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Spanish Pages [368]
Escritos S~ren Kierl{egaard
Volumen 1 Editorial Trotta
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·Escrit~)S
de S0ren l(ierkegaard \Tolun1en 1
De los papeles de alguien qt1e toclavía v=ive Sobre el concepto de ironía
Edicic.)n a cargo de l:Za'fael Lqrra·netá, .Daría Go11zález y Begonya·-Saez.·1;lijá_fuerce Traducción del danés
·de Daría :·Gonzá.lez y Begonya Saez. Tajaft1erce
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Editorial T rotta quiere dedicar esta edición de los Escritos de SGre n ](ierkegaard a la tnen1oria de José l\1aría Valverde
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COLECCION ESTRUCTURAS Y PROCESOS Serie Filosofía
© Editorial Trotta, S.A.( 2000 Sagos~a, 33. 28004 1V\odrid Teléfono: 91 593 90 40 Fax: 91 593 91 1 i E-mail: [email protected]
http: 1/\N'NW. trotta. es
'\i~t~!os~:9~iginGtes: Af ·
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levende's Popirer y Om Begrebet lroni, .· · de acuerdo con la edición S0ren Kierkegoords Skrifler. Bind l. Udgivet af S0ren Kierkegaard Forskningscenterel. en endnu
Kesbenhavn, 199 7
La traducción de esta obro ha contado con la ayuda del Jorck's Fond y del Dansk Litteralurinformotionscenter, y fue realizada en la
.sede del S0ren Kierkegaard Forskningscenter de Copenhague, institwción subvencionado por el Donmorks Grundforskningsfond, · con la colab~xoción de Nielsj0rgen Cappel0rn.
© Da río González, Rafael Larra ñeto y Begonyo Soez Tajafuerce, 2000
© Begonya Soez Tojofuerce, 2000, para la traducción de De los papeles de alguien que todavía vive, y Daría Gonzólez, 2000, para la traducción de Sobre el concepto de ironía Diseño Joaquín Gallego
ISBN: 84-8 164-364-5 {obra completa) ISBN: 84-8 164-365-3 {vol. 1) Depósito legal: VA-l 04/00 Impresión Simancos Ediciones, S.A. Poi. lnd. Son Cristóbal
C/ Eslañor parcela 152 470 12 Valladolid
CONTENIDO
Presentación: Daría González, Rafael Larrañeta, Beg·onya Saez
Tajafuerce . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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DE LOS PAPELES DE ALGUIEN QUE TODf\ VÍA VIVE Introducción: Begonya· Saez Taja fuerce .................... ·. .
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Prólogo ....................................... ·. · ..... ·
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Sobre Andersen con1o novelista .. ·. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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N o ta s . . . . . . . . . . . . .
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SOBRE EL CONCEPTO DE IRONÍA EN CONSTANTE REFERENCIA A SÓCRATES Introducción: Daría González . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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Prin1era Parte LA POSICIÓN DE SÓCRATES CONCEBIDA CO.MO IRONÍA Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . l. La concepción se hace posible . . . . . . . . . . . . . . . . Je11 o f o 11 te . . . . . . Platón Consideraciones prelitninares ..... Lo abstracto en los prin1eros .diálogos platónicos i ro 11 í a . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
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El Banquete .......... Protágoras ......................... 1
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CONTENIDO
Feción I.~a Apología ... Lo n1ítico de los prin1eros diálogos platónicos con1o indicació11
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de una especulación tnás rica ..... El 1i bro prin1ero de La república .... Retrospccción justifica ti va ......................
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1\ris tn rigurosa en otra lengua. El presente volurnen de l:SK refleja el contenido del primer tomo de la edición crítica y de su correspondiente comentario, publicados en danés a finales de 1997, proporcionando por primera vez en castellano los títulos: [)e los fJtJpeles de alguien que todal'ía L'ive (Af en endnu
Levendes Papirer) y Sobre el concepto de ironía (Om BeRrehet lrotzi). 9
ESCRITOS DE S0REN KlfRKEGAARO
El texto ofrecido en ESK es un texto lirnpio, eludiendo la presencia de elernentos que serían ajenos a la versión final del autor . y que, por aiiadidura, entorpecerían la lectura. Las únicas excepciones a esta norn1a vienen dadas por las llan1adas a las notas de traduccin, por la indicación de carnhio de p'igina según la edición original, y por la aclaración entre corchetes de los términos no daneses del texto. Las introducciones, notas y apéndices que acornpañan a la traducción se lirnitan a señalar aspectos filológicos, bibliográficos e históricos, tratando de evitar todo tipo de injerencia interpretativa así como toda referencia asociada a la recepción de la obra en épo. . ., cas postenores a su apancton. La introducción expone aquellas consideraciones que resultan significativas para el contexto de la obra, los datos relativos al proceso de creación y puhlicacie bien poco ~irve.
• • Cf. Los extrentus. • • • Por más que ~1horJ .~font.UliiS el iot•e, 214 ofrece un•l extraña prueba de la serk·JaJ y Jd amnr con 'JUt" este c~ritor cnndhl· cual\juier fenúmeno Je la realidad y por más que el de~Jrrn llo pulítko-reéllista deba c~t.ule a~rade.:ado por haht.·r prefcriJo nommar a semejante repre,t·n· tantc sin rcp.uar en uno ~olo de lo~ llamélmientu~ del mi~mo Jt."~arrollo .1 interpretar ~u laJu ~11· micu, no puedo llt."');:ar, induso a pt:s,u de todo~ ~us méritos, que ml' part."ce qul" glnhalmt·nrc desmerece al resto, puesto 4ut.· ~tont;.lnus se ve má~ hien dt."scalabraJo por tal desarrollo que: tr&ln,f•~urado a tr.Jvé-s dt.· él.
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SOBRE ANOERSEN COMO NOVELISTA
ondulación cuántas víctimas exige el Minotauro del laberinto de la vida, desesperen por conseguir de ésta un beneficio equiparable, o porque, pese a haberse confesado a sí mismos que semejante concepción de la vida depara en realidad un altivo cántico fúnebre, descubran que éste no entona con la melodía que, según parecen recordar en aquel instante con toda precisic'>n, les había sido cantada en la cuna - el malentendido se intuye asimismo en el hecho de que esta generación, aun no habiendo desarrollado todavía la destreza indispensable en la vida, condensa ya un cierto sumario de frases que supuestamente contiene la garantía de 1 flexibilidad que la vida requiere; en una palabra, establecen con1o tarea aquello de lo que aquel escritor dispone gracias a haberlo vivido y se detienen en exceso en la contemplación de esto mismo. Estas narraciones ya han encontrado hoy por hoy lectores atentos e incluso talentosos en el seno de la joven generación que, en la medida de lo posible, se ha mantenido desconectada de lo político; de ello proporcionan una prueba no sólo suficiente sino también feliz las así llamadas narraciones bcrnhardianas-H. Que éstas, que atañen a la gener~ción joven por cuanto que su ángulo y el de aquellas no coinciden en absoluto, hayan obtenido un corte moral en lugar del carácter religioso de las otras, y que desarrollen aquí y allá· una cierta tendencia a la perogrullada • en lugar de la despejada ponderación de aquéllas, no parece refutar en lo más mínimo nuestra teoría; en ese sentido, baste recordar que la segunda clase de malentendido no puede configurarse con gran facilidad en una manifestación de ese tipo ya que, tratándose de un momento en un proceso de asimilación, debe mantenerse en la medida de lo posible lihre de toda autorreflexión y que, refiriéndose a la íntima y más secreta historia de una joven vida, sólo se delata en estados anormales, ya que no en exabruptos líricos más comunes. Si desviamos la atención de estas narraciones y de su terreno y la dirigimos ahora hacia esa voz • • que clama en el desierto-~ 4 , St. St. Blicher, quien, y esto es precisamente lo extraño, transformó empero ese desierto en un afable refugio para la imaginación, no topamos con una concepción del n1undo corroborada por muchos Y muy diversos casos de la vida real, ni tampoco con la gin1nasia vital tan característica de aquellas narraciones, aunque sí topamos con un cierto comenzar de cero activado por el despertar de toda
• Si tuviese que dar un ejemplo de esto~ ~iraría Ballet infanti/ 41 • •• s·•-_. 1acnc1osa y tostada c~tá mi landa; Mas bajo d ~áliz del hrezo hay siempre tlnr. La alondra tras d dolmen tiene el nido Y siempre del desierto su ~orieo e~ el son u.
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DE lOS PAPElES DE ALGUIEN QUE TODAVÍA VIVE
una positividad que, por así decir, amanece, y que, divinamente 25 fresca, se renueva y renace 1 con originalidad autóctona mientras que la parte negativa persiste en su estado latente. En lugar de la concepción de la vida contenida en las narraciones del autor de historias de la vida cotidiana .. que es la del individuo que ha terminado su carrera y ha guardado la fe·lt\ sobresale aquí un profundo estado de ánimo poético, envuelto en el velo nebuloso de la innlediatez . fruto de la unión entre una poética nota tónica, mitad individual y mitad popular, que resuena en el oído interior del alma, y una imagen flotante, mitad popular y mitad idílica, que ha sido atravesada por el poderoso fucilazo de la imaginación. Mientras que en aquellas narraciones cabe admirar una técnica magistral, aquí somos más bien sacudidos por réplicas individuales preñadas de dran1atismo que, n1ás que presuponer la sagacidad de un Cuivier para basar en ellas un todo compacto, presuponen la profundidad de la Naturaleza como fundamento generador. En cualquier caso, también aquí se constata una unión que, en virtud de su inmediatez .. señala significativamente hacia el futuro, y que acabará por conmover a la época actual mucho más de lo que lo ha hecho hasta el presente, con lo cual tal vez incluso favorezca al modo prosaico en el que ha sido tratada la política hasta la fecha. Tras haber dotado, pues, a nuestro catalejo con los aumentos pertinentes, tenemos a bien pedir a los ilustres lectores que pernlitan a su mirada seguir el enfoque de nuestro verdadero objeto: el conocido pn s.1
\'l:rJo.lder¡l pn, no se lanza la nlirada hacia afuera sino de inmediato hacia el interior de uno mismo, con lo cual, sólo el propio sufrirniento se actualiza en la así llamad~ observación del mundo. Lo prirnero es una actividad n1alugrada .. lo segundo, una pasividad originaria****; lo primero es hornbría • Para adecentar la pre~unta &ti m.ix1mn. debo n:,ordar qut• no pretendo h&"er valer una ~onct-pción de la vida y Andcr~n ntra: ~ino que, 'm mt(•rés &~lgunn por e~ta o .1qudla 'on~ón de! ~~ vida, pretendo CnmhatÍr C\(3 pn,idón ll~~ativa y ~U Jt·r~ho a ha,er~e J'3~ar por na c~pcaón la iJt·nridad del ,n.•rl\onaie . •••• p no casi se siente tentado a exi,.drlc ''Ut' ~ .... ar«ería como ~¡ Anderscn l'on,ider.ua que una r•1savidad ori~in~uaa de t>~te tipo va
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frustrada, lo segundo, ferninidad consolidada. Mas retomernos nuestro propc'lsito, a saber, dl~osarrollar los términos en los que Andcrsen trata esta cuestión, aludiendo hreven1enrc a la necesidad que tanto el novelista como el narrador tienen de una conl:epción de la vida. Si la novela está provista de una concepción de la vida propiamente dicha, ésta constituye su m;;is profunda unidad, le perrnite conciliar su propio centro de gravedad y le libra de la arbitrariedad y de la futilidad, ya que asegura la presencia de una finalidad a lo largo y ancho de la obra de arte. Cuando, por el contrario, esta concepción de la vida falta, la novela, o bien intenta insinuar una u otra teoría (narraciones dogmáticas, doctrinarias) a costa de la poesía, o bien 1 entabla una relación finita y casual con la carne y el hueso del escritor. Esto último sucede conforme a una gran variedad de modificaciones, desde un desbordarniento espontáneo de aquello en que la personalidad es más versada, hasta el punto de que el escritor se incluye a sí mismo en el cuadro, corno es de vez en cuando del agrado de los pintores paisajistas, olvidando que esto sólo tenía sentido en tanto que se percibía en función de una situación; así, relegando por completo el paisaje al olvido, se dispone a pincelarse a sí misrno en su propia y vanidosa suntuosidad-gloria salomónica, la misma que viste a las floresso aunque no a las personas. (Apenas he establecido a este respecto una oposición entre las novelas doctrinarias y las subjetivas, me doy perfecta cuenta de que sólo mediante una subdivisión se coordinan entre ellas; pues también la relación entre las novelas dMientras el escultor da forma al flexible barro, no percibirnos de inn1ediato qué obra va a ser creada. Son rnenester tien1po y trabajo previos al vaciado en yeso y tras ambos ¡el mármol es avivado a golpes de cincel! Cuán no n1ás con1plicada es la desunión con el ser humano siendo aún un niño, en pro de su desarrollo y de su sino de adulto. Encontramos a este humilde chico en Svendhorg; tanto su instinto como las influencias que le llegan de fuera señalan, como agujas magnéticas contrarias entre sí, sólo en dos direcciones. () bien será un artista extraordinario, o bien un ser n1isera· ble y ofuscado. El polen del rnedio natural influye ya con su odor Y su color. »El dios de las notas n1usicales lo hesaha en la cuna. ¿(~ué dehfa traer la canción de la diosa del tiernpo, entusiasmo o locura? Entre ambos, el límite 1 es tan sólo un estrecho n1uro. ¿l)cspcrtará quizás el entusiasmo de rniles de personas, o tocaréi tal vez para la salv~tie
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SOBRE ANDERSEN COMO NOVELISTA
y cruel juventud en aquel n1iserable hostal, con el violín bajo el brazo y ya viejo, siendo el hazn1errcír, con1o un estúpido l:on sus sueños, los de aquel cuya ahna fue inapreciablernente bautizada por las notas musicales? »Del duque de Reichstadr se sabe que nació rnuerto~ en vano se recurrió a todos los medios para volverlo a la vida; resonaron cien salvas de cañón, abrió los ojos, latió el pulso. Era el hijo Jcl gran emperador, por eso el n1undo entero oyó su historia; nada se sabe en cambio sobre el hijo de la indigencia; él también era un cadáver, un cadáver recién nacido, tun1hado sobre la mesa junto al cristal hecho pedazos; fuera tocaban músicos ambulantes, sonaban flautas y violines; una voz de mujer se hizo oír con fuerza y con tristeza y el pequeño abrió los ojos, tocó la pequeña mano. ¿Habrían sido las notas las que habían rechazado este alma para que actuase aquí, en la tierra, o había sido sólo cosa de la casualidad, esa espada salomónica63 de la razón humana? »Sería un artista extraordinario o un pobre ·infeliz, un gorrión de alas cubiertas por hojas de oro, al que, por ello, otros gorriones picotean hasta hacerle sangrar. ¿Y si esto fuese cierto? ¿Qué consuelo le quedaba? ¿Qué consuelo hay para una humanidad que guarda orgullo en su corazón? Es arrasada y olvidada como los copos de nieve que caen en la corriente que los arrastra, sólo una única obra y un único nombre pasan al próximo siglo. ¡Envidiable destino! Mas un ruidoso júbilo podría aguardarnos en nuestra nueva existencia; ¡ay! cuán lejos se halla aún la dicha de su gloria, en un mundo al que no puede acceder, del que no participa. ¡Qué n1ás da cuán arriba estemos, lo importante es que estemos bien! Ésta es la hechicera canción del mundo, la marejada del oleaje humano rompiendo en la costa de la eternidad para consolarse. »Por los nudos del tronco del aheto se ve durante cuántos años ha crecido el árbol; los eslabones de una vida humana tan1hién son visibles. Un importante punto de tránsito, una suerte de momento crucial en la infancia de Christian lo constituyeron, este verano, el encuentro con . Naomi, las clases de música y la visita a Thorseng~ •. h.. 1 Detengámonos aquí por un momento. Nacido en la miseria, 1 1° de familia humilde, Christian tenía en su padre - un hombre co~o los que se encuentran con cierta frecuencia entre la gente comun, con una buena dosis de poesía innata~ el cual, sin embargo,
•. Debo pedir a Anderscn que me d1~ulpe, puesto que. reproduciendo un extracto tan larlo .qcasa ~y culpable de plagio, pudiendo sólo aducir en mi defensa que lo que he pla~iado no es
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~ tstamo mejor.
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DE lOS PAPELES DE AlGUIEN OUf TODAVIA VIVE
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sólo había encontrado relativa satisfacción, hacía ya algún ticrnpo, en un viaje a tierras extranjeras .. asegurándose con sus recuerdos cierto consuelo, hasta que aquélla lo sobrecogiera de nuevo, arrastrándolo a otros viajes - un hon1hre con tan profundas e inexplicables ansias poéticas en la exposición de Anderscn . que éste se ve precisado a refrescar la n1emoria sohrc el n1ito del monte de Venus para retratarlo - . y en su padrino tenía un genio n1usical tan extraordinario, que Andersen se ve obligado a hacer un excurso para describirlo y evocar a Paganini, el «Anfión del Norte, Ole Bull>>, «esos dos maestros del arte .Jubal)); un genio que, a pesar de no estar en posesión de «esa perfección que poseían los dos maestros de nuestro tiempo del arte .Juhab>, quizás por ello, en un sentido todavía más profundo, es capaz de inspirar y de avivar las aptitudes latentes que hay en t:hristian - en una palabra, su infancia ll>Staba sujeta a relaciones que hahían de fecundarlo para toda su vida. La íntima relación que Christian estableció con lo n1usical durante su infancia se explica mediante una descripción de cón1o la n1úsica del padrino marcó al chico hasta el punto en que lo ha hecho, aunque, siendo tan excepcional como es, a tenor de la descripción de Andersen, es natural que hiciese rnella no sólo en él sino en cualquier chico; por añadidura, su música parecía gozar de esa sin duda picante y misteriosa caja de resonancias de los pecaJos que el mundo esconde, ante la cual la inocencia infantil nlucstra unos instintivos tacto y pavor. Hasta aquí todavía no ha hecho acto de presencia nada que revele la más mínima aptitud para la música. Por otro lado, lleva a cabo un pequeño viaje en con1paiiía del padrino, durante el cual, instalado en el nicho de la lumbrera del campanario, extrañamente establece una peculiar y desproporcionada relación con lo musical. Pero este suceso, que cualquiera tomaría como una alusica, tanto si tenía gracia co n1 o si no)) . N a da más y na da rnen os que doce años después de n 0 haber oído una sola palabra sohre Christian, ahora el escritor le hace salir a escena corno un pobre músico que cornc los don1ingos en casa Je Luzic y de su rnarido, el rnaestro de la escuela local, que todavía piensa en Naorni, y que ahorra para ayudarla por si su huida con Ladislaus hubiese de hundirla en la infelicidad. En una palahra, toparnos con una persona que intenta por todos sus n1cdios encontrar consuelo a tantas y tan inoportunas esperanzas frustradas; pero está claro que nada en él parece apuntar una genialidad prístina; tarnpoco tenen1os noticia de sus asuntos musicales, aunque, está claro, a juzgar por la gran variedad de eventos en los que está in1plicado, que ni algunos por separado ni todos a una hahrían sido capaces de doblegar a este genio de medias tintas. Se nos hace saber que se cuenta entre los consagrados. Pero hacer de él uno de éstos tiene poca ciencia: a Andersen le hasta y sobra con papel y plurna, y, además, rm" 1~ en {Jdz•cJ/gte Danske 'il.st•r fra ,\fiddt'/,,/dc:r('ll~ ~u. (véct~c: nol.l 25, pp. hh ~s.), Jun,Jc ~te narr;l la historia Jel jovc:n ()rm. quit·n Jc:,pit.•rt¡l a ~u padrt·, el rc:y ~~~frh::J, Jd pn1• tundo 'uc:ño Jc- la mut.·rtc: par;J que lu~hc: ..:unrr.l el gi~.1nft' Ve-rnc:r ... d ful·rtc:•: p.u.1 dlu .. d JO\'t:n ( >rm ..:un'lf.tUC: .. ¡d meJor e'paJa Jc.· roJa 1)i na m a n: d ... ,.., Fn danC.:·, rxtrc•mt'r1lt'. (:t. rhol11ói\IOC: liyllemhuur~-1-.hrc:u~v:.rJ, c:n ~'i~·t· hnt,l:llnrl!.,t:r ..Jfl·nrf.llter~n ti/ t.'ll .. ffl•t.•rd,¡g~-Historic•, dt. (n:a.¡t• nola !2J. \'ol. 2. pp. 1~ s. VC:dsc rl-plk.1 Jd panror Palmcr l"n ~lldH• rd.1tn. lX. fn J.1nto' ,\lont,IIIIIS dt.''' \'ngrt... (~f. lhum.l,lllc: (jyllt:rnhour~~fhn:n-.;v~üJ, c:n 7, .\;Hl't.'llt.•r Jf ¡.Hrf~lllert•lt ti/ •t:n lll•t•rd~l.~$-lllstorit.•• (Dos nurr,ldollt'S cid Jlltor de .. l.),uiJI$Iorr" (,,_ tidiünJ•l, .1. l. HL·ihc:rJ.!, t.·J., Cupcnh•l~uc:, ULl7. VéaM" el prduJio Je li1 \.:Omc:Jia Jl· l.u\l~·•g H.,¡. hcr~ t.rJsmus J\tollluiiiiS o R,1.snu1s Herg. CupcnhD/11 A 124), Kicrkt.•ga.uJ explkit&t el un~t>n Jd térmmu ~lle mán C.~lldtdut¡~ros.l: ·lk-nJit;l l~xprl"~iún la propul·~ta por Li~htc:nher~ pilrd Jcsagn.u c:l c:sralu de .1qudt1 ~otente "1m.· l"~ribc: pcn~•unic:nto~ ..:otidi&lllU!ot de a\.:uerJo ..:un un~1 moJa estúpida, el \.Uc1l, en MJ rneior momento, re~ulta c:n lo lJUl' gc:ntc \Cihala se h.t J~1Ju Y" en llamo.tr: prosü dt.' lin•t~t:ld do 1CullllidatpruSJ 1•. Cf. G. C. Li.,;htenhcrJ.t, ldt'elt. Afaxirnen und E.utfal/e. J'Jt!bst desSt'll CJ.."'. ruktt.•ristik .. eJ. dl' ( ;lL\totv .forJen~ .. LcipzÍJ!, 1RJU-1 X31, ..:ti. 177 .l-1774, vnl. 1, p. 122. 31. .ul ·'·2·'·2M: • La c:sc:ritura C\ mené. 11lt"llé,. fc"•qt'"l, ufJrSIII; y esla es .su mterrrc.'· l•1..:1ón: 111emi, ha ~ont..1Ju l>ios tu n:ino y lc: h~1 puc~ro fin; teqel,. has ~ido pc~ado c:n la h.tl.1n1..1 )' h.1llaJo fahu J'-" pc:~o; ut"ursut, hJ !;iJu ruto tu reino y dado a los medo!; y persas•. 4 7. Cf. (:h. l>. (;r.lhhc, Vu11 }uun fuust. 1-:int' Tra¡.:iidie,. Frankfun ..1. ~1 .• 1~2':1. "tl. 1b 70, p. 162. AJc:m.1s, modi!'tmo usado por ( ;uc:thl· en Gt•dichte,