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Spanish Pages [366]
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•í^l^i?^IS?jfctá This book is due at the LOUIS R. WILSON LIBRARY on the last date stamped under "Date Due." If not on hold it may be renewed by bringing it to the library.
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University of North Carolina at Chapel
Hill
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http://archive.org/details/estudiossobreperOOarca
PEDRO
M.
ARCAYA
ESTUDIOS SOBRE PERSONAJES Y HECHOS DE LA HISTORIA VENEZOLANA
f-C PEDRO
M.
ARCAYA
ESTU DIOS SOBRE
PERSONAJES
Y
HECHOS
DE LA HISTORIA VENEZOLANA POR EL DOCTOR
PEDRO MANUEL ARCAYA DE LA ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA
.eN®v.
CARACAS Tipografía "Cosmos' 1911
•
ACC
Library, Univ. of
North Carolinm
No me
nada valen,
sé que
por vcni¿a
A. J.
La
la
República.»
la
conducta de Alonso Gil á
la
cabeza
compañía que mandaba en este batallón debió ser notable pues días después recibió el siguiente oficio que original tenemos á la vista "República de Colombia. "bertadordel Perú.
— Cuartel
—
Ausiliar Li-
Ejército
jeneral
en
Guamanga
á
"19 de diciembre de 1824-14. "Al Capitán déla 2- compañía del Batallón «Ca'racas^)-
Alonso
G;i.
"Atendiendo
á
los
tr.éritos
servicios de V. y
y
"á su distinguida comportación en la batalla de
"CUCtiO que ha dado "en nombre de 5. E. "bierno de
"Teniente
la
la el
libertad
la
Perú, he venido
LIBERTADOR
República en
Coronel con
al
concederle
antigüedad del
"corriente.
86
Ni h-
y el
del
Go-
grado de nueve del
ALOXSO GIL
"Este oficio servirá á V. de título en forma, mien-
que aprobado su ascenso por
'tras
'"premo,
le
espide
el
Gobierno Su-
correspondiente despacho.
el
"Dios guardo á V.
"ANT?
J.
DE SUCRE.
"AGUSTÍN GERALDINO. "Srio.
"Anotado en elE.M.
J.
"El Corl. Jefe,
"FRCO.
Bolívar
de 1825
le
OCONOR
(?)»
la Paz el 27 de agosto Ayacucho y el mismo día lo Orden de Libertadores de
concedió en
medalla de
la
B.
nombró miembro de
la
Venezuela.
Santa
Cruz
lo
Bolívar por decreto
condecoró
tiembre de 1826 "para que gullo por
"heroica "tirla
á
la
(la
parte
que
lleno
medalla de
la el
de un
V-
de se-
noble or-
ha cabido en empresa tan
le
independencia del Perú), pueda trasmi-
sus descendientes
"recompensa
con
expedido en Lima
como un testimonio de
á sus virtudes.»
Causará extrañeza
é
quienes hayan recorrido las co-
lecciones de documentos de Blanco-Azpurúa y O'Leary 87
PEDEO M. AKCAYA
que haya sido ascendido Alonso Gil por su conducía en Ayacucho y no conste asi en la nómina que figura en la página 454 del tomo IX de la primera colección citada y en
la
página 592, tomo XXII de O'Leary
pero cesará esa extrañeza
indicados en
al fijarse
que
ascensos
los
dicha nómina fueron los primeros que
accfdó Sucre á
los
principales Jefes del
Ejército y
algunos oficiales que sin duda combatirían ta
;
pero
agrega
que
"nes las noticias de
pasarse
"al
divisio-
los señores Oficiales
"que se han distinguido se concederían
su vis-
á
por las
y
tropa
promo"ciones á que fuesen acreedores." En estas promociones posteriores quedó comprendida la de Gi pues no deja duda el documento auténtico que arrilas
ba inseríamos. Pero él
sí
ocurrió y creemos que no solo
sino también cuanto á los
cuanto á
demás que obtuvieron
ascensos análogos, que efecto, a{
robar los
creto de
con
el
quedaron virtualmente sin Congreso de Colombia se limitó á primeros que concedió Sucre en su De-
porque
el
premios. Las demás
promociones
carácter de provisorias por este Jefe,
hechas
como
la
quedaron olvidadas Amortiguado el entusiasmo de los primeros días nadie volvió á mencionar los héroes de Ayacucho. Se iniciaba la épode
Gil,
ca de las rivalidades y rencillas intestinas.
Lo
cierto es
que en 1827 en lugar
del
grado de
Teniente Coronel que había querido darle Sucre, tenía en Caracas Alonso Gil
mandante graduado"
del
el
de "Capitán
Batallón
bertador, por despacho otorgado
primer Co-
«Junín». El Li-
en esa
Capital
el
ALOXSÜ GIL
26 de enero de dicho año
Comandante vivo y En 1830
el
General Páez
«Primer Comandante
En 1836 Luego,
el
lo
ascendió á «Segundo
efectivo.» le
dio
efectivo» del
falleció en
el
empleo de
mismo
Coro Alonso
Batallón.
Gil.
olvido!
CORO,
—^-^^^^--^
1906.
LOS CACIQUES DE CORO
LOS CACIQUES DE CORO
Sabido es que conservaron
como
españolas de
las leyes
honor
de
título
el
Indias
de Cacique,
que con preferencia se dabaá los Jefes de las parcialidades indígenas que ocupaban estos países al tiempo de
la
conquista y á sus descendientes.
Las tribus caquetías que poblaban las regiones
que hoy es Estado Falcón, reconocían como caudillo á Manaure, Manaore ó Manabre, que de
de
lo
estos diversos
modos
escriben su
nombre
los his-
toriadores primitivos.
Parece que su autoridad no era heredada sino
que
la
debía á su fama
que
indios
sanar
de hechicero,
á su voluntad podía hacer
creyendo los
que
lloviese,
enfermedades y efectuar toda suerte de mila-
gros.
De cualquier modo que bernaba con
él,
como fué
tan fácil á
Conocidos detalles son traído en lujosa
sea, lo cierto es
Ampies los
de
que go-
Por eso, entendido
señor absoluto. la
la
fundación de Coro. fastuosa visita, que
hamaca por escogido número de sus
subditos y portando valiosos obsequios, hizo Indio al conquistador español. 93
el
Jefe
::
PP:T)P,0
Sobre
el
particular
trofas del poeta cronista
M.
AllCAVA
son
curiosas algunas es-
Juan de Castellanos.
Después de referir que Ampies vino á Coro con ayuda de un indio principal, señor de fiureburebo (hoy Jurijurebo) en Paraguaná, que después de bautizado
se
llamó
D.
Fernando García, con
el
cual
había Ampies entrado en tratos por haberle devuelto
sus
hijos,
habían
Ampies como á D.
y herinana que unos españoles y llevado á Curazao donde residía dueño de esa isla, dice, con relación
mujer
robado
Fernando García y
la india
Doña Teresa:
"Estos trajeron al cristiano bando Al indio que Manaure se llamaba, El cual sobre caciques tuvo mando y toda la comarca subyectaba Y hízolo venir el Don Fernando A cuanto nuestra gente deseaba Fue Manaure varón de gran momento, De claro y de sagaz entendimiento. Tuvo con españoles obras blandas, Palabras bien medidas y ordenadas En todas sus conquistas y demandas Temblaban del las gentes alteradas Hacíase llevar en unas andas Con chapas de oro bien aderezadas, Y el amistad y paz después de hecha :
:
La tuvo con Usaba de
cristianos
muy estrecha.
real magnificencia,
Sin se le conocer parecer vario, A sanos y á subyectos á dolencia Siempre les proveyó lo necesario De tal manera, que sin advertencia Se hizo poco á poco tributario Pero jamás disgusto ni molestia Pudieron perturbarle su modestia. Nunca vido virtud (jue no loase, :
:
Q4
LOS CACIQUES DE COKO
Ni pecado que no
Jamás palabra
lo corrigiese
;
dio que la quebrase,
Ni cosa prometió que no cumpliese en cualquier lugar que se hallase Ninguno le pidió que no le diese En su mirar, hablar y en su manera. Representaba bien aquello que era.
:
Y
;
Ampies, Tiendo persona tan urbana. En medio de tan rudo barbarismo, Pióle noticia de la fe cristiana, Siendo bien instruido por él mismo Y después recibió de buena gana El agua del santísimo bautismo Llamóse P. Martín y después desto Baptizó de su casa todo el resto. Demás de la muger, hijas y hijos, Se baptizaron todos los vasallos Que tenia por granjas y cortijos
;
:
;
Corrieron españoles los caballos Por más solemnizar los regocijos El Pon Martín holgaba de mirallos, Admirado, suspenso y espantado Pe ver irracional tan bien mandado. Fue siempre del Ampies amigo caro Satisfaciendo bien sus voluntades, Pe todos clementísimo reparo Y socorro de sus necesidades No supo de sus bienes ser avaro Ni maculó jamás las amistades Fue ílel en palabras y en el hecho libre de maldad siempre su pecho.» ;
:
;
;
Y
Menos conocida tocó
blicado
el
era la suerte
que en
lo
sucesivo
Pero los documentos que ha pu-
á Manaure.
moderno
editor
español
de
la
Historia
Conquista por Oviedo y Baños, dan luz en esta materia. En efecto, allí se ve que Ambrosio
de
la
Alfínger despojó
á
Manaure de varias 95
canoas de
PEDRO
ARCAYA
M.
SU propiedad y las mandó á vender al pueblo de AAaracaibo y luego prendió al Cacique, el cual tan
pronto como recobró
dose gran cantidad de en
ticulados la
libertad se alzó, retirándose
la
montañas con muchos de
á las
pesquisa
el
lleván-
hechos fueron ar-
de testigos para alemanes en la residencia Tolosa les tomó Pérez de
interrogatorio
contra
que por comisión
los suyos,
oro. Estos
los
real
en 1545. ¿
A cogió
Adonde creer el
fué á parar
Padre Jacinto
Llanos que corren entre la
el
cacique Caquetío ?
que un siglo después
las noticias
Carvajal, llegaría hasta los
Sineruco y
el
leyenda situaba una laguna
de «Caranaca.»
re-
el
Meta, donde
misteriosa
llamada
"Está circundada y fortalecida esta
"laguna (dice Carvajal en su libro «Descubrimiento
una bellicossissima nación de habita, a los quales nombran caque-
"del Río Apure»)
"yndios que
la
de
"tíos y los naturales
"los
mismos
de los llanos
yndios,
Ay
le
tradiciones
llaman tiaos á
que aquestos
"proceden de una inmensidad de indios que se re"tiraron de la ciudad de Coro a la venida primera de "los
españoles a las conquistas de estas partes. El
este retiro a tan crecido nú"mero de jentes se llamava el gran Manavre, cuya "memoria vive por estas partes muy fresca. Passo
"cacique que indujo á
"en prosecución de su retiro por los llanos de Apure, "assi por esta
como por
"ser tanta
soberanía de aqueste cacique y tan
"cid©
el
la
la
otra
vanda
del,
adonde por
gentío suio, e visto yo cerros hechos a
cre-
manos
"de sus yndios, para yr haciendo noche por los llanos 96
LOS CACIQUES DE CORO
Apure, que para caminar de día
"de
Y
"ombros sus yndios en guandos "pressumir ''ñorean
que son
cargavan a
me
es fácil
yndios caquetíos los que se-
celebrada
la
le
assi
como riquissima laguna
''Caranaca, para cuyo hallazgo de señorío
de
tan opu-
salieron de la ciudad y provincia de Coro, "adonde ay opiniones que dejo ocultos este gran "cacique ó emperador de aquella tierra toda y gran "Manaure grandiosísimos tesoros." Decíase que en
"lento
la
laguna de Caranaca habían arrojado los
montones de oro y
así se ve
Dorado, deformada,
Mas no
la
que era
que recogió
Manaure
es imposible que
el
la
indios
leyenda del
Padre Carvajal.
llegase hasta las
regiones del Meta ya que desde Coro hasta allá es-
taban esparcidas las tribus caquetías y ya que aún sobre las que moraban fuera de los límites del hoy Estado Falcón parece haber alcanzado nuestro cacique sino efectivo dominio,
Pero
si
sí
respeto é influencias.
es indudable que
de las comarcas corianas,
Manaure
quejasen algunos deudos suyos. Lo cierto es que ya en la segunda siglo
16
como primer
figuró
se ausentó
es posible que
cacique,
en
ellas
mitad con
del
título
despachado por
el
caquetíos de
provincia de Coro, un indio llamado
la
Don Sancho de Le nito
Uriacoa.
sucedió
Don Luis
Gobierno español, de los pueblos
en
el
cacicazgo su hijo primogé-
quien
Caguallo,
1635, por no tener hijos,
Don Juan Martínez Manaure. mogénito, llamado también 97
después abdicó, en
en favor de su hermano
A
éste siguió su pri-
don Juan Martínez Ma-
PEDRO
M.
AECAYA
naure, á quien, á su vez, heredó
Juan por
Cacicazgo, ante
el
e desparraman en pequeños grupos Y nos parece columbrar el alma nacional, extraña luetas feroces de
entidad psicológica, aún no estudiada, con su faz lu-
minosa vuelta sos
que miran
al al
sol
del
ideal y
sus lados tenebro-
insondable abisnio de
la
CORO, 106
barbarie1906.
Imperialismo Norte-americano
IMPERIALISMO KORTE-AMERICAN O
Grande alarma han causado
las publicaciones del
periódico americano The Sun, en las que se advierte
que ya las miradas de los hombres de Estado de ia Gran Nación Anglo-americana comienzan á dirigirse considerándolos como
hacia estos pueblos, propicio para
el
que informan su
política exterior.
Reviste pues, capital importancia
esas tendencias tiene
lidad
pueblos
la
campo
desarrollo de las nuevas tendencias
hondas
raíces en
el
el
de
averiguación
la
y
estudio de si
en
rea-
seno de aquellos
idea de engrandecimientos territoriales,
capaz de poner
en peligro
existencia de las na-
la
cionalidades latino-americanas,
A tículo, lo
ese
nos
análisis
concretaremos en este ar-
tomando como base de nuestras apreciaciones
que encontramos expuesto por eminentes pensacuyas ideas, por la autoridad de
dores del Norte,
sus propagandistas,
y
el
frecuencia con que se expresan
la
entusiasmo con que
debemos admitir que son sas pobladoras de
la
Federación Anglo-sajona.
Pocas previsiones confirmadas
como
las
por
los
acoge, por fuerza que privan en las ma-
se las las
han
de estadista
hechos
que en V^enezuela formuló 109
quedado
tan espléndidamente el
ilustrado Doc-
PEDRO
31.
AKCAYA
tor Ricardo Becerra con ocasión de la guerra hispano-
americana. Cuando
muchos cerebros desprovis-
en
tos de sólidas nociones históricas y solo saturados de añejos y ya ridículos odios contra España, halla-
ba
fácil
acogida
dos iban
de que los Estados Uni-
especie
la
arriesgar
á
la
vida de sus marinos y sol-
dados, y principalmente á gastar sus dineros, en una guerra con España para libertar á cubanos y tagalos, pueblos en toda época despreciados por los
sajones y cuando, por admitir esa absurda especie, se
le
daba absolución
á las
más
flagrantes viola-
ciones de todas las reglas constitutivas del
moderno
derecho de gentes, cometidas abiertamente por
americanos
al
declarar aquella guerra, fué
los
entonces
cuando la autorizada palabra del Doctor Becerra se dejó oír, denunciando los propósitos de los Estados Unidos como muy apartados de encaminarse á la independencia de las colonias españolas tituirse ellos
en
el
dominio de
meses han trascurrido y
la
ditigidos á sus-
y
esas tierras. Pocos
ocupación militar de Cuba
y Puerto Rico y los fusilamientos en Filipinas, donde los indígenas combaten al extranjero invasor é incendian las ciudades de su suelo para librarse de ajeno yugo, como antaño hiciéronlo Sagunto y Numancia, todo esto ha venido á demostrar cuan en lo cierto estaba Becerra y cuan lejos de la verdad andaban los que suponían en Mac-Kinley el caballero andante de estos tiempos, presto á pelear por la libertad
Y
de pueblos extranjeros.
ahora, triunfantes de España los Estados Uni-
dos, fuertes
en
la
por
el
apoyo moral de
confianza que les inspira lia
la
la
Inglaterra y
potencia de sus
niPEEIALISMO NORTE-AMERICANO
máquinas de guerra y forman
el
oro de sus arcas, no
el
miras de expansión
misterio de sus
objetivo de su política
hacen
que
territorial
Y no
internacional.
ocultan que esa expansión habrá de efectuarse á costa
de las nacionalidades latinas de este continente.
Es esta ya una doctrina que tiene su nombre unos y expansión para otros que •
imperialismo para
;
más
tiene sus apóstoles reclutados entre las
sonalidades
alta^ per-
de aquel país; que cuenta con partida-
convencidos entre los cuales figuran en primer
rios
término
Mr.
Mac-Kinley y sus compañeros de Goque tiene adversarios que la
bierno. Naturalmente
oposición á im-
rechazan rudamente, los cuales en
tomado como palabra de
perialismo, han
de
americanismo.
Pero
cierto
lo
los imperialistas cuentan con
la
Cada día ganan terreno en
ción.
orden
parece
ser que
mayoría de la
la
la
Na-
conciencia
po-
pular.
Oigamos la
los expositores del Imperialismo ó
expansión,
palmente
de
cuyas las
ideas
las
dos Revistas:
tomamos The Forum
de
princi-
y The
North American Review, en que colaboran los más reputados publicistas yankees, casi todos profesores de las Universidades de
sonalidades de
viso
.
mayor renombre ó
en otros
órdenes
per-
de aquella
sociedad.
Siempre han tas
tenido
cuidado los propagandis-
de doctrinas políticas entre los pueblos sajones,
de apoyarse en las tradiciones del pasado, sea para
de
demostrar que sus las
que han
opiniones son
venido
el
practicándose de 111
desarrollo
antiguo,
PEDRO
sea
comprobar
para
AP.CAYA
ir.
que
logas á las supuestas de
en
circunstancias aná-
actualidad,
los
hombres
venerados del pasado habrían obrado en el sentido de las doctrinas nuevas, por más que en su tiempo hubiesen procedido de distinta manera. Es esto lo que hace Mr. Charles Kendall Adams, Presidente de la
Universidad de Visconsin, en
el
número de marzo
último de The Formn, con un artículo titulado Colonies
and other Dependoncies,
siguientes
del cual
párrafos: "Nuestra
"la historia
traducimos los
historia
nacional
es
de nuestra expansión. Es probable que
"Washington jamás pensase en la posibilidad de que "obtuviésemos tierras al Oeste del Missisipí. Cierta"mente que ninguna disposición se insertó en la "Constitución que se relacionase
"nuevos dominios. Pero "política de
"Basta
á pesar
el
manejo de
expansión desde los comienzos del
enumeración de
la
con
de esto, iniciamos
las diversas
la
siglo.
adquisiciones
"con sus respectivas fechas, para demostrar que esta "política
no ha sido
"ó cual
período ó partido.
"en 1803, "xión
la
característica accidental de tal
la
La
compra de Luisiana
adquisición de Florida en 1819,
de Texas en 1845,
la
la
ane-
adquisición de Oregón
"en 1846, las de California y Nueva México en 1848, "ia compra Gadsden en 1853, lo de Alaska en 1867;
"han sido hechos por "cado
la fijeza
los cuales
"bién se ha aumentado en
"para
el
El cial
que
que se hizo autor
no solo se ha indipolítica, sinotam-
de nuestra conducta
la
los
del doble el territorio
como una
ley providen-
Estados Unidos á
dominar otros
cree en
lleva á
más
Constitución."
algo
112
IMPBUIALISMO NORTE-AMERICANO
pueblos para bien de
deque
americana que nadie
A
humanidad.
la
principio fundamental
es
en
ha intervenido,
en buena
cuencia,
pueblos
metérseles, contesta así: ''da
Ya
la
for-
impedir á los Esta-
que no deseen sodijo Guizot, que "nahistoria que la lógica",
lógica
la
cuya
cuya conse-
y
el
aferramiento
espantajo de los hombres de Estado de es-
''son el
'^casas dotes intelectuales.
"se
lo
hay que atormente más
"y también es cierto que
en
principio
lógica, sería
dos Unidos gobernar
objeción
democracia
puede ser obligado á sujetar-
se contra su voluntad á un gobierno
mación no
la
la
toma una
frase ó
Desde
máxima
"ción primitiva para aplicarla
el
momento en que
fuera de su significa-
como perpetuo
control
"de todos los asuntos corrientes, se cae en un sisíe-
"ma de "tarán
inerte doctrinarismo.
el
Pocos americanos obje-
principio general de que los gobiernos
deri-
"van su justo poder del consentimiento de los go"bernados, pero
hemos impuesto un gobierno
"negros é indios, sin tomarnos
el
"su consentimiento. Pudiéramos
á los
trabajo de pedirles
más
y decir "que las mujeres del país son gobernadas por leyes ir
lejos
"para las cuales no se ha tomado su parecer."
Admira Mr. Adams la organización colonial inglesa y desea que los Estados Unidos la imiten, y fundándose en el ejemplo de la misma Inglaterra y el de la antigua Roma, combate la idea de que la expansión territorial pueda ser causa de debilitación de la potencia americana. No duda que los Estados Unidos lograrán apropiarse los perfectos métodos de administración de los ingleses, pues dice que el 113
PEDRO
M.
americano no
pueblo
AKOATA
podría
que
admitir
exista
ningún probiema político ó social cuya solución le sea imposible. Termina este artículo con los siguientes párrafos: "Es
incuestionablemente
querer del
el
"pueblo que debemos guardar y apropiarnos lo que "hemos tomado. Esta política está de acuerdo con la
medio de repetidas aneel Pacífico. En los siGrande Océano del Oeste quizá
"inflexibilidad del destino. Por
"xiones
hemos avanzado
"glos venideros "llegará á
Este.
"el del
el
ser tan
A
hacia
importante comercialmente
avanzar más aún
nos impele
como la
"interrumpida tendencia del país. Dejar de coger
"que
la
no lo
fortuna del estricto derecho de guerra nos ha
"dado, sería
detener
la
gran corriente
de
histórica la
mejor de
"las oportunidades y confesarnos inhábiles
La su-
engrandecimiento, desperdiciar
"nuestro
"pervivencia de los mejor dotados parece ser una ley
"de "lo
naciones
las
como de
ha advertido Mr. Kidd,
los individuos. la
Conforme
zona templada está ya
"ocupada. Los prodigiosos descubrimientos con que "la ciencia
ha hecho adelantar recientemente
las
ma-
"nufacturas y los medios de trasporte están obligan-
"do á un movimiento hacia los trópicos, "historia
tal
como
la
no recuerda otro mayor."
"¿No tomará el pueblo de los Estados Unidos parmovimiento universal? Y si participa de
"te en ese "él
dejará sin protección sus intereses distantes?
"es dificultoso predecir
Y
la
No
solución de estas cuestio-
movimiento no es imperialismo sino sim"plemente la aplicación de los métodos del gobierno "republicano á gentes que jamás han conocido otro
"nes.
este
114
—
IMPERIALISMO KORTE- AMERICANO
"sistema que
En
anarquía,
la
misma
la
la
rapacidad y
crueldad."
la
Forum
entrega de The
el
Profesor
Rovve, de la Universidad de Pensilvania, publica
L. S.
un artículo bajo el mote: Influence of the war in our pablic Ufe. Encuentra que las consecuencias de extremo la guerra con España han sido por todo beneficiosas para
la
vida pública de Norte América,
por cuanto han desarrollado un intenso sentimiento
que pone á
de nacionalismo,
la
República en capa-
antiguo se venía trabajando para inspirar
al
que de pueblo
americano
el
mundo,
cidad de ejecutar grandes empresas.
pero que
deseo de poder é influencias en
el
guerra última es
la
despertar con fuerza celente política
que ha logrado hacerlo
la
irresistible,
de
ello el lo
visto
halla ex-
cual
así se apartará la
de su patria de las mezquindades
más
para asumir responsabilidades
por
lo
porque opina que
autor,
el
Dice
internas
altas,
elevándose
nivel de la moralidad cívica, á
semejanza
que ha sucedido en Inglaterra, que es por el
pueblo
"en que
para los americanos.
"en un
Inglaterra y
lento pero incesante proceso los
Estados Unidos han de-
"sempeñado y seguirán desempeñando "importante "anarquía,
:
la
la
sustitución
instabilidad y
del el
"tras adquisiciones territoriales 'centuria,
las
lo
El úl-
termina este escritor, representa una
timo conflicto, de las etapas
ideal
la
papel
desgobierno.
durante
declaraciones de 1823
"tablecimiento de
el
orden social
la
más á la
Nuespresente
y 1865, el esen la India,
influencia inglesa
"China y Egipto, no son sino períodos de un gran "movimiento un movimiento que nos llevará inevi115
PEDRO
América fue
"conflicto
ARCA YA
á nuevas responsabilidades en
''tablemente ''de la
M.
latina.
—Visto
incontenible
los asuntos
bajo ebte aspecto
como
guerra
la
e!
escla-
vista."
Efectivamente, para quien haya estudiado atenta-
demo-
mente
el
cracia
norte-americana, es manifiesto que sus idea-
les
desenvolvimiento histórico de
han sido
los
mismos
que ambas naciones son carácter Cierto
se
es
pueblo inglés, como
del
de
la
misma
la
raza cuyo
ha conservado fundamentalmente igual. que en la administración pública inglesa
existe
una mucho mayor suma de moralidad que
en
americana, pero ésto se explica por
la
antigua serie de tradiciones respetables sólida base de
los
mente,
menos
á
lo
gobiernos el
ingleses.
poder
más más
la
y Pero realla
judicial
de
los
Estados Unidos tiende cada vez más á igualarse gran modelo inglés.
Por
lo
bres, religión, leyes, jurisprudencia, todo se
Y
en Norte América á Inglaterra. iguales sus defectos entre los
primera línea despreciar
de
las
cuales
color
como
el
en
sajón, que les hace
razas inferiores á las
principalmente
extranjeras,
(indios y negros)
y
mestizas,
se cuenta á las poblaciones
Sur América. que forma
las razas
asemeja
también son
así
cuales descuella
inmenso orgullo
y considerar
suyas, todas las
el
al
demás, idioma, costum-
Ese mismo orgullo y fondo del carácter de
la
entre
de Centro y religiosidad
las razas sajo-
nas (sus enemigos dicen que es hipocresía), les han hecho concebir como una misión de lo alto, la de
subyugar éstas que juzgan razas 116
inferiores.
IMPERIALISMO NORTE-AMERICANO
Y como el
deseo del
también lucro,
aguijonea
vemos que
á
sajone-i
los
consideracio-
á las
nes morales y místicas, se unen en extraño conjunto otras de puro interés propio. Así se advierte por ejemplo en berlain,
na la
la
el
célebre Ministro inglés Mr.
Cham-
que ora proclama como una necesidad huma-
alianza de los
grande obra de
pueblos que hablan
inglés,
la civilización tropical (artículo
blicado en Scribner's
Magazine, de
New York
^/z
puy
la
Revue des Revaes, de París, en diciembre último), ora indica como una útil operación mercantil la ocupación de todas las tierras que puedan acapararse, sosteniendo la teoría de que el Comercio sigue al pabellón [the trade follows the flag), según leemos en los discursos que en estos últimos meses ha pronunciado en reuniones de negociantes de los grandes centros comerciales de Inglaterra y los cuales ha publicado The Times de Londres. Esto
observador
¡mparcial á penpueden ser las consideraciones de mere interés, y no las místicas de destino providencial, las que mueven á los sajones á sus guerras de conquista, pues se advierte cómo han sido sar
que
inclira
más
al
bien
de inicuas y atroces todas esas guerras, hasta las más Sudán, cuyos ho-
recientes, entre ellas la inglesa del
rrores son indignos de
moderna, se-
la civilización
gún
los describe
cito
de Kitchener, Mr. Ernest N. Bennet en
con vivos colores
el
Oficial del ejér-
porary Reuiew, de Londres, en enero sin
que se haya logrado desvirtuar sus
saciones.
Y
la
Contem-
de este año, terribles acu-
respecto á los Estados Unidos, se conoce 117
TEDEO
muy jas,
ARCA YA
51.
bien su despiadada conducta con los
destruidos sistemáticamente,
tales procederes han sublevado
pieles ro-
extremo de que
al
hu-
los sentimientos
manitarios de algunos raros pensadores americanos,
tomo
Mr, Francis
ticular en
cuanto á
la
el
Leupp, que escribe sobre
E.
número de diciembre
del
iniciada colonización de Filipinas,
cepto que de
ella
han formado
se
demostrado elocuentemente con que sostienen.
el
par-
Forum. En el
con-
los tagalos, está
encarnizada guerra
la
Pero ya sea por sincera creencia en una misión divina de civilización, ya sea por interesados cálculos,
que
cierto es
lo
hoy de
Estados Unidos se vanaglorian
los
estar llamados á
subyugar estos pueblos
la-
La idea es popular entre los yankees y ya en las inserciones anteriores hemos visto cómo se la
tinos.
expresa sin ambajes. Continuemos
con otras
citas.
En The North American Review, de marzo, encontramos un curioso artículo del ex-senador W. A. Peffer, en que ahogándose por
anexión
la
de Filipinas, se
sientan principios que son por todo extremo sugestivos.
Este
articulista
todo ve
en
la
profundamente
es
mano de Dios y
religioso,
se regocija de que
pueblo americano sea creyente.
"Somos,
dice, un una Pro"videncia Suprema, que en sus designios y cuando lo el
"pueblo cristiano, que cree en
la
"juzga oportuno, impulsa
mundo
"La "es
"en "la
historia,
mirada
al
desde
la
rememoración
el
desenvolvimiento
evangelizacíón
de
de
la
existencia de
las
del
carácter
tierra.
118
hacia
adelante.
punto de vista, obras de Jehová
este
Las
humano y naciones
y
IMPERL^LISMO NORTE-AMEBICANO
"los individuos, decía recientemente un fervoroso clé-
y es de acuerdo Estados ünique los "con esta teoría que creemos "dos están llamados á una obra grande. A los Jutienen aquí abajo su misión,
'*rigo,
"díos les tocó abolir "encia en un
"Yo soy
el
"á mí
"
idolatría,
la
Dios y
la
cre-
Señor tu Dios, no tendrás otros dioses sino Los Griegos enseñaron el mundo á pensar
"y hablar con elocuencia, y "práctico
establecer
deber de obedecer su Ley.
el
el
Romanos
los
sistema del derecho.
hicieron
¿Sería demasiado
"agregar queá los Anglo-americanos les está encar-
"gada
la
obra de
esparcir
el
Evangelio
"ternidad entre los hombres, poblar
de
la tierra
la
fra-
y
go-
Es digno de leerse uno de los argumentos que emplea este escritor para convencer á sus "bernarla?"
lectores
de
la
de
necesidad
anexar las Filipinas.
"Los Portorriqueños no estaban alzados contra Es-
"paña sino
al contrario,
"nos pidieron ayuda "ni
demandaron
"tas.
ni
satisfechos de su gobierno; no
reclamaron nuestra simpatías
auxilios para multitudes
¿ Por qué, pues,
hambrien-
ya que tomamos esa
isla
no
"habríamos de tomar la de Luzón? Y si tomamos "la de Luzón por qué no hacer lo mismo con otra "y otras hasta relevar á España de toda responsa"bilidad de soberanía
en esa porción del mundo?".
La consecuencia en lógica sas, es
que
se
extricta,
de tales
premi-
cometió una iniquidad con España
arrebatarle sin pretextos á Puerto Rico y que esa iniquidad no podría servir de antecedente para arre-
al
batarle también ley
de
su libertad
á
Dios, descubierta por 119
los filipinos. Pero la
Mr. Peffer, justifica
PBDEO
todo ésto y
en
lo
ARO AYA
M.
que otros ven una
injusticia, él
encuentra un sólido argumento para otras mayores.
Deduzca ahora cada quien
que su
lo
in-
criterio le
dique acerca de esta pregunta que se hace Mr. Peffer
"Los Indios han dejado
:
de
Cabe que
ser.
"guien imagine que pudiera haber sido de
'do? ¿Y no es esa
"más
historia de la
la
dando paso
débiles
á los
otro
al-
molos
civilización:
más
fuertes,
la
su-
"pervivencia de los rnás aptos?"
Verdad
es
que
eminentes estadistas
algunos
yankees combaten esas exrañas ¡deas de conquista
que andan mezcladas con ensueños místicos, pero nada pueden contra el torrente invasor. En la misma North American Review, ha
publicado Mr.
Carnegie, sesudos artículos con
mus
el título
tomamos
versas Imperlalismus, de los que
"Esos
siguientes párrafos:
pueblos
Andrevv
de Americanis-
(los
los
filipinos)
"aman sus hogares
y su país, sus mujeres y sus ponen "hijos al igual de nosotros y en ellos "sus complacencias Tienen nuestros mismos sen"timientos, sin excluir
"que
los
"sos los
el
de
la
dignidad
mismos
los clamores de las
"y americanas en
la
madres
por
unos defendiendo
otros invadiendo ageno suelo!
"patria y los
filipinas
desesperación de su dolor
"los hijos que perecen, caídos los
"embargo, los invasores han sido enviados "los
nacional,
hace combatir hasta perecer. Ah! también
Y allá
que creen que su "deber" es apoderarse de
la
sin
per las
"Filipinas en
nombre de
"tera deidad!
cuan extrañas cosas se ejecutan á veces
"en tu
nombre
la civilización,
!"
120
¡Deber! aus-
IMPERIALISMO NORTE- AMERICANO
estas voces generosas, inspiradas por los
Pero
más
percibidas
mismos
entre
la
grita del
artículos de Mr.
guiente cita que protestante,
"hechos
humanitarios, pasan desa-
sentimientos
altos
ni
De esos
Imperialismo.
Carnegie
tomamos
trae de las palabras
la
si-
de un Obispo
Doane: "Nada puede variar los cambiar la situación, ni hacer retroceder Mr.
movimiento avanzante de la voluntad de Dios, "que tiende á la final sustitución de la civilización, "la libertad y la religión de los pueblos que hablan "el inglés en lugar del viejo dominio de las razas "latinas y de la Religión Romana. Dios ha esco"gido al pueblo Americano para ser el instrumento "de su querer en un movimiento más trascendental "que el de la Reforma en Inglaterra, la libertad de "Italia y la unidad germana. Sometidos á El con "la serena confianza de la fe que sabe esperar, de"bemos ahora ponernos á la altura de nuestros de"el
"beres actuales."
En fiarpefs Magazine de diciembre, Bushnell
Hart considera
risible la
Profesor
el
de que
especie
sea ahora únicamente que los Estados Unidos ten-
gan
colonias, pues arguye que í^iempre las
nido bajo
el
nombre de
territorios,
de su historia. Opina, sin
desde
embargo,
el
han tecomienzo
que como
las
nuevas adquisiciones están distantes, se hace neceformación de un Departamento Colonial esque gobierne estas dependencias bajo principios oligárquicos. Porque también ha sido materia ampliamente discutida entre los yankees, si los
saria
la
pecial,
pueblos conquistados á España (y naturalmente los 121
PEDRO
que en
ARCAYA
M.
sucesivo puedan conquistarse á
lo
otras na-
ciones) habrán de gozar de ios dereclios de
la
ciuda-
americana. Óigase sobre ésto al profesor J. Me. Master, de la Universidad de Pensilvania, en The Fomm, de diciembre bajo el artículo que trae mote: Annexation and universal saffrage, del cual
danía
B.
son dignas de
retenerse
expresivas
las siguientes
Congre-
frases: "El suelo extranjero adquirido por el
"so es una propiedad y no una parte de los Estados
"Unidos {property not part of the ünites States), esos de, y no bajo la Cons-
"territorios se hallan fuera
"titución {are without
"Por tanto,
al
darles
and not under
the Constitution)
Congreso un gobierno, está
el
la especie que mejor Soberano Cuerpo Legislativo, sea atendien-
"en libertad de establecerlo de "plazca
al
"do á los principios del self government, sea desetotal ó parcialmente, pues no hay la me-
"chándolos
"nor obligación de garantizar
ni
aún un sufragio
res-
de los nuevos territorios
"tringido á los habitantes
"que adquiramos." El
Estados
Hon
Charles Denby^ antiguo Ministro de los
Unidos en
China,
en
el
mismo
número
de The Forum, enfáticamente dice: "es nuestro deber "intervenir en
todo
"que haya intereses
También las
nuevas
lo
que ocurra
en
el
exterior en
nuestros de por medio."
los poetas
han cantado
el
himno de
ideas.
En "Mac
Clure's
Magazine" de febrero,
yard Kipling, publica un
Marís Barden, en
que
poema
trata de
titulado
transfigurar
tica del Imperialismo, presentándola
122
Mr RudThe white la
como un
polísacri-
I5IPEIIIALISM0 NOETE-AMEIIICAXO
que deben hacer los
ficio
sus
tranquilidad y
mente por
el
feriores, á
civilizar las
por
pues, una
in-
dirigiéndolas
acertadamente.
la
que se predica
que cuando Pedro
mitaño, y los que después
la
é
llamados ellos
Sólo
Media, se andaban
su
están
cuales
nueva cruzada
entre los sajones.
en
sajones, de
de oirás razas atrasadas
bien
obligación moral,
Es
pueblos
riquezas, trabajando abnegada-
por
Europa
la
mano, predicando
el
Er-
imitaron en plena Edad
le
guerra
la
descalzos, vestido de harapos,
con
el crucifijo
Santa, viajaban
sosteniéndose de
las
limosnas públicas, y los Reyes y Magnates que se iban á Palestina se llamaban San Luis de Francia y Godofredo de Bullón,
al
sajona sus predicadores, la
Biblia
paso que en esta cruzada si
en
la
una mano portan
protestante en que han descubierto
cepto de las conquistas territoriales, en el
de su contabilidad mercantil para
libro
cálculo de sus gastos
A
imitación
el
pre-
otra llevan
la
el
exacto
y ganancias.
de las viejas
doctrinas del dere-
cho divino de los reyes, sostienen estos demócratas la teoría
A
del derecho divino de su raza.
dicionales principios de justicia cional, sustituyen otros en
de
la
que predomina
de los propios intereses, aún á costa de dencia de los
los tra-
ley internael
la
cuidado indepen-
demás pueblos.
¿ Llegarán á verse realizados
esos
sueños de
universal dominación ?
¿Perecerán estas nacionalidades latinas, cuya lenta
formación fué
el
resultado de tantos esfuerzos, desde
aquellos de los conquistadores españoles, que á costa 123
PEDRO
M.
ARCA YA
de brillantísimas proezas implantaron en estas rras los principios cardinales de la
ropea, hasta los
tie-
civilización eu-
que realizaron nuestros
libertado-
res con las expléndidas manifestaciones de su genio
y los infinitos heroísmos de su corazón en epopeya magna, no superada en los anales de ninguna otra raza ? El peligro es evidente
para
la
vida de estos pue-
blos.
Y
en
profunda degeneración, conjunto raro de inca-
la
se
comprende su mayor gravedad
al
pensar
pacidad y de desorden á que hemos llegado en la mayor parte de las naciones ibero-americanas. En
medio de
este desbarajuste corren riesgo de extin-
guirse todas
con
ellas
la
las
energías
del carácter
independencia
cuya única salvación
sería
de estas el
nacional y Repúblicas,
respeto que pudiera
inspirarla incontrastable virilidad de sus hijos. ¿
Podremos regenerarnos resolviéndonos á ser serios, como lo son ya hoy Chile y la
pueblos
Argentina? El problema es arduo. El porvenir se presenta oscuro é indescifrable, y quedaría expuesta á error toda previsión actual.
CORO,
1899.
Mñm
sie
n ñm iiies
ne
ii
Goiooío
Apiitacioiies sotos las clases sociales de la Colonia
Don Ricardo Becerra en su Vida de Ki-
Dice randa,
próxima
que
romper sus estrechos mol-
á
des y darse á su elección otros más conformes con del tiempo y sus necesidades, apareció el espíritu al
comienzo del siglo XIX
la
sociedad venezolana,
siendo por entonces "sus principales elementos cons"titutivos, la
"lajada,
de
"te parte
superposición
las tres razas
de su
inmenso
"el trabajo esclavo; "ria,
en
lo
por dicha bien re-
territorio:
una propiedad
pero ya floreciente,
"agraria en formación,
"reunida en pocas
legal,
que poblaban escasamen-
manos y sostenida en gran caudal
si
bien
parte por
de riqueza pecua-
general mal organizada; un comercio
le-
contrabando y por las mu"chas restricciones á que estaba sujeto; ciases ar-
"gal empobrecido por
"tesanas
el
muy atrasadas; una
"más propiedades que "tumbres en
el
aristocracia colonial con
blasones; fuertes y sanas cos-
hogar de
la
familia ciudadana; cierto
"bienestar natural bastante generalizado; y en pun"to á desarrollo de "los caracteres,
las inteligencias y
tanta
formación de
audacia, energía y luces
en
"unos pocos, como ignorancia é inercia en el ma"yor número; de todo lo cual resultaba una oligar127
PEDRO M ARCAYA
"quía apta para
impulsar,
dirigir' é
pero
difícil
de
"transformarse con inmediatos buenos resultados en
"una democracia regularmente ordenada. Cuando so"nó la hora de la lucha, aquellos elementos y las in"dicaciones siempre importantes de la naturaleza "física, señalaron á cada idea su acantonamiento y "sus soldados. La revolución, cuya iniciativa fué obra
muy
"de unas pocas pero
firmes cabezas, cundió de
"preferencia en las ciudades y villas
más importan-
excepción hecha de las de Maracaibo y Coro, y "fué secundada por los hombres más distinguidos
"tes,
"y pudientes de las
diversas
"cultores, propietarios,
capas sociales, agri-
jurisconsultos, médicos,
lite-
ganosa de gloLa "ria; muchos artesanos y algunos proletarios, "tradicionista ó colonial, aparte el elemento español
"ratos,
una juventud
llena de bríos y
"radicaba su mayor fuerza en las clases rurales
"humildes, acostumbradas á ver en
el
más
Rey ó en su
"representante á su natural defensor contra
los an-
"tiguos encomenderos convertidos en opulentos ha-
mantúvose tenaz en sus bravias llanuépoca en que el heroísmo semibárbaro, "fruto natural de esas regiones, una vez encarnado "cendados,
"ras, hasta la
"en
la
persona de Páez, logró
ganar para
la
causa
la fuerza y simpatías de aquella de"mocracia indómita y agreste."
"independiente
Más
adelante el mismo autor discriminando las la decidida afección de los córlanos por
causas de el
ra
Rey, expone que es en
mucho
el
probable que
sentimiento de
Caracas que apunta
el
la
la
determina-
emulación con
Oidor Heredia en sus 128
Memo-
CLASES SOCIALES DE LA COLONIA
""hecho procedía de **y
pero que "el una causa superior más general
la revolución de Venezuela,
fias sobre
comprensiva que
de simples rivalidades luga-
la
mismo, á la preferente La América tuvo tam**bién su época feudal, acaso más áspera y dura que *'la de Europa, y el recuerdo desús violencias y des-
*'reña5 y es acreedora, por lo "^
consideración de
historia.
ia
""manes perduraba en
el
pueblo y particularmente en-
acostumbrados á guarecerse contra amparo del Rey, cuando las clases ilustra-
"tre los Indígenas
"ellos al
^'das y pudientes
de
la
Colonia, herederas de los an-
"tiguos usufructuarios de ese régimen, hablaron de
"romper con España y proclamaron la Independen"cia. Naturalmente, una causa que amenazaba en apa"riencia privar á los humildes de aquella protec"ción y sólo les ofrecía en cambio abstracciones ^'mentales incomprensibles para su inteligencia, debió
"suscitar en
las
masas sentimientos
"desconfianza ó cuando menos
de
de aversión,
"así sucedió, en efecto, sólo que, mientras en
unas
la inercia y la indolencia, en Maracaibo, Pasto, Santa Marta en Coro, como
"partes "otras "etc,
Y
indiferencia.
prevalecieron
descontento degeneró en una franca hosti-
el
que sus
"lidad,
"hasta
la
autores llevaron durante
más obstinada
la
lucha
resistencia.»
Estas explicaciones del señor Becerra acerca de la
hostilidad popular contra
la
causa
patriota,
han
corrido con fortuna inspirando otras tesis que en
mismo orden de
ideas
el
han desarrollado algunos pen-
sadores patrios. Así
el
muy
ilustrado Dr. L. Vallenilla Lanz, en su 129
PEDRO
31.
ARCA YA
estudio La Evolución Democrática, publicado en «El
Cojo Ilustrado» del
1*?
de novlenbre de 1.905
nos
fuerte y poderosa oligarquía» constituida por «los nobles» de Caracas, agregando. «Y no era
habla «de
la
"únicamente Caracas
el
asiento de aquella aristocracia:
"en cada una de las capitales
de Provincia y de las "ciudades cabeceras de Partido capitulares, como Bar"celona, Barquisimeto, Coro,
"Guanare, Mérida, Trujillo
San
Calabozo,
Valencia
Felipe,
y hasta en
etc.
"algunas villas importantes, existían grupos de no-
formando "una oligarquía opresora y tiránica, cuyo poder es"tuvo siempre en pugna con los agentes enviados de "bles con iguales ó peores exclusivismos,
"España," y concluye que «en todo el proceso " cativo de la Revolución no debe verse sino
"de los "nobles" hacia "lucha por "atrás "
la
por
las
justifiel
odio
autoridades españolas,
la
dominación entablada de mucho tiempo aquella
clase
social,
poderosa y
ab-
servente.»
Otros escritores, partiendo de tesis,
para ellos indudable,
de
poderosa "aristocracia" colonial
que
ejercía sobre las
hallar en la
Colonia
la
misma hipó-
existencia
y
de
la
de esa
opresión
masas populares, han querido la
raíz
de los partidos
cos en que después se dividió
tando que
la
la
la
políti-
República, asen-
lucha entre ^amarillos» y «godos» fué
de «pobres» y «ricos,» de la "plebe" con "las clases elevadas." Pudiera suceder que estas últimas conclusiones, por referirse ya á cuestiones políticas que
hace mucho tiempo más que sereno juicio
hasta no terés,
130
eran de candente inhistórico,
sean
la
ex-
CLASES SOCIALES DE LA COLONIA
presión
de afecciones
Pero
sectarias.
rismo político ha podido
influir
si
secta-
el
en los escritores á
que este párrafo se refiere, creemos que su opinión es digna de tomarse en cuenta porque patentiza las consecuencias, evidentementa falsas, que pueden deducirse
de
de Becerra demostrando así su
tesis
la
inexactitud y porque dejan ver cómo y aún más que las afecciones de partido de que dejamos hecha mención,
muchos
en
influye
espíritus
el
recuerdo de
la
historia romana, haciendo vislumbrar al través de sus
brumas
figuras imaginarias en lugar de las reales de
nuestra historia.
Examinaremos en verdad
lo
de
estudio hasta dónde es
este
"aristocracia colonial," que tan pode-
la
rosa se cree que era en los albores de cia,
do
analizando colonial.
la
Independen-
evolución de las clases en
la
En
otro trabajo quizás nos
perío-
el
ocuparemos
en los orígenes de los partidos políticos de
la
Re-
qué influencia pudo tener en enemiga que se dice de "los pobres"
pública, para averiguar
su formación
la
hacia "los ricos, de los hijos de los «plebeyos» cia los hijos
de los «nobles» de
Para comenzar y bles" eran en su casi regía en la Colonia
el
como aquí
mos examinar previamente en España.
Había
allá
las
ha-
Colonia.
estos llamados "no-
totalidad de
derecho de
la
la
origen español
madre
Patria,
y debe-
distinciones sociales
"nobles" y "plebeyos," deno-
minados estos últimos "pecheros" y también "gentes del estado llano."
La
más
efectiva
clases era que los
de las
pecheros, 131
distinciones
de estas
como su nombre
lo in-
FEDIÍO M.
dica,
estaban sujetos
no tributaban
á
los nobles.
ÁRCAYA
un impuesto especial
Tampoco
éstos,
que
á diferen-
cia de aquellos, podían ser encarcelados por deudas no provenientes de fraude ó delito. Tenían los nobles derecho de usar los escudos de armas de sus familias grabándolos en sus sellos y en las puer-
Cuando
muerque se patentizase la calidad del reo, privilegio que á nosotros nos parecerá incongruente, pero que era de importancia para aquellos viriles hidalgos, que aún en el trance supremo tenían carácter entero para reclamar lo que creían de su derecho. Así, cuando á tas de sus casas.
te
la
ejecución
debía
Don Rodrigo Calderón lipe
IV, tanto
exigió
condenaban
los
de
efectuarse
lo
mandó
él
estando ya en
ejecutar
á
modo
el
Rey Fe-
el
patíbulo,
que en el modo de darle muerte se observaran las solemnidades acostumbradas con los de su clase, que quedó proverbial la frase 'Tan orgulloso como Don Rodrigo en la horca." Dividíase
la
nobleza española en
el
siglo
XVI en
dos grandes categorías: la primera era la alta aristocracia, que comprendía los grandes de España, títulos y magnates; por su naturaleza misma limitada á un grupo relativamente corto de ciertas casas
de antigua raigambre, como eran Rojas,
Sandoval, Manrique,
las
de Mendoza,
Fonseca y otras; y
la
segunda era la de los simples hidalgos, casta numerosísima en la Península, como que aún desde la Edad Media villas enteras las habitaban exclusiva-
mente familias hidalgas y toda
la
población de las
al
cabo, en
tres
132
el
sigio XVIII,
provincias vascas se
CLASES SOCIALES DE LA COLONIA
como
consideró en globo
en
la
perteneciente á esta
cual se confundían también las
cla>íe
ramas segundo-
nas, no tituladas, de la alta aristocracia.
Subdividíanse á su vez
dos categorías
:
las
gentes plebeyas en
cristianos viejos y
descendientes de
moros ó judíos conversos.
h
la
conquista de Venezuela no concurrió nin-
gún individuo de la alta aristocracia española y casi lo mismo puede decirse del resto de la América. Pero junto con hombres del estado llano se abalanzaron á estas conquistas multitud
de hidalgos de
Extremadura, provincias
Vascas y An-
las Castillas,
dalucía.
vo
Puede decirse que
Mundo
el
sometimiento del Nue-
de ellos; bastará mencionar á
fué obra
Cortés y Pizarro.
En suma,
los
hidalgos eran
la
guerrera
clase
que tan tenaz lucha sostuviera contra
los
Moros y
cuyas últimas y más decisivas energías se emplearon en la conquista Americana. La
alta
nobleza españolacuyos antepasados cons-
los siglos medios una dominante y poderosa, perdió desde los tiempos de Carlos V y Felipe 11 su importancia po-
tituyeron verdaderamente en aristocracia
lítica,
pero conservó
los altos cargos de
frecuentemente salían de su seno en
Palacio y
los siglos
y XVII los primeros ministros déla Monarquía, el conde-duque de Olivares y otros.
Los hidalgos, á diferencia de
los
acabamos de hacer mención, eran por tes pobres. Del
modo
XVI
como
grandes de que lo
general gen-
de vivir muchos de ellos nos 133
PECno
AlíCAYA
M.
queda inmortal descripción en la historia de Don Quique era de ios "de lanza en astillero, adarga an-
jote
rocín
"íigua,
"algo
Una
flaco y galgo corredor.
más vaca que
olla
más
carnero, salpicón las
de
noches,
"duelos y quebrantos los sábados consumían las tres partes de su hacienda." En pobres villorrios vivían
soñando aventuras y grandezas.
Y cuenta
que Don Quijote podía figurar entre los
propia y algunas parcelas de tierra poseía. ¡Feliz se habría considerado el ricos de su clase,
porque casa
mismo
Cervantes, también
tener
escaso haber de su héroe!
el
Muchos
vinieron á
la
hidalgo aventurero, con
conquista americana, de
estos hidalgos pobres de fortuna, ricos de ánimo, de espíritu
aventurero, clara inteligencia,
voluntad te-
naz, crueles los más, generosos algunos,
con una
alta
noción de
su propia
pero todos
dignidad
é
im-
buidos en los sentimientos caballerescos de los ro-
mances y novelas de su época.
Formaron ellos el tronco de la "nobleza" colonial; ya aquí no eran propiamente los privilegios de su
nacimiento los que los
directora,
constituyeron
en
clase
como conquistadores
sino sus servicios
y primeros pobladores de estas tierras, de modo que al igual de ellos estaban en estos países los indivi-
duos
del
estado llano de de
sus méritos se hicieron
la
Madre
patria
que por
notables aquí. Por ejemplo^
muchacho guardador
de
puercos en España que habiendo pasado á estas
In-
Sebastián
de Benalcazar,
dias en servicio de algún caballero, demostró tanta 134
CLASES SOCIALES DE LA COLONIA
más en-
capacidad y valor que al cabo fué uno délos cumbrados caudillos de la Conquista y como currió á
la
tal
con-
fundación del Nuevo Reino de Granada.
Los
Reyes declararon hidalgos á los conquisaunque los más lo eran por su nacimiento como hemos visto, era natural que siendo comunes sus peligros con los que no lo eran, todos en el tadores, pues
Nuevo Mundo quedaran igualados.
(1)
Teniendo en cuenta estos antecedentes, figurémonos la Sociedad venezolana á mediados del siglo XVI. Perfectamente delineadas estaban tres castas
:
mar
la
una dominante, que entonces
opresora,
la
sí
se podía
entre sí por las leyes dictadas en su favor
meros pobladores;
la
como
pri-
de los indios, aún numerosos,
sujetos á todos los caprichos de los blancos los habían repartido en Encomiendas,
gros, todavía pocos, importados del clavos, palabra
lla-
de los blancos españoles igualados
que resume todo
lo
y
la
África
que sé
de los ne-
como
es-
que pudiéramos
decir acerca de su opresión.
Pero
si
entonces era homogénea cada una
de
(l) "Para honrar, dice la ley VI, título VI, libro IV de la " Recopilación de Indias, las personas, hijos y descendientes
" legítimos de los que se obligaren á hacer población y la " hubieren acabado y cumplido su asiento, los hacemos hijos" dalgo de solar conocido " Aunque esta ley solo favorecía á los jefesó Caudillos de la Conquista, la
sus disposiciones, de
modo que
costumbre amplió
en las informaciones de nobleza
de los criollos venezolanos se hacía comunmente mérito de descender el postulante de los conquistadores y primeros pobladores de estas tierras,,
como prueba de 135
calidad.
FEDUO
las tres
veamos
castas
AEGAYA
M.
diferenc¡?ciones que
las
evolución social fue introduciendo en
Comenzcindo por
casta dominadora,
la
blancos, pronto se distinguieron éstos entre
sí
el
la
la
ellas.
grado de riquezas ó influencia logradas en
de los
según el
país.
Por otra parte, como algunos habían venido casados
de España y otros se enlazaban con mujeres de raza española, de las colonias vecinas, conservóse en
muchas
familias descendientes de los conquistado-
europea pura. Sus hijas casaban con nuevos individuos venidos de España que, ora por res,
la
raza
hemos
ser allá de los hidalgos que
con empleos importantes á
llegar
en
cierta significación
tían
matrimonio (2)
en
esas
Con motivo de
manuscrita, de
la
se forjó la leyenda de
y
la
Venezuela por
que ios
perdidos
que habían venido de España fugitivos por lo
Oviedo.
decía
leyenda. Los conquistadores,
en su
mayor
parte hidalgos
todos los de su casta en
la
Nada
de las é
que aunque Patria,
familias
insignificantes
sus delitos, supo-
más
como decimos en
Madre
entrar por
segunda parte, Oviedo y Baños,
ascendientes
"nobles" de Caracas eran hombres
niéndose que así
al
mancomunaban
se
desaparición de
de
por
colonia, inves-
país
el
familias,
la tlístoria
visto, (2) ora
la
falso el
pobres,
que esa
texto, eran
como
casi
pertenecían á viejí-
simas y muy conocidas familias y así lo dice el propio Oviedo y Baños en la primera parte, publicada, de su Historia, respecto de muchos de ellos. En cuanto á los españoles que vinieron después y enlazándose con las hijas y nietas de los fueron los inmediatos ascendientes, en línea
conquitadores
recta masculina, de los "nobles"
están llenos los archivos
de
venezolanos del siglo XVIII, proba'
documentos auténticos,
torios da que casi todos procedían de
hidalgos de
la
Península.
136
la
misma cepa de
los
PEDRO
con
sus
seguían
ellas,
por mujeres
M.
resultaban
ARCAYA
aunque
hijos,
de los
provenir
sólo yá primeros
pobladores, sosteniendo los privilegios á estos con-
por
cedidos
los
tradiciones de
Reyes,
la familia,
continuaban
y
las
viejas
cuidando de conservar sus ge-
nealogías para demostrar en todo tiempo que eran de la
raza de los fundadores de
nos vastagos de nobleza
ó
sea
los
el
la
Colonia. Estos ya leja-
conquistadores constituían
mantuanismo
de fines del siglo XVIIl y principios del siglo XIX. ro
esa casta no
era
la
colonial venezolano
una aristocracia
Pe-
política,
ni
mucho menos un grupo exclusivamente gobernante. Ni aún en los siglos XVI y XVII en que de hecho gobernaban al país los conquistadores y sus descendientes, hubo en las poblaciones venezolanas ^5/a¿/o de hijosdalgo, como existia en algunos ciuda-
des españolas, en las cuales los
formando corporación
«nobles,» eran verdaderamente una
aristocracia
municipal, con especiales privilegios corporativos en el
manejo de
los intereses locales.
Nuestras ciuda-
des eran, politicamente, behetrías^ voz árabe que entre otras
pañol
la
acepciones tiene en
el
lenguage legal
de «lugar sin cuerpo de nobleza».
hizo constar
el
Así
eslo
propio Cabildo de Caracas en su acta
22 de setiembre de 1692, al negarse á cumplir dos Reales Cédulas expedidas á favor del cubano Don Manuel de Urbina, mandando que se le guardasen en
del
Caracas especiales excenciones
(3)
Libros Capitulares.
como noble que era.
Archivo de
Caracas.
137
la
(3)
Municipalidad de
CLASES SOCIALES DE LA COLONIA
Ciertamente que las leyes de
Indias daban á los
descendientes de los conquistadores
derecho de
el
preferidos para ciertos cargos Municipales
ser
pero no
lo
gozaron exclusivamente
cipios del siglo XVIII.
recho que
duos estado
sólo
se trataba de un de-
por
existir,
la
indivi-
ausencia
de hijosdalgo, ninguna corporación que
natural que con el
Como
correspondía alegarlo á
particulares, sin
sostuviese para
con
le
colectividad de
la
la
mayor
(4)
sino hasta prin-
los nobles,
del lo
era
afluencia de españoles y las otras clases socia-
ascenso constante de
les del país,
ya desde mediados del siglo XVIII no
se tuviera en cuenta ninguna preferencia to indicado.
En cuanto
al
respec-
á las otras distinciones
en-
nobles y plebeyos, de las leyes españolas, la más importante que era la de no pechar los primeros,
tre
había dejado de ser aquí por virtud del especial sis-
tema de tributos en la Colonia. Fué, pues, entrado el siglo XVllI cuando los «nobles>, á quienes en lo político, poco ó nada venía distinguiéndolos ya de la clase de los blancos del estado llano en que luego nos ocuparemos y que veían á muchos pardos en holgada situación económica y por tanto gozando de
cierta
importancia
relativa,
para patentizar que constituían
la
perior en establecer distinciones de
que apenas servían para disfrazar (4)
lo
II.
Recopilación de las leyes de
la
se afanaron
clase
social
su-
mera apariencia verdad de que ya
indias. Libro
V. Títu-
Ley V. Que para alcaldes ordinarios se tenga considera-
ción á los descendientes de los descubridores, pacificadores y
pobladores.
138
PEmiO M AKCAYA
era complétala igualdad legal (y casi lograda en
he-
el
cho) entre nobles y blancos del estado llano y que entre éstos y las demás castas libres eran indecisas y fáciles
de franquear
Esas distinciones que
las fronteras.
se quiso establecer consistían en
uso, por parte de
el
prendas del vestir á que creían
los nobles, de ciertas
tener derecho exclusivo por una errada interpretación
españolas, cuyo objeto (ab-
de las leyes suntuarias
surdo como
el
den proteger
al
de casi todas
leyes que preten-
las
individuo de las consecuencias de sus
propios actos) no había sido sino premunir á las gen-
En particular creían
tes de ciertos excesos del lujo.
los
nobles que sólo
mantos.
De
(5)
alli
sus
el
mujeres
adjetivo
lenguaje corriente sustituyó
el
podían
vestir
mantuano que en
de noble.
Y
Las leyes suntuarias españolas que regían hasta
(5)
el
en verdad,
muy
XIX están contenidas en el título Xlll ("De los trajes y vestidos y uso de los muebles y alhajas") del libro VI de la Novísima Recopilación. Sus prohibiciones alcanzaban así entrado
á nobles
el
siglo
como
á plebeyos pero tanto en la
en las Colonias
el
su objeto era que
vulgo las
las
clases
interpretó sociales se
Madre
en
el
Patria
como
sentido de que
diferenciaran en los
cuando en realidad era que nadie malgastara sus dineros en cosas de lujo, ot)jeto á la verdad también absurdo y sólo explicable por las erradas nociones económicas que entonces privaban. De esta equivocada explicación de las miras de aquellas leyes nació la creencia de que los "nobles" tenían derecho á vestir de otro m®do que los "pecheros." En Venezuela, sin embargo, no comenzó á pretenderse tal derecho sino muy entrado el siglo XVIII. En efecto, en la misma acta antes citada,
vestidos,
Caracas de fines del siglo XVII, se lee que entonacostambraban semejantes distinciones, usando entre
del Cabildo de
ces no se
otras cosas, dice
el
acta, "quitasoles los
139
negros lo mismo que
CLASES SOCIALES DE LA COLONIA
en
la
el
instinto popular, porque
el
una
era
anduvo acertado como ya aquella no no constituía una nobleza en
sustitución del adjetivo
siempre
aristocracia,
sentido histórico de
palabra, no era
la
tivamente gobernante que en
el
el
tiempo de
grupo efecla
conquis-
y hasta el siglo XVII habían formado sus antepasados sino una burguesía^ en la acepción moderna de
ta
una
este vocablo,
Io5 blancos." Por eso
para designar
clase
cuyas
social
creemos que
el
distinciones
vocablo "mantuanismo"
clase cuyas mujeres pretendían
la
exclusivo á usar "mantos," proviene del
tener derecho
siglo XVIIl y no de
"mantuanos" eran, generalmente, de pura es completamente errónea la ex' plicación moderna, según la cual el término "mantuano" procedía del siglo XVI y que se aplicaba entonces solamente á las indias nobles, que se supone usaban "mantos" y con quienes se cree que debieron de casar los conquistadores y así lia" marse "'mantuanos" á sus descendientes. Nada de esto último los anteriores. Los
raza europea, de
es
cierto.
Por
modo que
lo
demás, .aunque
aplicó para designar toda
sólo
los exaltados entre
la
palabra "mantuano''
casta de los llamados
la
ellos
pleiteaban
se
nobles,
por tan absurdos
motivos y eso más por satisfacer pasiones del momento contra determinadas personas que por espíritu de casta. Por otra parte tales pretensiones les
diferencias en los
á
fueron reconocidas á los
Siempre
las
vestidos nunca
'"mantuanos" que
autoridades superiores de
las alegaban.
Colonia y la Real rechazaban como absurdas la
Audiencia de 5anto Domingo las y hasta las ridiculizaban. Por ejemplo, el Gobernador Ricardos dispuso, como hemos leído en un expediente sobre un asunto de esta especie, en el Archivo del Registro Principal de Caracas (Pleito de A\aría del Giran, con
que
el
el
Cabildo
verdugo
prendas que se
Carmen de Mora, viuda de
Coro, sobre
saliese cierto día
vestido de toda gala las
de
por
calidad de las
calles
sus hijos)
de Caracas,
y portando "peluca," que era una de que sólo los "nobles" podían usar.
creía
140
PEDKO
M.
ARCAYA
efectivas con las otras del país venían siendo de he-
cho cada vez menos significativas, pero algunos de
cuyos miembros, aferrados en patentizar diferencias
que
borrando, querían mantenerlas
tiempo iba
el
en
siquiera
los vestidos,
cuando
sus ascendientes
época en que verdaderamente gobernaban
en
la
no
las
Quedando
habían reclamado.
cidas las pretensiones de distinción que para
duos, claro
es que
debía recaer
la
burla de las
la
fuerza
por
recerían
otras clases
misma de
«no-
indivi-
más que
sobre ellas
redu-
la
fundar algunos de sus
querían asi
bleza,»
país,
el
á eso
odio
el
y desapa-
abandonánaún aquellos cuyos
las cosas,
dolas desde fines del siglo XVllI
padres las sostuvieron antes. Era yn
muy tenue
el
hilo
psicológico de que pendían tales sentimientos de distinción de clases, de
perlo
el
empuje de
iniciadores de tos de los
la
modo que
las
fácilmente debía rom-
nuevas ideas. Por eso, entre los
Independencia pudieron figurar tan-
llamados mantuanos, partidarios de
ideas democráticas de
las
Revolución Francesa y la de Norte América. Vallenilla Lanz, aplicando lo que dice
Taine
sobre
la
la
de los nobles franceses,
psicología
piensa que las ideas democráticas de nuestros man-
tuanos quedaron en
el
«piso superior.»
Más
acertado
nos parece decir que los principios de legalismo republicano quedaban en el «piso superior,» en las regiones superficiales
del
espíritu,
no sólo
en los
«nobles» sino en todos los habitantes del país, ocu-
pando
el
fondo inconsciente, ora
reditarias al
sometimiento
órala necesidad
de
la
las
tendencias he-
absoluto á un
caudillo,
actividad tumultuosa de los 141
CLASES SOCIALES DE LA COLOXIA
campamentos, ora algo como vaga nostalgia de la vilibre nómade; por lo cual, á la postre, en vez de la República soñada debía imponerse la monocracia No creemos que en ese fondo
da
en
psíquico,
la
roca primitiva, entrasen
de raza en
repulsiones
grupo
el
porque éstas nunca existieron en ñol. la
Basta recordar
la
provinieron
el
facilidad del
blanca con las otras
raza
como veremos,
del
instintivas
de los «nobles»
país,
las castas
espa-
carácter
cruzamiento de de
cual
lo
meztizas, cosa
que no ha ocurrido donde as preocupaciones de raza han pasado á ser como instintos poderosos, por 1
la India y aún en cierto modo en Norte Verdaderamente los prejuicios de colores que en los hombres de origen español han
ejemplo, en xAmérica.
son los
estado en
el
piso
superior del espíritu,
fácilmente
desalojables por otros sentimientos.
Veamos de
la
en detalle
el
proceso de transformación
clase c(»nquistadora del siglo XVI, en
la
bur-
guesía «mantuana> de fines del siglo XVIII y principios del XIX.
En España de
la
la
misma
transformó
lenta-
clase hidalga, que era
nuestros conquistadores, se
mente en la clase media, confundiéndose paulatinamente con los descendientes de los antiguos pecheros,
levantados en
el
comercio, las industrias,
de modo que ya á principios del siglo XIX la nobleza no era en España la clase numerosísima que vimos en el siglo XVÍ dividida en dos categorías; no abrazaba la
agricultura ó las
profesiones liberales,
142
PEDRO
yá de hecho sino
M.
ARCAYA
primera de éstas: los
la
grandes
del Reino y títulos.
La
causa
de
transformación
esta
estaba
en
que habiendo sido los hidalgos, como vimos, á manera de los soldados de un gran ejército cuyos jefes fueron en la Edad-Media los ricos-hombres, las condiciones respectivas debían necesariamente variar cuando variaron las circunstancias que las originaron.
Los
en grandes de
ricos-hombres, convertidos
España, pudieron continuar formando ticos,
constituyendo una «nobleza»
leyes que vinculaban
tunas.
cuerpos polí-
al
abrigo de las
en sus familias grandes for-
Los mayorazgos, haciendo estable
dad en favor de posición
la
propie-
familia é impidiéndole su libre dis-
la
individuo, fueron la causa de que pudie-
al
ran los descendientes de los Ricos
Edad Media, guardar
alto
hombres de
la
rango en los siglos XVI,
XVII y XVIll porque así lograron mantener y sobre esa base acrecentar las riquezas adquiridas por sus abuelos los Jefes feudales en sus guerras de conquista. Coincide preservar el
origen de los mayorazgos, destinados á
el
las fortunas
término de
la
de las familias nobles, con
guerra contra los Moros, fuente de
periódicacual en los siglos medios sacaban mente grandes proventos los Señores del feudalismo español. Parece que hubieran comprendido que sólo la pérdida de su rango podía salvarlos de la preservación de las fortunas ya obtenidas porque la
lograr otras
En
efecto
en
aunque
lo
sucesivo habría de serles
los
difícil.
mayorazgos comenzaron á es143
CLASES
tablecerse en
el
SOCIÁLÍ'.S
siglo
institución sino desde así
DE LA COLOXIA
XIV no el
floreció
propiamente
la
comienzo del siglo XVI. Sólo
pudieron seguir siendo ricos los nobles españoles,
hombres indolentes y ostentosos, que no sólo por orgullo sino también por incapacidad eran impoEsto lo demostentes para el trabajo y la industria. tró la experiencia cuando en el siglo XIX, abolidas las vinculaciones, desaparecieron en España fortunas colosales ca:no la del Duque de Osuna, Don Mariano Tellez Girón, á cuyas
manos habían venido
á
parar los bienes antes vinculados en varias casas de la
vieja nobleza.
A
ejemplo, pues, de los grandes
la
clase hidal-
Madre Patria conservarse como guardando la memoria de sus antepasa-
ga, queriendo en la tal
clase,
dos y su posición social, se afanó en la creación de innumerables mayorazgos. Mas siendo pobres sus individuos y no pudiendo disponer ningún padre de familia según
el
equitativo derecho español, sino
una cuota parte de su fortuna, por constituir la
legítima
la
inmensa mayoría de
los hidalgos eran de escasísimo valor
blar Jovellanos la
de
ociosidad y
los el
«muy
"que desdeñan, como para "no pueden seguir.» No ción social
y así podía ha-
cortos que mantienen
orgullo un gran
"gos pobres, tan perdidos para
les barreras
de
resto
de todos los hijos, fácilmente se com-
prende que los mayorazgos de
"en
el
número de
hidal-
las profesiones útiles
las carreras ilustres
que
los salvaron, pues, tan débi-
de que fueran arrastrados en
cuyo producto fué
siglo XIX.
144
la
la
evolu-
«clase media»
del
PEDRO
M.
AECAYA
Y si esto pasó en la Madre Patria, donde innúmeras familias hidalgas trataron de afirmar para su posteridad la posición que lograban, inmovilizándola, puede decirse, con los mayorazgos, ¿cómo no había de ser
mas
en Venezuela,
más
rápida,
de
evolución
radical, la
conquistadores
los hidalgos
del
XVI á los «burgueses» de cuando eran en la colonia casi desconocidos mayorazgos? fines
siglo
del
siglo
XVÍll, los
En gozaba
efecto
muy pocos
Quizás uno que
existían.
familia de Bolívar y algunos pocos
la
mas en
llamado de los Cornieles en Trujillo y uno que otro en el resto del país, esos eran todos los maCaracas,
el
yorazgos que se fundaron en Venezuela durante
En Coro ninguno hubo. Había aquí
Colonia.
culaciones, pero distintas de los
dencias
mas
la
otras vin-
mayorazgos y de ten-
bien igualitarias: se dejaba un terreno de
gran extensión, propio para
en Vínculo de
la
familia del
la
cría,
constituyéndosele
fundador; esto
es,
que
todos sus descendientes tuvieran derecho
de esta-
blecerse en aquel terreno y disfrutarlo
comuni-
en
dad perpetua, sin que ninguno pudiera renunciar ja
más
ese
derecho, ni venderlo á
También una vinculación de durante
la
mente servían á gozarlas, por
muy usada
de las Capellanías, cuyo obSacerdocio pero que indirecta-
colonia fué
jeto era favorecer el
extraños. (6) familia
la
á los individuos que tenían derecho llamamiento del fundador, para cur-
De esta clase eran los Vínculos de Curaidebo y Cuie) mujacoa en Paraguaná, Curiniagua en la Serranía, Yuquique en Casicure y algún otro.
145
CLASES SOCIALES DE LA COLOXIA
sar estudios universitarios aún la
distintos de los
ción
que se hacía
en favor de
de
los clérigos
familia del instituyente, asegurando
al
de
una funda-
carrera sacerdotal. La Capellanía era
la
agraciado una
pequeña renta con los réditos ó censos de determinada cantidad de dinero, que á este efecto separaba el fundador de su patrimonio, con la obligación para el clérigo de celebrar cierto número de misas por el alma de aquel ó de las personas por él indicadas. Los clérigos favorecidos gozaban de la capellanía desde que tomaban menores órdenes, y mientras se ordenaban de Presbíteros hacían celebrar por otros las misas instituidas, quedándoles un pequeño beneficio; asi, pues, en las familias cuyos antepasados habían establecido capellanías, los mozos que querían cursar estudios se tonsuraban y aún recibían las primeras órdenes; gozaban así como clérigos las pequeñas por
rentas, tan
común que apenas
lo
canzaban para su pobre vida estudiantil, de pellanías que les tocaban, y
las ca-
abandonando después
hábito talar dejaban éstas á otros parientes. Los seguían, sin embargo,
la
al-
el
más
carrera del sacerdocio y en-
tonces era para toda su vida
beneficio.
el
Fuera, pues, de esas escasas vinculaciones, todos los bienes de la
familia
se partían
los hijos, siendo entonces tan
facultad de
los padres
por igual entre
limitada
como hoy
la
de mejorar por testamento
algún hijo con perjuicio de los otros.
Las reglas de entre
1®5
tar fueron
hijos y
división igual de las herencias
la la
privación
ideadas en
Francia 146
de
la libertad
de tes-
precisamente
para
PEDRO
destruir de raíz
M.
ARCAYA
nobleza de aquel
la
país,
En¡'-
colo-
la
nia venezolana siempre rigieron leyes análogas,
que sus efectos igualitarios fuesen dos,
como
los
mayorazgos, no
en
la
Madre
Partía,
por
porque su
sin
contrabalanceala
de
institución
establecimiento
prohibieran las leyes á los habitantes de
lo
colonia^
la
sino porque fundarlos no entró en sus costumbres,
Y en
la
para que no
naturaleza
la
arriendos, pudiera
á
quienes en
la
Se comprende que
país.
tierra
futuro
humana podía
previsión
una renta segura con sólo que arrendaran si
no
querían cultivar por
lo
nezuela, en
sí
mismos.
de
dose en
No podía pues,
si
pensar
ni
entonces
valer
el
terreno
¿Pero en Ve-
Calcúlese cuan poco las
tierras,
tenién-
que hoy mismo son baratísimas.
cuenta de
escasez
alcanzar,
época colonial, como podían fundarse
la
mayorazgos de segura renta? debían
suficiente
fundador aseguraba de ese modo lo gozasen, por lo menos
el
lo
hasta donde
del
razón
y altos y seguros sus dejarse un fundo agrícola en ma-
en Europa, escasa yorazgo, porque
había
entrara
misma
puede aún ser de otro modo dada la
población
venezolana.
ninguna persona de sentido común en
fundar mayorazgos
la
Dedúzcase podía
presuponiendo
al-
guna renta derivada de arrendamientos de tierras incultas por extensas que fuesen; y tampoco nadie que tuviera buen criterio podía pensar que fuera tan estable
petuo las
como para cimentar mayorazgo
el
la
fundación de algún per-
valor de las
plantadas de cacao, que era
cultivadas, ni el
fruto
más
aún
valio-
so y que por serlo de árboles de larga vida pudiera 147
;
CLASE3 SOCIALES DE LA COLOXIA
que representaban un valor algo
decirse el
que tuviera práctica de
Todo
fijo.
cosas del país debía sa-
las
ber que esas haciendas no pueden subsistir sin una atención constante para combatir leza tropical
en
la
cual
volverá adueñarse ae
que
roba
le
el
la
las
la
selva
exuberante natu-
lucha
humano.
trabajo
La partición igual, ordenada por bienes hereditarios y
sus
produjeron
siempre por
escasas parcelas de terreno
la
ley,
de los
mayorazgos,
ausencia de
la
naturales consecuencias, y de
allí
mantuanos apenas pocos individuos fuesen «ricos,» aún en la limitada acep-
que en
clase délos
la
que
ción
relativa
país.
Quienes lean
á
la
palabra podía
concesión de tierras ó algún otro papel época, pueden imaginarse
lo
el
de aquella
contrario viendo lar-
gos nombres retumbantes, nombres
como
darse en
superficialmente algún título de
«de corrientes
un personaje de El Emigrado de Bourget por ejemplo: Don Juan Damián Pérez de Medina, Doña Mariana Montero del Barco y Sade aire^
diría
Don Pedro Perozo de Cervantes, en Coro Don Juan Pérez de las Llamozas, Don Cristóbal Vázquez de Montiel, en Caracas, y como esos ejemplos enunciados alazar, eran altisonantes los nomlinas Ortiz,
Don
bres
Felipe Rodríguez de la Madriz y Noriega,
casi
todos que se leen
en papeles viejos,
de
los Capitanes, Regidores, Alcaldes, &, de la colonia
Sugieren
la
idea de que quienes
hombres poderosos, «magnates,»
los llevaban
eran
dueños de gran-
des riquezas, y vistos al través de los recuerdos de la historia romana aparecen ante los espíritus imÍ48
TEDRO
presionables algo
M.
ARCAYA
como
así
representantes en
los
época colonial de los Apios Claudios y Servios Sulpicios de la vieja Roma.
la
Pero también á algún espíritu irónico podrían recordarle esos nombres,
de
Gonzalera,
la
el
Don Gonzalo González
de Pereda y quizás estaría
más
en
lo cierto.
Mas, prescindiendo de nombres,
los
la
verdad
ideas que sugieran
las
es que
entre
aquellos se-
magnates ni ricos sino un muy esque por condiciones especiales de su laboriosidad ó por circunstancias determinadas lograban acumular haberes relativamente importantes. La clase «mantuana» en globo estaba muy lejos de ser
ñores no eran caso número,
tan rica el
como
siglo XVIll
cien mil
se cree.
De
ella
en Coro apenas hubo en
un individuo cuyo capital excediera de
pesos,
incluyendo haciendas, rebaños,
ca-
demás propiedades de toda especie, llamado Don Juan de la Colina. En Caracas que era ía ca-
sas y
pital y
donde
las
mayores riquezas se
habían jun-
tado ¿cuántos de aquellos «nobles» eran millonarios?
De seguro que ninguno
lo era,
calculándose sus pro-
piedades á los precios venales de
la
época.
Puede hacer ilusión á algunos la enumeración de capitalistas que hace Don José Domingo
grandes
Díaz entre
los
iniciadores de
zolana, admirándole
que
tales
la
Revolución vene-
hombres
prohijaran
aquel movimiento. Mas, de ser cierta toda esa rique-
punto que requiere investigarse, no puede decirse que un corto número de individuos acaudalados en
za,
149
CLASES SOCIALES DE LA COLONIA
una clase numerosa, cuyos otros miembros
eran po-
convirtiera en potentada toda esa clase.
bres,
Esta pobreza de
la
ces «miseria» general
era,
como en
res á la emancipación)
mismo que
clase «noble» lo
de todas las del país, (que no
por
demás, enton-
otras épocas posterio-
por las condicio-
explica
se
lo
nes económicas de una comarca de escasa población, sin caminos y á la sazón sin comercio casi con el exterior. Ni en la época en que los conquistadores tuvieron bajo mano, para que trabajaran en su beneficio, á los indios de las Encomiendas pudieron crear riquezas en Venezuela, porque no había elementos para ello.
En
suma,
dalados de
acomodados ó acau-
«nobles»
los
Colonia, salvo una que otra excepción
la
en familias de Caracas, eran
propietarios rurales cu-
ya riqueza consistía en algunas casas mal amuebladas en to,
capital de su Provincia
la
Trujillo,
épocas del
(Coro,
Barquisime-
donde residían en ciertas especialmente cuando ejercían alaño, Mérida,
etc.)
gún cargo Municipal, extensas tierras agrícolas, inmayor parte y en medio de las cuales
cultas en su
tenían
algún fundo de
esclavos
para
su
cacao
labor,
ó
grandes
caña, con algunos
sabanas de
cría
numerosos en los Llanos, partes del país. En Coro, por
donde pastaban rebaños, escasos en las otras ejemplo, casi ninguno
llegó á
poseer
ni
mil reses
vacunas. Esas propiedades agrícolas ó pecuarias las tenían por lo
do
réditos ó
común gravadas con censos
perpetuos á 150
hipotecas, paganlos
conventos y
PEDRO
fundaciones de
bancos de
AROAYA
3Í
capellanías que eran
pequeños
los
época.
la
Para vigilar por
mismos
sí
explotación de
la
sus fundos, generalmente residían en
de
poco se diferenciaba
ellos.
Su vida
de los propietarios ru-
la
de hoy.
rales
Por otra parte,
medio
el
sus efectos psicológicos y fisiolópesar de que entre las gentes
produjo
clada,
obrando sobre
tropical
de raza blanca no mez-
aquellas gentes, que eran
gicos enervantes, á
más
de ascendencia europea las fluencia tropical
y
han sido
resistentes á
la
in-
oriundas de España
las
La abulia con sus naturales consecuen-
Portugal.
de decaimiento y abandono no era rara entre aquellos hombres, y así, ya desde el siglo XVII se cias
vio
ruina
la
que esa misma haciendo de producción
y
la
influencia
aquella
casta
como
extraordinario
ron cias
misma
raza
por fenómeno de
Verdad es medio
degenerativa del
materia
apta
los
surgiese un
en
Bolívar;
en Ribas, Bermúdez,
de su
conquistadores
oscuridad.
para
la
de anormalidades psicológicas, pudo ser
causa de que de su seno
sivo,
de
descendientes
familias
á
terminar en
en
Montilla y
con menor atávico,
él
genio
tan
grado exce-
muchos
otros
intensidad, revivie-
dormidas
las
conquistadores del
siglo
XVI
tenden;
ahora
hablaban de Independencia y Libertad porque eran las ideas reinantes, pero el fondo psíquico permanecía
el
mismo, esto es
nes violentas,
el
la
necesidad de las sensacio-
placer de las batallas, la satisfacción
de innatos anhelos de
gloria 151
y
poderlo,
CLASES SOCIALES DE LA COLONIA
la mayoría de la clase que estudiamos más componían hombres de caracteres tímidos y encogidos, verdad que no desconocerá en cada localidad quien haya manoseado los papeles viejos de los archivos, donde leyendo testamentos, escri-
Pero
bien
la
turas de contratos, particiones de bienes, pleitos, se
aprende á conocer se
tratara.
la
como
gente de antaño, casi
la
Todo
que tenga
el
el
hábito del es-
tudio de archivos encuentra exactísima Taine, que refiriéndose á
si
la
frase
de
de fines del
los franceses
antiguo régimen y comienzos de la revolución que estudió en los documentos mismos de la época, dice que á veces en
silencio de los Depósitos don-
el
de estaban acumulados esos documentos,
le
entraban
deseos de hablar á los muertos cuyos nombres leía, de tal manera se le representaba claramente su modo de
vivir y
de pensar.
Las «encomiendas» de indios fueron patrimonio
de
los
y sus descendientes
conquistadores
principios del siglo
bien suplían
la
falta
XVIII. Pudiera parecer
de
grandes
hasta
que éstas
mayorazgos, dan-
de los conquistadores poderío y riquezas permanentes. Pero en primer término con-
do
á
las familias
tra esa conclusión
hay
el
hecho de que
das no eran hereditarias sino por dos ó tres vidas, esto
es,
padres á hijos por dos ó tres
demás ron
lo
las
«encomiendas»
que en México y
que se trasmitían de generaciones.
de Venezuela el
encomenderos de 152
Por
lo
nunca fue-
Perú, es decir de gran-
des comunidades indígenas, sino de pos. Así los
encomiencuando mas
las
vitalicias y
pequeños gruAjaguas
ios dirajaras y
PEDRO
M.
ARCA YA
XVIII, apenas teuno un corto número de indios bajo su gobierno. Creemos que lo mismo ocurría en las demás localidades de Venezuela, pues los únicos pueblos numerosos eran los de Misiones. Es un estudio que está por hacerse el de las Encomiendas
de Coro, de principios del siglo nían, cada
aquella época, pero indudablemente se llegará á
de
tantes
que
de
conclusión
la
como para
nunca
fueron
impor-
tan
convertir en poderosos á quienes
gozaban.
las
Como vinieron
antes dijimos, las funciones Municipales
con los blancos
XVIII, junto
gados
al
mantuanos ó nobles sino
llamados de «sangre limpia.»
mantuanos y blancos
tre
siglo
europeos, recién
lle-
á la de
mas ordinariamente
del estado llano,»
los «blancos
del
que no pertenecían á
país, otros criollos
clase de los
la
mediados
desde
á compartirlas
— Esta
llanos,
en-
distinción
ha pasado desaper-
cibida á los escritores que se han
De
cuestiones.
allí
ocupado en estas que no se den cuenta de como
existencia de esta clase
la
de blancos del
que
llano» con prerrogativas
casi
los
«estado
igualaban á
mantuanos, fue un correctivo del exclusivismo que de otro modo habría existido entre
los
blancos
las
clases de
la colonia.
Homogéneas
eran, ya
cada una
lo
vimos,
en
psro eso poco duró.
A
raíz
misma de
XVI
siglo
el
de las tres castas: blanca, negra é la
india,
conquista
comenzaron á nacer
los mestizos^
hijos de los con-
quistadores con las
indias de
tierra.
ni
la
No
fueron,
con mucho, frecuentes en Venezuela, como 153
sí
en
CLASES SOCIALES DE LA COLOXTA
de
otras partes
América,
la
aquellos con estas,
estaban
bres indias venezolanas
como
matrimonios
los
de
se explica porque las po-
lo cual
muy
lejos
de ser
de México, Centro América y
las princesas
el
matrimonio fué grande el númestizos nacidos. Algunos los educa-
Perú. Pero fuera de
mero de los ban sus padres consigo, como si fueran hijos legítimos, dándoles su apellido, de modo que cuando salían con
buenas cualidades, talento ó valor guerrero,
se incorporaban á
clase de los conquistadores.
la
figuraron en las últimas guerras del siglo
como
tizos
del
nacidos durante en
país los
el
Así
XVi mes-
Ruiz Vallejo, Fajardo y otros, primeros años de establecidos
Barrio, los
De modo que en suma blancos puros ninguna dife-
españoles.
entre esos mestizos y los
rencia legal ni aún social había, porque
de ser hijos naturales poco debía de
la
circunstancia
influir
en
el
con-
cepto de sus contemporáneos, cuando en España, por la
las
misma
época, los bastardos, numerosos en todas
casas de
la
bros de esta y
como
la
como puede
«Historia de la Casa de Lara»
años del siglo XVI
el
núcleo de
la
á la
por Salazar.
incorporados
en
casta conquista-
Los más de
dora, fueron poco frecuentes.
maron
genea-
verse por ejemplo
Pero estos casos de mestizos los últimos
como miem-
tales figuraban hasta en las
logías de las familias,
en
eran contados
nobleza,
ellos for-
clase de los blancos del
es-
tado llano, pues con sus familias se enlazaban los eu-
ropeos del
niendo
al
mismo estado país
en
la
Madre
después de efectuada
no podían gozar de
las
prerrogativas 154
Patria, la
que
vi-
conquista
de primeros
rSDliO
Por
pobladores.
T-I.
AIICAYA
demás en
lo
los
pueblos de indí-
genas, ya reducidos y civilizados, en algunas familias^ capitanes y caciques que tenían
es decir las de sus
matrimonio, ora los
relativa importancia, contraían
descendientes
de
primeros
los
ropeos venidos después, de
formación de
ora eu-
proceso de
el
mestiza continuó durante los
casta
la
mestizos,
modo que
sig'os XVll y XVIIl.
Las leyes y tivo de blancos raza
costumbres daban
las á
califica-
el
todos esos mestizos en
blanca sólo estaba mezclada
con
la
que
la
indígena.
Asi es frecuente hallar en los archivos, justificativos
en
que se prueba que se era
mengana
blanco y de
mo)
y se pedía, acordándola
ratoria de
estar
el
hijo de fulano de tal
india (aún al
no siéndose
Magistrado,
la
legíti-
decla-
promovente «en posesión de es-
tado de blanco.»-
Por
lo
constituían
demás no
sólo eran los mestizos
los
clase «blanca l!ana^>, sino también
la
chas familias de pura
que
mu-
raza blanca, provenientes de
europeos pecheros venidos con sus mujeres posteriormente á
la
conquista y de los isleños canarios laal país en gran número. Aún
bradores, que arribaban
familias descendientes délos primeros conquistadores
y pobladores
campos,
pero
que, por
residir
habían dejado de figurar en
los «nobles-^
de
la
en
apartados
e!
grupo de
respectiva ciudad cabeza de parti-
do, quedaban englobados en esta clase de
los blan-
cos llanos.
para casi todos los
Estos últimos eran hábiles
empleos de
la
colonia y para 155
el
sacerdocio,
la
abo-
CLASE? SOCIALES DE LA COLONIA
gacía y
demás
Todo
carreras liberales.
iban ganando en importancia perdíalo
tuana" y
y
otra
al
que
lo
la
cabo ya á principios del siglo confundían.
se
casi
Ahora bien, "blancos de
ellos
"manXIX una
clase
por un
si
lado
sangre limpia"
se
vagas
y
"nobleza" por ser ya
la
de
clase
con
confundía
confusas
los
comunes, por otra parte se confundía con
teras
demás
pueblo, por ser así
clases del
la
las fron-
mismo
las
inde-
cisos los límites entre ellas.
hemos
descendía
de
que bastaba probar que se europeos por algún ramo, aunque visto
confesara, declarándolo
teresado, la
como blanco de sangre
considerado
Para ser limpia ya
que
por
expresamente, costados
otros
el
mismo
descendía
in-
de
Lo único que debía probar era no raza africana por ningún ascendiente.
raza india.
tener de
Ahora
la
bien,
como
la
prueba se hacía por testigos,
fácilmente se hallaban quienes declararan que
mulata, por
ejemplo, era
encontrará en cada
minar papeles
pueblo
el
como
A
se
las
abuela
viejos.
De todo esto se deduce que no eran salvables
la
Casos auténticos que se ponga á exa-
india.
diferencias
de
castas en
la
tan
in-
colonia
cree.
primera
infranqueable
vista
parece que
había un valladar
pardos y blancos, porque siguiéndose por los nombres se cree que eran estos últimos los puros descendientes de los Europeos, entre
pero no hay razón para creer en esa distinción absoluta 156
PEDRO M ARO AYA
cuando se recuerde
el
establecido,
que
era
esto
es
una denominación
punto
hemos dejado
que
de blanco
calificativo
el
que abarcaba
legal
también
mestizos.
á los
La
temeraria que las leyes
exclusión injusta y
de los que descendían
hacían de los pardos, esto
es,
de negros, ora en mezcla
con
para
dios,
venía
ríficas,
que
facilidad con
la
color oscuro que
e!
india
su correctivo en las
tener
á
mediante
bres,
blancos ó
con
in-
honocostum-
los cargos públicos y las carreras
se
aunque en realidad
que se comprobaba era por sangre
tenía lo
por
fuera
la
africana.
Corregían también aquella dureza las gracias y dis-
pensas especiales que los pardos de alguna signidel Monarca español, cuando las demasiado evidentes de su naciimpedían el socorrido expediente de los
obtenían
ficación
circunstancias
miento
les
de mestizaje indígena.
justificativos
De llevando
se conservaban de raza pura,
los indios sólo el
de
calificativo
las
ciudades
se
si
habían
confundíanse
con estos
maban
los
entre
algunos
tales,
pueblos de raigambre autóctona.
esclavos y
negros
libres.
con
Volviendo en
con negros for-
si
pardos.
á
los
libertos,
lo'
Los descendientes los
sino á
de
los
últimos,
raza africana, se
pardos.
á los indios,
muchas partes
común
diciéndose de éstos
como generalmente no eran de pura confundían
los
mezclado con blancos
últimos,
Negros no se llamaban por los
en
Los que habitaban
del
debemos observar que
país no 157
se
guardaban ya
CLASES SOCIALES DE LA COLONIA
en
siglo
el
XVIII
gentes de otras
que prohibían á
leyes
las
castas
las
establecerse en los pueblos
modo que ya confundidas las casno eran indios puros muchos de los habitande esos pueblos, cuyas condiciones por lo de
de aquellos, de tas tes
más variaban según las circunstancias de las No es exacta, en cuanto á que sea
loca-
lidades.
cable á todos los
que de
tura
en mira
los
pueblos indígenas,
ellos
hace Baralt,
de su
provincia
:
el
pin-
cual tuvo sin
duda
Maracaibo.
Coro mejoraron grandemente bajo los restos
esto es
lonial,
mera época de
el
Los
de
régimen co-
que sobrevivieron
emigraciones ocurridas
persecuciones y
apli-
la triste
en
á
la
las
pri-
conquista.
la
Lucha de clases propiamente entre nobles, blancos del estado llano y pardos, nunca la hubo durante la
colonia.
Pudiera
creer
lo
contrario
quien
re-
cuerde los ridículos pleitos de fines del siglo XVIII
sobre prohibición de uso de mantos, discusiones sobre derecho á llevar
Iglesias y otras
esterillas á las
necedades que se hallan en
los archivos, pero leyen-
esos mismos procesos al cabo se advierte que muchos de los litigios que en la apariencia eran de
do
«mantuanos» contra «pardos», no eran en el fondo de y «blancos.» No teniendo pues conciencia los pardos de la injusticia que se cometía con darles
un
especial
calificativo
que
los constituía en
clase
porque las ideas de la igualdad natural de hombres, proclamadas por los filósofos fran-
inferior,
los
no habían penetrado hasta ellos, claro es que la condición en que nacían como un hecho natural, sobre cuya injusticia no entraban á raciocinar. Los que de algún modo se elevaban no traceses,
aceptaban
taban de combatir gal,
la
iniquidad de
la
diferencia
le-
que procuraban individualmente incorpomediante justificativos subrepticios ó por
sino
rarse,
dispensas compradas, á
la
clase de los «blancos del
No ha sucedido
estado llano.»
así en los países en
donde ha habido verdadera lucha de beyos de lograrla
;
Roma
combatieron por la igualdad hasta no buscaban sus miembros, aisladamente,
incoporarse á
la
casta patricia.
La lucha de clases habría
después
de
la
estallado formidable
Independencia, cuando las
igualdad se expandieron por todas partes, tiguas castas
perpetuar
Los ple-
clases.
la
ideas de si
las
an-
mantuana y blanca hubieran querido la de pardos. Ya
distinción entre ellas y
conscientes éstos entonces del ultraje que aquella clasificación, habría habido 161
implicaba
sangrientas
ri-
CLASES SOCIALF.S DE LA COLONIA
se evitaron
porque preci-
igualdad las
proclamaron
validades colectivas. Pero
samente
de
ideas
las
movimiento separatista partidarios del Rey
los «blancos», iniciadores del
de
y los
quedaron
ellos
que
fueron
arrollados en
el
torrente de
Indepen-
la
dencia.
En la Colección de Blanco y Azpurúa figura un documento en el cual el Cabildo de Caracas en 1796 protestaba contra el comportamiento de ciertos empleados españoles que protegían á los mulatos y pardos. Pero no vemos en todo eso ni en los actos posteriores sobre gracias que la influencia de aquellos
em-
pleados logró obtener en pro de los pardos, sino validad
ocasional,
por móviles
sin
ri-
duda persona-
lísimos, entre personages del Cabildo y los funcionarios españoles á quienes ellos acusaban.
Como
empleados habían informado á España, y verdad, que ninguna diferencia importante ya
entre
las
castas
coloniales,
por hacer aparecer como falsos rivales
españoles, escribían
al
los
del
esos
era
la
existía
Cabildo,
informantes á sus
Rey pintando con
vi-
vos y exageradísimos colores una distinción que ya iba esfumándose. De seguro que si los funcionarios españoles hubieran informado en otro sentido, los del Cabildo habrían dicho
No el
lo contrario.
es extraño pues que
Cabildo,
aristocráticas,
cabo de pocos años no tenía tales ideas apareciera promoviendo la Revolución
que
en
al
realidad
en 1810.
La indecisión de las clases populares por
de
la
.Independencia en su
inicio,
162
la
idea
no dependió en mo-
PEDRO
M.
AUCAYA
do alguno de odio ó desconfianza hacia ios «mantuanos» propagandistas del movimiento, sino de las ideas religiosas
cuyas
blo, en
mandades y
muy
extendidas entonces eu
El nombre del Rey, nimbado de mitos y leyendas,
cofradías devotas.
lejano personaje
del
pue-
el
innumerables her-
prosperaban
filas
figuraba en las oraciones, pues en los templos se diri-
gían preces á Dios por su salud.
A las almas
sencillas
debía de parecer sacrilegio atentar contra su autoridad.
Para destruir esa influencia era menester mover
do
espíritu de las
ru-
el
masas y no podían hacer ésto
las
¡deas abstractas sino las afecciones vivas.
Era menester que se removiese por
fondo psíquico, para que, de
Y
volviesen los ojos las masas
la raza,
dillo,
representante
al
precisamente
dujo
la
Cacique
del
al Jefe, al
el
Cau-
precolombino que
primeros Caudillos
los
guerra
los instintos
pro-
guerra estuvieron en las filas realistas. Bas-
ta
nombrar
él
iban
que
la
despiertos
á
las
Boves para comprender que detrás de no por amor al realismo
multitudes,
representaba
Cuando en populares
el
sino
bando
como
su
por
Páez, claro
es
decidirían por la Independencia,
esta idea
por
sino
prestigio
personal.
patriota aparecieron Caudillos
amor
á
masas se
que
las
no
por afecto por
los Jefes
que
la
pro-
clamaban. El
ejemplo de
blo de Coro á
según
él
hacia los
tuvo
muy
la
Becerra, la resistencia del pue-
idea de la Independencia, explicada
la desconfianza de «los humildes» «magnates» que lanzaron tal idea, esmal escojido porque precisamente en
por
163
CLARES SOCIALES DE LA COLONIA
Coro en nada, materialmente en nada, influyó ningún rencor de clases, para la casi unánime resolución en la
de sostener
Provincia
nóse esa decisión por rlanos
la
cause del
Origi-
rivalidad general de los có-
la
Caracas, donde se
contra
Rey.
había iniciado
el
movimiento separatista y especialmente contribuyó sentimientos realistas la iná mantener vivos los religiosas, por la
de las ideas
fluencia
asociación
de conceptos que se había formado entre los nombres de Dios y
el
Rey.
Ya para 1821 se había formado en la Provincia un partido patriota, que aunque corto en comparación del realista, componíanlo hombres decididos. En la lucha tenaz que luego hubo entre ambos bandos cada quien se decidió según sus sentimientos, convicciones ó aún conveniencias personalísimas sin que en nadie influyeran prejuicios de
clases.
La mayor parte de los llamados "mantuanos"
guieron dier®n
la
causa española suelo nativo
el
muchos pardos.
;
y por pero lo
hasta
ella
mismo
si-
per-
hicieron
En
cambio el partido republicano lo encabezaban un grupo de "mantuanos" (parientes cercanos délos que figuraban en la causa realista)
y
de "pardos,"
unidos bajo
En
única denominación de patriotas.
la
los
común y pueblos de
si fué unánime hasta lo último y verdaderamente heroica la fidelidad al Rey, más no era por aversión hacia los "mantuanos" pues precisamente
indios
los
más de
éstos estaban en las
La conducta de lla
emergencia
los
se
pueblos
explica por 164
mismas
filas del
indígenas en la
Rey.
aque-
misma causa
ge-
PEDRO M. AE.CAYA
neral anotada, esto
la
es,
de las
fuerza
Influyó también la leyenda de
giosas.
su antecesor Manaure con
los
ideas
reli-
alianza de
la
conquistadores
es-
penalidades y opresión de los primeros tiempos de la conquista, ignorando que
Olvidadas las
pañoles.
Manaure, perseguido por Alfinger, había tenido que
romper
la
alianza é irse lejos, sólo sabían los indios
de fines del siglo XVIII y principios del XIX lo que sus Curas Doctrineros y Protectores blancos les decían, que la sumisión de sus antepasados al Monarca español
había sido obra de un pacto libremente
contratado y fielmente cumplido, cuya fé debían ellos
guardar en recuerdo gran Manaure
el
de
su Cacique leyendario,
el
cual
«.Tamas palabra dio que la quebrase «Ni cosa prometió que no cumpliese»
como
decía
el
cronista poeta Castellanos.
Tocada
así
hábilmente por los españoles la fibra de la lealtad en esta raza caquetía, cuya sinceridad é hidalguía eran proberviales,
de
todos
los
vibró intensamente y los indios pueblos de Coro, especialmente los de
Paraguaná, pelearon
renombre de
leales
hasta morir
para perpetuar
de sus mayores.
CORO, 1908.
-'^®^--^g)^-
el
í !
Mí
:
FEDERACIOH Y DEMOCRACIA EN VENEZUELA Ctonisrencia leída en el
el
Liceo de Ciencias Políticas de Caracas
13 de marzo da 1910
Señor Ministro de Instrucción Pública: Señores Rector y Vicerrector de la Universidad
Damas y
caballeros:
Señores Miembros del Liceo:
Grande honor me habéis discernido, jóvenes que componéis el Liceo de Ciencias Poéticas, al darme sitio entre
campo de
vuestros socios honorarios, ilustres en
Foro. Profundamente os
comprendo que sólo
He que
á
elegido para
lo
el
en las lides de!
las ciencias jurídicas y
agadezco, porque
bien
movido.
la
benevolencia os ha
la
presente conferencia un tema
primera vista parece extraño
tudios de esta Corporación, pues
al
género de es-
me propongo
exa-
han equivalido á luchas de clases sociales las contiendas de nuestros Partidos históricos, especialmente la Guerra federal. Pero á poco advertiréis que cuestiones como ésta y todas las demás que tengan por objeto investigar los móviles de las conmociones políticas del País no deben seros indiminar
5i
ferentes.
En
efecto,
para formaros
cabal
concepto
de
nuestro medio social, para penetrar las causas pro-
fundas que determinan su estado y poder luego, como legisladores ó
como
políticos,
169
tener noción
precisa
PEDRO
necesidades
de SUS conveniencias, debéis estudiar
ARCA YA
M.
y sentimientos,
venezolana conforme á
historia
la
modernos métodos, que son de riguroso análisis y de serena observación de los hechos, no de entusiasmos ni de afecciones ni antipatías personales. Es los
como debéis prepararos
así
á vuestra misión de
hom-
bres públicos del porvenir á que estáis llamados por naturaleza
la
misma
de vuestros estudios.
donde se cursa convicción de que el papel del
Hora es ya de que en el
derecho penetre
la
hombre versado en
las aulas
las ciencias políticas
no debe
li-
mitarse á las meras funciones profesionales del abo-
gado que
litiga
en
Tribunales,
los
ni
del
Juez que
en ellos dicta sentencias, sino que debe afanarse
en
donde se ventilan los altos problemas que interesan á la vida pública de la Nación,
llevar á las regiones
palabra
la
de
su ciencia, pues, como sociólogo,
corresponde mostrar cuál es de esos problemas
niente tarla
ó dificultarla los
nes ha
resultado
gremio ios
Patria,
esplendor
el
países
y
Como humilde leeros
fiesta,
te
y
de cuyas
facili-
agitacio-
nuestra historia.
os
poseéis,
haréis
un
y devolveréis á nuestro
importancia que en todos
cultos goza.
estudios he escrito á
la
le
más conve-
cómo pueden
trama de
la
la
y
factores
de esta convicción
Si
gran servicio á
solución
la
la
después
contribución á la
cual será la nota
de
la
esta
pobre conferencia vibrante
del
clase de que paso
tedio
pensador, Doctor Díaz Rodríguez, orgullo 170
en esta
palabra del eminen-
de
la
:
FEDEBACIÓÍT Y DEMOCRACIA EN VENEZUELA
me
Patria y gloria de las letras castellanas, que precedido en esta Tribuna.
ha
*
modesto Doctor Lisandro Alla Gue-
interesante «Historia de zuela», citando
Guzmán
dio
en
estas el
Congreso de
3nde han sacado que ga
amor esta
'
palabra
pueblo
el
á la Federación
cuando
significa.
que
de otros
'
palabras
nos
Esta
dijimos
revolución necesita bandera, ya
no quiso bautizar federal, invo|n el nombre de ^sa idea, porque si los contrai
de Valencia
;ran
dicho Federación, nosotros
Centralismo la
verdad
!"
el
señor Guzmán.
El
la Guerra Es asunto decidido por la crítica histórica que aquella Revolución no podía tener por móvil verdadero el ideal abstracto de nnplantar instituciones federalistas que ninguna razón de amar tenían los que se alzaron. Acordes
de los antecedentes de
demuestra.
en esta conclusión están Alvarado en su libro
do y
el
profundo
sociólogo Doctor José Gil
cita-
For-
su reciente y monumental «Historia Constitucional de Veuezuela.> (1) toul en
(l)
A
la
conferencia en
misma conclusión había llegado el
el
autor de esta
estudio «La Federación en Venezuela,» publi-
cado en El Semanario de Coro, Núm. 23, 171
del 17 de junio de 1899.
PEDRO
M.
ARCAYA
de sus conveniencias, necesidades debéis estudiar
hiistoria
la
y sentimientos,
venezolana conforme á
modernos métodos, que son de riguroso
los
análisis,
^^^®?}'\*^
y de serena observación de los he
(1) toul en
(l)
A
la
conferencia en
misma conclusión había llegado el
el
autor de esta
estudio «La Federación en Venezuela,» publi-
cado en El Semanario de Coro, Núm. 23, del 17 de junio de 1899. 171
PEDRO
^mbo5
Pero
ción caracteres
á
la
expresada Revolu-
tendencias que no creemos
y
Bien comprendemos todo
y respetabilidad de
el
que peso
opiniones emitidas por es-
las
mas como
tos ilustres maestros,
convicción
ARCATA
atribuyen
realmente tuviera.
tra
31
es profunda nues-
en los puntos en que de ellos
nos
apartamos, nos atrevemos á exponer nuestras ideas 5('bre
el
particular.
Dice
Fortoul:
Gil
"caudillo militar Falcón
"mánal
disfrazar con un
que el Guz-
"La verdad es
(2)
y
propagandista
el
civil
nombre cualquiera sus am-
"biciones personales no comprendieron por los años
"de 1858 y 1859 la enorme influencia que ese solo "nombre de Federación iba á ejercer en los destinos "del
pueblo venezolano.
El
"transforma radicalmente en "iu'ulta
hasta
"política de
"dera de
cerebro de
la
se
gente
su signifcaación puramente
perder
autonomía
término Federación el
local
todo género de
para convertirse en ban-
reivindicaciones democrá-
y en tendencia á una definitiva igualación de "todas las clases sociales." Y más adelante agrega: (3) "ticas
"iQuién sabe qué odios se despertaron en tantas al"tas almas incultas, qué
deseos de venganzas, qué
"recuerdos de injusticias de iniquidales! ¿La liber"tad política? tlabía sido privilegio del amo, del doc"tor, del
"tanto
hacendado.
como
la
La
Patria?
idea
confusa, casi
de los llaneros de Páez en
"emancipación, en todo caso
la
la
época de
idea de Patria apenas
"se distinguía del hecho de poseer tierra. Propietario (2)
Hiátoria Constitucional de
(3)
Op.
cit.
Tomo
2,
pág. 381.
172
Venezuela
Tomo
2,
pág. 399.
¥KDERACTÜN Y DEMOCRACIA EN VENEZUELA
"y oligarca eran casi
sinónimos para
el
peón. De
"todas las teorías políticas leídas por algunos en pe-
más en
"riódicos, oídas por los
"nes,
la
"era "ser
credo de los pobres, de los oprimidos, de los
el
"despreciados por "gro igual
al
color de su
el
blanco,
pobre
el
Tratábase
"rico! "luta, la
de
igualdad social,
Alvarado condensa "lucha fue en "
ración
cial
en
del
pobre
igua
al
." ,
.
mismas
las
estima
cuestión so-
la
proletariado
calor de aquella contienda
modo
al
pesar
á
de los
Pero
al
cuestión social
directores él,
del
que fuera
admitir que existió en-
acepta,
aunque sólo en
conclusiones de algunos escritores vene-
zolanos de
la
generación joven, que adscritos
to del Partido Liberal
tiempo de
fede-
como surgida espontánea-
de carácter político.
parte, las
la
(4)
movimiento, que sólo intentaron, según tal
así: "La
ideas
democracia y
la
guerra federal
y en cierto
tonces
ne-
abso-
Fortoul
Gil
el
rico, el
asunto de forma."
la
¡Por fin
piel.
realizar la igualdad
por
realidad
En verdad
mente
masa anónima
la
igualación de clases. Este debía
igualdad ó
la
rápidas conversacio-
única que podía entrar en
criollo
las ideas del
y enamorados
al
al cul-
mismo
radicalismo francés, que tiene
sus visos y matices de socialismo, se afanan en juntar aquel culto á estas ideas, suponiendo piraron lla
á
que
ellas ins-
Partido Liberal y así sostienen que aquecuestión se agitó en la guerra federal, pero no al
pesar, cerno cree Gil
(4)
Alvarado.
Fortoul,
Historia de
la
173
del
Partido
mismo
Guerra Federal, pág. 536.
ARCAYA
PJfiDRü M.
esto es, de sus directores y representantes, sino cons-
cientemente suscitada por
el
grupo
liberal,
empeña-
do siempre en el mejoramiento y exaltación del proletariado. Según ellos, la lucha de los partidos oligarca y liberal representó desde su origen una contienda entre las clases elevadas y fo del erudito escritor
su Historia
(5)
la
plebe.
por Gil Fortoul insinúa así de
la
párra-
tal teoría:
Liberal no es otra cosa que
"La aparición del Partido "la continuación
Un
VallenlUa Lanz, publicado en
lucha social
empeñada desde
"la Independencia, la manifestación principalmente
de
"ese gran desequilibrio entre las razas pobladoras de
"nuestro territorio, cuya íntima fusión no se ha veri"ficado "ción,
sino por los medios violentos de
porque no de otro modo han podido romperse
"las vallas
que
"opuesto á
la
los
poderosos prejuicios de clases han
evolución igualitaria."
Así pues,
la
trama de nuestra historia
sería el desarrollo de (5)
revolu-
la
una lucha de
política
du-
clases, sorda
"Historia Constitucional de Venezuela."
Tomo
2,
pág.
178 en nota. No nos parece que Vallenilla Lanz, sociólogo niano, pueda tener religión partidaria que influya en sus cios
(como tampoco, naturalmente,
tienen
la
Gil
Fortoul
taijuini
Alvarado) y así nos lo hace ver su artículo "La Evolución Federalista" publicado en El Cojo Ilustrado del 15 de noviembre de 1909. Pero hemos insertado Fortoul, porque aparece
el
párrafo suyo que
condensando
timos acerca de lucha de clases en
las
publica Gil
opiniones que comba-
génesis de nuestros Par.
la
tidos políticos criterio, que quizás resulte, en el libro que pre-
para
habrá
Vallenilla él
Lanz,
hecho de
tinto al de odios
los
modificado por
innumerables
el
estudio que sin duda
factores, de carácter dis-
de castas, que influyeron en
aquellas agrupaciones.
174
la
formación de
FEDERACIÓN Y DEMOCRACIA
rante la
con
patente
colonia,
la
la
desde
ya
iniciación de
la
francamente
Independencia Nacional,
guerra
VENEZUELA.
EIí
formación del Partido Liberal civil
transformada con
declarada
y en
cruenta
revolución federal.
la
Desde este punto de vista nuestras contiendas de liequivaldrían, en cierto modo, á las de plebeyos y patricios de la vieja Roma y aún
berales y oligarcas
proletariado y dernos pueblos europeos
á las del
No juzgamos
así
capitalismo de los
el
nosotros
mo-
evolución política
la
venezolana. Ya en un estudio especial que publica-
mos en la pamos en llegamos á
Revista
Mes
las clases la
Literario,
de Coro, nos ocu-
durante
sociales
la
conclusión de que no hubo
colonia y en aquella
época odios colectivos de castas, sino qne en cada
una se formaban, ocasionalmente, grupos rivales, cuya enemistad habría podido degenerar en sangrientas contiendas, á
no impedirlo
el
freno
de
las
severas leyes penales españolas.
En cuanto ta
á los orígenes del Partido Liberal bas-
recordar los nombres de
siguieron representándolo,
quienes
como
sus
lo iniciaron
y
directores
y propagandistas, para comprender que era una agrupación puramente política, compuesta de hombres de todas las clases,
unidos, no por
de carácter social sino por
el
simpatías ni odios
deseo de conquistar
Poder y de lanzar de sus alturas á quienes cían; á éstos calificaban úq oligarcas
el
lo ejer-
no en el sentido deque constituyesen un grupo quefue^e ni aún que pretendiese ser aristocrático; sino en el de que eran unos pocos, que se habían adueñado del poder y no 175
PEDRO
querían abandonarlo.
ran con derecho á
miento el
No
atribuían que se creye-
les
de su naci-
ejercerlo por razón
sus riquezas, sino que
de
ni
ARCAYA
M.
favoritismo de Páez. Léase
detenían por
lo
prensa oposicionista
la
de aquella época y se verá que es leyenda, forjada posteriormente, la de que hubiera lucha de clases sociales en
tanto tiempo empleado, sueldos,
los
si
negocios
al
políticas y aún blanco ó negro, tenía
meramente
las cuestiones
diremos personalísimas
(si
si
X,
N. gozaba de tres ó cuatro
banqueros A. y
amparo
del
hacían
B.
pingües
que se ven-
favor oficial)
tilaban en aquellos periódicos.
mismo Don Antonio Leocadio Guzmán, el más genuino representante de nuestro
El
fundador y
después
liberalismo criollo, combatió
"Ya que se tiende á suponer, escribía
él
esa
leyenda:
en 1869 que
el
"Partido Liberal era sólo compuesto de individuos del
"pueblo: tres cuartas partes de "bre
"beral."
altas así:
"y en
lo
que
de mantuanismo pertenecían á
Y enumerando
clases
en
que formaban
el
ese
"Un partido que presidió
lleva el
la
li-
escrito
las
mismo grupo,
el ilustre
nom-
comunión
se expresa
Martín Tovar
figuraban tantos hombres connotados y "aún ilustres ¿ no éramos sino un club de faccio-
que
"sos ? La gravedad y moderación que tanto re"comiendan á nuestro clero no permit'an que él "formase una sociedad, pero es evidente y notorio "que dos terceras partes de las Dignidades ecle"siásticas
y Venerables Párrocos pertenecían
al
Par-
"tido Liberal. Los Suárez Aguado, los Cspinoza, Díaz,
"Ravelo, Osío,
el
Iltmo.
Pérez 176
de Velasco,
Rivero,
FEDERACIÓIs Y DEMOCRACIA KN VENEZUELA
"Guzmán,
Pereira, Betancourt, Aguinagalde,
y
como
"éstos, esclarecidos y prominentes ministros del Señor,
"como nuestro
actual y dignísimo Prelado el virtuoso "y patriota Guevara, dos terceras partes por lo menos
respetable
"del
clero nacional."
"Tampoco formaban sociedad Libertadores
""tres
"Ejército de
la
Patria,
"elevadas pertenecía "la
al
especial los ilus-
dignos sucesores
sus
y
en
el
que casi entero en sus clases Gran Partido Liberal. Desde
primera espada desenvainada en América en de-
"fensa de
la
libertad,
"dido
Rodríguez
"reció
tan justamente
"tador, véase la "ros,
que en
"Mejías,
ella
lista
desde Toro,
el honrado y desprendesde Marino que me-
eminente
el
Beluche, Castelli,
título
de Liber-
aquellos hombres precla-
de
se encontrará
Valero,
Briceño,
"Cala,
del
el
á Carabaño, Olivares,
Borras,
Conde, Monzón,
desgraciado
Rodríguez^
"Castañeda, Veroes, los tres Jiménez, Austria, Gue"vara, los Garcés, Parejo, Acevedo, Morales, Carrillo,
"Carmona, "cia,
"y
el
valiente Gar-
Hernández, Pulido, Renden, Bustillos, Zárraga,
como
"tido
ellos bastarían á ennoblecer cualquier Par-
los
"Ibarra, "
Lugo, 'Núñez, Vallenilla,
dos honradísimos y patriotas Ayala, los Salom, Blanco, Lara, Silva, los Mo-
Montilla,
nagas y otros muchos que en
el
momento no pueden
"estar todos en la memoria."
"la
"En lo civil recuérdese con justicia y exactitud inmensa lista de hombres eminentes que nos per-
"tenecieron. (6)
"
(6)
Antonio Leocadio Gazmán. Datos Históricos
páginas 265
á 267.
177
Tomo
2
PEDRO
De modo que
nosotros diéramos importan-
si
concepto de clases sociales en
cia al
Venezuela,
estaríamos
tomó
Partido que
nombre de
el
taban los
ver en
Liberal
luego que
una comusu seno es-
en
el
existido: la nobleza
que han
quiera
sangre,
Generales y en
y los viejos
clero
consecuencia pudiéramos también creer que Partido, la
el
elementos que caracterizan tales agrupa-
ciones donde la
historia de
la
para
autorizados
nión aristocrática, desde
de
ARCAYA
M.
de Páez,
el
democracia, de
llamado Oligarca, era
el
el
de
Pero no incurriremos
plebe.
la
otro
el
tal error, sino que sostenemos, apoyados en todos los hechos que así lo demuestran, que ninguno de los dos Partidos era en sus hombres ni
nosotros en
en sus
que
el
ideales
timientos
más
intereses
ni
pasiones de las
más demócrata
ni
En Venezuela jamás
otro.
más
aristócrata
sen-
lian existido
colectivos
clases, sino
de
grupos de individualidades,
salidas de
diversas capas y unidas ocasionalmente.
Así pues, ni
mantuanos,
militares, ni
ni
cléri-
gos, ni proletarios obedecían á sugestiones de clases
para incorporarse oligarca, a!
quien
uno ú otro bando,
á
liberal
ú
delinearse ellos en nuestra historia. Cada
obraba según sus simpatías ó intereses per-
sonalisimos.
Causa de falsas ideas !a
memoria
agitaron en
la
este
á
época
de
la
formación de
dos.^xpIiquémoslas. Aplicando
economistas liberales ley
de 10 de
abril
respecto ha sido
cuestiones económicas
de las
otorgó á
de 1834 178
la
las
los
ideas
que se los Parti-
de
venezolanos
los la
libertad de contratar,
FEDERACIÓN Y DEMOCRACIA EN VENEZUELA
de
modo que
pudieran gravar sus
bienes en segu-
sus obligaciones y estipular bases para su remate en caso de falta de pago, como así mismo ridad de
que pudieran imprevisivas
pactar intereses ad libitiim. Gentes comprometieron sus fincas para obte-
ner numerario. Malbaratáronlo
sus cálculos respecto de
las
ó saliéronles fallidos
empresas en que
lo in-
Reclamaron los acreedores y para pagarse hacían rematar, conforme los pactos celebrados, los
virtieron.
inmuebles que hubiera
de garantía. Clamaban en-
les servían
como si ella les mandado comprometer imprudentemente sus
tonces contra
la
ley los ejecutados,
propiedades ó manejar sin tino los fondos que obtuvieron.
De aquella
agitación sacó proveclio
oposicionista para captarse
las
el
Partido
voluntades de los
propietarios rematados, haciendo propaganda
contra
Aunque, en verdad, en las filas de uno y otro bando siguieron siempre figurando ejecutantes y ejecutados, porque eran en cada caso diversos y la ley.
complejos los móviles de
la
determinación de
in-
hay que suponer que los deudores se adhirieron en mayoría al Partido Liberal porque cuando Monagas llamó después sus hombres corporarse
al
y de
á ellos,
apresuráronse á revocar la ley de abril promulgar otra legislación inspirada en la mira proteger al deudor, creyendo así mejorar la
poder, á
condición de
los que, teniendo
meter, se hallaren á préstamo.
cente esa
que han
en
la
bienes que compro-
necesidad de tomar dinero
Pero naturalmente resultó, contraprodu-
legislación,
rest-ingido
como sucede con todas la
libertad
179
las
económica, porque
PEDRO
dificultándose
de
el
empeoró
crédito
á quienes
aquellos
ARCAYA
M.
han
rales y paulatinamente dose en nuestro derecho
venido
la
libe-
introducién-
muchos de
civil
antaño repudiados, de
pios,
Al cabo
mismos Gobiernos
comprendieron los
así lo
condición
la
se quería proteger.
los princi-
ley de abril. Sin
em-
con olvido de esta evolución del derecho ve-
bargo,
nezolano, hablase aún con frecuencia
de aquella ley
como
protectora del capital y de las agitaciones que su aplicación produjo como de una contienda entre el capital y el
trabajo.
oligarcas constituían rales el
De ahí el
la
especie de que
los
partido de los ricos y los libe-
de los pobres, atribuyéndose á estos últimos
ciertas tendencias socialistas, cosa que habría dejado
atónitos á
Don Antonio Leocadio Guzmán, Don Felipe demás fundadores del Partido Liberal
Larrazábal y los
que nada entendían ni querían saber del socialismo. El está en que al suponer una lucha, al estilo
error
socialista, entre el capital la ley
de el
nante,
cuando
capital la
no es sino
trabajo, por virtud de
los
el
la
falsa impresión
dinero contante y so-
verdad es que también constituían
capitales las fincas que
manera que
el
se argumenta bajo
abril,
de que
y
se
daban en hipoteca, por
rozamientos que aquella ley originó
eran entre dos especies de capitalistas (debemos decir
pequeños
tros
capitalistas,
porque aquellos ricos nues-
como pobres habrían
figurado en
más prósperos
países) esto es, entre los que tenían sus haberes re-
presentados en dinero que habían dado á préstamo y quienes los tenían representados en casas y predios rurales que hipotecaron. En aquella contienda 180
FEDERACIÓN Y DEMO' RACIA
E>T
VENEZUELA
no eran pártelos peones, los braceros, la clase obrera. Si pues no hubo lucha de clases en la génesis de los Partidos ni en las posteriores contiendas suyas del 46, 48 y 49, menos aún podían relas otras guerras civiles
esas rivalidades en
sultar
que se sucedieron durante el Gobierno de los Monagas, promovidas por círculos fusionistas, hasta la que encabezó Julián Castro
Revolución
en
1858.
Triunfante ésta y convertida en Gobierno, sólo podrían
tomarse como alzamientos colectivos del proletariado los el
movimientos revolucionarios
origen de
modo que
de clases, de
bres que representasen
alarmase
clase
la
al
división
poder los hom-
tendencia aristocrática se
Mas como no
popular.
resultaría inexplicable
guerra
volver
al la
en
federalistas, si
hubiera habido
partidos
los
hubo-
tal,
que de pronto fuera causa de
una rivalidad hasta entonces
manifes-
no
tada.
Pudiera decirse que en decretado
la
el
intermedio se había
libertad de los esclavos y argüirse
incorporación de ellos
al
partido federal daba á
carácter de lucha de castas.
Así habría sido,
la
que
la
guerra
en
si
la
Revolución hubieran formado mayoría ó siquiera hubieran representado contingente de alguna consideración los
antiguos
bierno
libertos y si en hubieran figurado todos
de los
antiguos dueños
el
ó
Partido la
más de
sucedió.
rios
de siervos eran del Partido Liberal
se ha afirmado
cuérdese
lo
los
los
expropieta;
otra cosa
pero sin ningún fundamento.
que arriba
Go-
parte
de esclavos, pero nada de
eso
Quizás
del
mayor
dejamos dicho acerca 181
Rede
PEDRO
las agitaciones
M.
ARCAYA
que produjo
de 10 de abril
ley
la
pe 1834 y que por ellas se incorporaron á aquel Partido gran número de propietarios rurales. Ahora decir hacendado en aquella época era decir dueño de esclavos. Habíalos también, ciertamente, y muchos, en el Partido Oligarca, pero la misma identidad de situación de los bandos á este respecto impidió, sin duda, que los agitadores de uno
bien
:
y otro hicieran bandera de la emancipación de los esclavos, artículo que no figuró en el Programa del Partido Liberal. Años después de haber ocupado esta agrupación
el
poder se
ellos por la voluntad
decretó
la
libertad de
Monagas, acon-
de
personal
sejado y fortalecido por su Ministro Planas. lizado ya aquel acto trascendental,
su
Rea-
era tan evidente
que nadie, en ninguno de los dos parse atrevió á alzar la voz en su contra.
justicia,
tidos,
Por otra parte,
número de
el
los
esclavos pro-
piamente dichos, era ya escaso cuando Monagas los y ellos viejos en su mayor parte. Más eran y jóvenes los manumisos, pero bien sabían éstos que solo á temporal servidumbre pudieren haber estado libertó
porque la psicología fondo la misma del resto de la clase proletaria, aunque los revolucionarios trataron de que ellos se alzaran en masa, sólo obtuvieron que se pusieran en armas los que estaban adscritos
sujetos. Por todas estas causas y
de los libertos era en
á Caudillos
que los llevaron á
seguían por miedo ó
go temor de que clavizarlos.
el
Otros
el
afecto,
la
guerra y á quienes el va-
no movidos por
Gobierno pudiera volver á espor idéntico afecto ó miedo al 182
FEDERACIÓN Y DEMOCRACIA EN VENEZUELA
caudillo de su aldea entraban
á servir en las filas del
Gobierno. Así pues, los alzamientos de los libertos,
no tuvieron en que después se
la
Revolución Federal ha atribuido
les
aportaron contingente apreciable;
importancia
la
á
ni
sus ejércitos
hu-
á ellos se
si
limitado aquella Revolución no habría pasado
biera
de un insignificante guerrilleo, que sin ruido y poco tiempo habría quedado vencido.
en
En cuanto al resto de la casta negra cuya mayor parte era ya libre desde mucho antes de 1854, ninguna solidaridad existía entre
de
las otras
ella
Los negros, como
ción de los libertos.
razas, se dividieron
y
las
la
frac-
gentes
entre los dos par-
tidos contendores, por
las
causas locales que á uno
ú otro los inclinaban.
Por
lo
demás, ya hacía tiem-
po, esto es desde la fundación el
de
color
la
no
piel
las
dos clases que se pueden
tra
masa
social
y
observan en todas pediente.
Forman
las las la
de
influía en
la la
República, que
determinar en nues-
que conforme están hoy se épocas de nuestra vida inde-
una
los jornaleros,
los
peones
y los conuqueros que labran
personalmente
para sacar su diaria y rústica
subsistencia; he
nuestro
proletariado,
parte infeliz coriana
nes
la
;
de
repartición
la
la tierra
aquí
clase de los reclutables,
como expresivamente
dicen en
la
la tierra
no sólo son negros, indios ó mulatos quieforman;
allí
están también los blancos que
se hallan en idéntica situación económica; ya desde el
siglo XVII existían
conquistadores,
de
descendientes
como una rama
la familia del Barrio,
auténticos
residente en
de
Coro
que eran pobres de solem183
PEDRO
nidad. La otra clase se
ARCAYA
M.
desde
extiende
pequeño
el
escribiente de las oficinas públicas y dependiente de comercio, por cortos que sean
industrial, el
el
sus sueldos, hasta
los
más
altos funcionarios
cos propietarios; figuran en
ella
y ritodas las personas,
cualesquiera que
sean su origen y su color, que ora por tener bienes de fortuna, cortos ó cuantiosos, ya
sean heredados ó adquiridos,
ora
por
posición
la
ó por distinguirse en cualquier sentido, en
oficial
trabajo ó por
puramente
el
aunque sea con una distinción
talento,
relativa
y
sobresalen
local,
algo
;
esta es
laclase de los no reclatables, condición que en
paración con
la
de los peones reclutables
tuye en bloque distinto, aunque en ra
pactos,
penda lento,
del
grupos,
siempre
pero
punto ds vista
ni
en
subdividírsela
de
la
de
dinero,
nunca desde
el
el
el
raras
la
com-
consti-
hecho pudieveces
com-
exclusivamente desde
y
el
notabilidad personal, ora dela
posición
oficial
ó
del ta-
punto de vista del nacimiento
del color.
siempre
ha sido
salir en Venezuela de la dejamos descrita, mediante cualquier esfuerzo individual que de siquiera la exigua notabilidad que para lograrlo basta. «Como viste saco ya no lo recluían» es frase que acaso habréis oído al peón humilde con relación á algún antiguo com-
Fácil
clase proletaria que
pañero
y
si
en
ella
os
fijasteis
os habrá enseñado
más que un
largo discurso, porque deja ver cual es
la injusticia
capital
con el
cuál
honda
que pesa sobre
resignación
la
la
sufre
esfuerzo que hasta para penetrar á 184
parte infeliz
y cuan débil la
otra clase,
EN VENEZUELA
FEDELI.VCIÓIn y BEAIOÜllACIA
la
de «!o5 no recliitab!es.> Vestir saco no es ser Doc-
tor, ni Bachiller ta,
ó General; no es ser rico ni aristócra-
es distinguirse
aunque sea muy medianamente. comprende que nuestro prole-
Desde luego se
compone de
tariado se
las gentes
solo dato nos demuestra
surgido
guno
ni
que
de
de
la
más exigua
país donde tan poco abunda. Este
en un
iniciativa
la
imposibilidad de que haya
llegue á surgir
movimiento
al-
mientras
no cambie sus condiciones y las de nuestro medio social. Menester será que varíen las circunstancias económicas del país en el sentido de que sea mayor la colectivo de
este
proletariado,
concurrencia por aumento en
la
oferta del trabajo,
bra para todo ten así
que
que hoy soque quiera labrarla y que se dificullos esfuerzos individuales de los infelices.
sea por algunos pocos acaparada
la tierra,
el
Será menester además que aumenten su capacidad mental
y su energía para que al advertir, como sucede hoy europeos, la inutilidad de los ahín-
á los proletarios
mejoramiento personal de cada uno, tengan comprensión y voluntad suficientes para cos aislados por
el
intentar esfuerzos colectivos.
Pero
si
examinamos más en concreto
la
cuestión
que nos ocupa y nos fijamos en los primeros alzamientos de la Guerra Federal, ocurridos en las selvas y llanos de Portuguesa, Barinas y Apure, en 1858, que por haber sido acaudillados por oscuros guerri-
han dado lugar á que se suponga que eran movimientos inspirados por la cuestión social, veremos que se explican más fácilmente como una simlleros
ple regresión á la vida
nómade 185
primitiva.
PKDEü
ARCAYA
hablando
Precisamente
esas comarcas, decían
chinos en
M.
lo
de
los
de
Misiones de su
Informe que sobre las
el
cargo evacuaron en 1745.
aborígenes
siguiente los Padres Capu-
(7)
"Los indios que ha habido y hay en
territorio
el
"de esta Provincia y en sus dilatados Llanos, fuera "de los primeros que se poblaron al principio de la
son
"conquista ''
"falsa ni
de
clase de
la
sin conocimiento
peciidum,
verdadera
los
de
que viven more
Dios
adoración
ni
subordinación á justicia.
ni
No
"tienen estos indios pueblo alguno en su gentilidad,
"sino es Rancherías ó Aduares y éstos de poca gente. " Son muy flojos, perezosos y haraganes, muy
"que salieron del vientre
fieras de los monmisma conformidad de sus madres No tienen
"luz de
conocimiento de ley alguna,
la libertad como Andan desnudos y en
"amantes de *'tes.
"ni
eterno,
lo
aún de
"teólogo
si
lo
fe sino es
la
gran fuerza que
sa y á costa de infinita
daba su
les
fe religio-
destreza pudieron los frailes
misioneros reducir aquellas gentes
nos rudimentos de
para
enseñán-
"
"dolos primero á ser racionales la
modo
experimentara); no hay
"persuadirlos y reducirlos á
Sólo por
increíble á todo
natural (que se hace
la
no
ni
las
la
é inculcarles algu-
Transformar de una
civilización.
á otra generación su alma hereditaria no era posible los
instintos
inquieto, (7)
en
nómades quedaron el
;
con sueño
fondo de su espíritu y para que de-
Corre publicado
tomo primero de
latentes,
los
en las páginas 388 y siguientes de
"Documentos para
bertador."
186
la
vida pública del Li"
FEDERACIÓN Y DEMOCRACIA SN VENEZUJELA
íinitivamente sedurmiesen hubiera sido menester que siguiera resonando
quiero
ció,
decir
sugestiva voz que los adorme-
la
que iiubiera seguido dándoseles la Pero cesó bruscamen>
enseñanza religiosa iniciada. te
con
la
guerra de
Independencia,
la
bastado para hacerlas retrogradar
al
la
cual habría
puro salvajismo
severa disciplina que desde 1815 se estableció
si la
en los ejércitos contendores no hubiera logrado mantener
el
orden. Pero
la
regresión vino pronunciándose
después paulatinamente y al cabo resurgió el salvaje, más peligroso que en la época colonial, porque la
sangre castellana y
se habían mezclado á le
ra
africana que en sus venas
la
la
de sus antepasados indígenas
comunicaban coraje y osadía y he allí en la llanuá los nómades, á los rebaños humanos de los
aduares!
Incendian, porque tienen
ganados que
los
porque á su
civilización
la
vista
llevó
se remueven en
sos de innúmeras generaciones fin,
la
nostalgia an-
de las grandes extensiones desiertas, matan
cestral
á
la
pradera,
ellos los
impul-
cazadores y al sueltos en aquella reviviscencia de la tribu todos de
ios instintos depredatorios y destructores debía surgir el
hombre
carnicero, vecino
del
caníbal de las pri-
meras edades, Espinosa, de quien nos dice Alvarado que "saciaba su venganza antes de la in"molación con el tormento y después con la expia"ción
;
ora
"trado, ora
clavaba en lo
"ora obligaba
aspaba al
hijo
la
pared un cuerpo ya even-
con estacas
de
la
sobre
el
suelo,
víctima porque velase
"cadáver á bailar de continuo en torno de éste," (8)
Alvarado. Ob.
cit.
pág. 84.
187
el
(8)
PEDEO
Y
M.
AECAYA
naturalmente apareció también Al lado de Espinosa
cero.
tor
mohán,
el
Encaramábase á
llamaba Tiburcio.
el
muestra
lo
«Vida de Zamora.>
en su
Villanueva
nos
hechi-
el
Doc-
(9)
Se
los pulpitos de
lanzaba feroces profecías de exterminio
las iglesias y
y muerte.
Ahora bien en el cerebro del salvaje que evidentemente había vuelto á aparecer en los Llanos era imposible que germinasen ideas no sólo del :
orden complejísimo que envuelve ración en su recto
de las menos
sentido, pero ni
social
vocablo Fede-
aún del género
complicadas, pero que contienen re-
presentaciones mentales variadas lación
el
supone movían
como
de igua-
las
que
destrucción de privilegios,
y
se
á las turbas acaudilladas por Espi-
nosa, Alvarez y Jesús Agachado.
Bástanos recordar
observaciones de Herberí
las
Spencer (10) acerca del hombre primitivo considerado bajo su aspecto físico, emocional é intelectual.
"Su conciencia ^*en
difiere
de
la
del
hombre
civilizado
cuanto se compone principalmente de represen-
^'taciones,
"asociados
de sensaciones y de sentimientos simples directamente con las sensaciones y en
"que contiene menos
sentimientos
que
impliquen
"representaciones de consecuencias mediatas
Go-
"bernados por emociones despóticas que ¿e supian"tan, en lugar de seguir la determinación de un "consejo (9)
(10)
de emociones en donde todas desempeñen
Villanueva. "Vida de Zamora," 244.
Spencer. "Datos de
española bajo
el
nombre
la
Sociología" Cap.
"El universo Social."
188
11.
Tomo
Traducción 2,
pág. 49-
FEDERACIÓJí Y DEMOCRACIA EN YEXEZUELA
"su papel,
hombre primitivo sigue una conduc-
el
"ta explosiva,
con
"sino "el
está familiarizado
que
entran
en
experiencia,
dicho
se
hechos particulares
campo
estrecho
Como no
caótica.
los
su
de
que no tiene concepción alguna de
"está
los
hechos
Una verdad general implica algún ele"mento común de muchas verdades particulares, im"plica por tanto una correspondencia más extensa "generales.
"y
más heterogénea una
"implica
de las verdades
representación
"reúne necesariamente "variadas en
"Le
falta
de
particulares^
que
puesto
más numerosas y más
ideas
¡dea general."
imaginación constructiva.
como
"encuéntrase "vive
la
superior
es natural en
todo
Esta laguna
que
espíritu
percepciones simples, que se contenta de
concretas y que es incapaz de ideas abstracque tal es en suma el espíritu del hombre pri-
"ideas "tas,
"
"mitivo
En
tal
estado no caben en
respecto de organización ni
sentimientos que
sión,
la
mente humana,
política ó social,
los
muy
mas
sencillos de
la
ideas
sumi-
por afecto ó miedo á un Caudillo cualquiera.
Por lo demás aquellos movimientos de los Llanos no se hicieron en son de Revolución nacional. Sus cabecillas no tenían imaginación para idearla. Se alzaban inconscientemente por volver á la vida nóm.ade y así robaban y depredaban. Después que la Revolución Liberal estalló extendió por toda
porque en lugares
la
formalmente
en Coro y se
República^ entraron á sus
lucha ellos con
las
venían á quedar, por 189
la
filas,
autoridades de sus fuerza
misma de
los
PEDRO
incorporados á
sucesos,
AKCAYA
M.
la
revuelta
No
general.
los
movió odiosidad especial hacia el bando oligarca cuando se alzaron, bien que luego, por consecuencia de la guerra, tomaron eran aversión á los godos. Partidas semejantes se formaron años después en esos mismos Llanos y se incorporaron á «los azules»
porque de
la
Revolución contra
representado por
tal
mán
después
ellos constituían entonces,
abril,
Blanco
el
27
Gobierno del General Guz-
el
sus restos se agregaron á
y
del
orden gubernamenfacción
la
de Salazar. El
verdadero carácter de
la
Revolución Federal
debe buscarse en los movimientos organizados que tuvieron lugar en Coro y
en
No eran á salvajismo, como
pública en 1859.
plosión
del
rior
encabezara
plo,
las
tropas
el
la Reuna exaño ante-
Centro de
decir verdad
que
los
el
Espinosa en los Llanos; por ejem-
con Zamora^
que salieron de Coro
arrastradas por su
prestigio y
el
de Falcón, estaban
constituidas por
exelentes elementos populares, aun-
que á
la
la
postre
desorganización de
hizo la
la
duración de
larga
las guerrillas
la guerra y después de Copié,
muchas
que estas retrocedieran, en
República, á una condición parecida á
dencia
federalista
que proclamaban,
por
cual nadie
era
la
Eran
tico poderoso, dicarlo,
sí las
versarios se
capaz
sentía
de
agitaciones
que caído
que oyendo
de los
Tampoco representaban
grupos de Espinosa.
fuerzo.
partes de la
del
las
idea
la
ningún esun partido polí-
hacer
de
mando
aspiraba á reivin-
declamaciones de
sus ad-
profundamente herido y se 190
ten-
abstracta
creía
FEDERACIÓN Y DEMOCRACIA EN VENEZUELA
perseguido de muerte, que teniendo en su seno militares prestigiosos que
grandes fuer-
representaban
zas efectivas y numerosos é importantes elementos civiles,
fácil empresa la de derribar sus adun Partido en fin, que tenía el con-
juzgaba
versarios, de
vencimiento de constituir de
los
magnánimos, de
la
los
porción de los buenos,
generosos en
la
Na-
y juzgaba que era guerra santa, que por su propio triunfo emprendiera. Pero en
ción venezolana la
su aversión á los contrarios, á los godos, no entraba
como
factor
la
antipatía
de castas
ni
colores.
Tan
odiados eran por los federales «los godos» negros
como los blancos. No podía ser de
otro
modo
porque los
inicia-
dores y primeros propagandistas de la Revolución distaban mucho de pertenecer á \a parte infeliz que arriba
Falcón
describimos.
Zamora,
y
Casi
eran
todos,
comenzando por y hombres Tómese por ejem-
propietarios
de significación política y social. la lista de los federales que firmaron
plo
el
pronun-
1859 y nombres de muchos de aquellos mantuanos cuyo compañerismo tanto ufanaba á D. Antonio Leocadio Guzmán. Esos iniciadores y primeros
ciamiento se
de Caracas
de
1'-^
de agosto de
verán los
propagandistas fueron, en verdad, perdiendo su importancia la
las
filas
revolucionarias á medida que
guerra se prolongaba y surgían nuevos Caudillos
locales,
do
en
el
pero
el
mismo
partidarios
adversaria
:
del ;
espíritu de la Revolución siguió sien-
guerra á «los godos,»
Gobierno, á
no á ricos
ni
la
ésto
gente mala
es,
á los
por ser
á blancos en general. Sólo
191
PEDRO M ARC>VYA
que
concepto de godo
el
lleros federales
transformábase
primitivo^
de
medida que
á
rctrogadaban
en ellos
malos seres fantásticos que
los
los guerri-
hombre
nivel del
al
vaga ¡dea
en
la
los
antepasados
nómades columbraban, medrosos, en la selva. (11) Mas por lo mismo que era tan vago ese concepto pavoroso, iuiposible resulta que se concretara, como Gil Furtoul, en
cree
las
ideas de «hacendado» ni de
«blanco.»
Aparece contradictoria
hipótesis de
la
que
la
una lucha de clases, con hecho de que al cabo de triunfar el Partido que el se cree que encarnaba las aspiraciones colectivas del proletariado quedara éste tanto ó más oprimido que antes. Escritores ap .sionados suprimirían la difiFederación
representara
cultad con negar (11)
el
hecho apuntado á pesar de su
Parece indudable que los guerrilleros federales á que
el texto consideraban á los soldados que los combatían y á los cuales veían conformados del mismo modo que ellos, como simples agentes de los verdaderos godos, los bravos, especie de ogros que en su concepto moraban en in" cógnitas comarcas. De allí la frase godos de uña en el rabo,
nos referimos en
tan frecuentemente usada en los repitió la
el
Causa
General
campamentos
Guzmán Blanco
federales y que
en su libro "En defensa de
Liberal," página 192- ¿Sería que las creencias de los
guerrilleros entraban
un curioso fenómeno
por
de sugestión
colectiva á formar parte del siibstratiim de las inteligencias su"
pcriores que estaban en contacto con ellos? ¿Sería éste los
notadas por
la
conciencia
cerebrales? ¿Habría
en
uno de
casos que dice A\ax. Nordau de sugestiones sufridas sin ser
la
teto
una
pero
sí
percibidas por los centros
persistencia
influencia que tuvo, después de
"godo" en nuestra
de aquellas sugestiones la
historia política?
192
guerra federal,
el
epí
FEDERACIÓN Y DEMOCRACIA EN VENEZUELA
evidencia, pero Gil Fortoul,
respetuoso á
verdad
la
no lo contradice sino que quiere explicarlo diciendo que "los evangelistas del régimen federativo, tan "convencidos como ó
"niencia
"territorial
"en
el
de
conve-
la
de una oligarquía
ellos,
cuanto
les
fué posible para retro-
Federación á su esencia de teoría política,
"bautizando con "tradecir
adversarios
para
ó militar ó intelectual, hicieron después
Gobierno
"traer la
sus
ventaja,
el
"jándola del
ella
la
no con-
constitución para
programa de su partido, pero concepto
de lucha armada
"durante los años
despo-
de igualación de clases que
predominó
en
pueblo."
"el
No vemos nosotros cesos determinados sión evidentemente
así la
marcha de
por aquella guerra.
mayor
quedó sometida
los
La
su-
opre-
á que, después del triunfo
no fue por obra de reacción antidemocrática meditada por
federal,
de
directores
los
la
la
clase
proletaria,
Revolución victoriosa,
sultado necesario del régimen que
misma
larga
En
guerra se impuso
efecto,
como ya
al
sino re-
por virtud de
la
país.
dijimos, los elementos de
y social que dirigían Revolución en sus comienzos fueron después, en
antigua significación política la
su mayor parte, suplantados por lograron llas
hacerse
régulos de
surgidas en casi todo
el
los
Caudillos que
las partidas ó guerri-
País desde principios
de 1860.
Los más de estos Caudillos provenían ciertamente de la clase proletaria, pero como no fue sino de Partidos la lucha, ninguna solidaridad existía 193
PEDRO
entre
por el
el
Jtf.
AECAYA
y su clase originaria de la cual salían hecho mismo de encumbrarse. No era con
ellos
«proletariado,» con «los pobres,» en general é in-
determinadamente con quienes podían creerse solidarizados aquellos hombres cuya mente no se alimen-
taba sino de percepciones simples.
Era con
el
grupo
de individuos, sus compadres y parciales que constituían su «prestigio» con el que se sentían ligados.
A
el
guerra
la
absoluto que
lograron
al
triunfar
Federación, pero esa protección era en cambio de
que siguieran sumisos á
mando
ejercicio del
por consecuencia de la
cada uno de aquellos
estos individuos protegería
Caudillos en
nuevas
que á
contiendas, siempre
conviniera; cosa
burda en
la
análoga
forma, á
la
en
el
así
al Jefe,
él,,
fondo, aunque
más
protección que los señores
Edad Media otorgaban á sus vasaverdaderamente una nueva opresión que pesaba y
feudales de llos
su voz, prontos para volver
á
la
Y
sobre los humildes.
adheridos
al
en cuanto á los proletarios
Partido oligarca,
mejor
dicho á
los
Caudillos que figuraron en ese bando y aún respecto
de los proletarios que combatieron en
las filas fede-
que pertenecían á la comunión de algún rival del que obtuvo el mando de la resCaudillo pectiva localidad, no había ya el valladar de tradirales pero
ciones legalistas siquiera exiguas, que el
desbordamiento de
la
voluntad
contuvieran
omnímoda y
prichosa
de los régulos
esfuerzo
se comprende que debía de ser
triunfadores, y sin
sobre los
adversarios humildes, sobre las pobres gentes sin
amparo de relaciones
ni influencias
194
ca-
mayor
sobre quienes
el
más
FEDERACIÓN Y DEMOCRACIA EN VENEZUELA
gravitara
peso
el
de su ojeriza,
menos extenso
tras
fuera
más
temible mien-
radio de su acción.
el
Después Guzmán Blanco, refrenando, mediante constitución de una fuerle é incontrastable monocracia central, al caudillaje feudal que la definitiva
surgió de los
Guerra
la
de los cinco años,
régulos locales fueran
estuvieron tan expuestos
hizo
más mesurados y á
multo de
arbitrario,
aquella
con
morijerado
la
no
duras persecuciones los
humildes que no fuesen partidarios suyos. reclutamiento
que
así
arraigado en
Pero
el
largo tu-
el
guerra no volvió á ser
siquiera
de las
milicias
reorganización
Gobiernos de Gual y Tovar existieron en el País y que en mucho amparaban á los pobres, siquiera haciendo fijo el tiempo de su servicio, al paso que después ocurrieron frecuentes casos de que hasta
los
estar algunos infelices hasta
tido
diez años en los cuar-
En suma, triunfante definitivamente
teles.
Liberal siguió
dos clases
:
más
visible
redutables y no
la
el
Par-
distinción de las
recltitables,
que arriba
explicamos. (12) (12)
He aquí
Mensaje del
descrita en breves y expresivos rasgos, en
Primer Magistrado de
la
el
Nación, señor General
Juan Vicente Gómez, al Congreso de 1909, la situación del País, (por lo que respecta á lo que decimos en el párrafo anotado del texto,) tal como la encontró nuestro Supremo Magistrado al iniciar su Gobierno, al cabo de medio siglo de triunfante la Causa Federal. "El tributo de sangre y de servicio "militar no puede corresponderle á una sola clase social é im"ponérsele á ésta por fuerza y capricho en una democracia sin "falsearla á beneficio de otra clase privilegiada. Apelo á vuestra "humanidad y á vuestro sentimiento del deber republicano, al 195
PEDRO
De ese
3Í.
AECAYA
forzosa consecuencia de una
resultado,
larguísima guerra, nadie en particular puede ser responsable, ni hombres ni grupos del partido triunfante
del vencido y
ni
pables, liberales
todos en conjunto
sí
por
oligarcas,
y
la
cul-
vehemencia de
sus pasiones y la estrechez de sus miras. Pero en ¿no son la imprevisión y la impulsivilidad
verdad,
rasgos
del carácter nacional ?
hereditarios
Creemos haber dejado ya demostrada tesis:
que
teres ni
Guerra
ni
por sus antecedentes
por sus resultados Federal
como una
puede
inconmovible
la
demostrados, esta
Bueno es
cipios teóricos
nunca tuvie-
criterio preciso.
estables
En prin-
no discrepaban y tampoco encarnarivales.
Se odiaron y combatieron por la
dejar afir-
cimientos
ban opuestos intereses de clases les inspiró
la
de los hechos
consecuencia: que
ningún
los diferenció
considerarse
base
ron nuestros partidos históricos ni
nuestra
por sus carac-
lucha del proletariado ve-
nezolano por su emancipación.
mada, sobre
ni
el
fanatismo que
arraigada creencia de cada uno en
propia bondad y en
la
maldad
del adversario.
la
Léanse
Guzmán y de Serrano, por para el uno los liy se verá que berales eran los mansos, los benignos y los oligarlos
opuestos escritos de
ejemplo,
cas '
los
crueles
y
lo
impetrar de vosotros una ley que corrija
"esclavitud mantenida por
"pecho de *
inverso para
las
la
la
otro. Especial-
odiosa forma de
práctica del reclutamiento, á des_
la
Constitución y
que, al conciliaria doctrina con pueblosuderecho ylafé en la efecprincipios proclamados en nuestros Códigos."
costumbres, devuelva
tividad de los
el
al
196
FEDERACIÓN Y DEMOí-EACIA
Í^N
VENEZUELA
mente esa convicción de que
el
Partido
presentó en nuestra historia
la
tendencia de
Liberal
re-
la tole-
magnanimidad, que es lo mismo en el fondo que afirmar que en él se encarnó el Espíritu del Bien y que el Partido Oligarca representó el Espíritu del Mal, tan arraigada estuvo, aún en liberales rancia y
la
ilustrados,
que después seriamente
expusieron en
la
'ibros de historia por vía de filosófica explicación
Es en
y no en la hipótesis de una lucha de clases, en lo que basaron siempre los viejos liberales «puritanos» la disesa «oposición de tendencias»-
tinción de los Partidos. (13)
¡Cuan ardientes fanatismos no generarían en las épocas de lucha tales convicciones, tan propias para satisfacer los espíritus incultos de los Jefes que en
uno y otro bando movían las masas porque apenas son una leve transformación de la vieja creencia de todas las primitivas colectividades humanas en la inspiración y la
aun
más
(13)
En
los
efecto:
representantes decir, la
de los
el
del
Buen
Espíritu, para todos
sus
crueles!
muy
de las
distinto es
tradiciones
el
criterio
de los verdaderos
del liberalismo
criollo,
es
viejos "puritanos" al de los escritores jóvenes,
escuela "radical
política militante en
dió
protección justificadora del Dios de
es
actos,
de
la
tribu, esto
socialista" que habiendo
alguna de
las
figurado en
la
agrupaciones en que se divi-
Partido Liberal, han querido amoldar á sus ideas
la
his-
toria de este Partido suponiéndole ideales análogos á los de la
escuela de sus afecciones é
en esta conferencia,
la
imaginando, como dejamos dicho
teoría de la lucha del
su emancipación en Venezuela.
197
proletariado por
PEDRO
ARCAYA
31.
Pero por lo mismo que sólo por fanatismo y apasionamiento se peleaba, porque esos bandos no representaban opuestos intereses permanentes que á la postre los hubieran obligado á convivir fuera del
campo de
lucha armada, combatiéronse en crudas
la
exterminadoras.
guerras
Menos vigoroso
el
oligarca
primero y pudo Guzmán Blanco proclamar alborozado su total destrucción no habría su-
pereció
el
;
cedido
si
realmente encarnara
aquel círculo los in-
tereses colectivos de las clases superiores. Pero luego, por lógico resultado
comunes que
intereses
de
la
misma
carencia
representar, dividióse
el
de Par-
tido Liberal en tantas fracciones personalistas cuan-
Caudillos
tos
la
quirir en la
realidad
el
perduró entre
ráfagas destructo-
de leyendas, que soplan de todos los
humana
la
lisis
las
á la vieja historia del Partido
Afortunadamente, señores, las ras
expresión
fracciones liberales, con frecuencia enemigas
unas de otras, el culto de que arrancaban.
de
la
sentido de Secta ó Religión
porque sólo de común
Liberal,
así
significación concreta
evocando, de grupo organizado, para ad-
que seguía
varias
Dejó
prestigiosos.
«Partido Liberal» de tener
y de
inteligencia
crítica,
impiden
ámbitos
en nuestra época de aná-
que renazcan
los viejos
fanatismos y con ellos las discordias del pasado. Felicitémonos de que así sea, para que unidos todos los
venezolanos tengamos como supremo objetivo de
nuestros
de
la
comunes esfuerzos
Patria'
198
la
gloria y la grandeza
UN LIBRO ARGENTINO
—
U]Sr
En
LIBRO ARGENTINO
los últimos días del
marzo, nuestro
próximo pasado mes de
honorable amigo
el
Doctor
Arturo
Ayala, que oyó nuestra conferencia sobre «Federación y
Democracia en Venezuela», leída por nosotros en
el
Liceo de Ciencias Políticas, á mediados del
mismo mes
y conocía nuestro estudio «José Antonio
Páez», pu-
blicado en El Cojo Ilustrado del
de enero de 1908,
1*?
nos dijo que era notable la coincidencia de varias de nuestras observaciones, relativas á Venezuela, con las que acerca de
años de
Argentina, en los primeros
la
su vida independiente,
traía
un
libro
pu-
blicado en aquel país y del cual poseía un ejemplar el
único llegado á Venezuela. Despertada así nuestra
curiosidad,
pedímosle que
nos
plar; á ello accedió gustoso
vinimos á conocer
la
obra
:
facilitara ese
ejem-
Doctor Ayala y así «La Anarquía Argentina el
Caudillismo. Estudio
psicológico de los orígeaño XXIX por Lucas Ayarragaray», publicado en Buenos Aires fCasa de Félix Lajoane y C'^ Editores, 143 Calle Perú)* en 1904,
y
el
nes nacionales hasta
Con intenso
el
interés
funda satisfacción conocer nosotros
habíamos llegado
hemos
nos ha la
á
leído este libro. Pro-
causado ver
obra del
pensador
conclusiones 201
muy
cómo, sin argentino,
parecidas á
PEDRO
las
suyas
en nuestros
política venezolana.
Y
AKCAYA
M.
estudios sobre
evolución
la
ambos tenemos
es porque
los
mismos maestros: Spencer yTaine; porque son muy los medios sociales que hemos analizado, y porque, para verlos bien, nos hemos quitado semejantes
de los ojos del
entendimiento las telarañas de las
reminiscencias clásicas. Nada en efecto que
ponga minar
á incurrir la
ex-
conceptos que exa-
en falsísimos
evolución de estos países «mestizos», pro-
curando amoldarla á
la
Eoma
de
ó de las modernas
sociedades europeas. Diferentes
los
por fuerza debió resultar en
América
«alma»
más
distinta
de
la
especiales aspectos de
la
factores étnicos,
europea y por la
latina
una
consiguiente
vida social. Partiendo
este postulado, basta recordar
los datos
de
desbordan-
que patentizan la singularidad déla psiquis latino americana y observar sus varios matices en cada una de las Repúblicas criollas y entonces, en el cuadro que se pinte al escribir algún capítulo de la historia
tes
de estos países, aparecerán figuras que tendrán vida que sentirán con la misma alma que cuando eran personas de carne y hueso y hablarán su propio idioma; no los incognoscibles retratos que diseñan los pintores clásicos, esto es, los que escriben
la historia
por los métodos viejos, queriendo insuflará los personajes
de
nuestros
anales
almas
«romanas»
ó
«francesas» ó «yankees» y poniéndolos á discurrir, ora con el criterio de los «plebeyos» ó «los patricios» de
Roma, ora con
el
de los «paisanos» ó «bur-
gueses» ó «nobles» de Francia, ya con ralistas» norte americanos,
202
lo
cual
el
de los «fede-
proviene de que
UN LIBRO AROEXTlXO
para los escritores á quienes inspira
magistralmente
sico», tan
espíritn «clÁ-
el
descrito por
cosmopolitas é iguales en todos del
«noble», en
latino hasta lonial,
el
desde
mantuano venezolano de
el
junto con
el
«tipos»,
los tiempos,
cual engloban
lord inglés y
no
Taine,
hay «almas» nacionales, sino imaginarios el
la
tipo
el
patricio
época co-
aristócrata fran-
el
el y el «plebeyo» y allí meten desde las gentes que se iban al Monte Aventino en Roma hasta
cés;
los
> Por con-
siguiente
procedimiento
el
simple; para
es
"de destino basta cambiar violentamente *"
el
cambiar personal
político."
En nuestra conferencia ya varias veces citada, el resorte íntimo del alma de los «Caud¡llos> que guerrearon en cada uno de los dos bandos históricos venezolanos «godo» y «liberal,» la fibra sensible que los hacía capaces, en ocasiones, de actos verdaderamente heroicos por el triunfo de su res-
digimos que
el concepto simplista y primitivo, propio para satisfacer y conmover su espíritu incul-
pectivo partido, era
to,
más los caracteres de un sentimiento mísque de una ¡dea meditada, de que combatían por «Buena Causa,» de que el bando propio era el de por tener
tico la
«los buenos» y
contrario
el
de «los malos.» Móvil
parecido halló Ayarragaray
al
estudiar
el
de los Caudillos
mano del
argentinos: el
"el
exagerado ó heroico;
lo
jefe
megaló-
deber!'
no respondía
"La sensibilidad de los partidos "sino á
psicología
la
concepto
de
los
grupos, era
"procedimientos y
en
el
el
ideas. La
hombre dirigente, hombre bravio en acción
regular y
no tenía misión. El gobierno, cualquiera fuera, "que era «un tirano,» el adversarlo un «fac-
"pacífica
"cioso.» El día de "rizos para
"campal y "radical
sufragio,
concurrir la
y tendía á
álosbande-
citaba
se
atrio
como
á
una batalla
de todo partido era siempre
acción
"En realidad
al
«hacer
los
rasa
de
tiempos eran 213
lo
existente.»
trágicos y he-
PJíDRü M.
"roico
el
AROAYA
carácter de la actividad cívica;
deesefon-
do común
de iiábitos y de prejuicios, el caudillo "y las facciones tomaban su temperamento y unos
"
"y otros indistintamente se imponían empresas en
"armonía con
genio turbulento de
el
"Lanzados en "tían
«no reservar
"la Provincia,s>
el
la
vida»
lucha prome-
para salvar «el honor de
de
descansar antes
ni
la política."
torbellino de la
«libertar
á
"Buenos Aires de la tiranía ominosa y bárbara." "Cada caudillo tiene una «regeneración» que "cumplir y una «causa santa» que hacer triunfar." "El General Soler, unos de los tantos militares "holgazanes, que vivaqueaban en la política, ¿no fe"chaba sus proclamas grotescas en «En el Campo "de
la
Libertad,»
como
"pronto
les
en
Artigas
aseguraba á
"ficación» y aquél quitarla
el
el
sus
de «la
Puri-
paisanos que
yugo, jurando salvarlos «ó
"perecer con ellos?"
"Y López de Santa Fe, Andresito de Corrientes, Facundo y Ramírez, toda la banda milita"rista que calza botas y arrastra sable, formulan "declaraciones enfáticas, y cometen abusos y atro" pellos, mas que por instintos de montoneros, por"que imaginan con su jacobinismo indígena que
"Ibarra,
"restablecerán
"y
«el
concluirán
reinado de
con «los
la
felicidad pública»
usurpadores
y
tiranos,>
"monstruos que deshonran la humanidad." "El Cabildo de Buenos Aires felicitó á Artigas "por haber contribuido á libertar la ciudad de «la "tiranía ominosa y bárbara de la Asamblea General "Constituyente." 214
!
UN LIBRO ARGENTINO
"El
mismo
Bustos, tan apático y de imagina-
como
"ción tan corta,
jefe de
una
liga'
de goberna-
hace autorizar por su dócil
"dores, se
tropas con
"para levantar
"las libertades de
propósito de obtener
el
Provincia
la
"tegerálos pueblos oprimidos! "Alvarez Thomas,
Legislatura,
de Córdova y
XV, subleva su tropa tam-
el
"bién para proteger á Buenos Aires contra "del que
pro-
"
la
tiranía
avasallaba,"
la
"Y López y Ramírez la invaden «para Congreso !"
libertarla
"del Directorio y del
"Aun Rivadavia y sus
escapan á de
andantes, se imponían los
caudillos
libertad y
no
cruzados que como campeones
misión de
''esta
"la
amigos,
"gobiernos y los partidos, gracias al CDncepto épico en el país, por la violencia soberana
"difundido
"En efecto, propónense después del golpe contra Las "Meras salvarlas Provincias de sus caudillos." "En
síntesis,
no
se conciben
ninguno
"estados civiles y situaciones políticas, "dioo y fines pacíficos y regulares, como
"des de una "nera
están
al
modalida-
social ordenada, sino á
existencia
de entidades lejanas,
"que sólo
de los
como me-
promesas ó
alcance de
los
ma-
premios,
varones fuertes
"capaces de empresas extraordinarias."
"En "lifera á
la
rudimentaria mentalidad del caudillo pro-
menudo
"pontáneo de
la
la
idea
única,
"lejos de encontrar vallas ó
"de
como una
como un
Fruto es-
simplicidad de su espíritu;
selva
tropical en
215
la
cua\
contrapesos, se expantierra virgen
para
PEDRO
M.
AECAYA
"ahogar toda otra germinación intelectual y moral, "capaz de neutralizar sus ciegos impulsos.»
"Escucha desde luego, para proceder,
tumul-
el
"to interior y violento de sus instintos y de sus fa-
"natismos de iluminado. Y como cree en
camino
e!
"único y en la causa única, cree lógicamente en la "causa santa; fuera de las filas que acaudilla no
"hay salud.» Al lado del fe
en
historia
lo
movido por
admirablemente el Generaj por el «liberalismo» has-
caracterizó
combatiendo
caer
la
en nuestra
Zamora^ fanático
Ezequiel ta
«Caudillo andante»,
«^santidad» de su causa, tipo que
la
«bandera
amarilla»;
quienes reviven
el
bravamente, al
lado de los
romancero y
pinta Ayarragaray, en
historia
la
envuelto
en su
personajes en leyendas,
las
nos
argentina, deriva-
dos de ciertas influencias hereditarias hispanas, otros como Bustos y Estanislao López, en cuyo carácter «en lo más hondo de sus sentimientos» se encuentran
«como núcleos primordiales
las truhanerías del
picaro.»
"Ya sabéis
que este fue
"lances equívocos
y
las
que
él
solo dio
tema
"resca que tuvo su auge en
"habilidades
el
la
á
en El Gran Tacaño
"Es
aventurero, que urde 216
ios é in-
península en cierla
siglo
y en
á
menudas
literatura pica-
XVIi
de pilludo se trasuntan
arillo, el
difundido tipo cas-
piraterías
"delicadas, tan generalizado en "ta época,
el
escrúpulos, dado
"tellano del arbitrista sin
el
en
y cuyas Laza-
el
mismo Sancho.
diariamente
celadas y
UN LIBRO ARGENTINO
"aguza
el
ingenio para vivir del azar, escapando al
"trabajo metódico. "El picaro miente impávido,
cuando de
guiado por un
"de inferiores,
fino
instinto y
"maliciosa y vulgar ductilidad, adquirida en
"de aventuras á través "trigasde
la
política ó
Este personaje
es
historia venezolana por
Llamárnosle aquí
cia.
esto
Don
es,
la
campamento, de
la
una vida
las
in-
vagancia desclasificada."
también comunísimo en razón de
«hombre
han
ricos y poderosos,
abuelo
del
de
men-
poderosos ó
saca provecho y es cortesano de
"tira
la
muerJo,
la
misma heren-
la
vivo.»
Muchos, ya
como su
¡lustre
Blas de Santillana, «ennoblecidos»
Gil
gozando de
todas las consideraciones y
respetos sociales.
EL PRESTIGIO Examinada otra cuestión
la
la
psicología del caudillo mismo, es
naturaleza
en las masas. En Venezuela,
del
influjo
que ejerce
como digimos en nues-
llamamos /?/*^5que en nuestra terminología política tiene significados tan venezolanos, que cuando se hatro estudio sobre Páez, ese influjo lo
tigio,
vocablo
bla por ejemplo, del prestigio del
lugar Cual, esa palabra
"individuos que en
el
quiere
General
decir
:
«el
Tal en
el
grupo de
lugar cual siguen las inspiracio-
"nes y son los partidarios del General Tal.» Es que el término prestigio ha designado entre nosotros así el influjo ejercido el
como, más materializado su sentido,
grupo de hombres sobre
el
217
cual se ejerce, y también
PEDRO
al
M.
ARCA YA
mismo que lo goza: el General tal es un Aún en su primera acepción, como digimos aquel estudio, significa en Venezuela algo más
rltífe
prestigio.
en
hondo y singular de loque
pudiera pensarse
al leer
en los diccionarios su definición; es porque se trata
un fenómeno psicológico especial
de
cual,
al
á
de otra voz que !o explique mejor, hésele dado
falta
en nuestro país ese nombre de
cuan poderoso ha sido
comoPáez
tóricos
mostramos
p/'^ el godismo que con la misma mentalidad
poniéndolas
en
masas que eran
por
arbitrariedad
encarnaba al
el
el
la
interpre-
hechos que ha predominado
de los
mítica
nuestras
inspirados
peto
de los régulos
de sub contrarios dedujo, con
primitiva tación
abrigo
al
Mal,
la
los
secta de
amarillos, la tiranía,
los
de
la
y del peculado y que el «godismo» Bien en sus manifestaciones del res-
derecho,
la
buena godismo que hasta
honradez
y
la
fe.
la guerra Fué por eso que el un epíteto injurioso, rechazado por aquellos á quienes, atribuyéndoles que arrancaban
federal se consideró
del
antiguo partido
do
por
sus
realista, les
adversarios, vino
había sido aplicaá
círculos privados, en «conciliábulos»
ser,
siquiera
en
como han sido
siempre los de todas las sectas perseguidas, un calificativo
aceptado por los «antiamarillos» como sím237
TIN
LIBRO ARGENTINO
bolo de un culto misterioso, frente
He
rillismo.
ahí
que se
Quintero,» «los
«la
impenitentes» á
Guzmán Blanco
refería
De ese
«residuo oligarca,»
el
pavorosa de Ángel
amasombra
al oficial del
carácter
del
en sus documentos. «godismo» resultó que su
rasgo fundamental fuese «el odio
oligarca»,
pre-
el
juicio contra los «amarillos,» inculpándolos de ser los
causantes de los males de
fondo
el
al
De
dos».
viejo
que
allí
el
bre
la
espíritu
«godismo»
como
gruente é inaceptable para todo
cosa análoga en
la Patria,
«odio amarillo» contra los
que
estrechez del medio
el
sea
tan
liberalismo
quiera
y de
amarillo
por
elevarse allí
«goincon-
so-
también que
el
horror "godo" hacia los "amarillos" aunque afortu-
nadamente no traducido, como tampoco según
mos
el
vi-
de éstos hacia aquellos, en aversión á perso-
nas de carne y hueso, pues á tal desequilibrio mental no ha podido conducirnos el fanatismo, sí haya contribuido^ poderosamente al mantenimiento de ridículos prejuicios y animosidades políticas tienen razón de fica
tores
conclusión
de
los
ser y
especialmente á
la
que no
antifilosó-
de que los "amarillos" son los au-
males sufridos por
la
Patria.
Esta
conclusión y su corolario de que era menester que los "amarillos" fuesen destruidos sino hasta como "núcleo social" siquiera
como
partido político poderoso fue
"godismo", que precisamente por eso no es doctrina política "conservadora" y puede aunarse aún con teorías radicales. Mas es absurdo todo eso para el impasible observador de la evolución política del país, porque la
razón íntima de ser del
238
PaDRO
5i
sonríe ante
é!
de que
rillos"
libertad y
la
su
el
AKCAY.i.
ingenua pretensión de los "ama-
bando encarnó
del progreso,
antifilosófica aserción
pues
ií.
debe
Causa de
la
rechazar también
la
la
"goda" que dejamos expuesta,
como
"liberalismo amarillo" y sus hechos
"godismo" y
el
mentalidad estrecha y la acometividad impulsiva de la mayoría de los hombres de uno y otro partido, obedecían á causas remotas suyos,
ios
la
de que ellos en particular no eran responsables. La
posteridad será indulgente para los delitos
pasionales de guerra
civil
viamiento
nuestros partidos, aún para
porque esta no
de cualidades que no son en
bajas ni despreciables sino
nobles porque son
la
más
de
el
produjo sino
la
el
el
bien, en cierto
la
des-
fondo,
modo,
abnegación aunque mal enten-
dida de las multitudes
sacrificándose por los Cau-
de sus afecciones y el valor verdaderamente heroico con que se juega la vida en nuestras estéridillos
les contiendas.
Las generaciones venideras reserva-
rán su severidad para los actos de fría crueldad y para los de codicia y fraude de quienes de ellos, in-
dividualmente se hayan hecho reos.
Quien como
el
que esto escribe juzga incongruen-
como el "godismo" y por tanto deseable que no revivan en partidos organizates así el" amarillismo"
dos, no es porque sienta "horror" de ninguna especie
hacia ninguno de
los dos,
sino
por
el
miento de que no habiendo representado trinas políticas sino fanatismos primitivos,
ganización á ningún resultado 239
útil
convenciellos doc-
su reor-
conduciría.
UN LIBRO ARGENTINO
FALSAS TESIS embargo en
Sin
el
años algunos
estos últimos
escritores que no quieren
reconocer
la
verdad de que
no ha sido sino
liberalismo amarillo
'horror á los godos", esto es
so á entes imaginarios
ni
el
secta del
la
horror supersticio-
quieren someterse á
la tra-
dición «puritana», forma atenuada de aquella supers-
de que
tición,
ha
liberalismo
el
sido
encarnación del «Espíritu de
te la
lucha con
el
de
¡a
«Intransigencia», se han
la
do en que represente
las aspiraciones
riado» queriendo asi que equivalga ó por
lo
menos
simplemen-
tolerancia»
a!
el
del
en
empeña«proleta-
«socialismo»
radicalismo socialista francés de
nuestros días. Esta tesis es históricamente por completo falsa
como
lo
hemos demostrado en
rencia de que hicimos mención
al
la
Confe-
comienzo de este
estudio.
También aunque no con tanto aparato ni puque «godismo» equivale á «legalismo». Verdad es que durante los gobiernos llamados «godos» hasta 1846 se observablicidad, se ha sostenido por otros
ron
mucho más
las
prácticas
legales
que en
gobiernos «liberales» subsiguientes, pero bía á que aún quedaba en
el
ello se
los
de-
país un gran fondo co-
mún
de tradiciones de orden y á que los «godos* tuvieron la ventaja de que su Caudillo Páez fuera
más
dirigible, hasta entonces, en
galidad que
ron
el
«los liberales».
el
sentido de
la le-
Monagas que luego aceptaPor lo demás en uno y otro par-
Caudillo
¿40
PEDRO M ARCA YA
tido había
un corto grupo
personalistas listas
"legalista"
que era una mi-
comparación de los respectivos elementos
noría en
de cada bando.
El error de los lega-
fue haberse dividido por necias cuestiones de
en lugar de
colores
formar un grupo compacto; así
trataron de hacerlo en 1858, pero las desconfianzas y prejuicios de "godismo" y "amarillismo" los separaron.
El
grupo
legalista
del partido amarillo
no pudo^
volver á tener ninguna importancia posterior habien-
do quedado sus elementos como Renden, Urrutia y completamente supeditados por el Caudillaje militar que hasta 1870 encarnó y dirigió al amarillismo y por la Jefatura central que después de 1870 asumió Guzmán Blanco. otros
El grupo legalista de los "godos" resistió algo más á las tendencias personalistas de la mayoría de su bando y de allí los admirables gobiernos de Gual y Tovar, de agosto del 59 hasta agosto de 1861, en los cuales predominó la honradez administrativa y el régimen impersonal de la ley escrita; hasta donde podía sostenerse en medio de una
Desgraciadamente los directores
cruda guerra
civil.
de
en esos gobiernos no pudieron sus-
política
la
traerse á la superstición que
á los
nar con
hemos
visto del
"horror
amarillos" pues debieron empeñarse en termila
diplomacia y no con el rigor la revolución que Pero al cabo el grupo legalista de los
éstos hacían.
godos fue derribado por pió
color
los personalistas
entronizándose
la
dictadura
de su pro-^
Paez— Rojas..
Desde ese momento no se ve en que se diferenciasen. 241
UN LIBRO ARG ENTUMO
á "legalismo" ni
respecto
godos de Por
ninguna otra cosa los
á
los amarillos.
demáí> aun en
lo
primitivo grupo legalista
el
de los "godos" sino en todos los individuos de esa fra-
muchos de
ción sí en
tuvo auge una exageración
ellos,
del concepto del derecho, hija también de
mentalidad
criolla.
absoluta de
la ley,
derecho
positivo
Era
la
la
creencia en
simplista
la
eficacia
en las sanciones y las penas del
como
correctivo de
no sólo para el castigo de también para disciplinar
los delitos la
la
Sociedad,
comunes, sino
vida social en todas sus
manifestaciones. De
allí que uno de los conceptos godismo fuese el de política fundada en la severidad de la ley. En el fondo de todo eso había un concepto quijotesco, por irreal del derecho.
primitivos del
No
se tenía en cuenta
realidad viviente sino
la
abstracto del delito, de
la
el
tipo
ó del quebran-
infracción
tamiento de la regla, en cualquier orden del derecho,
como
penal
así
del
sele
á la infracción
tiéndose
del
político,
suponiéndo-
igual entidad y malicia y par-
postulado de que debía ser castigable
del
en Venezuela del
mismo modo que
otro país y en todos los tiempos.
lo sería
Nada más
en todo lógico,
basándose en tales premisas que la aplicación inexorable da la ley que ad hoc se forjaba. Este criterio, hijo legítimo del espíritu clásico es
sumamente
peli-
groso en nacionalidades incipientes. Error
imponer,
es
la
verdad
debe ser orgánico en conciencia
que
pretender
cuande
colectiva.
las
Al
el
es
derecho se
pueda
que para ser eficaz
sociedades y constituir su olvidar esta verdad es
242
PEDRO
fácil
incurrir en
A ROA Y A.
M.
crasos errores, generadores
mentables consecuencias, como
castigaba de
los
de su
grave el
Tenían en mientes
sico del delito de conspiración,
gurárselo por ejemplo,
un
tal
legista
tipo clá-
el
como podía
luego
«la
ataca
la
existencia
espada de
la
misma
ley» debe
fi-
«por de-
inglés:
conspirador es uno de los mayores
el
minales, porque tado»,
y el más en casos como
muerte
inexorable aplicación
del Coronel Paría.
finición»
la-
primeros años de nuestra Re-
conspiradores de los
que
de
en que incurrie-
venezolanos con aquella ley sobre
rron los ^ Estas
de
en
la
ardientes historia
Sólo
dad
podía
española
riñas,
en Mérida entre
y
ser
á
rencillas
de
sus ciudades. sangrientas
todo
alucinarlo
la
de
freno
el
poco que se ahon-
colonia, se hallan en todas la
severa
penali-
que degeneraran en aún esto se logró evitar bandos de Gavidias y Serra_
impedir ni
los
das.
Tales gérmenes anárquicos debían en nuestra
vida
republicana
ser
importantes factores de las
han asolado al país. Un Don Jerónimo Tinoco que á la sazón llegó Coro mandado por el Capitán General para in-
guerras civiles que
á
formarle
acerca del
Carbonell
vió
á
sin
decitlo
estado político del partido, en-
relaciones
claramente,
tendenciosas,
sugería
la
en
sospecha
que, (evi-
dentemente infundada) de que el alzamiento de los negros podía haber sido el aborto, por la precipitación
do en
por parte de José Caridad y José Leonarde ellos y su casta, de un plan
beneficio
339
DISCURSO DE RECEPCIÓN
más
trama vendría
cuya
para
vasto,
á
Coro
el
mejicano Martínez y en que quizás estuvieran los mismos que fueron víctimas de la insurrección, y cuyo director sería el Dr. Chirino, quien, confiado en José
Caridad,
La Guaira pero que
por
el
á
Coro
protección
que
era
suyo en
siempre
lo
hubiese
de
revolucionaria»
á última hora obrar
prescindiendo
y
que
llevar y traer
correspondencia
africano, queriendo
cuenta propia,
entonces del
Leonardo á que éste se lanzó (9). Tales sospechas alarmaron extraordinariamente
Dr. Chirino,
á
la
como agente
empleado
la
dada
había dispensado, posible
le
hubiera
incitado
á José
guerra de castas en
la
Real
Audiencia.
Mandó
á
Coro como Juez
concepto de Tinoco la misma muerte (que é! ejecución) de José Caridad González, sin habérsele tomado declaración, hacía sospechar que pudiera haber existido algún interés en que no testificase para que no revelase secretos de que estuviera en posesión. Por lo demás, si fue injusto Tinoco en sugerir sospechas de planes que realmente no había, sí fue perspicaz en advertir que en el grupo que rodeaba al Dr. Chirino, germinaban ya simpatías y afectos á las nuevas ideas. En efecto, andando los años, el partido republicano de Coro, que aunque escaso existió allá durante la guerra de la Independencia y de 1821 á 1823 sostuvo cruda guerra contra el bando realista, lo encabezaron precisamente los más cercanos deudos del Dr. Chirino (ya fallecido desde principios del siglo XIX) á saber: sus sobri(9)
En
llamaba
nos y yernos Don ürbina (el mismo
Mariano
de
que
á del
trajo
Arcaya y Don Manuel de Coro en 1795, como dejo
dicho en el texto, la noticia alzamiento de los negros), su sobrino el Dr. José María de Tellería (hijo de Don José, el asesinado en ese alzamiento), sus cuñados (del Dr. Chirino) Don fienrique y Don Jacobo Garcés, los Garcés Manzanos hijos de Don fienrique, los Gil Garcés, también sobrinos por afinidad del Dr. Chirino y los Alánzanos, deudos suyos.
340
PEDRO M ARCAYA
para que en lugar de Ramírez
Delegado
se avocara
Leonardo
conocimiento de
el
y sus cómplices,
al
Alto Tribunal, Licenciado
aquel
Valderrama quien, provisto de cultades,
Coro á
á
llegó
Pero
1795.
la
Don Juan Esteban más amplias fa-
las
principios
misma,
ella
virtud dispuso que
loangos
causa de José
la
Oidor Honorario de
de octubre de
Real Audiencia resolvió luego cono-
cer directamente,
José Leonardo
Valderrain,
y
los
En
proceso.
del
fueran trasladados principales de
tal
á
Caracas
los
negros
que habían sido llevados á Puerto
Cabe-
y que viniesen también á la capital Don Mariano Ramírez Valderrain, Don Francisco Jacot y llo
Don José Zavala. De los tres últimos re recabaron más minuciosos informes, pero ni Jacot ni Za-
los
vala pudieron
chas
afirmar nada respecto de las sospe-
que Tinoco había
Más
rino.
Caridad
mar su
bien
sugerido contra
el
Dr. Chi-
Zavala dijo que ni aún contra José
tenía ningún
participación
dato preciso en
la
como para
revuelta.
afir-
Jacot expuso
que no
creía que hubiera habido complicidad de los hacendados de Curimagua en ningún plan revolucionario, pero sí imprudencia, que les costó la vida por haber provocado la insurrección de sus esclavos,
con haber hablado delante de ellos acerca de sas
que ocurrían en Francia,
las co-
del alzamiento de los
negros de Haití y de la guerra íranco-española. En esto si estaba en lo cierto el señor Jacot y así mis-
mo
lo apreció
el
Fiscal de la Real Audiencia.
El interrogatorio
de José Leonardo fue larguí341
«
k
DISCUESO BE RECEPCIÓN
simo,
durando varios
tró
procesado ser
el
Demos-
consecutivos.
días
un hombre
de
astuto,
fácil
comprensión natural y adoptó, sin consejo de naporque el desgraciado careció de patrocinandie, plan de defensa hábil^ haciendo ver que su te, un no era sino
proyecto
congregar
ocurrir pacíficamente
á
gunas
los
injusticias
que
saciones
de
oían
les
para
queja contra al-
amos,
contra
negros
los
Coro, en
referir
conver-
las
Gobierno
el
espa-
ñol y especialmente pedir que cesasen los abusos de los Recaudadores en el cobro de las alcabalas;
que
fueron otros de
tiendo los
nión
que
pacífica
y que ya
mándose
en
;
creía
él,
fácil
Paraguaná
de
que en
to-
tomarla,
se
para que
la
y no á los franceses, de quienes nada
gobernaran, sabía
propuso
como
reu-
la
un alzamiento
proyectaba en
indios
los
come-
que,
los
degenerar
hicieron
estado
ese
ciudad
la
llamara á
él
negros
los
asesinatos,
natural
adoptado
era,
que
sistema,
este
negara también haber tenido ninguna comunicación
con
Caridad
-losé
que jamás le
lo
habrían
de servir sus
siendo tantas
las
autos de que
él
y
obedecido,
de
íoangos que aún
que de
más
los
Por
y
lo
fue la
el
excusas
Jefe,
al
habían
pobre
reo,
obraban en
por todos reconocido
insurrección.
estaban en
protestó
demás de nada
pruebas legales que
Algunos
Puerto
de los por-
Cabello,
sido embarcados en bajeles
también traídos examinados detenidamente por la
guerra españoles, fueron
racas
en efecto,
González, y
había tratado.
Audiencia. 342
á
CaReal
ARCAYA
PEDTÍO M.
definitivamente
sentenció
Ella
de diciembre de
diez
Comienza
seis.