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NOTA DE LA AUTORA:
No tenemos un espíritu; en realidad “somos espíritus” poseedores de cuerpos, que utilizamos para expresarnos, en medio de nuestra evolución.
Por tanto, para hablar de nuestro Padre, con Él, o de “nuestros asuntos”, lo hago de una manera “espiritual”, y algunas de esas charlas están aquí para compartirlas contigo, querido lector.
GLORIA M. AGUILAR C. Junio de 2012
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ÍNDICE
AMAR A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS……………………………. 5
TU OMNIPRESENCIA …………………………………………………….
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DE PANDORA Y EPIMETEO ……………………………………………
9
LUZ DEL MÁS ALLÁ
…………………………………………….
10
………………………………..............................
11
A MARÍA
EL DIVINO ENCUENTRO ………………………………………….........
12
INVENTARIO SEPULCRAL
…………………………………………
16
……………………………………….................
17
DULCE SILENCIO
DESTINO DEL SUICIDA
……………………………………………..
MÉZCLATE SI QUIERES
……………………………………...
LA MUERTE DE LA MUERTE
……………………………….
COMPARTE………………………………………………………………
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20
21
URBANISMO HUMANITARIO VS.
NECRÓPOLIS INNECESARIAS ……………...................................... 22
TE ENCONTRÉ
………………...........................................................
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FLORECIMIENTO DEL ALMA ..………………………………………… 26
CUERPOS RECICLABLES ……….....................................................
27
DESNUDA MI ALMA………………………………….............................. 28
EL MIEDO …………………………………………………….................. 29
ENTONACIÓN CEREBRAL ………………………………..................... 31
TITO EL ATEO …………………............................................................ 33
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AMAR A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS
Sin ser de nada culpables en el conflicto absurdo, aterrados viviendo su peor pesadilla hecha realidad, estaban agazapados como si debieran todo al mundo; miedo que se reía en sus caras, temblorosos soportando; sintiéndose perdidos en una tétrica oscuridad, exhaustos en el suelo yacían después de encontrar un escondite no muy confiable, acerbo e inseguro, pero que de un desenlace fatal los podría salvar; sufrían allí, dos víctimas más de cruenta hostilidad.
Ráfagas de tiros, cual meteoros pasaban; de lo alto silbantes dragones de metal caían; oscureciendo el cielo la tierra incendiaban.
―¡Maldita sea! ¡Cállate; deja la rezadera! preocúpate por salvar tu pellejo en esta guerra.
De una orden que destilaba idea extraña, se iba inocente a defender su compañero, pero sorprendido decir no pudo nada...;
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dañina bala hizo estragos en su cuerpo.
―¡Te lo dije, pedazo de idiota!, ¡que te cuidaras mejor!, ¡que te pusieras las pilas bien puestas! en lugar de parecer monjita rezándole a su Señor.
Hecho verbo este desconcertante discurso, otra certera bala da en el blanco hiriendo esta vez al consejero hirsuto.
―¡Malditos perros! ¡Me han herido!
Y mientras él maldice, su acompañante en medio de agonía salvar sus almas pide con fervor a Dios entre estertores débiles de despedida.
―¡No mueras, por favor! ¡No me dejes en medio de este infierno!
Grita de nuevo quien solo maldecir sabe; al no escuchar respuesta clemente porque el estruendo de la batalla es el que habla,
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se acerca sintiéndose vencido, al otro combatiente, y arrepentido le dice en voz muy baja:
―Nunca tuve tiempo de aprender una oración; reza por mí, amigo mío.
Callan las armas, calla el universo... para que se escuche piadoso consejo donado entre dolorosos gemidos:
―No es tu oración, sino tu intención lo que nuestro amado Padre ve; estás a tiempo hermano; sobre todas las cosas dale inmenso amor a Él.
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TU OMNIPRESENCIA
Eterna en el suave céfiro de una tarde cálida y estival, en el perfume que expelen las almas de cada criatura que te quiere amar.
En las albas fuentes refrescantes de las naturales..., cristalinas aguas, en aquellos tiernos ojos del infante que inocentes son reflejo de tu alma.
En el trinar de las aves la oigo; la huelo en el dulce pomar; en la próvida tierra la siento; también en las flores; la veo en la mar.
Está en cada estrella que brilla, y tiene tu luz; en la luna dorada con sus hilos que cuelgan en silentes noches de adornado tul.
Tu Omnipresencia brilla en cada ser; en sonidos musicales del amor la tengo; en nubes cobrizas de un amanecer; en armonía que llevo por dentro.
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DE PANDORA Y EPIMETEO
Esperanza de Pandora, de Epimeteo, Esperanza: arco iris primoroso son tus alas de lágrimas y sonrisas vagas.
Creemos en ti como en un gran don, y saltando vas de corazón en corazón; logras así aliviar aquel cruento dolor, mas no puedes arrancar la raíz del sinsabor.
El corazón en férvidas zozobras, pleno de ti cual llamarada se estremece; quiero envolverte en densas sombras, y dar paso a la “Fe” noble que engrandece.
Esperanza incierta y sutil: ¡ya no te quiero! prefiero tener “Fe”... que ilumine mi sendero.
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LUZ DEL MÁS ALLÁ
Palidez de luz de luna cubre el rostro del amado ser, que solo ayer lleno de hermosura, con encantos miles era mi placer.
¡Mi amor, mi vida, mi alegría, mi todo! motivo es hoy de mi gran desdicha, y sin su alma el cuerpo se vuelve lodo.
Se ha ido... yerta soma me ha dejado; nada; sin su espíritu por mí tan querido, quedo hoy destrozada..., desolada.
Egoísmo enorme al pensar en mi dolor sin recordar que ocupado está en sus deberes, y no ver la certeza de su hermosa labor que busca Luz, y la verdad que merece.
Quisiera su alma viajera detener; no dejarla por sus caminos andar; es inútil... porque hoy debo comprender… que no puedo privarlo de la Luz del más allá.
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A MARÍA
Tu querido nombre María, en mis labios trémulos elevo, con dulce y suave melodía con un amor puro y sincero.
Cubre con tu blanco manto mis falsas y tontas agonías; seca mi absurdo llanto; sé mi madre y sé mi guía.
Gracias miles, María Santa por tu grande nobleza sin par; almas lloran, y almas cantan por tu fiel amor maternal.
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EL DIVINO ENCUENTRO
Vino a visitarnos, y tan cerca de nosotros estuvo, como casi sesenta mil años antes, un día lo estuviera.
Encontró en mí admiradora cariñosa, ferviente anfitriona y compañera.
¡Qué resplandeciente! Un perfecto hijo del sol. ¡Qué tamaño! Lo vi parecido a la brillante estrella del oriente.
No mostró su pequeña cara sonrojada, sino una faz gigantesca, en amarillo fascinante convertida.
Con capa teñida de oscuro añil, bordada con las más discretas estrellas jamás vistas, noche tras noche en su constelación de Acuario, nuestra bóveda celeste iluminó.
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Haciéndome presa de sus hechizos, logró que mi Selene sintiera celos.
Fue capaz de suplir su ausencia las noches en que airada, con su blancura ebúrnea se escondió.
Entonces pensé en el creador de nuestro egregio visitante; orgullosa recordé que lo hizo mi Señor, y envuelta en la magia de tal hermosura universal, de nuevo sentí adoración por mi Padre Celestial.
Marte fue testigo de aquel sublime instante, y a él se unió, mientras perlas de cristal resbalaron por mi cara, al pensar que en muchas cosas he visto reflejado ya, el rostro de nuestro Hacedor; primorosa creación contemplo, y lloro emocionada ante tanta perfección.
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Este sentimiento crece al saber que existe una luminosa verdad: nuestro hermoso universo, es superado por realidades espirituales de inefable preciosidad y magnificencia.
Lo que admiramos aquí, es pequeña y linda sombra de lo que nos espera en un futuro como hijos de Dios, y ante su presencia.
Pero dime, Padre mío... ¿Qué sucederá el día en que me encuentre frente a frente contigo?
No tendré lágrimas físicas para llorar mi emoción ante tu perfección y belleza, que intuyo, pero ni siquiera imaginar puedo.
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¿Me regalarás de espirituales lágrimas un lago?
Por si acaso ese regalo no me pudieras hacer, déjame que llore a raudales aquí... ¡no importa!, en aras de ese maravilloso día, lo que quizás no podría llorar allí.
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INVENTARIO SEPULCRAL
¡Qué de secretos! guardarán pétreas tumbas; envueltos en débiles sombras... bañados por espesas penumbras.
Cuántos arcanos de afecto sepultados; cuánto dolor e inmensa pasión callados; qué de ansiedades, y eternas esperanzas; qué de alegrías, y qué de fieros desatinos enterrados son por propio y merecido destino.
¡Mas no es del todo así! ni tiernos secretos de amor, ni bellas virtudes, ni alegrías, ni oración colmada de fervor, soterrados por nadie serían.
Lo bueno se lo lleva el alma en su veloz y precisa carrera; los contritos restos que descansan, solos... y ateridos... se quedan.
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DULCE SILENCIO
Escuchar el melífero silencio de la voz de un lago en calma, quiero; los rumores del infinito amor que llevo en mi dichosa alma, siento.
Deseo llenar con silencios mis vacíos; abrir mis atentos oídos al alba; que sus colores sonoros sean míos, y adueñarme de toda su gama.
Dulce... y penetrante lo anhelo; llenar mi vida con él en mis desvelos; silencio ausente borrado por estruendo, al mundo entero hoy le estoy pidiendo.
Dulce silencio de sombras rasgadas… por silentes rayos de luna plateada.
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DESTINO DEL SUICIDA
Aciago destino el del suicida que en valiente cobardía, obnubilado decide por sí mismo a su materia quitarle toda vida.
Ha hendido el cuerpo abriendo brecha sangrante al alma; ¡...¿Acaso tiene culpa el cuerpo de lo que al alma pasa?...!
¡Qué iluso! ¡qué loco en su dolor, quizás! pierde total cordura viajando al más allá.
Deja aquel disonante ser lacerado, ¡horrísono! y baldío; veloz escapa en busca del consuelo, y no hay luz; no hay paz en su camino.
¿Habrá un perdón que pronto lo salve? ¿Para un desquiciado, oportunidad? ¿Solamente un cruel castigo inimaginable podría su triste alma del horror librar?
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MÉZCLATE SI QUIERES
¿Por qué les preocupa tanto la pureza de una raza, y evitar la propicia mezcla de todas las térreas masas?
¿Por qué si él es negro, o es blanco o es indio, no puede acercarse jamás al amarillo?
¡Olvida la secular discriminación! mézclate si lo prefieres con diferente sabor y color; amar inmensamente a otro puedes que en este hermoso planeta nació.
¡Amplía tus limitados horizontes! pon sana espiritualidad, porque sin saberlo, a lo mejor extraterrestres bellos encuentres… en los caminos increíbles del amor.
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LA MUERTE DE LA MUERTE
Se le está acercando el fabuloso día; ya le está llegando la preciada hora; dicen que siempre de negro está vestida, que asusta, es fea y alta la señora.
Se alimenta de ignorancia, ¡y vaya si se ha nutrido! no hay quien no la conozca ni quien no le haya temido.
Es tan vieja que de siglos nos habla su longevidad; es la hija de quien dijo: “soy un terrícola ¡mortal!”
Del hombre… la Muerte es hija, y fruto es de su confusión; pero la muerte de la Muerte… ¡llegó! ya no es muerte: ¡¡es Resurrección!!
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COMPARTE
Comparte amor, conocimiento y riqueza; es lo que realmente interesa; unámonos acabando con el hambre; que de ignorancia y desamor no se hable.
De aquello que tanto tienes, lo que puedas, debes gustoso donar; mientras das, y más das, más recibes; es la ley de la vida; ya lo comprobarás.
No acumules falaces tesoros aquí que con otros no puedas disfrutar; muy pronto de aquí te vas a ir, y contigo nunca los podrás llevar.
En tu sensible alma piensa; ella tan ansiosa, mucho espera de ti; dale lo que expectante aguarda: la evolución que da el compartir, amor, conocimiento y riqueza.
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URBANISMO HUMANITARIO VS. NECRÓPOLIS INNECESARIAS
Oscuros calabozos sin sus ojos tiene alabastrina y delgada calavera; en ellos gusarapos numerosos hacen fiesta después de la gran cena.
El buen ágape que tuvieron estos días al comer todo el forro de su dueña, terminó con el connubio que allí había entre carne, sangre, fibra y osamenta.
¡...¿Para qué un ceremonioso epitafio que identifique la fría…, profunda fosa, si no hay quien salve al pobre muerto de tan macabra comilona espantosa?...!
¡...¿Para qué si a todos pasa, nos pasa la misma cosa?...!
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Como espíritu, pregunto: ¿Por qué no cremarlo si es sano, higiénico, purificador y nada profano, aunque del conjunto se oiga el crepitar, y no esperar que bulímicos gusanos engorden hasta que puedan reventar?
¿Por qué no aprovechar humanitariamente los terrenos que a sus anchas hoy ocupan, adornadas y sencillas tumbas con esqueletos, trapos, pelos, larvas, dientes, huesos…, urnas?
Y de tan mal ocupados campos canchas deportivas formar; hospitales que no causen espanto; universidades y escuelas bien se podrían edificar; confortables casas para los ancianos, cárceles menos lúgubres donde puedan los presos la tierra labrar; para quienes en las calles viven:
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pordioseros, mendigos, locos, miserables o marginados tristes, construirles un cálido hogar; para nuestros valiosos niños, parques infantiles donde jugar; en fin..., aquello espléndido que lográramos imaginar.
Ningún mandamiento establecido dice con los cadáveres que ya son inútiles, qué útiles cosas deberíamos hacer; a placer del mapa desaparecerlos sería inteligente y espiritual proceder.
En ello no hay despiadada violación, vergonzante deshonra o degradación; no hay alarmante sacrilegio posible; ningún envilecimiento terrible; no existe irreverencia tangible ni del cadáver, absurda profanación.
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TE ENCONTRÉ
Siempre buscándote estuve; ¡Oh! mi Dios… te esperaba luz de mi vida, y al fin vi cuán increíblemente cerca estabas de mí.
Sin saber qué hacer con mi vida, adónde mis pasos poder dirigir, no encontraba la paz que podía darme armonía, ¡alegría de vivir!
En todo lugar te busqué; con ahínco lo hice, y te encontré; dentro de mi alma te tengo; ¡dentro de mí te siento!
Tu templo soy, seré, y fui; es hermoso saber que aquí estarás por una eternidad, y no te dejaré ir.
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FLORECIMIENTO DEL ALMA
Se amanece a veces... ¡tan taciturno! que al abrir los ojos nos encontramos con un inesperado viento sólido y lleno de la disonante actividad del mundo; y nos quedamos lastimosamente así... tristes... cabizbajos... meditabundos.
Otros días se amanece ¡dichoso y tan alegre!... que del reposado sueño al volver, vemos rutilantes aureolas dando locas cabriolas por doquier, y con ellas se anochece.
Se amanece muy activo ¡optimista y receptivo! lujurioso, inapetente... baldío, ufano, inexistente; pasivo, sano o enfermizo, él se aleja, y ella no amanece; no amanece viva la materia, y el espíritu... ¡florece!
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CUERPOS RECICLABLES
Cada espíritu que se va, y deja su traje aquí, con un tesoro fenomenal a todos puede servir.
Si el viajar se hace en forma salubre, y bastante natural, y “antes” del sujeto convertirse en cuerpo demasiado secular, podemos dar generosamente toda una herencia carnal.
Dejemos en un testamento sea escrito o sea verbal, orden de llevar aún frescos nuestros órganos al hospital.
Que sabios médicos saquen del difunto lo que aún sirva: un buen corazón o el riñón que tantos seres necesitan; y aquello que comería el gusano... le sea trasplantado a otro humano.
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DESNUDA MI ALMA
Que desnudes mi alma quiero para conocerme aún mejor, y no solo desnudes mi cuerpo.
Dime... ¿qué ves? ¿ves colores que te explican lo intenso de mi querer?
Ahora está desnuda mi alma frente a tus ojos; ¿puedes ver en ella sus alegrías y abrojos?
¿Ves en el rosa el amor, y en el blanco su pureza? en el gris está el dolor que por ti dejaron quejas.
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EL MIEDO
Por un camino muy largo iba la peste un día, cavilando en cuántos seres del planeta se llevaría.
Y pensando en tal materia, en su camino ella encuentra un amigo que le pregunta:
― ¿Adónde vas, y por qué tan seria?
―Voy al pueblo vecino a matar tres mil humanos; luego sigo mi camino.
Pasó el tiempo, y los amigos de nuevo un día se vieron:
― Me contaron que en el pueblo veinticinco mil murieron.
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―Yo solo maté tres mil; los otros veintidós mil... todos murieron de miedo.
No en vano tantas veces Jesús nos recomendó no perecer en garras del temor; “No temáis hijos” decía; sigamos su sabio consejo, y en cuanto nos sea posible al miedo enfrentemos con valor.
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ENTONACIÓN CEREBRAL
Gran número de personas buscando por doquier estamos con el conocimiento espiritual, la luz de la verdad que anhelamos.
En la difícil y ardua búsqueda, tropezamos, caemos y pecamos; sin saberlo de esta sutil manera nuestro cerebro desentonamos.
Si un sentimiento inarmónico se clava quedándose adentro, la corriente de luz se distorsiona; se desvía hacia lo no correcto; así la verdad buscada jamás llega, y la chispa recibida es muy pequeña.
Un cerebro desentonado no imprime las valiosas ideas de Dios y de su Divina Presencia, sino en forma distorsionada, borrosa y sin mucha esencia.
Tampoco se hace posible con los planos superiores de luz
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un contacto exquisito y consciente, manifestándose entonces sensación de aislamiento, y triste soledad crecientes.
A medida que amorosamente fijemos en la Divina Presencia gran atención, y con firmeza la invoquemos, ¡Ella, se dará siempre a fiel acción!
Esta forma es la ideal para nuestro cerebro entonar; sublime método de fijación para nuestra sustancia limpiar.
El cerebro entonado es un instrumento canalizador de pura Energía Divina, y espirituales actividades vibratorias, que deben ser bien usadas ¡siempre! para producir perfección satisfactoria.
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TITO EL ATEO
Como un eco disonante, cierta tarde de prédica evangelizadora, palabras de un escéptico retumbaron en el aire:
“Iba para mi casa; al pasar vi tal cantidad de gente tan increíblemente en calma que la curiosidad pudo más; me detuve; fue entonces cuando… te escuché hablar; esperé ¡cinco horas! para presentarme ante ti; dijiste que eres el señor... si mal no recuerdo..., ¿Jesús? ¿Hijo de Dios? Mucho gusto; es un placer conocerte; soy Tito el ateo; hijo de... alguien
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al que nunca conocí; en nada creo”.
De los labios más amantes del espacio sideral, la multitud escucha lo siguiente:
“Te crees ateo; en tu alma yo no veo nada que a eso se parezca”.
Aquel hombre contemplando el rostro del Maestro, replicó:
“No me expresé muy bien al decir que en nada creo; perdón, Maestro; rectifico: en nada creía, pero después de escucharte, y haber visto en tus ojos la verdad, jamás podría decir que no creo en ti ni que en tu preciosas enseñanzas no confío”.
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Con ternura incomparable apoyó Jesús su mano sobre el hombro de Tito, para darle un último consejo:
“Vete en paz; si de tu progenitor no sabes ni su nombre, que ese hecho no ensombrezca nunca tu existencia con dolor; recuerda por siempre lo aprendido: nunca has sido huérfano; tienes un padre; te amo más que nadie; es cierto que eres hijo mío”.