Pulido).
115. Archivo Diputación Provincial de Granada, legajo 5487, p. 6. 116. Rafael López Guzmán, Tradición y clasicismo, pp. 624-625. 117. Id., pp. 622-623. 118. Cf. Margarita Jiménez Alarcón y Camilo Álvarez de Morales,“ La Huerta del Rey Moro. Noticias de la Granada nazarí a través de documentos romanceados”, Revista del Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino, 10-11 (segunda época), 1996-97, 115-131.
EL PATRONATO DE SALAZAR El Patronato de la familia Salazar pertenecía a la categoría de los llamados Patronatos de Legos, es decir aquellos que incluían entre sus finalidades la ayuda a personas, obras o instituciones, con carácter piadoso o benéfico. Fue fundado por don Cristóbal Muñoz de Salazar, junto a un Mayorazgo a favor de su hijo don Juan Vázquez de Salazar, en Granada el 23 de noviembre de 1568115. La vinculación del Patronato a Granada pudo obedecer a una antigua presencia de esta familia en la ciudad, ya que antes de que don Cristóbal lo fundara existen datos de, al menos, dos miembros de ella, ambos asociados a la caridad, concretamente a hospitales. El primero, don Juan Muñoz de Salazar, fue primer patrono del Hospital de Peregrinos fundado en 1501, ubicado en la Calderería y perdido hace mucho tiempo116, y la segunda, doña Isabel Muñoz de Salazar, casada con don Francisco de Navas, fue hasta su muerte, ocurrida en 1568, la primera patrona del hospital que fundó su marido, el llamado Hospital de Nuestra Señora la Madre de Dios y de la Piedad, popularmente conocido como Hospital de 32
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Navas, hoy también perdido, situado entre la Chancillería y la Casa de los Pisa117. De este matrimonio se sabe, que tuvo otros bienes en Granada, como la llamada Huerta de Modefel o “del Rey Moro”, en la zona que hoy se conoce como La Quinta118. Volviendo al Patronato, de los datos contenidos en el acta de su fundación entresaco los que recogen sus objetivos y los referidos al Mayorazgo, y los que están relacionados con la Casa del Chapiz. “[1r] En el nombre de Dios todo Poderoso y de la gloriosa bienaventurada siempre virgen nuestra señora Santa Maria y de todos los santos y santas de la corte del Cielo Amen: Sepan quantos esta Carta de vinculo de Mayorazgo vieren como yo el Licenciado Cristoval Muñoz de [1v] Salazar, vecino que soy de la ciudad de Granada, digo que despues de haber serbido al Emperador nuestro señor que haya gloria y a la Catolica real Magestad del Rey Don Felipe nuestro señor, de Alcalde de la Chancilleria que reside en la ciudad de Granada, y de juez de la Audiencia de los grados de la ciudad de Sevilla y de los vienes confiscados á la Cámara de S.M. por el Santo Oficio de la Ynquisicion de ella y su districto, y de consultor en el dicho Santo Oficio y en otros cargos y oficios de justicia temporales, espacio y tiempo de quarenta y cinco años, habiendome recogido á mi casa con voluntad y gratis licencia de S.M. real otorgo y conozco a vos Juan Bazquez de Salazar, mi hijo lexitimo, secretario de S.M. y del su Consejo de la Guerra [2r] que por quanto yo y doña Ynes de Perea mi legitima muger, vuestra madre, que esté en gloria [...] y de dicho matrimonio tubimos por nuestros hijos legitimos y naturales a los dichos Juan Bazquez de Salazar y á Dª Ysabel Luis de Salazar, vuestra hermana? y con dicha facultad real [...] ordenamos un Mayorazgo de nuestros vienes en fabor de bos, el dicho Juan Bazquez de Salazar y de vuestros hijos y descendientes y a falta dellos, en la dicha Dª Ysabel Luis de Salazar, vuestra hermana y en los suyos [...] [2v] [...] Escriptura que de dicho Mayorazgo otorgamos ante Mateo de Almonacid, Escribano Publico de Sevilla, en diez y ocho dias del mes de Agosto del año que pasó de mil y quinientos y cinquenta y quatro años.[7r ][...] Despues de otorgadas las dichas Escripturas de Mayorazgo y testamento por la dicha Ynes de Perea mi muger, vuestra madre, falleció y pasó de esta presente vida a seis dias del mes de Diciembre del dicho año de mil y quinientos y cinquenta y quatro en la [7v] dicha ciudad de Sevilla y asi mismo la dicha Doña Ysabel Luis de Salazar, vuestra hermana, antes de tomar estado alguno, fallecio [...] en la villa de Valladolid á quatro dias del mes de Julio del año de mil y quinientos y cinquenta y siete “
Sigue a este texto una declaración de don Cristóbal Muñoz de Salazar revocando el primer Mayorazgo e instituyendo uno nuevo en el que se añaden los bienes de su mujer y de su hija, siempre a favor de Juan. Más tarde, señala las condiciones de las personas que sucedieran a su hijo al frente del Mayorazgo, que son no existir vínculo alguno con gentes que tengan “sangre de moros ni de judíos”, ni con personas cuyos padres, abuelos o bisabuelos hayan sido condenados o sufrido alguna acusación por parte del Santo Oficio; que sean hijos legítimos; que no tengan estado religioso (frailes, monjas, clérigos, profesos...); que 33
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no sean mudos, mentecatos, furiosos ni locos, ni tengan impedimento para casarse. Además de ello, establece que la edad para ostentar el Mayorazgo sea 20 años y si es menor se le nombre tutor y, por último, que todos los que lo ostenten después de su hijo se llamen y firmen “de Molina y Salazar”, y si fuera hembra la sucesora que su marido se llame, igualmente, “de Molina y Salazar” desde el momento en que ella accediera al Mayorazgo. Tras exponer la relación pormenorizada de los bienes, indica quiénes serán los Patronos y qué condiciones se requieren para serlo, que son, prácticamente, las mismas que se señalaban en el caso del Mayorazgo, con la excepción en el caso de los Patronos de que no pueden ser mujeres. Las personas designadas por el fundador, que para ello utiliza la expresión “ordeno y mando”, como Patronos eran, en primer lugar, su sobrino Juan Muñoz de Salazar, sus hijos y sus descendientes legítimos, todos ellos varones. Si faltara sucesión y descendencia, los derechos pasaban a los hijos varones del cuñado y la hermana de don Cristóbal, el capitán Rodrigo Maldonado y Francisca de Salazar, vecinos de Granada, y a sus descendientes varones, prefiriendo siempre el mayor al menor. A falta de descendencia y sucesión legítima, el Patronato recaería en el Comendador Diego López Mexías, gentil hombre de la casa de S.M., vecino de la ciudad de Úbeda, y sus hijos y descendientes varones legítimos. Faltando estos sucedería don Francisco Vela de los Cobos, vecino y Regidor de la ciudad de Úbeda y sus hijos. Si faltara alguna de las condiciones requeridas, el cargo pasaría a Sancho Méndez de Salazar, Contador de Cuentas de S.M. y a sus hijos y descendientes y faltando la descendencia del mismo, pasaría a Luis Méndez de Salazar, vecino de la ciudad de Granada y a sus hijos y descendientes. Si tampoco hubiera sucesión legítima en su caso, recaería en los hijos varones de don Pedro Vela de los Cobos, ya difunto, y, finalmente, a falta de descendencia de estos, a Rodrigo del Castillo Dávalos, vecino de la dicha ciudad de Úbeda y a sus hijos y descendientes. He querido reflejar esta larga lista para dar idea de la meticulosa previsión de don Cristóbal Muñoz de Salazar. Junto al titular, formarían parte del Patronato los señores “Dean y Cabildo de la Santa Yglesia de Granada”, a los que se les daba la facultad de nombrar las doncellas y diputados que les pareciere para la administración del Patronazgo y sus bienes. Cada año elegirían los cargos de Mayordomo y Contador que, junto con los oficiales y dos Beneficiados del Cabildo, serían los visitadores y administradores de los bienes durante dos años. Las cuentas y visitas se rendirían ante un escribano público de Granada y se inscribirían en un Libro. Además, el Patrono y los diputados tendrían un arca con tres llaves para guardar el dinero y los alcances, junto con el Libro de Registro. En cuanto a la aplicación de los bienes del Patronato, se destinaban cien mil maravedís para rescate de cautivos que fueran naturales de Granada, de Loja, de Málaga, de Vélez Málaga, de Ronda, de Marbella, de Gibraltar, de Écija o de Sevilla. Otros cien mil para criar niños ex34
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pósitos que se depositaran en las puertas de las iglesias; cien mil más, a cada una, para ayudar a dos doncellas huérfanas que se quisieran casar o entrar en una institución religiosa, que fueran parientes una de don Cristóbal y la otra de su mujer. Si no se diera el caso, se destinarían cien mil para dotar a otras dos doncellas y cincuenta mil para los expósitos. Además, el Patrón, diputados, mayordomo y otros cargos, percibirían un salario con cargo a las rentas del Patronato. Finaliza el escrito con la declaración expresa de don Cristóbal a favor de su hijo: “[...] Concedo a vos, el dicho Juan Bazquez de Salazar, mi hijo, poder y facultad para que [...] en lo que toca a este dicho Patronazgo [...] podais mudar o alterar y enmendar y corregir y hacer todo lo que os pareciere o por bien tuvieredes [...] En testimonio de lo qual otorgué la presente el Escribano publico y testigos [...] en la dicha ciudad de Granada a veinte y tres dias del mes de Nobiembre de mil y quinientos y sesenta y ocho años”. A partir de aquí don Cristóbal Muñoz de Salazar dejaba de hablar en primera persona y pasaba a hacerlo su hijo don Juan Vázquez de Salazar. Don Juan exponía de modo detallado los bienes inmuebles que incorporaba al Mayorazgo, entre los que aparecían las casas del Chapiz en lugar destacado: “Primeramente dos pares de casas principales en la ciudad de Granada que solian ser de Hernando Lopez el Feri y Lorenzo rechapiz (sic) con la huerta y agua y todo lo demas que le pertenece, que son en la Parroquia de San Salvador en el [128v] varrio de San Blas, en el Barrio que llaman Raba de Albaida y estan yncorporadas la una con la otra y se mandan por una puerta y alindan con casas y huerta que solian ser de don Diego Diaz de Rojas y con el carmen que solia ser del Sr. Arzobispo de Granada don Juan Mendez, que esté en gloria, y con dos calles publicas, de las quales dichas casas S.M. me hizo merced por una su cedula firmada de su real mano y refrendada de Mateo Bazquez, su secretario, fecha en Madrid a diez y siete de Septiembre del año pasado de mil y quinientos y ochenta y tres.”
Al mismo tiempo, don Juan instituía un nuevo Mayorazgo a favor de su hijo Luis de Molina y Salazar, que fue refrendado por el rey Felipe II: “Don Felipe por la Gracia de Dios, etc...Por quanto vos Juan Bazquez de Salazar, de nuestro Consejo y nuestro Secretario de Camara nos habeis hecho relacion de los vienes [...] que le pertenecen [...] de la parte que dellos os pareciere [...] ynstituir Mayorazgo en don Luis de Molina y Salazar, vuestro hijo legitimo y de doña Maria de Mendoza, vuestra muger ya difunta, o en qualquiera de vuestros hijos o hijas ...] y en sus descendientes [...] [121r] damos licencia y facultad a vos el dicho Secretario Juan Bazquez de Salazar para que [...] [121v] podais ynstituir Mayorazgo [125v] y encargamos a el Serenisimo Principe Don Diego, mi muy caro y muy amado hijo119 y mandamos a los Ynfantes, Prelados, Duques, Marqueses, Condes, Ricos hombres, Priores de las Ordenes, Comendadores, Alcaydes [...] [126r] que guarden y cumplan y hagan guardar y cumplir a vos [...] y a los dichos vuestros hijos y a sus descendientes esta merced [...] que nos vos
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119. 1575-1582.Tercer hijo de Felipe II y Ana de Austria. Muerto su hermano Fernando, fue jurado heredero el 1 de marzo de 1580, pero al fallecer dos años después, de viruelas, ocupó su lugar el futuro Felipe III.
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damos [...] [127r] Hize la dicha mejora de vinculo de Mayorazgo en vos don Luis Bazquez de Molina y Salazar, mi hijo legitimo [...] Secretario de S.M. en esta villa de Madrid a catorce dias del mes de Nobiembre del año de mil y quinientos y nobenta y cinco [...] ”
En la escritura don Juan señalaba una serie de personas que formarían el orden sucesorio del Mayorazgo, como antes había hecho su padre, además de expresar las medidas relacionadas con su enterramiento. Había elegido como tal la Capilla Mayor de la Iglesia del Monasterio de la Madre de Dios, de Úbeda, en donde estaba enterrado también su tío Juan Vázquez de Molina y Salazar, rogando al Papa que permitiera que se llevaran allí los restos de sus padres, su hermana, su mujer y un hijo, que estaban en la Capilla Mayor del Monasterio de Nuestra Señora de la Merced de la misma ciudad, del que habían sido fundadores sus bisabuelos. En el caso de que el Pontífice no autorizara el traslado de los restos, él cambiaba su primera disposición y pedía ser enterrado en la misma capilla del Monasterio de Nuestra Señora de la Merced en la que estaban sus familiares. La Escritura de mejora y vínculo de Mayorazgo fue otorgada en Madrid el día 10 de septiembre de 1597. Como último dato relativo al Patronato de Salazar, quiero indicar que sus miembros se reunían en la Sala Capitular de la Iglesia Metropolitana de Granada.
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II EL
SIGLO XVII
Las noticias que he podido encontrar de este siglo son escasas y confusas. La primera de ellas, correspondiente al 24 de septiembre de 1605, se refiere a la petición presentada por el administrador del Patronato de Salazar, en nombre de don Luis de Molina y Salazar, que entonces era el Patrono, para encañar las aguas desde las tierras de Diego Rabel1 a las Casas del Chapiz, por ser aguas de su propiedad y no causar con su demanda daños a terceros. La petición fue examinada por Gaspar de Píñar, Veinticuatro y Juez de Aguas2, y por el administrador de las mismas y, comprobada la veracidad de lo que se decía, se autorizó la obra el 6 de octubre de ese año3. Es un dato indicativo de que las casas tenían inquilinos y su huerta se regaba. Aparte de esto, poco o nada más he encontrado en fondos documentales. He recurrido, entonces, a una obra coetánea, los Anales de Granada de Henríquez de Jorquera, que, al narrar lo sucesos ocurridos en la ciudad entre 1588 y 1646, se acerca cronológicamente mucho al objetivo que persigo. Al buscar, y encontrar, el dato en los Anales, he visto que, además de proporcionar una información, hay ocasiones en que ésta es muy distinta de la que esperaba hallar4, a tenor de lo que otros documentos me habían hecho deducir. Las noticias que recojo lo explicarán mejor. La primera referencia aparece cuando Henríquez de Jorquera hace relación de las principales calles de Granada. Como no especifica fecha, se puede situar entre 1603 y 1644, que parecen ser los años en 37
1. En el escrito se concreta que son azia el fargue. 2. Henríquez de Jorquera, Anales de Granada, vol. II, p. 682, informa que murió el 26 de enero de 1627, siendo enterrado en una capilla del convento de San Francisco. Fue, a juicio del cronista, uno de los mejores gouernadores cavildantes que ha tenido [Granada]. 3. Archivo de la Alhambra, L-362 (Esc. 1749), folios 22 v. a 24 v. 4. En el Estudio Preliminar, pp. 25 y ss., sus autores hacen algunas consideraciones sobre la “credibilidad histórica” de Henríquez de Jorquera, que, aunque no pueda demostrar su relación con los casos que recojo, no quiero tampoco ignorar.
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5. Así puede deducirse de lo que indican los autores del Estudio Preliminar, p. 26. 6. Vol. I, p. 31. 7. Vol. I, p. 36. 8. Historia del rebelión y castigo de los moriscos del reino de Granada, Málaga 1600. (edf. facsímil, Málaga , Arguval, 1991), p. 40. 9. Henríquez de Jorquera, Anales, Vol. I, p. 250. 10. Id., Vol. II, pp. 692, 704. 11. Además de lo que recogen los Anales, puede verse Yolanda Victoria Olmedo Sánchez, Arquitectura y urbanismo en la Granada del barroco tardío (1667-1750), Córdoba, Universidad, 2002, pp. 37-39.
que desarrolló su tarea5, y dentro de ellos, posiblemente más cerca del segundo, cuando Jorquera conocía bien la ciudad. Al trazar el itinerario que, arrancando de Plaza Nueva sube por la calle (sic) del Darro, indica que se llega a la puerta del Chapiz con su gran casa6, por donde se sale de la ciudad. La siguiente cita que hace Jorquera resulta menos fácil de entender. Relaciona los cármenes, huertas y caserías de la ciudad, y entre ellos la gran casa del Chapiz, para el verano saludable abitación de príncipes7. Que le llame gran casa, como antes había hecho, se puede admitir por razones lógicas, lo que no puedo saber es a que príncipes se refería en esta segunda cita. Apunto la posibilidad de que pudiera relacionarse con informaciones referidas a un pasado en el que existía ese posible palacio de al-Dar al-Bayḍā’, y que éste fuera posesión de la familia real. A este respecto, quiero traer también una noticia de Luis del Mármol Carvajal8, quien, al describir la fuente de Alfacar y hablar del recorrido de sus aguas, señala que llegan a los cármenes y jardines de Aynadamar, donde los regalados ciudadanos, en tiempo que la ciudad era de moros, iban a tener los tres meses del año que ellos llaman la azir, que quiere decir la primavera. Aunque no esté situada en el mismo entorno, de alguna manera se relaciona esta Casa con la acequia y entraría dentro de lo posible que parte de la familia real la habitara en esos meses Algo después aparece en los Anales9 una noticia más concreta: en enero de 1628 las monjas del convento del Ángel Custodio, citado en el texto como “anjel de la guardia”, se trasladaron desde su primera residencia, en el Campo del Príncipe, a las “Casas del Chapiz”, aprovechando la ausencia del dueño. Expulsaron a la mujer de éste y se apoderaron de sus bienes, tomando posesión de las viviendas con el consentimiento del cardenal don Agustín Spínola, arzobispo de la ciudad y miembro del Consejo Real, que estuvo presente en el acto. No sé si en esta intervención le pudo guiar el hecho de que el Cabildo de la Catedral formara parte del Patronato de Salazar y él, como arzobispo, se considerara con autorización para disponer a su antojo. La estancia de las monjas fue breve y al año siguiente tuvieron que marcharse como consecuencia de un pleito que entablaron, y perdieron, contra don Martín de los Ríos, dueño de las casas del Chapiz10. Las monjas del convento del Santo Ángel Custodio, franciscanas recoletas, habían llegado a Granada en 1626 teniendo como primera instalación una casa en el Realejo Alto, antes de pasar a la Casa del Chapiz. Tras su salida de ésta, buscaron acomodo en la calle de Elvira, junto al pilar del Toro, hasta que se alojaron en el convento definitivo, que se situó en la misma calle, en el lugar que durante muchos años ocupó el Banco de España. Derribado en 1810 por los franceses, el convento fue reedificado en 1819 y 1830, aunque más pobremente que el primero11. El nombre de don Martín como dueño de la Casa resulta desconcertante. Cabría dentro de lo posible que estuviera vinculado al Patronato, como Administrador o de cualquier otro modo y se le tomara como dueño por haber firmado algún documento en nombre de dicho Patronato. De 38
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este personaje nos dice que fue Veinticuatro de la ciudad de Córdoba y que se casó en Granada el 160912. El pleito, por lo que se cuenta en los Anales13, debió de ser sonado y el mismo Papa [Urbano VIII] intervino para mandar que las monjas dejaran las Casas, seguramente por la actuación del arzobispo de Granada en todo aquel asunto. También sería señal de que el cardenal había actuado sin contar con el Patronato. También resulta extraña la siguiente, y última, noticia referida a la Casa de Chapiz, que aparece en los Anales14. Narra Henríquez de Jorquera que el 16 de octubre de 1640 murió la segunda mujer del conde de Luque15 y que llevaron su cuerpo desde las casas del Chapiz hasta el convento de san Francisco16. La curiosa coincidencia de que hubiera una placeta del Conde y una placeta de Luque, ambas en el Albaicín Alto, aunque no fuera cerca de la Casa del Chapiz me hace pensar si las palabras de Jorquera se podrían interpretar como “las casas que tenía la condesa en la zona del Chapiz”. Resumiendo, la lectura de los Anales da unas fechas que pueden servir como referencia, aunque no siempre, como se ha visto, puedan explicarse ciertas cosas, o, para ser más exacto, ciertos inquilinos. Como contradiciendo las noticias anteriores, las casas pudieron estar deshabitadas durante un largo espacio de tiempo, a juzgar por lo que unos años después se dice, con motivo de un nuevo problema creado por el agua que recibían, o debían recibir. Tal vez una explicación que conciliara ambas ideas sería que quienes habitaron allí en este siglo lo hicieran de modo accidental, esporádico, y que buscaran soluciones de emergencia para sus necesidades del momento, sin preocuparse de mantener las casas en buen estado de modo más o menos permanente.
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12. Anales, Vol. II, p. 560. 13. Vol. II, p. 704. 14. Vol. II, p. 874. 15. Pudo ser doña Esperanza de los Cobos y Luna, casada con don Juan Fernández de Córdova y Fernández de Córdova Enríquez y Zapata. Cf. Mª Angustias Moreno Olmedo, Heráldica y genealogía granadinas, Granada, Universidad, 1976, p. 58. El título fue concedido a don Egas-Salvador Venegas de Córdoba, Señor de Luque, Alférez Perpetuo de Granada y Caballero de Santiago, el 31 de enero de 1624. Cf. Ampelio Alonso De Cadenas y López et. al, Elenco de Grandezas y Títulos Nobiliarios Españoles, Madrid, CSIC, 1984, p. 378. 16. Desde octubre de 1507 hasta la invasión francesa, en que fue destrozado, ocupó el lugar del edificio de Capitanía General, hoy Capitanía General del MADOC. Cf. Manuel GómezMoreno, Guía de Granada, pp. 202-203.
III EL
SIGLO XVIII
EL AGUA DE LA CASA DEL CHAPIZ El 3 de julio de 1722 el administrador del Patronato de Salazar, por entonces don Félix Guerrero, hizo una reclamación sobre el agua que, perteneciendo a la Casa del Chapiz, no llegaba a ella y pedía que se tomaran las medidas oportunas para recuperarla. En el escrito de petición se habla ya de Casa y de Carmen del Chapiz como dos entidades distintas. Por lo que deduzco de lecturas de otros documentos y descripciones de autores posteriores se llamó Casa al conjunto formado por la antigua vivienda del Ferí y de las habitaciones de la del Chapiz contiguas a ella, es decir la crujía norte y parte de la crujía este, mientras que el nombre de Carmen se dio al resto del ala de levante de esta última. El patio grande, el de la vivienda del Chapiz, se dividió por la mitad, aproximadamente, quedando la parte norte incorporada a la Casa y la sur al Carmen, al que se agregó la huerta, además de labrarse el espacio que ocupaba la parte del antiguo patio que quedaba separada del resto de las casas por el muro. Un plano conservado en el Archivo Familiar de don Aureliano Fernández-Guerra1, que se incluye aquí, aunque se dibujara siglo y medio más tarde, corrobora e ilustra perfectamente lo dicho, aunque en él ya falte la crujía sur y parte de la de poniente. Así se mantuvo hasta 1929, cuando el Estado lo adquirió y se recuperó la primitiva traza del edificio. 41
1. Plano geométrico y topográfico de la Casa Palacio árabe situado en la Cuesta del Chapiz. Agradezco a don Javier Miranda Valdés, descendiente de don Aureliano, el conocimiento del mismo. Pudo realizarse entre 1874 y 1876, por estar archivado junto a otros documentos de esas fechas.
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Fig. 7: Plano geométrico y topográfico de la Casa Palacio árabe situado en la Cuesta del Chapiz (detalle), 1874-1876 ca. (Archivo Aureliano Fernández Guerra).
Volviendo al pleito de aguas, se hacía constar que a la Casa y Carmen que llaman del Chapiz toca y perteneze el agua de la Azequia de Alfacar, que se toma en la calle del Agua del Albaizin y otros tomaderos y de los derramenes de los alxives que estan desde la Yglesia Colegial de San Salvador abaxo, y a causa de haver estado bazia dicha Casa, ha mucho tienpo que dicha Agua no pasa a dicha Casa, aziéndole como le haze notable falta, expezialmente la del tomadero de dicha Calle del Agua y otros dos alxives y sólo corre el derrame del 42
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alxive que esta junto al peso de la arina2 para el surtimiento de tres estancos y un alxive, de que se sigue a dicho Patronato notable perjuizio en la perdida de sus alquileres. Concluía pidiendo un examen de las conducciones de agua que les afectaban, para que se viera que su petición era justa. Tres días después, el maestro mayor de obras de la ciudad, auxiliado por un vecino del Albaicín que era, al mismo tiempo, fontanero y a cuyo cargo estaba el agua de la mayor parte del barrio, fue al Peso de la Harina, plazoleta situada a la entrada de las viviendas, para comprobar la toma de aguas de la Casa del Chapiz. El reconocimiento, que debió de ser bastante completo, hizo ver que existía una cañería entre el aljibe existente en la Casa y otro que había más arriba, conocido como del Peso de la Harina, cañería antigua y con la entrada cegada y sin uso desde tiempo atrás. Se reconoció, también, la conducción que venía desde el barrio de san Luis y los aljibes de la Puerta de Fajalauza, de san Luis, y de santa Isabel, que era una cañería de dos reales3, y, por último, el ramal de la acequia de Alfacar que venía por la Plaza Larga, conducida su agua por caños de cinco cuartos. Del examen realizado y de los testimonios recogidos se concluyó que la práctica totalidad del agua que abastecía a las casas4, tanto la que llegaba directamente como la procedente de los sobrantes de los aljibes, se había perdido por el aumento en las viviendas del Albaicín de tinajas, pilones y albercas, que se llevaban buena parte de ella, y por el mucho tiempo que la Casa permaneció sin habitar, alcanzando un estado de abandono que afectó al propio suministro de agua. El remedio que se acordó para que la Casa del Chapiz volviera a disponer del agua que necesitaba fue acondicionar el tomadero principal y hacer una cañería nueva desde el lugar en que enlazaba con la acequia, en la Calle del Agua, hasta la Casa. La nueva cañería mediría más de setecientas varas5 y debía pasar por el mismo barrio por el que pasaba la conducción que, luego, abastecía de agua a la zona de santa Isabel la Real, que era la que tenía un caudal más continuo. La licencia para ejecutar la obra se firmó el día 9 de julio. Meses más tarde, el 13 de septiembre de 1722, Félix Guerrero pidió copia del escrito, que entonces se conservaba en el Cabildo. De este proceso se pueden deducir dos cosas: una, el desabastecimiento de la Casa, debido, a juicio de los que intervinieron, a los muchos años que llevaba deshabitada; la otra que, tal vez, el hecho de solicitar, y hacer, una nueva cañería pudiera indicar que iba a tener inquilinos permanentes. Muy poco después, en 1725, Félix Guerrero denunció a un individuo llamado Baltasar de Fuentes, habitante de las Cuevas de Rabel, que había utilizado en provecho propio el agua de la cañería que llegaba a la Casa del Chapiz, procedente de dichas cuevas, llamadas en el documento minas, dañando, además, la cañería con las raíces de unas higueras que habían plantado allí6. La propiedad del agua databa de 1598, cuando Diego Rabel vendió a don Juan Vázquez de Salazar, por treinta ducados, toda el agua que per43
2. Henríquez de Jorquera, Anales, vol II, p. 797, informa que en el año 1638, por iniciativa del Vizconde de las Torres, Corregidor de la ciudad, se mandaron hacer tres pesos para controlar la harina de los molinos. El del arrabal de Albaida, para los de la ribera del Darro, otro en el Realejo, para los molinos de la calle de su nombre y otro en Puerta Real, para los de la ribera del Genil. Sobre esta última puerta, Cf. L. Seco de Lucena, La Granada nazarí, pp. 75, 81. 3. El nombre que se da a las cañerías, de real, se debe a que su diámetro era el de un real de plata. En el gráfico que acompaña a la obra de Alejo Luis Yagüe, Análisis de las aguas de Granada y sus contornos, Granada 1882, además de representarse los distintos diámetros que tenían las cañerías, se especifica que la cantidad de agua que pasaba por la de real era de 0,928 litros por segundo. 4. Archivo de la Alhambra, L-362 (escritura de 1749). La redacción original es confusa. Por lo que deduzco, creo que el abastecimiento principal de las viviendas venía de la acequia de Alfacar y que los sobrantes que se aprovechaban para el riego de la huerta eran los de los aljibes que se surtían de la cañería de san Luis. 5. 584 metros. 6. Archivo Municipal, legajo 3.443, p. 57, fol. 1r
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tenecía a ocho fanegas de tierra situadas en el pago de Jancadamar y el Barranco de Hamar, para que se encañase y fuera llevada hasta la Casa7. Junto a aquella denuncia, Félix Guerrero presentó otra contra los fabricantes de vidriado de Granada, especialmente los que poseían tiendas en la plaza de Bibarrambla, porque acudían con frecuencia a coger tierra del Cerro de las Cinco Fuentes procurando un doble daño: los grandes hoyos que hacían no permitían que la tierra se labrase y, además, rompían la citada cañería. Seguramente relacionado con este suceso, en 1729 existen noticias, de nuevo, del apeo realizado por Félix Guerrero de las tierras correspondientes a las llamadas Cuevas de Rabel. Explica el escribano público que participó en el apeo que salieron de la Casa tomando el camino que suve al Sacromonte Ylipulitano8 para seguir luego por el Barranco de la Puente Quebrada, que subía al arco por donde pasaba el agua de Valparaíso hasta Granada, por encima del cual había otro arco que es por donde pasaba el agua encañada de la Casa del Chapiz; por encima están las cuevas llamadas del Padre Piñero y la Fuente del Perro, y así continua la descripción, incluyendo los lugares que ya he citado al hablar de los linderos de las Cuevas de Rabel. Desde 1743 a 1746 aparece como arrendador de la Casa y del Carmen José de Cárdenas, aunque no debía de vivir allí ya que, con motivo del reconocimiento que unos años después se efectuó, y al que luego me referiré, se revisaron papeles y se encontró que hacía más de cinco años, alrededor de 1738, que nadie los habitaba . Las tierras no debían de ser de buena calidad puesto que en 17489 algunos labradores entendidos aconsejaron al Patronato que las arrendase ya que por sí solas daban muy poco, además de hallarse en las afueras de la ciudad y no ser fácilmente aprovechables. Por todo ello, el Patronato aceptó la oferta de un vecino de la ciudad, José Vicente Aguilar, en una operación en la que se incluían, además, la Casa, que estaba desocupada desde años antes, y el Carmen que sí estaba habitado y daba una renta al Patronato. EL TRASPASO A LA COMPAÑÍA DE FÁBRICAS Y COMERCIO
7. Id. fol. 24r. 8. Archivo de la Alhambra, L-164-16, fol. 6v. 9. Archivo de la Alhambra, L-362 (Esc. 1811), fol. 297r.
El día 17 de febrero de 1748, mientras estaban reunidos en la Sala Capitular de la Iglesia Metropolitana don Juan Miguel Muñoz de Salazar, don Gabriel de Rus y Contreras, canónigo chantre de dicha iglesia, y don Gaspar de Herrera, patrono y compatronos, respectivamente, del Patronato de Salazar, celebrando junta ordinaria, compareció ante ellos el escribano Juan Vílchez para entregarles el memorial de un vecino de Granada, José Vicente Aguilar, que pretendía que la Casa del Chapiz se le diese a censo reservativo. La Junta consideró oportuno estudiar la solicitud y se hizo un examen de la Casa y tierras para conocer su estado en aquel momento y realizar una estimación de su valor. Según lo que se decía en aquel informe y 44
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la tasación correspondiente, el Patronato hizo una serie de consultas a personas cualificadas que aconsejaron que se atendiera la petición, por que tal como estaban la Casa y las tierras no rendían beneficio alguno y su reparación iba a ser muy costosa, obligando al Patronato a emplear en ellas fondos destinados a otros fines. Si se encontraba, como había ocurrido, a alguien que estuviera interesado en ellas, se debía tratar con él y establecer las condiciones en que dicho contrato se haría. Para visitar la Casa se nombró una comisión10 formada por el maestro de albañilería y obras del Patronato, un agrimensor y un alamí11 que la recorrieron habitación por habitación (sus quartos y ofizinas altas y bajas). El informe que hicieron daba idea del triste estado en que se hallaba. Al parecer, y argumentando su gran tamaño y lo apartada que estaba del comerzio desta ciudad, en los últimos años había estado prácticamente abandonada a su suerte. Durante aquel tiempo entraron y salieron de ella cuantos quisieron, unos sólo de paso y otros que se afincaron y comenzaron a realizar obras a su arbitrio. El juicio de los peritos era que, en aquel momento, las viviendas no se podían habitar por el estado de ruina que presentaban. En cuanto a las tierras, sólo las de regadío ofrecían algo aprovechable, aunque no mucho: algunos árboles frutales y parrales, además de unas pocas flores y hortalizas. Era imprescindible detener las obras que estaban haciendo los actuales inquilinos ilegales, bajo pena de multa, y echarlos de allí. Luego, se debía proceder a restaurar los edificios. Evacuadas las consultas oportunas se le comunicó al solicitante que se podía atender su petición y formalizarla mediante un contrato enfitéutico, fijándose unos réditos anuales de 1.200 reales. Además de ello, se le exigía que reparase a su costa los deterioros de la vivienda, lo que suponía una cantidad calculada en 3.000 ducados que se deducía del valor total en que se estimaban la Casa y las tierras, además de pedirle que, antes de formalizar la escritura, debía aportar los avales oportunos que garantizaran su solvencia, de modo que el Patronato estuviera seguro de percibir cada año los 1.200 reales correspondientes. Los trámites se hicieron largos porque las partes no acababan de ponerse de acuerdo en ciertos detalles y, sobre todo, por que pasaban los días y José Vicente Aguilar no presentaba los avales que se le pedían. Como el proceso se demoraba y el Patronato apremiaba para que se cumpliesen las condiciones que establecía, el dicho José Vicente manifestó, al fin, que realmente él no hablaba en nombre propio sino en el de la Real Compañía de Fábricas y Comercio de la ciudad, que era el organismo que desde el principio estaba interesado en el arrendamiento de la Casa. Por lo que le concernía, retiraba cuanto hasta entonces había solicitado y manifestaba la cesión de cualquier tipo de derecho que hubiera adquirido en favor de esta Real Compañía. Confirmado por parte de la Compañía su interés, sus representantes legales y los del Patronato de Salazar acordaron los términos del contrato. Sería a censo perpetuo, pagando anualmente la misma cantidad que se fijó a José Vicente Aguilar12. Además del compromiso de presentar 45
10. Archivo de la Alhambra, L-362 (Esc. 1749), fol. 146 r. ss. 11. Del árabe al-amīn, es decir, fiel, persona fiable, era un cargo que designaba al tasador y perito, encargado de funciones relacionadas con el control de las actividades de diversos gremios. En los siglos XVIII y XIX se llamaba alamín a la persona que inspeccionaba obras. Sobre este cargo, su etimología y funciones en la Granada cristiana, el Ayuntamiento de esta ciudad, con el título Real Provisión a la Ciudad de Granada nombrando alamines y alarifes. Año de mil cuatrocientos noventa y dos, presentó en 1985 una edición facsímil del texto de 1492, según transcripción y comentario de Luis Moreno Garzón y Darío Cabanelas Rodríguez. 12. Archivo de la Alhambra, L-362 (Esc. 1749), fols. 158 v. a 163 r.
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hipotecas y avales que aseguraran al Patronato el cobro de las cantidades estipuladas, se pedía a la Compañía que los edificios que componían la Casa del Chapiz estuvieran siempre bien atendidos, evitando su deterioro. El interés de la Real Compañía de Fábricas y Comercio por la Casa del Chapiz y sus anejos, la solvencia e importancia de esta Compañía y el que no pusiera reparos a las condiciones que se le pedían, agilizaron los trámites y la decisión del Patronato de Salazar no se hizo esperar, señalando en escrito público que desde el dia de la fecha de esta escriptura en adelante, perpetuamente y para siempre jamas, como tales Patrono, diputados y compatronos del referido Patronato, y de los demas señores que en dichos enpleos nos subzedieren, les desistimos, quitamos y apartamos del derecho y accion de la tenenzia y posesion, propiedad y señorio, titulo, voz o recurso y otras acciones reales y Personales, mistos, directos y executivos [...] Que dichas Casas del Chapiz, Guertas, tierras de riego y secano y demas a ellas tocantes y pertenezientes[...] lo zedemos, renunziamos y transferimos en la dicha Real compañia y en quien su derecho representan[...] para que cuando le combenga a dicha Real compañia entretome y aprehenda la posesion de dichas Casas y demas agregados, hagan y dispongan dellas a su arbitrio y voluntad como de cosa suia y propia, havida y adquirida con Justo y derecho titulo, como lo es esta escriptura.Y en el interin que lo executa constituimos a dicho Patronato por su Ynquilino thenedor y precario [...]. El acuerdo final establecía que la Compañía se hacía cargo de edificios y tierras a cambio de pagar un censo cuyos réditos anuales eran de 1.400 reales13. El acto de la firma de la escritura se hizo en la Sala Capitular de la Catedral de Granada, el día 21 de junio de 1749, ante don Agustín José Pacheco de los Ríos. LA REAL COMPAÑÍA DE FÁBRICAS Y COMERCIO DE GRANADA El origen de esta Compañía se hallaba en la propia Corona. El rey Fernando VI, en escrito público dado en 1747, manifestaba, a instancias de una serie de personas que aquí se relacionan, su interés en promover su desarrollo, así como cualquier tipo de ayuda que favoreciera la mala situación en que debían hallarse Granada y su territorio. De este escrito extracto los principales datos14: “El Rey: por quanto por don Manuel de Argumosa Administrador General de mis rentas Provinciales servicios de Millones, Azucares y Seda del Reyno de Granada Diputado y Apoderado General de Don Josef Gonzalez de Castro, Don Pedro Talavera, Don Manuel de la Rosa, Don Miguel Talabera, Don Juan de Valdivia, Don Mateo de Molina, Don Josef de Orozco, Don Juan de la Vega, Don Manuel Perea, Don Josef Orozco y Mulares, Don Gregorio Zapata, Don Pedro Valero, Don Miguel de Molina, Don Gaspar Sanchez, Don Lucas Sanchez, Don Sevastian Ruiz, Don Juan Toledano, Don Lucas de Herrera, Don Carlos de la Rosa, Don Fernando de
13. Archivo de la Alhambra, L-362 (Esc. 1811), fol. 3r 14. Id. fols. 329r- 345r.
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la Vega, Don Josef Cortes, Don Josef SaabedraYndividuos del Comercio de fabricas de aquel Reyno se me representó que sin embargo ser el mas util que hay en estos dominios por la abundancia conque produce sedas, azucares, Linos, Cañamos y Vinos, se hallan sus moradores constituidos en el mas Ynfeliz estado de pobreza, de modo que no habra ninguna provincia con mas numero de jentes mendigantes, dimanando de las Ynjurias del Tiempo y de la Ynobservanzia, Corrutelas y abusos que han padezido y padezen las leies y aquerdos que para el uso de los Frutos y expezias referidas se han establezido en distintas ocasiones, cuio desareglo (sic) ha Ystinguido sus Fabricas de sedas y minorado la cria, de manera que contando haquellas en lo antezedente de Quinze mill telares corrientes, hoi solo existen Seiszientos, y la seda que Aszendia a Un millon de libras anual, se a reduzido a zien mill, constando ygualmente [...] la de Azucares[...] como tambien la de Vinos[...] la de lino y Cañamo.
Proseguía el escrito real indicando que, para poner remedio a tal situación, se había elaborado por el ministerio correspondiente, como proyecto que confiaba fuera beneficioso, la creación unas Compañías para el desarrollo de la industria textil15, sujetas a leyes precisas. En lo que se refiere a la de Granada, “[...]Será gobernada la Compañía por un Presidente, quatro Directores, un Contador Tesorero, dos Administradores, uno para la fabrica de la ropa de Labor, y otro para la rara, dos fieles que los acompañen: dos Ynspectores, o Behedores de telares de la Compañía, debiendo ser todos precisamente Ynteresados e Ynteligentes, y respecto de que ningunos lo son mas, ni mas acrehedores que los fundadores, serán precisamente conferidos a ellos, estos empleos por ahora y permanecer los primeros cinco años, y en lo sucesibo se elegirá a pluralidad de votos en junta general por el mismo tiempo, como tambien el nombrar por ahora los demas sugetos que necesite el mejor gobierno, y administracion, y reelegir los empleados, y cuidando no sean Parientes unos de otros. Respecto a que los fundadores de esta Compañía tienen de pronto y manifiesto el fondo de mas de ciento y veinte mil pesos suficiente a establecer desde luego tres mil telares, podrán providenciar las fabricas y comercio que tengan por conveniente. [En la Junta General] Han de tener voto los que tengan cinco acciones, y los que diez dos, y a esta proporcion por cada cinco acciones cada uno, a excepcion de los fundadores, pues estos lo han de tener aunque no completen el referido numero [...] Siendo esta fundacion de la importancia que manifiesta para mi Real Herario y la Causa publica, pues se harán utiles contribuyentes desde luego diez o doce mil Personas, que se emplearan en todas las manufacturas de las tres fabricas [...]” Manifestaba, además, el Rey que colocaba la Compañía bajo el patrocinio de la Virgen de las Angustias, en primer lugar, del suyo propio y el del Presidente de la Real Junta General de Comercio y Moneda. Finalmente, exponía, en prolijo relato, los estatutos con detalle del capital, los cargos que la gobernarían y una larga serie de puntos encaminados a eliminar obstáculos y procurar una buena gestión, en los que la seda tenía papel importante16, a propósito de la cual, en un momento determinado se dice: 47
15. En Andalucía se fundaron dos, en Sevilla y Granada, en 1747, como recoge José Manuel Cuenca Toribio, Andalucía, historia de un pueblo (...a.C.-1984), 2ª ed. Madrid, Espasa Calpe, 1984, p. 512. 16. Sobre la seda, en general, y con aspectos muy concretos relativos a la seda granadina, Cf. Manuel Garzón Pareja, La industria sedera en España. El arte de la seda en Granada, Granada, Archivo de la Real Chancillería, 1972. En p. 261 se alude a las consecuencias y repercusión de la expulsión de los moriscos.
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“ que en la condizion treinta y ocho de la Renta de la seda de Granada y por leies y pramacticas (sic) de estos Reinos esta. prevenido y mandado no se saque, cargue ni lleve ha Yndias ninguna seda si no Fuere texida, teñida e Ylada en Granada, cuio privilexio [...] se confirmo por zedula expedida en sevilla en diez de Maio de mill Quinientos y Setenta, que no tiene uso por lo aniquiladas que estan y por el grabe perjuicio que a las demas fabricas se seguiria con la exclusion que las fabricas de Granada desde el año de mil seiscientos ochenta y cuatro han perdido quinientos tornos, y mas de diez mil telares por haber estado encargada su conserbacion a Personas poco o nada inteligentes [...]”
Y termina el escrito: “Concedo al citado Don Josef de Carbajal y Lancastre la facultad de nombrar Persona que en su nombre Presida las primeras juntas hasta que este formada la Compañia y haya nombrado sus directores. Fecha en buen retiro a seis de Abril de mil setecientos quarenta y siete= Yo el Rey= Por mandado del Rey Nuestro Señor Don Francisco Fernandez de Sanmieles”.
17. La Compañía granadina fue objeto de estudio por parte de Raquel Rico Linage, “ La Real Compañía de Fábricas y Comercio de Granada: Su cédula de creación”, Actas del I Congreso de Historia de Andalucía (Córdoba 1973), Andalucía Moderna (siglo XVIII), Córdoba 1978, tomo II, pp. 159-175. 18. Cf. Bernard Vincent, “L’Albaicin de Grenade au XVIe siècle (1527-1587)”, Melanges de la Casa de Velazquez, VII (1971), p. 220; D.A. Ramos Prieto, “Comentarios adicionales a la industria sedera en España. El arte de la seda en Granada”, Homenaje al Profesor don Manuel Garzón Pareja, Granada, Ayuntamiento, 1985, pp. 261-262.
La copia de este escrito se mandó a Granada, para su observancia, el 3 de junio de 174717. Quiero recordar, a propósito del negocio de la seda y de la importancia de la participación de los moriscos, que el 27 de noviembre de 1572 se había elevado al rey un escrito que, entre otros, firmaba Arévalo de Suazo, en el que tras exponerle que la seda era el principal trato que en esta ciudad avia [...] y la fabricación della es la mejor que la que se labra en otras partes, se le pedía que dejara permanecer en Granada a dos cristianos nuevos, Bartolomé de Molina y Diego Fernandez el Castalí, para que continuaran trabajando como tintoreros de seda, ya que los cristianos viejos que ejercían este oficio no eran capaces de conseguir la misma calidad que aquellos. No sé si por escritos como éste, o, simplemente, por la lógica preocupación de mantener este arte con la mayor perfección posible, en 1778 una Real Provisión establecía que quien quisiera dedicarse al hilado de la seda en Granada y su reino debía ser examinado y obtener aprobación de Maestría. Sólo en caso de necesidad la Junta de Comercio podía eximir de tal examen y bastaba a los interesados presentar una certificación de haber trabajado con maestro o maestra reconocidos, además de demostrar, prácticamente, su conocimiento de la máquina de hilar18. Volviendo a la Compañía de Fábricas y Comercio, en 1749, cuando se hizo el traspaso de la Casa del Chapiz del Patronato de Salazar a la Compañía, la dirección de ésta la componían don Manuel Argumosa, caballero de la Orden del Señor Santiago, como Presidente de dicha Real Compañía y Administrador General de las Rentas Provinciales y Tabaco de Granada y su Reino; don Juan de la Vega y Rangel, Primer Director; don Josef de Leon y Roman, Segundo Director; don Juan Toledano, Tercer Director; don Urbano Pico y Ortiz, Secretario General. En cuanto al Patronato, lo representaban don Juan Miguel Muñoz de Salazar Lujan 48
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y Tapia Bazquez de Molina, Señor de las villas de Villanueva de Tapia y la del Mármol, Alférez Mayor de la Ciudad de Santafé, Individuo de la Ilustre y Real Hermandad de la Real Maestranza de Granada, único y actual Patrono del Patronato; don Josef de Franquis Laso de Castilla, Abad de Santa Fe, Dignidad y Canónigo de la Santa Metropolitana Iglesia de esta Ciudad y Visitador de las Iglesias y Conventos de su filiación, Juez de Patronatos y Obras Pías de este Arzobispado; el Ilustrísimo Señor don Felipe de los Tueros y Huerta Arzobispo de Granada, y don Antonio Chinchilla, canónigo más antiguo de dicha Santa Iglesia, como diputados compatronos del referido Patronato. DON LUIS RUIZ Cuando la Compañía de Fábricas y Comercio se hizo cargo de la Casa y sus tierras, buscó a personas que se ocuparan de ellas para sacarles el oportuno rendimiento. De entre todos destacará de modo notable un personaje llamado Luis Ruiz que protagonizará buena parte del siglo XVIII y los comienzos del XIX. Por lo que se deduce de los distintos y numerosos pleitos en los que se vio involucrado, se debió de tratar de un individuo complejo y escurridizo, que trajo en jaque al Patronato de Salazar durante muchos años y que, al parecer, también estuvo perseguido por la Real Hacienda, según se expresa en un momento determinado19. De él se sabe que tenía vivienda en la Cuesta del Granadillo y que estaba casado con María Escalona. En 1770, la Compañía, por medio de don Juan de Marichalar, que actuaba como apoderado de la misma y representante de la Corona, por haber cesado su actividad las fábricas, acordó con el Patronato ceder la Casa del Chapiz y las tierras que le pertenecían a Luis Ruiz, y que éste fuera quien, en adelante, se entendiera con el Patronato de Salazar. En la operación se establecían varios puntos: 1) Desde el mismo momento en que se firmara la escritura de cesión, don Luis Ruiz había de pagar al Patronato de Salazar 1.400 reales de vellón cada año, que era la cantidad que antes satisfacía la Compañía; 2) Todas las obras que se realizaran serían de cuenta de don Luis Ruiz; 3) don Luis Ruiz debía pagar a la Compañía el valor del Cuarto de la Seda, (lit: “para dar aguas y lustre a las ropas de seda”) la prensa y sus pertrechos, que la citada Compañía había levantado en la huerta de la Casa del Chapiz. El valor de dicho cuarto y sus anejos se fijó en 6.021 reales. Por otra parte, la citada prensa de la Seda estaba siendo utilizada por Martín de Vergara por espacio de cuatro años y este personaje debería pagar en adelante su arrendamiento a don Luis Ruiz, a razón de 360 reales cada año; 4) Se hacía constar que la huerta la tenía en arrendamiento José Avilés, quien a partir de ese momento debía satisfacerlo a don Luis Ruiz; 5) Se incluían en la operación las tierras de las Cuevas de Rabel, por las que don Luis Ruiz no tenía que pagar nada, incluyéndose dentro de los 1.400 reales de la Casa.20 49
19. Archivo de la Alhambra, L-362 (Esc. 1811), fol. 99v 20. Archivo de la Alhambra, L-362 (Esc. 1811) ,fols. 361r-363r.
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Fig. 8: Vista de Granada desde el Camino de la Fuente del Avellano, mirando a Poniente (detalle), 1798, Fernando Marín Chaves, (Col. M. Morales de Jódar y C. Marañón de Arana, Sevilla).
21. Id., fols. 175v-176r.
A partir de ese momento, don Luis Ruiz iba a figurar como dueño de todo, lo que le permitía hacer y deshacer sin trabas de ningún tipo. Por parte de la Compañía fue una imprevisión grave no saber a quien cedía el arrendamiento, y cuando quiso enterarse era tarde. Ya estaba instalado allí Ruiz y no estaba en su ánimo dejarlo. Era el principio de una interminable serie de argucias por su parte para no pagar lo que debía al Patronato de Salazar. La situación era verdaderamente extraña por cuanto el Banco y Real Compañía de Fábricas y Comercio, según se explicaba en la escritura de cesión de la Casa de Chapiz por el Patronato, “en tiempo alguno las había de partir, ni dividir, ni poner censo, ni vender, ni traspasar en todo ni en parte, ni en otra manera alguna enagenarlas sin que precediese licencia del Patrono y Diputados, dando por ninguno y en ningun valor ni efecto lo que en contrario se hiciera, según y en la forma que en dicha Clausula y condición se prevenía”. Por otra parte, cuando se investigaron las circunstancias de la posible cesión de la Compañía a Ruiz, al parecer, no existía testimonio ninguno de aquel traspaso, por lo que el susodicho se podía considerar como un usurpador y un intruso21. En cuanto a don Luis Ruiz, sea cual fuere la causa de su presencia, lo real era que se hallaba en ella, figurando como dueño y actuando a su antojo, rodeado en todo momento de problemas y enredos, de modo que los pleitos se sucedieron, tanto con el Patronato de Salazar como con los inquilinos y arrendatarios suyos. 50
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Se conserva memoria de pleitos de agua que tuvieron lugar entre 1792 y 1794, en los que Ruiz se quejó de que el maestro fontanero Joseph Sánchez le quitaba agua del Carmen y la Casa del Chapiz, de las que manifestaba ser dueño y poseedor, necesaria para regar maíz y habichuelas que tenía sembrados en el Carmen, junto a pimientos, un granado y un peral22. A ello se opuso el fontanero, señalando que la culpa era de estar rota la cañería correspondiente y perderse el agua por el darro del Peso de la Harina23. Al frente del Patronato Salazar estaba entonces don Juan Nepomuceno Muñoz de Salazar y Maldonado, Caballero Maestrante de Granada24. Con motivo de aquel pleito se puso de manifiesto la necesidad que la Casa del Chapiz y el Carmen tenían de agua debido, según alegaba don Juan Nepomuceno, a ser la última que se servía de la procedente de la acequia de Aynadamar. Como, además, en los años en que se planteaba la cuestión la Casa albergaba prisioneros franceses, la necesidad se acentuaba y, como solución, el mencionado señor propuso buscar una nueva traída de aguas procedentes de la Acequia de Axares, que se tomaría de un punto situado entre un batán de paños y bayetas y un molino de pan, existentes en el Camino del Sacromonte. La obra era costosa, porque suponía encañarla durante un largo trecho, además de crear acueductos y otras obras que facilitaran su llevada25. La costearía el Patronato para asegurarse su servicio y que éste fuera duradero26. Era el año de 1794 y los comisarios de las aguas otorgaron al Patronato un caudal perpetuo diario (día y noche) de dos reales27. La presencia de prisioneros franceses era consecuencia de la guerra entre España y la Convención francesa (1793-1795), declarada tras la muerte de Luis XVI. Buscando que los ciudadanos franceses que vivían en la Península no crearan problemas de ningún tipo, se les puso en prisión, como medida preventiva. En Granada la población francesa censada antes de la guerra era de doscientos ochenta y seis varones, parte de los cuales salieron de la ciudad al comenzar las hostilidades, quedando alrededor de ciento cincuenta, entre los que estarían los que se trajeron a la Casa de Chapiz. La Paz de Basilea (22/7/1795) puso fin a aquella situación28. Volviendo a don Luis Ruiz y su actuación en la Casa del Chapiz, reedificó las viviendas, alojó a varias familias a las que cobraba la correspondiente renta como inquilinos y utilizó las dependencias de los edificios para diversas industrias, entre ellas un lagar y un tejar. En las tierras que se incluían en el patrimonio de la Casa plantó árboles frutales, viña y olivos, construyó albercas para dar riego a una parte de las tierras, puso otras nuevas en labor, preparó un horno de cocer tejas y ladrillos y habilitó una habitación como una tonelera con vinagre, negocio que había empezado en 177329, en todo lo cual, a decir suyo, invirtió cuarenta y seis mil reales. De este modo, mejoró sensiblemente la finca, tanto en los edificios como en el rendimiento de las tierras, aunque los beneficios de tales mejoras sólo repercutieron en su favor, porque él no pagaba al Patronato lo que estaba obligado. Parte de las tierras que se integraban dentro de los bienes de la Casa las arrendó a otras personas, quienes, a su vez, las arrendaron a unas 51
22. Archivo Municipal de Granada, leg. 3.443, cuaderno 1, fols.1r. y 10v. 23. Id., cuaderno 2, fol. 3r 24. Id. , cuaderno 5, fol. 1r. 25. Id. fol. 1v. 26. Id., fol. 2r. 27. Id., fol. 3r. No sabemos si a esta traída de aguas obedece que Luis Seco de Lucena, La ciudad de Granada, Granada, 1884, p. 85, diga que la acequia de Axares o de San Juan entra en la ciudad por la Casa del Chapiz. Actualmente no existen indicios que permitan mantener esta afirmación y los planos conservados señalan una cota más baja para la mencionada acequia. 28. Sobre este momento de la vida granadina puede verse la obra de Juan Sanz Sampelayo, Granada en el siglo XVIII, Granada, Instituto de Estudios y Promoción Cultural, 1980. 29. Archivo de la Alhambra (Esc. 1811), fol. 155r.
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30. Id., fol. 367v. 31. Se cita siempre como “Casa Carmen”
terceras. Al parecer, el producto de todo aquello sólo repercutía en don Luis Ruiz ya que el Patronato se quejaba reiteradamente de que no le pagaba nunca, con lo cual los pleitos entre ambos, Patronato y don Luis, fueron constantes. En tales pleitos participaron, también, aquellos a los que Ruiz había arrendado tierras del Patronato y por las que les cobraba cantidades excesivas, y otros a los que él mismo arrendaba tierras por las que luego no respondía. Se las ingeniaba de tal modo que los arrendatarios de las fincas y los inquilinos de la Casa le pagaban a él, pero él no daba nada al Patronato y cuando éste exigía su dinero, Ruiz decía que se los reclamasen a los otros. Ellos, lógicamente, argumentaban que ya le habían pagado a Ruiz y no iban a pagar otra vez al Patronato, con lo cual el enredo aumentaba sin cesar. También con la Compañía tuvo problemas. Alegó que no disponía de dinero para satisfacer de manera inmediata los 6.021 reales del Cuarto de la Seda y que pediría un préstamo, pero el tiempo pasaba y no hacía nada. Mientras tanto, el Patronato veía que nadie le pagaba por la Casa, ni Ruiz ni la Compañía y vista la situación, ésta consideró nulo su acuerdo con Luis Ruiz y devolvió, oficialmente, la Casa del Chapiz y sus tierras al Patronato. El Patronato, por su parte, pagaría a la Compañía los 6.021 reales del Cuarto de la Seda, que quedaba así incorporado a las viviendas30. Por aquellos pleitos nos consta que en 1774 don Luis se había retrasado en el pago dos años, montando la cantidad adeudada a dos mil ochocientos reales. Pasó el tiempo sin que se saldara la deuda y en 1786, cuando la cifra sumaba ya veintiséis mil reales, el Patronato mandó que se le incautase la Casa del Chapiz31 y lo que se encontrara en ella, y que se sacasen a subasta pública la Casa con sus tierras y la prensa, para lo cual mandó a don Luis Ruiz o, en su defecto a su mujer, que las dejasen libres. Entonces, el individuo hizo saber que en la Casa vivían varias familias que le pagaban sus alquileres a él. Por la relación de los vecinos, se tiene información de que había instalada una alpargatería y un estanco de tabaco. De las personas que por aquellos años vivían en ella se conservan los nombres de Francisco Pérez Orozco, Nicolás Varela, inquilino de la tienda de alpargatería, Matías Estebes, que también fue inquilino de la tienda, las hermanas Manuela y María del Villar, Francisco Cózar, Antonio López, inquilino de la casa estanco de tabacos, Pedro Fernández Marchante, Matías Varela y Francisco Cózar. Junto a ellos, figuran Josef Rodríguez, como morador de la Cueva, mientras con el Carmen se relacionan a Nicolás Franco, Manuel Martínez y Manuel Antonio Martínez. El problema ahora era ver que se hacía con los inquilinos. En algunos casos se ausentaron de la Casa y hubo que forzar las puertas de los cuartos que ocupaban, en otros se negaron a irse manifestando estar al día en sus pagos. En aquellas circunstancias el único que podía resolver tal embrollo era Ruiz y éste no hacía nada en este sentido, por el contrario se dedicaba a mandar avisos al Patronato de las mejoras que había hecho para que se tuvieran en cuenta a la hora de resolver lo adeudado. 52
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No sólo no ponía soluciones sino que, de modo incansable, seguía creando problemas. En 1791 reclamó las tierras correspondientes al Barranco de la Cinco Fuentes y Cuevas de Rabel, con un total de cien marjales32, de los cuales treinta eran de viña de riego y el resto de majuelo, incluidas la casa y el lagar. Los linderos que se señalaban eran las tierras del Sacromonte por levante, las de san Miguel, por poniente, y las de san Agustín por el norte. En lo que se refiere a las tierras de las Cuevas de Rabel, constaba que las tenía arrendadas ya Ruiz, pero cambió de arrendatario para cederlas a Valverde, por unas cantidades que se estipulaban en el contrato oportuno. El proceso se dilataba, pasaban los años con el Patronato dando plazos perentorios y Ruiz arreglándose para incumplirlos. En junio de 1792 se pudo entrar en la Casa, en la que no estaban ni él ni su mujer, y se tuvo noticia de que existía una tonelera con bastantes toneles de vinagre, todo bajo llave, así como otros cuartos cuyas llaves tenía Luis Ruiz. Los representantes del Patronato fueron entonces a buscarlo, pero sólo encontraron a María Escalona, que adujo no saber donde estaba su marido, sólo que estaba ausente desde hacía trece meses, al parecer en Madrid, así como que no le constaba que éste tuviese más bienes que el Carmen del Chapiz. El Patronato, por su parte manifestó que no sabía que la Compañía de Comercio hubiese negociado con don Luis Ruiz, entre otras cosas porque en el contrato establecido entre ellos y la Compañía se estipulaba que ésta no podía venderla ni enajenarla sin conocimiento del Patronato33. Acusaba, además, el Patronato a Ruiz de tener abandonada la Casa y las tierras y ocuparse sólo de la prensa, estando ausente de Granada mucho tiempo, con lo que el valor de las posesiones disminuía. Siguió presionando el Patronato, siempre amparado por la ley, y ante aquella situación don Luis Ruiz hizo decir a su representante legal que no podía comparecer por hallarse preso34, pero que en cuanto estuviese en libertad pagaría lo que debía sin problema alguno. No fue atendida su pretensión y los miembros del Patronato se personaron en la Casa del Chapiz para ejecutar la orden de desalojo, pero se encontraron con que don Luis había dejado cerradas las puertas de las viviendas, incluso clavando algunas de ellas. Marcharon entonces a la Cuesta del Granadillo en donde su mujer volvió a decir que su marido estaba en Madrid, y facilitó llaves de algunas dependencias, teniendo que forzar las que tenían las puertas clavadas. Una vez dentro, al abrir el cuarto de la tonelera encontraron diecinueve toneles armados y tres desbaratados35. Pasaron luego a la cueva, en donde hallaron otros once toneles y dos embudos de hojalata. Terminada la inspección, se hizo cargo de las llaves el administrador del Patronato. Luego se recorrieron las viviendas de los distintos inquilinos. El Patronato se incautó de los toneles con vinagre así como de otros bienes y enseres hallados en la Cueva de Rabel y en la casa de la Cuesta del Granadillo, llegando, incluso, a pedir que se procediera a la venta de esta última. En todo el proceso estuvo presente María Escalona. Sacó entonces el Patronato a subasta los toneles y los vinagres, en 1793, quedándose con el resto de las tierras, para lo cual el Alcalde Mayor de 53
32. 52.500 m². 33. Archivo de la Alhambra, L-362 (Esc. 1811), fol. 94v. 34. Id., fol. 122v. 35. Id., fol. 137r.
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36. Id., fol. 6v. 37. Id., fol. 160v. 38. Id., fol. 4r. 39. La fanega de sembradura en Andalucía equivalía a 4.192,4 m². 40. Id., fol. 17v.
la ciudad nombró a Gregorio Domínguez, Administrador del Patronato, para que se hiciera cargo de todo, y cuando el proceso estaba en marcha apareció don Luis con una Real Provisión del Supremo Consejo de Castilla por la que se ordenaba que, dando de entrada ocho mil reales y afianzando a satisfacción del Administrador del Patronato dentro de quince días para el pago del resto en dos años, a plazos iguales, se restituyese del despojo y cesase todo procedimiento contra sus bienes36. Cuáles fueran sus relaciones en Madrid no puedo saberlas pero, indudablemente, serían importantes. Los motivos alegados por Ruiz para justificar su falta de pago fueron tan pintorescos como todo cuanto rodeaba a aquel personaje: viendo à esta parte inposibilitado de hacer un esfuerzo para livertarse de tanta tropelía à causa de haber tenido al mismo tiempo el crecido desembolso de más de quarenta mil reales para entrar en Religión dos hijas y un hijo que, ansiosos del estado más perfecto, le habían compelido con tiernos ruegos a que coadyubare e hiciese efectibas y cumplidas sus vocaciones37. A continuación, atacaba violentamente al Patronato acusándolo de haber aprovechado su ausencia de Granada para quitarle la Casa, echando de ella a su mujer y su familia, todo por un precio ínfimo. Se convertía, así, en víctima de un atropello injusto y pedía un plazo de dos años para satisfacer las deudas con unos bienes raíces muy valiosos que tenía. Una de las causas de este largo pleitear se debió a que en 1792 arrendó treinta marjales de “viña formal de riego” y setenta de majuelo a un tal Josef Rodríguez quien, a su vez, cedió el arrendamiento a Nicolás Valverde, añadiendo el resto de las tierras que componían la finca, que incluían árboles frutales, tierras de labor y un lagar con sus enseres, todo ello por un valor de mil reales anuales, con la obligación por parte de Valverde de cuidar la labor de la finca y no cortar árboles38. Don Luis Ruiz acusó a Valverde de haber causado daños en los terrazgos llamados Cuevas de Rabel o de las Cinco Fuentes, con una capacidad de veintiocho fanegas39 de tierras, cuatro de riego y el resto de secano, que estaban en la solana de la transpuesta del Cerro Gordo y Cañada de las Barreras de esta ciudad, y lindaban con el terreno que bajaba a Puente Quebrada, cuyo sitio era igualmente propiedad del Patronato. Aquellos incesantes enredos llegaron a fatigar al Patronato, que alegaba haber gastado en sus pleitos más de lo que valían las casas y los terrenos40. Después de proceder al embargo de los bienes de Ruiz, accedió a devolvérselos con la condición de que desistiera de su interés por la Casa del Chapiz y sus tierras, para las cuales prefería entenderse con Valverde. Ruiz pidió entonces que se le permitiera vender la casa del Granadillo, que le había sido embargada en aquel proceso, para pagar los ocho mil reales del Patronato, algo que éste denegó, pidiendo que se vendiera el vinagre hallado y, además, que se hiciera comparecer a los inquilinos de la Casa del Chapiz para conocer su situación y liquidar cuentas con ellos. A este requerimiento fueron presentándose aquellos, incluido el que ocupaba el Carmen, del que, una vez más, se explicita contiguo a la mencionada Casa del Chapiz41, y a todos ellos se les comunicó que las 54
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deudas pendientes debían satisfacerlas al Patronato y no a don Luis, que hasta entonces las cobraba. A Ruiz se le comunicaba que debía pagar deudas acumuladas a lo largo de más de veinte años y, satisfechas éstas, devolver las casas y tierras en el mismo estado que tenían cuando se hizo cargo de ellas, pero una vez más éste iba a complicar las cosas de modo que los años pasaban sin resolver nada. En 1798 aceptó devolver todo, siempre que se levantase el embargo de la casa del Granadillo. En sucesivos años, 1794, 1797 y 1798 se volvieron a revisar los términos de la disputa, sin que se solucionara nada y sin avanzar en el proceso, que se mantenía casi en el mismo punto que al iniciar todas las acciones. Ruiz seguía insistiendo en todos los mejoramientos hechos en la Casa edificio del Chapiz, prensa42 y Carmen […]. DATOS SOBRE LA CASA. DEPENDENCIAS, HUERTA, TIERRAS Y LINDEROS Los pleitos aludidos nos informan que por estos años la Casa estaba casi derruida. De ella se dice que se componía de “una sala vaja, con su alcoba, otra igual encima, también con Alcoba, y un quarto encima de esta y sobre él la torre”43. Unas líneas más adelante se explica que el tabique de la sala baja lo destruyeron los franceses que hubo en la Casa del Chapiz44. En cuanto a su ubicación, en otro lugar se indica que pertenecía a la parroquia del Salvador y que tenía el número tres de la manzana trescientas tres45. Cuando el Patronato de Salazar pudo entrar en ella, tras las muchas negativas recibidas por parte de Luis Ruiz, la visita quedó reflejada en el informe de las personas enviadas. En primer lugar se recorrió el huerto del patio grande, donde había un estanque de agua46, pasando luego a la huerta, en la que había parrales, y, más adelante, a las tierras que lindaban con la ermita de san Miguel, en las que se habían puesto doscientos árboles frutales, algunos olivos y tres fanegas de majuelo. Además, se habían preparado unas sesenta fanegas para siembra. Los árboles se regaban con una acequia. Junto a todo ello existía una cueva para el capataz47. Pienso que estas fanegas se pueden referir a las tierras correspondientes a las Cuevas de Rabel. Volvieron luego a las casas e hicieron tasación de los desperfectos que hallaron, así como de las obras realizadas: “en la Sala vaja que se mandaba por el Patio de la Alberca como se entraba sobre mano izquierda[53r] encontraba haberse hecho una división y tabique con su Pilarote y Carreras, que se componía de treinta varas quadradas, el que regulaba y tasaba en ciento veinte reales vellón; và poniendo diferentes partidas conforme à la tasación y regulación que và haciendo en dicho edificio, que à una suma importan cinco mil doscientos cinquenta reales vellón; y continuando con dicho reconocimiento pasó à hacer expresión de los deterioros que tenía la referida Casa, y precios y reparos que necesitaba entonces para su reedificación, y eran mester tres tirantes en armadura del tejado de una Sala contigua con el Callejón del huerto, que éste estaba 55
41. Id., fol. 173r. 42. Id. , fol. 41r. en donde se especifica que se trata de una “prensa de lienzos” 43. Id. fol. 42r. 44. Id. fol. 42v. 45. Id., fol. 81v. 46. Id. , fol. 51v. 47. Id. ,fol. 52v.
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48. Id. fol. 70r. 49. Id., fol. 147v. 50. Id., fol. 57v. 51. Id. fol. 148r. 52. Id. fols. 59v- 60r 53. Id. fol. 80v. 54. Id. fol. 100r. 55. Id. fol. 13r. 56. Id. fol. 147v. 57. Id. fol. 61r. 58. Id. fol. 118v. 59. Juan Velázquez de Echeverría, Paseos por Granada y sus contornos, 2 vols., Granada, 1764, vol. I, pp. 375-376 (ed. facsímil Granada, Universidad, 1993).
metido en labor por hallarse la pared maestra abanzada à el expresado Callejon y los estribos que cargaban sobre dicho [53v] sitio estaban fuera de su macizo. Y así mismo se necesitaba también reedificar las tapias del Callejón que había para entrar en dicha Casa, lindando con la Calle principal, hechadoles(sic.) una tapia más buelos y mojinete de ladrillo y mezcla; y tambien se necesitaba hacer algunos reparos en las Solerías de dicha Casa”. Junto a la Casa se tasó una prensa para dar lustre y agua a las ropas de seda que allí había y que, al parecer, se había construido por la Compañía de Fábricas y Comercio48 de modo independiente. Aquella peritación tenía como objeto obligar a don Luis Ruiz a pagar los más de dos años que debía al Patronato, so pena de que éste le embargase bienes por el valor de la deuda. Por su parte, Ruiz nombró otros peritos y en su informe mencionan una muralla de hormigón, según los peritos de fábrica muy antigua, que separaba la huerta de otra que había debajo, hacia la parte del río, propiedad de doña Margarita de Cordova, de unos pilares49 de ladrillo y mezcla que sostenían los parrales y de dos estanques para riego de la huerta50. En cuanto a la prensa, se dice que estaba vajo de un colgadizo de rollizos, tablazón de tabla y caña y texado correspondiente, la que estaba ocupada con la prensa y rueda, cuyas aguas de éste derramaban al huerto de la citada Casa. En posteriores visitas, concretamente en la realizada en 1793, se habla de prensas51, lo que podría suponer que hubiera más de una, aunque es una referencia puntual que no se repite. Un poco más adelante52, se hace referencia a una casa pequeña contigua a las dos principales, una cuadra también contigua a la casa lindera del camino del Sacromonte, y al callejón que había para entrar en las casas. Como dato curioso, al hablar en estas peritaciones de la casa principal se consideraba sólo casa de recreo53 y el valor lo daban el Carmen y las tierras anejas a él54. También quiero consignar, que en un momento del pleito se haga referencia a la Casa Carmen Cueva del Chapiz55. La cueva de la que se habla era el habitáculo que servía de habitación al capataz que cuidaba la huerta, seguramente para guardar en ella enseres. De la huerta se indicaba, entre otras cosas, que en ella había ciento veintiocho pilares de ladrillo y poyos que servían de adorno y asiento, todo cercado de tapias56. Al referirse al agua de las casas se mencionan las dos albercas y, especialmente, la taza de piedra de alabastro sentada para la fuente57, así como un aljibe de bastante cabida y la cañería por donde se conducía el agua para el jardín y la casa desde la acequia de abasto de la ciudad58. Además de lo expresado en esta Escritura, se encuentra una breve noticia sobre la Casa en este siglo en los Paseos del P. Echeverría59, que se limita a señalar su antigüedad, del tiempo de los Moros, y a explicar que el nombre de Chapiz significaba Contraste, ò Valuador de Seda. Tal vez esta alusión a la seda tenga su origen en el negocio montado por la Compañía de Fábricas y Comercio, al que antes he aludido. A pesar de lo escueto de los datos, es significativo que se incluya entre los lugares dignos de mención de la ciudad. 56
IV EL
SIGLO XIX
DESDE COMIENZOS DE SIGLO HASTA 1852 Las primeras noticias de este siglo enlazan directamente con el proceso de Luis Ruiz. En 1810 la Chancillería de Granada falló a su favor, eximiéndolo del pago de 49.975 reales que le reclamaba el Patronato por todos los años acumulados de deudas, devolviéndole la Casa y Carmen del Chapiz y las tierras de las Cuevas de Rabel, en atención a las mejoras que en ellas había hecho, quedando todo bajo su poder y disfrutando de ello en las mismas condiciones económicas que se establecieron en 1749 entre el Patronato y la Compañía de Fábricas y Comercio. Nicolás Valverde y sus herederos perdían todos sus derechos1. Aún habría más. Tras aquella sentencia favorable, Luis Ruiz elevó un escrito de su puño y letra reclamando que todas la personas que vivían en las casas o labraban sus tierras lo reconocieran como verdadero y legítimo dueño, que se le diese posesión de la Casa del Chapiz y que se mandase al Patronato copia de la escritura de todo ello. Además, hacía valer su condición de pobre, razón por la que, según él, la justicia había actuado en su defensa, en virtud de la cual pedía ayuda y protección2. Poco después llevó a cabo la toma de posesión de la Casa en una ceremonia que era casi exacta a la que realizó el representante del Patronato en el siglo XVI, cuando se le quitó a los moriscos, recorriendo todas y cada una de las dependencias y haciéndose cargo de las llaves. Sería curioso el espectáculo de un individuo que llevaba años entrando y 57
1. Id., fols. 369v-379r. 2. Id., fol. 373r. En el sello correspondiente del folio consta la inscripción “Para pobres de solemnidad”
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3. Archivo de la Alhambra, L-362 (Escritura de 1852), fol. 11v. 4. Id., fol. 12v. 5. Id., fol. 14v. 6. Id., fol. 24r 7. Id., fol. 20v 8. Id., fol. 21v
saliendo de la Casa, que la había llenado de inquilinos que estaban en ella en el momento de la toma de posesión, ir recorriéndola como si la viera por primera vez. En 1814 volvieron a enfrentarse el Patronato de Salazar y Luis Ruiz, que seguía sin satisfacer su deuda. Después de varios intentos de conciliación, se dictaminó que Ruiz pagaría novecientos reales, con la consiguiente protesta del Patronato que alegaba que el valor de lo impagado era de 1.5003, dudando que lo hiciera. En palabras de Gregorio Domínguez, Administrador del Patronato en aquellos momentos, El D. Luis Ruiz no ha cumplido con lo que prometió ni es de esperar lo haga, como tiene de costumbre4. Una vez más, la defensa de Luis Ruiz fue pintoresca. Compareció con una certificación expedida por el Escribano de Cámara según la cual estaba mandado ayudar y defender por pobre5, por lo que se le concedía más plazo para arreglar sus asuntos. Investigaciones posteriores descubrirían que no sólo no era pobre sino que poseía distintos bienes, entre ellos un cortijo en Dílar. Del valor de tales bienes puede ser indicativo que en un poder que había otorgado a un tal Norberto Herrera se hiciera constar que le producían una renta anual de 6.200 reales6 .Por estas o por otras razones que desconozco, se consiguió que en agosto de 1815 pagara al Patronato 1.886 reales en concepto de costas, primera, y posiblemente única, cantidad que el Patronato pudo cobrar7. No obstante el proceso seguía su curso. En 1818 aún no se había resuelto nada. El Patronato volvió a pedir que se ofrecieran a pública subasta la Casa del Chapiz y sus tierras, tasadas por los peritos en 192.830 reales de vellón las casas y 8.000 las tierras8. Por problemas de carácter burocrático o por la capacidad reconocida de Luis Ruiz de complicar los procesos, en octubre de 1822 todavía se seguía hablando de sacar a pública subasta los mencionados bienes, lo que indica que no se había hecho todavía nada. En 1824 los expedientes se paralizaron y no se volvieron a reabrir hasta 1836. Para entonces ya había muerto Luis Ruiz, puesto que en las referencias de este último año se habla de sus herederos como deudores del Patronato. Ignoro la fecha de su muerte, pero lo que queda claro es que llegó a ella sin haber cedido en su postura, sin pagar al Patronato de Salazar y sin soltar la Casa del Chapiz y sus anejos. Los juicios que sobre él se vierten a lo largo del proceso son duros. De lo visto hasta aquí, baste con recordar que no dudó en implicar a su propia familia, amparándose en sus hijos para justificar su deuda, que se hizo pasar por pobre de solemnidad, no obstante ser dueño de casas y tierras, que jugó con distintas familias a las que tuvo como inquilinos en la Casa del Chapiz, y que trajo en jaque al Patronato, a la Justicia y a la Administración. Y pudo salir adelante frente a todos ellos. Bastante después de la muerte de Ruiz, concretamente en mayo de 1852, apareció en el proceso un nuevo personaje, doña Mariana López de Marcos de San Cayetano, monja exclaustrada, residente en Madrid. No sé las circunstancias que le habían llevado a figurar como dueña de la Casa, pero no debió de tratarse de motivos familiares, como heredera 58
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de Luis Ruiz, puesto que en un momento determinado del proceso9 se hace la distinción entre ella y los herederos de aquel. A doña Mariana se le pedían 65.895 reales como montante del rédito correspondiente a la Casa del Chapiz10. Con tal motivo, se requirió a nuevos peritos para que visitaran las Casa y el Carmen y vieran en qué estado se encontraban, y como consecuencia de la visita correspondiente se hizo una descripción de la Casa que permite ver muy bien cómo se hallaba y su evolución hasta llegar a la situación actual. Como doña Mariana no podía, o no quería, hacer frente a tales pagos, el Patronato solicitó que la Casa y el Carmen salieran a pública subasta con anuncio de la misma en el Boletín Oficial. Para ello, don Francisco Monteverde, Juez de Primera Instancia del distrito del Campillo, envió un escrito al Gobernador de la Provincia el que, entre otras cosas, se decía: “He mandado subastar los bienes siguientes: Un Carmen llamado del Chapiz en la cuesta del mismo nombre cabida de seis marjales de riego, con dos albercas y poblado de varios árboles frutales que linda por levante con el horno quemado de Campomanes, mediodía Carmen del Conde de Monforte, poniente casa del labrador y Norte Camino del Sacromonte, valuado en 6.000 reales. Una casa principal con otras accesorias contigua al Carmen, con quien linda y con el camino del Sacromonte, situada en la misma cuesta del Chapiz y tasada en veinte y dos mil quinientos reales -22.500-[...]la subasta y remate se celebrará[...]en la casa Audiencia del Juzgado, calle de Jesús María [....Granada a veinte y seis de Julio de mil ochocientos cincuenta y dos”11 . El anuncio apareció en el Boletín Oficial de 11 de agosto del mismo año. El día 31, a las doce la mañana, tuvo lugar la subasta, anunciada públicamente por el pregonero a la puerta de la Audiencia de Granada. LA CASA DEL CHAPIZ Y LA FAMILIA FERNÁNDEZ Iniciada la subasta, la primera postura corrió a cargo de don Mariano Fernández Cantos, que se había presentado a las once y media, ofreciendo 33.500 reales a cambio de recibir la Casa y el Carmen, el agua de su propiedad, los recibos de contribución puestos al día y la escritura de venta judicial y los derechos de posesión. A partir de las doce fueron apareciendo nuevos postores, concretamente don José Gómez López, don José María Fuensalida, don Juan de Alcántara, don Miguel Gómez Manzanera y don Antonio Alcántara, junto al ya mencionado don Mariano Fernández. Las sucesivas pujas concluyeron con la cantidad de 42.440 reales ofertados por don Mariano, que le daban la titularidad de los bienes subastados. En las últimas pujas añadió a las condiciones ya expuestas la posibilidad de ceder el remate y subrogar el capital del censo, además de pedir que se le dieran las cuatro columnas que faltaban en el patio principal o, en su defecto, que se le debían de bajar por ellas los dos mil reales en que estaban estimadas. A las dos de la tarde se anunció que se cerraba la puja, dando voces de a la una, a las dos y a la tercera12 . 59
9. 10. 11. 12.
Id., fol. 57r Id., fol. 36v Id., fol. 44r Id., fols. 45v-49r
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Como dato que se podría prestar a algunas interpretaciones, se puede hacer constar que entre los firmantes del acta correspondiente figuraban el Licenciado don José Gómez López y el Escribano don José María Fuensalida, que aparecían, también entre quienes participaron en la puja. La providencia se instruyó el día 1 de septiembre. En el mismo acto, don Mariano Fernández Cantos cedió todos los derechos en favor de su hijo don Mariano Fernández Contreras quien, estando presente, aceptó. Curiosamente, en los datos que constan en el Juzgado de 1ª Instancia de Granada13, se dice que don Mariano compró la Casa y el Carmen a Luis Ruiz y doña Mariana López de Marcos, vinculando a ambos en la misma operación, cuando, por lógica, el primero debía de haber muerto hacía bastante tiempo. Todo parecía solucionarse para los intereses del Patronato, pero no se contaba con que doña Mariana iba a ser una digna sucesora de Luis Ruiz. Cuando se le requirió para que entregara los títulos de propiedad de la Casa y los recibos de contribución al nuevo propietario, aportó los recibos de que disponía pero manifestó que los títulos de propiedad los tenía empeñados en 640 reales en poder de don Diego Varela14. Por ello, doña Mariana fue acusada de rebeldía. Ante esta situación y ante la insistencia de don Mariano Fernández Contreras en que se le entregaran las viviendas para que pudiera hacer las obras de reparación que necesitaban antes de que llegara la estación de las lluvias, el Patronato, fiado en la solvencia del comprador y escarmentado, sin duda, por las experiencias anteriores, no quiso entrar en un nuevo litigio con doña Mariana y estimó que los títulos de propiedad no eran obstáculo para que el señor Contreras entrase en posesión de la Casa. El acto por el cual se llevó a efecto se hizo con una ceremonia, ya repetida con Luis Ruiz, que, como ésta, recuerda en todo la que tuvo lugar en 1583 cuando el representante del Patronato de Salazar se hizo con las Casas que antes habían sido de Lorenzo el Chapiz y Hernando el Ferí. Así se narra: 15 “En la ciudad de Granada á veinte y siete de Septiembre del mismo año D. Mariano Dominguez administrador del Patronato de Salazar acompañado del Procurador del mismo D. Pedro Jose Estrada, de D. Mariano Fernandez Contreras como dueño de las Casas y Carmen rematados a su fabor y del alguacil comisionado que suscribe nos constituimos en las casas de la cuesta del Chapiz subida del Sacromonte que antes fueron de D. Luis Ruiz y con posterioridad de Dª Mariana Lopez de Marcos y requerido el casero Jose Muñoz Ocon, que es el cobrador encargado de los arrendamientos de la dicha casa facilito las puertas y puso de manifiesto las habitaciones, enseguida de lo cual el dicho D. Mariano Dominguez en representación del Patronato fundado por D. Cristoval Muñoz de Salazar y asistido del alguacil comisionado y de mi el Escribano paseo por sus distintas oficinas ó viviendas al D. Mariano Fernandez el cual como dueño y señor de dichas casas abrió y cerro puertas y ventanas en señal de posesion la cual le fué dada y obtenida quieta y pacificamente sin oposicion ni contradiccion
13. Decanato de los Juzgados de 1ª Instancia de Granada, libro 378, finca 11903, fols. 160v-161r 14. Archivo de la Alhambra, L-362 (esc. 1852), fol. 49v. 15. Id., fols. 53r-54v.
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de persona alguna, pero a condicion de reconocer el censo capital de treinta mil reales que pesa sobre dichas casas y Carmen que le alinda y por cuyos reditos se pagan al dicho Patronato novecientos reales de vellón al año.Y en testimonio de ello se estendio éste acta de posesión que firmaron los concurrentes siendo testigos Antonio Lopez, Alguacil de este Juzgado, Jose de Cantos, colono del Carmen, y el dicho casero cobrador Jose Muñoz Ocon [...] En acto seguido nos constituimos los mismos circunstantes en el Carmen llamado del Chapiz que linda por la parte de arriba con las casas antes descriptas en la cuesta o subida del Sacromonte y cuyo colono ó arrendatario es Jose de Cantos al cual entere yo el Escribano del objeto de la diligencia, y á seguida el Señor D. Mariano Dominguez como administrador del Patronato ante dicho y poseedor del dominio directo del censo que pesa sobre ambas fincas, tomó de la mano al D. Mariano Fernandez y le paseó por dicha posesion la que cruzo en distintas direcciones, cortó algunas ramas de sus arboles agarró tierra y la hechó por alto e hizo las demas diligencias ó gestiones que tuvo por convenientes como dueño y señor del dominio util de dichas fincas en la cual fue posesionado quieta y pacificamente sin contradiccion ni oposicion de persona alguna de lo cual se pidio se extendiese el acta competente [...]”
El 7 de octubre se otorgó la escritura correspondiente en favor de don Mariano Fernández Contreras. En ella se especificaba que la venta se hacía a título perpetuo para sí, sus hijos y descendientes, apartando a los sucesores de don Luis Ruiz y doña Mariana López de Marcos de cualquier derecho que pudieran alegar. Don Mariano, por su parte, reconocía el dominio directo del Patronato al que se comprometía a pagar 900 reales de vellón, reservándose el domino útil16. El último documento se firmó el 21 de octubre de 1852. LA SITUACIÓN DE LA CASA DEL CHAPIZ EN ESTE SIGLO De la inspección realizada en 1852 tomo los siguientes datos, referidos al Carmen y a la Casa17: Carmen nombrado del Chapiz, situado en este término y pago de la ribera de Darro, que pertenece en propiedad a Dª Mariana Lopez de Arcos, cuya finca consta como de ocho marjales sin respecto a medida, en esta cabida se comprenden los paseos cubiertos de parrales los dos estanques deposito de las aguas y el Higueral Chumbo por manera que su tierra de cultivo la graduó en seis marjales escasos, estos se encuentran bien arbolados con diferentes clases de frutales su suelo es bueno pero de poco fondo y sí con alguna lastra por cuya razon y la de que su propiedad de agua es de la de Alfacar que la conduce por cañeria hasta depositarla en los antedichos estanques, que estos y todo lo demás es manposteria [...] Esta finca linda por levante con lo que fue Horno de Campomanes, mediodía con Carmen que labra Juan Sanches, Poniente con la casa habitacion del hortelano y corrales de la casa del Chapiz y por el Norte con el camino del Sacromonte [...] Reconocer medir y tasar la casa grande y tres accesorias que
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16. Id., fols. 57v-58r 17. Id., fols. 37v-40v.
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llaman del Chapiz; como igualmente la parte de habitaciones cerca y albercas del Carmen del mismo nombre todo ello situado en la cuesta que llaman del citado Chapiz haciendo esquina al Camino del Sacromonte numero tres en la Parroquia de San Pedro y San Pablo la cual habiendola inspeccionado exterior é interiormente todas sus habitaciones, como también sus nuevos terramentos suelos de cuadrado, escalera y ventanas, Puertas, armaduras y colgadizos que la cubren compuestas dichas casas de uno, dos y tres cuerpos de alzada y de una fabrica antigua la mayor parte del tiempo de los arabes, que segun se manifiesta por algunos adornos de varias puertas se deja ver haber sido uno de sus Palacios, que en la actualidad se encuentra reformada de nuestros tiempos, sin dejar de haber partes, unas obradas, otras ruinosas, otras derribadas y habiendo medido la planta superficial de todo el Pabimento, comprendiendo las dichas tres casas que se hallan al Camino del Sacromonte y las habitaciones vajas del Carmen se hallo tener catorce mil novecientos diez y ocho pies cuadrados de labrado con inclusion de un patio y un pequeño corral y ademas seis mil seiscientos cincuenta y seis id. del pasillo al patio grande de las Columnas y parte de las tres casas y tambien novecientos treinta y seis pies id. de una nave ruinosa é inhabitable y ademas trescientas varas cuadradas ambito del patio grande de las columnas y á mayor abundamiento cuatrocientas varas cuadradas de dos corrales, así mismo contiene un solar producido por un hundimiento de varias habitaciones, que hace línea con la citada cuesta con un mil doscientos diez pies cuadrados superficiales: tiene dicha casa en el patio grande doce columnas de marmol blanco de Macael y un estanque sin agua en el centro del patio del tiempo de los arabes. El carmen esta cercado de malas tapias por dicho Camino del Sacromonte con varios pilares de ladrillos que sostienen los emparrados y dos albercas para deposito del agua de los riegos de la tierra aun cuando escasas en la estacion del verano”.
18. Id., fol. 43r. 19. Id. fol. 44v.
Las columnas de mármol que faltaban se suplieron colocando en su lugar unos postes de madera18. No deja de ser extraño que en el informe de inspección que antecede se hable de doce columnas, como si no faltara ninguna. La valoración que se dio fue de 6.000 reales para el Carmen y 25.500 para las Casas19, de lo que había que deducir 2.000 reales que era en lo que tasaban las cuatro columnas de mármol, que faltaban. Las columnas no debían de estar rotas, sino que, simplemente, se las había llevado alguien, puesto que cuando se realizó la subasta de 1852 por la que se hacía dueño de las casas don Mariano Fernández, éste insistió en que se devolvieran las columnas, de las que se decía que fueron sustraidas. Tres años más tarde, en 1855, un escrito del Arquitecto Municipal, don Santiago Baglietto, remitido a la Comisión de Ornato, informó de un hundimiento que afectó a la nave norte. En el escrito se decía, además, que el estado general de los edificios era malo, y de modo concreto lo que se refería al ángulo sureste, que calificaba de ruinoso, achacándose aquella situación a la falta de reparaciones durante muchos años. A la vista de ello, se aconsejaba el desalojo de las familias que vivían allí como inquilinos y la demolición, por parte del dueño, don Mariano Fernández Contreras, de las partes que pudieran ser peligrosas. A aquél informe 62
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siguió una visita de inspección que resultó menos alarmante, ya que se determinó que el estado general de las viviendas era bueno, apreciándose obras recientes de reparación20. En 1859 se volvió a abrir un nuevo expediente por ruina del edificio, en el que se hacía constar que existía un horno de pan, dando como propietario a don Mariano Fernández Cantos, el primer comprador. Es curioso que aparezca él como titular, teniendo en cuenta que en el mismo acto de la compra cedió sus derechos a su hijo don Mariano Fernández Contreras que, hasta el momento, era quien siempre había figurado de modo oficial en escritos anteriores. Como ocurriera en el caso anterior, la oportuna visita de inspección determinó que el estado era, en general, bueno, necesitado solamente de reparaciones parciales y concretas21. En 1865, el día 6 de febrero, se hundió el muro que daba a la Cuesta del Chapiz. Su caída provocó daños en la casa contigua, propiedad del Conde de Montefuerte, en donde, posteriormente, se levantarían las Escuelas del Ave María, sin que se crearan riesgos a los transeúntes de la Cuesta22. Don Mariano Fernández Contreras murió en 1866, pasando la propiedad a su único hijo, don Mariano Fernández Pareja, habido de su matrimonio con doña Josefa Pareja García23. Las dos siguientes noticias correspondientes a este siglo se referirán de modo concreto a la Casa Carmen del Chapiz, sito en la Cuesta del Chapiz, nº 14. La primera de ellas, de 20 de mayo de 1885, nos habla de don Mariano Fernández Pareja como dueño que solicita hacer un arca que recoja los catorce reales de agua que le correspondían de la Acequia de Ainadamar a su paso por san Gregorio Alto24. No sé si llegaría a ver hecha la obra, pues falleció en agosto del mismo año. La segunda es de 189125 e informa que las lluvias habían hecho caer el muro del Carmen del Chapiz, lindante con el Camino del Sacromonte, en octubre de ese año. Como en enero del siguiente no se había hecho ninguna intervención, los vecinos denunciaban la situación para que se levantase nuevamente el muro en evitación de accidentes, lo que se hizo a continuación. Firmaba como dueño del Carmen José Llorente Moral, lo que resulta extraño teniendo en cuenta que los herederos de don Mariano Fernández Pareja fueron sus hijos don Francisco y don Mariano Fernández Sánchez-Puerta, fruto de su matrimonio con doña Micaela Sánchez Zurita. Hay una posible conexión. Cuando murió don Mariano Fernández Contreras, su viuda, doña Josefa Pareja García, casó en segundas nupcias con don José Llorente Barroso, por lo que pudiera que el apellido Llorente fuera el mismo, o sea de padre e hijo. Al no ser el segundo apellido Pareja, cabe pensar que, de existir el parentesco, sería sólo como hijastro de doña Josefa y, de ser así, habría que plantearse si esta señora, que murió en 1888, pudo dejar algún tipo de propiedad sobre la casa a este personaje. Otra posibilidad es que el mencionado José Llorente, tuviera o no vínculo familiar, fuera el encargado de cuidar el Carmen y que firmara por ausencia de los dueños. 63
20. Archivo Municipal de Granada, legajo 10, p. 37 21. Archivo Municipal de Granada, legajo 13, p. 5 22. Archivo Municipal de Granada, legajo 17, p. 53 23. Decanato de los Juzgados de 1ª Instancia de Granada, libro 378, fol. 161r. 24. Archivo Municipal de Granada, legajo 3.492 25. Archivo Municipal de Granada, legajo1.988
La Casa del CHAPIZ CAMILO ÁLVAREZ DE MORALES
LA HISTORIOGRAFÍA DEL SIGLO XIX
26. José Giménez Serrano, Manual del artista y el viajero en Granada, Granada, 1846, pp. 356-358. 27. Se debe de referir a núcleos de habitación, más que a piezas sueltas. 28. Como en el caso del plano, también debo agradecer a don Javier Miranda Valdés que me haya facilitado dicha fotografía. 29. José Francisco Luque, Granada y sus contornos. Historia de esta célebre ciudad desde los tiempos más remotos hasta nuestros días, Granada, 1858, p. 547. 30. Cf. Darío Cabanelas Rodríguez, “La pila árabe del Museo Arqueológico de Granada y la Casa del Chapiz”, Miscelánea de Estudios Árabes y Hebraicos, XXIX-XXX/1 (1980-81), 21-34, esp. p. 21.
Además de las noticias proporcionadas por los documentos hasta ahora analizados, diversos autores de este siglo se refirieron a la Casa del Chapiz con más o menos detalle y con distinto grado de veracidad en sus apreciaciones. Por orden cronológico el primero es Jiménez Serrano26, quien, como hiciera el P. Echeverría en su Paseos, indica que Chapiz quiere decir contraste, porque la Casa servía de aduana de la seda y en ella estaban las oficinas de los jelices. La describe dividida en tres miserables habitaciones27 para luego entrar en un análisis más minucioso de sus dos patios refiriéndose a los arcos del patio pequeño y a su aljibe. Al hablar del patio grande señala que se accede a él por una puerta y menciona los dos pórticos del mismo, con sus columnas de mármol de Macael y su estanque largo, con una fuente estrellada en la cabecera. Luego da una noticia que sólo se entiende después de conocer el mencionado plano del Archivo Familiar de don Aureliano Fernández-Guerra. Indica Giménez Serrano que entrando por la huerta, es decir saliendo al antiguo, y actual, patio grande, se descubre un artesonado, un testero con alicatados y una ventana ricamente adornada. Todo ello debía de formar parte de la crujía sur de la casa de Lorenzo el Chapiz, por entonces todavía en pie. De dos de los elementos mencionados, la pila de la cabecera del estanque y la ventana adornada, me ocuparé más delante de modo concreto. En cuanto al alicatado, nos ha quedado una muestra en una fotografía conservada en el Archivo Familiar de don Aureliano Fernández-Guerra28, en la que puede verse una taca coronada por una cornisa de mocárabes, colocada sobre un pequeño muro alicatado, que pudo formar parte de un conjunto mayor. No obstante, queda la duda de que tal alicatado corresponda al original dado su buen estado de conservación. Completan la descripción las alusiones a las obras hechas en tiempo del Emperador, es decir primera mitad del siglo XVI, que coincide con los años en los que Lorenzo el Chapiz acondicionó la casa para vivirla tras su matrimonio. La siguiente descripción es de Luque29, quien también le da el significado de contraste o aduana de la seda. Supone que la casa debió de ser suntuosísima, destacando su gran tamaño y lo rico de su decoración. Le atribuía unos inmensos jardines que habían degenerado en huertas y reflejaba la existencia de restos de labores de estuco y la presencia del gran patio con su alberca y una fuente. Esta información, si bien es muestra del filoarabismo del momento en el que la imaginación prevalece sobre la realidad, suponiendo suntuosos unos jardines que tal vez existieran en proporciones más modestas, al mismo tiempo nos proporciona informaciones veraces, como la de que la pila que existía en la alberca central del patio grande aún se mantenía en su sitio, antes de su traslado al Museo Arqueológico de la ciudad, del que hay constancia que en 1880 ya se encontraba allí, entregada por el catedrático de la Universidad de Granada don Leopoldo Eguílaz Yanguas30. Debía de ser la misma de la 64
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Fig. 9: Taca que pudo formar parte del ala sur del patio de la Casa de Lorenzo el Chapiz. (Archivo Aureliano Fernández Guerra).
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31. Pedro de la Garza del Bono, Memoria de algunas antiguedades arabes de Granada, Granada ,1868, pp. 8-11. Permanece inédito en los fondos del Archivo-Biblioteca de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 48-2/2. Fue autor, también, de un catálogo monumental sobre Granada y su provincia con el título Monumentos de la Provincia de Granada. Catálogo monumental, que se conserva hoy en los fondos de la Academia formando parte del mismo legajo anterior, considerado como incompleto y plagado de errores. Cf. Javier Moya Morales, Manuel Gómez-Moreno González. Obra dispersa e inédita, Granada, 2004, p. 32. 32. Permanece en la actualidad, siendo conocido como “Casilla de las Angustias”. 33. Es decir, en 1856. 34. Darío Cabanelas, “La pila árabe”, p. 22. El P. Cabanelas añade inmediatamente y referido al siglo XVI, una frase que me desconcierta: “cuando fue utilizada como pila bautismal”. Ello supondría que no estuviera ya en la Casa, sino en una iglesia y que la pila de la que habla Garza del Bono fuera otra. Al final de su artículo (p. 34) manifiesta su opinión de que en su origen no estuvo exenta sino a ras de tierra, e incluso un poco enterrada hasta la inscripción que la rodea 35. Las descripciones posteriores, de la primera mitad del siglo XX, ubican el horno en la planta alta. 36. Sobre la salubridad del río Darro y su uso en época musulmana, puede verse Camilo Álvarez de Morales, “Industria y sanidad en la Granada morisca. El molino papelero de Francisco de Padilla”, Qurtuba, 4 (1999), 7-44. 37. Rafael Contreras, Estudio descriptivo de los monumentos árabes de Granada, Sevilla y Córdoba, Granada, 1875, p. 506. 38. José y Manuel Oliver Hurtado, Granada y sus monumentos árabes, Málaga, 1875, p. 375.
que se habla en la visita de 1793, a la que me he referido al final de las noticias del siglo XVIII. En febrero de 1868 se redactó un breve trabajo sobre algunos monumentos árabes granadinos, a cargo del coronel de infantería don Pedro de la Garza del Bono31, miembro de la Comisión de Monumentos granadina, que incluía noticias de la Casa del Chapiz, según su autor tan conocida de los hijos de Granada como ignorada de los que no lo son. La sitúa en una placeta en la que existe un pequeño santuario32 y la describe como palacio rico en adornos, con una alberca o estanque en el patio (sic en singular). Basándose en Mármol Carvajal y en sus propias observaciones estima que se trata de dos viviendas unidas entre sí. En el momento de su descripción, de la casa grande se había hundido el ala sur completa hace doce años33, conservándose el pórtico norte con sus cinco arcos. En este patio refleja la existencia de una alberca y en el centro una fuente de taza alta que hemos visto. Esta pila podría ser la mencionada en otras ocasiones, ya que Darío Cabanelas indica que estuvo sustentada sobre un balaustre sobre un dado, añadido en el siglo XVI34. Se refiere luego a la puerta que centra los arcos que, según señala, da paso a las habitaciones interiores que alojan un horno de pan35, habitaciones que están separadas por una pared del otro patio y que, a su juicio, debió de tener una puerta que comunicara ambas viviendas. Del patio pequeño destaca la existencia de dos puertas de arco, además de la que da a la calle. De las primeras hace notar que las hojas de madera se abren en el centro con un postigo en forma de arco de pequeñas dimensiones, que obliga a agacharse para franquearlas, dándoles las medidas de seis cuartas de altura uno y cuatro y media el otro. Los corredores se conservaban en buen estado, incluidas las maderas, aunque con algunas columnas sustituidas. Quizá lo más original de este texto manuscrito es la utilidad que su autor daba a ambas casas. Tomando como información a los escritores antiguos, dice que en sus primeros tiempos sirvió como casa de combalecencia a donde iban los moros a respirar los aires puros del Darro36, razón por la cual este autor la convierte en una hospedería. Posteriormente, sirvió para contrastar la seda, algo que se repite en casi todos los autores de este momento, aunque don Pedro de la Garza duda si este uso afectó a los dos edificios o sólo a uno, para, finalmente, aventurar que el primero de ellos, es decir el más pequeño, sería la Casa del Chapiz, o contraste, mientras el segundo, el grande, constituiría la hospedería. Plantea, también, la hipótesis de que el conjunto arquitectónico fuera más amplio y ocupara parte de lo que en esos momentos era huerta. La siguiente cita corresponde a 1875 y se refiere a dos obras, la de Contreras37 y la de los hermanos Oliver Hurtado38. En la primera se dice que fue un palacio almohade, llamado Palacio Real de Albaida y recoge la idea de que escritores del siglo XVII consideraron que se construyó como aduana de la seda, que tuvo allí su contraste oficial a partir de la Reconquista. Vuelve a hablar de sus amplísimos jardines que, a su juicio, llegaban en sucesivas paratas hasta el río Darro, idea que también reflejará Gómez-Moreno, y manifiesta que su situación actual es ruinosa y 66
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que está habitada por familias pobres. En su construcción dice observar dos épocas, una correspondiente al siglo XI, posiblemente influido por la presencia de la famosa pila. En cuanto a los hermanos Oliver Hurtado, son más parcos. Acertadamente hacen derivar su nombre de los propietarios, aunque yerran en su parentesco, dando como hermanos a Lorenzo y Hernando el Chapiz. Se refieren específicamente al patio grande mencionando sus columnas de mármol y su decoración y manifestando que la planta alta es posterior. En 1885, Francisco Pi y Margall39 hace una breve referencia a ella, ligándola a un anterior palacio de un rey moro y posterior aduana de la seda. De su arquitectura se limita a señalar la presencia de alicatados, capiteles, ajimeces y celosías que rivalizan con las de la Alhambra. Sin duda, la gran aportación es la de Gómez-Moreno hijo40 cuyas noticias, exentas de fantasía, son un fiel reflejo de lo que había en aquellos momentos. Hace referencia a un arco apuntado de ladrillo como acceso al patio primero en el que se levantaba una vivienda en cuyo testero norte existía un cenador y sobre él dos corredores superpuestos. Los costados los formaban dos estrechos cenadores con columnas, dos de mármol, con una planta sobre ellos, y el testero sur estaba destruido en su totalidad. Alude a los arcos semicirculares, con yesería árabe, que se abrían en el centro del cenador norte y en la planta superior, encima del anterior. Además de ello, se refiere a una sala situada en uno de los corredores laterales con una armadura de tirantes de hechura árabe. Completa su descripción con la referencia al aljibe y a la escalera, que se abría frente a la entrada del patio. De la casa grande, considerada por él más rica y de más puro estilo árabe, señala la existencia del pórtico norte, adosado a la casa anterior41, con sus cinco arcos con ornamentación de estuco sostenidos por columnas de mármol, único que subsistía junto a parte del corredor del ala este. El resto, es decir el pórtico sur y el ala oeste, faltaban. Destaca la presencia de un arco en el centro del pórtico, con decoración de yeso y alacenas, en muy mal estado. De las dos grandes habitaciones de la primera planta, situadas sobre el pórtico, ambas con alfarjes mudéjares con tirantes y algún lazo, la de la derecha estaba demolida en su mayor parte, con su portada inutilizada. De esta portada se conservaban en aquel momento los quicios de madera y la decoración de las enjutas del arco. En la misma planta describe otra puerta, más sencilla pero con azulejos renacentistas, situando en la sala de la derecha una ventana, que dice estar fuera de su lugar, con los bastidores recortados en forma de arcos de herradura. En la actualidad se ubica en el despacho que ocupa el extremo de la planta alta, del ala de levante de la casa de Lorenzo el Chapiz. Al ocuparse de la planta baja menciona el arco con tres ventanitas sobre él que hoy se conserva, además de una referencia a una portada, que había frente a ésta, adquirida por don Manuel de Góngora para el Museo Arqueológico Nacional. Quizá sea la señalada con el número 6 en el plano de Fernández-Guerra. 67
39. España y sus monumentos y artes, su naturaleza e historia. Granada, Jaén, Málaga y Almería, Barcelona, 1885. Ed. facsímil, Granada, Don Quijote, 1981, p. 76. 40. Manuel Gómez-Moreno Martínez [G.M.M.], “La Casa del Chapiz”, Crónica del Centro, Sección de excursiones, Boletín del Centro Artístico de Granada, 27 (1 de noviembre de 1887) 41. Detalle que no siempre se tuvo en cuenta en las descripciones de otros autores.
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42. Puede verse el trabajo de Antonio Gallego Morell, “Ganivet, propietario en la Cuesta del Chapiz”, Revista del Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino, 2ª época, 10-11 (1996-97), pp.403-409. El autor cree que doña Angela Muñoz de Salazar y Martorell, casada con don Manuel Allende Salazar y Loyzaga, conde de Montefuerte, era bisnieta de don Juan Nepomuceno Muñoz de Salazar y Maldonado, que figura en este trabajo como Patrono del Patronato de su nombre, en la segunda mitad del siglo XVIII. 43. Archivo Municipal de Granada, C. 00005.031 44. Manuel Gómez-Moreno, Guía de Granada, Granada, 1892, pp. 465-469. 45. En el artículo del Boletín del Centro Artístico se decía “portada”.
La última noticia también se presta a dudas. Hace notar, como antes hiciera Contreras, que a mediodía del edificio se extiende un amplio carmen que desciende hasta el río Darro en diversas paratas, sostenidas por murallones de argamasa de origen árabe, en la más alta de las cuales se hallan dos estanques empleados para riego. Así explicado, da idea de que tales tierras formaban parte del conjunto de la Casa del Chapiz, coincidiendo, por otra parte, con la imagen de la Plataforma de Vico en la que se aprecia en la zona de levante un único murallón que engloba todas las tierras desde el camino del Sacromonte hasta el cauce del río. Sin embargo, en grabados anteriores, incluida la Plataforma de Vico, aparecen otras edificaciones entre la Casa del Chapiz y el río, edificaciones que no se integraban dentro del conjunto de las casas, puesto que se conoce el nombre de sus propietarios. Así, con el precedente, ya recogido, de que en el siglo XVIII, cuando el Patronato pleiteaba con don Luis Ruiz, se mencionaba una muralla de hormigón, según los peritos de fábrica muy antigua, que separaba la huerta de otra que había debajo, hacia la parte del río, propiedad de doña Margarita de Cordova, en ocasiones posteriores, cuando se habla de los linderos, se especifica que era a mediodía el Carmen del Conde de Montefuerte, hoy escuelas del Ave María, y estas escuelas se fundaron en 1888, un año después de la descripción de Gómez-Moreno. Incluso, debajo de las Escuelas hay más tierras pertenecientes al Carmen de Salazar, que, en su origen, formaban una unidad con las que se vendieron para las Escuelas, ya que la familia del conde de Montefuerte había emparentado, por matrimonio, con la de Salazar, englobando en su propiedad al citado Carmen42. Por otra parte, en 1846 aparece una petición de licencia por parte de don José Carmona para reformar la fachada del Carmen del Negro43, su vivienda, también situado entre la casa del Chapiz y el río. Hay, por tanto, argumentos para pensar que las tierras referidas al hablar del Carmen que se extiende a mediodía no pertenecían a la Casa del Chapiz, con la única excepción de la primera parata, en la que se hallaban los dos estanques. Cinco años después, en la Guía de Granada44 que publicara conjuntamente con su padre, además de repetir, prácticamente, las noticias anteriores, amplía sus datos señalando que las columnas del pórtico que subsiste proceden de edificios más antiguos, lo que explica su desigualdad. También de otro edifico del siglo XIV serían las quicialeras del arco central que se llevaron al Museo Arqueológico Nacional. Hace notar que el arco de entrada a la sala de la planta superior es copia de un original del siglo XIV, como ocurre con el de la crujía de levante. De la de poniente, la que daba a la Cuesta del Chapiz, ya caída en estos años, se refiere a la gran ventana45 que allí figuraba, con adornos vaciados de la Casa Real, enviada por don Manuel de Góngora, junto con las quicialeras antes aludidas, al mismo Museo Arqueológico Nacional. Más tarde, las quicialeras volverían a Granada para ser depositadas en el Museo de la Alhambra, entonces llamado de Arte Hispanomusulmán. Finalmente, menciona la gran huerta en paratas que antes he comentado.
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Antonio Almagro Cárdenas46 toma como referencia las noticias que Gómez-Moreno hijo publicó en el Boletín del Centro Artístico, a las que añade las derivadas de su propia visita. Al referirse a la casa del Ferí habla del arco apuntado de entrada al patio, de la variedad de estilos de la galería norte y de la destrucción total de la situada al sur. Menciona la puerta “con arabescos” en las enjutas situada en el centro de la parte norte, que da entrada a una sala con primoroso artesonado y el aljibe con arco de herradura, datos estos, el artesonado y el arco del aljibe, no indicados hasta el momento. Se refiere luego a la escalera de acceso a la galería superior y a las columnas de mármol y los pilares de ladrillo con zapatas de madera labradas. En esta misma planta cita la habitación con arco de entrada semicircular, situada sobre la sala del patio. Sigue el itinerario señalando que se debe salir del primer patio y seguir un pasadizo, a mano izquierda, para acceder al segundo patio, algo que también había indicado Gómez-Moreno. Este pasadizo sería el punto que uniría las dos viviendas, como repetidamente aparece en las descripciones hechas desde los primeros momentos, que documentos gráficos posteriores confirmarían. Según Almagro Cárdenas, de la casa de El Chapiz sólo se mantenía en pie el ala norte, con sus cinco arcos sostenidos por columnas de mármol blanco de distintas procedencias, aunque en la fotografía que acompaña al texto se ve el arranque del ala este, lo que podría significar que se mantendría como lo describió Gómez-Moreno. Del patio grande describe el arco central con adornos de las enjutas a base de hojas y cintas y las estrellas con el nombre de Allah en cúfico. De las habitaciones existentes, sin indicar planta, señala su mal estado, aunque destacando el valor de los alfarjes mudéjares y los azulejos renacentistas de las mismas. Finalmente, hace referencia a un arco procedente de este patio, que dice hallarse en el “Museo de Madrid”, sin duda la famosa ventana. Termina la descripción aludiendo a la huerta con su estanque y sus dos albercas, sujeto todo por murallones de origen árabe. Pocas novedades hay en sus noticias, pero al final aparece el gran dato, lo que nunca antes se había dicho. Para don Antonio Almagro, la Casa del Chapiz, de indudable origen árabe, fue la residencia de Boabdil durante sus guerras civiles con su padre Muley Hacén. No sé en que basa esta afirmación que, por su importancia, no debía haber pasado desapercibida a investigadores anteriores o posteriores de sólido prestigio, que nada dijeron de ello. El Licenciado Escalada47, como antes los Oliver Hurtado, considera que Lorenzo y Hernando el Chapiz eran hermanos y de ellos hace derivar el nombre de la Casa. Basando sus datos en el archivo de El Salvador, indica que antes de la conquista fue un notable monumento, muy alterado y reformado en tiempos de Carlos V. En el momento en que redacta su Guía dice estar dividida en tres habitaciones, que califica de miserables, además de conservar en sus dos patios columnas de mármol, ajimeces y restos preciosamente adornados. Hace referencia al largo estanque de su patio mayor y a una fuente en su cabecera, para concluir temiendo 69
46. Museo Granadino de Antigüedades: Colección de estudios arqueológicos sobre los monumentos árabes de Granada que hoy se conservan en poder de particulares y datos de otros que ya han desaparecido, Granada, Imprenta de La Lealtad, 1886-1893, pp. 134-136. La obra se publicó en cuadernillos y el hecho de que base sus descripciones de la Casa del Chapiz en el trabajo publicado por Gómez-Moreno en un Boletín del Centro Artístico de 1987, hace suponer que apareciera en los cuadernillos finales, cercanos a 1893 o de ese mismo año. 47. Guía de Granada, Granada, Imprenta de El Defensor de Granada, 1889, pp. 209210.
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Fig. 10: Plano geométrico y topográfico de la Casa Palacio árabe situado en la Cuesta del Chapiz, 1874-1876 ca. (Archivo Aureliano Fernández Guerra).
48. Se publicó en Barcelona sin que constara el nombre del autor. Años más tarde, en 1925, su hijo José la editó en Madrid, acompañada de ilustraciones de A. Martínez de León. Esta edición, en versión facsímil a cargo del Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos de Sevilla, realizada en 2007, es la utilizada en este trabajo. Las citas de la Casa del Chapiz se encuentran en las páginas 327-328.
la desaparición de la Casa en poco tiempo, dado el estado de abandono en que se encuentra. En 1891, el ecijano Benito Mas y Prat, en su obra La tierra de María Santísima48, dentro del capítulo que dedica al Albaicín, inserta una breve, y poco novedosa, referencia a la Casa del Chapiz, que califica como “taza de plata” de las conservadas como restos árabes del barrio. Apoyándose en autores anteriores, duda entre calificarla como antigua aduana de sedas o como vivienda de “un moro fastuoso y acaudalado”. Da la impresión de que la considera como una sola casa con dos patios. Sin especificar de cual se trata, aunque debe ser la del Ferí, señala que la parte sur estaba perdida y el resto maltratado por la acción del tiempo, subsistiendo algunas zapatas, canecillos ojivales, arcadas con festoneado de yeso y techos de alfarje, además de un aljibe. Para la del Chapiz da como referencia un patio adosado a la casa anterior, cuya parte norte presenta una gran arcada con columnas y, encima, dos arcos con babucheros que dan entrada a dos habitaciones con techos mudéjares, y en la misma planta superior un corredor con zapatas góticas. Concluye con una mención a los jardines, que supone debieron ser magníficos, en los que subsisten los bordes de un estanque. Probablemente se refiera a los 70
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que existían en la mitad sur del patio grande y a la alberca del mismo, ya que los actuales eran huerta en aquel tiempo. Como último texto de este siglo, Simonet, en sus Cuadros históricos y descriptivos de Granada49, incluye una breve nota en la que señala que al nordeste del barrio de Axaríz se extendía el llamado Dar-Albaidha, en el que existía un palacio del mismo nombre, posiblemente residencia real, del que se conservan importantes restos en la Casa del Chapiz. Muy a comienzos del siglo XX, pero utilizando datos del XIX, la Guía práctica y artística de Granada50, de Luis Seco de Lucena Escalada, presenta muchas coincidencias con lo dicho por él mismo bajo el seudónimo de Licenciado Escalada, y, nuevamente, se basa en los archivos de El Salvador. Como noticias más concretas, indica que dos quicialeras procedentes del arco central del pórtico se hallan en el Museo Arqueológico de Madrid y que el dueño de la Casa, que tenía el número 14, era en esos años don Mariano Fernández Pareja51. A su juicio, el gran deterioro de los edificios debía de ser consecuencia de la “miseria de sus moradores”. Según dice, “hace veinte años aún revestía el suntuoso aspecto de mansión regia, a pesar del abandono en que siempre se tuvo”. Junto a los textos, los grabados y las fotografías de estos años son muy ilustrativos de la situación del edificio. En 1853, un grabado de Guesdon muestra el conjunto completo de las viviendas desde fuera, aunque en el ala de poniente, la que daba a la Cuesta del Chapiz, ya se aprecia un vacío52. Es de destacar que la pared de la crujía sur no presenta ningún hueco al exterior, cuando muy pocos años antes, concretamente en 1833, John F. Lewis había hecho un dibujo de una gran ventana abierta hacia el Generalife53, que es la que se conserva hoy en el Museo Arqueológico Nacional. En una fotografía anónima cercana a 1870 habían desaparecido las dos crujías de sur y oeste54, quedando la estructura con el volumen que ha mantenido hasta ahora.
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49. Francisco Javier Simonet, Cuadros históricos y descriptivos de Granada colecionados con motivo del cuarto centenario de su memorable reconquista,, Madrid, 1896, p. 126. 50. Granada, Imprenta El Defensor de Granada, 1907. He utilizado la segunda edición, de 1909, pp. 435-436. 51. Teniendo en cuenta que don Mariano murió en agosto de 1885, se puede calcular la fecha de redacción de la Guía de Seco de Lucena. 52. José Tito Rojo y Manuel Casares Porcel, El Carmen de la Victoria. Un jardín regionalista en el contexto de la historia de Los cármenes de Granada, Granada, Universidad, 2000, p. 62. 53. Francisco Izquierdo, Apografía y plagio en el grabado de tema granadino, Madrid, Junta de Andalucía, 1982, p.2 54. José Tito Rojo y Manuel Casares Porcel, El Carmen de la Victoria, p. 64
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Fig. 11: La Casa del Chapiz, con parte la crujía de poniente destruida, y la huerta a levante, según Alfred Guesdon, 1853 (detalle).
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Fig. 12: Ventana de la crujía sur, con el Generalife al fondo, según John F. Lewis, 1833.
Fig. 13: Vista de la casa del Chapiz a finales del siglo XIX, según Andrés Fabert (detalle).
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V EL
SIGLO XX
LA INTERVENCIÓN DE LA COMISIÓN PROVINCIAL DE MONUMENTOS DE GRANADA El deterioro del conjunto, que se venía denunciando desde mucho tiempo atrás, se fue acelerando con el paso de los años. Con el fin de poner remedio a aquella situación, la Comisión Provincial de Monumentos comenzó el proceso para declarar la Casa del Chapiz Monumento Arquitectónico-artístico, además de gestionar ante el Estado la posibilidad de que éste la adquiriera, a la vista del mal estado en que se hallaba, que auguraba una rápida y casi total ruina. A lo largo de todo el proceso, que se prolongaría hasta 1930, siempre se hace alusión a la Casa de Chapiz tratándola como una sola edificación con dos cuerpos. Las primeras gestiones se encaminaron hacia la compra de los edificios. El 27 de octubre de 1902 el Presidente de la Comisión de Monumentos la solicitó al Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, solicitud a la que contestó el Subsecretario con fecha de 5 de enero de 1903 comunicando que el Ministerio carecía de fondos para ello.1 Se daba la curiosa circunstancia de que entre el 6 de diciembre de 1902 y el 19 de julio de 1903 el ministro era don Manuel Allende Salazar, presumiblemente emparentado con la familia Salazar del Patronato que durante siglos fue dueño de la Casa. Más éxito tuvo su declaración como Monumento arquitectónicoartístico, ya que ateniéndose a lo dispuesto en la Ley de 4 de marzo 75
1. Archivo Histórico Provincial, legajo 5, carpeta 7.
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Fig. 14: Don Manuel Gómez-Moreno González en una visita de la Comisión de Monumentos, 1918 ca. (Instituto GómezMoreno, Granada).
2. Además de este interés oficial, don Francisco de Paula Valladar Serrano se interesó por la Casa de modo personal y en los tres primeros números de la revista La Alhambra, se ocupó de ella desde el punto de vista histórico y arquitectónico. Puede verse el texto en la reciente obra de Antonio Orihuela Uzal y José Tito Rojo (coords.), 75 casas del Chapiz, Granada, EEA-CSIC, 2008, pp. 4959.
de 1915, la Dirección General de Bellas Artes acordó incluirla en esta categoría por pertenecer su obra sin duda a los primeros años del siglo XVI y ser la casa morisca más célebre y extensa que se conserva en la actualidad. Así se le comunicó al Presidente de la Comisión Provincial de Monumentos con fecha de 3 de noviembre de 1919, adjuntando otro escrito igual dirigido al Gobernador Civil de Granada. Muy poco después se hizo pública la declaración por Real Orden de 3 de diciembre de 1919, aparecida en la Gaceta de Madrid de 8 de diciembre del mismo año. La Comisión, a su vez, lo hizo saber a los propietarios de la Casa en escrito de 8 de abril de 1920. Sorprende este retraso tratándose de interlocutores de la misma ciudad. Entre tanto, la Comisión seguía adelante en sus pretensiones de que la Casa fuera adquirida por el Estado y un año más tarde, tal vez por la coincidencia de que el ministro era un granadino, don Natalio Rivas Santiago, volvió a insistir, contestando éste, con fecha de 18 de marzo, a don Francisco de Paula Valladar2, como representante de la Comisión, e indicándole que preparara un expediente sobre la Casa, si bien en su carta le advertía de las pocas posibilidades que la compra tenía, aunque él, personalmente, le manifestara en cartas posteriores su buena disposición. En el mismo mes de marzo de ese año se recibió un escrito, en papel simple, no timbrado, y con firma ilegible, en la Comisión de Monumentos en el que se pedía al vocal arquitecto de la misma, don Fernando Wilhelmi, que preparara un informe para mandarlo al Ministerio. 76
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Fig. 15: La Casa y el Carmen del Chapiz, con el muro de separación entre ambos. Se aprecia la arcada del ala norte de la Casa y la galería superior. (foto J. Valentine, 1888. Col. C. Sánchez, Granada).
El proceso parecía marchar por buen camino, ya que en carta muy poco posterior don Natalio Rivas volvía a pedir la documentación relativa a la Casa para proceder a su tasación. Se refería a ella como casa del Chapín. Todas estas cartas estaban fechadas entre marzo y abril de 1920. En todo el proceso había, lógicamente, otros protagonistas, que eran los dueños de las casas, por aquellos años los hermanos don Mariano y don Francisco Fernández Sánchez-Puerta, hijos de don Mariano Fernández Pareja, con los que se cumplían cuatro generaciones de la familia Fernández como propietarios de la Casa. Ambos escribieron a don Francisco de Paula Valladar ofreciendo la venta de la misma y exponiendo las condiciones. Manifestaban su deseo de que la Casa se aislara e incomunicara del edificio ocupado por el Carmen y cedían la propiedad del agua a la Casa, reservándose para ellos disponer de una cañería procedente del aljibe. Tasaban su precio en treinta y dos mil pesetas. Entre otros datos, señalaban que cerrarían la puerta cancela existente en el muro medianero entre el segundo patio y el Carmen. La recién adquirida condición de Monumento suponía, en algunos casos, una rémora para las gestiones de su venta, pues, al parecer, debía de intervenir la Academia de San Fernando, con lo que se alargaba el proceso. A ello puede obedecer la carta que en octubre de 1920 mandó don Mariano Fernández a don Francisco de Paula Valladar rogándole que gestionara ante sus amigos de la Academia de San Fernando que devolvieran informado el expediente de adquisición, que se hallaba depositado allí. Adjuntaba un escrito en el que se explicitaba que sería el negociado de Construcciones civiles el que habría de resolver en último término. Mientras tanto, simultaneando sus gestiones oficiales con el gobierno, la Comisión se decidió a plantearlo a entidades oficiales de la ciudad y con este objeto el 22 del mismo mes, sólo cuatro días después de recibir la carta del ministro, se puso en contacto con el Alcalde y el Presidente de la Diputación pidiendo que se interesaran en la adquisición del Cuarto Real de Santo Domingo, la Casa del Chapiz y la Casa de los Tiros. Las respuestas fueron negativas en ambos casos, e, incluso, manifestaron 77
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Fig. 16: D. Mariano Fernández SánchezPuerta.
que renunciaban a cualquier derecho a favor del Estado en caso de que se realizara la venta. El cese de don Natalio como ministro, en mayo de ese año, debió de suponer una desilusión en la Comisión de Monumentos que, sin embargo, siguió adelante con sus propósitos y el 18 de junio preparó un escrito para el Subsecretario del nuevo ministerio, insistiendo en su interés en que el Estado adquiriese la Casa. El escrito recibió como contestación que sería enviado al Director General de Bellas Artes. La lentitud con la que los trámites se fueron llevando a cabo hizo que en 1926 la situación no hubiera cambiado. En abril de ese año la Comisión de Monumentos, en la persona del Conservador, don Marino Antequera, emitió un informe3, sobre la situación de la Casa, en el que se decía, entre otras cosas: “[...] La casa mudejar correspondiente al primer patio se encuentra en un estado inconcebible de abandono. Parte de las habitaciones bajas dedicadas á leñeras por
3. Escrito de su puño y letra.
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estar tanto esta casa como la siguiente dedicadas á una industria de panificación. La ornamentación que decora la sobrepuerta del frente de este patio, encalada como asimismo la decoración correspondiente á una de las puertas de la galería del primer piso y su aspecto general indicador de un descuido considerable. La casa correspondiente al segundo patio presenta un aspecto algo mejor cuidado [...] No obstante se nota la falta de la decoración del arco central de la galería del patio, cuya falta parece ser ocasionada por desprendimiento.Y la decoración correspondiente á la puerta que da acceso al departamento destinado á la elaboración de pan, casi cubierta por una capa de cal [...]”
Fig. 17: Patio de la casa de Hernando el Ferí (foto A. Cerdá y Rico, 1904 ca. Col. Julio A. Cerdá, Écija).
Tras este informe la propia Comisión solicitó otro en septiembre para corroborar lo antes expuesto y ver qué medidas se podrían tomar. Este segundo informe, del que ignoro sus autores, es menos minucioso que el anterior, pero aporta visiones más amplias:4 “[...] Ocupanle varias familias humildes y, en su mayor parte, un horno de pan cuya salida de humos se ha construido en medio de uno de los grandes salones de la planta alta, cortando los tirantes del artesonado y parte de este. Junto al
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4. Archivo Histórico Provincial, legajo 5, carpeta 8 (p.16)
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horno se hallan instalados otros locales destinados a leñera, deposito de ramas para alimentar aquel, etc. Parece que el horno ha sido causa de pequeños incendios [...]Independientemente [...] la situación [del edificio] no puede ser mas lamentable [...] Sus armaduras estan vencidas y necesitan ser rehechas las unas y reforzadas otras; varios de sus muros desplomados; la rica carpinteria de sus patios en camino de desaparecer; las solerias levantadas, pudriendose las vigas del piso; los darros, algibes y pilares produciendo humedades que deterioran cimientos y muros”
Fig. 18: Patio de la casa de Lorenzo el Chapiz, con el muro que la separaba del Carmen (foto M. Torres Molina, 1929).
Ante esta situación, se apelaba a su condición monumental para urgir las medidas a tomar: “[...] a que en el plazo de un mes a contar desde la fecha de la notificacion, inicien el desahucio del horno de pan y emprendan las obras mas urgentes de reparación como son las de las cubiertas y elementos sustentantes del edificio [...] comenzandose el expediente de expropiacion [...]”
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A continuación, la Comisión mandó un escrito a los propietarios para que en el plazo más breve cumplieran los puntos en él expresados, alegando la condición de Monumento Arquitectónico Artístico de que gozaba la Casa desde el 3 de noviembre de 1919. LA INCORPORACIÓN AL ESTADO. DON LEOPOLDO TORRES BALBÁS A partir de 1926 el Estado se planteó de modo más decidido la posibilidad de incorporar la Casa del Chapiz al patrimonio nacional. Para ello, además de las gestiones ya realizadas, encargó a don Leopoldo Torres Balbás, entonces Arquitecto Conservador de la Alhambra, que se personara en la Casa e hiciera un informe que reflejara el estado de la misma. A finales de 1927 lo presentó bajo el epígrafe Situación, linderos, superficie, tasación y certificaciones del Registro de la Propiedad y del Fiscal de la Casa llamada del Chapiz, en Granada, que por orden de la Dirección General de Bellas Artes, describe y verifica el arquitecto don Leopoldo Torres Balbás5: “[...] la llamada Casa del Chapiz la constituyen dos viviendas distintas, hoy unidas6 [...] con una amplia huerta y jardín. Hasta hace algún tiempo ambas se desarrollaban, como las antiguas granadinas, en torno a sendos patios, pero el de la segunda o más a medio día ha desaparecido en parte, no quedando de él más que su galería norte y modernizada o rehecha la crugía que lo cerraba a poniente. Un muro moderno divide el patio, dejando una parte de él, la menor, para servicio de el nucleo principal de las edificaciones antiguas quedando el resto en unión de esa crugía de poniente formando el carmen llamado del Chapiz [...] la totalidad del edificio, con una porción de jardin, lindando a norte con el camino del Sacro Monte, a poniente con la cuesta del Chapiz, a saliente con huertas propiedad de los Sres. Fernandez Sanchez Puerta y a mediodia con las Escuelas Manjonianas del Ave Maria [...] aparte de ella quedan unas huertas grandes, á saliente, cuya adquisición no tiene interés alguno. [...] La parte de la finca cuya adquisición se tramita consta de edificaciones, patios, corrales y jardin que ocupan un solar de planta irregular situado en el encuentro de la cuesta del Chapiz y del camino del Sacro Monte, de la ciudad de Granada, con una superficie de 1.545,01 metros La parte edificada se compone: de dos casas antiguas, de principios del siglo XVI, desarrollada cada una alrededor de un patio, no conservándose hoy día más que las crugias norte y saliente de la más meridional; y de una pequeña casita aislada situada en el encuentro de la cuesta del Chapiz y camino del Sacro Monte, lindando a poniente y norte con estas vias y a mediodia y saliente con callejón o pasadizo situado en terrenos de esta finca que da entrada a las dos casas antes descritas. De estas dos viviendas, las más septentrional tiene fachada al camino del Sacro Monte y un patio sensiblemente rectangular con una crugia en cada uno de sus lados, en parte derribada la que lo cierra a saliente, en la cual se halla la escalera de subida a la planta alta, única en todas las crugias excepto en la fachada, que tiene tres.
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5. Archivo de la Alhambra, L-391-2. En éste, como en todos los casos en los que se reproducen literalmente documentos, lógicamente se respetan la ortografía y la puntuación del original. He utilizado un texto mecanografiado con rectificaciones a mano hechas por Torres Balbás. 6. Como se ha visto, ya lo estaban desde el siglo XVI.
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Fot. 19: Don Leopoldo Torres Balbás en el jardín de la casa del arquitecto de la Alhambra (Archivo del Patronato de la Alhambra y Generalife, APAG/F-01100).
La otra casa, hoy unida a la primera, tiene acceso por el callejón del que se ha hecho referencia, y, como también se ha dicho, no conserva más que la crugia norte, con la galería de testero del patio y la que lo cerraba a saliente, construcciones ambas de planta baja y principal. Lo que fue el patio aparece hoy dividido por un muro que separa la llamada Casa del Chapiz del Carmen del mismo nombre. Entre las crugias conservadas de este patio medio destruido, la cuesta del Chapiz y las Escuelas del Ave Maria extiendese un jardin, con grandes desniveles y algunas escalinatas que los salvan, ocupando en parte el emplazamiento del patio arruinado y de las crugías que lo cerraban a poniente y medio día. La construcción de estas viviendas es de muros de ladrillo, con entramado de madera en parte de las plantas altas, armaduras de par é hilera y techos de viguetillas y artesonados.
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Sin haberse reparado desde hace años, viejas y deterioradas, estas edificaciones hallanse en estado de ruina inminente; algunos de los que hoy son corrales fueron hace pocos años, y aún meses, habitaciones, venidas a tierra. [...] El arquitecto que suscribe [...] le valora en 12 pesetas el metro superficial, lo que da para los 1.545,01 que tiene, un valor total de 18.540,12 pesetas. Respecto a las edificaciones [...] se valora en 44 pesetas el metro cuadrado, lo que dará para el total de los 525,76 edificados un importe de 23.133,44 pesetas. El valor total de la propiedad a adquirir por el Estado será pues de 41,673,56 (cuarenta y un mil seiscientas setenta y tres pesetas con cincuenta y seis centimos), según el leal saber y entender del arquitecto firmante. Granada, Alhambra, 21 de noviembre de 1927”
Unido al mismo informe aparece la copia de un escrito del Registro de la Propiedad de Granada, realizado a instancias de Torres Balbás, que completa la información. Se hace constar en el mismo que los actuales propietarios, don Mariano y don Francisco Fernández Sánchez-Puerta, eran hijos y herederos de don Mariano Fernández Pareja, anterior dueño de la finca denominada Casa y Carmen nombrado del Chapiz demarcada con el número catorce único [...] situada en la Cuesta del mismo nombre, Parroquia de San Pedro de esta ciudad. Por lo que se refiere a la Casa, dice el escrito: “[...] cónsta dicha casa de tres cuerpos de alzada, teniendo un buén horno de cocer pan, un algibe en el primer patio, otro patio, dos corrales, un paseo y jardín alrededor de la casa, una alberca en dicho sitio, una escalinata para bajar á cinco jardincitos pequeños que dan vista á la citada Cuesta del Chapiz, otras dos albercas dentro del Carmen para el riego de las tierras de este, el cual se halla cercado de tapias y muros siendo la medida superficial de la casa con todos los departamentos que quedan indicados, con inclusión de las tierras del Carmen, once mil cuatrocientos treinta y nueve pies cuadrados, equivalentes a ochocientos ochenta y ocho metros cuadrados, nueve centímetros y cincuenta y tres milímetros cuadrados y la de las repetidas tierras siete marjales de riego con árboles frutales, equivalentes a treinta y seis áreas y noventa y seis centiáreas, lindando toda la expresada finca por Levante con tierras de don Andrés Rodríguez, por Mediodía con Carmen del Señor Conde de Montefuerte, por Poniente con la cuesta que nombran del Chapiz y por el Norte, con el camino del Sacromonte. [...] la expresada finca está gravada con un capital de censo redimible de tres mil escudos de capital en favor del Patronato nombrado de Salazar”.
Siguiendo la cronología de los acontecimientos, un año después, a finales de 1928, los hermanos Fernández Sánchez-Puerta mandaron un escrito a la Comisión de Monumentos en el que daban respuesta a lo que se les había planteado en 1926. Manifestaban haber realizado obras de mantenimiento en algunas partes del edificio bajo la dirección del arquitecto don Felipe Giménez Lacal, además de despedir a los inquilinos. Planteaban que, al no percibir los alquileres correspondientes y verse enfrentados a realizar obras muy costosas, si se quería salvar de la ruina la Casa no había otra solución que la de reiterar su propuesta de venta 83
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Fig. 20: Chimenea del horno pasando a través de uno de los salones superiores del ala norte de la casa de Lorenzo el Chapiz, (foto M. Torres Molina, 1929, APAG/F-49).
7. Archivo de la Alhambra, L-391-2
por valor de 32.000 pesetas. Casi de modo inmediato, la Comisión se hizo eco de ello y se dirigió al Director General de Bellas Artes exponiendo las circunstancias de la Casa y urgiendo su compra. Unos meses antes, en enero de ese año, la revista granadina Reflejos había publicado un artículo de don Miguel Álvarez Salamanca, profesor de la Escuela de Artes y Oficios, que luego acabaría vinculado a la Casa como profesor de la Escuela de Estudios Árabes, en el que se refería al mal estado de la Casa del Chapiz y la absoluta conveniencia de su restauración, incluyéndola en el plan rehabilitador que había recuperado el Bañuelo, el Corral del Carbón y la Casa de los Tiros. El 8 mayo de 1929 la Dirección General de Bellas Artes comunicó al Secretario de la Junta del Patronato de Protección de la Riqueza Artística su decisión de adquirirla para el Estado dándole el valor indicado por Torres Balbás de 41.673,56 pesetas7, es decir más de lo que sus dueños tasaron en su momento. De modo inmediato, los Sres. Fernández Sánchez-Puerta mandaron a Torres Balbás la llave de la casa y la relación 84
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de inquilinos, con el importe de sus alquileres, haciendo constar, también, que la Contribución estaba pagada hasta el 30 de junio de ese año. Días más tarde volvieron a ponerse en contacto con él para manifestarle su acuerdo en vender también el Carmen anejo, obligados por el interés superior del Estado, ya que, según manifestaban, a ellos les contrariaba la venta. Este interés se había hecho patente en el informe que en 1927 realizó don Leopoldo para la Dirección General de Bellas Artes, quien lo justificaba teniendo en cuenta que el Carmen lo constituía, prácticamente, toda la crujía de levante y gran parte del patio de la casa mayor, por lo que se consideraba imprescindible incorporarlo para poder rehacer lo que fuera antigua vivienda de Lorenzo el Chapiz en su totalidad, o al menos, lo que no se había destruido de ella. Todo ello unido a los problemas que podían causar tener un edificio de propiedad particular totalmente adosado al resto de la edificación. Se nombró a don Antonio Pavés como notario que se haría cargo de la escritura correspondiente8. Entre la documentación pertinente figura la Memoria que Torres Balbás preparó en agosto de 1929, que, en parte, reproduce lo dicho en los informes de la Comisión de Monumentos: “[...] En estado de ruina inminente se encuentra tan interesante edificio. Abandonado su entretenimiento desde hace bastantes años, convertido en casa de vecindad, de gente humilde, gran parte de él y el resto en horno de cocer pan, aparecen hoy sus muros, hechos en gran parte de cajones de tierra, volcados; las solerías, destrozadas; las armaduras, vencidas, con casi todo su maderaje podrido; las cubiertas de teja, levantadas en gran parte, filtrándose las aguas a través de ellas; la mayoría de las puertas, arrancadas; las galerías de madera del primer patio, desplomadas y ruinosas, y por todas partes, montones de escombros e inmundicias. En algunas porciones del edifico el daño ha sido aún mayor: las naves de saliente y mediodía del primer patio perdieron en estos últimos tiempos sus cubiertas, caidas con los muros que las sustentaban”
A continuación, recreaba la casa morisca: “Es difícil representarse en el estado actual lo que sería, cuando se construyó a comienzos del siglo XVI, la vivienda del morisco rico9 Lorenzo el Chapiz, con sus patios, albercas y jardines, sus grandes salas, sus decoraciones de escayola y zócalos de azulejos. Sin embargo, una considerable y cuidadosa reparación puede convertir a esta Casa en un bello e interesante monumento que dé idea de la vida urbana granadina en los años siguientes a la Reconquista, cuando aun la tradición musulmana era patente. Desescombrada la alberca, levantados los muros caidos, reparadas las armaduras, limpia de aditamentos y construcciones parásitas, la Casa del Chapiz, desde cuyas galerías se percibe el panorama maravilloso de la Alhambra y la Sierra Nevada [...]”
Finalmente, planteaba las reformas más urgentes, que eran levantar y afianzar los muros hundidos o ruinosos, sustituir todas las cubiertas y rehacerlas al modo de las originales, y desescombrar la alberca del patio grande. Para una segunda etapa dejaba las solerías, artesonados, puertas y ventanas. 85
8. De todo ello hace un detallado estudio Darío Cabanelas Rodríguez, “La Casa del Chapiz y la historia de su rescate”. 9. La palabra “rico” está añadida a mano
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Fig. 21: Galería de la planta segunda de la casa del Ferí (foto M. Torres Molina, 1929, APAG/F-47).
La prensa recogió la noticia de la compra y La Gaceta del Sur, en su ejemplar de 23 de junio de 1929, felicitaba al Conde de la Infantas, granadino, que ocupaba en aquellos momentos la Dirección General de Bellas Artes, por su celo en recuperar esta casa junto al Bañuelo, el Corral del Carbón y la huerta de Santa María de la Alhambra. Dentro de la noticia, hacía constar que el pago de la Casa del Chapiz se había realizado con dinero procedente de las entradas de la Alhambra. El proceso iniciado a principios del siglo se había culminado. El Estado la había adquirido, posibilitándose así las expectativas de que la Casa fuera rehabilitada y se salvara de la desaparición a que había estado abocada. A mediados de 1930 los dueños ofrecieron la huerta del Carmen del Chapiz a la venta, para que se sumara al resto. La valoraban en 9.000 ptas, proponiendo que se fraccionara el pago en dos plazos. A solicitud de la Comisión Provincial de Monumentos, enviaron los datos concernientes a la mencionada huerta, a la vista de los cuales y de su precio la Comisión estimó oportuna su adquisición y remitió la petición a la Dirección General de Bellas Artes, cuyo titular era en aquel momento el también granadino don Manuel Gómez-Moreno Martínez. La compra, que se volvería a realizar con dinero procedente de las entradas de la 86
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Alhambra, fue autorizada con fecha de 25 de noviembre de 1930. Tras su rehabilitación en 1932 se convirtió en el actual jardín. En carta de los antiguos propietarios, fechada unos meses más tarde, se especificaba que el Carmen tenía derecho al agua de un caño de la acequia de Aynadamar todos los dias de año desde la Oracion hasta las 12 de la noche; ademas de la llena acostumbrada del algibe. Estimo que en el proceso de traspaso, al menos en su aspecto burocrático, sería positivo que el alcalde de Granada fuera entonces don Mariano Fernández Sánchez-Puerta, lo que facilitaría todos los trámites, especialmente los municipales. OTROS DATOS RELACIONADOS CON LA CASA Las noticias contenidas en estos informes, que abarcan de 1926 a 1930, indican que el primer patio, es decir la planta baja de la casa del Ferí, estaba ocupado por una familia10 y el resto de las habitaciones se dedicaban a leñera para el horno de pan. El segundo patio, o sea las habitaciones de la crujía norte de la casa de Lorenzo el Chapiz, se destinaba a vivienda de vecinos y a alojar el horno de pan, concretamente la más cercana a la Cuesta del Chapiz, que era la que tenía un artesonado más rico. El estado general era muy malo. Además de los daños del techo de la sala, hechos por la salida de humos del horno, estaban afectadas las armaduras, los muros semiderruidos, las solerías arruinadas y la ornamentación del conjunto casi desaparecida bajo la cal o perdida en algunos puntos. Respecto a quienes habitaban entonces las casas, se han conservado los nombres de Juan Lachica Rodríguez, que vivía en el Carmen, también citado como casa de colonos, Manuel Sánchez León, que ocupaba la casa de la esquina y Antonio Fernández López, como morador de la vivienda de la planta baja, junto al aljibe. En cuanto al Carmen, como ya indiqué al comienzo de las noticias del siglo XVIII, y se ratifica por los escritos de los hermanos Fernández Sánchez-Puerta y por un informe preparado por Torres Balbás, lo constituía la crujía de levante y buena parte del patio grande, que ellos denominan la placeta, y estaba separado del conjunto por un muro medianero existente entre él y el resto de patio, sirviendo de comunicación una cancela. También es de tener en cuenta que se hable en otro lugar de aditamentos y construcciones parásitas11, algo que se podía deducir de referencias anteriores, como podría ser el caso del Cuarto de la seda existente en tiempos de don Luis Ruiz, incluso la tonelera de esos mismos años. En la copia simple de la Escritura que el 15 de enero de 1932 otorgaron ambos hermanos ante el notario don Antonio Pavés, se adjudicaba al Carmen una superficie de 3.039 metros, 8 centímetros y 43 milímetros de tierra de riego, en cuya extensión se comprende un solar y una alberca. Finalmente, la huerta que se añadía como última parte de la operación la formaban siete marjales de tierra de riego, equivalentes a treinta y seis áreas y noventa y seis centiáreas, con árboles frutales, incluyendo un corral y una alberca con agua de la acequia de Aynadamar. 87
10. Archivo de la Alhambra, L-391-2 11. Archivo de la Alhambra, L-391-2
VI
ESCUELA DE ESTUDIOS ÁRABES LA
El 4 de febrero de 1932 la Gaceta de Madrid publicó una Ley, aprobada el 27 de enero del mismo año, por la que se creaban las Escuelas de Estudios Árabes de Madrid y de Granada. La finalidad que se buscaba era “proteger y fomentar los estudios árabes en España”, como se hacía constar en el Preámbulo de la Ley. Surgían dos instituciones con origen común e intereses también comunes y con planteamientos y objetivos muy similares, aunque no siempre coincidentes. En la historia de la Escuela granadina se marcan tres etapas claramente diferenciadas. La primera abarca de 1932 a 1936, es decir, la correspondiente a su fundación y primeros años, aneja a la Facultad de Letras aunque independiente y con Patronato propio, etapa corta pero muy densa. La segunda, la más larga, que corresponde al paso de la Escuela al Consejo Superior de Investigaciones Científicas, la divido en dos; una de ellas iría de 1940 a 1983, de lento y largo declive, aún muy vinculada a la Facultad, y la otra de 1984 a la actualidad, cuando va a ser gobernada exclusivamente por personal propio del Consejo, con un importante resurgimiento en sus actividades. ANTECEDENTES NACIONALES El camino que se había recorrido hasta llegar a su creación había sido largo, con unos antecedentes de carácter nacional, seguramente los que 89
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1. Para cuanto sigue, utilizo ampliamente el trabajo de Manuela Marín, “Orientalismo en España: Estudios árabes y acción colonial en Marruecos (1894-1943)”, Hispania, LXIX, nº 231, enero-abril 2009, 117-146, que, además de informarme, me ha guiado a otra bibliografía útil. 2. Bernabé López García, “Julián Ribera y su “taller” de arabistas: una propuesta de renovación”, Miscelánea de Estudios Árabes y Hebraicos, 1/ XXXII-XXXIII (198384), p. 112. 3. Se titularon “El problema de Marruecos. Su doble aspecto, internacional y español”; “El ministro de Instrucción Pública en la cuestión de Marruecos” y “El ministro de Estado en la cuestión de Marruecos”. Más tarde fueron recogidos en Disertaciones y opúsculos, Madrid, 1928. 4. Bernabé López García, “Julián Ribera y sus taller de arabistas”, pp. 119-121.
más pesaron, junto a otros puramente granadinos. En los nacionales hubo un claro componente político, con Marruecos como pieza clave, que arrancaba de la segunda mitad del siglo XIX y de modo concreto con la guerra de 1859-18601. Las expediciones militares españolas a aquel país incluyeron en años sucesivos a los arabistas don Emilio Lafuente Alcántara en 1860 y don Julián Ribera en 18942, para conocer su opinión sobre el problema y proponer posibles mejoras en la relación de ambos países en el plano cultural y social. Ribera fue especialmente sensible a tal experiencia. Su contacto directo con los indígenas le produjo una gran decepción al ver su dificultad para entenderse en árabe, lo que le llevó a una serie de reflexiones sobre el aprendizaje de esta lengua en la Universidad y su aplicación práctica. Aquellas inquietudes y otras de carácter político, cuestionando la acción española en Marruecos, dieron lugar a una serie de artículos que publicó en la Revista de Aragón entre 1901 y 19023. Entre tanto, otro arabista, don Eduardo Saavedra, participó en un sonado mitin en el Teatro Alhambra en 1884, fruto del cual fue la creación de una Sociedad Española de Africanistas y Colonialistas, que él mismo presidió. En medio de ambos, Ribera y Saavedra, hay que situar el viaje que don Francisco Codera y Zaidín realizó a Argelia y Túnez en 1887 en misión de búsqueda de manuscritos andalusíes. En los relatos de su viaje recogió impresiones muy similares a las de don Julián en cuanto al alejamiento de los estudios universitarios de la realidad lingüística y social del Norte de África. Ribera fue, sin duda, el gran impulsor de las iniciativas que luego seguirían. Pensando en Marruecos y, en general, en una enseñanza práctica del árabe, comprendió que la Universidad no podía cubrir aquellos objetivos y que se hacía necesario un centro nuevo y distinto, que, además, ayudara a la nación en su idea de potencia colonial norteafricana. Opinaba que aquel centro debería estar al margen de la Universidad y ubicarse en un lugar que no fuera Madrid4. Haciéndose eco de todas estas voces, el Ministerio de Instrucción Pública dio a la luz el 8 de septiembre de 1904, en la Gaceta de Madrid, un Real Decreto por el que se creaba el llamado “Centro de Arabistas constituido por los discípulos de don Francisco Codera”, poniendo de manifiesto en este título la influencia de don Francisco y, en general, su labor de maestro. El Centro estaría situado en Madrid, en contra de la idea de Ribera que pensaba en Zaragoza. En el texto del Decreto se ponía de manifiesto “la importancia excepcional que para el conocimiento de nuestro pasado y para la orientación de nuestro porvenir tiene indudablemente el estudio de los pueblos musulmanes, de su lengua, de su civilización, de su historia, de su dominación en España y de su estado actual”. Para llevar adelante aquellas ideas se creaba “un centro-taller” en el que se prepararía “un núcleo más numeroso de jóvenes aptos para ser instrumentos del Estado” en tareas relacionadas con la política española en el Norte de África. 90
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La idea de Ribera sobre el Centro es que debía ser “eminentemente práctico”, en el que primara el espíritu de trabajo y compañerismo y el deseo de trabajar y aprender, alejado de las tensiones de los exámenes. No otorgaría títulos sino certificados de aptitud para que los organismos oficiales los reconocieran y fueran ellos los que dieran el título. Este Centro, que tendría una clara orientación hacia Marruecos, centraba la labor de enseñanza en Lengua Árabe, especialmente marroquí, Lengua Hebrea, Historia y Geografía del Noroeste de África, Derecho Musulmán en Marruecos, costumbres comerciales, literatura árabe, constitución política y religión marroquíes5. Cuando se creen la Escuelas de Estudios Árabes aparecerán estas ideas recogidas en ellas, especialmente en la de Granada. Sin embargo, el Centro no llegó a funcionar, como consecuencia de un cambio de gobierno. Pocos años más tarde, en 1907, la recién creada Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas resucitó nuevas expectativas. La participación en ella de Ribera propició la concesión de becas en Marruecos de las que se beneficiaron varios jóvenes arabistas del momento. Se intentaba recuperar parte de las ideas que el Centro no había podido desarrollar. Dentro de aquel amplio marco surgieron el Centro de Estudios Históricos, con una sección de estudios árabes centrados en la España musulmana y Marruecos, en los que participaron Ribera y Asín Palacios, y las cátedras de Árabe vulgar de las Escuelas de Comercio. En años sucesivos seguirían apareciendo entidades oficiales con una orientación y una implicación hacia lo árabe y lo marroquí. El 11 de diciembre de 1911 se publicó el Real Decreto que creaba el “Instituto Libre de Enseñanza de las materias que constituyen las carreras diplomática y consular” y un “Centro de Estudios Marroquíes”6, ambos en la Real Academia de Jurisprudencia. El Instituto, del que formaron parte Ribera y su discípulo Ramón García de Linares, incluía en sus enseñanzas Historia de Marruecos, Instituciones jurídicas de los pueblos musulmanes y en especial del Imperio marroquí y Árabe literal y vulgar, siendo modificado este programa en 1916 para incluir, en su primer curso, las asignaturas de legislación aduanera, geografía e historia de Marruecos y árabe vulgar y, en el segundo, instituciones jurídicas y organización del Protectorado7. Muy poco después, en abril de 1913, el Ministerio de Estado creó la “Junta de Enseñanza de Marruecos”, que coordinaba las enseñanzas de los distintos centros allí existentes8. Ribera fue vocal de ella. A causa de disensiones internas con otros miembros, Ribera y Asín iban a abandonar el Centro de Estudios Históricos y la Junta de Enseñanza de Marruecos en 1916. A partir de entonces sus actividades se centrarían en la Universidad, además de actuaciones aisladas en las Academias u otras entidades privadas, como el Instituto de Valencia de don Juan cuyo fundador, don Guillermo de Osma, era considerado como valedor de un “Centro de Estudios Árabes” que no llegó a plasmarse por problemas de índole política9. No faltarían otras iniciativas aisladas, e, incluso, curiosas, como la de don Gonzalo de Reparaz quien pensó en 1926 crear en Córdoba 91
5. Id., pp. 122-123. 6. Tomás García Figueras, La acción africana de España en torno al 98 (18601912), Madrid, 1966, II, p. 184-186. 7. Ibídem. 8. Bernabé López García, “Julián Ribera y su “taller” de arabistas”, p. 125. 9. Cf. Miguel Asín Palacios y Emilio García Gómez, “Nota Preliminar”, Al-Andalus, I (1933), 1-5.
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una Universidad hispano-árabe a la que acompañaría una mezquita que pretendía, nada menos, que sustituir a la histórica, que él consideraba “profanada”10. ANTECEDENTES GRANADINOS
10. Gonzalo de Reparaz, Páginas turbias de historia de España que ahora se ponen en claro, Madrid, 1926, p. 448. 11. Bernabé López García, “Arabismo y orientalismo en España: radiografía y diagnóstico de un gremio escaso y apartadizo”, Awraq, anejo al vol. XI (1990), p. 53 12. Parte de este proceso así como el papel desempeñado por los arabistas en Granada en aquellos momentos han sido recogidos por Cristina Viñes Millet, Estudio Preliminar de la Revista del Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino, nº 1 (1991), ed. facsímil, Granada, Universidad, col. Archivum, nº 4, pp. XVII ss. 13. Cf. Encarnación Seco de Lucena Vázquez, “Prólogo e Índices” a la Revista del Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino, Granada, Universidad, 1959, pp. IX-X. 14. Cristina Viñes Millet, Granada y Marruecos. Arabismo y africanismo en la cultura granadina, Granada, El Legado Andalusí, 1995, p. 116.
La consecución de un centro de estas características en Granada venía precedida de una larga serie de peticiones, casi siempre encabezadas por la Facultad de Letras, y muy específicamente la cátedra de árabe, que arrancaban, prácticamente, de la segunda mitad del siglo XIX. Las respuestas a tales inquietudes se verían plasmadas en la aparición de revistas como La Alhambra y la creación de la “Unión Hispano Mauritánica” con su revista La Estrella de Occidente y luego su Boletín11. Era poco y se aspiraba a conseguir algo de mayor entidad12. En los primeros años del siglo XX, y más concretamente en 1910, la fundación del “Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino”, con su correspondiente Revista, supuso el primero de los logros firmes. Si bien el Centro y su Revista realizaron actividades y acogieron trabajos de diversa índole, la circunstancia de que a su frente estuviera don Mariano Gaspar y Remiro, hebraísta y arabista, hizo que, prácticamente, la mitad de lo que se llevaba a cabo se refiriera a temas árabes. El Centro granadino coincidió en el tiempo con el madrileño, si bien la relevancia de uno y otro sería muy diferente por la mayor envergadura de profesorado y objetivos del de Madrid. La Revista dejó de publicarse en 1925, con 15 números aparecidos. En medio, 1919, un fallido intento de establecimiento de una “Escuela de Estudios Africanistas” que no fue atendido por las autoridades nacionales. El Centro de Estudios Históricos, que permaneció activo en medio de estos intentos, iba a tener una repercusión muy positiva para el arabismo granadino, pues generó un ambiente propicio para futuras propuestas. Hay otro dato que vincula muy directamente al Centro con este ámbito. En 1909 el embajador ruso se interesó ante el gobierno español por las enseñanzas de lenguas orientales en la Universidad de Granada, pidiendo información sobre cursos, programas y publicaciones. A esta solicitud contestó Gaspar y Remiro, entonces catedrático de Árabe y Hebreo de la Facultad de Letras, exponiendo que las enseñanzas básicas que los alumnos adquirían no permitían que se dedicaran a la investigación, mientras que los profesores tenían serias limitaciones económicas para publicar sus resultados. La consecuencia de todo ello fue que el entonces Presidente del Gobierno, don Segismundo Moret, intervino para que en Granada se creara un centro dedicado específicamente al estudio de la Granada musulmana13. Es posible que en la decisión del político influyera el futuro de la referida política española en Marruecos, con su componente de acción cultural, en la que Granada jugaría un importante papel14. Coincidiendo con los últimos años del Centro de Estudios Históricos, la Universidad granadina propuso en 1923 la creación de un “Centro 92
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de Estudios Africanos”, cuyos objetivos primordiales eran la formación de personal que luego ejerciera su trabajo en Marruecos y la acogida de estudiantes marroquíes para cursar en Granada sus estudios, lo que conllevaba la organización de una Residencia que los albergara15. El mismo año la Facultad de Letras planteó un “Instituto de Estudios Arábigos y Coloniales”, para el que se adquirió el Corral del Carbón, y se comenzaron a crear unos fondos bibliográficos específicos sobre temas norteafricanos y orientales que, junto a otros ya existentes en la Biblioteca General de la Universidad, servirían de base para la posterior biblioteca de la Escuela16. Una última actividad granadina de este tiempo sería la celebración de una Exposición Hispano-Africana, propuesta en 1924, en la que figurarían cerámicas, tejidos, cueros y tallas, que sería bien acogida en sectores nacionales y locales. La fecha prevista para su celebración era el año 1933, pero distintas circunstancias, entre ellas la celebración de otras Exposiciones anteriores en Barcelona y Sevilla, dejaron sin efecto la granadina17. LO INMEDIATO Quizá el momento que marcó la posibilidad real de que todas aquellas ideas, nacionales y locales, se plasmaran en algo concreto fue la aparición en la Gaceta de Madrid de 14 de julio de 1931 de la constitución de una “Fundación Nacional para Investigaciones Científicas y Ensayos de Reformas”, firmada por don Niceto Alcalá-Zamora, como Presidente de la República, y don Marcelino Domingo, como Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes. En el texto aparecido, tras unas consideraciones previas en las que se analizaban las acciones de la Junta de Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, se concluía que eran insuficientes y era necesario vigorizar su actuación, evitando, además, la marcha de personas con valía científica fuera del país, para lo cual se creaba aquella fundación. La Fundación Nacional tenía como fines el fomento de la investigación científica, tanto básica como aplicada, la formación de personal científico y la protección de las vocaciones, la atracción de industrias e intereses privados, la coordinación de trabajos encaminada a ahorrar esfuerzos y buscar cooperación entre grupos afines, potenciar las relaciones con el extranjero e implantar nuevos sistemas en el ámbito de la investigación científica. Estas propuestas hoy vuelven a plantearse con una fidelidad casi absoluta, lo que lleva a pensar que siguen siendo válidas y que en su momento no se cumplieron las expectativas que se preveían. Para alcanzar tales objetivos se contemplaban, entre otras medidas, la organización de centros o la realización de ensayos supervisados por la Fundación, que se ocuparía de dirigir total o parcialmente los que le fueran confiados.
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15. Ibid. p. 124. Parece clara su inspiración para la posterior Escuela de Estudios Árabes. 16. Cf. Jacinto Bosch Vilá, en la Presentación que redactó para el Catálogo de la Exposición celebrada con motivo del cincuentenario de la Escuela, en 1982. 17. Se ocupa ampliamente de ella Cristina Viñes Millet, Granada y Marruecos, pp. 124-131
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NACE LA ESCUELA
18. Declaraciones al diario IDEAL, 4 de junio de 1982, p. 4. 19. Manuel Titos, reseña a la obra de Octavio RuizManjón, Fernando de los Ríos. Un intelectual en el PSOE, Madrid, Síntesis, 2007, Revista del Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino, 19 (2007) (segunda época), p. 322. 20. Recogido en el diario Luz, de 24 de marzo de1932.
La Escuela de Estudios Árabes de Granada fue creación de don Fernando de los Ríos, como la de Madrid lo fue de García Gómez. Quizá sea casualidad, pero don Fernando era andaluz y García Gómez madrileño. Siempre se ha dado como bueno que las razones para crear la Escuela, o un centro de sus características, eran académicas o culturales y debidas, en parte, a la presión de la Universidad granadina. Sin embargo, don Emilio García Gómez dijo años más tarde, concretamente en 1982, cuando se celebró el cincuentenario del Centro18, que ya se había hablado de ello en el Pacto de San Sebastián, que don Fernando de los Ríos hizo suyo el proyecto y al venir la República lo llevó a delante. Curiosamente, don Fernando no participó en el Pacto.19 Yo no creo que en el Pacto de San Sebastián se hablara de la Escuela, al menos en términos concretos, y sería extraño que don Emilio lo aceptara así. Tal vez, en esta afirmación suya al referirse al Pacto no habría que pensar en el acto mismo de su celebración sino que en los planes anteriores y generales de aquel gobierno republicano en ciernes se viniera tratando ya el asunto de Marruecos y del Norte de África y se planteara la idea de estrechar lazos culturales que favorecieran las relaciones políticas. Desde luego, algo habría ya pensado, teniendo en cuenta que la proclamación de la República tuvo lugar el 14 de abril de 1931 y en los primeros días de octubre el entonces ministro de Instrucción Pública, don Marcelino Domingo, hablaba en la prensa de la creación de la Escuela, que, casi enseguida, en noviembre, tomó carácter oficial y apareció convertido en Proyecto de Ley en la Gaceta de Madrid. No era un tema nuevo, como ya se ha visto al hablar de los antecedentes nacionales y, en concreto, aquellas ideas se enmarcaban dentro de la citada Fundación Nacional para Investigaciones Científicas y Ensayos de Reformas, además de interesar políticamente para las actuaciones ante Marruecos. Lo que parece fuera de duda es el protagonismo de don Fernando de los Ríos, ya que, junto a su situación política, se daba la circunstancia puramente académica de su coincidencia en la Universidad de Granada con Gaspar y Remiro, que se incorporó a ella en 1911, el mismo año de la creación del Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino y de su Revista, ambas idea de Gaspar Remiro, en donde todos ven el más claro antecedente de la Escuela. Ello podría suponer que cuando don Fernando se integró en el Gobierno republicano tenía ya una idea previa, que unida a la voluntad de los componentes del Pacto hizo que, sin ningún esfuerzo, se llevara adelante el proyecto de creación de la Escuela. Un amplio discurso suyo, como Ministro de Instrucción Pública, en el Congreso de los Diputados, del día 23 de marzo de 193220 , explica y justifica la creación de un Centro de Estudios Hispanoamericanos en Sevilla y la de dos Centros de Estudios Orientales, dedicados a los es94
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tudios árabes, sin especificar ciudades, pero con mención a Granada y El Escorial. Abundando en ello, en el telegrama que el 21 de noviembre de 1932 le mandó don Emilio para comunicarle el comienzo de las actividades le llamaba “inspirador y amparador oficial de la idea”21. Desde el principio se contó con don Emilio García Gómez para llevar adelante el proyecto. Su condición de catedrático de Árabe de la Universidad, el prestigio alcanzado en sus dos escasos años de permanencia en la misma y su estrecho contacto con los maestros madrileños le convertían en la persona idónea. Y antes de seguir, creo oportuno indicar que en el Congreso 75 Años de Estudios Árabes en España, incluido entre las celebraciones del 75 aniversario de la Escuela, del que más tarde haré mención, el 13 de diciembre de 2007 don Joaquín Vallvé dio a conocer varias cartas de don Emilio a don Miguel Asín, contándole sus impresiones de aquellos primeros años suyos en Granada, con referencias a la Escuela. Posteriormente, el profesor Vallvé puso a mi disposición copia de las mismas para que hiciese uso de ellas, gesto lleno de generosidad que le agradecí muy sinceramente. Don Emilio nunca se sintió inclinado a la creación de la Escuela, al menos en los primeros momentos. Luego lo aceptó con ciertas reticencias. En carta de 25 de enero de 1932 a don Miguel Asín, dentro de un párrafo que dice: “Ya habrá Vd. visto que las Cortes han aprobado el proyecto de las Escuelas de Estudios Árabes. Un nuevo escollo vencido. Veremos si llegan a buen puerto”, continuaba: “A mí me da lo mismo, aunque creo que en el fondo opto por el naufragio”. Detrás de tal afirmación podría verse un desinterés por el objetivo propuesto, pero la realidad es que dejaba traslucir la sensación de sentirse abrumado ante la magnitud de una empresa que le desbordaba. Hay que pensar que en aquellos momentos el gran don Emilio que luego conocimos, que podía con todo, era tan sólo un joven en la veintena de sus años, muy brillante, muy preparado como arabista, pero, en definitiva, un hombre que empezaba su camino, que, al referirse a aquella etapa granadina, se definía a sí mismo como “un madrileñito, a la vez modesto y pedantuelo”22. Era mucho lo que se le pedía y más si detrás de todo ello existía la voluntad de un gobierno que inauguraba una época política. Pasado el tiempo, así lo reconocía: “El Gobierno de la República quería fundar sólo la de Granada; empresa que, a mis veinticinco años y en una ciudad con tradición buena pero intermitente, y con reducidos medios, me atemorizaba” 23. En aquella coyuntura buscó el amparo y el consejo de sus maestros, de modo muy especial de don Miguel Asín, y desde que el proyecto fue ya una realidad inminente se mantuvo en consulta continua con él y, de modo indirecto, con don Julián Ribera, sin dar un paso que ellos no hubieran sugerido o aprobado. En sucesivas cartas a Asín expone: “Recibí su carta. De acuerdo con ella y con las orientaciones de don Julián aún no hemos hecho nada de la Escuela” 24. Para insistir, más tarde, en otra fechada el Domingo de Carnaval del mismo año: […] “Yo quisiera que me comunicaran Vds. cuál es su opinión sobre lo que debemos hacer” 95
21. Todo ello incide en mi afirmación inicial de que la Escuela fue creación suya, afirmación sustentada por éste y por otros documentos que he tenido en mis manos. También lo ha creído así Antonio Gallego Morell, quien señala: “ […] la idea de don Fernando de los Ríos cuando logró fundar en Granada la Escuela de Estudios Árabes […]”, en su obra Memoria Viva, Granada, Universidad-Aula de Cultura de Ideal, 2005, p. 358 22. En las páginas que, a modo de Prólogo, insertó con el título “Era en una rara ciudad…”, en la obra Realidad y símbolo de Granada, Madrid, Banco Bilbao Vizcaya, 1992. La cita se encuentra en la página XVII. 23. Emilio García Gómez, “En el Cincuentenario de la Escuela de Estudios Árabes de Madrid”, Al-Qantara, 3 (1982), p. VII 24. Carta de 28 de febrero de 1932.
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Fig. 22: Don Fernando de los Ríos Urruti (Fundación Fernando de los Ríos).
25. Carta de 4 de mayo de 1932.
y líneas más adelante: “No me abandone Vd. (de consejo ni opinión, al menos)”. Aquellas peticiones de auxilio fueron atendidas: “[...] le devuelvo las notas sobre organización de la Escuela. Me parecen muy bien. Las he hecho copiar a máquina para que al organizar lo de aquí nos adaptemos en todo lo posible a lo suyo”25. Habrá que pensar que también estuvo en contacto con un grupo selecto de granadinos propios o afincados aquí, seguramente Gallego Burín, Marín Ocete y Torres Balbás, aunque, tras lo visto, no sé si ellos pudieron influir mucho, al menos en los primeros momentos, para dar forma al centro que se planteaba de manera inminente. En la prensa de la ciudad ya circulaba la noticia. La primera expresión pública que he podido encontrar ha sido la aparición en el diario granadino El Defensor de Granada, el 9 de octubre de 1931, de un breve titular que decía: “El ministro de Instrucción Pública [Marcelino Domingo] anuncia la creación en Granada de la Escuela de Altos Estudios Orientales”. Dentro repetía el titular, añadiendo que estaría bajo los auspicios de la Universidad de Granada. Meses más tarde, concretamen96
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te el 10 de febrero de 1932, cuando ya había aparecido en la Gaceta de Madrid la aprobación oficial, otro periódico local, El Noticiero Granadino, lo comunicaba con gran júbilo en un texto que era una recopilación de todos los tópicos posibles sobre la barbarie cristiana y el refinamiento cultural árabe, poniendo tan grandes esperanzas en la Escuela que el artículo llevaba como título: “Granada resurge” 26. En un ámbito más privado y científico, se iban también dando algunos pasos para que el proyecto del nuevo centro fuera una realidad. En los primeros momentos se redactaron, al menos, dos escritos27 en los que no aparece ningún firmante, pero que hacen pensar, por fundados motivos, confirmados años más tarde por él mismo, que se debieran a García Gómez. En tales escritos, en realidad borradores o esbozos en los que no consta lugar ni fecha, se hacían consideraciones de carácter general, junto a otras muy específicas, sobre el proyectado centro, entre ellas el propio nombre que llevaría, consideraciones que buscaban justificar la creación de un espacio de estas características en Granada, al tiempo que explicaban sus objetivos y funcionamiento. De aquellos escritos saldría el que luego se convertiría en el texto definitivo que se plasmó cuando a la fundación del centro se le dio carácter oficial y público. En ambos, anteriores al que figuró como texto fundacional plasmado en la Gaceta de Madrid de 4 de febrero de 1932, son muy de tener en cuenta la variedad de temas que contemplan, la minuciosidad con se detallan aspectos específicos, tales como el de su funcionamiento, el contenido científico o el económico, y, en general, el buen sentido que se aprecia en todo momento. En el primer texto es especialmente clara la inspiración, o incluso la total redacción, de García Gómez, con muy alto porcentaje de ideas sugeridas desde Madrid, como pedía en sus cartas a Asín. Aquellas sugerencias y su probada devoción hacia sus maestros le llevó a poner materialmente en manos de los arabistas de Madrid el futuro centro. A este respecto, no está de más recoger la opinión de la profesora Viguera Molins28, quien analiza la idea repetidamente expresada por García Gómez de establecer en la historia del arabismo español que se podía considerar válido una escueta línea que arrancaba en Gayangos, seguía en Codera, Ribera y Asín y, aunque no lo dijese, seguramente pensaría que remataba en él. La mencionada profesora considera que su labor no se puede desligar de la llevada a cabo por otros arabistas y que si fue más o menos destacada es deudora de cuanto todos hicieron, para concluir incluyendo una lista de arabistas significados. De ellos quiero citar algunos relacionados directamente con Granada como arabistas específicos, a los que se sumarían otras figuras ligadas al arabismo de esta ciudad, con Moreno Nieto, Simonet, Almagro Cárdenas, Gaspar Remiro, Alarcón y Santón y Meneu Meneu, entre los primeros, y Fernández y González, Eguílaz, Riaño, Lafuente Alcántara, los hermanos Oliver Hurtado, los Gómez-Moreno, Mariano Bertuchi, Torres Balbás o Navarro Pardo, dentro del segundo grupo. Incluso, a título puramente anecdótico, el propio don Francisco Codera estuvo vinculado a la Facultad de Letras, aunque 97
26. Sin nombre del autor. 27. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes. 28. Estudio introductorio a la obra de Francisco Codera y Zaidín, Decadencia y desaparición de los almorávides en España, ed. Mª.Jesús Viguera Molins, Pamplona, Urgoiti, 2004, p. XXXVI.
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como catedrático de Lengua griega en los años sesenta del siglo XIX29. Incluso sin conocer las cartas mandadas a Asín, la decidida inclinación de García Gómez hacia los arabistas madrileños se refleja de modo tajante en el segundo de los puntos y, algo matizado pero también evidente, en el noveno y el décimo. Curiosamente, el punto segundo fue totalmente suprimido y los otros dos parcialmente modificados en lo que se refiere a las relaciones madrileñas. Quizá expresaban más el sentir de don Emilio que el de la Facultad en nombre de la cual se hablaba. Este es el escrito original, con sus posteriores modificaciones30: 1.- Antiguo anhelo y preocupación constante de esta Facultad de Letras ha sido la creación de un Centro de Estudios Arábigoespañoles anejo a la Universidad Granadina. Anunciado por el Gobierno Provisional de la República el propósito de crear en Granada un Instituto de parecida índole, esta Facultad se cree obligada a concretar de nuevo sus deseos y aspiraciones en las siguientes notas, aprobadas en su seno por unanimidad, con la esperanza de que puedan servir de información para el desarrollo del proyecto. En ellas se emplea un hipotético tono preceptivo, tan sólo para facilitar la redacción y sin prejuzgar la aceptación de este plan. La Facultad deja, naturalmente, a salvo con el máximo respeto la autoridad del Ministerio para modificarlo o rechazarlo. 2.- El fin primordial de este Centro habría de ser estricta y exclusivamente científico. De su labor investigadora derivarán, sin duda, consecuencias políticas de aproximación con los pueblos musulmanes de hoy, mas este fin práctico no debería proponérselo directamente. Cualquiera actividad encaminada a este objeto obtendría la colaboración del Centro pero habría de realizarse de modo por completo independiente. 3.- El Centro no debe ser una Universidad especial para alumnos musulmanes. La posibilidad de que estos estudien sus carreras facultativas o especiales en los establecimientos docentes españoles (posibilidad que debería ser obligación para los nacidos en nuestra zona de protectorado) nada tiene que ver con la organización esencial del Centro, aunque, naturalmente, la presencia de alumnos musulmanes en la Universidad granadina facilitaría la expansión del Instituto, que organizaría para ellos enseñanzas especiales acomodadas a su religión y cultura. 4.- La tradición de los estudios arábigos en España ha sido, fundamentalmente, erudita. El árabe se ha venido estudiando en nuestras Universidades como una lengua muerta indispensable para conocer ocho siglos de nuestra historia. La primera misión del Centro habrá de ser conservar y perfeccionar esta tradición. Posteriormente y de modo progresivo dará cabida a estudios de árabe moderno o vulgar. 5.- Completados los estudios de vulgar y coordinados con otras disciplinas, sería un desideratum del Centro la formación de nuestros funcionarios coloniales, previa la reforma por el Estado del sistema de designación de los mismos y la convalidación oficial de los estudios cursados en el Instituto, aunque las dificultades, tanto internas como externas, que ofrece esta aspiración, alejarán, sin duda, su ejecución inmediata. 6.- El Centro deberá, por tanto, dedicarse fundamentalmente al estudio del Islam español y de la civilización hispanoarábiga.
29. Cf. Juan A. Ramallo Ortiz, Catálogo de profesores de la Universidad de Granada (1845-1935), Granada, 1976, p. 88, nº 301. 30. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes
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7.- Su título debería ser “Centro de Estudios arábigoespañoles”, pues el de Centro de Estudios Orientales supone una enorme multitud de enseñanzas que no es viable, ni lo será en mucho tiempo, establecer en España. El título de Centro de Estudios Islámicos o Semíticos sería aún demasiado amplio. 8.- La orientación del Centro de Estudios arábigoespañoles se confiará a un Patronato bajo cuya dependencia actuarán: el Director del Centro, su personal técnico, tanto ordinario como temporal, los becarios-alumnos y los demás elementos auxiliares. 9.- El Patronato estará constituido por el Rector de la Universidad de Granada, el Claustro de la Facultad de Letras de la misma y el Arquitecto Conservador de la Alhambra. 10.- Ejercerá la Dirección del Centro el Catedrático de Lengua Arábiga de la Facultad de Letras de Granada, asistido por un Secretario, un Bibliotecario y un Administrador, cargos que serán provistos por el Patronato. 11.- El personal técnico ordinario estará constituido por: un especialista en Árabe Literal o Clásico; un especialista en Hebreo Bíblico y Rabínico; un especialista en Árabe vulgar; un especialista en Derecho e Instituciones musulmanas; dos especialistas en Arte y Arqueología Arábigas. El personal técnico temporal lo constituirán: un lector de Árabe, de nación Oriental; un especialista en lengua bereber, que podrá ser extranjero hasta que esta enseñanza arraigue en España; y los encargados por la Dirección de Cursos y Conferencias. El Patronato procurará, así mismo, establecer estudios especiales de Filología Semítica confiando esta labor a un especialista, desde la fecha que lo estime conveniente. Todo el personal del Centro lo designará el Patronato de acuerdo con la Dirección, quedando autorizado para establecer las enseñanzas con el ritmo progresivo que las circunstancias aconsejen, a fin de huir de improvisaciones científicamente ineficaces. 12.- Los becarios-alumnos, remunerados en la forma que se determine, figurarán agregados a las diferentes secciones del Centro, colaborando con las tareas de éstas, y realizarán un trabajo personal de investigación acomodado a su preparación y aficiones, que será publicado por el Centro. La formación científica de estos becarios-alumnos se completará con las pensiones de estudios que el Patronato conceda. Para la forma de su designación véase infra nota 1631. 13.- El especialista de Árabe Literal a que se refiere la nota número 1232 será el Catedrático de Lengua Arábiga de la Facultad de Letras de Granada. La Cátedra de Hebreo de la misma Facultad, actualmente acumulada, deberá ser, una vez creado el Centro, desamortizada y dotada en presupuestos, anunciándose a oposición con la exigencia de conocimientos de Hebreo Rabínico y el titular así designado será el especialista en Hebreo Bíblico y Rabínico a que se refiere la misma nota 12. Los especialistas en Árabe Vulgar y Derecho e Instituciones musulmanas no serán necesariamente Universitarios33 y su designación corresponderá al Patronato. Los de Arte y Arqueología Arábigas serán el Catedrático de Historia del Arte de la referida Facultad y el Arquitecto Conservador de la Alhambra. El Catedrático de Historia del Arte de la Facultad tendrá a su cargo las enseñanzas históricas que se señalan en la nota siguiente. 14.- Las materias objeto de estudio del Centro serán las siguientes: Lengua Árabe Clásica.- Lengua Árabe Vulgar (conversación, prensa, documentos).- Hebreo Bíblico
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31. Al suprimir la primitiva nota 2, la numeración cambió. De este modo, cuando aquí se dice “nota 16”, en realidad se refiere a la 15. 32. Por la misma razón, la “nota 12” corresponde a la 11. 33. Muy poco después, concretamente el 11 de diciembre de 1933, tomó posesión don Salvador Vila Hernández de la cátedra de “Cultura Árabe: Instituciones musulmanas” de esta Facultad.
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y Rabínico.- Derecho e Instituciones musulmanas.- Arte y Arqueología Arábiga. Estas secciones estarán dirigidas por el personal técnico ordinario a que hace referencia la nota anterior. Las enseñanzas de Lengua Bereber y Filología Semítica podrán constituir en su día secciones análogas a las anteriores. El Centro organizará, además, trabajos de Historia, Geografía, Literatura y Filosofía Árabes, Historia de las Ciencias en el Islam y Literatura Rabínicas, que serán dirigidos por el personal técnico ordinario o por el temporal (nacional o extranjero) que el Patronato designe. Estos trabajos podrán consistir en cursos breves, conferencias o labor de seminario. El Patronato regulará oportunamente el desarrollo de las enseñanzas previstas en las notas números 4 y 6. Igualmente, podrá establecer cursos breves para orientales que deseen conocer la vida y cultura españolas o la civilización hispanoarábiga. 15.- Los trabajos correspondientes a los primeros cursos de Árabe Literal y Hebreo, a uno de los de Arte y Arqueología Arábigas e Historia, se desarrollarán en las correspondientes Cátedras de la Facultad de Granada de cuyos planes de estudio forman parte. Los alumnos que se distingan en estas Cátedras, previas las formalidades que se establezcan, ingresarán en el Centro, donde se darán las restantes enseñanzas que completarán su formación. Este sistema de selección puede despertar vocaciones, buscándolas en su medio más apto, que es el universitario, contribuyendo así a dar más intensa vida científica a la Facultad de Letras de Granada. La Licenciatura en esta Facultad para los alumnos españoles, será, si no condición indispensable, título preferente para ser becario-alumno del Centro. Igualmente, se admitirá a los Licenciados procedentes de otras Universidades. 16.- Serán, también, finalidades esenciales del Centro: la organización de una Biblioteca especializada; la publicación de una revista de Estudios Arábigoespañoles, para la cual recabará la colaboración de especialistas nacionales y extranjeros; la publicación de ediciones de textos, traducciones y monografías relativas a las materias objeto de estudio en el Instituto. 17.- La Sección de Arte y Arqueología Arábigas colaborará en el proyecto de formación del Museo Árabe Español en el Palacio de Carlos V de la Alhambra. 18.- Podrá ser sede de este Centro la llamada Casa del Chapiz, actualmente propiedad del Estado, si éste la destinara a tal fin, y en la cual podría establecerse, en su día, una residencia de estudiantes orientales. 19.- El Ministerio de Instrucción Pública dictará las normas conducentes a asegurar el buen funcionamiento de este Centro y la debida fiscalización de su régimen económico. 20.- Creado el Centro por el Ministerio de Instrucción Pública, el Patronato designado procederá a la realización de los trabajos preparatorios para su inmediato funcionamiento, proponiendo a la Superioridad la reglamentación del mismo en todos sus aspectos, así como la distribución del crédito que el Gobierno tenga a bien destinar al sostenimiento de este Instituto.
Los puntos modificados decían así: 100
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2.- La Facultad estima que la mayor parte del honroso pasado y la totalidad del esplendoroso presente de los estudios árabes en España se debe a la escuela de Don Francisco Codera, agrupada hoy bajo la ilustre Jefatura de Don Julián Ribera y Don Miguel Asín y que, por tanto, un Instituto de esta índole no puede crearse sin su consejo ni organizarse sin su patronato34.
Este punto aparece tachado en su totalidad con lápiz rojo y su número 2 pasa al siguiente. Parece obvio que fue rechazado. 8.- Comenzaba con el siguiente párrafo, luego suprimido: Precedentes que podrían tenerse en cuenta para la organización de este Centro, son el de Estudios árabes proyectado por Don Julián Ribera y el actual de Estudios Históricos que funciona en Madrid bajo los auspicios de la Junta para Ampliación de Estudios. 9.- En su primera redacción decía: El Patronato estará constituido por Don Julián Ribera y Tarragó, catedrático de Lengua Arábiga, Literatura arábigoespañola y Arqueología arábiga de la Universidad de Madrid; el Decano y el Catedrático de Lengua Arábiga de la Facultad de Letras de Granada; otro Catedrático de la misma designado por ella, y el Arquitecto Conservador de la Alhambra.
El segundo escrito, con el título Ideas para el preámbulo debió de ser casi inmediato al anterior, aunque tampoco aparece en él fecha alguna. Era mucho más minucioso que el primero, haciendo ya constar presupuestos económicos, detallando nombres y fijando actuaciones. Va bastante más allá que el que acabamos de ver, hasta el punto de que fue copiado casi literalmente, con muy ligeras modificaciones de contenido y orden de los puntos expuestos, para ser transformado en Proyecto de Ley en noviembre de 1931. También en este caso la intervención de don Emilio García Gómez fue fundamental, y así lo hace constar en carta a Asín Palacios35. Tras comentarle que había aparecido en El Liberal, señala: “ Lo del Liberal era mi texto mismo, que los ministros retocaron algo, poquísimo, en lo accidental. No sé quien lo dio a los periodistas […]”. Aquel texto, además de dar nombre definitivo al Centro o Instituto, que pasaba a ser el de “Escuela de Estudios Árabes”, ya habla de otro centro similar en Madrid, lo que supone que García Gómez convenció al ministro don Fernando de los Ríos de la necesidad de su creación36, aunque don Emilio no quiso reconocerlo así, al menos en aquellos momentos. En una entrevista concedida a El Defensor de Granada37 declaraba no haber intervenido en “la bifurcación” entre las dos Escuelas, manifestando que lo encontró planteado en “las esferas oficiales”. No obstante, pasados los años él mismo se contradecía y aceptaba su participación: “La República echó sobre mis hombros la fundación de la Escuela de Estudios Árabes, que conseguí de Fernando de los Ríos duplicar en Madrid38” Ya no se planteaba la dependencia de la Escuela granadina de los arabistas madrileños, se hablaba directamente de una Escuela propia de Madrid, dándole prioridad en su orden y en otras cuestiones sobre la de Granada, aunque se procurara mantener un equilibrio entre ambas, hasta el punto de que muchos de los artículos y puntos del Proyecto 101
34. El subrayado es mío. 35. Carta de 1 de diciembre de 1931. 36. Cf. Joaquín Vallvé Bermejo, “Nota preliminar”, p. 5. También se habla siempre de las dos Escuelas en los ya citados artículos del mismo autor “Homenaje a don Emilio García Gómez”; y “Don Emilio García Gómez, Conde de los Alixares”. 37. 10 de mayo de 1932. En la misma entrevista volvía a insistir en la opinión de que sin los grandes maestros de Madrid “no se puede ni se debe intentar nada”. Entre ellos incluía a “un ilustre granadino”, sin duda don Manuel GómezMoreno. 38. Lo hizo en su mencionada entrevista al periódico IDEAL, en 1982, y en sus palabras con motivo del cincuentenario de la Escuela de Madrid, “En el Cincuentenario”, p. VII. Volvería a repetirlo en 1992, en su ya citada “Era en una rara ciudad…”, Realidad y símbolo de Granada, p. XVII.
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39. “En el Cincuentenario de la Escuela de Estudios Árabes de Madrid”, p. VII. 40. Discurso de investidura como Doctor “honoris causa” por la Universidad de Granada, en Miscelánea de Estudios Árabes y Hebraicos, XXIV/1 (1975), p. 16. 41. Casualmente, Alarcón había sido también catedrático de la Universidad de Granada, en 1922. 42. Cartas de 23 de octubre de 1930 y de 11de febrero de 1933. 43. En su discurso de investidura como Doctor “honoris causa”, manifestó públicamente su deseo de ser enterrado en Granada, tras su fallecimiento y, así se hizo. Toda la noche anterior al sepelio permaneció su cuerpo en el Salón de Actos de la Escuela. 44. También don Fernando de los Ríos sintió esta relación de amor-aversión a Granada. En la ya mencionada reseña de Manuel Titos a la obra de Octavio Ruiz-Manjón, Fernando de los Ríos. Un intelectual en el PSOE, pp. 320 y 321, se alude a ello, con la definición de Granada como “bellísimo agujero”, de la que dice: “[…] yo sé que me acordaré de ella toda la vida y que a ella me sentiré ya unido siempre; pero la mezquindad cotidiana es temible”. 45. Así figura en la “Advertencia” que abría su obra Silla del moro y nuevas escenas andaluzas, escrita, o al menos publicada, en 1954. 46. Pedro Longás, “Bibliografía de don Miguel Asín”, Al-Andalus, IX (1944), p. 316.
eran reproducción exacta en uno y otro caso, y se reflejara la idea de compartir más que la de controlar, al menos en teoría. La insistencia de García Gómez para crear otra Escuela en Madrid la basaba en la presencia de los grandes maestros y, como luego diría, en su rechazo a levantar en Granada “la bandera de un reino de Taifas”39, pero, tal vez, pudiera también haber intervenido una idea de visión de futuro propia, de modo que cuando él se fuera a la capital encontrara allí otro centro de su hechura. Y aquella ida no era algo hipotético o lejano. Él mismo, al referirse años más tarde a los motivos que le llevaron a salir de Granada para marchar a Madrid, incluiría “las llamadas de Asín y el ya previsible futuro de las Academias”40. Lo que no dijo fue que él también había hecho muy elocuentes llamadas a don Miguel, una recién llegado a Granada : “[…] Afortunadamente, aún no me he acostumbrado a la idea de que esto es definitivo […]”, y otra tres años después, al plantearse la posibilidad de que ocupara la vacante dejada por la muerte de Maximiliano Alarcón41 a comienzos de 1933: “ […] ¿Ir a Madrid? Figúrese V. : es mi ideal, mi sueño, no deseo otra cosa […]” 42. La marcha oficial a Madrid se produjo a finales de 1935, cinco años después de llegar aquí y cuando la Escuela sólo llevaba tres de funcionamiento. Al margen de cualquier cuestión, y por encima de todo, es de justicia dejar patente su dedicación a la Escuela de Granada, cuando fue una realidad, y su cariño hacia ella y hacia la ciudad, a la que llamó “madre adoptiva”, que tantas veces tuvo ocasión de expresar y de demostrar43. Es probable que cuando llegara a Madrid y se viera envuelto en problemas de mayor envergadura, el recuerdo de Granada aflorara con fuerza, eliminando los momentos malos, dejando sólo los mejores de aquel tiempo que vivió en la plenitud de sus años jóvenes44. Así se puede entender que escribiera: “Yo luché y trabajé y sufrí y me divertí en Granada, durante los años en que enseñé árabe en aquella Universidad, sin sentirme jamás desterrado, como si nunca me hubiera de mover de ella. Y, cuando tuve que moverme, allá me quedé en espíritu”45. Volviendo a la vinculación de las dos Escuelas de Granada y Madrid, quiero ver, además de las razones personales que pudiera tener don Emilio, otra intencionalidad favorecedora para el futuro del Centro. Tal vez pensara que el concurso con la Escuela de Madrid ofrecería mayores posibilidades de difusión a los trabajos que habrían de realizarse y, sobre todo, daría a conocer la Revista que se preveía en un ámbito más amplio que si se limitaba a Granada. En su opinión, también podrían haber influido anteriores experiencias fallidas en esta última ciudad. En la ubicación de una Escuela madrileña hay discrepancia entre don Emilio y sus maestros. Ya hemos visto que don Julián Ribera nunca quiso que un centro de estas características se situara en Madrid, seguramente pensara en Zaragoza, y tampoco don Miguel Asín, quien en un artículo titulado “Porqué lucharon a nuestro lado los musulmanes marroquíes”, que apareció en el Boletín de la Universidad Central en 1940, aunque fuera redactado entre 1936-193746, consideraba poco apropiada una gran ciudad para residencia de los jóvenes musulmanes que vinieran 102
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a estudiar a ella, prefiriendo una ciudad provinciana recogida y con tradición islámica. Granada reunía esas condiciones. Es verdad que la opinión de Asín es posterior a la creación de las Escuelas, pero parece evidente que no sería nueva, y también es verdad que la Escuela proyectada por Asín o Ribera se parecía más a la granadina que a la de Madrid, lo que vuelve a incidir en la inspiración de don Emilio a la hora de crear esta última. Reproduzco el texto del Proyecto de Ley: A las Cortes Constituyentes: Ninguna nación está más obligada que España a proteger y fomentar los estudios árabes. Ocho siglos, en alguno de los cuales fuimos cabeza y luz de Europa, vivió la civilización musulmana en nuestro suelo, moldeando fatalmente nuestra historia e impregnando para siempre nuestra vida de orientalismo, desde el lenguaje al arte y las instituciones. Obligación nuestra sería, sin más, estudiar este pasado; pero a mayor abundancia, nos fuerza a ello la conveniencia de utilizar en el porvenir los vínculos con que la Historia nos une a los pueblos orientales y el hecho mismo de que España ejerza actualmente su protectorado sobre un país musulmán. Para cumplir esta misión no puede el Estado improvisarlo todo sino, antes bien, aprovechar lo existente, que no es sino una escuela de investigadores que, particular y pacientemente ha mantenido, con modesto vuelo pero con brillantez inusitada, el decoro de España en el campo de los estudios orientales. Tomándola por base se hace un ensayo de prueba; todo requiere principio. El tiempo, las circunstancias, las prácticas y los resultados obtenidos aconsejarán en el futuro normas nuevas. Dos son las labores fundamentales por realizar. La primera, que mira al pasado, consiste en investigar, estudiar, traducir, hacer accesibles, en suma, los textos referentes a nuestro pasado musulmán que, como queda dicho, forma parte de la Historia de España. La segunda, que se orienta al porvenir, consiste en estrechar nuestros lazos económicos y culturales con los pueblos de Oriente; extender nuestra lengua e influencia; animar nuestras aulas con jóvenes musulmanes, sobre todo los marroquíes de nuestra zona del Protectorado, que hoy se forman en otras hostiles; ampliar los contingentes de nuestro turismo, y en suma (noble y desinteresada empresa), mostrarnos tal cual somos a pueblos que sin conocernos siguen viendo en España un paraíso perdido. La finalidad primera sólo puede lograrse en Madrid, donde residen los maestros consagrados, existe mayor ambiente científico, se custodian colecciones de códices arábigos y se está cerca de la gran librería del Escorial. La segunda, en cambio, debe realizarse en Granada, que con todo tesón y entusiasmo lo ha venido solicitando incesantemente desde hace años. Esta ciudad, por ser la última reconquistada; por conservar más vestigios árabes que ninguna; por su naturaleza espléndida y variada, por haber sostenido en su Universidad, sin interrupción, cátedra de árabe47, de tradición gloriosa, es la más evocadora de las españolas en Oriente y la que debe seguir ostentando en Andalucía el honor de mantener vivos los estudios orientales. Se crean, pues, dos escuelas de estudios árabes: la de Madrid, con fines estrictamente científicos y de investigación, y la de Granada, a base, sobre todo, de enseñanzas y cursos. El porvenir decidirá la ampliación de este ensayo.
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47. En el texto que sirvió de base, titulado Ideas para el preámbulo, se dice: “la Única (sic) que ha tenido casi sin interrupción cátedra de árabe con grandes maestros […]”
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Por todo lo cual, el ministro que suscribe tiene el honor de someter a la aprobación de las Cortes el siguiente PROYECTO DE LEY Art. 1º Se crean en Madrid y Granada dos centros que llevarán el título de Escuelas de estudios árabes, seguidas del nombre de la ciudad respectiva. Art. 2º El fin primordial de la Escuela de estudios árabes de Madrid será dirigir y fomentar las investigaciones científicas sobre la Historia, la civilización y la vida musulmana, singularmente en España en todos sus aspectos y publicar ediciones, traducciones y estudios sobre autores musulmanes así como una revista que sea órgano de la escuela. Art. 3º Para cumplir este fin: Establecerá desde su comienzo secciones de historia de las ideas y de las ciencias en el Islam, historia política de los musulmanes españoles, Derecho e instituciones musulmanas, filología y literatura árabes, estudios marroquíes y dialectología y arte y arqueología arábiga. El número de secciones podrá ampliarse en lo sucesivo, cuando se disponga de personal y material adecuado. Cada sección estará constituida por uno o más investigadores de probada competencia y por los becarios que deseen completar su vocación en la especialidad de que se trate, caso de que los haya. Publicará: primero, una revista científica; segundo, una serie de traducciones, ediciones y trabajos de investigación sobre las materias arriba indicadas; tercero, una serie vulgarizadora de textos literarios accesibles al gran público; cuarto, las obras instrumentales (gramáticas, léxicos, crestomatías) que sean necesarias Podrá invitar a especialistas extranjeros para que den en ella cursos y conferencias. Asimismo, sus miembros podrán realizar viajes científicos para ampliar sus estudios o realizar nuevas investigaciones. Art. 4º La Escuela de Estudios Árabes de Madrid será autónoma en lo científico y lo económico. Art. 5º Estará regida por un Patronato, presidido por el ministro de Instrucción pública y Bellas Artes y constituido además por D. Julián Ribera y Tarragó, D. Ramón Menéndez Pidal, D. Manuel Gómez-Moreno Martínez, D. Claudio Sánchez Albornoz y Menduiña, D. Antonio Prieto Vives y D. Miguel Asín Palacios, que será el director de la Escuela. Las vacantes que en este Patronato ocurran serán provistas por los restantes patronatos. Art. 6º Una vez constituido el Patronato, éste, a propuesta del director, determinará la organización inicial de la Escuela y nombrará los profesores y becarios de la misma. Art. 7º Al comienzo de cada curso académico, y a propuesta del director, el Patronato confirmará y renovará el personal y aprobará el presupuesto económico y el programa científico de la Escuela para aquel curso. En todo momento el Patronato seguirá atentamente la labor de la Escuela y rendirá cuenta anual al ministerio de la inversión de los fondos. Art. 8º El Estado dotará a la Escuela de estudios árabes de Madrid con las siguientes cantidades: para instalación (por una sola vez), 15.000 pesetas; para local y entretenimiento (conserje, calefacción, etc.), 17.000 pesetas; para material científico y biblioteca, 20.000; para viajes científicos, 26.000; para publicaciones, 32.000; para personal (director, profesores, becarios, especialistas
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extranjeros), 45.000. Total, 155.000 pesetas. Art. 9º El fin primordial de la Escuela de Estudios árabes de Granada será la enseñanza superior de las lenguas y civilización arábiga, así como el hebreo bíblico y rabínico y la atracción de la juventud musulmana, labores que completará con trabajos de investigación científica. Art. 10 Para cumplir este fin: Establecerá desde su comienzo enseñanzas de lenguas árabe y hebrea, historia política y cultural de los musulmanes, derecho e instituciones islámicas, estudios marroquíes y dialectología y arte y arqueología arábiga. El número de secciones podrá ampliarse en lo sucesivo, cuando se disponga de personal y material adecuado. Asimismo establecerá enseñanzas de cultura hispanoarábiga y española para orientales. Completará estas enseñanzas con trabajos de investigación, para cuya publicación se pondrá de acuerdo con la Escuela de estudios árabes de Madrid en la forma que se determina en el artículo 16 Procurará atraer a los estudiantes marroquíes, a fin de que cursen sus estudios en los establecimientos docentes granadinos, organizando para ello en su propio local enseñanzas especiales acomodadas a su religión y cultura e incluso, si es posible, estableciendo una residencia. Podrá invitar a especialistas extranjeros para que den en ella cursos y conferencias. Asimismo, sus miembros podrán realizar viajes científicos para ampliar sus estudios o realizar nuevas investigaciones. Art. 11 La Escuela de estudios árabes de Granada será aneja, aunque independiente, de la Facultad de Letras de la Universidad granadina. Esta Facultad otorgará en adelante títulos de licenciados en Filología semítica y de archivero, bibliotecario y arqueólogo, mediante las pruebas que determina el decreto de 15 de septiembre pasado para la Facultad de Filosofía y Letras de Madrid. Para esa transformación la cátedra de griego se convertirá en otra de historia e instituciones musulmanas y la de hebreo se desacumulará y dotará en presupuestos. Ambas serán provistas por oposición libre entre doctores. La Escuela de estudios árabes de Granada se instalará en la llamada Casa del Chapiz, donde se organizará su biblioteca, cursos, secciones de investigación e incluso la posible residencia para alumnos orientales. Art. 12 Estará regida por un Patronato constituido por el rector de la Universidad, el decano de la Facultad de Letras, el arquitecto conservador de la Alhambra y dos catedráticos de la Facultad de Letras, uno de ellos libremente designado y el otro, el de Lengua arábiga, que será el director técnico de la Escuela. Art. 13 Una vez constituido el Patronato, éste, a propuesta del director, determinará la organización inicial de la Escuela y nombrará los profesores y becarios de la misma. Entre los profesores figurarán uno de árabe vulgar, preferentemente de nación marroquí, y un joven lector de árabe de nación oriental, que podrán ser renovados anualmente. Art. 14 Al comienzo de cada curso académico, y a propuesta del director, el Patronato seguirá atentamente la labor de la Escuela y rendirá cuenta anual al Ministerio de Instrucción pública y Bellas Artes de la inversión de los fondos. Art. 15 El Estado dotará a la Escuela de estudios árabes de Granada con las siguientes cantidades: Para instalación (una sola vez), pesetas 15.000; para
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material y entretenimiento (conserje, calefacción, etcétera), 10.000 pesetas; para material científico y biblioteca, 25.000 pesetas; para viajes científicos, 12.000 pesetas; para publicaciones, 5.000; para cursos de cultura española para orientales: 8.000 pesetas; para personal (director, profesores, becarios, especialistas extranjeros, profesor de árabe vulgar, lector árabe), 45.000 pesetas. Total, 120.000 pesetas. La Residencia de Estudiantes orientales, si llegara a organizarse, dispondrá de un crédito especial. Art. 16 Las publicaciones científicas de las Escuelas de estudios árabes de Madrid y de Granada deberán ser las mismas. Para ello, unidas las correspondientes consignaciones, se constituirá un Comité de publicaciones, formado por los respectivos directores y dos personas más nombradas por los patronatos respectivos. Todas las publicaciones, salvo las que se refieran a programas o actos estrictamente locales, llevarán el doble pie de imprenta Madrid-Granada y podrán ser impresas indistintamente en cualquiera de las dos ciudades, según acuerdo del Comité. Art. 17 Las Escuelas de estudios árabes de Madrid y Granada expenderán a sus becarios certificados de suficiencia que les servirán de méritos para oposiciones o concursos a cátedras de estas especialidades, a puestos diplomáticos o consulares en países de lengua árabe o a plazas de archiveros, bibliotecarios o arqueólogos en centros en donde se custodien fondos árabes. La Escuela de estudios árabes de Granada podrá conferir a los licenciados en Filología semítica de las universidades españolas y a los orientales extranjeros en general que posean un título equivalente el grado de doctor48, mediante pruebas análogas a las exigidas en la Universidad de Madrid. Madrid, noviembre de 1931.- El ministro de Instrucción pública, Marcelino Domingo49.
Aquel Proyecto se convirtió en Ley, aprobada el 27 de enero de 1932 y publicada en la Gaceta de Madrid el 4 de febrero del mismo año, con la firma de don Niceto Alcalá-Zamora y Torres, como presidente de la República, y don Fernando de los Ríos Urruti, como ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, cargo en el que sustituía a don Marcelino Domingo que había sido quien, hasta entonces, firmara cuanto concernía al caso. Respecto al “Proyecto” anterior sólo se hizo un cambio relativo al Patronato de la Escuela de Madrid, que en el texto de la Ley definitiva quedaba redactado de este modo: Artículo 5º: Estará regida por un Patronato presidido por el excelentísimo Sr. Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, y constituido, además, por personas de reconocida competencia en la especialidad de que se trata. El Patronato propondrá al Ministerio el nombre de la persona que ha de desempeñar el cargo de Director de la Escuela. Las vacantes que en este Patronato ocurran serán cubiertas por los restantes Patronatos. 48. No llegó a otorgar ninguno. 49. En la prensa fue reproducido en El Liberal, 22 de noviembre de 1931. Agradezco al Dr. Rodríguez Mediano su consulta.
Sin embargo, en “Decreto” publicado en la Gaceta de Madrid el 20 de abril de 1932, firmado por Alcalá-Zamora y Fernando de los Ríos, se especificaba la constitución del Patronato, siguiendo las orientaciones del Proyecto de Ley, de tal forma que el Patronato resultaba así: 106
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Artículo 2º El cargo de Presidente será ejercido por D. Julián Ribera Tarragó; el de director por D. Miguel Asín Palacios y los deVocales por D. Ramón Menéndez Pidal, D. Claudio Sánchez Albornoz, D. Manuel Gómez Moreno y D. Antonio Prieto Vives.
En ningún momento se dice donde estará ubicada la Escuela de Madrid, aunque figuran los gastos de instalación y mantenimiento de la misma. La revista científica a la que se aludía en el artículo 3º, apartado B, fue Al-Andalus , tan ampliamente divulgada luego y que tan gran prestigio alcanzó no sólo en el ámbito del arabismo sino, en general, en el mundo de las humanidades y en círculos eruditos de dentro y fuera de España. Esta revista, en su primer número, de 193350, publicaba una “Nota Preliminar”, firmada por Asín Palacios y García Gómez, que recogía la noticia de la creación de ambas Escuelas, exponiendo las razones que habían servido de base para ello, con alusión a nuestro pasado histórico y cultural y a la repercusión que tendrían entre la juventud interesada, de modo concreto como formadoras de investigadores. Tal como se organizaron las Escuelas, la de Granada se perfilaba más viva, con presencia de distintas entidades, y más abierta, especialmente a estudiantes, mientras la de Madrid aparecía más teórica, muy centrada en la investigación y restringida a un círculo reducido de usuarios. Fieles al Proyecto de Ley así actuaron ambas, sin embargo, a García Gómez nunca le acabó de gustar la orientación pensada para la granadina, como se trasluce de lo expuesto en dos ocasiones en los que hizo pública su idea de lo que debía de ser la Escuela. La primera apareció en la ya mencionada entrevista de El Defensor de Granada51, en donde manifestaba que quería hacer un Centro parecido, en cuanto a eficacia, a la Escuela de Lenguas Orientales de París, en su sección arábiga, al Instituto de Estudios Islámicos de la Sorbona, a la Scuola Orientale de Roma, o a los Seminarios universitarios de Leiden o Berlín, buscando en todos ellos su carácter europeo, científico y moderno. La segunda, aunque de años más tarde, también estaba referida a este momento, sobre el que hacía varias consideraciones52: “Mucho más, sin embargo, que la instalación material […] nos preocupaba el espíritu que habíamos de infundir en la institución naciente. Dos tremendos peligros nos amenazaban. De un lado, el que el poder público de entonces […] quisiera hacernos vehículo de impulsos, tendencias o propagandas que pugnaban con nuestras conciencias. Se luchó en este terreno, y no poco; pero se venció al cabo. El otro escollo se revelaba asimismo temible. En ese ingenuo filoarabismo de pandereta, o de Oriental de Zorrilla, que tenía, en cierto modo, envenenada a la ciudad. […] nosotros debíamos de proyectar la blanca y cruda luz de la inteligencia ¡Difícil tarea en un sitio en el que unos cuantos universitarios habíamos de improvisarlo todo!”. Continuando con sus reflexiones, se centraba en lo que concernía a la Escuela y Marruecos, concretamente la atracción y la formación de aquellos jóvenes en Granada, considerando que ni éste era interés prioritario para ellos ni la ciudad era la más apropiada, puesto que cualquier capital europea ofrecería conocimientos científicos 107
50. Pp. 1-5. 51. 10 de mayo de 1932. 52. Sí, 24 de junio de 1943.
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a tales jóvenes, que era lo que necesitaban. Los que se interesaran por la cultura árabe no aprenderían aquí más que en sus países. Tampoco consideraba que una de las funciones de la Escuela fuera la formación de personal con destino en Marruecos. En definitiva, su idea era la expresada de hacer un centro de investigación erudita, aunque aquello la alejara de los planes primeros de su constitución, y de acuerdo con tal idea la Escuela se limitó a recibir a unos pocos alumnos marroquíes procedentes del Protectorado 53. En el fondo, aquél enfoque respondía a sus propias convicciones e intereses científicos: “He defendido, profesado y enseñado siempre que nuestro arabismo puede hacer algoritmos en la luna de la erudición oriental o volverse caritativa y marginalmente hacia la comprensión del mundo árabe contemporáneo, pero que su misión esencial acababa (según el símbolo que elegíamos) en 1492 […]54”. Esos planteamientos fueron causa de que la Residencia y la vinculación más amplia y oficial con Marruecos, plasmada en los estudios de traducción, hubieran de esperar a que don Emilio se marchara a Madrid para que se pudieran realizar, ya en la década de los 40. LA CASA
53. Estas ideas son certeramente analizadas por la Dra. Marín en el citado trabajo “Orientalismo en España”. 54. Discurso de investidura como Doctor “honoris causa”, p. 11. 55. Cf. Francisco Javier Gallego Roca, Epistolario de Leopoldo Torres Balbás a Antonio Gallego Burín, 2ª ed., Granada, 1995, pp. 76-79.
La designación de la Casa del Chapiz como sede de la Escuela de Granada supondría la adaptación del edificio, ya en fase de restauración, a las necesidades que su destino le imponía. Se daba la coincidencia de que, al unir a su cargo de Arquitecto de Zona del Ministerio sus propios merecimientos, fuera don Leopoldo Torres Balbás el que llevara a cabo las obras al tiempo que formaba parte del Patronato de la Escuela, como Arquitecto Director de la Alhambra. Antes de su destino como Escuela, cuando don Leopoldo tenía ya iniciadas las obras de las casas del Chapiz pensó que su utilidad pudiera ser una biblioteca popular, lo que, obviamente, no se cumplió. En las decisiones que se iban tomando para prepararla, y en el propio proceso de rehabilitación, además de la acción fundamental de Torres Balbás, se sabe que, de manera más o menos directa, intervinieron García Gómez, como director que sería de ella, don Antonio Gallego Burín, catedrático de Teoría de la Literatura y de las Artes de la Facultad de Letras desde mayo de 1930 y, posiblemente, miembro del Patronato, e incluso don Manuel Gómez-Moreno Martínez, en visita que realizó con ocasión de algún viaje suyo a Granada55. Se pensó que la casa grande, la del Chapiz, se destinaría a uso específico de la Escuela, distribuyendo el ala del pórtico norte de la planta baja en tres habitaciones, una destinada a vestíbulo, que sería la más próxima a la Cuesta del Chapiz, otra, la mayor, como Salón de Actos o sala de conferencias y la tercera, entre la anterior y el jardín, albergaría una clase. En la misma planta, en el ala de levante, la única existente, se 108
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dispondrían dos clases. En la planta principal, sobre el pórtico, siguiendo el orden de la Cuesta del Chapiz al jardín, se ubicarían la Biblioteca, la Sala de Juntas y el despacho de dirección y en el ala de levante irían la Secretaría, ocupando la habitación situada junto a la escalera y, a continuación, dos clases. Las previsiones eran terminar los trabajos a finales de primavera de aquel año. La casa pequeña, la del Ferí, se destinaba a alojamiento de estudiantes marroquíes, germen de la proyectada residencia que luego se ampliaría. La antigua huerta se dividía en tres paratas, las dos primeras manteniendo parte de su primitivo uso y la inferior transformada en jardín. Se conservaban las dos albercas primitivas. El agua que abastecía tanto a las casas como al jardín era en aquellos momentos propiedad de la Escuela, seguramente como reminiscencia de su pasado morisco, y en tal situación estuvo hasta mediada década de los cuarenta, cuando el Ayuntamiento de la ciudad empezó a hacerse cargo de los servicios de la misma56. Gallego Burín, en carta a Torres Balbás, puntualizaba: “Aquello creo que puede quedar precioso y si al fin hay dinero en abril, pensamos que a fin de primavera pudiera estar hecha la instalación si V. por su parte puede ultimar pronto la obra. Del jardín nada hemos hablado, pues eso es cosa exclusiva de V. que en nada afectaba a la disposición de la Escuela” 57. Los cálculos de tiempo se debieron de cumplir con bastante aproximación, teniendo en cuenta que el 30 de mayo de 1932, a las cinco de la tarde, tuvo lugar la visita oficial del Jalifa de la zona española del Protectorado. Aquella visita tuvo gran eco en la prensa granadina, antes y, especialmente, en el día de la celebración, en la que se hablaba de “visita y acto inaugural de la Escuela Árabe del Chapiz58”, acto en el que participaron don Emilio, don Antonio Gallego Burín, don Antonio Marín Ocete y don Leopoldo Torres Balbás, en representación de la Escuela, mientras que por parte de la ciudad acudieron el Gobernador Civil, el Comandante Militar, el Presidente de la Diputación, el Presidente de la Audiencia, el Delegado de Hacienda y varios concejales y diputados. El séquito del Jalifa lo componían el Gran Visir y personal de la Embajada de Marruecos. Reproduzco el discurso de don Emilio, que leyó en español, por ser el primero oficial que se pronunció en la Escuela59: “Alteza: Las jornadas que habéis hecho por tierras de España habrán suscitado en vuestro espíritu el recuerdo glorioso del Islam andaluz. También en nosotros, dedicados al estudio de nuestra historia nacional, en la que tanta parte tiene el Islam, vuestra presencia ha reavivado memorias ilustres. La visita con que nos honráis vuelve a anudarnos en históricos lazos, que aún afirma más el venturoso presente, en el que, de la vieja nave capitana de España, el gallardo bajel de la zona marroquí que rige vuestra Alteza boga en mares de paz hacia un alto lucero de civilización. Pero aún hay más que pasado y presente. La unión de España con el Islam, y particularmente con Marruecos, se proyecta luminosa hacia el porvenir. Ante nosotros se abren largas metas comunes. Limitándonos al campo cultural, parte de nuestra historia está en vuestros códices y 109
56. Así consta en varios recibos conservados en el Archivo de la Escuela de Estudios Árabes. Hay que señalar que esta Corporación se mostró abierta, durante muchos años, a cooperar con la Escuela mediante subvenciones que aliviaran el pago de los recibos 57. Francisco Javier Gallego, Ibidem. 58. Toda la prensa granadina publicó el 31 de mayo de 1932 la noticia. También la recogió ampliamente La Publicidad (diario independiente de la mañana), de la misma fecha, que la calificaba como “acto de extraordinaria grandiosidad”, e insertaba los discursos pronunciados por don Emilio y por el Gran Visir del Jalifato. 59. Utilizo el original manuscrito, conservado en el Archivo de la Escuela de Estudios Árabes
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Fig. 23: Distribución prevista, según la carta de A. Gallego Burín y E. García Gómez, 1932. I. Planta baja (APAG/P-8482); II. Planta principal (APAG/P-8483).
en vuestra lengua; parte de vuestra historia está en nuestros libros y en nuestro idioma. Nos necesitamos, Alteza. Entendiéndolo así, desde hace más de medio siglo, un grupo de arabistas españoles ha consagrado sus vidas y su labor personal y privada al estudio profundo del Islam y a la reivindicación de la civilización islámica medieval; un Ministro de la República, que es, además, un universitario ilustre, ha tomado la noble iniciativa de alentarles en su empresa, dándoles generoso apoyo oficial; una Universidad gloriosa ha apadrinado el proyecto; una antigua y bella mansión musulmana se trasforma para hospedarlo, convertido en realidad… El modesto profesor que tiene el honor de hablaros pertenece en último rango a aquel grupo de arabistas, el Ministro, impedido por azares del momento de sentarse a vuestro lado, está con nosotros en espíritu; miembros de la Universidad os rodean; la casa es ésta, que aún contempláis apoyada en andamios, con los muros desnudos y blancos de cal reciente. Nos habéis sorprendido en medio de la tarea, y os lo agradecemos vivamente. Sin demasiado rubor os mostramos nuestra obra a medio hacer. Así, cuando volváis a visitarla, como esperamos, podréis medir con certeza la segura velocidad de nuestro ímpetu y el fervor disciplinado de nuestro esfuerzo. Como en aquella célebre escuela interconfesional que, bajo la dirección de Mohammed al-Riqūṭī, fundó en Murcia nuestro glorioso rey Alfonso el Sabio, para que en ella cursaran internacionales saberes cristianos, musulmanes y judíos, colaborarán aquí marroquíes y españoles en la renovación de la historia de nuestro Occidente. Aprenderán los unos los métodos seguros de la disciplina científica europea; penetrarán los otros el hondo sentido espiritual que impregna las letras del Oriente. Y a todos les envolverá una atmósfera cordial de simpatía. En las mentes y en las plumas revivirán horas insignes que la Providencia hizo pasar por el horizonte de estos paraísos de Alandalus. Dejadnos, Alteza, ensoñar 110
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estos proyectos en este sitio y en esta hora, en vuestra presencia y a la vista del maravilloso alcázar de los Banū-Naṣr. Tenemos la esperanza de colaborar con nuestra obra al progreso de la zona marroquí y a la creciente unión de nuestros pueblos. Un proverbio árabe, que ya empleó el Profeta, dice: kullu al-ṣaydi fī ŷawf al-fara´a60 “toda la caza está en el vientre del onagro”, o sea que el que caza el onagro no tiene ya necesidad de más caza. Todo está-podríamos decir, parafraseando- en el vientre de la cultura. Si lo logramos, podremos, como el cazador con fortuna, reservar ya nuestras flechas y encaperuzar el halcón. La Universidad de Granada, y particularmente la Facultad de Letras, al daros la bienvenida por mi modesto conducto, coloca también esta empresa bajo vuestro alto patronato. Podéis ayudarnos y estamos seguros de que lo haréis. Privilegio de los príncipes del Islam, desde Almamūn de Bagdad a Alhākem de Córdoba, desde Almu`tamid de Sevilla a Saifoddaula de Alepo, ha sido la protección de las letras. Permitidme, pues, Alteza, que, para terminar, os ruegue que dirijáis vuestra benévola atención hacia esta Escuela de Estudios Árabes de Granada. He dicho.” Años más tarde, don Emilio García Gómez al recordarlo volvería a referirse a los andamios que hubo que tapar61. Aquella visita tuvo repercusión negativa fuera de España. El diario granadino Ideal, de 29 de junio, justo un mes después, recogía un comentario, sin firma, de La Dépêche Marocaine que se refería a la presencia del Jalifa y a la creación de un Instituto Hispano Árabe (sic) en Granada, manifestando que la ciudad se convertiría en un nido de formación de nacionalistas y España podría arabizarse y, con el “empeño insensato” del ministro de Instrucción Pública, convertirla en centro de protección de cientos de miles de árabes, algo que Francia no podía tolerar. Don Miguel Álvarez Salamanca, que luego estaría muy vinculado a la Escuela, contestó a aquella a través de un artículo titulado “Algo que Granada debe saber. Más que Sancho vale don Quijote”62, defendiendo la política española con el mundo musulmán. LA ASOCIACIÓN HISPANO ISLÁMICA Simultáneamente, es decir en los primeros meses de 1932, en Madrid se creaba la Asociación Hispano-islámica63, acogida a la entonces vigente Ley de Asociaciones, que contaba con una Sección en Granada. Los fines de la Asociación eran “promover, por todos los medios lícitos a su alcance, el intercambio intelectual espiritual y material entre el pueblo hispano y los países musulmanes” utilizando para ello “toda clase de propaganda, conferencias, congresos, asambleas, exposiciones, excursiones de confraternidad hispano-islámica, viajes artísticos y científicos, creación de becas, museo permanente en España de productos originarios de países musulmanes […]” y concluía: “Como una de las primeras actividades, 111
60. Con grafía árabe, vocalizada. 61. Silla del moro y nuevas escenas andaluzas, Buenos Aires, Espasa-Calpe, 1954, pp. 93-97. Reproduce un artículo publicado en Sí, suplemento semanal de Arriba, nº 77, 24 de junio de 1943) 62. El Defensor de Granada , 16 de septiembre de 1932 63. Con sede provisional en la calle Ibiza, nº 1, entresuelo.
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Fig. 24: Intervención de don Emilio García Gómez en la visita oficial del Jalifa el 30 de mayo de 1932. (Archivo de la Escuela de Estudios Árabes).
64. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes
procurará crear una Revista que sirva de nexo entre sus asociados, difundiéndola entre los diferentes países cuya aproximación desea”. Con motivo del acto de constitución de la Sección granadina se dirigieron invitaciones, fechadas el 17 de septiembre de 193264, a distintas personalidades de la ciudad, algunas de ellas afectas a la Escuela. La Sección de Granada tendría como sede la casa de la Sociedad Económica de amigos del País, calle Duquesa, 18. Uno de los valedores de la Asociación fue don Miguel Álvarez Salamanca, quien en El Defensor de Granada había publicado tres artículos referidos a ella, con fecha de 23 de agosto, 27 y 28 de septiembre de 1932. Además de confirmar la creación de la Sección granadina y de exponer las ventajas que la ciudad tendría con una entidad de este tipo, reflejaba la idea de una unión entre personas que buscaran el amor a los hermanos a través de la cultura, para lo cual la Asociación serviría de enlace entre ellos. Junto a esta unión de carácter espiritual, veía como logros más prácticos que los musulmanes marroquíes de la zona francesa pudieran encontrar en el Protectorado español más comprensión y apoyo. Este mismo don Miguel ya había manifestado años antes, concretamente en 1928 en la revista Reflejos, a la que ya me he referido, su interés 112
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por la Casa del Chapiz y su deseo de que fuera destinada a “Internado musulmán” que diera acogida a estudiantes y visitantes árabes y sirviera como elemento de paz y unión con un Marruecos con el que se había estado en guerra hasta muy poco antes. Traigo aquí todas estas referencias por la polémica en la que Álvarez Salamanca y García Gómez, con la Escuela como fondo, se vieron envueltos. Meses antes, el mismo diario65 había publicado un artículo firmado por el primero bajo el título “Algo que debe saber don Fernando de los Ríos. Envío urgente”. En él, el firmante, tras hacer varias consideraciones sobre el Jalifa y su proyectada visita a Granada66, mandó una especie de carta al ministro, tuteándolo, en la que se refiere al “alto centro de estudios arábigos que”, dice, “contra tu voluntad, te lo partieron en dos la astuta codicia de los hombres”. Entiendo que se refería a la creación de la Escuela de Madrid de la que García Gómez negaba su participación entonces. Don Emilio se sintió aludido y escribió ese mismo día a Álvarez Salamanca, manifestando con dureza su desacuerdo con el artículo en el que, decía, no había frenado suficientemente la pluma. Continuaba expresando su desacuerdo con sus planteamientos y, además, se quejaba de no ser la primera vez que le atacaba de tal modo, para concluir que podía recabar del ministro la información que quisiera, pero que en cualquier caso, él mismo, o sea García Gómez, se ofrecía para solucionar de modo correcto la situación, explicándole cuantos extremos fueran precisos. Esperaba que cesara en sus “ataques y embozadas alusiones”, y de no ser así se consideraba libre para responder a una actitud que “aunque me duele, ni me asusta ni me intimida”. Finalmente, decía esperar que no volviera a hablar de “codicias astutas”. La contestación de Álvarez Salamanca fue inmediata. Lamentaba que don Emilio se hubiera sentido señalado, para añadir: “Ignoro si ha sido Vd. o no el causante de que la Escuela arábiga de Granada haya perdido la grandeza que para ella deseábamos todos los buenos amantes de su gloria”. Terminaba manifestando que no le guiaba más interés que el de un buen granadino preocupado de sus instituciones y aceptaba el ofrecimiento de hablar ambos cuando fuera oportuno. El encuentro se debió de producir y de modo satisfactorio para ambos, puesto que cuando la Escuela comenzó sus enseñanzas don Miguel se ocupó de las correspondientes a Técnica Artística de las Industrias ArábigoGranadinas. Quiero pensar, también, que aquel encuentro influyera en los artículos posteriores de Álvarez Salamanca en El Defensor, alabando la creación de la Escuela y destacando los beneficios de su actividad, así como la lógica de la creación de otra escuela en Madrid. La insistencia en recalcar el papel de simple enlace espiritual de la Asociación sin otro objetivo ni otra actividad, podría responder a un intento de evitar suspicacias con la Escuela por posibles solapamientos en algún sentido.
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65. 1 de mayo de 1932. 66. Este asunto le llevó a escribir tres artículos más en el mismo periódico, con fecha de 13, 28 y 29 de mayo.
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LA ESCUELA BAJO EL PATRONATO (1932-1936) Reunido el Patronato de la Escuela, a propuesta del director procedió a redactar el Reglamento preceptivo, que fue aprobado el 10 de septiembre de 1932 y remitido al ministerio. He aquí el texto del mismo, sancionado por la Subsecretaría, que apareció en la Gaceta de Madrid el 25 de noviembre del mismo año67. Muchos de los puntos habían sido ya recogidos en el Proyecto de Ley fundacional. Reglamento de la Escuela de Estudios Árabes de Granada 1º La Escuela de Estudios Árabes de Granada, creada por Ley de 27 de Enero de 1932, tiene por fin primordial la enseñanza superior de la lengua y civilizaciónarábigas, así como del hebreo bíblico y rabínico, y la atracción de la juventud musulmana, labores que completará con trabajos de investigación científica, sin propósitos directamente profesionales. No obstante, y conforme al artículo 17 de la misma Ley, la Escuela podrá expedir a sus becarios certificados de suficiencia, que servirán de mérito para oposiciones y concursos a Cátedras de estas especialidades, a puestos diplomáticos o consulares en países de lengua árabe, o a plazas de Archiveros, Bibliotecarios o Arqueólogos en Centros donde se custodien fondos árabes, y asimismo podrá conferir a los Licenciados en Filología semítica de las Universidades españolas, y a los orientales y extranjeros en general que posean un título equivalente, el grado de Doctor, mediante pruebas análogas a las exigidas en la Universidad de Madrid. 2º Para el cumplimiento de sus fines, la Escuela establecerá, de acuerdo con lo que marca el referido Decreto-ley en su articulo 10, enseñanzas de Lenguas árabe y hebrea, Historia política y cultural de los musulmanes, Derecho e instituciones islámicas, Estudios marroquíes y Dialectología y Arte y Arqueología arábigas, y asimismo enseñanzas de cultura hispano-arábiga y española para orientales, completando esta labor con trabajos de investigación, y procurando la atracción a los Centros docentes de Granada de estudiantes marroquíes, estableciendo, cuando sea posible, residencia para ellos. 3º La Escuela de Estudios Arabes de Granada será aneja, aunque independiente, de la Facultad de Letras granadina, y se instalará en la Casa del Chapiz, conforme al artículo 11 de la citada Ley. Se regirá por un Patronato compuesto del Rector de la Universidad de Granada, el Decano de la Facultad de Letras de la misma, el Arquitecto Conservador de la Alhambra y dos Catedráticos de aquella Facultad, uno de ellos libremente designado por ella, y el otro, el de Lengua arábiga, que será el Director técnico de la Escuela. El Patronato será presidido por el Ilustrísimo Sr. Rector de la Universidad, y uno de sus Vocales actuará de secretario. Por el desempeño de sus cargos no recibirán los miembros del Patronato remuneración alguna. Este Patronato ejercerá la alta inspección de la Escuela, correspondiéndole determinar, a propuesta del Director técnico y conforme a los artículos 13 y 14 de la Ley de creación, la organización del centro, el nombramiento del personal docente y administrativo, los planes de enseñanza y trabajos científicos y los presupuestos anuales. Para ello, al comienzo de cada curso confeccionará un programa de la labor a realizar, y anualmente dará cuenta al Ministerio de instrucción pública del resultado de ésta y de la inversión de los fondos.
67. Pp. 1389-1391.
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Cuantas iniciativas o actuación de la Escuela se proyecten deberán ser conocidas y sometidas a la sanción del Patronato, previo informe indispensable del Director técnico. 4° El personal de la Escuela estará integrado por un Director, un SecretarioAdministrador, un Bibliotecario, seis encargados de Sección (uno para cada una de las establecidas en el artículo 2° de este Reglamento y en el 10 de la Ley), varios adjuntos, nacionales o extranjeros, y alumnos becarios, cuyo número se determinará en cada caso, según las exigencias del trabajo y las disponibilidades económicas, y por último, dos lectores, uno de nación oriental y otro marroquí. 5º Corresponde al Director la organización de los trabajos técnicos de las Secciones, oídas las propuestas de los encargados de ellas, y proponer asimismo al Patronato el nombramiento y separación del personal de becarios y alumnos, previo informe del encargado de Sección. 6º El Secretario - Administrador desempeñará las funciones burocráticas de carácter económico, académico y administrativo de la Escuela, en sus relaciones con el Patronato, el personal y el público (inscripción de alumnos, formación de presupuestos, rendición de cuentas, correspondencia administrativa, etc.). 7º La Biblioteca de la Escuela la integrarán los fondos árabes de las Bibliotecas provincial universitaria y de la Facultad de Letras de Granada, así como aquellos que le sean concedidos en depósito por entidades o particulares, y los adquiridos con cargo a la partida a tal fin destinada en presupuestos. El Bibliotecario estará encargado de su custodia e instalación, debiendo ordenar y centralizar sus servicios en lugar especialmente dedicado a ello, sin perjuicio de los préstamos indispensables a las Secciones mediante recibo. 8° A los encargados de Sección les corresponde proyectar, proponer y realizar con sus alumnos el programa de cada curso, encomendándoles la ejecución de aquello para lo que sean aptos, y ayudándoles en ello con su dirección, consejo y colaboración efectivos. 9º Los adjuntos tendrán funciones análogas a las de los encargados, aunque subordinadas a las de éstos, tanto en lo relativo a la formación como al desarrollo del plan de trabajos. 10. Los encargados y los adjuntos tendrán, en todo caso, que someter a la aprobación del Director de la Escuela sus proyectos de trabajo, no pudiendo ninguna Sección obrar autónomamente ni desenvolver iniciativa ninguna, ni entablar relaciones con entidades ni Centros, sino a través de la Dirección y con conocimiento del Patronato. Los encargados y adjuntos quedarán obligados a dar un curso anual de sus enseñanzas respectivas conforme al plan que se fije, y deberán asistir a la Escuela en las horas de trabajo que previamente sean determinadas. 11. Los becarios deberán asistir puntualmente a los cursos de las Secciones a que sean agregados por el Director del Centro. Los alumnos concurrirán además a la Escuela todos los días laborables del curso, durante tres horas, para realizar la labor que el respectivo encargado les encomiende. Aquellos que hayan dado pruebas de capacidad y competencia para prestar servicio útil a los trabajos de la Escuela, podrán ser nombrados becarios cuando las disponibilidades económicas lo permitan o en caso de ocurrir vacantes, siempre a propuesta del Director, oído el consejo de los encargados de Sección.
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12. Los lectores orientales serán nombrados por el Patronato, a propuesta del Director, y renovado su nombramiento anualmente, fijando el Director las normas de su trabajo. 13. La remuneración del Director será de 2.000 pesetas; 1.000 las del Secretario Administrador; 1.500 la del Bibliotecario; 2.000 la de los encargados de Sección y adjuntos; 1.500 la de los becarios, y 6.000 la de cada uno de los lectores. Estas retribuciones68 podrá proponer el Patronato su aumento cuando lo estime oportuno y lo permitan las disponibilidades del presupuesto; el Ministro de Instrucción pública decidirá. 14. La Escuela, a propuesta del Director y por acuerdo del Patronato, podrá solicitar la colaboración de cuantos arabistas, islamólogos o personas competentes, españoles o extranjeros, puedan contribuir al mejor desarrollo de sus fines, invitándoles a dar cursos y conferencias, retribuyéndoles según se determine en cada caso, a propuesta de la Dirección y por acuerdo del Patronato. 15.Todo el personal de la Escuela será confirmado o renovado por el Patronato, y a propuesta de la Dirección, al comienzo de cada curso académico. Los encargados y adjuntos estarán obligados a dar cada tres años un trabajo de investigación para las publicaciones de la Escuela. 16. Los viajes científicos que hayan de realizarse por la Escuela serán acordados por el Patronato, previa propuesta del Director y presentación del plan a realizar durante los mismos. Anualmente se formará también el plan de trabajos a realizar en los cursos de cultura española para orientales que establece el apartado a) de la Ley fundacional. 17. En el Comité de publicaciones de las Escuelas de Madrid y Granada, que ha de constituirse conforme al artículo 16 del mismo Decreto, la Escuela de Granada estará representada por el Director y otra persona designada por el Patronato, quienes solicitarán aquellas colaboraciones que estimen necesarias. 18. La Residencia de Estudiantes, cuyo establecimiento insinúa el artículo 15 de aquella Ley, si llegara a organizarse, sería objeto de reglamentación especial. 19. La representación de la Escuela de Granada la ostentará el Patronato, y en todo caso, y por delegación suya, el Director técnico, siendo estos los únicos que podrán relacionarse, directa y oficialmente, con entidades y Centros de cualquier tipo, sin que en caso ninguno puedan establecerse en los locales de la Escuela enseñanzas que no hayan sido previamente aprobadas, ni darse conferencias ninguna sin especial permiso de la Dirección, decidiendo a su vez aquellas actuaciones públicas de la Escuela que estime pertinentes. Este Reglamento fue aprobado en la sesión celebrada por el Patronato el día 10 de Septiembre de 1932. Queda aprobado este Reglamento. Casa del Chapiz. A propuesta de la Dirección, el Patronado de la Escuela ha aprobado el plan de enseñanzas que regirá durante el año académico de 1932 a 1933. Conviene advertir que se trata de un plan provisional, para este año de iniciación y ensayo, pues, una vez ocupadas las Cátedras universitarias en trámite de provisión y vencidas algunas dificultades inherentes al comienzo de toda empresa, la labor pedagógica e investigadora de la Escuela alcanzará más amplio desarrollo.
68. Eran similares a las que percibían el Rector y los cargos directivos de la Universidad de Granada.
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En esta etapa de la Escuela, don Emilio, sin dejar su contacto con Asín, actuó de modo muy personal, comenzando las reuniones del Patronato y dando forma al plan de estudios que habría de regir. La correspondencia mantenida entre ambos permite ver una evolución hacia la madurez y marca un claro contraste entre las primeras cartas del joven recién llegado, que se encuentra solo y se agobia ante empresas de envergadura, y el hombre que, recibida la ayuda pedida, empieza a tomar decisiones propias: “Me dediqué primero a activar las obras, reunir el Patronato y formar un plan provisional de estudios[…] Le tendré a Vd. al corriente de todo de aquí en adelante […] prefiero no inquietarle y bandearme como pueda, toreando los toros que me salen con absoluta independencia” En la misma carta69 mostraba su gran dedicación en tales momentos: “[a] las 3½ bajo de la Alhambra y subo al Albaicín, al Chapiz, hasta las 6½, voy a la Casa de los Tiros a seguir ultimando detalles […]” De modo concreto, eran tres los fines que se proponía la Escuela: uno estrictamente universitario, de ampliar los estudios árabes eruditos dotándolos de los medios técnicos que hasta entonces no habían tenido, tales como bibliotecas especializadas o seminarios; otro social, buscando ejercer una influencia en la vida granadina por medio de conferencias u otros medios; el tercero, servir de nexo de unión con la juventud musulmana que miraba a España con interés y amistad. El 29 de octubre de 1932 la Gaceta de Madrid publicó el primer Plan de estudios de la Escuela, que se repartía en cuatro secciones: I Filología, englobando Lengua y Literaturas Árabe y Hebrea y Estudios Marroquíes y Dialectología. II Derecho e Instituciones islámicas. III Historia política y cultural de los musulmanes. IV Arte y Arqueología arábiga. La enseñanza impartida en aquellas secciones era válida para la Licenciatura en Filología Semítica70, teniendo en cuenta que tal especialidad fue, precisamente, consecuencia de la creación de las Escuelas71. En efecto, en Junta de Facultad celebrada el 11 de noviembre de 193272 se acordó el establecimiento de dicha especialidad, llamada en el Acta correspondiente Sección. Las disciplinas de la especialidad universitaria y el profesorado se expresaban así73: Lengua árabe (Árabe literal), Doctor García Gómez; Lengua hebrea, Doctor García Gómez; Árabe egipcio moderno, sin dotar; Árabe marroquí, Prof. Mohamed Ben Aomar de la Escuela de Estudios Árabes; Literatura rabínica, Escuela de Estudios Árabes; Literatura arábigo-española, Doctor García Gómez; Historia política del Islam, Doctor Palanco Romero, en la Escuela de Estudios Árabes; Historia de la España medieval, Doctor Palanco Romero, curso cuatrimestral; Cultura árabe: Instituciones musulmanas, Doctor Vila Hernández; Historia de judíos y musulmanes, Doctor Vila Hernández; Arqueología arábiga, Doctor Gallego Burín, curso especial; Geografía del mundo islámico, Prof. Izquierdo Croselles, Escuela de Estudios Árabes. Aunque no se incluía en esta relación, se exigía el conocimiento de Latín, que sí aparecía en el plan del curso 1934-35. Las pruebas para el examen de Licenciatura tenían una parte escrita y otra oral. La escrita la constituían una traducción del latín, otra del árabe, otra del hebreo, un comentario filológico de un texto árabe o 117
69. Carta de 19 de octubre de 1932. 70. Darío Cabanelas Rodríguez, “La Escuela de Estudios Árabes de Granada en su 50 aniversario”, Cuadernos de la Alhambra , 18 (1982), 16 71. Luis Seco de Lucena, “Los estudios árabes en España”, Africa, 58 (Octubre 1946), 29-31 (373-475) 72. Archivo Universitario de Granada, 5685 (Libro de Actas tomo II, folio 184) 73. Universidad de Granada. Facultad de Filosofía y Letras, Programa de Cursos del Año Académico 1934-1935.
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74. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes 75. En su Discurso de investidura como Doctor “honoris causa” por la Universidad de Granada, señalaba: “Mi día eran las clase matutinas en la Universidad del inolvidable Antonio Marín […] mi tarde, en el Chapiz, ya fundado después de su admirable restauración por el gran Torres Balbás”. Cf. Miscelánea de Estudios Árabes y Hebraicos, XXIV/1 (1975), 15-16. 76. El subrayado es mío. 77. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes 78. Sin nombre, pero debía ser don Alfonso Gámir Sandoval. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes. 79. Es decir, el que aparece en esta obra unas líneas antes.
hebreo y el desarrollo de un tema de literatura árabe o hebrea. La parte oral consistía en la explicación de un texto árabe o hebreo, de entre los que figuraban en el programa, una pregunta sobre literatura de los musulmanes o de los judíos, una conversación en árabe vulgar, una pregunta sobre Historia medieval de España, otra pregunta sobre Historia de los judíos y musulmanes y una pregunta sobre materia potestativa74. Curiosamente, en el plan del curso 1934-35, que incluía la asignatura de Latín, no se contemplaba su prueba para el examen de licenciatura. Muchos eran los elementos que ligaban estrechamente las dos instituciones, y los respectivos cuadros de asignaturas y profesorado, incluso el lugar en que se impartían las clases, así lo muestran. No obstante, a pesar de esta gran coincidencia, existían pequeñas diferencias entre ambas, con aspectos docentes propios de la Escuela que no existían en la Facultad. Tampoco coincidían los horarios; en la Facultad las clases eran matutinas y en la Escuela se daban por la tarde, lo cual indicaba el esfuerzo que algunos profesores, con don Emilio a la cabeza75, tenían que hacer para atender debidamente las tareas en uno y otro centro, razonablemente alejados físicamente. Se podrían ver algunos matices más, significativos de lo compartido y lo específico, siempre tomando como referencia el Programa del curso académico 1934-35: por una parte, la Escuela tiene espacio propio en el mismo, con expresión de asignaturas y publicaciones, explicitando que “La Escuela está autorizada a expedir a sus alumnos un certificado de suficiencia76 […]”; por otra, la mención de que las revistas y obras relativas a la Filología semítica se hallan en la Biblioteca de la Escuela de Estudios Árabes. Además de todo ello, y de lo que se deduce de la lectura del cuadro de asignaturas, una nota manuscrita de García Gómez anunciando el comienzo del curso, con expresión de asignaturas y profesores, concluía diciendo: “En este curso se inicia una colaboración estrecha de la Escuela con la Facultad de Letras, para la organización de la Licenciatura de Filología Semítica de la última”77. Este extremo lo ratifica un escrito del Secretario de la Escuela78, de 5 de mayo de 1934, dirigido a un señor de Córdoba, don Pascual Núñez, en el que le comunicaba, por encargo del Secretario General de la Universidad, la existencia de tres “cosas diferentes: 1ª. Una Sección de Semíticas, cuyo estudio se verifica en la Facultad de Letras de esta Universidad […] 2ª. En la Escuela de estudios Arabes de Granada se pueden seguir los estudios que comprende el adjunto plan79 […] 3ª. La Alta Comisaria de España en Marruecos ha creado cuatro becas […]”. Añadía que para acceder a los estudios de la Facultad era necesario ser bachiller y que al finalizar los mismos la Facultad expedía el título de Licenciado en Letras, mientras que para acceder a la enseñanza de la Escuela no se pedía ninguna titulación, no dándosele titulación a los que cursaran su plan de estudios. En cuanto a las becas, manifestaba que eran competencia de la Alta Comisaría, sin intervención alguna de la Escuela. En esta última, la inscripción y la asistencia a las clases eran totalmente gratuitas, si bien en el texto de la Gaceta de Madrid en el que se 118
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aprobaba el plan de estudios se indicaba que la cuota de inscripción de cada asignatura sería de 1,50 pesetas. La aparición de la Escuela en el ambiente académico, cultural y social de Granada tuvo un eco inmediato. En el universitario, el aliciente del lugar y de las asignaturas, la posibilidad de viajes, el mismo profesorado, con García Gómez como figura señera, atrajeron desde el primer momento a un número de alumnos y de alumnos-becarios desudado hasta entonces, todo lo cual provocó, probablemente, la creación de la Especialidad de Filología Semítica, que antes no existía. Otro de los puntos que se contemplaban en la labor de la Escuela era el correspondiente a una Sección de Arte y Arqueología Arábigas, de la que se pensaba su colaboración en el proyecto de formación del Museo Árabe Español en el Palacio de Carlos V de la Alhambra. De este modo quedaba conformado lo que la Escuela supondría en el mundo cultural de la ciudad, un cuadro que se ha mantenido, en líneas generales y con distintas intensidades, hasta el momento actual. Una tercera actuación de aquellos años, esta vez fuera de Granada, era su vinculación con el Protectorado de Marruecos, ya que en la Escuela se formaría parte del profesorado y de funcionarios que luego ejercerían allí su labor. En sentido inverso, entre sus objetivos figuraba procurar la atracción a los Centros docentes de Granada de estudiantes marroquíes, estableciendo, cuando sea posible, residencia para ellos. En definitiva, parece obvio el papel relevante que se daba a la Escuela tanto en el contexto local como en el norteafricano, especialmente el marroquí, cumpliendo así una de sus finalidades. Otra cosa es en qué medida se cumpliría, especialmente lo que concernía a Marruecos, visto que don Emilio no lo creía prioritario ni estaba muy interesado en ello. COMIENZA LA ACTIVIDAD Para abrir de modo oficial la actividad de la Escuela se preveía la presencia de don Niceto Alcalá-Zamora junto a don Fernando de los Ríos80, aunque la del Presidente parecía más problemática. Sí se daba como segura la de don Fernando, quien había estado en Granada a principios de octubre abriendo el curso académico 1932-3381. En carta de 19 de octubre de García Gómez a Asín le contaba haber tenido una visita del ministro el día 9 en la que habían pensado que la inauguración se haría a finales de mes, presidida por él y con una conferencia a cargo de don Emilio. Algo debió de cambiar cuando pocos días después, el 28 de octubre, García Gómez escribió directamente a don Fernando de los Ríos82 y le preguntaba qué fecha “dentro de la primera decena de diciembre” podría venir para presidir la sesión inaugural, si bien, unas líneas más adelante, insistiendo de nuevo en su deseo de que el ministro acudiera a la inauguración, manifestaba: “En los primeros días de noviembre podía celebrarse la solemnidad”. El día 31 de octubre, en una nueva carta le comunicaba el traslado de libros de la Facultad a la Biblioteca de la Escuela 119
80. Carta de 5 de septiembre de 1932. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes. 81. Del discurso se hizo eco El Defensor de Granada de 11 de octubre. Parece extraño no haber aprovechado su venida para el acto universitario, teniendo en cuenta, además, la vinculación Escuela-Universidad. 82. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes
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83. El plazo de inscripción para formalizar la matrícula correspondiente se abrió el día 4 de noviembre, en la Secretaría de la Facultad de Filosofía y Letras. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes. 84. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes 85. Carta a don Miguel Asín de 14 de noviembre de 1932. 86. Ignoro la fecha, ya que sólo he podido disponer del texto original del Archivo de la Escuela, en el que no consta. 87. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes 88. 23 de agosto de 1932 89. La noticia fue recogida por El Sol, que incluía una referencia previa a la labor de los arabistas españoles, con especial referencia a Ribera, Asín Palacios y García Gómez. Como en otras ocasiones, debo agradecer la amabilidad del Dr. Rodríguez Mediano que me ha hecho posible su lectura.
y el anuncio de la matrícula para el curso83, añadiendo: “no esperamos sino que Vd. pueda venir a honrarnos presidiendo la sesión inaugural”. En un escrito interno de aquellos días se señalaba como comienzo de las clases “el primer día laborable después de la inauguración oficial de la Escuela, que se celebrará en breve, presidida por el Excmo. Sr. Ministro de Instrucción Pública, y que se anunciará oportunamente”84. Finalmente, una llamada telefónica del ministro informando que no podía venir y que comenzaran las clases sin inauguración solemne, que se aplazaría hasta su venida, decidió a don Emilio a fijar el 21 de noviembre, lunes, como primer día de trabajo85. El dato aparece confirmado en un telegrama posterior86 de García Gómez a don Fernando de los Ríos, en el que informaba: “Comenzadas sin solemnidad clases Escuela de Estudios Arabes con 45 alumnos y 108 inscripciones hasta ahora, salúdole como inspirador y amparador oficial de la idea y exprésole deseo unánime de recibir próxima visita. Respetuosamente. García Gómez. Director”. Junto al telegrama, dan fe dos escritos internos87. En uno de ellos el Secretario de la Escuela citaba a un miembro de la misma a una reunión, en el que se hacía constar: “Habiendo sido señalada la fecha de lunes 21 del corriente para dar comienzo las clases en esta Escuela […]”. En otro, también de mano del Secretario, don Alfonso Gámir, se notificaba a los alumnos el comienzo de las enseñanzas para el citado lunes 21 de noviembre, añadiendo: “La inauguración solemne del curso queda aplazada hasta la fecha que el Excmo. Sr. Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes fije para presidirla”. No he encontrado noticia de que esta inauguración se produjera y sí una referencia de 20 de enero de 1933 en carta de García Gómez a don Miguel Asín en la que le comentaba una visita ya pasada del ministro, sin aludir a la Escuela. Y tres días después, en nueva carta, decía: “De la visita del Ministro no salió nada en particular”. Sin actos oficiales de por medio, el comienzo de la actividad en la Escuela debió de ser muy discreto y ceñido a lo estrictamente académico, hasta el punto que la prensa granadina, concretamente El Defensor de Granada, que tanto eco se hizo de la visita del Jalifa, no recogió nada relativo a ello. Curiosamente, en el mismo diario se recoge una referencia anterior88, dentro de un artículo dedicado a la Asociación Hispano-Islámica y firmado por Álvarez Salamanca, que alude a la “Escuela Árabe del Chapiz” y, tras señalar como próximo el día de la inauguración, prevé la asistencia del Rey Faisal de Arabia y el Presidente de la República. En el primer curso académico, 1932-33, el plan de estudios y el profesorado de la Escuela eran los siguientes89: Filología: don Emilio García Gómez, que se ocupaba de las asignaturas de Árabe literal y Explicación de textos árabes clásicos; don Luis Seco de Lucena Paredes, que compartía con don Emilio las clases de Árabe Literal; un lector marroquí (sin identificar en el programa) para el Árabe marroquí; un lector egipcio (también sin identificar) para el Árabe Egipcio moderno. El Hebreo Bíblico lo daba también don Emilio García Gómez por no estar dotada la cátedra. 120
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Civilización e Instituciones musulmanas: don Francisco de Paula Soriano de Lapresa, para la Geografía de los Países musulmanes; don José Palanco, decano de la Facultad, estaba designado para la asignatura de Historia Política del Islam, pero no pudo comenzar el curso, tal vez por haber sido nombrado alcalde de la ciudad, cargo que desempeñó de septiembre de 1932 a marzo de 1933; don José Navarro Pardo para Instituciones islámicas y derecho musulmán. Don Emilio García Gómez daba una conferencia semanal sobre Literatura arábigo-española. Arte y Arqueología Arábigas: don Leopoldo Torres Balbás y don Antonio Gallego Burín se ocupaban del Curso Elemental de Arqueología Musulmana; don Miguel Álvarez Salamanca explicaba Técnica Artística de las Industrias Arábigo-Granadinas. Enseñanzas especiales para alumnos musulmanes: don Alfonso Gámir Sandoval y don Luis Seco de Lucena Paredes impartían un Curso de Castellano para alumnos musulmanes. Seguramente, la asignatura más novedosa, al menos con rango universitario, sería la de Técnica artística. Su titular, Álvarez Salamanca, la concebía como “el enlace entre las prácticas que de ellas se cursan en la Escuela de Artes y Oficios Artísticos de Granada y las teóricas de Arqueología e Historia de las artes arábigas que en este Centro se establecen”. Juzgaba que el método de aprendizaje había de ser eminentemente práctico, orientado a “los obreros que aspiren a perfeccionar su trabajo por medio del estudio de la técnica de los oficios arábigo-granadinos”. Estimaba oportunas las visitas a casas particulares que fueran de interés para su objetivo, repartiendo el tiempo en tres clases semanales teóricas y otras tantas prácticas, que incluían dichas visitas. Finalmente, consideraba que se debía crear un Museo90. El primer año debió cumplir bien las expectativas desde el primer momento. En una carta de don Emilio a don Miguel Asín, de 11 de febrero de 1933, le decía: “La Escuela marcha sin complicaciones y llenando excelentemente el expediente”. Y en otra del 17 del mismo mes: “Ayer celebramos Patronato del Chapiz para el próximo curso. Todo bien”. Para el siguiente curso de 1933-34 se mantuvieron las mismas asignaturas y el mismo profesorado. Las únicas variaciones respecto al programa del año anterior era que en este curso ya aparecía el nombre del lector marroquí, Sidi Mohamed ben Omar, y se hacía constar que don Rafael Castejón Martínez de Arizala y don Joaquín Izquierdo Croselles habían sido invitados a dar conferencias sobre Arqueología Omeya y Geografía del mundo Islámico, respectivamente. En el curso 1932-33 se inscribieron para asistir a las clases y conferencias 171 personas y hubo 78 alumnos. En el de 1933-34 las inscripciones fueron 119 y los alumnos 80. Las cifras son bien expresivas respecto al interés que la Escuela había despertado. El curso de 1934-35 presentó algunas variaciones. En Filología, del Árabe literal pasó a ocuparse don Salvador Vila Hernández, nombrado catedrático de Cultura Árabe: instituciones musulmanas de esta Facultad el 11 de diciembre de 1933, en tanto don Emilio García Gómez daba las 121
90. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes.
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clases de Hebreo Bíblico y mantenía la de Explicación de textos árabes clásicos. El Árabe marroquí lo impartía Sidi Mohamed ben Omar y el Árabe egipcio se posponía para el curso siguiente, lo que hace pensar que tampoco se impartiera en los años anteriores. En Civilización e Instituciones, don Salvador Vila daba las clases de Instituciones musulmanas y de Historia de judíos y musulmanes, mientras García Gómez continuaba su clase semanal de Literatura árabe clásica. Arte y Arqueología reducía sus enseñanzas a Técnica artística de las industrias arábigo-granadinas, a cargo de Álvarez Salamanca, y las Enseñanzas especiales para musulmanes mantenía su Curso de castellano para orientales, impartido por don Luis Seco de Lucena y don Alfonso Gámir. Se añadían cuatro cursos monográficos, que eran: Historia de la España musulmana, por don José Palanco Romero; Geografía de países musulmanes, por don Joaquín Izquierdo Croselles; Cuestiones marroquíes, por don Emilio García Gómez; Arqueología arábiga, por don Antonio Gallego Burín; y Arte hispanomusulmán, por el profesor Henri Terrasse. Hay que pensar que el curso 1935-36 seguiría pautas muy parecidas, sólo modificadas por los reajustes que supondría la marcha de don Emilio a la Universidad de Madrid91 y su sustitución en la asignatura de Hebreo, de la que se hizo cargo don Salvador Vila el 25 de febrero de 193692. OTRAS ACTIVIDADES. CONFERENCIAS INVITADAS Y VIAJES CIENTÍFICOS
91. Orden de 28 de diciembre de 1935 y Gaceta de 5 de enero de 1936 92. Jacinto Bosch Vilá, “Evocación del Dr. Salvador Vila Hernández, catedrático de “Cultura árabe: instituciones musulmanas”, Cuadernos de Historia del Islam, 7 (1975-76), 173. 93. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes 94. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes 95. 24 de agosto de 1933. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes.
Junto a los cursos, se constituían Seminarios de Investigación anejos a cada una de las secciones y se organizaban cursos monográficos, conferencias y viajes científicos. Al mismo tiempo, se habían adjudicado nueve becas ampliándose a partir del 16 de febrero de 1934 en cuatro, que se destinaban a marroquíes. Mientras tanto, se había formado una biblioteca especializada, con fondos de distintas procedencias, con la supervisión y aprobación oficial del Ministerio, que permanecía abierta al público todas las tardes de 3 a 8, régimen que permaneció durante muchos años después93. Además, se tenía el proyecto de organizar en septiembre unos “Cursos de Vacaciones” para los orientales que visitaban Europa en los meses de verano. Consistían en conferencias en inglés, francés y árabe sobre temas españoles y arábigo españoles, de los que se hicieron carteles y folletos en los mencionados idiomas94. Se le dio suficiente difusión como para que fueran conocidos en diversos consulados extranjeros, entre ellos el de España en Bombay, cuyo cónsul escribió al director de la Escuela para gestionar el viaje a Granada de estudiantes musulmanes de la India95. También se hizo eco de ellos el diario egipcio La Bourse Egyptienne. A lo largo del curso lectivo, y de manera puntual, la Escuela llamó a distinguidos especialistas nacionales y extranjeros para que dictaran conferencias específicas, a las que solían acudir, a demás del personal del Centro y de estudiantes interesados, algunos sectores de la sociedad 122
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granadina. Con ello se cumplía uno de los objetivos de los fundadores de hacer presente la Escuela en la vida de la ciudad. Entre las personalidades más destacadas que fueron invitadas a dar estas conferencias figuraron los profesores españoles González Palencia, el P. Melchor Antuña y Zubiri, y los profesores extranjeros Lévi-Provençal, Della Vida y Nykl. En otro orden de cosas, la Escuela organizó varios viajes científicos en estos años, comenzando por la excursión realizada en diciembre de 1933 a Córdoba, Carmona, Écija y Sevilla. Del 2 al 14 de marzo de 1935 se realizó un viaje por Marruecos de un grupo compuesto por cinco profesores (Palanco, Hernández Redondo, Vila, Seco de Lucena y Ben Omar), doce alumnos de la Escuela y diez estudiantes de la Facultad de Letras, a cuyo frente figuraban don Antonio Marín Ocete, Rector de la Universidad y Presidente del Patronato, y don Emilio García Gómez, Director de la Escuela. A ellos se unieron en Algeciras cuatro alumnos de la Escuela de Madrid y los profesores García de Linares y Galvis. En el curso del mismo se visitaron las ciudades de Tánger, Larache, Alcazarquivir, Rabat y Salé. Se realizaron excursiones a Casablanca, Volúbilis, Muley Idris, Mequinez, Fez, Tetuán, Xauen y Ceuta y se tuvieron encuentros con diversas personalidades españolas y extranjeras96. Para aquel viaje la Facultad proporcionó 100 pesetas por alumno y 200 por profesor97.
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Fig. 25: Conferencia del profesor Nykl, el 19 de enero de 1936, en el Salón de Actos de la Escuela (Archivo de la Escuela de Estudios Árabes).
96. Al-Andalus, III (1935), 231-232. 97. Mercedes del Amo, SalvadorVila, el rector fusilado en Víznar, Granada, Universidad, 2005, p. 93
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Fig. 26: Los profesores Seco de Lucena, García Gómez, Marín Ocete, Leví-Provençal y Terrase, con otros miembros de la expedición, en la casa de al-Kattānī en Fez, durante el viaje a Marruecos, 1935 (Archivo de la Escuela de Estudios Árabes).
98. Archivo de la Escuela Estudios Árabes 99. Darío Cabanelas Rodríguez, “La Escuela de Estudios Árabes”, p. 8.
EL PERSONAL DE LA ESCUELA En lo que se refiere al Patronato, el primero que se constituyó el 29 de mayo de 1932, según consta en un escrito de don Emilio98, lo integraron don José Pareja Yébenes, como rector de la Universidad, don José Palanco Romero, como decano de la Facultad de Letras, don Leopoldo Torres Balbás, como Arquitecto-Director de la Alhambra, don Emilio García Gómez, como catedrático de Árabe y director de la Escuela, y don Antonio Gallego Burín, como catedrático de libre designación y secretario. Con el paso del tiempo se fueron produciendo variaciones motivadas por el cambio de rector de don José Pareja Yébenes por don Alejandro Otero (2/12/32) y de éste por don Antonio Marín Ocete (19/12/33), el de decano de la Facultad que pasó a don Antonio Gallego Burín (3/3/34), y el de catedrático de libre designación a favor de don Tomás Hernández Redondo (14/2/34). Como becarios de estos primeros momentos figuraban doña Ana Pardo López, doña Joaquina Eguaras Ibáñez, don Emilio Orozco Díaz, don Alfonso Gámir Sandoval y don Manuel Ocaña Jiménez99, algunos de ellos muy pronto incorporados a tareas superiores dentro de la Escuela. El programa del curso 1934-35 recogía, además de los nombres de los miembros del Patronato, el del resto del personal de la Escuela: Director: don Emilio García Gómez; Secretario: don Alfonso Gámir Sandoval; Bibliotecarios: don Antonio Marín Ocete y don Antonio Ortega Jiménez; Encargados de Sección: don Emilio García Gómez, don Salvador Vila Hernández, don José Palanco Romero, don Antonio Gallego Burín y don Leopoldo Torres Balbás; Adjuntos de Sección: don Luis Seco de Lucena Paredes y don Miguel Ávarez Salamanca; Lector marroquí: Sidi 124
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Mohamed ben Omar Regragui; Alumnos becarios: don Manuel Ocaña Jiménez, doña Joaquina Eguaras Ibáñez, doña Mª del Carmen Villanueva Rico; doña Mª de los Remedios Muñoz Álvarez, don José Rubia Barcia, don Miguel Jiménez Castillo, don Francisco Rodríguez Molero, don Francisco Santaolalla Lacalle y don Luis Jiménez Pérez; Becarios musulmanes: Dris ben Ahmed ben Kiran, Mohamed ben Ahmed Skirech, Mohamed Bulaix y Tayeb ben Mohamed ben Mojtar el Boaza. Junto al profesorado y personal de biblioteca y secretaría, la Escuela contaba con un conserje, un botones, una limpiadora y un vigilante nocturno. Durante las ausencias de don Emilio los escritos oficiales eran firmados por don Antonio Marín Ocete y don Antonio Gallego Burín100. En abril de 1935, un escrito del director101 informaba sobre el personal que en aquellos momentos prestaba servicios en la Escuela. La relación coincidía casi exactamente con la anterior con algunos cambios, como eran las omisiones de don Antonio Gallego Burín y don Leopoldo Torres Balbás y que don Antonio Ortega Jiménez, antes adscrito a la Biblioteca, constara sólo como becario, en tanto don Manuel Ocaña Jiménez, antes becario, aparecía como auxiliar de biblioteca. No figuraba ninguno de los becarios marroquíes. En el mismo escrito se manifiesta que la remuneración que dicho personal percibía era en concepto de gratificación. Ese mismo año, los profesores García Gómez y Vila Hernández fueron designados por el Patronato de loa Escuela para representarla en el XIX Congreso Internacional de Orientalistas, que se celebraría en Roma102. 125
Fig. 27: En los jardines de la Escuela. Aparecen don Emilio García Gómez, don Alfonso Gámir y don Manuel Ocaña, muy joven, junto a doña Joaquina Eguaras y doña Carmen Villanueva (Archivo de la Escuela de Estudios Árabes).
100. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes 101. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes 102. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes
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103. Ya señalé anteriormente sus cartas de 23 de octubre de 1930 y 11de febrero de 1933 104. Pueden verse sus datos académicos en Juan A. Ramallo Ortiz, Catálogo, p. 106. 105. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes. 106. Archivo Universitario de Granada, 5685 (Libro de Actas, Tomo II, folios 258, 266) 107. Idem, folios 256, 266. 108. J a c i n t o B o s c h Vilá,”Evocación del Dr. Salvador Vila Hernández”, p. 175. Vila había ejercido ya funciones de dirección en las ausencias de don Emilio de la Escuela, como consta en el Libro de Registros y en diversas facturas firmadas por él en 1934 y 1935, en las que aparece como director accidental (Archivo de la Escuela de Estudios Árabes). 109. Carlos Vílchez Vílchez, Leopoldo Torres Balbás, Granada, Comares, 1999, p. 65. 110. Archivo Universitario de Granada, 5685. Libro de Actas, Tomo II, fols. 272, 274
En el curso 1935-36 don Emilio García Gómez se trasladó a la Universidad de Madrid, logrando así sus deseos, varias veces expresados a don Miguel Asín103. El 5 de enero de 1936, en cumplimiento de la orden de 28 de diciembre de 1935, apareció su nuevo nombramiento en la Gaceta de Madrid. Quiero anotar algo que me parece curioso. En años anteriores don Emilio había compartido en la Escuela la asignatura de Árabe con don Luis Seco de Lucena y con don Salvador Vila, sin embargo su baja en la Facultad no fue cubierta por ninguno de ellos sino por don Fernando Quesada Pastor, profesor auxiliar adscrito a las cátedras de Árabe y Hebreo desde 1931104, a quien se encargó, con carácter provisional, de las clases de Árabe desde el 20 de enero de 1936 hasta el curso 193940, sin que pueda precisar fechas más concretas. De él había yo tenido noticia a través de una carta de don Emilio a don Alfonso Gámir, de 23 de noviembre de 1933 hallándose aquél en Madrid, en relación con las clases de hebreo105 y vuelve a aparecer en la lista de personas que hicieron el viaje a Marruecos en 1935. De la asignatura de hebreo se hizo cargo Quesada el curso 1939-40106. En aquél curso 1935-36 Seco de Lucena figuraba en la Facultad como profesor de Literatura italiana, en tanto Vila tenía a su cargo el Hebreo107. En lo que respecta a la Escuela, no creo que la marcha de D. Emilio García Gómez a Madrid supusiera más que los lógicos cambios en la estructura del Patronato y del profesorado, sin que afectara a las actividades del Centro. En la dirección fue sustituido por don Salvador Vila108, quien, a partir de 25 de febrero de 1936, también se hizo cargo de las clases de Hebreo. Finalmente, el propio Vila ocupó el rectorado de la Universidad, de modo interino, 21 de abril del mismo año, sustituyendo a Marín Ocete, lo que suponía la presidencia del Patronato. Heredaba así, aunque de modo distinto y mucho más efímero, el protagonismo de García Gómez en la Escuela. Otra baja en el Patronato fue la de Torres Balbás. Abandonó la ciudad para instalarse en Madrid, al menos desde finales de abril de 1936109, en medio de una serie de enfrentamientos con distintos estamentos granadinos, que comenzaron en 1935 tras su reforma del Patio de los Leones, de la Alhambra. LA ESCUELA DURANTE LA GUERRA CIVIL (1936-39) Las tensiones políticas que desembocaron en el levantamiento militar del 18 de julio de 1936 también iban a repercutir en la actividad de la Escuela. La dificilísima situación general se veía reflejada en el quehacer universitario por una larga serie de incidentes que arrancaban de enero de 1936 y habían llevado al cese de las clases en toda la Universidad. En tal estado, la Junta de la Facultad de Letras, en sesión de 15 de abril de aquel año110, planteó la posibilidad de que se dieran en la Escuela las clases de la Facultad. La decisión se pospuso hasta que se completaran 126
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los trámites de nombramiento de Rector que se resolvió pocos días después en favor de don Salvador Vila, quien ratificó la idea de trasladar la actividad académica a la Casa del Chapiz con fecha de 22 de abril, coincidiendo con la reanudación de las clases en el resto de las Facultades111. Aquí se mantuvieron hasta el 22 de junio, cuando el rectorado decidió que los alumnos volvieran a la Facultad, seguramente ya para realizar los exámenes finales112. En el personal de la Escuela la situación política tuvo una incidencia muy directa. Por una parte, el 25 de agosto de ese año, es decir en los primeros momentos de la Guerra Civil, don Leopoldo Torres Balbás fue cesado del cargo de Arquitecto-Director de la Alhambra por orden del gobernador militar de Granada, al considerársele afecto al régimen de izquierdas y acusándosele de tener abandonados sus cargos. Fue sustituido por don Francisco Prieto Moreno, quien siempre habría de destacar su admiración hacia los grandes valores de don Leopoldo. En aquella primera revisión política se vio también envuelto, sin posteriores consecuencias, otro miembro de la Escuela, don Luis Seco de Lucena113, pero, sin duda, la baja más sensible fue la desaparición del director y presidente de su Patronato, don Salvador Vila, fusilado en Víznar el 23 de octubre de ese año. Al quedar vacante la dirección se hizo cargo de ella, accidentalmente, don Antonio Gallego Burín, como consta en diversos documentos114, con el dato de que a partir del 6 de julio de 1936, no sólo antes de que estallara la guerra sino incluso con Vila aún en Granada, las facturas que se conservan están todas firmadas por él como director, seguramente con motivo de alguna ausencia puntual de don Salvador. Era algo habitual y lógico para el buen funcionamiento del Centro y ya antes, en varias ocasiones de 1934, aparecen facturas con la firma de Salvador Vila como director accidental, siendo García Gómez director titular. Es también digno de señalar que en la nómina de ese mes de julio figura don Salvador Vila como director, pero con una nota que dice literalmente: “Por Orden gubernativa ha sido dispuesta su baja en el percibo de haberes, no acreditándosele por dicha causa”. En el mismo caso se encontraban los becarios don José Rubia Barcia y don Luis Jiménez Castillo. La fecha de la nómina era 21 de julio de 1936115. Pero lo que impresiona es constatar que en la misma nómina aparecen los nombres de otras dos víctimas de aquella guerra, con la indicación: “Por fallecimiento no se le acreditan haberes”, casi un mes antes de que aquel fallecimiento se produjera116. Se trata de don Miguel Álvarez Salamanca, que había soñado con una Andalucía libre unida a un Magreb Árabe117, y don José Palanco. En la nómina de agosto, obviamente, sus nombres y los de los tres anteriores habían desaparecido. Todo ello hace pensar que la reacción política tan inmediata era indicativa de que aquellas personas ya se habían tenido en cuenta por parte de algunos sectores de dentro o de fuera de la ciudad. Don Antonio Gallego Burín, entonces Decano de la Facultad de Letras, se hizo cargo de la dirección de modo eventual, hasta que el 127
111. Archivo Universitario de Granada, 2751 .Actas del Patronato y Junta de Gobierno, Libro tercero, fol. 53. 112. Noticia recogida en El Noticiero Granadino, de los días 22 de abril y 21 de junio de 1936. 113. CarlosVílchezVílchez, La Alhambra de Leopoldo Torres Balbás, Granada, Comares, 1988, pp. 515-516. 114. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes 115. Rubia Barcia estaba en Madrid al comenzar la guerra y llegó a desempeñar cargos de responsabilidad con el gobierno republicano, lo que le permitió proteger a don Emilio García Gómez, asignándole un puesto en la Subsecretaría de Armamento, primero en Valencia y luego en Barcelona. Al finalizar, mientras García Gómez pudo pasar a zona nacional, a San Sebastián, Rubia fue confinado en varios campos de concentración antes de poder marchar a Cuba. Cf. Enriqueta Barranco y Fernando Girón, Alejandro Otero, Granada, Cajagranada, 2006, p. 754. 116. Fueron fusilados los dos el mismo día 16 de agosto de 1936. Cf. Manuel Titos Martínez, Verano del 36 en Granada, 2ª ed. Granada, Atrio, 2006, p. 106, n. 128. 117. Al menos, así lo cuenta Dris Ben Kiran, antiguo alumno de la Escuela en el artículo que dedicó a doña Joaquina Eguaras, con motivo de su muerte, aparecido en IDEAL, 12 de julio de 1981, con el título: “Joaquina, la cherifa de Granada”.
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118. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes 119. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes 120. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes 121. Cf. Carolina Corporales Leal, “Moneda y guerra civil española: delitos monetarios”, Ab Initio, Número Extraordinario, I (2001) 179-180. 122. IDEAL, 11 de noviembre de 1937 123. Fernando de Ágreda Burillo, “Don Ángel González Palencia: 1889-1949. Apuntes biográficos”, Anaquel de estudios árabes, 9 (1998), 232. 124. Lo anunciaba en carta desde Ibdes (Zaragoza), de 24 de mayo de 1938. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes. 125. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes. 126. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes. 127. Nº IV (1936-1939), 487.
29 de septiembre de ese mismo año la Comisión de Cultura y Enseñanza del Estado Español, a petición del Patronato de la Escuela, que, a su vez, había consultado a don Miguel Asín Palacios, nombró para el cargo a don Ángel González Palencia, en aquellos momentos adscrito accidentalmente a la Universidad de Zaragoza, haciendo constar que el nombramiento tenía carácter provisional: mientras duren las circunstancias actuales118. Al parecer, se personó en la Escuela el 15 de octubre de ese año para hacerse cargo de las clases y de la dirección119 y se debió de marchar enseguida porque la nómina de marzo de 1937 estaba firmada por don Antonio Gallego. Aquella nómina incluía los pagos desde julio de 1936 hasta esa fecha120 que, al parecer y por los difíciles momentos vividos, no se habían hecho efectivos. Hay que pensar que el dinero ya procedería de Burgos, de la llamada “España Nacional”, que ya tenía su propio papel moneda, sustituyendo al de los primeros meses de guerra, que todavía era el de la República con un estampillado especial en el que se hacía constar Gobierno Español-Burgos, y una corona mural121 . La presencia de González Palencia en la Escuela debió de ser escasa y sólo he encontrado noticias de un viaje a Marruecos en noviembre de 1937, delegado por el Patronato para realizar gestiones en la Alta Comisaría en relación con unos proyectados cursos para alumnos marroquíes a celebrar en la Escuela. En este mismo año aparecieron noticias suyas en la prensa, entre ellas el artículo titulado “Las memorias de un rey de Granada”122 y una entrevista en la que expresaba el interés del gobierno de Franco por la cultura árabe y su estudio. En los primeros meses de 1938 anduvo por tierras aragonesas, desde donde escribió varias veces a la Escuela. Su lejanía física y la situación de la ciudad de Granada, adepta al levantamiento militar y aislada en la zona republicana que la rodeaba casi por completo, hacían difíciles los desplazamientos a ella, y esto, unido a su proyectada y aprobada estancia en la Universidad de Stanford, en California, en donde ya había trabajado cuatro años antes123, le llevaron a pedir en este mismo de 1938 su relevo en la dirección, ya que no podía atenderla debidamente124. En reunión celebrada por el Patronato de la Escuela el 1 de junio125 se aceptó la renuncia y se nombró, nuevamente, director a efectos administrativos a don Antonio Gallego Burín, quien desempeñó el cargo hasta finales de enero de 1943, en que fue nombrado como titular don Luis Seco de Lucena Paredes. Hay un dato curioso: el 5 de mayo de 1939 el Gobierno Militar de Granada expidió una autorización a favor del “Director de la Escuela de Estudios Árabes de esta Capital, don Luis Seco de Lucena Paredes”, para que se desplazara a Córdoba junto con don Alfonso Gámir y un grupo de alumnos y profesores del centro126. El hecho podría explicarse porque don Luis viajara en nombre de la Escuela y se le considerara como tal por parte de quien redactó la autorización. La revista Al-Andalus, el órgano oficial de las dos Escuelas desde su fundación, informaba127 que durante el curso 1936-37 no se habían dado clases ni conferencias, siendo la única actividad el trabajo de investigación de los alumnos becarios. Junto a ello, la existencia de facturas de gastos 128
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de mantenimiento, material de oficina, libros y personal, nos indican que el edificio estuvo siempre abierto, cuidado y activo en la medida que ello era posible, aún dentro de la situación económica tan precaria que se vivía en aquellos momentos. Es también digno de destacar que en los primeros meses de la guerra la nómina de personal seguía siendo, prácticamente, la misma. Para el curso 1937-38 se señalaba la reanudación de los cursos ordinarios, además de una conferencia de don Ángel González Palencia, sobre Hurtado de Mendoza, en el Paraninfo de la Universidad. El de 1938-39 registró mayor actividad. Además de los trabajos habituales de los becarios, se organizó un cursillo para alumnos de Magisterio musulmán, es de suponer que marroquíes, incluyendo visitas a los principales monumentos granadinos. Durante las fiestas del Corpus de ese año el Ayuntamiento celebró en el Corral del Carbón una exposición de industrias granadinas y marroquíes, con objetos procedentes de Tetuán, bajo la dirección técnica de la Escuela128. Antes de que finalizara la guerra, por Decreto de 19 de mayo de 1938, el gobierno nacionalista creó el Instituto de España como organismo que se ocupara de cuanto concernía a la enseñanza universitaria y a la investigación. Como primera medida, se suprimía la Junta de Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, cuyas competencias y centros pasaban al reciente Instituto, al tiempo que se organizaban nuevos institutos centrados específicamente en la investigación, entre ellos el dedicado a la figura de don Marcelino Menéndez Pelayo que englobaría distintos centros, uno de los cuales sería el “Centro de Filología Semítica y Estudios Arábigos”, manifestando que una de sus sedes sería Granada. Pienso que debía de tratarse de la Escuela con otro nombre. Como noticia curiosa de estos momentos, la visita realizada a la Escuela el día 20 de abril de 1939 por el entonces Jefe del Estado, don Francisco Franco Bahamonde, acompañado por el general don Gonzalo Queipo de Llano, siendo recibidos por el rector don Antonio Marín Ocete, don Emilio García Gómez, que debió de venir de Madrid y al que se cita, erróneamente, como director de la Escuela, y don Francisco Prieto Moreno, como jefe provincial de Falange, además de otras autoridades y del profesorado y alumnos del Centro129. En el curso de la misma recorrió las habitaciones de la residencia, la biblioteca y el resto de la Escuela. Según Seco de Lucena, que es quien informa de ello en carta a don Fernando Valderrama130, Franco se entusiasmó con Granada y con la Escuela hasta el punto de considerar la ciudad como “centro occidental del mundo islámico” y la Escuela “importante centro de cultura para musulmanes”, llegando a decir que se traerían aquí los manuscritos de El Escorial. La visita se incluyó entre los actos celebrados en Granada con motivo de un viaje oficial a la ciudad.
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128. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes 129. IDEAL, 21 de abril de 1939, p. 4. 130. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes. Valderrama era en aquellos años Interventor de Enseñanza Marroquí, en Tetuán,
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Fig. 28: Don Gonzalo Queipo de Llano, don Francisco Franco, don Antonio Marín Ocete y alumnos marroquíes en los jardines de la Escuela el 20 de abril de 1939 (Archivo Marín Ocete).
131. Mercedes del Amo, Salvador Vila, p. 253. Don Emilio añadía: “El Consejo es de una burocracia imposible”. ¿Qué diría hoy? 132. Al-Andalus, V (1940), 254. 133. Al-Andalus, IX (1944), 521.
LA ESCUELA EN EL CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS. LA PRIMERA ETAPA (1939-1983) Como consecuencia de lo anteriormente expuesto, la creación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, por Ley de 24 de noviembre de 1939, iba a suponer la integración de las dos Escuelas en este nuevo organismo. Según palabras de don Emilio García Gómez, en carta dirigida a la viuda de don Salvador Vila el 1 de abril de 1968, “Las Escuelas de Estudios Árabes cesaron de existir como ente autónomo, y se hundieron en el mar inmenso e insondable del Consejo Superior de Investigaciones Científicas131”. Dentro del Consejo fueron adscritas al Patronato Menéndez Pelayo, formando el llamado Instituto Arias Montano. La Escuela de Granada conservaba, por el momento, el antiguo Patronato con el rector Marín Ocete como Presidente y don Alfonso Gámir como secretario132. Tras la muerte de don Miguel Asín Palacios, y como honra a su memoria, las Escuelas pasaron a formar el Instituto llamado Miguel Asín (Decreto de 9 de noviembre de 1944) quedando el Arias Montano dedicado a Estudios Hebraicos y de antiguo Oriente133. La nueva denominación marcó el fin de los Patronatos de ambas. En lo sucesivo, entrarían en vigor las Juntas de Instituto y los Claustros Científicos para ocuparse 130
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del funcionamiento de la Escuelas, como ocurría con los demás centros del organismo. La Escuela de Granada mantuvo sus directrices principales, incluidas las de enseñanza, permaneciendo su carácter de “aneja y complementaria de la Facultad de Letras y dependiente de su Rectorado”, como hacía constar en un escrito el ministro del momento, añadiendo que debía establecer las debidas relaciones con el Instituto Arias Montano134. Para el curso 1939-40 las asignaturas respetaban los programas de cursos anteriores, y eran: Árabe literal, Hebreo Bíblico, Explicación de textos clásicos, Árabe marroquí, Árabe egipcio moderno135, Derecho e Instituciones musulmanas, Geografía e historia de los países musulmanes, Literatura arábigo española, Curso elemental de arqueología árabe y Curso de castellano para alumnos musulmanes. El Hebreo se daba en la Facultad de Letras136. En lo que se refiere a las Secciones, se estructuró en cuatro: Filología Árabe, Historia de los musulmanes, Derecho e instituciones islámicas y Bibliografía137. El 30 de enero de 1943 ocupó la dirección de la Escuela don Luis Seco de Lucena, con carácter de titular, sustituyendo a don Antonio Gallego Burín que la había desempeñado desde 1938, de modo provisional. La labor de don Antonio en los muchos años que estuvo vinculado a la Escuela fue ejemplar, desde los primeros momentos en que intervino en las obras de acondicionamiento de la Casa del Chapiz hasta su posterior incorporación a la Escuela como miembro del Patronato y profesor, periodo en el que sustituyó en la dirección a don Emilio García Gómez cuando éste se ausentaba del Centro. Después, no dudó en ejercer la dirección de modo accidental en otras dos ocasiones, en unos momentos especialmente difíciles, a lo largo de toda la guerra y en los primeros de la posguerra, en los que, además, simultaneaba aquél trabajo con su labor como alcalde de la ciudad. Las nóminas del personal de la Escuela, las facturas de gastos de mantenimiento del edificio y las actividades de carácter intelectual que se recogen en distintos documentos de estos años, son testimonio de que la Escuela se mantuvo abierta y trabajando gracias a su eficaz gestión en una situación tan especial y tan conflictiva. A él le tocó, también, la incorporación al Consejo, con la consiguiente nueva orientación que ello suponía. En sus años de dirección se gestionó la puesta en funcionamiento de la Residencia y se comenzaron los contactos con las autoridades del Protectorado para dar forma a una colaboración activa con el Centro de Estudios Marroquíes de Tetuán, que luego daría lugar a los cursos de Interpretación. Eran dos asuntos pendientes, entre los objetivos de la Escuela, que habían quedado sin abordar de modo decidido. Más tarde, en la década de los 50, siguió ayudando a la Escuela desde su cargo de Director General de Bellas Artes para la financiación de obras en los edificios. Creo, sinceramente, que lo que hizo por la Escuela no ha tenido el reconocimiento debido. Todos, o casi todos, hemos considerado siempre 131
134. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes. 135. En la Memoria publicada por el CSIC, no aparece. 136. Al-Andalus, IV (193639), 487-488 137. Darío Cabanelas, “La Escuela de Estudios Árabes”, p. 16.
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138. Con ello no pretendo establecer comparaciones entre él y García Gómez, ambos, además, con una larga y excelente relación de amistad. Sí quiero, en cambio, hacer notar que la Escuela tuvo en sus años más difíciles no uno sino dos hombres excepcionales para llevarla adelante. 139. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes. 140. Silla del moro, p. 97. 141. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes.
que nuestra deuda era con García Gómez y ahora, después de años de trabajo, en los que han pasado por mis manos muchos y muy variados documentos, creo que, sin olvidar lo que don Emilio hizo, se debe valorar, en muy alto grado, la actuación y entrega de don Antonio Gallego Burín, dilatada en el tiempo y realizada en medio de grandes dificultades. Y no quiero olvidar, tampoco, que hablo de una figura, la de don Antonio, de una talla científica excepcional y que en aquellos momentos tenía en el ámbito nacional una proyección social y oficial de primer orden, a la altura de cualquier otro nombre ligado a la historia de nuestro Centro138. En conjunto, creo que la primera y principal deuda de la Escuela es con don Fernando de los Ríos, a quien debe su creación, y, tras él, esta deuda habría que repartirla entre García Gómez y Gallego Burín que la pusieron en marcha y la condujeron en sus primeros años, coincidiendo con los momentos más críticos. Aquel curso se incorporó don Carlos Quirós Rodríguez, hasta entonces director del Centro de Estudios Marroquíes de Tetuán. Al comienzo de la década de los 40, casi al mismo tiempo de la desaparición del Patronato, las clases que se daban en la Escuela pasaron a convertirse en las propias de la Especialidad de Filología Semítica. Tal extremo lo ratifica una carta de don Luis Seco de Lucena, de 8 de noviembre de 1943, en la que dice textualmente “La Escuela, aunque dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas está íntimamente ligada con la Facultad de Filosofía y Letras, hasta el punto de que toda la Sección de Filología Semítica de dicha Facultad se cursa en el Centro que dirijo”139. Don Emilio García Gómez lo corrobora en el artículo que dedicó a la Casa del Chapiz, en 1943140. Así se mantendría hasta el curso 1947-48. En la Memoria enviada al Consejo se hacía constar la siguiente distribución de asignaturas y profesores141. Filología: Árabe literal (primero y segundo curso), a cargo de doña Joaquina Eguaras Ibáñez y don Luis Seco de Lucena; Explicación de textos árabes clásicos, don Luis Seco de Lucena; Árabe marroquí (iniciación, segundo y tercer curso) bajo la dirección de don Carlos Quirós Rodríguez, junto al lector marroquí Abadala Yabak; Hebreo Bíblico, don David Gonzalo Maeso; Introducción al estudio comparado de las lenguas semíticas, padre Joaquín Peñuela, S.J.; Latín medieval, don Antonio Marín Ocete. Civilización e Instituciones: Instituciones musulmanas, padre Joaquín Peñuela, S.J.; Derecho malekí, don Carlos Quirós Rodríguez; Cultura islámica, don José Navarro Pardo; Historia de judíos y musulmanes, don Antonio Palomeque Torres; Historia media de España, don Alfonso Gámir Sandoval; Islam moderno, don José Navarro Pardo; Literatura árabe general, don Luis Seco de Lucena; Literatura arábigo española, don Luis Seco de Lucena; Literatura rabínica, don David Gonzalo Maeso. Arte y arqueología: Arqueología musulmana, don Jesús Bermúdez Pareja. Cursos especiales: Curso de castellano para orientales, don Alfonso Gámir Sandoval; Organización del Protectorado Español de Marruecos, don David Gonzalo Maeso. 132
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En enero de 1944 se montó una imprenta árabe, de la que se encargó a don Vicente Vázquez Ruiz142, en una habitación de la casa pequeña, cuyo primer trabajo fue la edición de la obra de Asín Palacios El Régimen del solitario, de Avempace. A semejanza de lo ocurrido en la primera etapa, se mantuvieron las conferencias y los cursos a cargo de profesores invitados, siendo destacable el impartido por el profesor Alois Richard Nykl, en la primavera de 1940, sobre poesía arábigo española143. Este mismo profesor fue propuesto en octubre de ese año como Encargado de Sección y Jefe de los Servicios de Seminario e Investigación144. No tengo datos posteriores, pero no parece que se cumpliera. Otra actividad que permanecía era la de visitas y excursiones de carácter científico a distintos lugares de Granada o a ciudades cercanas, en este caso dirigidas por los profesores Bermúdez Pareja y Orozco Díaz. Fuera de España, y concretamente a Marruecos, se realizaron tres viajes: Uno en 1940, a la zona española del Protectorado, otro en abril de 1944, con proyección más amplia, que recordaba al realizado en 1935, organizado por la Facultad de Letras pero al que se unió un grupo de profesores y alumnos de la Escuela, dirigidos por los profesores don Luis Seco de Lucena, don David Gonzalo Maeso y doña Joaquina Eguaras Ibáñez, junto a otros de la Facultad, a los que se agregaría un grupo procedente de Madrid. Finalmente, en diciembre de 1947, dirigidos por don Luis Seco de Lucena, volvieron a visitar Marruecos, esta vez la zona correspondiente al Protectorado español. La actividad de la Escuela en estos años tuvo proyección en otras ciudades vecinas, concretamente Almería y Málaga, a petición de cuyos Ayuntamientos se dieron durante el curso 1947-48 diversos cursos sobre aspectos de la civilización arábigo española, a cargo de los profesores Gonzalo Maeso, Seco de Lucena, Bermúdez Pareja y Gámir Sandoval145. En el curso 1947-48 las asignaturas y profesores eran: Lingüística: Árabe literal, don Luis Seco de Lucena, doña Joaquina Eguaras Ibáñez y don José Vázquez Ruiz; Árabe vulgar tetuaní, don Carlos Quirós, don José Vázquez Ruiz y Sidi Abalá Yabal. Cultura e Instituciones islámicas: Literatura árabe, don Luis Seco de Lucena; Latín, don Antonio Marín Ocete; Filosofía, don Enrique Gómez Arboleya; Historia y Arte medievales, don Alfonso Gámir Sandoval; Historia del Occidente musulmán, don Jesús Bermúdez Pareja y don José Navarro Pardo. Las clases correspondientes al grupo de Lingüística se daban en la Escuela y las de Cultura e Instituciones en la Facultad de Letras. Estaba previsto ampliar el programa con cursos sobre Dialectología árabe occidental, Instituciones y Derecho islámico y Derecho Administrativo del Protectorado. Pienso que debió de ser el último año en que se dieran en la Escuela clases con validez oficial para la Especialidad universitaria. En los fondos existentes no he vuelto ha encontrar ninguna documentación después de este curso. 133
142. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes 143. Miguel Cruz Hernández, “75 años de la Escuela de Estudios Árabes”, IDEAL, 31 de octubre de 2007. 144. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes. 145. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes
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146. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes. 147. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes.
Completando el cuadro de asignaturas de cada año, se mantuvieron también los cursos monográficos y las conferencias, con la participación, entre los cursos 1940-41 a 1948-49, de los profesores Rumeu de Armas, Quirós Rodríguez, Nyckl, Navarro Pardo, Carlo Vianco, Bermúdez Pareja, García Gómez, Vázquez Ruiz, Castejón, García Figueras, González Palencia, Gonzalo Maeso, Orozco Díaz y Seco de Lucena. Como detalle anecdótico, el 3 de abril de 1945 se recibió en el Ministerio de Educación Nacional un escrito firmado el 15 de marzo del mismo año por José María Ripoll González, tonelero natural de Albuñol, con domicilio en Cuesta del Chapiz, 19, en el que solicitaba la plaza de conserje de la Escuela de Estudios Árabes, alegando para ello la compra de la finca donde actualmente habito para su transformación en la Escuela de Estudios Arabes […] y, creyendo tener sobrados méritos para obtener el citado puesto, a mas de existir la ventaja de habitar, precisamente, el citado edificio, lo que, en caso contrario supondría para mí un grave trastorno y perjuicio que me ocasionaría el tener que marchar y buscar vivienda. El Ministerio la denegó por no existir consignación para el cargo. Coincidiendo con el fin de las clases con rango universitario, al comenzar la década de los 50, la Escuela se centró en los estudios correspondientes a la carrera de Interpretación, cuyos antecedentes databan, al menos, de diez años antes. En febrero de 1940, un escrito, sin firma, planteaba la posibilidad de que la Escuela, en coordinación con centros de enseñanza de Tetuán, se ocupara de preparar a jóvenes marroquíes para un Bachillerato especial elemental y superior que los habilitara para acceder a carreras universitarias. El título de bachiller lo otorgaría la Universidad de Granada. También, se proponía la creación de un certificado de Cultura marroquí, para lo cual la Escuela prestaría un espacio para Residencia, además de ocuparse de impartir unas asignaturas específicas para este fin146. Enlazando con esta propuesta, y con grandes similitudes con ella, con fecha de 30 de octubre de 1940, alguien tan vinculado a la Escuela como don Luis Seco de Lucena, por entonces Asesor de Enseñanza del Protectorado, remitió desde Tetuán un amplio escrito147 manifestando la conveniencia de que los funcionarios que trabajaran en Marruecos tuvieran un Certificado de Estudios Marroquíes de dos tipos: uno de grado elemental con conocimientos generales de cultura marroquí y otro superior que capacitara para el desempeño de la profesión de Intérpretes e Interventores. A tal fin, incluía las oportunas asignaturas repartidas en tres años para el certificado elemental y cuatro para el superior. La base de las mismas eran la lengua árabe literal, vulgar y chelja, la geografía y la historia del Islam y de Marruecos, la Instituciones islámicas y las relaciones históricas y administrativas de España con el Protectorado. Proponía como lugares de estudio el Centro de Estudios Marroquíes de Tetuán y las Escuela de Estudios Árabes de Madrid y Granada. En relación con aquella idea, no sé hasta qué punto influido por ella, años después, la Alta Comisaría de España en Marruecos daba validez 134
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académica para el Centro de Estudios Marroquíes de Tetuán148 a las enseñanzas que se impartían en la Escuela, que eran Árabe Vulgar, Beréber Rifeño, Geografía de Marruecos, Sociología Marroquí y Derecho Administrativo del Protectorado. Se completaban con clases de Árabe literal, Literatura árabe clásica, Literatura arábigoespañola, Explicación de textos árabes, Historia del Occidente musulmán, Historia de la España musulmana, y Derecho islámico. Con ello se podían ampliar las posibilidades que estos estudios podían ofrecer a la juventud que se interesara en ellos149. El cuadro de asignaturas, con ligeras variantes, se mantuvo, prácticamente, durante toda la década. Los alumnos eran estudiantes españoles con el título de bachiller, la mayoría de los cuales habían comenzado a estudiar en diversas Facultades. Superados los cursos de Granada, se trasladarían a Tetuán en donde continuarían la carrera150. Para los alumnos de países musulmanes que cursaban en Granada alguna carrera universitaria se impartían clases de Lengua y Literatura españolas e Historia del Arte. Alternando con la actividad docente, se realizaban trabajos de investigación teniendo la cultura hispanomusulmana como objetivo. Consecuencia de la vinculación de la Escuela con Marruecos, que se reflejó desde los primeros momentos de su vida oficial y que enlazaba con la labor docente de aquella y la proyección que se pretendía que tuviera en este país, fue la presencia de cuatro traductores intérpretes, tres profesores de enseñanza media y cinco maestros, todos ellos formados en la Escuela, que en 1952 prestaban servicio en el Protectorado151. En 1950 la Escuela acogió diversas conferencias con destacados ponentes, como los profesores Robert Brunschvig, Lévi-Provençal, Fernando Valderrama Martínez y Guillermo Guastavino, entre otros. El personal lo seguían constituyendo los profesores universitarios que daban las clases, los becarios y el lector de árabe marroquí. En cuanto a la difusión de sus trabajos, además de la colaboración en la revista Al-Andalus, a partir de 1952 se amplió a la Miscelánea de Estudios Árabes y Hebraicos, editada por la Universidad granadina desde ese mismo año, no de modo eventual, sino como colaboración científica entre esta revista y la Escuela, y así se hace constar en las Memorias enviadas al Consejo, que, incluso, colaboró económicamente en su publicación hasta finales de los años sesenta. Poco a poco el Centro se modificaba, no sólo en su actividad sino también en su personal, en unos casos por cambios de destino, en otros por la ley inexorable de la muerte. También trajo importantes incorporaciones: en 1955 el P. Darío Cabanelas ocupaba una de las dos cátedras de Lengua Árabe de la Facultad y en 1959 don Jacinto Bosch Vilá lo hacía con la de Historia del Islam. Ambos se integrarían en la Escuela en el mismo momento de su llegada. A comienzos de los sesenta, la enseñanza quedó limitada a las asignaturas de Iniciación al Árabe literal y Árabe hablado moderno, además de algún curso monográfico y conferencias invitadas.
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148. Como referencia informativa sobre este centro remito a la obra de Fernando Valderrama Martínez, Historia de la acción cultural de España en Marruecos, Tetuán, Editora Marroquí, 1956, pp. 499-527. 149. Luis Seco de Lucena, “Los estudios árabes”, p. 29 (473) 150. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes. Una visión directa de aquel asunto puede verse en los trabajos de Juan Pablo Arias Torres y Manuel C. Feria García, “La traducción en el Protectorado Español. Entrevista con Rafael Olmo Villafranca”, Trans, 7 (2003), 107-19; Manuel C. Feria García y Juan Pablo Arias Torres, “Antonio Berdonés López, traductor de árabe. Cuatro décadas al servicio de los intereses de España”, Sendebar, 15 (2004), 141160; Manuel C. Feria García y Juan Pablo Arias Torres, “Entre la universidad y la trujamanería. Entrevista a José Aguilera Pleguezuelo”, Sendebar 16 (2005), 255-270; Juan Pablo Arias Torres y Manuel C. Feria García, Los traductores de árabe de Estado español. Del Protectorado a nuestros días, Barcelona, Bellaterra, 2013. 151. Índice Cultural Español, 75 (abril 1952), Suplemento Gráfico.
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LA RESIDENCIA. LA CASA DE MARRUECOS
152. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes. 153. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes. 154. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes. 155. También lo hacía público Luis Seco de Lucena, “Los estudios árabes en España”, p. 31. 156. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes.
También en estos años funcionó en la Escuela la residencia para estudiantes marroquíes, de la que se venía hablando desde la Ley fundacional. Como estaba previsto desde 1932, al acondicionar la Casa del Chapiz para alojar la Escuela, se destinó a este fin la casa pequeña, la antigua vivienda del Ferí, librando el Ministerio 140.000 pesetas para gastos de funcionamiento, a las que luego se añadirían 50.000 más. No debió de comenzar a usarse en el mismo momento en que la Escuela inició sus actividades, puesto que el artículo 18 del Reglamento, al referirse a ella decía “si llegara a organizarse”, es decir, no era algo que estaba ya activo ni parecía serlo de modo inminente. Abunda en ello el acuerdo del Patronato de que un becario marroquí, Dris ben Kiran, alumno de la Facultad de Derecho, recibiera una ayuda de manutención durante el curso 1933-1934, luego prorrogada por otro año más, porque la Residencia no reunía las condiciones necesarias para ser habitada152. En realidad, no existía aún. La Residencia estaría gobernada por un Patronato presidido por el Rector de la Universidad y constituido por el catedrático de Lengua Árabe de la Facultad de Letras, un catedrático de la misma Facultad designado por el Decano, un Profesor de la Escuela de Estudios Árabes de Granada, designado por el Director del referido Centro y un Representante de la Delegación de Educación y Cultura de la Alta Comisaría de España en Marruecos. Su director era el mismo de la Escuela. El resto del personal lo constituía un Subdirector, un Administrador, un Inspector de Estudios, un cocinero, una camarera, una lavandera y un botones. El conserje lo compartía con la Escuela. En marzo de 1939, una carta de don Luis Seco de Lucena153 informaba a don Fernando Valderrama de los preparativos para alojar en la Escuela a un grupo de monitores marroquíes, venidos a realizar un curso, especificando la existencia de habitaciones destinadas a un dormitorio, sala de lectura, comedor, lavabos y una sala de oración. El mobiliario y los utensilios los proporcionaría el hospital militar musulmán que funcionaba en la ciudad. Con este argumento y la primitiva idea, insistió el Patronato de la Escuela en junio de 1939154, aduciendo como razones la situación política del momento, de buena relación entre España y Marruecos, y lo positivo que sería para el Estado la formación de personal marroquí que, con el tiempo, pudiera alcanzar puestos sociales relevantes en su país. La propuesta de Granada como sede de la Residencia la avalaba su rico pasado islámico y la propia existencia de la Escuela de Estudios Árabes155. Presupuestos para obras de cocina y aseos, presentados en marzo de este mismo año, parecen ser indicativos de cuándo se estableció realmente la Residencia. En una Memoria del Centro156, de 1940, se hace mención a un local anejo acondicionado para atender a los alumnos marroquíes, sin detallar más, que califica de Residencia especial, debidamente acondicionada a la vida y costumbres de estudiantes marroquíes que ya ha sido utilizada por varios 136
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grupos en los dos últimos años pasados. Aunque se hable de local anejo y no de la casa contigua, la realidad es que tal residencia se ubicaba en la casa pequeña, la del Ferí. La Residencia constaba, al menos en la documentación oficial, de un oratorio, una sala destinada a despensa y depósito y otra que se preparaba para ser acondicionada como ýamm…m, todo ello en la planta baja; en el primer piso las tres habitaciones más amplias se destinaban a comedor, una de ellas y a dormitorios las dos restantes. En la misma planta se situaban la cocina y los aseos. En el piso alto existían tres habitaciones, la mayor de ellas utilizada como sala de lectura y las otras dos preparadas como dormitorios. En el capítulo que cierra esta obra Las adaptaciones posteriores (1933-2010), el doctor Orihuela ofrece más datos sobre este tema. Para procurar el ajuar doméstico, incluyendo mobiliario, ropa de cama, vajilla y utensilios de cocina, el rector, como Presidente del Patronato de la Escuela, solicitó a finales de 1939 la ayuda del Intendente General del Ejército157. No sé con exactitud cuándo comenzó el funcionamiento pleno de la Residencia. Un escrito de don Antonio Gallego Burín, como DirectorTécnico de la Escuela, fechado el 30 de junio de 1940, certifica el pago al Colegio Mayor San Bartolomé y Santiago de la manutención de alumnos marroquíes158. En enero de 1942 mandó un escrito al Consejo Superior de Investigaciones Científicas pidiendo la instalación de calefacción en la Residencia que, decía, llevaba varios años funcionando159. En cuanto a la manutención, se proporcionaban a los internos cuatro comidas diarias, de las que informa un escrito del director, don Luis Seco de Lucena, de 29 de marzo de 1946: Un desayuno a base de café con leche y bollo; un almuerzo compuesto de un plato de familia (arroz, patatas, garbanzos, judías, etc.), un plato de huevos y un plato de carne, con postre de fruta generalmente, salvo determinados días de fiesta que será dulce; merienda, compuesta de un bollo y chocolate, o queso o fruta; y cena compuesta de un plato de familia y un plato de huevos o pescado, según las circunstancias, con postre de fruta. Se debía estar en el comedor diez minutos antes de las comidas. El régimen de los alumnos era severo. Se tenía mucho control sobre ellos y se velaba por la disciplina interna, y distintos escritos del director a personal y alumnos así lo demuestran, con detalles pintorescos como la carta referida a un alumno marroquí al que había que vigilar para que no descuidara sus estudios por su desmedido afán hacia el fútbol. En otros escritos se recogen situaciones de tensión vividas en la residencia por la negativa de los internos a tomar la comida que se les había preparado.160 Se vigilaba el cumplimiento de los horarios, tanto de clases como de estudio, descanso, permanencia en dormitorios y comedor y entrada y salida del edificio. La jornada, comprendiendo trabajo y ocio y salida a la ciudad, comenzaba a las 8 de la mañana. Los alumnos debían estar en la Residencia a las 8 de la tarde y dedicar una hora al estudio, hasta las 9, antes de la cena. A las 12 de la noche estarían acostados. Además 137
157. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes 158. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes. El Dr. Orihuela se hace eco de ello al ocuparse de las obras menores realizadas en la Casa del Chapiz. 159. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes 160. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes. El Dr. Rodríguez Mediano me ha dado a conocer cartas procedentes del Archivo General de la Administración, de Alcalá de Henares, caja AF M3154, en las que se encarece al director, don Luis Seco de Lucena, que cuide de que los alumnos marroquíes no tengan “relaciones amorosas” con las granadinas, ya que allí se les mandaba a estudiar y no a hacer de “tenorios”.
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161. Indice Cultural Español, 75 (abril 1952), Suplemento Gráfico. 162. Archivo Universitario de Granada, 2751 (Actas Patronato y Junta de Gobierno, fol. 353) 163. José Tito Rojo y Manuel Casares Porcel, El Carmen de la Victoria, pp. 94-95. 164. José Tito Rojo y Manuel Casares Porcel, El Carmen de la Victoria, p. 95. 165. Nº 77, diciembre de 1944. 166. Así me lo contó en alguna ocasión doña Joaquina Eguaras. Cuando en 1984 se habilitaron esas habitaciones como despachos para acoger a nuevo personal, se encontraron en una alhacena situada en alto algunas pertenencias suyas. 167. Archivo Universitario de Granada, L-4613-04 168. Archivo Universitario de Granada, L-4613-04.
de la comida y el alojamiento, se atendía a las necesidades médicas de los internos. Como enseñanzas específicas, los alumnos musulmanes recibían clases de Lengua española, Literatura española, Arte español y Árabe literario161. Los ingresos para su mantenimiento provenían del importe de las becas (4.000 pesetas por becario), con el que se cubrían los gastos de manutención, viajes y libros de los interesados y de dos subvenciones procedentes de la Alta Comisaría y del Ministerio de Educación Nacional, ambas de 50.000 pesetas, con las que se atendía a las necesidades de mobiliario, utensilios y atención a los internos. Más tarde, el presupuesto se ampliaría a 200.000 pesetas por parte de la Delegación de Educación y Cultura y 75.000 del Ministerio de Educación Nacional. La capacidad de la casa del Ferí para albergar la Residencia se revelaba insuficiente, por lo que se buscó un edificio nuevo, que pudiera cumplir con más holgura las necesidades planteadas. Después de varias solicitudes por parte de la dirección de la Escuela, el 30 de junio de 1944 la Junta de Gobierno de la Universidad se hizo eco de ello162. En los primeros momentos se pensó en dos edificios, uno el Carmen de los señores Mesa Molinero, junto a la plaza de san Miguel Bajo y el otro el Carmen de la Victoria, entonces propiedad de los señores Escribano García, que fue el que se compró, teniendo en cuenta su mayor capacidad y su situación, al otro lado de la Cuesta del Chapiz, justamente frente a la Escuela, con unas excepcionales vistas a la Alhambra, similares a las que aquella tenía163. La escritura correspondiente se firmó ante notario el 25 de enero de 1945164, aunque el Boletín de la Universidad de Granada165 había anunciado a finales del año anterior su inauguración en noviembre del mismo año, es decir 1944, incluso informando que se alojaban allí diez becarios marroquíes. Seguramente, coincidiendo con la marcha de los estudiantes que dejaban habitaciones libres en la antigua casa del Ferí, fue cuando don Carlos Quirós se instaló en las dos del ala de levante de la planta primera, que habían sido preparadas para residencia del director, como dormitorio y despacho, hasta 1952, en que se trasladó a la Escuela de Madrid166. El día 30 de enero de 1945 se procedió a la toma de posesión, en la que intervinieron el conocido médico granadino don Víctor Escribano García, en representación de la familia vendedora y el Rector de la Universidad, don Antonio Marín Ocete, en nombre del Ministerio de Educación Nacional. En el documento correspondiente se hacía constar su destino como Residencia de Estudiantes Marroquíes167 El precio fue de 250.000 pesetas, estando previsto que las obras de adaptación supusieran 600.000. La finca adquirida constaba, según se especificaba en la escritura, “de una casa principal con dos y tres cuerpos de alzado, torre y terraza cubierta de parral, con armadura de hierro, una vivienda pequeña para el jardinero, otra casa con dos cuerpos de alzado y entrada en la misma cuesta (sic) del Chapiz, destinada a cochera, cuadra y pajar, y una extensión de terreno dedicada en parte a jardín y en otra a labor”168. 138
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Meses más tarde, concretamente el 15 de marzo de 1945169, un dahír del jalifa de la zona española de Maruecos daba carácter oficial al nuevo alojamiento, con el nombre de Casa de Marruecos. El decreto decía así: Loor a Dios Único Se hace saber por este nuestro elevado escrito glorificado por Dios, que inspirado en nuestro gran amor y lealtad hacia nuestra patria querida y pueblo predilecto y en nuestro deseo de contribuir en la mayor medida posible a la revalorización cultural de Marruecos, objetivo primordial de la Nación protectora que vela y cuida exactamente en todo momento del renacer histórico del pueblo musulmán, del que son demostraciones constantes la creación de nuevos centros docentes y el impulso dado a la enseñanza religiosa, puestas nuestras miras en el resurgimiento de la cultura árabe que adquirió su mayor esplendor en el contacto recíproco entre Marruecos y España, y queriendo afirmar cada vez más estas relaciones con el pueblo español, lo que sin duda ha de lograrse con la creación de una Residencia-internado para estudiantes marroquíes, precisamente en Granada, ciudad a la que están vinculados nuestros recuerdos y nuestro afecto, como emporio que fue de la civilización árabe que pretendemos restablecer. Debidamente asesorado por los Organismos competentes de la Nación protectora, hemos decretado lo que sigue: 1º.- Se establece en Granada una “Casa de Marruecos” que será residencia de los estudiantes marroquíes que cursen estudios en España. 2º.- Esta Institución queda bajo la tutela, dirección y vigilancia de la Escuela de Estudios Árabes de Granada y sometida a un Patronato que será presidido por el Excmo. Sr. Rector de la Universidad de dicha Ciudad. 3º.- El Patronato de la “Casa de Marruecos”, presidido por el Excmo. Sr. Rector de la Universidad, quedará constituido por el catedrático de Lengua Árabe de la Facultad de Filosofía y Letras de Granada, un catedrático de la misma Facultad que será designado por el Decano, un Profesor de la Escuela de Estudios Árabes de Granada, designado por el Director del referido Centro y un Representante de la Delegación de Educación y Cultura de la Alta Comisaría de España en Marruecos. 4º.- Se encargará de la Dirección de la “Casa de Marruecos” el catedrático de Lengua Árabe de la Universidad de Granada, Director de la Escuela de Estudios Árabes de la misma ciudad. 5º.- Corresponderá al Patronato de la “Casa de Marruecos” la designación del personal del Establecimiento, previa propuesta del Director del mismo, la aprobación del presupuesto de gastos de la Institución y la del Reglamento por el que ha de regirse. 6º.- Corresponderá a la Delegación de Educación y Cultura de esta Alta Comisaría la designación de los becarios que han de residir en el establecimiento que se crea. 7º.- La “Casa de Marruecos” en Granada se instalará en el edificio que para tal fin ha adquirido el Ministerio de Educación Nacional 8º.- De acuerdo con dicho Ministerio se consignará anualmente en el Presupuesto del Majzen la cantidad que la Delegación de Educación y Cultura ha de contribuir a los gastos de sostenimiento de la Institución creada. 9º.- La Dirección de la “Casa de Marruecos” en Granada designará provisionalmente el personal de la misma, hasta tanto que por el Patronato se adopte
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169. Boletín Oficial de la Zona, nº 22, 27 de julio de 1945, p. 614
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la oportuna resolución acerca de la designación de tal personal, y de la misma forma formulará su Presupuesto de Gastos. Dichas designaciones y Presupuesto tendrán efectos administrativos y económicos a partir de Enero del año actual. Los que esto leyeren obren a tenor de lo que se dispone sin extralimitación. Y la Paz. Dado en Tetuán a 30 de Rabía 1º de 1.364 (correspondiente al 15 de Marzo de 1.945) Visto el Dahír expedido en esta fecha por S.A.I. el Jalifa Mulai Hassan Ben el Mehdí Ben Ismael, creando la “Casa de Marruecos” en Granada Vengo en promulgar y ordenar la ejecución del referido Dahír. Dado en Tetuán a 15 de Marzo de 1.945 El Alto Comisario170
170. Acababa de ser nombrado el general don José Enrique Varela Iglesias. 171. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes 172. Luis Seco de Lucena, “Los estudios árabes en España”, p. 31, traza un cuadro general del Carmen y de lo que la Casa de Marruecos ofrecía a los alumnos marroquíes en el aspecto material e intelectual. 173. Archivo Universitario de Granada, L-4613-05 174. Debo la información a don Joaquín Vallvé Bermejo, que vivió en ella durante los años 1948-50, mientras cursaba los Estudios Comunes en la Facultad de Letras. Según sus noticias, los alumnos de la Casa de Marruecos eran veintiún marroquíes, casi todos rifeños, además de él. 175. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes.
Las necesidades que se contemplaban171 eran dormitorios para alojar a veinte personas, un comedor con capacidad para treinta plazas, una sala de estar, una biblioteca-salón de estudio, un departamento (dormitorio, baño y despacho) para el inspector de estudios, un despacho para el director, una oficina, un dormitorio para la servidumbre, además de la cocina y los aseos correspondientes. Comedor, sala de estar, biblioteca, despacho de dirección y oficina irían en la planta baja y los dormitorios y el departamento del inspector en la primera planta. Se preveía, además, un pabellón anejo para huéspedes de cuatro dormitorios junto con una sala de visitas172. La portería se instalaría en la parte más cercana a la Cuesta del Chapiz. Del proyecto de las obras del edificio y de la restauración de los jardines se encargó a los arquitectos granadinos don Francisco Prieto Moreno, entonces Arquitecto Conservador de la Alhambra, y don Miguel Olmedo Collantes. Sin embargo, los años pasaban sin que el Carmen fuera acondicionado como se había previsto, ni en sus edificios ni en el jardín. Se hacían proyectos, como el de arreglo del jardín en agosto de 1949, a cargo del arquitecto don Miguel Olmedo Collantes173, pero ninguno se llevaba a cabo. En aquellos momentos los servicios de los estudiantes se repartían entre el Carmen y la Escuela. El primero servía de dormitorio mientras la segunda, y concretamente la casa del Ferí, seguía utilizando algunas de sus habitaciones como comedor y cocina de los alumnos de la Casa de Marruecos174, y cabría pensar que también mantuviera la despensa y los aseos. Llegó a recibir a 23 estudiantes, de ellos 16 musulmanes y 7 españoles cuyas familias residían en Marruecos. Se debía terminar con aquella situación y poner en plena funcionamiento la nueva residencia, pero antes había que llevar definitivamente a cabo su acondicionamiento. Una carta175 del entonces director de la Escuela, don Luis Seco de Lucena, a don Joaquín Pérez Villanueva, en calidad de Director General de Enseñanza Universitaria, fechada el 25 de marzo de 1953, hablaba de las malas condiciones de la residencia, alojada en la antigua vivienda existente, que estaba proyectado derribar para construir un nuevo edificio, previsiones que en esas fechas todavía 140
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no se habían hecho realidad. Al fin, aquellas gestiones dieron fruto y en octubre del año siguiente la Dirección General de Enseñanza Universitaria aprobó el expediente de obras por un importe total de 31.600, 15 pesetas176, autorizándose que fuera sacado a concurso el 14 de junio de 1954177. No aparece participación alguna del Consejo. En aquellos años, el personal que he podido documentar vinculado con la Residencia era el Director, don Luis Seco de Lucena, el Vicedirector, don Alfonso Gámir Sandoval, el Inspector de la Casa de Marruecos, don José Carmona, y el Administrador, don Vicente Vázquez Ruiz178. El 4 de marzo de 1955 se publicó un nuevo dahír179 modificando parcialmente el que se había emitido en 1945, dictado, según se explicaba en el preámbulo, por la experiencia de los diez años de funcionamiento de la Casa de Marruecos y con vistas a ampliar y mejorar la enseñanza de los estudiantes marroquíes. Las principales variantes respecto al dahír fundacional se centraban en una menor responsabilidad de la Escuela a favor del Patronato, que se encargaba de cuanto concernía a dirección, organización y gestión de la Residencia. Loor a Dios único: (Sello grande de S.A.I. el Jalifa Mulai el Hasan). Se hace saber por este nuestro elevado escrito, glorificado por Dios, que Nuestra Alteza Imperial Jalifiana.
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Fig. 29: Proyecto de adaptación del Carmen de la Victoria para “Casa de Marruecos”, de don Francisco Prieto Moreno, 1945 (Archivo Escuela de Estudios Árabes).
176. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes 177. Archivo Universitario de Granada, L-4613-05. 178. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes. 179. Boletín Oficial de la Zona, nº 9, 4 de marzo de 1955
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Visto el Dahir de 30 de Rabía I de 1.364 (correspondiente al 15 de marzo de 1.945) publicado en el Boletín Oficial de la Zona número 22 de 27 de julio de 1.945, página 614, creando la Casa de Marruecos en Granada. Visto que la experiencia adquirida en sus años de funcionamiento y con miras a una mayor amplitud y extensión de la enseñanza de los estudiantes marroquíes en España aconsejan una revisión de dicha disposición para que esté más en armonía con nuestro deseo de dar un considerable impulso al desarrollo cultural de Marruecos, a la vez que se estrechan más aún las relaciones con el pueblo español. Debidamente asesorado por los Organismos competentes de la Nación Protectora. Ha decretado lo que sigue: El Dahir citado tendrá una nueva redacción que será como se indica a continuación: Primero.- Queda establecida en Granada una Casa de Marruecos que será Residencia para estudiantes marroquíes que cursen estudios superiores y especiales en las Facultades y Escuelas de aquella ciudad. Segundo.- Esta Residencia queda bajo la tutela de un Patronato que será presidido por el Excmo. Sr. Rector Magnífico de la Universidad de Granada y formado por: Un catedrático de Lengua árabe de la Facultad de Filosofía y Letras de Granada. Un catedrático de la misma Facultad, que será designado por el Decano. Un profesor de la Escuela de Estudios Árabes de Granada, designado por el Director del referido Centro, y Un Representante de la Delegación de Educación y Cultura de la Alta Comisaría de España en Marruecos. Tercero. - La Casa de Marruecos tendrá un Director que será nombrado por el Patronato a propuesta, en terna, de la Delegación de Educación y Cultura de la Alta Comisaría de España en Marruecos. El Director podrá cesar por acuerdo del Patronato en Pleno o por propuesta razonada de la Delegación de Educación y Cultura de la Alta Comisaría de España en Marruecos. Asistirá al Director un Administrador, que se nombrará por el Patronato a propuesta informada del Director. Cuarto.- El Rector de la Universidad, como Presidente del Patronato, podrá designar un delegado que tenga la condición de Catedrático numerario de la Universidad y al que corresponderán las siguientes facultades: a) Velar por el buen funcionamiento de la Institución. b) Representar a la misma en todos los actos oficiales. c) Proponer al Patronato las medidas que estime oportunas para la buena marcha de la Institución. d) Censurar las cuentas que por la Dirección y la Administración del Centro se presenten al Patronato e informar sobre el presupuesto. Quinto.- Corresponderá al Patronato de la Casa de Marruecos la designación del personal del Establecimiento, previa propuesta del Director del mismo; la aprobación del presupuesto de gastos de la Institución y la del Reglamento por el que ha de regirse. Asimismo le corresponde la revisión anual de los resultados académicos de los becarios para decidir si han de continuar o no en el disfrute de la beca. Sexto.- Corresponderá a la Delegación de Educación y Cultura la designación de los becarios que han de residir en el Establecimiento. Séptimo.- La Casa de Marruecos se instalará en el edificio que para tal fin designe el Ministerio de Educación Nacional.
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Octavo.- De acuerdo con el Patronato de la Casa de Marruecos, se consignará anualmente en el presupuesto del Majzan la cantidad que éste ha de contribuir a los gastos de sostenimiento de la Institución. Los que esto leyeren, obren a tenor de lo que se dispone, sin extralimitación.Y la Paz. Dado en el Palacio del Mechuar, en Tetuán a 15 de Rabia 2ª de 1.374 (correspondiente al 11 de diciembre de 1.954). Visto el Dahir expedido en este fecha por S.A.I. el Jalifa Mulai el Hasan Ben el Mehdi Ben Ismail, reorganizando la Casa de Marruecos en Granada. Vengo en promulgar y ordenar la ejecución del referido Dahir. Dado en Tetuán el 11 de diciembre de 1.954. El Alto Comisario, Gª -Valiño.
En aquellos momentos, el Patronato lo formaban don Luis Sánchez Agesta, rector de la Universidad, como presidente, don Alfonso Gámir Sandoval, como secretario, y como vocales don Emilio Orozco Díaz, decano de la Facultad de Letras, y don Fernando Valderrama Martínez, secretario técnico de la Delegación de Educación y Cultura de Tetuán. Al margen de ello, por entonces se dio también acogida en la residencia a estudiantes españoles, cambiando su nombre por el de Residencia Universitaria Aben al-Jatib y, poco después, en 1959, como consecuencia de la supresión del Protectorado de Marruecos, tomó el nombre de Colegio Mayor Nuestra Señora de la Victoria, pasando a depender de la Universidad de Granada180, que, por otra parte, había sido desde su adquisición la propietaria en nombre del Ministerio. DE NUEVO LA ESCUELA La década de los cincuenta se cerraba con importantes cambios para la Escuela. El cese de las clases que se concertaban con la Especialidad de Semíticas de la Facultad suponía una merma importante en la actividad del Centro, mientras que la independencia marroquí traía como consecuencia la supresión de la Casa de Marruecos, que suponía otro recorte a las tareas que hasta entonces se habían desarrollado en ella. Otra consecuencia de la desaparición del Protectorado, ésta con carácter anecdótico, fue la adscripción a la Escuela, por parte del Ministerio de Educación Nacional, de don Enrique Arques Fernández, hasta entonces director del Instituto General Franco, adscripción puramente administrativa y de carácter provisional hasta que se incorporó a otro centro del Consejo, el Instituto de Estudios Africanos181. No obstante, debió de mantener alguna vinculación oficial con la Escuela dado que al jubilarse en 1968 el Ministerio mandó un oficio notificándolo al director del Centro182. A título de simple referencia curiosa, reseñar la visita oficial a la Escuela, en febrero de 1962183, del rey de Arabia Saudí Sa`ūd ibn `Abd al-`Azīz, recibido por don Luis Seco de Lucena, como director, don 143
180. José Tito Rojo y Manuel Casares Porcel, El Carmen de la Victoria, p. 97. 181. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes. 182. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes 183. Patria, 23 de febrero de 1962. También se recoge en varias cartas del director, conservadas en el Archivo de la Escuela de Estudios Árabes. En una de las cartas se indica que don Luis y don Emilio recibieron, respectivamente, como regalo un reloj de oro.
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184. Poco antes, y durante un corto espacio de tiempo, se habían destinado a vivienda de dos funcionarios adscritos a la conserjería, don Manuel Fortes Bueso y don José Alonso Lucena.
Emilio Muñoz Fernández, como rector de la Universidad, don Manuel Sola Rodríguez-Bolívar, como alcalde de Granada, y otras personalidades y alumnos, entre ellos varios árabes. El monarca entregó 30.000 pesetas a cada uno de los dos alumnos árabes presentes que hablaron en su honor y, además, donó al Centro el equivalente en dólares de 300.000 pesetas. Con aquel dinero se proyectó la creación de un Instituto Rey Sa`ud, ubicado en dependencias de la Casa del Chapiz, que acogiera publicaciones en árabe proporcionadas por el gobierno Saudí y actividades sobre cultura islámica, y el resto destinarlo a viajes de estudios y científicos de personal de la Escuela y para alumnos de la Especialidad de Filología Semítica de la Facultad. El Instituto no llegó a plasmarse. En el otoño de 1965 entré por primera vez en la Casa del Chapiz. Fui allí llevado por doña Joaquina Eguaras a las Clases de Árabe Literal que ella impartía entonces y a las que solían acudir los alumnos de la Facultad, ya que les resultaban un excelente complemento, con el aliciente añadido de la personalidad de la profesora. A partir de aquel momento no he dejado de estar vinculado de una u otra forma a la Escuela, con un contacto bastante frecuente al principio y cotidiano a partir de 1979, cuando me incorporé a ella como investigador del Consejo, la primera plaza que se convocó desde que en 1939 se creara este organismo. Por ello, cuanto refiera a partir de ese año, es decir de 1965, será en calidad de testigo directo, en algunos momentos viviendo sus acontecimientos con un especial protagonismo. La Escuela que encontré conservaba poco de lo que antes había sido, no sólo en actividades sino también en personal. La casa pequeña, la del Ferí, tenía vacía el ala norte184, en tanto las dos habitaciones de las alas de levante y poniente de la primera planta, que comunicaban con una de las salas grandes de la casa del Chapiz situada en la misma planta, servían de depósito de revistas y de los fondos del Instituto de los Reyes Católicos, llevados allí por el director de éste, don Antonio Marín Ocete. Las de la planta baja se usaban como almacén. De quienes habían trabajado en ella en los años de su creación quedaban don Luis Seco de Lucena, como Director y Jefe de la Sección de Filología Árabe, doña Joaquina Eguaras Ibáñez, entonces Secretaria y encargada de las clases de Árabe Literal, y don Antonio Marín Ocete como Jefe de la Sección de Bibliografía. Posteriores a la etapa fundacional, figuraban los dos últimos catedráticos llegados a la Facultad, el P. Darío Cabanelas, en estos años Vicedirector y Jefe de la Sección de Filosofía, y don Jacinto Bosch Vilá, Jefe de la Sección de Derecho e Instituciones, ambos profesores míos en la Facultad, aunque su actividad en la Escuela se centraba, básicamente, en la labor de investigación propia. El resto lo constituían dos profesores del departamento de Semíticas, que se encargaban de la biblioteca, el personal de Secretaría y el de Conserjería. Las actividades habituales se limitaban a las clases de Árabe literal y Árabe hablado, a cargo de doña Joaquina Eguaras y del profesor jordano Muhammad Abdo Hatamleh, respectivamente, que acogían a cualquier 144
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tipo de alumnado con carácter gratuito, y la biblioteca, que abría tres tardes por semana, también sin restricción de ningún tipo para ser usuario de ella. Junto a las clases, se celebraban, anualmente, cursos monográficos con diversas titulaciones: Cursos de cultura hispano musulmana, Islam granadino o Islam español185. Fueron los antecedentes del que más tarde se llamaría Historia y cultura del Islam español, que se prolongó hasta los ochenta. En esta década se mantuvieron algunos años los cursos para extranjeros, coincidiendo con los meses de verano, así como las reuniones y celebraciones de eventos de la Cátedra Manuel de Falla, durante los días del Corpus, como iniciativa personal del profesor Seco de Lucena, además de cursos monográficos y ciclos de conferencias que, bajo el título general de Historia y cultura del Islam español, se ocuparon de diversos temas, con especial dedicación al Islam granadino186. En un ámbito más amplio, la Escuela se proyectaba en las Sesiones de Cultura Hispanomusulmana, en las que participaban, también, la Escuela de Madrid, el Instituto Egipcio de Estudios Islámicos, el Instituto Hispano-Árabe de Cultura y la Dirección General de Enseñanza Universitaria, con la colaboración de los Ayuntamientos y Diputaciones Provinciales de las ciudades en las que se celebraban. La Sesiones se desarrollaron entre los años 1962 y 1968, ambos inclusive, teniendo como sede Granada, Córdoba, Madrid, Valencia, Málaga, nuevamente Córdoba y Toledo. Para el año 1969 estaba prevista su celebración en Tánger, pero no llegó a tener lugar. Es digno de destacar la estrecha vinculación con el personal de la Escuela de Madrid, básicamente catedráticos de la Universidad, así como con las demás cátedras de Árabe de la Universidad española, como muestra del espíritu de escuela nacido con Codera, Ribera y Asín y mantenido y fomentado por García Gómez. Aunque el Centro permanecía activo en horarios de mañana y tarde a lo largo de la semana, la verdadera actividad correspondía a las tardes de los lunes, miércoles y viernes, que era cuando se abría la biblioteca, se daban las ya citadas clases de Árabe y subían los catedráticos. Por las mañanas sólo funcionaba la Secretaría. Fueron años en los que la Escuela acusó no sólo un descenso en su actividad sino también en su economía, descenso económico que venía de muchos años atrás. Los frecuentes escritos del director, don Luis Seco de Lucena, arrancaban de mediados de los años 40 y señalaban, reiteradamente, la gran dificultad para hacer frente a los gastos derivados de su actividad docente, los viajes obligados a Marruecos, por su vinculación con el Protectorado, y el mantenimiento que un edificio de las dimensiones y características de la Casa del Chapiz, con su gran jardín, ocasionaba, todo lo cual se atendía con un presupuesto ligeramente superior al de 1935. La ocupación de las dependencias, según consta en un escrito de octubre de 1964 eran: Biblioteca, salón de conferencias, dos aulas, sala de profesores, seis seminarios, Secretaría, Dirección, servicios, almacén de libros, imprenta con tipos árabes y vivienda para conserje y ordenanzas187. Muy poco más tarde, en noviembre de 1965, un nuevo 145
185. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes. 186. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes. 187. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes.
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188. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes 189. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes
escrito del director, haciéndose eco de una sugerencia de la Secretaría General, planteaba la posibilidad de que en la Escuela se construyera una residencia para investigadores, ubicándola en el jardín. Aquella iniciativa fue apoyada por el entonces Director General de Bellas Artes, don Gratiniano Nieto, que propuso que pudiera ser compartida por aquella Dirección General como residencia de pintores188. No se llevó a cabo por razones que no conozco. Las Secciones también sufrieron cambios. En 1955, coincidiendo con la incorporación del P. Cabanelas, se creó la Sección de Filosofía hispanomusulmana, en 1963 la de Historia de los musulmanes pasó a llamarse Historia e Instituciones Islámicas y en 1970 se propuso al Consejo la creación de una Sección de Arte Árabe, de la que sería titular don Jesús Bermúdez Pareja, que no llegó a hacerse realidad. En 1972 desapareció la de Bibliografía, posiblemente como consecuencia de la muerte de don Antonio Marín Ocete. En la Escuela tuve mi primer trabajo, ya que, junto a otros compañeros de promoción, don Luis Seco de Lucena nos consiguió unos contratos para llevar a cabo un diccionario geográfico árabe, sobre material de don Francisco Javier Simonet, concebido años antes y continuador de los trabajos de recopilación de topónimos que él había iniciado en la década de los cincuenta y que había dado lugar a varios trabajos suyos. Las previsiones finales se concretaban en la publicación de tres volúmenes de unas trescientas páginas cada uno, incluyendo mapas, planos y grabados189. Durante dos años dedicamos muchas tardes a la elaboración de aquel trabajo, revisado periódicamente por él, cuya muerte lo dejó inconcluso y sin que en estos momentos pueda encontrarse en la Escuela ningún resultado tangible. Al jubilarse don Luis en 1972, el P. Darío Cabanelas ocupó la dirección, primeramente de forma interina y a partir del 18 de diciembre de modo oficial y ese mismo año me ofreció las clases de Árabe Literal que doña Joaquina Eguaras había impartido hasta entonces, pues aunque su jubilación como profesora se había producido en 1967, había seguido vinculada a la Escuela como Secretaria hasta ese año de 1972. De aquellas clases me hice cargo hasta 1977, cuando el Consejo decidió su supresión. Guardo muy grato recuerdo de ellas y aún conservo buena relación con algunos antiguos alumnos. En 1974 se concedió un Proyecto de Investigación, dirigido por el P. Cabanelas, con el título Inscripciones árabes de Granada, en el que se daba preferencia a las inscripciones de la Alhambra y el Generalife. Mientras tanto, se seguían produciendo cambios internos, fundamentalmente en lo que se refería a las Secciones. Desaparecida en 1972 la de Bibliografía, se mantuvieron las de Filosofía, Filología e Historia e instituciones hasta 1978. A partir de entonces, las Secciones, ahora llamadas Unidades Estructurales de Investigación, quedaron reducidas a dos: Filología Árabe e Historia del Islam. Ya en los últimos años del siglo se suprimirían las Unidades, quedando englobadas en una bajo la denominación general de Departamento de Estudios Árabes. 146
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A lo largo de este período, es decir con la Escuela ya incorporada al Consejo, su vinculación con la Universidad, y de modo concreto con la Facultad de Letras y con su Sección de Filología Semítica, siguió siendo estrecha, fundamentalmente porque, al no disponer de personal investigador propio, era el profesorado de las cátedras de Árabe e Historia del Islam el que desempeñaba esta labor. También la biblioteca estuvo atendida por profesores de dicho departamento, de manera especial por doña Concepción Castillo Castillo. Aquel profesorado, además, tenía una proyección científica en distintos organismos, especialmente en los granadinos. A la Comisión de Monumentos, la Real Academia de Bellas Artes “Nuestra Señora de las Angustias”, la Fundación Rodríguez-Acosta y al Patronato de la Alhambra estuvieron ligados buena parte de ellos, además de colaborar en revistas científicas, especialmente en Al-Andalus, Miscelánea de Estudios Árabes y Hebraicos y Cuadernos de la Alhambra190. La presencia del personal universitario en la Escuela permitió mantener una actividad y desarrollar, con más o menos altibajos, una labor que hizo posible que el Centro se mantuviera abierto en todo momento y no cerrara sus puertas, algo que resultó muy importante y permitió superar momentos difíciles. Pero, sobre todo en los últimos tiempos, se tenía la conciencia de que la única solución lógica para el futuro de la Escuela era disponer de personal propio que, sin menguar sus relaciones con la Facultad, llevara a cabo trabajos gestados, desarrollados y culminados íntegramente en ella, abriendo cada vez más vías y buscando cumplir el verdadero objetivo investigador del centro. En otoño de 1978 se dotó la primera plaza de personal científico, que, tras las preceptivas oposiciones, conseguí yo, incorporándome oficialmente a la Escuela a finales de enero del año siguiente. Con ello lograba una antigua aspiración, porque la Casa del Chapiz había sido un atractivo permanente para mí desde que entrara por primera vez en ella y, aunque viéndolo como algo remoto, siempre tuve la ilusión de trabajar allí algún día. Indudablemente, también me guió mi interés investigador, al que daba preferencia sobre el docente que hasta entonces había desempeñado en la cátedra de Historia del Islam de esta Universidad. Por no haber en aquellos momentos doctores en la cátedra, tras solicitar del rectorado la oportuna venia docendi, continué dando clase hasta septiembre de 1979. Me integré en la Unidad Estructural de Filología, que entonces recaía en don José María Fórneas Besteiro, llegado a la Universidad granadina y a la Escuela para ocupar la vacante de don Luis Seco de Lucena. En aquellos momentos, la Unidad de Filología se ocupaba de temas relacionados con bibliografía arábigo andaluza, con el árabe hispánico, la Historia de la medicina, la Epigrafía y la Literatura andalusí, mientras la de Historia del Islam se centraba en la Historia de al-Andalus, el Derecho y las Instituciones y el Arte y la Arqueología. Poco después abordamos un importante Proyecto de Investigación en el que participamos los que entonces constituíamos el personal científico de la Escuela, es decir, los profesores Cabanelas Rodríguez, Bosch Vilá, 147
190. Cf. Darío Cabanelas Rodríguez, “La Escuela de Estudios Árabes de Granada”, pp. 13-14.
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191. Este interés hacia el legado hispanoárabe en Iberoamérica fue recogido años más tarde por la UNESCO en un ambicioso proyecto que se tituló Aporte de la civilización árabe a las culturas latinoamericanas a través de España y Portugal (ACALAPI), con intervención de especialistas de muy distintos países, desarrollado entre 1992 y 1995 en sucesivas reuniones en Portugal, Mauritania, España y Venezuela. 192. Escuela de Estudios Árabes de Granada. Catálogo de la exposición celebrada con motivo del Cincuentenario (19321982), Granada, 1982.
Fórneas Besteiro y yo, titulado Estudios Históricos y filológicos sobre Andalucía islámica, que se englobaba en otro más amplio llamado España y el Islam en la Edad Media, del que también formaban parte el Instituto Miguel Asín, de Madrid, y el Instituto de Geografía, Etnología e Historia, de Barcelona. La parte histórica corrió a cargo de don Jacinto Bosch Vilá, que era también el Investigador Principal del Proyecto, con un estudio sobre las taifas andaluzas de Córdoba y Sevilla y sobre algunos aspectos de la Granada nazarí, basado, fundamentalmente, en textos de Ibn al-Ja¥†b, en tanto la filológica la realizamos don José María Fórneas y yo, con la edición del Kitāb al-Kulliyyāt f† l-¥ibb, de Averroes, que sería publicada por el Consejo en 1987. Aquel Proyecto nuestro formaba parte de un plan más amplio para la Escuela, concebido por el personal científico, con su director, el P. Darío Cabanelas, como cabeza visible. Manteniendo los principios de la Ley Fundacional que pretendían que desde ella se estudiara el legado cultural árabe medieval y se reavivara su estudio, al tiempo que este Centro sirviera de nexo entre España y el mundo árabe actual, se plantearon varias líneas de actuación. Una, con carácter docente, preveía un curso anual y permanente de nueve meses de duración concebido como curso de doctorado y orientado, especialmente, hacia estudiantes árabes e iberoamericanos que desarrollaran aquí su Memoria de Licenciatura o su Tesis doctoral. Las materias del curso se centraban en el estudio y métodos de trabajo sobre fuentes históricas, jurídicas y filológicas andalusíes y sobre la influencia de la cultura árabe en Europa e Iberoamérica191. A ellas se añadirían conferencias invitadas y cursillos específicos desarrollados por especialistas de varios países. La segunda tenía previsto crear un seminario que recogiera información sobre ediciones y traducciones de textos árabes, especialmente hispanoárabes, publicaciones periódicas, manuscritos de autores andalusíes microfilmados, instituciones científicas relacionadas con el tema, confección de un elenco de bibliografía lingüística arábigoandaluza y un corpus biobibliográfico arábigo andaluz. La tercera proponía la catalogación, edición, traducción y estudio de diversos textos, con especial incidencia en los de origen andaluz, puesto que a Andalucía se concedía un interés especial en este amplio proyecto. Se contemplaba, también, la posibilidad de publicar tesis valiosas referidas a la vertiente moderna de la cultura árabe. Aquella idea no se realizó, por causas que ignoro. Como tantas otras, cayó en el vacío. No fue la única iniciativa que se había tenido ni el único proyecto. Antes hubo otros y, con muy escasas excepciones, en ningún caso merecieron ser atendidos por los órganos rectores madrileños. Por aquellos años, concretamente en 1982, la Escuela celebró su cincuenta aniversario, con motivo del cual se realizó en el Hospital Real, sede del rectorado de la Universidad de Granada, una exposición de libros y manuscritos, entre los que se incluyó la colección de la Abadía del Sacromonte, con el ejemplar del Kulliyyāt que nos servía de base para nuestra edición, como elemento más destacado por tratarse de un 148
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manuscrito del siglo XII en el que constaba que había sido cotejado con el propio original de Averroes. Fruto de aquella exposición fueron varios trabajos publicados en torno a la Escuela y un Catálogo192 en el que se recogían, además de los manuscritos expuestos, la bibliografía de cuantas personas estuvieron vinculadas al arabismo granadino desde don José Moreno Nieto, primer catedrático de Árabe de esta Universidad, a mediados del siglo XIX, hasta quienes estábamos activos en esos momentos. A la exposición se unieron otros actos, entre ellos dos conferencias de don Emilio García Gómez, que acudió como invitado de honor, en su calidad de maestro del arabismo y, especialmente, como primer director de la Escuela, de la que ese mismo año había sido nombrado Director Honorario a propuesta de la Junta del Centro. Un año más tarde el P. Cabanelas cesó como director, haciéndose cargo de sus funciones el entonces vicedirector don Jacinto Bosch Vilá, hasta que en noviembre fui nombrado yo como titular. Por primera vez desde su incorporación al Consejo un miembro de este organismo dirigía la Escuela. En aquellos momentos formábamos parte de ella los profesores Cabanelas Rodríguez, Bosch Vilá, Fórneas Besteiro y yo, como personal científico; doña Eloísa Llavero Ruiz, encargada de la Biblioteca; don José Fajardo Gálvez, que desempeñaba el cargo de Secretario del Centro, y don José Luis López Gámez, en servicios administrativos y gestión de la Secretaría; don Manuel Fortes Bueso y don José Alonso Lucena, en conserjería; don Joaquín Ubago García, jardinero y doña Rosario Romero Rodríguez, encargada de la limpieza. Figuraban como becarios de investigación don Pedro Cano Ávila y doña María del Pilar Montoro Carrillo de Albornoz. Se cerraba un ciclo que, a mi juicio, mostraba que la incorporación al Consejo había supuesto un claro retroceso para las Escuelas, y muy especialmente para la de Granada que tanta actividad y competencias había tenido con su propio Patronato. En los primeros años pudo mantenerse por pura inercia y por el apoyo que suponían las clases universitarias, pero luego, cuando se limitó a ser centro de investigación, el Consejo la ignoró durante muchos años. Las numerosas peticiones de sus directores solicitando dinero y plazas, unas veces por carta, otras en encuentros personales, fueron desatendidas en muy alto porcentaje con la negativa o con el silencio. Con la de Madrid debió pasar algo similar. En 1978, antes de llegar yo, sólo había un investigador de plantilla, don Basilio Pavón Maldonado. Las dos se apoyaron mutuamente en aquellos años, por la vinculación personal de los arabistas y por el ya mencionado “espíritu de Escuela”. En ambos casos, la Universidad les permitió sobrevivir. LA SEGUNDA ETAPA (1984-2013) La situación de la Escuela de la que me hice cargo era auténticamente crítica. Aunque nunca expresado oficialmente, lo que estaba latente era 149
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Fig. 30: El personal de la Escuela, con excepción del profesorado universitario, en diciembre de 1983 (Archivo Escuela de Estudios Árabes).
el posible cierre del Centro. Cuando llegó mi nombramiento se me dijo claramente por parte de la Presidencia del Consejo que el futuro de la Escuela dependía de cuanto aquí se proyectara. Se debía lograr el convencimiento de que merecía la pena seguir adelante, a base de planteamientos importantes, lógicos y factibles, para los que se necesitaba la colaboración de nuevo personal. A ello seguirían otras actuaciones, como la de mejorar las instalaciones y todo cuanto fuera necesario. Pero los pasos primeros eran fundamentales para que aquello se fuera llevando a cabo. En Madrid tuve la suerte de encontrar a un presidente, don Enrique Trillas, y su equipo directivo receptivos desde el primer momento y con sus puertas siempre abiertas para mí y para mis problemas. A mis instancias, viajaron varias veces aquí para conocer directamente el centro y estudiar su situación. Las actuaciones previstas se centraban en potenciar su aspecto investigador, que era la lógica prioridad de un Centro del Consejo, para lo que había que reforzar dos aspectos fundamentales: personas y medios. De un lado, se debía conseguir que se siguieran dotando plazas, tanto de investigadores como de personal auxiliar; de otro, había que enriquecer y actualizar la biblioteca, tanto en sus fondos como en su gestión. Un tercer aspecto era buscar que la Escuela se hiciera presente 150
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de modo efectivo entre los demás Centros del Consejo de los que, por las características de su personal y de su funcionamiento, había estado hasta entonces algo alejada. Otro punto, no menos importante, era no perder la relación con las instituciones locales, tanto culturales como de la Administración y, a ser posible, intentar mejorarlas, fundamentalmente con la Universidad, a la que por su historial era deudora. Finalmente, se buscaba la relación con la Junta de Andalucía, relación que entonces aún no estaba muy definida por la corta vida que esta institución tenía. No se trataba de dar a la Escuela una orientación distinta, sino de reforzar su actividad. Se conservaban la de formación de nuevos doctores y se abría la de divulgación científica por medio de seminarios y ciclos de conferencias, todo ello teniendo como eje la labor investigadora, puesto que la finalidad era convertirse en un centro cuyos integrantes estuvieran totalmente dedicados al mismo, centrados en la investigación, lo que suponía, aunque no fuera muy aparente, un cambio de mentalidad. Para ello contaba con la buena disposición del quienes trabajaban allí en aquel momento y con la colaboración de los otros directores de Centros del Consejo de Granada, que podían aportarme su experiencia y su opinión. Mientras tanto, además de mí, los tres catedráticos y dos profesores más del Departamento de Estudios Semíticos de la Facultad, doña Concepción Castillo Castillo y don Emilio Molina López, adscritos a la Escuela por mí en calidad de doctores vinculados, constituían el Claustro Científico, en tanto la Junta seguía como antes, con la única variación del cambio de presidencia en ambos casos, consecuencia del cambio de director. Era una variación puramente formal y protocolaria, porque en cada momento todos supimos guardar la misma relación respetuosa y amistosa que siempre había existido. Por el momento, las actividades eran coincidentes con las de la etapa inmediatamente anterior, con el servicio al público de la biblioteca, en horario de tarde, el trabajo personal de los miembros del claustro científico, la ejecución de tesis doctorales y un ciclo anual de conferencias, pronto convertido en semestral, bajo el título Historia y cultura del Islam español, que originó dos volúmenes, aparecidos en años posteriores. Terminado el Proyecto de Investigación anterior, se puso en marcha uno nuevo auspiciado por el Consejo, con el título Andalucía islámica mediterránea: tierra-hombres-cultura, en el que yo era Investigador Principal, con la participación del personal científico mencionado, englobado en otro general llamado La península Ibérica y el Islam mediterráneo. Mientras, seguían los requerimientos de potenciación del Centro, a los cuales la Presidencia del Consejo se mostró abierta desde el primer momento, escuchando los planteamientos que desde aquí se le hacían, siempre que fueran oportunos. Como primer paso se dotaron varias becas predoctorales y se aumentó el capítulo presupuestario. Eran las primeras respuestas, que se iban a incrementar en plazo relativamente breve. A los primeros becarios se unieron, en noviembre de 1985, alumnos en prácticas de la Escuela de Biblioteconomía como colaboradores de la Biblioteca, alguno de los cuales llegaría luego a hacerse cargo definiti151
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vamente de ella, como funcionario del Consejo. Muy poco después, en 1986, se incorporaron tres investigadores de plantilla: don Luis Molina Martínez, doña María Luisa Ávila Navarro y doña Expiración García Sánchez, todos arabistas, y ese mismo año se incluyó en la organización del Centro la secretaría de dirección, que fue ocupada por doña Mercedes Gómez-Moreno Calera hasta su jubilación, en diciembre de 2008. A ellos seguirían, en años sucesivos, dos nuevos investigadores, don Antonio Almagro Gorbea, en 1987, y don Antonio Orihuela Uzal, en 1988, y el personal de apoyo correspondiente, junto a personal administrativo y laboral que se sumaba al existente en el Centro. La circunstancia de que los dos últimos investigadores fueran arquitectos abría nuevos cauces en la investigación de la Escuela, al tiempo que la acercaban a los años de su fundación, cuando la presencia de Torres Balbás y Gallego Burín marcaba líneas de trabajo similares. Las nuevas incorporaciones exigieron adecuar espacio para su alojamiento, para lo cual se volvió a utilizar la totalidad de la casa pequeña. El proceso incluía saneamiento de humedades, nuevas instalaciones eléctricas, telefónicas y de calefacción, y otra serie de detalles y actuaciones que permitiera que cada uno tuviera un espacio digno en el que trabajar. Con el apoyo del Consejo, que entonces sí lo tuvo de modo decidido, y la ayuda del personal universitario, que se mantuvo hasta la llegada de los nuevos investigadores, en poco tiempo la Escuela se había consolidado y había alcanzado la meta que tantos años llevaba buscando, en un proceso que había requerido la buena disposición de todos en el ámbito del trabajo y de la gestión, especialmente cuando se llegaba a situaciones en las que se requería una sensibilidad determinada, de modo que se hiciera sin crear rupturas, sin caer en ingratitudes u olvidos injustos por parte de unos, pero tampoco en sentimientos de postergación por parte de otros, y siempre con la idea clara de hacia donde se quería ir. En este sentido, quiero destacar la actitud ecuánime y consecuente del P. Darío Cabanelas, durante tantos años director de la Escuela, que, empleando una frase muy usada por él, supo “ser” y supo “dejar de ser”. El número de investigadores permitía ya que el Centro trabajara con autonomía propia, por lo que se produjo la sustitución del profesorado universitario, que se hizo de forma natural, sin tensiones, todo lo cual hablaba muy en favor de quienes durante tanto tiempo habían subido tarde tras tarde, guiados por su afecto a la Escuela y por un estricto sentido de cumplimiento del deber, y habían hecho posible que se llegara a realizar el cambio. Desde aquí manifiesto mi sentimiento de gratitud a todos, la mayoría de los cuales han muerto, a los que siempre recordaré con cariño. No obstante, no todo fue fácil. En momentos concretos el puente que había unido tanto tiempo la Escuela y la Facultad se estrechó peligrosamente y fue el empeño decidido de algunas personas de una y otra parte, entre las que me incluyo, el que logró que poco a poco recuperara su anchura y el paso volviera a hacerse fluido y asiduo. La llegada del nuevo personal hizo que se diera un empuje notable a la actividad investigadora, que también se reflejó en la formación de 152
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los becarios que durante su estancia aquí realizaron su tesis doctoral, comenzaron a publicar sus primeros trabajos y se hallaron en disposición de buscar una salida profesional. Hoy, seis de ellos son profesores titulares de Universidad. Seguían, de alguna forma, el camino que antes habían hecho otras personas, que del estatus de becario de la Escuela pasaron al de profesor universitario en sus distintas escalas. Con las nuevas incorporaciones la actividad de la Escuela aumentó y se diversificó. La década de los ochenta contempló el desarrollo de nuevos proyectos de investigación, además del citado sobre Andalucía islámica, y la participación de investigadores del Centro en cursos de doctorado y en los ciclos de conferencias Historia y cultura del Islam español que aquí se desarrollaban, en aspectos como la agricultura y la alimentación en al-Andalus o los diccionarios biográficos, sin olvidar su participación en congresos nacionales e internacionales. En el curso de los años siguieron agregándose nuevos investigadores de plantilla, de modo concreto don Juan Castilla Brazales en 1993, don Julio Navarro Palazón en 2001, doña María Teresa Penelas Meléndez en 2003, y, finalmente, en 2008, doña Ana María Carballeira Debasa, última investigadora en incorporarse a la Escuela, por el momento. Los primeros becarios fueron sustituidos por otros, se contrató nuevo personal y, en definitiva, la Escuela funcionó como cualquier otro Centro, con sus naturales procesos de altas y bajas, o los cambios que afectaban a los cargos directivos. En lo que se refiere a la dirección, tras ocuparla yo, a partir de 1989 se sucedieron en el cargo don Luis Molina Martínez, don Antonio Almagro Gorbea en 1998, don Juan Castilla Brazales en 2005, y don Antonio Orihuela Uzal en 2013, actual director. En 2007 se cumplieron setenta y cinco años desde la fundación de 1932 y para conmemorar el aniversario se organizó una amplia serie de actos que se extendieron hasta el 2009. Formando parte de tales actos se celebró un congreso que, bajo el título 75 años de estudios árabes en España, convocó a un amplio número de arabistas españoles, siendo significativa la presencia de don Miguel Cruz Hernández y don Joaquín Vallvé Bermejo, aparte de su gran valía científica, por haber tenido ambos participación directa en la Escuela en los años cuarenta del pasado siglo como alumnos y becarios. Con un carácter similar, tuvieron lugar dos ciclos de conferencias, uno que analizó la actividad investigadora del Centro y otro que se ocupó de la Escuela en su contexto histórico y cultural. A tres países árabes vinculados a nuestra historia, Marruecos, Túnez y Egipto, se dedicaron jornadas específicas en las que se ofrecieron sesiones de conferencias, cine, fotografía y música relacionados con ellos. En las dedicadas a Marruecos se incluyó una exposición dedicada al pintor granadino Mariano Bertuchi. Completaron las actividades una exposición de los manuscritos árabes y el fondo antiguo de la Escuela, otra de fotografías antiguas y documentación gráfica de las Casas (75 Casas del Chapiz), ambas con sus respectivos catálogos, y una tercera que consiguió traer a la Casa del 153
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Chapiz piezas arquitectónicas que le habían pertenecido y están ahora depositadas en distintos museos nacionales, concretamente la ventana, las gorroneras y la pila de mármol citadas en otro lugar de estas páginas, y una arqueta de madera. Cerrando esta relación de actos, a lo largo de los meses se realizaron visitas guiadas a la Casa y talleres de caligrafía y decoración, llevados a cabo por personal del Centro, además de publicarse un cuadernillo de carácter divulgativo en la prensa local, con el título Unos apuntes sobre la Granada andalusí, realizado por investigadores de la Escuela. En todo momento se contó con la colaboración de distintas entidades e instituciones, entre las que quiero destacar a la Junta de Andalucía, la Universidad de Granada, la Fundación El Legado Andalusí, el Patronato de la Alhambra y Generalife y, lógicamente, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, además de otras que lo hicieron en actos puntuales. Como reflejo del eco alcanzado por este aniversario, la Excma. Diputación de Granada concedió a la Escuela el “Galardón Diputación”. Como antes señalaba, en estos momentos la Escuela puede presentar parecido con la de los primeros años en lo que se refiere al personal investigador, que entonces era, también, docente, por las líneas de actuación seguidas, en función de la especialidad de sus integrantes. Teniendo en cuenta este último aspecto se podría hablar de dos Líneas de Investigación, una de las cuales la desarrollan dos arquitectos, los doctores Almagro Gorbea y Orihuela Uzal, y un arqueólogo, el doctor Navarro Palazón, integrados en un grupo con la denominación de Laboratorio de Arqueología y Arquitectura de la Ciudad (LAAC), y la otra a cargo del grupo de arabistas, que incluiría a los doctores Molina Martínez, García Sánchez, Ávila Navarro, Castilla Brazales, Penelas Meléndez y Carballeira Debasa, además de a mí mismo. Este segundo grupo tiene en común el uso de la lengua árabe como instrumento de trabajo, aunque aplicada en distintas áreas de investigación. Como hecho anecdótico de esta similitud entre ambas etapas, la creciente necesidad de espacio ha hecho que se busque ampliar la Escuela situando parte de su personal, concretamente quienes se integran en el grupo denominado LAAC, en el vecino Carmen de los Mínimos, acondicionado por el Consejo para este fin, que comenzó su actividad en agosto de 2007. Ello me lleva a recordar la compra del Carmen de la Victoria para instalar la Casa de Marruecos, aunque los objetivos sean distintos. En estos momentos, finales de 2013, el personal de plantilla de la Escuela es el siguiente: Investigadores: don Antonio Almagro Gorbea, don Camilo Álvarez de Morales y Ruiz-Matas, doña María Luisa Ávila Navarro, doña Ana María Carballeira Debasa, don Juan Castilla Brazales, doña Expiración García Sánchez, don Luis Molina Martínez, don Julio Navarro Palazón, don Antonio Orihuela Uzal y doña María Teresa Penelas Meléndez.
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Gerencia: don José Luis López Gámez y don José Antonio Ponce Fajardo. Colaboración y apoyo a la investigación: don Enrique García Lobo, don Miguel González Garrido, don Pedro Jiménez Castillo, doña María López Fernández, don Rafael Reyna Aubeyzón y don Juan Ignacio Zúñiga Urbano. Secretaría de dirección: doña María del Carmen Sánchez Pasadas Biblioteca: doña Miriam Font Ugalde, don Yusuf Idris Martínez Fernández y doña Concepción de la Torre Benito. Conserjería: doña María del Carmen Fortes Montilla, doña Encarnación Martínez Pérez, doña Concepción Martos Flores y doña Rosario Romero Rodríguez. Mantenimiento: don Joaquín Ubago García. Cargos: Director: don Antonio Orihuela Uzal; Vicedirector: don Julio Navarro Palazón; Jefa de Departamento: doña Ana María Carballeira Debasa; Gerente: don José Luis López Gámez; Bibliotecaria: doña Miriam Font Ugalde.
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Fig. 31: Personal de la Escuela en diciembre de 2008.
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LOS DIRECTORES DE LA ESCUELA
Fig. 32 y 33: Los Directores de la Escuela en los años que desempeñaron el cargo.
Cierro esta relación de personal con la lista de quienes han ocupado la dirección del Centro desde su creación hasta la actualidad. Don Emilio García Gómez (titular): noviembre 1932-diciembre1935 Don Salvador Vila Hernández (accidental): enero-julio1936 Don Ángel González Palencia (interino): septiembre 1937-junio 1938 Don Antonio Gallego Burín (accidental): junio 1938-enero1943 Don Luis Seco de Lucena Paredes (titular): enero 1943-febrero1972 Don Darío Cabanelas Rodríguez (ofm) (titular): febrero 1972-octubre 1983 Don Jacinto Bosch Vilá (en funciones): octubre-noviembre 1983 Don Camilo Álvarez de Morales y Ruiz-Matas (titular): noviembre1983mayo1989 Don Luis Molina Martínez (titular): mayo 1989-abril 1998 Don Antonio Almagro Gorbea (titular): abril 1998-julio 2005 Don Juan Castilla Brazales (titular): julio 2005-septiembre 2013 Don Antonio Orihuela Uzal (titular): septiembre 2013-
D. Emilio García Gómez.
D. Salvador Vila Hernández.
D. Antonio Gallego Burín.
D. Luis Seco de Lucena.
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D. Ángel González Palencia.
D. Darío Cabanelas Rodríguez.
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D. Jacinto Bosch Vilá.
D. Antonio Almagro Gorbea.
D. Camilo Álvarez de Morales.
D. Juan Castilla Brazalez.
D. Luis Molina Martínez.
D. Antonio Orihuela Uzal.
LA BIBLIOTECA193 El crecimiento y el cambio de la Escuela no se han limitado a la incorporación de nuevo personal. La Biblioteca, elemento fundamental del Centro desde su misma concepción, puesto que era y es la que provee a los investigadores de herramientas de trabajo, además de prestar una atención pública, también ha sido objeto de reforma profunda. El proceso que ha seguido desde 1932, lógicamente, paralelo al de la Escuela, con una dependencia de la Universidad, reflejada en el propio origen de los primeros fondos, en la primera fase y una posterior del Consejo, se ha evidenciado de modo paulatino en un progresivo crecimiento y en una mayor autonomía. Volviendo a recordar datos ya expuestos, en el Reglamento aparecido en la Gaceta de Madrid de 25 de noviembre de 1932 se especificaba que aquellos fondos procedían de las Bibliotecas Provincial Universitaria y la de la Facultad de Letras, además de los que pudieran ser cedidos por 157
193. Debo la información que sigue a doña Miriam Font Ugalde, bibliotecaria de la Escuela.
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194. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes
entidades o particulares, como los regalados por Lévi-Provençal en junio de 1935194, y los adquiridos con su propio presupuesto, entre otros los procedentes de las bibliotecas personales de Simonet y Gaspar Remiro. Durante muchos años funcionó con estos elementos materiales y con el trabajo prestado por profesores universitarios, de los que bueno será mencionar, como pioneros, a don Antonio Marín Ocete, director de la misma, que, además, ostentaba el cargo de Presidente del Patronato, y a don Antonio Ortega Jiménez, auxiliar. La situación se mantendría con pocas variaciones bastante tiempo. El incremento de sus fondos se hizo por compra en la medida que el presupuesto lo permitía, en tanto su funcionamiento dependía de algún profesorado del departamento de Árabe de la Facultad, que seguía atendiendo no sólo al personal del Centro sino a cualquier lector que se acercara a ella. Según se hacía constar en la Memoria enviada a los Servicios Centrales del Consejo, entre 1961 y 1962 se llevó a cabo una ampliación que debió de afectar sólo a los fondos bibliográficos, puesto que el horario y funcionamiento no hay noticias de que se hubieran alterado. Aunque manteniendo gran presencia en el organigrama de la Escuela, en el que se concebía como Unidad de Servicios, la Biblioteca acusó, de modo general, durante esa época falta de recursos económicos y de personal especializado. El fichero manual de entonces carecía de sistematización y la información que ofrecía, al menos vista desde la óptica actual, era incompleta. Los primeros cambios se empezarán a notar a partir de 1983, cuando se hizo cargo de la Biblioteca una licenciada contratada específicamente para ello, con lo que por primera vez se sustituía a los profesores de la Facultad. Muy poco más tarde, en otoño de 1985, se incorporaron cinco alumnos de la reciente Escuela de Biblioteconomía y Documentación para un periodo de prácticas de cuatro meses, a los que muy pronto seguirían becarios y contratados de la misma procedencia. El proceso culminaría en febrero de 1989 con la incorporación de doña Miriam Font Ugalde, una de las antiguas alumnas en prácticas, como bibliotecaria, tras las preceptivas oposiciones que la integraban en el personal de plantilla del Consejo. La Biblioteca contaba en aquellos momentos con un fondo de alrededor de 3.000 volúmenes y se recibían unas 50 revistas. Con la gestión en manos especializadas se iniciaba el proceso de reconversión, atendiendo a las normas internacionales en vigor. Había que volver a catalogar todo el fondo bibliográfico, creando un nuevo catálogo-diccionario de autores y títulos y añadiendo uno alfabético de materias, indispensable en toda biblioteca de sus características. Junto a este proceso interno, y pensando en el servicio que se prestaba a los usuarios, se normalizaron los sistemas de préstamo en sala, reprografía y referencia y se introdujeron otros nuevos que contribuyeran a una proyección exterior de la que hasta entonces había carecido. Tales aspectos se concretaban en la difusión de novedades mediante un boletín, en la potenciación de los intercambios bibliográficos con otras instituciones afines y en el préstamo interbibliotecario que permitiera a los usuarios 158
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disponer de trabajos existentes en otras bibliotecas en plazo breve. Este proceso iba a coincidir con la creación y organización de la Red de Bibliotecas del Consejo, en la que la nuestra se iba a integrar desde el primer momento. Aquello suponía dejar su aislamiento y trabajar dentro de un entorno compartido que permitía ampliar sensiblemente los objetivos y asegurar un mejor funcionamiento, contando con apoyo institucional. Al comenzar la década de los noventa se procedió a la renovación de las instalaciones, debido al sustancial incremento de los fondos bibliográficos, del personal afecto a la Biblioteca, concretamente doña Concepción de la Torre Benito y don Yusuf Idris Martínez Fernández, y del número de usuarios. La primitiva ubicación en una de las habitaciones superiores de la casa de Lorenzo el Chapiz, la que tuvo desde la creación de la Escuela, que encerraba sala de lectura y armarios de libros en el mismo espacio, se cambió por la actual. La sala de lectura se situó en una dependencia propia, en la planta baja de la casa pequeña, en tanto los depósitos principales de libros y revistas se alojaron en dos habitaciones de la misma planta y la misma casa, específicamente dispuestas para ellos, con modernos medios. Centrando el conjunto, se instaló el despacho de la bibliotecaria, situado en otra habitación adjunta. La Biblioteca iba teniendo entidad por sí misma, con sus propias instalaciones y un personal cualificado que atendía a las tareas documentales y, al mismo tiempo, estaba versado en lengua y cultura árabes. Ello unido a una mayor dotación económica por parte del Consejo traería como consecuencia un crecimiento llamativo de los fondos bibliográficos195. La informatización y, posteriormente, la entrada de Internet, también por los mismos años, supondría otro gran avance en su gestión y funcionamiento. Se crearon catálogos colectivos informatizados disponibles para cualquier investigador, en línea, gestionados por programas específicos, catálogos que, al mismo tiempo, comenzaron a editarse en CDROM periódicamente, sustituyendo a los anteriores catálogos manuales. Fue una etapa de muchos cambios tecnológicos y reorganizaciones en la arquitectura informática de la Red de Bibliotecas del Consejo, con vistas a la creación de un catálogo colectivo único, centralizado. Todo ello suponía una serie de ajustes que exigían un constante esfuerzo por parte del personal afecto a ella, que estaba en continuo reciclaje buscando la mejor adaptación a tan grandes y rápidos avances tecnológicos. Entrados ya en el siglo actual y analizando los resultados más tangibles del proceso, las mejoras realizadas se han plasmado en la creación de una red local que permite a los investigadores la consulta de catálogos desde su propio despacho. Sin embargo, los beneficiarios de mejoras tan sensibles no se limitan a los investigadores de la Escuela, sino que se extiende a los usuarios externos de la Biblioteca, en general, mediante el uso de los ordenadores de la sala de lectura o desde cualquier punto con acceso a Internet (http:// www.eea.csic.es). En la actualidad, cabría hablar de una verdadera revolución en el quehacer cotidiano con nuevas prestaciones y herramientas, que han 159
195. Cf. Miriam Font Ugalde, “La biblioteca, pieza de apoyo a la investigación”, El correo de Andalucía. Cultura, 1992 (3 enero), p. 27; Miriam Font Ugalde y Concepción De la Torre Benito, “La Biblioteca de la Escuela de Estudios Árabes de Granada (C.S.I.C.)”, Actas de las I Jornadas de Bibliotecas y Centros de Documentación sobre Mundo Arabe e Islam, Murcia, Centro de Estudios Árabes y Arqueológicos Ibn Arabi, 1995, pp. 11-128.
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196. Manuscr ipt@CSIC. Portal de manuscritos árabes, hebreos y aljamiados de las bibliotecas del CSIC: comunicación presentada por M. Font Ugalde y C. de la Torre en el Congreso Internacional “La Granada nazarí: mitos y realidades” (3,4,5 marzo, EEA, Granada) http://hdl.handle. net/10261/33097 197. Miriam Font Ugalde y Concepción de la Torre Benito, “La biblioteca de la Escuela de Estudios Árabes digitaliza su patrimonio documental. Miriam Font Ugalde y Concha de la Torre”, Enredadera, nº. 19 (junio 2011) http://bibliotecas.csic.es/enredadera/ boletin19/eea.html 198. Mª. Luisa Avila, Miriam Font y Concepción de la Torre, “Manuscritos árabes y fondo antiguo de la Escuela de Estudios Árabes”. Exposición con motivo del 75 aniversario de la fundación de la Escuela de Estudios Árabes (CSIC), Granada, 13 diciembre 2007-18 enero 2008.
impulsado espectacularmente servicios como el de la obtención de documentos, la catalogación, la búsqueda bibliográfica, la planificación de las adquisiciones o el servicio de referencia. El entorno digital ha cambiado la concepción de la Biblioteca, que ha dejado de ser un punto de servicio de una colección particular para convertirse en punto de servicio de la Red de Bibliotecas y Archivos del CSIC, compuesta por setenta y tres bibliotecas especializadas y seis archivos científicos. Una red que proporciona acceso a cerca de un 1.500.000 monografías, 70.000 colecciones de revistas en papel, más de 200.000 monografías electrónicas y cerca de 9.000 títulos de revistas electrónicas, además de otros materiales como mapas, fotografías o manuscritos. Un patrimonio documental excepcional al servicio de la investigación científica. En estos momentos la Biblioteca de la Escuela desempeña un papel fundamental para el desarrollo de la investigación en el área de la civilización islámica medieval. Con un fondo de 18.000 libros y separatas y alrededor de 100 títulos de revistas, especializado en civilización islámica medieval y en al-Andalus, se ha convertido en punto de referencia obligado para cualquier investigador de este campo. Su proyección al exterior se ha visto favorecida por los avances en las comunicaciones y cada día se incorporan nuevos usuarios, individuos o instituciones. Esta proyección ha aumentado considerablemente en los últimos años por su participación en proyectos como Manuscripta@CSIC196, en colaboración con la Unidad de Recursos de Información Científica para la Investigación del CSIC, el Instituto de Lenguas y Culturas del Mediterráneo y Próximo Oriente (Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC) y Simurg. Fondos digitalizados del CSIC197, que han permitido la digitalización de sus manuscritos árabes y hebreos y de una selección de su fondo antiguo con la finalidad de mejorar las condiciones de conservación y facilitar la consulta electrónica a texto completo. La Biblioteca trata, también, de promover la colaboración con los investigadores mediante la organización de exposiciones que contribuyen a la divulgación de sus actividades y las de la Escuela, como “Manuscritos árabes y Fondo antiguo de la Escuela de Estudios Árabes”198 o “Lecturas Mínimas”, y a un mejor aprovechamiento de los fondos custodiados en las bibliotecas del CSIC. En ocasiones, su colaboración va más allá del ámbito propio de la Escuela, como ha sido su reciente participación en la exposición 100 años del Protectorado español en Marruecos (1902-2012), organizada por la Biblioteca de Andalucía, en Granada, aportando material de su archivo y textos. Asimismo, la Biblioteca, como una muestra más de su nuevo papel dentro del sistema de información científica del CSIC, se ha implicado en los últimos años en las políticas de acceso abierto de la Institución y colabora con sus investigadores en el archivo de sus publicaciones en el repositorio Digital CSIC, fundamental para la difusión de la Ciencia en la sociedad. De modo personal, quiero agradecer y hacer patente la gran labor que sus integrantes llevan a cabo en esta Escuela y la ayuda inestimable que prestan a los que aquí desarrollamos nuestra investigación. 160
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LA ACTUALIDAD INVESTIGADORA DE LA ESCUELA Trazando un panorama amplio, en estos momentos la Escuela orienta hoy su investigación, de modo prioritario, hacia la España musulmana y dentro de ella, de manera más concreta, hacia la arquitectura, la arqueología, la epigrafía, la historia, la sociedad, las ciencias agronómicas y médicas, así como hacia el estudio de las últimas etapas del Islam granadino y de los moriscos. Todo ello se concreta en tres líneas básicas, sobre las que se articula una amplia serie de actuaciones. En todos los casos el material de trabajo lo constituyen testigos documentales antiguos, contemporáneos de los hechos estudiados, escritos o no, que los investigadores sacan a la luz para dar a conocer a la sociedad de hoy nuestro pasado islámico. De modo general, la mayor parte de estas líneas de trabajo se reflejan en los tres Grupos de Investigación adscritos a la Junta de Andalucía. Uno de ellos bajo el nombre de Laboratorio de Arqueología y Arquitectura de la Ciudad (LAAC), otro llamado Estudios sobre la sociedad en al-Andalus y el tercero titulado Ciencias de la Naturaleza en la Andalucía musulmana. Textos y Estudios. Los Investigadores Responsables somos don Julio Navarro Palazón, don Luis Molina Martínez y yo mismo, respectivamente. Las líneas de investigación referidas se vienen desarrollando en una serie de proyectos de investigación, congresos, ciclos de conferencias y otras actuaciones cuya enumeración resultaría tediosa y excedería los límites que aquí me planteo. Los medios informáticos actuales permiten ver el detalle de los mismos en la página web de la Escuela. Me referiré a ellos de manera general. Si antes matizaba que los materiales objeto de trabajo podían no ser escritos, me refería a que, básicamente, las líneas de investigación llevadas a cabo por el grupo del LAAC se aplican al análisis, estudio y restauración de edificios árabes o a sus restos arqueológicos, prioritariamente andalusíes, aunque el ámbito de actuación también trascienda a otros países del mundo árabe, como ocurre con el caso del Palacio omeya de la Ciudadela de `Ammán. Esta labor tiene una vertiente muy práctica y muy concreta en el caso de Granada en donde, gracias a las investigaciones realizadas, se está pudiendo rescatar una serie de viviendas nazaríes y moriscas, la mayoría en gran estado de abandono, e, incluso, desconocidas otras. Junto a esta labor, se lleva a cabo el estudio planimétrico, y en algún caso restauración, de conjuntos monumentales y defensivos, con ejemplos tan destacados como pueden ser las actuaciones realizadas en los Reales Alcázares sevillanos, el Alcázar de Guadalajara, Medina Azahara, el Castillo de San Miguel en Almuñécar, y la Alhambra, el Cuarto Real de Santo Domingo, la Casa de Zafra y varias casas moriscas en Granada, la Alcazaba de Onda (Castellón) y el Agdal de Marrakés. En la realización de estos trabajos se emplean las tecnologías más avanzadas en lo que se refiere a levantamientos planimétricos, mediante fotogrametría, y recreación virtual de los edificios transformados o desaparecidos. 161
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Además de estas actuaciones, el LACC, bajo la dirección e iniciativa de don Julio Navarro, ha organizado varios eventos científicos y divulgativos, entre los que cabe mencionar el conjunto de encuentros bajo el título La ciudad en el Occidente islámico medieval en tanto con la dirección científica de don Julio Navarro y don Antonio Orihuela se ha desarrollado el ciclo de conferencias llamadas Jueves Mínimos. El objetivo principal de estos encuentros es el mejor conocimiento de la ciudad islámica, con una especial dedicación a al-Andalus. Utilizando también como tema de estudio materiales arquitectónicos, figura el estudio del Corpus epigráfico de la Alhambra y Generalife, objeto de un ambicioso y dilatado Proyecto de investigación llevado a cabo por don Juan Castilla. Como uno de los resultados más prácticos y divulgados del mismo, figura el DVD editado por el Patronato de la Alhambra en el que se hace un recorrido virtual por el conjunto monumental con las inscripciones como guía. No quiero dejar de recordar que del estudio de las inscripciones de la Alhambra ya se había ocupado el P. Cabanelas junto a don Antonio Fernández Puertas, en la actualidad catedrático de la Facultad de Letras y antiguo becario de la Escuela, aunque el proyecto actual es más amplio y ambicioso y con tecnología más actualizada. La historiografía, la sociedad y cultura de al-Andalus son el objetivo de otra de las líneas de trabajo, con las fuentes árabes y los repertorios biográficos como elementos fundamentales. Han aparecido catorce volúmenes con el título general de Estudios Onomástico-Biográficos de al-Andalus, publicados en coordinación con los arabistas del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC en Madrid, que recogen gran parte de sus trabajos. El mismo equipo que lo lleva a cabo ha desarrollado varios Proyectos de investigación dando lugar a diversos trabajos sobre historiografía, sociedad en al-Andalus, biografías andalusíes y el mundo de los ulemas. Otra línea de investigación es la que se centra en el estudio de las Ciencias de la Naturaleza, cuyos resultados han dado lugar a la publicación de ocho volúmenes y un noveno a punto de aparecer con el título Ciencias de la naturaleza en Al-Andalus.Textos y Estudios, editados todos ellos en la Escuela de Estudios Árabes, además de monografías y publicaciones en diferentes revistas científicas nacionales y extranjeras. Los temas tratados son la agricultura, la medicina, la botánica, la veterinaria y la alimentación. Han sido coordinados por doña Expiración García Sánchez y por mí. En este caso los materiales de trabajo son, fundamentalmente, los textos, manuscritos o editados, de autores andalusíes con una cronología que va del siglo IX al XV, es decir, prácticamente todo el periodo que abarca la presencia musulmana en España. Los textos y autores estudiados, de los que evito dar nombres, son los más importantes dentro de la historia de la ciencia andalusí, cuya obra trascendió a los centros de estudio y académicos europeos. Dentro del equipo que lo lleva a cabo, doña Expiración García Sánchez se ha dedicado de manera preferente al análisis del medio rural 162
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andalusí, su paisaje agrícola y botánico, la agronomía, la etnobotánica y la alimentación. En lo que me concierne, junto a los trabajos sobre medicina y otros relacionados con las ciencias de la Naturaleza me he hecho cargo de varios Proyectos sobre documentos jurídicos granadinos que proporcionan noticias sobre el notariado, la sociedad, la economía, la toponimia y la historia del Reino nazarí. Junto a ellos, han sido objeto de mi atención temas sobre moriscos granadinos. El material utilizado para esta investigación son los documentos conservados en archivos del ámbito de Granada (Curia, Universidad, Chancillería, Municipal, Protocolos, Diputación, Municipal de Baza) y nacionales (Simancas, Zubálburu, Histórico). Se trata de textos árabes, castellanos, romanceados o bilingües. Todas estas actuaciones, es decir las que se llevan a cabo en el plano arquitectónico y las que lo hacen con documentación de archivo, tienen como fin último la creación de diversos laboratorios, de modo concreto uno que se ocupa Análisis y visualización del Patrimonio, centrado en actividades de documentación arquitectónica y arqueológica, en la creación de maquetas visuales y productos audiovisuales, al archivo de fotografías tradicionales y digitales más recientes y al tratamiento de materiales procedentes de excavaciones. El otro está dedicado al tratamiento de textos, con la digitación de documentos para hacer posible que su visualización en una página web permita apreciar de modo casi exacto el formato, estado de conservación, incluso color, del documento original. Los trabajos realizados en todo el ámbito científico de la Escuela, tanto los que se engloban en un proyecto de investigación como los que son resultado de iniciativas personales de los investigadores, se han plasmado en publicaciones de obras concretas, en la edición y traducción de textos árabes medievales, en artículos en revistas especializadas y publicaciones de alta divulgación, así como en productos audiovisuales y multimedia, también como medio de difusión de la investigación. Debe destacarse la presencia a través de Internert mediante Digital CSIC. Hemos creído que nuestra labor debía ser conocida tanto por los especialistas, que tendrían acceso a ella a través de las publicaciones que habitualmente utilizan, como por un público que no perteneciera a nuestro ámbito de especialización, al que se da así la posibilidad de conocer un pasado que nos es común y que, indudablemente, interesa cada vez más. A la tarea investigadora, lógicamente prioritaria, se une la organización de cursos especializados como el IX Simposium de Fotogrametría Arquitectónica (1987) o el curso destinado a especialistas sudamericanos, también de fotogrametría (2005) que cada equipo de trabajo ofrece, y los ciclos de conferencias a los que ya he aludido. Del mismo modo, los investigadores de la Escuela están integrados en instituciones nacionales, regionales y locales, así como otros organismos de índole académica, investigadora o de difusión cultural, forman parte de comités científicos y editoriales, asimismo de ámbito local, nacional e internacional, además de colaborar con diversas entidades de dentro y fuera de España. De 163
La Casa del CHAPIZ CAMILO ÁLVAREZ DE MORALES
esta manera, su trabajo tiene una proyección que trasciende más allá de la simple publicación de sus investigaciones, con ser éste el objetivo primero y fundamental de su actividad. A ello se debe sumar su presencia en congresos nacionales e internacionales, conferencias invitadas y participación en cursos universitarios ordinarios y de doctorado, vinculación ésta con la Universidad que se extiende a la participación conjunta en Proyectos de Investigación. Del mismo modo, instituciones como el Patronato de la Alhambra, el renacido Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino o El Legado Andalusí han contado y cuentan entre sus colaboradores con parte del personal científico de la Casa del Chapiz. Junto a ello, la presencia de algunos de sus miembros en Academias nacionales (Real Academia de Bellas Artes de San Fernando), regionales (Academia Andaluza de la Historia) y locales (Real Academia de Bellas Artes Nuestra Señora de las Angustias de Granada, Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo y Academia de Veterinaria de Andalucía Oriental). Que duda cabe que la colaboración con el grupo madrileño de arabistas del Consejo, integrados en el Centro de Ciencias Humanas y Sociales, mantiene la estrecha relación de siempre, potenciada por la co-participación en el consejo de redacción de la revista Al-Qan¥ara, heredera de Al-Andalus, y por la publicación conjunta de colecciones nacidas como fruto de esta colaboración, entre ellas las ya mencionadas de Estudios Onomásticos y Biográficos de al-Andalus (EOBA), y las Fuentes Arábico-Hispana. Todo ello no constituye un hecho excepcional, sino que entra en la normalidad del resto de los Centros del Organismo y si yo lo recojo aquí es tan sólo para ratificar la madurez alcanzada en los últimos años y la absoluta paridad con que hoy se mueve la Escuela entre ellos y en algunos aspectos con singularidad. Y dentro de su singularidad hay una que destaca de manera especial respecto a los demás, que es la Casa del Chapiz que la acoge. Y la referencia a la Casa del Chapiz pone fin a estas páginas, en las que he recorrido seis siglos de historia vinculada a ella y a quienes en ella vivieron. La lectura de las viejas escrituras nos han revelado los afanes de aquellas gentes, la picaresca de unos para eludir la justicia, las reclamaciones de otros para que aquella se cumpliera, y siempre con el agua y el dinero, o ambos, de por medio. Una larga relación de nombres, inquilinos de la Casa, vecinos contemporáneos, autoridades de un tiempo y de una ciudad perdidos, que hoy salen de su largo anonimato para aparecer en estas páginas. Junto a ellos, tras ser convertidas aquellas viejas casas en Escuela de Estudios Árabes, una nueva relación de nombres, ahora bien conocidos, y en buena parte ya idos, con muchos de los cuales mantuve relación de trabajo, de amistad y de cariño. He leído los escritos de mis antiguos profesores y en ellos he visto, de nuevo, su letra y su letra me traído su figura, su voz, su actitud, la de mis compañeros, la de mis alumnos, los becarios de antes y de después de mí, los conserjes, los administrativos, los bibliotecarios, tantos y tantos nombres, tanta gente que, en entre los que hoy estamos en la Escuela, 164
La Casa del CHAPIZ CAMILO ÁLVAREZ DE MORALES
en algunos casos sólo yo he alcanzado a conocer. Me he encontrado yo mismo entre esos papeles. He vuelto a revivir un pasado, casi siempre grato por ser el de mis años más ilusionados. Tengo la sensación, la certidumbre, de haber vivido la historia desde dentro. No sólo he revisado viejos documentos sino que lo he hecho entre las paredes en que fueron concebidos y generados, compartiendo el mismo paisaje, la misma luz que vieron y gozaron quienes fueron sus autores y sus protagonistas. He escrito esta historia de la Casa del Chapiz llevado por mi cariño a ella. Cada día, cuando entro en su patio grande con sus cinco arcos, cuando al salir veo frente a mí la Alhambra, presente a lo largo de los siglos, ofreciendo el mismo panorama que Lorenzo el Chapiz vería hace casi quinientos años, vuelvo a sentir, inalterable, la atracción que despertó en otoño de 1965 y tengo la seguridad de que estoy, justamente, en el sitio que debo y quiero estar.
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LA
CASA
DEL
CHAPIZ:
PLANIMETRÍA
DIRECCIÓN ANTONIO ORIHUELA UZAL
COLABORADORES NOEMÍ CRUZ ORANTES LUiS JOSÉ GARCÍA PULIDO JUaN MANUEL GONZÁLEZ VÍLCHEZ VÍCTOR MARTÍN MADRID LUiS RAMÓN-LACA MENÉNDEZ DE LUARCA
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La Casa del CHAPIZ PLANIMETRÍA
Plano 1. Casa del Chapiz: Situación (realizado sobre el Plano-Guía del Albaicín Andalusí, A. Almagro, A. Orihuela y C. Sánchez. Madrid: El Legado Andalusí, 1995).
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La Casa del CHAPIZ PLANIMETRÍA
Plano 2. Casa del Chapiz: Planta General.
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Plano 3. Casa del Chapiz: Planta Baja, con proyección de techos.
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Plano 4. Casa del Chapiz: Planta Primera, con proyección de techos.
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Plano 5. Casa del Chapiz: Planta Segunda, con proyección de techos.
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Plano 6. Casa del Chapiz: Planta de Cubiertas.
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Plano 7. Casa del Chapiz: Alzados Sur y Este.
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Plano 8. Casa del Chapiz: Alzados Norte y Oeste.
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Plano 9. Casa del Chapiz: Secciones AA y FF.
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Plano 10. Casa del Chapiz: Secciones BB y EE.
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Plano 11. Casa del Chapiz: Secciones CC y GG.
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Plano 12. Casa del Chapiz: Sección DD.
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Plano 13. Casa del Chapiz: Pórtico del Patio Sur, Planta Baja, crujía Norte. Detalle del intradós del arco central.
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Plano 14. Casa del Chapiz: Arco del Patio Norte, Planta Baja, crujía Norte, con alzado de tacas e impostas (lado exterior e interior).
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Plano 15. Casa del Chapiz: Arcos del Patio Norte, Planta Baja, crujía Sur y Planta Primera, crujía Oeste, con alzado de tacas.
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Plano 16. Casa del Chapiz: Arco del Patio Norte, Planta Primera, crujía Norte, con alzado de tacas y jambas (lado exterior e interior). Detalle del intradós.
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Plano 17. Casa del Chapiz: Arco del Patio Norte, Planta Primera, crujía Este, con alzado de tacas (lado exterior e interior).
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Plano 18. Casa del Chapiz: Arco del Patio Norte, Planta Primera, crujía Sur, con alzado de tacas (lado exterior e interior). Detalle del intradós.
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Plano 19. Casa del Chapiz: Arco del Patio Sur, Planta Primera, crujía Norte, sala Oeste, con alzado de tacas (lado exterior e interior).
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Plano 20. Casa del Chapiz: Arco del Patio Sur, Planta Baja, crujía Norte, con alzado de tacas e impostas (lado exterior e interior).
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Plano 21. Casa del Chapiz: Arco del Patio Sur, Planta Baja, crujía Este, con alzado de tacas (lado exterior e interior).
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Plano 22. Casa del Chapiz: Arco del Patio Sur, Planta Primera, crujía Norte, sala Este, con alzado de tacas e impostas (lado exterior e interior) y proyección de gorroneras.
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Plano 23. Casa del Chapiz: Fotoplano de la ventana conservada en el Museo Arqueológico Nacional, con alzados de las jambas y de la parte inferior del dintel.
La Casa del CHAPIZ PLANIMETRÍA
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La Casa del CHAPIZ PLANIMETRÍA
Plano 24. Casa del Chapiz: Aljibe del Patio Norte, situación, plantas y secciones.
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La Casa del CHAPIZ PLANIMETRÍA
Plano 25. Casa del Chapiz: Puerta exterior del Patio Norte y Puerta de la sala baja, crujía Norte del Patio Sur (lado exterior e interior).
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La Casa del CHAPIZ PLANIMETRÍA
Plano 26. Casa del Chapiz: Puertas del Patio Norte, Planta Primera, crujías Este y Oeste (lado exterior e interior).
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PARTE II LA
CASA
DEL
CHAPIZ:
ARQUITECTURA Y RESTAURACIÓN
VII
DESCRIPCIÓN Y ANÁLISIS DEL ESTADO ACTUAL
VII.1. EMPLAZAMIENTO La Casa del Chapiz ocupa una parcela de 6.076 m2 situada en la esquina que forman por un lado la Cuesta del Chapiz y por el otro la Placeta del Peso de la Harina y el Camino del Sacromonte, antiguo camino de Guadix. Se ubica en el extremo sureste del arrabal del Albayzín, que era denominado Barrio de la Blanca (Rabad al-Bayd…`). El arrabal constituyó una extensión de la ciudad hacia el norte y el este, siendo protegido por unas murallas construidas bajo la supervisión del ý…Øib Ridw…n en el segundo tercio del siglo XIV1 (Plano 1). Las edificaciones se encuentran en el extremo occidental de la parcela, y están compuestas actualmente por un conjunto de dos núcleos residenciales andalusíes, desarrollados alrededor de sendos patios, y una modesta casita posterior en la esquina de las calles citadas. La fachada norte de esta agrupación se ajusta a la alineación de la Placeta del Peso de la Harina y el Camino del Sacromonte, pero la oeste se retranquea algo respecto a la Cuesta del Chapiz, dando lugar a una serie de cuatro paratas de forma trapecial, la superior empedrada y las tres inferiores ajardinadas (Plano 2). En la abundante historiografía sobre estos edificios se les ha denominado Casa del Chapiz, en singular, y también, aunque en menos ocasiones, Casas del Chapiz, en plural. Ello es debido a que se trata de dos núcleos que comparten una crujía común situada entre ambos y parecen tener 197
1. Luis Seco de Lucena Paredes, “El ý…Øib Ridw…n, la madraza de Granada y las murallas del Albayzín”. Al-Andalus, XXI, 2, 1956, 285-296.
La Casa del CHAPIZ ANTONIO ORIHUELA UZAL
orígenes distintos. El estudio minucioso de sus elementos arquitectónicos y de las técnicas constructivas de sus muros, así como la interpretación de los datos documentales que se conservan desde el primer tercio del siglo XVI, permiten plantear una hipótesis de la evolución constructiva del conjunto. La casa meridional se adapta bastante al tipo arquitectónico utilizado habitualmente en los palacios nazaríes: patio rectangular con salas principales en los lados menores, precedidas de pórticos con arcos sobre columnas, y gran alberca central muy alargada. Por su parte, la casa septentrional, de menor tamaño, se construyó con las características usuales de las viviendas de los moriscos granadinos: dos plantas de similar distribución desarrolladas alrededor de un patio con pequeña alberca, galerías de comunicación en la planta alta sobre pórticos ejecutados con grandes jácenas de madera y muros de tapias de tierra con pilares y encintados de ladrillo de refuerzo. VII.2. LA CASA SEPTENTRIONAL. VII.2.1. Fachadas exteriores
2. Estos términos arquitectónicos, ahora en desuso, eran utilizados a principios del siglo XVII, según puede verse en Luis de la Cueva, Diálogos de las cosas notables de Granada y Lengua Española y algunas cosas curiosas, Sevilla, 1603. Ed. facsímil con Estudio preliminar de José Mondéjar, Univ. de Granada, 1993. En la p. 19, al referirse a las fabricas de la antes mezquita mayor de Granada, después Sagrario, dice “…la del Sagrario se ve claramente ser de gentiles los cimientos, porque son de argamassa, y las paredes de tapias sin rafas ni cintas…”.
La fachada norte de la casa, hacia el Camino del Sacromonte, admite apreciar sus elementos estructurales. Se trata de un muro de tapia mixta, de los reforzados o encadenados con “rafas y cintas”2, es decir, compuesto por machones verticales o rafas de ladrillo que se van ensanchando y estrechando alternativamente, unidos por medio de encintados horizontales, formados por tres hiladas del mismo material. Las dimensiones del ladrillo son 30 x 14,5 x 4 cm, con llagas de entre 3 y 4 cm. Los dos cajones inferiores delimitados entre dichos elementos se rellenan con mampuestos y el resto con tapias de tierra mezclada con algo de cal. Normalmente, los pilares se sitúan en los extremos y en el centro del paño, si éste es bastante largo. Pero en este caso hay además otro pilar muy próximo al del extremo oeste de la fachada, cuya única justificación es la de enmarcar un vano (Plano 8). Actualmente hay tres balcones en la planta primera, aunque ninguno de ellos es original, pues rompen los elementos estructurales del muro. Tampoco lo eran otros vanos cerrados durante la restauración de la década de 1930 en las plantas baja y segunda. Las improntas dejadas por estos últimos aún pueden verse en el paramento, pero no hay huella del vano central que hubo en la planta inferior, debido a que la fábrica en esa zona ha sido reparada mediante un revestimiento continuo por sufrir un mayor deterioro. Según se ha propuesto en el párrafo anterior, debió de haber un vano en el extremo occidental de la planta baja, cuyas jambas serían los dos pilares próximos de ese lado. Ahora, en ese lugar se conservan unos sillares de piedra toba que enmarcan la parte inferior de un amplio vano de 2,48 m de anchura, algo descentrado hacia levante respecto a los pilares de ladrillo que encuadrarían el hueco inicial. Por otra parte, la 198
La Casa del CHAPIZ ANTONIO ORIHUELA UZAL
jamba oeste de piedra es de doble anchura que la opuesta, pues sirve, a su vez, para delimitar la puerta del antiguo adarve de entrada a las Casas del Chapiz, junto con una tercera jamba del mismo material. En esta última puerta se puede apreciar que al no llegar las jambas pétreas hasta la altura del dintel de madera, tienen que continuarse en su parte alta con ladrillo. Un detalle curioso es que la central común a los dos vanos se hizo con directriz quebrada para ajustarse a las diferentes alineaciones que tienen la casa andalusí septentrional y la casita de la esquina. Ésta fue reconstruida en la década de 1950, pero inicialmente, desde el punto de vista constructivo, era adosada e independiente respecto de aquella. De tal circunstancia se deduce que el amplio vano cegado debió de ser fruto de una ampliación de otro primitivo, realizada con posterioridad a la expulsión de los moriscos del Albaicín. Por su ubicación es posible que se dedicara a caballeriza, con acceso directo desde la calle, independiente del acceso a la casa para personas, que se hacía desde el adarve por la portada antes descrita en la fachada oeste. Las fachadas de levante y poniente se hicieron con el mismo tipo de fábrica, aunque algunas zonas de su planta alta sufrieron derrumbes y fueron reconstruidas con similar técnica constructiva, según el proyecto del año 1929. Presentan cuatro y siete ventanas respectivamente, aunque ninguna de ellas estaba en el diseño original, ya que rompen las cintas de sus muros correspondientes. Cuando se ajustan al trazado de aquellas, como ocurre en las ventanas pequeñas de la planta alta del lado oeste, es porque se trata de una zona reconstruida (Planos 7 y 11). Las tres fachadas de esta casa, orientadas a norte, este y oeste, se rematan con un alero de ladrillo, renovado en el siglo XX, compuesto por cuatro hiladas, de las cuales las dos centrales están colocadas en diente de sierra. Este tipo de alero era habitual en las fachadas exteriores de las casas de los moriscos, aunque en los pocos casos en los que se han conservado los originales tenían una ligera inclinación hacia arriba, como en las casas del Callejón de San Luis Alto, 9 y Plaza de Aliatar, 1. Seguramente, esta disposición estuvo influenciada por los aleros nazaríes de canecillos con igual inclinación, aunque en éstos la pendiente era mayor. El acceso al conjunto, que parece coincidir con el original y se ha mantenido a lo largo del tiempo, se hace por una puerta desde la Placeta del Peso de la Harina. Da paso a lo que fue un adarve privado, cruzando bajo un cobertizo vinculado actualmente a la casita de la esquina. A continuación, se encuentra la entrada a la casa septentrional, que viene señalada por la típica portada con arco de ladrillo ligeramente apuntado, enmarcado por un alfiz rehundido sin decoración. Conserva su portón de madera construido exteriormente con grandes tablones sujetos mediante clavos de cabeza redonda, que se fijan a la peinacería agramilada, vista por el interior. Está dotado de un pequeño postigo para el paso de personas, de solo 1,13 m de alto por 0,69 m de ancho (Plano 25). El ángulo suroeste de la casa está achaflanado para facilitar el recorrido por el adarve, que en ese punto hace un giro de 90º. El chaflán termina hacia la mitad de la altura de la fachada y se remata 199
La Casa del CHAPIZ ANTONIO ORIHUELA UZAL
mediante un recuadro rehundido, que en su momento debió de estar decorado con azulejos. Una solución similar, pero de mayor complejidad y con más restos conservados se puede encontrar en la casa de la Calle de San Buenaventura, 7, esquina con la Plaza de Aliatar. VII.2.2. El patio
3. Esther Galera Mendoza, “Espacios religiosos en la Alhambra en los siglos XVI y XVII”. Docta Minerva: Homenaje a la profesora Luz de Ulierte Vázquez, Felipe Serrano Estrella (coord.), Universidad de Jaén, 2011, pp. 191-213. Parece que la tribuna pudo realizarse hacia 1538-1540. Agradecemos a la Dra. Galera otros datos complementarios que nos ha aportado sobre estas obras. 4. Concepción Félez Lubelza, El Hospital Real de Granada. Granada, 1979, pp. 161-163. 5. Esta continuidad de los pilares de esquina hasta enlazar con los muros, también aparece en la casa morisca ubicada en el Callejón de San Luis Alto, nº 9, en el arrabal del Albaicín.
Desde el zaguán, cuyo alfarje es agramilado de cinta y saetino, se accede al patio por un vano algo desenfilado respecto al exterior. Tiene una forma ligeramente trapecial, con el eje mayor en dirección nortesur, aunque la percepción visual que se obtiene del mismo es la de un rectángulo. Su parte descubierta tiene unas dimensiones de 10,31 m en el eje citado, 5,83 m en su lado norte y 5,21 m en el lado sur, con un pavimento empedrado sin ningún motivo decorativo, que fue renovado en 1988 (Plano 3). Está dotado de una pequeña alberca en su centro, de 2,50 x 1,22 m, y de pórticos en sus cuatro lados, de mayor anchura los situados en los lados menores, que anteceden a las crujías principales. Sus jácenas se sostienen sobre pilares de ladrillo en las cuatro esquinas, más dos columnas en el centro de los lados mayores, de levante y poniente. Éstas son de mármol blanco y constan de basas quizás nazaríes, aunque resultan prácticamente irreconocibles, pues fueron recortadas para disminuir su diámetro, fustes lisos bastante esbeltos y capiteles de tipo toscano, pero con estrías en el collarino. El diseño es éstos es muy parecido al de los dos que hay en la tribuna del coro creado en el siglo XVI en la sala del Mexuar de la Alhambra, cuando se transformó en capilla3. También son bastante similares a los de la planta baja del Patio de la Capilla del Hospital Real de Granada, terminado en 15364. Los pilares tienen forma de L, con sus frentes ochavados, y presentan la particularidad de que en dirección este-oeste avanzan hasta empotrarse en los muros inmediatos. De esta forma se consigue un arriostramiento muy beneficioso desde el punto de vista de la estabilidad estructural, pero se pierde la posibilidad de realizar un recorrido perimetral bajo los pórticos, que es deseable los días de lluvia5. De todos modos la estrechez de los pórticos laterales, este y oeste, no invita a circular bajo ellos, pues el paso junto a las columnas resulta demasiado angosto, ya que solo tiene 65 cm, a pesar del citado recorte de las basas. Esta disposición no es casual y difiere profundamente del patio peristilo con circulación bajo sus cuatro pórticos, heredado de la Antigüedad greco-romana, que se ha mantenido a lo largo del tiempo en la arquitectura occidental. Por el contrario, su origen hay que buscarlo en las unidades residenciales presentes en el Medio Oriente desde la Antigüedad tardía, que fueron adoptadas por la arquitectura islámica desde sus inicios y trasmitidos hacia occidente por la orilla sur mediterránea, hasta concretarse en el patio con dos pórticos enfrentados preponderante en la arquitectura palatina andalusí. En este caso nos encontramos con un patio que combina elementos propios de ambos 200
La Casa del CHAPIZ ANTONIO ORIHUELA UZAL
tipos arquitectónicos, presentando en la planta baja las incongruencias derivadas de dicha fusión: imposibilidad de un recorrido perimetral bajo los pórticos, diversidad de soportes (pilares y columnas) y diferencias en las anchuras de los pórticos. Sobre pilares y columnas hay grandes zapatas de madera de cuatro lóbulos con hermosa ornamentación. Las situadas sobre aquellos decoran su parte baja con una roseta en el primer lóbulo y un ave muy estilizada, casi irreconocible, debajo de los tres restantes. La cabeza podría hacer dudar sobre si se ha querido representar un hipocampo, pero las plumas que cubren el cuerpo y la cola triangular indican que podría tratarse de una paloma, ave que aparece en otras casas de moriscos con talla más figurativa. Las zapatas situadas sobre las columnas son dobles y se diferencian de las otras en que tienen un blasón bajo el primer lóbulo. Todas presentan en los laterales de los lóbulos centrales diversos motivos vegetales o con forma de hélices. Los pórticos se cubren con alfarjes de cinta y saetino agramilados, cuyas alfarjías terminan en canes de cabeza redondeada que soportan el vuelo de las galerías de la planta primera. VII.2.3. Planta baja Como es habitual, la crujía norte es la principal de la casa, presentando el edificio tres plantas en ese lado, por solo dos en el resto (Planos 3 y 9). La sala baja septentrional tiene un vano con arco angrelado de yeso, de medio punto muy peraltado, con decoración de ataurique en sus albanegas en ambas caras6. Tanto éste como la geometría del angrelado son más complejas en la cara exterior que en la interior. Las impostas se ornamentan con arquitos de mocárabes que parten de columnitas entre las cuales se combinan los atauriques con la epigrafía, de difícil lectura por estar muy deteriorada7. En letra cúfica aparece varias veces la inscripción “el dominio” (al-mulk), y encima de cada una, dentro de una cartela ovalada, se puede leer en cursiva “la bendición” (al-baraka)8. Debajo se encuentran las tacas, o pequeños nichos ubicados en las jambas, que originalmente contenían jarras de agua. Tienen arquitos agallonados sobre semicolumnitas de yeso, con el mismo diseño y proporción que los existentes en las tacas de la puerta de acceso al pasillo que precede a la Sala de los Abencerrajes, en el Palacio de los Leones de la Alhambra. También conserva las gorroneras de madera que sujetaban por arriba las puertas de tornos. Tienen talladas sus caras laterales con un motivo floral de pétalos en forma de hélice (Plano 14). Esta sala presenta dos anomalías. La primera consiste en que hay que subir dos escalones bastante elevados para ingresar en ella. La segunda en que actualmente aparece muy descentrada respecto a su puerta de acceso, pues mientras por el este llega hasta el muro extremo del edificio, por el oeste está cerrada por un tabique inmediato a la entrada. Ambas circunstancias tienen su origen en la existencia de un aljibe bajo 201
6. Agradecemos a los profesores de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Granada, y miembros del Grupo de Investigación Laboratorio de Arqueología y Arquitectura de la Ciudad (LAAC), D. Víctor Medina Flórez y D.ª Ana García Bueno, su asesoramiento en el estudio de las yeserías de la Casa del Chapiz. 7. Agradecemos a nuestra compañera de la Escuela de Estudios Árabes, D.ª Mariana Kalaitzidou, la transcripción y traducción de las inscripciones de epigrafía árabe existentes en las yeserías de la Casa del Chapiz. 8. En algunas de dichas cartelas en lugar de la palabra al-baraka hay tres rombos, como sucede en la puerta de la sala baja norte del patio meridional.
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parte de su mitad occidental. La boca del mismo se ubica en el patio a poniente de la portada de la sala, contando el depósito con dos bóvedas: una de arista situada frente a la boca, con directriz norte-sur y mayor elevación; otra de cañón rebajado de directriz este-oeste que sale hacia levante. Su capacidad es de 17 m3 (Plano 24). Para que el pavimento de la sala supere el nivel del trasdós de esta última son suficientes los citados peldaños, pero para pasar por encima de la primera bóveda tiene que elevarse 1,10 m y sobre este nivel aún sobresale el trasdós correspondiente a la hornacina que protege la boca del aljibe. Con objeto de ocultar esta circunstancia en algún momento del tercer cuarto del siglo XX se construyeron sendos tabiques a ambos lados del trasdós de estás bóvedas, que han creado un espacio sin acceso. También han provocado la segregación de algo más de un tercio del teórico ámbito natural de la sala. Éste viene indicado por el alfarje continuo que se extiende a lo largo de toda la crujía norte, el cual carece de decoración y tiene sus alfarjías agramiladas con seis incisiones. Al sur del zaguán en la crujía oeste hay una habitación que no conserva elementos decorativos, y por su tamaño y ubicación podría haber sido el lugar donde se situase la cocina de la casa en la época morisca. Al norte de aquél se encuentra otra a la que se accede subiendo cuatro peldaños situados detrás del pilar de la esquina noroeste del patio, junto a la boca del aljibe. Por dentro está unida al extremo occidental de la crujía norte, segregado por las bóvedas del aljibe, como se ha indicado en el párrafo precedente. En lugar del teórico muro de carga que debía aislar ambos espacios, hay una jácena sobre la que se apoya el alfarje de la zona separada. Pero esta viga es antigua, lo que indica que ambos espacios llevan mucho tiempo comunicados. Por otra parte, sus alfarjes son del mismo tipo, sencillos con alfarjías agramiladas con seis incisiones, aunque cada uno se orienta de forma perpendicular a su crujía correspondiente. Como ya se indicó en el apartado VII.2.1., el análisis de la fachada norte de la casa y de la distribución interna de este espacio permite deducir que se dedicara a caballeriza, con acceso directo desde la calle. En el extremo norte de la crujía de levante hay una habitación pequeña, ocupada actualmente por unos aseos, cuyo alfarje es igual al de la sala norte y presenta la particularidad de que sus vigas no están orientadas en dirección perpendicular a los muros de la crujía, como es normal, sino paralela a aquellos. A continuación se encuentra la escalera de subida a la planta alta, que es la original, con ascenso en sentido contrario al de las agujas del reloj. Consta de tres tramos desarrollados en torno a un muro central, dotado de un nicho en su testero este, y mesetas partidas por la diagonal. El primero se cubre con alfarje agramilado de cinta y saetino, totalmente renovado, y el último con otro sencillo de alfarjías también agramiladas. La mitad meridional de la crujía está ocupada por un cenador abierto hacia el patio mediante una jácena apoyada en sendas zapatas de lóbulos cóncavos y convexos, que se cerró mediado el siglo XX para obtener 202
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mayor superficie útil. Su alfarje, también nuevo, es de cinta y saetino sin decorar. Tras el pórtico sur se encuentra una crujía de gran anchura que, por su tamaño y situación, pertenece a la casa meridional y, por tanto, se describirá en el próximo apartado. Está comunicada con el patio septentrional mediante un vano, abierto durante las obras de restauración de 1929-32, en las que se construyó un arco esquemático de yeso sin ningún resto original, en cuyas tacas no se colocaron los habituales arquitos (Planos 12 y 15). No obstante, en el Archivo del Instituto Gómez-Moreno se conserva una carpeta con fotocopias de la documentación elaborada por Gómez-Moreno Martínez y los otros miembros de la Sección de Excursiones del Centro Artístico de Granada en las visitas realizadas a la Casa del Chapiz en los meses de octubre y noviembre de 1887. En un croquis de medición de este patio se puede ver que aunque la puerta estaba cegada pudieron apreciar vestigios de un vano que acotaron con 1,98 m de anchura. VII.2.4. Planta primera Las galerías se sustentan sobre 18 pies derechos de madera, con sección cuadrada por debajo del pasamano de la baranda y en su remate superior. El resto presenta sección octogonal en los situados en los lados mayores del patio y circular solo en las parejas ubicadas en el centro de los menores. El paso de un polígono a otro en la parte alta se realiza mediante molduras góticas en los cuatro que conforman cada lado menor y con mocárabes en el resto. No obstante, como excepción hay también uno de éstos últimos en cada uno de los lados largos, cuya posición fue cambiada, en el caso del frente oriental durante las citadas obras de restauración9. Las zapatas de la galería son de menor tamaño que las descritas de los pórticos y, aunque han perdido alguna de su ornamentación inferior, se pueden agrupar en varios tipos: de cuatro o de tres lóbulos con paloma y roseta debajo o bien con blasón y roseta. La baranda es de balaustres rectos con sección mixtilínea, formada por lóbulos cóncavos y convexos (Plano 4). Existe una clara intención de dar una mayor jerarquía a las galerías correspondientes a las crujías principales, norte y sur, respecto a las de los lados largos, este y oeste. Las parejas de pies derechos redondeados, que enmarcan las entradas a las salas altas de estos lados, se decoran en su parte superior con un motivo de hélice y sus zapatas presentan una ornamentación tallada de jarrones con flores en sus frentes hacia el patio. En los alfarjes también se observa esta jerarquización, pues los de levante y poniente son de cinta y saetino, con molduras curvas en éstos. Sin embargo, el septentrional y el meridional tienen labor de menado, con chillas en forma de estrella de ocho puntas y alfardones rematados con arquitos. En los extremos de las galerías principales hay unas alacenas abiertas, que antiguamente se decorarían con arcos de yeso. Las alfarjías 203
9. Para el lado este véase fotografía de Wilson-Browne (ca. 1893), publicada en Antonio Orihuela Uzal y José Tito Rojo (Coordinadores). 75 Casas del Chapiz. Escuela de Estudios Árabes (CSIC), Granada, 2008, p. 88. Para el oeste véase otra contenida en el Proyecto de Reparación de la Casa del Chapiz (1929) redactado por L. Torres Balbás, conservada en el Archivo General de la Administración, Sig. 314825-001.
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10. Parece ser la misma que a principios del siglo XX estuvo colocada en la ventana de una entreplanta que hubo en la crujía oeste del patio norte, según se puede apreciar en una fotografía de Austin Whittlesey, publicada en su libro The minor ecclesiastical, domestic and garden architecture of southern Spain, New York, 1917, p. 74. Reproducida en Antonio Orihuela Uzal y José Tito Rojo, Op. cit., 2008, p. 97.
de los cuatro techos se prolongan para sostener el alero mediante canes de tres lóbulos, decorados con pico, blasón y punta de diamante, aunque solo uno del lado norte conserva todos estos elementos. La tablazón del alero también es de menado, con tres formas redondeadas en cada calle. La sala principal del lado norte se extiende por toda su crujía y tiene un alfarje sencillo como el de la situada debajo. Se accede a ella por un arco de medio punto, con un complejo angrelado en cuya clave se incluye la inscripción “la grandeza es de Dios” (al-‘a©ama li-ll…h). Presenta atauriques en las albanegas exteriores, mientras que las interiores se decoran sólo mediante un hexágono con una compleja trama tallada dentro, basada en la geometría de la circunferencia, siendo el resto de aquellas liso (Plano 16). Su intradós tiene estructura tripartita, con la franja central dotada de compleja ornamentación vegetal, geométrica y epigráfica, donde se repite numerosas veces en tamaño muy pequeño y letra cursiva la palabra “bendición” (baraka), con las dos últimas letras sobre las dos primeras. Se puede apreciar la trama de líneas incisas, realizadas con regla y compás, que sirvieron para el replanteo de esta decoración, lo que indica su talla in situ. Las tacas son más pequeñas que las de la planta baja y tienen arquitos agallonados sobre semicolumnitas de yeso muy cortas. En ambas jambas hay restos de un zócalo de azulejos de aristas, típico del siglo XVI, compuesto por una cenefa verde, que se inicia en los alizares de las tacas y continúa por las esquinas laterales, más otra cenefa con motivo de cadeneta. Ésta enmarca en la jamba oriental una composición de ruedas de lazo de 16 lados formadas por cuatro azulejos cada una, mientras que en la occidental solo quedan vestigios de otros azulejos de la misma época. Las gorroneras de madera son antiguas pero muy simples, ya que tienen la parte inferior redondeada y su única talla es el chaflán de las aristas de sus esquinas. En el interior de la sala hay sendas alacenas a ambos lados de la entrada. Al menos la occidental parece original, aunque la opuesta podría no serlo, pues se ubica demasiado alejada de la puerta. Tampoco son originales los tres balcones abiertos hacia el Camino del Sacromonte, pues no se ajustan al trazado de las cintas del muro de fachada (Plano 8). En el central se conserva una excelente ventana del siglo XVI compuesta por dos hojas con sendos cuarterones en la parte baja, con talla del tipo llamada de “servilleta”, por imitar un paño plegado, en la cara externa. Tiene postigos en la parte alta decorados de igual modo, de los que sólo se conserva uno. Esta ventana, que conserva sus herrajes de “argolla” originales, así como una reja carcelera de hierro forjado con barrotes torsionados, ha sido reutilizada10 y actualmente constituye la zona superior de un balcón enrasado con la fachada, dotado de balaustres de madera torneada en la parte baja. Las crujías secundarias presentan sendas habitaciones en su extremo norte, con vanos de entrada adintelados y alfarjes sencillos. No obstante, sus puertas son muy interesantes: la oriental está constituida por parte de la estructura y el postigo de una gran puerta de sala, posiblemente de la Casa del Chapiz, pues tanto sus alguazas y clavos de tres tamaños 204
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como el agramilado de sus largueros y peinazos son muy parecidos a las de la única puerta conservada, que se halla en la entrada a la sala baja norte del patio meridional; la occidental es una puerta morisca de dos hojas, con cuatro cuarterones con talla acanalada a una cara en cada una de ellas, conserva alguazas sencillas con clavos pequeños y gorroneras de madera con talla en sus costados (Plano 26). En el resto de estas crujías de levante y poniente hay sendas salas de tamaño medio que, por estar en ruinas, tuvieron que ser casi totalmente reconstruidas en las obras de 1929-1932. Se accede a ellas por arcos angrelados con intradós tripartito, casi completamente renovados (Plano 15). No obstante, la oriental conserva en cada una de las albanegas lisas de su cara interior un motivo tallado consistente en una estrella de ocho puntas rellena por una compleja trama de arcos de circunferencia, que recuerda al existente en igual posición en la sala norte de esta misma planta. Ambos son similares, aunque de trazado algo más sencillo a los existentes en el mismo sitio en la cara interna del arco de entrada a la Sala de los Ajimeces, aunque como es habitual en éste de la Alhambra, la albanega está rellena de ataurique. También ha mantenido los arquitos agallonados y los alizares verdes en sus tacas, aunque éstos parecen haber sido colocados más arriba de lo que debieran (Plano 17). En el interior hay un pequeño nicho, a modo de taca, cerca de la esquina noroeste. Sus techos están constituidos por armaduras muy renovadas a cuatro aguas, de pares e hilera, con limas simples y cuatro parejas de tirantes. Se completan mediante pequeñas alhanías en sus extremos con sus correspondientes alfarjes. La sala de levante tiene un altillo sobre el último tramo de la escalera, en lugar de la alhanía norte. Su única zona original está en el alfarje de su alhanía sur, agramilado con cinco perfiles, y en el extremo inmediato de su armadura, aunque en este caso sus elementos presentan seis incisiones. Quizás esta presencia de distinta decoración en el papo de sus maderos pueda indicar que en la etapa morisca algunos carpinteros usaban indistintamente ambas opciones, incluso en partes colindantes de un mismo techo11. Aunque estas salas carecerían inicialmente de ventanas, en la oriental se conserva una carpintería de ventana del siglo XVI, con cuatro postigos tallados a una cara, de “servilleta” bastante sencilla y herrajes de “argolla”. Por su parte, en la oriental hay dos de cuarterones con menor antigüedad y el mismo tipo de herrajes. El lado sur está ocupado por un salón que a nivel constructivo, por la gran anchura de la crujía, corresponde al patio meridional. No obstante, su distribución se hizo pensando más en el patio norte que en aquél, pues su puerta está centrada en el eje de éste y su longitud se corresponde con la del edificio septentrional (Plano 4). Conserva parte de su arco angrelado, con intradós tripartito cuya franja central está decorada con cintas entrecruzadas que forman hexágonos lisos y estrellas de ocho puntas con una trama geométrica de circunferencias en su interior. Es posible apreciar las líneas incisas para el replanteo previo al inicio de la talla. En las albanegas de su cara externa se puede seguir el proceso de 205
11. En su estudio La Carpintería en la Arquitectura Nazarí, Granada, 2006, p. 136, Carmen López Pertíñez indica que antes del reinado de Muhammad V (r. 1354-1359 y 1362-1391) en la Alhambra se usaban casi siempre 5 gramiles en la decoración del papo de las vigas, cambiándose a 6 en las obras promovidas por este sultán.
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ejecución in situ de este arco inacabado, que fue pronto interrumpido. En la oeste hay una talla incipiente en la diagonal, con unas palmetas lisas en el ángulo y otra agallonada a continuación, mientras que en la del este solo se observa una línea incisa marcando la diagonal. Además, en ambas hay varios circulitos marcados en el yeso, posiblemente realizados con el extremo del mango de la herramienta utilizada por el tallista, para comprobar el grado de endurecimiento del yeso (Plano 18). El salón se cubre con la mejor armadura de toda la casa, que es de par y nudillo, con limas dobles y lazo de estrellas de ocho puntas en el centro y los extremos del almizate. Se completa con cinco parejas de tirantes y cuadrales en las esquinas, todos ellos sobre zapatas de cuatro lóbulos. Las correspondientes a los tirantes están decoradas unas con pico, blasón y roseta, mientras que en otras se sustituye el motivo central por una concha de peregrino. Sus elementos estructurales están agramilados con seis incisiones y tiene arrocabe completo en su perímetro. La comunicación con el patio meridional se hace por otro arco, pero de menor tamaño y desenfilado respecto al del patio norte. Su angrelado es complejo y presenta atauriques en sus albanegas con grandes palmetas lisas de diseño análogo en ambas caras. En sus jambas se conservan restos de la cenefa de azulejo que enmarcaban unos zócalos desaparecidos (Plano 19). En el testero oeste se conserva una gran ventana del siglo XVI con dos postigos practicables y un cuarterón superior fijo en cada hoja. Aquellos conservan sus alguazas originales y tienen talla de “servilleta” en ambas caras, mientras que éste solo presenta tal decoración en su cara externa. Dos puertecillas contemporáneas permiten acceder a este salón desde las crujías laterales del patio septentrional.
VII.2.5. Planta segunda
12. Augustin Bernard et alli., Documents d’architecture. Petits é difices. 1 ère série, Espagne, Paris, Vincent, Fréal et Cie, 1926, Pl. 34.
Por una escalera secundaria y muy pendiente, ubicada en el extremo norte de la crujía oriental, se sube a la planta segunda (Plano 5). Debido al alto grado de ruina que tenía, fue reconstruida en gran parte, introduciéndose bastantes modificaciones en sus galerías, techos y muros hacia el patio. Se desarrolla en forma de U, sobre la crujía norte y el inicio de las de poniente y levante. En ésta última se encuentra el espacio al cual llega la escalera, cubierto con armadura agramilada de par e hilera a tres aguas, con cuadrales y un tirante. Desde aquí se accede a la sala norte y a una pequeña galería que no sobrepasa el ámbito de dicho sitio. Otra galería recorre todo el lado norte, pero no existe la correspondiente a poniente. Sus pies derechos son ochavados, con remate de mocárabes. Sin embargo, tanto las zapatas como los canecillos que sostienen el alero son de cartelas, de inspiración renacentista. La baranda tiene balaustres rectos, iguales a los de la planta primera, pero a diferencia de ésta, originalmente poseía semibalaustres adosados a los pies derechos, según puede apreciarse en una foto publicada en 192612, característica que no fue tenida en cuenta en las obras de 1929-1932, 206
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desapareciendo dichos semibalaustres. En ese momento también se creó un cuarto vano en el extremo oeste de dicha galería, modificando el último pie derecho y su correspondiente zapata que pasó de ser simple a doble. Antes la galería terminaba con un tramo tabicado, según puede verse en la citada fotografía y ocurre ocasionalmente en alguna casa morisca como en la situada en la Calle San Martín nº 16. Su alfarje es de cinta y saetino, aunque el alero presenta labor de menado idéntica a la del descrito en la planta primera. Al final de la galería se encuentra la pequeña habitación abuhardillada del lado oeste, cubierta con armadura a un agua de escasa altura libre. Al reconstruirse los muros que separan las salas respecto a las galerías se diseñaron con ventanas y vanos de paso con arcos rebajados de ladrillo, sobre pilares ochavados del mismo material. La sala norte se cubre con armadura a cuatro aguas de par e hilera, con limas simples, seis parejas de tirantes y cuadrales en los testeros. Todos sus elementos están agramilados excepto la hilera. El forzado trazado de la escalera de acceso a esta planta, así como el diseño de sus canes y zapatas, parece indicar que podría ser fruto de una ampliación posterior de la casa original. Sin embargo, del análisis de la fábrica de tapias con rafas y cintas de su fachada al Camino del Sacromonte se puede deducir que sus tres plantas fueron construidas al mismo tiempo. De acuerdo con estas características, es posible que la sala norte se edificase en el momento inicial, con acceso por su esquina sureste, y posteriormente se añadiese la galería y la habitación del lado oeste. Quizás por esta razón no se entre a la sala por el centro de la galería, como es habitual, sino que se ha mantenido el acceso inicial directo desde la escalera por la citada esquina. No obstante, la intensa restauración que sufrió esta zona, así como la ausencia de planos de estado inicial de esta planta en el proyecto del año 1929, hacen muy difícil poder comprobar cualquier hipótesis. VII.3. LA CASA MERIDIONAL VII.3.1. Fachadas exteriores En esta zona del edificio las fábricas que se pueden considerar originales están construidas con tapias encadenadas con rafas o machos de ladrillo en las esquinas, pero carecen de cintas. Esto sucede en parte de su fachada norte, hacia el patio con moderno jardín de crucero, en casi toda la oriental y en lo poco que ha quedado en pie de la occidental (Planos 7, 11-12). Sin embargo, en los sectores reconstruidos en 19291930 se utilizaron también cintas, con una altura de cajones bastante reducida, excepto en el testero este de la crujía norte, cuya planta alta se rehizo mayoritariamente con fábrica de ladrillo. El tipo de fábrica de tapias con rafas pero sin cintas, revela menor calidad constructiva, aunque también puede ser indicativo de una mayor 207
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antigüedad. Por consiguiente, planteamos la hipótesis de que estos muros puedan constituir permanencias de la casa nazarí que seguramente precedió a la conservada en la actualidad. Para comprobar esta propuesta sería necesario un análisis de paramentos con técnica arqueológica, previa eliminación de los revestimientos modernos. En el tercio meridional de la fachada este se aprecia una disminución de grosor del muro, posiblemente debida a su reconstrucción poco después de mediar el siglo XIX, cuando desapareció también la crujía sur. Entonces se rehizo con dos plantas de escasa altura, resultando un volumen bastante mas bajo que el del resto de la crujía. Por esta causa tuvo que ser reedificado de acuerdo con el proyecto de 1930, para recuperar la altura original. También en esta casa, como ya se indicó al describir la septentrional, todas las ventanas son posteriores al diseño inicial del edificio y muchas de ellas han sido abiertas en el segundo cuarto del siglo XX. VII.3.2. El patio
13. En el apartado VIII.1.1. se hace un análisis detallado de las diferencias existentes entre estos elementos arquitectónicos.
Al fondo del adarve con entrada desde el Peso de la Harina, tras dar un giro a la izquierda se encontraría la puerta de acceso a la casa meridional. Ahora ya no hay puerta, pero es necesario pasar bajo la crujía oeste para llegar directamente al pórtico norte del patio. En el muro norte de este reducido ámbito, que posiblemente constituyera el primitivo zaguán recto de dicha casa, hay una hornacina que contiene un cauchil de control del antiguo suministro de agua procedente de la Acequia de Aynadamar. El patio tiene forma rectangular, con su eje principal en dirección norte-sur y unas dimensiones de 19,34 x 13,60 m. Contaba con cuatro crujías, aunque la del lado sur y su pórtico correspondiente, así como la mayor parte de la occidental se demolieron tras su ruina a mediados del siglo XIX. El centro del patio está ocupado por una alberca muy alargada, de 13,38 x 2,50 m, con setos de arrayán en sus lados largos. Recientemente se ha renovado el pavimento del patio, con hormigón pobre, y se ha colocado un imbornal continuo de piedra caliza gris de Sierra Elvira alrededor de los cuatro lados de la alberca (Plano 3). La crujía principal se ubica en el lado norte y está precedida por un pórtico con cinco arcos angrelados de yeso, sobre columnas nazaríes de mármol blanco. Sus basas, fustes, capiteles y cimacios presentan diferencias de tamaño y diseño, lo que parece indicar que se trata de elementos reutilizados13. Como suele ser habitual, en los extremos hay semicolumnas de yeso, aunque en este caso en la occidental la mitad inferior del fuste es de mármol, y al contrario que las demás, carecen de basas. Los cuatro arcos laterales son peraltados, mientras que el central es de tamaño ligeramente mayor y de medio punto, con objeto de que todos sean tangentes a sus alfices respectivos y que estén a la misma altura, 208
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produciendo una composición armoniosa (Plano 13). Esta misma idea aparece en el pórtico norte de la casa nazarí de Zafra. Sin embargo, en otras viviendas nazaríes notables, como la situada en la calle del Horno del Oro nº 14, o la desaparecida Casa de los Infantes, los arcos laterales no llegaban a ser tangentes a sus alfices, aunque éstos se alinearan a la misma altura. En otros casos el esquema compositivo era menos afortunado, pues los alfices quedaban a distintas alturas, como ocurre en el pórtico este del patio del Harén en la Alhambra. En la Casa del Chapiz el arco central tiene sus albanegas decoradas con atauriques de palmas lisas sobre una trama de tallos curvos muy finos. Su intradós es tripartito, con una estrecha calle central rehundida y decorada con una trama geométrica entrelazada. El trazado de ésta es similar al de algunas cenefas de alicatado o de yesería conservadas en los edificios construidos por Muhammad V en la Alhambra, durante la segunda mitad del siglo XIV, como la Sala del Mexuar o el Palacio de los Leones. También se asemejan a las cenefas que bordean tres losas de sepultura horizontales de mármol blanco encontradas en la Rauda de la Alhambra14. En contraste, las enjutas de los arcos laterales se adornan sólo por una cinta incisa entrelazada en los ángulos superiores y sendas estrellas de ocho puntas, que sobresalen respecto al nivel de aquellas. Cada estrella es doble y presenta una cenefa geométrica perimetral en la exterior y ornamentación vegetal y epigrafía cúfica en la interior, con el texto “Dios provee” (All…h ‘udda), formando un caligrama arquitectónico en el cual la segunda palabra está sobre la primera y dentro del arco formado por la derivación de sus dos alif-s. Un motivo prácticamente idéntico, que aún conserva su policromía original, decora el centro de las albanegas de atauriques del arco de paso desde la Sala de Dos Hermanas a la Sala de los Ajimeces en la Alhambra15. El esquema decorativo, de albanegas lisas adornadas con un solo motivo central, se encuentra también en los pórticos de tres arcos de las citadas casas de Zafra, de la calle Horno del Oro nº 14 y de los Infantes, así como en la llamada Casa de las Monjas, demolida en 1877. Asimismo aparece en el original pórtico con arco único de la casa ubicada en la calle del Agua nº 34. En el lado oriental hay otro pórtico muy diferente al septentrional, que se acaba de describir. Fue completamente reconstruido entre los años 1931-1932, de acuerdo con los escasos datos conservados. Consta de seis pilares de ladrillo de planta rectangular con semicilindros adosados en sus lados menores que desaparecen en la parte alta para formar una especie de capitel prismático. Encima hay sencillas zapatas de madera con lóbulos cóncavos y convexos, cuyo diseño parece inspirarse en el de los canes del techo de la galería norte, sobre los que se apoyan las vigas que sostienen el alfarje (Plano 10). Del desaparecido pórtico meridional, que suponemos seguiría igual traza que el del lado norte, se han mantenido solamente parte de las huellas recrecidas de sus cimientos. Esta circunstancia permite comprobar que su anchura era algo menor que la de aquél. 209
14. Actualmente se encuentran en el Museo de la Alhambra (R.E. 236, 237 y 238). Véase Purificación Marinetto Sánchez, “Núm. 163-168. Epitafios. Losas sepulcrales”, en Arte Islámico en Granada. Propuesta para un Museo de la Alhambra, Jesús Bermúdez López (coordinador), Granada, 1995, pp. 409-414. 15. José Miguel Puerta Vílchez, Leer la Alhambra. Guía visual del Monumento a través de sus inscripciones. Granada, 2010, p. 211. Agradecemos al autor su asesoramiento en la lectura de estas inscripciones que, por carecer de policromía y ubicarse en el exterior, se conservan mucho peor que las de la Sala de Dos Hermanas.
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VII.3.3. Planta baja
16. En la fotografía de Wilson-Browne (ca. 1893), citada en la nota 9, aparece una puerta muy similar que se encontraba fuera de su lugar original, en un anexo construido bajo el pórtico oriental del patio norte. No obstante, difieren en que ésta tenía decoración ataujerada entrelazada en sus esquinas y tres filas de clavos en cada media hoja, en lugar de las cuatro que presenta la que ahora hay en el patio sur.
La crujía norte de este patio es la principal de todo el edificio, como lo demuestran las extraordinarias dimensiones medias de su sala, 22,90 x 5,02 m y su superficie de 114,90 m2. Se accede a ella por un arco similar a los otros existentes en las estancias importantes de la casa: angrelado con atauriques en sus albanegas con igual diseño en ambas caras, impostas de mocárabes y arquitos agallonados en las tacas, que conservan también sus alizares azules. Quizás los únicos detalles diferentes entre las dos caras sean que en la exterior el angrelado es más complejo y que en la clave se rompe su geometría mediante un segmento de círculo algo más grande que los demás. Las impostas son iguales a las ya descritas del arco de entrada a la sala baja norte del patio septentrional, aunque su estado de conservación es todavía peor. En la del lado oeste aparece dos veces en letra cúfica la inscripción “El dominio” (al-mulk), aunque las cartelas ovaladas situadas sobre ellas contienen decoración geométrica, constituida por tres rombos, en lugar de la habitual epigrafía (Plano 20). La puerta de tornos que cierra este acceso conserva en sus hojas de madera los únicos restos de carpintería original de este tipo en el inmueble, que sirvió como modelo para realizar todas las demás. Consta de tablazón sujeta con clavos de cabeza redondeada de dos tamaños diferentes en la cara externa y estructura vista de largueros y peinazos agramilados en la interna. Cada hoja presenta tres parejas de alguazas que refuerzan en ambas caras las uniones de los largueros con los peinazos superior, central e inferior. Éstas consisten en una pletina rectangular rematada por formas curvas y fijada por clavos con cabeza de tres tamaños16 (Plano 25). La enorme sala, que se encuentra dividida actualmente en dos partes desiguales por un moderno tabique móvil, tiene otra puerta hacia el patio norte que fue abierta como resultado de las obras de 1930, aunque el arco no conserva ningún elemento antiguo ni hay constancia arqueológica de que hubiese existido esta comunicación en la etapa morisca. Debido al ligero desnivel existente entre los dos patios, para pasar a la sala desde el septentrional hay que bajar dos peldaños, cuando lo habitual es subir o al menos entrar a nivel. Esta circunstancia también induce a pensar que la actual comunicación podría carecer de justificación histórica. La sala se cubre con un alfarje de doble orden de vigas con quince jácenas lisas, mientras que las jaldetas y cintas son agramiladas con un número de incisiones variable entre cuatro, cinco y seis, según las zonas, probablemente debido a la renovación de piezas en las restauraciones. Una de las dos jácenas ubicadas sobre el arco de entrada es algo más gruesa que las demás, pues soporta el murete divisorio de las salas de la planta alta. Actualmente este techo presenta un color marrón muy oscuro casi cercano al negro, debido a los diversos barnices dados desde la década de 1930. No obstante, las pruebas de limpieza realizadas en el año 2006, orientadas a descubrir posibles policromías antiguas, dieron resultados negativos. A simple vista tampoco se aprecian en otros techos del edificio, 210
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exceptuando algunos elementos reutilizados en la armadura de la sala este del patio meridional. En el extremo oriental de la crujía hay una saleta, cubierta con alfarje completamente rehecho de un solo orden de vigas, que en el Proyecto de 1929 aparecía sin segregar de la sala principal. No obstante, en el del año siguiente se dibujó ya separada a modo de alcoba, con un grueso muro y puerta de comunicación en el centro del mismo. En el punto de contacto de la crujía este con la norte se encuentra la escalera. A continuación hay una habitación pequeña, mientras que el resto de la crujía oriental es ocupado por una extensa sala. Su portada es la única del edificio que tiene tres ventanitas de ventilación encima, con paños de yesería intermedios con decoración vegetal, aunque ya no conservan las celosías que las cerraban. Su arco angrelado de intradós tripartito es de medio punto en lugar de peraltado, con objeto de dejar espacio suficiente para la zona superior de la portada. Se distingue de los otros existentes en la casa por la mayor complejidad en el trazado del ataurique de sus albanegas, que solo existe en la cara externa. Tiene una trama de palmetas lisas superpuesta sobre otra de tallos y palmas digitadas, así como un medallón lobulado en el centro de aquellas, enlazado mediante sendos circulitos a las molduras del alfiz, en el que aparece una venera entre palmetas digitadas (Plano 21). Resulta curioso que, a pesar del interés decorativo de esta portada, no esté bien centrada respecto al vano del pórtico que la precede. En el interior la sala tiene alacenas a ambos lados del vano de acceso y conserva una alhanía en el extremo norte, cuyo alfarje se desarrolla en sentido perpendicular al del resto de la estancia. De la crujía oeste, que es de menor anchura que la este y carece de pórtico, solo queda su extremo norte, donde hay una pequeña habitación recientemente acondicionada para ubicar unos aseos. VII.3.4. Planta alta La escalera se encuentra en el extremo norte de la crujía este. Es amplia y consta de tres tramos con mesetas partidas. Tiene machón central en el que se abren grandes hornacinas. Los dos primeros tramos se cubren con bóvedas tabicadas, para sostener la escalera que sube a un altillo ubicado sobre el tercero. Éste último posee un alfarje de cinta y saetino y desembarca en la galería norte, que por ser la principal es más ancha que la oriental. Su alfarje agramilado de cinta y saetino se prolonga hasta el alero con estos mismos elementos, terminando sus alfarjías en canes de lóbulos cóncavos y convexos. Se sustenta sobre pies derechos redondeados, con mocárabes en su parte alta. Sobre ellos hay zapatas de tres lóbulos con guirnalda de plumas debajo. Los balaustres son torneados, de diseño renacentista, con semibalaustres adosados a los pies derechos (Plano 9). La galería oriental fue reconstruida en el Proyecto de 1931, copiando el modelo de la septentrional, a pesar de que no se conservaba ningún resto de la misma (Plano 10). 211
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Desde la galería norte se accede a dos grandes salones con entradas descentradas respecto al eje de la galería, comunicados por una puerta de dudosa cronología abierta en el murete que los separa. El occidental ya ha sido definido al describir la casa septentrional. El oriental es de menor longitud y tuvo que ser reconstruido en más de la mitad de su extensión. La entrada se hace por un arco con angrelado muy complejo y abigarrada decoración de atauriques, análoga en ambas caras, con una palmeta agallonada en la diagonal de sus albanegas. En el intradós se puede observar que el angrelado de cada cara está realizado sobre una capa de yeso, de unos 2,5 cm de espesor, adherida lateralmente a aquél. En las jambas conserva parte de sus impostas de mocárabes sobre las tacas, que tienen los típicos arquitos agallonados. Las hojas de su puerta se sostienen mediante unas interesantes gorroneras triples, con tallas de rosetas de diez pétalos en forma de hélice sobre sus caras laterales e inferiores (Plano 22). El salón se cubre con una armadura a cuatro aguas, de par y nudillo, con limas simples y tres pares de tirantes con zapatas de cuatro lóbulos en sus extremos, decoradas como las del salón occidental. Todos sus elementos están agramilados y el almizate tiene lazo con estrellas de ocho puntas sólo en sus calles extremas. Como también sucede en la planta baja, en el extremo oriental de la crujía hay una saleta separada a modo de alcoba, con acceso por una puerta centrada en el muro divisorio, que se cubre con un alfarje renovado, de cinta y saetino sin agramilar. Tiene una gran ventana orientada hacia el jardín con sendos banquitos de obra en sus lados, construidos durante la intervención de Torres Balbás, que recuerdan los realizados en el Cuarto Dorado de la Alhambra en tiempos de los Reyes Católicos. En el inicio de la crujía este, un tramo de escalera muy pendiente permite subir a un altillo ubicado sobre los dos últimos tramos y el machón central de la escalera de acceso a esta planta. Se cubre con armadura de pares antiguos e hilera nueva con dos tirantes simples. Los cinco primeros pares y la parte de hilera correspondiente de su extremo norte son agramilados, con cortes en su parte baja que indican haber tenido cinta del almarbate. En la pared oeste hay una trampilla para acceso al espacio existente bajo la cubierta de la galería norte. Hacia 1990 se colocó para cerrar este vano una antigua hoja de ventana de cuarterones de madera, con postigo central de diseño en esvástica, que a principios del siglo XX estuvo en el tabique que cegaba la galería norte del patio meridional. Recientemente se han puesto unos azulejos contemporáneos con decoración de grutescos en el alfeizar de este vano. A continuación hay una sala pequeña cuya armadura forma un conjunto unitario con la del citado altillo, con tres tirantes simples. Como sucede en la planta baja, el resto de la crujía está ocupado por una sala muy alargada con armadura a cuatro aguas de pares sin hilera, dotada de seis tirantes dobles y una alhanía en el extremo norte, cuyo alfarje está separado del resto de la estancia mediante una viga. Ésta tuvo canes en 212
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sus extremos, que debieron de ser retirados para poner un entabacado en el año 196517. Veintidós años antes de llegar a esta solución tan radical, pensada para crear una cámara de aire que mejorase el aislamiento térmico en los fríos inviernos, se había colocado tapajuntas en las uniones de la tablazón de todos ellos18, con objeto de evitar la caída de tierra procedente de la disgregación de la argamasa de arcilla utilizada para recibir las tejas19. Esta armadura fue muy renovada, pero conserva algunos elementos antiguos con policromía. En el testero sur de la sala, con vistas hacia el Generalife, se colocó una interesante ventana con carpintería de madera en forma de doble arquito de herradura apuntado, que fue encontrada por Torres Balbás fuera de su lugar original en la planta alta de la crujía norte de este mismo patio20. De la crujía oeste sólo queda una mínima parte, consistente en dos habitaciones superpuestas a modo de entreplantas respecto al nivel normal de la planta alta del edificio. Por ese motivo, en el extremo occidental de la galería norte aparecen dos escaleritas, una baja a una entreplanta donde ahora hay unos aseos, recientemente renovados y decorados con un pie derecho y una zapata de procedencia desconocida. Su techo es un alfarje sencillo con viguetas sin agramilar. La otra sube a una habitación cubierta mediante armadura a dos aguas de pares lisos y una hilera muy fina, con dos parejas de tirantes agramilados reutilizados. VII.4. LA CASITA ACCESORIA En la esquina entre la Cuesta del Chapiz y la Placeta del Peso de la Harina hay una casita accesoria de construcción más ligera que el resto, cuya antigüedad es difícil de precisar. Consta de una crujía con tres plantas orientada hacia la citada Placeta, donde tuvo una entrada propia, independiente de la que sirve a todo el conjunto, y otra de dos alturas, ortogonal a la anterior y paralela a la Cuesta (Plano 8). Aunque fue restaurada por Torres Balbás, con objeto de ubicar en ella la vivienda del conserje, sufrió un colapso parcial en 1950 que obligó a demoler su crujía más alta. La reconstrucción se terminó doce años después, elevándose las alturas de sus volúmenes. Esta circunstancia motivó que la segunda planta de la casita dejara de tener comunicación directa con el extremo oeste de la sala norte de la primera planta del patio septentrional, vinculándose exclusivamente con la vivienda. También ocasionó que resultara cegada la ventana que hubo hasta ese momento en el testero oeste de la sala de la planta segunda de dicho patio. VII.5. LOS JARDINES Todos los jardines que hay actualmente en la Casa del Chapiz tienen su origen en el año 1932, cuando se estaban terminando las obras de restauración del edificio, aunque algunas zonas no se plantaron hasta varios 213
17. Presupuesto de Francisco Moya Molina, maestro de obras, de 24 de mayo de 1965, para la realización, entre otras cosas, de la colocación de entabacados en los despachos de investigadores y seminarios. Archivo de la EEA. 18. Factura de Daniel Gutiérrez, de 26 de junio 1943, por “250 m de tapajuntas agramilado, puntillas, imprimado, colocado en diferentes artesonados y tiempo invertido en el andamiaje”. Archivo de la EEA. 19. Informe realizado a petición del Sr. Director de la EEA por el maestro de obras Francisco Moya Molina, 18 de noviembre de 1965, sobre el estado de las cubiertas de la Casa del Chapiz. Archivo de la EEA. 20. Otra carpintería de ventana casi idéntica aparece en una fotografía de la casa que hubo sobre el Aljibe de Trillo, situado en el encuentro de la Calle y la Cuesta del mismo nombre. Se publicó en una postal editada por A. de Fuentes & Co., Málaga Nº. 20, titulada Granada. Cuesta del aljibe de Trillo. Ha sido reproducida en El Albaicín. Paraíso cerrado, conflicto urbano, Coordinación Juan Manuel Barrios Rozúa, Diputación Provincial de Granada, Granada, 2003, p. 117.
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años más tarde. Según el Proyecto de rehabilitación del jardín de la Escuela de Estudios Árabes21, del año 2003, consta de 173 pies (contando cada seto como un pie), que corresponden a 48 especies vegetales distintas, por lo cual su diversidad puede considerarse de nivel medio. Para facilitar la descripción se va a diferenciar por zonas homogéneas (Plano 2). VII.5.1. El jardín del patio meridional y las paratas a oeste y sur del mismo
21. Proyecto de rehabilitación del jardín de la Escuela de Estudios Árabes. Arquitecto: Luis RamónLaca Menéndez de Luarca, mayo de 2003. Memoria, p. 8. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes. 22. José Tito Rojo y Manuel Casares Porcel, El jardín hispanomusulmán: los jardines de al-Andalus y su herencia. Granada, Universidad, 2011.
Este jardín sigue la tradición del que era habitual en los patios de los palacios nazaríes, con setos paralelos a los lados mayores de una gran alberca alargada. No obstante, no hay evidencia arqueológica de su existencia en este caso concreto, ni de la anchura que pudieron haber tenido los setos. Torres Balbás los proyectó de boj, como en todos los demás jardines del edificio, acercándose más a la tradición decimonónica granadina que a la andalusí22. En el año 2004, dentro de las tareas previstas en el citado Proyecto de rehabilitación del jardín, se sustituyó el boj por arrayán y se quitaron los naranjos que había en cada extremo de dichos setos. Con anterioridad hubo que cortar el único árbol que se mantuvo de los existentes en el patio cuando fue adquirido por el Estado en 1928, situado junto al pórtico este. También se eliminaron unas plantas trepadoras plantadas inicialmente en los pequeños alcorques al pie de los pilares de dicho pórtico, por estar ocasionando deterioros en los mismos. Quizás lo más interesante de este jardín sea la utilización de cipreses para cerrar el espacio del patio, que resultó abierto al demolerse las crujías de los lados oeste y sur mediado el siglo XIX. Estos cipreses ocupan solo el espacio de la crujía oeste y del pórtico sur, pues el correspondiente a la crujía de este lado se encuentra en una parata más baja, debido al hundimiento del gran muro de contención que recorría todo el límite meridional de la antigua propiedad en la etapa morisca. Actualmente hay otra parata más baja, entre ésta y el citado muro, que sirve de paso directo desde la entrada por la cancela de la Cuesta del Chapiz, nº 22, hacia el jardín situado en el antiguo huerto. La idea de reintegrar volúmenes arquitectónicos con vegetación ya había sido usada con anterioridad por D. Leopoldo en el llamado Patio de Machuca de la Alhambra, siendo los árboles recortados a la altura conveniente para reproducir el volumen arquitectónico al nivel deseado. En la Casa del Chapiz la ausencia de este cuidado ha provocado que los cipreses hayan alcanzado una altura enorme, que sobrepasa mucho la correspondiente a las cornisas de las crujías conservadas. Entre la Cuesta del Chapiz y la crujía oeste hay actualmente un pequeño jardín dividido en tres paratas en distintos niveles de acuerdo con la gran pendiente de la citada calle. Después de las dos intervenciones de los años 2007-2010, su vegetación se limita a unos pocos árboles, pues la tierra ha sido cubierta con corteza de pino. Por otra parte, en la parata superior se ha ubicado bajo tierra el cuarto de aparatos de cli214
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matización del edificio, que está comunicado con el exterior por medio de una celosía metálica al nivel del suelo. VII.5.2. El jardín con forma de crucero Debido al cambio de directriz en los dos patios del edificio, en la esquina nordeste del conjunto se produce un espacio residual que había sido ocupado antiguamente por construcciones accesorias al servicio de la huerta. Éstas llegaron a la década de 1920 en estado ruinoso, por lo que fueron demolidas en el curso de las obras dirigidas por Torres Balbás. Se obtuvo así un espacio de 203 m2 con forma ligeramente trapecial, delimitado al norte por el muro de cerramiento hacia Camino del Sacromonte, al este por la rampa de bajada desde aquél hacia el aparcamiento de la Casa del Chapiz y al sur y oeste por el citado edificio. El jardín se adapta al tipo denominado de crucero, con dos andenes ortogonales y otros perimetrales que delimitan cuatro amplios cuadros con esquina achaflanada hacia el centro. Los primeros están pavimentados con empedrado granadino, decorado mediante motivos florales, y los 215
Fig. 34: Jardín de la Fuente en la Casa del Chapiz (foto A. Orihuela).
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segundos con empedrado basto, excepto el occidental que es de piedras finas pero sin decorar. El centro está ocupado por una fuente de piedra caliza gris de Sierra Elvira, constituida por una pila baja octogonal y una taza alta circular (Fig. 34). Por esta razón en algún documento conservado en el Archivo de la Escuela de Estudios Árabes es denominado Patio de la Fuente23. La vegetación de los cuatro arriates ha sido renovada recientemente, siguiendo las propuestas del proyecto del año 2003: se sustituyeron sus setos perimetrales de boj por otros de arrayán y se plantó un naranjo en el centro de cada uno, en lugar del arbolado anterior constituido por diversas especies24. De aquél solo se ha mantenido tres grandes cipreses ubicados en las esquinas del recinto, con excepción de la sureste. VII.5.3. El jardín situado en el antiguo huerto 23. “Presupuesto para la transformación del jardín de la Escuela de Estudios Árabes de la Casa del Chapiz. 14 de octubre de 1935. Manuel Sánchez”. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes. 24. Proyecto de rehabilitación del jardín de la Escuela de Estudios Árabes. Arquitecto: Luis RamónLaca Menéndez de Luarca, mayo de 2003. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes. Memoria, p. 23. 25. Este tramo de muro aparece derrumbado sobre la parata superior en una foto tomada por Jean Laurent desde la Silla del Moro en el año 1871 (Fig. 42), y ya recién reconstruido en otra de Léon y Lévy obtenida desde el Generalife hacia 1885, reproducida en Antonio Orihuela Uzal y José Tito Rojo, Op. cit., 2008, pp. 82. 26. No hemos podido datar su construcción, aunque posiblemente aparezca ya citada en una reclamación sobre derechos de agua presentada en el año 1722, en el que se indica la existencia de tres estanques, que debían de ser el del patio grande y los dos de la huerta. Véase Capitulo III, pp. 42-43. 27. La identificación de especies arbóreas está basada en los datos del Proyecto citado en la nota 24.
El espacio correspondiente al antiguo huerto se extiende desde el edificio hasta el límite oriental de la parcela. Actualmente esta dividido en tres paratas con distintos niveles. La superior es colindante con el muro de contención, cuya directriz quebrada sigue el trazado del Camino del Sacromonte y presenta forma irregular. Este muro ha sido objeto de numerosas reparaciones y reconstrucciones. Las zonas que parecen más antiguas están construidas con mampostería y las más recientes con esta misma técnica reforzada con rafas y cintas de ladrillo. Entre éstas últimas destaca un tramo de 19,90 m de longitud construido hacia 1885 con un talud considerable, sobre una zarpa de mampostería, dotado de grandes mechinales para evacuación de agua25. Por encima de la cota del citado camino, el muro está rematado por un cerramiento escalonado, realizado en 1932, dotado de grandes vanos con arco carpanel para permitir las vistas. Esta parata tiene dos albercas: una antigua en su extremo oeste, de 10,02 x 5,22 m, que conserva en su lado occidental un trozo de gárgola de fuente de mármol blanco, del tipo usado comúnmente en las albercas de patios palaciegos nazaríes y un rebosadero en el lado sur; otra más moderna cerca del límite oriental26, de 16,25 x 6,65 m, con una gárgola de piedra para entrada de agua en el extremo meridional de su lado oeste, que actualmente está cubierta por chapas sobre una estructura metálica ligera, para evitar los inconvenientes causados por la caída de hojas del arbolado inmediato y de objetos arrojados desde el Camino. El arbolado está constituido mayoritariamente por cipreses, situados a los lados de la rampa de acceso, junto al muro del Camino del Sacromonte y al sur de la alberca antigua, formando un círculo de 7 ejemplares, que debió de tener más en su inicio. Junto a la alberca contemporánea hay pinos piñoneros, robinias negras, almez, etc.27 La parata intermedia tiene forma trapecial, mucho más estrecha en su extremo este. Una escalera que comunica las terrazas superior e inferior la divide en dos partes. La occidental, que es de mayor superficie, está en 216
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una cota 1,25 m por debajo de la anterior. En el año 1984 se empezó a usar como aparcamiento28 y desde fines de 1989 tiene una zona cubierta para protección de 14 vehículos, con estructura metálica y chapa ondulada, adosada al muro de contención de la parata más alta29. En la otra zona, que está unos 0,35 m más baja, protegidas por la sombra de dos grandes cipreses de Monterrey hay unas casetas construidas para alojar los aperos de jardinería y las herramientas de mantenimiento del edificio. La parata inferior se encuentra a 1,10 m y 0,75 m, respectivamente, bajo las dos zonas de la intermedia, de las cuales la separa un compacto seto de aligustre de casi 4 m de altura, plantado en 195130 y que impide completamente la comunicación visual entre ellas. Su límite meridional está constituido por un gran muro de contención de tapias, que junto con otros dos iguales permitía el aterrazamiento de las huertas existentes ubicadas intramuros de la muralla del Albaicín, entre el camino del Sacromonte, antiguo camino de Guadix por Beas, y el río Darro. Las tapias originales ya solo pueden verse en su extremo oriental, debido a diversos hundimientos parciales, múltiples reparaciones y adosamientos recientes de edificaciones de las Escuelas del Ave María en la propiedad colindante. Para acceder a este jardín desde el patio meridional de la casa hay que pasar bajo una arquería de ciprés, actualmente sólo con cuatro vanos, que sirve de pantalla vertical entre el edificio y aquél. Se desarrolla sobre 217
Fig. 35: Jardín de la Casa del Chapiz. Vista tomada hacia poniente (foto A. Orihuela).
28. Obras realizadas por Francisco Cordón Lechuga, Construcciones, con un presupuesto de 390.000 Pts, que se terminaron el 7 de marzo de 1984. Archivo de la EEA. 29. Obra adjudicada a Hnos. Rodríguez Salas, C. B., por un presupuesto de 373.391 Pts, en octubre de 1989. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes. 30. Factura de Manuel Sánchez Solano, jardinero, de 7 de marzo de 1951, por 4.000 plantas de aligustre California para la repoblación del Jardín. Archivo de la EEA.
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31. Como se explica detalladamente en el apartado XII, los conjuntos 4 y 5, empezado a contar desde el oeste, están unidos. 32. Carta del Director de la EEA al Secretario General del CSIC, de fecha 21 de mayo de 1971, informándole de que se había producido un hundimiento en el muro de contención de los jardines hacia la casa vecina, que formaba parte de las Escuelas del Ave María. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes. 33. Oficio del Secretario General del CSIC, de fecha 9 de junio de1972, notificando la aprobación del gasto para abonar honorarios de Arquitecto y Aparejador de la obra de construcción de un muro de contención en la EEA. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes. 34. Presupuesto aprobado el 30 de noviembre 1977, adjudicado a Rafael García Serrano, Construcciones, por 180.000 pts.: “Restauración de un muro de 90 m de largo por 1 m de ancho y 80 cm de alto; enfoscado y restauración de un trozo derrumbado. Sacar plantas de las jardineras, relleno de las mismas de hormigón y hacer visera, con retirada de materiales de una distancia de 200 metros”. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes.
una longitud de 100 m y una anchura media de 15 m, sobre la que se disponen linealmente siete conjuntos de cuadros de boj31. Cada uno de ellos se subdivide, a su vez, en cuatro partes alrededor de otro motivo central, que puede ser de forma cuadrada o circular. El central está alineado con la escalera que comunica transversalmente las tres paratas y se distingue porque tiene en su centro una glorieta circular de muros altos de ciprés recortado, en lugar del seto bajo de boj que presentan los demás. Dentro de los cuadros crecen diversos árboles y arbustos, entre los que destaca un enorme ejemplar de arrayán, así como varios naranjos amargos, níspero japonés, caquis, granados, paraísos, yucas, ciruelos, etc. (Fig. 35). Entre los dos primeros conjuntos y el muro meridional hay un pequeño sótano, con su correspondiente escalerilla de bajada, realizado a consecuencia del hundimiento de ese tramo del muro de contención en la primavera de 197132. La reconstrucción del mismo, con hormigón armado en los 7,30 m inferiores y ladrillo en los 2 m superiores, parece que se hizo el siguiente año33, pero la finalización de la obra no se llevaría a cabo hasta 197834. Entonces se volvieron a ejecutar sobre la coronación de muro rehecho las jardineras que hubo allí desde mediada la década de 1930, pero se eliminaron de los 70 m restantes, para evitar las filtraciones del riego sobre el muro.
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VIII LA HIPOTÉTICA
CASA
NAZARÍ
DENTRO DE UNA ALMUNIA
Hay varios datos que permiten plantear la hipótesis de que, al menos, el patio meridional mantiene elementos o ha sido reconstruido sobre un posible palacio nazarí del siglo XIV. Se trata de argumentos basados en elementos arquitectónicos, técnicas constructivas y análisis tipológicos, que se pueden asociar a ciertos testimonios documentales. Por otra parte, esta edificación nobiliaria posiblemente sería la parte residencial de una almunia, o carmen, de algo más de 2,5 ha de superficie, ubicada en el ángulo sureste del arrabal del Albaicín, que se extendía hasta el río Darro1. Precisamente la muralla del arrabal constituiría los linderos este y sur de la parcela, mientras que el norte y el oeste serían los mismos que en la actualidad: el antiguo Camino de Guadix, actual Camino del Sacromonte, y el barranco llamado después Cuesta del Chapiz. Se trataría de un caso poco habitual de una almunia dentro de un arrabal, aunque solo la muralla de éste la separaría del mundo periurbano del valle del río Darro. Debido al fuerte desnivel topográfico para permitir el riego se distribuyó en cuatro paratas mediante tres grandes muros de contención de entre 122 m y 142 m de longitud, hechos con tapias de tierra y argamasa, sobre una parte baja de mampostería. Se trata de una distribución parecida a la del Generalife, extensa almunia real ubicada en la colina de enfrente, al otro lado del río. La actual parcela vinculada a la Casa del Chapiz correspondería a la parata superior, la segunda está ocupada por las Escuelas del Ave María y el Carmen de Salazar, la tercera por el carmen del Negro y la 219
1. Manuel Gómez-Moreno Martínez, [G.M.M.]. “La Casa del Chapiz”, Crónica del Centro, Sección de Excursiones, Boletín del Centro Artístico de Granada, 27 (1 de noviembre de 1887), pp. 17-18. El autor indica la existencia de un dilatado carmen que se extiende hasta el río Darro. Del texto se puede deducir que lo vincula con la parcela que tendría inicialmente la Casa del Chapiz.
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cuarta y de mayor superficie por el Palacio de los Córdoba. Además, en las dos últimas hay varias pequeñas propiedades orientadas hacia la Cuesta del Chapiz y entre la segunda y la tercera hay restos de un antiguo molino. Éste se movía gracias a la Acequia de Axares, que circulaba por la segunda parata y regaba también las dos inferiores, mientras que la superior era irrigada por la Acequia de Aynadamar. Tanto en esta posible almunia del Albaicín como en el Generalife, de acuerdo con la disposición aconsejada en el tratado del almeriense Ibn Luyun, escrito en el año 1348, el edificio residencial se sitúa en la zona superior y se orienta al mediodía2. Su finalidad sería la residencia del propietario, quizás solo con carácter temporal como lugar de esparcimiento, y la producción agrícola. VIII.1. ELEMENTOS ARQUITECTÓNICOS VIII.1.1. Elementos arquitectónicos que permanecen in situ
2. Ibn Luyun, Tratado de Agricultura; edición y traducción de Joaquina Eguaras Ibáñez. Granada, 1975 (2ª ed., 1988), pp. 272-274.
En el pórtico norte del patio meridional hay cuatro columnas de mármol blanco, compuestas por basas, fustes, capiteles y cimacios, todos ellos de tipo nazarí. Sin embargo, no son análogos como parecería lógico que fuesen. La pareja de capiteles que soporta el arco central sigue un modelo mientras que la ubicada entre los arcos laterales presenta otro y tienen un formato algo mayor. Las diferencias en diseño y tamaño son aún mayores en las basas y fustes. Aquellas también siguen trazas diferentes en la pareja central, con la moldura en escocia bastante baja y hojas talladas en las esquinas de la cara superior del prisma que le sirve de base, y las otras dos con la escocia más esbelta y sin motivos vegetales, siendo la situada más al oeste de piedra caliza color crema. En los fustes hay una pareja iguales y de diámetro ajustado a los capiteles de los extremos, sin embargo, solo uno soporta al que parece ser su capitel original, mientras que los otros dos fustes son diferentes entre sí y el ubicado al este del arco central es tan delgado que ha sufrido fisuras verticales por exceso de carga. Los cimacios son más similares, aunque parecen haber sido realizados con piedra caliza de color gris claro en lugar de mármol, lo que sugiere que sean posteriores. Estas características podrían indicar que se trata de elementos nazaríes, atribuibles al siglo XIV, reutilizados al reconstruir el pórtico en la época morisca, momento en el que se harían los cimacios. En la alberca de riego ubicada en el extremo occidental de la parata alta del jardín se conserva la parte final del canal o gárgola de desagüe de una antigua fuente baja de mármol blanco, que debió de ser colocado allí al restaurarse dicho depósito de agua hacia 1932. Es del mismo tipo que los existentes en las grandes albercas de la Alhambra, por lo que es posible que perteneciera a la hipotética casa nazarí inicial. Por otra parte, la inadecuada ubicación del aljibe del patio septentrional, cuya bóveda sobresale del suelo de la sala principal baja del lado 220
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norte, así como su anchura, que es algo inferior a la de aquella, inducen a pensar que el depósito de agua puede ser anterior a la casa morisca. En ese caso habría que atribuirlo a la etapa nazarí. VIII.1.2. Elementos arquitectónicos que fueron llevados a museos Hay cuatro piezas o, mejor dicho, conjuntos de piezas procedentes de la Casa del Chapiz que fueron trasladadas a diversos museos, en su mayor parte durante las décadas de 1870 y 1880. Con motivo de los eventos relacionados con la celebración del 75 aniversario de la fundación de la Escuela de Estudios Árabes, volvieron temporalmente a la Casa del Chapiz, para ser exhibidas en una exposición3. El de mayor interés de cara a la datación es el conjunto formado por dos gorroneras con sus correspondientes cimacios, todos ellos de mármol blanco. En éstos aparece en caracteres cursivos el lema nazarí “No hay vencedor sino Dios”, mientras que en una de aquellas aparece la inscripción votiva “La bendición” en letra cúfica4. Fueron donadas por el arqueólogo, y catedrático de Historia Universal de la Universidad de Granada, Manuel de 221
Fig. 36: Gorronera de mármol, con su cimacio, procedente de la Casa del Chapiz, expuesta actualmente en el Museo de la Alhambra (foto Mariana Kalaitzidou).
3. Exposición titulada Traslados y Expulsiones. Piezas que salieron y moriscos que no regresaron, que tuvo lugar del 13 de febrero al 27 de marzo de 2009. Comisaria: Mariana Kalaitzidou. Cuaderno divulgativo digital con textos de Mariana Kalaitzidou y Luis García Pulido. Escuela de Estudios Árabes, Granada, 2009. 4. Mariana Kalaitzidou. Op. cit. 2009, pp. 41-42.
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Fig. 37: Ventana enmarcada de yesería, procedente de la Casa del Chapiz, durante la exposición temporal del año 2009. Pertenece a la colección del Museo Arqueológico Nacional (foto A. Orihuela).
5. Purificación Marinetto Sánchez, “Núm. 152. Gorronera: Cimacio”, en Arte Islámico en Granada. Propuesta para un Museo de la Alhambra, Jesús Bermúdez López (coordinador), Granada, 1995, p. 390. Agradecemos a la doctora Marinetto, Jefa del Departamento de Conservación de Museos del Patronato de la Alhambra y Generalife, el habernos proporcionado los datos de Registro de Entrada de dichas piezas. 6. John Frederick Lewis, Sketches and drawings of the Alhambra, made during a residence in Granada in the years 1833-1834. London, 1835. 7. D at o s o b t e n i d o s de la ficha nº 50601 del M.A.N., consultada el día 23/07/2012 en http:// ceres.mcu.es/pages/Main.
Góngora y Martínez (1822-1884) al Museo Arqueológico Nacional en 1875 y ahora forman parte de la colección del Museo de la Alhambra (nos 2872 y 2873; 2874 y 2875). Las gorroneras están decoradas en sus tres caras verticales y también en la horizontal inferior. Hacia la mitad tienen una banda de mocárabes, mientras que los espacios resultantes por encima y debajo de aquella se rellenan con decoración de temas vegetales (Fig. 36). Se han datado en el siglo XIV5. La segunda pieza en importancia es la gran ventana enmarcada de yesería que hubo en la crujía sur del patio meridional y fue dibujada por John F. Lewis en 18336 (Fig. 12), aunque con poca fidelidad en la reproducción precisa de los motivos ornamentales. En el año 1872 fue donada por M. de Góngora al Museo Arqueológico Nacional, al que sigue perteneciendo en al actualidad (nº de Inventario 50601) (Fig. 37). En la ficha correspondiente se indica que “se encontraba en el puesto marcado con el nº 7 del plano de Góngora”7. Por otra parte disponemos de un plano titulado Plano geométrico y topográfico de la casa palacio árabe situado 222
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en la Cuesta del Chapiz8, a escala 1:400, carente de firma y fecha, pero que indica con dicho número el lugar que ocupó la ventana, en la crujía sur del patio meridional de la Casa del Chapiz (Fig. 7). No está en el centro de la estancia, sino bastante desplazada hacia el este, en posición coincidente con una de las tres que dibujó Richard Ford (Fig. 38) y con otra de las dos recogidas en el óleo pintado por Fernando Marín hacia 17989 (Fig. 8). Las dimensiones de la ventana son notables: 3,28 m de altura, 2,40 m de anchura y 0,50 m de grosor10, aunque seguramente se ha perdido algo de su parte baja, que ya se veía muy deteriorada en el citado dibujo. En sus jambas tiene tacas ciegas, compuesta cada una por un extraño arquito angrelado y de mocárabes, con una estrella de ocho puntas debajo. El vano es adintelado con dos grandes ménsulas en sus extremos. Encima hay una cenefa a modo de dintel con una serie de arquitos lobulados en los que se concentra la epigrafía: el lema dinástico nazarí en caracteres cúficos y las inscripciones votivas “felicidad” (yumn) y “bendición” (baraka)11. Esta cenefa repite cuatro veces el esquema de triple arquito existente en las tacas ciegas del vano de entrada a la Sala de los Abencerrajes del Palacio de los Leones en la Alhambra. No obstante, por falta de espacio los dos arquitos inmediatos al eje central del conjunto tuvieron que fundirse, desapareciendo la columnilla intermedia (Plano 23). El traslado y montaje en la Casa del Chapiz durante el año 2009 de los 11 trozos en que se haya dividida actualmente esta ventana fue dirigido por la restauradora Julia Ramos, que atribuye su construcción a la época nazarí12. Ella pudo apreciar que se trataba de yesería de unos 2,0-2,5 223
Fig. 38: Apunte de la Casa del Chapiz, Richard Ford, 1831-1833 (Col. Francis Ford, Londres).
8. El plano forma parte de la colección de documentos del Archivo Aureliano Fernández-Guerra y Orbe (1816-1894), que en la actualidad custodia D. Javier Miranda Valdés, a quien agradecemos el habernos facilitado una copia digital del mismo. La ubicación del plano no es extraña, pues este erudito, arqueólogo y escritor romántico granadino, fue Anticuario de la Real Academia de la Historia, de la que Góngora era correspondiente, y tuvo muchas relaciones profesionales y de amistad con él. 9. Antonio Gámiz y Antonio Orihuela, “Una vista del paisaje de Granada encargada por el conde de Maule al pintor Fernando Marín hacia 1798”. Goya, Revista de Arte, nº 323, 2008, pp. 121-134. 10. Estas dimensiones se refieren a la yesería original, sin contar la cenefa lisa
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que se añadió en sus lados y la parte superior cuando se instaló en el Patio Árabe del M.A.N. 11. Mariana Kalaitzidou. Op. cit. 2009, p. 39. 12. Julia Ramos Molina. Informe sobre Estado de conservación e intervención restauradora de ventana nazarí del Museo Arqueológico Nacional. Granada, 2009. Inédito. 13. Ramón Rubio Domene. Yeserías de la Alhambra: historia, técnica y conservación. Granada, 2010. Agradecemos al autor, Jefe del Taller de Restauración de Yeserías y Alicatados del Servicio de Conservación del Patronato de la Alhambra y Generalife, su asesoramiento en el estudio de las yeserías de la Casa del Chapiz y su comparación con las de la Alhambra. 14. Puede comprobarse en el documental titulado Historia y futuro del Museo Arqueológico Nacional, visto el 23/07/2012 en la web http://www.youtube.com/ watch?v=aigO5tADLYQ. 15. Darío Cabanelas, “La pila árabe del Museo Arqueológico de Granada y la Casa del Chapiz”. Miscelánea de Estudios Árabes y Hebraicos, XXIX-XXX, 1980-1981, pp. 21-34. 16. Joseph-Philibert Girault de Prangey, “Cour de la maison de Chapie (sic), à l’Albaysin”, en Souvenirs de Grenade et de l’Alhambra par Girault de Prangey, lithographies executées d’aprés ses tableaux, plans et dessins faits sur les lieux en 1832 et 1833, Paris, 1837, planche 17. 17. Datos facilitados por D.ª Mª Ángeles González Barroso, conservadora del Museo Arqueológico de Granada. 18. Darío Cabanelas, Op. Cit., 1980-1981, pp. 21-34. 19. Datos obtenidos de la base de datos Domus: http://www.juntadeandalucia.es/cultura/WEBDomus/fichaCompleta.do ?ninv=CE04228&volver= busquedaAvanzada&k=A
cm de espesor de color oscuro, confeccionada con moldes, cuyas piezas tenían los bordes algo biselados, con una capa interna de 0,5 cm de yeso para unificarlas. Además tenía adherida otra capa de yeso inyectado de 2 cm de espesor, con pequeños tacos de arcilla aislados, que sirvieron para fijarla a la pared donde estuvo colocada inicialmente. Este sistema de sujeción es igual al utilizado normalmente en las yeserías originales de la Alhambra13. La presencia de tacas ciegas en las yeserías de la ventana es una circunstancia muy importante, pues indica que en realidad se trataba de un ajimez, con un vano cuyas jambas llegaban hasta el suelo. Así ocurre en vestigios de ajimeces conservados en otras casas ubicadas en el amplio conjunto urbano denominado actualmente Albaicín: el aparecido en la casa nazarí de Zafra en el año 2010 y otros existentes en las casas moriscas de la Calle de San Buenaventura nº 7 y Calle del Horno del Oro nº 8. En la década de 1830, cuando Lewis hizo su dibujo desde dentro de la sala y Richard Ford esbozó el suyo desde el exterior, el ajimez ya había desaparecido. En el vano se había adaptado una carpintería de ventana de dimensiones menores que éste, creándose un alfeizar bajo que permitía las vistas a los usuarios mientras se sentaban en el suelo de la estancia o en una silla baja. La primera ubicación de la ventana en el llamado Patio Árabe del M.A.N., cuando se inauguró su actual edificio en 1895, mantuvo esta disposición original, añadiéndosele una imitación de zócalo alicatado bajo la taca14. Posteriormente, en la década de 1970 se instaló en una de las salas de dicho museo, eliminándose el zócalo y recreándose un alfeizar inspirado en el dibujo de Lewis. La tercera pieza es la fuente lobulada de mármol blanco que hubo en la casa de Lorenzo el Chapiz, “hijo”, según recogió el médico y traductor morisco Alonso del Castillo en su diario de trabajo15. Probablemente se ubicó en el extremo norte de la alberca del patio meridional, pues en esa posición aparece una muy similar en el dibujo realizado por Girault de Prangey en 1832-183316 (Fig. 39). No obstante, en el plano de Góngora se dibujaron sendas fuentes de ocho lóbulos en los extremos norte y sur de dicha alberca. Está constituida por ocho gallones y mide 65 cm de diámetro y 25 cm de altura (Fig. 40). Actualmente se encuentra en el Museo Arqueológico de Granada (nº de inventario CE01242), al que llegó procedente de la Comisión Provincial de Monumentos en el año 188017. A pesar de su gran interés, esta pieza aporta poco respecto a la cronología del edificio, pues se trata de un elemento de acarreo realizado por orden del califa de Córdoba al-Hakam II en el año 970-971, según la inscripción que rodea exteriormente el borde de la taza18. La última pieza es una arqueta datada en época morisca, encontrada en una alacena que apareció al derribar un muro en la Casa del Chapiz. Perteneció a Manuel Gómez-Moreno Martínez e ingresó en el Museo Arqueológico de Granada en el año 1951, junto a otras piezas de su colección (nº de inventario CE04228)19. Tiene forma rectangular con unas dimensiones de 27,5 cm de longitud y 13 cm de altura, con tapa plana. No presenta cerradura, siendo el trabajo de la madera y su talla 224
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Fig. 39: Cour de la maison de Chapie (sic), à l’Albaysin, Girault de Prangey. Souvenirs de Grenade et de l’Alhambra par Girault de Prangey, lithographies executées d’aprés ses tableaux, plans et dessins faits sur les lieux en 1832 et 1833, Paris, planche 17.
relativamente toscos. La cara frontal tiene un motivo decorativo consistente en dos rectángulos, separados por un tallo vertical central, que están rellenos de dos tallos formando círculo, de los que salen hojitas. En ellos hay dos perros sentados de espaldas sobre sus patas traseras, pero con las cabezas vueltas hacia el centro (Fig. 41). VIII.2. TÉCNICAS CONSTRUCTIVAS En el área de Granada contamos sólo con estudios parciales sobre los diversos tipos de tapias construidos en las sucesivas etapas históricas de la Baja Edad Media y la Edad Moderna20. En las construcciones domésticas nazaríes es frecuente el uso de tapias comunes sin refuerzos de ladrillo y también el de tapias mixtas con rafas de ladrillo. Sin embargo, se empiezan a ver tapias mixtas con rafas y cintas de tres verdugadas de ladrillo en edificios nazaríes de siglo XV, como es el caso de Daralhorra. Por el contrario, en el área de Sevilla hay trabajos bastante completos de los que se pueden sacar las siguientes conclusiones21: las tapias mixtas 225
rqueta [consultada el día 17/07/2012]. 20. José María Martín Civantos. “Sistematización y datación de las técnicas constructivas andalusíes en el territorio de IlbiraGranada: el caso del tapial de cal y cantos”. Monografías del Conjunto Monumental de la Alcazaba nº 2, Construir en al-Andalus, Almería, 2009, pp. 205-231. José Manuel Gómez-Moreno Calera. Arquitectura religiosa granadina en la crisis del Renacimiento, 1560-1650: Diócesis de Granada y Guadix-Baza, Granada, Universidad-Diputación, 1989. 21. Amparo Graciani García y Miguel Ángel Tabales Rodríguez. “El tapial en el área sevillana. Avance cronotipológico estructural”. Arqueología de la Arquitectura, 5, 2008, pp. 135-158.
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Fig. 40: Fuente lobulada de mármol, procedente de la Casa del Chapiz, expuesta actualmente en el Museo Arqueológico de Granada (foto Mariana Kalaitzidou).
22. J o s é M a n u e l Torres Carbonell. Memoria científica de la actuación arqueológica de Análisis de Estructuras Emergentes en la Casa del Chapiz, sede de la Escuela de Estudios Árabes de Granada. Enero de 2009. Agradecemos al autor el habernos facilitado este documento inédito y los que se citan en las notas siguientes. 23. J o s é M a n u e l Torres Carbonell. Memoria científica del seguimiento arqueológico de las obras de adecentamiento del jardín de la Casa del Chapiz. Enero de 2009. 24. Francisco Javier Domínguez Muñoz y José
reforzadas con rafas de ladrillo y cintas constituidas por tres ladrillos aparecen en el siglo XVI, mientras que las que constan del mismo encadenado vertical, pero carecen de verdugadas de ladrillo, se usaron desde la etapa almohade hasta la Edad Contemporánea. Hasta el momento no se ha podido hacer un análisis arqueológico completo de los muros del edificio que aquí estudiamos, aunque las obras de los años 2007-2009 contaron con una intervención arqueológica de apoyo a la restauración que se centró en tres aspectos: análisis de estructuras emergentes de las fachadas exteriores hacia el Camino del Sacromonte y la Cuesta del Chapiz, así como de las fachadas retranqueadas del edificio hacia esta vía urbana22, seguimiento de zanjas en el patio meridional23 y excavación en la paratas del jardín oeste inmediato a la Cuesta del Chapiz24. Al analizar las fachadas, Torres Carbonell distingue tres periodos: morisco, siglos XVII-XIX y siglo XX. Dentro del primer periodo distingue dos fases: principios del siglo XVI y tercer tercio del siglo XVI, atribuyendo a esta última la adición de una segunda planta en la crujía norte del patio septentrional, a pesar de que “sus características constructivas son las mismas que las del resto de la construcción morisca: fábrica mixta de ladrillo y cajones de tapia de tierra” (Plano 8). Por consiguiente, se basa sobre todo en la documentación, que indica la existencia de obras promovidas por Lorenzo el Chapiz entre los años 226
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1557 y 1568, aunque señala que no se puede saber con certeza si dicha reforma documentada se corresponde con la reflejada en los paramentos25. Los muros exteriores que se pueden considerar originales de las edificaciones andalusíes tardías, nazaríes y moriscas, están realizados con tapias de tierra de distintos tipos. Las que conforman la mayor parte del patio septentrional de la Casa del Chapiz están reforzados con rafas de ladrillo en las esquinas y cuentan también con cintas, compuestas por tres hiladas de ladrillo. De todos ellos, el que constituye la fachada norte hacia el Camino del Sacromonte es el de mejor calidad constructiva y consta también de dos rafas intermedias. En su parte alta no apreciamos diferencias en la técnica constructiva o en el tipo de ladrillo utilizado, que permitan plantear que se ejecutó en una fase posterior a la parte baja (Plano 8). Sin embargo, los correspondientes al patio meridional tienen rafas de ladrillo en las esquinas, pero carecen de cintas del mismo material (Planos 7 y 11). Esta diferencia entre uno y otro sector permite sugerir la hipótesis de una mayor antigüedad de las crujías del patio sur, en las que pudieron aprovecharse muros nazaríes cuando se reformó el edificio en el tercer cuarto del siglo XVI. VIII.3. ANÁLISIS TIPOLÓGICO El tipo de residencia desarrollada alrededor de un patio rectangular con pórticos en los lados menores y alberca central alargada, que reco227
Fig. 41: Arqueta de madera, procedente de la Casa del Chapiz, expuesta actualmente en el Museo Arqueológico de Granada (foto base de datos Domus MAEGRFCE04228_SEQ_007_R).
Manuel Torres Carbonell. Memoria científica de la actuación arqueológica preventiva mediante sondeos en la Casa del Chapiz. Septiembre de 2009. 25. José Manuel Torres Carbonell. Op. cit, enero de 2009, pp. 18-19.
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26. Antonio Orihuela Uzal. Casas y palacios nazaríes. Siglos XIII-XV. Barcelona, 1996, pp. 21-26. 27. Rafael Contreras. Del arte árabe en España, manifestado en Granada, Sevilla y Córdoba por los tres monumentos principales, la Alhambra, el Alcázar y la Gran Mezquita, Granada, 1875, p. 307. 28. José Tito Rojo y Manuel Casares Porcel. “Tipologías de los jardines de al-Andalus”, en El jardín hispanomusulmán: Los jardines de al-Andalus y su herencia. Granada, 2011, pp. 67-115. 29. José Manuel Torres Carbonell. Memoria científica del seguimiento arqueológico de las obras de adecentamiento del jardín de la Casa del Chapiz. Enero de 2009. Agradecemos al autor su amable colaboración en este tema.
rre el eje principal de aquél, es el más habitual en las casas nobiliarias y palacios de la época nazarí. El mismo tipo con variaciones de escala era usado en casas de cierta importancia, mansiones de la nobleza o de miembros de la dinastía nazarí y, también, en los palacios de los sultanes. El tamaño se manifestaba en el número de arcos de los pórticos: en las primeras era de 3, en las segundas de 5 y en éstos últimos de 7. Los ejemplos del primer subgrupo son abundantes, mientras que los del segundo se limitan al Generalife, los palacios de los Abencerrajes, del Partal y, quizás también en su origen las casas de los Girones y del Marqués del Cenete. Del tercero solo se han conservado los palacios de Comares y del Partal Alto26. El patio meridional de la Casa del Chapiz se puede encuadrar en el subgrupo de 5 arcos, aunque presenta la particularidad de tener un tercer pórtico en el lado oriental. Éste, por sus características formales, no parece que pueda atribuirse al posible edificio nazarí inicial, sino a la importante reforma o reconstrucción realizada por Lorenzo el Chapiz. No obstante, algunos autores del siglo XIX que no asimilaron tal asimetría, dibujaron trazados hipotéticos de dicho patio con pórticos en los cuatro lados, repitiendo en el lado de poniente el existente a levante, según puede observarse en un croquis de Rafael Contreras27 y en el citado plano de Góngora (Fig.7). Esas propuestas carecen de justificación arqueológica, por lo que hay que asumir que el diseño era asimétrico, aunque el conjunto resulta armónico por estar la alberca alineada con el eje longitudinal de los pórticos norte y sur. Los patios de este tipo solían presentar una distribución horizontal tripartita, pues a ambos lados de la alberca alargada, tenían sendos cuadros de vegetación de similar tamaño al de aquella. Por consiguiente, deben considerarse como jardines, ya que la vegetación y la lámina de agua cubrían la mayor parte de su superficie28. Recientes excavaciones arqueológicas en la casa nazarí de Zafra, promovidas por el Ayuntamiento de Granada en 2011, han sacado a la luz sendos arriates a los lados de su gran alberca, que hasta ahora se desconocían. La falta de arriates en la Casa del Chapiz puede deberse a modificaciones tardías y a la ausencia de unas excavaciones arqueológicas en extensión ejecutadas con técnica estratigráfica. El citado seguimiento arqueológico de las obras de renovación de saneamiento hechas en 2007, fue tan limitado que no pudo alcanzar estos objetivos. No obstante, en una revisión de la Memoria Científica del mismo realizada con la ayuda de su director, hemos visto que los vestigios del muro (UEC-024) paralelo a la alberca en su lado este, podrían ser interpretados como el límite del arriate oriental del patio29. Futuras excavaciones orientadas a este objetivo podrían aclarar las dudas. VIII.4. FUENTES DOCUMENTALES El importante y variado suministro de agua de la Casa del Chapiz podría ser debido a su origen como propiedad nobiliaria o real. En la 228
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etapa morisca el agua procedía sólo de la Acequia de Aynadamar, pero llegaba por tres conductos diferentes: uno propio que se iniciaba en un tomadero en la calle del Agua30, otro proveniente de los derrames de los aljibes del ramal de la Calle San Luis y el tercero que llegaba de los derrames del ramal que partía de la Plaza Larga y surtía varios aljibes hasta llegar al del Peso de la Harina. En el Cuaderno de las costumbres de la Acequia de Aynadamar, de 1517, solo aparecen otros dos casos de propiedades tan bien surtidas dentro de los antiguos recintos de la Alcazaba y del Albaicín: Daralhorra, donde después se fundó el monasterio de Santa Isabel la Real, y el palacio nazarí que poseyó desde 1492 el marqués del Cenete, convertido posteriormente en Hospital de la Tiña31. Ambos edificios, que estaban rodeados de huertas, fueron propiedades de miembros de la dinastía nazarí, por lo que se podría deducir una situación similar para la Casa del Chapiz. Como se ha indicado en la introducción de este libro, el profesor Fernando Velázquez Basanta, especialista en la vida y obra de Ibn alJa¥†b, recientemente ha propuesto que la Casa del Chapiz podría ser el palacio (qa¡r) que el visir y polígrafo se construyó “en el camino viejo de la parte oriental de la ciudad”, identificable con el antiguo camino a Guadix por Beas, cuyo tramo inicial coincidía con el actual Camino del Sacromonte32.
30. Según testimonio oral de los hijos del último cañero del Albaicín, a mediados del siglo XX el ramal propio de la Casa del Chapiz se derivaba unos 80 m más arriba, frente a la puerta de la Iglesia de San Gregorio Alto. Véase Antonio Orihuela Uzal y Carlos Vílchez Vílchez. Aljibes públicos de la Granada Islámica, Granada 1991, p. 34. 31. Cesáreo Jiménez Romero. “La Acequia de Aynadamar en los siglos XV y XVI”. Granada Histórica y Cultural. Serie Monográfica nº II y III. Granada, 1990. 32. Fernando Nicolás Velázquez Basanta. “Los discípulos de Ibn al-Ja¥†b en la obra de al-Maqqar†: Noticia de una de sus mansiones granadinas”. Miscelánea de Estudios Árabes y Hebraicos. Sección Árabe-islam, 61, 2012, pp. 113-126.
229
IX
LA CASA EN LA ÉPOCA MORISCA
La disposición del patio septentrional, con pórticos construidos mediante grandes jácenas de madera y plantas altas con galerías sostenidas por pies derechos es coincidente con el tipo de arquitectura que se atribuye a los moriscos granadinos en el siglo XVI. En las partes altas de los pies derechos se mezclan decoraciones de mocárabes de tradición nazarí, con otras de clara inspiración gótica. Lo mismo ocurre en las dos columnas de mármol blanco situadas en el centro de los pórticos de levante y poniente, compuestas por basas posiblemente nazaríes reutilizadas, fustes lisos y capiteles derivados del estilo toscano. Como se ha analizado en el capítulo primero de este libro, Hernando el Ferí “el viejo” estuvo casado con Isabel Abendafir, que fue quien aportó al matrimonio la casa que estudiamos aquí. Debió de construirse antes de terminar el primer cuarto del siglo XVI, pues se tiene constancia del pleito sobre derechos de aguas de la acequia de Aynadamar que duró entre 1525 y 15311. En ese momento parece que la huerta de la casa se reducía a la parata superior de las cuatro que tuvo la posible almunia nazarí inicial, situación que se ha mantenido hasta nuestros días. El siguiente documento con datos relevantes sobre la historia de la casa indica que Lorenzo el Chapiz reedificó y continuó la labor de unas casas principales que fueron de su suegro Hernando el Ferí “el viejo”, con la herencia que obtuvo tras la muerte de éste en 15572. Esta fecha es coherente con algunos detalles decorativos de la planta alta de la casa meridional. En concreto, los balaustres de madera de su galería norte 231
1. Véase capítulo I, pp. 14-15. 2. Véase capítulo I, pp. 26.
La Casa del CHAPIZ ANTONIO ORIHUELA UZAL
son torneados, de diseño renacentista, con medios balaustres adosados a los pies derechos. Es posible que en esta reconstrucción de la casa se reaprovechase muros de la edificación nazarí, avanzando en el patio meridional desde la crujía norte hacia la sur. El deterioro de la situación social de los moriscos y, finalmente, el estallido de la rebelión de 1568, pudieron detener la remodelación del edificio cuando aún no había llegado a completarse. Esta idea puede deducirse de la observación de algunos dibujos y grabados con buena definición de detalles, como son los realizados por Richard Ford en 1831-1833 (Fig. 38) y Alfred Guesdon hacia 1853 (Fig. 11). En ellos se puede observar que en la crujía sur solo había una planta, mientras que las otras tres contaban con dos alturas, aunque cuando el arquitecto francés hizo su dibujo ya se había hundido parte de la crujía oeste. La diferencia de alturas y la deficiente conexión volumétrica entre el cuerpo sur y los correspondientes a levante y poniente podría indicar que aquél era todavía original del palacio nazarí, mientras que los otros habían sido ya reconstruidos y recrecidos por Lorenzo el Chapiz. Otro sector del edificio cuya datación ha creado controversias es la segunda planta en la crujía norte del patio septentrional. Tanto las zapatas de sus pies derechos como los canecillos de su alero son de diseño renacentista muy simplificado y, por tanto, diferentes a las que hay en las dos plantas inferiores que parecen más antiguas (Fig. 4). Esta circunstancia ha motivado a decir que se trata de un añadido posterior levantado sobre la edificación inicial. Sin embargo, la fachada norte de este cuerpo, hacia el Camino del Sacromonte, no presenta en nuestra opinión pruebas materiales de distintas fases constructivas. Como hipótesis para conjugar ambas circunstancias se puede proponer que dicha crujía contaba desde el principio con tres plantas, pero no con la correspondiente galería hacia el patio. Ésta es innecesaria, pues a la sala de la segunda planta se entra desde su esquina sureste, en el mismo lugar donde finaliza la empinada escalera de acceso desde el nivel inferior. Debido a que esta pieza debió de reservarse para usos secundarios, como secadero o almacén, y no era una sala principal como las situadas debajo de ella en las plantas baja y primera, no era ineludible la habitual entrada por el eje de su lado mayor. En ese primer momento en lugar de la galería habría el tejadillo de la ubicada en la planta inferior, al igual que ocurre en los otros tres lados del patio. Posteriormente, quizás ya en la segunda mitad del siglo XVI, se construiría la galería al mismo tiempo que unas estancias en el extremo norte de las crujías este y oeste en la segunda planta, accediéndose a la occidental a través de aquella. Una característica peculiar y atípica en la Casa del Chapiz es la ausencia de policromía en sus yeserías y, sobre todo, en sus techos de madera. En los excelentes alfarjes y armaduras de los salones del lado norte del patio meridional no se han encontrado vestigios de policromía, a pesar de que en los techos de numerosas casas coetáneas mucho más modestas conservadas en el barrio del Albaicín abundan las pinturas al temple.
232
X
LA CASA DEL CHAPIZ DESPUÉS DE SU INCAUTACIÓN
En el año 1571, poco después de la expulsión de los moriscos del reino de Granada, Felipe II incorporó sus propiedades a la corona de Castilla y Patrimonio Real, mediante la llamada Carta de Incorporación. La Casa del Chapiz, fue uno de estos bienes incautados, siendo cedida por el rey en 1583 a su secretario Juan Vázquez de Salazar, quien la agregó al Patronato de Salazar, que su padre había instituido años antes y tenía fines benéficos1. A partir de entonces fue alquilada con objeto de obtener rentas. Debido a estas circunstancias, es de suponer que las obras y modificaciones en los edificios se limitarían al simple mantenimiento y muchas veces no llegaría ni siquiera a realizarse éste. El único dato relevante es la autorización dada en 1605 para conducir las aguas desde el Cerro de las Cinco Fuentes hasta la Casa del Chapiz, con objeto de complementar el suministro habitual desde la Acequia de Aynadamar o de Alfacar, que resultaba escaso en algunos periodos2 (Fig. 6). En 1722 el Patronato de Salazar reclamó la recuperación de las aguas de la Acequia de Aynadamar, que tradicionalmente llegaban a la casa por varias conducciones diferentes, y que habían sido aprovechadas por otros usuarios de aquella o estaban parcialmente inutilizadas, debido a que la propiedad se encontraba deshabitada desde hacia tiempo. En el documento se cita por primera vez la existencia de Casa y Carmen del Chapiz como dos entidades distintas3. Esta división quizás fue realizada para facilitar el alquiler de la vivienda con fines exclusivamente residenciales y el del carmen para la explotación agrícola de su huerta. 233
1. Véase capítulo I, p. 32-35. 2. Véase capítulo II, p. 37. 3. Véase capítulo III, p. 41-43.
La Casa del CHAPIZ ANTONIO ORIHUELA UZAL
Fig. 42: Vista panorámica desde el castillo de Santa Elena (detalle), Jean Laurent, 1871 (Col. C. Sánchez, Granada).
4. Véase capítulo III, pp. 49, 52 y 55. 5. Véase capítulo III, p. 49.
En 1748 se realizó un informe sobre el estado de los edificios y tierras, previo a la solicitud para adquirir la propiedad a censo perpetuo por parte de la Real Compañía de Fábricas y Comercio de Granada. En el mismo se indicaba que debían cesar las obras que realizaban los ocupantes ilegales que había en ese momento y que la casa no se podía habitar por el estado de ruina que presentaba. Una vez efectuado el traspaso a la Compañía se debieron de restaurar los inmuebles y se construyó el llamado Cuarto de la Seda, que incluía una prensa con sus pertrechos, necesario para la industria textil sedera que aquella tenía como principal interés4. Aunque los documentos de la época solo especifican que la citada edificación se levantó en la huerta, los planos y fotografías del siglo XIX y primer cuarto del XX, demuestran la presencia de unas construcciones adosadas a la fachada este de la casa septentrional. Se trata de una crujía con tejado a un agua, que vertía hacia el huerto en dirección este (Fig. 42). Sus técnicas constructivas eran de menor calidad que las de la casa, pues tenía armadura de colgadizo realizada a base de rollizos, con tablazón mixta de tabla y cañizo. A pesar de la inversión realizada, la actividad de la Compañía fue breve, ya que cesó en el año 17705. Desde esa fecha y hasta mediado el siglo XIX se interpusieron varios pleitos por parte del Patronato, debido al impago del censo por los propietarios de la casa. Esta centuria fue testigo de la decadencia del inmueble, que se tradujo en sucesivos hundimientos parciales o totales de diferentes cuerpos de edificación, algunos de los cuales desaparecieron para siempre. Gracias a las fuentes documentales y a las numerosas imágenes conservadas, se puede trazar con cierta aproximación la secuencia de estos hechos. En el dibujo de Richard Ford (1831-33) ya se aprecia la ausencia de la galería este del patio meridional y quizás también de una parte de su crujía oeste (Fig. 38). 234
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Fig. 43: San Miguel.Vue prise d’un fenêtre de la salle des Ambassadeurs (detalle), 1859 ca., Louis Leon Masson, incluida en el album Spanish Photographs (A. Duckworth) (Col. C. Sánchez, Granada).
Finalmente, para hacer frente a los citados pagos, en 1852 salieron a subasta tanto las Casas como el Carmen del Chapiz. El informe técnico previo ofrece datos interesantes sobre el estado de las edificaciones. Se indica la existencia de un solar producto del hundimiento de parte de la crujía oeste del patio meridional, así como zonas ruinosas, según se puede apreciar en el grabado de A. Guesdon (Fig. 11). También se cita que hay dos albercas en la huerta6. En las semanas anteriores a la subasta alguien sustrajo las cuatro columnas del pórtico sur del patio meridional, por lo que se rebajó el valor del precio de salida. En 1855 se hundió parte de la nave norte del patio meridional y se constató el estado ruinoso del ángulo sureste del mismo7. El siguiente año se hundió o se demolió la mayor parte de la crujía oeste y de la sur, a la que ya se le había retirado en diversos momentos la ventana y la portada con yeserías decorativas, además de las columnas. Esta situación se puede apreciar en una vista del fotógrafo establecido en Sevilla, Louis Leon Masson, tomada hacia 1859 (Fig. 43), donde también aparece el muro que dividió el citado patio, separando la casa respecto al carmen. En éste se reconstruyó la vivienda que le correspondía, ubicada en la mitad sur de la crujía oriental, que pasó a tener menor elevación que la parte antigua de la misma, debido a que sus dos plantas se reedificaron con menor altura libre. Así aparece en una foto del galés Robert Napper realizada hacia 18628. En un principio solo tuvo ventanas hacia el huerto, en su fachada este, pero alrededor de 1900 le abrieron también vanos hacia el sur y oeste. A pesar de haber derribado las edificaciones citadas, en 1865 se produjo el hundimiento del extremo occidental del gran muro de tapias de argamasa que contenía el terreno y constituía el límite sur de toda la propiedad, provocando daños en la casa contigua de la Cuesta del Chapiz. La reconstrucción de dicho muro, de unos 30 m de extensión, se hizo escalonándolo en dos terrazas con objeto de disminuir su altura inicial. En una fotografía del año 1871 de Jean Laurent, se puede apreciar el resultado de la nueva disposición de ese sector, así como otro nuevo desplome parcial del muro de contención de la propiedad hacia el Camino del Sacromonte (Fig. 42). Este tramo, de 20 m de longitud, fue rehecho oportunamente con fábrica de mampostería reforzada con 235
6. Véase capítulo IV, pp. 59. 7. Véase capítulo IV, p. 62. 8. Publicada en Antonio Orihuela Uzal y José Tito Rojo, Op. cit., 2008, p. 76.
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Fig. 44: [Panorámica desde el Generalife] (detalle), 1885 ca., Léon y Lévy (Col. particular, Granada).
9. Manuel Gómez-Moreno Martínez [G.M.M.]. “La Casa del Chapiz”, op. cit., 1887. 10. Véase capítulo IV, p. 63. 11. Publicada en Antonio Orihuela Uzal y José Tito Rojo, Op. cit., 2008, p. 84. 12. Publicados en Antonio Orihuela Uzal y José Tito Rojo, Op. cit., 2008, pp. 96-99. 13. Carta de los propietarios de la Casa del Chapiz, al Presidente de la Comisión Provincial de Monumentos de Granada, de 18 de diciembre de 1928. Archivo Histórico Provincial de Granada, Leg. 5, carpeta 8, pieza 27.
rafas y cintas de ladrillo, y perfil ataludado, para mejorar su estabilidad. Se puede apreciar en una fotografía de la empresa parisina Léon et Lévy, tomada desde el Generalife y datada hacia 1885 (Fig. 44). La crónica de la visita realizada por la Sección de Excursiones del Centro Artístico de Granada en el año 1887 aporta el dato de la destrucción del pórtico y galería del testero sur del patio septentrional9. En 1891 se produjo un nuevo hundimiento de un tramo de muro de contención del citado Camino, colindante hacia el este con el colapsado dos décadas antes, procediéndose a su reparación el año siguiente10. Poco después se demolió un pequeño volumen de dos plantas edificado en la fachada oeste, donde la casa meridional se retranquea respecto a la otra. A este cuerpo se accedía en planta alta por una puerta que hubo en el muro sur del salón de dicho lado del patio septentrional. Resultó tapada por las estanterías de obra construidas en 1932, pero reapareció al sustituirse éstas en noviembre de 1994. También se demolió hacia el año 1890 el tramo de galería que hubo en el lado este de la planta segunda, que se veía todavía en una fotografía de J. Laurent, catalogada como Granada-2191 (Fig. 45), pero ya no aparece en la publicada por Almagro Cárdenas, que es anterior a 189311. Durante el primer cuarto del siglo XX continuó el deterioro en torno al patio septentrional, en el que desapareció la cubierta de parte de la crujía oeste, según se recoge en el plano y fotografías realizados por el norteamericano Austin Whittlesey (1917)12. Con poca diferencia de tiempo se debió de hundir también el tejado de la crujía este y la nave adosada a la misma hacia levante, donde estuvo el Cuarto de la Seda. La declaración de la casa como Monumento Arquitectónico Artístico a fines de 1919 no tuvo un efecto inmediato en su conservación, pero sirvió para que el Estado se empezase a plantear que la única forma de salvarla era su adquisición. Para iniciar los trámites encargó en 1926 al arquitecto-director de la Alhambra, Leopoldo Torres Balbás (1888-1960), que hiciese un informe sobre la situación física y jurídica del inmueble así como una tasación de su valor. Mientras tanto los propietarios realizaron en 1928 algunas reparaciones urgentes bajo la dirección del arquitecto José Felipe Giménez Lacal13. 236
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Fig. 45: Casa morisca en el Albaycín, 1881, Jean Laurent (Col. C. Sánchez, Granada).
237
XI
RESTAURACIÓN DE LEOPOLDO TORRES BALBÁS (1929-1932)
LA
En el año 1929 el Estado adquirió la Casa del Chapiz con cargo a los ingresos procedentes de los billetes de entrada a la Alhambra. Torres Balbás, que participó activamente en la última fase de las gestiones correspondientes durante los dos años anteriores y había sido nombrado arquitecto encargado de los monumentos de la 6ª Zona1, fue también designado para su restauración. Como era habitual en aquellos tiempos, dividió las obras en varias anualidades con objeto de adaptarse a las escasas disponibilidades presupuestarias, centrándose primero en la consolidación estructural y después en los acabados. Este modo de actuar tenía la ventaja de permitir la incorporación a cada nueva fase de los hallazgos y modificaciones surgidos en las anteriores. En consecuencia, realizó tres proyectos de reparación en sendos años sucesivos2. XI.1. PRIMER PROYECTO DE REPARACIÓN, AÑO 1929 El primero está fechado en agosto de 1929 y alcanza un presupuesto de 49.967 Pts. —incluidos los honorarios de arquitecto y pagador. Contiene una brevísima memoria en la que se califica el estado del edificio de ruina inminente. Esta situación afectaba sobre todo al patio norte, cuyas crujías laterales este y oeste habían perdido las cubiertas y los muros exteriores de la planta alta, habiendo desaparecido también 239
1. Por Real Orden de 29 de julio de 1929 (Gaceta de Madrid, nº 216, de 4 de agosto). La 6ª Zona comprendía las provincias de Albacete, Alicante, Almería, Granada, Murcia, Jaén y Málaga. Tomó posesión el día 1º de septiembre. 2. Un resumen de este apartado XI y del XII ha sido publicado en Antonio Orihuela Uzal, “La Restauración de la Casa del Chapiz de Granada por Leopoldo Torres Balbás (1929-1932)”, Leopoldo Torres Balbás y la restauración científica. Ensayos. Granada, Patronato de la Alhambra-IAPH, 2013, pp. 157-182. Torres Balbás escribió un diario de obras y excavaciones de la Casa del Chapiz, que fue utilizado por J. Bermúdez Pareja en su Tesis Doctoral, leída en 1955, que permanece inédita.
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Fig. 46: Proyecto de reparación de la Casa del Chapiz. Planta baja. Plano de propuesta de intervención de 1929, Leopoldo Torres Balbás (APAG/P1618).
3. L.Torres Balbás, Proyecto de Reparación de la Casa del Chapiz, Memoria, pág. 2, Granada, 1929. Archivo General de la Administración, Educación y Ciencia, 13180-3.
su galería meridional mientras que las restantes estaban desplomadas y ruinosas. El proyecto se dedicaría sólo a las obras más urgentes para la conservación del edificio: “…rehacer los muros hundidos y recalzar y fortalecer los que se hallan ruinosos; levantar todas las cubiertas de teja y armaduras, ya que no hay una sola en mediano estado de conservación y tan sólo para leña podría utilizarse la madera que de ellas salga; rehacer estas mismas armaduras en su forma primitiva y, finalmente, en quitar los escombros acumulados por todas partes, así como en vaciar la alberca del segundo patio, lo que hará recobre su fisonomía primitiva”3. La planimetría consta de planos de las plantas baja y alta, además de una sección por el eje norte-sur mirando hacia poniente, todos ellos en estado actual y de proyecto (Fig. 46). Gracias al detalle y precisión de los planos, se puede constatar el alcance de las obras, aunque la carencia de una sección por el citado eje norte-sur, pero dibujada mirando hacia levante, y de otras de ambos patios en dirección este-oeste, impiden comprender en su totalidad algunas de las actuaciones previstas. Las propuestas dibujadas preveían la eliminación de añadidos, de algunas escaleras recientes y de tabiques divisorios en las salas principales, así como el cierre de todas las ventanas del lado este, con objeto de aislar los edificios respecto a la huerta del Carmen del Chapiz, que todavía no había sido adquirida por el Estado en esa fecha. Para completar la 240
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segregación de las casas respecto a la huerta se proyectó construir un muro alineado con la fachada este del edificio meridional en dirección sur, al mismo tiempo que se derribaba el muro que había dividido transversalmente el patio de esta casa. En el edificio norte se planteó la reconstrucción de los muros desaparecidos en planta baja de la crujía este y en planta alta de la misma y de la oeste, además del pilar de la esquina suroeste del patio, la galería sur y los extremos de las laterales que acometen en ésta. Las nuevas fábricas se hicieron con tapias de altura variable reforzadas con rafas y cintas de ladrillo. También se propuso el cierre de dos puertas modernas de acceso directo desde el Camino del Sacromonte a la crujía septentrional: una grande ubicada en la esquina noroeste —que serviría para el acceso de carros— y otra pequeña en el centro de dicho lado —que permitía la entrada directa a la vivienda situada en la planta baja de dicha crujía. En el plano de sección se observa como, para lograr este fin, el suelo de la sala baja norte, que había sido la principal de esta casa morisca, fue rellenado hasta alcanzar la cota de la calle (Fig. 47). El proyecto preveía recuperar el nivel original de la sala y transformar dicha puerta en ventana4. El Pliego de Condiciones es el documento del proyecto en el que se definen con más detalle los criterios y características de la ejecución de las obras, aunque probablemente reprodujese otros anteriores utilizados en sus proyectos para la Alhambra. Se indica que deberán preservarse los enlucidos antiguos (art. 13º y 14º); las nuevas fábricas de ladrillo se ejecutarán con mortero de cemento (art. 17º); las armaduras antiguas que fuesen aprovechables se reforzarán sin desmontarlas, sustituyendo las maderas en mal estado por piezas nuevas de pino sin sangrar (art. 25º); en la reparación de aleros reaprovechando en parte los canecillos existentes, los nuevos que hubiese que añadir, así como las tabicas, serán lisos, sin talla alguna, para que nunca puedan confundirse con los antiguos (art. 26º); para reparar armaduras de lazo se reforzaran sin 241
Fig. 47: Casa del Chapiz. Sección longitudinal dos patios, 1929-1930, Leopoldo Torres Balbás (APAG/P1653). Plano de estado actual de 1929, con trazos de trabajo del arquitecto para el proyecto de 1930.
4. La apertura de puertas de acceso directo desde la calle a las salas principales de las casas moriscas es un hecho que se ha venido produciendo desde el siglo XVI hasta el XX (véase Antonio Orihuela, “La casa morisca granadina, último refugio de la cultura andalusí”, Actas delVIII Simposio Internacional de Mudejarismo, Vol. II, pp. 753-763, Teruel, 2002. En algunos casos, cuando el pavimento de la sala estaba por debajo del de la calle, dicha intervención solía ir acompañada del relleno de aquella hasta igualar la cota de ésta.
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Fig. 48: Proyecto de reparación de la Casa del Chapiz. Planta baja. Plano de estado actual de 1929, con anotaciones de trabajo del arquitecto. Leopoldo Torres Balbás (APAG/P1643).
5. L.Torres Balbás, Proyecto de Reparación de la Casa del Chapiz, Pliego de Condiciones, pp. 1-5, Granada, 1929. Archivo General de la Administración, Educación y Ciencia, 13180-3. 6. Manuel Gómez-Moreno Martínez, “Sección de Excursiones [La Casa del Chapiz]”, op. cit., 1887. El autor de la crónica indicó que la ventana estaba “fuera de su lugar”. 7. En una fotografía de Jean Laurent se puede ver una ventana muy similar, colocada después de la restauración realizada en 1887, en la casa que hubo sobre el Aljibe de Trillo.
levantarlas, reclavando cuidadosamente con clavillos especiales todas la piezas sueltas y se construirán nuevas y lisas las que falten, oscureciéndolas para que tomen el tono general de la armadura (art. 27º); a todas las maderas de techos y aleros se les dará dos manos de aceite de linaza para su mejor conservación (art. 28º)5. Los criterios sobre la distinción estricta entre los canecillos viejos y los nuevos no se cumplieron, ya que éstos se hicieron copiando fielmente a los antiguos, lo mismo que ocurrió con los pies derechos y las zapatas de las galerías. No obstante, en algunos alfarjes y armaduras, pero no en todos, sí se hicieron lisos, es decir, sin agramilar, los nuevos elementos estructurales de madera que hubo que añadir. En el Archivo del Patronato de la Alhambra y Generalife se conserva un plano de trabajo (APAG/P1643) que coincide con el de la planta baja en estado actual incluido en este primer proyecto (Fig. 48). Sobre él hay numerosas anotaciones manuscritas, posiblemente por Torres Balbás, con los datos necesarios para redactar el proyecto de restauración: descripción del tipo y estado de conservación de los alfarjes o las armaduras existentes en cada dependencia, indicación de si los vanos eran modernos o antiguos, cotas, etc. En el lado derecho del plano hay un excelente croquis, a escala 1:10, de propuesta para nueva ventana con postigos de cuarterones, que reutilizaba la de bastidores de madera recortados con forma de doble arquito de herradura encontrada en la sala alta este de la crujía norte del patio meridional6. Dicha ventana fue instalada en el testero sur de la planta alta de la crujía oriental de dicho patio7. 242
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Pero lo más interesante del plano son las hipótesis que tiene dibujadas en líneas discontinuas sobre la ubicación de las desaparecidas crujía sur y alberca del patio sur, que estaba soterrada todavía. La alberca, cuya existencia era conocida por descripciones8 y dibujos9 decimonónicos, aunque no se dibujó en los planos del proyecto, se trazó en éste menos larga y más ancha de lo que después resultó una vez excavada. Además no se situó en el eje de la arquería del lado norte, sino en el centro del espacio existente entre las crujías laterales, error motivado porque en esos momentos no se había tenido en cuenta que faltaba el pórtico de levante. El plano también sirvió, quizás años después, para esbozar la adaptación de este patio a residencia de becarios. Para ello se dibujaron en una crujía adosada al este de la oriental y otra doble en el lado sur, con pasillo central, para obtener 22 habitaciones y 3 aseos. En la parte baja hay un listado que parece un programa de necesidades compuesto por las siguientes dependencias: Salón té, Guardarropa, Teléfono, Caldera, Carbonera, WC Lavabos, Cocina - Office, Salón lectura, Salón, Comedores, Despensa, Dirección, Administración, Almacén, Ropero y Hall. XI.2. SEGUNDO PROYECTO DE REPARACIÓN, AÑO 1930 El segundo proyecto tenía como objetivo la total finalización de las obras. Fue redactado en septiembre de 1930 “...recogiendo los resultados de las exploraciones y datos conseguidos al realizar el primero y la experiencia obtenida en su ejecución”10. De la consolidación estructural prevista en la fase anterior solo había quedado sin reparar la cubierta de la nave este del patio meridional. Se proyectó derribar un suelo moderno, más bajo que el original —que cortaba el arco recién aparecido de acceso a la sala baja de dicha crujía— y reconstruir el antiguo en su anterior emplazamiento. Se preveía también realizar una exploración en el suelo de toda la planta baja del edificio; levantar las solerías, que eran modernas, con reaprovechamiento de parte del material; picar los revoques de los muros, para revestirlos y enlucirlos de yeso posteriormente; reparar las escaleras; construir ventanas vidrieras y puertas de tableros clavadizos “…y la reparación de arcos de escayola, dejando lisas, según costumbre, las partes nuevas”11. El presupuesto ascendía a la cantidad de 39.300 Pts. Consta sólo de los tres planos de propuesta ya presentados en el proyecto anterior, aunque en la sección se aumentó su ámbito espacial por el sur hasta llegar al lindero de la parcela. Además, dentro del correspondiente a la planta alta se incluyó un detalle con la planta de torre o segundo nivel existente sobre la crujía norte del patio septentrional. En ellos fueron recogidos los elementos que habían sido encontrados al realizar exploraciones en los patios: las dos albercas respectivas y, en el meridional, parte de los cimientos de los desaparecidos pórtico sur y crujía oeste, así como los arranques de los cinco pilares que conformaban el pórtico del lado este, que se dibujaron con sección cuadrada. Torres Balbás indicó que sospechaba que parte de los elementos de la 243
8. José Giménez-Serrano. Manual del artista y del viajero en Granada, 2ª ed., Granada, 1846. El autor, que visitó el edificio cuando aún se conservaba completo, indicó que en su patio meridional había “un estanque largo con una fuente estrellada al principio” (p. 357). 9. Rafael Contreras. Del arte árabe en España, manifestado en Granada, Sevilla y Córdoba por los tres monumentos principales, la Alhambra, el Alcázar y la Gran Mezquita, Granada, 1875. Publica un croquis de planta de las Casas del Chapiz, con trazado hipotético de las partes que habían desaparecido hacía poco tiempo, en el que se dibuja la alberca del patio sur (p. 307). 10. L.Torres Balbás, Proyecto de Reparación de la Casa del Chapiz, Memoria, pág. 1, Granada, 1930. Archivo General de la Administración, Educación y Ciencia, 13200-7. 11. L. Torres Balbás, op. cit., 1930, p. 2.
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12. L. Torres Balbás, op. cit., 1930, p. 2.
galería de madera que hubo sobre el mismo, fueron reutilizados en la galería de la torre, o segunda planta, existente en la crujía norte del otro patio, que consideraba posterior a la disposición primitiva del edificio. También se dibujaron vanos que debieron de aparecer en el transcurso de las obras de la primera fase o bien consideró que debían plantearse, como el que comunica en planta baja el patio norte con la crujía común a ambas casas, carente de tacas y cuya existencia original es muy dudosa, pues dicha crujía se encuentra en un nivel más bajo que el citado patio. Don Leopoldo, que firmó la Memoria del proyecto en calidad de Arquitecto conservador de los Monumentos de la 6º zona, añadió a continuación unas interesantes reflexiones sobre la intervención en la Casa del Chapiz, en la que había participado activamente desde el principio: “...comprendiendo el coste de adquisición, hecha con fondos de cuotas de entrada a la Alhambra, y el de obras de reparación, habrá costado unas 130.000 pesetas en cifras redondas. Su capacidad, patios, grandes salones y jardín serán causa seguramente de que la Dirección de Bellas Artes se vea asediada por numerosas personas y entidades que lo solicitarán para muy diversos destinos. Tal vez a ninguno se preste tan favorablemente como al de instalación de una Biblioteca popular (sin vivienda del bibliotecario, para la que no hay buen acomodo) que permita al edificio seguir viviendo noblemente sin que se desfigure su aspecto bellísimo de rica casa morisca”12. Debido a este uso deseado por él y a la indefinición del programa, proponía liberar todas las crujías de divisiones internas, salvo sendas habitaciones que planteó compartimentando el extremo este de la crujía norte o principal del patio sur, tanto en planta baja como en alta. En la sala baja norte del patio septentrional el hecho de bajar el nivel de la solería que había, unido a la eliminación de la tabiquería, provocó que se quedasen vistas, en la mitad oeste de la sala, las bóvedas del aljibe existente debajo. En la crujía de levante de este mismo patio dejó abierto un cenador que ocupaba la mitad sur de aquella y no había sido considerado como tal en el primer proyecto. Estaba delimitado por una viga sostenida mediante grandes canes con perfil de lóbulos cóncavos y convexos, diferentes a todos los demás existentes en el edificio. Las técnicas de restauración utilizadas en las yeserías ya habían sido ensayadas en la Alhambra desde su toma de posesión como arquitectodirector del monumento en 1923: reintegrar de forma simplificada el volumen y las líneas arquitectónicas más importantes, dejando lisas sin decoración las partes nuevas. Así lo hizo en los seis arcos de acceso a salas del patio norte, aunque de dos —la sala baja sur y la alta oeste— no había ningún resto (Planos 14-18) (Fig. 49-51). En el patio sur restauró cuatro arcos de entrada a salas, dos en cada planta (Planos 19-22). También reparó o reconstruyó las tacas de las jambas de dichos arcos (Fig. 52-54). Además reintegró la notable arquería del pórtico norte, que no se encontraba demasiado deteriorada, exceptuando la albanega este del arco central (Plano 13). La abundante colección de fotografías de la misma permite comprobar que ésta había perdido algunos trozos desde fines del siglo XIX. En este caso el arquitecto, o los artesanos 244
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que la repararon, siguieron un criterio diferente, pues reconstruyeron toda su decoración de atauriques copiándola de la conservada en el otro lado del mismo arco. Actualmente solo una pátina ligeramente más clara permite distinguir con dificultad las partes originales de las reintegradas (Fig. 55). Sin embargo, en lo referente a la reparación de estructuras de madera, tanto horizontales (alfarjes y armaduras) como verticales (pies derechos, zapatas, barandas), no siguió casi nunca los citados criterios diferenciadores entre lo viejo y lo nuevo. Una intervención homóloga a la realizada en las yeserías aplicada a la madera podría haber sido el reponer las vigas agramiladas desaparecidas o deterioradas por otras lisas de las mismas dimensiones. Así se realizó en la armadura de la sala alta este del patio norte, de la cual sólo quedaba aproximadamente su tercio occidental, pues el resto fue repuesto con vigas lisas. Sin embargo, en la mayor parte de las intervenciones los elementos de madera se reprodujeron copiando con exactitud toda su decoración: en el patio norte se rehicieron el pórtico y galería del lado sur copiando con precisión el existente en el lado frontero, con sus pies derechos, zapatas, canecillos, labor de menado en el alfarje, etc. (Fig. 56-58). En este caso, aunque no había testimonios gráficos de que ambos lados menores del patio tuviesen elementos idénticos, se podía suponer así con muchas probabilidades de acierto, por el alto grado de simetría que existe en su composición. En el patio sur se completó la armadura de la sala alta que ocupa la 245
Fig. 49: Restauración de la imposta este del arco de la sala baja norte del patio septentrional (foto A. Orihuela).
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Fig. 50: Intradós con ornamentación vegetal, geométrica y epigráfica del arco de la sala alta norte del patio septentrional. Se puede observar todavía las líneas incisas del replanteo previo al tallado a mano de la decoración (foto A. Orihuela).
zona oriental de la crujía norte, de la cual había desaparecido más de su mitad, duplicando todos sus elementos, incluidos los canes tallados de sus tirantes. Lo mismo le había ocurrido al alfarje sobre el que se apoyaba su suelo, de modo que el espacio vacío aparece rotulado como “corral” en el plano de planta baja en estado actual del proyecto del año 1929. Las cuatro primeras jácenas, a contar desde el testero este, del citado alfarje de doble orden de vigas que cubre ahora el Salón de Actos, quizás por lo costoso de sus enormes escuadrías, fueron repuestas con vigas de acero laminado y forradas con tablones de madera clavados, según se puede apreciar visualmente en la actualidad. Una vez pintados en tono nogal oscuro es difícil distinguir las jácenas de madera antiguas de las simplemente recubiertas de este material. Como contrapartida hay que señalar que, quizás con la intención de igualar el color de la madera nueva y la vieja, se utilizó un tono muy oscuro en todo el edificio, que impide ver la veta de la madera y absorbe gran cantidad de luz, produciendo una sensación de gran oscuridad en todas las estancias. En la crujía este del patio sur se hizo completamente nuevos los alfarjes de las dos salas de la planta baja, con vigas agramiladas y tablazón 246
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Fig. 51: Restauración del intradós del arco de la sala alta sur del patio septentrional. La decoración tallada a mano de este arco nunca llegó a completarse ni en sus albanegas ni en su intradós (foto A. Orihuela).
sin decorar. El de la sala grande tiene solo una alhanía en su lado norte, delimitada por una viga con canes de tres lóbulos, con el mismo diseño que las zapatas de la galería norte del mismo patio. En la planta alta se repite el mismo esquema, pero con armaduras. El de la sala pequeña es de par e hilera a dos vertientes, con elementos sin agramilar. Los pares son reutilizados en su mayor parte, aunque algunos presentan cuñas en su parte alta, lo cual indica que formaron parte de una estructura anterior con mayor pendiente. La sala grande se cubre con armadura de pares sin hilera a cuatro aguas y alhanía con alfarje en su lado norte, cuya viga conserva las huellas de haber tenido canes, que quizás fueron retirados cuando se cubrió todos los techos de este lado con entabacados en el año 196513. Las reparaciones realizadas para salvar todas las partes posibles de los elementos de madera del patio norte son muy interesantes. En los pies derechos se sustituyó su parte inferior, que suele ser la más deteriorada, por otra nueva mediante un acople de doble horquilla (Fig. 59). Se reutilizó 247
13. Obra realizada según presupuesto presentado el 24 de mayo de 1965 por el maestro de obras Francisco Moya Molina. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes.
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Fig. 52: Restauración de la taca sur del arco de la sala alta este del patio septentrional (foto A. Orihuela).
parcialmente las viguetas de los alfarjes de techos de las galerías laterales del patio septentrional, añadiendo partes nuevas mediante un empalme en ángulo agudo muy profundo. Las partes útiles de las grandes jácenas de los pórticos este y oeste se unieron a otras nuevas mediante un empalme del tipo denominado “rayo de Júpiter”, reforzado en ambas caras por unas grandes pletinas de acero, unidas mediante tornillos pasantes. En la sala oeste de la planta alta de la crujía común a las dos casas se completó el tirante de la armadura que había sido cortado para instalar la chimenea del horno de pan que hubo instalado en la planta baja hasta poco antes de la adquisición del inmueble por el Estado (Fig. 20). Las puertas de tornos de las salas se hicieron tomando como modelo la única conservada parcialmente, aunque fuera de su lugar original, que se reparó para utilizarla en el acceso al Salón de Actos desde el patio sur (Plano 25). Las carpinterías de ventanas se construyeron con diseño actual. En lo referente a la restauración de los vestigios de zócalos alicatados, conservados parcialmente en algunas jambas de acceso a salas de 248
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Fig. 53: Reintegración simplificada de la taca este del arco de la sala alta sur del patio septentrional (foto A. Orihuela).
las plantas altas, no se aplicó ninguna técnica de recuperación especial. Torres Balbás, como hizo en los de la Alhambra, se limitó en estos casos a rellenar las lagunas con yeso y pintar después a la cal, sin intentar recuperar las líneas compositivas generales de su trazado (Fig. 60). XI.3. TERCER PROYECTO DE REPARACIÓN, AÑO 1931 En el mes de septiembre del año siguiente el arquitecto tuvo que redactar un tercer proyecto, dedicado a obras complementarias en las edificaciones y al acondicionamiento de la huerta inmediata, que había sido adquirida por R. O de 25 de noviembre de 193014. Su presupuesto asciende a 44.181 Pts. y contiene tres planos, pues a las habituales plantas baja y alta de proyecto, a escala 1:100, hay que añadir un plano general de toda la parcela a escala 1:200, en el que se dibujaron los tejados de los edificios y la alberca que se utilizaba para riego de la huerta, ubicada 249
14. L.Torres Balbás, Proyecto de reparación del muro de cerramiento de la huerta de la Casa del Chapiz y obras complementarias del mismo edificio, Memoria, p. 1, Granada, 1931. Archivo General de la Administración, Educación y Ciencia, 13200-6.
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Fig. 54: Restauración de la imposta este del arco de la sala baja norte del patio meridional y reintegración de su taca (foto A. Orihuela).
junto a la rampa de bajada a la misma desde el Camino del Sacromonte. No se pudo dibujar la otra, situada también en la parata alta aunque en su extremo oriental, por encontrarse rellena de escombros (Fig. 61). Se proponía reparar los muros de contención en mal estado hacia el Camino del Sacromonte y el de separación en el lindero este con las Escuelas del Ave María; retirar el escombro acumulado bajo el primero, ya que era utilizado como vaciadero por la ausencia de un cerramiento adecuado, que se planteaba elevar hasta una altura de 2,5 metros, aunque dejando grandes huecos protegidos con malla metálica para no ocultar las vistas hacia la Alhambra y el Generalife. También era necesario el desescombro del solar ubicado entre el edificio septentrional y la citada rampa de bajada a la huerta, en el que había restos de edificaciones destinadas a las labores agrícolas que se encontraban en estado ruinoso. Se proyectó escaleras para las comunicaciones entre las distintas paratas existentes, tanto en la huerta como en los costados sur y oeste de los edificios. Se preveía la posterior plantación de jardines en la huerta y en 250
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el solar desescombrado, aunque en el proyecto no se incluía su trazado ni su presupuesto. El alzado del muro que cerraría la huerta respecto al Camino del Sacromonte no fue incluido en el proyecto, pero se dibujó en un plano de trabajo que se ha conservado, realizado a escala 1:100, que se corresponde con la obra construida (APAG/P1651). En el mismo hay un detalle a otra escala con el replanteo del arco carpanel que se aplicó a los 39 vanos. En las zonas con pendiente el muro fue escalonado conteniendo tres ventanas en cada tramo. La obra se debió de ejecutar comenzando desde la puerta de acceso a la rampa y avanzando hacia levante, pues los primeros 20 vanos se protegieron con una malla metálica de doble torsión que permitía disfrutar de las vistas hacia el Generalife y la Alhambra. Los problemas presupuestarios debieron de provocar que los últimos vanos se tuvieran que cerrar con un tabique sencillo de ladrillo, situación que ha permanecido así hasta el año 2008. El trazado de las distintas terrazas ajardinadas ubicadas en los lados oeste y sur del patio meridional, dibujados en el citado plano de este proyecto, difieren mucho del ejecutado realmente. Aquellos mantenían los sistemas de escaleras y terrazas ya existentes en el llamado “Carmen 251
Fig. 55: Arco central del pórtico del patio sur (foto A. Orihuela).
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Fig. 56: Vista del patio norte de la Casa del Chapiz, mirando hacia el sureste, 1929 (APAG/F-7312).
15. JoséTito Rojo,“Leopoldo Torres Balbás, jardinero”, El Fingidor. Revista de Cultura, Universidad de Granada, nº 21, 2004, pp. 5-7.
del Chapiz” y recogidos en los dos primeros proyectos. Se accedía desde la Cuesta del Chapiz mediante escaleras con ubicaciones que producían pasos muy angostos. La principal novedad que se introducía ahora consistía en una escalera de doble entrada con fuente en medio, ubicada en el centro del lado sur del patio meridional, muy parecida a la que Torres Balbás había construido pocos años antes en los jardines del Partal en la Alhambra15. También se proponía una escalera de un tramo para acceder a la parata baja del huerto, otras tres de doble acceso para subir a la parata alta del mismo y una escalera-rampa con igual destino situada al final del mismo, junto a su lindero este. La organización de escaleras y terrazas realmente ejecutada fue mucho más simple y adecuada que la dibujada en los planos, aunque mantuvo el criterio de acceder al patio sur por su eje longitudinal y conservó otro acceso secundario a través de las tres terrazas ajardinadas junto a la Cuesta del Chapiz. Por su parte, 252
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Fig. 57: Vista del patio norte de la Casa del Chapiz, mirando hacia el suroeste, incluida en el proyecto de 1929 de Leopoldo Torres Balbás (AGA/31-4825-001).
la parata baja del huerto se subdividió en dos niveles, de los cuales únicamente el inferior fue ajardinado en una fase posterior, estableciéndose una sola comunicación entre todas las paratas mediante escaleras sencillas alineadas en el eje central norte-sur del mismo. El último párrafo de la Memoria se refiere a diversos trabajos complementarios en las edificaciones y es de gran importancia por lo que se va a reproducir literalmente: “Las obras proyectadas en el edificio refiérense a la terminación de la nave meridional: solerías, fábrica de ladrillo en macizado de huecos modernos, revestidos y enlucidos de yeso é hidráulicos, empedrado del patio grande, encalado, y la obra de carpintería necesaria para terminar la galería de levante de ese patio”16. Por una parte se planteaba empedrar el patio sur, como ya se había hecho con el norte. Esta actuación prevista en la Memoria no llegó ni siquiera a incluirse en el Presupuesto, realizándose un sencillo y económico pavimento de tierra compactada. En la última 253
16. L.Torres Balbás, Proyecto de reparación del muro de cerramiento de la huerta de la Casa del Chapiz y obras complementarias del mismo edificio, Memoria, p. 3, Granada, 1931. Archivo General de la Administración, Educación y Ciencia, 13200-6.
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Fig. 58: Vista actual del patio norte, mirando hacia el sur (foto A. Orihuela).
línea se resume una intervención importantísima, tanto para la imagen como para la funcionalidad del edificio, que era lógico realizar, pero que no se había previsto en ninguno de los dos proyectos anteriores: la total reconstrucción del pórtico y galería del lado este del patio meridional. No cabía duda de su existencia, por los restos arquitectónicos preservados y las improntas de los desaparecidos, sobre todo por el pilar de esquina, con forma de L, común al pórtico norte, conservado, y al oriental, ya inexistente. La pérdida de esta galería también había provocado la creación de un pasadizo, formando 45º con la galería norte, para pasar al primer vano de acceso a la planta alta de la crujía este, que debía ser recorrida por su interior, una vez desaparecida la galería que daba entrada a sus diversas salas (Fig. 18). A pesar de que las huellas de los pilares del pórtico este fueron encontradas en la primera fase, Torres Balbás solo propuso manifestar su arranque en el pavimento, con forma cuadrada, pero no planteó la reconstrucción total de pórtico y galería, necesario el primero para proteger las yeserías de la portada aparecida en planta baja e imprescindible la segunda para acceder a las salas superiores. Quizás esa indecisión se debiese a la influencia de los criterios sobre restauración que se habían generado en Italia en las décadas precedentes y que él también pretendía extender en España. Según ellos no se debían reconstruir partes desaparecidas de los monumentos, sobre todo si, como en este caso, no 254
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Fig. 59: Pie derecho del patio norte, restaurado en 1930 (foto A. Orihuela).
había documentación suficiente para garantizar con seguridad cuales eran su forma y elementos. Este criterio, que estaba muy extendido entre los profesionales más brillantes y mejor relacionados con otros países europeos, fue plasmado en la Ley del Patrimonio Artístico Nacional de 193317. Finalmente, el arquitecto decidió reconstruir el pórtico y la galería, dibujándolos en planta baja y alta, pero no en alzado, pues no incluyó planos de alzados ni secciones en el proyecto del año 1931. La sección A-B que tenía en los dos proyectos anteriores, estaba dada mirando hacia poniente y no a levante. De este modo, una reconstrucción tan importante como adecuada y necesaria, fue camuflada con una simple línea de texto en la Memoria —“...y la obra de carpintería necesaria para terminar la galería de levante de ese patio”— sin ninguna justificación desde el punto de vista teórico, constructivo o funcional. Debido a esta circunstancia ha pasado desapercibida, tanto en la historiografía relativa a la Casa del Chapiz como en los estudios referentes a la práctica profesional del ilustre arquitecto restaurador. 255
17. El Artículo 19 de la Ley del Patrimonio Artístico Nacional (Gaceta de Madrid, 25 de mayo de 1933) decía: “Se proscribe todo intento de reconstitución de los monumentos, procurándose por todos los medios de la técnica su conservación y consolidación, limitándose a restaurar lo que fuere absolutamente indispensable y dejando siempre reconocibles las adiciones”.
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Fig. 60: Zócalo de azulejos de la jamba este del arco de la sala alta norte del patio septentrional (foto A. Orihuela).
Para reconstruir el pórtico y la galería se siguieron los datos de los restos que aún quedaban en el ángulo nordeste, y cuando aquellos faltaban se copiaron los existentes en la galería norte o se hicieron nuevos diseños (Fig. 62). Los pilares del pórtico se levantaron de acuerdo con el semipilar conservado en la esquina nordeste y las dimensiones de planta encontradas en las exploraciones del subsuelo: constan de planta rectangular con semicolumnas adosadas rematadas en un cuerpo prismático a modo de capitel. En el plano de planta baja se dibujó el soporte del ángulo sureste como pilar de esquina, es decir en forma de L, para indicar la existencia de un pórtico sur que había desaparecido en el siglo XIX, del cual en el plano correspondiente del segundo proyecto se dibujaron los cimientos descubiertos en las exploraciones previas. Dichos cimientos de ladrillo finalmente quedaron vistos sobresaliendo ligeramente del pavimento, aunque el pilar no se construyó con la citada forma sino rectangular, con semicolumna en un solo lado, como hubiera correspondido a la posición de extremo de pórtico, pero no de esquina. 256
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Se habían conservado restos cortados del inicio de las zapatas y vigas ubicadas encima, lo que permitía conocer las dimensiones exactas de sus enormes escuadrías. Sin embargo, supongo que con objeto de disminuir costes, se redujo notablemente las escuadrías de ambos elementos, compensándose con la ampliación correspondiente de los capiteles, que pasaron de tener proporción apaisada a cuadrada. Ante la carencia de datos sobre la forma de las zapatas, se optó por una traza sencilla con perfil de lóbulos cóncavos y convexos, que podrían estar inspiradas en las existentes en el cenador de la crujía este del patio norte. Todos los elementos de la galería este se hicieron copiando fielmente los existentes en el lado norte. Aunque posiblemente fueran iguales en su origen, pues debieron de construirse simultáneamente hacia la mitad del siglo XVI, ante la falta de seguridad total, quizás debían de haberse diseñado de forma simplificada sin reproducir la decoración, en coherencia con los criterios que decía seguir Torres Balbás. A pesar de que la Memoria fuese tan escueta, el análisis de los planos, Mediciones y Presupuesto del proyecto permite conocer otras intervenciones previstas en el mismo. Se planteó cerrar todos los vanos existentes en la crujía norte del patio meridional, incluida la alacena original situada al este del arco de entrada a la sala principal baja. En general, no hubo una idea clara del tratamiento que se debía dar a los vanos de las alacenas, proponiéndose la apertura de unas para convertirlas en ventanas, el mantenimiento de otras que habían llegado a esta situación y el cierre de alguna original que había permanecido inalterada. Otra intervención curiosa es la colocación del pavimento de la sala alta sur del patio septentrional sobre un “empalomado” de rasilla, es decir, sobre una pequeña cámara de aire creada, encima de la tablazón del alfarje inferior, mediante ladrillos delgados en posición horizontal sostenidos por otros puestos en vertical, recibidos con yeso. Se preveía dar un re257
Fig. 61: Planta general de la parcela de la Casa del Chapiz, incluida en el proyecto de 1931 de Leopoldo Torres Balbás (APAG/P-1641).
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Fig. 62: Vista actual del patio sur, mirando hacia el noreste (foto A. Orihuela).
vestido y enlucido de mortero hidráulico —con cemento Portland en proporción uno de cemento por cuatro de arena— tanto en el interior como en el exterior de las partes bajas de los muros de las crujías del patio meridional hasta una altura de dos metros. A partir de esa cota se continuaría con yeso. La carencia de un destino concreto para el edificio se resolvió al enviarse a las Cortes en noviembre de 1931 el Proyecto de Ley para la creación de las Escuelas de Estudios Árabes de Madrid y Granada, que finalmente se convirtió en Ley de 27 de enero de 1932 (Gaceta de Madrid, de 4 de febrero). Su artículo 11 establecía que la de Granada “se instalará en la llamada Casa del Chapiz, donde organizará su Biblioteca, cursos, Secciones de investigación e incluso la posible Residencia para alumnos orientales”. El artículo 12 regulaba que su Director técnico sería el catedrático de Lengua arábiga de la Universidad de Granada, puesto que ocupaba Emilio García Gómez. En las semanas siguientes el futuro director se reunió con Antonio Gallego Burín, catedrático de Teoría de la Literatura y de las Artes de la Facultad de Letras, al que su centro iba a proponer como miembro del Patronato de la Escuela de Estudios Árabes en el puesto de catedrático de libre designación, para estudiar la ubicación del programa de necesidades en el edificio que se estaba terminando de restaurar. Los dos profesores plantearon una distribución que, seguramente, Gallego esbozó en dos croquis sobre el reverso de 258
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sendas cuartillas impresas con el membrete del “Patronato Nacional del Turismo. Representación de Granada”18. Él mismo los remitió por carta a Torres Balbás, que se encontraba esos días en Madrid, con objeto de solicitar su aprobación y las instrucciones precisas para que el maestro de obras Juan de Dios Alarcón pudiese acometer las obras de inmediato19 (Fig. 23). Las intervenciones se centraban en la casa sur, que se consideraba suficiente para el programa de necesidades, reservándose la norte para establecer la residencia de alumnos en el futuro. En la crujía norte de la planta baja se ubicaría la Sala de Conferencias, separándose mediante un nuevo tabique el extremo oeste de aquella con objeto de crear un vestíbulo previo, con acceso desde la fachada oeste. En el extremo opuesto, que ya había sido segregado en las obras precedentes, se planteaba la posibilidad de ubicar una clase, mientras que otras dos se situarían en la crujía este. Tales espacios docentes necesitarían la apertura de cuatro nuevas ventanas hacia levante, es decir, en la fachada cuyos vanos se habían cegado en el primer proyecto para evitar las vistas hacia la huerta cuando ésta aún no había sido adquirida por el Estado. En las grandes salas cubiertas con armaduras del lado norte en planta alta se colocarían la Biblioteca a poniente y la Sala de juntas y estudio a levante, reservándose el espacio del extremo este para el despacho de Dirección. La nave de la crujía oriental se dividiría en tres espacios mediante dos tabiques, dedicados a Secretaría y dos clases, lo que implicaría la apertura de dos nuevas puertas hacia la galería y tres ventanas hacia la huerta. En el pequeño resto conservado de la crujía oeste se proponía ubicar unos retretes en planta baja y unos lavabos en la alta, quedando inaccesible la entreplanta. Las obras se realizaron con escasas modificaciones sobre la propuesta descrita y cierta premura, pues ya estaban prácticamente terminadas cuando se celebraron los actos protocolarios con motivo de la visita del jalifa de Marruecos el día 30 de mayo. La modificación más importante introducida por el arquitecto fue la colocación del cuarto de caldera de la calefacción, en lugar de una clase, en el extremo este de la crujía norte. Por otra parte, en la Sala de Juntas de la planta alta fueron abiertas dos ventanas hacia el lado norte, en lugar de una prevista en los croquis de Gallego Burín y García Gómez. En las diversas fotografías conservadas de los interiores de la Biblioteca se puede observar la calidad conseguida en esa estancia, a pesar de la sencillez de los medios empleados: estanterías de obra coronadas por un sardinel de ladrillo, con anaqueles de madera protegidos por puertas con bastidores de madera y entrepaños de tela metálica; dos grandes mesas con lámparas de lectura integradas, puestas sobre sendas esteras de esparto de forma ovalada, con sus butacas correspondientes (Fig. 63). La iluminación se completaba con un gran farol granadino colgado del techo. Para evitar el escaso aislamiento térmico que se obtenía con las puertas tradicionales de tornos colocadas en el exterior de los dos vanos de salida hacia las galerías de los patios, se instalaron otras con vidrios, adosadas por el interior20. Las instalaciones eléctricas, como en 259
18. En el año 1926 A. Gallego Burín fue designado delegado de la Comisaría Regia de Turismo para la provincia de Granada. Dicho organismo, fundado en 1911, fue sustituido en 1928 por el Patronato Nacional de Turismo. 19. Francisco Javier Gallego Roca, Epistolario de Leopoldo Torres Balbás a Antonio Gallego Burín. Edición, Introducción y Notas por Francisco Javier Gallego Roca, 2ª edición, Granada, 1995, pp. 76-79. 20. School of Arabic Studies of Granada. Vacation Course for Orientals, 10 th to 30 th September 1933. [Folleto del Curso, Granada, 1933]. Archivo de la EEA.
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Fig. 63: Biblioteca de la Escuela de Estudios Árabes en 1934 (foto García Lorca) (Col. particular, Granada).
todo el edificio, se ejecutaron con tubos Bergmann vistos. La iluminación de los patios se hizo con faroles granadinos colgados de los alfarjes de sus pórticos y galerías. Una parte de la casa meridional se dotó de una instalación de calefacción, con caldera de carbón situada en el cuarto del extremo este de la crujía norte, donde en los croquis de distribución iniciales se indicaba la posible ubicación de una clase. Su chimenea de tubo de fibrocemento se adosó al exterior de la fachada este del edificio21.
21. El inicio de la ejecución de la instalación de calefacción se retrasó hasta diciembre de 1933. Fue realizada por la empresa Erebus S. A., con sede en Barcelona. Archivo de la EEA.
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XII
JARDINES DISEÑADOS POR LEOPOLDO TORRES BALBÁS LOS
El ajardinamiento del patio meridional de la Casa del Chapiz merece un análisis detallado. Las fotos de Torres Molina de 1929 muestran que cuando aún estaba dividido por un muro transversal, la zona norte carecía de vegetación, pero la sur, correspondiente al “Carmen del Chapiz” tenía un arbolado constituido al menos por tres palmeras jóvenes, dos yucas y un gran ejemplar de frutal, quizás un albaricoquero. La recuperación de la alberca en toda su extensión provocó la retirada en una primera fase de todos ellos excepto una palmera a poniente de aquella y el frutal a levante, según se observa en una postal de J.M. Torcida que plasma el estado de las obras entre el segundo y el tercer proyecto, por tanto, hacia mediados del año 19311. Finalmente, de la vegetación existente solo se mantuvo el albaricoquero. Se plantaron dos setos de boj paralelos a los lados largos de la alberca, quizás inspirados en los existentes en el palacio de Comares, que es el modelo de este tipo de patio ajardinado. No obstante, los del Chapiz son de menor entidad y constituidos por boj, en lugar de arrayán, como todos los demás plantados aquí durante esos años. En ambos extremos de cada seto se colocaron sendos naranjos, como también ha tenido en algunas etapas de su larga existencia el patio de los Arrayanes. La presencia de dos yucas en la terraza intermedia al sur del patio meridional, como se puede apreciar en una bella fotografía de Prieto Moreno, nos sugiere que pudieron ser trasplantadas allí las que estaban antes en dicho patio (Fig. 64). Esta foto y otras de García Lorca y Torres Molina muestran la gran belleza del diseño arquitectónico 261
1. Antonio Orihuela Uzal y José Tito Rojo, Op. cit., 2008, pp. 106 y 114.
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Fig. 64: Jardines del patio sur (foto Prieto Moreno). Escuela de Estudios Árabes de Granada: curso 1934-1935. Madrid, 1934.
2. Antonio Orihuela Uzal y José Tito Rojo, Op. cit., 2008, pp. 119 y 121. 3. LeopoldoTorres Balbás, informe sobre la Casa del Chapiz de 21 de noviembre de 1927, redactado por petición de la Dirección General de Bellas Artes, APAG, L-391-2, citado en Ramón-Laca Menéndez de Luarca, Luis. Proyecto de rehabilitación del jardín de la Escuela de Estudios Árabes, CSIC. Madrid, mayo de 2003. Memoria, p. 6. 4. Antonio Orihuela Uzal y José Tito Rojo, Op. cit., 2008, pp. 117 y 119.
y jardinero de estas terrazas desde que se realizó su plantación en 19322. Los recursos eran muy sencillos y económicos: muretes bajos de mampostería y ladrillo enlucidos y pintados de blanco, rematados por ladrillo visto a sardinel ligeramente volado respecto a aquellos, que podían ser utilizados como asiento; escaleras con muros laterales del mismo tipo, escalonados cada dos peldaños, con huellas de ladrillo colocado de igual modo, todos ellos decorados con macetas de flores encima; pequeños alcorques al pie de muros y pilares para plantas trepadoras y rosales. Torres Balbás, refiriéndose al patio meridional, había manifestado en un informe del año 1927 previo a la adquisición de la Casa del Chapiz que “Si se compraba solo la parte a norte del muro divisorio quedaría incompleto el edificio, no pudiéndose llegar a formar idea de él, ya que sería imposible restablecer el patio grande en sus dimensiones primeras, con obra de fábrica o vegetación según el día de mañana se creyese oportuno, y excavar la alberca que en dicho patio hay rellena”3. Finalmente tomó la innovadora decisión de cerrar el patio mediante vegetación. En una primera fase simplemente señaló la alineación interior de la crujía oeste mediante una fila de cinco cipreses aislados, que se correspondían con los pilares del pórtico que acababa de reconstruir en la crujía este, mientras que el límite sur del patio fue indicado por cuatro cipreses: dos alineados con los lados largos de la alberca y la nueva escalera de acceso y otros dos en los extremos de ese lado. De este modo el patio resultaba muy abierto a la contemplación del paisaje de la Alhambra, que se encuentra en dirección sur, pero también demasiado permeable a las vistas por el oeste desde el Carmen de la Victoria y la Cuesta del Chapiz4. Para evitar el aspecto de edificio roto, que producía la visión de los restos de la crujía oeste cortada por el hundimiento del siglo XIX, se plantaron trepadoras con la intención de ocultar los muros de dicha sección. Quizás para recuperar la privacidad propia de la arquitectura residencial andalusí, en una modificación inmediatamente posterior, decidió plantar 262
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otra fila de cipreses muy próximos entre sí, para crear una pantalla o muro vegetal en la alineación exterior de la misma crujía oeste. Desconocemos si D. Leopoldo tuvo intención de que estos árboles fuesen recortados a una determinada altura para crear un muro de ciprés, al modo de los que realizó en el patio de Machuca en la Alhambra con objeto de reproducir el volumen de muros y crujías desaparecidos. Dos décadas después de su plantación algunos ya alcanzaban la altura del alero de la nave desaparecida5 y cuando ya han pasado ocho décadas desde su plantación, han llegado a unas dimensiones enormes y desproporcionadas respecto al edificio. El trazado del extenso jardín creado en la antigua huerta no fue incluido en el proyecto del año 1931, ni en ningún otro específico, pues fue diseñado durante o poco después del proceso de ejecución de las obras del edificio. No obstante, su plantación parece que no se terminó hasta los años 1935-1936, según se deduce de sendos presupuestos presentados por la empresa del jardinero Manuel Sánchez Solano6. Incluso después fue objeto de varias repoblaciones para paliar los efectos de sequías pertinaces y completar lo existente. Según revelan las numerosas facturas existentes en el Archivo de la EEA y que se resumen en el Apéndice que acompaña a este texto, parece que eran los sucesivos jardineros, Manuel Sánchez Solano (1933-1957), Mariano Cambil López (1957-1962) y su hijo José Cambil Marín (1963-1983) los que suministraban los árboles y plantas, en la mayoría de los casos documentados, siguiendo sus propios criterios y la disponibilidad de existencias en sus viveros particulares. Para el estudio del jardín hay que acudir a los planos y croquis existentes en el Archivo del Patronato de la Alhambra y Generalife (APAG), así como a algunas fotografías generales de su entorno, según hemos expresado recientemente7. El plano más interesante es el titulado “Casa del Chapiz - Planta y Jardín en proyecto” (APAG/P-1646), a escala 1:200, sin fecha y con las iniciales M. L. B. en su esquina inferior izquierda, que corresponden a Manuel López Bueno, delineante de la Oficina Técnica de la Alhambra en los años en los que fue su Director L. Torres Balbás. Se trata de un plano de trabajo con anotaciones manuscritas en el que se esbozan las propuestas para los siete cuadros de vegetación que se planteaban ejecutar en la terraza o parata inferior del antiguo huerto (Fig. 65). Hay dos trazados superpuestos, el inferior, realizado a lápiz fino con regla y compás, consiste en diversas figuras geométricas romboidales en los cinco primeros cuadros, contando de poniente a levante que es el sentido en el que se accede al jardín, y una disposición más tradicional en los dos últimos, con un círculo central dentro de un esquema de ejes ortogonales. El trazado superpuesto, que afecta solo a algunos cuadros, se realizó a mano alzada con lápiz grueso y recoge soluciones más convencionales que no llegaron a ejecutarse. Hay otro plano titulado “Jardines para la Casa del Chapiz”, realizado sobre papel milimetrado a escala 1:400, en el que se dibujó exclusivamente la composición ya descrita de la capa inferior (APAG/P-1644). En el mismo Archivo se conserva también un plano de trazado de jardines incluido dentro de la colección de la Casa del Chapiz, sin fecha 263
5. Antonio Orihuela Uzal y José Tito Rojo, Op. cit., 2008, pp. 128. 6. “Presupuesto para la transformación del jardín de la Escuela de Estudios Árabes de la Casa del Chapiz. 14 de octubre de 1935. Manuel Sánchez”. “Presupuesto para la reforma fuera del Jardín de la Escuela Árabe [sic]. 30 de mayo de 1936. El jardinero, Manuel Sánchez Solano”. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes. 7. Antonio Orihuela Uzal y José Tito Rojo, “Las Casas del Chapiz a través de 75 documentos gráficos”, en 75 Casas del Chapiz, Antonio Orihuela Uzal y José Tito Rojo (Coordinadores). Escuela de Estudios Árabes (CSIC), Granada, 2008, pp. 7-24.
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Fig. 65: Casa del Chapiz. Planta y jardín en proyecto, M.L.B. (APAG/P-1646).
8. Antonio Orihuela Uzal y José Tito Rojo, Op. cit., 2008. No obstante, ya indicábamos que el apunte “…no corresponde con la escala real del sitio… En éste la similitud con el Partal y el Generalife es más evidente”, p. 22 y figura en p. 19. 9. Es la denominada Glorieta en el presupuesto de 14 de octubre de 1935, citado en nota precedente, presentado por el jardinero Manuel Sánchez, que se formó con 60 cipreses plantados a 40 cm de distancia. Archivo de la Escuela de Estudios Árabes.
ni firma, que por tener indicaciones manuscritas atribuibles a Torres Balbás, se pensaba que podía ser otra propuesta para el mismo jardín8 (APAG/P-1645). Sin embargo, gracias a las medidas acotadas que contiene, hemos podido constatar que se refiere a la parata situada al norte de la calle que limita por dicho lado al llamado Palacio del Partal Alto en la Alhambra. El ajardinamiento actual de dicho espacio, dividido en cuatro cuadros con un parterre en forma de rombo en el centro de cada uno, coincide muy aproximadamente con el trazado en este plano. La diferencia más notable entre el dibujo y la realidad del citado jardín es que actualmente tiene una habitación circular realizada con seto alto de ciprés en el centro del mismo, circunstancia en la que coincide con el de la Escuela de Estudios Árabes. El diseño realizado en la Casa del Chapiz se basa en el trazado en la capa inferior del plano citado arriba (APAG/P-1646), del cual se reprodujeron con bastante fidelidad los dos últimos cuadros, es decir los que ocupan las posiciones 6 y 7, con un círculo central dentro de un esquema de ejes ortogonales. El mismo dibujo se utilizó en los situados en los lugares 1, 3 y en el central, 4, aunque en éste fue resaltada su posición por la creación de una habitación circular de seto alto de ciprés, con cuatro puertas abiertas hacia los ejes compositivos que se cruzan en ese punto9. En los cuadros situados en los lugares 2 y 5 se usó una variante del modelo descrito, con un cuadrado central en lugar del círculo. Lo sorprendente es que los cuadros 4 y 5 están unidos, pues carecen del pasillo intermedio en dirección norte–sur que separa cada uno de ellos. Esta irregularidad, que no es fácil de apreciar in situ, sí es muy evidente en el plano. Es posible que se haya producido por un error en el replanteo general del jardín, posiblemente ejecutado con prisa y 264
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quizás apoyado en instrucciones verbales que no habían sido plasmadas en un plano con las cotas precisas. Como coronación del gran muro de contención de tapias que sustenta la parata baja de este jardín, Torres Balbás diseñó una jardinera continua, del mismo modo que hizo en el remate de algunos muros del área del palacio del Partal Alto en la Alhambra. Dicha jardinera estaba interrumpida por tres bancos de ladrillo aplantillado, orientados hacia el jardín, que posiblemente debían de haberse ubicado en el centro del cuadro 4, es decir en el eje transversal del jardín, así como frente al pasillo existente entre los cuadros 1-2 y 6-7. Sin embargo, solo este último está bien relacionado con la distribución de los parterres, mientras que el central parece haber sufrido también el problema de replanteo citado en el párrafo anterior (Fig. 66). Desconocemos la ubicación exacta del situado entre los dos primeros cuadros, pues ese tramo de muro se hundió en el año 1977, aunque el banco aparece en fotos anteriores10. El acceso al jardín desde el patio meridional de la casa se hace atravesando una arquería vegetal de ciprés. Este recurso ya fue utilizado con acierto por el arquitecto en varios lugares de la Alhambra: patio del Mexuar o de Machuca, jardines nuevos del Generalife y paseo del Secano. Aunque se ha intentado buscar influencias diversas en la inspiración de estos diseños y recursos jardineros, quizás la más clara es la del jardín granadino de finales del siglo XIX y principios del XX, correspondientes a las corrientes romántica y regionalista, que Torres Balbás supo reinterpretar con exquisita creatividad11. Las zonas transitables recibieron un económico tratamiento de tierra compactada, pues el reducido presupuesto no permitió aplicar en superficies tan extensas los pavimentos empedrados que se hicieron en algunos de sus jardines de la Alhambra. Hay otro pequeño jardín con diseño de crucero desarrollado en un espacio ubicado en la esquina noroeste del conjunto que constituye la Casa del Chapiz. En esta zona hubo una nave de edificaciones accesorias adosadas a la crujía este del patio norte de dicha casas que puede verse en las fotografías generales del Albaicín tomadas desde la Silla del Moro en el tercer cuarto del siglo XIX por Robert P. Napper, John H. Mann12 y Jean Laurent (Fig. 42). Su emplazamiento fue recogido en el croquis realizado en 1917 por Austin Whittlesey, pero debían de haberse ya hundido por ruina cuando la propiedad fue adquirida por el Estado, como se observa en una foto de Torres Molina, por lo que no pudieron ser incluidas en los planos de Torres Balbás13. No hemos encontrado planimetría de la época en la que se recoja el diseño de este jardín ni el de la fuente, por lo que no se puede atribuir su autoría con seguridad al ilustre arquitecto. No obstante, se conserva el presupuesto para la ejecución de la obra presentado por Juan de Dios Alarcón, con fecha 4 de abril de 193414. Es posible que por la sencillez del trabajo Torres Balbás diese unas instrucciones verbales al maestro de albañilería, que fueron suficientes para que éste presentase el presupuesto y ejecutase la obra civil del jardín. Como se ha descrito en el apartado VII.5.2, en el cruce de los 265
10. Antonio Orihuela Uzal y José Tito Rojo, Op. cit., 2008, p. 118. Esta foto, que se repite con mayor tamaño en la cubierta de ese libro, fue obtenida con posterioridad al día 9 de diciembre de 1933, pues ya aparece en su esquina superior izquierda la iglesia de San Luis después del lamentable incendio provocado que sufrió ese día (véase: Antonio Gallego y Burín, “La destrucción del Tesoro Artístico de España, desde 1931 a 1937. Informe de las Comisiones Provinciales de Monumentos”, Cuadernos de Arte, Facultad de Letras de la Universidad de Granada, Vol. II, 1937, Fasc. II, Provincia de Granada: pp. 219-231. 11. José Tito Rojo, Op. cit., 2004, p. 7. 12. Antonio Orihuela Uzal y José Tito Rojo, Op. cit., 2008, p. 76-77. 13. Antonio Orihuela Uzal y José Tito Rojo, Op. cit., 2008, p, 96 y 107. 14. “Presupuesto para obras en la Casa del Chapiz: Vaciar de cascajo el patio y ponerle una Fuente con cuatro paseos de piedra fina y ponerle agua a la fuente. Arreglo de la escalinata del jardín y arreglar los muros, empedrado de la misma. Levantar un muro de contención que mide 42 metros por 2 metros de altura. Total 5.450 pts. Granada a 4 de abril de 1934. El albañil Juan de Dios Alarcón”. Archivo de la EEA.
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Fig. 66: Jardín de la Casa del Chapiz. Vista tomada hacia poniente, 1943 ca. (foto M. Torres Molina).
andenes centrales se construyó una fuente de piedra caliza gris de Sierra Elvira. La plantación, del que comenzó a denominarse entonces Patio de la Fuente, fue realizada en el otoño del año siguiente por la empresa del jardinero Manuel Sánchez. Los cuatro cuadros fueron rodeados por setos de boj y dentro de cada uno de ellos se plantaron dos naranjos y un ciprés15.
15. “Presupuesto para la transformación del jardín de la Escuela de Estudios Árabes de la Casa del Chapiz. 14 de octubre de 1935. Manuel Sánchez”. Archivo de la EEA.
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XIII
ADAPTACIONES POSTERIORES (1933-2010) LAS
El Archivo de la Escuela de Estudios Árabes contiene abundantes documentos sobre obras menores, tramitadas mediante simples presupuestos o facturas, que han sido realizadas en el edificio y los jardines desde el año 1933 hasta la actualidad. Ello nos ha permitido estudiar las numerosas adaptaciones, modificaciones y reparaciones que se han ejecutado durante ocho décadas. En relación a las obras mayores, para cuya tramitación se ha requerido el correspondiente proyecto así como dirección técnica, hemos consultado también el Archivo General de la Administración, el Archivo de Obras e Infraestructuras del CSIC, el Archivo del Patronato de la Alhambra y Generalife, así como el del arquitecto Carlos Sánchez Gómez. En el Apéndice de este libro se hace una descripción detallada de tales documentos y proyectos, de los cuales se resume a continuación sus aspectos más relevantes. XIII.1. MODIFICACIONES EN EL EDIFICIO XIII.1.1. La Residencia de estudiantes marroquíes en la casa septentrional y otras modificaciones diversas La EEA comenzó a funcionar en el curso académico 1932-33 ocupando exclusivamente la casa meridional, reservándose la otra para ubicar en el futuro la Residencia de becarios marroquíes. En este sector no se había 267
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Fig. 67: Casa del Chapiz. Patio norte entre 1932 y 1938, cuando todavía no tenía puertas ni ventanas (foto M. Torres Molina).
1. Durante este Curso se produjo la visita del General Francisco Franco, que fue recogida con detalle en el periódico Ideal, publicado el 21 de abril de 1939. Archivo de la EEA. 2. Carta de Luis Seco de Lucena Paredes a Fernando Valderrama [Interventor de la Enseñanza Marroquí, en Tetuán], de 19 de marzo de 1939, sobre el mismo tema de la nota precedente. Archivo de la EEA. 3. Carta de Luis Seco de Lucena Paredes a Ángel Domenech, de 18 de marzo de 1939,
realizado la distribución de usos con sus correspondientes acabados e instalaciones, ni tampoco se había terminado de colocar sus puertas y ventanas (Fig. 67). Como demuestran las facturas de obras conservadas en el Archivo de la EEA, a nombre de Juan de Dios Alarcón y otras empresas subsidiarias, a pesar de la conflictividad social y la escasez de medios de los últimos años de la II República y de la Guerra Civil, se siguieron haciendo obras en el patio norte, así como en los muros de contención y cierre de la parcela. La instalación de la Residencia Marroquí se hizo en tres fases. La primera tuvo como objeto preparar el alojamiento de los alumnos marroquíes del Curso de Cultura Hispanoárabe celebrado del 17 de abril al 15 de mayo de 19391. Entonces se hicieron con urgencia cocinas, lavabos y retretes2, además de un dormitorio colectivo, comedor, sala para orar y una sala de lectura3, con sus correspondientes instalaciones de fontanería, saneamiento y electricidad. La segunda fase se realizó desde fines del año 1939 hasta la primavera de 1940, cuando se terminaron puertas y ventanas de la planta segunda, con sus correspondientes vidrios, se instaló un termo de agua caliente y se completaron las instalaciones. Estas actuaciones permitieron alojar al 268
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grupo de alumnos del Protectorado que hicieron un curso desde el 22 de febrero hasta el 22 de mayo de 1940, aunque comieron y cenaron en el Colegio Mayor San Bartolomé y Santiago, por carecer la EEA todavía de las instalaciones y material preciso para este servicio4. La instalación más difícil de completar fue la calefacción ya que, probablemente, por la situación económica causada por la II Guerra Mundial, era muy difícil conseguir tuberías y radiadores5. Durante esos años la Escuela se había integrado plenamente en la estructura del recién creado CSIC, por lo que este organismo planteó la conveniencia de hacer un proyecto redactado por un arquitecto para la última fase de las obras de la casa septentrional y algunas reformas en la distribución de la otra. El proyecto fue encargado al arquitecto recientemente titulado Miguel Fisac Serna (1913-2006) en 1942, cuando comenzaba un intenso periodo de trabajo profesional para el CSIC en Madrid6. Las reformas en el patio meridional afectaron sólo a su crujía este. En planta baja la habitación pequeña, que inicialmente se había pensado usar como aula, pero estaba sin utilizar, se acondicionó como salita de recibir mediante un zócalo de madera, instalación de electricidad, derivación de un radiador de la calefacción existente, mobiliario, etc. La clase grande colindante, que ocupaba la sala a la que se accedía por la portada decorada con yeserías, se dividió en un vestíbulo central y dos aulas pequeñas, mediante la construcción de dos tabiques con sus puertas correspondientes. Este sistema de división en tres partes de las salas oblongas típicas de la arquitectura andalusí, se aplicó en otras reformas posteriores de esta misma década. Se las dotó de mobiliario y dos radiadores, también derivados de la instalación existente, que había sido calculada con bastante amplitud. En la planta alta el aula que ocupaba la habitación central de las tres existentes fue dividida en dos mediante un tabique, con objeto de obtener sendos despachos para los becarios. Hubo que abrir una nueva ventana hacia el jardín, para completar la iluminación que proporcionaban las tres que había en esta planta. Esa apertura fue justificada en la Memoria del proyecto del siguiente modo: “Esta fachada no tiene valor arqueológico y además el hueco que se abre corresponde a otro del piso inferior y que era el único que en esta fachada no tenía correspondencia en el piso superior”7. Tal correspondencia no era exacta, pues las ventanas de la planta alta no estaban alineadas con las de la baja, como tampoco lo está el nuevo vano abierto entonces. En la casa septentrional se proyectó la instalación de calefacción de la que carecía, lo que dificultaba su uso como Residencia en los meses fríos. Ésta consistió en la dotación de una nueva caldera y la instalación de cinco radiadores en la planta alta y dos en la planta segunda. La caldera se ubicó en el cuarto existente en la planta baja de la crujía este, al norte de la caja de la escalera, adosándose la chimenea al exterior de la fachada al patio de la Fuente. Esta instalación, que tanto esfuerzo de gestión había requerido, fue terminada a principios de 19448. La planta 269
4. Certificado del Director-Técnico de la EEA, Antonio Gallego Burín, de 30 de junio 1940, para el pago de la manutención de los alumnos marroquíes en el Colegio Mayor San Bartolomé y Santiago. Archivo de la EEA. 5. Carta de la empresa J. Schneider, S.A., desde Sevilla, al Secretario General de la Universidad Literaria de Granada, de 28 de octubre 1941, sobre la instalación de calefacción en la Residencia de la Escuela de Estudios Árabes. Archivo de la EEA. 6. Miguel Fisac Serna. Proyecto de reforma de la Residencia Marroquí y de la Escuela de Estudios Árabes de Granada. Madrid, 1942. Archivo de la EEA. 7. Miguel Fisac Serna, Ob. cit., 1942, Memoria, p. 2. 8. La última factura por el pago de la instalación fue emitida por la empresa J. Schneider, S.A, el 25 de enero de 1944. Archivo de la EEA.
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9. La chimenea de evacuación de humos de la cocina, saliendo del tejado de la crujía oeste, puede observarse en funcionamiento en una foto de Torres Molina realizada hacia 1950 (Fig. 68). 10. Aunque en la certificación final de obra se incluyeron los tres bancos, era y es hoy una práctica habitual, para evitar trámites administrativos, certificar ajustándose estrictamente al proyecto, aunque en realidad se haya gastado el dinero previsto para una partida en otra que se haya considerado necesaria durante la obra. 11. Carta del Director de la EEA al Secretario General del CSIC, de 14 de marzo 1945, remitiendo el presupuesto del mecánico don Pedro de Madariaga para dotar a la Escuela de Estudios Árabes de la instalación necesaria a los servicios de aguas potables. Archivo de la EEA. 12. Oficio del Director de la EEA al Secretario General del CSIC, de 5 de febrero de 1947, proponiéndole la sustitución de la caldera de la calefacción central de la Escuela por otra moderna de la Casa Schneider, que había montado la existente en la Residencia marroquí. Archivo de la EEA.
primera se distribuyó de esta forma: dos dormitorios colectivos en las crujías norte y este, cocina9 y comedor en la oeste. Los lavabos y el bañoretrete se colocaron en la casa accesoria, comunicados por una puerta con el dormitorio norte. En la planta segunda se ubicó la sala de estudio. Dos años después Miguel Fisac redactó un proyecto adicional que recogía nuevas intervenciones y modificaciones respecto al anterior. Sin embargo, al no incluirse en el presupuesto aprobado los honorarios de redacción de proyecto ni los correspondientes a la dirección facultativa, comunicó su renuncia a ésta. El director de la EEA, propuso que se encargase de las obras el arquitecto Fernando Wilhelmi Manzano, que dirigía las que se realizaban entonces en la Universidad, pero finalmente el Ministro de Educación Nacional encargó la dirección, el 18 de octubre de 1944, a Francisco Prieto-Moreno y Pardo (1910-1985), que era arquitecto de la Zona monumental en la que estaba integrada la provincia de Granada. En realidad los trabajos se fueron ejecutando durante el verano, con objeto de que estuviesen terminados para el inicio del curso 1944-45. Las obras proyectadas en la EEA consistieron en la reparación de humedades en paredes y solería del Salón de Actos y su antesala, mediante la construcción de drenajes, de un firme de hormigón de 20 cm de espesor y de una impermeabilización bituminosa sobre éste y las paredes. Encima del firme se planteó colocar en el Salón un entarimado de madera de pino. Las intervenciones en la Residencia Marroquí tenían como objeto algunas modificaciones precisas para ponerla en marcha en octubre del mismo año. Para ello se partió en dos la sala de la crujía este en la planta primera, mediante tabique con puerta de paso y apertura de ventana hacia el jardín de la Fuente, para habilitarla como dormitorio y despacho del director de dicha Residencia. El dormitorio de los alumnos, en la crujía norte de la misma planta, se subdividió en dos partes separadas por un vestíbulo de acceso, para evitar la pérdida de calorías a través de la puerta de tornos por la que se accedía al mismo. Se incluyó la apertura de rozas en suelos y muros para la instalación de las tuberías de calefacción planteada en el Proyecto de 1942, que se había proyectado vista inicialmente, pero se estaba embutiendo en dichos elementos. También se construyó una estantería de obra para Biblioteca de la Residencia en la planta segunda. Se hizo una reparación de tejados en todo el edificio, por haberse producido durante el invierno numerosas goteras que estaban deteriorando las armaduras de madera. En el jardín se presupuestó reformas, arreglos y reposición de bojes, cipreses, cupressus lambertiana, rosales, etc., y se proyectó la colocación de tres bancos de piedra de Sierra Elvira, que no debieron finalmente instalarse10. Al llegar el suministro de agua potable a la Cuesta del Chapiz, en 1945, se hizo la oportuna conexión a la red municipal y quedó en desuso el motor que la elevaba hasta entonces del aljibe situado en el patio septentrional, que se surtía de la Acequia de Aynadamar11. Por otra parte, el permanente y difícil problema de la climatización de la Casa del Chapiz volvió a reaparecer en 1947, ya que fue necesario sustituir la caldera de la calefacción instalada inicialmente en el edificio meridional por otra más eficiente12. 270
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En el año 1949 se realizó una nueva reforma, con proyecto del arquitecto granadino Miguel Olmedo Collantes (1911-1986), que afectó solo al lado este del patio meridional13. Su objetivo era mejorar las condiciones de habitabilidad, repitiendo la solución ya ensayada en intervenciones anteriores de crear vestíbulos de entrada desde la galería a los despachos de la dirección, secretaría, etc., mediante tabiques con sus puertas correspondientes. La propuesta incluía modificar la situación de una puerta de acceso y colocar un cielorraso descolgado de la armadura, para disminuir el volumen a calefactar. Se incluyó también el mantenimiento de cubiertas y la pintura de la carpintería y cerrajería exteriores del mismo. XIII.1.2. Reparaciones de daños causados por la lluvia y adaptaciones menores Las lluvias del año 1949 debieron de ser muy fuertes, pues ocasionaron también el hundimiento parcial del pequeño edificio destinado a vivienda del conserje de la EEA, ubicado en la esquina de la Cuesta del Chapiz con el Camino del Sacromonte. La casa empezó a dar señales de ruina en el verano14. En enero de 1950 se solicitó a la Compañía Telefónica trasladar el teléfono “por la necesidad de proceder a la inmediata demolición del edificio de conserjería, que amenaza ruina”15. Poco después se hundió parcialmente y hubo que derribar gran parte de lo que subsistió en pie, según se aprecia en una fotografía de Torres Molina (Fig. 68). Entonces se habilitó de forma provisional el Salón de Actos para vivienda del conserje, lo que obligó a cancelar las actividades que se desarrollaban en él16. Francisco Prieto-Moreno redactó el correspondiente proyecto de reconstrucción hacia junio de 1950, pero no fue aprobado por dudas en la adscripción de competencias entre el CSIC, la Dirección General de Bellas Artes y la Sección de Obras y Edificios del Ministerio de Educación Nacional. Finalmente, lo tramitó la Dirección General de Enseñanza Universitaria, que adjudicó el proyecto en otoño de 1954. El presupuesto aprobado resultó insuficiente y la obra quedó interrumpida durante varios años hasta que Antonio Gallego Burín, desde su puesto de Director General de Bellas Artes, pudo aportar en varias anualidades las cantidades necesarias para continuar la obra17, que finalmente se terminó gracias al apoyo de su sucesor en el cargo, Gratiniano Nieto Gallo (1917-1986). El conserje regresó a su vivienda en febrero de 1962, tras pasar 12 años viviendo en el Salón de Actos y la sala previa al mismo18. En el año 1951 se produjo una importante fisura en una de las vigas del alfarje de doble orden de vigas del techo de Salón de Actos19. Dicha jácena, que es la séptima a contar desde el testero este, tiene una anchura mayor que las demás, por recibir la carga extra del murete que separa los dos salones ubicados encima, ocupados entonces por la Biblioteca y la Sala de Juntas. Se reparó colocándole una gran pletina de acero atornillada en cada costado, copiando la económica solución seguida por 271
13. Miguel Olmedo Collantes. Proyecto de obras de reforma y reparación en la Escuela de Estudios Árabes de Granada. Granada, 21 de marzo de 1949. Archivo de la EEA. 14. Carta de Luis Seco de Lucena al arquitecto Miguel Olmedo Collantes, de 13 de septiembre de 1949: “Te agradeceré que, cuando puedas, te pases por la Escuela y veas la casa donde vive el conserje que, según parece, tiene un muro a punto de desplomarse”. Archivo de la EEA. 15. Carta del Director de la EEA al Director de la Compañía Telefónica Nacional de España en Granada, de 13 de enero de 1950. Archivo de la EEA. 16. Carta de Luis Seco de Lucena a Joaquín Pérez Villanueva, Director General de Enseñanza Universitaria, de 25 de marzo de 1953. Archivo de la EEA. 17. Carta de Luis Seco de Lucena a Antonio Gallego Burín, Director General de Bellas Artes, de 15 de marzo de 1960. Archivo de la EEA. Gallego ocupó ese puesto en Madrid desde el año 1951 hasta su muerte en 1961. 18. Carta de Luis Seco de Lucena a Rafael de Balbín Lucas, Vicesecretario 2º del CSIC, de 12 de febrero de 1962. Archivo de la EEA. 19. Carta del Director de la EEA al arquitecto D. Francisco Prieto-Moreno, de 20 de marzo de 1951, para informarle de la rotura de una de las vigas que sostienen el suelo de la Biblioteca, que se había apuntalado rápidamente, pero requería su reparación urgentísima.
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Fig. 68: Casa del Chapiz. Vivienda del conserje semidemolida por ruina, 1950 ca. (foto M. Torres Molina).
20. Presupuesto de Francisco Cerezo Membrilla, de 20 de abril 1961, para la “Construcción y colocación de 20 pilastras de madera de pino labradas al torno, para las balaustradas de los dos patios del edificio [que estaban carcomidas], reparación de las columnas y dinteles de dichas balaustradas, etc.”. Archivo de la EEA. 21. Oficio del Director de la EEA al Secretario General del CSIC, de 21 de octubre de 1968, proponiéndole la instalación de dos equipos de aire acondicionado de tipo compacto de la marca Gibson. Archivo de la EEA. 22. Adjudicación a la empresa Novoclima S.A., el 8 de noviembre 1984, de cinco acondicionadores de aire de la marca Glasier. Archivo de la EEA.
Torres Balbás dos décadas antes en sendas jácenas de los pórticos este y oeste de la casa septentrional. A comienzos de la década siguiente se detectaron los primeros ataques de carcoma a las maderas colocadas en la restauración de 1929-1932, un problema que se ha manifestado otras veces hasta la actualidad. A diferencia de las maderas de la etapa morisca, que por tener toda su resina natural resultan difícilmente atacadas con los insectos xilófagos, éstas del primer tercio del siglo XX, han demostrado ser más vulnerables. Por esta causa hubo que sustituir balaustres de las galerías y reparar algunos de sus pies derechos y vigas20. Una vez remediado el problema de la calefacción, se planteó resolver el de la refrigeración de los despachos utilizados también durante el verano. Para ello, en el año 1968 se instalaron sendos equipos de aire acondicionado en los despachos de Dirección y Secretaria21. Posteriormente, en 1984 se sustituyeron por otros más eficientes de tipo ventana, y se instalaron tres más, todos ellos en la fachada este hacia el jardín, excepto uno situado en el patio septentrional22. En el año 1977 se iniciaron unas obras de consolidación y restauración dirigidas por Francisco Prieto-Moreno, entre las que se incluirían la creación de unos aseos en la casa septentrional, en la planta alta de la crujía oeste, donde estuvo anteriormente la cocina de la Residencia Marroquí. También se sustituyó el pavimento de cerámica tradicional de los despachos de planta baja, así como el de las galerías y cuarto al 272
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norte de las escaleras en planta primera de dicha casa, por otro de gres de color marrón oscuro. XIII.1.3. La conversión de la Casa del Chapiz en un Instituto de Investigación moderno Durante cerca de medio siglo la EEA pudo funcionar con pequeñas adaptaciones y modificaciones realizadas sobre las obras de consolidación dirigidas por Torres Balbás a principios de la década de 1930 y complementadas por otras de menor entidad proyectadas por Miguel Fisac a comienzos de la siguiente. Sin embargo, tras la voluntad demostrada por el CSIC de potenciar el Instituto mediante un aumento de personal y una dotación de tecnología actual, a fines de la década de 1980 se programó la ejecución de una serie de proyectos cuyo objetivo era la renovación completa de todas las instalaciones (electricidad, alumbrado, suministro de agua, alcantarillado y calefacción), que se habían quedado obsoletas hacía ya bastante tiempo, así como una mejora de los aislamientos térmicos, con objeto de cumplir las nuevas normativas, aumentar el confort y ahorrar energía. Por otra parte, se hizo necesario plantear una actuación contra las humedades de capilaridad, que por el modesto sistema constructivo de tradición andalusí y la proximidad del jardín, afectaba de forma casi generalizada a las partes bajas de los muros del edificio y de manera especial a todas las habitaciones de la planta baja de la casa septentrional. Debido a cuestiones presupuestarias y a la intención de mantener en uso la Escuela durante las obras, se decidió dividir las intervenciones en cinco proyectos sucesivos, que se ejecutaron entre los años 1987 y 1990. Todos ellos fueron redactados y dirigidos por el arquitecto Carlos Sánchez Gómez, excepto el último que fue suscrito por su colega Pedro Ponce de León Hernández. El primero se dedicó a la renovación de la instalación eléctrica, que se diseñó con redes vistas mediante canaletas situadas en la parte alta de los paramentos y mecanismos adosados. Paralelamente, gracias a otros presupuestos complementarios, se instaló una red de telefonía por las mismas canaletas, y se cambió la iluminación, que fue resuelta mediante pantallas lineales de tubos fluorescentes colocados en la parte alta de las paredes, para evitar afectar a los techos de madera. En los patios se sustituyó los faroles artesanales granadinos, que desde 1932 colgaban de los alfarjes de madera, por apliques de forma circular adosados a las paredes. El objetivo del segundo proyecto fue la eliminación de humedades de capilaridad en muros, por medio de la inyección a baja presión de siliconato cálcico a fin de crear una barrera antihumedad. Para evitar las provenientes del riego del Patio de la Fuente, en la base de los muros de las crujías existentes en sus lados oeste y sur se hizo una cámara de aireación ventilada y registrable, con un sistema de drenaje conectado a la red de saneamiento. También se realizó la renovación de instalaciones de suministro de agua y alcantarillado. 273
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El tercero se dedicó a la sustitución de los viejos sistemas de calefacción independientes en cada casa, con calderas de carbón y radiadores de agua, por otro unificado constituido por calderas de gasóleo y fan-coils, con objeto de que en el futuro sirvieran también para la refrigeración. Las tuberías se hicieron vistas, para evitar la apertura de rozas en los muros. El nuevo cuarto de calderas se ubicó en la planta baja de la crujía oeste del patio meridional, donde había un antiguo aseo, cerca del depósito de combustible que se hizo subterráneo en la parata de jardín inmediata a la Cuesta del Chapiz. La finalidad principal del cuarto proyecto fue reformar la carpintería exterior, para conseguir un mayor aislamiento térmico en los huecos de cerramientos, mayor confort y menor coste energético. En las salas principales con arcos en su acceso y puertas de tornos abriendo hacia el exterior, se colocó puertas de vidrio templado Securit, tanto en sustitución de las que tenían unas de 1932 con armazón de madera y vidrios pequeños, como en otras donde no había cerramiento hermético. De este modo se mejoraba la percepción visual de los arcos. También incluía la renovación del empedrado del patio septentrional, que se levantó en la obra previa de supresión de humedades. Se decidió sustituir el colocado por Torres Balbás, ornamentado con dibujos florales, por otro sobre una solera de hormigón, pero sin ningún motivo decorativo, tal como aparecía documentado en numerosas fotografías antiguas (Fig. 69). En el último proyecto se planteó una renovación total de la cubierta, con objeto de mejorar su aislamiento térmico y su estanqueidad. Para alcanzar este objetivo, se colocó sobre la tablazón una lámina de plástico, placas de aislante térmico y un tablero aglomerado hidrófugo. Sobre ellos se volvió a poner las tejas reutilizadas y láminas de cinc en las limahoyas. Una vez terminados estos proyectos la Casa del Chapiz mejoró notablemente su habitabilidad y su capacidad para albergar un moderno Instituto de Investigación, sin haber cambiado prácticamente nada la imagen exterior del edificio consolidada sesenta años antes. La apariencia interna sí fue modificada por la reubicación de usos, la eliminación de intervenciones precedentes poco afortunadas y el empleo de nuevos materiales. La tabiquería que había subdividido en tres ámbitos varias de las salas principales fue sustituida por mamparas de vidrio trasparente con armazón de madera, de modo que se recuperó en gran medida la percepción unitaria de las estancias, sin perder las ventajas de los despachos individualizados. Esta intervención fue más impactante en la sala principal alta de la crujía este de la casa meridional, pues al retirarse los falsos techos de escayola se pudo ver de nuevo su armadura en toda su extensión. Al mismo tiempo, con el asesoramiento de Antonio Almagro Gorbea, arquitecto e investigador de la EEA, se procedió a reubicar todos los aseos, pues se eliminaron los existentes donde en ese momento se instaló la caldera y en la segunda planta de la misma crujía, en la habitación que se habilitó como cafetería, y se sustituyeron por otros nuevos en la entreplanta ubicada debajo de ésta, que se había quedado inaccesible 274
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tras las obras de Torres Balbás en 1930-32. Para remediar esta situación se hizo una escalera de bajada desde la galería norte. Además, se colocó otro aseo en el espacio existente bajo la escalera de dicho patio, con acceso desde el extremo este del pórtico norte del mismo. En la casa septentrional se desmontaron los aseos que estaban en el actual despacho pequeño de investigadores situado en la planta alta de la crujía oeste. Se trasladaron al espacio existente bajo la escalera, en el lado este del patio, que se quedó libre al desmontarse la antigua caldera de la calefacción de esa casa allí ubicada según proyecto del año 1942 (Fig. 70). Por otra parte, la nueva ubicación de la Biblioteca en la planta baja de la casa septentrional, pensando en una atención directa al público, implicó desmontar los armarios de obra y el mobiliario instalados inicialmente en el año 1932 en la sala alta oeste de la crujía común a las dos casas. La nueva sala de lectura se ubicó justo debajo de la antigua, pero el tabique que la separaba del Salón de Actos se cambió por otro móvil, para permitir la opción de unir ambos espacios cuando la ocupación de aquel sobrepase su aforo normal, establecido en unas 70 plazas. Los depósitos de libros y de revistas se ubicaron en las salas de las crujías norte y este, respectivamente, mediante el sistema de armarios compactos. Para ello se cerraron ventanas que se abrían hacia el patio de la Fuente en el testero oriental de la primera y en el mismo lado de la segunda. El despacho de bibliotecarias se instaló en la sala sur del lado occidental, 275
Fig. 69: Vista del patio norte (foto A. Orihuela).
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mientras que en la sala norte del mismo se puso la conserjería, dotada de un almacén anexo, y comunicada por una ventana de nueva apertura con el zaguán. De este modo se reforzaba la entrada al recinto por la puerta del antiguo adarve con acceso desde la placeta del Peso de la Harina, que la costumbre había consolidado desde hacía bastantes años en detrimento de la entrada principal establecida en 1932 por la cancela de la Cuesta del Chapiz, que permanecía en desuso. En el año 1994 la inminente necesidad de aumentar la capacidad de almacenaje de libros, provocó que se colocasen nuevos armarios para este fin en la Sala de Lectura y el Salón de Actos, así como en las dos grandes salas de la planta alta de la crujía común. Fueron construidos con madera y puertas correderas de vidrio con carpintería de aluminio anodizado, según un modelo diseñado por Antonio Almagro Gorbea en el año 1986, como ejercicio práctico en las oposiciones a la plaza de Titulado Superior Especializado en Arquitectura Islámica, adscrita a la Escuela de Estudios Árabes. Al mismo tiempo que se realizaron estas intervenciones de modernización también fue necesario hacer una importante consolidación estructural, por el ataque de carcoma, en el pórtico y la galería del lado este del patio meridional, que fueron construidos de acuerdo con el proyecto de 1931 de Torres Balbás. Hubo que sustituir varias vigas y tres pies derechos. Como consecuencia de estas reparaciones, algunos de los semibalaustres que tuvieron adosados esos pies derechos fueron retirados. Posteriormente, en el año 2004, las canaletas de la nueva instalación eléctrica fueron aprovechadas para crear una red informática de comunicación dotada de un servidor, que se colocó en el altillo situado sobre la escalera en la crujía este de la casa meridional. XIII.1.4. Las obras de reforma con motivo de la celebración del 75 aniversario de la fundación de la EEA La preparación de los eventos conmemorativos del 75 aniversario del inicio de actividades de la EEA en noviembre de 2007 han llevado consigo una importante inversión en obras y mobiliario, con objeto de modificar el sistema de acceso, mejorar la imagen de las fachadas exteriores, del patio meridional y de las paratas de jardines de su entorno inmediato, actualizar el equipamiento del Salón de Actos y aumentar el número de aseos vinculados al mismo. Para ello se redactaron dos proyectos de obras por la arquitecta Noemí Cruz Orantes, que tuvieron una tramitación muy compleja para conseguir la autorización de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, dado el carácter de B.I.C. del edificio. Por primera vez fue necesaria la realización de intervenciones arqueológicas: análisis estratigráfico murario de las fachadas exteriores, seguimiento arqueológico de las obras en el patio meridional y sondeos en la parata alta del jardín situado junto a la Cuesta del Chapiz. Las dos primeras 276
La Casa del CHAPIZ ANTONIO ORIHUELA UZAL
fueron dirigidas por el arqueólogo José M. Torres Carbonell y la última por su colega Francisco Javier Domínguez Muñoz. Se reorganizó el acceso a la EEA, que desde entonces se hace por la cancela del antiguo “Carmen del Chapiz” existente en la Cuesta del mismo nombre, quedando la entrada desde el Peso de la Harina reservada a la vivienda del conserje. Este cambio motivó el traslado de la conserjería desde el patio norte al extremo sur de la crujía este del patio meridional. Se reparó los muros de contención de las paratas de los lados oeste y sur de dicho patio y fueron instaladas luminarias de diodos en algunas escaleras y pretiles. También se cambió todas las luminarias de ambos patios y del Salón de Actos. Para resolver el problema de la escasa evacuación de aguas pluviales del patio sur se colocó un imbornal continuo de piedra caliza gris de Sierra Elvira alrededor de los cuatro lados de la alberca (Fig. 62). Así mismo, el pavimento de tierra compactada se sustituyó por otro de solera de hormigón pobre, rebajando ligeramente el nivel del patio hasta situarlo unos 15 cm por debajo del correspondiente a los pórticos. En las zonas donde se encontraban las desaparecidas crujías sur, y parcialmente la oeste, se elevó el pavimento de éstas para conseguir la misma diferencia de niveles y mostrar de forma más evidente que se trataba en su origen de zonas construidas. Torres Balbás había dejado los cimientos que encontró correspondientes a la mitad oriental del pórtico sur sobre277
Fig. 70: Galerías del patio norte (foto A. Orihuela).
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saliendo sobre el nivel del patio, pues la otra mitad había desaparecido al rebajarse el nivel del cuadrante suroeste del mismo, después de los hundimientos de las crujías colindantes poco después de mediar el siglo XIX. Sin embargo, para evocar el volumen de las edificaciones perdidas solo propuso las pantallas de cipreses, sin indicar nada en el pavimento. Con la sutil elevación realizada ahora se facilita la comprensión de esta idea. No obstante, el desmesurado crecimiento del tronco de los árboles, que nunca han sufrido las imprescindibles podas requeridas para cumplir la función por la que fueron plantados, interrumpe en algunos puntos la alineación de la crujía oeste (Fig. 71). En el muro del jardín hacia el Camino del Sacromonte fueron abiertos los vanos con arco carpanel que habían quedado cerrados por tabiques de ladrillo desde su creación en las obras de 1932, protegiéndose por una malla metálica que permite las vistas en dirección al Generalife. Paralelamente, se procedió a la renovación del mobiliario de las dos grandes salas de la planta alta de la crujía común a las dos casas, destinadas a investigadores invitados y Sala de Juntas. Ambas mantenían todavía el original de 1932, con generosas escuadrías de madera y diseño muy sobrio. En el Salón de Actos también se sustituyó el mobiliario, colocado a principios de la década de 1990, se dotó de nuevos equipos de megafonía y proyección, y de una decena de lámparas de pie como complemento a las luminarias indirectas ubicadas junto al techo que, por el tono tan oscuro del alfarje, reflejaban muy poca luz. La ejecución del segundo proyecto se retrasó hasta el año 2009 y tuvo por objeto hacer una sala subterránea en la parata alta del jardín existente junto a la Cuesta del Chapiz, para trasladar la máquina refrigeradora, que estaba sobre dicho jardín desde su puesta en servicio dos años antes, así como la caldera de la calefacción. En realidad, esta sala de climatización constituía una ampliación del espacio donde se encontraba oculto el depósito de gasóleo, que fue trasladado a otro espacio subterráneo de nueva creación ubicado unos metros más al sur dentro de la misma parata. En el antiguo cuarto de calderas, situado en la planta baja de la crujía oeste de la casa meridional, se construyó unos aseos adaptados a minusválidos, con un vestíbulo común y dos cabinas, destinados principalmente al servicio de las actividades del Salón de Actos. XIII.2. MODIFICACIONES EN LOS JARDINES A lo largo del tiempo los jardines han sufrido pocas transformaciones, salvo las que han tratado de mejorar su funcionalidad o corregir algunas deficiencias de sus instalaciones o de los muros que los delimitan. En la primavera del año 1949 se derrumbó el muro de cerramiento este de la parcela, medianero con las Escuelas del Ave María, debido a las filtraciones de agua procedentes del Camino del Sacromonte y a la falta de espesores adecuados. En realidad actuaba como muro de contención, pues el nivel de las tierras en las citadas Escuelas era bastante más alto 278
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que en los jardines de la EEA. El mismo arquitecto que realizaba entonces unas obras de reforma y reparación en la Casa del Chapiz, Miguel Olmedo Collantes, redactó el correspondiente proyecto de reconstrucción, que por la lenta tramitación administrativa no fue ejecutado hasta los últimos meses de 1950 y comienzos del siguiente23. Durante ese tiempo se pudo acceder libremente a los jardines de la Escuela, produciéndose graves deterioros en ellos24. Se construyó un nuevo muro de contención de mampostería con paramento interior vertical y talud hacia el exterior. El resto del alzado se realizó con tapia compuesta por machones y encintados de fábrica de ladrillo y jarcias de hormigón. El siguiente episodio en la extensa historia de los derrumbamientos de muros y edificaciones en la Casa del Chapiz se produjo a mediados del mes de mayo de 1971, cuando se desplomó un tramo del antiguo muro de contención de tapias de tierra y cal que separaba la parcela de la EEA respecto a la ubicada en una cota inferior en dirección sur, perteneciente también a las Escuelas del Ave María. Afortunadamente, no hubo víctimas personales25. Las obras se debieron de hacer según los plazos normales, pues a mediados del año siguiente se aprobó el abono de los honorarios al arquitecto y aparejador que dirigieron la intervención26. Pocos años después, en 1977, se produjo el hundimiento de otro tramo del mismo muro, debido al deterioro que producían las filtraciones 279
Fig. 71: Galerías del patio sur (foto A. Orihuela).
23. Miguel Olmedo Collantes. Proyecto de obras de muro de contención y cerca en la Escuela de Estudios Árabes de Granada. Granada, 1949. Archivo de la EEA. 24. Carta de Luis Seco de Lucena al Secretario General del CSIC, de 14 de abril de 1949. Archivo de la EEA. En ella informa que después del derrumbamiento “se puede penetrar libremente en los jardines de esta Escuela cuyos cuadros de flores y plantaciones están destrozando los individuos que habitan en los contornos y que, en su mayoría son gitanos y gente de mal vivir“. 25. Carta de Luis Seco de Lucena a Ángel González Álvarez, Secretario General del CSIC, de 21 de mayo de 1971. Archivo de la EEA. 26. Oficio del Secretario General del CSIC, Ángel
La Casa del CHAPIZ ANTONIO ORIHUELA UZAL
González Álvarez, al Director de la EEA, de 9 de junio de 1972. Archivo de la EEA. 27. Factura presentada por Rafael García Serrano, Construcciones, con fecha 31 de diciembre de 1977. Archivo de la EEA. 28. Véase capítulo II, p. 37. 29. Hay constancia de estas guardias en los veranos de 1943 y 1944 a cargo de Antonio Gómez y Francisco Sola Sánchez, respectivamente, a razón de 2 días cada mes. Archivo de la EEA. 30. Oficio del Director de la EEA al Secretario General del CSIC, de 6 de junio de 1960, adjuntando el presupuesto del fontanero Antonio Moreno Rubio para la reparación de la tubería de conducción de agua a los estanques del jardín. Archivo de la EEA. 31. Informe del Director, Darío Cabanelas Rodríguez, ofm., al Secretario del Patronato “M. Menéndez Pelayo”, de 11 de diciembre 1972, sobre necesidades presupuestarias para 1973, Apartado VII. Archivo de la EEA. 32. Relación de obras efectuadas en el año 1974, epígrafe 13, pág. 3. Archivo de la EEA.
de riego de la jardinera colocada sobre su coronación. Corresponde al sector situado ante los dos primeros cuadros de vegetación a contar desde la casa meridional. Fue reconstruido según proyecto del arquitecto Francisco Prieto-Moreno Pardo. Con objeto de evitar el empuje del terreno, se creó un sótano con unas dimensiones interiores de 22,87 m de largo por 1,92 m de ancho, con su correspondiente escalera de acceso, techado con un forjado de viguetas de hormigón pretensado y bovedillas cerámicas. Esta solución permitió reconstruir la citada jardinera, en este tramo inicial del muro, pero se eliminó en las restantes tres cuartas partes del mismo, para evitar nuevos siniestros27. Sin embargo, no se rehizo el banco de ladrillo situado en el pretil del muro caído, que era el de ubicación más occidental de los tres construidos cuando se ejecutó el diseño inicial del jardín (Fig. 72). Un problema permanente, del huerto primero y de los jardines después, ha sido el suministro de agua para el riego, que desde la época medieval ha llegado procedente de la Acequia de Aynadamar, aunque como ya se ha indicado anteriormente28, desde del año 1605 también se contó con la proveniente de las minas de Rabel. No obstante, al crearse los modernos jardines en la década de 1930, el abastecimiento procedía exclusivamente de la citada acequia. Por esta razón fue necesaria la inclusión en la plantilla de personal de un cañero para cuidar y distribuir el agua, utilizada al mismo tiempo para bebida y riego. Este puesto fue ocupado por Fernando Rodríguez Braojos (1938-1951) y en la década de 1950 por Félix Muñoz Martín y Emilio Gámez Muñoz. La tarea de uso y defensa de los derechos del agua era completada por guardas que en determinadas fechas del verano, cuando le tocaba el turno a la Casa del Chapiz, controlaban los cauchiles y ramales de la conducción propia durante el día y su noche correspondiente29. A partir del año 1945 se produjo un cambio importante al conectarse la Escuela de Estudios Árabes a la red municipal de agua potable, que llegó ese año a la Cuesta del Chapiz. Este nuevo suministro permitía complementar al antiguo en caso de necesidad, pero tenía el grave inconveniente del aumentar mucho el costo. Por otra parte, en la década de 1950 dejó de usarse el agua de la Acequia de Aynadamar para consumo humano, lo que provocó el descuido progresivo de su vieja red de distribución. Por esa razón en 1960 se produjo la sustitución de las tuberías de conducción de agua a las albercas que daban riego a los jardines, que eran de atanores y estaban atoradas y rotas por las raíces de los árboles, por otras de hierro galvanizado30. A fines del año 1972 el sistema de riego del jardín, puesto en marcha casi cuatro décadas antes, debía de estar en desuso al haberse colmatado de barro sus conducciones de distribución interna de atanores cerámicos. Se regaba transportando el líquido en cubos desde una de las albercas, lo que requería muchas horas de trabajo31. Por ello, en 1974 se colocó una nueva red de tuberías de hierro, con cuatro bocas de riego, y se sustituyó los atanores por tubos de fibrocemento para irrigar los cuadros32. Al instalarse el actual sistema de riego por goteo, se han reutilizado dichos tubos para introducir dentro las modernas tuberías de polietileno, en su 280
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paso bajo los paseos del jardín. Por otra parte, el gran gasto que suponía el riego de los jardines exclusivamente con agua potable desde comienzos de la década de 1970, provocó solicitudes de la dirección de la EEA a varios alcaldes de Granada de subvenciones en el precio de aquella33, lo que fue concedido en determinados periodos hasta la transferencia del servicio a Emasagra en 1982. Ante la carencia de un almacén de aperos de jardinería, en el año 1995 se construyó en el espacio trapecial situado en el extremo de la parata intermedia una caseta, que después ha sido ampliada en dos ocasiones. A fines de la década de 1990 se cortaron algunos de los cipreses situados en la rampa de acceso al aparcamiento, pues dificultaban el paso de los vehículos por su excesivo crecimiento. No obstante, después de haber transcurrido setenta años desde su plantación, el jardín de la Casa del Chapiz había alcanzado un grado de envejecimiento y deterioro que hizo necesaria la redacción de un Proyecto de Rehabilitación por el arquitecto Luis Ramón-Laca, especialista en jardinería histórica34. Tras levantar el primer plano detallado del mismo, detectó la presencia de 173 árboles y arbustos, pertenecientes a 48 especies vegetales distintas, lo que indica una diversidad de tipo medio, con cierta pobreza en lo referente a las plantas de flor a excepción de las rosas. La especie más abundante es el ciprés (Cupressus sempervirens L.) con 52 ejemplares, seguidos del naranjo (Citrus aurantium L.) y de la yuca (Yucca aloifolia L.) 281
Fig. 72: Jardín de la Casa del Chapiz. Vista tomada hacia poniente (foto A. Orihuela).
33. Carta del Director de la EEA, Darío Cabanelas Rodríguez, ofm., al Alcalde de Granada, de 11 de abril de 1973, solicitándole una subvención a las facturas del agua potable destinada al riego del jardín como se había hecho en tiempos del anterior Director, Luis Seco de Lucena. Archivo de la EEA. 34. Luis Ramón-Laca Menéndez de Luarca. Op. cit., 2003.
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con 29 y 8 ejemplares respectivamente. Sólo se consideró como ejemplar de gran valor un enorme arbusto de arrayán común (Myrtus communis L.), único de su especie existente en la Casa del Chapiz, ubicado en el cuadrante sureste del primer cuadro del jardín de la parata baja. Únicamente se ha ejecutado una parte de las propuestas del proyecto, que se han centrado en las zonas inmediatas a los edificios y en la parata inferior del jardín, no habiéndose actuado en la superior del antiguo huerto ni en la intermedia, dedicada a aparcamiento de la EEA. En el patio meridional se ha cambiado los setos de boj existentes en ambos lados largos de la alberca por dos mesas de arrayán, con objeto de adecuarse mejor a lo que era habitual en la Granada nazarí y morisca, prescindiéndose de los naranjos que había en ambos extremos de cada uno de aquellos. Por otra parte, se han eliminado los setos de ciprés existentes en las paratas colindantes con la Cuesta del Chapiz por el daño que estaban causando en los muros inmediatos. En el jardín de la Fuente se ha plantado setos de arrayán, de los que carecía, alrededor de los cuatro parterres35. Los árboles de diversas especies, que había distribuidos de forma irregular en el interior de aquellos, se han sustituido por un único naranjo en el centro de cada uno. En la parata baja se han saneado los siete cuadros de setos de boj existentes, rebajando su altura a unos 50 cm, prácticamente la mitad de la que tenían, con objeto de permitir el cultivo de plantas anuales de flor en el interior de los parterres con un soleamiento adecuado. No se han ejecutado las propuestas que podían resultar más polémicas como la sustitución de los enormes cipreses de la crujía oeste del patio meridional por setos conformando muros y por pilares recortados de la misma especie de sólo 2,50 metros de altura o la eliminación de la arquería de ciprés situada a la entrada de la parata inferior del jardín.
35. Aunque en la plantación inicial de este jardín parece que se colocó setos de boj, éstos debieron de malograrse y de ser retirados con posterioridad. Véase “Presupuesto para la transformación del jardín de la Escuela de Estudios Árabes de la Casa del Chapiz. 14 de octubre de 1935. Manuel Sánchez”. Archivo de la EEA.
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MODO RESUMEN
A DE
Hemos partido de la hipótesis de que la Casa del Chapiz fuese el resto de una antigua almunia nazarí que ocupaba la esquina sureste del Arrabal del Albaicín, compuesta por cuatro terrazas con cultivos de regadío y una mansión ubicada en la más elevada de aquellas. La documentación conservada a partir del año 1525 indica que la casa era habitada por la familia del morisco Hernando López el Ferí y la finca se había visto reducida solo a la terraza superior. Constaba de dos patios o núcleos residenciales cerrados diferentes, que tenían sus accesos en un mismo adarve y compartían la crujía situada entre ambos. El septentrional tiene las características tipológicas, constructivas y decorativas comunes a las numerosas casas conservadas de los moriscos granadinos, mientras que el meridional posee peculiaridades que lo asimilan a las grandes mansiones o palacios nazaríes. Tras el fallecimiento de Hernando en 1557, su hijo Juan debió de quedarse en el núcleo norte, mientras que su yerno Lorenzo el Chapiz heredaría el núcleo sur, donde realizó importantes obras que, posiblemente, quedaron inacabadas. Después de la rebelión de los moriscos de 1568-1570, la casa fue incautada por Felipe II, quien la cedió al cabo de pocos años a su secretario Juan Vázquez de Salazar, terminando integrada en el Patronato de Salazar, dedicado a fines benéficos. A partir de entonces fue arrendada y su mantenimiento debió de ser muy escaso. A mediados del siglo XVIII, cuando ya estaba en situación casi ruinosa, fue dada a censo perpetuo a la Real Compañía de Fábricas y Comercio de Granada, que la restauró y 283
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adaptó para instalar una industria textil sedera. No obstante, la actividad fue breve, pues cesó en 1770. La casa volvió a ser objeto de arrendamientos y sirvió de alojamiento a familias cada vez más modestas, abandonándose su conservación. Sin embargo, su notable valor artístico provocó que fuera dibujada por los viajeros románticos que llegaron a Granada desde los inicios de la década de 1830, y que algunos de sus elementos fuesen objeto de atención por los eruditos locales. Antes de los hundimientos de partes importantes del edificio, a mediados del siglo XIX, algunas de estas piezas fueron retiradas y después donadas a museos. Al mismo tiempo empezó a aparecer descrita en las Guías artísticas de la ciudad y a ser estudiada por los historiadores del arte. El interés por su conservación provocó su declaración como Monumento Arquitectónico Artístico en 1919, así como la adquisición por el Estado de la casa una década después y, posteriormente, de la huerta el siguiente año. La restauración de la Casa del Chapiz por Torres Balbás, arquitecto conservador de la 6ª Zona artística en que se dividió el país, realizada entre 1929-1932, garantizó la pervivencia de la edificación y la embelleció con unos extensos jardines de nuevo trazado. El edificio fue destinado a sede de la recién creada Escuela de Estudios Árabes, que inició sus actividades en noviembre de 1932 y aún permanece aquí. Desde entonces se han venido realizando numerosísimas obras de mantenimiento y adaptación a las diversas actividades desarrolladas. Éstas fueron inicialmente docentes, investigadoras y residenciales, al establecerse la actividad académica en torno al patio meridional y la Residencia de becarios marroquíes en el septentrional. Desde 1945, al crearse la Casa de Marruecos en el vecino Carmen de la Victoria, el patio norte vio disminuido su nivel de utilización, pues los alumnos dormían en la nueva residencia, aunque las demás actividades seguían desarrollándose en éste. Después de la independencia de Marruecos, en el año 1956, permaneció muchos años con escaso uso. La consolidación de la Escuela de Estudios Árabes como instituto de investigación del CSIC, a comienzos de la década de 1980, con nuevo personal propio y buenas dotaciones presupuestarias, permitió la renovación de sus instalaciones para conseguir mejorar la funcionalidad y el confort, adaptándolo a las nuevas tecnologías. El proceso de renovación ha finalizado con las recientes obras de mejora realizadas con motivo de la celebración del 75 aniversario de la Escuela en el año 2007. Todo ello se ha logrado sin modificar la imagen ni el ambiente extraordinariamente bello creado gracias a la admirable intervención del introductor de la restauración científica en España, D. Leopoldo Torres Balbás.
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APÉNDICE OBRAS MENORES Y MAYORES REALIZADAS EN LA
CASA DEL CHAPIZ (1932-2010) Antonio Orihuela Uzal
1.- OBRAS MENORES 1932, 5 DE DICIEMBRE. Factura de R. Casado, [Almacenes de carbones minerales], por 20 quintales de antracita para la calefacción de la Escuela de Estudios Árabes. Importe: 135 Pts1. 1932, 12 DE DICIEMBRE. Cuenta justificada de 15.000 Pts. para Instalación de la Casa del Chapiz de Granada. Relación de 10 facturas pagadas a diferentes empresas por el equipamiento realizado, con la firma del Director-Técnico de la Escuela, Emilio García Gómez, y el Vº. Bº. del Arquitecto-Director, Leopoldo Torres Balbás: 1. En el importe de todos los documentos resumidos en este Apéndice se ha prescindido de los céntimos.
- Suministro de cuatro mesas de madera de pino y treinta sillas con asiento y respaldo de madera para las clases, por José Rodríguez. - Amueblamiento de la Sala de Conferencias, Biblioteca, Sala de Juntas, Dirección y Secretaría, por J. Martínez Herrera. - Tapetes de soga para la Sala de Biblioteca y de Estudios, un tapiz y una alfombra, por Nicolás Casares. - Cuatro faroles de diversos tipos por Fernández Estévez Hnos. - Construcción e instalación de armarios y trabajos de carpintería por Miguel Quijada. - Instalación eléctrica por José Robles Fonseca. - Instalación de tuberías [para calefacción], por José González Rodríguez. - Instalación de radiadores Lawson y tuberías de plomo, por Compañía Española de Electricidad y Gas Lebón.
- Ocho faroles Marroquíes, por Fernández Estévez Hnos. - Suministro de estufas tortuga, por Antonio González Ortega [Ferretería “La llave de oro”]. 1932, 28 DE DICIEMBRE. Factura de José Rodríguez, Talleres de ebanistería, por 16 puertas de pino barnizado color nogal para la Biblioteca, con 32 metros de tela metálica. Importe: 897 Pts. 1933, 30 DE JULIO. Factura de Manuel Sánchez, [Jardinero], por plantas para el jardín de la EEA y jornales efectuados en el mismo. Importe: 845 Pts. 1933, 30 DE SEPTIEMBRE. Pago a Juan de Dios Alarcón, [Maestro albañil], a cuenta de la
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La Casa del CHAPIZ APÉNDICE
obra de reparación y cercado que se está efectuando en esta Escuela, por acuerdo del Patronato de la misma, para acopio de materiales. Importe: 5.000 Pts.
terminar y 10 % a los 3 meses del pago del 2º plazo. Importe Total: 6.500 Pts.
1933, 30 DE SEPTIEMBRE.
Factura de Juan de Dios Alarcón por jornales y materiales invertidos hasta el día 17 de febrero, sin meter los gastos de la calefacción. Importe: 3.910 Pts.
Factura de Manuel Sánchez por plantas para el jardín de la EEA y trabajos de jardinería realizados durante los meses de julio y agosto. Importe: 1.057 Pts. 1933, 10 DE OCTUBRE. Presupuesto de J. Martínez Herrera, Fábrica de Muebles, para la Escuela de Estudios Árabes: - 2 Armarios de madera de haya con tela metálica en las puertas para la Biblioteca. - 1 Frente de armario con cuatro puertas de tableros y tela metálica para libros. - 1 Estante para revistas en madera de haya. - 2 Bancos de madera de pino de tres metros de largo. - 2 Bancos de madera de pino sin respaldos de 150 cm de largo. Importe: 1.700 Pts.
1934, 17 DE FEBRERO.
1934, 31 DE MARZO. Factura de Juan de Dios Alarcón por obras de albañilería durante los meses de enero y febrero de 1934. Importe: 873 Pts. 1934, 31 DE MARZO. Factura de Manuel Sánchez por arreglo del Jardín de la Escuela de Estudios Árabes desde el 5 de marzo al 5 de abril de 1934. Plantación de 156 rosales, 2.000 pensamientos, 1.200 claveles, 1 ciprés, 1.100 plantas María Salada, 400 godelias, 3 jazmines, 3 celestinas, 800 gilosofía (sic), 450 plantas variadas, 8 cargas de mantillo y 12 de estiércol. Importe: 1.212 Pts.
1933, 10 DE NOVIEMBRE.
1934, 30 DE JUNIO. Factura de Juan de Dios Alarcón por jornales, materiales, 90 sacos de cal hidráulica y seguro en los meses de mayo y junio de la obra de la Escuela de Estudios Árabes. Importe: 3.150 Pts. 1934, 19 DE SEPTIEMBRE. Presupuesto de Emilio Ruiz para la pintura de la calefacción de la Escuela de Estudios Árabes: 14 radiadores, con un total de 220 elementos, y 225 m de tubos, con una mano de gris y otra de aluminio plata, así como la caldera pintada a bomblafina (sic). Importe: 276 Pts. 1934, 25 DE DICIEMBRE. Factura de Juan de Dios Alarcón por jornales, materiales (arena, cal hidráulica, cemento Landfort, ladrillos, piedras finas, una fuente de piedra de Sierra Elvira, etc.) y seguro de los meses de julio a diciembre en la obra de la Escuela de Estudios Árabes. Importe: 2.539 Pts. 1935, 31 DE JULIO
1934, 4 DE ABRIL. Notificación del Excmo. Ayuntamiento de Granada requiriendo el pago de 1.521 Pts. por obras de renovación de cañerías, de suministro a la Casa del Chapiz, efectuadas en la Calle Blanqueo Viejo, en los años 1931 y 1932. 1933, 31 DE DICIEMBRE. Factura de Erebus, S.A., Calefacción-Ventilación, con sede en Barcelona, por la instalación de calefacción para los diversos locales de esa Escuela. A pagar: 40% al comenzar, 50% al
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Presupuesto para obras en la Casa del Chapiz del albañil Juan de Dios Alarcón: “Vaciar de cascajo el patio y ponerle una Fuente con cuatro paseos de piedra fina y ponerle agua a la fuente. Arreglo de la escalinata del jardín y arreglar los muros, empedrado de la misma. Levantar un muro de contención que mide 42 m por 2 m de altura”. Importe: 5.450 Pts.
Oficio del Secretario del Ayuntamiento de Granada al Director de la EEA, con el siguiente requerimiento: “Encontrándose en la actualidad gran parte de los algibes (sic) públicos enclavados en los Distritos del Albayzín y la Alcazaba sin agua para el abastecimiento, como así mismo las tinajas que existen en los finales de los ya referidos Distritos y teniendo esta Corporación Municipal que velar por el vecindario en evitación de un grave conflicto atentatorio a la salud pública, se le requiere a V. para que acceda al taponado
La Casa del CHAPIZ APÉNDICE
del tomadero de la finca de su propiedad en días alternativos y hasta tanto se resuelve la presente sequía”. 1935, 14 DE OCTUBRE. Presupuesto de Juan de Dios Alarcón para las obras de reformas de la “Escuela Árabe casa del Chapiz”: “Desmonte de tierras en la parte alta del jardín. Continuar el muro. Basiar (sic) de cascajo el estanque árabe y repartir las tierras en la parata de abajo. Ponerle agua a dicho estanque con tubería de rocalla (sic) con 10 centímetros de diámetro que mide 65 metros. Quitar una rampa y estender (sic) los escombros en la parata y lebantar (sic) un troso (sic) de muro. Completar de bóbeda (sic) la habitasión (sic) del orno (sic) y solarla y terminar de solar otra al lado. En el piso de arriba poner unos bastidores para cristales y cristales de barias (sic) ventanas (sic). Colocasión (sic) de dos puertas y arreglo de un troso (sic) de solería que está bufada. Pintura. Marmolista”. Importe: 6.399 Pts. 1935, 14 DE OCTUBRE Presupuesto Manuel Sánchez para la transformación del jardín de la Escuela de Estudios Árabes: “50 cipreses de 1,50 a 1,75 m de altura para repoblar en varios sitios. 60 id. para la Glorieta, para ponerlos a 40 cm de distancia. 65 id. a un metro de distancia, para el muro del Estanque, al que está enterrado. Boje para el Patio de la Fuente que mide 100 metros y que tenga una altura de 25 a 40 cm. 5 naranjos en maceta. 1 acacia de bola. 20 macetas de hiedra. 20 jazmines. 22 bolas de boje para maceta. 100 macetas del nº 7 y 8. 78 plantas variadas
para macetas. 200 caños de 11 cm de luz, para los pasos de riego en la reforma. Mano de obra, para transformación y plantación. Importe: 1.789 Pts. El trabajo se pagó el 30 de noviembre de 1935. 1936, 1 DE FEBRERO. Factura de Juan de Dios Alarcón, Albañil, por trabajos realizados en la Escuela de Estudios Árabes durante los meses de noviembre de 1935 a enero de 1936. Importe: 6.947 Pts. 1936, 4 DE MAYO. Presupuesto de Francisco Pérez Gámez, [Empedrador], para hacer 250,50 m2 de empedrado artístico y 41,50 m2 de empedrado basto, en la Escuela Arave (sic). Se adjunta un boceto muy esquemático. 1936, 30 DE MAYO. Presupuesto del jardinero Manuel Sánchez Solano “para la reforma fuera del jardín de la Escuela Árabe”: 96 rosales trepadores, 78 cipreses, 16 jazmines, 68 frutales 1ª variados, 20 peones para postura de los mismos, 30 almendros para la parata de los dos estanques”. Importe: 710 Pts. 1937, 10 DE ABRIL. Factura de Fajalauza, Fábricas de loza vidriada y cacharrería H. de M. Morales, Casa premiada con medalla de plata en la Exposición Internacional de Bruselas en 1910. Camino de San Antonio, núm. 44, por: “1 alcarraza grande. 6 id. en verde. 5 porta-macetas nº 5 en verde. 1 id. grande en barro. 1 id.
alto (averiado) de estos se puede disponer de 4 más”. Importe: 114 Pts. 1937, 31 DE MARZO. Factura de Francisco Alarcón, Albañil, por obras de reparación de tapias de la EEA, efectuadas en los meses de enero y febrero. Se utilizaron 250 sacos de cal hidráulica. Importe: 5.315 Pts. 1937, 24 DE ABRIL. Presupuesto del Maestro Albañil Juan de Dios Alarcón para “reconstruir un trozo de muro en la Escuela de Estudios Árabes, casa del Chapiz, que mide 25 metros de línea por 5 de altura y 0.50 m de grueso”. Importe: 2.400 Pts. 1937, 26 DE ABRIL. Factura de Emilio Ruiz por pintura de la madera de las galerías de los dos patios y puertas en la casa del conserje. Importe: 1.053 Pts. 1937, 7 DE JUNIO. Nota de precios de Emilio Ruiz para la pintura de puertas, ventanas, herrajes y bancos de la Escuela de Estudios Árabes: “36 metros cuadrados en puertas y ventanas en el patio de la Fuente, Fachada Chapiz y Fachada Sacro Monte, con tres manos. 5 herrajes de negro. 4 puertas en las clases. 2 bancos con espaldar. 2 id. sin id.”. “Nota: resulta algo más cara esta nota porque el aceite de 2,10 que salía el kilo se cotiza en la actualidad a 5,50 el kilo”. Importe: 239 Pts.
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La Casa del CHAPIZ APÉNDICE
1937, 21 DE JUNIO.
1938, 30 DE NOVIEMBRE.
Factura de Juan de Dios Alarcón, Albañil, por trabajos realizados en la Escuela de Estudios Árabes durante los meses de abril a junio de 1937. Importe: 2.597 Pts.
Factura de Manuel Sánchez por suministro y plantación de 20 cipreses, 10 cupresos (sic) lambertiana, 5 laureles, 10 jazmines y 5 yedras. Importe: 390 Pts.
1938, 28 DE FEBRERO.
1938, 30 DE DICIEMBRE.
Factura de Juan de Dios Alarcón por varias reparaciones de albañilería y blanqueo del Jardín de la EEA. Importe: 243 Pts.
Factura de Eléctrica Robles, Material Eléctrico, por instalación eléctrica con 179 m de tubo Bergmann, 18 portalámparas, 18 conmutadores Gardy, etc. Importe: 861 Pts.
1938, 30 DE JUNIO. Factura de Juan de Dios Alarcón, Albañil, por materiales, retirada de cascajo y mano de obra en la reparación del muro de contención del Jardín de esta Escuela. Importe: 531 Pts. 1938, 31 DE JULIO. Factura de Francisco Alarcón por el blanqueo de toda la tapia de la Escuela, repellos y reposición de solerías. Importe: 360 Pts. 1938, 25 DE OCTUBRE, III AÑO TRIUNFAL. Presupuesto del jardinero (sin firma) por reposición de las plantas perdidas en el año anterior en el jardín del Chapiz: 35 cipreses, 6 almendros y 16 frutales. Importe: 159 Pts.
1939, 20 DE FEBRERO. Factura de Francisco Alarcón, maestro albañil, por la limpieza de los tejados de la EEA, reposición de tejas, repellos, reparación de solerías y ladrillos nuevos. Importe: 1.118 Pts. 1939, 17 DE MARZO, III AÑO TRIUNFAL. Factura de José Robles Fonseca, Electricidad, Mecánica y Calefacción, por “instalación de 15 luces bajo tubo Bergmann con un recorrido de 140 m del mismo, 300 m de hilo vulcanizado, con 2,5 mm2 de sección en líneas y 1 mm2 en derivaciones con sus correspondientes portalámparas, cortacircuitos, interruptores, grapas y cajas de derivación y mano de obra”. Importe: 565 Pts.
1938, 30 DE NOVIEMBRE. Factura de Francisco Alarcón por el blanqueo de dos patios, escaleras y pasillos de la EEA. Importe: 211 Pts.
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1939, 18 DE MARZO, III AÑO TRIUNFAL. Carta de Luis Seco de Lucena Paredes a Ángel Domenech informándole de los preparativos para la celebración del curso de perfeccionamiento de monitores marroquíes musulmanes a celebrar
del 17 de abril al 15 de mayo: “Ya se han comenzado en el edificio de la residencia algunas obras convenientes a la mejor instalación de los alumnos, tales como la construcción de cocinas, lavabos y retretes. Como el edificio es hermosísimo y muy adecuado al destino que se le va a dar, los muchachos quedarán cómodamente instalados”. 1939, 19 DE MARZO, III AÑO TRIUNFAL. Carta de Luis Seco de Lucena Paredes a Fernando Valderrama [Interventor de la Enseñanza Marroquí, en Tetuán], sobre el mismo tema que la carta precedente: “Hemos elegido dentro de la escuela, las salas en que se han de instalar y ya se están acondicionando. Son realmente hermosas y Vd. lo comprobará cuando venga. El dormitorio mide más de 15 metros de largo por cerca de cuatro de ancho. Tendrán una sala de lectura para ellos, con vista sobre la Alhambra, un hermoso comedor, varios retretes y lavabos y hasta una sala para orar”. 1939, S.F. [MARZO]. Presupuesto de Juan de Dios Alarcón para “solar una Nave que mide 65 m. de rasillas de barro. Levantar y replantear retirada de escombros. Solería para el retrete y cuarto de aseo de rasilla de cemento que no hay amarilla solamente encarnada que mide 22,60 m. Levantado replanteo y retirada de escombros. Solería para la cocina de ídem 7,80 m. Tabique del retrete. Una puerta para el mismo. Hornilla con dos fuegos y fregadero de granito y esqueleto de hierro. Colocar los soportes para los cuatro lavabos, la cisterna y la placa turca. 6 m.
La Casa del CHAPIZ APÉNDICE
de tubo de hierro de 10 cm de diámetro para el desagüe de retrete y lavabos. Colocación de los mismos. 12 m tubo de cemento de 10 cm de diámetro. 4 m de 15 de diámetro. 16 metros de zanja para los desagües y arreglo del pavimento de la misma con materiales. Blanqueo. Valor de cuatro lavabos, una cisterna y una placa turca de hierro embreado. Presupuesto del fontanero sin el tubo de plomo, únicamente el estaño y escarpia y mano de obra. Imprevistos”. Importe: 2.239 Pts. Este presupuesto lleva anexo otros dos de la empresa de suministro de tuberías, sanitarios, etc. San José, Torres y López Hnos.: El primero de 15 de marzo de 1939, III Año Triunfal, referente a los aparatos sanitarios; el segundo de 17 del mismo mes, relativo a las tuberías de cemento y a la solería de rasilla encarnada en tamaño 28x14 cm.
la EEA, adjuntando el detalle de la mano de obra en los meses de marzo y abril, así como los albaranes de los distintos suministros de fontanería, pintura, carpintería y materiales de construcción. Importe: 2.483 Pts. 1939, AGOSTO, AÑO DE LA VICTORIA. Presupuesto de Fernández Estévez Hnos. para el suministro de 6 faroles y un aplique de estilo antiguo español, combinados de latón y vidrio, modelo “Marroquí”. Importe: 360 Pts. 1939, 15 DE DICIEMBRE. Factura de Manuel Sánchez, [Jardinero], por 50 bolas de boj, 16 frutales, 17 cipreses y dos peones para la plantación de los mismos. Importe: 255 Pts. 1939, 31 DE DICIEMBRE.
1939, 30 DE MARZO. Factura de la Compañía Española de electricidad y Gas Lebón, Fábrica de Gas de Granada, por colocación de tuberías de plomo: 15 m de 10 mm, 100 m de 20 mm y 5 m de 30 mm. Importe: 355 Pts.
Factura del Administrador del Hospital Militar de Granada por el material servido a la EEA, según orden de 18 de diciembre de 1939 del Intendente General del ejército: 20 camas y mesas de noche, ropa de cama, vajillas, mantelerías, etc. Importe: 4.217 Pts.
1939, 31 DE MARZO. 1940, 5 DE ENERO. Factura de Francisco Alarcón, Albañil, por las obras efectuadas en la residencia de estudiantes musulmanes aneja a esta Escuela, consistentes en reparación de solerías, instalaciones de lavabos y blanqueo. Importe: 882 Pts.
Factura de Antonio Martínez González, Materiales de Construcción, por ladrillos, losetas, yeso, cal hidráulica, arena, etc. Importe: 347 Pts. 1940, 15 DE ENERO.
1939, 15 DE MAYO. Facturas de Francisco Alarcón [Marcos], Albañil, por obras en
Factura de Antonio Merino Vílchez, Pintura y Decoración, por la pintura de todas las puertas y ventanas
nuevas (5 ventanas en el 2º piso) así como otras antiguas y parte del mobiliario. Importe: 271 Pts. 1940, 20 DE ENERO. Factura de Daniel Gutiérrez, Carpintero, por dos puertas de cristales, dos ventanas de cristales, una puerta de tableros, dos ventanas cristaleras con postigos. Importe: 755 Pts. 1940, 21 DE ENERO. Factura de Hijo de M. Ruiz Pozo, Fábrica de Lunas, por 80 cristales de tamaños diversos. Importe: 247 Pts. 1940, 25 DE ENERO. Factura de Muñoz Hermanos, Taller de Hojalatería, por instalación de fontanería de agua caliente desde el termo hasta el aseo, con tubos de hierro y plomo. Importe: 323 Pts. 1940, 31 DE ENERO. Factura de Torres y López H.nos por una bañera, un lavabo, grifos, etc. Importe: 588 Pts. 1940, 10 DE FEBRERO. Factura de Daniel Gutiérrez, Carpintero, por cinco ventanas de cristales, una puerta de tableros, una puerta de cristales de dos hojas. Importe: 635 Pts. 1940, 22 DE ABRIL. “Oferta modificada respecto a la del día 3 del cte. de Erebus, S.A., Calefacción-Ventilación, con sede en Barcelona, relativa a la instalación de calefacción proyectada para parte de su edificio escolar...”
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La Casa del CHAPIZ APÉNDICE
“Caldera de la serie 3, de 2,85 m2 de superficie de caldeo para una producción de 28.500 calorías. 48,67 m2 de superficie de radiación en doce aparatos, con un total de 157 elementos. Tubería de enlace y accesorios hasta 2”. Montaje completo de la instalación y transporte de los materiales”. Importe: 8.000 Pts. 1940, 18 DE MAYO. Factura de Juan de Dios Alarcón, Albañil, por trabajos de albañilería en el local de la Residencia de la EEA, durante 17 días. Importe: 668 Pts. 1940, 14 DE JUNIO. Factura de José Robles Fonseca, Electricidad, Mecánica y Calefacción, por ampliación de instalación eléctrica en la EEA, para siete nuevos puntos de luz, mediante tubo Bergmann. Importe: 408 Pts. 1940, 30 DE JUNIO. Certificado del Director-Técnico de la EEA, Antonio Gallego Burín, para el pago de la manutención de los alumnos marroquíes en el Colegio Mayor San Bartolomé y Santiago. Importe: 4.350 Pts2.
2. La segunda fase de las obras de adaptación para establecer la Residencia Marroquí en el patio septentrional de la Casa del Chapiz, se ejecutaron desde fines de 1939 hasta la primavera de 1940. Por esta circunstancia, las comidas y cenas del grupo de alumnos del Protectorado que, desde el 22 de febrero hasta el 22 de mayo de 1940, hicieron un curso en la EEA, se realizaron en el Colegio Mayor San Bartolomé y Santiago, por carecer aquella todavía de las instalaciones y material preciso para este servicio.
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1940, 18 DE OCTUBRE. Factura de Juan de Dios Alarcón, Albañil, por trabajos de reparación de tejados de la EEA. Importe: 931 Pts. 1940, 20 DE NOVIEMBRE. Factura de Francisco Alarcón, Albañil, por revocos y blanqueos en el exterior e interior de la EEA. Importe: 760 Pts.
Jardín de la Escuela de Estudios Árabes: “6 naranjos Waschiston (sic), 4 mimosas, 2 macetas aspilistras (sic) para la subida de la escalera, 3 Acacias grandes, 12 Cipreses, 50 Golpes de boje para reponer faltas, 12 Macetas variadas”. Importe: 911 Pts. 1941, S.F. [POSTERIOR AL 6 DE FEBRERO].
Factura de Antonio Merino Vílchez, Pintura y Decoración, por pintura de zócalos al óleo y paredes al temple en Biblioteca, Sala de profesores y pasillos, etc. Importe: 903 Pts.
Presupuesto de Manuel Sánchez para la segunda repoblación de la Escuela de Estudios Árabes: “3 Pinos Carrasco grandes, 15 Cupresos (sic) Lambertiana, 1 Peralejo, 1 Magnolio grande, 20 Laureles, 1 Tilo grande, 8 Peones para arrastre y postura de lo mismo”. Importe: 729 Pts.
1940, 30 DE DICIEMBRE.
1941, 5 DE MAYO.
Factura de Fernando Reyes, Plantas y semillas, por 3 pinos, 15 cupresos (sic) Lambertiana, 1 peralejo, 1 magnolio, 20 laureles, 1 tilo, 8 cipreses. Importe: 811 Pts.
Factura de Torres y López H.nos por suministro de 100 sacos de cal y 10 tubos de cemento de 25 cm. Importe: 842 Pts.
1940, 31 DE DICIEMBRE.
Factura de Antonio Martínez González, Materiales de construcción, por suministro de 202 cargas de arena, 1.500 ladrillos blancos y 6 portes de cascajo, efectuados desde el 2 al 9 de mayo. Importe: 586 Pts.
1940, 30 DE NOVIEMBRE.
El Secretario-Administrador de la EEA, Alfonso Gámir Sandoval, certifica que las dos facturas de la casa “Huerta del Cordero”, de 980 Pts y 911 Pts, y la de la casa Fernando Reyes, de 811 Pts, corresponden a las flores y plantas que se han empleado en al repoblación del Jardín de la Escuela, debido a que la sequía del verano pasado produjo la destrucción de la mayor parte del mismo. 1941, 6 DE FEBRERO. Presupuesto de Manuel Sánchez, [jardinero], para la repoblación del
1941, 9 DE MAYO.
1941, 17 DE MAYO. Factura de Antonio Peña Garrido, Abastecedor de materiales de construcción, por suministro de 2.670 ladrillos y 70 carros de arena fina, desde el 5 al 17 de mayo. Importe: 3.850 Pts.
La Casa del CHAPIZ APÉNDICE
1941, 30 DE MAYO. Factura de Manuel Sánchez Solano, Jardinero, por obras en el jardín, enarenando las placetas y paseos, así como reformando y haciendo paseos en la parata, efectuadas desde el 5 al 21 de mayo. Importe: 1.250 Pts. 1941, 30 DE MAYO. Factura de Antonio Merino Vílchez, Pintura y Decoración, por los trabajos efectuados en la Escuela y Residencia de la misma, que consistieron en pintar todos los elementos de madera de las galerías, puertas exteriores y ventanas de todo el edificio. Importe: 1.154 Pts. 1941, 30 DE JUNIO. Factura de Francisco Alarcón, Albañil, por los jornales satisfechos en las obras efectuadas en esta Escuela. Importe: 1.988 Pts. 1941, 28 DE OCTUBRE. Carta de la empresa J. Schneider, S.A., desde Sevilla, al Secretario General de la Universidad Literaria de Granada, sobre la instalación de calefacción en la Residencia de la Escuela de Estudios Árabes. Le comunica que desde hacía varios meses habían tenido que suspender todas las ofertas de calefacción por la imposibilidad de conseguir tubería y radiadores. No obstante, intentaría hacer el proyecto en una semana, procurando resolver el problema retirando materiales de otras obras menos urgentes. 1941, 23 DE NOVIEMBRE. Factura de Antonio Merino Vílchez, Pintura y Decoración, por
los trabajos de pintura efectuados consistentes en: raspado de cal y pintura al temple en el Salón de Conferencias, así como pintura de esmalte en sus puertas y ventanas; pintura al óleo en zócalos y al óleo mate en despacho del Sr. Director; pintura al óleo de las ventanas y puerta de la parte exterior del edificio, así como las rejas de esta misma fachada, etc. Importe: 1.923 Pts.
1942, 15 DE SEPTIEMBRE.
1941, 12 DE DICIEMBRE.
El Secretario-Administrador de la EEA, Alfonso Gámir Sandoval, certifica que las facturas de D. Cristóbal M. López, y la de D. Manuel Sánchez Solano importantes 3.894 Pts y 510 Pts, respectivamente, corresponden a las plantas que se han empleado en la repoblación del Jardín de la Escuela, debido a que la sequía del verano pasado produjo la destrucción de la mayor parte del mismo.
Factura de Manuel Sánchez Solano por el suministro de 5 cupresos (sic) lambertiana, 8 cipreses, 8 plantas de laurel, dos mimosas, 1 tuya gigante, repoblación general de macetas, 1 espiria grande, 2 celindos grandes. Importe: 376 Pts. 1941, 30 DE DICIEMBRE. Factura de Francisco Alarcón, Albañil, por jornales y materiales relativos a las obras efectuadas en la EEA. Importe: 810 Pts. 1942, 23 DE ENERO. Oficio del Director-Técnico de la EEA al Secretario General del CSIC sobre la instalación de calefacción en la residencia de estudiantes musulmanes aneja a la Escuela. Propone la aceptación del presupuesto de la casa Schneider, por importe de 14.560 Pts., por ser la única de las tres concursantes que manifiesta disponer del material suficiente para su instalación inmediata. 1942, 12 DE SEPTIEMBRE. Factura de Manuel Sánchez Solano, jardinero, por 20 días con dos caballerías y un hombre acarreando tierra para la repoblación del Jardín. Importe: 510 Pts.
Factura de Cristóbal M. López, Huerta del Cordero, Horticultura, por 1.572 golpes de boj, 1 peralejo, 124 rosales, 4 cupresos (sic) Lambertiana, 6 ciprés piramidal, 12 rosales trepadores y 25 peones para esta repoblación. Importe: 3.894 Pts. 1942, 20 DE SEPTIEMBRE.
1942, 30 DE NOVIEMBRE. Factura de Guillermo del Rey Morales, Instalaciones eléctricas, por ampliación de la instalación eléctrica en la EEA, para 60 lámparas y 16 enchufes, con su correspondiente cuadro con interruptor y plomo. Importe: 2.527 Pts. 1942, 8 DE DICIEMBRE. Factura de Cristóbal M. López, Huerta del Cordero, Horticultura, por 124 rosales bajos, 4 cupresos (sic) Lambertiana, 6 cipreses, 12 rosales trepadores, 1 peralejo, 2 Júpiter y 8 frutales. Importe: 636 Pts. 1942, 11 DE DICIEMBRE. Oficio del Director-Técnico de la EEA al ingeniero Jefe de la
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La Casa del CHAPIZ APÉNDICE
Jefatura de Industria de Granada, con el siguiente ruego: “Habiéndose instalado en esta Escuela de Estudios Árabes quince estufas de reflector eléctricas, de 600 watios cada una, para la calefacción de la misma, ruego a V.S. se sirva dar las órdenes oportunas a fin de que sea surtida la instalación eléctrica construida para dicho fin, del fluido necesario”.
1943, 6 DE OCTUBRE.
Factura de Miguel Sánchez por transporte de 13 carros del boj del Generalife a la EEA3. Importe: 975 Pts.
Carta-Contrato del Director de la EEA aceptando el presupuesto de 11 de enero de 1943, relativo a la instalación de calefacción central en el edificio de la Escuela de Estudios Árabes, presentado por la empresa Jacobo Schneider S.A., con sede en Madrid. Los materiales (radiadores, caldera, tuberías, etc.) fueron enviados por ferrocarril desde la delegación de la empresa en Sevilla. La última factura de la realización de la instalación fue emitida el 25 de enero de 1944. Importe: 20.173 Pts.
1942, 26 DE DICIEMBRE.
1944, 6 DE JUNIO.
Factura de la Compañía Anónima Mengemor por el 50% del importe del tendido de una línea para suministro de corriente, quedando dicha línea propiedad de la Compañía General de Electricidad. Importe: 1.731 Pts.
Factura de José Carazo Martín, Albañilería, por arreglo y pintura de la fachada y los patios de la Casa del Chapiz, donde están instaladas la EEA y la Residencia Marroquí. Importe: 1.500 Pts.
1942, 15 DE DICIEMBRE.
la Escuela y Residencia Marroquí, ya que en la actualidad se atiende a este servicio con la utilización de un motor, cuyo mantenimiento resulta mas gravoso a los intereses del Centro y cuyo rendimiento es incomparablemente inferior al que se tendrá con la instalación en la forma que se propone en el mencionado proyecto”. El motor elevaba el agua desde aljibe que, como en el siglo XVI, se surtía de la Acequia de Aynadamar. La instalación consistía en una acometida a la red general con tubo de plomo de 25 mm y una red interna de 43 metros de tubo de plomo de 20 mm. Importe: 1.455 Pts. 1945, 30 DE JUNIO. Recibo de pago al Ayuntamiento de Granada en concepto de enganche de contador de agua. Importe: 5 Pts. 1945, AGOSTO.
1945, 3 DE MARZO. 1943, 26 DE JUNIO. Factura de Daniel Gutiérrez por “250 m de tapajuntas agramilado, puntillas, imprimado, colocado en diferentes artesonados y tiempo invertido en el andamiaje”. Importe: 300 Pts.
Factura de Madariaga y Sánchez por conducción de aguas a las albercas, mediante 23 m de tubo de Uralita, 6 m de tubo de plomo, etc., incluidos pólizas y derechos del Ayuntamiento. Importe: 555 Pts. 1945, 14 DE MARZO.
3. En el Acta de la reunión del Patronato de la Alhambra celebrada el 12 de diciembre de 1942 se aprobó la cesión de “varias plantas” de los viveros de la Alhambra al jardín de la casa del Chapiz. Véase: Jesús Bermúdez López “Reflexiones en torno a los primeros años de la Alhambra en la posguerra civil”, en Leopoldo Torres Balbás y la Restauración Científica. Ensayos. Granada, 2013, pp. 235-260. Cita en la p. 257.
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Proyecto de presupuesto que formula el mecánico don Pedro de Madariaga para dotar a la Escuela de Estudios Árabes de la instalación necesaria a los servicios de aguas potables. Carta del Director de la EEA remitiendo el proyecto al Secretario General del CSIC en el que explica que es “de la máxima conveniencia para atender las necesidades de
Primer recibo de Abastecimiento de Aguas del Ayuntamiento de Granada. Tarifa doméstica, póliza nº 1140/45. Importe: 3,60 Pts. 1945, 15 DE DICIEMBRE. Factura de Francisco Alarcón por trabajos de pintura efectuados en la EEA. Importe: 2.532 Pts. 1947, 5 DE FEBRERO. Oficio del Director de la EEA al Secretario General del CSIC, informándole de que la caldera de la calefacción central de la Escuela es de un sistema antiguo y se encuentra en estado defectuoso, que obliga a su constante reparación y a un mayor consumo de combustible, sin obtener el
La Casa del CHAPIZ APÉNDICE
rendimiento normal. Propone la sustitución por otra moderna de la Casa Schneider, que ha montado la calefacción de la Residencia marroquí, con un presupuesto de 9.365 Pts. Una vez ejecutada la nueva instalación, se certificó su recepción el 15/11/1947. 1947, 1 DE ABRIL. Factura de Juan de Dios Mármol, albañil, por blanqueo de escalera y galerías de un patio de la Casa del Chapiz. Reparación de la solería de sardinel de ladrillo del mismo patio; reparación del empedrado de otro patio y del sardinel de los jardines. Importe: 555 Pts. 1949, 3 DE NOVIEMBRE. Factura de Francisco Jorge Suárez por la reparación de los bancos de ladrillo de los jardines de la Escuela. Importe: 135 Pts. 1950, 13 DE ENERO. Carta del Director de la EEA al Sr. Director de la Compañía Telefónica Nacional de España en Granada. Le ruega que de las órdenes oportunas para que el teléfono instalado en la Conserjería sea desmontado del lugar en que se encuentra e instalado en una de las salas del centro. Se trataba de un servicio urgente por la necesidad de proceder a la inmediata demolición del edificio de conserjería, que amenazaba ruina. 1950, 29 DE JULIO. Oficio del Director de la EEA al Alcalde de Granada informándole de lo siguiente: “Al verificarse el corrido de aguas que surte a esta Escuela, por tuberías especiales propiedad de la misma, en el
día de hoy se ha observado la entrada en el aljibe y alberca de inmundicias que demuestran que alguna casa probablemente las de nueva construcción de la barriada de San Luis, han utilizado nuestra cañería para desagüe de sus darros”…“Dada la gravedad que entraña el hecho para la salubridad de las aguas de beber en este Establecimiento me apresuro a comunicarlo a V.I. para su conocimiento, esperando acuerde su más pronta solución”.
solicitando aumento de presupuestos para el año próximo por motivos diversos: “Aquí no es posible prescindir de la calefacción, no solamente porque Granada es muy fría en invierno, sino, además, porque la Casa del Chapiz es verdaderamente inhóspita. Las habitaciones carecen de cielos rasos y por consiguiente, los techos no tienen cámara de aire. Todos, como Ud. recordará, están cubiertos por magníficos artesonados de madera, encima de los cuales están las tejas”.
1951, 7 DE MARZO. 1952, 15 DE FEBRERO. Factura de Manuel Sánchez Solano, jardinero, por 4.000 plantas de aligustre California para la repoblación del Jardín. Importe: 1.000 Pts. 1951, 20 DE MARZO. Carta del Director de la EEA al arquitecto D. Francisco PrietoMoreno. Le informa de la rotura de una de las vigas que sostienen el suelo de la Biblioteca, que se había apuntalado rápidamente, pero requería su reparación urgentísima. 1951, 10 DE OCTUBRE. Carta de Seco de Lucena a Gallego Burín, D. G. de Bellas Artes, indicándole que “se ha quebrado una viga de las que sostienen el piso de la Biblioteca, viga que ha sido apuntalada”. Se trataba de la jácena que sostiene el murete que divide las dos salas principales de la planta alta de la crujía compartida por ambas casas. 1951, 13 DE DICIEMBRE. Carta del Director de la EEA al Sr. D. José María Albareda, Secretario General del CSIC,
Presupuesto de Antonio Merino Vílchez, Pintura y Decoración, para pintar todas las maderas y herrajes de la carpintería exterior y galerías de los patios, así como pintura en la segunda planta. Importe: 6.508 Pts. 1953, 22 DE MARZO. Oficio del Director de la EEA al Secretario General del CSIC exponiéndole las necesidades presupuestarias de la Escuela. De cara al Presupuesto del próximo año 1954, en el Capitulo II indica que “La Casa del Chapiz posee un extenso jardín, uno de los más bellos de Granada, cuya superficie excede de los 5.000 metros cuadrados. Aunque el inmueble tiene propiedad de agua, durante los meses de verano, por causa del estiaje, disminuye notablemente el caudal de la misma y en ocasiones cesa por completo. Para evitar la desaparición de los jardines fue dotada la Casa del Chapiz de agua a presión que en consecuencia no solo se usa para los servicios del centro, sino también, cuando es preciso, para regar el jardín. Esta agua es propiedad del Ayun-
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La Casa del CHAPIZ APÉNDICE
tamiento de Granada al que hay que pagar por su utilización una cantidad aproximada a las 5.000 pesetas anuales”. 1957, 6 DE MAYO. Seco de Lucena le pide por carta al contratista Francisco Alarcón tapar con un tabique de ladrillo, revestido por dentro y por fuera, una de las ventanas (o varias, si fuese necesario) de la tapia del Camino del Sacromonte por haber roto los gitanos su enrejado y utilizarla como vaciadero de porquería y de animales muertos. 1958, 12 DE MARZO. Carta del Director de la EEA a Antonio Gallego Burín, D. G. de Bellas Artes, comunicándole que se ha corrido toda la cubierta de la sala en la que está instalada la Biblioteca. Llamó al arquitecto Ambrosio del Valle, que ordenó apuntalar la citada cubierta. También vio el desperfecto Francisco Prieto-Moreno, arquitecto conservador de monumentos de la 7ª Zona, quién sugirió, como método más rápido para solucionar el problema, que la Dirección General de Bellas Artes asignase unas 50.000 Pts de presupuesto a la Casa del Chapiz, con objeto de reparar la cubierta desprendida y hacer una limpieza y reparación de todos los tejados del edificio. 1958, 17 DE MAYO. Carta del Director de la EEA al Director de la Compañía Sevillana de Electricidad, indicándole que “por haberse desprendido el alero de un tejado de la Casa del Chapiz (Cuesta del Chapiz), en que está instalado este Centro y ser necesario proceder a su inmedia-
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ta reparación por el peligro de nuevos desprendimientos, ruego a V.S. que se digne ordenar que con la mayor urgencia posible se varíe la actual disposición de uno de los cables de energía eléctrica, situados en la fachada del referido inmueble y que impiden a los albañiles efectuar la reparación urgente a que antes me refiero”.
1960, 6 DE JUNIO.
Oficio del Director de la EEA al Rector de la Universidad de Granada indicándole que no existe consignación para abonar la factura de los trabajos que acaba de realizar el maestro de obras Francisco Alarcón.
Oficio del Director de la EEA al Secretario General del CSIC, adjuntando el presupuesto del fontanero Antonio Moreno Rubio para la reparación de la tubería de conducción de agua a los estanques de la EEA de Granada: Sustitución de las tuberías de conducción de agua a las albercas que dan riego a los jardines. Se propone cambiar las existentes de caños de barro, que estaban atoradas y rotas por las raíces de los árboles, por otras de hierro galvanizado de ¾, de 70 m de longitud, enterradas en una zanja abierta en el terreno, de 1 m de profundidad. Importe: 3.715 Pts.
1960, 20 DE MAYO.
1960, 10 DE JUNIO.
Carta del Director de la EEA al Secretario General del CSIC, Rafael de Balbín Lucas. Después de su visita a la Casa del Chapiz, le remite tres presupuestos para facilitar la concesión de una subvención especial para realizar las siguientes obras: repaso de tejados y solerías, blanqueo de fachadas y patios y pintura de las balaustradas de éstos últimos. Aunque se trata de obras menores, si necesitasen dirección de arquitecto propone su encargo a Ambrosio del Valle.
Carta del Director de la EEA al Secretario General del CSIC, Rafael de Balbín Lucas. Le informa de que las raíces de las plantas han inutilizado la cañería de barro que conduce el agua a las albercas, lo que había ocurrido ya en varias ocasiones. Como la reparación costaba tanto como la instalación de una nueva tubería de hierro, para evitar que se perdieran las plantas al quedarse sin riego, había ya ordenado su realización. El presupuesto ascendía a menos de 4.000 Pts. La notificación de aprobación del mismo se recibió el 25/11/1960 y la factura para el pago se emitió el 31/01/1961.
1960, 14 MARZO.
1960, 20 DE MAYO. Oficio del Director de la EEA al Secretario General del CSIC proponiéndole la adjudicación de obras de limpieza y arreglo de cubiertas, así como otros pequeños trabajos de entretenimiento, al maestro de obras Francisco Alarcón Marcos. Importe: 15.018 Pts.
1960, 7 DE OCTUBRE. Carta del Director de la EEA al Secretario General del CSIC, Rafael de Balbín Lucas. Le comunica que por las lluvias de los anteriores inmediatos, las goteras que sufrían desde el
La Casa del CHAPIZ APÉNDICE
pasado año habían aumentado de tamaño y había entrado el agua en despachos y clases, estropeando el mobiliario y algunos libros. Le recordaba también que, después de su visita a la Casa del Chapiz el pasado 20 de mayo, le había enviado un presupuesto del maestro de obras Francisco Alarcón Marcos, que ascendía a 15.018 Pts, para reparar las cubiertas y otras pequeñas obras de entretenimiento. 1961, 10 DE ABRIL Carta de Seco de Lucena al Vicesecretario 2º del CSIC, Rafael de Balbín Lucas en la que le indica que en la obra realizada en 1960 por Francisco Alarcón Marcos se consumió todo el presupuesto en la reparación de las cubiertas, pues hubo que reponer una gran parte de las maderas por estar podridas. Por consiguiente, no se hizo la pintura de las balaustradas, puertas y ventanas, salas interiores y blanqueo de fachada del edificio, para lo cual le solicitaba un presupuesto aproximado de 9.000 Pts. 1961, 20 DE ABRIL. Presupuesto de Francisco Cerezo Membrilla, [maestro carpintero], para la realización de obras de carpintería en la EEA de Granada: “Construcción y colocación de 20 pilastras de madera de pino labradas al torno, para las balaustradas de los dos patios del edificio [que estaban carcomidas], reparación de las columnas y dinteles de dichas balaustradas; ampliación de la estantería de la Biblioteca, mediante la agregación de 30 metros cuadrados de estantería; reparación de 6 puertas y de 10 ventanas [deterioradas por la lluvia
y el sol]. La estantería en madera de pino, como todo el resto del trabajo”. Importe: 21.193 Pts. Se aprobó por la Comisión Permanente del CSIC el 19/07/1961. El Director de la EEA certificó su ejecución el 9/10/1961. 1961, 24 DE ABRIL. Presupuesto del maestro pintor Francisco Vázquez Serrano para la pintura de el Casa del Chapiz: “2.930 metros cuadrados de pintura de blanqueo a la cal: 110 metros cuadrados de pintura de aceite [en puertas y ventanas]”. Importe: 9.490 Pts. Se aprobó por la Comisión Permanente del CSIC el 19/07/1961. El Director de la EEA certificó su ejecución el 27/10/1961. 1961, 11 DE OCTUBRE. Carta del Director de la EEA al Director General de Bellas Artes, Gratiniano Nieto Gallo. Le comunica el desplome de un muro y del tejado que se asienta sobre él en una sala de la Casa del Chapiz, habiéndose producido una abertura de tres o cuatro cm. Lo hace porque el edificio “pertenece a esa Dirección General de Bellas Artes y es Monumento Nacional”. 1962, 19 DE FEBRERO. Presupuesto del maestro pintor Francisco Vázquez Serrano para la pintura de la Casa del Chapiz: “2.150 metros cuadrados de pintura de blanqueo a la cal [en fachadas]; 110 metros cuadrados de pintura al temple [en habitaciones]; 250 metros cuadrados de barnizado de techo de madera a su color; 160 metros cuadrados de pintura de aceite [en puertas y ventanas]”. Importe: 12.020 Pts.
Se aprobó la adjudicación del trabajo por la Comisión Permanente del CSIC el 26/10/1962. 1962, 28 DE FEBRERO. Presupuesto de Francisco Cerezo Membrilla para realización de obras de carpintería en la EEA de Granada: continuar la ampliación de los estantes de la Biblioteca, renovación de una parte del mobiliario, así como reparación, limpieza y barnizado de otra parte del mismo. Importe: 24.767 Pts. Se aprobó la adjudicación del trabajo por la Comisión Permanente del CSIC el 26/10/1962. 1964, 15 DE OCTUBRE. Carta del Director de la EEA a Andrés Pérez Masía [Secretario General Adjunto del CSIC], indicándole que la Escuela consta de Biblioteca, amplísimo salón de conferencias, dos aulas, sala de Profesores, seis seminarios, Secretaría, dirección y servicios. Hay también almacén de libros, una imprenta con tipos árabes y vivienda para Conserje y Ordenanzas. 1965, 24 DE MAYO. Presupuesto de Francisco Moya Molina, maestro de obras, para la realización, entre otras cosas, de la colocación de entabacados en los despachos de investigadores y seminarios (40 m2) y la creación de un corredor, mediante un tabique de 9 m2, apertura de una puerta y cierre de otra existente convirtiendo su hueco en armario, para aislar el despacho de Secretaría, que tenía acceso directo a la calle. Desviación de dos radiadores de la calefacción y prolongación de
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La Casa del CHAPIZ APÉNDICE
sus tuberías. Pintura de las galerías de los patios (balaustradas, pies derechos y rastras de madera) y caras exteriores de ventanas y puertas que dan a ellas. Los entabacados, o cielos rasos, tenían por objeto crear una cámara de aire respecto a las armaduras del tejado, pues las salas citadas resultaban muy frías en invierno. Importe: 29.232 Pts. 1965, 26 DE MAYO. Carta de Seco de Lucena a Andrés Pérez Masiá [Secretario General Adjunto del CSIC], en el que le comunica que le parece excelente la idea de éste de construir una residencia para investigadores o miembros del Consejo en la parte alta de los jardines de la Escuela de Estudios Árabes. 1965, 17 DE NOVIEMBRE. Presupuesto de Francisco Moya Molina, maestro de obras, para reparaciones de los tejados: Arreglo de canales maestras con levantado de tejas y reposición de las mismas por encontrarse partidas. Arreglo de los caballetes y tejados en una superficie aproximada de 210 m2. Importe: 17.500 Pts. 1965, 18 DE NOVIEMBRE. Informe realizado a petición del Sr. Director de la EEA por el maestro de obras Francisco Moya Molina sobre el estado de las cubiertas de la Casa del Chapiz: “Las cubiertas se forman por tejados de teja moruna, que están unidas con una algamza (sic) a base de barro, en lugar de estarlo con mortero de cal hidráulica y arena. Las citadas cubiertas tienen una pendiente muy pronunciada y esto ha dado lugar al corrimiento de las tejas,
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formándose grandes claros totalmente descubiertos. En algunos lugares la hilera más baja de teja se encuentra casi al aire, por causa del citado corrimiento. Para obtener un arreglo definitivo de tales cubiertas, procede desmontarlas, es decir, quitar las tejas actuales, limpiar el barro que cubre las maderas y volver a colocar las tejas enlazadas con mortero a base de cal y arena, reponiendo como es natural las tejas que se encuentran rotas o deterioradas y que no serán inferiores al número de 15.000. Igualmente procede rehacer todas las canales maestras cuyas tejas están partidas y por lo tanto las canales quebradas (…).” El presupuesto aproximado asciende a 250.000 Pts. 1965, 18 DE NOVIEMBRE. Oficio del Director de la EEA al Secretario General Adjunto del CSIC, informándole de que por causa de los vendavales de la pasada primavera, con las primeras lluvias de otoño se habían advertido algunos claros en las cubiertas de la casa del Chapiz. A través de ellos penetraba el agua especialmente en la Biblioteca y en el Salón de Profesores. Adjuntaba presupuesto del maestro Francisco Moya Molina. 1965, 18 DE NOVIEMBRE. Carta de Seco de Lucena a Andrés Pérez Masiá [Secretario General Adjunto del CSIC], para comunicarle que había hablado con el Director General de Bellas Artes, D. Gratiniano Nieto, acerca de la posibilidad de que en los jardines de la casa del Chapiz, que eran propios de dicha Dirección General, fuese construida por el CSIC una residencia de investigadores.
El Sr. Nieto se había mostrado favorable y pensaba que podría ser también utilizada para residencia de pintores dependientes de la citada Dirección General. 1968, 2 DE JULIO. Propuesta de Francisco Moya Molina, maestro de obras, para arreglo de las cubiertas de la EEA. Hubo un informe anterior de 18/11/1965, con un presupuesto aproximado de 250.000 Pts, que no llegó a aprobarse. Finalmente se aprobó el 9/10/1968. Se repararon 1.250 m2 de tejados, con desteje total, reparación de maderas podridas, y tejado de nuevo con cal hidráulica, arena y cal grasa. Los ensillados, debido al grueso de los muros, se construirían con el mismo material y ladrillo hueco para evitar que las tejas se corriesen. Importe: 331.406 Pts. 1968, 28 DE SEPTIEMBRE. Presupuesto de Francisco Alarcón Ortega, maestro de obras, para la demolición y nueva construcción de una parte de la cerca del jardín de la EEA hacia el Camino del Sacromonte y repellos y consolidación de la misma. Importe: 47.274 Pts. El presupuesto fue presentado inicialmente por Francisco Alarcón Marcos el 14/01/1968, pero, a pesar de su fallecimiento en abril del mismo año, se le adjudicó el 14 de mayo. Una vez realizada la obra, hubo que tramitar una nueva adjudicación a su hijo y heredero de la empresa, Francisco Alarcón Ortega, aprobada el 5/11/1968.
La Casa del CHAPIZ APÉNDICE
1968, 21 DE OCTUBRE.
1971, 21 DE MAYO.
Oficio del Director de la EEA al Secretario General del CSIC [Ángel González Álvarez], proponiéndole la instalación de dos equipos de aire acondicionado, para las salas de Dirección y Secretaría. Los aparatos son de tipo compacto de la marca “Gibson”, modelo HED-660, con capacidad de 1.500 Frigorías/hora. Se adjudicó el 15/11/1968 a la empresa MARFECA S.L., con sede en Granada. Importe: 43.600 Pts.
Carta del Director de la EEA a Ángel González Álvarez [Secretario General del CSIC] informándole de que “… se ha producido un hundimiento en el muro de contención de los jardines de este Centro. Afortunadamente cuando ocurrió el desprendimiento no se produjo ninguna víctima personal, pero si siguen produciéndose hundimientos puede haberlas y sobre todo se producirán daños en la casa vecina, que forma parte de las Escuelas del Ave María, creadas por el Padre Manjón. Se trata de una obra importante y desde luego muy urgente y acaso lo mejor fuera que se trasladase a Granada un Arquitecto del Consejo y tomara las medidas oportunas para contener los hundimientos”.
1970, 15 DE MAYO. Presupuesto de Francisco Vázquez Serrano para la pintura al aceite de las balaustradas de los dos patios, y las puertas y ventanas interiores y de fachada de la Casa del Chapiz. Se aprobó la adjudicación del trabajo el 22/07/1970. Importe: 9.765 Ptas. 1970, 22 DE MAYO. Presupuesto José Carrasco Merino, maestro pintor, para la pintura al temple y a la cal en diversas dependencias y patios de la Casa del Chapiz. Se aprobó la adjudicación del trabajo el 22/07/1970. Importe: 9.710 Ptas. 1970, 25 DE MAYO. Presupuesto de Juan de Dios Mármol Medina, albañil, para la reparación de albañilería de la Casa del Chapiz: 30 m2 de repellos de muros y tabiques. 16 m2 de repellos de tapias de la cerca del jardín. Reparación del empedrado del primer patio y del pavimento de ladrillo de canto del segundo patio. Se aprobó la adjudicación del trabajo el 24/06/1970. Importe: 9.100 Ptas.
1971, 12 DE NOVIEMBRE. Aprobación del presupuesto de Francisco Moya Molina, Construcciones, para reparación de la alberca del patio grande, para eliminar filtraciones. La obra se realizó por sectores, para mantener las plantas y los peces existentes. Importe: 6.750 Pts. 1972, 21 DE SEPTIEMBRE. Cuestionario para el inventario y evaluación de la investigación científica, redactado por el Vicedirector en funciones de Director, Darío Cabanelas Rodríguez, ofm. En el apartado 3.3.d. indica que “Por ser un edificio morisco del siglo XVI, necesita reparaciones muy a fondo y sería conveniente adaptar una parte que actualmente no se utiliza, que habría que reparar con urgencia”. En el apartado 5. 1. informa que “Este Centro, necesita una reparación general
de todo el edificio, consolidación de los tapiales que dan cerca al mismo, que se encuentran en estado de derribo; pintura de toda la fachada, tanto exterior como interior; pintura al aceite de las balaustradas de sus galerías, ya que el maderamen está deteriorándose; arreglo de los cuartos de aseo, que se encuentran en mal uso; reparación y limpieza de tejados y adaptación de la conserjería, etc.” 1972, 11 DE DICIEMBRE. Informe del Director de la EEA, Darío Cabanelas Rodríguez, ofm., al Secretario del Patronato “M. Menéndez Pelayo”, sobre necesidades presupuestarias para 1973. Apartado VII. “Encauzamiento del agua para el riego del jardín”. Indica que todavía se regaba transportando el agua con cubos desde una de las albercas. Solicita la instalación de una red de riego, aunque no adjunta un presupuesto, pues aún carece del mismo. 1973, 11 DE ABRIL. Carta del Director de la EEA, Darío Cabanelas Rodríguez, ofm., al Alcalde de Granada [José Luis Pérez Serrabona] solicitándole una subvención a las facturas del agua potable destinada al riego del jardín como se había hecho en tiempos del anterior Director, Luis Seco de Lucena. Esta petición se efectuaba después de la llegada de recibos por importe de 71.858 Pts. correspondientes a los años 1970-1972. También adjuntaba una relación de recibos de suministro de aguas que fueron abonados al Ayuntamiento con cargo a la subvención concedida por dicha Corporación, desde noviembre de 1966 hasta octu-
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La Casa del CHAPIZ APÉNDICE
bre de 1970, por un importe de 75.608 Pts. 1974, 30 DE ENERO. Oficio del Director de la EEA, Darío Cabanelas Rodríguez, ofm., al Secretario General del CSIC proponiéndole la adjudicación de obras de reparación al maestro de obras Antonio Romero Garrido. Los trabajos consistían en restauración y consolidación de la cerca del jardín de la Escuela, con emparchado, enfoscado y enlucido de 50 m2, así como blanqueo del mismo y castigar cuatro huecos de ventana de 1,35 x 1,50 m; asimismo el rejuntado de 40 m2 de muro de mampostería en la fachada que da acceso a la Cuesta del Chapiz; restauración de los patios, quitar campana de chimenea, por hallarse ésta no utilizable, recalzar dicho muro por estar descolgado, con arreglo de aceras del mencionado patio, teniendo que hacer nuevo 5 m2 de tabique con su correspondiente enlucido; instalación de nueva campana de chimenea de calefacción, limpieza general de parte del tejado, etc. Nuevo sistema de riego del jardín con 84 m de tubería de Uralita, para riego de macizos; 187 m de tubería de hierro, con cuatro boquillas para paseos y jardineras; reparación de 140 m de éstas, que se hallan destruidas; reparación de los paseos, con relleno de tierra y arena; limpieza de las dos albercas con sus correspondientes reparaciones, pues no habían sido consolidadas desde 1932. Importe: 185.000 Pts. Las obras se iniciaron en marzo y terminaron en diciembre del mismo año. 1974, 14 DE MARZO. Factura de Distribuciones MAVI por el suministro e instalación
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de dos válvulas de compuerta, de diámetro 100 mm y 150 mm, para las dos albercas del jardín y su correspondiente llave de 2 m, con boquilla, bridas y tornillos. Importe: 11.932 Pts. 1974, 11 DE JUNIO. Factura de José Rodríguez Fernández, Carpintería metálica y cerrajería, por la construcción de siete compuertas de diversos tamaños, con chapa de hierro y galvanizada, para las boquillas de riego del jardín. Importe: 4.550 Pts. 1974, 31 DE DICIEMBRE. Aprobación del presupuesto de José González Fernández, Fontanería, para la instalación de dos radiadores de calefacción en las aulas de la planta baja. Dichos radiadores se trasladaban desde salas de la casa menor, que no se utilizaban. Importe: 9.985 Pts. 1975, 22 DE OCTUBRE. Oficio del Director de la EEA, Darío Cabanelas Rodríguez, ofm., al Secretario General del CSIC informándole de lo siguiente: “La puerta de la cerca del jardín de esta Escuela, se encuentra en estado ruinoso y en peligro de inmediato derrumbamiento. Dicha puerta da al barrio de los gitanos y si aquella se derrumbase, quedaría libre el acceso al jardín y desde éste al edificio ocupado por el Centro, con la grave posibilidad de que los maleantes penetrasen en la Biblioteca, donde se conservan manuscritos de importante valor”. Se propone la aprobación del presupuesto presentado por Manuel López Quirosa, maestro carpintero con taller en la calle Verónica del Albaicín nº 4, para
construcción de una nueva puerta. Importe: 33.000 Pts. 1976, 22 DE JUNIO. Notificación al carpintero Manuel López Quirosa de la adjudicación de la adquisición y reparación de mobiliario de la EEA. Las actuaciones se centraban principalmente en del Salón de Actos, donde se preveía instalar 35 m2 de zócalo de duelas de madera de pino, así como construir 10 bancos tapizados en terciopelo y una tarima para la presidencia, de 444 x 230 x 20 cm El resto de actuaciones se referían básicamente a reparación, barnizado y tapizado del mobiliario existente en el Salón de Actos, Sala de Juntas, las cuatro Secciones de investigación y la Biblioteca. Importe: 412.900 Pts. 1976, 26 DE NOVIEMBRE. Factura de Francisco Cordón Lechuga, [albañil], por la obra de reparación de tejados en la EEA, con reposición de 50 “tejas morunas”. Importe: 25.930 Pts. 1977, 20 DE ABRIL. Pago a Manuel López Quirosa, carpintero, por la restauración de balaustrada de la galería alta con frente de molduras; arreglo del marco y hojas del balcón del Peso de la Harina. Importe: 48.300 Pts. 1977, 10 DE OCTUBRE. Oficio del Director, Darío Cabanelas Rodríguez, ofm., al Secretario General del CSIC solicitando la adjudicación a Decoraciones Oviedo, con sede en Getafe (Madrid), “del arreglo de las balaustradas de las galerías y
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ventanas que ocupa este edificio”. El presupuesto presentado por la empresa, el 26 de julio, indicaba “limpiar techos y pasamanos de galerías y puertas de las mismas a base de decapar a lamparilla y lijarlas a base de estropajo de aluminio hasta dejarlas en madera limpia, para aplicarle dos manos de aceite de linaza y terminación en tres manos de barniz tipo yate”. Importe: 465.000 Pts. 1977, 30 DE NOVIEMBRE. Aprobación del presupuesto de Manuel López Quirosa, maestro carpintero, por la “Construcción de un portón estilo árabe de 2,80 m x 1,70 m, en madera de pino a cuarterones, con herrajes antiguos para la puerta principal de entrada [a la Escuela]. Arreglo y pintura de la cancela de hierro que da acceso por la Cuesta del Chapiz. Construcción de una ventana para los servicios de la galería baja [en el patio sur, crujía oeste]”, etc. Importe: 118.806 Pts. 1977, 30 DE NOVIEMBRE. Aprobación del presupuesto de Rafael García Serrano, Construcciones, por la “Restauración de un muro de 90 m de largo por 1 m de ancho y 80 cm de alto; enfoscado y restauración de un trozo derrumbado. Sacar plantas de las jardineras, relleno de las mismas de hormigón y hacer visera [sótano], con retirada de materiales de una distancia de 200 metros”. El oficio adjuntando factura y certificación de haberse efectuado los trabajos es de 04/07/1978. Importe: 180.000 Pts. 1979, 22 DE MAYO. Aprobación del presupuesto de Francisco Cordón Lechuga para
reparación de tejados de los despachos de Dirección, Secretaría, Vicedirección, del Colaborador científico y galería alta, por tener recalos abundantes. Fueron causados por las intensas lluvias del invierno precedente. Importe: 81.260 Pts.
zócalo de la nueva Sala de Juntas; reparación de una puerta de dos hojas del salón contiguo, lavadas de sosa, barnizadas y con zócalos de metal y cerradura nueva; puerta nueva para los servicios de la galería baja; ventana para el despacho del Vicedirector. Importe: 160.000 Pts.
1980, 1 DE DICIEMBRE. 1983, 30 DE MAYO. Remisión del Acta de recepción a favor de Rafael García Serrano, Construcciones, correspondiente al expediente de gasto nº 577, relativo a las obras de Consolidación y restauración de la Casa del Chapiz. 1981, 29 DE JUNIO. Recepción del suministro e instalación de caldera de calefacción L-80, realizado por José González. Importe: 408.410 Pts. 1981, 26 DE OCTUBRE. Propuesta de adjudicación de obras a Francisco Cordón Lechuga, Construcciones, consistentes en: picar y repellar toda la tapia de la Cuesta del Chapiz y la fachada al Camino del Sacromonte; arreglo de la alberca del patio principal por pérdida de agua; arreglo y repasos del tejado; repaso del empedrado del patio de entrada; quitar la humedad en los dos cuartos de aseo; tirar la parte inferior de la chimenea de la calefacción y volver a hacerla. Fue aprobado el gasto el 11/12/1981. Importe: 652.000 Pts. 1982, 3 DE MAYO. Presupuesto de Ángel López Ortega, carpintero, por: 35 m2 de duelas de madera de pino rojo, con molduras de remates, para
Carta del Director de la EEA, Darío Cabanelas, ofm., a Salvador Meca Gómez, Secretario General del CSIC informándole de lo siguiente: “El viernes 27 de los corrientes y con motivo de una tormenta que descargó sobre esta zona, cayó un rayo en uno de los grandes cipreses que existen en el patio principal de esta Escuela, cuando todos nos encontrábamos aquí. Dicho ciprés ha resultado totalmente calcinado, debiéndose únicamente a la rápida intervención de los bomberos, a quienes avisamos, que el fuego no se hubiera extendido a los restantes cipreses e incluso al edificio en su zona de la Biblioteca. Por ello, creemos absolutamente indispensable a fin de evitar otra situación similar, la instalación en este Centro de un adecuado sistema de pararrayos que no tiene en la actualidad”. Insiste también en la necesidad de podar los árboles del jardín, por constituir un peligro ante cualquier posible vendaval o riesgo de incendio. 1983, 7 DE JULIO. Carta del José Fajardo Gálvez, Secretario de la EEA, a Gustavo Monje Vergés, Vicesecretario General del CSIC, remitiéndole presupuestos para instalación de un pararrayos ionizante radiactivo, por importe de 163.367 Pts. y
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de herramientas para la poda del jardín, por 88.000 Pts. Los árboles a podar eran: “90 cipreses de gran altura, 3 pinos muy elevados, 20 almendros, 5 higueras, 20 entre nogales y kaquis (sic), 20 ciruelos, 1 palmera de unos 15 m de altura y 5 acacias”. El pararrayos se colocó adosado al muro norte de la crujía norte del patio meridional, es decir, dando al llamado jardín de la Fuente en marzo de 1984. 1983, 9 DE DICIEMBRE. Presupuesto de Francisco Cordón Lechuga, Construcciones, sobre las obras necesarias para crear un aparcamiento para el personal de la EEA en la parata intermedia del huerto. Éstas consistían en sustituir la puerta hacia el Camino del Sacromonte por otra más grande, poner 4 vigas de hierro en el dintel del vano de acceso, quitar los escalones existentes para hacer una rampa de hormigón y diversas obras complementarias. Fue aprobado el 30/12/1983 y terminada la obra el 07/03/1984. Importe: 390.000 Pts. 1984, JUNIO. Se colocó un nuevo contador de agua en otro lugar de la parcela de la EEA diferente al primero, instalado al iniciarse el suministro municipal de agua potable en 1945.
1986, 14 DE MAYO.
Instalación por Montajes Eléctricos Cuerva, S. A., de una red de telefonía por las mismas canaletas de la nueva instalación de electricidad, con una centralita telefónica nueva en sustitución de las dos antiguas que funcionaban hasta ese momento.
planta baja de la crujía oeste de la casa meridional, donde en ese momento se instaló el cuarto de calderas y en la segunda planta de la misma crujía, donde se creó la cafetería. Fueron sustituidos por otro nuevo en la entreplanta ubicada debajo de ésta, que se había quedado inaccesible tras las obras de Torres Balbás en 1930-32. Para remediar esta situación se hizo una escalera de bajada desde la galería norte. Además, se colocó otro aseo en el espacio existente bajo la escalera de este patio, con acceso desde el extremo este del pórtico norte del mismo. En la casa septentrional se desmontaron los aseos que estaban en el actual despacho pequeño de investigadores situado en la planta alta de la crujía oeste. Se trasladaron al espacio existente bajo la escalera, en el lado este del patio, que se quedó libre al desmontarse la antigua caldera de la calefacción de esa casa allí ubicada según proyecto del año 1942.
1987, S.F.
1989, 13 DE FEBRERO.
Se cambió la iluminación de las salas, que fue resuelta mediante pantallas lineales de tubos fluorescentes colocados en la parte alta de las paredes, para evitar afectar a los techos de madera. En los patios se sustituyó los faroles artesanales granadinos, que desde 1932 colgaban de los alfarjes de madera, por apliques de forma circular adosados a las paredes.
Se desmontó el pararrayos iónico, instalado en marzo de 1984, por la posibilidad de que pudiese emitir radiaciones perjudiciales para la salud del personal de la EEA.
La Junta de Gobierno del CSIC aprobó un crédito por un importe máximo de 5 millones de pesetas, destinado a “obras de arreglo de humedades y adecuación de la cubierta (sic) [instalación] eléctrica”. 1987, FEBRERO. Nueva acometida de agua con boca de incendios, junto a la entrada de la rampa de la cochera por el Camino del Sacromonte, e instalación de bocas de riego en el jardín. 1987, S.F.
1984, 8 DE NOVIEMBRE. 1988, OCTUBRE-NOVIEMBRE. Adjudicación a la empresa Novoclima S.A., con sede en Madrid, de cinco acondicionadores de aire de la marca “Glasier” tipo ventana: 4 unidades de 2.500 frigorías/ hora y una de 5.100 frigorías/ hora. Importe: 388.208 Pts.
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Al mismo tiempo que se cambió el sistema de calefacción, con el asesoramiento de Antonio Almagro Gorbea se procedió a reubicar todos los aseos, pues se eliminaron los existentes en la
1989, MAYO. Se trasladó la biblioteca a la planta baja del patio N. Para ello se instalaron armarios compactos de la marca Gama en las salas de las crujías N y E, donde se ubicaron los depósitos de libros y revistas respectivamente. 1989, OCTUBRE. Adjudicación a Hnos. Rodríguez Salas, C. B., de la construcción de
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una estructura metálica cubierta con chapa ondulada, de 35,75 x 5,00 m, para protección de los vehículos en la parata dedicada a aparcamiento. Importe: 373.391 Pts. 1991, JUNIO. Factura de Fernando López Cueto, pintor decorador, por el barnizado y protección de estructuras horizontales y verticales de madera en pórticos y galerías del patio meridional. Importe: 496.000 Pts. 1991, SEPTIEMBRE. Factura de Fernando López Cueto, pintor decorador, por el barnizado y protección de estructuras horizontales y verticales de madera en pórticos y galerías del patio septentrional. Pintura a la cal en paramentos del mismo patio. Importe: 481.958 Pts. 1994-1995. Dos obras financiadas con Fondos FEDER: - Mobiliario: Estanterías de madera en Salón de Actos y Sala de Lectura, realizadas por la empresa Macarrón (Madrid), según diseño de Antonio Almagro Gorbea. -Albañilería: Contratista: Alberto Domínguez Blanco. Importe: 13.853.789 Pts. Sustitución de los tabiques opacos divisorios de salas, realizados con ladrillo, por mamparas trasparentes de carpintería de madera de pino y vidrio —salas de planta alta en crujías N (2 mamparas), E y O del patio N; salas de planta alta en crujía E (2 mamparas) del patio S. En éstas últimas se quitó la moqueta existente sobre la solería tradicional. Arreglo de solerías.
Sustitución del tabique divisorio de ladrillo existente entre el Salón de Actos y la nueva Sala de Lectura de la Biblioteca por un cerramiento móvil, colgado sobre viga IPN-140 revestida de madera, con objeto de ampliar ocasionalmente la capacidad de aquel. Sustitución de los pavimentos de “Cemogres” existentes en crujía norte de la planta alta, galerías y escalera del patio norte por otros de cerámica tradicional. En noviembre de 1994 se demolieron las estanterías de la biblioteca instalada en 1932 en la Sala alta de la crujía común a las dos casas. Estaban constituidas por zócalo, paredes y techo de ladrillo, mientras que los frentes tenían marcos de madera con tela metálica. Tratamiento de alfarjes y armaduras de salas con los productos “Xilamón” y “Xiladecor”. Pintura al temple en paramentos interiores. Drenaje perimetral en los lados N, E y O del patio Sur para recoger parte de las aguas pluviales que proceden de los respectivos tejados (Al excavar la zanja para colocar el tubo de drenaje se encontró junto al pórtico E, en el primer vano a contar desde el S, una atarjea de ladrillo, inclinada respecto al mismo, separándose más en la zona meridional). Se instaló la cafetería en la planta alta de la crujía O del patio S. Se colocó un pararrayos de puntas para un radio de acción de 50 m, en sustitución del iónico desmontado en 1989. En el lado E del patio S se sustituyó una viga del pórtico y otra de la galería así como tres pies derechos de ésta. Dichos elementos, colocados en 1931-1932 estaban muy afectados por la carcoma. Se construyó una caseta de 3 x 5 m en la parata intermedia del
jardín para almacén de aperos de jardinería. 1998, 13 DE OCTUBRE. El Director de la EEA, Antonio Almagro Gorbea, informó en la reunión de la Junta de Instituto sobre la solicitud al CSIC de fondos para la instalación de un sistema centralizado de refrigeración, por un importe aproximado de 7.000.000 Pts, y de obras de reparación del muro que circunda el jardín, también por un importe aproximado de 7.000.000 Pts. 2002, S.F. Apeo de arbolado en situación peligrosa por Ajardinamientos Nevada, S. L. Se hizo necesario apear dos árboles que por su inclinación presentaban peligro inminente de desplome: un enorme pino ubicado cerca de la alberca este de la parata superior del jardín y un ciprés situado en la parte alta de la escalera de acceso desde la entrada por la Cuesta del Chapiz, inmediato al muro de contención hacia las Escuelas del Ave María que amenazaba con caerse sobre dicha la propiedad colindante. También se apearon tres cipreses ubicados en la rampa de acceso al aparcamiento, que dificultaban el acceso de vehículos. 2004, S.F. Instalación de red informática de comunicaciones. Se creó una red informática de comunicación interna en todo el edificio, para lo cual se aprovechó las canaletas de la nueva instalación eléctrica. Los conmutadores (switches) de la casa meridional, así como el servidor, se colocaron en
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el altillo situado sobre la escalera en la crujía este de la misma. Hasta entonces ese espacio había sido utilizado como cuarto de limpieza, uso que fue trasladado a un pequeño ámbito existente bajo el tramo de escalera que sube a la planta segunda de la crujía oeste. Por su parte, los conmutadores de la casa septentrional se instalaron tras una celosía de madera en la esquina suroeste de las galerías que rodean su patio. La salida a Internet se hizo a través del centro informático del Instituto de Astrofísica de Andalucía (CSIC), con el que se conectó mediante radioenlace gracias a un transmisor oculto en el campanario de la Iglesia de Santa María de la Alhambra. Esta conexión ha sido utilizada hasta el año 2009, en el que ha sido sustituida por otra de red MacroLAN. 2005, S.F. Con objeto de dotar a la EEA de aire acondicionado, aprovechando la red de fan-coils existente, se colocó una máquina de refrigeración en la parata alta del jardín existente junto a la Cuesta del Chapiz, primero con orientación N-S que después se cambió a E-O. El sistema no empezó a funcionar hasta el verano de 2007, pues hubo que conseguir un permiso especial para hacer una acometida de corriente trifásica exclusiva para dicha máquina desde la citada calle, independiente de la bifásica para todo el edificio existente en el Camino del Sacromonte. 2005, NOVIEMBRE-DICIEMBRE. Contratista: Siglos Conservación y Restauración S.L. Presupuesto: 5.755 € (IVA incluido).
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Dirección y Restauración: Lourdes Blanca López y Lola Blanca López. Las columnas de mármol, dos en el patio norte y cuatro en el sur, sufrían en mayor o menor medida varias de las siguientes patologías: pérdidas de cohesión, arenizaciones, pérdida de soporte, eflorescencias y subeflorescencias salinas, suciedad adherida y grietas y grafismos recientes realizados con grafito y tinta. En el patio sur las cuatro columnas de mármol sufrían foliación con desprendimiento de lascas en su cara meridional, debido a las fuertes variaciones de temperatura y humedad, así como faltas de soporte en las basas por acciones antrópicas. La fase de limpieza consistió en: preconsolidación de grietas y desplacados con resina vinílica, así como de zonas arenizadas con silicato de etilo; limpieza mecánica de superficies con cepillos de cerda blanda, cinceles pequeños, martillo y escalpelos; eliminación de sales solubles con agua y procedimientos mecánicos; eliminación de subeflorescencias, sales insolubles, restos de suciedad y hongos mediante “papeta” AB57, desarrollada por el I.C.R. de Roma. Ésta se aplica sobre un soporte inerte (celulosa) con fuerte poder absorbente, que se adhiere a las superficies permitiendo una acción prolongada de la solución acuosa entre 2 y 3 horas. Finalmente, para eliminar posibles sales soluble que pudieran quedar en el interior de la piedra, se aplicó una “papeta” de agua desionizada durante 3 horas. En el patio meridional la segunda columna empezando desde el este tenía una importante fisura vertical en su zona media, con peligro de que el fuste se partiera. Una vez apeada con sendos
puntales de madera en cada cara de su cimacio, se aplicó un cosido de espigas con varillas roscadas de acero inoxidable de 8 mm de diámetro y resina epoxídica (EPO-150). Para la fijación de los desplacados se utilizó la misma resina, aplicada mediante inyección. La consolidación superficial se empleó silicato de etilo con biocidas (Bioestel). La reintegración de las basas se hizo con mortero de cal hidráulica y marmolina. Sin embargo, las lagunas o desplacados de los fustes han sido tratadas a nivel arqueológico, reintegrando solo los bordes de las mismas con un mortero de resinas epoxídicas denominado Templu stucco. Para las reintegraciones en las dos semicolumnas de yeso de los extremos del pórtico norte del patio meridional se utilizó un mortero bastardo de cal y yeso, pigmentado para lograr la entonación cromática. La protección final de todos los elementos se ha realizado mediante silicato de etilo con siloxano (Estel 1100). 2006, AGOSTO. Catas de limpieza en el techo del Salón de Actos. Por parte de la restauradora Ariadna Hernández Pablos, becaria de investigación en el Departamento de Pintura de la Facultad de Bellas Artes de Granada, bajo la dirección del Dr. Víctor Medina Flores y la Dra. Ana García Bueno, se realizó una prueba de limpieza del alfarje del Salón de Actos. Su objeto era averiguar si existían restos de pinturas decorativas originales y así poder plantear un tratamiento de limpieza para eliminar las capas de suciedad y de tintes y barnices del siglo XX que han ocasionado un excesivo oscurecimiento del
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mismo, lo que provoca una escasa luminosidad de la estancia. En el informe correspondiente se indica la inexistencia de policromía original y se detalla el sistema de limpieza utilizado para dejar vista la veta de la madera. 2007, S.F. Renovación del mobiliario de los salones de la planta alta en la crujía común a los dos patios. El situado al este es utilizado como Sala de Juntas, mientras que el otro es usado por los investigadores visitantes. También se sustituyó el mobiliario del Salón de Actos. 2007, OCTUBRE-NOVIEMBRE. Decoradora: Rosario MorenoTorres. Contratista: Construcciones y Promociones Javier Dávila S. L. Con motivo de los eventos de celebración del 75 aniversario de la fundación de la EEA, se renovaron los aseos del patio sur, tanto el de una sola cabina situado en planta baja, bajo la bóveda de la escalera en la esquina nordeste, como el de dos cabinas situado en la entreplanta de la crujía oeste. 2008, MAYO-JUNIO. Contratista: José Sáez Conejero. En la esquina NO de planta baja del patio norte se derribó el tabique que separaba la antigua conserjería y su almacén anexo, con objeto de preparar un espacio unitario donde instalar más armarios compactos para la biblioteca. También se cegó la ventana abierta hacía pocos años para comunicar visualmente la conserjería con el zaguán de dicha casa.
2008, JUNIO.
2009, ABRIL.
Metalista: Miguel Antequera. Se colocaron barandas metálicas pintadas en color negro con pasamanos de madera en las escaleras exteriores de acceso al patio sur y en las cajas de las escaleras de los dos patios.
Contratista: Protección de Maderas, S. A. (PROMAX). Presupuesto: 14.308 € (IVA incluido). Tratamiento preventivo contra la carcoma grande, previa colocación de inyectores permanentes a presión en jácenas y alfarjes del pórtico y galería sur del patio septentrional y de la galería este del patio meridional. Tratamiento preventivo y acabado decorativo de pies derechos, zapatas y balaustradas en galerías de planta primera y segunda del patio norte y galería este del patio sur. La superficie de la madera se lijó y trató con nutrientes y con gel insecticida autopenetrante para evitar que los insectos xilófagos puedan depositar huevos en sus fendas o rajas y para que las hifas de los hongos no se puedan desarrollar en la superficie. Se dio un acabado con barniz de Xylazel protector de rayos UV-A, a poro abierto. Tratamiento puntual de consolidación BETA, en viga del segundo vano, a contar desde el norte, del pórtico este del patio meridional, por ataque de carcoma grande y hongos en una longitud de unos 3 metros.
2008, JULIO. Contratista: Protección de Maderas, S. A. (PROMAX). Presupuesto: 4.371 € (IVA incluido). Se detectaron ataques de insectos xilófagos, en concreto de carcoma grande (hylotrupes bajulus) en varias zonas de las galerías reconstruidas por Torres Balbás en ambos patios durante las obras de 1929-32. En algunos casos afectaban a maderas anteriormente atacadas por hongos basidiomicetos xilófagos y cromógenos de azulado. Para contrarrestarlo se dio un tratamiento curativopreventivo, previa colocación de inyectores permanentes o válvulas antirretorno de color marrón oscuro en la jácena y en los alfarjes del pórtico sur del patio septentrional y del pórtico este del patio meridional. En ellas se inyectó a presión un producto de amplio espectro (Corpol PF3 profesional, de Quimunsa) que actúa por ingestión, inhalación y contacto. Tratamiento puntual de consolidación BETA, de patente holandesa, en viga del tercer vano, a contar desde el norte, del pórtico este del patio sur, por ataque de carcoma grande y hongos. Consistió en la reconstrucción de un tramo, de 1,20 m de longitud, de la viga mediante resina sintética epoxi armada con fibras de vidrio.
2.- OBRAS MAYORES4. 0.- PROYECTO DE REPARACIÓN DE ARMADURA DE NAVE ALTA. Promotores: Mariano y Francisco Fernández Sánchez-Puerta. 4. Se recogen en este apartado las obras realizadas de acuerdo a un proyecto redactado por un arquitecto y dirigidas por un arquitecto y un aparejador, según prevé la legislación vigente.
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Arquitecto: Felipe Giménez Lacal. Granada, 24 de abril de 1924. 1928, 18 diciembre. Carta de Mariano y Francisco Fernández Sánchez-Puerta, propietarios de la Casa del Chapiz, al Presidente de la Comisión Provincial de Monumentos de Granada, informándole de que han realizado arreglos urgentes (dirigidos por el arquitecto Felipe Giménez Lacal), han despedido a los inquilinos y que no tienen dinero para la costosísima obra completa de consolidación. Archivo Histórico Provincial de Granada, Leg. 5, carpeta 8, pieza 27. 1.- PROYECTO DE REFORMAS DE LA RESIDENCIA MARROQUÍ Y EN LA ESCUELA DE ESTUDIOS ÁRABES DE GRANADA. Promotor: Ministerio de Educación Nacional. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Arquitecto: Miguel Fisac Serna (1913-2006, titulado en 1942). Madrid, julio-septiembre de 1942. Presupuesto de Ejecución Material 43.415 Pts., Presupuesto total 46.031(incluidos honorarios de los técnicos). Aprobación de la obra el 28/12/1942 y liquidación de la misma el 31/12/1942. Oficiales que ejecutaron las obras por Administración: Francisco Alarcón Marcos, albañilería; Gabriel Franco López González, carpintería; Antonio Merino Vílchez, pintura; Casa Jacobo Schneider, calefacción; José Rodríguez Fernández, mobiliario. Consta de Memoria, Cálculo de la calefacción, Pliego de Condiciones, Mediciones, Cuadros de Precios, Presupuesto General y dos planos. Memoria: “Una reforma arqueológica hecha con el mejor criterio,
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la puso fuera del peligro de ruina y pequeñas reformas posteriores la han ido adaptando, dentro del mayor respeto a su carácter, para las necesidades de utilización”5. Las obras proyectadas en la Escuela de Estudios Árabes (patio meridional) eran la decoración de la sala baja norte de la crujía este, que carecía de uso, para aprovecharla como salita de recibir, y la división de la sala contigua hacia el sur, que era un aula de excesiva longitud, en dos con un pequeño vestíbulo para la entrada de ambas. Se instala un radiador en cada uno de los tres espacios acondicionados, derivándolos de la instalación de calefacción existente. En la planta alta de esta misma crujía, se divide la habitación central de las tres que había en dos para utilizarlas como despacho de becarios. Ello implicaba la apertura de una ventana hacia la fachada este y de una puerta en el tabique que la dividía de la sala meridional, por la que tendría su acceso uno de los nuevos despachos. Se justifica la apertura de la ventana porque “esta fachada no tiene valor arqueológico y además el hueco que se abre corresponde a otro del piso inferior y que era el único que en esta fachada no tenía correspondencia en el piso superior”6. Se incluía el mobiliario necesario para ambos usos. En la Residencia Marroquí (patio septentrional) se proyectó la instalación de calefacción, de la que carecía. Ésta consistió en la
5. Miguel Fisac Serna: Proyecto de reforma de la Residencia Marroquí y de la Escuela de Estudios Árabes de Granada. Memoria, p. 1, Madrid, 1942. Archivo de la EEA. 6. Miguel Fisac Serna: Op. cit., Memoria, p. 2.
dotación de una nueva caldera, que se ubicó en la planta baja, en la habitación de la esquina nordeste del patio, y la instalación de 10 radiadores en las plantas alta y segunda. En ésta se situó la sala de estudio mientras aquella se distribuyó de esta forma; dos dormitorios colectivos en las crujías norte y este, cocina y comedor en la oeste. Se incluía también la pintura al temple de interiores así como pintura al óleo de la carpintería exterior e interior, y mobiliario para el comedor, dormitorios y sala de estudio. Planimetría: Un plano de la “Residencia Marroquí” con plantas principal, segunda y secciones A-B y C-D [la planta principal ha sido recortada en el ejemplar conservado]. Otro plano de la EEA con planta baja, planta de piso y sección A-B. Ambos a escala 1:100, fechados en Madrid, julio de 1942. Se dibuja en color rojo los elementos de nueva construcción y en color amarillo la apertura de nuevos huecos. Los planos son muy elementales y carecen de precisión. 2.- PROYECTO DE OBRAS DE REFORMA EN LA ESCUELA DE ESTUDIOS ÁRABESY RESIDENCIA MARROQUÍ, EN GRANADA. Promotor: Ministerio de Educación Nacional. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Arquitecto: Miguel Fisac Serna. Madrid, marzo de 1944. Aprobado el 13 de junio del mismo año. Presupuesto de Ejecución Material: 40.143 Pts. Presupuesto total: 40.344 Pts. En las obras, realizadas por administración, participaron los siguientes profesionales: Francisco Alarcón, albañilería; Daniel Gutié-
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rrez, carpintería; Rafael Moreno, instalación eléctrica; Antonio Merino, pintura y Manuel Sánchez, jardinería. Consta de Memoria, Mediciones, Cuadros de Precios, Presupuesto General y un plano (AGA, Ministerio de Educación, Legajo 31/5448). Al incluirse en el presupuesto total aprobado el “0,50 % de premio de pagaduría”, pero no los honorarios de redacción de proyecto ni los correspondientes a la dirección de las obras, el Sr. Fisac comunicó su renuncia a éstas el 28/06/1944. El Director de la EEA, D. Luís Seco de Lucena Paredes, propuso que se encargase de las obras el arquitecto D. Fernando Wilhelmi Manzano, que dirigía las que se realizaban entonces en la Universidad. Posteriormente, el 09/09/1944 propuso a D. Francisco Prieto-Moreno y Pardo, que era arquitecto de la Zona artística de Granada, lo que fue aceptado por el Ministro de Educación Nacional el 18/10/1944. Las obras realizadas en la EEA consistieron en la reparación de humedades en paredes y solería del Salón de Actos y su antesala, mediante la construcción de drenajes, de un firme de hormigón de 20 cm de espesor y de una impermeabilización bituminosa sobre éste y las paredes. Sobre el firme se propuso colocar un entarimado de madera de pino. En la Residencia Marroquí se dividió en dos la sala de la crujía este en la planta primera, mediante tabique con puerta de paso y apertura de nueva ventana hacia el jardín, para habilitarla como despacho y dormitorio del Director de dicha residencia, colocando un lavabo en este último. El dormitorio de los alumnos, en la crujía norte de la misma planta,
se partió en dos partes separadas por un vestíbulo de acceso, para evitar la pérdida de calorías por la puerta de tornos por la que se accedía al mismo. Se incluyó la apertura de rozas en suelos y muros para la instalación de las tuberías de calefacción planteada en el Proyecto de 1942, que se había proyectado vista inicialmente, pero se estaba embutiendo en los muros y solería. Se construyó una estantería de obra para Biblioteca de la Residencia en la planta segunda. Se incluyó una reparación de tejados en todo el edificio por haberse producido durante el invierno numerosas goteras que estaban deteriorando las armaduras de madera. En el jardín se presupuestó reformas, arreglos y reposición de bojes, cipreses, cupresuss lambertiana, rosales, etc., así como la colocación de tres bancos de piedra de Sierra Elvira. 3.- PROYECTO DE OBRAS DE REPARACIÓN EN LA ESCUELA DE ESTUDIOS ÁRABES DE GRANADA. Promotor: Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Arquitecto: Miguel Olmedo Collantes. Aprobado el 29 de abril de 1947. Presupuesto total: 20.684 Pts (incluidos honorarios de los técnicos). La liquidación final de la obra se firmó el 14/06/1947. Oficiales que ejecutaron las obras por Administración: Francisco Alarcón Marcos, albañilería; Antonio Merino Vílchez, pintura. Las obras consistían en reparar los desperfectos ocasionados por los últimos temporales de lluvias en diversas partes del edificio, especialmente en las cubiertas y desagües. Entre otras cosas se
realizaron 50 m2 de empedrados sobre firme de arena, 665 m2 de enlucidos de cemento en exteriores en muros y zócalos de la planta baja, 285 m2 de enlucidos de yeso en interiores en muros de la planta baja y alta, 230 m2 de repaso con mortero de cemento en llagas de obra de fábrica de ladrillo visto, 240 m2 de enarenado en patios, etc. La pintura se hizo a la cal, al temple y al aceite. 4.- PROYECTO DE OBRAS DE REFORMA Y REPARACIÓN EN LA ESCUELA DE ESTUDIOS ÁRABES DE GRANADA. Promotor: Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Arquitecto: Miguel Olmedo Collantes. Redactado el 21 de marzo de 1949 y aprobado el 4 de mayo del mismo año. Presupuesto de Ejecución Material de las obras 13.854 Pts, Presupuesto total: 16.225 Pts (incluidos honorarios de los técnicos). Oficiales que ejecutaron las obras por Administración: Francisco Alarcón Marcos, albañilería; José García González, carpintería; Antonio Merino Vílchez, pintura; Emilio López Robles, fontanería. En realidad, se trata de un sencillo presupuesto con una breve memoria justificativa, pero sin planimetría. Su objetivo era mejorar las condiciones de habitabilidad, dotando de vestíbulos de entrada, desde la galería este del patio meridional, a los despachos de la dirección, secretaría, etc., mediante tabiques con sus puertas correspondientes. La propuesta incluía modificar la situación de una puerta de acceso y colocar un cielorraso descolgado de la armadura, para disminuir el volumen a calefactar. Se incluyó también
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el mantenimiento de cubiertas y la pintura de la carpintería y cerrajería exteriores del mismo. 5.- PROYECTO DE MURO DE CONTENCIÓN Y CERCA EN LA ESCUELA DE ESTUDIOS ÁRABES DE GRANADA. Promotor: Ministerio de Educación Nacional. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Arquitecto: Miguel Olmedo Collantes. Redactado en junio de 1949, pero no fue aprobado hasta el 10 de octubre de 1950, después de subsanar algunas deficiencias detectadas por la Junta Facultativa de Construcciones Civiles el 7 de septiembre de 1949 y 7 de febrero de 1950. Presupuesto de Ejecución Material de las obras 57.827 Pts, Presupuesto total: 66.559 Pts (incluidos honorarios de los técnicos), por el sistema de administración. Contratista: Francisco Alarcón, maestro de obras. Memoria: reconstrucción del muro de cerramiento este de la parcela, medianero con las Escuelas del Ave María, que se había derrumbado por filtraciones de agua procedentes del Camino del Sacromonte y por la falta de espesores adecuados, dada la diferencia de nivel de tierras entre los predios colindantes. [Se derrumbó por causa de los temporales poco antes de 14 de abril de 1949 (oficio de 14/04/1949 del Director de la EEA al Secretario General del CSIC)]. Se proyectó un nuevo muro de contención, sobre cimentación de hormigón en masa, de mampostería con paramento interior vertical y talud exterior. El resto del alzado se realizaría con tapia construida a base de pilares y encintados de fábrica
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de ladrillo y jarcias de hormigón, rematada por mojinete de teja. Planimetría: un plano de alzado, escala 1:100, realizado en tinta a 3 colores sobre heliocopia, firmado en junio de 1949. Consta de Memoria, Cuadros de Precios, Pliego de Condiciones, Mediciones y Presupuesto General, firmados en octubre de 1949, una vez subsanadas sus deficiencias. La obra se ejecutó entre el 30/10/1950 y el 21/01/1951. 6.- PROYECTO DE OBRAS DE RECONSTRUCCIÓN EN LA CONSERJERÍA DE LA ESCUELA DE ESTUDIOS ÁRABES DE GRANADA. Promotor: Ministerio de Educación Nacional. Arquitecto: Francisco PrietoMoreno Pardo. Granada, mayo de 1950. Presupuesto total: 59.391 Pts. Se adjudicó por 64.704 Pts., incluidos honorarios facultativos y una baja del 5,7%. Consta de Memoria con una fotografía, Pliego de Condiciones, Mediciones, Cuadros de Precios, Presupuesto General y un plano. Contratista: Francisco Alarcón, maestro de obras. Memoria: Se indica que el edificio se había “hundido con motivo de los temporales del invierno pasado” (AGA, Ministerio de Educación, Legajo 20434). En la fotografía se puede observar que la parte afectada era la crujía principal, que constituía la fachada hacia el Camino del Sacromonte, mientras que la correspondiente a la Cuesta del Chapiz permanecía en pié. Se proponía reconstruir aquella desde cimientos aumentando algo las alturas y rehacer el tejado de la parte conservada. Finalmente también se elevó la altura de esta última zona.
El proyecto no fue aprobado inicialmente por dudas en la adscripción de competencias entre el CSIC, la Dirección General de Bellas Artes y la Sección de Obras y Edificios del Ministerio de Educación Nacional. Al final lo tramitó la Dirección General de Enseñanza Universitaria, que aprobó el proyecto en marzo de 1954 y lo adjudicó el 20/08/1954. No obstante, el 13 de diciembre de 1952 se aprobó una “Memoriapresupuesto de Restauración de la Casa del Chapiz”, redactado por el arquitecto de la 7ª Zona, Francisco Prieto-Moreno Pardo el 21/11/1952, para obras consideradas urgentes (AGA, Caja 51/11276). Su presupuesto ascendía a 10.000 Pts. y su principal objetivo era reparar “desplomes y grietas en los encuentros de sus fábricas, ocasionados por cedimientos de cimentación y por empujes de cubiertas”, sobre todo en muros y cimentaciones próximos a la Cuesta del Chapiz. La obra quedó interrumpida por falta de presupuesto. En carta de 6/05/1957 Seco de Lucena indica al contratista le remita “el presupuesto de lo que costará terminar la casa de la Conserjería”. El 16 de agosto de ese año se aprobó una “Memoria de las obras de restauración en la Casa del Chapiz”, redactada también por el arquitecto de Zona, con presupuesto de 10.000 Pts y carácter urgente (AGA, Caja 51/11276). En carta de 15/03/1960 de Seco de Lucena a Gallego Burín, Director General de Bellas Artes, le indica que con 10.000 pts que libró hacía dos años se avanzó algo, pero aun quedaba por hacer obra por importe de unas 15.000 pts. Todavía seguía el Conserje
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habitando con su familia en los dos salones del piso bajo [Salón de Actos y “sala de recibo de la Escuela”]. En carta de 12/02/1962 de Seco de Lucena al Vicesecretario 2º del CSIC, le indica que la D. G. de Bellas Artes, que ocupaba desde 1961 Gratiniano Nieto, terminó de financiar la reconstrucción de la Conserjería, habiendo vuelto allí el conserje a principios de febrero. 7.- PROYECTO DE CONSTRUCCIÓN DE MURO DE CONTENCIÓN EN EL LINDERO CON LAS ESCUELAS DEL AVE MARÍA. 09/06/1972 aprobación presupuesto de Honorarios de arquitecto y aparejador: 104.091 Pts. Se produjo el hundimiento, sin víctimas, del muro existente con anterioridad al 21/05/1971 (Carta de 21/05/1971 del Director de la EEA, Luis Seco de Lucena Paredes a Ángel González Álvarez, Secretario General del CSIC). 8.- PROYECTO DE OBRAS DE CONSOLIDACIÓNY RESTAURACIÓN EN LA CASA DEL CHAPIZ. Promotor: Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Arquitecto: Francisco PrietoMoreno Pardo. Aparejador: Francisco Peña Rubio. Presupuesto total: 3.000.864 Pts (incluidos honorarios de los técnicos), importe de la contrata: 2.872.905 Pts. Contratista: Rafael García Serrano. Oficio del Director de la EEA remitiendo el proyecto al Secretario General del CSIC: 10/10/1977. Aprobación por el Secretario General del CSIC el 05/12/1977.
Acta de recepción provisional: 05/10/1978. 9.- PROYECTO DE ACTUACIÓN EN LA ESCUELA DE ESTUDIOS ÁRABES. Promotor: Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Arquitecto: Carlos Sánchez Gómez. Proyecto: 18/11/1986. Ejecución de la obra: abril – septiembre, 1987. Presupuesto de contrata: 4.727.567 Pts. Contratista: Montajes Eléctricos Ayllón. En el proyecto se planteaba la renovación total de la Instalación Eléctrica por ser obsoleta e inadecuada, ya que había zonas donde estaba realizada con tubo “Bergman” y en otras grapeada a la viguería de madera de los techos. Otras deficiencias eran la carencia de interruptores diferenciales y magnetotérmicos, la escasez de iluminación así como la ausencia de alumbrado de emergencia y de señalización. Se planteó con redes vistas mediante canaletas situadas en la parte alta de los paramentos y mecanismo adosados. De este modo se evitaban las rozas en las fábricas originales y se facilitaban futuras ampliaciones o modificaciones de la instalación. 10.- PROYECTO DE ELIMINACIÓN DE HUMEDADES EN LA ESCUELA DE ESTUDIOS ÁRABES. Promotor: Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Arquitecto: Carlos Sánchez Gómez. Proyecto: 20/07/1987. Inicio de la obra: enero, 1988. Presupuesto de contrata: 8.927.155 Pts.
Contratista: Remarnes (Miguel Ángel Castillo Amaro). El objetivo del proyecto era la eliminación de humedades en muros y la renovación de instalaciones de suministro de agua y alcantarillado. Se picó los revestimientos existentes en las partes bajas de los muros, pues en una equivocada intervención anterior se intentó paliar el problema enfoscando los paramentos afectados por la humedad con cemento hidrofugado. Esto produjo la ascensión de humedades de capilaridad hasta una altura de tres metros en algunas zonas. Se creó una barrera antihumedad a la altura del arranque de los muros por medio de la inyección a baja presión, por gravedad, de siliconato cálcico sobre vehículo acuoso. Después se le dio un revoco de mortero de cal y arena gris sin finos. En la fachada al Camino del Sacromonte se picó por completo el grueso enfoscado continuo de mortero de cemento existente y se aplicó un recovo de mortero de cal y arena gris a los cajones de tapias de tierra, dejándose vista la fábrica de ladrillo salvo en la parte baja. Finalmente se aplicó pintura a la cal a toda la fachada y se quitó el cableado adosado a la misma. Bajo el balcón del extremo oeste apareció el dintel de madera del amplio vano existente, que tiene sillares de piedra en sus partes bajas. La ventana con reja empotrada en el marco de madera existente entonces, fue cambiada por un balcón de mayor anchura y altura, manteniéndose la posición del dintel. Para evitar humedades provenientes del riego del Patio de la Fuente, en la base de los muros de las crujías existentes en sus lados oeste y sur se hizo una
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cámara de aireación ventilada y registrable, con un sistema de drenaje conectado a la red de saneamiento. En la Sala de Lectura se convirtió la puerta hacia la Cuesta del Chapiz en ventana y se trasladó la placa existente sobre ella al lado derecho del arco morisco de entrada al patio norte. Con objeto de preparar la futura instalación de armarios compactos para los depósitos de libros y de revistas de la biblioteca en la planta baja del mismo patio, se cerraron ventanas que se abrían hacia el Patio de la Fuente en el testero oriental de la sala de la crujía norte y en la sala de la crujía este. Se renovó completamente la red horizontal de saneamiento, mediante tuberías de PVC, y la de suministro de agua, mediante tubos de polipropileno en exteriores, para lo que se aprovechó la cámara bufa existente en los lados oeste y sur del jardín de la Fuente, y de cobre vistos en el interior del edificio. Se suprimió la acometida de agua existente y se unificó con la de 2 pulgadas realizada en 1987 junto a la puerta de acceso a la rampa de la cochera, que ya estaba en servicio para riego del jardín. 11.- PROYECTO DE REFORMA DE LA INSTALACIÓN DE CALEFACCIÓN, ASEOS Y AISLAMIENTOS EN LA ESCUELA DE ESTUDIOS ÁRABES. Promotor: Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Arquitecto: Carlos Sánchez Gómez. Proyecto: mayo 1988. Ejecución de la obra: octubre 1988 - febrero 1989. Presupuesto de contrata: 9.361.823 Pts.
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Contratista: Remarnes (Miguel Ángel Castillo Amaro), subcontrata: Instalaciones Técnicas Curiel. Se desmontó el sistema existente de calefacción mediante radiadores de agua, que era independiente en cada casa. El de la casa meridional se instaló al iniciarse la actividad de la EEA, en 1932, con cuarto de caldera en la habitación del extremo este de la crujía norte. Por su parte, el de la casa septentrional se instaló en las obras realizadas según proyecto de Miguel Fisac de 1942, previas al inicio de la actividad de la Residencia Marroquí, en el curso 1944-45. Su cuarto de caldera estaba en la crujía este, proyectándose, una vez desmontada, la creación de unos aseos en su lugar. El combustible utilizado en ambos casos era el carbón. El nuevo sistema se hizo mediante fan-coils, con objeto de que en el futuro sirvieran también para la refrigeración, y tuberías vistas para evitar la apertura de rozas en los muros. La sala de calderas se ubicó en la planta baja de la crujía oeste del patio sur, donde había un antiguo aseo. Se colocó una nueva caldera grande de gasóleo y se reutilizó también la cámara de combustión de la antigua de carbón existente en este patio (que ya no era la original de la década de 1930), adaptándola a este combustible. El depósito de gasóleo se ubicó en un recinto soterrado, construido al efecto, en la parata alta del jardín existente junto a la Cuesta del Chapiz. La distribución de agua del circuito hidráulico se realizó mediante una red de tuberías de cobre aisladas con coquillas de poliuretano. La circulación se encomendó a un grupo de bombeo doble de 5.000 l/h y 10 m.c.a. de presión.
12.- PROYECTO DE REFORMA DE CARPINTERÍA EN LA ESCUELA DE ESTUDIOS ÁRABES. Promotor: Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Arquitecto: Carlos Sánchez Gómez. Proyecto: septiembre 1989. Inicio de la obra: 1990. Presupuesto de contrata: 9.361.823 Pts. Contratista: Remarnes (Miguel Ángel Castillo Amaro). El objetivo de esta intervención fue reformar la carpintería exterior, para conseguir un mayor aislamiento térmico en los huecos de cerramientos, mayor confort y menor coste energético. También incluía el solado de dos cuartos, uno en la planta baja y otro en la primera, y la renovación del empedrado del patio septentrional, que se levantó en la obra previa de eliminación de humedades. Se decidió sustituir el colocado por Torres Balbás, ornamentado con dibujos florales, por otro sobre una solera de hormigón, pero sin ningún motivo decorativo, tal como aparecía en numerosas fotografías antiguas. Las ventanas colocadas en las décadas de 1930-40 presentaban malos ajustes por deformaciones de la madera, poca solidez como resultado de su poca escuadría y escaso aislamiento térmico, debido al acristalamiento con vidrio sencillo. Se planteó su sustitución por otras dotadas con doble vidrio, manteniendo los cercos existentes para no afectar a la fábrica en la que están recibidos. Para mejorar el aislamiento térmico de las salas principales con arcos en su acceso y puertas de tornos abriendo hacia el exterior, se colocó puertas de vidrio templado Securit, tanto en sustitución de las que tenían unas de 1932
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con armazón de madera y vidrios pequeños, como en otras donde no había cerramiento hermético. De este modo se garantizaba el confort y se mejoraba la percepción visual de los arcos. En habitaciones secundarias con vanos de acceso adintelados se colocaron puertas de madera con un único vidrio grande. 13.- PROYECTO DE RESTAURACIÓN DE CUBIERTA EN LA CASA DEL CHAPIZ. Arquitecto: Pedro Ponce de León Hernández. Arquitecto director de obra: Carlos Sánchez Gómez. Promotor: D. G. de Bienes Culturales, Consejería de Cultura, Junta de Andalucía. Proyecto: mayo 1988. Ejecución de la obra: inicio el 23/03/1990. Presupuesto de contrata: 7.695.135 Pts. Contratista: Se planteó una renovación total de la cubierta, con objeto de mejorar su aislamiento térmico y su estanqueidad. Se desmontó las tejas, excepto la cobija inferior de las bocatejas y se limpió la tablazón. Sobre ella se colocó una lámina de plástico y listones de madera para sujetar las placas de aislante térmico blando (lana de vidrio). Sobre los listones se clavó paneles de tablero aglomerado hidrófugo, de madera con resinas de ureaformol, con sellado de juntas. Sobre ellos se volvió a poner las tejas reutilizadas sentadas con mortero de cal y láminas de cinc en las limahoyas. 14.- PROYECTO DE REHABILITACIÓN DEL JARDÍN DE LA ESCUELA DE ESTUDIOS ÁRABES. Arquitecto: Luis Ramón-Laca Menéndez de Luarca.
Mayo de 2003. Obra de la primera anualidad ejecutada en febrero de 2004. Presupuesto en tres anualidades consecutivas: 21.437 €, 32.042 € y 17.102 €. Consta de Memoria, Mediciones y Presupuesto, planos, fotografías y dos apéndices. Contratista: Ajardinamientos Nevada, S. L. Se plantea la recuperación del jardín, de 4.500 m2 de superficie y plantado hacía ya 70 años. Su mediocre estado de conservación había sido constatado en una visita realizada el 26 de marzo de 2002 por parte de Juan Armada Diez de Rivera, ingeniero agrónomo y conservador del Real Jardín Botánico (CSIC) de Madrid. Tras ella escribió un informe de fecha 02/04/2002, recogido en el Apéndice II, en el que sugería redactar un proyecto que incluyera un levantamiento topográfico, un catálogo de las especies cultivadas en el jardín y una propuesta de rehabilitación del mismo. En el proyecto se catalogaron 173 pies (considerando los setos como un pie) correspondientes a un total de 48 especies distintas. Destaca por su número el ciprés común o piramidal (cupressus sempervirens), con 52 ejemplares, y el naranjo amargo (citrus aurantium), con 29 pies. La actuación se distribuía en tres anualidades, de las cuales solo se ha llevado a cabo la primera y no en su totalidad. Ésta consistió básicamente en apear los árboles en mal estado, bajar la altura de los setos de boj de un metro a unos 50 cm, con objeto de que pudiesen cultivarse plantas de flor en el interior de los cuadros delimitados por aquellos, así como sustituir los setos de boj por otros de arrayán en los lados de
la alberca del patio meridional y en el jardín de la Fuente, donde también se modificó el arbolado. Entre las propuestas no realizadas de la primera anualidad cabe destacar la realización de un pozo de captación de agua del nivel freático. En las fases posteriores se proponía la sustitución de los enormes cipreses, que ocupan el lugar de la desaparecida crujía oeste del citado patio, por otros recortados con forma de muro y pilares de altura no superior a 2,5 m. También se preveía la colocación de dos pérgolas de madera en la parata destinada a aparcamiento, en lugar de la poco estética estructura metálica existente en la actualidad. 15.- PROYECTO DE REMODELACIÓN DE LAS CASAS DEL CHAPIZ CON DESTINO A ESCUELA DE ESTUDIOS ÁRABES. Arquitecta: Noemí Cruz Orantes. Arquitecto técnico y Coordinador de Seguridad y Salud: Francisco Urbistondo Tamayo. Contratista: Construcciones y Promociones Javier Dávila S.L. Ejecución de obra: enero 2007 – enero 2009. Presupuesto de adjudicación: 408.957 €, Presupuesto final ejecutado: 449.229 €. La intervención se desarrolló sobre dos áreas diferentes: las fachadas exteriores del edificio y los jardines al Camino del Sacromonte y a la Cuesta del Chapiz, y el establecimiento de un nuevo sistema de acceso así como la mejora del patio meridional y su entorno. La autorización de esta obra por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía (Exp. BC.01.26/07), requirió un Informe Preliminar de “Análisis estratigráfico mu-
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rario de las fachadas exteriores de la Casa del Chapiz” realizado en julio de 2008, así como una Memoria Científica del mismo, de igual contenido, y otra del “Seguimiento arqueológico de las obras de adecentamiento del jardín”, suscritas en enero de 2009 por el arqueólogo José M. Torres Carbonell. Así mismo, la Delegación de Granada de la citada Consejería acordó que el proyecto de obras se subdividiera en separatas, que fueron autorizándose sucesivamente. Se reorganizó el acceso a la EEA, que a partir de entonces se hace por la cancela del antiguo “Carmen del Chapiz” existente en la Cuesta del mismo nombre, quedando la entrada desde el Peso de la Harina reservada a la vivienda del conserje. Este cambió motivó el traslado de la conserjería desde la esquina noroeste del patio norte al extremo sur de la crujía este del patio meridional. Se reparó los muros de contención de las paratas de los lados oeste y sur de dicho patio y fueron instaladas luminarias de diodos (LEDs) en las escaleras y muretes, así como un video portero en la nueva entrada. También se cambió todas las luminarias de ambos patios. En el Salón de Actos fueron colocados en la parte alta de sus muros longitudinales unas falsas vigas de escayola para ocultar tuberías de calefacción y servir al mismo tiempo de soporte a una iluminación indirecta mediante tubos fluorescentes. En el patio meridional se cambió el pavimento de tierra compactada por otro de solera de hormigón pobre, rebajando el nivel del patio hasta situarlo unos 15 cm por debajo del correspondiente a los pórticos. En las zonas donde se encontraban las desaparecidas crujías sur, y parcialmente la oes-
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te, se elevó el pavimento de éstas para conseguir la misma diferencia de niveles. La recogida de aguas del patio se resolvió mediante la colocación de un imbornal continuo de piedra caliza gris de Sierra Elvira alrededor de los cuatro lados de la alberca, conectado a la red de saneamiento existente. Se instaló una red de riego por goteo en este patio y en las terrazas ajardinadas que lo rodean por sus lados sur y oeste. Se reparó y pintó a la cal las fachadas exteriores, procediéndose a restaurar los sillares de piedra toba que conformaban las jambas del vano de entrada desde la Placeta del Peso de la Harina así como del otro inmediato de mayor anchura situado al este del mismo. En el muro del jardín al Camino del Sacromonte fueron abiertos los vanos con arco carpanel que habían quedado cerrados por tabiques de ladrillo desde su creación en las obras de 1932, protegiéndose por una malla metálica que permite las vistas en dirección al Generalife. 16.- PROYECTO DE OBRAS DE REORDENACIÓN DE SALA DE CLIMATIZACIÓN Y NUEVO ASEO EN LAS CASAS DEL CHAPIZ. Arquitecta: Noemí Cruz Orantes. Arqu itecto técnico: Francisco Urbistondo Tamayo. Coordinación de Seguridad y Salud: Miguel Martín Gil. Contratista: Construcciones y Promociones Javier Dávila S.L. Ejecución de obra: abril 2009 – febrero 2010. Presu puesto de adjudicación: 160.704 €, Presupuesto final ejecutado: 172.772 €. La autorización de esta obra por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía requirió una
excavación arqueológica, realizada entre los meses de mayo y julio de 2009 por los arqueólogos Francisco Javier Domínguez Muñoz, director de la intervención, y José M. Torres Carbonell, técnico colaborador. Ambos suscribieron la Memoria Científica de la misma con fecha 09/10/2009. En los sondeos se detectó un depósito secundario de época ibérica sobre el que se construyó un muro de aterrazamiento de tapias de argamasa de cal, datable a finales del siglo XV o principios del siguiente, que sirvió de base al conjunto edificado de las Casas del Chapiz. Se trata de hacer una sala subterránea en la parata alta del jardín existente junto a la Cuesta del Chapiz, con objeto de trasladar la máquina refrigeradora que está sobre dicho jardín en la actualidad así como la caldera de la calefacción. Esta sala de climatización constituye una ampliación del espacio donde se encontraba oculto el depósito de gasóleo, que ha tenido que ser trasladado a otro espacio subterráneo de nueva creación ubicado unos metros más al sur dentro de la misma parata. Una parte de la nueva sala se cubre mediante una rejilla metálica a nivel del suelo de la parata, con objeto de garantizar la adecuada ventilación de la maquinaria. Al principio se pensó que sería necesario construir una nueva chimenea de salida de humos, pero finalmente se ha podido conectar la caldera con la existente, que está en el testero sur de la crujía oeste. En la actual sala de calderas, situada en la planta baja de la crujía oeste de la casa meridional, se propone construir unos aseos adaptados a minusválidos, con un vestíbulo común y dos cabinas, destinados principalmente al servicio de las actividades del Salón de Actos.
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LA
CASA
DEL
CHAPIZ:
ÍNDICE
Presentación ................................................................................................... 5 PARTE I LA CASA DEL CHAPIZ: HISTORIA Introducción .................................................................................................. 9 I .- El siglo XVI La etapa morisca — Hernando el Ferí, “el viejo” ............................................................................. 13 — Juan el Ferí ................................................................................................. 15 — Hernando el Ferí, “el joven” ............................................................................ 16 — Lorenzo el Chapiz......................................................................................... 21 — La Casa del Chapiz........................................................................................ 25 — El paso a manos castellanas. La incorporación a la Corona ...................................... 27 — El Patronato de Salazar................................................................................... 32 II.- El siglo XVII ............................................................................................ 37 III.- El siglo XVIII — El agua de la Casa del Chapiz .......................................................................... 41 — El traspaso a la Compañía de Fábricas y Comercio................................................. 44 — La Real Compañía de Fábricas y Comercio de Granada ........................................... 46 — Don Luis Ruiz ............................................................................................. 49 — Datos sobre la Casa. Dependencias, huerta, tierras y linderos ................................... 55 IV.- El siglo XIX — Desde comienzos de siglo hasta 1852 ................................................................. 57 — La Casa del Chapiz y la familia Fernández ........................................................... 59 — La situación de la Casa del Chapiz en este siglo .................................................... 61 — La historiografía del siglo XIX.......................................................................... 64 V.- El siglo XX — La intervención de la Comisión Provincial de Monumentos de Granada ....................... 75 — La incorporación al Estado. Don Leopoldo Torres Balbás ......................................... 81 — Otros datos relacionados con la Casa ................................................................. 87 VI.- La Escuela de Estudios Árabes — Antecedentes nacionales ................................................................................. 89 — Antecedentes granadinos ................................................................................. 92 — Lo inmediato ............................................................................................... 93 — Nace la Escuela ............................................................................................ 94 — La Casa .....................................................................................................108 — La Asociación Hispano Islámica ........................................................................111 — La Escuela bajo el Patronato (1932-1936) ..........................................................114 — Comienza la actividad ...................................................................................119 323
La Casa del CHAPIZ ÍNDICE
— — — —
Otras actividades. Conferencias invitadas y viajes científicos ....................................122 El personal de la Escuela ...............................................................................124 La Escuela durante la Guerra Civil (1936-1939) ..................................................126 La Escuela en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas. La primera etapa (1939-1983) ...............................................................................................130 — La Residencia. La Casa de Marruecos ................................................................136 — De nuevo la Escuela .....................................................................................143 — La segunda etapa (1984-2013).........................................................................149 — La Biblioteca ..............................................................................................157 — La actualidad investigadora de la Escuela ............................................................161 PLANIMETRÍA DE LA CASA DEL CHAPIZ ..........................................................167
PARTE II LA CASA DEL CHAPIZ: ARQUITECTURA Y RESTAURACIÓN VII. Descripción y análisis del estado actual ...................................................197 VII.1. Emplazamiento ................................................................................197 VII.2. La casa septentrional .........................................................................198 VII.2.1. Fachadas exteriores ....................................................................198 VII.2.1. El patio ..................................................................................200 VII.2.2. Planta baja ...............................................................................201 VII.2.3. Planta primera ..........................................................................203 VII.2.4. Planta segunda ..........................................................................206 VII.3. La casa meridional ...........................................................................207 VII.3.1. Fachadas exteriores ....................................................................207 VII.3.2. El patio ..................................................................................208 VII.3.3. Planta baja ...............................................................................210 VII.3.4. Planta primera ..........................................................................211 VII.4. La casita accesoria ............................................................................213 VII.5. Los jardines ....................................................................................213 VII.5.1. El jardín del patio meridional y las paratas a oeste y sur del mismo ........214 VII.5.2. El jardín con forma de crucero .....................................................215 VII.5.3. El jardín situado en el antiguo huerto .............................................216 VIII. La hipotética casa nazarí dentro de una almunia .....................................219 VIII.1. Elementos arquitectónicos .................................................................220 VIII.1.1. Elementos arquitectónicos que permanecen in situ .............................220 VIII.1.2. Elementos arquitectónicos que fueron llevados a museos .....................221 324
La Casa del CHAPIZ ÍNDICE
VIII.2. Técnicas constructivas ......................................................................225 VIII.3. Análisis tipológico ...........................................................................227 VIII.4. Fuentes documentales ......................................................................228 IX. La casa en la época morisca .....................................................................231 X. La casa del Chapiz después de su incautación .............................................233 XI. La restauración de Leopoldo Torres Balbás (1929-1932) ...............................239 XI.1. Primer Proyecto de Reparación, año 1929 ...............................................239 XI.2. Segundo Proyecto de Reparación, año 1930 .............................................243 XI.3. Tercer Proyecto de Reparación, año 1931 ................................................249 XII. Los jardines diseñados por Leopoldo Torres Balbás ...................................261 XIII. Las adaptaciones posteriores (1933-2010) ................................................267 XIII.1. Modificaciones en el edificio. .............................................................267 XIII.1.1. La Residencia de estudiantes marroquíes en la casa septentrional y otras modificaciones diversas .............................................................267 XIII.1.2. Reparaciones de daños causados por la lluvia y adaptaciones menores .....271 XIII.1.3. La conversión de la Casa del Chapiz en un Instituto de Investigación moderno ........................................................................................273 XIII.1.4. Las obras de reforma con motivo de la celebración del 75 aniversario de la fundación de la EEA...................................................................276 XIII.2. Modificaciones en los jardines ............................................................278 A modo de resumen .....................................................................................283 APÉNDICE.- OBRAS MENORES Y MAYORES REALIZADAS EN LA CASA DEL CHAPIZ (1932-2010) .........................................................................285 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS, ARCHIVÍSTICAS, DOCUMENTALES Y DE PRENSA ........................................................................................311 ÍNDICE .......................................................................................................323
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La Casa del Chapiz DEFINITIVO jueves, 20 de marzo de 2014 10:16:30