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Spanish Pages [159] Year 2017
Forma y función del diccionario. Hacia una teoría general del ejemplo lexicográfico
Eduardo José Jacinto García
Forma y función del diccionario. Hacia una teoría general del ejemplo lexicográfico Prólogo por
Ignacio Ahumada
Jacinto García, Eduardo José Forma y función del diccionario : Hacia una teoría general del ejemplo lexicográfico [Recurso electrónico] / Eduardo José Jacinto García ; prólogo por Ignacio Ahumada. -- Jaén : Servicio de Publicaciones, Universidad de Jaén, 2017. -- (Seminario de Lexicografía bolsillo) XIV, 140 p. ; 17 x24 cm ISBN 978-84-9159-032-3 1. Español (Lengua) 2.Lexicografía 3. Diccionarios I. Ahumada, Ignacio, pr. II. Universidad de Jaén. Servicio de Publicaciones, ed. III. Título. 806.0-3
© Eduardo José Jacinto García © Universidad de Jaén Edición ebook, marzo 2017 Diseño y Maquetación Servicio de Publicaciones ISBN 978-84-9159-032-3 Depósito Legal J-167-2017 Edita Publicaciones de la Universidad de Jaén
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A mis sobrinos, Juanjo y Lucía
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Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XI Introducción: Breve historia de los modelos metalexicográficos . . . . . . . . . . . . 3 I. Cuestiones teóricas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13 1. Algunas propuestas terminológicas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13 2. ¿Qué es realmente un ejemplo lexicográfico? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16 2.1. ¿Sintagma o enunciado? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17 2.2. ¿Infralema o ejemplo traducido? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22 2.3. Ejemplos y otras indicaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28 3. ¿Qué es un buen ejemplo en lexicografía? Sobre la conveniencia o no del uso de ejemplos basados en corpus y ejemplos de competencia . . . . . . 35 4. Los principios lexicográficos de garantía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39 5. El ejemplo lexicográfico y el problema de la metalengua . . . . . . . . . . . . . . . 40 6. Forma y función en la microestructura del diccionario . . . . . . . . . . . . . . . . . 45 II. Hacia una tipología del ejemplo lexicográfico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53 1. La forma del ejemplo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53 1.1. Ejemplos condensados y ejemplos libres . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55 1.2. Ejemplos sin indicación de fuente y ejemplos con indicación de fuente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57 2. El contenido del ejemplo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 61 2.1. Ejemplos metalingüísticos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 62
2.2. Ejemplos lingüísticos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 64 2.3. Sobre la inteligibilidad de los ejemplos lexicográficos . . . . . . . . . . . . . 67 3. La función del ejemplo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69 3.1. Las funciones lingüísticas del ejemplo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73 3.1.1. La función ilustrativa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73 3.1.2. La función testimonial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83 3.2. Las funciones extralingüísticas del ejemplo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86 3.2.1. La función estética . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86 3.2.2. La función didáctico-enciclopédica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 88 4. Tipología del ejemplo lexicográfico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 91 Conclusiones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97 Glosario . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 103 Referencias bibliográficas y diccionarios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 123
1. Referencias bibliográficas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 125 2. Diccionarios consultados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 135
Prólogo El Diccionario bibliográfico de la metalexicografía del español (DBME) se viene publicando bajo mi dirección desde el año 2006. En un primer volumen presentamos el inventario de cerca de tres mil quinientas referencias sobre la producción metalexicográfica del español desde los orígenes (c. 1535) hasta el año 2000 (Jaén, 2006). A partir de esta primera entrega, el DBME se convirtió en un volumen quinquenal: 2001-2005 (Jaén, 2009) y 2006-2010 (Jaén, 2014). Los tres volúmenes publicados hasta ahora alcanzan un total de 6 338 registros. El equipo del DBME tiene asumido desde sus inicios las dificultades que encierra la redacción de una bibliografía metalexicográfica total sobre nuestra producción lexicográfica. La mejor manera de resolver esta dificultad —intrínseca por su propia naturaleza a cualquier recopilación bibliográfica— ha sido la constante revisión y actualización de nuestros datos. Durante la ejecución del volumen tercero del DBME se ha desarrollado en el seno del grupo de investigación una aplicación informática (la base de datos Nebrija-Valdés) entre cuyos objetivos se ha contemplado con especial interés (a) la actualización de los datos publicados en los volúmenes impresos y (b) la incorporación paulatina de los resúmenes correspondientes a las 6 500 referencias con las que cuenta dicha aplicación. La edición de cada nuevo volumen, al tratarse de una recopilación bibliográfica no solo alfabética sino también orgánica, me lleva a realizar el cómputo de los cinco grandes campos temáticos en los que se organiza el DBME. Bueno será señalar que estos cinco campos temáticos se distribuyen en veintidós áreas temáticas, que a su vez se clasifican en doscientas treinta y cuatro subáreas. He de señalar que las tareas de organización temática acarrean en sí mismas no menores dificultades que las tareas propias de recopilación documental. En cuantas ocasiones me ha sido posible, he destacado la desproporción numérica que se observa cada quinquenio entre la producción bibliográfica de los dos grandes campos de nuestra clasificación: (1) la teoría general sobre el diccionario y (2) la historia de la lexicografía del español. Los trabajos redactados sobre nuestro pasado lexicográfico superan con creces, no solo a aquellos otros sobre el diccionario en sí mismo, sino también a cualquiera otro de los restantes grandes
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campos en los que se organiza nuestra bibliografía: (3) la lexicografía pedagógica, (4) la crítica de diccionarios o (5) los aspectos externos de los diccionarios. El campo Historia de la lexicografía del español representa en el conjunto de nuestros datos metalexicográficos casi el setenta y cinco por ciento de la producción bibliográfica. Obtenemos un porcentaje tan elevado al haber seguido, desde los orígenes de nuestro proyecto, un criterio lato sensu de la subdisciplina metalexicográfica, un criterio que nos permite incorporar a nuestro repertorio aquellos trabajos que stricto sensu solo de manera parcial pueden entenderse como metalexicográficos. Me refiero a aquellos estudios cuyo punto de partida son los materiales lingüísticos o enciclopédicos que tradicionalmente ofrecen los diccionarios, materiales de base para objetivos marcados por cualquiera de los diferentes ámbitos de la lingüística como ciencia. La metalexicografía en sentido estricto se ocupa de la revisión de las obras lexicográficas con el objetivo de mejorar sus presupuestos metodológicos y, en consecuencia, la aplicación de los mismos a los diccionarios al uso, ya sean monolingües, bilingües o plurilingües, persigan objetivos normativos o didácticos, respondan bien a los intereses individuales bien a los de una institución. El objetivo de la metalexicografía consiste en lograr a través del diccionario, con la mayor eficacia posible, la transmisión del conocimiento lingüístico. La metalexicografía, por el contrario, ha extendido su campo de acción, y así se ha asumido con variantes en otros planteamientos teóricos, al resto de las áreas que menciono más arriba. El autor de esta monografía es buen conocedor de las carencias que acabo de señalar, no en vano ha sido, entre los distintos colaboradores con los que ha contado el DBME en su dilatada historia, el único investigador que, junto al director, ha participado de forma continuada en las labores de recopilación y análisis bibliográficos. Ante Forma y función del diccionario. Hacia una teoría general del ejemplo lexicográfico nos encontramos frente a un estudio de carácter teórico —profundamente teórico— sobre un aspecto muy concreto del quehacer lexicográfico: los ejemplos y sus diferentes tipos (las citas o testimonios, las autoridades, los ejemplos de competencia y de corpus, etc.). El autor se ha basado en distintos niveles de análisis, como son la forma, el contenido y la función, con el fin de lograr una descripción lo más completa posible. Se ha escrito en múltiples ocasiones que los diccionarios del español se han caracterizado secularmente por la falta de autoridades o ejemplos de uso. Nada más cierto: apenas si podemos contar con los dedos de la mano los diccionarios generales del español que avalen la descripción y el uso del léxico con hechos de lengua. Esta carencia de nuestros diccionarios generales, sin embargo, ha dado
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lugar a que otros repertorios de menor calado hayan convertido la documentación escrita o hablada de un uso en su principal objetivo. Valga como ejemplo más evidente, aunque no es el único, la extraordinaria producción lexicográfica sobre las variedades del español de España y del español de América. Forma y función del diccionario tiene su origen en la fundamentación teórica que Eduardo J. Jacinto preparó para su tesis doctoral El principio de autoridad en los diccionarios generales del español (siglos xviii-xx), defendida brillantemente en la Universidad Complutense de Madrid en el curso 2012-2013, y que le ha valido la concesión del Premio Extraordinario de Doctorado en octubre del pasado año. En dicha tesis llevó a cabo el vaciado y la clasificación de las citas presentes en tres de esos escasos repertorios generales de nuestra lengua basados en citas: Esteban de Terreros, Adolfo de Castro y Aniceto de Pagés. Esto le permitió constatar cómo las citas cambiaban de función según el momento histórico en el que los diccionarios fueron redactados. Forma y función del diccionario supone la revisión serena y distante en el tiempo de aquella fundamentación teórica. Todo se ha contemplado desde la distancia, pero fue necesario para lograr los objetivos de calidad que, por la propia idiosincrasia académica, se les exigen a este tipo de trabajos de investigación. En la formación académica de Eduardo J. Jacinto fue decisiva su incorporación en 2007 a la Universidad de Augsburgo (Alemania) para participar, bajo la dirección de Reinhold Werner, en el proyecto Diccionarios contrastivos del español de América. La práctica lexicográfica —ineludible a la hora de tomar la pluma para escribir metalexicografía— y las lecturas de los últimos años han cristalizado en la obra que el lector tiene hoy en sus manos. A su conocimiento de la tradición teórica hispánica y de nuestro pasado lexicográfico, ha sumado Eduardo J. Jacinto el modelo teórico desarrollado en las dos últimas décadas por el lingüista alemán Herbert Ernst Wiegand, un modelo teórico con escasa implantación en los estudios metalexicográficos sobre los diccionarios del español, pero que poco a poco va siendo más conocido en el mundo hispánico. El resultado ha sido una obra de nueva factura en lo que a la teoría y clasificación de los ejemplos y testimonios de uso se refiere. El autor trata de abarcar en su concepción del ejemplo dos áreas tan diversas en sus presupuestos y objetivos (no hay que olvidar la importancia de las funciones del diccionario) como son la lexicografía monolingüe y la lexicografía bilingüe. La teoría general del diccionario y, por ende, la teoría sobre los diccionarios del español —no lo dudo— se acrecientan de manera ostensible con el marco teórico en el que se sitúan los problemas metalexicográficos objeto de estudio. El trabajo de Eduardo J. Jacinto va mucho más allá de la simple descripción de los planteamientos wiegandianos y su campo de acción lexicográfico. La teoría nos
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lleva a una clasificación y tipología de los hechos de lengua o testimonios, a la vez que propone puntos de apoyo para la mejora de nuestros repertorios lexicográficos, al señalar la necesidad de adecuación del tipo de ejemplo a la clase de consulta que realiza el usuario. De ahí que la tipología de los diccionarios y sus funciones conduzca necesariamente a una clasificación de los ejemplos, como propone el autor al final de la obra. Tras la obtención del título de doctor por la Universidad Complutense, Eduardo J. Jacinto se ha incorporado como profesor e investigador a las aulas de la Universidad de Innsbruck (Austria), en cuyo seno se ha gestado tan acertadamente la obra que hoy prologamos. Ignacio Ahumada.
Introducción
Breve historia
de los modelos metalexicográficos
Los diccionarios son herramientas y, como tales, pueden cumplir varias funciones. Un breve ejemplo en el interior de los artículos puede ayudarnos a entender el significado de una palabra o a usarla en el contexto más adecuado. Los diccionarios bilingües los incluyen con frecuencia para facilitar a los aprendices la producción de enunciados correctos tanto desde el punto de vista gramatical como idiomático. En los diccionarios de latín, las citas literarias han ofrecido durante siglos la clave para entender las viejas sentencias de los autores clásicos. En la actualidad, muchos diccionarios monolingües también incluyen ejemplos, en ocasiones inventados, otras veces extraídos de corpus electrónicos o, como en el caso del DEA (1999), basados en la cita de fuentes expresamente señaladas. El empleo sistemático de ejemplos ha supuesto un avance muy importante en el desarrollo de la dimensión sintagmática del diccionario. Hoy sabemos que las palabras no poseen un significado preciso si se toman de manera aislada. El sentido se concreta cuando las palabras se combinan entre sí y se usan en un determinado contexto. El significado de las palabras es su uso, como ya reconoció el filósofo del lenguaje Ludwig Wittgenstein (1967: 43). A pesar del importante papel que juegan los ejemplos en los diccionarios, no es fácil encontrar obras que se ocupen de su estudio de manera teórica y global. En la literatura especializada existe un gran número de trabajos en los que se analizan los ejemplos de uso en el ámbito de la lexicografía didáctica española1. Sin embargo, 1 La importancia de los ejemplos en los diccionarios escolares fue destacada ya en el libro de Humberto Hernández, Los diccionarios de orientación escolar. Contribución al estudio de la lexicografía monolingüe española (1989). En 1994 vuelve a ponerse de relieve la función de los ejemplos en los diccionarios de producción en una breve monografía de Miguel Calderón Campos,
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apenas hay producción científica sobre otros tipos de ejemplos, como las citas, tan frecuentes en los diccionarios de siglos pasados, y cuya presencia vuelve a ser reclamada en los diccionarios actuales. El objetivo de este estudio es dar cuenta de todos los tipos de ejemplos teóricamente posibles, considerando para ello su forma, su contenido y su función. De esa manera se pretende analizar y describir esta clase de componentes del modo más exhaustivo y completo posible dentro de un nuevo marco metalexicográfico. La disciplina que estudia los diccionarios cuenta solo con varias décadas de existencia. La elaboración de diccionarios se consideró durante siglos un arte, una técnica. Sin embargo, hacia mediados del siglo xx, con la aportación pionera de obras como la de Julio Casares y Lev Vladimirovich Shcherba, los diccionarios fueron incorporándose poco a poco a la esfera de la investigación lingüística2. A partir del año 1971, gracias a la publicación de tres obras que tuvieron una gran repercusión en su ámbito, Étude linguistique et sémiotique des dictionnaires français contemporains de Josette Rey-Debove, Introduction à la lexicographie de Jean y Claude Dubois y el Manual of Lexicography de Ladislav Zgusta, el interés por la lexicografía teórica comenzó a extenderse. Fue a partir de entonces cuando pasó de ser una disciplina minoritaria y casi invisible a tener, especialmente en estos últimos años, un auge importantísimo. El uso, la historia, la descripción formal o las aplicaciones didácticas de los diccionarios han sido algunos de los aspectos que fueron incorporándose paulatinamente al ámbito de la metalexicografía. Los diccionarios han resultado muy útiles también para el estudio diacrónico del léxico. Las citas literarias presentes en estas obras han hecho posible en gran medida este último enfoque, a caballo entre la historia del léxico y la historia de los diccionarios. Sobre la elaboración de diccionarios monolingües de producción. Las definiciones, los ejemplos y las colocaciones léxicas. Con posterioridad, se han seguido describiendo diferentes tipos de ejemplos lexicográficos, aunque centrándose casi de manera exclusiva en el ámbito de la lexicografía didáctica. Cabe destacar los trabajos de Forgas Berdet (1999, 2001), Gutiérrez Cuadrado (1999), Garriga Escribano (2001, 2002), Santamaría Pérez (2000), Sánchez López (2001, 2002), Bargalló Escribá (2002, 2007), Climent de Benito (2005, 2007) y Model (2009). 2 La producción metalexicográfica de Julio Casares fue muy temprana. En 1919 ingresa en la Real Academia Española y su discurso de ingreso lleva por título Nuevo concepto del Diccionario de la Lengua. Tras la Guerra Civil española, comenzó a publicar diversas obras sobre el diccionario académico y sobre cuestiones lexicográficas en general, como fueron Nuevo concepto del diccionario de la lengua y otros problemas de lexicografía y gramática (1941), Cosas del lenguaje. Etimología, lexicología y semántica (1943), El idioma como instrumento y el diccionario como símbolo (1944). Sin duda, su libro teórico más importante fue la Introducción a la lexicografía moderna, prologado por el romanista suizo Walther von Wartburg. Por otra parte, Shcherba (también trascrito Sčerba) publicó en 1940 un único artículo sobre metalexicografía, titulado Opyt obščej teorii leksikografii (Hacia una teoría general de la lexicografía), que tuvo una gran repercusión y por la cual es reconocido en Europa como el fundador de la teoría lexicográfica.
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Mientras que la lexicografía, entendida como técnica, no puede ni podrá tener nunca estatus de ciencia, precisamente por su carácter práctico, la metalexicografía, por el contrario, reúne los requisitos para lograrlo. Tanto las lenguas como los diccionarios pueden analizarse de manera objetiva a través de modelos teóricos que ayuden a mejorar nuestra comprensión de esas realidades. Cada modelo resulta coherente con respecto a sus propios principios. Sin embargo, con el paso del tiempo y con la aparición de nuevas herramientas de análisis, que permiten detectar anomalías y fallos en el método, cada paradigma va siendo reemplazado por otros enfoques capaces de explicar mejor los fenómenos a partir de un número menor de elementos. Ningún modelo es definitivo, ya que nuestra percepción del mundo es tan solo un constructo, realista en la medida en que se adapta a un marco teórico o modelo razonable y eficaz desde el punto de vista descriptivo, pero siempre incompleto. A este hecho los científicos han comenzado a denominarlo recientemente realismo dependiente del modelo3. En relación con el estudio del ejemplo lexicográfico, los enfoques utilizados han sido diversos: el enfoque semiótico, pragmático, textual, didáctico, etc. Todos son igualmente válidos, en la medida en que han descrito con adecuación a sus propios principios el funcionamiento de los ejemplos en el interior del diccionario. El marco teórico que se ha elegido en este libro está basado en un modelo teórico diferente, inspirado en el pensamiento metalexicográfico del lingüista alemán Herbert Ernst Wiegand, que integra en realidad diferentes enfoques, algunos de ellos ya mencionados aquí. Los detalles que caracterizan la teoría sobre la investigación del diccionario desarrollada por este autor, escasamente conocido en el mundo hispanohablante, serán explicados en breve, pero antes se expondrán de manera rápida otras corrientes que han caracterizado la metodología de la investigación metalexicográfica. Como se dijo al comienzo, los estudios de lexicografía teórica son relativamente recientes, al menos los estudios de carácter sistemático. En realidad, textos metalexicográficos han existido desde hace siglos. El diccionario como práctica cultural ha suscitado la reflexión de filólogos y eruditos en general, reflexión que se manifestaba, por ejemplo, en los prólogos de los propios diccionarios, en reseñas 3 La expresión realismo dependiente del modelo ha sido acuñada por Stephen Hawking y Leonard Mlodinow, autores de la obra El gran diseño (2010). En esta obra se puede leer: «No hay imagen– ni teoría– independiente del concepto de realidad. Así, adoptaremos una perspectiva que denominaremos realismo dependiente del modelo […]. Según el realismo dependiente del modelo carece de sentido preguntar si un modelo es real o no; solo tiene sentido preguntar si concuerda o no con las observaciones. Si hay dos modelos que concuerden con las observaciones, como la imagen del pececillo [en la pecera] y la nuestra, no se puede decir que uno sea más real que el otro. Podemos usar el modelo que nos resulte más conveniente en la situación que estamos considerando» (Hawking /Mlodinow 2010: 51-52).
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o en diferentes tipos de monografías (Hausmann 1989b: 216-217)4. Estaríamos hablando, en cualquier caso, de la prehistoría de la disciplina. A esta fase siguió una etapa propiamente metalexicográfica, que podemos llamar etapa estructuralista, pues fue durante el auge del estructuralismo cuando salieron a la luz importantes obras que tendrán una gran influencia en el desarrollo de la metalexicografía, especialmente trabajos sobre semántica estructural. En dicho período comenzó a considerarse el estudio de los diccionarios como una subdisciplina de la lingüística, integrándose a menudo dentro de la lexicología aplicada (Porto Dapena 2002: 16). Gracias a los avances en semántica, empezó a mejorarse la técnica de redacción de definiciones, al mismo tiempo que conceptos como los de sema, semema, clasema, sinonimia, polisemia, homonimia, campo léxico, etc. fueron introduciéndose en el discurso metalexicográfico5. El paradigma estructuralista dio paso al paradigma semiótico inaugurado por Josette Rey-Debove a través de su libro Étude linguistique et sémiotique des dictionnaires français contemporains (1971). En esta obra se concibe el diccionario como un discurso de carácter metalingüístico, planteamiento que le lleva a distinguir entre diccionario de lengua y diccionario de cosa –o enciclopedia–. La novedad del nuevo enfoque no radicaba en la diferenciación de estos dos géneros lexicográficos, ya existente y reconocida siglos antes, sino en la concepción de la naturaleza metalingüística del diccionario de lengua frente a la enciclopedia. Según la autora francesa, el diccionario de lengua define palabras en tanto signos lingüísticos mencionados, esto es, autónimos o signos nombrantes, y lo hace valiéndose de la propiedad reflexiva que poseen las lenguas naturales. Por el contrario, las enciclopedias y, en cierta medida, también los diccionarios enciclopédicos describen objetos, es decir, realidades extralingüísticas, valiéndose del carácter referencial 4 En el primer tomo del Diccionario bibliográfico de la metalexicografía del español (2006), dirigido y editado por Ignacio Ahumada, se recogen los títulos de trabajos metalexicográficos escritos en español desde los orígenes hasta el año 2000. El texto metalexicográfico, avant la lettre, más antiguo escrito en español que aquí se registra pertenece a la obra de Juan de Valdés, del año 1535, en la cual realiza duras críticas al diccionario de Nebrija. Tan solo unos años antes, el humanista Luis Vives también había dedicado una parte de su obra De tradendis disciplinis (1531), escrita íntegramente en latín, al estudio de los diccionarios didácticos de esta lengua, mencionando también los vocabularios nebrisenses. 5 De manera casi simultánea, pero con una repercusión directa menor en lexicografía, se desarrolla la teoría generativista de Noam Chomsky. Este autor, y algunos discípulos suyos, fundadores de la semántica interpretativa, comienzan a hablar de reglas de selección léxica, de modo análogo a como lo hace Coseriu al describir los distintos tipos de solidaridades en su libro Principios de semántica estructural del año 1977. La investigación sobre las combinaciones léxicas, así como la creación del concepto de colocación, término acuñado por Firth en 1957, supondrá un gran avance en la redacción de nuevos diccionarios en los que se va a prestar más atención a la gramática y, más concretamente, a la sintaxis de las palabras. El triunfo de todas estas corrientes desembocará en lo que se ha denominado el «giro lexicista» de la gramática.
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del lenguaje (Rey-Debove 1971: 35). Los lemas del diccionario de lengua son para Rey-Debove signos autónimos, signos que se refieren a otros signos, y los ejemplos son, a su vez, signos complejos o macrosignos no usados, sino citados o mencionados igualmente de forma metalingüística, pues caracen de contexto y de referencia reales (Rey-Debove 1971: 259-260). El siguiente paradigma, aun inserto en un modelo superior que se puede denominar modelo lingüístico-metalexicográfico, es el paradigma pragmático, que surge gracias a los importantes avances dados en pragmática, lingüística de texto y análisis del discurso. El paradigma pragmático asume los logros conseguidos por el anterior modelo semiótico, pero también reacciona contra algunos de los presupuestos defendidos por este, como, por ejemplo, el carácter metalingüístico de los diccionarios6. Desde el punto de vista del modelo pragmático, el diccionario es un objeto verbal y se manifiesta como un conjunto de actos verbales (pregunta-respuesta sobre el significado de un vocablo) representados por cada uno de los artículos. No hay dos códigos ontológicamente diferentes, la lengua objeto y la metalengua. La función metalingüística no implica la existencia de un metalenguaje propiamente dicho. En opinión de los que siguen el enfoque pragmático, no hay tampoco una base semiótica que permita distinguir realmente entre diccionarios de lengua y diccionarios enciclopédicos, puesto que todo diccionario de lengua incluye con frecuencia definiciones en las que resulta prácticamente imposible distinguir entre lo estrictamente lingüístico y lo referencial o extralingüístico. Lo que propone el nuevo paradigma no es borrar esta ditinción, sino cambiar el criterio teórico sobre el cual realizarla7. 6 Luis Fernando Lara es uno de los principales exponentes de este paradigma. Partiendo de las teorías de Bühler, Searle y Habermas, defiende la consideración del diccionario como objeto verbal, especialmente en su obra Teoría del diccionario monolingüe (1997), y critica en diferentes artículos (por ejemplo: 1989, 2002, 2006) el modelo semiótico de Josette Rey-Debove y su concepto de metalenguaje lexicográfico. 7 La separación teórica de los tres géneros lexicográficos mencionados se ha basado tradicionalmente en varios criterios: la distinción de los conceptos signo – cosa, es decir, la distinción entre conocimiento semántico y conocimiento enciclopédico; el criterio de selección de voces y su ordenación dentro de la macroestructura; el carácter no traducible del diccionario de lengua frente al de la enciclopedia. Reinhold Werner (2007: 3-18) somete a crítica cada uno de estos criterios. Por una parte, no hay base neurológica que permita diferenciar el conocimiento semántico del enciclopédico. El semiólogo italiano Umberto Eco (1984: 46-86) reconoce igualmente esta imposibilidad. Luis Fernando Lara (1990) propone que la distinción se base en dos tipos de conocimiento humano, plasmados respectivamente en las definiciones de cada una de las dos clases de diccionario: el conocimiento cultural de una comunidad lingüística, que se reflejaría en el diccionario de lengua, y el conocimiento objetivo y científico, que se plasmaría en la enciclopedia y en el diccionario enciclopédico. Finalmente, autores como Wiegand (1988: 743-761), Bergenholtz y Tarp (2002, 2003) sostienen, cada uno desde su propia posición teórica, que el criterio decisivo para diferenciar los distintos tipos de diccionarios es la consideración de su función genuina: lingüística / comunicativa en el caso del diccionario de lengua, extralingüística / cognitiva en el caso de la enciclopedia.
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El diccionario no solo puede concebirse como una obra de naturaleza metalingüística o como un objeto verbal, sino también como un producto cultural y social. El estudio histórico de los diccionarios, que se inició con trabajos como los de Georges Matoré (1967) y Bernard Quemada (1968) en el caso francés, y en el español con los estudios de Samuel Gili Gaya sobre la lexicografía española del siglo xviii (1963) y de Fernando Lázaro Carreter sobre el Diccionario de autoridades (1972), ha cobrado un verdadero protagonismo en los últimos años, hasta tal punto que en países como España un gran número de trabajos metalexicográficos puede inscribirse en este ámbito. Por otro lado, el desarrollo de la lingüística aplicada, especialmente la didáctica de lenguas, ha favorecido el análisis del diccionario en su aspecto más práctico. Uno de los primeros investigadores en hacer énfasis en la faceta didáctica del diccionario fue Jean Dubois, tanto en un artículo titulado «Dictionnaire et discours didactique» (1970)8 como en su conocido libro Introduction à la lexicographie: le dictionnaire (1971), escrito en colaboración con Claude Dubois. En España, el reconocimiento explícito del diccionario como obra orientada al aprendizaje se plasmó en una serie de trabajos tempranos escritos por Manuel Alvar Ezquerra (1981, 1982, 1982a), todos ellos recogidos en su obra Lexicografía descriptiva (1993). Posteriormente ha vuelto a retomar la cuestión en su libro La enseñanza del léxico y el uso del diccionario (2003). Para la lexicografía didáctica o pedagógica, el centro de atención se halla en las necesidades de los usuarios que consultan el diccionario9. A raíz de la aplicación de este enfoque cobra cada vez más importancia un tipo concreto de repertorio lexicográfico: el diccionario de aprendizaje. Se llega, finalmente, a un último paradigma, todavía con escasa repercusión en las corrientes metalexicográficas de ámbito hispánico. Se trata de un modelo que aspira a convertirse en una teoría general del diccionario. Esta teoría, desarrollada por Herbert Ernst Wiegand desde la década de los 70, no surge de la nada, sino que toma como punto de partida muchos aspectos de la lingüística de texto, la pragmática, la teoría de conjuntos y la propia metalexicografía francesa10. Uno de Publicado en la revista Laganges, 19 de septiembre de 1970, páginas 35-47. El papel que juega el usuario del diccionario en la teoría lexicográfica fue objeto de debate ya en 1978, año en el que se celebró un seminario de lexicografía organizado por Reinhard Hartmann con el título Dictionaries and their Users, cuyas actas salieron al año siguiente, como volumen 4 de la serie Exeter Linguistic Studies. En la actualidad, el usuario y los actos de consulta son una pieza clave en la teoría lexicográfica creada por los miembros del Centro de lexicografía de la Aarhus School of Business, conocida con el nombre de teoría moderna de las funciones del diccionario. Autores como Henning Bergenholtz, Uwe Kaufmann y Sven Tarp piensan, al igual que Wiegand, que la reflexión metalexicográfica debe centrarse sobre todo en las necesidades del usuario, para lograr así que el diccionario ofrezca solo la información relevante de la manera más eficaz posible sin derrochar para ello recursos. 10 Las posibles causas de la poca influencia de las obras de Herbert Ernst Wiegand fuera de las 8 9
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los rasgos distintivos de la teoría de Wiegand es la concepción de la teoría lexicográfica como una disciplina independiente, no subordinada a la teoría lingüística, idea que defienden otros téoricos de la lexicografía, como el equipo del centro de lexicografía de la Aarhus School of Business. Según Wiegand (1998: 6), la investigación del diccionario consta de cuatro ámbitos, cada uno de ellos objeto de su propia teoría: 1. La investigación del uso del diccionario. 2. La investigación crítica del diccionario. 3. La investigación histórica del diccionario. 4. La investigación sistemática del diccionario. Del primer ámbito se ocupa la llamada teoría del uso del diccionario, que analiza las características sistemáticas de los usos del diccionario, así como el conjunto de reglas que rige la ejecución de los actos de consulta, la tipología de los usuarios y de los propios actos de consulta. También integra la investigación social empírica, la psicología, la pedagogía, etc. aplicadas al análisis de los diccionarios (Wiegand 1998: 6-7). En segundo lugar, la investigación crítica del diccionario analiza los textos teóricos que hablan de cuestiones lexicográficas. Se trataría, por tanto, de una metateoría aplicada al caso de la lexicografía: no analiza diccionarios, sino estudios sobre diccionarios, como, por ejemplo, reseñas, prólogos lexicográficos, artículos académicos, manuales, etc. (Wiegand 1998: 10). En el tercer ámbito se analizan los diccionarios a través de la llamada teoría de la historia de la lexicografía, prestando especial atención al papel del diccionario como producto cultural, así como a las influencias históricas, socioculturales y lingüísticas recibidas en este tipo de obras (Wiegand 1998: 10). Finalmente, la investigación sistemática del diccionario, basada en la teoría del proceso lexicográfico, estudia las características recurrentes y no variables que aparecen en los diccionarios. Su objeto es analizar los procesos lexicográficos que forman parte de la elaboración de un diccionario. Se divide, a su vez, en tres teorías parciales: a) una teoría sobre la recopilación de los datos que constituirán la base de datos del diccionario; b) una teoría sobre los componentes lexicográficos; c) una teoría sobre la clasificación tipológica de los diccionarios. fronteras de Alemania pueden encontrarse explicadas en el artículo de Herbert Andreas Welker: «An overview of Wiegand’s metalexicografic works» (2009: 2 y siguientes).
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La teoría de los componentes lexicográficos es una de las más importantes dentro del conjunto de teorías propuestas por Wiegand y, quizá, la más desarrollada. Según la teoría de los componentes lexicográficos, los diccionarios se definen como conglomerados textuales, es decir, como estructuras compuestas por textos de diferentes tipos, organizados y conectados entre sí según convenciones fijadas por la costumbre y por razones de índole práctica. A su vez, la teoría parcial de los componentes textuales se divide en otras dos subteorías: la teoría de la forma del diccionario, que será tratada en este libro, y la teoría del objeto diccionario (Wiegand 1998: 7-10). El estudio del ejemplo lexicográfico que se presenta en este trabajo se lleva a cabo teniendo en cuenta los diferentes aspectos teóricos propuestos por Wiegand. Cada aspecto analizado se corresponde con un ámbito propio de la teoría general del diccionario. Así, la función de los ejemplos se analiza teniendo en cuenta el tipo de diccionario y el tipo de usuario al que va dirigida la obra (investigación del uso del diccionario). Para el aspecto formal se aplica la teoría de la forma del diccionario (investigación sistemática del diccionario). Esta obra concluye con una propuesta de tipología global del ejemplo lexicografíco. En un segundo libro se hará un recorrido por la historia de aquellas teorías que han servido para legitimar el empleo de autoridades– o citas ejemplarizantes– en la lexicografía (investigación crítica del diccionario). Para ello se prestará una especial atención a la historia de los diccionarios hispánicos (investigación histórica del diccionario).
Primera parte
Cuestiones teóricas There is nothing more practical than a good theory. Kurt Lewin
1. Algunas propuestas terminológicas En 1977, Ernst Herbert Wiegand planteó la necesidad de elaborar una teoría general del ejemplo lexicográfico: «La lexicografía necesita una teoría del ejemplo lexicográfico. Esta debe mostrar cómo la función de la paráfrasis léxica que explica el significado puede apoyarse sistemáticamente en diferentes tipos de ejemplos» (Wiegand 1977: 102)11. En algunos países como Francia, Inglaterra y Alemania, aquel vacío teórico se ha ido colmando gracias a numerosos estudios publicados en las últimas décadas. Sin embargo, sigue faltando una teoría global del ejemplo lexicográfico en el ámbito español que, sin dejar fuera ningún enfoque sobre el ejemplo, pueda aplicarse a todo tipo de diccionarios, tanto del presente como del pasado. La elaboración de una teoría general del ejemplo lexicógrafico va encaminada al logro de una tipología del ejemplo que no solo tenga en cuenta su origen (inventado o real), sino también su forma, su contenido y su función. Cuando se habla del ejemplo lexicográfico, se suele pensar en el ejemplo de uso, un breve segmento textual sin referencia bibliográfica que ilustra alguna propiedad lingüística del signo lemático, como su significado, sus posibles combinaciones léxicas o su empleo en un contexto típico. El concepto de ejemplo lexicográfico, sin embargo, abarca también aquellos textos extraídos de una fuente explícita, llamados generalmente citas y, en menor medida, testimonios, y cuya función genuina es documentar la voz lematizada. La metalexicografía española ha estudiado especialmente los ejemplos de uso, es decir, los ejemplos ilustrativos La traducción de los textos en alemán es nuestra. En cambio, las citas en inglés y francés se han mantenido en la lengua original, por ser estos dos idiomas mucho mejor conocidos. En este caso, el texto fuente dice: «Die Lexikographie benötigt eine Theorie des lexikographischen Beispiels. Diese muß zeigen, wie die bedeutungserläuternde [...] Funktion lexikalischer Paraphrasen systematisch durch Beispieltypen unterstützt werden kann». 11
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sin indicación bibliográfica. Las citas, por el contrario, apenas han sido objeto de análisis teórico12. Como toda disciplina, la metalexicografía debe contar con una terminología precisa, lo suficientemente rica como para poder describir eficazmente cualquier fenómeno relacionado con los diccionarios. No hay nada más perjudicial en cualquier ciencia que un repertorio terminológico pobre, lo que conduce a un uso ambiguo, impreciso y, a menudo, polisémico de los términos empleados. Con el fin de fijar el sentido de los términos usados aquí, se ha incluido un pequeño glosario al final de este libro con un conjunto de voces relacionadas con la teoría del ejemplo lexicográfico que será explicada en las próximas páginas. El fin es evitar confusiones como la que se produce, a veces, al hablar de ejemplos, citas, ejemplos citados y autoridades. Ciertamente, en algunos contextos, los términos pueden usarse legítimamente en sentido laxo, como ocurre al escribir «ejemplos y citas» para evitar expresiones más largas del tipo «ejemplos inventados y ejemplos basados en citas». En el marco de una teoría sobre el ejemplo lexicográfico, sin embargo, hablar de citas y ejemplos como términos excluyentes puede resultar impreciso: ejemplo es un hiperónimo de cita, es decir, la cita es un tipo de ejemplo. Los ejemplos inventados y las citas, aunque pueden tener funciones diferentes, a menudo desempeñan también papeles idénticos, como puede observarse en muchos diccionarios contemporáneos13. Mientras que a la cita se le ha asigna12 Existen, con todo, numerosos trabajos sobre las citas lexicográficas desde un punto de vista histórico, como, por ejemplo, un artículo clásico sobre el diccionario de Covarrubias: «Autoridades literarias en el Tesoro de Covarrubias» (Seco 1987); hay que destacar también el trabajo de Blanca González-Zapatero: El diccionario de Pagés, un estudio aproximativo (González-Zapatero 2000), en el que se exponen las distintas posturas teóricas de la metalexicografía francesa con respecto a la cita lexicográfica, y que desgraciadamente permanece inédito; sobre las citas del Diccionario de autoridades hay excelentes estudios, como «Las autoridades del Diccionario de autoridades» (Ruhstaller 2000), «Quevedo en la lexicografía española» (Álvarez de Miranda 2004), «La proeza de un diccionario con textos: algo más sobre el Diccionario de autoridades» (Álvarez de Miranda 2005), o uno de los más rigurosos publicados hasta ahora: Planta y método del “Diccionario de autoridades”: orígenes de la técnica lexicográfica de la Real Academia Española (1713-1739) (Freixas 2010); recientemente se ha publicado Cuatro siglos de lexicografía española. La recepción de Tirso de Molina en los diccionarios del español (Prieto 2014), en el que su autor rastrea la huella del famoso mercedario en la lexicografía hispánica, labor que le permite acercarse al estudio de los diccionarios basados en citas y aportar datos históricos, léxicos y lexicográficos hasta ahora inéditos. 13 Que las citas deben ser consideradas ejemplos lo demuestra el hecho de que los propios diccionarios así lo manifiestan, como es el caso del Diccionario ejemplificado de chilenismos (19841987, 2010) de Félix Morales Pettorino, el Diccionario ejemplificado de argot (2001) de Ciriaco Ruíz Fernández, el Diccionario del Español Actual (1999) de Manuel Seco, el Gran diccionario del argot el sohez (2000) de Delfín Carbonell, o el Diccionario panhispánico de dudas (2005) de la Real Academia Española. Todos ellos, sin ser diccionarios de carácter histórico, presentan ejemplos basados en testimonios. Eso sin contar los numerosos diccionarios que ejemplifican a través de muestras extraídas de corpus, esto es, citas encubiertas, como es el Gran diccionario de uso del español
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do tradicionalmente un papel testimonial y prescriptivo, marcado ideológica y culturalmente, el ejemplo creado por el lexicógrafo se ha interpretado como un texto con una función exclusivamente descriptiva (Martin 1989: 601). El término propuesto para designar aquella cita cuya función principal es, en realidad, ilustrar la palabra definida ha sido el de ejemplo citado (Sánchez López 2002: 2312). Sin embargo, las expresiones cita y ejemplo citado se han usado desde siempre como sinónimos. No hay ningún aspecto formal que permita diferenciarlos. La expresión ejemplo citado parece designar más bien al ejemplo que se cita, es decir, aquella cita que trae un diccionario y donde se recoge un ejemplo copiado a su vez de otro diccionario, tal como se aprecia en el siguiente artículo extraído del GDLC de Aniceto de Pagés: Callar (del lat. celāre, celar, ocultar, callar): n. No hablar, guardar silencio una persona. U. t. c. r. […] Calla como un muerto Diccionario de la Academia de 1899 (GDLC)14.
El término cita entraña, además, otro riesgo. En el marco de una tipología de los diccionarios, el vocablo cita sufre una restricción semántica al aparecer dentro del sintagma diccionario de citas. El término se refiere aquí a las citas célebres ordenadas no según un criterio lingüístico, sino ideológico o conceptual (Hausmann 1989: 1044-1050; Haensch 1997: 65-66). Se recomienda por eso no llamar, por ejemplo, diccionario de citas al Diccionario de autoridades. Quizá sea preferible hablar en este caso de diccionario de testimonios, expresión neutral y ampliamente usada en la tradición lexicográfica alemana (Belegwörterbücher) para referirse a aquellos diccionarios que documentan el uso de las voces a través de textos reales. En el ámbito español está consagrada la expresión autoridad, que es adecuada para designar los testimonios cargados de un valor simbólico normativo y cultural, un rasgo muy destacado en los diccionarios del pasado, pero que, en sentido estricto, no debería seguir usándose como sinónimo de testimonio en los diccionarios contemporáneos15. actual (2001) dirigido por Aquilino Sánchez, cuyos ejemplos están tomados del corpus CUMBRE. 14 Se ha procurado respetar la caracterización tipográfica de los artículos según las convenciones seguidas en cada uno de los diccionarios que se traen como ejemplos. Por esa razón, no se ha procedido a la estandarización del conjunto de artículos lexicográficos citados. 15 Cualquier especialista en lexicografía mostraría extrañeza si alguien calificara de diccionario de autoridades al Diccionario del español actual (1999). El Gran diccionario del argot el sohez (2000) añade en el subtítulo la expresión «de autoridades», pero aquí debe entenderse como un reclamo publicitario, dado el prestigio del primer diccionario académico. El DRAE afirma que una autoridad es el «texto, expresión o conjunto de expresiones de un libro o escrito, que se citan o
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Antes de iniciar el análisis del ejemplo lexicográfico y de proponer su tipología, hay que tratar de responder a dos cuestiones más de índole teórica. La primera de ellas es saber qué es realmente un ejemplo lexicográfico. ¿Puede un simple sintagma constituirse en ejemplo? ¿Tienen los ejemplos el estatus de infralema en los diccionarios bilingües? La segunda pregunta a la que hay que dar respuesta versa sobre qué determina que un ejemplo sea bueno o útil en un diccionario concreto. Como se verá, esta cuestión no tiene una única respuesta válida, sino tantas como tipos de diccionarios, usuarios y necesidades de consulta existan.
2. ¿Qué es realmente un ejemplo lexicográfico? A pesar de que la palabra ejemplo es de uso corriente y pertenece al lenguaje cotidiano, no existe un consenso a la hora de definir qué es exactamente un ejemplo lexicográfico. De hecho, han corrido ríos de tinta en torno a esta cuestión. En los siguientes apartados se intentará concretar una definición operativa del término, es decir, que ayude a describir esta categoría de la manera más útil posible, sin ceñirse a definiciones formuladas a priori o que tengan carácter esencialista. Los ejemplos son categorías exclusivamente lexicográficas, no lingüísticas. Por tanto, toda definición debe partir de la realidad observada directamente en los diccionarios y no de una teoría lingüística preconcebida. A propósito de la delimitación del concepto de ejemplo lexicográfico, los investigadores se han centrado en los siguientes problemas: 1) En primer lugar, no está claro si un ejemplo debe estar formado por un enunciado con autonomía sintáctica y semántica o si puede estar integrado también por unidades menores, como son los sintagmas libres, las colocaciones, las construcciones con verbo en infinitivo, etc. 2) En segundo lugar, y en relación con el punto anterior, también se ha discutido acerca del estatus del ejemplo en la lexicografía bilingüe. Su función y su forma presentan diferencias importantes con respecto al ejemplo en los diccionarios monolingües. Dependiendo de las diferentes teorías, algunos tipos de ejemplos pueden considerarse en realidad infralemas, alegan en apoyo de lo que se dice», definición demasiado amplia que parece referirse sobre todo a la autoridad apelada en un debate científico o filosófico, aunque podría adaptarse en cierto modo al concepto de autoridad entendido como aval de la información que se da en el artículo lexicográfico. En la definición académica, no obstante, falta la noción de testimonio filológico o de documentación que también posee esta voz. En cualquier caso, el diccionario de la Academia define autoridad no en el sentido terminológico o especializado que se va a exponer en esta obra.
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mientras que otros siguen conservando su estatus. 3) Por último, es conveniente apuntar las semejanzas que el ejemplo guarda en relación con otras informaciones de carácter sintagmático. Como se verá, la misma función puede ser desempeñada por varias clases de indicación. La forma de presentar la información es un factor decisivo a la hora de reconocer la clase de indicación que se trata, incluida la indicación de ejemplo lexicográfico. 1.2. ¿Sintagma o enunciado? En la tradición lexicográfica francesa, la categoría de ejemplo abarca, por un lado, cualquier combinación sintagmática de palabras, como son las colocaciones o las indicaciones sobre el régimen verbal y, por otro, las frases completas (desde el ejemplo banal hasta las alusiones literarias, los clichés culturales, los refranes, etc.) (Heinz 2005a: 298). Algo que ningún teórico de la lexicografía discute es que deben excluirse de este grupo las locuciones, expresiones plenamente fijadas en el plano de la lengua y que tienen sigificado idiomático16. Equivalen a una unidad léxica y por tanto suelen ocupar la posición infralemática, como se puede comprobrobar en locuciones sustantivas como paño de lágrimas, paños calientes (Salamanca; s. v. paño) o en la locución preposicional a través de (Salamanca; s. v. través): paño s. m. 1 (no contable) Tejido de lana compacto: Este traje tiene un paño muy bueno [...]. || 11 ~ de lágrimas (no contable) coloquial Persona con la que otra puede desahogarse o consolarse: Su hermana ha sido siempre su paño de lágrimas. 12 paños calientes coloquial Acciones o palabras con los que se pretende suavizar un hecho o situación negativa [sic]: No me vengas con paños calientes y dime la verdad. [...] (Salamanca). través s. m. Inclinación, torcimiento. Fr. y Loc. a ~ de 1 Cruzando o pasando por en medio de un lado a otro: La luz entraba a través de una claraboya. 2 Utilizando el medio que se expresa o gracias a él: Me enteré a través de un amigo. de ~ En dirección oblicua o transversal (Salamanca).
Por otro lado, y como se verá más adelante, son muchos los lexicógrafos que piensan que únicamente los enunciados pueden tener el estatus de ejemplo lexicográfico, puesto que las colocaciones y los sintagmas libres solo muestran una combinación de palabras, pero no el uso de estas. Además, las unidades 16 El primer estudio moderno sobre las locuciones en español se lo debemos a Julio Casares, que dedicó la tercera parte de su famosa Introducción, «La locución, la frase proverbial, el refrán, el modismo», a las expresiones fijas. Otros trabajos, como los de Zuloaga (1980), Corpas Pastor (1996) y García-Page (2008), son obras de referencia para el estudio actual de las locuciones.
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pluriverbales no permiten llevar a cabo generalizaciones, algo que sí hacen los enunciados completos, a partir de los cuales el usuario puede reproducir nuevos ejemplos. Se trataría, pues, de una concepción más estrecha de la que defienden los teóricos franceses. El origen de este debate puede remontarse al siglo xvii. Las voces recogidas en el primer diccionario de la Academia Francesa, publicado en 1694, no vienen respaldadas con testimonios literarios, como sí ocurre en el Vocabolario degli Accademici della Crusca (1612), sino con ejemplos sin referencia bibliográfica alguna, basados a menudo en la indicación de combinaciones léxicas frecuentes (DAF: s. v. dessein) o la indicación de la valencia verbal (DAF: s. v. descendre): Dessein f.m. Resolution de faire quelque chose, intention, projet, pretention. Beau dessein, grand dessein, dessein illustre, genereux noble, extraordinaire, meschant, pernicieux, bizarre etc. Faire un dessein, former un dessein, avoir dessein, faire dessein de voyager, changer de dessein, cacher son dessein, executer son dessein, il ne va pas là sans dessein, il y va avec dessein de, il a du dessein, il est venu à mauvais dessein, avoir de grands desseins, venir à bout de ses desseins, renverser, ruiner les desseins de quelqu’un, il est là dans la dessein de faire etc, il a entrepris cela de dessein formé, le dessein de l’armée est d’aller en tel lieu, le dessein en est pris, esventer le dessein des ennemis, les ennemis ont dessein sur une selle place, il y est allé de dessein premedité (DAF). Descendre v. n. Estre porté, se mouvoir, passer de haut en bas. Descendre d’une montagne, dans la plaine, descendre de la chambre en bas, descendre d’un arbre, du haut d’une maison, descendre de cheval, de carrosse […]. On dit fig. en termes de musique, Descendre d’un ton, pour dire, Baisser la voix d’un ton […]. Ce verbe se met aussi avec le regime d’un verbe actif. Descendre une montagne, descendre les debrez, les bateux qui descendent la riviere. […] (DAF).
Como se puede ver en el artículo dedicado a la voz dessein ‘propósito’, el DAF combina indiscriminadamente el empleo de ejemplos codificados formados por sintagmas nominales (Beau dessein, grand dessein, dessein illustre, genereux noble, extraordinaire, meschant, pernicieux, bizarre etc.), sintagmas verbales (faire un dessein, former un dessein, avoir dessein, faire dessein de voyager, changer de dessein, cacher son dessein, executer son dessein), indicaciones de régimen preposicional (il y va avec dessein de) y enunciados (il est venu à mauvais dessein, les ennemis ont dessein sur une selle place, il y est allé de dessein premedité). En cuanto al artículo sobre el verbo descendre ‘descender’, no solo se indican en él los argumentos verbales más comunes (Descendre d’une montagne, dans la plaine,
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descendre de la chambre en bas, descendre d’un arbre, du haut d’une maison, descendre de cheval, de carrosse), sino también el cambio de régimen verbal: verbo neutro (intranstivo) y verbo activo (transitivo), según la terminología de la época: descendre de… (neutro) y descendre une montagne, descendre les debrez, les bateux qui descendent la riviere (activo). Estas formas de ilustración ya estaban consagradas en la tradición lexicográfica humanística, como, por ejemplo, en la obra de Robert Estienne, el Dictionnarium latino-gallicum (1538) o en la de Francesco Alunno, La fabrica del mondo (1548). Las combinaciones léxicas usuales, las expresiones idiomáticas y las colocaciones recibieron, por esa razón, el estatus de ejemplo lexicográfico también en el discurso teórico, siguiendo la huella marcada por el DAF, como ha señalado uno de los mayores especialistas en lexicografía francesa, Bernard Quemada (1968: 507). Rey-Debove (1970: 25-26) usa para referirse a este tipo de unidades la expresión de ejemplo codificado (exemple codé), opuesta a la de ejemplo libre, que es aquel que está formado por al menos una oración completa (un enunciado). La lexicógrafa francesa habla de ejemplo codificado por ser unidades tratadas metalingüísticamente por el redactor del diccionario, secuencias fijadas en la norma, a diferencia de los ejemplos libres, que son expresiones realizadas en el plano del habla y, por tanto, potencialmente infinitos17. Los ejemplos codificados son sintagmas o combinaciones pluriverbales cuya presencia en los diccionarios es, según esta autora, más necesaria que la de los ejemplos basados en enunciados (Rey-Debove 1970: 26). Los ejemplos codificados pueden referirse a combinaciones léxicas (sintagmas y cúmulos) o bien a estructuras sintácticas codificadas, llamadas por Rey-Debove neutralizaciones (Rey-Debove 1971: 303-306) o ejemplos matrices (Rey-Debove 1998: 249)18. Veamos los tres tipos con más detalle. a) Por sintagmas (tronçons) entiende la investigadora especialmente lo que hoy se conoce en el campo de la lexicología como colocaciones, es decir, combinaciones léxicas frecuentes y semifijas, pero no idiomáticas (o al menos no completamente). Así, a partir de dos ejemplos libres para ilustrar la palabra résistance: 1) Ils lui opposèrent une farouche résistance; 2) Après une résistance farouche, la ville s’est rendue se puede mostrar solo la combinación típica, en este caso farouche résistance, prescindiendo de la oración completa. Para Rey-Debove (1971: 302-303), 17 Cowie (2002: 76 y siguientes) usa la expresión ejemplo esqueleto (skeleton exemple) para refererise al ejemplo codificado descrito por Rey-Debove, definiéndolo como ejemplo sometido a un proceso de simplificación y abstracción. 18 Un buen estudio basado en la teoría de Rey-Debove sobre el tratamiento metalingüístico en los diccionarios monolingües del español es el realizado por Bargalló Escrivá (2007), quien también se apoya en una clasificación más amplia del ejemplo lexicográfico llevada a cabo por Cowie (2002).
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este tipo de ejemplo sintético ilustra dos hechos: la realización de una unidad de la lengua (résistance) y, al mismo tiempo, la formación de una combinación en el discurso (farouche résistance) que se aproxima bastante a las unidades de lengua, pero que no están completamente codificadas, esto es, lexicalizadas. b) Las neutralizaciones (Rey-Debove 1971: 303-306), también llamadas ejemplos matrices (Rey-Debove 1998: 249) o ejemplos gramaticales (Bergenholtz 1984: 11), son ejemplos basados en estructuras sintácticas frecuentes. Así, teniendo en cuenta los siguientes ejemplos: Les soldats de Verdun
ont opposé
une farouche résistance
à l’ennemi
Le criminel
opposera sûrement
une résistance acharnée
aux policiers
se pueden eliminar (o neutralizar) aquellos complementos que son prescindibles y sustituir las palabras semánticamente cargadas por otras de sentido más amplio, aunque con idéntica función dentro de la estructura sintáctica: Quelqu’un
Oppose
une vive rèsistance
à son adversaire
De esa manera, permanecen solo la estructura sintáctica y los actantes principales. El usuario puede producir enunciados nuevos siguiendo el esquema que le ofrece este tipo de ejemplos. Hay diferentes grados de neutralización. Por ejemplo, se puede eliminar el sujeto y mostrar el verbo en infinitivo, o mostrar solo la preposición que rige el verbo, sin especificar el complemento que aparece después, etc. (Rey-Debove 1971: 305; Blanco Escoda 1996). En definitiva, las neutralizaciones se conciben como modelos de lengua y no como auténticos enunciados en el nivel del habla. c) Por último, el cúmulo (Rey-Debove 1971: 306-307) es un procedimiento que permite proyectar un paradigma sobre el eje sintagmático: EXIGENCE: Augmenter, diminuer ses exigences (Grand Robert) ARMÉE: Armé qui avance, recule, capitule (Petit Robert)
Como reconoce Michaela Heinz en un trabajo sobre esta clase de ejemplos (Heinz 2005: 294), desde el punto de vista teórico los ejemplos codificados presentan varios problemas, dado su estatus ambiguo dentro de la microestrucura. Tanto
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los sintagmas como las neutralizaciones pueden adquirir diversas apariencias en el interior de los artículos, que no siempre coinciden con la caraterización formal que acompaña a los ejemplos. Así, en varios repertorios lexicográficos hispánicos, como en el DCor [Planta y muestra, 2007], y en los diccionarios de americanismos del Proyecto de Augsburgo, es posible encontrar neutralizaciones bajo la forma de indicaciones de régimen verbal. Estrictamente hablando se trata de neutralizaciones, pero, formalmente, nada tienen que ver con la categoría de ejemplo lexicográfico: embutir. 1. tr. [~ alguien (suj.) lomo o carne picada (od.) (cp.)] Introducirlo en ella para hacer un embutido (p. e. chorizo, salchichón, morcilla, etc.). Se procede a embutir esta carne, utilizando para ello la “tripa” del cerdo lavada y limpia de toda sustancia extraña (Manual de matanza, 64). […] (DCor).
regar v � 1 intr Coloq Desordenar un lugar una persona o un animal {una persona o animal riega}. | 2 tr coloq Dejar cosas desordenadas una persona o un animal {una persona o un animal riega »cosas«} | 3 ~se coloq Dispersarse personas o animales que estaban reunidos {personas o animales se riegan} (DCub).
En el caso de embutir encontramos la indicación [~ alguien (suj.) lomo o carne picada (od.) (cp.)] y en el artículo dedicado a regar tres indicaciones de la misma clase: {una persona o animal riega}, {una persona o un animal riega »cosas«} y {personas o animales se riegan}. Pocos usuarios interpretarían tales indicaciones como ejemplos propiamente dichos, ya que tanto la posición que ocupan como su caracterización tipográfica dentro del artículo lexicográfico dificultan esa interpretación. El DCor hace depender de esta indicación, además, la paráfrasis semántica, estando ambas integradas, mientras que las citas que sirven de ejemplo tienen un tratamiento independiente. Más que de ejemplos propiamente dichos, estos componentes pluriverbales pueden denominarse, atendiendo a su forma y a su función genuina, indicaciones de estructura actancial o de valencia verbal, y sirven a menudo para discriminar acepciones. En la tradición lexicográfica española, así como en la alemana (Hausmann 1977; Zöfgen 1994; Hausmann / Wiegand: 1989), el término ejemplo suele referirse sobre todo a un texto o a un enunciado antes que a un sintagma (excepciones son Harras 1989: 608 y Hermanns 1988: 164). Martínez de Sousa (s. v. ejemplo) (1995), adaptando la definición del DRAE, afirma que el ejemplo es un «hecho o texto que se añade a la definición para comprobar, ilustrar o autorizar una aserción». Por su parte, Lara define el ejemplo como un enunciado que contiene el vocablo
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mencionado en la entrada (el lema) y añade que el artículo lexicográfico «introduce ese enunciado para devolver el vocablo de la entrada al uso; es decir, recupera el vocablo tal como aparece en la práctica social de la lengua» (Lara Ramos 2006: 139). Franz Josef Hausmann (1977: 70-89) y Zöfgen (1986: 221; 1994: 147) tampoco atribuyen a las colocaciones el estatus de ejemplo: ambos autores analizan las diversas informaciones sintagmáticas que puede proporcionar un diccionario, y distinguen entre construcciones gramaticales (régimen lexemático), colocaciones, combinaciones fijas (locuciones) y oraciones completas. Solo estas últimas pueden formar verdaderos ejemplos. Herbert Andreas Welker (2004: 152) apoya las ideas expuestas por Hausmann y Zöfgen: sostiene que cada tipo de información debe recibir por parte del redactor del diccionario una caracterización específica para no confundir al usuario. Por tanto, los enunciados, las colocaciones y la indicación de estructuras sintácticas deberían distinguirse formalmente y no constituir una misma categoría, como de hecho se ve en un gran número de repertorios. La discusión sobre la forma del ejemplo lexicográfico adquiere otro cariz al trasladarse al ámbito de la lexicografía bilingüe. En este caso se trata no sólo de determinar si un sintagma puede funcionar o no como ejemplo, sino también si las unidades pluriverbales en general deben concebirse como otra categoría independiente, llamada infralema. 2.2. ¿Infralema o ejemplo traducido? La información que aglutina un artículo lexicográfico suele estar focalizada hacia una única dirección, generalmente el lema. Pero no es extraño encontrar otras direcciones o temas secundarios dentro del artículo. Estas unidades se conocen con el nombre de infralemas19. Un infralema está formado generalmente por locuciones, es decir, unidades pluriverbales idiomáticas. Por ejemplo, podemos encontrar la expresión llevar al huerto y su correspondiente definición en el artículo encabezado por el lema huerto. Otras unidades susceptibles de caracterizarse como infralemas son aquellas palabras que cambian de significado al variar de número, como es el caso de convicción ‘certeza’ y convicciones ‘creencias religiosas’. También forman infralemas aquellas voces que cambian de categoría léxica, como sucede con el sustantivo miércoles y la interjección ¡miércoles! Por último, es corriente encontrar representados como infralemas los verbos reflexivos, como puede ser El infralema no es, en ningún caso, un segundo lema, ni se puede caracterizar como tal. Un lema es una dirección y una vía de acceso a la que se accede desde la macroestructura del diccionario. En cambio, los infralemas son subdirecciones, es decir, temas de información insertados ya en la microestructura, a las que se accede a través del propio lema (Hausmann/Wiegand 1989: 350; Hausmann/Werner 1991: 2729-2730). 19
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cambiarse en relación con cambiar (representándose generalmente como «cambiar [...] ǀ ~se [...].»). En los diccionarios monolingües, el estatus de infralema está perfectamente delimitado con respecto al del ejemplo lexicográfico. No se produce ningún solapamiento entre ambos. La situación se vuelve más compleja, sin embargo, en los diccionarios bilingües. En estas obras, cada infralema representa una subdirección a la que se le añade, no una paráfrasis semántica, sino un equivalente. Esta característica la comparte con los ejemplos, que constituyen también una dirección: sobre ellos se aportan nuevas informaciones, que son sus propias traducciones o equivalentes, por lo que se comportan lexicográficamente como infralemas. De hecho, algunos diccionarios bilingües no distinguen entre infralemas, ejemplos y sintagmas, debido a que todas estas unidades funcionan como direcciones en relación con sus respectivos equivalentes. La categoría de infralema se convierte de ese modo en una especie de cajón de sastre, en la que caben todo tipo de direcciones. Por ejemplo, en Pons 2009 (s. v. limpio) encontramos dos locuciones verbales (jugar limpio; escribir en limpio), una locución adverbial (en limpio) y un enunciado libre (¿qué has sacado en limpio?) sin que apenas se distinga formalmente entre ellas (solo la clase locución aparece precedida por una abreviatura, o caracterizador tipográfico, que señala que se trata específicamente de locuciones, si bien parece que solo afecta a la locución verbal escribir en limpio y no a la locución adverbial en limpio, y mucho menos a la locución verbal precedente: jugar limpio): limpio ['limpjo] adv (1) (sin trampas) sauber; jugar ~ fair spielen (2) (loc): escribir en ~ ins Reine schreiben; en ~ (dinero) netto; ¿qué has sacado en limpio? (fig.) was hat dir diese Sache nun gebracht? (Pons 2009).
El problema ha sido abordado especialmente en dos trabajos, centrados por igual en el estatus del ejemplo dentro de los diccionarios bilingües: en primer lugar, el estudio de Jane Jacobsen, James Manley y Viggo Hjørnager Pedersen, publicado en la enciclopedia de lexicografía Wörterbücher. Dictionaries, Dictionnaires (1991); posteriormente ha aparecido también un estudio exhaustivo y completo escrito por Benedikt A. Model (2009). Jane Jacobsen, James Manley y Viggo Hjørnager Pedersen atribuyen al ejemplo un carácter formal, no basado en su función: «Since examples cannot be defined in terms of function, they must be defined formally before we can even begin to make such a decision» (Jacobsen/Manley/Pedersen 1991: 2783-2784). Los ejemplos no son categorías lingüísticas, sino lexicográficas y, por tanto, su naturaleza es, sobre todo, formal. No depende de la información que ofrecen ni de su función. Tampoco
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puede definirse según parámetros usados en la lingüística o, más concretamente, en la fraseología: Our use of the term example, then, is not based on the ordinary language meaning of the word example; nor can it be functionally defined in terms of the type of information it provides; it follows from this that it is not (meta) linguistically defined in terms of the linguistic categories (syntax, semantics, morphology) involved. One cannot, for instance, distinguish between an example and an idiom, as idiom is a lexicological category, whereas an example is a formal category in the dictionary entry. Our use of example is based on the internal requirements of the entry: it is a lexicographical category. (We use lexicographical of the formal categories — the slots on the dictionary page for the insertion of information — in contrast to lexicological categories used to distinguish between e. g. idioms, collocations, and free syntagms). (Jacobsen/ Manley/Pedersen 1991: 2783-2784).
Los ejemplos son indicaciones plurifuncionales. Ahí radica la dificultad para encasillarlos en una determinada categoría, y por eso suelen confundirse con otras indicaciones que cumplen funciones semejantes: Examples proper, as defined below, are multifunctional. Functionally, they overlap with many of the explicit categories of information provided in the entry (glosses, meaning discrimination, syntactic/stylistic/cultural/encyclopaedic information). Furthermore, examples can provide several of these types of information at once (Jacobsen/Manley/Pedersen 1991: 2784).
Los autores de este trabajo no utilizan el término infralema, acuñado por Hausmann y Werner en un artículo publicado en el mismo tomo (1991: 27292730). En su lugar, usan la expresión sub-lemma. La función de los sublemas en los diccionarios bilingües consiste en proporcionar equivalentes. Son estos mismos equivalentes los que deben ser ejemplificados: We have suggested that the use of the term example for what we have defined as sub-lemmas is based on techniques taken over from the monolingual dictionary. Phrases containing the headword are included in the monolingual dictionary to illustrate the use of the headword in special contexts […]. The purpose of sub-lemmas in the bilingual dictionary, however, is to index phrases in the source language conveniently and allow for the provision of equivalents in the target language. It is the equivalents that may need exemplifying, not the headword. Therefore a sub-lemma and its equivalent should as far as possible be given in a “canonical” form. But sometimes one may also wish to exemplify the use of the equivalent, and this is what examples should be used for.
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Benedikt A. Model también ha dedicado un artículo al tema del ejemplo en la lexicografía bilingüe. Retomando las ideas del trabajo anterior, este autor reconoce que el ejemplo lexicográfico no debe definirse a priori, sino tratarse tras el análisis detenido de sus rasgos formales y no tanto de sus funciones, al constituir un tipo de indicación que puede adoptar roles diferentes: El ejemplo es una categoría lexicográfica. Contrariamente a otras categorías del diccionario, el ejemplo es un formato que no procede de ninguna categoría de lengua conocida y descrita ya en lingüística. Por eso, su descripción debe partir del texto lexicográfico mismo sin establecer exigencias previas desarrolladas a partir de la lingüística (Model 2009: 127).
En general, los ejemplos deben referirse al lema o bien al infralema que lo precede (Model 2009: 132). Aunque el autor no define de manera explícita en ningún momento qué entiende exactamente por infralema, puede deducirse del texto que cualquier unidad que pertenezca a la fraseología tiene el estatus de infralema, incluidas las colocaciones (Model 2009: 142). Model afirma, además, que el único criterio para distinguir un ejemplo traducido en relación con la unidad de tratamiento formado por un infralema y su equivalente es la acumulación (ejemplo de cúmulo en la terminología de Rey-Debove): Este procedimiento es el único modo de distinguir claramente el formato del infralema del ejemplo, ya que como el infralema representa solamente una unidad de la lengua de partida, estas acumulaciones no se pueden interpretar como tales (Model 2009: 136).
El plantemiento defendido por Model conduce al siguiente problema: no existe ninguna distinción entre locuciones y colocaciones, a pesar de que estas últimas no forman, en realidad, una unidad léxica. El autor incluye el siguiente ejemplo extraído del diccionario Langenscheidt (2002): dick [dik] I adj. 1 alg. grueso, gordo; 5 cm ... (sein) (tener) 5 cm de groso od espesor; fig. mit j-m durch ~ und dünn gehen seguir a alg. incondicionalmente; 2 Person. gordo; ~ machen engordar; ~ werden ponerse gordo; 3 (geschwollen); e-e ~ Backe un carrillo m hinchado; 4 F bueno; sie sind ~ Freunde son íntimos amigos; er fährt einen ~en Wagen tiene un cochazo; II adv 5 sich ~ anziehen abrigarse bien; etw ~ unterstreichen remarcar alg; F ich habe es alles ~ alles allein zu machen estoy harto de hacerlo todo solo (Langenscheidt 2002).
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Model opina que un ejemplo lexicográfico debe cumplir, entre otras, la siguiente condición: «que a pesar de alojar eventualmente unidades fraseológicas contiene al menos una unidad no fraseológica» (Model 2009: 141). Según este criterio, y aun reconociendo este autor que las frases con verbo en infinitivo pueden formar ejemplos por sí solos, habría en este artículo seis «infralemas» que, de acuerdo con su planteamiento, no podrían considerarse ejemplos lexicográficos: 1) una locución verbal con valencia nombrada: mit j-m durch ~ und dünn gehen seguir a alg. incondicionalmente. 2) una locución verbal: ~ machen engordar 3) una locución verbal: ~ werden ponerse gordo 4) una colocación del tipo sustantivo + adjetivo: e-e ~ Backe un carrillo hinchado 5) una colocación del tipo adverbio + verbo: sich ~ anziehen abrigarse bien 6) una colocación del tipo adverbio + verbo con valencia nombrada: etw ~ unterstreichen remarcar alg. Lo que lleva al autor a manejar un concepto amplio de infralema es, como se ha dicho, la ausencia de un criterio nítido para distinguir entre colocaciones y locuciones en algunos diccionarios bilingües. En los diccionarios monolingües se marcan como infralemas tan sólo aquellas unidades que son idiomáticas, es decir, las locuciones, por el hecho de que funcionan en la oración como una unidad léxica20. Sin embargo, lo que se percibe en los diccionarios bilingües es el hecho de que, en ocasiones, no sólo las colocaciones y las locuciones tienen idéntico tratamiento tipográfico, sino también los propios ejemplos y las unidades pluriverbales recién mencionadas. Volviendo al caso de Langenscheidt e imaginando que el usuario desconoce tanto la lengua española como la alemana, este solo podría percibir la estructura pura del artículo: el lema, la indicación de pronunciación y los separadores de acepción (que son un tipo de caracterizadores microestructurales). El usuario vería que las restantes indicaciones están formadas por expresiones pluriverbales caracterizadas en negrita, cada una de ellas acompañadas inmediatamente de su respectivo equivalente en la lengua meta. El usuario, que no puede diferenciar, por tanto, entre locuciones, colocaciones y enunciados, podría interpretar legitimamente y al mismo tiempo todas estas indicaciones como infralemas o como ejemplos. Precisamente, en lo que se refiere a los diccionarios monolingües del español, Bargalló Escrivá (2002: 46-47) ha podido comprobar que diccionarios como el Esencial (1991), el Clave (1996), el Salamanca (1996) o el Diccionario general ilustrado de la lengua española (DGILE (1987) no caracterizan prácticamente nunca las colocaciones como locuciones o frases, esto es, como infralemas (la única excepción que halla la autora es sueño ligero en el diccionario Salamanca). 20
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Un infralema debería estar constituido por una sola unidad léxica, pluriverbal o no, tal como reconoce el mismo Model (2009: 136). Por tanto, aquellas unidades conocidas como colocaciones o coapariciones no deberían pertenecer a esta categoría, porque el significado de cada uno de los elementos se puede descodificar de manera independiente, o al menos así sucede con la palabra que constituye la base de la colocación. Si un ejemplo incluye el signo lemático formando una locución, no es el signo lemático lo que se está ilustrando, sino la locución. De ahí la necesidad de que esta deba constituir un infralema independiente. Por el contrario, cuando un ejemplo muestra el signo lemático dentro de una colocación, ya sea la base o el colocativo, el ejemplo ilustra de una u otra forma el signo lemático, ya que la colocación no modifica su significado. Por esa razón las colocaciones por sí mismas pueden formar ejemplos (constituyéndose en unidades mínimas de cotexto), mientras que las locuciones ciertamente necesitan de un cotexto más amplio para ser consideradas ejemplos, y no infralemas. Por desgracia, no todos los diccionarios bilingües presentan formalmente infralemas en su microestructura. El infralema es una categoría tradicionalmente ligada a la lexicografía monolingüe. Hausmann y Wiegand analizan este componente microestructural en un trabajo dedicado precisamente a la microestructura del diccionario monolingüe (Hausmann/Wiegand 1989: 305). Ellos lo llaman subadress ‘subdirección’. Algunos diccionarios bilingües, sin embargo, también incluyen infralemas. En estos casos son fáciles de reconocer, siendo imposible confundirlas con la indicación de ejemplo lexicográfico: atención sf [...] [4] (= asistencia) vive rodeada de todas las atenciones necesarias she has all the care and attention that she needs; han descuidado la ~ al público they have neglected the costomers; horario de ~ al público (en oficina) “hours of business”; (en tienda) “opening hours” atención al cliente customer service; departamento de ~ al cliente customer service department; el personal de ~ al cliente the staff who serve customers atención médica medical attention atención personalizada personalized service atención primaria primary health care atención psicológica counselling atención psiquiátrica psychiatric treatment; centro de ~ atención psiquiátrica psychiatric clinic atención sanitaria medical attention (Collins 2005).
La estructura de este artículo resulta transparente para quien esté habituado a las técnicas de condensación lexicográfica: aparte de algunas otras indicaciones, como glosas semánticas (= asistencia) e indicaciones de cotexto (en oficina; en tienda), las restantes clases de indicación son fáciles de interpretar gracias a su forma: los ejemplos en la lengua de partida se caracterizan en negrita. A continuación, se hallan los ejemplos traducidos en letra redonda. Es igual que se trate de un enunciado completo (vive rodeada de todas las atenciones necesarias she has
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all the care and attention that she needs) o de combinaciones libres (el personal de atención al cliente the staff who serve customers). Los infralemas están formados, como es tradicional, por locuciones, ya que forman una sola unidad léxica idiomática. Los equivalentes demuestran que no son traducibles palabra por palabra. De ahí su carácter idiomático. La voz atención se traduce por attention, service, health care, o treatment dependiendo de que se combine con las formas adjetivales médica, personalizada, primaria o psiquiátrica, respectivamente21. Todas ellas saltan a la vista porque cambian de color (azul en el original, con respecto al resto de texto, de color negro) y vienen precedidos de un caracterizador microestructural no tipográfico en forma de flecha (), cuya función es precisamente llamar la atención del usuario para que perciba que se trata de un infralema, al que pueden ir direccionadas varias indicaciones, como el equivalente y, al mismo tiempo, varios ejemplos, como el siguiente caso: atención al cliente customer service; departamento de ~ al cliente customer service department; el personal de ~ al cliente the staff who serve customers). Este es uno de los rasgos que permiten distinguir un infralema de una indicación de ejemplo, aunque no puede afirmarse que sea un criterio determinante. Hay infralemas que pueden quedar sin ejemplificación, y ejemplos codificados que a su vez pueden ejemplificarse (en el sentido amplio de la palabra) a través de enunciados completos. Sin embargo, un infralema siempre puede ir acompañado de marcas gramaticales (como cuando se produce un cambio en la clase de palabra: verb., interj., adj., etc.), algo que no sucede en las indicaciones de ejemplo lexicográfico. La locución llevar al huerto puede aparecer tanto en diccionarios monolingües como en bilingües junto a otras indicaciones, como son verb. (verbo), loc. (locución) o coloq. (coloquial), para diferenciarlo del lema huerto, que es un sustantivo masculino y no requiere de ninguna otra marca. Los ejemplos raras veces se acompañan de alguna indicación diastrática (a veces, pueden admitir marcas referidas al registro, como pueden ser aquellos que están enunciados en un estilo coloquial o poético). 2.3. Ejemplos y otras indicaciones Definir qué es un ejemplo lexicográfico tratando de determinar su finalidad genuina puede llevar a equívocos, puesto que una misma función puede ser desempeñada por varias clases de indicaciones. Si bien no todos los ejemplos tienen una función sintagmática, puede afirmarse que una de las finalidades típicas del ejemplo es señalar las posibles combinaciones léxicas o restricciones sintactico-semánticas No se trata en ningún caso de colocaciones, ya que las unidades aquí caracterizadas como infralemas no son combinaciones semilibres, sino fijas. 21
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del signo lemático. Como se ha dicho, existen, además, otros modos de mostrar la información sintáctica de la unidad léxica lematizada. En este apartado se verán las dos más usuales: las indicaciones de cotexto y las indicaciones de contorno. En un estudio realizado por Hausmann y Werner (1991) para la enciclopedia de lexicografía Wörterbücher. Dictionaries. Dictionnaires, los autores se ocupan de los componentes de la microestructura del diccionario bilingüe y, más concretamente, del problema de la poliequivalencia en este tipo de obras, haciendo hincapié en la necesidad de diferenciar entre indicaciones de ejemplo, por un lado, cuya función es ilustrar a través de un contexto amplio de uso la información metalingüística ya proporcionada en otras partes del artículo, y las indicaciones de cotexto, por otro, a través de las cuales se muestran las diferentes posibilidades combinatorias entre palabras, algo que permite llevar a cabo la discriminación de equivalentes en la lengua meta. Así, por ejemplo, el verbo apagar puede tener diversos equivalentes en alemán si se combina con cigarrillo (ausmachen), con hambre (stillen) o con vela (ausblasen). En este caso, [un cigarrillo], [el hambre], [una vela] son indicaciones de cotexto (Kotextangaben) y no ejemplos, entre otras razones por el hecho de que no incluyen dentro el signo lemático ni símbolo alguno de sustitución. Las indicaciones de cotexto pueden encontrarse tanto en diccionarios bilingües como en diccionarios monolingües, siendo más usuales en los primeros. El diccionario monolingüe tiende a indicar el cotexto a través del contorno de la definición. El diccionario bilingüe, en cambio, que carece de paráfrasis semánticas propiamente dichas, ha desarrollado otra forma para mostrar esa misma información. Un tratamiento tradicional de las indicaciones de cotexto se puede ver en Collins 2005: desaprovechado ADJ [1] [oportunidad, tiempo] wasted [2] [alumno, estudiante] slack [3] [terreno] underused, unproductive (Collins 2005).
Como puede apreciarse, aquí las indicaciones cotextuales se caracterizan a través de comentarios en la lengua de salida encerrados entre corchetes [oportunidad, tiempo], [alumno, estudiante], [terreno]. Si la indicación de cotexto se refiere a un hiperónimo que, desde un punto de vista semántico, engloba una clase léxica completa, en estos casos el hiperónimo se conoce con el nombre de categorizador de cotexto (Hausmann/Werner 1991: 2735): atender conjug 2g (A) [1] (= ocuparse de) [1-1] [+ asunto] to deal with; atiende primero lo más urgente deal with the most urgent things first; para ~ los gastos de las vacaciones to meet the holiday expenses [1-2] [+ paciente] to look after; en el hospital es donde mejor atendido está you’ll be better looked after in hospital; están atendiendo a los animales heridos they are looking after o seeing to o caring for the injured animals;
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sólo atienden los casos urgentes they only deal whith urgent cases; necesitamos a alguien que atienda a la abuela we need someone to look after o care grandma (Collins 2005).
En el caso de los verbos, el diccionario Collins 2005 (s. v. atender) muestra las indicaciones de cotexto, que se refieren en este caso a los argumentos inherentes de complemento directo, a través de la forma [+ argumento]. Se trata de categorizadores de cotexto, puesto que solo se manifiesta el término hiperonímico, lo suficientemente general como para englobar a una clase léxica. Los casos concretos se muestran en los ejemplos de uso: atender [+ asunto]: atiende primero lo más urgente; para atender los gastos de las vacaciones: un ‘asunto’ se concreta en lo más urgente y en los gastos de las vacaciones. La segunda acepción viene determinada por un cambio de argumento: [+ paciente]. Este categorizador de cotexto se concreta a través de los distintos enunciados. El ejemplo solo atienden los casos urgentes ‘they only deal with urgent cases’ está fuera de lugar, ya que no muestra un argumento con rasgo semántico [+ ser vivo] característico de los pacientes. De hecho, el cambio de argumento hace que el signo lemático atender se traduzca con la palabra deal (igual que en la primera acepción) y no con look after, como en el resto de los ejemplos. Las indicaciones de cotexto no son frecuentes en los diccionarios monolingües, aunque pueden hallarse en algunos de ellos (DALE: s. v. imbricado): imbricado, -da adj. Dispuesto a la manera de las tejas en un tejado. 2 bot y zool. [órgano animal o vegetal] Que está sobrepuesto a otro como las tejas de un tejado: hojas imbricadas, semillas imbricadas. 3 zool. [concha] De superficie ondulada (DALE).
En este artículo, la indicación de cotexto [órgano animal o vegetal] y [concha] permite discriminar dos significados diferentes del adjetivo imbricado (algo semejante a lo que sucede en el diccionario bilingüe a través de los discriminadores de equivalentes). A pesar de su enorme parecido, no puede hablarse de contorno de la definición en estos dos casos, debido a que la paráfrasis semántica empieza en ambas acepciones por letra inicial mayúscula, lo que significa que habría que interpretarlas como indicaciones autónomas y no integradas. Los ejemplos sirven aquí para concretar objetos designados por la indicación de cotexto (hojas y semillas en el caso de órgano animal o vegetal). En el fondo, ambos componentes de artículos tienen aquí la misma función: expresar con qué sustantivos se combina el adjetivo imbricado.
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En un diccionario monolingüe es posible mostrar el cotexto no solo por medio de un ejemplo o de una indicación de cotexto, sino también a través del llamado contorno de la definición, que es como se conoce en la tradición lexicografía española la indicación de cotexto cuando se halla integrada en la paráfrasis semántica. (Seco 1987b: 22). Es la metalengua de signo la que incluye precisamente aquella información referente a los posibles argumentos que pueden tener las unidades lematizadas, incluidas las colocaciones típicas con las que pueden combinarse. Como ya supo ver Hausmann (1979: 191-192), en toda colocación la base es el elemento autónomo, mientras que el colocativo (en francés collocatif) es la palabra que necesita de la base para definirse. Esta es la razón por la que los diccionarios definitorios incluyen la base de la colocación al definir el colocativo a través del contorno, o bien por medio de comentarios integrados en la paráfrasis de la definición, aunque este es un rasgo que no ayuda realmente a la producción de textos, sino más bien a su interpretación22. El contorno de la definición afecta a sustantivos, adjetivos, adverbios y verbos. Puede verse un caso concreto con un verbo proclive a formar diversas colocaciones típicas: el verbo entablar. Dos diccionarios como son el Salamanca y DE utilizan sistemáticamente el contorno de la definición: entablar v. tr. / prnl 1 Dar < una persona > comienzo a una [acción o una actividad]: Los invitados entablaron una violenta polémica sobre el restaurante de la fiesta 2 col, restringido. Organizar < una persona > un negocio un trabajo fijo. ǀǀ v. tr. 3 restringido Sujetar < una persona > [un hueso roto] con tablillas de vendaje para que suelde. Sin entablillar. ǀǀ v. intr. 4 amér. Empatar, igualar (Salamanca). entablar. tr. Empezar (una relación, una lucha o una conversación). Entablaron una buena amistad. Tb. en contrs. pronl. media. Se entabló una charla agradable entre los comensales. (DE).
El diccionario Salamanca, aunque muestra mayor número de indicaciones en la microestructura, en este caso es poco preciso a la hora de expresar las combinaciones típicas del verbo. Ciertamente, se indica a través del contorno que entablar solo se combina con un sujeto que designe personas y con complementos directos referidos a acciones o actividades. Solo a través del ejemplo de uso se muestra una combinación típica, «entablar una polémica». También se refiere a un uso restringido del verbo, si bien entablar [un hueso roto] es en realidad un tipo de 22 En un trabajo publicado en el año 2002, Bargalló Escrivá constata que la tendencia en los diccionarios españoles contemporáneos es la de señalar la colocación en los artículos referidos al colocativo, y no a la base, por lo que la función activa de estas obras se limita considerablemente. Una excepción es el DUE de María Moliner.
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restricción léxica formada por una solidaridad de afinidad, en término coserianos. Pero no se trata de ninguna colocación. Por el contrario, el DE, dirigido a usuarios que todavía no tienen un dominio maduro de su lengua materna y cuya función es, precisamente, desarrollar la capacidad codificadora de los estudiantes, es mucho más explícita a la hora de señalar las colocaciones por medio del contorno de la definición: se habla de entablar (una relación), (una lucha), (una conversación). El ejemplo de uso muestra nada más que una variante de esta última: Se entabló una charla agradable entre los comensales. El redactor del diccionario puede decidir también mostrar las colocaciones típicas del signo lemático exclusivamente a través de ejemplos (negarles ese estatus por el hecho de que no forman enunciados sería ir en contra de la evidencia que ofrece la forma que adquieren). El DLEG (s. v. entablar) ofrece un claro ejemplo: entablar v. tr. 1 Dar comienzo o inicio a una actividad o proceso, en especial cuando implica a dos o más personas o partes: entablar negociaciones; entablar conversación; entablar una dura batalla; entablar amistad; entablar relaciones […] (DLEG).
Las indicaciones entablar negociaciones; entablar conversación; entablar una dura batalla; entablar amistad; entablar relaciones constituyen ejemplos por tres razones: 1) incluyen el signo lemático entablar; 2) no están integradas dentro de la paráfrasis semántica, formando el llamado contorno de la definición, ni están insertadas dentro de corchetes, excluyendo el signo lemático, como ocurre en las indicaciones de cotexto; 3) desde el punto de vista tipográfico, están caracterizadas en letra cursiva, que es como se representan todas aquellas indicaciones que indudablemente forman ejemplos en el diccionario. Además, se sitúan inmediatamente detrás de la paráfrasis semántica, como lo hacen todas las indicaciones de ejemplo de este mismo diccionario.
Finalmente, es posible comprobar cómo las colocaciones se pueden mostrar a través de indicaciones de cotexto en un diccionario bilingüe, sin desaprovechar el uso de ejemplos libres. La decisión de usar una u otra clase de indicación para ilustrar la combinación es completamente aleatoria (OSD 2001, s. v. entablar).
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entablar [1] vt. [1] (iniciar) to strike up, start; to strike up; to enter into, start; ~on relaciones comerciales they opened up trade links; se ha entablado una dura batalla contra ellos a fierce battle has begun against them; le ~on pleito por difamación they brought a libel action against him [2] to set up (OSD 2001).
Del mismo modo que dos clases de indicación pueden realizar idénticas funciones, también sucede que una misma indicación, en este caso un ejemplo, puede tener varias finalidades. Las colocaciones y otros sintagmas, que, funcionalmente, no son ejemplos, aparecen a menudo en la posición que les corresponde a los ejemplos de uso, esto es, detrás de la definición, formando parte del comentario semántico. De hecho, en diccionarios monolingües de aprendizaje como el Clave (s. v. cuello) o el Salamanca (s. v. quebradizo), ejemplos de uso y sintagmas / colocaciones se combinan indistintamente en la misma posición microestructural y con idéntica caracterización formal: cuello s. m. 1 En una persona o en algunos animales vertebrados, parte estrecha del cuerpo que une la cabeza con el tronco: La niña llevaba una bufanda alrededor del cuello. 2 En una prenda de vestir, tira unida a su parte superior y que rodea a esta parte del cuello: un jersey de cuello alto. 3 En un recipiente, parte superior más estrecha: el cuello de un jarrón. 4 En un objeto, parte más estrecha y alargada, esp. si es de forma redondeada: El cuello de un diente está oculto por la encía (Clave). quebradizo, za adj. 1. Que tiende a quebrarse con facilidad: Cristal quebradizo. 2 Que tiende a estar delicado de salud: salud quebradiza. sin. enfermizo. 3 Que tiene poca fortaleza moral: Este chico tiene una moral muy quebradiza (Salamanca).
En el artículo dedicado a cuello, encontramos categorizadores de cotexto no condensados al comienzo de cada definición. Además, hay dos ejemplos libres: La niña llevaba una bufanda alrededor del cuello (acepción 1) y El cuello de un diente está oculto por la encía (acepción 4). Sin embargo, también se observan dos ejemplos codificados basados en sintagmas en la misma posición y caracterizados de modo idéntico: un jersey de cuello alto (acepción 2) y el cuello de un jarrón (acepción 3). El Salamanca también emplea ejemplos libres (Este chico tiene una moral muy quebradiza) junto a ejemplos codificados basados en sintagmas libres (cristal quebradizo) o en colocaciones (salud quebradiza)23. Lo mismo se aprecia 23 Los ejemplos que encontramos en este artículo sirven, además, para comprobar cómo las definiciones pueden estar mal formuladas. El adjetivo quebradizo no puede significar ‘que tiende a estar delicado de salud’, puesto que suele combinarse con el sustantivo salud, junto al cual forma
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en un diccionario como el de la Academia (s. v. semoviente). Una acepción se ejemplifica a través de un simple sintagma y otra a través de una oración. semoviente (Del. lat. se movens, -entis, que se mueve a sí mismo o por sí). 1. adj. Que se mueve por sí mismo. Maquinaria semoviente. 2. m. Animal de granja. Entre los semovientes, había mulas, vacas y ovejas (DRAE).
La indicación de unidades pluriverbales parece haber sido concebida en estos artículos como verdaderos ejemplos, aunque su función solo sea mostrar combinaciones léxicas frecuentes. No tendría sentido, por tanto, negarle su estatus si el mismo autor del diccionario las ha concebido y caracterizado como tales. En el Diccionario de lexicografía e investigación del diccionario (Wörterbuch zur Lexikographie und Wörterbuchforschung, 2010), dirigido, entre otros, por Wiegand, se utiliza la expresión indicación condensada de ejemplo (verdichtete Beispielangabe) para referirse a este tipo de ejemplos sintéticos (s. v. Beispielangabe ‘indicación de ejemplo’). Son ejemplos por el hecho de que ocupan la posición de ejemplo dentro del artículo y, por tanto, el usuario del diccionario puede interpretarlos como tales. Y se califica de condensados porque condensan bajo una expresión mínima la información sintagmática de la unidad léxica que se analiza y que se podría mostrar también a través de un ejemplo libre. En conclusión, definir qué es un ejemplo lexicográfico depende a menudo de lo que el autor del diccionario ha entendido por tal. El ejemplo lexicográfico es ante todo una categoría de carácter formal. Es la forma la que determina que un componente sea concebido o interpretado como un ejemplo y no tanto su función24. Solo cuando el ejemplo está formado por un enunciado de naturaleza no metalingüística se reconoce su estatus aun sin atender a su forma. Con todo, se debe recalcar el hecho de que la microestructura de los diccionarios requiere una caracterización rica desde el punto de vista formal. Las indicaciones de ejemplo de uso y otras informaciones cotextuales deberían diferenciarse claramente, ya que su función es distinta, a pesar de que en la práctica muchos lexicógrafos las confunden.
una colocación o combinación típica. Aplicando la sustitución sinonímica tendríamos *«salud que tiende a estar delicada de salud». De no existir la indicación de ejemplo codificado, la definición daría a entender que quebradizo se aplica a personas, cuando esto en realidad no es cierto. Lo mismo se observa en la tercera acepción: ‘que tiene poca fortaleza moral’. Aplicando de nuevo la sustitución de la palabra clave por su definición, tendríamos el siguiente enunciado: *«Este chico tiene una moral que tiene poca fortaleza moral». 24 Esta afirmación quedará corroborada especialmente al hablar del ejemplo definicional. Únicamente su posición dentro del artículo y su correspondiente caracterización tipográfica permiten diferenciar la paráfrasis semántica (de la definición) y el ejemplo definicional.
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3. ¿Qué es un buen ejemplo en lexicografía? Sobre la conveniencia o no del uso de ejemplos basados en corpus y ejemplos de competencia
La discusión acerca de la presunta superioridad de las citas con respecto a los ejemplos inventados comenzó, una vez más, en Francia. Mientras que el Vocabolario degli Academicci della Crusca probaba la excelencia del léxico toscano a través de testimonios literarios, la Académie Française, por el contrario, consideró conveniente no incluir citas de escritores del pasado en su diccionario. Generalmente, los ejemplos presentes en esta obra son inventados o bien de origen incierto, ya que los redactores del diccionario eran ellos mismos autores reconocidos y verdaderas autoridades de la lengua francesa. ¿Para qué justificar o señalar entonces la procedencia de los ejemplos? El diccionario ya estaba autorizado por aquellos mismos que lo redactaban. Esta actitud desafiaba el principio de autoridad respetado no solo por los autores del Vocabolario de la Academia de la Crusca, sino también por otros lexicógrafos de lengua francesa, como Richelet o Furetière, cuyos respectivos diccionarios se habían publicado pocos años antes. En Francia se siguieron publicando diccionarios con citas ilustrativas, como los publicados después por Féraud, Littré, y también por Hatzfeld, Darmesteter y Thomas. El principio basado en el uso de testimonios todavía se puede reconocer en los modernos diccionarios de la lengua francesa, como los de la casa Le Robert, que, sin renunciar a los ejemplos de corpus y a los ejemplos inventados, siguen incluyendo citas con valor testimonial y filológico. Por su parte, en Italia la reacción antipurista provocó el rechazo que generaba el carácter arcaizante y casi autoritario que poseía el Vocabulario de la Crusca. Los lexicógrafos italianos querían imitar el modelo que les ofrecía el Dictionnaire dell’Académie Française, una obra basada en la lengua contemporánea, sin citas y con muchos ejemplos ficticios y condensados. Lexicógrafos como Giorgioni, Broglio, Rigutini y Fanfani escribieron, por esa razón, sus diccionarios prescindiendo del uso de testimonios. En Francia, en cambio, el caso de Louis-Nicolas Bescherelle, reacio a utilizar la lengua literaria para ilustrar los usos del francés, fue tan solo una excepción. El debate en torno a esta delicada cuestión se remonta, como acaba de verse, varios siglos atrás. Por un lado, se sitúan quienes creen necesario probar la pureza y la elegancia de las voces a través del testimonio de escritores consagrados, aunque esto suponga describir un estado de lengua arcaizante. Por otro lado, se encuentran quienes señalan las desventajas que acarrea la comprobación de las voces en un corpus literario y prefieren por ello el uso de ejemplos inventados, ilustrativos y, sobre todo, fieles al uso lingüístico contemporáneo. En España, el
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uso de testimonios en lexicografía se llevó a la práctica de manera ejemplar. La hábil combinación de citas basadas en autoridades y citas extraídas de fuentes sin ningún valor simbólico hicieron del llamado Diccionario de autoridades una obra extraordinariamente moderna. Se continuó trabajando de la misma manera en la malograda segunda edición del diccionario académico, aunque la presencia de testimonios desapareció por razones prácticas a partir de 1780, con la primera edición del llamado diccionario vulgar. En realidad, los diccionarios de la Real Academia siguieron basándose metodológicamente en autoridades (testimonios), aunque estas se eliminaron de sus páginas impresas. La decisión de no incluir citas, desafortunadamente, sirvió como modelo a la mayoría de los diccionarios monolingües del español que, salvo pocas excepciones, siguieron la senda marcada por la Academia. En la actualidad, la discusión sobre si los diccionarios deben contener testimonios, ejemplos basados en corpus o ejemplos inventados por el lexicógrafo (ejemplos de competencia) se ha mantenido viva. Algunos autores ponen el énfasis en las ventajas que tienen los ejemplos auténticos, es decir, los ejemplos extraídos de un corpus de referencia, y señalan, por otra parte, los inconvenientes de usar ejemplos inventados. Así, Julio Fernández Sevilla, aunque reacio a aconsejar la lengua literaria como fuente de la que extraer ejemplos de uso, sostenía que solo la ejemplificación a través de textos reales era adecuada en la práctica lexicográfica, y le parecía equivocada la idea de introducir ejemplos inventados: Es evidente que los ejemplos deben reunir como condición –quizá fundamental- el ser verdaderamente demostrativos del funcionamiento normal de la lengua. Ello presupone que habrán de ser rigurosamente históricos, es decir, deberán haber sido extraídos de textos lingüísticos– escritos u orales– cuya intención inicial no era la de ilustrar un diccionario (Fernández Sevilla 1974: 79).
Cowie (1978), Fox (1987) y Potter (1998) tampoco dudan de la superioridad del ejemplo auténtico25. En cambio, otros autores como Laufer (1992) y Minaeva (1992) sostienen que, aunque resulten menos naturales, son didácticamente más útiles, pues se pueden entender con mayor facilidad, ya que se formularon teniendo en cuenta las necesidades del usuario26. Laufer escribe: En otro trabajo de 1989, Cowie revisa su opinión y admite que los autores del diccionario tienen un papel importante como controladores del material lingüístico proporcionado por los potenciales ejemplos que, muchas veces, es necesario manipular para que así cumplan bien su objetivo. 26 El trabajo de Ludmila Minaeva, de la Universidad Estatal de Moscú, tiene el ilustrativo título «Dictionary examples: friends or foes» para referirse precisamente a los ejemplos basados en corpus que se encuentran en diccionarios como el Oxford Advanced Learner’s Dictionary of Current English, el Longman Dictionary of Contemporary English, o el Collins Cobuild Essential English Dictionary. En un trabajo que publica once años más tarde (Minaeva 2003: 623-627), la autora 25
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Lexicographer’s examples are more helpful in comprehension of new words than the authentic ones. In production of the new word, lexicographer’s examples are also more helpful; […] the usefulness of constructed examples seems to be less dependent on the learner’s general lexical knowledge than the usefulness of the authentic examples (Laufer 1992: 75).
Nikula, por su parte, no cree que el valor de los ejemplos auténticos esté por encima de los ejemplos ficticios: Las relaciones de referencia son, en general, idénticas a la de los ejemplos construidos, es decir, desconocidas, por lo que el llamado “ejemplo auténtico” debe interpretarse de tal manera que se relacione con un contexto de ficción, con independencia de que el texto original fuera o no un texto (literario) ficticio (Nikula 1986: 189)27.
Nikula llega a afirmar, por eso, que no hay ejemplos auténticos, aunque estos se extraigan de autores concretos y bien conocidos, pues en el momento en que la cita se extrapola al diccionario, el texto adquiere una función diferente al que tenía en su contexto original (Nikula 1986: 189). Con todo, admite que los ejemplos lexicográficos deben estar construidos sobre la base de un corpus representativo, «pues, de lo contrario, el diccionario no puede reflejar el uso lingüístico actual» (denn sonst kann das Wörterbuch den aktuellen Sprachgebrauch nicht widerspiegeln) (Nikula 1989: 190). En los últimos años han ido apareciendo trabajos que dan por zanjada la cuestión, al constatar que se trata de un problema ficticio (Humblé 1998: 593-599; Prinsloo/Gouws 2000: 146-153; Robles i Sabater 2011: 258-259). Hoy resulta evidente que existen muchos tipos de diccionarios, cada uno de ellos con una función genuina. Esto ha sido destacado especialmente por la teoría de las funciones del diccionario. Cada tipo de diccionario tiene que ofrecer ejemplos del tipo que convenga a su función principal. Tan absurdo resultaría publicar un diccionario histórico con ejemplos de competencia como un diccionario escolar o un diccionario de bolsillo para turistas con abundante presencia de testimonios literarios. Que a cada diccionario le corresponde una función según el tipo de usuario es una idea matiza la crítica que lanza contra el uso de citas y reconoce que, en realidad, son los ejemplos de testimonio (quotations) los que deben desaparecer de los diccionarios de aprendizaje, mientras que los ejemplos de corpus (citations) se adaptan mejor a este tipo de diccionarios por no estar determinados sociolingüísticamente y por mostrar con mayor facilidad usos idiomáticos. 27 En el texto original: «Die Referenzbeziehungen sind im allgemeinen, genau wie in konstruierten Beispielen, unbekannt, weshalb auch das sog. authentische Beispiel dadurch interpretiert werden muss, dass es auf einen fiktiven Kontext bezogen wird, davon unabhängig, ob der ursprüngliche Text ein fiktiver (literarischer) Text war oder nicht».
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que ya expresó Manuel Alvar Ezquerra en el año 1982 al responder a la pregunta sobre cuál es el diccionario ideal: El diccionario ideal no existe, es imposible que exista, pues no son iguales las necesidades de un muchacho de diez años, las de un licenciado de veinticinco y las de un adulto de sesenta. Por tanto, el diccionario habrá de adaptarse a lo que se precise en cada momento, no se olvide su carácter instrumental. A la pregunta de cuál es el mejor diccionario, solo cabe contestar con otra pregunta: ¿para qué? (Alvar Ezquerra 1982a: 49).
Por tanto, no puede afirmarse que los ejemplos inventados deban desaparecer del quehacer lexicográfico, ni que los ejemplos basados en testimonios sean inapropiados en toda clase de diccionarios. Como afirma Humblé (1998: 593 y siguientes), los ejemplos inventados pueden ser apropiados en diccionarios para aprendices de nivel inicial; los ejemplos controlados (esto es, los ejemplos extraídos de corpus, pero manipulados) pueden estar convenientemente traídos en diccionarios de nivel intermedio, mientras que los diccionarios basados en citas o testimonios se adaptan mejor que ningún otro tipo para la consulta de usuarios que tienen un dominio muy alto del idioma que se trata. En realidad, el problema que subyace a la cuestión sobre el uso o no de citas en los diccionarios no ha sido tanto su capacidad para cumplir la función ilustrativa que se les exigía, sino más bien el de su legitimación. Como afirma Luis Fernando Lara (1997: 16-17), el diccionario monolingüe de lengua no es una simple lista de vocablos y significados, sino el depositario de la memoria cultural y colectiva de una comunidad, manifestada a través del léxico. La comunidad lingüística atribuye al diccionario un valor de verdad. El lexicógrafo debe garantizar que los datos que se reflejan en el diccionario son ciertos, y eso solo puede hacerlo bien a través del testimonio de autores o bien asumiendo él mismo toda la responsabilidad28. 28 El concepto de responsabilidad presenta dos vertientes: uno moral y otro jurídico. En el ámbito moral, cada individuo es responsable de la honestidad de sus actos; en el jurídico, cada individuo se responsabiliza ante la ley de su propio comportamiento, que puede ser delictivo, por ejemplo cuando se plagia una obra o se cita sin especificar las fuentes empleadas. Hausmann llega a hablar en este sentido de criminalidad lexicográfica (Wörterbuchkriminalität) (Hausmann 1987: 7-17). El problema reside en que, a menudo, en los diccionarios no se indica un autor explícito y concreto que asuma la responsabilidad de la obra. Aun cuando se trata de un diccionario hecho por un equipo, la responsabilidad recae sobre cada uno de sus miembros. La responsabilidad es un compromiso que se asume ante algo. Como afirma Wiegand en un trabajo sobre la responsabilidad social de la lexicografía científica (Wiegand 1987: 184 y siguientes), un miembro del equipo de redacción es responsable ante el resto de los miembros. El equipo, a su vez, es responsable ante el jefe de redacción. Este lo es a su vez ante el empresario que representa a la editorial, que es la entidad que costea la obra y que exige que esta sea de calidad. Sin embargo, todos son, en definitiva, responsables ante los usuarios potenciales del diccionario, porque cada etapa de la redacción lexicográfica va encaminada a un único fin: ser consultado por ese usuario potencial.
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4. Los principios lexicográficos de garantía Existen tres principios lexicográficos que sirven para garantizar la autenticidad de la información ofrecida por un diccionario. Estos principios están en relación con el uso de las fuentes que constituyen la base del diccionario (Wiegand/Kučera 1981: 100-101; Wiegand/Beißwenger/Gouws/Kammerer 2010, s. v. Belegprinzip y Corpusprinzip). El primer principio, llamado principio de documentación o de corpus (Corpusprinzip), afecta a toda clase de obras lexicográficas. Según este principio, todo diccionario de nueva planta debe basarse en fuentes lingüísticas (o primarias) y también, en cierta medida, en fuentes metalingüísticas (o secundarias). El conjunto ordenado de todas las fuentes constituyen un corpus, que no necesariamente tiene por qué haber sido tratado informáticamente. Las fuentes son recogidas por el lexicógrafo o por un equipo que se encarga de la documentación, fase previa a la propia redacción lexicográfica. De la riqueza y variedad de las fuentes dependerá la calidad del diccionario, la exhaustividad con que se lleva a cabo la selección de las unidades léxicas y la corrección con la que se definen las acepciones y se elaboran los ejemplos. El segundo principio, de carácter facultativo, es el principio de indicación de las fuentes (Quellennachweisprinzip), y establece que la referencia completa de las obras consultadas debe señalarse en un paratexto del diccionario, generalmente conocido como «índice de fuentes» o «nómina de autores»29. El tercer y último principio, conocido como principio de testimonio (Belegprinzip), es el que mejor garantiza el rigor y el carácter científico del diccionario. El testimonio es la prueba explícita de que la palabra existe y de que está documentada en un período concreto de la historia de la lengua. Además, sirve tanto para comprobar que la definición se corresponde con el uso ejemplificado a través del testimonio como para confirmar que la información metalingüística dada en el resto del artículo es correcta. No deben confundirse, sin embargo, los testimonios con las fuentes, aunque a veces ambos coincidan. El testimonio no es directamente el texto de donde el redactor deduce la información, como a veces se 29 La conveniencia de indicar las fuentes en un lugar visible del diccionario se tuvo en cuenta desde la Edad Media y el Renacimiento. Papias ya especifica en el prefacio de su diccionario el nombre de los autores citados, sus correspondientes abreviaturas y los títulos de sus obras. Robert Estienne también lo hace en su Thesaurus linguae latinae (1531). Otras obras que señalan sus fuentes son el Vocabolario degli Accademici della Crusca (1612), el Dictionnaire françois (1680) de César-Pierre Richelet (1680), el Diccionario de autoridades (1726-1739) y el Diccionario de construcción y régimen (1886-1893) de Rufino José Cuervo, entre otros muchos. Sin embargo, una nómina o lista de autores consultados no existe en obras como el Diccionario castellano con las voces de ciencias y artes (1786-1793) de Esteban de Terreros o en el Gran diccionario de la lengua española (1852-1855) de Adolfo de Castro.
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ha dicho, sino la confirmación a posteriori de la información dada en el artículo. El concepto de fuente es mucho más amplio. El ejemplo de corpus proporciona, como el testimonio, una garantía de uso, siempre y cuando las fuentes estén señaladas dentro del diccionario, como exige el segundo de los principios lexicográficos. Los ejemplos de competencia, en cambio, carecen de la fiabilidad que sí poseen los otros dos tipos de ejemplos. Con todo, no sería apropiado negarle por completo al lexicógrafo la capacidad de ofrecer ejemplos inventados que, en determinados tipos de diccionarios, como los didácticos, pueden considerarse apropiados. El redactor del diccionario cuenta en primer lugar con su propia competencia como hablante materno de la lengua que describe. En segundo lugar, tiene a su disposición diversas fuentes en las que basarse y que le aportan aquella información que su competencia no puede abarcar. Un ejemplo de competencia no significa necesariamente que no esté basado en corpus (Prinsloo/ Gouws 2000: 151). En ocasiones, crear un buen ejemplo puede requerir un esfuerzo mayor de investigación que simplemente extraerlo de un fragmento textual que no siempre es lo suficientemente ilustrativo. Al redactor se le presupone además una formación lexicográfica y lingüística adecuada. Sin embargo, si se pretende elaborar un diccionario histórico, diacrónico o de codificación (sincrónico), es decir, un diccionario descriptivo y exhaustivo, deben seguirse los tres principios lexicográficos aquí descritos: el principio de documentación, el principio de indicación de fuentes y el principio de testimonio. En los diccionarios de siglos pasados se aplicó un cuarto principio lexicográfico de garantía, el principio de autoridad, muy semejante al principio de testimonio. La diferencia que hay entre ambos estriba en el hecho de que el principio de autoridad exigía que el uso de cada voz lematizada estuviese avalada por el testimonio de un autor de reconocido prestigio, generalmente escritor o científico, considerado canónico por la élite social. El principio de testimonio, sin embargo, no discrimina los tipos de fuentes según su origen.
5. El ejemplo lexicográfico y el problema de la metalengua Un paradigma es superado por otro cuando el nuevo modelo logra resolver problemas para los que el primero no consigue aportar soluciones más simples. Esto fue lo que se propuso el germanista Herbert Ernst Wiegand en relación con el modelo semiótico francés. Wiegand y otros lexicógrafos actuales, como Henning Bergenholtz y Sven Tarp, consideran la actividad lexicográfica como una disciplina autónoma regida por principios propios que no tienen relación directa con la
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lingüística, entendida esta como ‘saber sobre la lengua’. Naturalmente, se acepta que los diccionarios son lingüísticos porque se ocupan del lenguaje y aprovechan los avances dados en lingüística, algo que se puede apreciar especialmente en la técnica que se aplica en la redacción de las definiciones. Sin embargo, la verdadera tarea de la lexicografía no es otra que la de elaborar herramientas de consulta, crear obras organizadas de tal manera que el usuario con determinadas carencias obtenga la información que necesita rápidamente y de manera eficaz. Y esta es una labor de índole práctica que nada tiene que ver con la lingüística. Lo que cambia al establecerse esta distinción no es el diccionario en sí, sino la manera de concebirlo. Fue un debate sobre el estatus semiótico del lema lo que desencadenó la ruptura entre el modelo metalexicográfico francés y el modelo planteado por Wiegand. En su conocida obra del año 1971, Josette Rey-Debove definió el diccionario de lengua como un discurso de carácter metalingüístico. Partiendo de un concepto de metalengua desarrollado por la filosofía analítica, especialmente por Rudolph Carnap y Alfred Tarsky, Rey-Debove afirmaba que los signos representados por el conjunto de lemas de un diccionario tienen carácter metalingüístico, es decir, no pertenecen a la lengua objeto, sino a un segundo nivel semiótico conocido como metalengua. Cada lema sería, por tanto, un autónimo, un signo nombrante que remite no a un referente concreto de la realidad extralingüística, sino al propio signo homónimo de la lengua objeto (signo nombrado) (cf. Rey-Debove 1971: 43-52). Esto obligaría a realizar un cambio en la formulación de la ecuación sémica. Los diccionarios no dirían qué son las cosas a las que se refieren las palabras, sino qué significan las palabras representadas por sus correspondientes lemas. La estructura básica del artículo sería la siguiente (Rey-Debove 1971: 154-155; Ahumada 1989: 51): lema + categoría + definición, siendo la categoría el vínculo lingüístico entre el lema y su definición. Por ejemplo: “casa f. Edificio para habitar” (DRAE) debe interpretarse como “casa es un sustantivo femenino que significa edificio para habitar”. Casa es un autónimo cuando se menciona en función metalingüística, como ocurre, por ejemplo, en la oración “Casa tiene cuatro letras”. Pero estaríamos ante un signo diferente si usamos casa en sentido referencial: “La casa tiene cuatro ventanas”. En el primer caso, el sustantivo común se vuelve nombre propio, razón por la cual no le precede ningún artículo. Se crea así una distinción fundamental entre el diccionario de lengua, que define palabras, y el diccionario enciclopédico, que describe cosas. En el diccionario de lengua, todo lo que se predica acerca del lema adquiere un carácter metalingüístico, incuídos los ejemplos lexicográficos. Para Rey-Debove, los ejemplos serían signos complejos mencionados (en un tercer nivel de mención), enunciados sacados de contexto sin valor referencial. Al usuario que consulta un diccionario de lengua le resulta irrelevante que el ejemplo pueda
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someterse a verificación, como sí ocurre con los enunciados auténticos (pronunciados por un emisor conocido, en un lugar y espacio concretos): [...] l’exemple est mentionné dans une unité plus vaste qu’est le message entier (niveau 3), et ne constitue pas un message direct. Soit l’exemple Je frappe avec une baguette, le lexicographe ne fait évidemment pas savoir au lecteur qu’il frappe avec une baguette. L’énoncé tout entier est opaque et signifie son signe (macrosigne de l’exemple total). L’énoncé mentionné se comporte comme le mot mentionné: il acquiert le contenu (EC). L’autonymie du mot dans la phrase relevait de la sémantique linguistique. L’autonymie de la phrase dans un ensemble transphrastique ne relève plus que de la semiotique (Rey-Debove 1971: 260).
Años después, Robert Martin retomó la cuestión sobre el estatus semiótico del ejemplo lexicográfico, estableciendo una distinción clara entre el ejemplo inventado y la cita. Para Martin, el estatus del ejemplo inventado es el de autónimo, el propio de una oración o phrase, con una mera función ilustrativa: «Elle ne renvoie pas au monde: sa fonction est seulement d´illustrer le mot-entrée» (Martin 1989: 600). En cambio, las citas tendrían valor de enunciado, pues el usuario puede recuperar el texto global del que se extrajo la cita y conocer el emisor y el contexto de enunciación. Las citas serían, además, el vehículo ideal para la transmisión de valores culturales en el diccionario: «les exemples cités sont historiquement et idéologiquement marqués: impossible de les disjoindre de la culture qui les a fait naître». El argumento esgrimido por Martin para distinguir entre citas y ejemplos anónimos ha sido, no obstante, muy criticado. Alain Rey, uno de los creadores del concepto de diccionario cultural, escribió: Voir en l’exemple “forgé” (presumé tel) une “phrase” et en la citation un “enoncé” […] me paraît difficilment défendable, sinon comme la manifestation d’une tendance assez vague à privilégier soit l’aspect langagier (la langue et ses usages), soit l’aspect pragmatique-énonciatif. D’abord, les deux catégories contiennent toutes sortes d’unités linguistiques: syntagmes, propositions, phrases, séquences de phrases. De ce point de vue, la production et l’extraction-découpage produisent les mêmes types d’unité (Rey 1995: 108).
En efecto, Martin simplifica los hechos al atribuir efectos interpretativos diferentes a cada clase de ejemplo lexicográfico. Hay citas que ilustran perfectamente las características de la voz lematizada y ejemplos inventados que pueden transmitir perfectamente información cultural, tal como haría una cita. Ambos pueden tener los mismos contenidos proposicionales. En cuanto a la cuestión del carácter metalingüístico del artículo lexicográfico, en el año 1983 Wiegand escribió un trabajo titulado «Was ist eigentlich ein Lemma?»
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(¿Qué es realmente un lema?), en el que no solo cuestionaba el carácter autónimo del lema, sino también la existencia misma de un metalenguaje lexicográfico. La teoría de Rey-Debove obligaba a duplicar el léxico de cada lengua: por un lado el léxico de la lengua objeto y, por otro, los correspondientes signos autónimos de la metalengua, con una repercusión directa en la concepción del estatus del ejemplo lexicográfico. Según Wiegand, no hay dos tipos de signos, sino uno solo, aunque en dos instancias de uso (Verwendungsinstanzen) diferentes. Luis Fernando Lara en una serie de trabajos (1989, 1997, 2002) y José-Álvaro Porto Dapena (19992000) llegan a conclusiones muy parecidas. Estos autores no niegan la función metalingüística dentro del diccionario. Sin embargo, según su opinión, no existe una metalengua propiamente dicha en este tipo de obras, ya que hay identidad absoluta entre la lengua de descripción y la lengua que se describe. En el caso del lema, y de cualquier palabra mencionada, lo que se produce es una ostensión de esa palabra concebida como signo. Esto quiere decir que se ostenta, esto es, se destaca alguna característica, ya sean formal o semántica, sin que por ello deje de ser el mismo signo en toda su integridad. Por ejemplo, en la frase “vaso se escribe con v”, el signo vaso se menciona y se representa a sí misma para destacar un aspecto de su forma gráfica. En el siguiente ejemplo: “rosa es un hipónimo de flor”, lo que se produce es una ostensión del significado de rosa y flor. Para destacar gráficamente esa ostensión suele usarse la letra cursiva. Aunque la función metalingüística está presente en el artículo lexicográfico, en la definición pueden aparecer tanto enunciados estrictamente metalingüísticos (cuando se describen las características lingüísticas del signo representado por el lema) como enunciados lingüísticos referenciales o enciclopédicos (Werner 1982: 281-284; Porto Dapena 1999-2000: 144). A veces, resultaría imposible distinguir entre ambos, sobre todo cuando se prescinde de los enlaces de tipo significa, se refiere a, se dice de (Porto Dapena 1999-2000: 148). Otra interpretación que ofrece dificultades es la que se basa en la ecuación sémica, entendida como la estructura informativa del artículo lexicográfico. Tradicionalmente, se ha considerado el lema como el sujeto de una oración, cuyo predicado sería el conjunto formado por la definición y las restantes informaciones presentes en el artículo lexicográfico. La combinación del sujeto y su predicado constituye la ecuación sémica, siendo generalmente el verbo significar el enlace necesario para formar enunciados de carácter metalingüístico. Sin embargo, dicha ecuación es a veces difícil de establecer, sobre todo con determinados tipos de definiciones, como las que se refieren a los adjetivos. Por ello, Porto Dapena (1999-2000: 143) prefiere hablar más bien de enunciados constituidos por un componente temático, representado por el lema, y una serie de componentes remáticos, formados por
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cada una de las diversas informaciones contenidas en el artículo. Porto Dapena reconoce que incluso el lema puede ser interpretado como parte de los componentes remáticos, es decir, de la información nueva, ya que los diccionarios ofrecen una serie de datos insertados en el lema que el usuario desconoce. El lema confirma, en primer lugar, que la unidad léxica existe o se usa por parte de los miembros de una determinada comunidad lingüística. Además, ofrece información sobre la ortografía, a veces también sobre la separación silábica y la pronunciación. Algunos diccionarios, como el Longman Dictionary of Contemporary English, marcan con un color diferente los lemas para indicar con ello el índice de frecuencia de la voz lematizada30. Por tanto, el lema debe interpretarse como una indicación más que funciona también como el elemento principal de la estructura de acceso externa al artículo lexicográfico, es decir, la puerta de entrada que el usuario debe encontrar para acceder al resto de informaciones contenidas en el artículo. A la unidad léxica que constituye el tema del artículo lexicográfico, y que no puede faltar en él, Wiegand (1983) la llama signo lemático. Lara (1997: 119) prefiere denominarla vocablo y Porto Dapena entrada (Porto Dapena 2002: 184). En general, toda la información nueva se refiere al signo lemático, aunque no siempre. Un concepto básico dentro de la teoría de la forma del diccionario formulado por el antiguo profesor de la Universidad de Heidelberg es el de unidad de tratamiento lexicográfico (lexikographische Bearbeitungseinheit). Esta unidad está formada por los dos elementos referidos anteriormente por Porto Dapena: el componente temático y el componente remático. En un trabajo clave sobre esta cuestión, Hausmann y Wiegand (1989: 328) llaman al tema dirección y al rema indicación. Este último concepto, el de indicación, es fundamental, ya que el artículo de un diccionario debe interpretarse como un conjunto de indicaciones que, directa o indirectamente, remiten al lema. Un ejemplo lexicográfico es una indicación sobre el uso del signo lemático, representado en el lema. A su vez, una indicación puede ser una dirección (el tema) de otra indicación. La referencia bibliográfica, por ejemplo, es la indicación del origen de un testimonio, que en este caso es la dirección a la que remite dicha referencia. Los infralemas, descritos anteriormente, son también direcciones dentro de la microestructura.
Dirección (tema)
Unidad de tratamiento lexicográfico acceso a información sobre
Indicación (rema)
Los componentes anexos que sirven para añadir información al lema se conocen como complementos funcionales de indicación. Están insertos en la propia indicación del lema. 30
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En conclusión, el análisis de los distintos niveles semióticos y de las relaciones de mención y autonimia planteado por Rey-Debove es sustituido en este nuevo paradigma por la descripción de las conexiones informativas tema-rema existentes entre los diversos componentes macro y microestructurales, conexiones establecidas como redes o vías de acceso (externas e internas) que el usuario debe seguir para llegar a la información final que necesita.
6. Forma y función en la microestructura del diccionario Tal vez las teorías sobre el diccionario desarrolladas por Wiegand y su escuela no den respuesta a todos los problemas y desafíos planteados a la hora de elaborar este tipo de obras. Sin embargo, si una ventaja ofrecen al estudioso de la lexicografía es la de permitir una descripción pormenorizada y exacta de los componentes del diccionario y su funcionamiento. Wiegand ha dedicado varias décadas al estudio de los diccionarios impresos. La lingüística de texto y la teoría de conjuntos han sido las bases sobre las que ha construido su teoría de la forma del diccionario, que se inscribe, a su vez, en una de las cuatro áreas en las que se divide su teoría general, en este caso la investigación sistemática del diccionario. Wiegand define el diccionario impreso como un sistema estático de información, un conglomerado textual con intertextualidad interna (Wiegand/Fuentes Morán 2009: 25). Es un conglomerado textual porque está constituido por una serie de textos o componentes primarios relacionados entre sí. La hiperestructura es la estructura jerárquica superior en la que se agrupan y ordenan globalmente esos componentes básicos del diccionario (la portada, el prólogo, el índice, las instrucciones de uso, el cuerpo del diccionario, etc.). La estructura del diccionario es plana: hay un nodo radical, que es el diccionario mismo (entendido como conglomerado textual) y un nodo terminal (los distintos componentes funcionales básicos). A su vez, los componentes básicos o primarios pueden estar formados por otro conjunto de componentes mediatos, como son cada uno de los artículos lexicográficos contenidos en el cuerpo del diccionario. Los artículos están formados por una serie de indicaciones, generalmente direccionados hacia el lema, formando con él unidades de tratamiento lexicográfico. Las indicaciones pueden estar condensadas o no. El concepto de condensación textual es uno de los términos clave sin los cuales no podría entenderse el resto de la teoría general de Wiegand. La condensación textual (en alemán Textverdichtung) es el procedimiento por el cual se sustituyen las relaciones sintácticas de la lengua natural por otras de carácter convencional con el fin de que el artículo sea lo más
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informativo posible en un espacio menor, permitiendo ahorrar papel y facilitando la búsqueda al lector. Estas relaciones se establecen a través de los indicadores o caracterizadores microestructurales, cuyo código debe ser conocido previamente por el usuario. Si la indicación está formada por una oración completa y autónoma, se habla de frase indicacional (no condensada). En general, cuando se usa el término indicación, se entiende que se trata de un segmento textual condensado. Hay artículos no condensados, parcialmente condensados y completamente condensados (Wiegand/Fuentes Morán 2009: 47). El Tesoro de Sebastián de Covarrubias presenta los tres tipos de artículos. Como modelo de artículo apenas condensado, tenemos el siguiente caso (s. v. apacentar): Apacentar, es propio del ganado, vale darle pasto, transfierese al pasto del alma, conviene a saber a la sana y Catolica doctrina. Ioannis. Cap. 21. Dize el Señor a San Pedro. Pasce agnos meos, y poco despues: Pasce oves meas. Vide pasto (Tesoro).
Son indicaciones condensadas partes como el lema, por el hecho de estar caracterizado en letras mayúsculas, y también el título de la obra de la que se ha extraído la cita. Por el contrario, la indicación de cotexto, que en este caso se muestra al hacer explícito el complemento directo inherente («es propio del ganado»), y la paráfrasis semántica («vale darle pasto»), no están condensadas. Son frases indicacionales, pues en ambos casos se expresa el verbo que sirve de enlace (es y vale, respectivamente). Tampoco está condensada la indicación de sentido figurado que constituiría una segunda acepción («trasfierese al pasto del alma»). El mismo artículo plenamente condensado podría quedar del siguiente modo: apacentar [~ alguien (suj) el ganado (od)] darle pasto | (relig. fig.) alimentar el alma. Ioannis, Cap. 21. Dize el Señor a San Pedro. Pasce agnos meos. [...] Pasce oves meas. g pasto.
Se pueden reconocer aquí múltiples indicaciones condensadas, como son la indicación de la estructura actancial del verbo ([~ alguien (suj) el ganado (od)]) (la virgulilla ~ es aquí un símbolo de sustitución del signo lemático, y se trata a su vez de una indicación condensada), la indicación de paráfrasis semántica, integrada por la anterior (darle pasto; alimentar el alma) (la cursiva indica a su vez el segmento que funciona como contorno de la definición)31, la indicación de ámbito 31 En este artículo se comprueba una de las dificultades que pueden darse en la aplicación de la ley de sinonimia, ya que el contorno de la definición no coincide con el régimen del verbo definido (complemento indirecto y complemento directo respectivamente). Es lo que Porto Dapena (2002a: 181) denomina definición de contorno heterogéneo o simplemente definición heterogénea. Este
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de especialidad (relig.), la indicación de sentido traslaticio (fig.), la indicación de origen del testimonio (Ioannis, Cap. 21) y la indicación de texto de testimonio (Dize el Señor a San Pedro. Pasce agnos meos. [...] Pasce oves meas). Un ejemplo de artículo plenamente condensado lo podemos encontrar en un diccionario contemporáneo como es el DEA (s. v. idiolecto): idiolecto m (Ling) Forma personal en el que un hablante emplea su idioma. | RAdrados Linguística 112: En realidad una lengua es una abstracción procedente de la suma de una serie de idiolectos o lenguas individuales (DEA).
En este artículo se comprueba que han desaparecido todos los enlaces. El lema aparece en negrita (rasgo que ya constituye un caracterizador estructural). m. es una indicación condensada referida al género. El símbolo de la barra vertical o pleca (|) es un caracterizador estructural (o microestructural) no tipográfico cuya función es separar la paráfrasis semántica de la indicación de testimonio32. Esta, a su vez, está formada por dos indicaciones, una condensada, que es la indicación de origen de testimonio («RAdrados Lingüística 112», que de manera no condensada debería leerse como «Rodríguez Adrados, Lingüística estructural, página 112») y otra sin condensar, que es la indicación de texto de testimonio. Las dos indicaciones unidas forman la indicación de testimonio. Cuando una indicación puede descomponerse en varias indicaciones, como es el caso de las citas y sus correspondientes indicaciones parciales, se habla de indicación no elemental. La identificación de cada una de las indicaciones se realiza a través del llamado método de segmentación exhaustiva posicional-funcional: la clase de indicación y su finalidad se deducen de la posición que ocupa cada componente microestructural en relación al resto, sin olvidar las premisas teóricas dadas por el autor en los paratextos del diccionario. El lema, por ejemplo, ocupa sistemáticamente la llamada posición lemática, la definición el lugar de la posición de la paráfrasis semántica, el ejemplo la posición de los ejemplos, y así sucesivamente. Una consecuencia de esto es la estandarización del artículo lexicográfico: cada indicación ocupa de manera fija la misma posición dentro de la microestructura. Si los artículos no estuvieran estandarizados, le resultaría mucho más difícil al usuario del diccionario encontrar la información que necesita e interpretarla correctamente. El artículo estándar de un diccionario monolingüe suele estar formado por dos comentarios. Se entiende por comentario la indicación no elemental inmediata del desajuste se ve de todos modos corregido mediante la indicación de la estructura actancial del verbo. 32 Los caracterizadores no tipográficos de microestructura se usan normalmente para separar componentes de artículo. Son componentes ellos mismos, pero sin función de indicación (Wiegand/ Fuentes Morán 2009: 52).
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artículo lexicográfico, es decir, la indicación que no se inscribe en ninguna otra indicación superior (Wiegand/Fuentes Morán 2009: 52). Estos dos comentarios son, por un lado, el comentario sobre la forma, que incluye tanto la información de carácter no semántico referente al signo lemático (ortografía, pronunciación, género, formas irregulares), y por otro, el comentario semántico, que no solo abarca la definición o paráfrasis semántica, sino también todas aquellas indicaciones relacionadas con su uso (indicaciones pragmáticas, como las indicaciones de ámbito de especialidad y de marcación diafásica), y las indicaciones de ejemplo o testimonio. Si el artículo presenta varias acepciones introducidas por un mismo lema o por distintos infralemas, se habla entonces de subcomentarios. Los diferentes componentes microestructurales se organizan de manera jerarquizada, formando estructuras. Estos se relacionan constituyendo unidades de tratamiento lexicográfico, cuya definición ya se ha dado: se trata de la relación que se establece entre la información conocida o tema (dirección) y la respectiva información nueva o rema (indicación). En general, las diferentes indicaciones suelen estar conectadas a una misma dirección: el lema, especialmente en los diccionarios monolingües. También los ejemplos de competencia y los testimonios presentan un direccionamiento lemático. En los diccionarios bilingües, y en aquellos casos en los que los ejemplos están traducidos, la traducción del ejemplo no tiene como dirección el lema, sino la indicación del ejemplo en la lengua original, que así se convierte en dirección. Cuando la indicación no tiene como dirección el lema, se dice que la indicación tiene direccionamiento no lemático. Esta relación se da especialmente entre la paráfrasis semántica o el equivalente direccionados hacia un infralema. La teoría de la forma del diccionario concebida por Wiegand somete a análisis incluso los componentes más pequeños que aparecen dentro de la microestructura del diccionario. El panorama que se acaba de dar es tan solo una pequeña muestra de todo lo que su teoría ofrece. No se ha hablado aquí, por ejemplo, de la descripción formal de la macroestructura ni de la microestructura de los diccionarios bilingües, ni tampoco de los tipos de estructuras y vías de acceso lexicográficas. En lo que se refiere al ejemplo lexicográfico, la teoría de la forma del diccionario nos dice que se trata de una indicación direccionada lemática o infralemáticamente insertada en el comentario semántico (en el caso de los diccionarios monolingües). Además, permite resolver el dilema de si los sintagmas deben ser considerados ejemplos o no, ya que, según postula dicha teoría, la posición y la caracterización tipográfica ayudan a distinguir clases de indicación. Por tanto, cuando un sintagma ocupa la posición del ejemplo y se caracteriza como tal, debe concluirse que el sintagma es un ejemplo (o así al menos lo ha interpretado el autor del diccionario o
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lo puede interpretar el usuario). Sin embargo, no ofrece ninguna información relevante acerca de su función. Para analizar las funciones que a lo largo de la historia de la lexicografía han tenido los ejemplos hay que tener en cuenta otros aspectos. En primer lugar, hay que recurrir a los paratextos del diccionario, especialmente el prólogo, lugar en donde el autor o los autores expresan normalmente qué tipo de obra presentan al público, qué función le atribuyen y a quién va dirigido. Además, hay que considerar también el contenido de los ejemplos. Y finalmente, y de manera determinante, la finalidad genuina del diccionario. En esta obra se propone realizar una tipología global a partir del análisis de estos tres niveles básicos: la forma, el contenido y la función de los ejemplos. Esta tipología debe dar cuenta de todas las categorías que se identificaron con el ejemplo lexicográfico en el pasado, uniformando la terminología utilizada para definir voces empleadas en otras épocas. De ese modo, llevando a cabo una labor de contraste, se procurará traducir al momento actual categorías empleadas en siglos anteriores.
Segunda parte
Hacia una tipología del ejemplo lexicográfico Begriffe sind Inseln im Meer des Ungesagten33. Helmar Nahr
1. La forma del ejemplo Al tratar anteriormente el concepto de ejemplo lexicográfico, se puso de manifiesto la falta de unanimidad en el modo de aplicar criterios para caracterizarlo. Una definición de partida, a priori tautológica, de ejemplo lexicográfico sería la siguiente: Indicación, condensada o no, que ocupa de manera sistemática la posición de ejemplo lexicográfico en los artículos, que incluye al menos el signo lemático o un símbolo que lo sustituye, y que se representa como tal a través de sus correspondientes caracterizadores microestructurales, como son las comillas, la cursiva, la letra negrita o en un párrafo independiente.
Lo que se consigue a través de esta caracterización de carácter formal y aparentemente circular es evitar cualquier tipo de definición apriorística. Hay que aceptar que un ejemplo lexicográfico es aquello que el diccionarista ha concebido como tal, ya sea un sintagma, una oración con autonomía sintáctica y semántica o una cita más extensa. A veces, los autores de los diccionarios deciden ejemplificar a través de pequeños fragmentos que solo muestran una colocación o una combinación léxica usual. Se trata de ejemplos condensados. Otros repertorios ejemplifican a través de ejemplos anónimos formados por al menos una oración, ya sean inventados por el lexicógrafo o extraídos de un corpus. Existen también obras que combinan el uso de ambos tipos. Finalmente, hay diccionarios que ejemplifican a través de citas o testimonios. Desde el punto de vista formal, es posible clasificar el ejemplo lexicográfico de tres formas posibles. Por un lado, según su amplitud sintáctica (Model 2009: 128129), esto es, teniendo en cuenta si se trata de ejemplos condensados (sintagmas u 33
«Los conceptos son islas en el mar de las cosas no dichas».
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oraciones con verbos en infinitivo) o de ejemplos no condensados (enunciados o textos complejos); por otro, según la presencia o ausencia de fuente bibliográfica. Un tercer modo de clasificación formal es el que se basa en los caracterizadores microestructurales empleados, si bien se trata de algo que depende de la tradición y de los criterios marcados por la editorial que publica el diccionario. Como señala Model (2009: 139-140), los ejemplos se suelen caracterizar de modo distinto si se encuentran en diccionarios monolingües o en diccionarios bilingües. La razón es sencilla. En los primeros se representan generalmente en letra cursiva, para diferenciarse claramente de la paráfrasis semántica, que está en letra redonda (a veces, se colocan dos puntos al final de la definición para marcar de forma aún más clara esa separación). En los diccionarios bilingües, en cambio, no hay paráfrasis semánticas, pero el usuario tiene que distinguir a golpe de vista entre el ejemplo en la lengua de salida y el ejemplo traducido en la lengua meta. Para el primero suele usarse la letra negrita, mientras que para el segundo la letra redonda. Lo que se trata de evitar es que el ejemplo quede sin destacar tipográficamente. Esto ocurre en contadas ocasiones, sobre todo en diccionarios del pasado, como por ejemplo en el DC de Esteban de Terreros, en el que los ejemplos inventados por el jesuita no se marcan de forma especial. El único modo para reconocerlos es a través de su contenido no metalingüístico y por la posición que ocupan al final del artículo: Vara alta, ademas del sentido literal de estar levantada, se toma por dominio, y potestad porque la justicia la lleva levantada donde la puede exercitar. V. Dominio, potestad. N. entra con vara alta en mi casa, y puede porque es suya (DC).
En cuanto a las citas, hay varias maneras de introducirlas: el DEA señala primero la indicación de origen de testimonio y, después, el texto en letra redonda (una caracterización marcada resultaría redundante, ya que la referencia bibliográfica es ya un indicador que sirve para identificar el ejemplo lexicográfico). Tradicionalmente se ha procedido a la inversa, encerrando el texto entre comillas angulares e indicando después la referencia bibliográfica. Los diccionarios anteriores al siglo xx sangraban las citas literarias, que solían ser algo más extensas de lo que suelen ser los ejemplos en los diccionarios actuales, y por eso las incluían en un párrafo aparte dentro del artículo (en ese caso se prescindía de las comillas y el tamaño de letra se reducía ligeramente).
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1.1. Ejemplos condensados y ejemplos libres Los ejemplos condensados tienen como función mostrar tanto las combinaciones usuales de una unidad léxica como también las posibles restricciones sintácticas de esta. Zöfgen (1986: 221; 1994: 147), siguiendo a Hausmann (1977: 70-89), distingue cuatro maneras de mostrar la información sintagmática en los diccionarios: 1) mediante indicaciones sobre la construcción (valencia, régimen lexemático); 2) mediante indicaciones sobre las combinaciones típicas (colocaciones); 3) a través de la indicación de relaciones fijas, lexicalizadas y lematizadas, que la palabra contrae con otras unidades léxicas; 4) por medio de oraciones completas (ejemplos no condensados que muestran la unidad léxica en uso). En el segundo grupo no solo hay que tener en cuenta las colocaciones, unidades pluriverbales que, como ya se comprobó, se manifiestan también en forma de indicaciones de cotexto y de indicaciones de contorno. También existen las llamadas combinaciones libres o combinaciones frecuentes. En este tipo de sintagmas, la relación que se establece tiene como base la lógica la realidad extralingüística o, siguiendo la terminología usada en filosofía del lenguaje, la extensión (Bosque 2001). Las combinaciones libres suelen servir al usuario para entender o deducir el significado de la palabra base (Salamanca: s.v. lanzamiento). lanzamiento s. m. 1 Acción y resultado de lanzar algo o de lanzarse: lanzamiento de una nave al espacio, lanzamiento de misiles atómicos, el lanzamiento de un nadador a la piscina. plataforma* de ~. 2 Operación comercial y propagandística para dar a conocer un nuevo producto o servicio: lanzamiento de una nueva colección de libros, lanzamiento de una nueva colonia para hombres. 3 dep. Prueba atlética que consiste en lanzar determinados objetos, llamados aparatos, lo más lejos posible: lanzamiento de disco, lanzamiento de jabalina, lanzamiento de martillo, lanzamiento de peso. 4 dep. Acción de ejecutar una falta en un partido: lanzamiento de un córner, lanzamiento de una falta, lanzamiento de un penalti. 5 col., urg.; restringido en España. Desalojo, desahucio (Salamanca).
El Salamanca muestra la combinación de la voz lanzamiento en su primera acepción con los siguientes complementos del nombre: (1) (lanzamiento) de una nave al espacio, (lanzamiento) de misiles atómicos, (lanzamiento) de un nadador
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a la piscina. El número de argumentos podría ser potencialmente infinito. Se trata, por tanto, de combinaciones libres. No solo para potenciar la función activa es útil esta información, sino también la función pasiva o descodificadora, ya que el usuario puede deducir el significado del sustantivo lanzamiento a través de los múltiples argumentos que se acumulan en los ejemplos. Además, se incluye la expresión compuesta plataforma de lanzamiento, caracterizada como infralema con signo de remisión en la palabra plataforma, que constituye la base. Para ilustrar la siguiente acepción se siguen empleando ejemplos condensados de cúmulo basados en combinaciones frecuentes: (2) lanzamiento de una nueva colección de libros, lanzamiento de una nueva colonia para hombres. Las acepciones 3 y 4 siguen mostrando ejemplos condensados de la voz lanzamiento: (3) lanzamiento de disco, lanzamiento de jabalina, lanzamiento de martillo, lanzamiento de peso; (4) lanzamiento de un córner, lanzamiento de una falta, lanzamiento de un penalti. Como se puede comprobar, la misma palabra adquiere acepciones diferentes en virtud de los argumentos que la acompañan, expresados de modo eficaz a través de ejemplos codificados basados en sintagmas (independientemente de que sean combinaciones libres o colocaciones, que raras veces se distinguen en el interior de la microestructura). Respecto a los ejemplos libres, estos pueden definirse como enunciados con autonomía sintáctica y semántica que no solo muestran el cotexto de la unidad léxica lematizada, como sucede en los ejemplos condensados, sino también el uso real de dicha unidad, ya sean ficticios o auténticos. Los ejemplos codificados y los ejemplos libres pueden combinarse en un mismo artículo, como puede verse en Pons 2009 (s. v. flojo): flojo, -a ['floxo] adj (1) (cuerda) locker; (nudo) lose (2) (vino) leicht; (argumento) schwach; (viento) flau; (café) dünn; (luz) matt; ~ de carácter charakterschwach; estoy ~ de alemán mein Deutch ist nicht so gut; la política me la trae floja (vulg) ich kümmere mich einen Dreck um Politik. [...] (Pons 2009).
En esta muestra se pueden observar diferentes clases de indicación sobre el cotexto del adjetivo flojo. Entre paréntesis, encontramos una serie de indicaciones de cotexto con consecuencia en el cambio de equivalente: (cuerda), (nudo), (vino), (argumento), (viento), (café) y (luz). Se trata de un pequeño conjunto de bases que forman colocaciones con el adjetivo flojo. En letra negrita, que es como se caracterizan los ejemplos en este diccionario, aparece el sintagma ~ (flojo) de carácter, cuyo equivalente en alemán es una unidad léxica compuesta.Y finalmente, se encuentran dos ejemplos libres: estoy ~ (flojo) de alemán y la política me la trae floja. Como se puede ver, los ejemplos libres pueden mostrar, a su vez, diferentes
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grados de lexicalización del signo lemático, como, en este caso, las locuciones estar flojo [de algo] y traer flojo [a alguien algo]. 1.2. Ejemplos sin indicación de fuente y ejemplos con indicación de fuente Desde un punto de vista formal, se pueden distinguir también los ejemplos que tienen indicación de fuente y aquellos que no la tienen. En relación con este segundo tipo de clasificación, el Wörterbuch zur Lexikographie und Wörterbuchforschung (2010), dirigido por Wiegand, entre otros, distingue tres clases de ejemplos (s. v. Beispielangabe ‘indicación de ejemplo’): el ejemplo de competencia (Kompetenzbeispiel), el ejemplo de corpus (Corpusbeispiel) y el ejemplo de testimonio (Belegbeispiel). Los dos primeros carecen de indicación de fuente34. El primer tipo es el ejemplo de competencia. Esta clase es la que tradicionalmente se ha venido denominando ejemplo inventado, ejemplo construido o ejemplo ad hoc. Mediante este nombre se hace referencia a la competencia del lexicógrafo, 34 Bergenholtz y Tarp (1995: 139) distinguen también tres tipos de ejemplos, a saber: las citas, los ejemplos cita y los ejemplos de competencia (citations, citation exemples y competence exemples). Según la terminología que ellos emplean, la cita equivale al testimonio, mientras que el ejemplo cita consiste en un testimonio manipulado por el lexicógrafo, que se corresponde, parcialmente, con el ejemplo de corpus. Este tipo de ejemplos, los aquí llamados ejemplos cita, forman, en realidad, un continuum a través del cual pueden darse dos tipos: los ejemplos ligeramente adaptados, que se corresponderían todavía con los ejemplos de corpus según nuestra propuesta, y los ejemplos marcadamente manipulados, que entrarían en este caso a formar parte de los ejemplos de competencia (estos últimos se corresponderían con los ejemplos parcialmente inventados por el lexicógrafo) (Prinsoloo/Gouws 2000: 150). Philippe Humblé (1998) hace la misma distinción que Bergenholtz y Tarp, aunque utiliza otra terminología: authentic, made-up and ‘controlled’ examples. Welker (2004: 150-151), por su parte, hace la distinción clásica entre ejemplo construido y ejemplo citado (exemplo construído o inventado y exemplo abonado o abonação en portugués), pero incluye el ejemplo adaptado, extraído de un corpus, en el primer grupo. Finalmente, Luis Fernando Lara (2006: 139) clasifica los ejemplos según su función: 1) autoridad, cuyo objetivo es «autorizar su uso en determinadas condiciones normativas sociales»; 2) registro, «el que tiene por objeto demostrar la vigencia del vocablo en una época considerada o a lo largo de varias épocas y, en consecuencia se selecciona de un corpus de lengua, sin pretensiones normativas»; 3) colocación, «el que tiene por objeto informar al lector acerca de las maneras más comunes de utilización del vocablo, ya sea en su ortografía, en su variación morfológica, en sus condiciones sintácticas, o en su frecuencia de combinación con otros vocablos». El registro equivale claramente al ejemplo de testimonio, aunque es preferible esta última denominación, pues los textos auténticos no registran, sino que documentan, avalan o testimonian el uso de las palabras. Son los diccionarios los que registran el léxico de una lengua. Tampoco resulta convicente el término colocación. La voz sintagma (tronçon), propuesta por Rey-Debove (1971: 302) parece más adecuada. Por ejemplo, el DEM, dirigido por el propio Luis Fernando Lara, ilustra el vocablo aeropuerto a través de la expresión construir un aeropuerto, que es un sintagma o una combinación libre, y no una colocación, al menos no en un sentido estricto, entendiendo el concepto de colocación como una combinación no determinada únicamente por la frecuencia de coaparición en un determinado corpus (Alonso Ramos 1995-1995: 18).
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que es quien crea el ejemplo para ilustrar el uso de la voz tratada en el artículo del diccionario. Las ventajas de estos ejemplos son bien conocidas: son fáciles de crear y pueden mostrar todas las características, sintagmáticas, pragmáticas y semánticas que el lexicógrafo desee o sea capaz de mostrar, sin dejar de ser por ello ejemplos sencillos, prototípicos y, por tanto, fácilmente reproducibles por el usuario. Las desventajas residen en el hecho de que el ejemplo de competencia no es un enunciado real y, por tanto, existe el riesgo de que el lexicógrafo yerre o no tenga en cuenta alguna característica del vocablo en cuestión, sin olvidar que también es posible que el ejemplo refleje de manera demasiado explícita la ideología del lexicógrafo. Su valor de garantía es, por tanto, menor. El segundo tipo es el ejemplo de corpus. Estos no se distinguen formalmente de los ejemplos de competencia. Ambos carecen de referencia bibliográfica. La diferencia radica en que los ejemplos de corpus están extraídos, como su propio nombre indica, de un corpus cuyo título o cuyas características están explícitamente indicados en algún lugar del diccionario, de modo que el usuario sabe con certeza que los ejemplos no son inventados, sino que están extraídos de un conjunto de fuentes primarias o lingüísticas. Este tipo de ejemplos puede ser resultado de una modificación parcial, puesto que su manipulación no se percibe en el uso normal del diccionario, algo que no podría hacerse en el caso de las citas, de las cuales sí se exige una fidelidad absoluta a la fuente. La ventaja de los ejemplos de corpus es que estos pueden extraerse según criterios de frecuencia, sobre todo si el corpus que sirve de fuente ha sido tratado informáticamente. Los diccionarios con este tipo de ejemplos tienen la virtud de mostrar el signo lemático en contextos que se repiten con frecuencia y que son reales. Finalmente, están los ejemplos de testimonio, o simplemente testimonios, conocidos generalmente como citas o autoridades en la tradición española. Estos ejemplos permiten al diccionario cumplir con el más importante de los principios lexicográficos de garantía: el principio de testimonio. La principal virtud de estos ejemplos es la de garantizar la veracidad de la información proporcionada por el redactor del diccionario. Por el contrario, el gran inconveniente es la enorme dificultad para hallar las ocurrencias y para extraer de ellas buenos ejemplos. En la época «pretecnológica» era necesario contar con un equipo para desarrollar un diccionario que cumpliera eficazmente el principio de testimonio (como por ejemplo el formado por la Accademia della Crusca en Italia o por la Real Academia Española). Es más, en épocas pasadas no servía cualquier testimonio, sino solo el de aquellos autores reconocidos que daban prestigio a la lengua que se pretendía codificar. Se ponía en práctica el principio de autoridad.
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Hay que referirse aquí a una variante peculiar del ejemplo de testimonio. Se trata, en realidad, de una indicación que no tiene relación directa con la categoría de ejemplo, pero sí con la función filológica de testimonio. Algunos diccionarios, como el DC del jesuita Esteban de Terreros, en lugar de traer el texto del testimonio, solo incluyen la indicación de la fuente. En estos casos, dicha indicación está o bien direccionada hacia el lema, ya que no existe texto testimonial al que referirse, o bien hacia la paráfrasis semántica, dependiendo si la fuente se refiere a la obra en la que se testimonia el uso del signo lemático, o bien el texto de donde se ha extraído la información dada en la paráfrasis semántica o enciclopédica. En ambos casos puede usarse la expresión indicación de fuente sin testimonio para referirse a este tipo de información: Mudéz, estado de la persona que no puede hablar, por algun impedimento natural. Fr. Mutisme. Lat. Vocis impedimentum. It. Mutolezza. Vida del Venerable P. Francisco de Jeron lib. 6. C. 435 (DC).
En este artículo, el jesuita añade el título de la obra donde se halla la voz mudéz, quizá también en la que se testimonia el equivalente en italiano, ya que la fuente es una traducción a partir de dicha lengua. Por el contrario, en el siguiente ejemplo la indicación de fuente sin testimonio parece mostrar más bien aquellas obras de las que se extrajo la información dada sobre la palabra definida (DC: s. v. fondon de polo segundo): Fondon del polo segundo, segun Juan de Mena, Coronación, y la explicación del Brocense, es lo mismo que el primer Cielo, ó Cielo infimo, V. (DC).
Como acaba de verse, se expresa mediante una frase indicacional («segun Juan de Mena, Coronación, y la explicación del Brocense, es lo mismo que...» no solo el hecho de que la voz fondon del polo segundo se testimonie en ambos autores, sino que de su obra se extrae la información relativa a que el fondon del polo segundo es lo mismo que ‘el primer Cielo’ o ‘Cielo infimo’. La indicación de fuente de testimonio (también llamada en la literatura especializada indicación parcial de origen del testimonio o indicación parcial de posición del testimonio) tiene como función esencial la identificación y la localización del texto citado en una obra consultada como fuente. Siguiendo la terminología de Laurent Bray (1995), el nombre del autor y el título de la obra constituyen el identificador (identificateur), mientras que la información referente a la editorial, 35
Se trata de la obra Vida de el venerable apostolico varon Padre Francisco de Geronimo, de la Compañia de Jesus (1755), traducido de la lengua italiana.
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la página, el lugar de edición, el año de edición, etc. se consideran localizadores (localisateurs). Desgraciadamente, muy pocas veces los diccionarios ofrecen referencias con el suficiente detalle como para identificar y, sobre todo, como para localizar con exactitud las citas. Para Laurent Bray, la sola indicación del nombre del autor o del título de la obra no constituye por sí misma una referencia bibliográfica: On appelle référence bibliographique l’ensemble des données bibliographiques faisant suite, dans l’article de dictionnaire, à une citation – données dont la fonction est de permettre au consultant l’identification ET la localisation du texte cité. […] Après une citation, la seule indication d´un auteur ou d´un titre ne constitue donc pas une référence bibliographique. Ce type d’indication isolée, tel que´on le connaît dans le Petit Robert (1982) par exemple, ne remplit qu’une fonction testimoniale: il s’agit pour le lexicographe non pas de renvoyer le consultant à un texte donné, mais d´attester tel ou tel emploi, telle ou telle signification (Bray 1995:192).
Esto, unido al hecho de que siempre se han empleado abreviaturas en este tipo de informaciones, ha supuesto una dificultad adicional para su correcta identificación, aún más cuando el diccionario no cuenta con una nómina de autores. La nómina o lista de autores citados, además de mostrar el conjunto de obras usadas como corpus, permite asociar una abreviatura al nombre de un autor y a un título específico. Entre la abreviatura y su glosa se crea entonces una relación de indicación en el plano de la medioestructura intertextual del diccionario (Wiegand 1996: 13 y siguientes)36. La abreviatura que se encuentra en el interior de un artículo lexicográfico remite a la nómina de autores, que es un componente del diccionario diferente, pero dentro de la misma obra. Concluyendo esta parte dedicada a los ejemplos de testimonio, hay que señalar que es muy probable que la forma de mostrar la indicación de las fuentes tenga su origen en el antiguo método de trabajo seguido por los lexicógrafos y basado en la recopilación de material a partir de papeletas. Este proceso, que hoy conocemos con el nombre de papeletización, consistía en el registro pormenorizado de las unidades léxicas a través de pequeñas fichas, llamadas papeletas o cédulas, en las que se indicaba la fuente de la que se extraía cada una de ellas, así como su contexto de uso a través de la transcripción de una parte del texto que servía de fuente. Esta parece haber sido realmente la forma más natural de recopilar información sobre el léxico, y su uso puede remontarse a la época clásica. El vocabulario conocido como De compendiosa doctrina, de Nonio Marcelo, obra escrita en torno al siglo iii d.C. y que, salvando las distancias, podría considerarse el primer diccionario de Wiegand entiende por medioestructura aquella que permite la remisión entre los distintos componentes primarios del diccionario. 36
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autoridades de Occidente, parece haberse redactado a partir de un fichero formado por papeletas (Velaza Frías 2007: 245). Los autores del Vocabolario degli accademici della Crusca (1612) utilizaron también este método (Parodi 1983: 27-28). Del mismo modo se usaron fichas en la redacción del Diccionario de autoridades, seguramente inspirados en la metodología usada por los académicos de la Crusca. Y sabemos igualmente que Terreros utilizó papeletas para recopilar el léxico técnico que luego incluiría en su Diccionario castellano con las voces de ciencias y artes. Por tanto, teniendo en cuenta tantos casos paradigmáticos en la historia de la lexicografía europea, sería lógico pensar que las referencias bibliográficas no se tomaran a partir de la lectura directa de las fuentes, sino de un proceso intermedio basado en papeletas, en las que se recogía ya cierta información básica del futuro artículo lexicográfico: el lema, el ejemplo, la referencia bibliográfica y una definición provisional. La definición de la voz se deducía seguramente de los ejemplos recogidos en esas papeletas.
2. El contenido del ejemplo Los ejemplos de competencia, de corpus y de testimonio no solo ilustran los usos de una voz, sino que pueden transmitir además valores culturales o juicios marcados ideológicamente. Con mucha frecuencia, el ejemplo constituye, junto con las definiciones, el vehículo ideal para la transmisión de una ideología determinada (Forgas Berdet 2001). Los contenidos ideológicos se aprecian especialmente cuando los ejemplos se refieren a voces relacionadas con la religión, la moral y las costumbres, la política, la filosofía, el arte, etc. Pero también pueden manifestarse en casos de artículos referidos a palabras cotidianas. Esto puede verse en los ejemplos de la voz automóvil, que pueden encontrarse en el GDLC de Aniceto de Pagés, que se comenzó a redactar en el último tercio del siglo xix: Automóvil (del gr. ἀυτός, uno mismo, y de móvil): adj. Que se mueve por sí mismo. Aplícase principalmente á los carruajes que tienen un mecanismo que los pone en movimiento. Ú. t. c. s. m. Espero que transcurrirán muchos años sin que las carreteras se llenen de automóviles. E. PARDO BAZÁN ... para ir del coro al caño y del caño al coro, pacífica y devotamente, maldita la falta que hacen automóviles y bicicletas. MARIANO DE CAVIA (GDLC)
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Mientras que la definición es completamente objetiva, los dos ejemplos, en cambio, coinciden en el mismo juicio de valor, un tanto negativo, respecto a los automóviles. Aniceto de Pagés selecciona dos fragmentos de autores estrictamente coetáneos, uno de la famosa novelista Emilia Pardo Bazán (1851-1921) y otro del periodista Mariano Francisco de Cavia (1855-1920). Ambos reflejan del mismo modo su actitud reticente hacia el empleo masivo de automóviles. Por tanto, para desarrollar una tipología completa del ejemplo lexicográfico, no puede prescindirse del análisis del contenido, tan importante para establecer el tipo de función que desempeñan los ejemplos en los diccionarios. La variedad de informaciones que puede transmitir un ejemplo es, sin embargo, tan diversa que resulta necesario reducir a tan solo unos pocos el número de criterios para llevar a cabo su clasificación. En principio, unicamente los ejemplos no condensados, es decir, aquellos formados por al menos una oración completa pueden someterse al estudio del contenido. Los ejemplos condensados únicamente ilustran las posibilidades combinatorias de las palabras y carecen de contenido proposicional autónomo. Si atendemos, pues, al nivel del contenido, los ejemplos pueden ser, en primer lugar, metalingüísticos y lingüísticos. 2.1. Ejemplos metalingüísticos Thibault define ejemplo metalingüístico como un discurso sobre la palabra entrada (es decir, sobre el signo lemático) dentro de otro discurso que versa también acerca del mismo signo. Por tanto, los ejemplos metalingüísticos son, según este autor, discursos doblemente metalingüísticos: Ce type d’exemples est donc doublement métalinguistique, puisque le lexicographe cherche à dire quelque chose sur le signe linguistique à travers le discours d’un énonciateur qui tient déjà lui-même un discours sur ce signe (Thibault 2005: 95).
El ejemplo lingüístico es, por el contrario, aquel que refleja los usos referenciales acostumbrados del signo lemático. Este tipo es el más corriente en los diccionarios. El ejemplo metalingüístico más frecuente es el llamado ejemplo definicional (Rey-Debove 1971: 286). Como su propio nombre indica, se trata de un componente que ocupa la posición de ejemplo, pero cuyo contenido se basa en una definición, esto es, en la descripción semántica de la unidad léxica mencionada como signo. A medio camino entre el ejemplo y la definición se encuentra además un tipo de
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enunciado que se conoce con el nombre de definición contextual, término acuñado por Weinrich (1967: 40-41), o también conocido como definición frástica, bautizado así por Rey-Debove (1994: 39). En palabras de esta última autora: La definición frástica no es una perífrasis sino una frase, no es un sinónimo de la entrada y no expresa su función. Sin embargo, tiene la ventaja de presentar el paradigma semántico del sujeto o del complemento de la entrada [...], y de evitar los paréntesis en el interior de la definición.
La aplicación de este tipo de definiciones se puso en práctica especialmente a partir de los años 80 en los diccionarios didácticos Le Robert y, poco tiempo después, en los diccionarios Larousse en España. Sinclair ha utilizado también de manera regular este tipo de definiciones en sus diccionarios Collins Cobuild: popular ·◊◊ /'pɑpjələr/ [1] adj Something that is popular is enjoyed or liked by a lot of people. £ This is the most popular ball game ever devised. £ Chocolate souce is always popular with youngster. […] [2] Something who is popular is liked by most people, or by most people in a particular group. £ He remained the most popular politician in France. £ She was not only talented, but also immensely popular with her colleagues […] (Collins 2009).
Las definiciones contextuales o frásticas son enunciados que muestran el signo lemático en uso (en el sentido de que lo incluyen dentro de una frase) y, al mismo tiempo, lo definen de manera intuitiva y poco rígida. Tienen, así, naturaleza lingüística y metalingüística a la vez37. Las diferencias entre las definiciones frásticas y los ejemplos definicionales residen no tanto en su contenido, sino en su estatus dentro de la microestructura. Las definiciones frásticas son ejemplos que ocupan la posición de la paráfrasis semántica y, por tanto, no dejan de ser, en realidad, definiciones, mientras que los ejemplos definicionales son definiciones que ocupan el lugar del ejemplo lexicográfico dentro del artículo y están caracterizados tipográficamente como tales, por lo que deben interpretarse como ejemplos metalingüísticos y no como definiciones propiamente dichas. Esto puede comprobarse en los siguientes artículos (GDLC: s. v. amoníaco y ñafa):
Las ventajas de este tipo de enunciados para el aprendizaje de otras lenguas son grandes, porque el usuario suele entender los enunciados de carácter lingüístico mejor que los puramente metalingüísticos. Sin embargo, como han señalado Azorín y Martínez Linares (1997: 8), las definiciones frásticas pueden resultar demasiado estrechas y, en el caso de niveles avanzados de estudio, parecer demasiado simples e ingenuas. 37
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- Amoníaco: Goma resinosa en lágrimas ó en masa, compuesta de grumos de color amarillo rojizo por fuera y blanco por dentro, de sabor algo amargo y nauseativo y olor desagradable. Se usa como medicamento expectorante. Con la palabra amoníaco se designa también una goma resinosa que se recoge en los tallos y ramas de una gran planta herbácea, etc. Diccionario de Agricultura, Ganadería, etc. (GDLC)
* ÑAFA: f. Burla. En tierra de Salamanca llaman ñafas á las burlas. LAMANO (GDLC)
Excepcionalmente, es posible encontrar citas que ocupan el lugar de todo el artículo lexicográfico, desde el lema hasta el punto que marca su fin. Esto puede apreciarse sobre todo gracias al uso de las comillas, que sirven para delimitar tipográficamente los ejemplos en algunos diccionarios. En estos casos, verdaderamente poco frecuentes, hay que hablar no de ejemplo definicional o metalingüístico, sino de artículo basado en testimonio (GDLE; s. v. abeadores y altos): «Abeadores. s. m. Llaman en los telares de terciopelo á una especie de lizos que se van previniendo para regir las telas; y su número varia segun el cuerpo que se quiere dar al terciopelo.» TERREROS, Diccionario (GDLE). «Altos. s. m. p. Los terrenos mas elevados que en el horizonte se descubren.» ACADEMIA DE LA HISTORIA, Diccionario geográfico (GDLE).
Otros ejemplos metalingüísticos son aquellos cuyo contenido se refiere a algún aspecto gramatical del signo lemático, como su ortografía, su flexión morfológica o su etimología. Por eso puede hablarse también de ejemplos gramaticales. Barragana. s. f. Moza soltera, amiga del barragan que vive en su compañía. «E tomó este nombre de dos palabras: de barra que es de arábigo, que quiere tanto decir como fuera, é gana, que es latino, que es por ganancia, é estas dos palabras ayuntadas quieren tanto decir como ganancia que es fecha fuera de matrimonio de iglesia, é por tanto los fijos que nacen de tales mujeres son llamados fijos de ganancia.» Las partidas […] (GDLE).
2.2. Ejemplos lingüísticos En cuanto a los ejemplos de contenido lingüístico, estos pueden transmitir una cantidad potencialmente infinita de mensajes. No obstante, teniendo en cuenta la
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historia del uso de los ejemplos en lexicografía, es posible distinguir al menos tres grandes clases dentro de este grupo: los ejemplos banales, los ejemplos de contenido literario y los ejemplos enciclopédicos. Los ejemplos banales son aquellos formados por enunciados que carecen de palabras excesivamente complicadas y, por tanto, son sencillos de entender. Con frecuencia, se basan en enunciados usados en situaciones cotidianas e intrascendentes (Clave: s. v. hartar; DUE: s. v. desaguisado). Son frases estereotipadas o típicas, es decir, se pueden reproducir en situaciones análogas sin grandes alteraciones. A veces, pueden encerrar también mensajes ideológicamente marcados, de una manera más o menos subliminal. En definitiva, los ejemplos banales suelen ser aquellos que el redactor inventa para ilustrar de manera sencilla una voz. Son propios de los diccionarios didácticos. Sin embargo, también es posible encontrar contenidos banales en ejemplos de corpus y en testimonios. hartar v. 1 Saciar en exceso el hambre o la sed: El perro está tumbado porque lo han hartado de comida. Beberé hasta hartarme. [...] (Clave). desaguisado, -a. [...] *Destrozo o *fechoría: ‘Ocurrió un desaguisado en el motor. Los chiquillos cuando están solos no hacen más que desaguisados. La modista me ha hecho un desaguisado en el vestido’ (DUE).
Por otra parte, están los ejemplos de contenido literario. Estos fueron muy usuales y apreciados en los diccionarios del pasado, mientras que, en la actualidad, se suelen evitar, ya que el lenguaje poético en el que se basan normalmente no es el más idóneo para mostrar el uso corriente de las palabras, como ya señaló Julio Fernández Sevilla: Una costumbre muy arraigada en la tradición ha llevado a espigar los ejemplos en textos literarios, escritos en verso o en prosa. Como norma general y exclusiva esta práctica no resulta recomendable. Es verdad que el escritor es un hablante de “calidad”, pero no es menos cierto que la lengua literaria es una lengua elaborada y que responde a unos principios que le son propios y que a veces coinciden −pero no siempre− con los de la lengua habitual de comunicación. Parece evidente que no se pueden ilustrar el funcionamiento y las estructuras de la lengua general con modelos que pertenecen a una lengua funcional, por más que a ésta se le reconozca la calidad de excepcional. (Fernández Sevilla 1974: 79)
Como reconocía el propio Fernández Sevilla, siglos atrás, en una época en la que se pensaba que las lenguas se desarrollaban, maduraban y entraban en decandencia como si de organismos vivos se tratara, el ejemplo de los grandes escritores servía para fijar la lengua en el período considerado de mayor esplendor.
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Tampoco se descartaba la transmisión de conocimientos de carácter moralizante, aunque estos tuvieran muy poco que ver con la ilustración lingüística de la voz. La transmisión de contenidos estéticamente bellos podía llegar a ser un fin en sí mismo. Así sucede en el DC del padre Terreros. Esta obra, que ofrece en realidad muy pocas citas, solo ilustra las voces a través de textos poéticos (DC: s. v. ignoto). Ignoto, ta, desconocido, da, V. Es usado en lo poetico. Fr. Inconnú. Lat. Ignótus. It. Incognito. Si escapará mi nombre del Letéo Del tajo dilatado á la postréra Parte del mundo, por ignotas jentes, Y cuanto durarán mis descendientes. Lop. La Herm. de Anj. cant. xv (DC).
Tal como expresa Hausmann (1977: 63), «[E]l lexicógrafo que cita busca en el autor citado la belleza estilística, lo poco común, o también lo interesante en cuanto a su contenido» (Der zitierende Lexikograph sucht bei dem zitierten Autor das stilistisch Schöne, Ungewöhnliche oder auch inhaltlich Interessante); o, en palabras de Rey-Debove (1971: 270): «Le lecteur recherche le bel usage plutôt que le bon usage, car le bon usage est déjà sa compétence lorsqui’il est cultivé». El famoso autor del Dictionnaire de la langue française (1863-1872), Émile Littré, reconocía también la finalidad estética de los ejemplos en su diccionario, a los que compara, siguiendo un conocido símil horaciano, con jirones de púrpura (es decir, breves fragmentos con un valor estético): Enfin, indépendamment de ces avantages [linguistiques], les exemples ne sont pas sans quelque attrait par eux-mêmes. De beaux vers de Corneille ou de Racine, des morceaux du grand style de Bossuet, d’élégantes phrases de Massillon plaisent à rencontrer ; ce sont sans doute des lambeaux, mais, pour me servir de l’expression d’Horace, si justement applicable ici, ce sont des lambeaux de pourpre (Littré 1872: Préface. IV: Exemples tirés des auteurs classiques).
Por último, dentro del grupo de ejemplos lingüísticos también pueden reconocerse los ejemplos enciclopédicos (Rey-Debove 1971: 276; Rézeau 2005: 81). Este tipo de enunciados muestra el signo lemático en uso, pero además añade abundante información sobre este, especialmente acerca de su significado o bien del objeto o de la realidad que designa. En palabras de Josette Rey-Debove (1971: 276): Le contenu encyclopédique est une assertion générale, objective et digne d’intérêt; son expresion exclut les mots qui introduisent la singularité (je, tu, vous ≠ il, on, nous; mon ton vos ≠ son leur, nos, etc.).
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Estos ejemplos acompañan normalmente la definición de tecnicismos, voces gramaticales, de instituciones históricas y voces de cultura específica (DTAO: s. v. aceite). Las fuentes de las que se extraen estos ejemplos y los diccionarios que los incluyen suelen ser igualmente de temática enciclopédica. aceite oil yóu s. m. Aceites. Grasa líquida, generalmente de color verde amarillento, que se obtiene de la aceituna o de otros frutos o semillas, como cacahuetes, algodón, soja, nueces, almendras, linaza, coco, etc., y de algunos animales, como la ballena, foca, bacalao, etc. Los aceites en general pertenecen al grupo de los lípidos o grasas, que son macronutrientes esenciales para asegurar una buena salud para el ser humano [...] (DTAO)
2.3. Sobre la inteligibilidad de los ejemplos lexicográficos En relación con el contenido de los ejemplos lexicográficos, hay que ocuparse de una cuestión a la que no se le presta normalmente demasiada atención. Se trata de la inteligibilidad de los propios ejemplos. En los diccionarios de aprendizaje existen vocabularios controlados que se tienen en cuenta a la hora de redactar las definiciones, con el fin de que estas no resulten incomprensibles para el usuario. La selección o elaboración de ejemplos debe atender igualmente a su grado de complejidad para adecuarse así al nivel de los potenciales lectores. Cuando se trata de citas, estas se manipulan en ocasiones para eliminar aquellos elementos que vuelven opaco al ejemplo, o para restituir información necesaria que el contexto de la obra original hacía superflua. El concepto de isotopía, originado en el campo de la lingüística de texto, se ha aplicado al análisis del contenido de los ejemplos lexicográficos para medir su grado de coherencia. El término isotopía fue usado por primera vez por Greimas, quien lo definió como «un ensemble redondant de catégories sémantiques qui rend possible la lecture uniforme du récit» (Greimas 1970: 188). La redundancia isotópica es un rasgo intrínseco de la coherencia textual, que depende asimismo del conocimiento enciclopédico del lector. Los ejemplos lexicográficos, por breves que sean, son pequeños textos con coherencia y, por tanto, con cierto grado de isotopía. En un trabajo del 2005, Franz Josef Hausmann estudia esta característica en los ejemplos lexicográficos, reconociendo tres grados posibles de redundancia. En primer lugar, habla de las colocaciones como el contexto mínimo codificado que forma una unidad frecuente, reutilizable y repetida en el discurso. En segundo, se refiere a la isotopía, que consiste en la repetición de una serie de rasgos
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semánticos a lo largo del texto. Por último, Hausmann se refiere al escenario, término con el que se refiere a las situaciones típicas que permiten la repetición de ciertas estructuras lingüísticas. El cuadro de estos tres niveles garantiza la coherencia general de los ejemplos. La redundancia semántica que se produce al menos entre dos palabras permite que una arroje luz sobre la otra, a condición de que el usuario conozca al menos el sentido de una de ellas. Como reconoce Hausmann (2005: 284): «[l]isotopie est un phènomene naturel et indispensable des textes, tout en variant beaucoup en degré». No hay textos con grado absoluto de isotopía, del mismo modo que tampoco existen textos auténticos carentes por completo de ella. Incluso los oxímoros poseen su propia isotopía, como se ve en la cita del escritor Gérard de Nerval: «El negro sol de la melancolía» (le noir soleil de la mélancolie). La relación antonímica existente en los pares de palabras luz/ oscuridad, blanco / negro desempeña un rol isotópico en este ejemplo concreto. Negro y melancolía, en cambio, contienen semas idénticos asociados a sentimientos negativos en general. La isotopía se refleja a través de la sinonimia, la antonimia, la analogía, etc. A nivel contextual, también se manifiesta a través de catáforas y anáforas (Hausmann 2005: 284). Para ilustrar un ejemplo con un grado aceptable de isotopía y otro con un grado escaso de ella, traemos dos citas extraídas del GDLC (s. v. yunque y orzuelo): Yunque: […] Se oye al herrero que da martillazos en su yunque. (PÍO BAROJA) (GDLC)
- Orzuelo: Especie de cepo para prender las fieras por los pies. …; cualquier cosa hubiera dado entonces… por un esplique ú orzuelo con piterna que me hubiera proporcionado á lo menos un pintacilgo ó un guacho. (A. ROJO Y SOJO) (GDLC)
El primer ejemplo, extraído de un autor conocido de la Generación del 98, Pío Baroja (1872-1956), representa un escenario evocador que cualquier usuario puede representar en su mente. El yunque va asociado al herrero y al ruido que provocan los continuos martillazos sobre su superficie. Aunque se desconozca el significado exacto de la palabra yunque, otras voces como herrero o martillazo pueden sugerir el objeto que designa. El segundo ejemplo, en cambio, posee un grado de isotopía o redundancia semántica muy bajo, debido a la rareza de los términos que aparecen en él: esplique, piterna, pintacilgo y guacho. El usuario que quiere reconocer el objeto designado
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por la palabra orzuelo se topa con un ejemplo que, en lugar de resolver sus dudas, le plantea otras muchas. Este tipo de ejemplos oscuros y de carácter acumulativo son típicos de este misterioso autor, A. Rojo y Sojo, cuyas citas parecen, una tras otra, bromas de mal gusto.
3. La función del ejemplo Afirma Hermanns que la característica que mejor define un ejemplo es su función: «Sin finalidad, un ejemplo no sería nada» (Ein Beispiel ohne Zweck wäre gar keins) (Hermanns 1988: 163). Para poder establecer la función de un ejemplo no solo hay que tener en cuenta su forma y su contenido, sino también el tipo de diccionario en el que se encuentra. El mismo ejemplo en dos diccionarios diferentes puede interpretarse de formas completamente distintas. Así sucede, por poner un caso sencillo, con las citas del Diccionario de autoridades, que en ocasiones coinciden con las del primer diccionario histórico del español (1933). La función de las citas en ambas obras no es, naturalmente, la misma: en el primero, los ejemplos se concibieron fundamentalmente como modelos literarios de buen uso o como modelos de castellano antiguo, que se consideraba entonces la esencia misma de lo castizo (Autoridades 1770: s. v. abastardar); en el segundo, las citas funcionan como meros testimonios filológicos, sin ningún valor simbólico, para documentar el uso de una voz en un momento temporal concreto de la historia de la lengua (DHLE 1933: s. v. abastardar). Abastardar. v. a. antiq. Lo mismo que bastardear. MOLIN. Trad. Del Enquiridion de Erasmo, fol. 43. Pero si no quisiere, sino derribarse y abatirse á los deleytes de la carne, quedarse ha perdida, su nobleza abastardada, y toda hecha carne como el mismo cuerpo (Autoridades 1770). Abastardar. intr. Bastardear. ¶ «Pero si no quisiere, sino derribarse y abatirse a los deleytes de la caren, quedarse perdida su nobleza abastardada y toda hecha carne, como el mismo cuerpo.» Molina, Inquiridion, f. 43 (DHLE 1933).
El autor de un diccionario redacta su obra con un objetivo concreto. Debe considerar, de manera consciente, las características de un usuario modelo: cuál es su lengua materna, cuál es su nivel cultural, qué lenguas extranjeras habla y con qué nivel, el grado de conciencia metalingüística, etc. También debe tener en cuenta para qué situaciones de consulta escribe el diccionario, es decir, qué tipo de necesidades o problemas pretende resolver. Se sabe que el Diccionario de autoridades de la Real Academia Española se elaboró pensando en personas cultas,
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con amplios conocimientos literarios y enciclopédicos. Esto determinó, sin duda, las características y la función de la mayoría de sus ejemplos. El Diccionario de autoridades no se concibió para ser consultado por el pueblo llano ni por extranjeros que quisieran aprender español. De ahí que los ejemplos sean a menudo poco ilustrativos , como ya pudo constatar Orduña López en un trabajo de 1999, aunque sí estéticamente bellos y atrayentes, como correspondía a la lengua literaria que se quería ensalzar y preservar. Los académicos tampoco pretendieron redactar un diccionario histórico, un género lexicográfico que aún tardaría más de un siglo en aparecer. Su verdadero objetivo fue redactar un diccionario de codificación lingüística, es decir, un diccionario que sirviera para fijar la lengua. A menudo, la distancia temporal que existe entre los usuarios originales y los que con posterioridad han seguido consultando el diccionario puede alterar la percepción que estos últimos tienen de su finalidad, o incluso modificarla intencionadamente. Así, por ejemplo, los historiadores de la lengua española pueden usar en la actualidad las citas del Diccionario de autoridades como testimonios filológicos para trazar la historia del léxico de los siglos xvi, xvii y xviii, aprovechando que este repertorio comparte con los diccionarios históricos algunas de sus características, como es el uso de testimonios. Algo parecido sucede con los primeros diccionarios de americanismos. Estas obras, como han señalado, entre otros, Lara (1990a), Werner (1991) y Lozano (2002), se redactaron pensando en un usuario criollo, burgués, culto, con el fin de fijar una norma lingüística que regulara los usos de las colonias recién convertidas en estados independientes. Eran repertorios en la senda de los llamados diccionarios de vicios o desvíos lingüísticos que habían surgido en el siglo xviii. Las citas que se encuentran en estos diccionarios de americanismos tienen un fin claramente prescriptivo. En la actualidad, sin embargo, el usuario, y especialmente el investigador, puede interpretar las citas no como contraejemplos, es decir, como ejemplos de voces viciosas que no deberían usarse, según la intención primera de los autores, sino más bien al contrario, como valiosos testimonios de una parte del español americano que se hablaba en el siglo xix. De ese modo, diccionarios concebidos como prescriptivos pueden pasar a interpretarse actualmente como diccionarios descriptivos. Por eso resulta pertinente en estos casos la distinción entre función intencional y función efectiva hecha por Terence Russon Wooldridge (1995: 10) a propósito de los ejemplos en la lexicografía francesa. El marco teórico en el que se tratan las cuestiones sobre la finalidad de los repertorios lexicográficos, así como la de sus componentes, recibe el nombre de teoría funcional de la lexicografía. Este ámbito de la metalexicografía está representado por dos corrientes que, aunque pretenden ser antagónicas, están de acuerdo
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básicamente en los mismos principios. La primera de ellas es la representada por Wiegand, que fue el primer investigador en subrayar que los diccionarios son herramientas con una finalidad genuina y concreta, y no simples tratados lingüísticos sobre palabras. Acerca de esta cuestión puede consultarse su trabajo «¿Qué son realmente las funciones del diccionario? Observaciones críticas a la más nueva y novísima investigación sobre diccionarios» (Was eigentlich sind Wörterbuchfunktionen? Kritische Anmerkungen zur neueren und neuesten Wörterbuchforschung) (Wiegand 2001). Por otro lado, se encuentran varios investigadores del Centro de lexicografía de la Aarthus School of Business de Dinamarca, entre los que destacan Henning Bergenholtz y Sven Tarp, y también algunos investigadores españoles, como Pedro Antonio Fuertes-Olivera, fundadores de la denominada teoría moderna de las funciones del diccionario o teoría funcional del diccionario, que ya fue esbozada en un manual sobre lexicografía especializada publicado en 1995: Manual of Specialized Lexicography: the Preparation of Specialized Dictionaries. Ambas corrientes reconocen que la metalexicografía es una disciplina autónoma que no está subordinada a la lingüística, ni forma parte de la lingüística aplicada. Otro punto en el que coinciden es la opinión según la cual los diccionarios deben redactarse atendiendo a las necesidades concretas del usuario. Cuanto más general sea el objetivo de un diccionario y más vago el perfil del usuario potencial, tanta más información se malgastará en el conjunto de la obra, provocando así un derroche innecesario de recursos. Donde no parecen estar de acuerdo las dos corrientes es en algunas apreciaciones de índole terminológica y teórica. Bergenholtz y Tarp (2003: 172, 178-182) reprochan a Wiegand no haber sido consecuente con su propia teoría, pues ellos afirman que el lexicógrafo alemán parte de supuestos estrictamente lingüísticos, como, por ejemplo, al realizar la distinción, ya tradicional, entre diccionarios de lengua, enciclopedias y diccionarios enciclopédicos, que utiliza para diferenciar dos funciones lexicográficas básicas: la función lingüística, que se da cuando el diccionario ofrece información sobre unidades lingüísticas, y la función extralingüística, que se produce cuando los diccionarios informan sobre objetos reales. Bergenholtz y Tarp (2003: 182-183) prefieren hablar de objetivos orientados a la comunicación, por un lado, y objetivos orientados a la adquisición de conocimiento extralingüístico, por otro, centrándose en las necesidades del usuario y no en las características semióticas del diccionario. Por ejemplo, un diccionario etimológico correspondería, según Bergenholtz y Tarp, al segundo tipo de objetivos, esto es, la transmisión de conocimientos, mientras que para Wiegand, los diccionarios etimológicos son lingüísticos, a pesar de que no ayudan nada a la comunicación. Otra cuestión muy debatida es la que trata el concepto de objetivo genuino
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(Bergenholtz y Tarp 2003: 185-193). Todas las herramientas de trabajo tienen un objetivo o una finalidad genuina y los diccionarios no son una excepción. Cada tipo de diccionario se caracteriza por ofrecer soluciones a un determinado tipo de usuario en unas situaciones de consulta concretas. Wiegand parte de los aspectos formales del diccionario, mientras que Bergenholtz y Tarp vuelven a tomar como punto de referencia el acto de consulta. Para estos últimos, el objetivo genuino del diccionario es el conjunto de funciones con los que la obra lexicográfica ofrece soluciones a problemas concretos de quien la consulta. El diccionario que combina varias funciones u objetivos genuinos se conoce como diccionario polifuncional. Trasladando estos conceptos al caso de los ejemplos lexicográficos, podría decirse que estos componentes poseen también funciones genuinas. En realidad, un único ejemplo suele cumplir al mismo tiempo varias funciones simultáneamente. A pesar de las críticas a Wiegand vertidas por Bergenholtz y Tarp, puede aceptarse que las funciones de los ejemplos pueden clasificarse en lingüísticas y extralingüísticas, tal como lo formula el metalexicógrafo alemán: Hay un propósito genuino lingüístico-lexicográfico cuando la intención del lexicógrafo consiste en que el usuario potencial sea capaz de recuperar información sobre un objeto lingüístico de K1 a partir del conjunto de textos lexicográficos y cuando esto es de hecho posible. De manera similar, hay un propósito genuino extralingüístico-lexicográfico cuando la intención del lexicógrafo consiste en que un usuario potencial sea capaz de obtener información sobre cuestiones extralingüísticas de K2 a partir de un conjunto de textos lexicográficos y cuando esto es de hecho posible38 (Wiegand 1998: 53).
En lo que se refiere a las funciones lingüísticas, pueden darse a su vez dos finalidades genuinas presentes, en mayor o menor grado, en todo ejemplo lexicográfico: la función ilustrativa y la función testimonial. Por otro lado, las funciones extralingüísticas de los ejemplos pueden relacionarse con la transmisión de conocimiento enciclopédico o de valores estéticos o culturales. No se comparte aquí la clasificación realizada por Martin (1989: 601-604), que distingue entre funciones lingüísticas y funciones filológicas, sobre todo porque se basa en criterios semióticos, en nuestra opinión, irrelevantes39. Si algo enseña la teoría de las funciones En el texto alemán original: «Ein genuiner sprachlexikographischer Zweck liegt vor genau dann, wenn es die Intention des Lexilographen war, daß der potenzielle Benutzer aus den lexikographisen Textdaten Informationen über einen sprachlichen Gegenstand aus K1 gewinnen kann und wenn dies tatsächlich möglich ist. Entsprechend liegt ein genuin sachlexikographischer Zweck vor genau dann, wenn es die Intention des Lexikographen war, daß der potenzielle Benutzer aus den lexikographisen Textdaten Informationen über eine Sache aus K2 gewinnen kann und wenn dies tatsächlich möglich ist.» 39 Entre las funciones lingüísticas del ejemplo, Martin señala la función sintagmática, a través 38
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del diccionario, es que no es tanto la forma (es decir, si se trata de un ejemplo inventado o de un ejemplo real) la que determina su función, tal como afirma Martin, sino el tipo de diccionario en el que se encuentra el ejemplo, y la función genuina de aquel. Cada diccionario presenta los ejemplos con unas características determinadas, a nivel formal y de contenido, en virtud del usuario al que se dirige y las situaciones de consulta que prevé, rasgos que determinan su función genuina. Por eso, una tipología del ejemplo lexicográfico como la que se va a presentar debe contemplar estos principios vinculados al concepto de uso del diccionario. 3.1. Las funciones lingüísticas del ejemplo 3.1.1. La función ilustrativa Como se ha dicho anteriormente, las funciones lingüísticas de todo ejemplo lexicográfico son dos: la función ilustrativa y la función de testimonio. La función ilustrativa de un ejemplo es la que satisface las necesidades comunicativas del usuario y tiene lugar cuando el ejemplo enseña una o varias propiedades gramaticales, semánticas, pragmáticas o estilísticas del signo lemático. Los ejemplos con función ilustrativa confirman las informaciones dadas en el resto del artículo lexicográfico, o incluso pueden llegar a sustituir por completo la definición, especialmente en aquellos diccionarios didácticos dirigidos a usuarios de corta edad, ya que la expresividad y la eficacia del ejemplo superan a las del comentario semántico, más abstracto y difícil de entender por su naturaleza metalingüística (Climent 2007: 7). Además de suplir o complementar las informaciones dadas en la definición, los ejemplos permiten mostrar el signo lemático en un contexto verorísimil o aceptable, formando colocaciones, permitiendo la disntinción entre acepciones y mostrando su uso en diferentes registros o niveles estilísticos (Drysdale 1987: 215). En los diccionarios bilingües, los ejemplos no siempre pretenden ilustrar las características del signo lemático, sino también el correcto uso de sus equivalentes en la lengua de destino (Model 2009: 124). Los ejemplos permiten traducir correctamente frases que, si se tradujeran palabra por palabra, resultarían poco idiomáticas. Esto se aprecia especialmente en las locuciones, pero también en enunciados enteros que se aproximan a las fórmulas rutinarias: «tienes toda la de la cual se señalan las construcciones sintácticas más comunes y las colocaciones más usuales; la función paradigmática, con la que se muestran campos léxicos asociativos, compuestos por sinónimos, antónimos, hiperónimos, etc.; la función retórica y pragmática, para ilustrar los contextos apropiados para utilizar determinadas expresiones. En cuanto a la función filológica, se refiere a la función de testimonio o de autoridad que desempeñan las citas. Finalmente, Martin menciona la función epilingüística, que desempeñan aquellos ejemplos formados por comentarios semánticos de carácter metalingüístico. Se trata, por tanto, de ejemplos metalingüísticos, sobre todo definicionales.
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razón»: «you´re absolutely right»; «de nada»: «you´re wellcome». El ejemplo adquiere un valor contrastivo de suma importancia en aquellos casos en los que la lengua meta expresa una misma idea de manera ligeramente distinta a como se hace en la lengua de partida. Así, un diccionario bilingüe español-alemán debería incluir un ejemplo en el artículo dedicado al verbo decir para ilustrar la frase hecha «Tú lo has dicho», usada cuando se quiere expresar conformidad con lo que ha declarado el interlocutor. En alemán no cambian las palabras, aunque la norma obliga a usar el verbo en presente de indicativo: «Du sagt es» (literalmente «Tú lo dices»). Finalmente, los ejemplos permiten expresarse adecuadamente en situaciones concretas. Model ilustra este caso con la expresión cortarse el pelo. Si alguien se encuentra con un conocido que se acaba de cortar el cabello, en español podrá decirle «Has ido al peluquero», o bien «Te has cortado el pelo». En alemán, sin embargo, es más idiomática o más corriente la primera frase: «Du warst beim Friseur», pero no la segunda (Model 2009: 126). En definitiva, los ejemplos ayudan al usuario a evitar construir oraciones que, aunque gramaticalmente sean correctas, no resultarían aceptables para los hablantes de la lengua que aprende. Los niveles que pueden ilustrarse en un ejemplo son los que tradicionalmente ha contemplado la gramática: el morfosintáctico, el semántico y el pragmático. El centro de atención viene determinado por la voz que se quiere ilustrar. Hay vocablos que no presentan ninguna peculiaridad especial, por lo que el ejemplo puede volverse superfluo. Otras veces, es el ejemplo el que mejor resuelve las dudas gramaticales o semánticas acerca de una voz. Como afirma Valadez (2006: 154), cada tipo de palabra debe ilustrarse con una clase de ejemplo pertinente: «No es lo mismo dar ejemplos para mostrar el uso de un verbo, de un sustantivo o el de una preposición; así como cada clase de palabra exige un tipo de definición, también implica un tipo diferente de ejemplos». Generalmente, los sustantivos requieren ejemplos que los muestren usados en los contextos más corrientes. Deben evitarse los ejemplos que vuelvan a definir el signo lemático o que proporcionen información enciclopédica sobre la realidad designada por este, especialmente en los diccionarios de lengua (Lara Ramos 2006: 140 y siguientes). En el caso de algunos sustantivos y adjetivos, es importante que el ejemplo muestre las preposiciones que rigen estas palabras, como sucede con interés (por, hacia) o ansioso (de, por). Esto ocurre también con los verbos. En estos casos, el ejemplo debe mostrar si va regido por alguna preposición: un verbo como amenazar puede regir la preposición con y de (amenazar con la separación, amenazar de muerte). Además, los ejemplos deben mostrar los argumentos que lleva el verbo, siendo necesario señalar en algunas ocasiones ciertas restricciones de tipo sintactico-semántico. El mismo verbo amenazar cambia de significado dependiendo de los actantes que
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lo acompañan: una persona amenaza a alguien; un problema amenaza con eternizarse; el cielo amenaza tormenta (cf. DEA y el DPD). En lo que respecta a las locuciones, estas necesitan ejemplos con una función definitoria nítida, ya que su significado no puede deducirse fácilmente a partir de los elementos aislados que las componen. Finalmente, tanto los verbos como los sustantivos y los adjetivos, pueden formar colocaciones típicas, información que no debe descuidarse, especialmente en los diccionarios de producción. Todas estas informaciones tienen un carácter sintagmático: limitar tr. Poner límites [a un terreno]. 2 Fijar la extensión [de atribuciones, derechos, jurisdicción, etc.]. 3 fig. Acortar, reducir, ceñir, restringir: ~ las iniciativas. – 4 intr. Lindar, confinar: España limita al oeste con Portugal (DALE).
El artículo dedicado al verbo limitar (DALE: s. v. limitar) muestra en su primera acepción el objeto directo inherente a través del contorno de la definición [a un terreno]. También lo hace en su segunda acepción, aunque en este caso se trata de un contorno heterogéneo, pues la preposición aquí presente no coincide con la del régimen del signo lemático. En cambio, en la tercera acepción, el objeto directo se indica mediante un ejemplo condensado, caracterizado a través del símbolo de sustitución o virgulilla y la letra cursiva, propia de los ejemplos: ~ las iniciativas. La cuarta acepción del verbo, con régimen verbal intransitivo, se ilustra a través de un ejemplo libre, que además ilustra el régimen preposicional no especificado en la información explícita del artículo: España limita al oeste con Portugal. límite m. Término, confín, lindero: ~ de una provincia, de una heredad, etc. 2 fig. Fin, término. -3 adj. Que no se puede o debe sobrepasar. Se usa invariable en casos como hora ~; velocidad ~; situación ~ (DALE).
En el artículo sobre el sustantivo límite (DALE), se ha optado por mostrar combinaciones libres por medio de un ejemplo condensado o codificado de tipo cúmulo: ~ de una provincia, de una heredad, etc. La tercera acepción muestra combinaciones fijas caracterizadas en cursiva, en forma de frase indicacional: «Se usa invariable en casos como hora ~; velocidad ~; situación ~». abdicar A tr 1 Traspasar [un soberano (suj) su reino, el trono o la corona (cd)] a otra pers. (compl EN). Tb abs y sin el compl EN. ⏐ A. Becerra Abc 12.4.58, 15: En el mes de enero siguiente [Carlos I] abdica los reinos de España y Nápoles, también a favor de su hijo. […] Lan 2.11.64, 1: Saud de Arabia ha abdicado en su hermano Feisal.
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2 Renunciar [a algo (cd), gralm. abstracto, que se tiene como propio]. ⏐ Borrás MHi 7.68, 69: Vivir sin limitaciones sociales, sin abdicar la altivez ni prostituir la obra que no se realizará nunca. B intr 3 Abdicar [1 y esp. 2] [algo (compl DE)] ⏐ Palacios Juicio 260: Agradar al vulgo es rendirse a un gusto dañoso, es abdicar de la propia superioridad de hombre culto […] (DEA).
Un artículo muy abundante en informaciones sintagmáticas es el dedicado a la voz abdicar extraído del DEA (s. v. abdicar). Dicho artículo tiene tres acepciones (o subacepciones). Estas se indican a través de números arábigos. Las letras mayúsculas en negrita (A y B) se utilizan para distinguir formas con distinto régimen. Por ejemplo, el verbo abdicar (1 y 2) es transitivo, aunque con dos acepciones diferentes (‘traspasar [un reino, una corona, etc.]’ y ‘renunciar [a algo]’. La tercera acepción, introducida con la letra B, indica no un cambio de sentido que, como puede verse, es común a 1 y 2, sino un cambio de régimen. En su tercera acepción, abdicar pasa a ser un verbo intransitivo regido por la preposición de. Esta información sintáctica se deduce a través de la definición y de sus diferentes contornos (homogéneos y heterogéneos según la coincidencia con el régimen del verbo usado en la paráfrasis semántica y el régimen del verbo definido). Los ejemplos, basados en citas, ilustran, o más bien confirman, la información sintagmática, concretamente la estructura argumental dada en las definiciones: 1. A [abdicar algo a favor de o en alguien]: En el mes de enero siguiente [Carlos I] abdica los reinos de España y Nápoles, también a favor de su hijo; Saud de Arabia ha abdicado en su hermano Feisal; 2 [abdicar algo] Vivir sin limitaciones sociales, sin abdicar la altivez ni prostituir la obra que no se realizará nunca; B 3 [abdicar de algo] Agradar al vulgo es rendirse a un gusto dañoso, es abdicar de la propia superioridad de hombre culto. Estas informaciones pueden estar explícitamente indicadas en otra posición del artículo lexicográfico, por lo que la información del ejemplo, aunque redundante, confirma a través del uso lo ya expresado de manera metalingüística. No obstante, a menudo, los usuarios deben deducir la información gramatical del signo lemático únicamente a partir del caso particular del ejemplo. Es importante considerar que el ejemplo, más allá de las posibilidades combinatorias libres que permite la gramática (a nivel de sistema), refleja además unos usos fijados por la norma que se consideran idiomáticos. Por ello, en los diccionarios de producción la función ilustrativa cobra todo el protagonismo. A veces, sin embargo, el ejemplo no refleja en absoluto lo afirmado en la definición ni en el resto de las indicaciones. Incluso puede darse el caso de que el ejemplo contradiga las informaciones dadas por el
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lexicógrafo. Estas situaciones deben considerarse anómalas y rechazarse por tratarse de artículos defectuosos. En el caso del diccionario bilingüe, lo que sucede con frecuencia es que el ejemplo introduce un equivalente o una información nueva no indicados anteriormente. Model (2009: 131) lo llama ejemplo suplementario, opuesto al ejemplo ilustrativo que muestra en uso un equivalente ya mencionado: cargo
sm [1] (= puesto) post; ocupa el ~ de comisario europeo desde hace tres años he has held the office o post of European Commissioner for three years […] (Collins 2005).
En este artículo (Collins 2005; s. v. cargo), el ejemplo no solo ilustra el uso del equivalente post, sino que añade un equivalente nuevo a través del ejemplo de uso: office. Además, muestra una colocación referida al equivalente de la que no se informa en ningún otro lugar: to held the office o post. Por tanto, se trata de un ejemplo suplementario. En cuanto a la información semántica, esta resulta siempre de gran interés para el usuario que consulta un diccionario de lengua. El nivel semántico tiene un rol especialmente importante en los diccionarios de descodificación o recepción, es decir, aquellos que ayudan a interpretar textos orales o escritos, también conocidos con el nombre de diccionarios definitorios. El ejemplo tiene dos modos de reflejar el significado de la palabra clave. Uno se realiza de manera indirecta, a través de su relación con otras palabras dadas en el contexto. Mediante relaciones semánticas bien estudiadas como la sinonimia, la antonimia, la hiperonimia y la hiponimia, la persona que consulta determinada voz puede deducir su significado. También a través de sus posibles combinaciones. En este nivel juega un importante papel el grado de isotopía del ejemplo, rasgo que ya se analizó al hablar del contenido. meta n. f. 1 Lugar o punto en el que termina una carrera: el corredor levantó
los brazos al llegar a la meta. [...]. 2 Fin al que se dirigen las acciones o deseos de una persona: me pregunto cuál es tu meta en la vida. SIN finalidad, objetivo. 3 dep Portería, armazón formado por dos palos verticales y uno horizonat por entre los cuales debe entrar la pelota para marcar un gol en algunos deportes: se marcó un gol en propia meta; el balón se estrelló en el larguero de la meta defendida por Toni. SIN marco, puerta. [...] (DGLE).
Este artículo (DGLE: s. v. meta) presenta varias acepciones (aquí se muestran solo las tres primeras). Los ejemplos ilustran de manera sencilla los diferentes sentidos que adquiere el signo lemático según el contexto en el que se emplea. El corredor levantó los brazos al llegar a la meta presenta un escenario por todos
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conocido, en el cual el corredor levanta los brazos al haber alcanzado la meta al final de la carrera. El sintagma llegar a la meta le concede a esta voz un sentido físico y concreto, que no tiene la acepción 2. El sustantivo corredor permite deducir además que la meta no es la portería de un campo de fútbol, pues el escenario planteado no permite dicha interpretación: los jugadores de fútbol no llegan a la meta para, acto seguido, levantar los brazos. Esto sucede más bien cuando introducen un balón o meten un gol en la portería. Esta acción se aprecia en los dos ejemplos de la acepción 3: Se marcó un gol en propia meta; El balón se estrelló en el larguero de la meta defendido por Toni. El escenario planteado por este último ejemplo no da lugar a dudas: solo las metas de un campo de fútbol son defendidas por un portero. La isotopía del ejemplo se da por la presencia de palabras como balón y larguero. Finalmente, el ejemplo de la segunda acepción ilustra el sentido abstracto de la voz meta: Me pregunto cuál es tu meta en la vida. Esta interpretación viene facilitada por la expresión tu meta en la vida, que impide que se trate de un sentido físico y deportivo, si bien se trata en realidad de un uso metafórico derivado de la primera acepción. Como se ha podido comprobar, los ejemplos presentes en el artículo sobre la voz meta cumplen bien la función definitoria, gracias a la isotopía y al escenario del que habla Hausmann en su trabajo del año 2005 ya citado. Los ejemplos permiten, además, distinguir acepciones, no solo a partir de los diferentes argumentos del signo lemático, sino también a través de otras asociaciones léxicas, como se acaba de ver en los casos de las voces limite y meta. (DALE: s. v. límite y DGLE: s. v. meta). La segunda forma de ilustrar el contenido semántico de la palabra lematizada se realiza por vía directa a través de los llamados ejemplos definicionales, estudiados igualmente al hablar de los diferentes contenidos del ejemplo lexicográfico. Se trataría de un tipo de ejemplo metalingüístico. Hidrografía (de hidrógrafo): f. Parte de la geografía física que trata de la descripción de los mares y las corrientes de agua. Llámase hidrografía marítima ó solamente hidrógrafía cuando se ocupa en la descripción de los mares, sus estrechos, golfos, bahías, radas y ensenadas, y conocimiento de las corrientes y mareas, etc. R. BELTRÁN Y RÓZPIDE (GDLC)
En el artículo dedicado a la voz hidrografía (GDLC), el término no solo se define mediante la paráfrasis semántica, sino también a través de una definición que ocupa la posición de ejemplo lexicográfico. Se trata de una definición en el interior de una cita, por lo que el ejemplo adquiere además una función añadadida
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de testimonio. La indicación de fuente de testimonio lo forma el nombre de Ricardo Beltrán y Rózpide (1852-1928), géografo español. Finalmente, los ejemplos pueden ilustrar la voz desde un punto de vista pragmático. Existe un determinado conjunto de voces que tiene restringido su uso a determinados contextos, como son las palabras coloquiales, las palabras marcadamente vulgares, los términos especializados, las voces regionales, etc. gilí adj (col) Tonto o idiota. Tb. n. Frec se emplea como insulto. | Olmo Camisa 34: ¡No seas gilí! Delibes Emigrante 28 Se lo conté a la chavala a la hora de comer, y lo que es la ignorancia, la gilí, como unas pascuas (DEA).
El uso socialmente restringido de la palabra gilí (DEA) viene señalado en este artículo a través de varios comentarios, como col (coloquial) y una segunda explicación en la que se indica que, con frecuencia, se emplea como insulto. El primer ejemplo está extraído de una obra de Lauro Olmo, y a través de él se confirma el uso de gilí en la expresión «No seas gilí», que, por su grado de fijación, está próxima a la fórmula rutinaria. El segundo ejemplo, extraído de Delibes, muestra el uso sustantivado de la voz. Los ejemplos pueden mostrar al lector las situaciones típicas de uso, en combinación con otras indicaciones que hacen alusión expresa a esa situación concreta, y por lo tanto lo ayudan a no emplear el vocablo en contextos en los que sería más bien desaconsejable por razones sociales. hey /hei/ CONVENTION In informal situations, you say or shout ‘hey’ to attract someone’s attention, or to show surprise, interest, o annoyance. [feelings] £ ‘Hey! Look out!’ shouted Patty. [...] (Collins 2009). hi ·◊◊ /hai/ CONVENTION In informal situations, you say ‘hi’ to greet someone. [formulae] £ ‘Hi!, Liz’, she said shyly (Collins 2009).
La información sobre una palabra vacía de significado como es la interjección hey (Collins 2009) se centra sobre todo en la explicación pragmática de la voz: podemos ver que se trata de un uso convencional que se emplea en contextos exclusivamente informales y que sirve para atraer la atención o mostrar sopresa o enojo. El ejemplo muestra dicha interjección en una situación típica de uso. Muy semejante es el artículo dedicado al saludo hi, definido como fórmula en situaciones informales. En el nivel pragmático se incluye también la ilustración de fórmulas rutinarias (Corpas Pastor 1996: 170-172), expresiones que no siempre se reflejan en los diccionarios. En el Diccionario de uso del español encontramos abundantes
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fórmulas rutinarias, como la que se refiere a la manera de dar la condolencia al familiar de una persona recientemente fallecida (DUE: s. v. acompañar). El Diccionario Salamanca también muestra fórmulas rutinarias a través de ejemplos (introducidos por infralemas), como es el caso de la frase hecha qué le vamos a hacer (Salamanca: s. v. hacer). acompañar. […] (2) «Compartir. Tomar parte». *Participar en un sentimiento o alegría de " otro. Se emplea en la fórmula de pésame por la muerte de alguien ‘le (te, etc.) acompaño en el sentimiento’. [...] (DUE). hacer v. tr. [...] Fr. y Loc. Qué le voy/vas/vamos a hacer. Expresión que sirve para aconsejar paciencia ante una cosa o ante una situación inevitable: «–Siento no haberte podido traer los libros. –Qué le vamos a hacer. No te preocupes» (Salamanca)40.
En definitiva, la función genuina del ejemplo conocida como función ilustrativa es de una enorme importancia en los diccionarios contemporáneos, hasta tal punto que los ejemplos que no cumplen bien este objetivo se consideran malos ejemplos. En realidad, la función ilustrativa no siempre fue importante. En el pasado, los ejemplos tenían a menudo una función bien diferente: autorizar, entretener, enseñar... En la actualidad, el debate sobre lo que debe ser un buen ejemplo tiene, en cambio, relación directa con su función ilustrativa. Así, para establecer qué es un buen ejemplo, Harras (1989: 612-613) menciona hasta ocho rasgos diferentes: 1. Muestra las características prototípicas del objeto o de las circunstancias que se designan con el correspondiente lema. 2. Incluye una colocación. 3. Incluye una oración o una cita. 4. Incluye expresiones que representan palabras sinónimas o antónimas del signo lemático. 5. Muestra un aspecto característico de la relación del lema con la opinión del objeto o de las circunstancias que designan al lema. 6. Documenta maneras de hablar, que son típicas de un tipo de texto, que están característicamente relacionadas con la palabra clave. 7. Es metacomunicativo y documenta valoraciones sobre el valor de uso de un lema. 8. Puede ser un exemplum in contrario, es decir, un contraejemplo o una muestra de cómo no hay que usar la palabra. Si atendemos al ejemplo, una definición más adecuada habría podido ser «Expresión que sirve para expresar resignación». 40
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Naturalmente, un ejemplo no puede mostrar todas estas virtudes a la vez, pero, al menos, sí varias de ellas. Por su parte, Hermanns (1987: 170 y siguientes) expone las características del buen ejemplo lexicográfico en forma de cuatro grandes máximas que se dividen, a su vez, en catorce submáximas: 1. Un ejemplo debe ser elocuente: debe mostrar lo que es semánticamente prototípico del signo lemático (1). debe ser tautológico (2) y multifuncional (3). 2. Un ejemplo debe ser atrayente: debe ser interesante (4), ingenioso, gracioso (5), exigente y sencillo de entender, tener un colorido histórico (8), local o social (9), y, a ser posible, presentar una formulación literaria de éxito (10). 3. Un ejemplo debe ser verdadero: debe ser auténtico (11), debe adaptarse bien a su objetivo (12) y ser verosímil (13). 4. Un ejemplo debe ser breve: debe incluir la máxima información en el menor espacio posible (14). Las máximas de Hermanns deben tomarse como una recomendación más o menos realista, y no como normas de necesario cumplimiento. Este autor ha pensado en un único tipo de diccionario: el didáctico. Por eso, la segunda máxima, “el ejemplo debe ser atrayente”, puede encajar bien en un diccionario de aprendizaje de una segunda lengua dirigido a usuarios jóvenes. Sin embargo, para un diccionario de codificación dirigido a usuarios de mayor edad, un ejemplo “ingenioso” o “gracioso”, puede resultar ingenuo o estar fuera de lugar. Del mismo modo, la máxima cuatro, “un ejemplo debe ser breve”, no se correspondería con el ideal de ejemplo en un diccionario enciclopédico, donde las citas de cierta extensión facilitan mejor la transmisión de conocimiento. En cualquier caso, estas máximas son una buena orientación para quienes se encargan de redactar los ejemplos o de seleccionarlos a partir de un corpus. Más recientemente, ha habido otro autor, Liezl Potgieter, del Departamento de Afrikáans y de Holandés de la universidad de Stellenbosch, que también ha enumerado distintos criterios que, en su opinión, deben tenerse en cuenta para seleccionar buenos ejemplos en los diccionarios bilingües escolares (Potgieter 2012: 264-270): 1. Las frases de ejemplo deben estar en un contexto que los usuarios puedan entender. 2. Las frases de ejemplo deben ajustarse al vocabulario que tenga el aprendiz.
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3. La palabra representada por el lema debe estar en el foco de la frase de ejemplo. 4. Las frases de ejemplo deben ilustrar claramente el significado de la palabra representada por el lema. 5. Las frases de ejemplo no deberían ser demasiado largas. 6. Las frases de ejemplo deberían ayudar al aprendiz con la producción de textos. 7. Las frases de ejemplo deberían incluir nombres de diferentes culturas y grupos lingüísticos. Para concluir, se ha incorporado por su utilidad un cuadro confeccionado por Terencia Silva Rojas y Beatriz Figueroa Revilla (2004) para un trabajo dedicado a las funciones del ejemplo en diccionarios de especialidad. En él, las autoras incorporan las propuestas de diferentes especialistas (Cowie 1989, Drysdale 1987; Fox 1987; Szende 1999) teniendo en cuenta la especificidad de cada ejemplo en virtud de la función genuina que caracteriza al diccionario (función de producción, de recepción o de ambas). Recepción Gramática Sintaxis
Semántica
Producción
Proporciona estructuras gramaticales adecuadas
Ayuda a elegir la forma gramatical adecuada
Muestra contextos típicos Proporciona modelos reales de uso
Ayuda a construir colocaciones adecuadas Ayuda a producir secuencias a partir de modelos reales Ayuda a evitar errores predecibles
Desambiguación: - aclarar el significado - distinguir el significado Muestra contextos típicos Ilustra los distintos significados de una entrada
Ayudar a producir secuencias a partir de modelos reales Ayudar a evitar errores predecibles (falsos amigos, significados adaptados al contexto)
Recepción y producción
Expande el campo semántico de los términos de la entrada o presentar campos próximos o interrelacionados.
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Muestra contextos situacionales típicos Proporciona modelos reales de uso Indica registros apropiados y niveles estilísticos
Información
Ilustra los usos de la entrada en los distintos dominios de conocimiento Aporta información enciclopédica pertinente sobre las entradas o los usos de las entradas
Recepción enciclopédica
Ayuda a producir secuencias a partir de modelos reales Ayuda a evitar errores predecibles (significados adaptados al contexto) Ayuda a producir realizaciones lingüísticas adaptadas a la situación y al contexto Producción
Motiva la reflexión y la producción léxica
Recepción y producción
3.1.2. La función testimonial Como se dijo anteriormente, la función lingüística del ejemplo se basa en otras dos funciones: la ilustrativa y la testimonial. Mientras que la primera tiene que ver con aspectos estrictamente comunicativos, la función de testimonio, en cambio, se relaciona más bien con cuestiones normativas y de garantía. La consideración de la dimensión normativa del diccionario es de suma importancia, pues, como afirma Harras (1989: 608), los criterios de selección de los ejemplos dependen precisamente de su componente normativo. El concepto de norma es polisémico en el ámbito de la lingüística y puede referirse tanto a la variedad de prestigio aceptada socialmente o promovida por las élites, en el sentido de regla, como a la variedad normal o mayoritaria de una comunidad concreta41. La distinción entre diccionario normativo y diccionario descriptivo resulta problemática a veces precisamente por el doble sentido que puede tener la palabra norma. El diccionario normativo será siempre descriptivo por el simple hecho de que describe una norma concreta. Al mismo tiempo, todo diccionario descriptivo se percibe automáticamente como normativo por parte del usuario medio: lo que describe un diccionario adquiere valor de verdad, de modo que quien lo consulta considera que aquello que está descrito es correcto, y lo que no aparece simplemente no existe. Para superar esta paradoja, debe hablarse de diccionarios prescriptivos para referirse a aquellas 41 Luis Fernando Lara se ocupa por extenso de la historia del término norma empleado en lingüística y de los distintos usos que ha ido adquiriendo, en dos monografías: El concepto de norma en lingüística (1976) y Lengua histórica y normatividad (2004). El lector puede consultar estas obras para recopilar más información sobre esta cuestión.
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obras que de manera expresa favorecen una variedad determinada silenciando o condenando otra. Este tipo de diccionarios fue común en la tradición lexicográfica francesa, apegada a la norma literaria y a la variedad hablada en la corte, así como también en las diferentes ediciones del Vocabolario degli Accademici della Crusca y sus continuadores, que elevaron el toscano, y especialmente el toscano literario del siglo xiv, a la categoría de norma. En España se produjo, sin embargo, una tendencia integradora. El Diccionario de autoridades fue más descriptivo que prescriptivo (el nombre impuesto en el siglo xix ha llevado quizá a interpretar esta obra de manera errónea). Los ejemplos, y más concretamente las citas, funcionan como autoridades en diccionarios prescriptivos y como testimonios filológicos en los descriptivos. El testimonio sirve para confirmar no solo la existencia de una determinada unidad léxica en un momento histórico determinado, sino también para comprobar que la información dada en el artículo se ajusta a la realidad del uso lingüístico auténtico. La función de testimonio se vincula directamente con el más importante de los principios de garantía lexicográfica, llamado precisamente principio de testimonio. Este principio establece la necesidad de confirmar cada uso lingüístico con una cita, esto es, con un ejemplo extraído de un texto real, acompañado de su correspondiente referencia bibliográfica, que debe ser lo más precisa posible. De ese modo, la garantía es prácticamente total, salvo errores en la trascripción de la cita, manipulaciones maliciosas o citas creadas artificialmente ad hoc. Los diccionarios descriptivos, de codificación, diacrónicos e históricos, de regionalismos o especializados, se basan generalmente en testimonios, aquí llamados testimonios filológicos, porque su función es esencialmente documental y descriptiva. Los diccionarios históricos suelen ofrecer la primera documentación escrita de una voz, considerándose la fecha de tal testimonio el inicio de la historia de esa palabra (los datos sobre una existencia previa se consideran parte de su prehistoria y, por tanto, hay que recurrir a la reconstrucción filológica). A veces, también se testimonia la última aparición de la voz, como hace el Oxford English Dictionary, procedimiento que ha seguido el nuevo Diccionario histórico de la Real Academia, actualmente en marcha (Pascual Rodríguez/García Pérez 2007: 195). En esos casos en los que el dato fundamental que se quiere aportar es la primera y la última ocurrencia de una unidad léxica, la función ilustrativa del testimonio pasa a un segundo plano. El resto de citas se ordenan por orden cronológico. Estos otros testimonios sí deben desempeñar, en opinión de José Antonio Pascual y de Rafael García (2007: 207-2005) una función definitoria. Según estos autores, los ejemplos en el actual Diccionario histórico de la Real Academia española deben evitar ser ambiguos desde el punto de vista semántico, tener una extensión lo suficientemente
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grande como para poder interpretar correctamente el vocablo y ser lo más neutros posibles, es decir, no reflejar usos marcados diatópica ni diastráticamente (como sucede en los textos poéticos). Algunos diccionarios de regionalismos muestran también los usos de las palabras documentándolas a través de textos. Un caso paradigmático es el del Vocabulario andaluz (1934 y 1951) de Antonio Alcalá Venceslada. Esta obra, tal como exigía la convocatoria del premio «Conde de Cartagena» a la que se presentó y que finalmente obtuvo, emplea, por un lado, ejemplos de corpus para ilustrar morfosintáctica y semánticamente las voces y, por otro lado, ejemplos basados en testimonios cuya función no es tanto ilustrar como documentar las voces en escritores de la tradición costumbrista y folclórica, entre otros. La función genuina de los ejemplos sin referencia bibliográfica y los ejemplos basados en citas están bien definidas en esta obra, teniendo los primeros una finalidad ilustrativa de la que carecen a menudo los segundos y, a la inversa, mostrando estos últimos un valor testimonial que los primeros no poseen (cf. Carriscondo 2004: 47-59). En los diccionarios prescriptivos, por el contrario, aquellos testimonios que se basan en una variedad de prestigio, o bien en la lengua literaria, ya sea antigua o moderna, y que portan un valor simbólico añadido, se denominan aquí autoridades. Esta voz ha adquirido en la tradición lexicográfica española diversos significados y usos, hasta llegar a convertirse actualmente en sinónimo de cita o testimonio, sin ninguna connotación especial. El uso se impone por sí mismo42. En esta obra se emplea la voz autoridad en sentido especializado, como un término técnico dentro del marco de una teoría lexicográfica concreta. El sentido de autoridad, tal como aquí se emplea, es fiel al uso primitivo, que se ha mantenido durante siglos en la tradición lingüística occidental. El uso de autoridades fue algo característico de la lexicografía antigua (grecorromana) y se siguió empleando en la tradición lexicográfica medieval, renacentista, barroca y del romanticismo. En los diccionarios españoles, la voz autoridad se siguió utilizando y aplicando todavía en su sentido normativo aún en el siglo xx, sin duda influido por el Diccionario de autoridades, bautizado así en el xix, sin que sea posible saber si los autores de esta obra hubieran aprobado tal denominación. El testimonio con tal función se relaciona con un cuarto principio de Como prueba del uso mayoritario del término autoridad en su sentido amplio de testimonio en obras no prescriptivas, se pueden traer los siguientes ejemplos: Manuel Seco habla explícitamente de autoridades para referirse a los testimonios filológicos presentes en el primer y segundo Diccionario histórico de la lengua española (1987a: 67 y 76, respectivamente). Manuel Galeote López (1997) e Ignacio Ahumada Lara (1999) también llaman autoridades a las citas literarias presentes en el Vocabulario andaluz de Alcalá Venceslada. Cecilio Garriga (1992: 136) escribe, refiriéndose a una obra gramatical contemporánea: «[…] en Bosque & Demonte el uso y el número de autoridades depende del criterio del autor de cada capítulo.». 42
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garantía, el principio de autoridad, el más exigente de todos. Según este principio, no todos los testimonios valen para autorizar una voz. Es necesario que el testimonio provenga de un autor prestigioso, ya sea escritor, historiador, científico, médico, botánico, etc. Los autores eran considerados, desde tiempos de la Grecia antigua, los garantes del buen uso y modelos que debían ser imitados (poniendose en práctica la conocida imitatio clásica). El principio de autoridad, junto a otros criterios de corrección lingüística, fue puesto en práctica sistemáticamente por gramáticos y lexicógrafos latinos y resurgió con fuerza durante el Renacimiento, aplicándose a la lexicografía de lenguas muertas como el latín y el griego. Este método descriptivo, aplicado a las lenguas antiguas por autores como Ambrogio Calepino y Robert Estienne, fue adoptado después por los miembros de la Academia della Crusca y, anteriormente, por varios humanistas italianos, como Niccolò Liburnio, Fabricio Luna, Alberto Acarisio y Francesco Alunno. La cumbre de la lexicografía humanística italiana será el famoso Vocabolario degli Accademici de la Crusca (1612), basado sobre todo en la lengua de tres autores florentinos de la Edad de Oro literaria: Dante, Petrarca y Boccaccio, le tre corone. Si, como afirma Pedro Álvarez de Miranda (2005: 73-91), el Diccionario de autoridades resulta a los ojos del usuario contemporáneo una obra moderna es porque, a diferencia de lo que se hizo en Italia y Francia, este repertorio no aplicó de forma estricta el principio de autoridad. Aun reconociendo esta obra la existencia de autoridades de la lengua, los académicos combinaron su testimonio con el de otras fuentes no marcadas por ningún valor simbólico, como por ejemplo textos legales y jurídicos, transacciones comerciales, etc, como también ha destacado Margarita Freixas (2010: 267-268) en su monografía sobre el Diccionario de autoridades. 3.2. Las funciones extralingüísticas del ejemplo Junto a la función lingüística, los ejemplos pueden desempeñar otro tipo de función, llamada extralingüística por el hecho de que no tiene relación directa con cuestiones que atañen a la lengua. Esta función engloba otras dos funciones: la estética y la didáctico-enciclopédica. 3.2.1. La función estética La función estética del ejemplo lexicográfico gozó de un gran predicamento en los diccionarios europeos del pasado, si bien hoy prácticamente no se tiene en cuenta. Las citas no solo servían para autorizar o testimoniar el uso de una voz, sino también para ensalzar la elegancia y las virtudes de la lengua, especialmente
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frente a otras. En el ejemplo tomado del Diccionario de autoridades (s. v. dintel), vemos cómo se autoriza una voz técnica de la arquitectura a través de un fragmento de una comedia de Calderón de la Barca. Como se puede comprobar, no es necesario que las voces definidas sean poéticas para que estas se acompañen con una cita de carácter literario. Dintel. s. m. Term. de Architectúra. La parte superior en las portadas que Cierra cargando sobre las jambas. Dicese tambien Lintél, y aunque es más conforme à su origen por venir del Latino Limen, el uso está ya en contrario. Cald. Com. Afectos de odio y amor. Jorn. I. Sin registrar unas y otras, en el dintél de sus puertas, yá desplumadas las alas, yá destroncadas las testas (Autoridades 1732).
Que las principales autoridades del primer diccionario académico sean Francisco de Quevedo, Félix Lope de Vega y Miguel de Cervantes no muestra más que el deseo de ilustrar la lengua castellana con las plumas más ilustres del Siglo de Oro. Según cálculos de Margaita Freixas (2010: 271), casi la mitad de las citas en este diccionario corresponde a autores del siglo xvii, la época de mayor esplendor en la literatura española, según el canon literario imperante en la primera mitad del siglo xviii. Esta forma de codificar las lenguas europeas, autorizando sus voces a través de escritores de renombre, comenzó ya en el Renacimiento, durante el proceso de dignificación de las lenguas vulgares europeas, que hasta entonces se percibían como idiomas inferiores al latín. Posteriormente, dicha tendencia siguió desarrollándose gracias a la rivalidad que mantenían entre sí lenguas como el francés, el italiano y el propio español (Lara Ramos 1997: 29-62). Tal como puede leerse en el prólogo de muchos diccionarios escritos en los siglos xvii y xviii, en cada una de estas obras se llegaba a afirmar que el suyo era el idioma más perfecto, completo y hermoso de los que se hablaban en las cortes europeas. Para demostrar esa presunta superioridad de la lengua con respecto a otras, se citaban a los más excelsos escritores y poetas. De hecho, muchas citas estaban sacadas de obras escritas en verso, desaconsejando así el consejo dado por Quintiliano de no usar la lengua de los poetas para ilustrar los usos de la lengua: «auctoritas ab oratoribus vel historicis peti solet, nam poetas metri necessitas excusat» (Quint. Inst. 1, 6.2). Esto es así porque, precisamente, la función estética estaba por encima de la función ilustrativa. Incluso algunos autores, muy preocupados por la descripción exhaustiva de su lengua, como Furetière y Terreros, citan casi de manera exclu-
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siva textos en verso. Más adelante, en el siglo xix, la lengua literaria comenzó a percibirse de manera distinta. El romanticismo concibió las tradiciones literarias, especialmente las populares, como un reflejo del espíritu de los pueblos. Por esa razón, se elaboraron antologías para salvaguardar el legado literario de cada nación. Las citas literarias adquieren entonces un papel antológico muy importante. Este fenómeno puede apreciarse en diccionarios como los de Adolfo de Castro en España y Émile Littré en Francia. Castro, por explicar el caso español, extrae muchas de las citas literarias que aparecen en su diccionario de la colección de la Biblioteca de Autores Españoles (BAE), en la que él mismo trabajó, y editada en su mayor parte por Manuel de Rivadeneyra. Se trataba del mayor intento de recuperación de literatura medieval y clásica escrita en español hasta entonces. En el siglo xx, la lexicografía de las variedades no estándar se va a nutrir también de la literatura folclórica y costumbrista, como es el caso del Vocabulario andaluz de Antonio Alcalá Venceslada, mencionado al hablar de las citas con valor de testimonio. 3.2.2. La función didáctico-enciclopédica En cuanto a la segunda de las funciones extralingüísticas, la denominada función didáctico-enciclopédica, se puede encontrar en aquellos ejemplos que ofrecen información adicional, no solo sobre la unidad lingüística, sino también sobre la realidad misma que la unidad designa. Un ejemplo tiene función didáctica cuando en el plano del contenido nos habla de realidades culturales, sociales, religiosas o históricas que ayudan a comprender mejor la palabra por la cual se interesa el usuario del diccionario (GDLC: s. v. basílica). Su función no es tanto enseñar cómo se usa la palabra, sino mostrar mejor la realidad a la que se refiere. Basilica, s, f. Entre los antiguos, magnifico edificio con pórticos, alas, tribunas y tribunal en donde se administraba justicia. Segun los autores consultados, dieron despues este nombre á los salones de las capitales donde se juntaban los pueblos. Despues sirvieron de iglesias á los cristianos. Las mas de estas que se fabricaron luego tenian por modelos á las basilicas, conservando este nombre. Las iglesias de fundacion real llamáronse basílicas, y tambien las dedicadas á custodiar las reliquias y honrar la memoria de un mártir. «Las basílicas eran edificios públicos adonde concurrían los negociantes y gente de comercio á comunicar de sus negocios. En nuestros tiempos perserveran estas casas, especialmente en ciudades maritimas. Los antiguos las llamaron basílicas, por ser edificios reales y llamarse el rey Basileus en lengua griega» Ortiz y Sanz, Vitrubio. «Antiguamente era un palacio ó casa pública de consistorio ó juzgado. Después se da este nombre á las iglesias grandiosas y magníficas, como la basílica de San Pedro en
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Roma. En Pamplona se conoce también la Basílica de San Ignacio; y el Padre Santos, en la descripción del Escorial, llama también con mucha razon á la iglesia magnifica de aquel monasterio, basílica de Laurencio» Rejón de Silva, Diccionario (GDLE).
Ejemplos con una finalidad genuina didáctica los podemos encontrar en diccionarios de aprendizaje para usuarios extranjeros, pues su objetivo no es solo la transmisión de información lingüística, sino también cultural, de tal manera que el usuario aprenda diferentes aspectos de la lengua y de la cultura de un país simultáneamente. Un caso semejante lo encontramos en el Diccionario estudio Salamanca (DeS) (2007), que va dirigido expresamente a estudiantes de secundaria y de bachillerato. Basta abrir el diccionario por cualquier página para encontrarse ejemplos inventados y ejemplos de corpus en los que se introducen de manera transversal temas que son objeto de otras asignaturas, como la Física, la Química, las Matemáticas o la Historia. Es una manera sencilla y práctica de incluir dos funciones distintas en el mismo ejemplo lexicográfico: una ilustrativa y otra didáctica (DeS: s. v. quark, que, tender y trucha): quark s.m. | Física | Cada una de las partículas elementales hipotéticas cuya carga eléctrica sería 1 / 3 o 2 / 3 de la del electrón o del protón: Murray GellMan utilizó en 1963 el término quark para bautizar el último de los doce componentes indivisibles de la materia. Su plural es quarks (DeS). que1 1 pron. relat. Empleamos que para referirnos a una o varias personas, animales o cosas que ya se han mencionado antes: Helena fue seducida por Paris, hijo de Príamo, que la llevó consigo, en su nave (1:12). […] (DeS). tender […] 8 v. | Matemáticas | En un límite, una variable tiende a un valor si se aproxima a él: La función f(x)=(2x-1) / x tiende a 2 conforme x es tan grande como uno haga (DeS). trucha s.f. | Zoología | Pez de la familia de los salmónidos que viven en la aguas frías, limpias y oxigenadas de los ríos y de los lagos, en el mar. Su carne, blanca o rosada, es muy apreciada: Las truchas siempre vuelven al lugar de nacimiento para la reproducción (DeS).
Muy parecida es la función enciclopédica, que puede considerarse en realidad una variante de la función didáctica. La función enciclopédica se lleva a cabo cuando se transmiten conocimientos enciclopédicos profundos a través del ejemplo lexicográfico. La información enciclopédica se refiere normalmente a realidades propias de las ciencias naturales y requiere muchas veces una extensión mayor (GDLE: s. v. comino):
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COMINO. s. m. Planta de hojas partidas menudamente. El tallo es acanalado; sus ramitos en forma de parasol con muchas flores pequeñas; sus semillas son aovadas, unidas de dos en dos, de color pardo, convexas y estriadas por un lado. Tiene el alor muy aromático, y el sabor picante. «El comino hortense produce las hojas cuasi como las del hinojo, y un tallo solo, del cual nacen muchos ramillos. Hace también un chapelete florido y poblado de muy compiosa simiente, estrecha y acanalada. Su raiz es blanca y algun [sic] tanto redonda. Es caliente su simiente en el grado cercero, y ansi muy útil contra los dolores de ijada, y contra la retención de orina. El silvestre de la primera especie se parece harto al hortense, sino que muestra el sabor mas agudo y el olor mas grave. Creyeron algunos que la Nigela citrina de las boticas fuese el comino salvaje de la segunda especie, lo cual yo afirmar no eso [sic], puesto que sea probable. Otros toman por el aquella planta vulgar que se dice Consolida Regal ordinariamente, la cual cierto le representa dado que otros entienden esta por el Delpinio Bucino que después describe Dioscórides, á la cual opinion me inclino. El comino (segun refiere Teophrasto) es una de aquellas plantas que medran mientras mas las maldicen, y quieren sembrase con maldiciones. Usan del comino en lugar del alcaravea.» Laguna, Dioscórides (GDLE).
Los ejemplos enciclopédicos pueden encontrarse en diccionarios de especialidad, siempre y cuando el redactor de este tipo de obras decida incluir testimonios o ejemplos de corpus, lo cual no es corriente. Pero, cuando esto sucede, los ejemplos pueden adquirir más funciones aparte de la testimonial, como puede ser la de añadir información enciclopédica, en consonancia con la descripción que se da del término técnico (DTAO: s. v. pigmentos): pigmentos pigments sè sù s. m. pl. Química. Componentes responsables del color verdoso de algunos aceites de oliva vírgenes, entre los que destacan las clorofilas y las feofitinas, a las que se atribuyen propiedades antioxidantes. El contenido en clorofilas es mayor en los aceites obtenidos por centrifugación y percolación, debido al uso de molinos metálicos. Estos molinos rompen las células de la pulpa de la aceituna, liberando de esta forma más pigmentos, por lo que se obtiene un aceite de color verde más intenso (DTAO).
Un mismo ejemplo puede ser ilustrativo y enciclopédico, pero en estos casos la función enciclopédica suele ser la que tiene más peso. Además, los ejemplos enciclopédicos son a menudo citas extraídas de autoridades, no entendidas en el sentido normativo que se ha visto anteriormente, sino de «sabios» o «expertos» en la materia.
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4. Tipología del ejemplo lexicográfico Tras explicar cada uno de los niveles de análisis que sirven para caracterizar los ejemplos lexicográficos, se puede desarrollar una tipología con la que poder dar cuenta de todos los tipos de ejemplos posibles, independientemente de la época en la que se emplearon. Una tipología de esta naturaleza debe contemplar, además, los tipos de diccionarios y el origen de las fuentes consultadas en su elaboración para poder considerarse completa. Recapitulando lo dicho anteriormente, se contemplan los siguientes tipos de ejemplos. Según su forma: – Por el grado de condensación o amplitud sintáctica: • ejemplos condensados / codificados (sintagmas, neutralizaciones, cúmulos) • ejemplos no condensados / libres (oración o conjunto de oraciones) – Por la presencia o ausencia de referencia bibliográfica: • ejemplos de competencia (creado por el redactor del diccionario o bien tomado de un enunciado real, aunque muy modificado) • ejemplos de corpus (extraídos de una fuente que se indica en un paratexto del diccionario, y que pueden haber sido ligeramente modificados por el lexicógrafo) • ejemplos de testimonio (con la referencia exacta de la fuente de la que se extrajeron; su grado de manipulación es mínimo, aunque pueden suprimirse partes superfluas o restituirse fragmentos necesarios para la comprensión global de la cita) Según el contenido, los ejemplos lexicográficos pueden ser: – Ejemplos de contenido lingüístico: • ejemplos banales • ejemplos de contenido literario • ejemplos de contenido enciclopédico
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– Ejemplos de contenido metalingüístico • Ejemplos definicionales • Ejemplos gramaticales Atendiendo a las posibles funciones, se pueden clasificar del siguiente modo: – Ejemplos con función lingüística: • ejemplos con función ilustrativa: § § §
ejemplos con función ilustrativa en el plano morfosintáctico ejemplos con función ilustrativa en el plano semántico ejemplos con función ilustrativa en el plano pragmático
• ejemplos con función de testimonio: § ejemplos con función de testimonio filológico (descriptivo) § ejemplos con función de autoridad (normativo) – Ejemplos con función extralingüística: • ejemplos con función estética • ejemplos con función didáctico-enciclopédica Los tres niveles de análisis están estrechamente relacionados entre sí, de modo que la característica de un ejemplo en un nivel puede determinar otro rasgo en un nivel diferente. Así, atendiendo a su forma, un ejemplo condensado tendrá siempre una función ilustrativa; un ejemplo extraído de un diccionario tendrá generalmente un contenido metalingüístico y una función ilustrativa en el plano semántico; un ejemplo con referencia bibliográfica, sea de origen literario o no, tendrá siempre una función testimonial, independientemente de que también tenga una función ilustrativa o no. Estas relaciones se verán en el cuadro que se presenta más abajo. El tipo de diccionario resulta un factor determinante a la hora de considerar las diferentes clases de ejemplos que pueden aparecer en él. Los diccionarios poseen funciones genuinas, formadas a su vez por otro conjunto de funciones. Como este tipo de obras muy pocas veces posee un único objetivo, es normal que introduzcan distintos ejemplos con más de una función.
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Los diccionarios pedagógicos, bilingües y monolingües son más efectivos cuando incluyen ejemplos. Estos admiten sin problemas ejemplos condensados y ejemplos libres. Cuando no están condensados, su contenido es banal, aunque a veces también pueden transmitir contenido enciclopédico. La función de los ejemplos en los diccionarios pedagógicos suele ser ilustrativa, pero a veces también didáctica. Los diccionarios pedagógicos que contienen esta clase de ejemplos suelen ser al mismo tiempo diccionarios de producción (ayudan a entender textos) y de recepción (permiten crear nuevos enunciados). Los diccionarios monolingües de codificación, es decir, los diccionarios sincrónicos que aspiran a reflejar el estado de una lengua en un momento histórico dado de manera exhaustiva, con una función descriptiva pero, indirectamente también, prescriptiva, suelen contener testimonios para probar la existencia y el uso de las unidades léxicas lematizadas (o en su defecto ejemplos de corpus). Estos testimonios suelen tener función ilustrativa, aunque a veces en menor grado que los ejemplos presentes en los diccionarios pedagógicos. Del mismo modo, los diccionarios que pretendan codificar exhaustivamente una lengua muerta, como, por ejemplo, el latín, el griego o el hebreo bíblico, tienen que estar apoyados necesariamente por ejemplos de testimonio o de corpus. De esta condición se excusan, no obstante, los diccionarios escolares. En cuanto a los diccionarios que no describen la lengua general, también mejoran su calidad cuando emplean ejemplos basados en testimonios. Esto sucede, por ejemplo, con los diccionarios de regionalismos, pues las citas documentan el uso de una unidad léxica en una zona lingüística determinada (habiendo sido contrastado su carácter regional previamente por el autor o un colaborador del diccionario). Estos testimonios también permiten ilustrar los rasgos lingüísticos del regionalismo en cuestión. Por otra parte, los diccionarios de especialidad no necesitan ejemplos anónimos ni testimonios, porque la función lingüística no es esencial en este tipo de obras de consulta. Si un diccionario de especialidad incluye testimonios, o en su defecto ejemplos de corpus, es porque su autor quiere hacer explícitas las fuentes de las que ha extraído los términos técnicos que forman el lemario, así como complementar la información dada en las definiciones con la que proporcionan las propias fuentes. Los diccionarios enciclopédicos y las enciclopedias tampoco requieren ejemplos, por la misma razón por la que no lo necesitan los diccionarios de especialidad. Toda la información enciclopédica se encuentra dada en el artículo redactado por los autores de la obra. Las citas se muestran solo para probar aquello que se dice o bien para hacer explícita la fuente de la que se extrajo la información. Sin embargo, hay diccionarios enciclopédicos que, por su naturaleza híbrida, sí contienen ejemplos.
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Los diccionarios históricos deben contar necesariamente con testimonios filológicos. La función genuina de estas obras es mostrar la evolución del léxico de una lengua, tanto en su aspecto formal, como en el semántico. Para ello, el diccionario debe indicar las pruebas de tal evolución, y esas pruebas son los testimonios, que además de documentar los primeros usos de las palabras, ilustran también los cambios de significado, de estructura argumental, de ortografía, etc. Lo mismo puede decirse de los diccionarios de períodos históricos concretos, que, en pocas palabras, podrían definirse como diccionarios históricos parciales. Otro tipo de diccionarios que debe tener testimonios por la misma naturaleza de su función son los diccionarios de autor y los diccionarios de concordancias (Haensch 1997: 108, 146). En estas obras se trata de documentar las ocurrencias de todo el léxico usado por un autor o texto concreto. Esto no puede hacerse sin la presencia de testimonios en los que documentar el uso de esas ocurrencias. La fuente está constituida en este caso por el conjunto total de todas las obras del autor estudiado. Diccionarios que no necesitan ejemplos de ningún tipo son los diccionarios etimológicos, los diccionarios de abreviaturas, los diccionarios de rima y los diccionarios de pronunciación, diccionarios inversos, diccionarios ideológicos, diccionarios de falsos amigos, diccionarios de conjugación, diccionarios de nombres, apellidos y apodos, y un largo etcétera.
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1) Forma
Lingüística (corpus)
Metalingüística
Competencia del
amplitud sintáctica:
amplitud sintáctica:
amplitud sintáctica: ejemplo no condensado / ejemplo libre ejemplo condensado / ejemplo codificado
ejemplo no condensado / ejemplo libre ejemplo condensado / ejemplo codficicado ejemplo de corpus (sin referencia bibliográfica) ejemplo de testimonio (con referencia bibliográfica)
2) Contenido
3) Función
estético
enciclopédico
(ideológicamente marcado o no)
(información especializada)
Función lingüística: + testimonial - ilustrativa
Función lingüística: + testimonial - ilustrativa
Función lingüística: + testimonial + ilustrativa
Función extralingüística: + didácticoenciclopédica
Función extralingüística: ---
Función extralingüística: + estética (normativa) 4) Género
lexicográfico
diccionarios generales de lengua; diccionarios de regionalismos; diccionarios históricos; diccionarios diacrónicos; diccionarios de autor: diccionarios de lenguas muertas
diccionarios generales de lengua; diccionarios enciclopédicos (diccionarios de regionalismos) diccionarios de especialidad; diccionarios de lenguas muertas
banal
diccionarios generales de lengua; diccionarios de regionalismos diccionarios de aprendizaje (monolingües / bilingües): diccionarios de lenguas muertas
ejemplo no condensado ejemplo de testimonio (con referencia bibliográfica) ejemplo definicional (explicaciones de índole metalingüística) Función lingüística: + testimonial - ilustrativa
Función extralingüística: + didácticoenciclopédica
diccionarios generales de lengua (con criterio exhaustivo); diccionarios de regionalismos; diccionarios de especialidad; diccionarios de lenguas muertas
lexicógrafo
ejemplo de competencia (sin referencia bibliográfica) banal
Función lingüística: - testmonial + ilustrativa Función extralingüística: --diccionario general de lengua; diccionario de aprendizaje (monolingüe / bilingüe)
Conclusiones
Como se ha podido comprobar a lo largo de estas páginas, el ejemplo lexicográfico es un componente microestructural difícil de definir y clasificar. A pesar de todo, es posible llegar a las siguientes conclusiones: La primera de ellas es que el concepto de ejemplo debe delimitarse aplicando, ante todo, un criterio estrictamente formal. Considerar la finalidad genuina del ejemplo como punto de partida de su definición puede llevar a un callejón sin salida. El problema radica en el hecho de que el ejemplo lexicográfico es uno de los pocos componentes de artículo que puede llevar asignada más de una función. Eso no le sucede al lema, ni a la paráfrasis semántica, ni a ningún tipo de marca lexicográfica. Cada una de estas indicaciones tiene su propia finalidad genuina. Los ejemplos, en cambio, pueden cumplir varios objetivos: mostrar las combinaciones sintácticas de una palabra, reflejar el régimen de un verbo, transmitir información semántica o enciclopédica, ilustrar el componente pragmático de un vocablo o, por qué no, documentar el uso de una voz. Reconocerles a las citas o a las autoridades un estatus diferente por el sencillo hecho de que cumplen una función de testimonio es negarles a esas mismas citas la posibilidad de ilustrar lingüísticamente el signo lemático como lo haría un ejemplo de competencia. ¿No puede una cita ser al mismo tiempo un ejemplo ilustrativo y un testimonio filológico? ¿Es necesario crear para ello una nueva clase de indicación, llamada ejemplo citado o ejemplo cita, para referirse a las citas con la misma función que cumple el ejemplo ilustrativo? Pensamos que no. Es posible encontrar en diccionarios concretos dos tipos de enunciados formalmente diferentes: uno basado en un ejemplo inventado, fácil de entender, y, por otro lado, una cita en la que se documenta el uso de una palabra, sin ilustrar necesariamente sus propiedades lingüísticas. Las diferencias entre cita y ejemplo inventado se desvanecen, sin embargo, en los llamados ejemplos de corpus, verdaderas citas encubiertas que formalmente no pueden distinguirse de los ejemplos inventados por el lexicógrafo. Por tanto, por las dificultades que
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entraña la separación categorial de ejemplos y citas, creemos que debe entenderse por cita un tipo concreto de ejemplo, que aquí hemos llamado testimonio, con una finalidad genuina concreta, la de documentar el uso del signo lemático y la de probar las informaciones lexicográficas aportadas en el artículo. Es precisamente el valor de garantía el principal aspecto que diferencia al testimonio del resto de tipos de ejemplos. Pero se trata de un valor añadido que no neutraliza su naturaleza de ejemplo. Que estas citas sean, además, ejemplos ilustrativos, depende de su contenido y del tipo de diccionario en el que se encuentren. Otra conclusión a la que nos conduce el carácter formal atribuido al ejemplo lexicográfico es la inclusión en esta categoría de todas aquellas unidades pluriverbales no lexicalizadas, como son las colocaciones, las combinaciones libres y la estructura actancial de los verbos, siempre y cuando sean caracterizadas en el interior del artículo lexicográfico como ejemplos propiamente dichos. Dicha inclusión debe hacerse, por tanto, con limitaciones. Estamos de acuerdo con aquellos autores que definen los ejemplos como enunciados y no como sintagmas, ya que solo los primeros ofrecen un contexto de uso real, mientras que los segundos muestran únicamente un modelo cotextual de naturaleza estrictamente sintáctica y semántica. No obstante, la tradición basada en la ejemplificación de las voces a través de esta segunda clase de indicaciones se halla tan arraigada en la historia de la lexicografía occidental que resulta contraproducente rechazar su estatus de ejemplos, sobre todo cuando los propios autores de los diccionarios las concibieron como tales. Los sintagmas y las oraciones han compartido la misma posición y caracterización formal durante siglos. Por esa razón, es posible hablar de ejemplos condensados para referirse a estas combinaciones pluriverbales más o menos fijadas en la norma, en el sentido de que se trata de indicaciones que condensan en una mínima expresión aquellas informaciones que, de manera más amplia y contextualizada, también podría ofrecer un ejemplo basado en un enunciado completo. Los ejemplos son, ante todo, una forma eficaz de enseñar el uso de las palabras. El aprendiz puede construir, de modo inductivo, reglas de carácter general a partir de ejemplos particulares. Por eso deberían incluirse sin excepción en los diccionarios de aprendizaje de lenguas, ya sean bilingües o monolingues, de producción o de recepción. Como ya se ha comentado, los diccionarios han de concebirse como herramientas de uso con una finalidad predominantemente práctica, y los ejemplos ayudan a reforzar dicha idea. Hasta ahora, la metalexicografía se consideraba una parte de la lingüística subordinada en sus planteamientos a los principios de esta disciplina. Por el contrario, las modernas corrientes metalexicográficas defienden en la actualidad que se trata de una ciencia independiente, cuyos objetivos y procedimientos no
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coinciden siempre con los de la lingüística. No debe entenderse con ello que la metalexicografía deba prescindir de las teorías lingüísticas. Un diccionario de lengua sin un planteamiento lingüístico detrás sencillamente no es posible. Pero debe ser la lingüística la que esté al servicio de los objetivos prácticos del diccionario, y no al revés. La resolución de problemas concretos planteados por los usuarios ha de ser el principal fin de todo diccionario y debe anteponerse a otros intereses de carácter teórico. Los ejemplos también tendrían que adaptarse a esta finalidad. En este punto reside precisamente su eficacia. Como ya ha sido apuntado en este trabajo, los ejemplos de competencia o los ejemplos de corpus adaptados son la mejor herramienta para ilustrar los usos de las palabras en diccionarios de producción destinados a usuarios jóvenes o aprendices de una lengua extranjera. Los testimonios deben aparecer, por el contrario, en diccionarios de codificación, es decir, en aquellos diccionarios que tienen como función describir y estandarizar un idioma según una determinada norma, que es la que deben reflejar los textos. Los testimonios tienen que aparecer, igualmente, en todos aquellos diccionarios de carácter diacrónico o histórico, o que versen sobre lenguas ya desaparecidas, como el latín o el griego, pues los testimonios constituyen la única prueba posible del uso de sus voces. Las nuevas tecnologías están planteando nuevos retos. Como han puesto de manifiesto los ponentes del simposio «Diccionarios en la era digital», organizado por la Real Academia Española y que tuvo lugar en su sede el mes de noviembre de 201443, las relaciones estructurales entre los diferentes componentes de los diccionarios sufrirán una transformación radical en los próximos años (si es que esta no ha comenzando ya). La primera consecuencia será que la lectura lineal en este tipo de obras desaparecerá. A partir de ahora, la información podrá obtenerse siguiendo diversas vías. El lema llevará a la paráfrasis del significado, pero esta podrá conducir, a su vez, a otros lemas, y estos a posibles combinaciones y redes léxicas de todo tipo. La distinción entre diccionarios onomasiológicos y semasiológicos se difuminará. Quizá se tienda hacia una especie de «diccionario total», en el que toda clase de información podrá ser extraída por parte del usuario en un acto de búsqueda potencialmente sin límites. Para evitar perderse en tal cantidad de datos, las nuevas tecnologías deberán permitir la personalización del diccionario, algo que hasta ahora, con las publicaciones en papel y los intereseses ecónomicos de las editoriales, no era posible. Los diccionarios podrán, al fin, adaptarse al usuario, y no al revés. Habrá un tipo de diccionario para cada tipo de consulta, tal como defiende la moderna teoría funcional de la lexicografía. Los ejemplos Las diferentes ponencias de este simposio están disponibles en la red () [día de consulta: 17-11-2014]. 43
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seguirán existiendo en los diccionarios electrónicos. A pesar de que estos muestren todas las colocaciones, las combinaciones frecuentes, los argumentos verbales o las restricciones sociales de uso de forma nítida a través de indicaciones propias y estandarizadas, el usuario seguirá comprendiendo mejor este tipo de información a través de los ejemplos lexicográficos. Y es que como bien supo expresar el filósofo Lucio Anneo Séneca hace siglos, el aprendizaje se hace largo a través de preceptos, pero breve y eficaz por medio de ejemplos: «Longum iter per praecepta / breve et efficax per exempla» (Séneca, Ep. ad Luc. 6. 5).
Glosario
Este glosario solo recoge aquellos términos relacionados directamente con la teoría del ejemplo lexicográfico, aunque sin olvidar algunas otras indicaciones de carácter sintagmático. Es cierto que muchos términos están tomados del pensamiento lexicográfico de H. E. Wiegand, y esto se debe fundamentalmente al hecho de que se ha adoptado su teoría de la forma del diccionario para describir gran parte de los componentes de artículo, muchos de los cuales carecen de una denominación homogénea en la tradición española. No obstante, hemos incluido términos consagrados en español, como autoridad, contorno de la definición, ejemplo citado o papeleta. También hay términos tomados de la teoría metalexicográfica francesa, como neutralización, cúmulo, ejemplo codificado, ejemplo matriz, localizador o identificador. La intención al introducir tantos calcos del alemán no ha sido otra que la de enriquecer la ya abundante terminología que posee el español en el campo de la lexicografía teórica y práctica. Los artículos que forman el glosario están formados por los siguientes componentes: 1) Lema: en versalita y destacado en negrita. La voz guía en los lemas pluriverbales está formada invariablemente por la primera unidad del sintagma. 2) Lengua de origen del término: esta indicación muestra en qué lengua se acuñó el término original. Únicamente se indica en aquellos casos en los que es relevante dicha información. Así, por ejemplo, no hemos señalado el origen del tecnicismo colocación, al tratarse de un término asumido por completo en la lingüística española. De todos es sabido que, en su sentido lingüístico, fue usado por primera vez por John Rupert Firth y que se trata de una voz inglesa, aunque con una etimología latina.
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3) Paráfrasis semántica: se trata de un comentario lo suficientemente extenso como para que el significado del vocablo pueda ser comprendido. En el interior de la definición hemos remitido con frecuencia a otros artículos con el fin de hacer patente las relaciones léxicas existentes entre las diferentes voces que constituyen el glosario. A veces, hay artículos con dos acepciones. La primera de ellas es la que se propone y se usa en esta obra, pero sin descartar de ningún modo la segunda acepción. 4) Sinónimos: mediante el caracterizador tipográfico sin. se introducen los distintos sinónimos que designan el mismo concepto. Cada uno de los sinónimos corresponde a un artículo de remisión. De entre todo el conjunto de voces sinónimas, solo una de ellas, la que nos parece más frecuente o la más adecuada, es objeto de un artículo lexicográfico extenso. El resto, simplemente, remite al artículo principal. 5) Fuentes bibliográficas: por medio de esta indicación se muestran aquellas obras de las que se ha extraído la información proporcionada en la paráfrasis semántica o bien en las que se ha documentado el término. No se ha pretendido ser exhaustivo, sino señalar un número reducido de obras que sirvan de referencia al lector que desee profundizar sobre un tema concreto. Una excepción puede encontrarse en el artículo dedicado al término de ejemplo lexicográfico. Por razones obvias, las referencias bibliográficas son aquí más numerosas. Se ha seguido en todo momento un orden estrictamente cronológico y alfabético. Las páginas exactas se han señalado solo en aquellos casos en los que el estudio tomado como fuente es extenso y se ocupa además de otras cuestiones. 6) Ejemplo: cuando el artículo se refiere precisamente a un tipo de ejemplo lexicográfico que se describe en la tipología propuesta, se han introducido uno o varios ejemplos lexicográficos, íntegros en la medida de lo posible, para ilustrar precisamente las características predicadas en la paráfrasis semántica o en la glosa. 7) Glosa: se trata de un comentario que complementa desde el punto de vista enciclopédico la información de la paráfrasis semántica en aquellos casos en los que esta quizá no alcanza a describir el concepto analizado en toda su complejidad. 8) Artículos de remisión: aquellas palabras que tienen un sinónimo usado con mayor frecuencia o con mayor propiedad se incluyen en un artículo de remisión, sin más comentarios que la propia remisión y, a veces, la indicación de las fuentes bibliográficas en las que se documenta el uso de la voz lematizada.
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Forma y función del diccionario amplitud sintáctica :
Grado de complejidad sintáctica que presenta un → ejemplo lexicográfico. ♦ [Model 2009: 127-131].
De menor a mayor amplitud sintáctica, los ejemplos pueden estar formados por un → sintagma (→ combinación libre o → colocación), por un conjunto de sintagmas (ejemplo de → cúmulo), por una oración con núcleo verbal en infinitivo o en tercera persona del singular (→ neutralización), por un enunciado o por un conjunto de enunciados (→ ejemplo libre). Solo las locuciones quedan excluidas del grupo de ejemplos, pues, aunque se trata de una combinación de palabras, equivalen a una sola unidad léxica. Su estatus corresponde, por tanto, al de → infralema. artículo basado en testimonio:
Artículo lexicográfico que, en su conjunto, forma parte de una cita, generalmente extraída de otro diccionario, y a la que se le añade una → indicación de fuente de testimonio. «Alzar. v. a. Dar el peon al oficial la pellada ó porción de yeso amasado para emplearlo en la fábrica ú obra que está haciendo.» Rejon de S ilva y Baills , Diccionario (GDLE).
autoridad :
(< latín auctoritas). 1 → ejemplo de testimonio con un valor simbólico añadido basado en el prestigio del autor o de la obra que se cita. ♦ [Siebenborn 1976; González Zapatero 2000; Álvarez de Miranda 2005; Freixas Alàs 2010; Jacinto García 2012; Prieto García-Seco 2014]. 2 → ejemplo de testimonio. A lo largo de su historia, las autoridades han adquirido diferentes funciones en los diccionarios, aunque solo en los dos últimos siglos han abandonado el aura
de prestigio que les acompañaba para transformarse en meros testimonios de uso. Con este valor se sigue empleando hoy la voz autoridad en la lexicografía española. En sus orígenes, el recurso de autoridad era uno de los principios de corrección lingüística establecidos por Varrón y transmitidos por el gramático romano del siglo iv Diomedes, junto a otros como la costumbre (consuetudo), la naturaleza (natura) y la analogía (analogia). Hoy puede considerarse una variante del → principio de testimonio, uno de los tres → principios lexicográficos de garantía empleados para confirmar la veracidad de las informaciones aportadas por el redactor del diccionario. base del diccionario:
(< alemán Wörterbuchbasis). Conjunto total de fuentes empleadas en la elaboración de un diccionario. ♦ [Wiegand/Kučera 1981:100; Porto Dapena 2002: 105]. La base de un diccionario se compone generalmente de → fuentes lingüísticas y → fuentes metalingüísticas. No debe confundirse la base del diccionario con el conjunto de obras que forman un → corpus, pues la base puede estar formada por libros consultados de manera fortuita, mientras que un corpus se basa en una selección previa y concienzuda de las fuentes.
caracterizador microestructural:
(< alemán Mikrostrukturanzeiger). Indicador que permite reconocer y separar a su vez diferentes → componentes de artículo. ♦ [Wiegand 1989: 428; Fuentes Morán 1997: 57-58; Wiegand 2005: 333-337; W iegand /F uentes M orán 2009: 526] Los caracterizadores son componentes en sí mismos, pues tienen una forma,
una → finalidad genuina y una → posición propias dentro del artículo, aunque sin formar parte del conjunto de → indicaciones. Cuando el indicador, en lugar de estar formado por unidades verbales, lo constituyen diferentes símbolos, como los dos puntos, una pleca o doble pleca, un rombo, etc. entonces se le designa con el nombre de caracterizador microestuctural no tipográfico. Un tercer tipo de indicador es el que se manifiesta a través del uso de un tipo de letra específico, como la letra cursiva, negrita o versalita. Se habla entonces de caracterizador basado en caracteres de signos gráficos. sin. → indicador microestructural. categorizador de cotexto :
(alemán Kotextkategorisator). → indicación de cotexto expresado a través de un hiperónimo, generalmente en la lengua materna del usuario, que permite, en los diccionarios bilingües, discriminar distintos equivalentes del signo lemático o infralemático. ♦ [H ausmann/ Werner 1991]. Stich2 m [...] einen ~ haben (fam: Person) estar chiflado; (Lebensmittel) estar picado; (Milch) estar pasado (Pons 2009).
cita:
1 → testimonio. 2 Frase célebre o sapiencial tomada de un autor de renombre. ♦ [Haensch 1997: 65-66; Hausmann 1989].
colocación:
En sentido estricto, combinación típica de dos o más unidades léxicas basada en reglas de restricción combinatoria de naturaleza sintáctica o semántica fijadas por el uso. ♦ [Hausmann 1989a; A lonso R amos 19941995; Corpas Pastor 1996; Mel’čuk 2006; Konecny 2010]. Las colocaciones están formadas por una base, que es la unidad léxica que
selecciona una serie de argumentos, llamados colocativos. Las colocaciones son expresiones semiidiomáticas, por lo que tendrían que aparecer en diccionarios de producción. La base debe ser el punto de partida en la búsqueda. Por ejemplo, un artículo dedicado a lluvia debe indicar que este vocablo se combina frecuentemente con el adjetivo torrencial (el colocativo es la información que el usuario desconoce). Por el contrario, los diccionarios de recepción o descodificación no necesitan indicar expresamente las colocaciones, pues el usuario puede entender o traducir cada parte de la colocación por separado). Hay diferentes formas de mostrar las colocaciones en la microestructura de un diccionario: a través de → indicaciones de cotexto, del → contorno de la definición y de → ejemplos condensados. combinación frecuente: → combinación
libre.
combinación libre:
Combinación usual de dos o más unidades léxicas basada en reglas de selección semántica de naturaleza lógica, pero no estrictamente lingüística. sin: → combinación frecuente. ♦ [Alonso Ramos 1994-1995; Konecny 2010].
Una combinación libre puede basarse en un sintagma verbal como, por ejemplo, «comer una manzana», ya que el verbo comer exige un argumento que semánticamente denote un alimento. Esta restricción está determinada por la realidad extralingüística y no por razones de naturaleza gramatical. Sin embargo, los límites conceptuales entre colocaciones y combinaciones libres no siempre están claramente delimitados. Existe una concepción estrecha del concepto de colocación, basada en criterios
109
Forma y función del diccionario
sintáctico-semánticos estrictamente lingüísticos, y un concepto amplio, que se basa en datos cuantitativos de frecuencia. Desde el punto de vista lexicográfico, las colocaciones y las combinaciones libres se expresan mediante las mismas fórmulas condensadas, si bien deben diferenciarse en algunos casos. Las colocaciones suelen ocupar la posición de → indicación de cotexto (actuando entonces como discriminadores semánticos en los diccionarios monolingües o bien como discriminadores de equivalentes en los diccionarios bilingües). Por el contrario, el lugar más apropiado para las combinaciones libres es el que corresponde a los → ejemplos condensados o codificados. comentario:
En la organización jerárquica del diccionario, → indicación no elemental inmediata del artículo lexicográfico. ♦ [Wiegand 1989: 434-437; Wiegand/Fuentes Morán 2009: 92]. En los diccionarios de lengua monolingües, el artículo estándar suele estar formado por dos comentarios: el comentario sobre la forma del signo lemático, que incluye el lema, así como información adicional morfológica y ortográfica, y, por otra parte, el comentario semántico, que está formado por la paráfrasis semántica (la definición) y, de manera facultativa, por otras informaciones como las basadas en → indicaciones de cotexto, → contorno de la definición, indicaciones pragmáticas, → ejemplos de uso, → ejemplos de testimonio, etc.
componente básico :
primario.
→ componente
componente de artículo :
segmento textual con una forma y una → finalidad genuina homogéneas dentro del
conjunto de artículos lexicográficos. ♦ [Wiegand/Fuentes Morán 2009: 173]. Los componentes de artículo son de tres clases: las → indicaciones, los → caracterizadores microestructurales y las → frases indicacionales. componente microestructural :
componente de artículo.
→
componente primario:
Texto que, unido a otros, forma el conglomerado textual o conjunto de textos que constituyen un diccionario y que presenta características y funciones homogéneas en todas sus partes. sin → componente básico. ♦ [Wiegand/Fuentes Morán 2009: 25-26]. Los componentes primarios de un diccionario pueden ser, entre otros, los siguientes: la portada, el prólogo, la introducción, las instrucciones de uso, el cuerpo del diccionario (conjunto de artículos lexicográficos), los índices, la → nómina de autores, etc.
condensación textual :
(< alemán Textverdichtung). Procedimiento usual en la práctica lexicográfica a través del cual se sustituyen las relaciones sintácticas de la lengua natural por otras de carácter convencional, con el fin de que el artículo sea lo más informativo en el menor espacio posible. ♦ [Bustos Plaza/Wiegand 2005-2006] Para que la condensación textual sea eficaz el usuario debe conocer previamente las convenciones usadas en el diccionario. Muchas ya están asumidas de manera colectiva, o bien se pueden interpretar de modo intuitivo. La condensación textual no sería posible sin la → estandarización de los artículos.
110 contorno de la definición:
(< francés entourache). → indicación de cotexto integrada en la paráfrasis semántica. ♦ [Rey-Debove: 1971: 209-213; Seco 1987b; Ahumada 1989: 121-133; Porto Dapena 2002: 307-328]
El contorno de la definición fue empleado por primera vez en el Diccionario de construcción y régimen de Rufino José Cuervo para indicar aquella información que no pertenece estrictamente al contenido semántico del → signo lemático (metalengua de contenido), sino a la información sintáctica del mismo (metalengua de signo). La caracterización explícita del contorno se hace necesaria cuando se aplica la ley de sustitución sinonímica, según la cual la paráfrasis semántica debería poder sustituir a la voz definida en un enunciado cualquiera sin alterar su contenido proposicional. corpus:
Conjunto de textos representativos seleccionados y ordenados para formar parte de la → base del diccionario. En la actualidad, el concepto de corpus se vincula siempre a la lingüística computacional. Los corpus pueden estar formados por un número enorme de textos y millones de ocurrencias léxicas. Sin embargo, han existido corpus también en el pasado. La diferencia entre los corpus tratados informáticamente y aquellos que se formaban tras la lectura directa y paciente de los textos es tanto cualitativa como, especialmente, cuantitativa. Hasta tiempos muy recientes, los corpus eran muy reducidos. Se basaban especialmente en textos literarios pertenecientes a un canon.
cúmulo:
(> francés cumul). → ejemplo codificado basado en varios → sintagmas que tienen un núcleo común,
Eduardo José Jacinto García
constituido por el → signo lemático. ♦ [Rey-Debove 1971: 306-307]. historia f. Exposición sistemática de los acontecimientos dignos de memoria, ya sean los públicos y políticos relativos a los pueblos, y a los que afectan a sus instituciones, ciencias, artes o a cualquiera de sus actividades: ~ universal, ~ de España, ~ de la Iglesia, de la química, de la música, de la cultura. [...] (DALE). diccionario de citas :
Diccionario de frases célebres o de contenido generalmente sapiencial. ♦ [Hausmann 1989; Haensch 1997: 65-66].
diccionario de autoridades:
1 → diccionario de codificación en el que se aplica el → principio de autoridad. 2 → diccionario de testimonios.
diccionario de codificación: Repertorio
de voces en el que se registran unidades léxicas de una lengua siguiendo un criterio normativo. Los diccionarios de codificación (no hay que confundirlos con los diccionarios de producción) son herramientas de estandarización a través de las cuales se legisla, en cierto modo, sobre una determinada lengua, estableciendo lo que le es propio y dejando fuera todo aquello que se considera incorrecto, barbarismo o extranjerismo innecesario. El criterio de selección léxica es exhaustivo, pues se pretende dar cabida al mayor número de voces posible, siempre y cuando esté confirmado su uso en personas cultas y en textos literarios o periodísticos. Los diccionarios académicos son diccionarios de codificación, pues, aunque han abandonado su función prescriptiva, siguen teniendo para gran parte de la sociedad un carácter oficial. Este rasgo que define a los diccionarios académicos puede haber sido here-
111
Forma y función del diccionario
dada del Diccionario de autoridades, cuyos autores se definían a sí mismos no como maestros, sino como jueces, imprimiendo a esta obra un carácter legal, pues sometían a juicio cada una de las palabras del idioma. Las pruebas estaban constituidas, en primer lugar, por las autoridades y, secundariamente, por textos sin un valor especial, aunque válidos igualmente para testimoniar el uso de las voces. A pesar de que los diccionarios de codificación pueden recoger arcaísmos y dialectalismos, no se trata ni de tesoros léxicos ni de diccionarios históricos. diccionario de testimonios:
(< alemán Belegwörterbuch). Repertorio de voces en el que, al menos en la mayoría de los artículos, se incluyen uno o varios → ejemplos de testimonio para documentar históricamente el uso de las voces lematizadas. sin. → diccionario de autoridades . Los → diccionarios de autoridades, en sentido estricto, han sido los precedentes de los diccionarios de testimonios, considerados en sentido amplio. Tanto los → diccionarios de codificación, así como los diccionarios históricos, suelen tener testimonios. En muchas ocasiones, los diccionarios de una variedad no estándar de la lengua presentan también testimonios de carácter filológico.
dirección:
(< alemán Adresse). → componente de artículo sobre el que se ofrece información a través de una o varias indicaciones, estableciéndose entre ellos una relación de direccionamiento que constituye una → unidad de tratamiento lexicográfico. ♦ [Hausmann/ Wiegand 1989: 328]. En la mayoría de las ocasiones, la dirección principal de un artículo es el lema,
que a su vez establece una relación de mención con el signo lemático. En los diccionarios bilingües, los → ejemplos lexicográficos, ya sean condensados o libres, se convierten en direcciones con respecto a sus traducciones o equivalentes. Un → infralema también forma parte del conjunto de direcciones que pueden encontrarse en un artículo. ejemplo banal:
Desde el punto de vista del contenido, → ejemplo lexicográfico formado por palabras sencillas y con un mensaje fácilmente reproducible en escenarios análogos.
enmarcar v. tr. 1. Poner un marco [a una cosa]: Enmarcó el dibujo para colgarlo en la pared (Salamanca). demasiado, da. Adj. 1. Que sobrepasa la cantidad o el grado que se consideran convenientes o aceptables. Son demasiados invitados. Hay demasiada violencia. ¿No hay demasiados coches para ser las 6 de la mañana? Tb. pron. Quita tres platos, hay demasiados. ● adv. 2. En un grado o cantidad que sobrepasa el límite que se considera conveniente o aceptable. ¿No son demasiado atrevidos? Desconfía demasiado de los demás. Es demasiado largo para acabarlo hoy (DE). ejemplo citado:
1 → ejemplo lexicográfico que un diccionario cita de otro anterior (ejemplo 1). 2 → cita que no solo tiene como función genuina testimoniar el uso del → signo lemático, sino también ilustrar alguna de sus propiedades lingüísticas (ejemplo 2). ♦ [Sánchez López 2002: 2312].
(1) 1. [...] - Caminar: a. Recorrer caminando. Hoy he caminado cinco leguas. Diccionario de la Academia de 1884 (GDLC)
112 (2) relación. en relación con o con relación a. ‘A propósito de’: «Mahomed guardaba cierta desconfianza en relación con Galeb» (Lezama Oppiano [Cuba 1977]); «Mostraron discrepancias con relación a la conducción del régimen» (Blanco Revolución [Ven. 2002]); y ‘en comparación con’: «Aumentó [la inflación] por primera vez en relación con el mes anterior» (Universal [Ven.] 3.11.96); «Consideran que su comunidad ha sido la más perjudicada con relación a otras zonas afectadas» (País [Esp.] 2.12.86). Las dos locuciones son válidas, no así * en relación a, resultado del cruce entre ambas (DPD).
(< francés exemple codé). → ejemplo condensado. ♦ [Rey-Debove 1970, 1971, 1998; Heinz 2005a; Blanco Escoda 1996].
ejemplo codificado:
ejemplo condensado:
(< alemán verdichtetes Beispiel). Desde el punto de vista de la forma, → ejemplo lexicográfico basado en una unidad mínima de cotexto, como puede ser una → combinación libre (ejemplo 1), una → colocación (ejemplo 2) o una → neutralización (ejemplo 3 y 4). sin : → ejemplo codificado. ♦ [W iegand / B eisswenger /G ouws / Kammerer/Storrer/Wolski 2010: s.v. Beispielangabe]. (1) BLINDÉE, ÉE [blɛd̃ e] adj. – 1834 ◊ de blinder ■ Qui est blindé (2º). Voiture blindée. Porte blindée. Abri blindée. « Le train blindé sortit de son tunnerl, meneçant et aveugle » Malraux. Division, régiment blindés, composés de véhicules blindés. – n. m. Véhicule blindé. [...] (PR 2014). (2) ♦ sperànza [lat. parl. *sperăntia(m),’speranza’, da spērans, genit. Sperăntis ‘sperante’ * av. 1243]] s. f. 1. […] avere, nutrire, riporre, s. in qlcu. o in qclco. ; concepire una s. ; dare, infondere s.; […] (Zingarelli 2014).
Eduardo José Jacinto García (3) ♦ fidàre [lat. parl. *fidāre, per il classico fīdere, da fīdus ‘fido’ * av. 1257] A v. tr. (io fido) 1 (spec. Lett.) Affidare: f. una persona a un’altra; [...] (Zingarelli 2014). (4) proveer [E14] vt 1 (suministrar) to provide; ~ a algn DE algo to provide sb WITH sth; [...] (OSD 2001).
Los ejemplos condensados son indicaciones por medio de las cuales se puede mostrar el cotexto, es decir, las posibilidades combinatorias de una unidad léxica, ya sea un verbo, un sustantivo, un adjetivo o un adverbio. Los ejemplos condensados raras veces suelen incluir una indicación de origen de fuente, ya que se trata normalmente de → ejemplos de competencia. ejemplo de competencia :
(< alemán Kompetenzbeispiel). Desde el punto de vista de la forma, → ejemplo lexicográfico sin → indicación de fuente, creado por el redactor del diccionario para ilustrar de modo sencillo alguna característica lingüística del → signo lemático. ♦ [Wiegand/ Beisswenger/ Gouws/ Kammerer/ Storrer/ Wolski 2010: s.v. Beispielangabe]. correctamente. «*Debidamente». Con corrección o de manera correcta. ● Se aplica a la manera de *vestir, particularmente de los hombres, cuando es cuidada y como de persona no dedicada a trabajo corporal. ‘Se me acercó un señor correctamente vestido’ (DUE).
ejemplo de corpus:
(< alemán Corpusbeispiel). Desde el punto de vista de la forma, → ejemplo lexicográfico sin → indicación de fuente extraído de un texto auténtico que forma parte de un → corpus. ♦ [Wiegand/Beisswenger/ G ouws /K ammerer /S torrer / W olski 2010: s.v. Beispielangabe y Corpusbeispielangabe].
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Forma y función del diccionario tamiz vibratorio vibrating sieve zhèn dóng shāi fēn s sgm. M. Industria. Máquina que se utiliza para el tamizado constituída por una malla muy fina de acero inoxidable y un motor vibrador. Como la fase oleosa que sale del decantador puede llevar partículas sólidas, es conveniente disponer a la salida del aceite un tamiz vibratorio para separar los pequeños trozos de pulpa y hueso. Sin: malla perforada (DTAO). ejemplo de testimonio :
(< alemán Belegbeispiel). Desde el punto de vista de la forma, → ejemplo lexicográfico formado por dos → indicaciones parciales: la → indicación de texto de testimonio y la → indicación de fuente de testimonio, cuya función genuina es documentar e ilustrar el uso del → signo lemático, ya sea en documentos del pasado o en textos contemporáneos. sin. → autoridad (2); → cita; → indicación de testimonio; → testimonio. ♦ [S chlaefer 2004; W i e g a n d / B e i ssw e n g e r / G o u ws / Kammerer/ Storrer/ Wolski 2010: s.v. Beispielangabe y Belegbeispielangabe]. sacristano, sacrista, sacristan. (Del b. lat. sacristanus) m ‘Sacristán’, Cf. ant. sacristano. 1083? R oda (Yela, p. 64) episcopo domino Remon Dalmaz, et Petro archidiacono, et canónicos de Sancti Vicentii de Roda, sacristano Bernardo Laurentio. 1095 Valladolid (Doc. Igl. Sant. M.a la Mayor, p. 56): Petrus Ricolfus, sacrista, confirmans. [1097] [C. s. XII] Huesca, A. Cat. (Col. Dipl. Pedro I, p. 253): quod maior sacrista dispona de eis [ecclesias] ad suam voluntatem. 1102 Roda (Ibid., p. 366): Eneco, sacrista. 1122 [Zaragoza] Cart. de la Seo (Lacarra Doc. V. Ebro, 1, p. 27): Testes […] De canonicis Villelmus sacrista. 1126 Calahorra, A. Cat. (Ibid., 2, p. 35): Blaschoni qui erat sacrista. 1152
Valladolid (Doc. Igl. Sant. Ma la Mayor, p. 206): Dominicus Johannes, Sacrista, confirmat. 1158 Ibid. (p. 226): Dominico Iohannes Sacristan (LHP). ejemplo de uso:
→ ejemplo ilustrativo.
ejemplo definicional: (< francés exemple
definitionnel). Desde el punto de vista del contenido, → ejemplo lexicográfico en el que se parafrasea el significado del → signo lemático. ♦ [Rey-Debove 1971: 285; Rey 1995: 108]. – Abocinado: Arq V. Arco abocinado. Arco abocinado (es) el que tiene sus frentes semejantes, pero de distinto diámetro, de modo que siendo más ancho por un lado que por otro forma como una bóveda á manera de embudo. Eduardo Saavedra (GDLC)
ejemplo didáctico - enciclopédico :
Desde el punto de vista de la función, → ejemplo lexicográfico cuya finalidad genuina es transmitir información no necesariamente relevante desde el punto de vista comunicativo, pero sí de interés acerca de la realidad o del objeto designados por el → signo lemático, ya sean hechos culturales, históricos (ejemplo 1), o bien procesos o realidades relacionados con las ciencias naturales (ejemplo 2). (1) macedonio, a 1 adj. /s.m. /f. [Historia] De la antigua Macedonia o que tiene relación con este antiguo reino griego: Bajo el mandato de Alejandro Magno los macedonios crearon un gran imperio. Filipo II, padre de Alejandro Magno, reformó el ejército macedonio y extendió su poder sobre las ciudades griegas. ≈ sin. macedónico. 2 adj./s.m./f. De la actual Macedonia, o que tiene relación con esta república que formó parte de Yugoslavia: Los habitantes de Serbia, Montenegro y Macedonia son cristianos ortodoxos (DeS). (2) mendeliano, na adj. De Mendel (botánico austriaco del siglo xix), de sus teorías o relacionado con ellas: La transmisión
114 hereditaria del color de los ojos es un ejemplo de herencia mendeliana (Clave). ejemplo enciclopédico :
(< francés exemple encyclopédique). Desde el punto de vista del contenido, → ejemplo lexicográfico que contiene información extralingüística acerca del objeto o del tema que es designado por el → signo lemático, ya se trate de hechos culturales, históricos (ejemplo 1), o bien de procesos o realidades relacionadas con las ciencias naturales (ejemplo 2). ♦ [Rey-Debove 1971: 276; Rézeau 2005]. (1) respetuoso, –sa I adj 1 [...] [Cosa] que denota o implica respeto [1a y b]. | Espadas SYa 20.10.74, 19: Si el breve reinado de Amadeo intentó un acercamiento respetuoso a la Iglesia..., la primera República acentuó la postura anticlerical. […] (DEA). (2) nociceptor m (Fisiol) Receptor de estímulos de dolor. | Pinillos Mente 65: [Los sentidos del interior del cuerpo] reciben nombres diversos, según la función que desempeñen: interoceptores si informan del estado de las vísceras, propioceptores si informan sobre los movimientos del cuerpo, y nociceptores si lo hacen sobre el dolor (DEA).
ejemplo ilustrativo:
Desde el punto de vista de la función, → ejemplo lexicográfico cuya → finalidad genuina es mostrar información relevante desde el punto de vista comunicativo, con el fin de resolverle al usuario una duda puntual sobre algún aspecto relacionado con la sintaxis (ejemplo 1), el significado (ejemplo 2) o los usos pragmáticos o estilísticos de la palabra representada en el lema (ejemplo 3). (1) hasta prep. ▌1 Indica el término o el límite de lugares, acciones, cantidades o tiempo: Fui hasta la puerta de la iglesia. Me puedo gastar hasta seis euros. 2 Indica
Eduardo José Jacinto García que el dato que a continuación se aporta se considera sorprendente: Hasta mi padre se divierte con este juego. □ SINÓN. Incluso. ▌conj. 3 Seguido de ‘cuando’ o de un gerundio, enlace gramatical coordinante copulativo con valor incluyente: Habla hasta durmiendo. Trabaja hasta cuando está de vacaciones. 4 Seguido de ‘que’, enlace gramatical coordinante copulativo con valor excluyente: el bebé llora hasta que come. [...] (Clave). (2) empujar [...] 2 Incitar, impulsar o presionar a alguien para que haga algo: “Lo empujó para que hiciera la tesis”, “Las circunstancias me empujaron a tomar esta última decisión” 3 Dar fuerza o poder a algo para que aumente o tome mayor importancia: empujar las exportaciones (DEM). (3) [2] che [tʃé] [...] III. Interj. 1. Exclamación usada en Hispanoamérica y en Valencia para dirigirse a alguien, para llamar su atención o para hacer que se detenga en su camino: ¿Qué tiene de malo mi idea, che? ¡Che! ¿Dónde crees que vas? 2. Exclamación usada para expresar sorpresa o disgusto: Pero, ¡che!, ¿cómo se te ocurrió contarle la verdad? [...] (GDUEA). ejemplo lexicográfico:
→ indicación, condensada o no, que muestra al signo lemático en uso o en combinación con otras palabras, y ocupa de manera sistemática la → posición que el autor del diccionario ha reservado a los ejemplos, caracterizándolo tipográficamente como tal a través de recursos usados tradicionalmente con este fin, como el empleo de las comillas, la letra cursiva o el sangrado. ♦ [Rey-Debove 1971; 258-311; Alvar Ezquerra 1982; Nikula 1986; Zöfgen 1986, 1994; Drysdale 1987; F ox 1987; H ermanns 1988; Cowie 1989; Harras, 1989; Martin 1989; Wiegand 1989: 426; Hausmann/ Werner 1991; Jacobsen/ Manley/ Pe-
115
Forma y función del diccionario dersen (1991); Laufer 1992; Minaeva 1992, 2003; Calderón Campos 1994; Bergenholtz/Tarp 1995: 137-142; Rey 1995; Blanco Escoda, 1996; Humblé 1998; Potter 1998; Forgas Berdet (1999), Gutiérrez Cuadrado, 1999; Szende 1999; Prinsloo/Gouws 2000; Garriga Escribano 2001, 2002; Sánchez López 2001, 2002; Bargalló Escrivá 2002, 2007; Silva/Figueroa 2004; W elker 2004: 149-162; H ausmann 2005; Heinz 2005, 2005a; Valadez 2006; Lara Ramos 2006; Model 2009; Robles i Sabater 2011; Jacinto García 2012: 17-70; Potgieter 2012].
La → finalidad genuina del ejemplo lexicográfico puede variar y, de hecho, depende, sobre todo, del tipo de diccionario en el que se encuentre. Así, prevalece la función ilustrativa en los diccionarios didácticos, la función de testimonio en los diccionarios históricos, la función normativa y estética en los antiguos diccionarios de autoridades, o la función didáctica en las enciclopedias, entre otros muchos casos. De hecho, un ejemplo lexicógrafico puede tener más de una función genuina en un mismo diccionario. Por tanto, este puede definirse como un segmento textual multifuncional. ejemplo libre: (< francés exemple libre).
Desde el punto de vista de la forma, → ejemplo lexicográfico formado por al menos un enunciado completo y autónomo desde el punto de vista sintáctico y semántico. ♦ [Rey-Debove 1970: 2526; Heinz: 1995a: 294]. convencer (Lat. «convíncere» compuesto con «víncere» v. «VENCER» (1) («de»). «Persuadir». Conseguir con razones que → alguien se decida a hacer cierta cosa: ‘La he convencido de que se corte el pelo’. [...] (DUE).
ejemplo matriz:
(< francés exemple matriciel) → neutralización. ♦ [Rey-Debove 1998: 249].
ejemplo metalingüístico :
(< francés exemple métalinguistique). 1 Desde el punto de vista del contenido, → ejemplo lexicográfico formado por un enunciado en el que el → signo lemático es mencionado en un acto de reflexión sobre la propia lengua (ejemplo 1). ♦ [Thibault 2005]. 2 Desde el punto de vista del contenido, → ejemplo lexicográfico formado por un enunciado en el que se trata un tema estrictamente lingüístico (ejemplo 2). (1) ALGODONCILLO (d. de algodón): m.
Planta perenne americana, de la familia de las asclepiadas, de hojas anchas, ovales y vellosas, flores de color blanco rojizo y olorosas, y cuyas semillas dan una borra parecida á la del algodón. Algodoncillo de Méjico. Asclepias incarnata L. (Asclepiades). Jard. Miguel Colmeiro Algodoncillo de Méjico. Con este nombre se designa una planta de la familia de las asclepiadeas, la Asclepias incarnata L., que sirve de ornamento en los parques y jardines. Odón de Buen (GDLC)
(2) impropio –pia adj [...]. Se aplica a determinados ns para indicar que no expresan su concepto esencial o normal. | Academia Esbozo 170: Consideramos las palabras en que entran tanto preposiciones propias contra-hacer, ante-cámara, sin-razón, como impropias: hiper-democracia. [...] (DEA).
Los ejemplos metalingüísticos, en su primera acepción, suelen consistir en un enunciado en el que se define la voz representada por el lema, formando así un → ejemplo definicional, o bien se describe alguna de sus características
116 lingüísticas, como su ortografía o su origen etimológico. En estos casos es posible hablar de ejemplos gramaticales. La fuente de los ejemplos metalingüísticos suelen ser a su vez otros diccionarios o tratados gramaticales empleados por el redactor para documentar o describir metalingüísticamente la voz de la cual se está ocupando el artículo lexicográfico correspondiente. estandarización:
Procedimiento por el cual cada → componente de artículo ocupa siempre la misma → posición y es representado con idéntica caracterización tipográfica.
finalidad genuina:
(< alemán genuiner Zweck). Objetivo principal que determina y justifica la selección de un conjunto de datos y su posterior presentación dentro del diccionario. ♦ [Wiegand 1989: 425-426; Tarp 1995; Wiegand 2001; Bergenholtz/Tarp 2002; 2003].
La finalidad genuina es aquella que concibe el redactor del diccionario pensando en las necesidades de un usuario potencial. La finalidad genuina puede referirse a la totalidad del diccionario, pero también a la función esencial de los diferentes componentes primarios y microestructurales, especialmente las → indicaciones. Además de la función genuina, pueden darse funciones secundarias, no contempladas por el autor del diccionario. Esto puede observarse, por ejemplo, cuando el diccionario se concibe como objeto de estudio lingüístico y no como obra de consulta primaria. (< alemán Angabetext). Información lexicográfica que se transmite a través de un enunciado construido según las reglas de la sintaxis propia de la lengua empleada en el diccionario. sin. → texto indicacional.
frase indicacional
Eduardo José Jacinto García
♦ [Wiegand 2005: 330-333; Wiegand/ Fuentes Morán 2009: 48]. Barriga.- Vientre; palabra que solo se usa entre los médicos ó al referirse al materno. Los españoles dicen dolor ó mal de vientre ó de tripas, y nosotros uniformemente dolor de barriga. Tan fuerte es en los españoles la afición á decir vientre por barriga, que uno de los epígramas [sic] de Baltazar [sic] de Alcázar se titula: «A uno muy gordo de vientre.» (DP). fuente lingüística: Texto, oral o escrito,
que refleja los usos referenciales del léxico de una lengua y que se utiliza en la fase de preparación del diccionario para documentar unidades léxicas y deducir información lingüística o enciclopédica sobre ellas. ♦ [Porto Dapena 2002: 105-115].
fuente metalingüística:
Texto escrito, generalmente un repertorio lexicográfico, utilizado en la fase de preparación del diccionario para recopilar información gramatical o semántica de unidades léxicas concretas. ♦ [Porto Dapena 2002: 115-118].
identificador: (< francés identificateur).
→ indicación parcial insertada dentro de la → indicación de origen de fuente, que contiene información sobre el nombre del autor y el título de la obra, con el fin de que el usuario identifique la procedencia del testimonio empleado para documentar el → signo lemático. ♦ [Bray 1995: 192].
indicación:
(< alemán Angabe). → componente de artículo que consiste en un segmento textual funcional condensado que se puede aislar y reconocer mediante el llamado método de → segmentación posicional-funcional y cuya → finalidad genuina es transmitir una información lexicográfica determinada.
Forma y función del diccionario
♦ [Wiegand 1989: 427-428; Wiegand 2005: 203-217]. Toda indicación forma parte de una → unidad de tratamiento lexicográfico, siendo la indicación la información nueva a la que el usuario llega a través de una → dirección, generalmente el lema, que constituye la información ya conocida. indicación de argumento verbal: En las
→ neutralizaciones y en las → indicaciones de estructura actancial, unidades que forman clases léxicas que representan los posibles actantes inherentes del verbo. ♦ [Porto Dapena: 2002]. empachar. v. 1. tr. [~ una comida (suj.) a alguien (od.)]. Causarle empacho o molestias estomacales. [...] (DCor).
La indicación de argumento se relaciona con los conceptos de clasema y archilexema definidos por Eugenio Coseriu. Se trata de palabras que expresan nociones como ‘animado’ o ‘inanimado’ (en los diccionarios: persona/alguien o cosa, respectivamente), ‘ser humano’ y ‘animal’ (en los diccionarios: persona/ alguien o animal) u otros argumentos de significado más concreto. Determinados verbos presentan en su estructura actancial una selección léxica determinada, formando lo que, también en la terminología de Coseriu, se denominan solidaridades léxicas de afinidad. Cuando el argumento del verbo permite, en un diccionario bilingüe, discriminar entre varios equivalentes, la indicación de argumento verbal puede expresarse a través de un → categorizador de cotexto. indicación de cotexto:
(< alemán Kotextangabe). Información que ilustra las posibilidades combinatorias del signo lemático con otras unidades para formar
117 combinaciones libres, colocaciones o solidaridades léxicas. ♦ [Hausmann/ Werner 1991]. (1) mitigar [mitiˈɣar] francés neutralisation) → ejemplo lexicográfico que consiste en una frase compuesta por un verbo en infinitivo y la indicación de uno o varios complementos obligatorios representados a través de → indicaciones de argumento verbal. ♦ [Rey-Debove 1971: 303-306].
Orgullo, -a [orˈɣuʎo] m (1) (satisfacción) Stolz m (por/de) auf + akk); [...] sentir ~ por alguien/algo stolz auf jdn/etw sein; tener el ~ de... stolz darauf sein, zu.... [...] (Pons 2009). Déclarer [deklaRe] v. tr. – V. 1250; lat. declarare, de de- intensif et clarare «rendre clair», de clarus. → Clair. ♦ Faire connaître (un sentiment, une volonté, una verité) d’une façon expresse, manifeste. [...] Déclarer ses sentiments, ses intentions à qq. → confier. – (1661). Specialt. Déclarer son amour, sa passion à qqn. → Déclaration, cit. 6 (et ci-dessous, cit. 5). – Déclarer son goût pour qqch. [...] (GR 2001).
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Forma y función del diccionario
Este tipo de ejemplo recibe su nombre por el proceso de simplificación que sufre el enunciado al convertirse en su mera estructura argumental. Se eliminan los nombres propios y los adverbios que no son obligatorios. Las neutralizaciones sirven de modelo para producir enunciados concretos, añadiendo el usuario la información de la que carece el ejemplo basado en la neutralización. nómina de autores :
→ componente primario del diccionario, en el que se registra alfabéticamente el conjunto de obras que se han consultado para la eloboración del diccionario.
papeleta:
Hoja de pequeño formato que se emplea durante la preparación del diccionario y en el que se recoge la información básica sobre una determinada unidad léxica, como por ejemplo una definición provisional o los diversos testimonios en los que aparece.
papeletización:
Fase de la preparación del diccionario durante la cual se recoge en → papeletas información básica sobre las unidades léxicas que se van a registrar, como por ejemplo la definición provisional y los diversos testimonios en los que aparece.
posición (indicacional):
Lugar fijo que ocupa una determinada clase de → indicación dentro del artículo lexicográfico en virtud de la → estandarización de este. ♦ [Fuentes Morán 1997: 58].
principio de autoridad:
Uno de los → principios lexicográficos de garantía, según el cual la selección de unidades léxicas viene determinada en el diccionario por el testimonio de un número concreto de autores (→ autoridades) reconocidos en un canon por parte de la élite social. ♦ [Jacinto García 2012].
principio de corpus:
(< alemán Corpusprinzip). → principio de documentación. ♦ [Wiegand/Kučera 1981: 100101; Wiegand/ Beisswenger/ Gouws/ Kammerer/ Storrer/ Wolski 2010: s. v. Corpusprinzip].
principio de documentación:
(< alemán Corpusprinzip). Uno de los → principios lexicográficos de garantía, según el cual todo diccionario de nueva planta debe construirse sobre una base documental, y no exclusivamente a partir de la competencia de los redactores o la consulta de otros diccionarios, con el fin de garantizar así la fiabilidad de los datos ofrecidos. ♦ [Wiegand/Kučera 1981: 100-101; Wiegand/ Beisswenger / G ouws / K ammerer / S torrer / Wolski 2010: s. v. Corpusprinzip].
principio de indicación de las fuentes:
(< alemán Quellennachweisprinzip). Uno de los → principios lexicográficos de garantía, según el cual deben hacerse explícitos en un lugar específico del diccionario los títulos de las obras consultadas al elaborar el diccionario, con el fin de aumentar la fiabilidad de los datos ofrecidos. ♦ [Wiegand/Kučera 1981: 100-101].
principio de testimonio:
(< alemán Belegprinzip). Uno de los → principios lexicográficos de garantía, según el cual cada acepción de una voz debe documentarse a través de al menos un → ejemplo de testimonio. ♦ [Wiegand/ K učera 1981: 100-101; W iegand / B eisswenger / G ouws / K ammerer / Storrer/ Wolski 2010: s. v. Belegprinzip]. De los tres principios lexicográficos que se aplican hoy en día, el principio de testimonio es aquel que aporta un mayor grado de fiabilidad sobre los datos que
122 ofrece el artículo lexicográfico. El principio de testimonio va unido por propia definición a los diccionarios históricos. Un diccionario de codificación sincrónico debe también incluir testimonios de uso. Igualmente, los diccionarios de regionalismos y los diccionarios de especialidad pueden apoyar sus informaciones con testimonios, especialmente cuando tienen un enfoque histórico. En cambio, no se recomienda su uso en diccionarios didácticos, especialmente aquellos que van dirigidos a aprendices muy jóvenes o que poseen escaso nivel de dominio de la lengua. principio lexicográfico de garantía:
(< alemán lexikographisches Prinzip). Criterio que se aplica durante la fase de elaboración del diccionario para probar la autenticidad de la información que se da en el interior de los artículos lexicográficos, y que consiste en un uso racional de las fuentes. ♦ [Wiegand/ Kučera 1981: 100-101].
Los principios lexicográficos de garantía son cuatro: 1) → principio de documentación o de corpus; 2) → principio de indicación de las fuentes; 3) → principio de testimonio: 4) → principio de autoridad. segmentación exhaustiva posicio nal-funcional:
Método que consiste en la identificación y delimitación de los → componentes microestructurales, especialmente de las diferentes clases de indicaciones de un artículo, a través
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del análisis de la posición estable que ocupan en él y de sus correspondientes → caracterizadores microestructurales. ♦ [Wiegand 1989: 338-340; Wiegand/ Fuentes Morán 2009: 50]. signo lemático:
(< alemán Lemmazeichen). Unidad léxica que constituye el tema principal de todo artículo lexicográfico y que puede aparecer en diversas instancias de uso, especialmente como → lema o dentro de un → ejemplo lexicográfico. ♦ [Wiegand 1983].
sintagma: (< francés trançon) → ejemplo
condensado basado, por regla general, en una → combinación libre (ejemplo 1) o en una → colocación (ejemplo 2) [Rey-Debove 1971: 302-303].
(1) lanzamisiles (plural lanzamisiles) adj. / s. m. [Instalación] que es utilizada para lanzar misiles: un submarino lanzamisiles. sin. Lanzacohetes (Salamanca).
(2) supino, na adj. 1 [...]. 2 ELEVADO. Que es muy grande, enorme: tontería supina, ignorancia supina. [...] (Salamanca). testimonio:
→ ejemplo de testimonio.
texto indicacional:
(< alemán Textangabe) → frase indicacional.
unidad de tratamiento lexicográfico:
(< alemán lexikographische Bearbeitungseinheit): Conjunto formado por dos → componentes microestructurales, una → dirección y una → indicación, entre los que se establece una relación tema-rema. ♦ [Hausmann/ Wiegand 1989: 228].
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Acabóse de imprimir este libro Torrdonjimeno, del antiguo reino de Jaén, en los talleres de Gráficas La Paz, el día 6 de febrero, festividad de los veintiséis mártires del Japón, crucificados en Nagasaki el 5 de febrero de 1597. Año 2015. en la ciudad de
Laus Deo