Entre La Marina y La Montaña: Arqueología del Medio Asón (Cantabria, España) 9781407332918, 9781407302201


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Autores
Índice
Introducción: El proyecto arqueológico
Parte I. Estudio ambiental
1. El medio
2. Estudio ecológico
3. Los recursos
3.1. Lugares de refugio: cuevas y abrigos
Parte II. Estudio arqueológico
1. El proceso de estudio. Historiografía.
2. Estudio diacrónico
2.1. El Paleolítico Inferior
2.2. El Paleolítico Medio
2.3. El Paleolítico Superior y Epipaleolítico
2.4. El arte rupestre paleolítico en el Medio Asón
2.5. El Mesolítico
2.6. El Neolítico
2.7. Calcolítico y Edad del Bronce
2.8. La Protohistoria
2.9. La Antigüedad
2.10. La Alta Edad Media
Parte III: Resultados
Parte III. Resultados. La evolución de la cultura y el poblamiento en el Medio Asón
Parte IV: La información arqueológica
Parte IV. Fichas de yacimientos del Medio Asón
1. El modelo de ficha
2. Las estaciones
2.1 Matienzo
2.2 Rasines
2.3 Ramales
2.4 Lanestosa
2.5 Carranza
Referencias
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Entre La Marina y La Montaña: Arqueología del Medio Asón (Cantabria, España)
 9781407332918, 9781407302201

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BAR S1799 2008  RUIZ COBO ET AL.  

Entre La Marina y La Montaña Arqueología del Medio Asón (Cantabria, España)

ENTRE LA MARINA Y LA MONTAÑA

Jesús Ruiz Cobo Emilio Muñoz Fernández con: Alejandro Bermejo Castrillo Pedro García Gómez Mercedes Pérez Bartolomé, Peter Smith

BAR International Series 1799 B A R

2008

Entre La Marina y La Montaña

Entre La Marina y La Montaña Arqueología del Medio Asón (Cantabria, España)

Jesús Ruiz Cobo Emilio Muñoz Fernández con: Alejandro Bermejo Castrillo, Pedro García Gómez Mercedes Pérez Bartolomé, Peter Smith

BAR International Series 1799 2008

Farallón de Las Caldereras, en el desfiladero de la Cadena, entre Cantabria y Vizcaya

CAEAP GEIS C/R

Santander-Maliaño 2008

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Autores Alejandro Bermejo Castrillo Colectivo para la Ampliación de Estudios de Arqueología y Prehistoria Pedro García Gómez Ayuntamiento de Rasines (Cantabria) Emilio Muñoz Fernández Colectivo para la Ampliación de Estudios de Arqueología y Prehistoria Mercedes Pérez Bartolomé Asociación Cántabra para la Defensa del Patrimonio Subterráneo Jesús Ruiz Cobo Grupo de Exploraciones e Investigaciones Subterráneas Carballo / Raba Peter Smith Expedición Espeleológica a Matienzo

Parte I

Estudio ambiental

J. Ruiz

Parte II

Estudio arqueológico Historiografía Estudio diacrónico Arte rupestre Época Romana y Edad Media

P. García J. Ruiz, E. Muñoz, P. García, M. Pérez P. Smith, E. Muñoz P. García

Parte III

Resultados

J. Ruiz, E. Muñoz, P. García

Parte IV

Información arqueológica

E. Muñoz, P. García, A. Bermejo, J. Ruiz

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Graffiti en la pared del túnel de Anaz (Medio Cudeyo, Cantabria)

Los autores quieren mostrar un especial agradecimiento a sus amigos Ricardo Prieto y Víctor Crespo, compañeros en buen número de salidas al campo, y a los miembros de la Expedición Espeleológica a Matienzo que nos ayudaron durante todo el proyecto, sobre todo poniendo a nuestra disposición su "profundo" conocimiento de Matienzo. A Raúl Gutiérrez, subdirector del Museo Regional de Prehistoria y Arqueología de Cantabria, que siempre nos facilitó el acceso al estudio de los materiales depositados en este centro. Y por último vaya nuestra gratitud a todos los vecinos de este valle que con sus indicaciones nos permitieron localizar la mayor parte de las cuevas que se estudian aquí.

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Índice Introducción: El proyecto arqueológico

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Parte I: Estudio ambiental

3

1. El medio

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2. Estudio ecológico

15

3. Los recursos

19

Parte II: Estudio arqueológico

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1. El proceso de estudio. Historiografía.

43

2. Estudio diacrónico 2.1 El Paleolítico inferior 2.2. Paleolítico medio 2.3. Paleolítico superior y Epipaleolítico 2.4. El Arte Rupestre Paleolítico 2.5. El Mesolítico 2.6. Neolítico 2.7. Calcolítico y Edad del Bronce 2.8 La Protohistoria 2.9. La Antigüedad 2.10. La Alta Edad Media

53 59 71 92 99 106 114 148 156 166

Parte III: Resultados

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Reconstrucción de la evolución del poblamiento y la cultura

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Parte IV. La información arqueológica. Fichas de yacimientos

205

1. Modelo de ficha.

207

2. Las estaciones. 2.1. Matienzo 2.2. Rasines 2.3. Ramales 2.4. Lanestosa 2.5. Carranza

208 241 276 312 316

Referencias

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Introducción: El proyecto arqueológico

El programa de investigación cuyos resultados se presentan aquí, de forma resumida, tiene su origen en un proyecto centrado en la depresión de Matienzo, llevado a cabo por un equipo mixto, formado por arqueólogos españoles e investigadores ingleses, integrados en la Expedición Británica a Matienzo, bajo la dirección de uno de los autores de este libro - J. Ruiz-1. Durante el desarrollo de este proyecto, entre los años 1994 a 2001, se llevaron a cabo varios trabajos de excavación y prospección en diversas estaciones arqueológicas de este valle. Se publicaron los resultados de estas investigaciones en el B.A.R. S975: The Archaeology of the Matienzo Depression, North Spain. El último yacimiento excavado fue el de la Cueva de Cofresnedo, que dio nombre a la obra en que se ofrecen los resultados de todo el proyecto de la prehistoria de Matienzo: La cueva de Cofresnedo, en el valle de Matienzo. Uno de los planteamientos clave en las conclusiones de esta obra era la necesidad de ampliar el ámbito espacial de la investigación, para poder incardinar los esquemas obtenidos en un territorio mayor. El primer paso en esta línea fue el reestudio del registro arqueológico de la cuenca Alta del Asón. Para ello se revisó la información obtenida durante el proyecto, "Prospección de la zona comprendida entre el Miera y el Asón", realizado por el grupo C.A.E.A.P. varios años atrás y cuyos resultados no habían sido objeto de una publicación específica. Como parte del estudio del registro arqueológico del Alto Asón se estudian las series arqueológicas depositadas en el M.R.P.A. procedentes de los yacimientos de esta zona, se reorganiza la información gráfica - documentación topográfica-, historiografía, y todo ello se completa con un estudio del paisaje. Esta parte del trabajo se llevó a cabo durante los años 2002 a 2003 y fue publicado finalmente en el 2007, con el título Paisaje y Arqueología en el Alto Asón, en esta misma serie (B.A.R. S1614). El segundo paso en el conocimiento de este valle fue la elaboración del proyecto "Prospección arqueológica de la cuenca media del Asón", autorizado por la Consejería de Cultura del Gobierno regional, y por la Diputación Foral de Vizcaya para el año 2004, dado que parte importante del territorio de trabajo corresponde al valle de Carranza, tributario del Asón, que recorre tierras vizcaínas. El alto número de yacimientos arqueológicos que incluye esta zona imposibilitaba la idea original de un tratamiento conjunto, para todo el valle del Asón, lo que quizás hubiese sido el enfoque ideal. Este primer proyecto se completó con una segunda fase, restringida al área de Rasines, dado el número e importancia de los yacimientos de este sector, y sus trabajos de campo se llevaron a cabo durante el año 2005, contando con autorización administrativa y subvención económica de la Consejería de Cultura del Gobierno Regional 2. El territorio comprendido en el medio Asón, y que se estudia aquí, abarca los municipios de Rasines, la mitad sur de Ampuero, parte de Ruesga - Valle de Matienzo-, Ramales, Lanestosa y Carranza. Dentro del desarrollo de este proyecto se llevó a cabo la revisión detallada de todos los yacimientos en cueva conocidos en este sector, así como la de las estaciones de superficie y los conjuntos megalíticos. Así mismo se estudiaron la mayor parte de las series materiales depositadas en los museos de Cantabria y de Vizcaya. En lo relativo a la búsqueda de nuevos yacimientos, se estudiaron amplias series de foto aérea y se realizó la prospección clásica de buena parte del territorio, sobre todo de los terrenos de sustrato calizo que podrían albergar cavidades cársticas. El trabajo que se presenta aquí está organizado en tres bloques fundamentales. En el primero se ofrece una síntesis de la información ecológica, un apartado básico en la medida en que parte de la variabilidad cultural y de los patrones de cambio de las sociedades van a estar relacionadas con los condicionantes derivados de un paisaje concreto. En este epígrafe se intenta también sistematizar la oferta de recursos que el medio ofreció al hombre en cada una de las etapas diferenciadas.

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El segundo bloque ofrece un estudio diacrónico, que comienza con un apartado historiográfico. Se han diferenciado, de forma arbitraria, nueve segmentos crono-culturales, y para cada uno de ellos se ha resumido la información arqueológica disponible, ofreciéndose asimismo un apartado gráfico que recoge los ítems más significativos. Para cada horizonte se ofrece la dispersión de los yacimientos asignados y, en la medida en que los datos arqueológicos lo permiten, se describen los rasgos básicos de su modelo económico y sus sistemas de adaptación al medio. Un último apartado ofrece en formato ficha toda la información arqueológica utilizada, así como la planta del yacimiento o cavidad. Las fichas se ofrecen agrupadas por sectores geográficos y se completan con tablas resumen y con un apéndice de las referencias bibliográficas citadas en el texto. Se ha utilizado el mismo sistema y los mismos campos y modos de organizar la información que en el estudio de los otros dos sectores de la cuenca, en Alto y el Bajo Asón, reuniéndose de este modo, en los British Archaeological Reports, un amplio y sistemático corpus informativo para toda el área. Además, las investigaciones de M. P. García-Gelabert en la Cueva del Valle también se han publicado en la misma serie (BAR S1252). Una vez finalizado el trabajo en los tres tramos de la cuenca, se dispone de un importante corpus de datos actualizado, tanto de localizaciones como de materiales, que convierte al valle del Asón en el territorio con mayor densidad de yacimientos de la Cornisa Cantábrica. Por otra parte, y de forma paralela, un equipo dirigido por M. R. González Morales y L. G. Straus, lleva varios años desarrollando diversas campañas de excavación en varios yacimientos del Asón, aunque con una perspectiva diferente. Dentro del mismo se ha intervenido en estaciones epipaleolíticas y mesolíticas litorales y se ha excavado el importante yacimiento del Mirón, en el área interior de la cuenca. A pesar de que los resultados de estos trabajos se encuentran en gran parte inéditos, su aportación resulta fundamental para el conocimiento de la evolución cultural del valle. La combinación de los resultados de ambos proyectos convierte hoy al Asón en un punto de referencia obligado en el estudio de la evolución cultural en el marco regional.

------------------1. A lo largo del programa estuvieron vinculados la proyecto muchos investigadores, especialmente en las campañas de excavación y prospección de verano desarrolladas en Las Grajas, El Cubío Redondo, Sima del Diente, y Cofresnedo, pero los investigadores que formaron el núcleo del grupo fueron Peter Smith, Francisco Macho, Javier Talma, Carolina Smith, Juan Corrin, Andy Quin, Miguel Quijano, Manuel Moñino y Mercedes Pérez. También se integra en el programa general el proyecto de recuperación del material arqueológico de la cueva 2139, en Matienzo, dirigido por Peter Smith. 2. Este proyecto del Medio Asón fue realizado entre 2004 y 2005 por un equipo integrado por Peter Smith, Pedro García, Alejando Bermejo, Mercedes Pérez, Emilio Muñoz y Víctor Crespo, bajo la dirección de Jesús Ruiz. Además de una fase de prospección general de todo el territorio, se desarrollaron trabajos de prospección y topografía de detalle en las cuevas de San Roque y la Pedrera (Rasines).

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Parte I. Estudio ambiental

Cumbres de Cerreo, un día de viento sur.

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Estudio Ambiental

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Parte I. Estudio ambiental

Estudio Ambiental

J. Ruiz Cobo El estudio ecológico se orienta a obtener información sobre el paisaje que ha servido de marco a la cultura humana en las diversas etapas de su ocupación y cuál ha sido la red de recursos potenciales que este medio ha ofrecido para su supervivencia, en un espacio bien caracterizado como es la cuenca media del Asón. Este paisaje, aunque ha ido variando por la presión humana y por su propia dinámica, mantiene unas características que pueden aislarse. De esta forma, la mayor parte de la información necesaria para la reconstrucción ambiental debe partir de las constantes y rasgos ecológicos actuales.

1. El medio El ámbito espacial que comprende este trabajo se corresponde aproximadamente con el tramo medio de la cuenca del Asón. El área total del territorio a estudiar, de unos 230 km2, supone casi la mitad de la cuenca total del dicho río (Asón) y dentro del territorio la mayor parte corresponde a la cuenca del río Carranza – con 118 km2-mientras los demás sectores – Valle del Calera (49 km2), Valle de Rasines, Udalla, Gibaja y Cubeta de Ramales (60 km2) – se reparten el resto.

El estudio del contexto ambiental se lleva a cabo en tres apartados: 1) descripción sectorial, 2) estudio ecológico, diferenciándose una serie de biotopos y su posible evolución en el tiempo y 3) análisis de la disponibilidad de recursos. De forma paralela se ha trabajado con el espacio abarcado por la depresión cerrada de Matienzo, integrada por las cumbres que rodean este valle y la propia cubeta. Su extensión es muy limitada, con unos 30 km2, pero su ubicación relativamente aislada, hace necesario un tratamiento diferenciado. El medio Asón queda delimitado al Sureste por los montes de Ordunte que lo separan del valle de Mena, al Este por la sierra de La Escrita que conforman el flanco occidental del valle del Agüera, y su continuación en la sierra de Armañon – Galupa- Las Nieves. El límite norte se ha situado en Ampuero, sin incluir este municipio, pues hasta aquí son perceptibles las mareas, lo que sirve de criterio para considerar este espacio como “curso bajo”. El límite occidental lo conforman la mitad sur de la sierra de Brenas y su continuación en la sierra de La Comba (922 m), cruzando después la cubeta de Ramales y por último la cresta que conecta La Casía y Zalama, que separan Soba de la cuenca del Calera.

Fig. 1.1. Mapa de Cantabria. En sombreado los territorios del Alto y Medio Asón.

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Estudio Ambiental

En línea continua las precipitaciones. En línea discontinua la temperatura. Fig. 1. 2. Croquis climático del medio Asón (Moreno 1977, I.M.N.) Se trata de un paisaje contrastado y diverso, dado que incluye espacios con litologías y relieves muy diferenciados: desde las altas y redondeadas cumbres de Ordunte, que superan los 1000 m, hasta las accidentadas cresterías calizas de Peña de El Moro, los cortados asociados al Valle del Silencio, o las vegas de fondo plano de Udalla y Rasines.

Esta diversidad morfológica y paisajística implica también contrastes climáticos y ecológicos. Si tomamos como referencia Rasines, por su posición central, se constata que el clima es suave, con temperaturas medias invernales de unos 12º mínima media en enero en torno a los 7º-. En verano los valores más elevados corresponden a los meses de julio y agosto con una media de unos 18º. Las temperaturas medias a lo largo del fondo del La Alcomba

300 250

Estación Matienzo

200 150 100 50 0 E F M A M J JL A S O N D

Fig. 1.3. Comparativa de precipitaciones medias mensuales entre una estación de media montaña (Alcomba) y otra de valle (Rasines). 6

Estudio Ambiental valle son similares, algo más altas en la estación de Limpias, pero sí es significativo el aumento de las precipitaciones según se aumenta la altura sobre el fondo del valle. Así, en Matienzo, a 160 m sobre el nivel del mar, la media es de 1692 y en la Alcomba, a 520 m, alcanza hasta 1762 mm. Las temperaturas medias descienden con la altura, y así en las laderas y cimas medias son de 11º y en las cresterías del sur de menos de 10º. Comparativa de precipitaciones

300

Estación Matienzo Limpias

250 200 150 100 50 0 E F M A M J JL A S O N D

Fig. 1. 4 Comparativa de precipitaciones medias mensuales de Limpias y Matienzo. Datos de 1955-1964 VVAA (1985). En cuanto a las precipitaciones suelen ser regulares, con valores medios anuales de 1200 mm, máximos en los meses de noviembre y diciembre, en torno a 190 mm; y mínimos en agosto y septiembre en torno a 60 mm. El esquema de precipitaciones indica que toda la banda formada por el valle de Rasines – Udalla hasta la propia cubeta de Ramales, las precipitaciones medias son inferiores a 1400 mm, pero estos valores ascienden por encima de los 1600 en las cumbres bajas y en las laderas y superan los 1800 en las cumbres del sur y del sureste del valle de Carranza. La cuenca media del Asón es un ámbito espacial reducido, en la medida en que desde su extremo norte, desde Santa Isabel en la frontera entre Ampuero y Rasines, hasta su límite más alejado, en las cumbres de Ordunte, no supera los 35 km, es decir, un día de marcha. Los primeros kilómetros de este itinerario recorren la llanura aluvial del Asón, entre las localidades de Ampuero y Udalla. También pueden realizarse por la variante oriental, siguiendo el cauce fósil de Once Puertas y atravesando la llanada de Rasines. Después de una hora de camino, el río se va encajando, entre farallones y se llega a la base del Pico de Rascón, donde se unen el Asón y el Carranza. Si se sigue la primera opción se accede a la cubeta de fondo plano de Ramales y en el segundo al tramo más bajo del Carranza. En este caso, tras media hora de

camino, en que se cruza la amplia terraza de Nogales, se llega, tras una fuerte transformación del paisaje, al desfiladero de Venta La Perra. Este tramo del camino, en que necesariamente debe seguirse el recorrido impuesto por el río, supone otra hora de camino –unos 4.5 km-. Una vez superados los últimos taludes calizos, el valle vuelve a abrirse, comenzando aquí un paisaje de relieves suaves, con una red hidrográfica bien desarrollada. Si se camina junto al Carranza, se llega, tras media hora larga, al centro del valle, una zona abierta donde convergen varios cursos de agua. Siguiendo cualquiera de ellos, y tras dos horas de camino, se accede a la zona más alta de la sierra que rodea la depresión, aunque la última hora es de ascenso continuado. Si se opta por el río del Callejo se llega, tras algunas vueltas, al collado de La Escrita, el punto más bajo del cordal, con poco más de 400 m. A través de este paso se accede al valle de Trucíos, y el desnivel a salvar desde el fondo del valle es reducido, de unos 200 m. Ahora bien, si desde el fondo del valle se sigue el curso del río de Las Escaleras, se llega al sector medio de la sierra, al collado de Maza Redonda, dos kilómetros al Sur de la Escrita, donde la sierra alcanza ya 600 m. Para poder acceder al valle de Mena hay que atravesar los montes de Ordunte, con alturas cercanas a los 1000 m. En cualquier caso es factible realizar todo el trayecto en un sólo día, y durante la mayor parte del camino se atraviesa un paisaje de fondo de valle, con paisajes vegetales potenciales de alisedas y sotos. Sólo en las últimas dos horas se cruzan espacios de ladera, accediéndose al final a un ambiente de cumbre de media montaña. En este último tramo las pendientes son relativamente fuertes. Los arroyos y fuentes son abundantes a lo largo de todo el recorrido, y en cambio, los refugios naturales, resultan frecuentes exclusivamente en la primera mitad del trayecto: en Rasines, Gibaja y sobre todo en el desfiladero de Venta la Perra. A partir de aquí las cuevas son mucho más escasas y exigen desviarse considerablemente del trayecto y tener un profundo conocimiento del lugar.

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Estudio Ambiental Estudio sectorial Tanto para el estudio ambiental como para el análisis de la información arqueológica, se han establecido una serie de espacios geográficos que comparten, en mayor o menor media, unos rasgos comunes. Se ha optado, de forma un tanto arbitraria, y quizás derivada de la percepción actual del paisaje, por usar la unidad de “valle” como criterio diferenciador, por lo que los sectores resultantes son el valle de Carranza al sureste, el del Calera al Sur, y el valle del Asón, formado por la vega de Rasines- Udalla al Norte, la vega del Ruhermosa al Este y la cubeta de Ramales y el valle de Guardamino en el sector sudoccidental. Labrado íntegramente en la montaña caliza occidental, se encuentra la depresión de Matienzo, más vinculada geográficamente al valle de Ruesga que a este sector del medio Asón.

sus pendientes son importantes, sobre todo en los tramos de ladera. En cambio, el fondo de valle de la depresión destaca por su topografía llana, muy uniforme, con alturas medias entre 150 y 200 m. En planta tiene forma de T invertida, el brazo occidental corresponde al valle de Seldesuto – La Vega, el de dirección Sureste forma el valle de Hozana y el que va hacia el Norte se denomina La Secada. 447

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455 4800 4799 4798 4797 4796 4795 4794 4793

Calera

Fig. 1.7 Esquema topográfico de la depresión de Matienzo.

Fig. 1.6 Mapa del territorio diferenciando las cuencas. La depresión de Matienzo Matienzo, a diferencia de los valles que se estudian a continuación, es una cuenca totalmente cerrada, delimitada por una serie de cordales que definen una planta aproximadamente triangular, labrada en el paquete de calizas urgonianas que cierran el valle de Ruesga por el sur. Hacia el Norte el cordal de La Nevera, separa Matienzo del valle de la llanura costera. Las alturas medias de estos cordales varían entre los 700 y los 500 m, y su energía del relieve y

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Uno de los rasgos paisajísticos más característicos es su clima, mucho más húmedo que en los valles abiertos, pero esta diferencia sólo se produce en el periodo de Septiembre a Diciembre, presentando el resto del año valores parecidos. Así por ejemplo en Diciembre la media es casi el doble que en Limpias (271 mm respecto a 143 mm). La importancia de las precipitaciones de otoño e invierno y la persistencia de las nieblas estivales, relacionadas con la topografía cerrada, provocan que el fondo de valle sea un medio muy húmedo, no excesivamente apto para el hábitat humano, sobre todo si se imagina cubierto del denso robledal de fases preindustriales. Toda la cuenca de Matienzo mide unos 30 km2 por lo que se trata de un territorio reducido y se comunica de forma natural hacia el Sur con el valle de Ruesga a través de un collado relativamente bajo, el Alto de Cruz de Usaño. La salida hacia el Norte se realiza también con facilidad a través del pequeño puerto de Fuente Las Varas, que lleva al valle de Solórzano y al bajo Miera. Los sustratos son en gran parte calcáreos; sólo en un tramo del fondo de valle aparecen materiales detríticos del Weald y en algunas cumbres calizas arenosas supraurgonianas. El fondo de valle

Estudio Ambiental aparece en gran medida cubierto por arcillas de decalcificación que han dado lugar a suelos fértiles ocupados por cultivos de huerta y prados. En las laderas crecen matorrales de encina, prados y algunos bosques de frondosas, destacando los hayedos de Los Trillos, en la ladera Norte de Seldesuto y el del Duengo, cerca de Fuente Las Varas. La importancia de las calizas en este paisaje proporciona una gran disponibilidad de espacios de refugio, tanto en cuevas como en abrigos. El catálogo de la E.E.M. incluye en este territorio unas 400 cavidades horizontales, de las que más del 10% ofrece evidencias de utilización en la prehistoria. El Valle de Rasines- Udalla Esta cubeta constituye el extremo norte del territorio de trabajo, y queda enmarcada por el cordal que desde el Alto de Lodos corre en dirección sur hacia Galupa- Surbias y que se prolonga en el Sur en Encinalacorba y las Peñas de Ranero. El flanco occidental queda cerrado por el cordal de La Alcomba y por el sur conecta con la cubeta de Ramales.

0-100 100-300 300-700 >700 m

Fig. 1.8 Croquis topográfico del territorio del Medio Asón. Este espacio está organizado en dos cuencas: a) El Valle del Asón, que conecta Ampuero con Udalla y con Gibaja, b) la cuenca del río (Bernales) Ruhermosa, formada a su vez por las cuencas del Silencio, la del Barranco del Torco que acaba en la

depresión de La Brena (y por el largo valle del Ruhermosa). Estas dos vegas quedan separadas por el pequeño cordal de Tánago – Redondo – Pico y por el valle fósil de Once Puertas y acaban confluyendo en la cubeta de Ampuero. Todo el espacio está modelado a partir de un sistema de fallas con forma de “T” invertida, en que el vástago es la falla cabalgante de Ramales, una prolongación de las fracturas asociadas a la “franja cabalgante del Escudo de Cabuérniga”. En realidad se trata de un amplio anticlinal de núcleo fallado, en cuya franja central aparecen materiales del Juras (dolomías, margas y calizas) y del Trías (arcillas violáceas). El eje de la “T”, de dirección Norte – Sur, es una zona de debilidad que tiene como resultado implicaciones topográficas y explica la formación del valle principal del Asón en su tramo Ampuero - Udalla - Gibaja, dado que provoca el afloramiento, en una estrecha franja de terreno de una amplia variedad litológica: arcillas rojas y yesos del Keuper, dolomías, calizas y margas jurásicas, y areniscas del Weald. Este sistema se asocia a una serie de fallas subparalelas entre sí y de dirección oblicua al eje – SE/NW- que en parte han sido aprovechadas por la red de drenaje para instalar las cuencas de los arroyos en dirección SE – NW. El valle principal del Asón en su tramo medio conecta las cubetas de Ampuero y la de Ramales, a través de un paisaje típico del curso medio de un río cantábrico. Presenta un buen desarrollo de los meandros y dado que está labrado de forma casi exclusiva en las series detríticas del Weald – areniscas y arcillas limolíticas – los relieves de sus flancos son suaves con pendientes medias de 10 a 15º que sólo en algunos tramos, en la parte de ladera inmediata al río suben hasta los 20º. El recorrido lineal del curso, entre las dos cubetas, es de unos 14 km, en que se van alternando zonas abiertas de vega con tramos más estrechos. Así comienza al Norte con la llanada de Ampuero, seguida de un estrechamiento en Las Canalizas. Pronto se forma de nuevo una zona abierta, en Udalla, con unos 800 m de anchura máxima. A partir de La Revuelta el valle vuelve a estrecharse hasta Bárcena, donde la conexión con el Carranza amplía el talweg. El resto del recorrido, hasta Ramales vuelve a ser estrecho, aunque sin llegar a constituir un desfiladero, por la litología silícea de las laderas. Sólo en la mitad norte del recorrido, desde Ampuero hasta La Revuelta, aparecen depósitos de aluvión, observándose el nivel de terraza de + 5m cortado por la carretera en las cercanías de Ampuero y en Las Cañalizas1. La ladera occidental,

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Estudio Ambiental formada por la sierra de Breñas (518) a La Alcomba (911) es una larga cuesta, de laderas de pendiente media en la primera parte del recorrido, hasta aproximadamente 600 m, donde el afloramiento de las calizas urgonianas produce una ruptura de pendiente y da lugar a relieves mucho más contrastados que conforman las cumbres. El reborde oriental está constituido por la pequeña sierra de Tánago, labrada también en materiales detríticos. El paisaje de estas laderas es un irregular mosaico de manchas de eucalipto y pino, con prados de siega, y sólo en las zonas calizas aparecen hayedos, como los de Bosquemado y Porlacebo. Muy marginalmente se conservan pequeñas manchas de castaños y rodales de robles, combinados con otras frondosas y generalmente con un piso medio de avellano. El fondo del valle está dominado por los prados de siega, y conserva, junto al cauce bosques galería, con alisos y álamos. El segundo sector diferenciado, la cuenca del Ruhermosa, es mucho más diversa paisajísticamente. En el flanco Norte y el Este se encuentra la amplia sierra de Bezales – Las Nieves – Mongarrido, caracterizada por sus largas laderas silíceas y separada de la cresta de Santa Cruz – Ojébar por el curso del río. En la zona central aparece una amplia vega, La Mies de Rasines, cruzada por el río Silencio, con potentes coberteras cuaternarias instaladas en gran parte sobre un sustrato diapírico. El área sur es una amplia extensión de paisaje cárstico, formado por calizas recifales aptenses, en las que se labran los altos relieves de Encinalacorba y el valle de La Brena, con un arroyo de curso endorreico. Este afloramiento se continúa en el valle de Carranza, formando el desfiladero de Venta la Perra, el karst de Ranero y la banda caliza de Sopeña. El paisaje está formado por la alternancia de cresterías calizas, lapiaces y campos de dolinas, y aquí se concentra buena parte de las cuevas de todo el sector. En total se conocen 44 cavidades horizontales en el área de Rasines, concentradas en tres sectores: la ladera Norte de la sierra de Encinalacorba, la depresión de La Brena – Valseca, y en menor medida en los flancos del valle del Ruhermosa. La vegetación refleja la diversidad de suelos, y así en las vegas aparece una mezcla de tierras de labor y prados de siega. Las laderas están también dominadas por la pradería que se mezcla con algunas plantaciones de eucalipto y algunas masas aisladas de encinar. Cabe destacar la existencia de una amplia mancha de robledal en la cuenca alta del Ruhermosa. La parte alta de las laderas está cubierta por matorral de ericáceas, que en las cumbres se mezcla con el pastizal de diente; solo puntualmente aparecen hayas aisladas en las

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cercanías de los collados y cimas, que indican que, hace sólo unos cientos de años, estas zonas estaban cubiertas por bosques caducifolios. En los relieves calcáreos, se combinan áreas sin vegetación con amplias extensiones cubiertas por el típico encinar cantábrico. Esta formación está muy bien representada por el bosque de Valseca, que se extiende por buena parte del flanco norte de la sierra de Encinalacorba. En el extremo Sur del curso medio del Asón el valle se hace más amplio, en la cubeta de Ramales. Se trata de un sector de superficie muy reducida, en comparación con los demás diferenciados. Se encuentra en el ángulo de fractura, en el cruce entre la gran falla inversa que va de Arredondo – Ramales – Guardamino, de dirección W – E y el sistema de falla cabalgante N-S en dirección a Ampuero. En este sector contrastan la topografía plana de los rellenos de aluvión y de terraza, con una altura mínima de unos 70 m, con las potentes pendientes de las sierras de La Comba al Norte (919), las estribaciones orientales del Hornijo en el Este y Sureste y el cordal de Pando (475) - Las Minas (818) - El Moro (822) en el flanco este.

Fig. 1.9 Vista desde el Alto de Cerreo de la cubeta de Rasines

Estudio Ambiental En la mitad sur de la cubeta los sustratos son calizas recifales, donde están labrados el monte Cucurriu y el monte Pando, a ambos lados del

o Cucurriu, y en el reborde oriental la de Cullalvera o Costales. La presencia de calizas recifales en Guardamino explica también la existencia de redes

Carranza – Calera. En el fondo de la depresión afloran, al norte de la falla, calizas y margas del Dogger. Una buena parte está cubierta por aluviones, a los que se superpone una extensa terraza, al este del río, sobre la que se ha levantado el núcleo de Ramales. En el flanco norte, el primer tramo de las laderas de la Llana, están formadas por materiales detríticos de facies Purbeck y en un segundo nivel por calizas valangienses, de esta misma facies, que sirven también de sustrato a la sierra de Guardamino. En cambio este valle, enmarcado en su recorrido por dos fallas, está labrado en su mayor parte, sobre materiales calizos urgonianos flanqueados por detríticos del Weald.

cársticas, de las que forman parte cuevas como La Asunción o Caballones. En las calizas valangienses del Purbeck que forman la elevación del Castillo, al norte del valle de Guardamino, se excavó la pequeña cueva de la Raposa, sobre el valle del Asón.

Esta distribución de los sustratos explica que la mayor parte de las cavidades aparezcan, en el sector Sur del Valle. En el sector occidental pueden citarse las de Cubía del Helguera, Valle de Ramales

El Valle de Carranza

El paisaje de la cubeta está muy antropizado, por soportar la vega todas las infraestructuras. El espacio libre se utiliza como campos de labor y prados de siega. En los mazos calcáreos del sur aparecen bosques de encinar mediterráneo y en las laderas del norte se combinan bosques de repoblación de pino y eucalipto.

La cubeta de Carranza ocupa el sector sudoriental del territorio de trabajo y supone una parte muy

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Estudio Ambiental

Altura en m

sustancial del mismo. Este espacio queda comunicado al Oeste por el collado de Ubal que lo une al valle del Calera y por el Este, a través del collado de La Escrita, con el valle del Agüera. El paso al valle de Mena, al Sur, supone atravesar los montes de Ordunte.

materiales detríticos. En el sureste, en la cabecera se levantan los montes de Ordunte, una sierra de rumbo Suroeste - Noreste, con valores de altura entre los 800 m para los collados y algo más de 1000 m para las cimas. En el flanco Este la sierra va perdiendo altura, con valores medios en torno a

500 400 300 200 100 0 0

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Dis tancia des de nacim iento

Fig. 1.11 Perfil longitudinal del Escaleras – Carranza – Asón

A lo largo del recorrido del río se pueden diferenciar cuatro paisajes, con sustratos diversos: a) El cordal que, en forma de media luna, cierra el valle por el flanco sur, este y norte, conforma el primer ambiente, que podemos denominar de cumbres; b) en el segundo, en un medio de ladera, la red hídrica se desarrolla, con pendientes medias y altas, sobre los bordes de la sierra, c) una vez se produce la unión de los cursos en el centro del valle, éste se abre para poco después entrar en el desfiladero de Venta la Perra, que supone un tercer espacio, d) el último sector del cauce, a partir de Pondra, se desarrolla en un paisaje de vega ancha, en la terraza de Nogales, para unirse pronto al Asón.

Fig. 1.12 La Peña Zura, cortando las laderas silíceas, sobre el pueblo de La Calera del Prado. La divisoria de la cuenca tiene una forma subcircular y está labrada de forma mayoritaria en

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750 m, y en su punto más bajo, el collado de La Escrita, apenas supera los 400 m. La sierra se continúa después virando hacia el Noreste, hasta el alto de Armañón y por el Este hacia Galupa. La cuenca, en planta, es de forma subcircular, con los diferentes tipos de materiales de sustrato organizados a modo de gruesos aros, dada la disposición sólo ligeramente tendida de las capas. En este anillo más externo, de paisaje de cumbres, que ocupa más o menos la periferia de la cuenca, el sustrato está formado por areniscas y arcillas arenosas del Albiense superior / Cenomanense inferior. Se trata de capas generalmente finas en que alternan diversos tipos de areniscas, en ocasiones con costras de óxidos de hierro que han llegado a ser explotadas. Los buzamientos medios son del 15 al 20 %. Este paisaje de cumbres, definido por pendientes suaves, entre las cimas y los collados, y espacios amplios, presenta series de vegetación montana, de praderío y de matorral, y hoy día se dedica, de forma exclusiva, al pastoreo extensivo. En un segundo anillo, en un paisaje de ladera, de pendientes medias, el drenaje se va organizando en pequeños arroyos, que se unen para constituir la red de afluentes del Carranza: Belguerri, Bernales, Escaleras, Callejo, Río Seco- definiendo una planta en estrella. Tras un recorrido relativamente reducido, bajan de la sierra y se unen en el centro del valle formándose así la cubeta de Carranza. En continuidad con las capas anteriores, este segundo anillo lo conforman capas de arcillas hojosas y areniscas de época Albiense medio. Presentan buzamientos parecidos al grupo anterior, con valores entre el 15 y el 25 %. En el área inferior

Estudio Ambiental aparecen capas finas de calizas, de unos 200 m de anchura media, aunque llegan a 400 m, en la franja de Aldeacueva y Lanzas Agudas, así como algún islote de areniscas. Estas litologías constituyen aproximadamente la mitad oriental de la superficie de las laderas y estribaciones que conforman Carranza, y es en este tramo, en sus rellanos más bajos, donde se asienta el hábitat humano. El paquete comienza hacia los 500 m llegando hasta los 300, por término medio. En los tramos de ladera más altos la vegetación combina las masas de matorral con algunos hayedos residuales. Según se desciende, las pendientes se suavizan y comienzan los prados de siega, combinados con algunos robledales y con plantaciones de pino y eucalipto. En lo que se refiere al medio fluvial, este sector alto de la cuenca presenta un buen estado de conservación, tanto por la calidad del agua, como por la vegetación fluvial que mantiene. Aparecen así formaciones de ribera en los ríos Escalera y Cuadro, con sotos y vegetación acuática y junqueras. Según se desciende en la cuenca la vegetación arbórea va desapareciendo de las riberas, degradándose los sotos. En las bandas de calizas y calizas margosas aparecen algunas cuevas, generalmente abiertas en cantiles cortados sobre el río. Dado el poco espesor de las capas de caliza, que alternan con calizas arcillosas, suelen ser cuevas gravitacionales. En esta litología se abren las cuevas de Kubia, Aldeacueva, y las de Lanzas Agudas.

Altura en m

Una vez que los cursos se unen se forma una amplia cuenca, cubierta por suelos aluviales y terrazas, y rodeada por laderas tendidas, aunque en amplios tramos del valle la red se presenta encajada. También aquí los materiales detríticos son dominantes. Así, en buena parte del núcleo de la depresión, sobre todo en el área sur, que constituye el flanco occidental del valle, está formado por margas hojosas y calizas arcillosas con intercalaciones de areniscas, en continuidad estratigráfica con el paquete anterior. Estas litologías conforman el cordal de Herada – La

Casía, que separa Soba de Lanestosa y la mitad norte del cordal de Ubal, que separa Lanestosa de Carranza. En esta litología son raras las cuevas y simas. Entre las primeras cabe citar la cueva de Cerrillo sobre el barrio de San Cipriano, abierta en el fondo de una dolina, en sustratos calcomargosos. Tras un breve recorrido por una cuenca abierta, el río se enfrenta a una fuerte barrera caliza, la misma que conforma la Peña del Moro, el Pico del Carlista y las Peñas de Ranero. Aparece aquí el característico paisaje calizo, con alta energía del relieve, fuertes taludes en los rebordes y cimas destacadas. En este tramo la anchura del valle se reduce y en ambos laterales se salva, en menos de 500 m un desnivel de 570 m. La vegetación de este tramo se concentra sobre todo en las zonas bajas, con bosques mixtos, mientras en las laderas crecen encinas, laureles y madroños, sobre todo en el primer tramo. En esta litología de calizas urgonianas se abre la mayor parte de las cuevas de la cuenca del Carranza. Aquí se sitúan los núcleos de la Peña del Mazo (Cierro Juan, Covalagua), las cuevas y abrigos del desfiladero de Venta la Perra, y siguiendo las mismas capas hacia el Este las cuevas de Ranero (Santa Isabel, Pozalagua). Continuando el desfiladero hacia el centro del valle, en el sector de Río Seco, cerca del fondo del valle, se localiza una importante concentración de pequeñas cavidades (cuevas de Río Seco, Prado Anselmo, Tomatera, etc.). Desde el núcleo aptense parte una fina capa de calizas que corre paralela a la topografía, por encima de los 500 m. Dentro de esta banda, bajo la cumbre del Mañón, se encuentra el frente de Sopeña, con una importante serie de cavidades (Corforao, Canal Fonda, Fragua, etc.). El desfiladero acaba de forma brusca y el valle se abre de nuevo, surcando los siguientes tres kilómetros de cauce, un valle de fondo plano, recubierto por materiales cuaternarios, aunque los relieves de las laderas que lo circundan son muy fuertes. Resulta interesante que el suelo de este

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Distancia desde nacimiento

Fig. 1.13 Perfil longitudinal del río Calera

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Estudio Ambiental tramo esté colgado sobre el cauce del Asón, a +10 m de diferencia de cota. En el paisaje se mezclan praderías y algunos eucaliptales en la zona baja de las laderas, con cultivos de huerta y prados de siega en el fondo de la vega quedando sólo formaciones muy residuales de bosques de ribera. El valle del Calera El río Calera, ha formado su valle sobre la misma serie de materiales que el Carranza, aunque a diferencia de él, la morfología de su cuenca es alargada. El valle comienza por un sector de pendientes muy fuertes, labradas en areniscas del complejo supraurgoniano, en el tramo alto de ladera de la sierra de los montes de Ordunte, bajo el monte Zalama. El borde de este primer tramo está formado por un cordal, con alturas entre 1000 y 1300 m, aunque en sus collados llega a los 800 m y el fondo de valle se sitúa a unos 500 m de altura, por lo que el desnivel es muy fuerte, dado que la longitud mínima de este tramo es de unos 2000 m. El segundo paquete que atraviesa el río son las margas del Albiense Inferior y Medio, que dan lugar a un relieve más tendido. En todo ambiente silíceo el ataque del río se realiza en dirección contraria al rumbo de las capas, que presentan aquí buzamientos de entre 12 y 20º. El valle es muy estrecho en estos sectores, sin llegar a medir la anchura de su fondo los 200 m. A pesar de ello se conservan depósitos de aluvión en el fondo. La presencia de dos intercalaciones de bancos de caliza permite la existencia de algunas cuevas, en las laderas, como las de Peña Zura, un mogote calizo que aflora a modo de isla calcárea en una amplia ladera silícea, sobre la Calera del Prado. Durante el tramo medio del río la litología no varía de forma apreciable, dado que está labrado sobre margas hojosas y calizas arcillosas, depositadas durante el final del Albiense. Un contraste mucho más fuerte se produce al cruzar, durante el resto de su recorrido – unos 7 km-, los materiales del complejo urgoniano: bancos de calizas y calizas margosas, con intercalaciones de arenisca y las calizas recifales masivas de edad aptense. Este cambio comienza poco antes de la capital municipal, el núcleo de Lanestosa y llega hasta el barrio de La Pared, aunque el sustrato de las calizas urgonianas puras y compactas, de génesis recifal, las mismas que forman la Peña del Moro, con su característica vegetación asociada, no aflora hasta después de salir del casco de Lanestosa. Los estratos se observan bien en los tramos medios y bajos de ladera con dirección y buzamiento del orden de 5 a 10º hacia el Sur.

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Las laderas, sobre todo en la segunda mitad de este recorrido, se vuelven muy pendientes, para formar casi un tramo en desfiladero. En este segundo sector caracterizado por el sustrato calcáreo, se amplía el fondo del valle, que llega a medir unos 400 m de anchura en Lanestosa, y conserva depósitos de terraza y de aluvión. El trazado del río que hasta ahora había sido más o menos lineal, comienza a formar suaves meandros en este tramo medio, apreciándose con claridad la existencia de

Fig. 1.14 Terrazas fluviales del Calera en Lanestosa un nivel de terraza alta, donde se asienta buena parte del caso de Lanestosa, situada a + 5m sobre el lecho del río, y montada sobre los aluviones actuales y quizás sobre una terraza intermedia (Aguirre 1987). La existencia de sustratos calcáreos en las laderas, con litologías de calidad, -calizas recifales- permite la proliferación de cavidades y abrigos. En la zona baja de la ladera Este del valle, aparecen las cuevas de Severina, los Judíos y las Pajucas. En un nivel algo más alto se pueden citar las cuevas de Peña Colorada – Corralada o Pejín-. En la cara Oeste del valle destaca la imponente boca de Callejo Cerezo, en el tramo más estrecho del desfiladero. En la primera parte del tramo de valle situado entre Lanestosa y La Pared se ha formado un amplio depósito de derrubios de ladera, integrado por bloques de calizas urgonianas, acumuladas en forma de conos en la base de los taludes, y resultado de la degradación y retroceso de los cantiles de las cimas occidentales de la Peña del Moro.

Estudio Ambiental En su último tramo, el Calera llega a la cubeta fallada de La Pared, donde las fuertes pendientes de las paredes contrastan con la pequeña llanura aluvial, formando un pequeño valle antes de un nuevo desfiladero inmediato a la desembocadura. En el lugar de La Pared la oferta de cavidades se multiplica, algunas de ellas con excepcionales condiciones de uso, como La Luz, el Mirón o la cueva de Los Mantequilleros. El estudio del perfil longitudinal del Calera permite comprobar que, en buena medida, se trata de un valle suspendido o colgado, con fuertes pendientes en su primer tramo, un desarrollo asindótico en el segundo y un corte, relacionado con una fractura, en los últimos cientos de metros anteriores a su desembocadura en el Gándara.

2. Estudio ecológico Los biotopos y su evolución Una vez estudiados los rasgos generales del paisaje de cada uno de los sectores que componen el territorio se realiza, con un objetivo sintético, el estudio de los diferentes biotopos presentes en el territorio. Desde el punto de vista de las sociedades humanas, cada biotopo se debe entender como una serie articulada de recursos. m3 / segundo 60 50 40 30 20 10

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Fig. 1.15 Variación del caudal medio mensual en m3/seg. del rio Asón. Datos oficiales del Mº de Obras Públicas (Ortega 1986-87), estación de aforos de Ampuero, período 1977-78. 2.1. Los fondos de valle Este ambiente incluye paisajes diferenciados, aunque su situación en el piso colino le asegura temperaturas medias suaves, combinadas con niveles de humedad altos. La importancia relativa de este medio en el territorio es muy reducida, pues las superficies de pendiente baja o nula del ambiente “vega”, suponen menos del 5 % del total.

En el fondo de valle se puede diferenciar, por una parte, el medio fluvial, formado por el río y su entorno inmediato, caracterizado por suelos espesos y pesados, de tipo fluvisol. Esto da lugar a una cobertera vegetal densa, que en las zonas mejor conservadas es de tipo bosque de ribera, o soto, generalmente en forma de bosque galería. En estos ambientes se crean condiciones de humedad superiores a los del resto de la vega, asociados a temperaturas algo inferiores. Antes de su deforestación y transformación en zonas de cultivos y prados, cerca de los cursos de agua se desarrollaría la serie del Aliso (Hyperico androsaemi – Alneto sigmetum), constituida por bosques caducifolios mixtos, formados sobre suelos con mucha humedad, y encharcados de forma temporal. Junto al estrato arbóreo, dominado por el aliso, se encuentra un matorral denso, integrado por saucedas, en la franja más cercana al río. Hoy día en estos lugares aparecen sus dos etapas de sustitución: los bosques de Salix y los prados higrófilos (Loto peduculati – Jucetum conglomerati). Este medio ofrece como especies comestibles el avellano (Corylus avellana), el roble (Quercus robur), el espino albar (Crategus monogyna), el castaño (Castanea sativa), el nogal (Juglans regia), y la aleluya (Oxalis acetosella). En la comunidad de sustitución citada, de prados de fondo de valle higrófilos pueden utilizarse, el llantén (Plantago lanceolata), la menta (Mentha aquatica) y puntualmente la acedera (Rumex acetosa). Los recursos asociados a este medio son, por una parte piscícolas: trucha, salmón, anguila y cangrejo de río. Por otra parte esta zona ha funcionado como cantera de materias primas, orientada la obtención de cantos rodados de materiales diversos: arenisca, de marga silícea y de ofita. La disponibilidad de estos materiales no es homogénea en la red fluvial y algunas variedades sólo aparecen en determinados tramos de los valles, ya sea en las terrazas fluviales o en los propios aluviones. El otro paisaje es el de las vegas. Se trata del ámbito del fondo del valle no estrictamente fluvial. Los sustratos son generalmente terrazas fluviales o bien, en los casos de origen diapírico están formados por arcillas del Keuper; en ambos casos producen suelos densos, pesados y profundos. Se trata de espacios abiertos, de climas húmedos y atemperados. En esta franja más alejada del río, dentro de la vega y en los rebordes de ladera la vegetación potencial son las series del fresno y del roble. El robledal

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Estudio Ambiental colino (Polysticho setiferi – Fraxinetum excelsioris) combina el dominio de este árbol (Quercus robur), con un estrato arbustivo y herbáceo denso. Se forma sobre suelos ricos, profundos, no encharcados ni demasiado secos, del piso colino. Hoy día quedan solo algunas manchas en la zona, por la intensa presión a que están

fresa salvaje y seis especies vegetales para consumo en fresco. En algunas vegas se han documentado evidencias de su uso como espacio de hábitat, dado que ofrecen un espacio llano, seco y bien orientado, asociado a suelos fértiles, que permiten el

Fig. 1.16 Sección topográfica del valle del Asón, en sentido E-W a la altura de Gibaja, indicando la posición del hábitat de La Barca y la cueva de Lorao. sometidos, dado que se convierten en cultivos y en prados de siega: comunidad Lino-Cynosuretum. Así, actualmente los fondos de valle son un mosaico formado por prados – y más raramente cultivos-, separados entre sí por orlas arbustivas (asociación Rubo- Tametum communis). En el estrato arbóreo se mezclan en este ambiente el roble (Quercus robur), el espino (Crataegus monogyna), el avellano (Corylus avellana), el cornejo (Cornus sanguinea), el castaño (Castanea sativa), el bonetero (Euonymus europaeus), el arce (Acer camprestre), Prunus spinosa, el fresno (Fraxinus excelsior) y el acebo (Ilex aquifolium). Las especies comestibles que hoy día utilizan este medio son: Quercus robur, Crataegus monogyna, Corylus avellana, Castanea sativa, Prunus spinosa, Prunus avium, Fragaria vesca y Oxalis acetosella. En la comunidad de sustitución clásica, Lino – Cynosuretum, el prado de siega de las zonas bajas y vegas (prados vivaces perennes dominados por hemicriptofitos e intensamente manejados por siega, abonado y algo de pastoreo) que ocupan suelos profundos y bien estructurados en el piso colino, las especies comestibles son el llantén (Plantago lanceolata), la acedera (Rumnex acetosa), la margarita menor (Bellis perennis), el diente de león (Taraxacum officinale) y la milenrama (Achillea millefolium) y como especie compañera la malva (Malva sylvestris). Así pues este medio ofrece frutos secos, avellana, bellota y castaña, frutos: espino, endrinas, cerezas silvestres,

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desarrollo de prácticas agrícolas intensivas. De hecho hoy día este espacio es el que concentra la mayor parte del hábitat humano, además de las infraestructuras. Un último recurso ofrecido por este medio son los suelos arables, fértiles y bien drenados, de los rellanos bajos de ladera y sobre todo de las terrazas colgadas sobre el río. Las mejores zonas de este tipo se encuentran en la vega de Rasines, en la terraza de Nogales, cerca de Gibaja y en la vega de Lanestosa.

Fig. 1.17 Los pozos del Cuende, en el tramo medio del Asón

Estudio Ambiental 2.2. Las laderas silíceas El principal rasgo de este ambiente son las pendientes más o menos tendidas, con redes de drenaje organizadas, aunque de caudal reducido. La litología más frecuente se deriva de la alternancia de areniscas, limolitas y arcillas, en ocasiones con algún componente margoso. En general presentan suelos más o menos lavados, y en las zonas de pendientes más suaves aparecen tierras pardas – cambisoles dístricos-. Comparativa entre temperaturas medias

TºC Vegas (Ras)

En las laderas, y en relación con el pastoreo, pudieron existir, como en la actualidad, seles, utilizados por el ganado para refugiarse, por sus buenas condiciones de uso - orientación o protección de los vientos dominantes- y por la existencia de una fuente o un abrevadero. Determinadas estribaciones de ladera, en sus zonas bajas, también con disponibilidad de agua, y en orientaciones protegidas, se pudieron utilizar como lugares de hábitat, en concreto por pequeños poblados de fases cerámicas de la prehistoria. 2.3. Las cumbres silíceas

TºC Cordales (Esc)

Se trata de un medio de clima riguroso, con fuerte exposición al viento y a la lluvia y en donde una parte del año las precipitaciones son en forma de nieve y las heladas resultan frecuentes. La temperatura media de estas zonas es sensiblemente inferior a la de las zonas de ladera y las vegas, y las nieblas son habituales y más densas.

25 20 15 10 5 0 E F M A M J Jl A S O N D

Fig. 1.18 Valores medios de temperatura mensual para dos estaciones situadas en biotopos diferentes: Rasines en la vega y El Escudo en un cordal del piso montano. Datos VVAA 1985.

Los datos térmicos del Escudo, con rasgos altitudinales y paisajísticos similares a los del sector de cumbres del SE de Carranza / Calera indican que de Noviembre a casi el mes de Abril los valores de temperaturas medias no superan los 5º C. En relación con esto, la presencia de nieve en los meses centrales del invierno, impide la utilización económica de parte de estas cumbres.

Este paisaje se encuentra bien representado en el valle de Carranza y en el flanco occidental del Asón. En estas zonas se sitúan hoy plantaciones de pino y de eucalipto, aunque también son muchas las laderas de suelos pobres, con matorrales de sustitución. Es frecuente el brezal (Calluna vulgaris, Erica cinerea, Erica vagans, Daboecia cantabrica) y las extensiones de árgumas (Ulex cantabricus y U. europaeus). La vegetación climática en el Atlántico para estas laderas serían los robledales, combinados con otras caducifolias en las zonas bajas, como el fresno y el avellano. Los recursos asociados a estos medios son, en lo relativo a las materias primas los nódulos de margas silíceas, y las abundantes mineralizaciones de hierro asociadas a las areniscas en el Alto de Galupa. En fases preproductivas, como en el anterior medio, estas laderas debieron de utilizarse como áreas de caza. En momentos cerámicos, en sus tramos más bajos, en rellanos de ladera orientados al sur y al este, se situaron algunos hábitats.

Fig. 1.19 Recorrido del río Silencio, marcado por la línea de matorral.

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Estudio Ambiental

Fig. 1.20 Croquis de los principales biotopos del territorio

Actualmente estas cumbres están cubiertas por combinaciones de brezal – tojal con pradería de

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Este biotopo se extiende por la periferia del territorio, formando las cabeceras de las cuencas, con alturas absolutas que lo sitúan en el piso montano, en la franja de 600 a 800 m. Dentro de este medio, el ambiente de las campas de altura, caracterizadas por sus pendientes suaves y su cobertera vegetal, supone una extensión reducida, en torno al 2 % del total territorial. Los suelos son pobres, oligótrofos, con fuerte componente arenoso, con un primer horizonte rico en materia orgánica. En algunas crestas aparecen más puntualmente litosoles silíceos, aunque en determinadas zonas llanas, o de topografía deprimida, se forman histosoles, muy ácidos, como en Lodos o Los Tornos.

diente, - pastizales montanos dominados por Agrostis curtisi-. De hecho, el abandono de los pastos hace evolucionar este medio hacia brezales más cerrados. Es característica la presencia de manchas de helechales, relacionadas con la práctica de la quema por los ganaderos. En el Holoceno antiguo estas cumbres estuvieron cubiertas por bosques caducifolios, dominados en las zonas altas

Ka rra nz a

Por otra parte, la energía del relieve supone un problema añadido en alguna de las zonas, aunque en general los sustratos silíceos dan lugar a amplias superficies de collado y de cumbres, con rellanos de relieve plano combinados con cuestas entre ellas, que salvan desniveles importantes pero con pendientes tendidas.

Fig. 1.21 Comparativa entre la superficie carstificable y no carstificable de los tres sectores que forman la zona de trabajo.

Estudio Ambiental por el abedul, que los primeros pastores fueron sustituyendo por las praderas. En este sentido, resulta significativo que una de las asociaciones vegetales que ocupan determinadas extensiones con suelos desarrollados y bien estructurados, en zonas de rellano en medios de altura, son comunidades asociadas al bosque de abedules y al hayedo (comunidad Merendero – Cynosuretum) y utilizadas hoy para el pastoreo extensivo. En momentos pre-productivos estas cumbres servirían como amplios cazaderos, aunque sólo se conocen evidencias de su utilización, muy limitadas, en fases mesolíticas. En cambio, su orientación económica preferente, para fases productivas, es el pastoreo extensivo. La ubicación de la mayor parte de las cumbres en el piso montano impone una serie de condiciones bioclimáticas para su utilización en otras actividades económicas. Este recurso, los pastos, se complementa con una oferta amplia de fuentes, utilizadas como lugar de abastecimiento de agua para el ganado y los pequeños hábitat de los pastores. La presencia de pequeñas concentraciones de materias primas en estos altos indica la existencia de chozas o pequeñas cabañas relacionables con el pastoreo. En estas cimas y collados se situaron los puertos, pastizales de diente, con disponibilidad de agua para el ganado. Los cordales estarían cruzados por una red de cañadas y sendas que comunicarían las campas de pastos con las fuentes, los seles y los rellanos de ladera cercanos a los valles. Estas redes de comunicación entre valles debieron de utilizar los escasos collados de la zona.

Desde el punto de vista humano este medio ofrece tres tipos de recursos: nutrientes, espacios de refugio y hábitat y materias primas. El primero incluye la posibilidad de recogida de frutos secos y bayas: el fruto del espino albar, el del rosal silvestre, los arándanos, las endrinas y las bellotas de encina. Además ofrece la caza de especies de roquedo – cabra y rebeco – en los cortados y cumbres, y de jabalí en los encinares de ladera. Un recurso fundamental en estas zonas es la oferta de espacios cársticos aptos para el hábitat humano, un recurso muy concentrado espacialmente. En lo que respecta a las materias primas en las laderas aparecen concentraciones puntuales y localizadas de nódulos de sílex negro aptense. En la zona de trabajo se conocen afloramientos en el cantil de Sopeña (Carranza) y en varios puntos de Matienzo. En estos medios resulta también fundamental la oferta de suelo cultivable de las depresiones cársticas interiores de fondo plano, que proporcionan suelos fértiles, ricos en coloides, aunque relativamente pesados. Dentro del territorio estudiado, este recurso se concentra en el fondo de la depresión de Matienzo, en el valle de La Brena de Rasines y en parte de la depresión de Rasines. Un paisaje muy concreto de estos medios de ladera, localizado cerca del medio fluvial, son los desfiladeros, áreas de alta densidad de uso por la oferta de espacios de hábitat y quizás por brindar la posibilidad de determinadas modalidades de caza. Es posible que se utilizasen también taludes, alejados de los valles, para esta caza de despeñamiento.

2.4. Laderas y cresterías calcáreas

3. Los recursos

Ambientes definidos por sus altas energías del relieve y localmente por pendientes muy altas. Esto, unido al sustrato calizo, hace que los suelos en las zonas de ladera sean de tipo litosol calizo, de escasa potencia. En las zonas deprimidas se forman acumulaciones de arcillas que producen suelos más potentes, con perfiles de terra fusca. El paisaje calizo presenta una vegetación variable, desde el matorral mixto de especies xerófilas, con endrinos, espinos y encinas hasta prados artificiales. El encinar mediterráneo cubre buena parte de los macizos calcáreos, con formaciones muy densas en las laderas de Encinalacorba. En algunos sectores algunas especies resultan dominantes, como en las laderas sobre Gibaja el madroño, o en el bosque de Sopeña el espino y la encina, combinados con el endrino. En la franja más cercana al fondo valle la vegetación se enriquece con especies caducifolias.

3.1. Lugares de refugio: cuevas y abrigos El estudio de este recurso se limita a establecer cual es la oferta del territorio del Medio Asón de este tipo de espacios. El criterio para admitir como “utilizable” una cueva ha sido que tenga un mínimo de espacio utilizable, definido por una anchura de boca igual o superior a 1 m, que su desarrollo inicial sea horizontal, y que no funcione actualmente como sumidero o surgencia. Para llevar a cabo el estudio se dispone de varios trabajos espeleológicos, ampliados por los datos obtenidos en las salidas de campo. Para el área de Rasines se cuenta con la base de datos realizada por el Grupo G.A.E.S. (GAES 2001); para Matienzo se ha utilizado el enorme catálogo de la E.E.M., disponible hoy en Internet; para Carranza el trabajo del G.E.V., publicado en 1996, y por último para el bajo Calera y la cubeta de Ramales las diversas

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Estudio Ambiental publicaciones del grupo A.E.R. El estudio de la situación concreta de estos cientos de cavidades disponibles, revela la existencia de tres tipos de comportamiento en los sustratos, con una muy diferente respuesta a la carstificación: a) áreas de alta carstificabilidad, compuestas por sustratos calizos puros, limitados en esta zona a las calizas urgonianas, b) zonas de baja carstificación, Sup.karst /total formados por un espectro más amplioAsón de sustratos que incluyen capas de calizas finas, Karranza generalmente Calera entre estratos margosos, y c) sustratos no carstificables, integrados por arenas, limolitas y otros detríticos. Del análisis de las densidades de cuevas y abrigos por zonas se puede concluir que estos espacios no se disponen de forma regular en el territorio, sino que se trata de un recurso muy concentrado en el espacio, limitado a unas zonas de extensión muy reducida. Así, los relativa sustratosde cada urgonianos, Fig. 1.22 Aportación sector delque concentran la de mayor parte de los refugios posibles, valle al total superficie carstificable. suponen el 85 % de la superficie total de la cuenca de Matienzo. Por tanto, en esta zona la densidad de refugios posibles es muy alta, sobre todo en la zona media y baja del reborde de la depresión. En cambio, en el territorio del Medio Asón, los sustratos calcáreos afloran formando una amplia mancha en forma de estrella irregular, localizada en la zona central del territorio. Es en aquellos puntos donde los ríos principales - Asón, Carranza, Caleracortan esta mancha donde se concentra la oferta del recurso. Los principales núcleos que pueden diferenciarse son: En el valle de Carranza se consideran utilizables un total de 57 cavidades, de las que 48 (el 84 %) se abren en calizas urgonianas y el resto en sustratos calcáreos del Albense inferior ó medio. Estas cuevas se concentran en varios núcleos: - Desfiladero de La Cadena. Las cuevas y abrigos de esta zona presentan buenas condiciones de uso, y aunque aparecen en ambas laderas, las mejores y más abundantes son las de la vertiente sur. - Río Seco: La mayor parte de las 17 cavidades de este sector se encuentran en el reborde del valle y son de pequeño tamaño y poco utilizables. - Sopeña. Unas 20 cavidades pueden considerarse utilizables en este sector. Se encuentran en la base de un cantil situado a bastante altura sobre el valle, entre los 550 y 650 m de altura. El sustrato carstificable tiene forma de lengua, de varios km de longitud. Las cuevas aparecen en la base del cantil y en las paredes de los cañones labrados a lo largo de las líneas de diaclasado. Entre ellas no aparece ningún yacimiento.

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- Ladera Oeste de El Moro. Se trata de cuatro cavidades horizontales, de tamaño medio y pequeño y se localizan en las laderas y en las cumbres de la estribación.

Sector Asón Karranza Calera Total

Superfície en Km2 Karst Silícea total 8.35 52.11 60.46 15.58 103.29 118.87 12.17 37.57 49.74 36.1 192.97 229.07

Tabla. 1.23. Valores de superficie de cada tipo de sustrato en Medio Asón.

- Lanzasagudas. En la zona alta de la sierra, aparecen algunas cuevas dispersas a lo largo de la 100%

Alb. Medio

80%

Urgonianas

Alb. Inferior

60% 40% 20% 0% Carranza

Calera

Fig. 1.24 Frecuencia relativa de cavidades en distintos sustratos carstificables, en el Carranza y el Calera. ladera, siguiendo el afloramiento calcáreo, en un sustrato de baja carstificación - bandas calizas incluidas en materiales calcomargosos del albense medio. Se trata de un grupo de 5 cuevas dispersas a lo largo de la banda. - Aldeacueva. En las manchas de calizas situadas entre Aldeacueva y Concha se abren cinco cavidades y dos abrigos, en calizas de mala calidad. Además existen cavidades aisladas en zonas como Ranero, San Cipriano o Lama. El valle del Calera se puede dividir en dos bloques: - El sector medio o mitad interior del valle, donde las cavidades aparecen relativamente dispersas. Incluye el pequeño núcleo de Peña Zura, con dos cuevas, abiertas sustratos de baja carstificación y el núcleo de Lanestosa con 11 cavidades. Se encuentran en posición de ladera y de reborde de valle.

Estudio Ambiental

Fig. 1.25 Sustratos carstificables. Se destacan algunos de los núcleos más ricos en cavidades en el área de trabajo.

- El bajo Calera es un sector de alta densidad de cuevas, distribuidas por las laderas y los rebordes de la depresión. Incluye grandes cavidades y amplios abrigos. En este área se abren las cuevas del muro del Eco y las del grupo de Mirón, Covalanas, Haza, etc. Se sitúan en un fuerte cortado sobre el río y muchas de ellas han aportado evidencias arqueológicas. Sector Asón Carranza Calera Total

Superficie carstificable 8.35 15.58 12.17 36.1

Superficie total 60.46 118.87 49.74 229.07

- Ladera de Gibaja: En esta amplia ladera caliza, labrada en el corazón de la estrella urgoniana, aparecen siete grandes cavidades y dos largos abrigos, muy utilizables pero relativamente altos sobre el valle. Sólo en algunas de las cuevas se han localizado yacimientos arqueológicos. - Valseca /La Brena: Esta pequeña cubeta cárstica presenta una importante oferta de cuevas, 10 Fr. relativa en el sector 13.81 13.11 24.47 15.76

Tabla 1.26 Valores de superficie carstificable respecto al total de cada sector, en km2.

En el curso medio del Asón se han diferenciado varios núcleos: - Valle de Guardamino. En una pequeña mancha de caliza se abren dos cavidades.

pueden considerarse utilizables, aunque en general son de tamaño reducido. Se abren a lo largo de la ladera y en el reborde de la propia cubeta. Una parte importante de ellas ha aportado evidencias arqueológicas.

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Estudio Ambiental - Reborde de la Mies de Rasines. Incluyendo el valle de Cereceda aparecen 13 cavidades utilizables. - Santa Cruz- La Edilla: 7 cavidades. - Ruhermosa: 3 cavidades. A estos grupos hay que añadir otras cuevas más o menos aisladas o en núcleos reducidos, como los de Pico Lastras, Surbias, Villaparte. En total en el sector de Rasines la oferta de cavidades, unas 44, es muy importante y se encuentran relativamente dispersas en el territorio. La mayor parte se abren sobre sustratos urgonianos.

mayores se trata de espacios fríos, húmedos y poco utilizables. A modo de resultados sobre la disponibilidad de los lugares de refugio se pueden destacar varios rasgos: Los puntos de hábitat utilizables para el hombre – y/o por sus rebaños- son un recurso escaso y que aparece concentrado en el espacio, en los sectores donde los cauces cortan las masas calizas. La mayoría de las cuevas y abrigos se encuentran cerca de los ríos, líneas de drenaje, a mayor o menor altura sobre el fondo de valle, depende de la antigüedad de su génesis. Las mejores concentraciones de hábitat se localizan en el reborde de la depresión de Matienzo, a lo largo del desfiladero de La Cadena y en el perímetro del Muro del Eco, ladera de Ramales. En otros sectores aparecen grupos de inferior calidad por el menor número de puntos disponible y por su tamaño más reducido: Rasines, borde de la cubeta Ramales, valle de Guardamino, ladera del Moro en Carranza y sector medio del valle del Calera. Así pues, gran parte del carácter concentrado que se observará en las distribuciones de los yacimientos de varias épocas - sobre todo, Paleolítico Superior, Mesolítico- será un rasgo heredado de la propia disposición del recurso en el medio. El único rasgo libre es la elección o preferencia, dentro de estas concentraciones de unas cuevas sobre otras, la elección en algunos casos puntuales de cuevas aisladas, que escapan a los conjuntos por su altura y distancia a núcleos. Esto, en ocasiones, se puede explicar por su perfil óptimo para el hábitat, pero otros casos habría que recurrir a la existencia de otros recursos asociados.

Fig. 1.27 Algunas explotaciones mineras de época histórica en el territorio de trabajo. La última zona diferenciada es la depresión de Matienzo. Realmente todo el valle constituye una acumulación de cuevas y abrigos, y no puede establecerse con facilidad zonas de mayor concentración. Las cuevas "utilizables" como espacio de hábitat superan las 300, a los que habría que añadir varios abrigos. Las cavidades situadas en la ladera orientada al Sur, en el ramal de la Vega, ofrecen los mejores refugios, con largos abrigos y cuevas con amplios vestíbulos. En la ladera orientada al norte la mayor parte de las cavidades son de pequeño tamaño y cuando son

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Otra forma de analizar, de forma comparativa entre los diferentes sectores la disponibilidad mejor o peor de espacios en cueva o abrigo utilizables, es conociendo la superficie que los sustratos carstificables aptenses – las de mejor calidadocupan en cada uno de ellos. Como se refleja en la tabla adjunta el valle de Carranza es el que más superficie carstificable ofrece, con más de 15 km2 aunque gran parte de ella se encuentra muy alta sobre el valle, conformando las cresterías de Encinalacorva. El Calera aporta también una amplia superficie, de 12 km2 y el Asón es el que menos aporta, muy concentrado en el entorno de Rasines. Los valores de frecuencia relativa interna, es decir, para cada sector, indican que, aunque el valle de Carranza aporte más superficie carstificable en términos brutos, dada su gran extensión superficial, estos sustratos suponen menos valor que en el Calera, de tamaño muy

Estudio Ambiental inferior y más “calizo”, y en el que esta litología representa casi el 25 % del total.

Lugar

Cadalso (Cereceda) Gibaja Gibaja Peñaquebrada Riancho Valseca (Helguera)

Municipio Metal Rasines

Fe

Ramales

Fe

Ramales Rasines Ramales Ramales Rasines

Ba / Zn

Torca del Ramales/ Moro. Lanestosa Matienzo Carranza

Zn Zn, Pb Zn, Pb Zn, Pb

varias galerías mineras relacionadas con la explotación, en época indeterminada, del mineral de hierro.

Mineral

Hematites, Limonita Goethita Hematites, Limonita Goethita Barita Smithsonita Smithsonita Blenda, Galena, Pirita, Smithsonita, Barita Blenda, Galena, Smithsonita Blenda, Galena, Smithsonita

Morfología Irregular

Roca encajante

Desconocida Irregular

Arcillas y areniscas. Cretácico inferior Arcillas y areniscas. Cretácico inferior Calizas. Aptense Calizas y dolomías. Aptense.

Irregular Filoniana

Calizas y dolomías. Aptense Calizas y dolomías. Aptense.

Filoniana

Calizas y areniscas. Aptense

Filoniana

Calizas y areniscas. Aptense

Estratiforme

Tabla 1.28 Yacimientos de minerales metálicos en el área de estudio. En este sentido, la depresión de Matienzo, con sólo 30 km2 de superficie total, presenta gran parte de su territorio formado por calizas aptenses, pues sólo debe de excluirse el núcleo wealdense y los rebordes del norte, formados por calcarenitas supraurgonianas. 3.2. Recursos minerales y materias primas Minerales En el territorio de trabajo aparecen indicios minerales de hierro, zinc y plomo, estos últimos generalmente asociados. En lo que respecta al hierro, este territorio entra dentro del gran distrito minero que llega hasta el entorno de Bilbao. Todas estas mineralizaciones son diagenéticas y están estrechamente relacionadas con las dolomías del complejo urgoniano; están constituidas por siderita, con dolomía y anquerita. En concreto, el mineral aparece en las calizas urgonianas y en las calizas de Toucasia del Bedouliense (Aptiense inferior) en facies recifal. Aflora mineral de hierro en los siguientes puntos: - Cereceda, de morfología irregular, en forma de hematites, limonita y goethita. - En Gibaja, en morfología estratiforme, aparecen hematites, limonita y goethita. - En el Alto de Galupa, en forma de costras en los intersticios de los estratos de arenisca, aparecen hematites y limonita. Se conservan en esta zona

El zinc aparece en morfologías filoniana o irregular, siempre con las calizas y dolomías urgonianas como roca encajante. Se encuentran mineralizaciones en varios puntos: - En la frontera norte del territorio de trabajo, en Rocillo (Ampuero) aparecen indicios de Zn y Pb encajados en sustratos detríticos de facies Weald, en el contacto por fractura con materiales calcáreos del Lias, de la cubeta de Ramales – Ampuero. - En Valseca (Helguera) el metalotecto es de carácter filoniano y en varias fracturas de la caliza gargasiense, se encuentra blenda asociada a galena y pirita. Pascual Madoz en su célebre diccionario (1845-50) al hacer la descripción de Rasines, hace referencia a la existencia de una “veta de alcohol” en el monte de Valseca la cual denotaba haber sido trabajada con conocimientos del arte. - En Peñaquebrada (Rasines – Ramales) aparece smithsonita. - En Gibaja (Ramales) se conoce la existencia de barita. - En Riancho, en morfología irregular, smithsonita. Como prueba de la explotación del mineral en este sector se conserva, a la entrada del pueblo, una galería minera, de época indeterminada. - En las faldas del Moro, entre Lanestosa y Ramales en morfología filoniana aparecen blenda, galena y

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Estudio Ambiental smithsonita. Se trata de una zona minera muy utilizada, con abundantes bocas de explotaciones y es frecuente ver las acumulaciones de ganga en sus cercanías. - El núcleo de Lanestosa corresponde al grupo de Carranza. Las mineralizaciones son de Blenda y de galena de forma secundaria, con paragénesis secundaria de hemimorfita, cerusita y smithsonita. El mineral aparece en cavidades cársticas y en dolomitizaciones a favor de fracturas NW-SE, así como en masas estratiformes. En la intersección de estas fracturas con las calizas las dimensiones de la veta son de al menos 250 x 30 m. Se trata de un sector que conserva abundantes explotaciones mineras, la mayoría de época moderna y contemporánea. - Núcleo de Carranza: Es el mismo metalotecto de Lanestosa, pero situado en la ladera que da a Matienzo, en la sierra de Lombera. Tradicionalmente se explotaba calamina, blenda y plomo; la roca encajante son también las calizas urgonianas. Ya hay referencias del siglo XVI sobre la explotación de las minas de Carranza, actividad que ha continuado hasta comienzos del siglo XX (Vicario de la Peña 1975).

Materias primas líticas El estudio de las series líticas presentes en los yacimientos indica que el número de materias primas en el área de trabajo es reducido. Aparecen el sílex, la cuarcita, la arenisca compacta, areniscas micáceas, ofitas, margas silíceas y muy puntualmente el cuarzo. El estudio detallado del entorno revela que estos materiales aparecen en la naturaleza en diferentes contextos: paquetes calizos, terrazas y aluviones. En general, mientras el sílex se ha explotado a partir de nódulos asociados a las calizas urgonianas, las areniscas, en sus distintas variedades, se encuentran en depósitos secundarios y son habituales en las formaciones cuaternarias. Esta es la misma fuente para las ofitas y las margas silíceas. Las cuarcitas son muy raras en las muestras y sólo se documentan puntualmente en los aluviones. El sílex En el ámbito espacial del medio Asón el sílex sólo aparece en una variedad: el sílex negro y gris, mate, de baja calidad, en forma de nódulos integrados en las masas de calizas urgonianas. Se trata de nódulos de tamaño generalmente medio a pequeño con

Fig. 1.29 Croquis con la distribución de puntos de abastecimiento de diferentes materias primas líticas

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Estudio Ambiental córtex de color blanco sucio y fino. Esta variedad presenta abundantes planos de microfractura lo que le hace poco apto para la talla, salvo para la elaboración de piezas sencillas y espesas. Se han localizado varios puntos de abastecimiento posibles de sílex, siempre de esta misma variedad. Es especialmente frecuente en Matienzo, donde se han identificado seis puntos de afloramiento de nódulos en las laderas y en el reborde de la depresión. También se ha identificado una zona de concentración de nódulos en la base del cantil de Sopeña, donde, a lo largo de 50 m aparecen abundantes riñones de sílex, de génesis fosilífera, integrados en las calizas o sueltos en las arcillas de decalcificación.

incluyen pequeños cantos de cuarzo. Sobre areniscas compactas se fabrican percutores y yunques, que aparecen en contextos del Paleolítico a la Edad del Bronce. También se han reservado las areniscas compactas para la fabricación de utillaje de trabajo – hachereaux, raederas – en momentos achelenses y musterienses. Las margas Los cantos de marga silícea, materia prima muy densa y resistente, de fractura concoide a subconcoide, son frecuentes en algunos depósitos de aluvión y de terraza, en concreto en los asociados al curso del Calera. Este material procede de las formaciones de “margas de Soba” donde aparece en forma de nódulos reniformes de tamaño medio a grande, integrado en las capas margosas y muchas veces junto a nodulizaciones de mineral de oligisto. Desde este sector alto de la cuenca han sido transportados al curso medio en forma de canto. La ofita

Fig. 1.30 Nódulo de limonita en los cortes de margas del Alto de Galupa La arenisca Este material es especialmente abundante en el área, y aparece tanto en grandes bancos, en las litologías del Weald, paraurgonianas y supraurgonianas – sobre todo en los pisos Albenses- como en forma de cantos, procedentes de la erosión de estos paquetes, en forma de aluviones y terrazas cuaternarias. En lo que respecta a los cantos de origen fluvial, las variedades más frecuentes en los depósitos son los cantos de areniscas micáceas microtableadas y en menor medida las areniscas compactas, que han sufrido un fuerte proceso de diagenización. Estas últimas son una materia prima muy adecuada, tanto por su respuesta a la talla como por su resistencia en su vida como útil. En general hay una cierta selección del tipo de arenisca para cada utillaje. Así, sobre areniscas de grano medio y grueso, se han fabricado molinos barquiformes y manos de molino. Algunos molinos barquiformes han sido labrados sobre variedades de grano muy grueso, casi microconglomerados, que

Resulta muy rara en las muestras. De hecho no aparece ningún dique de ofitas en el territorio de trabajo, por lo que este material debía de proceder del exterior. El afloramiento más cercano es el situado al Este de Limpias, muy cerca del límite norte del área de trabajo, donde se asocian a arcillas abigarradas del Keuper. En las cercanías de Santecilla (Carranza) se cita la existencia histórica de una cantera de ofitas utilizada para extraer áridos para la construcción de carreteras (Vicario de La Peña 1975), pero este dato no ha podido ser contrastado ni en la documentación cartográfica ni en el campo y es muy posible que se tratase de una explotación de areniscas o dolomías. Disponibilidad diferencial Para el estudio de la oferta de materiales de las terrazas y aluviones se ha realizado un muestreo en varios depósitos, clasificándose amplias series de cantos, para establecer cual es el espectro litológico de los tramos de los diferentes ríos que cruzan el territorio: el Asón, el Calera y Carranza. Se ha apreciado que no hay diferencias significativas en las composiciones de las terrazas bajas y los aluviones en los mismos tramos. A diferencia de los aluviones, las terrazas sólo serían accesibles en época prehistórica en los cortes producidos por las arroyadas. Por otra parte también las series son similares entre los diferentes cauces, salvo por la presencia de las margas silíceas en el Calera.

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Estudio Ambiental En la mayor parte de los tramos fluviales de la zona es posible encontrar depósitos de tipo gravera, más o menos amplios, por lo que el acceso a estas materias primas en soporte canto es fácil y cómodo. En el valle de Rasines aparecen depósitos de cantos en el lateral este de la llanura de la Mies y a lo largo del valle de Ruhermosa. Los principales depósitos de este tipo aparecen en el Asón, en el tramo de Udalla, donde los aluviones miden más de tres kilómetros, con anchuras de 200 a 300 m. También son amplias las graveras del Asón en el área de Gibaja, donde se unen a la gran terraza de Nogales. A cierta altura sobre el valle, en torno a + 40 m se conservan niveles colgados de terraza, en las inmediaciones de la iglesia parroquial de Gibaja. En el extremo oriental, en la cubeta de Ramales, todo el fondo del valle aparece cubierto por depósitos cuaternarios. El Calera presenta depósitos cuaternarios con graveras y aluviones en su tramo medio a la altura de Lanestosa, en un depósito de más de 2 km de longitud por 0.3 de anchura. En los rebordes de este valle se conservan bien amplios sectores de un nivel de terraza. En el cauce interior del Carraza, además de los aluviones, se observan pequeños niveles de terraza en el tramo de La Cadena, así como importantes terrazas en los rebordes de toda la cuenca. 3.3. Los vegetales Los fondos de valle son los medios que ofrecen un número mayor de especies. Así, en lugares umbríos son frecuentes las matas de cardo pegote, del que se comen los tallos y las raíces. También es común la menta y mucho menos abundante el poleo. De ambas se comen las hojas, crudas o previamente cocidas. También en los valles, pero en zonas más secas, y en medios antropizados, crece la borraja, muy consumida, sobre todo en la Edad Media y la hiedra terrestre. Con un perfil más nitrófilo puede encontrarse en las vegas la celidonia, el cenizo y la ortiga, todos muy vinculados a la utilización agrícola de estas zonas. En los ríos y arroyos remansados crecen poblaciones de berros, también muy consumidos hasta la actualidad. Asociada actualmente a los cultivos de huerta, en el piso colino, y a los ambientes de lindero puede verse la hierba de los canónigos, cultivada y consumida actualmente en sus variedades más finas. En ambientes ruderales –es decir en medios próximos al hábitat humano, áreas muy influidas por el hombre y sus animales domésticos- puede recogerse la malva silvestre cuyas hojas se consumen guisadas.

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En las laderas del Asón, formando parte de bosques mixtos en las zonas bajas y medias, aparecen, aunque escasos: el nogal, el manzano, el peral y el cerezo silvestre. Mucho más frecuentes son los rodales de castaños y sobre todo, debieron de ser abundantes los bosques de roble, que pueden proporcionan una importante cosecha de bellota. Los extensos bosques caducifolios holocénicos debieron de ofrecer una cierta variedad de frutos. A la bellota de roble y al hayuco habría que añadir, en los sotobosques del robledal la producción de avellana y las endrinas, frecuentes en robledales y hayedos. También el arándano es una especie típica de bosques ácidos, por encima de los 400 m de altura. En lo que respecta a las plantas, en los claros de los bosques crecen matas de fresa silvestre, en las laderas y rellanos deforestados y soleados puede recogerse la pamplina, y en las orlas de los bosques y setos las frutas de la zarzamora. En praderas húmedas, tanto en el piso colino como en el montano pueden recogerse las hojas de la bardana y las flores de la fárfara, en terreros húmedos y removidos. En los prados de diente, obtenidos en las laderas por sustitución del robledal, se podrían recoger el llantén y la acedera, muy consumida en la Edad Media. Tanto en este medio como en los prados de altura media crecen otras especies utilizables, como la milenrama, la margarita menor, el llantén y el diente de león. De todas estas ellas se pueden consumir las hojas, generalmente en ensalada o preparadas como acelgas. En las laderas calcáreas, en los medios de encinar y en sus orlas, pueden recogerse varios productos vegetales, quizás el más importante sería la bellota de encina, utilizada históricamente para alimento de los cerdos, y con la que también pueden hacerse harinas para consumo humano o consumirse seca y asada. Así mismo son aprovechables los frutos del espino, los del madroño y las endrinas y los escaramujos. La única planta relativamente frecuente que puede utilizarse en estos medios es la pimpinela blanca, cuyas hojas sirven para hacer sopas y ensaladas, y también pueden encontrarse fresas silvestres. En las zonas altas, en las cumbres, antes de las distintas deforestaciones que ha sufrido la zona sería posible utilizar el abedul, cuya corteza, triturada y mezclada con harina, servía para hacer pan en momentos de penuria, en la Edad Media y los frutos del serbal de los cazadores. El serbal crece más o menos aislado, en los bordes de los hayedos destacando la importante producción de

Estudio Ambiental frutos. La conversión de estas cumbres en prados de diente permite el desarrollo, al menos desde época histórica, de especies comestibles de pequeño porte, como la margarita menor (Bellis perennis), el llantén (Plantago lanceolata, Plantago media), el diente de león (Taraxacum officinale) y la milenrama (Achillea millefolium). Algunas crecen también en los prados de siega de las laderas, así como en los praderas calcícolas. El arándano utiliza también en zonas altas, pero en sustratos ácidos. Así pues, una parte importante de las especies que se han citado son típicas del ambiente de prado húmedo, de las vegas, que tendrían en el Holoceno temprano mucho menor desarrollo que hoy dada la importancia de las formaciones de bosques galería y de sotos. Por otra parte las plantas comestibles son relativamente abundantes hoy pero en zonas nitrogenadas, en los alrededores de las huertas y del hábitat humano, asociadas muchas veces a la alteración producida por el ganado doméstico. Lo mismo es planteable para las ruderales. Así son muchas especies las que forman parte de comunidades arvenses, asociadas a cultivos de huerta y probablemente su presencia y su difusión

se debe de relacionar con la puesta en uso de los medios de valle y rellanos de ladera para la agricultura, en un momento cerámico de la prehistoria. De las casi 40 especies citadas, la mayor parte de las plantas comestibles se desarrollan hoy en ambientes antropizados, asociados a los modelos productivos de época moderna, con ganado concentrado en el entorno del hábitat, que da lugar a ambientes nitrófilos. Probablemente en momentos prehistóricos su distribución y por tanto la oferta del medio fue mucho más limitada. En el Holoceno temprano sólo se debió de disponer de frutos secos – avellana, bellota, hayuco, nuez -, bayas como el escaramujo, el espino y la endrina-, especies asociadas a medios forestales – aleluya, pimpinella blanca y fresa- y a sus orlas – saúco y mora- , y las especies asociadas a prados de diente – margarita menor, milenrana, diente de león y llantén. Las especies de medios húmedos de vega serían raras y su oferta muy limitada. Por todo ello es posible que en fases preproductivas la utilización de los vegetales verdes, fuese reducida y su aporte a la alimentación del grupo mínima. Quizás fuese mayor su importancia terapéutica y sus usos mágicos.

Vegas, piso colino; comunidades ruderales / arvenses (nitrófilas) Borago Borraja Piso colino, escasa, cunetas, officinalis inmediaciones de huertas Chelidonium Celidonia Piso colino, rara, terrenos removidos majus. húmedos, aparece dispersa, en muros, grietas húmedas, siempre en zonas nitrogenadas. No parece autóctona. Chenopodium Cenizo Piso colino, muy común, formaciones album nitrófilas arvenses. Malva Malva Pisos colino y montano, común, sylvestris. formaciones ruderales. Stellaria Pamplina Piso colino; muy común, comunidades media ruderales. Valerianella Hierba de Piso colino, común, comunidades locusta los arvenses. canónigos Urtica dioca Ortiga. Pisos colino y montano; muy común, comunidades nitrófilas ruderales vivaces. Sambucus Saúco Pisos colino y montano común, nigra bosques frescos y setos.

Especies presentes en prados, en varios medios Achillea Milenrama Pisos colino y montano, muy común, millefolium prados y bordes de camino.

Hojas

IV-X

En crudo.

Hojas IV-V tiernas

Guisadas.

Hojas

IV-XI

Hojas

V-VI

Cocidas, rellenos, purés. Guisada.

Hojas tallos Hojas III-IV/ IX-X

En crudo, cocidas. En crudo, guisada.

Hojas

Como espinacas, en crudo.

IV-V

Frutos VIIIflores IX. y yemas

Confituras.

Hojas

Sopas, salsas y tortillas.

IV-V

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Estudio Ambiental Bellis Margarita Piso colino y montano, muy común, perennis menor prados. Plantago Llantén Pisos colino y montano; común. lanceolata. Prados de siega y diente. Plantago Llantén Pisos colino y montano, común. media. Pastos de diente, lugares pisoteados. Taraxacum Diente de Piso colino y montano, muy común. officinale león. Prados. Zonas umbrias, fondos de valles, prados húmedos Rorippa Berro Vive en el agua, en arroyos y nasturtium – manantiales de aguas claras. aquaticum Arctium Cardo Lugares umbríos, fondos de valle. minus pegote Pisos colino y montano; común (común en medios ruderales).

Hojas Hojas

VVIII. Hojas VVIII. Hojas, IV-V raíces. Hojas IV-X tiernas

Tallos jóvene s, raíces Mentha Poleo Piso colino y montano, escasa; sitios Hojas, pulegium. húmedos, lagunosos o en prados tallos encharcados. tiernos Mentha Menta, Idem. Hojas, piperita hierbabuena tallos tiernos Rumex Acedera Pisos colino y montano Común Hojas acetosa Praderas húmedas. Laderas bajas y medias, vegas Quercus Cagiga Las bellotas son ásperas, no dulces Frutos robur como las de la encina. Castanea Castaño Piso colino sobre todo, más rara en el Frutos sativa montano; común. Juglans regia Nogal Malus Manzano sylvestris silvestre Prunus avium Cerezo silvestre Pyrus Peral cordata silvestre Rubus ulmifolius Glechoma hederacea.

III-V /X-XI

En crudo, o cocida.

IV-V

Espinacas, en crudo, sopas.

X-XI

Harinas.

X-XI

Sopas, puré, asadas y al natural. Seco.

Laderas y cumbres calcáreas Quercus ilex Encina Suelos calcáreos, litosoles. Laderas y cumbres calizas, piso colino. Crataegus Espino Pisos colino y montano, común, orlas

Flores

III-IV

Frutos

VIVIII IX

Corteza

En crudo, cocida, o en puré. Natural.

VI-IX

Frutos VIII a IX Hojas IV-V

Frutos

En crudo, cocidas.

Cocida, en crudo, tisanas.

Piso colino, escasa, orlas arbustivas de Frutos X-XI robledales oligótrofos

Zarza

Natural, en crudo. En crudo, cocidas. Cocidas..

VI-IX

Vegas, laderas bajas, cerca de Frutos IX-X poblaciones. Piso colino, rara. Orlas arbustivas de Fruto VII-IX bosques caducifolios oligótrofos Piso colino; escasa, bosques Frutos VI-VII

Piso colino, muy común, espinares y zarzales, orlas de bosques, setos Hiedra Piso colino, escasa. Bosques terrestre caducifolios éutrofos y sus orlas, lindes de bosques, matorrales y praderas. Tussilago Fárfara Pisos colino y montano; común farfara Terrenos húmedos removidos. Laderas altas y cumbres silíceas Vaccinium Arándano Piso colino y montano. Brezales y myrtillus hayedos silicícolas. Sorbus Serbal de Piso montano, escasa, en las orlas aucuparia cazadores arbustivas de hayedos oligótrofos. Betula alba. Abedul Suelos ácidos, zonas altas, en sectores húmedos.

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III-V

-

Seco o cocido. Compotas, fresco, o seco. Natural, confituras o en seco. Al natural, confituras. Cocida al vapor, en crudo. Sopas, jarabes, miel. Compotas, confituras Natural o secos. Mezclada con harina para hacer pan.

Frutos XI-XII

Harinas.

Frutos X-XI.

Al natural.

Estudio Ambiental monogyna Arbustus unedo Prunus spinosa

Madroño

espinosas de bosques. Matorral de encinas, suelos calizos.

Endrino

Pisos colino y montano, común, bordes de bosques, frecuente en sustratos calcáreos. Pimpinella Pimpinela Pisos colino y montano, común, saxifraga blanca Pastizales y matorrales calcícolas y brezales. Sanguisorba Pimpinela Piso colino, escasa, sobre calizas y minor menor margas, en matorral y pastizal. Juniperus Enebro Depende de la variedad alpina o communis común. Ssp. communis rara en piso colino, matorrales basófilos. Bosques caducifolios. Piso colino y montano. Sustratos diversos Corylus Avellano Piso colino y montano, muy común, avellana bosques caducifolios. Oxalis Aleluya Piso colino y montano, escasa; acetosella bosques caducifolios. Lugares sombreados, a la orilla de riachuelos. Pimpinella Pimpinela Pisos colino y montano, escasa major negra Bosques frescos y lugares húmedos y sombríos. Fragaria Fresa Linderos, claros de bosque, en orlas vesca salvaje herbáceas de bosques caducifolios, común, piso colino y montano. Fagus Haya Pisos submontano y montano. sylvatica. Bosques caducifolios. Rosa canina Escaramujo Piso colino, escasa, orlas espinosas de bosques.

Frutos X-XI

Natural.

Frutos VII-IX

En fresco, en seco.

Hojas V-VI

En crudo, cocida .

Hojas

En crudo, tortilla. Frutos, en seco.

VII-IX

Frutos X-XI

Fruto seco Hojas

IX-X

Natural, tostado.

IV-V

Hojas

IV-V

Sopas de verduras, salsas, en crudo. Cocida, en crudo, como verdura.

Frutos VI-VII Natural, compotas. Frutos. X-XI.

Frutos en seco.

Frutos VII-IX Confituras.

Tabla 1.31. Tabla de especies comestibles presentes hoy día en la cuenca del Asón La oferta a lo largo del año está muy concentrada estacionalmente: así la mayor parte de las especies que pueden proporcionar hojas frescas – y por tanto utilizarse como fuente de vitamina C- tienen su mejor momento de recolección en primavera o en los primeros meses del verano. El verano, sobre todo hacia el final, es el momento de recoger las bayas y las frutas frescas, y el otoño la estación de los frutos secos. En primavera es posible recoger la hierba del canónigo, la ortiga, la milenrama, la margarita menor, la celidonia, las hojas tiernas de diente de león, la aleluya y las primeras hojas de la malva. También es el momento de recolectar los brotes de acedera, de cardo pegote y las plantas de cenizo. En los bosques caducifolios varias especies aprovechan estos momentos en que las hojas de la cubierta arbórea aún dejan pasar la luz y puede recogerse la pimpinela blanca y negra y la hiedra de tierra.

menta y del poleo. Pero sobre todo es la estación de los frutos y las bayas, como las del saúco, el serbal, la cereza y la manzana silvestres, los arándanos y las endrinas. En los claros de hayedos y robledales aparecen las fresas de monte y en sus orlas las moras y los escaramujos, cuyos frutos aguantan desde el verano a comienzos del otoño. La obtención de hojas frescas es compleja al final del verano y otoño y la oferta se limita a la hierba del canónigo, el segundo brote del cardo y a los berros. El otoño es la estación de los frutos secos: los primeros en poder ser recogidos son las avellanas y las nueces, entre septiembre y octubre. Según avanza el otoño, entre octubre y noviembre es el momento de las bellotas de roble, de las castañas, los perales silvestres, los frutos del madroño, del enebro y de los hayucos. Los últimos frutos secos en poder ser recolectados son las bellotas de encina, cuyo papel en época prehistórica e histórica debió de ser clave, en los dos últimos meses del año.

Durante los meses del verano es posible aún ver algunos brotes tiernos de plantas y recolectar las plantas de borraja, de cenizo y de llantén. También es buen momento para la recogida del berro, de la 29

Estudio Ambiental 3.4. La fauna La información paleontológica publicada para los yacimientos de la zona es muy limitada: por una parte se trata de un número reducido de yacimientos y por otra han aportado series de tamaño muy pequeño. En cualquier caso, aunque a lo largo del tardiglaciar y del primer Holoceno parece haber variado la presión sobre las diferentes comunidades animales, la caza se ha centrado de forma preferente sobre las especies de ungulados y en mucha menor medida sobre otros grupos. Sólo durante fases mesolíticas debió incrementarse la caza de aves. En cuanto a la caza de carnívoros no hay datos para los yacimientos estudiados que permitan discriminar si fueron cazados o si ocuparon las cuevas en épocas de abandono. Dado que la oferta de este recurso ha variado en los últimos miles de años, su reconstrucción debe hacerse, a partir de datos ecológicos actuales, para un período cercano y más o menos conocido como es el Holoceno temprano. Las especies de ungulados que sirvieron como objetivo básico para los grupos de estas fases son el ciervo, el corzo, el jabalí, la cabra y el rebeco. En momentos anteriores se une a este grupo el caballo, el uro y el bisonte. A continuación se aportan algunos rasgos que perfilan este recurso, en cada una de sus variedades. El ciervo El ciervo, considerado tradicionalmente un habitante del bosque, se adapta perfectamente al brezal (Palomero y Nores 1984) y gusta de los bosques clareados, con amplios calveros y matorral poco denso. En cambio no tiene buena adaptación a la roca, por lo que no se adentran en las zonas de la cabra montés y del rebeco. En general prefiere los bosques de hoja caduca por su mayor riqueza y por la variedad de alimento que estos biotopos proporcionan a lo largo del año. Se trata de un fitófago exclusivo, de alimentación estrictamente vegetal, que incluye desde la corteza tierna de los árboles, sobre todo jóvenes, hasta yemas, retoños, frutos y hierba.

Especie

Area teórica km2 C.elaphus 193 C.capreolus 130 Sus scropha 210 Capra pyrenaica 36 Rupicapra rupicapra 36 (?)

Densidad media 1,5 a 2 5a7 2a4 -

El ciervo desarrolla su actividad sobre todo en las horas del alba, al atardecer y durante gran parte de la noche. Los machos andan solitarios, generalmente los más viejos, o forman pequeños grupos unisexuales que vagan por el bosque en busca de los mejores pastos y las zonas de temperatura más benigna. Las hembras se organizan durante las tres cuartas partes del año en rebaños más o menos grandes en los que tienen además cabida jóvenes de ambos sexos, dirigidos por una vieja hembra. Los pequeños grupos de machos mantienen normalmente una situación periférica a los grandes rebaños de hembras. Los machos y las hembras se juntan para la berrea. El rebaño matriarcal posee un territorio en verano y otro en invierno, y ambos son defendidos de la intrusión de otros grupos. En los dos lugares se observan con frecuencia marcas: los revolcaderos de barro que permiten conocer a los cazadores las áreas de refugio. Las densidades naturales consideradas óptimas, para poblaciones estables, en la Europa Atlántica, varían en función a los biotopos ocupados, y dependiendo de las autores, pero, para zonas boscosas combinadas con áreas de matorral y acceso a agua corriente, varían entre 2 y 5 cabezas por cada 100 has. Para el Saja se ha calculado un valor óptimo de 1.3/1.5 a 2 según los métodos. Esto supondría, para el área del medio Asón, teniendo en cuenta una superficie apta, con cobertera que permita el desarrollo de series vegetal de bosque / matorral, de unos 193 km2, una población de ciervos de entre 250 y 400 individuos, en números redondos. La razón sexual, es decir la relación entre los valores de machos y hembras, en los trabajos del Saja, se mantiene entre 1.8 y 2.3 hembras por macho en los años estudiados (Palomero y Nores 1984). En lo que respecta al territorio de estudio, los mejores cazaderos serían aquellas áreas amplias, protegidas, conformadas por sustratos detríticos y cubiertas por bosques caducifolios. Este sería el caso de todo el valle de Carranza y del territorio interior del Calera, que ofrece grandes extensiones de laderas boscosas, con abundantes puntos de agua. Otros territorios utilizables, aunque de menor Población total estimada 290-380 650-910 420-840 40/80 -

Peso Machos

Peso Hembras 100 a 350: 225 90 a 100 15 a 27 (25) 50 a 190 35 a 160 30 a 45 kg 25 a 38 kg

Tabla 1.32. Valores estimados de poblamiento y peso de algunas especies cinegéticas estudiadas para el territorio del Medio Asón (Garcia Lado 1998 y propios).

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Estudio Ambiental extensión, son el valle del Ruhermosa y el valle de Rasines y todas las laderas que llevan hasta Ampuero. Y en el extremo sur del territorio, el valle de Guardamino y la propia cubeta de Ramales. La zona central del territorio, que incluye el tramo más bajo del Calera y del Carranza y el área de Gibaja, presenta buena parte de su superficie cubierta por masas de calizas, en muchos casos semidesnudas, que no son aptas para los ciervos. El corzo Su hábitat ideal es el bosque con denso monte bajo, por lo que prefiere, al igual que el ciervo las formaciones de caducifolios, sobre todo los bosques mixtos, aunque a diferencia de él ocupa áreas con sustratos calizos, incluso con pendientes, aunque siempre con cobertera vegetal. En invierno los corzos tienen actividad diurna, con descansos nocturnos de más de cuatro horas diarias. No están adaptados a la nieve y en invierno se alimentan de forma casi exclusiva de retoños y botones de plantas leñosas y en mucha menor medida de corteza. La alimentación estival incluye, además de hierbas, hojas de arbustos, incluyendo la zarza y el espino, brotes y frutos. Se trata de una especie normalmente monógama, aunque en condiciones de alta densidad puede ser polígamo. Los machos defienden un territorio, que no suele superar las 100 has, aunque en áreas muy pobladas se alcanzan valores de 7 has por macho. Así pues las densidades óptimas son muy variables, desde 4.5 individuos por cada 1000 has en Siberia hasta las altas densidades europeas, en que se alcanzan los 20 ejemplares por cada 100 has. El tamaño máximo de los corzos es también muy variable y en los bosques europeos los machos no suelen superar los 25 kg. Durante el celo, que tiene lugar en verano, los corzos trazan una amplia red de caminos bien marcados, con formas características, circulares y elípticas. Después, las hembras se separan formando un rebaño independiente con su propia estructura interna, guiado por una hembra y en los que puede haber también algunos machos adultos. Los machos muy viejos suelen ser solitarios todo el año. El parto tiene lugar en el comienzo de la primavera (Rodríguez de la Fuente 1992). En el Holoceno temprano, gran parte del territorio del medio Asón podría ser ocupado por el corzo, a excepción del biotopo de laderas y cresterías calcáreas, en aquellas áreas sin cobertera vegetal. Hoy día pueden verse grupos de corzos tanto en las laderas calizas del Calera, como en los bosques del Ruhermosa, Once Puertas, La Brena, y por

supuesto en los valles del Carranza interior. El sistema tradicional de caza utilizado para esta especie es la trampa, generalmente a base de lazos de alambre situados en sus sendas y veredas. El jabalí Los ejemplares machos oscilan entre los 50 y los 190 kg, y las hembras entre 35 y 160. De todos modos estos valores se incrementan de sur a norte y son muy variables con la edad y con los propios individuos (García Lado 1998). Utiliza una amplia diversidad de biotopos –desde el bosque, el matorral o la vega - y sólo es exigente en lo relativo a la disponibilidad de agua, en forma de ríos, arroyos o charcas. Su dieta es muy variada, desde insectos, anfibios, huevos, pequeños mamíferos, setas, bulbos, frutos secos, pero en estaciones o territorios concretos puede estar muy especializada, por ejemplo en otoño con las castañas o las bellotas. Se trata de un animal social que vive en grupos que, en la zona atlántica se componen de seis a ocho individuos y están formados por una o varias hembras adultas y su descendencia, aunque a veces se ven grupos mayores, en áreas donde el alimento está más concentrado. Los machos dejan el grupo al llegar a la pubertad, en el primer invierno de su vida y deambulan sólo o en parejas (de macho y “escudero”). Se mueven dentro de un territorio limitado, mayor para los machos que para las piaras de hembras. Cada jabalí o grupo de jabalís dispone de varios encames (depresiones cubiertas por hojas secas o ramas donde se tumba el grupo) diferentes en su territorio, que se eligen en función a la estación, viento dominante, lluvia o depredadores, que están unidos por una red de senderos más o menos fija. También disponen de uno o varios “charcos” donde se bañan con regularidad, especialmente en los meses de verano, y sobre todo al amanecer, antes de retirarse a sus cubiles. La densidad depende de los factores limitantes, las bajas temperaturas y los depredadores. En condiciones naturales la extraordinaria fecundidad de esta especie se compensa con una mortandad, que en condiciones naturales, supera el 50% en los primeros seis meses de vida (González y Blanco 1992). En el parque natural de Saja se manejan estimaciones de densidad de en torno a 2 jabalís por km2, pero probablemente sea más alta (García Díaz 1995). Aún en condiciones libres de presión antrópica, se trata de un animal de actividad nocturna, desarrollada desde el crepúsculo hasta el amanecer, aunque si no han conseguido comida pueden mantener actividad durante el día. En invierno los desplazamientos realizados por el grupo para

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Estudio Ambiental buscar comida son más largos que en otoño, por la abundancia de alimento. En esta última estación tiene lugar el celo. En el territorio del medio Asón pueden utilizar casi todos los biotopos, a excepción de los roquedos: los encinares, los bosques mixtos de las zonas bajas o los hayedos, por lo que no se vincularía a unas zonas concretas. De hecho aparece en todos los yacimientos con mayor o menor representación. La cabra montés Hábitat de montaña, especialmente rupícola, en medios abruptos. En verano ocupa las franjas más altas y las áreas más escarpadas, descendiendo en invierno y llegando a penetrar en la parte superior del bosque. Su alimentación no es selectiva e incorpora la mayoría de las herbáceas – festucas, compuestas, etc.- y leñosas que pueblan estos biotopos. No suelen bajar a beber, salvo si han realizado un esfuerzo extraordinario, tomando el agua de los vegetales, especialmente del rocío. En primavera y verano ocupan las zonas altas de las sierras, y suelen desarrollar más actividad en el crepúsculo, pastando hasta bien entrada la noche. Las horas de más calor las pasan descansado en abrigos y cuevas del roquedo, volviendo al atardecer hacia los pastos nocturnos y comiendo durante el trayecto. La necesidad de utilizar más tiempo para obtener el mismo alimento hace que en los meses de invierno sean más diurnos, descansando menos tiempo. Se trata de una especie gregaria que forma grupos, de individuos jóvenes y de hembras por una parte y machos por otra, salvo en la época de celo en que se integran. Los grupos de machos son más numerosos, con 30 a 40 individuos. Los machos viejos suelen llevar una vida aislada. El celo, que dura casi dos meses, comienza a finales de verano y comienzos del otoño (Rodríguez de la Fuente 1992). La cabra tiene pocos depredadores, el principal de ellos el hombre. El umbral de acercamiento a los rebaños de cabras es muy bajo, y permiten en ocasiones aproximarse hasta unos 60m, antes de emprender la huída. Como ocurre también con el rebeco, la importancia de la cabra en los yacimientos paleolíticos y mesolíticos del medio Asón indica que esta especie ocupó los roquedos calizos del sector central de la cuenca. Las áreas utilizables por esta especie en el medio Asón son los macizos del núcleo rocoso, de unos 36 km2, que separa los valles de los ríos Carranza y Asón, con amplias extensiones de caliza con fuertes relieves. Este núcleo presenta derivaciones laterales hacia todos los valles, con vías de acceso independientes.

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El rebeco El hábitat de esta especie en la cordillera cantábrica es característico y diferente del resto de los utilizados en la península ibérica, dada la importante escasez de vegetación en Picos de Europa. El rebeco, que actualmente ocupa la franja entre los 1300 y los 2500 m, sin presión antrópica viviría probablemente en montañas más bajas (Altuna 1995). Su hábitat se ubica sobre todo a uno y otro lado del límite superior del bosque de montaña. En los meses fríos ocupan las cotas más bajas, por estar las cumbres ocupadas por la nieve y utiliza allí los recursos del bosque. Su dieta incluye además de hierba, corteza de arbustos y árboles, brotes, bayas, frutos silvestres, así como líquenes y musgos. De hecho la disponibilidad de alimento en invierno, en áreas con nieve, es el principal factor que limita su densidad. Con la llegada del buen tiempo vuelve a ascender, buscando las praderías frescas y dejando este medio al ganado doméstico (Gutiérrez Gómez 1983-84). Esta situación sería obviamente diferente en el Atlántico, en que estos movimientos estarían determinados exclusivamente por el clima y los depredadores y en que el límite del bosque se situaba mucho más alto. Se trata de una especie muy gregaria, que se reúne en grandes rebaños, sin estructura social compleja, en que aparecen los dos sexos y todos los rangos de edad. En territorios de densidad baja el rebaño puede aparecer dividido, por una parte las hembras con crías, y por otra los machos, solos o en pequeños grupos. Durante el verano dedica la mañana y el final de la tarde a alimentarse y en el invierno dedica la mayor parte de las horas de luz a pastar (Rasines Conde 2000). La presencia de rebeco en las series holocénicas del medio Asón, como Valle o del medio Calera como Pajucas, indica que especie pobló el macizo calcáreo central, probablemente en sus zonas más altas. Lo mismo puede decirse del karst occidental, pues también está representado en los yacimientos de esta época de Matienzo.

Estudio Ambiental Otras especies También hay evidencias de la caza de conejos y liebres. Estas últimas ocupan los biotopos de cumbres, siendo el conejo más ubicuo. Hoy día es fácil ver conejos de monte en las cumbres orientales del territorio del medio Asón. Tradicionalmente se ha consumido en algunos pueblos de la zona la carne del Tejón o Tasugo Meles meles- y la del erizo - Erinaceus europaeus-. La recolección de moluscos de tierra Durante el mesolítico se constata la utilización de la especie de caracol de tierra Cepaea nemoralis con carácter habitual en los sectores alto y medio del Asón. Los rasgos que perfilan este recurso son su seguridad, dado que en aquellas zonas donde aparece es sencillo de encontrar, sobre todo en días de lluvia, facilidad de obtención, pues no exige especial esfuerzo ni destreza, puede ser recogido por niños o por ancianos, se trata de un recurso extenso, pues aparece en extensiones amplias de terreno, aunque con densidades variables. Por último puede conservarse un cierto tiempo, en condiciones adecuadas, dado que los animales generan un tegumento que los protege de la pérdida de humedad. No se trata de un recurso de disponibilidad homogénea en el ciclo anual, puesto que es mucho más fácil de recoger en los meses húmedos, sobre todo en la primavera y en el otoño que en el resto del año. El estudio del aporte de proteínas y de calorías de estos animales revela que este recurso debió tener un carácter complementario en la dieta de los grupos que lo incorporaron a su subsistencia, muy secundario respecto a la masa que puede aportar cualquier mamífero.

Fig. 1.33. Cepaea nemoralis

valores pueden mantenerse relativamente homogéneos en sectores geográficos amplios lo que sugiere que con una inversión de tiempo breve, de unas dos horas, en una zona de media densidad, se pueden recoger más de dos kilogramos. Ahora bien, como otros recursos, este molusco es muy susceptible a la sobreexplotación en territorios de extensión limitada, como se comprueba con lo que ocurre hoy día con el descenso del tamaño de las poblaciones de su pariente cercano Helix aspersa, cuya recogida libre comienza hoy a regularse. 3.5. Recursos piscícolas El Asón es, junto con el Ebro, el río de Cantabria en que más especies piscícolas autóctonas viven, incluyendo migradoras (3) y residentes (9). Ahora bien, en el tramo medio del río este número desciende significativamente; debe tenerse en cuenta que varias especies penetran en la ría hasta llegar a la zona de influencia de las mareas, aproximadamente en la localidad de Limpias. Este es el caso de la platija (Platichthys flesus), que puede capturarse hasta la confluencia del Asón con el Clarín y la de la lisa (Chelon labrosus), también estuarina, que penetra algo más, hasta Ampuero. En el curso medio-bajo habita el sábalo (Alosa alosa), una especie anádroma, de unos 70 cm de longitud máxima, que vive en las zonas de fondos arenososos. Con su peso de unos 3.5 kg es un recurso piscícola importante. También es una especie migradora anádroma, que hace su puesta de mayo a junio. En medios de aguas rápidas, en el Asón, puede pescarse la madrilla, (Chondrostoma miegii), un pez de unos 30 cm de longitud. En tramos de curso rápido y en los arroyos subsidiarios, en aguas frescas y oxigenadas, de fondos pedregosos, aparecen poblaciones de piscardo (Phoxinus phoxinus) pequeño pez de unos 12 cm de longitud máxima. El cangrejo autóctono (Austropotamobius pallipes ssp. lusitanicus) puebla los cursos medios y altos de los ríos; hoy día en la zona sólo aparece refugiado en algunos cursos hipogeos. Todo el río mantiene poblaciones de Anguila (Anguilla anguilla), de trucha (Salmo trutta) y de salmón (Salmo salar). Estas tres últimas especies – por su peso y abundancia- serían las más utilizadas por los grupos humanos.

Cepaea nemoralis prefiere los ambientes calizos, aunque no falta en zonas de sustratos margosos y es más rara en medios detríticos. Se consideran zonas con densidades bajas aquellas en que se recogen menos de 30 individuos en 15 minutos de muestreo móvil, densidades medias en torno a 100 individuos y altas si esta cifra se sobrepasa (Andrè 1979) Estos 33

Estudio Ambiental La anguila Las hembras adultas miden de 40 a 100 cm y los machos de 30 a 50 cm. Las larvas, que nacen en el mar de los Sargazos, tardan en llegar de 3 a 7 años al río, por el que ascienden a la vez que maduran, cambiando a anguilas, omnívoras y carroñeras. Tras un periodo variable en el medio fluvial la anguila vuelve al mar en su fase reproductora. En general se pesca con artes y cebo, por lo que podría ser un recurso fácil de utilizar en la prehistoria. La trucha / reo La trucha y el reo son dos formas de vida de la misma especie, que han sufrido adaptaciones para aprovechar diferentes sistemas. Se trata así de una especie adaptada a multitud de ambientes y presenta gran variedad morfológica; presenta dos ciclos de vida diferentes: el sedentario, formado por las truchas residentes, que pasan toda la vida en el medio fluvial, desde cauces medios hasta pequeños ríos de montaña y la forma de vida anádroma, que combina estancias en agua dulce y agua salada, a semejanza del salmón y que se denomina reo (García de Jalón y otros 1989). Ambas especies pueden hibridar en el medio natural, dando lugar a individuos de rasgos mixtos que suelen ser estériles. El ciclo de las truchas residentes comienza con el primer desove generalmente a partir del segundo año en los machos y tercer año en las hembras, cuando alcanzan una talla superior a los 19- 22 cm. En el Asón la forma más frecuente es la trucha residente, y entre los reos son más habituales las hembras. La trucha no suele superar los 45 cm de talla.

inviernos y en el mar de uno a tres. La principal época de remonte de los ríos va de mayo a octubre2. La vuelta al río es colectiva en esta especie, cuyos bancos van concentrándose en las embocaduras de los ríos, junto a las ensenadas a la espera de que suba la marea. En ese momento, apiñados se precipitan río arriba a contra corriente. El salmón atlántico puede remontar el río durante todo el año, aunque en ciertas épocas se concentran la mayoría de los individuos en migración. En el sureste de Inglaterra se ha demostrado que los salmones penetran en los ríos justo en los meses estivales de menor flujo de agua, aunque aprovechan los días con mayor caudal punta. Las velocidades de remonte son variables, en torno a varios kilómetros al día (Braña 1995). Algunas especies recorren de 10 a 30 km al día, por lo que, en el caso del río Asón el recorrido puede hacerse en tres días o menos. Según el orden cronológico de entrada en el río se diferencian varios tipos de salmón: a) Vernales: entran a finales del invierno – febrero a marzo -, son salmones de tamaño grande, que se quedarán en el río hasta la freza del próximo invierno. Llevan tres años en el mar, y miden de 90 a 105 cm, con pesos de 9 a 13 kg. b) Los de primavera, son los más abundantes, y tienen dos años de mar, con entre 70 y 90 cm de longitud y 4 a 8 kg de peso. c) Los de verano, o añales, son los más pequeños, pues sólo llevan un invierno en el mar, de 55 a 70 cm de talla y de 2 a 3.5 de peso; la mayoría son machos.

Los reos, individuos que descienden hacia el mar, se convierten en grandes truchas plateadas, que prefieren aguas no muy alejadas de la costa –trucha de mar- y a veces pueblan medios estuarinos – truchas de marea-. El reo, o trucha marina, tiene un peso normal de 0.5 a 1 kg, con valores máximos muy superiores. El salmón El salmón del atlántico (Salmo salar), con un peso normal 4.5 kg y pesos máximos teóricos de 15 kg es una especie principalmente anádroma. La vida del salmón se divide en tres etapas: una inicial en los cursos de agua dulce, que coincide con el nacimiento y las primeras fases vitales, una segunda oceánica de crecimiento y maduración, y por último una tercera de migración hacia el continente para reproducirse y en la mayoría de los casos, morir. En el río o lago natal pasa uno o dos

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Fig. 1.34. Vértebra de salmón, de la superficie de la cueva de Las Caldereras. Después del verano, hasta una semana antes del desove, siguen entrando en menor número, generalmente hembras grandes, las estivales tardías, que van directamente a los frezaderos.

Estudio Ambiental Los desplazamientos se hacen en pequeños tramos, coincidiendo generalmente con algún incremento de caudal, y reposando en las pozas grandes que se van encontrando, lugares óptimos para su pesca. El salmón no come mientras está en el río, aunque los recién llegados sí que entran a los cebos, tragándolos ampliamente, aunque tras una estancia en el río dejan de hacerlo. La freza tiene lugar, en Cantabria, entre los meses de noviembre y enero, teniendo su máxima actividad a mediados de diciembre. Los frezaderos son tramos fluviales con sustratos de grava, aguas claras ricas en oxígeno y frías, generalmente arroyos y tramos de montaña. En época histórica hay datos de que en la Cornisa Cantábrica los salmones fueron muy abundantes, fáciles de capturar y por tanto omnipresentes en la vida de los habitantes de la zona (Ruiz-Olmo 2000). En la cornisa, en época prehistórica, sus depredadores - los osos y los humanos- se concentrarían en los ríos y arroyos, reuniéndose en las desembocaduras y en los tramos más estrechos o en las zonas de freza. Otros depredadores viven también de los salmones y truchas: rapaces, garzas, córvidos, serretas, visones y nutrias, consumen alevines, esguines y en general los salmónidos de talla más pequeña. El Asón, por sus características de longitud corta, caudal relativamente alto y tramos de fuerte pendiente es un río salmonero. La forma de captura tradicional es la pesca con caña, pero también permanece en la memoria colectiva el sistema de captura por envenenamiento del agua, generalmente con cal y con determinados vegetales; así resulta frecuente la cita de la utilización de la combinación de la cal con la corteza de la nuez verde machacada con este objetivo. También son frecuentes las referencias al uso de otras técnicas tradicionales de pesca, como los butrones y las represas. Un rasgo fundamental de este recurso es la vulnerabilidad de sus poblaciones, derivada de algunos rasgos biológicos: el número relativamente reducido de huevos que ponen, sus altas necesidades de oxígeno – son muy sensibles a las bajas concentraciones de oxigeno- y en relación con ello a las subidas de temperatura. El rango de temperatura óptimo para su crecimiento se encuentra entre los 14 ºC y los 18º, y el crecimiento se detiene por debajo de los 5 a 7º y si superan los 22 o 24º resultan letales. Por otra parte resultan muy susceptibles a la variación de la composición química del agua, dado que se relacionan los mecanismos de reconocimiento del río con la detección de determinadas sustancias propias de cada cauce, pudiendo detectar concentraciones por quimiorreceptores olfativos o de tipo hormonal de ciertas feromonas que liberan los juveniles que crecen en río. Esto hace que los sistemas de pesca

que utilizan toxinas disueltas en el agua pueden mermar de forma irreversible sus poblaciones. Otro rasgo interesante del salmón como recurso es la posibilidad de almacenar y conservar su carne, muy rica en lípidos, mediante diversos sistemas: ahumado, salado o secado al aire frío y seco y en las zonas o épocas donde era posible a su congelado. 6. Suelos y pastos Los suelos Muy esquemáticamente, el área Norte del territorio de trabajo, combina amplias extensiones de suelos de tierras pardas, (cambisoles dístricos)– de tipo lehm arenoso- formados sobre sustratos weald, areniscas y limolitas, aprovechados como praderías, y suelos calizos –litosoles, rendsinas, terra fusca, desarrollados sobre las litologías calcáreas. Los sedimentos fluvio-carsticos que rellenan las cubetas de Rasines y de Ramales – Gibaja dan lugar a suelos de vega parda mucho más fértiles. En el sector oriental de Ramales aparecen importantes extensiones de manchas de terra fusca, y en las cresterías calizas y en las laderas de fuerte pendiente se forman litosoles calcáreos y rendsinas. En el Calera, el tercio más septentrional de la cuenca está ocupado por litosoles calizos en las cresterías calizas, rendinas en las laderas, junto a acumulaciones de terra fusca en las zonas abiertas del fondo del valle. El resto de la cuenca son suelos derivados de las litologías detríticas, sobre todo lehm arenoso, más o menos podsolizados. Sólo en la cabecera aparecen, sobre las margas de Soba, formaciones de pódsoles férrico – húmicos. Por último el Gándara esta dominado en las zonas bajas de ladera por los lehm arenosos podsolizados y por podsoles en los tramos más altos. En este apartado sólo comentaremos los rasgos fundamentales de aquellos suelos presentes en el territorio de trabajo y utilizables para el desarrollo de actividades agrícolas en fases pre– industriales. Estos suelos deben de reunir varias características: ser llanos, y por tanto no excesivamente erosionables, estar bien drenados, pues en otro caso su utilización supondría realizar costosas obras de canalización y ser suelos relativamente ligeros y por ello fácilmente arables, sin recurrir al arado. Así pues, en principio, según la clasificación agrológica, que considera tanto el tipo de suelo, como la pendiente y los grados de erosión, podrían orientarse al cultivo en estas fases los mejores suelos, los clasificables en las clases I y II, con los siguientes perfiles:

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Estudio Ambiental Clase I: Agricultura sin métodos especiales. Se formarían en zonas de pendiente nula o muy baja (0 a 5 %),

arcillosas y margas del Juras y del Lías, en la mitad norte de la cuenca del Asón, en el corredor Guardamino– Rasines- Ampuero.

Clase II: Agricultura con métodos sencillos. En suelos con pendientes bajas, de 5 % a 12 %.

En el territorio de trabajo una buena parte de las vegas están labradas en materiales silíceos, sobre todo areniscas del Weald. Cuando el suelo no se forma sobre depósitos cuaternarios, sino directamente sobre el sustrato detrítico-arenoso, pueden aparecer suelos de tipo lehm, con peor rendimiento agrícola, aunque ligeros y fáciles de trabajar 3.

En la clase III se podría desarrollar procesos agrícolas con métodos intensivos, en zonas de pendiente hasta el 25 %, por lo que quedaría fuera de la tecnología preindustrial. De todos modos este tema es complejo de abordar pues es probable que los primeros agricultores, dado que carecían de arados, optasen por suelos menos ricos y más ligeros y fáciles de trabajar, aunque obtuviesen rendimientos más limitados. Si fuese así dispusieron de una amplia oferta de tipos formados sobre sustratos detríticos. La primera criba de la pendiente deja fuera de este uso la mayor parte de la superficie del territorio, si bien es cierto que la agricultura en época preindustrial podría realizarse en pequeñas extensiones llanas insertas en áreas de pendiente más o menos pronunciada que escapan a las cartografías utilizadas, basadas en escalas 1:50.000. En el ámbito del trabajo son pocos los suelos óptimos para el desarrollo de cultivos: a) los fluvisoles suelos de vega, y vega parda - y b) los cambisoles eútricos -tierras pardas calizas y c) los luvisoles, formados sobre las calizas puras. Los suelos que cubren las zonas más aptas para el desarrollo de actividades agrícolas son los de tipo vega parda y sobre sustratos calizos la terra fusca, aunque estos últimos no resultan óptimos para una agricultura sin arado, pues son pesados, salvo si se encuentran evolucionados. La Vega Parda aparece cubriendo los fondos de los valles fluviales y se forma sobre sedimentos cuaternarios, lehn pardos, aluviones y terrazas. Se trata de suelos bastante profundos y homogéneos, de granulación arenosa fina, sobre todo limosa o incluso arcillosa, y se caracterizan por un perfil A(B)D, con colores ocres, con un primer horizonte no muy rico en materia orgánica, de tipo mull, muy permeable. Su granulación arenoso limosa o limosa permite un aprovechamiento excelente para el cultivo. Cuando los sustratos del valle son margas y calizas arcillosas se forman tierras pardas calizas (phaeozems), suelos bien desarrollados y profundos, de perfil A/(B)/C, con horizonte A rico en materia orgánica, muy bien humificado, de 15 a 20 cm de potencia o superior. El horizonte (B) también es espeso, con 80 o más cm. Se trata de suelos bien drenados, de pH neutro a ligeramente básico y ricos en nutrientes. Son especialmente aptos para el cultivo en zonas de pendientes suaves. En el territorio de trabajo, aparecen sobre calizas

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A partir de sustratos calizos más o menos compactos se forman luvisoles. Se trata de suelos más o menos potentes, especialmente en los fondos de valle. La variedad más representada son los luviosoles órticos, o suelos terra fusca, de perfil característico A/(B)/C, con horizonte A con humificación variable y un potente horizonte B, de aspecto mineral, de acumulación de arcillas, compacto y más o menos plástico. Es característica la estructura de estos horizontes, que se separan en agregados duros y compactos, en forma de columna muy desarrollada, y se fisura en grietas en las que se concentran filamentos y polvo de carbonato cálcico secundario. En estado húmedo se empasta y seco es de consistencia casi pétrea, por lo que resulta difícil de trabajar en profundidad. Se trata de suelos lavados y descalcificados, ligeramente ácidos, con contenido moderado en nutrientes. En su evolución pueden perder los caracteres de lehm, por terrificación, dando lugar a terra fusca terrosa, caracterizada por una estructura más grumosa, siendo más útil para el cultivo que la variedad típica. En Cantabria se utilizan generalmente como prados pero también como suelos de cultivo. Los luvisoles crómicos, o terra rossa, son de extensión mucho más reducida y se conservan en la microtopografía cárstica, asociados a litosoles calizos. En las áreas de calizas urgonianas es frecuente ver pequeñas huertas sobre estos suelos, de buena productividad si se abonan. Así pues los suelos en el medio Asón son un recurso bastante limitado y concentrado en el espacio, en los biotopos de vega. Las mayores extensiones son la llamada Mies de Rasines, que se extiende entre este pueblo y el barrio de Helguera, y junto a ella la cubeta de Guardamino a Ampuero, la larga y estrecha llanura aluvial del Ruhermosa, la amplia terraza de Nogales- Gibaja, en el último tramo del Carranza, la cubeta de Ramales y la vega de Lanestosa. Las vegas del Carranza medio son de tamaño mucho más reducido. Ejemplos de suelos de la zona 1. La cubeta de Ramales

Estudio Ambiental Horizonte A B C

Composición Suelo vegetal Arcilla ocre anaranajada Caliza alterada

Cata 1 0 a 0.4 0.4 a 1.8 > 1.80

Cata 2 0 a 0.50 0.50 a 2.45 > 2.45

Cata 3 0 a 1.1 1.1 a 3.60 > 3.60

Tabla 1.33 Caracterización de horizontes del suelo en un suelo calcáreo, en el fondo de la cubeta de Ramales. Horizonte

Composición

Cata 1

Cata 2

A

Suelo vegetal

0 a 0.2

0 a 0.3

B

Arcilla marrón

0.2 a 2.15 0.3 a 1.60

C

R.M. Caliza gris > 2.15 m > 1.60 m

Cata 3

Cata 4

Cata 5

Cata 6

0 a 0.35

0 a 0.35

0 a 0.25

0 a 0.25

0.35 a 2

0.35 2.2 0.25 -2.1 0.25 1.8

>2m

> 2.2 m

>2.1 m

> 1.80 m

Tabla 1.34. Caracterización de suelos en las Mies de Rasines

Se dispone de un estudio de suelo de la cubeta de Ramales, realizado en un sector de sustratos de caliza urgoniana. Se realizan tres catas. Se diferencian tres horizontes, con valores medios: Horizonte A: Suelo vegetal, con profundidades de 0.40 a 1.10. Horizonte B: formado por arcillas ocre anaranjadas algo arenosas, localmente incluye gravas y bolos de areniscas redondeados. Potencia de 1.40 a 2.50, plasticidad media, consistencia dura, con valores de resistencia de 2.3 a 2.5 kp / cm2 Horizonte C; Calizas masivas, presenta crestones y meteorización de grado II. Densidad de 1.2 a 2.8. 2. La cubeta de la Mies de Rasines Para el estudio del suelo de este sector se dispone del resultado de varios sondeos, en concreto seis catas, realizadas en la zona central de la Mies, para la construcción de una urbanización de chalets. Horizonte A: Suelo vegetal: Cobertera vegetal de espesor variable entre 0.20 y 0.35 m Horizonte B: Arcilla marrón: Consistencia media, plasticidad baja, con presencia de nódulos milimétricos de óxidos de hierro y manganeso. Espesor observado variable de 1.30 a 1.95 m. Valores de resistencia a comprensión simple de 1.9 a 2.1 kp / cm2. Horizonte roca madre: Caliza gris aptiense, facies urgoniana, alterada en grado II. Superficie irregular, en algunos fondos de cata aparecen pináculos de crestones calizos. Valores de compresión simple: 540 a 560 kp /cm2: dureza alta.

Profundidad variable de 0.80 a 1.80. Densidad: 1.2 A 2.8 T/m3. En el sector norte de la cubeta de Rasines se dispone de un análisis realizado en un corte en la vega de, sobre areniscas rojizas, 90 m de cota, en el Cerro. La topografía de la zona es ondulada, suave, sin pendiente. Se trata de una zona bien drenada, cubierta por bosque mixto de robles, castaños y avellanos (Guitian Ojea y otros 1985). Se trata de un suelo de tipo Lehm pardo podsolizado. Como indica su nombre es un suelo de caracteres mixtos lehm / podsol, con horizonte A muy decolorado. Presenta abundantes concreciones y bandas discontinuas de óxidos, que se individualizan en un horizonte de estructura laminar. Horizonte B con caracteres típicos de lehm, masivo, duro, aunque de aspecto y textura arenosa y sin hidromorfia. Todo el suelo muestra estructura laminar muy marcada, con realcificación secundaria. - Horizonte A: 0 – 15 cm. Poco orgánico, mull, de color pardo, 10 YR 4/3, ligeramente decolorado en sus primeros centímetros, algo afieltrado; estructura grumosa poco desarrollada, carente de gravas y con abundantes raíces; pasa insensiblemente al inferior. Materia orgánica, en %: 6.65. - B(1). 15-60 cm. Mineral, color pardo amarillento, 10 YR 5/8; fuertemente estructurado en agregados políedricos resistentes y duros, irregulares, angulares y algo porosos. Materia orgánica, en %: 0.64. - B(2). 60-120 cm. Compacto y pesado, color pardo fuerte 7 ,5 YR 5/6: Estructura prismático columnar, desmenuzable y con aspecto algo arenoso, pasa

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Estudio Ambiental sensiblemente al inferior. Materia orgánica, en %: 0.45. Los pastos La vegetación de las zonas de cumbres silíceas montanas La vegetación actual de las cumbres montanas, de porte no arbóreo, está formada sobre todo por varios tipos de comunidades. Tres de ellas son las más extensas: a) El brezal – tojal, en el que siempre aparece presente Erica tetralix junto a Ulex cantabricus, Carex binervis y otros brezos (Calluna vulgaris, Daboecia cantabrica, Erica cinerea). Se desarrolla en el piso meso-montano sobre suelos oligótrofos en áreas de montaña con un perfil climático definido por altas precipitaciones y temperaturas relativamente bajas, que determinan la acumulación en el primer horizonte del suelo de materia orgánica mal descompuesta. b) Brezal – tojal dominado por Ulex cantabricus y asociado a otros brezos y herbáceas. Crece sobre suelos pobres, con potente horizonte humífero, en áreas de precipitación abundante en los pisos colino y montano. A menudo entre las matas se conserva bien la pradería de diente, una densa cobertura de herbáceas, sobre todo Agrostis curtisii. c) En el mismo ambiente, pero sobre litologías que permiten el desarrollo de suelos más profundos y bien estructurados, se desarrollan praderas vivaces perennes (comunidad Merendero – Cynosuretum) utilizadas para el pastoreo extensivo. Están asociadas por una parte a la serie de vegetación de los hayedos (Saxifrago hirsutae- Fageto sigmetu) y por otra a los éutrofos de la serie Carici sylvaticaeFageto sigmetum, en su variación de suelos profundos. Las especies más frecuentes en esta asociación, en los cordales del Alto Calera, a

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- C1 +120 cm. Arenisca alterada in situ. alturas entre 700 y 900 m son Agrostis capillaris, Bellis perennis, Plantago lanceolata, Chamaemelum nobile, Lolium perenne, Cynosurus cristatus, entre muchas otras. En aquellas extensiones del piso montano, por encima de los 1000 m, también con sustratos silíceos, con hidromorfia temporal y húmedos todo el año, aparece otra comunidad de herbáceas (Serratulo tinctoriae – Nardetum) (Las especies características son Nardus stricta, Danthonia decumbres, Galium saxatile, Potentilla erecta y como herbáceas Agrostis capillaris, Festuca nigrescens). En el mismo ambiente, pero con mayor humedad, en prados higrófilos con el nivel freático alto todo el año, se produce un ambiente oligótrofo, se desarrollan comunidades dominadas por juncos y gramíneas (Senecio – Juncetum acutiflori). En ocasiones combinados con cierta escorrentía. El único uso, con carácter limitado, es el del pastoreo extensivo (las especies más típicas son Juncus effusus, Senecio aquaticus, Succisa pratensis, Lotus pedunculatus, Carum veticillatus, Juncus bulbosus) En zonas de relieve de escasa pendiente y rehundido, las litologías impermeables provocan un drenaje muy deficiente, y dan lugar al desarrollo de otras comunidades condicionadas por la importante humedad del suelo. Es el caso de la turbera baja (Anagallido tenellae- Juncetum bulbosi), dominada por hemicriptofitos de tipo graminoide y abundantes briófitos, que ocupan suelos higroturbosos oligótrofos de nivel freático elevado. Otra comunidad del complejo de vegetación turbofila oligótrofa del piso montano es la turbera alta (Erico tralicis – Sphagmetum capillifolii).

Estudio Ambiental Estación nº 196. Superficie de la Cuenca total del río: Precipitación total anual m3: Precipitación anual mm. Caudal medio por precipitaciones m3 /seg: Isoyetas año medio Isoyetas año más seco Isotermas medias Caudal medio por precipitaciones m3 /seg: Precipitación total anual m3: Superficie cuenca agua arriba Cota máxima de la cuenca: Cota de la estación: Periodo de observación: Aportación anual: Módulo anual: Caudal medio diario máximo (media) Q1:

Cuenca alta Cuenca media Estación Ampuero

T=10 175 125 Superficial 688.1

T=100 250 225

Rio Asón en Ampuero 512 km2 825.3 m3 1612 26.17 1300 mm 1000 11-120 26.17 825.3 m3 452 1640 20m 1969 – 1980 (11 años) 732 m3 23.2 m3/seg 382 m3/seg T=500 325 275

Escorrentía (hm3 /año) Subterránea Total 56.6 744.7

Tabla 1.35 Información sobre Río Asón. Algunos datos hídricos y climáticos del río y la cuenca. Datos Isomáximas de precipitación en 24 horas (Fuente PHNII 1990). Datos de temporada 1974-75. Estación 196 MOPU de aforos. Estimación de caudales MOPU.

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Estudio Ambiental Notas 1 Otros niveles de terraza colgados se han estudiado a +40 m sobre la localidad de Udalla. Están formados por grandes bolos y cantos de tamaño medio, tanto de areniscas compactas como micáceas, en matriz limosa. La oferta de materias primas más directa serían las graveras de los aluviones. Así por ejemplo, en una muestra en El Cuende aparece en torno a un 5% de margas, un 5% de areniscas de grano fino compactas, un 20% de calizas negras y un 75% de areniscas tableadas micáceas no utilizables para la talla. 2

Sin excepción todos los salmones nacen en los ríos y en pequeños arroyos de aguas oxigenadas y frías. Son lugares poco productivos que no favorecen el crecimiento de peces de gran talla y en abundancia. Inicialmente pasan por un estadio de alevín, permanecen unas semanas en el lugar de nacimiento y llevan una vida solitaria y fotófoba. Muy tempranamente inicial su viaje río abajo, para agregarse progresivamente y formar verdaderas “escuelas”, constituidas por numerosos individuos. A lo largo de esta época se alimentan casi exclusivamente de pequeños invertebrados, como crustáceos y larvas de insectos. Al final de la fase de esguin, - entre los 13 y los 21 cm- los salmones llegan a estuarios y deltas, desde donde se trasladan finalmente al mar. El tiempo que invierten es variable: algunos salmones atlánticos pueden llegar a alcanzar los dos inviernos en el río, pero lo más habitual es invertir cerca de un año en completar el esguinado. Los salmones que migran al mar suelen pasar un tiempo igual o mayor en los océanos que en el río. En promedio dos o tres años, tres años es el máximo habitual en el salmón atlántico. Durante la vida en el mar se alimentan principalmente de peces, calamares y crustáceos. Una vez en el mar los salmones se alejan mucho de la costa, y en el caso de los salmones atlánticos europeos se concentran en las costas de Groenlandia, Islandia y las islas Feroë.

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El proceso de estudio. Historiografía.

Parte II. Estudio arqueológico

Raedera de cuarcita del yacimiento de la Cueva de Valle (Cheynier y González Echegaray 1965).

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El proceso de estudio. Historiografía

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El proceso de estudio. Historiografía.

Parte II: Estudio arqueológico

1. El proceso de estudio. Historiografía. La historia de las investigaciones arqueológicas en el Medio Asón, en su doble vertiente de estudios de campo y publicación de resultados, se va a caracterizar en primer lugar porque comienza en un momento relativamente temprano en el tiempo y en segundo término por lo prolífico de su producción, durante los cien años en que esta se viene desarrollando.

P. García Gómez De esta forma desde 1903, en que se investiga por primera vez una cueva con yacimiento en esta área (Cueva del Pos), hasta las más recientes actuaciones -prospecciones, excavaciones y publicaciones- el número de autores que se han ocupado de esta zona ha sido asimismo considerables. Cada uno de ellos aporta, para cada etapa histórica, una visión en la

Fig. 2.1. Material lítico procedente de las primeras excavaciones realizadas en Valle, según Cheynier y Echegaray 1965.

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El proceso de estudio. Historiografía mayoría de los casos circunscrita al yacimiento objeto de estudio. Por ello se hace necesario proceder a una sistematización de la producción científica como premisa para cualquier estudio, y que a efectos metodológicos, hemos compartimentado cronológicamente. Las primeras investigaciones (1903-1931) A la hora de estudiar los comienzos de la investigación arqueológica y producción científica en esta área del Asón, lo primero que llama la atención es que fue descubierta para su estudio desde los primeros tiempos en que esta disciplina comienza a constituirse como ciencia. Esta pronta incorporación, se debió en gran medida a la aportación personal de Lorenzo Sierra, padre Paúl del Colegio de Limpias, que va a prospectar el área inmediata a este centro. Estudioso que estará en contacto con otra serie de investigadores, tanto locales, como internacionales, a quienes hace llegar sus descubrimientos, y en compañía de los cuales se llevarán a cabo nuevas prospecciones y descubrimientos.

Fig.2.2. Dedicatoria a Sierra, de O. Cendreros en la obra "Resumen de los bastones perforados - bastones de mandohallados en la provincia de Santander y noticia de uno nuevo de la Caverna El Pendo". varios pedazos de cerámica, un útil pulido y diversos huesos de animales. Los datos serán publicados por L. Sierra en el Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural, en el año 1909. Cullalvera fue explorada el 31 de agosto de 1903, por L. Sierra, además en esta misma fecha fueron

Fig.2.3. Visita a Covalanas del Príncipe Alberto I de Mónaco, en 1909. Además del factor personal, debió de tener gran importancia, la facilidad para el acceso a las cavernas que se van a estudiar, sobre todo a raíz de la puesta en funcionamiento del ferrocarril Santander- Bilbao, que se construye a partir de 1896. De esta manera, todavía en los años treinta, cuando Vicario de la Peña, hace la relación de las cuevas del desfiladero del Carranza, establece su localización a partir de la estación de ferrocarril. En estos primeros años del nuevo siglo y haciéndose eco de una noticia aparecida en prensa el 29 de enero de 1903, L. Sierra, procedía a inspeccionar la Cueva de Campo de Pos (Ojébar) el mes de enero de 1903. Posteriormente se une a la prospección Hermilio Alcalde del Río, por entonces director de la Escuela de Artes y Oficios de Torrelavega, localizando un yacimiento sepulcral con al menos 13 individuos,

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exploradas: Cueva del Haza I, Cueva del Haza II, Cueva del Haza III y Cueva de El Mirón, todas ellas en Ramales. Las cuevas I y II probablemente haya que identificarlas con las cuevas de La Esperanza y del Cabrito, ya que la III es la propia cueva del Haza. La colaboración entre Sierra y Alcalde del Río, se vuelve a poner de manifiesto de nuevo el 13 de septiembre de 1903, cuando descubren diversas pinturas murales en El Haza, (Ramales), realizándose los calcos de las figuras el 4 de enero de 1904. Del mismo modo el 11 de septiembre de 1903, se descubren las pinturas de Covalanas, cuyos primeros trabajos se deben a Alcalde del Río en el año 1906. En 1904 L. Sierra descubre la cueva de Venta La Perra, y en una nueva visita, en 1906, junto con

El proceso de estudio. Historiografía. Breuil, y Alcalde del Río se localizan una serie de grabados: una nueva figura de oso y parte de un bisonte, elevándose a cinco el número de figuras, siendo publicadas en la obra Les cavernes de la Región Cantabrique, en 1911.

en su libro El Hombre Fósil, donde se hace mención al nivel aziliense del yacimiento, siendo revisado en una segunda edición en 1925. Además de estas prospecciones relacionadas con la prehistoria en 1906, P. Fita da a conocer un ara romana encontrada en las proximidades de la Cueva de Valle en Nuevas inscripciones de Forúa, Rasines, Quintanilla Somuño, Uclés, Cartagena y Zahara. Boletín Real Academia de la Historia. Parte de estas actuaciones y descubrimientos de las dos primeras décadas del siglo XX, destacando la excavación de la cueva de Valle y la edición de la obra “Les Cavernes...” fueron financiados por el Institut de Paléontologie Humaine de París, que se hace eco de los importante descubrimientos que a título personal se estaban realizando en la zona, buscando financiación para realizar las mismas a través del Príncipe de Mónaco. Estas labores fueron interrumpidas debida a la primera Guerra Mundial en 1914.

Fig. 2.4 Lámina del trabajo de Bahn et al (1987) de varios cantos azilienses pintados, conservados en museos americanos. El 28, inferior derecha, procede de la antigua excavación de la cueva de Valle. En 1905 L. Sierra procederá asimismo a un estudio sistemático del yacimiento de Valle (Rasines), y en 1906 se descubre el caballo negro de la cueva que denominarán Sotarriza- el topónimo referido actualmente por los lugareños es Sotorriza-. Cuevahonda es estudiada por L. Sierra en 1908. Los datos arqueológicos relativos a estos primeros años, fueron publicados por L. Sierra en el año 1909 en las Actas y Memorias del Primer Congreso de Naturalistas Españolas. Zaragoza. Notas para el Mapa Paletnográfico de la Provincia de Santander. A partir de estos años a las prospecciones se unirán las excavaciones sistemáticas, de esta forma entre 1909 y 1911 Breuil y Obermaier, establecen en Valle los niveles correspondientes al Magdaleniense final, del que se recogen importantes obras de arte mueble, y al Aziliense, periodo este último que se reconoce por vez primera en un yacimiento de la Península Ibérica, a pesar de que Carballo se atribuya más tarde su descubrimiento en la cueva del Salitre. En 1912, Sierra recoge en superficie un bastón con grabados, cuyo dibujo fue publicado por Obermaier en 1916,

Fig. 2.5 Material lítico de Venta La Perra, recogido y publicado por Vicario de la Peña (1975). Así pues, en estas primeras épocas se reconocieron trece yacimientos prehistóricos en cueva, la mayor parte por Lorenzo Sierra. Se trata de las cuevas del Campuco, o Campo de Pos, Valle, Cullalvera, Venta La Perra, Haza I (probablemente Esperanza), Haza II (quizás se trata del Cabrito), El Mirón o Francés, y Sotarriza o Sotorriza. L. Sierra colaboró en ocasiones con Alcalde del Río, como en el caso de Covalanas y el Haza, con importantes conjuntos rupestres. Además en Les Cavernes de la Región ... se citan otras cuevas, tanto de forma genérica – caso de

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El proceso de estudio. Historiografía Costales – como en general, las cuevas del Muro de El Eco, que habría que identificar con las de los Mantequilleros (o del Horno o del Llano) y la de Ambascovas, donde existen grandes y profundas calicatas, quizás realizadas a principios de siglo. Con todo, la producción científica derivada de todos estos hallazgos fue escasa y solamente fueron publicadas de manera extensa los conjuntos rupestres de Covalanas, Haza y Venta de la Perra, en la monumental obra de Les Cavernes, dedicando sólo un artículo a la cueva del Campuco o Campo de Pos. Además se publicaron notas sobre la estratigrafía y materiales de Valle, por H. Breuil y H. Obermaier, en los artículos dedicados a los primeros trabajos del Institut de Paleontologíe Humaine de Paris y del último de los autores en la obra del Hombre Fósil (1916 y 1925). L. Sierra estudia algunos estos yacimientos en su famoso artículo de El Mapa Paleoetnográfico... En 1931 J. M. Barandiarán y Telesforo de Aranzadi, van a estudiar las cuevas de El Bortal, donde un particular había recogido vasijas prehistóricas, Polvorín, reconocida en este momento y Venta la Perra, donde hallan el yacimiento arqueológico, excavando estas dos últimas. Para estas fechas, Barandiarán ya había asistido entre los años 1923 y 1924 a los cursos impartidos por el profesor Breuil en el Instituto de Paleontología Humana de París. Apenas hacen referencia al material encontrado en el yacimiento, haciendo sólo mención a escasas piezas de sílex y ofita. Una sistematización de las diversas cuevas con yacimiento en el límite entre las actuales provincias de Cantabria y Vizcaya fue realizada por el notario D. Nicolás Vicario de la Peña, quien dentro de su obra El Noble y Leal Valle de Carranza, escrita en la década de los treinta, aunque no fue publicada hasta 1975, dedica un apartado a la enumeración y descripción de las cuevas hasta entonces conocidas, su localización, fechas de descubrimiento y descripciones diversas. También en esta obra dará a conocer la denominada Cueva de la Zorra, donde se encontró un importante lote de monedas romanas, asimismo se informa la existencia de una ferrería seca al sitio de La Jarretiña, en el término de Rasines, y próximo a Ranero, a la que atribuye un origen prehistórico. Esta labor investigadora de las dos primeras décadas del siglo XX, se verá de nuevo paralizada por el estallido de la Guerra Civil Española y no se retomará hasta los años cuarenta, a partir de los cuales se puede establecer ya una diferenciación territorial en el estudio. Toda esta serie de importantes descubrimientos a comienzos del siglo XX, van a ser determinantes en

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la orientación de la actividad investigadora que perdura hasta nuestros días y que se van a centrar en el estudio de la Prehistoria en detrimento de otras etapas históricas. De 1940-1980 Esta etapa va a estar condicionada en un principio, por lo limitado de los estudios, como consecuencia de la recién acabada Guerra Civil. A partir de estas fechas las labores de investigación se van a desarrollar en tres campos: revisión de yacimientos conocidos, estudios sobre arte rupestre y prospección y excavación de nuevos yacimientos. a) Revisión de yacimientos conocidos En los primeros años de esta etapa por lo que respecta al área vizcaína, son dados a conocer algunos de los materiales de Venta la Perra, Barandiarán (1947, 1953 y 1958), haciendo mención al aspecto musteroide del material de Venta La Perra, así como la asignación al Paleolítico Superior de los niveles de El Polvorín. También se va a llevar a cabo una revisión de antiguas excavaciones que por diversas circunstancias no se habían llegado a publicar, de esta forma se publican los materiales procedentes de Valle, a partir de los apuntes de Bouyssonie por A. Cheynier y J. González Echegaray en 1964. Asimismo son objeto de estudio los materiales de este yacimiento dentro de obras generales: Almagro Basch y García Guinea (1972) Barandiarán Maestu (1973), Moure Romanillo (1976), Cano Herrera (1976). Fuera del ámbito de la Prehistoria, se realizan nuevos estudios sobre el ara romana de Rasines, que revisan los de P. Fita, entre otros autores por: González Echegaray (1970), Fernández (1965), Iglesias Gil (1976). b) Estudios de arte rupestre Por lo que se refiere al arte rupestre, se llevarán a cabo pequeñas actuaciones, de esta forma en 1950, Manuel López, Arcipreste de Carranza, descubre una nueva figura, en Venta de la Perra, que es reconocida por el G.E.V. en 1958, encontrando a partir de esta fecha diversas incisiones esquemáticas. Se publica un estudio del conjunto de los mismos y una descripción de figuras por Beltrán (1971), clasificándolos en la fase antigua del Paleolítico. En Covalanas, con motivo del acondicionamiento de los accesos se efectúan nuevas prospecciones, a la vez que se hace una revisión de galerías en busca de nuevas pinturas, siendo objeto de estudio asimismo

El proceso de estudio. Historiografía. en obras generales sobre el arte paleolítico, Breuil, H. (1952). Se da a conocer asimismo un grabado en la cueva de El Polvorín, que es puesto en duda por Nolte (1962), Nolte y Aramburu (1962) este mismo grabado es reconocido por Beltrán (1969, 1971) que lo identifica con marcas naturales de la pared.

conociéndose hoy su labor sólo por comunicación oral. 60 50 40 30 20 10

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En estos años se hace una revisión de Cullalvera, y un equipo al frente de J. Carballo, donde participa activamente el equipo de peones camineros de la entonces Diputación Provincial, descubren las pinturas paleolíticas (González Echegaray 1956) (González Echegaray y Janssens 1959).

Fig. 2.7. Intervención de diferentes grupos en los descubrimientos de nuevos yacimientos en la zona. Sin duda el equipo de camineros debió de efectuar sondeos en un buen número de las cuevas ya conocidas, aunque únicamente se tiene constancia de ello por una nota publicada por el A.E.R. de una intervención comandada por J. Carballo en la cueva del Mirón, que sólo proporcionó un hendedor sobre lasca. Posiblemente de esta intervención sea la amplia calicata existente en el fondo de esta cueva. Fig. 2.6. Planta de la Cueva de San Roque, en Rasines, original de G.A.E.S. c) Prospección y excavación de nuevos yacimientos: Del mismo modo entre 1950 y 1956 bajo la dirección de Jesús Carballo y con la colaboración de Alfredo García Lorenzo, ingeniero de la Diputación, al frente del equipo de camineros de la Diputación, se procede al vaciado de gran parte del relleno de Covalanas y el acondicionamiento del camino de acceso, recogiéndose las piezas más destacables. Asimismo el equipo de camineros de Diputación, acondiciona la cueva de La Haza, depositando en el Museo de Prehistoria entre otros materiales una hoja de laurel (Corchón 1971 y CAEAP 1988). Así mismo, en el área de Matienzo, localizan el Abrigo de Los Cubillones y las cuevas y manifestaciones rupestres de Sotarraña o Patatal. En el valle de Rasines descubren la cueva de San Roque (Muñoz Fernández et al. 1997, 2003). Durante esta etapa, en la entonces provincia de Santander, las principales labores de prospección e intervención a nivel regional se llevan a cabo por el equipo de camineros de la Diputación de Santander, aunque para el área del medio Asón su intervención va a ser muy esporádica y poco documentada,

Será ya en los años sesenta cuando va a dar comienzo una reactivación en la investigación arqueológica que va a ir orientada por una lado a la prospección sistemática tanto de yacimientos en cuevas como al aire libre, además se procede a efectuar una revisión de los yacimientos conocidos y del arte rupestre, a la vez que se llevan a cabo nuevas excavaciones arqueológicas. En el territorio de Cantabria, se llevan a cabo prospecciones, sondeos y recogida de materiales por el Seminario y el Servicio de Espeleología del Seminario Sautuola, dependiente del Museo de Prehistoria y Arqueología de Santander y por parte de otros grupos afines, como P.U.S. - C.I.A.T.I.C.A. Por lo que se refiere a la zona de estudio, se recogen datos sobre las cuevas de Valle y Venta La Perra y se prospectan la cuevas de La Saluca o La Esperanza en Ojébar, sondeada en 1965 por J.M. Cáraves, M.A. García Guinea y A. Begines, quienes encuentran un hueso frontal y una costilla humana, además de cerámica del Bronce; en este mismo año, miembros del Seminario reconocen la cueva de San Roque, donde encuentran cerámica con digitaciones, además de diversos útiles de sílex (Muñoz Fernández et al 2003). También se investigan numerosas cuevas en el área de Matienzo, caso de Cofresnedo, donde van a realizar un sondeo en el vestíbulo, Cuatribú, (Begines 1966), Rascavieja o Coquisera.

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El proceso de estudio. Historiografía Las prospecciones más significativas durante este periodo van a ser realizadas por diversos grupos de espeleología que van a actuar en la zona: el Grupo Espeleológico Vizcaíno (G.E.V.) en el área de Carranza y Lanestosa; la Asociación Espeleológica Ramaliega (A.E.R.) en el área de Ramales de la Victoria y Soba; Grupo de la Universidad de Manchester (E.E.M.), en Matienzo y el Grupo de Actividades Espeleológicas de Bilbao (G.A.E.S.), que tendrán su ámbito de actuación en RasinesGibaja.

Fig. 2.8. Mandíbula humana conservada en el MRAP, recogida por el grupo AER en la cueva de La Esperanza de Ramales Entre las cavidades dadas a conocer por el A.E.R. destacan: cueva de El Zorro (1963-1968), Cueva de La Esperanza, posiblemente la citada como Haza I por Sierra (1967-1971), Cueva de la Luz (19671971), Cueva de El Ánfora, Cueva del Murciélago, y el Abrigo Rojo o Abrigo de los Abandejos, y el Abrigo del Muro del Eco (1962-1971). El grupo GAES, que ha venido desarrollando su actividad en Rasines y Gibaja, ha aportado el conocimiento de numerosas cuevas, algunas con hallazgos paleontológicos: como la Cueva de Los Osos. La localización de las mismas ha permitido hacer un seguimiento posterior y la localización de yacimientos en algunas de ellas. Es el caso de los yacimientos de la cueva de La Pedrera, Los Mosquitos y Regato Calero II. El área de Matienzo ha sido explorado por la Expedición Espeleológica a Matienzo (E.E.M.) a partir de 1970, dando a conocer entre otros yacimientos: la Cueva del Risco, Cueva de Los Emboscados, con localización de arte rupestre en la misma, Barandas y Torca de Seldesuto, así como un largo etcétera, hasta completar 33 nuevos yacimientos arqueológicos en este valle y su entorno inmediato. Por lo que se refiere al territorio correspondiente a la actual Comunidad Autónoma Vasca, la vuelta del

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exilio de J. M. Barandiarán y el nacimiento del Grupo Espeleológico Vizcaíno (G.E.V.), así como la creación de la Sociedad de Ciencias Naturales Aranzadi de Bilbao, con P. M. Gorrochategui al frente, van a dar un notable impulso a la prospección arqueológica, centrada en gran parte en la prospección de superficie, cuya consecuencia más notable será el descubrimiento de zonas de asentamiento pastoriles, así como la publicación de numerosas estructuras dolménicas, algunas de ellas situadas en los cordales límites con la entonces provincia de Cantabria. Entre las estaciones pastoriles que se descubren en estos años destacan: Dólmen de Lama (Gorrochategui, y Gorrochategui, 1959, Dólmen de Campo Diego, Dólmen de Galupa 2, Dólmen de Galupa 1, Gorrochategui y Gorrochategui (1960), excavado este último por J.M. Apellániz en 1961, Dólmen de La Calera, Dólmen de El Mazo, Dólmen El Fuerte, Dólmen de La Cabaña 2, Túmulo de La Cabaña 3, Dólmen La Cabaña 4, Túmulo del Muro (Gorrochategui 1962). El Dólmen de El Fuerte fue excavado por Apellániz en 1963. Asimismo se reconocen varios grupos de estructuras tumulares en los cordales orientales, caso de los túmulos de Surbias y Galupa 3 (Gorrochategui y Gorrochategui 1974), Lodos (Gorrochategui y Gorrochategui 1961), el dólmen de Mongarrido (Gorrochategui y Yarritu 1980), algunos menhires, como el Ilso de Lodos (Gorrochategui 1979), así como pequeños asentamientos de altura, Lama (Gorrochategui y Yarritu 1976), Surbias, Campo Diego, Carcelares, Fuente Fría (Gorrochategui y Yarritu 1977). Buena parte de esta información se publicará más tarde de forma agrupada por estos autores en 1984, dentro de la Carta Arqueológica de Vizcaya. El cuantioso registro arqueológico en superficie, se va a ver incrementado con el hallazgo de nuevos yacimientos en cuevas llevados a cabo por el G.E.V. bajo el impulso de E. Nolte, de esta forma se completan con los estudios sobre los grabados de Venta la Perra, así como de los depósitos arqueológicos de esta cavidad y de las inmediatas. También se va a realizar una cata en Kubia 1 por Nolte, E. y Martija, E. (1960). En 1967, J.M. Apellániz, y E. Nolte, excavarán la cueva de Las Pajucas en Lanestosa. J.M. Apellániz excava las cuevas de El Tarrerón y Cuestalaviga (Apellaniz, J.M. y Nolte, E. 1979), Kubia 1 y Kubia 2, Aldeacueva, (1967) y Los Judíos, Nolte y Aramburu (1965-1966).

El proceso de estudio. Historiografía. De 1980 a la actualidad En el orden legislativo, las actuaciones a partir de esta década, estarán encuadradas en la Ley de Patrimonio Histórico Artístico del Estado de 1985, y la nueva organización territorial, con la consiguiente asunción de competencias en esta materia por parte de las recién creadas comunidades autónomas. Las investigaciones que se han venido efectuando en esta etapa, han ido orientadas a: 1º. Descubrimiento de nuevos yacimientos, consecuencia de la prospección, o eventualmente por el seguimiento de obra pública, siendo objeto de publicación en las correspondientes cartas arqueológicas.

70 60 50 40 30 20 10 0 Etapa 1ª

Etapa 2ª

Etapa 3ª

Fig. 2.9 Desarrollo cronológico de la prospección. 2º. Se procede a la revisión de antiguas excavaciones y en especial el arte rupestre de la zona. 3º. Se llevarán a cabo nuevas excavaciones en yacimientos ya conocidos. Desde principios de los años ochenta y de forma intensiva durante el año 1986 el grupo CAEAP realizó una prospección detallada de parte de la zona de estudio, dentro del proyecto “Prospección arqueológica de la zona comprendida entre los ríos Miera y Asón”, con el pertinente permiso de la Consejería de Cultura del Gobierno de Cantabria. Parte de esta información se incorpora en la Carta Arqueológica de Cantabria, publicada por Muñoz Fernández, San Miguel Llamosas y C.A.E.A.P, en el año 1987. Fruto de ello es el reconocimiento de una importante serie de nuevos yacimientos – 47 en Cantabria y 3 en el País Vasco- destacando varios conjuntos rupestres, como Arco A, Arco B, Pondra, etc. Algunos datos sobre los yacimientos de esta zona se recogen en obras de carácter general: Campo del Pos por Rincón Villa (1985), Muñoz Fernández, San Miguel Llamosas y C.A.E.A.P. (1988), Muñoz Fernández y Malpelo García (1992), Muñoz Fernández y Gómez Arozamena (1995). Cueva de

Valle en las obras de Fernández Tresguerres (1980), Corchón (1987), González Sainz y González Morales (1986), Fernández Ibáñez y Fernández Sandino (1991). Una revisión y nueva lectura del Ara romana de Rasines fue efectuada por Vega de la Torre (1985), también es tratada en obras generales, entre otros Iglesias y Ruiz (1998). En el área vizcaína se publica en 1984 la Carta Arqueológica de Vizcaya donde Gorrochategui, J. y Yarritu, M.J. describen en torno a Haitzko, Balgerri y Armañón 29 asentamientos, 24 dólmenes y túmulos en Carranza y 19 en los límites. En 1985 se publica el Catálogo de cuevas de Vizcaya, por parte del Grupo Espeleológico Vizcaíno. Asimismo van a continuar los estudios en torno a Venta La Perra y otras cuevas excavadas en etapas anteriores, procediéndose a la publicación, de esta forma se clasifican como cuevas de habitación, asociadas a cerámica, las de El Bortal, Kubia 1, Los Judíos y Venta La Perra (Deiker 1984). Se publica un estudio del material procedente de El Polvorín por Ruiz Idarraga (1990), que encuadra este yacimiento en el Auriñaciense Antiguo, destacando en el material óseo, las azagayas de base hendida. En 1995, Arrizabalaga incluye en su tesis doctoral el Paleolítico Superior de las Cuevas de Venta la Perra y Polvorín. Por último en el año 2003 el material postpaleolítico correspondiente a la excavación de Venta la Perra de 1931, ha sido estudiado por C. Fernández Ibáñez (2003). En estos años continúan las excavaciones en monumentos megalíticos del área de Carranza, a cargo de Yarritu, M. J. que en años sucesivos intervine en los túmulos de La Cabaña 2 (1985), Cotobasero (1986-1987), el dólmen de la Boheriza (1992), el dólmen de Bernalta 1 (1993-1994), el dólmen de la Boheriza 2 (1993) y el de Fuentellano (1996). Esta autora establece como hipótesis que la elección de lugares donde se implanta el fenómeno dolménico se pudo deber a la presión demográfica e interpreta las diferencias morfológicas de las estructuras como fruto de variaciones en los grupos tribales. También en el territorio de Cantabria, se van a llevar a cabo estudios e intervenciones en monumentos megalíticos, por un equipo dependiente de la Universidad de Cantabria, dirigido por M.R. Serna. En este programa se excavan el Túmulo del Alto de Lodos (Serna González 1991) y dentro de la Estación megalítica de Guriezo-Hayas, el túmulo de Hayas IV, el de Pozobal 1 y 2 y el Ilso de Hayas, a lo largo de varias campañas, entre los años 1991 y 1999. Salvo la primera excavación, en Lodos, las demás fueron publicadas de forma muy parcial.

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El proceso de estudio. Historiografía Como consecuencia de la prospección arqueológica de seguimiento del nuevo trazado de la CN-629, se localiza en la ladera del monte Mazo el yacimiento al aire libre de Ramales, que proporciona materiales del Paleolítico Inferior (García Alonso, Bohigas Roldán 1995)

Las estaciones de arte rupestre se verán notablemente incrementadas con nuevos descubrimientos en el área del desfiladero del Carranza. En 1983, se localizan nuevas figuras en las cuevas del desfiladero, (Muñoz Fernández et al 1991, San Miguel y Gómez Arozamena 1992), con especial mención al conjunto de pinturas de la cueva del Arco B. (1989, 1990 y 1991), así como Pondra. También en el área de Matienzo se descubre y estudia arte parietal en las cuevas de Los Emboscados y Sotarraña, por P. Smith (1981), conjuntos más tarde publicados por otros autores (Balbín et al. 1986). La colaboración entre miembros de la Expedición Espeleológica a Matienzo, el grupo G.E.I.S. C/R y el C.A.E.A.P. permite la localización y estudio de arte rupestre de la Cueva del Risco (Smith 2006).

Fig. 2.10 Excavación de la cueva del Mirón

A partir de 1989, con el proyecto La Prehistoria de las Marismas: Prospección arqueológica de la zona del bajo Asón y marismas de Santoña, se señala la imposibilidad de tomar muestras de Valle, debido a la destrucción de depósitos, despertando el interés por yacimientos de la zona por parte de la Universidad de Cantabria. De esta forma comenzarán, las excavaciones en la cueva de El Mirón (González Morales y Straus), que se vienen desarrollando ininterrumpidamente desde el año 1996. Vinculado con este proyecto se emprende la excavación de la cueva de Los Mantequilleros, que continúo durante los siguientes años, por un equipo dirigido por Fano y cuyos resultados han sido parcialmente publicados. Durante los años 1996, 1997 y 1998, se procede a realizar excavaciones en la cueva de Valle, resultados que han sido recientemente publicados (GarcíaGelabert et al 2003). Las actuaciones en esta área se han completado con nuevos descubrimientos y estudios de arte rupestre. En 1983 la Asociación Cántabra para la Defensa del Patrimonio subterráneo (ACDPS), exploran Cova Negra y Sotorriza. Carayón estudia el caballo de Covalanas, dentro de un trabajo más amplio sobre este tipo de representaciones en el arte paleolítico (1982). También Apellániz incluye las pinturas de Covalanas dentro de su obra titulada El arte prehistórico del País Vasco y sus vecinos (1982).

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Entre 1989 y 1991 se lleva a cabo un estudio detallado de las pinturas de Covalanas, con análisis de estilo, cronología, reinterpretación de figuras y descubrimiento de nuevas grafías (González Morales y Moure Romanillo 1989, González Morales et al 1990 y 1991). Por su parte Cullalvera es revisada y publicada por C. González, E. Muñoz, E. y J.M. Morlote (1997). Desde el año 1994 al 2002 miembros de la Expedición Británica junto a arqueólogos de Cantabria, vinculados al GEIS C/R, llevan a cabo, bajo la dirección de J. Ruiz Cobo, un proyecto de investigación circunscrito al ámbito de Matienzo, en que se prospecta este territorio y se realizan excavaciones e intervenciones en los yacimientos del Cubío Redondo, Sima del Diente y Cofresnedo. Los resultados se publican en dos trabajos de síntesis (Ruiz Cobo y Smith 2001 y 2003). Una revisión integral de las cuevas del desfiladero de Carranza, su contexto y descripción detallada de los conjuntos rupestres de las cuevas de este sector, fue llevado a cabo por González Sainz y San Miguel Llamosas (2001). Los estudios de las manifestaciones gráficas rupestres de la Cueva de Covalanas han sido completados por García Díez (1997) y publicados de forma global en la obra La cueva de Covalanas (García Díez y Eguizabal Torre 2003). Las intervenciones fuera del ámbito de la Prehistoria han sido escasas en este territorio. En el año 1990 se excava en torno a la Iglesia de San Andrés en Rasines (García-Gelabert y López Monteagudo 2000), dando a conocer un yacimiento romano, atestiguado mediante terra sigillata hispánica tardía.

El proceso de estudio. Historiografía. También como consecuencia del seguimiento en diversas obras llevadas a cabo en iglesias, se ha constatado la existencia de sepulturas de lajas medievales en la iglesia de San Esteban de Carranza, que ha sido excavada en 1998, por G. Aja Santisteban y en la que se encontró cerámica medieval así como una estela discoidal, que la citada autora fecha en el siglo X. En el año 2004 se han efectuado excavaciones en las Iglesias de San Cipriano de Ranero y San Martín de Presa por parte de G. Aja Santisteban y J.A. Lecanda. A pesar de la constancia documental, de 1192 para San Cipriano y 1488 para San Martín de Presa, así como la posible existencia de tumbas de lajas en esta última, no se ha podido determinar arqueológicamente el origen medieval de los edificios actuales. Por lo que se refiere al territorio de Cantabria en el 2002 se procede, por parte de la Universidad de Cantabria, a instancias de la Consejería de Cultura a redactar la Carta Arqueológica de Cantabria, en que se incorporan todos los nuevos hallazgos de yacimientos que han tenido lugar en esta zona. Asimismo en el citado año se han producido nuevas publicaciones: Cueva de La Luz, donde se han descubierto recientemente grabados (Muñoz 2002), (ACDPS 2002), cueva de El Horno, (Serna 2002), (Straus et al 2002). Se publica una síntesis de los trabajos arqueológicos en el Asón (Straus et al 2002). También han sido incluidas las diversas cuevas con arte rupestre enclavadas en el área de estudio, dentro de obras generales sobre arte rupestre en Cantabria: Moure Romanillo y González Sainz (2000), Smith y ACDPS (2002) y González Sainz (2002). Por último, en el año 2004, dentro del desarrollo del proyecto de prospección arqueológica del medio Asón, se descubre una importante serie de nuevos yacimientos en toda la comarca, destacando la cueva del Rincón, en Carranza, en el mismo núcleo de Venta la Perra. Presenta un interesante conjunto de grabados entre los que destaca la gran figura de un ciervo de grandes astas, un uro y un bisonte, además de otras manifestaciones. En el desarrollo de este mismo proyecto se localizan varias estructuras tumulares nuevas, algunas de ellas localizadas en el ambiente de valle, en el área de Rasines, así como nuevas cuevas funerarias y de depósito, concheros mesolíticos y estaciones de superficie, en todos los sectores que componen el medio Asón.

Conclusiones A modo de resumen podemos decir que la historia de los descubrimientos e investigaciones del área correspondiente al Medio Asón, ha ido en paralelo a los descubrimientos y estudios en otras áreas de la Región. De esta forma, ya desde los primeros años del siglo XX, la prospección y estudio de yacimientos deja de ser una tarea en manos de meros aficionados para pasar a ser una disciplina científica, en la que van a intervenir las personalidades más relevantes que en estos momentos están poniendo las bases en esta nueva ciencia recién creada. En cien años de desarrollo de estos estudios podemos distinguir una serie de etapas que han ido jalonando los nuevos descubrimientos y la producción científica derivada de los mismos. De tal forma que podemos señalar a grosso modo tres etapas: - Una primera etapa que se inicia en 1903, con la primera intervención en una cueva con yacimiento (Campo del Pos) y se cierra en 1931. En esta etapa, se darán a conocer un considerable número de cavidades con yacimiento y arte rupestre. En ocasiones se publican los resultados, y será decisiva la intervención del Instituto de Paleontología de París. Estas actuaciones se verán paralizadas por la Primera Guerra Mundial. Tanto el material como las memorias de esta primera etapa, va a ser recurrentemente utilizada por los investigadores, hasta prácticamente nuestros días. Esta etapa se completaría con la inclusión al mundo científico de Barandiarán y Aranzadi en el área vizcaína. - Una segunda etapa se va a desarrollar entre 1940 y 1980. En esta etapa que se inicia tímidamente debido al lastre de la Guerra Civil van a ser determinantes las actuaciones de diferentes grupos de espeleología que en el desarrollo de esta actividad, advierten de la existencia de yacimientos arqueológicos. En otras ocasiones se prospecta en superficie, de esta forma se incorporan a los estudios las áreas dolménicas. Se llevarán asimismo diversas excavaciones tanto en las cuevas como en los dólmenes. Asimismo se retoman los datos de antiguos yacimientos, y se efectúan nuevos estudios sobre arte rupestre. - La tercera etapa ocuparía desde 1980 hasta nuestros días, y se va a caracterizar por el notable incremento de yacimientos conocidos y de nuevas estaciones de arte rupestre, que serán objeto de numerosas publicaciones, entre otras, en las correspondientes cartas arqueológicas, redactadas al amparo de la nueva legislación autonómica1.

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El proceso de estudio. Historiografía Se seguirán sintetizando los datos de antiguas excavaciones, realizándose otra serie de intervenciones, la mayoría de ellos en yacimientos conocidos desde los primeros tiempos y que en algunos casos ya entonces habían sido objeto de excavación. Todo ellos con la aplicación de los nuevos métodos científicos, que han permitido un conocimiento más detallado de la ocupación de este espacio durante la Prehistoria, etapa en la que se han centrado casi en exclusivo las investigaciones. Notas 1

Aunque hoy día se dispone de memorias de excavación publicadas, de mayor o menor detalle, sobre la mayoría de los yacimientos excavados en la zona, resulta sorprendente su ausencia o su carácter muy parcial para las excavaciones de estructuras megalíticas en Cantabria, a pesar de la importancia que este registro tiene para nuestra Región.

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2. Estudio diacrónico

Estudio diacrónico

2.1. El Paleolítico Inferior

Aunque sólo pueden atribuirse con cierta seguridad al Paleolítico Inferior los yacimientos de la cueva de Cofresnedo y la estación al aire libre de Ramales, es muy probable que correspondan también a este momento otros yacimientos de superficie que han proporcionado escasos efectivos líticos, en general poco característicos, como el yacimiento del Aparcamiento de Covalanas, La Cárcava o la estación de Santa Isabel. Habría que citar también algunos hallazgos aislados, como los

E. Muñoz

detectados en las excavaciones del vestíbulo de la cavidad. La secuencia está integrada por once capas, algunas de ellas con abundantes bloques calizos y otras detríticas, de aspecto estéril. En este nivel, que podría datarse en un momento prewurmiense, únicamente se han localizado algunos restos de fauna y una lámina de arenisca. Sería muy interesante su fechación absoluta, dado que contiene las industrias más arcaicas de todos los yacimientos en cueva de la cuenca del Asón.

Fig. 2.11. Yacimientos y hallazgos aislados atribuidos al Paleolítico Antiguo. del Alto de Los Topos y La Mies, ambos en Rasines. Se trata de series reducidas que incluyen piezas de arenisca, muy patinadas, en contextos de suelo. En la cueva de Cofresnedo aparece un nivel formado por una matriz de limos de color amarillento, parcialmente cementado, visible en la rampa de acceso a la cueva, a unos metros de profundidad bajo los niveles musterienses

El yacimiento de Santa Isabel se encuentra en un pequeño rellano de ladera, en el reborde del pequeño valle de Oncepuertas. Junto al yacimiento existe un manantial, que discurre de forma transversal a lo largo de toda la ladera, donde son abundantes las formaciones de travertinos. El material achelense aparece integrado en un nivel de arcillas grises, de facies fluvial, que descansa sobre areniscas y arcillas estériles. En el momento de

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Estudio diacrónico formación del yacimiento es probable que el valle estuviese recorrido por un curso de agua de mayor entidad, que ha dejado formaciones de terraza en los laterales. Es posible que se trate de un cauce abandonado del propio Asón.

aunque la serie es muy reducida debe tenerse en cuenta que procede exclusivamente de la erosión derivada de una pista maderera. Está formada sólo por elementos significativos: tres hendedores y una lasca, todo ello sobre areniscas compactas de calidad.

El yacimiento probablemente sea rico, porque,

Fig. 2.12. Materiales del yacimiento de Santa Isabel (Rasines).1. Hendedor de tipo 0 de Tixier sobre gruesa lasca primaria con retoques de regularización y de uso. 2. Hendedor tipo 0 sobre lasca primaria con retoques de regularización, 3. Lasca de sílex con retoques marginales.

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Estudio diacrónico La estación denominada Aparcamiento de Covalanas, está situada en un pequeño rellano formado en el extremo norte del valle cerrado del muro del Eco, a la entrada del desfiladero de La Pared. Se encuentra entre 20 y 40 m sobre el fondo del río Calera, que en esta zona atraviesa un sector de fuerte pendiente. Puesto que el material lítico aparece inmediatamente sobre el paquete de terraza fluvial cabe pensar que en el momento de formación del yacimiento el asentamiento se situó junto a la ribera del río. Las piezas aparecieron al realizar las obras de allanamiento para levantar una pequeña construcción de madera, por lo que la exposición es mínima. El lote estudiado es muy reducido y está compuesto por tres lascas – de arenisca y marga silícea- y por una raedera denticulada y una lasca con retoques marginales, ambas en areniscas compactas. En cuanto a los materiales aislados del Alto de los Topos y de La Mies se trata, en el primer caso de un esferoide, labrado sobre un canto de cuarcita, a base de piqueteados en los dos polos. Apareció formando parte de un “morcuero” de limpieza de prado, en las inmediaciones de la ermita de San Juan de Ojébar.

En un contexto similar se encontró la pieza de La Mies de Rasines, una gran lasca de arenisca compacta, de decorticado secundario, talón liso y con huellas de utilización laterales y distales. En el yacimiento de La Cárcava, o Las Brenas, además de material lítico de fase cerámica, aparecen piezas patinadas, la mayor parte de las cuales deben de corresponder al Paleolítico Medio, aunque alguna parece anterior. De todos modos las piezas aparecen en un contexto de suelo, pero en posición secundaria. También se han localizado dos piezas aisladas sobre el pueblo de Gibaja, en el lugar conocido como La Torre. Aunque en principio carecen de contexto, su origen debe relacionarse con una terraza del río Carranza, dada la proximidad del hallazgo a un depósito de este tipo, en concreto el correspondiente al nivel de + 20m. En este lugar se han estudiado in situ dos piezas. Un talón de pico triedro o bifaz realizado sobre una gran lasca de arenisca compacta con extracciones directas e inversas en todo el perímetro, y con una fractura reciente en un lateral y en el extremo apical. La segunda pieza es un núcleo sobre canto de marga silícea, con una fuerte pátina, con extracciones directas e inversas que conforman un filo, a modo

Fig. 2.13. Materiales de yacimientos de superficie. 1. La Mies (Rasines), 2 y 3: Yacimiento bajo Covalanas.1. Macrolasca de talón liso, 2. Lasca con retoques de uso, 3. Denticulado. Todo en cuarcita. 55

Estudio diacrónico directas e inversas que conforman de chopping - tool. Sus rasgos como su posición en altura corresponden a una ocupación Inferior.

un filo, a modo tipológicos, así sugieren que del Paleolítico

También con muchas dudas de asignación debe citarse otro hallazgo de superficie, en este caso en el lugar de Guardamino (Ramales). En un corte del terreno, en la ladera de la elevación de El Castillo, en la ladera Este del valle del Asón se han estudiado in situ dos piezas. Una gran lasca de decorticado secundario de cuarcita, con talón plano sobre la que se ha fabricado una doble escotadura mediante levantamientos inversos utilizando como plano la cara cortical. En uno de los laterales presenta dos muescas y una zona denticulada y en el otro otra muesca. Y un fragmento de lasca simple, de arista de núcleo, de marga silícea, talón roto, con profunda pátina y teñido por los hidróxidos de hierro de las arcillas de decalcifación de un suelo de tierra roja. En una de sus aristas parecen observarse evidencias de uso. El yacimiento al aire libre de Ramales es el único en el Medio Asón que ha proporcionado una colección representativa de utillaje lítico. Las piezas proceden de una recogida llevada a cabo en la construcción de una obra pública. Este yacimiento se encuentra en un rellano de ladera elevado unos 40 metros sobre el cauce actual del río Calera, al sur del casco urbano de Ramales. El material arqueológico aparecía inmediatamente bajo el nivel superficial de humus, formando parte de un suelo generado sobre los restos de una terraza pleistocénica, en concreto en una matriz de arcillas de color amarillo rojizo, de decalcificación. La escasa distancia entre la capa fértil y la formación de terraza indica que en el momento de ocuparse el lugar, este se encontraba muy cerca del curso del río. La muestra, recuperada en superficie, está compuesta por un total de 71 ítems y formada mayoritariamente por piezas de arenisca (78,8 %) y en menor medida de cuarcita (5,6 %), ofita (4,2%) y margas (11,2%) (Montes 2003). Entre la macroindustria resultan característicos los hendedores sobre lasca de tipo 0 y los triedros, y entre la industria ligera las raederas, escotaduras y denticulados. Como un rasgo característico de esta serie cabe destacar la importancia de las piezas sobre marga silícea, en que están elaboradas parte de las raederas y los denticulados. Los restos de talla son frecuentes, tanto los de arenisca como los de marga. La serie incluye: 14 núcleos, 26 lascas y 2 desechos de talla. La producción de soportes se ha obtenido a partir de

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núcleos irregulares y de tipo unidireccional. Presenta por tanto índices de facetaje y laminar muy bajos y no está presente la técnica levallois. Sin duda las piezas más indicativas son los hendedores sobre lasca, tipo 0 de Tixier, con los contornos poco regularizados y con los filos generalmente desviados, y los picos triedros. Todos estos rasgos son comunes a las industrias del Paleolítico Inferior de la región, cuyos principales yacimientos, como La Verde, Canteras de Cuchía, Peña Caranceja, etc. han sido atribuidas a momentos tardíos, del interglaciar Riss – Würm (Montes 2003). Estos yacimientos aparecen siempre integrados en el horizonte B de suelos interglaciares. En el caso de Ramales, este yacimiento aparece también en un nivel edafizado formado sobre una terraza pleistocénica. La única diferencia de Ramales con el resto de las series regionales es el empleo de la marga silícea, roca desconocida en los demás yacimientos, pero muy abundante en los conjuntos musterienses y del Paleolítico Superior inicial de la cuenca del Asón, como luego expondremos. En cuanto a la distribución de los yacimientos, a pesar de su escasez, se observa que en general las estaciones estudiadas entran dentro de la variabilidad conocida para el resto de la Región. En Cantabria se utilizan para el hábitat los vestíbulos de las grandes cavidades que presentan muy buenas condiciones de uso, los rellanos de ladera en posición dominante sobre el valle y el fondo de las vegas. Por último se han localizado asentamientos en pequeñas cimas y collados, un patrón muy frecuente en Cantabria, en los hallazgos aislados de Guardamino y San Juan. En la representación de yacimientos del medio Asón cabe destacar que la mayoría de las estaciones de superficie se encuentran en medios de valle, en capas inmediatas a las terrazas fluviales: Ramales y Bajo Covalanas junto al antiguo cauce del Calera y Santa Isabel junto al río de Oncepuertas, y La Torre, sobre el río Carranza, aunque se trata de un número reducido de yacimientos. A pesar de que hoy día se localicen en rellanos de ladera, en el momento de su formación se encontraban en el fondo del valle. La aparición de materiales paleolíticos en contextos de terraza es un rasgo característico de estas industrias en la Cornisa, donde suponen buena parte de los yacimientos. En Cantabria aparecen estaciones achelenses asociadas a depósitos fluviales en los valles del Saja, Besaya y Pas, pero se limitan a la terraza T3, la situada entre 15 y 25 m sobre el nivel actual (Montes 2003). La cronología de la formación de estos depósitos se sitúa en el

Estudio diacrónico

Fig. 2.14. Material lítico de la serie patinada de la estación de La Cárcava (Ojébar). 1. Raedera de cara plana, en arenisca compacta, 2. Lasca secundaria con muescas, en marga. Pleistoceno Superior inicial, por lo que encaja bien con la edad Riss- Würm atribuida a estas industrias. Generalmente estos yacimientos de superficie se interpretan como lugares de trabajo, orientados al desarrollo de funciones concretas, sea de aprovechamiento de carroñas, cazadero, lugares de adquisición o procesado de materias primas, etc. En este sentido debe de tenerse en cuenta que estos puntos no reúnen condiciones de uso como campamentos base pues no protegen de las inclemencias del tiempo ni de la acción de los carnívoros. Este enfoque se confirma por el reducido abanico funcional que ofrecen sus industrias, en las que aparecen pocos tipos, y de diseño simple– cantos tallados, hendedores tipo 0, bifaces – elaborados siempre con técnicas sencillas (Montes 2003).

lugar de trabajo, tanto por disponer una fuente inagotable de materias primas de tipo canto, así como de agua y por ser lugares muy frecuentados por las manadas de animales. Con todo, el Paleolítico Inferior en la zona que nos ocupa, aunque está claramente acreditado, todavía es deficientemente conocido y es seguro que nuevas investigaciones aclararán los puntos planteados.

Por otra parte la plataforma conformada por la vega, inmediata a la ribera, ofrece buenas condiciones de uso para el establecimiento de un

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Estudio diacrónico

Fig. 2.15. Materiales de superficie de La Torre (Gibaja) 1 y Guardamino (Ramales), 2 y 3.1. Núcleo bifacial de marga silícea, 2. Raedera de dorso adelgazado, arenisca compacta, 3.Lasca con escotaduras, en arenisca compacta.

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2.2. El Paleolítico Medio

Estudio diacrónico

E. Muñoz

La información disponible Frente a la escasez de yacimientos del Paleolítico Inferior, el Musteriense está bien representado en la zona y se pueden atribuir a este momento los yacimientos del Abrigo de los Abandejos, Mirón, Venta de la Perra, Arco B, Arco C, Yacimiento bajo Venta de la Perra, Cueva Chiquita y Cofresnedo. A estos habría que agregar otros, con datos más fragmentarios y cuya adscripción resulta dudosa; es el caso del Cabrito, Arco A, Polvorín,

sido excavados y/o investigados con metodología arqueológica: Venta de la Perra, Polvorín, Arco A, Arco B, Cofresnedo y Mirón, aunque las intervenciones hayan sido de distinto tipo y naturaleza. Así, en Venta de la Perra y Polvorín se han realizado excavaciones a principios de siglo. En Cofresnedo únicamente se practicó un sondeo muy limitado – 1 x 0.5 m-; en Venta de la Perra se han llevado a cabo excavaciones modernas cuyos resultados todavía no han sido publicados; en

Fig. 2.16. Distribución de yacimientos del Paleolítico Medio en los distintos ambientes Rincón, Fresno, Cubillo del Cura, Esperanza y la estación de superficie del Collado de la Torca del Moro. Esta riqueza en número contrasta con el reducido conocimiento que se posee para el periodo que nos ocupa, ya que son pocos los yacimientos que han

Mirón las excavaciones se encuentra en curso y las cuevas de Arco A y B fueron sondeadas para instalar verjas de cierre de protección. En Mirón se ha localizado, a una profundidad de 4m, un nivel musteriense, correspondiente a un momento muy avanzado del periodo, datado en el 41.280 ± 1120 B.P.; ha proporcionado dos lascas denticuladas

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Estudio diacrónico (Straus et al. 2002). El resto de los yacimientos sólo se conoce por prospección superficial.

redepositado y mezclado, e incluye materiales de diferente cronología.

Los depósitos mejor caracterizados geológicamente son los de las cuevas de Cofresnedo, Arco A, Arco B y Venta de la Perra. En Cofresnedo aparece una amplia secuencia de niveles, desgraciadamente pobres en el área excavada, que se sitúa al fondo del vestíbulo, dispuesta bajo el nivel 4, que ha proporcionado industrias y fauna de un momento antiguo del Paleolítico Superior Inicial, fechado por AMS en su parte superior en 31.360 ± 310 B.P. (GrA-20267). Inmediatamente bajo esta capa aparece el nivel 5, constituido por limos arenosos y con evidencia de movimiento de agua, de unos 40 cm de potencia y con fauna; el nivel 6 es una capa de concreción de 3 cm de potencia; el nivel 7 una fina capa de arcilla estéril; el nivel 9 muy similar al anterior pero con cantos calizos y escasas evidencias de ocupación; el nivel 10 también similar a los anteriores y muy pobre en restos arqueológicos; el nivel 11 es un paquete de limos y arcillas con clastos angulares de caliza, de unos 25 cm de potencia; el nivel 12 costra con eboulis angulares de caliza con algunas evidencias antrópicas incluyendo industrias; nivel 13 con arcillas y limos, de unos 12 cm de potencia, estéril y el nivel 14 de limos y arcillas estériles.

El último conjunto con datos procedentes de excavaciones es Venta La Perra, cuyo rasgo más característico parece la pobreza, tanto en industrias como en fauna. La secuencia se estudió bajo el panel de bisontes grabados, y en ella la excavación de Barandiaran y Aranzadi diferenció cuatro niveles, calificando los materiales del D, situado a partir de 70 cm de profundidad, como de “aspecto musteroide”. Presentaba piezas de sílex informes y ofitas.

Como ya se ha comentado en el capítulo anterior, en Cofresnedo, varios metros por debajo de la superficie del vestíbulo y en un nivel concrecionado se hallaron industrias que podrían atribuirse al Paleolítico Inferior, a juzgar por su posición estratigráfica, encima del cual se observan espesos niveles, tanto encostrados, como detríticos finos o capas formadas por gruesos bloques calizos, que no han podido ser analizados en profundidad al hallarse los cortes con vegetación, reconcrecionados o cubiertos por derrubios de ladera. Las secuencias estratigráficas estudiadas en Arco A (González y San Miguel 2001) no permiten establecer una asignación entre niveles y horizontes culturales, aunque parece probable la existencia de una ocupación musteriense, a juzgar por la presencia de algunos útiles característicos, como un disco bifacial tallado sobre una lasca de cuarcita. Buena parte del relleno sedimentario del vestíbulo de la cavidad ha desaparecido hoy día, y el estudio de los testigos laterales indica que en gran medida la secuencia estaba redepositada y afectada por movimientos de agua. El caso de Arco B es similar, aunque en este caso la importancia de las series industriales musterienses es mayor, y no deja dudas sobre la existencia de una ocupación de este momento. En cualquier caso el paquete estratigráfico, donde se conserva, parece

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Fig. 2.17. Disco de retoque bifacial de Arco A El reestudio de los materiales por Baldeón (1990) mantiene la asignación musteriense del nivel inferior, aunque se plantea que en el mismo coexisten tipos claramente musterienses con otros laminares, muy próximos a diseños auriñacienses. Es probable que esta capa se encuentre mezclada con la siguiente, nivel II (o B – C de Barandiaran), que proporcionó una serie lítica y faunística algo mayor, que podría asignarse, también con problemas, al Paleolítico Superior Inicial (Arrizabalaga 1995). La información disponible sobre aspectos faunísticos es muy limitada. En Cofresnedo se ha atestiguado la presencia de restos de caballo, gran bóvido y ciervo. En Cueva Chiquita, uno de los pocos conjuntos que probablemente no se encuentren mezclados, aparecen evidencias de ciervo y de cabra montés y lo mismo puede decirse de Los Abandejos. Las industrias líticas En diez de los yacimientos considerados han aparecido abundantes materiales musterienses. El grado de conocimiento de los mismos es, en general escaso, dado que, como ya se ha comentado, muy pocos han sido objeto de excavación arqueológica. Así, únicamente las cuevas de Cofresnedo, El Mirón y Venta de la Perra han sido excavadas, esta última tanto a principios

Estudio diacrónico de siglo como en época reciente. En las cuevas del Arco A y Arco B se practicaron excavaciones muy limitadas con el fin de instalar verjas para la protección de los mismos. En el resto de yacimientos – Abandejos, Cabrito, Chiquita, Arco C y yacimiento de Debajo de Venta de la Perra – los materiales estudiados proceden de superficie. De todas las excavaciones practicadas sólo se han publicado las memorias de la cueva de Cofresnedo, en la que se realizó un sondeo muy limitado en el vestíbulo, donde los niveles musterienses localizados son pobres en industrias. El nivel 12, en torno a 160 – 170 cm de profundidad, sólo ha proporcionado dos útiles, una punta musteriense rota y una raedera inversa y dos restos de talla, una lasca de retoque y un fragmento de lasca, todo ello en sílex. Por encima, en los niveles 9 y 10, apareció un posible pavimento de piedras, en que se recuperan dos lascas de retoque, una en sílex y otra en marga. Y por último, en el 5b han aparecido evidencias de ocupación humana, también pobre en restos. Los autores de la monografía, analizando la profunda zanja existente en el yacimiento, que corta este paquete, atribuyen a esta ocupación una breve serie lítica recuperada en superficie. Está compuesta por varias raederas, denticulados y muescas, además de un raspador, un yunque – percutor de arenisca y restos de talla. En total 16 piezas de las que 7 son de sílex, 4 de marga silícea, 3 de cuarcita, 1 de arenisca de grano fino y 1 de ofita. Estos niveles aparecen por debajo de un nivel datado en los inicios del Paleolítico Superior, mucho más rico en evidencias. En la cueva de Venta de La Perra se han practicado excavaciones a principios del siglo XX y de nuevo hace unos pocos años, estas últimas dirigidas por R. Ruiz de Idarraga. En ellas se localizó una secuencia profundamente alterada, donde aparecieron útiles de clara filiación musteriense mezclados con otros del Paleolítico Superior; de hecho, gran parte del depósito arqueológico de la cueva se ha deslizado al fondo de Venta de la Perra II, por una sima situada al fondo del vestíbulo, por lo que los materiales presentan un interés relativo, lo que no resta importancia a la próxima publicación de las memorias de excavación. Más datos se conocen de las excavaciones practicadas para la instalación de la verja de Arco B y Arco A. En la primera se excavó en la base de la secuencia un nivel profundamente alterado que proporcionó una pequeña colección lítica. Está compuesta por 5 raederas, (1 desviada de cuarcita, 2 transversales y 1 de cara plana de sílex, y 1 con retoque abrupto, en marga) 2 buriles (de sílex y de

cuarcita), 1 cuchillo de dorso natural de sílex, 1 lasca truncada de sílex, 2 escotaduras (1 de sílex y 1 de marga), 2 denticulados (1 de cuarcita y 1 de caliza) y 1 diverso y 1 percutor sobre fragmento de canto de arenisca. Además aparecen 27 restos de talla de sílex (13 lascas simples, 6 lascas 2º, 3 lascas simples de borde de núcleo, 3 laminillas simples, 1 lasca de retoque y 1 núcleo irregular) 1 lasca simple de radiolarita, 5 cuarcitas (1 lasca simple, 1 lasca 2º, 1 lasca 1º, 1 núcleo discoide, y 1 fragmento de canto), 2 ofitas (2 lascas 2ª), 1 fragmento de placa de marga y 1 lasca 2ª de óxido de hierro. En esta misma cavidad y en superficie se han hallado materiales probablemente musterienses. En el vestíbulo se recuperó un pequeño lote formado por 1 cuchillo de dorso atípico, sobre lasca Levallois de cuarcita, 1 escotadura clactoniense de marga, 1 denticulado de sílex, 1 cuchillo de dorso natural de marga, 2 láminas de borde de núcleo de sílex, 2 lascas simples de cuarcita y 1 lasca 2ª de arenisca. En el lateral izquierdo del interior de la cueva, además de algunas piezas claramente del Paleolítico Superior – entre ellas un colgante de piedra – se hallaron otras probablemente musterienses: 2 raederas (1 sencilla de cuarcita, y 1 bifacial de sílex), 1 escotadura de cuarcita, 2 choppers de cuarcita, 2 hendedores sobre lasca (uno de tipo 0 y otro del tipo I de Tixier, de cuarcita) 2 yunques de arenisca y 2 yunque – percutor de arenisca. Junto a ellos se hallaron algunos restos de talla de sílex y cuarcita, entre los que destaca 1 núcleo discoidal de cuarcita. La colección recuperada, además de ser pobre, presenta graves problemas. Por un lado, una buena parte del utillaje se recogió en superficie y por otro, las recuperadas en las excavaciones proceden de un nivel muy alterado, por la circulación hídrica, por lo que probablemente esté revuelto y mezclado con materiales más recientes, como además sugiere la presencia de utillaje microlaminar en la colección y algunos útiles, como los dos buriles, que son además muy típicos. Con todo se pueden extraer algunas conclusiones de la colección hallada en Arco B. Así, sin duda la cueva fue un importante yacimiento de hábitat musteriense. El material lítico ha sido elaborado fundamentalmente en sílex, aunque también se utilizaron la cuarcita y la marga silícea. Los demás materiales, cuarcita, radiolarita, ofita, óxido de hierro y arenisca sólo aparecen puntualmente.

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Estudio diacrónico En cuanto al utillaje, sin duda los elementos más interesantes son los macro-útiles, con presencia de dos hendedores sobre lasca y dos choppers, de cuarcita. Los primeros son elementos muy característicos del Paleolítico Inferior y del Musteriense regional, si bien poseen rasgos distintivos en ambos periodos. Así, en el Paleolítico Inferior son generalmente de arenisca y cuarcita y excepcionalmente de sílex y de ofita, mientras que en el Musteriense la generalidad de los mismos han sido fabricados en cuarcita y ofita, siendo muy raros los de sílex y arenisca.

fenómeno común también en la mayor parte de la Región.

En lo que respecta a los tipos mientras que en el Paleolítico inferior el más abundante es el 0 de Tixier, los de tipo I y II y 0.7 son poco frecuentes, y los de tipo III y VI excepcionales, en el Musteriense el tipo más representado es el II, y los III, los del tipo 0, 0.7 y I son raros y excepcionales los de tipo V. También se observan acusadas diferencias en cuanto a su morfología ya que los más antiguos tienden a ser espesos e irregulares, muchas veces presentan el filo transversal desviado, respecto al eje de la pieza, y los retoques regularizadores de los laterales son más sumarios y muchas veces aparecen sólo escasos levantamientos, apareciendo tipos de retoques sencillos. En cambio en los musterienses abundan los ejemplares de talla reducida, con el filo transversal perpendicular al eje de la pieza, y son siempre más regulares con retoques laterales generalmente en ambos bordes, y más complejos.

La cueva del Arco A presenta una estratigrafía similar al Arco B, también con restos de un nivel

Los dos ejemplares del Arco B, si bien no son muy característicos, se sitúan mejor en el complejo musteriense. Ambos están realizados en cuarcita, presentan formas regulares, especialmente el de tipo O, con grandes macrohuellas de uso en el filo; el del tipo I es menos característico.

Fig. 2.18. Hendedor de cuarcita de Arco B, localizado en superficie, en el área interior (M.R.A.P.)

En el valle del Asón al poseerse muy poca información de los yacimientos del Paleolítico Inferior y Medio, se conocen muy pocos ejemplares y así únicamente han aparecido en Cuberris (un hendedor en ofita fuera de contexto), Isla (dos hendedores de cuarcita atribuidos al Musteriense), Cueva de Las Palomas de Ríolastras, uno fuera de contexto, Otero, uno fuera de contexto, Cahonda (un hendedor de tipo 0 también sin contexto) y Ramales (dos hendedores de tipo 0 en arenisca), además del fragmento distal de un hendedor hallado en la vecina cueva de Arco C, de tipo 0, en cuarcita, de perfiles regulares (Ruiz Cobo et al 2007). Es interesante reseñar que en el Asón aparecen tanto yacimientos musterienses con hendedores – Isla, Arco B y C- como sin ellos -Abrigo de Abandejos, Venta de La Perra- lo que parece un

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Los choppers son frecuentes en los yacimientos del Paleolítico Inferior regional, siendo más raros durante el Musteriense. El resto del utillaje es el característico de los complejos del Paleolítico Inferior y Medio de la Región; así aparecen raederas, denticulados, cuchillos de dorso natural, escotaduras, etc, siendo interesante la presencia de un cuchillo de dorso atípico sobre lasca Levallois de un núcleo discoide de talla centrípeta.

muy erosionado, aunque todavía mas pobre en evidencias que aquella. Sólo ha proporcionado 9 restos de talla de imposible caracterización. De ellos 7 son de sílex y 2 cuarcita. En el Abrigo de Los Abandejos se observaron, en superficie, gran número de materiales en el cono de derrubios formado al pie de la cueva y el abrigo, donde las industrias son de clara filiación musteriense, con utillaje de tamaño pequeño. Están realizados en una gran variedad de materias primas – sílex cuarcita, radiolarita, ofita, marga silícea, óxido de hierro-. Son frecuentes los núcleos de talla centrípeta, hay presencia de Levallois y son comunes las raederas, los denticulados y las escotaduras. A pesar de estar intensamente erosionado por la acción de las cabras es muy probable que parte del relleno original se conserve en posición primaria. En la cueva Chiquita se han hallado en superficie algunos materiales: 2 raederas de cuarcita (1

Estudio diacrónico sencilla y 1 ladeada), 2 denticulados de cuarcita, 3 escotaduras (2 de cuarcita y 1 de sílex), 1 escotadura transversal, 2 cuchillos de dorso natural (1 de cuarcita y 1 de marga), 2 choppers de cuarcita, 2 lascas 2ª de marga y 1 lámina simple de marga. En El Cabrito se observan en superficie abundantes industrias líticas de distintas materias primas, apareciendo tanto piezas que por su aspecto parecen del Paleolítico Medio como otras que podrían corresponder ya al Paleolítico Superior.

inversa (de cuarcita), 1 alterna (de marga) y 1 bifacial (de marga); 1 pieza astillada de sílex, 1 bec de sílex, 1 raspador sobre lasca de cuarcita, 2 denticulados (1 de caliza y 1 de marga) 2 lascas truncadas (de sílex y 1 de cuarcita), 1 escotadura de cuarcita, 1 lasca retocada de marga, 3 lascas simples (2 de marga y 1 de sílex), 2 lascas de decorticado 2º (1 de sílex y 1 de marga), 2 lascas de decorticado 2º de borde de núcleo (1 de marga y 1 de cuarcita), 1 lámina de decorticado 2º de sílex, 2 núcleos irregulares de cuarcita y 1 fragmento de cristal de roca.

Fig. 2.19. Materiales musterienses de Cofresnedo. 1. Lasca Levallois, 2. Lasca retocada, 3. Punta fracturada en la punta. Destaca el hallazgo en el camino que lleva al Haza, a unos metros por debajo de la cueva, de una pequeña pieza de retoque bifacial de marga. Más expresiva es la colección recuperada en superficie en el yacimiento situado al pie de Venta de La Perra. Incluye 5 raederas, de distintas diseños: 2 sencillas convexas (1 de marga y 1 de arenisca), 1

La colección es característica del Musteriense, aunque resulta demasiado reducida como para poder extraer conclusiones definitivas. Es interesante la aparición de una gran variedad de materias primas, la presencia de algunos útiles típicos del Paleolítico Superior y de láminas y la existencia de un índice de facetaje muy bajo. Todo

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Estudio diacrónico ello podría explicarse si correspondiese a un momento evolucionado del Musteriense. También a un momento musteriense habría que adscribir la mayor parte del material patinado de La Cárcava, en Ojébar, yacimiento situado junto a la depresión cárstica de la Brena. El lote estudiado en este yacimiento incluye 7 piezas de sílex: 1 lasca con truncatura cóncava con escotadura lateral, 2 raederas simples, 2 lascas con retoques marginales y 1 lasca simple y 1 lasca 2ª), 1 de cuarcita ( lámina 2ª con retoques marginales), 7 de arenisca (1 hendedor de filo oblicuo, 3 denticulados, 1 percutor sobre canto, 1 lasca 2ª y 1 núcleo irregular) y 10 de marga (1 punta pseudo-levallois, 1 raedera simple

gran parte de ellas han sufrido intensos procesos erosivos. Con todo, se conocen cinco estaciones con pequeñas colecciones – Venta de la Perra, Arco B, al Pié de la Venta de La Perra, Los Abandejos, Chiquita- con piezas muy representativas. Las colecciones presentan una gran variedad de materias primas, en orden de abundancia: cuarcita, sílex y marga y con representación esporádica, arenisca, caliza y cristal de roca. Los valores de marga silícea pueden ser muy importantes en algunos yacimientos. Así, en el conjunto de superficie de Venta La Perra, suponen casi el 40 %, seguida con valores similares, en torno al 25 % de la cuarcita y el sílex. Los demás materiales están

Fig. 2.20. Hendedor de filo oblicua sobre lasca de arenisca compacta del yacimiento de superficie de La Cárcava (Ojébar, Rasines).

sobre lasca Levallois, 1 raedera transversal convexa, 3 escotaduras, 2 lascas con retoques marginales, 1 lasca simple y 1 lasca 1ª). El conjunto industrial es claramente musteriense, con presencia de útiles característicos, incluida una pieza sobre lasca Levallois. Mucho más exigua aún es la serie estudiada en superficie en la estación del Collado de la Torca del Moro. De las seis piezas del conjunto destaca un hendedor realizado sobre una lasca 2ª de arenisca compacta, con retoques bifaciales de regularización, y un filo de una pieza del mismo tipo. Una muesca sobre lasca, un núcleo y dos lascas completan el conjunto. Es posible que existan muchos yacimientos de este tipo, pero su localización es muy compleja. Resumiendo, aunque se conocen un buen número de estaciones musterienses, la información sobre la composición industrial es reducida, sobre todo porque muy pocas estaciones han sido excavadas y

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representados de forma muy secundaria. Las cuarcitas presentes en estas series son de muy buena calidad y fueron recogidas, con toda probabilidad, en ambientes triásicos, dentro del propio valle, pero en el curso bajo de la cuenca. Los sílex parecen en su mayoría de procedencia alóctona. En cambio las areniscas y las margas fueron recogidas en los propios ambientes fluviales inmediatos a las estaciones. El utillaje que aparece es el característico del musteriense, aunque está muy poco representada la técnica Levallois y el índice de facetaje es bajo. Destaca la presencia de hendedores sobre lasca en Arco B y C y de chopper en Arco B y cueva Chiquita. Como ocurre en otros puntos de la región coexisten series con hendedores y otras sin ellos, como Venta La Perra y Abandejos. Esta dicotomía es difícil de explicar, tanto utilizando explicaciones de tipo cronológico, de orden funcional o las basadas en diferencias de tradición cultural.

Estudio diacrónico Así pues la falta de información parece ser la tónica en el sector para el Paleolítico Medio, pues aunque sí se documentan ocupaciones musterienses en un buen número de estaciones, la mayor parte están muy mal conservadas y parecen alteradas, desde momentos antiguos, por fenómenos erosivos. La utilización del espacio Un rasgo común a la mayor parte de las cavidades utilizadas en el musteriense es que presentan vestíbulos amplios, bien orientados y con óptimas condiciones de habitabilidad -Arco A, Arco B, Arco C, Mirón, Cofresnedo, Venta la Perra- si bien también se utilizaron algunos abrigos corridos con amplias cornisas, como el abrigo de los Abandejos, y una cavidad que aunque de buen tamaño está mal orientada –Cueva Chiquita. Esto tiene un reflejo en el alto valor de los parámetros de ocupabilidad de los yacimientos de esta fase, los más altos de todas las series. Corte topográfico en La Cadena

800

Altura s.n.m.

700 600 500 400 300 200 100 0 0

500 SW

1000 -

1500 NW

Fig. 2.21. Sección del desfiladero de Carranza, a la altura de las cuevas del Arco. Sólo se conocen tres yacimientos al aire libre: el de Venta de La Perra La Cárcava y el del Collado del Moro, todos con problemas de atribución. El primero está situado en el fondo del valle, al borde del antiguo cauce del Carranza, el segundo en una ladera, aunque posición derivada por lo que es posible que el material procede de la cima de la colina inmediata, y el tercero en un collado, en la divisoria de aguas entre el Calera y el Carranza, relativamente alto sobre ambos ríos. Probablemente correspondan a este momento los hallazgos líticos del PK-128, en Rasines o el de la Iglesia de Santa Marina en Udalla, formados por series muy reducidas y situadas las dos junto a los fondos de valle.

Las estaciones musterienses se concentran en puntos muy estratégicos, en las zonas más estrechas de los desfiladeros, si bien hay que considerar que precisamente en estos puntos es donde más cavidades naturales hay. Se trata de los núcleos del extremo del Muro del Eco, en el curso del Calera, donde se abre el abrigo de Los Abandejos y la cueva de Mirón y del núcleo de Venta La Perra, en el Carranza, donde además de las cuevas del Arco y de Venta La Perra está el yacimiento al aire libre del mismo nombre. Por último Cofresnedo rompe este patrón, abierta en el reborde de un valle cerrado, en posición dominante sobre el fondo de Matienzo. Buena parte de las estaciones se encuentran próximas al fondo del valle y de los conjuntos con atribución segura sólo el abrigo de Los Abandejos está en una posición elevada, siendo el yacimiento más alto de los del Medio Asón. Esta asociación al medio de vega se refleja en el valor medio que toma la altura relativa, de algo menos de 100 m, valor que se incrementa si se incluyen algunos de los yacimientos dudosos, como la cueva del Fresno, el Cabrito o la estación del Collado del Moro, cuyos yacimientos paleolíticos no han podido ser caracterizados por la falta de elementos diagnósticos. De hecho, el estudio de la distribución de las alturas relativas, tomando todos los conjuntos, revela que en la muestra coexisten dos grupos de estaciones: las situadas en el medio de vega, con una altura relativa media de 75 m y las estaciones situadas en posiciones de ladera alta, con un valor medio de 212 m. El territorio del Medio Asón se encuentra relativamente alejado de la línea de costa, y esta distancia sería aún superior durante el Würm, por lo que los yacimientos estudiados corresponden a una facies claramente interior. La relativa densidad de yacimientos musterienses de esta zona, entre 0,04 y 0,05 por Km2, contrasta con la escasez de ellos en el sector bajo de la cuenca.

Por otra parte, de los ocho yacimientos en cueva o abrigo que con cierta seguridad se pueden atribuir a este periodo, seis se orientan al sur. Como elemento indicativo, la anchura media de las estaciones toma un valor de casi 10 m.

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Estudio diacrónico

Fig. 2.22. Industria lítica de estaciones de superficie de cronología antigua.1 -4: Peña del Moro; 5: Yacimiento Terraza de Udalla, 6. Yacimiento PK-128.1 y 2: Hendedor completo y fracturado, 3. Lasca con retoque de uso, 4. Denticulado fracturado 5 y 6. Lascas con retoques de uso.

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Estudio diacrónico Buena parte de las estaciones se encuentran próximas al valle y de los conjuntos de atribución segura sólo el abrigo de Los Abandejos está en una posición elevada, siendo el yacimiento paleolítico más alto de los del Medio Asón. Esta asociación al medio de vega se refleja en el valor medio que toma la altura relativa, de algo menos de 100 m, valor que se incrementa si se incluyen algunos de los yacimientos dudosos como la cueva del Fresno, el Cabrito o la estación de superficie de Torca del Moro, cuyos yacimientos paleolíticos no han podido ser caracterizados por la falta de elementos diagnósticos. De hecho el estudio de la distribución de las alturas relativas, tomando todos los conjuntos, revela que en la muestra coexisten dos grupos de estaciones: las situadas en el medio de vega, con una altura relativa media de 75 m y las estaciones situadas en medios de ladera alta, con un valor medio de 212 m.

elevada, a diferencia del Paleolítico Superior, donde sólo el Puyo, con yacimiento Magdaleniense, está por encima de los 500 m de altura. Esto podría explicarse por que muchos yacimientos del área litoral se encontrarían hoy día cubiertos por el mar, otros habrían desaparecido por alteraciones post-deposicionales y por último y sobre todo, por la carencia en el Bajo Asón de cavidades con buenas condiciones de habitabilidad. Otro aspecto sería la falta de investigaciones, siendo probable que en la base de los depósitos de algunas cuevas – Cobrantes, Chora, La Baja – haya niveles musterienses.

Es muy posible que las estaciones alejadas del valle y localizadas en ambientes de roquedo correspondan a un momento musteriense, dado que en esta fase es relativamente frecuente la posición U. Topográfica Borde Desfiladero Collado Ladera Total

F.Abs. 7 1 2 10

F. Rltv 70 10 20 100

Orientación N.E. S W Sin Orientación Total

F.Abs. 1 6 1 2 10

F. Rltv 10 60 10 20 100

Soporte Abrigo Cueva Cueva vestíbulo Amplio Estación aire libre Total

F.Abs. 1 2 5

F. Rltv 10 20 50

V. Topográficas Descriptivas Altura Absoluta Altura Relativa Distancia valle Energía medio Ancho Boca Grupo orientación Ocupabilidad

N

2 10

20 100 Media

10 10 10 10 5 8 8

249.10 129.50 282.00 47.40 9.66 1.25 2.75

D. típica 108.26 107.67 501.34 7.10 6.97 0.88 4.63

Tabla. 2.23. Variables de Yacimientos Musterienses. Unidad topográfica, Orientación de la boca de la cavidad, tipo de soporte, Variables topográficas y descriptivas de la cavidad y del entorno.

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Estudio diacrónico

Fig. 2.24. Material lítico antiguo de estaciones de superficie. 1 – 6. La Cárcava 7 – 12: Estación al aire libre Bajo Venta La Perra. 1. Denticulado sobre lasca, 2 Lasca levallois, 3 -6 Lascas retocadas, 7. Muesca, 8. Pieza de retoque continuo, 9 y 10 Lascas retocadas, 11 Núcleo de lascas y 12: Raspador sobre lasca.

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Estudio diacrónico

Fig. 2.25. Material lítico de la serie de Cueva Chiquita.1. Lasca con retoque marginal, 2, Raedera ladeada, 3 a 6 Lascas con retoques marginales. Todas en cuarcita. Las estaciones, al situarse el Medio Asón en un paisaje de interior de valle, serían preferentemente usadas en los momentos más favorables del año, sin que se pueda descartar una utilización reiterada en determinadas zonas con condiciones óptimas, como Matienzo ó el valle del Carranza, con rasgos ecológicos muy variados. Los yacimientos de estos núcleos se encuentran en el borde de valles amplios, en una cubeta cerrada en el caso de Matienzo, y en la entrada de una comarca de suaves relieves en el Carranza, donde podrían proliferar los grandes herbívoros – grandes bóvidos, caballos y ciervos – mientras que las estaciones más altas, ubicadas en los grandes macizos calizos, como el Abrigo de los Abandejos, el Cabrito, el Fresno, o la estación del Pico del Moro, debieron estar más orientados al control cinegético de las especies de roquedo –la cabra montés y el rebeco-.

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Estudio diacrónico

Fig. 2.26. Material lítico patinado de la serie La Cárcava (Ojébar). 1. Muesca, 2. Pieza de retoque continuo, 3 Lasca con retoque de uso, 4. Muesca, 5. Raedera lateral, 6. Lasca con retoques marginales, 7. Perforador, 8. Raspador.

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Estudio diacrónico

2.3. El Paleolítico Superior y Epipaleolítico E. Muñoz

La serie de yacimientos que pueden asignarse al Paleolítico Superior en este tramo medio del Asón es realmente importante, aunque sólo uno de ellos se encuentra al aire libre, apareciendo el resto en

rupestre, caso de Pondra, Arco B, y Arco A, o bien sus yacimientos se conocen por excavaciones muy limitadas, caso de Cofresnedo. Una buena parte se conocen por intervenciones o alteraciones de época

Fig. 2.27. Yacimientos auriñacienses, solutrenses y estaciones con arte rupestre pre-magdaleniense. cavidades y abrigos. En cuanto al arte rupestre paleolítico, el medio Asón constituye el área más rica de toda la región Cantábrica, tanto por el número de estaciones como por la importancia de algunas de ellas. El grado de conocimiento de los yacimientos, es lógicamente muy diferente, y así algunos han sido excavados con metodología científica, como Valle, Polvorín o Venta de la Perra, en época antigua, y la misma cueva de Valle, Venta de la Perra, Mirón, y Los Mantequilleros, en época moderna, estando estas dos últimas actualmente en proceso de excavación. En otros casos únicamente se han practicado sondeos o zanjas para la instalación de verjas de protección en yacimientos con arte

antigua, como San Roque, La Luz, Covalanas, Haza, estas últimas realizadas por el equipo de camineros de la Diputación con el fin de acondicionar la cueva para las visitas, y en las cuales se recogieron sólo algunas piezas significativas, conservadas hoy en el M.R.A.P. Del resto de los yacimientos la información procede de recogidas o estudios del material de superficie, porque, aunque en algunas de ellas se observan calicatas antiguas, realizadas en su mayor parte por el equipo de camineros, estas acciones no están documentadas ni se conocen las series materiales recuperadas.

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Estudio diacrónico El Paleolítico Superior inicial Se trata de un momento cultural muy bien representado en la cuenca media del Asón, tanto en lo relativo a los yacimientos de ocupación como en lo que respecta a las estaciones rupestres premagdalenienses; a pesar de ello el grado de conocimiento que se tiene de los yacimientos de esta fase es, en todos los casos, deficitario.

representación es mucho menor: en Matienzo, sólo se conoce Cofresnedo, en el valle de Rasines, la cueva del Mazo y en el curso bajo del Calera la única estación con evidencias de esta fase es la cueva del Mirón. Sin duda el yacimiento más interesante es el del Polvorín, conocido por las antiguas excavaciones de J.M. Barandiarán. Presenta una estratigrafía muy compleja, con niveles con escasa industria lítica y

Fig. 2.28. Material lítico de las excavaciones antiguas del vestíbulo de Covalanas.1. Lasca con retoque denticulado, 2. Canto con marcas de trabajo como percutor y afiladera. Aunque los yacimientos aparecen dispersos por el territorio y en todos los sectores diferenciados se encuentra alguna estación de hábitat, resulta destacable la concentración de yacimientos del valle de Carranza, con tres sitios de ocupación en el desfiladero de La Cadena: Arco B, Polvorín y Venta La Perra-, además de otros conjuntos con arte. En cambio, en los demás sectores la

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abundante fauna, que comienza con un nivel del Auriñaciense típico, con utillaje lítico y óseo muy característico, incluyendo azagayas de base hendida. Por debajo aparecen varios niveles con industrias de aspecto auriñaciense, en que se ha utilizado profusamente la marga silícea, una materia prima estrictamente local. Aunque la zona más profunda de la secuencia se ha atribuido al

Estudio diacrónico Musteriense evolucionado, debe tenerse en cuenta que ha proporcionado industrias laminares y piezas de retoque abrupto, elementos característicos del Paleolítico Superior, por lo que es probable que corresponda al Auriñaciense arcaico. Con todo, habrá que esperar los resultados de las excavaciones que están realizando Ruiz Idarraga y D’Erico en el yacimiento.

En los sondeos realizados en el vestíbulo de la cueva de Cofresnedo, por un equipo dirigido por J. Ruiz Cobo y P. Smith (2003), se ha estudiado una ocupación auriñaciense, distribuida en dos niveles, separados por uno casi estéril. Para la interpretación de la secuencia debe tenerse en cuenta que se encuentra seccionada por efecto de la circulación de agua de escorrentía, aunque el paquete

Fig. 2.29. Industria lítica de las excavaciones antiguas de Covalanas. Una parte puede corresponder a ocupaciones del comienzo del Paleolítico Superior. 1. Raedera lateral recta, 2. Pieza de retoque continuo en lateral, 3. Buril, 4. Raedera doble, 5. Cuchillo de dorso natural, 6. Raspador en extremo de lasca, atípico, 6. Pieza con retoques marginales de uso. También fue en las excavaciones de J.M. de Barandiaran donde se puso de manifiesto la existencia de materiales auriñacienses en la cueva de Venta de la Perra, en concreto se asignó a este momento el nivel B, si bien, la excavación llevada a cabo por Ruiz Idarraga no ha localizado ningún nivel del Paleolítico Superior Inicial. El depósito estaba muy alterado por corrientes de agua y en el mismo se han localizado, básicamente, industrias musterienses.

auriñaciense está en posición primaria, sin presentar ninguna alteración. El único nivel que proporciona un conjunto de material mínimamente significativo es el 4.3, expuesto en una superficie reducida a un metro cuadrado. Para esta ocupación se dispone de una breve serie lítica, así como una muestra de fauna y una datación absoluta. Dentro del programa de excavaciones llevado a cabo en la cueva del Mirón se han obtenido dataciones en torno a los 27.000 años para una ocupación del vestíbulo de la cueva, lo que

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Estudio diacrónico evidenciaría que la cueva fue utilizada durante el auriñaciense (González Morales 2001). En las cuevas de Arco B y Mazo únicamente se conocen materiales de superficie. Así, en la primera se halló un colgante de piedra decorado con líneas con paralelos en los conjuntos de Morín y Pendo, procedentes de niveles evolucionados del Paleolítico Superior Inicial, los de Morín probablemente gravetienses.

En la parte externa del vestíbulo de Arco B el yacimiento ha sufrido una profunda erosión y sus niveles han sido afectados por la acción de las aguas, apareciendo generalmente materiales musterienses. Pero en la parte más profunda del vestíbulo y en la salita de las pinturas se han hallado materiales del Paleolítico Superior en superficie, por lo que es probable que en esta zona de la cueva sí que se conserven niveles de fases antiguas de este momento.

Fig. 2.30. Industria lítica del nivel 4.3. de Cofresnedo (Ruiz Cobo y Smith 2003).

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Estudio diacrónico El único yacimiento de esta fase situado en el sector norte del territorio es la cueva del Mazo, abierta en una ladera sobre el valle de Valseca, en Rasines. Se trata de un amplio abrigo orientado al Oeste, muy colmatado y con óptimas condiciones de uso, en cuyo fondo se abren varias galerías. En una de ellas, en el sector terminal, aparecen dispersas en superficie, gran número de piezas líticas de marga silícea, junto a restos de fauna. Es muy probable que el abrigo, cuya secuencia está aparentemente intacta, conserve un relleno del Paleolítico Superior Inicial. Las industrias y la fauna Materiales del Paleolítico Superior Inicial se han documentado en Cofresnedo, Mazo, Mirón, Venta de la Perra, Polvorín, Arco B y quizás en Arco A, y con más dudas en Caldereras. En general estas series han proporcionado poca información, por distintos motivos. Así, Mirón está inédito y de las series de Venta de la Perra solo se conocen los resultados de las excavaciones antiguas, publicados en diferentes ocasiones, aunque el depósito se encuentra muy alterado. Se han atribuido al Paleolítico Superior inicial los materiales del nivel II de este yacimiento. La colección donde se agrupan los niveles B y C de Barandiaran es muy pobre en cuanto al número de piezas, con 49 ítems, de las que sólo 8 son útiles. La materia prima más abundante es el sílex, estando presente la marga silícea y la cuarcita. Aparece, según A. Arrizabalaga, una laminilla de dorso, una laminilla denticulada, 4 raederas y una lámina con retoques. Con todo, el yacimiento probablemente está revuelto. También en el aspecto faunístico este paquete era pobre, y así, del nivel B sólo se han identificado 70 restos. La muestra esta dominada por los restos de Capra pyrenaica (83,8% del número de restos de ungulados), y aparecen también con valores menores el ciervo, el rebeco, el gran bóvido, el corzo y el lobo. En la mayoría de los yacimientos únicamente se conocen materiales hallados en superficie, y se trata de series generalmente reducidas, por lo que

algunas atribuciones son dudosas. Así, en el interior de la cueva del Arco B han aparecido materiales del Paleolítico Superior, siendo el objeto más significativo un colgante de piedra decorado con líneas, con paralelos en yacimientos del Gravetiense de la Región. En la cueva del Arco A también han aparecido algunos materiales del Paleolítico Superior, como un raspador carenado de sílex, adherido por las precipitaciones de calcita a la pared, a 54 cm de altura del suelo actual y en el interior de la cueva un fragmento proximal de azagaya de sección circular, con la base redondeada, de difícil filiación, aunque pudiera pertenecer al Paleolítico Superior Inicial. La vecina cueva de las Caldereras presenta importantes problemas de asignación. Procedente de la misma se conoce un pequeño lote de materiales recogidos de la superficie del abrigo, formado por 3 raederas - una sencilla carenada de sílex, una sencilla de marga silícea y una inversa de caliza-, 2 láminas de sílex - una de ellas de borde de núcleo- y varias lascas, de sílex, marga silícea, cristal de roca y arenisca. Mayor interés poseen los materiales observados en una galería interior de la cueva del Mazo, todos ellos de marga silícea, con la excepción de tres piezas de cuarcita. Aparece una raedera lateral directa de cuarcita, una raedera lateral inversa grande, una escotadura lateral directa, una lámina retocada en los dos bordes y una lasca con truncatura retocada cóncava asociada a un denticulado lateral. Entre los restos de talla 14 lascas simples, 18 lascas de decorticado secundario, dos lascas simples de borde de núcleo, dos lascas de decorticado secundario de borde de núcleo, dos láminas simples, una lámina 2ª de borde de núcleo y una laminilla simple. Así pues la colección es muy corta por lo que la atribución al Paleolítico Superior es dudosa, no obstante, las materias primas utilizadas, especialmente la marga, la presencia de útiles de aspecto arcaico - raederas y escotaduras - y la existencia de algunos elementos del Paleolítico Superior, como la lámina retocada, la truncatura y las láminas, así como el aspecto de las piezas, son rasgos que señalan claramente a un momento inicial del Paleolítico Superior.

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Estudio diacrónico

Fig. 2.31. Industria lítica de la cueva del Mazo (Rasines). 1. Raedera lateral directa, 2. Lasca con dorso natural, 3. Lámina con retoques en ambos bordes, 4. Lasca con escotaduras, 5. Laminilla simple con macrohuellas de uso en la cara inversa.

Entre la fauna asociada a la industria aparecen restos de ciervo, cabra, gran bóvido, un pequeño fragmento de esmalte que podría corresponder a una muela de rinoceronte, así como restos de oso de las cavernas. En la cueva de Cofresnedo el nivel 4 proporcionó 425 piezas líticas, de las que 27 son útiles. La mayor parte del utillaje es de sílex, seguido de la marga silícea y de la cuarcita y esporádicamente aparecen el cuarzo, la ofita y la arenisca. La mayoría de los restos no retocados son lascas de retoque, que suponen el 70% de las evidencias. También aparecen algunos núcleos y cantos, además de un yunque - percutor. El utillaje retocado es escaso y no permite valoraciones estadísticas, faltando además útiles definitorios, aunque resulta compatible con la asignación radiocarbónica del nivel. Aparecen raederas, denticulados, lascas retocadas, dos raspadores planos en hocico, dos perforadores, una lámina con retoques abruptos en ambos bordes y un fragmento de una punta con retoques marginales abruptos en ambos bordes. Además se hallaron tres conchas de Littorina obtussata perforadas y un probable fragmento de azagaya gruesa, de sección circular.

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La datación de una esquirla ósea, de este nivel 4.3, proporcionó una fecha de 31.360 B.P. (GrA-20267) (Ruiz Cobo y Smith 2003).

Fig. 2.32. La base del Muro del Eco, en el bajo Calera, ofrece una importante disponibilidad de hábitat en cueva y abrigo. En la (2003), bóvido (25,1),

serie faunística, estudiada por Castaños aparecen valores importantes de gran (43,1 % del número de restos), ciervo caballo (16,7), cabra montés (12,5%) y

Estudio diacrónico rebeco (2,4%), además de algunos huesos de oso y zorro. Este registro, frecuente en el paleolítico superior inicial, con cuatro especies por encima del 12%, sugiere un modelo de caza muy poco especializada, en que las especies no son seleccionadas a priori, sino que se caza más o menos lo que se encuentra en el entorno, aunque tiene un peso importante en este yacimiento las especies de gran talla. Sin duda, el yacimiento más importante para este momento es el de Polvorín, actualmente en proceso de excavación. En las excavaciones antiguas se exhumó una estratigrafía de 3,5 m de potencia. Los materiales han sido estudiados por R. Ruiz Idarraga y A. Arrizabalaga. En la parte más alta de la secuencia aparece un nivel con elementos característicos del Auriñaciense medio. La industria lítica es abundante y ha sido preferentemente realizada en sílex, y los útiles son muy característicos, con abundantes raspadores entre los que dominan los frontales sobre lámina retocada, láminas auriñacienses y de dorso, buriles diedros, etc. La industria ósea es muy representativa, con azagayas de base hendida, punzones de sección circular etc. Presenta un índice laminar del 30%. Por debajo de este nivel aparecen una serie de capas mucho más pobres en evidencias y con industrias menos características. Así, en el nivel 3 (correspondiente al C de la nomenclatura antigua) sólo aportó algunas industrias poco significativas en sílex, en el nivel 4 (antes designado como nivel D), el uso del sílex es menor, no llegando a la mitad de los efectivos, con muy pocos útiles, tallados mayoritariamente con retoque abrupto. En el nivel 6, el sílex vuelve a ser predominante y es más rico en industrias. Destaca la proporción relativamente elevada de soportes laminares, con un 20 %. Los restos faunísticos de esta secuencia se concentran en los niveles II y III, siendo las capas inferiores mucho más pobres. En total, la muestra estudiada por Castaños (1986) está compuesta por 389 restos identificables. El mayor número de restos corresponde a Capra pyrenaica (62,7%), seguido de Cervus elaphus (14,8%), Equus caballus (12%), Gran bóvido (7,4%) y Rupicapra rupicapra (2,9%). Aparece también una buena representación de carnívoros, con lobo, zorro, oso de las cavernas y lince, así como lagomorfos y restos de marmota. Sin duda las nuevas excavaciones emprendidas por Ruiz Idarraga y D' Erico, recién comenzadas, aclararán la naturaleza y el carácter del depósito arqueológico, que contribuirá bastante decisivamente en el problema de la transición del Paleolítico Medio al Superior en el Cantábrico.

En la cueva de Covalanas, con motivo del acondicionamiento para el acceso al interior, se vació buena parte del yacimiento. En el M.R.A.P. se conserva una serie, muy seleccionada, que incluye restos líticos y faunísticos. Cabe destacar la presencia de restos de carnívoros - zorro, oso de las cavernas- y varios herbívoros - cabra montés, ciervo, gran bóvido y caballo-. La serie lítica está dominada por las piezas de gran formato e incluye algún denticulado, varias raederas laterales y un raspador sobre lasca, además de un compresor grabado. Entre los restos de talla, aunque el sílex es dominante - 45 %- la marga silícea es también importante - 35 %- seguido de la cuarcita - 11 %-. De todos modos se trata de una serie con efectivos muy limitados - 45 piezas - y muy seleccionada por lo que, aunque rasgos podrían situarla en un momento antiguo del Paleolítico Superior, no hay posibilidad de realizar una atribución segura y es muy posible que estén mezclados varios niveles. El arte rupestre premagdaleniense El medio Asón es una zona rica en estaciones con arte rupestre pre-magdaleniense, algunas de las cuales pueden atribuirse a un momento Paleolítico Superior Inicial. Este sería el caso de los conjuntos con grabados profundos exteriores de Venta de la Perra y La Luz, en los que predominan las figuras de bisontes, que han sido atribuidos al estilo II de Leroi–Gourhan, tendiendo a fecharse en el Gravetiense. Tanto las fechas obtenidas por TL de algunas concreciones que cubren a los grabados de Venta de la Perra, como las comparaciones estilísticas con otros conjuntos cantábricos, especialmente con los yacimientos del Nalón, parcialmente datados por los rellenos arqueológicos, tienden a confirmar esta atribución cronológica. Sin duda en estos momentos hay que fechar una línea roja infrapuesta al grabado de un caballo de la cueva de Pondra, que ha sido fechado por TL por las concreciones infrapuestas y por las que lo cubren, en un momento muy antiguo, anterior al 30.000. Las datación obtenida en esta misma cueva de la cabeza de un ciervo, realizado con la técnica de tamponado, proporcionó una cronología que entraría dentro del periodo cultural Gravetiense. Aunque las fechas obtenidas en la cueva de Pondra no pueden tomarse como definitivas, al menos demuestran algunas cuestiones de interés: por un lado la gran antigüedad de las mismas y por otro, y si se quiere quizás más interesante, la seguridad de que en un conjunto rupestre muy reducido, aparecen al menos dos momentos muy separados cronológicamente, con figuras superpuestas. Además de las figuras ya comentadas, en la cueva hay varias ciervas, la cabeza de un caballo, signos y

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Estudio diacrónico restos de pinturas, todo contemporáneo al ciervo.

ello

aparentemente

las cuevas ya citadas, como Pondra, El Haza y Arco A.

Otra cueva que posee manifestaciones rupestres es la cueva de Arco B, donde aparece un mamut grabado, muy característico, con vientre en “U”, con paralelos muy exactos en varias cuevas francesas, con conjuntos asignados a las primeras fases del Paleolítico Superior. De hecho, hay que señalar que el mamut, que nunca debió de ser abundante, se extingue en el Cantábrico en el Würm III. La cueva contiene un conjunto de pinturas rojas y algunos grabados, con ciervas, cabras, signos cuadriláteros, etc., donde hay presencia de la técnica del tamponado, con algunas figuras características del denominado estilo III de Leroi–Gourhan, cuya cronología supuesta se pone en duda hoy, entre otras cosas por las fechas de Pondra. Las vecinas cuevas del Arco C y A también poseen pinturas rojas y la segunda, además, el grabado de una cabra, similares estilísticamente a la cueva del Arco B, de la que está muy próxima. Además, en una cueva, Moro del Oridillo, de tamaño muy reducido, aparecen algunas pinturas rojas, entre ellas un disco grande, que han sido atribuidas a la misma cronología que el resto de las manifestaciones de Arco y Pondra, aunque no resultan nada características por lo que su atribución es dudosa.

Además de los conjuntos comentados aparecen algunas líneas fusiformes aisladas en las cuevas del Polvorín y del Rincón, en posiciones muy similares a las de la cueva de Venta La Perra, fechadas estas últimas por T.L. en los inicios del Paleolítico Superior. Las tres cuevas se encuentran muy cercanas entre sí y las tres presentan yacimientos de habitación.

Las cuevas de Covalanas y El Haza, situadas en último tramo del valle del Calera, se encuentran muy próximas entre sí. Presentan conjuntos de pinturas rojas de gran tamaño; la primera con una importante serie de ciervas y la segunda, de tamaño muy reducido, con representaciones de caballos, cabra, cierva, signos, etc. En ambas se aprecian semejanzas estilísticas y técnicas con las cuevas de Arco y Pondra, aunque las figuras son mayores, más acabadas y complejas, por lo que pudieran ser más recientes. En este sentido, en la cueva del Haza, aparece un relleno paleolítico muy espeso, en el sector de fondo de la cavidad, con sedimentos amarillentos, muy ricos en fauna, parte de los cuales se han deslizado hasta la cueva inferior, denominada cueva de la Virgen, que proporcionó industrias solutrenses. Las pinturas de la cueva de Cofresnedo, a pesar de estar muy deterioradas por causas naturales, constituyen otro conjunto característico de fases antiguas. Así, aparecen motivos típicos, como la agrupación de los puntos rojos digitales, la presencia de signos complejos, como el cuadrilátero y la serie de barras, y la presencia del prótomo de una cierva, realizada con la técnica del tamponado. La posición del panel principal, en un área de penumbra, se repite también en algunas de

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El Solutrense El número de yacimientos que pueden atribuirse a este momento disminuye drásticamente, a pesar de que en el Cantábrico la representación de yacimientos solutrenses es superior a los del Paleolítico Superior Inicial y de que el Solutrense es mucho más fácil de detectar, por la existencia de utillaje muy característico y por situarse estratigráficamente por encima de los niveles auriñacienses. Así, únicamente se han hallado industrias solutrenses en las cuevas del Haza, La Luz y Mirón, además de en el yacimiento al aire libre de Ramales. En la cueva del Mirón se han documentado ocupaciones solutrenses en la excavación de la “Zona del corral”, en concreto en los niveles 125 y 126, datados en torno al 19.000 B.P., (González Morales y Straus 2000). Así mismo se sabe que en el grupo de capas solutrenses del Mirón, datado entre 19 y 17.000 años (Straus et al. 2002), se han recuperado series industriales características, con una importante variedad de tipos de puntas, que incluyen puntas de retoque plano, alguna de ellas de base cóncava, colgantes sobre dientes de ciervo y colgantes sobre moluscos perforados, además de abundantes vértebras de salmónidos. En la cueva de la Luz y en el yacimiento de Ramales aparecen puntas de muesca de sílex acompañadas por otros útiles entre los que destacan los raspadores y las raederas en el primer caso y las laminillas de dorso en el segundo. Esta presencia de puntas de muesca permite atribuir ambos yacimientos a un momento evolucionado del Solutrense. En la cueva del Haza, durante las obras de acondicionamiento de la cavidad para las visitas, el equipo de Camineros de Diputación vació prácticamente el depósito, que debió de haber sido importante, a juzgar por los testigos conservados en la cueva, con niveles arcillosos amarillentos, muy ricos en fauna. En aquel momento sólo se recogió un pequeño lote de materiales entre los que destaca una punta de laurel fracturada en la base, con

Estudio diacrónico retoque plano invasor por ambas caras. Estos materiales se conservan hoy en el M.R.P.A.C. De todos los yacimientos sólo la cueva de La Luz ha proporcionado un lote de materiales mínimamente importante, procedente de una excavación antigua, mal documentada y probablemente seleccionado. Aunque no hay seguridad al respecto, es posible que todo el conjunto proceda de un único estrato. Las series líticas de los conjuntos asignados al solutrense son mucho más escasas que las del Paleolítico Superior Inicial y su conocimiento es deficiente. De los yacimientos con ocupaciones de esta fase sólo El Mirón ha sido excavado con metodología científica, en curso de investigación y donde se sabe que las series solutrenses incluyen características puntas de base cóncava. En la estudiada de la cueva del Haza destaca una punta de laurel, de retoque bifacial, con la base rota, una laminilla de dorso, un raspador sobre lasca, dos truncaturas retocadas, un denticulado, dos escotaduras, dos raederas - una de ellas de cuarcita-, tres piezas con retoques - una de cuarcita - además de algunos restos de talla. En sílex se contabilizan 8 lascas simples, 5 lascas de decorticado 2º, 4 lascas con macrohuellas de uso, una lámina con macrohuellas de uso, una laminilla, una laminilla de golpe de buril, y un núcleo. En cuarcita 2 lascas simples, 2 lascas de decorticado 2º y una lasca con macrohuellas de uso. En marga silícea 18 lascas simples, 2 de ellas con marcas de uso, 10 lascas 2, 3 lascas de decorticado 1º, 3 lámina simples, una lámina 2ª y un núcleo. En caliza una lasca simple y una de decorticado 2º. Y en arenisca dos lascas de decorticado 1º. La colección es reducida y poco representativa, y se trata sin duda de una mínima muestra de lo que se extrajo del depósito. Son tan solo 79 piezas de las que 13 son útiles - el 16,46 %-, porcentaje aunque muy bajo, mucho más alto de lo que habría que esperar en la población original, por tratarse de una muestra seleccionada.

En el yacimiento al aire libre de Ramales han aparecido algunas piezas líticas, quizás en posición derivada o relacionada de una u otra forma con el depósito de la vecina cueva de Los Murciélagos. Se trata de una serie lítica muy limitada, con 15 efectivos, entre ellos un fragmento mesial de punta solutrense con retoques bifaciales. Además aparecen dos laminillas de dorso, una raedera, un denticulado, una pieza astillada, una pieza con retoques continuos, dos escotaduras y un canto de arenisca usado como percutor-alisador. Entre los restos de talla tres lascas simples, dos lascas de decorticado 2º y una lámina simple. Además de la punta es interesante la presencia de las dos laminillas de dorso. El yacimiento mejor conocido es el de la cueva de La Luz de donde se conserva una pequeña colección en el Museo Regional, obtenida en un sondeo realizado por miembros de la Asociación Espeleológica Ramaliega. En el denominado nivel 1 se hallaron algunos útiles de sílex: dos puntas de muesca solutrenses, tres buriles, tres piezas con retoques continuos, cuatro escotaduras, un denticulado, una raedera, una pieza astillada, una truncatura, una laminilla con escotadura y una laminilla con retoque continuo, y una gran lasca retocada, de ofita. En cuanto a los abundantes restos de talla están dominados por el sílex: 122 lascas, de las que 6 tienen macrohuellas de uso, 5 laminillas con macrohuellas de uso, 5 núcleos y 1 laminilla de golpe de buril. En cuarcita aparecen 5 lascas, en ofita dos lascas y en marga 5 lascas. Además también aparece un canto utilizado como percutor. El conjunto es muy reducido por lo que no resulta estadísticamente significativo, no obstante, la aparición de dos fragmentos de puntas de muesca permite situar el conjunto en el Solutrense Superior.

Es interesante que en una colección tan corta aparezca una punta típica y una gran variedad de materias primas, aunque el sílex sea la predominante, así aparecen piezas de cuarcita, algunas retocadas, marga silícea, caliza y arenisca. Además aparecen láminas, laminillas y una lámina de golpe de buril, entre los restos de talla y una laminilla de dorso, un raspador sobre lasca, dos truncaturas, etc., propios de Paleolítico Superior. Es probable que la secuencia -bastante espesa-, pertenezca en gran parte al Solutrense.

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Estudio diacrónico

Fig. 2.33. Industria lítica de la cueva del Haza. 1. Raspador sobre lasca, 2. Denticulado, 3. Lámina con retoque lateral y truncatura, 4. Laminilla de dorso, 5-6. Piezas con escotadura, 7. Punta de laurel, 8.Raedera, 9. Laminilla de golpe de buril, 10 y 12. Pieza con retoques en un borde, 11. Útil mixto Raedera- Buril.

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Estudio diacrónico En el denominado nivel superficial, se hallaron algunos útiles de sílex - perforador, buril, denticulado, etc.- acompañados de un centenar de restos de talla de sílex, una pieza de cuarcita y un canto usado como percutor. Entre los restos de fauna, aparecen algunas esquirlas con huellas de procesado. En el nivel superficial se identifican restos de cabra montes y cuatro fragmentos de concha de Cyprina islandica. En el nivel 1 restos de gran bóvido, cabra y caballo.

Fig. 2.34. Industrias del yacimiento de superficie de Ramales. 1. Punta solutrense, 2 y 3 laminillas de dorso, 4. Pieza con retoques continuos, 5. Denticulado marginal.

Destaca además la variedad de materias primas, aunque bajo el predominio del sílex, el más utilizado para la elaboración de útiles. La mayor parte de la muestra de sílex estudiada es de la variedad de grano fino, de tipo gris a negro, de procedencia foránea. Sólo una pequeña parte es de tipo litoral o de otros tipos. Resulta también un rasgo distintivo la presencia de dos buriles y la ausencia de raspadores, además de las dos laminillas retocadas.

En cuanto a las manifestaciones rupestres hay que reseñar que ninguno de los conjuntos señalados pueden atribuirse con seguridad al Solutrense, máxime cuando varios de ellos presentan características peculiares, como el empleo de la técnica del tamponado, la abundancia de ciervas de orejas en “V” en pintura roja, parecen anteriores, dadas las fechas, todavía no contrastadas, obtenidas en la cueva de Pondra. Este estilo, muy abundante en Ramales, ha sido tradicionalmente atribuido al Solutrense, incluyéndose en el estilo III de Leroi– Gourhan. Es probable que dicho estilo sea de una cronología mucho más dilatada de lo que se suponía hasta fechas recientes y abarque desde los inicios del Paleolítico Superior al Solutrense, donde quizás haya que situar los conjuntos más evolucionados como Haza y Covalanas, la primera con una ocupación solutrense y la segunda muy cerca del yacimiento solutrense del Mirón. Otro conjunto quizás atribuible a un momento evolucionado del Solutrense, o ya de los inicios del Magdaleniense es la cueva del Rincón, donde aparece un pequeño conjunto de grabados, entre los que destaca un ciervo con grandes astas, cuyo paralelo más próximo se puede establecer con el gran ciervo de El Cuco y con algunos ciervos de Altamira y Le Cosquer, especialmente la azagaya atravesando el lomo del ciervo. Las figuras del uro y del bisonte de esta cavidad también presentan caracteres arcaicos.

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Fig. 2.35. Industria lítica de la cueva de la Luz. 1. Raedera lateral inversa, 2. Laminilla con retoques marginales, 3. Fragmento de laminilla con escotadura, 4. Fragmento de laminilla con retoques abruptos y muesca, 5. Lasca con doble escotadura inversa, 6. Lámina con escotadura, 7. Buril, 8, Fragmento de laminilla con truncatura, 9. Laminilla con retoques marginales, 10. Lasca con retoques continuos en un lateral, 11. Laminilla de dorso, 12, Laminilla con retoques marginales, 13. Lasca con escotadura, 14. Buril doble sobre lasca, 15. Raspador nucleiforme, 16. Escotadura sobre lasca, 17. Punta de muesca solutrense, 18. Lasca con escotadura (Pieza pedunculada?, Base de punta de muesca?).

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Estudio diacrónico El Magdaleniense La etapa Magdaleniense tampoco está bien representada, aunque haya más yacimientos que los que pueden atribuirse al Solutrense. Así, aparece en Valle, Mirón y Mantequilleros, El Risco y en Cullalvera. Únicamente se posee información amplia de la cueva de Valle, excavada a principios de siglo y reexcavada en fechas recientes, con un yacimiento, parcialmente afectado por el agua, con abundantes industrias del Magdaleniense Superior Final y con importantes muestras de arte mobiliar. Las excavaciones recientes efectuadas en la cueva

Los sílex utilizados proceden del exterior del valle y una de las variedades más utilizadas – el sílex gris y negro de grano fino- procede de la formación de Plencia. En algunos niveles del Magdaleniense inferior aparecen piezas macrolíticas realizadas sobre cuarcitas y margas silíceas (variedad denominada por otros autores lutita o limolita silícea). Así mismo se atestigua la práctica de la pesca fluvial, en el Asón, tanto de salmones como de truchas, así como un marisqueo puntual. La ocupación de la cavidad es mucho menos intensa en el Magdaleniense Medio y Superior / Final, de los que sólo aparecen evidencias aisladas, aunque se ha recuperado un fragmento de arpón de una hilera de dientes. En la cueva de Los Mantequilleros se ha documentado una intensa ocupación en el Magdaleniense Superior / Final, destacando la aparición de arpones y varillas decoradas. En La Cullalvera, con un depósito casi desaparecido por la acción de las aguas, H. Alcalde del Río halló, a principios de siglo pasado, una aguja que fue atribuida al Magdaleniense. En la cueva restan todavía pequeños testigos con materiales del Paleolítico Superior situados en los laterales del vestíbulo. Recientemente se han practicado sondeos cuyos resultados están pendientes de publicación.

Fig. 2.36. Arpones magdalenienses de Valle. A partir de Gelabert (2003), modificado. del Mirón y en la de Los Mantequilleros han detectado niveles magdalenienses, aunque aún se encuentran pendientes de la publicación definitiva de resultados. En el gran vestíbulo del Mirón han aparecido varios niveles sucesivos, datados entre 17 y 12.000 años. La ocupación de la cueva durante el Magdaleniense Inferior es muy rica en evidencias y en ella se ha señalado la abundancia de restos de cabra montés, seguida por el ciervo y con pequeñas cantidades de grandes bóvidos y caballos. Destaca la industria ósea, rica en puntas de asta, algunas grabadas con símbolos tectiformes, agujas de hueso, dientes perforados y conchas. La industria lítica resulta la habitual en estos contextos, con raspadores de pequeño tamaño, buriles, perforadores y microlitos (Straus et al 2002).

En la cueva del Risco, en Matienzo, en un yacimiento situado en una antigua boca cegada hoy día, miembros de la Expedición Británica a Matienzo encontraron una azagaya de sección circular y bisel simple, que puede atribuirse al Magdaleniense, asociada a un yacimiento muy rico en restos óseos, pero parcialmente erosionado por el agua. Esta pieza se conserva hoy en el M.R.A.P. Al margen de hallazgos más o menos puntuales, y de los conjuntos inéditos de Mirón o Mantequilleros, las series industriales que pueden asignarse a este momento son escasas, y la información sobre Valle presenta algunos problemas. Este yacimiento fue excavado por L. Sierra y por un equipo del Institut de Paleontologie Humaine de Paris a comienzos de siglo. En las excavaciones de L. Sierra aparecieron algunos materiales magdalenienses, en la pared derecha del vestíbulo, en una zona profundamente erosionada, donde se halló un bastón de mando bellamente decorado con una cabeza de cierva, similar al famoso bastón decorado con cabezas de animales de la cueva de El Pendo. En la galería situada en la

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Estudio diacrónico parte izquierda las excavaciones del Institut detectaron un espeso nivel negruzco muy rico en industrias óseas, con algunas obras singulares de arte mobiliar. Ente ellas destaca el hueso de un ave decorado con varios caballos y otros motivos, apareciendo además abundantes arpones de una y dos hileras de dientes, azagayas, punzones, etc. Las colecciones líticas recuperadas son también muy ricas y en general muy características del momento.

2004). Además de restos de talla y series faunísticas clásicas aparecen también elementos definitorios, como un arpón magdaleniense, un bastón de mando, o un colgante sobre canino. Además aparecen algunas conchas de Littorina littorea, que indican la utilización de los biomas litorales.

Fig. 2.37. Distribución de yacimientos y conjuntos rupestres magdalenienses y azilienses. Recientemente el yacimiento de la cueva de Valle ha vuelto a ser excavado por un equipo dirigido por M. P. Gelabert, que, en términos generales reproduce la misma estratigrafía documentada a principios del siglo pasado. Las capas con evidencias magdalenienses aparecen en la base de los cuadros excavados, y en general son niveles negros, ricos en materiales, tanto restos líticos como industrias óseas. Aunque no es posible establecer una relación entre la estratigrafía clásica de Valle y la de las nuevas excavaciones, todo indica que los niveles magdalenienses se excavaron en el sondeo C de la campaña del 96 y en el sondeo GI del 98. De este último se ha obtenido una datación de esta ocupación: 13.820 ± 620 (GX-24640 (Gelabert

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En el sondeo C se excavó una especie de banqueta intacta de 0,4 por 1,30m, cubierta por una escombrera de las excavaciones antiguas. La excavación se llevó a cabo directamente sobre un nivel muy fértil, denominado nivel 1. Se trataba de una tierra arcillosa negruzca, húmeda, rica en fauna y en industria lítica, con huesos tallados. Aparecen azagayas, algunas decoradas, punzones y colgantes. De aquí procede un lote faunístico estudiado por A. Morales (Morales et al. 1997). Destaca el total dominio del ciervo, que supone el 94 % del total de restos identificables. La cabra montés llega al 2% y el corzo, el rebeco y la liebre están representados de forma testimonial.

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Fig. 2.38. Raspadores sobre lámina y microlíticos de la cueva de Valle (M.R.P.A.C.) Excavación de A. Gelabert. Magdaleniense Final - Aziliense.

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Estudio diacrónico Resulta característica la importancia de las aves, con 38 restos y la presencia de vértebras de salmónidos y de algunas conchas de Littorina littorea.

Fig. 2.39. Amplio vestíbulo de la cueva de Valle. El estudio faunístico deduce también que los ejemplares de ciervos se incorporaron completos a la sedimentocenosis de la cueva, donde fueron destazados y procesados. La distribución de edades y sexos indica el dominio de los machos jóvenes, lo que combinado con la ausencia de astas en las muestras permite pensar que una parte importante de la serie fue cazada hacia el final del invierno – mediados de febrero a finales de marzo-, cuando los machos han mudado las defensas. El arte rupestre En lo relativo a las manifestaciones parietales hay que señalar que únicamente se conocen seis conjuntos, todos ellos con un número limitado de figuras. En La Cullalvera aparecen pinturas a lo largo de la primera parte de la cavidad, con algunos paneles importantes a más de un kilómetro de la entrada. Además de algunos paneles muy borrados de pinturas rojas próximos a la boca que pudieran ser anteriores, en una salita lateral aparecen signos claviformes y puntuaciones de color rojo y negro. En una galería lateral se han estudiado tres caballos negros y un pequeño conjunto de puntuaciones rojas concentrado en un divertículo que pudieran también ser antiguas. El estilo de los caballos y los claviformes es muy característico del arte Magdaleniense del Cantábrico y de Pirineos, fechable en la transición entre el Magdaleniense Medio y el Magdaleniense Superior / Final. En Sotarriza solo se conoce la existencia de un caballo con varias azagayas clavadas, que recuerda a algunas figuras magdalenienses, y cuya fechación

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por AMS ha proporcionado una datación más reciente de lo esperado y probablemente errónea. En las cuevas de Emboscados y Sotarraña solo se conservan grabados aunque en la primera haya también una línea roja. La serie de Emboscados incluye varios grabados de animales grandes, entre los que destaca una pareja de ciervos enfrentados, el macho carece de cornamenta, realizadas con la técnica del grabado múltiple, con paralelos en el arte mobiliar, y atribuible a los inicios del Magdaleniense Superior / Final. En la Sotarraña sólo se conoce la figura de un probable ciervo acéfalo, con una azagaya clavada en el pecho, que también ha sido atribuido al Magdaleniense, aunque con poca seguridad. En la cueva del Mirón se ha citado la aparición, en el área de fondo del vestíbulo de la cueva, de un bloque recubierto con grabados lineales, en un contexto estratigráfico que permite su datación hacia el 16000 b.p. (González Morales 2001). También se ha localizado una figura de caballo grabado en el muro del vestíbulo (Straus et al 2002). Por último sobre las representaciones de la cueva del Risco se ha publicado recientemente un estudio de detalle (Smith 2006) y se comentarán en el apartado dedicado al arte rupestre. El Aziliense Se trata de un momento bien representado en la zona de trabajo y se pueden asignar al mismo las ocupaciones del Abrigo de Cubillones, en el borde de la depresión de Matienzo, Valle y San Roque, junto a la cubeta de Rasines, La Luz, Mirón y Los Mantequilleros en el bajo Calera y Esquiente en el desfiladero del Carranza. Es posible que a este momento corresponda la ocupación de la cueva del Callejón, en Seldesuto. De todos modos muchas de estas atribuciones resultan problemáticas por la mínima información disponible, dado que en varios yacimientos los únicos materiales estudiados proceden de superficie. Sólo se han realizado excavaciones en Valle, en Mirón y Mantequilleros, las dos últimas en proceso de estudio. En la cueva de Los Mantequilleros se había hallado, con anterioridad, en la superficie de la terrera de una excavación furtiva, un arpón plano, de doble hilera de dientes. Las excavaciones en curso, dirigidas por el Dr. Fano, han proporcionado abundantes raspadores de pequeño tamaño y laminitas retocadas, en un nivel que ha sido datado en el 11.630 B.P. sobre una muestra de hueso. Con

Estudio diacrónico toda probabilidad el arpón plano procede de este mismo nivel (Straus et al 2002).

aparecen variedades de sílex litorales y sobre todo foráneas.

Las cuevas de Cubillones y San Roque fueron excavadas por el equipo de camineros de la Diputación y la segunda, también por el Seminario Sautuola. Posteriormente, en el Abrigo de Cubillones se recogió un reducido lote de materiales que se conserva en el M.R.A.P. y se observaron algunas piezas en superficie, algunas de aspecto epipaleolítico, coherentes con la fauna aparecida, que incluye restos de ciervo y conchas de Littorina littorea. Destaca la presencia de dos raspadores sobre lámina y otro característico sobre lasca retocada, dentro del pequeño conjunto de sílex recogido y estudiado en superficie.

De la cueva de San Roque se conservan en el M.R.A.P. dos pequeños lotes de materiales, uno procedente de un sondeo del Seminario Sautuola, realizado en 1965, y el otro recogido por el CAEAP en superficie. Aparecieron algunos útiles: tres raspadores unguiformes, un raspador sobre lasca, un raspador - buril, y algunos restos de talla, todos ellos en sílex. El utillaje, especialmente los raspadores unguiformes, resultan típicos del Aziliense. Dentro de la cueva este nivel se observa en los cortes de la cata realizada en una de las salas interiores de la cueva; se trata de una capa arcillosa que aparece bajo una gruesa capa estalagmítica e incluye abundantes huesos de ciervo y algunos de Bos sp., así como restos de talla e industrias de sílex. No está clara la atribución completa de la serie lítica de San Roque depositada en el M.R.A.P., probablemente una parte procede de la salita del fondo, de un nivel aziliense, y otra de la superficie del vestíbulo superior. Se trata en todos los casos de industrias de sílex de aspecto aziliense: aparecen raspadores ungüiformes, una punta de doble dorso sobre laminilla, varias laminillas de dorso, etc.

Fig. 2.40. Arpón plano de la cueva de Los Mantequilleros. En la lengua más occidental del valle de Matienzo, en el extremo de Seldesuto, se encuentra la cueva del Callejón, conocida en la bibliografía espeleológica como del Arenal (Fernández Gutiérrez 1966). En su boca derecha, la más seca y con mejores condiciones de uso se conserva un nivel de unos 40 cm de potencia, formado por limos grisáceos, que incluye abundantes restos de industria lítica, así como fauna - Sus scropha, Cervus elaphus y Capra sp.- y fragmentos de conchas de Mytilus edulis. La serie lítica es muy reducida: destaca un núcleo de discoidal preparado, así como una arista de núcleo de laminillas con retoques marginales y una lámina de retoque continuo. En lo que respecta a las materias primas

Fig. 2.41. Abrigo donde se abre la cueva de San Roque, con una ocupación aziliense. En la cueva de Esquiente también se ha señalado la presencia de industrias atribuidas al Aziliense. En concreto, en el interior de la cueva, que se encontraba intacto y en superficie, se observaron algunas industrias atribuibles al epipaleolítico, que incluyen un raspador simple sobre lámina, un bec y restos de talla, además de algunos restos de ciervo. Es interesante reseñar que en el vestíbulo de la cueva se ha documentado también un conchero de Cepaea nemoralis, probablemente Mesolítico.

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Estudio diacrónico Por último, en las excavaciones realizadas a principios de siglo en la Cueva de Valle, se documentó un espeso nivel de unos 50 cm de espesor, en cuya parte superior aparece un nivel de conchero de Cepaea. La industria recuperada fue muy abundante, tanto la lítica, donde se hallaron útiles característicos, como raspadores discoides y nucleiformes, buriles, laminillas de dorso, puntas azilienses, y un importante lote de microlitos geométricos, en concreto, 15 triángulos y 6 segmentos de círculo. La industria ósea es asimismo rica y variada, con piezas muy representativas, como 14 arpones planos de una y dos hileras de dientes, 8 punzones y otras piezas. Además aparecieron algunos cantos pintados, uno de ellos conservado en el Field Museum de Chicago, con compleja iconografía. Bahn et al (1987) estudian esta pieza y la describen como un canto con dos trazos transversales y comienzo de un tercer trazo, interrumpido por la fractura de la pieza y "bordeado", es decir con todo el perímetro pintado. La pintura utilizada es ocre, de color Rojo 10R 4/6 (código Munsell 1975), de forma ovalada, fracturado. Aunque el autor utiliza el término "Schiste" debe de entenderse que se trata de una pieza de arenisca. Sus medidas son: 4 x 2,9 x 0,6 cm. Las recientes excavaciones realizadas en Valle, como ocurría con los niveles magdalenienses, han venido a confirmar la secuencia, sin aportar datos nuevos de relevancia. Por otra parte, en la publicación disponible no aparecen láminas que posibiliten un estudio de las industrias, y dado que no se utilizan las tipologías líticas más extendidas para estos momentos - Laplace, Bordes o Forteano es posible realizar una comparación estadística con otras series1. La ocupación aziliense debió de formar el nivel 2, de la excavación de Gelabert, del que se dispone de algunas dataciones (11.040±150 BP, 11.050±150 BP, 11.130±170). Se trata de un nivel rico en evidencias, con abundantes, huesos, sílex y conchas, con lentejones con carbón y piezas significativas como algún arpón plano. Un problema fundamental de la estratigrafía de Valle es el final de la ocupación aziliense. A la vista de los testigos cementados, y teniendo en cuenta que la excavación comenzó en algunos casos un metro por debajo de los mismos, donde se dató una ocupación en un momento avanzado del Aziliense, es muy probable que el nivel cementado rico en huesos y en conchas de caracol de tierra se

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formase ya en el Holoceno, y corresponda a un momento Mesolítico. En cualquier caso es evidente que en Valle el consumo de Cepaea nemoralis comenzó ya en el Aziliense.

Fig. 2.42. Canto pintado de Valle. A partir del dibujo de Bahn et al (1987).

A diferencia de lo que ocurre con la industria lítica sí que son utilizables los datos faunísticos, pues se dispone del informe de los especialistas (Pino Uría 1988/2). Cabe destacar el total dominio de los restos de ciervo, que supone el 91,4 % del total, seguido muy de lejos de la cabra montés, -con 4.4-, del corzo, - 1,2-, rebeco, 0,4, Bóvido medio 0,8, lagomorfo: 0,2, ungulado sp. 1,2. El NMI para el ciervo es de 20 individuos. Dentro de la población de ciervos destaca la abundancia de individuos jóvenes (más del 60%), del total de restos, 3 fetos y un infantil. Esta abundancia de juveniles, unida a la falta de astas podría indicar que la caza de ciervos se centró en el otoño. Así pues, la serie sigue linealmente todas las tendencias del nivel magdaleniense, tanto en las especies elegidas como en los patrones de captura. La pesca fluvial parece intensificarse en la ocupación de Valle en el Aziliense, y así aunque en la memoria de las nuevas excavaciones no se hace un estudio específico de los restos ictiológicos, en la mayor parte de las muestras de flotación –de uno o dos litros de tierra- aparecen citados abundantes restos de peces. Esto indica que la representación de restos ictiológicos en el registro original era importante.

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. Fig. 2. 43. Industria del yacimiento del Abrigo de Cubillones (Matienzo)1. Raspador sobre lasca, 2. Lasca con retoques alternos, 3. Arista de núcleo, 4. Muesca, 5-6. Láminas con marcas de uso, 7. Raspador en extremo de lámina, 8. Truncatura con retoque lateral, 9. Hueso con muesca inversa, 10. Núcleo mixto de lascas - láminas. Todo el material lítico en sílex. En conjunto parece que las ocupaciones epipaleolíticas se sitúan en espacios amplios, secos y en general bien orientados, o protegidos. Salvo Cubillones, en una posición algo más alejada del valle, las demás ocupaciones se encuentran cerca de los fondos de las vegas o en el propio reborde de las cubetas. Aproximadamente la mitad de los yacimientos están asociados a desfiladeros, en entornos de pendientes muy fuertes y en lugares de paso. El resto aparecen en bordes de valle, o en laderas bajas, en zonas de pendientes medias.

El único yacimiento en que se cuenta con series faunísticas estudiadas y publicadas es el de Valle, pero su perfil no puede extrapolarse a todo el territorio. En cualquier caso el ciervo aparece en todos los conjuntos, así como la cabra. En algunos casos aparece la asociación ciervo- cabra, o ciervo y jabalí / corzo. En cuanto a la malacofauna se han encontrado yacimientos con fauna fría - Littorina littorea - y otros con especies holocénicas, lo que parece natural en una fase cultural de transición climática. Cabe destacar por último el mantenimiento o incluso el incremento de la pesca fluvial, sólo evidenciada en Valle.

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Fig. 2. 44. Industria lítica retocada de San Roque, quizás procedente en su mayoría de la ocupación aziliense. 1 a 3 raspadores, 4. Núcleo con retoques de regularización, 5. Buril, 6. Pieza laminar de retoque continuo, 7. lasca con retoques de uso, 8. buril, 9 lámina denticulada, 10. lámina con retoque continuo marginal y de uso, 11. pieza racletoíde, 12. lámina de borde de núcleo con retoques parciales y de uso.

Resumiendo, aunque se conoce un buen número de yacimientos del Paleolítico Superior en el Medio Asón muy pocos de ellos han sido investigados por lo que la información cultural y paleo-ecológica es

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muy parcial. También es interesante reseñar que en su mayoría han sufrido importantes alteraciones post-deposicionales, por lo que es probable que en muchos de los yacimientos haya desaparecido la mayor parte del depósito arqueológico.

Estudio diacrónico El elevado número de sitios de ocupación está en relación con la abundancia de cuevas con manifestaciones de arte rupestre, y así, el medio Asón es el sector con mayor densidad del Cantábrico en este aspecto. También es destacable la abundancia de cuevas con yacimientos antiguos y con conjuntos de arte premagdaleniense, frente a los magdalenienses, donde de hecho aunque sean relativamente frecuentes las cuevas con manifestaciones rupestres, no aparece ningún gran santuario. Durante el Aziliense aparecen mayor número de yacimientos, que en algunos casos siguen utilizándose durante el Mesolítico. Con todo, es muy probable que se descubran nuevos yacimientos cuando se investiguen en profundidad algunas de las cuevas con yacimiento arqueológico de épocas posteriores, especialmente las que presentan buenas condiciones de habitabilidad. Los yacimientos de superficie son mucho más difíciles de detectar y además, la mayor parte de los suelos analizados en la zona están profundamente erosionados, no conservando apenas su estructura edáfica original.

Nota Se ha realizado el estudio de las materias primas a partir de una muestra de restos líticos, obtenido de un sondeo de recuperación y de varios cortes realizados en el fondo del río, en posición secundaria durante la intervención de la Dra Gelabert.-Esta serie se encuentra depositada en el M.R.A.P. De un total de 980 piezas, el sílex gris cristalino, de alta calidad, supone el 93,36%. El sílex litoral el 5,41 %. El resto lo integran otras variedades de sílex, la cuarcita y la arenisca.

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2.4. El arte rupestre paleolítico en el Medio Asón P. Smith

El medio Asón constituye uno de los principales focos del arte paleolítico de todo el Cantábrico. Entre el desfiladero del Carranza, el reborde de la cubeta de Ramales de la Victoria y la depresión de Matienzo, suman unas 18 cavidades decoradas. Así es que en el recuento de centros parietales que hace González Sainz (2007a), la cuenca del Asón aporta el mayor número de estaciones (21) de entre las once zonas en que el autor divide la región cantábrica (las zonas siguientes en número de conjuntos son el Nalón y el Saja-Besaya, con 14 cavidades cada una). Además, fue en el medio Asón donde se produjo el segundo descubrimiento de arte paleolítico en España, después de Altamira: la cueva de Covalanas, el 11 de septiembre de 1903 (Alcalde del Río 1906). Este hallazgo de Alcalde del Río y Lorenzo Sierra fue seguido por el de la cueva de la Haza, dos días después. Así, se dio el pistoletazo de salida a la carrera de descubrimientos del arte rupestre cantábrico.

cavidades del medio Asón, solamente arroja un total de unas 78 figuras. Teniendo en consideración que un recuento similar para todo el Cantábrico, realizado en 1999, antes del descubrimiento de varios conjuntos de arte importantes, ya alcanzó un total de 1.604 figuras (Cacho Toca 1999 en González Sainz 2005), vemos que el medio Asón aporta menos de 5% de todas las figuras paleolíticas cantábricas, o sea la mitad de las que le correspondería si cada una de las once zonas tuviera un número igual de figuras. El motivo de este bajo número de figuras se halla en el carácter relativamente sincrónico de los conjuntos, es decir que se desarrollaron durante un periodo determinado y prácticamente no existen santuarios que se hayan vuelto a decorar en varias épocas. Además, en esta zona el arte arcaico parece más importante que el del magdaleniense, momento en que se realizaron tantas figuras en otros lugares. En consecuencia, la relativa escasez del arte magdaleniense es una de las características del medio Asón. La investigación

Fig. 2.45. Vestíbulo exterior vaciado de la cueva del Haza de Ramales. El recuento de cuevas con arte paleolítico en el Cantábrico cambia continuamente, pero hoy en día se aceptan como auténticas unas 110 cavidades, por lo que las del medio Asón suponen algo más del 15% del total. Sin embargo, entre las dieciocho cavidades, se encuentran varias con una sola figura o con muy pocas, e incluso solamente con arte nofigurativo. Por otra parte no existe en la zona ninguna súper-cueva, al estilo de El Castillo, con centenares de figuras. Consecuentemente, el recuento de las figuras de animales, incluidos los cuadrúpedos no identificados, en todas las

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Además de las cuevas de Covalanas y La Haza, las otras estaciones que se recogieron en Les Cavernes de la Region Cantabrique fueron las de SotarrizaCovanegra y Venta de la Perra (Alcalde del Río, Breuil y Sierra 1911). Tienen que pasar muchos años, hasta 1954, cuando se descubre el arte de la cueva de Cullalvera (González Echegaray, 1959). Unos años después, los camineros de la Diputación ven el grabado al final de la cueva de Sotarraña (o Patatal) en Matienzo, aunque no se da a conocer la figura. En 1979, se halla el conjunto de la cueva de los Emboscados. Sin embargo, es el C.A.E.A.P. que da el gran impulso a los descubrimientos en la zona, al localizar el arte de las cuevas de Arco, Pondra y Moro de Oridillo en la década de los 80, y de las cuevas de La Luz, Cofresnedo y El Risco en los años siguientes. El arte de la cueva del Mirón se descubre durante las excavaciones arqueológicas en la cueva (Straus y González Morales, 1996). Finalmente, fue en el curso del proyecto de prospección, cuyos resultados se presentan en este libro, cuando se descubrió el arte de la cueva del Rincón.

Estudio diacrónico Además de los propios descubrimientos y estudios iniciales, de varios conjuntos se han realizado trabajos de investigación. Son de destacar los distintos estudios realizados de Covalanas y La Haza (Moure et al., 1991; García Diez y Eguizabal Torre 2003) y de Venta de la Perra; contribuciones igualmente importantes han sido las dataciones absolutas de muestras de pintura en Cullalvera y Sotarriza, o la datación de concreciones en las cuevas de Pondra y Venta de la Perra (González Sainz y San Miguel Llamosas 2001). El hecho de que se conozcan tantas cavidades en la zona, muchas de ellas con muy pocas figuras, se debe sin duda a la meticulosa exploración realizada en la parte cántabra. Comentarios hechos sobre la investigación en el País Vasco (González Sainz, Cacho Toca y Fukazawa 2003) ahora suenan proféticas, después del hallazgo del arte en la cueva del Rincón. En referencia a la baja densidad de estaciones en el País Vasco, comentan: “Parece… que estemos ante un problema de prospección del arte rupestre… por la ausencia de equipos con tradición y cierta preparación específica en la documentación de grabados y restos de pintura poco espectaculares… En el centro de esta región [el Cantábrico] se produjo un fuerte impulso en la investigación del arte del interior de las cuevas… Tal situación… ha implicado…, entre las ventajas, la localización de un amplísimo número de cavidades con muestras parietales.”

solían escoger las “mejores” cuevas, a poca altitud sobre el fondo del valle, con bocas visibles, una buena orientación, y ambientes interiores secos. Es posible que solamente en estos tres lugares se encuentren cavidades que reúnen dichas condiciones. Desde luego, es fácil ver la atracción de los abrigos soleados en la orilla sur del desfiladero del Carranza, o de las cuevas protegidas por el Muro del Eco en Ramales. Igualmente, en estos mismos casos, las cavidades se sitúan en puntos estratégicos, de comunicación entre distintas zonas interiores (González Sainz 2007a). Por otro lado, es frecuente encontrar cuevas decoradas en asociación con fenómenos fluviales, tales como las surgencias, sumideros o manantiales termales. Esto es el caso de las cuevas de los Emboscados y Sotarraña, cerca de los sumideros del río de Matienzo (Bahn 1978 en Smith y Ruiz Cobo 1999). Pero las preferencias no permanecían sin modificar durante todo el Paleolítico superior, y dos de los conjuntos más tardíos, de las cuevas de Cullalvera y Sotarriza, se localizan en el fondo de cuevas con una mala orientación.

La distribución de las cuevas decoradas Es interesante la distribución de las cuevas con arte, en primer lugar por existir tantas estaciones en el medio Asón, cuando no se conoce ninguna con seguridad en la cuenca alta, y mientras en el bajo Asón solo existen el abrigo de Peña del Perro en Santoña, y las cuevas de Cobrante y El Otero en Voto. ¿Por qué esta concentración en la parte media del valle? Primero, se debe anotar que esta división de la cuenca fluvial es artificial o antrópica, y sería posible realizar otras divisiones que producirían recuentos diferentes. O que, con el descenso del nivel del mar en el Paleolítico, el medio Asón posiblemente ya no estaría en la mitad del curso del río. No obstante, no se cambiarían los resultados tanto como para alterar el hecho de que existe una concentración real en esta zona, como ya ha señalado González Sainz (2007a) para los mediosvalles del Nalón, Cares-Deva, Nansa, Besaya y Pas. También, dentro de esta zona, las cavidades se concentran en tres lugares concretos: sobre el río Calera, hacia el sur de la villa de Ramales de la Victoria; en el desfiladero del río Carranza; y en el polje de Matienzo. Se sabe que los paleolíticos

Fig. 2.46. Distribución de cavidades con arte rupestre paleolítico en el valle de Matienzo La ausencia, ya señalada, de un santuario utilizado repetidamente durante distintos periodos, suscita la pregunta de si todavía falta por descubrirse una cavidad de esta característica en la comarca del Asón. Se ha propuesto que dichos santuarios, que ganaron una reputación o popularidad durante muchas generaciones, actuaban como lugares de agregación de los pobladores paleolíticos. Por el momento, el santuario grande más cercano que se conoce es el de la galería inferior de La Garma, en el bajo Miera. Es posible que los cazadoresrecolectores que explotaban el Asón se agrupara allí, o tal vez tuvieran otro centro, hoy desconocido

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Estudio diacrónico o desaparecido: pudiera haber estado en el bajo Asón, por ejemplo en el interfluvial Asón-Agüera. El arte arcaico En el medio Asón, el arte paleolítico más representativo es el arte pre-Magdaleniense o Arcaico, tanto que Apellániz (1982) acuñó el término “Escuela de Ramales” para un tipo determinado de pintura roja. Son las figuras de contorno tamponado, con típicas representaciones de ciervas, que encuentran su mejor expresión en la cueva de Covalanas, pero que se hallan también en las cuevas de La Haza, Pondra y Arco B. Figuras rojas existen también en las cuevas de Arco A, y Cofresnedo, aunque no se detecta la técnica del tamponado en éstas últimas. En Covalanas se hallan representadas unas diecisiete ciervas, además de un caballo y un uro. Las convenciones características que se han empleado en las ciervas son: las orejas en forma de “V”; contornos hechos de puntos yuxtapuestos en las partes próximas a la cabeza, y separados entre si en las partes distales; y un ojo redondo.

todas las estaciones existe una muestra, siempre de color rojo, como los cuadriláteros simples de La Haza y Arco B, los pequeños rectángulos rellenos de la cueva de Covalanas, y el “cuadrilátero” abierto por el lateral izquierdo de la cueva de Cofresnedo. La cueva de Arco A tiene un signo complejo realizado con puntos rojos, unos 70 cm de alto por 53 cm de ancho. La única pintura de la cueva del Morro del Oridillo tiene la forma de un disco. El arte arcaico del medio Asón también se caracteriza por el grabado profundo. El conjunto mejor conocido es el de la cueva de Venta de la Perra, con figuras de bisonte y oso, situadas cerca de la entrada, y líneas no-figurativas en el exterior de la boca. Una característica de algunas de las figuras es el aspecto angular de sus contornos. Una capa de concreción que cubría parte de los grabados fue datado por TL hacia el 22.000 BP, que pone una fecha ante quem para el grabado. De forma parecida, se ha fechado el grabado de un caballo en la cueva de Pondra al periodo entre 30.700 y 19.000 BP (González Sainz y San Miguel Llamosas 2001).

La cercana cueva de la Haza contiene menos figuras, pero más variedad de especies: caballos, un reno y un cáprido, además de una cierva. En la cueva de Pondra se hallan dos ciervas, producidas con una técnica diferente: sus contornos dibujados en rojo y el interior de sus cuerpos relleno de tintas planas de color marrón-amarillento. En la pared de enfrente, un ciervo está cubierto por concreción que se ha fechado por termoluminiscencia: los resultados indican que la pintura se realizó entre 28.500 y 23.000 BP (González Sainz, 1999). El conjunto de la Arco B empieza con una cierva casi completa; a pesar de estar peor conservadas las demás figuras, se reconocen más ciervas y cápridos (Muñoz et al. 1991). Igualmente, en la cueva de Arco A, unas pinturas bastante perdidas representan a un caballo, un uro y dos posibles bisonte. Finalmente, las pinturas rojas, también muy perdidas de la cueva de Cofresnedo, donde posiblemente se hallan representados una cabeza de cierva y un cuadrúpedo, están asociadas con un yacimiento auriñaciense, situado al pie de la pared decorada (Ruiz Cobo y Smith 2003). A pesar de esta importancia del arte arcaico, no son abundantes los signos convencionales, los que son tan característicos del arte pre-Magdaleniense cantábrico. Por ejemplo, no se conocen signos cuadriláteros “clásicos”, como los ejemplos familiares de las cuevas de El Castillo o La Pasiega, y los que se restringen al sector entre Puente Viesgo y los Picos de Europa. Sin embargo, en casi

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Fig. 2.47. Distribución de sitios con arte rupestre paleolítico en el área cárstica del medio Asón. En el mismo desfiladero, hacia el oeste de Venta de la Perra, en el fondo de la cueva de Arco B, se halla una figura de mamut, grabada sobre una colada estalagmítica. Este animal se ha representado con la convención de “vientre en arco” con paralelos claros en cavidades francesas como Cougnac o Roucadour (González Sainz y San Miguel Llamosas 2001). Hacia el este de la cueva de Venta de la Perra, se encuentra la cueva del Rincón, con el conjunto rupestre descubierto en el curso de este proyecto de prospección. La figura más destacada de dicho conjunto es un ciervo, orientado

Estudio diacrónico hacia la izquierda, del que se representan las dos astas, muy largas y estilizadas, que en su parte superior se dividen en varias ramas, un ojo, y dos extremidades posteriores y uno anterior. Además, el animal está herido con una azagaya, que lo lesiona desde arriba, y que aparentemente tiene indicadas las barbas en su punta. En la parte inferior del mismo panel se encuentra la figura de un uro, identificado por González Sainz y Garate (2007). Esta figura se halla peor conservada, y solamente se distinguen bien su línea cérvico-dorsal y los cuernos; también tiene asociado un proyectil, que lo hiere por el pecho. Los grabados de otro cuadrúpedo difícil de identificar, líneas digitales no-figurativas, y manchas de pintura roja muy perdida, completan el conjunto, que los citados investigadores atribuyen al Gravetiense o Solutrense.

Aunque las dataciones de TL disponibles sugieren la contemporaneidad de las figuras grabadas y pintadas, aparte de la obvia diferencia en la técnica empleada, también son notables las diferencias en la representación faunística, con una abundancia de ciervas entre las pinturas y la presencia de un mamut y un oso entre los grabados. Solamente los caballos y los uros tienen una presencia significativa en las dos técnicas. Se diría que los grabados representan una fauna propia de un clima más frío que las pinturas, aunque hay un reno pintado en La Haza; también que representan animales más temibles, mientras que las pinturas reproducen las especies cazadas. Además, se hallan diferencias en las técnicas específicas y en los estilos. Estos van desde las pinturas rojas realizadas mayoritariamente con el tamponado (en Covalanas) al uso de tintas planas (Pondra); o desde los grabados profundos y angulosos (Venta de la Perra)

Para la cueva de Arco D, se han citado varios grabados, aparentemente no figurativos, sobre una colada estalagmítica (Montes, Muñoz y Morlote 2005).

Fig. 2.49. Ciervo grabado de la cueva del Rincón.

Fig. 2.48. Grabados de la cueva del Risco En la cueva de La Luz, se ha confirmado una cita de A. Bermejo, al documentarse unos grabados profundos, sobre todo un contorno, identificado como los cuartos traseros de un caballo, dibujado con líneas sinuosas. Posteriormente se han interpretado otras líneas como un grupo de bisontes. Esta cavidad se localiza cerca de Covalanas y la cueva del Mirón, al lado del Muro del Eco (Montes, Muñoz y Morlote 2002)

y los más sinuosos de Arco B y La Luz, hasta los grabados más finos y detallados de El Rincón. Por lo tanto, esta heterogeneidad sugiere que el arte arcaico del medio Asón no es sincrónico y debe abarcar una muy larga cronología, probablemente desde el Auriñaciense hasta el Solutrense. Desgraciadamente, las dataciones de TL no dan suficiente definición, ni disponemos de otros métodos de fechación absoluta, que nos permita proponer una secuencia cronológica rigurosa. El arte magdaleniense Probablemente corresponden al Magdaleniense medio, los grabados de la cueva de los Emboscados, en Matienzo. Las figuras fueron realizadas con un grabado fino y, en algunos casos, con la técnica del estriado. Destaca la cabeza y cuello de una cierva, que tiene paralelos, no solamente en el arte parietal de El Castillo y Altamira, sino también en el arte mueble, en piezas

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Estudio diacrónico que se han datado alrededor de 14.500 BP (González Sainz, Cacho Toca y Fukazawa, 2003). Igualmente localizada en Matienzo, la cueva de Sotarraña tiene una sola figura que es acéfala, pero que probablemente representa una cierva, atribuida al Magdaleniense (Balbín et al., 1986). Sin embargo, presenta rasgos en común con las figuras de la cueva del Rincón: la relativa profundidad de los surcos del grabado, la forma de las patas, y la azagaya que tiene clavada en el cuerpo. Por lo tanto, es posible que este pequeño dibujo, igual que

representación de azagayas (Arco A y Sotarraña) y cuernos vistos frontalmente (Arco A y Otero). Sin embargo, la figura de El Otero presenta buenos paralelos en el Magdaleniense superior (González Sainz et al., 1985), y como se ha comentado antes, las figuras de Sotarraña, y Arco A, igual que las de El Rincón, pueden ser pre-magdalenienses. De todas formas, la cabra de El Arco A parece no tener nada que ver con las pinturas rojas del mismo yacimiento, y puede tratarse de un raro caso – para el medio Asón – de un santuario reutilizado, decorado en dos momentos bastante distantes en el tiempo. Una serie de grabados en la cueva de El Mirón fueron descubiertos en el curso de las excavaciones. Un gran bloque de caliza se cayó desde el techo de la cueva, encima de un nivel (110), fechado alrededor de 16.000 BP. A continuación, se realizaron unos grabados en su cara interior, y finalmente el bloque fue cubierto por estratos magdalenienses posteriores, durante un periodo de unos 4000 años. Además, otros grabados, que incluyen un caballo, sobre la pared en el fondo del vestíbulo, son atribuidos al Magdaleniense medio, por su altura sobre un suelo fechado por 14C (Straus y González Morales 2003).

Fig. 2.50. Grabado de la cueva del Risco (Smith 2006). el ciervo de El Rincón, corresponda al arte preMagdaleniense. Una tercera cavidad de Matienzo, El Risco, contiene un pequeño conjunto con dos cabras, signos y líneas no-figurativas. Aunque es poco representativo, se le ha asociado con otros conjuntos cántabros “menores”, como la cueva de Cualventi, en los que las cabras son abundantes (Smith 2006). Este tipo de conjunto se viene fechando en el Magdaleniense inferior-medio. En la cueva de Arco A, en la estrecha galería final, aparece la figura de una cabra, fuertemente grabada, con largos cuernos en perspectiva torcida, una sola pata delantera y trasera, y unas posibles azagayas en el cuerpo. Se ha comparado esta figura con la de Sotarraña descrita arriba, o con la cabra de la cueva del Otero (Voto) (Smith 2001). Tienen varios rasgos en común; además de ser grabados únicos, situados en galerías finales, coinciden en la

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En el medio Asón, las pinturas atribuidas con más seguridad al Magdaleniense son los caballos representados en las cuevas de Cullalvera y Sotarriza. Pintados en negro, presentan muchos detalles anatómicos, sobre todo en el caballo mejor conservado de Cullalvera, donde se ven la cabeza, el contorno del cuerpo completo, la cola, y los pelos en la crinera y debajo del vientre. Están realizados con un claro planteamiento naturalista. En este periodo es frecuente encontrar paralelos entre el arte del Cantábrico y el del S.O. de Francia, y se suele atribuir el gran parecido entre las figuras de las dos zonas a la existencia de contactos y movimientos de los cazadores entre los territorios. En este caso, existen paralelos con los caballos de Cullalvera en el arte mueble de Gönnersdorf, en Renania, donde son frecuentes los caballos dibujados sobre placas de esquisto (Bosinski 2005). ¿Es posible que existieran contactos sobre distancias tan largas? También es posible que la aplicación de un estilo naturalista en las dos regiones llegara, lógicamente, a resultados casi idénticos. El caballo de Sotarriza es un dibujo más tosco, pero muy expresivo. El animal parece tener unas azagayas clavadas en el pecho y la extremidad trasera (San Miguel et al., 1988) Por lo tanto, se suelen asignar las pinturas de Cullalvera y Sotarriza al Magdaleniense final (se podría esperar una edad alrededor del 12.000 BP,

Estudio diacrónico igual que las figuras negras de la cueva de Las Monedas). Sin embargo, las pinturas negras de dichas cavidades que se han datado por 14C han arrojado resultados de 10.400 ± 90 BP (Gif A96261) y 8890 ± 90 BP (Gif A-98170) respectivamente (González Sainz 2007b), los que se consideran demasiado recientes y por lo tanto erróneos y probablemente contaminados. Aunque tenemos que estar de acuerdo con esta conclusión, también admitimos que existe una especie de paradoja: se suele afirmar que el arte parietal desaparece después del Paleolítico, pero cuando se consiguen dataciones post-paleolíticas para unas pinturas, se descartan las mismas por erróneas.

Fig. 2.51 Posible bisonte grabado de la cueva del Rincón Los caballos de Cullalvera se sitúan a un kilómetro de la boca; un santuario muy profundo. A unos 700 metros de la entrada, se encuentra un conjunto de signos pintados en rojo y negro: destacando dos hileras de puntos rojos, una serie de bastones en negro, y siete claviformes de color rojo. Dichos claviformes se llaman “signos tardíos” y son atribuidos al Magdaleniense, con paralelos en el Cantábrico y los Pirineos. Aunque esta atribución parece firme, sorprende el empleo de pigmento rojo para producir estos signos, en un momento cuando ni los signos ni el color rojo son muy frecuentes. En cambio, se encuentran signos realizados en negro y rojo en la cueva de Calero II, donde se ha obtenido una datación de 25.000 BP. Además, por otras partes de la cueva, se localizan grupos de puntos rojos.

Nos hemos referido mas arriba a la aparente ausencia de un santuario importante que se utilizase durante el Magdaleniense, en el medio Asón. Las excavaciones que se realizan en El Mirón, además de la existencia de muchos otros yacimientos, son un testimonio claro de la frecuente presencia de los cazadores magdalenienses en la zona, sobre todo en el Magdaleniense medio, periodo al que corresponden los niveles más fértiles de El Mirón (Nivel 108). Además, los caballos de Cullalvera deben corresponder al Magdaleniense superior, y por lo tanto del Magdaleniense medio, “el apogeo del arte paleolítico”, solamente corresponden el conjunto de cérvidos y cápridos estriados de Los Emboscados y los grabados de El Mirón. ¿Dónde está entonces el santuario central de ese mismo periodo? De otro punto de vista, los animales más importantes simbólicamente en el arte magdaleniense son los bisontes y los caballos, los que representan, expresado de forma sencilla, a la luna/femineidad y al sol/masculinidad respectivamente (Smith 2003). En el medio Asón tenemos dos santuarios magdalenienses dedicados a los caballos, pero ninguno a los bisontes (que por otra parte son los más comunes en el Cantábrico). El santuario del bisonte más cercano que se conoce debe ser la cueva de Urdiales; podría haber existido otro en la comarca del Asón. El motivo de esta ausencia puede hallarse en el hecho de que el territorio del medio Asón se ocupara sobre todo en los meses más cálidos; a esa conclusión se ha llegado a través del estudio arqueozoológico de los restos óseos recuperados en las excavaciones de la cueva del Mirón: que el asentamiento se utilizase como un campamento de verano (Marín Arroyo et al., en prensa). Por lo tanto es posible que se acudiera a los santuarios durante los meses de invierno, cuando la zona del medio Asón se encontraba abandonada, y en consecuencia dichos santuarios tienen que hallarse en los lugares que se utilizaban en esos momentos, probablemente cerca de la costa.

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Estudio diacrónico

Fig. 2.52. Distribución de cavidades con arte rupestre paleolítico en el Medio Asón.

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2.5. El Mesolítico

Estudio diacrónico.

J. Ruiz Cobo

Se han adscrito al mesolítico una veintena de yacimientos en el área de trabajo, en la mayor parte de los casos basándose en la presencia de evidencias de conchero asociadas de forma directa a restos de fauna y fragmentos de carbón, o industria lítica. Se dispone de cinco yacimientos con niveles de este periodo o inmediatamente anteriores, con dataciones radiocarbónicas: Valle, Mirón, Cubío Redondo, Cofresnedo y Tarrerón.

Conjunto Mirón Valle Valle Valle Mirón Mirón Mirón Hayas / Sup Cofresnedo Cubío Red. Cubío Red. Tarrerón

Nivel 11.a II-2 III-3 III-1 10.1 10.1 10.1 IH3 C5 C-2 C-1 III

Fecha BP 11720 11130 11050 11040 9550 8700 8380 7529 6845 6630 5780 5780

sd 140 170 150 150 50 40 175 130 45 50 50 120

Seldesuto – La Vega, en un área de tamaño reducido. En Rasines los yacimientos de Valle, San Roque, La Pedrera, El Mazo, La Rozada, Torcollano y El Cuadro han proporcionado evidencias de conchero tardío. En principio no hay dudas de atribución para los cuatro primeros, pero es posible que Torcollano y quizás El Cuadro correspondan a un momento neolítico, dada la presencia en el primero de fauna

Referencia GX-23391 GX-24638 GX-23799 GX-23798 GX-24464 GX-25852 GX-24463 GrN-21231 GrA-20146 Beta-106050 Beta-106049 I-4030

C14 cal 1 sg 12058-11519 11393-10985 11225-10944 11220-10944 9119-8791 7749-7607 7584-7144 6466-6230 5769-5664 5619-5514 4691-4552 4543-4255

Asignación MSF/Aziliense Aziliense Aziliense Aziliense Mesolítico Mesolítico Mesolítico Mesolítico Mesolítico Mesolítico Mesolítico Mesolítico

Tabla 2.53 Dataciones para el Epipaleolítico y Mesolítico en el Medio Asón

En el Mirón las capas aparecen bajo niveles casi estériles, para los que también se dispone de dataciones. En Valle los lechos que podrían asignarse al mesolítico han desaparecido casi totalmente, aunque la evidencia indica que existió un conchero de caracoles conformando un potente nivel sobre la ocupación aziliense. Las estaciones En todos los sectores diferenciados aparecen yacimientos de esta fase: En Matienzo se han considerado de este momento las cuevas de Cubía de Seldesuto, Cubío Redondo, Abrigo de La Cubija, Cofresnedo, Los Caracoles y Emboscados. El nivel estudiado en el abrigo de Cubillones se ha considerado aziliense dado que proporcionó malacofauna de aguas frías. Las evidencias de la Sima del Diente se consideran neolíticas, por la importancia de la fauna doméstica, asociada a industria lítica antigua, aunque es posible que también tuviese yacimiento mesolítico. Los cinco primeros yacimientos se encuentran en la ladera de

doméstica y la posición elevada y alejada del valle del segundo. En el Calera se incluyen en este periodo cinco yacimientos: Costales, Las Aguas de Ramales, Los Nombres, Tarrerón, Abrigo del Tarrerón y Pajucas. El primero se encuentra sobre la cubeta de Ramales, el segundo sobre el valle del Silencio, el tercero en el tramo final del río y el resto en el tramo medio. Por último en el desfiladero formado por el Carranza, en La Cadena, se han identificado evidencias mesolíticas en las estaciones de Esquiente, Caldereras II y en el Abrigo de Basobrón. En una cueva inmediata, a unos 20 m sobre este abrigo, se localizan evidencias de conchero, pero su estado de conservación muy deficiente plantea dudas sobre su asignación cronológica. Con toda probabilidad no conocemos, porque no se han conservado o porque no se han encontrado, una parte importante de yacimientos mesolíticos en esta

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Estudio diacrónico

Altura abs Altura relativa Distancia valle Energia medio Ancho boca Grupo orientacion Indice ocupa N válido (según lista)

N 21 21 21 21 19 18 21 18

Mínimo 58 4 10 16 1.50 1 .06

Máximo 556 406 1850 64 24.00 3 1.00

Media Desv. típ. 255.00 107.432 97.48 88.921 307.86 457.915 37.90 10.995 8.6684 6.54039 1.50 .857 .5058 .28254

Tabla 2.54. Estadísticos descriptivos de variables posicionales de yacimientos mesolíticos en el área zona, sobre todo los situados en abrigos y al aire libre, aunque es muy posible que la muestra esté sesgada por igual en todas las zonas. Los yacimientos documentados revelan un patrón de distribución espacial aglomerado, que forma núcleos poco densos y en que las estaciones se sitúan cerca del valle, como revelan la altura relativa media de 100 m y la distancia media al fondo, de 315 m. De todos modos estos valores esconden la existencia de dos poblaciones: una pequeña parte son yacimientos de montaña – El Diente, La Rozada, Torcollano y El Cuadro- y el

Fig. 2.55. Pequeña boca de la cueva de Los Caracoles (Matienzo), abierta en un abrigo casi plano.

Nº yac-Ms Ext. Total Km2 Matienzo Calera Carranza Asón Total

6 5 3 /4 7 19

30 49,74 118,87 60,46 259

resto de valle, localizados a valores de altura muy bajos, por debajo de los 100 m. En el medio Asón se diferencian cuatro núcleos mesolíticos: Matienzo, conformado por 6 estaciones, con un eje de distancia máxima lineal de 4,3 km, la distancia de la Cubía de Sel de Suto a Emboscados. Otro núcleo se sitúa en el tramo medio – bajo del Calera y está integrado por 5 yacimientos, con una distancia máxima interna de 3,8 km, que separan Pajucas de Costales. En el desfiladero de Venta La Perra se conocen tres yacimientos, dos de ellos muy cercanos entre sí, y el otro también relativamente cercano. En el Valle de Rasines se han estudiado también 6 estaciones, en este caso mas alejadas unas de otras, aunque el eje máximo del conjunto es similar a los anteriores, con 5,4 km. En general se aprecia que estos núcleos son de mayor diámetro que los estudiados en el Alto Asón, que ofrecía concentraciones interiores más altas. El estudio de la oferta de cavidades indica que, en parte, los yacimientos se encuentran donde mayor disponibilidad de cuevas y abrigos existe. Esta argumentación es válida para los yacimientos de valle, pero no para las estaciones de altura, cuya “calidad” como espacio habitable es reducida y se encuentran aislados en el espacio.

Ext.Total Karst 25 12,17 15,58 8,35 61

Nº yac/km2

Nº yc /k -k

0,20 0,10 0,02 /0.03 0,11 Media: 0,10

0,30 0,39 0,19 /0,25 0,84 0,36

Tabla 2.56. En la primera columna aparecen el número de yacimientos mesolíticos de cada sector. En la segunda la extensión en kilómetros cuadrados del mismo. En la tercera la superficie carstificable, y en la cuarta y la quinta, respectivamente, la densidad respecto a la superficie total y la densidad restringida

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Estudio diacrónico. De hecho, la importancia de las extensiones de caliza en los distintos valles – Calera, Carranza, Asón - no parece relacionarse con la frecuencia mayor o menor de yacimientos mesolíticos. El valle de Carranza es el que más superficie carstificable tiene, con más de 15 km2, y sin embargo sólo ha aportado dos estaciones de esta cronología. La razón debe de buscarse en que la mayor parte de estas extensiones calcáreas se encuentran muy altas sobre el valle, en forma de cimas y de pendientes laderas. La densidad de yacimientos mesolíticos por km2 es similar en el resto de los sectores, variando entre 0,20 para Matienzo, la más alta y 0,10 en el Calera y el medio Asón. Esta densidad es también del mismo orden que la medida en la comarca del Alto, en la que con unos 300 km2 se conocen 34 yacimientos (densidad de 0,11 yac / km2).

presentarían un paisaje diverso. En el caso del Diente y La Rozada los cantiles donde se abren sólo pueden ser ocupados por matorral disperso de encina y en Torcollano y El Cuadro habría que situar bosques caducifolios, de hayedo en el primer caso y de robledal en el segundo. En el Alto Asón se apreció que la posición ombroclimática de los yacimientos mesolíticos y epipaleolíticos era muy concreta: 42 de los 49 se situaban en la franja más cálida del territorio, con valores térmicos actuales entre los 12 y 14º de media anual. En la siguiente franja, de 10 a 12º se encuentran sólo 7 estaciones – entre ellas las dos que podrían ser neolíticas- y en las áreas más frías ninguna.

Fig. 2.57. Dispersión de yacimientos mesolíticos en la cuenca media del Asón. En lo que respecta al biotopo donde se encuentran, la mayor parte se ubican en los tramos bajos de ladera calcárea, por lo que la vegetación potencial que debió rodear a estos hábitat en el momento de su formación, en el Holoceno temprano, era de bosques mixtos, dominados por el roble, con presencia de fresno y avellano y alisedas en las vegas. En cambio las estaciones de altura

Esto puede extrapolarse al Medio Asón, donde más de un tercio de las estaciones se encuentran en el ambiente de vega, junto al fondo del valle y buena parte del resto en los tramos más bajos de las laderas. Sólo los yacimientos de posible cronología avanzada – El Torco, El Cuadro- se sitúan fuera del ambiente colino.

101

Estudio diacrónico En ocasiones – una quinta parte – se asocian a desfiladeros, pero el patrón más típico es el del sector bajo de ladera. La pendiente de entorno toma un valor medio bajo, de 38 % de media. Se utilizan

Altura abs Altura relativa Distancia valle Energia medio Ancho boca Orientacion Indice ocupa

N 19 19 19 19 17 16 19

Mínimo 58 4 10 16 1.50 1 .06

Máximo 556 406 1850 53 24.00 3 1.00

más o menos extensos, en ocasiones lavados hacia el fondo de la cueva, aparece el yacimiento de Tarrerón, Cubía del Sel de Suto, Pajucas, Caracoles, Cubío Redondo (también con testigos

Media 252.11 95.37 316.58 36.74 8.2176 1.50 .5357

Desv. típ. 106.992 90.289 481.162 9.706 6.72990 .894 .27821

Fig. 2.58. Estadísticos de variables espaciales para estaciones mesolíticas lugares orientados preferentemente al Sur y al Este, y así estas orientaciones y su combinación, suponen el 70 %. En cuanto al soporte utilizado son tanto abrigos (10 casos), como cuevas de tamaño medio y pequeño (9), siendo las grandes cuevas de vestíbulo amplio los espacios menos utilizados (2). La distancia del yacimiento a la boca es obviamente muy reducida. Las condiciones de habitabilidad son buenas en casi todos los casos, con un valor medio de I-H de 0.52. El tamaño de las estaciones es importante, con un valor que supera los 8 m, derivado de la existencia de varios amplios abrigos, uno de los soportes preferidos en este momento.

cementados), Diente, El Mazo, San Roque, La Pedrera y Basobrón.

Fauna 12

10

8

6

4

Como es habitual en los yacimientos de este momento la facies más habitual es la de conchero, que suele aparecer en forma de testigos cementados, generalmente mal o muy mal conservados, por encontrarse en las capas superficiales de los vestíbulos, el área más castigada por el hombre y sus ganados. Esto se agrava por el hecho de que, en buena parte de los casos, las condiciones de uso de estos espacios son muy buenas, lo que ha llevado a su ampliación y conversión en rediles. Probablemente la pésima conservación de las capas con niveles mesolíticos en cueva debe relacionarse con procesos de erosión fluvial, como el caso de la cueva de las Aguas de Ramales, donde un importante relleno, redepositado en área baja del vestíbulo, está hoy día casi desmantelado. Exclusivamente en forma de niveles cementados, o en forma de testigos laterales, se han conservado los yacimientos del Abrigo del Tarrerón, Costales, Los Nombres, Caldereras II, Esquiente, Cofresnedo, Abrigo de Cubija, Emboscados, El Cuadro, Rozada, Torcollano y Valle. En niveles

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Frecuencia

Los yacimientos

2

0 ABR

CUE

CVA

Soporte

Fig. 2.59. Frecuencias de distribución de tipos de soporte de yacimientos mesolíticos. ABR: Yacimientos en abrigo, CUE: Cueva de tamaño medio a pequeño. CVA: Cueva con gran vestíbulo. Se dispone de datos de tipo presencia / ausencia de especies de fauna en buena parte de las estaciones. El animal más frecuente, que aparece en la mayor parte de las estaciones –el 75 %- es el ciervo, seguido de la cabra montés y el jabalí, identificados en más del 60 % de los conjuntos, resultando algo más raro el corzo. Las demás especies – rebeco, bóvidos y lagomorfos- aparecen puntualmente, en uno o dos yacimientos. Los datos cuantitativos sobre fauna proceden de Pajucas (nivel III) y Cubío Redondo (una excavación también muy limitada en extensión). Quizás este tamaño tan reducido de las muestras

Estudio diacrónico. explique su diversidad. En Pajucas el dominio es para el rebeco, con 64 restos, seguido del ciervo. En Cubío Redondo el espectro es más diverso, y aparece dominado por ciervo, seguido de valores similares de corzo, rebeco y jabalí. Las excavaciones de Tarrerón y de Cofresnedo indican la presencia de ciervo, cabra, corzo, siendo esta última especie dominante en Tarrerón. Pajucas

90.00 80.00 70.00 60.00 50.00 40.00 30.00 20.00 10.00 0.00

Esta misma tendencia se aprecia de forma más acusada en el Alto Asón, donde sólo 5 de 34 estaciones con malacofauna, proporcionan especies de moluscos recogidas en la costa, lo que supone un 14 %, frente al 59 % de las estaciones que aportan este recurso en el conjunto del medio Asón. Este gradiente de incremento de uso de la fauna litoral, según los yacimientos se sitúan más al norte, es relativamente lógico, y afecta tanto al número de conchas como a la diversidad del recurso. Así, en

C

er

vu s e Su laph u s sc s C r op .c ap ha r C. eol py us re R . nai c ru pi a ca pr a Le pu s

Cubío

Dentro del territorio del medio Asón se aprecian diferencias significativas en la malacofauna. Así, los yacimientos de Rasines incluyen en todos los casos moluscos marinos, generalmente con varias especies, aunque siempre con caracol de tierra, a excepción de Torcollano. En cambio en Matienzo esta representación de fauna marina es más reducida, y en los yacimientos del Carranza y Calera se hace todavía menor.

447

448

449

450

451

452

453

454

455 4800

Fig. 2.60. Frecuencias de especies de fauna en los yacimientos de Pajucas (Nv III) y Cubío Redondo (Conchero).

4799 4798 4797

Válidos

BD BV LD VG Total

Frecuencia 5 3 12 1 21

Porcentaje 23.8 14.3 57.1 4.8 100.0

Tabla 2.61. Frecuencias de distribución de yacimientos por unidades topográficas. BD: Borde de desfiladero, BV: borde de valle, LD: Ladera VG: Vega.

La información sobre malacofauna es también escasa. Se han identificado restos de nueve especies, la más habitual es Cepaea nemoralis, que se registra en casi todas las estaciones y que forma los característicos niveles mesolíticos. Es frecuente ver fragmentos de concha de mejillón, sobre todo de la especie Mytilus edulis, aunque también pueden corresponder a M. galloprovincialis. Le sigue en frecuencia el género Patella, que aparece en la tercera parte de los yacimientos. La presencia de Ostrea edulis es algo menor, y Solen marginatus, Trochococlea crassa, Anonia ephippium y Scrobicularia plana se registran sólo en algunos yacimientos.

4796 4795 4794 4793

Fig. 2.62. Distribución mesolíticos en Matienzo.

de

yacimientos

los concheros del Medio Asón, cuando aparecen conchas marinas no es extraño que aparezcan dos o tres especies diferentes, y en cambio en el Alto suele aparece sólo una única especie. Esto podría indicar que efectivamente las conchas marinas fueron llevadas a los yacimientos como parte de la dieta. En el Alto Asón, se aprecia, gracias a la existencia de un gran número de cuevas y abrigos con niveles mesolíticos, una relación entre el espectro faunístico presente en el yacimiento y el tipo de relieve que rodea la estación, y así las estaciones de facies desfiladero están dominadas por la cabra y en el resto por una asociación de especies – ciervo, corzo y jabalí -. En el Medio Asón, con la mitad de yacimientos, sólo puede plantearse la importancia de la caza del ciervo, y en determinadas estaciones, la de la cabra y el rebeco. Como en el tramo más alto del valle, también en estos yacimientos

103

Estudio diacrónico aparecen evidencias de la recolección de caracoles de tierra. La industria La conservación muy marginal de la mayor parte de los yacimientos mesolíticos del área así como la escasez de excavaciones arqueológicas provoca que sólo se cuente con algunas industrias o restos de talla para cada serie. Yacimientos como Costales, Mazo, Torcollano, Cuadro, Caracoles, Abrigo de Cubija, Cubía de Sel de Suto, Cofresnedo, y Bosobrón sólo han proporcionado series formadas por 2 o 3 piezas sobre lasca o lámina y en general no aparecen piezas significativas. Destaca Caracoles que incluye un raspador en hocico en sílex blanco, de procedencia litoral. Otros no han proporcionado evidencias líticas, como el Abrigo del Tarrerón, Rozada, Emboscados, Esquiente y Caldereras II. Las amplias series recuperadas en el yacimiento de Valle no pueden ser utilizadas dado que están mezcladas con conjuntos azilienses. Destaca no obstante que sus excavadores indican siempre que en el nivel superior el dominio es para los sílex negros frente al sílex claro y gris, más frecuente en los niveles magdalenienses y azilienses. Algo similar ocurre con las industrias depositadas en el M.R.P.A.C. procedentes de Esquiente, un lote con mucha posibilidad de mezcla entre materiales Mesolítico y Paleolítico Superior.

Cubío Tarrerón

Sx

.G rí Sx s B r. .O pa Sx . M l (l t) ar ró n Sx . G (lt) ris M O tro t. s s Ar ílex en is ca s C ua rc ita

70 60 50 40 30 20 10 0

Fig. 2.63. Frecuencias de tipos de materias primas en Cubío Redondo y en Tarrerón (nv III) San Roque ha aportado dos series de superficie, depositadas en el M.R.P.A.C., que conjuntamente suman 19 piezas sobre lasca / lámina y 1 canto. En general aparecen sílex de cierta calidad, dominando las variedades foráneas y las de procedencia litoral. De todos modos se trata de una serie muy seleccionada por lo que no puede utilizarse para establecer los espectros de materias primas utilizadas. Así, la mayor parte del conjunto lo

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forman útiles y piezas laminares. Destaca la presencia 3 raspadores ungüiformes muy característicos, así como un raspador sobre lasca y un raspador- buril. La pieza más indicativa de un contexto mesolítico es una muesca amplia, siglada como SR6, típica de contextos postazilienses. La serie de Pajucas y Tarrerón, ya estudiadas en el

Fig. 2.64. Anzuelo biapuntado recuperado en el vestíbulo de la cueva de Cullalvera (según González Sainz et al. 1997). proyecto del Alto Asón han aportado materiales más típicos. En lo que respecta a las materias primas Tarrerón, con sólo 28 ítems líticos presenta valores importantes de sílex negro local (32%), seguido de sílex opalino de procedencia litoral (18 %) y de sílex gris foráneo (14%). Tarrerón, ya estudiado, aporta una serie retocada muy típica, en que sobresalen los pequeños raspadores, a veces unguiformes y destaca la presencia de geométricos y la existencia de muescas alternas sobre lasca. El lote de Pajucas es aún más reducido y está compuesto sólo por 13 piezas. Además todo indica que se trata de una serie muy seleccionada, dada la importancia de las piezas de tamaño grande y de útiles bien trabajados. Aparecen los mismos tipos de materias primas, destacando la importancia del sílex litoral y del sílex gris – negro local, aunque también hay alguna pieza en sílex gris de procedencia foránea. Entre el material retocado de Pajucas aparecen geométricos, un triángulo y un trapecio, además de algunas piezas de gran formato sobre lasca o lámina con retoques continuos, un buen perforador combinado con un borde denticulado inverso, y algunos raspadores poco característicos.

Estudio diacrónico. En Cubío Redondo se recuperó una serie mayor, con 304 ítems. Como en el resto de los casos el dominio es para el sílex, con 294 piezas. La arenisca supone el 1,7 % (5 piezas), el cristal de roca otro tanto (5 piezas), el sílex local el 64 % (188 piezas), y el resto de sílex, de procedencia litoral (31 %) y foránea supone el 4 % (12).

eje cronológico, entre el Aziliense y el Mesolítico. En este sector medio no hay evidencias suficientes en este sentido. Sólo cabe destacar el dominio de la variedad local, de sílex negro, la importancia del sílex recogido en el litoral y el descenso en importancia de las variedades de brillo, de alta calidad, procedentes de canteras exteriores al territorio.

Fig. 2.65. Industria lítica retocada de Las Pajucas Las series son demasiado pocas y demasiado reducidas para establecer si existe alguna relación entre las frecuencias de materias primas locales / foráneas y dentro de estas últimas litorales / foráneas y la distancia entre el yacimiento y la línea de costa o en función al tipo de estación, de montaña o de valle. En el Alto Asón se apreciaba el incremento del uso del sílex local en las series según se avanzaba en el

En este sentido cabe destacar que en un lote recuperado en el río de Valle, durante la campaña de excavación de la Dra. Gelabert, procedente con toda probabilidad de los niveles del final del Paleolítico y del Aziliense, sólo aparecen materias primas líticas foráneas, con valores reducidos de sílex litorales y sin presencia de productos de origen local.

105

Estudio diacrónico

2.6. El Neolítico J. Ruiz Cobo Las primeras evidencias El primer neolítico resulta complejo de estudiar en un área espacial tan limitada. La documentación es escasa y no permite establecer un mínimo cuadro de interpretación. Sólo se dispone de información significativa procedente de las ocupaciones del vestíbulo de la cueva del Mirón. En cambio, los datos sobre la ocupación de la Sima del Diente en Matienzo tienen un carácter claramente marginal y no hay seguridad sobre la atribución a un momento posterior al mesolítico de algunos concheros de altura, como del Cuadro, el de Torcollano o la Cueva de Los Caracoles, en Matienzo. Esta última proporcionó pequeños fragmentos de cerámica a mano, junto a las conchas, pero el carácter superficial del yacimiento impide descartar su carácter intrusivo. En cuanto a Torcollano su asignación al neolítico procede de la aparición de fauna doméstica en un contexto de conchero característico del Mesolítico. En concreto, en el sector derecho del área de fondo del vestíbulo del abrigo de Torcollano, se observan algunas esquirlas de hueso con marcas de procesado, un fragmento de mandíbula de ovicaprino y una concha de Mytilus sp. También en superficie aparece una muela de Sus sp., que a juzgar por el tamaño corresponde a un animal doméstico y una lasca de decorticado secundario en sílex negro local. El yacimiento parece extenderse por todo el abrigo, aunque sólo es visible en este punto, por no estar cubierto por bloques. Un yacimiento similar se ha estudiado en el nivel

Fig. 2.66. Abrigo del Cuadro o del Españadal, situado en el área megalítica de Survias- Las Nieves

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inferior de la Sima del Diente. En este caso, desde el amplio abrigo de la boca cayeron a la sima, en un momento impreciso, industrias de tradición mesolítica junto a fauna salvaje y doméstica aparece jabalí, ciervo y ovicaprinos- y algunos restos de malacofauna. Esta coincidencia sólo pudo producirse en un momento neolítico, pero ciertamente la información proporcionada por el yacimiento para el periodo es mínima y se limita a indicar que este amplio abrigo situado en lo alto de una pronunciada ladera caliza fue ocupado por pastores de cabras y ovejas – que también cazaron ciervos y jabalíes- en un momento impreciso “neolítico” (Ruiz Cobo y Smith 2003). En el caso del Abrigo del Cuadro sólo su posición en altura y su cercanía a un complejo megalítico, podrían hacer pensar en una cronología avanzada, dado que sólo ha proporcionado malacofauna terrestre y marina junto a industria lítica poco significativa. Actualmente la información arqueológica proporcionada por los diferentes niveles neolíticos del vestíbulo de Mirón resulta clave para comprender la forma en que las innovaciones económicas se incorporan al devenir cultural de la región (Morales y Straus 2000, Peña-Chocarro et al 2005). Los niveles neolíticos de Mirón han proporcionado toda una serie de evidencias de las nuevas economías productivas: granos de cereal, fauna doméstica, cerámica y utillaje de tradición mesolítica. En cuanto al cereal aparecen granos de trigo – Triticum dicoccum, T. monococum, y T. durum / T. aestivum- y uno de ellos ha sido datado directamente en el 5550 ± 40 B.P. El estudio faunístico ha revelado una importante ruptura respecto de las típicas asociaciones mesolíticas, y así, desde la base de la secuencia neolítica, la fauna doméstica resulta dominante – en una muestra supone el 70 % y en otra el 97 %-, apareciendo ovicaprinos, ganado bovino y cerdos. Los valores de ciervos, corzos y otros ungulados son por tanto mínimos. Por otra parte, la cerámica representada por vasos de tamaño más pequeño que los calcolíticos, lisos y de paredes finas, presenta una buena calidad técnica, con cocciones de temperatura alta, y en los que se utilizaron desgrasantes de cuarzo, calcita y mica. La industria lítica, limitada a unos 45 ítems retocados, incluye, entre otras piezas, raspadores,

Estudio diacrónico. algunos buriles, piezas de retoque continuo, un trapecio, segmentos de círculo, destacando la presencia de retoque simple bifacial.

donde se encuentra el nutrido grupo del Moro- Ubal y el que hace de divisoria entre el valle del Calera con el del Gándara, con los grupos de Soba.

Quizás lo más significativo de este registro no es tanto la información citada, que no sorprendería en ninguna ocupación neolítica, sino la forma en que aparece: desde un principio los niveles con evidencias neolíticas incluyen todo el “paquete” de innovaciones, sin ningún vestigio de “fase transicional”.

En el área meridional interior – ya en el territorio del Alto Asón- sólo se conoce el conjunto de La Canal de Ancillo (Ruiz Cobo et al 2005).

Los investigadores de este yacimiento interpretan que las sociedades mesolíticas debieron de sufrir un dramático cambio socioeconómico, que a juzgar por las dataciones regionales, tuvo que producirse en un intervalo de unos 300 años, entre el 5800 y el 5500 B.P. Según este planteamiento, sitios como Mirón podrían haber sido parte de un sistema de gestión del medio que mantuviese en uso estaciones especializadas, sean cazadores de cabra interiores, o campamentos de recolectores en la costa.

Por último, todo el flanco occidental está casi literalmente vacío, salvo por las manifestaciones de cronología dudosa de Beralta, en la divisoria entre el Asón y Matienzo y ya en la zona norte las localizaciones de Campo La Cruz en la sierra que divide Voto de La Marina, aunque estas últimas quedan ya fuera del ámbito territorial del medio Asón.

En cualquier caso este yacimiento evidencia que a mediados del VI milenio a.n.e. en cronología convencional, grupos neolíticos poblaban ya la cubeta de Ramales, con una economía mixta, agrícola y ganadera, y en la que la caza tenía un peso restringido. El neolítico pleno Si las evidencias neolíticas premegalíticas son escasas las manifestaciones vinculadas a este fenómeno son especialmente abundantes en el territorio de trabajo. Se han considerado de este momento tanto las estructuras megalíticas como las estaciones asociadas a estas necrópolis y aquellos otros yacimientos al aire libre que han proporcionado elementos geométricos. Con toda probabilidad, una parte de estos conjuntos de hábitat al aire libre son de cronología mesolítica y otros ya de fase Calcolítica, o están mezclados conjuntos de varios momentos, pero sus series son demasiado reducidas para establecer una cronología detallada (Ruiz Cobo et al 2005). Las estructuras tumulares Dentro del ámbito espacial de la cuenca del Asón, se observa que la distribución de las necrópolis es muy poco homogénea. Así, la mayor densidad se encuentra en el flanco oriental donde se disponen, de Norte a Sur los conjuntos de Sierra de La Vida, Campo Grande, Moñigas (García et al 2007), Hayas, Mezquita, Lodos - Galupa, Pico Sal, y la Escrita – Balguerri. También es importante la densidad en los dos cordales interiores más orientales, el que separa el Carranza del Calera,

Fig. 2.67. Planta de los túmulos de Mezquita I y II, en Rasines.

Las estructuras aparecen en diversas posiciones en el relieve, pero en buena parte de los casos siguen un único patrón: ocupan la parte más alta de los cordales, en collados o cimas, en el tramo más bajo del piso montano, en torno a los 600 a 800 m. Estas se encuentran asociadas a un biotopo muy concreto, el de los pastizales de altura, áreas de pendiente

107

Estudio diacrónico suave, generalmente de extensión reducida, rodeadas por largas y pronunciadas laderas. Las distancias al fondo de valle son por tanto muy importantes, superándose en ocasiones las dos horas de camino, que deben salvar además desniveles de 600 m.

La morfología de los conjuntos de montaña es monótona: los túmulos aparecen formando pequeños grupos, generalmente de 2 a 4 túmulos, con pequeñas distancias internas. Estos agrupamientos se suceden siguiendo la parte alta de los cordales, escogiéndose normalmente los

Yacimiento mesolítico Coincidencia espacial conchero / túmulo Túmulo

R. Asón R. Bustablado

a R. C le ra

Calera

R. Gándara

Pisos altitudinales 1000 m

Fig. 2.68. Distribución de conjuntos megalíticos y estaciones de superficie en los territorios del Alto y Medio Asón. A este esquema escapan algunas estructuras. El grupo de La Canal, en Soba, se encuentra en un paisaje similar al descrito, pero se trata de un rellano junto a un collado. También el hoy desaparecido túmulo del Suceso, en Carranza, ocupaba una posición intermedia, en la amplia cima de una estribación, a unos 460 m. En un medio radicalmente diferente aparecen los conjuntos tumulares de Rasines y Ampuero respectivamente -La Piedad y Peregita- y el de Fresneda, en Solórzano (Ruiz Cobo et al 2006). En estos casos las estructuras ocupan pequeñas colinas y estribaciones, que aunque en posición destacada, están en un paisaje de vega, con alturas absolutas en torno a los 100 m. Es posible que esta importante diferencia en la frecuencia de los túmulos de vega respecto de los del piso montano tenga su origen en una conservación diferencial, dada la presión antrópica que estos medios han sufrido.

108

mejores pastizales, en campas de collado y extremos de estribación. Aunque resulta artificial establecer hasta donde llega un conjunto y donde empieza el siguiente, tomando los cordales en bloque se pueden dar longitudes de eje (tomando como la distancia acumulada entre estructuras en un patrón lineal) de 7600 m para el conjunto del Moro – Ubal, o de 3000 m para el de Hayas – Pozobal, 9500 m para el de Mezquita – Pico Sal y 7400 para el de Escrita Balguerri. Las densidades de estructuras son variables entre grupos, especialmente si se consideran o no los túmulos dudosos o si se incluyen otro tipo de manifestaciones. Así, en varios casos, además de estructuras tumulares aparecen círculos de piedra, como los de Mongarrido, y más frecuentemente menhires, caso de los de Hayas y Pozobal. En cambio en las vegas, los escasos ejemplos que conocemos aparecen algo más aislados. En general los túmulos aparecen exteriormente como muy homogéneos en su morfología, y están

Estudio diacrónico. formados habitualmente por piedra, tierra y cascote de mediano tamaño, procedente del propio entorno. Las excavaciones suelen revelar una cierta estructuración interna, con disposiciones radiales sencillas. Dado que el sustrato más habitual son los materiales detríticos – areniscas tableadas sobre todo – esta es también la litología más frecuente. La métrica en variable, con valores modales medios por conjunto en torno a los 9 a 11 m. En algunos casos, muy alejados de este valor, como el grupo de Beralta de Matienzo, los diámetros tan reducidos hacen suponer que no se trata de estructuras de este momento cultural Neolítico – Calcolítico. Los valores de medida de diámetro de los túmulos

situados en las vegas entran bien dentro de la variabilidad general: Fresneda mide 20 m, Piedad 13 y Peregita 10 m. En los casos en que resulta visible la cámara, como en Mezquita - o en que la estructura ha sido excavada, Lodos, Galupa, Fuerte, Cotobasero- ésta responde casi siempre al mismo modelo de planta rectangular, con valores medios de 2,5 m de longitud por 1,5 m de anchura. Generalmente se realiza con piedras de tipo laja, utilizando a veces varias para cada lateral.

Fig. 2.69. Materiales de estaciones de superficie. 1 a 3 Galupa superficie. 4 – 6: Buena Vista, 7 – 12: La Barca.

109

Estudio diacrónico Las estaciones de superficie Se trata de concentraciones de material lítico, que afloran en aquellas zonas donde la cobertera de vegetación se ha perdido, generalmente en las pistas que cruzan los cordales. El nivel arqueológicamente fértil se encuentra en el horizonte A del suelo, que en estas zonas es rico en materia orgánica, por descansar sobre un horizonte

B de textura arcillosa e impermeable. Se han atribuido a un momento neolítico aquellas estaciones de superficie asociadas en el espacio a las estructuras megalíticas y una más, relativamente cercana, que ha proporcionado una pieza geométrica. Este tipo de yacimientos aparecen como acumulaciones de piezas líticas en el entorno de los túmulos y su riqueza depende linealmente del grado de alteración del suelo y del tipo de

Fig. 2.70. Material pulimentado y pesado de la estación de superficie de La Barca (M.R.P.A.C.)

110

Estudio diacrónico. intervención arqueológica. En los casos en que se han realizado intervenciones arqueológicas el número de piezas puede ser importante. Además, pueden aparecer estructuras de combustión asociadas, como en el caso del asentamiento de entorno del Ilso de Hayas. De todos modos tanto las series procedentes de la excavación de los túmulos como las obtenidas en las estaciones inmediatas son de tamaño muy reducido. Las intervenciones se han llevado a cabo

La comparación entre las materias primas, la estructura técnica y los diseños industriales de las series procedentes de áreas de asentamiento y del interior de las masas tumulares revela una importante homogeneidad. Así, las piezas retocadas vienen a suponer en ambos casos en torno al 10 % del total, y los conjuntos están dominados por restos de talla y debrís. La importancia en las series estudiadas de los debrís y otros restos de talla, así como su abundancia en las zonas exteriores de los túmulos lleva a pensar que realmente no se trata de

Fig. 2.71. Materiales de ajuar de contextos megalíticos. 1 a 3: Hayas-Alto Guriezo. 4 a 7: Galupa. en el área de Hayas y sobre todo en el caso del conjunto del Moro – Ubal, donde equipos de arqueólogos vascos han excavado varios yacimientos megalíticos. En general en los túmulos aparece algo de industria lítica ligera, pequeños fragmentos de cerámica y mucho más raramente algún elemento de adorno, en concreto cuentas de collar.

piezas de “ajuar” sino que proceden de niveles de ocupación de hábitat previos a la construcción del túmulo. De hecho son frecuentes las concentraciones de materiales en las áreas inmediatas a los dólmenes. La industria lítica más característica de estos contextos es de tradición epipaleolítica y mesolítica. Está realizada en gran medida en sílex, tanto local como foráneo, y los tipos más

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Estudio diacrónico significativos son los geométricos, de los que aparecen trapecios, triángulos y más raramente segmentos. Se han recuperado piezas geométricas en los conjuntos de La Canal, Ubal – Mazo, Hayas y Lodos – Galupa. Estos elementos se asocian frecuentemente con otros elementos de sustrato, como pueden ser los dorsos, raspadores microlíticos, microburiles, piezas con retoque continuo y láminas con evidencias de uso. Es frecuente la aparición de fragmentos de mano de molino y cantos con evidencias de uso, en este caso fabricados en areniscas compactas.

resultan dominantes los soportes sobre lámina y los debrís de talla, de tamaño muy pequeño. Por otra parte es muy alto el número relativo de fragmentos de mano y de base de molino barquiforme, sobre cantos y placas. Elementos de ajuar propiamente dicho se pueden considerar las cuentas de piedras duras, aparecidas en Hayas, Pozobal o Galupa, muy homogéneas formalmente. En la misma línea puede interpretarse el hacha pulimentada, de ofita, de sección subcuadrangular proporcionada por Galupa. Estos elementos apuntan a un primer horizonte megalítico de cronología antigua, para el que se dispone de una única datación, procedente de Hayas, que sitúa su levantamiento a mediados del IV milenio en cronología convencional, fecha similar a la de otros conjuntos en el este y el oeste de la cornisa.

Fig. 2.72. Mapa con la situación de la estación de superficie de La Barca, a partir del topográfico 1:25.000. La estación de La Barca, situada en un rellano de ladera, en posición intermedia entre los cordales y las vegas, podría ser la punta del iceberg de una realidad arqueológica que hoy desconocemos en la Región. Del nivel original sólo ha debido conservarse una mínima parte, gracias a una topografía de contra-pendiente, y el resto del posible asentamiento ha debido ser arrastrado con toda probabilidad, por la dinámica de vertiente. A pesar de tratarse de una muestra de superficie, recogida a lo largo de un camino carretero, todo indica que se trataba de un nivel rico en materiales. Destaca la presencia de un geométrico y de un fragmento de lámina con pátina de cereal, y

Altura abs Altura relativa Distancia valle Energía medio

N 58 58 58 58

Mínimo 118 60 250 11

Frente a este dominio de elementos antiguos son menos frecuentes los indicadores de la permanencia en uso de estas tumbas o de estos ambientes en fases más avanzadas. Así, faltan las cerámicas incisas de tradición campaniforme, o los elementos metálicos, y sólo se conoce la aparición de puntas de flecha en tres localizaciones: La Canal de Ancillo y La Cabaña – ambas de aletas incipientesy El Fuerte donde aparecieron una pieza losángica y otra de aletas y pedúnculo. Este último formato apuntaría hacia una cronología de uso del monumento en la segunda mitad del III milenio en años convencionales. De todos modos la aparición en contextos de este tipo, en áreas algo más orientales, de puntas de flecha de retoque cubriente, de forma habitual, lleva a pensar que las formas de gestión del medio y los patrones de elección de los lugares de asentamiento no se modifican mucho en el Calcolítico temprano. La presencia de algunas piezas con pátina de cereal, en el asentamiento de Galupa y en el de La Barca, y la abundancia relativa de fragmentos de bases y de manos de molino, con claros indicadores de uso, apunta a la existencia de prácticas agrícolas desarrolladas. De hecho, la asociación en ambos contextos de material microlítico y la ausencia de elementos recientes, parece sugerir que estas

Máximo 942 792 5200 40

Media 671,16 480,69 2889,05 21,41

Desv. típ. 156,26 143,75 1244,57 7,37

Tabla 2.73. Estadísticos descriptivos de las estructuras megalíticas.

112

Estudio diacrónico. prácticas agrícolas se desarrollaron ya en este primer horizonte. Por otra parte, la situación de una parte de las estaciones de superficie, en el piso montano, y su patrón de distribución, siguiendo los cordales, indica una utilización económica de estos medios de pastizal de altura. La escasa entidad de estos asentamientos, en que aparece casi como único elemento el utillaje lítico, en ocasiones asociado a hogares, y sin estructuras de habitación conservadas, sugiere que se tratan del equivalente de los actuales “chozos” de pastores. Su amplia extensión longitudinal, con una mínima potencia y riqueza podrían relacionarse con el funcionamiento en el tiempo de estos asentamientos, que debieron de repetir la instalación de un número mínimo de cabañas a lo largo de los siglos en zonas muy concretas, de buenas condiciones de uso dentro de los pastizales de altura.

Tipo

Sima Diente

LD1 LD2 LCS LMS LMT LQR NC

3 1 3 3 -

Cortical Plano Lineal Facetado Puntifor. Retocado Ablacion S.talón

2 2 1 5 -

Lodos Galupa (tml) (e.sp.) Soportes 1 1 1 1 1 7 3 1 4 6 1 Tipos de talón 3 2 2 2 2 1 12 2 1

Limitando los yacimientos a estudiar a los situados estrictamente en el territorio del medio Asón, el número de localizaciones es de 58 correspondiendo 54 a estructuras tumulares y 4 a estaciones de hábitat. El análisis de sus parámetros permite apreciar que la altura absoluta media es de 671 m, aunque se trata de un valor variable. La altura relativa es también muy importante, con 480 m, y consecuentemente la distancia al fondo del valle sube casi a 3 km (2889 m). En cambio la energía del medio indica que los megalitos y las estaciones de hábitat aparecen en zonas de relieve suave, con valores cercanos al 20 % (21,4). De hecho del total de 58 localizaciones 55 se encuentran asociados al biotopo de cumbre, 2 en medios de vega y 1 en un ambiente de ladera silícea, el poblado de La Barca. Las series líticas son excesivamente reducidas para permitir una comparación. Sólo resulta apreciable la importancia en los conjuntos al aire libre, de las piezas de soporte laminar y de las lasquitas.

La Barca 3 4 5 6 2 6 1 9 -

Tabla 2.74. Soportes de útiles y restos de talla en series neolíticas LD1: Lasca de decorticado primario, LD2: Lasca de decorticado secundario, LCS: Lasca simple, LMS: lámina, LMT: Laminita, LQR: Lasquita de retoque, NC: núcleo.

113

Estudio diacrónico

2.7. Calcolítico y Edad del Bronce J. Ruiz Cobo Contexto cultural y cronología

Rasines. Asociadas también a las vegas, se conoce un importante número de cavidades con utilizaciones sepulcrales, generalmente acumulativas, y para las que se seleccionaron además de pequeñas cuevas, galerías de cuevas conocidas y utilizadas a lo largo de toda la prehistoria. Por otra parte, en alguna de estas y en otras cuevas, sobre todo las situadas en laderas altas, y con buenas condiciones de utilización en sus vestíbulos, se documentan ocupaciones de tipo refugio, relacionadas probablemente con el pastoreo en estos medios, y que pudieron servir tanto para el grupo humano como para el ganado, como después se ha siguiendo haciendo hasta casi la actualidad.

En el ámbito regional más estricto contamos con muy pocas series materiales datadas de forma absoluta en esta fase, y estas proceden, en su mayoría, de conjuntos funerarios en cueva. En el País Vasco se dispone en cambio de una mayor diversidad de yacimientos, aunque en su fachada atlántica también el fenómeno de las cuevas sepulcrales es el mejor conocido.

Garma A

Cofresnedo

Garma A

Por último se evidencia también una utilización ritual de otras cavidades como lugar de depósito de

Cofresnedo

Peñajorao III

Rascavieja

Rasa II

Garma A

Rasa II

4000 3500 3000 2500 2000 1500 1000 500 0

Pico Ramos

Años B.P.

El fenómeno de las cuevas sepulcrales parece iniciarse en fases neolíticas, como evidencian las dataciones de TL del Calero II, de mediados del IV milenio o del Portillo del Arenal un poco posteriores, y de radiocarbono como la de Pico Ramos, de 3630 B.C. cal. El período de mayor utilización podría situarse entre el 3000 y el 2000 en cronología calibrada, como se aprecia en la gráfica.

Fig. 2.75. Dataciones para contextos funerarios en cueva. Valores absolutos máximos y mínimos, 2 sigma (cal). En este momento se incorporan facies diferentes a las que se vieron en momentos anteriores, nuevos tipos de yacimientos que indican una forma global de utilización del espacio. En los rebordes de los valles y en plataformas de ladera aparecen evidencias muy perdidas por la erosión de lugares de poblamiento al aire libre. Sólo se asignan a este momento cuatro estaciones de superficie, todas localizadas en el valle de

114

ofrendas en sus galerías interiores. Salvo las estaciones de hábitat al aire libre, que se concentran en la vega de Rasines, todos los demás tipos de yacimiento aparecen repartidos en los diferentes sectores geográficos que componen el área de trabajo. A continuación se estudia cada una de estas facies.

Estudio diacrónico Los poblados La información sobre las estaciones de superficie de estos momentos está muy sesgada, careciéndose del volumen mínimo de datos porque, aunque sí que existen localizaciones, el tamaño tan reducido de las series conocidas impide establecer una asignación cronológica. Esto se explica por varios factores: a) La polarización de las prospecciones hacia el entorno de las cuevas

c) Por las dificultades derivadas de la localización de yacimientos de superficie con estructuras patentes muy escasas, en un tipo de paisaje vegetal como el de la fachada atlántica. De todos modos, se considerarán de este momento aquellas estaciones de hábitat cuyas series líticas no incluyan elementos industriales de tipo geométrico, dado que éstas se han considerado neolíticas y por supuesto cuyos patrones de trabajo correspondan a momentos holocénicos.

b) La alta tasa de erosión de los suelos de buena parte de la región, relacionable con el régimen de precipitaciones holocénicas.

Fig. 2.76. Diferentes facies de yacimientos del Calcolítico / Bronce en la zona. SEP: Cuevas sepulcrales, REF: cuevas refugio, IND: Estaciones indeterminadas, HAB: Poblados al aire libre y DEP: Cuevas con yacimientos de tipo depósito ritual.

115

Estudio diacrónico

Fig. 2.77. Molinos planos estudiados en yacimientos de la zona. 1. San Juan de Ojébar (Rasines), 2: Santa Isabel (Rasines), 3: Los Topos (Rasines)

La situación de todos los posibles poblados en la misma zona, en el norte de la cuenca media, debe de explicarse por un sesgo en el muestreo, dado que este territorio ha sido prospectado de forma intensiva, buscando concretamente ese tipo de yacimientos, por uno de los autores – P. García Gómez-. Así pues, con seguridad podrían

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encontrarse también estaciones de superficie de este tipo en el valle del Calera y del Carranza, o en la cubeta de Ramales, donde sólo se conocen evidencias aisladas.

Estudio diacrónico

Fig. 2.78. Industria lítica ligera de estaciones de superficie de fase cerámica. 1 a 11: Santa Isabel. 12 a 20: La Mies. 1 y 6: Lámina con retoque de uso, 2. Microburil, 3. Fragmento de lámina, 4. Micromuesca, 5. Pieza de hoz, 7. Lasca con retoques abruptos marginales, 8.Lámina con retoque de uso, 9 y 10 raspadores, 11. Lámina con retoque marginal, 12. Lámina fracturada

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Estudio diacrónico De los cuatro posibles asentamientos tres tienen en común su posición de fondo de valle o inmediata al mismo. Así, Santa Isabel se sitúa en un pequeño rellano de ladera, a escasa distancia del pequeño valle de Oncepuertas, un talweg semifósil del río Asón. Sus condiciones de habitabilidad son óptimas, pues además de tratarse de una superficie llana, seca y bien drenada, se orienta hacia el Este y en sus inmediaciones aparece un manantial. El valle inmediato está cubierto por suelos de tipo fluvisol. El asentamiento de la Cárcava, en La Brena se encuentra en los pequeños rellanos de ladera labrados en los bordes de una cubeta cárstica. Como en el caso anterior también presenta buenas condiciones de uso. Los materiales aparecen hoy día en posición secundaria, en los derrubios de ladera que se acumulan en los rebordes del fondo del polje, mezclados con materiales de cronología pleistocénica. Los suelos de la depresión de La Brena son de tipo terra fusca, suelos ricos en nutrientes, aunque pesados. En cuanto al yacimiento de La Mies, aunque ubicado en el propio fondo de valle, no está en su zona más baja y por tanto más húmeda sino que se sitúa en una plataforma en pendiente muy suave, orientada al Este. Esta distancia mínima a los fondos del valle tiene como corolario la presencia en el entorno de estos asentamientos de amplias zonas de suelos potentes y ricos. El estudio de los cortes indica que presentan gruesos horizontes orgánicos, de tierra ligera, formados por la acción del arado, lo que hace que la mitad superior del suelo haya perdido su estructura totalmente. En este sector, dado que se trata de suelos de tipo terra fusca, bajo el horizonte A, ya citado, aparece un grueso paquete de arcillas producto de la desintegración de las calizas aptenses (ver capítulo de descripción del medio). Esta situación en el biotopo de vega, supone una asociación a suelos profundos y desarrollados, así como una posición resguardada, en zonas atemperadas. Por otra parte, las tres presentan buenas condiciones de habitabilidad y, como

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veremos después, se encuentran cerca de núcleos de cuevas sepulcrales. Un cuarto yacimiento se encuentra en una posición ligeramente diferente. Se trata del Alto de Los Topos, situado en la parte alta de una pequeña loma alargada, que divide la cubeta de Rasines y la depresión de La Brena. Se encuentra a escasa distancia de ambos ambientes, cerca de la cueva sepulcral de La Cueva, y a unos cientos de metros de la ermita de San Juan. En este punto se han estudiado un molino plano completo, así como varios fragmentos de manos de molino y un fragmento de lámina de sílex, en las superficies de prado alteradas por los jabalís. De las tapias que cierran la ermita de San Juan procede otro molino plano completo, quizás en origen recogido en este mismo yacimiento. Estas estaciones, dado su carácter superficial, han aportado materiales de cronología diversa, pero ahora se comentan exclusivamente los lotes que por su morfología pueden adscribirse a fases cerámicas. Se trata de series reducidas en que aparece tanto industria ligera como pesada. El primer grupo tiene como piezas más características láminas con retoque de uso, de tamaño mediano o pequeño, piezas sobre lasca de retoque continuo, lascas con muesca, pequeñas piezas sobre lámina con retoques abruptos o simples y algunos raspadores, en general de pequeño tamaño, en soporte laminar. En estas series resultan comunes los fragmentos de mano de molino y de molinos planos. En el primer caso se trata de fragmentos de canto de arenisca, generalmente de grano fino, más o menos compactas, de tamaño medio, de forma aplanada que presentan en una o en las dos caras, claros pulimentos producidos por fricción. Es frecuente la existencia de finos piqueteados polares en estos mismos cantos, lo que indicaría su utilización puntual como percutores. En Santa Isabel se conserva uno completo, aunque fracturado diametralmente, fabricado en areniscas micáceas, con pulimento en una cara y marcas de trabajo en los laterales; destaca por su gran tamaño: 180 x 130 x 32 mm. La industria pesada presenta

Estudio diacrónico de fractura antrópica, asociados a carbón y a restos cerámicos, formando niveles de ocupación en los vestíbulos de otras cavidades situadas en tramos altos de ladera parece sugerir una utilización más marginal, como lugar de refugio. De hecho estos niveles no suelen ser espesos, en torno a 15 cm, o menos, y pobres en evidencias. El biotopo en que se sitúan, tramos altos de laderas calcáreas, ofrece perspectivas de uso económico limitadas al pastoreo de oveja y cabra, y este es el uso que se le ha dado hasta épocas actuales. Se han atribuido a esta facies en el medio Asón los yacimientos de Callejo Cerezo, Judíos, La Luz, Los Mantequilleros, El Mirón, Cantal, Caldereras, Corderas, Cubillón, Esquiente, Jabalí, Las Negras, Lorao, Pondra, Rincón, Venta de La Perra C, Cofresnedo y Cuatribú. Probablemente algunos de ellos fueron utilizados también como espacios de hábitat en sentido estricto, como podría ser el caso del Mirón o Cofresnedo. Fig. 2.79. Punzón sobre hueso procedente del vestíbulo de Cofresnedo. Los molinos barquiformes o planos son piezas de gran interés intrínseco. En el medio Asón se han estudiado una docena de piezas de este tipo, la mitad proceden de estaciones de superficie, de tipo poblado y el resto de cavidades con niveles de ocupación de tipo refugio. Otras piezas proceden de contextos megalíticos. Los refugios en cueva Las excelentes condiciones de uso de algunas de las grandes cuevas de la zona explican que se mantengan en uso en momentos en que el hábitat en poblados al aire libre era ya la norma. Este sería el caso de la cueva del Mirón, donde se aprecia una continuidad de uso durante el Calcolítico desde momentos neolíticos (González Morales 2000). Ahora bien, la presencia de indicadores de uso como lugar de hábitat, restos de fauna con patrones

Este tipo de estaciones aparece en todos los sectores geográficos diferenciados. En Matienzo se han encontrado restos de niveles de este tipo en Cofresnedo y en Cuatribú. De hecho Cofresnedo parece ser una cueva de uso doble, como espacio funerario en sus galerías interiores y como lugar de ocupación en el vestíbulo. En el tramo norte del medio Asón, sobre el valle de Gibaja se localiza, en altura, la cueva de Lorao y sobre el valle de La Brena la cueva de La Cueva. También en esta última cavidad se ha constatado una utilización mixta, como espacio de hábitat en el vestíbulo y como lugar sepulcral en las gateras interiores. En el valle del Carranza las cuevas refugio son especialmente frecuentes, y así en el sector de Venta La Perra se pueden atribuir a esta facies las cuevas de Pondra, Esquiente, Caldereras, Rincón y Venta de La Perra. En la vertiente contraria las de Cubillón, Jabalí y Las Negras. En el tramo que conecta el Carranza con el Calera son características las cuevas de Cantal y Corderas y Las Aguas de Guardamino.

119

Estudio diacrónico Estadísticos descriptivos N Altura abs Altura relativa Distancia valle Energia medio Ancho boca Grupo orientacion Ocupabilidad N válido (según lista)

18 18 18 18 10 13 18 9

Mínimo 195 2 10 28 2.00 1 1

Máximo 530 470 1400 86 19.00 3 3

Media 339.56 184.28 439.44 51.50 9.8600 1.46 2.28

Desv. típ. 128.900 146.062 463.132 17.175 6.22686 .776 .575

Tabla 2.80. Estadísticos descriptivos de yacimientos de refugio en cueva En el Calera, además del Mirón, proporcionan evidencias de uso económico de fase antigua las cuevas de la Manteca y La Luz, en la pared del desfiladero Callejo Cerezo, estudiada ya en el trabajo del Alto Asón, y ya en el sector interior los Judíos, sobre Lanestosa. Por otra parte, en un alto número de cuevas se han estudiado fragmentos cerámicos de estos momentos, Calcolítico y Bronce, pero en superficie, sin un contexto de asociación interpretable, lo que impide su consideración como espacios sepulcrales, de depósito o de refugio. Sería el caso de Cullalvera, Arco A, Arco B, Arco C y Arco Ch o Codisera II, por citar sólo algunas.

En general las cuevas utilizadas como refugio están dispersas en el medio, lo que se refleja en el resultado de la prueba del vecino más próximo (Rn: 0,80), aunque mantienen la formación de núcleos, heredada de la propia disponibilidad de las cuevas, y que se han visto en todas las demás cronologías, como los del bajo Calera y bajo Carranza. La situación en el espacio es monótona: de las 18 cavidades sólo dos se vincula a las vegas, situándose el resto (90 %) en la ladera calcárea. Dentro de este medio aparecen sobre todo en laderas cortadas, en zonas abruptas, junto a desfiladeros, con un valor de pendiente medio en el entorno de 51 %.

V3 Fig. 2.81. Cubetas excavadas en la placa estalagmítica en Cofresnedo

120

Estudio diacrónico El valor medio de altura relativa, de casi 200 m, revela que, en muchos casos se encuentran altas sobre el fondo del valle. Se trata de un valor que supera al doble del aportado por las cuevas con utilización sepulcral, mucho más vinculadas a las vegas. La comparación con lo que ocurría en el Alto Asón indica, para la zona media del valle da unos valores mucho más reducidos, quizás derivados de una topografía más suave, con menores contrastes altitudinales.

dataciones entre el 3700 y el 4120 B.P. En esta ocupación aparecen hogares en cubetas excavadas en el suelo, con restos de fauna doméstica – ovicaprinos, bóvidos y cerdos- industria lítica y fragmentos cerámicos, procedentes tanto de piezas pequeñas de tratamiento cuidado como de grandes vasos de almacenamiento. Entre la industria lítica aparecen, sobre todo en los niveles 4 a 7 puntas de retoque plano, tanto de pedúnculo y aletas como de base cóncava.

Como en el Alto Asón se eligieron para esta función cuevas de vestíbulo amplio o muy amplio, y así solo hay dos cuevas de tamaño medio, que se encuentran al fondo de grandes abrigos. De hecho, las cuevas como Cofresnedo, Cuatribú, Lorao, Judíos, etc. son las de mayor boca de sus respectivos territorios. Esta selección por el tamaño podría estar relacionada con la función que se propone, como aprisco tanto para los pastores como para el rebaño, o en algunos casos como lugar de hábitat temporal. En la mayor parte de estas cuevas aparecen evidencias de su utilización en época histórica como refugio del ganado menor. En algunas se han conservado estructuras de tipo cabaña de pastor y en otras el propio nombre actual de la cueva está relacionado con esta función, como Corderas, Mantecas, Cubillón. La mala conservación de los yacimientos de sus vestíbulos debe relacionarse también con esta reutilización y con la práctica de extraer estériles, ya estudiada en el Alto Asón.

El vestíbulo de Cofresnedo también albergó una ocupación de este tipo, pero se ha conservado de forma muy marginal. Se ha identificado en dos puntos de la cueva: por una parte sus materiales aparecen en posición secundaria en una gatera al fondo del vestíbulo, junto a dos cubetas de planta ovalada excavadas en la calcita y rellenas por tierras grises con fragmentos cerámicos y fauna. La presencia de este tipo de estructuras puede ser indicativa de la existencia de un hábitat más complejo u organizado que un mero refugio. Un nivel continuo, asignable a la Edad del Bronce, se ha excavado, esta vez directamente, en el sector de fondo del vestíbulo, conservado bajo otra estructura de acumulación posterior. Estaba formado por 5 cm de tierras negras muy plásticas y ricas en materia orgánica, que incluía fragmentos cerámicos no significativos, junto a carbón y restos de fauna, al menos en parte, doméstica.

La orientación de las bocas es buena en la mayor parte de los casos: de 14 controladas sólo 2 se orientan a posiciones de norte u oeste. Las condiciones de ocupabilidad son altas, con un valor relativo de 2,28, en una escala de 1 a 3. El estudio conjunto de las series aportadas, las características de los niveles y las condiciones físicas de las estaciones indican que algunas de estas cuevas fueron utilizadas como lugar de hábitat, más que como refugio pastoril, por la presencia, por ejemplo en Mirón, de amplios hogares en cubeta, series industriales y faunísticas etc. En este mismo caso podrían estar cuevas como Cofresnedo, La Manteca, Rincón o Pondra. Quizás se tratase de un hábitat temporal, o limitado a una parte del grupo. Las cuevas con este perfil se sitúan a niveles de altitud menor. Las mejores series materiales de las cuevas incluidas en este grupo son las aportadas por los niveles calcolíticos del Mirón. Este yacimiento se encuentra aún en proceso de excavación, pero se dispone ya de un avance de resultados (Morales y Straus 2000). Las capas asignadas al Calcolítico son la 3 (Calcolítico – Bronce) y las 5 y 7, con

La cerámica de esta ocupación de Cofresnedo está representada por fragmentos de grandes vasos de tipo orza, algunos con decoración plástica y cuencos de perfiles sencillos, troncocónicos, parabólicos y hemiesféricos. Como elementos decorativos aparecen impresiones de uñas y digitaciones, ambas realizadas directamente sobre la panza y un curioso mamelón doble. Entre el material lítico destaca un fragmento de mano de molino y otro de molino plano. La única pieza sobre hueso es un punzón de base reservada pero totalmente pulido realizado a partir de un metápodo de ovicáprido, de muy buena calidad técnica. La fauna, con patrones de fractura antrópica y marcas de descarnado, está dominada por el ganado vacuno, apareciendo también los cerdos y en menor medida por los ovicaprinos, pero no es posible considerar el carácter cerrado del conjunto y la serie identificable es reducida. También la cueva de Los Mantequilleros, en la base del muro del Eco, debió de ser utilizada como espacio de hábitat de fase cerámica. En varios puntos del amplio vestíbulo se aprecia que, sobre un nivel epipaleolítico, se conserva una capa espesa, de color pardo, con bloques calizos, cerámica prehistórica y fauna doméstica. Resulta destacable la frecuencia de los fragmentos de

121

Estudio diacrónico cantos de arenisca y entre la fauna aparece cerdo, ovicaprino y ganado vacuno. La cerámica es abundante y presenta patrones decorativos variados: barro plástica aplicado sobre la pasta, decorado con pellizcos, suaves realces de sección triangular, cordones de sección alta, lisos o con impresiones grandes de uñas en horizontal, etc. En el resto de las ocupaciones de tipo refugio las series faunísticas son mínimas, y sólo en algunos casos se observan huesos identificables que invariablemente corresponden a ganado doméstico, vacas, cerdos y ovicápridos, asociados a restos cerámicos. Además del molino de Cofresnedo se ha estudiado otro similar en una gatera, al fondo del vestíbulo de la cueva del Rincón. Fabricado a partir de un canto de arenisca, su métrica es de 250 mm de eje mayor, 155 de eje transversal y 59 mm de espesor y su cara activa es de tipo plano. También en un contexto de superficie, procedente quizás de su nivel cerámico, se conoce un molino, reutilizado como yunque en Pondra. Su métrica es algo menor y está realizado sobre una placa de arenisca. Las cuevas sepulcrales La riqueza en cavidades con utilizaciones sepulcrales de fase Calcolítico y Bronce en el Medio Asón es sustancialmente superior a la apreciada en el sector alto de la cuenca. Así, mientras allí se conocían 13 localizaciones aquí son 24 las cuevas de esta facies. Teniendo en cuenta que el Alto Asón tiene una mayor superficie, la

diferente densidad es muy significativa, superando el doble el Medio al Alto (0,04 cuevas sep. / km2, frente a 0,10). Aparecen cuevas sepulcrales en todos los sectores diferenciados, en un número muy similar, aunque no acorde con su extensión superficial. En Matienzo y en Calera se conocen 6 cuevas, y en el valle del Calera 7; en el valle del Asón, en el sector de Rasines 5. En Matienzo, dado que se trata de un espacio reducido, la densidad es alta, y las cuevas se encuentran en dos núcleos junto al reborde de la depresión, en el flanco septentrional – Cueva 708, Tres Niños y Emboscados- y el central, Cofresnedo, Rascavieja y Sima del Cráneo, en Cubija. No se incluye en este grupo la sima del Diente, dado que cae fuera del segmento cronológico Neolítico Final – Bronce Antiguo. En el área norte del territorio, en la vega de Rasines se conocen cuatro estaciones funerarias en cueva: San Roque, Campuco, Saluca, La Pedrera y La Cueva. En el grupo de La Brena, probablemente de esta misma facies, no se ha identificado en ninguna de las pequeñas cavidades la asociación de los restos humanos con cerámicas prehistóricas. En el mismo valle principal, en la cueva de la Raposa de Cubillas aunque aparecieron restos humanos su asociación a cerámica tardoantigua la excluiría de este grupo.

4800000

4795000

4790000

UTM-Y

4785000

4780000 450000

455000

460000

465000

470000

475000

UTM-X

Fig. 2.82. Cuevas sepulcrales en el Asón medio (la concentración de la izquierda corresponde al valle de Matienzo).

122

Estudio diacrónico En el Calera se diferencian por una parte el núcleo del tramo medio del valle, con las cuevas de Tarrerón (incluida ya en el Alto Asón), Pajucas, Aldeacueva y el del curso bajo, con las de Esperanza y probablemente Covalanas. La inclusión de Covalanas es problemática dado que se trata de hallazgos antiguos y no hay constancia sobre la asociación de la cerámica a mano y las mandíbulas. Ya sobre la cubeta de Ramales se abre la cueva de Costales. 447

448

449

450

451

452

453

454

455 4800 4799 4798 4797 4796 4795 4794 4793

C. Sepulcrales C. Restos humanos sin contexto

Fig. 2.83. Cuevas sepulcrales y con restos humanos en Matienzo

En el Carranza las cuevas también se organizan en dos núcleos: el interior con Aldeacueva, Kubia I y Kubia II y el núcleo del Desfiladero de La Cadena, donde se utilizaron para esta finalidad las cuevas de Arco D, Saúco, y con dudas Polvorín por no conocerse la asociación entre los restos humanos y las cerámicas. En el valle lateral de Guardamino las dos cuevas con yacimiento arqueológico tienen también utilizaciones funerarias: Asunción y Caballones. En una de ellas, la presencia de una cerámica incisa podría apuntar a un momento Calcolítico Final para su utilización. U.topografica BD BV LD RL Total

Frecuencia 5 3 12 4 24

Porcentaje 20,8 12,5 50,0 16,7 100,0

Se aprecia en esta facies una cierta tendencia a organizarse en núcleos, algo que ya se había observado en el Alto Asón, aunque como allí, también algunas cuevas están aisladas. Estos núcleos podrían estar vinculados a la existencia de un hábitat en los rellanos de ladera o vegas inmediatas. La selección de grupos de cuevas abiertas en las paredes de hum calizos podría indicar que estos pequeños montes tuvieron un carácter reservado, formando parte de sus espacios sagrados. Esta tendencia a formar grupos se refleja en el valor del coeficiente del vecino más próximo, Rn: 0,49, un valor muy inferior al de por ejemplo las cuevas de tipo refugio, con Rn: 0,79). También se mantienen las mismas pautas de situación en el espacio. La posición más repetida es la de ladera baja, seguida de la de borde de desfiladero, rellano de ladera y borde de valle. Se trata, en cierto modo, de una única posición de ladera, más o menos cerca del fondo de la vega. Esa proximidad al valle se aprecia bien en la distancia media a su fondo, de poco más de 200 m. Incluso, este valor está muy incrementado por las medidas de Kubia I y II, que dada la peculiar topografía del Carranza interior se encuentran en un amplio rellano, por lo que la distancia real al área utilizable como espacio de hábitat no llega a los 50 m. Lo mismo refleja el valor de la altura sobre el fondo de valle de menos de 100 m. El formato de cueva utilizado con uso sepulcral es relativamente variado, apareciendo desde grandes cavidades como Cofresnedo o Rascavieja y Aldeacueva, a cuevas de tamaño medio – cuevas de Esperanza, Costales, Asunción, Caballones o Arco D. Pero el modelo de cavidad seleccionado con más frecuencia son las cuevas pequeñas, del tipo de Campo de Pos, Saluca, La Cueva, La Pedrera, Tres Niños, Sima del Cráneo, Kubia II, Cuestalaviga o Tarrerón, con bocas de 1 a 2 m y formadas por una única y estrecha galería, casi una gatera. La importante frecuencia de este modelo hace que el valor medio de anchura de boca baje hasta casi 4 m, aunque aparezcan en la misma serie grandes cavidades de muchos metros de boca. Este predominio del uso de la cavidad de planta lineal y métrica reducida se constató también en el Alto Asón.

Tabla 2.84. Situación en unidades topográficas de las cavidades sepulcrales del Medio Asón.

123

Estudio diacrónico

Fig. 2.85 Distribución de cuevas sepulcrales en el Medio Asón. Parece por tanto que en el medio Asón, en la mayor parte de los casos, se utilizaron como espacios funerarios durante el Calcolítico avanzado y la primera Edad del Bronce las cuevas más cercanas al valle, independientemente de su tamaño, pero quizás por un factor de disponibilidad; el formato más seleccionado son pequeñas cavidades, en general con pequeño desarrollo longitudinal. Quizás un criterio de selección fue su escaso tamaño de boca sí, como se acreditó en Campo de Pos, la boca del mausoleo se tapó con lajas o con otros medios. En este sentido resulta llamativo que en un espacio reducido, como es el polje de La Brena, aparezcan cuevas con buenas condiciones de uso sin utilizaciones sepulcrales, y en cambio en aquellos espacios de menor tamaño – Campo de Pos, Saluca, Brena IV, Brena II, se hayan localizado restos humanos. En la mayor parte de los yacimientos donde se cuenta con información sobre la forma de aparición de los restos humanos y de las evidencias de ajuar, éstos aparecen entre la tierra suelta del nivel superficial de las cuevas – Kubia II, Campo de Pos, Tres Niños, Asunción, por citar sólo alguna, o bien

124

más o menos dispersos sobre la concreción calcárea del suelo en las gateras de las grandes cavernas – Cofresnedo, Rascavieja-. Generalmente la asociación con los restos de ajuar, sobre todo fragmentos cerámicos, es inmediata. Esto permite suponer que los cuerpos se depositaron directamente sobre el suelo, sin estructuras de cierre que los aislase y sin recubrir de sedimento, junto a las piezas cerámicas que podría pensarse contuvieron algún tipo de ofrenda. Hay tres rasgos de estos yacimientos que funcionan de forma conjunta y que provocan que su alteración sea, en la mayoría de los casos, muy importante. En primer lugar el carácter de superficie de muchos de estos yacimientos hace que en su mayoría, se encuentren revueltos. Ya en origen, la propia dinámica de funcionamiento del ritual de inhumación, debió provocar que se alterase el sedimento de forma continua. Otro rasgo es que se trata de espacios de tamaño muy pequeño, en que los huesos pueden aparecer a escasos metros de la boca. Esto lleva a que cualquier agente pueda desplazar los restos hasta el exterior, donde se pierden. Por ejemplo, en el talud exterior de Pajucas, aparece un importante lote de restos humanos que han sido removilizados y sacados de

Estudio diacrónico la cueva por la acción de los carnívoros. Con toda seguridad, dentro de unos pocos años, la falta de protección provocará su pérdida.

Calera Costales Cuestalaviga Esperanza Pajucas C. del Tarrerón Carranza Aldeacueva Arco_D Asuncion Caballones Kubia I Kubia II Sauco Matienzo Cofresnedo G5 Cofresnedo G4 Emboscados Rascavieja Tres Niños Cueva 709 Sima del Cráneo Rasines Saluca (=Esperanza) Campuco La Cueva La Pedrera San Roque

San Roque. En otras, aunque aparecen ambos tipos de yacimientos no se tiene evidencia estratigráfica

Nº restos N.M.I. humanos humanos

Adultos

Sub-adultos

1 943 42

1 1 6 3

2

Dominantes 2 (min) 1

4 1 1 11 -

3 1 1 1 11 -

1 1 (8) -

3 Sin datos 1 (3) Sin datos

1 64 1 160 5 6 7

1 2 1 2 1 1 1

1 1 (28) 1 1 -

1 (36) 2 1

3 169 3 12 76

1 13 1 2 5

1 1 (9) 2

1 (3) 2

1

Tabla 2.86. Frecuencias de restos humanos en las cuevas sepulcrales del Medio Asón En relación con el rasgo anterior, la reducida métrica de muchas de estas cuevas, hace que sea habitual su utilización por la fauna, sobre todo por zorros y tejones, para instalar sus madrigueras. Su acción continuada, y su costumbre de enterrar los excrementos, provoca que, dado el pequeño tamaño de estos espacios, los niveles superficiales se encuentren totalmente removilizados, salvo generalmente un pequeño testigo intacto en el reborde de la cueva. Estos yacimientos aparecen hoy como capas de material terrígeno suelto, generalmente muy orgánico, situadas en zonas medias de pequeñas cuevas, y habitualmente contaminadas por usos posteriores de la cueva. En una parte significativa de la muestra se identifica la existencia de niveles de uso previos, mesolíticos o neolíticos en el área de la boca, que el nivel superficial ha protegido. Este sería el caso de Tarrerón o Pajucas, Costales y

de su superposición, caso de Emboscados, con un yacimiento sepulcral muy mal definido, o Cofresnedo, con una utilización diferencial del espacio. Con ciertas dudas también aparecen elementos de los dos momentos en Caballones o La Pedrera. Un caso peculiar es el yacimiento localizado en la sima del Cráneo, en el que los restos aparecen distribuidos en dos pequeñas repisas y en fondo de una sima, situada al fondo de una pequeña y estrecha cavidad. La evidencia indica que en origen el depósito de los restos humanos y los vasos cerámicos se realizó a lo largo de la cavidad de desarrollo horizontal, y que la ligera pendiente hacia la sima provocó la caída de los restos. Una muestra de hueso craneal ha sido datada por AMS en el 3460 ± 35 B.P. es decir en un momento Bronce Medio (Poz- 24075).

125

Estudio diacrónico

Series con NR >5 Pajucas C. del Tarrerón Kubia_II Cofresnedo G4 Rascavieja Cueva 708 Campuco La_pedrera San Roque Sima del Cráneo

Nº restos humanos 943 42 11 64 160 6 169 12 76 7

N.M.I. humanos 6 3 2 2 2 1 13 2 5 1

Adultos 4? 2 1 (8) 1 (28) 1 1 (9) 2 -

Subadultos 2 (min) 1 1 (3) 1 (36) 2 1 (3) 2 1

Ratio NI/NR*100 0.64 7.14 18.18 3.13 1.25 16.67 7.69 16.67 6.58 14.28

Tabla 2.87. Frecuencias de restos humanos, adultos y subadultos. También se han citado restos humanos en Polvorín, asociados a fragmentos de cerámica. Hay una referencia a ambos elementos, pero sin establecer su asociación en Covalanas. El número de individuos inhumado es variable,

Campuco o Campo de Pos, con 13 individuos, seguido de Pajucas con 6. Por otra parte la información procede de excavaciones más o menos antiguas – Aldeacueva, Pajucas, Tarrerón – o sin control científico – Kubia I, Campuco -, o bien de recogidas ó estudios de

Fig. 2.88. Elementos de ajuar recuperados en las inhumaciones de Cofresnedo 1 a 4, Tarrerón 5 y 6 y Coquisera 7. aunque las cuevas con restos de varios esqueletos son aquellas en que se han realizado excavaciones en extensión, sean en programas de investigación arqueológicas, caso de Pajucas, Tarrerón, Cuestalaviga, Aldeacueva o Cofresnedo, o en vaciados más o menos importantes por una u otra causa, como Kubia I, Campo de Pos o San Roque. El mayor número de individuos corresponde a

126

superficie, como Kubia II, Esperanza, Arco D, Caballones, Asunción o San Roque. Esta heterogeneidad en la procedencia de los datos provoca que no puedan utilizarse cuantitativamente. Ya se ha planteado la imposibilidad de utilizar los datos sobre restos animales asociados, por la contaminación de estos yacimientos. El elemento más habitual junto a los restos humanos son restos

Estudio diacrónico de vasijas cerámicas, que podrían contener algún tipo de alimento. El vaso más repetido es la gran orza con decoración plástica de barro aplicado, lisa o con apliques, pero también es cierto que esta pieza dado su gran tamaño, puede proporcionar del orden de 500 fragmentos, es decir 50 veces más que un pequeño vaso carenado.

cerámica, de un momento antiguo de la Edad del Bronce, de Pajucas, donde, además de grandes vasos, aparece un pequeño cuenco hemiesférico realzado. Una pieza muy similar se recuperó en el conjunto sepulcral de Aldeacueva, asociado a un vaso troncocónico realzado, un cuenco hemiesférico simple, de gruesas paredes y a otro vaso decorado con pequeños mamelones. La mayor parte de las decoraciones son impresas y plásticas, sobre todo mamelones. Sólo un yacimiento – Cueva de La Asunción- ha proporcionado cerámica con un patrón inciso complejo, con el fondo en retícula y grupos de líneas verticales en la panza.

Fig. 2.89. Colgante realizado sobre canino de Canis sp, perforado y pulido.

La piedra pulimentada aparece en un cincel de Campo de Pos, hoy perdido y que suponemos de marga silícea- y una azuela pulida de la cueva 709, junto a restos humanos. El metal, además de en las cuentas, aparece representado en Cofresnedo por un punzón de sección circular y una punta de pedúnculo y aletas (otra pieza de este tipo, en Codisera, carece de contexto).

De las más de veinte cuevas sepulcrales la mitad han proporcionado algún elemento industrial significativo. Los pequeños elementos de ajuar, de tipo colgantes o cuentas de collar sólo aparecen en cavidades sepulcrales que han sido excavadas arqueológicamente. Es el caso de Aldeacueva, con colgantes de piedra, uno en una piedra dura y otro en arenisca, 3 conchas de molusco marino perforado y una cuenta discoidal de concha. En Tarrerón se recogieron una cuenta de asta y una cuenta toneliforme de cobre o bronce. Cofresnedo aporta también una cuenta de hueso, en este caso cilíndrica y una cuenta toneliforme de cobre – bronce. En la pequeña cueva sepulcral de La Pedrera, en el borde del valle de Rasines, apareció, junto a los restos humanos, y la cerámica, un canino de Canis sp. pulido y perforado, para ser utilizado como colgante. En la cueva de La Cueva, junto a la depresión de La Brena, se ha estudiado una especie de aro de hueso, recortado y pulido, también asociado a restos humanos y cerámica. Las cerámicas más frecuentes en los ajuares son las grandes orzas con decoración plástica, que aparecen al menos en 11 de las series. En otros casos sólo se evidencian fragmentos con impresiones, generalmente de series de uñadas en la panza o en la arista. Con menos frecuencia se encuentran cerámicas lisas, sobre todo de tipo cuenco hemiesférico, en general de diseños sencillos. Resulta especialmente significativa la

Fig. 2.90. Pieza de hueso pulida, asociada a una inhumación en la cueva de La Cueva. Se aprecia por tanto un fuerte contraste entre la riqueza y diversidad de los ajuares de las cuevas excavadas y la pobreza de los demás conjuntos. La evidencia regional lo confirma, tanto en Vizcaya, como en Cantabria e indica que esta configuración del registro se deriva del tipo de muestreo y de la importante alteración de los conjuntos y que no refleja una pobreza original de los depósitos.

127

Estudio diacrónico Además de esta veintena de conjuntos otras diez cavidades han aportado restos humanos en el territorio de trabajo. En algunas – Brena IV, Brena II, Calero del Agua- los huesos aparecían aislados, sin asociación a ningún material arqueológico. En Barandas se podrían relacionar con materiales de la Edad del Hierro, en concreto con vasos de tipo Brazada. En la sala Pendants de Cofresnedo y en la

cueva del Diente la datación directa de los huesos sitúa las inhumaciones en el final de la Edad del Bronce. Por último, en Covalanas y en Polvorín no hay información clara sobre el contexto de aparición.

Figura 2.92. Gráfico de calibración de la datación del cráneo de la Sima del Diente (Matienzo).

Fig. 2.91. Fondo de vaso inciso recuperado en un contexto sepulcral, en la Cueva de La Asunción de Guardamino (M.R.A.P.)

Fig. 2.93. Distribución de restos humanos en la Gatera G4 de Cofresnedo

128

Estudio diacrónico

Fig. 2.94. Cerámica del Bronce Pleno de la Sima del Cráneo, en Matienzo

129

Estudio diacrónico

Fig. 2.95. Materiales de la cueva de Aldeacueva, en Carranza, procedentes de contexto sepulcral colectivo. A partir de Apellaniz (1977), modificado.

130

Estudio diacrónico

Fig. 2.96. Distribución de restos cerámicos y óseos en el rellano 1.2. de la Sima del Cráneo (Matienzo). En negro el cráneo humano.

Fig. 2.97. Cráneo de la Sima del Cráneo (Matienzo). 1. Norma superior, 2. Norma occipital, 3 y 4. Normas laterales. 131

Estudio diacrónico Las cuevas depósito de fase cerámica antigua La utilización de las cuevas como espacios de uso ritualizado, para el depósito de ofrendas durante las fases cerámicas de la Prehistoria, es una realidad conocida desde hace pocos años en la Región. Los mejores conjuntos de Cantabria, como el Pendo (Morlote y Muñoz 2001), el Portillo o el Calero (Muñoz y Morlote 2000) son descubrimientos relativamente recientes, e indican que esta práctica comienza con el neolítico y se continúa hasta momentos avanzados de la Edad del Bronce.

cuatro vasos, de distinta tipología, que habían sido depositados en sendas repisas, asociados en este caso a fauna doméstica – vaca, ovicáprido y cerdo-. También una pasta carbonizada recubría la cara interior de una de los vasos de gran formato. Las dataciones absolutas indican que fueron depositados en el siglo XVIII a.C.

En una docena de cuevas del Medio Asón, repartidas en todos los sectores diferenciados, aparecen utilizaciones no económicas, con registros que incluyen materiales correspondientes al tercer y segundo milenio a.C El valle con mayor densidad es Matienzo, si bien este sector presenta también un alto número de cavidades y su conocimiento es muy detallado, gracias a los intensos trabajos de prospección de la E.E.M. En la depresión de Matienzo se conocen seis cavidades que podrían corresponder a esta facies. En la Torca del Serrucho, una cavidad de boca pequeña y trazado muy descendente, abierta en el sector alto de ladera, aparece un vaso de perfil ovoide, decorado con un mamelón, cuyos fragmentos aparecen dispersos sobre una colada estalagmítica muy pendiente, y que parece haber sido depositado en un rellano en la parte superior de la misma. La única asociación son fragmentos de carbón que aún se conservan en parte, adheridos a su cara interna. En la cueva 170 de Matienzo, también pequeña, descendente y situada a media ladera, se recogieron, dentro del proyecto de la Prehistoria Reciente de Matienzo, fragmentos de una orza con una cinta lisa y decoración de barro plástico aplicado, de unos 42 cm de diámetro de boca. Los fragmentos se encontraron en una repisa, y la única asociación directa era un canto de cuarcita. El vaso conservaba en su interior, materia orgánica carbonizada adherida. Las Grajas responde al mismo patrón que las anteriores, aunque el espacio es de tamaño mucho mayor. En su interior, se estudiaron restos de

132

Fig. 2.98. Distribución de cuevas con depósitos cerámicos de la Edad del Bronce en Matienzo. En el marco del desarrollo del proyecto de la PRM se estudió el depósito de la cueva de La Cubía de La Vega. En esta pequeña cavidad, a unos 30 de la boca, se localizaron varias concentraciones de fragmentos cerámicos, correspondientes todos a un mismo vaso. Los restos se encontraban entre los bloques de la galería principal de la cueva, ascendente en este tramo. El único contexto son manchas carbonosas en algunos bloques. En este caso se depositó una vasija de carena alta y de característico perfil en hombrera, con un diámetro de boca de 30 cm de la que falta sólo el fondo. La pieza es lisa, salvo la arista, decorada con hoyuelos impresos por la yema del dedo. En un contexto de deposición similar la Expedición Británica a Matienzo recogió en la cueva de Los Helechales (C-408 Matienzo), una pequeña cavidad abierta en la zona alta de la ladera, un vaso de tamaño grande cuyo interior conservaba restos de materia carbonizada.

Estudio diacrónico En la cueva de Comellante, en una galería colgada sobre el piso de la cueva, en un punto interior de la misma, se han localizado, durante el desarrollo del proyecto del Medio Asón, fragmentos de un vaso ovoideo, decorado con una cinta lisa, sin contexto ninguno, pero que, dada su ubicación, parece corresponder a un yacimiento de este tipo. En el sector norte del valle del Asón, en Valseca (Rasines) se conocen dos cavidades con depósitos

Revuelta. En las gateras que parten de un laminador, al fondo del vestíbulo, se han localizado fragmentos de panza de una gran orza. Esta cueva no responde al patrón característico de los depósitos. En otras cuevas de esta zona, como La Picota II o Armañón II se han estudiado fragmentos de vasos cerámicos prehistóricos en superficie, pero en el área de boca por lo que no puede establecerse su asignación funcional. Correspondiente a la cuenca del Calera, en el

0-300 300-700 >700 m

Fig. 2.99. Distribución de cuevas con depósitos cerámicos en el Medio Asón.

de vasos. En la cueva de La Picota, abierta en el tramo medio – alto de ladera, se han estudiado fragmentos de una orza clásica, decorada con una cinta lisa y el sector inferior con pasta aplicada. Se encuentran en un rellano, cerca de la boca. Junto al borde de la depresión de La Brena se abre la pequeña cueva de Brena III, en cuyo interior aparece un depósito formado por cuatro vasos, dos de tipo orza, una forma parabólica y un vaso ovoideo con mamelón. Se localizan en varios puntos a lo largo de la cavidad, sin ningún contexto de asociación. En la zona media de una prolongada ladera, en el área del Torco (Rasines) se abre la cueva de La

núcleo del Haza, se encuentra la Cueva del Murciélago, un espacio, que a diferencia de las anteriores, presenta buenas condiciones de uso como lugar de hábitat. En un laminador que parte de una galería cercana al vestíbulo aparecen fragmentos de panza de un vaso prehistórico. A escasa distancia se encuentra la pequeña cueva de El Ánfora, donde se recogió, en la década de los años 60, un vaso de tipo orza completo, conservado hoy en el M.R.A.P. Se trata de una cavidad de boca reducida, menor a un metro de diámetro, que da paso a un tubo muy descendente. Un estudio detallado del lugar permite comprobar la existencia de abundantes

133

Estudio diacrónico carbones de madera cementados bajo la costra calcita, junto a una repisa ubicada frente a una amplia grieta, en el punto más alto de la sala. Se trata de un espacio de relieve muy complejo, rico en formaciones calcáreas.

Orientación de la boca Este Norte Nor-Oeste Sur Sur-Este Sin Orientación

Estadísticos descriptivos Altura abs Altura relativa Distancia valle Energía medio Ancho boca I. Ocupabilidad

Frec. Absoluta 2 3 1 3 2 1

cavidades incluidas en la facies diez se encuentran en ambientes de ladera, y sólo una – Brena III- se abre junto al fondo del valle, en concreto en el borde de la pequeña uvala de Brena. La altura sobre el valle es media (145 m) y lógicamente también la distancia al valle es

Frec. Relativa 16.70 25.00 8.30 25.0 16.7 8.30

N

Mínimo

Máximo

Media

Desv. Típ.

12 12 12 11 12 12

105 7 25 22 0.70 .00

499 299 950 50 13.20 0.67

278.92 138.67 422.92 37.00 3.62 0.15

123.59 93.37 342.37 8.81 3.43 0.26

Tabla 2.100. Estadísticos descriptivos de cavidades con depósitos de la Edad del Bronce en el medio Asón. Un espacio similar era el ocupado por el vaso de la Cueva del Bortal, en el valle de Carranza, una cueva de boca media y también muy descendente. El vaso se encontraba en un recoveco de la concreción pavimentaria, en una repisa, en la zona alta de la galería. En algunos puntos del sector más bajo de la cueva se han documentado niveles con carbón, que se han considerado de cronología medieval (Deiker 1984). De las doce

relativamente importante. Se trata en todos los casos de cuevas sin vestíbulos utilizables, salvo Murciélagos, y aunque aparecen algunas de tamaño medio, la mayoría son espacios reducidos, siendo el ancho medio de boca inferior a los 4m. Las bocas se orientan indistintamente en todos los puntos cardinales. Las condiciones de utilización, como

Fig. 2.101. Olla con mamelones estudiada en la Torca del Serrucho, Matienzo.

134

Estudio diacrónico indica el índice de ocupabilidad, son mínimas, dada la importancia en la serie de cavidades sin espacio utilizable, muy descendentes o húmedas. A pesar del tamaño reducido de la muestra pueden aislarse unos rasgos comunes para este tipo de manifestaciones. Aunque en general aparecen diferentes tipos de cuevas la mayor parte corresponden a formatos medios o pequeños, con dos características: se trata de cuevas con fuertes desniveles internos, generalmente descendentes, y con paisajes interiores muy ricos, con diversidad de formaciones calcáreas. En la mayor parte de los casos los depósitos se realizan en puntos interiores de las cuevas, en espacios de topografía compleja y accidentada, en rellanos de coladas oblicuas, laminadores, etc. En el Alto Asón, con una muestra muy similar en número, se aprecia que las cavidades de “uso ritual” se sitúan en posiciones más alejadas de los valles y se utilizaron en general cuevas de tamaño mayor. Pero los datos indican que en ambas zonas las cuevas sepulcrales calcolíticas no se reutilizaron como lugares de depósito ritualizado durante la Edad del Bronce, sino que se eligieron otras diferentes, con espacios interiores mayores y de articulación compleja. También son similares los lugares seleccionados para realizar los depósitos y los elementos que los constituyen, con dominio de grandes vasos cerámicos con

carbón corresponde a una utilización muy posterior. Lo que sí parece un rasgo característico es la presencia de materia orgánica carbonizada adherida a la pared interior de los vasos, lo que se ha comprobado en Grajas, Serrucho, Cueva 179 o Cuvía La Vega. Parece que los criterios de elección de las cuevas a utilizar para estos depósitos no han sido tanto posicionales – pues se observa una cierta variabilidad en su situación, aunque la norma es una ubicación algo alejada del fondo de valle – como del “tipo de cavidad”. Determinados formatos de cueva debieron de jugar un papel en la realidad simbólica de estos grupos. Para aproximarse a la significación de estos depósitos, tema ya discutido en el trabajo sobre el Alto Asón, sería necesario contar con más estudios específicos, por ejemplo del contenido de los vasos, así como analíticas de detalle que afinen su cronología. Los elementos materiales 1. La industria lítica Ya se han comentado los rasgos básicos de la industria ligera de las estaciones de superficie. Se trata de series tan exiguas, y de tipos tan poco representativos, que no es posible si quiera intentan realizar un estudio comparativo con otras de zonas cercanas.

Fig. 2.102. Vaso de perfil ovoideo cerrado de la Cueva de los Murciélagos de Ramales decoración plástica y presencia ocasional de fauna doméstica. Sólo en algunos casos aparece fauna doméstica junto a los vasos, siendo lo más frecuente la presencia de restos de carbón o la ausencia de cualquier elemento. Esta asociación a carbón es difícil de interpretar y en ocasiones se ha demostrado la falta de contemporaneidad entre ambos fenómenos, como en Las Grajas, donde el

Sólo en el entorno megalítico aparecen algunas series con piezas de mayor interés. Los conjuntos de esta facies corresponden en su mayor parte a cronologías neolíticas, pero en algunos casos los depósitos parecen realizados en un momento calcolítico. Dentro del área de trabajo este es el caso del conjunto del Fuerte y de otras estaciones vizcaínas. En el Fuerte, un gran túmulo con cámara cistoide, se recuperó un ajuar que incluye

135

Estudio diacrónico dos puntas de flecha, una de diseño losángico y sección alta y otra aplanada de pedúnculo y aletas, asociados a cerámica lisa (Apellaniz 1963). También de la Cabaña 2, con una cámara similar, procede un ajuar, en que, además de microlitos geométricos, aparecen puntas foliaceas de aletas incipientes (Yarritu 1986, 1987). En el taller del Campo del Fraile, junto al Burgueño, que cierra el valle del Carranza por el sur, apareció una punta de flecha de de retoque simple bifacial, muy característica del megalitismo oriental (Gorrochategui 1977). En cambio los megalitos del medio Asón situados en Cantabria no han aportado elementos calcolíticos, aunque esto debe de explicarse como consecuencia del bajo número de intervenciones, en la medida en que sí aparecen puntas calcolíticas en el sector alto del valle. Así, el conjunto de la Canal de Ancillo, situado en el corazón de Soba, incluye una punta de flecha de retoque cubriente, característica de un momento

Los molinos de mano Más reveladora es la importante representación, tanto en poblados como en cuevas de hábitat o de refugio, de las manos de molino y los molinos planos. Aparecen en casi todas las localizaciones de superficie – además de en San Juan – y en varias cuevas con utilizaciones económicas. En la muestra estudiada aparecen varios molinos de tipo plano o barquiforme. Se trata de piezas de planta más o menos ovalada a subcircular, con una métrica de entre 25 y 30 cm de eje mayor – solo un caso llega 45 cm-, por 15 a 20 de eje menor, con espesores en torno a 5 a 10 cm. La pieza de mayor peso, Santa Cruz, llega a los 9 kg, aunque la mayoría no llegan a la mitad. La cara activa suele ser plana o ligeramente convexa. La cara contraria no presenta alteraciones de uso y suele ser convexa. La cara activa presenta un claro pulimento, y en algún caso se aprecia que la superficie ha sido repiqueteada para aumentar su rugosidad. En general están realizados sobre grandes cantos o sobre placas, de areniscas de grano medio o grueso, y en algunos casos de micro-conglomerados de cuarzo. En el medio Asón se conocen una docena de piezas, la mitad procedentes de estaciones al aire libre y la otra mitad de cuevas con niveles de ocupación. Alguno más se ha localizado en entornos megalíticos. Dada la singularidad de estas piezas se ofrece un listado en que se recogen sus caracteres básicos.

Fig. 2.103. Puntas de flecha del túmulo del Fuerte (a partir de Apellaniz (1963). avanzado del III milenio a.C. en cronología convencional. También en las estribaciones que separan el Agüera del valle de Sámano aparece una punta de retoque invasor cubriente, de diseño romboidal, en uno de los túmulos de Rivalzaga (Gorrochategui y Yarritu 1980). La presencia de piezas calcolíticas en estructuras tumulares y en los poblados inmediatos indica que estos ambientes de media montaña permanecieron en uso durante el III milenio, probablemente con el mismo enfoque económico orientado a un pastoreo extensivo.

136

Santa Isabel 40: Molino plano completo, realizado en un gran canto aplanado, de microconglomerado de cuarzo de grano medio, con cristales de cuarzo de 3 mm de longitud de eje. Presenta la cara activa plana y la otra sin labrar, convexa. La cara activa ha sido remodelada, presentando la superficie dos niveles, uno pulimentado con un índice de abrasividad bajo y otro piqueteado, como sistema de reafilado, en una superficie irregular, de 1,5 mm de profundidad media. Sus medidas son: 278 x 193 x 87 mm y su peso 5800 gramos. Santa Isabel 38: Fragmento de molino, fracturas dobles, transversal y lateral. Arenisca rojiza micácea. Pulimento suave en la cara conservada. Métrica: (69)-(47)-(41). Santa Isabel 32: Fragmento de molino. Fracturas dobles, transversal y lateral. Areniscas de grano medio. Presenta un claro pulido en el centro de la cara, en la única superficie original de conserva. Métrica: (57)-(70)-(24).

Estudio diacrónico La Barca –21: Fragmento de molino, con fracturas transversal y longitudinal. Presenta una cara rugosa y una cara activa con intenso pulido y rebordes piqueteados. Arenisca de grano fino micácea y compacta. La cara activa parece afectada por el fuego. Métrica: (98)-(74) –31. La Barca –13: Fragmento de molino procedente de una placa de arenisca compacta, con fractura transversal y longitudinal. Ha sido expuesto de forma continuada al fuego y presenta restos de carbón adherido. Se aprecia un pulido integral de las caras superior e inferior planas. Métrica: (78)(96)-35. Los Topos 5: Molino plano completo, realizado sobre un gran canto aplanado de arenisca de grano medio. Mide 247 x 146 x 58 mm y tiene un peso de 3340 gramos. Presenta un intenso pulido en una de las caras, repiqueteado por los bordes largos, pulido en los polos y la cara basal es rugosa.

Los Topos /S.J.: Molino plano completo, fabricado sobre una placa de areniscas de grano fino micácea. Presenta un intenso pulimento en la cara superior, plana a ligeramente cóncava, piqueteado en los polos y pulido en los bordes largos. Se trata de una pieza de tamaño grande, con una métrica de 460-231-45. Apareció junto a la ermita del alto de La Cruz, a escasa distancia de Los Topos, y quizás procede del mismo yacimiento. Cueva del Rincón. Canto, de origen fluvial, de arenisca compacta, fracturado en dos. Una de las caras presenta un suave pulimento por lo que podría tratarse de un pequeño molino, o mas probablemente de una mano. Uno de los fragmentos está algo cementado. Métrica: 206151-58. Cueva de Cofresnedo. En la estructura de acumulación del sector V5. Se trata de un canto de arenisca de grano medio, con una cara plana y

Fig. 2.104. Material pulimentado en contextos funerarios. 1. Azuela de la cueva 709. 2.Azuela de la Cueva de Orillón, 3: Cincel de la cueva de Campo de Pos, 4.: Hacha de La Secada.

137

Estudio diacrónico

Fig. 2.105. Manos de molino. 1. Cueva del Rincón (Carranza), 2. Yacimiento al aire libre de Santa Isabel (Rasines), 3. Cueva del Horno o Los Mantequilleros (Ramales). pulida y la otra convexa y rugosa. Métrica: (110)(73)-50. Sus medidas originales aproximadas serían de 195- 125- 50. Cueva de La Luz: Materiales de superficie, procedente de una ocupación de refugio de la Edad del Bronce. Se trata de un canto de areniscas compactas, de origen fluvial. Corresponde a un fragmento de molino, con el borde regularizado y pulimento en una cara. Orilla Mijeo: Molino sobre canto de origen fluvial, de arenisca de grano medio, que presenta abrasión en una cara plana. Métrica (181)-134-61. La longitud original de la pieza sería de unos 200mm, muy similar a la de Cofresnedo.

138

En cuanto a las piezas pulimentas, elementos característicos del neolítico avanzado y del Calcolítico, en el área de estudio sólo se conocen cuatro piezas: dos proceden de cavidades sepulcrales – Campo de Pos, y 709, una pequeña cueva de Matienzo. Otra procede de una cavidad, sin un contexto preciso – Cueva de Orillón y por último la última procede de La Secada, un barrio de Matienzo, sin que se pueda precisar el lugar exacto en que fue encontrada. Todas las de Matienzo se conservan en el M.R.A.P. y la de Campo de Pos, publicada por L. Sierra, está hoy perdida.

Estudio diacrónico La cerámica

Aparece en todos los contextos, especialmente en el funerario y en yacimientos de habitación. Se trata de vasos de tamaño medio, de métrica bastante estandarizada, con 260 mm de diámetro de boca. Las decoraciones asociadas a esta forma son los mamelones horizontales, situados en el entorno del cuello, y que pueden ser interpretados como un elemento funcional, dada la necesidad de un elemento de sujeción en estos vasos. También pueden llevar impresiones de uñas en la arista.

La muestra utilizada para el estudio de las formas y decoraciones cerámicas es muy reducida, dado que se han seleccionado sólo aquellos vasos de métrica conocida. En total se trata de 47 piezas procedentes de una veintena de yacimientos y en que aparecen representadas todas las facies funcionales: 20 cavidades funerarias, 17 de tipo depósito y el resto de refugio e indeterminadas, probablemente también de refugio-. La tipología utilizada es necesariamente muy básica.

Menos representada, sólo con seis piezas, la olla ovoide es también de tamaño medio, entre 180 y 300 mm, con un valor medio de 200 mm.

Las formas representadas son las habituales en las series de la Edad del Bronce y la importante diversidad en los diseños y decoraciones no parece proceder tanto de la localización del yacimiento en el espacio ni de su tipo de utilización si no de factores cronológicos. La mayor parte de los diseños corresponden a un momento Calcolítico a Bronce Pleno. La gran orza es la pieza más representada en los conjuntos, con 14 piezas, y aparece en todos los tipos de yacimientos, especialmente en contextos funerarios y de depósito. Se trata de piezas grandes, con un diámetro medio de 350 mm y con alturas y capacidades importantes. El motivo decorativo más frecuente son los realces lisos, generalmente repetidos en series horizontales. Algunas piezas presentan ungulaciones impresas en las aristas o en los propios realces. En todos los casos el tercio inferior de los vasos está recubierto por una capa de barro plástico aplicado con improntas de dedadas. Se trata de piezas que, por su tamaño, al romperse producen muchos fragmentos, lo que provoca una cierta inflación en su representación. Yacimiento

Forma cerámica

Asunción 1 Tarrerón 1 Cofresnedo V34 Picota I La Cubía Aldeacueva 2 Grajas 3 Grajas 4 Cofresnedo V3 Llano C. Reyes

Fig. 2.106. Ollas con mamelones de Arco D y Arco F (M.R.P.A.C.) Decoración

Función yac.

Orza Orza Orza

Dm. boca 238 290 236

Ungulación en arista Ung. en cinta / Ung. realce Cinta lisa, 2 series

Funerario Funerario Hábitat

Orza Vaso bitroncocónico H Vaso troncocónico Vaso troncocónico Vaso troncocónico Vaso troncocónico Alto Vaso troncocónico plano Orza

360 300 125 110 280 215 160 420

Realce liso Digitación en arista Liso Liso Liso Liso Liso Realce liso / Ung. realce

Depósito Depósito Funerario Depósito Depósito Hábitat Hábitat Indeterm.

Tabla 2.107. Piezas de tipo orza en yacimientos del medio Asón La olla de paredes rectas también es frecuente, aunque en algunos casos su asignación es dudosa.

Presenta decoraciones de realces lisos o de mamelones horizontales, muy características. Una

139

Estudio diacrónico pieza muy bien conservada de este tipo es la olla de la Torca del Serrucho, en Matienzo. Además aparecen piezas de tamaño menor, como cuencos hemiesféricos, vasitos troncocónicos y vasos carenados. Dentro del primer grupo resultan típicos los de métrica reducida, lisos y con superficies espatuladas o bruñidas. Los pequeños vasos troncocónicos aparecen representados también en el Alto Asón, en la cueva de la Peña del Ciego, (o del AER), y son piezas con un diámetro medio de boca de 110 a 120 mm. Los vasos carenados típicos son escasos y presentan cierta variabilidad interna: todas son carenas altas, pero algunas piezas son de carena suave, en S, como Picota II o Armañón, y otras de carena aguda como la Sima del Cráneo. De esta última serie de dispone de una datación, 3460±35 B.P. que sitúa la inhumación realizada en esta pequeña cavidad a mediados del segundo milenio en cronología C-14. Su calibración, con el 95,4% de probabilidad es de 1890 - 1690, es decir entre el siglo XIX y el XVIII a.C. lo que se corresponde bien con este tipo de delineación y con la presencia de botones y apliques complejos. La representación de los demás tipos es demasiado reducida para permitir un estudio genérico.

140

Todas las piezas comentadas podrían corresponder a un momento avanzado del Calcolítico y a una fase indeterminada del Bronce Pleno, a juzgar por los paralelos formales del norte peninsular. En la muestra se han estudiado también algunas piezas que podrían corresponder ya a fases avanzadas de la Edad del Bronce o a la primera Edad del Hierro. Este es el caso del vaso de la Cubía de la Vega, de Matienzo, con un perfil bitroncocónico que recuerda mucho a los diseños de los Campos de Urnas del Ebro. Probablemente un diseño del mismo tipo es el de la Cueva de Los Helechales, (Cueva 408), también en Matienzo. En ambos casos las piezas se encontraron aisladas en el interior de las cuevas, y su único contexto fueron fragmentos de carbón. A una fase avanzada del Bronce deben de asignarse las formas troncocónicas aplanadas, verdaderos platos, asociadas a decoraciones en cinta muy realzada en la cueva de Los Mantequilleros, o del Horno, en el Muro del Eco. Sus mejores paralelos se encuentran en la cueva del Cuesta de la Encina (ó Eucaliptal), en Navajeda, en un depósito de un momento Bronce Final.

Estudio diacrónico

Yacimiento

Forma cerámica

Picota II Armañón Sima del Cráneo Sima del Cráneo

Carena alta Carena alta Carena alta Cuenco hemifesférico

Aldeacueva –4 Cuenco hemiesférico Cofresnedo V3- Cuenco hemiesférico 6 Tarrerón –2 Cuenco hemiesférico abierto Aldeacueva Cuenco hemiesférico realzado Aldeacueva 3 Cuenco hemiesférico realzado Pajucas 12 Cuenco hemesférico realzado Sima del Cráneo Cuenco parabólico abierto

Dm. boca 123 228 282 392

Decoración

Función yac. Depósito Funerario Funerario Funerario

125 (100)

Lisa / Superficie bruñida Lisa / Superficie bruñida Realce liso / Mamelon Hr Ungulación en arista Botón circular Liso Liso

330

Ungulaciones en la panza (U3Pz) Funerario

109

Liso

Funerario

90

Mamelón horizontal

Funerario

92

Liso

Funerario

426

Funerario Hábitat

Brena III-8 Tarrerón 1-6 Helechales Grajas 2 Torca del Serrucho C. Zorro de Ramales Comellante Arco D Mantequilleros Brena III Pajucas 13 Pajucas 4 Arco F Cofresnedo17 Pajucas 9 Llano

Cuenco parabólico alto Olla borde realzado Olla bitroncocónica Olla ovoide Olla ovoide

302 103 (200) 240 240

Ungulación en arista. Mamelón Funerario oblicio con Ung. Liso / Bruñido Depósito Lisa Funerario Liso Depósito Liso Depósito Liso Depósito

Olla ovoide

163

Liso. Arista engrosada

Depósito ?

Olla ovoide Olla ovoide Olla ovoide Olla paredes rectas Olla paredes rectas Olla paredes rectas Olla paredes rectas Olla paredes rectas Olla paredes rectas ¿ Olla paredes rectas ¿

223 180 200 320 330 322 286 212 220 175

Depósito Indeterm. Hábitat Depósito Funerario Funerario Indeterm. Hábitat Funerario Hábitat

Pajucas 5 Asunción Grajas C. 179 Brena III

Olla paredes rectas ¿ Olla paredes rectas Orza Orza Orza

240 236 400 420 225

Bortal Esperanza 1

Orza Orza

(500) 376

Esperanza 2 Anfora Pajucas 15 Pajucas 1

Orza Orza Orza Orza

332 345 400 307

Realce liso Mamelón liso horizontal Incisión en arista Mamelón horizontal Mamelones horizontales Ungulación en arista UA1 Mamelón horizontal liso Digitación sobre cinta Liso Mamelón vertical impreso con ungulaciones Ungulación en Arista UA1 Lisa Realce liso / Dd panza Realce liso / Dd panza U. Arista oblicuas / Realce liso / Dd panza Dd panza Realce liso / Ungulación en Realce / Dd panza Realce liso / Dd panza Realce liso / Dd panza Realce liso Digitación en arista / Realce liso

Funerario Funerario Depósito Depósito Depósito Depósito Funerario Funerario Depósito Funerario Funerario

Tabla 2.108. Piezas cerámicas completas de yacimientos del medio Asón.

141

Estudio diacrónico

Fig. 2.109. Vasos de tipo orza del Medio Asón. 1. Las Grajas, 2: El Ánfora, 3: Pajucas, 4: Cofresnedo, 56: Esperanza, 7: Tarrerón.

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Estudio diacrónico

Fig. 2.110. Formas cerámicas procedentes del vestíbulo de Cofresnedo (Matienzo).

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Estudio diacrónico

Fig. 2.111 Vasos de perfil parabólico alto. 1. La Brena (Rasines), 2. Cofresnedo (Matienzo).

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Estudio diacrónico

Fig. 2.112. Vasos de carena alta. 1. Cueva de Picota II. 2. Cueva de Armañon Boca Sur.

Fig. 2.113. Vasos de paredes rectas. 1. Cueva de La Brena III (Rasines). 2. Cueva de Pajucas (Lanestosa).

145

Estudio diacrónico

Fig. 2.114. Vasos tardíos de contextos de depósito en cueva, en Matienzo. 1. Cueva 408. 2. Cueva de la Cuvía de la Vega (Matienzo).

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Estudio diacrónico

Fig. 2.115. Cerámicas del vestíbulo de la cueva del Horno del Llano o de Los Mantequilleros (Ramales).

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Estudio diacrónico

2.8. La Protohistoria

P. Smith J. Ruiz Cobo En Coquisera, una gran cueva situada en el tramo más alto de ladera (503 m de altura absoluta) se ha localizado, en su zona interior, un yacimiento complejo de facies depósito. En un área, de forma más o menos circular, de unos 4 m de diámetro, aparece una densa concentración de huesos fracturados, de especies domésticas – restos de bovino y ovicaprino-, parcialmente ocultos por clastos calizos, algunos de ellos intensamente quemados. En contacto directo con ellos se observa abundante carbón y fragmentos de vasos cerámicos a mano, procedentes de ollas globulares, de pastas negras, con desgrasantes de calcita. Algunos de ellos se encuentran en conexión, lo que indica que los vasos fueron

La Edad del Hierro es un período muy irregularmente representado en el territorio de trabajo y al que pueden asignarse sólo yacimientos en cueva. De las 12 estaciones con materiales de la Edad del Hierro conocidos en todo el Medio Asón, sólo uno – Las Corderasestá fuera del valle de Matienzo. Por otra parte, la falta de estaciones de hábitat, impide un acercamiento a la cultura de estos grupos. En esta serie de conjuntos aparecen dos tipos de yacimientos diferenciados: a) Cuevas con depósitos, en que se han estudiado vasos cerámicos situados en puntos interiores de las cavidades, asociados a ajuares más o menos ricos

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C. 708

La Cuvía

4798 4797 Barandas Cubío

Rascavieja Cofresnedo

4796

Molino

4795 Coquisera

T. Lanza

4794 4793

Depósitos rituales (cuevas)

Fig. 2.116. Distribución de yacimientos de la Edad del Hierro en Matienzo

y a acumulaciones de carbón y b) Cuevas con material significativo –cerámico o metálico- sin un contexto de asociación preciso. Dentro del primer grupo estarían los yacimientos de Coquisera, Barandas, Molino, Rascavieja, Cofresnedo y Comellante.

148

depositados en este mismo punto. El flanco izquierdo de la concentración está bordeado por una alineación de bloques de piedra y otro pequeño murete se conserva al fondo del mismo. De este yacimiento, y recogido en este mismo punto por el grupo SEES en los años 70, se conoce un lote de materiales integrado sobre todo

Estudio diacrónico por cerámicas negras. Aquí recogió la EEM nuevos fragmentos, típicos de la Edad del Hierro, con perfiles en S y ollas de tipo Brazada (Smith 1983) junto a una aguja de hueso y una hebilla en omega, fechable en el segundo siglo a.n.e. En la cueva de Barandas, situada en el reborde de Matienzo, en el sector de La Vega, se ha estudiado otro depósito de este momento. Las evidencias se concentran en dos salas interiores y consisten en fragmentos de cuatro urnas de tipo Brazada y un vaso de menor tamaño, de perfil en S. Junto a ellos se recuperaron dos láminas de bronce y hierro decoradas con puntos, que forman un clásico motivo en ziz-zag (Smith 1983- 1985). En la primera sala aparecen también varios restos humanos y dos pequeños fragmentos de hueso quemado. No hay ninguna seguridad sobre la relación entre los huesos humanos y los materiales de la Edad del Hierro, salvo la cercanía espacial. En la cueva del Molino, también junto al borde de valle, se ha estudiado un depósito formado por una placa de bronce y hierro, así como por fragmentos de cerámica de la Edad del Hierro

muy característica, indica que se trata de una pieza de la Edad del Hierro, un perfil en S probablemente (Ruiz Cobo y Smith 2005). Situada junto al borde del valle, en su flanco suroeste, se encuentra la cueva de Comellante, de vestíbulo amplio aunque poco utilizable por los bloques clásticos. En una galería interior, miembros de la EEM localizaron restos de un vaso de tipo Brazada. El estudio del yacimiento indica que la pieza debió estar depositada en una repisa relativamente alta, sobre una larga colada calcárea. Desde este punto hacia abajo aparecen pequeños fragmentos de carbón vegetal depositados en las fisuras de la roca, junto a algunos fragmentos de panza del mismo vaso. Las galerías interiores de Cofresnedo ofrecen el mejor yacimiento de facies depósito de este momento. En varios puntos de la mitad interior de la cueva se han localizado depósitos de urnas; el más rico en una amplia sala, situada en un lateral de la cueva, denominada Sala Pendants. Sobre la concreción pavimentaria del suelo se conserva un extenso nivel de carbón, con abundantes fragmentos cerámicos, que ha proporcionado

Fig. 2. 117. Planta de la cueva de Cofresnedo, indicando las diferentes áreas de concentración de material (Smith 1985). La conservación del conjunto es muy deficiente, por su carácter superficial y por tratarse de una cueva muy conocida y fácilmente accesible. Casi en la vertical del Molino, en una abrupta ladera, se encuentra la cueva de Rascavieja. En la zona media de la galería, ya en el interior de la cueva, se conoce otro depósito similar aunque más pobre. En este caso aparecen concentraciones de carbón vegetal sobre cubetas de la concreción pavimentaria, asociadas a algunos fragmentos de cerámica pertenecientes a un pequeño vaso de perfil globular, de pastas negras. Sólo se han recuperado fragmentos de fondo y panza, pero la presencia de una fina decoración peinada vertical,

restos de una gran urna de perfil en hombrera (de unos 30 cm de diámetro de boca) y borde recto saliente, junto a la que apareció un rico ajuar compuesto, entre otras piezas, por un tahalí de bronce, una espada, un hacha, una contera de lanza y una placa de cinturón de hierro, y una cuenta de pasta vítrea, todo ello ya publicado (Smith 1983, Ruiz Cobo y Smith 2003). Además se han recuperado fragmentos de otros dos vasos de borde vuelto, de tamaño normal. En el mismo nivel, entre el carbón, se han recogido restos de un esqueleto humano, datado en un momento Bronce Final muy anterior por lo tanto al depósito de la urna en la Edad del Hierro.

149

Estudio diacrónico Otro lugar de depósito se encontraba en la llamada Sala de la Columna, de donde proceden al menos dos urnas, una grande, de 30 cm de diámetro de boca y otra normal, de 17cm. De un fragmento de este último procede la datación en el 2435±233 B.P. El estudio de la dispersión de los fragmentos indica que los vasos estaban depositados en repisas de la larga colada que bordea la sala. Por último, en la llamada Sala del Lago, se ha identificado otro depósito, en este caso con un sólo vaso de buen tamaño (28 cm de diámetro) y en la galería G4, restos de otra pieza, también asociada a material carbonoso. En este caso se han estudiado también abundantes fragmentos de hueso quemado. En Cofresnedo se conocen otros cinco vasos globulares de borde vuelto del mismo tipo, pero proceden de contextos revueltos o no se conoce su contexto de aparición. Los depósitos estudiados se localizan en puntos más o menos interiores, siempre en zona oscura. En algunos se identifica fauna doméstica, pero el rasgo más frecuente es la presencia de acumulaciones de carbón.

En todos los yacimientos estudiados aparecen exclusivamente dos tipos de vasos cerámicos. El más común es la olla globular de borde recto saliente, en disposición oblicua, conocido en la bibliografía regional como “Vasos Brasada” por el nombre de una cueva donde se recuperó una pieza entera. Esta forma ha sido estudiada en detalle para el área de Matienzo (Ruiz y Smith 2003) y tanto por sus paralelos peninsulares, como por los propios contextos de asociación, es posible interpretarlos como urnas cinerarias. De hecho, sabemos por las series de poblados del sur de la Región que los grupos de la Edad del Hierro fabricaban y utilizaban una amplia variedad de tipos de vasos cerámicos y esta limitada presencia de dos modelos en los conjuntos indica una selección muy clara. Aunque la utilización de las cuevas como espacios funerarios es algo que rompe con la tradición de estos grupos indígenas, no debe de considerarse como la norma para la región, sino que pudo ser una práctica limitada a ciertas épocas. En este sentido debe de tenerse en cuenta que, a pesar de que la “cueva con depósitos de

Fig. 2. 118. Grandes vasos de borde recto oblicuo y saliente – tipo Brazada- del interior de la cueva de Cofresnedo. 150

Estudio diacrónico urnas” es un tipo de yacimiento relativamente frecuente en Cantabria, el número de depósitos total conocidos no alcanza un valor mínimamente significativo, teniendo en cuenta tanto la duración del periodo, y sobre todo, la importante población de este momento. Así pues, resulta muy probable que la práctica funeraria normal siguiese la pauta

cuales la excavación reveló la existencia de un nivel de cenizas, con algunos fragmentos de huesos de fauna y de cerámicas de la Edad del Hierro. En uno de ellos apareció, con posterioridad, una fíbula de pié vuelto evolucionado, de remate prismático, compatible con la datación en el siglo IV de la estructura

Soporte

Válidos

CUE CVA SIM Total

Frecuencia 6 5 1 12

Porcentaje 50.0 41.7 8.3 100.0

Porcentaje válido 50.0 41.7 8.3 100.0

Porcentaje acumulado 50.0 91.7 100.0

Tabla. 2.119. Frecuencias de tipos de cavidades utilizadas en la Edad del Hierro. CUE: Cuevas pequeñas, CVA: Grandes cavidades, SIM: Simas. estudiada en el resto de la península, realizándose la incineración de los cadáveres al aire libre, la recogida de la pira de las cenizas – tanto de carbón como algunos restos óseos -, y su colocación, junto a algunos elementos de ajuar, variable según el sexo y condición de la persona, en una urna cineraria que se enterraría bajo un pequeño túmulo situado en el exterior.

Fig. 2.120. Concentración de materiales del interior de la cueva de Codisera o Coquisera. En la Región se conocen algunos campos de túmulos de pequeño tamaño, aunque se trata de un tema aún pendiente para la investigación local. Sólo se ha excavado una estructuras de este tipo en el amplio abrigo exterior de la cueva del Puyo, en Miera, en un entorno de media montaña caliza, similar al de Matienzo, y no demasiado lejos de este valle. Los "túmulos" del Puyo son acumulaciones de fragmentos de caliza del lugar, con diámetros de entre uno y dos metros bajo los

(Muñoz et al 1991). Es muy probable que el caso del Puyo se trate de un "ostrinum", un lugar donde los difuntos fueron incinerados, situándose después los restos en una urna en la necrópolis. En otras cuevas de Matienzo se han estudiado materiales de la Edad del Hierro: Torca de La Lanza, Cubío Redondo, Cueva Reyes, La Cuvía y en la cueva del Espino. En la torca de Lanza se recogió una punta de lanza en hierro en una repisa, a unos 10 m de profundidad; todo indica que el arma fue arrojada desde la boca. En las demás cuevas aparecen fragmentos cerámicos de este momento, pero aislados, sin ningún material asociado, lo que apunta a una utilización esporádica, más o menos puntual, con un sentido económico. Resulta destacable el depósito de material metálico de la Cueva de Reyes. En un recodo de esta cavidad, que aunque pequeña resulta habitable y seca, muy cerca de la boca, se localizó un lote de útiles metálicos. Las piezas se encontraban apiladas, una sobre otra, en un área muy reducida. El lote está compuesto exclusivamente por elementos de hierro y se trata de un conjunto de aperos de labranza, estudiados monográficamente por Smith (1996) y Barril (2001) y que podría ser interpretado como el escondrijo de un metalúrgico. Aparecen cuatro piezas de arado, de dos tipos diferentes, con buenos paralelos en yacimientos peninsulares, dos escoplos con mangos de asta, tres cuñas, una azada, un plantador, un fragmento de cadena, un llar, un corquete así como un fragmento de hoz y dos ganchos.

151

Estudio diacrónico

Fig. 2.121. Otras urnas de Cofresnedo. Todo ello supone un importante indicador de la existencia en la zona de prácticas agrícolas bien desarrolladas y complejas. También revela contactos entre estos valles de Cantabria y las regiones del Duero y el Ebro, donde aparecen buenos paralelos para las piezas. A partir de criterios tipológicos se puede establecer una cronología para el depósito entre el siglo III y el cambio de era.

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En el resto de las cuevas, como el Cubío Redondo, el Espino, o la cueva 708, el material aparece en superficie, cerca de la boca, sin un contexto claro de asociación, y es posible que se trate de utilizaciones económicas de tipo marginal – refugios, almacenes, apriscos - como las evidenciadas en las cuevas del Alto Asón.

Estudio diacrónico

Fig. 2.122. Distribución de items en la sala Pendants de Cofresnedo, un depósito de vasos de la Edad del Hierro. Fuera del valle de Matienzo el único yacimiento que ha proporcionado material de la Edad del Hierro es la cueva de Las Corderas, en Guardamino. Está situada al pié de un escarpe, entre el valle de Carranza y el Calera y presenta buenas condiciones de uso como espacio de hábitat, habiendo sido utilizada por los ganaderos hasta fecha reciente. En un pequeño entrante, en un lateral del vestíbulo, se localizó un fragmento de cerámica del cuello de una vasija globular de borde vuelto y labio plano, de color negruzco, con desgrasantes muy gruesos y abundantes de cuarzo. El único contexto de asociación son fragmentos cerámicos de otros vasos y un canto con marcas de pulimento. El estudio de la distribución en el espacio, así como de la posición topográfica de los yacimientos en el relieve no resulta indicativo, en la medida en que en la muestra aparecen representadas facies diferentes: utilizaciones económicas marginales y cuevas de depósito. En cualquier caso, los valores tampoco son extremos, y así la altura sobre el nivel del mar aunque parece relativamente alta, con 290 m, dado que el fondo de valle se encuentra en Matienzo a unos 190 –200 m es una altitud relativa normal, con un valor de 107 m. La distancia media al valle es de 380 m, un valor tampoco excesivamente alto. El acceso desde el valle puede hacerse así en poco tiempo para la mayoría de las cuevas, aún

teniendo en cuenta que hay que ascender algunos metros en algunos casos. De los doce yacimientos cuatro se encuentran en bordes de valle o en la pared de un desfiladero y el resto se abren en medios de ladera. En cuanto a los soportes de cavidad elegidos cinco son cuevas de tamaño grande, de vestíbulo amplio, seis son pequeñas cavidades y en un solo caso, en la torca de la Lanza, el material se recogió en una sima. En resumen, sólo resulta significativa la frecuente asociación de los yacimientos a los valles: así el Molino, Barandas, Comellante, Cueva 708, Cueva Reyes o el propio de Cofresnedo se encuentran en el piso de ladera más cercano al fondo del valle. Corderas, Codisera o Rascavieja se ubican en un piso más alejado, al igual que la torca de la Lanza. Resultados El grado de conocimiento que se tiene hoy día sobre la Edad del Hierro en el Medio Asón sigue la pauta de la Edad del Bronce, es decir es casi nulo. No se conoce ningún lugar de habitación, o poblado, aunque se supone que debió de ser de tipo castreño, por extrapolación con los territorios aledaños. La alta densidad de hallazgos en cueva localizados en la depresión de Matienzo hace pensar que en las montañas de su periferia debe

153

Estudio diacrónico de localizarse algún castro, pero hasta el día de hoy sólo se dispone de evidencias dudosas, como las estructuras soterradas del monte de la Llama, o las evidencias del collado de Cruz de Usaño, donde en el corte de la carretera, integrado en la base del horizonte A del suelo, se ha recuperado un fragmento cerámico a mano de pastas negras, que podría datarse en la Edad del Hierro. Así pues, solo se conocen utilizaciones de cuevas, algunas limitadas a depósitos rituales de vasos y otras casi con seguridad funerarias, pero todo indica que esta segunda práctica tuvo un carácter esporádico, o al menos muy limitado, en el tiempo o en el tipo de individuo inhumado. Sabemos, por la datación del siglo III a.C. de Cofresnedo de un fragmento de urna, que la costumbre de realizar depósitos en cuevas arranca, al menos, de un momento antiguo de la 2ª Edad del Hierro, aunque quizás se mantiene una tradición anterior, que podría arrancar del Bronce Final. La hebilla en omega del depósito de Codisera podría situarse entre el II y I siglo a.C. por lo que la práctica parece continuar hasta momentos finales de la Edad del Hierro. En este sentido, la datación de una acumulación de

producciones de la Meseta Norte. Las piezas cerámicas de Codisera o Cofresnedo resultan casi idénticas que las estudiadas en los conjuntos de El Aspio o Coventosa por lo que ambos territorios parecen corresponder a un mismo grupo humano. En el aspecto económico es poco lo que puede decirse. La cercanía de muchas cuevas, tanto de facies depósito como de uso primario, al ambiente de valle podría sugerir que en este momento se está dando una utilización económica de los suelos fértiles de las vegas. Resulta especialmente significativa el conjunto de materiales metálicos de cueva Reyes, que cubren buena parte de las necesidades del tecnocomplejo agrícola: arados, hachas, hoces, etc. Esto podría sugerir la existencia una red de establecimientos agrícolas, de tipo granja, relacionados con los fértiles suelos del fondo de valle de Matienzo. Más difícil resulta explicar la falta de localizaciones de materiales de esta fase en las cuevas del medio Asón de Rasines, Carranza o del Calera. En estas zonas la representación de los materiales cerámicos de otras épocas, por ejemplo de las cuevas depósito de la Edad del Bronce, o

Fig. 2.123. Material metálico en hierro de los depósitos del interior de Cofresnedo. 1 Puñal, 2 Hacha, 3 Contera de lanza. carbón de la cueva de Las Grajas, justo en el cambio de era parece confirmar esta idea. Los diseños de los elementos de ajuar asociados a las urnas – puñales, tahalíes, placas de cinturón, etc.- revelan una importante homogeneidad con los de las comarcas vecinas y en general con las

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de las cuevas sepulcrales calcolíticas, es similar a la del Alto Asón o a la de Matienzo. En cambio sólo en una de ellas se ha localizado cerámica de la Edad del Hierro, lo que hace que resulte difícil atribuirlo a un problema de muestreo.

Estudio diacrónico

Fig. 2.124. Material de la Edad del Hierro procedente de contextos en cueva (Ruiz Cobo y Smith 2003). 1 a 3: Cofresnedo, Sala Pendants. 4 y 5: Barandas. 6 y 7: Cueva de Coquisera, en la estructura interior. 1 a 6. Material metálico. 7. Aguja de hueso.

Ahora bien, a pesar de esta falta general de información, el estudio estilístico de los materiales de la Edad del Hierro, tanto en el Alto como en el Medio Asón, revela la existencia de una fuerte ruptura respecto a los patrones utilizados en la Edad del Bronce. Este corte parece producirse durante el final de la Edad del Bronce y afecta a los tipos metálicos y a la

cerámica. Probablemente esta ruptura refleja un cambio cultural importante detrás del cual podría encontrarse la llegada de contingentes de población nuevos a la zona.

155

Estudio diacrónico

2.9. La Antigüedad

P. García Gómez 1. Los primeros siglos de nuestra era. La huella de Roma. Para examinar el proceso de romanización, es decir la implantación de un modelo nuevo en contraposición con uno preexistente, además de contar con una serie de elementos donde se evidencia la presencia romana en el territorio, (cerámica, molinos circulares, elementos metálicos, etc.) se haría preciso conocer los rasgos culturales de la población sobre la cual se imponen los nuevos modelos. Es complejo constatar si esos pueblos se transforman en algo distinto a lo que venían siendo, sobre todo teniendo en cuenta que el carácter montano del territorio dificultaría la formación de civitas, y la función de éstas como impulsoras de las nuevas estructuras económicas y sociales, tal como había ocurrido ya en otras áreas de la península.

hábitat de tipo castreño, que podría responder a la falta de conservación dadas las características del terreno, o la falta del mismo debido a que la 447

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455 4800 4799 4798

1289 Garma Redonda

Grajas

4797 Cofresnedo

4796 Comellante

4795 4794

El sistema utilizado por Roma consistía en la reorganización del hábitat indígena, mediante el establecimiento de nuevos asentamientos, lo que permitía el control de las poblaciones. Además del dominio de estas, se procede a su inclusión en la estructura político administrativa romana. En relación con ello es posible constatar el resurgimiento y ampliación de determinados castros indígenas a partir de la conquista romana. Con estas premisas cualquier estudio sobre el área, habrá de pasar necesariamente por la consideración, entre otros, de los establecimientos urbanos más inmediatos de los que se tiene constancia hasta el día de la fecha, que prácticamente se reducen al asentamiento de Castro Urdiales: Flaviobriga, así como los restos hallados en Santoña. Otro de los factores a tener en cuenta sería el establecimiento de caminos que hicieran fluidas las comunicaciones con la Meseta, que habrían jugado un papel importante dentro la conquista, unificación y explotación económica del territorio. En cuanto al elemento indígena que en estos momentos ocupa el territorio, poco o nada dicen las fuentes arqueológicas. De esta etapa, correspondiente al Hierro II, apenas han quedado evidencias en el tramo medio del Asón, lo que no permite hacer una reconstrucción de las formas de vida y ocupación el mismo. La característica más significativa sería la falta de información sobre

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4793 Hallazgos en cuevas

Fig. 2. 125. Distribución de yacimientos de época romana y tardoromana en Matienzo. habitación se realizaba de forma itinerante y con materiales endebles, o lo que parece más probable, producto de deficiencias de muestreo. De esta forma las evidencias se han conservado sólo en cuevas: Las Corderas en Ramales, donde se localizó un fragmento de cerámica con perfil en S, tipo Brasada, y un mayor número de cuevas en el área de Matienzo, con depósitos de cerámica y objetos metálicos, correspondientes a esta etapa. Los diversos estudios que se han realizado en torno a los habitantes del territorio cuando se produce la invasión romana, han tratado de establecer una serie de compartimentos tribales, fijando los límites en accidentes geográficos: ríos y montañas, a los que en ocasiones se hace referencia en los textos clásicos, y que se han venido identificando con los actuales, con mayor o menor fortuna. De esta forma el río Sauso, Sonas, Sanda o Sanga (Coreografía III, 15), se correspondería con el actual Asón (González Echegaray 1977: 58), señalando asimismo este autor que el mismo se encuentra en el territorio de los cántabros, no siendo en opinión del mismo frontera, trasladando el límite con el pueblo autrigón hasta el Agüera. Por su parte (Solana Sainz 1978: 48), establece el límite entre ambos pueblos, en una línea divisoria de montaña, que se

Estudio diacrónico iniciaría en Colindres, Yelso, Alto de Guriezo, Castro Lucio, Las Nieves, Muñón, Fuente del Oro, Burgüeño, Ordunte..., es decir atravesaría los altos situados en la divisoria de aguas del Asón y del Agüera, de norte a Sur, hasta internarse en la parte septentrional de la actual provincia de Burgos. Toda esta serie de hipótesis sobre la división del territorio en el momento de la llegada de nuevos elementos colonizadores, poca o ninguna trascendencia va a tener en la práctica, por cuanto parece que la característica general del mismo es la escasa densidad de población, a tenor de lo expresado anteriormente. De la misma forma los castros que hasta la fecha nos son conocidos o bien se asienta cerca de la costa: Castilnegro, Alto de la Garma, Sámano o bien se encuentran en la zona septentrional de la actual provincia de

Burgos, quedando desierto de este tipo de ocupaciones el espacio intermedio, objeto de estudio. Por otro lado el asentamiento romano más importante del entorno va a ser la colonia de Flavióbriga, identificada con la actual Castro Urdiales, que va adquirir el rango de colonia en el año 74 por parte de Vespasiano, lo que potenciará su desarrollo. A partir de estas fechas, además de ser un importante centro comercial, pasará a serlo en el orden administrativo. Este importante enclave, va a quedar unido a la meseta mediante el trazado de una calzada que permita la salida hacia la meseta de los productos que llegan a través del tráfico marítimo. Esta vía uniría la colonia con Pisoraca, atravesando BriviescaValle de Mena, para pasar a la parte oriental de Las Encartaciones, y de esta a través del puerto de

.

Asentamiento de San Andrés

Ara de Valle Ara de Torcollano

Cueva de La Raposa

Venta La Perra

Calera

Tesorillo de C. La Zorra

0-100 100-300 300-700 >700 m

Cueva Aire libre

Hallazgos aislados

Fig. 2. 126. Distribución de yacimientos de época romana y tardorromana en el Medio Asón.

157

Estudio diacrónico Las Muñecas, hasta Otañes, ruta jalonada por diversos miliarios, datados entre los siglos I y IV d.C. (Iglesias Gil, Muñiz Castro 1992). El grado de romanización debió ser importante y perdurable para esa colonia, tal como se constata de la pervivencia de su ocupación y de la existencia de sigillata tardía, quizás en relación con las posibilidades que ofrecía el comercio marítimo, frente a la función meramente administrativa de los centros del interior. (Sarabia Rogina 1999: 202). Esta vía por la zona oriental pudo completarse con otra serie de ellas; de esta forma se señala un eje este-oeste a la que se ha denominado Vía de Agrippa que pondría en comunicación los diversos establecimientos costeros, Sin embargo al día de la fecha, no se dispone de elementos que determinen de forma fehaciente la existencia de la misma, pudiendo establecerse la relación entre los mismos a través de una navegación de cabotaje. (Iglesias Gil, Muñiz Castro 1992, pp 183-184).

Factible asimismo sería la existencia de una vía de comunicación en esta época que se correspondiera con el antiguo camino real que en la Edad Media va a unir Laredo con Castilla a través del Puerto de Los Tornos, y que constituye asimismo una salida natural de la meseta al mar. La existencia de esta vía es defendida entre otros autores por Sojo y Lomba (1988: 125-126). En opinión de este autor el camino descendería de Los Tornos, atravesando la divisoria entre este río y el Valle de Aras, por el campo de El Hayal. En defensa de la existencia de esta vía se proponen una serie de topónimos fosilizados, en los lugares por donde discurriría. La existencia de esta vía es defendida asimismo por Vicario de la Peña (1975: 424), autor para el que la vía comenzaría en Bercedo para pasar al Ventorrillo, puerto de Los Tornos, El Prado y La Calera, -donde identifica un puente romano-, ascendería asimismo a través de los montes de Arabuste, cordillera de Ubal. A partir del

Fig. 2.127. Materiales del yacimiento tardo-romano de San Andrés (Rasines). Depositados en el M.R.P.A.C. 1, 4, 5: Dragendorff 37 tardío. 2, 3 Bordes de Terra Sigillata Hispanica Tardía (TSHT). 6 TSHT decorada. 7 borde de TSHT liso. 8 a 10 cerámica común romana. A partir de GarcíaGelabert y Lopez Monteagudo (2000).

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Estudio diacrónico Ventorrillo coincidiría con el trazado actual, y ascendería por Mogosa en lugar de hacerlo por La Calera y El Prado. En Carranza, desde Mijanos, descendería por la Muela, La Cabaña, Sobrepeña, Sancides, San Esteban, Concha, Ambasaguas, El Molinar, para seguir en paralelo al río Calera. A favor de su tesis pondrá en evidencia una serie de restos del trazado aún subsistentes en el momento en que se escribió la obra, en torno a 1935, así como la existencia de topónimos que denotarían este origen romano entre los que cita el pico y senda del Estradón. Hasta el día de la fecha no se ha podido constatar arqueológicamente el origen romano de esta vía de comunicación. A pesar de ello, su temprana utilización y explotación intensiva durante el periodo medieval (en el que se aprovecha antiguos trazados romanos) y sobre todo en la Edad Moderna, así como la existencia de topónimos avalaría esta tesis. Este es el caso de Vía y Estrada en el Barrio de El Cerro y Estradón, ya señalado anteriormente. En la misma línea apuntaría la existencia de hallazgos arqueológicos no lejos del citado trazado: Tesorillo de la Cueva de la Zorra, en Carranza, restos bajo la iglesia de San Andrés, donde se conserva asimismo el topónimo Juntañón (Fonte Fannom / Fonte Ianum), además de la epigrafía a la que se hará referencia más adelante. Resultados que podrían sustentar la tesis expuesta. De cualquier modo, lo que sí parece claro es que debió existir al menos una vía de comunicación desde el lugar de asentamiento, Rasines, con las áreas de desarrollo más importante, Castro Urdiales y Santoña, y en última instancia habrá que tener en cuenta la navegabilidad del río Asón hasta Marrón y las óptimas condiciones que ofrecería el establecimiento de un puerto en Limpias, tal como queda constatado en época histórica1. Ahora bien también es factible que la falta de restos arqueológicos que atestigüen la existencia de este trazado pueda deberse a que el mismo fuera simplemente un mero camino o senda strata, claramente diferenciado de la vía strata construida mediante empedrado y con una tecnología más precisa (Ramírez Sábada 1992: 16-17). La huella de Roma por este tramo del Asón se evidencia en los restos arqueológicos estudiados hasta el día de la fecha, y que abarcan desde el siglo II, en que se fechan las monedas más antiguas correspondientes al depósito de la Cueva de La Zorra, hasta los siglos IV-V, momento atestiguado por la presencia de terra sigillata hispánica tardía bajo el actual edificio de la Iglesia de San Andrés de Rasines. Esta ocupación

del territorio, coincide cronológicamente con el desarrollo de Flavióbriga, enclave neurálgico que actuaría como centro político y administrativo. Tras la conquista de Cantabria por Roma, se va a intensificar el dominio del territorio y la explotación de los recursos que en el mismo se encuentran. Dadas las características físicas de un territorio abrupto y poco favorecido para la explotación agrícola y el establecimiento de granjas, los intereses de Roma debieron ir necesariamente orientados a la extracción de los recursos mineros que ofrece el territorio: hierro y plomo y que han sido puesto de manifiestos en otras áreas de Cantabria: Minas de Morero en Liaño de Villaescusa, Minas de Orconera en Obregón, Minas de Cabárceno, Minas de Los Llanos en Riotuerto, (Mantecón 2003: 666-673), Mina Numa en Ruiseñada, así como diversas explotaciones en el área de Otañes. El territorio del medio Asón es especialmente rico en mineralizaciones de galena y blenda y en mineral de hierro, explotadas intensivamente en los siglos XIX y XX de nuestra era. La evidencia más significativa de esta riqueza minera son las numerosas explotaciones activas en el siglo XIX en esta área 2. Con respecto a la extracción del hierro y plomo en el área de Carranza, se señala la existencia de este tipo de minerales ya en el siglo XV; la información se reduce a la existencia de los mismos y a la localización y cambios de titularidad de su explotación3.

Fig. 2.128. Fragmento de molino circular procedente del vestíbulo de la cueva de Cofresnedo.

En la cuenca del Carranza y del Calera la zona minera por excelencia es la sierra de Matienzo, en el monte de Ubal, con minas de alcohol, plomo y calamina. De las inmediaciones de Matienzo, de la sierra de Lombera de Lanestosa y de la Peña del Moro, se han extraído grandes cantidades de calamina, blenda y plomo. Resulta significativo

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Estudio diacrónico que el tesorillo de monedas de la “cueva de la Zorra” se encontrase en una cantera a escasa distancia del pueblo de Matienzo de Carranza. Este metalotecto se forma también en las calizas urgoaptenses y calizas arcillosas sobrepuestas a ellas. La dirección de los filones es de 28º oeste, a sur 28º. La blenda da una ley de 50 por 100 de zinc término medio y la calamina calcinada da 5 por 100 menos. En el diccionario de Madoz, se dice acerca de las minas: “En la sierra de Lombera y barrio de Matienzo, hay una mina de alcohol, de la que en el año 1581 estaba en posesión Beltrán de Ugarte”. En 1739 se formó para su beneficio una compañía que la benefició hasta 1751. Entre Concha y Lanestosa se encuentra la Mina del Sobano, de galena, explotada a finales de 1845: Esta especie de valle tan pequeño parece haber sido producido por una falla dentro de la cual parece hubieron de venir a colocarse los minerales de plomo. Allí se encuentran galena y zinc carbonatado en riñones ambos más o menos grandes y de forma más o menos irregular, en medio de una arcilla que carece a veces de consistencia. La muestra de zinc contiene hasta un 42 por 100 de dicho mineral. La de plomo, de galena, con un 75 por 100 de plomo, pobre en plata. (Vicario de la Peña pp. 94-97).

Fig. 2.129. Fragmento de molino circular del exterior de la cueva de Comellante (Matienzo).

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Este autor cita asimismo la existencia de un rico yacimiento de hierro en el límite entre Rasines, Carranza y Trucíos de más de diez kilómetros de longitud y 200 metros de anchura. Al final de la dinastía de los Severos (235) las minas hispanas redujeron su nivel de explotación, lo que no quiere decir necesariamente que dejaran de explotarse del todo, pues se han hallado monedas de la época en las minas de Huelva (Riotinto) y Sierra Morena (Cástulo) (Roldán, Santos Yanguas 2004: 451-452). Después de lo anteriormente expuesto y del interés que pudo despertar toda esta riqueza para Roma, lo cierto es que al día de la fecha no ha podido ser reconocidas evidencias de una explotación en esta época, debido a la falta de prospección sistemática en este sentido y a la desaparición de los que pudieran haberse conservado al intensificarse una sobreexplotación de la zona a lo largo de los últimas décadas del siglo XX. La explotación de estos recursos en época romana, habrá de ser considerada a través de manifestaciones indirectas, como son las inscripciones encontradas en el área de Rasines. De esta forma se suelen asociar la existencia de centros mineros con la existencia de aras votivas. (Iglesias Gil 1994: 64-65). Dentro de este tipo de relaciones cabría encuadrarse el ara aparecido en la boca de la Cueva de Valle, próximo a una explotación de galena, denominada Mina Constante en el siglo XIX. Del mismo modo seria factible establecer una relación entre la inscripción dedicada a Júpiter y que fue localizada en un punto próximo al Alto de Las Minas, donde es posible observar antiguos vestigios de explotaciones mineras, sobre las areniscas, en forma de trincheras que buzan hacía el interior de las mismas y que contienen abundantes nódulos de hierro, y cuya potencia hemos puesto de manifiesto anteriormente. Esta interrelación entre inscripciones votivas y explotaciones mineras se constatan en áreas de la conquista romana: mina Numa en Ruiseñada, Comillas, en cuyo interior se encontró asimismo una inscripción dedicada a Júpiter, así como en otras áreas más alejadas como en la Dacia Superior. Asimismo en el yacimiento localizado debajo de la Iglesia de San Andrés, junto a la cerámica romana y muros de cimentación se hallaron numerosos restos de carbón y abundantes escorias lo que denotaría una intensa actividad minera y de transformación en esta época.

Estudio diacrónico El posible origen romano de estas explotaciones de minerales no pasó tampoco desapercibido en las memorias mineras realizadas con ocasión de su nueva puesta en funcionamiento a comienzos del siglo XX y en las que se hace constar: “La antigüedad de estas minas es idéntica a las de su misma clase que explota la Compañía Asturiana en Reocín. Explotaciones romanas que en aquellos tiempos extraían la plata de los plomos argentíferos que abundaban y al desconocerse entonces los sulfatos y carbonatos de zinc. En aquellas épocas y otras anteriores a la pólvora y materias explosivas la explotación se hacía y en forma irregular y diferente sin penetrar apenas en las entrañas de la tierra. La superficie de los terrenos mineralizados en zinc estaba en aquellos tiempos como sembrado de minerales y se prueba que las casas antiguas del barrio de las minas se han encontrado y se ve gran cantidad de calamina con que armaban las paredes” (Archivo familia Lombera). De cualquier forma la romanización plena del territorio parece indiscutible por lo que se refiere al término de Rasines, por cuanto en el área se detecta una epigrafía romana como es el caso del ara de la Cueva de Valle, que podría encubrir una eventual dedicación a Marte, o la inscripción dedicada a Júpiter hallada en Torcollano. Lo que supondría la plena integración de este territorio en el área de dominio de Roma.

La evidencia arqueológica A continuación se resume la información arqueológica básica proporcionada por los yacimientos que han proporcionado restos arqueológicos de esta fase. 1. Tesorillo de la Cueva de La Zorra Se encontraron en el Concejo de Soscaño, monte de El Arroyo, cerca del barrio de Tocornal, junto al pueblo de Matienzo, en torno a 1903, un total de 107 monedas dentro de un recipiente metálico, además de un pequeño objeto metálico parecido a un peso. Fueron halladas en una cantera, según el acta notarial extendida, al retirar escombros debajo de una piedra alargada, se localizaron dos objetos metálicos, uno al parecer de bronce oxidado en forma de campana de timbre o media naranja, y el otro de cobre, también oxidado, en forma de prisma cuadrangular con un asa en la parte superior y en el centro de la base un agujero de 7 mm de diámetro, se encontraron 90 monedas de bronce al descubrirlas se desprendieron unos clavos o adornos, así como

varios cascos de una olla de hierro que debían de contener las monedas. Algunas de las monedas fueron regaladas a la Comisión de Monumentos de Vizcaya, Otras 19 regaladas por N. Vicario de la Peña, entre estas últimas se señalada dos pertenecientes a Antonino y una a Trajano, con la efigie del emperador en el anversos y en su reverso la alegoría entre las iniciales S.C. Las acuñaciones son de bronce de dos fracciones diferentes, quizás ases o dupondios. Asimismo propiedad de la familia Vicario de la Peña, una de las cuales es un dupondio de Antonino. A. Aguirre publicó en 1955 otro lote de cuatro monedas de la misma procedencia: cuatro ases de Adriano y tres monedas de Sabina, Antonino y Annia Faustina. La cronología del conjunto parece situarse ente los siglos II y III d. C. (Azcárate, Unzueta 1987: 142), (Ybarra y Bergé 1958: 82-83). De todo el lote se tiene constancia de aproximadamente veinticinco monedas cuya cronología abarcaría de los siglos II al III d.C. Este conjunto numismático, coincide asimismo con los hallazgos de Castro Urdiales, con cronologías que van desde el 259 al 313 d.C. (Solana Sainz 1997:35). Asimismo las excavaciones en torno a la iglesia de Santa María de Puerto se recogieron diversas monedas fechables en un periodo que abarcaría del 183 al 268 d.C. (Vega de la Torre 1989: 154). La circulación monetaria parece vincular la región con el resto de Hispania, se concentran en Julióbriga y en sector costero vinculadas a las minas y al cabotaje. (Novo Guizán 1992: 251252). 2. Ara votiva de la Cueva de Valle. Se trata de la primera evidencia arqueológica de la presencia romana en Rasines. Es un ara votiva localizada en las cercanías de la cueva de Valle por Juan Lombera en torno a 1906. Pronto llamó la atención de L. Sierra, que por esos años estaba reconociendo el yacimiento de la citada cueva. En 1968, fue cedida por el médico de Ampuero, Sr. Rivas, al Museo de Prehistoria, donde está depositada en la actualidad. Está labrada en piedra, con un grosor de 0,19 m. En la parte superior aparecen labrados dos rollos, insertándose debajo de las molduras de ambos la inscripción. La parte inferior o pie tiene forma troncocónica, toscamente desbastada en la parte inferior de 0,23 m de altura. Fue dada a conocer por P. Fita en 1906, a quien le había hecho llegar la noticia de su hallazgo el

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Estudio diacrónico padre Sierra, interpretándola inscripción funeraria.

como

una

Una nueva lectura fue hecha por J. González Echegaray en 1970, que la interpreta como un ara votiva, posiblemente dedicada a Ataecina, y da la siguiente lectura de la misma:

A. FLORV A. P.C.S . A (ulus?) Florus/ A(tanecinae) p(onendum) c(uravit) s(acrum) J. R. Vega de la Torre hace mención en la rotura de la primera de las letras y la interpreta como una M(arcus). Estas publicaciones han sido revisadas entre otros por J. M. Iglesias y A. Ruiz (1998), quienes han interpretado la escritura: M (... Florus) a(ram) p(osuit) c(um) s(uis) M.Floro puso este ara, con los suyos. Estos autores barajan la posibilidad de que la misma tenga algo que ver con el culto a una divinidad de tipo local. También parece tener conexión este ara con una posible explotación de plomos abundantes en la zona como hemos señalado anteriormente y que podrían exportarse a través del Puerto de Santoña. (Iglesias Gil: 1999). Se ha estimado una cronología entre 101 y 350 (Iglesias, Ruiz 1998: 63) 3. Inscripción dedicada a Júpiter Esta placa fue descubierta en marzo de 2004, en el Barrio de Torcollano, en las siguientes coordenadas U.T.M.: 472.375- 4.792.450; Z: 682 m. Se trata de un bloque aplanado de arenisca de grano fino, de color ocre pardo, correspondiente a la facies Weald, abundante en los alrededores, donde es posible observar afloramientos de este tipo de material en forma de bancales de forma laminar, lo que facilita su extracción.

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La pieza tiene una anchura máxima localizada en la parte superior de 75 cm, y una altura total de 78 cm, con un grosor máximo de 12 cm. Ha sido tallada toscamente por los laterales, de tal forma que visualmente queda divida en una parte superior en la que se localiza la inscripción, y una parte inferior a modo de vástago, de 65 cm de anchura en la unión, una altura de 40 cm y una anchura en la base de 33 cm. El conjunto de la pieza, ha sido burdamente desbastado, dejando la parte superior ligeramente curvada y los extremos superiores destinados a contener la inscripción se amplían hacia el exterior mediante una ángulo de 115 º, conformado por dos lados de 25 cm, que actuaría a modo de resalte del campo epigráfico, conservándose esta intención en el margen derecho, y habiéndose perdido en el izquierdo. Este tramo superior tiene una anchura máxima de 75 cm y 35 cm de alto. A partir de ésta se ha producido un desbaste progresivo hacia la base de la pieza, acabando en 33 cm de anchura, logrando de esta manera un estrechamiento a modo de vástago, que vendría destinado a facilitar el hincado de la pieza. La placa ha sido tratada y alisada únicamente en la cara que iba destinada a contener el texto, habiendo quedado la cara opuesta sin sufrir tratamiento alguno, dando lugar a un soporte pobre y de gran rusticidad. El campo epigráfico se desarrolla en dos líneas en el tercio superior de la pieza, con los siguientes retranqueos con respecto a las medidas totales de la pieza: 10 cm del borde superior, 40 cm del borde inferior, 26 cm del lado izquierdo y 12 cm del lado derecho, sufriendo por tanto una considerable sangría en este lado. Quedando el texto ligeramente desplazado para la derecha. No tiene líneas guía. La escritura está realizada mediante surco profundo y la puntuación circular, se sitúa a media línea, detrás de cada una de las letras, salvo en la letra P, donde ha desaparecido.

Estudio diacrónico La placa está dedicada a Júpiter, acompañada de los epítetos óptimus y máximus El culto a Júpiter se halla notablemente extendido por todo el norte de la Península, abarcando desde Galicia y Asturias a la Región Cantábrica, dentro de la cual se incluye buena parte del norte de Burgos, Palencia o León. Dentro de la propia Comunidad Autónoma de Cantabria, además de la que nos ocupa se han encontrado otra serie de inscripciones dedicadas a esta divinidad: un fragmento localizado en Julióbriga, un Epígrafe localizado en la Mina Numá de Ruiseñada, y un ara localizada en Mata de Hoz, (Iglesias, Ruiz 1998). Áreas geográficas situadas a notable distancia y cuyos hallazgos parecen establecerse en torno a un núcleo importante o a una vía de comunicación. 4. Yacimiento de San Andrés Fig. 2.130. Placa grabada dedicada a Júpiter , procedente de Torcollano (Rasines) (García 2004). La letra es capital, de dimensiones considerables y de fácil lectura, variando notablemente las medidas de cada uno de los caracteres: I: 8,5 cm, O: 9 cm de altura por 8,5 de anchura, M: 12 cm de altura por 14 cm, S: 15 cm de altura por 10 cm de anchura, C: 12 de altura por 8,5 de anchura y P: 11 cm de altura por 5 cm de anchura. Las siguientes letras presentan surcos biselado triangular: I parte superior, al comienzo, M: inferior derecha, en terminación. S: parte superior, en el comienzo P: parte inferior, en la terminación. El grosor medio del trazo es de 0, 5 cm. Cabe señalar que la letra M está considerablemente abierta y la letra P, de menores dimensiones se ha desplazado hacia la parte inferior, con la clara intención de separar física y conceptualmente su significado. Asimismo destaca el mayor tamaño de la letra S, correspondiente a una posible inicial del oferente. El texto se conforma de las siguientes letras: I◦ O◦ M◦ S◦ C◦ P ( I ) ovi (O) ptimo ( M ) aximo . A Júpiter, el mejor, el más grande. ( S ) ( C ) ( P ) osuit S.C., (dedicante), la puso. Otra posible lectura sería (S) acrum (C) ura, possitum.

Otro de los vestigios encontrados en el Término Municipal de Rasines se localizaron como consecuencia de las obras de reedificación de la torre de la Iglesia de San Andrés, situada al oeste del edificio, así como la restitución del último tramo de la nave, situado al norte, y en las que previamente se llevaron a cabo trabajos de excavación arqueológica en el año 1990, por las doctoras López Monteagudo y García-Gelabert, localizándose diversos restos de origen romano datables en el siglo IV de nuestra era. Entre el material recuperado se encontraban fragmentos de cerámica, correspondientes a fondos y arranques, algunos de ellos decorados con círculos concéntricos y cinco puntas de flechas, la mayoría realizados con pastas de color naranja que conservaban un barniz muy deteriorado debido a la acidez del suelo sobre el que se encontraban. Estos fragmentos se corresponden con terra sigillata hispánica tardía, identificadas como Dragendorff 37 tardío, que ha evolucionado hacia formas exvasadas, su decoración de círculos concéntricos rellenos de segmentos rectilíneos o curvilíneos en forma radial hacen presuponer a las autoras como fecha más probable para su cronología el siglo IV de nuestra era. La cerámica recogida procede de un mismo estrato geológico, compuesto de arcilla gris oscura, casi negra, situándose entre esta y la parte inferior de los muros. También se encontraron muros de cimentación de piedra irregular de tamaño medio, posiblemente asociados con un establecimiento romano. (García-Gelabert 1991:286). En los trabajos de excavación de este enclave se constataron los siguientes niveles:

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Estudio diacrónico - Capa de 0,50 m. de tierra negra suelta con inclusiones de materiales recientes. - Capa de humus entre 0,15 y 0,20 cm - Capa oscura con grandes medallones de arcilla verdosa: en torno a 0,30 m. de espesor. - Capa fértil de tierra muy negra donde se encuentran fragmentos de terra sigillata clara datables en el siglo IV, este estrato contiene asimismo abundantes nódulos de carbón y escorias de hierro. - 0,75 a -1,05 muros conformado por piedras de río planas y aristadas en dos o tres hiladas y fragmentos de terra sigillata así como fragmentos de teja roja fina (García-Gelabert, López Monteagudo 2000). Siglos V a VII. Tardoantigüedad Los últimos indicios de ocupación romana se localizan debajo de la Iglesia de San Andrés de Rasines, constatable a través de la recuperación en excavación arqueológica de terra sigillata hispánica tardía, y cuyas formas parecen pervivir al menos hasta el siglo V d.C. A partir de estas fechas se abre una etapa oscura, donde parecen volver a tomar nueva fuerza los elementos indígenas de base. Pocos son los indicios arqueológicos correspondientes a esta etapa y se circunscriben a hallazgos esporádicos en cuevas de elementos cerámicos descontextualizados y que en su mayor parte se corresponden con cerámicas realizadas a torneta, eventualmente decoradas mediante incisiones que en ocasiones se entrecruzan. Asimismo aparece también en cuevas, molinos circulares de piedra de clara tradición romana.

La información arqueológica Han proporcionado evidencias asignables a estas fases los siguientes yacimientos de la zona: 1. Depósito de la cueva 1289 (Matienzo). La cerámica se localizó en un cono de derrubio, inmediato a la entrada original, junto a abundantes restos de fauna doméstica. Se corresponden a dos vasijas, la primera es una olla realizada a torneta de 13 cm de diámetro de boca y 12 cm de diámetro en la base, con una altura estimada en torno a 20-22 cm. El espesor varía entre los 4 y los 5 mm. La pasta varía de color grisáceo y negro al exterior hasta el naranja-rojizo en el interior. Los desgrasantes están constituidos por cristales de tamaño medio y pequeño. El borde ligeramente saliente y fondo recto. Presenta como decoración dos líneas onduladas y sinuosas que se entrelazan y decoran el cuello. La panza se decora con estrías más o menos horizontales y con líneas horizontales y diagonales por debajo de la zona del cuello. Asimismo en las inmediaciones se recogieron otra serie de fragmentos, también realizados a torneta, sin decoración. La primera de las vasijas se podría encuadrar en una fase tardo-antigua, entre los siglos V y VII de nuestra era. El paralelo más inmediato para esta pieza decorada se encuentra en el hallazgo de la cueva de Portillo del Arenal (Velo). Los autores establecen un momento tardoantiguo para esta área en torno a los siglos IV y V d.C., ocupación que pudiera corresponder con el desarrollo de una actividad agrícola y ganadera, con una cabaña mixta (Ruiz Cobo, Smith. 2003: 67-69). 2. Cueva de Cofresnedo (Matienzo). En un momento romano podría situarse el fragmento de molino circular aparecido en la diaclasa V3 de la cueva de Cofresnedo. Se trata de una pieza fabricada en piedra arenisca y que se corresponde con la volandera o muela superior, que habría tenido en origen unos 48 cm de diámetro. (Ruiz Cobo, Smith,. 2003, p 143). Este tipo de hallazgos descontextualizados han sido localizados en otras zonas del Alto Asón: en la cueva del Masío, cerca del vestíbulo, se encontró un fragmento de molino circular y fragmentos de una olla vuelta. Asimismo en Coventosa se localizó un fragmento de molino de este tipo que conservaba parte del agujero circular. (Ruiz Cobo, Smith 2003: 183).

Fig. 2.131. Vaso decorado de la cueva 1289 (Matienzo). 164

Estudio diacrónico 3. Cueva de la Raposa ó la Zorra (Barrio de Cubillas, Ramales). En esta cueva se localizó una pequeña olla realizada a torneta y un fragmento de otra. La pieza mejor conservada es un vaso pequeño, de perfil de tendencia globular, con fondo plano. Conserva sólo el arranque del asa de cinta. El diámetro del fondo es de unos 9 cm y la altura estimada de la pieza sería de 10 cm. Está realizado a torneta, con tratamiento reductor y pastas compactas. Corresponde al tipo Agüarod 6, o Varea1. El otro fragmento es de un borde de un vaso, también de tamaño pequeño, de perfil engrosado y arista plana.

Fig. 2.132. Vaso cerámico de la cueva de La Zorra de Cubillas (Ramales). Resultados La presencia de Roma en el tramo medio del río Asón queda atestiguada a partir del siglo I d.C. y se extenderá al menos hasta el siglo V. Ahora bien parece que la ocupación del territorio no debió ser uniforme, evidenciándose más intensamente en torno a Rasines, de forma que en el siglo IV, parece existir un asentamiento, que pudiera corresponder con una villae bajoimperial, pero cuyo establecimiento estimamos que más que responder a una explotación agrícola, va orientada a la explotación de los recursos mineros.

erigen una serie de miliarios en la vía que une la colonia con Pisoraca: uno en honor de Carino, año 283, otro a Numeriano, año 284 y dos más a Maximiano II fechados en el año 305 d.C. Asimismo se pueden establecer paralelos cronológicos entre la cerámica romana tardía localizada en San Andrés, con las correspondientes a los siglos IV y V de las excavaciones de Castro Urdiales y Santoña. Con todo lo anteriormente expuesto parece quedar demostrado que la romanización, al menos en el término de Rasines, fue intensa, tal como se deduce de las inscripciones halladas, ofreciendo más dudas para el resto del territorio. Por el contrario de la población que ocupaba el territorio antes de la invasión, no se conservan evidencias arqueológicas. Asimismo queda patente que el interés de Roma por estas tierras, se debió a las riquezas mineras que atesoraba: hierro y plomo, que podían ser explotados con cierta facilidad, al estar en ocasiones casi en superficie, y que serían trasladados hasta los puertos más cercanos para su embarque. También es posible que los manantiales térmicos fueran conocidos ya para esta época. A partir del siglo V y hasta el siglo VIII, en que aparecen las primeras referencias escritas, las evidencias se van a limitar a la existencia de cerámicas descontextualizadas localizadas en cuevas, que podría indicar un cierto resurgimiento de una sociedad indígena, que en interior del territorio alternaría la explotaría pequeñas granjas con una cabaña ganadera, y que eventualmente comercia con el exterior. También son escasos los restos visigodos hallados hasta la fecha en la cuenca del Asón. En todos los casos se trata de hallazgos fortuitos, sin contexto arqueológico, como el vaso litúrgico de Limpias o unas hebillas de cinturón en Santiesteban, Ampuero (Alonso Ávila 1985: 70, 76.)

Esta ocupación viene a coincidir con el desarrollo de los enclaves de Flaviobriga y del más cercano de Santoña, que debieron de actuar como centro económico y administrativo de control. De hecho, en Santoña se han estudiado series cerámicas que incluyen desde sigillatas subgálicas, de época de Nerón hasta piezas de época imperial avanzada. De esta forma las monedas halladas en la cueva de La Zorra, coinciden cronológicamente con las halladas en este núcleo. Asimismo en estos primeros siglos de nuestra era, queda patente la importancia de esta colonia, por cuanto aún se

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Estudio diacrónico

2.10. La Alta Edad Media P. García Gómez No es posible establecer a priori una cronología para la etapa correspondiente a la Alta Edad Media en el tramo medio del Asón, ya que hay que acometer su estudio en una serie de bloques

El de estos primeros momentos en la zona ha sido abordado bien en obras generales: García de Cortázar, Ruiz de Aguirre (1984), García de Cortázar et al (1985), Bohigas Roldán (1986), o

Fig. 2. 133. Dispersión de yacimientos medievales en el Medio Asón que muchas veces no se corresponden a la acotación cronológica establecida para este periodo, dado que los acontecimientos con frecuencia se insertan en etapas anteriores o perviven durante largo tiempo en las sucesivas. Este territorio, que comprende los actuales términos municipales de Rasines, Ramales de la Victoria, Carranza, Lanestosa y parte del de Ruesga, adolece en primer lugar de la falta de estudios concretos. Carencia que se debe en gran parte a la escasa documentación y a la pobreza de los datos arqueológicos.

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bien en trabajos circunscritos a un área o materia determinada: Bohigas Roldán et al (1986), Saratxaga Garai (1998), Ruiz Cobo y Smith (2003), García Gómez (2003). En Carranza se dispone de resultados de tres yacimientos medievales, publicados por Aja Santisteban (1998, 2004). 1.-Del siglo VIII al siglo X: las primeras noticias, los inicios de cambio. La carencia de fuentes ya mencionada es aún más acusada en esta primera etapa y hace necesario partir de la premisa de la existencia de un modelo territorial en el que continúan las formas de vida

Estudio diacrónico heredadas de épocas anteriores y en el que el proceso de aculturación, o impregnación de modos de vida foráneos importados por nuevos contingentes de personas, de las que hablan los documentos en estos primeros tiempos, no parecen tener un peso suficiente como para actuar como agente transformador de unas formas de vida arcaicas heredadas. Este enquistamiento en los modelos de explotación vendría condicionado asimismo por las peculiaridades geográficas del territorio, y por la escasez del número de gentes que se incorporan al mismo; sólo de esta forma es posible explicar el vacío de datos para estos primeros momentos. Por lo que se refiere a las fuentes documentales, el primer y único documento para este periodo, en el que se hace mención al territorio y a lugares enclavados en el mismo, se produce en el reinado de Alfonso III, rey de León. En la crónica de este monarca escrita en torno al año 900, se hace alusión a tiempos anteriores, los del reinado de Alfonso I de Asturias, que comprenderían los años 739-757. En el citado texto se hace mención a: Eo tempore populantur, Primorias, Lebana y Trasmera, Supporta, Carranza, Bardulia quoe nunc apellatur Castella, et pars maritima Galloecie, Burgi, Alava nanque Vizcaya, Alaone et Urdunia.. Estos territorios, así como el resto a los que se hace mención en el texto, fueron repoblados en tiempos del citado monarca, quien va a conquistar numerosas poblaciones del Valle del Duero al Ebro, trayendo a su regreso a los cristianos con los que se va a proceder a una repoblación intramontana y de la costa. De esta forma se crea una zona despoblada a modo de frontera entre el reino Astur al norte y el pujante Emirato de Córdoba por el sur. En esta crónica aparecen entre otros, dos territorios específicos incluidos en el área de estudio: Carranza y Trasmiera. Es lógico pensar que dentro de éstos, quedarían incluidos otros, sin importancia en este momento, o desconocidos por el cronista: en el primero quedaría incluido el de Lanestosa y dentro del segundo: Rasines y Ramales. Este traslado de nuevas gentes, además de reforzar la influencia del reino asturiano en el territorio, van a traer consigo nuevas formas de vida y de producción, lo que ha venido a denominarse aculturación, y tendrá como base una fuerte impregnación de la religión cristiana y la introducción de una nueva cultura de raíz mediterránea, y de base cerealista, (García de Cortázar, Arízaga Bolamburu, Ríos Rodríguez, Val Valdivieso, 1985: 36), con la consiguiente

necesidad de fijar la población en torno a las nuevas zonas de cultivo. Los nuevos grupos foráneos, habrán de integrarse necesariamente en un territorio en el que se venían desarrollando unas formas de vida tradicionales, caracterizadas por el dominio de una cabaña ganadera trashumante, de corto y mediano recorrido, atestiguada desde el Neolítico, que obligaría al desplazamiento de hombres y ganados, con la consiguiente precariedad de los hábitat. Este tipo de explotación de recursos, en los que es necesario contar con un amplio territorio para el aprovechamiento en cada una de las estaciones, supondría la existencia de unos modos de propiedad común por un grupo o grupos tribales que los explotarían en beneficio propio. De esta forma pequeñas unidades de población explotarían los recursos que el territorio ofrece y que iría desde los pastizales de montaña a los 700 metros para el pasto del ganado, hasta los bosques inmediatos de los que se detraen otra serie de recursos indispensables para la comunidad tales como: madera para la construcción, para el consumo de hogares, realización de herramientas, caza o recogida de frutos silvestres. Explotación que se completaría con la existencia de pequeños espacios dedicados a la siembra. Estos grupos humanos o clanes, vendrían arrastrando unas formas de vida propias de momentos prehistóricos, y a los que se supone poco o nada romanizados. Se enfrentan así dos formas de vida y de explotación de los recursos: una tradicional, colectiva en la que un reducido grupo humano explota un pequeño tramo del territorio, el necesario para mantener una reducida cabaña ganadera, base de su economía y una parte del bosque que complementaría las necesidades básicas, y por otro lado una nueva forma de vida que ahora se importa, en la que además de la actividad ganadera, se intensifican las labores agrícolas, con nuevas roturaciones y un concepto de propiedad más individualizada. Estas dos formas de explotar la tierra debieron necesariamente implicar un choque cultural importante, atemperado en gran medida, si se presupone que el territorio estaba escasamente habitado, favoreciendo esta circunstancia la implantación de las nuevas formas de vida. La transformación que necesariamente supondría el acceso a nuevas formas de propiedad, sólo pudo hacerse mediante la ocupación de tierras baldías o yermas, el scalio como sucede en la zona inmediata (el Monasterio de San Andrés de Asia, (Aja), Soba, por el presbítero Cardelio en el

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Estudio diacrónico año 836), es decir las que no servían de base económica a ningún grupo; o bien mediante la usurpación, que se produciría mediante la ocupación y roturación de las tierras, es decir el reconocimiento del derecho de propiedad por el uso reiterado y reconocido, y cuya garantía en último termino era la escritura pública. Para la zona objeto de estudio no existe documentación que permita dejar constancia de una apropiación individual por parte de particulares, posiblemente en consonancia con la escasez del cultivo de cereales y de vid, productos que potenciarían este tipo de explotaciones (García de Cortázar, Diez Herrera 1982: 40). Es decir para estas fechas o bien el contingente humano que se incorpora es escaso, o bien el modelo de vida que aportan se orientó a la explotación ganadera, dadas las características físicas del territorio, más propicio a este tipo de explotaciones, que al cultivo de determinadas especies de origen mediterráneo, más difíciles de adaptar.

conformadas con helechos o hierba sobre el suelo. Modos de vida que aún son reconocidos en época histórica (Vicario de la Peña: 1975: 58). La precariedad de estas construcciones explicaría la falta de restos de poblamiento de estos momentos. Lo cierto es que, tanto las fuentes documentales, como las arqueológicas, enmudecen en lo relativo al territorio para estos primeros siglos de la Edad Media. De esta ausencia de datos se podría suponer que las formas de vida heredadas seguían teniendo plena vigencia, es decir el proceso de aculturación no había calado, hasta el punto de proceder a una transformación de una sociedad arcaica, de fuerte raíz indigenista, en la que perviven modelos de explotación heredados.

Fig. 2.135. Grabados de la Cueva de Aja de Soba.

. Fig. 2. 134. Grabados de la Cueva de Aja de Soba. Quizás las cabañas de pastores se establecieron en cuevas o abrigos debajo de las peñas, aprovechando la disposición natural y el resguardo que estas ofrecían. En otros casos se dispondrían de pequeños habitáculos hechos de tapines de césped con dos o más maderas en forma de triángulo y otra en la parte superior de cumbre que se cubrirían con ramos o varas tejidas, que servían para sujetar la techumbre conformada con céspedes de tierra. En estas pequeñas chozas existiría un pequeño rincón para la lumbre, durmiendo en el lado opuesto en camas

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La misma línea argumental explicaría la falta de documentación para el territorio durante los siglos IX y X. Esta carencia de fuentes escritas relativas a negocios jurídicos, de transacciones entre particulares, o de donaciones a monasterios pondrían de manifiesto el escaso interés de estas tierras, alejadas de los nuevos centros de producción, que para esta época se estaba gestando, y que tenían a los monasterios como centro generador. A la carencia de fuentes escritas, se unen la escasez de restos arqueológicos como hemos señalado anteriormente, de tal manera que en el amplio territorio de 250 km cuadrados, se han encontrado hasta la fecha dos necrópolis de tumbas de lajas, modelo de enterramiento foráneo y que evidenciaría una nueva mentalidad religiosa, cuya cronología se sitúa en torno al siglo X.

Estudio diacrónico Llama poderosamente la atención la escasez de este tipo de manifestaciones, en contraposición con otras áreas, dato que se corrobora en los últimos sondeos sobre ermitas del área de Carranza con documentación medieval y que han resultado estériles en este sentido (Aja Santisteban et al. 2002-2003). Por el contrario en el inmediato Valle de Soba, se localizan hasta siete manifestaciones de este tipo, para una extensión de 220km cuadrados. Dentro de este espacio Rasines, Ramales, Matienzo, Carranza y Lanestosa, con una extensión total ligeramente superior al valle mencionado, hasta el día de la fecha se han constatado necrópolis de este tipo en los alrededores de la ermita de San Roque en Villaparte, Rasines, (González Echegaray 1970) de la que por otro lado se carece de documentación, desde sus inicios, hasta el edifico actual, del siglo XVIII, Así como la serie de tumbas encontradas junto a la ermita de San Esteban en Carranza. En ambos casos responden al tipo de enterramiento caracterizado por la disposición de lajas verticales, orientadas E-W. Dentro de este grupo de manifestaciones pueden encuadrarse asimismo las dos estelas aparecidas en la iglesia de San Martín de Cereceda. La cronología de este tipo de manifestaciones, se encuadra entre los siglos VIII a XIII, (Van den Eynde Ceruti 1985), aunque su pervivencia parece demostrada para determinados espacios hasta la Edad Moderna. (García Alonso, Bohigas Roldán 1995).

La existencia de este tipo de enterramientos pone de relieve la religiosidad de unos grupos humanos ya asentados en el territorio, y cuya manifestación más embrionaria serían algunos grabados rupestres localizados en abrigos o cuevas, relacionables con las primeras repoblaciones de los grupos que encuentran refugio en la zona montañosa. Es probable que los grupos humanos a que hace referencia la crónica de Alfonso III, procedieran de la cuenca de Miranda de Ebro y de La Rioja, pues un buen número de localidades de esta zona fue asolada en tiempos de Alfonso I (García de Cortázar et al. 1985). De este modo sería factible explicar los paralelos que se establecen entre las manifestaciones rupestres de esta zona, con las de objeto de estudio. A estos primeros momentos corresponderían los grabados parietales que se encuentran en el abrigo de Regato Calero (Rasines), localizado en el barrio de Ojébar y próximo a la gran cavidad de Regato Calero II. El abrigo natural ha sido prolongado hasta constituir en la actualidad un aprisco para el ganado. El conjunto de cruces incisas se encuentra a 1,50 m sobre el nivel actual del suelo, y está compuesto por un total de ocho cruces latinas con peanas, seis de las cuales están completas y que han sido realizadas con un instrumento metálico y de forma tosca. De semejantes características también en la cueva de Las Corderas (Ramales), en una estalactita que destaca en la entrada de la cavidad, se ha grabado una cruz latina de forma tosca con un instrumento. Símbolo que pudiera poner de manifiesto la entrada a un lugar sagrado. Este tipo de cruces son relativamente frecuentes dentro de la iconografía de la Edad Media, se encuentran tanto en las tapas de las tumbas de lajas, como en elementos decorativos de las ermitas. El caso que nos ocupa encuentra su paralelo más próximo en las cruces existentes en eremitorios rupestres de la vía del Ebro, (Monreal Jimeno 1989). Este tipo de representaciones que se manifiestan tímidamente en todo el área del Asón, ponen en conexión una amplia zona que abarcaría desde el Alto Asón, con la ermita rupestre de San Juan de Socueva, y el grabado antropomorfo de la cueva de los Moros en Aja, cuyo paralelo más inmediato se encuentra en la Cueva del Arroyo de La Lucía (Azkárate GaraiOlaun 1988).

Fig. 2.136. Grabados cruciformes del Aº del Regato Calero.

Estas manifestaciones en refugios naturales se corresponderían con una primera ocupación de pequeños grupos de gentes portadoras de una

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Estudio diacrónico nueva religiosidad, que elige estas zonas naturales y alejadas para su ocupación y que habrían de reunir una serie de características que hiciesen posible unas mínimas condiciones de vida: zona de refugio ante eventuales ataques, unas mínimas condiciones de la tierra que hiciera posible la explotación agraria, cercanía del bosque que hiciera posible el acopio de leñas para uso de hogares, caza y recogida de frutos, así como la tenencia de rebaños, y sobre todo la cercanía de un caudal de agua, río o manantial para cubrir tanto las necesidades tanto del grupo como de sus rebaños. 2.-Del siglo XI al XIII: la fase de consolidación y la definición del territorio Será a partir de estos siglos cuando las fuentes documentales relativas al área de estudio comiencen a ser más numerosas, lo que pone de manifiesto que la población ha crecido notablemente. El proceso de llegada de las nuevas gentes que

una orientación solar mejor, y resguardo de los vientos, alejándose de las zonas bajas o de las vegas de los ríos, y también relativamente cercano al monte, que sigue siendo fuente fundamental de aprovisionamiento, a la vez que sirve de alimento al ganado. Toda esta serie de transformaciones que se producen en estos momentos, van a tener reflejo en las fuentes documentales conservadas. De esta forma, si en los siglos anteriores sólo se hacía referencia a amplios territorios de carácter comarcal y difusos, muchas veces no delimitados, a partir de estos momentos aparecen nuevas formas de organización y reagrupamiento de la misma, hecho que se constata en la documentación conservada y en la que se hace referencia a diversas fórmulas administrativas: villa, barrio, alfoz y su relación con los grandes centros de poder. El término villa para estos momentos supone una superación de etapas anteriores donde se identificaba con una explotación de tipo señorial, para pasar a denominar a una agrupación de casas, que formarían una aldea, así como las tierras de cultivo y los montes que explotasen. De esta forma en 1073 y en 1086 se hace mención en el cartulario de Santa María de Puerto de donaciones a favor del mismo en la Villa de Rasines. También en 1084, se hace referencia a la Villa de Giriviago. En 1214, se hace referencia al barrio de Biáñez, en un documento por el que Diego Lope de Haro II, cede al Monasterio de Nájera entre otros bienes en el citado barrio. Todas estas referencias

Fig. 2.137. Situación de la torre del Jaral (Rasines). había comenzado en los siglos anteriores, va a continuar de forma lenta. Asimismo es posible que estos desplazamientos no se realizaran de una sola vez, sino en sucesivas oleadas, y ya para estos siglos la afluencia fuera considerable. La consecuencia más inmediata sería crecimiento de la población, el establecimiento real de las nuevas formas de vida de las que son portadoras, la organización del territorio y la formación de núcleos de población permanente ligados a la explotación agrícola, y que en principio se establecerían a media ladera, aprovechando pequeñas colinas o rellanos, donde se instalan las viviendas, y próxima a las cuales se establecen las huertas y campos de cultivo, en muchos casos mediante el aterrazamiento de la ladera. Resultando lugares más propicios que permiten

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Fig. 2.138. Planta de la Ermita de San Esteban

Estudio diacrónico hacen alusión a casas que se agrupan para formar unidades poblacionales a partir del siglo XI. Estas poblaciones se irán consolidando, teniendo como eje de referencia el valle, que actuará como factor de unificación, preparando el germen de lo que serán los futuros concejos.

favor de Santa María de Puerto, en el Alfoz de Rasines, San Mamés de Cerviago. Por lo tanto los dominios de esta organización abarcarían al menos el territorio comprendidos a una distancia de seis kilómetros.

Fig. 2.139. Cerámicas del yacimiento de la Ermita de San Esteban (Carranza). A partir de Aja Santisteban (1998).

Una unidad supralocal lo constituye el alfoz. La existencia de esta unidad administrativa supone ya la instauración de una auténtica organización administrativa, que abarcaría varias villas, bajo la potestad de un señor, y cuya finalidad sería la administración y defensa de las mismas. El territorio sobre el que se extiende su dominio vendría determinado por una continuidad geográfica, con unos límites definidos y en cuyo ámbito quedarían delimitados además de las villas que le componían, los espacios dedicados a los pastos y el monte, base de su economía. De esta forma en 1122, se hace referencia a la cesión a

En relación con la existencia de este alfoz y relacionado con el mismo, pudiera estar la fortificación ubicada en el barrio de La Riva, en Rasines, que se encuentra en una pequeña elevación próxima al camino de Laredo a Castilla. Consta de una pequeña torre sobreelevada de forma artificial, de la que sólo quedan parte de los muros de la parte S-E, alrededor de la misma se ha construido un foso defensivo anillado, rematado al exterior mediante una empalizada, aunque los restos visibles en la actualidad hacen pensar en una cronología del siglo XIV, y vinculada a las luchas de banderizas, lo cierto es que los cimientos de la citada torre parecen

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Estudio diacrónico corresponder a momentos anteriores (García Gelabert, 1991), y lo que no parece discutible es su finalidad defensiva con respecto a esta vía de comunicación. Además de estas referencias específicas a formas de aglutinarse el poblamiento, de forma indirecta se hará referencia a los lugares que se encuentran formados, y de los que tenemos constancia a través de las relaciones de las iglesias que son donadas a favor de los monasterios: Carranza: 1086, Gibaja: 1170, Ranero: 1192, Ramales: 1210. Durante este periodo va a tener gran importancia el monasterio que va a representar asimismo una nueva fórmula colonizadora. Dos van a ser los monasterios que tengan posesiones en el territorio: Santa María de Puerto, que detentará bienes en Cerbiago, Rasines, Gibaja y Ramales, y el Monasterio de Oña y Nájera en territorio de Ramales y Carranza. Las donaciones se van a efectuar en la mayoría de los casos por parte de los particulares, en otros casos es el propio monarca quien hará la donación a favor de los mismos. El Monasterio de Santa María de Puerto que había sido creado en el siglo IX, va a anexionarse una serie de territorios en el área de Rasines y Ramales. En el siglo XI, se procede a la incorporación de este Monasterio a favor de Santa María la Real de Nájera, a partir de estas fechas las iglesias locales pasan a depender de otros centros notablemente alejados, de esta forma S. Medel de Gibaja se incorpora a Oña en el siglo XII y San Pedro de Ramales, Nuestra Señora de Guardamino y San Juan de Riancho en el siglo XIII. (Abad Barrasus, 1985). Las iglesias que se erigen, van a funcionar como agentes fijadores de la población al territorio, de esta forma y a través de la documentación conservada, a partir de estas fechas se hace mención a diferentes iglesias, algunas de las cuales parecen tener un origen más antiguo, puesto que el texto las cita como vetus. Estos asentamientos se van a establecer en espacios intermedios entre el valle y las alturas, en amplios rellanos o estribación, pequeñas colinas o promontorios, bien orientadas, y saneadas con respecto a lo más profundo del valle, menos soleado, y con mayor humedad y sometido a posibles inundaciones. Aunque las noticias abundan a partir del siglo XIII, lo cierto es que muchas de las advocaciones a las que están dedicadas: San Esteban (2), San Cipriano (2), San Martín (1), San Emeterio (1), San Pedro (1), San Juan (1), hacen pensar en su enraizamiento con una primitiva iglesia hispánica,

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y en ocasiones con la iglesia africana, como es el caso de San Cipriano (González Echegaray, 1998: 137). De la documentación conservada en las cartularios se pueden detraer algunos datos económicos relativos al territorio. De esta forma se constata la existencia de bienes en manos de particulares, en la mayoría de los casos se tratan de bienes procedentes de herencia, a los que se denominan ereditates, y en estas donaciones se hace mención bienes patrimoniales, que se han recibido por herencia, en los que se incluyen tanto las casas, como tierras puestas en producción y otras incultas, donaciones en las que no se suele indicar extensión de las mismas. Del mismo modo en 1084, cuando en el cartulario del citado monasterio hace referencia a la villa de Giriviago, haciendo alusión a su iglesia, se mencionan en las donaciones: casas hórreos, tierras, fuentes... lo que deja de manifiesto el carácter de estos núcleos de población y su actividad productiva, en la que está implantado el cultivo del cereal, al menos en el espacio más próximo a la costa, tal como denotaría la alusión que se hace a la existencia de hórreos. Asimismo se hace mención a la existencia de defesas, dehesas, tierras de monte bajo acotadas para el pasto del ganado. Otro de los términos que aparecen en estas escrituras es serna, así en documento de 1210 se menciona en Ramales, una serna con su nozal, lo que supondría un espacio próximo al del cultivo, y que quedaba en reserva para futuras necesidades de los núcleos de población, quedando los mismos en situación excéntrica respecto al área que se explota (García de Cortázar 1982). En los documentos se aprecia ya la existencia de tierras en manos de particulares, en el ámbito de Rasines, estando incluido dentro de la donación, casas, tierras pomares, montes, fuentes y terrenos cultivados y sin cultivar, del mismo modo en 1083, se efectúa una nueva donación, también de bienes particulares, dos tercias de un pomar. Continuando las donaciones en 1086, también de bienes particulares (Abad Barrasus, 1985: 35, 36, 80, 94). Estos bienes que se ceden son bienes patrimoniales, que se han recibido por herencia. En el área de Carranza, aparecen como poseedores el propio monarca de Castilla, titular del monasterio de San Cipriano de Ranero que en 1068 dona a San Salvador de Oña. También aparece como poseedor Don Diego López de Haro, quien en 1249 permuta bienes con el monasterio de Oña. En esta última escritura se hace referencia a la existencia de collazos, en el

Estudio diacrónico Barrio de Biáñez, teniendo esta condición Dominicum Martinii, la cesión se efectúa a perpetuidad, obligando a sus herederos, con los todas sus pertenencias y servicios. En el documento se hace mención asimismo que este collazo es entregado para la puesta en funcionamiento de una viña, por el monasterio de Nájera, estando obligado a dar posada y comida a la persona que enviaba el monasterio para la puesta en explotación. Llevaba anejo asimismo las obligaciones pecuniarias de los habitantes del núcleo (Balparda 1974). El incremento de la población traerá consigo asimismo del incremento de los rebaños que siguen constituyendo la base fundamental de una economía determinada por los condicionantes orográficos y climáticos. Es necesario por tanto buscar nuevas tierras de pasto que avanzarán de sur a norte, es decir desde el norte de la actual provincia de Burgos hacia la costa y que quedará manifiesto en los privilegios que en 1011 adquiere el monasterio de San Salvador de Oña, para poder llevar a pastar a sus ganados en una amplia zona que incluye entre otros el territorio del Medio Asón, haciendo mención a Salduero. Se citan también el tipo de ganados: vacas, yeguas, cabras, cerdos, a los que pueden apacentar por todos los términos concedidos, además se les concede el privilegio para que dispongan de los bosques, valles, montes y aguas, así como apacentar y descansar en los seles (Álamo 1950, nº15). De igual forma la diócesis de Oca, de manos del monarca Sancho II en 1068, recibe un amplio territorio que abarcaba desde Castilla la Vieja hasta Somorrostro, con la alusión directa a Carranza, y montes de Trasmiera, (Mañaricua 1953). Estos privilegios denominados del herbaje son confirmados por sucesivos monarcas, de esta forma el monarca castellano Enrique III a favor del concejo de homes buenos de Espinosa, el privilegio consistía en la posibilidad de pastar yerbas, beber aguas y comer las granas y dormir con sus ganados vacunos, cortar rozo y otros privilegios como venían haciéndolo por uso y costumbre en una franja comprendida entre otros términos desde el río Bendón, río Hermosa (Ruhermosa) y Combadal. La petición se hace al monarca alegando viejos derechos y ante posibles confrontaciones, por parte de los valles y concejos pretendidos. También se hace mención especial a que se trata montañas bravas e desiertas. Se vuelve a utilizar la vieja fórmula medieval de la presura, como

fórmula de adquirir una propiedad pretendidamente vacante, y su seguridad jurídica mediante el documento, en este caso real, aunque en el mismo se especifique: guardando heredades de pan, e vino, e yerba cebar (De Pereda Merino, 1914). De esta manera se constata la existencia de lugares y villas asentadas en el fondo de los valles. El documento se dirige entre otros concejos y valles a Matienzo y Carranza. Ahora bien, es significativo que, en la relación de lugares obligados a respetar estas concesiones, no aparece Rasines y Ramales y si Trasmiera y Visio y Ampuero. Esto hace suponer que tanto Rasines como Ramales estuvieran incluidos en Trasmiera o bien en Visio, unidad administrativa indeterminada que para estas fechas aparece como Alfoz de Vecio y cuyos restos han quedado circunscritos a la aplicación del derecho foral al territorio de: Cereceda, Udalla, Ampuero y Laredo, en virtud del cual, todavía en el siglo XIX los cónyuges que contraen matrimonio en estas poblaciones formaban una mancomunidad respecto de sus bienes que les permite adquirir por mitad al año y día de casados las propiedades aportadas (Sojo y Lomba, 1988). La necesidad de pastos y de fuentes para el ganado será una constante a través de estos siglos medievales, de tal forma que los grandes centros de producción, los monasterios, se aseguran a través de donaciones y privilegios reales amplias extensiones, asegurando su dominio mediante el documento escrito. De este modo cuando se realiza la donación de San Cipriano de Ranero a favor de Oña, en 1249, no sólo se incluye el monasterio, sino que hace mención especial a los pastos, aguas y términos que el mismo detenta. Así también como hemos señalado anteriormente, en las sucesivas donaciones a favor de los monasterios además de las tierras cultivadas, se hace referencia a las tierras sin cultivar, incultas, así como la cesión de dehesas, defesas, o monte bajo destinado al ganado boyal. Ahora bien a través de la documentación no se puede discernir, si estas dehesas sobre las que pasta el ganado, eran de particulares, en régimen de propiedad, con lo cual estaríamos hablando ya de grandes propietarios, o bien era participación en cuanto integrante del común, lo cual hubiera supuesto en cualquier caso, la entrada del dominio monacal, dentro de los bienes comunales, al haberse constituido mediante la donación en un integrante más de la comunidad que detenta estos bienes. Toda esta serie de privilegios que consistían en la libre circulación de los ganados a favor de

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Estudio diacrónico monasterios en un principio y posteriormente a favor de determinados concejos ponen de manifiesto una reactivación económica, y una explotación intensiva de modelos tradicionales basados en una trashumancia de largo recorrido, en las que se aprovechan las brañas naturales, y se utilizan los seles para el refugio. En los citados privilegios se menciona específicamente en que consisten los derechos: pacer hierbas, beber las aguas y comer las granas, dormir con sus ganados vacunos y otros cualquiera, cortar y rozar lo que les fuere necesario. Un aprovechamiento de este tipo estaría condicionado por la climatología, haciéndose inviable durante los meses de diciembre y enero, por la existencia de nieve que cubre la escasa hierba, lo que haría necesario el desplazamiento del ganado hacia el fondo de los valles y hacia la costa. Además de estos desplazamientos de ganados foráneos, dentro del territorio, se sigue desarrollando una agricultura de subsistencia, basada en el cultivo de trigo (escanda y esprilla), combinado con pequeños huertos y frutales (un pomar en Indurrieta, Rasines en 1083, Cereceda en 1200, un nozal en Ramales en 1210, en 1249 se hace mención a viña en Biáñez) actividad que vendría a completar una cabaña ganadera que se confina en el monte y que a partir de estos momentos verán mermadas sus zonas de pasto. La actividad ganadera en ladera y en el piso montano ha dejado escasos testimonios: en la excavación del dólmen de Cotobasero I, se localizó una vaso de cerámica que se ha atribuido a la Edad Media, lo que hace suponer una reutilización de este espacio durante la citada época (Yarritu 1983). En cambio existen numerosas evidencias de este tipo de explotaciones enquistadas en la toponimia local. Así, el topónimo brena hace referencia a pastos de verano, derivado de veranea, por otro lado los seles hacen referencia a la pradera donde se recoge el ganado para dormir, a la vez que sirve de resguardo al pastor. En el territorio de Carranza se constatan en este sentido: Salduero, Bernales, Los Corrales, Pico de la Brenalta, Julabrena, Salviejo, Bustillo, Solabrena, Saldepeñía. En Rasines se constatan: Bernegal, La Brena, Solabrena, Brenasalce, Brena los Castillos, Bernacho de Abajo, Bernacho de Arriba, Sobernizo. Sel de López, Sal de Cuadro, Salviejo, Saldemedio, Corralejos (corral), Sitio Cabanoso (sitio cabañoso). En Matienzo: Seldesuto, Busmartín, Bosmartín, Las Bernillas y Beralta. En Ramales: La Breña, Minas del Sel, Alto de la Brena.

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Otra serie de testimonios en cuevas evidencian la utilización de las mismas durante este periodo, aunque no siempre es posible determinar cual fue la finalidad de esta ocupación. De esta forma cabría diferenciar algunas circunstancias y lugares donde se encuentran los items. Todas aquellas evidencias próximas a la boca, supondrían una utilización de tipo económico, sea vinculada a la explotación ganadera de la zona inmediata – como eventual refugio de ganados y personas que cuidan de los mismos- o como refugio en épocas convulsas. También podrían estar relacionadas con otros usos y aprovechamientos del monte: carboneo, ferrerías de montaña, fabricación de cal, almacenamiento, etc. A este grupo corresponderían los restos de cerámica de la Cueva de la Revuelta (El Torco, Rasines), en cuya boca y en superficie, se ven algunos fragmentos aislados de panzas de cerámica, todas ellas lisas y realizadas a torneta. También corresponderían a este tipo de depósitos descontextualizados en boca o próximo a ella los restos hallados en la Cueva 732, Cubío Redondo o La Cuevuca, todas ellas en Matienzo (Ruiz Cobo y Smith, 2003). Un segundo tipo de depósitos no encuentra ninguna lógica en el ámbito de la supervivencia. Se trata de cubetas rellenas de carbón vegetal, ubicadas en sectores profundos, generalmente en cuevas de gran desarrollo. En ocasiones este tipo de cuevas tienen además abundantes paneles de marcas negras. Dentro de este grupo se situarían los hallazgos de la Cueva de Cuatribú (Begines Ramírez, 1966), donde, a cien metros de la entrada, se localizó, en un gour, una vasija completa, que podría fecharse en el siglo XIII. La atribución de una vasija decorada con un friso de aspas incisas a este yacimiento (Bohigas Roldán, (1984) parece que ha sido fruto de un error de catalogación. Por último, también en Cofresnedo ha aparecido el fondo de un vaso de tipo jarra, correspondiente a un momento altomedieval. Además de estas evidencias, durante esta época se pueden encuadrar las denominadas marcas negras, correspondientes al estilo esquemáticoabstracto. Esta serie de manifestaciones es frecuente en todo el área, (Smith 1998) y en ocasiones se asocian con la propia cerámica depositada en el fondo de la cueva, así como con la existencia de cenizales. Se dispone de varias dataciones de estas manifestaciones en el área de estudio, como la de Covalanas, asignables a un momento entre el siglo XII y el XIV. La mayor concentración se

Estudio diacrónico encuentra al final de la cueva, en salientes rocosos, que parecen tener caracteres de recorrido (García Díez, Eguizabal Torre 2003). En la inmediata cueva de El Mirón, una ocupación no económica del área de fondo, en que se acumularon cenizas de carbón, se han datado en el XI (González Morales, Straus 2000). En el cercano núcleo del desfiladero del Carranza se han datado las marcas negras de Arco A (González y San Miguel 2001), proporcionando una cronología comprendida entre los siglos XI y XIV.

irregular de arenisca en los vanos y esquinales. Como único elemento decorativo conserva una estrella de seis puntas en bajorrelieve y rodeada de círculo rehundido que se sitúa en el salmer derecho del arco apuntado de la entrada, se encuadraría cronológicamente a finales del siglo XII o comienzos del XIII (Bohigas Roldán et al. 1986) Se desconoce donde se situaba el poblamiento asociado. A este periodo correspondería asimismo los relieves trifrontes de piedra de la iglesia de la iglesia de San Miguel de Ahedo, que parece tener

En Matienzo se encuentra la Cueva de Coburruyo, en cuyo interior se localizan varios paneles de marcas negras, fechadas por A.M.S. en el siglo XI a XII d.C. (Smith y Ruiz Cobo, 1999). Asimismo en Matienzo, la Cueva Roja, con un desarrollo de 108 metros, presenta varios paneles de pinturas negras en sus galerías interiores datadas en el siglo XII d.C., y gours con concentraciones de cenizas y restos óseos (Smith 1998). Otra serie de cuevas muestran asimismo profusión de paneles de marcas negras, adscribibles al arte esquemático abstracto, de las que hasta el día de la fecha no se ha obtenido datación: Cullalvera, Cuatribú, Cueva del Concebo, Cueva Chica (Smith, 1998). En términos generales los paneles se encuentran en el fondo de grandes cavidades, en algunos en puntos destacables de la cueva, en cornisas y salientes. Los motivos varían desde la concentración de puntos de Covalanas, a pequeñas puntuaciones, en los casos del Arco A y la cueva de La Cueva de Santa Cruz. Otro tipo de hallazgos, más casuales y escasos, son los de carácter monetal. Dentro de estos cabe destacar el conjunto de monedas encontrada en la cueva de Ambascovas, Ramales (Penagos, R. Diego, E., 1975), donde aparecieron 120 monedas fechadas entre 1230 y 1350. Otro hallazgo monetario fue realizado en el seguimiento de las obras de la Iglesia de San Andrés de Rasines, donde se encontró una moneda correspondiente al reinado de Fernando IV, 1295-1312 (comunicación personal de J. Marcos y L. Mantecón). A la última etapa de ese periodo correspondería las escasas manifestaciones de arte románico, entre las que se encuentra la ermita de San Esteban en Rocillo, que consta de una sola nave rectangular y cabecera semicircular y está fabricada de mampostería muy irregular, fundamentalmente de caliza negra, con sillería

Fig. 2.140. Ermita de San Esteban de Rocillo en Rasines. su paralelo más inmediato en los valles del norte de Burgos, Mena y Losa (Ahedo Santisteban 2004). En estos momentos se erigen monasterios e iglesias, de las que se tiene constancia a través de la documentación conservada, sobre las que se construyeron posteriormente iglesias del concejo con la consiguiente destrucción de sus elementos identificativos. Lo cierto es que toda este serie de datos que aparecen tanto en las fuentes documentales como en los arqueológicas y que se verán notablemente incrementados en el siglo XIII, tal como se desprende del gráfico, están poniendo en evidencia, en primer lugar, la integración del territorio dentro de áreas más amplias, generalmente en la órbita de los monasterios que se interesan por estas tierras, y sus posibilidades para una cabaña ganadera en expansión, circunstancia que se ve favorecida por donaciones tanto del rey como de particulares, de tal forma que los negocios jurídicos generadores de noticias se ven reflejados en sus cartularios. Asimismo se constata la consolidación de los modelos foráneos importados, con fuerte impregnación cristiana.

175

Estudio diacrónico Municipio Actual Rasines

Carranza

Ramales

Lanestosa Matienzo

Lugar

Referencia

Fecha

Fuente

S. Roque, Villaparte S. Martín , Cereceda Rasines Cerbiago (Ampuero) Indurrieta Rasines Cereceda Rasines Carranza San Cipriano de Pando? San Esteban Carranza S. Cipriano de Ranero Carranza Biáñez San Esteban Carranza San Emeterio de Gibaja Ramales San Pedro Ntra. Sra. de Huardamino S. Juan de Riancho Finestra Fenestrosa

Ermita Iglesia Villa Alfoz Pomar Villa Lugar Lugar Territorio Monasterio Iglesia Territorio Monasterio Territorio Barrio Monasterio Lugar Monasterio Lugar Iglesia Iglesia Iglesia Lugar Carta Puebla

SX SX 1073 1047 1083 1086 1200 1210 880 929 S. X 1143 1068 1192 1214 1249 1396 1170 1210 S XIII S XIII S XIII 1079 1287

Arqueológica Arqueológica Documental Documental Documental Documental Documental Documental Documental Documental Arqueológica Documental Documental Documental Documental Documental Documental Documental Documental Documental Documental Documental Documental Documental

Matienzo

Lugar

1396

Documental

Tabla 2.141.. Iglesias y monasterios con fecha de creación y fuente. Se establecen núcleos de población alrededor de una iglesia o monasterio que actuará como aglutinante del mismo. La formación de estos grupos que ahora se verán consolidados, llevarán anejo una intensificación de la explotación del medio: con el aumento de la cabaña ganadera, se precisa proceder a rozar y quemar el monte para que se produzcan pastos. También las actividades que se realizan en el mismo: carbón y ferrerías, suponen un retroceso de este espacio, al que se unen la roturación de tierras propias para el cultivo de cereales y huertas de una forma más intensa, con campos que habrían de alternarse anualmente, en detrimento asimismo de la masa boscosa. Estas roturaciones con destino a cultivo incluidas las sierras altas, habría dejado una serie de evidencias en tal sentido en: Pando, Los Prados, San Cipriano, en el sitio de La Arena En Ranero en el sitio de Los Llanos, en Los Heros y en Aldeacueva en el paraje de Pedrajo. (Vicario de la Peña 1975: 187).

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Estas modificaciones del paisaje, se verán reflejadas en los escasos estudios que sobre polen se han realizado en la zona; Turbera de Saldropo, Vizcaya, situada a 600 m. en un cordal ha permitido constatar el retroceso de especies propias de montaña, tales como el haya, y en menor medida el roble y el avellano. Por el contrario se advierte un incremento de especies herbáceas y matorrales, así como el aumento del plantago, y un mínimo incremento de pólenes de cereal (Peñalba 1990). Además de la quema de bosque para la formación de pastizales, nuevas tierras de roturación, aumento de la leña para hogares, debió de coadyuvar en esta modificación ambiental y retroceso del bosque originario, toda una serie de labores que iban destinadas a la obtención de hierro y carbón, cuya evidencia física ha quedado en diversas hoyas localizadas en los municipios de Rasines y Carranza. Una de ellas, llamada de La Jarretiña, se localizó en el Pico de la Venera de la Peña de Ranero, en la divisoria de las aguas de las provincias de Vizcaya y Cantabria. Ojébar a una altura de 700 m. En labores prospectoras

Estudio diacrónico incorporado el territorio. Por lo que se refiere a Matienzo, pasará a manos de la Casa de Velasco a partir de 1300, apareciendo en la pesquisa incluido en Ruesga y perteneciente a Pero Fernández de Velasco. Por otra parte la incorporación del territorio de Carranza al Señorío de Vizcaya, se produciría entre los siglos XII y XIII. Así pues tenemos que las entidades de población se han consolidado a comienzos del siglo XIII, momento a partir del cual se procederá a fijar los límites físicos del territorio de forma más pormenorizada, proceso que se acentúa mediante la concesión de los fueros que el monarca otorga a determinadas villas: Laredo en 1200 y Lanestosa en 1287, por lo que respecta a este territorio.

Fig. 2.142. Estelas de San Martín de Cereceda realizadas en torno a 1930, se localizó un hoyo de unos dos metros de profundidad por un metro y medio de ancho donde aparecía gran cantidad de hierro fundido y a medio fundir, localizándose asimismo fragmentos de carbón en el fondo y en la parte superior (Sánchez Vicario 1975). También en Matienzo de Carranza, se registró un escorial de características semejantes, (Gorrochategui y Yarritu 1984). La existencia de este tipo de restos evidencia la realización de procesos de transformación que exigen proximidad de hierro, así como de abundante carbón. Este combustible habría de elaborarse necesariamente a base de leña procedente del bosque y permitiría alcanzar una temperatura en torno a los 900º. Son conocidas como ferrerías de montaña, ferrerías secas, ferrerías masuqueras o haizeolak. En cuanto a su cronología parecen asignables a la Edad Media, entre los siglos XI y XIV (Urteaga 1997). El territorio que nos ocupa, permaneció dentro de la órbita de los reyes de Asturias, aunque en el siglo XI estuvo bajo la dependencia del reino de Navarra. Tras la derrota del rey navarro en 1054 en Atapuerca, el territorio (Rasines, Ramales) es incorporado al reino de Castilla, que a partir del siglo XII se organiza en merindades o jurisdicciones a cargo de un merino o delegado del rey; de esta forma en el Libro de las Merindades de Castilla que se forma en torno a 1352 en la Merindad de Castilla Vieja queda

El fuero de Laredo fue otorgado por el monarca Alfonso VIII, en este documento y mediante el otorgamiento de territorio a esta villa se vuelve a poner de manifiesto la importancia de los recursos procedentes de los montes, fijándose los términos entre otros en Cereceda y el molino de Labandera, teniendo el río Silencio como frontera al sur, que coincidirá con los límites de pastos de hierbas concedidos y que se extendía desde el norte de la actual provincia de Burgos hacia la costa. Lanestosa en 1287 recibe carta de población, recibiendo título de villa, con un fuero que toma el de Logroño como modelo, donde se desarrolla el Señorío de los Haro y su incorporación a título particular al Señorío de Vizcaya. El reforzamiento y privilegios de una población ya existente para esta fecha, obedece a una estrategia de situar un enclave en un tramo del camino de Castilla a Laredo, el control y la reactivación económica que el mismo podía suponer. De hecho la estructura y distribución del núcleo urbano, se va a realizar en función de la citada vía. Así pues a partir de estos siglos el territorio aparece perfectamente constituido y se va delimitando, lo que, no en pocas ocasiones, va a provocar problemas con los concejos vecinos. A partir de este momento y durante toda la Edad Moderna se suceden los conflictos entre Lanestosa, el Valle de Soba y Carranza. 3. Resultados El área objeto de estudio, como la mayor parte del territorio del interior de la Cantabria oriental, se va a incorporar tardíamente a los modos de vida medievales. En las primeras fuentes documentales, en torno a los siglos X y XI comienzan a aparecer una serie

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Estudio diacrónico de lugares y villas, y curiosamente, el abundamiento de referencias se produce en el área de Rasines, tal vez porque en este tramo del territorio, la romanización había sido más intensa y hubiese habido cierta continuidad en el asentamiento, que se empieza a intuirse ya en el siglo V. No hay que olvidar que en este periodo se utilizarán las viejas calzadas romanas, y en su entorno se van a erigir muchas veces los nuevos núcleos de poblamiento. Así pues hasta el siglo X, en términos generales, el territorio no parece tener el interés suficiente

constituiría una aprovisionamiento.

fuente

básica

de

A partir de estos siglos se conformarán los nuevos núcleos de población, en el que el componente cristiano va a tener un fuerte peso específico. Estas nuevas villas que serán las que fijen el poblamiento, generalmente en torno a las iglesias. A su vez se manifiesta el poder de los monasterios que frecuentemente aparecen como beneficiarios de donaciones por parte de los monarcas o de los particulares.

Fig. 2.143. Dispersión de núcleos -necrópolis/ iglesias- y otros yacimientos en la cuenca del Asón para la Alta Edad Media. para ser tenido en cuenta. Por cuanto éste, estaba escasamente ocupado, o porque dadas las características del mismo, en el que predominan las áreas de montaña, no fue objeto de ocupación, por lo que se presume la existencia de modos de vida tradicionales, con una economía que se sustenta en una cabaña ganadera de corto y mediano recorrido, y en la que el bosque

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También será a partir de estas fechas cuando se incorporen económicamente al circuito interregional, consecuencia de la expansión de una cabaña ganadera pujante, que se ve beneficiada por el otorgamiento de privilegios de pastos en un amplio territorio que se extiende desde el norte de la actual provincia de Burgos hasta la costa. En el orden administrativo

Estudio diacrónico avanzado el tiempo, asistiremos a la creación de entidades superiores: los alfoces. A comienzos del siglo XIII, el territorio aparece prácticamente definido y articulado, sobre todo con el otorgamiento de fueros a las ciudades por parte de los monarcas, que hacen necesario redefinirlo y establecer tasadamente los límites, y, consecuentemente, los derechos sobre los mismos. A partir de estas fechas, además de la pujanza de las villas a las que se otorgan estos privilegios, vamos a asistir a una señorialización del territorio y a la gestación de lo que serán los futuros concejos. La evidencia arqueológica Se tratarán de forma diferenciada los yacimientos al aire libre de las estaciones en cueva, con una problemática peculiar para este periodo. Estaciones al aire libre Carranza 1. Ermita de San Esteban: Los primeros datos sobre esta iglesia datan de 1249 fecha en la que es permutada por D. Diego López de Haro junto con otros bienes a favor del Abad de Oña, a cambio de los cuales recibía la iglesia de Santurce. La necrópolis formadas por lajas verticales se encuentran orientadas en su mayoría con la cabecera al este, presentando en ocasiones cubierta mediante lajas en horizontal. La parte mejor conservada se encuentra en la zona SO del actual edificio reedificado en el siglo XVIII. Su cronología se establece entre los siglos XI y XIII. En la intervención arqueológica desarrollada en 1998, se localizaron tres sepulturas debajo del coro, recuperándose entre los restos una estela discoidal anepigráfica trabaja en piedra arenisca, formada por un círculo de 33 cm de diámetro y 11 cm de espesor, desarrollando en cada una de sus caras sendas cruces patadas. Asimismo se recogieron diversos fragmentos cerámicos tanto de bordes como bases planas y panzas, algunos de ellos decorados mediante líneas incisas paralelas y líneas horizontales inscritas en paralelas (Aja Santisteban 1998, Deiker Barrio Loza (1984). 2. San Martín de Presa. Documentada por vez primera en 1488, perteneció a San Salvador de Oña. Se tienen referencias orales de la existencia de tumbas de lajas alrededor de esta iglesia, que no se ha podido constatar arqueológicamente (Aja Santisteban 2004)

que se ha atribuido a la Edad Media, lo que hace suponer una reutilización de este espacio durante la citada época (Yarritu 1983). 4. Ferrería seca en Matienzo, Monte Haizko (Gorrochategui y Yarritu 1984:183). Rasines 5. Iglesia de San Martín. Cereceda. Rasines. UTM 466.475/4.796.362 Z: 80 mts. Situada en el Barrio de Cereceda, sobre un pequeño promontorio. Se trata de una iglesia de una sola nave, que conserva elementos arquitectónicos de los siglos XIII-XVI. Como consecuencia de las obras realizadas en la Iglesia, en el año 1996 se procede a levantar el solado de la nave, compuesto de tumbas de encajonamiento, con un enmarcado de piedra y tres losas de piedra, arenisca en ambos casos. No se efectuó seguimiento arqueológico alguno. Se rebajó el nivel hasta unos setenta centímetros, encontrándose entre los restos y formando parte del relleno las dos estelas objeto de estudio. Según noticias facilitadas por los obreros que intervinieron en la obra, al lado del evangelio había un enterramiento, sobre el cual existía una gran laja de unos 500kg de peso. Habiéndose localizado asimismo un enterramiento en el exterior de nave, en el pórtico, directamente sobre la tierra. Las estelas se encuentran empotradas en un arco ciego situado en el muro sur de la nave, donde anteriormente se alojaba un altar, desaparecido en la actualidad. La primera estela se encuentra empotrada en el interior de la nave, en su muro este, en el lado de la epístola. Sólo es visible una de sus caras. Fue encontrada en el año 1996, como consecuencia de la remoción del suelo de la iglesia, formando parte del material de relleno subyacente, bajo los enterramientos de la nave, tumbas de piedra en cajón. Está realizada en piedra arenisca, rojiza, de grano fino, procedente de la zona. Medidas del disco: 29 cm anchura y 27 cm de altura. Pie: no se conserva. Se aprecia únicamente el arranque el mismo en la base del disco. Grosor: 10 cms. Presenta decoración de bajorrelieve y no se observan marcas de compás. Cruz patada de brazos iguales y estrechos que arrancan de un círculo central de 2 cm. y con una longitud cada uno de 12 cm, ensanchándose desde el arranque hacia el exterior, desde los 2,5 cm, a los 5 cm.

3. Dólmen de Cotobasero I: En la excavación de este yacimiento se localizó una vaso de cerámica

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Estudio diacrónico La segunda está también empotrada en el interior de la nave, en el mismo muro que la anterior y se localizó en las mismas circunstancias que ella. Labrada en piedra arenisca, rojiza, de grano fino, procedente de la zona. Las medidas del disco son: 30 cm., anchura conservada (33 cm en origen) y 33 cm. de altura. Pie: 32 cm de altura, 22 cm de anchura en base. De forma trapezoidal, disminuyendo en la unión con el disco. Grosor: 10 cm. La decoración: Cara A: Observable en la actualidad. Bajorrelieve, se observan marcas de compás. Cruz patada de brazos iguales que arrancan de un círculo central de 5 cm. y con una longitud cada uno de 14 cm, ensanchándose desde el arranque hacia el exterior, desde los 2, a los 14 cm. Una moldura en bajo relieve rodea el exterior del círculo. Cara B.: en la actualidad empotrada en la pared, y no visible. Únicamente queda testimonio de esta cara a través de la fotografía efectuada a pie de obra, cuando la pieza fue descubierta, en la misma podemos observar que se repite el mismo motivo de la cara A: Cruz patada que arranca de un círculo central y cuyos brazos se ensanchan notablemente desde el arranque hacia el exterior, donde aparece asimismo una moldura que rodea todo el disco. Se observa asimismo que la parte superior del disco apareció rota. Pie: Se encuentra más trabajado en el primer tercio superior o de unión con el disco, y únicamente desbastado en su tramo inferior. El conjunto de la pieza aparece desbastado en uno de sus extremos de forma longitudinal, habiéndosele conferido una forma rectilínea, probablemente con el objeto de ser reaprovechada, haciendo o desaparecer la parte de la decoración del disco. Referencias: Martín Gutierrez (2000: 105106), Madoz (1845-1850: 88); Vega de la Torre y Cerezo Sanchez (1999: 479-486). 6. Sarcófago Antropomorfo de El Viar. El Viar. Villaparte. Rasines. Actualmente se encuentra junto a la entrada de la casa de los Hnos. Ezquerra Otegui. Se tiene conocimiento de su ubicación en el mismo sitio desde tiempo inmemorial y con toda probabilidad procede del inmediato cementerio medieval de San Roque, del cual dista unos 100 metros. Se trata de un sepulcro antropomorfo, labrado en piedra caliza gris procedente de la zona. Se conserva solamente 50 cm. de la cabecera. De forma trapezoidal se va ensanchado desde los 21cm de la base, hasta los 45cm de la parte superior, siendo el hueco interior de 30 cm y

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antropomorfo. Al exterior y a 23 de la base aparece decorado con una pequeña moldura que lo recorre longitudinalmente de 2 cm de anchura, los 17 centímetros hasta la parte superior a partir de esta moldura aparece suavemente redondeados (García Gómez 2003: 249) 7. Ermita de San Esteban. Rocillo. Rasines. U.T.M.: 465325/ 4796005 Z: 73. Se encuentra en un pequeño altozano en el Barrio de Rocillo, sobre el antiguo Camino Real, hoy N-629. Su cronología estimada la situaría en los siglos XIII – XIV. La ermita consta de una sola nave rectangular, cabecera semicircular y está fabricada de mampostería muy irregular, fundamentalmente de caliza negra, con sillería irregular de arenisca en los vanos y esquinales (Bohigas Roldán et al. 1986), Madoz (1845-1850:88), V.V.A.A.(2001: 569-570), Vega de la Torre, Cerezo Sanchez (1999: 479-486). 8. Iglesia de San Andrés. Rasines. Iglesia de cruz latina situada sobre un pequeño altozano próximo al Camino Real y a mano derecha de la carretera que conduce a Ojébar. Los primeros datos sobre su existencia se remontan a la segunda mitad del siglo XV, siendo la fábrica actual de los siglos XVI y XVII. Como consecuencia de proceder a reedificar la torre, situada al Oeste y del último tramo de la nave, situado al Norte, se llevaron a cabo trabajos de excavación arqueológica, entre cuyo material aparecieron diversos fragmentos de cerámica sigillata hispánica tardía (siglo IV), así como muros de cimentación de piedra irregular de tamaño medio. Así como diversa cerámica vidriada correspondiente a la Edad Moderna, diversos cuencos y platos, así como otro material destinado al uso litúrgico y que por estar deteriorado había sido introducido en un silo próximo a la pila del bautismo. También apareció un maravedí de la época de Felipe III. Recientemente y según comunicación personal de J. Marcos y L. Mantecón en el seguimiento de las obras de restauración de esta iglesia, ha aparecido una moneda correspondiente al reinado de Fernando IV, finales del siglo XII, comienzos del XII, así como diversos fragmentos de cerámica de color negruzco, decorado en la base del cuello mediante incisiones de líneas rectas y entrecruzadas de cronología tardoantigua. La datación de una muestra cerámica procedente del mismo nivel que este vaso decorado ha proporcionado un resultado de 1472 ± 109 B.P., es decir, en los finales del siglo V d.C. dado

Estudio diacrónico inédito que nos ha sido amablemente comunicada por los autores. Esta iglesia ha sido objeto de varios trabajos: García-Gelabert (1999: 149-155); GarcíaGelabert y Lopez Monteagudo (2000: 167-169); García-Gelabert, M.P. (1991); V.V.A.A. (2002); V.V.A.A.(2001: 542-559) 9. Torre de El Jaral/ El Castillo. La Riva. Rasines. UTM 465.450/4.795.175 Z: 91 mts. Fortificación situada sobre un pequeño montículo cercano a la Iglesia de San Andrés e inmediato a la carretera que conduce de Burgos a Laredo, antiguo Camino Real, a su paso por el Barrio de la Riva. En la actualidad se observan los restos sur y este de una torre, compuesta de aparejo en muros a base de sillarejo de caliza, de medianas dimensiones, y trabado con argamasa base de cal y arcilla. Se puede observar asimismo la planta que mide 9,5 metros de N-S y 11 metros de E-O. Los más mayores del lugar hablan de la existencia de una escalera descendente. El torreón se alza sobre un montículo sobre elevado en forma de tronco de pirámide, habiéndose rebajado la base del mismo, de forma ataluzada, conservando unas dimensiones de 8,5 metros en lado oeste y 7,5 metros en el lado sur. Este talud ha sido rebajado, con el cual se ha creado un foso alrededor de la estructura central, que tiene 120 metros de perímetro, predominando la forma rectangular, en el borde exterior del mismo, se ha dispuesto una pequeña empalizada que le circunda. Un ligero rebaje hacia el lado oeste, pudiera ser el acceso al inmueble, desde el Camino Real. Este yacimiento se ha citado en: Lombera y Lavín (1893: 48), García-Gelabert (1999: 149-155), García-Gelabert y López Monteagudo (2000: 167-69), V.V.A.A. (2001:567), García Gómez (2003: 251). 10. Abrigo de Regato Calero. Ojébar. Rasines. En las proximidades de la gran cavidad del Regato Calero II, en un pequeño resalte, se encuentra un abrigo, formado a favor de los estratos de las rocas calizas que afloran en superficie. La pared natural conformada por el abrigo ha sido prolongada mediante la construcción de muros de cierre rectangulares, a los lados sur y oeste, construidos con losas de arenisca de la zona, unidas mediante argamasa y con un grosor comprendido entre los 0,65-0,90 m, alcanzando una altura de 2,20 m. El conjunto se cubre

mediante maderos transversales que van desde la visera del abrigo hasta el muro sur, sobre el que se disponen lajas de piedra arenisca, rematándose en la actualidad mediante chapa impregnada de brea. Aparecen sendos vanos abocinados en los muros sur y oeste. En la actualidad el lugar viene siendo utilizado como aprisco de ganado. En el interior, en la concreción calcárea que cubre la pared del abrigo, a 1,5 m. sobre el suelo actual, aparecen grabadas un total de ocho cruces latinas con peanas, en seis casos totalmente rematadas y en otros dos sin acabar. Están trabajadas mediante incisión, de forma relativamente tosca. Fue localizado durante los trabajos de prospección del proyecto de la Arqueología del Medio Asón, por P. García Gómez (García Gómez (2003: 252253). Yacimientos en cueva Como ocurría ya en el Alto Asón se pueden diferenciar dos tipos de yacimientos en las cuevas, tanto por su situación respecto de la boca como de sus componentes básicos. Por una parte aparecen usos de tipo ritual, situados en puntos interiores de las cavidades, generalmente lejos de las bocas, y formados por depósitos de carbón, en ocasiones asociados a restos cerámicos y a paneles de marcas negras. Por otra parte en una amplia serie de cuevas aparecen restos cerámicos y mas raramente metálicos en las zonas de vestíbulo, y generalmente carecen de contextos complejos. Este tipo de yacimientos se consideran formados por una motivación de tipo económico, relacionados con la explotación económica del entorno, o bien como resultado del escondrijo de bienes de equipo, como lugares de almacén, etc. a) La utilización ritual de las cuevas En todos los sectores diferenciados en el medio Asón aparecen estaciones en cueva con utilizaciones de tipo no- económico, sólo explicables en el campo ritual, aunque con un grado de representación muy variable. Por otra parte la conservación también es muy diferente. Así, Matienzo es el sector de mayor densidad, con cinco cavidades (Cubija, Cueva Roja, Coburruyo, Cuatríbú, Concebo), seguido del Calera con cuatro estaciones (Pajucas, Mirón, Covalanas y Caballones), del Carranza con tres – dos de las cuevas del Arco, la cueva del Cerrillo y también se ha atribuido a este momento los depósitos de carbones del yacimiento del Bortal. Por último, en Rasines sólo se ha estudiado un conjunto con

181

Estudio diacrónico marcas negras, en la cueva de La Cueva de Santa Cruz. Comenzando por Matienzo, en el abrigo de Cubija, que forma una cueva amplia en su fondo, en un área interior se ha estudiado una concentración de huesos de bóvido en un lateral así como un pequeño pozo relleno de carbón. En las paredes aparece una pequeña concentración de marcas negras. Cueva Roja presenta otro santuario complejo. En sus paredes se conserva un importante conjunto de marcas negras y en varios puntos de la cavidad aparecen concentraciones de carbón, en algunos casos junto a restos de fauna doméstica. Se dispone de una datación por AMS de sus pinturas en el siglo XII d.C. Cuburruyo es un conjunto similar, muy cercano al anterior, pero mucho peor conservado, datado también por A.M.S. en el siglo XI a XII d.C. (Smith y Ruiz Cobo, 1999). Cuatribú es uno de los conjuntos más clásicos con mejores asociaciones: marcas negras, amplias cubetas rellenas de carbón y una jarra medieval completa, situado todo ello en la zona media de su desarrollo, a más de 100 m de la boca. Esta pieza se ha atribuido al siglo XIII (Bohígas Roldán, 1984), aunque es más probable que sea del siglo XII, procediendo del Alfoz de Santillana. En Concebo se presenta también un santuario completo, con marcas negras, pozos con carbón, en una posición de fondo de la cueva a unos 90 m de boca, en dos laminadores. Cofresnedo ofrece también un denso y complejo conjunto de marcas negras asociadas a cubetas

rellenas de carbón, aunque de varias cronologías difíciles de precisar. La datación directa de una de las pinturas rompe la homogeneidad cronológica medieval de estas manifestaciones, con una data en el siglo IV d.C. Todas las cuevas de Matienzo con AEA y santuarios asociados ofrecen un tipo de cavidad complejo y un rasgo común es su posición interior y la presencia de acumulaciones de carbón en el entorno de las marcas negras. En general el resto de las estaciones con este tipo de manifestaciones siguen la misma pauta. Salvo la datación de Cofresnedo, tanto los diseños cerámicos como las dataciones de Cueva Roja, Coburruyo, Arco y Mirón indican una cronología en torno al siglo XI- XIII. Ya en la cuenca del Calera se han estudiado marcas negras en la cueva de Caballones, donde además aparecen fragmentos de cerámica medieval. También Covalanas presenta varios paneles con este tipo de manifestaciones pero no se conoce la posible aparición de material arqueológico histórico. En Mirón también aparece una densa y amplia capa de carbón, datado también en la E.M. En el Carranza aparecen conjuntos con marcas negras y sin asociaciones claras, quizás con problemas de conservación, aparecen en Pajucas, Arco D, y Arco B. En cuanto a Cueva Chica es un conjunto de marcas negras pequeño, mal conservado y dudoso sin un contexto de asociación claro. El depósito de la cueva del Cerrillo, en el sector interior de Carranza, es complejo. En un área interior de la cueva aparecen concentraciones de carbón junto a fauna doméstica y un depósito de unas cuentas de arcilla cocida. Rasines: Muy cerca, en el sector central de la sala, en un techo a unos 2 metros de altura, aparecen varios paneles de "marcas negras" de tipo esquemático abstracto. También puede verse alguna pintura de este tipo en la gran colada. La cueva está muy alterada por su uso como redil y en algunos puntos se conservan restos de fauna doméstica y carbón, que podría relacionarse con el yacimiento de la Edad del Bronce.

Fig. 2.144. Vaso medieval de Cuatribú, a partir de Bohigas (1986).

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En el área de Ramales destaca el conjunto de Covalanas, cueva que contiene gran cantidad de marcas negras datadas entre los siglos XII y siglo XIV. La mayor concentración se encuentra al final de la cueva, en salientes rocosos, que parecen tener caracteres de recorrido (García Díez, Eguizabal Torre, 2003).

Estudio diacrónico

En la cueva del Arco A las marcas negras se han datado en los siglos XII a XIV (González, San Miguel 2001). En la cueva del Mirón se ha estudiado un nivel formado exclusivamente por carbones situado al fondo de la cueva, del que se obtuvo una datación del siglo XI (González Morales, Straus 2000). Por último en la cueva de Ambascovas, aparecieron 120 monedas fechadas entre 1230 y 1350 (Penagos, Diego 1975). b) Utilizaciones económicas Las utilizaciones económicas, de tipo marginal, como lugares de almacenamiento, apriscos o de escondrijo son frecuentes en todos los sectores estudiados. En los bordes de la depresión de Matienzo, generalmente cerca del fondo del valle aparecen en Cuevuca, y en Cubío Redondo. En Ramales en Costales y en La Raposa. En el Calera en La Luz, en Lanestosa, en una pequeña cueva cerca de las fincas de la vega, en Urdillos. En el Carranza en Arco E, Pondra y Cantal, y en los bordes de la cubeta de Rasines en la cueva de Revuelta y en Valle.

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Estudio diacrónico Notas 1

Una pista sobre una eventual utilización del puerto de Limpias para embarque de minerales podemos hallarla en un artículo del periódico local La Luz Cántabra del 14 de mayo de 1911 donde se hace mención a la utilización de este puerto para el embarque de minerales en esa época: “De Limpias han salido para las fábricas de fundición de metales de Inglaterra, Bélgica y Alemania, conducidos en buques veleros, muchos miles de toneladas de calamina y blenda de las ricas minas de La Nestosa y las de Rasines que hoy vuelven a ser explotadas después de años en paro”. 2

En concreto: - Mina Constancia. En Helguera, de mineral de zinc y otros metales mide doce pertenencias igual a ciento veinte mil metros cuadrados. Linda por el sur con la Mina denominada de los Mártires, por el norte con Mies común de Rasines. - Mina Constante. Ladera de cueva de Valle, de mineral de calamina, mide doce pertenencias igual a ciento veinte mil metros cuadrados - San Fermín. Sita en el terreno municipal de Rasines y Ramales, sita en terreno común de Rasines y Gibaja de mineral de calamina, ocupa doscientos mil metros cuadrados. - Inmejorable. Sita en terreno común de Rasines, de mineral de zinc, de ocho pertenencias que componen ocho mil metros cuadrados. - Deseada. Sita en terreno común de Rasines, término municipal del mismo Rasines, de mineral de seis pertenencias que componen sesenta mil metros cuadrados de extensión.

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3 En 1447 Juan II confirmó por veinte años a Diego de Olea los derechos que su padre Juan Gutiérrez de Olea había gozado, entre otros en la sierra de Lobera y Carranza, privilegios renovados y ampliados por Enrique IV. Estos derechos son cedidos en 1486 al monasterio de San Benito de Valladolid, todo el derecho que le correspondía en los veneros de alcohol y minas de plomo de la Sierra de Lobera, valle de Carranza. El citado monasterio los detentará hasta 1493, en que los vende a los Reyes Católicos a cambio de 20.000 maravedíes de juro (Mañaricua 1953: 227228).

Parte III: Resultados La evolución de la cultura y el poblamiento en el Medio Asón

Restos humanos de la cueva de San Roque (Rasines).

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Resultados: Poblamiento y cultura en el Medio Asón

. Fig. 3.3. Croquis del depósito exterior de Cofresnedo, espacio utilizado en un momento Paleolítico Antiguo La pieza más característica de estas series es el hendedor de tipo 0, gran pieza sobre lasca, realizada generalmente en areniscas compactas, muy abundantes en los depósitos fluviales de la zona. Este diseño parece orientado a cortar y romper huesos, lo que podría relacionarse con el destazado rápido de las piezas. En ocasiones presenta los bordes regularizados por retoques. También aparecen raederas, escotaduras, denticulados, algunos chopper y varios bifaces. Los restos de talla incluyen núcleos y abundantes desechos de talla, lo que indica que en estos puntos se preparó el utillaje que iba a ser utilizado en el momento. Las materias primas más frecuentes son las que ofrecía el entorno fluvial inmediato: areniscas compactas y margas silíceas.

Durante los primeros, la topografía protegida de la red de valles que forman la cuenca media del Asón permiten imaginar un paisaje formado por un mosaico de masas boscosas caducifolias, dominadas por robles, abedules y carpes en las laderas y cimas, combinadas con densos bosques húmedos en las vegas. En los estadios fríos el bosque caducifolio retrocedería avanzando las formaciones esteparias, con asociaciones de compuestas, gramíneas y ericáceas (Sánchez Goñi y d’Errico 2005).

Estas concentraciones de material, muchas de las cuales se formaron en su momento en las vegas de los ríos, se interpretan como campamentos de escasa duración, algunos quizás sólo sitios de destazado, relacionados con el aprovechamiento de las carcasas de herbívoros o con el procesado de las piezas cazadas, y producidos dentro de un esquema de alta movilidad, en un territorio amplio. En algunas estaciones se comprueba que en el lugar se abandonaron una misma asociación de ítems, de forma repetida, en ocasiones sucesivas.

Fig. 3.4. Macrolasca realizada con técnica Levallois de la terraza + 6 m de Udalla.

Generalmente se admite una “cronología corta” para la mayor parte de estos yacimientos, según la cual se habrían formado, (o sólo se habrían conservado) los del final del Riss – desde unos 130.000 años, en la primera fase del estadio isotópico 5-. El clima de este momento no debía de ser muy diferente del actual, pero a lo largo del periodo se sucederían con rapidez, y con brusquedad, fases templadas y estadios fríos.

La fauna que podrían utilizar los grupos humanos incluía muchas de las especies habituales en fases posteriores, como la cabra, el rebeco, el corzo, el ciervo, el caballo, el bisonte y el uro. Un rasgo más peculiar de este momento sería la pervivencia de Elephas antiquus, un elefante que pudo desaparecer en la cornisa con la llegada de los primeros fríos del Würm. También en este

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Resultados: Poblamiento y cultura en el Medio Asón topográfica parece relacionar la facies con la utilización de biotopos de altura lo que podría sugerir su utilización como refugios durante campañas de caza de cabra montés. Así, en estaciones de desfiladero, como Cueva Chiquita o Abandejos aparecen restos de cabra montés y de ciervo. En cambio, la escasa información faunística de las cuevas de las zonas más bajas, como Cofresnedo, indica la caza de ciervo, caballo y gran bóvido. Las materias primas utilizadas son el sílex, la marga silícea, la cuarcita, y en menor medida la ofita y las areniscas compactas. Aparecen materiales recogidos en el entorno inmediato a los yacimientos, como la marga silícea y la arenisca compacta, pero ya son importantes los valores de otros materiales obtenidos en las zonas bajas de la cuenca, como la cuarcita, o incluso fuera del valle, o en la costa, como los sílex, en gran parte de variedades alóctonas.

conforman los desfiladeros y ciervos y otros ungulados en las áreas de ladera y en los collados, cubiertos por masas de bosque y matorral. Utilizaron como refugio temporal las mejores cavidades de la zona y probablemente sus estancias fueron relativamente prolongadas dada la utilización de materias primas locales como base para la elaboración de sus útiles líticos. En la secuencia estudiada no hay elementos de continuidad con las fases siguientes y parece evidenciarse una ruptura tanto en el aspecto técnico como en el cultural entre el horizonte musteriense y las primeras ocupaciones auriñacienses. Esto no puede extrapolarse a la elección de los lugares de hábitat en la medida en que las cavidades musterienses fueron sucesivamente reutilizadas durante el Paleolítico Superior. Los cazadores del Paleolítico Superior

Las series industriales estudiadas, aunque de tamaño medio y pequeño, reproducen fielmente las tendencias en los diseños y las frecuencias de tipos técnicos conocidas en el resto de región, con buenas raederas, valores destacados de denticulados y escotaduras, cuchillos de dorso natural y otras piezas sobre lasca de formato grande, etc. Un rasgo de interés es la presencia, sólo en algunas series, de hendedores sobre lasca, generalmente de arenisca compacta o cuarcita, según un diseño heredado del Paleolítico Inferior, pero con retoques de conformación en ambos laterales lo que produce piezas de diseños muy regulares. En general el registro es pobre y las secuencias no son fiables por estar removidas y redepositadas en la mayor parte de los yacimientos por lo que los datos ambientales son muy escasos.

En los primeros estadios del paleolítico superior, la cuenca media del Asón debió ser ocupada de forma sistemática por grupos de cazadores. Las evidencias del Paleolítico Superior inicial se han conservado en todos los sectores, especialmente en el desfiladero de acceso al valle de Carranza, en la cueva de Polvorín, Venta La Perra y Arco B. En Matienzo aparece en Cofresnedo, en el bajo Calera en Mirón y en la cubeta de Rasines en El Mazo.

Los estudios paleoecológicos permiten establecer que, si desde el 130.000 a casi el 70.000 b.p. el clima fue templado, con intensas y rápidas pulsaciones frías, a partir de este momento, y casi hasta el Holoceno la situación cambia y los períodos fríos resultan la norma con interestadios más templados. Esta alternancia entre paisajes más o menos esteparios, con brezos, gramíneas y compuestas y paisajes de tipo parque, con bosques multiespecíficos no parece afectar a la subsistencia humana que adapta sus estrategias de caza y sus niveles técnicos a las distintas asociaciones faunísticas disponibles.

El estudio de la fauna – a partir de los datos de Polvorín, Cofresnedo y El Mazo básicamenteindica que practicaban una modalidad de caza poco especializada, pues, aunque una especie sea mayoritaria, las demás están bien representadas, y los espectros faunísticos reflejan la disponibilidad del paisaje del entorno de la estación. Así, en los yacimientos situados en el desfiladero de La Cadena, parece que la cabra fue dominante. En cambio en los situados junto a zonas de vega, como Cofresnedo, aparecen valores importantes de especies de espacios abiertos, como gran bóvido o caballo, aunque también se cazaron especies de matorral / bosque y de roquedo.

A pesar de las carencias de la información, las evidencias estudiadas revelan que los valles que componen el medio Asón fueron frecuentados habitualmente por bandas neandertales que cazaron cabras y rebecos en los cortados que

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Estos grupos seleccionaron grandes cuevas para establecerse, con amplios abrigos exteriores, bien orientados. Las cuevas se encuentran en posiciones más o menos cercanas a los fondos de valle, asociadas a lugares de paso de las manadas – Mirón o grupo de La Cadena- o a amplias vegas, caso de Cofresnedo, el Mazo.

La tecnología resulta innovadora y sigue las pautas clásicas de este momento. Entre las piezas retocadas son característicos los raspadores frontales sobre lámina, bien representados en

Resultados: Poblamiento y cultura en el Medio Asón Polvorín, las láminas auriñacienses, los dorsos, los buriles diedros, así como elementos de sustrato, como las raederas. La industria ósea presenta como piezas más típicas las azagayas de base hendida, algunos punzones de sección circular, etc.

Fig. 3.7. Boca de la cueva de La Luz Un rasgo interesante de las muestras del medio Asón es la significativa utilización de la marga silícea, un material abundante en los cantos de los tramos altos y medios del Gándara, Calera y Asón, lo que indica una cierta inmediatez en la

captación de los recursos líticos. Ahora bien, en Cofresnedo, en una posición mas alejada del eje del río, también se utilizó este material, pero de forma secundaria. De todos modos, en casi todas las series, el sílex es la principal materia prima, y como resulta una norma para el Paleolítico Regional, se utilizaron preferiblemente variedades procedentes de canteras situadas fuera de la cuenca del Asón. También se utilizó, con valores significativos, la cuarcita, obtenida a partir de cantos recogidos en los tramos bajos del río. El Solutrense sólo se ha documentado en cuatro estaciones, pero este teórico descenso en el número de yacimientos respecto al Auriñaciense debe de tabularse en relación a la duración del período, sensiblemente menor de aquel, por lo que la posible densidad se mantiene homogénea. La información disponible hoy día sobre este momento cultural es menor, pero tanto la distribución de los yacimientos, como los rasgos de fauna y los patrones de selección de materias primas parecen mantener a grandes rasgos los mismos componentes de la adaptación cultural auriñaciense.

Fig. 3.8. Industria lítica de Valle, recuperada en las excavaciones de comienzos de siglo (a partir de VVAA 1965). 191

Resultados: Poblamiento y cultura en el Medio Asón

Por otra parte, la ocupación solutrense del Mirón, formada por media docena de finas capas, hace suponer a sus investigadores que el vestíbulo de esta cavidad fue elegido para establecer campamentos de corta duración, pero repetidos con cierta frecuencia, durante los desplazamientos de estos grupos entre la marina de Cantabria y los valles medios de Vizcaya (Straus et al. 2002). Resulta también interesante la aparición de vértebras de salmónidos en estos niveles, un recurso que resulta más frecuente en momentos avanzados del Magdaleniense y sobre todo en el primer Aziliense. A grandes rasgos la densidad de ocupación humana del medio Asón durante el Magdaleniense parece mantenerse respecto del momento anterior, pues se pueden atribuir a este periodo, con cierta seguridad, cinco estaciones de hábitat. Es posible incluso que la población se incrementase, en la medida en que quizás buena parte de los yacimientos del paleolítico superior, de asignación indeterminada, correspondan a este momento. Aunque las ocupaciones magdalenienses se reparten por buena parte del territorio, la mejor representación se encuentra en el bajo Calera, con tres yacimientos – Mirón, Mantequilleros y Cullalvera- frente a una única estación en la cubeta de Rasines y otra en la depresión de Matienzo. Posiblemente las cuevas del bajo Carranza también fueron ocupadas, pero no se han estudiado materiales significativos de este periodo. Los yacimientos con niveles de ocupación más densos son el Mirón para el Magdaleniense inferior y Valle para el Superior. La cueva del Mirón debió de funcionar en el Magdaleniense Temprano como un lugar central de ocupación, a juzgar por la importante densidad de uso que se atestigua. Desde este asentamiento se llevaron a cabo campañas de caza de cabra montés en los potentes relieves calizos del entorno, y también el ciervo está bien representado. Como en otros yacimientos tardiglaciares, las materias primas son de calidad y el sílex es la más utilizada. Una variedad de grano fino, muy trabajada tanto en Mirón como en Valle, debe de proceder del área litoral del centro de Vizcaya, según los análisis del grupo que trabaja el primer yacimiento. Esto indicaría la existencia de una movilidad importante dentro de un amplio territorio. De

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todos modos continúa la utilización de las margas silíceas y de la cuarcita, materias primas locales, para fabricar piezas macrolíticas. La presencia en Mirón de manifestaciones artísticas, la diversidad de su utillaje y la propia intensidad de ocupación de esta cavidad sugieren

100 80

Magdaleniense Aziliense

60 40 20 0 C er vu s C el a C ap pra aph re py us ol re u R up s c naic ap ic a ap r ra eolu ru s pi ca pr Bo a L a s sp g . U ng om o ul ad rfa os n. s.

Como dato puntual significativo cabe destacar la aparición de Cyprina islandica, un molusco de aguas frías, en la serie de la Luz, lo que podría indicar que esta cueva fue ocupada o visitada en un momento Dryas antiguo.

Fig. 3.9. Comparación de frecuencias entre la muestra de fauna de los niveles aziliense y magdaleniense de Valle que debió de desempeñar un papel relevante en la red de ocupación del valle. El Magdaleniense avanzado está bien representado en la zona, donde se ocuparon al menos Valle, Mirón y Mantequilleros. Sabemos que en el tramo medio del valle se practicó una caza selectiva del ciervo, siendo la captura de otras piezas casi esporádica. La escasa información disponible sugiere que la caza en Valle se llevó a cabo sobre todo en un momento final del invierno y que se pescaron salmones y truchas. Se mantiene el uso de sílex de calidad, de procedencia exterior al valle, quizás obtenido en las canteras del occidente de Vizcaya. Tanto la tecnología lítica como la ósea resulta muy avanzada, con diseños formales muy elaborados. Se incrementa el uso de piezas microlíticas, quizás como una respuesta a fases de carestía de materiales de calidad.

Resultados: Poblamiento y cultura en el Medio Asón Se acredita también en este yacimiento el consumo de algunos moluscos marinos lo que indica que la línea litoral se frecuentaba con regularidad. La presencia en el utillaje de caza y de pesca de patrones y diseños decorativos característicos, habituales en un territorio que llega desde el oriente de Cantabria hasta los valles del norte del Pirineo, indican que estos grupos utilizaron un territorio muy amplio, lo que supone la existencia de amplios movimientos migratorios, relacionados probablemente con la densidad y los patrones de conducta de los rebaños de ciervos. A este recurso fundamental en la economía de estos grupos se deben de añadir los rebaños de cabra y en menor medida de rebeco de los cantiles calizos del interior, así como los salmones de los cursos medios y altos de los ríos. Los últimos cazadores. El Final del Paleolítico. Las industrias que pueden adscribirse a un momento epipaleolítico en la cuenca del Asón presentan unos rasgos que permiten encuadrarlo dentro del grupo cultural Aziliense. Se aprecia una clara continuidad en los patrones de ocupación del espacio desde el Magdaleniense final, y así, en la mayor parte de las estaciones con yacimientos azilienses – salvo en Cubillones – se conocen ocupaciones tardiglaciares previas.

Fig. 3.10. Boca del abrigo de Los Cubillones, sobre Matienzo, utilizado como cazadero durante el Epipaleolítico y como cuadra en época histórica y actual. Durante este periodo la ocupación del medio Asón parece densa y bien estructurada. Se conocen estaciones en todos los sectores diferenciados: en la depresión de Matienzo, en la cubeta de Rasines, en el bajo Calera – en el borde de la cubeta de Ramales- y en el bajo Carranza, en el desfiladero de la Cadena.

Los espacios elegidos son amplios, ocupándose tanto abrigos -Cubillones o San Roque-, como cuevas de gran vestíbulo, caso de La Luz, Los Mantequilleros, Esquiente, El Callejón o Valle. Se trata de cavidades situadas en posiciones cercanas al fondo del valle, salvo la primera, y con óptimas condiciones de utilización, aunque la orientación resulta variable. En cuanto a las series industriales resultan muy características. Las piezas más emblemáticas son los raspadores unguiformes, microlíticos, sobre lasca retocada o en extremo de lámina, procedentes de Valle, San Roque, Los Mantequilleros, Esquiente y Cubillones, asociados a algún buril y a piezas laminares. En Valle la serie es mucho mayor, dada la importancia de las intervenciones arqueológicas, incluyendo además laminillas de dorso, puntas azilienses y un importante lote de microlitos geométricos – en concreto triángulos y segmentos de círculo. Un elemento destacado es la aparición de algunos cantos pintados, de iconografía compleja. La industria ósea es también típica con arpones planos de una y dos hileras de dientes y punzones. Sólo las estaciones de Valle y de Los Mantequilleros han proporcionado arpones planos. Las materias primas líticas utilizadas son de calidad, destacando la importancia del sílex gris de muy buena respuesta a la talla, obtenido en algún punto fuera del valle del Asón, y con valores reducidos del sílex de procedencia litoral. Aunque sólo se han publicado datos faunísticos de Valle, tanto esta serie como los restos estudiados en superficie en otros yacimientos permiten comprobar que se mantiene la tendencia en la especialización de la caza del ciervo documentada en el Magdaleniense. Esta especie supone en el nivel aziliense de Valle la gran masa de los restos, va seguida de especies de roquedo - la cabra montés y el rebeco- y algunas, muy pocas, de bosque. De todos modos, sí se aprecia respecto a los valores del magdaleniense de la misma cueva, un cierto y solo muy relativo descenso en los valores de ciervo – del 95 al 90 %-, y un suave incremento del corzo y de las especies de roquedo. Esta ampliación del espectro, con un fuerte incremento en las especies forestales, será la tónica de las series mesolíticas. Por otra parte, resulta destacable la importancia de los ejemplares jóvenes de ciervo y es posible que fuesen principalmente capturados en otoño, aunque las series son muy reducidas para asegurarlo. Esta especialización en el ciervo se aprecia también en los estudios de materiales superficiales de San Roque, Esquiente y Cubillones.

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Resultados: Poblamiento y cultura en el Medio Asón La representación de la malacofauna es limitada, pero resulta sistemática la presencia de conchas de Littorina littorea y de algunas lapas, lo que indica una utilización habitual de los biotopos litorales y la existencia de una “comunidad territorial” del medio y el bajo Asón. También se acredita, por primera vez, el consumo de caracoles de tierra, de la especie Cepaea nemoralis, la conocida como “caracola de jardín” que forman verdaderas caracoleras en la parte alta de las secuencias de Valle y de San Roque. Se trata de una especie termófila y su presencia revela que ya se ha consolidado el cambio climático holocénico. Se acredita así mismo que continúa la práctica de la pesca de salmón y trucha en el Asón y en sus afluentes, como prueba la sistemática aparición de restos de estas especies en las recientes excavaciones de esta cueva. Los niveles azilienses aparecen en ocasiones protegidos por potentes costras estalagmíticas, que en algunos casos aportan evidencias de ocupaciones mesolíticas, ya en un momento holoceno – Valle, San Roque o Esquiente-, lo que indica una continuidad en los patrones de utilización del espacio. Probablemente fue un momento avanzado del Aziliense cuando comienza una colonización sistemática del Alto Asón, que hasta ese momento se había utilizado de forma más puntual. Este proceso debe de relacionarse con el comienzo del Preboreal (en torno a 10.200 B.P.) que conllevó el retroceso de las condiciones periglaciares. Parece que la colonización de este nuevo territorio fue rápida y se produjo de forma casi inmediata al cambio climático y paisajístico y así se han estudiado series industriales en cavidades situadas en puntos interiores del macizo y en algunos casos asociados a profundos desfiladeros, como Escaleras, Cubera o el Mortero. En estos casos las series de fauna parecen dominadas por la cabra montés y las evidencias industriales permiten interpretar estos yacimientos como cazaderos especializados, quizás ocupados durante espacios de tiempo limitados. Así pues es en este momento, en torno al VIII milenio a.C., cuando parece producirse un claro incremento en la actividad humana en esta zona, proceso que se acelerará en el mesolítico, cuando aumenta claramente el número de estaciones, evidenciando una ocupación sistemática.

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Fig. 3.11. El tramo medio del Asón, entre Gibaja y Udalla, concentra los mejores pozos salmoneros del río. Pozo del Cuende. Los grupos recolectores Durante el mesolítico los yacimientos aparecen distribuidos en el medio Asón dentro de las zonas bajas con sustratos calizos. Las densidades observadas en los diferentes sectores del territorio son similares entre sí, y con respecto al Alto Asón y las estaciones se encuentran en su mayor parte en los rebordes de los valles como ocurría también en la cuenca alta, formando agrupaciones, pero en este caso menos densas que en las zonas de montaña. Escapan a este patrón algunos sitios de montaña que aparecen aisladas, en áreas de ladera, en ocasiones cerca de las cumbres. La mayor parte de los sitios de ocupación se encuentran dentro de ambientes ombrotérmicos de entre 12 y 14º de temperatura media actual. En el Mesolítico se seleccionaron como lugares de descanso y trabajo en el área del medio Asón cavidades abiertas en cantiles y laderas orientados al Sur y al Este, que en la mayor parte de los casos ofrecían buenas o muy buenas condiciones de habitabilidad. Más de la mitad de los yacimientos se encuentran en abrigos rocosos y el resto en los vestíbulos de cavidades de tamaño medio a pequeño, aunque también se utilizaron algunas de las grandes cuevas con uso en el Paleolítico.

Resultados: Poblamiento y cultura en el Medio Asón En este sector de la cuenca no se aprecia la mayor importancia de la cabra en las estaciones situadas en desfiladeros y esta especie aparece en los conjuntos junto con los otros ungulados de bosque y matorral. Se hacen significativamente más abundantes las conchas marinas en los registros, que aparecen en más de la mitad de los yacimientos - sobre todo en el área de Rasines, el sector del territorio más cercano a la línea de estuario. Así, se consumieron ostras, lapas, navajas y almejas, además de caracoles de tierra que siguen teniendo un peso importante en las masas de los yacimientos. Las evidencias de pesca fluvial, típicas del final del Paleolítico y del Epipaleolítico desaparecen en este momento, aunque quizás se trate de un rasgo derivado del escaso conocimiento del registro. En lo que respecta a las industrias mantiene los rasgos de austeridad y economía de diseño típicamente mesolíticos, pero aparecen algunos geométricos en las series excavadas, como Cubío o Pajucas, piezas que se mantienen en los concheros neolíticos. En los breves conjuntos mesolíticos se aprecia que las materias primas líticas más utilizadas son las obtenidas en el entorno del yacimiento, en menor medida las de la zona litoral, y con valores mucho menores las de procedencia exterior, lo que supone un cambio radical respecto a lo observado en las series epipaleolíticas. De todos modos, la presencia en las series de elementos de procedencia litoral, tanto materias primas como moluscos, indica que estos sectores medios y altos forman parte de territorios mayores que incluían probablemente la cuenca del bajo Asón. Dentro de este amplio área total, de unos 500 km2, se desarrollarían recorridos entre los distintos sectores, y si es posible que el Alto Asón fuese un destino natural a finales de primavera y durante el verano, el Medio Asón podría ser utilizado en cualquier época del año, dadas las mínimas distancias, que no superan el día de marcha, entre sus puntos más alejados y la línea de costa. Tanto la diversidad de recursos explotados evidenciada en las estaciones, como la situación de algunas estaciones mesolíticas del medio Asón en biotopos de montaña, indica que este momento se utilizaba gran parte de la diversidad ecológica ofertada por el medio: entornos de estuarios y de acantilados litorales, medios fluviales, bosques caducifolios desarrollados en las vegas y en las laderas, entornos de cumbre silícea, etc. Las frecuencias de especies cazadas indican que el biotopo más utilizado sería el bosque caducifolio, representado por el corzo y el jabalí, además de por mustélidos, seguidos del ciervo. Procedentes

de este entorno se ha documentado la importante recolección de bellotas y de avellanas. En el entorno calizo se cazaron las típicas especies de roquedo: la cabra y el rebeco, y se recogieron cantidades, en ocasiones importantes, de caracoles de tierra.

Fig. 3.12. Pequeño abrigo de San Juan (Ojébar) utilizado como refugio durante el primer Holoceno y situado junto a un hábitat de fase cerámica Con el registro estudiado no hay ninguna evidencia sobre la transición a los modelos económicos neolíticos. Resulta interesante que algunas de las estaciones situadas en el ambiente submontano - Torcollano, El Cuadro, La Rozadase encuentren muy cerca de las concentraciones tumulares y de las estaciones de superficie, consideradas neolíticas, que ocupan los cordales. Ahora bien, la localización de túmulos en áreas de valle, en Rasines, hace que también en estos casos la distancia entre los concheros y los túmulos sea muy reducida en estas ocasiones.

Fig. 3.13. Nivel con conchas de Cepaea nemoralis en el Abrigo de la Cubia de Seldesuto (Matienzo). La muestra estudiada no aporta ningún dato sobre los aspectos rituales de la cultura para el mesolítico. Cabe pensar, a partir de lo que ocurre en el ámbito regional, que se practica la 195

Resultados: Poblamiento y cultura en el Medio Asón inhumación en cuevas, generalmente en las mismas utilizadas como refugio. Así pues, es posible, que algunos de los yacimientos con restos humanos superpuestos a niveles de conchero, no correspondan necesariamente a cementerios de fase Calcolítica sino que puedan ser resultado de utilizaciones mixtas de este espacio en fases mesolíticas o neolíticas. La datación sistemática de los conjuntos permitiría resolver estas dudas. El Neolítico. Los primeros pastores Se conocen tres tipos de yacimientos para este momento: ocupaciones de hábitat de tipo poblado, muy mal documentados actualmente, niveles de hábitat en vestíbulos de cavidades, y estructuras funerarias tumulares. Se dispone de dataciones para los niveles neolíticos del vestíbulo de la cueva del Mirón, la más antigua de las cuales, en el 5.690 B.P. en años de radiocarbono, habla de un grupo humano bien asentado y que controla los nuevos sistemas productivos, tanto la ganadería como la agricultura, así como la fabricación de la cerámica, a finales de la primera mitad del VI milenio a.C. Es posible que se trate de poblaciones locales asimiladas o “culturizadas” ó bien de grupos neolíticos foráneos instalados en la cubeta de Ramales y que utilizaban la cueva como refugio y aprisco. Aunque la información sobre el proceso de neolitización de las comunidades mesolíticas es aún muy reducida, la escasa evidencia parece apuntar a un comportamiento heterogéneo, en el que es probable que haya diferencias cronológicas significativas en el momento de adopción del nuevo modelo, entre distintos territorios más o menos cercanos. La aparente superposición de las dataciones absolutas entre contextos mesolíticos tardíos y neolíticos iniciales apunta tanto a una pervivencia en los modos tradicionales, como, y sobre todo, a la rapidez del proceso de neolitización2. Se interpretan como poblados las estaciones de superficie cuando aportan elementos industriales de fase cerámica, pero no puede precisarse su cronología neolítica o calcolítica. La mayor parte de estos asentamientos aparecen en el mismo biotopo y en las inmediaciones de las necrópolis tumulares, en el piso montano, lo que indica una utilización económica de estos medios. Estos poblados, por la escasa entidad de los niveles conservados, podrían interpretarse como grupos de chozas de pastores. Su amplia extensión

196

longitudinal, y su característica pobreza en materiales sugieren que son resultado de la instalación repetida de cabañas en unas mismas zonas a lo largo de largos espacios de tiempo, en relación con el uso económico de los pastizales de altura. De este esquema escapa la estación de La Barca, situada sobre una morra encima del curso central del Asón, sobre Gibaja. Ha aportado manos de molino y molinos barquiformes, junto a un microlito geométrico, lo que puede permitir su asignación a este momento. Quizás se trate de un poblado neolítico en sentido estricto, lo que parece indicar que el hábitat de esta fase comienza a desplazarse desde los abrigos mesolíticos hacia el aire libre, como se ha acreditado ya en otras comarcas de la Región. Esto no supone el abandono de las cuevas con buenas condiciones de uso, que siguieron ofreciendo un espacio de refugio idóneo, tanto para los grupos humanos como para sus rebaños. Así pues parece seguirse la pauta establecida para la Cornisa de un progresivo avance del hábitat al aire libre, que comenzara con el uso de abrigos y campamentos en el mesolítico y que se mantenga a lo largo del neolítico, en que todavía parte del hábitat se realiza en las grandes cuevas.

Fig. 3.14. Raspador circular en sílex del poblado de Galupa (Vizcaya). M.E.A.V. La dispersión de los yacimientos neolíticos indica una utilización de todos los paisajes, tanto los litorales, como las vegas, las laderas y los pastizales montanos, que en aquel momento ya debían de estar deforestados. Los escasos datos económicos indican la práctica del pastoreo mixto junto a la importancia de la caza.

Resultados: Poblamiento y cultura en el Medio Asón En el aspecto ritual es posible que la primera parte del periodo mantenga las tradiciones heredadas del mesolítico. Así, en algunas cuevas de la llanura litoral de Cantabria, se han documentado inhumaciones en un momento neolítico tardío – Cueva del Portillo del Arenal, Calero II y Abrigo de Barcenillas (Morlote y Muñoz 2000). En la primera la fosa funeraria penetra una larga secuencia de niveles de conchero holocénicos, y aunque corresponde a un momento claramente posterior la datación apunta a una fase neolítica. El segundo yacimiento, la cueva del Portillo, es una cueva de facies depósito con restos humanos. En esta cueva, en una de sus primeras salas, Yacimiento

Nivel

Portillo del Arenal Mirón Mirón Hayas Mirón Mirón Mirón Pico Ramos Calero II Mirón Portillo del Arenal Portillo del Arenal Barcenilla Gurugú

el muerto, generalmente – cuando hay datos- en posición fetal. Las dataciones de estos yacimientos revelan que se trata de un momento premegalítico, que puede situarse en todos los casos en los finales del V milenio a.C., en años reales, aunque parece continuar y convivir con el primer megalitismo. Todo indica, como ya se ha puesto de manifiesto, que este ritual es el mismo que practicaron los grupos mesolíticos, evidenciado por ejemplo en Los Canes (Arias 2002). Así pues también en este aspecto el neolítico antiguo aparece como una continuación del mesolítico tardío. Este aspecto no ha sido acreditado en el registro del medio Asón.

+/-

BC cal 1 sigma

RRHH

C14 BP 5743

2 sigma

111

4711- 4488

4824 - 4350

nivel 10 nivel 10 Túmulo nivel 9 nivel 9.6 nivel 9 RRHH Cerámica nivel 8.1 Orza

5690 5570 5490 5280 5250 5170 4790 5482 4680 5193

50 50 120 40 150 170 110 422 60 405

4515 4374 4341 4059 4050 3974 3630 TL: 3532 B.C. 3503, 3437, 3385 TL: 3243 B.C.

4672 - 4387 4501 - 4332 4549 - 4049 4235 - 3986 4362 - 3708 4348 - 3640 3784 - 3354 3634 - 3350 -

RRHH

4443

104

3094

3483 - 2883

RRHH nivel 3

4911 5214

545 445

T.L.: 2961 B.C. T.L.: -

-

Facies Depósito/ Sepulcral Hábitat Hábitat Megalítico Hábitat Hábitat Hábitat Sepulcral Depósito Depósito Depósito / Sepulcral Depósito / Sepulcral Sepulcral Hábitat

Tabla 3.15. Fechaciones neolíticas de diversos contextos de facies depósito en yacimientos regionales RRHH: Restos humanos. TL: termoluminiscencia. BC cal: Calibración mediante programa Calib 4.4. (QIL), curva Intcal 98.14c. La cueva del Portillo, se trata de un yacimiento complejo, con varias inhumaciones, que podría considerarse de tipo sepulcral. conocida como Sala Sepulcral, se han estudiado un mínimo de 16 individuos de distintas cronologías, junto a cerámicas u otros materiales, como punzones de hueso. La utilización sepulcral de fase prehistórica se ha fechado, mediante varias dataciones de T.L. y radiocarbono, entre mediados del V milenio B.P. (4711- 4488) y comienzos del II milenio (1997 – 1876), lo que evidencia la antigüedad de esta facies depósito que se generalizará en la Edad del Bronce. En el tercio oriental de la cornisa, se está perfilando el ritual de inhumación practicado por los primeros grupos neolíticos (Ibáñez et al 1999). En varios yacimientos -Lumentxa, Marizulo, Fuente Hoz, Kobaederra y Padre Areso- se han identificado fosas, o inhumaciones simples, practicadas normalmente en niveles de hábitat inmediatamente anteriores, en que se depositaba

En cualquier caso, el rasgo cultural más llamativo del neolítico tardío en la Cornisa es la moda funeraria “megalítica” de la inhumación en estructuras tumulares, generalmente con una cámara cistoide en posición central. El sector medio de la cuenca del Asón presenta una densidad muy alta en este tipo de tumbas colectivas: se han estudiado un total de 58 yacimientos de esta facies, 54 de ellos estructuras tumulares. El biotopo donde resultan más frecuentes es el de los ambientes de cumbre de cordal, en la base del piso montano, ocupando los pastizales de diente. Las estructuras aparecen situadas, en el patrón más extendido en la zona, siguiendo la línea de cumbres, en ocasiones formando ciertos agrupamientos lineales, en posiciones de collado, cumbre o estribación.

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Resultados: Poblamiento y cultura en el Medio Asón Su métrica es bastante homogénea, con valores de diámetro entre los 6 y 7 m para las más pequeñas

la caza. Estos grupos situarían sus poblados en las colinas y morras orientadas al sur y al este, pero cerca de los valles. Con toda probabilidad estas mismas poblaciones utilizaron estacionalmente las brañas – desde finales de primavera a finales de verano- donde establecieron sus chozas y sus necrópolis. El desarrollo agrícola y las primeras culturas del metal

Fig. 3.16. Túmulo con cámara cistoide del grupo de Mezquita, en Rasines. y los 15 a 20 para los mayores. La mayor parte de las excavaciones de estas tumbas se han llevado a cabo en los túmulos vizcaínos, situados en las divisorias del Carranza, pero sus resultados resultan indiferenciables de las escasas y parcas excavaciones practicadas en los límites de Cantabria. En general el registro está muy deficientemente conservado y sólo se recuperan algunas breves industrias líticas, donde los elementos más significativos son grandes láminas, geométricos, y en los de cronología más avanzada, puntas de flecha de retoque bifacial. En ocasiones aparecen también material pulimento, manos de molino, molinos barquiformes y más raramente azuelas de piedra. Los elementos de adorno también son frecuentes, en tipologías diversas, generalmente sobre materiales pobres. Dado que estas estructuras se encuentran sobre cordales de sustrato silíceo los suelos de tipo podsol no suelen conservan ningún material óseo, ni restos humanos. El uso de estas estructuras como lugares de enterramiento acumulativo parece llegar a mediados del III milenio, con reutilizaciones esporádicas posteriores, con lo que esta moda parece convivir con el ritual también acumulativo de las cuevas sepulcrales. Mientras estas ocupan los rebordes de valle y de cubeta cárstica de las vegas, siendo muy raras en las laderas medias y altas, con la distribución de los megalitos ocurre lo contrario. Sólo en el Medio Asón y recientemente se ha puesto de manifiesto la existencia de túmulos situados en las vegas, en concreto en pequeñas colinas muy destacadas sobre los fondos de valle. En general puede plantearse la existencia de una densa ocupación humana en el medio Asón, dedicada al pastoreo de vacas, cabras y ovejas y a la agricultura, aunque manteniendo la práctica de 198

No se cuenta con ninguna excavación de poblados al aire libre de este momento, aunque la evidencia regional indica que esta es ya la forma normal de hábitat a partir de III milenio b.p. La intensa prospección realizada en la cubeta de Rasines ha permitido la localización de cuatro pequeños poblados, que con toda probabilidad corresponden a esta fase. En general presentan características homogéneas: se encuentran en rellanos de ladera, rebordes del fondo del valle o pequeñas colinas orientadas al sur y al este y en la mayor parte de los casos aparecen en las inmediaciones fuentes de agua dulce.

Fig. 3.17. Piezas microlíticas del yacimiento de hábitat de superficie de Santa Isabel (Rasines). M.R.P.A.C. Entre las breves industrias recuperadas, además de algunas piezas ligeras, lascas y láminas con retoques en sílex, destacan los molinos planos y las manos de molino. La importante representación de estas piezas, tanto en contextos de hábitat al aire libre como en los refugios en cueva tiene una lectura arqueológica clara: el peso de la agricultura para la economía de estos grupos debía ya de ser importante. En este sentido apunta también la ubicación de los poblados, cerca de los fértiles suelos de las cubetas y las vegas. Por otra parte, aunque parte de los molinos tienen un peso

Resultados: Poblamiento y cultura en el Medio Asón relativamente limitado, en torno a los 3 kg, los mayores llegan a los 9 kg, lo que no permitiría un transporte a largas distancias. Esto sugiere que pudieran tratarse de poblados más o menos estables, aunque quizás de ocupación temporal o discontinúa.

utilización, como espacio de hábitat en el vestíbulo y funeraria en las galerías interiores. El ritual parece limitado al depósito de los cuerpos, de forma acumulativa en el tiempo, en las galerías, directamente sobre el suelo, manteniendo la ropa y los elementos de adorno aparecen botones, colgantes y collares-, y colocando junto al muerto algún vaso cerámico que portaba determinadas ofrendas. La pieza cerámica más común son los grandes vasos ovoideos, de tipo orza, con decoraciones plásticas e impresas, pero también aparecen formas de tamaño medio y pequeño, de tipo cuenco parabólico, hemiesférico, troncocónico, vasos carenados, etc. Resulta destacable la escasa representación del metal, que solo se ha estudiado en un par de yacimientos, y aunque es probable que esto pueda explicarse en parte por deficiencias del muestreo, con seguridad el cobre y el bronce fueron, durante el Calcolítico y la primera Edad del Bronce, materiales poco menos que exóticos.

Fig. 3.18. Molino plano del yacimiento de Santa Isabel (Rasines). M.R.P.A.C. Aunque hay muchos sitios con buenas condiciones en las laderas bajas y bien orientadas, los mejores suelos y las zonas más llanas se encuentran en las cubetas y fondos de valle, en concreto en el medio Asón serían óptimas las cubetas de Rasines, la de Gibaja / Riancho, la de Ramales, el valle interior del Carranza y el de Lanestosa. En estos cinco sectores se han estudiado agrupaciones de cuevas sepulcrales. También aparecen varias en torno al borde de la depresión de Matienzo. Esta asociación entre grupos de cuevas sepulcrales y hábitat al aire libre permitiría intentar estimar donde se situó el hábitat a partir de la distribución de las primeras comunidades campesinas. El medio Asón es relativamente más rico en cuevas sepulcrales que el sector alto de la cuenca, con una densidad superior al doble. Dentro del territorio de estudio estos yacimientos aparecen repartidos por todos los sectores con valores similares y siempre se denota una tendencia clara a agruparse en núcleos de varias cuevas. Se encuentran sobre todo en posiciones de ladera baja, junto a los bordes de los valles, y se trata en gran parte de los casos de cuevas pequeñas formadas por una única galería, generalmente estrecha, aunque también se utilizaron gateras pequeñas dentro de cuevas de mayor tamaño. En algunos casos, como Cofresnedo, o La Cueva de San Juan de Ojébar, se evidencia una doble

Fig. 3.19. Boca de la pequeña cueva de Cuestalaviga, con poco más de un metro de alta. Además de este biotopo de vega aparecen evidencias de utilización económica de las laderas calizas. En este ambiente se sitúan un número importante de yacimientos en cueva con ocupaciones de hábitat, que se han denominado cuevas refugio. Tanto en el alto como el medio Asón se encuentran dispersas por el territorio, alejadas unas de otras, y alejadas de los fondos de los valles. Se trata siempre de cuevas bien orientadas, con vestíbulos amplios, que conservan en muchos casos estructuras pastoriles actuales. En sus niveles incorporan restos de fauna doméstica, carbón, cerámica prehistórica, y en ocasiones molinos planos realizados sobre canto, y cantos con evidencias de utilización. Se pueden pensar que estas grandes cuevas sirvieron como espacios de redil o refugio para el ganado y sus pastores. La densidad de este tipo de yacimientos, como ocurre con el resto de 199

Resultados: Poblamiento y cultura en el Medio Asón evidencias de fase cerámica es casi del doble en el medio que en el alto Asón, lo que parece sugerir una densidad de población menor para el interior del valle.

En el medio Asón se conocen una docena de cuevas con depósitos de este tipo, y aunque distribuidas por todos los sectores, presentan una importante concentración en el valle de Matienzo, lo que puede explicarse por el alto número de cuevas que se conocen en esta área gracias a la actividad espeleológica de la Expedición Británica. La mayor parte de los yacimientos de esta facies se encuentran en las laderas, y no se asocian especialmente al fondo del valle. Se trata de cuevas sin una orientación precisa, y sin condiciones de uso como lugar de hábitat, sin vestíbulos útiles. Presentan una serie de rasgos comunes: se trata de cavidades mayoritariamente de tamaños medio y pequeño, con fuertes

Fig. 3.20. Fondo de cerámica con decoración incisa de la cueva funeraria de Los Caballones (Guardamino). M.R.P.A.C. Durante el segundo milenio a.C., en un momento cultural impreciso que cubriría el Bronce Pleno y el Bronce Tardío, perdurando quizás en momentos más avanzados, parece desarrollarse en la Región una práctica que consiste en el depósito ritual de ofrendas en puntos interiores de las cuevas. De estos depósitos, integrados quizás por alimentos sólidos o líquidos, se han conservado sobre todo las vasijas cerámicas que se utilizaron como recipientes, aunque en ocasiones se aprecia una pasta carbonizada adherida a sus paredes.

Fig. 3.22. El gran vaso del Bortal, en Carranza, una cueva clásica de facies depósito (a partir de Apellaniz 1977, modificado). desniveles internos, normalmente húmedas y caracterizadas por presentar complejas formaciones calcáreas. Los depósitos se realizan en lugares interiores de la cueva, en puntos de topografía accidentada, en rellanos naturales formados en coladas oblicuas, en laminadores, etc.

Fig. 3.21. Pequeña boca de la Torca del Serruco, en Matienzo, con un yacimiento de facies depósito en sus galerías interiores. En el Asón sólo se ha realizado un estudio específico de esta facies, en el yacimiento de la Cueva de Las Grajas en Matienzo. En esta cavidad se ha documentado el depósito, a comienzos de la Edad del Bronce, de cinco vasos, de distinto tipo y tamaño, en varias repisas de la cueva, junto a parte de una ternera y de un cerdo. 200

En el Alto Asón aparece también esta modalidad de yacimiento, en un número similar, y con rasgos comunes, aunque en general se encuentran más alejadas del valle y son de tamaño algo mayor. Las cerámicas estudiadas en estos depósitos son de tipos diversos y aparecen vasos ovoideos de tamaño medio, con decoraciones plásticas, de tipo mamelón, cinta e impresión digital y vasos grandes de tipo orza, con barro plástico aplicado y también con decoraciones impresas. Cuando aparece fauna asociada se trata de restos de animales domésticos, aunque lo normal es que sólo se encuentran, junto a la cerámica, algunos restos de carbón. La distancia entre la boca y el

Resultados: Poblamiento y cultura en el Medio Asón lugar donde se realizan los depósitos no es demasiado importante, que muchas veces se sitúan poco después del área de penumbra, lo que resulta indicativo de la percepción que estas sociedades tuvieron del ámbito subterráneo. En principio no parece que haya relación alguna entre estos depósitos y el ritual de inhumación acumulativo en cueva, y parece responder a otra faceta de su mundo cultural. Del primer milenio a. C. a la Protohistoria La falta de información arqueológica de calidad sobre este periodo parece ser la tónica general para este sector, al igual que ocurría en el alto Asón. Sólo se conocen algunos yacimientos en cueva cuyo perfil indica que se trata bien de escondrijos de metalúrgicos, bien de depósitos rituales, en ocasiones asociados a incineraciones. En el alto Asón se han estudiado algunas cuevas con depósitos que podrían asignarse al Bronce Final, aunque las atribuciones, realizadas por criterios estilísticos de la cerámica, no son fiables. En el medio Asón los únicos yacimientos con materiales de este momento se encuentran en las cuevas de Matienzo; así, de la Cubía de la Vega procede un vaso de carena alta en hombrera, con un diseño que entraría en este momento. También una de las inhumaciones de Cofresnedo y otra en la Sima del Diente se han datado en este momento, en torno al año 1000 a.C., pero ninguna de ellas estaba acompañada de elementos de ajuar. También en Matienzo se concentran las cuevas con materiales de la Edad del Hierro, en este caso mucho más abundantes. En este sentido el registro de Matienzo se presenta como una continuidad del Alto Asón para la Edad del Hierro. En aquel sector se conocen diez cuevas con depósitos que incluyen vasos ollas cerámicas globulares con borde recto oblicuo, tipo Brazada, asociados a carbón y en algunos casos a material metálico significativo -chapas decoradas, tahalí, puñales – y/o cerámica celtibérica. En Matienzo se han documentado varios depósitos complejos de este tipo. En las galerías interiores de Cofresnedo se han estudiado más de media docena de concentraciones de vasos globulares y piezas-, en algunos casos asociados a ajuares metálicos de guerrero y a pequeños fragmentos de hueso quemado, lo que indica que se trata de incineraciones. En la cueva de Barandas, Codisera y El Molino también se asocian las típicas formas cerámicas con elementos metálicos de adorno, placas con decoraciones típicas de la segunda edad del Hierro, etc. En Codisera los materiales se asocian a una especie de estructura hecha con bloques de piedra, que contiene restos de fauna,

carbón y cerámica. De ahí procede también la fíbula en omega. Los contextos y los materiales de Matienzo son muy similares a los estudiados en las cuevas del Alto Asón, como Peña Sota, Coventosa o Cueva Fresca. Quizás esta homogeneidad indica que ambos espacios estarían ocupados por un mismo grupo tribal. En cualquier caso revelan que en algún momento de la 2ª Edad del Hierro la práctica de incineración, generalmente realizada en necrópolis al aire libre, utiliza las galerías interiores de las grandes cuevas como espacio de depósito de los vasos y los ajuares. Un tipo de yacimiento diferente es el estudiado en la Cueva de Reyes, en Matienzo, donde se ha estudiado un depósito o escondrijo de un metalúrgico, formado en gran parte por herramientas relacionadas con la agricultura – azuelas, hoces, podaderas, rejas de arado-. Depósitos similares, se conocen en el Alto Asón, en cuevas como El Aspio o Coventosa, en este último caso también con piezas de arado. La presencia de este tipo de útiles, unida a la situación de buena parte de las cuevas con evidencias dispersas en las proximidades de las vegas parece hablar de pueblos con un esquema económico mixto - agrícola y ganadero- que en momentos de escasez recurrirían a la guerra y a la rapiña sobre sus ricos vecinos del sur. Aunque no se conoce ningún hábitat de estos grupos, ni en el medio ni en el alto Asón, esta carencia debe de explicarse por una falta de prospección sistemática, puesto que se han localizado ya en la inmediata cuenca del Miera. En este sentido, algunos indicios apuntan a la existencia de poblados de tipo castreño en las estribaciones del cordal que separa el Carranza del Asón, o en las sierras que cierran Matienzo por el Sur, pero no es posible sin una excavación sistemática establecer su carácter y cronología. De la antigüedad a la Edad Media El registro arqueológico de época romana y tardoromana no permite una mínima aproximación al poblamiento y a la cultura de estos momentos. Atribuible a época romana sólo conocemos un asentamiento del siglo IV- V en el fondo de la cubeta de Rasines, y algunos hallazgos aislados, en concreto: un tesorillo del siglo II y III, dos aras votivas y una cita de cerámica terra sigillata en Venta La Perra y una evidencias de una posible explotación minera en la cueva de Los Judíos, en Carranza, que ha proporcionado una lucerna y un crisol (comunicación oral del equipo excavador).

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Resultados: Poblamiento y cultura en el Medio Asón El asentamiento de Rasines parece tratarse de villa bajo-imperial, que puede situarse en el siglo IV, y cabe destacar la importancia de las escorias en el relleno sedimentario que conformaba el nivel. La mayor parte de los hallazgos pueden relacionarse con explotaciones mineras, y esta podría ser su última razón de ser.

la práctica de una agricultura de subsistencia, que se combinaría con una explotación ganadera, base fundamental de la economía, que aprovecharía los pastizales de media altura. Economía en la que el bosque tiene una importancia fundamental como suministrador recursos.

Por otra parte, no hay una evidencia arqueológica clara de las necesarias calzadas, que sin duda existieron, y que quizás hoy día se encuentran bajo el asfalto de nuestras carreteras nacionales y regionales. La precariedad del registro continúa en el periodo tardo antiguo. El asentamiento de Rasines parece sobrevivir en este momento, pues se han recuperado las características cerámicas con decoraciones onduladas en el cuello. Otro vaso de este mismo tipo se ha estudiado en una sima que debió de utilizarse como vertedero, en el fondo del valle de Matienzo. El tipo de cueva sugiere la existencia de un hábitat en las inmediaciones. Otro vaso con un perfil de este momento se localizó en otra pequeña cueva situada a las afueras de Ramales, conocida como Cueva del Zorro. Estas escasas evidencias, tanto de época romana como tardo-antigua simplemente nos indican que el territorio estuvo poblado, y que se utilizaron los importantes recursos mineros – plomo, zinc y hierro- del territorio. Las primeras etapas de la Edad Media se caracterizan en el área de estudio por la falta de fuentes documentales y la escasez de restos arqueológicos. Tomando como base de partida estas dos circunstancias, podría pensarse que estamos ante un territorio poco o nada ocupado durante la Alta Edad Media, o más bien, por el contrario cabe pensar en un territorio, con una población más o menos estable que va a permanecer alejado de los centros impulsores de los primeros años, con escaso interés económico. Todo ello vendría motivado por las propias características físicas que le definen y las dificultades de explotación del mismo, más propicio en general para la ganadería que para el desarrollo de la agricultura. Esta área habría quedado asimismo alejada de las grandes vías de comunicación de época romana, y que serán las que actúen durante estos primeros siglos como agentes fijadores de las poblaciones. La escasa presencia de Roma, se había circunscrito a una explotación de los recursos mineros, por lo que una vez desaparecida su estructura administrativa, los habitantes se hubieron de organizar por su cuenta. De esta forma los pobladores de esta época se hubieron trasladado a las partes altas, más favorables para

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Fig. 3.23. Depósito de carbones y fusayolas de cerámica, en la cueva del Cerrillo (Carranza). Esta falta de interés por el territorio, se pone de manifiesto asimismo en la crónica de Alfonso III, en el que únicamente se reconoce Carranza. A ello habrá de tenerse en cuenta, la falta de necrópolis de repoblación, forma de enterramiento que por otro lado pervive a lo largo de toda la Edad Media. Si bien es verdad que en comparación con otras áreas inmediatas, como el Alto Asón y en mayor medida con otras áreas costeras o del sur de Cantabria, son escasas. Entendemos que la falta de las mismas debe interpretarse más que en una falta de aculturación, a su desaparición durante los siglos de la Edad Moderna, como consecuencia de la remodelación y ampliación de los templos, cuando no a una falta de prospección. A partir del siglo XI, el territorio parece tener cierto interés económico para los grandes centros productores del momento, los monasterios. Para estas épocas parece que ha tenido lugar un notable incremento de la población. Así frente a épocas anteriores en el que el territorio aparece difuso, y escasamente documentado, a partir de ahora vamos a asistir a la aparición de nuevas formas de reagrupamiento de la población en villas, barrios y alfoces, que a su vez se interrelacionan con los grandes centros de poder. De esta forma se establecen núcleos de poblamiento permanente, en los que las iglesias se constituyen en agentes fijadores del poblamiento. En torno a ellas se roturan nueva tierras, muchas veces mediante el aterrazamiento. Se intensificarán las labores agrícolas, logrando una mayor productividad.

Resultados: Poblamiento y cultura en el Medio Asón Todo este trasiego económico, va a dar lugar al nacimiento de todo tipo de negocios jurídicos, entre los que sobresalen las donaciones a favor de los dos monasterios que detentan la zona, primero el de Santa María Puerto en Santoña, y más tarde el de Oña, y en cuyos cartularios aparecen las donaciones a favor de los mismo tanto de particulares como del propio monarca y donde se hace ya mención a la existencia de tierras en manos de particulares. Asimismo y a partir de estos años, va a tener lugar un notable incremento de la cabaña ganadera, sobre todo en el norte de Burgos, que habría de buscar nuevos pastos, y en cuyo avance hacia la costa, ocupa entre otros este territorio, quedando incluido en las concesiones reales que se harán a favor de San Salvador de Oña. Al notable incremento de fuentes documentales a partir del siglo XI, habrá que añadirse asimismo, los escasos datos arqueológicos obtenidos, principalmente en cuevas, y cuyas dataciones coinciden cronológicamente con esta etapa en la que el territorio queda consolidado y definido. A partir del siglo XIII, se empiezan a fijar los límites físicos del territorio. Si para los siglos anteriores, la villa de forma individual o el alfoz abarcando un territorio más amplio, habían sido las fórmulas administrativas, a partir de estos siglos será el valle el que va a actuar como aglutinante. Se fijarán fronteras, generalmente aprovechando accidentes naturales. A todo esto habrá de sumarse los fueros otorgados por los monarcas a determinadas villas que por estos siglos comienzan su expansión, y la notable pujanza del señorío local.

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Resultados: Poblamiento y cultura en el Medio Asón

Notas 1

Sólo se conocen unos cantos tallados aparecidos en superficie en un camino vecinal en Riva de Ruesga, asociados a la terraza de +10 m, pero su morfología resulta poco diagnóstica por lo que no es posible establecer su carácter arqueológico. 2

Los 300 años que pueden barajarse (PérezChocarro et al 2005) podrían parecer un periodo corto, pero no lo es tanto en términos de generaciones humanas. Las sociedades humanas pueden cambiar sus sistemas de vida en mucho menos de quince generaciones.

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Parte IV: La información arqueológica Fichas de yacimientos

Túmulo de Los Caldereros, en las cumbres de la media montaña del Asón.

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La información arqueológica: Fichas de yacimientos

Parte IV. Fichas de yacimientos del Medio Asón E. Muñoz, P. García, A. Bermejo, P. Smith, J. Ruiz

El modelo de ficha En el trabajo dedicado al Alto Asón se comentan ya con cierto detalle las variables utilizadas en la descripción de las estaciones y los yacimientos. Así pues sólo se comentan aquí algunos elementos añadidos y variables derivadas no utilizadas con anterioridad. Parte de la información arqueológica no se incluye en las fichas sino que se refleja exclusivamente en las tablas del anexo. Este es el caso por ejemplo de la métricos de la boca de las cuevas, la altura relativa de la estación, la distancia al fondo de valle, etc., por lo su comentario se abordará en ese apartado. El primer punto de la ficha se dedica a la localización del yacimiento, e incluye el nombre del yacimiento, seguido de la denominación alternativa en caso de existir, o de la sigla de la cavidad. En este apartado se aporta primero la localidad o barrio más cercano a la estación, seguido de la localidad principal y del nombre del municipio. A continuación aparece la altura sobre el nivel del mar. No se han incluido las coordenadas UTM, obtenidas en el campo mediante GPS por una cuestión de seguridad. Un segundo apartado se dedica a la descripción de la cavidad y en el caso de las estaciones de superficie, se ofrece un breve comentario sobre el entorno del yacimiento, pendientes, vegetación, etc. El tercer punto se limita a ofrecer un listado de los “tipos de yacimientos” que aparecen en la estación, concretando su fase cronocultural y su asignación funcional. Se ha limitado mucho el número de horizontes con ánimo de simplificar. Estas fases se asignan a unos códigos en el apartado de tablas.

La descripción de los diferentes yacimientos documentados en la estación, comentando su ubicación en el espacio y su morfología, así como una relación de las industrias procedentes del lugar se lleva a cabo en el apartado 4. En algunos casos la información técnica se ofrecerá en un anexo independiente. El apartado quinto reúne la información sobre el descubrimiento científico del yacimiento, la realización de la topografía y la existencia de programas de excavación en el lugar. En el punto siguiente se indica la bibliografía del yacimiento y en el último apartado se consigna si existe material arqueológico depositado en algún museo. El catálogo comienza con las fichas de estaciones arqueológicas cuyo carácter ha sido contrastado por evidencias claras. Este grupo se ha ordenado por grandes sectores o zonas: 1) Matienzo, 2) Rasines, 3) Carranza y 4) Valle del Calera, que incluye la zona de Ramales. Para los yacimientos en cueva se ofrece, agrupados para cada uno de los sectores citados, las topografías, en su mayor parte inéditas. En cada una de ellas se registra la posición del yacimiento, mediante un asterisco, o de las manifestaciones apriétales, mediante un círculo. En un segundo apartado aparecen las fichas de hallazgos arqueológicos aislados, de los que no se conoce el contexto. Y por último se ha considerado importante, siguiendo el esquema manejado en el Alto Asón, añadir aquellas estaciones en cueva en las que sólo se han localizado indicios de yacimiento, pero que no permiten determinar con claridad su existencia.

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La información arqueológica: Fichas de yacimientos SECTOR 1. VALLE DE MATIENZO

3. Calcolítico – Bronce. Depósito.

1. Cueva 389 (Matienzo 389)

4. En la sala de la derecha, y cerca de la pared derecha, exactamente debajo de la angostura que comunica con la segunda boca, hay un rellano en la colada descendente, cerca de la cúspide, donde se observan grandes fragmentos de la panza y del borde de una vasija de buen tamaño. Suponen aproximadamente 1 /4 de la pieza. Por debajo, en otras tres pequeñas concentraciones, aparecen algunos fragmentos más de la misma vasija, con lo que aproximadamente se observa poco más de la mitad del total, aunque no se ha identificado ningún resto del fondo. Se trata de una pieza de diseño ovoideo, de borde recto, con labio sencillo convexo, que presenta, a unos 4 cm de la arista, dos mamelones, uno de ellos muy destacado y el otro en forma de botón de planta ovoide. La superficie es de color pardo oscuro, está algo calcificada, y presenta desgrasantes de cristales de calcita.

1. La Vega. Matienzo. Ruesga. Z: 345 m. Su boca se abre en la ladera del monte, hacia el sur del barrio de La Vega. 2. Se trata de una cavidad de dimensiones modestas, con un desarrollo total de 45 m. 3. Calcolítico descontextualizada.



Bronce.

Cerámica

4. En un punto cercano a su boca se encontró el fondo de una vasija a mano (Smith 1985). Se trata de la base y buena parte del arranque de la panza de un vaso a mano, de superficies alisadas, con un diámetro de fondo de 136 mm. Presenta como singularidad toda la base plana cubierta por ungulaciones distribuidas uniformemente por toda su superficie. El espesor de pared es de 7 mm y el de fondo de 9. La cocción oxidante da a la cara exterior color aladrillado, alma gris y cara interior marrón oscura. El alisado del interior dejó improntas claras en la superficie de la utilización de una espátula. La pasta incorpora desgrasantes finos de caliza y otros negruzcos no determinables. La zona inferior presenta una fina capa de concreción calcárea. 5. Investigación, descubrimiento y topografía: P. Smith. 6. Smith (1985) 8. M.R.A.P. 2. Torca del Serruco 1. Matienzo. Ruesga. Z: 499 En un punto medio alto de la ladera, bastante alejada del valle. No reúne condiciones de habitabilidad, pues la cueva comienza con una galería estrecha en fuerte rampa. 2. Cavidad con una boca de tamaño medio, parcialmente tapada por un gran bloque, que comunica con un vestíbulo descendente, hasta llegar a una sima de 50 m de profundidad. Por la parte derecha de la sima continúa una pequeña galería, muy concrecionada, que inmediatamente desemboca en una sala amplia, de suelo inclinado, unos 40º, cubierto por concreción pavimentaria, donde se encuentra el depósito. Por la parte derecha, la sala lleva a un pozo infranqueable que comunica al exterior mediante una galería ascendente que desemboca en una boca muy reducida. Desde la sala, antes mencionada, parten dos cortas galerías.

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5. El yacimiento fue descubierto y topografiado por miembros de la E.E.M. 3. Cueva de Comellante 1. La Vega. Ruesga. Z: 170 m. 2. Se trata de la surgencia del río de Matienzo. A la derecha de la salida del agua, comienza una amplia galería seca de unos 10 metros de alto, que conduce a una sala estrecha y alargada y que se pierde en otras galerías de menores dimensiones. 3.

Edad del Bronce. Depósito (¿) Edad del Hierro. Depósito. Romano – Tardo Romano. Indeterminado. 4. En el extremo del fondo del vestíbulo, en un área con luz natural, justo antes de acceder a la galería que da acceso a la cavidad, se encuentra, entre los bloques de caliza, un fragmento de molino circular romano. Corresponde a la base de la pieza y sus medidas son 193 x 153 x 99 mm, aunque sólo el espesor sería una medida original. El diámetro exterior de la pieza puede estimarse en unos 50 cm. Está realizado a partir del piqueteado de un bloque de areniscas compactas de grano fino. A poca distancia de la entrada de la primera galería, ya en zona oscura, aparece bajo un largo talud cubierto por concreción un borde de vaso cerámico. Fragmentos de panza del mismo vaso aparecen algo más arriba, en una grieta del mismo talud, y en su parte más alta, cerca de un gour en forma de rellano se encuentra un fragmento del fondo. Se trataría de un vaso de tipo globular de

La información arqueológica: Fichas de yacimientos borde recto saliente, asignable a una forma Brazada. El diámetro calculado para la boca es de 230 mm y su espesor medio de pared de 9 mm. Tanto las pastas, como los desgrasantes de calcita, o el tratamiento de superficie es el característico de estos vasos. Siguiendo unos metros la misma galería, en otro rellano se conserva un fragmento de borde de un vaso de perfil ovoide, con un diámetro de boca de 250 mm y con un realce cercano a la línea de arista. Presenta pastas bien cernidas, compactas, de color exterior beige e interior más oscuro, con superficies espatuladas. 5. Descubrimiento y topografía: P. Smith 6. Smith (1995) 4. Los Helechales (Matienzo 408) 1. Matienzo. Ruesga. Z: 465 m. 2. La cueva presenta dos bocas que se unen después de un corto recorrido, en lo alto de una sima. El desarrollo total de la cavidad es de unos 600m. 3. Calcolítico – Bronce. Depósito. 4. La vasija se halló en superficie, en la boca principal. Se trata de un vaso de fondo plano y paredes lisas de las que sólo faltan el cuello y el borde. La pieza carece de todo contexto de asociación. Se trata de un vaso realizado a mano, de fondo plano, y perfil en carena alta, pero de delineación suave. Su diámetro de fondo es de 114 mm, diámetro en carena 260 mm y altura en carena 173 mm. El espesor de pared es de 8 mm. La superficie exterior está espatulada y es de color rojo a pardo oscuro y presenta una capa de barbotina aplicada. El interior está alisado y es de color negro. Presenta abundantes desgrasantes de calcita de tamaño medio y finos de cuarzo. 5. Cavidad descubierta y topografiada por al Expedición Espeleológica a Matienzo. 7. M.R.A.P. 5. Cueva 1514 (Matienzo 1514). 1. La Vega. Matienzo. Ruesga. Z: 433 Localizada en la ladera de La Piluca. 2. Presenta tres entradas que conectan con una serie de túneles freáticos a través de una galería cómoda de recorrer. La cueva tiene un desarrollo de 113 m.

3. Calcolítico descontextualizada.



Bronce.

Cerámica

4. El verano de 2000, miembros de la EEM localizaron en sus galerías fragmentos de pared de cerámica a mano, algunos de ellos presentan decoración plástica, en forma de cordón aplicado (Ruiz Cobo y Smith 2001). 5. E.E.M. Topografía: P. Smith. 6. Ruiz Cobo y Smith (2001). 7. M.R.A.P. 6. La Cuevuca (Matienzo 177). 1. Hoyo Mortera. Matienzo. Ruesga. Z: 250 m. 2. La entrada de la cueva es descendente y desemboca en una sala. Tras un estrecho laminador, la cueva continúa por otras salas y una sima, terminando en un pequeño sifón. El desarrollo total es de unos 440 m. La anchura de boca es de 1.5 m y se orienta hacia el N.E. 3. CalcolíticoBronce. Cerámica descontextualizada. IndígenoRomano. Cerámica descontextualizada. Medieval. Cerámica descontextualizada. 4. A finales de 1998, en la rampa de la entrada, la E.E.M. encontró varios fragmentos de cerámica que, aparentemente, corresponden a distintas épocas: prehistórica, indígena-romana y medieval. La pieza romana está realizada a torneta. Se trata del fondo y arranque de la panza de un vaso de perfil troncocónico invertido, con un espesor de pared de 4 mm y un espesor máximo de fondo de 7 mm. El diámetro de fondo es de 80 mm. La superficie exterior ha sido muy alisada, es de color rojizo, y la pasta, compacta, presenta desgrasantes finos y medios muy abundantes de mica moscovita. Resulta destacable la conservación en la cara interior, tanto en la pared como en el fondo, de una fina capa de material carbonizado adherido. Los restos de cerámica prehistórica y medieval son fragmentos de panza, no significativos. 5. Descubrimiento, investigación y topografía: P. Smith. 6. Smith, Ruiz Cobo (1999). 7. Cueva de Adillos 1. Matienzo. Ruesga. Z: 418

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La información arqueológica: Fichas de yacimientos Ocupa una posición de ladera. Ofrece condiciones de habitación medias: se trata de un espacio amplio en el vestíbulo, bien orientado, pero algo húmedo. Desarrollo 20m. 2. Boca orientada al Este, de 4.5 de anchura por 2.5 de altura que da paso a un vestíbulo ligeramente ascendente, de 10 m de ancho por 12 de profundo. La cueva continúa por una galería de trazado rectilíneo, de 5 m de ancho por 10 de longitud que acaba haciéndose impracticable.

Otro fragmento corresponde al fondo, y presenta una cuerda amplia, y un diámetro de 19 cm. El tratamiento es de barro plástico añadido. Junto a estas piezas se estudió un canto de cuarcita, con una métrica de 130 x 80 x 65 mm sin marcas de uso aparentes. En el depósito no se observaron restos de fauna u otros elementos arqueológicos. 5. Descubrimiento y topografía: P. Smith.

3. Hábitat. Paleolítico / Mesolítico.

7. M.R.A.P.

4. Al fondo del vestíbulo, bajo un corte de limos amarillentos, aparecieron algunos materiales: una lasca retocada de sílex, un fragmento de plaqueta de arenisca, así como algunas esquirlas óseas con fracturas antrópicas.

9. Cueva de Coquisera (Matienzo 39)

5. El yacimiento fue descubierto en 1980 por P. Smith y miembros del grupo C.A.E.A.P. que estudiaron su superficie, localizando algunos materiales. Topografía de S.E.S.S. 1966. 7. Materiales depositados en el M.R.A.P. 8. Fernández Gutiérrez et al (1966), Corrin y Smith (1981). 8. Cueva 179 (Matienzo 179) 1. La Vega. Matienzo. Ruesga. Z: 315. La boca se abre en la ladera de La Piluca, orientada al Norte, en un tramo de pendientes media-alta, aunque no alejada del valle. Distancia al f.v.: 400. A.F.V.: 115. 2. Cavidad de desarrollo corto, 48 m, con boca de tamaño pequeño, de unos 2 m de anchura, que da paso a una galería descendente cubierta por bloques. A los pocos metros de la entrada existe una repisa en el lateral izquierdo. A los veinte metros de recorrido la galería principal gira a la izquierda para recorrer una distancia similar donde se ciega. 3. Calcolítico – Bronce Antiguo. Depósito cerámico (¿). 4. En la repisa lateral cerca de la entrada aparecen varios fragmentos de un vaso de tipo orza, sobre la superficie de la cueva, entre pequeños bloques clásticos, junto a un canto de cuarcita. La orza presenta arista redondeada y una cinta lisa a los 6 cm de la boca. El diámetro de boca es de 42 cm y las pastas son alisadas de color rojizo exterior e interior negruzco, con carbón adherido.

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1. La Piluca. Matienzo. Ruesga. Z: 503 m. Situada en el área suroeste de Hozana, en ladera, en posición poco dominante sobre el valle. 2. La boca, de tamaño grande, con unos 17 m de anchura y orientada al Norte, da paso a una amplia galería de desarrollo descendente, que presenta varias simas. Se trata de un sistema complejo desarrollado a lo largo de varias galerías en distintos niveles que alcanza los 2300 m de recorrido total. La cueva, en su área vestibular, no presenta buenas condiciones de uso como lugar de hábitat, por la pendiente del suelo y por tratarse de un espacio frío y húmedo, en relación con su orientación Norte. 3.

Edad del Bronce. Depósito (¿) Edad del Hierro. Depósito.

4. A partir del vestíbulo, la galería, que sigue siendo de grandes dimensiones, continúa descendiendo hasta llegar a una sima que se bordea por la izquierda. Así se accede a la zona llana en cuyo lateral izquierdo hay una plataforma con su zona central algo rehundida. Es en esta área donde se encuentra el yacimiento arqueológico asignado a la Edad del Hierro. Se trata de vasos de tipo olla globular de pastas negras, con desgrasantes de calcita. Algunos de ellos se encuentran en conexión lo que sugiere que los vasos fueron depositados en este mismo punto. El flanco izquierdo de la concentración aparece bordeado por una alineación de bloques de piedra y otro pequeño murete se observa en el fondo del mismo.

La información arqueológica: Fichas de yacimientos En un área de forma más o menos circular, de unos 4 m de diámetro, aparece una densa concentración de huesos fracturados, ocultos por los clastos calizos, que corresponden a ganado doméstico – se han identificado restos de bovino y en menor medida de ovicaprinos –. Algunos de ellos están intensamente quemados. En contacto directo con los restos óseos aparecen carbones y varios fragmentos de panza de vasos cerámicos a mano. De aquí procede un lote de materiales compuesto sobre todo por restos cerámicos, recogido por el grupo SEES en los años 70. También en este sector la Expedición Británica a Matienzo (E.E.M.) y el grupo CAEAP localizaron nuevos fragmentos, en este caso típicos de la Edad del Hierro, con característicos perfiles en “S” y de tipo “Brazada” (Smith 1983), y también una aguja de hueso y una hebilla en omega fechable en el segundo siglo a.n.e.

5. Localizada en el desarrollo del proyecto de Prospección del Medio Asón. Topografíada por CAEAP.

Siguiendo el avance de la galería principal, una vez sorteado un pequeño lago, en una repisa lateral de la cueva, miembros de la EEM recogieron una punta de flecha de cobre / bronce de sección plana, con el pedúnculo fracturado (Smith 1985). Se encuentra depositada en el M.R.A.P.

3. Edad del Hierro. Hallazgo descontextualizado.

5. Investigada por SESS y la EEM. Topografía de SESS. 6. Smith, P. (1983); Smith, P. (1985); Smith, Ruiz Cobo (1999). 7. M.R.A.P. 10. Cueva de Coquisera II (Matienzo 825) 1. La Piluca. Matienzo. Ruesga. Z: 484 m. 2. Cavidad de pequeño tamaño, situada a unos 150 m de la Coquisera, y en el reborde de acceso a la misma depresión en cuyo fondo se abre esta. Presenta una boca de tamaño medio, visible a distancia, que da paso a un reducido vestíbulo, que se prolonga por una galería que desemboca en una sala reducida, donde se halló el vestigio arqueológico. Desde aquí la cueva gira a la izquierda por una galería que tiene un piso falso de calcita, continuando por un laminador de angostas proporciones hasta desembocar en una salita en cuyo fondo se hace impracticable. 3. Indeterminado. Calcolítico – Bronce. 4. En la superficie de la salita que se halla al fondo del vestíbulo y junto a la pared izquierda, se observó un fragmento de panza de un vaso prehistórico, muy tosco, de superficies alisadas, color pardo, con desgrasantes gruesos de calcita.

6. Inédita. 7. Materiales conservados en el yacimiento. 11. Torca de la Lanza (Matienzo 0482) 1. Seldesuto. Matienzo. Ruesga. Z: 520 m. Se abre en la ladera Norte de Seldesuto, a bastante altura sobre el fondo del valle. Su boca no se aprecia en el paisaje. 2. Se trata de una sima, con una boca de pequeño tamaño, algo superior al metro de diámetro, (1.5 m). Es un tubo vertical de unos 30 m de desnivel.

4. En una pequeña repisa de la sima, a unos 10 metros por debajo de la superficie, miembros de la EEM encontraron una punta de lanza de hierro, de enmangue tubular (Smith 1985). La sección de la hoja es aplanada sin que se aprecie nerviación. Mide 245 mm de longitud x 42 de anchura en máxima en la hoja. El diámetro máximo del tubo es de 23 mm. y conserva restos de madera del astil en su interior. 5. Descubierta e Topografía: EEM

investigada

por

E.E.M.

7. Smith (1985); Smith, Ruiz Cobo (1999) 12. Cueva de Calleja Rebollo (Matienzo 38) 1. Seldesuto. Matienzo. Ruesga.

Z: 250 m.

Cueva localizada hacia el noroeste de Seldesuto, en la zona inferior de la ladera, no lejos del fondo de valle. 2. Presenta una boca pequeña, con una anchura de 2.5 m, que da acceso a una única sala amplia, de planta ligeramente alargada. Desarrollo de 90 m. 3. Calcolítico- Bronce descontextualizda.

Antiguo.

Cerámica

4. En el sector interior, en la zona del fondo de la sala, aparecen varios fragmentos de cerámica de un vaso de tipo orza, con decoración plástica aplicada de tipo dedadas. El mayor fragmento corresponde al fondo, que presenta un diámetro de 160 mm.

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La información arqueológica: Fichas de yacimientos Además la cueva conserva varias evidencias materiales de su ocupación durante y después de la Guerra Civil. 5. Descubrimiento y topografía: E.E.M. 6. Smith, Ruiz Cobo (1999) 13. Cubía de Seldesuto (Matienzo 380) 1. Seldesuto. Matienzo. Ruesga Z: 263 m. Se encuentra en el lateral Norte de Seldesuto, en el sector terminal del valle cerrado, cerca de su fondo, en una ladera de pendiente media, cubierta de bosque mixto. 2. La Cubía, como se le conoce en la zona, es un amplio abrigo, seco y orientado al Sur, por lo que sus condiciones de habitabilidad son óptimas. La boca tiene una anchura de unos 10 m y se orienta hacia el sur. A mano derecha del abrigo se abre la boca de una cavidad de unos 200 m de desarrollo, en la que no se han encontrado vestigios de yacimiento arqueológico. 3. Mesolítico. Hábitat. 4. En el fondo del abrigo se conservan testigos de yacimiento de tipo conchero, formado en gran parte por conchas de Cepaea nemoralis -caracol de tierra- (en los cortes son visibles unas 80 conchas); también aparecen restos de fauna (un fragmento de tibia podría ser de Capreolus capreolus). Cementado junto a las conchas se observa una lasca laminar de sílex de color blanco. En varios puntos de la superficie aparecen grandes fragmentos de concreción calcárea en una de cuyas caras aparecen restos del mismo tipo de yacimiento. 5. P. Smith. Topografía: P. Smith. 7. Smith, Ruiz Cobo (1999) 14. Cueva del Callejón de Seldesuto, o del Arenal 1. Seldesuto. Matienzo. Ruesga. Z: 220 m. Cueva localizada hacia el extremo este de Seldesuto, en la zona baja de la ladera, relativamente cerca del fondo de valle. 2. Gran cavidad, conocida desde hace años por los grupos espeleológicos, aunque se dio a conocer en la década de los años 60 como Cueva del Arenal (Fernández Gutiérrez 1966). Se trata de un gran abrigo cortado en vertical labrado sobre una ancha repisa que cae después verticalmente unos 7 m. En el fondo de este abrigo se abren tres bocas de unos 5 m de anchura

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cada una. Sólo la central continúa en forma de galería, con un desarrollo de 448 m. Después de tramo en galería única aparecen varias bifurcaciones que se vuelven a unir en una amplia y larga sala (Foam dome) que después vuelve a estrecharse en una galería donde la cavidad resulta ya impracticable. El vestíbulo de la galería de la derecha ofrece un espacio seco y amplio, pero la galería central funciona en épocas de lluvia como surgencia y por ella sale un verdadero río que forma una gran cascada en el amplio escalón exterior. Este río ha aportado cubierto de arenas y limos todo el vestíbulo y ha cortado ligeramente los niveles arqueológicos de la galería de la derecha. Esta cavidad ha sido incluida en varios estudios de la E.E.M. destacando los análisis de susceptibilidad magnética de sus sedimentos (Quin 1993). Esta galería, la única donde se han encontrado evidencias arqueológicas in situ, mide unos 7 m de anchura, con 10,5 en la boca, y una profundidad de unos 14,5 m. Presenta un suelo de limos en que aparecen evidencias arqueológicas dispersas. 3. Epipaleolítico. Hábitat. 4. En el lateral derecho de la boca central, y procedente del derrumbe de los materiales que rellenan la boca derecha, aparece un nivel de 40 cm de potencia formado por limos grisáceos con abundantes huesos de fractura antrópica, así como industria lítica de sílex. Se identifica aquí un fragmento de maxilar superior de Sus scropha, un molar de Capra sp, dos fragmentos de conchas de Mytilus sp y tres piezas de sílex, destacando un núcleo discoide con talla centrípeta en sílex gris deshidratado. En el reborde izquierdo de la galería de la derecha aparece el mismo nivel in situ, y en el mismo aparecen más fragmentos de hueso, un molar de gran bóvido, un molar de Cervus elaphus, varias lascas simples y fragmentos de lámina en sílex, entre ellos algunos de sílex gris-brillo y de sílex calcedónico litoral. Otros restos de industria aparecen dispersos por la superficie de la galería derecha. 5. El yacimiento fue localizado en 2007 por los grupos E.E.M., CAEAP y GEIS C/R, durante una salida conjunta en el marco de la revisión de la Carta Arqueológica de Cantabria. Topografía: E.E.M. 6. La cueva es conocida de antiguo, pero el yacimiento está inédito.

La información arqueológica: Fichas de yacimientos Referencias espeleológicas: Fernández Gutiérrez et al, 1966 Quin A, 1993b Corrin Juan, 2005 15. Cueva de Seldesuto 1. Seldesuto. Matienzo. Ruesga Z: 246 m. Cueva localizada hacia el extremo este de Seldesuto, en la zona baja de la ladera, relativamente cerca del fondo de valle. Para llegar a la cueva, se parte del final de la carretera de Seldesuto y se toma un sendero que lleva por el borde de los prados hasta internarse en el bosque, bajo la cueva del Arenal o del Callejón de Seldesuto. Una vez bajo ella se asciende por la ladera unos 250 m y se llega a la boca de la cueva. 2. Cueva de boca media a pequeña, de unos 2,5 de alto por 2 de ancho y forma rectangular que se abre en la ladera, en un área relativamente pendiente. Se trata de una cavidad de tamaño medio, en que la boca da paso a una galería por la que se desciende por el cono de derrubios de la entrada y que conforma una sala pequeña de techo alto y de suelo inclinado. En su pared derecha un pequeño divertículo de tipo gatera, de 0,75 m de ancho por 1,4 m de largo y en pendiente hacia el exterior. En el mismo, semienterrados en la tierra superficial, aparecen restos humanos. 3. Indeterminado (Medieval?). Restos humanos aislados. 4. En el divertículo de la pared derecha semienterrados en la tierra superficial, aparecen los huesos de dos neonatos humanos, muy bien conservados. Aparece: 1 occipital completo, 2 frontales derechos, 2 izquierdos (que casan entre sí), 2 parietales y 2 temporales, así como fragmentos de un occipital; 1 omóplato izquierdo y uno derecho, 4 fragmentos de ala de coxal, 2 húmeros, 2 tibias, 1 radio, 2 peronés derechos, 2 fémures derechos y 1 izquierdo y otros huesos como costillas. El conjunto aparece disperso y revuelto con algunos bloques de arcilla desprendidos de más arriba y pequeños fragmentos de concreción y de caliza entre ellos, pero la conservación de los huesos, muy frágiles, es muy buena. No hay elementos para una atribución cultural, pero la óptima conservación de los huesos, muy frágiles, indica que probablemente son de un momento histórico.

5. La cavidad fue localizada por miembros de la Expedición Espeleológica a Matienzo en 2007 que identificaron también el yacimiento arqueológico. La topografía de la cavidad se debe al mismo grupo. 6. Inédito. 16. El Cubío Redondo (Matienzo 793) 1. La Vega. Matienzo. Ruesga. Alt: 230 m. 2. La boca, orientada al Sureste, se abre en la zona baja de una pronunciada ladera. Es una cavidad de dimensiones reducidas, con una boca de forma tendente a circular y de dos metros de diámetro aproximadamente. Consiste en una única galería de doce metros de desarrollo, que se va estrechando según se avanza. Desarrollo: 12m. 3. Mesolítico: Hábitat. Hierro: Cerámica descontextualizada. Edad Media: Cerámica descontextualizada. 4. En los años 1996 y 1997 fue excavado dentro del proyecto de estudio de la Prehistoria Reciente de Matienzo, por J. Ruiz Cobo y P. Smith. El yacimiento, de tipo conchero, aparece cementado a lo largo de ambas paredes, conservándose sólo intacto en el tercio interior, aunque se aprecia que el nivel fértil se ha desplazado desde el área de la boca. Se trata de un único nivel arqueológico, formado por un paquete de tierra marrón, conchas de caracoles de tierra, fauna, carbón y algunos bloques calizos, con un espesor variable en el sector de fondo de la cueva de entre 20 y 25 cm. (Ruiz Cobo y Smith 2000). La analítica indica valores altos de materia orgánica y de fósforo. Entre la fauna cazada aparecen ciervo, corzo, rebeco, jabalí y puntualmente cabra montés, lagomorfos y carnívoros. La malacofauna incluye como dominante al caracol de tierra, aunque también aparecen algunas conchas de mejillón y de lapa. También aparecen evidencias de recolección de bellota y avellana. Los restos industriales incluyen elementos de sustrato y piezas microlíticas y geométricas. El nivel ha sido datado entre el 6630 ±50 y el 5780± 50 b.p. En la cavidad se documentó también una breve ocupación, quizás como lugar de depósito, asignable a la Edad del Hierro y otras visitas en la Edad Media de las que se conservan restos cerámicos y metálicos poco significativos. 7. Ruiz Cobo, Smith (2000), Ruiz Cobo, Smith (2001).

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La información arqueológica: Fichas de yacimientos 17. Cueva de Barandas (Matienzo 423) 1. La Vega. Matienzo. Ruesga Z: 208 m. Situada en la zona baja de la ladera, cerca del valle, aunque su acceso resulta difícil por abrirse sobre un escarpe vertical. 2. Es una cueva de topografía compleja y presenta importantes formaciones calcáreas, a lo largo de sus 160 m de recorrido total. Anchura de boca: 1 m. O.B.: S. 3. Hierro. Depósito / Funeraria. 4. La cueva fue investigada por miembros de la EEM a comienzos de los años 80. Las evidencias se han localizado en dos de las salas. Consisten en fragmentos de cuatro urnas de tipo Brazada, con diámetros de 18, 18, 21 y 35 cm y un vaso de menor tamaño, de perfil en S, de 12 cm de diámetro. Asociado a este material se recuperaron dos láminas de cobre / bronce – hierro con decoración de puntos que forman un motivo en zig-zag (Smith 1983, 1985). En la primera sala aparecen también varios restos humanos. Además de dos pequeños fragmentos de hueso quemado, se han estudiado un hueso sacro, sin marcas ni quemaduras, 1 vértebra lumbar y la mitad proximal de un fémur izquierdo de adulto, de tejido compacto. Todos ellos pertenecen a un individuo adulto y el sacro podría corresponder a una mujer joven. 5. Descubrimiento y topografía: E.E.M. 7. Smith, Ruiz Cobo (1999) 8. M.R.A.P. 18. Sima del Cráneo (Matienzo 2139) 1. Barrio Cubija, Matienzo. Ruesga. Z: 383 m Pequeña gatera abierta en una pronunciada ladera orientada al Este, en la pared del valle de Cubija, a unos 100 m sobre su fondo, a su vez colgado sobre el principal. No ofrece ningún espacio útil para el hábitat. 2. Su boca mide 0,70 m de alta por 0,75 de ancha y da acceso a una pequeña galería de 2,50 m de longitud por 0,80 de anchura y de suelo ligeramente pendiente hacia el interior, cubierto por sedimento de tierra con algunos clastos calizos. A partir de este desarrollo comienza una sima de unos 10 m de altura total, con un diámetro de unos 3 a 4 m. Presenta una pequeña gatera colgada lateral y una repisa anexa, a mitad de altura, en torno a 5 m bajo la boca. Una vez en

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el fondo la cueva es una galería de 5 m de anchura por 10 de longitud. 3. Edad del Bronce. Sepulcral. 4. Estudio de la distribución Aparece material arqueológico en varios puntos de la cavidad: - Piso 1.1. En el primer nivel de la sima, a - 5 m de la boca, en una repisa a la derecha, entre bloques. Aparecieron 2 fragmentos de cerámica (P1.1./1 y P1.1/2) - Piso 1.2. En el mismo nivel, pero a - 7 m de la boca, en una repisa a la izquierda, aparece un cráneo casi completo humano. A su derecha aparecen dos fragmentos de cerámica (P1.2/1 y P1.2/2) y a su izquierda, y bajo unas piedras de caída reciente, otros tres fragmentos (P1.2/3 y P.1.2/4). - Piso 1.3. En la misma repisa anterior, pero enganchada en un pequeño reborde, apareció un gran fragmento de cerámica, correspondiente a un borde con impresiones digitales y un mamelón (P.1.3/1). - Piso 2. Unos 5 m por debajo del conjunto anterior, la sima cae en vertical hasta el fondo de la cueva, donde un gran bloque cubierto por concreción divide la concentración de materiales en dos sectores. En este grupo se encuentran 40 items o grupos de items. Aparecen fragmentos de cerámica a mano, que proceden de un mínimo de tres vasos, junto a algunos huesos. Se identifica un hueso cuboides humano, así como un hueso largo, empapado de agua que también parece ser humano y un fragmento de omóplato. A un metro hacia el sur, en la misma sala, aparece el esqueleto casi completo de una cabra (Capra hircus), en la misma vertical de la sima. En este caso aparecen buena parte de los huesos del animal, todos ellos están empapados en agua, y en muchos casos deteriorados por la caída de fragmentos de piedra. En un amplio área de dispersión, que se superpone parcialmente a los restos de cabra aparecen algunos huesos de un perro (Canis familiaris) de tamaño medio. Se identifican el cráneo cementado, un fragmento de mandíbula y algunos huesos largos mal conservados. El estudio detallado del registro lleva a pensar que los restos humanos y los vasos cerámicos cayeron a la sima desde la gatera superior de forma natural por el uso de este espacio por los carnívoros como madriguera.

La información arqueológica: Fichas de yacimientos 4. El material arqueológico Los restos cerámicos Corresponden a un mínimo de 5 vasos: Una olla de perfil abierto, con borde apuntado con impresiones de uñadas y un mamelón vertical también impreso con uñas; un cuenco hemiesférico realzado de paredes gruesas, con arista impresa con uñadas y un botón aplicado; un vaso de perfil en carena alta, de tamaño medio y de buena factura, varios fragmentos de una pieza de tamaño medio y perfil desconocido con un botón circular aplicado y un pequeño vaso, quizás de perfil troncocónico aplanado, de mala calidad y pastas características. El grado de representación de las piezas es muy reducido y puede estimarse en torno al 10 a 15 % por los equivalentes de los bordes. El índice de fracturación depende obviamente de la compacidad de las pastas y de su tamaño. Se trata por tanto de una serie de pequeño tamaño pero que incluye piezas y decoraciones muy interesantes. Destaca el perfil de carena alta, un diseño típico de estos contextos de Bronce Medio y la abundancia de los apliques, presentes en tres de las piezas: aparece un curioso mamelón vertical, corto, impreso a uñadas y dos botones. El primer motivo no estaba documentado en las series de la Región y el segundo no es muy frecuente, aunque aparecen botones en series clásicas como la de la Cueva del AER en Soba. La serie por tanto se puede ubicar bien en un momento medio de la Edad del Bronce, entre 1400 a 1200 B.C., una época poco documentada en la Región. La mayor parte de las piezas, sobre todo la primera descrita, parecen haber sido utilizada como elemento de cocina. En la pieza de carena alta se conservaba una capa de materia carbonizada adherida, lo que parece indicar que estos vasos contuvieron alimentos en el momento en que se depositaron junto al difunto. Los restos óseos La serie es muy reducida y está formada, además del cráneo casi completo, por 3 piezas identificables y otros tantos fragmentos de pequeño tamaño. El cráneo corresponde a un individuo de sexo indeterminado, y dado que no presenta fusionadas las suturas se trata de un subadulto. Junto al cráneo apareció también un fragmento del hemimaxilar superior, que conserva 3 piezas dentarias. Los demás restos, todos recuperados en el piso inferior, son: Un hueso de articulación humano cuya superficie indica que está algo rodado por efecto del goteo,

un fragmento de omóplato que conserva parte del arranque. En un punto marginal a la concentración principal se recogió, totalmente impregnado en agua y muy mal conservado, un fragmento de diáfisis con parte de la epífisis, que parece corresponder a una tibia. Además de los items ya descritos se han recogido tres pequeños fragmentos de carbón de madera, junto a la concentración secundaria. También aparecían restos de materia orgánica carbonizada bajo los fragmentos de cerámica situados junto al cráneo de la repisa 1.2. 5. La cavidad fue localizada por la Expedición Espeleológica a Matienzo en 2004. Estudiada dentro del proyecto de prospección del medio Asón, bajo la dirección de J. Ruiz y P. Smith. La topografía fue realizada por la E.E.M. 6. Materiales depositados en el M.R.A.P. 7. Smith, Corrin y Ruiz Cobo (2008). 19. Cueva de la Cubija (Cueva Marcos) 1. Cubija. Matienzo. Ruesga Z: 226 Se encuentra en la zona baja de la ladera, sobre el pequeño valle colgado de Cubija, en su pared Este, a unos 25 m por encima del fondo. 2. Se trata de un abrigo amplio y profundo, de unos 15 m de ancho, que presenta dos bocas diferenciadas. La primera, la más occidental, no continúa, mientras la segunda se vuelve cueva, aunque poco profunda, y es utilizada por el ganado, siendo mucho más húmeda, con abundante goteo en la línea de visera. En esta segunda boca aparece un redil. 3.

Mesolítico. Hábitat. Edad Media. Marcas negras.

4. En la primera boca, en forma de abrigo, aparecen testigos adheridos en las paredes, de un paquete de conchero, cubiertos en buena medida por la vegetación. Se aprecia allí un nivel de hábitat con abundantes conchas de Cepaea nemoralis, así como un molar de ciervo (Cervus elaphus), astillas de hueso y fragmentos de carbón. En el abrigo oriental también hay yacimiento, en este caso cubierto por niveles de cuadra, pues en la línea de goteo bajo la visera, entre los eboulis, aparece una lasca simple de sílex blanco. En la cueva abierta al fondo de este segundo abrigo, en la zona oscura, aparece una

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La información arqueológica: Fichas de yacimientos concentración de huesos de bóvido en un lateral, así como un pozo con relleno de carbón. En la pared del fondo se ven algunas "marcas negras", de tipo esquemático-abstracto, en concreto dos puntos, una línea y otros pequeños trazos.

EEM y posteriormente por este mismo grupo en el marco del proyecto de la Prehistoria Reciente de Matienzo. Topografiada por la E.E.M.

5. El yacimiento fue descubierto durante el desarrollo del proyecto de la Prehistoria Reciente de Matienzo, en el año 1998. Topografiado por la Expedición Espeleológica a Matienzo.

21. Cueva del Molino (Matienzo 59).

6. Ruiz Cobo y Smith (2001). 20. Cueva de Coburruyo (Matienzo 138) 1. Barrio La Vega. Matienzo. Ruesga. Z: 300 m. Situada en el largo cantil, de unos 400 m de longitud, labrado en la zona media del Naso, sobre la Vega, en cuyo extremo se abre también Rascavieja. Se accede al mismo por un sendero que parte del collado que comunica La Vega con Cubija. 2. Se trata de un conjunto de abrigo y cueva de grandes dimensiones, orientados al Sur. El suelo del abrigo aparece cubierto por grandes bloques. Según se accede a la cavidad ésta se bifurca en dos galerías. La izquierda es corta, pero la derecha ofrece algunas salas laterales y dos simas; el máximo desnivel alcanzado es de - 42 m. 3.

Paleolítico Superior. Hábitat. Edad Media. Marcas negras.

4. Bajo los grandes bloques que cubren parcialmente el vestíbulo, se ha señalado la presencia de un nivel arqueológico, de hábitat, en que aparecen fragmentos de huesos y alguna pieza de sílex, entre las que destaca un buril. Toda la evidencia apunta a una cronología paleolítica. En el área interior de la cavidad aparecen varios paneles de pinturas negras esquemáticoabstractas (Smith 1998). Una de ellas ha sido datada por A.M.S., dentro del proyecto de la Prehistoria Reciente de Matienzo, en el siglo XI d.C, sin calibrar 990 ± 40 B.P. (Smith, Ruiz Cobo 1999). En el sector de fondo de la cueva hay un panel de grabados gruesos de origen y cronología dudosos. 5. Topografía, descubrimiento e investigación. El descubrimiento se debe a los peones camineros de la Diputación Provincial, en los años 50, que señalaron los grabados lineales existentes en el sector del fondo de la cueva. El resto de la investigación fue realizada por miembros de la

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6. Smith, Ruiz Cobo (1999)

1. El Naso. Matienzo. Ruesga. Z: 165 m. Se abre a la misma altura que el fondo del valle y resulta conocida y frecuentada por los vecinos de la localidad. En época histórica funcionó un molino fluvial instalado en su entrada. Esta cueva forma el sumidero del río en el valle cerrado de La Vega. 2. La boca, orientada al Sur, es de gran tamaño, con unos 10 m de anchura, y presenta acumulaciones de cantos que permiten el acceso al vestíbulo, un espacio amplio. Este vestíbulo termina en un caos de bloques, después del cual el río discurre a través de una amplia galería, con cascadas y lagos y recibe un afluente por la izquierda. El desarrollo total es de 1968 m con un desnivel de 12m. A poca distancia de la resurgencia, el río entra en un sifón, así la cavidad no tiene salida practicable. Fue explorada por la expedición SESS a Matienzo y se describe, parcialmente en esta publicación (Fernández Gutiérrez 1966). También fue estudiada, desde un punto de vista más geológico, por el Grupo de Exploraciones Subterráneas del C.M.B. de Barcelona al final de los años 60, que realiza también una profusa descripción de sus formaciones. 3.

Paleolítico. Hábitat. Edad del Hierro: Depósito (¿)

4. Durante la exploración del C.M.B. se recogió, formando parte de los aluviones del sistema, y en un punto interior de la cavidad, un molar de Elephas primigenius (Ullastre 1975). En el fondo de la galería de la entrada hay un derrumbe, sin duda correspondiente a una antigua boca colmatada, donde se observan restos de un nivel posiblemente paleolítico, con restos óseos de macrofauna y sílex. En el techo de los bloques se observan testigos adheridos por la calcita, donde se aprecia el nivel fértil, con abundantes huesos. Y en el recodo que forma con la galería principal aparecen pequeños rellanos cubiertos por una capa de concreción pavimentaria. En los cortes que el río ha producido en estos rellanos se observa un estrato de matriz arcillosa y color pardo, con abundantes evidencias arqueológicas, fundamentalmente

La información arqueológica: Fichas de yacimientos huesos, aunque se ven también algunas piezas de sílex.

y fue redescubierta por P. Smith. Topografía: EEM.

En una pequeña plataforma, junto a la pared derecha, cerca del yacimiento paleolítico, se encontró una placa de cobre/bronce y hierro, así como fragmentos de cerámica prehistórica (Smith 1985).

6. Fernández Gutiérrez (1966), Smith (1981), ACDPS (2002).

Cerca del sifón final, en una galería lateral, la E.E.M. ha documentado un pequeño muro artificial sobre el que ha crecido una estalagmita. Se supone que el nivel del río, por la otra entrada de la cueva, era muy inferior al actual, lo que debió permitir el acceso a estas galerías en tiempos prehistóricos.

23. Cueva Roja (Matienzo 1235) 1. La Vega. Matienzo. Ruesga Z: 280 m. Cavidad abierta en un punto medio de la ladera, bajo el gran farallón que preside el valle de La Vega. Se encuentra relativamente alta sobre el fondo y la boca resulta muy difícil de localizar.

22. Cueva de Sotarraña (o del Patatal, Matienzo 073)

2. Su boca es de tamaño reducido, y da paso a una galería ancha de desarrollo lineal, que al ensancharse forma un salón. En total el desarrollo de la cueva es de unos 108 m. Toda la cavidad presenta importantes formaciones calcáreas. La anchura de boca es de un metro y se orienta hacia el Sur.

1. La Vega. Matienzo. Ruesga. Z: 225 m.

3. Edad Media. "Marcas negras". Depósito.

2. Se trata de una cueva muy amplia, con importantes formaciones calcáreas. Su desarrollo es de 280 m, con un desnivel de 12. La anchura de boca es de 4 m y se orienta hacia el Sur.

4. Contiene varios paneles de pinturas negras (Smith 1998) que han sido datados en el siglo XII d.C. (la datación es de 890± 50 B.P.). En algunos gours de la cavidad se localizan concentraciones de ceniza y restos óseos.

5. Topografía e investigación: E.E.M. 6. Smith (1985) Smith, Ruiz Cobo (1999)

3. Paleolítico Superior indeterminado. Hábitat Paleolítico Superior: Arte 4. La realización de una cata en la sala central del vestíbulo, por parte del equipo de camineros de la Diputación Provincial, reveló la existencia de un yacimiento arqueológico pobre. Por otra parte, también se ha citado la localización por SESS de restos de oso y de bisonte (Muñoz et al. 1987). En el sector terminal de la cueva, en una oquedad, se ha descubierto un grabado de un animal acéfalo herido con un venablo (Smith 1981). Está grabado sobre la costra estalagmítica. Su estudio estilístico (Balbín et al. 1986) lo considera un cérvido y lo atribuye al estilo IV de Leroi Gourhan, lo que traducido culturalmente supone una adscripción a un momento avanzado del Magdaleniense. Más recientemente, A. Valle localizó nuevos grabados en la cavidad (ACDPS 2002). 5. La cueva fue citada por primera vez por Garcia Lorenzo como cueva de Sotarraña en 1963. Fue explorada y descrita por SESS (Fernández Gutiérrez 1966:70). El descubrimiento del arte paleolítico se debe probablemente a los Peones Camineros, aunque no se publicó nada sobre ello,

5. Descubrimiento, investigación y topografía: EEM. 6. Smith, Ruiz Cobo (1999) 24. Sima del Diente (Matienzo 1263) 1. La Vega, Matienzo. Ruesga. Coordenada Z: 390 m. Esta cavidad forma parte de un largo abrigo corrido formado a media ladera del monte El Naso, entre los 350 y los 400 m de altura absoluta, orientado al Sur, en cuyos extremos se abren Coburruyo y Rascavieja. 2. Se trata de una pequeña sima, de dos metros de profundidad, planta ovalada y fondo casi horizontal, a la que se accede por una boca subredondeada de menos de un metro de diámetro (0.8 m), orientada al Sur. Desarrollo: 5 m. 3.

Abrigo exterior: Neolítico. Hábitat. Sima: Bronce Final: Depósito sepulcral.

4. La excavación de la sima, dentro del Proyecto de la Prehistoria Reciente de Matienzo, proporcionó la siguiente estratigrafía: - Nivel 0. Material revuelto actual y subactual.

217

La información arqueológica: Fichas de yacimientos - Nivel 1. Limos arenosos aportados por la chimenea lateral. Estéril. - Nivel 2. Costra pavimentaria formada por goteo. - Nivel 3. Limos arcillosos con materia orgánica. Incluye restos óseos humanos y fauna (oveja, cabra, jabalí y ciervo). - Nivel 3 / 4: Detritus pulverulento de calcita, materia orgánica y gravas, caídas del exterior. No consolidado. Incluye evidencias de la ocupación del abrigo exterior. Malacofauna (Mytilus edulis, Anomia ephippium), fauna doméstica. - Nivel 4. Arcillas y limos de encharcamiento, producidos en cubetas de calcita, con abundantes cantos de caliza. Incluye también evidencias de ocupación del exterior, probablemente neolíticas: sílex, carbón, fauna (jabalí, oveja y cabra) y malacofauna (Mytilus edulis). La serie lítica, aparecida sobre todo en los niveles 3 /4 y 4, se reduce a restos de talla de tamaño muy reducido. Sólo aparece una pieza retocada, se trata de un triángulo isósceles, realizado sobre una lámina de sílex. Además apareció un canto de arenisca diagenizada con evidencias de uso como percutor y afiladera. Un único fragmento de cerámica a mano apareció asociado a una hoguera realizada en la base del nivel 2. Los restos humanos, concentrados especialmente en la base del nivel 2 y en el nivel 3, corresponden a un mínimo de 5 individuos: un adulto y cuatro infantiles. La datación de una muestra de hueso humano por C-14 AMS ha proporcionado una fecha de 870 a.C. Los restos del adulto y algunos de un subadulto presentaban fracturas antrópicas por percusión. 6. Descubrimiento: EEM. arqueológica P. Smith y J. Topografía: EEM.

Intervención Ruiz Cobo.

7. Smith, Ruiz Cobo (2003), Aparicio (2003), Smith (2003), Castaños (2001). Smith, Ruiz Cobo (2001). 8. M.R.A.P. 25. Cueva de Rascavieja (Matienzo 77) 1. La Vega. Matienzo. Ruesga. Z: 300 m. Cavidad abierta al final del abrigo que recorre la ladera del monte El Naso. Se trata de un sector alto de ladera, desde el que se controla visualmente buena parte del valle. La ladera presenta una fuerte pendiente en todo su desarrollo. La altura sobre el fondo de valle es de 130 m.

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2. Su boca es pequeña y da acceso a un vestíbulo de tamaño medio, con suelo en ligera pendiente hacia el interior. En el fondo del vestíbulo una rampa comunica con la primera sala, de grandes dimensiones. La cueva continúa a través de otras salas y termina en dos caos de bloques. Su desarrollo total es de 533 m. Anchura de boca: 3 m. O.B.: Sur. 3.

Paleolítico. Hábitat. Calcolítico Final. Funeraria Edad del Hierro. Depósito

4. En lateral derecho del vestíbulo, en el área más exterior de la cueva, aparece un testigo adherido a la pared en que se aprecia un nivel de tierra compacta que incluye algunos huesos con fracturas antrópicas. En el estudio realizado por SESS sobre esta cavidad, se cita la existencia de cerámica (Fernández Gutiérrez 1966) pero no tenemos más datos sobre la misma. En 1975, la EBB encontró restos humanos de un individuo, que fueron recogidos por R. Rincón (Mills 1975). Corresponden a un individuo subadulto. En la primera sala, en una hornacina natural formada entre un gran bloque y la pared Este de la cueva se ha estudiado una inhumación, dentro del proyecto de la Prehistoria Reciente en Matienzo, en 1998. Los huesos humanos aparecían dispersos, y algunos de ellos faltaban o se encontraban bajo el gran bloque. Asociados a los restos se han estudiado cinco fragmentos de cerámica a mano cuya factura y tratamiento revelan que podrían proceder de una forma de tipo cuenco de métrica reducida, de cronología calcolítico final – bronce antiguo. Otro fragmento corresponde a un vaso de mayor tamaño y de la misma cronología. El estudio antropológico indica que los restos corresponden a un único individuo, con una edad probable de 12 a 14 años en el momento del fallecimiento. La datación de una muestra de hueso humano, por C-14 AMS, proporcionó una edad de 1999 +- 59 (AA-37886). En la misma sala, en el sector central, se estudió una concentración de carbón vegetal, localizado en una cubeta natural, que incluía un fragmento cerámico de fondo de vaso. Se trata de un vaso de tipo globular, con un diámetro de fondo de 95 mm y un espesor de pared de panza de 5 mm. Presenta la característica cocción reductora y el tratamiento superficial bien alisado de las piezas globulares de tipo perfil en S o Brazada, frecuentes en estos depósitos. En el reborde del fondo presenta una fina decoración peinada vertical.

La información arqueológica: Fichas de yacimientos 5. Investigación: SESS. Intervención arqueológica P. Smith y J. Ruiz Cobo. Topografía de EEM. 6. Smith, Ruiz Cobo (1999) 26. Cueva de Cofresnedo (Matienzo 065) 1. El Naso. Matienzo. Ruesga. Z: 235 m. Se trata de una cueva de boca amplia, abierta sobre una ladera de pendiente muy pronunciada, recubierta de matorral, a unos 50 metros sobre el fondo del valle. El desarrollo total de la cavidad es de 375m, con un desnivel de 34 m. La boca, con 19 m de anchura, se orienta hacia el Sur-Este. 2. Su vestíbulo es muy amplio, dando acceso a una galería que alcanza dimensiones importantes -hasta 30 m de ancho y 40 de alto-. Básicamente se conforma por una única galería de aproximadamente 300 m de desarrollo, dividida en distintos tramos por varias rampas de colada estalagmítica, sobre todo en su segunda mitad, donde presenta importantes formaciones calcáreas. Existen oquedades o salitas en las dos paredes de la galería y en muchos casos estos son los lugares donde se han depositado los materiales prehistóricos. Lab. Ref. GrA-20267 GrA-20146 Mad-2285 GrA-17739 GrA-20269 Mad-2466

Muestra Cof.6 Cof.5 M-1 Cof.1 Cof.7 G5-T1

Sistema AMS AMS TL AMS AMS TL

GrA-17640

Cof.2

AMS

En el talud exterior de la cueva, se han identificado, en un nivel cementado, industrias líticas y restos óseos de cronología paleolítica, probablemente de un momento antiguo, quizás Riss- Würm. La estratigrafía estudiada en el vestíbulo comienza con tres niveles musterienses, que incluyen industrias líticas significativas y restos de caballo y bóvido, separadas por niveles estériles. Tras una fase de abandono se ha estudiado un nivel auriñaciense, datado en el 31.000 b.p. Incluye una serie lítica característica, aunque muy limitada en número y restos de gran bóvido, ciervo, caballo, cabra y rebeco. En la industria ósea destaca la presencia de tres conchas perforadas de Littorina obtusata y una de Turritela sp. Quizás a esta misma fase corresponda el panel de pinturas rojas conservado en la pared derecha del fondo del vestíbulo. No se han localizado niveles correspondientes al resto de la secuencia del Paleolítico Superior, aunque el área excavada ha sido muy reducida. En un testigo cementado en el lateral izquierdo del vestíbulo, se conserva muy parcialmente, un nivel mesolítico datado por AMS en el 6865±45 b.p. La serie faunística incluye cabra montés, corzo y jabalí. La malacofauna está dominada por el caracol de tierra (Cepaea nemoralis), apareciendo también mejillón (Mytilus edulis y

Material hueso (V1) hueso (V0) ceramica orza hueso (G4) hueso/ (Pendants) cerámica (olla globular) pintura E-A

Conven. BP 31360 6845 3923 3410 3000 2435

+/310 45 340 50 60 233

1740

80

Tabla 4.1. Dataciones absolutas realizadas en Cofresnedo 3. Entrada y vestíbulo: Paleolítico Inferior / Medio / Superior: Hábitat Mesolítico: Hábitat Calcolítico Final / Bronce Antiguo: Hábitat Galerías interiores: Calcolítico Final / Bronce Antiguo: Funeraria Bronce Final: Funeraria Edad del Hierro: Depósitos / Funerario Edad Media: "Marcas negras". 4. En esta cavidad aparecen evidencias de varios yacimientos correspondientes a épocas muy diferentes de la prehistoria.

M. galloprovincialis y almeja fina (Scrobicularia plana). En el vestíbulo se conserva, sólo bajo la protección de estructuras de acumulación posteriores, un nivel de ocupación correspondiente a un momento indeterminado de la Edad del Bronce, donde se han recuperado fragmentos de cerámica a mano y fauna doméstica –ovicápridos y cerdos-. Ya en el interior de la cueva, en una gatera, colgada sobre la galería principal, designada como G5, se han estudiado algunos restos de una inhumación, probablemente individual, correspondiente a un individuo adulto. El único

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La información arqueológica: Fichas de yacimientos elemento asociado es un vaso de tipo orza, de diseño clásico, con barro plástico aplicado en la zona inferior. La datación por T.L. de esta pieza revela que la inhumación corresponde a los inicios del II milenio (3.923 ±340).

que sufre el vestíbulo, y en la que se acumula todo el material de superficie, sobre todo bloques y piedras tanto en la diaclasa del fondo como en los dos montículos del comienzo de la galería principal.

Correspondiente a un momento Bronce Pleno se ha estudiado una doble inhumación, de un individuo infantil y otro adulto, en una gatera – G4- cercana a la anterior. El único ajuar conocido es un punzón de bronce de sección circular. En mismo contexto aparecen los restos óseos de un cerdo juvenil. La datación por AMS de una muestra de hueso humano proporcionó una fecha de 3.410 ± 50 años.

6. Smith, Ruiz Cobo (1999) Ruiz Cobo, Smith (2003).

En el exterior de la gatera se han identificado huesos de otro individuo infantil, en este caso en asociación a una cuenta ósea de tipo cilíndrico. Procedentes también de este sector medio de la galería principal se han estudiado otros materiales recogidos en programas anteriores: una punta de flecha de pedúnculo y aletas en bronce, una cuenta toneliforme en el mismo material, y varios restos humanos, sobre todo piezas dentarias. Todo ello indica que este sector medio de la cueva fue utilizado como cementerio durante la primera mitad del II milenio. En el último tercio de la cavidad, en la denominada Sala Pendants, se ha localizado una inhumación individual, conservada en una cubeta estalagmítica. Corresponde a un individuo adulto, masculino, que debió fallecer entre los 35 y los 40 años, con una estatura importante para la época, dado que superaba el 1,70m. Su datación por AMS proporcionó una fecha de 3000 ± 60 años, es decir en las postrimerías de la Edad del Bronce. En varios puntos de la cueva, especialmente en la mitad más profunda, se han localizado varios depósitos de urnas de la Edad del Hierro. En algunos casos se trata únicamente de vasos de tipo Brazada asociados a carbón vegetal. En otros puntos estas vasijas aparecen asociadas a ajuares metálicos de guerrero, como la urna de la Sala Pendants, donde se recuperó un lote muy diversificado, que incluye una espada, un regatón, etc. Por otra parte, en buena parte de la mitad más profunda de la cueva aparecen concentraciones de “marcas negras”, que ya habían sido estudiadas por P. Smith con anterioridad. La datación de una de ellas indica que corresponde a un momento antiguo de este ciclo, en el siglo III d.C. En este momento o en una fase inmediatamente posterior, debe de situarse la importante limpieza

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27. Cueva de Reyes 1. El Naso. Matienzo. Ruesga. Z: 200 m. Se abre sobre la surgencia del río Clarín, a poca distancia del fondo del valle, y se orienta hacia el Este. 2. Se trata de una cavidad, que aunque reducida, es seca y relativamente habitable. Su boca, de 3 m de anchura, da paso a un vestíbulo de unos 10 m de eje mayor, que termina en una galería y en un laminador. Su desarrollo total es de 18 m. Anchura de boca: 3 m. 3. Calcolítico – Bronce: descontextualizada. Edad del Hierro: Depósito metálico.

Cerámica

4. Aparecen dos yacimientos diferenciados. Por una parte, en el sector de fondo del vestíbulo, junto a la pared izquierda, entre bloques, se han recogido restos cerámicos de al menos tres grandes orzas con decoración plástica (Smith 1996). La primera tiene un diámetro de unos 40 cm de boca, con un espesor de pared de 9 mm. Presenta la arista lisa y dos cintas muy poco realzadas con series de ungulaciones impresas. La pasta es negra y la superficie exterior tiene marcas espatuladas. La segunda pieza tiene el borde algo engrosado y la tercera presenta ungulaciones en arista y en cinta. Se ha estudiado también un fondo de orza de unos 18.5 cm. de diámetro y varios fragmentos de panza lisa y de cintas lisas e impresas. El segundo depósito, situado a unos cuatro metros del anterior en la boca de una gatera cercana a la entrada, estaba formado exclusivamente por material metálico en hierro. Fue estudiado y publicado por su descubridor (Smith 1996) que lo interpreta como un depósito de artesano, asignable a un momento avanzado de la Edad del Hierro. Entre las piezas aparecen rejas de arado, una azada, un plantador, una podadera, un gancho, escoplos, cuñas, una cadena y otros items no identificables. 5. P. Smith. Topografía: EEM 6. Smith (1996); Barril (2001). 7. M.R.A.P.

La información arqueológica: Fichas de yacimientos 28. Cueva de Los Caracoles (Matienzo 247) 1. El Naso. Matienzo. Ruesga. Z: 170 m. 2. Presenta un amplio abrigo de boca cuyo frente está parcialmente desmantelado, que da acceso, por medio de una gatera muy angosta y algo descendente, al fondo del mismo, conformado por una sala de unos 10 m de anchura por unos 6 m de longitud. La anchura de boca es de unos 80 cm. Se trata de una cavidad casi totalmente colmatada. 3. Epipaleolítico - Mesolítico / Neolítico. Hábitat. 4. El yacimiento probablemente se encuentra intacto, bajo un nivel de coluvionado de ladera que lo cubre. En el corte del acceso a la cueva se aprecian algunas conchas de Cepaea nemoralis, aunque no es posible por el escaso tamaño expuesto, establecer su carácter antrópico. En la superficie del fondo de la cavidad el suelo está parcialmente concrecionado, con abundantes formaciones litogénicas, quedando libres sólo algunas áreas reducidas al fondo. En su superficie se recogieron algunas evidencias integradas en un nivel de textura arcillosa y color parduzco, depositadas hoy en el M.R.A.P. y entregadas por la E.E.M. En lo que respecta a la fauna y malacofauna incluye: - 1 fragmento de epífisis de hueso largo, concrecionado. - 2 fragmentos de esquirla ósea. - 1 incisivo de Capra sp. - 1 concha de Trochococlea crassa. - 1 concha de Patella aspera. La industria lítica está compuesta por: - 1 raspador el hocico, realizado sobre una lasca simple, de talón plano. Métrica: 23 x 22 x 7 mm. La materia prima es sílex blanco sucio, con inclusiones negras, probablemente de procedencia litoral. El retoque es de tipo Smdc. - 1 lasca simple con talón ablacionado, de 19 x 24 x 78 mm, en sílex hidratado. - 1 lasca de decorticado primario, talón cortical, de 19 x 13 x 4 mm en sílex gris sucio, con córtex amarillo rugoso. Además se recogió también un pequeño fragmento de panza cerámica realizada a mano. 5. Descubrimiento y topografía: CAEAP y P. Smith. 6. Smith, Ruiz Cobo (1999) 7. M.R.A.P.

29. Surgencia de la Cueva del Agua o del Molino 1. La Secada. Matienzo. Ruesga. Z: 153 m. Se abre en el borde del monte Naso, en el mismo fondo del valle, siendo la surgencia del río Clarín. Presenta un vestíbulo de grandes dimensiones, buena parte del mismo inundado por las aguas, restando únicamente la parte izquierda de la cueva, donde se abre una galería con buenas condiciones para el hábitat. 2. Surgencia con un enorme abrigo de boca que da paso a un inmenso vestíbulo cuya parte derecha y fondo está ocupada por el río, hasta sifonarse y desembocar en el sistema. En la parte izquierda hay una galería recta, de unos 12 m de profundidad donde se halla el yacimiento. 3. Paleolítico Superior – Epipaleolítico. Hábitat. 4. Por casi todo el perímetro de la pared izquierda y en el fondo de la derecha se observan restos de un testigo colgado, adherido a la pared por las precipitaciones calcíticas, donde se observan evidencias de yacimiento. Se identifica una lámina de sílex de calidad y abundantes esquirlas óseas semifosilizadas. Al pié del testigo, en un talud de arcillas que conforman el nivel subyacente, se ven varias esquirlas óseas y una lámina simple rota, con talón liso, en sílex gris. 5. Descubrimiento, estudio y topografía: Proyecto de Prospección del Medio Asón. 30. Cueva de La Garma Redonda (Matienzo 146) 1. La Secada. Matienzo. Ruesga. Z: 303 m. 2. Pequeña cavidad situada en la ladera del monte Naso. Sus dos bocas llevan a una única sala de planta de salón, de 10 m de eje. El desarrollo total de la cueva es de 17 m. O.Boca: NE An. Boca: 2m. 3. Romana – descontextualizada.

Tardorromana.

Cerámica

4. En superficie, en el área central de la sala, la EEM encontró, en 1995, algunos fragmentos de cerámica, que corresponden al menos a tres vasos. Las piezas aparecían entre las piedras del centro de la sala y en una especie de cubeta arenosa. Los fragmentos pertenecen a tres vasos diferentes. Uno de ellos corresponde a un cuenco de labios algo reentrantes, arista recta, de paredes

221

La información arqueológica: Fichas de yacimientos gruesas, con un diámetro de boca de 210 mm. Presenta pastas porosas y bastas y conserva una sustancia carbonosa adherida. Otro de los bordes corresponde también a un vaso de paredes gruesas, quizás una pieza bitroncocónica o bien ovoidea, con labio biselado al interior y destacado al exterior, con un diámetro de 250 mm. La tercera pieza, de menor tamaño, es un vaso de borde muy vuelto al exterior, de 105 mm de diámetro, con superficies peinadas. Aunque se trata de un conjunto relativamente heterogéneo, el perfil de la última pieza permite situarlo en un momento indígeno-romano, entre los siglos I y IV d.C. (SMITH 1995) 5. Descubrimiento y topografía: P. Smith 7. Smith (1995).

3. Edad del Bronce. Cerámica descontextualizada. 4. En el laminador que conecta el vestíbulo con el resto de la cueva miembros de la EEM recogieron un fragmento de cerámica a mano. Se trata del borde y panza de un vaso ligeramente carenado, con un diámetro de boca de 265 mm, y un espesor en la panza de 10 mm y superficies espatuladas. Presenta la arista impresa con ungulaciones / digitación. No se ha documentado ningún contexto de asociación para esta pieza. 5. Descubrimiento y topografía: EEM 6. Smith, Ruiz Cobo (1999) 7. M.R.A.P. 33. Cueva 1289 (Matienzo 1289)

31. Cueva de la Orilla Mijeo (Matienzo 091)

1. La Secada. Matienzo. Ruesga. Z: 165 m.

1. La Secada. Matienzo. Ruesga. Z: 195 m.

Se localiza en el norte de la depresión de Matienzo, cerca del sumidero del Carcavuezo, casi a nivel del fondo del valle.

Se encuentra sobre el barrio de la Secada, cerca del reborde del valle, en un área protegida de la ladera, aunque en una zona de pendiente importante. 2. La entrada de esta cueva es baja y estrecha, pero da acceso a una amplia sala inclinada hacia la izquierda. Se trata de una cueva de planta de salón, aunque el techo es bajo. La sala única mide unos 30 m de larga por unos 10 de ancha. El desarrollo total de la cueva es de 35 m. La boca está orientada al Este y mide algo menos de 2 m de anchura. 3. Prehistoria cerámica indeterminada. Material lítico aislado. 4. En la superficie de la cavidad puede verse un molino barquiforme, obtenido a partir de un gran canto fluvial, de arenisca de grano medio. Sus medidas son: 181 mm de longitud por 134 de anchura y un espesor máximo de 61 mm. Presenta una cara plana con claras evidencias de abrasión. En uno de los laterales está fracturado habiéndose perdido parte de la pieza. La longitud total estimada sería de unos 200 mm. 5. Descubrimiento y topografía: E.E.M. 6. Smith, Ruiz Cobo (1999) 32. Cueva de Germán (Matienzo 1232). 1. La Secada. Matienzo. Ruesga. Z: 223 m. 2. Esta cavidad consiste en un vestíbulo con un laminador a mano derecha que da acceso a otra serie de salas. El desarrollo total es de 109 m.

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2. La boca actual es una oquedad de pequeñas dimensiones, medio metro de diámetro, orientada al Este, abierta entre unos bloques, en un leve resalte del terreno, y casi no se aprecia desde el exterior. Junto a la boca aparece un muro formado por piedras de tamaño mediano, a hueso, bastante cubierto por la tierra y la maleza. A escasa distancia de la boca, en sentido perpendicular al anterior, aparece otra estructura similar. La boca da paso a una estrecha chimenea, de unos 6 metros de alta. Este acceso desemboca en una salita que desciendo en pendiente hacia otra sala estrecha, que a su vez comunica con el resto de la cavidad. La cueva tiene un desarrollo total aproximado de 130 metros. 3. Tardoantigua. Depósito / Basurero (¿). 4. Los restos cerámicos se localizan en la falda de un cono de derrubios que se ha formado debajo de la chimenea, y relacionado genéticamente con su funcionamiento. Además de la cerámica, en el cono aparecen abundantes restos de fauna. No se observa estratigrafía dentro del cono de derrubios, aparte de unos pocos huesos que encuentran debajo de la primera capa de piedras, sobre las cuales han caído otros fragmentos óseos. Entre las piedras que forman el cono de derrubios se hallan numerosos huesos de fauna doméstica, y unos 25 restos de cráneos, mandíbulas y molares que son más o menos identificables in situ. La mayoría de estos restos corresponden a ganado vacuno, del que hay un cráneo y mandíbulas de

La información arqueológica: Fichas de yacimientos un mínimo de cuatro animales. La segunda especie más frecuente es el cerdo, que aparece con edades variadas. Algunas mandíbulas corresponden a por lo menos dos cerdos viejos, con los molares muy gastados. Otra maníbula es grande, de un animal maduro, pero sin desgastarse los molares; en contraste hay dos mandíbulas correspondientes a un animal muy joven. También aparece la mandíbula de un ovicaprino, y de un carnívoro, y huesos de un ave. En algunas de las piezas se aprecian evidencias de fracturación intencional.

La forma de la cerámica sitúa esta utilización en un momento de la tardo-antigüedad.

En otros sectores de la sala, especialmente en la pendiente hacia la continuación de la cueva, se ven más restos de las mismas especies domésticas, y la parte del cráneo y los cuernos de otro animal, quizás cabra montés.

5. Descubrimiento: La Expedición Espeleológica a Matienzo localizó esta cueva en 1998, catalogándola con el número 1289. Viendo que la primera sala contenía fragmentos grandes de una vasija cerámica, en el año 2002 se solicitó y recibió autorización de la Consejería de Cultura, Turismo y Deportes del Gobierno Regional para su recogida. Esta recogida fue llevada a cabo ese mismo año por un equipo bajo la dirección P. Smith, y los materiales entregados en el M.R.A.P. Topografía: E.E.M.

En lo que respecta a la cerámica, se han localizado fragmentos correspondientes a dos vasos diferentes. El mayor fragmento (vaso 1) se encontraba en la zona alta del cono de derrubios y consiste en un fondo casi completo, con partes de la panza y la boca. Un fragmento, correspondiente a la zona de la panza debajo del cuello, se hallaba separado del resto, a 2m hacia el noreste. La segunda pieza (vaso 2), se encontraba mucho más fragmentada, y se encontraba unos metros más abajo, en el paso hacia la continuación de la cueva. Vaso 1. Tiene la forma de una olla, con la boca de unos 13 cm de diámetro, y el fondo 12cm de diámetro. Se puede estimar su altura en unos 2022 cm. El cuello es redondeado hacia el exterior, y está decorado con dos líneas sinuosas que se entrelazan. La panza es estriada, de forma más o menos horizontal en la parte alrededor del fondo, y con líneas horizontales y diagonales que se cruzan en la zona debajo del cuello. El fondo es liso. Las paredes de la olla tienen un espesor de entre 4 y 5mm y el color de la pasta varia entre naranja rojizo por el interior hasta grisáceo y negro en el exterior. La arcilla contiene desgrasantes de cristales de tamaño medio y pequeño. Vaso 2. No se puede reconstruir la forma de esta vasija. El fragmento mayor corresponde a la panza, con un diámetro máximo de unos 10,5cm. La pared tiene un grosor de 3mm., de color negro por fuera y ocre por el interior. No existe decoración. Otro fragmento puede ser parte de la boca de la vasija, que sería estrecha, unos 3cm de diámetro. Una irregularidad en la curvatura puede indicar que la boca tenía vertedera, por lo que proponemos que estos fragmentos puedan corresponder a una jarrita.

El yacimiento fue estudiado en 2002 por P. Smith, que, a partir de la organización del registro, y la forma de deposición concluye que la chimenea de boca de cueva fue utilizada como basurero, durante un periodo relativamente limitado en el tiempo. Dado que la boca es tan poco conspicua, estos deshechos tendrían que originarse en una granja situada en las inmediaciones de la cueva.

6. Smith, Ruiz Cobo (1999) 7. M.R.A.P. 34. Cueva de Los Emboscados (Matienzo 87) 1. La Secada. Matienzo. Ruesga. Z: 220 m. Se encuentra en la pared norte de la Secada, en un cantil orientado al Sur, en posición de ladera, pero relativamente cerca del fondo de valle. 2. La boca es un abrigo orientado hacia el Sur, con un laminador en su fondo, que da acceso a una amplia cavidad. Se desciende sobre unos gours hasta una galería seca, donde desemboca otra galería lateral a mano izquierda. Termina en un caos de bloques, con un desarrollo total de 260 m. O.B.: Sur. Anchura abrigo: 13 m. Anchura gatera: 1m. 3.

Paleolítico Superior. Arte Rupestre. Mesolítico: Hábitat. Calcolítico – Bronce. Sepulcral.

4. La cueva es conocida principalmente por el conjunto de arte rupestre localizado en la galería final (Smith 1981). Está formado por varios paneles de ciervas, cápridos y un ciervo, realizados con la técnica de grabado fino y estriado, además de una línea de pintura roja, incluidos en el Estilo IV de Leroi-Gourhan (Balbín y otros 1986). En los rebordes del abrigo exterior se han localizado restos cementados de un conchero,

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La información arqueológica: Fichas de yacimientos dominado por Cepaea, y en la que se observa también una única valva de Mytilus edulis, de tamaño reducido, cementado en la pared.

rojizo. También podría corresponder a un vaso de tipo Brazada, o incluso a la misma pieza del fragmento anterior (Smith 1995).

En el interior de la cueva, en el área más cercana a la boca, en la primera sala, a mano izquierda del laminador de entrada se recogió un fragmento de cerámica, por miembros de la EEM. Se trata de un fondo y primera parte de la panza de una vasija hecha a mano, de diseño alto, de paredes marrones y de 5 mm de grosor. El fondo tiene un diámetro de 76 mm. Podría corresponder a una pieza de un momento Calcolítico o de la Edad del Bronce (Smith 1995). En el lugar donde apareció la cerámica se observó una tibia humana.

5. Descubrimiento y topografía: E.E.M. 6. Smith (1995); Smith, Ruiz Cobo (1999) 7. M.R.A.P.

En el M.R.A.P. se conserva, (con la referencia 10.826), una afiladera realizada sobre un canto de marga silícea. Se trata de un canto aplanado, de 125 x 85 x 43 mm, que presenta un suave pulido en una cara y estrías de uso en los bordes y en la misma cara, además de percusiones polares. 5. P. Smith. Topografía: E.E.M. 6. Smith, Ruiz Cobo (1999) 8. M.R.A.P. 35. Cueva 708 (Matienzo 708) 1. La Secada. Matienzo. Ruesga Z: 193 m. La boca se abre en un cantil labrado en la zona baja de la ladera del sector Norte de Matienzo, en La Secada, sobre el sumidero de Carcavuezo, inmediatamente junto a la boca 709, también con yacimiento arqueológico. O.B.: Sur. 2. Se trata de una cueva de dimensiones reducidas. Su boca, de pequeño tamaño está orientada al Sur, y da acceso a una galería única, de unos 10 metros de desarrollo, ligeramente ascendente y que acaba en un laminador. Anchura de boca: 2, 5m.

36. Cueva 709 (Matienzo 709) 1. La Secada. Matienzo. Ruesga Z: 190 m Cavidad inmediata a la anterior. 2. Se trata, como la anexa 708, de una cueva de reducidas dimensiones, orientada al Sureste, formada por una boca de tamaño media que da paso a una única galería recta, de 20 m de desarrollo. 3. Calcolítico - Bronce. Material lítico aislado. 4. En la superficie de esta cueva se recogió, en 1989, una azuela de piedra pulimentada, por miembros de la EEM (Corrin 1990). Esta pieza ha sido estudiada, junto al resto del material pulido de Matienzo, por A. Martínez. También en superficie, a lo largo de la galería, abundantes restos humanos, correspondientes a varios individuos adultos. Actualmente se ven un fragmento de cráneo, 1 radio de adulto, 2 vértebras y costillas, así como algunos huesos animales. 5. Descubrimiento y topografía. E.E.M. 6. Corrin (1990); Smith, Ruiz Cobo (1999), Martínez (2001). 37. Cueva de Los Tres Niños (Matienzo 565). 1. La Secada. Matienzo. Ruesga. Z: 255 m.

3. Calcolítico – Bronce. Sepulcral. Edad del Hierro - Cerámica descontextualizada.

Pequeña boca, abierta en la falda del monte, hacia el este del barrio de La Secada

4. En el área de fondo aparecieron dos fragmentos de cerámica a mano. Uno de ellos corresponde al cuello de un vaso globular, de borde recto saliente, con un diámetro aproximado de boca de 175 mm, un diámetro máximo estimado de 240 mm y un espesor de pared de 4 mm. Presenta la superficie ligeramente bruñida en la cara exterior y es de color oscuro. Podría tratarse de un vaso globular de tipo Brazada. El otro fragmento corresponde a la arista de un borde recto de 12 mm de anchura máxima, en la parte alta, que se reducen a 6 mm en la zona inferior. En su cara exterior se aprecia un fino peinado y su color es

2. La boca, de pequeñas dimensiones y orientada al Suroeste, da paso a una primera galería en forma de estrecho meandro, que avanza siguiendo el recorrido de una diaclasa, de entre 35 y 45 cm de anchura y que termina desembocando en una gran galería que presenta importantes desprendimientos de bloques. El desarrollo total de la cueva es de 674 m, con un desnivel de 38.

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3. Calcolítico Bronce- Sepulcral. 4. En el primer sector de la cueva, en su superficie, cubierta por tierra suelta, se

La información arqueológica: Fichas de yacimientos localizaron varios fragmentos de cerámica, que aunque no son significativos, podrían, por su factura y contexto, asignarse a un momento Calcolítico o Edad del Bronce (Smith 1995). A lo largo de la galería de entrada se observan restos humanos de individuos adultos y alguna concha de lapa (Patella sp.) En concreto aparecen 2 vértebras, 2 muelas, 1 fragmento grande de mandíbula (con los molares muy desgastados) y otros huesos menos significativos. 5. Investigación, descubrimiento y topografía: P. Smith. 6. Smith, Ruiz Cobo (1999) 38. Cueva 880 (Matienzo 880) 1. La Secada. Matienzo. Ruesga.

Z: 245 m.

Se localiza en una ladera de pendiente media alta, sobre el fondo de valle, a unos 30 metros de altura sobre el mismo, en el reborde Noreste de la depresión, junto al extremo del valle. 2. La boca es pequeña, de 1,30 a 1,70 de altura y 60 cm de ancha. Se orienta hacia el Oeste. El desarrollo total de la cavidad es de 17 metros en su eje. Se accede a un pasillo de pocos metros que conforma una única galería con dos gateras laterales. El pasillo mide 1,5 a 2 m de anchura. La cavidad es ligeramente descendente, con un desnivel acumulado de 5 m. O.B.: W. 3. Paleolítico indeterminado. Hábitat ocasional.

1 fragmento de maxilar inferior de Bos sp. con 2 piezas. Presenta una serie de líneas de descarnado oblicuas. 1 falange de Equus con una fractura lateral reciente 1 fragmento de diafisis de hueso largo de macromamífero con marcas de mordeduras 1 fragmento de diáfisis de hueso largo de macromamífero 2 epífisis de hueso largo macromamífero 1 epífisis de escápula de Bos o Equus, con doble fractura y erosiones marginales 4 fragmentos de huesos cortos de macromamíferos, identificables. 1 hueso corto de articulación identificable 1 diafisis de hueso de macromamífero de tamaño medio 3 fragmentos de costilla 2 fragmentos - casan entre sí- de un posible hueso de trabajo, con marcas de tensor 3 fragmentos casan entre sí de tensor, con abundantes marcas de trabajo 1 tapa de hueso largo 31 fragmentos de huesos largos en algunos casos con marcas de descarnado 1 fragmento de concha de pulmonado (Elona quimperiana). Los huesos presentan una importante pátina que revela su antigüedad. En algunos aparecen marcas de mordeduras de carnívoros y marcas de descarnado. La mayor parte presenta fracturas recientes. El estudio del sedimento adherido a los huesos reveló la presencia de un único fragmento de carbón de madera.

4. El yacimiento fue descubierto por miembros de la EEM durante trabajos de desescombro de las galerías. En las mismas la remoción de la superficie puso de manifiesto la existencia de un nivel fértil.

5. Descubrimiento y topografía: EEM 6. Ruiz Cobo y Smith (2001) 7. M.R.A.P.

El yacimiento debe de cubrir toda la superficie de la cueva. Se aprecian remociones de tierra junto a pequeño tubo en el lateral izquierdo de la galería principal y en el fondo de la cueva. En los cortes se observa, a unos 30 a 50 cm de la superficie original actual, un nivel de 30 a 40 cm de potencia formado por arcillas más oscuras, grisáceas y con abundantes huesos de vertebrados.

1. La Secada. Matienzo. Ruesga. Z: 285 m.

En la superficie de la cueva, miembros del proyecto de la Prehistoria Reciente de Matienzo, recogieron los restos óseos visibles, que aparecen entre la tierra arcillosa, para su entrega en el M.R.A.P. La serie está constituida por: 1 M3 de Capreolus capreolus 3 molares de Bos sp.

39. La Cuvía (Matienzo 86)

Se encuentra en el reborde norte de Matienzo, en concreto en la pared noreste de la Secada. La boca se abre en la zona media baja de la ladera, no demasiado alejada del borde de valle. 2. La boca, orientada al suroeste, de tamaño reducido, con 2,5 m de anchura, lleva a un amplio vestíbulo, que ha sido utilizado habitualmente como cuadra, que se bifurca y comunica con una red de galerías con importantes formaciones calcáreas. Desarrollo 210 m. 3. Edad del Hierro. Cerámica descontextualizada. 4. En el sector de fondo del vestíbulo aparecieron varios fragmentos de cerámica en superficie, en

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La información arqueológica: Fichas de yacimientos concreto tres de panza y uno de borde, probablemente de cuatro vasos diferentes. El borde es recto de disposición oblicua al exterior y arista recta, y su diámetro sería de unos 150 mm. La superficie exterior es negra y bruñida, con surcos paralelos al labio. Esta pieza podría corresponder a un vaso de tipo globular, o de perfil en “S”. Otra de las piezas parece estar realizada a torneta, con pasta oscura con desgrasantes de mica. El resto está realizado a mano (Smith 1995). 5. Descubrimiento y topografía: EEM 6. Smith, Ruiz Cobo (1999). 40. Cueva de Orillón. (Matienzo 23 / 1162) 1. Monte Mullir. Matienzo. Ruesga. Z: 275 m. 2. La cueva tiene dos bocas, abiertas en sendas profundas dolinas, que se unen en una galería recorrida por un curso de agua. Desarrollo: 400 m. 3. Neolítico Final – Calcolítico. Material lítico descontextualizado. 4. En el último tramo del río que recorre la cavidad, en torno a 100 m desde la boca, se localizó un hacha de piedra pulimenta, por parte de espeleólogos de la Expedición Británica, en los años 90. Se trata de una pieza de ofita, ligeramente rodada por efecto del agua, de 13,8 cm de longitud por 5,5 de anchura en el eje y un espesor máximo de 4,13. Su sección es por tanto subredondeada. Aunque presenta el filo en disposición asimétrica, tipológicamente se corresponde bien con el grupo de las hachas. 5. Descubierta e investigada por EEM Topografía: EEM 6. Smith, Ruiz Cobo (1999); Martínez (2001) 7. M.R.A.P. 41. Cueva de Concebo (Matienzo 12) 1. Monte Mullir. Matienzo. Ruesga. Z: 425 m. Esta cueva, dado el tamaño de su boca, resulta bien visible en la ladera suroeste del Monte Mullir. 2. Su boca es de gran tamaño, orientada al SW, con unos 20 m de anchura, y da paso a una única galería en forma de embudo, con una longitud aproximada de 90 m. Sólo en el último cuarto del recorrido de la cavidad aparecen dos laminadores en la pared izquierda.

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3. Medieval. "Marcas negras". Depósito (¿) 4. En el área más interior de su galería, en el fondo y en los dos laminadores laterales, aparecen algunos grupos de pinturas negras, que pueden considerarse de tipo esquemático abstracto. También aparecen concentraciones de carbón vegetal en este mismo sector final de la cueva (Smith 1998). 5. P. Smith y C.A.E.A.P. Topografía de P. Smith. 6. Smith 1998, Smith, Ruiz Cobo (1999) 42. Cueva de Cuatribú (Matienzo 13) 1. Monte Mullir. Matienzo. Ruesga. Z: 415 m. Se encuentra al sureste del barrio de Hozana, en posición de ladera, escondida entre la vegetación que cubre este sector del monte Mullir. La boca se orienta al sur y el área vestibular presenta buenas condiciones de hábitat. 2. La cueva es de tamaño grande, con una boca de 9 metros de anchura que conecta con una única galería con varios pequeños divertículos laterales. El desarrollo total de la cueva es de unos 230 m. 3. Prehistoria cerámica indeterminada. Refugio / Aprisco. Medieval. "Marcas negras" / Depósito. 4. En el vestíbulo de la cavidad el grupo CAEAP recogió un hacha de hierro y reducidos fragmentos de cerámica a mano (Smith 1985). El vestíbulo se encuentra casi totalmente vaciado, conservando testigos laterales en ambas paredes, de unos 60 cm de altura, donde se observa un nivel de tierras arcillosas de color pardo, que incluye pequeños fragmentos de cerámica lisa prehistórica. Están realizados a mano, su superficie es de color parda y presenta desgrasantes de calcita. El hacha apareció en un recoveco pequeño, situado a un metro a la derecha de la boca. Hacia la mitad de la cueva, el grupo SESS localizó, en los años sesenta, una vasija a torno, de cronología medieval, así como abundantes concentraciones de carbón vegetal en el suelo (Begines 1966). Se trata de una pieza que puede fecharse en el siglo XIII (Bohigas 1984). También se han estudiado muchos paneles de "marcas negras", asignables al ciclo esquemáticoabstracto (Smith 1998). 5. S.E.S.S., P. Smith y C.A.E.A.P. Topografiada por S.E.S.S.

La información arqueológica: Fichas de yacimientos 6. Begines 1966, Smith 1998, Smith, Ruiz Cobo (1999) 43. Sima-Cueva del Risco (Matienzo 25) 1. El Sedo. Matienzo. Ruesga. Z: 196 m. 2. Se trata de una gran cavidad, con un desarrollo superior a 9000 m. Las galerías principales están ocupadas por cursos de agua, que bajan del polje de Hozana y resurgen en el barrio de Cubillas. Desarrollo: 9046. Boca original: cegada. 3. Paleolítico Superior. Hábitat. 4. Las evidencias de yacimiento proceden de un punto de la cueva, de un sector donde probablemente existió un acceso al exterior, es decir, una entrada hoy día cegada. En concreto, en la zona final de la denominada galería Pintó, miembros del grupo SESS identificaron restos de cérvido, quizás Cervus megaceros. Este lugar se encuentra a un kilómetro de la boca utilizada actualmente. En esta misma zona, unos años después, la Expedición Británica, encontró una azagaya monobiselada, posiblemente de cronología Magdaleniense, en el mismo lugar (MILLS 1975), donde existió otra entrada antiguamente. Se trata de una pieza de métrica pequeña, con 67 mm de longitud y 4.5 mm de diámetro, sección circular y un único bisel. Un reconocimiento reciente de la cavidad ha permitido la localización de una serie de grabados en la misma zona. 5. Investigada por SESS (Fernández Gutiérrez 1966) y por la EEM (Mills 1975). Topografíada por SESS. Materiales depositados en el M.R.A.P. 6. Smith (2006). 44. Cueva Chica (Matienzo 083) 1. Barrio de Cubillas. Matienzo. Ruesga. Z: 437 m. 2. Su boca orientada al oeste, de tamaño medio, con una anchura de 5m, da paso a un amplio vestíbulo, utilizado como abrigo por el ganado. Se trata de una cavidad de recorrido sinuoso y relativamente corto, con un desarrollo total de 48 m y sin desniveles marcados. 3. Medieval. "Marcas negras". 4. En el sector medio y en el fondo de la cueva, a unos 40 m, aparecen algunos conjuntos de pinturas negras, similares a las consideradas esquemático abstractas (Smith 1998).

5. Descubrimiento y topografía. EEM 6. Smith (1998) 45. Cueva del Espino (Matienzo) 1. Matienzo. Ruesga. Z: 573 m. Se encuentra en el sector más alto de la ladera, alejado del fondo del valle, en un ambiente de cumbres calizas, cerca de la cima del monte Mullir, en un lugar conocido como El Espino. 2. La cueva se abre al fondo de un abrigo, de unos 10 m de ancho, con bloques caídos. La boca se orienta al Oeste bajo un fuerte cantil. Utilizada habitualmente por el ganado menor la superficie presenta amplias zonas cubiertas por excrementos. La cueva se prolonga por una galería recta, repleta de bloques, ancha y baja, hasta desembocar en una sala. En su fondo se obstruye por una colada, que ha sido forzada por los espeleólogos británicos, que han accedido a amplias galerías interiores. 3. Bronce Final / Edad del Hierro. Indeterminada. 4. En la zona media del vestíbulo, en un bloque caído, aparece una cruz grabada mediante piqueteado. Mide unos 10 cm de longitud y la base está patada. En ambos laterales del abrigo de boca y entre la superficie de los pequeños bloques de caliza aparecen algunos huesos y varios fragmentos de cerámica a mano, gruesa y alisada. En el lateral izquierdo, a unos 4 m de distancia de la línea de visera, se recogieron dos fragmentos de panzas cerámicas a mano, que casan entre sí. Presentan pastas compactas con desgrasantes finos y medios indeterminables y su espesor es de 8 mm. También apareció un fragmento de panza, de otro vaso, de pastas grisáceas, desgrasantes muy abundantes, algunos de cerámica. El espesor de pared es de 7 a 9 y procede de una suave carena. En el lateral derecho, bajo el extremo de la línea de visera, entre los bloques y cantos de caliza acumulados, se recogieron un fragmento de borde y uno de panza que podrían ser del mismo vaso. El borde es muy vuelto al exterior, con digitaciones en la arista. La pasta es gris clara uniforme y presenta abundantes desgrasantes medios de calcita espática en cristales y otros también medios de otro material marrón. Espesor de 7 mm. El fragmento de panza es de color interior negro y exterior siena, desgrasantes de calcita y 7 mm. de espesor de pared.

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La información arqueológica: Fichas de yacimientos 5. La cavidad fue localizada durante los trabajos de campo del proyecto de Prospección del Medio Asón, a finales del año 2004, por miembros del GEIS C/R, CAEAP y E.E.M. 6. Inédita. 8. Material depositado en el M.R.A.P. 46. Abrigo de La Cuevona (Matienzo 85) 1. Barrio Camino. Matienzo. Ruesga. Z: 240 m. 2. El abrigo, se encuentra en la zona baja de la ladera de La Colina, orientado al Sur, y ofrece un buen lugar de hábitat. 3. Paleomesolítico indeterminado. Hábitat. 4. La única evidencia de yacimiento es una pieza de sílex que aparece en su superficie, en concreto una lasca de retoque. 5. Descubrimiento y topografía: P. Smith. 6. Smith, Ruiz Cobo (1999) 47. Cueva de Las Grajas (Matienzo 89)

colocados en las repisas (Ruiz Cobo, Smith 1997). De uno de los huesos del bóvido procede la datación correspondiente al Bronce Antiguo (3710 b.p, 2025 en cronología calibrada). La cerámica fue datada por TL en el 3797 ± 348 b.p. (MAD-2104). En dos cubetas naturales formadas en la concreción pavimentaria aparecen acumulaciones finas de carbón vegetal, selladas por niveles de arcillas y en alguna de las cuales habían caído materiales del depósito de la Edad del Bronce. La datación del carbón que formaba el depósito proporcionó una fecha de época romana – 1950 b.p. (Beta-88447). Por último se dató un fragmento de carbón, por su forma y contexto procedente de una antorcha, en época medieval (820 ± 70 b.p.). 5. Descubrimiento y topografía. El yacimiento fue descubierto por Peter Smith y miembros del grupo CAEAP. La investigación fue desarrollada por la EEM y J. Ruiz Cobo. Topografía EEM. 6. Ruiz Cobo, Smith (1997). 48. Cueva de Cubillones (Matienzo 272)

1. La Secada, Matienzo. Ruesga. Z: 380 m.

1. Fuente Las Varas. Matienzo. Ruesga. 500m.

La cavidad se encuentra en una larga ladera, orientada al noroeste y cubierta de hayas.

Se encuentra en la zona más alta de la ladera, bastante alejado del fondo del valle.

2. Su boca, en forma de arco, mide unos 4 m de ancho por 3 de alto. La cavidad tiene forma de gran salón, pero su suelo es muy descendente y aparece cubierto por grandes y complejas formaciones calcáreas. O.B.: N.W.

2. Es un abrigo amplio y profundo localizado al pie de una peña caliza y orientado hacia el norte. La boca presenta una anchura de unos 18 m y el fondo, muy irregular, un desarrolló mínimo de 6 m.

3.

3. Epipaleolítico. Aziliense. Hábitat.

Bronce Antiguo. Depósito. Romano. Indeterminada.

4. En la zona interior de esta cavidad se ha documentado un conjunto de facies depósito, realizado en dos momentos: los inicios de la Edad del Bronce (hacia 1750 a.C.) y en el cambio de era, como apuntan las dataciones radiocarbónicas efectuadas. En varios puntos de la cueva, en forma de repisa natural, se depositaron al menos seis vasos cerámicos de diversa morfología y funcionalidad. La principal degradación del yacimiento puede datarse en época medieval -hacia el siglo XIIcuando fueron fracturados los vasos centrales, de mayor tamaño. El análisis faunístico revela que, junto a las cerámicas prehistóricas se depositaron animales domésticos: un ejemplar de bóvido joven, un ovicáprido y un cerdo, también de edad juvenil, que fueron destazados antes de ser

228

Z:

4. Esta cueva fue reconocida, a finales de los años 50, por el equipo de Camineros de la entonces Diputación Provincial que identificaron su yacimiento. En superficie se aprecia un nivel con restos líticos muy deteriorado y que podría corresponder a una ocupación paleolítica. La EEM recogió una muestra de superficie, depositada hoy en el M.R.A.P. Incluye: - 1 fragmento de maxilar de Cervus elaphus, con dos molares (M2 y M3), así como un M1 suelto y un fragmento de otro molar. - 1 calcáneo de Cervus elaphus. - 2 conchas de Littorina littorea. - 1 fragmento de hueso largo, con evidencias de percusión y dos líneas incisas en una de sus extremidades.

La información arqueológica: Fichas de yacimientos La serie lítica está integrada por 14 piezas de sílex, que se describen a continuación: Lámina con retoque de uso, de arista de núcleo, (52-16-8), talón diedro, en sílex mate. Lámina fragmentada, con retoque de uso, talón eliminado (17-12-4), en sílex gris mate. Lámina, con retoque de uso, talón eliminado (3012-3), en sílex negro brillo. Lasca simple, talón plano (18-16-3), en sílex gris mate. Lasca simple, talón plano (21-13-3), en sílex gris mate. Lasca de decorticado 2º, flanco de núcleo, talón plano (44-33-12), en sílex gris mate. Núcleo de sílex gris mate (36-27-26). Lasca simple, fragmentada, talón plano (36-25-8), en sílex gris mate. Lasca simple, talón plano, retoque Spdc (36-258), en sílex gris opalino brillo. Lasca secundaria, en arista de núcleo, (42-24-14), talón plano, retoque Smdalt, en sílex opalino brillo. Lasca simple, talón retocado (Spdd), (32-21-7), en sílex marrón brillo. Lasca simple, fracturada (20-22-9), talón plano, sílex hidratado. Núcleo (58-40-36), en sílex de mala calidad, grano grueso (MC-2 dendritas). Lasca secundaria, talón cortical (34-38-19), retoque SEpdc, en sílex gris veteado. Durante la realización del proyecto de prospección del Medio Asón se comprobó que toda la superficie ocupada por el yacimiento aparecía cubierto, a finales de 2004, por una potente capa de excremento de ganado. En los pozos de goteo se han estudiado algunas piezas de sílex, en concreto: Núcleo de sílex opalino, de procedencia litoral, algo deshidratado, y fragmentado (25-30-22). Lasca simple, fracturada, talón roto, en sílex litoral (18-15-4). Lasca simple, fracturada, de borde de núcleo, talón roto, en sílex litoral (13-12-3). Raspador frontal sobre lámina, retoque inverso en un lateral, en sílex gris brillo, foráneo (31-14-5). (SEpdc). Raspador microlítico, sobre lasca, en sílex gris brillo veteado (23-18-7). Retoque A/SEpdc. 5. Investigación y topografía: P. Smith y CAEAP. 6. Smith, Ruiz Cobo (1999). Muñoz Fernández y San Miguel Llamosas (1988). 49. Estación al aire libre de Beralta-Usaño 1.Beralta. Matienzo. Ruesga. Z: 365 m.

4. Designada en bibliografía como estación de Beralta 5. Se trata de una mínima concentración de material lítico aparecido en superficie, entre la tierra gris de una pista maderera. Está situada a unos 250 metros de la carretera del puerto, a unos 30 metros de la torre de alta tensión. Se recogieron 2 piezas de sílex, sigladas como Beralta-Uzano 1, y 2. Una lasca de sílex blanco y un fragmento roto por flexión de lámina en sílex blanco rosado, con retoques de uso como la anterior. Se recogió también un fragmento de concha de cabra (Scrobicularia plana). 5. Descubrimiento: CAEAP y Proyecto de la Prehistoria Reciente de Matienzo. 6. Ruiz Cobo (1995), Ruiz Cobo y Smith (1999), Ruiz Cobo et al (1999-2000). 7. M.R.A.P. 50. Estación tumular Beralta – Usaño 1.Beralta. Matienzo. Ruesga. Z: 455 m. Se encuentra en la ladera oriental del Monte Piluca, inmediatamente al Este de la estribación de Beralta. Se accede por una pista maderera que sale de lo alto del puerto de Cruz de Usaño, hacia el oeste. Se sigue la pista en torno a un kilómetro hasta abandonarla en la parte cercana al alto. Desde allí se accede hasta la línea divisoria, donde en un rellano de ladera se encuentran los túmulos. 2. Se trata de una zona caliza, calizas aptenses, con algunos bancos de calcarenitas, cubierta por vegetación de monte bajo, en zonas con eucaliptal ahora retirado. Aparecen algunos tocones de encina y algunas encinas dispersas. 3. Necrópolis Calcolítico.

tumular.

Tardoneolítico

-

4. Se han localizado tres estructuras tumulares. Beralta 1 es un pequeño túmulo, de unos 3 metros de diámetro y 0,3 m de altura. Túmulo de piedra y tierras y siete lajas de formato bloque de arenisca o calcarenita. Beralta 2, similar pero algo mayor, está situado a unos 30 metros hacia el este, en la misma línea de cumbres. Beralta 3 es una estructura tumular de unos 7 a 8 m. de diámetro, y 50 cm. de altura, tierra y piedras de arenisca y calcarenita, y bloques de arenisca. Está situada también a unos 40 metros de la anterior. Presenta su perímetro deformado por la maquinaria pesada. Está cercano a una linde en cárcava. El problema de la procedencia de la arenisca es complejo. Puede llegar de la desmantelación de las capas superiores o de afloramientos laterales

229

La información arqueológica: Fichas de yacimientos de calcarenitas, que al alterarse producen bloques de arenisca. En una estribación situada al sur del conjunto, a unos 395 m aparece un hito (Beralta 4) de unos 80 cms. de altura por 25 x 30 cm. en la base. Arenisca o calcarenita, lados debastados. Sin grabados visibles. 5. Descubrimiento: Proyecto de la Prehistoria Reciente de Matienzo. 6. Ruiz Cobo y Smith (1999).

51. Yacimiento de La Muela. 1. Sierra de Mullir. Matienzo. Ruesga. Z: 730 m. 2. Se trata de una estación de superficie, localizada en uno de los collados de Sierra Mullir, cercana a la cumbre de El Copete. 3. Paleolítico / Mesolítico. Cantera 4. En una amplia extensión de terreno, que supera los 300 m2, aparecen acumulaciones de restos de talla de sílex, en su mayor parte se trata de sílex autóctono. En algunos casos aparecen piezas laminares, con retoques continuos, fragmentos de piezas, etc., recordando el conjunto a los clásicos yacimientos de facies taller - cantera de área central del litoral de la región. El yacimiento debe relacionarse con la existencia en las inmediaciones, a pocos cientos de metros hacia el Este, de una serie de cantiles de roca caliza portadoras de grandes nódulos de sílex negro. Fue localizado de forma accidental mientras se buscaban puntos de abastecimiento de materias primas líticas en el valle, dentro del P.P.R.M. Inédito. 5. Descubrimiento e investigación: PPRM 6. Smith, Ruiz Cobo (1999).

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La información arqueológica: Fichas de yacimientos. Fig. 4.2. Plantas de cavidades: Matienzo

1. Cueva 389 (E.E.M.)

2. Torca del Serrucho (Matienzo). E.E.M.

4. Los Helechales (Matienzo). E.E.M.

3. Cueva de Comellante (Matienzo). E.E.M.

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La información arqueológica: Fichas de yacimientos.

5. C. 1514 (Matienzo). E.E.M.

7. Adillos (Matienzo). S.E.S.S.

6. La Cuevuca (Matienzo). E.E.M.

8. C. 179 (Matienzo). E.E.M.

9. Codisera. A partir de un original de S.E.S.S. (modificado)

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La información arqueológica: Fichas de yacimientos.

10. C. Codisera II (Matienzo). CAEAP.

12. C. Calleja Rebollo (Matienzo). E.B.M.

13. La Cubía de Sel de Suto (Matienzo). E.E.M.

14. El Callejón de Seldesuto (Matienzo). E.E.M. Simplificada

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La información arqueológica: Fichas de yacimientos.

15. Callejón de Seldesuto 2. Matienzo. E.E.M.

16. C. 793. Cubío Redondo. (Matienzo). E.E.M. / GEIS C/R.

17. C. Barandas (Matienzo). E.E.M.

18. Sima del Cráneo (Matienzo). E.E.M.

19. Abrigo de Cubija (Matienzo). E.E.M.

20. Cueva de Coburruyo (Matienzo). E.E.M.

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La información arqueológica: Fichas de yacimientos.

21. C. del Molino o del Agua (Matienzo). E.E.M.

22. C. de Sotarraña (Matienzo). E.E.M.

23. C. Roja (Matienzo). E.E.M.

27. C. de Reyes (Matienzo). E.E.M.

24. Sima del Diente (Matienzo). GEIS / EEM

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La información arqueológica: Fichas de yacimientos.

25. C. de Rascavieja (Matienzo). E.E.M.

26. Cueva de Cofresnedo (Matienzo). E.E.M.

29. Abrigo del Agua (Matienzo). CAEAP

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30. C. Garma Redonda (Matienzo). E.E.M.

La información arqueológica: Fichas de yacimientos.

31. C. de Orilla Mijeo (Matienzo). E.E.M.

35-36. Cuevas 708 y 709 (Matienzo). E.E.M.

32. C. de Germán (Matienzo). E.E.M.

33. Planta y sección de la Cueva 1289 (Matienzo). E.E.M.

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La información arqueológica: Fichas de yacimientos.

34. C. Los Emboscados (Matienzo). E.E.M.

37. C. de Los Tres Niños (Matienzo). E.E.M.

38. Cueva 880 (Matienzo). E.E.M.

39. Cubía de la Vega (Matienzo). E.E.M.

40. Cueva de Orillón (Matienzo). E.E.M.

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La información arqueológica: Fichas de yacimientos.

41. C. Concebo (Matienzo). E.E.M.

43. Sima Cueva del Risco (Matienzo). E.E.M.

42. C. de Cuatribú (Matienzo). E.E.M.

44. Cueva Chica (Matienzo). E.E.M.

45. Cueva del Espino (Matienzo). E.E.M.

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La información arqueológica: Fichas de yacimientos.

46. C. de la Cuevona (Matienzo). S.E.S.S.

48. C. de Los Cubillones (Matienzo). E.E.M.

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47. C. de Las Grajas (Matienzo). E.E.M.

La información arqueológica: Fichas de yacimientos.

SECTOR 2. RASINES 1. Cueva del Armañón 1. Localización: Ojébar. Rasines. Z: 304 m. Cavidad situada en la base de un pequeño espejo de falla, en una ladera orientada al Oeste, a unos 200 metros del portillo de Pos. Se trata de una cueva conocida por los lugareños. 2. Descripción de la cavidad: Presenta tres bocas sucesivas, todas de buen tamaño. En el extremo izquierdo aparece una boca amplia que conduce a un pequeño vestíbulo, en forma de abrigo, de planta semicircular. En el fondo presenta una galería colgada, aunque de fácil acceso, y de pequeñas dimensiones. Esta galería pronto se convierte en un tubo descendente que a los pocos metros gira bruscamente hacia la izquierda, reduciendo sus dimensiones y desembocando en una salita llana, de pequeño tamaño, con bloques, lugar donde se encuentra el yacimiento. La cueva continúa hacia la derecha y de frente por dos gateras impracticables. En el extremo derecho del abrigo de entrada, y por medio de un pequeño corredor colgado se llega al segundo vestíbulo, que presenta una boca bastante amplia, de planta rectilínea, ancha y ascendente, que progresivamente va perdiendo altura, hasta el fondo, donde gira bruscamente a la derecha por una galería de similar anchura, aunque más alta, que desemboca en la tercera boca. Esta última es de tamaño grande y aparece toda ella cerrada por muro, fabricado a hueso, por bloques de tamaño mediano. 3. Prehistoria cerámica indeterminada. Cerámica descontextualizada. 4. En la salita situada al fondo de la galería izquierda de la cueva se localizó un fragmento de panza de cerámica, realizada a mano, de color exterior marrón claro, alma negruzca e interior rojizo, con desgrasantes de calcita. Su espesor de pared es de 7 mm. 5. C.A.E.A.P., J. Ruiz y P. García. Topografía realizada por C.A.E.A.P. 6. Referencias: G.A.E.S. (2001:107); V.V.A.A. (2002). 2. Cueva de Armañón II 1. Ojébar. Rasines. Z: 302 m.

Cavidad situada en la parte alta de la ladera de una colina existente a la izquierda del collado de Pos, en la base de un espejo de falla y a unos metros a la derecha de la cueva de Armañón I. 2. Su boca es bastante amplia y el vestíbulo presenta un trazado recto y ligeramente ascendente, hasta desembocar en una galería recta, ancha y relativamente baja, que acaba en una sala alargada en cuya parte derecha, en el techo, aparece una boca parcialmente colmatada. Desde aquí la cavidad continúa unos metros por una galería recta, de buenas proporciones, que acaba en un salto de casi 3 metros de desnivel, desembocando en una galería alta, ancha y recta que presenta una bifurcación. El conducto de la derecha, bajo y ancho y se ciega a los pocos metros por las concreciones, destacando la presencia de grandes zarpazos de oso, realizados en la capa decalcificada de la concreción parietal. 3. Bronce Pleno. Depósito. 4. En la parte derecha de la galería contigua al vestíbulo, de techo bajo, aparece, en superficie, un fragmento muy grande de una vasija lisa, a mano, con perfil de carena alta, tamaño mediano y borde ligeramente convexo. El tratamiento superficial es bruñido, las pastas están bien cernidas y la cocción es oxidante, con color exterior gris rojizo e interior negruzco. La pasta incluye desgrasantes de calcita y de mica de tamaño fino. El espesor de pared es de 7 mm. En las inmediaciones de este fragmento aparecen restos óseos, de ovicápridos y suídos (Sus sp.) 5. C.A.E.A.P., P. García Gómez y J. Ruiz Cobo. Topografía realizada por C.A.E.A.P. 6. G.A.E.S. (2001: 107) 3. Cueva de La Picota 1. Ojébar. Rasines Z: 345 m. Cavidad situada casi en la cima de una morra que delimita el valle de Valseca por el oeste y en cuya ladera se abre la cueva de Campo de Pos. 2. La boca se abre en el suelo, y se ha originado por el colapso de una amplia cavidad que ha dejado una profunda dolina. Presenta una boca estrecha y alta que da acceso por un corredor descendente, a una sala de amplias dimensiones, con el techo hundido, por lo que únicamente los laterales poseen techo, especialmente el izquierdo, que termina en un laminador repleto de bloques. De frente la cueva continúa por otro

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La información arqueológica: Fichas de yacimientos. laminador que acaba a los pocos metros. Desnivel máximo de 17 m. 3. Calcolítico - Bronce Antiguo. Depósito. 4. Entre los bloques de la parte izquierda de la sala de entrada, que está sobreelevada con respecto al centro de la misma, en superficie, se observan abundantes fragmentos de un gran vaso de tipo orza, de perfil ovoide, con decoración plástica en la zona inferior de la panza y lisa por la superior. En esta parte alta aparece un cordón de sección poco resaltada y sección triangular. El cordón recorre la zona de unión con la zona de barro plástico aplicado por lo que en algunos tramos está cubierto por el mismo. Los fragmentos, en algunos casos de tamaño grande, aparecen dispersos en una superficie de unos 4m2, entre los bloques que cubren el suelo. Se estudia un borde de orza de la superficie de este yacimiento. Sus caracteres son: Diámetro de boca: 360 mm, longitud de cuerda exterior: 128 mm, espesor de arista: 11 mm, espesor medio de pared en la panza: 8,5 mm, color exterior: beige a gris, color interior: gris claro, cocción: reductora doble. Tratamiento de superficie: Espatulado interior y exterior. Espatulado post-cocción. Pastas: finas, bien decantadas. Desgrasantes finos de cuarzo y mica biotita. Dos pastas: Exterior, sin desgrasantes casi, siena claro. Interior con desgrasantes de color negro. Corresponde a una orza clásica. 5. C.A.E.A.P., P. García Gómez y J. Ruiz Cobo. Topografía realizada por C.A.E.A.P. 6. G.A.E.S. (2001:128), V.V.A.A. (2002). 4. Cueva de La Picota II (o del Calero de la Picota). 1. Ojébar. Rasines. Z: 290 m Su boca se abre en la ladera norte del monte de La Picota, a unos metros de un antiguo calero. 2. Presenta tres entradas situadas en el borde de una dolina, de las cuales, la principal es la situada en el extremo izquierdo, de perfil ancho y bajo. Desde la boca se accede a dos galerías independientes de las que la principal es la de la izquierda, donde hay un pequeño escalón. Se trata de una galería rectilínea y de perfil marcadamente descendente que termina en un pequeño salto de unos 3 metros, franqueable sin utilizar medios de escalada. Continuando la galería se llega a una sala bastante amplia, con un pilar hacia su centro, desde la que continúa por una galería estrecha, en que aparece un charco de agua, que a los pocos metros se hace ascendente, desembocando en una

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gran colada. Por la parte derecha de la boca principal la cueva continúa por un reducido corredor hasta desembocar en una salita ancha y baja, donde se encuentra el yacimiento. A esta sala dan también dos pequeñas bocas en la parte izquierda, continuando en su base por un laminador impracticable. 3. Bronce Pleno. Depósito 4. En la plataforma de la parte derecha de la boca, a la entrada del laminador, entre bloques de pequeño tamaño, se localizan varios fragmentos de una vasija de tamaño medio, de perfil carenado, con borde recto y arista recta. Su perfil es de tipo en hombrera, con un diámetro de carena algo menor al diámetro máximo. El diámetro de boca es de 123 mm y la altura estimada es de unos 110 mm. El tratamiento superficial es bruñido, el color exterior negro a rojo muy oscuro y el interior negro. Las pastas están bien decantadas y son de calidad, con desgrasantes finos a medios de caliza quemada. Tanto el perfil como el tratamiento general corresponden a un tipo que aparece en los depósitos en cueva del Bronce Pleno. 5. P. García Gómez. La cueva ha sido catalogada por el grupo G.A.E.S. como RN-102. Topografía C.A.E.A.P. 6. G.A.E.S (2001) 5. Cueva de La Brena IV 1. Santa Cruz. Rasines. Z: 173 m. Reducida cavidad fósil situada en una ladera muy escarpada, labrada en la pared Noreste del valle de Valseca. La vegetación del entorno, formada por matorral de encina, hace que la localización de la boca resulte difícil. 2. Su boca es amplia, en relación al pequeño tamaño de la cavidad, y da acceso a un pequeño vestíbulo que se va reduciendo en tamaño, y girando hacia la izquierda, donde se llega a cegar. 3. Indeterminada: Sepulcral. 4. En superficie, en la zona derecha del vestíbulo se halló una esquirla ósea semifosilizada y un incisivo humano, afectado parcialmente por el fuego. 5. Descubrimiento / Investigación: C.A.E.A.P., P. García y J. Ruiz Cobo. 6. Topografía: Realizada por C.A.E.A.P.

La información arqueológica: Fichas de yacimientos. 6. Cueva de la Brena III 1. Santa Cruz. Rasines. Z: 175 m. Cavidad situada en una ladera, a la entrada del valle de Valseca, a unos cincuenta metros a la derecha de la cueva de la Brena, en medio de un amplio lenar, en dirección al barranco de la Cárcava, y próxima a un cruce de pistas forestales, en las proximidades de una cabaña. 2. Presenta una boca estrecha y pequeña, de poco más de un metro de altura, difícil de localizar, y que comunica con una estrecha galería de desarrollo recto, suelo cubierto de bloques y ligeramente descendente. Al fondo de la galería el tubo se estrecha, y aparece un escalón en el suelo, que da paso a una salita alargada, también cubierta de bloques, donde se localiza parte del yacimiento arqueológico. En la pared derecha de la primera galería se abre un laminador, casi cegado por bloques y ligeramente descendente, por donde se aprecia la existencia de corriente de aire. Al fondo, el laminador gira hacia la izquierda, y se hace de mayores dimensiones. Continúa por una galería sinuosa, que en su fondo se hace más angosta, con el suelo descendente, hasta desembocar en un estrechamiento que da paso, tras girar hacia la derecha, a una galería de buenas proporciones, recta, que termina en una rampa que comunica con un pequeño laminador. Hacia la izquierda acaba en una amplia sima, por donde sale la corriente de aire. Desde ella se continúa por varias galerías de corto desarrollo. 3. Calcolítico - Bronce Antiguo. Depósito cerámico 4. En la cavidad aparecen restos cerámicos en varios puntos: la salita de la izquierda, la galería interior, después del primer laminador, el fondo de la sima y una repisa interior. En el suelo de la salita abierta al fondo del vestíbulo, a unos tres metros de la boca, aparecen restos de carbón y se observan abundantes fragmentos de un vaso de tipo orza, de perfil ovoideo, con decoración, en su zona inferior, de barro plástico aplicado y dedadas. En concreto se han identificado 15 fragmentos en un espacio reducido de la sala (Brena 1 a 3). El segundo punto donde aparece cerámica es la zona media de la primera galería interior, a ambos lados de un tubo en fuerte pendiente abierto en el suelo de la galería (referenciados como 5-6-7). En el fondo de la sima aparecen fragmentos de panza lisa y un fragmento de borde (4). En una galería más interior, en una repisa, aparece otro fragmento de borde (9). El fragmento Brena 8 se

encuentra en la superficie de la galería, pocos metros después de superar el primer laminador. Brena III-1 a -3. Quince fragmentos de borde, panza lisa, panza con pasta aplicada y fondo de un vaso de tipo orza. Presenta el borde de tendencia, algo vuelto al interior, con arista semicircular. Los fragmentos de panza que corresponden a la zona superior son, o bien lisos o bien decorados por un realce de sección circular muy aplanada, poco marcado. El diámetro de boca es superior a los 22 cms. El fondo -de tipo plano y ligeramente indicado- se conserva entero y su diámetro es de 165 mm. La pasta es la característica de estos vasos, con cocción irregular oxidante, y en este caso aparecen desgrasantes medios y finos de cuarzo. Brena III-4. Fragmento de borde de un vaso de tipo contenedor, de borde recto con cierta tendencia a volverse hacia el interior. Arista planta y decorada con incisiones lineales oblicuas. Además presenta una cinta de pasta aplicada, de sección triangular, a cuatro centímetros de la arista. La superficie está espatulada, la pasta es de cierta calidad y sólo se observan desgrasantes muy finos de mica. La cocción es reductora, con el exterior negruzco, alma marrón e interior rojizo. El diámetro de boca aproximada sería de unos 40 cms, y el espesor de pared de 8 mm. Brena III-5. Fragmento de panza lisa, con una cinta aplicada de barro aplicado de sección triangular redondeada. Superficie alisada fina y cocción reductora, con color exterior marrón oscuro, alma marrón e interior rojizo. Podría corresponder a la misma pieza que Brena III-4. Brena III-6. Fragmento de panza lisa con una cinta de sección triangular aplanada, justo en el límite con la zona con barro plástico aplicado moldeado por dedadas. La zona lisa está espatulada. Espesor de pared de 10 mm. Brena III-7. Fragmento de fondo de tamaño muy reducido. Superficie con barro plástico aplicado. Espesor de pared, de unos 8 a 9 mm. y de 11 de fondo. Podría corresponder al mismo vaso que los dos anteriores (?). Brena III-8. Amplio fragmento de borde de un vaso de boca abierta y delineación parabólica, con arista plana. La superficie esta bien tratada, casi espatulada, sin que se aprecien desgrasantes a la vista. Las pastas con compactas. El diámetro aproximado es de unos 30 cms. y el espesor de pared de 7 - 8 mm.

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La información arqueológica: Fichas de yacimientos. Brena III-9. Fragmento de borde de delineación vertical, de un vaso de tipo contenedor, más o menos cilíndrico o ovoideo. La arista es plana y presenta un mamelón de planta ovalada aplanada muy cerca de la línea de arista (a un centímetro). La superficie está finamente alisada y no se aprecian con claridad desgrasantes. En la pasta aparecen huellas de desgrasantes, desaparecidos por la cocción, a juzgar por su tamaño y aspecto, de cristales de calcita. El espesor de pared es de 7 mm. - 12 en el mamelón-. El fragmento no permite un cálculo preciso del diámetro, que supera los 32 cms. El conjunto corresponde a cuatro vasos: Dos vasos de tipo orza, una con decoraciones plásticas de tipo realce y barro aplicado y otra de tamaño mayor, con incisiones en la arista, cintas y también con dedadas, un vaso grande, abierto, de perfil parabólico y un vaso de tipo contenedor con un mamelón. 5. C.A.E.A.P., P. García Gómez y J. Ruiz Cobo. Topografía de C.A.E.A.P. 7. Cueva de La Brena II 1. Santa Cruz. Rasines. Z: 166 m. Su boca se abre a escasos metros de la cueva de la Brena, en la ladera Este del valle cárstico de Valseca, en su sector norte. La cueva fue utilizada por dos maquis durante la Guerra Civil. 2. Presenta una boca reducida y un pequeño vestíbulo descendente al fondo del cual hay un resalte con un estrechamiento que conduce a la salita final, donde se abre una chimenea. 3. Prehistoria cerámica indeterminada: Sepulcral. 4. En el paso que conduce a la sala final, junto a la pared derecha, aparecen restos humanos de un individuo adulto, parcialmente concrecionados y en varios casos fracturados. Se distinguen: 1 fragmento de cráneo, 1 fragmento de coxal, 1 fragmento de fémur. También se observan dientes de suido (Sus sp.). En el parte alta de la pared, junto al techo, sobre la zona aparición de los restos humanos, aparece un panel de figuras negras, realizadas con carbón. Otras representaciones se han realizado en las paredes inmediatas. Aunque en algunos casos el aspecto de las figuras es claramente reciente no hay seguridad sobre la cronología de todas ellas. 5. Descubrimiento / Investigación: C.A.E.A.P. Topografía realizada por C.A.E.A.P.

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7. G.A.E.S. (2001: 125), V.V.A.A. (2002). 8. Cueva del Mazo 1. Ojébar. Rasines. Z: 214 m Cavidad situada en la cara Suroeste del monte Picota, en la ladera de una pequeña estribación de la falda del monte. Desde su boca se domina el valle de Valseca. A pocos metros de la cueva se conservan los restos de un antiguo calero. 2. Se trata de un abrigo orientado al Oeste, de unos 13 m de longitud, por 2,5 m de profundidad, y con una altura en la parte externa de 1,25 m, cuyo techo desciende progresivamente desde la boca hacia el fondo, hasta colmatarse, dejando únicamente una oquedad, inferior al metro, hacia el centro del abrigo. En el área de talud situada frente al abrigo se conservan los bloques de desplome, y se aprecia con claridad que el abrigo fue mucho mayor, aproximadamente de unos 17 m de anchura por 7 de fondo. En el extremo derecho del abrigo se abre una pequeña y estrecha galería, formada a partir de una diaclasa. Después de unos 4,5 m en rampa pronunciada se ciega casi totalmente por una colada. Tras este paso, la galería cuyo suelo está formado por una colada, cae en una fuerte rampa hacia el interior, de unos 5,5 m de desarrollo, desembocando en otra galería, recta y de pequeñas proporciones. La primera parte de este tubo está ocupada por bloques caídos desde el exterior, y después aparece cubierta por sedimentos sueltos, de matriz limosa y arenosa, producto de la frecuente actividad hídrica de la galería. En total este conducto mide unos 8.5m de longitud. El yacimiento aparece en su tercio final, y los restos se encuentran entre las arenas y limos del suelo, una vez superado el tramo cubierto de bloques. 3. En la estación aparecen dos yacimientos de distinta cronología. - Abrigo exterior: Mesolítico. Hábitat. - Galería terminal: Paleolítico Superior. Hábitat. 4. Aunque las evidencias paleolíticas aparecen en el fondo de la cueva, todo apunta a que han sido arrastradas hasta allí desde su posición original, en el abrigo y en el talud de la cueva. El yacimiento del abrigo exterior: Las evidencias de yacimiento de facies conchero aparecen en la pequeña oquedad conservada en el talud de relleno del abrigo exterior, situada en la zona media del mismo, a unos 50 cm hacia el interior, detrás del material de superficie que rellena el

La información arqueológica: Fichas de yacimientos. abrigo, formado por excrementos de cabra y pequeños bloques y material suelto. Se observan abundantes conchas de caracol de tierra y restos óseos, que conforman un nivel de tierra de textura suelta y color pardo grisáceo, de unos 20 cm de potencia aproximada. Dada la angostura de esta oquedad el corte natural solo es visible desde un punto. Se han contabilizado, en la superficie de la oquedad y en el propio corte: 25 conchas de Cepaea nemoralis, 2 valvas inferiores y 1 valva superior de Ostrea edulis, 2 fragmentos de Mytilus sp., 1 astrágalo de Cervus elaphus, abundantes esquirlas óseas y 1 lasca 2ª de talón cortical, en sílex negro. En un punto cercano, en la propia superficie del abrigo, se hallaron una concha de Patella vulgata y otra de Patella intermedia. Yacimiento localizado en la galería de fondo. El tercio último de esta galería aparece tapizado de restos prehistóricos, esencialmente esquirlas óseas y piezas de marga. La matriz del nivel en que se encuentran revela que son producto del arrastre de la parte exterior de la galería. Las piezas más interesantes fueron clasificadas in situ. Aparecen las siguientes piezas retocadas: - Fragmento de lasca 1ª sobre placa de cuarcita, con raedera lateral directa (R21) - Lasca 2ª grande, de marga, de talón liso, y con filo transversal, con raedera lateral inversa (R21). - Fragmento mesial de lámina de marga, con raederas laterales directas en los bordes (2R21) - Lámina simple de marga, con talón diedro, con raedera lateral directa en el borde izquierdo, raedera denticulada directa en el borde derecho y truncatura retocada cóncava (R21+D23+T21). - Lasca 2ª de marga, con talón recto, con escotadura lateral directa (D21). Restos de talla Lascas simples: 14 de marga, 4 de ellas fracturadas. Lascas 2ª: 18. 17 de marga, 1 de cuarcita. 2 de ellas son de dorso natural y 3 están fracturadas. Lascas simples de borde de núcleo: 2 de marga, fracturadas. Lascas 2ª de borde de núcleo: 2, una de marga y una de cuarcita. Núcleos irregulares con córtex: 2 de marga Láminas simples: 2 de marga, ambas fracturadas Láminas 2ª de borde de núcleo: 1 fracturada, de marga Laminilla simple: 1 fracturada, de marga. La distribución numérica de tipos de talón es la siguiente:

Lascas: 19 lisos, 3 corticales, 2 suprimidos, 2 diedros, 1 facetado, 1 facetado convexo, 10 fracturados. Láminas: 4 fracturados Fauna: Capra ibex: 2 molares y 1 fragmento de molar. Cervus elaphus: 2 molares y 1 maxilar casi completo. Rhinoceros sp (?): 1 fragmento de esmalte de molar. Gran bóvido: 1 molar. Ursus sp.: 2 fragmentos de huesos de extremidades. La cueva contiene un importante yacimiento, al parecer prácticamente intacto, que debe extenderse por una zona mucho más amplia que la del propio abrigo, ya que éste se encuentra en la actualidad parcialmente desmantelado. Se han documentado dos ocupaciones. La más moderna con un espeso nivel de conchero, con Cepaea nemoralis y algunos moluscos marinos, sin duda de asignación Mesolítica. Por otra parte, en el fondo del covacho situado a la izquierda, aparece abundante material arqueológico arrastrado por fenómenos hídricos, y sin duda procedente de un nivel que debe conservarse en el abrigo. La industria está fundamentalmente realizada en marga, aunque aparece también algún ítem en cuarcita, y resultaría quizás encuadrable en los inicios del Paleolítico Superior, aunque la escasez del utillaje no permite hacer mayores precisiones. Es interesante la aparición masiva de margas, materia prima que, aunque frecuente en los yacimientos del Asón, no aparece en otras estaciones en esta proporción. Este material resulta más frecuente en los yacimientos musterienses y en los correspondientes a los inicios del Paleolítico Superior de la zona, como las cuevas del Arco B, Abandejos, Polvorín y Venta de la Perra, si bien aparece también en otros momentos del Paleolítico, como en el Achelense, en el yacimiento de Ramales y en el Solutrense de la cueva de la Luz. Los elementos más característicos de la serie lítica son, sin duda, las láminas con retoques en ambos bordes, una de las cuales presenta además, una truncatura retocada y los productos laminares sin retocar. La fauna también es característica del Paleolítico Superior, con abundante ciervo y cabra montés, y presencia de gran bóvido. No es posible confirmar la presencia de rinoceronte en la serie, dado el reducido tamaño del fragmento de molar localizado. De tratarse de esta especie indicaría una antigüedad de al menos Würm III

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La información arqueológica: Fichas de yacimientos. para parte el yacimiento, pues es en este momento cuando se extingue Rhinoceros trichorinus.

costilla-, algunos restos paleontológicos - 2 huesos- y fragmentos de cerámica lisa tosca.

5. La cavidad ha sido publicada por el grupo GAES, con la sigla RN-224. El yacimiento arqueológico ha sido localizado por P. García, miembros del grupo C.A.E.A.P. y V. Crespo (GEIS C/R). Topografía realizada por C.A.E.A.P.

Durante la exploración de la cavidad desarrollada por el grupo C.A.E.A.P. se localizó en la entrada de la sala interior, junto a la pared de la misma, entre los restos procedentes de la realización de las calicatas, un metacarpo humano.

6. G.A.E.S. (2001).

5. Seminario Sautuola / Museo de Prehistoria. C.A.E.A.P., P. García Gómez y J. Ruiz Cobo. Topografía realizada por G.A.E.S.

9. Cueva de La Saluca (La Esperanza) 1. Ojébar. Rasines. Z: 313 m Cavidad situada muy cerca y por debajo del Portillo de Pos, a unos 50 metros del sendero que, desde Pos conduce a Valseca. Dista sólo medio centenar de metros de la cueva del Campuco. 2. La boca es reducida, de aproximadamente 1,5 metros de anchura por 0,6 metros de altura y aparece parcialmente oculta por un murete de piedra realizado a hueso. En la parte interior y en contacto con el muro, sobre el suelo conformado por un saliente calizo plano, son observables dos series de cazoletas en grupos de tres efectuadas por abrasión. El vestíbulo es recto, ancho y bajo y gira en su fondo hacia la izquierda. Esta galería presenta a los pocos metros una bifurcación en dos laminadores, que se unen entre sí a los pocos metros y desembocan en una salita ancha y baja, donde aparecen dos profundas calicatas. La cueva continúa por un laminador muy bajo, estrecho y descendente que lleva a una sala de mayor tamaño de la que parte una galería en la pared derecha, de complicado recorrido y un laminador de frente que se ciega. En total la cavidad tiene un desarrollo de 119 metros. 3. Calcolítico / Bronce Antiguo.Sepulcral. 4. En el Museo Regional se conserva un pequeño lote de material arqueológico obtenido por miembros del Seminario Sautuola en esta cavidad a mediados de los años setenta. La referencia de un miembro de este grupo incluye información sobre las personas del Seminario que realizaron sondeos en esta cueva, e indica las coordenadas geográficas de su ubicación, tomadas en un mapa topográfico escala 1: 50.000. Sin duda se trata de esta cavidad que nos ocupa, y los sondeos son los que aparecen en la sala interior: uno bastante grande, realizado junto a la pared izquierda, y otro de tamaño más reducido, a unos metros a la derecha del anterior. El lote depositado en el Museo conserva algunos restos humanos - 2 fragmentos de cráneo y 1

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6. Alcalde del Río (1906); G.A.E.S. Bilbao (2001: 42-43, 107-108); Muñoz Fernández et al. (1987:157); Muñoz Fernández (1992: 247-255); Muñoz Fernández y Gómez Arozamena (1995:137-145); Rincón Vila (1985); Sierra (1909); V.V.A.A. (2002). 10. Cueva del Campuco (Campo de Pos) 1. Ojébar. Rasines. Z: 316 m. Cavidad situada en una ladera, cerca de una collada denominada Pos, en la parte alta del valle de Valseca. La boca de la cueva se abre unos metros por debajo de un sendero, siendo de difícil localización, por su reducido tamaño y por la vegetación que la oculta. 2. La boca, con una anchura y altura inferiores al metro, está orientada al Oeste. La primera galería es de desarrollo rectilíneo, estrecha y relativamente alta, y sigue un plano ligeramente descendente. Está recubierta por tierras marrón claras muy sueltas y en apariencia, revueltas en profundidad. Recorridos unos metros se bifurca, continuando de frente por un laminador estrecho que pronto se hace impracticable. Hacia la derecha, después de superar un paso angosto continúa por una galería estrecha, alta y recta, en cuyo fondo se ensancha, hasta terminar haciéndose impracticable. 3. Calcolítico- Bronce Antiguo. Sepulcral. 4. En el año 1903 fue excavada por los lugareños, hallando restos humanos, noticia que fue divulgada en la prensa regional, lo que motivó que fueran a visitarla, de forma independiente, Lorenzo Sierra y Hermilio Alcalde del Río. El primero recuperó los materiales, realizando su estudio, cuyos resultados se resumen a continuación. En primer lugar llama la atención la cita de Sierra de la existencia de una losa de arenisca, con unas medidas de 80 x 60 x 8 cms. que al parecer tapaba la boca de la cueva, a modo de puerta y que este

La información arqueológica: Fichas de yacimientos. autor encontró junto a la boca. Su métrica, similar a la de la boca de la cueva, y su litología diferente a las calizas aptenses del entorno, hace pensar, que efectivamente el conducto debió estar cerrado. L. Sierra (Sierra 1913) explica que los restos humanos aparecían concentrados a lo largo de la cavidad, e incluso lo representa gráficamente en la planta de la cavidad. En total diferencia 10 concentraciones de restos, número muy similar al de individuos inhumados, que se puede estimar en un mínimo de 13. Hoy día el yacimiento aparece muy revuelto, y sólo se observan fragmentos óseos muy aislados. El conjunto produce la sensación de estar vaciado íntegramente. En lo que respecta a los restos humanos recogidos, Sierra (1913) cita: - Varios fragmentos de cráneo y mandíbula, que corresponden a un mínimo de 5 individuos. - 1 vértebra atlas, 5 vértebras cervicales, 21 dorsales, 3 lumbares y 4 sacras. 26 costillas, 3 omóplatos derechos y 3 izquierdos, 8 coxis derechos y 6 izquierdos.

La cita de reno resulta problemática y es posible que no sea segura. Puede destacarse la escasez del ajuar asociado a las inhumaciones. Sierra (1913) cita la presencia de "varios fragmentos de cerámica basta y grosera", algunos de ellos incrustados en carbonato cálcico. La curvatura de una ellas permite suponerla un diámetro de 32 cms. Además Sierra describe y dibuja una especie de cincel de piedra pulida, quizás una pieza de arado, realizada en "cuarcita pizarrosa", material que el autor dice que aparece en la zona de Trucíos. Es posible que estuviese fabricado en una marga silícea, una roca muy dura y compacta en ocasiones, que aflora en varios puntos en el sector sudoriental de la Región. Hoy día esta pieza, como el resto del material recuperado por L. Sierra en la cueva, no se conserva, pero por su descripción se aprecia que se trata de un útil de sección cuadrada, de caras ligeramente curvadas, muy alargado, de 187 mm de longitud, por 25 de anchura y 19 de espesor. Podría interpretarse tanto como una especie de cincel o como una pieza de arado. 5. Sierra (1909, 1913). El plano topográfico de Sierra ha sido revisado por C.A.E.A.P.

- 10 húmeros derechos y 6 izquierdos, 4 cúbitos derechos y 6 izquierdos, 6 radios derechos y 5 izquierdos, 13 fémures derechos y 12 izquierdos, 7 tibias derechas y 8 izquierdas, 4 peronés derechos y 6 izquierdos, 1 rótula, 5 calcáneos, 4 astrágalos y 11 huesos de articulación.

7. Alcalde del Río (1906); G.A.E.S. (2001: 4243, 107-108); Muñoz Fernández et al. ( 1987: 157); Muñoz Fernández et al. (1992: 247-255); Muñoz Fernández y Gómez Arozamena (1995); Rincón Vila (1985); Sierra (1909); V.V.A.A. (2002).

Los restos faunísticos fueron estudiados por Harlé, con los siguientes resultados:

11. Cueva de la Rozada (RN-41)

- Equus sp.: 1 rótula, 1 falange 1ª y una pezuña. - Bos sp. : 1 M3 (inferior de leche), 1 cubonavicular, también de un individuo juvenil. - Rangifer tarandus: 1 fragmento de mandíbula, 1 epífisis distal de húmero. - Cervus elaphus: 1 fragmento de mandíbula, con M3 - Rupicapra rupicapra: 1 radio y 1 epífisis proximal de otro - Felix catus: 1 húmero - Ursus speleaeus (?): 1 M3 - Ursus arctos: 1 hemimandíbula con 4 molares y 1 canino, 1 fragmento de cóndilo y apófisis coronoides de esa misma mandíbula, 1 escápula, 2 húmeros enteros y 1 epífisis proximal de uno y una epífisis proximal de otro, 2 cúbitos, 2 radios, 2 metacarpianos, 1 calcáneo, 1 astrágalo y metatarsiano.

1. Valseca. Rasines. Z: 283 m. Se abre en la pared Este de Valseca, en una posición relativamente alta, en la ladera del Pico de las Lastras, por lo que resulta muy visible desde la ladera contraria. Catalogada por el grupo GAES con el número RN-41. Es bien conocida por los lugareños, que la han utilizado como aprisco para el ganado menor. 2. Posee una entrada amplia, de unos 2 metros de altura por 1 de anchura, parcialmente cerrada por un murete a hueso, que da acceso a un corto vestíbulo, aunque amplio y seco. La cueva continúa por una galería de desarrollo recto, de unos 20 metros de profundidad. El desarrollo total de la cavidad es de 34 metros. 3. Mesolítico. Hábitat.

- Macromamífero indeterminado: 1 escápula

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La información arqueológica: Fichas de yacimientos. 4. El vestíbulo ha sido afectado por su utilización como aprisco, restando únicamente pequeños testigos laterales en la pared izquierda, donde se observa un nivel superficial, de unos 20 cms. de potencia. Está formado por material arcilloso de color claro, en el que aparecen algunos fragmentos de concha de Solen marginatus, que corresponden a tres ejemplares, y restos de carbón. En la mayor parte de la planta del vestíbulo este nivel ha desaparecido por la ampliación del espacio derivado de su utilización ganadera.

En la ladera de un cono de derrubios formado sobre la sala del fondo, aparecen algunos huesos humanos dispersos, entre los bloques.

5. C.A.E.A.P., P. García Gómez y J. Ruiz Cobo. Topografía realizada por C.A.E.A.P. 6. G.A.E.S. (2001: 115-116).

5. Cavidad catalogada con el número RN-145 por el grupo GAES (2001:136), que publica también su planta. G.A.E.S., C.A.E.A.P. y P. García. Topografía de G.A.E.S.

12. Cueva del Calero del Agua

6. G.A.E.S. (2001)

1. Ojébar. Rasines. Z: 590 m (GAES).

13. Cueva de San Roque

Se encuentra en la pared Sur de la dolina del Calero del Agua, en la base de un amplio espejo de falla, a unos 30 metros sobre el fondo de la depresión.

1. Villaparte. Rasines Z: 159 m

2. Su boca es de tamaño reducido, 1,5 m de alta por 1 m de ancha, y está orientada al Norte. La galería es una rampa de pendiente pronunciada, con una anchura inferior al metro, en su primer tramo, y con suelo de grava y roca suelta. Después se hace más ancha y el suelo es arcilloso, manteniendo la fuerte pendiente, en torno a 45º a 50º. En la mitad del desarrollo de la rampa aparece una pequeña sala. Al final de la rampa la galería desemboca en dos salitas de medianas dimensiones, una de ellas algo elevada sobre el fondo. En el suelo de esta aparecen dos oseras y abundantes marcas de zarpazos en sus paredes. El desarrollo total de la cavidad es de 154 y el desnivel de 54.

En esta cavidad, el grupo G.A.E.S. localizó abundantes restos de Ursus sp. y otros restos de fauna. Su estudio revela la presencia de Bison priscus, Dama dama, Bos primigenius, y Ursus deningeri. Así mismo se cita la aparición de un esqueleto humano, bastante completo, que al parecer se recogió parcialmente, pues se cita como en estudio (GAES 2001: 46).

Se encuentra en la ladera de una colina poco dominante, a escasos metros por encima de una surgencia cárstica 2. Presenta una boca ancha y baja, que da acceso a través de un corredor a un vestíbulo también ancho y bajo, parcialmente colmatado por el relleno sedimentario de la cavidad. Al fondo del vestíbulo, y por medio de angostos pasos parcialmente cerrados por columnas estalagmíticas, se llega a un talud de unos 3.5 metros de profundidad. Este salto comunica con una sala alargada, ancha y muy alta, cuya superficie aparece cubierta por bloques, y que continúa por pequeños laminadores impracticables.

3. Prehistoria indeterminada. Sepulcral. 4. En la sala abierta hacia la mitad de la rampa aparece un nivel de arcilla rojas, con claras evidencias de rubefacción, de 2 cm de espesor cubierta por una gruesa capa de carbón, de 1 cm. Ya en el fondo de la cavidad, en la salita sobreelevada, aparecen dos oseras dispuestas de forma contigua a lo largo del eje de la galería. En su superficie aparecen abundantes huesos de oso. La métrica de los restos de oso indica que se trata de individuo de tamaño reducido. Siguiendo la galería, después de las dos oseras, a menos de un metro del borde de la misma, aparecen dos concentraciones de restos de carbón y algunos fragmentos de hueso.

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Soporte

Sx. Gr.Br

Sx.Opal

LD1 LD2 LS LM LQ NC G.B.

9 17 67 31 10 8 2

1 5 3 1

Sx Gr Mt 1 -

Tabla 4.3. Restos de talla de San Roque. LD1: Lasca de decorticado 1º, LD2: Lasca de decorticado 2º, LS: Lasca simple, LM: Lámina, LQ: Lasquita de retoque, NC: Núcleo, G.B.: Golpe de Buril. 3.

Epipaleolítico: Hábitat Mesolítico (?): Hábitat. Calcolítico-Bronce Antiguo: Sepulcral.

La información arqueológica: Fichas de yacimientos. 4. La cavidad es muy rica arqueológicamente. En el centro del vestíbulo se aprecia una gran calicata que pone al descubierto un yacimiento de tipo conchero, con abundantes conchas de Cepaea nemoralis, muchos restos óseos y algunas conchas de Ostrea edulis. En la superficie del vestíbulo, en grupo C.A.E.A.P. recogió una pequeña muestra de material, hoy día conservada en el Museo Regional de Prehistoria, que incluía algunas piezas retocadas significativas y fauna. Además, en el vestíbulo, aparecen restos humanos de varios individuos y algunos fragmentos de cerámica a mano. Uno de los fragmentos presenta barro plástico y dedadas aplicadas en diseño cruzado y otro más barro plástico aplicado. Otro corresponde a la base de un cuello liso y ligeramente vuelto, con 4 mm de grosor, y desgrasantes de mica moscovita. El último es un fragmento de panza liso, de color exterior negruzco. Por otra parte, miembros del Seminario Sautuola, realizaron excavaciones en el vestíbulo, en concreto el día 3 de Octubre de 1965. Fruto de esta intervención se conserva un lote de materiales en el Museo Regional de Prehistoria, integrado por algunos y sílex y abundantes restos paleontológicos. La última publicación sobre la cavidad es debida al G.A.E.S. y se recoge en el catálogo de cavidades de Rasines, que la estudiaron en 1977, hallando varios sílex, cerámicas, restos humanos, malacofauna y restos de jabalí, ciervo, corzo y lince. La serie paleontológica fue clasificada por P. Castaños y publicada por el G.A.E.S. (2001): - 1 M3 de Sus scropha. - 1 Incisivo de gran bóvido (Bison priscus o Bos primigenius). - 1 Fragmento de maxilar derecho de individuo juvenil de Cervus elaphus. - 1 Premolar y molar superior y fragmento de mandíbula con un molar de un individuo adulto de Cervus elaphus. - 1 Fragmento de mandíbula derecha de Capreolus capreolus. - 1 Canino superior izquierdo de Lynx sp. El estudio conjunto de todos los lotes de material depositados en los fondos del M.R.A.P. aporta los resultados que se resumen a continuación: Utillaje retocado Ref. 1. Raspador en extremo de lasca, filo semicircular, sobre sílex gris brillo (Sepdc) Ref. 2. Raspador microlítico, unguiforme, sobre sílex marrón mate (Sepdc)

Ref. 3. Raspador tendente a circular, microlítico, en sílex gris brillo (Sepdc) Ref. 4. Buril de dos paños, en sílex gris. Ref. 5. Lámina con retoque simple en los dos laterales, talón plano, en sílex gris patinado. Ref. 6. Lámina con retoques marginales en ambos bordes, sílex gris hidratado. Ref. 7. Gran lámina fracturada, con retoques sobreelevados en ambos bordes, sílex gris patinado. Ref. 8. Núcleo con retoques sobreelevados en un borde, conformado un raspador, en sílex gris hidratado. Ref. 9. Buril sobre una lasca simple de talón liso, en sílex marrón brillo. Ref. 11. Raspador en extremo de lasca, filo denticulado, en sílex gris hidratado (Sepdd) S. ref. 1. Raspador en extremo de lasca, sobre arista de núcleo, en sílex gris de calidad, pero hidratado. Retoque Semdc en el frente / Smdc en lateral. S. ref. 2. Doble truncatura sobre una lámina en doble fracturada, en sílex gris brillo de calidad (Apdc / Apde-c). Por último, un lote de industria lítica, observado en superficie, ofrece los siguientes resultados: Restos de talla: Una lasca simple de arista de núcleo, talón diedro, en sílex gris brillo, una lasca simple, flanco de núcleo en sílex gris veteado, con retoques marginales y de uso en un lateral, una lasca simple en sílex marrón mate, de talón liso, con retoques de uso. Piezas con retoque: Raspador en extremo de lasca simple, con retoque inverso, talón liso, en sílex opalino melado (Sepic); Denticulado y muesca sobre lámina de sílex negro, de procedencia litoral. Fauna: Ostrea edulis: 9 conchas Mytilus edulis: 9 conchas (fracturadas) Patella sp. : 4 conchas Ensis silicua: 1 concha (fracturada) Cervus elaphus: 1 fragmento de maxilar inferior de adulto; incisivos y varios molares, de adulto y de un juvenil, 1 falange 2ª y 1 fragmento de metacarpo. Capreolus capreolus: fragmento de maxilar con 2 molares y un premolar. Sus scropha: 1 fragmento maxilar inferior. Capra pyrenaica: 1 M2. Bos sp: fragmento distal de tibia.

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La información arqueológica: Fichas de yacimientos. También se conserva en una concreción de restos paleontológicos situada en la salita interior de la cueva, una pelvis y unas vértebras lumbares, en posición anatómica, fuertemente concrecionada de un animal de tamaño medio. Cerámica: 3 fragmentos de cerámica a mano, uno con barro plástico aplicado y dedadas y otros dos lisos. Otros dos fragmentos cerámicos lisos, de 6 a 7 mm de espesor, cementados junto a una mandíbula humana. Restos humanos Aparecen restos humanos en tres lotes diferentes, en ocasiones junto con restos de fauna, malacofauna y elementos industriales líticos y cerámicos. Resulta destacable el relativamente buen estado de conservación de las piezas, aunque, tanto algunos huesos largos, fémur, húmeros, tibias, como otros delicados, maxilares inferiores, están fracturados. Varios de ellos aparecen pegados o bien se aprecia que fueron reconstruidos, para después despegarse. La recogida de la mayor parte del conjunto fue realizada por el grupo GAES, que realizó la entrega en 1971, obteniendo los restos durante sus trabajos de prospección en la comarca de Rasines. Sólo determinadas piezas aparecen sigladas y en algunas de ellas aparece su asignación al tipo de hueso o a la edad asignada.

han evidenciado alteraciones ni patologías en los restos, salvo la existencia de caries en alguna de las piezas de un maxilar y la importancia del grado de desgaste en otro. 5. Descubrimiento / Investigación: La cueva fue descubierta por miembros del Seminario Sautuola. Posteriormente fue investigada por los grupos GAES y C.A.E.A.P. Topografía realizada por GAESS y modificada por C.A.E.A.P. 6. G.A.E.S (2001), Muñoz Fernández (1992), Muñoz Fernández, Gómez Arozamena (1995), Muñoz Fernández y Malpelo García (1992), V.V.A.A. (2002). 14. Cueva de La Maza de La Iseca 1. Villaparte. Rasines. Z: 136 m Reducida cavidad fósil abierta en el suelo de una pequeña colina, en posición muy dominante sobre el valle. Se abre al borde de una oquedad cárstica y su boca está muy oculta por la vegetación. 2. Presenta una boca reducida que da paso a una galería, que inmediatamente acaba a la izquierda y por la derecha continua por un laminador muy angosto y entre bloques. 3. Prehistoria cerámica indeterminada: Depósito (¿).

En la serie se aprecia una importante selección de huesos por el tamaño, dado que faltan las falanges, los pequeños huesos de articulación y una mayor representación de los metacarpianos y metatarsianos. No se ha conservado ningún fragmento de cráneo relativamente grande.

4. Hacia la mitad del laminador de la derecha, y junto a la propia pared derecha, en un área cubierta por bloques, aparecen en superficie algunas esquirlas semifosilizadas y un pequeño fragmento de cerámica tosca, de color negruzco, con desgrasantes de calcita, de 6 mm. de grosor.

En total aparecen 76 huesos y algunos pequeños fragmentos, de los que 33 corresponden a adultos, 10 a subadultos y otros 30 son fragmentarios o no significativos y no permiten su asignación. La presencia de dos fragmentos de maxilares inferiores, indica la existencia de dos adultos. Esto queda confirmado por la existencia de dos omóplatos de adulto diferentes, uno de ellos al menos de género masculino. En cuanto a los subadultos se comprueba que existen dos individuos de edades diferentes por la métrica de los húmeros, que pueden reconstruirse a partir de los fragmentos. Aunque la edad de muerte era relativamente cercana uno estaba más cerca de la infancia que el otro. Así pues aparecen dos adultos y dos juveniles.

5. C.A.E.A.P., P. García y J. Ruiz Cobo. Topografía C.A.E.A.P.

Un maxilar aparece cementado en contacto directo con dos fragmentos cerámicos a mano, que por su aspecto podrían corresponder a un vaso de fase Calcolítica a Bronce Antiguo. No se

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6. V.V.A.A. (2002) 15. Cueva de La Pedrera 1. Cereceda. Rasines. Z: 81 m. Cavidad situada al borde de una depresión cárstica, en un paisaje de relieves suaves, al margen derecho de la carretera que conduce desde Cereceda de Arriba, hasta Ampuero, en el límite entre Municipios, y próximo al paraje denominado Finca Villamil. 2. Sobre un pequeño farallón se abre una boca triangular de 2 por 1,5 m aproximadamente, que da acceso a un vestíbulo recto y poco profundo, cuyas proporciones van disminuyendo desde la entrada, hasta convertirse en una gatera apenas

La información arqueológica: Fichas de yacimientos. practicable. Inmediatamente la cueva gira hacia la derecha por un laminador angosto que se hace impracticable a los dos metros. Alcanza un desarrollo total de 6m.

Junto a los restos humanos aparece un canino de perro (Canis familiaris) perforado y tres fragmentos de cerámica gruesa, realizada a mano, con decoración plástica dedada.

3. Mesolítico: Hábitat. Calcolítico- Bronce Antiguo: Sepulcral.

En la entrada de la cavidad, a poca distancia de la boca se estudia un fragmento de concha de Mytilus edulis y otro de Ostrea edulis, una concha completa de Ostrea edulis, dos conchas de Cepaea nemoralis y un fragmento de concha de Scrobicularia plana.

4. En la superficie del fondo del vestíbulo aparecen restos humanos de al menos dos individuos: uno adulto, del que se identifican 1 fémur, 2 fragmentos de peroné, 2 falanges y 4 vértebras y otro infantil, representado por 1 fragmento de fémur, 1 fragmento de cráneo y 1 fragmento de mandíbula con un molar de leche. Además de los restos humanos se estudiaron tres fragmentos de cerámica gruesa, realizada a mano, con decoración plástica dedada y 1 fragmento de concha de Mytilus edulis y 1 fragmento de Ostrea edulis. A un metro y medio de distancia de la boca, en la zona izquierda del centro del vestíbulo, se conserva un testigo con los niveles superficiales del relleno de la cavidad. La estratigrafía está formada por las siguientes capas, de abajo hacia arriba: a)

Nivel inferior, con una potencia de 20 cm, formado por arcillas de color claro con fragmentos de conchas de Cepaea, carbón, y que, en la zona vestibular incluye también conchas marinas. b) Costra pulverulenta de 2 cm de espesor, de color blanquecino, y aparentemente estéril. c) Nivel de tierras gris - amarronadas, algo carbonatadas, con una falange tercera humana infantil adherida al corte. En la superficie del fondo del vestíbulo, entre tierras marrones y sueltas, aparecen restos humanos de al menos dos individuos, uno adulto y uno infantil. Del individuo adulto se aprecian los siguientes huesos: un fragmento medial de fémur, 2 fragmentos de peroné, 2 falanges y 4 vértebras, un premolar con un bajo grado de desgaste, un fragmento medial de tibia y 2 fragmentos de costillas. Quizás a este individuo corresponde también un fragmento de hueso largo, probablemente otro fragmento de peroné, localizado en una oquedad del abrigo, a la izquierda de la boca de la cueva. El individuo infantil está representado por un fragmento de fémur, un fragmento de cráneo y un fragmento de mandíbula con un molar de leche. También infantil es una falange 3ª localizada en el corte, en un nivel superpuesto al conchero.

Procedente de esta cavidad, el trabajo del grupo GAES cita el hallazgo de una piedra redonda y plana, con una perforación en su centro, fracturada. En los fondos del MRAP se conserva un lote de materiales compuesto por cerámica y restos óseos humanos. La cerámica está representada por tres fragmentos de panza de una orza con barro plástico aplicado, de color marrón rojizo claro y con desgrasantes silíceos. La serie de ósea humana está formada por 8 huesos: 1 fragmento proximal de fémur, 1 fragmento de extremidad distal de tibia, 1 falange 2ª, 2 metacarpo, 1 vértebra atlas, 1 fragmento de maxilar inferior, con molar de leche, 1 fragmento de cráneo, y un metacarpo. Corresponden a un individuo infantil. 5. Reconocida por el grupo G.A.E.S., a principio de los años ochenta. Topografía de C.A.E.A.P. 6. G.A.E.S. (2001); Muñoz Fernández (1992); Muñoz Fernández, Gómez Arozamena (1995); Muñoz Fernández y Malpelo García (1992); V.V.A.A. (2002). 16. Cueva de Los Mosquitos 1. Cereceda. Rasines. Z: 73 m. Cavidad situada al margen izquierdo de la carretera que conduce desde Cereceda de Arriba a Ampuero, al borde de una dolina, en un paisaje muy cárstico. 2. Presenta una boca reducida, que comunica con un pequeño vestíbulo del que parte, hacia su derecha, un laminador bastante largo que pronto se hace impracticable. 3. Prehistoria indeterminada: Depósito. 4. En la zona izquierda del vestíbulo aparecen algunas escorias, procedentes de una ferrería seca que debe de localizarse en sus inmediaciones. Además, en esta cavidad, el GAES recogió dos huesos ahorquillados, en 1977, que se conservan hoy en el Museo Regional de Prehistoria. Además

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La información arqueológica: Fichas de yacimientos. el G.A.E.S. cita en esta cueva la existencia de restos humanos, que corresponderían a un individuo. 5. Reconocida por el G.A.E.S. en los años ochenta. 6. Muñoz Fernández (1992), (2002), G.A.E.S. (2001).

V.V.A.A.

17. Cueva de Torcollano 1. Torcollano. Rasines. Z: 556 m. 2. Abrigo labrado en la pared de una dolina, muy cerca de varias simas con grandes entradas, cerca de la cima de la sierra, a unos centenares de metros del sitio de El Hoyón, muy próxima al límite con Vizcaya. Se encuentra a unos 250 m del túmulo de Surbias, ubicado en la parte más alta del cordal. Se trata de un abrigo casi plano, de unos 10 m de anchura, de planta ligeramente cóncava, muy colmatado por bloques. Aproximadamente en su centro, se abre una boca de pequeño tamaño, que a través de un salto de 0,5 m da acceso a un pequeño vestíbulo llano, recto y poco profundo, que se prolonga por una galería rellena de bloques, que a los dos metros se hace impracticable. 3. Mesolítico. Hábitat. 4. En el sector derecho del área de fondo del vestíbulo, junto a la pared, se observan algunas esquirlas de hueso, una de las cuales presenta marcas de procesado, en concreto una muesca lateral inversa. Así mismo se identifica una mandíbula de ovicaprino y un fragmento de concha de Mytilus sp. También en superficie aparece una muela de Sus sp., que a juzgar por el tamaño corresponde a un animal doméstico y una lasca de decorticado 2º en sílex negro local. El yacimiento parece extenderse por todo el abrigo, y sólo es visible en este punto, por no estar cubierto por bloques. Aparentemente el yacimiento de la cueva se encuentra intacto. 5. C.A.E.A.P. y P. García. Topografía de C.A.E.A.P. 18. Abrigo El Cuadro o del Espadañal 1. Casavieja. Rasines. Z: 378 m. Pequeño abrigo corrido, situado en una rompiente producida por un afloramiento calizo, en la suave ladera que cae desde el Alto de Lodos hacia el Ruhermosa.

252

2. Abrigo de dimensiones reducidas, orientado hacia el Sur, labrado en calizas arenosas. No tiene propiamente boca, los restos arqueológicos se encuentran en la base de un gran bloque errático, siendo asimismo observable una amplia plataforma en la parte delantera que ocupa desde este hasta el talud de la carretera que conduce a las casas de El Espadañal. 3. Mesolítico – Neolítico. Hábitat. 4. En el fondo del abrigo, aproximadamente en su sector central, se observan testigos de unos centímetros de altura, de un nivel de color rojizo amarillento. En el primer testigo aparece un canto rodado de cuarcita y dos esquirlas óseas. En el segundo, situado un poco más a la derecha, 3 esquirlas óseas de pequeño tamaño, 6 conchas de Cepaea nemoralis -algunos infantiles- y 1 concha de Patella ulyssiponensis. 5. C.A.E.A.P. y P. García. Topografía de C.A.E.A.P. 19. Cueva de La Revuelta 1. El Torco. Rasines. Z: 105 m. Cavidad situada en la parte media de una pronunciada ladera orientada al NE, producida por uno de los sumideros del sistema Caballos Valle. En el lugar conocido como La Revuelta, junto a la carretera que conduce de Ojébar a El Torco 2. Su boca, ancha y baja, comunica con un pequeño vestíbulo recto, ancho, bajo y poco profundo. En su fondo está parcialmente obstruido por sedimentos y bloques cubiertos por concreción. Después del estrechamiento la cueva continua por un laminador bastante ancho y recto, hasta girar a la derecha, ya en un laminador angosto, en cuya parte derecha nacen pequeñas galerías de trazado laberíntico, que discurren por un nivel inferior. Estos laminadores desembocan en una galería de dirección perpendicular a su desarrollo y de mayor tamaño. Hacia la derecha esta galería es descendente y llega a colmatarse. Hacia la izquierda su trazado es ascendente y presenta el suelo muy concrecionado, con circulación estacional de una pequeña corriente de agua, y acaba conduciendo hasta una galería abierta en la pared derecha, de corto recorrido, donde aparecen abundantes marcas de zarpazos de oso, realizadas sobre la calcita descalcificada. En esta área la cueva es muy húmeda. 3. En la cavidad aparecen evidencias de dos yacimientos de diferente cronología:

La información arqueológica: Fichas de yacimientos. Depósito. Calcolítico - Bronce Antiguo Depósito (?). Medieval. 4. En la parte derecha del vestíbulo aparecen superficiales remociones del terreno, provocadas presumiblemente por pequeños carnívoros, en las que se observan esquirlas semifosilizadas y un canto de arenisca fracturado. En la parte izquierda, en superficie, se ven algunos fragmentos aislados de panzas de cerámicas lisas realizadas a torneta, de cronología medieval. En el laminador de detrás del vestíbulo hay un fragmento de cerámica prehistórica, de superficies lisas, de unos 5 mm de espesor. Y por último, en las gateras que nacen por debajo del laminador de la derecha, a unos metros de la galería principal, se ha localizado un fragmento de panza de una gran orza con decoración plástica y dedadas impresas. 5. C.A.E.A.P. C.A.E.A.P.

Topografía

realizada

por

6. V.V.A.A. (2002) 20. Cueva de la Cueva de Santa Cruz 1. Santa Cruz. Rasines. Z: 190 m. Cavidad situada la zona media de un vallejo, en el lateral labrado por encima del valle cárstico de Valseca. La boca se abre junto a una cabaña. 2. Presenta una boca ancha y baja, de 2,5 m por 1,6 m, parcialmente cerrada. El vestíbulo es de planta subcircular, amplio y de ambiente muy húmedo por el intenso goteo. En el fondo la galería se colmata por una inmensa colada, por debajo de la cual aparece sólo una pequeña, corta y estrecha gatera. La cavidad es muy utilizada por el ganado menor. 3. - Calcolítico - Bronce Antiguo. Sepulcral. - Calcolítico- Bronce Antiguo. Depósito / Refugio. - Medieval. "Marcas negras". 4. Junto a la pared derecha, en un espacio en forma de laminador, se conservan bien los estratos y permiten ver un nivel de tierras que incluye algunas esquirlas óseas semifosilizadas, huesos de ganado vacuno y fragmentos de carbón. Muy cerca, en el sector central de la sala, en un techo a unos 2 metros de altura, aparecen varios paneles de "marcas negras" de tipo esquemático abstracto. También puede verse alguna pintura de este tipo en la gran colada. Aparece material arqueológico en tres puntos del sector de fondo de la cueva. En una pequeña

hornacina abierta en la colada del fondo en la mitad derecha de la pared, a poco más de un metro de altura sobre el suelo, se conservan cinco fragmentos de cerámica gruesa, con barro plástico aplicado y dedadas, de color interior negro y exterior pardo rojizo. Junto a ellas aparecen fragmentos pequeños de huesos humanos: 1 extremidad de falange y otra de metacarpo, 1 fragmento de hueso de articulación, parecen de un individuo infantil. Siguiendo la pared del fondo, a unos 10 m a la izquierda, en una galería lateral abierta por debajo de la gran colada final hay otro divertículo algo elevado sobre el suelo, a modo de hornacina, de planta oval 0.60 x 0.80 m. En este punto se observa: 1 pieza de hueso recortada y pulida de hueso, 1 atlas humano, 1 fragmento de vértebra dorsal, 1 fragmento de costilla, 1 hueso cementado, quizás otra vértebra y otro pequeño hueso también cementado en la concreción pavimentaria. Toda la dispersión se encuentra en un círculo de 30 cm de diámetro. En el lateral izquierdo de la misma pared, en un fondo de un pequeño laminador, se localiza un fragmento de hueso largo, muy concrecionado y alterado por rodamiento, que podría ser un proceder del sector medial de una tibia humana. En el exterior del laminador, en un nivel arcilloso protegido por los bloques de limpieza del vestíbulo, se observan fragmentos de carbón y huesos. Se identifican dos molares de vacuno. 5. C.A.E.A.P. y P. García Gómez. Topografía realizada por C.A.E.A.P. 6. G.A.E.S. (2001:102); V.V.A.A. (2002) 21. Abrigo de San Juan 1. Santa Cruz. Rasines. Z: 243 m. 2. Pequeño abrigo labrado en una afloración de dolomías, en la parte alta de la sierra que separa el valle de La Brena de la depresión de La Mies de Rasines. Está orientado al WNW, 330 º. Mide unos 7 m de anchura útil por 2,35 de fondo, con una altura de 1,80 m. El suelo actualmente es irregular. 3.

Mesolítico / Neolítico (¿). Hábitat.

4. Sólo conserva sedimento en los rebordes de la dolomía y algo en el sector de fondo. Entre la tierra suelta se identificó: un fragmento correspondiente a la mitad de la concha de una almeja fina (Scrobicularia plana); un fragmento de lámina de sílex, extremo proximal, realizada en sílex gris veteado en negro, de grano medio y

253

La información arqueológica: Fichas de yacimientos. talón plano; 1 fragmento de núcleo 2º, con varias extracciones de lascas, en sílex del mismo tipo.

. Nivel d: Nivel arcilloso con gravas. Proporcionó algunas industrias paleolíticas atípicas.

En mismo prado en que se encuentra en abrigo, aparecen varios “morcueros” en los que aparece material lítico pesado, procedente quizás de un hábitat al aire libre. Se estudian en el epígrafe dedicado al yacimiento de San Juan.

En superficie han aparecido algunas cerámicas prehistóricas y medievales.

5. Fue localizado durante el desarrollo de los trabajos de prospección del proyecto del Medio Asón. 22. Cueva de Valle o Cueva de La Viejarrona 1. Helguera. Rasines. Z: 90 m. 2. Surgencia activa donde nace el río del Silencio. Tiene una boca de grandes proporciones orientada al Norte, por cuyo centro circula el río. En la parte derecha está ocupada por grandes bloques y la parte izquierda, con un recodo de buenas dimensiones, en rampa ascendente, es donde está el yacimiento. Continúa por la galería del río. La cueva es una de las de mayor desarrollo de Europa, con más de 50 kilómetros de desarrollo conocido. 3. Magdaleniense Superior. Hábitat. Epipaleolítico. Hábitat. Mesolítico. Hábitat Calcolítico – Bronce. Cerámica descontextualizada. Medieval. Cerámica descontextualizada. 4. Fue descubierta a principios de siglo por L. Sierra y excavada por un equipo del Instituto de Paleontología Humana de París, bajo la dirección de H. Breuil, J. Bouyssonie y H. Obermaier. Fueron publicadas los resultados de las mismas por J. Cheynier y J. González Echegaray en 1964.

Debido a que las excavaciones fueron realizadas a principios de siglo, no se recuperaron separadamente los elementos del conchero, diferenciándose de los del resto del nivel. En dicho nivel se hallaron abundantes industrias líticas, generalmente de sílex. Entre el utillaje lítico destacan por su abundancia los raspadores (de diversos tipos, abundando los unguiformes, los discoides, los nucleiformes), los buriles son frecuentes (generalmente sobre rotura), son abundantes las hojitas de dorso, las puntas azilienses, los triángulos y hay algún segmento de círculo. La industria ósea recuperada era bastante abundante, contabilizándose 14 arpones planos (uno, quizás dos, con doble hilera), punzones de hueso, etc. También se localizaron cantos pintados, de los que un ejemplar se conserva en el Field Museum de Chicago. El yacimiento está mal conservado ya que el río erosiona continuamente uno de sus laterales. Además se observan algunas calicatas recientes, lo que unido a los efectos combinados de la erosión y las excavaciones antiguas, provocan que el área intacta de yacimiento sea reducida. Para proteger al yacimiento, frenando su deslizamiento, la Consejería de Cultura extendió, en los años 80, una gruesa capa de cemento sobre la rampa que conduce a la galería principal. Resumen de la intervención de 1996 a 1998 dirigida por A. Gelabert Campaña 1996

Las excavaciones se realizaron fundamentalmente en un recodo de la parte izquierda de la boca, ya que en la parte derecha y entre los grandes bloques, aparecieron industrias del Magdaleniense Superior/Final Cantábrico. En la parte izquierda se halló la siguiente estratigrafía:

Cuadro de sondeo X. En el fondo del lecho fluvial, cerca de la entrada de la cueva. Aunque aporta material se trata de un nivel redepositado por el río por lo que no se detallan los resultados.

. Nivel a: Costra estalagmítica de unos 20 cm. de potencia.

Sondeo Z: Situado a 8 metros al sur del Y: cerca de la zona sellada por cemento. Aporta la siguiente estratigrafía:

. Nivel b: Nivel aziliense de color grisáceo y con un espesor de unos 50 cm. de potencia. Hacia la mitad superior contenía un espeso estrato de Cepaea nemoralis. . Nivel c: Nivel negro con un espesor de 50 cm. por término medio. Tiene industrias del Magdaleniense Superior/Final.

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Sondeo Y: similar al X

- Nivel superficial: tierra compacta, marrón oscuro, casi sin restos. - Nivel 1: Estrato de tierra negra, como el nivel anterior y de 0,15 m de espesor, conservado sólo en un ángulo. En el resto del cuadro el nivel superficial.

La información arqueológica: Fichas de yacimientos. Sondeo A: Realizado en el interior, de 2 x 1 m. Se excava en una terrera de Obermaier. Sondeo B superior: Interior de la cueva. Se excava en un relleno. Sondeo B inferior: Igual que el anterior. Sondeo C: Se trata de una zona reducida, adosada a la pared de la cueva. Se aprecia que una zona esta intacta, realizándose una franja de 0.40 x 1,30 m. Sobre ella aparecen evidencias de la existencia de otros estratos, hasta una potencia total de 1,20 m. La excavación se llevó a cabo directamente sobre un nivel muy fértil, denominado nivel 1. - Nivel 1. Potencia 0,20. Formado por tierra muy arcillosa negruzca, húmeda, rica en fauna y en restos líticos. Incluye huesos tallados. Aparecen azagayas, algunas decoradas, punzones, colgantes, etc. De aquí procede el lote faunístico estudiado por A. Morales. No se agota la estratigrafía. Sondeo D. Revuelto: se recoge todo el material sin excavar.

Se toma una muestra para C-14, a –50 cm con resultado de 11.040 ± 150 BP. (en la sigla aparece como III-1/E-4-0.50). A una profundidad de –52 cm aparece una especie de agujero de poste, de 10 cm de diámetro. La datación del interior del mismo: 11.050 ±150 B.P. A –55 cm se recogen fragmentos de caracoles de tierra, de unos 15 individuos. Vuelve a aparecer otra concentración algo inferior. Se dispone de resultados del estudio de B. Pino Uría (1998) (IIº Informe faunístico del yacimiento “Cueva del Valle (Rasines, Cantabria). Informe técnico L.A.Z. nº 1998/2). En este informe se estudia el material del cuadro GDSS/1, nivel II.1 bajo empedrado (44 cm), Nivel II-2 (44 cm), Nivel II-3 bajo ensolado (44-55 cm) y GDSS1/C2: nivel II-3 (55 cm). Los resultados del estudio faunístico del sondeo de recuperación del vestíbulo SRV no se ofrecen dado que se trata de un paquete revuelto por el agua. En GDSS/1 no se aprecian diferencias de composición faunística interna. En número de restos el dominio es para Cervus elaphus, con el

Campaña 1997

Referencia Nivel

Z

Cata GDSS/1 (Galería derecha superior sur). Aporta la siguiente estratigrafía:

GDSS1 (galería sur) GDSS1 (galería sur) GIC2-2 (galería este) GI Girola

III-1-E4

- 52,6

Datación b.p. 11.040 ± 150

III-3-E3D4-E4

- 50

11.050± 150

II-2-A1-A2

- 42

11.130±170

Superficial E1 Nivel I-D2

-30

10.120±280

53

13.820 ± 620

- Nivel superficial de capa estalagmítica, muy dura, recubierta por una lámina de arcilla. Potencia de la costra: 20 cm. - Nivel 1. Vetas de arcilla rojiza, con algo de carbón, alguna esquirla. A – 22 cm aparecen huesos de animales, y carbón. Comienza a – 21 cm y se extiende hasta –40 cm. - Nivel II. Tierra negra, con carbón, con mucha fauna. Al principio aparecen tres lascas de sílex oscuro; los huesos forman una capa homogénea desordenada, en diferentes posiciones, con muchas huellas de corte. También se hallaron caracoles de tierra y alguna concha marina, y ocre. Se puede diferenciar dentro del mismo nivel dos capas: -II/1: 42 a 45, con una cierta capa irregular de piedras. En el posible empedrado, a una profundidad de – 44 cm, aparecen restos óseos diversos y material lítico, así como conchas de caracol de tierra. - II/II, sin piedras, muy rico en materiales, hasta – 55 cm. En desorden. Destaca la alta frecuencia de sílex, sobre todo de color negro.

GI Girola

Tabla 4.4. Dataciones absolutas de la serie de Valle. 91.4 %, seguido de la Capra pyrenaica, con 4.4 %, Capreolus capreolus, 1,2 %, Rupicapra rupicapra, 0.4, Bóvido medio 0.8, lagomorfo: 0,2, ungulado sp. 1,2. El NMI para el ciervo es de 20 individuos. Cabe destacar en la muestra la abundancia de individuos jóvenes (mas del 60% del total de restos) así como la presencia de 3 fetos y de 1 individuo infantil. Se constata la presencia de huellas de despiece inicial del animal, que incluye desollado, desarticulación y descarnado. También hay evidencias de presión sobre el hueso para fracturación longitudinal en metatarsos, fracturas laterales en falanges, eliminación de epífisis proximal en falanges II y otras alteraciones.

255

La información arqueológica: Fichas de yacimientos. Nivel III.- Arcilla siena tostadas, que pasa a arenisca de grano grueso. A – 60 cm aparece la roca madre. Sondeo CE/1. Practicado en el exterior de la cueva, en el lateral derecho. Estéril. SRV/1. Sondeo recuperación del vestíbulo 1. En el fondo del lecho fluvial. Material removilizado. GIC2: Galería este, camarín 2, adosado a la pared norte. - Nivel superficial en que alternan capas de arena y de finas costras estalagmíticas. - Nivel 1. Arena tostada, con abundante fauna y lítica, sobre todo sílex blanquecino, en oposición a la coloración del sílex de GDSS/1, de sílex oscuro, aunque también aparece alguno claro. A partir de – 40 cm comienzan a aparecer conchas de caracol (Cepaea nemoralis), los mas abundantes de la cueva, tanto en esta cuadricula como en GDSS/1. Se incrementan entre - 42 y – 50 cm, fauna y lítica. A – 60 cm aparecen ocho fragmentos de una Littorina littorea, que deben de corresponder a 6 individuos. A – 70 dos caninos atrofiados, a – 75 un punzón, a –1.07 un molusco perforado. Aparece un elemento de collar, un punzón y una varilla pulida. Dos colgantes sobre concha. A –58 muy rico. Se desciende, con las mismas características hasta – 1 m, y continúa con los mismos caracteres. La autora plantea dudas sobre la integridad de esta cuadrícula. Campaña 1998 Se trabaja en Galería Este, Camarín 2 y Girola, mediante la excavación de cuadros de 1 x 1 m. Sondeo GDC2/1. En el camarín 2, adosado a la cuadrícula GIC2/1, se finalizó un cuadro comenzado en 1997, llegándose hasta – 1.35 cm, en que todavía aparece alguna evidencia. Sondeo: GDC2/2: En la entrada de la rampa descendente hacia el W que lleva a la zona del caos de piedras. - Nivel superficial: Capa estalagmítica muy dura, hasta 0.43 cm. - Nivel 1. Rico en sílex y hueso: - 45 cm - Nivel 2. Rico en sílex y hueso, conchas. Lentejón con carbón, alguna vértebra, huesos con

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marcas de despiece, moluscos marinos, ocre, algún silex. Se toma muestra de carbón para C.14, a 0.42 / 0.47. A – 0.75 aparece un magnífico arpón. Al fondo, en el estrato 3 desaparecen paulatinamente los restos, y a –0.90 cm aparece la roca madre. Datación: 11.130 +. 170 (ref GX 24638). Ref: GIC212, Level II-2. Sondeo GDC2/3: Se aprecia que a una altura de + 0.70 sobre el suelo del cuadro de sondeo hay un nivel cementado de caracoles (Cepaea) y carbón. - Nivel superficial: hasta –0.25, alterado - Nivel 1. Arenoso, en vetas: disposición horizontal de los restos - Nivel 2: Arenas con pequeñas piedras, parece de arrastre Sondeo GI Sobre el suelo de este piso aparece un nivel concrecionado con Cepaea. La autora observa que, originalmente, el yacimiento se encontraba en el lado oeste a + 0.42 m sobre el piso actual de la cueva y a 0.20 en el lado este, por la impronta de huesos, carbón y caracoles cementados. - Nivel superficial: Escombrera antigua; formado por material antiguo que proviene del yacimiento del camarín I, de la excavación de principios de siglo. Es tierra negra arenosa con arcilla. Pasa a tierra más arcillosa y luego más arenosa, que es donde ya se denomina nivel 1, a – 30 cm. Se toma una muestra de C.14 a – 30 en una zona en que parece que el nivel está in situ. Datación: GI-level superficial. 10.120 +- 280 B.P. (GX 24639) - Nivel 1. Tierra similar. Se toma C.14, a – 0.53. Nivel muy rico en evidencias: aparece un arpón, un bastón de mando, un colgante sobre canino. Se suspende la excavación a 0.55 m. Aunque la muestra C-14 parece que procede del nivel 1, en la referencia de laboratorio se indica que viene del nivel 2. Datación GI-level 2: 13.820 +- 620 (GX 24640. 5. Fue descubierta a principios de siglo por L. Sierra y excavada por un equipo del Instituto de Paleontología Humana de París, bajo la dirección de H. Breuil, J. Bouyssonie y H. Obermaier. Fueron publicadas los resultados de las mismas por J. Cheynier y J. González Echegaray en 1964. En los años 1996 a 1998 se ha llevado a cabo una excavación arqueológica en el yacimiento, bajo la dirección de la Dra. M.A. Gelabert. Sus resultados se han publicado en el año 2004 (Gelabert 2004).

La información arqueológica: Fichas de yacimientos. 6. Los materiales se encuentran depositados en el M.R.A.P. 7. Almagro Basch y García Guinea (1972), Bahn et al. (1987), Barandiaran (1972), Barandiaran (1973), Barandiaran (1976), Cano Herrera (1976), Corchón (1987), Fernández Ibáñez (1983), Fernández Ibáñez y Fernández Sandino (1991), G.A.E.S. (2001), García-Gelabert (2001), González Echegaray y Cheynier (1964), González Sainz y González Morales (1986), León García (1977), Moure Romanillo (1976), Muñoz Fernández et al. (1987: 72-73, 161), Muñoz Fernández (1992), Sierra (1909a), Sierra (1909b), Sierra (1909c).

3. Necrópolis megalítica. Neolítico- Calcolítico. 4. Túmulo de planta casi perfectamente circular, con un diámetro N-S de 10 m, por 10,4 en sentido E-W. Su altura es, aproximadamente de 1,10 m y se observa un pozo de violación muy colmatado, de 2,5 m de diámetro por unos 0,2 m de profundidad. Aunque Actualmente aparece cubierto por helechal y herbáceas, aunque el prado que lo rodea es de siega y está cuidado. La cobertera vegetal impide conocer su composición, aunque en el borde del pozo se aprecia la existencia de algunos bloques de piedra arenisca.

Estaciones al aire libre

5. Localizado por P. García Gómez. Topografiado dentro del proyecto de prospección del Medio Asón, 2004.

23. Túmulo de La Piedad

Conjunto de Mezquita-Surbias

1. La Edilla. Rasines. Z: 118 m

Este conjunto de yacimientos se alinean en el cordal que separa el tramo medio del Asón del valle de Carranza – Trucíos, ocupando el flanco oriental de Rasines. En su extremo norte se localiza el Alto de Lodos (721 m ) y en dirección sur los altos más destacados son Pico Lodos (675 m), Violedo (635 m), Virolco (626 m), Galupa (703 m), el Alto de las Minas (715 m) y Surbias (635 m) y El Cueto (607 m). Se trata de unos 6 km de cordal en un ambiente de montaña media, cuyo paisaje contrasta notablemente con las áreas de valle encajado (La Vega, Los Ríos, La Edilla).

2. La estructura se encuentra en una estribación de la divisoria del río Silencio y el Ruahermosa, situada sobre La Edilla, conocida como La Ranchada. El túmulo se localiza a escasa altura sobre el fondo de la vega de Cadalso, unos 60 m, en el reborde Este de la estribación, a 118 m de altura absoluta, en el eje de la misma, a unos 70 al Sur de la Ermita de La Piedad, en un campo de siega. 3. Necrópolis megalítica. Neolítico- Calcolítico. 4. Se trata de una estructura tumular clásica, cubierta por prado, lo que impide que se aprecie su composición interna. Su planta es casi circular, con un diámetro Norte- Sur de 12, 90 m y Este – Oeste de 13.8 m. Presenta pozo de violación, bien marcado aunque no muy profundo, unos 25 cm, con un diámetro máximo de 1,70 m; no se observan lajas de la cámara. La altura de la estructura es de un metro aproximadamente. 5. Localizado por P. García Gómez. Topografíado dentro del proyecto de prospección del Medio Asón, 2004. 24. Túmulo de Peregita I 1. Cereceda. Rasines. Z: 122 m. 2. Situada en el extremo de una estribación de la sierra que separa el valle de Oncepuertas del valle del río Bernales, justo en el extremo de un relieve de tipo morra. Se trata de un paisaje de relieve suave y alomado, ocupado por prados de siega. Se encuentra cerca de una cabaña, en el borde de un prado de siega, a unos 50 m de una cabaña ganadera.

El área viene determinada por la intersección de dos fallas, la falla de Ojébar con dirección 5 grados O-N 175 grados E., que converge con la Falla del Ruhermosa cuya dirección es N 70 grados, O-N 110 grados, con una longitud de 10 km, y con un salto en torno a 1.700 m , en la intersección de estas dos fallas, se ponen en contacto las margas supraurgonianas de Ojébar con materiales wealdenses: areniscas y arcillas limolíticas que ha propiciado relieves de fuertes contrastes en torno a Violedo y El Somo y suaves en las laderas, hacia el Ruhermosa con pocas diferenciaciones estructurales, pero con litologías más vulnerables por los agentes erosivos que han dado lugar a suelos ácidos y de poco espesor aptos para la formación de bosques y posterior transformación en praderías. Asimismo las bajas temperaturas de las zonas más altas, y la abundancia de manantiales ha dado lugar a la formación de turberas (Crucero de Lodos). La estación megalítica de Las Nieves o de Surbias-Las Nieves, fue reconocida y estudiada por la familia Gorrochategui, que publicó sus resultados en varios artículos, sintetizados en Gorrochategui y Yarritu (1980). En este trabajo se incluyen, en el tramo de cordal que discurre entre

257

La información arqueológica: Fichas de yacimientos. Las Nieves y Mongarrido, un total de cinco estructuras tumulares o dolménicas (túmulo de Lodos 1, Dolmen del Alto de Lodos-2, Túmulo de Mongarrido I, Dolmen de Mongarrido 2 y Dolmen de Mongarrido 3) y un menhir (Ilso de Lodos). Una estructura de este grupo, el dolmen del Alto de Lodos 2, fue excavada por un equipo de la Universidad de Cantabria (Serna y otros 1989). Aunque las estructuras de esta necrópolis han sido citadas desde entonces en varios trabajos (Ruiz Cobo y Díez Castillo 1994, Teira 1994) en ninguno de ellos se aportan nuevos datos sobre la misma. En la revisión efectuada en la prospección no ha sido localizada la estructura Lodos-1. En cambio se ha comprobado que la agrupación megalítica continúa en la loma que desde el Peñascón se dirige hacia el valle de Rasines, localizándose dos nuevas estructuras dolménicas en el lugar conocido como Mezquita. Los demás monumentos sí se han identificado, aunque el mal estado de conservación de alguno de ellos hace dudar incluso de su carácter arqueológico. El caso del llamado Dolmen de Mongarrido 3 de Gorrochategui-Yarritu creemos que debe de corresponder con una agrupación de bloques en disposición más o menos circular situado a unos metros al Sureste del Hito de las Cruces, que sirve de división entre Rasines–Guriezo y Trucíos. Por último se ha identificado una nueva estructura tumular, en la divisoria interprovincial, y a poca distancia del conocido como cromlech de Violedo I. El recorrido por la necrópolis se inicia en el extremo Nor-Oeste del cordal y en dirección SurEste. Se incluyen, además de las estructuras tumulares, otras manifestaciones diversas, asociadas espacialmente. 25. Túmulo Mezquita I 1. Mezquita. Rasines. Z: 675 m. En el extremo del cordal, en la divisoria de aguas, unos metros al oeste de la pista que recorre la sierra del Alto Lodos, en la zona de El Somo. 3. Neolítico final - Calcolítico. Estructuras megalíticas. 4. Se trata de una estructura tumular de unos 10 m de diámetro (Este / Oeste 9 m, Norte / Sur: 10.5) por 1.20 de altura, formada por piedra de arenisca local. Presenta un pozo de violación de 1.50 m de eje Oeste-Este y 1.30 Norte-Sur. En una pared del pozo aflora una laja hincada, de 90 cm de longitud por 80 cm de altura y 10 a 15 de espesor.

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Actualmente está cubierto por vegetación de landas, sobre todo por árgumas (Ulex sp.). El flanco Este del túmulo aparece cortado por la pista que recorre el cordal. Esto permite apreciar la formación del relleno de la estructura, compuesto por bloques y piedras de arenisca de unos 20 a 30 cm de eje. 26. Túmulo Mezquita II 1. Mezquita. Rasines. Z: 652 m. A unos 200 metros al Noreste de Mezquita I, en la misma línea de cumbres del Somo, a pocos decenas de metros del canal del Juncal que aquí cruza el collado. 3. Neolítico final - Calcolítico. Estructuras megalíticas. 4. Estructura tumular de bloques de arenisca, con un diámetro Norte – Sur de 11,8 m y Este-Oeste de 12 m, y una altura de 1,30 m. En la zona central aparece una cámara cistoide vaciada, formada por cinco ortostatos hincados, en posición original, aunque algunos presentan una cierta inclinación, de unos 75º. Las medidas exteriores del espacio cameral son de 2.20 m N-S y unos 2 m E-W y su profundidad máxima supera los 80 cm. El túmulo se encuentra muy alterado por su cercanía a la pista, y en su superficie aparecen bloques, tierra y vegetación cortada, procedente del entorno, que lo desdibujan y ocultan. Por otra parte, el sector de la cámara está profundamente rehundido. 27. Menhir Ilso de Lodos 1. Rasines - Ampuero- Guriezo. Alto Lodos. Z: 710 m. Divisoria entre los municipios de Rasines – Ampuero y Guriezo, cerca ya de la cumbre del Peñascón de Lodos. Se trata de una campa amplia, que en forma de morra avanza hacia el Este desde el alto. El hito se levanta cerca ya del collado que separa el Alto Lodos de la elevación caliza de la Ermita de las Nieves. Se encuentra a escasa distancia, unos 260 metros, del dolmen de Lodos, y en la misma línea de cumbres, pero en la propia cumbre, un punto de alta visibilidad. 3. Menhir. Cronología indeterminada. 4. Monolito de piedra de 1,90 m de longitud por 0.80 de anchura en la base y 0,60 de espesor máximo, realizado en un bloque de caliza

La información arqueológica: Fichas de yacimientos. arenosa. El estudio de sus secciones y de la superficie de la roca indica que ha sido ligeramente tallado, desbastado y pulido. Su sección es rectangular con los lados redondeados. Presenta dos cruces grabadas con trazo ancho y profundo en dos caras diferentes. Actualmente se mantiene hincado en el suelo pero muy vencido y la erosión ha labrado en su base unas cazoletas. Como la mayor parte de las localizaciones siguientes, este monumento fue publicado por Gorrochategui y Yarritu y desde entonces ha sido incluido en varios trabajos (Ruiz Cobo y otros 1993, Teira 1994, Ruiz Cobo y Díez Castillo 1994). La litología caliza en que está realizado contrasta con las areniscas y limolitas del entorno. Las calizas más próximas serían las del horst de las Nieves, a medio kilómetro de distancia. 5. Descubrimiento: Gorrochategui, J. (1979). No ha sido objeto de una intervención arqueológica. 6. Gorrochategui y Yarritu (1980), Serna et al. (1989), Ruiz Cobo et al. (1993), Teira Mayolini (1994). 28. Dolmen de Lodos 2 Guriezo. Lodos. Z: 721 m. En el mismo alto de El Peñascón de Lodos, a 250 al Oeste del monolito anterior. Se encuentra en la línea divisoria municipal Rasines- Guriezo, en la parte más alta del cordal que lleva de Las Nieves al alto de Surbias. Se trata de un paisaje de montaña de media altura, en torno a los 700 m de relieves suaves, fruto de sustratos detríticos, en que alternan las areniscas y las limolitas, del Weald. Los suelos a menudo con deficiente drenaje, están cubiertos por landas 3. Neolítico final - Calcolítico. Estructura megalítica. 4. Túmulo de piedra arenisca, de unos 13 metros de diámetro, y una altura de 1,30 m. Presenta una cámara cistoide, de planta rectangular, de 2.4 x 1,1 m de ancha y 0,95 de profundidad, formada por varias lajas de arenisca en posición original. El dolmen es realmente una cámara cistoide, de planta aproximadamente rectangular, de 2,4 metros de longitud, por 1,1 de anchura y 0,95 de altura realizada con lajas de arenisca local. Actualmente se conservan sólo tres de las lajas, del mínimo de seis necesarias para cerrar el perímetro de la cista. La estructura de cámara se

integra en un túmulo de 12,5 metros de diámetro medio por 1,5 metros de altura. Esta estructura fue excavada por un equipo de la Universidad de Cantabria, bajo la dirección de M.R. Serna, en 1985. Gracias a estos trabajos se comprobó que el monumento había sido literalmente vaciado, y se recuperó, en el entorno de la cámara y en la zanja de violación, una breve serie lítica, en la que destacan varios microlitos geométricos. Material arqueológico. Se cuenta con las siguientes piezas retocadas: Lodos 1. Triángulo simétrico de sílex, 14x 6 x 3, retoque Apdc Lodos 2. Trapecio asimétrico, en sílex, 21 x 11x 4, retoque Apdc Lodos 3. Fragmento de lámina, con fractura de microburil, en sílex, 16 x 15 x 2, retoque Apdc Lodos 6. Trapecio simétrico, 25 x 9 x 3, retoque Apdc, en sílex Lodos 7. Fragmento de lámina, clasificable como microlito geométrico, en sílex, 17 x 7 x 2, con retoque Amdc. Presenta el filo opuesto al retoque con evidencias de uso. Lodos 9. Lasquita de sílex, con fractura de microburil, en sílex, 12 x 7 x 2, con retoque Apde Lodos 11. Laminita de sílex, de sección triangular, con retoque Amdc en un borde y retoques marginales o de uso en el otro, 30 x 7 x 5 mm. Lodos 14. Trapecio simétrico en sílex, con retoque Apdc, 18 x 10 x 3 5. Descubrimiento: Gorrochategui, P.J. Gorrochategui P.M. (1961). Ha sido investigado mediante excavación arqueológica por M. R. Serna (Serna y otros 1989). 6. Serna y otros (1989) 29. Túmulo de Mongarrido 4 (Mongarrido 1 Gorrochategui y Yarritu 1980) 1. Rasines- Guriezo. Mongarrido. Z: 665 m. A unos 100 metros al Sur del Mojón de Lodos. Se levanta en una primera estribación, en la misma línea de cumbres, y afectado por la cárcava de división intermunicipal, por lo que corresponde tanto al Municipio de Rasines como al de Guriezo. 3. Neolítico final - Calcolítico. Estructuras megalíticas. 4. Estructura tumular de planta más o menos circular, con un diámetro Norte Sur de 13.8 y

259

La información arqueológica: Fichas de yacimientos. 14.5 Este –Oeste. La altura estimada es de 1.4 m. Está formado por acumulación de bloques y lajas y en superficie no se aprecia pozo de violación, ni cámara por que el monumento ha sido atravesado por la zanja de la cárcava. El grado de destrucción es tan importante que puede hacer dudar de su carácter antrópico. De hecho, como ya se ha señalado (Gorrochategui y Yarritu 1980), el material procedente de la cárcava ha aumentado la altura del túmulo. Gorrochategui y Yarritu lo referencian como Mongarrido 1 en su trabajo de síntesis del megalitismo de esta zona (Gorrochategui y Yarritu 1980). 30. Túmulo de Mongarrido 3 1. Rasines-Guriezo. Mongarrido. Z: 675 m. A menos de 100 metros al Sur Este del túmulo de Mongarrido 4, en la línea de cumbres y también cortado por la divisoria intermunicipal RasinesGuriezo. 3. Neolítico final - Calcolítico. Estructuras megalíticas. 4. Estructura tumular de piedras de arenisca, con un diámetro de 17,8 m en dirección Norte-Sur y 17,3 en dirección Este-Oeste. La altura estimada es de 1,5 m. Está afectado por la cárcava divisoria que aquí tiene forma de zanja de 1,2 m de anchura, con una profundidad cercana al metro. En el lateral SE de esta zanja aparece una tapia realizada, con los propios bloques del túmulo, y levantada con la intención de sostener el terreno que forma la masa tumular. Se encuentra cubierto de matorral de espino. La profunda alteración de la zanja impide observar la presencia de restos de la cámara. No aparece recogido en la Gorrochategui y Yarritu (1980).

síntesis

de

31. Túmulo de Mongarrido 2 1. Rasines- Guriezo. Mongarrido Z: 672 m. Se levanta en la divisoria de aguas, en una elevación de cota 672, a menos de 200 metros de la estructura anterior -Mongarrido 3-, en la misma divisoria intermunicipal. 3. Neolítico final - Calcolítico. Estructuras megalíticas. 4. Túmulo de bloques de arenisca, atravesado por la zanja ó cárcava. Presenta un diámetro medio de unos 12 m y una altura algo inferior al metro.

260

En el interior de la cárcava, formando parte de su pared, aparece un gran bloque de arenisca fracturado en dos bloques, uno de mucho mayor tamaño que el otro. Estos bloques fueron interpretados como parte de la cámara por Gorrochategui y Yarritu (1980), que denominan a esta estructura Túmulo de Mongarrido 2. En cambio otros autores (Ruiz Cobo y otros 1993 y Teira 1994) consideran que podría tratarse de un menhir fracturado y caído. Aunque la morfología de la piedra se ajusta más a la idea de un menhir que a la de una laja dolménica no hay ninguna evidencia para aceptar una idea u otra. A la vista de la forma de la zanja, y estudiando la topografía del sustrato de alternancia de areniscas tableadas, todo indica que este bloque fue arrancado allí mismo de la roca madre por la maquinaria pesada que excavó la zanja. 32. Hito de Mongarrido).

Las

Cruces

(o

Hito

de

1. Rasines. Mongarrido. Z: 645 m. Hito utilizado en la divisoria entre los municipios de Rasines, Guriezo y Trucíos. Se encuentra en un collado, a unos 350 m al sureste del túmulo de Mongarrido 1, siguiendo la línea de cumbres. 3. Indeterminado. Hito. 4. Monolito de arenisca local de 106 cm de altura, 50 de anchura y 38 de espesor. Presenta varias cruces grabadas: dos en la cara superior, dos superpuestas en la cara noroeste y otra cruz en la cara Sureste. 33. Cromlech de Mongarrido o Dolmen de Mongarrido 3 (Gorrochategui, Yarritu 1980). 1. Rasines. Mongarrido. Z: 644 m. En la misma campa que el Hito de las Cruces, pero a unos 20 m en dirección sureste. Desde esta posición se disfruta de una vista inmejorable del valle de Rasines. El área está cubierta por prado de diente. 3. Indeterminado. Círculo de piedras. 4. Se trata de una agrupación de seis bloques, más o menos desbastados, algunos caídos y otros hincados, en disposición subcircular, con diámetros de 3.50 x 3.70 m. Solo dos de ellos parecen estar hincados. La métrica de los bloques, en cm de longitud, anchura /altura y espesor es la siguiente: 1: 47 x 46 x 30, 2: 75 x 44 x 22, 125, 3: 125 x 44 x 15, 4: 80 x 60 x 12, 5: 130 x 70 x 12, 6: 100 x 45 x 8.

La información arqueológica: Fichas de yacimientos. Esta estructura ha sido citada por Gorrochategui y Yarritu (1984) como Dolmen de Mongarrido 3, según su ubicación topográfica y su descripción, en que se hace mención a su aspecto poco claro, su suave depresión central, y su diámetro de 5,80 y altura de 0,30 m. 34. Estación de superficie entre Galupa y Viroledo 1. Rasines- Guriezo. Viroledo. Z: 680 m. En una morra, en la parte más alta del cordal, entre el alto de Galupa (703) y la cota siguiente (684), en la pista que recorre las cumbres. 2. Se trata de una concentración de material lítico, que aflora en el horizonte A del suelo como consecuencia de la erosión producida por los vehículos que recorren la pista. 3. Neolítico - Calcolítico. Hábitat al aire libre. 4. El nivel fértil se encuentra en el horizonte A del suelo, rico en materia orgánica, formado sobre un horizonte B de arcillas muy puras, de tonos claros. El material arqueológico se limita a dos piezas: - Un fragmento proximal de lámina, con talón liso, con una muesca lateral, realizada con retoque Spde, y con retoques marginales, de tipo Smdc, en el lateral opuesto. Está fabricada sobre sílex GRBR, de variedad veteado, de tonos gris claro - gris oscuro, de grano fino, de procedencia exógena. - Flanco de núcleo de talón cortical (LD2), en sílex GRBR, de variedad tabular, sin retoques. 6. Proyecto de prospección del medio Asón. 35. Estación de superficie de Galupa 1. Guriezo - Carranza. Alto de Galupa / Alto de Los Carcelares. Z: 700 m. Se encuentra en un rellano, inmediato a la cima, a 50 m del túmulo de Galupa I, en la boca de una de las varias minas que ocupan el lugar. 2. Se trata de una zona de relieves suaves, alomados, cubierto por landas continentales, formadas por brezo (Daboecia cantábrica), árguma (Ulex europaeus) helecho (Pteridium aquilinum) y herbáceas (Festuca rubra y Poa sp). 3. Hábitat al aire libre. Neolítico – Calcolítico.

4. La industria lítica aparece en las toperas que cubren la zona más llana del collado. Todo el material aflora en un área de unos 5 m de radio. En un corte de la carretera se aprecia la estratigrafía. Se trata de un suelo natural que comienza por un horizonte C formado por cayuelas algo arenosas, de color gris, que se sueltan fácilmente; sobre este piso se ha formado un horizonte B de arcillas de tonos claros, de 20 cm de potencia, con clastos heterométricos, de 2 a 12 cm de eje, de areniscas micáceas de grano grueso. El horizonte A, de 10 a 15 cm de grosor, y en cuya parte media están las piezas, está formado por limos, enriquecidos en materia orgánica por la falta de drenaje, con algunos bloques de arenisca. En superficie, en una superficie muy limitada, de unos 20 m2 se observa industria lítica: - Ref.1. Una lasca de decorticado 1º, talón facetado, en sílex gris brillo, con retoque de uso (34-23-11). - Ref. 2. Un fragmento de lámina, talón fracturado, en sílex gris brillo, con retoque Apae, que presenta pátina de cereal (17-20-4). Presenta una fractura retocada parcial, una fractura a modo de golpe de buril en un lateral y una fractura por flexión en el lateral opuesto. En la cara ventral aparece una clara pátina de cereal. - Ref. 3. Una lasca decorticado 2º, talón cortical, en sílex gris mate (aptense) (18-13-7) - Ref. 4. Un núcleo de cristal de roca, (23-17-17). - Ref. 5. Una lasquita de retoque, talón cortical, sílex gris brillo (11-13-3). - Ref. 6 Una lámina, talón facetado, fracturada, en sílex blanco brillo (11-10-4). - Ref.7. Lasquita de retoque, con córtex, talón cortical, sílex gris brillo (9-13-2). - Ref. 8 Lasquita simple, talón lineal, sílex gris brillo (7-7-1). - Ref. 9. Lasquita de retoque, talón puntiforme, sílex gris brillo (5-7-2) - Ref. 10. Lasca simple, talón liso (23-29-10). Se trata de un raspador circular, de muy buena factura, sobre sílex beige, de tipo óseo, tono crema claro, procedente de la periferia de los nódulos de sílex del cretácico superior, de procedencia litoral. - Ref. 11. Lasquita de retoque, talón lineal, sílex gris brillo (11-7-1.5) - Ref. 12. Lasquita de retoque, talón liso, sílex gris brillo (7-7-1.5), alterada por el fuego. - Ref. 13. Lámina simple, fragmento distal, talón ablacionado, sílex gris brillo (10 -16-4). 36. Túmulo de Galupa 1 1. Guriezo - Carranza. Z: 714 m.

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La información arqueológica: Fichas de yacimientos. Se encuentran en la cumbre de la loma de Las Minas, a unos 300 m del Alto de La Galupa, a escasa distancia de la divisoria entre los municipios de Rasines, Carranza y Guriezo, y haciendo de divisoria entre los dos últimos. En el entorno aparecen algunas bocas de mina relacionadas con la explotación del mineral de hierro que, en forma de costras, aparece asociado a las areniscas albenses. La cobertera vegetal está formada por matorral de landas continentales. 3. Neolítico final - Calcolítico. Estructuras megalíticas. 4. Se trata de una estructura tumular destacada en el paisaje, con un diámetro de 15 metros y una altura de 1,5 m. Según su excavador, el túmulo está compuesto por dos estratos. El inferior descansa sobre el suelo natural, y esta formado por un nivel de arcillas amarillentas, compactas en las que se asientan, en disposición horizontal, una serie de lajas de arenisca, con un tamaño medio de 0,70 m, que rodean una cámara, constituida por cinco losas, en planta rectangular. Sobre este nivel aparece una segunda capa de tierra vegetal, en que se colocaron las lajas hincadas de la cámara, que en algunas zonas han desaparecido. Esta cámara superior está formada por dos losas, clavadas y alineadas. Materiales: En la cámara inferior se recuperan dos lascas, una cuenta de azabache y fragmentos de este mismo material. En el túmulo inferior: un hacha pulimentada de ofita, de sección rectangular. De la masa del túmulo superior proceden tres fragmentos de láminas de sílex, una lasca de sílex, una cuenta de azabache y cuatro fragmentos de otras, una cuenta de arenisca de tipo tonelete, un fragmento de cristal de roca, dos percutores de arenisca y una piedra de arenisca con la superficie pulimentada. 5. Descubierto por el grupo Gorrochategui, en los años 60. Esta estructura fue excavada en 1965 por J.M. Apellaniz.

3. Neolítico final - Calcolítico. Estructuras megalíticas. 4. Se trata de una estructura tumular de planta circular, formada por bloques y piedras de arenisca y tierra, que conforman una especie de anillo exterior, bastante arrasado, con una altura estimada de 0,30 m, y un diámetro de 8,50. En el centro se aprecian restos de la cámara de planta rectangular, formada por tres losas, una en la cabecera y dos laterales. La mayor de las lajas laterales mide 1,75 x 62 x 15. En conjunto definen un espacio cameral muy claro, con una anchura de 0,60 m de anchura y orientado unos 124 grados. 5. Estructura descubierta por el grupo Gorrochategui, en los años 60. Fue excavada en 1965 por J.M. Apellaniz. 6. Apellaniz (1965:85-86); Apellaniz (1973: 154156), Gorrochategui y Gorrochategui (1961: 38), Gorrochategui y Yarritu (1984). 7. M.A.E.H.V. 38. Túmulo de Galupa 4 1. Guriezo- Carranza. Z: 696 m. A unos 120 m de distancia de Galupa 1. Situado junto a la pista que recorre el cordal en sentido Este - Oeste, en concreto al norte de la misma, entre la pista y la gran zanja que corta la cumbre, quizás una antigua mina a cielo abierto. 4. Se trata de un túmulo muy alterado, con un diámetro aproximado de 7 m, y una altura de 0,70 m, que conserva sólo parte de su masa, formada por bloques y piedras de areniscas micáceas del sustrato. Presenta un importante pozo de violación, y se aprecia en su centro una losa de 1,20 x 0,80 m. 5. Descubierto por el grupo Gorrochategui, en 1975.

6. Apellaniz (1965:81-85), Apellaniz (1973: 154155), Gorrochategui y Gorrochategui (1961: 3840), Gorrochategui y Yarritu (1984).

6. Gorrochategui y Yarritu (1984).

7. M.A.E.H.V.

1. Guriezo- Carranza. Z: 694 m.

37. Túmulo de Galupa 2

A pocos metros al Sur del anterior, al otro lado de la zanja excavada paralelamente a la pista que recorre el cordal.

1. Carranza - Trucíos. Z: 710 m. Se encuentran en la cumbre de la loma a unos 30 m de Galupa 1, junto al vértice geodésico de la cumbre.

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39. Túmulos de Galupa 5

3. Neolítico final - Calcolítico. Estructura megalítica.

La información arqueológica: Fichas de yacimientos. 4. La masa tumular está bastante perdida. Se aprecian varios de los ortostatos que conformaron la cámara, de areniscas tableadas.

2. Se trata de una zona de relieves suaves, alomados, cubierto por landas continentales, y prado de diente.

40. Círculo de Cuesta de Los Caldereros

3. Hábitat al aire libre. Neolítico – Calcolítico.

1. Rasines. Surbias. Z: 632 m.

4. El material arqueológico aparece en la pista que recorre la parte más alta del cordal, unos 30 metros antes de la estructura de Galupa 3. Las piezas se encuentran en el horizonte A del suelo.

En un rellano situado junto al cordal que separa dos altos, cotas de 635 y 646, a un kilómetro al Oeste del pico de Surbias. Situado al norte de la alambrada que sirve de divisoria entre los municipios de Carranza y Rasines, por lo que estaría en territorio de Cantabria. 3. Neolítico final - Calcolítico. Estructura megalítica. 4. Se trata de una estructura de planta circular, construida por lajas y pequeños bloques dispuestos en ángulo, que conforman un túmulo. En la zona central ha sido rebajado, en un área más o menos circular de 2 m de diámetro. El diámetro Este - Oeste es de 4,50 m y el diámetro norte sur de 4,70. Contrasta vivamente con la fina cobertera de césped del entorno. 5. P. García Gómez.

Un fragmento de ocre de calidad, procedente de las nodulizaciones que aparecen en las areniscas tableadas que conforman el sustrato. Un cristal de roca. Dos lasquitas de retoque en sílex blanco hidratado. Una laminilla de sílex blanco brillante, veteado. En la carta arqueológica de Vizcaya se publica este asentamiento, en que se localizó un denticulado en sílex. 5. Descubierto por Gorrochategui y Yarritu, en 1977. 6. Gorrochategui y Yarritu (1984). 7. M.A.E.H.V. 43. Túmulo de Surbias

41. Túmulo de Galupa 3

1. Rasines. Z: 615 m.

1. Carranza. Z: 600 m. Situado en un collado, entre dos altos, a unos 400 m de distancia lineal del alto de Surbias, un peñote calizo que destaca mucho en el paisaje del cordal. 3. Neolítico final - Calcolítico. Estructura megalítica. 4. Se trata de una estructura muy alterada, formada por una acumulación de bloques y piedras de arenisca local. Sus diámetros son: EW: 5,20, y N-S: 3,60 y su altura es de 0,40 m. Presenta depresión central y conserva algunas hiladas de lajas de arenisca en ángulo. Es claramente artificial y probablemente se trate de un túmulo recortado. 5. Gorrochategui y Yarritu (1984). 42. Estación de superficie de (Asentamiento de Surbias) Z: 597 m.

Se localizaron las siguientes piezas:

Surbias

1. Rasines. Collado inmediato al lugar donde se encuentra la estructura de Galupa 3.

Situado en la línea de cumbres, en un pequeño rellano inmediato al collado labrado entre los altos de Surbias (635 m), al Oeste y uno de los altos del Cueto (612 m) al Este. Junto a la pista que recorre la parte alta del cordal. Se encuentra al norte de la alambrada que divide los términos municipales, en el lado de Rasines. Está a la misma altura que el abrigo / cueva del Torco, a unos 250 m al sur del mismo. Junto al túmulo aparece un cartel metálico que lo señala, puesto por la Diputación Foral de Vizcaya. 3. Neolítico final - Calcolítico. Estructuras megalíticas. 4. Se trata de una estructura de unos 0,50 cm de altura, con un diámetro Norte - Sur de 4,80 m y 7,50 Este- Oeste. La masa tumular está muy arrasada y presenta un importante pozo de violación. 5. Descubierto por el grupo Gorrochategui en 1974. 6. Gorrochategui y Yarritu (1984). 44. Estación de superficie de La Mies

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La información arqueológica: Fichas de yacimientos. 1. Rasines. Z: 75 m. 2. Se localiza en el fondo de la vega de Rasines, una zona plana y amplia, con una ligera pendiente hacia el Este, actualmente cubierta por pastizales con alguna vivienda dispersa. 3. Tipo de yacimiento: Hábitat al aire libre / Neolítico Final- Calcolítico. 4. Las piezas aparecieron durante la construcción de un camino de acceso a una finca. El sustrato de esta zona, formado por rellenos aluviales cuaternarios ha generado un suelo de vega, bien formado. El nivel superficial solo aflora en los bordes de los caminos y pistas de uso agrícola que lo cruzan, lugar del que, al parecer, procede la serie lítica. Las piezas aparecen en la base del horizonte A, a una profundidad variable, pero dentro del tramo afectado por el arado. De hecho, una de las piezas presenta la característica marca lineal de color óxido, producida por los aperos de labranza. La estratigrafía no ha podido ser estudiada, por la cobertera superficial continua, de praderío artificial. No se dispone de ninguna información sobre las posibles estructuras asociadas a las piezas, pero es muy probable que hayan sido desmanteladas por los trabajos agrícolas, dado que esta zona ha sido tradicionalmente ocupada por diversos cultivos. De todos modos, del estudio de las materias primas se deriva una cierta uniformidad, y es muy probable que todo el lote corresponda a una única ocupación, probablemente a un poblado. Así aparecen dos piezas de sílex negro, de alta calidad, del mismo tipo que el utilizado para fabricar la gran lámina. Evidencia arqueológica: La serie lítica estudiada es muy breve, 11 ítems, e incluye tanto piezas retocadas como restos de talla. La Mies-1 Fragmento de gran lámina, con doble fractura distal y proximal, por flexión. Se trata de pieza de gran formato: 58 x 29x 6 mm. Está realizada sobre una variedad negra de sílex, con pátina marrón verdosa, de alta calidad, cuya procedencia debe de ser exterior a la comunidad. Presenta retoques de uso en ambos laterales y cierta pátina de siega. La pieza original debió medir unos 15 centímetros al menos, por lo que se trataba de un cuchillo de buenas dimensiones, un ítem característico de momentos tempranos del Calcolítico o incluso tardoneolítico. La Mies-2. Lasca de decorticado 1º, de talón liso, realizada en marga silícea, de tonos grises. El útil

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está patinado. Presenta claros retoques de uso en uno de los laterales. La Mies-3. Fragmento de lámina simple, con talón ablacionado, en sílex negro, del mismo tipo que la pieza 1. Presenta doble fractura oblicua, probablemente intencional, de modo que se ha obtenido una pieza microlítica, con retoques de uso en el lateral largo. Puede considerarse una armadura geométrica. La Mies-4. Fragmento de laminita, con doble fractura, en sílex gris muy hidratado, de tamaño muy reducido (8 x 6 x 1,5 mm). Presenta retoques de uso en uno de los laterales. La Mies-5. Fragmento de lámina simple, de talón ablacionado, realizado en sílex opalino, de tonos acaramelados, una variedad de procedencia litoral. La pieza presenta una fractura oblicua en el extremo distal, con suaves retoques Amdc. En un lateral aparece una pequeña muesca con retoques sobreelevados marginales y directos. La Mies-6. Lasca laminar, de talón retocado, realizado en una variedad de sílex gris brillante, con pequeñas intrusiones blancas, de origen fosilífero. Esta variedad es frecuente en las calizas arenosas del litoral de la región. Presenta una línea de retoque parcial en un lateral, de tipo Spde, por lo que se puede clasificar como una muesca, aunque quizás se trata de un retoque de adaptación de la pieza, para utilizar el filo inverso. La Mies-7. Lasca laminar de sílex, de pequeño formato, con talón ablacionado, sobre sílex opalino de tonos melados. Presenta retoque plano profundo inverso y continuo. La Mies-8 a 11. Tres lascas simples y fragmento de lámina, realizados dos de ellas en sílex opalino, otra en sílex negro mate y otra en sílex beige, de procedencia foránea. Se trata en todos los casos de restos de talla. La Mies-12. Fragmento de cuenta subesférica, de 8 x 6 x 4 mm. Su diámetro original sería de 8 mm. Realizada en piedra negra de fractura concoide, y presenta una fractura diametral. 5. C.A.E.A.P., P. García Gómez, J. Ruiz Cobo. 45. Estación al aire libre de La Cárcava (o la Brena). 1. La Brena. Rasines. Z: 120. 2. Se trata de un sector de alta densidad de yacimientos en cueva y se sitúa entre los Barrios

La información arqueológica: Fichas de yacimientos. de Santa Cruz y Ojébar, que aparecen en el reborde de la pequeña uvala de La Brena, orientada NW-SE. 3. Paleolítico Antiguo. Hábitat - Taller. Musteriense. Hábitat -Taller. Prehistoria Reciente. Hábitat al aire libre

La serie patinada incluye los siguientes restos: Brena 1. Raedera carenoide cóncava sencilla. R321. Realizada con retoque SEpdc, marginal inverso. Realizada sobre una lasca de decorticado 2º, en sílex blanquecino, de calidad, con talón cortical.

4. El material arqueológico aparece disperso, en superficie, sobre pistas abiertas para la explotación forestal. En concreto la pista recorre toda la ladera que cierra la depresión por su borde Noreste. Bajo el suelo aparecen formas de lapiaz. En realidad se trata de un conjunto de yacimientos de varias fases, pero en posición secundaria: las piezas deben de proceden de las pequeñas cimas y rellanos de ladera que rodean la depresión, deslizándose, junto con el suelo a favor de pendiente.

Brena 2. Lasca de decorticado primario, sin retoques, aunque parece presentar huellas de utilización marginales, dudosas por la fuerte pátina. Está realizada en marga silícea, de tonos oliváceos, talón liso.

Estratigrafía: El suelo en esta zona presenta una pendiente importante, sólo en algunos puntos se hace más llano. Se observa la siguiente organización del suelo:

Brena 5. Lasca simple de sílex opalino amarillento, hidratado, de talón liso. Presenta retoques marginales en el extremo distal, sin llegar a configurar un útil. La materia prima parece similar a la de los nódulos de sílex que aparecen en las calizas arenosas del final del Cretácico y Eoceno en la marina de la región.

- Horizonte A. Orgánico, duro, de color pardo muy oscuro que aparece de forma discontinua. Incluye clastos de gravas subredondeadas. Transición continúa con el horizonte B. En algunos puntos aparece en forma de una capa más limosa, de tonos grises, lavados, de textura suelta. Potencia de 10 a 15 cms. - Horizonte B1/B2. Arcillas sin materia orgánica. Color pardo rojizo a pardo amarillento con variaciones internas. Incluye abundantes clastos de nódulos de hidróxidos de hierro. No aparecen capas definidas de nódulos. Mezclado por tanto con el B2. Potencia variable según las zonas, con un máximo observado de 90 cms. La falta de una organización clara de los horizontes B1/B2, característica de los horizontes de suelos sobre caliza -terra rossa, terra fusca- y la falta de capas de mineralizaciones de hierro, revelan que el suelo ha sufrido importantes movimientos de reptación y de creeping, desde zonas más altas. Esto explica que el material arqueológico aparezca, tanto en el horizonte A, oscuro, como integrado en las arcillas del horizonte B. La serie estudiada en este yacimiento está formada exclusivamente por restos líticos, e incluye material pesado - núcleo de arenisca compacta, estudiado in situ - y piezas sobre lasca, retocadas, con evidencias de uso, o restos de talla. En algunas de ellas se evidencias alteraciones post-posicionales -pátina, pisado, etc.-.

Brena 3. Lasca talón diedro, con cierta pátina blanquecina. Presenta un retoque irregular y marginal, posterior a la pátina, que podría ser producto de la alteración postdeposicional. Está realizada en sílex opalino.

Brena 4. Punta pseudo-Levallois, sin retoque definido. En el extremo distal presenta tres golpes marginales sobreelevados. Correspondería al tipo 5 de Bordes. Está realizada sobre una lasca simple de margas silíceas de color óxido, de talón facetado. Brena 6. Truncatura cóncava con escotadura lateral. T21 + D21. Retoque simple profundo directo y enmuescado. El soporte es una lasca simple de sílex gris mate con incrustaciones blancas, con talón liso. Presenta fracturas longitudinales en ambos laterales. Brena 7 a 21. Restos de talla. Brena 18. Canto de arenisca diagenizada, de grano muy fino, de color marrón verdoso. No presenta golpes, y se aprecia un suave pulido superficial en una de las caras y en los laterales. No fue recogido. Brena 11. Lasca de arenisca compacta. Color interior verde oscuro, con pátina fuerte de color marrón rojizo. Presenta talón cortical. Métrica: 99 x 67 x 38. Brena 12. Fragmento de gran canto de arenisca compacta, utilizado con toda probabilidad como núcleo. Su métrica es 133 x 112 x 62 mm. En una de las caras se aprecia un profundo pulido por abrasión. Está afectado por doble fractura y por

265

La información arqueológica: Fichas de yacimientos. un grueso lascado lateral. Así mismo presenta marcas de haber sido afectado por la maquinaria pesada que transita por la pista donde se encuentra. No fue recogido y se estudió in situ. Los materiales que constituyen el lote 07 fueron estudiados in situ después de que el yacimiento fuese revuelto para la plantación de eucaliptos. Brena 07/01. Raedera simple recta sobre lasca Levallois, de decorticado 2º en marga silícea, talón liso, retoque Smad (60-65-16). Brena 07/02. Lámina con cortex, talón liso, con retoques marginales en cuarcita (68-35-16) Brena 07/03. Lasca de decorticado 2º, talón liso, con retoques marginales en marga silícea (70-5816). Brena 07/04. Escotadura doble de retoque Spde, sobre lasca simple de marga silícea, de talón liso (53-39-16). Brena 07/05. Lasca de decorticado 1º, con retoques marginales, talón liso, en marga silícea (45-25-5). Brena 07/06. Lasca de decorticado 2º, con retoques marginales, talón cortical, en sílex blanco hidratado (57-36-11). Brena 07/07. Escotadura sobre lasca de decorticado primario, talón liso, en marga silícea, retoque Spdd (54-37-9). Brena 07/08. Raedera transversal convexa sobre lasca de decorticado primario talón cortical, retoque Spdc en marga silícea (53-42-15). Brena 07/09. Escotadura sobre lasca simple, talón ablacionado, en marga silícea, retoque Spde (4129-14). Brena 07/10. Denticulado sobre lasca de decorticado 1º, talón liso, en marga silícea, retoque Smdd (38-45-24). Brena 07/11. Denticulado carenoide de filo convexo, sobre una lasca simple de arenisca de grano fino compacto, de talón liso (62-66-31). Retoque Sepdd. Brena 07/12. Lasca simple de marga silícea, talón ablacionado, fractura medial (32-24-10). Brena 07/13. Núcleo sobre canto bipolar, de arenisca de grano fino compacto, con un único plano (78-71-73). Brena 07/14. Raedera simple sobre lasca de decorticado secundario de sílex gris hidratado, de calidad, retoque Semdc y Semdd Brena 07/15. Percutor sobre canto de arenisca de grano finco compacto. Presenta los extremos apicales muy desgastados por percusión y también en menor medida el reborde perimetral. Patinado. Brena 07/16. Lasca de decorticado 2º, en sílex hidratado. Material fresco

266

Brena 07/17. Muesca inversa - de conformación sobre lámina secundaria fragmentada transversalmente. Talón ablacionado, en arenisca de grano fino compacto, retoque Spie. Presenta retoques de uso en el lateral recto de la muesca. Brena 07/18. Lasca simple en sílex blanco brillo (16-25-3), talón cortical. Brena 07/19. Lasca simple en cuarcita blanca, fractura medial, talón liso ((12)-22-4). Brena 07/20. Pieza de hoz sobre lámina simple, talón retocado, fractura transversal doble, con clara pátina de cereal y marcas de uso en un borde ((30)-11-3. Brena 07/21. Doble muesca sobre lámina simple, talón ablacionado, en marga silícea. Retoque Spde ((24)-7-3). 5.

Descubrimiento-Investigación: Gómez

P.

García

46. Estación de superficie de La Barca 1. Gibaja. Límite entre los municipios de Rasines y Ramales. Z: 290m 2. Situada junto a un pequeño rellano atravesado por un cruce de caminos, a media ladera del monte Valseca, que conduce por un lado desde Los Mártires (Rasines) en dirección a Cerreo y por otro de Rasines a Gibaja, en el lugar conocido como Cruce de La Barca (250 m.) El paisaje se caracteriza por los abundantes afloramientos de roca caliza, localmente muy dolomitizada y las cotas más altas son Encinalacorva (675m.) y Cerreo (558 m.). El material aflora en superficie por la remoción del camino derivada del uso de la zona para la práctica de motociclismo de montaña. En las zonas de ladera media y alta predomina el carrasco y la encina. Como consecuencia de la desintegración de las calizas se han formado abundantes arcillas que afloran en superficie, de forma manifiesta en los cortes de las carreteras, sustrato sobre el que se han formando pequeños pastizales que alternan con helechos y árgumas. Cabe destacar asimismo la abundancia de manantiales en la zona, que se canalizan a través del Barranco de El Suto, lo que ha propiciado la explotación ganadera tanto libre como en estabulaciones. También se observan en superficie abundantes escorias muy pesadas, generalmente con una cara muy lustrosa, con chorretones a modo de lava volcánica. En esta franja se conservan varios sondeos mineros. Todo ello hace suponer la existencia en las inmediaciones de hornos

La información arqueológica: Fichas de yacimientos. dedicados a la transformación de mineral de hierro Topográficamente el lugar es una morra sobre un collado, aunque la mayor parte del material estudiado procede de un vértice de dicha morra. La característica más acusada de la zona es el cambio de pendiente y el nacimiento de un arroyo junto a la estación. 3. libre.

Neolítico - Calcolítico. Hábitat al aire

4. El material aparece en la pista que recorre el lugar, entre las arcillas plásticas producto de la degradación de las calizas y las dolomías. La mayor parte de las piezas proceden de un pequeño Ref Tipo L A E TL M.P. 1 LD1 23 31 14 FR CTA 2 NC2 20 21 16 ST Sx 3 LDS 12 13 2 LN SX 4 LDS 15 17 3 PL SX 5 LDS 7 11 5 PL SX 6 NOD 86 56 34 ST SX 9 LS 54 57 20 LS CLZ 10 LMS 29 11 5 PT SX 11 LQS 11 9 2 RT SX 12 FRS 10 7 3 FR SX 13 LMS 17 13 3 FR SX 14 LMS 23 13 5 LS SX 15 LD2 18 23 8 AB SX 16 LMS 24 10 4 LN SX 25 LMS 20 23 4 LS SX 26 LM2 32 14 7 RT SX 27 LMS 39 21 6 AB SX 28 LMS 30 13 7 LS SX 29 LD2 27 17 14 CT SX 30 LM2 16 12 6 AB SX 33 LD2 25 26 11 CT SX Tabla 4.5. Material lítico ligero de La Barca tramo de pista, de unos 5 m de recorrido. Se estudia un corte natural inmediato al lugar donde aparecen las evidencias: - Horizonte 0: 5 cm de humus, gris de matriz arenosa. Vegetación de cobertera mixta, con praderío (Festuca, Poa), helecho, zarzamora, endrino, encinas y laureles, que indican que el sustrato es de dolomías. - Horizonte A: de -5 a - 38 cm desde la superficie. Como el anterior en suave buzamiento de unos 5 grados, con grandes bloques de dolomía y cantos angulosos. Se trata del nivel fértil. - Horizonte B: de -38 a -47. Arcillas plásticas, de color marrón ocre oscuro.

- Horizonte C: -47. Potencia superior a los 50 cm. Nivel de alteración de las dolomías. Está formado por limos arenosos de tonos blancos y amarillos, que se disgregan con facilidad, con granos de cuarzo. Unos 30 m más adelante, en la misma pista, ya superado el nacimiento del arroyo, se han estudiado algunas piezas líticas pesadas. Listado del material lítico ligero (La Brena) - Ref.1. Una laminita simple, de sílex gris brillo, talón liso, con retoque de uso y pátina de cereal (10-8-3). - Ref. 2. Lasquita de retoque, talón cortical, sílex gris S.M.P. Azul BLHD BLHD BLHD BLHD BLHD GRIS GRBR GRBR GRBR MRBR MRMT OPHD GRBR ALT OPAC GRBR OPAC NGMT NGBR GRIS Beta

Retoque S.R. 3 planos S.R. S.R. Marginal Smde Reafilado S.R. Apde Uso S.R. Apce/Uso Uso Apdc Pat/Uso Patinado Patinado Patinado

Alteración Fractura 1/2 Fragmento nod. Patinada Uso lateral Fuego Sx. Foráneo Sx. Litoral Sx. Litoral Sx. Foráneo Fuego Arista núcleo Muy patinado Fracturado Ret. Pisado -

- Ref. 3. Lámina simple, fracturada por flexión, sílex negro mate. - Ref. 4. Lámina con córtex, doble fractura, talón fracturado, sílex negro mate. - Ref. 5. Lámina simple, talón ablacionado, sílex negro mate local, fracturada. - Ref. 6. Lasquita de retoque, sílex litoral, fracturada, talón ablacionado. - Ref. 7. Lámina simple, sílex negro mate (f), talón ablacionado. - Ref. 8, Lasquita de retoque, talón liso, sílex negro mate (f). - Ref. 9. Lasquita de retoque, talón ablacionado, sílex beige (f). - Ref. 10. Lasca simple, talón liso, sílex Mc-2, litoral - Ref. 11. Lasquita de retoque, sílex gris alterado, talón ablacionado

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La información arqueológica: Fichas de yacimientos. - Ref. 12. Lámina simple, talón ablacionado, con retoque de uso lateral y Apcd (16-10-4). - Ref. 22. Lasca simple, talón liso, sílex negro brillo (f), retoque Sepde. - Ref. 23. Lasca simple, talón liso, sílex litoral, alteración térmica. - Ref. 25. Lasca decorticado secundario, talón fracturado, sílex gris pd, foráneo, retoque Sepic. Es un raspador inverso con retoque de uso (2418-10). - Ref. 26. Lasca de decorticado secundario, talón cortical, sílex gris mate aptense, fractura reciente. - Ref. 27. Lasca de decorticado secundario, talón liso, sílex blanco hidratado. - Ref. 28. Lasquita de retoque, talón lineal, sílex opalino litoral. - Ref. 30. Lasca de decorticado 2º, con retoque denticulado (Sepdd), talón cortical. 45-31-17. Se trata de un denticulado sobre lasca 2ª. - Ref. 31. Fragmento de lámina, fractura distal, talón lineal, 19-12-3, con retoque de uso en un borde. Sílex gris hidratado en blanco, de calidad. - Ref. 32. Fragmento de lámina, talón ablacionado, en sílex opalino hidratado, quemado. Presenta retoque marginal Apde, que conforma una muesca y retoques inversos. 26-18-07. - Ref. 33. Fragmento proximal de lámina simple, talón liso, 18-09-04, en sílex negro aptense (local). - Ref. 34. Fragmento distal de lámina, de sílex

Se recuperó también un pequeño fragmento de cerámica (7 x 6 x 3 mm), de pastas compactas, color siena anaranjado, de aspecto medieval (LB29). Presentan retoque: LB-12, un trapecio con retoque abrupto en ambos lados. En uno de ellos se ha utilizado retoque a doble bisel, aunque en ángulo abrupto (Apdc /Apbc). La materia prima utilizada es un sílex de color gris oscuro y grano muy grueso, de mala calidad. Presenta marcas de uso en los laterales. La pieza referenciada como LB-25 es un raspador, muy poco elaborado, realizado en la cara ventral de una lasca 2ª, en sílex de tipo gris, de calidad. Presenta retoques sobreelevados, relativamente planos, profundos e inversos. En un lateral y en parte del frente se aprecian huellas de utilización, en forma de microlascado. Por último, la pieza LB-1, una laminita de sílex de calidad, presenta pátina de cereal. La barca 30 es un denticulado sobre lasca. LB32 es un fragmento de útil, quizás un denticulado / muesca. LB-35 podría ser parte de un segmento de círculo, o de otro tipo de armadura, con retoques marginales simples, y que con muchas alteraciones por uso, además de pátina ventral,

Ref 13

Soporte L Plaqueta 78

A 96

E 35

M.P. Arenisca

S.M.P. Compacta

Tipo Molino

14

Canto-F 105

80

61

Arenisca

Compacta

M.Molino

15 16 17

Canto-F 81 Canto-F 75 Canto-F 57

83 76 35

53 54 29

Cuarcita Cuarcita Limolita

Gris Verde Verdosa

Percutor Núcleo? -

18 19 20

Canto-F 79 Canto-F 76 Canto-F 145

67 66 93

32 44 34

Arenisca Arenisca Arenisca

Micácea G.medio Micácea

Machac. M.Molino

21 24

Canto-F 99 Canto-F 104

74 108

31 49

Arenisca Arenisca

G.fino Compacta

Molino M.Molino Machacador

Tabla 4.6. Listado de material lítico pesado de La Barca óseo litoral, 11-09-05. - Ref. 35. Fragmento proximal de lámina, talón liso, en sílex gris brillo (rugoso, como el trapecio). Presenta retoques de uso en ambos laterales y pátina de siega en la cara ventral. 1310-04. - Ref. 36. Fragmento proximal de lámina simple, talón puntiforme, en sílex opalino litoral, sin hidratar. 16-09-03.

268

Alteración Pulimento. Fractura. Dos caras Pulimento. Fractura. Una cara. Piquetado. Reborde Sin pulimentos Marcas incisas /Fract. Sin pulimentos Restos de ocre Pulimento. Dos caras Pulimento. Una cara Pulimento. Retoque y piqueteado reborde.

Material lítico pesado 13. Fragmento de molino. Realizado sobre plaqueta de arenisca compacta, de tonos marrón rojizos. Las dos caras han sido rebajadas por el pulimento, y una de ellas presenta una mínima curvatura por su uso. En la cara inversa aparecen huellas muy poco profundas de piquiteado. Está fracturado, pero en las zonas donde se conserva el borde original se aprecia que la sección es

La información arqueológica: Fichas de yacimientos. suavemente redondeada. Presenta evidencia de exposición al fuego y algo de carbón adherido. Su métrica es: 78-96-35. Ninguna medida, de longitud o anchura es completa, dada la doble fractura de la pieza. 14. Mano de molino. Sobre fragmento de canto de génesis fluvial, de areniscas diagenizadas marrón oscuro, muy denso. Presenta suave pulimento en una de sus caras. Su métrica es: 105- 80-61. Ítem estudiado in situ. 15. Percutor. Sobre canto de cuarcita gris oscura. Presenta todo un reborde muy piqueteado, de forma que llega a modificar su forma original. Métrica: 81.6-83.1-53.7. 16. Fragmento de canto, utilizado como núcleo. Cuarcita verde grisácea, de calidad. Presenta una extracción en un lateral, una fractura antigua, y el resto de superficie cortical. Métrica: 75-75.753.6. No se aprecian pulimentos o piqueteados. 17. Fragmento de canto de limolitas verdosas grises, muy compacto. Peso: 94 gramos. Algunas marcas de trabajo en los laterales. 18. Canto de arenisca, génesis fluvial, de grano grueso, muy micácea, con cortex amarillento oscuro y núcleo amarillo más claro. Fractura en lateral. Superficie muy rugosa. Sin marcas claras. 19. Canto de areniscas de grano medio, fluvial, muy rugoso en toda su superficie. 295 gramos. Presenta marcas de ocre visibles y claras. 20. Canto de arenisca, aplanado, fluvial. Arenisca de grano fino, con cristales de mica negra y blanca. Presenta pulimento intenso en ambas caras y en parte en los rebordes. Mano de molino. 21. Canto de arenisca, aplanado, fluvial. Arenisca de grano fino, micácea y compacta. Presenta pulimento intenso, muy afinado, en una de sus caras. Tono rojizo, evidencia de exposición al fuego. 24. Canto de arenisca, muy compacta, de color marrón oscuro. Presenta pulimento parcial en ambas caras, y retoques periféricos de regularización, partiendo desde una cara plana, conformando un plano. 5. Yacimiento localizado por P. García Gómez, dentro del proyecto de prospección del Medio Asón. 47. Estación de superficie de Santa Isabel

2. Situada en un pequeño rellano de ladera, inmediatamente detrás de la ermita de Santa Isabel, y próximo a la CN-629 de Burgos a Santoña, en su margen izquierda. Se encuentra al oeste de un pequeño valle encajado, con orientación S-N, entre el Carrascal de Cereceda al este y la Sierra de Tánago al oeste, por cuyo fondo corre un pequeño riachuelo que nace en la Cueva de Once Puertas. Asimismo un manantial situado en la parte alta de Tánago, discurre de forma transversal a lo largo de toda la ladera, donde son abundantes las formaciones de travertinos, para posteriormente unirse al procedente de Once Puertas. 3. Paleolítico Inferior. Hábitat / Taller. Calcolítico – Bronce. Hábitat. 4. El material arqueológico aparece en superficie a lo largo de una pista forestal como consecuencia del tránsito de camiones para el transporte de eucaliptos, siendo la concentración mayor en un pequeño rellano situado a unos 40 m de altitud. El yacimiento se encuentra cerca del contacto, por falla con manto de corrimiento, entre dos tipos de materiales: el fondo de la cubeta y el primer tramo de ladera están labrados en materiales del Lias, en concreto carniolas, dolomías y calizas del Sinemuriense inferior y medio; y justo donde se encuentra el asentamiento aparecen ya las areniscas y arcillas limólíticas de facies Weald, que suponen el sustrato real del yacimiento. La estratigrafía comienza con un paquete de areniscas y arcillas amarillas sobre las que aparece una potente capa de arcillas grises azuladas muy plásticas. El horizonte superior del suelo lo forma horizonte de humus muy rico en materia orgánica. El material de cronología antigua aparece integrado en las arcillas grises, y en cambio los restos líticos ligeros y el material pulimentado, corresponden al nivel revuelto más superficial. Dentro del material pulimentado destaca la pieza SI-35, un bloque de microconglomerado de grano medio a fino; los clastos apreciables de mayor tamaño son cristales de cuarzo de 3 mm de eje. Se trata de un molino barquiforme conservado completo, que presenta una cara basal convexa sin ninguna alteración y una cara útil de superficie pulimentada por el uso y repiqueteada para incrementar la abrasión. La sección longitudinal no llega a ser totalmente plana, sino que mantiene cierta convexidad.

1. Barrio de Rocillo. Rasines. Z: 38 m.

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La información arqueológica: Fichas de yacimientos. 5. Yacimiento localizado por P. García Gómez, dentro del proyecto de prospección del Medio Asón.

- 1 canto de arenisca compacta, aplanado, con un suave pulimento en uno de sus lados. - 1 fragmento medial de una mano de molino o

Ref 7 8 17 20 21 24

Soporte Canto Fr.Canto Canto Fr.Canto Fr.Canto Canto-F

L 80 50 100 54 71 180

A 70 35 56 71 62 130

E 26 27 56 33 34 32

M.P. Arenisca Arenisca Arenisca Arenisca Arenisca Arenisca

S.M.P. Diageniz Diageniz Diageniz Micácea Micácea Micácea

31 32 34 35

Canto Canto-F Canto-F Bloque

66 57 94 278

36 70 73 193

21 24 24 87

Arenisca Arenisca Arenisca Conglom.

Tipo Percutor Fgto.Cto M.M./Mc M.Molino Mano Molino Compacta G.Grueso Molino Micácea M.Molino Compacto Molino

Alteración Piqueteado en reborde Sin marcas Pulido una cara Pulido dos caras Pulido dos caras Pulimento una cara. Piqueteado lateral. Pulimento una cara Pulimento una cara Piqueteado polar+Pul. Pulimento una cara

Tabla 4.7. Listado de industria lítica pesada de Santa Isabel Ref 18 19 22 23

Soporte LC LC LC LC

L 110 110 145 129

A 58 74 86 79

E 34 36 64 50

M.P. Arenisca Arenisca Arenisca Arenisca

S.M.P. G.Grueso Diageniz Diageniz Diageniz

Tipo Bifaz Bifaz Hendedor Hendedor

Alteración Retocado Retocado Retocado Retocado

Tabla 4.8. Material achelense de Santa Isabel 48. Yacimiento de San Juan 1. San Juan. Ojebar, Rasines. Z: 243 m. 2. Se encuentra en la parte alta de la pequeña sierra que separa la depresión cárstica de La Brena del valle de La Mies de Rasines. Realmente se trata de tres hallazgos aislados de material lítico pesado. Se trata de un sector de cima, de pendientes suaves, cubierto por prados con abundantes afloramientos de calizas y dolomías. En uno de estos afloramientos se encuentra en abrigo de San Juan, con yacimiento arqueológico. 3. Neolítico – Calcolítico (¿).Hábitat. 4. El material arqueológico aparece en los “morcueros” o acumulaciones de piedras producto de la limpieza del prado. Se han recuperado los siguientes materiales: - 1 molino de mano de tipo plano, realizado sobre una placa de areniscas de grano fino - 1 canto con de areniscas muy compactas, modificado mediante profundas percusiones en dos polos, de sección circular. Podría considerarse un esferoide o una maza o machacador.

270

afiladera. Se trata de un canto cuya forma ha sido modificada mediante piqueteado hasta darle forma cilíndrica. En las inmediaciones, en concreto junto a la ermita de San Juan, situada unos 200 m al Norte del yacimiento de los Topos, se recogió un molino plano de gran tamaño, completo, designado como Los Topos. Está fabricado sobre una placa de areniscas de grano fino micácea, presenta un intenso pulimento en la cara superior, plana a ligeramente cóncava, piqueteado en los polos y pulido en los bordes largos. Se trata de una pieza de tamaño grande, con una métrica de 460-231-45. Esta pieza fue entregada a los directores del proyecto del Museo de la Cantería de Rodrigo Gil de Ontañón, en Cereceda, Rasines, donde se encuentra en la actualidad.

49. Necrópolis de San Roque 1. Villaparte. Rasines. Z:128 m. 2. El acceso a la ermita de San Roque que se encuentra en el Barrio de Villaparte, se realiza por un pequeño camino que parte de El Viar, hacia San Juan. El aspecto actual de esta pequeña ermita que se encuentra sobre una pequeña loma

La información arqueológica: Fichas de yacimientos. denota que su construcción debió realizarse en torno al siglo XVIII. 3. Necrópolis. Edad media. 4. Alrededor de la citada ermita aún se conservan restos de una necrópolis, de tumbas de lajas o cistas, construidas mediante lajas planas irregulares de piedra arenisca, hincadas en el suelo, conformando de esta forma la sepultura de forma alargada, del tamaño de un cuerpo, la tapa sigue la misma estructura, teniendo el conjunto una orientación E-O, la mayoría de las cuales fueron destruidas como consecuencia de labores de allanamiento del terreno, conservándose en la actualidad algunas en torno a un viejo castaño, situado próximo a la casa. 5. La primera referencia sobre este yacimiento procede de González Echegaray (1970: 223-226) que, al estudiar el ara romana aparecido junto a la cueva del Valle, cita este yacimiento, como necrópolis de lajas. 6. Bohigas Roldán (1986: 156), Fita (1906:425427), González Echegaray (1970: 223-226), V.V.A.A. (2001: 567).

271

La información arqueológica: Fichas de yacimientos.

Fig. 4.9. Plantas de cavidades del sector Rasines

1. C. de Armañon (Rasines). C.A.E.A.P.

2. C. de Armañon II (Rasines). C.A.E.A.P.

3. C. de la Picota (Rasines). C.A.E.A.P.

4. C. Picota II (Rasines). C.A.E.A.P.

5. C. Brena IV (Rasines). C.A.E.A.P.

9. C. de la Saluca (Rasines). C.A.E.A.P.

272

La información arqueológica: Fichas de yacimientos

6. C. de la Brena III (Rasines). C.A.E.A.P.

7. C. de la Brena II (Rasines). C.A.E.A.P.

8. Cueva y Abrigo del Mazo (Rasines). C.A.E.A.P.

10. C. del Campuco (Rasines). C.A.E.A.P.

11. C. de la Rozada (Rasines). C.A.E.A.P.

273

La información arqueológica: Fichas de yacimientos.

15. C. de la Pedrera

13. C. de San Roque (Rasines). GEIS C/R.

14. C. de la Maza de la Iseca (Rasines). CAEAP

12. C. del Calero del Agua (Rasines). GAES

16. C. de Los Mosquitos (Rasines). C.A.E.A.P.

17. C. de Torcollano (Rasines). C.A.E.A.P.

274

La información arqueológica: Fichas de yacimientos

18. Abrigo de El Cuadro o Espadañal (Rasines). C.A.E.A.P.

19. C. de La Revuelta (Rasines). C.A.E.A.P.

20. C. de la Santa Cruz (Rasines). C.A.E.A.P.

21. Abrigo de San Juan (Rasines). GEIS C/R

22. C. de Valle (Rasines). GAES.

275

La información arqueológica: Fichas de yacimientos.

SECTOR 3. LANESTOSA.

RAMALES-

CARRANZA-

Ramales 1. Cueva de Los Caballones 1. Guardamino. Ramales. Z: 165 m. Cavidad situada en la ladera de una pequeña elevación caliza, con entrada parcialmente colmatada, poco visible a distancia, y bastante habitable. 2. Presenta una entrada de tamaño medio, aunque bastante baja, colmatada por bloques y piedras en el extremo izquierdo, que comunica con un vestíbulo muy descendente y también parcialmente obstruido. El vestíbulo lleva a una galería ancha de buenas proporciones en cuya entrada, y en la pared izquierda, nace una galería, muy excavada, que conecta también con la entrada. La galería central continúa recta, hasta hacerse muy descendente, con bloques grandes al fondo. De frente desemboca en una galería alta y estrecha, ascendente, con abundantes coladas y de recorrido sinuoso. 3. Paleomesolítico. Hábitat. Calcolítico - Bronce. Sepulcral. Edad Media. Indeterminada. Edad Media. "Marcas negras". 4. El yacimiento es extenso: en el fondo del vestíbulo y en la pequeña galería de la izquierda, cercana al vestíbulo, se observa, por debajo del nivel superficial, una espesa capa de color grisáceo-marrón, con abundantes evidencias paleontológicas, de adscripción paleo-mesolítica. En la galería central se hallaron restos humanos aislados y más o menos dispersos, correspondientes a varios individuos, asociados a fragmentos de cerámica a mano, procedentes de un vaso de tipo orza, con barro plástico aplicado y decoración de dedadas, y algunos restos de fauna. En el MRAP se conserva un fragmento de panza de este vaso, correspondiente a la zona media del mismo, en la zona de contacto del tramo liso y de la zona con barro plástico. Conserva un realce con impresiones de uñas. El espesor de panza es de 7 a 8 mm, la superficie exterior está alisada, de color rojiza a pardo, e interior negro. Desgrasantes finos de concrección calcárea blanca. En la cara interior conserva una fina capa de una sustancia orgánica adherida, carbonizada. El diámetro del vaso en este tramo sería de unos 24 cm.

276

En este mismo entorno se han localizado algunos fragmentos de cerámica medieval lisa. En la galería del fondo de la cavidad aparecen varios paneles de pequeño tamaño de "marcas negras", que se distribuyen a lo largo de toda la galería, por ambas paredes. 5. C.A.E.A.P. Topografía: C.A.E.A.P. 6. Muñoz y Arozamena (1995:139). 7. M.R.A.P. 2. Cueva de La Asunción 1. Guardamino. Ramales. Z: 150 m. La cavidad se encuentra cerca de la anterior, al fondo de una dolina, siendo poco visible. Es amplia y sólo relativamente habitable, por tratarse de un espacio bastante húmedo. 2. Presenta una boca amplia que conecta con un vestíbulo ligeramente descendente, que pronto desemboca en una galería perpendicular al mismo, por cuya parte izquierda continúa unos metros, dando un brusco cambio de rumbo. Hacia la parte derecha la galería va descendiendo, en un suelo colmatado de bloques, hasta llegar a una galería amplia, que se prolonga de frente, y que continúa descendiendo, desembocando tras un tramo ascendente, en una boca abierta a dos metros del suelo, en una sima. 3. Calcolítico - Bronce. Sepulcral. 4. En la parte izquierda, inmediata al vestíbulo, aparecen restos humanos - entre ellos un cráneo conservado "in situ" - asociados a cerámicas prehistóricas, en concreto varios fragmentos de cerámicas toscas, lisas, una de ellas un borde ligeramente vuelto, de labio plano, varios fragmentos de vasos ovoides, con decoración plástica a dedadas y una base completa de un recipiente de tamaño medio, decorado con líneas incisas, formando un damero por el la cara externa del fondo y con dos líneas subparalelas a la base. De la base arrancan hacia arriba grupos de tres líneas con pequeños trazos oblicuos adosados. El diámetro de fondo de esta pieza es de 54 mm. En los fondos del M.R.A.P. se conserva, además del material ya citado, un fragmento de diáfisis de cúbito humano. Al fondo de la galería de la derecha y en la superficie entre los bloques, se hallaron restos de

La información arqueológica: Fichas de yacimientos quemas - carbones vegetales - fragmentos de panza de cerámica lisa prehistórica y un canto con todo el borde pulido, de cuarcita. En la galería que desemboca en la misma boca aparecen restos de 3 o 4 cráneos de cerdo (Sus domesticus), de aspecto antiguo. 5. Descubierta e investigada por C.A.E.A.P. Topografía: C.A.E.A.P. 6. Muñoz y Arozamena (1995: 139). 7. M.R.A.P. 3. Cueva del Agua 1.Guardamino. Ramales. Z: 271 m. En la parte alta de la larga ladera norte de la sierra de Guardamino, inmediatamente sobre el valle del Silencio. Está oculta y ofrece buenas condiciones de habitabilidad. 2. Descripción: La entrada de la cueva se encuentra junto a una cabaña por lo que resulta fácil de localizar. La boca principal se abre con una fuerte pendiente descendente. A su derecha aparece una galería ciega de menores dimensiones. La boca grande comienza con una fuerte rampa en cuyo final se ha construido un depósito que recoge el agua de goteo y un pequeño cierre para el ganado que utiliza la cavidad. En este punto se conforma un amplio vestíbulo que continua después por una galería de cierto desarrollo que lleva a una pequeña sima. 3. negras".

Mesolítico. Hábitat. Edad del Bronce. Redil. Edad Media. Depósito

/

"Marcas

4. La cueva presenta yacimiento en varios puntos. En el vestíbulo, tanto en la parte exterior, como en los laterales de la zona baja, aparecen testigos de nivel con yacimiento de hábitat. Así, en un testigo en el lateral izquierdo, aparece un corte de 1.50 m que comienza con 30 cm de costra pavimentaria limosa blanda, bajo ella un nivel de limos marrones de 35 cm de potencia con fragmentos de hueso de ciervo, esquirlas de hueso, hueso quemado de Capra sp. y una costilla. Todo este paquete está deslizado desde arriba, unos 10 m más afuera. En el lateral contrario, el derecho según se entra, a media altura, se conserva la marca del nivel original, y a esa altura, aparece cortado el mismo nivel, conservado en pequeñas oquedades de la pared aparece el nivel mesolítico. Junto a pequeños fragmentos de hueso y conchas de Cepaea

nemoralis, una de ellas con fragmentos de carbón en su interior, aparecen dos núcleos de sílex de alta calidad. El nivel aflora en superficie en la parte alta del vestíbulo, con fauna y carbón. Mas al interior, el goteo del techo pone al descubierto un nivel con mucha materia orgánica con abundantes fragmentos de carbón y con huesos de Bos sp, juveniles. En este nivel aparece un fragmento de cerámica a mano, de color rojo y negro, asignable a la Edad del Bronce. En el entorno aparecen en cada lado de la cueva, un canto en un caso con marcas claras de uso como yunque y en otro con saltados polares. Son cantos de cuarcitas rojizas. En el fondo del vestíbulo se observan evidencias recientes de búsquedas realizadas a piqueta: se han levantado el nivel superficial y aparece un nivel negro - de 1,5 cm - bajo él una potente capa, de 5 a 7 cm de arcillas quemadas rojas. En otras cubetas aparecen fragmentos de carbón. Por último, en todo el sector medio derecho de la pared vestibular se observan "marcas negras", al menos en seis paneles, muy típicos. 5. Cavidad citada por Torres (1975). En la pared exterior aparece pintada la referencia R-12. Esta cueva, a juzgar por su descripción, se corresponde con la citada en la Carta Arqueológica de Ramales, realizada por el grupo TANEA, con el nombre de Cueva de Baranda. En este trabajo se citan algunas evidencias arqueológicas - fragmentos carbonosos y algún hueso. En esta mismo trabajo se comenta que "miembros del Proyecto Mirón nos han indicado la existencia de un testigo pegado a la pared en el que se aprecian algunos huesos y carbones que pudieran ser restos de un antiguo depósito arqueológico, actualmente destruido por el uso tradicional de la cavidad como refugio de ganado (González Morales, com. per.)". El equipo de redacción de la carta, realizada en 2006, observa también la existencia de "signos de rebusca", en la cavidad superior, y la presencia de "cortes de depósito que han sido escarbados recientemente donde se ha localizado fragmentos carbonosos y algún hueso". 6.

Torres (1975) Tanea (2006)

4. Cueva de la Cullalvera 1. Ramales. Z: 95 m.

277

La información arqueológica: Fichas de yacimientos. Se encuentra muy cerca del núcleo rural de Ramales, en la base del monte.

más de un kilómetro de profundidad. Su descripción sumaria es como sigue:

2. Cueva de grandes proporciones, que en verano presenta buenas condiciones de habitabilidad, aunque está bastante escondida y es fría. En la temporada de lluvias el agua sale por la boca.

- Junto a la verja del cierre de la entrada, recientemente J. Marcos y J. Eguizabal han localizado una figura de caballo pintada en rojo, de estilo premagdaleniense (comunicación oral de J. Marcos).

Su entrada, una de las mayores de la Región, da paso a un enorme vestíbulo recto y llano, que continúa por una galería de proporciones gigantescas, con salas de gran tamaño. Su recorrido está en torno a la decena de kilómetros. 3. Paleolítico Superior. Hábitat. Paleolítico Superior. Arte rupestre. Prehistoria Reciente. Ocupaciones ocasionales. Bronce Final. "Marcas negras". 4. En el enorme vestíbulo, muy erosionado por las aguas, se conservan dos pequeños testigos adheridos a las paredes. En el primero, de reducido tamaño, aunque de más de dos metros de altura, se observan niveles fértiles de matriz terrosa. Y en el otro, en la pared izquierda, más al interior, en una pequeña galería lateral en forma de angosto laminador, se observa un nivel de arcillas oscuras, muy rico en fauna, de adscripción Paleolítica. En la superficie del testigo de la derecha se halló un fragmento de la parte superior de una gran orza ovoide, decorado con un cordón poco realzado, de sección triangular. La pared es gruesa, y presenta el interior negruzco y el exterior ocre - rojizo, con desgrasantes grandes de calcita. Y una mandíbula de pez, de gran tamaño (?). Caídas del mismo corte se hallaron: 1 lasca de borde de núcleo, con retoques marginales inversos, 1 laminilla con microhuellas de uso y 1 lámina simple. En el centro del vestíbulo, y entre las calizas de arrastre, se halló un chopping - tool apuntado y lateral, del tipo 2.19 de Querol y Santonja; con evidencias de uso como yunque por una de las caras y de percutor en el extremo reservado, en marga grisácea. Su métrica es de 84 x 64 x 37 mm. En el mismo lugar se recogió un anzuelo biapuntado de hueso, muy similar a los hallados en algunos yacimientos mesolíticos, como Mazaculos. En el exterior de la cueva, y entre los materiales de arrastre, H. Alcalde del Río, halló una aguja de hueso, que fue clasificada como Magdaleniense. La cueva contiene un importante conjunto de arte rupestre paleolítico, cuyas manifestaciones se extienden desde cerca de la entrada hasta poco

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- A 160 m de la boca, Leroi - Gourhan citó una mancha negra en la pared izquierda y un signo con forma de varias líneas cruzadas en forma de estrella, ambas muy dudosas. - A 250 m de la entrada y en un recodo de la pared izquierda, en un friso alto, por encima de un gran bloque, existe una mancha muy grande, difuminada y lavada, de color rojo; sin duda, restos de pinturas paleolíticas. - A 780 m de la boca, en una pequeña sala algo elevada y abierta en la pared izquierda aparecen varias agrupaciones de puntos - uno formando dos líneas y la otra de distribución irregular - y algunas manchas en rojo. También hay un panel con ocho claviformes verticales con protuberancia en la parte superior derecha, en color rojo. Muy cerca y a su derecha aparece un panel con claviformes negros, en un hilera de ocho, con uno aislado por encima del situado en el extremo derecho. Por último, inmediatamente a la derecha, hay una oquedad estalagmítica, parcialmente bordeada por una línea roja. - Ya en el interior de la cavidad y en una pequeña galería del lateral izquierdo, en la base de una colada, hay un grupo de "macarronis" sencillos, de apariencia prehistórica. - Siguiendo la galería principal y a más de un kilómetro de la boca, en una gatera del lateral izquierdo, en posición algo elevada, en un recodo de la pared izquierda, hay un panel con dos caballos completos, de color negro y de trazo lineal, de convenciones claramente magdalenienses. En la pared de enfrente aparece un caballo muy mal conservado, muy similar a los primeros. Un poco más al interior, en un recodo que por medio de un corredor comunica con la galería principal, hay dos pequeñas marcas rojas, bajo una cornisa y dos series de puntos rojos, de distribución irregular, de reducido tamaño, quizás realizadas con el dedo. Muy cerca de los caballos y al fondo de la galería, se han identificado algunas "marcas negras" de tamaño reducido, una de las cuales fue fechada por C-14 AMS en el 10.400 ± 90 B.P. (Gif A96261). Al fondo de la galería principal, en la enorme sala donde esta desemboca, en los

La información arqueológica: Fichas de yacimientos bloques, aparece otro conjunto de manifestaciones este tipo, de las que se han obtenido otras dataciones, también por AMS de 3670± 70 B.P. (Gif AA-98189) 5. Fue reconocida a principios de siglo por H. Alcalde del Río, si bien, las primeras representaciones parietales se localizaron en 1954. Con posterioridad se han ido encontrando nuevas manifestaciones. La topografía se debe a Montorial y Pous y fue realizada en 1966. 6. Alcalde del Río, Breuil y Sierra (1909); González Echegaray (1956: 171-178); González Echegaray (1959: 1-16); González Sainz, Muñoz y Morlote (1997: 73-100). 5. Cueva de Costales 1. Ramales. Z: 170 m. Se sitúa a unos 600 m de la Cullalvera, en dirección a la cueva del Haza, en la parte alta de un prado muy inclinado, al pie de un cantil, en posición dominante. Presenta condiciones de habitabilidad muy limitadas, por su baja altura y por ser húmeda. 2. Posee una boca ancha y baja, que comunica con un vestíbulo también ancho, bajo y profundo, poco iluminado, que a su izquierda presenta una galería paralela, más baja, en realidad, una prolongación del vestíbulo. En el fondo aparecen coladas de gran desarrollo. 3.

Mesolítico. Hábitat. Calcolítico - Bronce. Sepulcral. Medieval. Indeterminado.

4. Todo el vestíbulo ha sido vaciado para la utilización del espacio del vestíbulo como redil, conservándose el yacimiento en la sala de la izquierda. En la misma entrada se conserva un corte del depósito en que se aprecia la siguiente estratigrafía: - Nivel I: De color parduzco claro, de unos 80 cm de potencia. Incluye esquirlas óseas y fragmentos aislados de cerámica tosca. - Nivel II. Tierras de color pardo oscuro, de unos 30 cm de potencia, que incorporan conchero de Cepaea nemoralis y esquirlas óseas. - Nivel III. De color amarillento y matriz arcillosa, de aspecto estéril.

En el corte existente en la parte izquierda del vestíbulo, en comunicación con la galería de la izquierda, de 0,85 m de altura, se observa una potente capa calcítica protegiendo el yacimiento, con un nivel grueso de color pardo, que incluye fragmentos de cerámica prehistórica y restos humanos. Por debajo de este nivel aparece un potente estrato con conchas de Cepaea nemoralis. Esto explica que en este yacimiento se haya citado, por los autores de Les Cavernes, un conchero neolítico. Caídas del corte se hallaron: 1 lasca secundaria de sílex con talón liso, 1 lasca primaria de sílex, 1 raspador sobre lasca y 1 fragmento de escoria de bronce (?). Y en la superficie de la galería de la izquierda y en su fondo, se halló un fragmento de la base de una vasija medieval, con anillo de solero, decorada con una línea gruesa y suave. Presenta pastas de color rojizo con el alma gris y con engobe pardo por el exterior, con desgrasantes finísimos de mica. Además se localizaron dos fragmentos de cerámica lisa prehistórica, uno de panza, muy grueso, de color parduzco y mal acabado, con desgrasantes grandes de cerámica, y uno de borde ligeramente vuelto y con el labio algo exvasado plano, mal acabado y con desgrasantes finos de cuarzo. 5. Reconocida en 1906 por H. Alcalde del Río. Ya en 1909 fue citada por Sierra, que localizó restos humanos y huesos de ciervo, jabalí y buey, y que consideró el yacimiento como Neolítico (Sierra 1909: 114). En "Les Cavernes...” se cita la existencia de un conchero de Helix, con restos humanos, atribuido al Neolítico (Alcalde del Río, Breuil y Sierra 1911: 10). Topografiada por el grupo C.A.E.A.P. 6. Alcalde del Río, Breuil y Sierra (1911: 10); Muñoz y Malpelo (1993: 292, 297, 299); Muñoz y Gómez (1995: 139-140, 143). 7. M.R.A.P. 6. Cueva del Murciélago 1. Ramales. Z: 158 m. Situada unos 50 m por encima del camino del Haza, si bien no resulta visible desde el mismo. Presenta buenas condiciones de habitabilidad y está en posición dominante. 2. Entrada bastante amplia que comunica con un vestíbulo corto, actualmente vaciado, y con algunos grandes bloques en la boca. Tras la entrada, la cueva gira hacia la izquierda,

279

La información arqueológica: Fichas de yacimientos. superándose un corte de 2 m de altura en el inicio del giro, continuando después por una galería que finaliza a los pocos metros. En el fondo, y abierta en la pared derecha, hay una galería en forma de laminador, que se bifurca a los 8 metros. Por la izquierda se convierte en una galería baja y ancha y hacia la derecha alta y estrecha, uniéndose ambas en el fondo. 3. Paleolítico. Hábitat. Calcolítico - Bronce. Depósito. 4. En el corte situado al fondo del vestíbulo se observan niveles muy concrecionados, con abundantes costras calcáreas. Bajo una costra pavimentaria superficial aparece un nivel de color rojizo donde se observan algunas esquirlas óseas y varios niveles de color amarillento y matriz arcillosa que incluyen algunas esquirlas óseas y sílex, lo que indica la existencia de un yacimiento pobre. En la galería contigua al vestíbulo, junto la pared izquierda y en los recovecos del fondo, aparecen esquirlas óseas y algunas piezas de sílex. Por último, en el laminador situado inmediatamente a la derecha de la galería anterior, se hallaron fragmentos de cerámica prehistórica. En el M.R.A.P. se conserva una entrega del grupo AER, en 1971 con algunas lascas de sílex de tamaño grande, en diversos tipos de sílex. Ninguna presenta retoques. 5. Probablemente puede identificarse con la cueva designada por Sierra como Haza I, en la que encontró varios sílex. La cueva fue descubierta de nuevo por el grupo A.E.R. en 1964. Topografiada por este mismo grupo en 1968 y publicada en 1971. 6. Sierra (1909:109-110); A.E.R. (1971: 213214). 7. M.R.A.P. 7. Cueva de La Esperanza 1. Ramales. Z: 179 m. Se localiza a la izquierda y por encima del camino del Haza, bajo un farallón calizo, y resulta visible a distancia. Ocupa una posición estratégica y ofrece muy buenas condiciones de habitabilidad. 2. Presenta una boca amplia que comunica con un vestíbulo ligeramente descendente, muy relleno de bloques, que continúa por una galería recta, ascendente, que finaliza a los pocos metros. En la pared derecha y a varios metros de altura, nace

280

una reducida galería y en la pared izquierda otra más, que se hace impracticable. 3.

Paleolítico. Hábitat. Calcolítico-Bronce. Sepulcral.

4. Las evidencias sepulcrales se encuentran en la pared izquierda del vestíbulo, donde, entre la tierra vegetal, se hallaron restos aislados de un individuo y fragmentos cerámicos a mano. También se localizaron algunas industrias líticas en esta zona: dos núcleos de sílex, una lámina larga y un canto plano de arenisca con restos de colorante. La mayor parte de los fragmentos cerámicos corresponden a dos orzas que se describen a continuación. Corresponden a una entrega del AER. Vaso 1. Orza de delineación ovoide, con diámetro de boca de 380 mm, diámetro máximo 420 mm y diámetro de fondo 220. Se conserva gran parte del fondo. El espesor de panza 10 mm y de fondo 12 mm. La arista del borde está impresa por ungulaciones de disposición oblicua lo que dan una sección achatada al borde. Cerca del mismo aparece un suave realce liso, y más abajo dos realces suaves pero impresos con ungulaciones. En el límite con la zona de barro plástico se ha practicado otra línea de impresión de uñas. La pasta aplicada en la mitad inferior no se ha corrido con el dedo sino que está como impresa por la yema del dedo y pellizcada, aunque en relieve muy suave. Se podría estimar una altura de unos 50 cm para la pieza entera. Dos fragmentos de barro plástico con agujeros de lañado practicados en seco. Exterior rojizo en la zona con pasta aplicada, marrón en las demás. Superficies alisadas. Desgrasantes muy finos, no observables. Vaso 2. Orza de delineación ovoide, con diámetro de boca de 330 mm, diámetro máximo estimado de 390 mm. Presenta un realce liso en la arista lo que engrosa el labio, pero es de arista de sección semicircular y un suave realce más abajo. En un fragmento de cerca del borde se observa un engrosamiento que podría corresponder a un mamelón suave pero largo. La mitad del vaso presenta barro aplicado pero está extendido mediante dedadas. Tanto el borde como las paredes son gruesos, de 10 a 10,9 mm, en zonas planas, pastas muy compactas. Color siena exterior, superficies alisadas. Interior negruzco ahumado. Presenta desgrasantes de tamaño medio, de cerámica machacada y de calcita. Además aparecen fragmentos de otros cuatro vasos, de tamaño medio a pequeño, de panzas, no

La información arqueológica: Fichas de yacimientos significativas, salvo dos panzas con tres líneas incisas finas subparalelas. Con número de referencia 1763 se conserva una mandíbula humana que corresponde a un individuo adulto con mentón, quizás masculino, tamaño pequeño. Conserva M1 y M2 de un lateral, con desgrasante de grado II a III. Se aprecia degeneración alveolar (periodonto), y presenta caries poco profunda con corrosión en un lateral. Presenta fractura antes del cóndilo, con pátina. En la galería del fondo y en la pequeña galería situada al fondo de la pared izquierda del vestíbulo, se conserva un nivel arcilloso, de color amarillento, con esquirlas óseas y dos lascas de marga, cuya morfología indica que corresponden a una ocupación paleolítica. 5. La cueva fue localizada por el grupo A.E.R. en 1967, aunque es probable que pueda identificarse como la "Cueva II del Haza", citada por L. Sierra, donde este investigador halló un raspador de sílex paleolítico. El yacimiento ha sido investigado por el colectivo C.A.E.A.P. Topografía de A.E.R. publicada en 1971 6. A.E.R. (1971: 215- 216); C.A.E.A.P. (1984: 114); Smith y Muñoz (1984:129); Muñoz y Malpelo (1993:292 y 296). 7. M.R.A.P. 8. Cueva de Los Nombres 1. Ramales. Z: 172 m. Se halla a la izquierda del camino del Haza, siendo visible desde el camino. Presenta una posición muy estratégica y con buenas condiciones de habitabilidad. 2. Cueva de dimensiones reducidas, aunque de boca relativamente amplia que comunica con un vestíbulo llano y recto. Continúa hacia la izquierda por una reducida gatera impracticable y hacia la derecha por una galería ascendente hasta finalizar en un tubo muy estrecho que se dirige hacia la izquierda. En total la cavidad mide sólo unos 10 m. 3. Mesolítico. Hábitat. 4. En la pequeña galería situada en el fondo de la cueva se observa el relleno sedimentario que ha desaparecido completamente en la parte anterior de la misma. Los restos del depósito se encuentran sobre un corte muy antiguo labrado sobre una rampa, cubierta en parte por una colada

estalagmítica. El depósito presenta una potencia de 10 a 15 cm y está formado por conchas de Cepaea nemoralis fuertemente cementadas y fragmentos de carbón vegetal de reducido tamaño y alguna esquirla ósea. En total se cuentan, en los pocos sitios en que es posible observar con claridad el estrato, más de medio centenar de conchas de caracol. 5. La cavidad fue catalogada en los años setenta. El descubrimiento del yacimiento arqueológico se debe al C.A.E.A.P., P. García y J. Ruiz. Topografía: A.E.R. 1968, publicada en 1971. 6. A.E.R. (1971: 217-218); Torres García (1975: 152). 9. Cueva del Ánfora 1. Ramales Z: 225 m. Cavidad situada unos metros por encima del camino del Haza, entre las cuevas de Los Nombres y del Cabrito, más cerca de esta última. Se halla en posición dominante aunque no resulta muy habitable por ser relativamente baja. 2. Presenta una boca de tamaño mediano que comunica con un vestíbulo descendente. Continua de frente y hacia la izquierda, llegando a una sala irregular por cuyo fondo y en la pared derecha se accede, por medio de una pequeña sima, a la galería principal. Desde el centro del vestíbulo se puede continuar de frente, en rampa, hasta acceder a una sala de suelo llano e irregular. Hacia la izquierda continúa por un pequeño corredor que acaba en una sala y hacia la derecha, y por otro corredor, desemboca en una sala de grandes dimensiones, aunque baja, que se prolonga hacia la derecha en fuerte rampa ascendente, que sin duda, salía hacia otra boca actualmente cegada, ancha, baja y de suelo cubierto por concrección pavimentaria. La cueva continúa por una galería muy estrecha y descendente que acaba en una gatera impracticable. 3.

Paleomesolítico. Hábitat. Calcolítico- Bronce. Depósito cerámico.

4. En el vestíbulo de la boca cegada se observa el suelo concrecionado por coladas que cubre un cono de derrubios formado por arcillas de color amarillento, apareciendo en superficie, en una zona libre de concreción, una lasca de sílex de color lechoso, y una lasca 2ª de marga de talón liso con una escotadura clactoniense directa. En el fondo de la cavidad, en una grieta estrecha, se halló una gran orza ovoide completa, decorada por un motivo impreso en el borde. En el tercio

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La información arqueológica: Fichas de yacimientos. inferior presenta barro plástico aplicado. Su diámetro de boca es variable, con un valor medio de 35 cm. El diámetro máximo, situado a media altura es de 39mm, el diámetro de fondo es de 17 mm y el espesor de pared varía entre 6,8 y 14,8 mm. Presenta una línea de mamelones, de diseño irregular, más o menos alargado en horizontal, a un centímetro de la arista de boca y dos realces muy aplanados por debajo. Presenta decoración de barro plástico aplicado en la mitad inferior de la panza. La cocción es más o menos oxidante, aunque con zonas de color negro de humo, con alma grisácea. La superficie ha sido alisada, pero con irregularidades. Se aprecia, en algunos sectores una fina capa de concrección calcárea. La conservación es buena y sólo se han unido algunas grietas y rellenado algunos vanos. 5. Cueva descubierta por el grupo A.E.R. en los años sesenta. Investigada por C.A.E.A.P. Topografiada por A.E.R. 1968 6. A.E.R. (1968: 121); Torres García (1975: 151) 7. M.R.A.P. 10. Cueva del Cabrito 1. La Haza (Ramales). Z: 236 m. Se encuentra en la base de un farallón, existente por debajo de la cueva del Haza, en posición dominante, muy visible a distancia, con buenas condiciones de habitabilidad. Restos de talla Lascas de decorticado 1º Lascas de decorticado 2º Lascas simples Láminas Láminas con córtex Laminillas Núcleos Lascas con retoque uso Lámina con retoque uso Golpe de buril

3. Hábitat. Paleolítico Paleolítico Superior.

(¿Musteriense?)

/

4. En la sala contigua a los dos vestíbulos de la parte Sur de la cueva se observan en superficie abundantes materiales arqueológicos. En la pared Sur se conserva un testigo adherido a todo lo largo de la pared, formado por un nivel de limos rojizos de unos 15 cm de potencia. En el testigo mencionado se observan restos líticos y fauna. En la superficie de la misma sala y entre los abundantes clastos de caliza parcialmente erosionados por el goteo que cubren el suelo, se ven abundantes industrias líticas de sílex, radiolarita, marga y cuarcita. Se aprecia la existencia de varios útiles - raederas, denticulados, una lámina retocada- y entre los restos de talla, un núcleo plano con tendencia a discoíde, en radiolarita. 5. Sin duda se trata de una de las cuevas del Haza que menciona Sierra, en 1909. La investigación del yacimiento ha sido llevada a cabo por el grupo C.A.E.A.P. Topografía: AER (1968)

AGF CLZ CTA MG 2 3

SX -

-

1

2

10

5

-

1 -

2 -

16 3 1

8 -

-

-

1

1 2

1 1 4

11. Cueva del Haza - La Virgen

-

-

-

-

1

-

-

-

-

1

Cavidad situada por encima del camino del Haza, en posición dominante, siendo muy visible a distancia. Posee muy buenas condiciones de habitabilidad.

Tabla 4.10. Restos de talla de la serie del Haza (M.R.A.P. AGF: Areniscas de grano fino compactas, CLZ: Calizas negras, CTA: Cuarcitas, MG: marga silícea, SX: sílex. 2. La cueva posee tres bocas de gran tamaño. La primera orientada al Sur es ancha y no muy alta, y está dividida en dos por una columna de roca.

282

Desde ella se accede a un pequeño vestíbulo llano, cerrado al fondo por un murete de piedra. Desde aquí comunica la cueva comunica con una sala de planta circular, donde está el yacimiento, con una reducida galería en la pared derecha. La sala queda cerrada al fondo por un murete de piedras, después del cual hay un pequeño vestíbulo donde existe una boca más reducida que las otras. Al Norte del vestíbulo nace un pequeño corredor que desemboca en un vestíbulo bastante amplio, pero carece de suelo, que lleva a una boca de grandes dimensiones.

6. A.E.R. (1971: 216-217); Muñoz Fernández y San Miguel Llamosas (1988: 67); Sierra (1909: 110). 7. M.R.A.P.

1. Ramales. Z: 230 m

2. Su boca es muy grande, ancha y alta y comunica con un vestíbulo amplio, aunque corto, que progresivamente se va cerrando hasta una angustura donde se halla el muro de una puerta metálica. Da acceso a una sala de 7,5 m de longitud por 4 m de anchura, de planta elíptica,

La información arqueológica: Fichas de yacimientos con columnas estalagmíticas en su fondo. La cueva de La Virgen se halla en la misma escalinata de acceso a la cueva del Haza, unos pocos metros por debajo. Presenta una boca reducida que da acceso a un pequeño vestíbulo ascendente que desemboca en una galería rectilínea que finaliza en una sala. En el fondo de la misma y por una angostura se llega a otra sala ancha y baja, con un cono derrubios con abundantes bloques, procedentes del relleno de la cueva del Haza. 3. Hábitat. Paleolítico Superior (Solutrense). Arte rupestre. Paleolítico Superior. 4. El yacimiento fue vaciado en los años cincuenta para acondicionar la cueva para las visitas, conservándose restos de yacimiento en el fondo de la sala de las pinturas, adherido a las paredes, a veces concrecionado, con niveles de color amarillo muy ricos en fauna, de más de un metro de potencia. Procedentes del vaciado de la cueva por parte de los camineros se conserva en el Museo Regional un pequeño lote de materiales, que incluye sílex (una punta bifacial de laurel solutrense y una laminilla de dorso) y restos de talla, cuarcitas, areniscas, margas y calizas. En la sala final de la cueva de La Virgen aparece un cono de derrubios, procedente de un colapso de la cueva del Haza, donde aparecen gran cantidad de huesos y algunos sílex. El lote depositado en el M.R.A.P. se resume a continuación: Utillaje retocado

cuarcita

sílex

1 raspador en extremo de lasca, en sílex 1 lasca con retoques continuos, en 1 raedera bifacial en cuarcita 1 raedera lateral, limace, en sílex 2 truncaturas, en sílex 2 piezas de retoque continuo (D2), en 1 escotadura sobre lasca, en sílex 1 escotadura sobre lámina, en sílex 1 denticulado sobre lámina, en sílex 1 punta de laurel, retoque plano, en sílex 1 laminita de dorso, en sílex

La cueva contiene un importante conjunto de pinturas rojas. Las primeras figuras aparecen en una hornacina de la pared derecha de la sala del fondo de la cueva, donde se encuentran todas las figuras. En dicha hornacina se representaron las figuras de un cuadrúpedo (interpretado como carnicero - hiena- por los autores de comienzos de siglo, de unos 25 cm de longitud por 50 de

altura), después dos trazos - quizás restos de un signo-, un cuadrúpedo de 50 cm de longitud por 38 de altura, que fue interpretado como carnicero indeterminado por los autores de principios de siglo y como cáprido por los investigadores de la Universidad de Cantabria, poseyendo un despiece complejo. En el extremo de la cara y el rabo hay dos puntos. Y por último aparece la cabeza y la línea cérvico - dorsal de una cierva, de unos 57 cm de longitud, con un pequeño trazo sobre el lomo. Por encima de la hornacina aparece un signo en forma de "D" mayúscula invertida, aunque con algunos restos de color a su derecha. En una pequeña hornacina situada a la izquierda de la primera, aparecen varios trazos entrecruzados. Y fuera de la gran hornacina, a su izquierda, se aprecia una gran mancha roja, de 85 por 49 cm. En el final de la pared derecha, al fondo de la cueva, se encuentra un caballo relleno. En la parte inferior izquierda, y aprovechando dos accidentes naturales - una hornacina ovalada y un resalte abombado de la pared- aparece la figura de un reno (interpretado como caballo por los autores de principios de siglo), de 1,20 m de longitud por 53 cm de altura, que aprovecha los resaltes naturales y tiene un despiece complejo en el cuerpo, que está atravesado por una línea sinuosa en la parte trasera. A su derecha se observa un caballo de unos 75 cm de longitud, con el ojo indicado y a la izquierda un pequeño grupo de manchas y líneas. El fondo de la pared izquierda de la cueva está ocupado por un caballo completo, de 86 por 55 cm, con el "pico de pato", con un pequeño trazo rojo cruzando el morro y un pequeño punto aislado por encima del mismo. Después hay un pequeño signo cuadrangular, de 13 por 7,5 cm con trazos de relleno. Y por último se han estudiado restos de pinturas, quizás procedentes de otro signo cuadrangular. 5. L. Sierra y H. Alcalde del Río, en 1903. La estación ha sido investigada por H. Alcalde del Río, L. Sierra y H. Breuil, en 1911. El grupo de investigadores vinculados del Departamento de Ciencias Históricas de la U.C. trabajó en la cavidad en los años 90. Topografía: Departamento de Ciencias Históricas, U.C. 6. Alcalde del Río, Breuil y Sierra (1911: 11-14); Corchón (1971: 157-158); Moure Romanillo, González Sainz y González Morales (1987); Moure Romanillo, González Sainz y González Morales (1991); Sierra (1908). 12. Cueva del Zorro

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La información arqueológica: Fichas de yacimientos. 1. El Haza. Ramales. Z: 290 m. La boca se abre unos cincuenta metros por encima del camino del Haza, en posición dominante. El acceso a la cueva resulta difícil y sus reducidas dimensiones no permiten el hábitat humano. 2. La cueva tiene dos entradas contiguas, siendo la derecha inaccesible. Ambas entradas comunican con dos pequeños vestíbulos que conectan entre sí mediante una gatera. La parte izquierda se prolonga por una galería recta de cinco metros de desarrollo. La parte derecha comunica con un piso superior de cinco metros de longitud. 3. Indeterminado. Prehistoria Reciente. 4. En la superficie de la cueva, miembros del grupo AER, recogieron un fragmento de cerámica a mano. Se trata de un borde de cerámica a mano, de cronología prehistórica, depositado en el MRAP. Procede de un vaso de tamaño medio, de perfil ovoideo cerrado, con arista de arista engrosada y aplanada por rehundido. La pieza presenta fracturas laterales antiguas, superficie exterior oxidante / rojiza e interior grisácea. Desgrasantes no observables. Diámetro de la boca: 160 mm. Espesor en panza de 8 mm. (Ref. 3174 -núm. 10.899). 5. Descubrimiento y topografía. A.E.R. 6. A.E.R. (1971:217). 7. M.R.A.P. 13. Cueva del Mirón, o del Francés 1. La Pared. Ramales. Z: 300 m. Se encuentra en posición dominante, por debajo de la cueva de Covalanas, en el cantil calizo que conforma el flanco Oeste de la Peña del Moro. Su vestíbulo ofrece condiciones óptimas de uso como lugar de habitación. 2. Su entrada es de grandes dimensiones y da acceso a un amplio vestíbulo de suelo llano. En el fondo presenta un rampa ascendente de pendiente muy pronunciada, que continúa por una galería también ascendente y que según se avanza va perdiendo altura. Los suelos son arenosos y aparecen abundantes cantos rodados de diversos tamaños. En el último tramo la galería se vuelve laminador hasta cegarse a unos 120 m de la boca. 3. Paleolítico: Musteriense, Paleolítico superior. Hábitat. Neolítico y Calcolítico. Refugio / Aprisco. Edad Media. Utilización ritual.

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En el enorme abrigo de entrada que conforma su vestíbulo se están realizando excavaciones arqueológicas por parte de un equipo mixto formado por miembros de la Universidad de Cantabria y de Nuevo México, dirigidos por M.R. González Morales y L.G. Straus. Se ha documentado una amplia estratigrafía que parece comenzar con ocupaciones Musterienses y sigue con niveles del Paleolítico Superior, Neolítico y Calcolítico. Destacan por su riqueza los niveles del Paleolítico Superior. Además, en las excavaciones, ha aparecido un bloque con grabados lineales y otros naturalistas y otros grabados lineales en una pared. En el último tercio del vestíbulo aparece una profunda excavación, que es probable fuese realizada por el equipo de Peones Camineros de la Diputación. En este sentido es interesante que el AER señale que Carballo realizó excavaciones en la cueva, hallando únicamente un hendedor. Una vez superada la rampa del final del vestíbulo aparece un sondeo profundo y amplio donde se observa un espeso nivel de carbones debajo del nivel superficial de concrección blanquecina. Su datación radiocarbónica ha proporcionado una fecha medieval, de 900 ± 80 B.P. (Morales y Straus 2000). 5. Reconocida a principios de siglo por L. Sierra. Actualmente está siendo objeto de excavaciones arqueológicas por los autores ya mencionados. Topografía: A.E.R. (1971). 6. Alcalde del Río (1906); A.E.R. (1968); A.E.R. (1971: 221); Obermaier (1916: 157); Sierra (1909:110); González Morales y Straus (1997), González Morales y Straus (2000), Morales y Straus (2000b). 14. Cueva de Covalanas, o de las Herramientas 1. La Pared. Ramales. 330 m. Situada en lo alto de un imponente frente rocoso, por encima de la Cueva del Mirón, en posición dominante, con muy buenas condiciones de habitabilidad. 2. La cueva posee un amplio abrigo frente a la boca, aunque poco profundo, en cuyo fondo se abren dos galerías de desarrollo tendente a paralela, siendo la principal la derecha. La galería izquierda, denominada Galería de la Música, es bastante rectilínea y posee abundantes formaciones litogénicas. En su parte final tiene dos pisos, el inferior, prolongación del principal y el superior, de reducidas dimensiones, que sale por una reducida boca al exterior. La Galería de las Pinturas es bastante recta, ancha y alta, carece

La información arqueológica: Fichas de yacimientos de formaciones y termina en una zona laberíntica, con un recorrido de un centenar de metros. 3. Hábitat. Paleolítico Superior. Arte Parietal. Paleolítico Superior. Sepulcral. Prehistoria reciente. "Marcas negras": Medieval. 4. El yacimiento del vestíbulo fue vaciado por el equipo de peones camineros de la Diputación, en los años cincuenta, para acondicionar la cueva para las visitas. Durante las labores se recuperaron algunos materiales arqueológicos, conservados hoy en el Museo Regional. Entre ellos destaca un compresor de marga grabado con motivos abstractos (aunque M. J. Carayon vio en él algunas representaciones naturalistas, en concreto un ave, dos posibles équidos, un serpentiforme, un antropomorfo y un signo triangular), varias raederas - una doble y dos laterales- y restos de talla de sílex y de cuarcita. En cuarcita están realizados una raedera marginal, algunos núcleos y lascas. En marga una raedera y restos de talla. En caliza algunas lascas. También aparecen restos de talla de arenisca. La fauna está representada por restos de perro, oso de las cavernas, zorro, gran bóvido, jabalí, cabra doméstica, ciervo, caballo y cabra montés. En la obra "Les Cavernes...” se señala la existencia de fragmentos de cerámica en la entrada y el antiguo guía exhibía dos mandíbulas humanas en la propia cueva. Actualmente se observan testigos de un nivel arcilloso de aspecto pobre o estéril, de casi un metro de potencia, en el vestíbulo. Las manifestaciones rupestres paleolíticas han sido estudiadas por diversos autores, y se distribuyen a lo largo de la Galería de las Pinturas. En la última revisión, realizada por M. García y por J. Eguizabal, se han catalogado 188 representaciones rojas paleolíticas, con 23 animales: 18 ciervos, 2 caballos - 1 dudoso-, 1 ciervo, 1 uro o reno, y 1 indeterminado; 7 signos complejos: 4 rectángulos, 1 trapecio, 1 triángulo y 1 rombo; 4 líneas aisladas; 16 conjuntos de líneas, 19 puntos aislados, 18 grupos de puntos y 101 concentraciones de materia colorante. Todo ello, sin duda de época premagdaleniense. Además la cueva tiene representaciones esquemático - abstractas y abundantes manchas de color morado, entre los 25 y los 55 m de boca, en la pared izquierda de la Galería de las Pinturas, cuyo origen antrópico es dudoso. Las representaciones esquemático - abstractas se distribuyen a lo largo de la primera parte de la Galería de las Pinturas, apareciendo grandes paneles complejos. Se han realizado dos

dataciones C-14 AMS, una en la pared izquierda, que ha proporcionado una fecha de 640 ± 40 B.P. (GX- 24645- AMS), (1310 ± 40 AD) y otra en la pared derecha, del 880 ± 40 B.P. (GX-25646 AMS) (1070+-40). 5. El descubrimiento de esta cavidad se debe a Hermilio Alcalde del Río y Lorenzo Sierra y se produjo en 1903. Desde entonces las manifestaciones rupestres paleolíticas ha sido investigadas por diversos autores, desde Alcalde del Río, luego este mismo autor junto con L. Sierra y H. Breuil. De fecha reciente destacan los estudios realizados por miembros del Departamento de Ciencias Históricas (A. Moure Romanillo, C. González Sainz y M. R. González Morales). El último estudio, que es una revisión muy completa, se debe a M. García Díez y J. Eguizabal Torre. La topografía se debe a M. García Díez y J. Eguizabal Torre, a partir de dos planos, unos de J. Hernández y el otro del Speleo Club Cántabro Universitario. 6. Alcalde del Río (1906); Alcalde del Río, Breuil y Sierra (1911); Carayon (1986); García Díaz, Eguizabal Torre (2003); García Díaz y González Morales (2003); Moure, González Sainz y González Morales (1991); Sierra, L. (1909); Leroi-Gourhan (1965). 15. Cueva de La Luz 1. La Pared. Ramales. Z: 245 La cavidad se sitúa en un pequeño saliente de la roca situado a la derecha del Muro del Eco, por encima de la llanura aluvial donde está la base del Muro del Eco, en posición dominante. Es de buenas proporciones y resulta muy habitable. 2. La boca principal, orientada al Este, es de grandes dimensiones, dando acceso a un gran vestíbulo ascendente que finaliza en un caos de bloques y desemboca en una sala amplia y llana. En la parte derecha de la sala presenta dos bocas, primero una de tamaño medio y después una muy amplia, con abundantes bloques clásticos. Por la parte derecha de la gran boca superior hay una galería ascendente que después de una angostura finaliza en una pequeña salita. De la pared derecha de la gran sala superior parten dos pequeñas galerías, una que termina a los pocos metros, bastante amplia y otra, de dimensiones más reducidas. 3. Solutrense y Aziliense. Hábitat. Paleolítico Superior. Arte parietal. Prehistoria Reciente Refugio.

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La información arqueológica: Fichas de yacimientos. Edad Media. Refugio.

Lote Nivel 1

4. En el fondo del vestíbulo principal, o inferior, se observa un corte de más de un metro de altura, que se sitúa por debajo de un gran bloque calizo y que es señalado por el A.E.R. en el plano que publicó de la cavidad. En el corte se aprecia un espeso nivel arcilloso de color amarillento, con algunas esquirlas óseas y sílex - incluye un núcleo de sílex blanco-. Probablemente de esta zona proceda una colección conservada en el Museo de Santander, obtenida en dos calicatas practicadas en la cueva, quizás por el propio grupo A.E.R. En una de estas catas únicamente se recogieron cantos de arenisca y es muy posible que sea la que se observa muy desdibujada hacia el centro del vestíbulo. El otro sondeo debe corresponderse con el corte situado bajo el gran bloque, muy rico tanto en industria lítica como en fauna. También proporcionó algunas cerámicas prehistóricas lisas y otros fragmentos medievales, en el nivel superficial y en el nivel 1, siendo mucho más rico el primero, de donde procede la mayor parte del material.

Fauna: Varios fragmentos de huesos largos con marcas de descarnado y restos de Bos sp. (1 molar), Capra sp. (fémur, molares y dientes) y Equus sp. (1 molar).

El estudio de los materiales depositados en el MRAP permite diferenciar dos conjuntos: un lote del nivel de superficie y otro del nivel 1, que se resumen a continuación. Lote de Superficie Fauna: 1 incisivo de Capra pyrenaica, 9 fragmentos de huesos largos de macromamíferos, con fracturas antrópicas. 4 fragmentos de concha de Cyprina islandica (3,5 mm de espesor) - 1 canto de arenisca con piqueteado en un borde, muy profundo, que modifica su perímetro (ref. 175). - 100 lascas y láminas de sílex gris brillo, más o menos hidratado, y sólo unos pocos en sílex opalino litoral, y 1 única pieza de cuarcita. - 1 perforador sobre lasca 2ª (sup1). - 1 raclette de retoque abrupto, sobre lasca simple (sup2) - 1 golpe de buril que conserva retoque SE (sup3) - 1 lasca simple con retoque abrupto lateral (sup4) - 1 denticulado lateral sobre lasca de marga silícea ferruginosa (sup. 5) - 1 muesca sobre lasca, de talón liso en marga negra (sup.6) - 1 buril de sílex (sup.8) - 3 piezas con retoques marginales - 3 fragmentos con cerámica medieval - 25 lascas, de las que 5 presentan retoques de uso y 4 útiles.

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Entre la industria aparecen algunos cantos de arenisca, de los que sólo uno presenta marcas de piqueteado en un borde, un fragmento de un posible molino barquiforme, 1 lasca 2ª de talón cortical en cuarcita (105 x 76 x 49) y una lasca 2ª de talón liso de ofita, con bastos retoques laterales (108 x 71 x 40). El apartado de restos de talla incluye: 5 núcleos de sílex, 117 lascas de sílex, 2 lascas de ofita, 4 lascas de marga y 4 lascas de cuarcita, 6 lascas de sílex con retoques marginales y de uso y 5 laminitas de sílex con evidencias de uso. El material retocado se resume a continuación: Buril 1 y 2 planos Denticulado sobre lasca Muesca sobre lasca Escotadura sobre lámina Escotadura sobre laminita Pieza de retoque continúo Pieza astillada Truncatura Laminita retoque continuo Raedera Punta foliácea / muesca y pedúnculo.

3 1 3 1 2 3 1 1 1 1 2

Lámina retoque marginal / uso Lasca retoque marginal / uso Golpe de buril

5 6 1

El elemento más característico es un fragmento de punta de muesca, con el pedúnculo y la punta rota, con retoque unifacial, que puede atribuirse al Solutrense Superior. Resulta también significativo, y coherente con la pieza citada, la existencia de una concha de Cyprina islandica indicativa de aguas frías. En la pared de la izquierda de la segunda galería del vestíbulo superior miembros del C.A.E.A.P. localizaron la parte superior de una representación de caballo y otros grabados lineales, realizadas con grabado inciso grueso y profundo. Posteriormente se han localizado varios prótomos de bisonte y otras líneas. Pertenecen al estilo II de Leroi-Gourhan. 5. Descubrimiento: Grupo A.E.R. en los años sesenta, aunque probablemente ya fuera conocida a principios de siglo. Topografía: C.A.E.A.P.

La información arqueológica: Fichas de yacimientos 6. A.E.R. (1968): 122; Muñoz, San Miguel y C.A.E.A.P. (1988): 106. Gómez Castanedo et al (2006), Gómez Castanedo y Chauvin (2004). 7. M.R.A.P. 16. Abrigo del Muro del Eco 1. La Pared. Ramales. Z: 235 Se encuentra en la parte izquierda de la base del Muro del Eco, que en esta parte forma un abrigo gigantesco, muy ancho y bastante profundo, con un ligero buzamiento hacia el centro. Presenta buenas condiciones de habitabilidad. 2. Se trata de un abrigo de grandes dimensiones, muy alto, muy ancho y bastante profundo con un ligero buzamiento en el centro. El suelo aparece cubierto por bloques de tamaño pequeño. 3. Hábitat. Paleomesolítico. 4. En la superficie del abrigo J.M. del Moral de la Campa encontró un buril de sílex. 5. Grupo AER en la década de los años setenta. Topografía: C.A.E.A.P. 6. Moral de la Campa (1980-81). 17. Cueva de los Mantequilleros 1. La Pared. Ramales. Z: 232 Se encuentra en la pared del Muro del Eco, hacia su centro. Tiene un vestíbulo amplio y seco que reúne muy buenas condiciones de habitabilidad. Aunque esta cueva se ha citado en la bibliografía como Cueva del Horno o del Llano, en el barrio de La Pared se la conoce como cueva de La Manteca. 2. Presenta una boca ancha, aunque bastante baja, poco más de dos metros, que da acceso a un gran vestíbulo, si bien, como la boca, de techo relativamente bajo. El suelo aparece cubierto por bloques clásticos. Se prolonga por un pequeño laminador que acaba a los pocos metros. 3. Hábitat. Paleolítico Epipaleolítico. Refugio: Edad del Bronce.

Superior.

4. En la parte derecha de la entrada se observa la estratigrafía en una calicata antigua, de unos cuatro metros cuadrados, apareciendo un corte donde se ve la estratigrafía, que aparece por debajo del nivel superficial. Se trata de un estrato espeso, de color pardo, que incluye fragmentos de cerámica y restos óseos. Por debajo del mismo se

observa un nivel muy espeso que no puede ser analizado por estar los cortes muy patinados. En el interior del vestíbulo, en su parte izquierda, y en la superficie entre los bloques, se recogieron abundantes fragmentos de cerámica de la Edad del Bronce, que han sido publicados (BCE 4: 184). En esta área son muy abundantes los fragmentos de cantos de arenisca y los restos óseos. Por último, en el fondo de la cavidad, miembros del grupo A.E.R. en los años ochenta del pasado siglo, realizaron una calicata de unos cuatro metros cuadrados, y una profundidad de 60 a 80 cm, con el fin de desobstruir el fondo de la cueva, para buscar una continuación a la misma. En esta calicata se observan al menos dos niveles sucesivos: uno superficial de color pardo, con bloques calizos y fragmentos de cerámica prehistórica y uno muy espeso, oscuro y grasiento, riquísimo en restos de fauna. En el montón procedente de la calicata aparecen multitud de fragmentos de hueso, en el que se aprecia que el ciervo es muy abundante, así como algunas industrias líticas. Aquí se recuperó un arpón plano de tipo aziliense, de doble hilera de dientes, que presenta la base fracturada. En el fondo de la cueva, miembros de la ACDPS, han citado recientemente la existencia de una pequeña mancha roja. En los últimos años se han emprendido excavaciones en esta cavidad, bajo la dirección de M. Fano, dentro del proyecto del Alto Asón, dirigido por M.R. González Morales y L.G. Straus, en que se han localizado niveles del Magdaleniense Superior y del Aziliense. Materiales: a) Cerámica - 3 fragmentos de borde recto con labio ligeramente vuelto, de sección convexa. Pastas gruesas de color negruzco con desgrasantes de calcita. - Fragmento de borde, ligeramente vuelto, labio engrosado y aplanado, con incisiones curvilíneas. Con el exterior pardo-rojizo, interior pardo y alma rojiza. Superficies afinadas y de grosor medio. - Fragmento de borde vuelto, con el labio semicircular fino. De color pardo – negruzco, con el alma negruzca. Superficies bruñidas y de grosor medio. - Fragmento de borde recto, labio engrosado plano. Color pardo y alma grisácea. - Fragmento de base plana con la unión a la panza convexa. De color negruzco, desgrasantes de calcita. Gruesa.

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La información arqueológica: Fichas de yacimientos. - Fragmento de base plana, ligeramente indicada, de color ocre- negruzco. - Fragmento de base plana, superficie afinada, con el exterior pardo e interior rojizo, de grosor medio. - 2 fragmentos decorados con una capa de barro plástico de color ocre, decorado a pellizcos. - 3 fragmentos con dos cordones horizontales, paralelos y separados, poco resaltados, de sección triangular. Exterior pardo e interior negruzco, con desgrasantes gruesos de cuarzo. - Fragmento decorado con un grueso cordón rectangular, con impresiones grandes de uñas (de toda la uña en horizontal). Con el exterior rojizo e interior pardo, grueso y con desgrasantes de calcita. - Fragmento decorado con un cordón aplicado más fino, con impresiones similares a las de cabezas de clavo y sección subrectangular. Color gris, grueso y con abundantes desgrasantes de calcita. - Fragmento muy afinado, con un cordón resaltado de sección triangular, con los bordes convexos. Grueso y con desgrasantes de calcita. - Fragmento con impresiones de uñas por toda su superficie. Color exterior pardo – rojizo e interior negruzco, grosor medio y superficie muy afinada. - Fragmento liso, de color negruzco, con desgrasantes de calcita, grueso y con adherencias de ámbar por el interior. - 12 fragmentos de panza, lisos, con tratamientos alisados y cocciones oxidantes a baja temperatura. b) Industria lítica: - Una mano de molino de tamaño grande, con alteración por fracturas a modo de gruesos lascados en un lateral. El diámetro mayor de la pieza es de 160 mm, que sería similar al transversal en origen, actualmente 150 de mm. El espesor es de 48 mm. Está realizada sobre un canto fluvial de areniscas de grano fino de color gris claro (Ref. 3175) - Gran lasca de cuarcita, de decorticado secundario, con talón plano. Presenta huellas de extracciones anteriores y un golpe ha afectado al talón. Presenta muescas de uso directas en ambos laterales. Está realizada en una variedad de cuarcita gris muy oscura, de calidad. Sus medidas son: 153-99-45 mm. (Ref. 3175 bis). - Fragmento lateral de moledera o de mano de molino, en arenisca de grano fino, que presenta un pulimento muy marginal (Ref. 6243). c) Fauna:

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- Una mandíbula de Sus sp. que conserva un molar e incisivos sueltos. - Una mandíbula y un fragmento de cráneo de ovicaprino. - Fragmento de húmero de Capra sp. - Una falange de Bos taurus. - 29 esquirlas óseas, de las cuales 8 están quemadas. 5. La primera referencia segura se debe al grupo A.E.R., que cita en la cueva yacimiento sin especificar, como descubierto en la década de los años setenta, aunque es probable que se reconociera en las prospecciones realizadas por H. Alcalde del Río y L. Sierra en Ramales y sea uno de los yacimientos que se cita de forma genérica en “Les Cavernes...”, si bien resulta extraño que L. Sierra no la cite en el Mapa Paleoetnográfico. La gran calicata de la entrada fue probablemente realizada por el equipo de Camineros de la Diputación, que desarrollaron una intensa actividad en Ramales. 7. A.E.R. (1968); A.E.R. (1971); C.A.E.A.P. (1984); Moral Campa (1980-81); Ruiz Cobo (1992); Smith y Muñoz (1984); Serna Gancedo y Muñoz (1996). 18. Cueva de Covurrubio 1. La Pared. Ramales. Z: 235 m. Se abre en la parte derecha de la base del Muro del Eco, por debajo de la cueva de Ambascovas. Está en posición resguardada y no presenta buenas condiciones de uso como lugar de hábitat. Esta cueva se conoce en la bibliografía previa como cueva de "Las Vasijas". 2. Presenta una boca de tamaño medio que da acceso a un reducido vestíbulo ascendente, continúa por una galería ascendente hasta un cambio brusco de rumbo de la galería. Sigue por una galería descendente que desemboca en una salita de donde parte un laminador hacia la derecha, bastante largo y sigue de frente, hasta otro laminador que acaba cegándose. 3. Cerámica Bronce.

descontextualizada. Calcolítico-

4. En el fondo de la rampa existente en la galería contigua al vestíbulo, a unos siete metros de la boca, se observaron, en superficie, dos fragmentos de panza de un vaso cerámico realizado a mano, de pared gruesa, con interior negruzco y exterior rojizo muy alisado, de superficies muy espatuladas, casi bruñidas, de 5 mm de espesor. Presenta desgrasantes finos de calcita blanca.

La información arqueológica: Fichas de yacimientos 5. CAEAP, J. Ruiz y P. García. Topografía: C.A.E.A.P. 6. Torres García (1975) 19. Cueva de Ambascovas 1. La Pared. Ramales. Z: 250 m. Situada inmediatamente por encima de la cueva de Covurrubio, en la parte derecha del Muro del Eco, siendo muy visible a distancia, en posición dominante. Aunque su acceso resulta muy difícil de realizar, por tener que trepar por el cantil, su entrada es espaciosa y habitable. 2. Presenta dos bocas de gran tamaño, situadas a la misma altura, de las cuales la principal y por donde se accede, es la izquierda, siendo la de la derecha casi impracticable. El suelo del vestíbulo principal es una fuerte rampa ascendente, abriéndose en la parte derecha una galería que a los pocos metros se hace laminador y que desemboca en el vestíbulo de la segunda entrada, con un pequeño laminador en la pared izquierda que se hace impracticable. Después de la gran rampa del vestíbulo principal a su izquierda, hay una galería descendente y muy reducida, y de frente continúa por una galería llana, en forma de laminador, que a los pocos metros acaba cegándose. 3. Paleolítico Superior Indeterminado. Hábitat. Tardo-antiguo / Edad Media. Refugio. Edad Media. Escondrijo. 4. En el fondo de la rampa del vestíbulo hay una calicata antigua, muy profunda (unos 9 m) donde se observan niveles terrosos con algunos huesos que no pueden ser analizados en detalle por la gran profundidad de la misma. Aunque dicha calicata ha sido atribuida a H. Alcalde del Río, es probable que fuese realizada por el equipo de camineros de la Diputación. En la superficie de esta calicata se hallaron una serie de materiales arqueológicos: - Fragmento de cuello de una jarra de cuello alto y cilíndrico, con el labio vuelto de sección semicircular. Ha sido fabricada a torno, es de color rojizo y posee desgrasantes finísimos de mica. - Fragmento de panza decorada con un estriado muy grueso. De pared fina, color parduzco y desgrasantes gruesos de cerámica (?). - Fragmento de panza decorado con una línea incisa gruesa. Es de color pardo, mal acabada, a torneta y con desgrasantes gruesos de cuarzo y finísimos de mica. Por el tipo de pastas y de

acabado, probablemente se trate de una olla de perfil en “S”. - Fragmento de panza lisa de color blancuzco con engobe exterior grisáceo. Posee desgrasantes gruesos de cuarzo y finísimos de mica. Está mal acabado y ha sido realizado a torneta. - Fragmento de panza lisa, de color parduzco, con desgrasantes gruesos de cuarzo y finísimos de mica. Está mal terminada y ha sido realizada a torneta. - Fragmento de planchita de hierro. - Fragmento óseo con dos pequeños cortes realizados con un instrumento metálico. - Esquirla ósea con marcas finas, separadas y paralelas, de descarnado. - Fragmento de costilla con marcas muy finas y aisladas, de descarnado. - Siete esquirlas óseas no identificadas, tres de ellas quemadas. - En el fondo de la misma galería, en forma de laminador, se hallaron dispersas por una superficie de menos de un metro cuadrado, 125 monedas, pepiones de vellón, de los reyes Fernando III (107), Alfonso X (10), Sancho IV (4), Fernando IV (1) y Alfonso XI (3). - En la segunda boca, en el reborde izquierdo de la misma, se localizó un premolar humano. - En la rampa que conduce a la primera boca, antes del gran sondeo, se conserva en un lateral, un nivel revuelto de superficie, oculto en parte por la enorme escombrera en el que aparecen huesos con fracturas antrópicas y una vértebra de salmón. La estratigrafía apreciada incluye: - Un nivel superficial formado por una costra estalagmítica, formada por varias láminas de calcita, de unos 10 cm de potencia. - Una capa de limos arenosos con algunos huesos, de 5 cm de grosor. - Capa de limos estéril. - Capa de terraza fluvial, formada por limos con cantos de arenisca de pequeño tamaño. - Capas de limos alternando con capas de cantos. 5. A.E.R., 1964. Investigación: R. Pénagos, E. Diego y CAEAP. Topografía: AER 6. Pénagos González y Anchuhl (1975); Muñoz y Gómez Arozamena (1995) 20. Abrigo de Los Abandejos (Abrigo Rojo) 1. Situación: La Pared. Ramales. Z: 345 m

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La información arqueológica: Fichas de yacimientos. Se encuentra en la parte superior de un pequeño cantil labrado en la ladera alta de un relieve calizo, situado al Este del Muro del Eco y muy cerca de la cima de este lugar. Está en posición dominante, siendo muy visible a distancia y con buenas condiciones de uso, por su amplitud y ambiente seco. 2. Descripción de la cavidad: Abrigo corrido al pie de un farallón, con una anchura de unos 17 m y un fondo máximo de 5 m. El suelo buza fuertemente hacia la izquierda poseyendo en la pared derecha una pequeña plataforma llana. Posiblemente ha perdido una parte importante del área anterior del mismo. 3. Hábitat. Musteriense. 4. Evidencia arqueológica: Por toda la superficie del abrigo y en la ladera que se extiende por debajo del mismo se observan abundantes restos industriales de materias primas variadas: sílex, cuarcita, marga silícea, arenisca, así como restos de fauna. Sin duda proceden de un estrato de color amarillento muy erosionado, de unos 15-20 cm de potencia, rico en evidencias, conservado en la parte superior derecha del abrigo, y que aflora en el suelo. Por debajo de este nivel aparece un lentejón de color gris, visible en el centro de la plataforma de la derecha, con abundantes restos de quemas, huesos, etc. En la superficie del abrigo y en la ladera inmediata se observan abundantes materiales con raederas, denticulados, lascas Levallois, escotaduras, núcleos, etc. En los fondos del M.R.A.P. se conserva un pequeño lote de material lítico formado por tres piezas sobre lasca en marga silícea de color gris a negro. Se trata de una lasca simple, talón liso, retoque de pisado, métrica: 34-30-6. Una lasca simple, talón liso, retoques marginales que en el extremo distal conforman un raspador aplanado atípico; métrica: 38-37-10 (lámina), y un fragmento de lasca de decorticado primario, sin talón conservado. 5. Descubrimiento: A.E.R. En la década de los años sesenta del pasado siglo, quienes citan un yacimiento musteriense dudoso. Topografía: C.A.E.A.P. 6. Investigación: C.A.E.A.P. 7. Bibliografía: A.E.R. (1971); Muñoz y San Miguel (1988); Muñoz (2007). 21. Cueva de La Raposa de Cubillas 1. Barrio Cubillas. Ramales. Z: 211 m.

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Situada en la zona alta de la ladera de una pequeña elevación entre el valle del Asón y el de Guardamino. Se encuentra en posición dominante, al pie de un pequeño cantil. No resulta habitable, dadas sus reducidas dimensiones. 2. Presenta dos bocas muy próximas entre sí, siendo la izquierda más amplia, aunque ambas son estrechas. La boca de la derecha, muy reducida, da acceso a un laminador descendente, repleto de bloques, que desemboca en una salita, y que cerca de entrada comunica, por medio de una angostura, con el vestíbulo de la boca izquierda. Esta boca, que es la principal, de tamaño más bien pequeño, continúa por una galería recta y llega, por medio de un pequeño salto, a una salita donde también desemboca la entrada derecha. La salita es amplia, y pronto se convierte en una galería rectilínea, de buen tamaño, con pequeños laminadores descendentes y sinuosos, abiertos en la pared izquierda que se comunican entre sí. El desarrollo de la galería principal es bastante rectilíneo, cambiando bruscamente en un recodo hacia la izquierda, continuando después por una galería estrecha, hasta desembocar en una pequeña boca abierta en el techo. 3. Calcolítico- Bronce. Sepulcral. Tardoantigüedad: Cerámica descontextualizada. 4. En la primera salita interior, y depositada en el suelo, se halló la parte inferior de una vasija tardo-antigua y en las inmediaciones, el cráneo de un cerdo - Sus domesticus -. Junto a la misma galería y en la pared derecha, en el fondo del primer laminador, hay restos de un individuo infantil (1 húmero, 1 radio, etc.). 5. Descubierta y estudiada por C.A.E.A.P. y P. García. 6. C.A.E.A.P. y P. García. 22. Cueva del Cantal (o Cueva de Zorrocillas) 1. Guardamino. Ramales. Z: 450 Su amplia boca se abre al pié de un farallón en la salida del valle de Carranza hacia Guardamino. Se encuentra a unos 100 m de la cueva de las Corderas, en la misma entrada al valle de Guardamino, en posición alta y dominante, aunque poco visible. Buenas condiciones de uso como lugar de hábitat. 2. Presenta una entrada monumental que da paso a un vestíbulo muy espacioso que en su primera parte desciende, cubierto por abundantes bloques clásticos. Desde el fondo del mismo la cueva

La información arqueológica: Fichas de yacimientos continúa por una galería de trazado rectilíneo, de buenas dimensiones, recta y llana, en cuya primera parte hay coladas en el suelo y algunos bloques. Continúa después por una galería recta y finaliza en una gran colada en cuya parte izquierda aparece el arranque de una galería que fue forzada accediéndose a una reducida sala. 3.

Calcolítico – Bronce. Refugio. Edad Media. Indeterminado.

En la zona llana del fondo del vestíbulo se aprecian dos acumulaciones de forma subcircular, realizadas por acumulación de bloques clásticos en sus bordes. En una de estas estructuras, junto a la pared izquierda del fondo del vestíbulo, se observó una gran esquirla ósea con una muesca inversa de procesado, parcialmente fosilizada. En un recodo de la pared derecha se observa un rebaje en el suelo, cuyas tierras han sido utilizadas para cegar una galería muy reducida, puesto que la cueva ha sido utilizada tradicionalmente como aprisco para ganado. El nivel que aflora en este rebaje, bajo la cobertera superficial, está formado por tierras pardas y amarillas, muy húmedas, con abundantes carbones y restos óseos, la mayoría de ovicaprinos, de aspecto antiguo. Hacia el centro del vestíbulo, cuando éste se hace llano, se observó en superficie, un fragmento minúsculo de cerámica negra, realizada a mano, de superficie exterior pardo– rojiza y con desgrasantes gruesos de cuarzo, pulida y su espesor es de 5 mm. Sus caracteres indican que es de cronología prehistórica. Por último, en una oquedad grande, en el área interior de la cueva, aunque próxima al fondo del vestíbulo, en una zona muy lavada por el goteo estalagmítico, se observan los restos de una vasija, realizada con vidriado interior, de época bajo medieval o moderna. En las inmediaciones aparecen dos fragmentos de cerámica parda, afinada, de cronología indeterminada, quizás también de época bajo medieval o moderna. 5. Reconocida por el CAEAP y GEIS, dentro del proyecto de prospección del medio Asón. Ambos grupos llevan a cabo su estudio y topografía. 23. Cueva de Las Corderas 1. Guardamino (Ramales). Z: 465 m. Situada al pié de un escarpe, en la comunicación entre el desfiladero de Carranza y el valle alto de Guardamino, en posición dominante. Reúne buenas condiciones de habitabilidad. Se accede a

la misma tras recorrer unos 50 m por un sendero que parte de la zona izquierda de la cueva del Cantal. 2. Presenta una entrada de tamaño medio que comunica con un vestíbulo ligeramente descendente y bastante amplio, que continúa por una galería corta, de buenas proporciones, cuyo fondo casi se obstruye por una colada. Por la parte izquierda de la misma nace una galería de pequeñas dimensiones, que primero asciende hasta la colada para inmediatamente descender hasta colmatarse. 3.

Edad del Bronce. Indeterminado. Edad del Hierro. Depósito.

4. En la parte izquierda del vestíbulo, a unos 4 m de la boca, hay un pequeño entrante en cuya superficie se halló el siguiente lote de materiales: - 1 fragmento de cerámica procedente del cuello de una vasija de tipo La Brazada, con el borde muy vuelto y labio plano, de color pardo negruzco por el exterior, con desgrasantes muy gruesos y abundantes de cuarzo. - 2 fragmentos del cuello y panza de una vasija, de borde vuelto y labio afinado, de superficies espatuladas finas, casi bruñidas. El interior es de color negruzco y el exterior rojizo. - 1 fragmento de panza gruesa y tosca, de color rojizo - 1 canto plano con el extremo roto, con marcas de pulimento en el borde y algunas marcas gruesas de pulimento en una de sus caras. 5. Reconocida y topografíada por el CAEAP a comienzos de los años ochenta. 24. Cueva El Cubillón 1. Venta La Perra. Gibaja. Ramales. Z: 510 Situada en la base de un espejo de falla, cerca de la cima del monte, junto a un gran abrigo, poco profundo. Resulta muy visible a distancia. El acceso a la cavidad resulta difícil, y presenta buenas condiciones de habitabilidad. 2. Su boca es de dimensiones medias, con unos 2 m de altura por 2 de achura. La cueva comienza con un vestíbulo descendente, que desemboca en una sala espaciosa y ligeramente descendente, obstruida en el fondo por un caos de bloques. 3. Calcolítico - Bronce. Refugio.

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La información arqueológica: Fichas de yacimientos. 4. En la pared derecha de la sala del fondo de la cueva, se observa un espeso nivel de cenizas, parcialmente sellado por los derrumbes, que incluye abundantes restos de fauna (Bos sp., Sus sp., ovicaprinos). En el mismo se estudió un fragmento de cerámica a mano, de superficies toscas, de color marrón y desgrasantes gruesos y una lámina de cresta de núcleo, retocada, en sílex. Al fondo de la sala existe una calicata de un metro cuadrado por 0,8 m de profundidad, donde se observan capas de hogares intercaladas con niveles de limos y arcillas y coladas pavimentarias.

En situación dominante, en posición de ladera. Presenta dos amplias bocas que conducen a sendos vestíbulos descendentes, poco habitables.

5. Localizada por el C.A.E.A.P. Investigada por C. San Miguel, en relación con la realización de su Memoria de Licenciatura. Topografía: C.A.E.A.P.

En la pared derecha se abre un pozo estrecho y descendente que conduce a una galería bastante amplia, donde se conservan abundantes camadas y zarpazos de oso, de unos 20 m de longitud. Posteriormente hay una galería más amplia, de fácil recorrido, que cambia de rumbo a los 36 m, por un desnivel pronunciado. A los 18 m se abre, en la pared izquierda, un ramal de escasos metros, que conduce hasta un pozo cegado, que fue forzado en 1983. Después aparece una galería bastante larga, de buenas dimensiones, en cuya parte lineal se hace descendente y se bifurca, con una galería a mano derecha que comunica a unos 6 m del suelo con la cueva de Sotarriza. Y de frente, por una galería que va adquiriendo menores dimensiones, hasta cegarse por bloques, también forzada en 1983, con un laminador angosto de unos 8 m de recorrido, que finaliza en el fondo de Sotarriza. Esta es una galería muy amplia, con suelo llano, hasta el cambio de rumbo, que lleva a una gran oquedad causada por un hundimiento kárstico. Pasado este, y a los pocos metros, hay otro hundimiento de unos 3 m de profundidad, cubierto casi permanentemente de agua hasta los 50 cm de altura.

6. San Miguel Llamosas (1996: 68). 25. Cueva del Saúco 1. Venta La Perra. Gibaja. Ramales. Z: 400 m. Abierta en un cantil, por encima de Sotarriza, en posición estratégica, resultando muy visible desde el fondo del valle. Su acceso resulta difícil por el fuerte desnivel, y no reúne buenas condiciones de uso como espacio de hábitat. 2. Cueva de boca muy amplia, orientada al NorNoroeste, de unos 11 metros de altura por 10 de anchura, que da paso a un vestíbulo muy ascendente. Comunica con una galería en ligera pendiente, en cuyo fondo presenta abundantes bloques. El fondo está cubierto por amplias concreciones, y aparece cubierto de agua. A partir de aquí, el techo desciende hasta hacer la galería impracticable. 3. Calcolítico / Bronce. Sepulcral. 4. Entre los bloques que cubren el fondo de cavidad, en superficie, se hallaron varios fragmentos del fondo de una cerámica tosca, junto a algunos restos humanos. 5. Localizada en 1983 por el C.A.E.A.P. Investigada por C. San Miguel, durante la realización de su Memoria de Licenciatura. Topografía: C.A.E.A.P. 6. Muñoz y Malpelo (1993); San Miguel Llamosas (1996: 67). 26. Cueva de Covanegra - Sotarriza 1. Barrio de Venta La Perra. Gibaja. Z: 225

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2. Se trata de un sumidero fósil, con dos bocas. La boca de Covanegra está orientada al Noreste y da acceso a un amplio vestíbulo descendente que desemboca en una sala de amplias dimensiones. Por el fondo del lateral derecho comunica con una galería espaciosa, de unos 16 m de desarrollo, en cuya pared derecha hay algunos trazos de carbón, fechados en época reciente por A.M.S., en concreto en 170 ± 60 B.P. (Gif A-98167).

Posteriormente la galería de amplias dimensiones sigue recta, llegando a una fuerte rampa ascendente que desemboca en la boca de Sotarriza, de amplias dimensiones. A unos 6 m de la entrada y en la pared derecha del vestíbulo, se abre una galería descendente, casi colmatada por bloques, que a los 65 m, se bifurca en una serie de laminadores infranqueables. Esta parte de la cueva se inunda de forma estacional. Se aprecian en la pared derecha del fondo algunos zarpazos de oso. 3. Paleolítico Superior. Arte Rupestre. 4. En el fondo de la cueva de Sotarriza, en un friso muy aparente de la pared izquierda, se encuentra una figura de un pequeño caballo completo, pintado en negro, en la que se ha indicado la crinera del animal, el sexo, la boca y el ojo. La parte central de la crinera, así como la

La información arqueológica: Fichas de yacimientos superior del pecho y el inicio de la pata, están realizadas mediante pequeñas rayas oblicuas y paralelas. A la altura del pecho presenta dos líneas oblicuas y subparalelas, una de las cuales atraviesa el animal, probablemente representando azagayas, así como dos líneas semejantes que cruzan el contorno de la pata trasera, con dos pequeños trazos en el extremo, quizás representación de heridas. La figura mide 41 cm de longitud por 28 de altura. Muy cerca y en una pequeña cornisa situada encima del laminador que comunica con el interior de la cueva, hay dos líneas curvadas y gruesas, dispuestas en ángulo obtuso, rodeadas por pequeños trazos, especialmente en su tercio inferior derecho, también en color negro. Mide 12.4 por 9.5 cm y se encuentra a 1.7 m de altura sobre el suelo. Ambas figuras han sido realizadas con carbón vegetal, a trazo simple y único, corregido en el lomo del caballo. La datación directa del carbón, mediante AMS, de la figura de caballo ha proporcionado una fecha de 8890 ± 90 B.P. (Gif A-98170). Esta fecha es más reciente que lo esperado, ya que el caballo se situaría en el Magdaleniense. 5. Localizada a principios del siglo XX por L. Sierra. Estudiada por el grupo de autores de "Les Cavernes..." y a finales del siglo pasado por el grupo C.A.E.A.P. 6. Alcalde del Río, Breuil y Sierra (1911: 8-9); San Miguel Llamosas (1996: 63-67); San Miguel Llamosas y otros (1986-1988). 27. Cueva del Jabalí 1. Venta la Perra. Gibaja. Z: 525 m. Se abre en el tramo mas alto de ladera, cerca ya de la cima del monte, en posición dominante. Resulta poco habitable. 2. Cavidad de boca amplia, orientada al Norte, que da acceso a un vestíbulo espacioso, muy ascendente, que se prolonga por una galería rectilínea y acaba colmatándose. Hacia la mitad de la galería interior y en la pared izquierda, se abre un laminador descendente que finaliza en una salita ancha y baja. El relleno sedimentario de la cueva ha sido rebajado en toda la superficie, aproximadamente en unos 2 metros de altura, quedando sólo testigos de arcillas de color rojizo de aspecto estéril, adheridos a las paredes. Fue usada como refugio durante la Guerra Civil. 3. Calcolítico-Bronce. Refugio.

4. En la rampa de la galería de la izquierda se observan, en superficie, restos de hogares y huesos, así como un fragmento de cerámica a mano, procedente de la panza de un vaso de superficies bruñidas y bien decantadas. Sus caracteres indican que corresponde a una ocupación Calcolítica o de la Edad del Bronce. 5. C.A.E.A.P. (1983). Investigada por C. San Miguel en su Memoria de Licenciatura. Topografía: C.A.E.A.P. 6. San Miguel Llamosas (1996). 28. Cueva Chiquita 1. Venta la Perra. Gibaja. Ramales. Z: 170 m. Situada en la zona baja de la ladera, aunque en un punto dominante, orientada al Noreste, no muy alta sobre el río (hr: 70m). Presenta buenas condiciones de habitabilidad y resulta visible desde el valle. 2. Presenta una boca amplia que da paso a un vestíbulo recto y ascendente, actualmente vaciado. Desde aquí continua tanto de frente como a la izquierda, por galerías anchas y bajas, que se comunican al fondo. La galería de la derecha presenta un laminador en su pared derecha. 3. Musteriense. Hábitat. 4. Tanto en la galería que continúa de frente, como y sobre todo, en la de la derecha, aparecen numerosas evidencias arqueológicas en superficie. El vestíbulo está vaciado, y se observa en su fondo un corte de dos metros de altura, formado por niveles arcillosos, de aspecto estéril. En el inicio de la galería de la derecha se hallaron restos óseos, algunos de ciervo y junto a ellos, un cuchillo de dorso natural, realizado en marga. En el laminador de la derecha, en la galería derecha, se observaron numerosos restos óseos, que incluyen cabra montés y ciervo, una lasca simple con escotadura clactoniense, de sílex, una lasca simple denticulada, en cuarcita y una hoja de buena factura con retoques de uso, en marga negra. Por último, en el inicio de la galería frontal, en zonas erosionadas por el goteo estalagmítico, se hallaron: dos lascas secundarias de marga, con talón liso, una raedera sencilla convexa sobre lasca simple de cuarcita, una raedera ladeada sobre lasca secundaria de borde de núcleo, de cuarcita, un denticulado alterno sobre lasca simple, con el talón facetado convexo, en

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La información arqueológica: Fichas de yacimientos. cuarcita, una lasca secundaria con dos escotaduras clactonienses en el extremo, una lasca simple con una escotadura lateral inversa y una escotadura transversal directa, de cuarcita, un cuchillo de dorso natural sobre lasca secundaria de cuarcita y dos choppers de cuarcita.

Cavidad situada en posición dominante, con boca amplia, bastante habitable, aunque está muy alta sobre el valle y sobre un cantil de fuertes pendientes.

6. Muñoz Fernández y otros (1991:148-149); San Miguel (1996: 60-62); Muñoz (2007).

2. La entrada principal, orientada al Este / Sureste da acceso a un vestíbulo amplio, ligeramente ascendente, que comunica con una sala amplia, en cuya parte izquierda está el yacimiento. Después se prolonga por una galería rectilínea, que desemboca en la segunda boca de medianas dimensiones, con orientación Norte- Noroeste.

7. M.R.A.P.

3. Calcolítico – Bronce. Refugio.

29. Cueva del Fresno o del Palomar

4. En la parte izquierda de la sala, y en superficie, se observan restos de hogares y esquirlas óseas. Además se hallaron restos de panzas de un vaso ovoideo, con decoración plástica a dedadas y un fragmento liso decorado con cordones simples impresos por uñadas. El nivel fértil se aprecia en una extensión de 2 metros cuadrados. En la segunda boca, ya en el exterior, se conservan un nivel muy cementado que incluye algunos huesos de macrofauna.

5. Localizada e investigada por C.A.E.A.P. Estudiada por C. San Miguel en su Memoria de Licenciatura. Topografía: C.A.E.A.P.

1. Gibaja. Ramales. Z: 302 m Situada en la cima de una pequeña cadena montañosa, aunque la visibilidad desde su boca es escasa. Buenas condiciones de habitabilidad. 2. Cavidad de boca amplia que conduce a un vestíbulo ascendente que se hace cada vez más bajo, torciendo al fondo hacia la izquierda, hasta convertirse en un laminador que acaba obstruyéndose. 3. Paleolítico – Mesolítico. Hábitat. 4. En los testigos del lateral izquierdo, hacia el centro del vestíbulo, se conserva una columna estratigráfica con niveles amarillentos, de los cuales en el superior, de matriz arcillosa, se observa una costilla con varias líneas perpendiculares y paralelas en grabado fino, y algunas esquirlas óseas. En el testigo de la derecha, en el sector de fondo del vestíbulo, se conserva una esquirla fosilizada. En el testigo frontal del fondo del vestíbulo se observa un corte estratigráfico de unos 80 cm de potencia, cuyo nivel superior incorpora esquirlas óseas y pequeños fragmentos de carbón, y el nivel inferior, en una matriz de sedimentos limosos amarillentos algo cementados, una lasca 2ª fracturada, con el talón fracturado, de sílex. 5. Yacimiento reconocido por el CAEAP, P. García y J. Ruiz, a comienzos de los años 80. Este mismo grupo lleva a cabo su estudio y topografía. 6. G.A.E.S. 30. Cueva de El Lorao 1. Gibaja. Coordenadas Z: m

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5. C.A.E.A.P., aunque el GAES ya había señalado la existencia de indicios de yacimiento arqueológico. 6. Investigada y topografiada por el grupo C.A.E.A.P. 7. San Miguel (1996: 59). 31. Cueva del Morro del Oridillo 1. Venta de la Perra. Gibaja. Z: 175 m Situada en una morra, a unos 40 m sobre el fondo del desfiladero. 2. Cavidad de reducido desarrollo, con una boca de tamaño medio, de 1,5 por 1,5 m, orientada al Oeste, que da acceso a un pequeño vestíbulo, que se bifurca al fondo. Por la izquierda finaliza en una segunda boca de dimensiones muy reducidas y por la derecha en un laminador impracticable. Tiene 9 metros de desarrollo. 3. Paleolítico Superior. Arte Rupestre. 4. En la pared del fondo del vestíbulo se sitúan las representaciones: - 1. Círculo rojo realizado en una oquedad, con una línea de contorno y tintas planas más diluidas por el interior. Mide 20 cm de diámetro y está a 1,20 m del suelo.

La información arqueológica: Fichas de yacimientos - 2. Restos de pinturas rojas, muy perdidas, alrededor del mencionado círculo. Toda el área pintada mide 43 cm de longitud por 47 cm de anchura. 5. C.A.E.A.P. 6. San Miguel (1996: 175-179); Muñoz y otros (1991: 129-130); González Sainz y San Miguel (2001: 127-129). 32. Cueva de Las Negras 1. Pondra. Gibaja. Coordenadas Z: 475 m Situada en la parte más alta del monte, en posición dominante, con un vestíbulo seco y habitable. 2. Posee una boca de tamaño medio, de 1 m de altura por 3 m de anchura, orientada al Oeste, que comunica con un vestíbulo recto y llano de 6 m de longitud, y que desemboca en un laminador. Este finaliza en una oquedad que da paso a una sima por hundimiento de 3 m de profundidad, franqueable por una columna estalagmítica. Se accede así a una sala muy amplia que se prolonga por una galería de buenas dimensiones, con abundantes espeleotemas, que acaba obstruyéndose. 3. Calcolítico / Bronce. Refugio. La cueva se utilizó probablemente, en un momento de la prehistoria reciente, como refugio de ganado menor. 4. En el inicio de la gran sala y junto a la sima, hay esquirlas óseas y un fragmento de cerámica lisa, de panza, de color pardo oscuro, con desgrasantes de calcita. El depósito es superficial, de reducida extensión, circunscrito tan solo a esta zona del interior de la cueva. 5. C.A.E.A.P. 6. San Miguel (1996: 57-58). 33. Cueva de Pondra 1. Venta de la Perra. Gibaja. Z: 205 Cavidad con dos bocas próximas, muy bien orientadas, que dan acceso a amplios vestíbulos rectos y llanos, muy habitables y que convergen al fondo. Está en posición dominante sobre el valle. 2. La boca occidental está orientada al Oeste, mientras que la oriental mira hacia el Sur. Su

boca oeste es muy amplia, de 2,2 m de altura por 11,7 m de anchura, mientras la Sur, situada a 13 m de la primera, es sensiblemente menor, de 3.2 m de altura por 5,3 de anchura. El vestíbulo principal es muy amplio y ligeramente descendente, poseyendo una pequeña galería al fondo de la pared izquierda. En su fondo desemboca el segundo vestíbulo, también descendente. El vestíbulo principal se prolonga por una galería de amplias dimensiones y con abundantes formaciones. En el fondo se hace ligeramente ascendente y gira hacia la izquierda llevando a un colapso con abundantes bloques. En el fondo hay una rampa estalagmítica que comunica con una galería ascendente, de techos muy bajos, muy húmeda. 3.

Paleolítico superior. Hábitat Paleolítico superior. Arte rupestre. Calcolítico – Bronce. Refugio. Edad Media. Indeterminado.

4. Han aparecido materiales arqueológicos en varios puntos de la superficie de la cavidad: a) Testigo cementado situado en la parte izquierda del vestíbulo principal, que levanta de 30 a 50 cm del suelo actual. En un nivel cementado, de color amarillento aparecen cantos de arenisca y esquirlas óseas, además de un fragmento de mandíbula de Sus sp., un molar de ciervo (Cervus elaphus) y uno, probablemente, de corzo (Capreolus capreolus). Al pie de este testigo se hallaron: 1 lasca simple con talón liso de sílex negro, 1 lasca simple de arenisca de grano grueso, de color rojizo, con talón roto y 1 canto con extracciones en el extremo. b) En el fondo de la pequeña galería situada al fondo de la pared izquierda del vestíbulo, muy cerca del punto anterior se localizaron algunos fragmentos de hueso y esquirlas y un fragmento de panza de cerámica lisas, de color pardo, de cronología prehistórica. c) En la pared derecha, en un entrante de las formaciones litogénicas situado en altura, en la intersección de la pared con el segundo vestíbulo, aparece un testigo de unos 15 cm de potencia. En el corte se aprecia una capa superficial de concrección que sella un nivel arcilloso con esquirlas óseas. En superficie proporcionó: - un fragmento de panza de cerámica de color negruzco, con una capa gruesa de barro plástico decorado a dedadas, con desgrasantes gruesos de calcita lechosa y de unos 7 mm de espesor. - un fragmento de panza de un vaso medieval, fabricado a torneta, decorado con surcos gruesos,

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La información arqueológica: Fichas de yacimientos. irregulares y bastante separados, de color pardo– rojizo, con engobe pardo negruzco y desgrasantes de mica. d) En el fondo de la primera parte de la galería principal, junto al lateral izquierdo y entre bloques, se hallaron varios fragmentos de panzas lisas de color negruzco, con desgrasantes de calcita, de factura tosca. Por último, durante la instalación de la verja de la boca principal, dentro de un nivel amarillento, muy rico en cantos angulosos de caliza, se hallaron dos lascas de sílex. En el M.R.A.P. se conserva un canto plano y regular fracturado diametralmente, con una de sus caras muy piqueteada, por su utilización como yunque, y un suave pulido que podría indicar que procede de un molino plano. Esta pieza procede del fondo del vestíbulo. Las manifestaciones rupestres 1. Las primeras manifestaciones se hallan en un gran panel de la pared izquierda de la galería principal, enfrente del segundo vestíbulo, estando las pinturas, todas ellas rojas, muy degradadas. Mide unos 9 m de longitud. Se corresponde con los números 1 al 7. Manchas rojas, muy degradadas, que ocupan una superficie de 55 cm de longitud por 22 cm de anchura, estando situada a 170 cm del suelo. 2. Se halla a unos 4,5 m del grupo anterior. Trazo lineal rojo, enmarcando un resalte de la pared, de unos 14 cm de longitud por 0,7 cm de anchura y algunas manchas muy degradadas, de unos 57 cm de longitud y se sitúa entre 170 y 195 cm del suelo. 3. A 0,60 m por debajo del grupo anterior, con manchas rojas. Mide 100 cm de longitud por 66 cm de anchura y se sitúa a 140 cm del suelo. 4. Posible signo complejo, rectangular, realizado con puntos sobre un saliente destacado; a unos 2 m del suelo. 5. Por debajo y a la derecha del grupo anterior, manchas mal conservadas, de 75 cm de longitud y a 130 cm del suelo. 6. Panel donde se distinguen líneas mal conservadas, en un saliente destacado. Miden 70 cm de longitud por 70 cm de anchura y se encuentran a 210 cm del suelo.

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7. Gran panel con restos de pinturas mal conservadas, situadas a la derecha del número 5. El panel mide 260 cm de longitud y está a 120 cm del suelo. 8. En un entrante del lateral izquierdo, donde aparecen las figuras 8, 9 y 10. Se trata de un trazo lineal de color rojo, de 209 cm de longitud, a unos 147 cm del suelo. Una costra calcítica, superpuesta a la mancha, e infrapuesta a la figura 9, ha sido fechada por T.L.: MAD-2056: 35.740+-4.730 años; 33.740 a.C. 9. Caballo grabado en trazo simple y único, bastante grueso. Presenta cabeza, con crinera muy desarrollada, línea cérvico- dorsal, línea pectoral y nalga. Además por encima de la cabeza presenta un esbozo de cabeza e inicio del pectoral. Ha sido realizado sobre la calcita decalcificada. Mide 53 cm de longitud por 30 cm de anchura, y está a 147 cm de altura sobre el suelo actual. Una costra aparentemente superpuesta a esta figura ha sido fecha por T.L.: MAD-2057: 22.595 ± 2338 años; 20.595 ± 2338 a.C., ca 19.000 B.P. 10. Caballo incompleto en grabado simple, único y bastante grueso, en yuxtaposición amplia. La figura carece de tren delantero, mide 42 cm de longitud por 21 cm de anchura y se sitúa a 183 cm sobre el suelo. 11. A unos 5 m del panel anterior hay una hornacina alta, en la pared derecha, donde se han realizado las figuras 11 a 16. Aparecen restos de pintura de color marrón claro, de 20 cm de longitud por 11 de anchura, a 82 cm del suelo. 12. Se halla a unos 30 cm por encima de la anterior. Trazos curvilíneos en grabado ancho. Miden 31 cm de longitud, a 102 cm del suelo. 13. Cierva pintada de color marrón claro. Con trazo simple en el contorno y un relleno más claro por el interior. Mide 31 cm de longitud por 10,2 cm de anchura, y está a 102 cm del suelo. 14. Cierva del mismo color, en yuxtaposición estrecha con la anterior, dispuesta en distinto sentido. Con contorno exterior simple y con relleno más difuminado por el interior. Mide 63 cm de longitud por 19,5 cm de anchura, a 106 cm del suelo. 15. Línea curva con un trazo divergente en el centro. Mide 10 cm de longitud, en grabado fino. Se halla por encima de la cierva anterior. 16. A su derecha aparecen dos líneas curvas de las que parten otras dos paralelas que pudieran

La información arqueológica: Fichas de yacimientos forman el cuello y lomo de un cuadrúpedo, realizado en grabado inciso fino. 17. Enfrente de los grupos anteriores aparece la cabeza, el cuello y el arranque del lomo de un ciervo rojo, realizado mediante tamponado en pintura roja. Las concreciones infrapuestas a la pintura han sido datadas por T.L.: MAD-2059: 32.946 ± 3440 años 30.946 ± 34409 a.C., ca. 28.500 B.P., y de una concreción superpuesta a la figura: MAD-2058: 26.972 ± 2747 años, 24.972 ± 2747 a.C. ca. 23.000 B.P. 18. Se sitúa en la galería del fondo de la cueva, en el techo. Es una mancha roja de 3 cm de longitud por 1.5 cm de anchura, a 130 cm sobre el suelo. 19. Línea sinuosa grabada en trazo simple y único, en el techo, cerca del anterior. La línea mide 80 cm de longitud y se encuentra a 138 cm del suelo. 20. Cerca del anterior y en el techo. Es un panel formado por dos trazos rojos próximos, uno en arco y el otro recto. El primero mide 18 cm y el segundo 20 cm, estando a 82 cm del suelo. 21. Aparece en otro lugar de la galería y en el techo. Línea recta que se curva en un extremo. En la curva aparece una mancha, en trazo lineal rojo, de 28 cm de longitud, a 105 del suelo. 22. A 50 cm a la derecha del anterior. Mancha roja de 3.5 cm, a 105 cm del suelo. 23. Situado en el techo, junto a la pared. Trazo y pequeñas manchas rojas. El trazo mide 3 cm de longitud por 0.8 de anchura, estando a 93 cm del suelo. 24. Situado en el extremo izquierdo de la galería, en el techo. Cabeza de caballo a trazo simple y único, de color marrón–amarillento, que ha sido aplicado en seco. Se han realizado las dos orejas, el inicio de la crinera y el ojo. Mide 22 cm de longitud por 12 cm de anchura, estando a 71 cm del suelo.

6. González Sainz y San Miguel (2001: 111-125); San Miguel (1996): 149-174; Muñoz y otros (1991: 127-129). 7. Materiales depositados en el M.R.A.P. 34. C. del Cubillo del Cura (Arco G) 1. Venta de la Perra. Gibaja. Z: 205 Cavidad de vestíbulo amplio, en posición dominante, habitable. 2. Su boca es de buen tamaño, con 6 m de altura por 6 de anchura, y comunica con un vestíbulo de 13 m de longitud, recto y llano, que termina en un estrechamiento. Continúa por una rampa ascendente, muy concrecionada, hasta una galería superior, finalizando en una chimenea que sale al exterior. 3. Paleolítico. Hábitat. 4. El depósito de la cueva ha desaparecido, conservándose sólo un reducido testigo en el lateral derecho de la boca. En la superficie del mismo y entre pequeños bloques calizos se hallaron: 1 lámina simple con macrohuellas de uso y talón facetado, de sílex negruzco, 1 núcleo plano de cuarcita de grano grueso, de color pardo, 1 lasca simple de cuarcita, 1 molar humano y 1 esquirla ósea. 5. Descubierta y topografíada por C.A.E.A.P. y C. San Miguel. 6. San Miguel Llamosas (1996: 57); Muñoz y otros (1991: 127). 35. Cueva de Esquiente (Arco F) 1. Venta de la Perra. Gibaja. Z: 205 m Cavidad con entrada y vestíbulo de tamaño medio, en posición dominante, muy habitable.

26. Muy cerca del anterior. Restos de pinturas rojas de 8 cm de longitud por 4 cm de anchura, a 57 cm del suelo.

2. Presenta una boca de 3 m de altura por 2 de anchura, que da acceso a un vestíbulo llano, de 6 m de profundidad. Al fondo del mismo nace una gatera ascendente que fue necesario forzar y que da acceso, mediante una rampa ascendente, a una galería ancha y rectilínea, de techo bajo, que se ciega por coladas pavimentarias. Presenta un desarrollo total de 23 m.

5. Localizada y topografiada por C.A.E.A.P. Investigada por C. San Miguel y C. González Sainz.

3. Paleolítico Superior. Hábitat. Mesolítico (?) Hábitat. Calcolítico – Bronce: Refugio (aprisco)

25. Muy cerca del anterior. Mancha roja de 8 cm de longitud por 7 de anchura, a 50 cm del suelo.

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La información arqueológica: Fichas de yacimientos. 4. En diversos puntos de la cueva se han hallado materiales arqueológicos: a) En el lateral derecho de la boca: 1 lámina simple con macrohuellas de uso en los bordes, de sílex, 1 lasca 2ª de sílex, 1 concha de Patella intermedia rota, 1 fragmento de hueso y 1 esquirla ósea. b) En el centro del vestíbulo, junto a una ura de zorro: 1 lasca 1ª, con talón liso, de sílex, 1 lasca simple de fractura, en sílex, 1 lasca simple de borde de núcleo, en sílex, 1 lasca 2ª de sílex, 1 canto de arenisca, 1 yunque sobre fragmento de canto de arenisca, 1 núcleo de técnica NUPC grande de arenisca, 1 lasca simple de fractura de cuarzo, 1 laminilla simple de borde de núcleo de sílex, 1 fragmento de canto de arenisca. 1 fragmento de cerámica prehistórica con el borde recto y con labio resaltado por un cordón y un mamelón. Fragmento de borde y panza de cerámica a mano, de superficies alisadas, pastas compactas, de color rojizo a ocre tanto por el exterior como por el interior, espesor de 5 a 6 mm. Presenta desgrasantes de cerámica de tamaño medio. La arista del borde, está ligeramente vuelta al exterior y engrosada y a 6 cm de la arista presenta un mamelón alargado. El diámetro estimado es de 29 cm. 3 conchas de Patella intermedia, 1 de Cepaea nemoralis y fragmentos óseos de herbívoro. c) Gatera descendente del fondo del vestíbulo: 1 núcleo de unos 3 kilogramos de peso, de arenisca compacta, con extracciones en el extremo; un fragmento de concreción estalagmítica con abundantes conchas de Cepaea nemoralis y esquirlas óseas adheridas. d) Galería interior. A lo largo de la galería se observan multitud de restos líticos, en sílex, y óseos, que pudieran estar en posición primaria. En la primera parte de la misma, que estaba alterada por la acción de los carnívoros que utilizan la cavidad, se hallaron: 1 raspador simple sobre lámina simple, con retoques en un borde, en sílex nacarado; un bec lateral sobre lasca 2ª de borde de núcleo, con el talón cortical y con ambos bordes retocados, en sílex pardo; 1 lasca simple con talón diedro en sílex gris; 1 lasca 2ª de sílex gris y 1 núcleo irregular, de laminas / laminillas, en sílex negro. 5. Localizada y topografíada por C.A.E.A.P. Estudiada por C. San Miguel y C.A.E.A.P. 6. San Miguel (1996: 55-57); Muñoz y otros (1991: 126-127).

298

36. Cueva del Arco E 1. Venta de la Perra. Gibaja. U.T.M: 468.060 / 4.789.460 Z: 195 m Se localiza unos metros por debajo y al oeste de Arco D. Se trata de una cavidad de tamaño muy reducido, por lo que no resulta habitable. 2. Su vestíbulo mide poco más de un metro de profundidad, es ligeramente ascendente y se prolonga por un laminador impracticable. 3. Edad Media. Uso esporádico. 4. El relleno de la cavidad se ha deslizado unos metros por debajo, en la ladera, donde apareció un fragmento de panza y un asa de cinta, realizado a torneta, de color ladrillo, con el interior negruzco y desgrasantes de mica. 5. Localizada e investigada por C.A.E.A.P. 6. San Miguel Llamosas (1996: 55); Muñoz y otros (1991: 125). 37. Cueva del Arco D 1. Venta de la Perra. Gibaja. U.T.M: Z: 200 m Cavidad situada en posición dominante, unos metros por debajo de las cuevas del Arco B-Ch. El vestíbulo es muy reducido y la primera galería es baja, por lo que sus condiciones de uso no son adecuadas para el hábitat humano. 2. Su boca es de tamaño mediano, con 1 m de altura por 4 m de anchura, y comunica con un vestíbulo muy reducido, de 3.5 m de profundidad, con algunas columnas estalagmíticas. En el fondo se abre un laminador ancho, que desemboca en una sala de 4 m de profundidad, en cuyo extremo se encuentra un laminador muy reducido. Tiene un desarrollo topográfico de 22 m. 3.

Paleolítico Superior. Hábitat ocasional. Calcolítico- Bronce. Sepulcral.

4. En la superficie del vestíbulo se hallaron dos fragmentos cerámicos: una panza de cerámica prehistórica, de pastas de color aladrillado, de 7 mm de espesor, y otro fragmento de panza de un vaso a mano, de color negro, de unos 5 mm de grosor.

La información arqueológica: Fichas de yacimientos En el laminador, junto a la pared derecha, en superficie, se localizaron: 1 núcleo irregular de sílex, 1 lasca simple con el talón liso, en sílex, 1 lámina 2ª con talón roto, de sílex, 1 fragmento de metapodio de ciervo (Cervus elaphus), así como fragmentos de huesos y esquirlas. De la sala del fondo de la cueva procede otro lote formado: - 14 fragmentos de cerámica de un gran vaso ovoide, con la zona inferior decorada por aplicaciones de barro plástico con dedadas cruzadas y en la parte superior, lisa, presenta un cordón poco realzado, de sección triangular. En uno de los fragmentos con decoración impresa por dedadas el barro plástico recubre a una gruesa dedada; es de color negruzco y de paredes gruesas y posee desgrasantes de calcita. - Un fragmento de panza de color pardo, decorado en toda su superficie por uñadas de disposición irregular - Una lámina simple de sílex, 1 lasca 2ª de sílex, 1 lasca 1ª de cuarcita. - Restos óseos humanos de al menos un individuo, en concreto: una vértebra, un fragmento de costilla, fragmentos de huesos de las extremidades y otros fragmentos y esquirlas. 5. Descubierta, topografiada e investigada por C.A.E.A.P. y C. San Miguel. 6. San Miguel Llamosas (1996: 53-54); Muñoz y otros (1991: 125).

38. Cueva del Arco Ch 1. Venta de la Perra. Gibaja. Z: 205 m Cavidad muy reducida, en posición dominante, a unos 10 m al Oeste de la cueva de Arco C. 2. Presenta una boca de tamaño medio, de unos 3 m de altura, que comunica con un reducido vestíbulo, de 2 m de profundidad, con el suelo ligeramente ascendente. Continúa por galerías estrechas y muy ascendentes, presentando un desarrollo de 12 m. 3. Paleolítico Superior (¿). Hábitat (ocasional ¿) 4. En la parte derecha del vestíbulo, en un área descarnada, y en superficie, se hallaron: - 1 lámina 2ª de sílex, con el talón suprimido

- 1 fragmento de mandíbula y 1 molar de Sus sp. 5. Hallazgo, topografía de CAEAP. Yacimiento estudiado por C.A.E.A.P y C. San Miguel. 6. San Miguel Llamosas (1996: 53); Muñoz y otros (1991: 124). 39. Cueva del Arco C 1. Pondra. Gibaja. Coordenadas Z: 205 m. Cavidad situada inmediatamente a la izquierda de Arco B. Su vestíbulo principal ofrece buenas condiciones habitabilidad. Se encuentra en posición dominante. 2. La boca principal se sitúa en la parte oeste del gran abrigo donde se abre Arco B, orientada al Sur. Mide unos 4,7 m de altura de boca por 2,8 de anchura y presenta un vestíbulo ligeramente ascendente, con una pequeña galería colgada, a más de 2 m de altura, que comunica con un laminador muy angosto que desemboca en la pared derecha del vestíbulo de Arco B. En el fondo del vestíbulo y por medio de dos pequeñas aberturas, se accede a una salita, de unos 4,5 m de longitud por 2,2 m de anchura y con una altura que oscila entre 0,35 y 0,95 en el fondo. La galería principal continúa hacia la izquierda y en su pared derecha se abre un laminador angosto, de 14 m de longitud, que en su fondo gira bruscamente a la derecha, hasta desembocar en la pared izquierda de la galería principal de Arco B. La galería principal de Arco C gira hacia la izquierda llevan hasta una rampa descendente que conecta con la segunda boca, orientada al Sureste. En el mismo giro de la principal y en la pared derecha hay un laminador que sale al exterior a través de una boca muy reducida. 3. Paleolítico Medio (Musteriense). Hábitat. Paleolítico Superior. Arte parietal. Calcolítico / Bronce. 4. De la superficie del fondo del vestíbulo principal, en el corredor de acceso a la salita decorada proceden los siguientes materiales: - Fragmento de canto rodado de cuarcita, con evidencias de uso como yunque en el centro de ambas caras. En un extremo presenta los negativos de extracción de varias lascas. Presenta una fuerte pátina. - Lasca de reavivado de núcleo, en sílex negro, con talón liso. En el fondo del laminador que comunica con Arco B se hallaron:

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La información arqueológica: Fichas de yacimientos. - Extremo distal de un hendedor sobre lasca, tipo O de Tixier, fabricado sobre una lasca 1ª de cuarcita. Posee grandes levantamientos semiabruptos, retalla regularizada en el borde derecho y retoques profundos inversos en el izquierdo. Su superficie parcialmente concrecionada, conserva una esquirla ósea adherida. - Fragmento de cuello de una gran orza ovoidea, con el borde recto, decorado con dos cordones rectos y poco resaltados y con una perforación circular, realizada en la postcocción, situada entre los cordones. Presenta el labio aplastado, de sección plana. Es de color negruzco y la pasta incorpora desgrasantes gruesos de calcita. - Fragmento del cuello de una vasija de borde recto, labio afinado de sección semicircular, de color pardo y con desgrasantes gruesos de cuarzo. En un pequeño conducto del lateral derecho del interior de la cueva, una vez superado el laminador que comunica con Arco B, apareció una lasca simple de cuarcita, con algunos retoques aislados y talón suprimido, asociada a varios huesos. Las manifestaciones parietales se hallan en la salita del fondo del vestíbulo y son todas ellas pinturas rojas. 1. Restos de una mancha mal conservada, situada en el techo de la sala. Mide 50 cm de longitud por 15 de anchura y se sitúa a 60 cm del suelo. 2. Grueso trazo formado por tres manchas muy perdidas de pequeño tamaño, probablemente restos de una figura. Se hallan en el techo, cerca de la anterior. Miden 15 cm de longitud por 3 de anchura, a 70 cm del suelo. 3. Trazo vertical y restos muy perdidos, situados a la entrada del lateral izquierdo, a modo de enmarque. El trazo mide 20 cm de longitud por 8 de altura, a 25 cm del suelo. 4. Mancha grande situada en el centro de la sala, de 32 cm de longitud por 18 de anchura, a 90 cm del suelo. 5. Trazo lineal rojo, bifurcado en su extremo, situada cerca del anterior. Probablemente se trata de parte de un cuadrúpedo, quizás el final de la línea dorsal, la grupa y la cola. Mide 22 cm de longitud por 2 cm de grosor, y se encuentra a 94 cm de altura sobre el suelo.

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5. Hallada y topografíada por C.A.E.A.P. Estudiada por C. San Miguel Llamosas, en su tesis de licenciatura. 6. San Miguel (1996: 138-146); González Sainz y San Miguel (2001: 81-109); Muñoz y al. (1991: 123-124). 7. Materiales depositados en el M.R.A.P. 40. Cueva del Arco B 1. Venta de la Perra. Ramales. Z: 184 m Situada en el mismo farallón que la anterior, a unos 60 m al oeste de la misma, en posición dominante, muy visible a distancia, con un enorme abrigo de entrada en el extremo izquierdo, con excepcionales condiciones de habitabilidad. 2. La boca se abre al fondo de un gran abrigo y mide 4 m de altura por 8 de anchura. Da paso a un vestíbulo ascendente al comienzo y totalmente recto que se prolonga por una galería de buenas dimensiones que gira ligeramente a la izquierda en su fondo, de 67 m de longitud, con una altura media de 4 m y una anchura de 8 m en cuya parte final el techo se hace mucho más bajo. A 23 m de la entrada se abren galerías en ambas paredes: en el lateral izquierdo aparece una galería muy reducida que comunica con el fondo de la cueva de Arco C. Por el lateral derecho hay un laminador, que a los pocos metros a la derecha lleva a una salita subcircular, muy baja, donde se encuentran la mayor parte de las manifestaciones rupestres. El laminador desemboca en una sala ancha y baja, de la que parte una galería en el lateral izquierdo que se hace impracticable a los pocos metros y cuatro galerías en el derecho, muy angostas que pronto se ciegan. 3. Paleolítico Medio (Musteriense). Hábitat Paleolítico Superior (Gravetiense). Hábitat. Paleolítico Superior (premagdaleniense). Arte parietal. Calcolítico - Bronce. Refugio. Edad Media. Marcas negras. 4. Se han encontrado restos arqueológicos y manifestaciones rupestres en varios puntos de la cueva. a) Abrigo de boca. En superficie.

La información arqueológica: Fichas de yacimientos 1 cuchillo de dorso atípico, con algunos retoques abruptos en el dorso, realizado sobre lasca Levallois de cuarcita; 1 lasca 2ª de marga, con el talón facetado, con una escotadura lateral clactoniense; 1 lasca 2ª de reavivado de núcleo, en sílex negro, con algunos retoques abruptos en el dorso y denticulado marginal inverso en un borde, de talón recto; 1 cuchillo de dorso natural sobre lasca 2ª, de talón liso y macrohuellas de uso, en marga; 2 láminas de borde de núcleo de sílex, con el talón roto, una de las cuales presenta macrohuellas de uso, 2 lascas simples de cuarcita con el talón suprimido, 1 lasca 2ª de arenisca con talón cortical. Varias esquirlas óseas, una de ellas con huellas de haber sido usado como tensor. b) Interior de la cueva. En superficie. 21 23 25 26 32 38 40 42 43 62

Raedera desviada R. transversal convexa R. sobre cara plana R. retoque abrupto Buril típico Cuchillo dorso natural Lasca truncada Escotadura Denticulados Diversos Total

Sílex 2 1 1 1 1 1 1 8

- Raedera lateral cóncava con retoques marginales, sobre lasca 2ª de borde de núcleo, grande, con melladuras recientes. - Raedera ladeada con retoques alternos, sobre lasca 2ª, con el talón diedro, de cuarcita. - Raedera bifacial sobre lasca simple, de borde de núcleo, de sílex. - Raspador frontal realizado en el talón de una lasca 1ª de sílex gris, con una escotadura lateral inversa. Apareció junto a la pared derecha, a pocos metros de la entrada a la sala de las pinturas. - Lasca 2ª, grande, de cuarcita, con dos escotaduras laterales clactonienses, una directa y otra inversa.

Cuarcita 1 1 1 3

Ofita -

Marga 1 1 2

Tabla 4.11. Arco B. Clasificación según la tipología de F. Bordes (1960) Sílex Cuarcita Ofita Marga R1 Raedera marginal 3 R21 Raedera lateral 1 R22 Raedera transversal 1 R23 R. latero-transversal 1 R322 R. transversal carenada 1 D1 Denticulado marginal D21 Escotadura 1 2 D23 Raedera denticulada 1 T22 Truncatura 1 B12 Buril sobre fractura 1 B412 Buril sobre fractura con 1 retoque de paro Total 8 3 3

Caliza 1 1

Total 1 2 1 1 2 1 1 2 2 1 14

Caliza 1 -

Total 3 1 1 1 1 1 3 1 1 1 1

1

15

Tabla 4.12. Arco B. Clasificación según la tipología de Laplace (1972) Por todo el lateral derecho y junto a la pared, entre los cantos clásticos allí existentes, producto de una antigua limpieza efectuada en el sector interior de la cueva por los pastores, se han hallado algunos materiales, además de varios huesos y sílex en la superficie de la salita de las pinturas y en la entrada al mismo. Se clasifican:

- Raspador carenado con retoque lateral fabricado sobre un fragmento de canto de cuarcita. - Canto tallado unifacial, rostro–carenado, sobre canto de cuarcita.

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La información arqueológica: Fichas de yacimientos. - Canto tallado unifacial distal, con dos levantamientos y retoques marginales directos en el filo, sobre canto de cuarcita.

En la salita de las pinturas han aparecido esquirlas óseas y molares aislados de ciervo y de cabra montés.

- Hendedor sobre lasca 1ª de cuarcita, con intensa pátina terrosa, de tipo O de Tixier. Ha sido fabricado sobre una lasca transversal y conserva el bulbo. Posee retoques carenoides en el borde derecho y retoques marginales inversos en el filo, donde se aprecia menos pátina que en el resto de la pieza.

En el fondo de la cueva se halló un fragmento de panza de cerámica lisa prehistórica, de pastas pardo-oscuras, con desgrasantes gruesos de calcita.

- Hendedor sobre lasca 2ª de borde de núcleo, de tipo I de Tixier. Ha sido fabricado una lasca transversal, con el bulbo conservado. Tiene retoques simples en el borde izquierdo y macrohuellas de uso en el filo transversal que es oblicuo. - Canto rodado grande, con huellas de haber sido utilizado como yunque, en arenisca. - Placa gruesa de arenisca, con huellas de haber sido utilizado como yunque. - Canto roto de arenisca con huellas de uso en ambos caras planas derivadas de su uso como yunque y repiqueteado en el extremo reservado por su utilización como percutor. - Fragmento de canto de cuarcita con huellas de uso de yunque por ambas caras y de percutor en el extremo reservado. - Núcleo irregular sobre canto de arenisca con huellas de uso como percutor en el extremo reservado y de yunque en una de las caras planas. - Fragmento de canto de arenisca con evidencias de uso como machacador de ocre en el centro de ambas caras planas, donde se conservan restos de ocre rojo y huellas en los dos extremos polares, de uso como percutor. Restos de talla - 2 lascas simples – 1 de sílex y 1 de cuarcita- 1 lasca 2ª de sílex, 1 lasca 1ª de cuarcita, 1 lasca simple de borde de núcleo de cuarcita, 1 lámina simple y 1 lámina 2ª de sílex, 8 núcleos (7 irregulares: 2 de cuarcita, 2 de arenisca, 2 de marga y 1 de ofita), 1 plaqueta de arenisca y 1 fragmento de canto de arenisca. Y un núcleo discoidal sobre lasca, de cuarcita. Por último, recientemente, se han hallado 1 colgante de piedra, decorado con líneas y 1 plaqueta de arenisca con una línea de ocre rojo.

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En el lateral derecho del fondo del vestíbulo se conservan testigos cementados de yacimiento con abundantes esquirlas óseas, muy próximos al suelo actual. En la zanja realizada para la instalación de la verja realizada por el G.A.E.M. hacia la mitad del vestíbulo, de 20 cm de anchura por 20 cm de profundidad, se halló una estratigrafía muy sencilla, apareciendo por debajo del nivel superficial, con excrementos de cabra, los restos de un nivel fértil muy erosionado por corrientes hídricas de baja energía, sólo conservado en los laterales, y desmantelado en el centro de la galería. El nivel es de color pardo amarillento oscuro e incluye abundantes clastos angulosos de caliza aportes en matriz arcillosa. Por debajo de este nivel y en el centro aparecía un nivel arcilloso con abundantes bloques de caliza y fragmentos de concrección calcárea, en matriz de limos y arcillas. Además se halló un fragmento de canto de arenisca con huellas de haber sido usado como percutor. Soporte de los útiles: Sílex – 1 sobre lasca simple, 4 sobre lasca 2ª y 3 sobre lasca simple de borde de núcleo-, cuarcita – 2 sobre lasca 2ª y 1 sobre lámina simple-, marga – 2 sobre lasca 1ª - y caliza – 1 sobre lasca 2ª-. Restos de talla. Sobre sílex 27 piezas: 13 lascas simples, 6 lascas 2ª, 3 lascas simples de borde de núcleo, 3 laminillas simples, l lasca de retoque y 1 núcleo irregular. Radiolarita: 1 lasca simple. Cuarcita: 5 piezas – 1 lasca simple, 1 lasca 2ª, 1 lasca 1ª,1 núcleo discoide y 1 fragmento de canto. Ofita: 2 lascas 2ª, 1 marga – fragmento de placa. Oxido de hierro: 1 lasca 2ª. Talones: De lascas: 4 corticales, 19 lisos, 1 diedro, 3 convexo, 2 suprimido y 13 rotos (total 42). De láminas: 2 liso, 1 puntiforme y 1 suprimido. Fauna: Aparecieron abundantes restos de fauna, con ciervo (Cervus elaphus), Gran bóvido (Bos sp.), corzo (Capreolus capreolus) y oso (Ursus sp.)

La información arqueológica: Fichas de yacimientos Manifestaciones rupestres a) Paleolíticas Se han identificado las siguientes figuras: 1. En el techo del centro del techo del vestíbulo y junto a la pared izquierda, a unos 13 m de la entrada, hay tres trazos cortos y paralelos en un resalte, a 2,25 m del suelo. 2. Se sitúa, como las siguientes, en la “Salita de las pinturas”, de unos 3 m de profundidad por 2 m de anchura, y de techo muy bajo. Se halla en una concavidad del techo situado en la misma entrada. Se trata de un trazo curvo, de 16 cm de longitud por 3 cm de anchura, y una pequeña mancha situada a su izquierda. 3. Mancha de 8 x 5 cm, a 25 cm del suelo. 4. Cierva completa en trazo lineal, rellena de colorante más diluido, de 32 cm de longitud por 18 de altura; a 53 cm del suelo. 5. Restos de un trazo, de 4 cm de longitud por 1 cm de anchura, a 53 cm del suelo. 6. Figura de cuadrúpedo mal conservado, de 24,5 cm de longitud por 17 cm de altura, a 50 cm del suelo. 7. Figura de cabra montés en yuxtaposición estrecha con el animal anterior y con los dos signos siguientes. Mide 36 cm de longitud, el cuerno 19 cm y la altura en la cruz de 19 cm, situada a 55 cm del suelo. 8. Signo rectangular alargado, en tinta plana, de 14 cm de longitud por 6 cm de anchura, a 43 cm del suelo. 9. Signo cuadrangular con unos apéndices en el lado superior, de 20 cm de longitud por 6 cm de anchura, a 48 cm del suelo. 10. Restos mal conservados quizás de un cuadrúpedo, en yuxtaposición estrecha con la figura 11. Mide 54 cm de longitud por 14 cm de anchura, y se encuentra a 39 cm del suelo. Se halla en la pared derecha. 11. Posible cuadrúpedo mal conservado de 25 cm de longitud por 12 de altura, a 46 cm del suelo. 12. En una oquedad del techo hay restos de un probable signo cuadrangular, de 12 cm de longitud por 6,5 cm de anchura, a 53 cm del suelo.

13. Mancha situada a 8 cm del anterior, mide 2,5 cm y se encuentra a 56 cm del suelo. 14. Cabra completa con largos cuernos, de 35 cm de longitud por 21,5 de altura, a 35 cm del suelo. 15. Trazos curvos situados inmediatamente a la derecha de la cabra, que enmarcan fósiles. Miden 10 cm de longitud y están a 35 cm del suelo. 16. Mancha que delimita un espacio entre grietas, a modo de signo plano, de 18 cm de longitud por 8 de anchura, a 44 cm del suelo. 17. Posible signo plano en pintura roja, de 15 cm de longitud por 6 de anchura, a 16 cm de altura. 18. Restos de trazos lineales, de 15 cm de longitud, a 40 cm del suelo. 19. Posible signo cuadrangular alargado de 20 cm de longitud por 8 cm de anchura, a 53 cm del suelo. 20. Situado una vez se supera la “Salita de las Pinturas” a un metro de distancia de la misma y en la pared derecha. Representación bastante perdida de un cuadrúpedo de 53 cm de longitud, a 47 cm del suelo. 21. Se sitúa en la sala interior del laminador, en una cornisa de la pared izquierda, representa una cabeza de cierva, de 18,5 cm de longitud por 14 de anchura, a 39 cm del suelo. En varios puntos de esta sala hay pequeñas manchas rojas que son especialmente abundantes en la misma cornisa donde se encuentra la cabeza de la cierva. 22. En la misma cornisa hay dos trazos lineales, “trazos pareados”, en disposición vertical. Miden 7,5 cm de longitud por 3,5 de anchura y se encuentra a 41 cm de altura. 23. A unos 27 cm, y en la misma cornisa, hay un trazo rojo vertical y curvo de 5,5 cm de longitud por 1,4 de anchura, a 36 cm del suelo. 24. Serie formada por cuatro trazos verticales y paralelos, agrupados en dos pares, en grabado simple y único. 25. Mancha situada a 4 m de la cornisa, de 18 cm de longitud por 20 de anchura, a 50 cm del suelo. En sus proximidades aparecen una docena de pequeñas manchas rojas aisladas. 26. Mancha roja de 7 cm de longitud por 4,5 cm de anchura, situada en el techo, a dos metros de la mancha anterior.

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La información arqueológica: Fichas de yacimientos. 27. Grabado inciso fino formado por motivo abierto por la base, con dos protuberancias en la parte superior. Mide 17 cm de longitud por 11 de anchura. Muy cerca hay tres líneas grabadas, de 14,5 cm de longitud. Se encuentran muy cerca de la figura 26. 28. Restos mínimos de color rojo dispersos por las paredes y techo, especialmente abundantes en la galería del extremo distal. 29. Figura completa de mamut, en grabado simple, único y profundo, muy sumario, con la trompa trazada, la cola puntiaguda y el vientre muy arqueado. Mide 22,5 cm de longitud por 18 de altura, y se encuentra a 203 cm del suelo. Se sitúa en el fondo de la galería central, en un pequeño plano inclinado del techo, junto a la pared izquierda.

En el fondo de dicha galería, un poco antes del panel de los mamuts, en una hornacina de la pared izquierda, a 52 m de la boca, hay un grupo de zarpazos de oso. 5. La estación fue descubierta por CAEAP. La investigación ha sido llevada a cabo por C.A.E.A.P. y por C. San Miguel Llamosas, C. González Sainz y GAEM. Recientemente las manifestaciones paleolíticas han sido estudiadas por M. García. Topografíada por C.A.E.A.P. 6. Referencias: San Miguel Llamosas (1996: 93137); González Sainz y San Miguel (2001: 81109); Muñoz y otros (1991: 109-123). 40. Cueva del Arco A 1. Venta de la Perra. Ramales. Z: 205 m

30. Esbozo de un prótomo de mamut, en yuxtaposición estrecha con la figura anterior. De 32 cm de longitud y a 210 cm del suelo. Junto a él se aprecian otras líneas grabadas.

Situada en la base de un cantil corrido sobre el valle, a escasa altura sobre el mismo, pero en posición dominante, resulta visible a distancia, con magníficas condiciones de habitabilidad.

31. En el mismo panel se observan varias manchas rojas de reducido tamaño.

2. Posee un enorme abrigo de entrada, en cuya parte izquierda presenta un gran arco natural. La cueva propiamente dicha se abre en el fondo del lateral derecho del abrigo y mide 2.5 m de altura por 6.5 m de anchura. Presenta un vestíbulo largo, ancho y relativamente bajo, primero ligeramente ascendente y tras 10 m de recorrido se hace descendente, midiendo un total de 22 m de longitud. Desemboca en una galería amplia, perpendicular al vestíbulo. Por la parte izquierda, en dirección Norte, la galería es ancha y ascendente y finaliza en una sala amplia y baja. Desde la bifurcación la cueva mide 24 m de longitud, con el suelo cubierto por costra calcítica. Hacia la derecha continúa por una galería amplia, de unos 14 m de desarrollo y 4 m de anchura, en cuyo fondo se bifurca. De frente hay una cascada estalagmítica por donde se accede a una sala colgada de 7 m de longitud por 3 m de anchura. Por debajo de la sala alta hay una pequeña salita, de 2.5 m de larga por 3 m de ancha, delimitada por un gran bloque y abierta en el suelo de la galería principal. En el fondo de la galería principal, hacia la izquierda, y por medio de un laminador descendente, la cueva continua a través de un estrechamiento flanqueado por coladas estalagmíticas, para desembocar en una sala larga, estrecha y baja en cuyo fondo hay una colada que cierra el paso.

32. Serie de líneas grabadas, sueltas, de trazo simple, único y profundo, probablemente realizadas con un palo. Destaca un trazo largo, dispuesto en horizontal, con los dos extremos vueltos hacia abajo, de 33 cm de longitud. Se hallan a 140 cm de altura sobre el suelo, en el techo del fondo de la galería. 33. Trazos simples y únicos, ligeramente curvos, realizados quizás con un palo. Miden unos 40 cm de longitud por 50 cm de anchura y están a 35 cm del suelo, en un recoveco del fondo de la galería. 34. Trazos y manchas gruesos, situados en una cornisa colgante del techo. Miden 53 cm de longitud por 17 cm de anchura y se encuentran a 167 cm del suelo, en el techo de la galería, en las proximidades del panel de los mamuts. Además de las manifestaciones paleolíticas, en distintas partes de la cueva, se observan marcas negras. Las primeras se encuentran en el pilar derecho de la entrada a las galerías y son de reducido tamaño, estando a un metro del suelo. En el fondo de las mismas galerías aparecen, tanto en la pared como en el techo, abundantes marcas, también de pequeño tamaño. Y por último aparecen otras manchas, a veces superpuestas a los grabados lineales realizados con un palo, en el fondo de la galería principal, en un gran panel del techo.

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3. Paleolítico Medio (?). Hábitat. Paleolítico Superior. Hábitat. Paleolítico Superior. Arte parietal. Calcolítico - Bronce. Refugio. Edad Media. Marcas negras.

La información arqueológica: Fichas de yacimientos 4. En varios puntos de la cavidad se han localizado materiales y / o niveles arqueológicos.

engobe de color ladrillo por ambas caras, de 8 mm de grosor, con desgrasantes de calcita.

A. Gran abrigo de boca

En este mismo lugar y hacia el fondo, junto a la pared derecha, entre los años 1990 y 1993, se practicó un sondeo ilegal, de aproximadamente un metro cuadrado y con más de un metro de profundidad. En el mismo se aprecia la siguiente estratigrafía:

Una lasca de sílex, esquirlas óseas y un fragmento cerámico de panza, lisa, de color anaranjado, a torno, y un disco de talla bifacial en cuarcita. B. Boca de la cueva En el pequeño entrante situado a pocos metros de la pared izquierda, cerca de la misma, se observan testigos de 80 cm de potencia, de niveles de textura arcillosa, de color amarillo- rojizo, que incluyen algunas piezas líticas, así como conchas y restos óseos, de aspecto pobre. Este mismo nivel se extiende por el suelo conservado. Aquí se practicó un sondeo de 20 cm de profundidad para la instalación de la verja. Se halló un nivel arenoso de color amarillento, con pequeños cantos de caliza y restos de concrección. En esta capa aparecieron: 7 lascas simples (6 de sílex y 1 de cuarcita), 1 lasca de decorticado 2° de cuarcita, y 1 lasca de decorticado 1° de sílex. Todos los sílex son de tipo oscuro y las cuarcitas grises. También se recuperaron abundantes restos óseos, en concreto unas 80 esquirlas, destacando la presencia de un molar de corzo (Capreolus capreolus) y un molar de gran carnívoro, probablemente de oso - Ursus sp-. C. Interior del vestíbulo A unos pocos metros de la entrada y en ambas paredes, se localizan restos de un nivel cementado en los laterales, y a más de medio metro de altura en que aparecen restos óseos. A 7 m de la entrada, en la pared derecha, a 54 cm de altura se observó un raspador carenado de sílex. Algo más hacia el interior se observan tres sondeos antiguos, casi colmatados. D. Comienzo de la galería principal de la derecha. Se observan abundantes restos de ceniza y algunas esquirlas óseas y junto a la pared derecha se hallaron: 1 buril plano sobre fractura natural realizado sobre una lasca de decorticado 2°, con talón cortical, de sílex; 1 bec desviado sobre lasca 2° de sílex, 1 lasca simple con macrohuellas de uso, de sílex, 1 fragmento de panza de cerámica a mano, lisa, de color pardo - negruzco, con una gruesa capa de engobe de color ocre por el exterior, de 7 mm de grosor, con desgrasantes de calcita, y 1 fragmento de panza de cerámica a mano tosca, poco afinada, de color negruzco, con

- Nivel 1. Nivel arcilloso, húmedo, de color marrón oscuro, casi grisáceo, de unos 20 cm de potencia. Incluye abundantes restos de carbón vegetal, esquirlas óseas y algunos fragmentos de caliza de pequeño tamaño. - Nivel 2. Nivel arcilloso, de color amarillento, con algunos bloques calizos y fragmentos corroídos de costra calcárea, de al menos 60 cm de potencia. A los 80 cm de profundidad se observan esquirlas óseas, algunos sílex y carbones. En el fondo de dicha cata se localizó un fragmento proximal de azagaya de sección circular, con la base redondeada. Es interesante reseñar las dos estratigrafías geológicas publicadas por González Sainz y San Miguel Llamosas. Así, en el entrante situado a la izquierda de la boca de la cueva se observan niveles protegidos por enormes bloques calizos de más de 150 cm de potencia. Se han diferenciado las siguientes capas, de techo a muro: - Costra arrasada de unos 5 cm de potencia - Limos amarillentos de 20 cm. - Costra calcárea con laminaciones finas, de 12 cm. - Limos de color ocre, de 25 cm. - Costra calcárea de 12 cm. - Nivel de cantos rodados, de entre 3 y 6 cm hasta 10 cm de diámetro, con matriz de limos arenosos amarillentos, de 40 cm de potencia. En la parte izquierda de la entrada se observa la siguiente secuencia: - Nivel de arcillas de 15 cm de potencia con abundantes esquirlas, muy fracturadas, algunos sílex y conchas marinas. - Capa de arcillas de estructura bandeada, de unos 30 cm de grosor. - Limos arcillosos de color claro, de 40 cm de potencia que forma la actual superficie de la cueva. Manifestaciones rupestres A. Paleolíticas

305

La información arqueológica: Fichas de yacimientos. Se distribuyen por el interior de la cavidad en las galerías de la derecha. 1. Gran panel de puntos rojos de pequeño tamaño, distribuidos en dos hileras verticales y horizontales, estas últimas de tendencia curvas y por encima y a la izquierda de las verticales. Además hay pequeños grupos de puntos aislados por la derecha y por la izquierda la parte inferior de las hileras verticales. El conjunto mide 70 cm de altura por 53 de anchura, estando el centro del panel a 140 cm del suelo. La figura se sitúa en la pared frontal de la bifurcación donde desemboca el vestíbulo, a 29 m de la boca. 2. Trazo de pintura roja poco visible, de 12 cm de longitud por 3 de anchura, a 119 cm del suelo. Se sitúa a 1,1 m a la derecha del panel anterior. 3. Caballo completo en pintura roja, mal conservado, de trazo lineal aunque la cabeza y parte del cuello se han realizado a tinta plana. Mide 30 cm de altura por 88 de longitud y su zona central se encuentra a 131 cm del suelo. Se sitúa en la pequeña sala elevada, al fondo de la galería de la derecha, a 3,75 m de la entrada de la galería. 4. Cuadrúpedo muy mal conservado realizado a tinta plana roja, siendo únicamente perceptibles los cuernos, en trazo lineal rojo, en perspectiva frontal o torcida, de los cuales el de la derecha parece una ramificación. Se ha interpretado como una figura de uro, sin descartar plenamente su identificación como ciervo. Mide 61 cm de longitud por 34 de anchura, estando a 80 cm del suelo. Se sitúa por debajo del caballo, en yuxtaposición amplia. 5. Dos manchas rojas dispuestas en sentido vertical. Miden menos de 1 cm de longitud por 4 mm de anchura, estando a 83 y a 91 cm del suelo. Se hallan 134 cm a la derecha de la grupa del uro. 6. Parte anterior de un bisonte, de color rojo, con los cuernos en perspectiva torcida. Mide 36 cm de longitud por 32 cm de altura. Por debajo del mismo se halló una piedra grande de ocre. Se sitúa en la salita donde desemboca la galería de la derecha, por debajo de la galería alta. 7. Parte posterior de un cuadrúpedo - bisonte o uro- mal conservado que pudo estar completo, de color rojo. Mide 45 cm de longitud y se halla a 79 cm del suelo, desde la grupa, que corresponde a la zona más alta del mismo. Está en yuxtaposición estrecha con la figura anterior, inmediatamente por debajo de aquella.

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8. Cabra grabada completa, con largos cuernos en perspectiva semitorcida, con algunas líneas aisladas en el interior y por debajo del cuerpo. Ha sido realizada a grabado simple y único, algo grueso. Mide 15,5 cm de longitud por 7,5 cm de altura. Se encuentra en la galería del fondo de la cueva, en la cornisa de una grieta del techo. B. Esquemático abstracto Se distribuye por el interior de la cavidad. Las primeras manifestaciones aparecen en la esquina de la pared izquierda, en la intersección del vestíbulo con la galería de la izquierda. Consiste en agrupaciones de marcas y puntos en cornisa. Se sitúan entre 170 y 150 cm del suelo. Los siguientes paneles se encuentran en la galería de la izquierda, en el estrechamiento que da paso a la sala final, formada por marcas de pequeño tamaño, y una gruesa línea horizontal grabada. A 1.20 m del suelo. En el comienzo de la galería de la derecha y en la pared de la derecha, se localizan los grupos más complejos de la cueva, formados generalmente por paneles de marcas ubicados en los salientes estalagmíticos. Una de estas marcas fue fechada por A.M.S. en 750 ± 60 B.P. (Gif A-98203). Las primeras marcas de la pared izquierda de la misma galería se sitúan a la entrada a una gatera reducida y descendente, que arranca al comienzo de la galería principal. En la parte final de esta gatera hay algunas marcas negras y ya por último, en el laminador del fondo de la cueva, una marca aislada en el comienzo, en la pared izquierda y otra en la sala del fondo, en la pared derecha, donde se halla la cabra grabada. 5. Descubierta por C.A.E.A.P. en 1983. Investigada por C. San Miguel y C. González. Topografía del C.A.E.A.P. modificada por C. San Miguel y C. González. 6. González Sainz y San Miguel (2001: 66-81); Muñoz y otros (1991: 107-122); San Miguel (1996: 72-92). 7. Materiales depositados en el M.R.A.P. 41. Cueva de La Trinchera 1. Venta de la Perra. Gibaja. Ramales. Z: 191 m Cavidad situada unos 30 m al Oeste de la cueva del Arco B. Está en posición dominante, y a pesar de sus reducidas dimensiones, posee buenas condiciones de habitabilidad.

La información arqueológica: Fichas de yacimientos

Soporte Talón Alteración Materia Prima LD2 Liso Huellas uso Marga silícea LD2 Liso Sílex LMT3 Liso Fragmento Sílex LD1 Cortical Arenisca G.G. LD2 Liso Astillado Sílex litoral LDS Puntiforme Sílex gris LDS Ablacionado Fracturada Sílex negruzco LD2 Retocada Sílex LDS Retocada Marga silícea LDS Puntiforme Sílex gris LMS Liso Sílex gris LD2 Fracturado Fracturada Cristal de roca LDS Liso Sílex gris Tabla 4.13. Serie lítica de la Cueva de las Caldereras 2. Su boca es de tamaño medio - 2 por 2 m - y se orienta al S.W. Da acceso a un pequeño vestíbulo ligeramente ascendente, de 8 m de profundidad, que se continúa por la parte derecha por una sala baja, ancha y bastante profunda. 3. Paleolítico indeterminado. Hábitat.

Tipo Soporte Borde de núcleo Raedera carenoide Raedera lat. convexa Borde de núcleo -

de salmón (Salmo salar) y el lote industrial detallado en la tabla anexa.

5. Localizada e investigada por C.A.E.A.P. Topografiada por C.A.E.A.P.

En el vestíbulo de la parte izquierda, dentro de un divertículo del lateral derecho apareció una lasca de decorticado secundario, de borde de núcleo, sin talón, en caliza. En este mismo punto se localizaron dos fragmentos de cerámica a mano, uno de panza, de color negro - rojizo, de 8 mm de espesor y superficie pulida y otro similar, pero más grueso. En el lateral izquierdo, muy cerca de la boca, hay un sondeo antiguo, de 1 m por 0.5 m, y de 0.4 m de profundidad. Es el corte se aprecia la existencia de un nivel superficial que incluye fragmentos de cerámica.

6. Muñoz y otros (1991: 107); San Miguel (1996: 52).

5. Reconocida y topografiada por el grupo C.A.E.A.P.

42. Cueva de Las Caldereras

6. Muñoz y otros (1991: 105-106); San Miguel Llamosas (1996: 50-52).

4. En el sector de fondo del vestíbulo y en la sala final, en la superficie de un nivel de arcillas amarillentas, se observan abundantes esquirlas óseas semifosilizadas.

1. Venta de la Perra. Gibaja. Z: 197 m Cavidad muy visible, en posición dominante, con buenas condiciones de habitabilidad. 2. Posee una boca muy amplia, orientada al Sur, dividida en dos partes. Por la izquierda presenta un vestíbulo ligeramente ascendente, de unos 20 m de desarrollo, con algunas minúsculas gateras en el fondo. Y por la parte derecha, se conforma como un pequeño abrigo de boca que continúa hacia el fondo a través de una galería recta, colmatada de sedimentos, con unos 12 m de desarrollo practicable. 3. Paleolítico Superior. Hábitat. Calcolítico / Bronce. Refugio. 4. En el abrigo de la parte derecha se hallaron, en superficie, 1 fragmento de molar de ciervo (Cervus elaphus), algunas esquirlas, una vértebra

7. Materiales depositados en el M.R.A.P. 43. Cueva de Las Caldereras II 1. Venta de La Perra. Ramales. Z: 195 m. Pequeña cavidad situada por debajo y al Este de la cueva de Las Caldereras. Muy visible a distancia y en posición dominante, con buenas condiciones de habitabilidad. 2. Presenta una boca bastante amplia, con un vestíbulo corto y de pequeñas dimensiones que acaba a los pocos metros. Por la izquierda continúa por una pequeña galería colgada que acaba en una salita, con suelo rocoso, donde sólo un camarín conserva algo de relleno sedimentario. 3. Mesolítico. Hábitat.

307

La información arqueológica: Fichas de yacimientos. 4. La primera parte del vestíbulo está vaciada, pero se observa un pequeño corte en el fondo, junto a la pared derecha, donde aparece, por debajo de una concrección, un estrato de tierras rojizas, bastante concrecionado, con incluye conchas de Cepaea nemoralis - se cuentan 15 de ellas- así como una esquirla ósea. 5. El yacimiento fue localizado, dentro del proyecto de prospección del Medio Asón, por C.A.E.A.P., y GEIS C/R. Topografía: C.A.E.A.P. YACIMIENTOS AL AIRE LIBRE 44. Yacimiento de Ramales 1. Ramales. Z: 117 m. Se encuentra en un pequeño rellano de ladera, unos 50 m por debajo del camino del Haza, en posición dominante sobre la vega del Calera. En lugar resulta habitable. Actualmente el yacimiento ha desaparecido por la construcción de una urbanización 2. El yacimiento se encontraba en un campo de lapiaces sobre el que había restos de una terraza fluvial muy desmantelada y edafizada, donde aparecían los materiales líticos más antiguos. Ocupaba una extensión de unos 300 m2. Las piezas aparecían entre las arcillas de decalcificación, en una matriz de color amarillo – rojizo, entre los cantos de la terraza. En la parte mas elevada del yacimiento se apreciaba un horizonte superior, de color rojizo, en la misma vertical de la cueva del Murciélago, de donde quizás procedían las piezas.

4.1. Conjunto del horizonte inferior Proporcionó 70 piezas líticas. 55 de areniscas (78,57 %), 8 de marga (11,42), 4 cuarcitas (5,71) y 3 de ofita (4,28). Otros útiles (de arenisca) - Hendedores sobre lasca: 2 (1 del tipo 0 de Tixier y el otro del tipo 0.7 de Benito del Rey). - Pico triedro sobre lasca: 1 (del tipo 3 de Querol – Santonja). - Yunque- Percutor: 1 sobre fragmento de canto. Soporte de los útiles sobre lasca - 2 sobre lasca simple, 12 sobre lasca 2ª , 7 sobre lasca 1ª, 2 sobre lámina, 1 sobre lasca 2ª de borde de núcleo y 1 sobre fragmento de canto. R11 R321 D21 D23 LD21 F14 E1

Raedera marginal Raedera lateral carenada Escotadura Raedera denticulada Lámina de dorso profundo Punta con retoques bifaciales Pieza astillada

2 1 3 1 2 1

Tabla 4.16. Ramales. Serie lítica fresca. Piezas retocadas. Talones y facetaje No hay piezas Levallois y el índice laminar es muy bajo (3,92%), al igual que el facetaje estricto (4,87%) y el amplio (9,75%).

3.

Paleolítico Inferior. Hábitat Solutrense superior. Hábitat, quizás en posición secundaria. Material procedente de la cueva de los Murciélagos.

Hay 22 piezas con talón cortical, 10 liso, 3 suprimido, 2 diedros y 2 convexos. El resto presentan talones rotos e irreconocibles.

4. Los materiales, procedentes de la recogida de superficie, se dividen en dos grupos: los aparecidos entre los cantos de la terraza, procedentes del horizonte inferior, y los integrados en los horizonte más moderno, cuya exposición era mucho menor, de unos 20 m2.

2º Conjunto

308

Se recogieron 15 piezas líticas de las que 9 estaban retocadas (el 60 %). Se han catalogado por el método Laplace (1972). Todas las piezas son de sílex y presentan una intensa pátina lechosa.

La información arqueológica: Fichas de yacimientos Cuarcita Arenisca Marga Ofita Total 10. Raedera sencilla 1 1 25. Raedera sobre cara 2 plana 29. Raedera alterna 1 1 1 31. Raspador atípico 1 1 40. Lasca truncada 1 1 42. Escotadura 4 1 1 6 43. Denticulado 5 1 1 7 47. Lasca ret. alterno 2 2 espeso 49. Lasca ret. alterno 1 1 delgado 50. Lasca ret. alterno 2 2 bifacial 54. Escotadura en 1 1 extremo 59. Chopper 1 1 Total 19 5 2 26 Tabla 4.14. Serie lítica retocada del yacimiento de Ramales. Clasificación según Bordes (1960) Restos de talla Lascas simples Lascas 2ª Lascas 1ª Lascas simples borde de núcleo Lascas 2ª borde de núcleo Núcleos Discoídes Irregulares N.U.P.C. Sobre lascas Cantos rotos Total

Cuarcita 1 1 2

Arenisca 2 11 6 -

Marga 1 -

Ofita 1 -

Total 3 13 7 2

-

1

-

-

1

4

3 5 2 2 32

1 1 3

1

3 6 2 2 1 40

Tabla 4.15. Serie lítica de Ramales. Restos de talla. Otros útiles: 1 canto de arenisca con los bordes laterales pulidos y el extremo golpeado. Restos de talla 3 lascas simples, 2 lascas 2ª y 1 lámina simple Talones. 1 talón liso, 1 puntiforme y 11 rotos. Soporte de los útiles 2 sobre láminas simples, 2 sobre laminillas simples, 3 sobre lascas simples y 2 sobre lascas 2ª.

5. Descubrimiento e investigación: El yacimiento fue descubierto a principios de los años noventa por el equipo que redactó el proyecto del trazado de la Variante de Ramales de la Victoria, formado por R. Bohigas Roldán, F. J. López Jorde, R. Martínez Fuente, J.A. Moure Romanillo, E. Muñoz Fernández y R. de Prado Martínez. El conjunto inferopaleolítico ha sido estudiado y publicado por R. Montes Barquín. 6. Los materiales están depositados en el M.R.A.P. 7. Bohigas Roldán (2002); Barquín (2003); Muñoz y Serna (1999)

309

La información arqueológica: Fichas de yacimientos. 45. Yacimiento Covalanas

del

Aparcamiento

de

1. Ramales. 1. Situado en el aparcamiento construido bajo la ladera donde se abren las cuevas de Covalanas y El Mirón, junto al río Calera. Se trata de un yacimiento de superficie, aparecido al realizar una pequeña remoción de terrenos para la construcción de una cabaña de madera destinada a albergar un quiosco de información turística, en la primavera del año 2004. 2. Se trata de un pequeño rellano de ladera, que forma una pequeña morra sobre el río, situado a escasa distancia al Norte del comienzo del ensanchamiento del valle del Muro del Eco. Tanto en este punto como en el camino que lleva hacia el Muro del Eco aparecen restos de terraza fluvial. La estratigrafía estudiada en el corte realizado para la construcción es: 1. Nivel húmico. Potencia de unos 5 a 10 cm. 2. Nivel rojizo, formado por arcillas decalcificación. Potencia de unos 40- 50 cm. Ref 1 2 3 4

Soporte LD1 LD2 LD1 NC1

Talón Liso Liso Liso S.T.

L 64 90 45 68

A 51 82 40 68

de E 21 42 13 38

- Lasca de decorticado primario, talón cortical, en arenisca diagenizada. Presenta retoques en ambos bordes. Se trata de una raedera denticulada en el lateral izquierdo (retoque Spdd) y una escotadura directa en el lateral derecho. Métrica: 69-54-14. 5. Descubierto, de forma accidental al realizar las obras para la construcción de una caseta. 46. Estación al aire libre del Collado de la Torca del Moro 1. Torca del Moro. Ramales. Z: 496 m. Se encuentra en el collado, que separa el Pico de Isa de los Moros o Peña de las Minas, sobre el valle del Silencio. Se trata de una zona de sustrato calizo, aptense, cubierta por arcillas de decalcificación. 3. Musteriense. Hábitat- Taller. 4. Las piezas aparecen entre las arcillas del camino, en el horizonte B del suelo, donde se aprecia una potencia de cobertera de unos 30 cm. El material aparece a lo largo de 200 m de Materia Prima Marga silícea AGF diagenizada Marga silícea Sílex beige

Tipo Marginal-Uso Fractura distal Ret: Spdd /Muesca 2 Planos / 3 extrac.

Tabla 4.17. Materiales estudiados en el yacimiento del Collado de la Torca del Moro, sobre Ramales. 3. Nivel de terraza, integrado por limos y bolos de arenisca. A partir de 50- 60 cm de profundidad. Las piezas aparecen en el relleno de arcillas rojas de decalcificacion, inmediatas al contacto con una terraza fluvial diagenizada. 3. Paleolítico Inferior (?) Hábitat - Taller. 4. En superficie, entre los cantos rodados de la terraza, en la zona afectada por la remoción, se estudiaron las siguientes piezas: - Lasca de decorticado 1º de arenisca compacta, con talón cortical. - Lasca de decorticado 2º de arenisca compacta, talón cortical, con retoques marginales en el un lateral. Métrica: 76-82-27. - Lasca de decorticado 2º, talón cortical, en marga silícea. - Lasca simple, talón retocado, en arenisca compacta.

310

recorrido. Se han estudiado un total de 4 piezas cuyas características de detalla en la tabla adjunta. 5. Yacimiento reconocido por el CAEAP, P. García y J. Ruiz a comienzos de los años 80. Este mismo grupo lleva a cabo su estudio. 47. Yacimiento al aire libre de Debajo de Venta La Perra 1. Venta de la Perra. Gibaja. Ramales Z: 115 m. Yacimiento al aire libre situado en una terraza, a unos 15 m por encima del río. Se encuentra a mano derecha del puente del ferrocarril, en la misma caja de la vía, en un lugar muy concreto, de unos 5 m de longitud. Las piezas aparecen en superficie, envueltas en la arcilla que conforma la parte superior de la terraza. La estación se sitúa en la parte alta del rellano de la cuenca fluvial, sobre la terraza, pero debajo de un cono de derrubios depositado en la fuerte pendiente bajo el cantil de las cuevas, por lo que

La información arqueológica: Fichas de yacimientos podría quizás proceder del relleno de la misma, aunque parece más probable que, dado que el material se encuentra integrado junto a los cantos fluviales deba relacionarse con la terraza. La estratigrafía está formada por dos niveles: - Un nivel superior de limos sueltos de tono marrón grisáceo, con abundante materia orgánica y bloques y eboulis de caliza local. Incluye conchas de varias especies de pulmonados, sobre todo Cyclostoma elegans y Helicella itala. La potencia es variable, pero en el corte expuesto se ha medido de 40 - 50 cm. Se trata de un paquete de coluvión de ladera, procedente del lavado de la misma.

Las piezas con referencia de 1 a 7 están depositadas en los fondos del M.R.A.P. El resto ha sido estudiado in situ. 5. Reconocido e investigado por C.A.E.A.P. y en primera instancia, por C. San Miguel Llamosas. 8.- San Miguel Llamosas (1996: 60).

Ref 1 2 3 4 5

Soporte LD2 LD2 LDS LD2 LDS

Talón Liso Fracturado Liso -

Alteración Retoques Ret. bifacial Ret. lat.inv. Borde núcleo Retoque

Materia Prima Sílex Marga silícea Marga silícea Sílex Caliza

6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25

LM2 LM2 LD2 LD2 LDS LD2 LD2 LD2 LD2 LD1 LDS LDS FRG LD2 LDS LD2 LD1 LD2 NC2 NC2

Fracturado Cortical Liso Cortical Facetado Liso Diedro Ablacionado Diedro Fracturado Fracturado Liso Ablacionado Liso Fracturado Cortical Cortical

Borde núcleo Fracturado Retocado Ret: Amic Ret: Spic SE/Apic Retoque Patinado Fracturado Spid/Spde R: Apdc SEpde -

Sílex Marga silícea Marga silícea Marga silícea Marga silícea Cuarcita gras mate blanc. Cuarcita Cuarcita Marga silícea Sílex blancuzco Marga silícea Cristal roca Marga silícea Sílex grisáceo Arenisca Cuarcita Cuarcita Cuarcita Cuarcita

Tipo Retoques astillados Raedera ret. bifacial Lasca retocada Bec Denticulado lateral directo Macrohuellas uso borde Raedera retoque alterno Truncatura oblicua. Raedera lateral inversa Raspador sobre lasca Raedera lateral convexa Denticulado y Muesca Truncatura convexa Raedera lateral Escotadura lat. directa Borde de núcleo Núcleo 3 planos Núcleo 2 planos

Tabla 4.18. Serie lítica del yacimiento al aire Debajo de Venta La Perra

- Nivel compacto con matriz de arcillas y limos de tonos marrón claros, con abundantes cantos rodados de arenisca y de caliza gras. Se trata de una terraza fluvial, situada a unos 15 m sobre el fondo de valle. En la parte más alta de esta capa es donde se integran el material arqueológico. Se ha estudiado el lote que aflora en la superficie de la terraza, tanto en el corte de la derecha, como en la zona expuesta de terraza, a la izquierda de la vía.

311

La información arqueológica: Fichas de yacimientos.

Lanestosa 1. Cueva de Urdillo 1. Lanestosa. Coordenadas Z: 280 m Se abre en la base de la Peña Mortera, junto al reborde del valle del Calera, unos 300 m al norte del Tarrerón, en Soba. En el borde de un prado llano, muy visible desde el camino carretero. 2. Se trata de una cueva de pequeñas dimensiones, con 2,30 m de anchura de boca por 1,25 de altura, que da paso a una única galería que después de 3 metros de recorrido se ciega. 3. Prehistoria Reciente. Indeterminado. Edad Media. Indeterminado. 4. En la superficie de la entrada se conserva un fragmento de panza cerámica a torno, con un estriado grueso y separado, de cronología medieval. 5. Ernesto Nolte realizó en 1968 una cata en la boca, que proporcionó fragmentos de cerámica prehistórica. 6. Apellaniz (1973:16); Nolte (1968). 2. Las Pajucas 1. Lanestosa. Coordenadas Z: 345 En la zona media baja de la ladera oriental del Calera, en un tramo en que el valle es amplio y de fondo plano, unos 30 m sobre el río. Presenta buenas condiciones de uso, tanto por su orientación al Este como por su vestíbulo seco y relativamente amplio. 2. Cueva de tamaño medio, con una boca orientada el Oeste, de 1.5 m de ancha por 2m de alta y planta lineal en galería única. El vestíbulo de suelo plano y estrecho se continúa en una única galería unos 15 m hasta cegarse. 3. Mesolítico. Hábitat. Bronce Antiguo. Sepulcral. Medieval. "Marcas Negras". 4. La excavación, realizada por Apellaniz y Nolte en 1966 proporcionó la siguiente estratigrafía (Apellaniz 1967). Nivel A. Potencia: 13 a 16 cm. Composición: Formación superficial. Prensado. Tierras finas. Color oscuro. Contiene elementos actuales.

312

Nivel B. Potencia: 45 cm. Composición: Tierras claras, sueltas, con abundantes clastos calizos. Contiene restos humanos, cerámica, industria lítica y restos óseos faunísticos. Los enterramientos aparecen desordenados, solo se encontró un tramo de columna vertebral en orden, dispuesto en paralelo al eje de la cavidad. Se citan enterramientos de forma dominante de adultos y abundantes restos animales. En el cuadro B.6 se hace referencia a un enterramiento intrusivo, caracterizado así al parecer por su asociación a un vaso tardío. El nivel B, en su base proporcionó una datación por radio carbono de 3710 ± 130 b.p. (1760 a C.) (ISOTOPES INC.WESTWOOD 1967). Nivel C. Potencia: 200 cm. Compuesto por arcillas arenosas muy finas y apelmazadas, de tonos amarillentos. Bloques calizos y piedras de tamaño medio. Aportó escasos restos óseos de animales y algunas piezas de sílex. Fuente: Altuna (1973) Fauna

Bos taurus Capra/ovis Rupicapra rupicapra

Nivel Nivel I II Prst (8) NMI (40) (11) NMI 1 -NMI 1 -

Sus scropha Capreolus capreolus Cervus elaphus Capra pyrenaica Capra ibex Vulpes vulpes Lupus Panthera pardus Martes martes Lepus europaea Canis lupus Arvicola terrestris Microtus agrestis

Nivel III 1 (64) 3(1j)

NMI

- NMI 1 (9) NMI 2(1j)

-

(3) NMI 1

Prst.

-

-

(1) NMI 1 (13) NMI 1(59) NMI 4 (2) NMI 1 (1) NMI 1

-

-

(1) NMI 1 (1) NMI 1

-

-

(3) NMI 1 12

-

-

2

Tabla 4.19. Las Pajucas. Datos faunísticos, según Altuna 1973.

La información arqueológica: Fichas de yacimientos Malacofauna: Nivel I: Cepaea nemoralis: 117, Mytilus sp.: 1 fragmento, Cardium sp. fragmentos

Los fragmentos cerámicos corresponden a un total de 12 vasos, que describimos a continuación.

Se ha estudiado el material arqueológico en el M.A.E.V. de Bilbao, con los siguientes resultados.

Pajucas 1 es una orza, con un diámetro de 220 mm de boca, con una cinta o realce en la panza así como impresiones digitadas en la arista. Pajucas 2 no proporciona con claridad diámetro, se trata de un pequeño fragmento de borde con un realce horizontal decorado con uñadas. Pajucas 4 es un borde recto, con impresiones de uñas en la arista, con un diámetro de unos 300 mm. Pajucas 5 es una pieza similar, pero de menor tamaño, con 240 mm de diámetro de boca. Pajucas 3, 6 y 10 son bordes de pequeño tamaño y sin decoraciones.

Restos antropológicos Se recogieron fundamentalmente en el nivel II de enterramientos colectivos. En 16 sectores de excavación (4A, 4L, 6A, 6B, 6L, 8A, 8B, 8L, 10A, 10B, 10L, 12A, 12B, 12L, 14A, 14L). Un lote reducido sin referencia de cuadro parece que corresponden a una recogida de superficie, del nivel I, revuelto. El total de restos agrupados por tipo de hueso es el siguiente: - 24 fragmentos de calota craneana, 5 fragmentos de maxilar superior, y 17 fragmentos de mandíbula. 218 dientes y molares sueltos. - 61 vértebras y fragmentos de cuerpo vertebral. 7 omóplatos, 6 clavículas, y 14 costillas enteras o casi enteras, 3 fragmentos de coxis y 2 fragmentos de esternón. - 7 húmeros, 9 cúbitos, 11 radios, y 83 metacarpianos. - 1 fémur, 10 rótulas, 2 tibias, 3 peronés, 76 metatarsos, 10 astrágalos y 10 calcáneos. 254 falanges enteras o casi enteras y 67 huesos de articulación. En total la muestra antropológica del nivel II se compone de 887 huesos. En un lote aparte, sin referencia de sector se incluyen: - 14 dientes y muelas sueltas, 1 radio, 1 metacarpo, 11 falanges y 3 huesos de articulación.

Pajucas 9 también es un borde liso, de arista redondeada y proporcionó un diámetro de 220 mm. Pajucas 11 es una pieza subesférica de gran tamaño, unos 340 mm de diámetro de boca, y paredes proporcionalmente finas; su borde es saliente al exterior y la arista adelgazada va decorada con impresiones oblicuas. La pieza siglada como Pajucas 12 se conserva en buena medida: es un cuenco hemiesférico realzado, con borde de tendencia recta y arista redondeada, liso. Pajucas 13 es un gran vaso de paredes rectas, con mamelones en la arista y en el cuello, con un diámetro de boca de unos 200 mm. Por último Pajucas 15 es una orza clásica, lisa, con un diámetro de boca de 390 mm, y con borde realzado en la arista y un realce liso. En la cavidad se observa hoy día el corte realizado en la excavación, que se conserva relativamente bien. Las características del nivel inferior, designado por Apellaniz como Nivel C (o nivel 2 en otras publicaciones), indican que se trata de un nivel de ocupación relativamente fértil, que incluye restos de fauna salvaje. Probablemente la industria lítica recuperada en el nivel superior proceda también de este. De hecho, los restos humanos aparecen en la superficie de la cavidad, junto a fragmentos cerámicos.

313

La información arqueológica: Fichas de yacimientos. En las inmediaciones, en la superficie de la cueva cercana a la boca, en el lateral izquierdo, aparecen algunos restos humanos: 1 húmero de subadulto, 1 fragmento de coxis, 1 costilla, 5 metacarpos, 1 fragmento de base de coxígeo, una vértebra, 3 huesos de articulación, 1 fragmento de hueso largo, 1 fragmento de panza de cerámica a mano,

REF PJ.1 PJ.2 PJ.3 PJ.4 PJ.5 PJ.6 PJ.7 PJ.8 PJ.9 PJ.10 PJ.18

SOPT LD3 LM3 LM3 LD3 LM3 LM3 LM3 LM3 LD3 LD3 NC2

L 33 30 56 29 27 32 28 26 25 47 24

A 21 28 22 20 12 25 11 10 18 33 36

E 6 4 3 7 3 7 2 2 10 7 12

MP OPH OPH OTR SXOP SXHL SXMT SXMT SXMT SXPD SXHD SXPD

de 6 mm de grosor y superficie espatulada, marrón grisácea, con calcita. Por otra parte, en el exterior, en la rampa de bajada de la cueva, junto con tierra aparece otro húmero humano, de parecido tamaño al anterior, lavado por el agua, quizás sacado por los animales.

MD S S S SE P S A A SE SE SE

PR M M M P P M P P M M M

DR D A D D I D D D D D A

DL C D C C C C C C C C E

TIPO L.RET PC.1 G.LM. R.2 D.2 L.RET G.X. G.X. R.4 D.3 PC.1

Tabla 4.20. Serie Las Pajucas. Industria lítica ligera. M.A.E.V. RE SOPT L F PJ.1 CTO.FRCT1 78 9 /2

A

E

MP

ALT

TIPO

85

31

AGF

PUL.1

CARA AFL/M.M.

Tabla 4.21. Serie Las Pajucas. Industria lítica pesada. M.A.E.V. REF PJ-20

SOPT Hueso

L 123

A 22

E 18

PJ-21

Asta

44

16

14

SECC. TIPO NAT. PZ.B. RSV. NAT. Pitón

ALTERACION Pulimento Pulimento y cortes

Tabla 4.22. Serie Las Pajucas. Industria ósea. M.A.E.V. REF

ZONA

SUP

PST

DSG

Diámetro

DECORAC.

B

Es Esp p mx 18 8

PJ-1

ESP

MMN

F-M

222

B B B B B F F B B B B B B B

10 8 10 8 15 9 7 8 12 7 6 6 8 6

ESP ESP ESP ESP ALS ALS ALS ESP BRÑ ESP ESP ESP ESP ESP

MMN M MNN M RMM M RMR N N N-M N MNN MNN MNN

F-M F-M F F F-M G G F F-M F F-M F F F-M

300 240 300-340 196 126 220 340 90 330 360 390 a 400

DG.A.3/ RZ.LISO U1.C.RZ.dg LISO U.A.1. U.1-U.3 A. LISO LISO LISO LISO LISO INC.ARISTA LISO MAMELON U.2.A. RZ.LISO

PJ-2 PJ-3 PJ-4 PJ-5 PJ-6 PJ-7 PJ-8 PJ-9 PJ-10 PJ-11 PJ-12 PJ-13 PJ-14 PJ-15

14 6 5 7 10 12 10 6 6 10 14 6 8

Tabla 4.23. Serie Las Pajucas. Industria cerámica M.A.E.V.

314

La información arqueológica: Fichas de yacimientos Por otra parte, a unos 5 m de boca aparecen varios restos humanos, en un testigo conservado entre dos catas. Se observa en superficie: 1 húmero de joven, 6 metatarsos y metacarpos, 3 fragmentos de costillas, un fragmento de cráneo, 1 cuboides y otros huesos de articulación y fragmentos de hueso. Asociado a ellos un fragmento de panza de vaso a mano de 5 mm de anchura, de pastas exteriores rojizas e interiores negras, característico. A unos 10 m de boca, ya en la zona de fondo de la cueva, en una zona donde han arrojado los cantos de la excavación, encontramos un buen fragmento de fondo de cerámica de orza, de tamaño medio. Presenta barro plástico, la segunda capa, la tercera perdida, de color rojizo, de unos 12 mm de espesor, interior negro. En un corte de una de las catas aparece un fragmento de cerámica medieval, a torno.

- Nivel 1: Nivel de tierras marrones sueltas, con restos humanos junto a huesos de animales. Proporcionó un fragmento de borde de vaso con impresiones de uñadas y 6 fragmentos de cerámicas lisas. - Nivel 2. Nivel de tierras claras, mezcladas con arenas y clastos de caliza y arenisca. Incluye también enterramientos de adultos y restos animales. Proporcionó 1 hoja de sílex simple, fracturada y patinada. Ambos descansan sobre un nivel estéril. Actualmente se aprecia, en los tres primeros metros de recorrido de la cueva, una cata de 0,50 m de profundidad. Se observa que el relleno sedimentario original estaba más alto que el suelo actual, a unos 75 a 80 cm sobre el fondo de la cata.

En los últimos metros, a 3 m del fondo, hay una especie de camarín del techo, donde se conservan varias "marcas negras". Se observa un grupo de 3 puntos, y frente a él un signo formado por tres rayas paralelas. A poca distancia una mancha negra amorfa. Frente a ella otro punto aislado.

5. Cavidad descubierta por Nolte en 1966. Yacimiento arqueológico excavado por Apellaniz en 1967.

5. Cavidad descubierta por Nolte en 1966. Yacimiento arqueológico excavado por Apellaniz en 1967. La topografía presentada ha sido realizada por el grupo C.A.E.A.P.

7. Apellaniz, Nolte (1979); Apellaniz (1973); Nolte (1965-66; 1968).

6. Materiales depositados en el M.A.E.V. de Bilbao.

6. Materiales depositados en el M.A.E.V. de Bilbao. 7. Apellaniz y Nolte (1968); Altuna (1972) 3. Cuestalaviga 1. Lanestosa. Coordenadas Z: 360 En el tramo medio de ladera sobre el Calera, a unos 70 m sobre el fondo de valle, unos metros sobre la cueva de Pajucas. Aunque está orientada al Este no reúne condiciones de uso para el hábitat. 2. Se trata de una cavidad de tamaño reducido, con una boca pequeña, de 0,85 de alta por 1,10 de alta, por la que se accede a una única galería rectilínea, de unos 8 m de desarrollo. En la zona central se aprecia la amplia cata realizada en 1968 por Apellaniz y Nolte. 3. Sepulcral (Inhumaciones Calcolítico – Bronce Antiguo.

colectivas).

4. Apellaniz detalla la siguiente estratigrafía:

315

La información arqueológica: Fichas de yacimientos.

Valle de Carranza 1. Cueva de Los Judios 1. Carranza. Barrio de Sangrices. Situada en el municipio de Carranza, pero sobre la localidad de Lanestosa, en la cuenca del río Calera. Se abre en la zona baja de la ladera, a unos 75 m sobre el fondo del valle. Aunque ofrece un amplio espacio útil, no reúne buenas condiciones de habitabilidad. 2. La boca, de buen tamaño, con una anchura exterior de unos 12 m por 6 de alta, da paso a un enorme vestíbulo, de techo bajo. Del vestíbulo sale una única galería que tras unos 30 m se vuelve a ensanchar en una sala mayor. La cueva continúa en forma de galería única durante casi 200 m de recorrido. 3. Calcolítico – Bronce. Refugio (¿). Romanización. Actividades mineras (?). 4. En el suelo del vestíbulo, en la zona central, se aprecian tres catas. En sus cortes se aprecia la siguiente estratigrafía: - Nivel de escombros superficiales, de 5 a 10 cm de potencia. - Nivel 1: Formado por tierras oscuras, con abundante carbón, algunos cantos, eboulis de caliza y restos de fauna domestica. En concreto se observan huesos de Bos sp (1 M3) y Capra sp. (una escápula). En los pozos de goteo y en los cortes aparecen fragmentos de cerámica a mano (4 en concreto), de superficie espatulada, desgrasantes de calcita fina, color marrón oscuro exterior e interior rojizo, que por su aspecto podrían corresponder a un momento antiguo de la Edad del Bronce. El estudio superficial del yacimiento no parece avalar la idea, sostenida por la bibliografía, de que se trata de un “yacimiento completamente destrozado” (Apellaniz 1973: 10). Lo que sí parece es que sobre los niveles originales se han acumulado estériles de un sondeo minero. 5. Yacimiento descubierto por J.M. Apellaniz y E. Nolte en la década de los años 60. 6. Apellaniz (1973: 10); Nolte (1965-66: 193). 2. Cueva de Aldeacueva 1. Carranza. Barrio de Aldeacueva. Z: 360 m.

316

Situada en el casco urbano de Aldeacueva, en la base de un cantil conocido como La Peña. La cueva arqueológica se abre sobre la entrada de la gran cueva central, por la que se sume un pequeño curso de agua. El portal está acondicionado hoy día como abrevadero. 2. La boca mayor mide unos 15 m de alta por 45 de ancha. 4. El yacimiento arqueológico se sitúa en una balconada en una boca pequeña situada sobre la cueva principal. Apellaniz y Nolte realizaron una cata en 1967, que proporcionó la siguiente estratigrafía: - Nivel 1, de carácter superficial. Formado por tierra oscura y algunos eboulis de caliza. Contenía restos humanos infantiles y algunas piezas de ajuar, que describe Apellaniz (1973: 16-17): 1 colgante de piedra dura marrón, con el orificio de suspensión partido. 1 fragmento grande de un vaso cerámico a mano, ligeramente carenado, con una hilera de impresiones de uñas y cuello vuelto; varios fragmentos de panza cerámica. Nivel 2: 1 percutor de arenisca con marcas de uso; 1 pequeño fragmento de cerámica fina amarillenta carenada (¿); 1 cuenta discoidal de concha, con orificio central vertical recto. Nivel 3: Tierra oscura con cantos de caliza. Incluye restos humanos casi exclusivamente infantiles. Proporcionó: 1 canto de arenisca con retoques; 1 colgante plano biselado, rectangular realizado en arenisca micácea, fracturado por el orificio de suspensión; 3 conchas de Nassa reticulata con perforaciones por abrasión, varios fragmentos de borde, cuello y fondo de un gran vaso ovoideo cerrado, con fondo plano e impresiones de uñas en el borde, 17 fragmentos de un vaso pequeño, de tipo cuenco alto, de labio de arista redondeada; 1 fragmento de un cuenco hemiesférico; 15 fragmentos de pequeño vaso, con ligera carena alta y cuello ancho y casi recto, con pequeño mamelón aplicado, de superficies espatuladas; 6 fragmentos de un vaso de perfil troncocónico, de cuello corto de tendencia recta; 1 fragmento de cerámica de superficie espatulada, con incisiones paralelas horizontales; varios fragmentos de borde lisos, 1 borde con impresiones de uñas; 1 fondo plano de un gran vaso con decoración de surcos paralelos incisos al exterior y un realce con decoración de impresiones digitales sobre la arista del fondo; 2 fondos planos y uno hemiesférico y otros fragmentos de panza.

La información arqueológica: Fichas de yacimientos La fauna proporcionada por el yacimiento incluye las siguientes especies: Bos taurus, Capra hircus, Canis familiaris, Sus scropha, Equus caballus, Canis lupus, Meles meles, Martes sp., Glis glis y Microtus agrestis. 5. Cavidad excavada por Apellaniz y Nolte en 1967. 6. Materiales depositados en el Museo de Etnografía y Arqueología de Vizcaya. 7. Nolte (1968), Apellaniz y Nolte (1966), Altuna (1980a: 14-38), Apellaniz (1973: 16-17). 3. Cueva del Cerrillo 1. Carranza. Barrio de San Cipriano. Aldeacueva. Z: 512 m. Se abre en el reborde inferior de una dolina, en series de flych margosas, y es muy descendente. No presenta condiciones de uso como lugar de hábitat. 2. La boca es de tamaño grande, con unos 10 m de altura por 12 de anchura y después de bajar una larga y pronunciada pendiente, sobre una lengua de arcillas y sedimentos clásticos, con unos 40 m de desnivel, se llega a una sala de planta de salón, de fondo plano, con un eje longitudinal de unos 30 m por 16 de anchura, con abundante goteo, con una altura de unos 25 m. Desde este salón parte una larga galería laberíntica. El desarrollo total de la cueva es de 53 m. 3. Depósito. Edad Media (¿). 4. Aproximadamente en el centro de la primera sala, junto a la pared derecha, aparecen tres concentraciones de material arqueológico. Se han estudiado varias fusayolas de arcilla cocida, del tipo de pesas de red. Cuatro de ellas están enteras y se encuentran muy próximas entre sí, en un radio de un metro cuadrado, junto a otra fracturada. Otra más se encuentra dos metros más al interior, cerca de una acumulación de carbón. En este mismo punto aparecen algunos fragmentos óseos, junto a la acumulación de carbón, aparecen huesos de ovicápridos y de cerdo – un cráneo-. Las medidas de las dos de las pesas son: - 20,9 de altura y un diámetro máximo de 23,8 y mínimo de 21 mm El diámetro de la perforación varía, siendo en un extremo de 9,8 y en el opuesto de 8,1 mm.

- 17,7 de altura y un diámetro máximo de 19,9 y mínimo de 18,9 mm. El diámetro de la perforación, como en el caso anterior varía de 7.6 a 5.89. Todas las piezas están realizadas a cocción oxidante y su color varía del siena al rojo intenso. 5. La cueva ha sido incluida en el catálogo de cavidades del G.E.V. (1985). La localización del yacimiento se debe a equipo que desarrolla el proyecto del Medio Asón. 6. Una parte del material ha sido entregado al Museo de Etnografía e Historia de Bilbao y otra parte se conserva en la cavidad. 4. Cueva de Kubia I 1. Carranza. Barrio de Aldeacueva. Z: 345 m. Se encuentra en un rellano entre el curso del Arroyo de Castrios y el valle del Cuadro, en la pared de un pequeño hum. Presenta buenas condiciones de uso, aunque es húmeda. 2. La boca se abre en el fondo de una especie de abrigo de 10 m de anchura por 3 de altura. La cueva continúa por una galería relativamente estrecha, con un desarrollo total de 7 metros, a partir de los cuales se hace casi impracticable. 3. Sepulcral. Calcolítico – Bronce Antiguo. 4. La cueva está cubierta por los excrementos del ganado vacuno que se refugia en la cueva, y no se aprecia ningún vestigio de yacimiento en su superficie. Apellaniz sitúa las evidencias de yacimiento en una terraza colgada sobre el suelo de la cueva, producida por la destrucción de parte del relleno de entrada. Nolte y Martija realizaron una cata en la zona de la entrada, recogiendo “cerámica y huesos humanos”, que según Apellaniz corresponden a “varios enterramientos”. En ambos laterales del primer tramo del vestíbulo se conservan testigos de sedimento en que se aprecia un nivel de arcillas grises con algunas esquirlas de hueso, que debe de corresponderse con el que proporcionó el material arqueológico. 5. Descubierta por E. Nolte y E. Martija en 1967. 6. Nolte (1968: 240), Apellaniz (1975: 18) 5. Cueva de Kubia II 1. Carranza. Barrio de Aldeacueva. Z: 360 m.

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La información arqueológica: Fichas de yacimientos. Se abre en un cantil calizo labrado en la ladera tendida, sobre el curso del río Cuadro, a 1200 m del fondo del valle. Situada a unos a 400 m al Oeste de Kubia I. 2. Es una cueva de tamaño pequeño abierta en un abrigo con buenas condiciones de uso. 3. Sepulcral. Calcolítico – Bronce Antiguo. 4. En superficie, integrados en un nivel revuelto de limos grises calcáreos, algo cementados aparecen abundantes restos humanos. Los restos comienzan escasamente a metro de la línea de boca. Se identifican: un metacarpo y una falange 2ª y una costilla. En la zona media del pequeño vestíbulo, a unos 2 metros de la boca, hay una cata antigua, de 90 x 90, de – 25 cm de profundidad, con lo bordes desarmados y por debajo, en un desplome sobre una gatera inferior, hay una muela de ciervo muy desgastada, casi al ras del suelo. En el área interior, a 6 metros de boca, aparecen varios restos humanos: - 1 fémur de adulto, casi completo, con la extremidad apical erosionada. - 1 tercio proximal de fémur, parte de la cabeza, adulto, pero de tamaño medio quizás un individuo femenino. - 1 fragmento de húmero, adulto. - 1 tibia de adulto. - 1 fragmento de cráneo infantil. - 1 incisivo infantil. - 1 clavícula de subadulto. - 1 metacarpo al fondo de la cueva. Junto a los huesos aparece un fragmento de cerámica a mano, de superficie exterior rojiza en interior marrón, de un vaso de tamaño medio a grande. Superficies alisadas, sin desgrasantes visibles. Sus caracteres indican que debe de corresponder a la ocupación sepulcral, en un momento Calcolítico o Bronce Antiguo.

Se abre unos metros al Oeste del Polvorín, colgada a 3 m del suelo, sobre un pequeño abrigo. No presenta condiciones de habitabilidad. 2. La boca mide 3 m de altura por 2.5 m de anchura, con un vestíbulo de casi 3 m de longitud, con el suelo rocoso, hasta finalizar en un estrechamiento, con un falso suelo hasta una sala de 5 m de longitud por 1.5 m de anchura con abundantes bloques pequeños. 3. Calcolítico / Bronce. Refugio (¿) 4. En el vestíbulo se localizaron 2 lascas de sílex, varios fragmentos de cerámica a mano lisa, de color pardo y desgrasantes abundantes de cuarzo. Miembros del Seminario de Arqueología de Deusto realizaron un pequeño sondeo donde hallaron 2 fragmentos de cerámica prehistórica, una afiladera de arenisca y varios huesos. 5. La cueva fue reconocida en 1981 por B. Iturbe. 6. Marcos Muñoz (1981:162), Muñoz y otros (1991: 105); San Miguel (1996: 50). 7. Cueva del Polvorín (o de Los Gitanos, Venta la Perra D) 1. Venta La Perra (La Cadena, Carranza). Z: 185 m. Se halla a unos metros al Oeste de la cueva de Venta de la Perra, y en un plano más inferior, unos 10 m por debajo de aquella. Presenta un vestíbulo amplio, muy habitable.

6. Marcos Muñoz (1981:162)

2. La cavidad se orienta al Sur y presenta una boca grande, de unos 3,5 m de altura por 5 de anchura, que comunica con un vestíbulo llano y profundo, bastante amplio. Desde el fondo gira hacia la derecha, por una galería amplia y recta, hasta alcanzar un desarrollo de 70 m. En el lateral izquierdo del interior de la cavidad, a unos 50 m de la boca, hay una gatera, con una sima de 40 m de profundidad. Desde aquí la cavidad continúa por una galería hasta una desviación hacia la derecha, hasta una sima de 1,5 m de profundidad. Posteriormente la cueva sigue por una galería de 17m de longitud por 4 m de anchura, con abundantes formaciones.

7. No se dispone de información sobre la existencia de material arqueológico depositado en el M.E.A.V. de Bilbao.

3. Paleolítico Superior Inicial. Hábitat. Paleolítico Superior. Arte Rupestre. Prehistoria Reciente. Sepulcral.

6. C. de Venta La Perra E

4. El yacimiento del vestíbulo fue excavado por J.M. de Barandiaran y por T. Aranzadi en 1931. Se realizó un sondeo de 4 m de longitud por 3 m de anchura, junto a la pared derecha y a unos 4 m

5. No se dispone de información sobre la autoría del descubrimiento. La descripción del yacimiento y la localización de restos humanos en superficie se debe al equipo de Prospección del Medio Asón.

1. Venta de La Perra. La Cadena (Carranza). Z: 185.

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La información arqueológica: Fichas de yacimientos de la boca. Se llegó hasta los 3.5 m de profundidad, sin alcanzar el fondo del depósito, diferenciándose 7 niveles. La estratigrafía obtenida fue interpretada por I. Barandiarán: - Nivel A. De 0-15 cm de profundidad. Con tierras oscuras, fértil. - Nivel B. De 15 a 30 cm de profundidad. Tierra suelta, donde apareció un hogar circular con abundantes carbones y huesos calcinados entre tierra negra. Fértil. - Nivel C. De 30 a 50 cm de profundidad. Tierra más compacta, casi estéril. - Nivel D. De 50 a 90 cm. Similar al anterior. - Nivel E. De 90 a 200 cm. Tierra roja, muy compacta, casi estéril. - Nivel F. De 200 a 320. Tierra muy apelmazada, casi estéril. - Nivel G. De 320 a 355 cm de profundidad. Fértil. Los materiales, depositados en el Museo Arqueológico de Bilbao, han sido estudiados por Ruiz Idarraga y por A. Arrizabalaga. Este último autor señala que la serie recuperada en el nivel A pertenece mayoritariamente al Auriñaciense clásico, considerando que los materiales sepulcrales (cerámicos y restos humanos) son intrusivos. Así agrupa los niveles A y B en un sólo nivel, el nivel 1, muy rico en industrias. Presenta azagayas de base hendida, punzones de sección circular, una varilla plano - cóncava, etc. La industria lítica es muy abundante y ha sido predominantemente realizada en sílex (76,5 %). El índice laminar es del 30 %. En el nivel A aparece Capra y Tapes y en el nivel B, hay restos de caballo (Equus sp.), gran bóvido, oso (Ursus sp). , Littorina obtussata y Nassa reticulata. En lo que respecta a la industria lítica son abundantes los raspadores, sobre todo frontales sobre lámina retocada, láminas retocadas incluyendo las auriñacienses, láminas de dorso, buriles diedros, etc. En el nivel 3 - antiguo nivel C- la industria es mayoritariamente en sílex (72 %) y es pobre. En el nivel 4 - antiguo nivel D- el sílex representa el 44 % de la industria, predominando el retoque abrupto sobre el simple, siendo pobre. Según Arrizabalaga pudiera ser Chatelperroniense. El nivel 5 -antiguo nivel E- el sílex es abundante (60%), así como el índice de laminaridad, con piezas de retoque abrupto y buriles. en el nivel 6 apareció un hueso labrado en punta y abundante industria lítica, con el 43,2 % de sílex y con un 20% de soportes laminares. Es clasificado con dudas en una fase final del Musteriense.

El depósito, aparentemente bastante alterado, se conserva bien en la parte derecha del vestíbulo, donde se observa un nivel de color pardo, muy rico en evidencias, protegido por una gruesa capa estalagmítica. Aparecen restos de ciervo, caballo, y cabra montés, además de piezas de sílex. A 11 m de la boca y en la pared izquierda del vestíbulo, se señaló en 1950, el grabado de una cabra montés, sin duda natural, así como la posible figuración de un toro en la pared, en frente del anterior. Sí parecen paleolíticas algunas líneas en grabado grueso y profundo aparentemente aisladas, en la pared izquierda, a pocos metros de la boca y una línea larga en forma de huso y otras líneas más finas y cortas en una cornisa alta, muy aparente, situada en la pared derecha, enfrente de las anteriores. Castaños (1986: 36), estudia la serie faunística depositada en el M.E.A.V. de Bilbao, con los siguientes resultados para el nivel II y III: Aparecen también lagomorfos y varias especies de carnívoros – zorro, lobo, oso de las cavernas, lince y marmota, en las serie estratigráfica completa. Especie N.R. N.M.I. Capra sp. 109 11 Cervus elaphus 26 4 Equus caballus 21 3 Gran bóvido 13 3 Rupicapra 5 3 rupicapra Tabla 4.24. Fauna de la serie del Polvorín, según Castaños (1986). 5. Aunque reseñada por los autores de “Les Cavernes...”, el yacimiento fue descubierto el 31 de agosto de 1931, por J.M. de Barandiaran. Fue excavada en septiembre de ese mismo año, por J.M. de Barandiaran y por T. de Aranzadi. Los grabados fusiformes han aparecido durante el desarrollo del proyecto de Prospección del Medio Asón. 6. Alcalde del Río y otros (1911: 2); Apellaniz (1973: 18-19); Arrizabalaga (1995); Barandiaran (1958); Barandiaran (1967: 176-178); Beltrán (1971: 388); Grupo Espeleológico Vizcaíno (1978: 21-22, 29-31, 34); Grupo Espeleológico Vizcaíno (1990: 51-56); Marcos Muñoz (1982: 12-13); Muñoz y otros (1991: 137); Ruiz Idarraga (1990: 29), San Miguel Llamosas (1996: 45-50).

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La información arqueológica: Fichas de yacimientos. 8. Cueva de Venta de la Perra (Venta La Perra C). 1. Venta de la Perra. La Cadena. Carranza. Vizcaya. Z: 195 m. Se localiza en el mismo farallón, labrado a escasa distancia y a poca altura sobre el fondo del valle, aunque en posición dominante. Su amplia boca resulta visible desde lejos. Presenta buenas condiciones de habitabilidad. 2. Su boca es de gran tamaño, con unos 19 m de altura por 10 de anchura, a la que se accede por un desnivel de cuatro metros, que conduce a un amplio vestíbulo, en cuyo lateral derecho nace una galería de unos 12 m de desarrollo, que finaliza en una boca abierta en medio del cantil rocoso. La cueva continúa por una galería de 20 m de desarrollo que termina en una sima de 15 m de profundidad. Esta sima comunica con una red de galerías de 250 m de desarrollo, desembocando en una boca de tamaño medio. Esta parte es la denominada cueva del Medio -o Venta La Perra B-. En el vestíbulo de la misma se ha practicado recientemente un sondeo, por parte de R. Ruiz Idarraga, cuyos resultados aún no se han publicado, aunque por comunicación oral de esta autora, solamente proporcionó algunas lascas de sílex. 3. Paleolítico Superior. Hábitat. Paleolítico Superior. Arte rupestre. Calcolítico - Bronce. Refugio. Romano. Indeterminado. 4. El yacimiento del vestíbulo fue detectado a principios de siglo, siendo atribuido a los inicios del Paleolítico Superior y las cerámicas al Neolítico, por los autores de "Les Cavernes...". A partir del 31 de agosto de 1931 la cueva fue excavada por J.M. de Barandiaran y por T. de Aranzadi, hallando materiales que fueron atribuidos al Musteriense y al Auriñaciense. Al pié de los bisontes del sector izquierdo del vestíbulo realizaron una calicata de 4 m de longitud por 1,5 de anchura, por 0,7 de profundidad, donde hallaron la siguiente estratigrafía: - Nivel A: Superficial. Con restos óseos de cápridos, escasas lascas de sílex y fragmentos de cerámica negra. - Nivel B: Entre 25 y 35 cm de profundidad, con huesos y sílex, entre ellos una punta retocada. - Nivel C: Entre 35 y 45 cm, con algún diente de caballo y puntas de sílex retocadas.

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- Nivel D: Hasta una profundidad de 70 cm, con piezas de sílex informes y piezas de ofita de "aspecto musteroide". A. Baldeón ha reinterpretado la estratigrafía, distinguiendo tres niveles en lugar de cuatro. El nivel A o superficial, el nivel II, que agrupa los niveles B y C, considerados como auriñacienses, y el nivel III, el inferior, atribuido al Musteriense. En dicho nivel se habla de la presencia de tipos claramente musterienses, junto a otros laminares, muy próximos al Auriñaciense. Estudió además el nivel II, donde halla un importante índice laminar y de carenado, predominando el sílex como materia prima, en la elaboración de raspadores carenados, truncaturas, buriles y raederas sobre lámina. Los materiales procedentes del nivel II, que se encuentran depositados en el Museo Arqueológico, Etnográfico e Histórico de Bilbao, han sido analizados por A. Arrizabalaga. Cuenta únicamente 49 piezas líticas, de las que 8 están retocadas. El sílex se ha empleado en más del 80 %, la mayoría de ellas sin córtex. Es abundante la caliza silificada, (marga silícea) muy frecuente en los soportes sin retocar y es muy escasa la cuarcita. Destaca la ausencia de actividad de talla y de retoque. Los útiles les clasificó: 1 lámina con retoque unilateral, 1 denticulado, 4 raederas, 1 laminilla de dorso y 1 laminilla denticulada. Este autor atribuye a un posible Musteriense final, preferentemente o Paleolítico Superior inicial, en torno al phylum Chatelperroniense. La serie faunística, procedente en su mayor parte del nivel II, o B/C, fue estudiada por Castaños (1986), Al pie de la sima del fondo de la cueva hay un enorme cono de derrubios con abundantes materiales de aspecto paleolítico, con restos óseos de ciervo y de caballo, así como numeroso utillaje de sílex, englobados en tierras de color pardo oscuro, además de algunos fragmentos de terra sigillata hispánica lisa. En cuanto al Arte Rupestre hay que indicar que todas las manifestaciones son grabados gruesos realizados a buril sobre la roca dura, siendo un característico santuario exterior. El primer grupo se sitúa en la pared derecha, sobre una cornisa, y consiste en un panel de líneas fusiformes, algunas cruzadas, formando una especie de retícula. El resto de las representaciones se hallan en la sala elevada del fondo del vestíbulo, siendo la descripción como sigue:

La información arqueológica: Fichas de yacimientos - Serie de líneas fusiformes verticales, sobre una colada estalagmítica de la pared izquierda.

de angostas proporciones, con buenas condiciones de habitabilidad.

- Bisonte orientado a la derecha a la que falta el tren anterior y que aprovecha un contorno natural para la giba. Se halla en la pared izquierda.

2. Abrigo corrido, de 6 metros de anchura por 1.5 de profundidad, orientado al S.W. Ambos extremos se prolongan hacia el interior.

- Cuartos traseros de un bisonte, orientado hacia la izquierda. En la misma pared y afrontado al anterior.

3. Paleolítico indeterminado. Hábitat.

- Serie de incisiones lineales, con dos trazos verticales y paralelos, uno lineal y otro curvilíneo. Se sitúa también en la pared izquierda. - Trazos lineales sueltos desigualmente dispuestos, formando grupos de dos o tres surcos ondulados. - Posible bisonte con tren delantero, algo dudoso, situado en la pared derecha. - Bisonte acéfalo orientado a la derecha y situado inmediatamente por encima de la figura anterior, aunque Apellaniz lo interpreta como el tren trasero de un bóvido. - Cuadrúpedo acéfalo sin grupa, orientado hacia la izquierda, de un bóvido o de un bisonte. - Oso completo orientado hacia la izquierda, aunque carece de vientre. Presenta ojo y boca y varias líneas en la zona ventral, a modo de despiece. 5. La cavidad fue descrita en 1904 por L. Sierra. En 1906 Breuil vio tres nuevas figuras de animales. En 1950 Manuel López encontró el primer bisonte del lateral izquierdo. El conjunto ha sido estudiado por diversos autores. Recientemente excavada por un equipo bajo la dirección de R. Ruiz Idarraga. En cuanto al arte rupestre de la cavidad ha sido estudiado por M. García que ha preparado una monografía. 6. Alcalde del Río, Breuil y Sierra (1911); Apellaniz (1973); Arrizabalaga (1995); Barandiarán (1958); Beltrán (1971); Fernández Ibáñez (1978); Grupo Espeleológico Vizcaíno (1978: 20-34); Grupo Espeleológico Vizcaíno (1990: 57-64); San Miguel Llamosas (1996). 9. Abrigo al pie de Venta La Perra 1. Venta La Perra. La Cadena. Carranza. Vizcaya. Z: 195 m. Se sitúa inmediatamente a la derecha de la escalera metálica que conduce a la Cueva de Venta de la Perra. En posición dominante, aunque

4. Posee relleno arqueológico cementado, que constituye el suelo actual y presenta una ligera inclinación a favor de ladera. En el lateral derecho, situado a un nivel ligeramente inferior, se conserva un testigo de unos 20 cm de potencia, concrecionado y adherido a la pared, formado por un nivel de tierras pardo-amarillentas, entre las que se observan abundantes restos óseos. Entre ellas resultan identificables algunos de Equus caballus. Además, en superficie, se observaron dos lascas de sílex, una de decorticado primario y otra de decorticado secundario. 5. Localizada e investigada por el C.A.E.A.P. y por C. San Miguel. 6. Muñoz Fernández y otros (1991: 91 y 133); San Miguel Llamosas (1996: 31). 10. Cueva de El Rincón (Venta de La Perra A). 1. Venta La Perra. Carranza. Vizcaya. Z: 205 m. Se abre en una ladera, en posición dominante. Su vestíbulo es amplio y resulta habitable. Se trata de la boca más oriental del grupo de Venta La Perra. 2. Cavidad de entrada grande, que da acceso a un corto y amplio vestíbulo ascendente, que se prolonga por una corta galería rectilínea, con un salto en su fondo. Por el mismo fondo y en el extremo izquierdo, por una rampa ascendente, se accede a una galería recta, con varias salitas laterales. En la primera de ellas hay una abertura en la pared izquierda que da paso a un laminador paralelo a la galería principal. Hacia el fondo son abundantes los fenómenos litogénicos y a través de una galería estrecha ligeramente descendente, se llega a una galería rectilínea bastante ancha, en cuyo fondo y por medio de tres pequeñas aberturas de la pared izquierda, situadas a más de 1,5 m del suelo, se pasa a una galería de dimensiones reducidas, que a los pocos metros se hace impracticable por el desarrollo de las concreciones. 3. Paleolítico Superior. Hábitat. Paleolítico Superior. Arte parietal.

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La información arqueológica: Fichas de yacimientos. Calcolítico - Bronce. Refugio. 4. En el mismo vestíbulo se observa un corte de más de 2 m de altura, en cuya parte inferior, y por debajo de bloques calizos, aparece un nivel arcilloso de color amarillento, cementado, en que se observan algunas esquirlas óseas fosilizadas. En una salita situada en los inicios de la galería del interior de la cueva, fue hallado un buril diedro central, con retoques de paro, sobre lámina rota de borde de núcleo, y una esquirla ósea con escotadura inversa. Con posterioridad a haberse visto estas piezas, desconocidos realizaron una calicata de aproximadamente un metro cuadrado por unos 80 cm de profundidad, donde se observan dos niveles. El superior, de unos 20 cm de potencia, aparentemente revuelto, es de textura suelta y está formado por arcillas y limos de color pardo, e incorpora abundantes restos óseos. Por debajo aparece una capa de arcillas amarillentas de aspecto estéril. En la tierra extraída de la calicata, se observó una lasca secundaria, de marga y un fragmento de cerámica, de borde recto con labio de sección semicircular, bordeado por un cordón simple, de color naranja y con abundantes desgrasantes calizos. Más hacia el interior de la galería, en un pequeño laminador abierto a su izquierda, se observan abundantes esquirlas óseas y huesos, además de un canto plano, de arenisca compacta, fracturado en dos, que presenta una de sus caras con suave pulimento, por lo que parece tratarse de una mano de molino; uno de los fragmentos está algo cementado. Sus medidas son de 20.6 cm de longitud por 16.1 cm de anchura, con un espesor de 5.8 cm. En este mismo punto se ha estudiado un borde de una vasija lisa, de arista plana y labio no destacado, de color pardo, realizada a mano, con desgrasantes abundantes de calcita. En el fondo de la cueva existe un pequeño conjunto de grabados y algunas manchas rojas. En el techo de la galería final aparece la figura de un bisonte, que carece del tren trasero, patas y vientre. Ha sido realizado en grabado inciso fino, con dos cuernos en "S" en perspectiva correcta, la cabeza, la giba poco desarrollada y el lomo. El único detalle interior que presenta es el ojo, de línea angular. Muy cerca de esta figura hay un grupo de líneas gruesas, realizadas con un instrumento de punta roma, probablemente un palo, en la calcita decalcificada, actualmente endurecida. En la pequeña galería de la izquierda, en su pared derecha, se ha estudiado un panel de grabados incisos gruesos en una colada endurecida. En la parte superior hay varias líneas horizontales y

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paralelas. Por debajo aparece la figura de un ciervo mirando hacia la izquierda, con grandes astas de varias puntas, patas en perspectiva correcta y con una azagaya atravesando el anca, que termina en pequeños trazos paralelos en "V". Por debajo del ciervo aparecen otros grabados, más difíciles de interpretar, en cuyo extremo derecho aparecen representados dos posibles cuernos de bisonte, en perspectiva correcta, observándose por debajo la parte posterior de un cuadrúpedo y otras líneas todavía no interpretadas. En la pared derecha, enfrente del panel del ciervo, se encuentra un grupo de líneas gruesas, en una pequeña hornacina, realizado sobre calcita decalcificada, que posteriormente se ha endurecido. En la pequeña entrada a la galería, situada hacia el centro de la sala, y en la pared derecha, se observa un pequeño trazo rojo. Y en el fondo de la misma sala, en una columna aparece un trazo rojo, ancho y en disposición horizontal. En el techo inmediato y en la pared izquierda se aprecian varias manchas, algunas de cierto tamaño, destacando las existentes en el extremo de pequeñas protuberancias del techo, en forma de mamas. Por último, en el fondo del vestíbulo y en el suelo de un saliente en la zona que separa las dos galerías del fondo del vestíbulo, hay un panel de 7 líneas pequeñas, de grabado fuertemente inciso, aunque fino, en forma de huso, dispuestas en varias direcciones y planos. 5. Reconocida en los años ochenta por el grupo C.A.E.A.P. Investigada por C. San Miguel durante la realización de su Tesis de Licenciatura. Las manifestaciones rupestres se hallaron durante el desarrollo del proyecto de prospección arqueológica del medio Asón, en 2004, por E. Muñoz, J. Ruiz Cobo, P. Smith y P. García. Topografía: C.A.E.A.P. / Equipo de prospección del medio Asón. 6. Grupo Espeleológico Vizcaíno - G.E.V.(1978: 20); Muñoz Fernández y otros (1991: 91 y 103); Nolte y Aramburu (1962: 121); San Miguel (1996: 29-31). 7. M.R.A.P. 11. Cueva de El Bortal 1. La Cadena. Carranza. Vizcaya. Z: 215 m

La información arqueológica: Fichas de yacimientos Cavidad situada en la ladera Sur del Pico Mirón, en la zona baja de una ladera bastante pendiente, en posición dominante, a unos 50 m de altura sobre el fondo del desfiladero de Venta la Perra. Presenta dos pequeñas bocas, y no reúne condiciones de hábitat, dadas las dimensiones reducidas de sus dos vestíbulos y por ser, el principal, muy descendente. 2. La boca principal, de tamaño medio, da paso a un vestíbulo descendente, que desemboca en una sala muy amplia. A la derecha de la boca hay otra, de tamaño menor, bastante colmatada por sedimentos, que conduce a un pequeño vestíbulo, y desemboca en la gran sala. En la pared del fondo de la parte izquierda la cueva continúa por medio de una rampa ascendente por la se llega a una galería que se prolonga por ambos extremos. 3. Calcolítico - Bronce. Depósito. 4. En el vestíbulo de la galería de la derecha, y bajo una costra pavimentaria, aparece un estrato con carbones. En la sala final de la galería izquierda, muy cerca del inicio de la gran colada del ramal del fondo, y en un pequeño recoveco formado en la estalagmítica adherida a la pared del fondo, en una repisa a un metro de altura sobre el suelo, se observan fragmentos aislados de grandes vasos ovoideos, con decoración de barro plástico aplicado, impreso con dedadas. Posiblemente se trata de los restos de las dos vasijas que en 1931 fueron entregadas a J.M. Barandiaran. Una de ellas fue publicada, y se trata de una gran orza, casi completa, ya que carece de borde, de perfil carenado, y atribuida al Bronce Final por distintos autores. En el talud que desciende a la base del colector, aparece una cubeta de concreción con restos de carbón y algunos huesos. El vaso cerámico conservado en el M.E.A.V. es una orza a la que le falta la zona superior, cuello y borde. Su perfil es el característico ovoide, con un diámetro máximo en los 2/3 superiores de unos 77 cm, y un diámetro de fondo de 29 cm. El espesor de fondo es de 22 mm y la media del espesor de pared de unos 10mm. Presenta barro plástico aplicado hasta algo más de la zona más ancha, y se observan varias perforaciones de lañado junto a una grieta en el tercio inferior. 5. Yacimiento investigado por J.M. Barandiaran, J.M. Apellaniz, J.L. Marcos Muñoz. El descubrimiento fue realizado en 1931 año en que se le entregó la cerámica a Jose Miguel de Barandiaran. Se citan “unas urnas cerámicas”

(Marcos Muñoz 1982). Desde entonces este yacimiento ha sido citado en varias publicaciones. Recientemente ha sido objeto de una intervención, por parte de arqueólogos de la C.A.V., de la que se conoce su publicación. Topografía del C.C.B.G. 7. Apellaniz (1973: 19-20); Apellaniz (1973:77); Barandiaran, J.M. de (1946); Barandiaran, J.M. de (1947); Barandiaran, J.M. de (1958: 49); Muñoz Fernández y otros (1991:102-103); Nolte y Aramburu (1968:35); Ugartechea (1966: 142). 12. Abrigo de Basobrón 1. Carranza. Barrio de Basobrón. Z: 180 m Se encuentra sobre la surgencia de Basobrón, en las series flysch margosas. Presenta condiciones de uso muy limitadas, por el tamaño reducido y la alta humedad relativa. 2. Se trata de un abrigo escalonado, labrado junto a una surgencia de agua, en un pequeño cantil de unos 20 m de altura. El abrigo tiene anchura variable de 2 a 3 m, con algunos grandes bloques caídos de la cornisa, y se encuentra a la izquierda de la surgencia de agua y de la cueva cercana. 3. Hábitat. Mesolítico. 4. En la zona media del abrigo, protegido bajo un gran bloque gravitacional, se conserva un nivel de unos 15 de potencia, de tierras grises muy ricas en materia orgánica, que incluyen abundantes conchas de Cepaea nemoralis (se ven unas 30 conchas en los cortes), carbón y huesos. Se identifican dientes de Capra pyrenaica y varios huesos de Cervus elaphus, en concreto, un fragmento de metápodo, un astrágalo, un molar suelto y un fragmento de maxilar con otro molar y un fragmento de maxilar de Capreolus capreolus. También se conserva una lasca simple de cuarcita beige, de pequeño tamaño (1.8 x 1.9 x 2) y talón lineal. 5. Proyecto de prospección del Medio Asón. 6. Inédita. 13- 40. Estructuras megalíticas Conjunto de El Moro-Bernalta (Haitzko) Establecido sobre el cordal que separa el río Calera del Carranza y su afluente El Cuadro, cuyos cauces tienen en este tramo una dirección aproximada Sur-Norte, al igual que el cordal. La altura media de este alineamiento es de unos 700 m, y las principales elevaciones son, de sur a

323

La información arqueológica: Fichas de yacimientos. norte el Bernalta (795), Cotobasero (829), El Muro (733), La Muela (687), El Mazo (722) y en el extremo norte El Moro (823). Se trata de un paisaje monótono, de relieves suaves, derivados de sustratos detríticos del Albiense Inferior – margas, areniscas- con una cobertera vegetal mixta formada por la alternancia de praderías artificiales en las zonas más llanas y de matorral en las laderas y en algunas zonas más elevadas. El conjunto tumular está formado por 19 estructuras, todas tumulares. El eje lineal del conjunto es de 7600 m y la altura media de las estructuras de 733 m (n: 19, On: 50,4). La situación más frecuente es en zona central de collado, generalmente en plataforma o en collado. La distancia media al vecino más próximo es de 170 m (n: 19; x: 170,7; On: 326,6). Las estructuras tienen una cierta tendencia a agruparse en núcleos de 2 a 4, aunque en varios casos, como Ubal, Moros o Calera están aislados. El conjunto comienza por el túmulo aislado de La Calera, en la falda del Moro (823). Se trata de una estructura bien conservada, de buen tamaño – 15 m- , situada en un prado de siega, en un amplio rellano, junto a la pista que recorre la zona. Conserva dos lajas de la cámara. A 800 m, siguiendo la línea de cumbres se encuentran las estructuras de Mazo y Fuerte, de 11,5 y 18 m de diámetro respectivamente. Inmediatamente al Sur del collado de Ubal se encuentra la estructura del mismo nombre, un túmulo de 15 m de diámetro. El siguiente grupo, Fuentellano, dista un kilómetro y medio, y está formado por dos túmulos, de 11 y 10 m de diámetro, situados en una larga estribación, en la llana de Las Peñucas. El grupo de Cabaña está a unos 350 m al Sur, en una loma llana. Está formado por cuatro estructuras, con diámetros entre 5 y 8 m. A medio kilómetro al Sur, subiendo una cuesta, en un rellano de ladera, está el túmulo de Muro, de 8 m de diámetro. Continuando la ascensión se llega al alto de Cotobasero, donde se encuentran los cuatro túmulos de Bernia, de diámetro medio a pequeño, en una campa a 800 m de altura, con una fuente. En el collado inmediato, entre Cotobasero y Bernalta, están los dos túmulos de Cotobasero (1 y 2), el segundo con 17 m de diámetro. El último agrupamiento es el de Bernalta, formado por Bernalta 1 y 2, uno de 7.5 y otro de 11 m de diámetro, situados en una pequeña estribación del monte del mismo nombre, a 740

324

m, sobre la pista que baja al pueblo de La Calera del Prado. Cabe destacar la existencia de alguna localización de material lítico aislado, como la de Cotobasero. Conjunto de Galupa a Picosal / Suceso El sector de cumbres que puede considerarse perteneciente a Carranza, dado que las distancias al fondo de valle son menores que respecto del fondo de Rasines, comienza en el área de Galupa - Campodiego - Carcelares Armañón. Se podría establecer el inicio de la necrópolis en Galupa, donde cordal toma un sentido Este – Oeste hasta Armañón. Desde allí continúa ya en dirección Sur hasta el collado de la Escrita, donde comienza el conjunto de Escrita – Balguerri. Este tramo del cordal está labrado en materiales detríticos del Albense Superior y el paisaje es el mismo que el descrito para el conjunto de Mezquita a Galupa. El conjunto se sitúa entre los 650 y los 750. El túmulo de Campodiego, es una estructura de pequeño tamaño, 6 m de diámetro, y en la que se observa una laja probablemente de la cámara. A unos 400, también en el centro del cordal, en el extremo de una estribación, se encuentra el túmulo de Carcelares, aún menor (4,20 m), tanto que su carácter prehistórico es dudoso. Una vez pasados los altos de Parapetas y Armañón, en un amplio rellano de ladera, está el gran túmulo de Lama, de 18 m de diámetro y más de 3 m de altura. Aproximadamente a un kilómetro y medio, después del collado de Gandarillas, se encuentran las estructuras de Picosal 1 y 2, de tamaño medio y situadas respectivamente en un collado y en un alto. El último túmulo del conjunto ha desparecido hoy día: se encontraba en la estribación del Suceso, bastante más bajo que el resto, a 452 m. Al parecer conservaba restos de la cámara. Conjunto Escrita- Balguerri Situado en el mismo cordal que el anterior, que hacia el Sur cierra el valle de Carranza por el flanco sudoriental, separándolo del valle de Mena. Se trata de un cordal detrítico, formado por margas y areniscas de facies supraurgoniana ocupado en su mayor parte por pastos de diente y por matorral. Se trata, como el anterior, de una localización del grupo Gorrochategui (C.A.V.). Las estructuras se disponen linealmente sobre la parte más alta del cordal, con alturas entre los 550 de Hormaza y los casi 950 del agrupamiento de Balguerri. El conjunto estudiado, formado por once estructuras, entre los puntos de Hormaza al norte y Maza – Pando al Sur, tiene una longitud

La información arqueológica: Fichas de yacimientos lineal de 7400 m., aunque podría considerarse que continúa, o se divide hacia el ramal oriental, continuando en los montes de Ordunte, ya en la divisoria del Agüera con el Mena. Se pueden diferenciar varios subgrupos y algunas estructuras aisladas. El primer túmulo, MazaPando, está relativamente aislado del siguiente grupo, el de Burgeño, formado por tres estructuras. A continuación se encuentran los Ilsos y por último, muy alejada, la estructura de Hormaza. Es probable que en la zona existiesen otras estructuras en posición intermedia pues son frecuentes los topónimos de Ilso, Peña Escrita, etc. De hecho, además de los once túmulos considerados en este trabajo los investigadores citan otras estructuras de carácter dudoso; alguno de ellos parece tratarse de un morcuero. Por otra parte destacar la abundancia de localizaciones de material lítico aislado. Destaca el asentamiento de Zalama en un rellano de ladera hacia el sur, a 1025 m de altura, que ha proporcionado una amplia serie lítica, en la que destacan las puntas de flecha (C.A.V.). La distancia media al vecino más próximo es de 432 m (0n: 705), un valor muy alto. La métrica media de diámetro es de 9,5 m (x: 9,47; On: 2,86) y la altura media del conjunto de 800 m (X: 800,09; On: 134,67). El conjunto comienzo a algo más de un kilómetro del collado de Escrita, hacia el Sur, con la estructura de Hormaza, situada en un pequeño collado. Se trata de un túmulo de 10,5 m de Ref Tipo Tajuelas NC

L 32

A 27

E 24

TL 2P

más alto, El Ilso, hace pensar en la existencia de un menhir, que hoy día no se conserva. El siguiente agrupamiento es el de Los Ilsos, formado por dos túmulos de tamaño importante, Ilsos 1 de 16 m e Ilso 2 de 12 m. Este último conserva tres losas de la cámara. Aproximadamente a un kilómetro, algo más siguiendo la línea de cumbres, al otro lado de la cima de Burgüeño (1044 m) comienza el grupo de Balguerri, considerado una necrópolis independiente por sus descubridores. Está formado por tres estructuras, Burgueño 1, 2, y 3, situadas en el borde de la estribación, en posición centrada del cordal, de tamaño medio, entre 7.5 y 8.5 m de diámetro. Burgueño 2 conserva varias lajas de la cámara. Hay que recorrer otro kilómetro y medio para llegar a la última estructura, la de Maza-Pando, un túmulo de 11.5 m de diámetro situado en un pequeño collado antes del alto de su mismo nombre. Cueva con indicios Cueva Severina Es una cueva grande, en un abrigo de más de 20 m de largo. En el fondo del abrigo, y en la primera parte de la cueva parece una potente terraza fluvial de 980 cm de potencia. Sobre ella una costra de 30 cm de potencia de tipo pulverulento. En la primera zona de la galería la

M.P. S.M.P. Retoque Alteración SX Opalino-Litoral Remachado -

Ref Los Rios

Tipo L FRLM 13.6

A 16.3

E TL 3.6 LS

M.P. S.M.P. Retoque SX Gris brillo (ind) Sin retoque

Alteración -

Ref Tánago

Tipo LS

L 30

A 21

E 14

TL AB

M.P. S.M.P. SX Gris claro (pd)

Retoque Semdc

Alteración Flanco Núcle

Ref Tipo R.calero LMS

L 63

A 18

E 14

TL AB

M.P. S.M.P. SX Calced. beige (Lt)

Retoque Smdc

Alteración Fractura apc

Ref

L

A

E

TL

M.P. S.M.P.

Retoque

Alteración

63

64

24

FC

MS

Smd d/c

Pátina

Tipo

Udalla-1 LD2

diámetro por un metro de altura, que conserva tres lajas caídas de la cámara. A casi dos kilómetros en la misma dirección comienza el agrupamiento de El Ilso, que incluye cuatro estructuras claras (E2, E4, E5 y E6) y otras dudosas (E1, E3, E7). Se trata de túmulos de tamaño medio, 8 a 10 m de diámetro, salvo E6, que no llega a los 5 m. El topónimo del punto

Marga silícea pat.

terraza esta formada por cantos angulosos y mineral, y en el abrigo exterior es una terraza fluvial normal, del Calera, pero de cantos bien rodados, exclusivamente areniscas variables de más o menos compactas. La unión se produce a los pocos m dentro de la cueva. Coordenadas de Severina: 464.263 / 4.786.293 Z: 342.

325

La información arqueológica: Fichas de yacimientos. En la galería a más de 10 m de boca y en buena parte de su recorrido, hasta unos 30 m de boca, aparece un nivel negro, formado por carbón, de 5 a 7 cm de potencia, en forma de cubetas amplias. Está mezclado con microcapas de concrección y lavado por goteo. Incluye restos de fauna, algunos fracturados: 1 F3 de cabra y 1 fragmento de ulna de cabra, 1 m3 de ovicaprino. Además, en los rebordes conserva un nivel arcilloso con huesos patinados, de Bos domesticus, fragmentos de cabra, quizás de la prehistoria reciente. 5. No se dispone de información sobre la localización de este yacimiento. 6. Inédita. Cueva de Basobrón 1. Carranza. Barrio de Basobrón. Coordenadas UTM: 0469449 / 4788466 Z: 87. Siglada como GEE- 170 2. Situada sobre la surgencia del Molinar, o de Basobrón, a unos 30 m sobre el nivel de base del río. Reúne buenas condiciones de uso, salvo la orientación NW.

talón plano. Presenta huellas de uso en uno de los bordes activos, pero sus cantos son vivos, sin evidencia de trasporte fluvial. Su métrica es: 8195-30. - Un núcleo de lascas de tipo subpiramidal, con tres planos y más de 15 extracciones, fabricado a partir de un canto de cuarcita gris verdosa. Conserva cortex en parte de una cara, de color pardo. Su métrica es: 69-65-55. Núcleo simple de hojitas con un plano polar y siete extracciones paralelas. También presenta un negativo de tableta de reafilado. Está realizado sobre sílex opalino de tonos claros, de clara procedencia de facies del cretácico superior (litoral). Hallazgo aislado de Tánago Lasca simple, de talón ablacionado, con retoque Semdc, en sílex gris claro foráneo. Métrica 3021- 14 mm. Hallazgo aislado de Regato Calero 1. Regato Calero. Rasines.

Se trata de un gran abrigo, de unos 15 de longitud, con un sondeo minero en la zona central y una galería ancha y muy baja en el lateral izquierdo, donde aparece el yacimiento.

2. Hallazgo de superficie, producido en la pista que recorre la zona.

3. Mesolítico (?) Hábitat (?)

4. Sílex de tipo calcedónico, de procedencia cretácico superior (litoral). Se trata de una arista de núcleo (lm3) con retoque marginal en las dos laterales. Smdc / Smdc. Presenta una fractura proximal apical.

4. En la galería de la izquierda, a unos 10 m de la línea de boca, aparece, bajo los bloques, un nivel de arcillas, con abundantes restos de ciervo y algunos carbones. 5. Proyecto de prospección del Medio Asón. 6. Inédita. Hallazgos aislados Hallazgo aislado del pk- 128.8 En el corte de la carretera de la CN 629 (Burgos Santoña), aproximadamente en el punto kilométrico 128.8. Se encontró en un corte de limos arcillosos, de un metro de potencia, con cobertera de praderío. Se trata de un sedimento fluvial, acumulado por una corriente de agua que labró el pequeño valle de Once Puertas, que dejó, dos kilómetros más al norte, una terraza fluvial. Se trata de dos piezas: - Una gruesa lasca de decorticado 2º, de arenisca compacta, de color marrón - verdoso oscuro, con

326

3. Indeterminado. Material lítico aislado.

Hallazgo aislado de Los Ríos Apareció en una pista que asciende por la ladera del Espadañal, entre las arcillas que forman el sustrato. Se trata de un fragmento de lámina, talón liso, sin retoques visibles, de 13 x 16 x 3 mm, en sílex gris brillo. Ara Romana de la Cueva de Valle Constituye la primera evidencia arqueológica encontrada de la presencia romana en Rasines. Se trata de un ara votiva que se halló en las cercanías de la cueva de Valle por Juan Lombera en torno a 1906. Pronto llamó la atención de L. Sierra, que por esos años estaba reconociendo el yacimiento de la citada cueva. En 1968, fue cedida por el médico de Ampuero Sr. Rivas al Museo de Prehistoria, donde está depositada en la

La información arqueológica: Fichas de yacimientos actualidad. Está labrada en piedra, con un grosor de 0,19 m. En la parte superior aparecen labrados dos rollos, insertándose debajo de las molduras de ambos la inscripción. La parte inferior o pie tiene forma troncocónica, toscamente desbastada en la parte inferior de 0,23 m. de altura. Fue dada a conocer por P. Fita en 1906, a quien le había hecho llegar la noticia de su hallazgo el padre Sierra, interpretándola como una inscripción funeraria. Una nueva revisión fue hecha por J. González Echegaray en 1970, que la interpreta como un ara votiva, posiblemente dedicada a Ataecina, y da la siguiente lectura: A. FLORVS A. P.C.S . A (ulus?) Florus/ A(tanecinae) p(onendum) c(uravit) s(acrum). J. R. Vega de la Torre hace mención en la rotura de la primera de las letras y la interpreta como una M(arcus). Estas publicaciones han sido revisadas entre otros por J. M. Iglesias y A. Ruiz (1998), quienes han interpretado la escritura: M (... Florus) a(ram) p(osuit) c(um) s(uis) M.Floro puso este ara, con los suyos. Estos autores barajan la posibilidad de que la misma tenga algo que ver con el culto a una divinidad de tipo local. También parece tener conexión esta ara con una posible explotación de plomos abundantes en la zona y que podrían exportarse a través del Puerto de Santoña. Iglesias Gil (1999). Cronología: 101/350 (Iglesias, J.M., Ruiz A: 1998: 63)

abarcando visualmente las desembocaduras del Asón y del Agüera. Se trata de una placa de arenisca de grano fino, de color ocre pardo, correspondiente a la facies Weald, abundante en los alrededores, donde es posible observar afloramientos de este tipo de material en forma de bancales de forma laminar, lo que facilita su extracción. La pieza tiene una anchura máxima localizada en la parte superior de 75 cm, y una altura total de 78 cm, con un grosor máximo de 12 cm. Ha sido tallada toscamente por los laterales, de tal forma que visualmente queda divida en una parte superior en la que se localiza la inscripción, y una parte inferior a modo de vástago, de 65 cm de anchura en la unión, una altura de 40 cm y una anchura en la base de 33 cm. Ha sido burdamente desbastada, dejando la parte superior ligeramente curvada y los extremos superiores destinados a contener la inscripción se amplían hacia el exterior mediante una ángulo de 115 º, conformado por dos lados de 25 cm, que actuaría a modo de resalte del campo epigráfico, conservándose esta intención en el margen derecho, y habiéndose perdido en el izquierdo. Este tramo superior tiene una anchura máxima de 75 cm y 35 cm de alto. A partir de ésta se ha producido un desbaste progresivo hacia la base de la pieza, acabando en 33 cm de anchura, logrando de esta manera un estrechamiento a modo de vástago, que vendría destinado a facilitar el hincado de la pieza. El texto se localiza en la parte superior con letra capital de considerable dimensión (entre los 8,5 y los 14 cm altura) y ha sido realizado mediante surco profundo: I O M S C P

Fernández (1965: 197-198), Fita (1906: 102), González Echegaray (1970: 223-225), González Echegaray (1966: 320), Iglesias Gil (1976), Vega de la Torre (1985), V.V.A.A (1999: 340).

Su posible lectura sería:

Placa de Ruhermosa

S (acrum) C (ura)

Una nueva inscripción fue localizada en el mes de marzo de 2004. La placa se encontraba tumbada sobre un pequeño altozano, en el término municipal de Rasines, barrio de Ojébar, Monte Hayal y Ruhermosa, próximo a la divisoria con Vizcaya, entre Violedo y La Galupa, en un lugar de claro dominio del territorio circundante,

La placa está dedicada a Júpiter, acompañada de los epítetos óptimus y máximus. El culto a Júpiter se halla notablemente extendido por todo el norte de la Península, abarcando desde Galicia y Asturias a la Región Cantábrica, dentro de la cual se incluye buena parte del norte de Burgos, Palencia o León. Dentro de la propia Comunidad Autónoma de Cantabria, además de la que nos

I (ovi) O (ptimo) M (aximo). mejor, el más grande

A Júpiter, el

P (ositum)

327

La información arqueológica: Fichas de yacimientos. ocupa se han encontrado otra serie de inscripciones dedicadas a esta divinidad: un fragmento localizado en Julióbriga, un epígrafe localizado en la Mina Numá de Ruiseñada, y un ara localizada en Mata de Hoz, (Iglesias y Ruiz 1998). Áreas geográficas situadas a notable distancia y cuyos hallazgos parecen establecerse en torno a un núcleo importante o a una vía de comunicación. Al día de la fecha es imposible determinar en última instancia la motivación geográfica para su erección, bien unida a una posible explotación minera, como en el caso de la de Ruiseñada; o bien como sucede con la encontrada en Crémenes asimilada a una explotación ganadera de montaña, o simplemente su colocación esté en consonancia con la existencia de un lugar destacado en el paisaje, con una fuerte carga simbólica.

328

El interés de Roma por estas tierras, quizá se debió a la abundancia de minerales de hierro, blenda y calamina, de fácil extracción al estar en superficie.

La información arqueológica. Fichas de yacimientos. Fig. 4.26. Plantas de cavidades del sector de Ramales, Carranza y Calera

1. C. de Caballones (Ramales). CAEAP

2. C. de Asunción (Ramales). CAEAP

3. C. del Agua (Ramales)

5. C. de Costales (Ramales). CAEAP

4. C. de Cullalvera (Ramales).

329

La información arqueológica: Fichas de yacimientos.

6. C. del Murciélago (Ramales). AER

7. C. de la Esperanza (Ramales). AER

8. C. de los Nombres (Ramales). CAEAP

9. C. del Ánfora (Ramales). AER

10. C. del Cabrito (Ramales). AER

11. C. del Haza (Ramales). AER

330

La información arqueológica. Fichas de yacimientos.

12. C. del Zorro (Ramales). AER.

13. C. del Mirón (Ramales). AER.

14. C. Covalanas (Ramales). AER.

331

La información arqueológica: Fichas de yacimientos.

15. C. de la Luz (Ramales). AER.

17. C. de Los Mantequilleros (Ramales). AER.

18. C. de Covurrubio (Ramales). AER.

19. C. de Ambascovas (Ramales). AER.

332

La información arqueológica: Fichas de yacimientos.

26. C. Covanegra o Sotarriza (Ramales). CAEAP/ACDPS

27. C. del Jabalí (Ramales). C.A.E.A.P.

28. C. Chiquita (Ramales). CAEAP

29. C. del Fresno (Ramales). C.A.E.A.P.

30. C. Lorao (Ramales). C.A.E.A.P.

31. Morro del Oridillo (Ramales). C.A.E.A.P.

334

La información arqueológica. Fichas de yacimientos.

32. C. Las Negras (Ramales). C.A.E.A.P.

34. C. Cubillo del Cura (Ramales). C.A.E.A.P.

35. C. Esquiente o Arco F (Ramales). C.A.E.A.P.

36. C. del Arco D (Ramales). C.A.E.A.P.

38. C. del Arco E (Ramales). C.A.E.A.P.

41. C. de la Trinchera (Ramales). C.A.E.A.P.

335

La información arqueológica: Fichas de yacimientos.

33. C. de Pondra (Ramales). C.A.E.A.P.

40. C. del Arco A (Ramales). C.A.E.A.P.

40. C. del Arco B –C (Ramales). C.A.E.A.P.

42. C. de las Caldereras I (Ramales). C.A.E.A.P.

43. C. de Las Caldereras II

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La información arqueológica. Fichas de yacimientos.

2. C. Las Pajucas (Lanestosa, Vizcaya). CAEAP.

3. C. de Cuestalaviga (Lanestosa, Vizcaya). C.A.E.A.P.

1. C. de Los Judíos (Carranza, Vizcaya). CAEAP.

1 bis. C. del Bortal (Carranza, Vizcaya). C.A.V.

2. C. de Aldeacueva (Carranza, Vizcaya).

3. Cueva del Cerrillo (Carranza, Vizcaya).

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La información arqueológica: Fichas de yacimientos.

5. Kubia II (Carranza, Vizcaya). C.A.E.A.P.

7. C. del Polvorín (Carranza, Vizcaya). C.A.V.

11. Abrigo de Bosobrón (Carranza, Vizcaya).

11 bis. C. de Bosobrón (Carranza, Vizcaya).

10. C. del Rincón (Carranza, Vizcaya). C.A.E.A.P.

338

340

REFERENCIAS

Referencias

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