185 108 37MB
Spanish Pages [544] Year 2014
1964
BT 109 .072 1958 v.l Orbe, Antonio, 1917-
Hacia la primera teologia d la procesión del Verbo
Analecta Gregoriana Cura
Pontificiae Universitatis
VOL SERIES
Gregorianae edita
XCIX
FACULTATIS THEOLOGICAE Sectio
A
(n.
17)
HACIA LA PRIMERA TEOLOGIA DE LA PROCESION DEL VERBO Estudios Valentinianos
-
Vol 1/1
por
ANTONIO ORBE
S.
J.
ROMAE APUD AEDES
UNIVERSITATIS
19 58
GREGORIANAE
IMPRIMI POTEST
Romae,
die 15 Octobris 1958
Paulus Muñoz Vega,
R. P.
S. I.
Rector Universitatis
IMPRIMATUR
E
Vicariatu Urbis, die 8 Novembris 1958
f
Aloysius Traglia
Archiep. Caesarien., Vicesgerens
ROMAE
-
TYPIS PONTIFICIAE UNIVERSITATIS GREGORIANAE
AL LECTOR
Mucho se retrasó la publicación del volumen que ahora sale. Concebido en sus líneas generales y aun explicado durante el primer semestre del curso 1952-53 antes que iniciara la serie de Estudios Valentinianos, adquirió la forma actual hace dos años. De entonces acá vinieron a la luz documentos de sumo interés, que hubiera gustado tener a la mano mucho antes. Destaca el « Evangelium Veritatis » (Zürich 1956), últimamente completado per H. M. Schenke (ThLZ 83, 1958, 497-500) y corregido con verdadero escrúpulo por Walter C. Till (Orientalia 27, 1958, 269-286). No he podido asimilarlos como era menester, aunque los haya utilizado con alguna frecuencia. La tesis fundamental permanece inalterada. Personalmente, desde el punto de vista valentiniano y gnóstico, apenas veo seria probabilidad de que la biblioteca de Khénoboskion plantee una nueva concepción relativa al Verbo. En los dos volúmenes ya publicados Est. Valent. II y IV he perseguido la exegesis de unos cortos versos de la Escritura. En el presente, conforme al designio inicial, habría de estudiar la primitiva exegesis de Ioh 1, 1-2. Sólo empero examino sus preliminares dogmáticos, y dejando para otra ocasión el trabajo complementario exegético, trato de ahondar en las primeras especulaciones teológicas sobre el Verbo. A sabiendas omití dos problemas fundamentales el modalismo gnóstico, y la procesión valentiniana del Verbo Creador fuera del Pleroma. No veo aún posibilidad de ofrecerlos, sin haber esclarecido antes algunos puntos de Cristología y Pneumatología, todavía no resueltos, ni siquiera formulados con la debida penetración. Entre tanto, vayan estas páginas, a las que pronto seguirían otras sobre la Cristología del s. II si circunstancias ajenas a mi voluntad no impusieran un ritmo lento de publicación. Agradezco a los críticos la benignidad con que acogieron mis anteriores volúmenes, y les encomiendo éste, harto más necesitado de ella. Muchos me han ayudado con su interés y ciencia para escribir lo bueno que halle el lector. Menciono con singular complacencia al R. P. Pablo Muñoz Vega, Rector de la Univer-
—
:
—
—
AL LECTOR
IV
R. P. É. Dhanis, Prefecto de Estudios al R. P. É. Gay Bibliotecario de la Gregoriana, espléndido y finísimo en todas ocasiones al R. P. J. Schyns, en quien siempre hallé ayuda desinteresada a mis colegas de Facultad los RR. PP. J. Alfaro y F. Asensio, cuyo criterio y observaciones llevé al trabajo con la mayor estima. de manera muy particular, a mi querido H. B. Arruti S. J., cuyo sacrificio continuo esconden todas y cada una de estas páginas. sidad
;
al
;
thier, Prof.
;
;
Y
Roma y
26 de Octubre de 1958
Fiesta de Jesucristo
Rey A. O. S. J.
INDICE GENERAL
pág.
Al
ni
lector
V
Indice general
ix
Siglas
x
Introducción
Sección primera
LA PROCESION DEL VERBO Capítulo primero.
— Theos
Agnostos
3
Sobre todo nombre Via oppositionis Via eminentiae Los nombres de Dios Dios Luz El silencio del Abismo
6 14 16
Filosofía gnóstica (valentiniana) del
Nombre
24 38 58 68 98
divino
Conclusión
—
Dios Padre Elementos gnoseólogicos sobre
Capítulo segundo.
eclesiásticos del
El sentido último de s.
s.
101 los
nombres divinos, entre
101 111 114 144 147
II
la
paternidad de Dios
Ireneo
Teófilo Antioqueno Atenágoras s.
Controversias tertulianeas
:
A) Hermógenes y Tertuliano B) Praxeas y Tertuliano
153 157 165 179 186 195
Controversias origenianas
Actividad divina antes de crear el mundo El IV. tratado gnóstico del Codex Jung Conclusión y síntesis
—
¿ Monismo o Dualismo inicial Ireneo (adv. haer. I, 30) Los « gnósticos » de s. Hipólito Justino gnóstico
Capítulo tercero. Ofitas de
Basílides
s.
los
?
203 210 219 232 246
INDICE GENERAL
VI
Pág-
Esquema fundamental Marción y el dualismo
252 259 266 270 281
gnóstico
Bardesanes
Hermógenes y
el
dualismo
Conclusión
v
Capítulo cuarto,
— Deus Ratio
Dualidad de sexos en Dios Bythos/Sige Actividad de Bythos/Sige Clemente Alejandrino
....
Pensamiento y Voluntad en
la generación del Unigénito Causalidad fisiológica de los sexos La contemplación del Padre y la divinidad del Hijo Deus/Ratio en Tertuliano A modo de conclusión Excursus Las actividades mentales en la procesión del Logos :
Capítulo quinto.
— Tanquam
.
.
a mente voluntas
El ángel del gran consejo visible del invisible
Dios
Categorías origenianas en torno a la distinción Padre/Hijo
.
.
.431 449 453 462 465 474 481 490
Voluntarismo origeniano Procesión del Verbo según Excerpta ex Theodoto 6-7 Algunas coordenadas históricas :
Arríanos s. Hipólito Confirmación hermética Mario Victorino
A modo
351 361 363
387 398 408 411
Análisis de algunos fragmentos origenianos
Imagen
287 289 294 307 324 333 338 343
504
de conclusión
Sección segunda
A PROPOSITO DE LA PROBOLE VALENTINIANA
—
L Eclesiásticos favorables a la probóle A) Escritores Latinos
Capítulo sexto.
.
.
.
519
:
Tertuliano
El montañismo y la probóle
Novaciano Lactancio s.
Hilario
519 525 532 540 555
INDICE GENERAL
Capítulo séptimo. s.
VII
pág.
— B)
Escritores Griegos
:
565 584 604 611 617 622
Justino
Taciano Clemente Alejandrino s.
Hipólito
Dionisio Alejandrino Marcelo de Ancira s.
Capítulo octavo.
—
Ireneo Especies de
II.
Eclesiásticos adversos a la probóle
.
.
.
s.
«
emisión
» 1
Visibilidad del Hijo
Ireneo y el Homoousios La generación inenarrable s.
Orígenes Orígenes y los arríanos s. Atanasio Capítulo nono.
— La
probóle entre los herejes no valentinianos 698 710 726 737
Basílides Ps. clementinas
Epístola de Arrio a s. Alejandro El arriano Cándido y el « typus »
A
633 633 640 655 660 664 674 679 692
manera de conclusión
Bibliografía
745
,
755
Indice de Escritura
789
Indice de Autores
793
Indice de materias
y
términos técnicos
807
SIGLAS
AAA
ACW AGWG AuC
BAC
BAW
—
Acta Apostolorum Apocrypha, ed. Lipsius-Bonnet Ancient Christian Writers, Westminster (Maryland) Abhandlungen der Gesellschaft der Wissenschaften zu Gottingen Antike und Christentum, F. J. Doelger Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid Sitzungsberichte der Bayerischen Akademie der Wissenschaften,
München
BLE BT CAG
Bulletin de Littérature Ecclésiastique, Toulouse
CC
Corpus Christianorum, Turnholt Cataloeus Codicum Astrologorum Graecorum, Bruxelles Mss. gnóstico del Museo Copto en el Cairo Corpus Hermeticum, ed. Nock- Festugiere, Paris Corpus Inscriptionum Graecarum Catalogue des Manuscrits Alchimiques Grecs, Bruxelles fe x Corpus Scriptorum Christianorum Orientalium, Louvain Corpus Scriptorum Ecclesiasticorum Latinorum, Vindobonae Dictionary of Christian Biography, London
Bibliotheca Teubneriana, Leipzig
Commentaria
CCAG CG
CH CIG CMAlchG csco
~
CSEL
DCB EE ET EV F1P
FPhG
FzGNTK
—
Estudios Eclesiásticos, Madrid Excerpta ex Theodoto JT Evangelium Veritatis, Zürich Florilegium Patristicum, Bonnae
Fragmenta Philosophorum Graecorum,
— Forschungen nons, Th.
GCS
HE HGLH HThR
in Aristotelem Graeca, Berlin
ed.
Mullach
zur Geschichte des neutestamentlichen Ka-
Zahn
Die
Griechischen Christlichen Schriftsteller der drei Jahrhunderte, Leipzig Historia Ecclesiastica Historia General de las Literaturas Hispánicas
ersten
JTS
The Harvard Theological Review, Cambridge The Journal of Theological Studies, London
NGG
Nachrichten der Góttinger Gesellschaft der Wissenschaften
OCP PG
PGM PL
Orientalia Christiana Periódica,
Roma
Migne, Patrología Graeca Papyri Graecae Magicae, Preisendanz Migne, Patrología Latina
(Mass.)
X
PS P.-W.
RB
RHE RHPhR
RHT RSR
RTAM SBA SCh
SVF
TU ThLZ
VC ZfKG ZkTh
ZnTW (ZNW)
SIGLAS
— Graffin-Nau, Patrología Syriaca — Pauly-Wissowa (Kroll), Real-Encyclopádie der classischen Altertums-Wissenschaft — Revue Biblique, París — Revue d'Histoire Ecclésiastique, Louvain — Revue d'Histoire et de Philosophie Religieuses, StrasbourgParis — La Révélation d'Hermés Trismégiste, Festugiere — Recherches de Science Religieuse, Paris — Recherches de Théologie Ancienne et Médiévale, Mont César — Sitzungsberichte der Berliner Akademie der Wissenschaften — Sources Chrétiennes, Paris — Stoicorum Veterum Fragmenta — Texte und Untersuchungen zur Geschichte der lichen Literatur, Leipzig — Theologische Literaturzeitung, Leipzig — Vigiliae Christianae, Amsterdam — Zeitschrift für Kirchengeschichte, Stuttgart — Zeitschrift für katholische Théologie, Innsbruck — Zeitschrift für neutestamentliche Wissenschaft, Giessen altchrist-
INTRODUCCION Ante la Gnosis heterodoxa de los siglos primeros se han adoptado actitudes diversas. En los comienzos predominó una abierta hostilidad por parte de los eclesiásticos. Ni s. Ireneo ni Orígenes ni mucho menos Tertuliano se detuvieron a estudiar el significado medular de su lenguaje mítico. A la actitud burlona de la Gnosis frente a la Magna Iglesia respondieron ellos rechazando en bloque su doctrina. La curiosidad y el apremio del apostolado indujeron a algunos, como s. Ireneo y s. Hipólito, a examinar su producción literaria, con gran fidelidad a la letra y al sentido obvio. Creyeron poder refutarla con eficacia, mediante una síntesis fiel de los documentos. Afortunadamente su amor a la verdad, y un extraño e instintivo sentido de orientación, les gobernó en la selección de las fuentes. Sólo las que nos ha legado s. Ireneo, dentro de la gnosis valentiniana, son de inapreciable valor. A la tradición escrita juntaron algunos el trato directo con los gnósticos. A fiarnos de su interpretación, la Gnosis era un fenómeno enteramente anormal, absurdo, en el seno de la Iglesia que no aportó luz sobre ningún problema, y debía ser rechazado por completo, en todas y cada una de sus manifestaciones. Ninguno de los primeros heresiólogos trató de buscar coherencia y armonía en las fundamentales directrices heterodoxas, ni siquiera dentro de una misma Escuela. Los autores según ellos se copiaban unos a otros. Si algo inventaban era por el afán de aparecer innovadores, multiplicando absurdos sobre adsurdos, y disimulando malamente su verdadera filiación pagana. Yendo a la refutación concreta, casi todos insistían en doctrinas muy particulares, tales como la multitud de eones, pluralidad de dioses, diversidad entre el Dios Bueno y el Demiurgo, correlación entre la antropología y soteriología puntos sensiblemente chocantes con la mentalidad del pueblo cristiano. Rarísimas veces se detenían en elementos de especulación más honda y sutil. El argumento ex silentio requiere suma cautela. Pero es sintomático que los heresiólogos no dieran la batalla en puntos de suma trascendencia, v.gr. la no-eternidad de las procesiones divinas, la libertad en la generación del Unigénito, su finalidad económica ;
—
—
:
xn
INTRODUCCION
etc. ¿ Era porque en mente nada que objetar .
.
.
tales ?
¿
0
puntos no hallaban fundamentalquizás porque atentos a lo más impresión que podía hacer entre
obvio trataron de prevenir la la gente sencilla ? A larga distancia de los heresiólogos han venido los historiadores del dogma. La Gnosis les ha preocupado, como fenómeno histórico. Las más veces, como exponente de una mentalidad paralela a la eclesiástica mentalidad tan abigarrada y multiforme como las Escuelas en que se dividía. Poco se han preocupado en descubrir las grandes líneas del pensamiento gnóstico y si alguna vez, para subrayar dependencias e influjos demasiado genéricos (helenismo, influjos orientales, hermetismo, religión de misterios .) que por resolverlo todo, en concreto poco o nada resuelven. Muchos de ellos se complacen en discriminar escuelas y sistemas con arreglo a los datos inmediatos de los primeros heresiólogos, creyéndose autorizados a caracterizar una Gnosis determinada, como sistema completo, sin apenas discutir el esquematismo ingenuo heredado de los Padres. Así v.gr. los Naasenos se caracterizarían como Gnosis autónoma, en virtud de los elementos legados por s. Hipólito. Como si el Santo hubiera legado a la posteridad todo y solo lo típico y exclusivo de tales herejes. En sana metodología yo encuentro esta actitud enteramente desacertada. El título de Naasenos o Setianos u Ofitas nada prueba. ¿ Es que no pueden dos fuentes, bautizadas con distinto nombre, encubrir una misma ideología, limitándose la una a desarrollar lo soteriológico y la otra lo cosmogónico ? ¿ Sería acertado interpretarlas como fuentes ideológicamente autónomas ? si un heresiólogo ha recogido bajo el mismo pabellón elementos silenciados por otro (atribuyéndoselos v.gr. a un Basílides) ¿ basta la diversidad de temas desarrollados para multiplicar autores con arreglo a la distinción de fuentes inmediatas ? sin embargo los críticos proceden así en su mayoría. No contentos con multiplicar sistemas dentro de una misma escuela, distinguen con generosa facilidad las notas específicas de las grandes Escuelas, con arreglo a la terminología siempre parcial de los documentos fragmentariamente llegados a nosotros. Este error de perspectiva, muy natural, obedece al estudio inmediato y obvio de los documentos. Todos parecen recelosos de armonizar el contenido doctrinal de las diversas fuentes, y discriminar los planos, a veces paralelos, en que se mueve un mismo autor, en función de sus destinatarios o del punto de vista inmediato. ;
;
.
Y
Y
—
—
.
INTRODUCCION
La única
XIII
actitud que ofrece garantía en
el
estudio de la Gnosis
está en penetrar hasta el fondo último de los problemas, sin hacer demasiado caso del dato primero y obvio ; y sí mucho de la menta-
lidad encubierta en
el
diferencias dentro de
mito.
No
conviene ser
una misma Escuela
;
fácil
ni de
en multiplicar
una Escuela a
Nunca fueron los heterodoxos tan arbitrarios, ni tan geniales, como para crear en todas sus piezas, sistemas tan complejos y coherentes. Hijos de su siglo, es de presumir aceptaran muchos otra.
axiomas y premisas a la sazón indiscutibles, y estructuraran sus sistemas particulares dentro del mismo esquema, dado sobre todo el sincretismo ambiente. Toda gnosis había de abarcar los tres teogonia (= cosmogonía), antropología y soteriología. aspectos La habilidad en el crítico ha de estar en descubrir no el esquema, sino la orquestación específica introducida en la osatura fundamental de la Gnosis, o más probablemente en alguna parte de ella. Pero en esto mismo hay peligros de interpretación. Uno de los más funestos descansa en contentarse con señalar algunas «leyes de Gnosis» que apenas resuelven nada. El lenguaje mítico, empleado por los gnósticos, autoriza sin duda un margen relativo de interpretación, mas no tan amplio como algunos se figuran. El mito, las más veces, va articulado según categorías rigurosas, imperadas por una idea bien concreta. Las « leyes de Gnosis en sí iluminan bien poco, mientras no se conozca la ideología interesada en tal o cual mito. La catalogación de Gnosis, con arreglo al colorido inmediato de sus documentos más representativos, es igualmente expuesta. por el mismo peligro de perderse en generalidades, sin perfilar los problemas concretos, interesados en mitos a primera vista inconexos y disparatados. Así se explica el que aun tratándose de Escuelas cristianas los críticos se dejen siempre alucinar por cuestiones genéricas, tales como su dependencia de Gnosis paganas, helenística o iránica ; resbalando por el contenido específico. si lo estudian es para concluir las más veces que la orquestación cristiana resulta super:
Y
Y
y no impone una problemática tan compleja como para una Teología gnóstica sólida e independientemente estructurada. Los historiadores de religiones han incurrido en este peligro. Juntamente como corolario de la misma actitud fundamental conviene subrayar la ausencia, entre los críticos, de un
ficial,
definir
—
—
estudio serio sobre los elementos específicos del Dogma cristiano en sus primeras especulaciones. Casi todos ellos tratan de explicar la teología gnóstica sin recurrir para nada a la de los primeros apo-
XIV
INTRODUCCION
y dogmáticos. Alguna vez recurren a ella para subrayar no el contenido dogmático de la propia Gnosis. En la creencia de que el Dogma cristiano sigue una trayectoria enteramente distinta, entre eclesiásticos y gnósticos y como si estos
logetas
contrastes,
;
últimos ignoraran por entero las cuestiones específicas del cristianismo y los temas desarrollados por sus adversarios. Los críticos no creen, al parecer, factible declarar temas específicamente cristianos, dentro de la Gnosis, acudiendo a la solución eclesiástica ni viceversa, dentro de la Iglesia, acudiendo a las soluciones heterodoxas. Según la clásica formulación de Tertuliano, a propósito de la 7rpopoX7] « non ideo non utitur et Veritas vocabulo isto et re ac censu eius, quia et haeresis utitur. Imo haeresis potius ex Veritate accepit, quod ad mendacium suum strueret Viderit haeresis, si quid de Veritate imitata est» 1 Esta cláusula encierra toda una metodología de la Gnosis. Muchos de los peligros indicados son inherentes a obras de síntesis. Necesariamente han de tocar todos los puntos, y se ven en la precisión de subrayar los temas más obvios, menos específicos. En medio de algunas felices intuiciones prevalece una infinidad de conceptos y nociones descoloridos. Muchas veces se olvida que hay mayor abismo entre dos escritores contemporáneos, de mayores analogías sensibles, que entre autores muy distanciados en la terminología y en el tiempo. En el presente volumen no son tan fáciles errores de generalización, porque plantea una tesis muy concreta el problema trinitario entre los gnósticos. Lo trinitario adopta sin embargo formas varias de una a otra Gnosis. con facilidad puede uno dar igual relieve a tríadas de ninguno o escaso valor, o simplemente multiplicarlas ad infinitum. La dificultad de individuar las diversas tríadas, y dar con su significado estricto, hasta llegar a la trinidad privilegiada, señalando sus variaciones de una Gnosis a otra, hace que el tema de la Trinidad gnóstica se haya tocado muy poco o nada. Conscientes de ella los críticos han subrayado con interés particular algunos paralelismos externos, demasiado externos, sin estudiar las nociones interesadas en el Dogma cristiano, ni las soluciones específicas de los heterodoxos a la problemática del Verbo. Los historiadores de las religiones han hecho caso omiso de tales problemas, y ni siquiera los han planteado. El mismo silencio se advierte entre los historiadores católicos del Dogma trinitario. Thomassin apenas dice nada. Antes de él ;
.
.
:
Y
i
Adv. Prax. VIII.
.
.
XV
INTRODUCCION
anglicano Bull estudiaron indirectamente algunos temas ; pero sin tocar los planteamientos típicos de la Gnosis. Entre los antiguos quizás el más rico en intuiciones, y recomendable aún, es 2 El P. Lebreton ofrece bien poco. Su el benedictino R. Massuet tonalidad apologética, ha subestisensible escrita con obra clásica, gnósticas ; yendo a resolver úniproducciones priori las mado a camente la teología eclesiástica, dentro de los cánones impuestos
Petau y
el
.
por un planteamiento posterior. Yo encuentro además que por el afán de explicar Homero por Homero, elimina infinitos elementos indispensables para dar con la solución. Hay cuestiones en lo trinitario que sólo pueden plantearse adecuadamente con un amplio margen cronológico, y la perspectiva simultánea de la dogmática heterodoxa. Problemas que sólo se han formulado documentalmente en escritos posteriores pero cuya atmósfera se dejaba sentir mucho antes. La doctrina del adv. Praxean no se presentó espontánea. Sus fórmulas tienen una tradición riquísima, escondida en nociones fundamentales muy anteriores, pero poco desarrolladas. Nadie se agota en una o dos obras. Ni Tertuliano ni s. Justino. Y es muy creíble que lo trinitario haya merecido muchas páginas hoy perdidas, de que penden Tertuliano y autores posteriores. La ideología fragmentaria de un autor se esclarece mucho con otras complementarias de autores distanciados en el espacio y en el tiempo. Cuestiones planteadas por los adversarios de s. Ireneo y de Orígenes, pudieron muy bien adoptar la misma forma y provocar análogas reacciones, por encima de diferencias de tiempo y lugar. Unos mismos eran los adversarios, unas mismas las cuestiones, y aun las soluciones. Bien puede una doctrina no formulada por s. Ireneo esclarecerse con la respuesta explícita de Orígenes o de Tertuliano. Veremos muchos casos de estos, particularmente sugestivos porque nos sitúan por un lado ante la misma doctrina (= valentiniana), y por otro frente a dos o más figuras de ideología complementaria y homogénea (Ireneo, Tertuliano, Orígenes .). Para el planteamiento de un problema complejo, hace mucho verlo en dos o más autores a fortiori, en dos o más ideologías que lo aborden personalmente sobre todo si el tecnicismo de los elementos y nociones en juego resulta común a todos, ortodoxos y heterodoxos, herméticos y estoicos, sin diferencia de confesiones. Inútil explicar Homero por Homero, cuando las más veces sus obras desarrollan temas tangenciales, y han de silenciar por fuerza la explicación clásica, precisamente por clásica. El silencio sobre ;
.
—
—
;
2
.
Dissertationes in Irenaei libros,
apud Stieren
II pp. 54-355.
XVI
muchos puntos
INTRODUCCION trinitarios
en
la teología del
s.
II, tiene
aquí su
no los tratan porque los suponen. El doble estadio del Logos inmanente y prolaticio era casi un axioma. Si los apologetas le aceptaban para la causalidad del Verbo sobre el mundo, lo trinitario no entraba derechamente en su campo de visión. Que aparezcan o no los dos Logos, importa poco. Basta un término empleado técnicamente y en un pasaje crucial, para abrirnos a la teoría y obligarnos a salir de la letra del autor. Muchos se encierran gustosamente en las páginas de una obra, y tienen derecho a hacerlo, mientras ellas no les obliguen a salir. La teología de s. Ireneo por su enorme importancia histórica en la Dogmática está estructurada en lucha con un sistema muy coherente, más rico de lo que imaginan los historiadores de la Trinidad, y de ramificaciones mucho mayores en el espacio, de las que autoriza la cronología de sus obras. Hay respuestas y soluciones, y hay sobre todo planteamientos en el Santo, que sólo se explican a la luz de Orígenes y de Tertuliano. La primitiva doctrina trinitaria ha de ampliar horizontes, explicación. Los Padres
—
—
en su planteamiento, llevando la misma abertura de espíritu para ortodoxos y heterodoxos, para individuos como s. Justino y s. Ireneo, y tipos como Taciano, Tertuliano y Orígenes. Con ello el Dogma católico adelantará fácilmente sus propias bases doctrinales, filosóficas, hasta descubrir probables ramificaciones e interferencias con el helenismo o con la exegesis escrituraria precristiana.
Quiero prevenir una duda. ¿ Puede acaso la Gnosis heterodoxa aportar elementos de valor, decisivos, al problema trinitario ? Yo creo que sí. Ante todo, por ser la que primero discurrió en serio sobre las procesiones divinas, haciendo de la Tzpo$Q'kr¡ un instrumento capital del sistema por haber llevado la psicología al campo de las actividades divinas, con una riqueza asombrosa de matices. Aun cuando no hubiera influido en lo eclesiástico, solo por adelantársele en el tiempo, sería de apreciar su estudio. Pero hay mucho más. Los gnósticos desarrollan con frecuencia puntos no discutidos ni controvertidos por los eclesiásticos, quizás por constituir el patrimonio común de los cristianos. Elementos que en todo caso dan la impostación primera, y se impusieron luego mutatis mutandis a los heresiólogos, obligándoles inconscientemente a construir dentro de su temática. Metodológicamente, tan ilícito es explicar a los eclesiásticos por solos gnósticos, como a éstos por solos eclesiásticos. Si lo trinitario aparece en las primeras especulaciones católicas como ele;
INTRODUCCION
XVII
mentó de reacción, y necesita el complemento de la Dogmática heterodoxa también los heterodoxos ganan mucho con los elementos de juicio señalados por los heresiólogos, y derivados hacia un terreno psicológicamente más cercano y asequible a nosotros que el mito. Hay que habituar primero el espíritu al estado mental de los ;
y a su lenguaje y tecnicismo propio. Lo cual no requiere gran esfuerzo, en quien se acerca a los documentos sin prejuicio alguno. La Gnosis aborda con predilección problemas que la Magna Iglesia dejaba en la penumbra. Así v.gr. las procesiones divinas. Igual que otros temas, éste de las procesiones puede ser estudiado desde el punto de vista mítico o metafórico, y sobre todo en su contenido doctrinal teológico: índole, desarrollo, motivo, jerarquía, siglos primeros,
terminología de las emisiones. Se adivina el interés que había de presentar un trabajo sobre la materia entre los gnósticos. Sus magnos representantes debieron de entender su importancia, cuando la desarrollaron con tanto tecnicismo, tan armónico, con tanta variedad de recursos, y con una maravillosa uniformidad en el planteamiento y en la solución. El fenómeno se impone sobre todo dentro de la escuela valentiniana.
En un principio creía yo encontrarme en la Gnosis con una solución enteramente errada, que si alguna conexión tenía con la
Dogma trinitario contribuía bien poco a su conocimiento. Hoy no lo creo. Estudiando los elementos doctrinales encubiertos en el mito, va uno comprobando su maravillosa uniformidad con el substrato de las teorías eclesiásticas primitivas. A partir de ellos se llega casi al mismo punto a que conducen los apologetas. A mi juicio, sin los valentinianos será difícil descubrir la fecundidad de algunas fórmulas origenianas y tertulianeas. Esto obliga a estudiar el tema trinitario y concretamente el de las procesiones divinas con suficiente amplitud para abarcar las categorías de ambos campos, gnóstico y eclesiástico. Lo cual extiende y complica el trabajo. Por eso me he visto precisado a tratar un punto muy limitado la procesión del Verbo, más exacto la del Unigénito.
historia del
—
—
:
En tema
absoluto caben todavía muchas maneras de desarrollar
o)
ción
el
:
:
la
estudiándolo entre las diversas escuelas, por yuxtaposiprocesión del Unigénito según Valentín y sus discípulos.
INTRODUCCION
XVIII
Analogías con Basílides, los Naasenos, Barbelognósticos etc. Confrontar sus soluciones y contrastarlas con las eclesiásticas. b) estudiarlo en una determinada Gnosis, por su significación y riqueza singular en la materia confrontando luego sus soluciones con las de la Iglesia. c) plantear primeramente los problemas especulativos, sin relación alguna a determinado sistema ni escuela. Establecer con arreglo al planteamiento los elementos de solución aportados en la primera teología. El trabajo que presentamos va por esta última vía. Parte por evitar prejuicios en el planteamiento mismo. Nos interesan los problemas, no la índole de quienes los plantean o solucionan. Parte también para prevenir el peligro de generalizar, tanto más sensible cuanto la materia es aquí sumamente delicada, y todo perfil resulta importante. Por eso consideramos casi exclusivamente el problema entre los Eclesiásticos y la Gnosis valentiniana, trinit ariamente la más rica, sugestiva y precisa. Dentro mismo de tan reducido campo, hemos tocado aquellos puntos que habían de tener mayor trascendencia en los días de Nicea y aquellos cuya solución explique mejor tanto extensiva como intensivamente, la temática de siglos posteriores. A pesar de tales limitaciones, no nos lisonjeamos de haberlos tocado como es debido. Los recientes hallazgos de Nag-Hammadi 3 imponen una revisión a los documentos manejados hasta hoy. Es muy posible que sus datos compliquen la tarea histórica. Por lo menos la enriquecerán. Los documentos que sirven de base a nuestro estudio, por la parte valentiniana, se verán notablemente .
.
;
:
aumentados. Y sin embargo, no abrigo ningún recelo de que substancialmente haya de corregir unas conclusiones, imperadas por el estudio armónico de elementos muy heterogéneos y de orquestación variadísima y personal. El haber hallado en ellos un denominador común de que la fundamentalmente tan rico, es garantía creo yo mentalidad era también común y en líneas generales única. En el desarrollo del trabajo el lector encontrará muchos puntos discutibles. Así por ejemplo en el cap. I hay algunos elementos ciertamente no indispensables para los capítulos siguientes. Los he indicado por adelantar conceptos comunes a todas las gnosis, que vendrán bien en volúmenes posteriores cuando haya de estu-
—
3
Véase H. Ch. Puech, Découverte
Egypte, Encycl. franc.
XIX
19.42
-
—
tfiine bibliothéque gnostique en
4/13.
Haute-
XIX
INTRODUCCION
dentro del plan general diar a los Simonianos, Basilidianos etc. que me he propuesto. Tampoco el cap. III toca directamente un .
.
elemento trinitario. Es un preliminar genérico, que sólo pretende situar debidamente la cuestión de la soledad y eternidad de Dios. Bien entendido que siendo lo trinitario, por aquel entonces, una parte integrante de la Economía, tiene aquí mayor razón de ser que en nuestra mentalidad actual. He reservado toda la segunda Sección para la probóle. Históricamente merecía detenido estudio, por las variaciones a que dio lugar al correr de los siglos, enredándose en todas las controversias prenicenas, y comprometiendo la teología de los autores que tomaron posición ante ella. La Sección apenas esclarece la psicología de la probole.Y silencia precisamente la parte que mayor interés podría ofrecer su estudio entre los mismos valentinianos. Este silencio ha sido muy pretendido, y por varias razones la primera, porque la probóle valentiniana no es tan limitada en sus aplicaciones, como aparece entre los eclesiásticos. Interviene ciertamente en la generación del Unigénito, pero también en la constitución jerárquica del Pleroma y en la emisión del Salvador. Aparte la probóle paralela de la substancia animal y material, de aplicación en la cosmogonía y antropología. Tratarla adecuadamente requeriría ampliar al menos el horizonte trinitario hacia lo sote:
:
Además, la probóle valentiniana es un caso particular problema de la (ji&s^, desarrollado entre otros gnósticos y aun paganos. Creo haber insinuado algunos elementos significativos para esclarecerlo los suficientes para orientar al lector. Y finalmente lo dicho en la Sección Primera sobre la naturaleza de la procesión « tanquam a mente voluntas » parecía bastante a especificar la emisión característica que dio lugar al Unigénito valentiniano. La aplicación soteriológica y cosmogónica vendrán en su día. A vueltas de innumerables deficiencias, el volumen tiene su unidad y armonía bien claras. Como preliminar a la exegesis valentiniana de Ioh 1,1 s. resulta sin duda muy largo, pero no inútil. En todo caso, puede valer para introducir en los problemas triniriológico.
del
:
tarios del siglo II, dentro
y fuera de la Gnosis valentiniana. consideración final. En un trabajo donde se manejan tantos nombres, y de tan encontradas tendencias ; donde se mezclan eclesiásticos y herejes, figuras inmaculadas de personalidad
Una
eclesiástica incontroversa,
y elementos ideológica y aun humana-
mente alejados
del verdadero sentido cristiano, fácil es llevar adelante sus analogías, pasando sin solución de continuidad de la
ortodoxia al error.
Hay temas comunes
a eclesiásticos
y a
herejes.
XX
INTRODUCCION
Y
Ideologías y soluciones también comunes. cuanto más se adentren en la filosofía, para explicar el Dogma, los contactos serán quizá más frecuentes e íntimos. No obstante nunca la ideología trinitaria de los eclesiásticos, por muy seguros y caracterizados que sean, representa de lleno la doctrina de la Iglesia. Hablamos de la teología profesada por los escritores eclesiásticos, defendida por ellos según su individual mentalidad: no de la Teología oficial de la Iglesia, simple e incontaminada, jamás comprometida en humanas categorías de tiempo y lugar. La teología sabia sigue caminos ignorados de la Verdad inmutable, y fácilmente yerra. La Iglesia vive otra atmósfera superior, manteniendo el depósito sagrado, simple, de su Regla de Fé :
Haec Regula a
instituía, millas habet apud nos Christo quaestiones, nisi quas haereses inferunt, et quae haereticos faciunt 4 .
.
.
.
4
Tert. praescr.
XIII
in fine
:
cf.
J.
Lebreton, Les degrés de
la connais-
RSR
12 (1922) 265 ss. ; Le désaccord de la foi de la théologie savante dans VEglise du lile siécle, 19 (1923)
sance religieuse d'apres Origéne,
populaire et 481 ss. ; 20 (1924) 5 389 ss.
RHE
ss.
;
H. E. W. Turner, The Pattern of Christian Truth
SECCION PEIMERÁ La procesión
1
—
A. Orbe, S.
I.,
vol. I.
del
Verbo
Capitulo primero
THEOS AGNOSTOS Al abordar el dogma trinitario entre los gnósticos el estudioso ha de pasar por alto muchas categorías y problemas actuales. Hoy la filosofía se distingue muy bien de la teología. Entonces no. Los grandes sistemas valentinianos, ofíticos, basilidianos coordinaban todos los elementos en una ciencia única, como lo vehaciendo desde tiempo inmemorial los Brahmanes 1 El Antiguo y Nuevo Testamento eran una fuente de inspiración. nían
.
ellos figuraba las más veces una literatura apócrifa muy copiosa 2 Pero tanto las fuentes legítimas como las apócrifas se interpretaban dentro de esquemas filosóficos muy determinados, 3 y según cánones en uso para la exegesis alegórica de Homero , 4 5 Hesíodo o de los órneos , generalizada por estoicos y neopita-
Con
.
góricos 1
Cf.
6 .
H. de Glasenapp, La Philosophie Indienne
Paris 1951 p. 112 ss. 2 Cf. Iren. adv. haer.
de A. M. Esnoul)
(vers.
=
Epiph. Panar. 34, 18, 7 (Holl II. 33, 11 I, 20, 1 véase H. Ch. Puech, Les nouveaux écrits gnostiques 91-154 max. 104 ss. ; Quispel, Gnosis 1-12. 3 Cf. F. Wehrli, Zur Geschichte der allegorischen Deutung Homers im Altertum (Diss. Basilea) 1928 ; H. I. Marrou, Éducation 522 s. n. 14 ; Zeller, Philosophie III/I p. 331 ss. ; Stein, Psychologie der Stoa I. 10 n. 13. sobre todo F. Buffiére, Les mythes d'Homére, Paris 1956. 4 Cf. Festugiére RHT IV. 53 n. 3 ; Ziegler, art. Plutarchos P.-W. 235 s. ss.)
:
Y
6
Cf.
P. Decharme,
La
critique des traditions
religieuses chez les
Grecs
au temps de Plutarche, Paris 1904 sobre todo pp. 270-353 y el reciente libro de J. Pépin, Mythe et Allégorie, Paris 1958 fundamental y muy rico los prolegómenos de H. Schrader a su ed. de Porphyr. Quaest. Homer. ad Iliad. 383-412 Lobeck, Aglaophamus 155 ss. Villoison, Theologia physica Stoicorum, passim Wendland, Hellenist. Kultur 112 ss. ; O. Casel, de Silentio 42 ss. et si lubet Carcopino, Pythagore 25 ss. Wolfson,
des origines
;
;
;
;
;
;
;
Philosophy I. 34. 38 Camelot, Foi et Gnose 71 s. ; Cadiou, Jeunesse 240. Para el alegorismo de Proclo véase Zeller, o. c. V p. 885 n. 4 para el de Pselo (s. XI.) Zervos, Michel Psellos 168 ss. En general, para el alegorismo pa;
;
—
gano Cumont, Symbolisme 2 I. 216 ss.
Gnosis
ss.
(fundamental)
;
para
el
gnóstico Joñas.
CAPITULO PRIMERO
4
La mayor novedad de nuestro estudio
reside aquí en descuesquemas) adoptadas entre los magnos corifeos de la Gnosis para el dogma trinitario. Históricamente el interés no puede ser mayor. A ellos debemos las primeras especulaciones sobre la Trinidad la impostación primera de los datos escriturarios en un sistema cerrado Hoy día el dogma trinitario constituye una de las partes :
brir las corrientes de ideas [resp.
:
como
tal no se deja senen los tratados relativos a la creación, elevación sobrenatural, escatología. No así en las primeras teologías gnósticas. La Trinidad influía de manera decisiva en la cosmogonía, en la soteriología y en las demás ramas así filosóficas como rebgiosas. L na de las dificultades del estudio que abordamos descansa precisamente en esta polivalencia de la doctrina trinitaria. En nuestras aulas la Trinidad adopta un significado técnico preciso la doctrina del Dios uno en esencia y trino en personas, Padre Hijo y Espíritu Santo. A esta luz descubrimos elementos trinitario- en los escritos revelados, singularmente en el NT. Pero las primeras generaciones cristianas, conscientes del Símbolo trinitario, no babían llegado a la claridad y Hmpieza que conocieron las generaciones posteriores a Xicea y Constantinopla. Los gnósticos en concreto bablan de mucbos elementos triádicos. Cuál de ellos responde mejor a la Trinidad ? \ para no abordar qué método se impone para estudiar el tema con prejuicios
capitales de la teología cristiana tir
imperiosamente en
las
demás
:
pero
v. gr.
:
;.
entre ellos
el
dogma
trinitario ?
Se ha solido contraponer el paradigma trinitario oriental al occidental Los orientales arrancan del Padre (ó Qziz) derivando su divinidad a las demás personas, para subir luego de lo personal al estudio de la naturaleza común. Los occidentales prefieren el camino inverso. No trato de caracterizar por esta vía a los
Padres y Escritores eclesiásticos. Su mayor o menor tendencia a destacar un pimto puede muy bien haber procedido de necesidad^ circunstanciales, a veces polémicas, que limitan notablemente el horizonte. Entre los gnósticos, tales limitaciones polémicas o no existieron en absoluto, o no se nos dejan sentir como para infundir sospechas. Lno de sus mayores encantos, desde el punto de vista histórico doctrinal, reside en esta libertad omní-
mi* Estudios Valentinianos V. p. \ II nota. de Régnon, Études I. 335 ss. 428 ss. 432 Origene 105 n. 166. 7
Cf.
8
Cf.
;
últimamente Crouzel,
THEOS AGNOSTOS
5
moda de
especulación. Los gnósticos teorizaron sin reparo, dando Las únicas limitaciones les venían impuestas por la letra de la Escritura, y por su educación personal literaria. La primera traba no era considerable. Habituados a la exegesis alegórica, tenían recursos para justificar con la letra inspirada, cualquier ideología preconcebida 9 Su habilidad diá-
libre vuelo a su ingenio.
.
El mismo desprecio que los apartaba de la Magna Iglesia, separaba probablemente a unos de otros. Pero como la analogía en puntos capitales se denuncia con toda claridad de una Gnosis a otra u se adivinan sin dificultad las filtraciones ideológicas que hubo de haber entre los sistemas heterodoxos 12 Un punto sensiblemente análogo en todas las sectas gnósticas lo constituye la doctrina relativa al primer principio, la noción del Ente Supremo. lectica se hizo
proverbial
10
.
,
.
9
vultis
Cf.
Est.
non
Val.
Faust. Manich. 10
V. 270 n.
3.
creditis, vobis potius
XVII
«
In Evangelio quod vultis Evangelio creditis ».
quam
quod
creditis, S.
Agust. C.
3.
116 ss. 11 Siempre que hablo de refiero a la heterodoxa. Cf. Est. Val. II.
la
Gnosis o de los gnósticos sine addito,
12
me
Fenómeno sensible en corrupciones textuales escriturarias, comunes a sectas heterogéneas cf. Turner, Pattern 167-196 puede asimismo verse A. Bludau, Die Schriftfalschungen der Háretiker, Münster i. W. 1925 Refoulé, en su ed. de Tert. de Baptismo SCh. vol. 46 p. 14 ss. P. Monceaux, Faustus 21 ss. y Gregorianum 37 (1956) 201 ss. ;
;
;
;
SOBRE TODO NOMBRE Antes del mundo, existía
el
Antes del Cristo, vivía
Cristo.
Padre. Antes aún que fuera Padre, era Dios. Tres grandes etapas en que puede jalonarse la teología gnóstica, entre la eternidad y el tiempo. Durante los primeros siglos cristianos quizá ningún eclesiástico ha definido con tal copia de pormenores la noción de la divinidad, como los gnósticos. Adelantándose a la teología apofática del neoplatonismo 1 y aun a la eclesiástica 2 fuertemente influidos por la teología helenística del Theos Agnostos 3 todos los sistemas heterodoxos insistieron en la trascendenel
,
1
Recojo dos testimonios de neoplatónicos cristianos. Según Sinesio (de c. 9 PG 66, 1065 D - 1068 A) todavía no se ha dado con un nombre que alcance a Dios en su esencia. Incapaces de definirla, los hombres se fatigan por alcanzarle designándole mediante sus atributos. Inútil denominarle padre, creador, principio y causa. Por ese medio, únicamente se indica su conducta con los súbditos. Si decimos que es Rey, aludimos a su reino, en lugar de aprehender o definir su naturaleza. Mario Victorino Nomina vero ab iis quae se expresa así en pugna con el arriano Cándido posterius sunt, et ab iis quae post Deum, et inventa et assumpta sunt. Et quoniam non est invenire nomen dignum Deo, ab iis quae scimus nominamus Deum habentes in intellectu, quoniam non proprie nominamus nec appellamus quemadmodum dicimus Vivit Deus, Intelligit Deus. Proinde a regno
—
:
;
:
actionibus nominamus actiones Dei, existente tamen illo super omnia ñeque tantum existente, sed quasi existente o-j$k ovtoú; j-ápyovTo?, áXXá
nostris
;
ÚTráp/ovTor. Isto etiam modo substantiam, existentiam, et caetera huiusmodi apponimus Deo, et eius essentiae oucríav aliter dicimus, aliter se habente substantia creata ad quod inest sibi, et ad suum etiam esse. Similiter et cum dicimus, quod Deus factus est Christus vel homo non quod veré factus sit, sed quoniam unus sit et in ómnibus sit et omnes in ipso idcirco dicatur ómnibus omnia factus, ut essent non quod factus sit ut esset. sed quod effectus sit ad ita esse ... Non ista dicuntur in eius existentia, sed
ovro^
(jiixpou
:
:
:
in actus et administrationem potentiae et virtutis eius ce.
28-29
clo,
PL
8,
1033 C
Theolog. Platonis 2
ss.
Entre
lib. II
c.
los neoplatónicos
Liber de gener. div.
paganos puede verse Pro-
5 ss.
Véase últimamente Osborn, Clement of Alexandria 184-186. 3 Cf. E. Norden, Agnostos Theos, Leipzig 1929, corregido de raíz por Festugiére RHT IV. Puede verse aún con fruto J. Kroll, Lehren p. 1 ss.
SOBRE TODO NOMBRE cia del Ser
o
Supremo
que comienza por no
4 ,
7
ser ni tener
forma
nombre alguno. Entre
Till
5 ,
las
últimas publicaciones gnósticas, editadas por significativas. Una de ellas dice
hay páginas
W.
C.
:
El (verdadero) Dios, el Padre de todo, el Espíritu Santo Invisible, que está sobre el universo, que (descansa) en su incorruptibilidad, se halla en la luz pura, a la cual no hay vista que pueda mirar. Al Espíritu no se le ha de concebir como Dios, o definirlo de manera determina-
más excelente que los dioses. Es una potessobre la cual nadie manda. Nadie en efecto (ni nada) existe antes de El, ni El necesita de nadie. No requiere vida alguna, por ser eterno. Nada le hace falta, por ser incapaz de complemento. Tan incapaz que en todo tiempo es absoluta consumación. Es Luz. E infinito, porque nadie es antes que El para delimitarle. Indiscernible ( no sujeto a Siáxpicr^) 7 , pues nadie existe antes de El para discernirle. Es el Inconmensurable, porque ningún otro, que hubiera existido antes de El, le ha medido. Invisible, porque nadie le vio. Es el Eterno, que siempre existe. El Indescriptible, a quien nadie ha comprendido para describirle. Es aquel, cuyo nombre no se puede nombrar, porque nadie hay que haya sido antes de El para nombrarle. Es la Luz inmensa, la santa limpia Pureza, el Indescriptible, Perfecto, Incorruptible. (El verdadero Dios) no es consumación ni Santidad, ni (siquiera) Divinidad, sino algo mucho más excelente que eso. No es tampoco infinito ni fué limitado, sino algo más excelente que eso. No es corpóreo ni incorpóreo. No es grande (y) tampoco pequeño. da,
Porque
tad
(ápxvj)
es
6
=
•
ss. E. R. Dodds, Proclus. The Elements of Theology 310-3. Ultimamente Puech-Quispel VC IX (1955) 71 ss. donde examinan la teología negativa y los términos del IV. trat. del Codex Jung. Mantienen su valor Joñas, Gnosis I. 246 ss. ; Koch, ps. Dionysius 72 ss. 4 Cf. si lubet Quispel, Gnosis 33 ss. 5 Die gnostischen Schriften des koptischen Papyrus Berolinensis 8502,
12
TU
;
60, 1955.
6 Principio, principado cf. r¡ toxvty) appTj-ro? apxh de Jámblico; apud Dámaso. Dubitationes c. 43 ed. Ruelle I. 86, 4 s. 7 Para el concepto de Siáxpiaig en oposición a évasaic, tienen importancia singular los neoplatónicos cf. v. gr. Proclo, in I. Alcibiad. ed. Westerink 217, 12 ; Damascio, Dubitationes ed. Ruelle index p. 352. §§ 53, 4 ; 65, 4 :
:
;
CAPITULO PRIMERO
No
tiene magnitud alguna mensurable. (Tampoco es) criatura alguna, y nadie puede concebirle. En general, existe, sino algo superior a eso. No que sea (en sí) excelente, sino por ser algo peculiar suyo 8 no participa en ningún eón. El tiempo no le es propio, pues a quien ha participado en un eón, otros (eones ? agentes superiores ?) le han configurado 9 No le han hecho partícipe de tiempo, pues no recibe (nada) de ninguno que se lo comunique. tampoco necesita nada. En suma, nadie hay anterior a El 10
nada de cuanto
.
Y
.
No
todas las Gnosis describen tan espléndidamente
principio ni con fórmulas tan accesibles. Sería
merced
paralelos a estas últimas,
muy
común
tecnicismo,
al
al
primer
fácil señalar
a cristia-
nos y paganos, que envuelve la mayoría de ellas u Hay sistemas mucho más abigarrados en su teología 12 y los hay que no obstante cierta parsimonia en el número de epítetos, emplean expresiones más significativas aún y más audaces. No contentos con denegarle a Dios todo atributo, forma, nombre o determinación esencial, parecen sustraerle el acto mismo de la existencia. Tal por ejemplo Basílides 13 .
,
:
Era, dice, cuando nada era pero ni la nada era alguno de los seres, sino pura y simplemente, fuera de todo sofisma, era en absoluto nada (-^v 6Xco